v\Ff *1 ,* y v* : * ' ' ' • '* .. . -. :' :' ■'.%■-;• ■ K • ■ '" ■■ ■ ¿c -•■ ’" *á a. MINISTERIO DE FOMENTO ANALES IIKL i) K LA HE PÚBLICA MEXICANA TOMO III MÉXICO IMPRENTA DE FRANCISCO DIAZ DE LEON Calle de Lef.do Numero 3. 1880 fr" ' % ■ i/m A?. <*“' - - / THE UNIVERSITY OF ILLINOIS LIBRARY 3 0.0 7 2. n^lA-a. V- Co-~l Kl' Jipi.: ¿rí?. ...»■; v- > '.;■ • ■ K • **«wKk¡s : i , tffym 'iv1- !. d > MijS/' V. - iiai; «¿v ^Í;:;v'I The person charging this material is re- sponsible for its return to the library from which it was withdrawn on or before the Latest Date stamped below. Theft, mutilation, and underlining of books are reasons for disciplinary action and may result in dismissal from the University. To renew cali Telephone Center, 333-8400 UNIVERSITY OF ILLINOIS LIBRARY AT URBANA-CHAMPAIGN m L161— 0-1096 Él:.'"; u . ■■ .yr ANALES DE1-. MINISTERIO DE FOMENTO Digitized by the Internet Archive in 2016 https://archive.org/details/anales67mexi ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO DE LA REPÚBLICA MEXICANA TOMO VI MÉXICO IMPRENTA DE FRANCISCO DIAZ DE LEON Calle de Lerdo Numero 3. 1881 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 33031 2. M 514a. V , Ce> ■* 1 APUNTES PARA LA HISTORIA DE LA GEOGRAFÍA EN MÉXICO POR MANUEL OROZCO Y BERRA § i Descubrimientos en el Golfo.— Juan Diaz de Solís y Vicente Yañez Pinzón.— Juan Ponce de León.— Francisco Hernández de Córdoba.— Juan de Grijal- va.— Alonso Alvarez de Pineda. — Diego Camargo. — Francisco Garay.— Lú- eas Vázquez de Ayllon.— Estéban Gómez. Pocos años bastaron para reconocer y situar la costa del Golfo, si bien, como era natural, al principio solo se formaron croquis imperfectos, dejando para más tarde la perfección del trabajo. Los descubrimientos comenzaron por la parte austral, y tuvieron prin- cipio en 1506, año en que Juan Diaz de Solís y Vicente Yañez Pin- zón, salidos de España para proseguir la empresa iniciada por el almirante D. Cristóbal Colon, reconocieron las islas de los Guana- jos, los golfos Dulce y de Honduras, y exploraron parte de la costa oriental de Yucatán, sin que se pueda asegurar con certeza basta qué localidad. Seis años después, es decir, en 1512, Juan Ponce de León salió de Puerto Rico con tres naves en busca de las tier- ras que los indios le señalaban al Yorte. Descubrió la Florida, reconoció la costa basta ios 30° 8', examinó muchas islas y retor- nó á Puerto Rico sin encontrar oro ni la soñada fuente que volvía j ó venes á los viejos. « Este viaj e fue de poco provecho para Ponce, cV. ^ce Navarrete, pero lo fué de mucho para la navegación que se e *7 o O O o * ífeaí íCuá V j.' émt 6 ANALES del ministerio de fomento. hace por el canal de Bahama de regreso á España, y por el descu- brimiento de tantas isletas, bajos, restingas y canales, que liacen difíciles y peligrosas las derrotas por aquellos mares, y se empe- zaron á conocer desde entonces. » En 1517, Diego Yelazquez, gobernador de Cuba, armó dos na- vios y un bergantín, poniéndolos al mando de Francisco Hernán- dez de Córdoba, y como piloto principal Antón de Alaminos. Des- cubrió este el cabo Catoche, corrió la costa boreal de Yucatán, siguió por la occidental tocando en Campeche y en Champoton, y desbaratado aquí, hizo rumbo para la Florida, volviendo a Cuba á morir de sus heridas. Nueva expedición armó Diego Y elazquez el año siguiente 1518, que puso á las órdenes de Juan de Grijalva, con el mismo piloto Antón de Alaminos. En este viaje los resultados fueron de impor- tancia para la ciencia. Se descubrió la isla de Santa Cruz (Co- zuinel ), se reconoció la bahía de la Ascensión, el cabo Catoche, las costas boreal y occidental de Santa María de ¡os Remedios (Yu- catán), el rio Grijalva, la bahía é isla de Sacrificios. Aquí tomó posesión de la tierra el capitán Grijalva, apellidándola Provincia de San Juan ; y aunque corrió al Oeste unos cuatro días mas, vol- vió sobre sus pasos reconociendo de nuevo lo andado para fijar el rio Tonalá y la laguna de Términos, regresando definitivamente á Cuba. Quedaban, pues, descubiertas todas las costas de Yuca- tan. de Tabasco, de Tehuantepec, y una porción considerable de las de Yeracruz, hasta más allá del rio de la Antigua. La expedición de conquista que Don Hernando Cortés trajo á México en 1519, adelantó poco, por entonces, el conocimiento de nuestras costas : la derrota seguida, fué ensila misma de la de Gri- jalva. Pero en el mismo año, 1519, Francisco Garay, gobernador de Jamaica, armó cuatro buques que puso á las órdenes de Alon- so Alvarez de Pineda, con buenos pilotos. Llevaban orden de bus- car un estrecho hácia la Florida; gastaron algunos meses en re- conocer la costa sin encontrar lo que buscaban, mirando lo des- cubierto por Ponce de León ; y como la navegación fuera difícil hacia el Este, tomaron en sentido contrario la dirección de la tier- ra, y se adelantaron hasta el rio de la Antigua y la recien fundada y illa Pica, cuyo litoral, y aun mucho más al Porte, defendió Cor- ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 7 tés, fundándose en que ya estaba por él descubierto. Esta expe- dición no fué provechosa para Garay ; pero lo fué para la ciencia, supuesto que en ella se completó el reconocimiento del Golfo, para lo cual no trascurrieron más de trece años, contados desde 1506 en que se vió por primera vez á Yucatán, ó solo siete á contar des- de el descubrimiento de la Florida. Inútil fué también para Garay el envío de tres carabelas al man- do del capitán Diego Camargo, en 1520, con buen número de gente destinada á conquistar y fundar en el país que había descubierto. Llegados á la provincia de Pánuco, que ya había dado la obedien- cia á Cortés, fueron bien recibidos ; mas cansados los indios de dar- les mantenimientos y de a guantarles sus desafueros, les atacaron y desbarataron, les arrojaron de la tierra, y los que á duras penas pudieron escapar vinieron á engrosar las tropas de Cortés, ocupa- das á la sazón en hacer la guerra llamada de Tepeaca. Tercera tentativa, y más desgraciada aún, fué la emprendida por el mismo Francisco de Garay en persona, en 1523. Con una flota de nueve naos y dos bergantines, con gran número de gente de guerra, vino á desembarcar sobre el rio de las Palmas, en el actual Estado de Tamaulipas. Por una parte las astucias de Cor- tés, por otra las inepcias del armador, hicieron que aquella em- presa fracasara totalmente, teniendo Garay que llegar á México á recibir la hospitalidad de D. Hernando, en cuya casa vino á morir. Por lo que toca á la tierra de Ayllon, el año 1520, siete vecinos de Santo Domingo, entre ellos el Lie. Lúeas Vázquez de Ayllon, armaron dos navios para ir á las Lacayas á traer indios esclavos ,* no encontrándoles, hicieron rumbo al Norte tocando en el conti- nente á . 32° de altura, á cuya tierra pusieron Chicora y Giicddape. Entablaron buenas relaciones con los naturales, y cuando estos cobraron sobrada confianza, un dia que acudió una gran muche- dumbre á visitar las naves, los pérfidos huéspedes levaron las an- clas tomando el camino de Santo Domingo. No se logró tamaña maldad $ un buque pereció en la travesía, y en el otro murieron de hambre y de maltrato los indios embarcados. Con noticia des- figurada de este suceso, partió Ayllon para la corte, logrando la capitulación de 12 de Junio de 1523, por la que se le permitía po- blar en las tierras que tenia descubiertas. Aunque se le puso un 8 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO plazo fijo, el licenciado no salió con sn expedición de la Española hasta mediado Julio de 1526. Con seis buques y unos seiscientos hombres llegó á la Provincia de Chicora ; mas aunque luego se pasaron á la comarca de San Miguel de Gualdape, el poco saber de semejantes cosas en el gefe, y las rencillas de los capitanes, dieron al traste con la expedición. Lúeas Vázquez de Ayllon mu- rió en su soñada conquista el 18 de Octubre de 1526, y el resto délos soldados retornó dentro de poco á sus hogares. Nómbrase en las cartas antiguas la tierra de Estéban Gómez. Con el fin de buscar un estrecho hacia el Norte qne comunicara con el mar del Sur, salió de la Coruüa el piloto Estéban Gómez con una carabela, en 1525, examinó las costas boreales y volvió para el Sur hasta la Florida, descubriendo en sn tránsito las tier- ras á qne entonces dejó su nombre. § ii Viajes á la mar del Sur en el siglo XVI.— Don Hernando Cortés. — Alvaro de Saavedra. — Diego Hurtado de Mendoza. — Diego Becerra y Hernando de Gri- jalva— Descubrimiento de California.— Francisco de Ulloa.— Hernando de Alarcon y Domingo del Castillo.— Juan Rodríguez Cabrillo y Bartolomé Feríelo.— Francisco Drajte. — La California, tenida por Isla. — Francisco Qaip_ Viaje apócrifo de Ferrer Maldonado. — Juan de Fuca. — Cavendish. — La nao San Agustín. — Primer viaje de Sebastian Vizcaíno. La preocupación principal de los navegantes del siglo XVI, des- pués de efectuado el descubrimiento del continente de América, era la de encontrar un paso á través de la tierra firme, que evitando doblar los extremos meridionales de la Africa ó del Nuevo -Mun- do, ofreciera camino más pronto y seguro para hacer el lucrativo comercio del Asia. Este mismo pensamiento ocupó á D. Hernan- do Cortés, apenas concluida la conquista de la ciudad de México, y de aquí los varios emisarios que por distintas partes mandó para adquirir noticias de la mar del Sur, y sus reiterados aprestos pa- ra armar expediciones marítimas, de lasque soñaba sacar inmen- sas ventajas. Cortés abarcó la idea de una manera grandiosa. Intentaba bas- car el estrecho por ambos mares, y en consecuencia armó buques ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 9 en las dos costas contrapuestas. La armada del Golfo, compuesta de tres carabelas y dos bergantines, salió en 1523 á reconocer la tierra desde la Florida hasta Terranova; menos feliz la del Pací- fico, quedó destruida por un incendio al estar casi lista para su objeto. Poco después partió Cristóbal de Olid enviado con cinco navios y un bergantín á poblar en las Hibueras, mientras Diego Hurtado de Mendoza llevaba la orden de costear desde las Hi- bueras al Darien, siempre en busca del estrecho deseado. Construidos nuevos buques en la mar del Sur, Carlos Y escribió á D. Hernando en 1526, para que las naves que tenia en Zacatilla las mandara á las Molucas, así en busca de la nao Trinidad, una de las de Magallanes, y de las escuadras de Loaysa y de Caboto, como para descubrir la navegación de la Hueva -España á aque- llas islas. En efecto, para cumplir la orden, en Noviembre de 1527 salió de Cihuatlan Alvaro de Saavedra Cerón con tres carabelas, las cuales descubrieron algunas islas en su travesía, y llegaron á su destino, aunque no pudieron volver á la colonia. Desgraciadas estas expediciones por causas ajenas á la volun- tad de Cortés, teniendo este que atender á sus negocios particu- lares, y aun obligado á marchar á España, suspendió por algún tiempo sus aprestos, continuados con nuevo vigor á su regreso á la colonia, á cuyo intento trajo buenos y cuantiosos materiales. La primera expedición emprendida fué la de Diego Hurtado de Mendoza, compuesta de dos naves. Salió de Acapulco el 30 de Ju- nio de 1532 á explorar las islas del mar del Sur y las costas occi- dentales de la colonia. Descubrieron las islas de la Magdalena (las Marías ) ; corrieron la costa al Norte hasta los 27° ; separados los buques, Diego Hurtado llegó hasta Culiacan, en Sinaloa, y am- bos buques se perdieron sin más provecho. Sin embargo, se había visto el litoral de los actuales Estados de Guerrero, Michoacan, Jalisco, Colima y parte de Sinaloa. A la nueva del desastre, para socorrer á los suyos y recobrar si posible era sus naves, caídas en poder de su enemigo Ñuño de Guzman, D. Hernando apresó la « Concepción » en que se embar- có Diego Becerra con el piloto Fortun Ximenez, y el « San Láza- ro, » al mando del segundo de la expedición, Hernando de Grijal- va, con el piloto Martin de Acosta. Salidos del puerto de Santiago Tomo VI.— 2 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. el 30 de Octubre de 1533, se separáronlos buques desde la prime- ra uoche sin volverse á ver. Grijalva tomó al Sur para buscar la capitana, llegando á los 13° latitud ; no encontrándola tomó al Nor- te, descubrió la isla de Santo Tomás ó Santo Tomé ( el Socorro ) , los Inocentes ( isla de San Benedicto ), y corrió más allá de los 21° de latitud, tornando al puerto de Acapulco en 1533: de aquí volvió á salir fijando la costa de Tebuantepec y basta los 12° de latitud. En cuanto á Diego Becerra, murió á manos del piloto Fortun Xiine- nez y de su gente amotinada, de cuyas resultas dejaron en la pro- vincia de Motín ( en Michoacan ) los heridos y dos frailes francis- cos ; Ximenez tomó el mando, adelantó al Norte y aun penetró en el Golfo llamado después de Cortés, y tocó en la California por primera vez, supuesto que en el puerto de Santa Cruz, boy de la Paz, murió con otras veintidós personas a manos de lo^ indios. La tripulación, ya sin sus gefes, con muestras de perlas y de otras cosas volvió para la Nueva— España, tomando tierra en Xalisco, donde el buque cayó en manos del enemigo del conquistador, Ñu- ño de Guzman. Tan repetidas desgracias decidieron á D. Hernando á ponerse al frente de la inmediata expedición. Mientras dió orden de que los tres buques Santa Agueda, San Lazaro y Santo Tomás fueran de Tebuantepec al puerto de Cbiametlan, él emprendió paia allá el viaje por tierra con gran número de gente, pues el objeto no era solo descubrir, sino formar un asiento en la nueva tierra. La armada se dió á la vela de Cbiametlan el 15 de Abril de 1535 ; tomó al Norte, descubrió alguna parte de la costa, y el 3 de Mayo desem- barcó la gente en la bahía ó puerto de Santa Cruz, donde se encon- tró amplia confirmación de la muerte de Fortun Ximenez j de sus compañeros. En balde D. Hernando quiso dar solidez al estable- cimiento. Todos sus esfuerzos fueron vanos; y á pesar de que en persona llevó socorros á los colonos poniéndose él á punto de pere- cer,no obstante que recorrió la costa en busca de mejor sitio, tuvo al cabo que volverse á México en 1537, perdidos todos los gastos, sin más provecho que los adelantos geográficos obtenidos, y que el Golfo tomara el nombre de mar de Cortés, que todavía conserva. Apenas llegado á Cuernavaca envió el mismo año 1537 dos bar- cos al mando de Hernando de Grij alva, á socorrer al Perú, con buen ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 11 número de hombres ; y sin decaer de ánimo se preparó á nuevas em- presas. Por este tiempo se acreditó en México la noticia de las sie- te ciudades. El viaje en busca de los nuevos portentos se lo disputaron el virey D. Antonio de Mendoza y el capitán general D. Hernando Cortés: prevaleció el poder de aquel, y este se conformó con rea- lizar la nueva expedición que tenia preparada. El 8 de Julio de 1539 salieron de Acapulco las tres naves Santa Águeda, Santo Tomás y la Trinidad, al mando de Francisco de Ulloa. Perdida á poco la nao Santo Tomás, las dos restantes hicieron rumbo al Norte; reconocieron en su mayor parte las costas hasta Sinaloa y Sonora ; la California al Este y al Sur, y acabaron los descubri- mientos en la punta del Engaño ( Cabo bajo) sobre la costa occi- dental. En fines de Marzo de 1540 la nao Santa Águeda, bastan- te maltratada, se separó de su compañera y llegó con felicidad á la colonia: Francisco de Ulloa con la Trinidad quiso proseguir los descubrimientos, y no volvió á tenerse razón de él. Tal es, en brevísimo compendio, lo ejecutado por D. Hernando Cortés en el reconocimiento de nuestro mar del Sur; empresas colosales para un solo hombre, que le hubieran inmortalizado, si no fuera conocido por la estupenda conquista del Anáhuac. El virey D. Antonio de Mendoza, por su parte, envió por tierra en busca de las siete ciudades un lucido ejército al mando de Eran- cisco Yazquez Coronado, y para socorrerle por la mar, los navios San Pedro y Santa Catalina, al mando de Hernando de Alarcon, con el piloto Domingo del Castillo. Estos salieron de Acapulco el 9 de Mayo de 1540, siguieron á lo largo de la costa hasta el fondo del mar de Cortés, y Alarcon subió ochenta y cinco leguas sobre un batel el rio de Buena Guía ( el Colorado ). No hallando noticia de la gente de tierra, volvieron á la Nueva -España, habiendo ade- lantado 4o los descubrimientos de D. Hernando. Domingo del Castillo, piloto de esta expedición, formó la carta de este viaje, recopilando los descubrimientos de los navegantes que le habian precedido en aquellos mares, lo cual fácilmente se descubre al ver la extensión que la carta abraza, mucho mayor que la que él recorrió de ida y vuelta. Natural es suponer que á su regreso á México disfrutó de los mapas y derroteros de los pi- 12 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. lotos ele Cortés, y con todo ello formó la carta que, según el lu- gar donde fué encontrada, seliizo por mandado de D. Hernando, ó al menos adquirió copia de ella. Damos un facsímile de la carta de Domingo del Castillo, por ser indudablemente el trabajo más antiguo de su especie, refe- rente á nuestras costas occidentales. La copiamos de la obra ti- tulada ((Historia de Nueva- España, escrita por su esclarecido « conquistador Hernán Cortes, aumentada con otros documentos « y notas, por el Ilustríssimo Sr. D. Francisco Antonio Lorenzana, «Arzobispo de México. Con las licencias necesarias. En México ((en la Imprenta del Superior Gobierno, del Br. D. Jofepli An- «tonio de Hogal en la Calle de Tiburcio. Año de 1770.» Sea lo que fuere, el resultado del viaje de Alarcon no contentó á D. Antonio de Mendoza. De la armada que Pedro de Alvarado trajo al puerto de la Purificación, escogió el virey los navios San Salvador y la Victoria, poniéndolos á las órdenes de J uan Rodrí- guez Cabrillo, distinguido navegante. Salieron el 27 de Junio de 1542 del puerto de Navidad, siguieron la costa al Norte pasando después al mar de Cortés basta tocar la bahía de Santa Cruz ; en seguida reconocieron la parte austral de la California, y doblaron para el Norte sin separarse de la dirección que la tierra llevaba, sino en casos urgentes. Llegados á los 38° 40', los grandes frios les obligaron á retroceder, y estando en invernada en la isla de la Posesión ( San Bernardo ), murió Juan Rodríguez Cabrillo á 3 de Enero de 1543. Bartolomé Ferrelo tomó entonces el mando de la expedición, que remontó hasta los 43° de latitud, entrando de regreso en el puerto de Navidad el 14 de Abril de 1543. Después de tan fructuosos reconocimientos, avanzados á tan alta latitud, no podia quedar ninguna duda acerca de la forma de la California, ni parece que pudiera haber razón para que, apar- tándose de lo que constaba por la observación, prevaleciera una opinión contraria desnuda de fundamento. La manera con que se pretende explicar este hecho es, con que por más de medio siglono se volvió á tratar de la California, perdiéndose en la memoria de las gentes todo lo ejecutado antes. Por otra parte, Francisco Drake, natural del Devonshire, concibió el proyecto de armar una expe- dición para vengar en las costas del mar del Sur los malos trata- ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 13 mientos que de los españoles había recibido en el golfo. Al efecto, se dio á la vela de Plymontli el 5 de Noviembre de 1577, con cinco navios tripulados con gente arrestada: el 6 de Setiembre de 1578, atravesando el estrecho de Magallanes, penetró en el mar Pací- fico, y después de tocar en la isla Mocha recorrió las costas apo- derándose de las embarcaciones, saqueando las ciudades y derra- mando por todas partes el terror : el nombre de Drake es de funesta recordación en las colonias, donde dejó fama, no de experto mari- no, sino de cruel y rapaz bandolero. Pasó también por las costas de la Nueva -España, recorriendo la California, á la que puso por nombre Nueva Albion , como si fuera tierra por él descubier- ta, y permaneciendo allí hasta 1579, dio la vuelta á Europa por el cabo de Buena Esperanza, entrando triunfalmente en Plymouth el 26 de Setiembre de 1580. « El 4 de Abril de 1581, la reina Isabel comió á bordo con el al- mirante Drake en Deptford ; después de la comida le confirió so- lemnemente el título de caballero, diciéndole que sus grandes ac- ciones le honraban más que aquel título. El navio de Drake se conservó por mucho tiempo, á semejanza del de Sebastian de El- cano en Sevilla; y cuando se destruyó se mandó construir de sus reliquias un sitial que todavía existe en Oxford y se enseña como objeto de curiosidad : en 1588 llegó Drake á las altas funciones de gran almirante de Inglaterra. » Desde este viaje comenzó á prevalecer la opinión de que la Ca- lifornia era isla. En seguida comenzaron los geógrafos á pintar la península como una grande isla separada del continente por un canal, « siendo públicos, dice V enegas, algunos derroteros de «navegantes que decian haber dado la vuelta á la California por « el estrecho, señalando los sitios y parajes por donde decian ha- «ber pasado, con sus propios nombres. » Este grosero error geográfico comprendo que pudo hacer for- tuna a la sombra de tan acreditado navegante ; comprendo igual- mente que, escudados con el adagio de « á luengas tierras luengas mentiras, » mentirosos ó engañados escritores supusieron lo que nunca habia existido; pero lo que no comprendo es, cómo pudo durar el error por tanto tiempo, supuesto que se prolongó hasta muy entrado el siglo XVIII. Muchas expediciones se hicieron to* 14 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. davía á California, y se construyeron aún muchas cartas; en los depósitos y en los archivos, así en México como en España, exis- tían los originales de las antiguas expediciones, y con solo publi- carlas era bastante para encontrar la v erdad. Sernej ante fenómeno no me lo puedo explicar de otra manera que, ó suponiendo una incuria punible que había hecho olvidar todo lo pasado, ó admi- tiendo que el gobierno español ocultaba con cuidado á las demas naciones lo que sabia acerca de sus colonias. De ambos cargos se defienden tenazmente los escritores de la madre patria; no me constituyo yo en nuevo acusador, ni menos en materia que pue- de tener plausibles explicaciones, á pesar délas cuales tendí ia- mos que acercarnos mucho al segundo supuesto. A propósito de esto, me contentaré con citar dos de las obras que tengo á la vista. La primera se intitula : « Geographía ó moderna ((descripción del mundo, y sus partes, dividida en dos tomos, y « compuesta por D. Sebastian Fernandez de Medrano General de «Batalla y Director de la Academia Real y Militar del Exercito « de los Paites Baxos. Enriquezida de Cartas geographicas y otras « Eftampas. Amberes. Año 1709.)) La California se presenta aquí en figura de una isla estrecha y prolongada, extendiéndose des- de más abajo del Trópicas Cancri , hasta los 45° de latitud N.: al R. se encuentra el Fretun Aniani , que tiene más al N. una costa pequeña con el nombre de Terra Fsonis. El segundo libro lleva por portada : «El Atlas abreviado, ó compendiosa geographía del « Mundo antiguo, y Nuevo conforme á las últimas Pasez Gene- « rales del Haya, ilustrada con qvarenta y dos mapas. La deldica «al Atlante Católico D. Carlos Segundo del Rey Nueftro Señor, «que lo es de ambos Mundos. Don Francisco de Afferden, Doc- « tor en ambos Derechos, Prepofito, y primera dignidad del Obif- «pado de Brujas, Protonotario, y Juez Apoftolico de eftaNun- « ciatura, Capellán de Honor de fu Mageftad, etc. Tercera edi- «cion. En Ambers MDCCXXV. Con Licencia y Privilegio.» La California está dispuesta idénticamente como en la obra anterior. Desde el viaje de Cabrillo no se volvió á pensar en la Califor- nia, quedando abandonada como cosa inútil: dos circunstancias la hicieron de nuevo objeto de diversas disposiciones en España en la colonia. La primera fué, que comenzaba á cundir de nue- ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 15 vo, en Inglaterra principalmente y en las demas naciones de Eu- ropa, la idea de descubrir á través de la América el estrecho bus- cado con tanto atan enanos anteriores. Explorado ya todo el con- tinente Sur, y con la certeza de que á este rumbo no existia el paso, las miradas de los sabios y de los especuladores se volvieron al Norte, todavía no bien conocido : corroboraban esta opinión los dichos de los geógrafos y las aseveraciones de algunos que decían saber de navegaciones cumplidas por entre las islas y los canales de las tierras boreales. El primer navegante que con el referido objeto se aventuró en aquellos mares, fué Martin Forbislier. Con la protección de Dud- ley, conde de Warwick, equipó dos pequeños buques con los que se hizo á la vela el 8 de J linio de 1576 : vio la parte meridional de la Groenlandia, la costa del Labrador, y yendo al Norte encon- tró el estrecho a que dió su nombre. Volvió á Inglaterra en 2 de Octubre, trayendo la esperanza de encontrar el paso para el Cathay, y una piedra que parecía contener mucho oro. Empren- dió Forbislier segundo viaje el 27 de Mayo de 1577, con la protec- ción de la reina Isabel : no fué de utilidad, retornando los buques cargados de las piedras que contenían oro, y se dió á lo descubier- to el nombre de Meta Incógnita. Salió por tercera vez Martin For- bisher el 31 de Mayo de 1578 ; era el intento fundar una colonia y hacer cargamento de las piedras de oro : lo primero fué imposible y lo segundo se convirtió en humo, porque ensayadas las piedras resultó que no contenían lamas mínima parte del codiciado metal. Nada hicieron Artur Pet y Charles Jackman en su viaje de 1578 ; y aunque John Davis en sus tres descubrimientos (1585-1587) adelantó la geografía de los países boreales, no encontró sin em- bargo el estrecho, dejando todavía en pié la posibilidad de ha- llarlo. En España se tenia como seguro encontrar ese estrecho por la costa Noroeste de América, pues se fundaban los cosmógrafos en relaciones y dichos auténticos recogidos en diversos tiempos, de personas veraces y entendidas, y con todo el aparato de la rea- lidad. Creíase también, y era la opinión en la colonia, que las cos- tas de la California se prolongaban hasta tocar con la China, ó que remataban en el estrecho de Anian, por donde debía estar el 16 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. apetecido paso. Para buscarlo emprendió Francisco Galiun viaje de Acapulco á Filipinas, de estas islas á Macao y de allí á la co- lonia, el año de 1582, durante el gobierno de D. Lorenzo Suarez, quinto virey de México. El resultado fué que Gali recorrió la costa de California desde los 57¿° de latitud hasta el cabo de San Lú- eas entrando en Acapulco sin hallar lo que buscaba, ni resolver la duda acerca del término de aquel litoral. Parece que el mismo Gali habló después de otra expedición con el arzobispo virey D. Pedro Moya de Contreras, la cual debía mandar un tal Jaj me Juan, « inventor de unos instrumentos para conocer la variación de la aguja, » y que no tuvo verificattí o. En 1588 se supuso el viaje apócrifo de Lorenzo Ferrer Ma c o- nado quien decia haber ido de Lisboa á la costa del Labrador, y haber pasado por un estrecho á la mar del Sur. Igualmente men- tiroso es el viaje de Juan de Fuca, de quien se dice que en 1592, con una carabela y una lancha aprestadas por el virey de México, habia encontrado un estrecho entre los 47° y 48° de latitud, por el cual habia pasado á la mar del Norte. Este estrecho, conocido por de Juan de Fuca, fué buscado más tarde con escrupuloso cui- dado sin haber podido dar con él. La segunda causa para ocuparse en la California consistía en la presencia en el mar del Sur de la colonia de naves extranjeras, que además de suponerse que pasaban por un estrecho descono- cido, no solo hacían gran daño en las tierras é interrumpían el comercio con la China, sino que aun se temía se apoderaran de los lugares al Norte para formar establecimientos. Motivo sufi- ciente para aquel temor le habia dado la expedición de Drake, y vino á subirlo de punto otra segunda irrupción^ Tomás Cavendish de Tremley, habiendo oido hablar de las hazañas de Drake en la mar del Sur, quiso imitar su ejemplo ; al efecto equipó tres buques con los cuales salió de Plymouth el 25 de Julio de 1580. El 0 de Enero de 1587 entró en el estrecho de Magallanes, el 24 en el Pa- cífico, sufrió una tempestad el 1“ de Marzo, y en la isla de Santa María fueron atacados y perdieron doce hombres. Cavendish se vengó saqueando las costas del Chile, quemó a Paita en el De' u, y prosiguió sus depredaciones sobre todo el litoral hasta México. El 15 de Noviembre de 1587 se apoderó cerca del cabo de San Lu ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 17 cas del galeón Santa Ana, que venia de Filipinas ricamente car- gado ; se retiró con el botín á Puerto Seguro en California, donde repartió la presa, abandonando á los prisioneros, se dirigió á las islas de los Ladrones, y después de visitar las Filipinas, dio la vuel- ta á Europa, entrando en Plymoutli el 9 de Setiembre de 1588. La primera tentativa hecha después de estos sucesos fué des- graciada. De orden del virey D. Luis de Yelasco salió de Filipi- nas la nao San Agustín, el año 1595, para reconocer el puerto de San Francisco; pero aunque el buque llegó al lugar apetecido, se perdió por una tempestad, no obstante que algunos pretenden que dió la vuelta á la Nueva -España sin alcanzar ningún fruto. En 1596 llegó la orden de Felipe II al virey D. Gaspar de Zúñi- ga, conde de Monterey, para que se reconociera y poblara la Cali- fornia, á cuyo efecto venia nombrado de la corte el capitán Sebas- tian Vizcaíno, reputado gran hombre de mar, buen soldado, sesu- do y animoso. Hechos prontamente los aprestos, salió Vizcaíno de Acapulco, con tres naves, el mismo año 1596 : navegando costa á costa llegó al puerto de Salagua donde hizo aguada, prosiguió hasta Mazatlan, atravesó el golfo de California y tomó tierra sobre la costa oriental de la península . No agradó el sitio á los colonos y se pasaron al puerto de San Sebastian, donde tomaron posesión de la tierra, quedándose ocho dias allí, al cabo délos cuales se dirigie- ron al puerto de la Paz, lugar en que formaron una estacada, una pequeña iglesia y chozas de ramas. Uno de los buques salió á des- cubrir la costa hácia el Norte; no encontrando nada de provecho, falto de víveres, y perdidos diez y nueve hombres en un combate con los indios, dio la vuelta al real de la Paz. Aquí también falta- ban los mantenimientos, que la tierra por pobre nada producía, y estando á punto de quedar consumidas las últimas provisiones traídas de México, el general y los colonos resolvieron tornar á la colonia, como lo verificaron á fines del repetido año 1596. Tal fué el resultado del segundo intento de poblar en California, desdicha- do como el primero emprendido por Cortés. Con este se cerraron los viajes marítimos del siglo XVI, que ha- bían dado por resultado, no solo el conocimiento de las costas de la Nueva -España, sino el de un gran litoral hácia el Norte, toda- vía no visto por los europeos. Tomo VI.— 3 18 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. § ni Viajes en busca de la vuelta del Poniente.— Ruy López de Villalobos.— Fray Andrés de Urdaneta y Miguel López de Legazpi— Felipe de Salcedo. El P. Grijalva, cronista de San Agustín, asegura que Fr. An- drés de Urdaneta, al volver de su viaje á las Filipinas, — « En lle- <( gando al puerto pintó la carta con todos sus vientos y derróte- le ros, puntas y cabos tan cumplidamente, que es su carta la que oy « se sigue sin auerle añidido cosa alguna : porque parece que com- ee prehendió todo aquel Archipiélago.» Esta carta, que deberá estar original en España y que no he- mos alcanzado á ver, era una de las más preciosas para su tiempo. De todas las expediciones enviadas de España ó de México, lle- gadas una vez á las islas Molucas ó del Poniente, como se les decia principalmente en la colonia, ningún buque habia podido volver á la Nueva España, contrariados por los vientos y dete- nidos por las corrientes. Indicamos antes que Alvaro de Saavedra, enviado por Cortés en 1527 al socorro de las expediciones de Magallanes y de Loaiza, fué á su destino y no pudo retornar. En 1542, el virey D. Antonio de Mendoza aprestó cinco naves tomadas de la flota del desdichado Pedro de Alvarado, destina- das á ir en busca de las islas del Poniente. Las puso al mando de Euy López de Villalobos, natural de Málaga, y se dieron á la vela del puerto de Navidad el Io de Noviembre de aquel año. En el tránsito vieron las islas despobladas de Santo Tomás y la Nu- blada; descubrieron el Archipiélago del Coral, y el grupo de los jardines y las islas de Matalotes y los Arrecifes; pusieron nom- bre á las Filipinas , hicieron la guerra al rey de Gilolo y se per- dieron en poder de los portugueses, yendo á morir Villalobos en Amboyno el año 1546. Dos veces enviaron un buque á la Nueva España, y otras tantas tuvo que retroceder por no encontrar el camino. Hasta 17 años después no se volvió á pensar en aquella der- rota. Peinaba ya Felipe II, yen 1559 dio la orden al virey D. Luis ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 19 de Velasco para aprestar una expedición que fuera á las Molucas, poniéndola al mando de Fr. Andrés de Urdaneta, religioso de San Agustín, tenido como gran hombre de mar y muy versado en aquella navegación. Urdaneta había nacido en Villafranca de Gui- púzcoa el ano de 1498 ; fue soldado en su juventud en las guerras de Italia - navegó mucho tiempo en el mar del Sur, yen 1525 tomó parte en la expedición de D. Jofre de Loaiza á las Molucas, donde sirvió once anos de soldado y capitán. Unido con Saavedra en 1527, al año siguiente quisieron volver á la Nueva España, sin lograrlo, retornando él á España hasta 1536 que desembarcó en Lisboa. Algunos anos después vino á la colonia, donde desempeñó algunos cargos, aunque no quiso el mando de la armada en 1542; y desengañado al fin de la vida, con honra pero con poca hacien- da, tomó el hábito de San Agustín en México, año de 1552. Para empeñarle á ir á este viaje, le escribió el rey, con fecha 24 de Se- tiembre de 1559, carta á la que contestó aceptando en 28 de Mayo de 1560, acompañando su dictamen, «y á poco tiempo remitió un « derrotero de la navegación que convenia se hiciese por la arma- « da destinada a las islas de Poniente, á que añadía la descrip- « cion de los puertos de Acapulco y de la Navidad. » D. Luis de A elasco quiso darle el mando de la expedición, y no aceptando Urdaneta, fué nombrado el adelantado Miguel López de Legazpi. Después de algunas demoras, quedaron dispuestos el galeón « San Pedro, » «La Capitana, » en que se embarcaron Legazpi y Urdaneta; el galeón «San Pablo,» almiranta, con el maese de campo Mateo del Saz, y los dos pataches « San Juan » y « San Lú- eas, » con los capitanes D. Alonso de Arellano y Juan de la Isla; iba también un mozo de unos diez años, sobrino del general, lla- mado Felipe de Salcedo, que fue después hombre de cuenta. Murió entretanto D. Luis de Yelasco; mas como todo estaba dispuesto y aun dadas las instrucciones, la Audiencia goberna- dora acabó de ordenarlo todo, dándose la armada á la vela del puerto de Navidad, á 21 de Noviembre de 1564. Lo que Legazpi hizo en las Filipinas no es de nuestro intento; baste saber que descubrió algunas islas, tocó en otras muchas, y por fin se hizo dueño de la Isla de Luzon y ciudad de Manila, echando los fun- damentos de aquella colonia. *20 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. Como una de las principales instrucciones era la de encontrar la vuelta, luego que Legazpi se encontró en Zebú puso un buque á disposición del P. Urdaneta, mandado por Felipe de Salcedo. Dejaron el puerto á Io de Junio de 1565 5 fue preciso subii basta los 36° latitud para encontrar vientos propicios, cosa que si los navegantes no lograban, les precisaba á remontar dos giados más para poder llegar á las costas de la colonia. « La navegación ((fue próspera y acertada, aunque de muy gran trabajo por ser «tan larga, e ir la nao tan pobre de gente y de regalo. El Padre ((Urdaneta tomó á su cargo el gouernarla, assi por ser tan neees- « saria su inteligencia, como porque el Piloto, y Maestre murieron « en saliendo del puerto. Luego murieron otras catorze personas ((de las pocas que venian y las que quedaron estauan tan enfer- (onas, que quando llegaron á Acapulco 110 auia un hombre, que ((pudiesse Lechar las anclas. Porque con el trabajo de las islas, (( poco regalo de la nao, y la inclemencia del norte, todos se rindie- ron de modo que quedó todo el Gouierno, y las faenas sobre los «hombros de aquel famoso Argonauta, y de su compañero. )) L1 buque entró en Acapulco el 3 de Octubre de 156o : estaba encon- trada la vuelta del Poniente y formada la carta para el comercio de Filipinas, que por tanto tiempo, por medio del galeón , fué ex- clusivo de la Fue va España. § IV Bibliografía,— Mapa más antiguo del Nuevo Mundo.— Cristóbal Colon.— El mapa más antiguo impreso. — Juan de la Cosa, — El Ptolomeo. — Introduc- ción de la palabra América.- COSMOGRAPHIA INTRODUCTIO. -Martin Waltzemüller Hylacomylus. — El primer plano impreso. — Juan Ruyscb. Primer plano que presenta el nombre de América. Otra Cosmographia in- tro ductio. Los materiales de este capítulo se encuentran en la Cartogra- fía • Sll lugar propio nos parece ser este. Le copiamos ahora, 110 sin hacer algunas variaciones. La introducción de la palabra América , para designar el Nue- vo Mundo, ha dado lugar á largas y porfiadas controversias, ya para buscar el origen de un nombre que entraña una tan grande ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 21 injusticia contra el esclarecido Cristóbal Colon, ya para descu- brir las personas que en esa misma injusticia intervinieron, y el tiempo y el lugar en que se verificó. Sin tomar nosotros parte exclusivamente por ninguna bandería, vamos á decir con breve- dad el juicio que liemos formado, en vista de los escritos que te- nemos á la vista, fijando por orden cronológico ciertos lieclios im- portantes para la ciencia geográfica. I. El mapa más antiguo en que se encuentran delineados los descubrimientos hechos en el Nuevo Mundo, de que nosotros te- nemos noticia, pertenece á Cristóbal Colon. En la relación de su tercer viaje se encuentran estas palabras: «y conjeturé que allí «donde son estas dos bocas que algún tiempo seria tierra conti- « nua á la isla de la Trinidad con la tierra de Gracia , como po- ce drán ver vuestras Altezas por la pintura de lo que con esta les « envió. » * Al fin de la misma relación se lee : — cc Entretanto yo « enviaré á vuestras Altezas esta escriptura y la pintura de la tier- «ra, etc.»1 2 Estas escritura y pintura fueron traídas á España en las cinco naves que salieron de la Española á 18 de Octubre de 1498, y llegaron á su destino por Navidad del mismo año. 3 4 Que la carta geográfica no sufrió extravío, y que en realidad exis- tió, lo comprueba Alonso de Hojeda, quien respondiendo á la se- gunda pregunta en las Probanzas hechas por el fiscal del Rey , dijo : — cc que lo sabe porque vio este testigo la figura que el dicho Al- ce mirante al dicho tiempo envió á Castilla al Bey y Beina nues- cc tros Señores de lo que habia descubierto, y porque este testigo cc luego vino á descubrir, y halló que era verdad lo que dicho tiene «que el dicho Almirante descubrió. » Así, á este plano primiti- vo, formado por el insigne descubridor del Nuevo Mundo, se le debe asignar la fecha de 1498. Mr. Otto y algunos otros pretenden que Martin de Behen ó de 1 Colección de los viajes y descubrimientos que hicieron por mar los espa- ñoles desde fines del siglo XV, con varios documentos inéditos, concernientes á la historia de la marina castellana y de los establecimientos españoles en las Indias, coordinada é ilustrada por D. Martin Fernandez de Navarrete, etc. Ma- drid, en la imprenta Real, año 1825. Tomo I, pág. 253. 2 Ibid., pág. 264. 3 Navarrete. Tomo III, pág. 331. 4 Loe. cit., pág. 539. 22 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. Bohemia, habia descubierto antes que Colou el Nuevo Continen- te, y el estrecho de Magallanes con anterioridad al navegante del mismo nombre, todo lo cual constaba en un globo formado por Behen hácia el año 1492, y que existe en Nuremberg. Tales aser- tos fueron victoriosamente contestados por varios escritores, en- tre los cuales Cristóbal Teófilo de Murr * publicó un facsímile de la parte relativa del decantado globo de Behen, demostrando con ello que eran de todo punto falsas las aseveraciones de Otto. Cladera reprodujo el plano con esta leyenda: Pcirs globis terr es- tris Anuo 1492 a Mar tino Behaim equite lusitano Noriembergw confcte delineavit Christoph. Tlieoph de Murr , 1778 . - Conocemos otra tercera edición con el trtulo Bars Globi terrestris Anuo U/,92^ a Martino Beliaim Equite Lusitano Noriembergce confecti. Delinea- vit Christopli. Theoph de Murr , 1778. 3 Este plano no pertenece bajo ningún aspecto á la Cartografía de América, aunque debe ser nombrado por la disputa que dio lugar a su publicación. II. El mapa de Colon no fué publicado, al menos que sepamos ; de manera que el primer plano impreso en que se anotan los des- cubrimientos hechos en el Nuevo Mundo, es el de Juan de la Cosa, — « gran marinero en el concepto común, y en el suyo no inferior « al mismo Almirante, de quien habia sido compañero y discípu- (( lo en la expedición de Cuba y Jamaica. »1 2 3 4 Juan de la Cosa mo- raba en el puerto de Santa María, y en calidad de piloto princi- pal, tomó parte en el viaje de exploración emprendido por Alonso de Hojeda, quien con cuatro naves dió la vela en Mayo de 1499. Al volver de este viaje en 1500, Cosa formó el plano que lleva su nombre, supuesto que este último tiene por leyenda: — Juan 1 Diplomatisclie Gescliiclite des Portug. Berübmten Ritters Martin Be- haims; Nuremb., 1778. 2 Investigaciones históricas sobre los principales descubrimientos de los es- pañoles en el Mar Océano en el siglo XV y principios del XVI. En respuesta á la Memoria de Mr. Otto sobre el verdadero descubridor de América. Por D. Cristóbal Cladera, dignidad de Tesorero de la Santa Iglesia de Mallorca. Ma- drid, MDCCXCIV. 3 Histoire Diplomatiqne du Chevalier Portugais Martin Behaim de Nurem- berg. Avec la description de son globe terrestre. Par M. Cbristopbe Téopbile de Murr. Traduite de l’allemand par le Citoyen H. J. Jansen. Troisiéme Édi- tion. A Strasbourg et Paris. An X ( 1802 ). 4 Navarrete. Tomo III, pág. 4. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 23 de la Cosa la fizo en el puerto de ¡Santa María en año de 1500. El original parece que ahora existe en Madrid, habiendo pertene- cido antes al barón de Walckenaer, y está dibujado sobre un per- gamino de más de quince pies cuadrados de superficie. Santarem dice1 « que en él se ye no solo la América, sino también la Euro- « pa, el Asia y el África.» En efecto, el trabajo completo forma un Mapamundi, y en la parte que conviene á nuestro objeto repre- senta la Isla de Cuba con otras muchas de las Antillas 5 al N. el mar descubierto por ingleses ; al O. las costas confusas de lo que des- pués se llamó el Golfo; al S. la costa de perlas, las islas de caníba- les, el mar dulce y la costa plaida; al E. las islas de Azores y las de Cabo Verde. Mngun nombre particular distingue el continente. III. La primera edición que de este plano conocemos, es la del Atlas del barón de Humboldt de 1814. La segunda la hizo D. Ramón de la Sagra, poniéndole estas leyendas : Parte correspondiente a la América de la Carta general de Juan de la Cosa, piloto en el segundo viaje de Cristóbal Colon en lj.98 y en la expedición de Alonso de Hojeda de lj.99, Calcada sobre la ori- ginal que posee el barón de Walckenaer para servir de ilustración á la historia física, política y natural de la isla de Cuba, por I). Ra- món de la Sagra. Paris, 1837. Gravé sur pierre par Bouffard. Parte correspondiente a la América de la Carta general de Juan de la Cosa, piloto en el segundo viaje de Cristóbal Colon en lj93 y en la expedición de Alonso de Hojeda en lj99. Calcada sobre la ori- ginal que posee el Sr. barón de Walckenaer, para servir de ilustra- ción á la Historia física, política y Natural de la isla de Cuba, por Ramón de la Sagra. Paris, 1837. La tercera edición es también obra del Sr. Humboldt, y las le- yendas dicen: Fragment de la Mappemonde dessinée au Port de Santa María VAn 1500 par Juan de la Cosa. Cette carte est conservée dans la Bibliothéque de Mr. le Barón Walckenaer, Mernbre de V Instituí. Ce fragment est tracé dhiprés la méme échelle que la Carte. 1 Reclierches historiques, critiques et bibliograp tuques sur Améric Yespuce et ses voyages, par M. le Vicomte de Santarem, membre de plusieurs Acadé- mies et de la Société de Géographie de Paris, et de la Société Royale de Géo- grapkie de Londres. Paris, pág. 162. 24 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. Le nouveau Continent figuré dans la Mappemonde de Juan de la Cosa en 1500. A moitié de Véchelle de la Carte origínale conservée dans la Bibliothéque de Mr. le barón Walckenaer , membre de Vlns- titut. 1 2 3 Hay aún una cuarta edición, que lleva por título: ( Mappemon- de de Juan de la Cosa , fin du XV siécle ( Premiére partie.J Facsí- mile par F. Eembielinski.) Se encuentra en: — Les monnments de la Géographie ou re- cueil d’anciennes cartes européennes et orientales, par M. Jomard. París, 1849. Repetiremos que esta carta es, de las impresas, la mas antigua 5 pero que, como se observa por las fechas, no es la carta impresa de más antiguo. Las tierras descubiertas por Colon desde 1498, en que comen- zaron á ver la luz pública las relaciones, tomaron los distintos nombres de Instáis Indie supra Gangem . 2 Instáis in mar Indico , 3 é Indias, 4 5 6 cuya denominación pertenece al mismo almirante. Al comenzar el siglo XVI, las relaciones de Vespucio pusieron en la circulación comnn el nuevo nombre de Mtindus A ovus , 5 deno- minación que perseveró hasta 1507, en que por primera vez surge la palabra América. Para explicar estos cambios tenemos que en- trar en una digresión. IV. La Geografía de Ptolomeo, ó mas bien su Cosmografía, como se llamaba entonces la ciencia, era en su tiempo el tratado más completo.— «Agathodcmon, maquinista de Alexandría, que floreció en el siglo V, fué el primero que hizo cartas para la Geo- grafía de Ptolomeo. Estas son las veintisiete que aun existen ac- tualmente.)) 6 —Durante el siglo XV fué impreso el texto griego 1 Se encuentran entrambos planos en:— «Examen critique de 1 liistoiie dé- la Géograpliie du Nouveau Continent et des progrés de Tastronomie nautique aux quinziéme et seizieme siécles. Par Alexandre de Humboldt. París, 1839. 2 Bibliotbeca Americana Vetustísima. A description of works relatmgto America publislied betweentlie years 1492, and 1551. New- York MDCC CLXVI. Núms. 1, 2, 3, 4, etc. 3 Id. Núms. 2, 15, etc. 4 Ibid. Núms. 7, 10. 5 Loe. cit. Núms. 22, 23, 24, etc. 6 Murr. Noticia del caballero Martin Bcbem, etc. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 25 de la obra, y su conocimiento se generalizó por las traducciones latinas de Angelo y de Donís. Al finalizar el siglo XY se conta- ban seis ediciones latinas. La primera de Bononia, con fecba 1462, contiene la traducción de Jacobo Angelo y las veintisiete car- tas primitivas, aunque con los nombres también traducidos del griego al latin: Brunet y otros indican que la fecba 1462 no es verdadera, que los críticos no están de acuerdo acerca de la que deba admitirse, suponiendo alguno que lo que ba de leerse es 1472.1 La segunda edición, Vicenta, 1475, no lleva las cartas; en cambio la de Boma, 1478, presenta hermosos planos en talla dulce, grabados por Conrad Sweynheim y Arnold Buckincb, que reaparecieron en la misma forma en la edición de Boma, 1490. Por último, las dos ediciones de Ulm, 1482 y 1486, contienen la traducción de Xicolás Donís, monje benedictino de Beychem- bach; y en cuanto á las cartas, aunque estaban solo grabadas sobre madera por Jacques Scbnitzer de Arnsheim, no solo se componían de las veintisiete tradicionales de Agatbodemon, si- no que el benedictino Xicolás Habn había aumentado cinco más, que eran: 1, reinos de Portugal y de España; 2, Francia; 3, los países de Engronelant, Xoruega, Suecia y Gotbia; 4, Italia; 5, Palestina. 2 Durante el repetido siglo XY la Cosmografía de Ptolomeo se conservó como la cosa más perfecta; pero como los conocimien- tos geográficos se mejoraban y se extendían, y el Ptolomeo ya no podía contentar las nuevas exigencias científicas, los autores lo respetaron todavía, y sirviendo como de núcleo, le fueron aglo- merando diversos materiales bajo el nombre de Extra- Ptolo- meum.z Los descubrimientos ejecutados en el Xuevo Mundo de- mandaban de preferencia algún trabajo serio, y en ello se ocupa- ba con empeño una reunión de hombres distinguidos, que vivían en un pequeño pueblo de la Lorena. 1 Martin Hylacomylns Waltzemüller, ses ouvrages et ses collaborateurs : voyage d’exploration et de découvertes á travers quelques épitres dédicatoi- res préfaces et opuscules en prose et en vers du commencement de XVI siécle: notes, causeries et digressions bibliographiques et autres par un Géographe bibliophile. Paris, 1867, pág. 23. 2 Loco cit. 3 Vetustissima, pág. 108. Tomo VI.— 4 2d ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. La ciudad de Saint Dié en los Yosges, Sede de un obispado y cabecera de subprefectura, se llamó en lo antiguo Saint Déodat, convirtiéndose sucesivamente el nombre en Saint Diez, Saint Diey, Saint Dié. * Hácia 1494, el canónigo Gaultier Lud, hom- bre rico y amante délas letras, estableció una imprenta en Saint Dié, reuniendo y patrocinando una pequeña academia.1 2 Como principales en aquella se contaban,— «el alsaciano Mathias Bin- gmann, del valle de Orvey, primero díscipulo del célebre filólogo Jacques Wimpfeting de Scl^lettstadt, y después del célebre pro- fesor Jacques de F evre d’Etaples, » 3 4 — y el cual, conforme á la costumbre de la época, helenizó su nombre, tomando el pseudó- nimo de Philesius ó el afectuoso. El principal, para nuestro in- tento, era, — Martinus Waltzemüller de Friburgo Constantiensis dycecesis , quien tomó el nombre de Eylacomylus , 4 ortografiado también en diversos lugares Ylacomylus, Ilacomilus, dado al es- tudio de la Cosmografía y muy entendido en ella. La sociedad de Saint Dié meditaba dar una edición nueva del Ptolomeo, cor- rigiendo el texto latino, las cartas que lo acompañaban y aumen- tando otras que mostraran los recientes descubrimientos; Lud hacia los gastos; Eingmann revisaba el texto latino con el ori- ii'inal griego, y Waltzemüller formábalos mapas y el trabajo cien- tífico. Mientras se reunian los materiales, Waltzemüller ensayó formar, así sobre un globo como sobre un plano, una caita del mundo hasta entonces conocido, los cuales ya concluidos, fueron presentados al duque Eené de Lorena, quien los recibió con mues- tras de distinción. — « Para acompañar al globo y al mapamundi, «habia juzgado conveniente escribir un pequeño tiatado que les « sirviese de introducción, porque se le hubiera podido extrañar «que el dibujo de su carta general no iba del todo conforme con «las reglas de Ptolomeo, y deseaba advertir que si habia obrado « de aquel modo era á sabiendas, siguiendo, según las circuns- « tandas, ya á Ptolomeo, ya las cartas marinas, sobre todo en lo «relativo á las nuevas tierras, y además que en el globo adjunto 1 Martin Hylacomylus, etc., pág. 12. 2 Loco cit., pág. 20. 3 Ibid, pág. 11. 4 Ibid., pág. 8. Otros lugares de diversas obras. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 27 «al mapamundi se había guiado principalmente por la descrip- «cion de Américo Vespucio.» * — En efecto, esta intención y el publicar los cuatro viajes de Américo Vespucio, que René había recibido en francés y había dado á la sociedad de Saint Dié, y que esta había hecho traducir al latín por su socio Juan Basin de San- dacour, fueron la causa de que viera la luz pública el libro de que vamos á hablar. Es un pequeño volumen en 4?, con cincuenta y dos hojas no foliadas. No existe más de un solo ejemplar de la edición origi- nal, que lleva el nombre de copia de Eyriés; lo compró en una librería de viejo en París, el geógrafo Juan Bautista Eyriés, y á su muerte pasó á poder de M. Nicolás Yéméniz, residente en Lyon (Francia), donde existe. El libro se intitula: — Cosmographice in- trodvctio cvm qvibvsdam geometrías ac astronomías principiis ad eam rem neccessariis. — Insuper quatuor Americi Vespucij navigationes. — Vniversalis Cosmographias descriptio tam in solido q; plano lis etiam insertis quce Ptolomceo ignota a nuperis reperta sunt.— Finita, vij. kV Maij Anuo supra sesqui millesimum vij. En la primera parte, que pertenece exclusivamente á Martin Waltzemüller Hylacomylus, en el verso de la novena hoja, que lleva por signatura Biij, se dice: Fxustam torridamque zonam mine habitant multi ut Ta- probanenses, AEthiopes , et maxima pars térras semper incógnitas, nuper ab Américo Vesputio repertas. Qua de re ipsius guato ur sub- jungentur navigationes ex Itálico sermone in Gallicum , et ex Gallico in latinum versas. En la tercera hoja con la signatura aiij : In sexto climate , Antarticum versus , etpars extrema Af rica nuper reperta , et Zamzibar , Java minor et Seula Ínsulas , et guanta orbis pare ( quam guia Americus invenit Amerigen , quasi Americi terram , sive Americam nuncupare licet ) sitas sunt. En el verso de la décimaquinta hoja: Fuñe vero et hcec partes ( Europa , Africa , Asia J, sunt latins lús- trate, et alia quarta pars per Americum Vesputium (ut in sequen- tibus audietur) inventa est , quam non video cur quis jure vetet ab 1 Loco cit., pág. 27. 28 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. Americs inventor e, sagacis ingenii viro Amerigen quasi Americi terram, sivo American dicendam: cuni et Europa et Asia a mulie * ribas sua sortita sint nomina, Ejus citum et gentis mores ex bis binis Americi navigationibus quw secuuntur liquide intelligi datur. Se desprende de estas citas, que en la Cosmographia introduc- ta, impresa en San Dié á 26 de Abril de 1507, y escrita por Martin Waltzemiiller Hylacomylus, se cometen dos graves é imperdo- nables injusticias: Ia aseverar que Américo Yespucio es el des- cubridor del Nuevo Mundo, con mengua de la verdad y de Cristó- bal Colon; 2a proponer que el nuevo continente se llame América, en honra del mentido descubridor Américo Yespucio. Sin encen- der ni dilucidar de nuevo la cuestión, diremos que las pruebas aducidas por los defensores y por los enemigos de Yespucio, arro- jan en nuestro ánimo esta convicción : Hylacomylus creyó buena- mente en las relaciones del navegante florentino; sin intención deliberada de dañar el buen nombre de Colon, sin pretender ofus- car la gloria que tan justamente á este pertenecía, por ligereza sin disculpa, por ignorancia imperdonable, admitió y dijo como cierto que Américo Yespucio era el descubiidor del 2suevo Mun- do. Los cargos que resultan de la ligereza y de la ignorancia se deberán hacer á la parte de los conocimientos de Hylacomylus; pero en manera alguna rebajaran sus intenciones. La segunda injusticia fué consecuencia natural de la primera; si Waltzemül- ler creía que Américo era el verdadero descubridor del Nuevo Mundo, nada más lógico que proponer para las nuevas tierras la denominación de America, a fin de perpetual el nombie de quien había rematado tan portentosa hazaña. Sea lo que fuere, la prioridad del descubrimiento de las Indias está ya adjudicada á quien de derecho corresponde, á Cristóbal Colon, y el mismo Waltzemiiller hizo más tarde, como después veremos, esa verdadera declaración, remediando en lo que podía el mal causado; pero en cuanto al nombre de América , quedó al Nuevo Mundo, á pesar de las protestas formuladas por los hom- bres de corazón recto, y no obstante que lo repugnen la íazon y la justicia. Cuatro ediciones se hicieron en San Dié de la Cosmographia introductio : dos con fecha Y II kalendas de Mayo ( 25 de Abiil ), ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 29 otras dos de iiij kalendas de Setiembre (29 de Agosto) 1507. — «La popularidad de la Cosmographia de Hylacomylus, dice la «muy erudita y preciosa Biblioteca Yetustissima,1 fue tanta en « la Europa central, que su proposición fue inmediatamente acep- tada; así es que encontramos en el ¡Speculum Orbis de Gaultier «Ludd,2 escrito aquel mismo año, admitida la creencia de que «Yespucio era el único descubridor del hemisferio occidental, «mientras que el anónimo del Globus mundi ,3 4 publicado por el «mismo impresor en 1509, lo llama desembozadamente América , «nombre que vino á figurar por primera vez en los mapas ocho «ó diez años después que Yespucio descansaba en su honrado « sepulcro.» Podremos decir con Humboldt* que — « un hombre oscuro que iba á comer uvas á Lorena, inventó el nombre de América, que Appien (el dibujante del mapa inserto en el Soli- mis de Oamers ), Yadianus y Camers derramaron en seguida por Strasburgo, Friburgo y Yiena.» Para terminar con la Cosmographia introductio nos falta decir que no se encuentran en ella los planos formados por Hylaco- mylus. A este propósito dice Libri:* — «Como quiera que sea, el autor de esta Cosmografía no ha hecho más que dar el nombre que hoy lleva la América, pues según se ve en diversos lugares de la obra, ya al principio de 1507 habia preparado mapamundis 1 Página 95. 2 Es el mismo canónigo consocio de Hylacomylus y dueño de la imprenta de San Dié. No existe más de un solo ejemplar de esta obra, que se encuentra en la Biblioteca del Museo británico: fué impresa en caracteres góticos, en Strasburgo, por Juan Reinhart de Griiningen, el año 1507. Se intitula: — Spe- culi Orbis succintiss sed ñeque poenitenda neqz inelegans Declaratio et Canon. — En el rerso del fol. III está Versiculi de incógnita térra , cuyas dos últimas líneas dicen: — Sed qd piara: situ, gentis moresq repte Americe paruamale libellus habet. — Vetustissima, núm. 49. Hylacomylus, § X. 3 En el núm. 61 de la Vetustissima, el final dice: — Válete f el iciter ex Argen- tina vltima Angustí. Anuo postnatu salvatore. M. D. IX. Joannes grüniger inipri- mebat. Adelplio eastigatore. — «En este opúsculo, dice Humboldt, muy raro hoy, «he encontrado por la primera vez el nombre de América empleado para de- « signar el Nuevo Mundo, según el consejo dado por Hylacomylus en 1507. «El autor anónimo, que por error cree Panzer que es Henricus Loritus Gla- «reanus, solo nombra al navegante florentino en el título de la obra y no hace «mención alguna de Colon.» 4 Vetustissima, pág. 95. 30 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. comprendiendo lo que entonces se conocía de América. « Totius orbis typu tam in solido plano para q’erimus (Cosmogra- pbia, Ia edic. recto de la foja Aij ) Si te modi umonuerimus prius, nos in depingendis tabulis typi generalis no omnímodo sequátos esse Ptoloméu proesertim circa novas térras vbi in cartis marinis aliter animadvertimus u équatorem cóstituiq’ Ptoloméus fecerit ( Ibid recto de la foja b). El autor da mayores pormenores en el recto de la plancha que se llama mapamundi, y que abso- lutamente nada contiene de geográfico ( ni tiene nada de común con los mapamundis geográficos) de que habla el autor habei preparado. En efecto, al verso de este mapamundi, que se en- cuentra en las dos ediciones, verso que, sea dicho de paso, con- tiene doce líneas en la edición Vil Kal. Maij, y quince en la reimpresión iiij Kl. Setiembre, aunque las inscripciones sean las mismas en ambas ediciones1 (indicamos esta diferencia que puede servir para reconocer si el mapamundi de una edición está interpolado en otra que no le corresponde ), el autor explica la manera con que en el verdadero mapamundi que había prepa- rado, había distinguido con signos especiales las cuatro partes de la tierra, á saber: la Europa por las águilas romanas, la Africa y una parte del Asia por medias lunas Deifique in quartam terré parte per inclytos Castilié et Lusitanix regem repertam eorundem ipsorum insignia posuimos. Se ve, pues, que antes de la edición del Ptolomeo publicado con el suplemento Marti Be - neventani , el autor de esta Cosmografía había ya preparado un mapamundi, conteniendo lo que hasta entonces se conocía de América. Este mapamundi ¿apareció en 150 <, ó fué publicado después por el autor? Cuestión es esta que solo podrán aclararla las investigaciones subsecuentes que se practiquen acerca de esta materia.» V. En el mismo año 1507 se hizo nueva edición latina del Pto- lomeo, y al año siguiente, 1508, se repitió en Roma con los tra- bajos de Marco Beneventano, y treinta y cuatro mapas ilumina- dos, entre los que se cuentan nuevos los seis de Livonia, España, Francia, Alemania, Italia y Judea, y sobre todo la ÍN ova ifi uni- 1 Hemos notado ya que estas ediciones no son dos, sino cuatro. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 31 versalior cogniti tabula, obra del aleman Juan Buysch, que es un mapamundi que lleva por título Universalior cogniti orbis tabula: Ex recentibvs confecta observationibvs, el cual es el primer plano im- preso en que consten delineados los descubrimientos en el Nuevo Mundo.1 Es una banda de tierra que se extiende desde los 90° lat. N. á los 38° lat. S. ( Yetustissima). La parte meridional está repre- sentada como una isla (Humboldt). «Juan Buysch, dice Lelewel, desenvuelve su tabla universal en la proyección cónica, para todos los 360° de long. y basta los 45° de lat. austral, de cuya manera presenta graduados todos los descubrimientos. Terra sancta crucis sive mundus nonus , no tiene ninguna diferencia con lo que se ve en la hidrografía portuguesa : en la parte inferior se lee: — - naute Lusitani partem bañe terre Jiujus observerunt et usque ad elevationem poli antarctici 50 graduum pervenerunt , nondum tamem ad ejus finem austrinum . No obstante, los epígrafes á lo largo de las costas no avanzan más allá de los 40°, á semejanza de la hidrografía. Tabulad terree nova de esta hidrografía, repro- ducida en 1513, 1520, 1522 y 1525, ofrece un singular error en el nombre abbatia omnium sanctorum que se lee en lugar de bahía, baya, baia; el mismo error figura en los cuatro viajes publicados por Hylacomylus, y se creería inventado por él, quien induda- blemente cooperó á la publicación de la hidrografía.» La denominación de Tierra de Santa Cruz la dió al Brasil su descubridor Pedro Alvarez Cabral en 1500, y la leyenda latina indica que los navegantes portugueses reconocieron aquella cos- ta. En este plano, como se observa, no está adoptada la palabra América, y se usa para designar los nuevos descubrimientos de la frase Mundus novus, que parece corresponder de preferencia á la parte austral del nuevo continente. Al año siguiente 1509 se hizo quinta edición de la Cosmogra- phia introductio , por el mismo Hilacomylus. Pressit apud Argén- toracos lioc opus Ingeniosus vir Johannes Grüninger. Anuo post natum Scilvatorem supra sesqui millesimum nono. Joanne Adelpho Mulicho , Argentinensi castigatore .2 Por fin, hay una sexta y úi- 1 Vetustísima, mlm. 57. 2 Yetustissima, núm. 60. Hylacomylus § XIX. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. tima edición de este libro, bastante pervertido el original, y sin lugar de impresión. La Bibliotheca Vetustissima (Núm. 63) la co- loca bajo el año 1510, siguiendo la indicación de Bruuet; pero el autor anónimo que citamos por Hylacomylus, á falta de saber su nombre, asegura que la edición, beclia por Jean de la Place, en Lyon, corresponde al espacio de tiempo corrido entre 22 de Noviembre de 1517 y 26 de Mayo de 1518, y con más probabili- dad al año 1518.1 VI. La primera edición de las obras de Pedro Martin, impre- sas en Sevilla, por Juan Cromberger, el mes de Abril 1511, pre- senta en el recto de la XIY hoja «un mapa sin título, represen- tando á Cuba, Hispaniola, Bermuda y las costas de la Florida,»2 3 « En la parte meridional del Nuevo Continente no se ve más de el cabo de San Agustín, designado por Caput Sanctce Crucis j. >■* YXI. El mismo año 1511 se publicó en Yenecia la edición del Ptolomeo anotado por Bernardus Sylvanus, natural de Eboli, en el reino de Ñapóles. «Las cartas que contiene, dice el catálogo de Labanoff, son tanto más notables, cuanto que fueron las pri- meras que se imprimieron por un procedimiento nuevo; las lámi- nas están grabadas en madera, con huecos correspondientes á los nombres de los lugares á fin de colocar estos con tipos comunes de imprenta’: la escritura se hizo más perceptible, aunque las car- tas hacen á la vista un efecto desagradable.» 4 5 La Mapoteca Co- lombiana dice que : — « En la carta general de la tierra hasta en- tonces conocida, que es la primera de las 28, se ve la térra Ste. Crucis (Brasil) y la Isla Española.»*— Santarem añade, que la parte meridional del Nuevo Continente está designada por Terra Sancta- Crucis .6 YIII. No parece verdadero que en el Ptolomeo de John de 1 $ XXI. 2 Vetustissima, núm. 65. 3 Santarem, pág. 164, las adyacentes. Por E. Vricoechea, M. D. Ph. D. Lóndres 1860. § 10, núm. 2. 4 Vetustissima, núm. 68. 5 Mapoteca Colombiana. Colección de los títulos de todos los mapas, pla- nos, vistas, etc., relativos á la América Española, Brasil é islas adyacentes. Por E. Uricoechea, M. D. Ph. D. &• Lóndres 1860. § 1?, núm. 2. 6 Página 164. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 33 Stobnicza, publicado en Cracovia por Elorianum Uglerium el año 1512, se encuentre ningún plano con la palabra América. Kuntsmann dice — « que el mapa es un grabado imperfecto, casi ilegible. El Nuevo Mundo está dibujado como un continente, de los 50° lat. N. á los 40° lat. S., y entre el Ecuador y el trópico de Capricornio hay una inscripción, que se prolonga sobre la costa occidental, con estas palabras térra incógnita .»* La obra, sin embargo, contiene varias referencias á la América. Existe otra edición, también de Cracovia, de 1519.2 IX. La hermosa edición de Ptolomeo, impresa en Strasburgo por Ioannis Schotti en 1513, es por fin el trabajo de Martin Walt- zemiiller Hylacomylus, preparado por la Sociedad de San Dié, y que dió motivo á la publicación de la Cosmographice introductio: habian trascurrido seis ó más años, la Sociedad habia acabado, algunos de los compañeros eran muertos, y la obra aparecía en fuerza de perseverante asiduidad. — « El mérito de esta edición « de la Geografía de Ptolomeo es grande, porque no solo contie- « ne la correcta traducción de Angelo hecha sobre un manuscrito « griego desconocido hasta entonces, sino veinte mapas nuevos, « entre los cuales diremos al lector que el primero lleva por título « Orbis typus vniversalis iuxta hydrographorum traditionem , pre- « sentando á la izquierda del lector dos islas Isabella y Spagnolla. « El segundo mapa está encabezado con las palabras Tabvla terre « nove , y puede decirse está completo atendiendo á la época á que «pertenecen.» Ofrecemos este segundo plano á nuestros lectores, por ser tan curioso é interesante. Tomamos la copia de la obra intitulada: — Le premier voy age d’ Amerigo Vespucci définitivement ex- pliqué dans ses détails par E. A. de Yarnhagen. Yienne, 1869. — El mapa en la parte superior TABYLA TERBE NO YE. A la derecha del lector y de X. á S. se presentan tres fracciones de tier- ras con estas inscripciones ANGIIE PARS. — ISPANIE PARS. — AERICE. — SIYE ETHIOPIE PARS. Ocupa el centro el OCEANYS OCCLDENTALIS, en el cual se distinguen así las islas Canarias y las de las Azores, como una porción de las An- 1 Vetustissima. 2 Ibid. núm. 95. Tomo VI.— 5 34 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. tillas, entre las cuales se presentan como más aparentes ISA- BELLA — SP AGNOLLA — IAMAIQUA. A la izquierda se ve el trazo de la costa occidental del Nuevo Mundo, prolongándose desde el C del mar usiano en los 55° lat. N., hasta el Rio de ca- nanor ( Rio CananexJ en los 35° lat. S.; los términos boreal y austral están cubiertos por multitud de nombres expresando los accidentes geográficos, mientras la parte central carece en lo ab- soluto de esas denominaciones. La explicación es obvia; en 1513 los descubrimientos marítimos no se efectuaban todavía entre Yucatán y la Florida, ele manera que el litoral entero del Golfo de México está puesto á tiento para unir en un solo continente las tierras hasta entonces exploradas. Debajo de la línea Equi- nottialis se advierte esta leyenda: Hec térra cum adiacentibus in- sulis inuenta est per Columba ianuensem ex mandato Regis Cas - télle, — ( Esta tierra é islas adyacentes fueron descubiertas por el genovés Colon por mandato del Bey de Castilla). Ln poco más abajo se lee: TEBBA INCOGNITA. Salta á la vista que Hylacomylus, autor del plano, ni se atre- vió á estamparle el nombre de América, ni concedió la prioridad del descubrimiento á Américo Yespucio. — «TV altzemiiller, que «en 1507 propuso dar al Nuevo Mundo el nombre del pretendido « descubridor Américo, reconoció después su error, j corrigió su «primera apreciación en 1513, si no antes. ¡Ya era tarde! Entre « el error imprevisto y la verdad tardía, la elección del vulgo no «pudo ser dudosa, y, como siempre, quedó consagrado el error. « Algunos corazones bien formados protestaron; pero el impulso « estaba dado, y cual siempre acontece, los carneros de Dinde- « nault saltaron tras el de Panurgo balando la palabra América, «y repetido el nombre por la gente borreguna, se hizo general, « exclusivo é indeleble.» 1 No obstante la confesión de Waltzemüller, los carneros pro- siguieron saltando, pues vemos en la — Suculentísima guaedam terrae totius descriptio — deJean Schoner — Impressum Roriberga in excusoria officina loannis Stuchssen. Anuo domini 1515 que 1 Vetustissima, número 74. — Santarem, página 164. Iíylacomj los, § XXV á XXVII.— Esta obra de Ptolomeo se reimprimió en 1520. Número 104. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. todavía se siguen las primeras impresiones: el cap. XI, al fol. 60, comienza diciendo — Amer sive Amerigen nouus inundas: <&. guanta oí bis pars: dicta ab cius inuentore Americo Vesputio vivo sagacis ingenii: qui eam repenit Anuo domino 1J/37. In ea sunt homines brutales (su.)1 X. Hasta 1520 se encuentra el primer plano impreso que p re- sente el nombre de America. La obra que le contiene se intitula Ioanis Camertis minoritani Artvm et Sacrae Theologiae Doctoris in 6. Ivlii Solin HOAyLTTflPA Enarrat iones. — Additus eiusdem Camertis índex tum literarum ordine , tum rerum notabiliu copia per comodus Studiosis. Cuín gratia & Privilegio imperiali: Colophon : Excvsvm est lioc opvs Silinianum en Fuñera tionibus egregií sa- cre Theologiae Doctoris Ioannis Camertis Minoritani , Anuo natiu - tatis domini M. D. XX. Viennoe Austrice per loanne Singreniu , impensis Jionesti Lvcae Alantse, cinis Bibliopolce Viennensis. El plano presenta esta inscripción: TIPvs ORBIS YNIYERSALXS IYSTA PTOLOMEI C°SM°. GRAPHI TBADXTKFEM ET AMELIO1 YESPYCII ALTOR QYE LYS FRATIONES A PETRO APIANO LEISMO0 ELY- CRJ q AN. DO M. DXX. Según lo que copio de la Yetustissima (N. IOS y 112), este plano se baila al verso de la octava hoja del libro, y es una lá- mina de 11 i por 16 pulgadas. «El continente austral está sepa- rado del boreal y se extiende precisamente basta el ecuador. «En la parte austral se lee: « Anno 1497, kac térra cum adiacé tib° insulis inueta est per «Columbum Ianuensem ex mandato regis castelle AMERICA « puincia. « Al Norte algunas islas, marcada una de ellas ISABELLA, bajo la cual se ve esta extraña inscripción: « Spagnolla Ínsula in qua repir guaicu lignum. «El continente boreal termina en Terra incógnita .» Este mismo plano esta inserto en el Pomponü Melae de Orbis sitv libri tres. Basileae , Apud Andream Cratandrvm , mense la - 1 Yetustissima, número 80. 36 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. nvario,Anno M.D.XXIL Describiéndolo Muller, dice: «LaAmé- ((rica aparece corno nna zona angosta de tiena, que se extiende « desde los 55° lat. S. basta cerca de los 05° lat. N.: un ancbo « canal atraviesa el istmo de Panamá. Es notable el trazo de la (( Greenland , porque se le nombra Engroneland como en la céle- «bre carta de Zeni; en ambos la configuración del país es muy «semejante, como que proceden de la misma fuente.» La Mapoteca Colombiana i citando este mapa, asienta: El ist- « mo de Panamá tiene un canal, que continuó pintándose por los « demas geógrafos basta por los años de 1550.» No estamos con- formes con este aserto, y daremos las pruebas adelante. XI. En el mismo año 1522 se publicó la edición de Ptolomeo Frisius (Vetust., N. 117), notable porque contiene dos planos relativos á América; el primero lleva por título: OREIS. TIPYS. VNIVERSALIS. IYXTA. HYDROGRA- PHORYM. TRADITIONEM. EXACTISSIME. DEPICTA. 1522. L. E. ( Laurent Frisius. ) «Presenta una especie de promontorio que se adelanta bácia «el borde á la izquierda del lector, con los nombres Batoia , Ca - embales , Gaput. S. cru. y la tan buscada palabra AMÉRICA. «Están igualmente á la vista las islas Isdbella y S pagnola.» Le sigue otro mapa (el trigésimo) con la siguiente inscripción: E. TAYLE TERRE NOYA F. D. Y7. « Solo presenta la costa oriental del continente, con la palabra (( PARIAS entre los 15o — 50° mientras abajo de la línea equi- « noccial se lee la conocida leyenda: » « Hec térra cum adiacentib? insulis inuenta est Cristoferum « Columbina ianuensem ex mandato Regis Castelle.» «Cerca de allí se ve un dibujo representando unos caníbales, « alimentándose con carne humana, y estas palabras : TERRA «NOYA.» XII. El orden cronológico nos conduce abora a citar el Cos- mographicus Líber Petri Apiani Mathematici studiose collectus ,2 impreso en 1521. ((En la página 2 tiene un globo con la palabra 1 § 1?, núm. 4. 2 Vetust. núm. 127. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 37 « AMEBI sobre una isla, y registrando los diagramas de las pá- «ginas 17, 22 y 16, la última contiene la palabra AMÉRICA.» Siguiendo las ideas de Waltzemüller emitidas en 1507, el capí- tulo IV en la página 69, comienza de este modo: America: quae nunc Quartupars terrae dicitur , ab Americe Vespucio ejusdem in- ventor e nomem sortitum est. Et non inmérito: quoniam mari undiq claditur Insula appellatur. De manera que se da ya por sentado que la cuarta parte del mundo se llama América, y se insiste en que fue el descubridor Américo Vespucio. El Apianus ó Apiano, autor del libro, es Pedro Bienewitz, na- tural de Leysznick en la Sajonia, profesor de matemáticas en In- golstadt, donde tenia una imprenta. Se hicieron diversas edicio- nes de la obra, de las cuales la Vetustissima contiene las siete en latin de 1529, 1533, 1539, 1540, 1541, 1545 y 1550, 1 mencio- nando otra de Antuerpia de 1584; la edición francesa de 1544, 2 la española de 1548, 3 4 5 aumentando que existen traducciones en italiano y en alernan. Apiano hizo un compendio de este libro, poniéndole por título: Cosmograpliiae introdvctio: cum quibusdam Geometrice ac Astrono- miw principijs ad eum rem necessarijs , repitiéndose diversas edi- ciones en Ingolstadt, de las cuales presenta la Vetustissima la de « Ingolstadt, 12° M. D. XX ( fechado el colofon en M. D. XXXII ), «31 fojas; Ingolstadt, 12° M. D. XXIX (colofon M. D. XXXIII, < iMense Ianuario ), cuarenta hojas; Venecia, 8o M. D. XXXV, «treinta y una hojas; Venecia, 8? MDXXXXI (colofon Mensis (klulijj veinticuatro hojas. El anónimo biógrafo de Waltze- müller cita además una edición de Paris en la imprenta de Guil- laume Cavella, 1551, y otra de Venecia por Francisco Bidonis de 1554.5 La semejanza del título de esta obra ha dado lugar á que se le confunda algunas veces con la Cosmographice introdvctio de Hylacomylus; y daba tanto mayor lugar al engaño, cuanto que 1 Núms. 148, 179, 229, 230, 235, 262 y 298. 2 Núm. 253. 3 Núm. 283. 4 Núms. 149, 150, 202 y 235. 5 Pág. 127. 33 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. en el libro de Apianus se encuentran el texto copiado por Cano- vai: — Non solum antem prcedictce tres partes ( Asia, Africa, Euro- pa ) num sunt latius lustratce, ver um et alia quarta pars ab Americo Vesputio sagacis ingenii viro , inventa est. Quam at ipso America ejus inventor e Amerigen quasi Americi ierran sive America apellare voluntA Pero aunque estos conceptos son los mismos casi que los vertidos por Hylacomylus, no están expresados con las mis- mas palabras, formando dos textos diferentes adoptables á la misma intención. Tal vez Apianus, mirando la boga de que dis- frutaba el libro de Waltzemüller, quiso hacer una especulación tomando el título ya acreditado, é incluyó en su compendio re- miniscencias del libro con el cual queria entrar en competencia. El anónimo observa,1 2 que M. Alejandro de Humboldt cayó en el error que indicamos, ya desconociendo las verdaderas ediciones de la Gosmograpliioe introductio de Hylacomylus, ya confundien- do esta con la de Apianus y citando esta como la genuina. §v Bibliografía. — Algunos mapas del Nuevo-Mundo pertenecientes al siglo XYI. XIII. Volviendo á nuestra relación, en el Be Orbis sitv, impre- so en 1524, «en el reverso de la portada hay un mapamundi con esta incripcion : Hoc orbis Hemisp Jiwrium cedit regi Lusitanice. En el recto de la hoja siguiente otro mapamundi ó hemisferio, con las palabras Hoc orbis H emisp luerium cedit regi Hispanice , y la pa- labra AMERICA en la parte austral del continente.))3 Xi en los planos, ni en los libros, se hizo absoluta la denomi- nación de América durante el siglo XVI; aparecía en unos y en otros por intermitencias, mientras que los demas escritores y geó- grafos ó protestaban contra la injusticia ó no seguían aquel mal ejemplo, adoptando diversos nombres para distinguir los nuevos 1 Hylacomylus, $ XXII. 2 Loe. cit., pág. 124. 3 Núm. 131. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 39 descubrimientos. El primer libro en inglés donde se encuentra la palabra America, es de 1522, 1 aunque estropeada y escrita A.v- menica; España por su parte mantuvo sin ajar el nombre de Indias , sin usar de otra voz en sus actos oficiales. Basta para nuestro ob- jeto con las indicaciones hechas, y dejando á un lado los libros, vamos únicamente á ocuparnos en los mapas. (( En otra edición del Ptolomeo, dice Santarem,^ impre- sa el año 1520 en Strasburgo y dedicada á Carlos Y, se ve, en un mapamundi de Orbis typus univer salís, el Nuevo continente me- ridional sin ninguna denominación, notándose allí el cabo de San Agustín designado por Caput /Santas Cvucisj y en otra carta que lleva por título Tabula terral Xovai, se lee la siguiente nota del lado de Paria: Rec terral cum adjacentibus insulis inventa estper Columbum Jan- nensem , ex mandato regis Castellai. « Todas las costas son distinguidas con sus nombres ; en las del Brasil todos son portugueses, á excepción del cabo de San Agus- tín, que está designado por Caput Santm Crucis.» XY . En otr^edicion del Ptolomeo Argentoragi (sic.), M.DXXY (n° 136 de la Y etust.) se dice, conforme al testimonio de esta misma — «Contiene un mapa de parte de América, fechado en 1522.» La Mapoteca Colombiana cita este mismo plano, bajo el título: « Terra nova. Hec terrarum adiacentib’insulis inventa ets per Christopherum Columbum iannuensem ex mandato regis Cas- telle.»3 XY. Con motivo de la obra intitulada I). Renrici Grarcani poe- tare lavreati de Geograpliia Liver vnvs. Basileae , Anuo M.DXXVII , dice Tromel : 4 «Nada hay tan interesante para la historia de « los grandes descubrimientos de los siglos XY y XYI, como se- « guir las relaciones de los cosmógrafos contemporáneos que nos « hacen comprender la manera con que el conocimiento de esos ((descubrimientos se esparcieron entre los pueblos europeos. Se «sabe que fué menester mucho tiempo para popularizar la noti- 1 Núm. 116. 2 Pág. 168. 3 $ 1?, núm. 5. 4 Vetust. núm. 142. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. «cia del Nuevo -Mundo, y aun Eenri Loritus Glareanus^ uno de « los cosmógrafos más célebres de la Edad Média, aunque la pn- «mera edición de su geografía, cuyo título acabamos de copiar, «baya aparecido más de treinta anos después del descubrimien- « to solo hace de América una mención pasajera, lo que prueba «el poco conocimiento que de ella tenia. En el último capítulo « ( recto de la foja 35 ), hablando de las regiones no descritas por «Ptolomeo, dice entre otras cosas: Porro ad occidentem tena «est, quam Americam oucant, longitudine octogiuta fermé gia- «duum. Du* Ínsula Spagnollaet Isabella: quse quidé regiones « secundum littora ab Hispanis lústrate sunt, Columbo Genuen- «si, et Americo Vesputio eius navigationis dueibus. Sunt qui « putent tempori Csesaris Augusti eam terram fuisse notam, at- que; Maroné, lib. 6 (759-7). Aene de ea híec protulisse carmina: «Iacet extra sydera tellus. «Extra anni solisque uias, ubi ccelifer Atlas. « Axem humero torquet, stellis ardentibus aptum. « Hoc de Aethiopia Maurorum Seruius intellixit. Landinus an- « té nullan Aetbiopiam extra zodiacum iacere contendit. Itaque « ipse exponit extra, id est, pené extra. Porro Donatus solera pro <* die, annum pro nocte positum ait. Nos rem incertam indicio lec- (( toris relinquimus.)) XVI. La Vetustissima nombra, al núm. 144, e\ Portolano. Mam- pata in Venetiaper Augustino de Bindoni. 1528. Ade U de Mar- zo,—y dice: «Antes del título, hay un mapa oval del mundo, « ocupando dos páginas, en el que se encuentran Cuba , Iamaiqua , « Spagnmlla , modo nono. En el reverso del título, otro mapa.» XVII. Libro di Benedetto Bordone Xel (pial si ragiona de tutte Visóle del mondo con li lor nomi antiehi & moderni , historie Jauo- le, & modi del loro uiuere , et in quail parte del mare stanno , et in qual parallelo & clima giaceiono. Con il Breve di Papa Leone. Et gra- fía & priuilegio della Illustrissima Signoria comHn quelli appare. M.D.XXVIII. Impresse in Veneziaper Nicolo W Aristotile, detto Zoppino , nel mese de Giugno , del M.D.XXT III . Como indica esta leyenda, el libro contiene el plano de divei- sas islas, y relativas al Nuevo -Mundo las siguientes: 1 Enrique Loritz de Glaris. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 41 « El mapa antes del primer folio representa un hemisferio, en el que, á la parte X.O., se lee térra del laboratore. Precisamente sobre la línea del Ecuador están las palabras pónete modo nono , y debajo hay un trazo imperfecto del continente, extendiéndose por el Atlántico hasta más allá del trópico de Capricornio.» « En el verso de la foja VI se encuentra un mapa pequeño, pre- sentando en la parte X.E. algunas montañas y casas, y debajo Terra de lauoratore; al S.E., tres islas, asmaide , brasil , sobre el mismo paralelo y más oriental, debajo de las cuales está escrito astores. Al S.O. del mismo mapa se leen las palabras stretto pte modo nono.» « En el resto del folio X está la representación de una gran ciu- dad, bajo la cual está impreso La gran citta de Temistitan , y el texto siguiente comienza — «Terra di sancto Croce ouer mondo nouo, fu la prima di ttute queste isole, che trouata fusse, etc.» «En el verso del folio XI hay un mapa pequeño, teniendo al X.O., iamaique; en la parte opuesta del X.E., spagnola ; en la lí- nea media del O., chanchite; en el centro de la misma línea cur- iana, y al E. mariatambal. En el extremo S.E. del mapa está im- preso paria.» « En el verso del folio XII hay una isla nombrada spagnola , y y al X.E. la representación de una ciudad bajo la cual se dice isabella. « En el resto del folio XIII está el mapa de otra isla, con una alta montaña al X., bajo la cual está escrito Jamaiqua .» «En el verso de la misma foja hay otra isla, que lleva escrito en el interior cuba.» «Aunque la foja debiera llevar el núm. XIV, tiene el XVIII, y en este mapa encontramos al X.O. $. María antica y debajo san- ta <*£>. En el paralelo ecuatorial al O., mar tino; sobre el meridia- no, la isla bughima , y al S.E. la isla dominica ; al S. exacto, una isla sin nombre.» « En el verso de la foja XVIII, esto es, en el folio que antes he- mos nombrado XIV, hay dos mapas ; el de la parte superior pre- senta una isla llamada guadalupe , y en la parte inferior otras is- las, una de las cuales lleva el nombre de dominica .» «El mapa inferior tiene la palabra matinina .» Tomo VI.— 6 42 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. « La relación relativa á estas diversas islas concluye en el res- to del folio XY. Todos los mapas están en la misma escala, y mas bien son del mismo tamaño, á saber, 5£ por tres pulgadas.»1 XVIII. De Orbe Nono Petry Martyris ab Angleria Mediolanen- sis Protonotarii Cesarte senatoris decades. — Gum priuilegio Impe- rial i Gompluti apud Michaele d Eguia Anuo M.D.XXX. — Primera edición completa, dice la Vetustissima,2 de las odio Décadas, y bajo muchos aspectos más correcta que la de Hakluyt, reputada como la mejor. El ejemplar que tenemos á la vista contiene al fin un mapa sobre madera: typus orbis uniuer salís ghedruct Vatwerpenby M.peter de Wale í de guldé hant , que no carece de in- teres, supuesto la nota añadida en el ejemplar de Deber, dicien- do— «tlie curious map of Apianas, cut in wod at Antwery, 1550.» XIX. Segunda edición del Bordone. — cclsolario, Yinezia, Zop- pino, 1532, folio.» (Yetust. núm. 164.) XX. Ptolomei Tabalee Geograpliicce Cum Eandani annotation- nibus eggregie illustratce. — Argentar ati apud Petrum Opilionemi. M.D.XXX1I. «El último mapa no lleva título; pero al O. de la Islanda está representado un gran continente. — Inde continua- tur littori terree Baccallaos , S56 — 60 — que contiene las inscrip- ciones siguientes: «Terra Bacallaos, Ylteriora Incógni- ta Gronlandia, Hvetsargh Promont.» (Vetustissima núm. 165.) XXI. Xovvs orbis regionum ac insvlarum veteribus incogni- tarum, una cum tabula cosmographica, etc., aliquot aliis ai gu- iñen ti libellis, quorum omnium catalogas sequen ti patebit pagi- na. His accessit copiosus rerum memorabilum Índex. Basileae apud Jo. Hervagivm, Mease Martio, Anuo M. D. XXXII. « La portada, dice Mr. Grenville, anuncia un mapa con su des- cripción por Munster ; pero ni tiene el mapa, y á lo que sé, nadie lo ha visto en esta edición. Carniis, Menselises, Maittarie, rau- zer, y los libros de Bibliografía, aseguran que falta el mapa en esta y en la siguiente edición.» 1 Vetust. núm. 145. 2 Pág. 275. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 43 «Nosotros hemos sido más afortunados, dice la Vetust., pues no solo conocemos algunos catálogos que indican el Novas Orbis de Basle, 1532, «con mapa.,» sino que también hemos visto algu- nos ejemplares de la última edición que lo contienen. Pero á pe- sar de que hay mapas que pertenecen realmente á la obra, des- critos por Munster, no podremos decir por qué no son iguales las copias de esta misma edición. Tenemos á la vista una, que es la siguiente : » «En una línea COSMOGRAPHICVS VNIVERSALIS. Lue- go un rnárgen ancho con adornos y dos inscripciones dentro de un cuadrilátero, respectivamente comenzando la una con la pa- labra INDIA y la otra con SCUTABUM. El mundo nuevamen- te descubierto se representa al Norte por una banda estrecha de tierra, con la inscripción Terra de Cuba; el istmo está cortado como en los mapas chinos. La parte austral solo contiene estas palabras: Parias Canibali, AMERICA TERRANOYA, Prisilia . Después con grandes mayúsculas ASIA.» « Este plano, que llamaremos A, nos inclinamos á considerar- lo como el genuino. Hemos visto cuatro ó cinco ejemplares del Novas Orbis de Basle 153/, que contienen un mapa copiado lite- ralmente de este, con la única diferencia de que la palabra ASIA está escrita con un tipo algo diverso y más pequeño. Este segun- do plano, al que nombraremos B, se encuentra frecuentemente en el Novas Orbis de Basle 1555.» Hay otro Novus Orbis de Basle 1532, conteniendo un mapa con la siguiente inscripción : » Tabula nouarum Insularum, quas diuersis respectibus Occi- dentales & Indianos etc. uocat. «En este tercer plano, que llamaremos C, no se encuentra la palabra AMÉRICA; únicamente se lee en la parte austral del continente: » «Nou orbis,» Insula Atlantic quani uocant Brasil etc. Ameri- can), y Die Niiw Belt.» « Este último plano parece enteramente diverso de los A y B, y si no nos engaña la memoria, se nos figura que pertenece á al- guno de los Ptolomeos en folio menor. Sea lo que fuere, en el Pto- lomeo de II. Petras, Basle 1540, encontramos una carta que bajo 44 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. muchos aspectos se parece á esta. La principal diferencia enti e ella y la C, consiste en la diversa leyenda, en la falta de la ins- cripción alemana, y en la adición de una gran carabela en el Pacífico, cerca de la parte austral del continente.» « Los pedidos de rarezas bibliográficas de este género traen al- gunas veces estos remiendos. La imaginación de los libreros es muy fértil en expedientes, como ya saben los colectores. Los Pto- lomeos y los Munster publicados en Basle en grandes cantidades, no han sido todavía agotados en el mercado, y se nos antoja que es un método fácil el de suplir con ellos las faltas cartográficas de los Novus Orbis , de que con frecuencia nos quejamos.» XXII. «Xovvs Orbis Begionvm ac Insvlarvm veteribus incog- nitarum, una cum tabula cosmographica, etc. aliquot aliis con- similes argumenti libellis, quorum omnium catalogus sequenti patebit pagina. His accessitcopiosus rerurn memorabilium Índex. Colofon : Impressum Parisiis apud Antonium Angellerum, impensis Ivannis Parui etc. Galeoti a Prato. Aunó M. L). XXXII. "V III. Calen. Xouembris. » «Lleva un mapa, y la copia que tenemos á la vista, en vez de ser la que se encuentra comunmente en la edición de Paris (que pusimos arriba como D), no es sino la que nombramos A. Otio de los ejemplares contiene el mapa de Orontius Pine. Cancelliere dice de esta edición «piü rara di tutte.»1 XXIII. «Título absolutamente como el de arriba, con peque- ñas variantes. El mapa es el que creemos pertenecer propiamen- te á la edición de Paris, y es como sigue:»2 «Eu un rollo: XOVA, ET INTEGRA UNIVERSI ORBIS DESORIPTIO. Un mapamundi, y á la derecha del lector un con- tinente separado, con la siguiente inscripción: BKASIELIE REGIO, REGIO PATALIS. TERRA AYSTRALIS REcenter inuenta, sed noudu plené cognita. CIRCVLVS ANTARTICA S, y debajo una península prolongada corriendo de S. á N., conte- niendo muchas palabras de letra pequeña, entre las cuales se 1 Vetust. núm. 172. 2 Ibid núm. 173. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 45 leen . Mons pascpialis, Ti. S. sebast 11. brazil, Ti. real y Monto frcgoso y AMERICA. A la izquierda del lector, saliendo del borde, hay muchas bandas estrechas con los nombres: Terra florida, Yuca- tans , Tamalea ( sic J. Encima una cota con las lises de Francia acuarteladas con tres delfines. En la parte más baja del mapa dentro de un rectángulo la inscripción : «Orontius. G. Delph. ad lectorem.» « Offeribus tibi, candidi lector, vniversam orbis terrarvm des- criptionem,juxta recen tium Geographorum ac Hydrographorum mentem seruatatum -ZEquatoris, tumparallelorum ad eas quce excentris proportione, gemina cordis humani formula in plano co— extensam: quorum lseua borealem, dextra vero Austral em Mundi partem complectitur. Tu igitur munusculum hoc libera- liter excipito: habeto que gratias Christiano Wechelo, cujus fa - uore et impensis hcec tibi communicarimus.— -Vale, 1531, Mense Julio.» XXIV. Otra edición del Isolario di Benedeto Bordone— Im- ' presse in Venegia per Xicolo d’Aristotile, detto Zopino, nel mese di Giugno, del M. D. XXXIIII. Contiene los mapas de que ha- blamos al anunciar la primera edición. (Vetust. X. 187). Santarem dice á la pág. 170, que — En una segunda edición de la misma obra (el Isolario de Bordone, y advertimos que esta edi- ción no está en la Vetustissima ), impresa en Venecia el año 1533, se encuentra un mapamundi, en el cual está designada la parte meridional del Xuevo continente por Mondo Nuovo ; y se ve en el mismo volumen, otro mapamundi del año precedente 1532, en el cual la parte meridional del Xuevo continente está designado con el nombre de Terra Santw Crucis , sive Mundus JYovus. XXV. En el Svmmario de la generale historia dePIndie Occi- dentali cavato da libri scritii dal Signor Don Pietro Martyre del Consiglio del la Maesta de Plmperatore, et da molte altre parti- culari relationi.— In Venegia, De messe d’Octobre MDXXXIIII. — ? Entre la primera y segunda plana hay un plano doblado de Isola Spagnvola. En el verso del folio 48, en el recto del 49 y en el verso del 52 de la segunda parte, otros grabados. Finalmente, un gran mapa con la siguiente inscripción : » «M. D. XXXIIII. Del mese di Dicembre. La carta uniuersal 46 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. della térra ferina etc. Isole delle Indie occidétali, ció é del mon- do nuouo fatta per dichiaratione delli libri delle Indie, cauata de dne carte da nanicare fatte in Sibilia dali piloti della Maiesta Ce- sárea. Con gratia etc. priuilegio della Illustrissima signoria di Yenetia p’anni XX.» La Vetustísima da esta noticia en su núm. 190; la Mapoteca Colombiana, al citar el mismo plano, le atribuye á una obra del mismo título de la que arriba dimos, aunque cambiando el colo- fón, que copia de este modo: — Stampato in Ymegia nel mese di decembre de 1534. (§ Io, núm. 6). Xo sabemos si estas dos son una misma ó diversas obras. XXYI. En una nota á la pág. 314, encontramos tomado de F. Denis : — « Entre los hallazgos importantes relativos á los prime- ros años de los descubrimientos de las tierras americanas, es pre- ciso colocar sin vacilación ninguna el que se hizo hace poco tiem- po en la biblioteca imperial de Paris, y que yo di á conocer por primera vez. Hablo de la preciosa carta del Brasil y de una parte de Africa construida en Octubre, 1534, por un portugués llama- do Gaspard Yieigas. El capitán de fragata Mouchez, encargado por el gobierno francés de continuar y perfeccionar los trabajos del almirante Eoussin, quedó maravillado como yo de la exacti- tud comparativa de aquel monumento geográfico.» XXII. Citando la Vetustísima (núm. 208) la Margarita Phi- losophica — Basileae Henricus Petras excudebat impensis Con- radi Beschii. Anuo M. D.XXXV,— hace mención de un plano que tiene por título : TYPUS UXIversalis terrae, IUXTA MODERnorvm DIS- TINTIOXEM ET EXTEXSIOXEM PER REGXA ET PRO- VINCIAS. Con esta inscripción: paria sen prisilia. XXVIII. El mismo año se hizo la edición del Ptolomeo- Lvgdvni ex officina Melchioris et Gasparis Trechsel fratium M. D.XXXV. — En el anverso del fol. 28, que trata de Oceani Oc- cidentalis , sen terrae novae tabula , hay un mapa grosero que pre- senta en la parte occidental, entre los 50 y 30° latitud X., las pa- labra Parias , Isabella , Insul Iamaiqua , Sjxiglsolia (sic). Bajo el paralelo de 25° latitud X. se encuentra este membrete en letra pe- ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 47 quena: S pagnolia que est Offun (?) dicit gignit auE masticó, aloem porcellanam , canellam et zináber LatitudoHnsule 1¿J/) miliari longitu- do 880 milliaria. Et inuenta est per Christopherum Columba Ianüón Capitaneum Eegis C astille an domini 1J/.92. Á.adle loco pañis ve- saint serpentibus maximis et rudicibus ducibus saporó castanear'pre- setentibus. Bajo el ecuador y á la derecha de los 5o latitud Sur, igualmente en letras groseras, hay otra inscripción que dice: Hec terraann adiacentib7 insulis inuenta est p> Cristoferum Columbum ianuensem ex mandato Regio Castelle. Abajo en grandes capitales romanas TERRA NOVA. Opuesto á estas palabras, á la derecha un dibujo grosero con salvajes, y un animal feroz parecido á la hembra de la pantera, con una inscripción que comienza: Repe- ritur lile amál < Te.» «El fol. 50 contiene el ultimo mapa, encabezado con un vasto dibujo grabado: ORBIS. TYPÜS. VXIVER SALIS. IVXTA. HYDROGRAFORVM. TRADITIOXEM. EXACTISSIME. DEPICTA. 1522. L. E. — Al O. opuesto á los 40° latitud Xorte isabella ; poco más allá, al S. spagnola ; opuesto á los 15° latitud S. Batoia (sic), y á la derecha Cámbales. Debajo con letras lle- nas, América.» ( Vetustísima núm. 210.) XXIX. De la obra intitulada & 'pitera Volgare , Venecia, 1537, se dice que lleva algunos grabados, « dos de los cuales contienen un globo con la palabra América.» ( Vetustissima núm. 219.) XXX. El ejemplar que tenemos á la vista del Isolario de Bor- done, es el Stampato in Venetia per Francesco de Leño, y cor- responde á 1537. El mapamundi colocado antes de las hojas numeradas, presen- ta una proyección semejante á la que hoy conocemos por policó- nica. De los meridianos, el central es recto y los otros se van en- corvando al uno y al otro lado hasta el noveno, reuniéndose al X. y al S., y allá bajo la palabra tramotana , aquí sobre la de ostro , nombre de los vientos. El ecuador, los trópicos y los paralelos son líneas rectas, distantes 10° entre sí, no obstante que de la equinoccial al polo solo se cuentan ocho divisiones. La proyec- cion está ocupada en su mayor parte por el antiguo mundo, y al O. se ve un trazo imperfecto del nuevo. Extiéndese este desde ios 64° latitud X. a los 32° latitud S. poco más ó menos. La par- 48 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. te boreal avanza al E. más allá del tercer meridiano, comenzan- do á contar por el borde de la izquierda, teniendo entre el quinto y sexto paralelo esta leyenda: térra del laboratore. Sigue al Sur una figura informe que quiere remedar el Golfo, cerrada al E. por algunas islas, que deberán ser las Antillas, con estas palabias. MAKE OCCIDEXTALE. El resto del trazo avanza basta el in- termedio de los meridianos cuarto y quinto, leyéndose sobre el ecuador pónete modo nono. Cartas más antiguas presentan con mayor exactitud las costas orientales de América. En la vuelta de la foja VI, una isla con montañas y tres ciu- dades, con la leyenda térra de lauoratore. Al O. un estrecho con las palabras stretto pie del modo nono. Sobre el mar al S.E., las islas asmaide y brazil , y abajo la astores. En la foja X, la gran Cittd di Temistitan. A la vuelta del folio XI, las dos islas iamaiquaj spagnola, con otras pequeñas sin nombre que se extienden al E. Debajo el con- tinente austral, teniendo sobre la costa las dos leyendas maria- tarnbal y c. s. * (cabo de Santa Cruz); en el interior, chanchite cerca de unas casas, curtana sobre una parte montañosa, y paria. Vuelta de la foja XII: la isla spagnola , con una ciudad al X. llamada isabella. Folio XIII: la isla Jamaiqna, teniendo en el centro una alta montaña. A la vuelta de la misma, la isla de Cuba: al S. se presentan algunas otras islas sin nombre. Foja XIIII : un grupo de islas, siendo la más occidental 8. Ma- ría antica , debajo santa *, y luego 8. martino ; sobre la línea X.S., arriba S. maría rotonda y abajo buchima ; al X.E. moserato , y al S.E. dominica. Queda otra isla sin nombre en la parte infe- rior de la X.S. Vuelta de la foja XIIII, dos planos : el de la parte superior isla guadalupe , presentando al S.O. parte de la dominica , y al rede- dor de aquellas otras varias islas sin nombre. En la parte inferior de la isla matinina , figurado el interior co- mo país montañoso. XXX. TYPVS COSMOGRAPHYCVS UXIVERSALIS. Mapamundi en la proyección semejante á la policónica común ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 49 en aquella época. Los meridianos distan entre sí 10°; el cen- tral es recto, y los laterales se encorvan más y más á medida que se apartan del origen: el meridiano principal para las islas Ca- narias no está en el centro, y va marcado 360. Los paralelos son rectos, con una equidistancia de 10°. La figura de la América es- tá muy lejos de ser la que las buenas cartas del tiempo le supo- nían, fundados en los descubrimientos practicados basta enton- ces: no parece sino que los autores del presente plano procedie- ron por noticias poco exactas, y que para su intento apenas con- sultaron lo que corría en el vulgo. Es una figura angosta, con dos entradas curvilíneas, que se prolonga de N. á S. entre los 50 y 10° latitud N., y en cuya parte superior tiene escrito Terra de Cuba: error grosero que no puede disculparse en un geógrafo de 1537. A la derecha, se ven algunas islas con los nombres Isabel la , Spagnolla , Insuloe , Antiglice y Terra Cortesía : otro error im- perdonable después de diez y seis años de hecha la conquista de México : á la izquierda una isla con la palabra Zipangri. La Amé- rica meridional separada de la boreal por un ancbo canal, se ex- tiende desde abajo de 10° latitud N. hasta cerca de 50° latitud S. j al principio se ensancha entre los meridianos 290 y 340, para recogerse después en una zona angosta entre los meridianos 310 y 320. Inmediatamente bajo la equinoccial se lee Parias , Cani- bali, y más bajo AMERIC A, TERRA NOVA y Prisilice. No hay ninguna otra leyenda, y fuera de las líneas que pretenden repre- sentar las costas, no se encuentra otra indicación geográfica. En la parte superior ó inferior del mapamundi, fuera de la proyec- ción, hay figuras de hombres, animales y plantas, ya verdaderos, ya fantásticos. Este plano es el que los redactores de la Bibliotheca America- na distinguieron con la letra B (V. supra 1532), y se encuentra en— Novvs Orbis Regionvm ac Insvlarum veteribvs incognita- rum una cum tabula cosmographica, & aliquot aliis consimilis argumenti libellis, quorum ornnium catalogus sequenti patebit pagina. — Adiecta est hvic póstrenme editioni Nauigatio Caroli Cesares auspicio in comitiis Augustanis instituta. — Basileae apvd lo. Hervagivm Mense Martio Anuo M. D. XXXVII. XXXI. En el Ptolomeo — Aasileae, apvd Henricvm Petrvm Tomo VI.— 7 50 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. Mense Martio Anuo M. D.XL— se encuentran dos mapas, según afirma la Vetustissima en su num. 231. ((E1 primero es un mapamundi con la palabra America.')') «El cuadragésimoquinto, á saber: XOVAE IXSVLAE, con- tiene la siguiente inscripción en la parte austral de nuestro con- tinente: Insula Aildtica quam nocant Brasilij & Americana. La inscripción se encuentra en el reverso.» «La edición de Ptolomeo (esto es, la de Sebastian Munster), ingresa cinco veces en 1510, 1541, 1545 y 1552, sirvió de modelo para la nueva formación (esto es, para las representaciones mo- dernas del mundo habitado de Ptolomeo 5 nova et quam antefuit , uerior Europce formatio) para los demás geógrafos en el extran- jero.— Leiewell.» La Mapoteca Colombiana (§ Io, núm. 7) cita estos pianos di- ciendo— Xovus Orbis. Nove Insulae. XVII nova Tabula — y aña- de: «Aquí se halla toda la América Meridional i parte de la setentrional.» En una edición deMela de 1540 (dice Santarem, pág. 1¿2; no esta en la Vetust.), se lee en la posición del cabo de San Agus- tin, Caput Sanctce Crucis. La edición del Ptolomeo— Excendebat Gaspar Treehsel Vien- na M. D. XLI.— Contiene dos mapas: Tabula térra nouce. Los planos de Ptolomeo de 1541, que tenemos á la vista, es- tán trazados sobre una proyección cónica; cada uno de ellos toma la forma de un trapecio, más ó menos estrecho en la parte supe- rior, conforme á la extensión que abraza. La carta en que \ amos á ocuparnos es casi rectangular; no tiene señaladas otras líneas geográficas que, TROP. CAXCS, EQUIXOCTIAL } TROP CAPE.: los grados de latitud de 5 en 5o van marcados en las líneas verticales del m árgen. La parte reí ativa al X uev o Mun do se extien- de desde los 55° latitud X. hasta los 35° latitud S., y si se quiere tener una idea de la figura que toma, se podría representar por una vertical de los 55° á los 10° de latitud X., una recta inclinada, que de izquierda á derecha saliera de aquel punto para terminar en los 10° latitud S., y en seguida otra vertical hasta los 35°. Xo obstante que según el trazo, la carta debería representar ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 51 gran parte de la America del X. y del S., las ideas geográficas están de tal manera pervertidas, que es imposible darse cuenta de lo que se quiso expresar. Cerca de la línea divisoria 40° 45° latitud N., se lee la palabra PARIAS; más abajo y sobre el tró- pico de Cáncer se ven varias islas con los nombres ISABEL- LA INSUL. Jamaica , Babuca , Santa Cruz , & y SPAGNOHA (Spagnolla, en mi concepto), debajo de la cual, encerrada en un paralelógramo, se ve esta inscripción, no muy bien descifrada á mi entender, por lo borrado delaletra en el ejemplar que consulto: — « Spagnolia que et Offira (Oífiun pone la Vetustísima) dicitur gignit aure mastice aloen porcellanam , canéllam et zincibere Latí tudo insute J+0 milliaria longitudo 880 milliaria et inuenta est per Christophoru Columbo Ianuen Capitaneum Regís Castilie an domi- ni 1^92. Aeróle loco pañis vescunt serpentibus maximis et radici- bus dulcibus sapore castenearum preset entibus.^ — Abajo de la equi- noccial hay otra inscripción, común en aquella época : — « Eec térra cum adiacentiR insulis inuenta est per Cristoferum Columbum ionuensem ex mandato Regis Castelle.y)— Inmediatamente en la lí- nea inferior TERRA NOVA, y á la derecha una viñeta con tres peí sonas, que parecen ocupadas en comer carne humana, notán- dose junto un animal del género femenino, que así puede ser una pantera como indica la Vetustísima, como una loba ú otra cosa cualquiera: debajo una inscripción en dos renglones. A lo largo de la costa están distribuidos algunos nombres de los cabos y de los rios, conocidos algunos y fuera de su lugar, para mí totalmen- te desconocidos los otros. Sobre la isla Isabella una bandera es- pañola marca la nación que allí domina. Tabula orbis cum descriptione ventorum. ORBIS. TYPVS. VNIVERSALIS. HIDROGRAPHORVM. TRAD1TIONEM. EXACTISSIME DEPICTA. 1522. L. F. Es una carta de marear conforme lo indican las rosas y líneas de los vientos. La proyección del Antiguo Mundo ocupa casi la totalidad del mapa, y solo al Occidente aparecen algunas peque- ñas costas é informes para señalar el Mundo nuevo. En los 40° latitud X. aparecen las islas Isabella y Spagnolla; entre los 20° y 10° Batoia (sic), Cámbales (Caníbales); en los 10° latitud Sur, Caput S. cru , y abajo la palabra AMERICA. 52 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. La Vetust. menciona esta obra (núm. 233) y dice: — «La Tabula Terree Novce y el OREIS TYPYS YXÍ VER- SA LIS. son literalmente una reimpresión de los mapas del mis- mo nombre en el Ptolomeo de 1522 ; la palabra América solo se encuentra en el último. La descripción del Nuevo Mundo está en la signatura 28, sobre el reverso del mapa, y concluye con estas significativas palabras: -Jota itaqz , quod aiunt aberrant codo qui Jiauc continentem America nun cupari contendunt , cum Amencus nuilto post Columba eandeterram adieret , nec cum Eispams ilU sed cum PortugallensibuSj ut suas merces commutaret , eó se contulito.'S) D’Artigny dice:— Esta edición del Ptolomeo, in folio como la primera, la hizo en Viena el año 1541, Gaspar Treschsel, famoso impresor, atraído por las liberalidades de Pedro Palmier: es rnag- nífica, y al mismo tiempo de una rareza extraordinaria. Ptolomeo — Basilea apvd Eenricvm Betrvm. Mense Martio An. M. D. XLII— presenta dos mapas. Un mapamundi ocupando dos páginas, con el título: TIPVS VNIVERSALIS. Contiene America sen Ínsula Brasilij , sobre el cual se ven Cuba, Eispaniola , Terra Florida , Franeisia, entre la cual y Terra nova sine de Bacalhos hay un pasaje con esta leyenda: Fer hoefretu iter patit ad Molucas. Si guen veintidós mapas, siendo el décimoséptimo NOVAE IN- SU UVE XYII NOVA TABULA, — sobre cuyo reverso se en- cuentra la descripción (Vetustissima núm. 240). XXXIII. En la Cosmographie de Apiano, impresa en An ve- res, 1544, se ve un mapamundi, verso de la foja XXV y recto de la XXYI, con leyendas en latin y en aleman, con la palabra Amé- rica (Vetust. núm. 255). XXXI Y. La Cosmographie de Sebastian Munster, edición ale- mana de 1544, lleva un mapamundi con las palabras America sen Ínsula Brasilij. El mapa XXIIII contiene la siguiente inscripción en el verso: Die newe weldt grossen vud Insolen von den Spaniern gesun- nay ediciones de esta obra de 1545, 1550, 1559, 1564 y 1578. ( Vetust. núm. 258.) Al citar este plano, la Mapoteca Colombiana (§ Io nuin. 8) le ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 53 pone por título: Ptolemaisch general tafel begreifend der halben vndern Weldt besehrybung, y añade: «Sud- América la titula, America sen Ínsula Brasilij.» El istmo de Panamá no aparece en el mapa, pero la isla la forma por un canal al N., entre dos tierras que llama: al S., Francisca, y al N. Terra Nova sive de Bacalliaos. En el canal se baila escrito : « Per boc fretú iter pa- tet ad Molucas.» Santarem (pág. 177) dice que: «se lee en la parte meridional del Nuevo continente la siguiente nota: America sive Insula Bra- silü i y en otra carta de la parte meridional del Nuevo continente la nota: Insula , Atlántica quam vocant Crasiü et American .» XXXIV. La obra intitulada: Pier Francisco Geambvltari Aca- démico Fior, impresa en 1534, presenta un pequeño plano, á la foja 18, que lleva al O. una especie de promontorio con la leyen- da TERBA INCOGNITA, y al S. dice MONTE DEL P VEGA- TORIO. (Vetust. núm. 2G0.) XXXV . La Cosmograx)bia de Apiano, Antuerpia 1545, ofrece un gran mapamundi, con las inscripciones en latín y algunas pa- labras alemanas $ el continente muestra en la parte meridional la palabra América , y se lee al N., que es una prolongación es- trecha, Bacalearum. (núm. 262.) La Mapoteca Colombiana ( § 1? núm. 7 ) asegura que en la edi- ción del Ptolomeo, Basilea, 1545, se encuentra un plano con este título : Fovus orbis. Nove Insulae XVII nova Tabula. XXXVI. El Arte de nauegar de Pedro de Medina, Vallado- lid, 1545, contiene un mapa que representa el istmo, la Florida y el Perú. (Vetust. núm. 266.) Typvs cosmograpbicus universalis. XXXVII. Hállase en ( Simón Grinseus Nuevus orbis Regio- num ac insularum reteribus incognitarum una cum tabula cos- mograpbica aliquot alijs consimilis argumenti libelis. etc. Basi- lese apod lo. Hervaguim Anuo 1545. » ( Mapoteca Colombiana, § Io, núm. 9.) Como una digresión haremos notar, en corroboración de lo apuntado antes acerca de la lentitud con que el conocimiento del Nuevo Mundo penetraba en las naciones europeas, que en el Pa- 54 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. raphrase del’Astrolabe, de Jacques Focard, impreso el año 1546, se encuentran estas notables palabras: — «Tal es la desciipcion de las partes del mundo, según el muy excelente Ptolomeoy los otros geógrafos antiguos, después de los cuales no se ha encon- trado tierra llamada continente mas aca de la equinoccial, excep- to una llamada América, de lo cual aun no estamos bien seguros é islas muchas, las cuales no menciono en razón de la brevedad. La América (la cual se llama Ameque), te describiré sucintamente, no teniendo en cuenta con los que han navegado y hoy todavía navegan con la sola intención de traficar ó ganar, } que de ella hablan con tal oscuridad, que casi es necesario adivinar lo que sus sueños quieren decir.» XXXVIII. La edición del Isolario de Bordone, In Vinegia ad instan tia, & spese del Xobile liuorno M. Federico Toresano M.D.XL VII— contiene los mapas que antes hemos descrito. XXXIX. El Ptolomeo llamado de Mattiolo, impreso en V ene- cia M. D. XLVIII, contiene diversos mapas. — «En el folio 54 comienza la relación DELLA TERRA NVOVA. En el verso hay un mapa de Sud- América, CASTILL DEL ORO.» «En el folio 55, DELLA XOVA HISPAXIA, y en el verso el mapa.» «En el folio 56, DELLA TEBEA NOVA clel Bacalos, y en el verso el mapa.» « En el folio 57, DELL’ISOLA OYE A nuoua, y en el verso el mapa.» «En el folio 58, DELLE ISOLA SP AGITOLA, y en el verso el mapa.» «En el folio 59, DELL’UXIVERSALE nuoua.» « Pero á datar de 1548 ( véase la carta que se encuentra en el Ptolomeo de Mattiolo ), todas las cartas que he examinado repre- sentan la América meridional como un continente. . . . Así pues, hasta cuarenta y ocho años después del descubrimiento del Bra- sil, abandonaron los geógrafos la teoría sistemática de los anti- guos, y figuraron generalmente en sus cartas ala América me- ridional como un continente Santarem.» (Vetust. núme- ro 285.) De este mismo Ptolomeo de Mattiolo dice Santarem (página ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 55 174) : «En una ele las cartas el Nuevo continente meridional está designado con el título de Terra Nova. En la parte portuguesa únicamente se lee: Bresil. En las otras dos cartas, donde se ve el Nuevo Mundo, está designado por Terra Nova.» No presenta, pues, la palabra América. XXXIX.— Bvdimentorum Cosmographicorum Ivan Honteri Coronensis — 1548— «El primer mapa lleva la inscripción VNI- VERSALIS COSMOGRAPHIA, y en la parte inferior, T1GIJ- RI, nn monograma compuesto de las letras H. V. E. y la fecha M. D. XL. VI. En este mapa se ve al Oeste un continente llamado AMÉRICA, y una estrecha banda, separado de aquel, y con la palabra Parias .» (Yetus., núm. 287.) XL. Novus orbis. Nove Insulae. XVII nova Tabula. «En la Cosmograpliia universalis de Munster. Basilio 1550, fol. (Mapoteca Colombiana, § Io, núm. 7.) XLI. «En la edición del Ptolomeo de 1552, impresa en Bale, notamos la parte meridional ( del Nuevo continente) con el nom- bre América; pero este va añadido á otros, de manera que la carta 26 nos prueba la confusión y la incertidumbre que existían sobre este nombre. Sobre la parte meridional se lee: Insula Atlántica auam vocant Brasilii et American . » ( Santarem, pág. 176.) XLIII. TYPVS COSMOGRAPH1CVS VNIVERSALIS. Este plano es idénticamente el mismo que hemos descrito ar- riba (años 1532 y 1537). Podría inducir á creer que era diverso del que contiene el Novus Orbis 1537, el que las inscripciones, sin embaí go de ser las mismas, no están colocadas en los mismos lugares ; pero si se observan con atención los planos, se descu- brirá, por las huellas que han dejado en el reverso, que unas le- yendas pertenecen al grabado mismo, mientras las otras se han puesto después con tipos de imprenta, siguiendo el procedimien- to introducido hacia algunos años para los planos sobre madera. Las leyendas de este segundo género son las que mudan de lugar y de forma, mientras aquellas permanecen siempre las mismas. Este plano presenta todavía el canal que divide el continente bo- real del austral, contra los asertos exactos bajo otro aspecto, de Santarem y de la Mapoteca Colombiana. Se le encuentra en — Novvs Orbis Regionvm ac Insvlarvm veteribvs incognitarvm 56 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. vna cvm tabvla cosmographica, & aliquot aliis consimilis argu- menti libellis, nuncnouis nauigationibus auctus, quorum ommuin catalogus sequenti patebit,pág. &c.— Basilese apudlo. Herva- givm, Aunó M. D. L\ . . XLIY. En un mapamundi que se ve en la Cosmograplna de e- rónimo Girava Tarr acones, publicado en Milán á 18 de Abril de 1556, se nota el Nuevo continente sin la designación de America: en la parte septentrional se lee únicamente Nueva España , yen la parte meridional Perú, Chile y Pe asil. » (( Esta carta fué dibujada por otra de Gaspard Vopelio de Mag- debourg, en 1547, la cual, según el parecer de Girava, era mas correcta que todas las que se liabian publicado basta aquella épo- ca. » ( Santarem, pág. 177. ) Siguiendo esta misma autoridad (pág. 172), en una carta gra- bada hacia 1562, la parte meridional del continente esta desig- nada por la palabra Peruviana ; y en otra, grabada hacia lo65 por Paulo Forlani Veronese, se ve el nuevo continente sin la voz América. Ambas se encuentran en el departamento de cartas geo- gráficas de la biblioteca del íey. XLY. Brevis exactaq. totivs novi orbis, et Pervvim Regioms descriptio Recen s edita. «Hállase en: Revino Apolloni, Gandobangani, Mittelburgen- sis de Peruuise, Regionis, Ínter Novi Orbis provincias celebérri- ma?, inventione & rebus in eaden gentis libri Y. Antverpise Apud Ioanem Bellero 1566. Otros ejemplares 1567, 1600. Un mapa mui bien grabado i exacto en extremo comparado con sus contempo- ráneos. » (Map. Colombiana, § Io, núm. 12.) XLYI. «En un mapamundi de un Atlas, cuyas cartas sobre vitela están dibujadas é iluminadas en 1567, el Nuevo continente no está designado por América, y la parte portuguesa tiene el nombre de Brasil. » ( Santarem, pág. 172. ) XLYII. Mondo Nvovo. Grabado pequeño, con solo la parte boreal del continente; se le encuentra en la obra intitulada :— L’Isole piv famose del Mon- do deseritte da Thomaso Porcachi da Castiglione Arretino ein- tagliate da Girolamo Porro Padovano. Al Sereniss. Principe et Sigre. il S. D. Giovani d’Avstria General della Santiss. Lega: ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 57 In Yenetia. Appresso Simón Galignani etc. Girolamo Porro MDLXXII. Existe otra edición de 1576. (Y. infra. ) XLVIII. «En el mapamundi del Theatrum orbis terrarum, del sabio Ortelius (1570), se nota designada por America sive India N ova la parte septentrional del Xuevo continente, mien- tras que no se encuentra la misma denominación en la parte me- ridional; en esta las posesiones portuguesas se distinguen con el nombre de Brasil. La carta de este continente, que se halla en la misma obra, no tiene denominación alguna, y sobre las pose- siones portuguesas se lee: Brasilia a Lusitanis , anuo 150 5 inventa. Además, la opinión del sabio geógrafo no era favorable á las pre- tensiones de los panegiristas de Yespucio, limitándonos á tras- cribir el pasaje siguiente: Totum Tioc hemispherium (quod Ameri- ca, atque ob immensan suam amplitudinem Novus Orbis hodie vo- catur ) veteribus incognitum mansisse usque ad annum 1592, quo primum a Christophoro Columbo Januense detectum fuit, humana j admirationis modum exedere videtur. » (Santarem, pág. 180.) XLIX. « En otra edición de Mela de 1572, publicada en París, se nota una carta del Xuevo Mundo, y en la parte meridional se lee: Novus Orbis. En aquella misma parte, además de la deno- minación America sive Novi Orbis pars , se lee todavía en la parte portuguesa, Brasilia. » ( Santarem, pág. 172. ) L. America sive novi orbis nova descripcio. «Hállase en el Theatrum orbis terrarum. Abrahamus Oríthe- lius antverpensis. 1573.» (Map. Colomb., § Io, núm. 13.) LI. «En el Ptolomeo deMalombra, 1575, la parte meridional del Xuevo Continente está designada por Terra Nova. » ( Santa- rem, pág. 175.) LII. «En la Cosmographia de Belleforest de 1575, en la carta del Xuevo Mundo, la parte septentrional está designada por Ame- rica sive India Nova , y contiene la nota siguiente: Anuo 1592 , a Christophoro Columbo , nomine regis Castellce , detecta ; en la parte meridional no se ve el nombre de América sino el de Brasil. » (Santarem, pág. 179.) Lili. «En la Cosmographia de Thevet, impresa en París en 1575, se ve una carta del Xuevo Continente sin más denomina- Tomo VI.— 8 58 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. cion que la de Ierre -Netive, aplicada á la parte meridional.» (Santarem, pág. 181.) LIY. «Le Nouveau Monde deseovvert et illvstré de nostre temps, á París chez Guillaume Chaudiére, 1581. André Theve- net Cosmographe du Roy. » (Map. Colomb., § Io, núm. 14.) LY. « En la obra intitulada Les Trois Mondes , por M. de la Po- pelliniére, impresa en París en 1582, se ve un mapamundi en que solo la parte septentrional del Nuevo Continente está designada bajo el nombre de América, y se lee una nota en que se da la prio- ridad del descubrimiento á Colon en 1492. » ( Santarem, pág. 181. ) LYI. Typus universalis Teme Ivxta modernorum distinctio- nem et extensionem per Regna et Provincias. «Hállase en la: Margaritha philosophica etc. a J. Gregorio Reicli Basilise, 1583. La dedicatoria del libro lleva la fecha de 1523, de París.» (Map. Colomb., § 1?, núm. 15.) LYI1. « En las cartas de otra edición de Ortelius, de 1584, el Nuevo Continente no está designado por America en la parte meridional. LYIII. « En el Miroir du Monde , publicado en An veres en 1584, se encuentra una carta del Nuevo Continente, grabada el año 1574 $ no se ve en ella el nombre de América, y sí una nota que concede á Colon la prioridad del descubrimiento en 1492. » ( San- tarem, pág. 181.) LIX. Typvs orbis terrarum. Ab. Orthelius descrit. cuín pri- vilegio decennali 1587. «Al sud del Cabo de Hornos está todo lleno de tierra, titulada : térra australis nondum cognita, con la nota : Yastissimas hic esse regiones ex M. Paulí Yen: et Lud. Yartomanni scriptis peregri- nationibus constat. No sé si se aplique esto ásolo una parte ó á toda la tierra allí figurada. En la edición francesa de 1598 se lee exactamente lo mismo.» (Map. Colomb., § Io, núm. 10.) LX. Indiarvm orientalivm occidentaliumque descriptio, Pet. Maffei historia harum verissmae dedicata. «Hállase en: Ivan Petri Maffei, Bergomatis e Societate lesv Historiarvm Indicarvm libri XVI Colon i se Agrippinse, In offici- na Birckmanica, Anno 1593. fol. Este mapa, copia del de Orthe- lius del anno 1587, contiene la misma «térra australis nondvm ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. .59 cognita» i las mismas notas; pero hai diferencias que prueban que es un grabado diferente.» (Map. Colomb., núm. 10.) LXI. Occidentalis Americae partís, vel earum Regionum quas Ohristophorus Columbas primü detexit tabula Chorographicse multorum Auctorum scriptis, praesertim vero ex Hieronymi Ben- zom (qui totis XI1II annis eas Provincias diligenter perlustra- vit. ) Historia conflata & in íes incisa á Theodoro de Bry Leod’ Anno MDXCIIII. « Hállase en : Americse pars quarta. Sive Insignis & admiran- da Historia de reperta primum occidentali India á Ckristoplioro Columbo Anno 1492. Omnia elegantibus figuris in íes incisis a Theodoro de Bry Leodiense cive Francofvertensi Anno 1494.» (Map. Colomb., § Io, núm. 20.) LXII. En una traducción alemana de Juan de León se ve tam- bién una carta del Xuevo Continente meridional, con la sola de- signación Peruana, » ( Santarem, pág. 182. ) LXIII. «En un libro aleman intitulado Conquette van Indien etc. (Conquista de las Indias), impreso en Amsterdam en 1596, se ve una carta de la parte meridional del Xuevo Continente, desig- nada por Peruana y no por América. LXIY. «En otra obra alemana, intitulada Spreghel , etc. (tra- ducción del Espejo de la Tiranía por Las Casas), impreso tam- bién en Amsterdam el mismo año 1596, se ve una carta del Xuevo Continente, en que se nota impuesto el nombre de América á solo la parte septentrional y con la nota siguiente: America an. 1J^92 a Christoph. Colombo inventa , mientras que en la parte meridio- nal no se lee tal nombre, y se encuentran, por el contrario, los de Caribana y Brasil. » ( Santarem, pág. 182. ) LXV. América. «Hállase en: Le relatione Vniversali di Giovanni Botero Be- nese, divise in quatro partí. In Venetia 1597.» (Map. Colomb., § 1?, núm. 22. ) ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. <30 § YI. Todavía las cartas del siglo XVI.— Atlas de Kunstmann.— Atlas de Vaz Domado. I. Atlas zar en tdeckun gsgeschichte Amerikas. Ans hands- chriften der K. Hof-und Staats-bibliotek, der K. Yniversitcet and des baapt conservatoriums der K. B. Armee herausgegeben yon Friedrich Kunstmann, Karl yon Spruner, GeorgeM. Tilo- mas. Zu den Monumenta Saeculariader K. B. Akademie der A is- sensckaften. 28Mcerzl859. Münclien. Nacli den origin alien ge- zeichnet yon F. Sclileicher, technische bearbeitung in der litho- graphischen anstlat yon Seb.Minsinger. In comissionbei A. As- her & Cie in Berlin. Este Atlas, compuesto de trece cartas, ya acompañado de un yolúmen de texto en idioma aleman, cuyo título en español es: — «El descubrimiento de América trazado según los historiado- res más antiguos por Federico Kunstmann. Con un Atlas de ma- pas antiguos y hasta hoy inéditos. Munich 1859. En comisión con A. Asher y Compañía. Berlin.» — No conozco el contenido del libro porque ignoro el aleman; el Sr. D. Federico Weidner tradujo una parte, y de ella tomo el texto explicativo colocado después déla indicación de cada plano. En el apéndice segundo dice el Sr. Kunstmann: — ((Déla im- portancia que tienen para las ciencias los mapas antiguos ma- nuscritos de Munich, se ha ocupado 3 a Schmelier en sus diserta- ciones académicas acerca de los antiguos mapas marinos manus- critos (2 Dic. 1843), considerándolos como los monumentos más interesantes del tiempo pasado que se pueden encontrar en una biblioteca, supuesto que, más que los libros, nos dan una idea per- fecta del estado de la geografía en su época, » « Schmelier, en su disertación, hace mérito tan solo de las car- tas de la biblioteca de la Corte y del Estado ; pero se encuentran otras, igualmente importantes, en la Biblioteca de la Yniversi- dad, en el Gran Conservatorio Militar, etc. » (( De estas colecciones hemos tomado para nuestro Atlas las ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 61 cartas de América, que, según el orden histórico de los descu- brimientos que atestiguan, se pueden dividir en dos secciones, abrazando la primera del núm, I al Y, la época que termina con la expedición de Magallanes, y la segunda, del núm. VII al XIII, basta el fin del siglo XYI. » Tomando del índice los nombres de las cartas ( Verzeiclmiss der Karten), son los siguientes: Tafel I. Karte des Pedro Reinel, die Ostküste Insel Xeufund- land und die Kiiste von Labrador. «La carta primera, dice el Sr. Kaufmann, da en idioma portu- gués y con letras grandes, el nombre de su autor, en las palabras Pedro Peinel a fez. i El nombre Reine!, que por el sonido indica más bien un origen aleman que portugués, se encuentra en Por* tugal bajo el reinado de Juan II.» « Barros ( Década I, libro 3, cap. 12 ), cita dos personas del mis- mo apellido, Pedro y Rodrigo Reine!. «Pedro, al servicio del rey, fné enviado en 1547 cerca de Man- dimansa, cabecilla de negros en la Gambia, donde escapó de un gran peligio debido a su habilidad. Rodrigo figura aquel mismo año como tenedor de una factoría en el oasis de Ouadan, cami- no de Arguim para Timbuctu. En el siglo XYI, dos Reinel, pa- die e hijo, están citados en el parte que el factor portugués en Sevilla, Sebastian Alvarez, da desde esta ciudad al rey Manuel de Portugal, acerca de la empresa de Magallanes, con fecha 18 de Julio de 1519. Probablemente estos son idénticos con los dos mentados pilotos Pedro y Jorge, quienes, según Herrera, entra- ron al servicio español en 1522. Yo vi, dice Alvarez en su infor- me (Xavarrete, colección, &c., Tom. III, pág. 155), las Molucas en el globo y la carta que ha formado aquí Reinel, el hijo. Am- bos estaban comenzados cuando llegó su padre, y los concluyó situando en ellos las Molucas. » «Por este padrón se hacen todas las cartas, que las hace Die- go Riveiro, como también los cuadrantes y esferas. Diego Rivei- ro, á quien debemos una gran carta formada diez años después 1 Sobre estas palabras presenta el original la abreviatura Jhus, que quiere decir Jesús, de la que no hace mención el Sr. Kaufmann. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. del viaje de Magallanes, con muchos datos históricos publicados por Sprengel en el apéndice á su traducción á la historia del Nue- vo Mundo por Muñoz, fué compañero y tal vez discípulo de Rei- nel el mayor. Así es como se explica la semejanza que hay entre la pequeña fracción de América figurada en la carta de Pedro Reinel, con la América del Norte, de Diego Riveiro.» « El Continente más cargado al Norte, que en ambas cartas presenta la misma figura, no tiene nombre en la de Reinel ; mien- tras la de Riveiro presenta la inscripción : Tierra del Labrador. Los nombres que se hallan á lo largo de la costa de aquí al ca- bo Raze, al S. de la isla Nueva Fundlandia, están acordes en su mayor parte, y solo es mayor el número en Reinel que en Ri- veiro. » « La carta de Reinel solo contiene conexas la costa Oriental de la Nueva Fundlandia y el Labrador actual, hasta la bahía de Hudson, lo que va en consonancia con el informe de Pasqualigo, según el cual los compañeros de Gaspar de Cortereal, en el se- gundo viaje, admiten también la continuidad de ambas costas.» «Probablemente se formó en Portugal poco después y según el resultado de este segundo viaje-, pero por la situación de la isla Sam Yoham en la costa de la N. Escocia actual, recuerda el viaje de Juan Cabot, cual está trazado en la carta de Lok.» Tafel II. Karte einselner Theile von Nord und Südamerika, im Nordeu ein Theil von Cañada und der Lánder an der Davisstras- se, im Suden die Küste Paria im heutigen Venezuela bis zum Flusse Can anea in Brasilien. « La carta segunda es un trasunto fiel de la época en que, como dijimos en la página 72, se consideraba el Norte de América co- rno compuesto de una multitud de islas, grandes ó pequeñas.» « Sclimeller describió también esta carta (cod. iconogr. 133), y respecto de lo demas que contiene lia dicho, que. para ella no existe todavía la gran isla de Madagascar, (pie descubierta por los portugueses eu 1500, se llamaba al principio Insula Sanóla Laurentii.)} Tafel III. Karte áhndichen Inhaltes; im Norden siiul die be- reits angegebenen Lánder widerholt, im Süden beschiánkt sie sich auf die Küste vom Cap. S. Roque bis zum F lusse Cauanea. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 63 «La sigue según su contenido la tercera carta , cuyo original se halla en el Conservatorio Real Principal del Ejercito. En ambas se ve el Labrador en absoluto aislamiento y lleva inscripciones, que respecto de los nombres 8. Pernio, de sancto spirito, da mirla , son unas mismas en ambas cartas.» « Son probablem en te remi n i scen cias y n om en daturas délos m a- rineros que acompañaron á Ga spar Cortereal en su primer viaje al extremo Norte de América apellidado entonces Labrador.» « Un continente parecido figura también en el mapamundi de la traducción latina de Ptolomeo, publicada el año 1542 en Basel. Todavía mas se asemeja al Labrador, como lo tiene la tercera car- ta de nuestro Atlas, el diseño de una costa, que con el nombre Eyland James , se registra aún en las obras geográficas del siglo pasado, como v. g. en la carta de los mares boreales, en el tomo 17 de la Historia general de los viajes por mar y tierra.» a. La Terra de Corte Reall , según suena su nombre en ambas cartas, figura otra vez como continente propio. La forma parti- cular que tiene en la segunda, laña comparado Schmeller (pág. 252) con una mano extendida, sin dedo pulgar. En medio de esta mano se ve una isla, y enfrente una ensenada, que á su vez co- munica con una laguna ó puerto.» «Otro diseño análogo está en la tercera carta - pero en ella se ve el nombre de térra de Cortte Reall junto á la laguna, mientras en la segunda se halla á un lado, sobre una carátula separada.» « La bahía recuerda la de S. Lorenzo, que por medio del rio del mismo nombre comunica con el lago Ontario. La verdad de este aserto no consiste tanto en la configuración de la isla frente á la bahía, cuanto en las inscripciones ; porque la isla no es tan gran- de que tuviera el perímetro de la Nueva Eundlaudia, que según el dibujo podria ser también la isla Assomption. Pero los nombres que se leen a lo largo de la costa, como illia do frey luis , baya de Santa Lyria , cabo de concepción , que se encuentran también en Reinel y en Riveiro, indican la costa oriental de la Nueva Fund- landia. Erey luis es en el original del Atlas de Yaz Dourado fre- luis , en cuya forma recuerda el cabo actual Freels en la costa E. de Nueva Fundlandia.» «En la segunda carta de nuestro Atlas se encuentra al S. O. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. délas Antillas un continente, que con las inscripciones Deüsleo , terna fecha, 8. (le Yenetia, monte retando, 8. de inferno, aide vena- da, rio de arena, c. de parió, de alegrota, questo lago é aqua dolce, se extiende liácia el golio de Paria.» <( La mayor parte de estos nombres se encuentra ya en la carta de Buysch, en la traducción latina del Ptolomeo, edición conoci- da de Poma en 1508. En ella, como en la carta marina Portuga- lensium , que Lelewel en su Atlas refiere á los años 1501-4, se llama la costa que lleva esas inscripciones térra sanctaecrucis , y en la carta marina se lee igualmente: hoc mare est de dulcí aqua.)') «Los descubrimientos al S. E. del cabo S. Boque basta el lio Cananea, se pintaron en la 2a y 3a carta otra vez como continen- te, lo cual prueba su antigüedad. Son, como dijimos en la pág. 77, resultado de un viaje costanero el año 1501.» Tafel IV. Karte ahulichen Inbaltes; im Borden ist aucb die Kiiste von Florida angegeben, im Süden ist die Küste von Yu- catán bis zum Gap. Sta. María in Vruguay abgebildet. «La cuarta carta está tomada también del original que se en- cuentra en la rica colección del Gran Conservatorio del Ejército Peal. En el catálogo de los mapas y planos del Conservatorio Peal bávaro ( Munich 1832, 8. S. 6.) se habla de ella en unión de otras dos, una de las cuales lleva esta leyenda: Salvat de Pilestrinaen Mallorques en láy MBXL La primera de estas dos cartas, que aquí no hemos consultado, comprende bajo el B. 1. la Europa, la Afri- ca y el Asia. Al tratar de la última, el autor del catálogo expresa la duda de si pertenece á las anteriores, quizá por la circunstan- cia de que en ella se encuentran las Molucas, con la explicación HJias de maluco donde a o cravo ; lo que indica el comercio ya exis- tente de la especería. Sin embargo, las mismas palabras se ob- servan también en la cuarta carta de nuestro Atlas, en donde han sido omitidas solo con objeto de reducir su tamaño, pues dice igualmente ilhas de maluqua donde vem lio cravo. Mas no pueden pertenecer la una ni la otra al año 1511, porque hasta este año trató Alburquerque de abrir desde Malaca el comercio con las Molucas, y de la escuadra que despachó al mando de Antonio de Abren, solo Francisco Serráo llegó el año siguiente a Terrenate, no habiendo pasado de Banda el resto de las naves, teniendo opor- ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 65 tunidad de hacerse en el mismo Malaca de un cargamento de cla- vo ( cravo J, procedente de las Molucas.» ((Pero nuestra cuarta carta pertenece á una época posterior, supuesto que contiene la península de Yucatán, que no se des- cubrió hasta 1517.» «Por lo demas, las cuatro cartas que están registradas juntas en el catálogo del Gran Conservatorio, indican ser de una misma escuela, aunque no las haya formado todas Salvat de Pilestrina, cuyos antecedentes nos son desconocidos.» «Algunas partes del Norte, como la tierra de los hermanos Cortereal, á la que en la carta se llama Bacalnaos y Labrador , están separados también en ella.» «En otras cartas contemporáneas, como en la que acompaña el opúsculo muy conocido y muchas veces reimpreso del prior Eeisch, margaritlia philosopMca, edición en cuarto, Strassburg 1515, y en otro mapa que se encuentra en la introducción del Ptolomaeum por Johannes de Stobnicza (Cracoviae 1512. 4?), de la Biblioteca Imperial de la Corte y Estado, no suenan estos países.» «En la carta de Eeisch, la América está representada como un continente, desde 75° de lat. bor. hasta 55° lat. austral. La costa entre 75° y 40° lat. N. lleva el nombre extraño de Zoana mela. Creo que este nombre no se encuentra más de en el libro 4o d epaesi novamente retrovati , en doude, hablando del primer viaje de Colon, se dice: e descorprino VI isole do de le guale de grandeza inaudita: una chiama Spag-nola laltra la zoana mela: En el itine- rarium Portugalensium así como en el Novus Orbis de Grynaeus, en el cual están traducidos los paesi novamente, está reemplazado ya aquel nombre por otro, supuesto que leemos : eisque nomina indidit alteram ispanam, joannam alteram nuncupavit.» «En Eeisch, la América del Norte, cuyo litoral oriental está dibujado por los caprichos de la fantasía, lleva el nombre Zoana mela , y entre las Antillas se figuran dos grandes islas con el nom- bre igual, Isabella. Entre el ecuador y los 5o latitud N. solo se encuentra la palabra Baceia. Del ecuador hácia el S., hasta los 55° latitud, hay otras tres inscripciones, á saber: entre el ecua- dor y el trópico austral, antropophagorum máximum gemís lile est Tomo VI.— 9 66 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. y caput S: Crucis: al S. del trópico de Capricornio, Paria seu Pri- silia. » « En uno de los ejemplares que posee la Biblioteca Keal de la introductio in Ptolomaei cosmographiam , de que se llama autor en el proemio Joaunes de Stobnicza, se encuentra también una carta rara, que falta en todos los demas ejemplares que basta boy ban podido ser consultados. La obra de Stobnicza, según Panzerh Annalen Bd VI p. 454, se imprimió en Cracovia en 1512. Los dos ejemplares de la Biblioteca Beal no llevan la talfecba, y solo dicen al fin: impresum Cracovie per Florianum Ungleruni. » ((En ese ejemplar único, que forma un suplemento á la edición que bizo Soliuus en Speyer (1512 4o), y está marcado con A. lat. b. 546. 4., se encuentra al fin la carta mencionada. Es un grabado muy imperfecto y apenas legible.» «También en él, América se figura como un continente, entre 50° lat. B. y 40 lat. S. Entre los 40 y 50° lat. B. se leen las pala- bras (p) ortus de Jjona ventura ; entre los 32-40° lat. X. se lee en el continente, Isabella. De las Antillas se situaron tres, de las cuales una sola lleva el título, spagnolla. Al B. del ecuador, basta 5° lat. boreal, se encuentran los nombres arcay y caput de Sta. (María) de (gratia). Al S. del ecuador, basta el trópico, corre á lo largo de la costa occidental, trazada conforme al capricho del dibujante, la inscripción no interrumpida, térra incógnita. En la costa oriental, entre el paralelo de 10° lat. fe. y el trópico de Ca- pricornio, se ven las palabras Gorjfo spenioso , y caput. s. crucis ; entre el trópico y los 30° lat. S., monte f vegoso; y cerca de los 50° lat. S., alia pega (de S. Paulo).» « Probablemente no es casual que la carta se encuentre en este tomo, porque corresponde á los cálculos que Stobnicza aconseja aplicar para usar como antes de las reglas de Ptolomeo en la des- cripción de los nuevos descubrimientos, mediante un aumento en la lat. y en la long. geográficas. Bótese que Stobnicza, al prin- cipio y casi con las mismas palabras usadas por Hilacomilus ó Waldseemueller, en su introducción á la cosmografía publicada en St. Dié, 1507, babla de la nueva división del globo terrestre en cuatro partes, llamando á la cuarta, según su descubridor ( ab ipso Ameriga ejus inventore), la tierra de Amérigo ó América. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 67 Añade en seguida que la lat. del Nuevo Mundo se extiende por todas zonas, pero que la longitud se ha de sacar por un cálculo separado. » «Longi tudo autem ejus terrae, dice, sic deprehendetur, si iu gradibus longitudinis a Ptolomaeo descriptis continué proceda- tur per ambitum terrae ad superfíciem ipsius terre pedibus nos- tris oppositam sic ut compleantur 360 gradus longitudinis tocius ambitus terre: longitudo itaque hujus quarte partís est a 280 gradu ubi pars ejus septentrional ior incipit usque ad 345 in quo pars ejus meridionalior desinit. Pars ejus Africe opposita pro- pinquior est continenti nostri habitabilis, nec tamen propinquins ad eam accedit quam 20 gradibus vel citra. » Al fin de estas re- glas, dadas para ensanchar los grados de longitud, reproduce otra vez lo que había dicho Hilacomilus, que las tres partes del Mundo viejo son continentes, pero que la cuarta parte es isla. Con- tiene ademas la obra un método nuevo para calcular los grados de longitud y latitud geográficas, según Jacob Faber, llamado aquí Stapulensis. Lleva un apéndice intitulado: regiones extra Phtolomaeum, con cálculos de los países é islas en las Indias; de América solo puso Tsabélia Ínsula con 303° long. y 26 lat, ; Mag- nolia Ínsula con 315° long. y 20 lat., faltando en la carta el nom- bre Isabella, como isla. » «En las ediciones de Ptolomeo, publicadas en latín los años 1511-1525, está representado el Norte de una manera diversa, y al S. llegan las costas especiales, con el nombre tabula terrae novae, solo hasta el rio Cananea. La edición de 1511 no presenta otra novedad que un Mapamundi. En el N. aparecen Labrador y Cor- tereal como islas; de las Antillas se situaron Cuba y Ispania; del continente solo figura al N. del ecuador una pequeña parte, con la nomenclatura local canibaluz romon, al mismo tiempo que en el lado del S. se extiende muy lejos la costa, con la inscripción general de térra sanctae crucis. » « Más significativas para el adelanto de la planografía de Amé- rica, son en Alemania las cartas de la edición del Ptolomeus de Strasburg 1513, iniciada por Philesiuz Ringmann ( f 1511 ), amigo de Hilacomilus, porque sirvieron por mucho tiempo de modelo para las demas ediciones. 68 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. «La nueva carta general ó Mapamundi lleva el título hidro- graphia sive carta marina , y la especial se llama tabula terraeno- vae. Ambas, como lo expresa la edición de Strasburg de 1522, están formadas por el repetido Hilacomilus ó Waldseemuller, quien vivía en St. Dié, Lorena. La carta general está formada conforme á las expediciones de Cristóbal Colon, de quien se dice equivocadamente ser almirante del rey Fernando de Portugal, y de otros viajes de exploración, costeándola el duque Penó II, de Lorena, muerto en 1508, antes de la publicación.» « Como la carta se ocupa solo de los descubrimientos de Colon y de otros posteriores, olvida el A. de América, comenzando por las dos Antillas, Isabella y Spagnola; abraza el continente entre los 15° lat. A. y 10 lat. S., terminando en este punto, como otras muchas cartas de la misma escuela, con el nombre alia pega de 8. Paulo. » «La carta especial está construida por el modelo de la carta marina Portugalensium, de la cual existe una copia en el Atlas de Lele web Como esta, comienza en el N. á los 55° lat., con e del mar usiano , y concluye á los 35° lat. S. con el rio Cananea, que tanto en esta cuanto en las cartas subsecuentes, se llama siem- pre rio de Cananor. » ((Muy diversa de estas dos cartas de Hilacomilus es la formada por Peter Apian, para la edición de Solinus, publicada en \ iena por el minorita Oamers, y que expresa igualmente que filé lieclia conforme á las exploraciones de Amerigo Yespueci y de otros. Al N. y al Poniente de la Irlanda se ve un continente no bien de- terminado, con algunas islas y la inscripción littus meogmtum. Mas al O., bajo los 55° lat. N., está figurada otra tierra exten- diéndose basta los 12° lat., en donde se separa del resto del con- tinente por un estrecho. Desde el N. basta el paralelo de 40° lat. boreal, se leen escritas las palabras ulterius térra incógnita, y al S. del trópico de Cáncer, Parias. A los 8° lat. N. comienza otra vez el continente, prolongándose sus litorales oriental y occi- dental hasta los 55° lat. austral. Al O. y debajo del ecuador está Peni, y al E. una leyenda relativa al descubrimiento de Colon en 1497. Al N. del trópico austral se encuentran las palabias Ame- rica provincia, con las costas trazadas á capricho del dibujante.» ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 69 «La carta de Apian fue aprovechada en las ediciones de su cosmografía; pero las de Waldseemuller han servido de modelo eo algunas ediciones del Ptolomeo, aun después del viaje de Ma- gallanes al rededor del mundo.» «La cuarta carta de nuestro Atlas comprende la costa de Yu- catán hasta el cabo Santa María, que fue descubierto en 1511. Lo apreciable es el gran número de nombres, interrumpidos, en solo un punto, por una inscripción; los cuales son de tanta ma- yor estima, cuanto que ha sido muy frecuente el cambio que han sufrido en la primera época de los descubrimientos. Yucatán tiene ya la debida figura de península. Las islas Liliana y ¡S. Fr ancisco , en la bahía de Honduras, se encuentran también en Eiveiro.» Hasta aquí la traducción. La cuarta carta contiene relativo á México, solo la península de Yucatán. Esta, haciendo abstracción de los entrantes y salientes, presenta la forma de un trapecio, unido por el lado menor de los paralelos al continente. La punta Y.O., en la parte superior, lleva el nombre c: mesquito; siguiendo de O. á E., sobre el mismo lado, se ven estas indicaciones: R: do- meo, C: domeo , R: segundo , terminando en la punta Y.E. con las palabras: c: de samjoalg. En el lugar de la laguna de Términos ha> una abra con una isla, y la palabra Ilhetas. Yo se hallan otras indicaciones. Como ya hemos indicado, el descubrimiento de las costas de Yucatán comenzó por la parte oriental, el ano 1506, en el viaje de Juan Díaz de Solís y Vicente Yañez Pinzón; pero las costas no fueron conocidas hasta el descubrimiento de Hernández de Coi do va en 151 7, y Juan de Grijalva en 1518. En las cartas de aquella época y aun de anos anteriores, Yucatán estaba represen- tada como isla, y no se figuró como península hasta algún tiempo después, en que con motivo de su conquista y la de Tabasco, se puso en claro que estaba unido á la tierra firme. Por esta razón, la carta de que nos vamos ocupando no puede pertenecer á 1511, y en mi concepto es posterior á 1537. Tafel V. Karte des Vesconte de Majolo , die Antüle und das Fes - tland ron Honduras bis zum Cap. Sta. María in Vruguay. « La quinta carta fue tomada de un atlas que poseyó el conven- to Metten. Gandershofer, en su opúsculo sobre el mérito cientí- 70 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. fico de los benedictinos de Metten, lo menciona sin decir una pa- labra respecto al tiempo en que lo adquirió el convento. Supri- mido este, pasó a la Biblioteca real de Municli, en donde se en- cuentra al presente.» « Schmeller, en su tratado tantas veces repetido, página 253, se ocupó del Atlas en lo tocante á las siete cartas que contiene. La tercera, que representa las costas de la Europa occidental y una parte de la Africa, presenta esta inscripción: Vesconte de Maiollo civis Janna conposug hanc carian in Janna , con el año, de anno duy 1519 , fecha que probablemente corresponde á todo el Atlas. El pueblo de Majolo, de donde, según la leyenda, era originario V esconte, se encuentra en los estados papales, distri- to de San -Leo, legación de Urbino.» (( Opina Schmeller que este Vesconte es tal vez el mismo que el Vizconde Mandollo, autor de una carta fechada en Genua, que según el catálogo de los manuscritos por Haenel, col. 997, se en- cuentra en Toledo. El profesor Tilomas, en el < ? tomo de su ca- tálogo, § 271, según cita un manuscrito italiano de la Biblioteca de Munich, señalando como autor a un tal Jacobus de Majolo, probablemente hijo del anterior, porque acostumbra llamarse Ja- cobus de Maiolo condam Vesconti: fecha y lugar se expresan en estos términos, composuit hanc cartam Janna anno Domino 1551 die 19 marsi. Ya dimos á conocer el contenido de la quinta carta en la pág. 76, que en sus dos extremos presenta el resultado de dos expediciones, de las cuales la segunda se verificó en 1508.)) «En el mismo año se dió á luz la mentada carta de Kuysch, resultado igualmente de alguno de esos viajes, y la agregaron á la traducción latina de Ptolomeo, publicada en Boma un año an- tes. La edición de 1808 se distingue de la de 1507 por una cará- tula no impresa, con un epigrama latino 5 por la carta de Kuysch, por la tabula moderna térra sánete , y en fin, por un apéndice to- mado del Tratactus de mirabilibus mundi. El año verdadero de la traducción, 1507, se ha conservado al fin del planispherio, poi cuyo motivo se confunden con frecuencia.)) « Johann Kuysch, cuya biografía ignoramos, era alemán de ori- gen, y tomó parte en uno de esos viajes emprendidos de Inglaterra para América, después de los descubrimientos de Cabot. Marcus ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 71 voh B ene ven t dice de el: (( Joanes vero Buschin Germán us geo- graphorum meo judicio peritissimus: ac in pingendo orbe dili- gentissimus, cnjns adminiculo in liac lucubra tiuncula usi surnus, dixit se navigasse ab Albionis australi parte ; et tamdin quoad subparallelum ad subaequatorem ad borearn sub grado 53 per- vemt: et in eo parallelo navigasse ad ortus littora per angulum noctis atque plnres insulae lustrasse, quarum inferius descriptio- nem assiquabimus.» En el informe que rindieron los astrónomos y los pilotos españoles, en el litis acerca de los Maluccos, le lla- man Juan Boxo, aleman.» « Con todo, su carta no da toda la instrucción que se debia es- perar sobre el N. de América. Se figura la Groenlandia así como el extremo N.E. de la Asia, lindando al O. con el desierto de Lob, y por ei S. con un sinus Gruenlanteus. Lleva pintado también otro continente, unido á la Asia casi en figura de península, la cual, si nos es permitido tomar la isla Baccalauras como idéntica con la isla Baccalao y el B. Grado por el puerto actual de Grates, no puede ser otra que la costa oriental de Nueva Fundland. En efec- to, los descubrimientos ingleses se verificaron en las cercanías de esa costa, por cuya razón admite también Humboldt, en la intro- ducción á la historia del navegante Martin Beliaim von Gtrilla- ny , que la costa que en la carta de Juan de la Cosa se ve ador- nada con las banderas inglesas, con muchos nombres escritos, es probablemente la costa que circunda el seno de San Lorenzo por el lado N., al frente de la isla Anticosti. El segundo continente, separado por la mar de los que quedan al S. y al N., conforme á la idea que en los primeros tiempos se tenia del Norte de Amé- rica, está dibujado á ojo. De Jas grandes Antillas, solo la JSpag- nold lleva nombre, y una inscripción llena la mayor parte de aquel espacio. Al S. de las Antillas se ve el continente hasta el rio Oa- nanea, marcado casi con los nombres que en nuestra cuarta carta. En el centro se lee la leyenda vaga: térra santae crucis sive mon- das novas. El nombre América no se encuentra en las cartas im- presas hasta el año 1520. Tafel VI. Karte einzelner Theile von Amerika. Yon Nordame- rika enthált sie die Ostküste von Newyork an bis Mexiko, von Mexiko aucli die Westhiirte mit Californien und die Lánder bis ANALES DEL MINISTERIO DE EOMENTO. zur Landenge vou Pan ama, von Südamerika Neu granad a nnd Venezuela, die kiiste von Perú und die Strasse des Magalkaes mit dem Feuerlande. Tafel VII. Karte der Ostküste von America yon der Hudson- bay bis zum Feuerlande. « La instrucción y explicación de la carta marina ó carta de la mar, en la que se echa de ver en qué parte del mundo se encuen- tra uno y en dónde queda cada tierra, agua y ciudad, según lo expresa el librito y se ve en las cartas, i escrita por el filósofo Lo- renz Friess, é impresa el año 1530 en Strasburg por J ohann Bem- bads, llamado comunmente Grieninger por ser nativo de Grie- ninger en Schwaben y quien se menciona en la explicación , solo habla en el texto de la obra de los descubrimientos de Amerikus Vespntius y de Christoftél Dauber de Janna, y en la narración de las islas y tierras, se limita á America , Canibalien , Brasilia , Spagnola y Cuba.» c( La América está figurada como un continente austral descu- bierto por Americus eu 1497, por cuyo motivo dice el autor que es «tan grande, como muy cerca de la cuarta parte de todo el mundo, dentro de tierra firme.»* Canibalien es una isla descu- bierta liace pocos años por Cristoffel Dauber de Janna, y cuyos habitantes son horribles, con cabezas como de perro. Al tratar del Brasil, no se ocupa el autor en la historia del descubrimiento, sino que dice en pocas palabras, que Brasilia es un país recien- temente descubierto, que tomó el nombre de la madera con que los curtidores tiñen las pieles. Pinta la Spagnola como una isla descubierta hace poco, que se encontró Cliristoffel Dauber de Jan- na en un viaje por mar, al que salió de España el primer día del mes de Otoño de 1497. Describe á Cuba como un país tan gran- de, que parece tierra firme. « La carta de que se habla en la portada de la instrucción } ex- plicacion , es en realidad un pequeño Atlas compuesto de cuatro cartas en doce hojas, publicado también en Strassliurg en gran folio. Lleva una inscripción que cubre el margen de las cuatro 1 Las frases «leí texto señaladas con el asterisco, se encuentran escritas en el original en el dialecto que se habla en la parte baja ó Septentrional de Ale- manía. (Nota del traductor. ) ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 73 hojas superiores en las cuatro cartas, con estas palabras: « Carta marina navigatoriu. Portagalien ( sium ) navigationem totius cog- niti orbis terrae marisque forman similiter et términos noviter re- cognitos et ab antiquorum traditione differ entes hec generalitermons- trat.D «En la hoja de en medio de la cuarta carta está un título del Atlas, en aleman, que dice: — « La colección de mapas de todo el mundo que anunciamos, se imprimió en Strassburgo el año 1530 por J ohannes Grienyngur de Palmabent, en virtud de los privi- legios cencedidos por la magestad imperial y española, que por patente de cinco marcos de oro nadie puede reimprimir durante cinco años.» — En la hoja inferior se repite: « Carta marina uni- ver satis emendata etveritati restitutaaLaurentio frisio anno 1530.j> « El texto va conforme con los años 1525 y 1530 en que comen- zó y finalizó esta planografía. Como exordio se encuentra una carta de Laurentius Priess, filósofo natural, dirigida al impresor J oahnn Grienynger, con la misma fecha 1525 5 al fin se lee :« Im- presa en Strassburg por Johannes Grienynger, y concluido por Sant Georgen Abent. El año M. D. XXX.» « En el exordio pondera Lorenzo Friess las muchas innovacio- nes que desde hace algún tiempo ha hecho en las cartas marinas de la edición de Ptolomeo; que á pedimento de Grienynger las ha enmendado y explicado, sin pretender por ello censurar ó des- preciar las publicadas antes por el célebre Martin Waldseemu- 11er, no obstante que por ello ha sido detractado por muchos. Para lograr, continúa diciendo Friess, que los antiguos trabajos pue- dan ser entendidos y útiles para todos, me he encargado ahora de interpretar el contenido de esta noble , útil y divertida carta ma- rina.')') « Sweertius, en su obra Athenae belgicae, brevemente, equivo- cándose en tenerle por aleman, dice de Lorenzo Friess, que con- cluidos los estudios ordinarios (preceptis trivialibus), abandonó su patria para visitar las academias extranjeras; pero otros lo citan ya como médico, ya como matemático. En ambas facultades se ha distinguido como escritor público. El más antiguo de sus escritos sobre medicina que se encuentra en la Biblioteca, es el que Scliott publicó en Strassburg el año 1517, intitulado: «Es- tomo vi.-io 74 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. pejo de la medicina por Laurentio Phryesen de Colmar, doctor en filosofía y medicina.» Dos años después salió á luz en Strass- burg, en la imprenta de Grienynger, su tratado der Wildvader y su Synonima , es decir, el índice de medicamentos, que dice: me congessit Phirisius Argentarle. Conforme á la introducción del Spiegel der Artzny (Espejo de la medicina), en la edición de 1532, vivia entonces en Metz. Como escritor de geografía matemática, a})arece Eriess por primera vez en su traducción latina del Pto- lomeo, impresa en Strasburgo por Grienynger en 1522.» « Las cartas en que se encuentra América, como en la edición de Strassburg de 1513, son un Mapamundi ó carta general, con otra especial para las partes recien descubiertas. En las cartas generales de Ptolomeo, introdujo Friess el nombre de América para designar el continente al S. del ecuador; están modificadas las costas australes, y las mismas cartas van reducidas á menor tamaño. En un pequeño proemio al lector, dice que las repetidas cartas en su origen fueron formadas por el finado Martin llaco- milus, y que él las reproduce en menor escala. Martin Ilacómilus ó Waldseemuller, conforme al testimonio de un contemporáneo, habia formado una carta general antes de 1511.» «Pero las cartas á que se refiere Friess en su edición de Pto- lomeo, son evidentemente las de 1513, que en verdad están im- presas en gran formato. En esta edición el nuevo Mapamundi tiene el título: Orbis typus universalis juxta liydrographorum tra- ditionem. Oertel menciona un Mapamundi de Wadlseemuller, al que llama universalis navigatoria quam marinam vulgo appellant , de manera que parece referirse á nuestras cartas de Friess, ba- sadas en las de de Waldseemuller. Ya sabemos que Hilacomilus introdujo en la geografía el nombre de América, pero entiendo por esta denominación solo la parte descubierta por Americus Vespuccius, por lo que en el capítulo 5o de su introducción ala cosmografía, dice al liablar de la zona tórrida, máximo, pars ter i e semper incognite nuper ab Americo T esquicio reporte y y en el cap. IX de la nomenclatura de la cuarta parte del mundo, añade: alia quarta pars per Americum 1 esputium ( ut in sequentibus au- dictur ) inventa est: quam non video cur quis jure vetet ab Anuo ico inventore sagacis ingenii viro Amerigen quasi Americi tcrram , sivc ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 75 American dicendam : cum et Europae et Asia a mulieribus sua sor - tita sint nomina, Ejus situm et gentis mores ex bis binis Americi navigationibus quae sequntur liquide intelligi datura « Apian y Slióner pusieron en sus cartas generales la palabra América; Friess la introdujo en los Mapamundi de Ptolomeo pu- blicados en Alemania desde 1522, supuesto que en la de Waldsee- muller de 1513 no se encuentra todavía, Friess conservó al nom- bre América la significación que Waldseemuller le babia dado, y refiriéndose á los viajes de Americus en 1197, dice : « ahora seria muy largo enumerar todo cuanto acerca de esto ha dicho Ame- ricus; pero más tarde en el otro libro diré lo necesario.» Este otro libro parece que no llegó á publicarse, y como en los Anales de Topografía por Panzer no se menciona la introducción y explica- ción, ni las cartas respectivas, hemos tenido que ocuparnos de- tenidamente en ellas. « Tal vez pretendió Friess traducir las cuatro expediciones de Amerigo Vespucci, de las cuales, la primera comenzó el 20 de Ma- yo de 149 < , conforme al texto latino en que las dió á conocer Wald- seemuller, con objeto de hacerlas más accesibles al público y for- mar con ellas un segundo libro. Estas navegaciones se publicaron en parte, siguiendo las cartas del mismo Vespucci, y en parte fue- ron reunidas en una sola historia de los cuatro viajes, como lo hizo en 1507 Waldseemuller. Conforme á las investigaciones eje- cutadas en el extranjero por Peschel, el 0 de Agosto de 1858, núm. 32, tratando de los escritos modernos referentes á Amerigo Ves- pucci, y aun antes, en la historia de la época de los descubrimien- tos, página 309, resulta que las narraciones de la Ia y 2a nave- gación están tomadas y entresacadas exclusivamente de los suce- sos de la expedición de Hojeda ( 18 de Mayo 1499 hasta mediados da Jumo de 1500), y por lo mismo el texto de Waldseemuller, así como el italiano más antiguo de Baccio Valori, deben tenerse por inservibles en sentido histórico, y solo debe tenerse como fuente P^a, la carta escrita por Vespucci, desde Sevilla, á Lorenzo di Pierfrancisco de Medicis, el 18 de Julio de 1500. Peschel, fuera de algunos testimonios anteriores, no reconoce otro autor que al mismo Vespucci, quien en otra carta, al volver de su segundo via- je bajo bandera portuguesa, dice lo siguiente : « llamaré á este es- 76 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. crito la tercera giornata , porque ya escribí con anterioridad otros dos libros acerca del viaje que emprendí al O. por orden del rey de Castilla.)) « Es extraño que en los mapas que acompañan la introducción y explicación de Lorenz Eriess no se encuentra el nombie de Amé- ca; se señalan sin embargo los descubrimientos de que uo habla el texto. En la primera hoja de la segunda carta está pintada la tierra dél Labrador, de la misma manera que en la tercera carta de nuestro Atlas. Separada de ella está la térra nova Conterati ó Cortorati , como la llama en la explicación que tiene junto, aun- que allí habla de un país de sesenta millas de extensión, unido al otro continente. La sustancia de la leyenda está sacada de una carta del embajador veneciano Pasqualigo: los nombres recuer- dan el continente, tal como lo representa la carta de Ruysch, y que es tal vez nuestra Nueva Eundlaudia. La tierra de los herma- nos Cortereal presenta la forma de isla, y la mitad occidental en lugar de nombre tiene pintados muchos árboles, ocupando la pri- mera hoja de la primera carta. En la misma hoja comienza la tier- ra firme de América, en los 55° lat. N., y se extiende hasta 31°; Yucatán aparece como península.» «La hoja segunda ó del medio de la primera carta, es la con- tinuación de la costa, desde 31° latitud N. hasta 10° latitud S. De las Antillas mayores están situadas con sus nombres respec- tivos, Spagnola y Jamaica ; el litoral del continente, al S. de las Antillas, lleva los nombres térra parias y térra canibalorum ; á un lado, en una inscripción suelta, se lee: daz nüv er funden land (la tierra nuevamente descubierta), y debajo: térra nova , das Beu- - telthier (Didelphis), y die Canibalem , pintados estos como asan y secan la carne humana. A esta costumbre se refiere también la inscripción de la hoja de en medio de la segunda carta, en la que se mira solo un trecho pequeño de la costa, al S. del cabo de S. Roque, cou los nombres 8. María , Monte de 8. Vicenso , 8. Ma- ría de r abida , caput 8. crucis , y 8. Michael ; la inscripción dice : « En esta tierra, cuando alguno está en artículo de muerte, lo de- güellan, secan la carne al humo, la cuelgan y asan, y luego se la comen.» La tercera hoja de la segunda carta presenta el litoral del continente hasta el rio de conorum (Cananea). Al N., con le- ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 77 tra común, se dice antropophagorum gemís liic est, y debajo, con letras muy grandes, Prisilia , sive térra papagalli. Otra inscrip- ción, al S. de Prisilia, corrobora en su lenguaje candoroso lo que dice el texto de Friess, á saber: que se ignoraba el descubrimien- to de Magallanes. Dice la leyenda: «Pegado á este largo litoral se ha dado la vuelta por la navegación • pero lo que liay más aden- tro en el país, no se ha explorado todavía.»1 «Mejor entendido está este descubrimiento, reciente entonces, en la carta que el comerciante inglés Eobert Thorne envió en 1527, desde Sevilla, al Dr. Ley, embajador inglés en la corte del emperador Cárlos Y. Se encuentra en el tomo octavo de la Ha- kluyt Society, y presenta el estrecho de Magallanes con el nom- bre, Strictum omnium sanctorum , y la costa de la tierra del fuego como térra firma orara ; en el litoral S.O. el puerto de S. Julián. La costa occidental está trazada en toda su extensión hasta el istmo de Panamá, si bien ese trazo no se funda en el resultado de las navegaciones, sino en el antojo del dibujante.» « Idea más clara de los descubrimientos da la carta de Diego Eibero, de que hemos hablado en la página 78. Diego Eibero, á quien encontramos el año 1519 en la casa de Eeinel, en clase de planógrafo, fué nombrado más tarde ( Navarrete tomo IY, pág. 330), en 1524, para la comisión de Badajoz, que tenia que resol- ver el pleito sobre las Molucas. Tres años después ( Herrera, Dé- cada IY, lib. 2, cap. 5), fué comisionado, en compañía de Alonso Chavez, para hacer, en la casa de Hernando Colon en Sevilla, y bajo su dirección, los exámenes de los pilotos conforme á las nue- vas exigencias, y mientras durara la ausencia de Sebastian Ca- bot en el rio de la Plata. Así fué como pudo determinar Eibero en su carta, con toda precisión, el lugar en que entonces se en- contraba Cabot.2 1 La manera en que he entendido y traducido el texto de esta inscripción alemana: — «Hie neben diser langstaden derist wol umfaren,mit derSchiífung, aber hinden yn das land, das hat man noch ersücht, » — está en contradicción con la opinión emitida por el autor. Según este, hinden yn das land, es atrás , á la vuelta del país, mientras para mí quiere decir, más allá , adentro, en el cen- tro del país, teniendo entonces hinden el mismo sentido que tiene en Hinter- waldler. (Nota del traductor.) 2 El finado Sr. Lie. D. Manuel Orozco y Berra se ocupaba en sus últimos 78 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. § VIL Correspondencia de algunos nombres antiguos con los modernos. — Las costas del Golfo.— Yucatán isla. — Tiempo que duró este error geográfico.— El rio de las Palmas. Las cartas antiguas, como es fácil advertir, no presentan por lo general los mismos nombres que las cartas modernas para de- signar los objetos. Algunas denominaciones subsisten todavía, y otras lian pasado sin grandes cambios á través de los tiempos ; pero muchas lian desaparecido totalmente, dando lugar á nom- bres diversos de los que no se sabe quién los puso, ni la época en que lo ejecutó. Cuando se ignora la correspondencia que hay entre esos nombres primitivos y los actuales, la lectura de una carta antigua es casi imposible, y para entenderla hay necesidad de entregarse á numerosas consultas y á estudios fatigosos, que hacen ingrata la tarea. A fin de hacer más llevadero semejante trabajo, he formado las siguientes listas, referidas á las cartas del siglo XVI que me han llegado á las manos, y sacadas de lo que hallé disperso en algunos autores ó pude descubrir y fijar por mis propias observaciones. Los mismos mapas me sirvieron de guía, y solo en algunos casos raros he adoptado lo que no he obtenido por convicción personal. Comienzo por las costas del Golfo.1 Yucatán. — Su nombre en el idioma del país es May apan. Los dias de anotar y dar gran desarrollo á la presente obra, mas habiéndole sor- prendido la muerte en obra tan laboriosa como importante, quedaron en sus- penso en este punto sus anotaciones. La parte que continúa, ve la luz pública tal como en el principio fué escrita. 1 Para evitar la repetición enojosa de las citas, pongo en seguida la rela- ción de los libros consultados y á los cuales me refiero en el texto: los núme- ros de este indican páginas. Colección de Documentos para la Historia de México, publicada por J oaquin García Icazbalceta. Tomo I. México, 1858.— Itinerario de la armada del Rey Católico á la isla de Yucatán, en la India, el año de 1518, en la que fué por co- mandante y capitán general Juan de Grijalva. Escrito para Su Alteza por el capellán mayor de la dicha armada. Biblioteca de Autores Españoles, desde la formación del lenguaje hasta nuestros dias. Historiadores primitivos de Indias. Tomo I. Madrid, 1852. — ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 79 primeros navegantes le pusieron Isla de Santa María de los Re- medios: Yueatan se le quedó en la expedición de Francisco Her- nández de Córdoba, pues según Gomara (183), preguntando los descubridores á unos indios cuál era un pueblo cercano, respon- dieron estos tectetan , tectetm, no te entiendo, palabra que corrom- pida se convirtió en Yucatán, quedando el nombre á la provincia. Los escritores nacionales saben otras etimologías. Comenzó su descubrimiento en 1500 Vicente Yañez Pinzón y Juan Díaz de Solis; mas no fué del todo conocido hasta que el piloto Antón de Alaminos la recorrió en 1517 con Francisco Hernández de Cór- doba, y en 1518 con Juan de Grijalva. Alaminos decia que Yu- catán era isla, y en este supuesto comenzaba en la bahía de la Ascensión á los 17° latitud sobre la costa oriental; de aquí á la isla de Cozumel señalaba noventa leguas y veinte de Cozumel á Cabo Catoche en 21° latitud, de manera que la costa Este media ciento diez leguas: la costa boreal iba de Cabo Catoche á Cabo Redondo en distancia de ochenta á noventa leguas; la costa oc- cidental se extendía por cincuenta leguas de Cabo Redondo á Puerto Deseado en 18° latitud, siendo este el último término por aquel rumbo para cerrar la figura; de Puerto Deseado á la bahía de la Ascensión solo había veinte leguas, de manera que toda la isla bajaba unas doscientas setenta leguas ( Oviedo, 518. ) De esta opinión y de estas medidas resultó que en las cartas de aquella Primera y segúrela parte de la Historia general de las Indias, con todo el des- cu rim lento y cosas notables que han acaecido desde que se ganaron hasta el ano de 1551 ; con la conquista de México y de la Nueva España, por Francisco López de Gomara. Biblioteca de Autores Españoles, desde la formación del lenguaje hasta nuestros días. Historiadores primitivos de Indias. Tomo II, Madrid 1853.— Verdadera historia de los sucesos de la conquista de la Nueva España, por el capitán Bernal Diaz del Castillo, uno de sus conquistadores. Colección de los viajes y descubrimientos que hicieron por mar los españo- es desde fines del siglo XV, etc. Coordinada é ilustrada por D. Martin Fer- nandez de Navarrete, etc. Tomo III, Madrid, 1829. Historia general y natural de las Indias, Islas y Tierra-Firme del mar Océa- no, por el capitán Gonzalo Fernandez de Oviedo y Valdés, primer cronista del PuWícala la Peal Academia de la Historia, etc. Tomo I. Ma- Derrotero de las Islas Antillas, de las costas de Tierra-Firme y de las del beno Mexicano, etc. México, año de 1825. 80 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. época se señala á Yucatán como isla, poco más ó menos en la forma de un trapecio, con el lado austral muy pequeño en comparación de los otros lados; también se le pintó después en formas más ó menos irregulares, acercándose hasta la circular, separada del Continente, ya por un canal estrecho, ya por un espacio conside- rable de mar sembrado de islas y de arrecifes. Para los indios era sabido que Yucatán estaba unido á la tierra firme, pues los mer- caderes en sus contrataciones se internaban hasta el Mayapan sin necesidad de navegar; esto lo aprendieron pronto los con- quistadores que, arrojados de Yucatán, vinieron á dar a Tabasco ; de modo que este hecho, si fue ignorado, lo fué por poco tiempo en la colonia. El error geográfico, sin embargo, se encuentra con- signado todavía en cartas posteriores á 1542. Cuando Gomai a escribió (año 1551), no estaba muy en claro esta cuestión, supuesto que dice ( 183 ) : «Yucatán es una punta de tierra que está en \ ein- tiun grados, de la cual se nombra una gran provincia; algunos la llaman Península, porque cuanto más se mete á la mar, tanto más se ensancha, aunque por do mas ceñida es, tiene cien leguas, que tanto hay de Xalanco ó Bahía de Términos á Chetemal, que está en la bahía de la Ascensión, y las cartas de marear, que la estrechan mucho, van erradas. » La duda existia, pues, todavía acerca de si era ó no isla, aunque ya se habia corregido mucho la opinión acerca de las dimensiones. En tiempo de Oviedo, anos 1535 á 1557, la duda habia desaparecido ; « pero en la verdad estas « veynte leguas de traviessa ( de puerto Deseado ó la Ascensión ), «que Alaminos sospechó que avia en aquella parte que Yucatán «se junta con la Tierra-Firme, está averiguado é visto que son «mas de ciento é §inquenta leguas, y que es todo Tierra-Firme Yucatán é lo demas.» (518) Bahía de la Ascensión. — Sobre la costa oriental de Yuca- tan fué descubierta, por Juan de Grijalva, el 13 de Mayo de 1518: Alaminos le daba 17° de latitud, haciéndola el término de la isla de Yucatán; Barnett coloca la Punta de Alien en 19° 46' 55" latitud, y 11° 37' 44,8" longitud Este de México. Conser- va todavía el nombre, aunque en algunas cartas se lee bahía de Chetimal. Cozumel.— La carta X del Atlas de Kaufmann escribe quoqu - ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 81 mell, y la XIII, Cozumil; la de 1527, Cogumel , y la de Diego Ri- bero de 1529, Cozumel. Isla en la costa oriental de Yncatan, des- cubierta por Grijalva el 3 de Mayo de 1588, por cuya causa se le llamó Santa Cruz. Alaminos le daba 19° latitud; Owen pone la Punta Xorte 20° 35' 30" latitud, y 12° 2P 57,8" longitud Este de México. Le dicen también Acazumii , y de otras maneras. Isla Mujeres. — En la costa oriental de Yucatán, descubier- ta en 1517 por Francisco Hernández de Córdoba, quien le puso Punta de mujeres , por haber encontrado allí algunos ídolos que parecían de mujeres ( Gomara, 185). La isla dista tres millas de la costa, y se extiende por seis entre los 21° 19' y 21° 13" de la- titud, y 12° 20' y 12° 22" de longitud Este de México : tiene unas salinas vistas y señaladas por el descubridor. Desde allí observó, como á dos leguas de la costa, un pueblo grande, al que puso por nombre Gran- Cairo. La carta X del Atlas escribe p: demagieles ; la XIII, y de mueres; la de 1527, y: de mujeres , y la de 1529, d1 mu- jer es. Entre este nombre y el siguiente, el plano de Ribero pre- senta una isla con la j>alabra amazonas , que no se encuentra en los otros: creo que es un error, resultado de llamar con ese mis- mo nombre á la isla Mujeres. Cabo Catoche. — Término de la costa oriental de Yucatán, descubierto por Hernández de Córdoba y situado por Alaminos en 21° latitud. Relata Bernal Diaz (2), que maravillados los in- dios de ver los navios y á los castellanos, les llamaban para que fueran á sus casas, «y cuando estaban diciendo en su lengua, acuérdome que decían : Con escotocJi , con escotoch ; ( en otras rela- ciones se dice, conex catoche ), y quiere decir, andad acá á mis ca- sas, y por esta causa pusimos desde entonces por nombre á aque- lla tierra Punta de Catoche, y así está en las cartas de marear. » Las que venimos comparando dicen: C: de quotoche , C. de Cató- che, gotoche , P: $ coto che: Peón y Regil lo coloca en 21° 32' de la- titud, y 12° 5' longitud Este de México. Del Cabo Catoche la costa vuelve al Oeste, y sigue exactamen- te este rumbo de la corriente de rotación por espacio de ochenta y una leguas, contadas hasta Punta de Piedra. Punta baja. — En la carta X del Atlas, después del C. de quo- toche, se leep. haxa. Xo la encuentro en nada de lo consultado Tomo VI.— 11 82 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. por mí, ni sé adonde referirla, supuesto que se señala antes de las Bocas de Conil. Bocas de Conil. — «El Cabo Catoche tiene dos islitas á lo largo de la costa ( dice el Derrotero, 428 ), que apenas salen de él una milla y forman con la isla de Jolvos las dos bocas, que lla- man de Jonjon y Nueva, solo útiles para canoas: desde dicho Cabo para el Oeste roba la costa algo para el Sur la distancia de 18 millas hasta el extremo occidental de la isla de Jolvos, que forma las Bocas de Conil. » De regreso de su expedición tocó Grijalva en este lugar el 21 de Setiembre de 1518; Oviedo (536), dice: «E atravesaron después una tierra que se dice Comí, según los indios dixeron, » y como es después de señalar el rio Lagartos, no cabe duda, después de comparar y meditar el viaje, de que el nombre Comí es sinónimo de Conil. La carta X del Atlas escribe C. de Conill , y la XIII, B. de Conil , lo cual afirma más mi opinión. Grijalva tocó en las Bocas, y los cosmógrafos respectivos la dis- tinguieron, el uno con el nombre de Cabo, el otro con el de Bahía. Siguiendo siempre al Oeste, ambas cartas colocan las palabras atalaia , Atalaia , para señalar alguna atalaya ó vigía existente en aquella época. Bio Lagartos. — Al regresar Grijalva de su viaje, «volvie- ron hasta ver la costa de Yucatán ( Oviedo, 536), é tomaron la tierra más arriba del rio, que llaman de Lagartos , donde dicen el Palmar. » Biolagartos, como ahora se escribe, está situado sóbre- la costa boreal de Yucatán, á los 21° 32' de latitud y 10° 55' de longitud Este de México. Propiamente no es rio, es una entrada que la mar hace en la costa, á la que también le dicen laguna de Lagartos ó de Mursinic, propia para canoas pequeñas. La car- ta de 1527 escribe : B. de la; la de 1529, B: de lagartos; la X del Atlas, r. de lagartos , y la XIII, B. de Lagartos. Al Oeste de Bio- lagartos ponen estas dos últimas las palabras costanisa , Costanea , para indicar los accidentes del terreno, añadiendo después la XIII, Medaños , con el mismo propósito. Punta Arenas. — Solo la carta XIII presenta este punto en la leyenda : P. de Las arenas. Sobre la costa boreal de 5 ucatan, junto á la Boca de QÜam, el vigía de Qilarn lo coloca Regil y Peón en 21° 24' de latitud y 9o 15' longitud Este de México. En se- ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 83 guilla se ve el nombre ancones , en ambas cartas del Atlas, aña- diendo la X, medaños. Punta Desconocida.— La punta Xoroeste de la isla de Yu- catán era llamada por Alaminos Cabo Redondo , y allí ponía el término de la costa boreal, que comenzaba en Cabo Catoche. La carta cuarta del Atlas Kaufmann, llama al mismo punto c: mes - quito; y sin poderse engañar acerca de la posición, pone allí mis- mo la carta de 1527, p: ilana; la de Bibero p: llana , y la X y la XIII, lia desconocida , La des Conocida. La inducción que pode- mos sacar de aquí es, que con estos seis nombres diversos, en rea- lidad solo cuatro, se designaba la punta Oeste de Yucátan; mas ¿cuál era este extremo? ((Hasta punta de Piedra, dice Peón y Begil, según lo hemos dicho, la costa sigue la dirección de las corrientes de rotación; pero desde ella hasta Punta Desconoci- da, en los 20o 46' de latitud, y 8o 42' de longitud, las corrientes geneiales siguen al Oeste, y la costa se redondea como al Suroeste por un espacio de treinta millas, que viene á formar el frontón Xoi oeste de la Península. » Ahora bien, en ese frontón, fuera de Punta de Piedra y la Desconocida, se encuentran las Puntas de Chulul, de Palmar chico y de Palmar grande, á alguna délas cuales podrían convenir los nombres escritos arriba. Debemos considerar que en las cartas antiguas no está mar- cado tal frontón, y que en aquel punto solo se encuentra trazado un ángulo más ó menos saliente, para fijar el término de la costa en aquel rumbo; de manera que los nombres de los mapas están puestos intencionalmente para marcar ese extremo, y correspon- den todos al mismo lugar. Por otra parte, Alaminos, en sus me- didas itinerarias, ponia de Cabo Catoche á Cabo Bedondo de 80 á 90 leguas, distancia que poco mas ó menos es la misma que Peón ^ Begil computa, supuesto que de Cabo Catoche á Punta de Pie- dra señala 81 leguas, y marca 30 millas de Punta de Piedra á Punta Desconocida. Además, por lo mismo que allí se redondea la costa, cosa desconocida á los cartógrafos de la época, no pu- dieron escoger allí su punto extremo, que lo fijaron donde cono- cidamente el litoral se inclinaba al Sur y conforme lo pintaron en sus cartas. Mi opinión es, pues, que Cabo Bedondo, Cabo Mes- quito, Punta Llana y Punta Desconocida, son una misma cosa. 84 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. - Campeche.— La carta XIII, al Sur del punto anterior coloca La pelea y en seguida IL Campechi. En esto hay un doble error del cosmógrafo, porque ni en Campeche hay rio, y este punto es anterior al de Champoton, llamado la IVIala 1 elea. Esto supuesto, toca ahora su turno á R. Gampeclii , que en el plano X corresponde á la palabra ¡lazar o. Hernández de Córdoba lo descubrió en 1517; y según Oviedo (497 ), el lugar se llamaba Campecho , y se le nom- bró el Cacique de Lagar o, «porque el dia de Sanct Lacaro alle- garon los chripstianos á aquesta tierra.)) Bernal Diaz ( 3 ) dice que saltaron en tierra, un domingo de Lázaro, «y á esta causa le pusimos este nombre, aunque supimos que por otro nombre propio de indios se dice Campeche.)) Ferrer y Cevallos colocan el puerto en 19° 50' 45" latitud y 8o 36' 10.3" longitud Este. Champoton ó Potonchan.— Ambas denominaciones corres- ponden al mismo lugar sobre la costa occidental de "Y ucatan. Her - nandez de Córboba llegó aquí, combatió contra los indios, que- dando derrotado y herido; fué este el último punto de su descu- brimiento en las costas de México, pues de allí siguió un poco el litoral, tomó rumbo para la Florida, y llegó á morir á Cuba. « Llá- mase este pueblo Potonchan ( Bernal Diaz, 5 ), y en las cartas de marear le pusieron por nombre los pilotos y marineros Bahía de Mala Pelea. » Oviedo dice (498;, que de Campeche « pasaron has- ta quince leguas adelante, y llegaron á otra provincia que los indios llaman Aguanil , y el principal pueblo della se dice Moscobo, y el rey ó cacique de aquel señorío se llama Chiapoton .» Oviedo, como se ve, trastorna los nombres de la población y del cacique, lo cual se confirma con el siguiente dicho de Gomara: « De Cam- peche fué Francisco Hernández de Córdoba á Champoton, pue- blo muy grande, cuyo señor se llamaba Mochococob , hombie guei- rero y esforzado (486).)) También se dijo al lugar Playas de Mala Pelea. La carta de Ribero escribe Chapa , y la XIII, Champoto. La carta X pone en el lugar correspondiente p. seqo , denomi- nación que creo corresponde igualmente á Champoton, confor- me á la descripción que de aquella costa hace Bernal Diaz. CAMARON.— La carta de Ribero coloca este nombre después de Champoton : no acierto á ponerle en el lugar á que ahora cor- responde. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 85 Puerto Deseado. — « Desele Punta ele Morros, elice el Derro- tero ( 432 ), continúa la costa al Sur 25° Oeste la distancia ele 36 millas basta la Punta Xorte ele J avinal, elesele el que empieza á redonelearse al Sur 60° Oeste la distancia de 61 millas basta pun- ta Xicalango, que es el extremo occielental ele la laguna ele Tér- minos. La laguna ele Términos es una gran ensenada, que tiene de boca como 36 millas y 25 ele saco. » Dos islas cierran esta boca; la del Este, que es la más pequeña, se llama isla ele Puerto Peal, y está comprendida (Peón Eegil) entre 18° 54' y 18° 56' ele la- titud, y 8o 20' y e° 48' longitud Este : la isla elel Cármen, al Oeste y la mayor, se extiende ele 18° 40' á 18° 7' ele latitud, y 7° 20' á 7o 38' ele longituel Este, tenienelo una población principal llamaela villa del Carmen, antes presidio ele San Felipe. Como natural- mente se aelvierte, estas elos islas forman con las costas inmeelia- tas tres entradas. La más oriental se llama Barra de Puerto Es- condido, entre la costa ele Yucatán y la isla ele Puerto Peal. La segunda entrada la forma la Punta elel Tigre, Oeste ele Puerto Peal, y la Punta ele Puerto Peal, Este elel Cármen, llamándose esta segunela boca Barra de Puerto Real. El extremo Oeste elel Cármen y la Punta de Xicalanco en 18° 42' latitud y 7° 13' lon- gituel Este, forman la tercera entraela nombraela Barra de la La- guna. De estas tres entradas vamos abora á encontrar las que cor- responelen a Puerto Deseado y a Puerto de Términos , ele las rela- ciones y ele las cartas antiguas. El 31 ele Mayo ele 1518, Grijalva, que buscaba un abrigo para componer un navio que hacia agua, surgió en un pueblo entre nnas isletas, en tierra todavía ele Yu- catán ( Oviedo 517 ), al cual puso por nombre Puerto Deseado , co- locándolo el piloto Alaminos en 18° latitud. Cuando Grijalva iba ya ele regreso, combatido por los vientos, quiso volver á la costa : « E tornando á buscar la tierra, la vieron un mártes, diez é siete elias de agosto, é llegaron á un puerto que se hacia entre elos tier- ras, el qual es mas baxo ele Puerto Deseaelo y entre medias elél é elel rio de Grijalva, é hizo el capitán llamar á este puerto el puer- to de Términos porque dixo el piloto que estaba entre ambas is- las.» Este segundo punto lo precisa Gomara (185) en la cita copiaela al hablar de Yucatán, en que hace sinónimos Xacalango 86 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. ó bahía de Términos . Bernal Diaz, confundiendo en la memoria los acontecimientos, solo liabla de la bahía de Términos sin nom- brar el puerto Deseado, contra lo que consta en las relaciones de aquella navegación. De estas, y de consideraciones que omito, infiero que Bahía de Términos es la Barra de la Laguna, boca formada entre la Punta de Xicalanco y la isla del Oármen. Ahora, por las mismas con- sideraciones, teniendo en cuenta que venian de Yucatán y que buscaban con urgencia un puerto ; que lo suponian todavía en la isla de Yucatán ; que las cartas antiguas ponen el nombre en este lugar 5 que quedaba antes de Términos 5 por todo esto, repito, que Puerto Deseado corresponde á lo que hoy llamamos Pueito Es- condido. La carta de 1527 confirma ámpliamente este aserto, no obstante que considera á Yucatán como isla; la boca del canal quela separa de la tierra firme está cerrada con dos islas, llevan- do la entrada cercana á Yucatán, el nombre dej>. deseado, y la cercana al continente, el de términos. La carta XIII únicamente presenta en este punto la leyenda P. desiado. AmGtRA triste. — Frase que se encuentra en la carta X. Cor- responde también á Puerto Deseado, según se colige de algunas antiguas cartas, en que en lugar dePuerto Escondido, se lee Bahía Triste. Un nombre semejante se da á la isla de Puerto Peal, á la cual se apellida A Tristce en la carta de 1680 de Amoldo Bog- geveen. Los nombres que 110 se han mantenido desde el primer descubrimiento, han cambiado en la sucesión de los tiempos de una manera arbitraria. Términos. — Las cartas de 1527 y de 1519, que presentan á Yucatán como isla, pintan cerrada la boca de comunicación por dos islas, como es en realidad ; la carta X del Atlas pinta lo mis- mo, ya sobre la laguna en su forma verdadera, mientras la XIII, que es la más mediana, y como la anterior traza á Yucatán como Península, pone á la boca de la laguna varias islas. Teniendo presente solo estas cuatro cartas, 1a. denominación de Términos vacilaba ya entre la bahía y el lago mismo. Así, el plano de 1527 escribe términos para expresar la bahía; el de lo29 pone latjcr, que solo se refiere al lago, y la carta XIII coloca junto á la lagu- na y entre paréntesis el nombre (términos). E11 la actualidad la ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 87 denominación se refiere solo á la ensenada, y decimos Laguna de Términos: en lo antiguo se le dijo Laguna de Xicalanco, y últi- mámente Laguna del Cármen. Eio de San Pablo. — Las cartas escriben R. de 8. pablo, R: de 8. pab° , R. de 8. pablo. Es el rio de San Pedro y San Pablo, que sirve de límite entre el Territorio del Cármen y el Estado de Tabasco. Pío Grijalva. Escrito en las cartas R: de grijalua, R° de Grijalua , R. de Grisalua. El 8 de Junio de 1518 llegó á boca de este rio Grijalva, en donde fué bien recibido de los naturales. « Aques- te lio, dice Pernal Diaz ( 10 ), se llama de Tabasco porque el ca- cique de aquel pueblo se llamaba Tabasco ; y como le descubrimos deste viaje, y el Juan de Grijalva fué el descubridor, se nombra lio de Grijalva, y así está en las cartas de marear. » El rio des- emboca en la costa del Estado de Tabasco •, conserva el nombre de Tabasco ó Grijalva. Parra de Tabasco (Panza) 18° 34' 16 " latitud, 6o 28' 2" longitud Este. Pío DE DOS BOCAS.— En la costa de Tabasco 18° 25' 55" latí* tud, y 5o 57' 40"8 long. Este ( Humboldt ): conserva el nombre. Pío de Palmas.— En las cartas R. de las palmas, R: de pal- mas, rio de pallma, R. de Palmas. Admitido por bueno el punto anterior y los siguientes, como vamos á fijarlos, quiérase que no, el rio de las Palmas corresponde á la Barra de Gupilco, en el Es- tado de Tabasco. Pío de la Pambla.— Las cartas que hasta aquí han presen- tado grande acuerdo, ofrecen en los dos nombres siguientes al- guna confusión, por lo cual es preciso entrar en algunas explica- ciones. Conforme á la relación de Pernal Diaz ( 11 ), después de haber estado en el rio Tabasco, ((vueltos á embarcar, siguiendo la costa adelante, desde á dos dias vimos un pueblo junto á tierra, que se dice el Aguayaluco, y pusimos por nombre á este pueblo La^Pambla, y así está en las cartas de marear. E yendo mas adelante costeando, vimos una ensenada, donde se quedó el lio de Penóle, que á la vuelta que volvimos entramos en él, y le pusimos nombre rio de 8an Antonio, y así está en las cartas de marear. E yendo mas adelante navegando, vimos á donde que- daba el paraje del gran rio Guaeayualco , » etc. De manera que, 88 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO siguiendo la costa de Este á Oeste, los lugares se encuentran en este orden: Aguayaluco ó La Rambla, rio Fenole ó de San An- tonio, Guacayualco. La expedición, ya de regreso, es decir, viniendo de Oeste a Este, tornó á pasar por allí, relatando Bernal Díaz ( 13 ) : « Así que di- mos vuelta á todas velas, y las corrientes que nos ayudaban, en pocos dias llegamos en el paraje del gran rio de Guacacualco e no pudimos estar por ser el tiempo contrario, y muy abrazados con la tierra entramos en el rio de Tonala, que se puso nombre entonces San Antón» etc. De donde resulta que la colocación de los puntos era Guacacualco ó Guacayualco, no Fenole o San An- tonio ó San Antón ó Tonala: el rio Oóatzacoalcos junto al no Tonalá, como en realidad existen sobre el terreno. En la relación de la villa del Espíritu Santo, dada por el al- calde mayor Suero Cangas de Quiñones el ano 1580 (MS. en po- der del Sr. D. Joaquín García Xcazbalceta ), dice que el rio de San Antón ó de Tonalá está cinco leguas al Este del Guazacualco , y que más adelante está el rio de Agualulco que se dice de la Ram- bla. Esto, que confirma lo anterior, pone fuera de duda que el orden de los puertos, corriendo de Oeste á Este, es: Coatzacoal- cos, Tonalá, la Rambla. He entrado en estas explicaciones, porque las cartas, fuera c e algunas variantes, escriben Coatzacoaleos, la Bambla, Tonala, cosa contraria á la verdad y que descubre un error de los cosmó- grafos, repetido y copiado sucesivamente. ’ Volviendo á nuestro propósito, el rio de la Rambla, Agualulco ó Aguayaluco , es la barra de Santa Ana en el Estado de Tabasco. La carta de Ribero pone: la rabia; la X, lluramba ; la XIII, Sa- rombla: el nombre más antiguo es el exacto, y se fue corrompiendo después. En cuanto á la carta de 1517, difiere completamente de las anteriores, poniendo en el lugar respectivo R. de S. blas. Si hubiera por allí otras corrientes, dudaríamos en asignaile lqgai ; mas ya que no se encuentran, es indispensable admitir que R. de S. Blas corresponde al Tonalá, y que R: de la balsa corresponde también al rio de La Rambla, suponiendo que no están inverti- dos como los otros, pues si estuvieran invertidos, debería dárse- les orden contrario. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 89 Eio San Antón.— Ponen las cartas R: de 8. citon. R, de 8. An- tonio, que es lo mismo. Es el rio Fenole de Pernal Díaz, y en la actualidad rio Tonalá, como los naturales le llamaban. Afirma Navarrete ( 62 ) que « en las cartas del Depósito hidrográfico del año 1799, se puso por equivocación Rio Toneladas; y este error ya corregido en las posteriores, trascendió á la carta de Nueva España, publicada por el Barón de Humboldt. » La carta de 1527 escribe en este lugar R: de la Misa, y la X, rio de 8. ana. Pío Coatzaco ALOOS. — Escrito R, de gasacalcos, R: de guasa- calco, R° de guaqaqa, R. de Guacalagui. Pernal Diaz le llama Gua- cayualco, Guacacualco, Guanacacualco; se le encuentra ortogra- fiado de muchas maneras diversas: Guazacualco, Huasacoalcos, Guazacola, etc., etc. Eué descubierto por Grijalva, y se encuen- tra en el istmo de Tehuantepec, á los 18° 8' 27" latitud y 4° 45' 19"8 longitud Este. Pío Perdición. — Las cartas de 1527 y de 1529 ponen R, de perdición, R: de pdieion. Xo se conserva el nombre en nuestras caitas ’, pero colocado entre el Coatzacoalcos y las sierras de San Martin, en lo absoluto hay otro lugar á que pueda corresponder el rio Perdición, más de á la Barrilla colocada trece millas al Oeste del Coatzacoalcos. Sierras de San Martin. — Siguiendo la costa siempre al Oeste, primero se encuentran las sierras de San Martin y en se- guida la Poca partida. Así las coloca en efecto la carta X, mien- tras la XIII presenta invertidos los nombres, lo cual es un error. Ambas escriben seras de 8. martin , Sierras de St. min: la carta de 1529 presenta igualmente la leyenda sierras de 8. mrti. El Derrotero, á la pág. 454, dice : « la costa entre la Barrilla y Poca partida forma la base de las sierras de San Martin, en cuyo pi- cacho más alto hay un volcan llamado de Tuxtla, que reventó en Marzo de 1/93, y aun continúa sus erupciones.» Poca partida — Punto colocado en las cartas X y XIII con la ortografía Rogua partida, Rocca partida. Estado de Yeracruz. Pío de Alvarado. Lo colocan las cuatro cartas que vamos examinando, y le dicen R: del comendador ajuarado , R: de alúa ~ rado, R° de alluorado, R. de aluarado. Pernal Diaz le llama Pa- paloluma, corrompiendo la palabra Papaloapan con que los me- Tomo VI.— 1 2 90 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. xicanos conocían aquel rio; también se llama de Cosoinaloapan, viniéndole el apellido actual del capitán Pedro de Alvarado, quien fue el primero que entró en él. Pertenece al Estado de Veracruz, estando colocada la barra en 18° 45' 19" latitud, y 3o 22' 4(3 " 8 longitud Este. Es de advertir que la carta de 1527 coloca primero el rio de Banderas y luego el de Alvarado, contra la verdad geográfica y lo que asientan los demas planos. Antón Lizabdo. — Perfectamente conocido en la carta XIII, P.de mitón isardo, desfigurado en la Xp: deliiqado (liizado). Ea carta de Ribero pone en el lugar relativo p: Migada, que no en- cuentro á que referirla, sino á la misma punta de Antón Lizardo. Estado de Veracruz, 19° 3' 25" latitud, y 3° 7' 37"8 longitud Este (García). Eio de Banderas. — Escrito R. de banderas , R: deuaderas , rio de uanderas: la carta XIII pone R de medelin. Ambas cosas son la misma; el rio Jamapa ó de Medellin, es el rio de Banderas. Estado de Veracruz. Veracruz. — Juan de Grijalva llegó el 17 de Junio de 1518 á la isla, que por contener un templo con algunas víctimas humanas, recibió entonces el nombre de isla de Sacrificios , llamándose bah m de Sacrificios la parte frontera de la costa. El 5 de Mayo del mis- mo año de 1518, estando Grijalva en puerto Deseado, y dando por cierto que había terminado la tierra de Yucatán, tomó po- sesión «de las islas de Yucatán é Gosumel é (Jifia é Costila é otras á ellas comarcanas que estaban por descobrir .» De Términos en ade- lante juzgaron los cosmógrafos que era tierra firme y diversa de la anterior; en este concepto, Grijalva salió de Sacrificios el sá- bado 19 de Junio y sobre la costa tomó nueva posesión, poniendo á la tierra Provincia de San Juan. Xo era este el primer bautismo que recibía el territorio mexicano, supuesto que de antes 5 a le decían al litoral de Santa María de las Nieves. Puso también nom- bre á la isla de San Juan de Ulna. Al año siguiente, 1519, vino la armada al mando de D. Hernan- do Cortés, desembarcando en el lugar donde añora se encuentra nuestro puerto de Veracruz. Los invasores fundaron aquí una villa, que según Pernal Díaz, «se nombró la Villa Rica de la ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 91 Veracruz, porque llegamos Jueves de la Cena, y desembarca- mos en Viernes Santo de la Cruz, é rica por aquel caballero que dije en el capítulo, que se llegó á Cortés y le dijo que mirase las tierras ricas, y que supiese bien gobernar.» Muy poco duró esta población, trasladada por Julio de 1519, orillas del mar, en el pueblo de Quiahuiztlan; poniéndose por tercera vez á la margen del rio de Canoas á fines de 1523 ó principios de 1524. Como la boca del rio no daba capacidad bastante, luego que el tráfico cre- ció un tanto, los buques vinieron á anclar en San Juan de libia y hacían la descarga en la playa donde estuvo la primitiva Ve- racruz : poco á poco se hicieron aquí algunas casas, y entre ellas las ventas de Buitrón, hasta que en 1599 permitió el conde de Monterey la fundación del actual Veracruz. A esta se le dijo por entonces la nuev a V eracruz, para distinguirla de la que es- taba en el rio de Canoas, que fue conocida por la antigua Vera- cruz j con el trascurso del tiempo aquella quedó únicamente en Veracruz y esta en la Antigua, comunicando la misma denomina- ción al lio. Poi esto las mas antiguas de las cartas que vamos examinando solo ponen, villa rica , uillarica , refiriéndose á la An- tigua de hoy, mientras las dos cartas más recientes escriben Ua veracruz y villa riqua , La uer acruz y villa Rica, marcando con la segunda palabra la Antigua y con la primera la Veracruz que se estaba formando. Veracruz, puerto y capital del Estado de su nombre, 19° 17' 52" latitud, 2o 5S' 9"S longitud Este (Al- manaque americano, 1853). Pao de San Juan .—Las cuatro cartas repiten II: de San Julián , R: de S. Jua , R° de Sao J oao , San J on de lúa. Aunque este nombre ultimo se xefieia a la isla, los otros tres tienen la intención de marcar un rio de San Juan, cercano á Veracruz. No es otro que el rio de Ver gara; corriente de poca importancia. Antigua. La^ illa Pica, la Antig’ua Veracruz. El rio so- bre que esta situada se llamaba por los indios Huitzilapa7 los con- quistadores le pusieron rio de Canoas , y ahora se llama rio de la Antigua. La boca, según Eerrer, 19° 18' 41// latitud, 2o 49' 31"S longitud Este. Lio de Gempoallan.— Conforme á la relación hecha por Al- varo Patino en 1580 (MS. en poder del Sr. García Icazbalceta), 92 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. cctiene esta ciudad (La Antigua Yer acruz ) una legua della a la banda del norte á un caudaloso rrio que se dice, chachalaca de muy lindas aguas y rriberas y muy abundante de pescado y otra legua más al norte está el rrio que dicen de cempoala .» El rio de Chachalaca ó Chachalacas, como boy se le dice, y también San Cárlos, sigue, pues, al Norte de la Antigua, y más al Aorte aún el rio de Cempoala de Actopan ó de Juan Ángel. El Derrotero (473) dice: «Desde el puerto de Yeracruz sigue la costa como al Norte 53° Oeste la distancia de 11 millas basta el rio de la Antigua, desde el que haciendo alguna senosidad, continúa al Norte 20° Oeste otras seis millas basta la punta y rio de Cha- calacas, y forma así una ensenada llamada de la Antigua. Desde Cbacalacas continúa al mismo rumbo otras seis millas largas basta la punta de Zempoala, formando también entre los dos al* gun saco para el Oeste, en el cual y a distancia de tres millas des- emboca el rio de Juan Angel.» Siendo así la configuración del terreno, se engañan las cartas de Libero y NXII del Atlas, que ponen antes de la Villa Eica el B: de cdpual ( §ampual ) y sensual, pues ya se trate del rio que es el de Actopan ó Juan Angel, ya se trate de la población de Cempoallan que existia entre el rio acabado de nombrar y el Chachalacas, siempre es evidente que están al Norte y no al Sur de la Antigua. La carta de 1527 escribe entre el B: de S. Juan ó de Yergara y la villa rica (la Antigua, porque no podia hablar de otra en aquel tiempo), Bio salado y B. de S. xpual (San Cristóbal). Si no es un error, en cuyo caso no sé adonde correspondeu, no puede errarse en hacerlos sinónimos de Eio de Enmedio y Arroyo del Aguacate, corrientes torrenciales que únicamente se encuentran en la playa. Toro bllamca. — Así pone la carta X, mientras la XIII es- cribe Terra blanca. En el Monte de la Turba ( Amsterdam 1680 ), se dice á la pág. 31: «Junto á la Vera Cruz corre el Bio Cenpel , allí junto está la Punta de 1 illa rica , y en ella 1 unta jaze una barra de rocas, que llaman Sacrifitia , a ella sigue Torre Blanca y Tulata , y los Chanos de Almería .» De pronto pudiera creerse que se trataba de algún objeto de la costa (Torre blanca), ó de algún accidente del terreno (Tierra blanca); pero consultado el ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 93 plano que acompaña á la relación citada, se infiere que se trata del rio de la Torre blanca, que vamos á poner en su lugar. Río Palmas. — Llamado también rio de Mizantla sobre la cos- ta del Estado de Veracruz en 19° 42' 20" latitud, y 2o 14' 32//8 longitud Este (Iberri). Río dé la Torre Blanca. — Solo se le dice rio de la Torre ; se le conoce también por el de Jalacingo en el Estado de Veracruz. Río de Almería. — Las cuatro cartas que vamos examinan- do y además las VI y VII del Atlas Kaufmann, están conformes diciendo E. de Almería , almeria , allmeria , Almería , rio de almena, rio de almeria. Los llanos de Almeria eran los de Pánuco y Xauh- tlan; el rio de Almeria es el rio de Xauhtlan, al que también se le dice rio déla Torre, sobre la costa del Estado de Veracruz. Río de S. Pedro y S. Pablo. — S: p° e S.pa, Sao p e saopau- llo, S. P? y S. Fablo. El rio de Tecolutla, en el Estado de Vera- cruz. Río de Cazones. — La carta de Ribero pone C: de cacones ( Ca- bo de facones), y la carta X c de quaracolles. El rio Cazones ó de San Márcos desemboca sobre la costa del Estado de Veracruz. Se confunde algunas veces con la boca de Tejones, que está al Sur. Río de Túxpan. — La carta X escribe E° de tiespa y la XIII E. de tuspa. Conserva el nombre y desemboca en la costa de Ve- racruz á los 2o 59' 30" latitud, 1° 46' 12"8 longitud Este. Río de Canoas. — Si hemos de creer á Bernal Diaz (13), los descubrimientos de Grijalva no solo llegaron al rio de Túxpan, sino que pasando á la provincia de Pánuco llegaron á un gran rio, al que pusieron por nombre de Canoas , porque diez y seis ca- noas tripuladas por indios salieron á combatir la nave de Alonso de Ávila, « é seguimos costa á costa, prosigue, hasta que llegamos á una punta muy grande, » que no pudiendo doblarla resolvie- ron volver sobre su ruta. Estudiando la carta de la costa, no hay otro punto á que pueda referirse el rio de Canoas más de al de Tanhuijo, que comunica con la laguna de Tainialiua; y en cuanto á la punta muy grande^ solo puede ser el Cabo Rojo. Xo puede caber equivocación en esto, por lo que, para mí, este es el término que se debe señalar á los descubrimientos del año 1518 por Gri- 94 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. jaiva. Boca del rio Tanliuijo 21° 15' 48" latitud, y Io 42' 18" lon- gitud Este. Isla de Lobos.— ys. de lobos en las cartas de 1527 y de 1529, y de lobos en las cartas VI y VII del Atlas Kaufmann. La isla de Lobos al Sur Este de Cabo Bojo, Estado de Veracruz, en 21° 26' latitud, Io 49' 24"8 longitud Este. Cabo Rojo.— C: Roxo de la carta de Ribero y de las X y XIII del Atlas. Costa del Estado de Veracruz en 21° 35' latitud, y Io 43' 24"8 longitud Este. Río Panuco. — R. panno en la carta de 1527 ; Panuco en las de Ribero, y X y XIII del Atlas ; panuco y rio paniclio en la carta VI ; panucho y rio panacho en la 1511 del mismo Atlas. Con estos nombres se indican dos objetos; el rio Panuco y la población de Pánuco. El rio Pánuco, llamado así en lo antiguo y que dio nombre á la provincia, es conocido también por rio de Tampico. Pertene- ce al Estado de Tamaulipas, estando situada la barra en 22° 15' 30" latitud, y Io 14' 54"8 longitud Este. Pánuco, la población, es la antigua villa de San Estéban del Puerto, fundada por Cortes en fines de lo22 ó principios de 1523. San Luis y Tampico están situados á orillas del mismo rio, y de aquí los dos nombres con que es conocido. Río de las Palmas. — La provincia de Pánuco se extendia al Sur hasta las cercanías de Túxpan, y al Xorte hasta el rio de las Palmas; de manera que el rio Pánuco venia á quedar como en el centro. La provincia de Pánuco se llamaba también Provincia ó Tierra Garayana , y el rio de las Palmas fué por mucho tiempo el límite boreal de la colonia de Xueva España, sobre la costa del Golfo. El Estado de Tamaulipas de hoy era conocido el siglo anterior por Provincia ó Colonia del Nuevo Santander. Mientras la mayor parte de los Estados comenzaron á poblarse desde el siglo XA I, el Xuevo Santander no vio adelantarse las poblaciones blancas hasta muy entrado el siglo XVIII. Así es, que así la tierra como la costa de aquella comarca, eran poco menos que desconocidas de los geógrafos, quienes daban de aquella localidad pocas y con- fusas noticias. Por esta razón el rio de las Palmas, no obstante ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. liaberse hablado de él con frecuencia, no está bien determinado, y las opiniones vacilan entre los rios Bravo, Conchas y Santan- der. Para ver á cuál resultado llegamos nosotros, debemos em- prender una disquisición. De luego á luego descartaremos de la competencia al rio Bravo, porque en cartas desde muy antiguas constan puestos conjunta- mente este y el rio Palmas. Quedan solos los otros dos. Escogeremos como punto de partida un punto bien conocido y admitido por todos, y será el rio Panuco ; el otro extremo será el rio de Palmas, y veamos la manera de hallar el segundo por el primero. La carta de 1527 escribe : B. panuco, B. de 8. benito , R. her- moso, B. de montañas altas , las palmas. La de Ribero, panuco , B. hermoso , B. de md tañas, B: de Palmas. Del Atlas de Kaufmann, la carta YI, rio paniclio , rio ermoso , rio de montana altos , las palm as. La VII, rio panucho, rio ermoso, rio de motana altos , las palmas. La X, Panuco, rio ermoso, rio de mat anhas, B° de Palmas. La XIII, Panuco , B. Hermoso , B. de 8. Benito, B. de Palmas. Resulta de aquí que las cartas de 1529, YI, YII y X del Atlas están confor- mes, poniendo Bio Panuco, Bio Hermoso, Bio de Montañas altas , Bio de las Palmas, ó sea solo dos corrientes entre los puntos esco- gidos, mientras que se separan de esa nomenclatura la carta XIII y la de 1527, la más antigua y la más moderna entre las que com- paramos. La carta XIII admite Bio Panuco , Bio Hermoso, Bio de 8. Benito, Bio de las Palmas, que si es verdad que da dos rios entre los puntos señalados, es poniendo nuevo el Rio S. Benito y suprimiendo el de Montañas altas. Pudieran estos dos últimos sei sinónimos j pero argumento en contrario suministran las le- yendas de la carta de 1527, que admite Bio Panuco, Bio de 8. Benito, Bio Hermoso, Bio de montañas altas, Bio de las Palmas ; tres corrientes entre las escogidas, introduciendo además la cues- tión de si el rio de S. Benito está antes ó después de Rio Hermoso. El plano presentado por Garay y publicado por Havarrete no produce ninguna luz. El de Laet (1G33) admite B. Panuco, B. Hermoso, una boca sin nombre, B. de Montanhas, B. de Palmas. El de Turba Ardiente (1680) pone B. Panuco, B. Harinosa, 8. Bai tholome, B. a Palmas, B. Piscadores , B. Bravo, y asienta en el derrotero que lo acompaña : « hazia la parte del Norte de la Isla 96 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. de Lobos muy Nort-Oeste al Norte, ay un Rio grande por nom- bre Rio Panuco, y en medio del paze una isla oonla qual baze dos entradas, la inas llegada al Zur se llama San Estocan , y la mas al Norte Eio Hermoso , ulterior descripción de lo mas ulterior no se halla en parte alguna. » Poco más adelante añade : cc De modo que lo trataremos desta la Costa, sera descrivir la extencion de- 11a, y declarar los nombres de sus puertos en conformedad de la mapa qual exhibimos, principiando del Eio de Taimas , a quien sigue Eio Pescadores . Por cirio costa enteíra ay mucha pesca de pescado, y della tiene el nombre de Pescadores , a saber al luengo del Eio Bravo » etc. De todas estas autoridades y de otras que omito por no ser prolijo, si no se saca todavía la posición de los lugares buscados, se puede ya inferir, fundado en el mayor nú- mero de autoridades, que el rio inmediato al Panuco es el rio Her- moso, y que el rio de Montañas es el anterior al de las Palmas. Besolveria la cuestión una carta antigua (1744), sobre perga- mino, que escribe que el rio de las Palmas es el no Conchas ; pero el trabajo no tiene ninguno de los caracteres que le pudieran dar autoridad, y está tan mal comprendido y diseñado, que, en mi concepto, no merece fe. No queda, pues, otro recurso, que buscar la solución del problema en la descripción del terreno y en las in- dicaciones que suministran los nombres de los lugares tomados de los objetos físicos. Gomara asegura (181) que el rio Palmas «cae treinta leguas encima de Panuco.» Torquemada (Lib. I, cap. VI) escribe: «De Pescadores, que cae á veinte y ocho gra- dos y medio, ai cien Leguas hasta Eio de Palmas, por cerca de el qual pasa el Trópico de Cancro. Del Eio de Palmas al no Pa- nuco, ai mas de treinta Leguas ; y de allí á la Villa Pica, o Vera- Cruz, noventa leguas: queda en este espacio Almería. »— Repe- tido lo mismo por otros, sacamos en limpio que el rio de las Pal- mas dista del Pánuco treinta leguas más ó menos, y que aquel está colocado por los 23¿ grados de latitud. El Derrotero de las Antillas enseña : « Desde la expresada bar- ra ( de Tampico ó Pánuco ), continúa la costa seguida al Norte 18° Oeste hasta la Barra Ciega, que dista 19 millas ; la costa es limpia, de buen fondo hasta la distancia de nueve millas; que empiezan á encontrarse en el fondo piedras salteadas; que no salen arriba ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 97 de dos millas. Desde la barra de Tampico para el Norte no se en- cuentra mas tierra alta en las orillas (pie los médanos, que se ex- tienden basta el rio de Indios moraleños, y de la parte de adentro unos cerros dobles con los nombres de Mirador, Mecate, Chapo- pote y Martínez, desde el cual sigue en lo interior la serranía para el Noroeste. » « De la Barra Ciega á la de la Trinidad sigue la costa al Norte b° Oeste distancia de siete millas, en cuyas proximidades el fon- do es de piedra lo mismo que el anterior: esta barra solo tiene dos pies de agua en baja mar. » «De la barra de la Trinidad á la del Tordo hay once millas al Norte, todo de buen fondo, pero con algunas piedras salteadas que tampoco salen más que dos millas: en dicha barra hay cua- tro pies de fondo en baja mar, y dentro de ella hay varias lagu- nas de poca agua ; todas las orillas de esta costa son de médanos bajos, y dos leguas antes de llegar á esta barra hay algunos que altean, á los que llaman cerro del Chapopote ó del Comandante ; y hácia el Noroeste se ven tres cerros dobles, que llaman los Mar- tínez, los cuales sirven de valiza para entrar por dicha barra, por- que se enfilan Este y Oeste con ella; de la parte de adentro de estos cerros se avistan las sierras de Tamaulimpa, que van si- guiendo en vuelta del Noroeste, las cuales sirven de guarida á los indios bravos » «Desde la barra del Tordo á la del rio de la Marina ó de San- tander, corre la costa al Norte 8o Oeste distancia de diez y ocho leguas; toda es de buen fondo hasta tres leguas antes de llegar á la expresada barra, que se encuentran varias piedras saltea- das que salen á dos millas de la playa: seis leguas al Norte de la barra del Tordo está un paraje que llaman el Ostional, por el cual se comunica la laguna de Morales con la mar siempre que está esta un poco alterada; en esta laguna abunda el pescado de toda especie, y hay una aguada frente del mismo Ostional: la expre- sada laguna de Morales llegó hasta el rio de la Marina. » « La barra del rio de la Marina tiene siete pies de agua, y para su entrada sirven de marca los cerros de Palmas y Carrizo, en medio de los cuales esta el canon del rio » « Desde la expre- sada barra sigue la costa muy baja de arena envuelta del NNE, Tomo VI.— 13 98 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. y NJ NE., distancia 25 leguas hasta las bocas Ciegas » Reuniendo las cifras que se acaban de leer, resultará que de Pánuco á la barra de Santander hay 37 millas 18 leguas, ó sean treinta y media leguas, distancia igual á la señalada por Torque- mada y Gomara, La barra de Santander está situada en 23° 45' 18" de latitud, y Io 8' 24"S de longitud Este ( Eerrer ), lo que la co- loca cerca del trópico de Cáncer, como dice Torquemada. La per- sistencia de los nombres geográficos á veces es por sí sola un argu- mento concluyente para fijar un hecho, y en el caso presente e? cer- ro de Palmas , que sirve de marca en la entrada del rio, unido á los antecedentes, constituye ya prueba bastante para creer por fin que el rio de las Palmas es el rio de Soto la Marina, que desembo- ca sobre la costa de Tamaulipas formando la barra de Santandei . Corrobora este aserto, no solo que la costa se presenta limpia por un gran trecho, de modo que no se puede dudar entre esta y otra corriente, sino también que por la configuración del teneno, exclusivamente á> la barra del Tordo es á la que se pueda apelli- dar rio de Montañas altas , supuesto que toda la costa es baja, 3 solo allí llega casi hasta la playa la Sierra del Chapopote, y pre- senta las montañas de la serranía conocida por de la Tamaulipa oriental (Carta de Cámara Alta, 1825). Entonces la barra Ciega corresponde á rio Hermoso ; y para contentar todas las exigencias nos sobra la barra de la Ti inidad , que es de precisión el rio de San Benito. Esta costa fué descu- bierta en 1519 por Alonso Alvarez de Pineda, quien llevó su ex- ploración hasta la segunda Villa Rica, Costumbre era de los des- cubridores bautizar los objetos físicos con los nombres de las per- sonas, de las cosas que les llamaban la atención, ó con la advoca- ción del santo del dia; de aquí ha de haber venido que, mirando palmas en la boca del rio, le dijeron rio de Palmas; la vista del terreno trajo las apelaciones de rio Hermoso y rio de Montanas altas, y el rio de S. Benito fija la fecha en que allí estu\ ieion los navegantes. Río de Pescadores. — Más allá de rio de Palmas las cartas escriben piara dellgada , Plaia delgada , en consonancia con las costas bajas que el litoral presenta. No contienen todavía el lio Pescadores, que corresponde al Conchas que forma la barra de ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 99 San Fernando ó del Tigre ; pero la carta XIII pone la leyenda Costa de Pescadores , que ya sabemos se daba á aquellos parajes por su abundancia en peces. II. Prabo. — Así escribe la carta XIII* la de Ribero pone C: tirano, y la X JS? Sollo ( Solo ). Estas indicaciones corresponden al Rio Bravo del Norte, límite actual con los Estados -Unidos y término del Estado de Tamaulipas, que desemboca en 25° 57' 13"6 latitud Norte, y 1° 59' 26"9 longitud Este (Jiménez y Ale- mán). El nombre, como se ve, comenzó á anunciarse desde 1529; pero no se hizo persistente en las cartas hasta fines del siglo XVI, pasando sin variación hasta los tiempos presentes. Para terminar lo correspondiente á nuestras costas del Golfo, indicaremos la posición de los arrecifes, etc., que se notan en las antiguas cartas. Alacranes.— Extremidad Norte 22° 35' 15" latitud, y 90 2G' 10 longitud Este ( Uumboldt ). « Este es un bajo que se extiende de Norte á Sur 14 millas, y 11 de Este á Oeste: en él se hallan ti es islas, llamadas de Perez, Chica y de Pájaros, con varios pla- ceres y arrecifes que sobresalen más ó menos de la superficie del agua: á su parte meridional se forma un puerto entre los arreci- fes, que salen al Sur y Este de la isla de Perez, y los que se avan- zan como al OSO. distancia una milla de la isla de Pájaros » ( Der- rotero, 435). Y: negras, Negrillos. — «Este bajo no es más que una pie- dra de un cuarto de cable de extensión de NE, SO. que la lava el agua, menos en sus dos extremos que asoma un poco. Lati- tud 23° 25', y 38° 39' 34" longitud O. de Cádiz » ( Derrotero, 441 ). bermcia, Bermeja, Isla Bermeja.— «Esta isla, que se pinta en todas las cartas antiguas, es muy dudosa su existencia: los tenientes de navio D. Miguel Alderete y D. Andrés Balderrama, en sus pesquisas en busca del Negrillo, no pudieron verla; lo mis- mo le sucedió al capitán de navio D. Ciríaco de Cevallós en Junio de 1804, que la buscó al intento, por lo que creemos que su exis- tencia no es verdadera; sin embargo, la colocamos en la carta en latitud de 22^ 33', y longitud de 85° 5' al O. del meridiano de Cádiz, hasta que reconocimientos más prolijos y en todos sentidos deci- dan tei minantemente si existe ó no» (Derrotero, 438). 100 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. Y. de arenas, I, das Areas. — Cayo Arenas se encuentra en 22° 7' 10" de latitud, y 7o 42' 14"4 longitud Este. Triangulo.— Tres islas pequeñas que forman un triángulo, de donde toman el nombre: 20° 54' 54" latitud, y 6° 53' 47"4 lon- gitud Este. La Qarqa, Zarca, saroa, sarqua, As Arcus— Cayo délas Arcas en 20° 127 35" latitud, y 7o P 35"4 longitud Este. § VIL Correspondencia de algunos nombres antiguos con los modernos.— Las costas del mar del Sur —Error geográfico de la isla del Guayaval. Para las costas del Pacífico nos servirán las cartas del Atlas de Kaufmann, y principalmente seguiremos la de Domingo del Casti- llo de 4544, teniendo cuidado de señalar algunos lugares mencio- nados en los primeros viajes del siglo XVI. LACOMISCO, LACOMISCHO.— De las cartas VI y VII del Atlas, y tal vez en el original socomisclio. Soconusco, perteneciente boy á Cliiapas, y frontera con Guatemala, es la provincia mexicana de Xoconoclico, que después perteneció á la jurisdicción de la Au- diencia de los Confines, y se incorporó á la confederación mexi- cana después de la independencia. El despoblado. — Comenzando de Sur áXorte, el primer pun- to que presenta la carta de Domingo del Castillo, y se refiere á la parte despoblada que siempre lia existido entre Clnapas y Te- liuantepec. Puerto de Mosquitos.— No atino á señalar cuál sea este puer- to, que debía estar antes de la provincia de Telmantepec. En las costas de Cliiapas existen las bahías de Ocoz, Caguacan, San José, Saca pulco, Sacaton, Pijijiapa y San Márcos y la barra de Tonalá, entre las cuales se vacila. Si se atiende á que está después del Des- poblado, solo pudiera ser la barra de Tonalá; pero esto es dudoso. Provincia de Teguantepeque , tequamtepaque , tequantepaque de las cartas VI y VII : su verdadero nombre es Tecuantepec. La pro- vincia fuó invadida por los aztecas; en seguida formó una alcaldía ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 101 mayor y estuvo unida á Oaxaca; en i a Confederación llevó el nom- bre de Territorio del Istmo. Después del nombre de arriba, la car- ta VI escribe cacatola , quazoton , coluntepeque , searta , topcique, y la VII, cdcdtold , qudgdtdn , coluntepeque , sovdtd (ó forata), (pie son idénticamente los mismos, y se refiere á varias islas tendidas á lo largo de la costa. En ninguna de las cartas que lie consultado en- cuentro este número de islas en aquel litoral, ni menos antes de llegar á Huatulco. Ignoro lo que quisieron significar con esas pa- labras los costógrafos que formaron estos trabajos. Barra de Teguantepeque.— En la carta XII del Atlas, bdia de gudcdtdo. El rio de Tecuán tepec, en el territorio del istmo del mismo nombre, desemboca á los 16°12/ 40" de latitud, y 3° 5P 20"8 longitud Este (Trastour ). El c: de gudcdtdo , es la punta inmedia- ta que en la costa se forma. Plaia de Mazatlan. — Ea costa entre Tecuantepec y Astala en donde se encuentra Puerto Colorado. Istala. El rio de Astuta, ó el pueblo del mismo nombre en el Estado de Oaxaca. Copalxca. — El rio de Copalita (Estado de Oaxaca) que en la desembocadura forma la boca-barra de Copalita. Las cartas VI y VII ponen el lugar relativo rio sermdo , denominación que per- tenece á esta localidad. La repetida carta VII termina en este lu- gar el trazo de la costa correspondiente á México. Puerto de Guatuquo.— La carta VI escribe dos veces la pa- labra gudturclio , dejando en medio un pedazo de costa,- creo que esta repetición es un error provenido de descuido en el original. C: Bermujo.— La punta ó cabo del vigía, antes de llegar á Puerto Angel, en la costa de Oaxaca. Puerto de los Angeles. — Puerto Angel en la costa de Oa- xaca. Pío Ondo. — Rio Hondo sobre la costa de Oaxaca: la carta ge- neral de la República que existe en la Sociedad de Geografía lo coloca en 16° 27/55" latitud, y 2o 22 '22" 8 longitud Este. tutalipey . Tututepec ó Tutotepec, en el Estado de Oaxaca; sin embargo, el nombre se refiere más bien á la boca del rio Ver- de, aunque pasa algo distante de Tututepec. Alaguna de Citla. — Sobre la costa del Estado de Guerrero 102 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. se forman varias lagunas con nombres distintos de esta ; á algu- na de ellas debe corresponder 5 mas no me atrevo á señalar á cuál. Puerto del Marques. — Las cartas antiguas dan este nom- bre á una bahía pequeña y poco frecuentada que se encuentra al Este de Acapulco. Puerto de Ac apul quo. — Algunos confunden este nombre y el anterior, pues en algunos escritos se apellida el puerto de Aca- pulco puerto del Marqués, en memoria de D. Hernando Cortés. En efecto, así como su astillero mejor estaba en Tecuantepec, de Acapulco salieron sus principales expediciones, como la de Diego Hurtado de Mendoza el 30 de Junio de 1532, y la de Francisco de Ulloa el 8 de Julio de 1539. El puerto de Acapulco, en el Estado de Guerrero, está situado en 16° 50' 19" de latitud, y 0o 43' 23"2 longitud Oeste (Almanaque americano, 1853). Alaguna de Acapulco. — Al Noroeste del puerto, en lo que se conoce con el nombre de Playas de Coyuca, se extiende la la- guna de Acapulco, conforme la llama Domingo del Castillo. Puerto de Aguatanio. — La carta VI escribe cignatcineo. Es el puerto de Cihuatanejo, en el Estado de Guerrero, á los 17° 38' 3" de latitud, y 2° 24' G"2 longitud Oeste (Kellet). Pío DE SAQUATULA.— La carta VI pone cacatula (gacatula). La desembocadura del rio Zacatilla corresponde al Estado de Guerrero, y se encuentra a los 1 ( 0 557 45" de latitud, y 3o 13 o-/ 2 longitud Oeste: parte de la corriente del rio sirve de límite con el vecino Estado de Michoacan. Cierra de Motín. — Sobre la costa correspondiente al Esta- do de Michoacan. Puerto de Colima. Puerto de Santiago.— El puerto del Manzanillo, uno de los mejores del mar Pacífico en nuestra costa Oeste, está compuesto de dos bahías divididas por una lengua de tierra que termina en la punta de la Audiencia. La bahía orien- tal se llama puerto de Colima, de Salaguaydel Manzanillo, mien- tras la bahía occidental toma los nombres de Santiago, Santiago de Buena Esperanza, Guatlany Xucutlan, de manera que todas estas denominaciones vienen á concurrir casi en el mismo lugar. Sin embargo, sea cual fuere la palabra que se adopte, por lo co- mún en los planos se ponen como dos diversos estos puntos, y se- ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 103 gun la época á que pertenecen así escriben este ó el otro nombre. En la introducción al viaje de las goletas Sutil y Mexicana, se conviene en parte con lo que acabo de exponer, presentando sí una dificultad. Al hablar del viaje de Diego Becerra, emprendi- do desde el puerto de Santiago, llama una nota para decir : « pa- « rece ser el que se conoce en el dia con el nombre de San Diego, « situado en 16° 1' de latitud Norte, y 89° 42' de longitud Oeste dé « Cádiz. » Se funda para ello en que la relación consultada por el autor pone el puerto de Santiago en 16¿° de latitud, y en la der- rota seguida por las naves en consonancia con esta estima. Las coordenadas geográficas que acabamos de mencionar no corres- ponden en nuestras cartas á ningún punto en donde se pudiera alistar y armar una expec^icion marítima, ni hay, á lo que entien- do, una relación histórica que lo confirme. El dato de los Kip por otra parte, no se debe tomar como un número exacto, ya porque puede ser un error de copiante, ya porque no eran exactas las ob- servaciones marinas. En lugar de crear dificultades con buscar otro lugar, que las cartas antiguas no conocen, es más fácil adop- tar el conocido puerto de Santiago, dando fé á la relación en lo que era más difícil se engañara. Para mí de aquí salió, el 30 de Octu- bre de 1533, la expedición preparada por Cortés al mando de Die- go Becerray de Hernando de Grijalva. En ella se reconoció desde los 23¿° al Norte, hasta poco más allá de las costas de Chiapas, de manera que fué una de las fructuosas para la ciencia. Enton- ces se descubrieron la isla de Santo Tomás ó Santo Tomé, hoy el Socorro, en 18° 48' latitud, y lio 2' 19"? longitud Oeste (cima de la montana que tiene más de 1,115 metros de altura. Colnett, Ca- macho y Torres ) ; el farallón de los Inocentes, ahora isla de San Benedicto, en 19° 15' 40" latitud, y 11° 46' 49"7 longitud Oeste (cabo S., Camacho y Torres), y el punto ó puerto de Giguatlan, que como después veremos es el de Navidad. La carta XIII del Atlas, después de c: quacatao, que hemos re- ferido a Tecoantepec, escribe terco, líos faulhanes, líos faulhoncs, terminando en esta denominación: en lo absoluto sé á qué refe- rirlos, y mucho menos cuando indican islas y farallones que las cartas actuales no ponen sobre aquellas costas. La carta XII del mismo Atlas, en mi concepto continuación de 104 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. la XIII, comienza también con ¡los f millones , dos Isllas y (plagados, que están en el mismo caso que los nombres anteriores, y pone en seguida collima , que se relaciona como ya hemos visto con el puer- to de Colima, Salagua ó Manzanillo. Entre Collima y puerto de nauidad , separados por un largo espacio de costa, pone líos Míeos , pílala E° sequo y tera laxa . Examinando con atención la carta en- tre aquellos puntos extremos, líos Míeos corresponden á la Piedra Blanca ; pílala y tera laxa son indicaciones de la playa; pero en cuanto ált° sequo absolutamente se puede atinar con lo que sea, su- puesto que en ese tramo no se encuentra rio ninguno, y solo exis- ten barrancos ó torrentes que no he visto se pongan en los planos. Puerto Santo.— En la desembocadura del rio Chacala ó Ma- ravasco, se encuentra el puerto de Navidad, sobre la costa del Es- tado de Jalisco: orillas del rio están la población de Chacala que le da el nombre, y Sihuatlan, la más cercana al puerto. Puerto Santo, como lo dice Domingo del Castillo, es el mismo puerto de Navidad, é idéntico al Ciguatlan de la expedición de Becerra, no obstante que este lo colocara en 20° 20' de latitud, y que en rea- lidad se encuentre á poco más de 19°. Del puerto de Ciguatlan sa- lió en Noviembre de 1527 la expedición para las Molucas de Al- varo de Saavedra Cerón, y sucesivamente el 27 de Junio de 1542, del puerto de Navidad, Juan Bodriguez C abrillo; el 1? de No a iem- bre del mismo año, 1542, Buy López de Villalobos, que partió á las Molucas, y el 21 de Noviembre de 1564 Miguel López de Le- gazpi con la misma dirección, siendo este viaje el que puso los cimientos al comercio de la colonia con la China. La carta XII del Atlas escribe, puerto de navidad de aqui salí lias ñaues para maluco , lo cual era verdad á fines del siglo XVI, pues en los siguientes el puerto á que venia á descargar y de don- de salia el galeón de Filipinas era Acapulco. La carta VI pone ci- guataly Santiago ; este segundo nombre corresponde al puerto de Santiago que liemos determinado, y ciguertal es corrupción de la palabra Cihuatian correspondiente á la Navidad; solo qne la co- locación está invertida, defecto que más de una vez hemos nota- do. Primero debiera estar santiago y después ciguertal. La bela. — Parece ser la punta de la Mexicana, sobre la costa del Estado de Jalisco. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO 105 C. Bedindi. — Como la copia del plano de Domingo del Casti- llo, publicado por Lorenzana, no es un facsímile, temo qne los nombres estén estropeados por el grabador, así al traducirlos del manuscrito antiguo como al escribirlos sobre la lámina. La posi- ción del cabo Redindi no puede confundirse con otro, en el lugar en que está colocado, sino con el cabo Corrientes, y en realidad es el mismo. Los de aquella costa dividen el cabo en dos, llaman- do al uno del Espíritu Santo y al otro de Tiopa; es el punto más avanzado del Estado de Jalisco, en 20° 25' 30 " latitud y 0o 32' 4"7 longitud Oeste. Anquon de V anderas. — La carta VI escribe JJ anderas , y la XII Ponta de bandera. Conserva todavía el nombre en la ense- nada del valle de Banderas al Xoroeste de cabo Corrientes. Puerto de la Aduja. — Desde el punto anterior, no se en- cuentra otro perfectamente conocido basta el puerto de Chiame- tla, quedando intermedios puerto de la Aguja, puerto Escondido, puerto de Xalisco, y el rio del Rayo. Para fijarlos no podemos tener otra guía que las localidades de la costa y lo que pueda resultar de la confrontación de las relaciones históricas, por des- gracia no siempre claras ni conformes, supuesto que las indica- ciones geográficas para aquella época son casi siempre truncas. Torquemada v. g., Lib. I, cap. VI, solo dice: — «De corrientes, ai « sesenta leguas al puerto de Chiametla; por el qual, pasa el Tro- ce pico de Cancro, y están en esta Costa Puerto de Kalisco, y puer- « to de Vanderas.» Laet nos informa diciendo : « Desde aquí, cor- ee riendo la costa al O. se encuentra, á diez y ocho leguas de distan- «cia, el noble cabo llamado vulgarmente Cabo de Corrientes , en «altura de 20 grados y 30 escrúpulos al X. de la Línea, desde el « cual hasta otra punta de tierra dicha Punta de Tintoque , se cuen- te tan diez leguas, volviéndose la costa hacia el X. y doblándose «en codo, hace la bahía cercana del valle nombrado de Banderas «la cual está cortada por un pequeño rio, sobre cuyas orillas tie- «nen los vecinos de Compostela muchos jardines y plantíos de «cacao. Tres leguas mas alia de Tintoque, hacia el X. E., se en «cuentra el pequeño puerto de Chacota , distante de Compostela « cerca de ocho leguas; este puerto está cercano al valle de Chita , «coronado al Xorte por las montañas de Santa Cruz , que avan- Tomo VI. — 14 1C6 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. « zan al mar un pequeño cabo del mismo nombre, detras del cual « se entra en un puerto llamado lioy por los marineros MantacJial « aunque parece que Ñuño de Guzman en sus comentarios lo lla- cc ma Mutocliel , á tres leguas del cual, hacia el N. E., está situado «en el interior de las tierras el pueblo de Metatlan. Se encuen- « tran en seguida sobre la costa de las altas montañas de aquella «provincia llamadas vulgarmente la Sierra de Xalisco. Pasadas «las montañas se encuentra un rio nombrado por los marineros « Usquitlan , que parece ser el mismo al que mas arriba hemos Ha- ce mado Barrania , en la descripción de Guadalaiara. Aúna sola « legua de aqui está el rio de San Andrés , á ocho leguas del cual, « al O., está situada la isla de San Andrés , en altura N. de 20 gra- «dos: es pequeña, está cubierta de bosque espeso, y muy llena «de aves y de iguanas 5 en su costa N.E. hay un buen anclage « y la mar tiene 17 brazas de profundidad. Desde este rio de San «Andrés la costa es baja y cubiertas las orillas de muchos árbo- «les llamados Mangles , y el interior del pais está poblado con « muchos pueblos, que vulgarmente se dice la provincia de Sin- « guiquipaquem ; creo que es la misma que Ñuño de Guzman «llamaba antiguamente Centliquipac y la gran España, como « atestigua Antonio Herrera. Avanzando diez y seis leguas de « Mantachal hacia el N. se encuentra otro cabo llamado por los « marineros Matarem , el cual baja de las cumbres de ciertas mon- « tañas nombradas vulgarmente de Guainamota. Desde este cabo « la rivera se levanta y se esteva en montañas, y la provincia que « está en el interior del pais se llama Acaponeta y Chiametla.» Esta descripción importante para la geografía comparada, no se aparta mucho de la verdad, y sobre todo, atendido el tiempo á que pertenece • olvida sin embargo, entre cabo Corrientes y el rio Grande, el pequeño puerto que se encuentra antes del rio de Chila, y el puerto de San Blas que no fue aprovechado hasta tiempo después. La punta de Tintoque corresponde exactamente á la punta de Mita , y el rio que dice desembocar en la bahía de Banderas es el rio Piginto. Con estos datos habremos de inferir, que el puerto de la Aguja , de Domingo del Castillo, corresponde al puerto de Chaca la, si- tuado sobre la costa del Estado de Jalisco. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 107 Puerto Escondido. — Toca á este puerto como correspon- diente, el que se forma sobre el Estado de Jalisco, al Sur de la desembocadura del rio de Cliila, siguiendo en esta demarcación, como en la de toda la costa, las indicaciones de la carta manus- crita de Xarvaez. Puerto de Xalisco. — Es seguro que es el puerto llamado por Laet Mantachal y Mutochel , conocido después por Matan clier y Matan cliel : existe el Cabo de Santa Cruz , y en el extremo de la bahía se encuentra una ranchería, nombrada también Santa Cruz, cmy os habitantes se dedican a la pesca de la tortuga de carey. Es el mismo puerto de Xalisco de Torquemada, el JCalisco de la carta VI, y el que con el mismo nombre se menciona en las rela- ciones antiguas. San Blas. — Puerto en el Estado de Jalisco, á los 21° 32' 20" latitud, y 0° 9' 14" longitud Oeste (Beechey). Pío del Baio. — El Bio Grande, Santiago, Tololotlan, de Gua- dalajara, de Berma, de Ba Barca, etc. j Baet lo llama en su carta Barrania y lo hace sinónimo de Esquitlan. Desemboca en el mar Pacífico por la boca del Titiritero. Pío de San Andrés.— Nombrado por Baet el rio San Pedro, que desemboca en la laguna de Mescal titán á los 22° 2' latitud, y G° o2 longitud Oeste (Xarvaez). Singuiquipaquen y Centliqui- pac, es Centispac. El Cabo Matarein, la Punta de la Bayona. Pío del Espíritu Santo. — «Ea provincia de Chiametlan, dice el P. Murillo en su Geografía, está al Poniente de Zacate- cas, al Sur de Culiacan, al JSorte de Xalisco, y al Oriente sobre el mai del Sui. Es de 20 leguas de largo y ancho, y tiene muchas minas de plata. Ba capital es San Sebastian , Villa de Españoles, en 23° de latitud septentrional y en 271° de longitud. El rio del Espíritu Santo divide esta provincia de la de Xalisco, y el de Pias- tía de la de Culiacan. » — En efecto, el Estado actual de Sinaloa, antes de constituirse como ahora se encuentra, se subdividia en vanas provincias, con los nombres nuevos que les iban imponien- do los colonos blancos. Ba Xueva Galicia terminaba, como hoy, en el rio de las Canas ó del Espíritu Santo, y la primera provin- cia que se extendía al Xorte y sobre las costas del Pacífico, era la de Chiametla, entre los rios de las Cañas y del Posario, según Vi- 103 anales del ministerio de fomento. llaseñor, no siendo cierto que llegara hasta el rio de Piastla, Al Este de la provincia de Chiametla quedaba la de Maloya, com- puesta solo de cuatro pueblos asentados sobre las vertientes de la sierra de Tópia. El nombre del rio del Espíritu Santo no siem- pre se encuentra colocado en el mismo lugar; aveces se le mira marcando el rio Cañas, como es la realidad, y otras ocasiones le sitúan las cartas junto á Chiametla, y aun lo dislocan de una ma- ñera lamentable. Puerto de Chiametla.— Chiametla de la carta VI. El puer- to de Chiametla ó Chametla, el Chiamoca de algunas relaciones, se encuentra en el Estado de Sinaloa en la desembocadura del rio del Rosario, á los 22°50' latitud, y 6°51'14" longitud Oeste (Bel- cher). Como antes dijimos, la provincia de Chiametla acababa en este rio, comenzando la provincia de Cópala, que iba á ter- minar en la margen izquierda del rio de Elota, Río de la sal.— c( Las Marismas déla costa, dice Yill aseñor, lib. VI, cap. X, anualmente por el mes de Abril, se quaxan de sal, de donde en gruesas cantidades se proveen todos, y la mas se deja de coger por falta de gente, porque luego que toman fuerza los calores se buelve á derretir. »— Esta indicación, la cercanía á Chiametla y el que este lugar se menciona en las antiguas rela- ciones, me inducen á creer que el rio de la sal de Domingo del Castillo es el rio de Mazatlan. Desde muy antiguo se citan las is- las de Mazatlan , y ahora es bien conocido en Sinaloa el puerto de Mazatan, ó Mazatlan á 23° 12' de latitud, y 7° 15' 5" longitud Oeste (Bauza y Duflot de Mofras ). El P. jesuita Juan Armanc o Riel, comentando los escritos deEr. Gerónimo Salmerón, asienta que el puerto de San Sebastian , de las cartas antiguas, es el de Mazatlan. Las islas son la de Pájaros, y la de Venados en 23° 14' 52" latitud, y 7° 18' 57" longitud Oeste (Tessau). Antes de llegar al punto siguiente de la carta que examina- mos, quedan sobre la costa algunos otros que no será inútil co- El rio de Piastla, que se halla en la antigua provincia de Co- pala. . , El rio de Elota, en que termina la provincia de Cópala y prm- cipia la de Culiacan, para ir á terminar en el rio de Culiacan. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 109 El rio hoy de San Lorenzo, llamado antes Tavala, Tabala, Síl- bala por corrupción, y también Alaya. Ero de San Miguel de Culiacan. — Conserva ahora el nom- bre antiguo de rio de Culiacan, no obstante que antes ha sido conocido por rio IT u maya y rio Imala. En lo antiguo servia de límite á la provincia de Culiacan, comenzando de aquí la de Si- naloa propiamente dicha, que terminaba en el rio Mayo. En la desembocadura se forma un puerto llamado Navitoos , según Vi» llaseñor. La carta VI escribe S. Miguel , y la XII R° de g. Miguel l, puntos que corresponden á este lugar. Alaguna de Calderón. — De aquí en adelante las determi- naciones de los puntos son en general poco seguras. Las antiguas cartas conservan los nombres que á su antojo impusieron los ma- rinos á los objetos, sobre un país deshabitado en muchas partes, ú ocupado por las tribus que ningún empeño tenían en retener las denominaciones geográficas; de aquí es que, cuando mucho, después penetraron los colonos blancos, olvidando lo que había pasado, pusieron nuevo nombre á las cosas, resultando la con- fusión en que ahora nos encontramos. Proviene de aquí que no solo no se puede atinar cumplidamente con lo que en un plano, como el de Castillo v. g., se quiso decir, sino que se tropieza á ve- ces con un cúmulo de palabras sinónimas, no siempre bien apli- cadas, que embrollan y dificultan una solución. Para tratar de salir de semejante atolladero ocurramos otra vez á Laet.— « Siguen después dos pequeñas islas, dice, que los marineros nombran de Mazatlan , detras de las cuales hay un puerto del mismo nombre, precisamente bajo el trópico de Can- cro, conforme á lo observado por los pilotos más entendidos; la bahía es pequeña, muy abundante en pesca y en la que desem- boca un rio, aunque no pueden entrar los navios á causa de los bajos que se encuentran en la desembocadura: dícese que la villa de Sun Sebastian dista ocho leguas de camino por entre las tier- ras. De estas islas de Mazatlan la costa da vuelta al Noroeste \ einticuatro leguas, en cuyo intervalo se encuentra primeramen- te un rio llamado por los marinos rio de N avito; y yo creo, como arriba dije, que se llama Piastla: á ocho leguas de allí está la Bar- ra de Bato , rio pequeño en que no pueden entrar más de barcas 110 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. ó embarcaciones menores; no sé si será el de Mujeres de que an- tes liice mención. Nueve leguas más adelante, siguiendo la mis- ma costa, se encuentra un rio más grande, que los marineros lla- man de Quameto ( Herrera lo llama de la Pascua). Estos tres rios, como se lia dicho, atraviesan la provincia de Culuacan , de donde proviene que algunas veces son conocidos con el nombre común de Culuacan. En la descripción de la provincia hemos liecbo men- ción de tres: Piastla , Rio de Mujeres y Culuacan. Del último rio de Culuacan hasta el Cabo de Sinaloa hay veinte leguas de ca- mino, y este Cabo se pone vulgarmente por límite de las provin- cias que los españoles poseen pacíficamente en aquellas partes. » Torquemada, lib. I, cap. VI, apenas dice: «De Chiametla ai « docientas y cincuenta Leguas, hasta el Estero Hondo ú Eio de « Miradores, que cae, casi en treinta y tres grados. Están en es- «tas docientas y cincuenta Leguas, Eio de San Miguel, el Gua- ce yabal, Puerto del Eemedio, Cabo Bermejo, Puerto de Puertos, « y Puerto del Pasage. » Herrera, en la Descripción de las Indias, cap. XI, asienta: «Al principio, i entrada de este Golfo (de California), hai una Isla mui « larga, i angosta, á lo largo de la Costa, i mui arrimada á ella, que «se llama Guayaval, que llega desde el Eio de Nuestra Señora, « ó de San Sebastian de Bora, hasta el de Pascua en Culiacan. El « de la villa de San Miguel se llama Ciguatlan: i mas á la nueva « España está el de Pastla, i en frente de él la Isla Desierta, i des- « pues el de el Espíritu Santo, i el Puerto de Xalisco : i al Sur de «la Punta de la California está la Isla Anublada, i la de Santo «Tomas, i la de Plores, i otra que se dice las Monjas.» Veamos lo que de aquí puede inferirse. Sabemos ya que las islas de Mazatlan son las mismas que se encuentran en el puerto de Mazatlan. El rio Pastla es el Piastla , también conocido ; pero no es el N avito , porque este último nombre le pertenece al rio de Culiacan. Este mismo rio, que según Herrera se llama Ciguatlan, ó más bien Cihuatlan, debe ser el rio de Mujeres; porque Cihua- tlan, palabra mexicana, explica poco más ó menos el mismo con- cepto que Mujeres. De manera que Navito y Mujeres son una misma cosa, pero no corresponden al rio de Piastla. El rio de Nuestra Señora, dice Herrera que se llama de San ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 111 Sebastian de Bora. Conforme á la relación de los misioneros el no de San Sebastian de Evora es el rio Mocorito. Siguiendo co- mo sigo, la carta esférica de las costas y Golfo de California for- mada por los oficiales de la marina española, el rio Mocorito de la carta de Lanteron corresponde al rio Macapule, y tendremos reasumiendo, que es una misma cosario de Nuestra Señora, de Man Sebastian de Bora ó de Sebastian de Evora, Macapule, Mo- conto. Con esto liemos fijado el punto de la carta de Domingo del Castillo, en que se lee: Rio de Nuestra Señora. _ La is,a del Guayaual se extiende desde el rio de Nuestra Se- ñora hasta el de Pascua. Consultando la carta Y de Herrera el rio de Pascua está al Sur del de Nuestra Señora, y como este’es e i ocorito, el no de Pascua es la corriente intermedia que, sin nombre ninguno, se encuentra antes del Culiacan. La isla del Guayaual nunca ha existido, siendo uno de los errores geográ- ficos propagados por mucho tiempo, sin descansar en el menor fundamento. El nombre nos indica, sin embargo, que por aquí debe estar el puerto del Guaya val. Sentado que el rio de Mocorito es el de Nuestra Señora; no ha- biendo hasta el de Culiacan otro rio intermedio que el sin nom- bre a q„e hemos referido el de Pascua, este es, sin contradicción, e San Pedro % San Pablo de Domingo del Castillo, y rio de San edro y San Pablo y rio de Pascua son una misma cosa. Entre este y el rio Culiacan deben encontrarse indispensable- mente Alaguna de Calderón, El Giviabal, Puerto de Remedio, Puer- to de Petlan, Rincón de la Madalena; un lago, tres puertos y un ancón. Si no me engaño, las cartas que consulto nos dan la so- lucion cumplida. El rincón de la Magdalena es el ancón que se encuentra al Sur del rio de Pascua. El puerto de Petlan es el que se ístmgue en la carta con el nombre de Tamazula; el puerto de Remedio la bahía siguiente; y por fin, el Guayaval es el actual puerto de Altate, colocado al Norte de la desembocadura del rio macan. La laguna de Calderón es el canal que forma en la des- embocadura del repetido Culiacan (véase la carta de Lauteren ). En mi humilde concepto, no he de distar mucho de la verdad. f ' GlyiABAL.-Este es uno de los nombres que ha de estar estropeado, pues en el original ha de decir Guaiabal. La carta VI 112 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. pone guaiaual. La carta XII, entre rio ele San Miguel y Punta de San Pedro, escribe R° bueno , p: de Reid , p: de pellan , Islla suella. Entre los rios de Culiacan y de San Pedro y San Pablo, no existe corriente ninguna áque poder referir el R° bueno , é ig- noro por lo mismo lo que esto querrá decir. En cuanto al p. de pellan , lo creo idéntico al puerto de Petlan de Domingo del Cas- tillo: queda p. de Reid que corresponde á puerto de Eemedio. La Isla suelta es la que se encuentra en la desembocadura del rio de San Pedro y San Pablo. San Pedro y San Pablo. — Las tres cartas convienen en el nombre; la Carta VI escribe S. p. San paolo , y la XII, pomta de S. p°. Pío de Nuestra Señora. — En la carta XII corresponde á R° de nuestra snora. b: de los Fieros. — Sigue á este nombre b: de Santiago y C: bermejo. Este último punto subsiste todavía en la Punta roja que se encuentra hácia los 26° 38 ' de latitud. Partiendo de este prin- cipio, la bahía de Santiago es la ensenada de Ajiovampo, que que- da al S.; restando la b: de Jos Fieros dudosa entre la ensenada de Santa María, llamada también de Santa María de las Tierras, y el puerto de Navacliiste. Xo tuvo lugar en el plano el rio Ciña- loa ó Sinaloa, en cuya boca se forma, según Villasefíor, el puerto Tamazula que sirvió mucho tiempo para el tráfico con California: se ha llamado también Petatlan, de San Felipe y Santiago, Ta- motcliala y Tamazula. Pío de San Francisco. — Están conformes el plano YI, s. Francesco , y el XII R°. de S. Freo. Por la posición que guarda al Norte de Punta Poja, es el rio llamado hoy el Fuerte. En lo antiguo se le llamaba Zuaque, y según Yillaseñor se forma en la boca un puerto nombrado de Ahorne: conforme el P. Niel, el puer- to se llama de Yachicalato Sarrosenzima. El nombre de Zuaque se aplica algunas veces al rio de Sinaloa, por lo que esta denomi- nación trae á veces confusión en las relaciones. El rio del Fuerte, también Tehueco en algunas cartas y de Carapoa, porque en sus márgenes estuvo la villa del mismo nombre, caia antes en la provincia de Sinaloa; hoy es el límite boreal del Estado de Sina- loa, que como hemos dicho comienza en el rio Cañas. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 113 Antes del rio de San Francisco la carta VI pone b. s y rio de albor eda. Relacionados con los otros puntos resulta, que la bahía santa cruz es la ensenada que se halla ahajo de la Punta Roja; debiéndose referir el rio de alboreda , ya que por allí no hay rio ninguno, á la punta de Arboleda, al Norte de la misma Punta Roja y antes del rio del Fuerte. Al Norte sigue el rio Mayo, término de la provincia de Sina- loa: Villaseñor asegura que en la desembocadura se forma el puerto de Santa Cruz, frecuentado por los armadores de perlas. Entre él y el rio Yaqui, Iaqui, Yaquimi, y según los misioneros jesuítas María, Espíritu Santo, Rio Grande, se extendía la pro- vincia de San Ildefonso de Ostimuri: se forma en la desemboca- dura del Yaqui el puerto de Huiribis reputado por el más cer- cano á la California, y donde había un comercio considerable de víveres. Del Yaqui hasta el rio Gila se contaba la provincia de Sonora, mientras hoy el Estado del mismo nombre, como ya indi- camos, comienza en el rio del Fuerte. Más allá del Yaqui no desemboca sobre la costa ningún rio, pues si bien se forman algunos en el interior de las tierras, desa- parecen en las arenas de las playas. El litoral está sembrado de ensenadas y bahías, no bien conocidas aún en la parte cercana al Colorado, y las mismas cartas no son tan exactas al hacer la demarcación de aquellos parajes. Los nombres antiguos, por otra parte, han desaparecido totalmente; los misioneros jesuítas que colonizaron, se puede decir, estas comarcas, dieron nuevos nom- bres á los objetos, que á su vez han ido cambiando en otros, des- de que faltando ellos, los colonos blancos se han extendido por la tierra conociéndola mejor: los nombres geográficos han sido allí fugitivos como los tiempos. Por estas razones me doy por ven- cido en la determinación de los puntos que nos quedan hasta el rio Colorado; podría aventurar conjeturas, que no pasando de conjeturas son de poco provecho para la ciencia. Verdad es que queda alguno que otro vestigio, y de ellos me voy á aprovechar para los últimos lugares que presentan algu- na probabilidad. Así por ejemplo, Pto. de los Puertos , en que conviene la carta VI poniendo puertos, y la VII escribiendo pun- to dellos puertos , es el actual puerto de Guaymas á los 27° 55' Tomo VI.— 15 114 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 42" de lat., y 11° 49' 19"3 de loüg. Oeste (Jiménez y Alemán). C: del Tivuron, se refiere á la isla del Tiburón, situada há- cia los 29° de latitud, llamada también de los Seris, por haber servido de abrigo á los indios bravos de aquella tribu. El Brazo de Mir aflor es, al que la carta XII apellida bllameo de miraf roles , es el rio Gila. La carta lo representa desembocando sobre el Golfo casi por la misma boca que el Colorado, lo cual es contrario á la verdad. Muchas cartas antiguas seguían en esto la de Domingo del Castillo, y habia alguna que aun colo- caba la desembocadura del Gila más abajo que la del Colorado. El rio Gila, que fue el límite boreal de la provincia y del Estado de Sonora, pertenece ahora á los Estados -Unidos: en las rela- ciones antiguas se le conocía por rio del Tizón, extendiéndose este apellido á la prolongación después de la confluencia, y aun hasta el desemboque. Se une al Colorado en los 32° 42' 23 "2 la- titud, y 15° 29' 24"1 longitud Oeste (Comisión de límites). El Río de buena Guía, descubierto y navegado por Alar- eon, es el conocido hoy por rio Colorado; le han llamado también rio del Coral, rio Grande, y los pimas lo apellidan buqui aquimuii. Desagua en el Golfo á los 31° 50' 26" de latitud, y lo° 29 ' 39 "2 longitud Oeste (Dullot de Mofras). El Golfo de California ó Mar de California, se conoce por las apelaciones de Mar de Cortés, Rojo, Bermejo, Rubro, Púnico y Lauretano. La carta XII lo distingue con el nombre de Mar Ber- meío ; lo marca la VI con líneas horizontales rojas, y en la parte superior lleva esta leyenda: mar uermeio que en la canal de plena mar III. IX brazas baxa mar VIII. Islas despobladas. — Diego Hurtado de Mendoza las des- cubrió en 1532, poniéndoles por nombre islas de la Magdalena ; hoy se llaman las Marías, y el cabo Sur de la Oriental se halla en 21o ig/ latitud, y 7° 10' 49"7 longitud Oeste (Malaspina). De las islas llamadas de Revillagigedo, ya dijimos antes de la de San Benedicto y el Socorro; resta decir de la Roca partida, vista por D. José Camacho en 1779, y situada por él y por Ferrer en 19° D latitud, y 11° 58' 49"7 longitud Oeste. La isla de Santa Rosa yace en 18° 37' latitud, y 14° 5G7 47" 7 longitud Oeste (Col- nett, Camacho y Torres). 115 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. § VIH Comparación de algunos nombres antiguos con los modernos. — Las costas de California. La costa oriental de California presenta mayores dificulta- des que las enunciadas antes. Los navegantes las conocieron me- nos que la contrapuesta del Golfo, y muchos años pasaron antes de que estuvieran bien situadas $ esta es la razón de que las car- tas de que nos vamos ocupando sean tan escasas de nombres sobre este litoral, conviniendo apenas en alguna denominación. Los autores guardan el mismo silencio á este respecto. Gomara dice : — « De Miradores ( lo toma por el Colorado ), hay otras dos- cientas y veinte leguas hasta la Punta de Ballenas, que otros lla- man California, yendo á puerto Escondido, Belen, puerto de Fue- gos, y la bahía de Canoas y la isla de Perlas. Punta de Ballenas está debajo del trópico y ochenta leguas del Cabo de Corrientes, por las cuales entra este mar de Cortes, que paresce al Adriático y es algo bermejo, é por ser cosa tan señalada paramos aquí. De la Punta de Ballenas hay cien leguas de costa á la bahía del Abad, é della otras tantas al Cabo del Engaño, que cae lejos de la Equi- noccial treinta grados y medio. Algunos ponen más leguas del Abad al Engaño, empero yo sigo lo común. Del Cabo del Enga- ño al Cabo de Cruz hay casi cincuenta leguas. De Cabo de Cruz hay ciento y diez leguas de costa al puerto de Sardinas, que está en treinta y seis grados. Caen en esta costa el ancón de San Mi- guel, bahía de los Fuegos y costa Blanca. De las Sardinas á Sier- ras Nevadas hacen ciento cincuenta leguas yendo á puerto de Todos Santos, Cabo de Galera, Cabo Nevado y bahía de los Pri- meros. Sierras Nevadas están en cuarenta grados, ó son la pos- trera tierra que por aquella parte esta señalada y graduada ; aun- que la costa todavia sigue al norte para llegar á cerrar la tierra en isla con el Labrador ó con Gruntlandia. » Torquemada copia al pié de la letra á Gomara, y en cuanto á Herrera solo pone : — « Es la California una gran Punta de Tierra, que sale á la Mar en lo más Occidental de Nueva- España, en 22 116 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. Grados de altura, desde donde se prolonga al Noroeste, como cerca de 200 leguas, aunque tampoco della hai mui cierta noticia, ni de los Puertos, ó Islas del Golto de la California, que se hace entre la dicha Punta, i Golfo de Nueva España, que va corriendo por allí como al Noroeste, en la cual, aunque hai muchos Píos, Cabos, i Puntas, i Desembarcaderos, no se tiene en particular no- ticia de ellos, por no ser mui frequentados. » Las relaciones que acabamos de copiar no nos dan ninguna luz acerca de lo que apetecemos, y de las cartas que vamos consul- tando, la XII nada escribe, y la sexta pone únicamente s. cristouall , p0 escondido ?, b. canoas y b. de tos s ., de los cuales apenas es reconocible el último, en que me parece debe leerse bahía de la Santa Cruz. En cuanto á la carta de Domingo del Castillo, con- tiene diez nombres i comparándola con la formada en 174/ por el P. jesuíta Fernando Consag, de aquella misma localidad, en- contraremos como resultado ultimo: "Brazo de laguna^ los panta- nos ó marismas que se extienden al Oeste de la desembocadura del Colorado. Sierra de los Tivrios (sic), que corresponde á la Sierra de San Gualberto, nombre perdido ya en la serranía que de Norte á Sur atraviesa la California. Sia. Catarina , Abrigo del navio , Puerto , Carrizal , Pa de Perlas y Pa de Palomas , imposibles de referirse faltando confianza en las coordenadas geográficas, que serian los datos necesarios para la solución del pioblc mu. Quedan como dudosos Pto. de loros , que parece identificarse con la bahía de los Angeles, y Pto. de cargas , que correspondería á la bahía de Mulegé. Pvesta un punto del todo seguro, el Pto. de S* «f*, en donde fué muerto Fortun Ximenez, y adonde por haber en- trado allí D. Hernando Cortés el 3 de Mayo de 1535, le puso este conquistador la bahía de Santa Cruz. Ahora se couoce poi puerto de La Paz, situado en 24° V 45" latitud y 11° V 14" longitud Oeste ( Kellet ). La costa occidental de California presenta sin comparación ma- yores elementos 5 reconocida con cuidado y repetidas veces desde los tiempos más antiguos, ha sido levantada con grande esmeio, abundando los documentos que á ella se refieren. A fin de fij ar- la nomenclatura geográfica, no solo seguiremos ahora las cartas que hemos ido examinando, sino que añadiremos para la compa- ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 117 ración la carta de Sebastian Vizcaíno. En la determinación de los lugares admitiré la autoridad de Navarrete, en la introduc- ción al viaje de las goletas Además de esta división, parecía bien al rey se establecieran obispados en Micbuacan, Oaxaca y Goatzacoalcos, ademas délos ya establecidos en México, Tlaxcala y Guatemala, para lo cual pide informe acerca de la extensión de cada uno, de sus rentas y diezmos, y un plano de la tierra para mejor proveer. Esta in- dicación es la más antigua cpie me encuentro acerca de un tra- bajo geográfico en México, y alguna carta liabia de existir más ó menos imperfecta, pues de otra manera no se concibe cómo puede hacerse una demarcación de linderos a la memoria, sin una imágen que represente el terreno. Corrobora esta idea, que los oidores, á 30 de Julio de 1535, hicieron la primera división eclesiástica de la colonia en los cuatro obispados de México, Oaxaca, Michuacan y Guazacualco, poniendo los linderos pun- to por punto, y aun señalando la distancia en leguas de cada uno de ellos á la cabecera principal. Esta división, sin embargo, no era de todo el territoiio sujeto á la Audiencia: por las cédulas de 29 de Noviembre y 13 de Di- ciembre de 1527, con sus concordantes, se le señaló por distrito las provincias, « que propiamente se llaman de la Nueva España, «con las de Yucatán, Cozumel y Tabasco: y por la Costa de la <( Mar del Norte y Seno Mexicano hasta el Cabo de la Florida; (( y por la Mar del Sur, desde donde acaban los términos de la «Audiencia de Guatemala hasta donde comienzan los de la Ga- «licia, según le están señalados por las leyes de este título, par- « tiéndolos con ellas por el Levante y Poniente: con el Mar del « Norte y Provincia de la Florida por el Septentrión, y con el Mar «del Sur por el Mediodía.»— En los tiempos de que vamos ha- blando aun no se establecía la Audiencia de Guatemala, y en tonces los confines de la de México, al Norte y al Sur, eran inde- terminados, abarcando muchas de las provincias que después pertenecieron á aquella. En 1535 la Nueva Galicia, como se lla- maba á la conquista de Ñuño de Guzrnan, se consideraba como gobierno separado, y sucedía lo mismo con la provincia de Pá- nuco ; Yucatán no estaba conquistado todavía, y la provincia de Cozumel había desaparecido se puede decir, pues ya entonces no 131 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. se ignoraba que Cozumel era una isla pequeña y pobre, contra la creencia antigua de suponerla una gran tierra. Esta es la ra- zon de que los oidores hubieran dado á sus cuatro provincias los términos que hemos visto. Los españoles arrojados de Yucatán en 1528, vinieron á Ta- basco, conquistaron la provincia, fundaron la villa de la Victoria, y basta 1537 volvieron sobre Yucatán, datando de esta época eí principio de la conquista. En los tiempos anteriores se Labia te- nido á Yucatán por isla, y así va señalada en las cartas, como he- mos ya notado más de una vez; pero cuando Francisco de Mon- tejo volvió á intentar la invasión, este error geográfico Labia des- aparecido en la colonia, y ya se le daba su verdadera forma, la de península. La i elación de Pedro Castañeda de Nájera asegura que Ñuño de Guzman tuvo noticia de Cíbola y de las siete ciudades desde el año de 1530, en que se la comunicó un indio de aquella comarca; el mismo conquistador, al internarse al Norte, iba en busca de aquellas tierras, á las que no llegó por la distancia y dificultad del camino. Se lee en los Naufragios de Alvar Núñez Cabeza de Vaca, que este, con sus compañeros Alonso del Castillo Maído- nado, Andrés Dorantes y Estebanico, negro alárabe natural de Azamor, llegaron á México el domingo 23 de Julio de 1536. Eran los restos de la expedición que en 1527 había llevado Pánfilo de Narvaez á la Florida, y ellos contaban cosas estupendas de los pueblos en que habían vivido durante su peregrinación, y las con- sejas populares suponían que se habían obrado milagros y aun resucitado muertos con la señal de la cruz. La colonia se llenó de semejantes maravillas; el virey D. Antonio de Mendoza, des- pués de repetidas entrevistas con Andrés Dorantes, dispuso que este marchara á hacer la conquista de aquellos países; pero aun- que se dispuso la gente y se ejecutaron algunos gastos, la empre- sa no tuvo lugar. De todos los preparativos no quedaron al virey mas de el negro Estebanico, algunos esclavos que tenia compra- dos y los indios compañeros de los viajeros. D. Antonio de Mendoza puso entonces los ojos en Er. Marcos de Niza, religioso franciscano, á quien dió detalladas instruccio- nes sobre el modo con que había de hacer el descubrimiento, man- 132 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. dándoselas á la Nueva Galicia por medio del gobernador de la provincia, Francisco Vázquez Coronado. El P. Niza recibió las instrucciones el 25 de Noviembre de 1538, y en virtud de ellas se dirigió á la villa de S. Miguel de Culiacau. De allí salió el vier- nes 7 de Marzo de 1539, llevando en su compañía á Fr. Onorato, también religioso franciscano, al negro Estebanico y á los indios que tenia el virey. Pasó por Petatlan, en Sonora, donde enfermó y se quedó Fr. Ouorato; atravesó un desierto de cuatro dias de marcha, encontrando después tierra poblada, con una ciudad nombrada Vacapa; de aquí mandó adelantar al negro para des- cubrir la tierra, con orden de mandarle razón de las que encon- trara, y cuatro dias después volvió un mensajero, quien informó á Niza «que treinta jornadas más allá de donde se encontraba Estebanico estaba la primera ciudad del país que se llamaba Cí- bola: » — « que en aquella primera provincia hay siete grandes ciu- dades, pertenecientes al mismo soberano; tienen grandes casas de piedra y cal, las más pequeñas con un piso rematando en azo- tea, y otras con dos ó tres pisos ; cuatro muy bien ordenados tiene la del Soberano, mirándose á la puerta de las casas principales muchos adornos de turquesas, piedras muy comunes en el país: los habitantes están muy bien vestidos. » Eepetidos los mensa- jes por los emisarios del negro, Fr. Márcos salió de Vacapa si- guiendo las huellas de aquel, encontrando conformes en todos los indios no solo la noticia de las siete ciudades, sino también la de tres grandes reinos nombrados Marata, Acus y Totonteac: pasó por algunos pueblos, se empeñó en otro desierto de cuatro dias de marcha, salió á nuevas poblaciones, y el 9 de Mayo entró en el gran desierto que tenia quince jornadas de largo. Doce dias después recibió la fatal noticia de que Estebanico habia sido muerto al querer entrar en Cíbola, no obstante lo cual prosiguió la marcha hasta estar á una jornada de la ciudad ; allí se confirmó la triste nueva, cosa que puso la mayor consternación en los in- dios que le acompañaban. En balde quiso Fr. Márcos vencer la resistencia de los acobardados guías con repartirles cuantas bu- jerías llevaba, pues solo pudo lograr que lo siguieran hasta la vista de la ciudad. « Está construida, dice la relación, en una lla- nura, sobre la falda de una colina redonda, y me pareció muy her- ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 133 mosa, siendo la más importante que haya visto en estos países. Habiendo subido á una altura de donde pude observar, vi que las casas estaban construidas como los indios me habian dicho, todas de piedra, de muchos pisos y con azoteas. Esta ciudad es más considerable que México; muchas veces me vi tentado á entrar en ella, ya que no arresgaba más de mi vida, que habia ofrecido á Dios el dia que comencé mi viaje; pero considerando el peligro, temí que si me mataban se perderia el conocimiento de aquel país, que según mi opinión, es el mejor y más grande de todos los que hasta hoy se han descubierto. Habiendo dicho á los ge fes que me acompañaban que aquella ciudad me parecía muy bella, me aseguraron que era la más pequeña de las siete ciudades; que Totonteac es la más grande y más hermosa, y que tiene tantas casas y tanta población que no tienen límites. Habiendo consi- derado la ciudad, juzgué á propósito dar al país el nombre de Nuevo Reino de San Francisco: ayudado por los indios, levanté en aquel lugar un gran monton de piedras y puse en lo alto una cruz pequeña, no haciendo otra más grande por falta de útiles, y dije que levantaba aquel monton de piedras y erigia aquella cruz en nombre de D. Antonio de Mendoza, virey y gobernador de la Nueva España, por el emperador nuestro soberano, en señal de posesión y conforme á sus instrucciones; dije también que en aquel lugar tomaba posesión de todas las siete ciudades y délos reinos de Totonteac, Acus y Marata, y que me retiraba porque venia á dar cuenta de lo que habia hecho y visto. » Er. Márcos de Niza dio la vuelta á Culiacan, encontrándose allí con Francisco Vázquez Coronado, quien acababa de llegar de una expedición infructuosa que habia emprendido á la provin- cia montañosa de Topira ó Topiza (Topia. ) Juntos regresaron á México, y aquí presentó Er. Márcos su relación escrita al virey y á una junta, el 2 de Setiembre de 1539. Antes de dejar á Sina- loa, Coronado hizo salir de San Miguel al capitán Melchor Diaz, para que rectificara lo del descubrimiento. Este se puso en mar- cha el 17 de Noviembre de 1539, pasó Pepetatlan, se avanzó al Norte, y detenido por el frió tuvo que revolverse á Culiacan; dio cuenta al virey en carta de 20 de Marzo de 1540; y si bien su re- lación contiene menos promesas y rebaja mucho lo contado por 134 ANALES DEL MINISTEKIO DE FOMENTO. el P. Niza, queda todavía en pié lo de las siete ciudades, un país rico y bien poblado, con otras maravillas, aseveradas por los in- dios con quienes Diaz Labia Labiado en su viaje. Tantas relaciones, basta cierto punto contestes, decidieron á D. Antonio de Mendoza á formar un lucido ejército confiando el mando á Vázquez Coronado; una expedición marítima a cargo de Alarcon debia llevar los víveres y socorrerle, como ya indica- mos en otra parte. La gente de tierra salió de México en prin- cipios de 1540 dirigiéndose á Compostela en Xalisco, siguió por Cbiametla para Culiacan, y de aquí marcbó á su conquista. La relación Listórica de este suceso no es la que necesitamos prin- cipalmente para nuestro intento; basta saber que nada se en- contró de lo que se Labia soñado, bailándose únicamente peque- ños pueblos con gentes desnudas y pobres, viéndose obligado Fr. Múreos de Niza á volver á México, por temor de los soldados castellanos que lo tenian por impostor: el país quedó recorrido en diversas direcciones, no se Lizo ningún establecimiento per- manente, y el ejército, muy mermado, volvió á México bácia Junio de 1542. Mucho más importa abora conocer la parte geográfica del país recorrido. Después de leer con detención las relaciones del viaje á Cíbola de Pedro de Castañeda de Nájera, encuentro segnn sus indicaciones, que de la misma manera que la Nueva España «forma un solo continente con las Indias y con el Perú, lo forma también con las Grandes Indias y la Cbina, de las cuales está separado por un estrecho ; pero como este país es tan vasto debe por precisión tener grandes desiertos. La costa de la Florida vol- viendo sobre sí misma sube basta la tierra de Bacallaos, y de allí á la Noruega; la de la mar del Sur forma una especie de semi- círculo y toca á la Cbina. Las montañas se separan en dos ca- denas, que siguen casi la misma dirección de las costas, dejando entre sí inmensas llanuras deshabitadas, enteramente llenas de bizontes y de toda suerte de animales, excepto serpientes que no se encuentran; hay caza en abundancia y toda suerte de pajar os.» Siguiendo las marchas del ejército, Culiacan era entonces el lí- mite de la Nueva Galicia, distando siempre, según Nájera, 210 leguas al Oeste de México. Petatlan entre las montañas y el mar, ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 135 sobre un rio á 20 leguas de Culiacan, y de aquí al valle de Sonora , 180 leguas. El valle de Suya, donde se fundó la villa de San Ge- rónimo en el valle de los Corazones, dista de Sonora 40 leguas. Sigue Cliichilticale, que pudiera ser una indicación de las Casas Grandes, situado «donde el Golfo termina y la costa da vuelta, las montanas siguen la misma dirección, yes preciso atravesarlas para entrar de nuevo en las llanuras. » De Chichilticale á Cíbola liay 80 leguas al Norte, quedando un desierto de intermedio. « La provincia de Cíbola contiene siete pueblos, el mayor se llama Muzaque ; las casas tienen ordinariamente en el país tres ó cuatro pisos, pero en Muzaque hay algunas que cuentan siete. Los in- dios del país son muy inteligentes ; se cubren las partes natura- les y el medio cuerpo con piezas de tela semejantes á servilletas, guarnecidas de Huecos, y de bordados en las puntas y amarradas a la cintura; tienen también una especie de pellizas de plumas ó de piel de liebre y de telas de algodón. Las mujeres llevan á la espalda una manta anudada al cuello, pasando bajo el brazo de- recho; se hacen vestidos con pieles muy bien preparadas, y se anudan el cabello detras de las orejas en forma de rueca, loque semeja á las asas de una copa. » — «Veinte leguas al Noroeste está otra provincia que contiene siete pueblos; los habitantes tienen el mismo traje, las mismas costumbres y la misma religión que los de Cíbola; se cuentan tres ó cuatro mil hombres derramados en los catorce pueblos de estas dos provincias. Tiguex está situa- do hácia el Norte á cerca de cuarenta leguas ; entre estas dos pro- vincias se encuentra la roca de Acuco. » «La provincia de Tiguex contiene doce pueblos situados sobre la márgen de un gran rio, en un valle de cerca de dos leguas de ancho; esta limitada al Oeste por montañas muy altas cubiertas de nieve : cuatro pueblos están construidos al pié de ellas y tres en las alturas.» «Más al Norte está la provincia de Quirix , que contiene siete pueblos; á siete leguas al Noreste la de j Remes con el mismo nú- mero de pueblos ; á cuarenta leguas en la misma dirección la de Adía; á cuatro leguas al Sureste la de Tutuhaco con ocho pueblos: en todas estas provincias tienen los mismos usos y las mismas cos- tumbres, no obstante que tengan algunas que les son peculiares.» 136 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. Gicuyé es un pueblo que podría poner en campaña quinientos guerreros, temidos por sus vecinos: construido sobre una roca y fortificado, presentaba una estructura particular. Entre este y Quirix liabia otro pueblo fortificado, al que los castellanos die- ron el nombre de Ximena , algunos pueblos abandonados y en ruinas. Había otros siete pueblos entre el camino y la Sierra Nevada. «Antes de hablar de la llanura en que están los bizon- tes, vuelve á decir Nájera, creo necesario hacer la enumeración de todos los pueblos dispersos en el país, y cuyas casas son de muchos pisos. Cíbola es la primera provincia y contiene siete pueblos ; Tucayan siete ; la roca de Acuco uno ; Tiguex doce ; Tutahaco ocho (estos pueblos se encuentran bajando el rio ) 5 Quirix siete ; en las Montanas Nevadas siete ; Ximena tres 5 Ci- cuyé uno 5 Hemes siete; Aguas Calientes tres; Yuque Yunque de la montaña seis; Valladolid ó Brava uno; Chia uno.» — «Lo que hacen por todos setenta ( son setenta y uno). Tiguex es el punto central, y Valladolid el último subiendo hácia el Noreste; los cuatro pueblos situados sobre el rio y más bajos que Tiguex están al Sureste, por el rio hace un recodo hácia el Oriente, y se cuentan como ciento treinta leguas desde el punto en que avan- za la corriente hasta el lugar donde desciende. Este intervalo está completamente habitado, y en donde están situados los se- tenta pueblos de que acabo de hablar, los que pueden contener unos veinte mil hombres juzgando por la apariencia ; lo demas del país está enteramente desierto, sin verse allí la menor ca- baña.» Al Norte de estos países siguen llanuras pobladas de cí- bolos, con algunos indios errantes Teyas y Queredlos, y acaba por fin, con la provincia de Quivira, «en cuyo país toma origen el gran rio de Espíritu Santo, que D. Fernando de Soto descu- brió en la Florida.» Refiriéndose á la California encuentro este pasaje notable: « Sobre la costa de esta provincia (de Sinaloa), comienza el golfo que forma la mar del Sur, y se avanza doscientas cincuenta le- guas al interior, y acaba en la embocadura del rio del Tizón : esta provincia está sobre la costa oriental del golío, formando la occi- dental la costa de California. Según lo que he oido decir a gentes que lo han navegado, este golfo tiene treinta leguas de ancho en ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 137 la entrada, y hasta ciento cincuenta de largo. Se sabe hoy que la costa se prolonga en forma de península, pues antes se creia que la California era isla.» Me he detenido de propósito sobre estas noticias, porque fuera del mucho ruido que en la colonia, hicieron, lo produjeron también en Europa. Achacóse por muchos el que nada de lo prometido se hubiera encontrado, á que no se había buscado- bien 5 con todo y el desengaño, la esperanza de las siete ciudades permaneció viva por muchos años, y todavía en el siglo XVII, en ios planos y en las cosmografías, se hacia mención de Cíbola y de Quivira. La falta de datos verdaderos hacia que se fundara en consecuencias más ó menos erróneas, apoyadas en las relaciones verdaderas ó adulteradas, y de aquí provenían las grandes diferencias que en ellas notamos. Así Givara coloca á Cíbola y las siete ciudades en 24° 30' de latitud, y 260° 30' del meridiano de Canarias, mien- tras pone á México en 18° latitud y 272 de longitud, lo que su- pondría solo 6o 30' de diferencia en latitud y 11° 30' en longitud, muy pequeña la primera, muy abultada la segunda. Gomara co- loca á Quivira en 40° de latitud. Herrera asegura que « Quivira está en 40° grados de tierra templada y fructífera. Cíbola está á treinta leguas de Culiacan hazia el Norte, y Quivira 200 de Cíbola al Oriente.» Así pudiéramos poner otras citas con errores más notables. Generalmente hablando, los planos tampoco están contestes. Ya ponen las poblaciones á ambos lados del rio Colorado, como sucede con el plano de Ranucio; ya las colocan más al interior con el nombre de Nueva Granada, que después recibió el de Nue- vo México ; ya ponen alguna de ellas sobre la carta de la Mar del Sur. Se funda esta última opinión en el dicho del indio guía, por sobrenombre el Turco, quien aseguró « que había en su país un rio de dos leguas de ancho, en el que se encontraban peces ta- maños como los caballos, cruzado por canoas que podrían con- tener veinte remeros por cada banda, y que bogaban también con velas; los señores se sentaban bajo un dosel en la popa, llevando á la proa una grande águila de oro. El soberano de aquel país dormía la siesta bajo un gran árbol, de cuyas ramas pendían cam- panillas de oro, que el viento hacia sonar; los vasos más comu- Tomo VI.— 18 138 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. nes eran de plata cincelada, y los demás trastes de oro. » Esta conseja fue también suficiente para que se supusiera que aque- llos barcos eran de los concurrentes de la China; que este país confinaba con la América, de la cual estaba separada por un es- trecho, y otras cosas más de la misma naturaleza. Si los autores mencionados antes hubieran atendido á las re- laciones, no se hubieran engañado tanto acerca de la situación de Cíbola y de Quivira. Indudablemente que no estaban sobre la costa, porque el derrotero de los descubridores no los pudo lle- var allí; no sobre el rio Colorado, porque Alarcon los hubiera en- contrado, hubiera vista el ejército de tierra, ó los indios al menos ledarian noticias de ellas. Las siete ciudades estaban más al Este, y no eran otra cosa, como lo mostró en seguida la experiencia, que las poblaciones de lo que después se llamó Nuevo México, que por cierto no eran tan grandes como pintaban las leyendas, ni tenían un ápice de las fabulosas riquezas que Er. Márcos de Niza había visto en ellas. § X. Crecimiento progresivo de la colonia en el siglo XVI. — La Audiencia de Guate- mala.—La Audiencia de Guadalajara. — Fundación de ciudades. — La Nueva Vizcaya— Nuevo Reino de León— San Luis Potosí.— Nuevo México.— Si- naloa. — Guerra con los bárbaros y fundación de ciudades. — Las reducciones. Por cédula de 13 de Setiembre de 1543 y sus concordantes, los límites de la Nueva España sufrieron una modificación con el es- tablecimiento de la Audiencia y Chancillería Peal de Santiago de Guatemala, llamada al principio de los Confines. Se le señaló por distrito cc la dicha Provincia de Guatemala; y las de Nicaragua, « Chiapa, Higueras, Cabo de Honduras, la Verapaz y Soconusco, « con las Islas de la costa., partiendo términos por el Levante con « la Audiencia de Tierrafirme ; por el Poniente con la de la Nueva « Galicia, * y con ella y la Mar del Norte por el Septentrión, y por « el Mediodía con la del Sur. » La última mano á la división política, por entonces, vino á po- 1 Es uu error: con la que lindaba era con la Nueva España. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 139 nerla la cédula de 13 de Febrero de 1548, con sus concordantes, que estableció la « Audiencia y Chancillería Real de Guadalaxara « de la Galicia en la Nueva España, y> á la que se dio por distrito «la Provincia de la Nueva Galicia, las de Culiacan, Cópala, Co- « lima y Zacatilla, y los pueblos de Avalos, partiendo términos: «por el Levante con la Audiencia de la Nueva España: por el «Mediodía con la Mar del Sur: y por el Poniente y Septentrión « con Provincias no descubiertas, ni pacíficas. » Con esto, la división en cuatro provincias hecha por los oido- res, quedó de nombre, sirviendo solo para señalar los límites de los obispados, no sin sufrir en seguida grandes variaciones, se- gún lo iban requiriendo las circunstancias. Dividida la colonia en audiencias, estas á su turno se subdividian en corregimientos y alcaldías mayores, pequeñas fracciones políticas de desigual extensión, en que los corregidores y alcaldes mayores conocian en todo lo civil y criminal que se ofrecía, así entre los españoles como entre estos y los indios, ó los indios entre sí. La conquista de Yucatán había proseguido, dando por resul- tado la fundación de la villa de San Pedro de Champoton en 1538, de San Francisco de Campeche en 1540, de Mérida en 1542, y de la villa de Valladolid en 1543. Por el Norte, apagada la insur- rección de los cascanes por D. Antonio de Mendoza, puso este los fundamentos de Valladolid (Morelia) en 1541. La ciudad de Guadalajara se pasó definitivamente al lugar en que ahora exis- te, el año 1542. Las expediciones de Ibarra y de sus compañeros dieron lugar á que se comenzara el asiento de la ciudad de Za- catecas en 1546, dándosele la última mano en 1548. Y para con- tener las depredaciones de los chichimecas, D. Luis de Velasco hizo alzar en 1554 las villas de San Miguel el Grande (hoy Allen- de), y de San Felipe, que ahora corresponden al Estado de Gua- najuato. La Audiencia de la Nueva Galicia nombró á Martin Perez, alcalde mayor de Zacatecas, para que con un trozo de gente saliera en busca de minerales $ era esto el año 1558, y Perez se encaminó hácia el Norte descubriendo los reales de minas del Fresnillo, Nieves, Sombrerete y San Martin, á los que pronta- mente acudieron los pobladores. La palabra real que á los mi- 140 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. nerales se les daba, no viene de que pertenecieran á la corona ó se destinaran al rey; saca su etimología de puesto ó campa- mento militar, porque por el miedo de los bárbaros era preciso fortificarse en aquel lugar y estar siempre á punto con las armas en la mano para repeler las agresiones de las tribus. Cuando los trabajadores Rabian acudido en gran número y liabia desapare- cido el peligro, el real se convertía en una villa ó ciudad, y to- maba un nombre propio, sin abandonar por eso su apellido pri- mitivo. Mirando el buen resultado de la correría, la Audiencia dió nue- vos auxilios á Diego García Celio, nombrándole alcalde ma^or de la provincia, con orden de fundar una villa cabecera: poco trabajó Celio en cumplir el mandato, pues encontrando reunidas algunas tribus bárbaras por Fr. Gerónimo Mendoza, sobrino del virey del mismo apellido, ecRó los fundamentos de la villa del Nombre de Dios (1558). Era ya virey D. Luis de Yelasco, quien, sabedor de aquellas conquistas, bajo pretexto de que la Audiencia no podría rema- tarla con sus propios recursos, nombró para hacerla á Francisco de Ibarra, dándole nn grueso de tropas reunidas en Zacatecas con instrucciones de adelantar lo más posible Rácia el Norte, y fundar poblaciones. Ibarra invadió el territorio de Guadiana, venciendo á los indios que le disputaron bravamente el terreno; y por medio de su capitán Alonso Pacheco, puso los cimientos de la ciudad de Guadiana, luego Durango ( 1559 ), que pronto fué de las mejores poblaciones de aquellos rumbos: con 130 hombres invadió la sierra de Tópia y la Tarahumara, descubriendo y po- blando los reales de minas de Indeé, Cuencamé, Santa Bárbara, San Juan y otros. La invasión se extendió al Este hasta el rio Conchos, y para asegurarla estableció Ibarra algunos puestos militares ó presidios, siendo el principal entre ellos el de Chihua- hua, ahora capital del Estado del mismo nombre. Llegado el in- vierno, el pequeño ejército vino á pasar la estación al valle de San Juan, encerrándose en un campo atrincherado con gran can- tidad de víveres y pertrechos. Atacado allí por los bárbaros, tuvo que estarse á la defensa has- ta que, llegado el buen tiempo ( 1560 ), salió contra ellos y los cas- ANALES DEL MINISTEKIO DE FOMENTO. 141 tigó; atravesó de nuevo la sierra de Tópia, adelantó liasta Sina- loa, y á las orillas del rio Zuaque ó del Fuerte, fundó la villa de San Juan Bautista de Carapoa, que después fué quemada y des- truida por los indios. Adelantándose á Sonora vió parte del país recorrido por Y azquez Coronado ; retrocedió á Cliam etla para fun- dar la villa de San Sebastian y construir dos haciendas para be- neficiar metales, retornando á Guadiana á descansar de sus fa- tigas. Lo descubierto se llamó provincia de la Nueva Vizcaya, que se componia de los territorios de los actuales Estados de Durango y de Chihuahua ; de los distritos del Saltillo y de Parras en Coa- huila, y de algunas pequeñas poblaciones confinantes. Ibarra quiso reunir á su gobernación toda la tierra pisada por él, lo cual no se le consintió por no ser toda de nuevo descubrimiento. Consignaremos de paso que en 1559 salió de México una expe- dición para la Florida, al mando de D. Pristan de Arellano, la cual fué desgraciada. La península de Yucatán, que hasta entonces habia estado re- gida por alcaldes mayores, sujetos á la Audiencia de los Confines, fué declarada gobernación aparte, sometida en algunos puntos al vireinato de México. Esta merced se hizo al Dr. Diego Quijada por cédula de 19 de Febrero de 1560, no obstante que el agra- ciado no tomó posesión de su gobierno hasta 1562, desde cuya fecha se comienza á contar esta división geográfica. En 1569 los cuachichiles, tribus broncas, todavía no domesti- cadas, hacian irrupción hasta el interior de la colonia; para con- tenerlos, el virey D. Martin Enriquez hizo salir de Guanajuato al alcalde mayor Juan Torres de Lagunas, con cuatro compañías, quien en una campaña de cuatro meses ahuyentó á los bárbaros. El mismo virey salió con algunas fuerzas de México, al año si- guiente 1570, yendo á establecer una línea de presidios en los puntos más amagados. Entre ellos se cuenta la Concepción de Celaya, y una villa de San Felipe, cerca de donde hoy está San Luis Potosí, rodeada de un muro y guarnecida de soldados, que en el siglo siguiente estaba casi abandonada. En los tiempos subsecuentes pocas conquistas se hicieron ya por sola la fuerza armada: esta intervenia para defender y hacer 14*2 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. respetar á los colonos, consistiendo principalmente la eficacia de la colonización en los misioneros. Las órdenes religiosas se dedi- caron desde muy temprano á catequizar á los bárbaros: á la no- ticia de alguna tribu, uno ó muchos de aquellos piadosos opera- rios se adelantaban á ella, la reducian á la vida social, no pocas veces con el sacrificio de su propia existencia ; y cuando á la mo- desta cruz de madera Labia sustituido la misión, y á esta el pue- blo ó la ciudad, se encaminaban más adelante para repetir de continuo la misma tarea. Así aprendieron la religión y las artes los indios del interior de las provincias; así se poblaron sucesi- vamente estas, y así los límites de la colonia fueron avanzando insensiblemente hácia el Norte. Sangre y cuantiosos sacrificios costó esta labor, proseguida por medio de muchas grandes accio- nes, pasadas desapercibidas en el desierto y su soledad. El capitán Luis de Carbajal capituló el descubrimiento y po- blación de los países situados al Oeste de la provicia de Panuco; el convenio se firmó en 31 de Mayo de 1579, concediéndole F e- lipe II el título de gobernador, por su vida y la de su hijo, con otras prerogativas, y señalando por límites de la provincia que Labia de llamarse Nuevo Peino de León, « desde puerto de Tam- pico, rio Pánuco y minas de Mazapil, hasta los límites de la Nueva Galicia y de la Nueva Vizcaya, y de allí al N. lo que se descubriera, con tal que no pasara de doscientas leguas de ancho y doscientas de largo.» Carbajal se entró á su conquista; mas no parece que adelantó mucho en ella, supuesto que por cédula de 19 de Abril de 1583 se le mandaron suministrar auxilios, que tampoco fueron eficaces porque sobrevino la muerte del conquistador. A Carbajal sucedió en la provincia el capitán D. Agustín de Zavala, quien nada hizo en dos años de gobierno. En Setiembre de 1596, el religioso franciscano Er. Diego de León, residente en el Saltillo, se adelantó hácia la provincia, á ruego de los indios, y con la nación principal fundó á Monterey, llamada así del ape- llido del virey. Lo descubierto tomó el nombre de la Nueva Ex- tremadura, que no prevaleció, pues tomó el que ya se Labia determinado de Nuevo Peino de León: el capitán D. Diego Mon- temayor, que acompañó al religioso, fue nombrado gobernador de la provincia. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 143 Del actual Estado de San Luis Potosí, la población de Mate- ñuala Labia sido fundada en 1550- la villa de San Gerónimo de la Agua Hedionda en 1552; antes de 1568 subsistía ya el mineral del Cerro de San Pedro; Charcas Viejas se fundó en 1574, y des- truida por un incendio, fue trasladada al lugar que ahora ocupa, en 1593; para este mismo año existia ya San Luis Potosí, comen- zándose á hacer famosos sus minerales; en 1589 se alzó Santa María del Eio sobre los terrenos de la hacienda de Villela, tras- ladándose al lugar que hoy ocupa, el año de 1610; cuenta el Ve- nado su principio de 1591. Las primeras noticias del Nuevo México fueron comunicadas por el religioso franciscano Fr. Agustín Euiz, quien sabedor por los indios Conchos de que muchas leguas hácia el Norte habia grandes provincias no visitadas aún por los españoles, pidió li- cencia á sus prelados y al virey para acometer la empresa de des- cubrirlas. Dado el permiso por ambas autoridades, y acompañado de dos religiosos y de doce soldados, Fr. Agustín Euiz emprendió su viaje, saliendo del Valle de San Bartolomé en Coahuila, el año 1581. Caminadas, según sus cálculos, más de doscientas leguas, llegaron á la provincia de los Tíguas: espantados los soldados á la vista de la muchedumbre de los indios, resolvieron abando- nar la empresa, retirándose en consecuencia á la colonia para dar aviso del peligro en que quedaban los misioneros. Solos estos, prosiguieron sus trabajos comenzados de predicación, hasta que los indios, con su natural veleidad, les dieron la muerte. El virey y los religiosos franciscanos se empeñaron en mandar algún socorro á Fr. Agustín Euiz y sus compañeros, cosa que de pronto no era fácil. Por fortuna se encontraba en el valle de San Bartolomé un rico traficante llamado Antonio de Espejo, quien excitado por la nueva del descubrimiento, se ofreció á tomar la demanda por su cuenta. Con licencia del capitán Juan de Onti- veros, á la sazón alcalde mayor de los pueblos de Cuatro Ciéne- gas, junto hasta 115 caballos y mucha gente de guerra, armas, municiones y víveres, y se puso en camino para su descubrimien- to, el 10 de Noviembre de 1582. Atravesó por las tierras de los Conchos, de los Passaguates y de los Tobosos ; en la provincia de los Jumanes ó Patarabuyos tuvo un combate con los indios, á que 144 anales del ministerio de fomento. sucedió una buena amistad, encontrándose entre ellos noticia de los españoles, que Espejo atribuyó al paso de Cabeza de Vaca y de sus compañeros por aquellas comarcas. Encontrado el no del Norte los aventureros, tras multiplicadas marchas, llegaron a la provincia de los Tíguas, y en el pueblo de Poala bailaron los cuerpos mutilados de los religiosos muertos. Deliberaron enton- ces si volveriau á la Nueva Vizcaya, supuesto que estaba cum- plida su comisión ; mas á la noticia de que babia grandes y ricas provincias al Este, mudaron de intento, siguiéndose algunas cor- rerías en varias direcciones: visitaron á los Quiris y á los Cuna- mes, vieron la población de Acoma sustentada sobre su peñón, al que solo puede subirse por una escalera tajada eu la roca; y en la provincia de Zuñi ó de Cíbola encontraron noticias de Fran- cisco Vázquez Coronado, algunas de las cruces levantadas por este, y á tres cristianos que allí se habian quedado desde aquella antigua expedición. Antonio de Espejo, con una pequeña escolta, recorrió aún las provincias de Zaguato, de los Quires y de los Hu- bates; atravesó la de Tamos, y reunido en seguida con el resto de los descubridores, sirviéndoles de guía un indio, emprendie- ron la vuelta por otro camino ; pasaron el no, al que pusieron por nombre de las Vacas, por la abundancia de bisontes, que se en- cuentran en sus márgenes; después el rio Conchos; entraron al valle de San Bartolomé, de donde habian salido, hácia Setiem- bre de 1583. De allí dió cuenta Espejo al virey del resultado de la expedición. En los años siguientes se verificaron algunas otras entradas, aunque sin ningún fruto, mandadas por los capitanes Castaño y Nemorcete, siendo la última la de Humaña, quien penetró entre las tribus muy al Norte, y cuando volvía cargado de oro, fue muer- to con los suyos en una emboscada puesta por los bárbaros. De estas expediciones quedan pocas y aun confusas noticias. Pasaron los años hasta que, gobernando la colonia D. Luis de Velasco, concibió la idea de mandar una colonia al Nuevo Mé- xico para formar un establecimiento permanente. Para lograrlo capituló con el capitán Francisco de ü rdiñola ; mudando después de parecer, escogió al capitán D. Juan de Oñate, pariente de los conquistadores del mismo nombre, con quien formó los respecti- ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. .145 vos convenios el 30 de Setiembre de 1505. Todo quedó suspenso por la llegada del nuevo virey D. Gaspar de Zúñiga y Acevedo, no muy pronto en el despacho de los negocios j por fortuna pa- reció de importancia la proyectada conquista, y ratificados los convenios, se dejó á Oñate publicar á són de pregonero su empre- sa, y reclutar cuanta gente quisiera seguirle. El genio aventu- rero y el amor á lo maravilloso habian disminuido mucho en el ánimo de los castellanos de la colonia ; pero la esperanza de en- riquecer pronto y á poca costa en un país como el Nuevo México, pintado como un paraíso por sus producciones naturales, y adon- de, sobre todo, existia el famoso reino de Quivira, de los sueños dorados de Fr. Marcos de Niza, los despertaron casi con su pri- mitiva lozanía j en consecuencia, el número de los aventureros alistados fué muy superior al que se habia menester, y muchos ocurrieron con sus familias enteras. La expedición salió por fin de México al año siguiente, 1596, Las penalidades de un camino tan dilatado, el cansancio de las marchas y el cuidado indispensable para la conducción de las mujeres y de los objetos para la colonización, disgustaron pronto á unos hombres que no querían hacer sacrificios para alcanzar la apetecida riqueza ; y junto esto á que no se les cumplían con fidelidad las capitulaciones, determinó que al llegar al real de Caxco, doscientas leguas de México, se amotinaran con el pre- texto deque Oñate no estaba bastantemente autorizado para pro- seguir la jornada, ni contaba con el avío suficiente para llevarla á cabo. Cuando el conde de Monterey esperaba la noticia de la sujeción de la provincia, recibió en su lugar la del motín y la sú- plica del general para que le mandara nuevos refuerzos. No obs- tante que iban gastados diez mil ducados de las cajas reales, cua- tro para la empresa y seis por via de préstamo á Oñate, el virey hizo nuevos sacrificios y envió en toda diligencia á D. Lope de Ulloa con poderes bastantes para remover los obstáculos, aun cas- tigando á los amotinados. El comisionado llegó pronto á Caxco j liarte con rigor, parte con dádivas y promesas, redujo á los colo- nos á marchar adelante, y él volvió á dar cuenta de su cometido. Llegado Oñate á su destino, sentó sus reales en el sitio que llamó San Miguel, entre el rio del Norte y uno de sus tributarios: Tomo VI.— i9 146 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. de allí, por medio de sus soldados y de los misioneros francisca- nos que los acompañaban, comenzó la conquista, al principio sin encontrar resistencia, comprada en seguida a fuerza de porfia- dos y sangrientos combates en que no siempre sacaion la mejoi parte los colonos. Las relaciones aseguran, y los nombres geo- gráficos lo confirman, que el Nuevo México eran las siete ciuda- des, los reinos de Cíbola y de Quivira que tanto ruido liabian hecho en la colonia algunos años antes. Encontraron allí los co- lonos poblaciones con casas de piedra y de varios pisos, gentes vestidas y compuestas, pequeños estados convertidos a cierto ré- gimen político semicivilizado; pero las demas tribus eran bron- cas y cazadoras, sin domicilio fijo, amigas de su independencia. Algunas se sometieron fácilmente y vinieron á paz con los inva- sores 5 mas las otras nunca se dieron a partido ni íecibieion cuartel, prolongándose indefinidamente una guerra en que los castellanos desplegaron á veces rasgos de barbarie que los pone en paralelo con los mismos salvajes. En las repetidas escaramu- zas, Oñate perdió una parte de sus tropas 3 disgustado el resto, por no haber visto colmadas sus esperanzas con la prontitud que quería, intentó volverse á México. En tan críticas circunstancias ocurrió de nuevo al vireinato por refuerzos, que el conde de Mon- terey aprestó diligentemente, enviando varias compañías el año de 1597. Muchos desengañados retornaron entonces á sus hoga- res, desacreditando la tierra por pobre y trabajosa. Entre lo ejecutado por Oñate se pone el asedio y toma del pe- ñon de Acoma, arrasado después de haber sido pasados á cuchi- llo sus habitantes. En 1599 salió con ochenta soldados en de- manda de la gran ciudad de Quivira, á la que no pudo llegar. Recibió una embajada del señor de aquella provincia pidiéndole auxilio contra sus enemigos, y no pudo mandarle ni seis ginetes que le habla ofrecido. Los repetidos desengaños alcanzados por sus propios ojos no bastaban para sacarlos del error; los colonos del Nuevo México que estaban pisando la tierra de las fabulosas ciudades convertidas en pequeños pueblos pobres, no se daban por vencidos para tener como falsas las maravillosas relaciones; el suelo en que estaban se les antojaba que no era el prometido, y colocaban más adelante, hácia el Norte, aquellas ricas ciuda- ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 147 cIgs en que todavía sonaban, en que era abundante el oro como el polvo de la tierra. Hasta pasado mucho tiempo no quedaron convencidos de que la descripción de aquellos reinos opulentos habia sido sacada de los libros de caballerías. Entretanto nada se había promovido en Sinaloa, y los espa- ñoles avecindados en las orillas del rio Petatlan vivían en paz. D. Pedro de Montoya, valiente y práctico en la guerra de las tri- bus, pidió y alcanzó de D. Hernando de Trejo, gobernador de la Nueva Vizcaya, la licencia de penetrar con gente armada en la provincia, á fin de hacer nuevos descubrimientos; se alistaron al efecto treinta españoles, que salieron en demanda de fortuna á fines de Enero de 1583. A la noticia de la aproximación de los aventureros, los naturales quemaron sus pueblos y huyeron á las montañas, de manera que cuando llegó Montoya á los valles de Sebastian de Evora, Orabatu y Mocorito, no encontró más de rui- nas desolación. Condolido del estrago, envió á su intérprete para asegurar a las tribus que no les maltratarían 5 surtió efecto la pi omesa, y los indios fueron volviendo poco á poco á sus ho- gares. Siguieron los aventureros por Bacubirito y Chicorato, donde fueron recibidos de paz, y para poderse dedicar con espa- cio al descubrimiento de minas, el 30 de Abril fundaron una villa con el nombre de San Felipe y Santiago de Carapoa, distante de la antigua que se conocía por de San Juan Bautista. Algún tiempo permaneció tranquila la villa, cosa que infundió sobrada confianza en Montoya, no creyendo las noticias que se le daban de síntomas de inquietud en las tribus ¿ empeñóse un dia con pocos soldados en una expedición distante $ los zuaques cayeron de improviso sobre la partida, la desbarataron, dieron muerte á Montoya y á doce soldados, y se pusieron en salvo (1584). Eran pocos los de la villa para vengar la sangre, por lo que pi- dieron auxilio á Culiacan, de donde vino prontamente á las ór- denes de D. Gaspar de Osorio. E11 la batida que se ejecutó con- tra los agresores pocos fueron habidos á las manos : desesperado Osorio de no hacer mayor justicia, y creyendo que los de Cara- poa no estaban seguros, mandó desamparar la villa. Hechos los requerimientos de estilo, todos los vecinos se pusieron en mar- cha para Culiacan el 15 de Agosto de 1584 j por fortuna, al pasar 148 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. el rio Petatlan, encontraron con D. Juan López de Quijada, con veinte soldados, nombrado capitán de Sinaloa por el gobernador de la Nueva Vizcaya, D. Hernando de Bazan, y con la orden de que no se abandonara la villa, pena de la vida. Esta amenaza, unida á la noticia de la próxima venida del gobernador en per- sona, decidió á los fugitivos á volver sobre sus pasos, y repoblar á Carapoa: para asegurarse contra los ataques de los bárbaros, construyeron un fuerte capaz. Los jesuitas misioneros se presentaron allí en 1590; fueron do- mesticando sucesivamente las tribus salvajes, extendieron su predicación basta el rio del Fuerte, y redujeron á la vida social la tribu de los sinaloas, de quienes tomó nombre la provincia. . En la frontera del Norte, en el interior de la colonia, proseguía sin cesar la guerra con los bárbaros, sin que fueran parte a con- tenerla, sino por breves dias, los presidios y los destacamentos armados que recorrían los caminos custodiando á los viajeros. Los cbicbimecas principalmente, nunca estaban tranquilos; sin amor al trabajo, indolentes y perezosos ; sin domicilio fijo, tenian por precisión que vivir sobre el país llevando la vida de los ban- doleros. Desde 1580 babia servido debarrera paralas excursiones de los bárbaros el rio de Tololotlan ; pero esto para las provincias defendidas por él, mientras el resto quedaban descubiertas y casi abandonadas. En 1582, el alcalde mayor de Querétaro pintaba al virey la situación de la provincia como muy angustiada: es- taban destruidos muchos pueblos; los caminantes eran muertos y robados; los bárbaros cometian inauditas crueldades; y si no se ponía pronto remedio, la provincia entera quedaría asolada. En 1590 los salvajes no solo pusieron nuevo ardor en sus coi- rerías, sino que atrajeron á subando, así á las naciones cazadoras sus aliadas naturales, como á algunas otras que vivían pacifica- mente. La liga alarmó á la colonia, y tan terrible apareció, que se determinó hacer una guerra formal, encargando la dirección de ella al general D. Bodrigo del Rio, hombre prudente y resuel- to. Se abrió la campaña, y españoles é indios sufrieron males sin cuento, sin que se lograran ventajas positivas, consiguiéndose solo derramar sangre inútil y enconar el ánimo de los salvajes. Con semejante resultado, pensó el general en entrar en negociado- ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 149 nes con sus enemigos, ya para pactar una tregua, ya para ajus- tar una paz definitiva, si posible fuere á costa de un sacrificio pecuniario. Al efecto se valió de un mestizo llamado Caldera, bijo de un español y de una chicliimeca, y comandante del fuerte del valle de San Francisco en Guadalajara, quien además de po- seer el cuacbicbil, idioma de aquellas tribus, conservaba sobre ellas grande influjo por el parentesco: logró con poco trabajo que los indios se sujetaran capitulando, que vivieran tranquilos en los pueblos sin causar el menor daño ni alboroto, y caso de que algunos tomaran las armas, los más cercanos á los alzados deberían hacerles la guerra, apresarles y entregarles á la auto- ridad para que hiciera de ellos justicia ; en cambio, el gobierno colonial se comprometia á mantenerlos y vestirlos. Semejante tratado, que en los primeros dias de la conquista hubiera parecido vergonzoso á los guerreros de Cortés, acostum- brados á vencer por las armas y á no otorgar á los vencidos otras gracias que las del esclavo, fue aprobado por el virey como obra meritoria de política, y se dedicó á consolidarlo por los medios que estaban en su mano. Las tribus por su parte quisieron dar solemnidad á sus convenios, y los guachichiles (cuachichiles , ca- bezas coloradas) enviaron a México sus embajadores para ha- blar con el virey : tratados con toda consideración, pidieron hacer- se cristianos, y D. Luis de V elasco aprovechó la oportunidad para enviar con ellos no solo misioneros franciscanos, sino también co- lonos para fundar pueblos en los lugares oportunos. De estos, los que parecieron á propósito fueron los de Tlaxcala, ya porque la provincia era la más poblada, ya porque, siendo constante ami- ga de los castellanos, inspiraba confianza : cuatrocientas familias se alistaron, siendo conducidas por cuenta de las rentas reales y bajo la inspección de los religiosos. Cuatro poblaciones se fun- daron con ellas en 1591 ; San Luis de la Paz, que tomó la deno- minación del nombre del virey y de la paz establecida; San Mi- guel Mezquitic, San Andrés en Durango y Colorían en Jalisco. Aunque tlaxcaltecas y chichimecas habitaron juntos en los mis- mos pueblos, observa Torquemada que las dos naciones conser- varon sus usos y costumbres; la religión no pudo hacer que des- aparecieran los antiguos rencores, y ni habitaban bajo el mismo ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. M r\ lou techo, ni formaban alianzas de familia para confundir las razas. En 1594 los misioneros de Durango avanzaron ala laguna de San Pedro en Coahuila, y redujeron á vida política á aquellos sal- vajes. El Saltillo se habia fundado antes de lo92, y hacia este tiempo recibió una colonia de tlaxcaltecas que defendieran la vi- lla de las incursiones de los bárbaros. El siglo XVI se cerró con la reducción á población de los m- dios dispersos, cosa que por ultima vez tuvo lugar los auos lo98 y 99. Poco fruto se sacó de esa medida, mal concebida y peor eje- cutada, que no dio por final resultado más de la expoliación de los naturales y la desigualdad en la distribución de la propiedad raíz. § xi. Observaciones astronómicas. — Estadística. I). Antonio de Mendoza, primer virey de Nueva España, escri- biendo al cronista Oviedo con fecba C de Octubre de 1541, le decía entre otras cosas : - « por dos eclipsis de luna que ha ávido, des- pués que yo estoy en estas partes he verificado la longitud que hay hasta Toledo, é son ocho horas, é dos minutos é treynta é quatro segundos: é teniendo respecto á ello, hallo que todo lo ¿lesta mar del Sur está falso, por causa de los regimientos ser hechos en España, é procuro de hacello corregir, é por esto no hago calidad de lo de antes de agora. Bien creo que en essa cib- dad, vos, señor é otras personas terniades cuenta con el eclypsi. Holgaría que me pagassedes en la misma moneda, en escribiime á la hora que allí comen$o, para saber lo questa tierra dista dessa.» . Esta es la observación más antigua, de que he hallado noticia, dirigida á encontrar las coordenadas geográficas de la ciudad de México. Xo se dice en ella cuál altura de polo se le asignaba, y se fija la longitud en tiempo, con respecto al meridiano de Tole- do en Sh 2m 34 s = 120° 38' 30" en arco. En aquella época se suponía que los meridianos de Toledo y de Madrid quedaban separados 30', por lo que reduciendo el dato al meridiano de ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 151 Madrid, resultarán 121° 8' 30". Comparando esta posición con la asignada hoy (Madrid, Gh 21 m 43s2 = 95° 25' 4 8 " Este de México), se encontrará la enorme diferencia de lh 40m 50 s 8 = 25° 42' 42", que se colocaba á México más al Oeste de Madrid. Al censurar este resultado, comparándolo con las observacio- nes modernas, no se piense ni por un momento que queremos en- contrar la misma exactitud en la determinación de Mendoza ; esto seria torpe. Fuera de las dificultades que presenta el preci- sar el principio de los eclipses de luna, en aquella época eran des- conocidos los anteojos, y ni los métodos ni los instrumentos te- nia n el grado de perfección que son menester en estas delicadas operaciones. Si la longitud determinada por Mendoza nos parece hoy absurda, en su tiempo se le reputaba exacta, y era, sin con- tradicción, mejor que los regimientos hechos en España, que se alejaban todavía más de la verdad por haber sido ejecutados á tientas. La estima de Mendoza puede actualmente sacarse de- fectuosa; entonces es probable que en Europa no se poseyera un dato que se pudiera contraponer al del ilustrado virey. La longitud fijada en ocho horas para el meridiano de Toledo, duró todo el siglo XVI, admitida como buena. Todavía al publi- car sus Décadas Antonio de Herrera, Madrid 1001, las cuales fue- ron formadas por las mejores noticias suministradas por las co- lonias y datos sacados de los cosmógrafos españoles, se asienta que México « está en 19 Grados i medio de altura, i 103 Grados de longitud del Meridiano de Toledo, de donde distará por línea recta, 1740 leguas, que son ocho horas de sol. »— Hay en este enun- ciado alguna cosa que no comprendo. Los 103° reducidos á tiem- po, no dan ocho horas, sino Gh 52m, sin embargo de lo cual se forma una ignaldad entre los 103°, las 1740 leguas y las ocho horas de sol. Por semejante supuesto, una hora en tiempo es igual á 217,5 leguas, ó lo que es lo mismo, cada grado en arco mide 14,5 leguas. Desde entonces, como en todas las épocas siguientes, lo publi- cado acerca de México en el extranjero se resiente de atraso en las fechas y de poca exactitud en los informes. La explicación es fácil . las colonias españolas no tenian comunicación ninguna ex- tciioi fuera de la Metrópoli; en la Xueva España no se daba pu- blicidad á los descubrimientos que quedaban encerrados dentro 152 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. del pequeño círculo de los curiosos; si se comunicaban á España no eran tenidos en gran estima, y si salian al resto de Europa eran despreciados como cosas dichas por salvajes : aunque en Es- paña se hiciera mérito de algo, por más que se diga en contrario, no tenia largueza para comunicar á las demas naciones lo que sabia relativo al Nuevo Mundo. De prueba puede servir lo que asentaba Gerónimo Girava en su cosmografía ( 1570 ) : no solo no sabe lo que eu la colonia habia pasado con diferencia de dos ó tres años, sino que él confunde de una manera lamentable las no- ciones que ya eran vulgares en la Nueva España. Es curioso el catálogo de sus posiciones geográficas, que en lo que toca á Mé- xico copio en seguida con la ortografía del autor: las latitudes son boreales y las longitudes se refieren al meridiano de las Ca- liarías. Longitud. Latitud. Acapnlco Baya de Espíritu Santo Baya de Canoas Baya de Santa Cruz Cabo de Iucatan Cenpoal Cbampotou * * Ciguata Cíuola, una de las siete Ciudades liazia el Poniente, junto á vn Golío de Mar, que llaman Bermejo: por ser á semejan?a del Mar Roxo de Asia. Y lian llamado á los Pueblos siete Ciudades, por ser 263.°30/ 280. 00 265. 00 259. 30 280. 00 245. 00 277. 00 260. 00 16.°30' 29. 00 22. 30 22. 30 .21. 00 .20. 00 .21. 00 .19. 00 poco lexos vna de otra, entre las quales pasa vn rio muy grande, que las va casi 260. 30 ....24. 30 rodeando en clerreaor 264. 30 .... ....16. 30 283. 30 .... ....19. 20 274. 30 .... ....21. 30 IslcL cití bacrmcios 271. 00 .... ....18. 00 272. 00 .... ....18. 00 273. 30 .... ....23. 40 252. 30 .... 26. 30 Rio 1 otonteacn .. — • ------ 271. 00 .... ....23, 30 271. 30 .... 18. 00 273. 00 .... 19. 00 A una simple vista se descubre la manera lastimosa con que están confundidos los lugares: así, v. g., Tesqua y Tezcuco, que eu ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 153 las relaciones antiguas son una misma cosa, se distinguen como dos diversos ; la Villa Eica (la Antigua) distaría de México al Este un solo grado, mientras la isla de Sacrificios se apartaría dos grados y medio ; el primero de estos lugares lleva una lati- tud de 13°, cuando se da al segundo 21° 30', lo que colocaría la isla de Sacrificios 1° 30', más al Norte que la Antigua, y es bajo todos aspectos contrario á la verdad j Acapulco, que por un error de los geógrafos del siglo XVII se colocaba en el mis- mo meridiano de México, dista según Girava 8° 30' al Oeste de la misma ciudad,* Ixtapalapa quedaría un grado al Oeste j Hua- tulco 7° 30', etc., etc. El eclipse de luna de 23 de Setiembre de 1577 fué observado en México, en Puebla y en Veracruz, al mismo tiempo que en varias ciudades de Europa, principalmente por Ticlio en Vra- niemburg. Mucho más tarde sirvió en Francia para determinar la longitud de México y de Veracruz, y en su lugar nos ocupa- remos de él. Por lo que toca á las cartas geográficas de la colo- nia, el plano más antiguo que ha llegado á mi noticia de las costas del Golfo de México, es el formado por los pilotos de la ex- pedición de Alonso Alvarez de Pineda en 1519, presentado en 1521 por Francisco de Garay, y que acompaña la cédula real en que se dió á este la licencia de poblar en la provincia de Amichel : ambos documentos se encuentran á la pág. 148 del tom. III de la Colec- ción de los viajes y descubrimientos por Navarrete. Es notable en este plano la representación de la península de Yucatán, cu- yas costas orientales están unidas á las de la tierra firme, mien- tras las occidentales solo están separadas de la Nueva España por un espacio pequeño de mar en el que se ven señaladas cinco islas. El todo de la figura, si bien está poco comprendida, pre- senta, sin embargo, la verdadera de península, siendo el espacio de que antes hablamos el lugar de la laguna de Términos, cuyo contorno interior ha quedado sin delinear. En el plano de la ciu- dad de Tenochtitlan, que se encuentra en la edición de las cartas de Cortés de 1524, se halla también un croquis del Golfo, en que Yucatán aparece ya como isla, de forma caprichosa y separada del continente por un espacio de mar con varias islas. Para los pilotos que formaron el primer diseñ o, Yucatán erape- Tomo VI.— 20 154 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. nínsula, fundados en los descubrimientos de Juan Diaz de Solís y de Vicente Yañez Pinzón; pero prevaleciendo después la opi- nion del piloto Antón de Alaminos, Yucatán se figuró como isla, prolongándose este error geográfico por algún tiempo. Las an- tiguas cartas de 1527 y la de 1529 de Diego de Bivero, ambas mandadas formar por el emperador Cárlos V, y que se deben tener como oficiales, como la recopilación de todos los datos auténticos recogidos en las oficinas del gobierno español, ponen á Yucatán como isla, y así se liizo por varios años. La primera carta que be visto, en donde Yucatán asuma su verdadera figu- ra, es la que se encuentra en el tercer volumen de la Colección de Bamusio, 1556. En 1570 el Golfo de México no tomaba definitivamente este nombre entre los geógrafos. — «Y el grande Océano, dice Girava en su cosmografía, el qual en el Golfo que Uaze entre este Cabo (el de la Florida), y el Cabo de Yucatán, se llama Mar Catayum : otros le llaman Golfo de Fernando Cortés, y otros Golfo florido, y algunos Mexicano. Y así por qual quiera de aquestos nombres se entenderá este Mar Catayum. » De las costas del Pacífico, el plano más antiguo publicado es el de Domingo del Castillo, 1541. Preséntala California en íorma de península, ejemplo que siguieron la mayor parte délas cartas, no obstante el error introducido en Europa por el viaje de Drake, que bizo que muchos geógrafos la tuvieran por isla. En sus lu- gares respectivos iremos diciendo lo que encontremos referente á esta controvertida materia. Unidas ambas costas, y formando la primera carta particular de Nueva España, la vi por primera vez en el plano del tercer volumen de la Colección de Bamusio, 1556 ; presenta en el inte- rior pocos lugares, y parece destinada principalmente á enseñar al lector la situación de las siete ciudades fabulosas. En el ma- pamundi de Girava, 1570, se da de la colonia una figura diversa de la anterior, sin disputa menos bien comprendida y adelantada que aquella. Del mismo género es la carta de Porcacbi, 1576; de manera que la primera carta particular, propiamente dicha, de la colonia, es la que se encuentra en el Ptolomeo, de Moletio, 1562. Siguióle la de 1579 y otras más, que poco más ó menos pertene- ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 155 cen á la misma escuela, y adelantan de unas á otras casi nada en la representación gráfica del terreno. No lie logrado encontrar para el siglo XVI, en su principio, no- ticia ninguna de las personas que se dedicaron á trabajos geo- gráficos, ni hallo mención de los planos que formaron. Yo tengo la convicción de que algunos debieron existir; porque fuera de la indicación que antes hicimos acerca de la demarcación en pro- vincias ejecutada por la Audiencia, no se puede concebir cómo se publicaban cartas de la colonia en el extranjero, sin que pri- mero fueran formadas en la misma colonia. Los trabajos geográ- ficos no se inventan ; siendo la representación de la tierra, sobre ella tienen que tomar forma, y exclusivamente en el caso de po- seer datos completos y exactos, en el sentido riguroso de la pa- labra, se puede á distancia hacer el plano de un lugar, aunque esta misma condición envuelve la necesidad de haber sido reco nocida la superficie de que se trata. Creo, pues, que los planos antiguos tuvieron su origen en la Nueva España, al menos en el fondo, pudiendo haber tenido mejora en el dibujo y en la distri- bución, por los grabadores europeos. Adelantado el siglo, damos con un documento, notable bajo muchos aspectos, dictado por Felipe II, y que en mi ignorancia lo juzgo superior á todo lo que en Europa se intentaba, en la misma época, acerca de geografía y estadística. No obstante que el re- sultado no correspondió en todos los casos á lo que el rey se aguar- daba, el conjunto de los trabajos fue de suma importancia, con- tribuyendo muy mucho al adelanto de la ciencia y al conocimien- to del país en diferentes ramos. Hé aquí la instrucción á que nos referimos : INSTBTJCCIÓ, y memoria, de las relaciones que se lian de liazer , para la descripción de las Indias , que su May estad manda liazer , para el buen youierno y ennobles- cimiento dellas. Primeramente, los Gouernadores, Corregidores, o Alcaldes ma- yores, a quien los Vireyes, o Audiécias, y otras personas del gouierno, embiaren estas instrucciones, y memorias impresas, 156 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. ante todas cosas liaran lista, y memoria de los pueblos de Es- pañoles, y de Indios, que vuiere en su jurisdicción, en que so- lamente se ponga los nombres de ellos escriptos de letra legi- ble, y clara, y luego la embiaran a las dichas personas del go- uierno, para que juntamente, con las relaciones que en los di- chos pueblos se hizieren, la embien á su Magestad, y al consejo de las Indias. Y distribuyran las dichas instrucciones, y memorias impresas por los pueblos de los Españoles, y de Indios, de su jurisdiccio, donde vuiere Españoles, embiando las a los concejos, y donde no, a los curas si los vuiere, y sino a los religiosos, a cuyo cargo fuere la doctrina, mandando a los concejos, y encargando de parte de su Magestad, a los curas y religiosos, que dentro de vn breue termino, las respondan, y satisfagan como en ellas se de- clara, y les embien las relaciones que hizieren, júntamete con estas memorias, para que ellos como fueren recibiendo las re- laciones, vayan embiandolas a las personas de gouierno que se las vuieren embiado, y las instrucciones y memorias las bueluan a distribuyr si fuere menester por los otros pueblos a dode no las vuiere embiado. Y en los pueblos, y ciudades, dode los Gouernadores, o Corre- gidores, y personas de gouierno residieren, haran las relacio- nes de ellos, o encargar las han a personas intelligentes de las cosas de la tierra : que las hagan según el tenor de las dichas memorias. Las personas a quien se diere cargo en los pueblos de hazer la relación particular de cada vno dellos, responderán a los ca- pítulos de la memoria, que se sigue por la orden, y forma si- guiente. Primeramente, en vn papel a parte, podran por cauega de la re- lación que hizieren, el dia, mes, y año de la fecha de ella: con el nombre de la persona, o personas, que se hallaren a hazerla, y el del Gouernador, y otra persona que les vuiere embiado la dicha instrucción. Y leyendo atentamente, cada Capitulo de la memoria, screuirá lo que huuiere que dezir a el, en otro capitulo por si, respon- diendo a cada vno por sus números, como van en la memoria, ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 157 y no tras otro y en los que no huuiere que dezir, dexar los lia, sin liazer mecion de ellos, y passaran a los siguientes, hasta acauar los de leer todos, y responder los que tuuieren que de- zir: como queda dicho, breue y claramente, en todo: afirmando por cierto lo que fuere, y lo que no, poniéndolo por dudosos de manera que las relaciones vengan ciertas, conforme á lo contenido en los capitulos siguientes. Memoria de las cosas a que se ha de responder y de que se han de hazer las relaciones. 1. Primeramente, en los pueblos de los Españoles se diga, el nombre de la comarca, o prouincia en que están, y que quie- re dezir el dicho nombre en lengua de Indios, y porque se llama assi. 2. Quien fue el descubridor y conquistador de la dicha prouin- cia, y por cuya orden y mandado se descubrió, y el año de su descubrimiento y conquista, lo que de todo buenamente se pudiere saber. 3. Y generalméte, el temperamento y calidad de la dicha prouin- cia, o comarca, si es muy frija, o caliente, o húmeda, o seca, de muchas aguas o pocas, y quando son mas o menos ; y los vientos que corren en ella, que tan violentos, y de que parte son, y en que tiempos del año. 4. Si es tierra llana, o aspera, rasa o motosa, de muchos o pocos ños o fuentes, y abundosa o falta de aguas, fértil o falta de pastos, abundosa o estéril de fructos, y de mantenimientos. 5. De muchos o pocos Indios, y si ha tenido mas o menos en otro tiempo que ahora, y las causas que dello se supieren, y si los que ay están o no están poblados en pueblos formados y permanetes, y el talle y suerte de sus entendimientos, in- clinaciones, y manera de viuir, y si ay diferentes lenguas en toda la prouincia, o tienen alguna general en que hablen todos. 6. El altura o eleuacion del polo en que están los dichos pueblos de Españoles, si estuuiere tomada, y se supiere, o vuiere quien la sepa tomar, o en que dias del año el sol no hecha sombra ninguna al punto del medio dia. 158 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 7. Las leguas que cada ciudad o pueblo de españoles estuuiere de la ciudad donde residiere la audiencia en cuyo distrito cayere, o del pueblo donde residiere el gouernador a quien estuuiere sugeta: ya que parte de las dichas ciudades o pue- blos estuuiere. 8. Assi mismo las leguas que distare cada ciudad o pueblo de Españoles de los otros con quien partiere términos, decla- rando, a que parte cae dellos, y si las leguas son grandes o pequeñas y por tierra llana ó doblada, y si por caminos derechos y torcidos buenos v malos de caminar. 9. El nombre y sobrenombre que vuiere tenido cada ciudad o pueblo, y porque se vuiere llamado assi, (si se supiere) y quié le puso el nombre, y fue el fundador della, y por cuya orden y mandado la poblo, y el año de su fundación, y con quantos vezinos se comento a poblar y los que al presente tiene. 10. El sitio y asiento donde los dichos pueblos estuuieren, si es en alto, o en baxo, o llano, con traga y designo en pintura de las calles, y plagas, y otros lugares señalados de mones- terios como quiera que se pueda rascuñar fácilmente en vn papel, en que se declare que parte del pueblo mira al me- dio di a o al norte. 11. En los pueblos de los Indios solamente se diga, lo que dis- tan del pueblo en cuyo corregimiento, o jurisdicción, es- tuuieren, y del que fuere su cabecera de Doctrina, decla- rando todas las cauezeras que en la juridicion ubiera y los sujetos que cada cauezera tiene por sus nombres. 12. Y assi mesmo, lo que distan de los otros pueblos de indios o de Españoles que en torno de si tuuieren, declarando en los vnos y en los otros, a que parte dellos caen, y si las le- guas son grandes o pequeñas, y los caminos por tierra llana o doblada, derechos v torcidos. 13. Ytem, lo que quiere dezir en lengua de Indios el nombre del dicho pueblo de Indios, y porque se llama assi, si huuiere que saber en ellos, y como se llama la lengua que los In- dios del dicho pueblo hablan. 14. Cuyos eran en tiempo de su gentilidad, y el señorio que so- ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 159 bre ellos tenían sus señores, y lo que tributaban, y las ado- raciones, ritos, y costumbres buenas, o malas que tenían. 15. Como se gouernauan, y con quien trayan guerra, y como pe- leauan, y el habito y trage que traya, y el que ahora traen, y los mantenimiétos de que antes vsauan y ahora vsan, y si ha biuido mas o menos sanos antiguamente que ahora, y la causa que dello se entendiere. 16. En todos los pueblos de Españoles y de Indios se diga, el asiento donde están poblados, si es sierra, o valle, o tierra descubierta y llana, y el nombre de la sierra, o valle y co- marca do estuuieren, y lo que quiere dezir en su lengua el nombre de cada cosa. 17. Y si es en tierra o puesto sano, o enfermo, y si enfermo por- que causa, (si se entendiere), y las enfermedades que co- munmente succeden, y los remedios que se suelen hazer para ellas. 18. Que tan lejos ó cerca esta de alguna sierra ó cordillera se- ñalada, que este cerca del, y aque parte le cae, v como se llama, j-9. El rio o rios principales que passaren por cerca, y que tanto apartados del, ya que parte, y que ta caudalosos son, y si huuiere que saber alguna cosa notable de sus nascimien- tos, aguas, huertas y aprouechamientos de sus riueras, y si ay en ellas, o podrían hauer en algunos regadíos que fuessen de importancia. 20. Los lagos, lagunas, o fuentes señaladas que huuiere en los términos de los pueblos, con las cosas notables que huuiere en ellos. 21. Los volcanes, Grutas y todas las otras cosas notables y ad- mirables en naturaleza que huuiere en la comarca dignas de ser sauidas. 22. Los arboles siluestres que huuiere en la dicha comarca co- munmente, y los fructos, y prouechos que dellos y de sus t maderas se saca, y para lo que son o serian buenas. 23. Los arboles de cultura, y frutales que ay en la dicha tierra, y los que de España y otras partes se ha lleuado, y se dan, o no se dan bien en ella. 160 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 24. Los granos y semillas, y otras hortalizas y verduras que sirué o an seruido de sustéto a los naturales. 25. Las que de España se lian llenado, y si se da en la tierra el trigo, cenada, vino, y aceyte, en que entidad se coge, y si ay seda o grana en la tierra, y en que cantidad. 26. Las yernas o platas aromáticas con que se cura los Indios, y las virtudes medicinales o venenosas de ellas. 27. Los animales, y aues brauos y domésticos de la tierra, y los que de España se han lleuado, y como se crian y multipli- can en ella. 28. Las minas de oro y plata y otros mineros de metales, o atra- metos, y colores que huuiere en la comarca y términos del dicho pueblo. 29. Las caleras de piedras preciosas, jaspes, marmoles, y otras señaladas y de estima que asi mesmo huuiere. 30. Si hay salinas en el dicho pueblo, o cerca del, o de donde se proueen de sal, y de todas las otras cosas de que tuuieren falta para el mantenimiento, o el vestido. 31. La forma y edificio de las casas, y los materiales que ay para edificarlas, en los dichos pueblos o en otras partes, de donde los truxeren. 32. Las fortalezas de los dichos pueblos, y los puestos y lugares fuertes e inexpugnables que ay en sus términos y comarca. 33. Los tratos, y contrataciones, y grangerias de que viuen y se sustenta assi los Españoles como los Indios naturales, y de que cosas, y en que pagan sus tributos. 34. La diócesi de arzobispado, o obispado, o abbadia en que cada pueblo estuuiere, y el partido en que cayere y cuatas leguas ay, y a que parte del pueblo donde reside la cathedral y la canecerá del partido y si las leguas son grades o pequeñas, por caminos derechos, o torcidos y por tierra llana o do- blada. 35. La yglesia cathedral y la parochial o parochiales que huuiere en cada pueblo co el numero de los beneficios y preuendas que en ellas huuiere, y si huuiere en ellas alguna capilla o dotación señalada, cuya es, y quien la fundo. 36. Los monasterios de frayles o monjas de cada orden que en ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 161 cada pueblo huuiere, y por quien y quando se fundaron, y el numero de Religiosas y cosas señaladas que en ellos hu- uiere. 37. Assi mesmo los hospitales, y colesios, y obras pias que hu uiere en los dichos pueblos, y por quien y quando fueron instituidos. 38. Y si los pueblos fueren marítimos, de mas de lo suso dicho se diga en la relación que dello se hiziere, la suerte de la mar que alcanza, si es mar blanda o tormentosa, y de que tor- mentas, y peligros, y en que tiempos comunmente succeden mas o menos. 39. Si la costa es playa, o costa braua, los arracifes señalados, y peligros para la navegado que ay en ella. 40. Las mareas, y crecimientos de la mar que tan grandes son, } a que tiempos mayores o menores, y en que dias y horas del dia. 41. Los cauos, putas, ensenadas y bayas señaladas que en la dicha comarca vuiere, con los nombres y grandeza dellos quanto buenamente se pudiere declarar. 42. Los puertos y desembarcaderos que huuiere en la dicha costa, y la figura y traga de ellos en pintura como quiera que sea en vn papel, por donde se pueda ver la forma y talle que tienen. 43. La grandeza y capacidad de ellos, con los passos y leguas que tendrán de ancho y largo poco mas o menos, (como se pu- diere sauer), y para que tantos nauios serán capaces. 44. Las bragas del fondo dellos, la limpieza del suelo, y los vaxos y topaderos que ay en ellos y aque parte están, si son lim- pios de broma y de otros inconuenientes. 45. Las entradas y salidas dellos a que parte miran, y los victos con que se ha de entrar y salir dellos. 46. Las comodidades y descomodidades que tienen de leña agua y refrescos y otras cosas buenas y malas para entrar, y estar en ellos. 4<. Los nombres de las Islas pertenecientes á la costa, y porque se llaman assi, la forma, y figura dellas en pintura, si pu- diere ser y el largo, y ancho, y lo que boxa, el suelo, pastos, Tomo VI.— 21 162 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. arboles, y aprovechamientos que tuuieren, las aues y ani- males que ay en ellas, y los rios y fuentes señaladas. 48. Y generalmente, los sitios de pueblos de Españoles despo- blados, y quado se poblaron, y despoblaron, y lo que se su- piere de las causas de auerse despoblado. 49. Con todas las demas cosas notables en naturaleza, y efectos del suelo, ayre, y cielo, que en qualquiera parte huuiere, y fueren dignas de ser sauidas. 50. Y hecha la dicha relacio, la firmaran de sus nombres, las per- sonas que se huuieren hallado a hazerla, y sin dilación la enuiaran con esta instrucción a la persona que se la vuiere emulado. En aquel tiempo la estadística no era todavía una ciencia po- lítica ; los gobiernos la calculaban como cosa de pura erudición, y dejaban su cultivo á los curiosos, creyendo que las revelaciones que se hicieran en esta materia eran más bien nocivas que útiles para el Estado. Causa por lo mismo maravilla esta instrucción, redactada con inteligencia y minucioso cuidado, abrazando todos los capítulos importantes, y muy superior por cierto á otros do- cumentos de su misma clase publicados en los tiempos modernos. La instrucción fué enviada á todas las autoridades de la colo- nia, así civiles como eclesiásticas, y estas cumplieron con el man- dato, desempeñándolo en la forma que pudieron, según se colige, entre los años 15G9 y 1581. Los originales se mandaron á España, v es lástima que allí no se hubieran publicado, ó al menos que extractados y puestos en orden se hubiera formado con ellos una obra de geografía y estadística, que hubiera sido uno de los glan- des monumentos levantados á la ciencia. Los papeles, en mi con- cepto, quedaron arrumbados en algún archivo; alguno de ellos, como la relación de Tetzcoco y la de Meztitlan, se publicaron en lengua extraña y por extranjeros, y del resto apenas tendrían no- ticia los curiosos. Por fortuna el Sr. II. Joaquin Clarcía Icazbalceta, tan conocido por sus trabajos históricos y literarios, adquirió en España é hizo traer á México una buena parte de aquel perdido tesoro, no sin hacer erogaciones de mucha cuantía y tras de prolongados es- fuerzos. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 163 Las piezas existentes ahora en México van expresadas en la siguiente relación, que debo á la bondad del mismo Sr. García Icazbalceta : CATÁLOGO DE MANUSCRITOS. Tomo 22. 1. Infov /ni(iciou6S hechas hacia 15 < 0, de orden de S. AL por el Señor Arzobispo de México D. Alonso de Montúfar, con la des- cripcion del Arzobispado, fundaciones, censos, diezmos, etc. Toa- dos los documentos son originales, ó testimonios autorizados. 200 fojas en folio. ÍNDICE DE LO CONTENIDO EN ESTE TOMO. 1. Erección de la Iglesia de México, en latín. Es la misma que está en los Concilios de Lorenzana. Testimonio autorizado. 10 fs. 2. Demarcación de los límites del Arzobispado de México, y demas obispados. Es más extensa que el otro AIS. que tengo y que la de Puga. 1535. Testimonio autorizado. 10 fs. 3. Relación de lo que han producido los diezmos desde 1550 hasta 1568, dada á 19 de Octubre de 1569, por Pedro Cuadrado, contador de la Iglesia. Original. Sigue una posdata en que se da noticia de los prebendados que ha habido y hay en la Iglesia Ca- tedral. 2 fs. 4. Cédula Real ( Madrid, 23 de Enero de 1569 ), en que se manda al Arzobispo D. Alonso de Montúfar haga las diligencias que por separado se le previene y son necesarias para la visita que Ovando verificaba en el Consejo de Indias.— Siguen los capítulos ó pre- guntas á que ha de responder el arzobispo, divididas en dos par- tes: la primera comprende todo lo relativo á la conducta que el Consejo de Indias había observado en el gobierno de ellas, y principalmente en los nombramientos de empleados civiles, ecle- siásticos y militares, desde virey y arzobispo abajo. La segunda parte de la pregunta abraza un campo vastísimo: una estadís- tica completa del arzobispado, y su historia civil y eclesiástica, hasta sus últimos pormenores ; no es posible extractar este do- cumento, que es la pieza capital del volúmen, pues todo lo demas 164 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. es la respuesta á él. Testimonio autorizado. 3 fojas. — Sigue la respuesta original firmada de puño del Sr. Montúfar: satisface á las preguntas de la primera parte, proponiendo lo que se debe proveer ; y en cuanto á las de la segunda parte, se refiere á los documentos separados que remite, y que en su mayor parte for- man este volumen. Son otras G fojas, y en todo 9. 5. El provisor Esteban de Portillo presentó ante el notario todos sus títulos, y en seguida recibió y examinó á su vez los de 95 clérigos: de todos tomó razón el notario, con fechas y fir- mas. Al margen hay apostillas sobre la conducta y cualidades de la mayor parte de los presentados. Comenzaron las diligen- cias el 17 de Noviembre de 15G9, y concluyeron en 11 de Enero de 1570. Parecen incompletas. Copia simple coetánea: 38 fojas. G. El Arzobispo trascribe á los Provinciales de Santo Domin- go, San Francisco y San Agustín la cédula real que recibió, y les previene que respondan á los capítulos que les tocan, los cuales inserta. Los tres provinciales contestaron que también habían recibido cédula real para el mismo efecto, y que respon- dían directamente á S. M., por lo cual nada tenían que ver con el ai'zobispo. De consiguiente, falta en este volumen todo lo relativo á regulares y pueblos que administraban. Testimonio auténtico. 2 fojas. 7. Constituciones del coro de la Iglesia Catedral de México. Es traducción castellana, con variaciones, de la que está en latín en el tomo 2o de los Concilios Mexicanos. Documento original, firmado por el Sr. Montúfar. 3 fojas. 8. Concilio Segundo Mexicano. Hállase impreso en el tomo Io de los Concilios del Sr. Lorenzana. Copia simple. 8 fojas. 9. Título de provisor á D. Estéban de Portillo. Testimonio. 2 fojas. 10. Nombramiento de provisor de naturales al Br. Alonso Fer- nandez de Segura. Original. 1 foja. 11. Título de visitador al mismo. 2 de xVbril 15G9. Original. 1 foja. 12. Instrucción al visitador D. Estéban de Portillo, 25 de Mayo de 15GG. Testimonio. 1 foja. 13. Contiene en 2 fs. lo que el visitador Br. Alonso Fernandez ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 165 (le Segura dejó mandado en los pueblos que visitó, que fueron Tepozotlan, Huehuetoca, Atitalaquia, Misquiliuala, Axocuba ó Tacupan, Teseatepec, Hueypocbtla, Tequixquiac, Izumpango, Tezayuca, y Pacliuca, etc., de 17 de Junio á 22 de Julio de 1569. Original. 14. Modelo de título de cura. Original. 1 foja. 15. « Listas y descripciones de los pueblos de Españoles y In- dios y minas, y copia de las iglesias parroquiales, hospitales y de los clérigos proveídos en este Arzobispado y ciudad de Mé- xico, según que cada cosa va apuntado en los márgenes j que va dirigido al ilustre Sr. Lie. Juan de Ovando, del Consejo de S. M. é la santa é general Inquisición, y Visitador del Leal Con- sejo de Indias.» Contiene, en 110 fojas, noticias de los pueblos siguientes. Minas de Izmiquilpan, Atitalaquia, Tezayuca, Te- quisquiac, Temascal tepec, Pacliuca, Huizuco, Atenango, Tepo- zotlan, Hueypuchtlan, Zumpango, Yohuala, Istlahuaca, Tasina- laca, Xalatlaco, Zacualpa, Chiapa, Acamalutla, Tlalchichilpa, Tentenango, Tasco, Mizquiahuala, Tezcaltepec, Tepecuacuilco, Tlalhuililpan, Texcaltitlan, Huitzilopuchco, Atlapulco, Xiqui- pilco, Teloloapa, Hueyacocotla, Zacualpa, Huehuetoca, Todas estas relaciones son de Xoviembre y Diciembre de 1569, hechas por los curas ó vicarios de cada cabecera, y comprenden también los pueblos sujetos á los principales. Siguen noticias sobre: Hos- pital de Santa Fé, fundado por D. Vasco de Quiroga.— Parroquia de Santa Catalina en México. — Id. de la Santa Veracruz. — Id. Parroquia mayor (curas de la Catedral). — Iglesia de la Trini- dad. Iglesia de San Pablo. — Autos del Cabildo de México, y regimiento del coro, y va adelante otro más copioso que después se ordenó por el arzobispo» (no se halla).— Hospital de Xues- tra Señora. — Hospital real de los Indios. — Colegio de Xiños de San Juan de Letran. — Colegio de doncellas, que se intitula de la Concepción. — Relación del Hospital del Amor de Dios, de Mé- xico.— Delación del monasterio de las monjas de la Concepción de México. 166 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. Tomo 23. 1. Descripción de Acapistla ( Ayacapistla), lieclia por orden de Juan Gutiérrez de Liébana, corregidor de Ocuituco. 10 de Oc- tubre de 1580. Original. 5 fojas en fol. y un mapa. 2. Descripción de Ameca (N. Galicia), hecha por su alcalde mayor Antonio de Leyva. 15 de Diciembre de 1579. Original. 12 fojas fol. y un mapa, 3. Descripción de Zapotitlan, Tuscacuesco y Cusalapa, provin- cia de Amula , por el alcalde mayor Francisco de Agüero. 4 de Setiembre de 1579. Original. 12 tojas en fol. 4. Descripción del obispado de A ntequera de la [Nueva España, hecha por el obispo del dicho obispado por mandado de S. M. Original. 4 fojas fol — « Delación de la gente que hay en todo este obispado de la ciudad de Antequera del valle de Guaxaca de esta Nueva España, así de españoles como mestizos é indios, para en- viar al Real Consejo de Indias de S. M., fecha por su mandato en esta ciudad por el muy ilustre é Illmo. Sr. D. Er. Bernardo de Albuquerque, obispo de esta ciudad é su obispado, que es la si- guiente.))—Original. 11 fojas fol.— Ambas relaciones están fir- madas :fr. b. epüs antirésis. 5. Descripción de la ciudad de Antequera , hecha en el año de 1579, por Pedro Franco, clérigo presbítero, cura de la catedral de la dicha ciudad.)) — Original. 5 tojas fol. 6. Descripción de Atengo y Misquiahuala, poi su corregidor Juan de Padilla, 8 de Octubre de 1579. Original. 5 fojas en fol. y un mapa en pergamino. 7. Descripción de Atlatlauca , por el corregidor Gaspar de Solís. 17 de Setiembre de 1580. Original. 7 fojas fol. y un mapa, 8. Diez y ocho Cartas de Religiosos, á saber : Ia Relación de la provincia de Tlapa , hecha en 26 de Marzo de 1571 por Fr. Alonso Delgado, prior del Monasterio de S. Agustín. 6 fojas.— 2a Rela- ción de Epazoyuca , hecha por Fr. Melchor de los Reyes, del or- den de San Agustín. Sin fecha, 1 foja.— 3a Relación verdadera hecha por el P. prior Fr. Bartolomé de la Yeracruz, del pueblo y provincia de CliiauJitlan , que está en la corona real; de los tri- butantes, vecinos y casados, casas y estancias, que tiene toda la ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 167 provincia: Fecha á 18 de Febrero de 1571 años. » 2 fojas. 4a De- lación de los pueblos que acuden á la doctrina de Xonacatepec y son visita de los religiosos que en él moran, y son de la orden de Santo Agustín, hecha por el prior Fr. Juan Cruzat en 29 de Mavo de lo71. 1 foja. 5a Delación de Ayacapichtlan , hecha por los pa- dres de la orden de San Agustín, á Io de Abril de 1571. 2 fojas. -—6a Delación del pueblo de Tlay acapa , hecha por Fr. Juan Zim- bron, de la orden de San Agustín. 1 foja.— 7a Una carta de Fr. Juan de San Doman, de la orden de San Agustín, al visitador Ovando, sobre la conversión de los indios. De Mechonean á 16 de Marzo de 1571. 1 foja. -8a Noticia del convento de Agusti- nos de la Puebla de los Angeles , por su prior Fr. Juan de Mora. 1 foja.— 9a Noticia del convento de Agustinos de San Felipe (Ja- lisco), hecha por su prior Fr. Gregorio de Santa María. 1 foja. 10a Censo del pueblo de Tacámbaro y anexos, hecho por el prior de San Agustín Fr. Sebastian de Trasierra, en Febrero de 1571. 1 foja.— 11a Censo de Tiripitio , hecho por el prior de San Agustín, Fr. Francisco de Villafuerte. 1 foja.— 12a Censo de Tzitzicaxtla , hecho por el prior de San Agustín, Fr. Bartolomé de Lisboa. 1 foja. 13 . Censo de Xilitla , hecho á 10 de Febrero de 1571, por el prior de San Agustín, Fr. Alonso de San Martin. 2 fojas. 14a Dela- ción de Huajutla , hecha por el prior de San Agustín, Fr. Juan de la Cruz, á 20 de Febrero de 1571. 2 fojas. — 15a Delación del pueblo de Tlachinoltipac , hecha por el prior de San Agustín, Fr. Ambrosio Montesinos, á 15 de Marzo de 1570. 2 fojas.— 16a> De- lación del pueblo de Molango , hecha por el prior de San Agustín, Fr. Pedro de Agurto. 1 foja.— 17a Delación de Meztitlan por el prior de San Agustín, Fr. Juan de Vera. 3 fojas— 18a Delación de Malinalco , por Fr. Juan de Tapia. 29 de Enero de 1571. 1 foja. — Son 18 manuscritos originales, con 30 fojas en fol— Estas relaciones de los Agustinos parecen, por sus fechas y otras cir- cunstancias, corresponder á la descripción del obispado de Mé- xico, tomo 22). 9. Descripción de Gulhuacan , por Gonzalo Gallegos. 17 de Ene- ro . Pedro Porter de Cazanate desde 1635 Labia obtenido licen- cia para reconocer el mar del Sur, á fin de completar una hidro- grafía general. Al año siguiente, 1636, pedia al virey descubrir y demarcar á su costa las costas Noroeste de la Nueva España, 180 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. explicándose así en su pedido: — «De los decretos y paieeeies que lia tenido (nuestra proposición), y fundando nuestro infor- me en los más pláticos y en las mayores noticias, hallamos ser varias las opiniones, diversas las demarcaciones de los autores de esta demarcación y descubrimiento : unos hacen isla la Cali- fornia, otros tierra firme: unos ponen estrecho de Anian, otros no: hay quien señala paso á España por la Florida situando estrecho en la California por altura de 40°: hay quien hace de- marcación del Xacal, señala su estrecho y el nuevo mar septen- trional, asegurando la navegación de España: otros dudan esto, diciendo que por estos estrechos se sube á tanta altura que su frialdad imposibilita el pasaje: unos dicen corre esta ensenada al Noroeste, otros al Norte, otros al Noreste, y no falta quien diga que esta ensenada da fin en tres rios que de unas sieiras altas tienen su caida: muchos ponen el cabo Mendocino en 40° de altura, otros en 42°, y también hay autor científico y moder- no que pone un cabo Mendocino en 40° y otro en 50° en la costa occidental de la California: otros aun no sabiendo tomar la al- tura del polo, quieren alcanzar travesías de tierras no andadas y prolongadas del Este Oeste, siendo lo más difícil que en nues- tros tiempos hallamos, y secreto á que S. M. ofrece muchas hon- ras é intereses; al fin, señor, habiendo conferido las más rela- ciones, ni hallamos rumbo igual, distancia cierta, altura verda- dera, sonda que desengañe, ni perspectiva que aclare.»— Tal era la confusión que reinaba acerca de la California. D. Pedro Porter marchó á España á negociar, y en 1040 con- siguió que se le confiase «la expedición de descubrir el Golfo de la California con privilegio exclusivo de navegar en él y con am- plias facultades en todo lo demas.» Detenido aun en España, no llegó á México hasta 1043 para disponer su jornada; y como de- bieran acompañarle los padres jesuítas, el virey D. García Sar- miento escribió á estos con fecha 13 de Octubre del mismo 1043, quedando nombrados los misioneros de Sinaloa, PP. Jacinto Cortés y Andrés Baez. Aunque estaban prevenidas las tres na- ves, á la nueva de que se acercaban corsarios holandeses, para proteger la nao de China, salió del puerto de Sentequipac la fra- gata «Rosario,» al mando del capitán Alonso González Barriga, ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 181 el 3 de Enero de 1644. Corrió hasta Mazatlan, pasó el cabo de San Lúeas mirando aún en el Golfo muchas ballenas, subió por la costa exterior hasta las islas de Cedros y de Cenizas, y entró de vuelta en el rio Santiago, á 25 de Febrero, sin ver lo que iba á buscar, que ya habia llegado con felicidad á Acapulco. El 24 de Abril, los émulos de Cazanate dieron fuego á las em- barcaciones que tenia preparadas, de manera que su expedición se frustró por entonces. Sin perder, no obstante, el ánimo, hizo labrar otros dos buques en la costa de Sinaloa, con los cuales salió en 1648, llevando consigo los dos misioneros jesuitas. Ya en la costa de California, buscando de puerto en puerto donde establecerse, recibió la orden de ir á escoltar el galeón de Fili- pinas, lo cual hecho, retornó á México perdiéndose la jornada. Hasta 16 años después, es decir, hasta 1664, no se registra otra expedición en que el gobierno tomara parte. En este año el almirante D. Bernardo Bernal de Piñadero fué á la California con dos buques construidos en el Valle de Banderas j ya en su destino, se dieron á la busca de perlas, no sin graves extorsiones de los naturales, sin que fuera otro el provecho del viaje. Dada cuenta a la corte, se dispuso que Piñadero hiedra nuevo viaje á su costa, lo que verificó en 1667, de un modo tan infructuoso como la vez primera. Al año siguiente, 1668, se dió licencia por el virey D. Sebastian de Toledo, al capitán Francisco de Luzenilla, para hacer entrada á su costa. Salió con dos barcos y dos religiosos de San Fran- cisco; tocaron en el Cabo San Lúeas, se establecieron en la Paz, emprendiendo doctrinar á los indios, y á poco tuvieron que de- jar la labor, volviéndose al Hiaque en Sonora. Siguieron en los años inmediatos los especuladores ocupándose por su cuenta en el buceo y rescate de las perlas, hasta que Cárlos II, por cédula de 26 de Febrero de 1677, previno al virey D. Fr. Payo Enriquez de Bibera encomendase la conquista de Califor- nia al mismo Piñadero, y en su defecto á quien la quisiera hacer á su costa. Yo admitiendo Piñadero, tomó la empresa por su cuenta el almirante D. Isidro Otondo y Antillon, por escritura de Diciembre de 1678, aprobada por cédula de 29 de Diciembre de 1679. Perdióse mucho tiempo en los preparativos, supuesto que 132 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. la expedición no salió del puerto de Cliacala hasta el 18 de Marzo de 1683, llevando por cosmógrafo mayor al P. Francisco Eusebio Kino. A los catorce dias de navegación llegaron al puerto de la Paz ; cinco dias más permanecieron en los barcos, y al fin desem- barcaron, formando algunas chozas de ramas. Dos entradas se hicieron al interior sin encontrar nada favorable; y como los in- dios se insolentaron, faltaron los víveres y los colonos cayeron en un terror pánico. Otondo levantó el campo el 14 de Julio, y se fué á Sinaloa por nuevos recursos. Vendida mucha de la ropa que tenia, empeñadas sus alhajas para hacerse de bastimentos, Otondo salió del Hiaque, y á 6 de Octubre de 1683 dio fondo en la bahía de San Bruno. Formóse el real, los Padres se dieron al estudio de las lenguas de los indios y comenzaron á catequizarlos; se hicieron algunas entradas para descubrir la costa contrapuesta y la mar del Sur, cosa que no lo- graron, y al cabo, no pudiendo sostenerse en la colonia, la aban- donaron en fines de 1685. Se hablan consumido inútilmente tres años y 225,000 pesos de las cajas reales. Después de tan repetidas é infructuosas tentativas, el gobierno vireinal llegó á convencerse de que la conquista de la California era imposible. Quísose que la ejecutaran los jesuítas en 1686; mas ellos no quisieron admitirla: el almirante Otondo propuso hacerla, y á punto de emprenderse, faltó el dinero; por ultimo, se mandó orden de España para no ocuparse por entonces de la península. Hasta 1694 se concedió licencia al capitán Francisco de Ita- marra para hacer entrada, que fué tan sin provecho como todas las anteriores. Casi dos siglos trascurrieron desde que D. Hernando Cortes puso los pies en California con intención de colonizarla, y á pesar de los esfuerzos de gobiernos y de particulares, la empresa no pudo llegar á logro por nadie, consumiendo sin fruto años y di- nero. Tamaño vencimiento quedaba reservado al 1>. Juan María de Salvatierra, de suave memoria. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 183 § XIII Crecimiento progresivo de la colonia en el siglo XVII.— Nuevo México.— Si- naloa.— Fundaciones.— Nuevo León.— Coahuila.— Otra vez el Nuevo Mé- xico.—Texas.— Sonora,— La antigua California.— Viajes del P. Kino. Poco se liabia adelantado en la conquista del Nuevo México. Era cosa probada en las misiones, que donde quiera que los sol- dados acompañaban á los religiosos, el fruto obtenido era corto, y de común, cuanto estos lograban en mucho tiempo y en fuerza de sudores y fatigas, lo desbarataban aquellos en pocos dias, por saciar un antojo ó apoderarse de una cosa de poco valor. Ijos monjes preferían aventurarse solos entre las tribus, á llevar un resguardo sin subordinación ni ley, que á la hora menos pensada encendia la guerra, causando la pérdida de la misión, la muerte del religioso y la rebelión de los catecúmenos. En Nuevo México se hizo esto palpable. D. Juan de Oñate y sus compañeros se en- tretuvieron en buscar minas, olvidando fundar un presidio, y nada hicieron para formar sementeras que proveyeran de man- tenimientos al ejército. El cuidado de los víveres lo dejaron á los indios $ con malos tratos les quitaron el maíz que tenían reser- vado de seis años, les saquearon los pueblos para apoderarse de los granos, y siguieron en la inacción. Se declaró el hambre, al- canzando también á los imprudentes colonos ; el año fué además estéril, 3 mirando que no podían subsistir, determinaron retirarse á Santa Bárbara, como en efecto lo verificaron en 1601, dejando en la villa de San Gabriel al superior de los franciscanos, Fr. Juan Escalona, con unos cuantos que no quisieron abandonar la con- quista. Andaba Oñate ocupado por la provincia, y al volver á San Miguel, se encontró sin los fugitivos. Muy enojado por el pro- cedimiento, hizo averiguación jurídica de la conducta de los de- seitores, pintándola á su antojo, con declaraciones de testigos sobornados, á fin de encubrir la verdadera parte que él tenia en el malogro de la empresa, llevando á tal punto su temeridad, que declaró traidores á todos y los condenó á muerte. Los huidos por 184 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. su parte hicieron sus informaciones, dando por causa de la reti- rada el ningún fruto sacado en la conquista, la falta de víveres y ei desorden de la administración. Los franciscanos, si por acaso no se mezclaron en lo actuado, en las cartas dirigidas á sus pre- lados pintan á Oñate con negros colores: ((Los hombres servían al gobernador de acompañarle, dice Fr. Francisco de San Miguel ; las mujeres de guisarle de comer; los niños de entretenerle; y los criados gente de servicio, de servirle; aun los frailes de ado- rarle; y llega el caso á punto, que ya no hallamos lugar, ni hora segura en las vidas, haciendas y honras.» — ((El gobernador ha hecho algunas salidas, añade, todo á costa de los religiosos, y naturales, como causa sine qua non ; porque por ninguna via po- día hacer ninguna, por estar tan pobre, y en todas ellas ha hecho grandísima matanza de iudios, y grande carnicería y derrama- miento de sangre humana, los robos, saqueamentos, y otras co- sas, que ha hecho: ruego á Dios que le dé gracia para que haga en esta vida penitencia de todo.» á. principios de Enero de 1602 vino Onate a Santa Eaibara para hacer efectiva su sentencia, y tal vez hubieran tenido lugar muchas y sangrientas ejecuciones, sin las súplicas de los religio- sos; dejóse él ablandar, porque la propia conciencia le decía lo injusto de su causa. Contentóse, pues, con imponer algunos cas- tigos, y obligar á los fugitivos á retornar á la provincia, aunque muchos se habían retirado hasta sus hogares distantes. La relación de Tribaldus dice que:— ((El año cío loen em- prendió Oñate otro viaje hacia las fuentes del rio del Norte, en que fue bien recibido por los habitantes; de allí pasó al gran lago de Conibas , en cuyas orillas hay una ciudad muy grande de siete leguas de largo y dos de ancho, con edificios magníficos sepa- rados los unos de los otros por bosques, jardines y algunas ve- ces fosos. No encontró ningún salvaje, por lo que teniendo el ge- neral por sospechoso aquel desamparo, y careciendo de las tro- pas bastantes para acometer aquella empresa, envió al acecho al- gunos ginetes, quienes habiendo entrado en la ciudad cabalga- ron por aquellas inmensas calles sin encontrar á nadie, hasta que llegando á la plaza del mercado hallaron una muchedum- bre que allí se había fortificado. Sabido por el general,’ deter- ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 185 minó volverse á sus cuarteles, reservando para otra ocasión el sitio de aquella ciudad.» De más provecho para la geografía fue el viaje emprendido por Ofíate en busca de la mar del Sur. Salió de San Gabriel el 7 de Octubre de 1604, acompafíado de 30 soldados ; tomó al Oeste, atravesó la provincia de Cíbola á cuyo pueblo principal, que los espafioles llaman Cíbola, le nombran Harneo los naturales; pasó la de Zuñi y llegó al rio Colorado. De allí en adelante el derro- tero indica por sus nombres los rios y las montarías que recor- rieron, nombres que hoy no nos pueden servir para identificar las localidades: por ejemplo, cita el rio del Sacramento, que no puede ser el mismo que lleva hoy el apellido, impuesto el si- glo XVIII por los misioneros pobladores de la Alta California. Oñate llegó á la costa del mar Pacífico el 25 de Enero de 1605, tomando posesión en nombre del soberano de Castilla,» y se la dió al padre comisario « Fr. Francisco de Escobar en nombre de « S. M., para que nuestra sagrada religión pueda poblar y pueble « aquella tierra y las demas á ella vecinas y cercanas, y que nos «podamos ocupar en la conversión de los naturales, en el sitio «y sitios más acomodados á nuestro modo de vivir.» La expedi- ción volvió por el mismo camino que fue, pasando grandes nece- sidades hasta el grado de verse obligados á comerse los caballos, llegando á la villa de San Gabriel el 25 de Abril de 1605. Este viaje por tierra es el primero que yo sepa ejecutado á la que después se llamó la Xueva California. Esto, que debió haber sido un dato exacto para fijar la verdadera forma de la California inferior, sirvió más bien para embrollar el problema, pues la rela- ción asegura que preguntados los indios por la mar llamada por ellos acilla7 « todos ellos respondían sefíalando desde el Poniente, «Xorueste, Xorte, Nordeste, Leste y decían que así daba vuelta « el mar, y bien cerca, pues decían de la otra parte del rio estaba « cuatro jornadas no mas, y que aquel golfo de California no es « cerrado sino brazo de mar que corresponde á la mar del Xorte «y costa de la Florida.» Afines de aquel mismo siglo XVII, el viaje de Oñate estaba puesto en olvido, y los misioneros jesuítas de Sonora hicieron poderosos esfuerzos para descubrir si había paso por tierra á las misiones establecidas por el P. Salvatierra, Tomo VI.— 24 186 anales del ministerio de fomento. dándose por muy contentos cuando el P. Kino resolvió el liecho satisfactoriamente. Estando la expedición á las márgenes del rio que nombraron de Buena Esperanza, dice la relación cc Aquí fue la primera noticia que tuvieron de la laguna de Copalla , donde se presumen salieron los mexicanos que poblaron esta Nueva España. 1 in- taron esta laguna y tierras y todas sus orillas muy pobladas, y dijo un indio Copalla muy claro; y el capitán Gerónimo Marques me dijo, como oyendo aquellos indios hablar un indio mexicano, criado de un soldado, preguntó uno de ellos, ¿este de dónde es? ¿es acaso de Copalla! porque así hablan los de allá; y mas dije- ron estos indios, que los de aquella lengua traían brazaletes de oro en las muñecas de los brazos, en los molledos y orejas, y que estaban catorce jornadas de allí de las que ellos caminaban.)) La conquista prosiguió floja, á pesar de los nuevos refueizos mandados por el virey y de los víveres suministrados á la colonia. Los soldados del fin del siglo XYI no eran ya los esforzados vete- ranos de Cortés, ante cuya espada no había obstáculo insuperable, como ante su constancia dificultad alguna; los colonos querían enriquecer á poca costa, y no pensaban en combatir por el deseo de rematar hazañas maravillosas: de aquí su desaliento, la falta de acciones gloriosas. Si algo se hizo después en Nuevo México, bien poco se debió á la milicia; los misioneros fueron poco á poco domesticando las tribus y reduciéndolas á poblaciones, ensenán- doles la doctrina del Evangelio, el arte de labrar la tierra y los rudimentos de la vida social. Hácia 1608 fue nombrado por el rey un gobernador de la provincia, con fuerza suficiente para es- tablecer un presidio, quedando bajo la inspección del vireinato. Había más de ocho mil barbaros reducidos. Durante el gobierno del virey, conde de Montesclaros, había sido construido un fuerte, orillas del rio Zuaque y sobre una emi- nencia, capaz de contener, en caso de peligro, no solo á los vecinos y á la guarnición, sino también los ganados : llamóse el tuerte de Montesclaros; el rio tomó también el nombre del E uerte, y la po- blación á que dio origen es hoy la villa del Fuerte en Sinaloa. La fortaleza puso término á las depredaciones de los bárbaios é impuso respeto á las tribus vecinas; los chinipas, nación beli- ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 1S7 cosa al Este de los sinaloas, se dieron de paz y pidieron misio- neros en 1610. En el mismo ano, el indio sinaloa Juan Lautaro y el cacique zuaque Babilonio, emprendieron insurreccionar las tribus,* abor- tada su empresa, y perseguidos por los blancos, fueron á refu- giarse entre los yaquis. Esta nación, establecida á las márgenes del rio Yaqui en el actual Sonora, era la más civilizada de aque- lla región j abrigaba odio contra los castellanos; así que, acogie- i°n con gian amistad a los fugitivos, y á la noticia de que venían a combatirlos, prepararon sus guerreros. Mandaba entonces en Sinaloa el capitán Hurdaide, figura noble y grande, adornada con todas las prendas del soldado y la astucia y la perseveran- cia del salvaje; sabedor de en dónde estaban los culpables, reu- nió pocos españoles y algunos indios amigos; y cuando estuvo en tierra de los yaquis, les intimó le entregaran los reos. Apa- rentaron los yaquis obedecer; mas cayendo de improviso sobre los blancos, les desbarataron, se apoderaron de los bagajes, y á duras penas pudieron llegar los vencidos á la villa del Fuerte. Hurdaide reunió sus soldados y dos mil aliados, volviendo á los yaquis con la misma demanda; pero en esta vez, como en la pri- mera, fue atacado y vencido, escapando los presidíales debido solo á su valor. Tan continuados reveses irritaron á Hurdaide : por su propia reputación no debía quedarse por vencido, por lo que juntó cua- renta españoles y liasta cuatro mil indios aliados, el mayor ejér- cito que se había visto en Sinaloa, y volvió por tercera vez á las tierras de los yaquis, pidiéndoles le entregaran á los fugitivos. Sin responder nada á la intimación, al dia siguiente dieron con tal furia sobre el real de los invasores, que los desalojaron del puesto, apoderándose del fardaje. Hurdaide emprendió la reti- rada: era preciso atravesar un bosque lleno de obstáculos, y puso la vanguardia al mando de su teniente con la mayor parte de la gente, mientras él, con el resto, contenia el empuje de los vence- dores; pero la vanguardia, á poco andar, quedó completamente desbaratada, quedando solo el capitán con un puñado de hom- bres contra todos los enemigos. El pequeño pelotón compuesto de Hurdaide, veinte españoles y algunos indios amigos, se abrió 188 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. paso hasta ganar una pequeña altura, donde quedo completa- mente rodeado por los yaquis. Estos quemaron el pasto y la ma- leza. Hurdaide practicó la operación que los salvajes acostum- bran en estos casos de oponer el fuego al fuego, y encendiendo la yerba al rededor de su campo libró á los suyos del peligro, mien- tras con tiros certeros contenía el avance délos contrarios. Sobre- vino la noche, haciéndose la posición más difícil; los soldados es- taban cansados, se carecía de agua y de víveres, y se habían ago- tado las municiones: Hurdaide encendió fogatas como si fuera a vivaquear, y á una hora avanzada puso en libertad todas las ca- balgaduras que le eran inútiles. Las bestias, acosadas por la sed, v con el instinto que las distingue en el desierto para buscar los aguajes, dieron la estampida tomando la dirección del no; des- pertados los yaquis al rumor, creyeron que los españoles se es- capaban, y dieron á correr en dirección del ruido, no saliendo de sn error hasta que andadas algunas leguas, vieron á la orilla de la corriente los caballos sin ginetes. Entretanto, Hurdaide y los su- yos marcharon por el rumbo opuesto, dejando en vanas direccio- nes los restos de sus ropas, caminando con tanta diligencia toe a la noche, que á la aurora estaban en la frontera de los mayos. El capitán llegó con cinco heridas, que no fueron inútiles, por que prendados los yaquis del bizarro porte de los españoles y no queriendo tener por contrarios hombres tan valerosos, ajusta- ron la paz el 25 de Abril de 1010, entregando á Lautaro y Babi- lonio con las cuarenta familias, causa de la guerra, devolviendo las tierras que habían quitado á los mayos, y comprometiéndose á no inquietar á las naciones amigas de los blancos. Siguieron el ejemplo los nebomes y los mines, tribus del otro lado de la Sierra y rayanos con los tarahumares y los tepehuanes; los ba- cabaches pidieron el bautismo, dejaron la costa que habitaban y se establecieron entre el Zuaque y el Mayo; los «güeras y os Les pidieron misioneros. La derrota de Hurdaide fue mas fe- cunda que la más completa victoria. . . _ En 1013, Hurdaide redujo á los tepahues, y al siguiente ano, 1014 se fundaron, orillas del rio Mayo, siete misiones, en distan- cia de unas diez y ocho leguas. Así, paso tras paso, con un mo- vimiento lento, perceptible hoy á nuestros ojos porque miramos ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 189 el conjunto á gran distancia, la colonia se iba extendiendo en el terreno, si bien la falta de habitantes producia que lo que se ga- naba en extensión se perdiera en unidad y en fuerza. En 1016 pidieron los yaquis ser cristianos ; no obstante, las primeras mi- siones sobre el Yaqui no se fundaron hasta 1617. Sucesivamente otias naciones salvajes doblaron el cuello al yugo del cristianis- mo; los tarahumares en 1630, fundando á Bocas y San Gabriel, y en 1638 los jesuitas se adelantaron del Yaqui, penetrando en lo que llamaron la provincia de Sonora. Una curiosa historia de bandoleros dió motivo á la fundación de Berma (Estado de México), en 1613; mientras la necesidad de contener á los negros cimarrones hacia establecer la villa de Cór- doba (Estado de Veracruz) el año 1618. Residiendo en España D. Martin de Zavala, hijo de D. Agustín de Zavala, capitán que fue del Nuevo Reino de León, capituló á 3 de Abril de 1625 con el rey Felipe IY, proseguir la colonización de la provincia, fundando dos villas con vecinos españoles en los lugares que el virey señalara. Logradas algunas gracias, Zavala se embarcó en Cádiz, a 19 de Juño de 1625, llegó á México, donde el virey le proporcionó algunos auxilios, y con los pobladores que pudo reclutar entró en las minas de San Gregorio, el 31 de Agosto de 1626. Repobló á Monterey, que estaba casi desamparada, y en virtud de las obligaciones contraídas, fundó la villa de Cerralvo á 31 de Agosto de 1627, y la de Cadereita el 11 de Marzo de 1637. Encontró algunas minas cuya riqueza atrajo pobladores, formán- dose en los años siguientes Salinas, Sabinas, Boca de Leones, y las misiones de San Cristóbal de Hualahuises, en 1646, San Pablo de Labradores en 1659, San Nicolás Gualeguas en 1675, y las de- mas poblaciones sucesivamente el siglo XVIII. En San Luis Potosí el Mineral de Ramos comenzó á ser traba- jado en 1608; pero combatido por los indios bravos de la comarca, fué abandonado entre 1636 y 1640, no volviendo á ponérsele mano hasta 1706. Rio Verde fué fundado en 1617; Guadalcázar en 1620, recibiendo el nombre del virey que entonces gobernaba, y en el resto del siglo algunas otras pequeñas poblaciones. Los blancos empujaban de continuo las tribus bárbaras hácia la frontera. El movimiento de invasión había sido más rápido en 190 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. el centro, marcando los puntos avanzados, al Norte, Santa Fé de Nuevo México; al Noroeste los misioneros estaban en Sonora, adelantándose poco á poco al rio Gila, y se liacian frecuentes ten- tativas para establecerse en la California. Solo por el Noreste la conquista había sido floja, marcando por allí los límites, en la cos- ta. el rio Panuco, y detrás de las montañas, Monterey y el Sal- tillo. Provenia de que aquellas comarcas estaban poca habitadas y las ocupaban naciones broncas enemigas del yugo extranjero, y más aún, de que no se dejaba tranquilos á los misioneros por las expediciones militares. Buena y muy buena era la fuerza ma- terial allá en los primeros dias de la conquista, cuando se trataba de derrocar imperios y destrozar los ejércitos indígenas; pero era casi inútil tratándose de tribus errantes, contra las cuales no ha- bía combates decisivos, ni ciudades que ocupar y guarnecer. U na expedición armada penetraba sin oposición, es verdad; dejaba en el lugar que le parecía una puebla de labradores, y los bár- baros se alejaban: aquello no era permanente; los soldados no se ocupaban en atraer á sus enemigos con buenos procederes en amor de la justicia ; les ostigaban, por el contrario, con atroces insultos y despojos violentos, de donde provenía la guerra. Por muchos destrozos que los salvajes recibieran, nunca eran del todo vencidos, mientras que agotado el naciente pueblo por sus pro- pias victorias, desaparecía presto, dejando las ruinas para seña- lar el lugar en donde estuvo. No sucedía así con los misioneros, hombres dotados de la fer- viente caridad, que hace recordar a los santos de los tiempos pri- mitivos del cristianismo : llenos de relevantes y heroicas virtudes, sin pretensiones bastardas, se metían entre los bárbaros con ad- mirable valor, y á fuerza de paciencia, de mansedumbre y amor, les atraían, les reducían á poblaciones y les fijaban al suelo con la enseñanza de los deberes religiosos y del ciudadano, t\ con la escuela de las artes más precisas para la ’s ida. Psa población no perecía sino por evento ; porque las naciones enemigas hacían una uuerra menos encarnizada y constante á los reducidos que á los blancos, y porque si pérdidas tenían los conversos, eran pronto reemplazadas por nuevos neófitos. Cuando la misión es- taba segura y perfeccionada, el infatigable misionero ponia su 191 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. cruz más adelante, á cuyo pié venían á deponer su ferocidad otras tribus, y el pueblo que atras quedaba, libre ya de temores, flore- cía á la sombra del Evangelio y llegaba á ser una buena ciudad. Así proseguía y se ensanchaba ese trabajo lento y seguro, que conquistó mayor número de provincias para España que la es- pada de sus mejores capitanes. Algunas pruebas de esto liemos dado antes, y ahora vamos á añadir otra, relatando una pequeña historia, sentida y natural como un idilio. En 167 0 salió Fr. Juan Larios, nativo de Sayula, de la misión de Atoyac, cerca de Colima, en dirección de Durango, adonde iba á un negocio; terminado este, regresaba á su conven- to, cuando fue detenido por una partida de indios bárbaros. El misionero no entendió la lengua que hablaban, mas comprendió por señas que pertenecían á un país lejano, poblado de muchas tribus independientes que deseaban conocer las verdades del cris- tianismo: Fr. Juan, temeroso al principio, se sosegó después, y también por señas indicó á los indios que avisaría á su superior para que les enviara misioneros. Seria esta ó no la traducción de la plática mímica; lo cierto es que los indios se apoderaron del franciscano, y con respetuosa violencia le obligaron á seguirles, resignándose él, puesta la confianza en la Providencia. Atrave- saron largas tienas, hasta parar en lo que tomó el nombre de la provincia de Coalmila , porque La primera palabra que los indios pronunciaron al encontrar al misionero fué esta, y el misionero apellidó su conquista con la palabra primera que liabia oido á sus raptores. Ignoro lo que Coaliuila quiere decir en el idioma de las tribus, aunque me parece tener forma mexicana: los espa- ñoles le dijeron provincia de la Nueva Extremadura, y le asigna- ron por limites, la Nueva Vizcaya al Sur, Nuevo León al Este, Chihuahua y Nuevo México al Oeste, y aunque por el Norte no se le conocía término, se le asignó en seguida por frontera el rio de Medinas. Fr. Juan Larios fue recibido con grandes regocijos, y las tribus á porfía le regalaban dándole la bienvenida; él hizo construir una enramada que le sirviera de casa y de iglesia; se dedicó al cultivo de la lengua, y formó su primer pueblo, dándole el nom- bre de Coaliuila, el mismo que á la provincia. Las tribus prin- 192 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. cipales de la Nueva Extremadura eran las de los bausorigames, tocas, tobozos y coetzales ; Fr. Juan quiso visitarlas á todas, } escoltado por cinco guerreros de esta última, se puso en marclia. A pocas jornadas cayeron los viajeros en poder de trescientos tobozos broncos, quienes resolvieron dar la muerte al misionero: la pequeña escolta, que no creia poder librar por las armas á su catequista, propuso jugar su vida a una partida de pelota. Acep- tada con regocijo la propuesta, salieron las dos cuadrillas al jue- go • mas ái pesar del cuidado puesto por los coetzales, íueion me- nos diestros y perdieron la partida: Fr. Juan debia morir. Ha- biendo fallado aquel medio, los coetzales resolvieron perecer an- tes que entregar al franciscano 5 tomaron de improviso sus aimas, atacaron á los tobozos descuidados, y mientras estos se reponían de la sorpresa, huyeron por sendas excusadas, llegando a la mi- sión con su misionero salvo. Y uelto á sus amigos, prosiguió sus trabajos por tres años, al cabo de los cuales fueron otros tres fran- ciscanos á recibirse de los lugares fundados, que ya eran San Miguel de la Boca, Candela, Santa Bosa, San Buenaventura y Nadadores. Estos y otros adelantos que se lograban, vino á conti apesar- los un grave revés. El Nuevo México habia progresado de ma- nera, que fuera de la villa de españoles de San Gabriel del Yun- que, llamada después Sauta Fé, capital de la provincia, contaba cuarenta y seis pueblos de indios cristianos, con varias estancias esparcidas en ambas orillas del rio Bravo, y una población de veinte mil almas: los apaches habian combatido la provincia, logrando destruir cinco poblaciones, que no fueron defendidas por el gobernador, entonces B. Antonio Otermin. La mayor tran- quilidad parecía reinar por todas partes, cuando el 9 de Agosto de 1580, los indios taños del pueblo de San Cristóbal dieron aviso al religioso Er. Juan Bernal, de que promovido por el indio tehua, llamado el Pope, todas las naciones de la provincia se habian con- certado muy secretamente liara alzarse y matar á los españoles, fijando la luna de Agosto ó sea el dia 18 para verificarlo simul- táneamente ; el religioso remitió a los indios con una caita al go- bernador: el mismo aviso dieron los peccos á su ministro, } no faltaron otras señales del meditado alzamiento. Descubieita la ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 193 trama, de orden del Pope, los taos, picuries y teliecas, al amane- cer del 10 del mismo Agosto, cayeron sobre los descuidados es- pañoles pasándolos á cuchillo, quemaron sus casas é iglesias,* y como las demas naciones siguieron su ejemplo, á excepción de los piros, perecieron en el mismo dia diez y ocho religiosos, y hasta trescientos ochenta españoles, inclusive las mujeres y los niños. Solo se libraron del estrago una partida que pudo reco- gerse en el pueblo de la Isleta, que el 14 se puso en salvo reti- rándose al Paso, y otra congregada en la Cañada y que socorrida por el gobernador fue á incorporarse á Santa Fé. No sabiendo Otermin á dónde dirigirse, contando con un pequeño número de hombres, determinó fortificarse en su casa, que era la más fuerte de la villa, pertrechada además con corta artillería. El 15 de A gos- to le pusieron sitio los taos, los quenes y los peccos, quemando y destruyendo los edificios á medida que de ellos se apoderaban* salió contra ellos el gobernador, empeñándose una sangrienta lucha en que hubiera triunfado, si no sobrevienen refuerzos á los sitiadores con nuevos taos, y los picuries y los tehuas. Otermin disponia de unos 150 hombres escasos, mientras los guerreros indios subían ya á 3,000; encerrados en la fortaleza, perdieron todas las casas del rededor, quedaron sin agua, consumieron los víveres, estando algunos heridos y todos desalentados: en lance tan extremo, el gobernador tomó cien hombres escogidos que exhortados por los religiosos cobraron brío, y resueltos á morir dieron sobre los indios, matando un gran número y con- siguiendo que levantaran el sitio: cuarenta y tres prisioneros tomados fueron arcabuceados en la plaza. Idos los indios, Oter- min y los suyos abandonaron á Santa Fé, viniendo á estable- cerse en el Paso. Dióse aviso de todo lo ocurrido al virey, quien hizo alistar al- guna gente, que envió a Otermin con orden de recobrar la pro- vincia. Casi todo el año se gastó en las determinaciones, supuesto pie la expedición, compuesta de 146 soldados y 112 indios ami- bos, no pudo salir hasta el 18 de Noviembre de 1681. Habiendo penetrado en el Nuevo México no encontró quien le recibiera, y siguióse una guerra cruel sin otro resultado que quemar algunos meblos, teniendo que retirarse de nuevo acosado por el invierno Tomo VI. -25 194 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. en Enero de 1682. Fundóse entonces la villa conocida lioy por de Paso del Norte, y con los indios amigos tuvieron principio los pueblos inmediatos del Socorro, Isleta y Senecú. El Socorro se pasó al lugar último que ocupó el año siguiente, 1683, tiempo en el cual se fundó el ojo de Samalayuca. Los alzados entretanto, sin la instrucción bastante para go- bernarse, y aprendidos solo los vicios de los blancos y de los sal- vajes, se entregaron al desorden. Nombrado el Tope como gefe de los insurrectos, apretó tanto la mano en lo que pedia le dieran y gobernó con tanto despotismo, que fue depuesto, eligiendo en su lugar á Tupatu; el Pope subió de nuevo al poder muriendo en el mando, sustituyéndole segunda vez Tupatu; después cada pueblo se arregló como pudo, y las revueltas y la licencia alla- naron el país á los españoles. Estos en 1688 penetraron en la provincia al mando de D. Pe- dro Leñeros Posada, sin lograr cosa ninguna. D. Pedro Gironda hizo nueva excursión en Setiembre de 1689 con el mismo objeto, y aunque en 1690 estuvo por tercera vez lista la tropa, se ocupó en contener el alzamiento de los zumas. En principios de 1691 fue nombrado por gobernador de la provincia D. Diego de A ar- gas Zapata, quien con los soldados que pudo juntar y cincuenta presidíales que le dió el virey de los presidios del Parral, em- prendió nueva entrada; salió del Paso el 21 de Agosto de 1692 internándose casi sin obstáculo hasta Santa Fe, que encontró ocupada y defendida por los taños, quienes se rindieron sin com- batir el 13 de Setiembre. La provincia entera depuso en aparien- cia las armas, recorriéndola Vargas en diversas direcciones, en- treteniéndose los religiosos en absolver á los adultos del pecado de apostasía y bautizar á los párvulos, sin atender á que aquello era poco menos que inútil, supuesto que no se trataba de hacer todavía un establecimiento permanente: en efecto, la expedición retornó al Paso el 20 de Diciembre de 1692. Proporcionados auxilios competentes por el virey, argas reu- nió cuantos soldados pudo y hasta unos ochocientos pobladores de todos sexos y edades, con los cuales salió de la villa del Paso el 13 de Octubre de 1693. Dividió el campo en tres trozos para hacer el viaje más fácil, llegó sin contratiempo hasta las inme- ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 195 diaciones de Santa Fe: los indios en todas partes habían per- manecido sosegados, creyendo que aquella incursión tendría las consecuencias de las anteriores ; mas cerciorados de que se tra- taba de nueva ocupación, tomaron resueltamente las armas. Los tañes, que ocupaban la villa, cerraron las puertas al comer- cio con los blancos, declarando la guerra el 28 de Diciembre; Vargas, que se había mostrado conciliador, tomó de aquí motivo para recurrir también á la fuerza, y en consecuencia, vino inme- diatamente contra los indios, los sitió, y el 30 de Diciembre tomó por asalto la plaza, que ocupada por los colonos, fue declarada de nuevo capital de la provincia. Siguióse una guerra casi cons- tante, con varia fortuna para los contendientes, que dió por re- sultado que obligados los alzados volvieran poco á poco á sus pueblos, aunque con ánimo firme de sacudir el yugo en la pri- mera oportunidad. El 23 de Junio de 1G94 entraron á Santa Fe setenta familias pobladoras mandadas de México por el virey; con este refuerzo y con los misioneros franciscanos que llegaron también en com- petente número, se dió paso á reponer las destruidas misiones, haciendo congregar á los indios para construir las destrozadas casas é iglesias. Las naciones que tuvieron menos fuerzas para defenderse, ó que se cansaron de sus antiguas revueltas, se so- metieron las primeras, conservándose en buena amistad con los blancos; las demas se mantuvieron con las armas en la mano has- ta que, reducidas una tras otra, aparentaron someterse al yugo. Con las familias mexicanas se fundó la villa de Santa Cruz de la Cañada, el 12 de Abril de 1095, quitándoles sus tierras á los in- dios allí avecindados; esta injusticia dió motivo á que los ofen- didos pensaran de nuevo en un alzamiento. Pronto llegó la oca- sión, pues los españoles se dividieron en las dos villas de Santa Fe y Santa Cruz, en los pueblos de Cerrillo y Bernalillo, y en las estancias de ganados, y diseminadas las escuadras de soldados en diversos rumbos; aprovechando la oportunidad los picuries, taos, tehacos, querex y gemex, se insurreccionaron el 4 de Junio de 1090, dando la muerte á cinco religiosos y á varios vecinos. Vargas, que aunque tuvo noticia anticipada se mostró sobrada- mente confiado, reunió su gente y dió sobre los alzados; siguióse 196 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. Otra llueva guerra con las mismas fases y los mismos resultados finales que la primera. Vargas fue sustituido en el gobierno de Nuevo México por D. Pedro Rodríguez Cubero, el 4 de Julio de 1697. El nuevo gober- nador se mostró apasionado é injusto; procedió contra Vargas de una manera violenta, basta ponerle en la cárcel de Santa Fé, y en cuanto á su gobierno, no se mostró acertado ni actrí o ; de manera que al finalizar el siglo aun no se recobraba ni con mu- cho el terreno poseido antes del alzamiento. Aunque no todas completas, las naciones administradas por los religiosos eran nueve, cada una con idioma particular. Los tiguas , que eian los más australes, estaban poblados junto á la sierra de Puruai, lla- mada así del nombre del pueblo principal, y en la orilla del rio del Norte; además de Puruai, vivían en los pueblos de San Pedro y de Santiago. Al Este quedaban los túllanos en los pueblos de Zan- día y San Márcos, á la ribera de un rio confluente con el Bravo. A las márgenes del rio Puerco estaban los gemex con los pueblos de Quicinzigua, Cuunsiora, Amoxiumqua y Santa Ana: en su territorio quedaban unas ricas é inagotables salinas. Al Norte de los tábanos seguían los telinas , á la otra banda del rio, con su pueblo principal, Galisteo y otras dos poblaciones; y al Este, so- bre la sierra, los pecos con su pueblo principal Pecos, el Fuerte y algunas rancherías. En la tierra de los (¿nenes se alzaba la villa española de Santa Fé, siendo Santo Domingo el pueblo principal de los indios. Los tahos eran los más boreales, confinando con los yutas que no habían sido domesticados : la villa española de San- ta Cruz quedaba entre esta nación y la de los picuries , quienes vivían á orillas del rio de Zama en su pueblo San Felipe, con su visita Cochite, teniendo por rayanos álos apaches navajoes. Los tompiras ó timipivos del otro lado del Zama, en tres pueblos fion- terizos de los llanos de Cíbola o Zuni. Retrocediendo un poco, el gobierno de la colonia no estaba tranquilo; los piratas recorrían ambos litorales saqueando las poblaciones é infundiendo el terror en los habitantes, de esa época data la destrucción de la villa del Espíritu Santo, fun- dada á orillas del Coatzacoalco, y de otra multitud de pueblos. Comenzaba á inquietar al gobierno la noticia de que los france- ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 197 ses se habían avecindado en la Florida, cosa que era de la mayor urgencia averiguar, por reputarse como el mayor de los peligros para la Nueva España la vecindad de los extranjeros. Para ha- cer la correspondiente averiguación el conde de Paredes nombró al práctico Juan Enriquez Barroso, quien salió de la Habana por Enero de 1686, reconociendo con la mayor escrupulosidad la costa del Golfo, desde el cabo que llamó del Lodo hasta Apalache, sin encontrar rastro de lo que buscaba : por falta de víveres vino á Yerucruz, de donde envió al virey el diario y plano puntual del reconocimiento. A 15 de Setiembre del mismo año, 1686, llegó á Yeracruz el nuevo virey conde de la Monclova, con órdenes apre- miantes para lanzar á los franceses de la costa: con vista de los mapas de Barroso se resolvió en junta, que dos bergantines de la flota al mando de L). Martin de Pibas y 1). Pedro de Iriarte, acompañados de dos fragatas con los capitanes D. Andrés Pes y D. Francisco Gamarra, fueran á ejecutar otro reconocimiento. Los dos bergantines salieron de Yeracruz á 1? de Enero de 1687, guiados por el piloto Barroso ; se adelantaron hasta más allá de lo registrado la vez anterior sin encontrar á los franceses, y solo vie- ron los restos de una nave naufragada con las armas de aquellos extranjeros. Con esta nueva fueron á la Habana para tomar re- frescos, dando la vuelta á Yeracruz por las costas de Yucatán y de Tabasco, trayendo nuevo plano y derrotero. Creíase en la colonia que los bergantines eran perdidos por el mal tiempo, á cuya causa se hicieron á la mar de Yeracruz á 28 de Junio de 1687, las fragatas de Pes y de Gamarra con el piloto Luis Gómez Eaposo, reputado insigne en la marinería. Hicieron la misma derrota que en los anteriores reconocimientos, encon- trando también en el lago de San Bernardo, llamado por los fran- ceses bahía de San Luis, los restos délas embarcaciones perdidas; se adelantaron hasta el cabo Apalache, y atravesando el Golfo, en- traron de regreso á Yeracruz el 14 de Setiembre. Quedó conven- cido el virey de que por entonces era temor infundado, y á fin de disponer en todo evento de una fuerza para acudir adonde fuera menester, fundó un presidio en Coahuila con el nombre de Mon- clova, y ciento cincuenta familias, en las que se enumeraban 270 hombres cajiaces de hacer armas. El año siguiente, 1688, re- 198 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. mitió á México el gobernador de la Habana aun inglés llamado Rafael Huitz, quien examinado, dijo que los franceses se habían establecido en la costa, habiendo él mismo estado allí. Inmedia- tamente se dió orden á D. Andrés de Pes fuera á indagar la ver- dad del caso, y en cumplimiento se hizo á la vela de Ver acruz el 25 de Marzo, llevando por piloto á Barroso, en nna fragata de la armada de Barlovento, con una barca de diez y ocho re- mos: en la bahía de Mobila dejó asegurado el barco, adelantán- dose en el faluco á reconocer el rio Palizada ó Mississippi, dicho por los franceses San Luis ó Colbert, y treinta leguas adelante. Pes entró de regreso á Veracruz el 10 de Mayo, comunicando al virey no ser cierto nada de lo asegurado por el prisionero : se en- gañaba el navegante; pero el virey quedó contento, y aunque Huitz decia verdad, fué condenado por mentiroso á galeras. Los franceses no obstante se habian establecido en la costa, teniendo los misioneros las noticias de qne carecía el gobierno. Se comunicó de Huevo México que tres colonos extranjeros ha- bian penetrado hasta allí. Fr. Damian Mazanet, domiciliado en la misión de Santiago del valle de Candela en Coahuila, dió tam- bién parte al gobernador de la provincia de que unos indios le habian asegurado que hombres blancos y bermejos estaban a\ e- cindados á orillas de la mar, dando senas evidentes de ser ex- tranjeros: D. Alonso León, gobernador entonces de Coahuila, dió aviso al virey. Gobernaba ya la colonia el conde de Galve, quien dispuso que León, con un destacamento, un geógrafo y un intérprete, fuera á ver á los franceses por sus propios ojos. La orden llegó á Coa- huila el año siguiente, 1689, é inmediatamente se puso León en marcha llevando en su compañía al P. Mazanet. Siguiendo el rumbo marcado por los indios, tras muchos dias de fatigosas mar- chas, llegaron á la laguna de San Bernardo, llamada por los fran- ceses bahía de San Luis, y después del Espíritu Santo, donde se presentó á su vista un fuerte de madera medio destruido, y entre las ruinas los insepultos cadáveres de algunos franceses, con se- ñales de haber sucumbido, quién á flechazos, quién á golpes de macana ó porra. Tomando lengua supieron que el fuerte se lla- maba de San Luis, y habia sido construido por Roberto de la ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 199 bíilci, y que los carancahuases habían caído allí de improviso dando muerte á los colonos, estando entre las tribus los pocos escapados del estrago. León destruyó lo que aun quedaba en pié del fuerte, y dio la vuelta á Coakuila siguiendo el rio San Auto» ni°? ®n uno de aquellos parajes fueron encontrados unos indios desconocidos, ocupados en hacer provisión de carne de cíbolo; preguntados por señas quiénes eran, respondieron Teoría, Texia. Eran guerreros de la tribu de los assinais , y respondían en su lengua amigos , amigos: la provincia, por ser aquella la primera voz que los blancos oyerou, se llama desde entonces Texas, nom- bie que prevaleció sobre el de Nuevas Filipinas, como después lo apellidaron. Fr. Lamían les ofreció volver con misiones á doc- trinarlos, y la caravana entró salva á Coahuila, dando cuenta al virey de lo ocurrido. El P. Mazanet vino á México el año siguiente, 1690, para bus- caí misioneros; obtuvo tres, y con la orden del virey para hacer nuev a entrada á los texas, volvió contento á Coahuila. El gober- nador se dispuso á cumplir el mandato, y sin aguardar las tropas que se le debían dar de la Nueva Vizcaya, salió de Santiago de Monclova el limes 27 de Marzo de 1690. No pudo hallar á los fran- ceses que se decía estaban entre las tribus ; avanzó hasta la bahía del Espíritu Santo el 26 de Abril, sacó la artillería que encontró enterrada en la arena, y despachó un mensajero á los bárbaros avisándoles que allí estaban los religiosos ofrecidos el año ante- rior. Llegadas las tropas de la Nueva Vizcaya, León salió en bus- ca de los indios, dando á pocas jornadas con el gefe de los assi- nais, quien aseguró que estaba reunida la gente; prosiguió la ex- pedición todavía algunas jornadas, hasta un valle con muchas casas y copia de habitantes. Era ya el 22 de Mayo; los indios re- galaron á su usanza a los blancos, recibiendo en cambio las bu- jerías tan apreciadas por los salvajes; construyeron iglesias para el culto y casa para el misionero, fundándose la primera misión de la provincia con la advocación de San Francisco de los Texas : León tomó posesión del país con las ceremonias acostumbradas de levantar el estandarte real, gritar vivas al monarca español y disparar la arcabucería; el gefe texano y sus capitanes presta- ron obediencia, prometiendo ser fieles á los blancos, servirles, 200 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. defender y alimentar á los misioneros, en fé de lo cual entrega- ron en rehenes á tres de sus próximos parientes. Esta primera misión parece haber ocupado el lugar de Béjar; la segunda quedó asentada en un valle inmediato, llamándola Jesús, María y José. Pensó entonces el gobernador que nada tenia que hacer allí, y de- jando algunos soldados para custodia de los religiosos, dio la vuelta á Coaliuila; en el camino quitó por la fuerza á los barba- ros algunos franceses, por los que le pidieron disparatadas sumas de rescate, entrando al lugar de su destino á mediados de Julio. Los rescatados franceses, entre quienes se contaba una hermosa joven de catorce años, llamada Magdalena Talón, fueron remi- tidos á México, enviándoles el virey á España para informar de lo ocurrido. Pareciéndole pocas al conde de Calve las dos misiones funda- das por León, nombró por gobernador de la provincia de Texas al capitán D. Domingo Terán, previniéndole hiciera un exacto reconocimiento de los terrenos inmediatos á la costa, fundando ocho misiones, á cuyo efecto se destinaron nueve religiosos de propaganda fule, y una compañía de presidíales al mando de D. Francisco Martínez; un barco llevaría por mar las provisiones y útiles que por tierra seria bromoso conducir. La expedición salió de México en 1691, llegando á Coalmila el mes de Jumo; prosiguiendo para Texas, al llegar no encontró el barco sino des- pués de tiempo, dando lugar á que engrosados los rios con las aguas, el reconocimiento fuera impracticable, por carecer de los medios indispensables. Los misioneros llegaron á San Francisco de los Texas, encontrando que uno de los religiosos ya era muerto, y el 26 de Octubre asentaron su real en las inmediaciones las com- pañías de mar y tierra. A pesar de lo avanzado de la estación, Terán se adelantó hasta el rió Cadouduchos formando apuntes sobre el terreno; sondearon el rio á 30 de Noviembre, suspendie- ron las operaciones por falta de víveres, y retornaron al leal a fines de Diciembre. Era ya el año de 1692, siendo preciso confesar que Terán liabia perdido el tiempo y el dinero, pues de ocho misiones solo esta- bleció dos, y no teniendo con que mantener su gente se retiro a Coaliuila, dejando un cabo con quince soldados para resguaido ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 201 de los misioneros, y repartiendo entre estos y los indios las exis- tencias que le quedaban. Las misiones no pudieron progresar; poco conformes los soldados con las palabras de los religiosos, veian á los indios con desden, curándose solo de vivir á su an- tojo; no solo se apoderaban de lo que pertenecía á los neófitos, sino que les apretaban quitándoles á sus mujeres é bijas. Ni el cabo ni los padres pudieron contener aquellos desmanes por bien ni por fuerza, de lo que resultó que los indios se resfriaron en el afecto á los blancos, tuvieron en menos á sus catequistas, y por último se insurreccionaron en parte; además, los ganados no prosperaban, las siembras eran pocas, una recia enfermedad car- gó sobre los pueblos, y todo reunido bizo que se pensara en aban- donar las misiones. Enterraron las campanas é instrumentos de fierro; pusieron en cobro cuanto no quisieron dejar á los indios, y en fines de Octubre de 1693 abandonaron una tierra que babia costado crecidas sumas. Entretanto que esto pasaba en Texas, 11. Andrés de Pes, que babia ido á España conduciendo á los franceses rescatados por León, volvió á la colonia por Noviembre de 1692, trayendo órde- nes para el virey de que poblara á Panzacola con un fuerte pre- sidio. En virtud de esa disposición, el conde de Gal ve nombró para dirigir aquella empresa al mismo D. Andrés, acompañán- dole por cosmógrafo á nuestro célebre compatriota D. Cárlos de Sigüenza y Góngora. Componian la expedición la fragata « Nues- tra Señora de Guadalupe, » al mando del capitán D. Cristóbal Francisco de Santoyo, y una balandra con el capitán Juan Jor- dán : ambas salieron de V eracruz el 25 de Marzo de 1693 ; dirigié- ronse á su destino y entraron en la babia que entonces tomó el nombre de Santa María de Galve, el 8 de Abril: aquel puerto, según D. Cárlos de Sigüenza, era el mismo en que babia desem- barcado la expedición de Pánfilo de Narvaez, idéntico al puerto de Acbusi descubierto por Diego Maldonado, por orden del ade- lantado Hernando de Soto, y el mismo también en que tomó tierra el mariscal D. Tristan de Luna y Arellano. Siguióse un prolijo reconocimiento, que dio por resultado conocer minuciosamente aquella parte de la costa, acreciéndose el depósito de cartas geo- gráficas con las levantadas en todas estas exploraciones. Tomo VI.— 26 202 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. En estas, y en los trabajos preparatorios para alistar los colo- nos y auxilios necesarios, se pasaron dos años, basta que en 1696 salió de Veracruz I). Andrés de Arrióla, llevando en los buques de la armada de Barlovento los soldados y gentes de desembarco : llegados á la babía de Santa María de Galve, formaron un fuerte cuadrado, al que pusieron por nombre de San Cárlos, diciéndole también Panzacola. Este nombre le venia de la provincia, y ella lo babia tomado de los indios penzocolos que la habitaban, des- truidos en guerras por las tribus confinantes. Como ya tenemos dicho en otro lugar, el Estado actual de So- nora queda al Norte del de Sinaioa, separados ambos por el rio del Fuerte j pero en lo antiguo la provincia de Sonora comenzaba en el Yaqui, sirviéndole de límite al Sur la provincia de Ostimuri y al rumbo opuesto el rio Gila. Sobre aquella comarca entró el capitán Matías Lobo Pereira en 1636, recibiendo aquel mismo año y el siguiente, los primeros misioneros jesuitas: aquellas mi- siones permanecieron unidas á las de Sinaioa basta 1678, que se les puso distinto visitador. A fin del siglo X\ II babia fundados muchos establecimientos con indios pimas, ópatas y séris; hemos encontrado el principio de los siguientes: Nuestra Señora ele la Asunción Arispe: 1648. San Lorenzo Guepaca : 1639. Bacoaiz, Bacoatzi, Bacoachi: 1650. San José Chinapa: 1648. Nuestra Señora de los Remedios de Banamitzí : 1639. San Ignacio de Soniquipa: 1646. Purísima de Babicora, Babiacora, Babicori: 1639. Guasavas: 1645. Oputo: 1645. Nacori: 1645. Bacadeguatzi : 1645. Bacerac: 1645. Babispe: 1645. Oposura: 1644. Cumpas: 1644. Cuquiaratzi: 1653. Cucbuta: 1653. Teunicatzi: 1653. Tex>ache: 1678. Yecori : 1673. Guatzinera: 1645. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 203 Matape: 1629. Nacori: 1629. Los Álamos : 1629. Robesco: 1673. B acanora: 1627. Batuco: 1629. Cucurpe: 1647. Opodepe: 1649. Tecoripa: 1619. Suaqui: 1619. Comunipa: 1619. San Ignacio Onabas: 1622. Tonitzi: 1628. Nuri: 1622. Santa Rosalía Onapa: 1677. Moyas, Navas: 1622. Como se advierte, todas las poblaciones referidas pertenecen á la Sonora de boy, aunque en aquellos tiempos cayeron en las provincias limítrofes. A fines del siglo, los reconocimientos he- cbos por tierra llegaban basta el rio Gila, debiéndose todos estos adelantos geográficos á un distinguido jesuíta, el P. Kino. El P. Francisco Eusebio Kunt, conocido en México por Kino, era na-' tural de Trentoj abrazó el instituto de la Compañía de Jesús, v fué catedrático de matemáticas de la Universidad de Ingolstad ; á consecuencia de un voto pasó á la Kueva España en 1681 • acom- pañó á Otondo en 1683 formando los planos de lo explorado, y vuelto á México fué nombrado para las misiones de los pimas de Sonora, en 1687. Allí aprendió la lengua, formó vocabulario y catecismo, adelantando las fundaciones en cuanto estuvo en su poder. Uno de los pensamientos fijos del P. Kino, en unión del P. Juan María Salvatierra, era la conquista y población de la California, en la que tenían por mira ganar para el cielo las almas de los bár- baros. Muchos obstáculos ofrecía aquella empresa, reputada im- posible, supuesto que no pudo lograrse por D. Hernando Cortés, ni lo consiguieron los muchos especuladores que le sucedieron' gastándose sin fruto casi dos siglos y cuantiosas sumas de dinero! Sin embargo, aquellas almas generosas no desistían de su intento, y mientras el P. Salvatierra trabajaba cerca del gobierno, insis! tiendo constantemente por alcanzar los pocos auxilios que pedia, 204 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. el P. Kino trabajaba en Sonora descubriendo y registrando el terreno para resolver la cuestión de si La California estaba unida al continente como presumia, en cuyo caso el camino por tierra podia zanjar no pequeño número de las dificultades que se pul- salían. Con este objeto salió el P. Kino de su misión de los Dolores, en compañía del alférez Juan Mateo Mange, á 7 de Febrero de 1694. Caminaron al Oriente, y conforme á las senas que del viaje resultan, reconocieron el rio del Altar, llegaron á la costa del mar de Cortés, vieron los montes de la California, volviendo al pun- to de partida el 23 del mismo Febrero, después de andadas unas ciento cincuenta leguas. Esta expedición dió la idea al infatiga- ble viajero de construir una lancha para registrar el Golfo, á lo que emprendió nuevo camino el 16 de Marzo de 1004, cortó las ma- deras, y mientras se oreaban dió la vuelta á su misión. Cuando creyó que la madera estaría seca, tornó á salir el 6 de Junio ; pero aunque puso mano á la obra tuvo que suspenderla, por haber re- cibido para ello orden de sus superiores. No habiendo por enton- ces temor de sublevación, acompañado de algunos indios de San Javier del Bac salió por Noviembre hasta llegar al Gila, visitó diversas naciones predicándoles el Evangelio, reconoció los res- tos antiguos délas márgenes del rio diciendo misa en uno de ellos, Y voivi6 contento á los Dolores. Así en un año había rematado cuatro penosos viajes, caminando más de cuatrocientas leguas. En 1695 se insurreccionaron los pimas por los malos tratamien- tos de los capitanes blancos, y con el fin de conseguir algún alivio para los calumniados, el P. Kino emprendió viaje á México el ano de 1696. Al entrar en la ciudad, por una coincidencia notable en- traba también el P. Salvatierra; juntos se pusieron á trabajar en la difícil empresa de la California, y tanto instaron y tanto que- brantaron el ánimo de las autoridades así civiles como religiosas, que por fin el virey dió la licencia para la conquista, á 5 de Febrero ole 1697, á condición de no cobrar ni gastar nada del Eraiio, to- mando posesión de las tierras en nombre del rey; en cambio so les permitía nombrar justicias de entre los mismos indios, que pu dieran llevar soldados á su costa, nombrar y remover los cabos o-ozando estos ole las exenciones y privilegios ole los presidíales ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 205 Recibido el despacho por el padre Salvatierra á 6 de Febrero, entregó el colegio de Tepotzotlan que tenia á su cargo, y salió para Sinaloa á dar la última mano á sus aprestos: visitó algu- nas tribus, ayudó a la pacificación de los tarahumares insurrec- cionados, y el 16 de Agosto se dirigió á la costa, adonde Labia arribado la galeota que debía trasportar á los colonos. La par- tida se retardó algunos dias en espera del P. Kino, quien no pudo llegar detenido por sus ocupaciones, por lo que se resolvió hacerse á la mar 5 la expedición se embarcó el 10 de Octubre, y estaba compuesta del P. Salvatierra , cinco españoles y tves indios • Nunca se intentó la conquista de California con tan débiles me- dios 5 nunca tampoco se pudo lograr el objeto como entonces. Al tercer dia de viaje se dió vista á la contrapuesta playa, y hombres y material quedaron desembarcados completamente el sábado 19 de Octubre de 1697, en la bahía de San Dionisio, visi- tada por el almirante Otondo, y la cual tomó entonces el nom- bre de Loreto, de una estampa de la Santa Virgen que bajo esa advocación se colocó en una tienda de campana. Con algunos marineros que quisieron quedarse se ajustaron diez ó doce hom- bres armados de fusiles, se tomó posesión en nombre del mo- narca español, y construido un pequeño fuerte de madera, quedó instalada la colonia, que fué por muchos años la capital de la provincia. La California, conocida por la Antigua, la Baja, fué apellida- da por Drake, Nueva Albion, en 1679 j ahora se le nombró isla Ca- rolina, por la creencia que se tenia de que era isla y en memoria de Cárlos II que gobernaba en España. Para que á esta primo- rosa empresa no le falte nada de lo que la historia relata de las empresas que dejaron al mundo su memoria, diremos que tam- bién tuvo sus combates, sus paces con las tribus, incursiones en diversos rumbos para buscar y apaciguar á los salvajes: hubo también hambres y dolores, abandono y desaliento, sobreponién- dose á todo la resignación y la fuerza de voluntad del valeroso misionero. La pequeña colonia fue progresando, y en 1699 que- daron fundados los pueblos de San Juan de Londó y San Javier de Biaundó. Desembarazado de sus quehaceres, el P. Kino volvió á sus úti- 206 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. les reconocimientos enderezados á socorrer la California, y el 2 de Noviembre de 1697 salió de su misión de los Dolores con di- rección al Norte, por el valle y rio délos sobaipuris; recorrió el Gila registrando las ruinas llamadas Casas Grandes, donde dijo misa ; reconoció el país intermedio y las naciones que lo pueblan ; recogió noticias y datos para la geografía, y tornó á la misión el 2 de Diciembre, caminadas muchas leguas. A esta expedición siguió bien pronto otra. Los superiores de la Compañía le dieron orden para buscar un puerto sobre la costa, de donde se pudiera comunicar con la California: para cumplir el mandato, el P . Kino salió de los Dolores el 22 de Setiembre de 1698, acompañado del capitán Diego Carrasco y algunos soldados; tomó al Norte, mas atacado de una enfermedad, vino á curarse á San Andrés, adonde fue á buscarle una diputación de los cocomaricopas. Recobrada la salud, Kino se dirigió á San Marcelo Sonocdac, y subiendo al cerro de Santa Brígida, cuyo nombre tomó de la festividad del dia, «divisamos desde allí (dice en su Diario) el muy cercano (( mar de California, con un puerto ó bahía que, según su altura «de 23J poco más, debe ser el que los antiguos cosmógrafos en «sus mapas llamaron de Santa Clara; tiene la entrada del Sud- (( este y al Oriente tres cerritos pequeños. Desde la cumbre del « cerro de Santa Brígida, que por sus muchos seburrales ( esco- (( rias ) se conoce haber sido volcan grande, divisamos patente- « mente los arenales del desemboque del rio Grande (el Gila), y « el fiscal nos enseñó donde el rio Colorado se junta con el rio « Grande del Norte, y es como un dia de camino, antes que en- « trambos juntos entren en el mar de California. Por estar la mar ( f brumada no divisamos la cercana California, aunque la hemos «divisado otras diferentes ocasiones, poco más abajo desde los «cerros de Concepción de Caborca, donde la travesía sera de «quince á diez y ocho leguas.» El viajero no penetró como que- ría, hasta la continencia de los rios, volviendo á los Dolores el 18 de Octubre. Durante el año 1699 ejecutó Kino otros dos viajes. En el pri- mero, del 7 de Lebrero al 14 de Marzo, reconoció y fijó una gran extensión del rio Gila liácia el Oeste, sin llegar todavía á la con- fluencia que se vió de lejos, y se conocieron y se hizo amistad con ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 207 las tribus de las orillas, y con los de las tierras al Noroeste y al Sur. En el segundo viaje, de 24 de Octubre á 18 de Noviembre, quedó registrado el interior de las tierras, lijando los accidentes del terreno y los aguajes, y visitando las rancherías de los indios. Niño sabia y estaba convencido de que la California era penín- sula; pero deseaba resolver el problema de una manera que no dejara duda en el ánimo de los demas. A este fin salió de los Do- lóles el 24 de Setiembre de 1700, tomando el rumbo para el rio Gila; andadas cincuenta leguas por sus márgenes, atravesó la corriente, llegando á la confluencia del Colorado conducido por los yumas. Informado de la distancia que habia hasta el mar, no pudo resolverse á pasar adelante por falta de, víveres; mas á la vuelta, desde una altura reconoció la dirección del rio, vió cómo entraba en el mar de Cortés, y quedó convencido de que la Ca- lifornia era península. Así lo comunicó al gobernador de Sonora y á los superiores de la Compañía, quienes le dieron las gracias por su descubrimiento, no obstante lo cual la antigua creencia quedó todavía en pie por muchos años. Tal era la colonia al finalizar el siglo XVII. Se habían coloni- zado en todas direcciones grandes espacios de tierra, en una superficie inmensa. Los nuevos pueblos y las misiones estaban colocados á muchas leguas de distancia unos de otros, dejando intermedios yermos y desiertos: faltos de medios expeditos de comunicación, sin los habitantes necesarios para que los estable- cimientos fueran respetables, ninguno de ellos podía resistir un ataque serio, y el conjunto carecía de la indispensable trabazón para formar un todo sólido. Lo que la colonia ganaba en exten- sión lo perdia en fuerza; el gobierno no se podía hacer sentir con el mismo vigor hácia los extremos, que de hecho quedaban segre- gados y á cargo de mandarines que, por lo común, ponían más cuidado en sus granjerias que en la felicidad de sus subordinados. a civilización no podía progresar en aquel sistema; porque las provincias quedaban como aisladas, y sin relaciones, ni ejemplos, ni estímulos, solo se podían mover dentro del círculo en que cada una estaba encerrada. 208 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. § xiv Opiniones y errores geográficos en el siglo XVII. — La California. Qurv ira.— El estrecho.— Noticias sacras y reales de Juan Diez de la Calle. Repitiendo en parte lo que hemos dicho, durante el siglo XVII se habia creido en la colonia que la California era isla. La opi- nión, sin embargo, no pasaba sin contradicciones, y personas ha- bia que daban á aquella tierra su verdadera forma, fundándose en las antiguas cartas. El gobierno era de los que pensaban que la California estaba separada del continente, y de aquí los esfuer- zos que hizo para reconocer las costas interiores del mar de Cortés y buscar paso por tierra desde la Sonora. Al finalizar el siglo, el P. Kino dejaba resuelto el problema ; mas ni fué creido de pronto, ni sus observaciones fueron decisivas en el concepto público. En Europa se juzgaba esta misma cuestión con idéntica for- tuna. En el Laet de 1640 se lee á este propósito « Se llama co- munmente California toda la tierra que se encuentra al Oeste de la Nueva España y de la Galicia, que ciertamente es de muj glan- de extensión y toca con los últimos confines de la América Sep- tentrional, y con el estrecho dicho vulgarmente de Anian; pero es incierto hasta hoy, si está continua con el continente de la América Septentrional, ó si está separada por algún estrecho, porque existen antiguas cartas, así geográficas como hidrográ- ficas, que ponen á la California como isla, y la dividen de la Amé- rica por un estrecho bastante ancho en el principio, que se i a an- gostando en adelante. En las cartas actuales, lo más frecuente es que se le ponga unida al continente ; pero como quiera que sea, son espaciosas regiones, conocidas someramente en una parte pe- queña y cerca de las costas. Así es que, se llama propiamente California el ángulo de tierra que se extiende entre el Noroeste y el Suroeste del golfo Califórnico, si se puede decir así, hasta el Cabo de Santa Cruz, en los 22° de latitud Norte, y está situada más allá y en la otra costa de las provincias de la Nueva Galicia, Xalisco, Chiametla, Culuacan y Cinaloa. Se mencionan así den- ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 209 tro como fuera del golfo, muchos puertos, kabras, bahías y ríos conocidos solo de nombre. » A principios del siglo, como antes hemos indicado, estaba en pié la esperanza de encontrar la fabulosa Quivira. A este propó- sito, era creida con todas veras en la Nueva España, una relación que se decia dada por un marinero á Kodrigo del Rio, gobernador de la Nueva Galicia, y que nos ha conservado Fr. Gerónimo de Zárate Salmerón en sus relaciones del Nuevo México. — - « Estan- do pescando bacalao en Terranova dos naos, de españoles, dice, les dió tan gran temporal que los embocó por el estrecho de Anian, y corriendo su fluctuación la una, á pesar suyo, embocó por un caudaloso rio, que en el mismo estrecho está hácia la parte del Sur: esta llegó á una muy populosa ciudad cercada con puertas y murallas, saltaron en tierra ocho marineros, con sus arcabuces, y llegados cerca de la ciudad, no los consintieron entrar dentro aunque los recibieron de paz ; mas cerca de la ciu- dad, poco mas de un tiro de arcabuz, estaba una fuente de linda agua, y allí junto una casita, dijéronle á los españoles que se metiesen allí y descansasen, y así lo hicieron, adonde fueron tres dias muy regalados de gallinas, tortillas de maíz, frutas diferen- tes y castañas y otras muchas cosas; al cabo de los cuales quiso el rey ver aquellos extranjeros como cosa jamas vista, salió tanto gentío que llenaron aquellos campos y al último traían al rey car- gado en unas andas de un metal amarillo, y el rey con su corona vestido de unas pieles de animales; y en llegando á trecho que él pudiese ver y juzgar las facciones y talles de los españoles, pa- raron las andas aunque no en el suelo, sino cargadas como las tenían, y dijeron á los españoles saliesen de la posada para que los \iese el rey, y queriendo ellos llegarse á las andas donde es- taba el rey para saludarle, les hicieron señas para que no llega- sen, sino que se parasen en pié; asi lo hicieron, á los cuales es- tuvo el rey mirando con grande atención, y al cabo de un rato les hicieron señas se volviesen á entrar en su alojamiento, y lue- go se volvió el rey á la ciudad, continuando el regalarlos como lo habían hecho siempre: los españoles perdieron el miedo, y co- mo las mujeres iban por agua á esta fuente, uno de los españoles quiso por fuerza meter á una mujer allá adentro, ella se fue á que- Tomo VI.— 27 210 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. jar á la ciudad, y luego vinieron nmclios indios á decirles á los españoles que se fuesen luego á bordo. Llegados que fueron, con- taron á los demas camaradas lo que les liabia sucedido. Sobre kaber corrido estas naos gran naufragio, cargaron tanto los liielos y crueles fríos, que se helaron los más de ellos, otros se enferma- ron, de manera que casi todos perecieron; los que escaparon, vien- do que eran pocos para ir á España, arribaron basta la Florida, á donde el mas curioso por dar aviso de estas cosas, se embarcó en una fragata que venia á esta Nueva España, llegando al puerto de San Juan de Viña, le dio el mal de la muerte y conociendo eran cumplidos sus dias, llamó al hermano mayor del hospital y le hizo escribir esta relación, porque se supiese una cosa como esta digna de ser vista.» — « Según las señas, añade el autor, tengo por cosa cierta que esta ciudad es la misma que vió y descubrió Anian el que dió aviso á S. M. y que es la misma que vieron por tierra los treinta hombres que envió Francisco Vázquez Coronado, desde los llanos de Cíbola.» La conquista del Nuevo México echó por tierra las esperanzas nacidas de las siete ciudades fabulosas prometidas por Fr. Mar- cos de Niza; pero los colonos no se dieron por vencidos con aquel desengaño. No podiendo resistir á la evidencia que palpaban con las manos, se pusieron á pensar que no habian llegado hasta las tierras codiciadas,' y colocaban más hácia el Norte, en las comar- cas desconocidas y lejanas, las ciudades poderosas y los reinos opulentos de las antiguas promesas. El viaje apócrifo del almirante Eonte ó Fuentes, vino á revi- vir las amortiguadas creencias acerca del estrecho apetecido á través del continente, aunque esto produjo sus frutos más tarde. En la colonia era conocida una leyenda del mismo género, que nos ha conservado también el P. Zárate, y que copiada á la letra dice : « El F. Fr. Antonio de la Ascención religioso carmelita des- calzo, uno de los tres que fueron con Sebastian Vizcaino al des- cubrimiento del cabo Mendocino, me dió esta relación por cosa cierta, y por eso pongo aquí su nombre, y dice así: » «Un piloto extranjero llamado N. de Morera, que entró con el inglés de la mar del Norte á la del Sur por el estrecho de Anian, dió esta relación al capitán Rodrigo del Rio, gobernador que en- ANALES DEL MINISTEKIO DE FOMENTO. 211 tonces era de la llueva Galicia. Solviéndose á su tierra el capi- tán Francisco Draque, en cuya compañía habia venido, saliendo por el estrecho, iba este piloto muy enfermo y más muerto que vivo, y por ver si los aires de tierra le daban vida como cosa muerta lo hecharon en tierra; el cual á pocos dias cobró la salud y anduvo por aquella tierra por espacio de cuatro años, salió para el Nuevo México, y de allí á Santa Bárbara, y luego pasó a las minas de Sombrerete en busca del dicho Rodrigo del Rio, y el dicho piloto le contó lo siguiente : » «Dada larga relación de su mucha peregrinación, le dijo, como el dicho inglés Francisco Draque en el paraje del estrecho de Anian le habia hechado en tierra, por la ocacion dicha, y que des- pués que cobró salud habia caminado por diversas tierras, por muchas provincias mas de quinientas leguas tierra firme, hasta llegar a dar vista á un brazo de mar que divide las tierras del Nuevo México, de otra tierra muy grande que está á la parte del Poniente, y que en la orilla de aquel mar habia muchas y gran- des poblaciones, entre las cuales hay una nación de gente blanca, los cuales usan andar á caballo y pelean con lanza y adarga, no se sabe que nación sea esta. El dicho P. Fr. Antonio dice cree son moscovitas, yo digo que cuando los veamos sabremos quien son. Dijo este piloto como este brazo de mar corría de N. á S., y que le parece iba por la parte del N. á dar al puerto donde á él le habia hechado á tierra el inglés, y que en aquella costa del mar habia visto muchos y buenos puertos y grandes ensenadas, y que desde la parte que á él le habían hechado en tierra, se atrevía á ir á España en cuarenta dias en un buen patache, y que habia de ir á reconocer la corte de Inglaterra. » « Ofrecióse á llevar á dicho Rodrigo del Rio al paraje del brazo de mar que él descubrió, y dijo que con facilidad lo pasaría á la otra parte. » «Este brazo de mar se tiene por cosa cierta, es el de la Cali- fornia, llamado mar Rojo, y la tierra que está de la otra parte es la de las Californias: como me lo dijeron lo pongo, sin quitar ni poner nada de mi casa. » El siglo XVII presenta su libro estadístico. Se intitula :— « Me- morial y Noticias sacras, y Reales del Imperio de las Indias Oc- 212 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. ¿dentales, al Mvy Católico, Piadoso y Poderoso Señor Bey de las Espauas y Nuevo Mundo, D. Felipe IV N. S. En su Peal y Supremo Consejo de las Indias, Camara y Ivnta de Gverra : en manos de lúa Baptista Saenz Nauarrete, Cauallero de la Orde Militar de Alcántara, de su Consejo, y su Secretario en el, y en el de la Camara, y Iunta: Confirmador de los privilegios Reales de Castilla. Compreheude lo Eclesiástico, Secular, Político y Mi- litar que por su Secretaria de la Nueva España se prouee: Pre- sidios gente y costas, valor de las Encomiendas de indios, y otras cosas curiosas, necesarias, ( sic), y dignas de saberse. Escnuiale por el año de 1646. luán Diez de la Calle, Oficial segundo de a misma Secretaria.» . El libro se bace raro, porque fueron tirados pocos ejemplares. Contiene copia de noticias curiosas é interesantes; mas a pesar de todo lo que promete, el trabajo versa sobre determinados ca- pítulos, olvidando los otros ó nombrándolos apenas. El conjunto resulta trunco, muy inferior á lo que la ciencia podia esperar des- pués de todas las obras análogas publicadas, y de mucha menor importancia que la reunión de documentos mandada formar por Felipe II. Sin embargo, da idea de lo que la colonia era a me- diados del siglo XVII, y de aquí voy á tomar lo relativo a las di- visiones políticas. La capital del vireinato, México, contenia treinta mil casas y una población de ocho mil españoles : avaluada la ciudad en - < , valia 20 J millones de pesos, que subieron á 50 millones en el ava- lúo de 1635. El arzobispado contaba diez obispados sufragáneos, que eran Tlaxcala ó Puebla, Mechonean, Oajaca, Nueva Galicia, Nueva Vizcaya, Yucatán, Guatemala y Verapaz que se le > umo Chiapa, Nicaragua, Honduras. La colonia se m 1 , , Audiencias de México y de Guadalajara, gubdivididas en alcal- días mayores y corregimientos. Correspondían á la Audiencia de México (con la ortografía del original): Tescuco. Clialco. Panuco. Guatitlan. alcaldes mayores. Pachuca. Guatla Amilpas. Guatusco y Córdoua. Villa de Cretano y San luán del Rio ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 213 Acapulco, y un castellano para la fortaleza. Puebla. Villa de Carrion Valle de Atlisco. Salamanca. Guitlalpa. Tepeaca. Veracruz. Gilotepec. Guadalcazar. Cultepec (Zultepec), Yanhuitlan. San luán de los Llanos y Napalucan Villa de León. Tulancingo. Guachinango. Xalapa. Tlalpujagua. Yzuca. Pascaro de Mechoacan. Zamora y Xacona.\ Teguacan. Provincias de Avalos. CORREGIDORES. Guaxocingo. Xochimilco. Tetela. Villa y real de minas de S. Luis de Potosí. Guanajuato. Villa de la Concepción de Zelaya. Villas de San Miguel y San Felipe. Zultepec, minas. Colima. Tasco. Oaxaca. Villa de San Ildefonso de los Zapo- tecos. Villa de Santiago Nexapa. Villa del Espíritu Santo de la Pro- uincia de Guazaqualco. Puerto de Guatulco. Cholula. Prouincia de Xicayan. Guaspaltepeque. En Tlaxcala había un gobernador de la provincia. En Yucatán existia un gobernador y capitán general nombrado por el rey, y no se conocía la subdivisión de las alcaldías mayores. El nuevo y rico México tenia también gobernador particular sujeto al virey, así como el gobernador y capitán general de la Nueva Vizcaya. El vireinato nombraba directamente y le estaban subordinadas las alcaldías mayores de Salinas de Santa María, Peñón Blanco y provincia de Ávalos. La Audiencia de la Nueva Galicia contaba: ALCALDES MAYORES. Villa del Espíritu Santo de Tepique. Compostela. Purificación. Minas de Hostipaque. Minas de S. Antonio de Padua. Minas de Avino. Minas de Sierra de Pinos. Minas de San Martin. Minas de Sombrerete. Minas de Guanacebí. Minas del Fresnillo. Minas de S. Dionisio do los Plateros. Villa de Nombre de Dios. Villa de Santa María de los Lagos y Pueblos Llanos. Villa de Aguascalientes. 214 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. Minas de San Juan de Hindeclie. Minas de Cuencamé. San José del Parral. Minas de San Juan del Rio. Minas de la Sta. ' Veracruz de Topia. Real de las Vírgenes. Villa de San Sebastian. S. Miguel de Culiacan. CORREGIMIENTOS. Analco. San Pedro y Toluquilla. Villa de San Felipe y Santiago de Cinaloa. Mesticatan. Talaya, Gita, Catlan. Zaltenango. Acaponeta. Minas de Cliimaltitlan. Minas de Mazapil. Minas de San Pedro Analco. Pan sitian. Minas de Tlrinamaclie. Minas de Guachinango. Minas de San Miguel y Valle de la Magdalena. Centipac. Suchipila. Minas de Ramos. Minas de lora. Montegrande. Tacotlan. Zacatecas tenia corregidor. Tem alaque. Tonalá. Tlaximilco. Tlala. Colimüla y Matatlan. Vizcaino y Tecolinuocimala. Apacha y Baila. Loto, Anilameto, la Galga. Tequila. Zintepac. Ixtlaxe y Guzmanilla. Nauito y Naboato. Chilobito. Cobota y Cocala. Acala y San Esteban. Soloneto. Mocholo y el nnevo y el viejo Te- puche. San Cristóbal de la Barranca. Cuyutlan y Castitlan. Tecuaimeto. Naboluto. Cuspita y Tolobato. Culacan y Oguane. Alicama, Abasisto y Dato. Lautoto. El gobernador de la Vizcaya proveía las siguientes alcaldías mayores: Villa del Saltillo. Cuencamé y minas de San Antonio. Minas de Mapimí. Minas de Gnanaciui. Minas de San Andrés. Minas de Maloya. San Francisco del Mezquital. Laguna y Parras. San Juan del Rio. Minas de Chindea. Provincia de Sinaloa. Diastla y Mascatlan. Villa de San Sebastian. Gunaual. Mineral de Coreto. Santa Barbara. Minas de Topia. Provincia de Chametla y Salinas Pánico y minas de la villa de Sai Bartolomé. Conforme al mismo Diez de la Calle, aunque su cronología n< va conforme con todos los autores, el arzobispado de México s- estableció eu 1545; el obispado de Tlaxcala en 1526, tiaslad an I ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 215 (loso á Puebla en 1550 ; el obispado de Michoacan, se fundó en Tzintzontzan en 1536, se trasladó á Pátzcuaro en 1544, y se puso en Valladolid de Guayangareo en 1580; el obispado de Ante- quera ó Oaxaca se fundó á 21 de Julio de 1535; el de Yucatán en 1518; el de Guadalajara en 1548; el de Durango en 1621; el de Obi apa á 19 de Mayo de 1538. Poi las autoridades de la colonia se hicieron en esta centuria siete censos de la población, lo que prueba que no se abando- naban completamente los trabajos estadísticos. Io En 1614 el Lie. Martínez de Olea, de orden del virey marqués de Guadal- cázar. 2o En 1625, por D. Diego Zaldívar y D. Pedro Pendón de Carmona, nombrados por el marqués de Cerraívo. 3o En 1654, el Dr. D. Francisco Ordoñez de Ontañon, por mandado del du- que de Alburquerque. 4o En 1662, el capitán de navio D. Fran- cisco Brunn y Girón, de orden del conde de Baños. 5o En 1664, de orden superior, D. Juan Zaldívar y Arellano. 6o En 1665, Don Francisco Bodriguez Eguizabal, por mandato del marqués de Mancera. 7? En 1667, el capitán D. Podrigo Lejarazu, por orden del mismo virey. Ninguno de estos trabajos ha llegado á mis ma- nos, y parece que no los conoció el público, pues en aquella época los datos estadísticos eran una especie de secretos de Estado, que servían á los gobiernos para sus fines, y se ocultaban cui- dadosamente para que no llegaran á poder de los extraños. § XV Observadores durante el siglo XVII.-Henrico Martínez.— Diego Cisneros.— La Libra astronómica.— Fr. Diego Rodríguez.— Gabriel López de Bonilla. — D. Cárlos de Sigüenza y Góngora.— Primer plano del valle de México.— Primera carta general. — Primer plano impreso en México. Desde fines del siglo XYI, el ingeniero Henrico Martínez ha- bía observado algunos eclipses de luna. En 1606 publicaba la obra intitulada:— «Repertorio de los tiempos y Historia Natv* ral desta Nueva España. Compuesto por Henrico Martínez Cos- mographo de su Magestad é Interprete del Santo Officio deste Iveino, etc.» Contiene los lunarios ó calendarios más antiguos 216 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. calculados para la colonia, formando una serie de 1606 á 1620: es probableque el autor haya hecho las mismas predicciones para años anteriores, y que estas sean la continuación de sus trabajos. No contiene la descripción geográfica de la Nueva España; pero presenta la lista de algunos lugares, con su longitud geográfica, expresada en tiempo y referida al meridiano de México, y debían servir en mi concepto para fijar esos puntos sobre la carta gene- ral. Copiada la lista con propia ortografía, dice así: C liolula 0h 5m 0 3 Atrisco 0 4 0 4 0 2 Cuytlauac 0 2 C lialco 0 3 Tepotzotlan 0 0 Guatitlan 0 0 Sucbimilco 0 0 Cueruavaca 0 0 Puerto de Acapulco. . . - 0 0 Ciudad de los Angeles. 0 6 Tlaxcala 0 6 Xalapa — 0 13 Panuco 0 12 San luán de Ylua 0 15 Guaxaca. 0 15 Almería 0 16 Cbiapa - 0 40 Teoantepec « • 0 26 Campeche Nombre de Dios. * Guatulco TaIu í‘íi ........ Qh 48m 1 28 0 15 0 2 Qo 1 O X7Í1 _ _ . _ - - . . . • 0 7 Valladolid 0 8 S. Luys Potosí 0 10 0 11 Queretano 0 8 Zacatecas 0 18 Guadalaxara 0 18 Sancta Barbóra 0 18 Duran 0 19 0 12 Colima 0 21 Puerto de Nauidad 0 25 Pueblos de Nueuo Me- 0 20 Compostela 0 30 Cabo de corrientes 0 33 Victoria en Tabasco . .. 0 40 Se coloca á México en 19° 15' latitud, y 267° 12' longitud res- pecto del meridiano antiguo fijado por Tolomeo, y del cual dista Madrid 10° 27'. En cuanto á algunos otros lugares, su longitud con respecto á México, es: Hauana. Cádiz . . Toledo. Madrid . lh 28m 6 37 6 51 6 53 Comparadas estas longitudes con las recopiladas por Girava, se nota que son menos disparatadas, digamos así, mucho más cercanas á la verdad, no obstante presentar errores bastante ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 217 fuertes. Acapulco está colocado por Martínez bajo el mismo me- ridiano que México, error geográfico que basta entonces quedaba admitido, y que no desapareció sino después de un tiempo con- siderable. La latitud 19° 15' atribuida á la ciudad de México, comparada con laque determinó nuestro buen amigo el Sr. D. Francisco Diaz Covarrúbias, yes 19° 26' 12"04, es menor en IV 12" 04 que la verdadera, siendo esta la cantidad que Martínez retiraba la ca- pital hácia el Sur: Girava la sacaba fuera de su lugar al mismo rumbo Io 267 12 "04, mientras Herrera la adelantaba al Norte 37 47 "8. Henrico Martínez establece á México á 6h 53ra de longitud al Oeste del meridiano de Madrid, ó como asienta en otra parte, á 6h 56m 18s. Deduciendo estas cifras en arco, tendremos 6h53m = 103° 15', y 6h 56m 18s = 104° 4' 30". Comparando estas cifras con la longitud de Madrid, que ya fiemos dicfio ser 6h 21m 43s,2=95° 25/ 48", darán para el primer supuesto la diferencia por más de 31m 16s , 8 == 7o 497 12", y para el segundo la de 34m 34 8 8=8° 38' 15", cantidades que llevan la ciudad fiácia el Oeste fuera de su ver- dadero lugar. Estos errores son muy considerables j pero ya se ve que estas determinaciones corrigen la de D. Antonio de Mendoza. En 1618, Diego Cisneros, doctor en medicina por la universi- dad de Alcalá, é incorporado después en la de México, publicó un libro intitulado : Sitio, naturaleza y propiedades de México. — En esta obra da á la ciudad 19° 13' de latitud, cometiendo un er- ror de 137 12 "04. Determinó la longitud por las observaciones de los eclipses de luna de 3 de Marzo y 3 de Agosto de 1616, pro- poniéndose corregir el gran engaño padecido por Henrico Mar- tínez, « poniéndola menor de lo que se fia observado diversas ve- ces.» Dedujo de sus cálculos, que México está situado al Oeste de Madrid á las 5h 37m = 84° 15', lo que arroja un error de 44U1 43 8 2 =11° Id 48" en menos, ó llevando la ciudad toda esta suma fiácia al Este. Cisneros adivinaba que la posición fijada por Martínez se resentía de muy occidental, y al corregirla cayó en un error mu- flió más grande, aunque en sentido contrario. Del uno al otro extremo se encuentra la enorme discordancia de lh 19m 18 8 = L9° 39' 3". Tomo VI.— 28 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. A fines del siglo se publicó la Libra astronómica y filosófica,1 y en el párrafo —Longitud, que parece tiene en el globo terráqueo la Ciudad de México — se lee: « Año de 1619. á 20. de Diciembre en Huetmetoca, Pueblo que está en el mismo meridiano que México, y donde se eleva el polo 19. gr. 45'. observó Henrico Martinez el fin de vn eclipse de Luna, y fué ( según dice ) á las 9. ñor. 5P. poco mas de la noche : porque el Can menor estaba elevado sobre el horizonte 36. gr. 45'. pero no fué por el calculo preciso, sino á las 9 hor. 50', 41 . Este mismo eclipse se observó en la Europa con toda diligencia, y tanta, que le sirvió de fundamento al P. Bicciolo para corregir la geografía, y haviendo sido su fin legítimo en Ingolstadio á las 17. hor. P. M. y en Lisboa á las 15. hor. 29'. P. M. y teniendo ya suficientemente probado que desde Lisboa al puerto de Santa Cruz en la isla de Palma (vna de las Canarias) desde donde comentó la nurnera- 1 La portada del libro dice:— «Libra Astronómica y Philosophica en que D. Cárlos de Siguenza y Gongora Cosmographo, y Matbematico Regio en la Academia Mexicana, examina no solo lo que á su Manifiesto Philosophico con- tra los cometas opuso el R. P. Ensebio Francisco Kino de la Compañía de Jesús; sino que el mismo R. P. opinó, y pretendió haver demostrado en su Exposición Astronómica del Cometa del año de 1681. Sácala á luz D. Sebastian de Guz- man y Cordova, Fator, Veedor, Proveedor, Iuez Oficial de la Real Hazienda de sn Magestad en la Caxa desta Corte. En México: por los Herederos de la Viuda de Bernardo Calderón, INI. DC. XC.» on La historia de este libro bace algo á nuestro propósito. En fines de 1680 y principios del siguiente año, se dejó ver en México un cometa. La vista de aquel fenómeno causó no pequeño susto en la ciudad, porque la mayor parte de la población lo juzgaba présago de grandes calamidades ; la opinión no era entonces propia de los mexicanos, pues idéntica profesaban la mayor parte de los europeos. Para desterrar esa preocupación, á 13 de Enero de 1681 publico D. Cárlos de Sigüenzaun opúsculo intitulado:— «Manifiesto Philosophico con- tra los Cometas despojados del imperio que tenían sobre los tímidos. » Para combatir los asertos contenidos en este papel, dió á la estampa su « Manifiesto Cbristiano en favor de los Cometas mantenidos en su natural sig- nificación, »— un D. Martin de la Torre, caballero flamenco, á la sazón dester- rado en el puerto de Campeche. A esto respondió D. Cárlos con otro papel que lleva por título:— Belerofonte Matbematico contra la Chimera Astrológica 6 Viuo en seguida el— Discurso Cometologico, y relación del nuevo Cometa: visto en aqueste Hemisplierio Mexicano, y generalmente en todo el Mundo . el Año de 1660, y extinguido en este de 81 ; observado y Regulado en este mismo Horizonte de México. Por Josepli do Escobar, Salmerón, y Castro, Medico y ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 219 cion ele las longitudes, ay 12 gr. deduxo ser la de Ingolstadio 34. gr. 23'. y siendo por otra parte evidente que Bolonia es 7. minutos de equinoccial mas oriental que Ingolstadio, fue la longitud de Bolonia 34. gr. 30/ » «Los 22. gr. 30/ que salieron de diferencia entre Ingolstadio, y Lisboa en esta observación, los comprobó por las observaciones de polo, y caminos derechos y muy andables, que ay de Lisboa á Berganza, de aquí á Palencia, de aquí á Calahorra, de aquí á Pamplona, de aquí á Tolosa, de aquí á León de Francia, de aquí á Ginebra, de aquí á Basilea, de aquí á Tubinga, de aquí á Ingols- tadio ; supuesto que de esta ciudad á Lisboa siempre sacó ni me- nos de 22. ni mas de 23. gr. de diferencia de longitud, con que tomando un medio proporcional, vso de los 22. gr. 30/ que por la observación del Eclipse salieron de diferencia entre las dos Ciu- dades. Esto presupuesto si de las 17. hor. P. M. de las observa- Cathedratico de Cirugia, y Anathomia, en esta Real Vniversidad. Dedicado y Consagrado al gloriossisimo Patriarclia San Joseph, Esposo de Nuestra Se- ñora y amantissimo Patrón de esta Nueva España. Con licencia. En México. Por la Viuda de Bernardo Calderón, Año de 1681.» — «A este papel, dice Si- « güenza, jamas pienso responder, por no ser digno de ello su extraordinario es- terito, y la espantosa proposición de ha verse formado este Cometa de lo exa- «lable de cuerpos difuntos, y del sudor humano.» Apareció por el mismo tiempo la— «Exposición Astronómica de el Cometa, que el Año de 1680 por los meses de Noviembre, y Diciembre, y este año de 1681 por los meses de Henero y Febrero, se ha visto en todo el mundo, y le ha ob- servado en la ciudad de Cádiz, el P. Eusebio Francisco Kino de la Compañía de Jesvs. Con licencia, en México por Francisco Rodríguez Lupercio. 1681. » P Kino acababa de llegar á la ciudad, precedido de una inmensa fama de saber en matemáticas y en cosmografía, y como por otra parte sostuvo su opimon con la suficiencia de extranjero sobre mexicano, nuestro D. Cárlos no quiso darse por vencido, y replicó en la cuestión con la Libra astronómica. La escribió en 1681; pero por respeto á la Compañía y por lo costoso de las impre- siones, no fué publicada hasta 1690. Para aumentar las noticias bibliográficas acerca de los cometas en el siglo XVI, copiamos en seguida las portadas de otros dos opúsculos que hemos visto. « Discvrso, y relación cometographia del repentino aborto de los Astros, que sucedió del Cometa que apareció por Diziembre de 1653, hecho por Gabriel López de Bonilla, Astrónomo, i Mathematico en esta Ciudad de México. » «Especulación Astrológica, y Phicica de la natvraleza de los Cometas, y jvizio del que este Año de 1682, se ve en todo el Mundo. Por Gaspar Juan Eve- lino, Mathematico. M. M. S. D. C. C. Con licencia en México: Por la Viuda de Bernardo Calderón, en la Calle de San Agustín, Año de 1682. » 220 anales del ministerio de fomento. ciones (le Ingolstadio restamos las 9. hor. 51.' quedaran 7. lior. 9/ de diferencia de Meridianos, que son 107. gr. 15/ y restados de 31. gr. 23/ longitud de Ingolstadio, quedan 287. gr. 8/ de longi- tud de México, la cual desde luego se condena por muy crecida, originado de haver yerro en alguna de las dos observaciones. En*la de Ingolstadio no parece que lo ay: luego estará en la de México.» «Assi es verdad, pero sin culpa de Henrico Martínez, porque haciendo entonces solo ocho años que se liavian hallado los an- teojos de larga vista, es cierto que no los habría en México, y assi no pudo nuestro Mathematico observar los humos vmbra- gines, ó neblinas, (digámoslo assi) que empañan y obscurecen la parte oriental del disco Lunar antes de comenzar el legitimo Eclipse, y la parte occidental después de haver ya este acabado, la qual obscuridad se origina de privarse entonces la Luna de muchos rayos directos del Sol que no la ilustran, y suele ser tanta que á los que no son muy experimentados y cautos, y es- tan faltos de muy buenos telescopios, les parece haver ya comen- zado el Eclipse cuando le faltan 10. 15. y aun 20. min.para entrar la Luna en la verdadera sombra, y haviendo otro tanto tiempo que salió de ella, juzgan que aun no ha acabado.» «En este Eclipse se observó en Ingolstadio, que este humo, ó vmbrago duró después de acabado el Eclipse 15. minutos: Luc- ero Henrico Martínez, que no supo de este accidente, ni lo advir- tió juzgó que el fin del Eclipse fue á las 9. hor. 51/ siendo assi que no fue sino á las 9. hor. 36/ Réstese esta hora de las 1 1 . P- M. y quedaran 7. hor. 24/ que son 111. gr. y la longitud de México en 283. gr. 23/ que me parece próxima á la verdad por lo que ya di»o. De Bolonia á Vraniburgo halló elP. Ricciolo con grandes fundamentos, que havia 1. gr. 24/ de diferencia de longitud: lue- go la de Vraniburgo es 35. gr. 54/ y por el consiguiente, abrá de México á Vraniburgo 7. hor. 30/ » «Esto assi discurrido, sé que el R. P. Fray Diego Rodríguez del Orden de Nuestra Señora de la Merced, excelentísimo Mar thematico y muy igual á quantos han sido grandes en este siglo, y predecesor mió en la regencia de la Real Cathedra (le Mathe- maticas; y Gabriel López de Bonilla Astrólogo Mexicano, vsaron, ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 221 (no sé mediante que observaciones) de las Tablas Tychonicas del Suplemento de Juan Antonio Magino (que, según el afirma, reduxo á vn meridiano 11. minutos de hora mas oriental que Vraniburgo) con diferencia de 7. hor. 39/ y de la propia be vsado yo siempre en su manejo, con buenos sucesos. Luego si de México á Vraniburgo, según estos dos Autores, ay 7. bor. 28/ de diferen- cia, ó 112. gr. y esta este en 35. gr. 54/ estará México en 283. gr. 54/ que difiere de la que deduce de la observación de Henifico Martí- nez en 31/ de Equinoccial ó en 2/ de tiempo, que para tanta dis- tancia, es concordancia estupenda.» « Si algún Matbem ático para certificarse de esto, ó para otros vsos, quisiese comunicarme observaciones de Eclipses, especial- mente de Luna, suyas ó agenas desde el año de 1670. en adelante, le retornaré yo las mias desde el propio tiempo con toda liberali- dad: Ypor último (pongase el primer meridiano donde quisieren) cotege cada uno su lugar con Bolonia, y Vraniburgo, y sepa que de Bolonia á México no puede baver mas de 7. bor. 24/ ni desta Ciudad á Vraniburgo mas de 7. bor. 30/ y á esta distancia, ó res- pectivamente á la suya, examine si quisiere las siguientes obser- vaciones que son algunas de las que bize desde primero de He- nero en adelante.» Hasta aquí D. Oárlos de Sigüenza. Se saca de lo que acaba- mos de leer, que Fr. Diego Rodríguez fijaba la diferencia de me- ridianos entre México y Vranienburg, en 7h 2S“ — 112°. Si re- ferimos esta determinación al meridiano de París, restando la diferencia entre Vranienburg y este último lugar, que nuestros astrónomos suponían ser 42” 10* = 10° 32' 30", encontraremos que la diferencia de longitud entre México y París es 6“ 45” 50* = 101° 27' 30". Si comparamos este resultado con el obtenido por el Sr. barón de Hnmboldt, siglo y medio más tarde, y es 6 45 42 = 101° 25' 30", obtendremos una diferencia de ocho segundos en tiempo ó dos minutos en arco, error verdaderamente despreciable, y que constituye en asombrosa la determinación. El asombro subirá de punto ejecutando nueva comparación del resultado obtenido por el P. Rodríguez, con el fijado actualmente por las observaciones de nuestro amigo D. Francisco Diaz Co- varrúbias, que es 6“ 45” 49*2 = 101° 27' 18", porque entonces el 222 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. error es de ocho décimos de segundo en tiempo ó doce segundos en arco, que no es ni puede ser error. Si no me ciega el amor que por mi patria y por los hombres de mi patria tengo, creo q 1 demos inferir, que los cálculos de Fr. Diego Rodríguez, no solo son superiores á todos los relativos á su tiempo, amo que se acer- can más á la verdad que los del Sr. Humboldt, y son casi iguales á los que lioy están reconocidos como mas exactos. Si tinta honra atribuyo al religioso mercedano, otra igual me- recen Gabriel López de Bonilla, que usaba de la nacion confrontada por él, y D. Carlos de Siguenza y Gongora que babia llegado á casi idéntica precisión. En efecto, de la Observación practicada por Henrico Martínez, ^dujo que ^ 7h ‘lO11* = ov , ciw-, - F, Diego Rodríguez y Gabriel López de rencia final de 2» 30*, ó sea para París de- 0, 8 - ' No se menciona la latitud que daban a la ciudad. Alzate ase gura que Sigüenza la colocaba á los 19° 23' ; pero esto no consta “H—lboldt los datos copiados antes, dice: * nado bastante bien la verdadera longitud de la capital EL Pad l Diego Rodríguez, de la orden de Nuestra Señora de la Merced nrofesor de matemáticas en la Universidad imperial de México, G.W WP» I» BouíUa’ * ?*” la diferencia de meridianos entre Vranienburg y la capital, de l. loogitnd 101” ir *0"=”' f m ”• Carlos de Sigüenza, el célebre sucesor de Rodríguez en la ca - dra académica, ignoraba ya en 1681 cuáles eran las observado- nes en que Bonilla fundaba aquel resultado. Publicó un pequeño tratado acerca de la longitud de México, y allí cita la observación del eclipse de luna de 20 de Diciembre de 1619, hecho en ta,L »1 S. 0. 4« México, por el ingem». B«nco M«, d iJoiomü uisuiuciii • — 7 " . . . - 11»0 30'; es decir, sacó la misma posición hallada por 7 . . , -i, : 11.-1, nnn nilQ, flífp,- rométriques. A Paris: ltíll. Pág- NV- ANALES del ministerio de fomento. 223 mismo ingeniero holandés que emprendió la obra atrevida del canal llamado Desagüe de Huehuetoca, de que se tratará ade- lante, y que impide las frecuentes inundaciones de la capital. La observación de Martínez, comparada con la de Ingolstadt, sin ha- cerle modificación alguna, produciría para la longitud de México 6h 32' 16" : comparada con Lisboa, da el mismo eclipse, 6h 22' 31". El ingeniero Martinez no hacia uso de anteojo, y supone Sigüenza que por efecto de la penumbra, el fin del eclipse se anticipó 15'; resultaría de esta suposición arbitraria, comparado México con Ingolstadt, á 6h 46; 40", y México con Lisboa á 6h 37' 31". Observa Mr. Oltmans, y con razón, que una de las observaciones corres- pondientes debe contener un error de 9', porque la verdadera di- ferencia de meridianos entre Lisboa é Ingolstadt es de lh 22' 16" mientras que el eclipse de 20 de Diciembre de 1619 la daría de lh 137 0". Observaciones tan antiguas y tan poco estudiadas no pueden presentar ninguna certidumbre, tanto más, cuanto que los dos geómetras mexicanos acabados de citar, Eodriguez y Si- giienza, no estaban en estado de obtener los resultados que aca- bamos de enunciar. Conocían tan mal la diferencia de meridia- nos entre Vramenburg, Lisboa, Ingolstadt y la isla de Palma, que concluyeron de los datos contenidos en la misma Libra as- tronómica y filosófica, que México está á 283° 38' al O. del primer meridiano de la isla de Palma, ó á 96° 40' = 6h 26' 40", longitud que difiere de la verdadera en cien leguas marinas, y en 240 le- guas de las que adoptó el geógrafo Juan Covens, hácia la mitad del siglo anterior.» Hasta aquí el Sr. Humboldt,* y con todo el respeto que me me- rece el eminente sabio en materias científicas, me atreveré á ob- servar que por un error de imprenta se pone que la diferencia de meridianos establecida por Eodriguez entre México y Vranien- burg, es de 7h 25', cuando el original dice 7h 28'. Algo me ocurri- ría decir en mi ignorancia contra los asertos del Sr. Humboldt, que dejaré en silencio ; aunque no puedo menos de advertir, en vista del desden con que se trata á nuestros hombres, que si Eo- dnguez, Bonilla y Sigüenza no estaban en estado de llegar á los resultados exactos que dieron, no por eso deja de ser cierto que fijaron la longitud de México con la precisión que no alcanzaron 224 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. los astrónomos europeos del siguiente siglo, y que, si adivinaron esa misma longitud, el que la adivinanza lia sido hecha por tres personas diferentes y en diversos tiempos, dice mucho en favor de la suficiencia científica de los geómetras mexicanos. Pudiéramos aumentar á los observadores del sig o * , a P Juan Amando Niel, jesuita, de quien se dice que formo un plano de las costas de California, Sinaloa y Sonora, con parte del interior del país hasta el Nuevo México, apoyándose en cálculos de longitud y de latitud, deducidos por observaciones practica- das y recogidas por él. Algunas posiciones de este misionero lie- mos visto, sin que podamos decir el grado de exactitud que deba atribuírseles. , _ Hemos indicado, y lo repetimos todavía, que los diversos planos publicados en el extranjero, relativos á la Nueva España, por pre- cisión deben haber sido formados en la colonia, aunque pon es- gracia se hayan perdido hasta los nombres de sus autores. Para la centuria de que vamos hablando se encuentran ya algunas re- miniscencias, referentes en primer lugar á lo que de preferencia debia llamar la atención de nuestros geógrafos: al Valle de - xico y á la Carta general. . En el volumen XIV de la colección intitulada de Historia, en el Archivo general, existe un plano MS. con esta leyenda: I an Geográfico de México y su Comarca, según se hallaba por el ano Ae 161'8 — Anónimo y sin valor científico, pues más es un pano- rama que un mapa, es copia hecha en el siglo anterior de otro trabajo más antiguo. Vq1]p Aunque impreso hasta el siglo XVIII el plano que de A alie se insertó en el Giro del Mondo, Gemelli Carreri lo atribuye a Adrián Boot. . , . Consta por la Cédula de 1“ de Junio de 1013, que no obstante estar encargado de la obra del desagüe el ingeniero Henrico M ar- tinez, con fecha 29 de Mayo de 1012 escribió Felipe 1A a su em- bajador en Francia, Iñigo de Cárdenas, que buscara allí, para a dirección de la misma obra, « vn Artífice ó ingeniero que sea Geo « metra v sepa medir las alturas y pesar las aguas. » El embaja- 1 dor encontró á Adrián Boot, holandés de origen, quien se ajusto por cien ducados al mes, ó sean 37,500 maravedises, y paso a la ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 225 Nueva España en la flota mandada por D. Juan de la Cueva Mendoza, el año 1614. Encargado del desagüe Adrián Boot, for- mó el plano á que nos referimos, á estima , según Yelazquez de León, y errado en la situación de los lugares, de los rios, etc. El plano permaneció inédito, y con el tiempo quedó maltratado, re- poniéndolo D. Cristóbal de Guadal ajara, matemático natural de Puebla, quien ya en buen estado lo regaló á Gemelli Carreri. Publicado también basta el siguiente siglo, tenemos otro plano del Talle, obra de D. Cárlos de Sigüenza y Góngora. Este mapa, superior al de Boot, sirvió exclusivamente de modelo, para los de su clase, durante muchos años, y después hablaremos todavía de él. El mismo D. Cárlos de Sigüenza es el primer autor mexicano de una carta general de la Nueva España. No llegó á imprimirse con su nombre, que sepamos, no obstante que se encuentran da- tos de que fué comunicada á Europa. D. Cárlos de Sigüenza y Góngora nació en México en 1645, y murió el 22 de Agosto de 1700: fué poeta, filósofo, historiador, anticuario, crítico, y enseñó por mucho tiempo las matemáticas en la Universidad. Fuera de los planos que hemos indicado, le- vantó los de la bahía de Santa María de Gal ve, de la Mobila, de la desembocadura del rio Palizada ó Mississippi y de la costa intermedia. A la pág. 4 de la Libra astronómica dice, al relatar sus relaciones con el P. Kino: — «le comunique mis observacio- nes, le mostré mis cartas geographicas de estas provincias, y por saber que havia de pasar á la California le presté para que las trasladase las demarcaciones originales, que de todas aquellas costas desde el cabo de San Lucas hasta la Punta de buen viaje hizieron los capitanes Francisco de Ortega, y Estevan Carbonel de Talenzuela etc.» El primer plano que ha llegado á nuestra noticia, publicado en México, es el que se encuentra en la Exposición Astronómica 4el P. Kino, citada antes, y que lleva por título: — Delincación Í'i dibujo de las Constelaciones y parte del Cielo por donde discurrió d grandioso Cometa que el Año de 1680 por los Meses de Noviem- bre y Diziembre y el de 1681 por los Meses de Henero y Febrero se ia visto en todo el Mundo con la Descr ipción del curso y Movimiento Tomo VI.— 29 226 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. Propio que este Cometa tuvo cada uno de los dias que duró. Exc Mexici. Si por su objeto no se cree á propósito la cita anterior, y se quiere rigurosamente un plauo geográfico ó topográfico, enton- ces la primacía corresponde á la carta intitulada: — Nova deli- neatio tirictissime , ti. Didaci Provincia in Nova Hispania— Pro- vincia de ti. Diego de México en la Nucba España tiene 12 6 ó ventos y desde el d Oaxaca que esta en 17 grados a el lesueste Hasta, el de Aguas calientes que esta en 22 al Norueste , ay de distancia 160 le- guas Por el Oriente cójina con el obispado de la Puebla y Oaxaca , por el poniente con el Ob ispa do de Michoacan y Guadalaxara. 1 oí Norte y sur con el Arzobispado De México. — A uctor inuenit Anto- nius Ysartii Excud , Mexici. A 1682. § XVI Viajes del P. Kino para descubrir si la California es península— Nuevas du- das acerca de la forma de la California.- Viaje del P. Clemente Guillen.— El P. Ugarte. —Los Padres Sistiaga y Helen. — El P. Taray al. — El Moqui y el P. Keler. — El P. Jedelmayer. — Viaje del P. Fernando Consag. — Otra vez el Moqui.— Nuevo viaje dei P. Sedelmayer.— El P. Consag— El P. Link. — Ultimas noticias de Quivira. A principios del siglo XVIII llegó a Sonora el Ib Juan María de Salvatierra, y se alegró de la noticia que corría en boca de todos*, pero como se fundaba en una vista hecha desde lejos, no se satisfizo, y rogó al P. Kino emprender nuevo viaje para alcan- zar la apetecida evidencia. En efecto, unidos aquellos dos escla- recidos jesuítas, salieron de los Dolores el Ni de E ebieio de 1 < 01, tomando el camino no para Gila, sino directamente á la costa del mar. El 21 de Marzo, según la relación del capitán Man ge: « Proseguimos á la ligera las dos leguas hasta el mar en altura de 32 grados, cuyas orillas corren al Noroeste sin hacer puerto alguno en lo que alcanzó la vista, y anduvimos sos playas contra la opinión de los mapas y cosmógrafos, que pintaban en esta al- tura el puerto de Santa Clara. Tiene por aquí de ancho el brazo de mar, según la observación y mensura, doce leguas, y de la otra i ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 227 banda vimos qne poco más abajo, hácia el Sudeste de donde es- tábamos, comienza una cordillera de sierra en la tierra de Cali- fornia, que corre del Sudeste para el Nordeste y declina al Este, formando como una media luna, y parecía proseguir adelante de la junta y desemboque de los rios Colorado y Grande (el Gila) en el mar, como que va á juntarse la sierra con esta costa de Nor- este hácia el Nordeste, ó por lo menos parece llega á tanta an- gostura el brazo del mar, que solo tendrá de cinco á seis leguas, y por la distancia de 36 que al parecer había hasta donde pensá- bamos se juntan las dos costas y cordilleras, no pudimos aperci- bir tal mar, por donde se conceptuaron los padres que la costa de Nueva España se junta con la California, rematando el brazo del mar al Noroeste y referida distancia, y que es península la Ca- lifornia, y asi lo escribieron en sus derroteros ; corroboran su sen- tir con el dicho de los pimas y yumas, de que la nación Quiquima del desemboque de los rios en el mar, pasando en débiles balsas y vigas, comercian y se corresponden con la nación que está po- blada en la sierra de la otra banda de California, que mirábamos y algunos llaman Cochimis, prueba de su mucha angostura, por pasar con tanta facilidad, y q ue á poca distancia de este paso pue- dan cerrar ambas tierras.» — Convencidos los padres y conten- tos con su hallazgo, volvieron á los Dolores el 16 de Abril, habien- do andado de ida y vuelta 380 leguas conforme á sus cálculos. En Noviembre del mismo año de 1701 volvió á salir el P. Kino de su misión rumbo á San Marcelo, de aquí al Gila que vadeó cerca de su unión con el Colorado; siguiendo la corriente por unas veinte leguas la atravesó en una balsa, internándose en las tierras como tres leguas entre tribus de lenguas diversas á la de los pimas; entre ellas recogió conchas azules propias del mar Pacífico, asegurando los indios que distaba de allí solo diez jornadas. A pesar de que estaba resuelto á pasar adelante, le faltaron las cabalgaduras y tuvo que regresar á los Dolores. Faltaba ya únicamente un paso pequeño, y en Febrero de 1702 salió por último el viajero acompañado del padre misionero Martin González; el dia 28 estaban en la confluencia de los rios, llamados por algunos geógrafos del Coral y del Tizón; en Marzo visitaron la última ranchería de los quiquinas, y tomando al Sur 228 anales del ministerio de fomento por la orilla del Colorado, «el dia diez durmieron en el mismo «desemboque, y llegó cerca de sns lechos la Plea-Mar.» Se to- caba con la mano el descubrimiento; la California era pemnsu a se habia palpado el término del Mar de Cortés. La fatiga del viaje hizo enfermar al P. González; fué preciso llevarle en hom- bros y con todo cuidado á través del desierto hasta la misión, en donde murió á los pocos dias: las marchas no hicieron mella so- bre el cuerpo de hierro y la inflexible voluntad del P. Kmo. El plano recopilando los trabajos del P. Kmo fue publicado pocos años después; pero á pesar de ellos y de los muchos do- comentos antiguos existentes, todavía pasó tiempo antes de que se uniformara semejante opinión: habia como una especie de Obstinación en no creer. El 1711 se publicaban planos, pintaban la California como isla, en geografías dedicadas á los monarcas españoles. En la relación del Viaje al rededor del Mundo del ca- pitán Wodes Eogers durante los anos de 1708 á 1711, publicada en Amsterdam en 1716, se lee todavía á la pág. 10, siguiendo la traducción de Venegas : - c No está bien averiguado si este país es isla, ó si está unido al continente, y nosotros, ni tiempo ni gana tuvimos de examinarlo por nosotros mismos. Algunos españoles ha habido, según he oido decir á sus compatriotas, que después de haber navegado entre la Californiay la alta mar hasta el 42 de latitud setentrional, han hallado tantos fondos bajos é islas que no han osado pasar mas adelante. Siendo esto cierto, hay gran apariencia de estar unida al continente, un poco mas hacia el Norte, pues los bancos y las islas son señal ordinaria de que no está lejos algún continente; pero los españoles, que poseen aquí mas terreno del que pueden cultivar, no entran en codicia de hacer nuevos descubrimientos. Los navios de Filipinas destina- dos á Acapulco, hacen su derrota á lo largo de esta costa, desde nue llegan á los 40° lat. N., y jamas he oido decir que alguno de ellos haya subido mas hacia el N. Algunos mapas antiguos juntan este, pais con la tierra del Yesso, y me inclino mucho á creerlo aunque no me atreveré & decirlo, y mas cuando los oían- deses aseguran haber tomado en estos mares un bajel español, «pie habia dado la vuelta entera á la California y hallado poi consiguiente que es isla.» ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 229 Mejorados los negocios públicos, la corte comunicó nuevas ór- denes al virey á fin de que se buscase en la costa de California el puerto que habia de servir para descanso de la Nao de Filipi- nas j el virey encargó por su parte la empresa á los jesuítas, aumentando que se hiciera nuevo reconocimiento sobre ambas costas del mar de Cortés, para descubrir si la California era ó no isla. Causa desagrado que en un tiempo en que estaban pu- blicados en Europa los trabajos del P. Kino y admitida la de- mostración de ser península la California, todavía en México se tuviera por no resuelta la cuestión, se llamaran ligerezas á los descubrimientos del sabio jesuíta, y se atuvieran á las rela- ciones apócrifas de los que habían asegurado haber costeado en rededor la isla Carolina: nacía de aquí que se abrigara el extra- vagante proyecto de que la nao de China, en lugar de seguir el derrotero que desde el principio de sus navegaciones trajo, en- trara por el canal que se suponía haber más allá del desembo- que del rio Colorado, y que siguiendo á lo largo del mar Ber- mejo, viniera como siempre á parar en Acapulco. Consultando el diario de Sebastian Vizcaíno se supo que exis- tia sobre el litoral la bahía de la Magdalena , entre los 24° y 25° de latitud, y á buscar este punto se destinó una expedición por tierra, que compuesta del P. Clemente Guillen, el capitán del presidio con algunos soldados y tres compañías de indios cali- fornios, salió de Loreto el ano de 1719. Andados veinticinco dias de camino áspero y difícil se dió con la bahía de la Magdalena, resultando de un escrupuloso exárnen, que no habia agua pota- ble en las inmediaciones, ni tierras á propósito para formar allí misión ó presidio: Guillen quiso seguir el reconocimiento hácia el Sur, á lo que la tropa se opuso, siendo indispensable dar la vuelta á Loreto. Para hacer el viaje por mar era necesario un barco, y la pro- vincia no lo tenia. Con la fuerza de voluntad que tanto distin- guía al P. ligarte, hizo el milagro de construir una balandra, re- putada como la mejor vista por aquellos mares ; buscó la madera á una distancia inmensa, la acarreó por entre barrancas y terre- óos intransitables, la labró con muy pocos carpinteros, y botó la tia\e al agua cuando nadie creía que se llevara á término ; co- ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 2:*o menzada en 1718, su constructor la bendijo el 16 de Julio, po- niéndole por nombre el Triunfo de la Cruz ; navegó por primera vez el 14 de Setiembre de 1719. La expedición exploradora se compuso, pues, del Triunfo de la Cruz, tripulada con veinte hom- bres, á cuya cabeza iba el P. Ligarte con el piloto Guillermo Stra- fort, y del pequeño esquife Santa Bárbara, obra también del es- forzado jesuita, con ocho personas. Dio la vela de la ensenada de San Dionisio de Loreto el 15 de Mayo de 1721; tomó por la costa hácia el Norte hasta la bahía de la Concepción y rio de Mulegé; subió hasta la altura de las islas de Salsipuedes , y atravesando el golfo á la costa de Sonora, así para reconocerla en parte como para proveerse de víveres. Permanecieron allí hasta el 2 de Julio, en que volvieron de nuevo á la costa oriental de California, pro- siguiendo el viaje al Norte hasta que el color de las aguas indicó que estaban cerca de la desembocadura del Colorado ; entonces pasaron por segunda vez á la costade Sonora, llegando á ver cómo las aguas del rio entraban en el golfo y que las tierras de la pe- nínsula se unen con las del continente, no estando separadas más de por el lecho de la corriente. Hechas las observaciones nece- sarias, estando enfermos el P. ligarte y algunos marineros del verven (el escorbuto), se resolvió en junta dar por terminada la expedición, levándose en consecuencia las anclas el 16 de Julio: la vuelta fué por en medio del Golfo, la balandra se enredó en las islas de Salsipuedes, de donde no pudo salir hasta el 18 de Agosto; á poco se vió á punto de perecer por una tromba marina, y por último, en los primeros dias de Setiembre aportó á la bahía de Concepción, de donde los enfermos se trasladaron por tierra á Mulegé para convalecer, y á mediados del mismo Setiembre en- traron á Loreto, punto de partida. El fruto de esta expedición fué de no poco provecho; se puso de nuevo en claro que la Cali- fornia era península; se formaron planos del litoral recorrido, más exactos de los que existían, y se corrigieron los antiguos, que ponían islas, puertos y rios donde no se encontraban. Por aquel tiempo el P. Tamaral, misionero de la Purísima, ha- bía recorrido en diversas ocasiones la costa occidental, desde mas arriba de su pueblo, al Norte, hasta casi tocar en el cabo de San Lúeas. Aquello, sin embargo, no era suficiente, y apenas llegado 231 DEL MINISTERIO DE FOMENTO. el P. ligarte á Loreto, (lió orden para que el capitán del presidio subiera con algunos soldados á la misión de Santa Eosalía para juntarse con el P. Sistiaga, y luego á la de Guadalupe para re- coger al P. Everardo Helen. Juntos todos salieron de Guadalupe el 19 de Noviembre de 1721, dirigiéndose á la costa del Pacífico que registraron y reconocieron hasta los 28° de latitud. El viaje no íué infructuoso; hallaron hasta tres puertos bien situados y con agua, con cuyas buenas nuevas dieron la vuelta á Loreto. De todos estos reconocimientos se enviaron á México mapas, diarios y derroteros, que parece que no produjeron otro resultado que ha- berse extraviado en las secretarías, pues que buscados más tarde, no pudieron ser habidos á las manos. En 1730, los Padres Echeverría y Tamaral reconocieron la parte austral de la península por la parte interior, y en 1732 el P. Tara va 1 visitó las islas de Asegua ( en el lenguaje de los naturales signi- fica isla de aves), y de Amalgua ( isla de neblinas J, con otras que se vieron á lo lejos. «A todas estas islas, dice el P. Yenegas se dio el nombre de los Dolores. AI lado del N. se descubrieron otras islas mayores, en distancia de tres dias de navegación, al pare- cer más allá de la ensenada. Creyóse, con sobrado fundamento, ser estas las que forman el canal de Santa Bárbara, y la primera de ellas la misma que reconoció el capitán Vizcaíno, y apellidó de (Santa Catalina; pero desde aquella distancia no pudo distin- guirse bien la situación y número de dichas islas. »— Del dato de 31° de latitud que proporciona Yenegas, se puede inferir que las islas reconocidas por Taraval están muy distantes del canal de Santa Bárbara, y que las islas que forman este no podían descu- brirse desde allí. La provincia del Moqui, sin términos fijos por el Norte lin- daba al Este con el Nuevo México, al Sur terminaba en el rio Gila y al Oeste en el no Colorado. Los misioneros franciscanos peñe- raron allí en los primeros años del siglo XVII, permaneciendo asta la insurrección de la provincia vecina en 10SO, en que fue- ron muertos ó puestos en fuga, arruinándose las misiones. Parte le los insurrectos del Nuevo México, á cuyo frente se puso un oven criado por los religiosos, penetraron en el Moqui, poniendo 'ajo su yugo las tribus de la comarca; formóse un Estado scmi- 232 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. civilizado, semisalvaje, que permaneció siempre independiente, y cuyos habitantes respondian á los misioneros que allí querían entrar: «Aun no es tiempo de que volvamos á ser cristianos.» Así pasaron los años, hasta que por los informes de los jesuítas se pensó en aquella reducción, resultando que la corte dispusiera en 1723 que se conquistara de nuevo la provincia ; pero en los ter- renos ocupados por las órdenes monásticas habia lindes fijos, dentro de los cuales las demas no penetraban siu dar motivo á disputas y resistencias, por lo cual el marqués de Casafuerte du- daba si daría la empresa á los jesuitas ó la dejaría á los francis- canos. Consultado el caso con el obispo de Duran go, resolvió por los primeros, opinión adoptada por el virey. En consultas y vacilaciones pasaron los años, siu que por el gobierno se diera resolución alguna. En tanto, el P. Ignacio Keler, en los años 1730 y 1737, hizo dos correrías hasta las ori- llas del Gila, saliendo de su misión Santa María Suarnca en la Pimeria, reconociendo detenidamente aquella corriente, el ter- reno intermedio y las tribus que lo habitan. Por fin, la pacifi- cación del Moqui se encargó resueltamente á la Compañía, y esta, para preparar la entrada, dió orden de hacer nuevo viaje al mismo P. Keler. Salió de su misión de Suarnca en Setiembre de 1713, acompañado de una escolta y con víveres para cuatro meses 5 pasó el Gila y se internó á través de terrenos desconoci- dos, en que 110 fué bien recibido por los bárbaros ; asaltada una noche la caravana, se empeñó una escaramuza en que se perdie- ron parte de las caballerías y la vida de un soldado, cosa que amedrentó á los demas, haciéndoles retroceder á Suarnca. Ordenes semejantes á las que acabamos de indicar, habia íe- cibido también el P. Jacobo Sedelmayer, misionero de Tubuta- ma. Desde 1737 avanzó bastante al Norte reconociendo la tierra, viaje que repitió en 1743 visitando las tribus del lio Coloiado, 1 sembrando en ellas las semillas evangélicas, dándoles reglas para mejorar su condición social, é indagando la mejor manera de penetrar al Moqui. El año siguiente, 1744, el mes de Octubre salió otra vez de la misión de Tubutama, rematando en No^ iem- bre un viaje más fructuoso que el anterior; fueron observadas las tribus de pápagos, cocomaricopas y pinnas, quedó recorrido el rio ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 233 Colorado por una buena extensión, y el Gila en su mayor parte, con las corrientes que lo forman y el terreno por donde pasa. Noticias del Moqui se lograron muchas dadas por los indios; solo que en la provincia no se pudo penetrar, porque los bárbaros que al principio se ofrecieron á servir de guías, después lo rehusa- ron resueltamente poniendo obstáculos insuperables. Sedelma* yer formó planos y diarios de sus expediciones, remitidos á sus superiores. Aquí parara la empresa sin la cédula de 13 de No viembre de 1744 dada en el Buen Betiro, en que se pedia un informe detallado acer- ca de las misiones de California y de Sonora, después de los últi- mos levantamientos de las tribus, á íin de promover su adelanto; y para lograrlo se mandaba que se registraran escrupulosamente ambas costas del mar de Cortés hasta su reunión en el Colorado, con objeto de poner en evidencia si la California era isla ó pe- nínsula, cuestión en la cual todavía andaban dudosos, y buscar lugar á propósito para fundar una villa de españoles. Para in- formar cumplidamente en la materia, ninguno pareció mejor que el P. Sedelmayer, y los superiores le dieron orden de venir á Mé- xico, lo que ejecutó en 1745. El superior de la Compañía, con las noticias recibidas de Sedelmayer, entregó el documento pedido, diciendo de las misiones lo que le parecia oportuno, y encargán- dose de hacer las exploraciones. La de la costa de Sonora quedó á cargo de Sedelmayer, quien salió de México en la primavera de 1746. Llegado á Tubutama, dispuso lo necesario para el viaje, ejecutando uno de los más di- fíciles y prolongados á lo largo de la playa, desde Caborca hasta muy al Norte, teniendo el sentimiento de que tanto trabajo no fuera fructuoso para el intento principal, pues la esterilidad de la tierra y la falta de agua hacian imposible establecer población alguna, ni el litoral presentaba puerto ó ensenada segura para abrigo de embarcaciones. El litoral quedó sí diseñado en los ma- pas y diario formado por el infatigable jesuita. Por la parte de Sonora era absolutamente cierto que la costa se prolongaba hasta la embocadura del Colorado, y así lo acre- ditaban las exploraciones del P. Kino. En Europa ya se creia con esto que la California era península; pero en México se objetaba Tomo VI.— 30 234 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. todavía que el problema aun no estaba resuelto, supuesto que más allá de la boca del rio podía existir un canal entre la tierra firme y la California, duda que no podría desaparecer hasta pa- tentizar, siguiendo el litoral de la misma California, que este ter- minaba igualmente en la desembocadura del Colorado. A esta exploración fué destinado el P. Fernando Consag, misionero de San Ignacio: de las inmediatas misiones se aprontaron víveres, se reunieron algunos indios californios y yaquis* el capitán del presidio dió escolta de soldados, se reunieron cuatro canoas, en que todo quedó embarcado, y la flotilla se hizo a la vela del puerto de San Cárlos el 9 de Junio de 1746. El plano y diario del reco- nocimiento se encuentran en la Noticia del P. Venegas; una cró- nica jesuíta la compendia en estos términos « San Cárlos está á la altura de 28° poco más arriba del cabo de las Vírgenes, y frente de la entrada del Yaqui. En el cabo de las Vírgenes des- cubrió tres volcanes, y á los 30° la bahía que llamó de los An- geles, frente de la de San Juan Bautista en la costa de Sonora. Desde aquí corre la costa sembrada de arrecifes, derechamente al Nordoeste hasta la bahía de San Luis Gonzaga, en 30° 483 En- tre estas dos bahías y la isla del Ángel de la Guarda, que está en la misma dirección de la costa, corre el canal de Ballenas. De aquí corre la costa derechamente de Sur á Norte hasta la ensena- da de San Felipe de Jesús, donde tuerce hácia el Nordeste hasta el desemboque del rio Colorado, en altura de 33°. » Los viajeros corrieron cuidadosamente la costa sin encontrar canal ó salida de ninguna clase sino la de algunos torrentes, y así llegaron á la desembocadura del Colorado el 14 de Julio, per- maneciendo allí hasta el 25-, la fuerza de la corriente les impidió navegar el rio, por lo que se contentaron con reconocer las islas de la boca, practicando todas las operaciones necesarias para demostrar que estaban junto á Sonora, y por consiguiente, que la California estaba unida á la tierra firme. Los que se mojaron en las aguas de aquellos parajes fueron atacados de una enfer- medad cutánea, como si el líquido tuviera virtud cáustica ; el mismo fenómeno se liabia resentido por el P. Lgaite sus com- pañeros. Agotados casi los víveres, enferma parte de la tripula- ción, y aun afligida del escorbuto, y bien logrado el objeto prin- ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 235 cipal, se dio por concluida la expedición, retornando el P. Consag á San Ignacio. Quedaba por fin establecido que la California era península. Después de tantas demoras se dio al cabo la orden de penetrar al Moqui. Mandáronse aprestar treinta soldados de ca- da uno de los presidios de la Nueva Vizcaya, del Paso, de Nuevo México, de Janos, de Fronteras y de Terrenate ó Guevavi, á los que deberían unirse los milicianos españoles y los indios armados de las misiones. Esta fuerza debería abrir una campaña formal contra los apaches, reputada la nación más perjudicial, y después de vencerla, penetrar en la codiciada provincia para establecer los misioneros. Faltaron á la cita los soldados de Nuevo México, y los restantes se pusieron en marcha el año de 1747. Cometieron varios errores, siendo los principales, que dejaron indefensa la provincia de Sonora ; que no acopiaron víveres suficientes; y que penetraron al país enemigo en un solo cuerpo, en vez de fraccio- narse en partidas, como la experiencia aconseja, contra los sal- vajes; los apaches se aprovecharon hábilmente, pues dejando á los invasores hasta sin inquietarles en las marchas, cuando les vieron lejos, cayeron sobre las indefensas misiones, sembran- do el terror á considerables distancias. Cuando los presidíales lo supieron, regresaron aceleradamente, cosa casi inútil, pues ya no vinieron á precaver sino á presenciar el daño. Para vengar aquel revés, se hizo una reunión de tropas mucho mayor al año siguiente de 1748, y en Noviembre se abrió de nuevo la campa- ña, acabando de una manera infructuosa y desairada. De más provecho sin duda fué el viaje emprendido el mes de Octubre, del mismo año 1748, por el P. Sedelmayer. Acompa- ñado por una escolta, recorrió las tierras de los pápagos, visitó los pimas del Gila, pasó desde ellos á los cocomaricopas, y des- de aquí á los yumas, sus enemigos, al Occidente, sobre las már- genes del rio Colorado. Bajó siguiendo la corriente de este rio por su lado izquierdo ú oriental, viendo nuevas rancherías de yumas, hasta una jornada antes de su desemboque en el Golfo. Estos indios todo lo extrañaban, sin hallarse entre ellos memoria del P. Kino, que pisó aquella tierra cuarenta años antes. Dieron muestras de querer hurtar algunas cosidas, pero no se atrevie- ron. Deseaba el padre pasar el rio; pero á la otra banda del Po- 236 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. uiente viven los quiquimas, enemigos de los yurnas, que se re- celaban de este pasaje á tierras de sus enemigos. Pero mucho mayores que esta fueron otras dificultades, que el padre halló de parte de su escolta, las cuales fueron tan graves, que le obli- garon á volver sin otro fruto a su misión de Tubutnma. Dos años después, en 1750, ejecutó aún el P. Sedelmayer otro viaje al Gila, de que quedaban pocas noticias, sirviendo para conocer mejor el curso de los rios, las comarcas circunvecinas y las tribus de aquellas localidades. Sosegadas en California las inquietudes promovidas por los indios del Sur, los jesuitas pensaron en reconocer la parte bo- real, á fin de conocer las tribus que por allí habitaban, y buscar lugares á propósito para nuevas misiones. Algunas correrías habían tenido lugar, antes que el P. Consag emprendiera nuevo viaje, saliendo de la Piedad el 22 de Mayo de 1 < 51. Atra^ esó las montañas centrales, acercándose á las costas del Pacífico, regis- tró minuciosamente el terreno hasta los 50° latitud, sin encontrar en ninguna parte agua suficiente para mantener una población, y el 8 de Julio volvió á San Ignacio, habiéndose adelantado en mucho el conocimiento geográfico de la península. No encontramos nada para nuestro intento hasta el año de 1765, en que el P. Lint, atraído por unos fuegos que vió en la isla del Ángel de la Guarda, hizo un viaje para reconocerla, re- corriéndola á pié hasta convencerse de que estaba deshabitada, y atribuyendo los fuegos á los pescadores de perlas. El mismo P. Link, al año siguiente, 1766, salió de Adac el mes de Febrero, con ánimo de reconocer, no solo el terreno hácia el Norte, sino adelantarse hasta la boca del Colorado, cosa que hasta entonces no se habia ejecutado yendo de la California. En compañía del teniente del presidio y quince soldados, siguió el terreno que me- dia entre las montañas y el mar; en los 32° latitud encontró un buen lugar con agua para misión, y continuó reconociendo hasta los 33° de latitud; creyéndose entonces á la altura del Colorado, tomó al Este; mas tuvo el desagrado de no llegar al término que se habia propuesto, por impedirlo la fragosidad del terreno. Conquistado Nuevo México, hechas excursiones á las comar- cas vecinas, la idea de la Quivira aun no desaparecía ; con el tras* ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 237 curso de los años solo se modificó colocándose siempre más allá de los países visitados, y en que no se le veia. Todavía en el últi- mo tercio del siglo XVIII se tocaba esta cuestión, y lo que acerca de ella se sentía lo explica la carta de Fr. Silvestre Vélez de Es- calante, dirigida á los superiores de su orden desde Santa Fé de Nuevo México, con fecha 2 de Abril de 1778. — «Antes de con- cluir esta carta, dice, quiero indicar siquiera lo que siento sobre el Tehuayo y sobre la gran Quivira, cuya imaginada grandeza ha dado mucho que pensar desde principio del siglo pasado hasta el presente. El Tehuayo, según el diario de Oñate y otras rela- ciones antiguas, debe considerarse cuando más doscientas leguas al Noroeste de Santa Fé, y no es otra cosa que la tierra por donde trasmigraron los tehuas y otros indios á este reino, lo que clara- mente manifiestan las ruinas de pueblos que yo he visto en ella, cuya forma era la misma que la que dieron después al Nuevo Mé- xico, y los fragmentos de loza de barro que también vi en las di- chas ruinas, muy semejantes á la que hoy hacen los tehuas refe- ridos. A que se agrega la constante tradición de estos, que afirma lo mismo, y haber yo andado más de trescientas leguas de Santa Fé por el rumbo dicho hasta los 41° y 19' de latitud, y no haber hallado noticia alguna entre los indios que hoy ocupan este ter- reno de otros que vivan en pueblos. » «La gran Quivira, según la parte en que siempre la han con- siderado j según lo que yo hasta ahora he podido sacar, combi- nando todas las relaciones que de ella he visto y oido, no es otra cosa que los pueblos de los indios pananas, ni tienen más gran- deza que vivir juntos en el pueblo, y con la misma política, poco más ó ménos, con que hoy viven los moquinos. Dos cosas prin- cipalmente confirman mi conjetura: la primera, que los primeros pueblos que se hallan más allá de trescientas leguas al Noroeste de Santa Fé son los dichos, de los cuales con el nombre de pa- nanas, no se tuvo noticia en este reino hasta el año 19 de este si- glo, en que la dió un francés que por allí vino al Nuevo México, por cuyo motivo envió el gobernador que entonces era de aquí, un campo de gente comandada por un tal Villazur, el que ha- biendo llegado al rio en cuya opuesta orilla están los dichos pue- blos, fué sentido de los pananas } pasaron estos de noche con grau 238 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. número de fusiles, y al aclarar el día siguiente dieron sobre de los nuestros tal descarga, que perecieron los más, y entre ellos el P. Juan Mingues, misionero de esta custodia, el comandante y el francés que fue guiando el campo. La segunda, que á me-, diados del siglo pasado se sublevaron algunas familias de indios cristianos del pueblo y nación taos, se retiraron á los llanos de Cíbola y se fortificaron en un paraje que después por esto llama- ron el Cuartelejo, y estuvieron en él hasta que D. Juan de Ar- chuleta, por orden del gobernador, pasó con veinte soldados 5 porción de indios auxiliares y los redujo á su pueblo. Halló en poder de estos taos alzados, cazos y otras piezas de cobre y es- taño, y preguntándoles que de dónde las habian adquirido, res- pondieron que de los pueblos quiviros adonde habian hecho viaj€ desde Cuartelejo. Causó esto grande admiración de contento a todos los españoles y religiosos del reino, creyendo que aquellos cazos y demas piezas se fabricaban en la Quivira, j de aquí iu ferian ser un reino muy político y rico. Del Cuartelejo, por aquej rumbo, se va á los pananas, y se ve hoy ciertamente que 110 haj otros pueblos más de los dichos, con quienes ya entonces comer ciaban los franceses. A más de esto, en todos los pueblos que des de los jumanas para el Norte y Noroeste han descubierto los in gleses y franceses, no sabemos haberse hallado alguno de la po licía y riqueza que en la gran Quivira se imaginaba. » Así acababa, después de más de dos siglos, la fabulosa relacioi de Fr. Múreos de Niza, que tantos corazones hizo latir de espe ranza y de codicia. § XVII Crecimiento progresivo cíe la colonia en el siglo XVIII.— Texas— El Nayarit — Walize.— El Nuevo Santander. — Coalmila.— Nuevo México.— Nuev¡ Vizcaya. — Taraliumara. — Sonora. — Sinaloa. La Antigua California. Después de abandonadas las misiones de Texas, los íeligioso solo hicieron una tentativa infructuosa en 1 t 09. Pasaron los años hasta que hácia 1715 tuvo noticia el virey de que dos franceses salidos de los establecimientos de Nueva Orleans, habian llegad' ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 239 ~ ‘ — !¡á las misiones de Eio Grande en busca de ganados. Luego que i uno de estos incidentes venia á despertar á los adormidos gober- i nautes, daban por poco de tiempo muestras de actividad : en aque- lla ocasión recordó el virey que tenia órdenes para repoblar á .Texas, y en consecuencia, á Io de Octubre de 1715, mandó al ca- ¡ pitan D- Dieg° Eam°n se alistara con su gente, llevando en su sompañia á los religiosos de Propaganda Pide. Estos salieron de su convento el 21 de Enero de 1716, y la expedición del Saltillo 31 25 de Abril; penetraron sin rumbo cierto, por no llevar guías, i: ra&ueaudo basta el 27 de Junio, en que se encontraron con una partida de salvajes,* el siguiente dia 28 se dio con otra partida nás numerosa, con la que se fumó la pipa de amistad, dando por •esultado la entrevista que los indios admitieran la fundación de as misiones. En consecuencia, se establecieron la de San Fran- cisco, con la misma gente que en 1690,* el 7 de Julio la de Con- cepción, en la nación ainai; el 9 la de Guadalupe, con los naco- ¡locbis, y la de San José entre los nazonis. Abandonados los religiosos á sus propios recursos, la escasez e hizo sentir en ios establecimientos, no obstante lo cual, el año iguiente, 1717, fueron fundadas otras dos misiones ; la de Nuestra eñora de los Dolores entre los adais, y la de San Miguel de los dais, á solo diez leguas de los puntos ocupados por los franceses, m tanto el virey Valero babia nombrado gobernador de Texas de las Nuevas Filipinas, al que lo era de Coabuila, D. Martin e Alarcon, á quien dio órdenes para llevar gente para poblar a presidio, debiendo reconocer la provincia, á fin de impedir á >do trance el establecimiento de los extranjeros y su comercio, larcon penetró en Texas avanzado el año de 1718* puso un ofi- al con cincuenta hombres en el punto en que ahora está Béjar; zo una tentativa inútil para reconocer la bahía del Espíritu anto; la reconoció después guiado por los religiosos, y dió la mita a Coabuila sin dejar abastecidas las misiones como se le mia prevenido. Encendida la guerra entre España y Francia, los franceses se ] esentaron sobre el fuerte de Panzacola el 19 de Mayo de 1719 :se apoderaron de él: en Junio siguiente, el comandante iran- ís del fuerte Nachitovz cayó sobre la misión de ¡San Miguel de 240 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. los Adais, apoderándose hasta de los vasos sagrados . el le^o que custodiaba el puerto pudo huir hasta las otras misiones, espar- ciendo la noticia de que los enemigos avanzaban á destruirlas. El terror se apoderó de los colonos, quienes se pusieron en marcha para el Sur, viniendo á acampar sobre la loma que llamaron Real de Santiago; de allí pidieron refuerzos al gobernador de Coa- huila, y como nada recibieron, continuaron su camino hasta las misiones del Rio Grande. Por segunda vez quedaba desampa- rada la provincia. La noticia llegó al virey, quien nombrando gobernador de Te- xas al marqués de San Miguel de Aguayo, le dió la orden para entrar á recobrar la provincia invadida. Aguayo llegó á Coa- huila el 21 de Octubre de 1719, informando que no había los sol- dados bastantes para la empresa; dióse entonces paso a reclutar en Querétaro, Zacatecas, San Luis y Aguascalientes hasta qui- nientos hombres; se alistaron algunas familias de colonos; y por un cálculo mal entendido, se destinaron para pobladores á los criminales sacados de las prisiones. Todo esto ocasiono demoras, así es que los primeros piquetes de tropas no comenzaron á mar- char á su destino hasta el Io de Abril de 1720; y hasta mediado Octubre llegaron los vestuarios, armas, municiones y seis piezas de artillería pequeñas, salidas de México desde el 24 de Abril. Mientras con tanta lentitud se ocurría á reparar los males que amenazaban, se había ajustado una tregua entre España y Fran- cia, haciéndose después la paz en que quedó sacrificado Alberon i; así lo comunicó el virey, repitiendo la orden para que Aguayo pe- netrara en las Nuevas Filipinas. Los soldados quedaron organiza- dos en un batallón de infantería montada, bajo el nombre de San Miguel de Aragón ; dióseles por estandartes, lienzos en que esta- ban pintados, en uno Nuestra Señora del rilar, con San Miguel y San Rafael, y por mote Pugnatepro Pide et Rege; en otro Nues- tra Señora de Guadalupe, con San Miguel y San Francisco Javier; y en el tercero, Señor Santiago. El batallón salió para Texas el 15 de Noviembre de 1720; año y medio para prepararse a rechazar la invasión de una provincia distante, lo que no da la medida de una gran fuerza para la colonia. La expedición tuvo que demorarse, en el paso de los rios, en ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 241 vencer las dificultades del camino y en prácticas piadosas, de ma- nera que no llegó á San Antonio de Béjar sino basta el 4 de Abril de 1721. Demorados allí por motivos piadosos, continuaron el viaje el lo de Mayo, y el Io de Agosto bubo una entrevista entre Aguayo y el comandante francés, á quien se llamó Don Luis de San Dionis , conviniendo en que los españoles ocuparían todo el terreno que les pertenecía basta los adais: el 5 de Agosto se res- tauró la misión de San Francisco ; el 8 del mismo mes la de la Purísima ; el 13 la de San José de los nazonis, y el 15, cerca de allí, un presidio con veinticinco soldados ; el 18 se restauró la mi- sión de Nuestra Señora de Guadalupe de Nacodoclies ; el 23 la de Nuestra Señora de los Dolores de los adais. El Io de Setiembre se celebró un convenio con el comandante francés de Nacbitoos, por el cual se permitía á los españoles recobrar todo el terreno que antes babian ocupado ; en consecuencia, se fundó la misión de San Miguel el 20 de Setiembre, y el presidio de Nuestra Señora del Pilar de los adais el 12 de Octubre: el 29 de Noviembre se de- linearon las fortificaciones del presidio de los texas, emprendién- dose la retirada en dirección de Béjar, adonde entró Aguayo el 23 de Enero de 1722. Allí se pusieron los fundamentos de una fortificación, y el 10 de Marzo se fundó la misión de San Fran- cisco Javier de Nájera: salido Aguayo para la babía del Espíritu Santo ó de San Bernardo, llegó allí el 24 de Marzo, y el 6 de Abril siguiente se comenzaron las obras de fortificación del presidio de Nuestra Señora de Loreto, que desde la entrada babia sido ocu- pado por un destacamento ; en las cercanías se puso la misión del Espíritu Santo de Zúñiga. Aguayo, becbo todo esto, dió la vuelta á Coabuila, adonde llegó el 25 de Mayo, habiendo costeado de su peculio los gastos de la expedición, con lo que menoscabó no poco su caudal; sin embar- go, y después de tanto como se hizo de gasto, las misiones no que- daron abastecidas cual debiera esperarse, de manera que á poco tiempo ya no contaron más de con sus propios recursos. El año de 1727, de orden del virey marqués de Casafnerte, fué á visitar la provincia el brigadier D. Pedro de Rivera; creyeron entonces los misioneros que, conforme á sus repetidas representaciones, se les concederían cuantiosos auxilios; se engañaron: Rivera recor ■ - Tomo VI.— 31 242 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. rió el país, extinguió el presidio, redujo á sesenta los cien hom- bres de San Antonio de Béjar y se opuso á los pedidos de los re- ligiosos, calificándolos en su informe de exagerados. Solo se pudo lograr que las misiones fueran trasplantadas á lugares más aco- modados, con la condición de que nada habia de costar al erario, y encargándose de ello el general de la provincia, D. Melchor de Mediavilla y Azcona. Al intento, este reconoció la tierra, y juz- gando que las orillas del rio San Antonio eran las más apropia- das al intento, el año de 1730 se pusieron allí tres misiones con indios pacaos, paalat y pitalaques ; en el mismo año se introdu- jeron familias pobladoras oriundas de las Canarias; Béjar fue de- clarada la cabecera de la provincia, y aunque los establecimien- tos no progresaron cual era de esperar, se mantuvieron en pié en lo de adelante. Más tarde fueron causa de nuestra ruina. Cuando se repoblaban las Nuevas Filipinas, se conquistaba el Nayarit ó Nuevo Beiuo de Toledo. Esta provincia la formaba la prolongación de la Sierra que se extiende al Norte, dividiendo al Este á Durango y Chihuahua, de Sinaloa y Sonora al Oeste: entonces tenia al Este la Nueva Vizcaya, y por los demas rum- bos la Nueva Galicia, mientras hoy pertenece al Estado de Ja- lisco formando la parte montañosa de los distritos de Tepic y de Colotlan. Habitaban allí los coras, que por la fragosidad de su terreno habían permanecido independientes, no obstante que la conquista española habia pasado hacia dos siglos al pié de sus montañas. En 1016 dieron abrigo los nayaritas á los tepehuanes insur- reccionados, de donde vino que marcharan contra ellos los ca- pitanes D. Bartolomé Arisbaba y D. Miguel Caldera, y aunque nada se hizo de provecho, el orgullo mandó colocar esta inscrip- ción en el convento de Guazamota: — Gobernando el reino de la Nueva Vizcaya el Sr. D. Gaspar Alvarez y Sal azar, por su orden el capitán D. Bartolomé de Arisbaba, mandó hacer estos borro- nes y conquistó esta provincia de Sr. San José del Gran Nayar, la atrajo y redujo á la obediencia de S. M., año de 1618.» En 1668 quisieron penetrar los misioneros jesuítas, y nc'fue- ron admitidos. De orden de la Audiencia de Guadalajara entró el capitán D. Francisco Bracamonte el año de 1701; quedó muer- 243 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. to y se malogró la empresa. El mismo mal éxito tuvo la expedi- ción del capitán D. Francisco Mazorra, destinada á vengar la muerte de Bracamonte, y la de los capitanes D. Diego Bamon *y D- Alltonio de Escobedo, frustrándose también dos misiones emprendidas por los religiosos. Por cédula de 31 de Julio de 1709 se previno ya expresamente proceder á la reducción del Nayarit; la ejecución se encargó á los religiosos franciscanos de Propaganda Fide, quienes pusie- ron al frente de las misiones á Fr. Antonio Margil, á pesar de lo cual no lograron provecho alguno, gastando en ello parte del año de 1711. El capitán D. Gregorio Matías de Mendiola penetró allí el 14 de Enero de 1716- tras de una aparente sumisión de los indios, supo que iban á insurreccionarse,- y se volvió por donde vino. Alentados los nayaritas con tanta muestra de debilidad por parte de los blancos, ya no se contentaron con vivir tran- quilos en sus tierras, sino que emprendieron correrías fuera de sus límites; pensóse entonces seriamente en reducirlos, á cuyo efecto se dieron órdenes al corregidor de Zacatecas, D. Martin Verdugo, quien nombró como gefe de la expedición á D. Juan de la Torre Gamboa, muy apreciado por los indios. Necesitando los nayaritas proveerse de sal y para ello pasar por las tierras de los blancos sin ser inquietados, consultaron el caso con Torre quien les aconsejó mandaran una embajada á México y que él mismo la acompañaría. Cayeron en el lazo los salvajes* aunque también con ánimo torcido, y la embajada, compuesta del To- nati, geíe y gran sacerdote de los nayaritas, y de veinticinco de os principales caciques, entró en la capital el mes de Febrero de 1721. En la entrevista entre estos y el virey, aquellos ofrecie- ron reconocerse por vasallos del soberano español, por alcanzar algunas ventajas positivas; y este les instó para que se hicieran cristianos, admitiendo en sus tierras misioneros y soldados; ofre- cido todo de mala fe por ambas partes, los nayaritas aparentaron admitir el partido, retirándose á su país sin cumplir un ápice de lo pactado Para castigar aquella mala fe, el 29 de Junio se levantó en Za- catecas la bandera de recluta, para formar una compañía de cin- cuenta hombres; se practicó lo mismo en Jerez, y con ellos y los 244 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. indios flecheros de los pueblos comarcanos, Torre avanzó á Gua- juquilla, penetrando el 26 de Setiembre á un lugar señalado por los indios. El capitán Torre era para nada; se dejó condu- cir por los salvajes á un punto en que pudo ser derrotado, perdió el tiempo en la ociosidad, y para colmo de ineptitud, consultaba lo que debia hacer con el virey, gastando los dias en enviar y recibir correos. Conducta tan poco acertada atrajo su remoción, poniéndose en su lugar á I). Juan Flores de S. Pedro, quien tomó el mando de la tropa á 4 de Enero de 1722. Con algunos nuevos refuerzos re- cibidos se procedió al asalto del lugar llamado la Meza, que era el baluarte principal de los bárbaros, fuerte por naturaleza y por las obras que se le habian añadido; el 16 de Enero fue tomada á viva fuerza, decidiéndose con esto la sujeción de los nayaritas. Con los vencidos se formaron los pueblos de Jesús María, Santa Teresa, la Santísima Trinidad, Santa Gertrudis y San Ignacio, Todavía resistieron los tecualmes; el gobernador penetró en sus tierras en el mes de Junio, y los venció, y con ellos se fundaron los pueblos de San Pedro, San Juan Bautista y el Eosario; en la Meza del Tonati quedó establecido un presidio con el nombre de San Francisco Javier de Valero. La última insurrección de aque- llas tribus data de 1724; fueron la causa los malos tratamientos de los soldados, y los indios aprovecharon la ocasión de no tener- los en la provincia para presentarse de nuevo á los misioneros. Ya por este tiempo los ingleses se habian establecido en la costa oriental de Yucatán, poniendo los cimientos de la fracción polí- tica conocida con el nombre de Walize ó Belize. Yo he podido rastrear con toda certeza el año en que allí comenzó el corte clan-, destino del palo de tinte; consta, sin embargo, que por 1730 ya se habian establecido colonos éntrelos rios Hondo y Nuevo,' for- mando ranchos y pastorías sobre una gran porción de terreno. El gobierno español, por ignorancia, no se opuso á los principios; mas llegado el hecho á su noticia, con el celo que siempre tuvo de evitar el contacto de los extranjeros en sus colonias, dió ór- denes estrechas al gobernador de la provincia, D. Antonio de Fi- gueroa y Silva, para destruir los establecimientos ingleses y re- poblar la villa de Bacalar, abandonada hácia 1633 á consecuencia ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 245 de las incursiones de los piratas. En cumplimiento del mandato, Eigueroa vino á colocarse en las ruinas de la villa; trajo de Cam- peche un barco con cien hombres y cinco piraguas, con otros ochenta y cinco soldados, y aun no completa la reunión, comenzó sus operaciones; habiéndose apoderado de una piragua varada en la orilla de la laguna, embarcó en ella á su hijo con nueve hom- bres, quienes á su vez tomaron un bongo y otra embarcación pe- queña. Las fuerzas reunidas vencieron una piragua que opuso resistencia, tripulada por diez y nueve hombres, y no parece que aquella comarca tuviera mayores fuerzas, supuesto que el gober- nador recobró las treinta y cuatro leguas que ocupaban las fac- torías, quemando cuarenta y cinco embarcaciones pequeñas y 171 pilas de palo de tinte. Contento el gobernador con el daño cau- sado, aunque cometiendo la torpeza de no asegurar bien la tierra, se volvió á Bacalar construyendo sí un fuerte pequeño, con guar- nición de un alférez y cuarenta y cinco soldados. Los ingleses volvieron en mayor número, haciéndose contra ellos nueva campaña en 1733. Las fuerzas españolas corrieron por las riberas del Walize como unas cincuenta leguas, queman- do los ranchos, arrasando las sementeras y haciendo prisioneros álos colonos; según la Gaceta de México, los daños causados con- sistieron en 42 embarcaciones, 10 esclavos, 30 fusiles, 200 hachas, mucha herramienta, los muebles y enseres de los 80 ranchos con- sumidos por las llamas. Los extranjeros se retiraron á lo más fra- goso de la tierra, adonde no fueron á buscarlos los soldados, vol- viéndose el capitán de las milicias á la punta del Sur del rio Va- lize, donde construyó un fuerte, dando por terminada su labor. Los ingleses salieron de sus madrigueras, y como recibieran auxilios eficaces de su gobierno, construyeron varios fuertes, es- tableciéndose sólidamente en la colonia. Pasó el tiempo, hasta que por el tratado de París de 1 763 la Inglaterra reconoció como propiedad de España la bahía de Honduras, obligándose á de- moler, dentro de los cuatro meses siguientes á la ratificación, to- das las fortificaciones que hubiera hecho sobre la costa, sin re- servarse otro derecho que el de que no se impidiera á sus súbditos hacer el corte del palo de tinte sobre las costas de Campeche, ocu- pando las casas y almacenes que hubieran menester. La Gran 246 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. Bretaña no cumplió lo pactado; por el contrario, estableció nue- vas obras de defensa ; nombró oficialmente gefe de la colonia; su- blevó al rey de los mosquitos y á ciertas tribus, y en Yucatán ex- tendió al Interior sus factorías, apoderándose de más y más ex- tensión de terreno. Estos hechos fueron reconocidos oficialmente en el art. 6o del tratado definitivo de paz concluido entre España é Inglaterra, y firmado en Versalles á 3 de Noviembre de 1783, que dice: « Siendo la intención de las dos partes contratantes precaver, en cuanto es posible, todos los motivos de queja y discordia á que anteriormente ha dado ocasión la corta de palo de tinte ó de Cam- peche, habiéndose formado y esparcido con este pretexto muchos establecimientos ingleses en el continente español, se ha conve- nido expresamente que los súbditos de S. M. B. tendrán facultad de cortar, cargar y trasportar el palo de tinte en el distrito que se comprende entre los rios Valiz ó Bellese y Rio Hondo , quedando el curso de los dichos dos rios por límites indelebles, de manera que su navegación sea común á las dos naciones, á saber: el rio Valiz ó Bellese desde el mar, subiendo hasta el frente de un lago ó brazo muerto, que se introduce en el país y forma un istmo ó garganta, con otro brazo semejante que viene de hácia el Rio Huevo ó New Rever; de manera que la línea divisoria atravesará en derechura al citado istmo, y llegará á otro lado que forman las aguas de Rio Nuevo ó Neiv River , hasta su corriente; y con- tinuará después la línea por el curso de Rio Nuevo descendiendo hasta frente de un riachuelo, cuyo origen señala el mapa entre Rio Nuevo y Rio Hondo , descendiendo hasta el mar, en la forma que todo se ha demarcado en el mapa de que los plenipotencia- rios han tenido por conveniente hacer uso, para fijar los puntos concertados etc. » Estos trazos tuvieron variación en la « Convención para expli- car, ampliar y hacer efectivo lo estipulado en el art. 6o del tra- tado definitivo de paz del año de 1783, » firmado en Londres á 14 de Julio de 178G, y cuyo art. 2o dice: « El rey Católico, para dar pruebas por su parte al rey de la Gran Bretaña, de la sinceridad de la amistad que profesa á S. M. y á la nación británica, concederá á los ingleses límites más ex- ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 247 tensos que los especificados en el último tratado de paz ; y dichos límites del terreno aumentado por la presente Convención se ex- tenderán de hoy en adelante, del modo siguiente: — « La línea in- glesa, empezando desde el mar, tomará el centro del rio Sibun ó Ja- bón, y por él continuará hasta el origen del mismo rio; de allí atra- vesará en línea recta intermedia hasta cortar el rio Walis, y por el centro de este bajará á buscar el medio de la corriente hasta el punto donde debe tocar la línea establecida ya, y marcada por los comisarios de las dos coronas en 1783 etc. » Este fué el principio de la existencia legal de Belize; pero en esta ocasión, como en las anteriores, los ingleses no cumplieron sus compromisos, han salido fuera de los límites establecidos, y ocupan hoy una extensión mucho mayor de terreno. Si por el Sur fijaba la colonia sus límites con los extranjeros, hácia el Norte ignoraba las líneas que la separaban de los ingle- ses y de los franceses, y dentro de sus mismas provincias poseía inmensos terrenos en que vagueaban todavía las tribus de los bárbaros. En este estado se encontraba toda la faja de tierra com- prendida entre Nuevo León y la mar, el rio Pánuco y más allá del Bravo, que fué conocida con el nombre de colonias ó provincia de Nuevo Santander, y ahora forma parte de la confederación mexicana, bajo la denominación de Tamaulipas. Ñuño de Guzman y los demas conquistadores que allí se presentaron no hicieron es- tablecimientos permanentes, y como la población no crecía en pro- porción suficiente para desbordarse con frecuencia, aquella re- gión quedó olvidada, no obstante que sus terrenos fértiles y su situación en el Golfo la hicieran codiciable. La proximidad de los franceses hizo al Gobierno pensar de otra manera ; vió que en el Golfo no poseía más puerto que el de Yeracruz, quedando entre este y Panzacola una distancia inmensa, en la cual podían esta- blecerse los enemigos, ó aprovecharlo para efectuar el contraban- do. Corrían también rumores de guerra contra Inglaterra, siendo una de las causas las continuas reclamaciones de España, porque los buques ingleses, con desprecio de lo convenido en el tratado de 1670, se aventuraban en los mares cercanos á la colonia, mien- tras la Gran Bretaña se quejaba de que la armada de barlovento hacia presa en sus embarcaciones, que nunca se le devolvían á 248 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. pesar de su insistencia; de aquí también la necesidad de cuidar aquel grande litoral. El antiguo Haxtecapan no solo se extendía al Sur del rio Pa- nuco, en la parte que boy pertenece á Veracruz, sino que se pro- longaba Inicia el Norte en una distancia que no es fácil averiguar. Cortés fundó ó la vera del rio á San Esteban del puerto; se hi- cieron establecimientos en diversas direcciones ; mas la zona com- prendida entre las montañas y el mar no habia sido colonizada, como ya indicamos. Los religiosos franciscanos fundaron vanas misiones, que tomaron después el nombre de Custodia de Tañí- pico, haciéndose remontar su fundación al año de lo30. No está claro ni esto ni la manera cou que crecieron los pueblos, iludién- dose solo asegurar que muy adelantado el siglo XVIII, existían los siguientes: Santiago Villa de Valles. San Miguel Aquismon. San Francisco Tancuayalab. Concepción de Tamitad. Santiago del Tamud ó Tamuiri. San Diego Huehuetan ó Tamalap. Santa Ana Tanlajax. Santiago Tampasquid. San Miguel Tanoyeca. Santa María Tampalantin. San Miguel Tamaclie. San Pedro Tanchochob. San Francisco de la Palma. San Antonio de los Guayabos. San Francisco del Sauz. Santa María Acapulco. San Luis Obispo, en Tampico. Santa María Ozuluama. Los indios aquí recogidos eran huaxtecas, pames } algunos me- xicanos. Las misiones llamadas de Santa Catalina Mártir de Lio "V erde, tuvieron principio en 1G07 por el P. franciscano Ir. Juan Cuide- ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 249 ñas; se declaró Custodia en 1621, sujeta á la dependencia de la provincia de San Pedro y San Pablo de Meclioacan, y en 1677 se concedieron los sínodos para los misioneros, pagándose basta 1751, en que se conceptuó que los pueblos podian ya mantener á sus pastores. Se componia de Eio Yerde ( 1607 ). Dulcísimo Nombre de Jesús. Divina Pastora ( 1751 ). San Antonio Lagunillas (siglo XVII). Presentación de Nuestra Señora de Piniguan (siglo XVII). San Felipe de Jesús Gamotes (1616). San José de los Montes Alaquines (1616). San Nicolás de los Montes Alaquines ( 1749). Concepción del Valle del Maíz. San José del Valle del Maíz (1765). Por lo tocante á las misiones de la Sierra Gorda, comenzaron á fundarlas los dominicos en 1686, y á fines del siglo tenían for- mados seis pueblos con los indios tonases. A principios del XVIII los indios se insurreccionaron, quemando las casas é iglesias y ha- ciendo grandes estragos : para sujetarlos fué nombrado el alcalde del crimen D. Francisco Zaraza, quien murió en la demanda sin lograr el objeto apetecido. Nombrado en 1715 D. Gabriel Guer- rero de Ardila, penetró en la comarca con más de 800 hombres; sujetáronse los indios en la apariencia, pues cuando las tropas se retiraron ellos volvieron á emprender sus correrías. Permanecie- ron independientes, cuando en 1740 se pensó en poner de nuevo mano á su reducción, encomendando la empresa al coronel de las milicias de Querétaro, D. José de Escandon, ayudado por los re- ligiosos de Propaganda Fide. Escandon reconoció la provincia en 1743, y al año siguiente, 1744, comenzó la fundación de las mi- siones; los dominicos restablecieron las que les pertenecían y au- mentaron una, quedando en esta forma : La Nopalera. San José del Llano. Nuestra Señora de los Dolores. Tomo VI.— 32 250 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. Santa Rosa. Santo Domingo Soriano. Santa María Ahuatlan. San Miguel de las Palmas. San José Vizarron. Los religiosos de San Fernando de México fundaron : Larída Landa. Tilaco. Tancoyol. Concá. Xilitla. Los religiosos del colegio de Pachuca: Pacula. Xiliapan. Cerro Prieto. Toliman. Estas empresas liabian sido, digámoslo así, como las precurso- ras de la de Tamaulipas. En 1726, D. José de Jáuregui, gober- nador de Xuevo-Leon, D. Antonio Ladrón de Guevara, vecino de la provincia, y D. Xarciso Marquin, alcalde mayor de Valles, propusieron hacer por su cuenta la conquista del Xuevo Santan- der; proposición que no fué admitida porque se juzgó que los empresarios no tenian los medios suficientes. Urgido el virey por las cédulas de 10 de Julio de 1739 y 13 de Junio de 1713, en- cargó á D. José Escandon practicara un reconocimiento de la tierra, procurando sobre todo inquirir si el puerto de Santander se podía hacer capaz para recibir toda clase de embarcaciones. Hecha la pacificación de Sierra Gorda, Escandon penetró en la nueva comarca, ejecutando un viaje del Rio Bravo al de Tam- pico, de cuyo resultado dió cuenta al gobierno acompañando el plano del terreno recorrido y una proposición para formar allí á su costa cierto número de poblaciones, siempre que á los co- lonos se dieran las franquicias que indicaba. Con la lentitud proverbial que acompañaba á todos los negocios de la colonia, ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 251 vino á resolver la Junta reunida en 1748, admitiendo la propuesta bajo determinadas condiciones. Nombrado Escandon goberna- dor de la provincia, reclutó algunas familias de colonos criollos, y con ellos se internó en la nueva conquista, fundando once po- blaciones, con el título de villas, en los lugares que creyeron más acomodados, derramadas desde Altamira hasta Camargo. Los bárbaros se rindieron fácilmente, que no eran de los más feroces, y con ellos se establecieron cuatro misiones, en que eran doctrinados bajo el mismo sistema que eu las demas provincias. Solo el puerto no se pudo hacer capaz de lo que se pretendía, por- que la arena arrastrada por el rio ciega la boca dejándola intran- sitable, por lo cual quedó abandonada esta parte del proyecto. A fines del siglo XVIII existian las siguientes poblaciones, expresadas con su nombre antiguo, el que actualmente tiene, y la fecha de su fundación : Camargo, 5 de Marzo de 1749. Eeynosa, 14 de Marzo de 1749. Revílla, 10 de Octubre de 1750. — Guerrero. El Cántaro, 6 de Marzo de 1753.— Mier. Cruillas, 16 de Junio de 1765. Burgos, 20 de Febrero de 1749. San Nicolás, 1767. Aguayo, 6 de Octubre de 1750. — Ciudad Victoria. Tula, recibió título de ciudad á 22 de Julio de 1767. Palmillas, Io de Octubre de 1755, recibió título de villa á 7 de Agosto de 1757. Jaumave, recibió título de villa el 20 de Marzo de 1747. Mineral de Infantes, 26 de Mayo de 1749. — Bustamante. Güemez, 1? de Enero de 1749. Padilla, 6 de Enero de 1749. Santander, 17 de Junio de 1749. — Jiménez. Soto la Marina, 3 de Setiembre de 1750. Santillana, 26 de Octubre de 1752. — Abasolia. San Cárlos, 6 de Junio de 1766. Hoyos, 19 de Mayo de 1752. — Hidalgo. Cerro de Santiago, 10 de Mayo de 1757. — Villagran. 252 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. Croix, 3 de Junio de 1770.— Casas. Llera, 25 de Diciembre de 1748. Altamira, 2 de Mayo de 1749. — Villerías. Presas, Abril de 1790. — Aldama. Santa Bárbara, 19 de Mayo de 1749. Horcasitas, 11 de Mayo de 1749. — Magiscatzin. Escandon, 15 de Marzo de 1751. — Xicontencatl. San Baltasar. — Morelos. San Fernando de Austria, 19 de Marzo de 1749. Mier, G de Marzo de 1753. Las misiones estaban administradas por los religiosos francis- canos, y eran las siguientes : Nuestra Señora de las Caldas. San Francisco Javier. Escandon. Nuestra Señora de la Soledad de Igoyo. San Antonio de Tula. Palmillas. Divina Pastora. Tilla Nueva de Croix. Santo Toribio de Liebana. Jaumave. San Juan Nepomuceno Elguera. Santillan. Nuestra Señora de la Consolación. San Pedro Trespalacios. Nuestra Señora de África. San Judas Tadeo. Cruillas. San Fernando. San Joaquín. Santa Ana. Concepción. San Nicolás de Croix. Nuestra Señora de los Dolores. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 253 Nuestra Señora del Rosario ó Palmitas. San Vicente. Nuestra Señora de Guadalupe de los Ángeles. San José de las Palmas. Los mdios reducidos eran conocidos por anacac, palalhuelques, po ítos, pames, pisones, janambres, comecrudos, tarehuanos garzas, inesquites, pintos, martinez, panhuayes, pasitas y ca- motes. J Dejando ya el Noroeste y adelantándonos al Oeste, las misio- nes subsistentes á fines del siglo XVIII en Coahuila, anotando el ano de su fundación, eran: San Miguel de Aguayo, 1675. San Francisco de Tlaxcala, 1690. Santa Eosa de Nadadores, 1677; trasladada al lugar que ocupa, 1693. San Bernardino, 1690. Dulcísimo Nombre de Jesús de Peiptes, 1698. San Juan Bautista, 1699. San Buenaventura Cuatro Ciénegas, 1673. San Antonio Galindo Moctezuma, 1698. San Bernardo, 1703. San Francisco Vizarron, 1737. Santiago Valladares, suprimida en 1747. San Fernando de Austria ( San Fernando de Eosas ) 1? de Febrero de 1753. ji-r la :ra á que nos vamos ^<^1° ^ ^ dei si. ? II, contaba poco más de tres mil habitantes, distribui- ritu San t 7^ ^ ^ Ant°“Í0 ^ Béjar’ bahía del E«PÍ- tu Santo en la población errante de Nuestra Señora del Pilar Bucareli, en algunos ranchos yen las siguientes misiones- San Antonio Valero, 1716. Nuestra Señora de la Concepción, 1716. San José de Aguayo, 1720. San Juan Capistrano, 1716. 254 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. San Francisco de la Espada, 1716. Espíritu Santo, 1720. Nuestra Señora del Rosario, 1754. Nuestra Señora del Refugio, 1791. El Nuevo México, según los datos oficiales comunicados á la corte por el vireinato, « se extiende, según las últimas y menos equivocadas observaciones, desde los 34 grados basta los 374 de latitud, y por un cómputo prudencial desde los 261 grados basta los 272 de longitud, contada desde el meridiano de Tenerife, sien- do sus confines por el Sur, la provincia de Nueva Vizcaya y So- nora; por el Norte, la Sierra de Taos y rancherías de las vistas; por el Oriente, los llanos del Cubo que habitan los comanches, y se dilatan muchas leguas hasta terminar en territorio de Texas y la Luisiana, y por el Oeste, con los indios comines, moquis, na- bajoes y yumas, payuchis y morchis. » « El Rio Grande del Norte, cuyo origen aún se ignora, atravie- sa toda la provincia, fertilizando sus mejores pueblos hasta el del Paso, desde donde corre al Sureste por las fronteras de la Nueva Vizcaya y Coahuila, desembocando al mar en la colonia del Nuevo Santander, con el nombre de Rio Bravo. » Los religiosos franciscanos administraban en lo espiritual la población, que en 1710 subia á 20,110 almas, recogidas en las si- guientes misiones : San Gerónimo de Taos, en 37° 10' lat. San Lorenzo Picuries, 36° 54'. • San Juan de los Caballeros, 36° 45'. Santo Tomás de Abicui, 36° 50'. Santa Clara, 36° 40'. San Ildefonso, 36° 30'. Nuestra Señora de Guadalupe de Pujuaque. San Francisco de Nambe, 36° 15'. Nuestra Señora de los Angeles de Pecos, 36° 15' San Diego de Tesuque, 36° 15'. Santo Domingo, 35° 35'. San Felipe, 35° 35'. San Buenaventura de Cochiti, 36°. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 255 Nuestra Señora de la Asunción de Sia, 35° 56 San Diego de los Temes, 35°. Santa Ana, 35° 50'. Nuestra Señora de los Dolores de Sandia, 35° 35'. San Agustín de la Isleta, 35° 10'. San José de la Laguna, 35°. Nuestra Señora de Guadalupe de Zum, 55°. San Esteban de Asoma, 35°. San Antonio Senecú, 34°. San Antonio de la Isleta, 34°. Nuestra Señora del Socorro, 34°. San Lorenzo del Real, 34°. Villa de Santa Fé, capital de la provincia, 37° 15' ^ i lia de San Felipe Neri de Alburquerque, 35° 20'. v illa de Santa Cruz de la Cañada, 36° 40'. Pueblo de Nuestra Señora de Guadalupe del Paso, 34°. Llegando ya á la parte del N. O. habremos de detenernos uu poco mas q„e hasta aquí, y será además preciso dar la vuelta “ los „)IOs del siglo para encadenar lo mucho que nos fl V rf;;° 7*0vincía de la ^va Vizcaya comprendió al prin- P , y e estaban sujetas, las provincias de Tarahumara Tónia Tepehuana, Sinaloa y Sonora- oihIóspIp fiüo , ’ P ’ q.- , ’ . J quitosele después parte de Tónia oay onora, incluyendo en esta última la Pimeria quedan* do con todo lo demas hasta adquirir la extensión que engraparte e señalamos. En esta forma, los geógrafos de la época le daban como limite los grados 24¿ y 27¡ de lat., y 257 y 2634 de 101 contados del meridiano de Tenerife. “ , «*• 21 » 31» * l.., y » longitud.3 C°ntaba ** 7 “* ^ lafc’ C°“ 251i y ^ados de TepehfaTfo111 ** províncias de T°P¡a, Tarahumara y , ima ° por el P. jesuíta Estansijer el año 1705, exis- 256 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. tian en ellas 28 misiones y visitas, administradas por los religio- sos de San Francisco: 71 misiones de los jesuitas, 16 reales de minas, 10 curatos, 53 haciendas de ganado mayor y menor, y 5 presidios, formando en todo 183 establecimientos. En Sonora y Sinaloa se contaban 110 misiones, 36 reales de minas, 15 curatos, 75 haciendas y un presidio, ó sean 237 esta- blecimientos. A mediados del siglo se habian aumentado en la Tepehuana y Tarahumara 13 misiones de franciscanos, 4 de jesuitas, 6 cu- ratos, 186 haciendas, 14 reales de minas y 3 presidios ; total, 226 establecimientos más. La última conquista de la colonia al O. progresaba, aunque len- tamente. Abandonado el P. Salvatierra á sus propios esfuerzos, y con los socorros prestados por los particulares, la colonia en 1701 contaba cuatro misiones hasta con dos mil adultos : se habian ex- plorado unas cincuenta leguas de terreno. Sobrevino la guerra de sucesión, el vireinato se ocupó de preferencia en lo que más le importaba, y la California quedó olvidada; cargaron sóbrelos nuevos establecimientos todas las penurias consiguientes á las empresas en sus principios, y la tierra hubiera sido abandonada sin el heroico valor de los jesuitas. Salvatierra vino á México á pedir socorros, fue electo provin- cial, y tornó á la California á visitar sus queridas misiones en 17 05. Al dar la vuelta á México dejó encargadas tres cosas: establecer las dos misiones del Sur, buscar en el interior lugares acomoda- dos para fundar otras misiones, y recorrer la costa del Pacífico, para buscar un puerto que sirviera de escala á la nao de Filipi- nas. Lo primero se ejecutó puntualmente, echándose los funda- mentos de San Juan Bautista Liguí ó Malibát, y de Santa Rosalía de Mulegé en Noviembre del mismo año 1705: los demas puntos se cumplieron más tarde. Para dar cima al tercer encargo se hicieron venir cuarenta guerreros yaquis, que con el capitán y doce soldados del presi- dio, el P. Juan de Ugarte y el hermano Bravo, salieron de Lo- reto el 26 de Noviembre de 1706. Pasada la cadena central, la expedición recorrió por muchas leguas el litoral, sin encontrar el puerto apetecido, pues por todas partes el terreno era estéril, ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 257 y apenas presentaba agua en algunos pequeños pozos abiertos por los indios; esta última circunstancia puso á la comitiva á punto de perecer, teniendo que regresar á Loreto en fines de Di- ciembre. El viaje no sirvió para su objeto; pero adelantó los co- nocimientos geográficos con los apuntes tomados en el camino. La Compañía de Jesús fué expatriada de la colonia por orden real, que en México tuvo cumplimiento el 25 de Junio de 1767. Para hacerla efectiva en la península el virey destinó al capitán D. Gaspar Portolá, catalan de origen, nombrado gobernador de la provincia, á quien debia seguir una compañía de cincuenta dragones. Portolá se hizo á la vela del puerto de Matanchel el 24 de Agosto, siendo obligado por el mal tiempo á retroceder al puerto: el 9 de Octubre se puso de nuevo en el mar, llegando el 2 de Diciembre á San Bernabé, encaminándose por tierra á Loieto: intimados los jesuitas obedecieron sin réplica, embar- cándose en Loreto el 3 de Febrero de 1768. Así terminaba el primer acto de supresión de las órdenes monásticas en México, que debia consumarse un siglo después, y así también acababan los poderes temporal y espiritual que los jesuitas tenían en la Baja California. No es este el lugar para exponer mi juicio acer- ca de la Compañía de Jesús en la Nueva España; sin ser su apa- sionado, no soy su enemigo, y ahora me bastará apuntar simple- mente, que su expulsión dejó un inmenso vacío en las misiones de la colonia. Los jesuitas fundaron diez y ocho misiones durante los setenta años que permanecieron en la península; de ellas fueron suprimi- das las de Londó, Liguig, la Paz y San José del Cabo, de ma- nera que en principios de 1768 existían catorce, de las cuales una estaba entre los pesicués, cuatro entre los guaicuras y nue- ve entre los cochimiés; á saber: 1719. Santiago, en 23° de lat., le pertenecía el pueblo de San José del Cabo que tuvo principio en 1730. 1719. Todos Santos ó Nuestra Señora del Pilar; se puso pri- mero en la bahía de la Paz, y después de algunos años fué tras- ladada á media legua de la costa opuesta, en latitud de 23° 4'. La Virgen de los Dolores, en el lugar llamado Tagnuetia , en 24° 30'. ’ tomo VI.— -33 258 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. San Luis Gonzaga, ocho leguas al O. de la anterior. 1697. Misión y presidio de la Virgen de Loreto, en los 25° 30' de lat.; fué la primera establecida en la península, y tuvo prin- cipio á 25 de Octubre: era la capital de la California, la residen- cia del gobernador ; el misionero era el procurador general de las misiones, y allí existia el almacén general. 1699, Octubre 20. San Francisco Javier, nueve leguas al O. de Loreto: se fundó en el lugar llamado Biaundó, en la Sierra de Viggé, y después fué trasladada al lugar que ocupa. 1708. San José Comondú, en 26° lat. 1718. La Purísima Concepción de Cadegomó, en 26° lat., casi al O. de la anterior. 1705. Santa Bosalía de Mulegé, sobre la costa del Golfo, en 36° 50' lat. 1720, Abril. Nuestra Señora de Guadalupe, en la montaña, á los 27° de lat. 1728, Enero. San Ignacio Kadakaamang, en 28° lat. 1752, Julio 15. Santa Gertrudis, 29° lat. 1762, Agosto 27. San Francisco de Borja, en 30° lat. 1766, Octubre 16. Santa María de los Ángeles, 31° lat. Los jesuítas, pues, se extendieron desde el cabo de San Lúeas hasta los 31° latitud boreal, ocupando un espacio, conforme á sus cálculos, de mil dos leguas cuadradas, con siete mil habitantes, correspondiendo siete de estos por cada una de aquellas. Para terminar lo relativo á la Antigua California, aunque á riesgo de adelantar algunos sucesos, diremos que aquellas misio- nes fueron encargadas á los religiosos de Propaganda Fide del convento de San Fernando de México, quienes salieron de aquí el 14 de Julio de 1767, se embarcaron en San Blas el 12 de Marzo de 1768 y llegaron á Loreto el Io de Abril. Se dieron al cultivo de las misiones con actividad y verdadero celo, fundando la de San Fernando de Bellicatá el 14 de Mayo de 1769. En tanto el religioso dominico Fr. Pedro Iriarte, procurador de su provincia en Madrid, obtuvo del rey la cédula de 4 de No- viembre de 1768, en que se prevenia se diera á los dominicos al- gunas misiones en California. El marqués de Croix, antes de cum- plir el mandato, el 8 de Abril de 1769 pidió informe al visitador ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. D. José de Galvez, quien á su vez, en 10 de Junio del mismo año, informó que no había necesidad de los dominicos en California, ni era conveniente dividirla entre dos órdenes monásticas. Así lo expuso el virey á la corte, no obstante lo cual Fr. Pedro Iriarte alcanzó nueva cédula de 8 de Abril de 1770, y con ella y con una porción de religiosos, desembarcó en Veracruz el 19 de Agosto de 1771; presentada la cédula al virey, quedó determinado en la junta de 21 de Marzo de 1772, que el guardián de San Fernando y el vicario general de los dominicos arreglaran la división de las misiones. La concordia entre ambos quedó firmada el 7 de Abril, en cuya virtud los primeros religiosos dominicos llegaron á Lore- to el 14 de Octubre de 1772, y el resto hasta el 12 de Mayo de 1773. Procedieron entonces á recibir las misiones, retirándose los fer- nandinos á la Nueva California; el 19 de Agosto, conforme á los términos del convenio, en el paraje de antemano fijado, se colocó una cruz grande de aliso, con esta leyenda: División de las mi - siones de Nuestro Padre Santo Domingo y de Nuestro Padre San Francisco , año de 1773. Distaba el lugar quince leguas al Sur de San Diego. Los dominicos fundaron en California: Nuestra Señora del Rosario de Yiñadaco, á 7 de Enero de 1774 en 30° 6' lat. ’ Santo Domingo de la Frontera, 30 de Agosto de 1776, en 30° 40' lat. San Vicente Ferrer, 20 de Diciembre de 1780, en 31o 13/ ia^# San Miguel de Encino, 27 de Marzo de 1787, en 32° 4' lat. Santo Tomás, 26 de Marzo de 1791, en 310 32' lat. 260 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. § XVIII. La Alta California. — Fr. Junípero Serra. — Primer viaje de altura. D. Juan Perez. — Primer viaje de Sonora á California. D. Juan B. Anza. — Reconoci- miento del puerto de San Francisco por D. Juan B. Ay ala. — Segundo viaje de altura por D. Bruno de Ezeta y D. Juan Francisco de la Bodega y Cua- dra — Segundo viaje de Anza. — Fr. Pedro Font. — Fr. Francisco Garcés. — Fr. Francisco Atanasio Dominguez y Fr. Francisco Vélez de Escalante,— Fundaciones en California. A fin de arreglar en la California todos los negocios interrum- pidos con la expatriación de los jesuítas y dar á la provincia la nueva organización que se requería, el visitador D. José de Gal- vez se embarcó en el puerto de San Blas el 24 de Mayo de 1768, llegando á la península el 6 de Julio: dedicóse inmediatamente al cumplimiento de los encargos que llevaba, y en poco tiempo dictó é hizo cumplir varias providencias, en su mayoría acerta- das y justas. La comisión de Gal vez no se reducía solamente á estos puntos j era el principal adelantar los establecimientos de la colonia Inicia el Norte, hasta ocupar los puertos de San Diego y de Monterey, con objeto de impedir que los rusos se establecie- ran allí, ya que habían comenzado á hacer exploraciones sobre aquel litoral, aunque en latitudes más altas: el gobierno español se creía con derecho á los terrenos indefinidos que se extendían al Norte de la Nueva España, poniendo de su parte todos los medios para evitar que los extranjeros, de cualquiera proceden- cia que fueran, se avecindaran allí. Al intento se aprestaron tres barcos en San Blas, se acopió una gran cantidad de útiles y de víveres, se hizo pasar á la Ca- lifornia alguna fuerza armada, y se pusieron los medios de dar prontos y buenos socorros á las nuevas colonias ; para la conver- sión de los indios y fundación de las misiones fueron escogidos los religiosos de Propaganda, que entonces administraban las de la península. Conferenciados los pormenores con el padre pre- sidente Fr. Junípero Serra, quedó resuelto que se harían una expedición por mar y otra por tierra j la primera reconocería la costa y llevaría las provisiones á San Diego y á Monterey ; la se- ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 261 gunda, dividida en dos trozos, reconocería la tierra y la iría des- cubriendo hasta los lugares señalados. El paquebot «San Cárlos» iba mandado, en calidad de capi- tán, por el piloto D. Vicente Vilá; le acompañaban, fuera de la tripulación, el teniente D. Pedro Fages, con veinticinco soldados, el cirujano D. Pedro Prat y el alférez de ingenieros D. Miguel Constanzó, cosmógrafo encargado de los planos y de las obser- vaciones: cargado con lo que se creyó conveniente, dio la vela del puerto de la Paz el 9 de Enero de 17G9. Detenido por vientos contrarios, atacada la tripulación por el escorbuto, dió fondo en San Diego el 30 de Abril, sin poder disponer de gente que pu- diera echar la canoa al agua; por fortuna fue socorrido por la ma- rinería del otro barco, anclado ya en el puerto. El paquebot « San Antonio » ó el « Príncipe, » mandado por el práctico D. Juan Pé- rez, llevando el resto de la gente y pertrechos, salió del cabo de San Lucas el 25 de Febrero; visitó algunos lugares de la costa, subiendo hasta los 34° 40' de lat., de donde retrocedió entrando en San Diego el 11 de Abril. Perez tuvo el gusto de auxiliar al « San Cárlos, » aunque la peste cundió entre su gente; y como la expedición de tierra aun no llegaba, ambos marinos resolvieron esperarla allí, no obstante los veinte dias que se les habian dado de plazo para permanecer en el puerto. De la expedición de tierra, el primer trozo se componía del ca- pitan de la compañía de cuera, D. Fernando Pivera, de veinti- cinco soldados de la compañía presidia! de Loreto, del pilotín D. José Cañizares, encargado de hacer las observaciones de alturas de polo y rumbos, de tres arrieros para la recua, cuarenta y dos indios californios que debían servir como gastadores, y del misio- ñero Fr. Juan Crespi, á quien debemos el diario y derrotero de este viaje. Adelantándose de orden de Galvez hácia el Porte, se reunieron en Villacatá, de donde salieron el 24 de Marzo de 1769 : siguiendo al principio el mismo camino del P. Link, atravesaron un país montañoso y estéril, semejante en todo al de la Califor- nia, teniendo necesidad de hacer jornadas pequeñas, así para re- gistrar el terreno, como para buscar los aguajes y los pastos : has- ta el 31 de Marzo empezó á cambiar el aspecto de la vegetación haciéndose más sensible la diferencia el Io de Mayo, en que de- 262 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. jadas las montañas, los viajeros salieron á la playa del Pacífico para seguir por ella su camino. Los indios, que á veces se mos- traron de lejos, á veces entraron en relaciones con los blancos, parecieron pusilánimes, despiertos, algo inclinados al robo, ellos completamente desnudos y embijados, ellas cubiertas honesta- mente, hasta las de más pequeña edad: en alguna ocasión dieron alaridos y prepararon sus armas, como si quisieran pelear, hu- yendo á la menor demostración de resistencia y al primer esco- petazo. Fr. Juan Crespi tomaba la latitud en los lugares que le parecía, y apuntaba dia á dia los acontecimientos de la jornada y los accidentes del terreno. El 14 de Mayo llegaron al puerto de San Diego, sin otro contratiempo que haberse disminuido en mu- cho el número de los indios californios, unos porque desertaron para volver á sus casas, los otros porque murieron de enferme- dad, quedando señalado su sepulcro con una cruz en el desierto. Don Gaspar Portolá, gobernador de la provincia y gefe del se- gundo trozo, salió de Loreto con los misioneros y resto de la gente el 4 de Marzo, tomando la dirección para la misión de Santa Ma- ría de los Angeles, última hácia el Norte. El P. presidente Fr. Junípero Serra se incorporó allí el 5 de Mayo; el padre Serra fué el verdadero conquistador de la California superior, tipo del ver- dadero religioso y del hombre incansable y trabajador; puede sostener la comparación con el P. Salvatierra, y su memoria es dulce y suave para todos los que aman la humanidad. Salidos de los Angeles el 11 de Mayo, llegaron á Villacatá el 13; aquí se fundó el siguiente dia, 14 de Mayo de 1769, la misión de San Fer- nando, primer fruto de aquella conquista, celebrándose el acon- tecimiento con una de esas ceremonias sublimes á la par que sen- cillas, realzadas por la soledad y sus voces desconocidas. El 15 de Mayo se emprendió la marcha, siguiendo casi las huellas del primer trozo, y poco más ó menos con las mismas peripecias, hasta el 1? de Julio que llegaron á San Diego, teniendo el gusto de en- contrarse reunida toda la expedición; quedaba la amargura de los que por mar y por tierra habían perecido, inclusa la tripula- ción del tercer barco, que salido con un buen cargamento de las costas de la península, no volvió á saberse de él. Determinóse entonces que el « Príncipe » volviera á San Blas ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 263 f traef marinería Para «l"6 Pedieran navegar las embarcaciones lo cual se verifico el 6 de J alio, y que, dejando en San Diego una corta fuerza para cuidar de los enfermos, el resto de la gente con el gobernador á la cabeza, fueran en busca de Monterey. La ex- pedición se puso en marcha el 14 de Julio de 1769; fué el camino á lo largo de la costa por el terreno que se extiende entre esta y as montanas; las jornadas cortas, las precauciones idénticas a as an enores, y el P. Crespi iba también formando el diario. país presentaba en general mejor aspecto que el ya recorrido • os indios se encontraron en mayor número y de mejor carácter’ ando señales de ser un tanto menos salvajes. El 28 de Julio á on as del rio de Santa Ana, se sintieron cuatro fuertes tembló- res, por lo que el no fué bautizado con el nombre de Jesús délos Temblores; estos repitieron el dia 30, el 31, el 1? y el 2 de Agosto y sobrevinieron otros en la tarde del dia 3.- « Esto nos tiene ató’ mtos, dice el diario; juzgamos que tenemos delante, en la sierra que corre al Oeste, algunos volcanes, pues hay bastantes sZs en el camino que media entre el rio de Porciúncula y el ojo de agua de los Alisos, porque vieron los exploradores unos pantanos grandes de cierto material como pez que estaban hirviendo ábor- bollones, y que saliendo junto con abundancia de agua, repara- ron que esta corre por un lado y la brea por otro, y que hay con tanta abundancia, que se podían carenar muchos barcos. » -Los movimientos de tierra repitieron el dia 13. El 14 encontraron una reunión de indios formando una pobla- ion . « contamos, dice el derrotero, como treinta casas grandes y capaces, de forma esférica, bien construidas y techadas de za- trecientas al & ^ T,™°S 7 bajÓ al rea1’ no baJaba“ cua- é^neenkitos111*8^ f|ou debuen taUey disposición, ágiles, aplicados rion n 5 destreza y haWlidad sobresale en la construe- y de un!U?nCan°aS heChaS ^ bU6naS t8blaS de PÍD0’ bien ligadas y : una forma graciosa, con dos proas; las manejan de igual mana y salen mar á fuera á pescar en ellas tres ó cuatro hombres siendo su capacidad hasta de diez hombres. Usan remos largos °S Pa aS y b°gan COn ln(lecibIe ligereza y velocidad. Todas sus obras son primorosas y bien acabadas; lo más digno de admi- ración es que para labrar la madera y la piedra no tienen otros 264 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. instrumentos que ele pedernal, ignorando el uso del fierro y acero; no obstante, vimos entre ellos algunos pedazos de cucliillo y ho- jas de espada que no se sirven de ellos sino para cortar carne y abrir el pescado que sacan de la mar. Los soldados les feriaron abalorios á trueque de coras, gícaras, bateas y platos de madera hechos de diferentes formas y tamaños, que ni hechas á torno sa- lieran mas airosas.» Enfermos parte de los soldados, y comenzando a escaseai los víveres, sin ver las señas que esperaban del puerto de Monterey, celebraron junta el 4 de Octubre para determinar lo que deberia hacerse, resultando por voto unánime que se prosiguiera el viaje. Hízose así; el 24 de Octubre encontraron gentiles «rubios, bien cerrados y algunos de ellos barbados,» y el i de Noviembre lle- garon á un paraje que el P. Crespi marcó estar situado en 37° 46' de lat. Conforme al derrotero que llevaban de Cabrera Bueno, el puerto que tenían delante era el de San Francisco, y por con- secuencia habían dejado atras el de Monterey; además, las ca- ballerías estaban estropeadas, los soldados cansados y enfermos, escasos los víveres, y todos con no poco desaliento. El 11 del mismo Noviembre se reunió nueva junta, siendo todos los voca- les de opinión que se debía retroceder; no se dejó la ejecución para tarde, supuesto que el mismo dia 11 comenzó el movimiento retrógrado. El 10 de Diciembre, al dejar el puerto de Monterey, que desconocieron, levantaron en la marina una cruz glande, en la que estaba grabado : Escarba al pie y hallarás un escrito , el cual decía: — «La expedición de tierra que salió de San Diego el dia 14 de Julio de 1769, á las órdenes del gobernador de California D. Gaspar de Portolá, entró en la canal de Santa Bárbara el 9 de Agosto, pasó la puerta de la Concepción el dia 27 del mismo; llegó al pié de la sierra de Santa Lucía el 13 de Setiembie; en- tró en la sierra dicha el dia 17 del propio mes; acabó de pasar la sierra ó descabezarla del todo el (lia Io de Octubre, } avistó el propio dia la punta de Pinos y las ensenadas de la banda del Norte y Sur de ella, sin ver señas del puerto de Monterey, y re- solvió pasar adelante en busca de él; á 30 de Octubre dió vista á la punta de los Beyes y forallones del puerto de San Francis- co en número de siete. Quiso llegar á la punta de los Le} es la 265 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. expedición, pero unos esteros inmensos que se internan extraor- dinariamente en la tierra, la precisaban á dar un rodeo muy grande y otras dificulta, des (siendo la mayor la falta de víveres), la precisaron á tomar la vuelta creyendo que el puerto de Mon- terey podría tal vez bailarse dentro de la sierra y haber pasado sin haberlo visto; dió la vuelta desde lo último del estero de San Francisco en 11 de Noviembre; pasó por la punta de Año Nuevo el 19 de dicho; y llegó otra vez á esta punta y ensenada de Pi- nos en 27 del propio mes; desde dicho dia hasta el presente 9 de Diciembre practicó la diligencia de buscar el puerto de Mon- terey dentro de la serranía costeándola por la mar, á pesar de su aspereza, pero en vano. Por último, desengañada ya y desespe- rando el encontrarlo después de tantos afanes, diligencias y tra- bajos, sin mas víveres que catorce costales de harina, sale hoy de esta ensenada para San Diego. Pide á Dios Todopoderoso la guie, y á ti, navegante, quiera llevarte su Divina Providencia al puerto de Salvamento. En esta ensenada de Pinos á 9 de Di- ciembre de 1769 años.» «Nota.— El ingeniero D. Miguel Constanzó observó la lati- tud de varios parajes de la costa, siendo los principales los si- gui entes: « San Diego en el real que ocupó en tierra la expedición, 32° 42'. «El pueblo de gentiles más oriental de la canal de Santa Bar- bara, 34° 13'. « La punta de la Concepción, 34° 30'. «El principio de la sierra de Santa Lucía, 35° 45'. « Su fin en esta ensenada de punta de Pinos, 36° 36'. « La punta de Año Nuevo que es baja y de arrecifes de piedra, 36° 4'. « En tierra, cerca del puerto de San Francisco, teniendo los fa- rallones al Oeste, cuarta al N., 37° 35'. «La punta de los Beyes, que se descubría al Oeste Noroeste desde el mismo sitio, 37° 34'. «Se les suplica á los señores comandantes de los paquebotes, ya sea del San José ó del Príncipe, que si á pocos dias después de la fecha de este escrito abordasen á esta plaza, enterados de su contenido y del triste estado de la expedición, procuren arri- Tomo VI.— 34 266 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. ruarse á la costa y seguirla para San Diego, á fin de que si la ex- pedición tuviese la dicha de avistar á una de las dos embarcacio- nes y les pudiese dar á entender con señas de banderas ó tiros de fusil el paraje en que se halla, la socorra con víveres si posi- ble fuere. Alabado sea Dios. » Los viajeros llegaron salvos á San Diego el miércoles 24 de Enero de 1770. Sirvió á la expedición para guiarse en la costa, un derrotero de Cabrera Bueno, piloto, exacto y minucioso en la descripción de los lugares, inexacto en las demarcaciones de alturas, que estaban calculadas con un grave error en más. Comparando las estimas de latitud hechas por el P. Crespi y por el ingeniero Constanzó, no confrontan; las del primero son siempre mayores, oscilando las diferencias desde la mínima de 9' hasta la máxima de 33': despreciando los extremos se encuentra un término medio de 22'. Mientras la expedición de tierra buscaba en vano á Monterey, Fr. Junípero Sena, que se quedó en San Diego, habia puesto mano á fundar la misión de San Diego de Alcalá el 16 de Junio de 1769; los salvajes se mostraron dóciles, se dejaban acariciar, y si no tomaban nada de los alimentos, se mostraban codiciosos de los demas objetos, principalmente de ropa; entregáronse al hurto, disimuladamente primero, á cara descubierta después, y como los blancos toleraban, atribuyéndolo ellos á cobardía, se presentaron en son de guerra sobre el real el 12 y 13 de Agosto. Rechazados, volvieron en mayor número el 15, que, escarmen- tados con la muerte de algunos de los suyos, no volvieron á nueva intentona. Reunidos todos los colonos en San Diego, y no volviendo el pa- quebot «San Antonio,» comenzaron á escasear los víveres; dis- púsose entonces por el gobernador que si para el 19 de Marzo de aquel año, 1770, no se recibía socorro, se volverían á la Califor- nia: Fr. Junípero y los religiosos determinaron quedarse allí á todo trance. Por fortuna, en la tarde del dia fijado se vió un bu- que en la mar, y luego desapareció ; pasaron tres dias de zozobras, y por último dió fondo en el puerto á 24 de Marzo. Era el paque- bot « San Antonio,)) profusamente cargado de refrescos, con su capitán D. Juan Perez. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 267 Con esto renació el valor entre los blancos, tratándose de mar- char de nuevo en busca de Monterey, para lo cual iria el gober- nador Portolá por tierra, mientras el « San Antouio » iria por mar con los víveres y los útiles. Este se dio á la vela el 16 de Abril : aquella salió al dia, siguiente 17, llegando á Monterey el 24 de Mayo, convenciéndose de que liabian estado allí en el viaje an- terior, y era la misma ensenada en que dejaron la cruz con el es- crito que antes copiamos. El barco entró al puerto el 31 de Mayo y tomadas las disposiciones necesarias, el 3 de .Junio de 1770 se tomó posesión de la tierra en nombre de Cárlos III, y se funda- ron el presidio y la misión que tomó el nombre de San Cárlos de Monterey. Era este el segundo establecimiento en la nueva tierra que entonces todavía se reputaba como continuación de la Cali’ e.“ Segukla fué couoci(la Por el nombre de Nueva, Alta, California Superior. ? Terminada aquella fundación, Portolá y Constanzó se embar- caron para México el 9 de Julio para dar cuenta de sus operacio- nes dando el informe por resultado que se aprestaran cuantiosos auxilios y se pidieran treinta religiosos á San Fernando, desti- nados a la península y á otras diez misiones más que se pondrían en los nuevos descubrimientos. Los diez fernandinos para la Alta California se embarcaron en el paquebot «San Antonio,» y sa- heron de San Blas el 20 de Enero de 1771 ; aportaron á San Diego 1 Mr°’ SaÜer0U d6 aUÍ 61 14 de AbriI> y el 21 Mayo es- taban en Monterey. F, Junípero se dió prisa á cumplir con las enes e gobierno, y en consecuencia se fundó la misión de San siripi ? e“ ^ Ca¡IaCla d6 108 E°bles’ e“ la ^a ^ la siena de Santa Lucia, el 14 de Julio de 1771. Se formaron unas modestas habitaciones de ramas; se colgó la campana de las mas ele un árbol ; se hizo una ceremonia sencilla y tierna v ar- rebatado de entusiasmo, gritó el padre Serra:-«Ea, gentiles venid t I, s„„ Igtoto! ,„M, á reciw't” ¿ ; “ Pr' trneladd .amista «. San Cario, , la, orilla, <1.1 ,1o Carmelo, iutrodneiendo ente. <1" «..io tiempo, de sustituir el saludo con las palabras Amar á Dios A 8 de Setiembre de 1771 se fundó la misión de San Gabriel, 268 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. en el rio del Nombre de Jesús de los Temblores ó rio de Santa Ana. Llamó mucho la atención de los salvajes un lienzo en que estaba pintada la Virgen de los Dolores, que les llenaba de asom- bro, y venian las rancherías más distantes con flores y semillas que deponian á sus pies, para hacerle honra y mitigar su pena. No fue esta la única vez en que los bárbaros dieron aquella mues- tra de admiración por las pinturas. Después de pacificados los indios de San Diego, se puso en la iglesia una Virgen con el niño en los brazos. Corrió la voz en las rancherías, y venian en mul- titud á verla ; fuera que en su simplicidad la creyeran viva, ó que pintada la admitieran como cosa divina, las madres inventaron una acción sencilla y amante, como solo pueden concebirla los pueblos en la vida primitiva; metian por entre los palos de la estacada sus senos cargados con el licor de la vida, y llamaban con insistencia á los misioneros para que las dejaran dar de ma- mar al hermoso niño de la Virgen. No se pudo por entonces proceder á la fundación de las misio- nes restantes, porque no liabia el suficiente número de soldados para dar las escoltas, ni estaban acopiados los enseres necesarios. Para aprovechar el tiempo, D. Pedro Fages, que desempeñaba el cargo de gobernador, dispuso salir para el puerto de San Fran- cisco con el fin de hacer el reconocimiento del terreno intermedio entre este y Monterey. La expedición salió del presidio de San Cárlos el 20 de Marzo de 1772; el 30 del mismo habian registrado el puerto de San Francisco, llegando hasta los 39° 13 ' de latitud, en donde un caudaloso rio les impidió el paso; determinaron por esta causa dar la vuelta á Monterey, adonde llegaron el 5 de Abril: Fr. Juan Crespi formó el derrotero é hizo las observaciones de este viaje en la forma de los anteriores. Poco después insistió Fr. Junípero con el gobernador para las nuevas misiones, alcanzando sus instancias que se le proporcio- naran soldados para solo una, con los cuales pasó á la cañada de los Osos, y el 1? de Setiembre de 1772 puso los fundamentos de la misión de San Luis Obispo de Tolosa, en los 35° 38' de latitud. Desesperanzado de obtener mayores ventajas, porque Fages era remiso en el cumplimiento de sus obligaciones, dispuso venir á México á dar cuenta al virey; no obstante lo avanzado de su ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 269 edad y el achaque que padecía en una pierna, se embarcó en San Diego el 19 de Octubre en el paquebot «San Carlos,» lle- gando con felicidad a San Blas el 24 de Noviembre; en Tepic fué atacado de la fiebre; apenas convaleciente, emprendió el viaje; recayendo de la enfermedad en Guadalajara, estando en ambas ocasiones á la orilla del sepulcro, de manera que no pudo llegar á México hasta el 16 de Febrero de 1773. Con fecha 13 de Marzo presentó un memorial con 32 puntos sobre los cuales se pedia una pronta resolución, supuesto que á las dilaciones se seguiría indefectiblemente el abandono de las nuevas conquistas. El virey Bucareli, que á la sazón mandaba en la colonia, pro- veyó cuanto lepareció necesario para el aumento de la California; pero las medidas hubieran sido poco eficaces, ó habrían seguido el camino lento de todos los negocios, sin una causa poderosa que les diera impulso. El conde de Lascy, ministro plenipotenciario en Rusia, comunicó á la corte de Madrid, que los rusos habían hecho exploraciones sobre las costas de América, acompañando la noticia con la copia de los diarios; estos se enviaron á Buca- reli con las reales órdenes de 11 de Abril y 23 de Setiembre de aquel año de 1773, en que se le prevenia tomara las «medidas «convenientes para averiguar si los rusos continuaban y adelan- «taban sus expediciones; que se precaviesen los designios de esta «nación, y que también se procurase el desalojo de cualquiera es- «tablecimiento extranjero que se hallase sobre las mencionadas « costas, precediendo los requerimientos necesarios, y usando por « ultimo de la fuerza.» Nada hacia activas y enérgicas á las auto- ridades españolas como el temor de tener por vecinos á los extran- jeros; así fué que, por miedo á que los rusos se hubieran estable- cido sobre las costas del Noroeste, no solo se dió mayor ensanche y mejor organización al departamento marítimo de San Blas y se hizo nuevo y apropiado reglamento para las Californias, sino que se determinó poblar el puerto de San Francisco, descubrir el ca- mino por tierra de Sonora á Monterey, expeditar la comunicación e Monterey con San Diego por medio de la fundación de misio- nes en la canal de Santa Bárbara, y enviar una expedición ma- rítima que reconociera si los rusos se habían establecido al Norte de la California. 270 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. El desempeño de esta última empresa se puso á cargo de D. Juan Perez, natural de Mallorca, piloto que había ido en el Pací- fico ejecutando varios viajes en la nao de Filipinas, el mismo que liabia servido para la población de la Alta California, y ahora era alférez de fragata, comandante de marina de las embarcaciones de San Blas. Se puso á su disposición la fragata nueva nombrada « Santiago, » ó la «Nueva Galicia;» se le dieron los auxilios que pidió, y listo todo se dio á la vela del puerto de San Blas el 24 de Enero de 1774: llevaba la orden de subir al menos hasta los 60° latitud Norte. Fr. Junípero Serra, con los despachos alcanzados, iba embarcado en el mismo barco; llegó á San Diego el 13 de Marzo ; el religioso tomó tierra para subir por las misiones, y Perez salió el 6 de Abril, entrando en Monterey el 9 de Mayo. Allí le dio el P. Serra, como capellanes, á los dos misioneros Fr. Juan Crespi y Fr. Tomás de la Peña Sarabia, de donde resultó que aquel for- mara su diario de la expedición que tenemos á la vista. La « Nue- va Galicia » salió de Monterey el martes 7 de Junio, volviendo por los vientos contrarios en el día, permaneciendo en el mismo lu- gar hasta el 11 que se hizo á la mar. Haciendo la derrota al Norte, estando en los 51° 42' de latitud, el 15 de Julio Perez reunió una junta para proponer que, si en vista de como estaba la aguada se tocaria en la tierra para reponerla, ó si para ejecutarlo se su- biría hasta los G0°, como estaba mandado; los oficiales adopta- ron el primer extremo, y en consecuencia se puso la proa al Este. El 20 de Julio la fragata llegó cerca de la costa, y los naturales vinieron en sus canoas á visitarla; al lugar se le llamó la punta de Santa Margarita, hacia el paralelo de 55°, y es la punta Norte de la isla de Lángara , en el extremo Noroeste de la isla de la reina Carlota; el 21 vinieron los naturales en mayor número, hacién- dose trueques de cuchillos, ropas y abalorios, por pieles de nu- trias y otros animales, y objetos semejantes á los de fábrica china. El mal tiempo impidió tomar tierra, que el 22 se perdió comple- tamente de vista; el 24 vieron la Serranía de San Cristóbal, que se extiende de los 54° 44' hasta los 53° 8', y en los dias siguientes se miraba y se perdía la costa alternativamente. El limes 8 de Agosto surgió la «Nueva Galicia» en el fondeadero á que dióel nombre de San Lorenzo , que después se llamó Noutka: eran los ABALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 271 pnmer°s navegantes que allí llegaban, , supuesto que el célebre Cook no estuvo en el mismo lugar hasta 1788, y entonces le puso Kinq Oeorgés Sound. El mal tiempo impidió desembarcar, aunque se hicieron trueques con los naturales; la marejada impelía el bu- que contra la costa arrastrando el ancla, por lo que fue indispen- sable perderla y hacerse á la mar; continuó el mal tiempo, el es- corbuto picó en la tripulación, y se pensó definitivamente en la vuelta, entrando en Monterey el sábado 27 de Agosto de 1774. Esta expedición, que fué llamada la primera de altura, no pue- de decirse que haya dado por fruto un verdadero reconocimiento ; pero fue, sin embargo, de grande importancia, supuesto que pro- dujo el hallazgo del puerto de Noutka, preparó los viajes poste- riores y hasta cierto punto resolvió la cuestión de que los rusos no estaban todavía avecindados en aquellos parajes. Para descubrir el camino por tierra desde Sonora á California se habia ofrecido para ejecutarlo á su costa, desde 1769, el capi- tán Anza; murió á poco sin que se admitieran sus ofrecimientos, que después repitió en los mismos términos su hijo D. Juan Bau' tista Anza, capitán del presidio de Tubac, en la frontera de So- ñora. Dilatóse la resolución bajo diversos pretextos hasta que, siendo este uno de los puntos acordados, se le dió la tan aguarda- a licencia en 17 73, permitiéndoledisponerde veinte soldadosque le acompañaran. Por una feliz casualidad llegó en aquella sazón al presidio un indio californio, llamado Sebastian Taraval, quien había formado parte de las expediciones por tierra de San Diego y Monterey , y que desertando en seguida, en lugar de volver á a misión de San Gabriel, tomó el rumbo para el Colorado; este indio fué tomado por guía, y Anza con sus veinte hombres y los padres misioneros de la Santa Cruz de Querétaro, Pr. Francisco Garces y Fr. J uan Díaz, salió del presidio del Altar el 8 de Enero de D i i. Atravesaron los viajeros el terreno que se extiende hasta el Güa; en la reunión de este con el Colorado dejaron entre las n us algún ganado, y para su guarda unos soldados, empeñán- ( oseen el terreno arenoso que se extiende hasta las montañas de a a ífoinia; atravesadas estas con grande fatiga y quedando casi inútiles las caballerías, Anza entró en la misión de San Ga- riel el 22 de Mayo, siendo el primero que ejecutaba el apetecido 272 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. viaje. Subió de allí á Monterey, adonde entró el 21 de Abril, con- ferenció con el padre Serra y dió la vuelta al Altar con propósito de ir á México á dar cuenta de su cometido. Entre las providencias tomadas por Bucareli para el adelanto de la California, se contaba la de remover de su empleo á D. Pedro Fages, nombrando en su lugar como gobernador al capitán D. Fernando Rivera y Moneada. Estaba este en Guadal ajara; para recibir órdenes pasó á México, y de aquí hizo viaje á Sinaloa para reclutar algunos soldados con familia; logrado el objeto, se embarcaron en el paquebot «La Concepción,» desembarcando en Loreto á mediados de Marzo de 1774. Mientras las familias podian llegar á su destino, Rivera tomó por tierra la dirección á Monterey, adonde llegó el 23 de Mayo para presentar sus des- pachos y tomar posesión del mando. Las nuevas reclutas no pu- dieron subir al presidio hasta principios de Noviembre, y enton- ces determinó Rivera salir al reconocimiento del puerto de San Francisco, como lo tenia prevenido el virey : para acompañar la expedición se nombró á Fr. Francisco Palón, á quien debemos no solo el diario del viaje, sino también copiosas é importantes noticias acerca de la conquista de la California Superior. La expedición salió de Monterey el 23 de Noviembre de 1774; siguió poco más ó menos el mismo camino que en las veces an- teriores, encontrando gran número de naturales, algunos de ellos barbados; llegados á San Francisco reconocieron el puerto, aun- que no en toda la extensión que se intentaba; el 5 de Diciembre retrocedieron y el 13 estuvieron de vuelta en Monterey, sin otro provecho que recorrer el terreno. Aquellas expediciones no contentaron á Bucareli, y dió sus ór- denes para que se repitieran. Se hicieron ir de Yeracruz á San Blas algunos oficiales de marina; se aprestaron diversas embar- caciones con los pertrechos necesarios, y todo concluido, marcha- ron á sus destinos. El paquebot « San Antonio » ó el « Príncipe, » á cargo de D. Fernando Quiroz, llevó los socorros para las mi- siones, estando de vuelta en San Blas en principios de Junio de 1775. El paquebot « San Cárlos, » mandado por D. Juan Bautista de Ayala, teniente de fragata, se dió á la velade San Blas á mediados ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 273 de Marzo de 1775 ; dio fondo en Monterey el 27 de Junio; cons- truyó un cayuco y pidió al gobernador Rivera le diera el auxilio necesario para registrar el puerto de San Francisco, en cumpli- miento de las instrucciones que traia. Aunque el auxilio no se proporcionó, el « San Carlos » salió para San Francisco, haciendo D, José Cañizares un prolijo reconocimiento y el plano del puerto. Para el viaje de exploración de altura se destinaron la fragata «Santiago» ó «Nueva Galicia,» al mando del teniente de navio D. Bruno Ezeta y de su segundo D. Juan Perez, y la pequeña go- leta «La Felicidad» ó «La Sonora,» á las órdenes de D. Juan Francisco de la Bodega y Cuadra. Ambas embarcaciones salie- ron de San Blas el 16 de Marzo de 1775 ; combatidas por los vien- tos, bajaron hasta los 17° 35' de latitud en que se encontraron el 10 de Abril; subieron en seguida, y el 9 de Junio dieron fondo á los lio 6/ en el puerto que llamaron de la Santísima Trinidad, to- mando solemne posesión el dia 11 ; permanecieron allí hasta el 19 que salieron á la mar, siguiendo la derrota hasta el 13 de Julio que abordaron á la rada de Bucareli en los 47° 23'. El dia si- guiente 14 se tomó posesión de la tierra, y los indios mataron siete marineros de la goleta que iban á hacer aguada, á cuya causa llamaron también al paraje Rada de los Mártires: en el mismo dia se volvieron á la mar, siguiendo juntas las embarca- ciones hasta el 30 de Julio que se separaron para encontrarse en Monterey. Sola la fragata « Santiago,» el 31 de Julio reunió Ezeta una junta de oficiales, siendo todos de parecer que por los tiempos contrarios se volviera á Monterey; no obstante, se subió basta los 49°, en cuya altura estaban el 11 de Agosto, en que insis- tiendo los oficiales en su parecer por razón del escorbuto, se re- solvió tomar al Sur, aunque siguiendo á vista de tierra: «así lo « practicaron, dice el diario que tenemos á la vista, con la felici- «dad de lograr los dias claros para reconocer toda la costa, de- « marcarla y observar las alturas, de lo que resulta el poder for- «mar una perfecta y verídica carta desde el puerto de Monterey «hasta los cincuenta grados.» El 17 de Agosto, en 46° 11' lati- tud, descubrieron la bahía que llamaron de la Asunción de Nues- tra Señora (entrada de Ezeta ó rio de Colombia), llamando los Tomo VI.— 35 274 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. cabos de la entrada, al uno San Boque y al otro Frondoso ; en el paralelo 45° 307 vieron tres farallones, á los que nombraron las Marías, que están en el cabo llamado Loókout por Vancou- ver, y por último, entraron en Monterey el 29 de Agosto de 1775. Luego que Ezeta descargó los efectos sobrantes para que se quedaran en las misiones, pidió al gobernador algunos soldados para ir por tierra á hacer el reconocimiento del puerto de San Francisco, á cuyo objeto se llevaría á lomo de muía una pequeña canoa comprada á los indios de la costa; de pronto no hubo la escolta por estar empleados los presidíales en reprimir un motín en la misión de San Antonio, de manera que el viaje se demoró hasta el siguiente mes. Vueltos los soldados, y destinados los que debían acompañar la expedición, salieron con Ezeta Fr. Francis- co Palón y Fr. Miguel de la Campa Cos el 14 de Setiembre, llega- ron á San Francisco el 22, encontrando unas cartas de Fr. Vi- cente Santamaría, en que avisaba, que habiendo concluido á satisfacción su reconocimiento el paquebot «San Cárlos,» se vol- vía al punto de partida; hicieron señales por ver si aun estaba en las cercanías; mas no pareciendo, los viajeros se pusieron en marcha el 24, llegando á Monterey el Io de Octubre, tras otra nueva exploración infructuosa. Volviendo ahora ala goleta «Felicidad» ó «Sonora,» separa- da de la fragata el 30 de Julio, « se halló el 15 de Agosto en 56° 87 «de latitud, con indicios de proximidad de la tierra que avista- « ron el dia siguiente 10, notando en ella algunas ensenadas, mon- «tes altísimos con las cimas cubiertas de nieve, distinguiéndose « entre ellos el que llamaron de San Jacinto , por más elevado, se- « parado de los demas, situado en un cabo saliente que llamaron « del Enga ño , * y con una hermosa figura de pan de azúcar, de cuya « cumbre nevada se precipitaban torrentes de agua hasta la mar, « formando la más hermosa y agradable perspectiva. Algo más « adelante descubrieron el 17 un puerto que llamaron de Gua - « dalupe , 2 fondearon en la ensenada de los Remedios , 3 donde no « vieron playa ni llanura alguna, porque los montes se eleva- 1 En 57° 2' latitud, y 129° 40' al O. de Cádiz. 2 Situáronlo en 57° 11' de latitud. 3 Así la nombraron, situándola en 57° 2(1 de lat. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 275 «ban casi perpendicularmente sobre las orillas. Notaron en una «rinconada el desagüe de un rio, de donde salieron dos canoas «con dos hombres y dos mujeres, que los instaban á que fuesen «á su ranchería. Los nuestros, siu embargo, no bajaron á tierra «hasta el 19, con el objeto de hacer aguada y leña; y aunque al «principio se presentaron los indios desarmados, y amigablemen- « te recibieron algunos abalorios y otros regalos, viendo que se «llevaban a bordo los barriles de agua, quisieron, juzgándola « como una propiedad suya, que se les pagase. No bastaron á con- tentarlos otras alhajuelas que de nuevo se les dieron, y así cor- «rieron a sus habitaciones, volvieron armados y con ademanes de «acometer; pero se contuvieron solo con ver las armas de fuego «y los preparativos de defensa de nuestra gente. Salió esta de «allí el 21, y estaban al dia siguiente en los 57° 58' de latitud «donde un Noroeste fresco y los estragos del escorbuto, que solo’ «dejo dos hombres capaces de trabajar en cada guardia, obligó « al comandante á regresar á Monterey. Propúsose este recorrer «la costa á distancia de una milla para fijar su situación, corre- « gir los muchos y graves errores que habia notado en la carta de «Mr. Bellin, publicada en 1766, y examinar la entrada que se su- «pone descubrió el almirante Ponte. Hízolo así, registrando el « ondo de las más pequeñas ensenadas, doblando cuantos cabos «se presentaban, y dejando de navegar en la noche para mejor « reconocer la costa. Hallándose el 24 en 55° 17', dobló un cabo ‘ «y entro por una ensenada en la cual descubrió, hacia el Norte «un brazo de mar cuyo término no se percibía, y por ser muy «abrigada de los vientos fondearon en el interior, nombrándola Ía BTreU’ de la qUe 86 f0rmó un Plan°- La tierra pa- io fértil, y las noches eran sumamente claras y benignas á «causa de siete volcanes que entre la nieve de los montes iluiru- «naban y templaban con sus llamas aquella atmósfera. Provis- « tos alh de agua y leña, y muy restablecidos los enfermos, salie- «ron a reconocer una isla grande, que llamaron de San Carlos uego avistaron el cabo de San Agustín, donde observando rá- P das corrientes en los movimientos ordenados de las mareas, 1 Cabo de San Bartolomé. 276 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. « creyeron próxima alguna ensenada, y que en ella desemboca al- « gun rio j pero á pesar de sus deseos y esfuerzos, no pudieron re- ce conocer aquella parte de costa, infiriendo con fundamento que a aquel cabo era el mismo que D. Juan Perez nombró de Santa « María Magdalena. Con los vientos que empezaron del segundo cc cuadrante concibieron de nuevo la idea de navegar más al N. • cc y en efecto, hicieron derrota al O. N. O. Descubrieron en el pa- ce ralelo de 5G° la ensenada que se nombró del Príncipe , y exami- cc naron la costa que desde allí corre al N. O. ; pero repitiendo los cc vientos contrarios con mares levantadas, que los arrojaban so* cc bre una costa brava y sin fondo, volviendo el escorbuto á hacer cc nuevos y rápidos progresos, sin medicinas para contenerlos, re- ce solvió de nuevo Bodega la arribada, desengañado de la irnpo- cc sibilidad de continuar los descubrimientos al Norte. La esta- cc cion tan adelantada en tan altas latitudes á principios de Se- cctiembre, causó tales temporales, que pusieron á riesgo de pere* cc cer á nuestros navegantes, y después de haber padecido muchos cc trabajos, vieron tierra el dia 11 por los 53° 54/ á distancia de ocho cc ó nueve leguas $ pero no pudieron acercarse á ella para recono- ce cerla, hasta que ya en los 49° se aproximaron á una milla, y si- cc guieron así hasta los 46° 20', 1 donde los vientos del S. y S. E. cc los obligaron á enmararse. V olvieron á recalar sobre la costa ccel 24 por los 45° 27', continuando su exámen con prolijidad y cc fondeando por las noches con el intento de buscar el rio de Mar- cc tin de Aguilar , que no se encontró.1 2 El 3 de Octubre entraron cc en una ensenada donde desaguaba un crecido rio, formando cc un espacioso y abrigado puerto. 3 Observaron en él las corrien- cc tes y mareas, y le nombraron puerto de la Bodega , añadiendo en cc su diario, que es en el que estuvo Drake, y no el de San Fran- cc cisco. De allí salieron el 4, fondeando el 6 en Monterey. » 1 Es muy extraño que habiéndose aproximado á tan corta distancia de la costa, no viesen la entrada de Juan de Fuca. 2 Dícese que el descubridor de este rio ó entrada, observó en su boca la la- titud de 46° ; pero nuestros navegantes aseguran que no habiéndoles quedado que reconocer desde los 44° 50' hasta los 42° 50', debia inferirse que si existe tal rio, está mal situado en las cartas por error en la latitud. 3 En la latitud 38° 18', y longitud 116° 50', occidental de Cádiz. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 277 Juntas allí las naves, se carenó la goleta, y á fines de Octubre salieron para San Blas; dos dias después murió I). Juan Perez, quien se había embarcado ya enfermo, llegando aquellas á su des- tino el 20 de Noviembre de 1775. Esta exploración, que avanzó tanto el conocimiento de las cos- tas del Noroeste y contribuyó á adelantar la geografía de Ame- rica, fué conocida en Europa por el diario del piloto Maurelle, publicada por M. Daines Barrí ugton juntamente con las instruc- ciones dadas á Laperouse, y que después sirvieron de mucho al célebre Cook. «Poseo, dice Humboldt, dos pequeñas cartas bas- «tante curiosas, grabadas en México el año de 1788, que presen- « tan la dirección de las costas desde los 17° hasta 58° de latitud, «tal como fue reconocida en la expedición de Cuadra.» — Los nombres de estos planos, son: — « Carta geográfica de la costa Oc - « cidental de la California , situada al Norte de la línea sobre el mar « asiático que se descubrió en los años de 1769 y 1775 , por el Tenien- te de Navio , Don Juan Francisco de Bodega y Cuadra , y por el € Alférez de Fragata , Don José Cañizares , desde los 17 hasta los 58 « grados . Sobre esta carta aparece la costa casi sin entradas y sin « islas. Se nota la ensenada de Ezeta ( Bio Colombia ) y la entrada «de Juan Perez; pero no el nombre del puerto de San Lorenzo « ( Nutka ) visto por el mismo Perez en 1774.— Plan del gran puerto « de San Francisco descubierto por Don José de Cañizares en el mar « Asiático . Yancouver distingue los puertos de San Francisco, de íSir Francis Drake y de Bodega, como tres puertos diferentes. «M. de Fleurieu los cree idénticos; Cuadra juzga, como hemos «observado, que Drake fondeó en el puerto de Bodega.» La segunda expedición de tierra se encargó al mismo D. Juan Bautista Anza que había ejecutado la primera y á la sazón se en- contraba en México. Según las órdenes de Bucareli, debería reu- nir hasta treinta soldados con familia y el mayor número de colo- nospara fundar con ellos un presidio y dos misiones en el puerto de san Francisco; y á fin de que las comunicaciones fueran fáci- les y seguras, el misionero Fr. Francisco Garcés, muy conocido y amado de los indios, llegaría al Colorado registrando el país para escoger sitios á propósito donde fundar algunas misiones, en la confluencia de aquel rio con el Gila. Auxiliado ámpliamen- 278 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. te y con estas instrucciones, salió Anza de México dirigiéndose á la Villa de Sinaloa; hizo su recluta que ascendió á unas dos- cientas personas de todos sexos y edades, les armó y equipó, su- biendo en seguida á San Miguel de Horcasitas á mediados de Setiembre de 1775. El 29 del mismo mes emprendió el viaje; el 21 de Octubre se le reunieron en el presidio del Tubac los padres misioneros Fr. Francisco Garcés con su compañero Fr. Tomás Eyxarth, y Fr. Pedro Font que debía servir de capellán á los co- lonos : este formó plano y diario de toda la expedición, y el padre Garcés diario y observaciones del terreno por él recorrido: he- mos tenido el gusto de consultarlos. La caravana salió del Tubac el 23 de Octubre, pasó el Colo- rado el 30 de Noviembre, y el 4 de Diciembre se separó del pa- dre Garcés, siguiendo el camino poco más ó menos que en la vez anterior, hasta la misión de San Gabriel, adonde llegó el 4 de Enero de 177(3. Supo allí Anza que se habian insurreccionado los indios de San Diego, ofreció sus soldados al gobernador Ri- vera y bajó con ellos hasta aquel puerto; sosegados los indios, Anza regresó á San Gabriel, recogió á los colonos y entró con ellos en Monterey el 1 0 de Marzo. Tal vez por celos de autori- dad, Rivera no facilitó las fundaciones, poniendo obstáculos y dejando pasar el tiempo; Anza lo hizo así presente de oficio; y mientras recibia la respuesta dispuso hacer nuevo reconoci- miento del puerto de San Francisco, para escoger los lugares en que se debían asentar las poblaciones. Acompañado del pa- dre Font y del teniente Moraga emprendió el viaje á 22 de Mar- zo; reconoció prolijamente el puerto, señalando los sitios para el presidio y las dos misiones, y concluido aquel trabajo estuvo de regreso en Monterey el 8 de Abril. La respuesta pedida á Rivera no llegaba todavía ; Anza fué á buscarla en persona, y de su en- trevista con el gobernador no resultó otra cosa que desabrimien- tos, de manera que causado de tan repetidas demoras dió la vuel- ta á Sonora, sin haber cumplido por culpa ajena lo que se le había encargado. Para no cargar con la responsabilidad que le resultaba, luego que Anza marchó de la provincia, el gobernador Rivera dió or- den al resto de las familias que aún permanecían en San Gabriel ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 279 para subir á Monterey, y al teniente Moraga mandó que con todos los colonos fuera á San Francisco y fundara el presidio, no ponien- do mano á las misiones. El 17 de Junio dejaron á Monterey los nuevos pobladores, y siguiendo el camino recorrido en 1774 lle- -garon a San Francisco el 27 del mismo mes. Fr. Junípero Serra habia dispuesto que dos religiosos, Fr. Francisco Palón y Fr. Pe- dro Camboy, siguieran el convoy en calidad de capellanes, aun- que la verdad era que iban con intención de fundar por su cuenta as misiones, sin contar con el gobernador. Apoyaba este intento a egada del paquebot « Sau Carlos,» mandado por el teniente de navio D. Fernando Rivera, que habia salido de San Blas el 9 de Marzo conduciendo víveres para el presidio de San Fran- cisco, que se suponía establecido; y como habia dado fondo en Monterey a 3 de Junio, tiempo en que se iba á poner en marcha la expedición, los religiosos creyeron la sazón oportuna para po- ner en el barco todo lo que no podia ser llevado por tierra, inclu- sos os enseres de las proyectadas misiones. El paquebot com- batido por vientos contrarios, no pudo aportar á San Francisco asta el 18 de Agosto; luego se puso mano á trazar y formar el piesidio, lo cual quedó concluido el 17 de Setiembre de 1776, dia en que se cuenta su fundación : hízose en seguida por agua y tier- ra un reconocimiento de las cercanías, y encontrándose lugar á proposito se puso la misión de San Francisco á 9 de Octubre e 1776. Asi quedó colonizado aquel puerto que tantos afanes y pasos inútiles habia costado. En tanto Fr. Junípero se embarcó en el paquebot el « Prínci- pe,» el 30 de Junio, desembarcando en San Diego el 11 de Julio. uego que saltó á tierra conferenció con el gobernador Rivera,' a “ 6 que se reedificase la destruida misión de San Diego v se procediese á la fundación de la nueva ordenada por el virey nada hubiera logrado si dejan de llegar á la sazón los despachos gobierno en que se prevenia que ambas cosas se verificaran uego. Rivera no tuvo más de obedecer, y en consecuencia se re- ) o a misión de San Diego, y se fundó la de Sau Juan Ca- pis rano (en 33° 30' Iat.) el 1? de Noviembre de 1776. n tanto el P. Garcés, que se habia quedado á orillas del Co- orado con el padre Eyxarth, salió en compañía de unos indios 280 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. á reconocer las naciones que pueblan las orillas de aquella cor- riente. La primera jornada fue a 5 de Diciembre de ^ isitó á los y urnas, cajuenclies, jallicuamay y cucapa, llegando el 21 de Diciembre á> la desembocadura del Colorado 5 volvió en seguida por diverso camino, y el 3 de Enero de 1 í í 6 se reunió con su com- pañero en el país de ios yumas. El 14 de Febrero se puso de nuevo en marcha en busca de los jamajab, cuyas tribus le recibieron con señalado cariño ; reconoció á los chemevet y á los beñerne, y acom- pañado únicamente de unos cuantos jamajabs, tomó el rumbo para la California Superior á través de naciones desconocidas, entrando en la misión de San Gabriel el 24 de Marzo. Su intento era tornarse por el camino del Moqui para registrar la provincia, á cuyo efecto pidió víveres y recursos al gobernador Rivera, quien se los negó resueltamente ; con tan mal despacho y con los pocos recursos que le proporcionaron los misioneros, abandonó á San Gabriel el 9 de Abril, internándose en las comarcas habitadas por las tribus desconocidas y broncas de los cuabajay y de los no- ches: hasta el 30 de Mayo llegó á sus amigos los jamajab, for- mando una junta general de las naciones confinantes para obli- garlas, como lo consiguió, á que ajustaran una paz general. Escoltado por unos pocos yavipaís, tomó rumbo para el Moqui, llegando el 2 de Julio á Praive, primer pueblo de los moquinos, apellidado Muca por los yavipaís. « Llegué al pueblo, dice en su diario el P. Garcés, á cuya entrada hay dos ó tres casas caidas, y en las restantes no se ve puerta, ni ventana por este lado 5 én- trase por una calle bastante ancha que corre de Oriente á Po- niente hasta la salida del pueblo, que creo es la única; á los lados de esta calle cruzan otras á la misma anchura, las que en distintas cuadras forman dos plazuelas. El pozo del pueblo no es llano, pero firme; las calles de [Norte a Sur están llenas poique el de- clive de su situación mira al Oriente; las casas son de altos, unas más y otras menos, cuya disposición es esta: del piso de la calle se levanta una pared como de vara y media de alto, a cuyo nivel está el patio, al que se sube por una escalera de palo, de quita y pon, que aunque no tiene más que los pasos precisos para subir, los palos colaterales llegan hasta la azotea. En §1 primer piso del patio hay dos, tres, cuatro cuartos con puertas, pestillo y lia- ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 281 ves de madera, en donde hay gallinas, está el gallinero en el patio, en cuya pared está formada una escalera para subir á los altos, los que se componen de una sala grande en medio y algún cuarto 5 á los lados de la misma pared del patio, hay otra escalera para su- bir á la azotea que por lo regular está unida con las vecinas casas. Lo mas particular es, que todas las viviendas se dan de tal modo la espalda, que nadie puede ver lo que el otro hace en sn casa á no subir á la azotea 5 la figura del pueblo no es cuadrada ni perfec- tamente redonda » Los habitantes de Oraive tuvieron al viajero como espía de los españoles y de sus enemigos indios, y en consecuencia nadie quiso tratar con él ni recibirle en su casa; tuvo que acomodarse en un rincón de la calle, donde pasó la no- che preparando su atole, rezando y durmiéndose al cabo. A la mañana siguiente salió del pueblo para internarse en la provin- cia; pero le recibían en el tránsito con tantas muestras de en- cono, que andadas tres leguas retrocedió para Oraive, yendo á alojarse al mismo rincón de la noche anterior. Dejáronle allí olvidado; á la mauana siguiente, 4 de Julio, — «Luego que ama- neció, oí cantar y bailar por las calles, pasó el baile por la en que estaba, y vi algunos indios con plumajes en la cabeza y otros ador- nos, haciendo el son con dos palitos en una batea, y acompañando las flautas á que seguía mucha gente, y se detenían en bailar en algunos sitios: salido el sol, vino para mí gran multitud de gente, eu que me receló perder la vida; venían por delante cuatro prin- cipales, de los que el mas alto me preguntó risueño, ¿ por qué has venido aquí ? no te quedes, vete otra vez á tu tierra; lúceles señas para que se sentasen, pero no quisieron ; levánteme con el Cristo en la mano, y medio en yuma, medio en yavipaí y medio en cas- tellano, con las senas que son el mejor lenguaje, le di á entender mi derrotero, las naciones que había visto, las que habían besado el Cristo y habían estado buenos conmigo; que también quería yo a los moquis y venia á decirles, que Dios está en el cielo, y que aquel Señor Crucificado era Dios Jesucristo. A lo que un viejo, torciendo la cara, dijo en castellano, no , no; entonces dije, trai- gan mi muía, la que traida y dispuestas las cosas, montó á ca- allo, y alabándoles con cara risueña su pueblo y sus vestidos, 8a 1 rodeado de toda aquella multitud hasta afuera de las casas.» Tomo VI.-3G 282 ANALES DEL MINISTEKIO DE FOMENTO. — Otra vez en la inmensidad del desierto, fué adonde lo llevó el acaso de tribu en tribu, hasta el 26 de Agosto que volvió á los yumas. Todavía prolongó su peregrinación hasta el 17 de Se- tiembre de 1776 en que entró á su misión de San Javier del Bac. Habia recorrido 666 leguas. Fr. Francisco Garcés habia ejecutado un viaje semejante en 1771; para el actual solo llevaba el Crucifijo colgado al cuello, el breviario bajo el brazo, y una pintura, como las que acostum- braban los misioneros de la época, con una Virgen con el niño Dios por un lado y un condenado por el otro: nuestro viajero en aquella ocasión contaba con la muía que le servia para cabalgar, y un cuadrante y una brújula para hacer las observaciones de al tura, como entonces se les decia. Todas estas expediciones no eran inútiles; daban por resultado fijar poco á poco el número y caudal de los rios, su dirección y la de las cadenas de monta- ñas con sus pasos y accidentes, la conformación y productos del terreno, con el conocimiento de la fuerza y de las costumbres de las tribus. Para atravesar esos terrenos desconocidos y á ve- ces totalmente desiertos, eran menester, un cuerpo de hierro para sufrir el cansancio, la intemperie y las privaciones; un valor se- reno y esforzado para afrontar los peligros y asechanzas de los animales y de los salvajes; gran conocimiento de la vida errante para descubrir la huella, encontrar el camino de las llanuras, en los montes, en los bosques, y distinguir casi por instinto los lu- gares para descansar que estuvieran provistos de agua, leña y pasto. El paso para la Nueva California debía también buscarse desde el Nuevo México; de ello fueron encargados los religiosos fran- ciscanos Fr. Francisco Atanasio Domínguez y Fr. Francisco Vé- lez de Escalante, quienes en compañía de ocho vecinos empren dieron la marcha de la villa de Santa Fé á 29 de Julio de 1776. Tomando al Oeste, pues el objeto era llegar á Monterey, los via- jeros siguieron el camino descubierto en 1761 por D. Juan María de Rivera, y del cual formó derrotero y diario. El 23 de Setiem- bre, andadas trescientas veinte leguas, llegaron al lago Timpa- nogos, cuya situación la indica el diario de esta manera: — « Por la parte septentrional del rio de San Buenaventura, como ya in- ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 283 dioamos arriba, hay una sierra que en lo que alcanzamos á ver se extiende de Nordeste á Sudoeste mas de sesenta leguas, y de ancho ó travesía tendrá por donde mas cuarenta, y por donde nosotros la pasamos treinta. En esta sierra, en la parte Oeste y en los 40° 49' como al Noroeste cuarta al Norte de la villa de anta Fe está el Valle de Nuestra Señora de la Merced de los impanocutzis, circundado de las eminencias de la sierra- de las cuales salen cuatro rios medianos que lo bañan corriendo por el hasta entrar en la laguna que tiene en medio. El plano de valle tendrá de Suroeste á Noreste diez y seis leguas espa- nolas (que son las que en este diario numeramos), y de Nordeste a Sudoeste diez ó doce; es todo limpio, y á excepción de las cié- negas que están á orillas de la laguna, da tierras de muv buena calidad para todo género de siembras.» Los indios se mostraron amigos, ofreciendo y dando prendas de que recibirían en su tierra á los misioneros, con lo cual los religiosos se volvieron á poner en marcha el 25 de Setiembre- andadas otras 59 leguas, y mirando que la estación estaba ade- lantada, que la nieve borraba los caminos, que no había guías y que era incierta la situación de Monterey, dispusieron los relb giosos, estando en los 38° 3' 30» de latitud y á 9 de Octubre ir “t. el «* - * * o*™* 4SÍ2 P upal. Hicieron lo asi, teniendo que andar todavía otras 1274 leguas hasta encontrar el vado y pasar el Colorado el 7 de No v>embre._«En esta tierra, dice el diario, que aunque nosotros te r'-Tten a Cie“ l6gUaS lal'8'aS por Ias sueltas que dimos tendrá de Norte á Sur sesenta, del Este al Oeste cuarenta leguas españolas, habitan gran número de gentes, todas de agradable aspecto, muy afables y extremadamente pusilánimes; por esto mío, y por hablar todas las que vimos el idioma yuta, del mis- o modo que los naguchis mas occidentales, nombramos todos estos de que vamos hablando, Yutas Cobardes; los nombres par mulares son según el terreno que habitan, y los distinguen va ms provincias ó territorios, no en naciones al modo que ZZ os yutas antes conocidos, componen una misma nación ó llá mese remo dividido en cinco provincias, que son los que se co- 284 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. nocen con solo el nombre de yutas; los yutas inucliachis; los yutas paguchis, los tebehuachis y los sabaguanas. Así pues, los yutas cobardes se dividen en huascaris que habitan el Valle de Señor San José y sus inmediaciones: pascuris, que les siguen al Sur y Sudoeste, habitan las riberas é inmediaciones del pe- queño rio de Nuestra Señora del Pilar, y son los únicos que entre todos estos vimos aplicados á la siembra del maíz: los yubiinca- riris, que habitan casi al Sur de los pasusis, y por aquí son los mas inmediatos al rio Grande: los ytimpabichis, que habitan en mesas y peñoles, que están cerca del paraje de Santa Bárbara, hácia el Norte: y los pagampabachis, que también habitan en mal terreno de mesas y barrancos estériles, porque aunque tie- nen un valle espacioso y por él corre el rio Grande, como ya dijimos, no pueden aprovechar para riego el agua de este: según relación de los yubuincasiris, al Sursudoeste de ellos, rio abajo, habitan otros que nombran Payatammunis. Al Oeste y Oesnor- oeste de los huascaris, supimos también que habitan otras gen- tes del mismo idioma que ellos. Todos los demas (que son mu- chos) que habitan de esta banda Occidental ó Septentrional, rio arriba en toda la sierra que baja de las lagunas, y la tierra que média entre ellas y los últimos rios del Norte que pasamos antes que se incorporasen, son, según las noticias que tuvimos, de esta misma calidad de indios, y pertenecen parte á los yutas barbo- nes, parte á los huascaris, y parte á los lagunas, conforme á la inmediación que á cada uno de estos tienen por la similitud con que hablan el idioma general de los mas cercanos.)) El 16 de Noviembre llegaron á Oraive, primer pueblo del Mo- qui, donde los alojaron ; pasaron á Xongopabi para hablar con los indios de Xipaolabi y Mossonganabi, prosiguiendo hasta Gualpi; aquí fueron bien recibidos, y los caciques moquinos entraron en pláticas con los religiosos para enviar un comisionado á Santa Fé, á fin de ajustar paces con los españoles. Procedia esto de que los apaches navajos les habian hecho grandes estragos, y no cre- yéndose fuertes para vengarse, pensaban en ocurrir á los blancos para que les defendieran; pero los misioneros echaron á perder las negociaciones, porque en su ansia de convertir á los salvajes, les predicaron la doctrina, exigiéndoles que se bautizaran, cosa ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. que les resfrió de manera que desistieron de su primer intento. Rotas las negociaciones, dejaron a los moquiuos el 20, entrando de regreso en Santa Fe el 2 de Enero de 1777. Se habían recor- rido 617¿ leguas. En tanto, en la California Superior se fundó la misión de Santa Clara el 18 de Enero de 1777 (en 27° lat. ) La comandancia de aquella provincia se mandó trasladar de orden del virey al puerto de Monterey, en cuya virtud este se situó en la nueva capital el 3 de Febrero ; por sus instancias se erigió el pueblo de Señor San José en Noviembre del mismo año de 1777. Para concluir con lo respectivo á la provincia, diremos que en los años siguientes se fundaron : En 1781, el pueblo de Nuestra Señora de los Ángeles, orillas del rio de Porciúncula, á tres leguas de San Gabriel. La misión de San Buenaventura, á 31 de Marzo de 1782, en 34° 36' lat. Presidio de Santa Bárbara, 1782. Misión de Santa Bárbara, á 4 de Diciembre de 1786, en 34° 28' latitud. Misión de la Purísima Concepción, á 8 de Diciembre de 1787 en 35° 32' lat. Misión de Santa Cruz, á 28 de Agosto de 1791, en 36° 58' lat. Misión de la Soledad, á 9 de Octubre de 1791, en 36° 38' lat. Pueblo de Branciforte, 1796. Misión de Señor San José, á 18 de Junio de 1797. Misión de San Miguel Arcángel, 1797. Misión de San Luis, rey de Francia, 1798. Misión de San Juan Bautista, 1799. Misión de Santa Inés, 1804. Misión de San Rafael, 1817. Misión de San Francisco Solano, 1823. 286 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. § xix. Tercera exploración de altura. D. Ignacio Arteaga y D. Juan de la Bodega y Cuadra. — Cuarta exploración. D. Estéban José Martínez y D. Gonzalo Ga- briel López de Haro. — Ocupación de Nutka. — Abandono. — Reocnpacion de Nutka. — Recouocimiento de D. Salvador Fidalgo. — D. Manuel Quimper. — D. Alejandro Malaspina. — Eliza. — D. Dionisio Galiano y D. Cayetano Val- dés. — D. Jacinto Caamaño. — Expedición de límites. — D. Juan Francisco de la Bodega y Cuadra. — D. Juan B. Matute. — D. Francisco Eliza y D. Juan Martínez Zayas. — Abandono de Nutka. Terminado el viaje de D. Bruno Ezeta, se dieron las órdenes para efectuar otro nuevo al año siguiente de 1776; mas por di- versos motivos no pudo tener lugar hasta 1779, época en que ya había fallecido el virey Bucareli. Esta tercera exploración de al- tura estaba compuesta de las fragatas « Princesa» construida en San Blas, y «Favorita,» comprada en el Perú, al mando del te- niente de navio D. Ignacio Arteaga, y del oficial del mismo grado D. Juan de la Bodega y Cuadra. — « Salieron estos buques de San Blas (dice el informe del virey, conde de Bevillagigedo) el dia 11 de Febrero de 79, y recalaron en 28 de Mayo al archipiélago de Bucareli, en los 55° 17' de lat., fondeando en el abrigado y có- modo puerto que llamaron de Santa Cruz, donde permanecieron hasta el 12 de Junio, para reforzarse del penoso viaje de ochenta y un dias, curar los enfermos y reconocer prolijamente las ense- nadas, senos, islas, canales, bahías, costas y puertos adyacentes. » «Después navegaron hasta los 61° de altura, tomando pose- sión á los 60° 13' del puerto de Santiago de la isla de la Magda- lena, desde donde se descubrió, á distancia de diez leguas, la gran bahía situada en el continente, que llamó el capitán inglés Cook, del Príncipe Guillermo, en su viaje del ano de 78.» « Beconocida la isla por los pilotos D. José Cañizares y D. Juan Pantoja, no hallaron el paso que por aquella parte señalaban las cartas rusas hacia el Norte, y por consecuencia con pérdida de altura gobernaron al Poniente, volviendo á dar fondo en la en- senada que titularon de Nuestra Señora de Begla, sobre los 59° 8' latitud. » « Tomaron posesión de este puerto con las formalidades de es- ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 287 tilo, y á pretexto de que el escorbuto había picado en la tripula- con de la « Princesa, >, de la orden que llevaba la « Favorita » para guardar escrupulosa conserva, y del tiempo que los precisaba á su regiese a San Blas, lo determinó inmediatamente el coman- dante Arteaga, concluyendo su viaje el dia 25 de Noviembre y la fragata « Favorita » en 21 del propio mes. , ’ « S. M. recibió con particular complacencia las noticias que co- munico el virey D. Martin de Mayorga, de la felicidad y acierto con que se había desempeñado esta última exploración, y remu- nerando con distintas gracias y ascensos á los oficiales y pilotos de las dos fragatas, mandó por real orden de 10 de Mayo de 1780 que cesasen los viajes de altura, y que los tenientes de navio D Juan de la Bodega y D. Francisco Quiroz se trasladasen á con-' muar su mentó en el departamento de la Habana, durante la guerra declarada a los ingleses.» En consecuencia de estas órdenes, el departamento marítimo de San Blas recibió nuevo reglamento, quedando reducido al nú- mero indispensable de barcos y pilotos para llevar anualmente los situados a las Californias. La guerra emprendida por nuestros vecinos del Norte para ha- cerse independientes, yen la que España tuvo que tomar parte impidió que se continuaran los viajes de altura: la paz de Yer- ÍÍefiSniÍamrI,fiCÓ f PenSamÍent°’ y 'a tranLdad hubiera sido definida a no sobrevenir uno de aquellos hechos que siempre hacían mover al gobierno de la metrópoli. Supo por el viaje del «BiS ' 6 rT6’ C°mandante de las fragatas francesas la << Brújula >> y el « Astrolabio, » que los rusos habían formado va- nos establecimientos en la costa de América, al Norte de Califor- v 21 L6t C,0DSie°lUeUCla’ P°r rea,es órdenes de 25 de Enero de 1787 L U 10 dc miSmo a“°> previno al virey D. Manuel Antonio Plores que aprestara dos buques que fueran á cerciorarse de la oficiales ÍT'T dl0h°' En 61 departament0 de Sai> rio habia han en V 10"eS dÍ8ponÍbles> ™«s de las que se ocupa- an en aprovisionar las misiones; así que, fue preciso encargar la Wa 7° a‘ alfér6Z ^ ”aVÍ0 D’ Estéban José Martínez en zal! (S!,: TrillCCSr) 1,eVa"d0 P0r Se^u“d0 al l>doto D. Gon- ie opez de Haro en el paquebot « San Carlos. » 288 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. Ambos buques salieron de San Blas el 8 de Marzo de 1 ¿88. La expedición estuvo á punto de desgraciarse por las desavenencias de los comandantes 5 sin embargo, el 17 de Mayo estaban á cua- tro leguas de la entrada del Príncipe Guillermo, llamada por los rusos golfo Tschugats-Kaja, yendo a fondear el 2o dos millas al Sur de la isla de Montagú, en 59° 46' latitud. Visitaron el puerto de Flores , llamado así en honra del virey, el rio de Cook y las islas Kichtak ( Kodiac), Sckumagin y Unimak, llegando á la de ITna- lasclika ( Oualaska ) el 3 de Agosto : el comandante ruso de aquel establecimiento, Saicoof Potasf Cosmiclii, informó que hacia veinte años que sus compatriotas estaban radicados en Oualaska, capital de los otros establecimientos, situados en la parte occi- dental del Cabo Elisabet, en el Cabo Bada, en el rio de Kook, en la isla de Montagú y en la costa á los 01° de latitud, en todo seis con unos quinientos rusos, derramados desde los 49° 36' hasta los 61° de latitud. El mismo comandante aseguró « que el capitán inglés Cook no habia reconocido con exactitud el lio de su nombre, y que después de la expedición ejecutada en el año de 1741 por los rusos Bering y Schiricow sobre los 55° de latitud Norte, no habia pasado subdito alguno de aquellas potencias al Este del Cabo de San Elias; pero que esperaba dos fragatas del Kamtskatska para poblar á Nootka, impidiendo el comercio y ra- dicación de los ingleses, que pretenden pertenecerles por el justo derecho de haber sido descubierto por Cook, como se lo habia ma- nifestado el inglés Grec, capitán de un paquebot que ai libó a Oualaska en el año de 85, regresando de Nootka á Cantón con cargamento de peletería.» — Becogidas estas noticias, Martínez y Haro dieron por terminada su comisión, regresando el paque- bot á San Blas el 22 de Octubre, y la fragata el 5 de Diciembre de 1788. ((Encontré en el archivo del Vireinato de México, dice Hum- boldt, un grueso volumen infolio, intitulado Reconocimiento ele los qucitro establecimientos Rusos al Norte ele la Ca lifornia hecho en 1 788. El compendio histórico del viaje de Martínez, contenido en este manuscrito, suministra muy pocos datos acerca de las colonias rusas en el Nuevo Continente. Ninguno de la tripulación sabia una palabra de ruso, ni pudieron entenderse más de por senas; anales del ministerio de fomento. 289 se olvidó traer de Europa un intérprete para emprender aquella lejana expedición. El mal de aquí nacido fué irremediable, aun- que Martínez hubiera tenido tanta dificultad en encontrar un ruso en toda la América española, como la habia tenido Sir George Staunton para descubrir un chino en Inglaterra ó en Francia.), el resultado del viaje dio cuenta á la corte el vire.y Flores en cartas de 24 de Noviembre y 23 de Diciembre de 1788, acompa- ñan! o os diarios, planos y demas documentos, y exponiendo las causas que le obligaban á ocupar inmediatamente el puerto de 1 ootka- Mientras la aprobación llegaba, Flores dio las órdenes para que D. Esteban José Martínez y el piloto D. Gabriel López e Haro marcharan en la fragata «Princesa,) y paquebot «San arlos >, llevando lo necesario al intento. Ambos salieron de San Blas el 19 de Febrero de 1789, llegando á Nootka la fragata el 5 y el paquebot el 12 de Mayo. Hallaron dentro del puerto la fra- gata «Colombia,, y la balandra «Washington,,, de procedencia ñor eamencana, y el paquebot portugués la «Efigenia, ,, no obs- an e o cual Martínez tomó posesión de la tierra el dia 13, formó unas barracas y una batería de diez cañones, á lo que dió el norn- bre de San Miguel. En virtud de las órdenes que llevaba, exigió os pasaportes a los buques americanos, y encontrándolos en re- gla, los dejo marchar, requiriendo á los capitanes para que no volvieran a aquellas costas; no parecieron tan buenos los docu- mentos de la « Efigenia, ,, por lo que Martínez se apoderó del bu- que, aunque después lo dejó también en libertad, previa la obli- gacion que hicieron el maestre y el capitán de pagar el importe ael vaso y del cargamento si se declaraban de buena presa. Puerto de Santa Cruz de Nootka, Noutka, Nutka, llamado San Lorenzo por su descubridor Perez, y King George’s Sound Lies ’ ? “aS, b'e“ Frlendlycove> era conocido por los natu- I dt T ! “ * d<3 YUCUatl; “° 86 Sab« de “ vino la pa- „ ! °°tka’ Supuest0 <3ue e“ el lenguaje de los indios solo hay mo,r °T,re 86 16 PareZCa’ y 68 el tle que significa d . Ua' Puerto se encuentra en la costa oriental de una isla inte millas marinas de extensión, separada por la de Cuadra i vancouver por el canal de Tasis. El 2 de Julio entraron al puerto el paquebot « Argonauta » y la Tomo VI.— 37 290 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. balandra «Princesa Peal, » á las órdenes de James Colnett y To- más Udson, que iban destinadas á tomar posesión de Nootka y formar nna factoría, con instrucciones del gobernador de Macan, Juan Caraballo, y autorización del rey de Inglaterra. Semejante proyecto no era nuevo; los viajes de Cook, X)ixon, Portlock, Mea- res y Duncan, habían derramado en Europa la creencia de que Nootka era el mercado principal de las peleterías en las costas Noroeste de América, y desde 1785 se había formado en Londres una Compañía bajo la razón social TlieMng Georgé’s Sound Com- pany , con el objeto de formar en aquel lugar una colonia á serne- ianza de las de Nueva Holanda, siendo la expedición de que lia- blamos una consecuencia inmediata. Colnett quiso de luego á luego apoderarse de la tierra, fundándose en el derecho que su nación tenia por haber sido Cook quien la descubrió, además de que los portugueses la habían cedido á la Compañía del comercio libre de Londres, también como primeros descubridores, pues así constaba del viaje del almirante Ponte; Perez opuso que los pri- meros derechos á aquel lugar eran inconcusamente de los españo- les, así por ser apócrifo y sin fundamento el viaje del pretendido almirante, como porque era bien sabido que años antes de que los ingleses hubieran aportado allí en sus embarcaciones, ya habían estado los buques salidos de nuestras costas. Como era de espe- rar, las razones de derecho no pudieron convencer á los que dis- putaban una conveniencia ; así fue que, las exigencias de C olnett apuraron la poca paciencia de Martínez, quien apoderándose de los buques ingleses, les puso tripulación mexicana y los en\ ió á San Blas. El paquebot salió de Nootka el 14 de Julio, y la balandra el 17 llegando á San Blas aquel el 15 y esta el 17 de Agosto. Luego que el virey tuvo conocimiento del arribo, dió sus órdenes para que, con presencia de los dos capitanes James C olnett y Tilomas Udson, se desembarcaran los cargamentos, haciéndose formal inventario, para que se pudieran devolver si no eran declarados buena presa. Los efectos que podrían corromperse fueron a en- didos á precio de plaza, y el resto quedó depositado en lugar seguro: se repararon los buques llevando cuenta justificada, y á oficiales y marineros se trató con toda consideración, pasán- ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 291 doles de cuenta del erario los sueldos que disfrutaban por sus empleos. Estos procedimientos dieron lugar á fuertes recriminaciones y como dice Humboldt: — «Algunas barracas construidas en la playa, una miserable batería de pedreros y algunas coles ilimi- tadas dentro de un cercado, estuvieron á punto de encender una guerra sangrienta entre España é Inglaterra.» ( Martínez se dedicaba al reconocimiento del puerto de Santa Cruz y de las costas inmediatas, llevándolo hasta la bahía de Buena Esperanza, al Noroeste de la isla de Nootka, cuando llegó la fragata «Aranzazu» con la orden del virey para que pasan- do allí el verano desamparara la colonia al entrar el invierno. Llegado el tiempo, Martínez recogió la artillería, regaló las casas concluidas á Macuina, tays ó gefe de los indios, y dando la vela el 31 de Octubre, entró en San Blas el 6 de Diciembre de 1789, El 18 de Octubre del mismo año había tomado posesión del vireinato el conde de Revillagigedo, y sabiendo lo dispuesto por llores, di ó órdenes ejecutivas para que se aprestara nueva ex- pedición, a fin de restablecer la colonia de Nutka. Fueron alis- tados al efecto la fragata «Concepción,» el paquebot «San Car- los» y la balandra «Princesa Real,» á las órdenes del teniente de navio D. Francisco Eliza, y de los oficiales I). Salvador Fi- dalgo y I). Manuel Quimper, con una. compañía de voluntarios artillería, armas, municiones, medicinas y víveres para un año: se le previno que fortificara el puerto y construyera las casas y oficinas necesarias; se le dieron detalladas instrucciones sobre e modo como habia de proceder con los naturales y las embar- caciones extranjeras que allí llegaran; «encargándole, por últi- mo, que destacase en tiempos oportunos los buques de su expe- dición para reconocer prolijamente las costas, islas y puertos hasta ios 60°, el rio Cook y el estrecho de Juan de Fuca.» i La 0 ‘. a saIl° (le Sau Blas el 3 de Febrero de 1790, llegando á su i estino el 4 de Marzo: Eliza puso mano á la reconstrucción de os edificios; y para cumplir exactamente con las instrucciones 1 . Al retirarse de Nutka, Martínez habia participado que el piloto Narvaez (DUe -° eI ‘leí monte de San Elias tlTvlTr 1# ““ de ,a Primera — a “ «»» d fall co! topaxi, y la de la segunda es casi igual á la del monte Rosa.» 296 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. minó por observaciones puramente celestes las posiciones de Youtka, de Monterey, de la isla de Guadalupe, sobre la que tiene costumbre de aterrar la Nao de China y del cabo de San Lúeas. La corbeta « Atrevida » entró en Acapulco ; la corbeta « Descu- bierta» en San Blas el mes de Octubre (el 9) de 1791.» « Una campaña de cinco meses no era sin duda suficiente para reconocer y levantar una costa extensa, con el cuidado minucioso que admiramos en el viaje de Vancouver, que duró tres años; sin embargo, la expedición de Malaspina tiene un mérito particular, y consiste no solo en el número de las observaciones astronómi- cas, sino más bien en el juicioso método empleado para llegar á resultados ciertos. Se fijaron de una manera absoluta la longitud y la latitud de los cuatro puntos de la costa, cabo de San Lúeas, Monterey, Noutka y puerto Mui grave; se refirieron los puntos intermedios á estos puntos fijos por medio de cuatro relojes ma- rinos de Arnoli. Este método empleado por los oficiales Espinosa, Cévallos y Yernaci, embarcados en las corbetas de Malaspina, es preferible á las correcciones parciales que se permiten hacer á las longitudes cronométricas por los resultados de las distancias lu- nares. » La expedición de Malaspina vino á demostrar la falsedad del viaje de Maldonado; faltaba aún cerciorarse del mentido estre- cho que se decia encontrado entre los 47° y 48°, por el navegante, natural de California, llamado Apostólos Valerianos , ó Juan de Fuca, el año de 1592. Cuando Martínez tomó posesión de Youtka en 1789, recordó qué en su viaje de 1774 había visto una ancha entrada liácia los 48° 20' de lab, y figurándose que podría ser el estrecho de Fuca, mandó á reconocerlo á un piloto en la goleta « Gertrudis;» volvió este á poco diciendo que había encontrado una entrada de veintiuna millas de ancho entre los 48° 30' de lat. y 19° 28' de long. Oeste de San Blas. Quimper, como ya vimos, no había resuelto el problema. Para proseguir el mismo reconocimiento, se dieron órdenes á Eliza, por medio de la fragata « Aranzazú » y del paquebot « San Carlos, » que conducían víveres y llegaron á Yutka el 26 de Marzo de 1791 ; entregado el mando del establecimiento al alférez de na- vio I). Ramón Saavedra, Eliza salió de Nutka el 4 de Mayo con ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 297 el paquebot « San Cárlos » y la goleta « Saturnina, » llevando por piloto á D. José Earvaez; entró en el canal el 27 de Mayo, per- maneciendo allí hasta el 7 de Agosto, levantando planos de al- gunos puertos y reconociendo parte de la costa el piloto D. José Earvaez, sin alcanzar el tiempo á resolver el problema: el 30 de Agosto volvió á ISTutka. Eliza, al informar de lo ocurrido al vi- rey, le decía entre otras cosas « Asegurando á Y. E. que el paso al Océano que con tanto anhelo buscan sobre esta costa las na- ciones extranjeras, si es que lo hay, me parece no hallarse por otra parte que por este gran canal. » A este tiempo recibió el conde de Eevillagigedo la real orden de 28 de Mayo de 1791, previniendo se examinase el estrecho hasta averiguar si alguno de sus canales comunicaba con las bahías de Udson y de Baffins. Inmediatamente dispuso el virey que una de las goletas construidas en San Blas y al mando del teniente de fragata D. Erancisco Maurelle, salieran al lugar designado, registrando minuciosamente la costa hasta Monterey ó San Eran- cisco, sin dejar de ver los puertos, ensenadas y abras, y que su- biendo después hasta el 56° volviese segunda vez al estrecho— «empeñando sus reconocimientos, de modo que se encontrase la señalada comunicación de los dos mares, ó el desengaño seguro de no haberla por las indicadas costas del continente. » Estaba á punto de salir Maurelle de San Blas, cuando Malaspina propuso que la expedición se ejecutara con las nuevas goletas la « Sutil» y la « Mexicana, » al mando de los capitanes de fragata D. Dio- nisio Galiano y D. Cayetano Yaldés, con los oficiales teniente D. Secundino Salamanca y D. Juan Yernaci; admitida la propuesta, las dos embarcaciones fueron á Acapulco para ponerlas en estado de navegar, dándose á la vela el 9 de Marzo de 1792. El viaje de las goletas « Sutil » y « Mexicana » fué publicado en Madrid el año de 1802, con una introducción muy notable, de la cual me he apro\ echado para estas noticias: el informe de Eevillagigedo re- fiere el mismo viaje de esta manera: « Las goletas hicieron su navegación desde Acapulco á Nootka en sesenta y tres dias, sin otra novedad que la de haber rendido la « Mexicana » el palo mayor á los siete piés de su encapilladme en la tarde del dia 14 de Abril, hallándose por los 28° de latitud Tomo VI.— 38 298 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. y 271° de longitud, cuyo accidente pudo malograr la expedición á no haberlo remediado la gran actividad, notoria inteligencia ma- rinera y espíritu bizarro de su comandante D. Cayetano Valdés. » «Fue necesario reparar este quebranto en Nootka, limpiar los fondos de las goletas, varándolas en la playa, darles sebo y ha- cer algunas obras precisas, empleándose en estas maniobras hasta el 2 de Junio. » « En este dia se hicieron á la vela las dos goletas para el estre- cho de Fuca; arribaron en el mismo, volvieron á salir el 5 siguien- te; el 11 navegaban ya por el gran canal de Nuestra Señora del Eosario, el 13 se encontraron con los buques ingleses de la expe- dición de Vancouver; pero no se reunieron con la nuestra hasta el 21.» « Siguieron amigablemente en buena conversa las dos expedi- ciones hasta el 13 de Junio, en que habiéndose determinado con- tinuar los reconocimientos por distintos canales, se separaron los ingleses, saliendo al mar del Sur por los 51° y los nuestros por los 50° 52' el dia 25 de Agosto, sin haber abandonado el conti- nente. » «ITn recio temporal los obligó á volver al estrecho, abrigán- dose en un puerto excelente que habia descubierto la « Sutil, » y llamaron Yaldés, donde se mantuvieron hasta el 29, en que, si- guiendo sus derrotas, lograron determinar la costa intermedia entre los cabos Scot y Frondoso, entrando en Nootka á las once de la mañana del dia 31 del referido Agosto, en que se habian cumplido ochenta y siete dias desde el de su salida del mismo puerto. « Esta exploración y la de los ingleses, aseguran verdadera- mente que los canales, bocas y senos del estrecho de Juan de Fuca, no se dirigen á las bahías de Udson y de Baffins, que está poblado de numerosas parcialidades de indios que tienen las me- jores proporciones para el comercio de peletería ; que se han cor- regido algunos puntos equivocados en nuestros primeros descu- brimientos, y cpie no hay necesidad de repetirlos en el referido estrecho. » «Las goletas emprendieron su regreso en Io de Setiembre; se acercaron á la costa por 47° 20'; reconocieron la boca de Ezeta, ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 299 atravesando su canal por cuatro brazos y medio de agua • vieron tres pequeñas entradas que parecían de ríos; pero no pudieren atracarse a tierra porque la mar era muy fuerte.» «El dia 11 se hallaron sobre el cabo Diligencia; la fuerza de os vientos contrarios arrojó las goletas de la costa, y aunque avis- taron el cabo Mendociuo y los farallones del puerto de San Fran- cisco, no pudieron acercarse, hasta que finalmente fondearon el el Í f 3n?lr 6n 61 r’ tloude se mantuvieron hasta -6 de Octubre, rindiendo su viaje en San Blas en 23 de No viembre. » «Con carta núm. 121 de 30 del mismo Noviembre, remití al ministerio del cargo de vd., copia del extracto de los reconoci- mientos ejecutados por las goletas en el estrecho de Juan de uca, hasta su regreso á Nootka, acompañándolo con un mapa que solo podrá servir por ahora de dar una idea en grande has- ta que el capitán de fragata D. Dionisio Galiano concluya el ge- aone T-T fTand° Pr°1¡jamente’ y cliri§'iré á >d- luego que a(tuel oficial me lo entregue.» Besuelto este segundo problema geográfico, Revillagigedo ha- ia dispuesto que se reconociera el puerto de Bucareli y la costa intermedia entre este y Nootka, para esclarecer el otro punto no FoT rr°/e ]0S deSC,lbrÍmie“tos atribuidos al almirante dodl f°í 86 dlSP"S° la fragata «Aranzazu,» que al man- dd, te"lente ;le naví0 D- Jac¡uto Caamaño salió de San Blas deíll el 23^ ' í 7 ¿ N°°tta eI 14 de «ulido 11 de Tn ’ ÍS° a UCar6h d 12 de Jnn¡0> ocupado hasta el veíaís C6r UD Pr°1ÍJ° recouoc'miento de las entradas } canales. V m en seguida el puerto de Muñoz Goosens, el puer- de Bazan, el de Floridablanca, trató con los naturales de la is a de Langra: el 23 de Julio vió el puerto de Córdoba, y el de cióse hifnT™ i l0S D°l0reS en 54° 47' de latitud- Recono- entrnd T? Septentrional de la W» de la Reina Carlota, las iradas de la costa que le parecieron interesantes, y el 7 de Se ] j -2’ do"de Permaneció tal. el 1 * Hovi.mbre o» salió definitivamente para San Blas. 1 Eor este tiempo se habia ya firmado una convención en el Es- 300 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. corial á 28 de Octubre de 1790, por la cual desistia España de sus preteusioues sobre Nootka, cediendo aquel establecimiento á los ingleses. Comunicado al conde de Revillagigedo, recibió también la real orden de 25 de Diciembre del mismo año de 1790, en que se le prevenia, que cediendo á los ingleses el territorio de Nootka, ocuparan los españoles la parte Sur, colocándose la línea divisoria entre ambos en los 48° latitud. Para hacer esta demar- cación se mandó venir del Callao la fragata de guerra < Santa Gertrudis,» que al mando de D. Alonso Torres llegó á Acapulco el 31 de Octubre de 1791 ; reparadas las averías que el buque ha- bía sufrido en un temporal, se hizo á la vela de Acapulco el 19 de Diciembre, dando fondo en San Blas el 15 de Enero de 1 < 92. La persona escogida para este delicado negocio fué D. Juan Eran- cisco de la Bodega y Cuadra, que recibió detalladas instrucciones para el desempeño de su comisión de límites, y todos los auxilios que él pidió y el virey creyó convenientes. La expedición, compuesta de la fragata «Santa Gertrudis,» al mando de Torres, de la fragata «Princesa» y de la goleta «Ac- tiva» con sus comandantes teniente de navio D. Salvador hi- dalgo y piloto D. Salvador Menendez Yaldés, dió la vela de San Blas el Io de Marzo de 1792. La « Santa Gertrudis » llegó á Nootka en fin de Abril; los otros dos buques volvieron averiados á San Blas el mismo dia de su salida, de manera que la goleta no salió al mar hasta el 15 de Marzo, llegando con felicidad á Nootka, y la «Princesa» se retardó hasta el 23, tomando rumbo al estrecho de Fuca á donde iba destinada. El dia 4 de Julio de 1792 entró en Nootka la fragata inglesa «Dédalo,» á cargo del capitán Tomás New, quien habiendo sa- lido de Portsmouth el 18 de Agosto de 1791, traía víveres para la expedición de Yancouver, y la real orden fecha 28 de Mayo del mismo año de 1791, en la cual el conde de Floridablanca preve- nía directamente al comandante de Nootka, entregara el esta- blecimiento al comisionado inglés \ ancouver. Suspendióse la entrega hasta la llegada de este último, que fué el 27 de Agosto: cuando ya estuvo en el puerto, Cuadra le propuso poner en su poder los terrenos de que liabia disfrutado Meares con las casas y almacenes construidos, sin perjuicio del legítimo derecho con ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 301 que lo habían ocupado los españoles : Vancouver se negó, pidien- do se le pusiera en posesión de todo el territorio, arriándose la ban- dera española, y dando á reconocer al soberano inglés. Cuadra modifico sus pretensiones, reduciéndolas á desocupar á Nootka para fijarse en el estrecho de Fuca, cuyo punto seria la línea di- visoria: firme Vancouver, no admitió otro lindero que el del puer- to de San Francisco. No pudiendo avenirse los comisionados, ejecutaron amigablemente suspender la entrega mientras daban cuenta de los inconvenientes suscitados, y las cortes respectivas resolvían en el particular. En virtud de esta resolución, D. Salvador Fidalgo se encargó de la comandancia de Nutka, y Cuadra se hizo á la mar en la go- leta «Activa» el 21 de Setiembre, llegando á Monterey el 9 de Octubre; allí se le reunieron, el 21 el Dédalo y el 25 Vancouver con los otros buques de su expedición la « Descubierta » y el «Cha- tam. » El inglés dejó á Monterey el 13 de Enero de 1793 y Cuadra al siguiente, 14; reunidos este discontinuaron en conserva hasta el 17 que Vancouver se separó con rumbo á las islas Sandwich. Cuadra llegó á San Blas el 1? de Febrero de 1793. Con fecha 2 de Marzo de aquel año, el infatigable conde de Be- villagigedo consultó en oficio reservado, á los oficiales Galiano, V aldes, Vernaci y Salamanca, si seria conveniente continuar las exploraciones de altura. Con fecha 5 contestaron en un informe que las exploraciones parecían ya inútiles, y que lo que debia practicarse era asegurar los establecimientos poseídos sobre la costa Noroeste. En consonancia con este parecer, Kevillagigedo etermino que un buque saliese á ocupar el puerto de Bodega, a fin de evitar que los ingleses se establecieran allí, y mandó sé dispusieran otros dos buques para hacer el reconocimiento de la costa entre la boca austral de Fuca y el puerto de San Francisco. ara ocupar el puerto de Bodega salió de San Blas, á 23 de Marzo de 1793, el teniente de fragata D. Juan Bautista Matute en la goleta «Sutil.» Sesenta y cuatro dias después llegó á su destino; no encontrando allí buque ni establecimiento extran- jero, aunque sí halló que el puerto no presentaba fondo bastante para embarcaciones mayores, y que la costa carecía de madera y e lena para formar y mantener una población. Llegó después 302 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. la fragata « Aranzazú, » con los colonos, utensilios y víveres para el establecimiento 5 pero en vista del reconocimiento practicado, Matute resolvió no fundar en el puerto de Bodega, yendo con los buques y cargamentos á esperar órdenes en San Francisco. El virey aprobó la resolución, y no volvió á pensarse en aquella em- presa. La expedición para reconocer la costa entre el estrecho de Juan de Fuca y el puerto de San Francisco, y que debia internarse por el rio de Colombia ó entrada de Ezeta, se compuso de la goleta ((Activa» al mando del teniente de navio D. Francisco Eliza, y de la goleta «Mexicana» con el piloto D. Juan Martínez Zayas. — «El 30 de Abril de 1793, dice un manuscrito del Archivo ge- neral que tengo á la vista, zarparon las dos goletas del puerto de San Blas y principiaron sn navegación, experimentando desde luego vientos que las separaron de la tierra, y de su unión, álos 26 dias. » «Falta de víveres, aguada y con bastantes enfermos la «Ac- tiva,» á los 84 dias de viaje, determinó Eliza, con parecer de los pilotos, arribar y atracar á la costa, la que el 24 de Julio descu- brió por 43° 56' lat. Norte y long. Oeste de San Blas, 18° 393» «No permitiendo la tenacidad de los vientos contrarios subir á mayor altura, halló por mejor Eliza reconocer la costa, á corta distancia, hasta San Francisco. Así lo principió á practicar des- de aquella latitud, y el Io de Agosto ancló en el puerto de la Tri- nidad, en el que se proveyó de agua y leña, y pasados cuatro dias salió de él, para continuar su reconocimiento.» « El 9 entró Eliza en el de Bodega, donde se incorporó con Ma- tute, y habiendo levantado su plano, zarparon de él para el de San Francisco, al que arribaron el 24 de Setiembre, y se reunie- ron con la «Mexicana» que el 48 habia llegado, después de ha- ber reconocido la costa desde el puerto que prevenían las ins- trucciones.» «Su capitán Zayas instruyó á Eliza de todo lo ocurrido desde su separación, la que verificada, como se ha dicho, á los 26 dias de navegación, continuó á pesar de los vientos contrarios, hasta la altura de la isla de Cuadra y Vancouver, la cual reconoció exactamente, y el 24 de Julio consiguió anclar en el puerto.de Nunez Gaona, primer puerto de reunión: en este paraje f„é vi dado por los naturales, los que dijeron no habla llegado Eliza o que extrañando Zayas por el mayor andar de la «Activa >,’ juzgando se hallaría tal vez en el segundo punto de reunión que z ai eem plazo la aguada y lefia, y viendo no se incorporaba con Sir°enTaC°ntÍn“ar P°r * l0S reconoc™tos mandados practicar en las instrucciones.)) ce™ recono ' ¡° ^ T 6St6 P"ert°’ * á Pesar ^ mucha cei razón reconoció a regular distancia la costa, observando ser desde la punta de Tutusí hasta los deseados islotes mediana mente alta que corre Norte Sur y que debajo de uní loma hly una ensenada abrigada de los vientos al Norte que no pudo exa minar s. era hondable, desde la cual para el Sur se encuentran vanas playas con algunos farallones.)) prtóL! í;g0St,° fTeÓ cerca de tierra- y de ensenada P ma, de la cual salieron varias canoas con indios, cuyo idio- instabau IzZT & ^ ** lab°°a Sl,r de F«ca, los cuales instaban a Zayas entrase en ella, á lo que no accediendo aquel dio la vela para el puerto Grek, al cual arribó el 7 del mismo mes » el de vaUt° 61 PlaD° ^ 6Ste puerto’ 61 que e“ todo inviene con el de Vancouver, y observó lo expuesto de su entrada por Tos eTridaT “ eUC"eutrai1 e“ ^ 7 el poco abrigo y segundad que proporciona á los buques, por causa de no poder atarse la costa del Norte, que aunque baja, está muy poblada de arboleda» por el poco fondo que tiene, y hite el vilnto con a misma fuerza que en un golfo.» a «Durante la mansión en este puerto, vinieron sus ,„h„.,i — * á rPHmeDter á Zayas’ el que por s" h'ato de^ qTeTo t^p1UaC1 7 a¡ comercio de nutrias, las que no tienen abundancia; por esto se visten de la de los pájaros y venados. Su idioma diferencia poco de todo el estrecho CtXa!rnte r r0aS de gUerra’ en ^ I™* se elevan ,“7".“ i»-*****. te teta! • H 30 d, Ae„>K. «,„ó „„ „Mj C01„lm,ml0 304 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. nocimiento de la costa, la que hasta el cabo de San Roque, punta septentrional de la entrada de Ezeta, situó y arrumbó exacta- mente al Sur. La tarde del expresado dia descubrió la boca del rio, cuyo ancho es de 3 millas, por laque internándose al siguiente cuatro leguas y media, varó en 4 pies de agua ; los indios, que en innumerables canoas armadas en guerra lo seguian, observando que la goleta no flotaba, se prepararon para batirla; pero asus- tados por el daño que hicieron en una de ella varios balazos de fusil, huyeron, y con esto pudo emplearse toda la gente en botar la goleta, que con ayuda de la pleamar salió presto. » « Yiendo, pues, Zayas que de seguir internándose por el rio po* dria dar en un escollo donde peligrase su tripulación, ó ser ven- cidos por los indios que en gran número iban juntándose, no obs- tante de que este reconocimiento era uno de los principales pun- tos de la expedición, tuvo por más conveniente salir de él, lo que verificó el mismo dia. » « En la costa meridional de la entrada de este rio hay una en- senada, en la que puede estar abrigado y con seguridad cualquier buque, y en la septentrional se vieron varias casas bien hechas y formadas, en las que vivían los naturales, cuyo carácter y cos- tumbres no pudo averiguar, por el ningún trato que con ellos tuvo Zayas. » «Verificada, como se dijo, el dia 12 la salida del rio de Ezeta, continuó su navegación próximo á la costa, la que situó y arrum- bó con exactitud, procurando reconocer el puerto de Sigman, el que, puesto en su paralelo y á distancia de millas de tierra no pudo descubrir, y sí solo unos médanos de arena que se extien- den desde los 44° 10' hasta el cabo Gregory ( nombrado así por Cook).» «El 31 de Agosto vió una entradita que Vancouver sitúa en su carta en los 41° 46' lat. N., la que juzgó Zayas fuese la del puerto de Sigman y errónea la indicación en otras cartas.» « Siguió reconociendo la costa, y observando ser desde el puer- to de la Trinidad medianamente alta, baja en las orillas cubiertas de pinos y abundante de nutrias, lobos y patos hasta el cabo Men- docino, que es una montaña la más elevada que se halla desde el de Toledo al de Vizcaíno, corriendo desde este la costa al Sur- ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 305 este muy alta, desnuda de arboleda y limpia hasta la punta Del- gada. Dirigióse desde esta al puerto de la Bodega, el que tam- bién reconoció prolijamente y todas sus inmediaciones, y por el trato que tuvo con sus naturales, vió que su vestido consiste en un coleto de pieles de pájaro; su comida una especie de pinole, pescado y marisco ; sus casas de ramazón muy pobres ; sus canoas de tule, como las de los de San Francisco y San Diego; su esta- tura regular, color rosado, pelo largo, de carácter dócil y bien in- clinados. » « De este puerto salió el 14 de Setiembre, y á los cuatro dias an- cló en el de San Francisco, donde quedó incorporado con Eliza. >, «El 16 de Octubre zarparon de este puerto concluida su comi- sión, y arribaron al de San Blas á principios del mes siguiente desde el cual participó Eliza al Sr. Eevillagigedo los acaecimien’ os y noticias de este viaje, quien los aprobó y comunicó á S. M. que en premio de este servicio mandó se tuviese presente el mé- rito de estos oficiales para sus respectivos ascensos. » Don Salvador Fidalgo quedó encargado del mando político de Nutka, hasta que fue relevado por el alférez de navio D. Ramón Saavedra, quien salió de San Blas, en el paquebot « San Carlos » el mes de Marzo, y llegó á Nutka el 19 de Mayo de 1793. Por el convenio de 11 de Enero de 1794, ajustado entre España e Inglaterra, por medio de sus embajadores el duque de Alcudia y el barón St. Helens, quedó pactado que el establecimiento de -Nutka se entregada á los ingleses; mas después de la entrega -o abandonarían, quedando aquel punto y toda la costa libre para e acceso de ambas potencias, sin que ninguna pudiera estable- cerse allí, y evitando ambas que otra nación intentara apoderarse del litoral. El comisionado para hacer la entrega por parte de España, fué el capitán D. Juan Francisco de la Bodega ; pero ha- lendo muerto, el conde de Eevillagigedo nombró al coronel del regimiento de infantería de Puebla, D. José Manuel de Alava. icionsele las respectivas instrucciones, y embarcado en la fra- gata «Princesa, » dió la vela de San Blas el 16 de Junio, arriban- üo a Xutka el 31 de Agosto de 1794. Alava se recibió del mando el 1» de Setiembre, dia que entró el puerto la expedición de Vaucouver, acabados ya sus traba- Tomo VI.-39 306 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. jos que habían durado por cuatro años. Creyendo Alava que el comisionado inglés no llegaría hasta el año siguiente, resolvió invernar en Monterey; al efecto, entregó de nuevo el mando á Saavedra, y embarcado en el paquebot dió la vela el 15 de Oc- tubre, llegando á Monterey el 6 de Noviembre. Vancouver, por su parte, salió de Nutka el 14 de Octubre; fue también á Mon- terey á buscar pliegos de su gobierno, y no encontrándolos, se hizo á la mar, con dirección á Inglaterra, el Io de Diciembre. Entretanto llegó á Veracruz, el 20 de Noviembre de 1794, el te- niente de la marina inglesa Tomás Pearce, con pliegos para Van- couver, y órdenes para que si no lo encontraba fuese él quien recibiera á Nutka. En consecuencia, el virey marqués de Bran- ciforte mandó aprestar el bergantín «Activo,» en el que Pearce se embarcó en San Blas á los últimos de Enero, llegando á Mon- terey el 13 de Febrero de 1795. Reunidos Alava y Pearce, se die- ron á la vela el Io de Marzo, entrando en Nutka el 16 del mismo. Procedióse inmediatamente por Alava á demoler las fortificacio- nes y almacenes, á recoger la artillería y los utensilios, y cuando todo estuvo concluido, se fijó para la entrega el 28 de Marzo de 1795. Para ello, los comisionados bajaron en un mismo bote al sitio en que estuvo la barraca del capitán Meares, y en el cual se colocó una asta bandera; en ella se enarboló la bandera in- glesa, arriándola en seguida y en presencia de las tripulaciones. Toda la gente abandonó aquel lugar el 2 de Abril, entrando en San Blas el 23 del mismo mes. Tal es la historia de un despreciable establecimiento que es- tuvo á punto de encender la guerra entre España é Inglaterra, y que después de muchas contestaciones diplomáticas, quedó abandonado y á merced de quien quisiera ocuparlo. Dió sin em- bargo un gran resultado para la ciencia, supuesto que dió origen á esa serie de viajes de altura que tanto han contribuido al cono- cimiento de las costas Noroestes de América. — «El número con- siderable de denominaciones españolas, dice Humboldt, que Van- couver ha conservado en sus cartas, prueba que las expediciones de que acabamos de hablar someramente, no han contribuido po- co á conocer una costa, que desde los 45° de latitud hasta el cabo Douglas, al Este de la entrada de Dook, está hoy levantada con ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 307 ma^or exactitud Que la pluralidad de las costas de Europa.» Nosotros añadiremos, que los trabajos emprendidos, más ó me- nos bien ejecutados, comprenden el espacio inmenso de costa que corre desde los 12° á los Gl° de latitud Norte, incluyendo el desenvolvimiento que dan ambas costas del mar de California. § XX. Viajes por tierra de menor importancia.— D. Pedro Rivera.— Berrotaran.— Lizaola. Rávago y Terán. — Vidaurre. — Lafora. — Fr. Ignacio Alegre,— Mascaré. — Fr. Agustín Morfi. — Anza. — Vildósola. — Vial. — Mares. — Fer- nandez.—Fragoso.— St. Maxent.— Viajes marítimos. — Costa de Veracruz. La fragata « Buenfin. » — Corral. — Evia. Vamos ahora á dar una ligera idea de algunos otros viajes, así por tierra como por mar, que no han tenido lugar en los párrafos anteriores, y que merecen ser mencionados por lo menos. Para descubrir la comunicación entre las provincias distantes, y á través de los terrenos no conocidos, se mandaba por el gobier- no de la colonia, que algunos prácticos descubrieran los caminos mejores que debían seguirse, lo que una vez ejecutado servia des- pués para que los viajeros siguieran el mismo trazo y en circuns- tancias dadas lo mejoraran. Estas exploraciones no eran inútiles para la geografía ; servían para reconocer la dirección de las mon- tanas y sus gargantas 5 los ríos con sus vados, el volumen de sus aguas, y sus crecientes ; los aguajes diseminados y su situación- los productos de la tierra- las diversas tribus que poblaban el país, etc. Muchos de estos viajes, ejecutados por gentes ignoran- tes, no dejaron más de los enseñamientos prácticos, que se per- petuaron oralmente entre los colonos; pero de algunos quedan derroteros precisos, con la descripción de los lugares y cálculos de las leguas, que ya presentan mayor interes, y no falta alguno en que se sitúe cierto número de puntos por cálculos de latitud. Vamos á hablar únicamente de los que constan por alguna re- lación escrita y que han llegado á nuestro conocimiento, ya im- presos, ya manuscritos. 308 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. El brigadier D. Pedro Rivera, en la visita que hizo á los pre- sidios de las fronteras de Nueva España el año de 1724, escribió un itinerario de su expedición, en el que se encuentran observa- ciones de latitud ; el mismo autor escribió otros derroteros : el udo de Zacatecas á la Nueva Vizcaya, el otro del Paso del Norte á Janos. D. José Berrotaran, con algunos soldados presidíales é indios amigos, salió del presidio de Conchos el 13 de Enero de 1729, re- conociendo la tierra hasta el rio Conchos, al que llegó el 17 de Mayo; su comisión era la de explorar la reunión de este rio con el del Norte ó Bravo. El 20 de Marzo de 1729 salió del presidio del Gallo su capitán D. Juan Bautista de Lizaola; reconoció el rio de Nazas y la la- guna de Parras, tornando al punto de partida el 16 de Abril. D. Francisco Rávago Terán, gobernador de Coahuila, para re- conocer el rio del Norte hasta su unión con el Conchos, salió de Monclova el 10 de Noviembre de 1747, regresando el 13 de Enero de 1748. En el mismo año de 1747, E>. Fermín Vidaurre, capitán del pre- sidio de Mapimí, hizo reconocimiento de las márgenes del rio Bravo, hasta los pueblos de la junta con el Concho. D. Nicolás Lafora formó derrotero de su viaje á las provincias internas, con observaciones de lat. y long.; escribió también otro derrotero de Chihuahua al Paso del Norte. D. Hugo Oconor, capitán del presidio de S. Sabá, nombrado comandante de la Nueva Vizcaya, salió de México á 10 de Octu- bre de 1771 ; llegado á Querétaro pidió un religioso para capellán, obteniendo á Fr. José Ignacio Marín Alegre y Capotillo, quien formó el diario de aquella expedición. Salieron de Querétaro el 16 de Octubre de 1771; llegaron á Chihuahua el 17 de Noviem- bre, y el escrito contiene la noticia de los principales sucesos, de las providencias tomadas y de las expediciones emprendidas con- tra los salvajes, terminando en 23 de Julio de 1773. En el dia 29 de Marzo de 1772 se lee: — «Vino el cordon del Paso y Nuevo México. Estos vienen todos los años á la villa de Chihuahua, en número de 200 y hasta 300 hombres. Traen aguardiente, vino, sal, frazadas, colchas, medias, guantes y gamuzas, pasas y otros ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 309 comestibles en cantidad, con cuyo importe compran los géneros que necesitan, irnos para comerciar con ellos y otros para sus ca- sas y familias solamente. » El ingeniero D. Manuel Mascaré escribió en 1778 dos derro- teros: el uno de México á Chihuahua, el otro de Chihuahua á Arizpe. En el año de 1777 se formó, con las provincias internas ó fron- terizas al N., una comandancia general separada del vireinato, siendo el primer comandante el caballero D. Teodoro de Croix! Emprendió este un dilatado viaje de visita, y le acompañaba Fr. Agustín Morfi, quien escribió un diario de la expedición, desde 4 de Agosto de 1777 hasta 24 de Febrero de 1778. No está ter- minado, y contiene lo acaecido en el tránsito de México á Queré- taro, Zacatecas, Durango, Coahuila y Texas, con el regreso á Coahuila : no sabemos por cuál causa este escrito es conocido bajo el título impropio de Viaje de indios y diario del Nuevo México. D. Juan Bautista Anza, nombrado ya teniente coronel y co- mandante de la provincia del Nuevo México, para descubrir el camino para Sonora, al frente de una partida de soldados y de in- dios auxiliares, salió de la Villa de Santa Fé el 9 de Noviembre de 1 780, llegando á Arizpe el 18 de Diciembre ; anduvo 221 leguas. De orden superior y para reconocer la sierra de los Mimbres, el capitán D. José Antonio Vihlósola, al frente de una partida de soldados é indios ópatas, salió del presidio de las Nutrias el 7 de Noviembre de 1780- recorrió el país, tuvo algunos combates con los indios, y regresó al presidio el 12 de Diciembre. El ano de 1785, el ingeniero D. Manuel Mascaré formó derro- tero de su viaje de Arizpe á México. Pedro Vial escribió el diario del viaje que remató desde San Antonio de Béjar, en Texas, hasta Santa Fe del Nuevo México del 4 de Octubre de 1 787 á 26 de Mayo de 1788: dice al final que acompaña un plano, de que carece la copia que tengo á la vista. El cabo de inválidos José Mares hizo el mismo viaje en sen- tido contrario, saliendo de Santa Fe el 31 de Julio de 1787 en- trando en San Antonio de Béjar el 8 de Octubre. Santiago Fernandez formó diario de su viaje desde Santa Fe á los pueblos de los jumanes, emprendido de orden del gober- 310 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. nador D. Fernando de la Concha: duró del 24 de Junio al 17 de Agosto de 1788. El mismo José Mares volvió de Béjar á Santa Fe, gastando el tiempo corrido de 18 de Enero á 27 de Abril de 1788. Pedro Vial y Francisco Javier Fragoso salieron de Santa Fe el 24 de Junio de 1788: se dirigieron al fuerte de Ñachi toches, después á Nacodoclies, y entraron á San Antonio de Béjar el 20 de Agosto del mismo año. De orden del gobernador D. Fernando de la Concha, salió Pedro Vial de la villa de Santa Fe el 21 de Mayo de 1792 5 iba encargado de descubrir el camino á San Luis de los Ilinueses en la « Luisiana, » y desempeñada su comisión regresó á Santa Fe el 15 de Noviembre de 1793. El capitán D. Celestino St. Maxent y D. Honorato Fortier, salieron de Yeracruz el 15 de Abril de 1801, llegando á Nueva Orleans el 5 de Diciembre, habiendo caminado, según su cóm- puto, 922 leguas en 77 jornadas. Las expediciones marítimas de menor importancia de que he- mos hallado algunas noticias, son estas: En 1765 y 1767 se practicó un reconocimiento en la costa del Golfo, desde Al varado á Boquilla de Piedra: se formó un mapa con la costa y el interior de la tierra, en el espacio comprendido entre Córdoba y Jalapa. La nao de Filipinas, como hemos dicho en otro lugar, seguia constantemente una carrera fija y determinada; á fin de buscar otro camino menos largo y peligroso, se reunió una junta en Ma- nila, y se propuso en ella que el galeón doblara los cabos Boja- dor ó de Buena Esperanza, para salir directamente á Europa ó al puerto de Yeracruz. El proyecto pareció imposible; pero Lángara, que asistia á la junta, fué de opinión que para ir siem- pre á Acapulco la nao, podría seguir un camino diferente que la condujera con felicidad á su destino, y que esa nueva ruta debía buscarse al Sur de las Filipinas. A realizar esta empresa á sn costa se ofreció D. Juan Solano, siempre que para sufragar los gastos se le dejaran embarcar, libres de derechos, sesenta mil pe- sos de efectos: después de algunos obstáculos se le concedió el pedido, y entonces Solano celebró compañía con D. Juan de Aso anales del ministerio de fomento. 311 y D. Juan Itiirralde, comprando la fragata « Nuestra Señora de la Cousolaciou » ó el «BuenfiD,» que pusieron al mando de D. An- tonio Saravia y de tres pilotos. La fragata salió de Manila el 5 e ñero de 1773; tomó al Sur de las Filipinas, tocó en algunas ís as, descubrió otras, y tocando siempre sobre la costa de Cali- fornia, arribó á San Blas el 26 de Julio. Resistiendo los pilotos seguir adelante, bajo pretexto de no conocer la costa, pretendie- ron hacer allí la descarga de los efectos: el virey no lo consintió y aun les mandó órdenes para venir á Acapulco: apremiados de este modo, dejaron á San Blas el 17 de Noviembre y llegaron á Acapulco el 4 de Diciembre de 1773. En el volúmen 51, del ramo Reservado, en el Archivo general, se encuentra un diario origi- nal de este viaje, con diversas vistas y mapas, y otro segundo diario, también original, suscrito por el piloto Agustín de Ibarra y Barrena. En 1776 D. Miguel del Corral reconoció los puertos de San Blas e Matanchel y de Chacala, y la costa hasta el Valle de Bande- ras, con objeto de buscar mejor puerto en que colocar el depar- tamento marítimo de San Blas. D. José de Evia, teniente de fragata, recibió orden del virev para reconocer la costa del golfo, del cabo de San Blas al rio Pas- cagula, lo verificó en efecto rindiendo un informe datado en Nue- va Orleans á 1? de Diciembre de 1784, acompañando los planos de la costa y de los puertos. Por nueva orden de 5de Abril de 1786 se mando al mismo Evia que, en los mismos términos, hiciera el reconocimiento de la costa del Nuevo reino de León, desde el rio e arnpico hasta la bahía de San Bernardo, levantando los pla- nos de la costa y de los puertos, como en la expedición anterior. 312 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. § XXI. Observadores durante el siglo XVIII—Eclipse de 1577.-E1 P. Kmo.-ViUa- • señor. — Alzate. — V elazquez de Leon.-Leon yGama.-Galiano.-Kivera.- P. Font.— P. Crespi— P. Campa.— Lafora.— Laguna.— Mascaró.— Oteyza. — Doz.— Espinosa— Ferrer.— Chappe.— Constanzó. La posición astronómica de México no era bien conocida toda- vía en Europa durante el siglo XVIII. Sus mejores geógrafos no estaban de acuerdo sobre este punto, presentando sus diversos cálculos diferencias muy apreciables. Así, por ejemplo, Mr. de la Hire, en 1727, colocaba la ciudad de México en 20° 10' de latitud, y 7h 10m = 107° 30' de longitud al Oeste del meridiano de Paris. Mr. Cassini, en 1710, ponia 20° latitud, y 7h 4m = 106° al Oeste de Paris. El Connoissance des temps, para 1772, admitia la longitud res- pecto al repetido Paris, de 106° P 00". Mr. de l’Isle, dando cuenta de sus trabajos á la Academia de Paris el año de 1720, le decia, conforme á la traducción de Velaz- quez de León: — «Yo be empleado en lugar de esto las observa- ciones del eclipse de luna de 23 de Setiembre de 1577 ; este eclipse fué observado en México, en los Ángeles, ciudad vecina, y en la Veracruz, puerto de la misma ciudad. Él fué observado al mismo tiempo por Ticbo en Vraniburg, y otros hábiles matemáticos lo observaron también en diferentes ciudades de Europa con toda la exactitud de que ellos eran capaces, porque se esperaba po- nerse en estado por este medio de determinar las diferencias de los españoles y portugueses sobre las islas Molucas. Tomando, pues, un medio entre todas estas observaciones, y suponiendo á Vraniburg oriental á Paris 10° 30' y á Madrid occidental de 6°; como ello resulta de las observaciones de la Academia, México estará en 275° 15' y la Veracruz en 278° 15' de longitud, lo que no se aleja de las nociones que tenemos hoy del golfo de México, frecuentado por nuestros bajeles que van y vienen de la Luisiana.» Conforme á los datos del mismo Mr. de lisie, en su Memoria de 1726, Madrid es occidental d París 5° 45' por las observaciones del ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 313 P. Kressa , referidas en las Memorias de 1701 y 1706 , y admite 20° entre los meridianos de la isla de Fierro y de París. Se inferirá de aquí que si los 275° 15' señalados para la longitud de México se restan de 360°, la diferencia 84° 45' indicará la distancia entre México y la isla de Fierro ; si le aumentamos los 20° indicados, sacaremos por último la longitud de México con respecto á París ’ de 104° 45'. La merecida reputación de que este sabio disfrutaba, hizo que su determinación fuera generalmente admitida por los geógrafos de Europa, y durara, como el dato mejor de longitud, durante todo el siglo XVIII. Por lo que hace á la latitud, los marinos es- pañoles del siglo XVI admitieron de común 20°,* en el siglo in- mediato parece que los geógrafos estuvieron dudosos entre 19° 13' } 19° 15', volviendo después á la estima de 20°. Causa esto alguna extrañeza, supuesto que ya existían en la co- lonia determinaciones más exactas; pero como observa juiciosa- mente el Si. Velazquez de León, — «es mucho el encogimiento, temor y dificultad que regularmente tienen los españoles mexi- canos para producir sus ideas, y mucho mayor la preocupación de los europeos acerca de nuestra barbarie. ¿Cómo habían de so- licitar noticias de unos hombres que todavía se imaginasen con d arco y el Plumaje, como nos pintan en los mapas? Sin embar- go, D. Cárlos de Sigiienza creo que al fin de su vida tuvo corres- pondencia con algunos europeos, pero no la fortuna de ser creído de ellos. » Hemos indicado antes que el P. Kino había hecho observacio- nes de latitud y de longitud á fines del siglo XVII y principios del X V III, así como D. Pedro de Rivera en 1724. En 1746 vio la luz pública en México el «Teatro Americano» de ViIlaseñor;< ibro apreciable por la copia de noticias que contiene, aunque Nnev ’ 1?eSCripoIon «eueral ^ Excele, So toL & y G°bernad0r’ y *> «» Real Au- diencia, &. Con licencia México, en Año de 1746.- El segundo yol. 1748. Tomo VI.— 40 314 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. adolece de graves defectos científicos. Sin embargo, es el único trabajo geográfico y estadístico publicado en la colonia durante aquella centuria, y sirvió por mucho tiempo de autoridad en su línea, no obstante que ha sido criticado con severidad inmerecida por algunos autores. Yillaseñor establece á México en 19° 59' la- titud y 274° 107 de longitud del meridiano de la isla de Fierro, lo que lleva á la ciudad 33' 12 "04 más hácia el Norte, y la desvia 4° 22' 42" hácia el Oeste de su verdadero lugar. No sabemos por qué medio obtuvo el resultado de longitud, más occidental toda- vía que el de Mr. de PIsle en Io ó7. Yillaseñor presenta las dos coordenadas geográficas en casi todos ios lugares de que se ocupa, de manera que su libro con- tiene un catálogo general de posiciones aun para los puntos más distantes del centro. La ignorancia en que estamos acerca de los métodos empleados, nos priva de poder expresar acerca de esos números nuestro juicio definitivo. Refiriéndose Humboldt á los trabajos de Alzate, escribe: — « Este eclesiástico mexicano, nombrado corresponsal por la Aca- demia de París, tenia más empeño que solidez en sus indagacio- nes 5 abrazaba muchas cosas á la vez, y sus conocimientos eran muy inferiores á los de Yelazquez y de G ama, compatriotas suyos, cuyo mérito no ha sido bastante bien reconocido en Europa. D. José Alzate y Ramírez, en su carta de la Nueva España publi- cada en París, coloca á México á 104° 97 00" = 6h 50“ 36s. M. de Lalande, por el paso de Yénus observado por Alzate en 1709, en- contró 0h 51“ P; M. Pingré halló 6h 49m 43s. Un eclipse de luna observado por Alzate en 1769, calculando el fin por las antiguas tablas lunares, da 0h 37m 7S. Cassini dedujo de dos inmersiones de los satélites de Júpiter, observados por Alzate en 1770, com- paradas á las antiguas tablas, un término medio de 101° 257 = 6h 45“ 9S. » « En una Memoria publicada por Alzate acerca de la geografía de Nueva España, fundándose en observaciones de los satélites, asegura que la longitud de México es de 0h 40“ 30s. » « Pero en 1780, en la nota que acompaña al plano de los alrede- dores de México levantado por Sigüenza, Alzate establece la lon- gitud 100° 307 OO77, añadiendo que este resultado, el más seguro ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 315 de todos, se funda en más de veinticinco eclipses de satélites co- mullicados á la Academia de Paris.» << Tenemos, por consecuencia, más de dos grados de diferencia entre los cálculos del Sr. Alzate, y esto excluyendo el resultado deducido del eclipse de luna de 12 de Diciembre de 1769. Es de presumir que el observador no lia sido exacto en la determina- ción del tiempo; tal vez la longitud establecida por los satélites es tan oriental, porque no se separaron los eclipses del primer satélite, de los del tercero y cuarto.» El plano de 1786, á que el Sr. Humboldt se refiere antes, es sin duda el - « Reimpreso en México en la Imprenta Nueva de D. Jo- sepli Francisco Rangel, en el puente de Palacio, año de 1786 - Entre otros párrafos que no hacen á nuestro propósito, se en- cuentra el siguiente: — «La longitud de docientos setenta y nue- « ve grados treinta minutos en que va cituado México (suponien « do el primer meridiano en la Isla del Hierro) y latitud de diez «y nueve grados veinticinco minutos cincuenta y un segundos «son las que tiene adoptadas la Real Academia de las Ciencias « c e ans, en virtud de las observaciones que remití, para la Ion- « gitud, por mas de veinticinco inmerciones y emerciones del pri- «mer Satélite de Júpiter, no habiendo continuado mis observa- «ciones por falta de Efeméridos exactas, y para la latitud por «mas de cincuenta executadas respecto á las principales Estre- « las, cuya declinación está bien verificada.» La preferencia que el Sr. Humboldt concede al Sr. D. Joaquín e azquez de León, es justa. Para dar idea de sus trabajos, en iX I® TCtariÓ C°mPOner á MeStra “ra> te dejaremos no hnh * ,°,iqUCd,i t0daVia eu la California, y en mi poder, poí- no haber podido verificar en aquel improviso retorno su seguro trasporte, los instrumentos matemáticos de Mr. Chappe. Estos Lan sido los únicos buenos que he visto y usado en toda mi vida (que no vi nunca los de nuestros españoles). Eran en efecto de o mejor que se puede fabricar en Europa, escogidos por su dueño < ies y en París con el mayor cuidado. Con ellos hice un Srr/le flif6ntes 0bserv~ - -rías partes de la habió n r , r6 gUSt° de Ver «>“>P«>badM las que sin ellos 1-ab.a podido hacer el año anterior, de que después tendré oca- 31G ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. sion de hablar. En fin, pude restituirme á México después de no pocos trabajos y peligros, en 11 de Diciembre de 1770, donde como restaron en mi poder por algún tiempo los instrumentos, logré por último observar alguna vez con satisfacción la verdadera la- titud de México, en tanto tiempo suspirada. En efecto, desde el dia 25 de Marzo hasta el 10 de Abril de 1771, en la calle de San Lorenzo, en la casa más alta de ella que está á la mitad de la acera que mira al Norte, con un cuarto de círculo de dos piés y medio de radio, armado de un anteojo acromático y de un exce- lente micrómetro, todo de la fábrica de Mr. Canivet, ingeniero instrumentario de la Academia Real de las Ciencias, acompa- ñado siempre del Dr. D. José Ignacio Bartolache, y muchas ve- ces de D. Antonio Gama, matemáticos de esta ciudad, observa- mos ocho veces la altura meridiana del centro del sol, y cinco la culminación de la estrella de primera magnitud, llamada Spica Virgin es, entre las que no habiendo intervenido nunca la dife- rencia de diez segundos, usando de las efemérides y tablas de Mr. de la Caille (que son hasta hoy las mejores de Europa), para computar la declinación y demas correcciones de dichos astros, dedujimos la latitud boreal de México de 19° 25' 58//, que puede redondamente suponerse de 19° y 26'.» « Desde el año de 1755 comencé á observar algunos eclipses, y hallando siempre enormes diferencias entre el cálculo y la obser- vación, las atribuí al principio, como debia, ámi poca experien- cia en lo uno y en lo otro ; pero habiendo puesto el mayor cui- dado y esmero así en calcular los eclipses, lo que hacia entonces por las tablas de Mr. Cassini, que han sido de la mayor estima- ción en Europa y las mejores que habian llegado á México, como en observarlos, sirviéndome para ello un anteojo romano muy bueno de diez varas de distancia de fondo, y de un péndulo de segundos, arreglado por las estrellas fijas; con todas estas dili- gencias me resultaba muchas veces consecutivas el error de vein- tidós minutos poco más menos, y no debiendo atribuirlo todo á las tablas, me persuadía á que la mayor parte debia imputarse al meridiano de México mal establecido, porque usaba entonces de la longitud determinada por el mismo Mr. Cassini y demas ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 317 autores de Europa. En 1759 determiné usar de un meridiano más occidental que el del P. Rodríguez y más oriental que el de D. Cár- los de Sigüenza, esto es, de un medio entre los dos, determinando la diferencia en tiempo de México á París, de seis horas y cua- renta y siete minutos, y desde entonces empecé á lograr acordes los cálculos y las observaciones, con aquellas diferencias que pue- den y deben tolerarse; y si los argumentos á posteriori pudiesen ser demostrativos, hubiera creído desde entonces que había dado en el chiste de la verdadera longitud de México; pero no era pru- dencia dar por cierto lo que solo había hallado por conjeturas, capaces solo de inducir una especie de probabilidad : usé para mí solo de esta pequeña industria, esperando mejores pruebas, y hablando entretanto en este asunto siempre con mucha des- confianza.» «No tenia yo entonces telescopio suficiente para observar bien los satélites de Júpiter, y en cuanto á los eclipses de luna raras veces acontecen observables aquí y en Europa, y se pasan años sin que lleguen á México los libros donde se halla la correspon- dencia. Las famosas tablas de Tobías Mayer, de que se debe te- ner una gran confianza, no se conocieron aquí hasta el año de 08, y en fin, á todo esto debe añadirse que la atmósfera de esta ciu- dad es ciertamente de las más turbulentas, y así se imposibilitan ó se malogran en la mayor parte las observaciones. Ya dije ar- riba que en Abril de dicho año de 08 me partí para la California, y que en aquel mismo tiempo adquirí un buen telescopio grego- riano inglés, y así hasta entonces no había hecho observaciones de los satélites de Júpiter, que pudiera reputar exactas y cum- plidas. » «Poco antes de mi partida encargué á D. José Alzate y Ra- mírez, sugeto diligente y siempre aficionado á las observaciones prácticas de astronomía, que hiciera durante mi ausencia todas las observaciones que pudiese de los eclipses de luna y de los sa- télites de Júpiter, para que comparadas después con las que yo haría en la California y demas provincias interiores, tuviésemos á lo menos estos puntos bien determinados. Yo por mi parte lue- go que llegué á aquella península, observé en 29 de Junio un eclipse de luna, y posteriormente en todo aquel año un gran nú- 318 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. mero de inmersiones y emersiones del primero y segundo saté- lite de Júpiter, y como estas desmienten muy poco, y las del pri- mero ni un minuto del tiempo en que las anuncian las efemérides de Mr. de la Caille, es cierto que cuando llegaron allí el año si- guiente los observadores del tránsito de Y énus, ya yo tenia de- terminada la longitud del lugar de Santa Ana, y averiguado el enorme error que padecian en la situación de aquella península todos los geógrafos, y que lo que mucho antes había sospechado, que era el mismo que tenia la situación de México, y trascenden- tal á toda la Nueva España, como después veremos. » «Luego que volví de aquel viaje, me comunicó D. José Alzate diferentes observaciones de ios satélites de Júpiter que liabia he- cho en esta ciudad, desde 17 de Lebrero hasta 18 de J ulio de 1 u 0, así para cumplir con lo que habíamos tratado antes de mi par- tida, como por la inquietud de saber si haciendo yo otras obser- vaciones de esta especie con los instrumentos exactísimos de Mr. Chappe, producirían la misma resulta que las citadas de D. José Alzate. Yo aun antes de esto le aseguré que su resulta me pa- recía muy próxima á la verdadera longitud de México, para lo que tuve dos fundamentos, aunque por entonces no se los ex- presé: el primero, que daban casi la misma determinación que del P. Fr. Diego Rodríguez y D. Gabriel Bonilla, que siempre había encontrado próxima á la verdad: el segundo, que sabido ya por un gran número de observaciones exactas hechas en la California, la diferencia del meridiano de esta península al del ob- servatorio de París, y la de la California á México, por el cotejo de las observaciones mias con las suyas, así las de los satélites como las del eclipse de luna de 12 de Diciembre de 69, restaba la diferencia en longitud de México á París, y esta con corta dife- rencia era la misma que la que se deduce inmediatamente de sus observaciones de los satélites. Estas dan la diferencia en tiempo de México á París de seis horas y cuarenta y seis minutos: vea- mos ahora la resulta de las que posteriormente se han ejecutado.» « En la primavera de 1771, en la misma casa de la calle de San Lorenzo, de que puse arriba las señas, con un anteojo acromático inglés de Dolland, y un péndulo bien arreglado de Fernando Bes- toud, se hicieron varias observaciones del primero y segundo sa- ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 319 télites de Júpiter, en las que me acompañaron también algunas veces el Dr. Bartolaelie y D. Antonio Gama. En la casa de este último en la calle del Reloj y en su compañía, be ejecutado otras diferentes veces con un buen tubo acromático de diez pies, y en fiu, posteriormente be practicado otras muchas observaciones con buenos instrumentos, y la mayor atención posible, y de todas se deduce la diferencia de tiempo entre el meridiano del observa- torio de París, y el de esta ciudad de México, de seis horas cua- renta y seis minutos, y cincuenta y cinco seg undos, y comparando esta última determinación con todas las que hemos referido en este capítulo, hallaremos que difiere de la de Fr. Diego Rodri- gue/ y D. Gabriel Bonilla, un minuto y cinco segundos. Cada una de estas diferencias aunque parezcan pequeñas y realmente lo sean atendiendo la dificultad del último acierto, todavía cau- san en la tierra un error de poco más ó menos de seis leguas nuestras, tanta es la delicadeza de este negocio. En fin, siguien- do el cotejo, se ve que la expresada última resulta con la deter- minación de la longitud de México, casi media entre la de Fr. Rodríguez y D. Cárlos de Sigiienza, de que he usado desde el año de sesenta, no tiene más diferencia que la de cinco segundos, de lo que no baria esta particular advertencia, si no la mirara como una mera felicidad accidental. Igualmente, inútil seria ad- vertir el estupendo error de la determinación de Henrico Mar- tínez y del Dr. Cisneros: uno y otro retiraban á México muchos centenares de leguas aunque en sentido contrario, y mucho más el segundo que el primero. Muy fácil es calcular este grande error, que no se indica aquí por disminuir el mérito de estos sugetos que observaron con bastante cuidado y sabían mucho mas de lo que para esto basta, sino para realzar el de los inven- tóles y perfeccionadores de los instrumentos que hoy logramos, } la dicha de haber nacido en el siglo culto que hoy vivimos.» cc En fin, la digresión está concluida, y la ciudad situada en su lugar, que es, como hemos dicho, á los 19° 26' de latitud boreal, y los 2 oS° 15' de longitud, suponiendo con el común de los geógrafos el primer meridiano en la isla del Fierro y que este dista 29° del observatorio real de París, aunque en esto hay alguna diferencia.» 320 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. Como se ve, la determinación geográfica del Sr. D. Joaquín Velazquez de León se acerca demasiado á la verdad, ^ no pue- de disputársele que es mejor que las que gozaban de excelente reputación en Europa. Igual cosa puede decirse de los trabajos de nuestro otro compatriota D. Antonio de León y Gama. En el prólogo á su descripción del eclipse de sol de 24 de Junio de 17 < b,1 nos dice : — « Yo lie tomado entretanto la (longitud) de 2784 gra- dos, contados desde la Isla del Fierro, y suponiendo á I aris al Oriente de ella de 20° justos : asimismo por latitud ó altura de polo boreal, la que fiemos observado de 19° 26'.» Al terminar el siglo liubo aún otra determinación geográfica de México de las más apreciables; nos referimos á la ejecuta- da por el oficial de la marina española D. Dionisio Galiano, tan conocido en nuestras exploraciones de altura. En el prólogo á su Determinación de la posición geográfica de México,- de nuestro ya citado amigo D. Francisco Diaz Covarrúbias, pág.V, encon- tramos:— «Sin embargo, la posición que asignaron á la capital á fines del siglo pasado, los astrónomos D. Dionisio Galiano y D. Antonio de León y Gama, célebres por sus trabajos científicos, que merecieron los elogios del distinguido observador prusiano, se acerca tanto á la verdad, que no puedo menos de mencionarla aquí, pues aunque caiga en desuso posteriormente á las obsei- vaciones de Mr. Humboldt, es incuestionablemente mas apioxi- mada que la de este sabio viajero, cuya determinación es la que fia prevalecido fiasta fioy. El Sr. Galiano liizo sus obseix aciones en la catedral de México en 1791, y obtuvo para este punto: Por las alturas cir cunmeridiau as del sol Lat. 19 ~b 7 o Por las alturas de estrellas al Sur del zenit „ 19 26 1 2 Por las alturas de estrellas al Norte del zenit. — ,, 19 25 56 3 Promedio Lat. 19° 26' 1"7 1 Descripción orthographica universal del eclipse de sol del dia 24 de Junio de 1778, dedicada al Señor Don Joaquín Velazquez de León, del Consejo de S. M., su Alcalde de Corte honorario en esta Real Audiencia, y Director Gene- neral del importante Cuerpo de la Minería de este Reyno de Nue\ a España, por D. Antonio do León y Gama. Con licencia en México, año de 17/8. 2 Determinación do la posición geográfica de México por F. Diaz Covarrú bias, Ingeniero geógrafo y director de la Comisión del Valle de México. Mé- xico. 1859. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 321 «Con respecto á la longitud, los Síes. Gama y Galiano habían situado á la capital Gh 45“ 49s al Oeste de París, que atendida la reciente diferencia determinada por medio del telégrafo sub- marino entre París y Greenwich, equivale á 6h 30“ 28s4 al Oeste de este mismo observatorio. Así, teníamos al menos tres buenas determinaciones de la ciu- dad de México sin que fueran aprovechadas en Europa, supuesto que todavía el Conocimiento de los tiempos para 1804 pone la lon- gitud 102° 25' 45/;. «En las efemérides deYiena, dice el Sr. Humboldt, redactadas por el P. Hell en 1772, y en las Tablas astronómicas de Berlín para el año 1776, se encuentra México en los 106° O7, de manera que es muy antigua la idea de una longitud muy occidental. M. Oltmans la encontró ya en las observaciones del P. jesuíta Buenaventura Suarez, quien vivió en el Paraguay en el pueblo de los Santos mártires Cosme y Damian. Este poco conocido as- trónomo coloca á México á 3h 13' al O. de su observatorio, y este último á 3h 52' 23// al O. de París, de donde resulta la longitud de México de 7h 5' 23,,= 106° 22' 30". En una carta mexicana grabada en 1755, los padres jesuítas de Puebla colocaban tam- bién la capital en 1 9o 10' de lat., y en 113° 07 de long., es decir, 240 leguas más al O.» Hubo otros observadores de menor importancia, de los cuales vamos á dar cuenta, no sea más de por curiosidad : de algunos constan sus cálculos en libros que ya son raros, por lo que no es fácil consultarlos cuando se quiere, y en otros casos los copiaré al pié de la letra, en la forma que antes lo he ejecutado. El pri- mero que se nos presenta es el del conde Santiago de la Lagu- na D. José Bivera, quien determinó la posición geográfica de Za- catecas.- « La elevación del Polo, dice, ó latitud de esta ciudad es de vein- titrés grados; pues tanto dista del círculo de la Equinoccial, ob- servado con exactos instrumentos, como son Astrolabios, Qua- drantes Geométricos de tres varas de diámetro, graduados con to- 1 Descripción breve de la muy Noble y Leal ciudad de Zacatecas, etc. De- lineóla el Señor Conde de Santiago de la Laguna, Coronel de Infantería Es- pañola D. José de Rivera Bernárdez etc. etc. Impresa en México: Año de 1732. Tomo VI.— 41 322 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. da prolixidad, y á toda costa, por no liaverme contentado con vno, ni dos, sino es con varios, ni con un dia de observación; por aver- io exeeutado en espacio de dose años en todos los tiempos de Sols- ticios, y Equinoccios ; y en otros muchos dias, assi con el Sol, como con la Estrella Polar; no quedándome ninguna duda en el acierto, sin omitir declinación, refracción, paralaje, ni demas requisitos para su puntualidad. No han faltado algunos, que transitando por esta Ciudad ayan hecho sus observaciones, poniendo vnos la latitud de veinte, y vn grados, y otros de veinte, y cinco. Notable discordancia, por cierto : mas no hará fuerza á quien supiere el modo con que lo hazen : que es con vn pequeño, el mal Astrola- bio, de que vsan los Pilotos; donde el grado, por lo pequeño, no solo no es capaz de sutdividirse en minutos; pero ni aun en su mitad: Y esto lo hazen por medio de algunas Tablas antiguas de declinaciones, que suelen aver á las manos, dejándose de refrac- ciones, y paralajes. » « Es la longitud vna distancia considerada de Poniente á Orien- te, cuyo principio tomo Ptolomeo de vna de las Islas Afortuna- das, dichas las Canarias, dividiendo el círculo del Equador en trecientos, y sesenta grados, (pie hazen veinte y quatro horas, to- mando quinse grados por cada vna. Y assi sabida esta distancia ó Longitud, se sabe la diferencia de tiempo que ay de vna Ciudad á otra; en cuya suposición digo: cpie la Longitud de Zacatecas son dosientos, setenta, y siete grados, según mis exactas obser- vaciones, que en varios Eclypses de Luna, y con fidelissimos re- loxes, tengo ejecutadas. Y para mayor corroboración passemos á formar el cálculo siguiente. Por las Tablas de Eustachio Man- fredo se haya la Imperial México en docientos, setenta, y nueve grados. La diferencia temporaria de aquella á esta son diez, y ocho minutos, que hazen quatro grados, y treinta minutos de di- ferencia de Longitud entre México, y Zacatecas; que restados de docientos, setenta, y nueve grados, por estar esta mas occiden- tal, queda la de Zacatecas en docientos, setenta, y quatro grados, y treinta minutos. » « En quantas observaciones tengo hechas he hallado de Bono- nia á esta Ciudad, siete horas, y cincuenta minutos de diferencia de tiempo: y esta me parece mas próxima á la verdad, por con- 323 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. venir con todas ellas, la qual difiere de la de Eustachio en ocho minutos: y de la del Doctor Sigüenza en otros oclio minutos. Pues sale, según su computo la diferencia de Zacatecas á Bono- ma, siete lloras, y quarenta, y dos minutos : respecto á poner á México en docientos, ochenta, y tres grados, y treinta minutos Cuya diferencia entre siete horas, y cincuenta, y ocho minutos de Eustachio, y siete horas, y quarenta, y dos minutos de Sigüenza son diez y seis minutos ; y su mitad ocho minutos : que añadidos a esta, ó restados de aquella, salen las mismas siete horas, y cin- cuenta minutos j que hallo por mis observaciones ; y por consi- guiente la longitud de Zacatecas docientos, setenta, y siete gra- dos. Y en fin, añadiéndose estas siete horas, y cincuenta minutos al tiempo dado de un Eclypse en Bononia, saldra con toda pre- cission el tiempo á que sucediera el dicho Eclypse en Zacatecas. » A pesar de los elogios que Bivera hace de sus observaciones no son exactas: la latitud es 16' más boreal de la verdadera - y en cuanto á la longitud, los 40 30' que supone entre los meridia- nos de México y Zacatecas, están ahora reducidos á 3o 25' 37"2 según la determinación de Bowring. Fr. Pedro Font, religioso del colegio apostólico de la Santa Cruz de Querétaro, acompañó á D. Juan B. Anza en el viaje que hizo para descubrir el paso de Sonora á California en 1775, y las observaciones que hizo se encuentran en el diario que de la ex- pedición formó. Las observaciones son únicamente de latitud to- madas con un cuadrante— «Calculé las alturas, dice, por unas tablas de D. Jorge Juan, que casualmente pude adquirir, las qua- ies por estar hechas por el Meridiano de Cádiz y para los años de 1756, 1757, 1758, 1759, necesitan de dos correcciones. Y aun- que las alturas que apunto están según las observaciones que hice y procurando emplear en las Tablas las correcciones necesarias para el calculo, expreso la altura meridiana del bordo inferior del ¡sol que apuntó dicho Quadrante en todas las observaciones para maior satisfacción de los inteligentes. » Tomaba los rumbos con una brújula que al mismo P. Pont pa- recía mala, y en cuanto á las leguas, - « las he calculado, añade por una legua medida, que anduve según el paso de las marchas : ' S0U eguas mexicanas de cinco mil varas, ó tres rail pasos geo- 324 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. métricos, todas las que lie regulado en el viaje, de las quales 28 componen un grado de latitud por tierra, y por el aire veinte y tres y un tercio, correspondientes á las diez y siete leguas y media Españolas por el aire y veinte y una por tierra, que componen un grado, según el P. Tosca tomo 8. Trat. 24. Lib. 1. Cap. 4. prop. 23, las quales constan de quatro mil pasos geométricos, ó 6,666 varas y dos tercios ó piés, según el P. Flores en su Clave Geográfica, Cap. 3. § 3. N. 125. » Hemos contado hasta 25 posiciones en el diario del P. Font, expresadas en esta forma: — Por el cuadrante 30° 38' 30". Dia 7 de Octubre de 1775, en el pueblo de Santa Ana. Altura meri- diana del bordo inferior del sol, 53° 28'. — I)e estas latitudes, lo que se puede comparar con exactitud, por merecer toda confianza, es la del presidio de Tubac ; Font la coloca á los 31° 43", mientras Jiménez y Alemán la ponen en 31° 36' 28"4, lo que daría una di- ferencia de 6' 31"6 más boreal que la verdadera. «Los padres jesuítas, dice el Sr. Humboklt, tienen el mérito de haber sido los primeros que examinaron el golfo de Califor- nia ó mar de Cortés. El P. Kino, antiguo profesor de matemáti- cas en Ingolstad, y enemigo declarado del geómetra mexicano Sigüenza, contra quien compuso varios escritos, llegó en 1701 á la reunión de los dos grandes ríos, el Gila y el Colorado, y fijó por un anillo astronómico la latitud de la junta en 35° 30'. Encuentro en la carta manuscrita, levantada en 1541 por Domingo del Cas- tillo, encontrada en el archivo de la familia de Cortés, que en aquella época se conocían ya, en la extremidad septentrional del golfo, dos ríos que parecía que se reunían en los 33° 40' de lat., llamados Rio de Buena Guía y Brazo de Miradores. Tres años después, en 1538, encontró el P. Nadal, por la altura meridiana del sol, que la reunión de los mismos Gila y Colorado era en 35° O7. Fr. Márcos de Niza lo puso en 34° 30'. Sobre estas autoridades, sin duda, Delisle adoptó 34° en sus cartas; pero en una obra im- presa en México se citan observaciones recientes, hechas por me- dio de un anillo astronómico, por dos religiosos franciscanos muy instruidos, Fr. Juan Diaz y Fr. Pedro Font, observaciones que están conformes entre sí, y que parecen probar que la junta es mu- cho más meridional de lo que se ha creído hasta aquí. En 1774 el ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 325 P. Díaz obtuvo en la boca de Gila, en dos dias seguidos, 32° 44'- el P. Pont, en 1775, 32° 47'. El primero asegura además, que la simple consideración del camino que habia seguido, es decir el cómputo de los rumbos y de las distancias, le hizo entrever que la junta no podía estar en los 35° de latitud.» Para no hacer mucho más larga esta enumeración, nos con- tentaremos con apuntar que el P. Garcés lijó muchas latitudes de los lugares recorridos por él en sus peregrinaciones apostó- Los religiosos fernandmos Crespi y Campa observaron en la Alta California, determinando la latitud de algunos lugares. D. Nicolás Lafora, que acompañando al marqués de Rubí á las provincias internas, observó en los años de 1765 y 66 varias po- siciones desde Querétaro hacia el Norte. D . Pedro Laguna, que determinó las coordenadas geográficas de algunos puntos en Oaxaca. D. Manuel Mascará, observador en algunos lugares de Chi- huahua. D. Juan José Oteyza, que fijó la posición de Durango. u- Vlcente Doz observó en California. D. José Espinosa, en 1700, encontró para la Catedral de Mé- xico la latitud de 19° 25' 25". D. José Joaquín Ferrer, que durante los años de 1791 y 92 si- tuó por buenas operaciones á Veracruz y muchos puntos de la costa, asi como otros varios del Estado actual de Veracruz Mr. Chappe, que en 1769 fue á California á observar el tránsito de Venus.— «El pormenor de las observaciones del abate Chap- pe, dice el Sr. Humboldt, publicadas por Cassini, no inspiran mucha confianza. Usando de un gran cuarto de círculo de tres rilÍiTÍ!?’ °haPr enC°“trÓ la lat (le Sa« José, por Arcturus en 23 U, y por Antares en 23° 3' 12". El término medio de las observaciones de estrellas, difiere del resultado obtenido de los pasos meridianos del sol, en 31". Las mismas observa- cione, solares difieren entre sí V 19". Sin embargo, Mr. Cassini las llama muy exactas y concordes.» Cito estos ejemplos, no para desacreditar á aquellos astrónomos dignos de nuestro aprecio, Para Pr°bar qae un sext;ante de cinco pulgadas de radio 326 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. hubiera sido más útil al abate Cliappe, que su cuarto de círculo de tres pies de radio, difícil de manejar y de rectificar.» D. Miguel Constauzó hizo observaciones en la California. § XXII. Plano del Valle de México— Carta general.— Sigüenza— Alzate.— Velazquez de León. — Constauzó. — Forcada. — Urrutia. — El istmo de Teliuantepec. Crame.— Corral y Aranda.— Las intendencias. La representación gráfica de la colonia adelantó mucho du- rante el siglo XVIII. De una manera más ó menos defectuosa, se hablan formado planos de las diversas provincias ; la carta ge- neral se perfeccionaba á esfuerzos del gobierno y de los particu- lares. Algunos autores mexicanos se hacian conocer en Europa, y los estudios geográficos y estadísticos tomaban ensanche, lo- grando el favor del público. El plano de D. Cárlos de Sigüenza, merced á la reputación de su autor, fue casi el exclusivo hasta fin del siglo, en lo tocante al Valle de México y al desagüe: los inteligentes lo consultaban en ambas líneas, adoptándolo tal cual lo encoutraron, sin inten- tar introducirle modificaciones. La primera vez que se publicó en México fué el año de 1748 5 y en 1783 lo repetia en Madrid, con solo la diferencia del dibujo, el « geógrafo de los dominios de S. M. D. Tomás López. » Este último no conoció las correcciones que al plano podian ha- cerse. El consulado se hizo cargo del desagüe de 1768, y á fin de conocer la obra, encargó al Sr. D. Joaquin Velazquez de León que practicara un reconocimiento 5 así lo hizo en efecto el ano de 1773, uniendo por medio de una triangulación las garitas de la ciudad, de Guadalupe y de Peralvillo, con el Zincoque y el puente del Salto. Con esta operación, la primera verdaderamente científica de que tengamos noticia, quedaban fijados nuestros lugares de importancia, en una extensión considerable, que debieron haber servido para ir dando al Valle su verdadera forma. Sin embargo, cuando en 1786, el presbítero D. José Antonio ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 327 Alzate repetía en sus Gacetas el plano de Sigüenza, no estaban aprovechados los trabajos de Velazquez de León. En la edición que hizo por separado y con una leyenda impresa al pié, Alzate nos informa de que había practicado operaciones geométricas y observaciones astronómicas para corregir el plano, no obstante lo cual, se notan errores considerables de arco en la escala de la- titudes y de longitudes á que lo sujetó. Alzate obraba en sus tra- bajos por cuenta propia, sin admitir lo ejecutado por los demas a quienes, de común, no concedía sobre él ninguna superioridad. Mascaré redujo todavía á menor escala el plano de Alzate y grabado por Fabregat se publicó, hasta fin del siglo, en la Guía de forasteros de México, sin notable diferencia del original Así se perpetuó el mapa de Sigüenza, formando por más de una cen- turia escuela no interrumpida, aprovechándose apenas los tra- bajos ejecutados en el mismo período. Lo mismo, poco más ó menos, sucedió con la carta general aunque en esta sí hubo adelantos positivos. Torquemada, á prin- cipms del siglo, repitió servilmente el mapa de Herrera, de nin- gún valor científico. La carta publicada por los jesuítas en 1757 á pesar de su título, no es cosa de importancia. Se reconocía en ’la colonia, como el mejor trabajo de su especie, la carta general for- mada por Sigüenza, la cual andaba en manos de los inteligentes y servia de modelo en todas ocasiones; la carta, sin embargo no había sido impresa, y andaba entre los particulares en copias- mas o menos adulteradas. Nosotros no hemos alcanzado á ver una copia genuina: en la Crónica de Michoacm de Fr. Pablo Beau- mont, que manuscrita se encuentra en los tomos YII y VIH ,ic] ramo de Historia, en el Archivo general, hay un ejemplar del pla- no original de Sigüenza, á cuyo original se asigna lafechade 10-11 cosa manifiestamente errónea, supuesto que D. Oárlos no nació hasta 1645; pero ese ejemplar no pudo satisfacer nuestra curio- su ad, porque Beaumont asegura que lo enmendó y renovó para su objeto. El mapa de Sigüenza llegó á poder de Alzate, y este, hacién- dole correcciones de su cosecha en 1767, lo dedicó en 1768 á la Real Academia de las Ciencias de París: remitido el mapa á su destino en 1770, fué publicado en 1775 por el geógrafo Buache, 328 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. de orden de la misma Academia. Como una prueba más de las pocas relaciones científicas que existían entre la colonia y Euro- pa, añadiremos que la repetida carta, ya publicada, fue conoci- da en México hasta 1792, y esto porque 1>. Diego de Agreda luzo traer de su peculio cincuenta ejemplares, que repartió entre di- versas personas. El nombre de Sigüeuza quedó puesto en olvi- do el de Alzate fué poco estimado; y esto no fué obstáculo para que esa carta general sirviera de fondo á todo lo que en Europa se publicó en el resto de aquel siglo, apropiándose cada quien el trabajo, sin curarse de los pobres mexicanos. A la sombra de este triste olvido se iban aglomerando lenta- mente algunos materiales. D. Joaquín Velazquez de León había observado en California, en México, en Guanajuato y en otros varios lugares; recorrió el país eu distintas direcciones, yapara desempeñar sus comisiones científicas, ya para estudiar la situa- ción de los reales de minas, y con todos estos elementos formo nueva carta general en 1772. Quedó manuscrita: nosotros no la hemos visto, pero de ella dice Humboldt, á quien sirvió, que , comprende el país situado entre los 19° y 34° de latitud, entre «la embocadura del rio Colorado y el meridiano de Cholula, y «fué dibujada para presentar la situación délas minas mas no- tables de la Nueva España, sobre todo las de Sonora.» -Nos- otros no pensamos que este fuera un trabajo perfecto, porque no era posible; pero nos figuramos que contenia menor numero de errores que los croquis que lo liabian precedido. Pocos años después, eu 1779, el ingeniero D. Miguel Constan- zó de orden del virey Bueareli y para indicar la división del vi- reinato y de las provincias internas, formaba un plano del ter- reno comprendido entre los 19° y 42° de latitud y 249° y 280° de longitud de Tenerife. Aprovecháronse en él los resultados de las observaciones ejecutadas en las provincias del interior por el in- geniero D. Manuel Mascaré.— «Es un trabajo, dice Humboldt, que parece hecho con mucho cuidado ; me ha servido para el Mo- quí para las inmediaciones del rio Nabajoa y para el camino se- guido por el caballero de Croix en 1778, de Chihuahua á Coaliui- la y Texas.»— El original ó una copia, se hallaba en la colección de la Sociedad de Geografía. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 329 En la misma Sociedad se encuentra un plano pintado al óleo sobre lienzo, para uso del tribunal del consulado. Anónimo y con muchas pretensiones, nos parece un trabajo más curioso que cien- tífico, del que en último análisis no puede sacarse provecho al- guno. bro hemos dado aún con la Carta manuscrita de toda el Reyno de la Nueva España , desde los 16° á los 40° de lat., por Don An- tomo Foreada y la Plaza, 1787, citada por Humboldt, y en la cual asegura que fué hecha con inteligencia. Desde 1774 en que recogían materiales para hacer la división de la colonia en intendencias, el virey Bucareli habia mandado formar planos de aquellas divisiones políticas, cuyos originales pueden consultarse en el Archivo general, vol. 50, del ramo Re- servado. La división por intendencias fué mandada practicaren 1786, y en virtud de los artículos 57 y 58 de la Ordenanza, el vi- rey conde de Revillagigedo, encargó al coronel de infantería D. ar os de ürrutia, que formara una carta general de la Nueva España. Formóla este el año de 1793, aprovechando no solo los ra ajos existentes, sino también otros nuevos recogidos por los comisionados que desde 1791 fueron nombrados para recoger el censo general de la colonia. La carta, primera que presenta las nuevas divisiones políticas, es sin disputa la mejor de su clase; no ha sido publicada, y por una casualidad feliz existe en mi co- lección cartográfica. Se ve que los trabajos geográficos de importancia se habían mu tiphcado mas allá de lo que se debia esperar; faltábales el comp emento de la circulación, dificultad casi insuperable en la época, así por la falta de buenos grabadores en el ramo, como por lo muy costoso de las impresiones. Las cartas generales, además, habían sido precedidas por una multitud de pequeños mapas de las provincias ó de ciertas regio- nes, debidos ya á esfuerzos particulares, ya al interes mostrado por el gobierno en conocer el territorio de su mando. Contribu- yeron mucho á este movimiento científico los obispos y las órde- nes monásticas. Desde muy antiguo, los primeros, para arreglar- los limites con sus colindantes y subdividir en curatos los países sometidos á su jurisdicción, mandaban formar mapas, que si no Tomo VI.— 42 330 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. sobresalían por el lado de la exactitud, eran á lo menos los más copiosos en designar los lugares, supuesto que aspiraban á con- tener todos los pueblos correspondientes á cada administración. A veces, así las posiciones absolutas como las relativas, estaban mal comprendidas $ servían, no obstante, como un índice general de los lugares, con la indicación próxima de las regiones en que existían, y el plano se encontraba curioso bajo más de un aspec- to, como el que se veia en el arzobispado de México, que mar- caba en cada curato la lengua hablada por sus habitantes. Las órdenes monásticas emprendieron también grandes trabajos geo- gráficos, ya de las divisiones políticas que habían recorrido y vi- sitado, ya para indicar las misiones de que estaban encargadas $ ahora para dar á conocer los reconocimientos que se les enco- mendaban 5 bien para señalar los lindes de lo que ellos llamaban sus distintas provincias. Por no ser prolijos, omitimos enume- rar todo lo ejecutado, supuesto que para satisfacer la curiosidad puede ocurrirse á la cartografía. El istmo de Tehuantepec comenzó á llamar la atención en aquella época, aunque bajo un aspecto de menor cuantía del que hoy se le asigna. Para los viajes de altura emprendidos á la cos- ta Noroeste 5 para dar seguridad á los establecimientos de las Californias, era indispensable traer de Yeracruz á México, y en- viar de México á San Blas, la artillería, las municiones, y los mil objetos que eran indispensables. Hecho el camino en esta forma, era largo y costoso, y ocurrió para obviar el inconveniente, re- conocer si era posible que aquellos objetos, saliendo de Yeracruz, fueran al Coatzacoalcos, y atravesando el istmo llegaran con prontitud á su destino. Al efecto, fue comisionado el ingeniero D. Agustín Orame, el año de 1774, quien reconoció el curso del I Coatzacoalcos y formó plano del istmo: sus informes no fueron favorables, quedando en consecuencia abandonado el proyecto. Poco tiempo después surgió la misma necesidad, y el virey P>u- careli encargó al coronel de ingenieros D. Miguel del Corral, y al capitán de fragata D. Joaquín Aranda, que reconocieran la costa desde la barra de Al varado á la de Coatzacoalcos, y el in- terior del istmo. La exploración duró de 28 de Octubre de 1770 á 21 de Julio de 1777, navegando los ríos y examinando el ter- ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 331 reno de Tehuantepec, con el fin de resolver definitivamente el problema de si era ó no posible comunicar por aquella localidad el Atlántico con el Pacífico. Los comisionados levantaron el pla- no respectivo, lucieron un escrupuloso examen, y en cuanto al juicio final que formaron, lo podemos resumir en que el paso era imposible y de muy poca utilidad, aunque pudiera lograrse su- puesto que los pequeños objetos que por allí podrían pasarse no remunerarían ni con mucho los cuantiosos gastos que habría que erogar para dejar expedito el paso. Esta opinión la veremos aho- ra con desden- pero entonces era acertada. La colonia no pen- saba entonces más de en acarrear una cantidad determinada de artillería y de efectos, y no podia soñaren el tráfico actual pro- ducido por el comercio y las emigraciones, que todavía estaba escondido en las tinieblas de lo futuro. Terminaremos este párrafo dando idea de las intendencias, primera división política que merezca el nombre de tal en la co- lonia. Mandóla establecer la Real ordenanza para el estableci- miento é instrucción de intendentes de ejército y provincia en el remo de A. í1., fechada en Madrid á 4 de Diciembre de 1780. Por ella sm contar las Californias, se formaron doce intendencias con el nombre de la ciudad que le debía servir de cabecera, 1. La intendencia de México, compuesta de las alcaldías ma yores de Mexicalcingo. Clialco y Tlayacapa. Coyoacan. Tacuba. Cuaulititlan. San Cristóbal Ecatepec. Tula. Querétaro con la de Cadereyta y Escanela. Yabualica con Socliicuatlan. Huejutla. Mextitlan. Zimapan. Tulancingo. Jilotepec y Huicliapan. Tepango. Mixquiahuala. Atitalaquia. Octupan. Otumba y San Juan Teotihuacan. Pachuca y Zenrpoala. Ixmiquilpan. Texcuco. Socbimilco. Cuernavaca. Tixtla y Chilapa. Ciudad de los Reyes y Acapulco. Malinalco. Sultepec y Temascaltepec. Lerma. Toluca. Tetela del Rio. Sacualco y Escateopan. Tenango del Valle. 332 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO, Igualapa. Zacatilla. Alian y Tepeapulco. más ó menos, á los actuales Estados de Hidalgo, Morelos y Querétaro, el Distrito federal y una Estado de Guerrero. :> intendencia de Puebla, compuesta de las alcaldías mayo- Metepec. Tasco é Iguala. Tlapa. Correspondía, poco México fracción del 2. res de Zacatlan. San Juan de los Llanos. Tlaxcala. Huachinango. Tetela y Sinotla. Tecali. Tepeji de la Seda y Guatlatlauca. Cliiautla de la Sal con Teotlalcoy Jolalpa. Acatlan y Piaxtla. Atlixco. Teliuacan. Cliolula y Huejotzingo. lzúcar con Aliuatlan. Teopantlan y Cliietla. Guayacocotla y Chicontepec. Tesiutlan y Atempa. Cuautla de Amilpas, Tetela del V ol- ean y Tocliimilco. Correspondía á los Estados de Puebla y de Tlaxcala, con unas fracciones de Veracruz, México y Guerrero. 3. Intendencia de Veracruz, con las alcaldías mayores de Jalapa y Jalacingo con el pueblo de Perote. Acayucan ó Goatzacoalcos. Tuxtla y Cotaxtla. Papantla. Pánuco y Tampico. Casamaloapan. Orizava. Huatusco y Córdoba. i. Mérida de Yucatán, que se componía de la provincia de su nombre, la Laguna de Términos, y la provincia de Tabasco, Vi- llahermosa, Acópala, Chiltepec, Escobar y Cupilco ; es decir, los Estados de Yucatán, Campeche y Tabasco, con la Isla del Cár- men. 5. Intendencia de Antequera de Oaxaca, con las alcaldías ma- yores de Las cuatro villas. Cbicbicapa y Zimatlan. Ixtepeji. Teposcolula y Tuxtlahuac. Teutitlan del Camino. Cuicatlan y Papalotupac. Ixcuintepec, peñol, con Teozacoal- co y Teococuilco. Miakuatlan. Nejapa. Tuayan. Teutitlan del Valle. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 333 Omacuilzuchil, con Mitla y Tlaco- hila. Yanguitlan y Nochistlan. Jalapa del Estado. Tehuantepec. Teotila con Chinantla. Villa alta. Huajuapan y Tonalá. Se extendía por el Estado de Oaxaca, incluyendo la parte aus- tral de Tehuantepec y la fracción de Tonalá, que con el tiempo se agregó á Chiapas. 6. La intendencia de Valladolid de Michoacan, comprendien- do la ciudad con Pátzcuaro, Jaso y Teremendo, y las alcaldías ma- yores de Charo ó Matlazingo. San Juan Zitácuaro. Tlalpujahua. Cuitzeo de la Laguna. Jacona, villa de Zamora, con Tla- zazalca y Chilchota. Colima. Tansítaro y Pisándaro con Motines de Oro y Zinagua y la Aguacana. Guimeo y Ziráudaro. Xiquilpa y Perivan con Tinguin- din. Abarcaba los Estados de Michoacan y de Colima. 7. La intendencia de San José de Grianajuato se compuso de la jurisdicción de la ciudad de su nombre y de las alcaldías ma- yores de Villa de León, Celaya, con el corregimiento de Salva- tierra, Villa de Salamanca y Valle de Santiago, y de las de San Luis de la Paz y San Miguel el Grande; con poca diferencia el Estado de Guanajuato. 8. La intendencia de San Luis Potosí, formada con la alcaldía mayor de su nombre, con las minas de San Pedro Guadalcázar, de la alcaldía mayor de la Villa de los Valles, de la jurisdicción de Charcas, con los pueblos del Venado y de la Hedionda, de las Salinas del Peñón Blanco, del Gobierno y jurisdicción del Nuevo Perno de León y de la colonia del Nuevo Santander. Encerraba los Estados de San Luis, Nuevo León y Tamaulipas. 9. Intendencia de Guadalajara con CORREGIMIENTOS. Tonalá. Colimilla y Matatan. Enguio. San Cristóbal de la Barranca. Tala. Tequila. Caxitlan. Tlaxomulco. 334 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. ALCALDÍAS La Barca. Lagos con Teocalticke. Hostotipaquillo. Akuatlan y Jala. Santa María Tequepespan. Tepique. Centipac. Acaponeta. Guaucliinango y Mascota. MAYORES. San Sebastian y Xolapa. Villa de la Purificación. Aguascalientes con Xuchipila. Antlan, puerto de Navidad. Zaynla. Amula. Zapotlan el Grande. Isatlan y la Magdalena. Corresponde á los Estados de Jalisco y Aguascalientes. 10. La intendencia de Zacatecas, con la alcaldía mayor de sn nombre y las de Sierra de Pinos, Fresnillo, Mazapil y Sombre- rete. 11. La intendencia de Dnrango tenia la ciudad de su nombre, y la jurisdicción del gobierno de la ^sueva 1 izcaya, j la alcaldía mayor de la villa del Nombre de Dios. Es decir, que se extendía por los Estados de Dnrango, Chihuahua y Coaliuila, 12. La intendencia de Arizpe, con la ciudad de su nombre, abra- zaba las provincias de Sonora y Sinaloa, con la alcaldía mayor de Sonora y la de San Antonio de las Huertas. Las Californias dependían directamente del vireinato ; quedan- do existentes los gobiernos políticos y militares de \ ucatan, Ta- basco, Yeracruz, Acapulco, Nuevo Reino de León, Nuevo San- tander, Coaliuila, Texas y Nuevo México, y continuando con las cansas de justicia y de policía unidas al mando militai, en sus respectivos territorios, exceptuando lo relativo á propios y arbi- trios y bienes de comunidad, que era privativo de los intenden- tes, con subordinación á la junta superior de hacienda. § XXIII. Humboldt. — Fin de la dominación española. Una ligera mirada retrospectiva sobre lo que hemos apunta- do, nos dará la medida de lo que había sido la ciencia geografic a en la colonia durante los siglos anteriores. El XYI fué de explo- raciones y de descubrimientos: repetidos viajes alo largo de am- 335 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. bas costas y las conquistas militares, habían hecho conocer el país, siendo aquella época fructuosa para el adelantamiento ge- neral de la humanidad. Los pilotos en el litoral, algunas perso- nas instruidas en el interior, hicieron observaciones astronómi- cas, consideradas buenas entonces, por más que aparezcan hoy defectuosas en su ejecución y apartadas de la verdad por sus re- sultados: el estado general de la instrucción en la colonia no po- día llegar a otra cosa, ni las ideas generales de los pueblos civi- lizados producían en esta línea mayores creces. Las representa- ciones gráficas del terreno, por lo mismo, adolecían de todos los defectos consiguientes ; faltábales la base científica, y eran pro- piamente croquis, en que los lugares conservaban una posición relativa más ó menos exacta, pero en que las posiciones absolu- tas estaban del todo fuera de su asiento verdadero. La hidrogra- fía no estaba bien comprendida, presentando las diversas cor- rientes una dirección general, sin ocuparse de acertar sus dife- rentes inflexiones ni los puntos regados en su curso: si cabe, la orografía era aun más defectuosa, supuesto que las cadenas de montañas no estaban estudiadas en sus enlaces y direcciones, ^ anotaciones que les correspondían iban colocadas al acaso, más bien buscando el efecto que pudieran dar al dibujo, que ex- presando el relieve del terreno. Eran estos los primeros pasos dados en el camino de la ciencia, vacilantes y torpes como todos los que los pueblos han dado al principio de su carrera. A excepción de pocos trabajos de importancia, el siglo XVII nada ofrece notable. Fue un tiempo de inmovilidad, como si la colonia reposara para establecer y afirmar su pequeña pobla- ción sobre el gran terreno invadido. A la agitación anterior su- cedió el reposo en casi todos los ramos, y se nota con desconsue- lo que la mala administración pública influía sobradamente en el ánimo de los colonos. Con todo, si las expediciones maríti- mas fueron obra más bien de especulaciones personales que del amor á la ciencia; si los conocimientos geográficos no llamaron la atención del gobierno, y quedaron relegados á lo poco y trunco que se enseñaba en los cursos de Artes de la Universidad; con todo, repetimos, la geografía no quedó completamente estacio- nal ia, 3 debido a los esfuerzos individuales de algunas personas 336 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. entendidas, caminó lentamente a su perfección ; datando de en- tonces la determinación absoluta de la ciudad de México poi sus coordenadas geográficas, y el primer plano geográfico, con pre- tensiones de científico, que mereciera llamar la atención común ; cosas ambas que bastan pura no calificar de estéril aquella cen- turia. El siglo brillante de la colonia fué el XVIII. Mejorada muy mucho la administración con autoridades ilustradas que com- prendieron bien las ventajas que podian sacarse de generalizar las ciencias, nada tuvo de extraño que estas florecieran hasta donde podian permitirlo las circunstancias excepcionales de la Xueva España. Los métodos de enseñanza cambiaron; los esta- blecimientos públicos se perfeccionaron; se procuró el cultivo particular de las ciencias físicas y matemáticas, y la Escuela de Minas fué un grandioso monumento levantado a las exigencias de las luces del siglo. El gobierno tomó por su cuenta las explo- raciones de altura para reconocer las costas Xoroeste del conti- nente, de donde resultó esa serie de viajes científicos, aún no bien conocidos y estimados; las costas del Golfo fueron registradas de nuevo, perfeccionando su hidrografía, y lle^ andola hasta pun- tos antes poco menos que ignorados. Quedó atravesado y recor- rido el país en muchas direcciones, ya por peritos que fijaban los lugares por métodos exactos con instrumentos peifeccionados, ya por personas menos entendidas, que sin embargo daban a co- nocer la configuración del terreno. Se practicaron observ aciones astronómicas delicadas y felices, aunque vistas casi con desden por los extraños ; la topografía tomo un vuelo desacostumbrado, y fuera de los mapas particulares de las provincias y de las in- tendencias, vireyes ilustrados como Bucareli y Bevillagigedo hicieron construir cartas generales con las antiguas ó con las nuevas divisiones políticas adoptadas. Por su parte los particu- lares dieron un contingente cuantioso, y la geografía tuvo más incrementos en el último tercio del siglo, que en todos los tiem- pos precedentes. Estos materiales cuantiosos y útiles, no podía decirse, sin em- bargo, que hubieran llegado á ser perfectos; reunidos y aprove- chados podrían producir la carta geográfica de la Xueva España, ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 337 con menor número de errores que las existentes; pero dejando siempre que desear, así en el número como en la calidad de los datos. La razón es obvia: hubiera sido imposible, por los gastos y por la ejecución, un plano rigurosamente geográfico del inmenso suelo de la colonia, mayor que el de algunas potencias de Europa reunidas, las que cada una de por sí, con más elementos, no habían ni aun pensado en llegar á semejante término, que solo pueden traer, con los siglos, los esfuerzos combinados de muchas genera- ciones: esta última perfección llega de una manera lenta, es su- cesiva, y se logrará á medida que lo vayan requiriendo las exigen- cias publicas y sociales. Por otra parte, los materiales andaban dispersos, en los archivos del gobierno los unos, en poder de los particulares los otros, y mientras no se les diera aplicación, eran poco menos de inútiles,- era menester una inteligencia privile- giada que los reuniera, los comparara, y sacara los mejores re- sultados, y les diera forma metódica. Esto era tanto más necesario, cuanto que los mapas publicados en Europa relativos á la Nueva España, adolecían de defectos que no reconocían su origen en la colonia. Las mejores publica- ciones de ultramar tenían por fondo el mapa de Sigüenza, refor- mado por Alzate, y publicado por la Academia de las ciencias de París j se aprovechaban en la misma labor los trabajos de la ma- rina española, dados á luz por el Depósito Hidrográfico de Ma- drid, para entonces no tan avaro en comunicar lo que sabia álos demas pueblos; se anadian algunas observaciones personales álos autores, ó informes recogidos de diversos modos, no siempre muy exactos, aunque admitidos con agrado como novedades, resultan- c o de estos últimos datos algunas apreciaciones imposibles de pasar entre los conocedores de México. Así es que, no solo los ma- pas presentaban errores en latitud que pasaban de medio grado, y estimas en longitud que excedían de uno y de dos grados, sino que v. g., el Atlas de las Indias Occidentales de Tomás Jefferys, pu- hcado en Londres en 1794, contiene dos montañas con el nombre del Pico de Orizaba, cosa nunca oida por los mexicanos en su país La carta de Arrowsmith de 1803, siguió y aumentó la indicación C e7 eft®rys, pues además del Pico de Orizaba, y de otro Falso Ori- d c % , añadió un ^ olean de Tlaxcala del que jamas hemos oido ha- Tomo VI.— 43 338 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. blar. — «Existen cartas, dice Humboldt, en las cuales las aguas de los lagos vecinos á la ciudad de México no corren al N. E. hacia el Golfo, como es la realidad, sino que van hacia el N. O. á la mar del Sur: entre otras muchas, este error se encuentra en la carta de la América septentrional, publicada en Londres por Mr. Bower, geógrafo del rey.» — «La mayor parte de las cartas de América hechas en Europa, dice en otro lugar, están llenas de nombres de lugares cuya existencia es desconocida en el país; estos errores se perpetúan, y frecuentemente es imposible adivinar su origen.» En esta sazón llegó á México, en Abril de 1803, el célebre barón Alejandro de Humboldt. Rico en variados y profundos conoci- mientos; precedido de la fama que en Europa yen América había alcanzado con sus viajes y sus escritos; protegido ámpliamente por el gobierno español y recomendado á las autoridades de la colonia, quienes le recibieron de la manera más franca, ninguno como el célebre viajero podía tomar por su cuenta y llevar á cabo la empresa de aprovechar los materiales dispersos de la geografía de la colonia. Humboldt en México tuvo los archivos á su dispo- sición, fueron liberales con él todas las personas instruidas, que se apresuraron á poner en sus manos los documentos y el saber que poseían, y todo género de obstáculos quedaron allanados por el buen querer de la autoridad. Humboldt reconoció el país de Yeracruz á México; de la capi- tal á Acapulco; del mismo México, internándose al Norte y con una desviación á las minas de Moran, á Toluca, Querétaro, Gua- najuato, Valladolid (Morelia) y el volcan del Jorullo. Gastó en sus viajes, en sus observaciones y en sus estudios más de un año, siendo el fruto de sus trabajos, en los ramos á que ahora damos preferencia, el Ensayo político sobre la Nueva España con el Atlas que lo acompaña. El Ensayo político comprende la geografía y la estadística de la Nueva España. Es un libro metódico, claro, con un lenguaje fácil y elegante, á veces pintoresco y elocuente. Las diversas ma- terias se siguen y se enlazan de una manera lógica; en cada una, los materiales, aun los que más se desprenden, están agrupados con tino, escogidos con acierto y comparados con penetración: las consecuencias son rigorosas, las indicaciones verdaderas; for- ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 339 ma algunas hipótesis, adopta algunos sistemas, apoyados en ra- zonamientos deslumbradores. Si una parte del trabajo pudiera creerse superior á otra, daríamos la preferencia á los capítulos sobre población y sobre riqueza mineral. Todo está juzgado con franqueza; las apreciaciones son terminantes, luminosas, y se comprenden las aplicaciones que pueden tener en multitud de casos públicos y sociales. Como obra científica es muy superior á todo lo que en su línea se Labia escrito hasta entonces relativo á la colonia, ya en esta, ya en el extranjero. Abrió nuevos caminos para el estudio de la geografía y enseñó de bulto de cuánto puede servir la estadística: durante los años trascurridos muchas cir- cunstancias son ya absolutamente diversas; no poco se ha mo- dificado, una parte está mejor conocida, y como consecuencia de todo, han sobrevenido distintas maneras de discurrir y de apre- ciar; sin embargo, el Ensayo político sirve todavía de autoridad y ninguna persona medianamente instruida deja de consultar y de citar el libro, cuando se trata de lo antiguo y cuando se trata de comparaciones con lo nuevo. Dió el secreto de la colonia á España, que á pesar de los tres siglos que llevaba de poseerla, no sabia aún muy á punto fijo el cuantioso valor de lo que le pertenecía. Reveló á los mexicanos su fuerza personal, la riqueza de su tierra, los inmensos recursos que de ella podrían sacar en el porvenir, y fue parte para poner- los en tentación de emanciparse; pretende alguno que esto re- undo en mal, supuesto que ios mexicanos— «formaron un con- «cepto extremadamente exagerado de la riqueza de su patria y « se figuraron que esta, siendo independiente, vendría á ser la na- ción más poderosa del universo.» -Este juicio no es exacto: Humboldt, si se quiere, escribió su libro con amor, mas sin salir e os limites de la verdad; si los mexicanos por ello formaron un concepto exagerado de su patria, la experiencia de medio si- g o ha venido á confirmar el juicio del uno y el concepto de los otros, porque ningún pueblo hubiera resistido cincuenta años de porfiadas revoluciones, sin haberse hundido en la miseria más espantosa. Por último, el Ensayo enseñó á la Europa ,o que la uei a España era, ya que hemos visto las erradas nociones ad- Hiitidas aun por sus hombres eminentes. 340 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. El conjunto de circunstancias en que se encontró Humboldt fue feliz para México; el Ensayo, con justo título, fue recibido con aplauso y se adoptaron sin réplica sus doctrinas; \ ino a fun- dar escuela seguida y protesada por todos i contiibuyeron ti ta- maño resultado la fama del autor y su mérito intrínseco, aunque debe contarse por muy muclio la nacionalidad del ’s iajero. Si el autor hubiera sido mexicano, estando el libro en las mismas con- diciones, ni tantos lo hubieran leido y estudiado, ni su fama hu- biera llegado más allá del litoral de nuestras costas. La carta general de la Nueva España comprende desde los 15° á los 41° latitud, y de los 9G° á los 117° de longitud al Oeste de Paris. La proyección es la de Mercator con latitudes crecientes, preferida por los marinos. A excepción de Yucatán, abraza todo lo que actualmente corresponde á la República Mexicana, más todo el territorio que hácia el Norte formaba la Nueva Espa- ña. Los materiales aprovechados en la construcción los enumera Humboldt, de quien los hemos copiado al hablar de su mapa, en el lugar respectivo. La zona limitada por los puntos extiemos á que llegó, marca la parte recorrida por el viajero; el resto no lo conoció sino por informes. En esa zona hizo buenas observa- ciones geodésicas y astronómicas, fijando algunos lugares, que si estaban determinados no merecieron su confianza. Según la — Tableau des positions géographiques du Royaume de la Nou- velle Espagne, determinées par des observations astronomiques las adoptadas por la carta fueron 142, de las cuales oG corres- ponden al Sr. Humboldt, siendo la principal ia determinación de México, en el convento de San Agustin, hoy Biblioteca Na- cional, á los 19o 25 7 457/ de latitud, 101° 25' 30" - G» 45m 42s longitud Oeste de Paris; 10 correspondientes al mismo Hum- boldt y á Eerrer; una de Ferrer; 14 de Yelazquez de León; una de Eerrer y Cevallos; 12 de Cevallos y Herrera; 25 de Malas- pina; 3 deVancouver y Malaspina; una deVancouver; 4 de Col- nett, Oamacho y Torres; 9 de D. Pedro Laguna; una del conde de la Laguna; 8 de Mascaré; una de los PP. Diaz y Font, y una de Lafora. La división política es la de las intendencias, para lo cual tuvo presente la carta de I). Cárlos Urrutia. Los lugares están colocados con la precisión que no presentan los mapas an- ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 341 teriores, y los nombres van escritos con desacostumbrada correc- ción; abunda la señal de los minerales, á lo que contribuyeron las noticias de Elhuyar y el plano de Yelazquez. La hidrografía está bien comprendida, generalmente hablando; pero en lo que la carta es sin disputa superior a todas las demas, es en la parte orografica; marcó en cuanto estuvo á su alcance la dirección de las di\ ersas cadenas de montanas, indico los distintos sistemas, y señaló el relieve del terreno aventajando a todo lo producido en su línea. La carta de Humboldt vino á ser como el resúmen de los ade- lantamientos geográficos de la colonia, la última expresión de lo que el gobierno y los habitantes de la Míe va España habían eje- cutado para conocer la topografía del país. La carta, lo repeti- mos, era muy superior á todo lo antes conocido; pero no es per- fecta, no podía serlo por la naturaleza misma del trabajo; paso agigantado en el camino de la ciencia, que disminuyó la distan- cia hácia el término apetecido, aunque no la hizo desaparecer toda. La crítica que ahora se hiciera del mapa, porque no expre- só bien los cursos del Colorado, del Gila, del Bravo y del Tolo- lotlan, porque la parte boreal está apenas bosquejada, seria tan impertinente como torpe; en geografía se presume, pero no se adivina; ninguna obra de hombres puede contener más de lo que se sabe hasta su tiempo. Un error sí debe ponerse á cuenta del Si . Humboldt : que la debilidad humana da tumbos y traspiés aun tratándose de individuos asombrosamente organizados. NTosre- fei irnos al curso del rio Zacatilla, conocido desde muy temprano en la colonia, y que en la carta no tiene su verdadera dirección. El Sr. Humboldt, que hizo el viaje de México á Acapulco, pasó el Mescala y lo señaló en la carta respectiva del camino, dán- dole el nombre y colocándolo en su lugar, mientras en el mapa general suprimió la corriente en aquel punto, haciendo dos rios del que nace en el Territorio de Tiaxcala y el que desemboca en Zacatula, que es uno mismo y solo. En cuanto á los materiales que sirvieron para formar la carta del Valle de México, dejaremos hablar al mismo Humboldt: — «Circunstancias favorables, dice, me han puesto en estado de pu- blicar una carta topográfica basada eu materiales muy exactos. 342 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. Una persona que, por una reunión igualmente rara en todos los países, une á una gran fortuna el amor á las ciencias, I). José María Fagoaga, quiso dejarme un recuerdo precioso de su patria, dándome al partir de México el croquis de un plano del Valle. A mi ruego, uno de sus amigos, D. Luis Martin, tan buen mine- ralogista como hábil ingeniero, formó una carta conforme a las diversas operaciones geodésicas ejecutadas en diversas épocas entre la ciudad de México y el pueblo de Huehuetoca, con mo- tivo de los canales de Texcuco, San Cristóbal y Zumpango. El Sr. Martin juntó á estos materiales una parte de los levanta- mientos que yo le había comunicado, sujetando el trazado á las observaciones astronómicas que yo liabia hecho en las extremi- dades del Valle: las numerosas excursiones que liabia empren- dido por amor á la geología, le dieron los medios de expresar con mucha verdad la forma y la altura relativas de las montanas que separan la llanura de México de los V alies de Toluca, de Tula, de Puebla y de Cuernavaca.» — «La carta que debo á la fina amis- tad del Sr. Fagoaga, no es la que se encuentra en mi Atlas mexi- cano; examinándola cuidadosamente, y comparándola, ya con la triangulación del Sr. Velazquez, cuya copia tengo original, ya con las observaciones astronómicas hechas por mí, descubrí que la orilla oriental del lago de Texcuco y toda la parte septentrional del Valle, exigían cambios considerables. El mismo Sr. Martin reconoció lo imperfecto de su primer ensayo, y creí que no llevaría á mal que encargara á M. Oltmanns se dibujara de nuevo la carta del Valle á su presencia conforme á todos los materiales que yo había traído. Cada punto se discutió separadamente, y se toma- ron términos medios cuando los datos no iban de acuerdo.» El resto de los planos del Atlas son del mismo mérito que los enunciados. El mundo científico recibió todo el trabajo con el aprecio que merecia, siendo en lo de adelante lo único admitido por los geógrafos; las cartas publicadas después en Europa están basadas sobre la de Humboldt, y por muchos años, ya se tratara del mapa general, ya de la configuración del Valle, ya del terreno intermedio entre Veracruz y México, no se veia otra cosa que las copias del Atlas mexicano, por más que algunas veces se anun- ciara que se les habían hecho correcciones. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 343 Los trabajos de Humboldt fueron los últimos de importancia durante la dominación española. Publicado el Ensayo por pri- mera vez el ano de 1811 , Labia ya sobrevenido la guerra de inde- pendencia, que impidió la prosecución de los estudios científicos. La guerra, en medio de sus horrores, produce algunos adelantos geográficos 5 la absoluta necesidad de conocer el país que se re- corre, de dirigir pronto la marcha á un lugar determinado, de es- coger puntos adecuados para combatir ó para guarecerse, hace que se estudie y se conozca la topografía, siguiéndose la forma- ción de planos más ó menos exactos, en que se recogen y consig- nan las nociones adquiridas 5 estos trabajos, empero, no son fruc- tuosos sino hasta que se asienta la paz, que es cuando el ánimo tranquilo puede examinarlos, discutirlos y darles la forma que les conviene. En la Sociedad de Geografía existen manuscritos un plano ge- neral del vireinato y los de algunos obispados, hechos en Jalapa el año de 1820, por D. José Francisco Alfaro, profesor del noble arte de Pintura , 8 ciencias matemáticas. No hemos alcanzado ma- yor noticia de este geógrafo, que pasó desapercibido y oscuro, de- jando en sus trabajos una mezcla de los antiguos planos de la co- lonia y de los recientes de Humboldt, sin adelantar por su cuenta cosa notable. Tal es el período colonial. Tuvo principio en Cortés y su tér- mino en Humboldt. La ciencia geográfica adelantó en todos sus ramos, llegando á la perfección relativa de su tiempo; puso en el tesoro de la humanidad una suma cuantiosa, y dejó su lugar paia que prosigan la labor las generaciones subsecuentes. § XXIV. Época independiente.— Idea de las divisiones geográfico -políticas. Hecha la independencia del país y adoptada una forma de go- )ierno diameti alíñente opuesta ala que había regido la colonia española, México quedó dividido en diversas fracciones políticas, [ue si formaban una federación, reconocían un centro común, no 344 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. por eso dejaban de ser libres y soberanas de por sí. Resaltó de este nuevo sistema que los trabajos geográficos, antes bajo la dirección exclusiva del gobierno central, reconocieron ahora tan- tos centros de acción cuantas eran las fracciones políticas . bien mirado, lo que se ganaba en extensión se perdía en la unidad del trabajo. En efecto, cada Estado de la República, según su deseo de adelantar, impulsó la formación de su carta particular, contri- buyendo así al conocimiento general de la tierra ; pero como cada uno obraba por su propia cuenta y para sus intereses locales, to- dos tomaron por un rumbo diverso, dando los unos la preferen- cia á ciertos ramos de la geografía y de la estadística, puestos en olvido ó descuidados por los demas. Las autoridades federales tomaron también á su cargo el desempeño de ciertos trabajos, que á su turno vinieron á dar resaltados científicos, aunque con- tribuyendo a la variedad ya introducida. Para formarnos idea de lo ejecutado, será, pues, indispensable conocer primero las divisiones geográficas á que tenemos que re- ferirlo. Hemos visto que la división en intendencias fue la última adop- tada en la colonia. Establecida en 1787, no permaneció estacio- naria, supuesto que en 1821 se enumeraban las diez intenden- cias de México, Guadalajara, Puebla, Yeracruz, Mérida, Oaxaca, Guanajuato, Valladolid, San Luis Potosí y Zacatecas ; Tlaxcala formaba un gobierno particular, así como la Antigua ó Baja Ca- lifornia, y la Nueva ó Alta; además, existían las Provincias in- ternas de Oriente con los gobiernos del Nuevo Reino de León, del Nuevo Santander, de Coalmila y de Texas, y las provincias in- ternas de Occidente, compuestas de Durango, Arizpe y Nuevo México. La superficie se evaluaba en 118,478 leguas cuadradas de 25 al grado. Sobre estas divisiones vinieron á amoldarse las subsecuentes. En nada cambiaron durante el tiempo de la Regencia y del pri- mer imperio, si no fue en que las intendencias tomaron el nom- bre de provincias: así es que la primera variación 4 iuo á intio- ducirla la Acta constitutiva de la Federación , fecha 31 de Enero de 1824, determinando en su art. 7" que son Estados de la E ede- racion: Guanajuato, el interno de Occidente, compuesto de las 345 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. provincias de Sonora ( Arizpe ) y Sinaloa; el interno de Oriente, compuesto de las provincias de Coalmila, Nuevo -León y los Te- xas j el interno del Norte, compuesto de las provincias de Chi- huahua, Durango y Nuevo México ; México, Michoacan (Yalla- dolid), Oaxaca, Puebla de los Angeles, Querétaro, Nuevo San- tander, que se llamará Tamaulipas, Tabasco, Tlaxcala,Veracruz, Jalisco (Guadalajara ), Yucatán (Mérida), Zacatecas, y los Ter- ritorios de las Californias y Colima. Comparando estas divisiones con las antiguas intendencias, se ve que estas habían servido de padrón ; que ambas conservaban a poco más ó menos los mismos límites, y que cambiaron única- mente algunos nombres, siguiendo la corriente de aquellos tiem- pos en que quisieron retrotraerse las cosas á la época anterior á la conquista. La ley de 7 de Mayo del misino año de 1824 declaró que Nuevo— León formaría por sí solo un Estado, componiendo otro separado Coahuila y Texas : la ley de 20 de Agosto, al reco- nocer la independencia de Guatemala, admitió á Chiapas como Estado de la Federación. Estas innovaciones trajeron, por fin, que la Constitución Fedeval de los Estados— Unidos Mexicanos , en el art. 5o, tít. 2o, declarara que eran partes integrantes de la Fe- deración los Estados de Chiapas, Chihuahua, Coahuila y Texas, Durango, Guanajuato, México, Michoacan, Nuevo -León, Oaxa- ca, Puebla de los Angeles, Querétaro, San Luis Potosí, Sonora y Sinaloa, Tabasco, Tamaulipas, Veracruz, Jalisco, Yucatán, Za- catecas, y los Territorios de Alta California, Baja California, Co- lima, Santa Fe de Nuevo México: diez y nueve Estados y cuatro Territorios, ó veintitrés divisiones, de las cuales Chiapas era ab- solutamente nueva, y representaba una adquisición de terreno que hacia México independiente, y Colima, que saliendo de Ja- lisco, aparecía por ocasión primera. No terminó aquel año de 1824 sin aumentar las fracciones po- líticas; la ley de 18 de Noviembre declaró la ciudad de México residencia de los Supremos Poderes, y creó el Distrito Federal formado en un círculo de dos leguas de radio, tomado del Estado de México: la ley de 24 de Noviembre declaró Territorio á Tlax- cala. Por disposición de 14 de Octubre de 1830 se separaron en dos Estados diversos Sonora y Sinaloa; y por último, en 23 de Tomo VI.— 44 346 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. Mayo de 1835 se segregó de Zacatecas el nuevo Estado de Aguas- calientes. Así es que, para este año, subsistían veintisiete di- visiones políticas, esto es, el Distrito, veintiún Estados, y cinco Territorios ; subdivisión admitida en el período llamado federal. Cambió el régimen en central, y la ley de 30 de Diciembre de 1S36 previno que el territorio mexicano quedara dividido en tan- tos Departamentos cuantos eran antes los Estados, con las varia- ciones siguientes : « El que era Estado de Coahuila y Texas, se di- vide en dos Departamentos, cada uno con su respectivo territo- rio. Nuevo -México será Departamento. Las Californias, Alta y Baja, serán un Departamento. Aguascalientes será Departamen- to, con el territorio que hoy tiene. El territorio de Colima se agre- ga al Departamento de Michoacan. El Territorio de Tlaxcala se agrega al Departamento de México. La capital del Departamen- to de México es la ciudad de este nombre.» Restablecido el sistema federal, la acta constitutiva y de re- formas, sancionada á 18 de Mayo de 1847, dispuso en el art 6o, que eran los Estados de la Federación los que se expresan en la Constitución de 24, y se erigió un nuevo Estado con el nombre de Guerrero, con terrenos tomados á México, Puebla y Michoa- can, que no quedó definitivamente establecido hasta que así vino á disponerlo la ley de lo de Mayo de 1849. Toca ahora decir que por el tratado de paz, firmado en Gua- dalupe Hidalgo á 2 de Febrero de 1848, perdió México una in- mensa cantidad de terreno, quedando reducido liácia el N. á los lindes determinados en el art. 5o La parte tomada por los Esta- dos-Unidos consistió en los Estados completos de Alta Califor- nia, Nuevo -México y Texas, y en fracciones de los de Chihua- hua, Tamaulipas y Coahuila. Computando la superficie de todo el país en nuestras leguas comunes de cinco mil varas castella- nas, seria igual á 210012,27 leguas cuadradas ; consistiría la pér- dida en 109944,80, dejando únicamente para México 106067,47, ó sea menos de la mitad del territorio. Aun se hizo nueva desmembración por el general Santa -Ali- na, quien vendió otra fracción del país por el tratado llamado de la Mesilla, firmado á 30 de Diciembre de 1853. Esto modificó un tanto los límites con los Estados -Unidos, que quedaron marca- ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 347 (los de esta manera: -«Subsistiendo la misma línea divisoria entre las dos Californias, tal cual está definida y marcada confor- me al art. o» del tratado de Guadalupe Hidalgo, estos límites co- mienzan en el Golfo de México, á tres leguas de distancia dé la costa, frente a la desembocadura del Iíio Grande, como se esti- pu o en el art. 5» del tratado de Guadalupe Hidalgo; de allí se- gún se fija en dicho artículo, hasta la mitad de aquel rio, al punto donde la paralela 81°47' de latitud N. atraviesa el mismo rio - de allí cien millas en linea recta al Oeste; de allí al S., á la paralela t e 31°20' hasta 111° de longitud E. de Greenwicli ; de allí en lí- abairM Y™ PUnt° 61 EÍ° Colorado> y veinte millas inglesas bajo de la unión de los ríos Gila y Colorado, y por último de lasYY ciYYasT6 “tra Ia aCtUal líU6a dÍV“ delSY'10 á laS d”'ÍSÍones Poemas, por la ley de 29 de Mayo de 1853 se erigió el Territorio del Istmo de Tehuantepec, y en Íel C^rnen “ ^ ^ á ía isla Y,YY'S ?'fUnaS 0traS variaci0nes de Pe<3«eña importancia, He- 8 a federal de los Estados -Unidos Mexicanos san Clonada y jurada á 5 de Febrero de 1857, que en su art. 43 declaró tes" cYYa8’ cYeS d<í i,™6™1011 108 Estados de Aguascalien- reró Jalisco Y "’ DllrauS°> Guanajuato, Guer- °’ d lhSC0’ Mexico> Mmhoacan, Nuevo-Leon y Coahuila Oí saca, Puebla, Querétaro, San Luis Potosí, Sinaloa SonÓ a i ' basco Tamaulipas, Tlaxcala, Valle de Méko, VeL “Ya' f , Zacatecas y el Territorio de la Baja- California: veinticinco íaeciones en todo. Durante los gobiernos de Zuloaga y de Mi- ramón, se dieron repetidas disposiciones para subdividir el país Cn deroV1Tn Unaesistencia efímera, supuesto que todas que-’ laion derogadas en 1861. La ley de 3 de Marzo de 1865 dividió YiTfri110 6U Cm°Uenta Departamentos, tomando por bases en enees “úbUt0’,°tra8 de laS adoPtada* basta en- b * ¿ zxzt:r poco’ de8aparecieMo - * 348 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO § XXV. Trabajos geográficos emprendidos en los Estados. — Aguascalientes. Isidoro Esptein.— Colima. Harcort. Banda. Matute.— Chiapas. Orantes.— Chihua- hua. García Conde. — Durango. Buchan. — Guanajuato. Bustamante. So- ciedad de Geografía. Romero.— Guerrero — Jalisco. Narvaez.— México. Mo- ral.— Michoacan. Sociedad de Geografía. Romero.— Nuevo-Leon. Terán. Nigra. — Oaxaca. Orhegoso. Ortega. — Puebla. Almazan. San Luis Potosí. Iturribarría. — Querétaro. Camargo. Balbontin. — Sinaloa. Lauteret. Weid- ner_ Sonora.— Tabasco. Carrascosa. Shiels.— Tamaulipas. Terán. Othon. — Tlaxcala, Moral. Ramírez.— Veracruz.— Yucatán. Stephens. Heller. Ni- gra.— Zacatecas. Burkart. Berghes. — California. A fin de dar orden á la noticia de los trabajos geográficos em- prendidos por cada fracción política, nos iremos ocupando en ellos sucesivamente como los nombra la Constitución que actualmente rige, dejando para después lo que pertenece al Gobierno general, ó que por ser de interes común merece una mención particular. Apuntaremos de preferencia los trabajos publicados, supuesto que los inéditos nunca lian llegado á nuestra noticia, y por su misma calidad están fuera de nuestro juicio. La primera carta que conocemos de Aguascalientes, es la pu- blicada en el tomo I del Boletín de la Sociedad de Geografía, año de 1850 ; es copia de la parte relativa de la carta general formada por la misma Sociedad, fracción que reconoce su origen en unos croquis anónimos de Zacatecas : es diminuta. Siendo gobernador de Aguascalientes D. Jesús Terán, encargó la formación de la carta del Estado á D. Isidoro Esptein: fué publicada en 1857. Es lo mejor que se conoce de esta fracción política, no obstante que se funda en los trabajos anteriores, á pesar del título de levan- tada con que se adorna; Esptein empleó medios topográficos que si lian visto la luz pública, no liemos podido examinar. Al formar 1). José María Narvaez el plano de Jalisco en 1824, levantó también la parte de Colima, como se registra en aquel mapa. El Ayuntamiento de Colima encargó al ingeniero prusiano 1). Eduardo Harcort que levantara el plano del entonces Territo- rio ; Harcort cumplió el encargo, presentando el año 1834 el mapa y unas noticias geográfico -políticas, bastante exactas y quero* ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 349 velan buenos conocimientos en su autor; los inteligentes conce- den aprecio á ambas cosas. Al año siguiente, 1836, hizo copia de este plano D. Eainon de la Vega, la misma persona que en 1842 publicó la estadística formada por Harcort, y este es el ejemplar que existe en la Sociedad de Geografía. La copia, también ma- nuscrita del Ministerio de Fomento, fue hecha por D. Bruno Gar- cía en 1854, y es también al pié de la letra el mapa de Harcort. Por último, el original de Harcort fue publicado en Nueva York sin indicación de año, en litografía, en la misma escala del ori- ginal. En 1849 se imprimió en México el «Ensayo Estadístico sobre el Territorio de Colima, mandado formar y publicar por la muy Ilustre Municipalidad de la capital del mismo Territorio,» y va acompañado de un plano formado por L. B. (creemos ser Lon- ginos Banda) en 1848: en el Ensayo se aprovecharon las noticias de Harcort, así como en el mapa los trabajos de este y los de Nar- \aez. Ambas cosas las reprodujo la Sociedad de Geografía en el vol. 1 de su Boletín , con solo la diferencia de suprimir el año en la carta. Copia de esta, en mayor escala, es la litografía, bastan- te bien ejecutada en San Francisco de Californias. H. Juan I. Matute, ingeniero hábil y encargado por el Minis- teiio de Fomento de la dirección del camino de Guadalajara al Manzanillo, formó algunos trabajos geográficos apreciables, en- tre ellos el plano del Estado de Colima, en que á lo ya conocido unió sus propias observaciones, sacadas del levantamiento que practicó del camino puesto á su cargo : la carta fué litografiada en Guadalajara el año 1863, en hoja separada algunos detalles, y juntamente fué impreso el Cuadro Geográfico Estadístico del Estado de Colima. Desde 1826 en que se hizo el plano del rio Jataté por D. José María Esquinca, hasta 1850 poco más ó menos en que se formó el plano completo del Estado de Chiapas, hubo diversas personas, la mayor parte desconocidas, que se dedicaron al conocimiento geográfico de aquella parte de la República. Los resultados ob- tenidos no fueron muy satisfactorios; como es natural, las frac- ciones más distantes del centro no cuentan siempre con los ele- mentos suficientes para llevar á cabo un trabajo verdaderamente 350 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. científico; fáltales de común hábiles observadores que fijen los lugares de una manera absoluta ; y como tienen que contentarse con determinaciones hechas á tiento, resulta que las cartas son croquis que aun cuando lleguen á tener bien colocadas las posi- ciones relativas, no siempre pueden acomodarse sobre el canevá de la carta general por la falta de las coordenadas geográficas. Sin embargo, el mapa del agrimensor D. Secundino Orantes, le- vantado por orden del Gobernador D. Angel A. Corzo y publi- cado en 185G, es lo mejor que de Chiapas existe: empleados de preferencia los medios topográficos, ha adelantado mucho el co- nocimiento del país, si bien subsiste todavía el defecto que he- mos apuntado. Chihuahua es de los pocos Estados que no han publicado una carta particular de su territorio, y no porque haya descuidado completamente este ramo importante de la administración públi- ca. Hácia 1832, D. Pedro García Conde formó la carta del Estado por orden de sus autoridades; el mismo García Conde fue nom- brado después director del cuerpo geográfico y topográfico crea- do por el decreto de la Legislatura, fecha 22 de Octubre de 1833, en virtud del cual formó el Ensayo Estadístico sobre el Estado de Chihuahua , terminado en 1836, y publicado en Chihuahua en 1842. La carta no fue dada á luz, que sepamos; existia el origi- nal en la Secretaría de Gobierno y corren en el público copias, alguna de las cuales es bastante trunca. El plano de García Con- de da una buena idea délas posiciones relativas; las absolutas, referidas en longitud al meridiano de México, presentan errores hasta de un grado, errores que ahora pueden corregirse en parte con las exactas determinaciones de la Comisión de límites. El atlas de D. Antonio García Cubas presenta la carta de García Conde un poco diminuta, siendo esta la primera vez que fue publicada por un particular; después se le encuentra repetida, con algunas variantes, en unión de algunos otros Estados. Poseemos una cal- ca de un trabajo anónimo, que se dice muy exacto, y en que ya están corregidos los errores principales. Tenemos pocos datos acerca del plano del Estado de Duran- go, levantado de orden de aquellas autoridades por D. Juan Pu- chan ; solo podemos asegurar que existe original en la Secreta- ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 351 ría de Gobierno, y que lo incluyó en su Atlas García Cubas, en menor escala y con algunas supresiones. Es lo mejor relativo á aquella fracción política. El Ayuntamiento de Guanajuato poseia una carta de la pro- vincia, formada en 1813 por D. Ignacio Rocha; hecha á poco más ó menos, se separa casi nada del trabajo de Humboldt sobre el cual presenta mayor número de lugares. Don José María Bus- tamante, persona entendida, fijó astronómicamente algunos lu- gares, determinó varias alturas, hizo aun medidas geodésicas y con estos nuevos elementos puso mano á la formación de la car- ta del Estado de Guanajuato, que no terminó por haberle cogido la muerte: los resultados obtenidos por él pasan por exactos. Aprovechando estos materiales, y los reunidos para la carta general, la Sociedad de Geografía publicó en 1848, vol. 1? de su Boletín , una carta de Guanajuato, pequeña y sin la copia de nom- bres que podía apetecerse. Esta falta, indispensable entonces, pudo llenarse después con trabajos dispersos ejecutados por los particulares, algunos de los cuales, la Sierra Gorda por D. Seve- ro del Castillo, merece ser consultado. El MS. del Ministerio de Fomento, formado por Don Enrique Massot de Lafond, debe desecharse : copia de lo que íá autor lle- gó á la mano, digerido sin tino ni conocimientos 5 es de pura ima- ginación, y no puede servir sino para embrollar á quien pretenda estudiarlo. Con los datos enunciados á la vista y algunos pocos más, com- puso el Dr. D. José Guadalupe Romero el plano del Departamen- to de Guanajuato en 1863 : es el más completo, y deberia ser tam- bién el más exacto si el autor poseyera los conocimientos geo- gráficos en el mismo grado de otros en que sobresalía. El plano merece alguna rectificación. Es cosa que llama la atención, que Guanajuato, uno de los Estados centrales, de los más ricos y ade- lantados, no posea un mapa hecho por su propia cuenta, levan- tado por los métodos que recomienda la ciencia, á fin de alcan- zar la exactitud que demanda aquella importante fracción de la República. El Estado de Guerrero casi nada ha hecho por el adelanta- miento de la geografía. Fuera de la carta que presenta el Atlas 352 ANALES DEL MINISTEEIO DE FOMENTO. de García Cubas, no hay ninguna publicada que á aquella comar- ca pertenezca 5 y si existen algunos materiales, uo han sido for- mados con el concurso ó con la protección del Estado. Cuando todavía no se sacaba de los territorios de México y Puebla, estos formaron el mapa déla parte que les correspondía; Guerrero apro- vechó esta labor, sin hacer esfuerzo ninguno para mejorarla. Hay algunos ensayos sueltos debidos á particulares que, en pequeña escala, pueden ser aprovechados en la topografía del infortunado Guerrero. Al hablar de la carta de Jalisco, requiere la justicia decir al- gunas palabras de D. José María Narvaez. Nació en la isla de León (España), y á los diez años entró á la marina; ganó los as- censos en diversos viajes, hasta que nombrado segundo piloto, pasó á seguir sus servicios en el departamento marítimo de San Blas, el año de 1787 : formó desde entonces parte de las diversas expediciones de altura á las costas N.O., y estuvo en Nutka; ayu- dó en el reconocimiento del estrecho de Juan de Fuca; formó el plano de Clayuucuat; reconoció el archipiélago llamado de Car- rasco. Nombrado primer piloto en 1791, recorrió las costas de Ca- lifornia, fué á las Filipinas, y de vuelta, recibió orden del virey Branciforte para levantar el plano topográfico de la demarcación de la primera división de las milicias del Sur, cosa que cumplió en 1797, de todo el terreno comprendido entre Acaponeta y Com- postela. Hecho alférez de fragata en 1806, prosiguió sus viajes á California, y de orden del gobierno formó un camino entre Te- pic y San Blas ; en 1816 levantó el plano de la laguna de Chapala y emj)ezó sus trabajos para levantar el plano de la provincia de Guadalajara, que duraron hasta 1821, en que efectuada la inde- pendencia del país, se quedó en el mismo Guadalajara, donde fué llamado á importantes puestos. Terminada la carta en 1824, de orden del primer presidente D. Guadalupe Victoria, salió á re- correr la costa de Jalisco en la balandra cañonera «la Mexicana,» levantando un plano que llévala fecha 1825; promovido á capitán de fragata el 25 de Abril de aquel año y encomendado de nuevo de la comandancia de San Blas, se ocupó en recoger materiales para su carta, y formó otra, que aun permanece inédita, que abra- za desde los 20° 41' á los 49° de latitud, y comprende Sinaloa, Se- ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 353 llora, la Antigua y la Nueva California, y el Nuevo-México; tra- bajo no tan acabado como el primero, y que lleva la feelia 1832. Ocupóse constantemente Narvaez de adelantar la geografía del país hasta su muerte, dejando un nombre querido por todos los que aman el progreso de la ciencia. El plano de Narvaez abraza los Estados de Jalisco, de Colima y de Zacatecas como intento principal, aunque igualmente com- prende fracciones de Michoacau, Guanajuato, San Luis Potosí, Durango y Sinaloa. Está referido al meridiano de Cádiz, si bien las posiciones se redujeron después al meridiano de México, en el supuesto de que este quedaba á los 101o25/31//5 al Oeste de Pa- rís. Admitiendo ahora que esta distancia en arco es igual á 101° 27/18//, habrá que añadir á las posiciones absolutas de Ja- lisco. Narvaez determinó los puntos principales por medios as- tronómicos, ligándolos á los demas por operaciones geodésicas y topográficas. Como el autor no tuvo muchas personas que le se- cundaran, en la parte que no vió hay algunos errores descubier- tos después, pequeños lunares indispensables en una obra muy apreciable de por sí. En 1840 la junta departamental y el gobernador D. Antonio Escobedo dispusieron imprimir el plano de Narvaez, cosa que se verificó en Bruselas: el mapa, reducido á menor escala del ori- ginal por el mismo Narvaez, es una litografía limpia y bien he- cha, aunque, como de precisión debe de acontecer con cosas de esta clase que se mandan fabricar al extranjero, algunos nom- bres quedaron estropeados y aun colocados fuera de su lugar. En 1842, la Junta de seguridad pública d^ Jalisco formó unas noticias geográficasy estadísticas del Departamento, publicadas también por cuenta de este; y al copiarlas la Sociedad de Geo- grafía en el vol. G° de su Boletín , las acompañó con un plano, en escala todavía menor que el de Bruselas, aunque con la nota de corregido, y la fecha de 1858: podríamos llamará esta segunda edición. Todos los trabajos relativos á Jalisco, publicados des- pués del plano de Narvaez, reconocen á este por origen. Pasemos al Estado de México. El Sr. D. Tomás Ramón del Mo- ral, á quien tuve la honra de conocer cuando empezaba mi car rera de colegio, fue coronel de ingenieros, perito facultativo de Tomo VI.— 45 354 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. minas y catedrático de Minería en los ramos de geodesia y deli- ncación : hábil y distinguido en las materias de su profesión, com- puso un notable tratado de geodesia que sirvió por mucho tiempo de texto en la Escuela de minas, hombrado por el gobierno del Estado de México para formar el mapa de su demarcación y pues- to al frente de la Comisión compuesta de los Sres. D. Joaquín Ye- lazquez, Arellano, Serrano, y Alcocer, se dió con empeño á la ta- rea que se le encomendó, gastando en ello los años de 1S2S y 1829. Se forma juicio de sus trabajos por la Memoria que pre- sentó al entregar los planos que por ser extensa solo copiaremos aquí en una parte pequeña : — « Obligado, dice, por el decreto nú- mero 71, de 4 de Octubre de 1827, expedido por el Estado de Mé- xico, á viajar por todo su territorio y formar su estadística y carta geográfica, he tenido que superar muchas dificultades para lle- gar al caso de presentar el último resultado de mis operaciones.» «Casi todos los Estados de la Confederación tuvieron al tiempo de la Independencia planos más ó menos exactos, levantados por personas particulares, por los intendentes de las antiguas pro- vincias, ó por los comandantes militares en los años que duró la guerra de independencia. Los hubo de Yucatán, de \ eracruz, de Puebla, de Oaxaca, de Michoacan, de la Sierra Gorda del Es- tado de Querétaro, de Guauajuato, de Jalisco, de Yuevo León, y el levantado por la expedición del marqués de Rubí, de las que fueron provincias internas de Occidente y Oriente. Muchos de estos planos no merecen la menor confianza, pero pueden servir de guía al que trate de levantarlos con la exactitud que requie- ren las operaciones geográficas. Solo del Estado de México no he podido ver un documento que abrace una extensión conside- rable, y que me hubiera servido y aligerado mis trabajos, pues todos saben que no es tan difícil corregir ó rectificar posiciones en un plano, que hacerlo todo, desde averiguar el número de pueblos, haciendas, ranchos, etc., hasta averiguar sus localida- des y su situación geográfica. » « Por desgracia eran muy pocos los puntos situados por el Sr. Barón de Humboldt, cuando yo empecé á trabajar, habiendo re- conocido después que eran los únicos que merecían confianza, pues los demás que constan en su carta general, y que tomó ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 355 acaso de otros planos, no me dispensaron de trabajar rectifican- do su posición. Tampoco pudo el Sr. Humboldt reconocer el ori- gen y curso de los rios, ni la configuración en general de las mon- tañas, objetos tan interesantes para el geógrafo* así es que, en su carta se ve correr el rio Huaxintlan del N. E. al S. O., pasan- do al N. de Tasco, cuando su verdadero curso es del N. O. al S. E., y después al Sur, basta juntarse con el rio Poblano en Tlalcoxau- titlan para formar el gran rio de Mexcala. » « Todas las dificultades que presentan otros países al que quie- re levantar sus planos, son pequeñas respecto de las que ofrecen nuestras inmensas montanas, faltas de población. El que qui- siere formar una cadena de grandes triángulos para llevarlos después por operaciones trigonométricas, perdería mucbo tiem- po, } al fin tendría que abandonar su método para abrazar otros arbitrios, que, aunque mas penosos, son los únicos que podrían conducirlo al término. ¿ Qué fruto sacaría un viajero de subir al Popocatepetl, con el objeto de encadenar los pueblos del valle de México con los de la tierra caliente, cuando no podría contar con dos ó tres ñoras de buen tiempo, sin que se viese envuelto por las nubes? Otro que emprendiera el viaje al cerro de Ajus- co, con el mismo intento, nada liaría, porque ningún punto há- cia el Sur se descubre desde su cumbre, mediando basta Cuer- navaca un desierto de montañas pobladas de vegetación. Pero este arbitrio, casi impracticable en el Estado de México, es sen- cillo en otros países de montañas aisladas y poco altas, donde pueden establecerse señales fácilmente con pocos gastos. » « Me ba sucedido varias veces perder el tiempo en viajes á mon- tanas, por las falsas relaciones de que se descubren desde su ci- ma muchos puntos que me importaba situar, y también que des- pués de conocidas las posiciones de dos puntos, y lisonjeado de que me servirían para descubrir muchos pueblos, de nada me han servido, á pesar de habérseme asegurado el buen éxito. Es- to nada tiene de extraño en un país inculto y poco conocido, y en donde se han formado las poblaciones precisamente en los parajes mas quebrados, reservándose los llanos y demás terre- nos cultivables para los propietarios agricultores. Los que ha- yan recorrido el Norte del Estado de México, sabrán que no pue- 356 ANALES DEL MESTISTEEIO DE FOMENTO. den ejecutarse operaciones trigonométricas en la grande exten- sión que abraza la barranca de Metztitlan, desde sn nacimiento en la hacienda de Apulco, hasta sn unión con el rio de Moctezu- ma, cerca de Tamaznnchale en la Guasteca; y sin embargo, casi toda ella está poblada de aldeas y congregaciones de labradores, y es lo mismo todo el Distrito de Hnexntla que comprende lo qne se llama Sierra Alta de Zacualtipan. » «El capitán de la marina inglesa, D. Jayme Wetch, trabajó en formar una cadena de muy grandes triángulos, que abrazase toda la extensión de la República de Oriente á Occidente; por lo ménos esta fue su idea. No he sabido el resultado de sus ope- raciones; pero creo que habrán sido sus trabajos muy dispen- diosos, y acaso no concluidos, por los inconvenientes que tengo enunciados. El mandó desmontar la cumbre del cerro de Hui- chilaque, al Oriente del Mineral del Monte, y establecer una se- ñal en el paraje llamado por dicho Sr. Wetch, la Cumbre de los pelados ; y sin embargo de no llegar su altura absoluta á 3,140 metros, yo no pude tomar desde la cumbre más de la altura ba- rométrica, y cuatro visuales, porque muy pronto nos envolvió la niebla, aunque hice el viaje en la mejor estación, y elegí un dia claro y sereno. » «Pero cualquiera ventaja que yo hubiera podido sacar de los viajes á las altas montañas, hechos en tiempos buenos, no esta- ba en mis facultades elegirlos perdiendo el tiempo y aumentan- do los gastos, ni menos desmontar para establecer señales, por la misma razón. Me he aprovechado, no obstante, de las ocasio- nes que se me han presentado para formar triangulaciones, y li- gar puntos muy distantes unos de otros, así como para situar los pueblos de países llanos, como los valles de México y Toluca, sin poder aplicar este método en el Aorte y el Sur del Estado. « Por otra parte, si solo hubiera llevado en mis viajes el objeto de levantar los planos, puede que el tiempo hubiera sido sufi- ciente para aprovecharme de cuantos recursos presentan la geo- grafía y la geometría, á fin de darles la mayor exactitud ; pero atendida la multitud de atenciones anexas á mi comisión, harto será que los inteligentes no encuentren en ellos defectos de gran consideración, que disimularán por lo mismo que conocen el pre- ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 357 ció de tales operaciones, teniendo presente cuántos gastos y tiem- po han empleado otras naciones para tener los primeros bosque jos de sus cartas, no ya en estado de perfección, la qne ha venido después de siglos enteros • y con todo, yo creo que no son muchos los que han llegado á este punto. » «Lo dicho baste para disculparme de los muchos errores que se encuentran en mis planos, y para que el público me conceda su indulgencia. Pero estoy obligado á darle cuenta con más in- dividualidad de mis operaciones, á fin de que juzgue del grado de confianza que pueden merecer. » Sigue la descripción de las operaciones que emprendió en las diversas comarcas, siendo en último análisis que obró según lo permitieron los accidentes del terreno } ya ligó los puntos por medio de grandes triángulos geodésicos, ó los encadenó por otros de segundo ó tercer orden 5 ya los hizo relacionar por ángulos azimutales ó por simples intersecciones, y cuando ninguna cosa más se podía por rumbo y distancia. Fijó los lugares principales por medios astronómicos, determinando la latitud por alturas meridianas, y las longitudes por los métodos que mejor podían ser empleados, dejando el uso del cronómetro para cuando úni- camente lo creía indispensable. La labor no era pequeña, se tra- taba de más de cuatro mil leguas cuadradas, incluyendo en ellas la parte de Guerrero sobre un clima ardiente y malsano. Terini nando el trabajo, fuera de varios cortes físicos y geológicos, que- daron como piezas principales, la carta general del Estado y la particular de todos los distritos $ diversas copias se sacaron de la una y de los otros, que corrían manuscritas, unas veces con el nombre del autor, otras bajo la firma de los copiantes, como si estuvieran en tentación de apropiarse el contenido íntegro del dibujo. Todo permaneció inédito, hasta que siendo gobernador del Es- tado el Sr. D. Mariano Piva Palacio, lo mandó publicar, litogra- fiándose en Toluca durante los anos 1851 y 52. Quedó formado una especie de Atlas, compuesto del mapa general y de los pla- nos de los distritos de Texcoco, Toluca, Tulancingo, Tlalnepan- tla, Cuernavaca, Sultepec, Tula y Huexutla. Segunda edición de la carta general se hizo en 1854, en menor 358 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. escala, aunque sin suprimir nada del original: se le encuentra en la entrega primera de los «Anales del Ministerio de Fomen- to, Industria y Comercio de la República Mexicana, y repertorio de noticias sobre ciencias, artes y estadística nacional y extran- jera.» La intendencia ó provincia de Valladolid, aliora Estado de Michoacan, cuenta un plano formado en ISIS por el teniente co- ronel D. Alejandro Arana; hecho para las necesidades de la guerra de independencia, es un croquis que presenta algo bien comprendidos los lugares, aunque se descuidó mucho la posición absoluta. En 1822, la diputación provincial de Michoacan en- cargó á D. Juan José Martínez de Lejarza la formación de una estadística, encargo que este desempeñó en ese y el siguiente año, mirando la luz pública el trabajo con el título de ((Análisis estadístico de la provincia de Michoacan, en 1822. Por J. J. L. México, 1824. » Entre las noticias recogidas por Lejarza figuran coordenadas geográficas de varios lugares, referida la longitud al meridiano de México. Se nos ha dicho que son obra del mis- • mo autor, aunque no pudieron explicarnos cuáles fueron los ins- trumentos y los métodos empleados; advertiremos que la posi- ción de Valladolid (Morelia) es idénticamente la de Humboldt, y que debe haber algún error en la expresión de uno u otro de los lugares, supuesto que fijado en el plano por la latitud y la longitud que se le atribuye, resulta á rumbo contrario del que se le asigna en la misma estadística. Lejarza formó igualmente un plano de Michoacan, que ha permanecido inédito, pero que ha servido de punto de partida para los trabajos posteriores. Con los materiales que poseia la Sociedad de Geografía y Es- tadística, reunidos para su carta general y para su Atlas, publi- có en 1850 (vol. 1? del Boletín) un pequeño plano de Michoacan, el primero impreso de que tengamos noticia. En 1863 se publicó en la litografía de triarte una carta anónima de Michoacan, co- pia de la que existia en la Secretaría del Estado, formada a su vez déla de Lejarza, de otra formada por el cuerpo nacional de ingenieros, y con correcciones hechas por un oficial también de ingenieros. Finalmente, el Dr. I). José Guadalupe hornero dió á la estampa otro plano de Michoacan el año 186o, en mayor 3C9 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. escala que el anterior, más copioso en nombres, pero presentan- do con los anteriores fuertes diferencias así en latitud como en longitud: es de todo punto indispensable fijar con más certeza lo que á esta fracción política corresponde. Firmado el tratado Onís, por el cual se establecían los límites entre los Estados -Unidos y la Nueva España, nos parece á nos- otros cosa natural que al sobrevenir la independencia de Méxi- co, se reconocieran como límites también de la parte independida los demarcados de antemano; pero el enviado de los Estados- Unidos no era del mismo parecer que el nuestro, y en 1826 enta- bló controversia con el gobierno acerca de esta materia, llevada con habilidad por aquel, y con torpeza por parte de nuestro mi- nistro de Relaciones. No nos toca ahora decir lo que resultó de la correspondencia diplomática; bastará saber, que en 1827 se nombró una comisión que tenia por objeto arreglar los límites N. E. de la República, marcando los puntos conforme al tratado celebrado en 1819 por D. Luis Onís. Fue puesto al frente de la comisión el general D. Manuel de Mier y Terán, componiendo aquella, para observaciones militares y geográficas, los tenien- tes coroneles E>. José Batres y D. Constantino Tarnava, el dibu- jante D. José María Sánchez, y encargados de los ramos de cien- cias naturales D. Rafael Chovell y D. Luis Berlandier. Sea que las exigencias cambiaron, sea, como nosotros nos figuramos, que aquel solo era un pretexto para apartar á Terán del teatro de los sucesos políticos, lo cierto es que tales límites no hubo, y que la comisión recibió el encargo de reconocer los entonces desco- nocidos Estados de la frontera, recogiendo datos geográficos y estadísticos. La comisión salió de México á 10 de Noviembre de 1827; re- corrió los Estados de Coahuila, de Nuevo León y Tejas, y es- tablecido Terán en Tamaulipas, aun se ocupaba el naturalista Berlandier en sus trabajos los años 1830 y 31. Consta que se re- cogieron muchos datos, se hicieron observaciones de latitud y longitud en muchos lugares, se formaron planos y se redactaron memorias; pero por la desidia propia de nuestra raza, ó por es- píritu de partido, ó por cualquiera otra razón fatal que no sabe- mos explicar, aquellos resultados adquiridos no fueron aprove- 360 anales del ministerio de fomento. diados, ni andan juntos, ni se encuentran más de aquí ó acullá algunas observaciones geográficas ó algunos planos sin óiden ni ligación. Parte del derrotero y de los trabajos de Berlandier vieron la luz pública en la obra intitulada « Diario de viaje de la Comisión de límites que puso el Gobierno de la República bajo la dirección del Excmo. Sr. general de división D. Manuel de Mier y Terán. Lo escribieron por su orden los individuos de la misma comisión, D. Luis Berlandier y D. Rafael Cho\ ell. Méxi- co. 1850. » Así, por punible descuido, se lian perdido repetidas veces obras de cuantía que hubieran servido para la ciencia. Por lo que respecta al Estado de Nuevo León, el viaje de Te- rán lo dió á conocer por la primera vez. Después ha aumentado mucho en importancia, y aunque lejano del centro, sus habitan- tes se muestran solícitos en el camino del progreso. El gobierno encargó la formación del plano al coronel de ingenieros D. San- tiago Nigra de San Martin, quien ejecutó el trabajo litografiado en Nueva -York el año de 1853. La carta está en gran escala ; contiene, además de Nuevo León, la costa sobre el Golfo perte- neciente á Tamaulipas ; le falta Coahuila, del que entonces aquel estaba separado. No sabemos cuáles fueron los métodos emplea- dos en el levantamiento ; el mapa presenta treinta y ocho posi- ciones geográficas, que tampoco sabemos cómo fueron determi- i nadas, aunque en algunas creemos reconocer las de Terán. Para Coahuila existen algunos croquis, uno sobre todos muy bien estudiado 5 pero no han sido publicados más de en el Atlas de García Cubas, supuesto que aquella fracción política, cuando ha sido independiente, no se ha curado mucho de las empresas geográficas. El mapa de Oaxaca no presenta aún gran confianza. Desde el • siglo anterior se encuentran planos manuscritos de aquel Esta- do, que á pesar de las posiciones geográficas de Laguna, forma- dos casi siempre por simples aficionados, no pasan de bosquejos distantes de la verdad, sobre todo al tratarse de las posiciones absolutas. Orbegoso observó en aquel territorio sobre una corta extensión, de manera que el mapa litografiado en New-5 ork en 1852, y que presenta como segunda leyenda el pomposo título de Plan of the Department of Oajaca by Orbegoso — es apenas ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 361 un croquis en que van señalados los pueblos principales del ca- mino de Tehuantepec, y Huatulco á Tlacotepec, con las costas de ambos mares, y blanco el centro del dibujo. La carta corográfica del Estado de Oaxaca, formada por el pro- fesor de medicina D. Manuel Ortega, fue mandada litografiar por el Ministerio de Fomento el ano 1857. Hedía con cuidado basta donde pueden llegar los esfuerzos de una persona estudiosa, con- tiene con pocas excepciones todos los pueblos del Estado, situa- dos por rumbos y distancia, en el gabinete y con presencia de los trabajos anteriores; falta la observación sobre el terreno, que solo tuvo lugar en algunas direcciones. Los mapas manuscritos que existen en el Ministerio de Fomen- to, de diversos partidos del Estado de Puebla, y el plano general en nuestra colección, no son más de croquis muy imperfectos que acusan una mano no ejercitada, y en que á primera vista se perci- ben los defectos de quien trabaja á rumbo y noticia. El Estado ba visto la materia con abandono, y la falta de una carta de aquella parte importante de la Federación, aún se hiciera sentir sino toma por su cuenta el Gobierno general el remediarla. El Ministerio de Fomento de sus fondos expensó la formación del plano, encargan- do de ello a E. Pascual Almazan, quien deberia también hacer una Memoria Estadística. La primera se litografió en Puebla el año de 1855; la segunda no se publica todavía, razón por la cual no podemos decir los métodos que se emplearon en el levantamiento de aquella. Sabemos que Almazan recorrió el Estado, que tomó algunas latitudes, y que su trabajo, sin llegar á ser de primer or- den, es lo mejor que de aquella fracción política tenemos. El plano manuscrito de San Luis Potosí, en la Sociedad de Geo- grafía y Estadística, dice que fue hecho por D. Juan Valdés en 1846. Hacia 1854 el agrimensor D. Ciriaco Iturribarría, que co- nocia el Estado, formó otra carta recopilando los trabajos anterio- res, aunque se fundaba en bien pocas posiciones absolutas. Este plano fue publicado en el Atlas de García Cubas, y es el prime- ro que conozcamos impreso de aquella fracción política. Si San Luis no ha mostrado grande empeño por conocer la topografía del terreno de su demarcación, dos particulares en cambio han hecho estudios, que pueden servir y sirven para el perfecciona- Tomo VI.— 46 362 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. miento de la carta. Durante los años de 18G4 á 66, nuestros bien conocidos ingenieros D. Francisco Diaz CovarrúbiasyD. Manuel Fernandez, aprovechando la oportunidad de los trabajos parti- culares que se les encomendaron, situaron astronómicamente la posición de varios lugares, relacionaron otros con estos, y pudie- ron señalar el curso de algunos rios y la dirección general de las cadenas de montañas : debe agregarse á esto el estudio que Diaz Covarrúbias hizo del camino de San Luis á Tampico, cuyos lu- gares principales se fijaron también por medios astronómicos ó geodésicos. Fernandez recopiló estos trabajos en un plano peque- ño, que manuscrito tenemos en nuestro poder, y del cual se sa- caron varias copias fotográficas. Los mismos materiales sirv ie- ron para formar un pequeño dibujo, litografiado en el Ministerio de Fomento, y que lleva por título— Croquis del Nuevo Depar- tamento del Potosí. Hay un plano manuscrito del Estado de Querétaro, formado el año de 1825 por J. M. I. ; no hemos podido traducir el nombre que estas iniciales encierran, pérdida poco sensible para la cien- cia, supuesto que el plano revela poca instrucción geográfica. Es- te mismo plano fué reproducido por la litografía, completamente anónimo, ya que se suprimieron las mayúsculas que encubren al autor, y el año de la impresión y la oficina donde se hizo; el litó- grafo anduvo acertado en encubrirse, porque no da la mejor idea de su gusto artístico haber seguido ciegamente el original, que ya presenta las montañas en perspectiva como en los siglos pa- sados, aunque en proporción desmesurada, ya sigue un sistema de bárbaras proyecciones horizontales, que semejan las comarcas montuosas ó tierras llanas cubiertas de lagos. Las autoridades del Estado encargaron al agrimensor D. Fran- cisco Gamargo el levantamiento del plano, que tuvo lugar en 183 1: el dibujo permaneció inédito hasta que García Cubas lo incluyó en su Atlas. Oamargo apoyó su carta en cuarenta y seis posicio- nes geográficas determinadas por él, y se encuentran recopiladas en las — Notas estadísticas del Departamento de Querétaro, ior- madas por la Asamblea Constitucional del mismo, y remitidas al Supremo Gobierno en cumplimiento de la parte primera del art. 135 de las Bases Orgánicas. Año de 1515. México, 1818. — ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 363 No conocemos los métodos empleados por C amargo, á fin de for- mar juicio del grado de exactitud que tengan sus observaciones : las longitudes están referidas al meridiano de México, y la de Querétaro es igual á la de Humboldt, lo que nos hace suponer que admitida esta coordenada, se dedujeron las demas por me- dios cronométricos. La latitud, que parece tomada directamente, difiere mucho de la del mismo Humboldt, supuesto que este pone 20°36/39//, mientras aquel escribe 19°58/2//15///, de donde sale la notable diferencia de 40/27//45///. El año de 1855 D. Juan María Balbontin fijó la posición de la ciudad : « Determinada con anticipación, dice, la línea meridiana por la carrera del Sol, observamos con el anteojo el paso de este astro sobre ella, á la vez que con otro instrumento en los dias 20 y 25 de Abril y Io de Mayo, fijando por término medio la latitud N. á la ciudad de Querétaro 20°38/30//.— La longitud fué determi- nada por las observaciones que hicimos al eclipse total de luna de Io de Mayo, siguiéndolo en todos sus períodos, comparando sus tiempos con los que marcaron los calendaristas por el cálculo so- bre el meridiano de México, y tomando las diferencias nos dio por último resultado (PSO'IO", longitud Oeste del citado meridiano.» — Estos números, comparados con los resultados de Humboldt, son mayor en 1/51// en latitud y menor lá'50"en longitud. En la obra astronómica publicada por D. Francisco Diaz Co- varrúbias el año de 1867, me encuentro este pasaje: « La trasmi- sión de señales por medio del telégrafo electro-magnético propor- ciona el método más sencillo y exacto de comparar las horas loca- les de dos ó más estaciones. La idea de aplicar el telégrafo á la de- terminación de la diferencia de longitud de los lugares distantes, parece que fué sugerida por el profesor americano Mr. Morse, des- de 1839 • pero la primera aplicación práctica de este método fué ejecutada por el capitán Wilkes entre Washington y Baltimore en Julio de 1844. Desde esa fecha los numerosos experimentos he- chos en América y Europa, han dado resultados de una precisión muy superior a la que se obtiene por los procedimientos directa- mente astronómicos. En la República de México, el Sr. Balbontin ^ 3 o hicimos la primera observación de este género en 1855, para determinar la longitud de Querétaro respecto de la capital.» 364 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. Sinaloa presentaba pocos y malos materiales para la formación de sn carta, que fueron aprovechados en los Atlas respectivos de la Sociedad de Geografía y de García Cubas. Mejor sin disputa era el mapa publicado en San Francisco de California el año de 1863, en parte levantado y en parte compilado por D. Fernando Lauteren. Conforme al decreto de 5 de Diciembre de 1860 dado en Mazatlan por el Gobernador de Sinaloa, D. Plácido Vega, fue creada una Comisión geográfica, estadísticay de deslinde de tier- ras, para la cual fue nombrado gefe D. Federico Weidner; era segundo el ingeniero D. Enrique Amezeua, sustituido después por D. Cárlos Crauce. La Comisión empezó sus trabajos, trope- zando con obstáculos de difícil vencimiento, no obstante lo cual prosiguió los años de 61 y 62: en principios de 63 fueron nombra- dos los ingenieros D. José Iglesias y D. Mariano Tellez Pizarro, ayudando tiempo después D. Luis Orozco. Sobrevinieron nuevos contratiempos á la Comisión, faltaron casi desde el principio los pagos por las malas circunstancias, y como el Estado fue inva- dido por las fuerzas francesas, se dieron por terminados los tra- bajos el 12 de Agosto de 1864. Weidner enteró en 1866 los resultados de sus operaciones al Ministerio de Fomento, celebrando un convenio para zanjar las dificultades que se presentaron, y aun iba á procederse á la im- presión del plano; pero cambiadas las circunstancias políticas y con el aumento de nuevas dificultades, quedó paralizada la pu- blicación. La carta de Sinaloa se apoya sobre algunos puntos de- terminados astronómicamente sobre la costa por algunos capi- tanes de buques, y las triangulaciones y medidas topográficas practicadas en el interior. Según el original manuscrito que me ha enseñado el autor, aquella lleva este título: «Carta general del Estado de Sinaloa, acompañada de una Memoria Geográfico- Estadística, formada por Federico G. Weidner, gefe de la Comi- sión científica de Sinaloa, por orden del C. Gobernador Plácido Vega, en los años 1861 á 1864. Mandada publicar por el Excmo. Sr. Ministro de Fomento, D. Joaquín Mier y Teran, en 1866.» — Contiene detalles: Io Tabla Geográfico -Estadística. 2o Carta Etnográfica Lingüística de Sinaloa. 3o Corte ó perfil geognóstico y fisiográfico de la Sierra Madre de Sinaloa. 4? Cuadro sinóptico ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 365 de observaciones barométricas hechas en el Puerto de Mazatlan, del Io de Febrero á 25 de Mayo de 1861, por la Comisión de geo- grafía y estadística del Estado.— Fueron también levantados los planos de la ciudad del Kosario, de la ciudad de Concordia, de la ciudad y puerto de Mazatlan, de las villas de San Ignacio y de Cósala, de la ciudad de Culiacan, de las villas de Mocorito, Sinaloa y Fuerte, con varios terrenos particulares y vistas foto- gráficas de algunos sitios. Además deestos trabajos,Weidner ha ejecutado o tros en diver- sos Estados, de que no damos aquí noticia por estar todavía fuera del dominio público. En Chihuahua hizo : Io « Plano horizontal y vertical de las minas Prieta & Tajo en mineral de S. José Parral de Hidalgo, levantados á expensas de la negociación del mismo nombre por su ingeniero director Federico Weidner en 1850.» 2o «Itinerario y corte geognóstico del camino del Parral para Durango y Monterey, formado en 1850 por Federico Weidner.» En Nuevo León: Io «Carta geognóstica del Estado de Nuevo León y partes limítrofes del de Coahuila y Tamaulipas, forma- da por el ingeniero de minas Fed. Weidner en los años 1851-55.» Anexo á esta carta formó un tratado geológico y mineralógico relativo á la constitución física del mismo Estado, en dos volú- menes, con anotaciones, plano y vistas, todo lo cual permanece inédito y tal vez ignorado. En Durango formó: Io «El cerro de Mercado de Durango, ó compendio de noticias mineralógicas, geognósticas, históricas, estadísticas y metalúrgicas del dicho cerro y la Ferrería de San Francisco, con una lámina, por Federico Weidner. Victoria de Durango: 1858.»— El cuaderno no contiene la lámina que pro- mete, porque no pudo litografiarse en Durango, y debia repre- sentar el corte geognóstico del cerro ; original pasó á poder del gobernador del Estado. Este trabajo está inserto anónimo en el Boletín de la Sociedad de Geografía. 2o «Plano fotográfico ca- tastral de la ciudad de Victoria de Durango, formado por orden del gobierno del Estado por el ingeniero Weidner, en los años de 1856-59.» El plano esta formado sobre una gran escala, abra- zando una superficie de unas veinte varas cuadradas. 3o « Plano le la cañería de la ciudad de Durango, levantado por el inge- 366 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. niero Fed. Weidner, en 1855.» 4o «Plano general y trazo de nn nuevo tiro en la mina de Santa Posa, formado a expensas de 1). José María Sánchez, por el ingeniero de minas Fed. Weidner, en 1856. » 5? «Plano y perfiles de la mina de la Bufa en el Peal de Coneto, levantado á expensas de L>. Julio Lehmann, por el ingeniero de minas Fed. Weidner, en 1857.» El Estado de Sonora ha sido uno de los más codiciados por los extranjeros 5 con fama de grandes riquezas y de suma fertili- dad de suelo, muchos se han dedicado a reconocerlo j desci ibir- lo, resultando de aquí que pueda presentar nn gran número de cartas formadas por propios y por extraños, y esto sin que ha- i yan tomado la menor parte sus autoridades. Pero como el estu- dio de aquellos interesados viajeros, aunque se ha detenido de preferencia sobre Sonora, se ha extendido también a los Estados j limítrofes, ha resultado de aquí que el plano de Sonora no se en- cuentre de común aislado sino unido con los otios, ó al menos con el mar de California, del cual forma la costa oriental. El ma- ! pa más antiguo de esta clase es el formado por el teniente Haidj , de 1825 á 1828, siendo los últimos los de Ehremberg, de 1846 y 1858, y el de Fleury, publicado en San Francisco en 1864. No obstante los trabajos de la Comisión de límites, el Estado solo j presenta sólidos datos en la parte fronteriza y en algunos pnn- : tos del interior, siendo lo demas poco conocido. El gobierno del Estado de Tabasco encargó á los agrimensores D. Pomnaldo Carrascosa y D. Félix Poberto Shiels, que levan- taran el plano de aquella demarcación, y lo ejecutaron, publi- cándose en México el año de 1854. Fueron empleados medios trigonométricos en la parte más poblada, sirviéndose para com- pletar la obra más bien de medios expeditos y prácticos : los pnn- 1 tos, pues, presentan buena colocación relativa, faltándoles la absoluta en la mayor parte de los casos. Indicamos arriba, al hablar de Nuevo León, que el general D. Manuel de Mier y Terán habia hecho algunas determinaciones astronómicas en Tamaulipas; con ellas, y con el resultado de la i visita hecha por la Comisión en el Estado, se formó un plano que en copia auténtica existe en nuestra colección. Lleva la fecha de 1831, y se apoya en observaciones de longitud para San Luis, i ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 367 Saltillo, Monterey, Matamoros, Santa Bárbara, Tula, Victoria, Paso de Laredo, Laredo, Mier, y Beinosa, y de solo latitud para la Marina, Tampico, Villerías, Magiscatzin, Jiménez, San Fer- nando, Paso de Santa Margarita, Palafox, y Camargo. Este mis- mo mapa es el publicado jior la Sociedad de Geografía el año de 1849, en el vol. 1? de su Boletín, haciéndole algunas pequeñas va- riaciones. I). Bernardo Othon había publicado antes, en 1846, un plano del Estado de Tamaulipas, con pequeñas porciones de Nuevo - León y de Veracruz, que en el fondo es el mismo de Terán, sin presentar más diferencia que señalar los caminos que en su tiem- po se habían hecho más frecuentados. La carta de Tamaulipas ha mejorado mucho en nuestros dias j fuera de que la costa está bien situada desde la expedición de Bauza, y que se ha mejora- do con las diversas exploraciones al Golfo de los marinos espa- ñoles, franceses é ingleses, y que ya merece confianza la situación de los puntos principales de aquel litoral, la Comisión de límites fijó de una manera muy exacta toda la corriente del rio Bravo, una zona de terreno interior, y algunos puntos que antes no eran tan bien conocidos. La antigua colonia de Nuevo Santander no es ni pálida sombra de lo que hoy el Estado de Tamaulipas. D. Tomás Bamon del Moral, al levantar el plano del Estado de México, levantó también el del Distrito de Tlaxcala, que en- tonces tenia incorporado. Vuelto el sistema federal, fué declara- do Tlaxcala Territorio como antes era, y como á consecuencia de ios cambios sobrevenidos, las autoridades temieran que se le unie- a al Estado de Puebla, dirigieron la — « Bepresentacion que la ilutación territorial de Tlaxcala eleva al Congreso general, opo- niéndose á que se agregue al Estado de Puebla el referido Ter- ritorio, cuya estadística se acompaña á la exposición. México, 849.»— Acompaña á este opúsculo un plano del Territorio, que muque con la fecha de la publicación, 4849, es la copia del plano orinado en 4844 por el alumno de Minería D. Ignacio Bamirez; ‘1 fondo del mapa es de Moral, aunque Bamirez añadió algunos mntos y rectificó otros, valiéndose del sextante ó de medios tri- gonométricos. Copia de esta en menor escala y con varias supre- ones, es la carta publicada el mismo año 4849 por la Sociedad 338 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. do Geografía 6ii el vol. 1? de su Boletín, y en el Atlas de García Cubas. Es cosa que causa verdadera extraneza que un Estado tan im- portante y rico como Veracruz, no tenga hecha y publicada una carta de su demarcación. X no se diga que lia faltado la gana de conocer el terreno á los hombres que lo pudieran diseñar, porque desde muy antiguo los gobiernos y los particulares ñau tenido em- peño en conocer aquella tierra y costa, primeras que en nuestro país fueron visitadas, y en las que tenian lugar las comunicaciones con la madre patria y el comercio principal de la colonia. Los ma- pas más antiguos que ñau llegado á nuestras manos pertenecen á Yeracruz ; en tiempos subsecuentes y basta el siglo anterior, se repitieron diversas exploraciones sobre el litoral, procurando fijar la línea de la playa y las desembocaduras de los ños ; fué re- conocido el interior á fin de situar las principales poblaciones, y mereció particular estudio al trazar los caminos que conducen al interior: en nuestros dias observaron allí y formal on planos | D. Juan Orbegoso, D. José Ignacio Iberri, D. Manuel Eobles, D. José María Duran, y algunos otros, cuyo nombre se nos escapa de la memoria. Eeunidos y examinados los materiales existentes, se encuentra que la zona média del Estado, aquella por la cual se verifica el tráfico, está bien determinada y conocida, mientras la zona del Norte no lo es tanto, y la zona del Sur está en espera de algunas rectificaciones ; pero no bay un conjunto metódico de todos estos datos esparcidos ni menos se encuentra una publica- ción de ella, si no es en el Atlas de García Cubas. El Ministerio de Fomento quiso suplir esta falta, verdaderamente indisculpa- ble, y al efecto expensó de sus fondos una persona que recogiera datos estadísticos y formara la carta apetecida, con ánimo de dar- la á luz; los trastornos políticos fueron causa de que gastado el dinero prometido, solo podrían recogerse al cabo algunas rela- ciones no completas, y croquis del terreno formado como estudios ó primeros tauteos, sin la coordinación y exactitud que se busca- ban. Este hueco en nuestra geografía merece colmarse con tanta mayor preferencia, cuanto que casi todos los pequeños Estados se han adelantado en ello á \ eracruz. Mr. John Stephens, en sus Incidents of travel in Yucatán , im- ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 369 presos en New-York, 1847, presenta una pequeña carta del Es- tado de Yucatán, destinada principalmente á marcar el derrotero que siguió en aquella península: conforme allí se indica, las la- titudes de Mérida y de Exmal fueron determinadas por alturas meridianas, mientras las posiciones de los demas lugares fueron tomadas de los planos manuscritos que consultaron : en cuanto á las costas, sirvieron de modelo los trabajos españoles é ingleses. En el mismo año 1847, aunque no fue publicada hasta 1853, for- maba su carta de Yucatán Mr. Carlos Heller, sirviéndole de base la de D. Juan de León, añadiéndole las correcciones que le pa- recieron convenientes. Estos trabajos reconocian, como se ve, por origen, la carta pu- blicada en Madrid el año de 1810 por D. Tomás López, como los manuscritos que existían en la península, formados desde el si- glo XY III, y aun antes por personas celosas de la ciencia, aun- que poco entendidas en ella. A fin de mejorar el trabajo, las au- toridades de Yucatán encargaron á Xigra de San Martin, que formara el plano de la península, comprendiendo el territorio de la isla del Carmen; hízolo así, publicándose el mapa en grande escala el año 1848, en Nueva Orleans. Mejoró algo en condicio- nes científicas con respecto á los que le precedieron, no obstante que por falta de datos que el Gobierno general ha descuidado de precisar, no se expresaron con la debida exactitud ni los límites con la provincia inglesa de Walize que tienden de continuo á en- sancharse, ni la línea divisoria con Guatemala; ambos descuidos serán materia de agrias contestaciones en el porvenir. Esta mis- ma carta de Xigra, reducida á pequeña escala, se encuentra en el vol. 3o del Boletín de la Sociedad de Geografía, que aunque lleva la fecha de 1852, corresponde en la parte que nos ocupa á 1853. H. Iliepert, en su New Map of Central America , comprendió también á Yucatán, sin que sepamos si le hizo correcciones. Con motivo de la separación de hecho en dos fracciones políticas de la península, D. Tomás Aznar Barbachano y D. Juan Carbó, im- primieron en México, 1861, la — Memoria sobre la conveniencia, utilidad y necesidad de erigir constitucionalmente en Estado de la Confederación Mexicana el antiguo distrito de Campeche, cons- Tomo VI.— 47 370 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. tituido de hecho en Estado libre y soberano desde Mayo de 184o, por virtud de los convenios de división territorial que celebro con el Estado de Yucatán, de que era parte.— En este volumen se encuentran: Io, una carta, en escala pequeña, de toda la penín- sula, sacada de la que en el mismo año 1861 formó H. Fremont, aprovechándose, además, los trabajos anteriores, y 2», la carta particular del proyectado Estado de Campeche, formada por E re- mont con los datos recogidos por la Agencia del Ministerio de Fomento. En ambas obras se notan mejoras sacadas de las car- tas máximas. . _r , El último plano, publicado el año 1864 en París por Mr. de Malte- Brun, es el más incompleto de todos, pues aunque se dice formado en vista de otros muchos, su objeto es más arqueológico que geográfico, fijando casi únicamente los lugares donde existen monumentos antiguos. Apuntaremos, para pasar á otro asunto, que durante el tiempo que D. José Salazar Ilarregui estuvo man- dando en Yucatán, y principalmente en 1866, existió en Yucatán una comisión compuesta de buenos ingenieros y provista de los correspondientes instrumentos, encargada de ejecutar operacio- nes geográficas, á fin de rectificar toda la carta si era posible. Varios trabajos se hicieron de importancia; pero sobre\ enido e I cambio político, la Comisión se dispersó é ignoramos cuál fue el paradero de aquellos. El Estado de Zacatecas debe á D. José Burkart una buena copia de observaciones geográficas, no obstante que el principa intento de sus estudios se dirigiera á la parte geognósticay mil ueralógica. Alentadas las autoridades por aquel ejemplo, encaij garou en 1833 á D. C. Berghes que formara la carta del Estado \o que verificó empleando medios trigonométricos. Berghes hl vantó no solo el plano general, sino también los particulares di las principales poblaciones, la de las antiguas ruinas, etc., toi j lo cual formaba un Atlas dibujado con bastante gusto; la legal latura dispuso la impresión en el extranjero y aun apronto h,j fondos, siendo el resultado el extravío de lo uno y de lo otro, co atraso irreparable para la ciencia. Este mapa, reducido en la e cala y en los pormenores, es el que se encuentra en el Atlas il García Cubas. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 371 Anónimos, el plano general con fecha de 1838 y los particula- res de los distritos sin ningún dato, existen manuscritos y se hallan copias repetidas de planos del Estado de Zacatecas: no se puede sacar procedencia, ni parece merecen confianza cientí- fica, porque caso que los lugares estén arreglados en sus posi- ciones relativas, falta absolutamente la posición absoluta; ade- más, carecen completamente de indicaciones orográficas, y los pocos rios que van señalados, lo están á poco más ó menos, y apenas merecen el nombre de croquis. Los primeros planos de la Baja California se deben á los je- suitas. Las costas han sido después reconocidas prolijamente por los marinos españoles é ingleses, de manera que presentan en su mayor parte gran confianza; el interior se encuentra repe- tido en diversas cartas, pues aquella penjjisula, si no por la fe- racidad de su suelo, se recomienda por su fama de riquezas, y por lo mismo ha sido y es objeto de codicia para los Estados - Unidos. § XXVI. Tehuantepec.— Strozi Gally.— Cramer.— Corral y Aranda.— Ortiz Orbego- so. — Moro. — Roldes Pezuela. — El comodoro Perry. — El mayor Barnard. Descubierta la América, y demostrado que era una tierra ten- dida en el Océano que obstruía el camino directo de la Europa para el Asia, el afan constante de las expediciones marítimas fué encontrar á través de ese continente, un estrecho, un paso, que comunicando el Atlántico con el Pacífico, sirviera de pronta y segura via para hacer el tráfico apetecido. Este empeño marca- do duró casi hasta fines del siglo anterior, sostenido unas veces por las esperanzas fundadas en las grandes bocas observadas sobre las costas no bien reconocidas, alimentado otras con rela- ciones apócrifas de personas imaginarias que aseguraban haber ejecutado la soñada travesía: todas esas ilusiones fueron desa- pareciendo una tras otra, á medida que el continente quedaba mejor reconocido; y cuando la ciencia tocó la evidencia de ser imposible el problema, la idea dejó su forma primitiva para re- 372 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. vestir la que naturalmente clebia de seguirse. Supuesto que el comercio con el Asia entrañaba grandes intereses, y que el paso bienhechor no existia, era preciso buscar sobre la ti en a finne un lugar acomodado que sirviera de tránsito, ahorrando tiempo y dinero; las condiciones que se pedían estaban deducidas de su mismo objeto 5 debería ser de la menor anchura posible, con gran- des corrientes ó depósitos de aguas que se prestaran á la nave- gación, ó bien que los accidentes del terreno permitieran la aper- tura de un canal ó de un camino fácil y pronto : esto último v ino á ponerse en la línea de la mayor posibilidad con el descubi imien- to de los ferrocarriles. A principios del presente siglo, Humboldt señalaba á la con- sideración de los gobiernos nueve puntos dignos de estudiarse para efectuarla comunicación: más tarde, quedaban como de más fácil realización cuatro, á saber: el de la provincia del Cho- có en la Nueva Granada, el istmo del Dañen ó de Panamá, el de Nicaragua, y el istmo de Tehuantepec. Discutidas las ventajas que asistían á cada uno, gran copia de razones militan en favor de Tehuantepec, por la cercanía á los centros comerciales que se trata de aproximar. Entre los Estados de Yeracruz y de Tabasco sobre el Océano Atlántico, y entre los de Oaxaca y Chiapas en el Mar Pacífico, las costas de la Eepública se estrechan formando lo que se lla- ma el istmo de Tehuantepec. Calculando su anchura, de la des- embocadura del rio Coatzacoalcos en el Golfo, 18° 8' 20" latitud Norte y 4o 34' 18"4 de longitud E. de México (Colegio de Mi- nería), al puerto de la Ventosa en la desembocadura del rio de Tehuantepec, 16° 1P 45" latitud y 3° 51' 2S"4 longitud E., se cuentan en línea recta 143J millas: la distancia es menor, com- parando la boca del Coatzacoalcos con la barra de San Francis- co, por donde desaguan las lagunas australes del istmo. Este terreno, llano liácia ambas costas, está cortado de Este á Oeste por una serie de alturas, prolongación de los Andes, y que se interna muy al Norte en nuestro país; esta parte montañosa ocu- pa una zona de unas cuarenta millas de anchura, llenando los llanos del Pacífico unas veinte ó veinticinco, y el resto hasta la distancia total los llanos del Atlántico. El rio Coatzacoalcos se ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 373 extiende casi verticalmente en la parte boreal, ocupando unas dos terceras partes de la an chura del istmo, siendo navegable por una grande extensión en su estado actual j aprovechando hasta donde sea posible la corriente, con un ferrocarril que unie- ra este extremo con el que se escogiera sobre el rio de Teliuan- tepec, la comunicación estaría efectuada, y México y el mundo comercial habrían resuelto fructuosamente el problema tan deba- tido. Tiempo y dinero, la ciencia se encargará de lo demas. Desde muy antiguo llamaron la atención el istmo y el Coatza- coalcos. Cortés los hizo reconocer j pensó en ellos para el tras- poite de los objetos que necesitaba para sus expediciones en la mai del Sur* y calculando la importancia de la provincia, hizo fundar sobre la vera derecha del rio, la villa de Coatzacoalco ó del Espíritu Santo. La provincia, sin embargo que en tiempo de los emperadores aztecas era poblada y rica, fué decayendo poco á poco hasta convertirse la parte interior en un yermo. Cuando Felipe II pidió á la colonia los informes de que dimos noticia en lo íelativo al siglo XVI, el alcalde mayor de guazacualco contes- taba con fecha de 1579, que la provincia iba á menos, y que mul- titud de pueblos habian desaparecido. Acompaña á este informe el plano del rio Coatzacoalcos, mandado formar por el repetido alcalde mayor Suero Cangas de Quiñones, y formado por Fran- cisco Stroza Gally. Este curioso documento, el más antiguo de los que hemos visto con referencia al istmo, abraza una exten- sión de costa desde la boca del tonda hasta la Punta de ¡Sapolitan: la boca del rio de goazacoalco con diez y ocho piés de agua , está si- tuada en los 18° de latitud Xorte y 77 grados longitud occidental , no sabemos de cuál meridiano. El plano del rio se extiende des- de la desembocadura hasta Vtatepeque ques el puerto viejo , punto interior ques en la provincia de teguantepeque. Siguiendo las indi- caciones de la escala, se cuenta entre ambos extremos treinta y seis leguas $ comparando el dibujo con los planos actuales, pre- senta notable semejanza, y deja de luego á luego descubrir que el rio fué en efecto recorrido, que se notaron los accidentes del terreno, y que si no tiene mejor forma, debido es á los tiempos y no a falta de saber del geógrafo. La carta de la mar del Sur, mandada al rey Felipe II por el 374 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. alcalde mayor de la provincia de Tecuantepee (P^te aus ral del istmo) Juan de Torres de Lagunas en 1580 -P* desde los altos '«,»>. la *«“ ra con In»laterra para trasportar algunos efectos, sobie todo “le Guatemala, de Tehuantepec al por allí alguna vez ^rtdlena, yP°^ ”’®°“ E el tiempo se cion como vía pronta del uno ai onu 1 creía que las barrancas de la parte montañosa se llenaban de ao-ua en la estación de lluvias, que entonces se comunicaban as corrientes que descienden en dirección de ambos Oc™, de- jando la navegación tan expedita, que los indios ‘^ab^oy^ Tehuantepec, siguiendo en sus canoas el curso de 1 ™s Coat zacoalco, Chimalapa y Tehuantepec, pasaban con sus mercan cías del uno al otro de los dos puntos extremos. La necesidad de llevar de Veracruz al Pacífico los «tiles nece- sarios para emprender las exploraciones de altura que se mei "Censar seriamente al virey Bucareli en buscar un paso por él istmo, y al efecto ordenó el reconocimiento hecho por Cramer Hí El plano que fue su resultado comprende solo una faja d tierra la bastante para figurar el curso del Coatzacoa eos, y las corrientes que se pierden en los lagos de la parte que formóconsta en el mismo plano, y por ser medita, y la 1 un a formal acerca de este punto, vamos á copiarla mtegr. «ice asi. «Empieza este Istmo por la paite de - b ‘ ' Goazacoalcos, la cual tiene á media marea 24 palmos de excepto en una pequeña parte de su extensión, T«enohayma que 18. Estos mismos son los que se enconti.u descubrimiento, y los que yo he hallado; »°r convenir con estos sondeos otros muchos en el espacio de 1 J ano, ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 375 por el vigía actual, se puede iuferir que dicha barra es invaria- ble, ó que si hay en ella alguna variación, no es muy considera- ble, ni se ha percivido. » « En aquella parte de la costa, hay meganos de mediana altu- ra, no pelados como los de Veraeruz, sino cubiertos de excelente pasto para los Ganados. Passada la barra tiene ya el rio de 6 á 8 brazas de fondo; y á un quarto de legua en la parte del Oeste, se ve el sitio donde se fabricó la Nueva España. A quatro le- guas, y en la orilla Oriental, estuvo situada la antigua Villa del Espíritu Santo, y es tradición constante en aquella Provincia, que se abandonó por los continuos saqueos, con que la ostigaron el siglo pasado los Ingleses. » « Siguiendo el curso del Rio, á diez leguas de la Barra en la parte del Oeste, están los esteros de Posthmetacan, Tacojalpa, y Tacojalpilla, donde se conservan los Pinos que sirven para ar- boladuras de nuestros navios, y se llevan todos los años á la Ha- bana. Una legua antes de dichos esteros, está el Passo Real, por donde va el camino para la Provincia de Tabasco. » «Asta aquí, y aun algo mas arriba, tiene el rio de 200 á 300 y 400 varas de ancho, con fondo suficiente para embarcaciones ma- yóles. Y para Goletas y Balandras hasta el cerrito de Guapilo- loya, que es donde está el primer bado en tiempo de secas. En toda esta distancia están como á nivel las margenes del Rio, ele- vadas sobre él de tres á quatro varas, y en dicho cerro es donde se ven las primeras piedras; las quales están en diferentes le- chos, interrumpidos con greda. Assí este cerrito, como otros dos ó tres que se encuentran algo mas arriba, apenas tienen de 20 á 25 varas de altura, de modo que se puede decir que el rio, sigue por terreno llano hasta el confluente de los Miges, y asta allí es poco perceptible su corriente. » ((Mas arriba de este confluente, y cerca del rio de la Puerta, empiezan á divisarse y verse lomas, de una y otra parte, las qua- les a medida que se va subiendo, van siendo mas altas: de modo que entre el rio de la Puerta, y el de Saravia, llega su altura has- ta 60 y 70 varas, después son una tercera parte mas bajas, hasta cerca del rio Malatengo, y de aqui para arriba, ya es todo el ter- reno mas elevado y escabroso. » 376 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. «En todo el curso del Rio, abundan por uno y otro lado las maderas de construcción, y especialmente los Cedros, que se ven muy grandes en las mismas orillas. Desde antes de llegar al Rio de Saravia, abundan también muclio las maderas fuertes, como Savicües, Guayacanes, etc., y siguen con abundancia hasta el terreno que empiezan los Pinos, que es cerca del sitio en que esta señalado su corte en este Mapa. » «Desde el rio de la Puerta, empiezan las chorreras ó vandales en el de Goazacoalcos; son ya frecuentes en las orillas los peñas- cos 5 y corre tan angosto, que apenas tiene de 35 á 40 varas, en algunas partes. Entre el de Saravia, y el de Malatengo, esta el desembarcadero llamado el Mal Passo, donde desembarqué pa- ra tomar el camino de Tecoantepeque. Las primeras seis leguas de este camino, son por bosque alto de excelentes maderas; hay sus subidas y bajadas, porque las lomas son frecuentes, pero no muy altas; luego se sale á las savanas, y es tierra cassi llana, hasta las inmediaciones de San Juan de Guichicobi, que esta si- tuado en terreno quebrado. Siguiendo el camino de San Juan para Tecoantepeque, continua el mismo terreno hasta cerca del Kio Malatengo; y de aquí para adelante ya son lomas suaves.» «El camino que desde el rio Malatengo está señalado con pun- tos dobles, y passan por el barrio la Chiavela, y San Gerónimo, es el que trajo la Artillería que se conduxo en el siglo pasado de Tecoantepeque á la barra de Goazacoalcos, y de alli á San Juan de Ulua: esta Artillería, probablemente se embarcó en Malaten- go en el paraje A, y se bajó en tiempo de aguas por el rio, ó atra- vesando por el de Saravia al de Goazacoalcos, por el qual con- tinuó su navegación hasta el Mar.» «Es de advertir que este Rio Malatengo solo en tiempo de lluvias tiene caudal suficiente para dicha navegación, aun prac- ticándola con canoas que calen muy poca agua. ri ambien se ha de notar que el de Saravia ofrece alguna mejor porción, y que el terreno entre Malatengo y Saravia por el paraje B. C. es de Lomas muy suaves, por las quales fuera fácil abrir camino bue- no. Igualmente representa ser buen terreno el que hay entre Saravia y el de los Miges, cortando por la dirección C. D. pero para conocerlo perfectamente, seria menester liir abriendo ca ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 377 mino por aquellos desiertos, y no se puede determinar con cer- tidumbre la interior disposición de aquel terreno. Su reconoci- miento podria convenir, siempre que se quisiesse abrir un camino permanente para ruedas ; pero para el usso de una ú otra vez, no tengo por imposible subir Artillería ( excepto la de á 24 ) por los rios hasta el paraje A, executandolo con canoas aparentes para el fin, y aprovechándose de la corriente de los Ríos, en la esta- ción de aguas. Desde allí fuera fácil la conducción por tierra hasta Tecoantepeque, renovando el camino por donde passó la que se condujo á San Juan de Ulua en otro tiempo; y el mayor gasto seria el poner en buen estado la parte que atraviesa la Sier- ra entre la Hacienda de la Chiavela, y San Gerónimo. Para todo lo que puede llevarse á lomo, no hay que hacer; en cualquier tiempo del año se puede practicar ; conducido con canoas hasta Mal Passo, desde allí hay 30 leguas de camino abierto hasta Te- coantepeque. » « La disposición de los Ríos : la Sierra como interrumpida que esta entre Santa María de Metapa, y San Miguel; y la buena proporción que ofrece el terreno, hacen conocer que no fuera em- pressa muy difícil, ni de excessivo gasto la comunicación de los dos Mares. Suponiendo las aguas de los dos rios Moloya, y Ci- tuna ser suspendidas, se abriría un canal para coinuu icarias con las de San Miguel, que passa por la venta de Chieapa; y de aqui adelante ya no hay dificultad, porque todo es perfectamente lla- no, hasta Tecoantepeque. Del punto de la división de las aguas se sacaría otro canal, costeando el rio Malatengo, y con pocas esclussas se pondría á nibel el terreno O. por el qual entraría en el rio de Saravia, ó continuaría hasta el de la Puerta, según con- viniesse; y de qualquiera de estos Rios, se pondría á muy poca costa corriente la navegación hasta Goazacoalcos. México 20 de Febrero de 1774. — Orame.» Aunque este informe fue satisfactorio, bajo el punto de vista de la posibilidad de unir los dos mares, no se juzgó suficiente para tomar una resolución definitiva, y en consecuencia el virey Bucareli dió sus órdenes al coronel de ingenieros D. Miguel del Corral y al capitán de fragata D. Joaquín Aranda, para practi- car nuevo reconocimiento. Gastaron el tiempo corrido de 28 de Tomo VI.— 48 378 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. Octubre de 1776 á 21 de Jubo de 1777 ; reconocieron la carta del Golfo de la barra de Alvarado ala del Coatzacoalco ; recorrieron la parte interior de la tierra y navegaron los rios 5 y terminado su estudio regresaron, informando que la comunicación del Atlán- tico con el Pacífico les parecía imposible; pero que aun cuando fuera fácil, la via seria de poca utilidad, porque el trasporte de los pequeños objetos que por allí liabian de pasar, no cubrirían ni con mucho los gastos que se sufragara. A pesar de lo estre- cho de estas miras, atendido el tiempo y el estado de la colonia, casi estamos por decir que tenían razón los comisionados para opinar de una manera tan absurda; es disculpable el gobierno que las admitió, ya que carecía de un gran comercio, y no entia- ba en sus intereses abrir su tierra á los extranjeros. Sin embar- go, en 1798 se hizo un camino de Tehuantepec al Embarcadero de la Cruz en el Coatzacoalcos, con lo cual, de una inaneia im- perfecta, quedó establecida la comunicación entre los mares bo- real y austral. Nada se hacia de positivo, pero los años avivaban más y más la idea de la comunicación interoceánica por Tehuantepec. Las Cortes Españolas, por decreto de 30 de Abril de 1814, mandaron abrir un canal en el istmo, destinándose para ello los fondos del consulado de Guadalajara: resolución tardía, que no se pudo llevar á efecto, porque á la sazón ardía la guerra, que terminó con la separación de las colonias. Hecha la independencia, casi simultáneamente volvieron los ojos á Tehuantepec el gobierno del Estado de Y eracruz y el go- bierno general. El primero nombró por su comisionado, en 1824, á D. Tadeo Ortiz : aunque se abarcaba el pensamiento de estu- diar la comunicación entre los mares, el intento principal era el de colonizar el istmo, como punto principal para alcanzar aquel primer objeto. En consecuencia, Ortiz hizo varios reconocimien- tos de los rios y de los terrenos, forjó en 1825 plano del istmo, y escribió acerca de los medios que podrían ser empleados para abrir la via entre las costas contrapuestas. Más calculador que geógrafo, el comisionado de Veracruz adelantó poco la topogra- fía de Tehuantepec; sus mapas revelan que obra bajo el influjo de los trabajos anteriores, que recopiló cuanto pudo para apro- ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 379 veckarlos, y que por su propia cuenta hizo bien poco. De lo que Ortiz cuidó de preferencia fue de visitar los terrenos feraces y mejor situados en las márgenes del Coatzacoalcos, y de enton- ces provienen una multitud de títulos, concedidos con la obliga- ción de colonizar las tierras, las cuales fueron desatendidas y abandonadas, aunque defendidas tenazmente cuando había al- guna esperanza de que cobraran valor. El Presidente de la República, D. Guadalupe Victoria, nom- braba el mismo año 1824 una Comisión que reconociera el istmo, poniéndola á cargo de D. Juan Orbegoso. El reconocimiento se verificó al año siguiente, 1825, siendo este el primer mapa que merezca alguna confianza. Orbegoso levantó el curso del Coat- zacoalcos, hasta su confluencia con el Saravia, por un método, que podemos llamar de cambiamiento, bastante exacto; se hicie- ron operaciones trigonométricas para ligar algunos lugares, y en cuanto á la parte astronómica, se fijó la latitud de doce luga- res por la culminación de diversas estrellas, y la longitud de uno por una emersión del segundo satélite de Júpiter : ios instrumen- tos empleados fueron un sextante y horizonte artificial, y un an- teojo acromático de 46 pulgadas inglesas. La primera edición del plano de Orbegoso la hizo la Sociedad de Geografía, en el número primero de su Boletín, en escala un poco menor del ori- ginal que tenemos en nuestra colección; las publicaciones que le siguieron son su exacta reproducción. Otro período de años inútiles se siguió á las dos empresas an- teriores, hasta que, con fecha 25 de Febrero de 1842, D. José de Garay presentó un memorial al Gobierno, pintando las grandes ventajas que se obtendrían de abrir la comunicación interoceá- nica por Tehuantepec, y ofreciendo « ser el ejecutor de esta obra gigantesca, en muy poco tiempo. » La resolución se hizo esperar bien poco, supuesto que, por el decreto de Io de Marzo del mis- mo año, 1842, se confió á Garay la ejecución déla obra, median- te ciertos beneficios. La primera condición fué que Garay haría practicar á su costa un reconocimiento del istmo; y en consecuencia, formó una Co- misión compuesta del director D. Cayetano Moro, de los ingenie- ros D. Teodoro de la Troupliniére y D. José González y Robles, ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. del secretario D. Pedro Garay y Garay, y del agregado D. Mauro Giiido de Guido. La Troupliniére duró poco en el istmo, habien- do sido reemplazado por D. Manuel Eobles Pezuela; de manera que, si los trabajos de dirección se deben á Moro, las observacio- nes astronómicas son en su mayor parte de Eobles, partiendo con González las medidas trigonométricas, que esteno pudo lle- var á cabo por haber caido enfermo. La Comisión salió de México el 30 de Abril de 1842, y llegó á Tebuantepec el 28 de Mayo; los trabajos se dieron por termina- dos el 25 de Marzo de 1843. Medida sobre la playa del Pacifico una base de 16,930 metros, se enlazaron los puntos, donde quie- ra que lo permitió el terreno, por medio de una extensa y exacta triangulación; se levantó el plano de las lagunas australes Duie Quialoi, y Duic Quialiat; se registró el terreno montañoso para descubrir el origen de algunos rios; se reconoció el curso del Coatzacoalcos y de algunas otras corrientes, y hecho estudio del terreno, Moro basó su proyecto sobre un canal de comunica- ción, coincidiendo en muchos puntos con los pensamientos de Cramer. El observatorio astronómico se situó en Juchitan, las obser- vaciones consistieron en la determinación directa de la latitud de San Mateo y San Dionisio del Mar, San Juan Guichicovi, Santa María Chimalapa, Hidalgotitlan, Minatitlan, el Paso de la Puerta, la playa de Jumuapa, la punta Sur de la isla del Pe- dernal y la Horqueta de la de Tacamicliapa.— «La latitud (de Juchitan) se determinó con el mayor cuidado por medio de al- turas circunmeridianas de diversas estrellas y de alturas de la Polar tomadas fuera del meridiano, usando del círculo de Borda, tanto para estas observaciones como para las de alturas absolu- tas de sol y de varias estrellas que sirvieron para arreglar los cronómetros. Los resultados parciales que ponemos á continua- ción liarán juzgar del grado de confianza que merece el pro- medio : Por 6 alturas circunmeridianas cío Fomalliaut (No'viembie 3 de 1843) 20 de la Polar (Noviembre 3) 12 de la Grulla (Noviembre 4) 16° 26' 15" N 16 26 6 16 26 6 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 381 12 de Achernar (Noviembre 4) 8 de Canopus (Febrero 18 de 1843) 2 series de seis observaciones de alturas de la Polar fuera del meridiano 16° 26' 14" N. 16 26 3 16 26 9 Promedio de las 70 observaciones Diferencia entre el punto en que se colocaba el instrumento y la cúpula de la iglesia Latitud de la cúpula 16 28 8,3 0 0 1,7 16 26 10 No habiéndose podido observar ninguna ocultación de estrella por la luna, se determinó la longitud comparando las culmina- ciones de un limbo de este astro con las de las estrellas Espiga de la Virgen, Antares y Régulo, observadas con el telescopio mismo del círculo dispuesto muy próximamente en el plano del meridiano, y se obtuvieron los resultados siguientes: Longitud de Juchitan al Oeste de Greenwich. Por la comparación con la Espiga (Febrero 17) Id. con Antares (Febrero 21) Id. con Régulo (Marzo 13) Por otra con la misma estrella (Marzo 14) Longitud de Juchitan En grados 6h 20 ' 27 " 6 20 50 6 20 43 6 20 34 6 20 38,5 95° 9' 37", 5 Se tomaron varios azimutes; y con la posición absoluta de Ju- chitan, por medio de la triangulación, se dedujo la posición geo- gráfica de 21 puntos al Oeste y 28 al Este del mismo meridiano. Se hicieron además observaciones para sacar la temperatura y la presión atmosférica, y una nivelación barométrica en que se determinó la altitud de 50 lugares. En suma, estos trabajos, aun- que no puedan llamarse de primer orden, son más que suficien- tes para dar á conocer la topografía del istmo, y para descubrir los buenos conocimientos poseídos por los ingenieros. El mapa general del istmo, el del curso del Coatzacoalcos, el geológico de la parte austral del terreno, y otros dos más, llevan a fecha de 1843, y fueron publicados con el libro intitulado- — Reconocimiento del istmo de Tehuantepec, practicado en los mos 1842 y 1843, con el objeto de una comunicación oceánica, >or la Comisión científica que nombró al efecto el empresario Don 382 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. José de Garay. Londres: 1844.- El plano general fué grabado en mayor escala, sin fecha, en Londres, casa de Ackermann, y en distintas fechas se han hecho diversas ediciones en México, to- mando al pié de la letra el mapa menor, que vino á fundar es- cuela, digamos así, haciendo olvidar el de Orbegoso. Si la exploración de Moro y de Robles fué útil parala ciencia, la concesión hecha á Garay fué para México un semillero de con- testaciones y de disgustos, que han sido la causa eficiente de que hasta hoy no haya sido posible la comunicación por el istmo. Como á nosotros no nos incumbe dar la historia de este deplo- rable negocio, dejaremos á un lado las miserias que encierra y seguiremos en nuestro rebusco de noticias geográficas. En 1. , v durante la guerra con los Estados -Unidos, el comodoro Perry, de la marina norte- americana, ejecutó un reconocimiento ( e Coatzacoalcos, desde la barra hasta Miuatitlan; el plano levan- tado entonces se encuentra entre los que forman el Atlas del ma- yor Barnard. Diremos de paso, que en las negociaciones enta- bladas para ajustar la paz, Mr. Trist pretendió adquirir para su país el istmo de Tehuantepec, cosa que por fortuna negó resue - tamente el Gobierno mexicano. La Compañía de Nueva -Orleans, con permiso de nuestras au- toridades, envió al istmo una Comisión científica para hacer nue- vo reconocimiento, variando el antiguo proyecto de canal por el de un ferrocarril que uniera los puntos navegables de los nos. La Comisión, compuesta de cincuenta y cuatro personas ajo a dirección del mayor J. G. Barnard, se presentó en el Coatzacoal- cos en el vapor « Alabama» y desembarcó en Miuatitlan el -o de Diciembre de 1850; antes había llegado por el Pacifico e in- geniero P. E. Trastour, ocupado á la sazón en reconocer la costa y formar el plano del puerto déla Ventosa. Divididos los inge- nieros, se entregaron con ardor á los objetos que se les recomen- daron, reuniendo á los suyos todos los trabajos anteriores y as muchas noticias que se encuentran en la notable obra intitula- da- —The Isthmus of Tehuantepec : being the results of a survejl for a railroad to counect the Atlantic and Pacif Oceans, mad. by tlie Scientific Commission under the direction of Major . Barnard, U. S. Engineers. AYitli a resume oí the Geolog}, ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 383 mate, local Geography, productive industry, fauna and Flora, of that región. Illustrated with numerous Maps and Engravings. Arranged and prepared for the Tehuantepec Railroad Company of New Orleans, by J. J. Williams, principal assistant engineer. New York: MDCCCLII. — La obra va acompañada de un Atlas que además de una carta general del istmo, contiene otras seis particulares de diversos objetos j ejecutadas con gusto y acierto, son ahora el trabajo más adelantado de aquella localidad. Hay una traducción de la obra, hecha en México en 1852, que presenta únicamente el mapa del istmo, en menor escala del ori- ginal. § XXVII. Distrito Federal.— Comisión del Estado mayor.— Moral.— Smith. Hardcastle. —Comisión del Valle de México.— Resultados.— Posición geográfica de Mé- xico. Díaz Covarrubias.— Su base geodésica.— Proyección de la carta gene- ral.—Planos de los acueductos. Salazar Ilarregui.— Carta hidrográfica. Observatorio astronómico. Diaz Covarrubias.— Comisión científica de Pa- chuca. Almaraz.— Determinación astronómica de San Juan Teotihuacan. Jiménez.— Primera determinación de longitud por el telégrafo electro -mag- nético. Jiménez.— Prosiguen los trabajos de la Comisión del Valle.— Metlal- toyuca. — Fenómeno de geografía física. El Valle de México, desde muy antiguo, ha llamado la aten- ción de nuestros geógrafos. No solo por ser el terreno más inme- diato á la ciudad principal, que siempre ha sido la residencia de las primeras autoridades, sino también porque teniendo que de- fender á México del constante amago de las aguas de los lagos, y conteniendo las importantes obras llamadas del Desagüe, esta necesidad imperiosa ha obligado al constante estudio del terre- no, dando lugar á una serie de trabajos, más ó menos importan- tes, que se han prolongado desde el siglo XVI hasta nuestros días. El problema del desagüe general todavía no recibe una so- lución completamente satisfactoria, y hoy mismo se emprenden obras, que no sabemos si, como otras muchas, llegarán á su tér- mino final. Al comenzar el siglo XIX, la carta del Valle de México forma- da por Humboldt representaba la suma de los trabajos de los ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. siglos pasados, y el mayor grado de perfección que á este mapa podia dársele: lo que se habla adelantado en el desagüe lo resu- miau los planos del maestro mayor D. Ignacio Castera. La carta de Humboldt fue seguida como la verdadera expresión del ter- reno que representaba; en Europa se copió y se repitió sin va- nación ninguna; en México se admitía de la misma manera, y estas repeticiones se prolongaron hasta mediado el siglo, supues- to que el Atlas de García Cubas contiene aquel mismo trabajo con pequeñas variaciones. En cuanto al desagüe, se verificaron diversos reconocimientos ó vistas de ojos, que casi nada lncie- ron adelantar la parte gráfica. Indicamos en un párrafo anterior, que hecha la independen- cia, por la ley de 18 de Noviembre de 1824 se dió existencia a Distrito federal, señalándole por demarcación un círculo de dos leguas de radio, y cuyo centro estaba en la plaza principa . a- ra marcar los lindes de esta fracción política, se echo mano de un mal formado croquis en que el terreno no estaba bien com- prendido, ni los lugares regularmente situados, dudándose a ve- ces de si tal ó tal punto estaban dentro ó fuera de la demarca- ción. Parecía que todo lo antiguo se había perdido, que na a quedaba en la memoria de lo acopiado en los siglos anteriores, y se comenzaba de nuevo dando los primeros imperfectos pasos. Para llenar la laguna que se notaba, nuestro primer presiden- te constitucional D. Guadalupe Victoria, que, corno iremos vien- do, dió gran impulso á nuestra Geografía, ordenó que se levan- tara un plano topográfico del Distrito, el ano 1825. Al efecto, fueron nombrados los oficiales del estado mayor general, coronel D. Ignacio Mora, teniente coronel D. Luis Pelaez, y capitanes . Joaquín Velazquez, D. Pedro García Conde, D. Rafael Duran y D. Manuel Reyes. Se pusieron en práctica medios trigonométri- cos, lográndose un plano bastante exacto y minucioso, que des- tinado á las operaciones militares y perteneciente á un cuerpo militar, se tuvo casi como secreto, sin que pudiera hacerse co- nocido y común por la publicación, en aquellos dias casi impo- sible por los costosos é imperfectos métodos de que se podía disponer. En 1828 D. Tomás Ramón del Moral que, como hemos dicho. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 385 se ocupaba del levantamiento del mapa del Estado de México, formó también el del Distrito, aprovechando los trabajos de la Comisión militar. Este trabajo permaneció inédito hasta el año 1847, en que el hábil litógrafo D. Hipólito Salazar lo publicó con el título: — Plano general del Distrito Federal. — Las ediciones siguientes han sido hechas en menor escala y con tales supresio- nes, que se hacen poco dignas de ser especificadas. En el mismo año, 1847, los ingenieros topógrafos del ejército in- vasor de los Estados-Unidos formaron un plano del Valle, publi- cado en un atlas de aquella guerra. A petición del Ayuntamiento de México, se hizo un reconocimiento y un proyecto de desagüe, que dio por resultado el plano manuscrito original, que pára en poder de aquella corporación y que lleva por título: — Plan of a portion of the Valle of México also a section of the same exten - dingfrom lake Chalco to the V alie of the Tula surveyed and drawn by Lieu.ts M. L. Smith Top. Eng.rs Comd.dg E. L. F. Hardcastle. — Este plano fué publicado por los redactores del Apéndice al Diccionario Universal de Historia y de Geografía, vol. 2o, art. Desagüe de México, con el título : — Plano de una parte del Valle de México, con el correspondiente corte desde la laguna de Chalco hasta el valle del rio de Tula: levantado y delineado por el Ten. M. L. Smith, Comandante de los Ingenieros Topógrafos E. L. V. Hardcastle, Ingeniero Topógrafo. — Contiene un corte general desde el lago de Chalco hasta el Salto, con la situación de los di- versos lagos y las obras del desagüe general, arreglados de una manera especial al intento propuesto por los ingenieros. En 1856 era Ministro de Fomento D. Manuel Siliceo y Oficial mayor D. Manuel Orozco y Berra. Pensóse en una colección de observaciones qne dieran impulso á la ciencia. — El objeto era for- mar un trabajo que pudiera sostener el título de — a Atlas nacio- nal que comprende la historia y la geografía antiguas , la geología , la zoología , la botánica , la estadística , las cartas geológicas y geodésico- topográficas del Valle de México.» — Era, pues, alzar un monumen- to que diera á conocer en el extranjero de lo que somos capaces; mostrar nuestras fuerzas en el ramo de la ciencia para disminuir en algo el concepto de bárbaros de que gozamos tan injustamente aunque sin contradicción ; era ocuparnos en una cosa séria, ya Tomo VI.— 49 386 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. que tanto tiempo perdemos en inútiles charlatanerías. La obra no era solo de amor propio ; abrigaba una idea de aplicación prac- tica y general. c< Los ingenieros que á esta labor se dediquen, de- cía el Ministro, se formarán sobre el terreno hábiles maestros: cuando la empresa esté concluida y publicada la obra, servirá de llamar la atención en los Estados, será para ellos un estímulo, emprenderán los más ricos de pronto y después los demas, tra- bajos análogos, y no tropezaremos entonces con ía dificultad in- superable del pequeño número de ingenieros geógrafos que ahora tenemos. Daremos impulso á las ciencias, abriendo nue\ asofias para ejercitarlas, y proporcionando cómoda subsistencia aunque laboriosa, á las personas que las practican. Conforme á estos principios, las comisiones quedaron organi- zadas de este modo: arqueología é historia antigua, Lie. D. José Fernando Kamirez; zoología y botánica, D. Leopoldo Fio de la Loza, D. Julio Laverriére; geografía antigua y estadística, Lie. D. Manuel Orozco y Berra; astronomía y geodesia, D. Francisco Diaz Covarrúbias; topografía, D. Manuel Fernandez, D. Miguel Iglesias, D. Francisco de P. Herrera, D. Ramón Almaraz, Don José Antonio de la Peña, D. Mariano Santa Maiía. Comenzaron los trabajos en Setiembre de ISofi, y fueron pro- seguidos hasta Diciembre de 1837, en que los trastornos políticos vinieron á enervarlos. Como fruto de ese período se recogieron: I. Plano topográfico del Distrito de México , levantado en 18o / por la Comisión del Valle.— Grabado en todas sus especialidades é im- preso por los alumnos de la clase del grabado en lámina de la Aca- demia I. de San Cáelos, D. Tomás de la Peña, D. 1 entura Puoso y D. Santiago Alvarez, el año de 186 J, bajo la dirección del Sr. I). Luis S. Campa, profesor del ramo. Concluido este plano en 1857, se entregó al profesor Campa, de la Academia, para ser grabado en 1862, y no fue publicado hasta 1861 á causa de los trastornos públicos. El grabado es her- moso, el primero de su clase en México, y solo se resiente de al- gunas diferencias con respecto al original. II. Plano de la ciudad de Guadalupe Hidalgo. III. Plano de Tacubaya. IY. Plano de Tlalpam. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 387 V. Plano de Atzcapotzalco. Los originales se encuentran en el Ministerio de Fomento, y permanecen inéditos. VI. Exploración del Valle de México. Informe producido por la Comisión agregada á la exploradora del Valle de México , á conse- cuencia de la excursión que verificó al Popocatepetl y al Ixtaccihuatl. Es la Memoria presentada por D. Julio Laverriére de la ascen- sión hecha al Popocatepetl el 21 de Enero de 1857. Con diversas vistas y dibujos se le encuentra publicado en el vol. VI del Bo- letín de Geografía. Un extracto de la misma, forma el núm. 89 del 1. 11 de la obra periódica: — Le tour du Monde , nouveau jour- nal des voy ages publié sous la direction de M. E donar d C hartón, etc. Paris , 1861. VII. Memoria del $r. E. Augusto Sonntag Doct.pliil. Belacion de su subida al Popocatepetl y de los trabajos que allí ejecutó. Se encuentra en el tom. VI del Boletín de la Sociedad de Geografía, pág. 247-264. Copia ó trabajos análogos vieron la luz pública por la Sociedad Smithsoniana. VIII. Determinación de la posición geográfica de México , por F. Diaz C ovar rubias, ingeniero geógrafo y Director de la Comisión del Valle de México , 1859. Este trabajo, uno de los más importantes del período que va- mos marcando, merece que nos detengamos un poco en él. El Ob- servatorio astronómico estuvo situado en San Lázaro, y por al- gún tiempo en Mixcoac; las observaciones comenzaron hácia el 8 de Koviembre de 1856, se prosiguieron hasta Marzo de 1857, y fueron á terminar en Diciembre del mismo año.— « En más de me- dio siglo que ha trascurrido, dice Diaz Covarrúbias, desde las ob- servaciones del Sr. de Humboldt, no sé que nadie haya publicado trabajo alguno para rectificar la posición de México, y todos los astrónomos han usado hasta ahora las coordenadas geográficas obtenidas por ese eminente naturalista. El profesor D. J. Sala- zar Ilarregui, persona bien conocida por sus importantes traba- jos astronómicos como gefe de la Comisión que trazó la línea li- mítrofe entre las Repúblicas de México y de los Estados-Unidos, y á quien incuestionablemente corresponde el mérito de haber ntroducido en su patria el uso de varios instrumentos modernos, 388 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. hizo en 1854 algunas observaciones de longitud y latitud en el colegio de Minería, pero desgraciadamente no puedo insertarlas aquí, pues sus resultados me son desconocidos, por no estar to- davía calculadas.)) «La nueva determinación que ofrezco al público, forma parte de los trabajos que lie ejecutado desde los últimos meses de 18o6 hasta mediados de 1857, como encargado inmediatamente de la parte astronómica de la Comisión geográfica del Valle de Méxi- co, cuyas operaciones he tenido la honra de dirigir. Por mis le- sultados se verá que encuentro con Mr. de Humboldt una dife- rencia de 7 " en la latitud y de 6S6 en la longitud, y aunque estas diferencias son ciertamente superiores á las que se admiten en el estado actual de la astronomía, si se reflexiona, como dije an- tes, que cuando el noble observador emprendió su célebre ex- ploracion, ni los instrumentos ni los métodos eran tan perfectos como ahora, no podrá menos de pagarse un nuevo tributo de admiración al sabio que en medio de las fatigas y penalidades de un largo viaje, y careciendo de muchos de los recursos con que hoy cuenta la ciencia, llevó á cabo con una constancia sin ejemplo los grandiosos y variados trabajos que dieron á conocer ai antiguo, las maravillas del nuevo mundo.)) íso entraremos en la relación de los métodos empleados, ni en la indicación de los cálculos, que por menor constan en el libro antes citado ; baste saber que el Sr. Covarrúbias apuró su mucho saber en la materia, y con el carácter de minuciosidad y gran exactitud que lo distingue sacó como último resultado de sus ob- servaciones, que las coordenadas geográficas de México ( Cole- gio de Minería) son 19° 26' 12"3 de latitud ííorte, y 6h3G“2Ss5G= 99° 7' S"4 al Oeste del meridiano de Greenwich. Esta determi- nación, la mejor que hoy existe, no solo está adoptada en todos nuestros cálculos astronómicos y geodésicos, sino que ha sido admitida en Europa, donde la han visto con el aprecio que me- rece los hombres inteligentes. Establecido el nuevo orden de cosas traído por la revolución en 1858, la Comisión del Valle quedó únicamente reducida á la parte topográfica, recibiendo poca protección y por intermiten cias los haberes (pie necesitaba, de manera que suspendió del to- ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 389 do sus labores en 1859. Este penoso período no fué inútil para la ciencia, supuesto que encontramos los siguientes resultados: I. Memoria presentada al Ministerio de Fomento sobre la medida de la base para la triangulación fundamental del Valle de México por el Director de la Comisión F. Diaz C. Este escrito relátalos procedimientos delicados emprendidos para medir la base geodésica que debia servir en la triangulación de primer orden délos trabajos subsecuentes; bajo la dirección de Diaz Covarrúbias, ayudaron los ingenieros D. Manuel Fer- nandez, D. Miguel Iglesias y D. Francisco Herrera. El aparato empleado estaba compuesto de reglas de madera, bajo el sistema de las empleadas por los ingenieros franceses para medir algu- nas de las bases de su gran triangulación, y los astrónomos de Zacli y Plana en las bases de Turin y Aix, no sin algunas modi- ficaciones. Para comparar el aparato con la unidad fundamen- tal, la operación más delicada en el caso, fue preciso hacer expe- riencias para determinar el coeficiente de dilatación en la madera de las reglas. Puissant encontró la dilatación del pino igual á 0,0000047; Kaseravalúaladel pino blanco deNorwayen 0,0000041: nuestros ingenieros hallaron para el coeficiente de dilatación de nuestro pino, operando separadamente, los resultados siguientes: Diaz Covarrúbias m=0, 0000041 Fernandez 0,0000039 Herrera..... 0,0000044 Iglesias 0,0000045 Adoptándose definitivamente m=0, 0000042 La base misma quedó establecida en esta forma: Longitud del aparato á cero de tempera- tura 20ra55.134 Núm. de estaciones que contiene la base. 42063940 Producto 8644m703 Reducción á la temperatura media -j-0,712 Sumas de las reducciones al horizonte — 0,334 v >> á la línea recta. — 0,021 Reducción al nivel del mar — 0,063 ,, al eje de los monumentos -f 0,962 Longitud de la base 8642m96 390 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. Los extremos de la base quedaron fijados por las posiciones absolutas; Monumento Oriental 19°22/57//05 latitud, y 6h36ra2s20 longitud O. de Greenwich; Monumento Occidental, 19°25/22//99 lat. y Gh36m19s08 long. : el azimut astronómico, según el resultado final de los cálculos de Diaz, es 58°43/58// S.E. II. Tablas de las coordenadas ¿p, y, para construir Ja proyección de la carta de la República Mexicana. Diaz Covarr libias calculó las tablas é indicó la manera de usar- las en una esquela dirigida á D. Antonio García Cubas con fecha 2 de Octubre de 1858. La proyección — fíes la llamada policóni- ca, en la que los grados crecientes de latitud quedan representa- dos en su verdadero tamaño. Los elementos del elipsoide terres- tre que adopté, son los determinados por Bessel en la discusión de medidas, á saber: Radio del Ecuador 6,377397 metros Radio polar 6,356079 ,, Aplanamiento de los polos 0,0033427 Con estos elementos, y por medio de elegantes fórmulas, cal- culó las normales y los grados del meridiano, llegando á un re- sultado gráfico tan sencillo en su aplicación, como exacto en la práctica. III. Tablas geodésicas calculadas para las latitudes de la Repú- blica, por Francisco Diaz Covarrúbias , ingeniero geógrafo y antiguo alumno del Colegio de Minería. México , 1S60. Colección de fórmulas al alcance de los ingenieros topógrafos: el objeto que se propuso el autor lo da á conocer en los siguien- tes párrafos: — «Estas explicaciones bastan para demostrar la posibilidad de ejecutar trabajos nmy útiles con mucha rapidez y sin necesidad de poseer grandes conocimientos. Tampoco es ne- cesario tener á su disposición numerosos y complicados instru- mentos de astronomía. Un altazimut portátil como los que salen de la fábrica de Tliroughton, es lo suficiente; porque este precioso instrumento sirve á la vez para la medida de ángulos horizonta- les y verticales, podiendo usarse también como telescopio de trán- sitos, dando en todos casos la mayor exactitud. Con uno de estos instrumentos he determinado la latitud de un punto con menos ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 391 ele 1" de error, observando solamente dos series de alturas cir- cunmeridianas; y como en una noche pueden observarse por lo menos cuatro ó seis series, se tendrá la latitud en dos ó tres dias, con cuanta precisión pueda desearse en los casos que nos ocupan. A falta de altazimut, un buen sextante y un teodolito en manos de una persona que haya adquirido alguna práctica, darán resul- tados suficientemente exactos.» « La marcha que puede seguirse es esta : Elegido por un punto de partida un lugar elevado para descubrir desde él una gran extensión de terreno, se fijará su posición, y escogiendo al rede- dor de este otros seis ú ocho puntos notables, lo más distantes que sea posible, se determinarán sus latitudes. Observando en seguida desde el punto central el azimut de una de estas direc. ciones y los ángulos horizontales entre todas ellas, se tendrán también sus azimutes, con lo que se contará con los datos nece- sarios para el cálculo de las ecuaciones (6) y ( 7 ). Desde los ex- tremos de las líneas así determinadas, podrán situarse por inter- secciones, cuantos nuevos puntos se quiera que figuren en la carta.» « Procediendo así, se ve que la observación se reduce á deter- minar ocho ó nueve latitudes y un azimut. Se continuará déla misma manera tomando por punto central alguno de los lugares determinados desde el primero. La ecuación (3) dará el azimut de este, aunque siempre será conveniente, tanto para disminuir- los errores inevitables de observación, cuanto para comprobar los primeros resultados, medir de cuando en cuando algunos azi- mutes, lo que es una de las operaciones mas sencillas de la as- tronomía práctica. » « Teniendo posibilidad de medir con exactitud la diferencia de meridianos, pueden aplicarse las ecuaciones ( 5 ) ; pero repito que es muy difícil conocer con precisión esta cantidad, mientras que un azimut se obtiene perfectamente en muy poco tiempo. For otra parte, un solo azimut y los ángulos horizontales bastan para conocer los demas, al paso que para aplicar las ecuaciones ( ■> ) es necesario determinar separadamente las longitudes de to- dos los puntos que se quieren situar. » « Admitiendo que se empleen cinco ó seis dias para medir ca- 392 anales del ministerio de fomento. (la latitud, y ocho ó diez para los azimutes y las intersecciones siendo las distancias de los puntos elegidos de 8 a 10 leguas, n creo exagerar diciendo que en circunstancias favorables es posn ■ ble levantar la carta de una extensión de terreno de mas de -00 leguas cuadradas en menos de dos meses. » IV. Plano topográfico y perfil de los acueductos que surten de aguas á la ciudad de México. Levantado de orden del Exorno Sr.Mims- tro de Fomento, bajo la dirección del ingeniero geógrafo José Salazar Ilarregui, por los ingenieros José Bezares, Jesús PerezyJuan Mar- m Triangulación formada para apoyar la topografía de los acueduc- tos que surten de agua á la ciudad de México. 1860. Escala, ^ Este importante trabajo lo dispuso D. Octaviano Muñoz Ledo siendo Ministro de Fomento el ano de 1800; lo ejecutaron los in- genieros Bezares, Perez y Martin bajo la dirección de D. José Sa- lazar Ilarregui; se publicó el año siguiente 1861. Comprende e trayecto que las aguas llamadas delgadas que surten a México, recorren desde el Desierto y los Leones basta la ciudad; se ( es- empeñó por los mejores métodos topográficos, apoyado en una red compuesta de 54 triángulos, cuyos ángulos observados ape- nas presentan los errores permitidos: sirve al desarrollo de aque- llos una base de 925»792 medida en el camino de Santa Fe, y cu- ya declinación es 65=33' N.E.: otra base de rectificación tue es- cogida en lugar conveniente, que calculada resulto igual a 634 9 V medida á 634“7, lo que produjo el resultado verdadeiamen e satisfactorio de 0” 2 de diferencia. Una nivelación entre los pun- tos extremos, con el corte respectivo, completa este trabajo de- licado y exacto, que por sus buenas condiciones fue admitida en el plano levantado por la Comisión de que pasamos á ocuparnos. Cambiado de nuevo el orden político el ano de 1861, ei a mi - nistro de Fomento el Lie. D. Ignacio Ramírez, y volvio a ser Ofi- cial mayor Orozco y Berra— «La escasez de fondos en la Secre- taría, disminuidos con mucho en los años pasados impidieron organizar de nuevo la extinguida Comisión del \ alie, para pío- seguir los interrumpidos trabajos, como deseaba vehementemen- te el Ministerio. No obstante los obstáculos que por todas partes se presentaban, se determinó, ya que no era posible por entonces ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. aquel intento, formar en menores proporciones una nueva comi- sión, encargada de levantar la carta hidrográfica. Bajo este plan, las operaciones ejecutadas en el Distrito se ligarían Inicia el X. y liácia el Sur con las necesarias para comprender en la red de triángulos, de la una parte los lagos boreales y las obras del des- agüe hasta el Salto de Tula, y por la otra los vasos australes con las corrientes que á todos los alimentan. Diversas nivelaciones en diferentes direcciones darían á conocer la verdadera forma del terreno; se harían estudios acerca de algunos fenómenos que aun no conocemos cual debiéramos, y el todo quedaría de tal manera preparado, que pudiera seguirse, llegada la vez, hasta completar el plano entero del Valle, conforme al pensamiento primitivo. Quedaba combinado así, aumentar los datos reunidos, y que el trabajo no fuera estéril por carecer de aplicación, supuesto que se destinaba á servir de base y de estudio á ese problema com- plicado y difícil, que tanto ha preocupado á nuestros gobiernos desde el siglo XVI, el desagüe general del Valle. Una comisión geológica daría la última mano á la labor, presentando el plano y la Memoria respectiva.» Diez meses debia durar el trabajo, á cuyo efecto se celebró un contrato con D. Francisco Diaz Covarrúbias, quedando organi- zada la Comisión en esta forma: Director, el mismo Diaz Covar- rúbias; ingenieros, D. Miguel Iglesias, D. Bamon Almaraz, D. Ma- riano Santa María, sustituido después por D. José Antonio Peña; geología, D. Próspero Goyzueta. Besumiendo lo practicado por los ingenieros, D. Miguel Igle- sias conformó y observó ocho triángulos de primer orden, sobre los cuales apoyó otros noventa y dos de segundo y tercer orden ; D. Bamon Almaraz enlazó cuarenta y un triángulos de las mis- mas especies, y veintitrés D. Mariano Santa María. Se configuró minuciosamente el terreno; se hicieron diversas nivelaciones, y una general abrazando los lagos y el canal de Xochistongo; se midieron y sondearon las lagunas ; se fijaron las coordenadas geo- gráficas de noventa y dos puntos. Cada operación fué practicada con verdadera delicadeza y exactitud, de manera que el trabajo, j3n concepto de los inteligentes que lo han examinado, merece la calificación de ser de primer orden, honrando al país y á los in- Tomo VI.— 50 394 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. genieros que lo ejecutaron. Fruto de sus laboriosos esfuerzos fue ]a Carta hidrográfica del Valle de México levantada por orden del Ministerio de Fomento por los ingenieros Miguel Iglesias, Ramón Aimaras, Mariano Santa María, y José Antonio de la Peña, bajo la dirección del ingeniero geógrafo Francisco Dias Covarrúbias, an- tiguo alumno del Colegio h acional de Minería. 1S6-. Lleva añadido el plano de los acueductos de Salazar Ilarregui, y dos cortes generales. Los datos y pormenores de este bello tra- bajo se encuentran recopilados en la — Memoriapara la Carta hi- drográfica del Valle de México, formada por acuerdo de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, por su socio honorario el Lie. D. Manuel Orosco y Berra, ingeniero topógrafo y antiguo alumno del Colegio de Minería. México, 1SG4. Las aciagas circunstancias por que el gobierno pasaba, impi- dieron que la Comisión siguiera, no sin que se pensara en el esta- blecimiento de un Observatorio astronómico, cosa que muchos años hace ha estado en la intención de varias personas. Fue este un primer ensayo desgraciado, y su historia la tomaremos de Diaz Covarrúbias. ¿ice así: — «El Sr. D. Jesús Terán, como Secreta- rio de Estado, estaba encargado del Despacho de Justicia é Ins- trucción pública. Ilustrado funcionario y hombre práctico, com- prendía la imprescindible necesidad de formar nuestra Geogiafia y nuestra Estadística, y cuando fué gobernador de Aguascalien- tes,habia emprendido algunos trabajos en aquel Estado. Muchas veces hablé con el Sr. Terán acerca de este asunto; le habia dado á conocer mis planes y la conveniencia de establecer un centro de actividad científica, que no solo se ocupara de investigacio- nes puramente especulativas, sino que consagrara sus tareas á objetos de utilidad práctica y de resultados inmediatos. El Ob- servatorio debería ocuparse, entre otras cosas, de organizar?- diri- girlas operaciones geográficas que poco á poco se fuesen empren- diendo en el país, recogiendo y discutiendo sus resultados, asi como proponiendo á los observadores todos aquellos elementos que en el estudio actual de la ciencia son indispensables para la precisión de los mismos resultados, por la eliminación de los er- rores existentes en las tablas astronómicas. Además de estos ser- vicios directos al país, la ciencia misma tenia derecho para es- ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 395 perar otros no menos interesantes de un Observatorio que por su posición especial seria eminentemente propio para cierta clase de investigaciones. En efecto, establecido á una altura de 2,300 metros sobre el nivel del mar, seria el más elevado de todos los que existen ; á esa altura la presión atmosférica, reducida á tres cuartas partes de la que tiene lugar en el Océano, comunica al aire una rarefacción y diafanidad, que deben influir notablemen- te en los fenómenos luminosos y de refracción. Acaso el estudio atento de esas influencias daría mucha luz sobre la verdadera ley que siguen los decrcmentos de temperatura y densidad de las ca- pas atmosféricas, y sobre las hipótesis más ó menos fundadas en que descansa la valuación numérica de la refracción, cuya deter- minación experimental se ha hecho poi lo general en lugares muy poco elevados sobre el nivel del mar.» «El Sr. Terán acogió con agrado mis ideas, é informado por mí de que en diversos establecimientos científicos de la capital exis- tían, enteramente ociosos, los instrumentos necesarios para un observatorio, me autorizó desde luego para recogerlos, y para ejecutar en el edificio de Chapultepec, el más propio para este efecto, las construcciones indispensables á fin de establecer lo conveniente y ponerlo en acción. En los últimos dias de Setiem- bre de 1832 di principio á la obra, mandando cavar en la roca del cerro los cimientos, sobre los que establecí los macizos de pie- dra que recibieron los instrumentos, sujetándome en todo á los procedimientos especiales que se acostumbran en los observato- rios modernos, y que había yo tenido ocasión de estudiar en los que visité en los Estados -Unidos. Al comenzar el año de 1863 estaban montados cuatro instrumentos, entre ellos el magnífico telescopio meridiano construido por Ertel, que el Gobierno ha- bía comprado muchos años antes, y que yacía abandonado y en completo deterioro en el Colegio Militar.» «Nombrado director del Observatorio, comencé á trabajar en Enero de 1863, y continué las observaciones hasta fin de Mayo, m que fué preciso abandonar la capital á consecuencia de la in- vasión francesa. La cantidad considerable de observaciones que conservo inéditas en mi poder, ejecutadas en tan poco tiempo, lemuestran todo lo que puede esperarse, á causa de la bondad 396 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. de nuestro cielo, de un trabajo ya organizado y constante, sien- do de advertir que no contaba yo más que con un ayudante, pues las circunstancias del momento no permitieron poner todo el personal necesario, y yo mismo tuve que consagrarme al trabajo como simple observador.»1 Con la marcha de Díaz Covarrúbias para el interior, el Obser- vatorio astronómico quedó cerrado, no poniéndose mano por en- tonces para utilizar lo comenzado; después se pensó seriamente en reponerlo, ácuyo electo se determinó su restablecimiento, lo que ya no tuvo lugar por las circunstancias políticas que sobre- vinieron. Si estas fueron fatales para el Observatorio, fueron de prove- cho para la Comisión del Valle. Nombrado subsecretario de Fo- mento D. José Salazar Ilarregui, ideó organizar dos comisiones, délas cuales la una tenia por objeto levantar el plano topográfico de los distritos mineros de Pachuca, Peal del Monte, Atotouil- co el Chico, Santa Posa y otros, formando su estadística, estu- diando su historia natural, y adquiriendo datos para determinar las riquezas agrícola, mineral y manufacturera: la otra Comisión desempeñaría los mismos trabajos en Guanajuato. Esta segun- da no tuvo efecto, y con la mitad de los gastos que se le teman asignados se dió mayor ensanche á la Comisión de Pachuca, que sin hacer cuenta de las personas que le pertenecieron por poco tiempo, quedó organizada definitivamente de este modo: Director, D. Ramón Almaraz; ingenieros topógrafos, D. Juan de F. Martin, D. Javier Yañez, D. José María Romero, D. José Serrano, I). Rafael Barberi, D. Antonio García Cubas; sección minera, ingeniero de minas D. Manuel Espinosa; historia natu- ral, D. Manuel Yillada. La Comisión salió de México para Pacliuca el 16 de Enero de 1864. Llevaban orden los ingenieros de enlazar sus trabajos con los de la carta hidrográfica, de manera que sirvieran de puntos de rectificación los determinados en ella, completando hacia el 1 Nuevos métodos astronómicos para determinar la hora, el azimut, la lati- tud v la longitud geográficas, con entera independencia de medulas angulares absolutas. Por Francisco Diaz Covarrúbias, ingeniero geógrafo y profesor de astronomía en la Escuela Nacional de Minas. México, ldü7. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 397 Norte y ^Noroeste todo lo que a esta faltaba para abarcar por esos rumbos el Valle de México. Medida una base de 4185m725, se co- menzó la triangulación, siguiéndola cada ingeniero en la direc- ción que se le marcó; Martin conformó diez y nueve triángulos, Barberi catorce, Yanez treinta y cuatro, Romero tres, Barberi doce, García Cubas siete. Al cerrar la triangulación y al encade- narla con la antigua, se encontró en el cálculo de los lados una diferencia tan despreciable, que fue verdadera maravilla ; debido era esto á la buena dirección de Almaraz y á la inteligencia de los ingenieros, que se alzaron á la altura de la primera Comi- sión, y formaron trabajos que se reputan muy exactos. Se deter- minaron las coordenadas geográficas de cuarenta y ocho puntos; se formaron las memorias estadísticas del distrito de Pacliuca, de la municipalidad del Chico, de la del Real del Monte, de Omi- tían, de Epazoyucan, de Zempoala, de Tezontepec, de Tizayuca y de Huazcazaloya; los — Estudios sobre la Flora de Pachuea , Mi- neral del Chico , Real del Monte , Huasca y Barranca Honda ¡—Es- tudios sobre la Fauna de Pachuea , Real del Monte , Mineral del Chico y Barranca Honda. — Estudio sobre una nueva especie del gé- nero Cantharis , por Antonio Peñafiel y Manuel Villada , quienes lo dedican al distinguido entomologista mexicano T). José Apolinar io Nieto. Apuntes sobre las Pirámides de San Juan Teotihuacan. Los trabajos topográficos fueron además: I. Plano de las Pirámides de San Juan Teotihuacan , levantado por los ingenieros de la Comisión científica del Valle de México . L865. II. Plano minero del Distrito de Pachuea. Levantado por el in- feniero de minas Manuel Espinosa , bajo la dirección del ingeniero Ramón Almaraz. 1864. III. Plano minero del Distrito del Mineral del Monte , levantado }or ingeniero de minas Manuel Espinosa , bajo la dirección del in- geniero Ramón Almaraz. 1864. IV. Plano topográfico de una parte del Valle de México ( conti- luacion de los trabajos del mismo), levantado por los ingenieros de a Comisión científica J. F. Martin , J. Yañez , J. Serrano , A. Gav- ia Cubas , R. Barberi y J. Romero , bajo la dirección del ingeniero Ramón Almaraz. 1864. 398 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO Este último plano, dibujado en la misma escala que lleva la carta hidrográfica, puede unirse con este y señala los límites del Valle Inicia el Norte, siendo la primera vez que en aquel rumbo se le da su verdadera forma. Otros más resultados se obtuvieron de esta Comisión, que recogidos hasta principios de Junio de 186o, vieron la luz pública en la obra intitulada — Memoria de los tía- bajos ejecutados por la Comisión científica de Pachuca en el año de 1S64, dirigida por el ingeniero Ramón Almaraz. Ma ndada publicar de orden de S. M. I. por el Ministerio de Fomento. ( Esta Memoria es continuación de la del Falle de México ). México. 1865. El antedicho libro contiene también la — Memoria sobre la de- terminación astronómica de San Juan Teotiliuacan. Escrita por el ingeniero geógrafo Francisco Jiménez. México. 1865. Esta determinación se hizo por indicación del Subsecretario de Fomento, Lie. D. Manuel Orozco y Berra, para servir de práctica á los ingenieros de la Comisión, cosa que desempeñó el Sr. Jimé- nez con la inteligencia y la’exactitud de que tantas muestras ha dado. La longitud se lijó por el método de señales instantáneas, mereciendo la aprobación de nuestro excelente astrónomo Diaz Covarrúbias, quien adoptando esta observación como ejemplo, la extracta en los siguientes términos: — «. Para presentar un ejem- plo del cálculo de la diferencia de meridianos por la observación de señales luminosas, tomamos de la Memoria del Sr. Jiménez las observaciones hechas el 9 de Abril de 1865, con el objeto de medir la longitud de San Juan Teotiliuacan, respecto de la Es- cuela de Ingenieros de México. El Sr. Jiménez observaba en la Escuela y el Sr. Almaraz en Teotiliuacan. El cronómetro del Sr. Jiménez á las 8h00m P. M. tenia un atraso de 9m51s17, aumentán- dose 3S315 en 21 horas, ó bien -f 0T39 por hora. El Sr. Almaraz, á las 8h l()m P. M. ( tiempo de Teotiliuacan ), tenia un adelanto de 19m17819, y una marcha horaria de — ls892. Las observaciones de esa noche fueron : En México En Teotihuacan 1? Sefial 8h 3m 10. s 26 Sh 33ra 22. s 71 2? „ 9 9. 02 39 21. 52 3? ” 12 11. 03 42 23. 42 15 7. 78........ 45 20. 33 18 6. 54 48 18. 24 5a 399 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. — - — «En la determinación de las correcciones de los cronómetros, se tomó ya en cuenta la ecuación personal, que era de 0S41, sus- tractiva a los tránsitos observados por el Sr. Jiménez. Hagamos el cálculo con los datos relativos á la primera señal: » En México. En Teotihuacan. t... ■ 8h 3m 10. 8 26 t\... 8h 33m 22.8 71 A t... 4 9 51. 18 A t’ —19 17. 00 Hora media. ... 8h 13m 1. 8 44 Hora media .... 8h 14m 5.8 71 Hora media de México 8h 13m I.® 44 „ Teotihuacan 8 14 5. 71 A=0h lm 4.® 27 De igual manera se hallan los resultados que siguen: HORAS MEDIAS. De México. De Teotihuacan. - 8h 13m l.s 44 8h 14ra 5. 8 71 ln» 4,s 27 0. 22 20 4. 35 1 4! 13 22 2 • 23 23 6. 15 1 3. 92 24 58. 99 26 2. 97 1 3. 98 27 57. 75 29 0. 79 1 3. 04 «El término medio que calculó el Sr. Jiménez por 24 señales observadas en cinco noches diferentes, aunque sin cambiar de estaciones, es = lm4s46. Adoptando esta cantidad, la longitud absoluta de Teotihuacan será: Longitud de la Escuela al O. de Gréenwich. . . . . . . 6h 36m28.s 6 Teotiliuacan al E. de la Escuela 1 4 45 Teotihuacan al O. de Greenwich (jh 35^24.3 14 La latitud definitiva adoptada por Jiménez, es ÍOMI'O?" N. Al año siguiente, 18G6, el mismo ingeniero geógrafo D. Fran- cisco Jiménez, hacia la primera determinación de longitud por nedio del telégrafo que se haya practicado en México. Las se- tales eléctricas fueron observadas entre la capital y Cuernava- rb siendo el promedio de las 120 observaciones ejecutadas en os dias 3, 4, 8, 12, 13 y 14 de Marzo de 18GG, igual con 25.s30. lomo á nosotros no toca el explicar el método, sino relatar la nirte histórica y poner los últimos resultados, oiremos á propó- 400 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. sito do esto lo que cuenta el repetido Jiménez ! — ®La determina- ción astronómica, dice, de la ciudad de Cuernas aca, tiene, a mi entender, no solo el interes geográfico de la situación de un pun- to importante por observaciones directas, sino el lmber sido fija- da la diferencia de longitud respecto del meridiano déla capital, empleando por primera vez el telégrafo electro -magnético.» «La idea de aplicar el telégrafo á esta clase de observaciones no es nueva en el país, y el ingeniero geógrafo D. Francisco Diaz Covarrúbias nos habla en su determinación déla capital ( 1859 ), página 53, de haber hecho algunos ensayos en 1855 con el Sr. Balbontin, de México á Querétaro, y que los resultados que ob- tuvo no los dió como definitivos, por no haber contado con los instrumentos necesarios y haberle faltado la ecuación personal entre los observadores, sin cuyos elementos y datos esos resul- tados carecían de la precisión debida.» «Por mi parte propuse á la Comisión científica y literaria de México, de la que tengo el honor de ser miembro, un plan para la determinación astronómica de los lugares donde haj estable- cidos telégrafos, cuyo plan fué acogido y aprobado por la Comi- sión, y en lo particular visto con entusiasmo por su digno pre- sidente el Sr. coronel Doutrelaine, que lo elevó al Gobierno pi- diéndole los recursos necesarios para el objeto, único obstáculo con que este proyecto ha tropezado, como lo manifestó el Sr. D. Manuel Orozco y Berra, antiguo é inteligente Subsecretario de Fomento, á S. E. el Ministro de Instrucción pública de Francia, en nota de 11 de Enero del año próximo pasado.» «Creo por demas dar los detalles de las proposiciones que en aquella época hice á la Comisión científica, y solo me limitaré á decir que inmediatamente que se estableció el telégrafo de esta capital á Cuernavaca, propuse al Sr. 1). Luis Bobles Bezuda, ministro entonces de Fomento, me autorizara para dirigir la de- terminación astronómica de la ultima ciudad, inaugurando el establecimiento de la línea telegráfica, con una situación geográ- fica que fuera el principio del plan propuesto y aprobado por la Comisión.» «El Sr. Bobles me dió la autorización, en cuya virtud procedí á organizar las operaciones, mandando al Sr. ingeniero D. lía- ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. moD Almaraz, gefe entonces de la Comisión del Valle, á Cuerna- vaca, con los instrumentos é instrucciones necesarias, llevando á sus órdenes al ingeniero D. Rafael Barberi, de la misma Co- misión, reservándome, en unión de los ingenieros D. Luis Espi- nosa, segundo gefe de la sección científica del Ministerio, y D. Miguel Ponce de León, profesor de la Escuela de Minas, la prác- tica de las operaciones correspondientes en el Observatorio de la misma Escuela.» «El Sr. Almaraz llevó consigo un altazimut deThroughton, que aunque hace muchos años está prestando buenos servicios, aun se conserva en estado regular, y para una determinación que no sea de primer orden, llena su objeto 5 es el mismo que se usó en la determinación astronómica de San Juan Teotihuacan el ano próximo pasado, y sus dimensiones se encuentran detalladas en la Memoria correspondiente publicada entonces; llevó también un cronómetro marino de Parkinson, núm. 741, que marca di- rectamente medios segundos de tiempo medio.» «Los instrumentos usados en el Observatorio de la Escuela de Minas fueron el gran- altazimut de Throughton, cuyas dimen- siones he dado también en la Memoria referida, que repetiré en el lugar correspondiente, y un cronómetro Vázquez, núm. 553, de que también hablé. » «Bajo estos auspicios se comenzó la determinación de Cuer- navaca con la mayor economía, temiendo se hubiera interrum- pido con la salida del Sr. Robles del Ministerio; pero estos temo- res no se realizaron, porque el Sr. D. Francisco Somera, que le sucedió dignamente, y á quien soy deudor de muy marcadas aten- ciones, me confirmó la autorización que tenia del Sr. Robles, debiendo á ella la conclusión de un trabajo que emprendí con verdadero entusiasmo, y que con mayores elementos tengo la esperanza de extender en las principales líneas telegráficas es- tablecidas. » Por lo que toca á los resultados, teniendo en cuenta que Al- naiaz determinó la latitud, la de Cuernavaca, — ((deducida de a observación de 23 estrellas diversas al Rorte y al Sur del ze- iit, es de lSo-óó' 2.//31 A. con un error probable de ± 0//65, y que a diferencia de longitud empleando para este objeto el telégra- Tomo VI.— 51 40Í anales del ministerio de fomento. fo electro -magnético, contada desde el meridiano que pasa por la Escuela de Minas, es 25/30 al Oeste con un error probable de + 0/036 : siendo la longitud absoluta de dicha ciudad respec- to del meridiano de Greenwich, 90° 13' 27"90, o 101° 33' 3i."3o al O. del de París. » , , , Los pormenores de este trabajo se encuentran en el opúsculo intitulado : — Memoria sobre Ja determinación astronómica de Ja ciudad de Cuemaraca, escrita por el ingeniero geógrafo Francisco Jiménez. México, ISO 6.— La. acompaña el— Piano de la ciudad de Cuernavaca levantado por el ingeniero Rafael Barben, 1866.— Ato- ora fiado en el Ministerio de Fomento. La Memoria de que acabamos de hablar pertenece propiamen- te 4 los trabajos de la Comisión del Valle. Esta, después de or- ganizar y publicar los que había concluido hasta principios de Junio de 1865, prosiguió sus tareas hasta principios de 186 7 . A 1- maraz levantó el plano de la Sierra de Guadalupe, litografián- dose en el Ministerio de Fomento en la misma escala déla carta hidrográfica: esta labor colmó una de las lagunas que se nota- ban en aquel trabajo. Los ingenieros topógrafos completaron al Noroeste, y al Este lo relativo al Valle, en todo el país interine- dio hasta las montañas; formado el plano, siempre en la misma escala, está todavía inédito en el Ministerio. _ En Julio de 1865, D. Ramón Almaraz recibió orden de ir a re- conocer los terrenos baldíos de Metlaltoyuca, que se decían pro- pios para la colonización, examinando de paso las ruinas de una ciudad antigua que en aquellos lugares se encuentra. Almaraz llevó consigo á T). Antonio García Cubas y á T>. Guillermo Haj , que lo solicitaron, provistos de un aparato fotográfico, llevando además dos dibujantes: el resultado fué H- Memoria acerca di los terrenos de Metlaltoyuca, presentada ai Ministerio de Fomente, j por la Comisión exploradora - Presidida por el ingeniero 7). Ra mon Almaraz.— Contiene algunas vistas y T Croquis del camino de Tulancingo á la mesa de Coroneles, M cantado por los ingenieros Ramón Almaraz y Antonio García Cu has. 1805. II. Corte geológico teórico. III. Ruinas de Metlaltoyuca. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 403 Eu Octubre de 1865 tuvo lugar en el Valle un fenómeno de geo- grafía física, que por haberse repetido de nuevo en estos dias, merece que no lo dejemos en olvido. Con fecha del 5, el prefecto político del Valle trascribió al Ministerio una comunicación, en que el subprefecto de Chalco participaba que con gran contento de los vecinos habia aparecido un gran raudal de agua, despren- dido de la falda de un cerro : si los labradores estaban satisfechos, el Ministerio, que vió en aquello un gran aumento de aguas en el Valle y un nuevo peligro para la ciudad de México, ordenó inme- diatamente al ingeniero Almaraz pasara al lugar á practicar un reconocimiento. El informe respectivo fuéeste: «Comisión cientí- fica del Valle.— México, Octubre 14 de 1865.— Excmo Sr.— Como manifesté á la Secretaría del digno cargo de V. E., en mi oficio de 7 del actual, ese mismo dia me puse en camino para el pueblo de Amecameca á estudiar los manantiales de agua que habían aparecido en las cercanías de dicha población $ pero un temporal en el que llovió por el término de treinta y cinco horas consecu- tivas, impidió visitar los referidos manantiales hasta el dia 10 en que cesó de llover: me acompañaron á la visita el alcalde muni- cipal y el síndico del ayuntamiento de Amecameca. En este In- forme tengo el honor de referir los fenómenos que observamos.» « El punto donde el agua salió, se encuentra situado al E. de la población de Amecameca y á distancia de 10 kilómetros de la mis- ma, en terrenos de esa municipalidad, en un cerro llamado Ioloxo- chitl, que forma uno de los contrafuertes N.O. de la gran montana Popocatepetl. El agua brotó en tres puntos, pero no al mismo nivel, en un paraje llamado Texalmon, á 500 metros sobre la lla- nura de Amecameca. El otro está al KO. de aquellos, algo más distante y más elevado. Según me informaron, el agua apareció en la noche del 30 del pasado, ó mejor dicho, en la madrugada del primero $ pero en tal cantidad, que por los vestigios que ha dejado, y teniendo en cuenta su velocidad, seria la enorme can • tidad de ( metros cúbicos por segundo. Percibieron los vecinos leí lugar dos detonaciones á la manera de cañonazos: el agua corrió todo el dia Io ; mas el siguiente, según me aseguró una per- sona que en la mañana subió al cerro, se habían ya agotado los los chorros superiores, y solo salía agua del más bajo, aunque 404 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. esta muy disminuida, y en la fecha en que estuve se habian se- cado todos completamente.» «Los vestigios que se observan son tres agujeros, á los que no pude suioir por estar colocados en un punto inaccesible, y no ir preparado de medios para el objeto. Cerca de los agujeros pasa una barranca, y á distancia de 80 metros se encuentra una pared cubierta de lodo y pequeñas piedras que el agua aventó a su sa- lida. algunos árboles quebrados y otros muy maltratados del fo- llaje’. La barranca se llama el Chiquihuitero, y aguas abajo re- cibe el nombre de Aitig: fue ahondada de una longitud de cinco kilómetros tres metros de profundidad por once de anchura, has- ta un punto llamado Hueyahual, donde el agua se dividió en dos partes para unirse mas adelante.» « Atendiendo á la formación del terreno, me explico el fenóme- no de la manera siguiente: la parte inferior de la montaña, se- gún observé en la barranca abierta posteriormente por las aguas, es una formación moderna compuesta de tierra vegetal con pie- dras rodadas de los detritus de las montañas; arriba asoman las traquitas, y sobre estas, capas de arena muy movediza, y por ul- timo, la cima está coronada de nieve. El agua que proviene del deshielo de las nieves, ó la que llovió en el temporal de cuatro dias que tuvimos afines del mes pasado, formó nuevas han an- cas en las capas de arena, se desvió de su curso natural, y atra- vesando la capa porosa de arena por alguna grieta, se fué depo- sitando en una cavidad subterránea; aglomerada allí, la presión del agua obró sobre las paredes laterales, reventando la mon- taña por los puntos más débiles; concluido el depósito formado, cesó el fenómeno, y prueba esto el haberse agotado antes los dos chorros superiores, primero el más alto y al fin el más inferior, según fue bajando el agua de ni\el.» «En cuanto á las detonaciones percibidas, si para dar paso al agua hubo necesidad de romper las traquitas, pueden ser tal vez efecto de alguna pequeña erupción volcánica ; pero creo que si las aguas hubieran provenido del interior de la montaña, debían ser tal vez termales y sulfurosas, por encontrarse próximo el crá- ter del Popocatepetl ; y no fueron sino muy frías y sm exhalar ningún olor que revelara la presencia del azufre, lo que me hact ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 405 creer que solo fué efecto de un depósito de agua, según dije antes.» «Tal es mi opinión acerca del fenómeno que V. E. me mandó examinar: lo que digo en cumplimiento de sus superiores órde- nes de 6 del actual. — Ramón Almaraz .» Fenómenos semejantes se han verificado en el Valle. De tres de ellos, en los tiempos antiguos, hace mención Motolinia (Historia délos indios de la Nueva España, pág. 179) en estos términos: «Como México estuviese así fundada dentro de la laguna, obra de dos leguas adelante, hacia la parte de Oriente, se abrió una gran boca, por la cual salió tanta agua, que en pocos dias que duró hizo crecer á toda la laguna, y subió sobre los edificios ba- jos ó sobre el primer suelo más de medio estado; entonces los más de los vecinos se retrajeron hácia la parte de Poniente, que era tierra firme. Dicen los indios que salian por aquella boca mu- chos peces, tan grandes y tan gruesos como el muslo de un hom- bre, lo cual les causaba grande admiración, porque en el agua salada de la laguna no se crian peces, y en la dulce son tan pe- queños, que los mayores son como un palmo de un hombre. Esta agua que así reventó, debe ser de algún rio que anda por aque- llos montes, porque ya ha salido otras dos veces por entre dos sierras nevadas que México tiene á vista delante de sí hácia la parte de Occidente y Mediodía; la una vez fué después que los cristianos están en la tierra, y la otra pocos años antes. La pri- meia ^ ez fué tanta el agua, que los indios señalan ser dos tantos que el lio grande de la ciudad de los Angeles, el cual rio por las más partes siempre se pasa por puente; y también salian aque- llos grandes pescados como cuando se abrió por la laguna. En- tonces el agua vertió de la otra parte de la sierra hácia Huexot- zinco, y yo he estado cerca de donde salió esta agua que digo, y me he certificado de todos los indios de aquella tierra.» El fenómeno ha vuelto á reproducirse en estos últimos dias, según consta de esta nota: — «Secretaría de Fomento.— La ge- ?atura política de Huejotzingo, en oficio de Io del actual, entre )tras cosas dice á esta Secretaría lo que sigue: «Por el ciudadano alcalde constitucional del pueblo de Nepo- te0* de esta municipalidad, cabecera del distrito, se me dió 406 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. parte el 21 del citado Julio, que coiuo a las diez de la mauana del dia anterior, se oyó un fuerte ruido en la montana llamada Ix- taccihuatl : que a pocos momentos se notó se cimbraba, y un re- ventón en la parte más elevada hacia el Oriente, e inclinado al Sur de la misma en un punto nombrado «El Caballete» arriba de la Torrecilla; por dicho reventón salió inmediatamente mucho aire y muy fuerte, comenzando en seguida á arrojar grandes pe- ñascos, los que al rodar hácia la falda, arrancaron los glandes árboles que encontraron á su tránsito; aquellos no han podido ser movidos del lugar en que se encuentran, ni el más pequeño, por doscientos hombres, saliendo al mismo tiempo acompañados de aguas que hedían á azufre, de un color oscuro y en tanta can- tidad, que se calculó poco más ó menos en doce bueyes; bajaron al Sur de Ixtaccihuatl á unirse á la presa del pueblo de Nepopoal- co, cuyo acueducto por consiguiente fue destruido inmediatamen- te, siguiendo su curso hasta unirse al rio de Alcececa. El mismo dia 21 mandé reconocer estos lugares, y se encontró que eran muy pocas las aguas que del reventón salían, y el 22 3 a ningunas.» «Yarios individuos que se hallaban cortando nieve en la falda de la montaña, huyeron al oir el estruendo, y tres de ellos, que siu duda no tuvieron tiempo para salvarse, fueron arrebatados por la corriente, y hasta la fecha ignoro el paradero de estos in- felices que, según me han informado, son naturales del pueblo de San Mateo Osolco, municipalidad de Calpau, en el distrito de Cholula.» «Y de orden superior lo trasmito á vd. para que se sirva ele- varlo al conocimiento del Supremo Gobieruo, por conducto del Ministerio de Fomento, para lo que tenga á bien disponer en el caso que se denuncia. Independencia y Libertad. Puebla de Za- ragoza, G de Agosto de 18G8. — C. Baez.y> ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 407 — — — — § XXVIII. Obras del desagüe.— Convocatoria— Bentley.— López Monroy.— Poumarede. Bowring. Gargollo. Smith.- — Garay. — Almaraz. — Se adopta el desagüe directo por el Teqnisquiac. Iglesias.— Principio de las obras.— Plano déla ciudad de México por los ingenieros del Ministerio de Fomento y de la Co- misión del Valle.— Nuevos reconocimientos. Manzano. Almazan. Iglesias.— Se prosigue el desagüe por el Tequisquiac.— Estado de las obras en 1868. Desde que en el siglo XVI se puso mano al desagüe general del Valle, la obra se resiente de la falta de un proyecto que diera por resultado la salida a voluntad de las aguas contenidas en los lagos. El canal de ^Nocliistongo fue un remedio, pero solamente parcial ; llevó fuera del estanque geográfico la corriente del rio de Cuautitlan con algunas otras aguas, sin dominar el líquido que proviene de las lagunas australes, ni dar régimen al que se deposita en el lago de Texcoco, producido por los manantiales ó por las lluvias. De esta manera el peligro de uua inundación pa- ra México se lia hecho menor, mas no ha desaparecido del todo. Una estación lluviosa anormal, un fenómeno físico inesperado, podrían hacei subir el nivel del depósito más bajo, y empujar las aguas sobre las calles y los edificios de la ciudad. México calcula indolentemente este amago, y solo cuando se exacerba el mal y ve próxima una catástrofe, es cuando piensa y discute, se mueve y obra, durando su actividad el tiempo que su inquietud dura: con- jurado el mal por la ciencia ó por la naturaleza, se da todo por terminado, renacen la calma y la confianza, no volviendo á ocu- parse en aquello á que se daba tamaña importancia. De aquí ha resultado que ni antes ni ahora, se siga un sistema fijo en las obras ; que por intermitencias se piense en el desagüe, y que ar- redrados por los gastos en conjunto que demanda un proyecto (malquiera, se resignen á consumir sumas todavía mayores, en partidas parciales é ineficaces. L1 pío} ecto de Smith y Hardcastle en 1847 no tuvo aplicación ; otra muerta, no salió del olvido hasta muchos años después. Las luvias de los años anteriores acumuladas en el Tetzcoco, pusie- on temor en los habitantes de México, y en consecuencia, se di ó 406 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. el decreto de 12 de Abril de 1355, previniendo la limpia de los ríos, de los arroyos, de los canales y de las zanjas ; la medida con- tuvo la inundación, mas no la remedió del todo, supuesto que el año siguiente, 1856, la capital estaba amenazada de inminente peligro. Por esta causa se dió el decreto de 4 de Febrero de 1856, que creaba una Junta de propietarios del Valle, que se entendiera en lo relativo al desagüe, creándole los fondos necesarios el de- creto de 26 del mismo Febrero: los trabajos de la Junta fueron prontos y acertados, y lograron dominar las aguas. Con fecha 23 de Febrero de 1856, se expidió una convocatoria llamando a los peritos, así nacionales como extranjeros, para que presentaran un proyecto de desagüe general, prometiendo un premio de 12,0(0 pesos al que fuera el autor del que obtuviera la preferencia. Acu- dieron á la oposición diversos ingenieros; nada se adoptó defi- nitivamente. Vueltas las circunstancias aciagas para la capital, en 1864 se nombró una Junta que se encargara de calificar los antiguos pro- yectos de 1856; de la opinión que emitió vamos a tomar los nom- bres de los opositores y la indicación de las ideas propuestas: D. Santiago Bentley proyectó hacer un canal— «que partiendo de la laguna de Xochimilco viniera á México entrando por el Sur, con objeto de que las aguas que traiga de aquella laguna, lim- pien las atarjeas de la ciudad. Esas aguas serian recogidas por I otro canal que, partiendo de San Lázaro, siguiera paralelamen- j te la calzada del Peñol hasta los Beyes, donde colocaría una com- I puerta para dominar las aguas de la laguna de Tetzcoco; luego seguiría el canal hácia el Oriente, pasando por San Isidro, Ayo- tía, hasta Santa Bárbara; doblaría hácia el Sur pasando por ■ Chalco, en donde construiría otra compuerta que dominara las I aguas de las lagunas de Chalco y Xochimilco; de allí continua- i ría su canal, pasando por San Juan Temematla, y perforando la cordillera para salir en el punto llamado Buenavista al valle de Totolapa, que dice está á nivel de la laguna de Texcoco: aserción que no verifica, pues no presenta la nivelación del perfil del ter- j reno. El autor del proyecto que nos ocupa, dice no haber podi- > do obtener los datos suficientes para poder hacer el presupuesto de los gastos que seria necesario erogar para llevar á cabo su I ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 409 — idea, y solo da como datos para formarse idea del costo que ten- dria, la longitud del canal desde los Beyes hasta la boca del tú- nel, que dice seria de 27290m, y la longitud del túnel que estima en 9968m. » D. J osé María Lójoez Monroy. — « Opina que se establezcan má- quinas de vapor, y de ellas una en la laguna de Texcoco y otra en la de San Cristóbal, formando canales que conduzcan las aguas levantadas por las máquinas por el llano del Salado y á las in- mediaciones de la laguna de San Cristóbal, concluyendo con pro- poner que tres científicos se encarguen de hacer las nivelaciones y de dirigir la construcción del canal, y que otros tres, expensados competentemente, se dirijan á Holanda á fin de ver las máquinas empleadas en desecar el lago de Harlem, examinar sus efectos y resultados, y hacer construir otras iguales en las mismas fábricas, con las reformas que la experiencia haya hecho necesarias, re- mitiendo los diseños y datos que crean bastantes para que aquí se preparen las obras necesarias á su colocación, de manera que á su llegada se pongan inmediatamente en acción, si ya lo per- mite la construcción del canal. » Mr. J. A. Poumaréde. — «Después de discutir las ventajas ó inconvenientes de verificar el desagüe por medio de un canal, ya á cielo abierto ó subterráneo, según la topografía del terreno que atraviese lo admita, propone, en fin, hacer subir las aguas á cierta altura por medio de un sifón, y hacerlas descender so- bre un punto conveniente del tajo de Bochistongo. » «Admitiendo que á la altura del Valle, el peso de la atmósfera equivale á una columna de agua de 7m75; ó en otros términos, ]ue el agua puede subir por sí sola 7m75 en el vacío $ y encontrán- lose el terreno entre el lago de Zumpango y Vertideros, á cosa le 7m59 más alto que el nivel de Texcoco, resulta que el agua mede elevarse hasta allí por un brazo del sifón y descender por A otro hasta un punto conveniente del tajo de Nocliistongo, que pl Sr. Poumaréde elige, el llamado la Bóveda real, que está más >ajo que el nivel de Texcoco 9mG83, ó cerca de 17ra más bajo que a parte más alta del sifón.» « El autor del proyecto da á este una sección de lm60 cuadra- ios en toda su extensión: propone construirlo de una forma Tomo VI.-52 410 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. interior elíptica con manipostería de tezontle, y enlucido inte* riormente con una capa de mezcla hidráulica, a fin de evitar las filtraciones.» Mr. John Bowring. — « Propone abrir un canal partiendo de la garita de la Viga y llegando hasta el punto de unión del rio de Ouautitlan con el canal de Vertideros, muy cerca de la hacienda de Jalpa. El agua seria rechazada hasta el canal de Huehuetoca por medio de máquinas. » «Este canal partiría de la Viga, después de haber proveído del agua necesaria para la limpia de los albanales de la ciudad, iria hasta el puerto de Barrientos encajonado entre diques y con su fondo al nivel del terreno adyacente, atravesaría el puerto y el cerro de Santa Catalina por medio de un túnel ó de un tajo ó corte á descubierto, y de allí continuaría hasta juntarse con el rio de Ouautitlan. Durante este trayecto, el canal recibiría el rio de Tlalnepantla y todos los demas ríos que descienden de las montañas. » I). Manuel Gargollo.— a Las ideas dominantes de su proyecto i son: construir canales para dominar las aguas de los lagos, á fin de librar á México de inundaciones; desecar por medio de esos ¡ canales Jos lagos de Chalco y de Xochimilco, aprovechando las aguas en riego y navegación ; utilizar en riegos las aguas del San Cristóbal y del Zumpango ; sacar fruto de los canales para la irri- 1 gacion ; rectificación y ensanche de los ríos del Valle. Como pun- ¡ to principal para dar salida á las aguas, escoge el Tequixquiac.»! Smitli. — Es el mismo proyecto de que ya hemos hablado, y que en definitiva escoge el Tequixquiac para dar salida á las aguas! I). Francisco Garay.— tc Dos son los puntos por donde puede! llevarse el canal del desagüe: uno hasta Xochistongo, profundi ¡ zando el Tajo convenientemente (ó bien haciendo un túnel poi | debajo de él) hasta encontrar un nivel más bajo que Texcoco: e otro, dirigiéndose por medio del lago de San Cristóbal y tocan do el de Zumpango hasta la falda del Citlaltepec saliendo al arj royo de Tequixquiac que desagua en el rio de Tula. La primer: i de estas dos líneas es la de Enrico Martínez: la segunda, en si esencia, es la de Simón Mendez, estudiada después por \ el a y , quez de León.» ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 411 «El autor combate toda idea de llevar el canal de desagüe por el Tajo de Nochistongo, en razón del gran costo (tres ó cuatro mi- llones de pesos ), de profundizar su cauce convenientemente. Me- nos está por el proyecto de un túnel desde Vertideros ó Guada- dalupe, que corriera por debajo del tajo hasta encontrar un nivel adecuado, porque esto seria, sobre muy costoso para impedir las filtraciones debidas al poco espesor en la parte superior del tú- nel, en razón de la corta diferencia de niveles, muy peligroso pa- ra el mismo México, porque lleno el Tajo por una creciente de Cuautitlan, podria contener y aun hacer retroceder las aguas del canal del desagüe.» «Se fija, pues, el Sr. Garay en la dirección del Citlaltepetl para ir á buscar el Tequixquiac, siendo esta una barranca tal, que no hay peligro de que en sus crecientes pudiera hacer retroceder las aguas del Valle.» Hemos apuntado estos proyectos, que parece que no debían entrar en nuestro plan, porque cada uno dió motivo á cálculos, á estudios y á planos en el sentido de la idea de cada opositor, que sirvieron para adelantar la topografía del Valle: noticia de los trabajos geográficos damos en los lugares respectivos, y acabada la explicación, proseguimos nuestra enumeración. Aunque el proyecto del Sr. Garay por unanimidad fué seña- lado como el mejor por la junta, no se puso en práctica, en espe- ra de arbitrar los recursos necesarios para tomar una determina- ción definitiva. Entretanto, el año de 1865 fué verdaderamente excepcional por la abundancia de lluvias; las inundaciones par- ciales se repitieron en el Valle, causando graves estragos; Mé- xico parecía cercano á ser invadido por las aguas, y á fin de ocur- rir con presteza á tantos males, con fecha 4 de Agosto de 1865 fué nombrado D. Francisco de Garay Director exclusivo y res- ponsable de las obras hidráulicas del mismo Valle. Estos no eran más de paliativos, y era preciso adoptar un remedio eficaz; al efecto, se reunieron varias juntas á que concurrieron las perso- nas más capaces : en una de ellas, el gefe de la Comisión cientí- fica, D. Eamon Almaraz, que había sido encargado de estudiar la cuestión, propuso un proyecto que consistía en llevar las aguas del lago de Texcoco hasta el de San Cristóbal ; levantarlas allí 412 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. por medio de las máquinas de vapor, y por medio de otro canal que uniera el San Cristóbal con el Zumpango y el canal de Ver- tideros, sacar el líquido por el Tajo de Nochistongo. Desechado por la junta y propuesto por Garay que bajo su respon sabilida libertaria á México de la inundación, quedó ámpliamente auto- rizado al efecto por el decreto de 12 de Noviembre de 1865, pro- porcionándosele los fondos necesarios por el otro decreto relati- vo de 16 del mismo mes. El decreto de 27 de Abril de 1866 vino á poner término á las vacilaciones, estableciendo : - « Art. 1“ Se autoriza á nuestro Mi- nistro de Fomento para que proceda inmediatamente a la ejecu- ción de las obras necesarias para llevar á cabo el desagüe directo del Valle de México, siguiendo el proyecto formado en 1848 por el Teniente M. L. Smitli, y presentado al Ayuntamiento de Mé- xico con las modificaciones que se juzguen necesarias por el in- geniero que se nombre director de las obras, previa la aprobación que de dichas modificaciones haga nuestro referido Ministerio.» Tomada de este modo la resolución que demanda un punto de tan vital interes para México, se nombró para hacer los estudios necesarios al hábil ingeniero D. Miguel Iglesias, á quien debían acompañar D. Aurelio Almazan, D. Manuel Alvarez y D. Jesús Manzano. Iglesias rindió su informe á 3 de Julio de 1SGG.— « or resultado final, dice, nuestro túnel deberá vaciar las aguas que existen en los lagos, más un décimo por lo menos de estas otras llovedizas; en números, 961.756.970 metros cúbicos en un ano.» «Mr. Smith, en su informe, cree que un socavón de una sección semi-elíptica, de 10 piés ingleses de ancho y una altura de 12, con una inclinación de pié y medio á la milla, seria suficiente pa- ra el desagüe del Valle. Respecto de la forma del túnel, no hay que objetar, porque es poco más ó menos la que se acostumbra para estas obras ; mas respecto á las dimensiones, son, en mi con- cepto, demasiado reducidas. Para demostrarlo, calculemos las cantidades de agua que podrá derramar, y comparémoslas con las que tendremos eu los lagos.» « La fórmula de Mr. Prony v = 56.86l/4 1 - 0.072 nos da, con los datos de Mr. Smith, que son : sección 8.1S metros cuadrados, perímetro mojado 10.37, inclinación 0-00028 por metro y una ve- ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 413 locidad de 0m774 por segundo; multiplicando esta por la sección, resulta un derrame de 6.33 metros cúbicos por segundo, que ha- cen al año 199.622.880, cantidad que solo es la quinta parte de la que necesitamos sacar.» «Es, pues, preciso aumentar la sección y también la inclinación. He calculado que una sección cuyo trazo exacto va en el perfil correspondiente de 4 metros de latitud y 5 de altura, con una pen- diente de 0m001 por metro, es muy suficiente para nuestro objeto. En efecto, haciéndose los mismos cálculos con estos datos, severa que puede derramar el túnel por año más de 1300,000.000 de me- tros cúbicos, considerándolo á boca llena, como he supuesto el de Smith. En la práctica no creo sea necesario llenarlo así, sino en el caso muy remoto de una manga ú otro fenómeno semejante.» (( Una vez conocida la capacidad del túnel, he calculado la del canal descubierto entre el lago de Texcoco y el de Zumpango. Pa- ra que este proporcione ó este en relación con las aguas que va- cie aquel y pueda utilizarse para la canalización interior, le ha dado una pendiente de 0.00025 y una sección que variará según la altura del terreno. Al principio ó cerca del lago de Texcoco, debe dársele un anchoen su fondo de 8 metros con un talud la- teral de 1 por 1: al medio de la longitud un ancho de 6 metros, terminando con 5 metros al entrar en el socavón. De esta ma- nera el canal tendrá en todo su curso una profundidad mínima de 2 metros, y podrá navegarse hasta su entrada en el túnel, no llegando á cubrir la boca de este sino hasta 3“60 y dejando libre una sección circular de lm40 de flecha.» «Para fijar la profundidad á que deberá quedar el extremo su- perior ó entrada del socavón, he considerado que el primer canal tiene una longitud de 38,640 metros, que con la inclinación de 0.00025 desciende su fondo 9m66. La mayor profundidad del la- go de Texcoco es hoy de 2m65 que podremos reemplazar por 3 metros; aumentados á la inclinación, dan 12m66. El terreno ac- tual donde queda la boca del túnel, tiene una altura de 7m90, que unida á los 12m66 dan 20m56. Considerando que desde esta pro- fundidad en adelante es ya más económico trabajar subterránea- mente que á cielo descubierto, he marcado desde aquí el princi- pio del socavón. En este punto próximamente deberá estable- 414 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. cerse una compuerta para vaciar ó detener las aguas, según conviniere después. » «La longitud del túnel es de 9,850 metros 5 la sección tias"^ er- saldela excavación es de 31.50 metros cuadrados, dejando des pues una sección libre de 15-84 metros cuadrados cuando quede revestido interiormente de manipostería. En el perfil lie dado á esta un espesor medio de 0m75, resultando un volumen de 154-51 metros cúbicos, siendo de piedra tallada la parte superior del canon. » «Para colar el túnel por rundios cabos ala vez, liemos conve- nido en abrir 30 lumbreras, de las que la de mayor profundidad es de 92 metros 5 las distancias horizontales que las separen sien* do de 300 metros y 400 metros y su sección de 3 metros por 2 metros. » « Después del túnel hasta la distancia de 1750 metios, es pie- ciso abrir ó amplificar más bien dicho, el fondo de la barranca, dando á los laterales un talud correspondiente, conforme se ve en las secciones del perfil. » « Para informar á Y. E. de la clase de terreno que deberá atra- vesar el túnel, pasaré á hacer una breve descripción geológica de aquel suelo. » «Por el lado de Zumpango, desde la falda Este de los cerros de Jalpa hasta los de Tizayuca, el Valle se encuentra limitado, no por montañas escarpadas, como por Ajusco, Texcoco y Pa- chuca, sino por lomas poco accidentadas que descubren inme- diatamente pertenecer álos terrenos de sedimento ó estatifica- dos. Las lomas de Zumpango han debido pertenecer antes al planío del Valle, y por efecto de un levantamiento parcial en este lado, quedaron formando las actuales, que sustituyen aho- ra en el límite del Valle, á los cerros de Santa María de la Calera. Este levantamiento dio entonces origen á una nueva distribu- ción geográfica de las aguas. » ((El terreno se halla formado allí por capas, de las cuales las primeras ó más inferiores son calizas, y sobre estas \ ienen mar- gas, arcillas, pudding y tobas, siendo muy variable la superpo- sición, la potencia y la posición de cada una de estas capas. Por lo delgado de la materia que forma el sedimento de las capas ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 415 inferiores, se comprende que el depósito fué hecho en aguas casi tranquilas ó de muy poca corriente. Los guijarros rodados has- ta de 0,0015 metros cúbicos de volúmen, y la arena gruesa que se encuentra regularmente en la penúltima capa, hacen com- prender que poco antes del levantamiento debieron ajtarecer corrientes rápidas y abundantes que los arrastraron depositán- dolos allí. Los restos orgánicos acuáticos que se encuentran en este terreno, que consisten principalmente en unios (?) especie no extinguida y que aun habita en nuestros lagos, prueban que el depósito se ha hecho en aguas bajas ó de poco fondo. » « Las primeras capas que se encuentran cerca de Tequixquiac, y que están á la vista, consisten en calizas granudas teñidas en parte de rojo, sin impresiones ni restos orgánicos: esta capa se comienza a descubrir en un punto que está 108 metros más bajo que el puerto de Acatlan, tiene una dirección de 85° NT.E. y una inclinación de 10° al N". Las calizas de esta capa van marcadas con el número 1 en la colección que tengo el honor de remitir á V. E. En varios puntos las capas calizas parecen interrumpidas, semejándose entonces á las columnas que se forman de las rocas semi- duras por efecto de la erosión.» « Sobre las calizas comienzan bruscamente capas alternadas de arcillas, margas, pudding, tobas y arenas, que van marcadas en los cortes geológicos adjuntos. Las capas en la cañada ó puer- to de Acatlan al N. tienen una dirección de 45° N\E. y una incli- nación de 3o al NT. En general se inclinan y toman una posición acercándose á la falda de las lomas en que yacen. En algunas cañadas, como en esta, las capas están cortadas superficialmen- te formando lechos paralelos. (Parallel shelves. ) » Lo que acabamos de copiar se encuentra en el opúsculo inti- tulado:— Ministerio de Fomento. Memoria sobre el Desagüe del Valle de México , 1866. — La acompaña: I. Desagüe del Valle de México. Plano topográfico entre Zum- pango y Tequisquiac con el trazo de la línea definitiva para el Tú- nel, 1866. II. Sección vertical por la línea A. B. III. Corte geológico por la línea A. B. Adoptado por el Ministerio el trazo propuesto por Iglesias 416 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. para el desagüe directo, comenzaron las obras el 6 de Jubo de 1866. El mismo Iglesias marchó en seguida á Europa, con los fondos suficientes para traer los aparatos y las máquinas que eran menester, las cuales llegaron á México en 1868. Para precaver entretanto á México de la invasión de las aguas, por fuerte que sea su aglomeración en los lagos, se formó en fines de 66 y principios de 1867, alrededor de la ciudad, un fuerte di- que, que por su altura y espesor puede resistir y contener las mayores crecientes. Consiste en un polígono irregular de cin- cuenta lados, cuyo perímetro mide 20*429 ó sean 4.87 leguas me- xicanas, formando una línea de circunvalación que sigue las cal- zadas principales, la margen de los rios caudalosos y todos los lu- gares en que el peligro puede ser mayor. La mayor altura varía entre 0m75 y lm50, el espesor es de 7 metros con un talud de 1 á los materiales son sólidos y están bien escogidos. Esta obra, que puede llamarse colosal, se ejecutó por los ingenieros D. Carlos Villa-da, D. Eicardo Orozco y D. Manuel Alvarez, bajo la inme- diata dirección del ministro D. Francisco Somera, sacando un costo de 60,000 pesos. Toca ahora dar noticia de otro trabajo de la Comisión del \ a- lle. En Diciembre de 1864 pretendieron los ingenieros de la sec- cion científica del Ministerio D. Luis Espinosa, D. Manuel Alva- : rez y 1>. Ignacio Perez Gallardo, levantar el plano de la ciudad de México, aplicando los métodos más exactos á fin de alcanzar un trabajo perfecto, como antes no existia. Escogido como base uno de los lados de la triangulación del Talle, y haciendo esta-i cion en los edificios más altos, se conformaron quince triángulos, y además otra multitud de puntos por intersecciones tomadas en cada vértice: sobre ellos se apoyó nna serie de polígonos, que se comprobaban al cerrar en los puntos fijos y entre sí, no admi- tiendo otros errores que los tolerados por la ciencia. Como los ingenieros no podian disponer de mucho tiempo, no pudieroi concluir más de un cuarto del trabajo, y deseando el ministro di Fomento 1). Luis Robles que se terminara cuanto antes, hizi venir á México la Comisión del Valle, compuesta de D. Ramoi Almaraz, D. Manuel Espinosa, 11. Jesús Manzano, 1). ltafae Barberi y D. José Serrano. Estos prosiguieron bajo las misma; ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 417 bases el levantamiento, comenzando el 5 de Diciembre de 1865, terminando al año siguiente. Los datos quedaron consignados en la — Memoria para el plano de la ciudad de México, formada de orden del Ministerio de Fomento por el ingeniero topógrafo Manuel Orozco y Berra. México , 1867. — Contiene : I. Plano de la ciudad de México , levantado de orden del Minis- terio de Fomento por sus ingenieros : 1867. — Ingenieros que se ocu- paron del levantamiento: I). Manuel Espinosa , I). Manuel Alvar ez, D. Ignacio P. Gallardo , I). Jesús P. Manzano , />. Rafael Barberi y D. José Serrano. II. Perímetro del dique construido al rededor de la ciudad de México. Volviendo á lo relativo al desagüe, las obras del túnel del Te- quisquiac se proseguían con ardor cuando vinieron á interrum- pirlas los acontecimientos de la guerra. Pasado el tiempo de la agitación, el Ministerio de Fomento volvió á ocuparse de nuevo de asunto tan importante de por sí. En fines de 1867 y principios de 1868, ordenó á sus ingenieros D. Jesús Manzano, D. Aurelio Almazan y D. José Iglesias, que hicieran nuevo estudio del pro- yecto que se aplicaba en el Tequisquiac, y además que recono- cieran si la salida de las aguas del Valle podría verificarse, ya por algún punto hácia el Sur, ya por el antiguo canal de Xocliis- tongo, ya, en fin, siguiendo un trazo ideado por el ingeniero D. Ricardo Orozco. Todas estas prevenciones, como ya sabemos, habían ya tenido efecto, y se insistía en ellas no sabemos si para adquirir mayores datos. «La línea reconocida por el Sur del Valle, dice el ingeniero Manzano en su informe de 10 de Marzo de 1868, parte de la cruz del centro del lago de Texcoco, atraviesa la garganta de San Isi- dro ; pasa por la laguna de Chalco entre los cerros de Tlapacoya y Xico, más cerca del segundo 5 sigue después por el Sur-Oeste y cerca de los pueblos de Zula y Reyes, por el puerto de Tenango al Sur -Oeste del cerro de Taltepec, y al Oeste del pueblo de Te- nango del Aire; por la falda y al Este del cerro de Xuclii, por el puerto formado entre los cerros de Atlapango y Huipilo, y ter- mina en la falda Sur de estos mismos cerros cerca del pueblo de Totolapa. Las aguas seguirían después por la barranca de X11- Tomo vi.— 53 418 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. chitepec, que está en esta misma falda; se unirían más adelante por las barrancas de Atlatlauca, Pasulco y Huastepec al rio de Yautepec; seguirían por el Amacosac basta Paso del Estudian- te, donde se unirían con el Poblano ó Mexcala, que va á desem- bocar al Pacífico » «Esta línea seria de las más cortas que podían trazarse, y sin embargo, le resulta una longitud de 55600“ de la que 30400“ se- rian de excavación á cielo abierto y 25200“ de túnel, teniendo sobre este alturas del terreno sobre el túnel, basta de 442 me- tros en el puerto de Atlapango, desde donde se desciende rápi- damente. » « Otras varias líneas podrían trazarse por allí con algunas ven- tajas. La que pasara por Ameca seria una de ellas, pero alimen- taria la longitud disminuyéndose poco las alturas, y se acercaría á las lavas espesas del Popocatepetl.» Esta línea del Sur fue desechada por el Ministerio, como lo lia sido siempre que ba revivido para llamar la atención por un momento. «La línea del ingeniero Orozco, dice la Memoria de Fomento, pasa por el antiguo trazo del canal de Castera basta el punto donde encuentra este la prolongación del canal de A ertideros, por el cual continúa terminando en un punto distante mil dos- cientos cincuenta metros de la compuerta del mismo nombre: desde este punto establece un alineamiento con la dirección Y. 33° 20' O., que comprende mil novecientos sesenta metros de longitud, siendo el extremo de ella el fin del canal y el principio del túnel que sigue al borde oriental del tajo de Xoebistongo, con la misma dirección que se acaba de marcar, y llegando á un punto colocado entre Paso Chichón y Caído de Solis, para con tinuar después con el azimut Y. 56° 15; O. basta Bóveda Her- mosa, que es donde termina. » En este proyecto, la longitud de la línea seria de 51250“ de lot cuales 43100 serian de canal, 8000“ de túnel, y 150“ de tajo en e extremo boreal: el costo de la obra subiría a 4. < 13,368 pesos. E pensamiento no es nuevo, aunque contiene algunas modificacid nes, y pertenece también al género de los desechados. La tercera línea consiste en — «un canal ó tajo que párte de 419 | I ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. : . mismo punto que el ele la primera, es decir, del fondo del lago de Texcoco, y sigue el antiguo trazo del canal de Castera hasta cerca del borde del lago de Zumpango, midiendo entre los pun- tos indicados 34870 metros: continúa con un azimut de N. 50° 50' O. en una longitud de 0100 metros para terminar después en una línea de 1210 metros con la dirección N. 34° O. Luego sigue el túnel que tiene tres alineamientos: el primero con el azimut de 17. 34° O. es de una longitud de 6410 metros : el segundo con la dirección 17. 54° 35' O. y 2340 metros de longitud: el tercero tiene 700 metros de largo con la dirección 17. 74° 35' O. y desem- boca en el tajo de Nochistongo cerca de la presa de tierra. De lo expuesto resulta que el canal tendrá 42180 metros, el túnel 9450, y el tajo que párte del desembocadero 210. » Tampoco fue admitido este proyecto, y el Ministerio tuvo que adoptar y proseguir el que ya se practicaba por el Tequisquiac. En la Memoria de que ya hicimos mención, se da cuenta de los trabajos en esta forma: — «La primera consiste en la línea que marca el eje de las obras siguientes: en un tajo abierto ó canal que debe partir del punto más profundo del lago de Texcoco, si- mado entre la gran cruz de madera y el desembocadero del ca- lal de la ciudad del mismo nombre, y terminará cerca del extre- no Ñor- Este del lago de Zumpango, recorriendo un trayecto de 59,300 kilómetros en la dirección N. 36°J O., y una inclinación le 0, “00022 por metro. El extremo N. del canal se unirá por me- tió de dos curvas á un timel que comenzará en ese punto, cerca leí borde N. de la laguna de Zumpango, para ir á terminar en a barranca de Acatlan, recorriendo una distancia de 9510 me- ros con la dirección N. 1 6°4 O., y 0,“001 de inclinación por me- ro. Desde su extremidad N. ó desembocadero se abrirá otro tajo le 1280 metros, aprovechando la excavación natural y siguiendo is fuertes inflexiones de la barranca de Acatlan. Las aguas del Mlle, después de salir por este tajo, irán á alimentar los rios de equisquiac, Tula, Moctezuma y Pánuco, para desembocar en el rolfo de México.» c< El proyecto de que se acaba de hablar se puso en práctica, rincipiando los trabajos por abrir veinticuatro lumbreras, situa- as á 400 metros de distancia una de otra, en toda la longitud del 420 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. túnel. Para tener espacio donde colocar el producto de la exca- vación y de las obras exteriores accesorias, se deslindó é indem- nizó en parte una faja de terreno de 100 metros de amplitud y de toda la longitud del túnel, en la cual se abrió un camino para la pronta y buena comunicación de los trabajos. Inmediatas á las bocas de las lumbreras se comenzaron á construir diez y nueve pequeñas casas de manipostería y tres de madera, para habita- ción de los guardas y trabajadores de lumbreras, y cinco galeras con casas de mayores dimensiones para depósito de materiales y maquinaria, para talleres de carpintería y herrería, como también para habitación de ingenieros, maquinistas y sobrestantes. El es- tado en que se encontraban estas construcciones hasta la suspen- sión de los trabajos, puede verse en el informe del ingeniero Man- zano.» ce Las veinticuatro lumbreras proyectadas se han abieito } tía bajado en lo general, habiéndose llegado en ellas á diversas pro- fundidades, para lo cual se han empleado distintos sistemas de ademes y aun maniposterías de revestimiento, según lo exigía el terreno que se atravesaba: veinte de ellas están provistas de tor- nos para extracción. De la suma de las profundidades de las lum- breras, que es de 1,260 metros, se han excavado ya G95,05, que- dando por excavar 565,3.» cc A la vez que se adelantaba en las lumbreras se trabajaba tam- bién en el tajo del desembocadero, pues era conveniente tenerlo concluido para que desahogasen por él las aguas de las infiltra- ciones que apareciesen en la apertura del túnel. De la excava- ción total de este tajo se han extraido ya 69509 metros cúbicos, y faltan todavía 72000 que remover para la conclusión de esa parte de la obra.» Hemos tomado estos renglones de la obra intitulada — Memo ría que el Secretario lie Estado y del Despacho de Fomento , Colo nizacion, Industria y Comercio, presenta al Congreso de la Union México, 1868.— Contiene diversos planos, que se encuentran ano tados en el lugar respectivo, y adelantan poco á los ejecutado: por Miguel Iglesias. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 421 § XXIX. El primer presidente de la República, D. Guadalupe Victoria.— Intentos para formar una carta general.— La Sociedad de Geografía y Estadística— El Bo- letín.— La carta general. — Atlas y Portulano. — Atlas de García Cubas. — Su primera carta general.— Carta etnográfica.— Orozco y Berra.— Memoria de García y Cubas. — Carta general del Ministerio de Fomento. — Carta de Decaen. — Carta de García y Cubas. — Catálogo de Posiciones geográficas. —Catálogo de latitudes.— La Comisión científica de París.— Trabajos de los franceses. El primer presidente de la República, D. Guadalupe Victoria, uerece uu lugar distinguido en la historia de nuestra geografía: 7a hemos visto que por sus órdenes se emprendieron algunos tra- bajos científicos, con positivo provecho de la ciencia; y no conten - 0 con esto, mandó hacer una serie de publicaciones, que á pesar le su importancia, por causas que no conocemos, han quedado joco menos que ignoradas. Ros referimos á las hermosas cartas lúe llevan la fecha México , 1825, y la indicación de publicada por Wden del JExcmo. Sr. D. Guadalupe Victoria, primer Presidente de a República. Son los mapas levantados por la marina española, orinados en el Depósito Hidrográfico de Madrid, con las corree- dones alcanzadas en las últimas exploraciones, y abrazando el )céano Atlántico Septentrional, el Océano Pacífico y el litoral le ambas costas de América, con las islas y canales de mayor im- portancia. Además, un Portulano de la América Septentrional , di- sidido en cuatro partes y con 112 planos de los puertos, tomados e los trabajos que en aquella época eran reputados como mejo- es. El gasto no fué pequeño ; la publicación fué de muy grande tilidad, y no obstante el adelanto que ahora tenemos, ningún tro presidente ha levantado un monumento tan grandioso á la iencia. Poco antes, en 1822, el gobierno independiente habia formado 1 cuerpo de ingenieros militares, poniéndolo bajo la dirección de ). Diego García Conde; inmediatamente se pensó en formar una arta general, á cuyo efecto aquel gefe se asoció con D. Tomás iamon del Moral, tomando con empeño aquella empresa. Por des- racia era mayor su deseo y buena voluntad, que el número de 422 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. datos de que podían disponer, por lo cual abandonaron la idea, dejando su realización á mejores circunstancias. Once anos pa- saron para liacer una segunda tentativa, tan infructuosa como la primera. En 1S33 el gobierno encargó al Director de ingenie- ros, D. Ignacio Mora y "Villamil, la formación de la caita general; y aunque se acopiaron materiales y el trabajo se tomó con empe- ño, no pasó más allá de haberse formado una proyección poi el sistema de Mercator. En 1839 de orden del Ministerio de la Guerra se organizó una Comisión de estadística militar, que tenia por principal encargo la formación de la carta general. De esta Comisión, ó como quie- ren también algunos, desde la de 1833, relacionada con las leccio- nes que se dieron en el Ateneo Mexicano , nació la Sociedad de Geo- grafía y de Estadística. Con diversos nombres, bajo el amparo de los Ministerios de la Guerra, de Delaciones y de Fomento, reco- nocida su existencia legal por una ley y señaladas de los fondos públicos algunas cantidades para sus gastos, esta Sociedad parti- cular ha vivido por muchos anos, pasando sin perecer por todos los trastornos políticos; entrando en relaciones con varias socie- dades científicas del extranjero; reuniendo una biblioteca y una copiosa y buena colección de mapas, y según las circunstancias, dando impulso á las materias relacionadas con su instituto. Entre los trabajos de la Sociedad mencionaremos el— Boletín del Instituto nacional de Geografía y Estadística de la República Mexicana, presentado al Supremo Gobierno de la Nación por la Jun- ta menor del mismo Cuerpo.— Once volúmenes completos y dos en- tregas del XII, correspondientes álos años 1849-1865. Es una interesante colección de relaciones y datos geográficos, formando una de las mejores recopilaciones que conocemos en su línea . di* cese que contiene artículos que se despegan del objeto principal, cuyo cargo nos parece cierto, aunque solo lo admitimos como un pequeño lunar, de los que se encuentran en las obras de los hom- bres, supuesto que el resto contiene materiales preciosos que un particular no hubiera podido reunir sino á costa de mucho tiem- po y no poco dinero. Era, por otra parte, la sola publicación que nos daba á conocer en el extranjero, y ya se ve que llenaba con ello una misión indispensable. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 423 La Carta general de la República , la primera terminada después de la Independencia y concluida en 1850. Su construcción duró muclios años; diversas personas intervinieron en la obra, y según que las circunstancias lo permitían, avanzaba la labor, tropezan- do con los inconvenientes científicos los unos, sociales los otros; siendo Presidente Don Mariano Arista, facilitó lo necesario para los dibujantes, y les dio tal protección, que la carta llegó á verse concluida, merced á los esfuerzos de este digno magistrado. El mapa fue enviado á los Estados -Unidos, después á Europa, re- gresando á México tras de una infructuosa peregrinación, en bus- ca de un grabador que lo imprimiera de un modo económico para la Sociedad: al fin el Gobierno tomó parte, proporcionando por el Ministerio de Fomento los fondos necesarios para la publica- ción, que poi una de tantas fatalidades que persiguen á nuestro pobre país se perdieron sin provecho, debiendo dar gracias á la suerte porque no aconteció lo mismo al desdichado dibujo. El original se encuentra en la colección de planos de la Sociedad, y en la misma hay una copia en menor escala hecha por los Sres. Agea. Otra cojua en la misma escala del original existe en el Mi- nisterio de Pomento, y fue mandada dibujar por D. Joaquín Ve- lazquez de León, y ejecutada por Antonio García Cubas, emplea- do en el mismo Ministerio y alumno de la Academia nacional de las tres bellas y nobles artes de San Cárlos. 1853. ^ Atlas y Portulano , compuesto de cuarenta y seis cartas, con la Techa de 1850: ha permanecido inédito. Cualquiera que sea el uicio que se forme acerca de estos trabajos, siempre será preci- so convenir en que la Sociedad de Geografía hizo bastante por d adelantamiento y el buen nombre de nuestro país. D. Antonio García Cubas había seguido empleado en el Mi- íisterio de Fomento, en la clase de dibujante topógrafo, en lo lúe ha mostrado mucha habilidad. Con los materiales allí reu- lidos y los de la Sociedad de Geografía que se le franquearon mphamente, y los que en lo personal pudo proporcionarse, Gar- la Cubas di ó á luz el— Atlas geográfico é histórico de la RepúMi- P Mexicanaj formado con permiso del Ministerio de Fomento , en \uta (le las cartas ™<*s exactas de los Estados y de los trabajos de )s Sres' Morah Humboldt, García Conde , Terán, Rincón , Farvaez , 424 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. Camargo, Lejarza, Orbegoso, Iberri, Harcot, Moray Yittcmil, ha- bles, Clavijero, Prescott, Alaman, etc., etc., de los datos oficiales y carta general levantada por la Comisión de la Sociedad de Geogra- fía y Estadística militar, que obran en dicho Ministerio y en la Di- rección general de ingenieros, y de otras noticias curiosas é impor- tantes que se han podido reunir.— Lleva la fecha de IS06, y se compone de veintinueve mapas geográficos de los Estados y territorios de la Federación, más dos cartas generales, en diver- sa escala, al principio y al fin de la obra. El trabajo, como se ve, fuera de algunas correcciones, es de simple compilación; no es perfecto y aun presenta algunos er- rores considerables; se echan de menos algunas de las condicio- nes que se exigen á los libros de su clase; y queremos conceder además todo lo que en justicia se alegue; pero todo esto que al- guno ha querido hacer valer, debiera modificarse en mucho es- cuchando la razón imparcial. El mérito indisputable de García Cubas consiste en reunir los mejores planos existentes, coordi- narlos y darlos á luz, llevando á cabo por primera vez una em- presa que había sido imposible para la Sociedad de Geografía, y que á pesar de los defectos que se le supongan, es hasta hoy la única en su género, habiendo llenado un gran vacio en la cien- cia geográfica de nuestra patria. Los que publican Atlas no son autores de los planos que adoptan, y proceden siempre por me- dio de la compilación ; pedir otra cosa seria pedir un imposible: lo que se debe exigir es que los trabajos compilados sean los mejores de su clase, y entonces los defectos son del cargo respec- tivo de cada uno de los autores de las cart as, siendo de respon sabilidad de el del Atlas los que á él competen por la ejecucioi del pensamiento. García Cubas, al tomar lo selecto de lo exid tente en nuestro país, habia llenado su deber, y el conjunto m debía ser exacto, pues como liemos repetido diversas veces, lo trabajos geográficos no se inventan, y son necesarios para 11c gar á la perfección, tiempo, estudio y gastos. Si tras de mucho, años y de fatigas sin cuento, podemos presentar de algunas frac ciones de nuestro suelo trabajos geográficos de primer orden, n se asegura lo mismo del resto, y comarcas tenemos de las cual, nos faltan multitud de datos. Con elementos truncos, las obr: ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 425 que se formen lian de ser truncas; pedir la perfección antes de tiempo es quimera; todas las naciones lian empezado como nos- otros en el camino de las ciencias, y es preciso advertir que los principios son siempre defectuosos, que, si no se comienza, nun- ca se llega al término. De las cartas generales, la primera lleva por título: — Cuadro geográfico y estadístico de la República Mexicana por Antonio Gar- úa y Cubas. — Carta general de la República Mexicana formada oara el estudio de la configuración y división interior de su territo- rio.— Lleva por detalle — Plano físico ó perfil del camino de Aca- oulco á Ver acruz. — En pequeña escala, conteniendo las ciudades capitales y algunos otros lugares. Hay dos reimpresiones de este mapa: Ia en las— Noticias geo- /ráficas y estadísticas de la República Mexicana. Por Antonio Gar- úa y Cubas. México. Imprenta de J. M. Lar a, c. de la Palma n. 4. L857. — 2a En eJ. — Compendio de Geografía de la República Mexi- cana. Arreglado en cincuenta y cinco lecciones para uso de los esta- blecimientos de instrucción pública , por Antonio García y Cubas. México. 1861. La segunda carta del Atlas se intitula: — Carta general de la República Mexicana. — Formada en vista de los datos más recientes i exactos que se lian reunido con tal objeto , y constan en la noticia presentada al Excmo. Sr. Ministro de Fomento por Antonio Gar- la Cubas. — Presenta detalles: Io Comparación de los principales ios de la República. 2? Comparación de las principales montañas 'e la República según su altura. — En mayor escala que la ante- ior y mucho más copiosa en anotaciones geográficas, con dos ibujos en la parte superior. Ambas cartas reconocen por orí- ;en la de la Sociedad de Geografía. La noticia presentada al Ministerio de Fomento á que se hace eferencia, forma el documento núm. 11, pág. 71-88, y se encuen- da en la — Memoria de la Secretaría de Estado y del Despacho de ^omento , Colonización , Industria y Comercio de la República Me- icana , escrita por el ministro del ramo , C. Manuel Silíceo , para ar cuenta con ella al Soberano Congreso Constitucional. México , 857. — La carta que acompaña á esta noticia es idénticamente t misma que notamos arriba, en la parte geográfica, con estas Tomo VI.-54 426 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. diferencias: no lleva los dibujos de la parte superior, se le supri- mieron los detalles, de los cuales se sacaron copias en una pe- queña hoja separada, y la leyenda se puso en el lugar que estos ocupaban, quitándola de la cabeza. Parte de estos misinos pla- nos se encuentran por separado, en un corto número de ejempla- res tirados fuera de la Memoria. Para concluir con las ediciones de esta segunda carta, diremos de paso que en la repetida Me- moria del Sr. Silíceo, se halla otra impresión de la misma, sus- tituida la leyenda por esta otra : — Materiales para formar la C ai - ta Etnográfica de la República Mexicana, Al Sr. D. José Fernando Ramírez, en señal de gratitud, Manuel Orozco y Berra.- Es un ensayo de la geografía de las lenguas en la República, empren- dido con los pocos materiales que entonces poseía el autor, y que no alcanza sino á los Estados australes; primer paso dado en esta materia, por encargo del ministro D. Manuel Silíceo, salió trunco y diminuto, sin aspirar á otra calificación que á la de ma- teriales que lleva. Pocos años después la obra llegó á su termi- no, y entonces fue publicada en un volúmen separado con este título : Geografía de las lenguas y Carta Etnográfica de .México, precedidas de un ensayo de clasificación de las mismas lenguas y de j apuntes para las inmigraciones de las tribus, por el Lie. Manuel Orozco y Berra, México. 1864 .—Lleva la— Carta Etnográfica de México, formada por el Lie, Manuel Orozco y Berra. Al Sr. T). Jo- sé Fernando Ramírez, en testimonio de gratitud y de amistad, vo-l nucí Orozco y Berra— La carta geográfica ya no es idénticamen- te la de García Cubas, como al principio, smo que, aprov ec mi o el contorno, se suprimieron todos los lugares inútiles, poní éneo los principales que el texto requería, muchos de ios cuales no se encuentran en aquella primera. No existe ningún trabajo ante- rior geográfico de este género. _ ,1S60 Volviendo á García y Cubas, durante los anos de l&oS a \W que siguió empleado en el Ministerio de Fomento, con los mate- riales de aquella oficina y aprovechando los nuevos para en ton- nes conocidos, construyó su carta general en grande esen a, J la protección del mismo Ministerio. El nuevo ministro en D. Ignacio Ramírez, protegió igualmente á García y Cubas, pío poreionándole de los fondos particulares de Fomento los su ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. cien tes para hacer la impresión de la carta, como en efecto se comenzó en aquel año. Para preparar la circulación del mapa, García y Cubas imprimió la— Memoria para servir á la Carta ge- neral de la República Mexicana , publicada por Antonio García y Cubas. México, 1861. — Contiene, f uera de un pequeño prólogo : Parte primera. Proyección de la Carta y datos que sirvieron para su construcción , en que se incluye el trabajo que ya mencionamos de Diaz Covarrúbias, y — Parte segunda. Nomenclatura de las y oblaciones que contiene la carta. En tanto que se hacia la publicación, aquel mismo año de 1861, los individuos de la sección científica del Ministerio D. Francis- co Jiménez, D. Próspero Goyzueta y D. Francisco Chavero, con el oficial mayor Orozco y Berra, comenzaron en escala muy gran- de la formación de una nueva carta general • su objeto era poner únicamente lo que mereciera entera confianza, y trabajar des- pacio, ya para discutir metódicamente lo que no presentara el mismo grado de certeza, ya para pedir rectificaciones acerca de lo dudoso ó poco exacto : contaban con los elementos acopiados en el Ministerio y en la Sociedad de Geografía, con los que pro- porcionaría la colección geográfica de Orozco y Berra, con los estudios que emprendían comenzando por la reunión de un ca- tálogo de posiciones astronómicas, y con la experiencia adquiri- la por Jiménez y Chavero en la Comisión de límites, y por Goy- meta en Tehuantepec. Se adopto la proyección calculada por Diaz Covarrúbias, y se dió la preferencia para comenzar, á la rontera con los Estados -Unidos. Se tuvieron presentes no solo os planos publicados en la República vecina, sino los origina- es mismos de la Comisión y los apuntes manuscritos, de donde ;e tomaron las posiciones geográficas y todos los detalles, así >ara la línea divisoria como para todo el terreno recorrido por os ingenieros. Se fijaron las costas de California con presencia le los trabajos nacionales, ingleses y franceses de más nota, ano- ando en seguida solo lo que hay muy bien conocido en Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, á fin de servir le puntos fijos de referencias. La escala admitía detalles que on imposibles en las cartas hasta ahora publicadas. El dibujo •o pasó de aquí, porque el Ministerio fué suprimido, é ignora- 428 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO, mos el paradero que tuvo. Provecho sí se sacó de él, supuesto que García y Cubas lo copió, adaptándolo á su carta general, co- mo después lo confesó él mismo. Al año siguiente se dió á la estampa la- Curta general de la República Mexicana. Formada y corregida con presencia de los úl- timos datos y el auxilio de las autoridades más competentes. Mexi- | co Imprenta Laográfica de Recaen, editor. Esquina del Callejón del Espíritu Santo y Coliseo Viejo. 1862. Dos hojas—Bste mapa, muy notable como trabajo artístico, no sabemos cómo calificarlo en la parte científica, supuesto que no conocemos sino de oídas los materiales empleados en su formación, y que de los iníoimes que nos han dado resulta que más empeño se puso en la belleza que en la exactitud del dibujo. Sin embargo, nos consta que se consultaron diversos materiales. Por fin apareció la— Carta, general de la República Mexicana, formada por Antonio García Cubas. 1S63. Al Sr. Don Fernando Ramírez. Antonio García y Cubas. Cuatro hojas.— Fue impresa en la imprenta litografíen de H. Iriarte, y grabada sobre piedra por J. M. Muñozguren. Es la mayor de las que se han publicado en México, y sin contradicción debe asignársele el primer lugan entre los mapas de nuestra patria. No se crea que llevamos nues- tra admiración hasta creerla perfecta; hemos repetido hasta el fastidio que todavía no es posible conocer exactamente la vasta; extensión de nuestro país; lo que juzgamos es, que es la mejoi de las que existen ; y si esta calificación parece exagerada, la re formaremos, diciendo que la carta de. García Cubas es la menos mala. Cosa más perfecta se puede hacer hoy, porque en los cinc< años trascurridos han aparecido nuevos datos. A su carta acom paño García Cubas la Memoria publicada desde 1861, aumenta da con una tercera parte, compuesta de- Descripción y uso de Troqueámetro, por Francisco Jiménez, ingeniero geógrafo,— y- Distancias medidas con troqueámetro por los ingenieros de la Com sion de límites, D. José Solazar Ilarregui, D. Francisco Jimend T). Manuel Fernandez, D. Manuel Alemán, D. Agustín y D. Luí] Díaz D. Ignacio Molina y D. Miguel Iglesias.— Al fin se encuei tra el_p¡aií0 del camino de México á San Blas, formado eonpr senda de los planos que levantaron los ingenieros directores:— o ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 429 pia en bonito dibujo de los originales existentes en el Ministerio. Como fruto de los trabajos emprendidos por la sección cientí- fica, salvado del naufragio en que todo lo demas pereció, nos que- dan:— Posiciones geográficas de varios puntos del Imperio Mexi- cano, colectadas por los ingenieros I). Manuel Orozco y Berra , T). Francisco Martínez de Ghavero y D. Francisco Jiménez , siendo la posición del meridiano de partida ( torre de la Catedral ), 99°6/45//3 Oeste del meridiano de Greenwich. — Altura sobre el nivel del mar 6 altitudes de varios puntos del Imperio Mexicano , colectadas por los ingenieros D. Manuel Orozco y Berra , D. Francisco Martínez de Ghavero y D. Francisco Jiménez.— Se bailan en la— Memoria pre- sentada á 8. M. el Emperador, por el Ministro de Fomento Luis Eo- blez Pez uela, de los trabajos ejecutados en su ramo el año de 1865. México, 1866. Hemos apuntado antes, que la guerra es á veces provechosa para la ciencia geográfica. La que nos trajeron los franceses sir- ¡i vio de mucho á la nación, bajo más de un aspecto, siendo uno de los principales que México fuera conocido en el extranjero. Los años apenas han modificado en Europa las ideas que se forma- ron acerca de las naciones medio civilizadas que poblaron la Amé- rica j poi una especie de costumbre quieren ver en los pueblos actuales el mismo atraso del siglo XVI, sin comprender el influjo de los tiempos trascurridos ; por una especie de cándida ignoran- cia suponen todavía viviendo á los guerreros de las antiguas tri- bus, sin acertar a que los habitantes actuales son los hijos de las razas conquistadoras. Tan cierto es lo que acabamos de decir, aun cuando parezca exagerado, que habiéndose formado en Pa- rís el año de 1864 una junta directiva de los trabajos de explora- ción que se iban á emprender en México, el Sr. Tessan daba las siguientes instrucciones acerca de geografía : — « En el estado ac- tual de México, en materia de geografía general, no se puede pe- dir a los exploradores otra cosa que los trabajos más simples y fáciles; los estrictamente necesarios para sacar ventajas de los que se están ejecutando ya en aquel vasto país.» «Así, para sacar el mejor partido de los reconocimientos mi- litares hechos por los oficiales del Estado mayor que siguen á nuestras columnas en sus prolongadas excursiones, me parece- 430 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. ría bien que esos oficiales fueran provistos: 1», de un reloj me- diano de segundos ; 2°, de un pequeño teodolito portátil que diera los ángulos de altura y azimutales, con un minuto de diferencia; 3o. de un barómetro aneroide de bolsa; y que unieran a sus cro- quis topográficos vistas desarrolladas en panorama, tomadas en los puntos elevados y abrazando todo el horizonte, acompañadas con levantamientos por medio de la brújula ó mejor por medio del teodolito, marcando los objetos visibles notables.» « “Nuestros artífices construyen para los viajeros pequeños teo- dolitos, muy portátiles, casi de bolsa, por medio de los cuales y con observaciones de la polar (siempre visible en México) o de otra estrella conocida tomada al E. ó al O. en la cercanía del pri- mer vertical, se puede obtener en algunos minutos todo lo nece- sario para calcular más tarde, cou un minuto de diferencia, la a- titud del lugar de observación, y sacar la declinación de la aguja imantada para corregir exactamente los levantamientos hechos con la brújula.» « En cuanto á las longitudes, su determinación en tierra es una operación más delicada, más larga y también ejecutada mas rara- mente; demanda también conocimientos astronómicos queno pue- den exigirse á todos los oficiales de Estado mayor. Seria tal vez necesario dar este encargo á una persona especial, á no ser que a - guu oficial se dedicara á ello, impulsado por su gusto y su aptitud, v entonces se le indicaría el método de culminaciones lunares, co- mo el más sencillo y suficientemente exacto. Por otra parte, hasta cierto punto se pueden suplir las longitudes, teniendo un gran nu- mero de buenas latitudes y visuales levantamientos que permitan formar una especie de triangulación grosera, ligando entre si los diversos puntos de estación y los diversos croquis topográficos.» «El barómetro aneroide, instrumento muy portátil, serviría útilmente en la nivelación general del país, con la condición, sin embargo, de que se comparara frecuentemente á un barómetro de mercurio, fijo, que observado de una manera continua, diese también las comparaciones correspondientes y necesarias para obtener buenos resultados.» «Esto es lo que me parece posible ejecutar por ahora en Mé- xico, en materia de geografía general.» ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 431 (( En los alrededores de México, la Francia podia hacer desde luego alguna cosa más ; se podrían poner los fundamentos de una gran triangulación geodésica con la medida de una base, por una rigurosa nivelación ( muy útil á causa de los vecinos lagos ) } por el principio de una triangulación. Esto iniciaría á los sa- bios mexicanos en los métodos de precisión, quienes más tarde podrían extender el trabajo al resto del imperio.» «Podría determinarse astronómicamente la latitud de México con la exactitud deseable; y en cuanto á la longitud, seria fácil poi medio del telégrafo eléctrico que actualmente existe, referir- la provisionalmente á Veracruz, y mejorarla después por el tras- porte rápido y repetido del tiempo entre San Nazario y Yeracruz, utilizando los viajes de los paquebotes trasatlánticos que hacen el servicio regular entre aquellas dos ciudades. Hoy es sabido que las trepidaciones continuas impresas por el motor en la obra de la nave, en vez de ser nocivas á la marcha regular de los cro- nómetros, por el contrario, son favorables. Más tarde observacio- nes astronómicas exactas y repetidas rectificarían completamen- te la longitud provisional obtenida.» «El descubrimiento de los monumentos arqueológicos ó de las ruinas antiguas, podrán exigir el levantamiento exacto de algún plano en ciertos lugares; pero este trabajo no es urgente.» «Las indagaciones científicas que de todos géneros van á ha- cerse en México, deben exigir, para fijar los lugares de obser- vación, un conjunto de cartas que abracen el campo entero de las exploraciones, construidas al menos en la escala de ^ i_ ° un milímetro por dos kilómetros. (La carta de M. Enrique Saus- sure, que solo se extiende á la quinceava parte de aquel vasto campo, está en la escala de ~ oV™ ó de cuatro milímetros por tres kilómetros, es decir, mayor en la proporción de 8 á 3 ). A lograr este doble objeto deberían tender, en mi concepto, los esfuerzos de los viajeros geógrafos de la expedición.» ( Archives de la Com - mus-ion Sctentifique du Mexique publiés sous lesauspices du Minis - tere de VInstruction Publique. Tome premier. Premiére livraison. París, M.DGCC. LXI V. Págs. 73-76.) Al ver los medios exiguos que se proponían para los recono- cimientos geográficos y las materias que debían servir de base 432 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. para iniciar á los sabios mexicanos en los métodos de precisión, no podemos menos de figurarnos que se trataba de algún país descubierto recientemente, en que por primera vez se iba á poner uua señal topográfica sobre el terreno y á dirigir uua visual a los objetos físicos. Esto era ignorar completamente cuanto en Mé- xico se había hecho por la ciencia geográfica; no admitir ni aun el supuesto de que hubiera mexicanos que supieran usar los ins- trumentos delicados y aplicar los métodos de precisión; pouer en olvido hasta lo ejecutado por Humboldt, quien ya había de- terminado directamente la posición geográfica de México medio siglo antes, sin recurrir para la longitud al complicado y poco exacto medio de los trasportes cronométricos por ios paquebotes. Bien comprendemos que nuestra nación no es tan civilizada co- mo Francia; pero el orgullo nacional nos dice que no estamos atrasados hasta el punto que se nos muestre tanto desden: hom- bres tenemos en casi todos los ramos que no harían uua figura despreciable junto á los hombres instruidos de las demas na- ciones. _ a , El sentimiento de la nacionalidad hizo tomar la pluma al bu secretario de Fomento, Orozco y Berra, quien en carta dirigida al Ministro de Instrucción Pública en París, fecha 11 de Enero de 1865, da noticia á aquel funcionario de los trabajos importan- tes en los ramos de topografía, geodesia y astronomía, ejecuta- dos en los últimos años; le manda plauos, libros ó Memorias, e indica de lo que son capaces los ingenieros mexicanos. La carta se resume en dos puntos: «Io, que existe medida una base geo- désica; está la ciudad de México situada astronómicamente con toda la precisión apetecible, hay nivelaciones generales que po- der aprovechar, se ha principiado una red de triángulos geode- sicos, etc., etc. 2o, que la Comisión, al llegar á nuestro país, no tendrá grandes obstáculos para entenderse con nuestros ingenie-, ros, quienes están competentemente iniciados en el manejo de los instrumentos más precisos, en los cálculos más complicados y en la resolución de los problemas difíciles de la topografía, de la geodesia y de la astronomía práctica.» -Esta carta se publicó en el periódico oficial y en el Boletín de la Sociedad de Geografía. Los oficiales de Estado Mayor del ejército francés hicieron un ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 433 considerable número de trabajos geográficos. Consistieron prin- cipalmente en itinerarios militares de los caminos recorridos, que confrontados cuando eran repetidos por diversas personas, producían un dibujo final en que estaban consignados los luga- res y los accidentes del terreno $ las distancias eran las adopta- das en el país ó las medidas por las marchas $ las direcciones generales tomadas á la brújula, y la configuración del suelo to- mada á la vista: trabajos con la exactitud que se podía pedir á los medios empleados, y que cumplen perfectamente con su ob- jeto. Formaron croquis de las poblaciones en que estuvieron al- gún tiempo, ya de una manera ligera y á la vista, ya empleando métodos exactos que daban precisión á los planos. Con los re- conocimientos practicados, aprovechando los mapas que encon- traron en el país, y partiendo de los puntos fijos que daban las posiciones geográficas, formaron cartas de algunas comarcas, á veces de buena extensión y con bastante exactitud: estos resul- tados, empero, no fueron obra exclusiva suya, supuesto que to- maban de lo nuestro lo que les parecía mejor, aunque sin confe- sar la fuente en donde bebían. Si los trabajos de los franceses no añadieron mucho á lo que ya conocemos de nuestros Estados centrales, es preciso convenir en que vinieron á dar nuevos da- tos acerca de los Estados lejanos, principalmente en la parte menos poblada de la República. Tal es, en resúmen, lo que hemos hecho por nuestra carta ge- neral. Tiempo es ya de hacerle nuevas mejoras, haciéndola dar algunos pasos más en el camino de la perfección 5 para alcanzar- lo no serán menester ni mucho tiempo ni mucho dinero. Apro- vechando las líneas telegráficas por medio de una comisión via- leray de otra en México, se podrían fijar con exactitud multitud le puntos que en cada Estado servirían de puntos de partida aara otras observaciones, y de referencia para los puntos cerca- pos* Sobre estos puntos fijos vendrían á quedar determinados os derroteros que tenemos, los planos de los caminos de nues- tros ingenieros, los mapas que tienen buenas posiciones relati- vas 5 el conocimiento de unos lugares nos conduciría á otros, y mcesivamente á la colocación de un número considerable. Al- guno de los planos de los Estados llegaría á ser bastante per- Tomo VI.— 55 434 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. fecto, con solo conocer la posición absoluta de algunos puntos; Querétaro, por ejemplo, saldría del estado de poca confianza que presenta su carta, si además de la capital tuviéramos otros cuatro lugares en diversas direcciones, determinados con toda precisión.' La discusión de los datos, las determinaciones definí- tivas, deberían consignarse en una Memoria metódica, para que llegue á conocimiento de todos, y quede como un registro en que se vayan acumulando los adelantos alcanzados por cada in- dividuo que baga progresar nuestra geografía. § XXX. Primera Comisión delimites. D. Pedro García Conde. Salazar Jtomguú Ji- menez Chavero. García Conde. Ramirez.-Trabajos entre la Alta y la Baja (California. Vuelve la Comisión á México.- Segunda Comisión. D. Pedro García Conde. Salazar Ilarregui. Jimene^ Me^n. ««« Los hermanos Díaz.- Reconocimiento del Lila. June • Conde y queda por comisario Salazar.- Reconocimiento del Bravo h Mier. -Ultimos trabajos de la Comision.-Regreso á México. El art. 5o del Tratado de Guadalupe Hidalgo, firmado a 2 de Febrero de 1848, estipuló : , «La línea divisoria entre las dos Repúblicas comenzará en el Golfo de México, tres leguas fuera de tierra, frente a la ( esem bocadura del Rio Grande, llamado por otro nombre Rio Bravo del Norte, ó del más profundo de sus brazos: si en la desembo- cadura tuviere varios brazos, correrá por mitad de dicho no, si- guiendo el canal más profundo donde tenga mas de un canal, hasta el punto en que dicho rio corta el lindero meridional de Nuevo México: continuará luego hácia el Occidente por todo es- te lindero meridional (que corre al Norte del pueblo llamado 1 Paso), hasta su término por el lado de Occidente; desde a l, su- birá la linea divisoria hácia el Norte por el lindero occidental de Nuevo México, hasta donde este lindero este cortado poi 1 mer brazo del rio Gila ( y si no está cortado por ningún brazo de rio Gila, eutouces hasta el punto del mismo lindero occidente más cercano al tal brazo, y de allí á una línea recta al mismo bia- ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 435 zo, continuará después por la mitad de este brazo) ; y del rio basta su confluencia con el rio Colorado, y desde la confluencia de am- bos rios la línea divisoria, cortando el Colorado, seguirá el límite que separa la Alta de la Baja California basta el Mar Pacífico.» «Los linderos meridionales y occidentales de Nuevo México, de que babla este artículo, son los que se marcan en la carta ti- tulada: Mapa de los Estados —Unidos de México , según lo organi- zado y definido por las varias actas del Congreso de dicha República y construido por las mejores autoridades ; edición revisada que pu- blicó en Nueva York en 18Jfií Disturnell , de la cual se agrega un ejemplar al presente tratado, firmado y sellado por los plenipoten- ciarios infrascritos. Y para evitar toda dificultad al trazar sobre la tierra el límite que separa la Alta de la Baja California, que- da convenido que dicbo límite consistirá en una línea recta tirada desde la mitad del rio Gila en el punto donde se une con el Co- lorado, basta un punto de la costa del mar Pacífico, distante una legua marina al Sur del punto más meridional del Puerto de San Diego, según este puerto está dibujado en el plano que levantó el año de 1782 el segundo piloto de la armada española, D. Juan Pantoja, y se publicó en Madrid el de 1802 en el Atlas para el viaje de las goletas « Sutil » y « Mexicana,» del cual plano se agre- ga copia firmada y sellada por los plenipotenciarios respectivos.» «Para consignar la línea divisoria con la precisión debida en mapas fehacientes, y para establecer sobre la tierra mojones que pongan a la vista los límites de ambas Pepúblicas, según quedan descritos en el presente artículo, nombrará cada uno de los dos gobiernos un comisario y un agrimensor, que se juntarán antes del término de un año, contado desde la fecba del canje de las ratificaciones de este tratado, en el Puerto de San Diego, y pro- cederán á demarcar y señalar la expresada líuea divisoria en todo su curso, basta la desembocadura del Pió Bravo del Norte. Lle- varán diarios y presentarán planos de sus operaciones ; y el re- sultado convenido por ellos, se tendrá por parte de este tratado y tendrá la misma fuerza que si estuviese inserto en él; debiendo convenir amistosamente los dos gobiernos en el arreglo de cuan- to necesiten estos individuos, y en la escolta respectiva que de- ben llevar siempre que se crea necesario.» 436 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. Para cumplir con lo estipulado, se autorizó al gobierno por el decreto de 2 de Noviembre de 1848, no solo para nombrar á personas que debian tener los cargos de comisario y de agrimen- sor sino también para la compra de instrumentos y gastos ne- ceSarios. En consecuencia, la Comisión quedó compuesta del ge- neral D. Pedro García Conde, comisario; D. José Solazar Han - o-„i a orimensor ; D. Francisco Jiménez y D. Francisco Mai m 65,0 • • rva riü Ia 1) Agustín García Conde y de Cliavero, ingenieros de 1 clase, v. D. Ricardo Ramírez, ingenieros de segunda clase Do P Iturbide, intérprete y traductor. Para la compra dé - te fueron destinados diez mil pesos, que enviados al extranjero no fueron empleados en términos convenientes, supuesto que lugÍde lo que se pidió vinieron objetos precisión, que hicieron el dinero poco menos de mutilase hizo dispensable, para proveer competentemente a los ingeníelos, recoger de los colegios de Minería ¥ Militar algunos instrumen- tos que sin embargo no fueron todos los que se habían menester. Siempre la desgracia persiguiendo nuestras cosas, para desacre- ditarnos en el extranjero. , A-u :i La Comisión salió de México en la madrugada del 18 de de 1849 ; el 24 llegó á Guadalajara, donde permaneció < s en que salió para Tepic; el 12 de Mayo llegó á esta idt.ma po - ción donde verificó sus últimos aprestos, dirigiéndose a San B as el dia 21, para arribar allí el 22 y embarcarse el 24 en la fragata inglesa ¿Carolina, , que dio la vela para el puerto de San D, g en la Alta California. La navegación filé feliz, terminando e de Julio con desembarcar sin novedad en el puer o ' ap« ■**-* ' Comisión de los Estados-Unidos esperaba all. desde el 1 . de Ju ui0- puestas ambas en contacto -«El 7 los comisarios autoriza- “nú los agrimensores en la Junta ( dice Salazar Ilarregu, ) pa que conviniéramos en un plan general de operaciones de manera Z cuanto antes pudieran comenzar los trabajos de la demar- cion de los límites. Con tal objeto, la tarde de este día j la de siguiente, nos reunimos el Sr. Garay y yo, habiéndonos acompa- ñado el Sr. Iturbide para interpretar nuestras conferencias, í Litó 1.1» quedado d. acuerdo » ,1 1» •> *» 9 (u6 aprobado por lo» dos comisario* «u la Jauta que se tuto, ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 437 / para tratar y resolver sobre dicho plan. Este debe estar inserto en el diario de la Comisión que llevaron los comisarios, y se re= dujo á que siendo necesario determinar las coordenadas geográ- ficas de los extremos de la línea para calcular el azimut de la mis- ma en uno y otro extremo, se procediera á estos trabajos por cada parte cuando lo tuviese por conveniente, así como á las opera- ciones preliminares de la determinación del punto más central del puerto, y á medir la legua, y que hasta que una y otra parte quedasen satisfechas de los resultados que se presentaran, no se procedería á marcar sobre el terreno la línea, para cuya opera- ción era antes necesario recibir informes de la clase de terreno por donde pasaba, y así poder acordar la manera en que debia hacerse. Quedó, pues, convenido, en que aisladamente cada co- misión comenzara sus trabajos, cuyos resultados se presentarían después una á otra.» La línea que iba á trazarle, como ya se entiende, es la que di- vide actualmente la Alta de la Baja California, y se extiende des- de la reunión de los ríos Gila y Colorado al E. y el Oceáno Pa- cífico al O., con las condiciones estipuladas en el tratado. Con- forme á este y á lo convenido por los agrimensores, ya que la configuración del terreno no permitió formar una triangulación que ligara los extremos, lo que hubiera sido más expedito, se dis- puso que se situaran astronómicamente para situar en seguida otros puntos intermedios. La Comisión de los Estados -Unidos, dividida en fracciones, comenzó los trabajos simultáneamente ; nuestra Comisión, unida, escogió su primer campo en el lado del mar, el dia 24, comenzando sus observaciones el 28 de Julio de 1849. Las primeras operaciones se dirigieron á situar astronó- micamente el observatorio; concluido, se ocupó en determinar el punto más austral del puerto de S. Diego; fijado este por acuerdo de los comisarios, se procedió á medir la legua marina al S., adop- tando para ella la extensión de 5564.G metros, y por último, se refirió el observatorio á aquel punto, que es el inicial de la línea. «Téngase presente que el dia 10 de Octubre del año de 1849 de iL S. J., los infrascritos comisionados y agrimensores, legal- mente nombrados por sus gobiernos, quedando satisfechos con el resultado de las operaciones hechas, han convenido que la de- 438 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. marcación de límites entre la República Mexicana y los Estados Unidos comience en este punto, de conformidad con el art. 4? del tratado firmado en la ciudad de Guadalupe Hidalgo el 2 de Fe- brero de 1S48, cuyas ratificaciones se canjearon en Querétaro el dia 30 del mismo mes, por los respectivos representantes de cada parte.» —Tal fué el tenor del escrito que quedó enterrado en el lugar escogido como punto inicial, situado á los 32°31'59"C3 la- titud N., y 117°8'29"7 longitud O. del meridiano de Greenwich. La Comisión concluyó los trabajos en el primer campo el 13 de Octubre, retornando á San Diego, donde permaneció el resto del mes: en los primeros dias do Noviembre se puso en marcha, lle- gando el dia 30 á la confluencia de los rios Gila y Colorado. En este mismo dia— « Los dos comisionados para la demarcación de la línea limítrofe entre México y los Estados-Unidos, habiendo autorizado respectivamente al C. José Salazar Ilarregni, agri- mensor, astrónomo, etc., por parte México, y á A. AV. AVipple, teniente de los ingenieros topográficos, astrónomo, ayudante, por parte de los Estados -Unidos, para decidir sobre el punto á que se refiere el art. 5? del tratado de Guadalupe Hidalgo, que es el medio del rio Gila en donde se une con el Colorado : por conse- cuencia, habiendo examinado con atención la confluencia de los dos rios, convenimos mutuamente sobre el punto que se repre- senta en el croquis que se acompaña. Y siendo impracticable me- dir el azimut de la línea recta limítrofe hácia el Pacífico desde el centro del rio óde cualquiera de sus orillas inmediatas, por uña colina que hay interpuesta, convenimos además en medir la linea azimutal desde una mohonera de piedra que está situada en la colina á 75,5 piés al Sur, y á 1070 pies ingleses al Oeste del punte inicial en la confluencia de los dos rios, y considerar esta piedr: como un monumento en la línea limítrofe, habiéndose elegido es te punto tínicamente para la operación práctica, y debiéndose en tender que no resulta ninguna diferencia notable en la direccioi de la línea.— Embocadura del rio Gila, Noviembre 30 de 1849.- José Salazar Ilarregni. — A. 11 . 11 ipple .» Los trabajos en este punto, llamados del segundo campo, cc menzaron el Io de Diciembre siguiente hasta el 20 de Enerp d 1850, bajo la dirección, como siempre, de Salazar Ilarregui. L ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 439 confluencia de los rios Gila y Colorado quedó marcada en los 32° 43' 32"3 lat., y 114° 36' 9"9 de long. al O. de Greenwich. Con esto quedaron Ajos los dos extremos de la línea de California: siendo indispensable señalar otros puntos intermedios para in- dicar sobre el terreno la dirección general del límite: el Io de Enero dejó el campo el comisario D. Pedro García Conde, lle- vándose á los ingenieros Jiménez, Chavero, y García Conde, quienes llevaban la comisión de situar astronómicamente algu- nos puntos del camino hasta San Diego. Ocho lugares quedaron entonces determinados, en esta forma: PUNTOS. Latitud, Longitud. Santa Ménica (rancho) 32° 51 1 12"17.. 116° 52' 39"15 Santa María (rancho) 33 1 4,65.. 116 49 40 45 Volcan (rancho) 33 6 26,24.. 116 36 15, 75 Vallecitos (aguaje) 32 57 56,71.. 116 20 40^50 Carrizo (aguaje) 32 52 33,44.. 116 3 33,’ 60 Laguna de los Bledos 32 46 36,90.. 115 39 34 65 R,oNuevo 32 39 29,47.. 115 27 18,’ 15 Rajadura (aguaje) 32 39 59, 14.. 114 55 42,90 Salazar, por su parte, dejó el campo el 21 de Enero, llegando í San Diego el 3 de Febrero ; allí se encontró con que nuestro íomisario habia resuelto venir á México para arreglar algunas josas tocantes á la Comisión, y habia firmado el 29 de Enero un convenio con el comisario Welle, de los Estados -Unidos, por el pie se determinaba que los agrimensores deberían situar cinco rnntos intermedios para demarcarla línea divisoria. El conve- lió se cambió el 15 de Febrero, estipulando que de esos cinco rnntos, uno se fijaría entre los agrimensores, y el resto se deter- ninara por los ingenieros que se nombraron al objeto. En con- ecuencia, Salazar, en compañía de Chavero, salió de San Diego 1 17 de Febrero; el 26 del mismo convino con el agrimensor de os Estados -Unidos, W. H. Ernory, en el punto indicado, que ra donde el límite corta el camino que se dirige de San Diego la Baja California, y las operaciones se prolongaron hasta el 7 de Marzo de 1850. «El resúmen de estos últimos trabajos, dice Salazar, cuyos da- os van después de los primero y segundo campos, es como se ve: 440 abales del ministerio de fomento. DISTANCIAS MEDIDAS. I áll. 1890 metros. DISTANCIAS CALCULADAS. III á 3844,5 metros. XV áV - 3631 ,, V á VI 3317-2 ” I á III 4125 ” 2235 ,, y resulta II á III «Por consiguiente el punto en que debía convenir y comine con el Sr. Ernory, que fué el IV , quedó de I á 7969 metros, esto es, á menos de dos leguas. » «Azimut de la línea en I N- 84^ 12' 11/53 E- C 32° 34' 34//»5 «Punto NV VII sobre el Zacate ) 711 46m24s Esto fué lo ejecutado por entonces. García Conde se puso en marcha para México, con algunos ingenieros, en Abril de 1350; Salazar dejó también la frontera; y la Comisión de los Estados- Unidos quedó incompleta y hasta sin gefe, ya por el abandono en qne la tuvo su gobierno, ya por algunas otras circunstancias particulares. Los resultados obtenidos vieron en parte la luz pú- blica en la obra intitulada -«Datos de los trabajos astronómi- cos y topográficos, dispuestos en forma de diario. Practicados durante el año de 1819 y principios de 1850 por la Comisión de límites mexicana en la línea que divide esta República de la de los Estados -Unidos, por el geómetra de dicha Comisión, José Salazar Ilarregui. México, 1350. » - Acompañan á este libro dos planos: I. Plano de la parte austral del puerto de San Diego, y de terreno comprendido entre dicha parte, el punto inicial en la eos ta del Pacífico y la sexta estación hecha en la dirección de la li nea que divide las repúblicas de México y de los Estados-Uní dos. En este plano van indicadas las operaciones que lnzo 1¡ Comisión mexicana para levantarlo y para determinar con arre > glo al tratado de Guadalupe Hidalgo, el punto más austral de ' referido puerto. Copia del que presentó al señor general D. Pe» dro García Conde, como comisario de dicha Comisión, el agn mensor de la misma C. José Salazar Ilarregui. Año de 1850. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 441 Lleva por detalle : I. Copia del plano del puerto de San Diego en la costa sep- tentrional de California. Levantado por el segundo piloto de la armada D. Juan de Pan toja, en el año de 1782. II. Plano de la confluencia de los rios Gila y Colorado y del curso de este último hasta donde lo corta la línea que divide las repúblicas de México y los Estados -Unidos. En este plano van indicadas todas las operaciones que hizo la Comisión mexicana para levantarlo. Copia del que presentó al señor general D. Pe- dro García Conde, como comisario de dicha Comisión, el agri- mensor de la misma José Salazar Ilarregui. Año de 1850. Conforme al convenio celebrado con los ingenieros de los Es- tados-Unidos, nuestra Comisión de límites salió de nuevo de México el mes de Octubre de 1850, dirigiéndose al Paso del Nor- te, adonde llegó en Diciembre. La Comisión habia sufrido en el personal algunas modificaciones; D. Pedro García Conde iba todavía por comisario, así como por ingenieros Salazar Ilarre- gui, Jiménez y García Conde; pero ahora tomaban participio en los trabajos D. Juan B. Espejo, D. Manuel Alemán, y los dos hermanos D. Agustin y D. Luis Diaz. El Io de Enero de 1851 comenzaron las operaciones para fijar astronómicamente el Paso del Norte; la latitud fue encargada á Jiménez, mientras Salazar se ocupaba en la longitud; los re- sultados obtenidos fueron: 31° 44' 15"7 lat., y 10(1° 29' 5"4 long.: la iglesia del mismo Paso quedó situada en 31° 44' 15"7 lat., y L06° 29' (XUO long. La parte de la línea que ahora se pretendía lijar es la que se extiende desde el rio Bravo al N. del Paso, has- ta la confluencia de los rios Colorado y Gila, siguiendo el curso le este segundo en los términos establecidos en el tratado de Guadalupe; en consecuencia, el punto inicial sobre el rio Bravo luedó escogido en la lat. 32° 22'. Siguieron otras operaciones preparatorias á fin de lograr el >bjeto propuesto, siendo la más importante el reconocimiento leí rio Gila. Convinieron los comisarios en que la Comisión mrte americana quedaría encargada de la parte topográfica, en auto que la Comisión mexicana desempeñaría la parte astro- íómica. Como resultado de este arreglo, quedó dispuesto en la Tomo VI.— 56 442 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. junta celebrada el 25 de Setiembre de 1851, que el ingeniero A. B. Gray situara topográficamente el rio; que el teniente A. AV . Wipple marcara astronómicamente la confluencia de los diver- sos ríos con el Gila y todos los puntos notables desde el límite occidental de Nuevo-México basta los pueblos de los Timas, y que Jiménez, con Alemán y Agustín García Conde, procedieran en los mismos términos desde los pueblos de los Timas basta la confluencia con el Colorado. Jiménez recibió las instrucciones de Salazar en la colonia de Santa Cruz ( Sonora) el 21 de Setiem- bre; mas por la falta de recursos y por las enfermedades del co- misario D. Tedro García Conde, no pudo ponerse en marcha basta el 27 de Octubre de 1851. Luchando con todo linaje de obs- táculos se prosiguió el camino, observando donde el tiempo y las circunstancias lo permitían, llegando á la confluencia del Colo- rado el 17 de Diciembre: de allí regresaron, estableciendo á Io de Enero de 1852 un campo de observación á la orilla del Gila y entre los pueblos de los Timas, tomando finalmente el camino de Arizpe, adonde llegaron el 11 de Febrero, después de dejar situados astronómicamente diez y siete puntos. Entretanto, el comisario D. Tedro García Conde había fallecido á consecuencia de sus enfermedades; este cargo superior recayó en Salazar llar- regui, y Jiménez emprendió la marcha para el Taso, á cuyo lu- gar entró el 0 de Mayo. Los trabajos sobre la línea del Gila llegaban a su término, } tocaba su turno al reconocimiento del rio Bravo que debía com- pletar el límite. Al efecto se dio la orden á Jiménez, como gefe de una sección compuesta de los Sres. Aleniau y tenientes de ingenieros D. Agustín y D. Luis Diaz, para situarse en Mata moros, levantar el plano de la desembocadura del rio, formar h topografía de la corriente hasta el lugar donde encontrara álos demas individuos de la Comisión, y situar astronómicamente los puntos principales á la orilla de aquella : Jiménez y Alemai toman á su cargo esta segunda parte, quedando al de los Día el desempeño de la primera. La sección salió del Taso el 3 d Noviembre de 1852 ; conforme á las instrucciones que se le comí idearon se dirigió á México, adonde llegó el Io de Enero de 185: la administración del general Arista, próxima á derrumbara ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 443 proporcionó algunos auxilios, y con ellos emprendió de nuevo el camino el 10 de Febrero, teniendo que dirigirse primero á Nue- va-Orleans, y no llegando definitivamente ásu destino basta el 29 de Marzo de 1853. Bregando constantemente contra funcionarios que tienen en poco la honra del país y en desprecio las cosas científicas, los hermanos Diaz salieron de Matamoros á comenzar sus operacio- nes el 25 de Mayo; Jiménez estableció un observatorio para en- contrar las coordenadas geográficas de la misma ciudad, y una vez encontradas, marchó á la boca del rio á fin de practicar la misma operación. Este punto era uno de los más interesantes de la línea por corresponder á su extremo oriental; así es que la Comisión de los Estados -Unidos acudió allí á hacer la determi- nación geográfica y la de los monumentos, que según convenio iebian colocarse en aquel paraje. Los hermanos Diaz habian ter- minado la topografía del rio desde la desembocadura hasta Ma- tamoros; estaba prácticamente resuelto que la corriente no tenia más de un solo canal, y sin embargo, el mayor Emory, aparen- tando que lo ignoraba y que no sabia cuáles eran las determi- laciones tomadas por los comisarios, se negó á firmar el conve- lió que Jiménez propuso, y llevó las negociaciones de manera pie trascurriera sin provecho el tiempo. La explicación de esto ps sencilla: se andaba en pláticas para el nuevo tratado de la Mesilla, y los ingenieros norteamericanos no se daban prisa en oroceder, en espera del resultado final. No obstante, el 13 de igosto de 1853 se fijaron los lugares de los monumentos, y con- cluidas el 24 las observaciones, quedaron en esta forma: jatitud del observatorio mexicano 25° 57' 14 " 13 N )bservatorio americano 243,33 metros al Norte, que á 30,77 metros por segundo corresponden á t 7 9^ iatitud del observatorio americano 25° 57' 22 " 04 longitud del observatorio mexicano 970 7' 38/' 07 >bservatorio americano, 148,58 metros al Este, que á 27,81 metros por segundo corresponden á longitud del observatorio americano. 970 7/ 33 " 33 En tiempo Gh 28m30,8 222 444 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. Latitud del observatorio mexicano - - Desembocadura del rio 15 metros al Sur, correspondientes render los bancos de arena movedizos que hay en estas islas di- ididos de ellas, tiene la N. 1550 metros de longitud por 170 de atitud mayor, y la Sur 1650 por 290. Tienen más de cien años e formadas, y el tamaño de la Sur está ahora aumentando. El 3cho de los tres brazos es algo variable ; se halló ser en lo gene- ai mas profundo el brazo derecho de la isla Sur, pero la nave- ación de los buques se hace en el izquierdo de la Norte á causa e la poca anchura de los otros, que solo son transitados por em- arcaciones muy pequeñas.» «Isla de Rancherías situada á menos de media legua arriba de rancherías. Es de 830 metros de longitud por 140 en su mayor achura. Por la clase de los arboles que la cubren se conoce que ene pocos años de existencia: rara vez la cultivan, y sus cana- s son un poco variables en las crecientes, con especialidad el quierdo, cuyo lecho es más falso. » «El brazo izquierdo tiene en toda su longitud mayor profun- dad que el derecho. » Los datos deducidos por los Sres. Diaz para la formación del ano del rio Bravo, son los siguientes: ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO 453 0 "tí tí 0) "tí ■p tí H N <1 cc CSíConcOQOXI'ONOipCÍOOUCO-tNXV'SOÍN ^00 05, HHO) Oí^WODW CO CO rf ÍO lO -—i lO Tp_ l.0 i> oTt-T cTcTco -^oT lo" tó" i " • ■ . - ,, w. ^ - CC CC OS CC GO rH 00 X OS Oí CC — i oí coHL¡sooHHcoo)0)HHnoíicooícooico)LCri tó 05 05 i— ¡o*- 1> Oí 't N OÍ US O oi ffi N N Cí 6 O ÍD OÍCCr-JCCr^^^OÍOÍ _ LCC UC CC rp Oí rp lO tP -H 1—1 ,oí 00 CO C) rf iO iíi O CO N CO CS P r-j h ^ o i-j -f (¿ o' O) có o CCHPHplOplOHOOOTtlOO^lOOHHH H'OO lO i I I , X) Oí os CC^O^O co" x" os" I.C Oí ~ r-H o X rp ¡Oí LO LCC r-H 00 CC Oí O ¡r O) o Oí i-n LO r-H o cc cc ico® ^ os os LO CO Oí + 1I1IÍII11 + Í11M1 + II + M111IIII N® MH^t^OCCOONtCOHiOOH® lOHf (MOCÍCDCCNOO®® oc^o^cx^c^o^o^'^t— ^t^r^'^co^r-^oí^o^o icocjocóoportcsr. io®os cc' oT cc" ce" x" co" os" o" gs"co" io" t»" o" tó*©" oí" t-tó tó" oo" tó —T o" os" co" j>" io" cc" •o' x" x co hH os © OS © CC CC O OS r-H r-H os Oí OS LO X 1— i rp X CC OS O X> Oí OS rH PrHO)CO®®OPOS(HCOCCNCOOO®0®i>COPOOOÍHlCOON 'cCÍ>'cft>-OÍOS'CCLO'^l>.CCOÍiOOÍLOCCOÍOÍCCLOCOTP'rCcouOCOOí^IíXCC o "3 o *c3 £3 o o c3 <3? o cS CD +H ?H o £¡3 V£¿ o o s 0Q o -M ?H o fl Ótó I p I ©i c3 HHJ o © eS © N s H J, -K Orí 'o • • ' * 1 * • rH • • • • • • • ■ ■ ■ : g t> : ••••> lili lili 11 o cc OÍPCCON (- co cc Gqps^xppos cp -Hl o" lo" i-h" os" o" oT i-H O l-H i-H LO i— h lO CC X LO H Oí H r-H l-H .cc Oí Oí Oí Oí Oí Oí O o o a a a a = a a COHOrfCONOOH o '^^i-HjOS^i-^rP !>_£'. 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Contreras. — Se divide la Comision.-Trabajos en el punto inicial en los 31° 41' de lat.-Triangulacion en el Rio Bravo.-Tr.angu ación en el paralelo 31° 47'.— Triangulación en el meridiano.- Trabajos en la u t parte de la línea y sobre el Rio Colorado-Documentos— Conclusión. El general Santa- Aúna, liabia llegado de nuevo al poder, y celebró con los Estados -Unidos el tratado llamado de la Mesi- lla que se firmó en México á 30 de Diciembre de 1853, y se rati- ficó en Washington el 30 de Junio de 1854. Se vendía un pedazo del territorio nacional, y los nuevos limites quedaban asi dcter- minados: „ « Subsistiendo la misma línea divisoria entre las dos C alhor- mas, tal cual está definida y marcada conforme al artículo 5» del tratado de Guadalupe Hidalgo, estos límites comienzan en el Golfo de México, á tres leguas de distancia de la costa frente á la desembocadura del Eio Grande, como se estipuló en el ar- tículo 5o del tratado de Guadalupe Hidalgo ; de allí, según se fija en dicho artículo, hasta la mitad de aquel rio, al punto donde la paralela 31° 47' de latitud Horte atraviesa el mismo rio; de allí cien millas en línea recta al O.; de allí al Sur, á la paralela de 31° 20' hasta 111° de longitud Este de Greenwich; de allí en línea recta un punto en el rio Colorado, veinte millas inglesas abajo de la unión de los rios Gila y Colorado, y por ultimo, de allí arriba hasta donde se encuentra la actual línea div isoiia en- tre las dos Californias.» , Por el tenor de este artículo se saca que quedaron subsisten- tes Inicia el Oeste los lindes ya señalados entre el rio Colorado y la costa del Pacífico, para las dos Californias ; quedaba también intacto el límite natural marcado por la corriente del rio Erar o, hácia el Este : la variación se introducía en la parte media y cen- tral, entre el Bravo y el Colorado, siguiendo las lineas astrouo micas indicadas. Esta variación anulaba en parte el tratado de 2 de Febrero de 1S48, dejando en favor de los Estados-Unidos ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 463 una nueva superficie de 26,185 millas inglesas cuadradas, ó sean 3,863 leguas mexicanas cuadradas. La Comisión fué formada de D. José Salazar Xlarregui, comi- sario ; de D. Francisco Jiménez, primer ingeniero 5 y de los in- genieros D. Manuel Alemán, D. Agustín y D. Luis Diaz, D. Ma- nuel Fernandez, D. Francisco Herrera, D. Miguel Iglesias, D. Ignacio Molina y D. Antonio Contreras. Antes de emprender la marcha se nombró la Comisión llamada de Sonora, compuesta de Jiménez, Alemán y los dos Diaz, y que permaneció todavía en México, mientras el resto de los individuos se puso en cami- no, dejando la ciudad el 12 de Setiembre de 1854. El 21 de Oc- tubre llegaron á Chihuahua, en donde se hicieron los aprestos necesarios comprando acémilas, víveres, etc., supuesto que de allí en adelante casi nada se encontraria, pues puede decirse que desde allí comienza el desierto. En Chihuahua se dividió de nuevo la Comisión en dos seccio- nes: la primera, llamada del Norte, con los Sres. Salazar, Moli- na y Contreras, se dirigió al Paso con el fin de unirse á la Comi- sión americana y concertar las bases para la medida y el trazo de toda la línea 5 la segunda, dicha del Eio Bravo, con los inge- nieros Fernandez, Iglesias y Herrera, se encaminó al Presidio del Norte para cumplir las instrucciones que se le comunicaron. Salazar llegó al Paso del Norte, donde le esperaba la Comisión americana bajo la dirección del Sr. Williams Hensler Emory- am- bos procedieron desde luego á cambiar sus credenciales, y en las reuniones sucesivas convinieron en la manera de ejecutar las operaciones, y en los lugares en donde debian colocarse los mo- numentos que indicaran la dirección del límite. Los puntos prim úpales quedarían situados astronómicamente, marcando en los intermedios otros á cada cinco ó seis leguas, señalados con un nonnmento, siempre que lo permitiera la localidad, y principal- nente cuando el trazo encontrara algún camino, rio, arroyo, ma- íantial ú otro objeto notable. Donde fuera practicable se lleva- ban triangulaciones á lo largo de la línea 5 los resultados que imbas partes obtuvieran deberian ser confrontados, se discuti- rán las diferencias si las habia, y no serian admitidas sino de tonsentimiento común. 464 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. El 4 de Diciembre de 1854 se dispuso comenzar los trabajos por fijar el punto en que el paralelo 31° 47/ de lat. corta el Eio Bravo. Cada Comisión estableció su observatorio astronómico, y se dieron tanta prisa en sus operaciones, que el 10 de Enero de 1855 estaban terminadas : comparadas, resultó la pequeña di- ferencia de 0//84. Se convino en tomar el término medio de am- bos resultados, y el punto quedó escogido sobre el campo, sien- do sus coordenadas geográficas 31° 47' 00" lat. N. y 100° 31' 20"8 O. del meridiano de Greenwicli. El monumento con que se mar- có este punto quedó tan próximo á la orilla del rio, cuanto lo , permitió la configuración del suelo. Casi todos los de la línea son de manipostería, en la forma de una pirámide cuadran guiar; este del Eio Bravo media quince piés de altura, y lleva escrito en la cara del Norte: ü. S. BOUNDAEI, ÜNDER THE TREATY OF DECEMBER 30, 1853. En la cara del Sur: E. M. Limite conforme al tratado de 30 de DICIEMBRE DE 1853. En la del Oeste: JOSÉ SALAZAE ILAEEEGUI, Comisionado j MEXICANO. En la del Este: W. H. EMOEY, U. S. Commissioner. En la fundación se puso un documento así en español como ei j inglés, que daba testimonio del liecbo, con fecha 31 de Enero d 1855. Terminado este trabajo, los comisarios se separaron dundos cita para reunirse al fin del paralelo, cuya medida iban á practics I separadamente. La Comisión americana estaba provista abiu ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 465 dantemente de recursos, víveres, de medios de trasporte; la mexi- cana, compuesta solo de tres ingenieros, casi carecia hasta de ins- trumentos, por lo que nada tiene de extraño que los americanos avanzaran en sus operaciones con suma rapidez, mientras nues- tros mexicanos quedaron atrás, adelantando con lentitud. Ade- más, Salazar tuvo que suspender del todo sus operaciones, pues Llamado por el gobierno vino á Chihuahua el mes de Marzo, per- maneciendo allí hasta Mayo. Entonces se puso en marcha de nue- vo para el Paso del Norte, en cuyo lugar vino á incorporarse la sección del Bravo. Esta, con arreglo á lo que se le ordenó en las instrucciones que se le dieron, debia formar el plano del curso del Bio Bravo, desde 3l punto inicial en 31°47/ de latitud, bajando la corriente hasta Laredo, punto á que había llegado el ingeniero Diaz en los años interiores. Fernandez, Iglesias y Herrera comenzaron en el Pre- sidio del Norte, en la confluencia de los Conchos con el Bravo, Armando una triangulación que llegaba ya al Presidio de San 3árlos. Aquel terreno estaba infestado por partidas numerosas le apaches y de comanches, que estaban en acecho continuo de a pequeña escolta que acompañaba á los ingenieros ; fue preciso celebrar con ellos la paz para librarse de su fiereza, y así se pudo itilizar como guía á alguno de ellos. Habían trascurrido los me- es de Enero á Marzo; se habían agotado los recursos; Fernán - lez ocurrió á Salazar, quien estaba en idénticas circunstancias r nada pudo suministrar; entonces fue de todo punto indispen- able suspender los trabajos, viniendo á buscar abrigo en el resto le la Comisión. Abandonado el campo, llegaron á Paso del Norte 1 mes de Julio. Los datos de aquella triangulación nos han sido comunicados ’or los mismos ingenieros: vamos á consignarlos aquí, siquiera ara salvarlos del olvido que siempre pesa sobre nuestros tra- ajos científicos. Tomo VI.-59 466 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. TRIANGULACION DEL RIO BRAVO DEL NORTE (Comienza cerca de la confluencia de los rios Bravo y Conchos, junto á la población del Presidio del Norte, y sigue bajando el Bravo.) Vértices NOMBRES N i Extremo Norte de la base en la iglesia del Presidio del Norte S Extremo S. de la base en la loma Vado de Cabezas.. H Camino de Chihuahua. - . . Angulos corregidos í H Camino de Chihuahua. 2 1 N Presidio del Norte i o Rancho de la Cruz í (1 Rancho de la Cruz 3 ) N I Extremo N. Presidio del N. I J Rancho de San Francisco. Rancho de San Francisco. Presidio del Norte Loma de la Junta de los rios r 64° 9/20//05 61.49.17.08 54. 1.21,07 71.30.47.09 50. 2.26,02 58.26.45.09 56.32.05.08 64.54.54.06 58.32.59.06 52.29.24.06 90.12.14.06 37.18.20.08 Error por ángulo 6 r Loma de la Junta Extremo Norte de la base. Extremo Sur de la base.. Rancho de la Cruz Rancho de San Francisco, Loma orilla izquierda del Conchos G Rancho de la Cruz Iv I Loma alta de la orilla del Conchos Rancho del Divisadero . . . Rancho del Divisadero . .. Loma alta del Conchos. .. Loma azul, orilla derecha del Conchos i ÍK O 10 \í Ík Si 1 M 32.36.06,07 90.41.16.06 56.42.36.07 64.53.10.06 61. 3.53,07 54.02.55.07 58.45.42,00 NS, base 4- 8"25 NH SH NH — 9, 09 NG GH ‘ NG +10, 04 GJ NJ JN +10, 04 NY JY NS + 0, 08 NY SY GJ — 10, 06 KG JK GK Rancho de San Francisco. Loma de las Palmas, orilla derecha del Bravo Loma Alta Rancho dn San Francisco. Loma de las Palmas Loma, orilla izquierda del Bravo ( deducido 1 47.51.13.00 73.23.05.00 96.25.37.06 39.10.16.07 44.24.05.07 54.32.59.01 71.39.38.01 53.47.22.08 70.39.15,00 64.19.00,00 45. 1.45,00 + 8, 00 GP PK PK — 4, 06 KO PO JK - 9, 01 KL LJ JL LM JM Lados 2525, m15 2751, 18 2808. 93 2751. 18 3061.93 2474. 67 3061.93 3250. 67 2994. 19 2994, 19 3918. 93 4940, 32 2525, 75 3918, 50 4687, 40 3250, 67 3514, 30 3635, 97 3514, 30 2719, 15 3135, 72 3135,72 4453, 57 2830, 85 3635, 97 3120, 42 3090, 55 3090,55 3235, 83 2426,23 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 4 67 Vértices NOMBRES Angulos corregidos Error por ángulo Lados ( Y Loma de la Junta 56°437 6/700 YS 4687ni40 1 1 ) S Extremo Sur 57. 4.42,00 — 10/700 SQ 4282, 69 L 1 ) Q Loma Colorada, orilla iz- quierda del Bravo 66.12.12,00 YQ 4300, 27 ( Q Loma Colorada 51.56.36,00 SQ 4282, 69 19 > R Loma, orilla derecha del VtC Bravo 51. 1.03,00 — 1, 00 RS 4338, 13 ( S Extremo Sur 77. 2.21,00 QR 5369, 07 r r Loma, orilla derecha del 13 Bravo 64.20.25,03 QR 5369, 07 ) Q Loma Colorada 46.22.10,04 — 5, 03 RT 4154, 63 El Fortin 69.17.24,03 QT 5173, 84 i R Loma, orilla del Bravo. .. 85.22.48,00 RT 4154,63 14 T El Fortin 57. 5.46,00 — 3, 00 RU 5726, 80 ( U Barranco del Saucillo .... 37.31.26,00 TU 6798, 84 ; t El Fortin 55.49.47,07 TU 6798, 84 15 u Barranco del Saucillo 68.34.21,06 —12, 06 TX 7670, 56 ( X Cerro Colorado 55.35.50,07 ux 6817, 68 ; u Barranco del Saucillo .... 68.20.25,00 ux 6817, 68 16 X Cerro Colorado 81.32.41 00 4- i 00 XZ 12628 40 í Z Sierra de San José 30. 6.54, *00 uz JL /W \J /W y J. V 13440, 60 ; x Cerro Colorado 78.18.12,05 XZ 12628, 40 17 < z Sierra de San José 60.48.23,00 A7X 16841, 40 ¡ A7 Sierra Bofecillos (deduc?). 40.53.24,05 A7Z 18891, 40 Z Sierra de San José 49. 4.54,05 A7Z 18891, 40 18 < B7 Cerro de los Álamos 90. 5.49,05 BZ 12349, 30 A7 Sierra Bofecillos (deduc?). 40.49.16,00 A7B7 14275,20 A7 Sierra de Bofecillos 58.30.55,00 A'B7 14275, 02 1 Q < B7 Cerro de los Álamos 52.55.53,00 B7C7 13079, 02 i C7 2? Pico de Bofecillos (de- ducido) 68.33.12,00 A7C7 12237, 08 C7 2? Pico de Bofecillos 84.43.03,00 B7C7 13079, 02 20 < B7 Cerro de los Álamos. 46.16.27,00 C7D7 12522, 01 D7 Cerro Salazar ( deducido). 49. 0.30,00 BD7 17254,03 < C7 2? Pico de Bofecillos ( de- 21 < ducido 34.24.28,00 C7D7 12522, 01 i D7 Cerro de Salazar 63.39.40,00 C7E7 11334,04 i E7 Mesa de San Juan 81.55.52,00 D7E7 7146, 74 Para obtener los ángulos observados, basta agregar con su sig- lo á los corregidos el error, que es por cada ángulo del triángulo. La línea N. S. es la base de la triangulación : no se pudo medir ¡n toda su longitud por rematar ambos extremos en dos lomas le fuerte pendiente. Se calculó la extensión por medio de dos pe- 468 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. queños triángulos, en la forma que indica la figura. La parte AB se midió con una cadena resorte, á la tensión de 20 libras en cada extremo. Su longitud corregida resultó de 1149m195. Las di- ferencias encontradas en tres medidas sucesivas fueron: entre la NA B S primera y la segunda, 0,m14; entre la segunda y tercera 0,m10. Los datos para calcular las partes AN y BS de la base, fueron los siguientes: medido el lado AB se bailó ser igual á 959m361, y BF = 329mG79. A. 78° 10' 41//04 N. 57 14 43, 05 AE = 959,m361 E. 44 34 35, 01 AN = 800, G43 B. 41 7 26, 04 F. 105 22 27, 06 BF = 329, 679 S. 33 30 07,00 BS = 575, 908 Por consiguiente, la longitud total de la base: Parte AB 1149, “195 AN 800, 643 BS 575, 908 2525, “746 Azimut astronómico en el extremo N 120° 36' 50/ '00 NE. Azimut magnético 70 15 00, 00 SE. Declinación de la aguja 10 51 50, 00 E. Latitud N. del extremo N 29° 33' 45, ''00 Longitud al O. de Greenwicli (en tiempo)-. 6h 57“ 20/ 00 Enarco 104° 20' 00, "00 El 14 de Agosto escribía el mayor Emory á Salazar, que babi; acabado de trazar la línea basta el meridiano 111°. A pesar dt no estar provista la Comisión de lo que necesitaba, se puso ei ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 469 — marcha para J anos ; allí se dividió en tres secciones : Salazar é Iglesias tomaron á sn cargo la determinación astronómica de los extremos de los dos paralelos y del meridiano - Molina y Con- r reras debian formar una triangulación a lo largo del paralelo 31° 4 í j Fernandez y Herrera practicarían igual operación sobre d meridiano. La línea divisoria, en la parte modificada por el tratado de la Mesilla, comprende propiamente cinco fracciones. La primera co- nienza, como ya hemos dicho, sobre el rio Bravo, en lat. N, 31° 47/ ijrlong. O. de Greenwich 106° 31' 20" 8- se extiende, siguiendo el nismo paralelo, por cien millas hácia el Oeste, ó lo que es lo mis- no, por 1° 42 ' 3 " 3, y de aquí se seguirá que termina en los 31° 47' le lat. 17. y 108° 137 24"10 long. O. de Greenwich. Los cálculos de os ingenieros norteamericanos establecen que Un grado del paralelo 31° 47' es igual á Un minuto.... Un segundo En piés Repetimos que los Sres. Molina y Contreras hicieron la trian- ulacion de este trozo de la línea. Para dar cuenta de sus traba- os copiaremos la Memoria presentada por el Sr. Molina, que ha ermanecido inédita, y dice de este modo: « Organizadas en Janos por el Sr. Salazar, gefe de la Comisión e Límites Mexicana, las secciones que debian recorrer diferen- *s partes de la línea, el Sr. Ingeniero D. Antonio Contreras y 3’ que formamos una de dichas secciones, salimos de aquel punto Io de Setiembre de 1855, con nuestros criados particulares, cua- 0 criados para los usos de la Comisión ( entre ellos dos albañiles ie debian construir los monumentos), como desmontar, poner nales, etc., y veinticinco soldados, de los cuales cinco estaban ontados, al mando de un teniente, completando nuestro tren dos 1 rros que conducían las provisiones, instrumentos, tiendas, etc., .dos más en que iban las provisiones de la escolta y algunas car- as de cal para los monumentos. Con un dia de jornada perdido ),r haberse descompuesto un carro, llegamos el dia C al ojo del Hrnzalillo, donde tenia instrucciones de establecerme.» 103570,87 yardas. 1726,18 » 28,77 # 86,310 470 anales del ministerio de fomento. « Desde luego traté de poner en corriente los instrumentos de ¿la de servirme; hice tirar el monumento de, era solo de piedra superpuesta, y debía construir 1 mezcla seguir las instrucciones verbales que me dio el Sr. Salazar ■rutes ríe mi salida de danos; elegí el terreno que más conviniera á la base, de manera que uno de sus extremos fuese apoyado in- mediato al ojo, conforme á las instrucciones dichas. ^ 1 ai pfpoto triaren una corta extensión una ligera altu q de obstáculo, á fin de hacer el terreno próámame^hon^nte i pues así lo requería el método que se uso para ^ • acababan dicha operación, busqué los P^os que debían se de vértices á los triángulos por formar, haciendo e »er fíales en ellos. Concluido el tajo y previo el alineamiento - Dondiente comenzamos á medir la base el Sr. Contreras y yo, habrianms acabado el dia 14 si en esa fecha no llega a — campo el Sr. Salazar, quien acordó que ^ variase^ednmod nue uno de sus extremos quedase apoyado en el centio del mo mentó del camino, punto del cual debian partir las operaciones. t En efecto, mientras se despejaba el terreno que comprad, la base, el repetido Sr. Salazar trazó la dir= Oeste, tangente al paralelo en el monumento dicho. UieB q cluvó la operación se retiró, dejándome encargado decontinu M Fste hasta un punto frente á la sierra del Potrillo, la pío o gacion de la tangente; apoyar en toda ella ^ ™ ciondelos monumentos que hubiese establecido la Comisión an ricana y determinar la de otros dos nuevos puntos del para uno de ellos frente al Potrillo, para erigir en ellos moinimen ■ hacer que todos fuesen construidos de piedra y mezcla y qu • • ’oinq mi Vis cuatro caras; encadenar la tnana cion^eraposiWe en atención al tiempo, con alguno de los pun rte la practicada en el punto inicia 1 y por «timo, condm operaciones á fines de Diciembre del mismo ano «dispensa “Tibiaré sucesivamente de la base, alineamiento de la «ente, triángulos y monumentos. » ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 471 d Base. En una extensión de terreno bastante unido y ente- ramente desembarazado de antemano, alineé y medí con el Sr. Oontreras una base en dos porciones : la primera, de 2370m de lon- gitud, se midió tres veces, resultando de diferencia entre la pri- nera y segunda medida +0“275 y +0-093 entre la primera y ter- ?era; la segunda parte fue de 129*9070, que habiéndose medido los veces, hubo +0,m001 de diferencia: tomado el término medio le cada porción y sumando después, resultó de 2500*0302. Se usó )ara la medición de un decámetro de resorte á diez y seis libras le tensión, cuyo valor exacto, obtenido de antemano por el Sr. ^alazar, era de 9*99225, y tomándolo en consideración en la lon- ;itud medida, y haciendo la deducción correspondiente, queda por dtirno para la base total 2489, m093, cuyo logaritmo es 3.3976085.» « Alineamiento de la tangente.— Con el objeto de evitar cual- quier desvio sensible en el alineamiento, el cual podría haber afluido en la determinación del paralelo, se hizo el menor nú- aero posible de extensiones, teniendo en consideración el alcan- e del instrumento y las desigualdades del terreno: seis fueron is estaciones que se hicieron en cosa de diez y ocho leguas desi- ualmente espaciadas, pues como digo antes, era preciso suje- irse á las irregularidades del terreno: fué necesario aun mandar ivantar en dos puntos de estación paralelipípedos de piedra de os metros de altura, á fin de hacer dominar dichos puntos, sin ) cual habría habido necesidad de multiplicar las estaciones, ara asegurarme más de la exactitud del alineamiento, no hacia ¡ar los puntos sino después de observarlos y rectificarlos varias eces, lo que requirió más de un dia para cada uno de ellos.» d Ángulos. El instrumento que sirvió para la medida de los igulos, así como para alinear la tangente, fué un teodolito re- gidor de Ertel, cuya graduación permitía apreciar, por medio fi nonius, de 10" en 10": la mayor parte de los ángulos tomados repitieron cinco veces á uno y otro lado del diámetro 0—180° ; ibo otros que solo fueron repetidos dos veces, también á uno a otro lado ; y finalmente, hubo otros, de poca importancia, que repitieron cinco veces á un solo lado. Además, hubo vértices los cuales estuve hasta tres veces, porque el viento que hacia gunos dias era tan fuerte, que movía el instrumento cuantas 472 anales del ministerio de fomento. veces se intentaba observar, y por consiguiente no ofrecían con- fianza los ángulos observados.» « Triángulos. — V einte son los triángulos que componen el total de la cadena, en cerca de treinta y siete leguas longitudinales; en todos, excepto en los extremos, fueron medidos sus tres án- gulos. Se verá por los planos, que hay algunos no muy bien con- formados; este defecto, si bien es verdad que puede evitarse en parte (porque el aspecto del terreno se prestaba poco á una bue- na conformación), para remediarlo habria habido necesidad de tomar más tiempo, cosa que no era compatible con el cumpli- miento de las instrucciones. Por otra parte, si se atiende al corto número de triángulos relativamente á toda la extensión, se verá que dicho defecto no es tan craso.» « Por no tener el tiempo suficiente, no hice algunas verifica- ciones, como era natural; sin embargo, la triangulación que yo formó quedó encadenada con la que practicó el Sr. Fernandez en el meridiano (extremo de las cien millas) ; de consiguiente se tenia un lado común para ambas triangulaciones, el cual obte- nido por una y otra parte, difirió solo en un metro, diferencia que es tolerable, en atención á que las bases se midieron con decá- metros diferentes.» Monumentos. — Según informes de la Comisión Americana, de- bian existir en la parte que á mí se me encomendó, tres monu- mentos establecidos por ella; uno en el camino que conduce de Janos al ojo de Carrizalillo ; otro en las pequeñas lomas faldas de la Sierra del Tabaco, y otro muy poco al Norte de los ojos de las Juntas. Por asiduo que fué el cuidado con que buscamos di- chos monumentos, tanto el Sr. Contreras como yo, y varios cria- dos y soldados, no se encontró más del primero; respecto del se- gundo, cerca del lugar donde debia estar, solo habia un pequeño monton de piedras, que indicaba más bien el lugar de una ban- dera ó señal; y en donde debia estar el tercero, no se encontra- ron ni piedras ni algo que indicara señal para monumento, sin embargo que habria sido fácil ver cualquiera cosa por pequeña que fuese, por razón de quedar en una gran extensión enteia- mente descubierta. De manera que fué preciso comenzar poi de- terminar los puntos en los lugares dichos, y en la loma de la \ ir- ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 473 gen y frente al Potrillo (que era el esencial). A medida que se determinaba cada punto, según los cálculos que se lucieron al efecto, se iban construyendo los monumentos, cuya figura afec- taba la forma de una pirámide de base cuadran guiar, siendo sus dimensiones quince piés ingleses de altura por cinco de lado en la base: todos, que en total fueron cinco, de piedra y mezcla, lle- vando esculpidas en sus caras las iniciales siguientes: Y. S. al Norte ; E. M. al Sur; y j¿sml wa al Este ú Oeste, según adonde quedaba la mayor ó menor parte de la línea.» «Para el monumento que se levantó frente al ojo de las Juntas, fué necesario llevar la piedra de cerca de una legua de distancia, que era la parte más próxima en que se encontraba: respecto de los demas, la piedra se tenia cerca; pero no sucedía lo mismo con los aguajes, que el que menos distaba tres leguas de ellos; así es que, el trasporte del agua no dejó de presentar algunas dificultades.» (( La falta de agua en aquellos lugares es, como se sabe, uno de los grandes inconvenientes con que se tiene que luchar; yo ha- bría sufrido grandes trastornos en donde se estableció el último monumento, que quedaba á más de ocho leguas del aguaje más próximo, y cuyo terreno comprendido era bastante arenoso para fatigar los animales cargados, siendo además una de las partes más peligrosas en razón de ser una de las travesías de los indios bárbaros; pero la fortuna nos favoreció por una parte, con una nevada que nos proporcionó agua suficiente para la construcción de dicho monumento, aunque costó el sacrificio de estar tomando, tanto los hombres como los animales, agua salada durante los últimos tres ó cuatro dias que permanecimos allí, pues era la única que había quedado en uno de los barreales inmediatos, y á fé que tenia tan mal gusto, que aun los mismos animales la repugnaban. » «No fuimos menos afortunados con los indios, quienes á pe- sar de haber encontrado á su paso por el lugar mencionado uno de nuestros carros escoltado con muy pocos hombres, tuvieron la bondad de dejarlo pasar pacíficamente, y no puede decirse que fuera por respeto á nosotros, porque sabían bien que el número de soldados en esa fecha, á causa de haber desertado siete, estaba reducido á diez y ocho, y de estos una parte quedaba en el campo principal situado en el aguaje, donde había las provisiones, etc.? Tomo VI.— 60 474 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. otra en el pequeño campo de las estaciones, y la otra restante es- (soltando el carro émulas que llevaban aguaú otro material para los monumentos; de manera que sin mucho trabajo para ellos, que eran superiores en número, pudieron habernos molestado demasiado. Lejos de ser así, mientras duraron los trabajos, en uno de los reconocimientos que hice acompañado del Sr. Contre- ras, sorprendimos una pequeña partida de indios apaches con cuatro reses robadas, y sin haber empeñado la menor acción, hu- yeron á nuestra vista, dejando á nuestra entera disposición di- chas reses, las cuales, con el soldado que nos acompañaba, lle- vamos á nuestro campo, sin otra molestia que la de caminar la noche entera. » c( A continuación se expresan ordenadamente los ángulos de ca- da triángulo observados y corregidos, la longitud de los lados en metros y sus logaritmos correspondientes, y los resultados que de- terminan la posición de los centros de los monumentos erigidos.» TRIÁNGULOS FORMADOS. VÉRTICE Angulo observado Suplemento Angulo corregido B 54°14/56"69 54°16W/89 B' 88.35.43,25 —012, "60 88.35.47,45 Loma A 37. 9.07,46 37. 9.11.67 Loma A B' 37. 9.07,46 104.55.21.25 —0.13 , 66 37. 9.11,66 104.55.25,98 Cerro A 37.55.17,63 37.55.22,31 77.40.07,00 77.40.09,00 Loma A 84.25.57,75 —0. 6 , 00 84.25.59,75 Sierra Bocagrande 17.53.49,25 17 .oo.oljivO | Sierra Bocagrande Loma A Sierrita 46.52.17,38 78.59.27,37 54. 8.13,38 —0. 1 ,87 46.52.18.00 78.59.28.00 54. 8.14,00 i Sierrita.- — 99.45.23,25 99.45.27,46 Loma A 16.34.19,25 —0.12, 63 16.34.23,46 Cuchilla A 63.40.04,87 63.40.09,08 Cuchilla A 117. 4.32,50 117. 4.35,50 Sierrita 17.46.24,75 17.46.27,7o 134.50.57,25 — 06,00 error supues- - to en los án- gulos. • 134.51.03,25 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 475 VÉRTICE Angulo observado Suplemento Angulo corregido Monumento extremo 45° 8/56//75 deducido 45° 8'56"75 B' 106.15.11,00 106.15.18,84 Cerro A 36.49.31,75 — 0 .23, 50 36.49.39,58 Cerrito a 36.54.53,75 36.55.01,58 Cerrito a 78. 9.04,50 78. 9.06,08 B' 49.40.55,50 — 4,75 49.40.57,08 Loma a 52. 9.55,25 52.09.56,84 Loma a 46. 9.05,00 46. 9.06,75 Cerrito a 57.53.53,25 — 5,25 57.53.55,00 Observatorio a 75.56.56,50 75.56.58,25 Sierra Bocagrande 69.54.20,25 69.54.22,06 Cerro A 62.22.08,94 — 5, 44 62.22.10,75 Loma lejana 47.43.25,37 47.43.27,19 Loma lejana 65.30.31,63 65.30.34,92 Cerro A 39.57.28,13 — 9, 87 39.57.31,42 Loma 2? A 74.31.50,37 74.31.53,66 Loma 2? A 47.34.24,75 47.34.27,84 Loma lejana Picachito 54.53.00,50 — 9,25 54.53.03,58 77.32.25,50 77.32.28,58 PicacMto 65.28.07,63 65.28.12,98 Loma 2? A 57.53.38,00 — 16, 06 57.53.43,36 Frente al Ojo 56.37.58,31 56.38.03,66 Frente al Ojo 56.21.30,50 56.21.33,62 Picachito 80.20.12,00 — 9, 37 80.20.15,13 Cerro alto 43.18.08,13 43.18.11,25 Cerro alto 64.55.54,75 64.55.57,50 Frente al Ojo 67. 0.20,25 — 8, 25 67. 0.23,00 Loma virgen A 48. 3.36,75 48. 3 39,50 Loma virgen A 71. 3.44,50 71. 3.50,71 Cerro alto 24.45.40,62 — 18, 63 24.45.46,83 Cerro último 84.10.16,25 84.10.22,46 Cerro último. 91.42.40,63 91.42.40,92 Loma virgen A 60.52.16,63 — 0, 87 60.52.16,92 Frente al Potrillo 27.25.01,87 27.25.02,16 Frente al Potrillo 98. 2.13,44 98. 2.11,35 Cerro último 19.35.11,88 + 6,27 19.35.09,79 Mesa 62.22.40,95 62.22.38,86 Mesa 100. 3.36,87 100. 3.43,06 Frente al Potrillo 56.13.31,56 + 8,43 56.13.28,75 Barriguita 23.43.00,00 23.42.57,19 Barri guita 144.57.44,37 144.57.44,37 Mesa 56. 9.48,75 deducido 26. 9.48,75 Asiento ( S? del Paso ) 8.52.26,88 8.52.26,88 476 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. Longitud de los lados en metros y sus logaritmos. LADOS B — B' base medida - B — Loma B; — Loma A B' — Cerro A Loma A— Cerro A Loma A — Sierra Bocagrande. .. Cerro A— Sierra Bocagrande Loma A — Sierrita Sierra Bocagrande — Sierrita. — -• Loma A — Cuchilla A Sierrita — Cuchilla A Sierrita — Monumento extremo. .... . . Cuchilla A— Monumento extremo. . . . Cerro A— Cerrito a B' — Cerrito a B' — Loma a Cerrito a — Loma a Cerrito a— Observatorio a Loma a — Observatorio a Cerro A — Loma lejana Sierra Bocagrande — Loma lejana . . - Cerro A — Loma 2? A Loma lejana — Loma 2? A * *• Loma lejana— Picachito Loma 2? A— Picachito Loma 2? A — Frente al Ojo. Picachito— Frente al Ojo Picachito — Cerro alto Frente al Ojo— Cerro alto Frente al Ojo— Loma virgen A Cerro alto— Loma virgen A ■ Cerro alto— Cerro último Loma virgen A— Cerro último Loma virgen A— Frente al Potrillo Cerro último— Frente al Potrillo.. Cerro último — Mesa Frente al Potrillo — Mesa Frente al Potrillo— Barriguita Mesa — Barriguita Mesa— Asiento Barriguita — Asiento Valor en metros Logaritmos 2498,093 3.3976085 4135,2 3.6164781 3356,9 3.5259378 3298,7 3.5183452 5277,7 3.7224431 16777,3 4.2247214 17092,5 4.2328045 15108,7 4.1792283 20320,9 4.3079435 16613,9 4.2204715 4808,5 • 3,6820102 6039,25 3.7809829 2070,5 3.3160813 5272,3 3.7219995 3291,9 3.5174413 4079,2 3.6105775 3178,0 3.5021536 2362,6 3.3733879 2775,1 3.4432844 21694,5 4.3363486 20465,9 4.3110310 20486,3 4.3114628 14457,8 4.1601012 10929,4 4.0385974 12111,5 4.0831998 , 13192,9 4.1203411 . 12284,1 4.0893448 . 14911,1 4.1735096 . 17656,5 4.2469054 . 21500,7 4.3324535 . 21850,6 4.3394630 . 20775,4 4.3175499 . 9200,0 3.9637879 . 19971,1 4.3004028 . 17452,9 4.2418665 . 19504,6 4.2901362 . 6603,2 3.8197552 . 16165,3 4.2085832 . 13646,7 4.1350293 . 50788,2 4.7057626 . 39006,6 4.5911382 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 477 Situación de los monumentos erigidos en el paralelo 81° 47' de latitud Norte, respecto de las alineaciones sobre la tangente. Situación del Monumento de Partida Núm. VIII i LAS ESTACIONES DE ALINEAMIENTO. Distancia ESTACION calculada Loma 2? A. - 21628, m8 Frente al Oj o . . 34821, 7 Loma virgen A 56322, 4 Frente al Potrillo 7 6293, 5 POSICION DE LOS MONUMENTOS CON RELACION A LAS ESTACIONES CORRESPONDIENTES. Distancia Monumento Angulo trazado medida Número VII . - .... 89° 52' 46, "93.... .. 22, “71 Número VI - 89 48 22,76.... Número V . . . . .... 89 41 12, 25 .. 153, 97 Número IV . . . 89 34 32, 36.... .. 282, 53 «Notas. — Ia Los ángulos trazados para situar los monumen- tos, lo fueron partiendo de la tangente, del Oeste al Norte.» «2a Estando el monumento número VIII sobre la propia tan- gente y habiendo sido el origen del trazo de ella, no es necesario ponerlo en la tabla anterior. » « Para obtener la distancia y dirección de los monumentos res- pecto de las estaciones de alineamiento en la tangente, se emplea- ron las fórmulas que da Francoeur en la 2a edición de su Geodesia , párrafo 241. » «Concluidas todas las operaciones en el terreno el 15 de Di- ciembre, levanté el pequeño campo que tenia establecido en la úl- tima estación, Asiento-Sierra del Paso, donde estuve para tomar aquel ángulo; pero no pudieron verse las señales, que estaban en llano y á mucha distancia, y me ful al Paso del Norte con objeto de habilitarnos de algunos artículos de primera necesidad de que carecíamos, y de adquirir informes acerca del verdadero propie- tario de las reses que había obtenido de los indios, á fin de po- nerlas á su disposición como después se verificó. Permanecimos allí dos dias, que fueron los suficientes á nuestro objeto, y la ma- drugada del 18 salimos para el Ojo de las Juntas, donde estaba 478 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. el campo principal y al cual llegamos la noche del 19. La primera noticia que me dieron, fué haberse llevado una partida de apa- ches, la mañana de ese dia, más de la mitad de los animales que componian nuestra remonta, y como este incidente hacia difícil el movimiento, pues el número de animales qne quedaba no era suficiente al efecto, me vi precisado á enviar un extraordinario al Sr. Sal azar á Janos, y al Sr. Fernandez que aun permanecía en su campo, avisándoles lo ocurrido y solicitando me auxiliasen con algunas muías y caballos liara emprender mi marcha. » «Por los informes que después tomé de la mayor parte de los criados y soldados que presenciaron la ocurrencia, parece que el oficial comandante de la escolta fué el único á quien se debió la pérdida mencionada, pues que los indios, después de haber he- cho algunas tentativas sin éxito, se retiraban ya sin esperanza; y entonces la guardia de remonta, previa la disposición del mismo oficial, trató de encerrar aquella en el corral formado, lo cual se habría verificado bien, si dicho oficial que pretendió tomar per sonalmente uno de sus caballos, no hubiese hecho que los demas se espantasen y emprendieran la fuga, lo que presentó una nue^ a oportunidad á los indios para la realización de su objeto. Tam» bien, según señas particulares que dieron los mismos soldados de algunos indios, no cabe duda que entre ellos habia los mismos á quienes dias antes sorprendimos el Sr. Contreras y yo en el punto donde casualmente fuimos á hacer un reconocimiento. » « A los dos dias de ido el extraordinario llegó el mismo Sr. Fer- nandez, compañero nuestro, con algunos hombres de escolta y el número competente de animales para verificar la marcha, que em- prendimos sin otro tropiezo el 23 de Diciembre, y después de ti es dias de camino llegamos á Janos, en donde me presenté al Sr. Salazar, y allí quedó disuelta la sección. » La segunda fracción comienza en el punto terminal de la an- terior, y siguiendo por el meridiano viene á concluir en el par a- lelo 31°20', las coordenadas geográficas de este último punto se- rán, pues, 31°20/ de latitud K, y 108°13'13"10 longitd Oeste de Greenwich. El tamaño total de las líneas es, por consiguiente, de 2'7, ó de 31 millas 5,37 piés. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 479 Un grado de este meridiano, siendo la latitud média de 31° 33£, es igual á - 121248,43 yardas. Un minuto 2020,807 » Un segundo 33,680 » En piés 101,04 Fernandez y Herrera formaron la triangulación de este meri- diano 5 los datos y resultados nos han sido comunicados por ellos, y son los siguientes : Triangulación de la parte de la línea comprendida entre los paralelos 31° 47' y 31° 20', siguiendo el meridiano. Vórtices NOMBRES Angulos corregidos Error por ángulo Lados ( A Extremo Sur de la base de i s los Mosquitos 65°46/41//07 — 4,"0 AB 2397, “92 1 ) B Extremo Norte de la base. 68.34.55,02 —4, 0 AC 3773, 4 ( C Lomita - 45.38.23,01 —4, 0 BC 3696, 4 ( B Extremo Norte 67. 4.39,06 2 < C Lomita 68.41.36,01 +5, 4 BF 4937, 1 ( F Punto en el llano 44.13.44,03 FC 4880, 5 í F Punto en el llano 111.33.12,01 3 < B Extremo Norte de la base. 45.20.29,08 —6, 9 FG 8949, 2 ( G Cerro aislado 23. 6.18,01 BG 11701,6 í Y Pico en la S. de Guadalupe. 43. 8.56,01 4 < F Punto en el llano 35.39.37,06 —2, 1 YG 7628,7 i G Cerro aislado 101.11.26,03 YF 12836, 8 (H Sierra de Guadalupe 89.48.44,02 5 ? Y Pico de la misma 49.15.47,01 —8, 2 YH 4997. 3 Cerro aislado 40.55.28,07 GH 5780, 4 l L Cuchilla en el paralelo. .. 56.49.24,05 6 < Y Pico en la S. de Guadalupe. 53.36.57,02 —8, 8 YL 5596, 4 í H Sierra de Guadalupe 69.34,38,03 LH 4807, 6 C Y Pico de la Sierra 21.28.19,01 7 ) M Monumento del extremo ' > Norte (deducido) 98.15.44,02 LM 2070, 0 ( L Cuchilla en el paralelo ... 60.15.56,07 YM 4910, 5 C A Extremo Sur de la base .. 57.26.43,07 8 < D Punto en el Chaparral — 56.54.25,06 +8, 2 AD 4103, 2 (c Lomita 65.38.50,07 CD 3796, 3 ( E Punto en el llano 48.25.26,04 9 2 A Extremo Sur de la base . . 70.20.18,01 +8, 3 AE 4808, 3 ( D Punto en el Chaparral . . . 61.14.15,05 ED 5165, 2 480 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. Vértices 12 NOMBRES Loma en la falda de la S. Punto en el llano Punto en el Chaparral . . Loma en la falda de la S. . Cerro Redondo Punto en el llano .... Sierra del Perao (deduc?), Cerro Redondo Lomas Cerro del Ojo del Perro. - Cerro Redondo Sierra del Perro (deduc?) Cerro del Ojo del Perro.. Cerro Redondo Monumento extremo Sur Pico en la Sierra Sierra de Guadalupe .... Monumento (deducido) C Angulos corregidos Error por ángulo Lados 65.58.19,01 76. 1.11,03 +0"1 EN DN 8139m7 7661,3 122.25.42,08 26.32.05,05 31. 2.11,07 +1, 1 ON OE 9394, 1 15378, 9 54.50.20,06 90.38.38,03 34.31.01,01 OP PN 6511,2 11490, 0 48.42.19,04 38.59.58,06 . 92.17.42,00 GR PR 8659, 3 5453, 8 46.45.25,05 84.22.16,08 . 48.53.17,07 4-1, 2 RS OS 11437,8 8370, 0 75. 5.16,03 . 51.48.04,02 . 53. 6.39,05 YM MH 4910,2 6037, 8 Se obtienen los ángulos observados, anadiendo con su signo el error á cada uno de los corregidos. La base AB se midió con un decámetro de resorte á la tensión de veinte libras en cada extremo. La longitud del resorte, á esta tensión, era de 9m993. La base se midió dos veces : 1? medida 2900, m0 Corregida por la longitud... 2897, m97 2? medida 2899, 9 del decámetro 2897 > 87 Medio — 2897, 1 “92 El azimut magnético resultó igual á 3°37/30//0 N.O. Se determinó el azimut astronómico del lado BS, en el extie- mo S., y resultó 80°29'42"31 N.O. Esta triangulación se encadenó con la practicada en el para- lelo 31° 47' por Molina y Contreras. Ambas se rectiñcaron por medio de dos lados comunes, determinados con la base medida por Molina en el Carrizalillo, y con la escogida por Fernandez en 1 Este último triángulo sirvió para rectificar la posición del punto M, en donde no se pudo observar. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 481 el llano ele los Mosquitos. Los lados obtenidos por las triangu- laciones fueron estos : Fernandez Molina Diferencia LH Sierrita — Cuchilla 4807, m6 4808,' “5 0,m9 LM Cuchilla — Monumento... 2070, 0 2070, 5 0, 5 Nuestros ingenieros tuvieron que luchar contra todo linaje de inconvenientes ; perdieron los caballos y muías en un asalto dado por los indios bárbaros ; la falta de recursos impedia á la pequeña escolta aventurarse en el desierto, y así otras muchas circuns- tancias desgraciadas, de que era responsable la administración de Santa- Anua. Los ingenieros, sin embargo, hicieron inaudi- tos esfuerzos para cumplir con su deber, exponiendo hasta la vida, distinguiéndose Salazar, quien muchas veces se lanzó al de- sierto, cruzado por numerosas partidas de salvajes, acompañado solo por dos mozos, en busca de algún aguaje en que establecer el campamento. Fué preciso, en una gran parte de la línea, el eje- cutar las medidas durante la estación de lluvias, á fin de tener el agua de que en lo absoluto carecia. el terreno. La tercera fracción de la línea divisoria arranca en el punto terminal del meridiano, y siguiendo el paralelo al O. termina en el meridiano 111° O. de Greenwich. Las coordenadas geográficas de este extremo serán, pues, latitud, y 111° de longitud al O. de Greenwich. Su longitud total en arco 2°46/35//90, ó 164 mi- llas y 972 piés. Un grado de latitud del paralelo será igual á 104069,2 yardas. Un minuto 1734,486 » Un segundo 28,908 En piés 86,724 Sobre este paralelo 110 se hizo triangulación. Salazar é igle- sias, que habian hecho la determinación astronómica de los de- mas puntos de la línea, recorrieron esta fracción situando varios lugares, llegando con sus observaciones hasta el rancho de los Nogales y al meridiano 111°. Con esto se dieron por terminados los trabajos, y la Comisión volvió á México. Como fácilmente se comprende, nuestros ingenieros tuvieron que luchar, durante sus tareas científicas, contra todos los peli- gros de un iiaís inmenso, desierto, falto de agua, recorrido úni- Tomo VI.— 61 482 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. camente por tribus broncas y salvajes; sin poderse abastecer de provisiones, y teniendo muchas veces que vivir del producto de la caza; atravesando largas distancias pié á tierra, bajo un frió intenso en el invierno, que hacia bajar el termómetro á — 20°, sin contar para defenderse de la intemperie más de una ligera tienda de lienzo, mientras en el verano el calor era insoportable y los ardientes rayos del sol les aniquilaban de postración y de fatiga ; y además el hambre, la sed, las enfermedades, los repti- les ponzoñosos y las bestias feroces, los bárbaros, todo formaba un conjunto triste y amenazador. Nuestra Comisión, no obstan- te, cumplió lealmente su encargo; se portó con dignidad ante los norteamericanos, y dejó bien xmestos así el honor nacional como la reputación científica de México. Para dar idea del resto de la línea divisoria, tenemos que ocu- parnos ahora de la sección de Sonora que, como ya sabemos, es- taba compuesta del primer ingeniero D. Francisco Jiménez, D. Manuel Alemán y los hermanos D. Agustín y D. Luis Diaz. No repetiremos la cansada y monótona relación de la falta de recur- sos y de la poca cuenta que las autoridades tenían con las per- sonas de la Comisión y con las órdenes del gobierno, y nos con- tentaremos con apuntar que, sin la menor escolta, la Sección sa- lió de México el 9 de Octubre de 1854. Tomando por Querétaro y Guadalajara, llegó á Tepic el 8 de Noviembre; el 23 se embar- có en San Blas, tocó en Mazatlan el 28, y desembarcó en Guay- mas el 22 de Diciembre. No pudo salir de este último punto hasta el 15 de Enero de 1855, y dirigiéndose por Iíermosillo, el Altar y Quitovaquita, llegó finalmente á la orilla del Colorado el 23 de Marzo. Ya se encontraba en aquellos parajes el Sr. N. Michler, quien habiendo llegado allí el 9 de Diciembre anterior, no solo había, medido las veinte millas desde la confluencia de los ríos Colorado y Gila hacia el Sur, sino que había determinado sobre la orilla del rio Colorado el punto inicial de la línea que debía dirigirse al punto de de latitud, y 111° longitud O. de Greenwich, que acaba de cerrar el límite apetecido. Jiménez y Michler se reu- nieron el 2G de Marzo, convinieron en el plan de operaciones que se pondría en práctica, y se determinó que mientras Diaz ( Agus- anales del ministerio de fomento. 483 tin) formaría una triangulación desde la confluencia al punto ini- cial, Jiménez haría las observaciones necesarias para fijar astro- nómicamente este mismo punto inicial 5 el trazo de la línea se efec- tuaría después por las dos comisiones unidas, por medio de ali- neamiento, colocándose ambos alternativamente sobre el terreno, y para obtener la distancia de una estación á la otra, se baria una triangulación en las inmediaciones de la línea, encargándose de esta operación los mexicanos desde el inicial á Sonoyta, y los norteamericanos desde aquí al meridiano 111°. Jiménez estableció su observatorio el 2 de Abril, colocándolo lo más cerca que el terreno permitió de el del Sr. Micbler. El di a 8 estaban concluidas las observaciones de latitud; y confronta- das con las de la Comisión americana, arrojaron el siguiente re- sultado : Medio de 38 observaciones hechas por el Sr. Michler con un pequeño telescopio zenital, latitud de su observatorio. 32° 29' 41/77 N. Medio de 60 observaciones hechas por Ji- ménez y Alemán con un telescopio ze- nital, latitud de su observatorio 32° 29' 40/70 Distancia al observatorio del Sr. Michler, al N. = 25.250 metros + 00,^82 Latitud deducida al observatorio del Sr. Michler 32° 29' 41,"52 32° 29' 41,"52 Diferencia 00/'25 Se admitió, como resultado final para la latitud del observa- torio del Sr. Micbler, el promedio de ambos números, que fué 32029/Ll//645 N. En cuanto á la longitud observada por señales de fuego en la nocbe del 15 de Abril, se tuvo solo por aproximada, dejando de admitir el resultado final para cuando Diaz hubiera terminado la triangulación. «El punto F., dice Fernandez en su Memoria, termino de la triangulación del Sr. Micbler, se hallaba distante de la verdadera confluencia de los rios Gila y Colorado, veinte millas inglesas me- nos 1575,66 piés ingleses ó 480,25 metros, en una dirección 36° ll'lO" Norte al Este; de consiguiente, para referir las veinte mi- llas al canal del rio, se prolongó la dirección de la misma línea basta E en cantidad de los 1575,66 piés; se trazó una perpendi- 484 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. cular EH, marcando los puntos II y G en las dos onllas, midien- do los ángulos EFH = 69°11'52 "5 y EFG = 33°1'50", y calcu- lando las distancias EG = 1024,4 piés, y EH = 4145,5 pies: en- tonces, tomando el punto M, mitad de la línea GH como el medio del canal del rio (cosa en que convenimos el Sr. Micliler y yo, porque el canal variaba todos los dias y porque facilitaba más nuestras operaciones sin producir error sensible en lo material), se halló que este punto estaba distante del punto N. de la circun- ferencia del círculo trazado desde la confluencia con el radio de veinte millas, una cantidad MN, seno verso del arco EN., cuj a tangente EM se conocía; la línea MN resultó igual á 31,68 pies é igual con EB.» «Conociendo EB y NB - ME se halló el ángulo KFB = 59° 9/36^2 ; y como se conocia el ángulo BFQ = 36°14/10// pudo co- nocerse el NEQ, y por consiguiente FO en el triángulo rectán- gulo FQF, en el que se conocia la hipotenusa FF ; la distancia NQ en el paralelo astronómico, se encontró ser de 2998,40 piés _ 913,92 metros, y la FQ, en el meridiano de 283,23 piés = 8G,32 metros, con cuyas distancias se puede reponer la posición astro- nómica conocida del punto F al verdadero punto inicial N (el cual en nuestros planos está marcado con la letra Y), dando el resultado siguiente : Latitud conocida del punto F - 32° 29' 41, "64o FQ — 86, “32, al N., corresponden +2, 803 Latitud del punto inicial N 32° 29' 44, "448 Longitud del punto F 114u 48' 9, "51 NQ, = 913, “92, al O., igual á.. +32, "02 Longitud del punto inicial N 114° 48' 44, "53 « Con la posición astronómica del punto inicial y la de la con- tinencia de los ños Gila y Colorado, rectifiqué la distancia entre ambos puntos, que resultó exceder délas veinte millas la canti- dad de 0,2 metros, aplicando las fórmulas y métodos dados en la geodesia de Puissant, en cuyas fórmulas se hizo : (( jp __ 320 43/ 32." 30 latitud astronómica de la confluencia, y cuya longitud es ÍUOSC'O/'TG O. de Greenwicli. (( h — 32°29/44,//45 latitud astronómica del punto inicial N, y cuya longitud es llfMS'fF'üfl O. de Greenwich. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 485 «b = 6356078,16 metros, semi-eje polar de la tierra. « a — 6377397,16 metros, semi-eje ecuatorial, quedaba un apla- namiento de Y9T7T5 bailado por Bessel y que adoptamos para to- dos nuestros cálculos el Sr. Michler y yo por considerarlo el más exacto.» ot La aplicación de las fórmulas me dio por valor de la distan- cia en línea recta entre la confluencia y el punto inicial 32208,2 metros 5 las veinte millas inglesas (de 1760 yardas cada una ó 1610 metros, según Francceur ), tenían por valor 32202,0 metros, es decir que habia una diferencia de 6,2 metros, conforme tengo manifestado.» « Esta diferencia, demasiado pequeña de por sí, y que era mu- cho menor que la que correspondía á la diferencia de las latitudes observadas por el Sr. Michler y por mí ( reducida á distancia), me comprobó que la determinación de las veinte millas era exacta, y como tal la adopté, mostrando al Sr. Michler mis resultados. Como no habia un convenio entre las dos comisiones, respecto de la relación que existe entre la longitud del metro y de la yar- da, para hacer las reducciones que se ofrecían, relación en que no todos los autores están de acuerdo, el Sr. Michler y yo emplea- mos las que traen las tablas del capitán Lee, en la pág. 15 ( ex- cepto en la ratificación de las veinte millas, sobre las cuales te- nia instrucciones del señor comisario para considerarlas de 32202 metros ) ; y como igual dificultad habia respecto de nuestras me- didas usadas en las bases, se compararon antes de usarlas con las del Sr, Michler que estaban arregladas á patrón.» « Convenida la posición astronómica del punto inicial, procedi- mos á calcular los azimutes y distancias de la línea que comen- zando desde este punto debía terminar en la intersección del paralelo 31° 20' de lat. con el meridiano 111° de long. al O. de Greenwich, aplicando las fórmulas de Puissant y el aplanamien- to convenidos; nuestros resultados, como deducidos de los mis- mos datos y fórmulas, salieron iguales y fueron : Azimut de la línea en el punto inicial... 71° 20' 42, "8 S. al E. Id. en la intersección del paralelo y del meridiano. 69 19 45, 9 N. al O. Distancia entre ambos puntos, 382844,87 metros, igual con 237.63565 millas inglesas. 486 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. «No siendo el punto inicial N. del rio un punto material, desde donde pudiera comenzar á trazarse el azimut, convenimos en rayar el punto I donde la línea intersecta el meridiano QQ del punto F, de la manera siguiente: «En el triángulo NQI se conocia el ángulo recto en Q, el lado NQ, y el ángulo en N, complemento del azimut de la línea geo- désica NI, que debia trazarse; por consecuencia, se podía bailar el lado QI, que fué de 308,54 metros, y el lado NI, de 764,62 me- tros. » «Como la parte FQ de la línea QI se conocia y era igual a 86,32 metros, la distancia FI resultó de 222,22 metros, de mane- ra que la operación se reducia á trazar el meridiano astronómico del punto F, y medir bácia el Sur esta distancia FI, } obtener el punto I déla línea divisoria: estas operaciones se practicaron haciendo la del trazo del meridiano astronómico con el anteojo del Sr. Michler que aun estaba colocado en el punto F. Enton- ces se calculó la posición astronómica y azimut de la línea en el punto I, deducidos de su distancia al inicial, por las fórmulas de Francceur, y se obtuvieron los resultados siguientes : Latitud del punto I de la línea Longitud O. del meridiano de Greenwicli Azimut de la líuea en este punto . - 32° 29' 34, "43 N. 114 48 09, 52 71 20 25, 00 S. al E. « Se colocó entonces, en este punto I, un teodolito repetidor del Sr. Micbler, y con él trazamos el punto II de la línea, en la dirección convenida, quedando ambos satisfecbos de su íecta posición.» «El Sr. Micbler tenia instrucciones de la Comisión de quitar el monumento de hierro que se bailaba cerca de la confluencia, y colocarlo en el punto de partida de la nueva línea; yo no tenia ninguna clase de instrucciones respecto á ello; pero siendo un monumento costeado por los dos gobiernos y no siendo ya útil en el lugar en que se encontraba porque ya no pertenecía á Mé- xico, convine con aquel señor en colocarlo en el punto II de nues- tra línea, que estaba situado en la parte más alta de los alrede- dores del punto inicial, no poniéndolo en el punto I, porque bañado por las aguas de las crecientes de rio, estaba expuesto á desaparecer. » ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 487 (( Se halló la distancia entre las estaciones I y II de la línea, y de ella y el azimut en el punto I, se dedujo la posición astro- nómica del punto II, y los resultados fueron : Distancia entre las estaciones I y II, 3171,12 metros ó 10404,12 pies.» Latitud del punto II 32u 29' 01, "48 N. Longitud O. de Greenwicli 114 46 14, 43 N. Hasta aquí el Sr. Jiménez. Las Comisiones emplearon en es- tos trabajos hasta el 26 de Abril: al emprender la alineación del tercer punto se encontraron con que tenian que atravesar un país inmenso, arenoso y estéril, falto de manantiales, y en que el agua de las lluvias, depositada en los receptáculos naturales, habia sido agotada por la evaporación y por los transeúntes. Las operaciones se hicieron imposibles por aquel rumbo, y para poder llevarlas á cabo dispusieron marchar al paralelo 31° 20", y seguir el trazo de la línea de allí para el O. Al efecto, escogie- ron el camino del Gila para que no faltara el agua, dejaron el Colorado el 2 de Mayo, y llegaron al Tucson el 5 de Junio. Allí se reunió Diaz el dia 9 después de haber terminado su triangu- lación ; el 16 siguieron á los Nogales adonde entraron el 19. En aquel punto estaba el mayor W. H. Einory, quien después de haber trazado el paralelo 31° 20", y colocado un monumento en el extremo occidental, urgia por que se finalizara el trazo de lo que faltaba. Jiménez se resistió á adoptar sin examen lo ya he- cho, no obstante la conocida lealtad de la Comisión americana, y para allanar los obstáculos, se convino en que los Sres. Diaz y Michler harian la demarcación de la línea, mientras Jiménez situaria astronómicamente un punto sobre la misma, que sirvie- ra para rectificar el inicial. En virtud de este convenio, el 25 de Junio, colocados en el antedicho monumento, señalaron la dirección de la línea con el azimut 69° 19' 45"9 Nordeste: Diaz y Michler empezaron sus trabajos; Jiménez salió para Quitovaquita el Io de Julio, llegan- do á su destino el 21 del mismo mes. Al dia siguiente 22 quedó establecido el observatorio astronómico, prosiguiendo las obser- vaciones hasta el 10 de Agosto. En tretanto, el 7 de Agosto llegaron á Quitovaquita Michler y 488 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. Diaz, después de haber trazado hasta allí la línea, hecho la to- pografía, y colocado en algunas estaciones monumentos de los materiales que hablan encontrado á mano: hablan convenido en medir en Sonoyta una base de 3,300 metros en la dirección del meridiano astronómico, á fin de relacionarla con las estaciones próximas y deducir la distancia á las demas, corrigiéndola con la distancia verdadera entre Quitovaquita y el meridiano 111°: el 9 de Agosto prosiguieron su determinación. Jiménez relacionó á Quitovaquita con las estaciones del E. y el O. que en los planos van marcando YII y VIII, y el 13 de Agosto se dirigió á Sonoyta, á fin de marcar el meridiano astronómico v medir la base convenida. Aquí se reunieron los Sres. Michler y Diaz el 19, avisando que el 15 habían terminado el trazo de la línea, Hegando á la sierra de la Tinaja, último punto observado antes del Colorado. Todavía se ocuparon hasta el 23 en relacio- nar la base medida con las estaciones inmediatas. Terminaban con esto los trabajos, y los ingenieros determina- ron ir al pueblo de la Magdalena, lugar sano y de recursos para hombres y animales, á fin de hacer los cálculos que aun falta- bany dibujar los planos de toda la parte recorrida. Dejaron, pues, á Sonoyta el 25, instalándose en la Magdalena el 4 de Setiembre. El 25 quedaron terminados los planos, á los que se les puso la siguiente leyenda, que sirve para completar nuestras noticias: « Plano topográfico hecho en el campo ( fiel mapa) del teneno comprendido á ambos lados de la línea divisoria entre las Pe- públicas de México y los Estados -Unidos, conforme al tratado del 30 de Diciembre de 1853, cuya línea abraza una extensión de 382844,87 metros = 237,63565 millas inglesas, desde la intersec- ción del paralelo 31°20// de latitud Norte con el meridiano 111° de longitud Oeste de Oreen wicli hasta un punto del rio Colora- do. 20 millas inglesas abajo de su confluencia con el Gila, y se ha trazado bajo la dirección de los infrascritos, autorizados por sus respectivos comisionados, por medio de XIX estaciones sucesi- vas, cuyas distancias son como sigue: Del punto (Y) sobro el Colorado, á la estación I De la estación I á la II De la estación II á la III 964,62 metros. 3171,12 „ 829,81 „ 489 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTÓ. De la estación III á la IV 72170,00 metros. De la estación IY álaY 44393,34 „ De la estación Y á la VI 576¿3,12 ,, De la estación VI á la YII 13203,04 „ De la estación VII á la VIII - 877,61 ,, De la estación VIII á la IX 17298,65 ,, De la estación IX á la X 23405,35 ,, De la estación X á la XI 4180,00 ,, De la estación XI á la XII . 2793,97 ,, De la estación XII á la XIII. 44698,76 ,, De la estación XIII á la XIV 18986,27 ,, De la estación XIV á la XV 26943,60 ,, De la estación XV á la XVI 14593,5/ ,, De la estación XVI á la XVII 3519,11 ,, De la estación XVII á la XVIII 27962,77 ,, De la estación XVIII á la XIX 5261,97 ,, De’la estación XIX al monumento 111° 409,19 „ «Nota. — Este paralelo está dibujado en diez hojas, en la es- cala de -tóoVoó? las (ilTe cinco muestran la topografía en la parte Norte de la línea y cinco en la parte Sur, y están marcadas con los números 1 — 2 — 3—4—5 (Norte ó Sur ) y cada una firmada por ios infrascritos ingenieros. — Magdalena, Setiembre 25 de 1855. — Francisco Jiménez , primer ingeniero de la Comisión de lí- mites Mexicana.— N. Micliler , Lt, Topl. Engr. Y. S. A.» El caballeroso y cumplido Sr. Michler se apartó de nuestros in- genieros, dirigiéndose al Paso. Los puntos determinados astronómicamente por Jiménez en esta dirección, fueron: / NOMBRES Xjatitxid. Long. ' 0. de ( "}reenwich Cerro de Jumácacori 31° 34' 49/' '54 110° 56' 49,//05 Ojo del Sópori 31 43 54, 77 111 1 59, 85 El Bámori (aguaje) 31 39 4b 32 111 8 o, 90 Aribaca (hacienda abandonada) 31 35 02, 54 111 10 48, 90 Las Boquillas 31 39 27, 51 111 15 05, 25 Sierra de la Artesa 31 53 06, 13 111 42 03, 45 Sobre el camino 31 46 58, 14 111 46 00, 15 Punto entre Sierras de Cobota y la Nariz. 31 43 35, 40 112 13 07, 65 Sobre el camino 31 52 29, 07 112 23 22, 95 Sonoyta (rancho) 31 51 51, 68 112 41 35, 15 Quitovaquita (rancho) Observatorio. — 31 56 26, 57 112 52 25, 73 Toca ahora su lugar á los trabajos ejecutados por D. Agustín Diaz en el rio Colorado, y que hemos indicado más arriba. Ya hemos visto que Jiménez le había dado sus instrucciones el 2 de Tomo VI.— 62 490 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. Abril de 1855, y estaban reducidas : «A que por una triangulación averiguase la posición geográfica relativa de nn punto fijado ya por otra sección de la Comisión de los Estados-Unidos sobre la ri- bera izquierda del rio Colorado, cerca de 20 millas inglesas abajo de la confluencia del mismo rio y el Gila, y otro que marcaba el lu- gar del monumento que liabia servido de inicial á la línea diviso- ria, trazada de allí al puerto de San Diego en 1819. A levantar el plano del curso del Colorado entre los mismos puntos, con los ac- cidentes principales del terreno á sus inmediaciones, y á ejecutar todo en el menor tiempo posible; siendo cada cosa con la exactitud necesaria á su objeto en el levantamiento, y respecto á la escala á -g-ofoTT, en 9ne tlebia formarse el borrador del plano general.» Agustín I)iaz comenzó sus trabajos el 7 de Abril; liizo las se- ñales de fuego el 14, 15 y 1G del mismo mes; ayudó en la alinea- ción de los primeros puntos de la línea, y volvió á la triangula- . cion, terminándola el 15 de Mayo; el 21 tomó el camino del Gila seguido por la sección, y entró finalmente al Tucson el 5 de Junio. Me duele que no pueda publicar íntegros los traba,] os que con- sulto, tan dignos de ser leídos por todos los mexicanos; mas no puedo resistir á la tentación de copiar la descripción hecha por Diaz, y que dice así: cc En la parte que comprenden los planos á que se refieren estos datos, el rio Colorado corre en la dirección general del N". E. al S. O.; dando algunas vueltas, viene primero (en la parte Norte) algo encajonado entre las faldas de los cerros que se encuentran en sus costados ; pasa después cerca de las mesas bajas que están á su derecha, y aumentando muy poco en latitud, llega por un terreno más abierto hasta unas pequeñas lomas (conocidas antes por de San Pedro y San Pablo y ahora con el del fuerte Yuma ); allí se le reúnen las aguas del rio Gila, se abre paso entre las re- feridas lomas, presenta menos latitud que arriba de la confluen- cia, y separándose otra vez de las lomas de la izquierda, llega al pié de los cerros Cuach-la-altua ó del Piloto ; 1 ha vuelto á anchar 1 Mil-li-ket, Cnlya-Tchis, Cuia-seviño, Areña-hanpan y Cuach-la-altua son nombres que en el idioma de los indios y unías, que habitan esta parte, tienen diversos significados, que recuerdan hechos de sus antepasados ó alguna de las supersticiones de que están poseidos; estos nombres comunmente van precedidos de la voz Avi, que quiere decir sierra, montaña ó altura. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 491 de nuevo, y continuando por el mismo valle que forman diclias mesas, que se van abriendo, llega al punto inicial (veinte millas abajo de la confluencia), de donde se dirige más al Sur para ir á desembocar en el Golfo de la California. El Gila, luego que ha pasado entre los cerros del Bearrendo y Culya-Tcliis, cargándo- se un poco al Sur corre del E. al O., se acerca á la confluencia por un camino más directo, conserva una latitud más uniforme, y an- tes de entrar en el Colorado da dos vueltas, de las que la segunda es más plegada, y hace que la corriente de uno y otro rio se cho- quen en una dirección opuesta. El ancho que encontré por tér- mino medio para los dos rios es : del Colorado, media legua antes de la confluencia, 350 metros 5 inmediatamente arriba de ella, 200 metros, é inmediatamente abajo, 140 metros: del Gila, media le- gua arriba de la confluencia, 140 metros, y.en la boca, 260. » «Antes de reunirse las aguas de ambos rios, el Colorado con- tiene una cantidad que puede considerarse doble de la que acar- rea el Gila; sin embargo, esta relación se hace irregular en las avenidas, pues las más fuertes, que provienen de los deshielos de las montañas, y son comunmente en los meses de Mayo y Junio, los hacen crecer desigualmente, siendo más sensibles las del Gila por aparecer repentinamente, mientras que las del Colorado van aumentando por grados. Las crecientes que originan las lluvias (relativamente á la masa de agua que traen uno y otro rio) son también mayores en el Gila, y teniendo su lecho mayor inclina- ción que el del Colorado, tiene una corriente más rápida. » ((Durante dichas avenidas ambos rios corren con mayor velo- cidad, salen de madre y se inundan todos los bajos: arriba de la confluencia los lechos son poco variables; pero después que se han juntado, particularmente desde el cerro de Cuach-la-altua, cambia notablemente el del Colorado; aparecen bancos de arena en el centro del rio, y desaparecen ó mudan de lugar los que ha- bia; se ven canales formando islas que dejan de serlo en las secas, cuando aquellos se ciegan ó quedan convertidos en esteros ; y por último, aunque todos estos cambios generalmente son progresi- vos, se efectúan con tal frecuencia, que puede asegurarse no tener el Colorado el mismo canal en dos meses consecutivos. Yo mismo tuve ocasión de observar estos cambios, pues á principios de Abril, 492 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. en que levanté el curso del rio, apenas liabian comenzado las ave- nidas v ya empezaban á notarse las alteraciones respecto del que tenia á fines de Febrero, en que lo recorrió el Sr. Michler; acon- teció también que, cuando se convino en el punto inicial de la línea geodésica que se dirige del Colorado hácia el Este, dicho punto quedaba exactamente en el centro del rio, y á los pocos dias que llegué allí con mis operaciones, ya habían aparecido unos bancos de arena en el propio sitio del inicial, y por esto lo verá vd. á la orilla derecha del rio en los planos de detalles, y particular del mismo punto que aquí acompaño, mientras que en los generales está, según lo convenido, en el centro del rio. » «La profundidad que presenta el Colorado, desde su boca á la confluencia, es suficiente para que naveguen en él embarcaciones de poco calado; con todo, á causa de los cambios del canal, es mo- lesta la navegación en los vapores que lo recorren, y en buques de vela seria mucho más, pues en algunos puntos los haría dete- ner mucho tiempo la fuerza de las corrientes al subirlo: para na- vegarlo en pequeños botes es preciso hacerlo con hombres que sepan conducirlos bien, porque en las vueltas cortas se forman remolinos que fácilmente pueden tragarlos. Arriba del fuerte Yuma, el Colorado no es navegable en tiempo de secas más de para chalanes ó botes de remos (lo mismo sucede con el Gila); pero durante las avenidas pueden subir los vapores hasta corta distancia más allá, aunque siempre con mucha mayor dificultad. Pasado el tiempo de estas crecientes, comunmente se encuentran vados arriba de la confluencia ; pero de todos modos, vale más pagarla retribución excesiva que se cobra por atravesar el Colo- rado en los chalanes establecidos en los pasos de este, que aven- turarse á vadearlo, aun con los prácticos de allí.» « Los bosques que se encuentran en las riberas del Gila y del Colorado, están limitados por las mesas; en estos bajos, que son de aluvión, abundan los fresnos, sauces y álamos, interpolados con árboles de otras clases en corta cantidad. Son más frondosos los del primero, en donde también se encuentran mejores pastos, que aunque siempre de mala calidad, son preferibles á los del Co- lorado, por la circunstancia de que aquí son más escasos, y ade- más, en el verano hay tal abundancia de insectos, particular- ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 493 mente mosco y tábano, que aniquilan á los ganados ó los hacen ahuyentar lejos de los bosques: en la confluencia el terreno es más arenoso, y absolutamente se encuentra pasto. Hay igual- mente en los bajos cortas extensiones de terreno cultivadas por los indios yumas, cuyas rancherías están situadas sobre las már- genes de los rios ; las otras poblaciones que ha}' en estos lugares son: el Fuerte de Yuma, con una guarnición de cuarenta solda- dos del ejército de los Estados -Unidos, y cuatro pequeños ran- chos habitados por gente de la Alta California, que siembran también algunos años.» (( Saliendo de los bajos solo se ve algún zacate esparcido entre los matorrales que cubren las mesas; estas son en extremo pesa- das para los carruajes, porque en la arena de que están formadas hay pedazos en que las ruedas se hunden hasta los cubos; sepa- rándose de los caminos, el terreno es aun más falso y está plagado de reptiles venenosos, que hacen peligrosa la comunicación en las noches, pues por el calor que produce la reflexión del sol en la arena, comunmente son las horas que se eligen para caminar. Además de las alturas que he mencionado al principio, se ven varios médanos insignificantes esparcidos en los bajos, y otros sobre las mismas mesas, que cambian de posición con los fuer- tes vientos del N. O. que reinan la mayor j>arte del año: estos vientos levantan densas polvaredas, y semejantes en su aspecto á un aguacero, aumentan la impaciencia de quienes las contem- plan, porque cayendo las lluvias muy rara vez en el Colorado, siempre se están deseando.» « Al Sur de la confluencia quedan varios mogotes de rocas, que hallándose en una misma línea, cuya dirección es paralela á la general de las cordilleras principales, aparentan ser la cresta de una sierra subterránea que se va levantando.» « Para medir la base se escogió un terreno unido é igual sobre la llanura; la medida se ejecutó con una regla demadera de 7,9996 metros, repitiéndose 431 regladas, más 2,172 metros; resultó, pues, la base de 3,450 metros, que reducida al nivel del mar, que- dó en 3449,968, á lo que agregándole 0,032 se tuvieron finalmente los mismos 3,450 metros. Sobre ella se apoyaron los triángulos, que dieron los resultados siguientes: % 494 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 495 El resultado de esta triangulación lo comunicaba Jiménez con la siguiente nota, que copiaré íntegra, por la honra que hace á los ingenieros de ambas comisiones, y principalmente al Sr. Mi- chler. «Presidio del Tucson, Junio 14 de 1855. — Sr. Teniente U. Mi- chler, de la Comisión de los Estados -Unidos. — Señor: Sin em- bargo de haber convenido con vd. en la posición astronómica del punto inicial en el rio Colorado, 20 millas abajo de su con- fluencia con el Gila, con respecto á su longitud absoluta no tuve el tiempo necesario para referir la del monumento de la antigua línea divisoria á la de dicho punto, porque no era justo detener á vd. en aquel punto $ creo que ahora que el Sr. Ingeniero Diaz ha concluido la triangulación que tuvo orden de hacer entre los referidos puntos, debo manifestar á vd. el resultado del cálculo geodésico que ha dado, y es como sigue: Diferencia de latitudes entre el lugar del antiguo monumento y el Observatorio del Sr. Michler 00° 13' 48, "39 Latitud conocida del monumento 32 43 31, 58 Latitud del Observatorio en el rio Colorado, según la triangu- lación del Sr. Diaz 32 29 43, 19 Latitud del mismo, según la triangulación del Sr. Michler. .. 32 29 42, 63 Diferencia.. 00, "56 Diferencia de longitudes entre el lugar del antiguo monumen- to y el Observatorio del Sr. Michler -j- 00° IV 47/74 Longitud absoluta del monumento 114 36 22,20 Longitud del Observatorio según la triangulación del Sr. Diaz. 114 48 09,94 Longitud del mismo, según la triangulación del Sr. Michler.. 114 48 09,51 Diferencia 00, "43 Estas diferencias las creo demasiado pequeñas, en atención á lo desfavorable del terreno en que se ha practicado, y á las que siempre se obtienen en toda clase de operaciones científicas de esta clase, y me consideraré muy satisfecho si vd. es de la misma opinión. Soy de vd. muy respetuosamente su obediente servidor- — Francisco Jiménez , Primer Ingeniero de la Comisión de Lími. tes Mexicana.» Concluidos los trabajos, la sección se puso en marcha liara Ures, adonde llegó el 8 de Octubre, enfermo Jiménez y después 496 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. en peor estado I)iaz: allí permanecieron hasta el 18 de Noviem- bre en que definitivamente dejaron aquellos parajes, para llegar á México en principios de Febrero de 1850. Todavía en el trán- sito se hicieron algunas observaciones astronómicas, y se midie- ron los caminos por medio de un troqueámetro. Reunida en México la Comisión á excepción de pocas perso- nas, salió de nuevo para Washington el 5 de Junio de 1856; per- maneció allí hasta el año de 1857, calculando las observaciones, recalculando otras, formando y dibujando los planos generales y particulares hasta su entera conclusión. Tales son, en compendio, los trabajos emprendidos á lo largo de nuestra línea divisoria con los Estados -Unidos, que así por su extensión como por su exactitud, pueden ser colocados entre los mejores que el país debe á nuestros ingenieros. Es lástima que aun no se publique nada relativo á ellos, y que permanezcan desconocidos y olvidados, cuando podrían ser de gran provecho para la ciencia geográfica. Para formar estas noticias he tenido presente, además de las relaciones verbales y de los apuntes que me han comunicado los ingenieros, los siguientes manuscritos: cd° Diario.— Memoria de los trabajos científicos practicados bajo la dirección de Francisco Jiménez, Primer Ingeniero de la Comisión de Límites Mexicana, conforme alas instrucciones del Sr. Comisionado D. José Salazar Ilarregui, á quien se hace en- trega de ellos. Washington D. C. Setiembre de 1857.» Es un grueso volumen in folio. De la pág. Ia á la 182 corre la relación dividida en tres partes; la primera se intitula: — «Pri- mera parte. Trabajos científicos practidos desde fines de 1840 hasta fines de 1852, en Californias, límites de Nuevo México, rio Gila y Paso del Norte.» — La in mediata : — « Segunda parte. Tra- bajos científicos practicados desde fines de 1852 hasta mediados de 1854, por la sección á mis órdenes, que se llamó Sección Ma- tamoros.» — La siguiente : — «Tercera parte. Trabajos científicos practicados desde mediados de 1854 hasta mediados de 1857, por la sección á mis órdenes, destinada á trazar los límites (en la parte correspondiente al Estado de Sonora) asignados en el tra- tado de 30 de Diciembre de 1853, y conclusión de los cálculos de ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 497 tocias las observaciones hechas bajo mi dirección.» — Delapág. 183 á la 221 van las— ((Copias de la correspondencia y conve- nios habidos entre los individuos de la Comisión de los Estados- Unidos y el que suscribe.» — Sigue una Memoria del Sr. Diaz, y por último, de la pág. 223 en adelante se encuentran los— «Da- tos y resultados de las operaciones científicas practicadas desde el año de 1849 hasta el de 1855, por las diversas secciones de la Comisión de Límites Mexicana, que han estado á cargo de Fran- cisco Jiménez, Primer Ingeniero de la Comisión.» 2? Un volumen en folio, manuscrito, con 422 fojas, conteniendo : I. Plano particular del Extremo occidental del paralelo. Ta- bla de los ángulos medidos para la formación del canevás trigo- nométrico. II. Comisión de Límites. Memoria sobre la topografía del Pió Bravo, en la parte que comprende de la colonia civil de San Ig- nacio á la de los Amóles. Levantada de orden del señor agrimen- sor de la Comisión, por los ingenieros de la misma, D. Agustín y D. Luis Diaz, en el año de 1852. Presentada á dicho señor agri- mensor en Octubre del mismo año por el que suscribe.» — Pre- senta dos planos. III. Comisión de Límites. Memoria sobre la topografía del Pió Bravo en la parte que comprende su desembocadura á la villa de Laredo. Levantada de orden del señor agrimensor de la Comi- sión, por los ingenieros de la misma, D. Agustín y D. Luis Diaz, en los años de 1853 y 54. Presentada á dicho señor agrimensor en Octubre de 1856 por el que la suscribe.» — Con 26 planos. IV. «Comisión de Límites. Memoria sobre los trabajos topo- gráficos que de orden del primer Ingeniero de la Comisión, D. Francisco Jiménez, practicó el segundo Ingeniero de la misma, D. Agustín Diaz, en la porción del lindero boreal de la República mexicana, que abraza una parte del rio Colorado y la línea geo- désica que va del punto inicial en dicho rio (20 millas inglesas abajo de su confluencia con el Gila), á la intersección del meri- diano 111° de longitud O. Greenwich, y el paralelo 31° 20' de la- titud Norte. Año de 1855. » V. Comisión de Límites. Relación que explica la manera en que se formaron los mapas de una parte de la línea divisoria entre Tomo VI.— 63 498 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. México y los Estados-Unidos, hechos segnn las instrucciones del Comisario y Agrimensor déla Comisión mexicana, D. José Salazar Uarregui, bajo la dirección del Segundo Ingeniero de la misma, D. Agustin Díaz. Año de 1857. VI. Documentos varios. Circunstancias particulares, que no he podido vencer, me im- pidieron consultar los muchos trabajos del Sr. D. José Salazar Uarregui, razón por la cual no he hecho de él y de sus obras la detenida y honrosa mención que se les debe en justicia. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 499 TRABAJOS DEL 2° CONGRESO MÉDICO MEXICANO Instalado bajo los auspicios del Secretario de Fomento Gral. Vicente Riva Palacio. COMPILADOS POR GUSTAVO RUIZ Y SANDOVAL . Secretario primero de dicho Congreso. Después de la asoladora epidemia que eu los años de 1875 y 1876 causó tantas víctimas en esta capital, las clases todas de nuestra sociedad veian con horror cualquier fenómeno que pu- diese influir en la reaparición de tan terrible plaga, no dejando pasar desapercibido el más pequeño síntoma, que era comentado por la prensa y extendido por el vulgo. A fines del mes de Marzo del año actual, todos los habitantes de la ciudad percibian un olor infecto, algo análogo al que muy comunmente existe en nuestra atmósfera urbana, pero que por su intensidad se hacia á veces insoportable. Coincidia este fenó- meno con una grande escasez en el agua potable, la que, por di- versas circunstancias se hallaba á tal grado disminuida, que lle- gaba ya á momentos en que pudiera ocasionar graves conflictos. Por una natural relación de causa á efecto, se señalaba por todas partes á la escasez de agua como motivo indudable de la pesti- lencia, y de aquí surgían comentarios y explicaciones sin fin. El ingeniero D. Francisco de P. Vera publicó en el Monitor Re- publicano del 20 de Marzo, un artículo, en el cual exhortaba á la autoridad á tomar una medida fácil y hacedera, y que, en su con- cepto salvaría la situación: creyendo que el motivo de la pesti- 500 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. lencia estaba en la falta de agua en las atarjeas, proponia la ma- nera de hacer entrar agua potable en estos conductos, para que arrastrasen las inmundicias. El señor Secretario de Fomento dió inmediatamente oidos á las palabras del Sr. Vera, y con fecha Io de Abril decía á este se- ñor lo siguiente : «En la carta abierta que sobre el asunto del agua publica vd. en el Monitor Republicano , correspondiente al 20 de Marzo pró- ximo pasado, existe entre otros un párrafo concebido en los tér- minos siguientes : — « Felizmente el remedio de que me ocupo no cuesta dinero y puede hacerse en unas cuantas horas, pues no se necesita para plantearlo, por ser independiente de él, la provisión de agua potable.» — «Y como esta Secretaría está siempre dispuesta á tomar en consideración todo aquello que tenga por origen el juicio de peí* sonas competentes, ha creído conveniente, en vista del párrafo preinserto, invitar á vd. á conferenciar con el que suscribe, á fin de que si son aceptables las propuestas que vd. haga sobre el asun- to, se díctenlas medidas conducentes ala realización de una obra tan importante, ya sea bajo su dirección ó de la de esta propia Secretaría, indemnizándole el valor de su procedimiento. — Riva Palacio. » Al mismo tiempo que autorizaba al Sr. Vera á hacer los estu- dios previos que creyese oportunos para la realización de su idea, el señor Secretario de Fomento se dirigió al último presidente del primer Congreso Médico, que se reunió en 187 6, excitándole á tra- bajar de nuevo en bien de la población, como antes lo había he- cho. Hé aquí las comunicaciones que mediaron con este motivo: ((Ministerio de Fomento, Colonización, Industria y Comercio. — República Mexicana. — Sección 3a— Siendo muy general la alar- ma que hay en esta capital por el peligro de que se desarrolle una epidemia, á causa de la fetidez que se advierte en el aire atmosfé- rico, que, según opinión de la prensa y de diversas personas, pro- ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 501 viene de los miasmas deletéreos que se desprenden de las atarjeas de la capital, originada por la escasez de agua que lia dejado de cubrir ó arrastrar las materias fecales 5 el Presidente de la Repú- blica se lia servido acordar que se excite el patriotismo de \ d., á fin de que poniendo enjuego su reconocida experiencia y vastos conocimientos, proceda á reunir el Congreso Médico que tan úti- les servicios prestó bajo su digna presidencia, fifi mismo Magis- trado espera que, en vista de la urgente necesidad que hay de prevenir los males que amenazan a esta población, propondrá la referida Junta las medidas que en su ilustración juzgue oportu- nas y de resultados más inmediatos, á fin de que el Ejecutivo, to- mándolas en consideración, dicte las disposiciones que fueren del caso para lograr el objeto indicado. — Lo que tengo la honra de comunicar á vd. para su conocimiento y fines que se expresan. Libertad en la Constitución. México, Abril 4 de 1878. — Riva Palacio. — Al Dr. Eduardo Licéaga. — Presente.» ce Hoy he recibido la comunicación que con fecha de ayer se ha servido vd. dirigirme á nombre del Presidente de la República, en la cual me excita á que reúna el Congreso Médico que se ocu- pó de los medios de mejorar la salubridad en la capital el ano 18 < G. —En debida contestación tengo el honor de manifestar á vd. que inmediatamente voy á convocar á los médicos que formaron el Congreso, no tomando más tiempo para la reunión que el indis- pensable para que las cartas de aviso sean distribuidas. — Con este motivo reitero á vd. las seguridades de mi atenta considera- ción.—México, Abril 6 de 1878.— E. Licéaga.— Al Secretario del Despacho de Fomento. — -Presente.» En el acto comenzaron los trabajos de organización del Con- greso, expidiendo el Sr. Licéaga la siguiente carta: cc México, Abril 8 de 1878.— Sr. Dr. D. . . . «Muy estimable compañero: — En la última sesión del Con- greso, convocado por el Sr. Martínez de la Torre, se acordó que las reuniones se repetirían para continuar tratando las cuestio- nes de higiene pública. 502 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. ((Teniendo presente este acuerdo y una comunicación del Mi- nisterio de Fomento, en la que se me excita á reunir el Congreso Médico, por la alarma que hay en la capital de que se desarrolle una epidemia causada por la escasez de agua ó por la fetidez que se ha observado durante los últimos dias; he de merecer á vd. que, atendiendo al loable objeto de esta excitativa, concurra el dia 9 del corriente, á las seis de la tarde, á la casa núm. 2 de la calle de la Maríscala, para dilucidar las cuestiones siguientes : « Ia ¿ La escasez de agua potable que ha afligido á los habitan - tantes de la capital, podrá determinar una epidemia? « 2a ¿ De qué depende la fetidez que se ha observado en la at- mósfera, á ciertas horas, durante estos úl timos dias? «3a ¿Podrá ser esto una causa de epidemia? «4a Si así fuere, ¿cómo podría remediarse? « Como para el esclarecimiento de estas cuestiones se hace in- dispensable conocer la constitución médica reinante, suplico á vd. se sirva presentar una nota escrita de las enfermedades que haya observado con más frecuencia en las últimas semanas. c( La reconocida ilustración de vd. y el deber que tenemos de contribuir al bien público, me hacen esperar que acudirá con sus conocimientos á la resolución de estas cuestiones, anticipándole las gracias por tan señalado favor, su muy adicto compañero. — E. Licéaga .» Esta invitación fué repartida no solamente á los médicos sino á todas aquellas personas que por razón de la ciencia que culti- van, pudieron prestar su concurso álas labores del Congreso. Así fué que se repartió á los señores farmacéuticos, veterinarios, agró- nomos é ingenieros, habiendo ocurrido gustosos al llamamiento. A las seis y media de la tarde del 9 de Abril de 1878, en el Sa- lón de sesiones de la Sociedad de Geografía y Estadística, tuvo lugar la inauguración de los trabajos bajo la presidencia primero del Sr. Trinidad García, Secretario de Gobernación, y después del de Fomento, con asistencia de sesenta y ocho miembros. Manifestó entonces el Sr. Licéaga que, cediendo á las insinua- ciones del Secretario de Fomento, se liabia hecho el honor de ci- tar á las personas presentes á aquel lugar; hizo saber los buenos ANALES DEL MINISTEKIO DE FOMENTO. 503 deseos que animaban á la administración pública para ver reu- nido al Congreso, con el fin de saber el estado sanitario de la ca- pital. « En la invitación que tuve el honor de dirigir — dice — me tomé la libertad de indicar las cuestiones que actualmente tienen alarmada á la ciudad, y que hace algún tiempo me habia indicado el Secretario de Fomento. Al reunir el Congreso Médico, no ten- go empeño alguno en que se discutan las cuestiones en el orden en que las he presentado, sino en aquel que sea más conveniente para alcanzar el resultado que nos hemos propuesto. « El personal de la administración — continúa — ha hecho cuan- to ha estado de su parte para remediar los males que agobian á la capital ; el Ayuntamiento ha hecho los esfuerzos que en su mano han estado para volver á proveer de agua á la ciudad. El Secre- tario de Gobernación, por conducto del Consejo Superior de Sa- lubridad, ha hecho algunos trabajos que espero nos den á cono- cer ahora los señores que forman este Cuerpo. El Sr. Secretario de Fomento ha reunido datos bastantes para la resolución de las cuestiones que van á ser objeto de nuestras deliberaciones, da- tos que han sido suministrados por los ingenieros que trabajan en las obras del desagüe del Valle. El Observatorio Meteoroló- gico Central nos ha enviado noticia de la dirección de los vien- tos, presión atmosférica y demas fenómenos meteorológicos, du- rante el tiempo que á nosotros nos interesa; de modo que con estos datos y los que suministren los señores médicos sobre las enfermedades reinantes, creo que se tendrá un caudal suficiente para discutir con cordura las cuestiones que vamos á estudiar.» Concluyó el Sr. Licéaga pidiendo al Congreso que en obvio de discusiones, aprobara la postulación que hacia de las personas siguientes, para formar la Mesa: Presidente, Gabino Barreda; vicepresidente, Manuel Carmonay Valle; primer secretario, Gus- tavo Kuiz, y segundo secretario, Demetrio Mejía. Esta postulación fué aprobada, y en seguida usó de la palabra el señor Secretario de Fomento, quien se expresó en estos tér- minos : «Con ó sin motivo la ciudad se encuentra alarmada, y con tal razón el Ministerio ha resuelto recurrir á las fuentes de la cien- 504 anales del ministerio de fomento. cía, en auxilio del remedio para estos males, es decir, a viles, que pueden dar el remedio, en caso de que estos temores sean fun- dados, y que sus conocimientos puedan servir de base al Gobiei- no para dirigir sus trabajos; caso que sean infundados, para c e- volver la calma á esta misma ciudad. El Gobierno está dispues o á dictar todas las providencias necesarias á fin de evitar el des- arrollo de una epidemia. El Sr. Licéaga, con quien tuve una en- trovista, me lia pedido algunos datos, y con este fin me he diri- „ido al Observatorio Meteorológico, el cual me ha presentado sus trabajos relativos á las observaciones termomótricas y barome- métricas; he presentado el informe del ingeniero Director de desagüe del Valle, así como un telégrama que se acaba de reci- bir del Estado de Tamaulipas sobre la situación que guarda en aquella parte del país la salubridad pública. «Estos datos, y la cooperación científica de las personas que me escuchan, espera el Gobierno que serán bastantes para dic- tar las medidas conducentes, á fin de evitar en la actualidad una epidemia en la ciudad de México.» Por disposición del Sr. Barreda se dio lectura al telegrama mencionado, en el cual se anunciaba la repentina aparición de una afección febril paludeana, que causó grandes extragos en los trabajadores del camino de Tampico á San Luis Potosí; j el Si. Barreda pidió al Congreso fijara su atención en que se trataba de una enfermedad paliuliana, cuyo hecho no dejaba de tener su importancia para los asuntos que se van á tratar, opinan o que no se debía divulgar esta noticia para evitar la alarma La Secretaría dio lectura á las cuestiones que el Sr. Liceaga dirigió á los miembros del Congreso, que antes hemos dado a co- nocer, y que se consideró debian formar la trama de los traba, os que se iban á emprender. Opinó el Sr. Barreda que, con el oh- jeto de formular un dictamen y de aprovechar los datos que al- '..-unas personas tuviesen sobre el particular, debían formarse co- misiones para que estudiaran las referidas cuestiones, y ordenar la discusión á fin de hacerla fructuosa: pidió al Congreso resol- viera sobre la idea que acababa de emitir. El Sr. Secretario de Fomento llamó la atención del Congreso ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 505 sobre tres puntos, cuyo estudio creyó de la mayor importancia, y son : La influencia de la escasez de agua ; cuáles son los pozos de que se hace uso en la ciudad, tanto para el uso doméstico co- mo para el riego $ y cuál es el estado de los lagos. Cree que cada uno de esos puntos debe ser tratado por una comisión, y ofreció para su dilucidación el auxilio de todos los ingenieros, y cuantos datos puedan ser útiles, de los que el Gobierno tiene á su dispo- sición en las Secretarías. Fue el Sr. Barreda de idéntico parecer al señor Secretario de Fomento $ pero manifestó que los puntos propuestos por este se- ñor se encontraban exactamente comprendidos en las cuestiones ya formuladas. Al ocuparse, dice, de la cuestión del mal olor, tendrá en cuenta la Comisión el estado del nivel de los lagos, la dirección de los vientos reinantes, la presión atmosférica, etc. Esta Comisión debe formarse en su mayor parte por ingenieros, porque simplemente se trata de la observación de las causas que determinan el mal olor $ mientras que la primera cuestión, la de los efectos de la escasez de agua, debe estar formada principal- mente por médicos, porque tiene por objeto resolver una cuestión médica. Creyó, pues, que lo mejor seria estudiar las cuestiones en el orden en que el Sr. Liceaga las Labia presentado, quien al re- dactarlas se Labia LecLo eco de la sociedad entera, preguntándo- nos lo que todos se preguntan, sobre la causa del mal olor que per- cibimos y las consecuencias que para nuestra salud pueda traer. El Congreso tomó en consideración las ideas del Sr. Barreda, y no obstante Laber manifestado el Sr. Hidalgo Carpió que el estudio de la tercera cuestión no se podia Lacer sino conociendo el resultado de los trabajos sobre la segunda, se procedió á nom- brar el personal de las tres comisiones, disponiendo que la se- gunda y tercera se unieran en sus labores, para Lacerias más fructuosas, y acordándose, además, que como la última de las cuestiones está subordinada á la resolución de las dos anterio- res, se suspendiera el nombramiento de la cuarta comisión bas- ta conocer el dictámen de las anteriores. Para el estudio de la primera cuestión fueron nombrados los Sres. Yelasco Ildefonso, Buiz Gustavo, Yera Francisco y Men- doza Gumesindo. Tomo VI.— 64 506 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. Para el de la segunda, los Sres. Garay Francisco, Jiménez Francisco, Barcena Mariano, Beyes José María y Kaska Fran- cisco. Para el de la tercera, los Sres. Lavista Rafael, Ramírez Are- llano Meólas y Mejía Demetrio. Aceptaron el encargo los miembros de las referidas comisio- nes, que se bailaban presentes, disponiéndose se avisara á la mayor brevedad á los que no babian concurrido á la sesión. El Sr. ingeniero Garay manifestó su deseo de escuchar las re- soluciones del Congreso, y obsequiarlas basta donde le fuera po- ! sible, en el difícil puesto en que se bailaba colocado como Direc- tor del Desagüe y como miembro del congreso médico ; pero como pronto se habrán de tomar algunas resoluciones, cree de algún interes se dé lectura al informe que sobre el estado actual de los trabajos de desagüe en el Valle, indicó ala Secretaría de Fomen- to, el cual suministra ideas sobre algunos puntos déla cuestión, y dará alguna luz para su estudio. Agregó, desvaneciendo una duda manifestada por el Sr. Barreda, que deseando cooperar á los trabajos de la Comisión en que había sido colocado, quería que el Congreso conociese los trabajos que se babian emprendi- do ya, y que él debía concluir, sin eludir por esto los trabajos que se le lian asignado. Hé aquí el informe al cual se dio lectura: « República Mexicana.— Ministerio de F omento, Colonización, Industria y Comercio.— México.— Sección 3a— Por acuerdo del Presidente, y á fin de que el Congreso médico, cuya reunión va á verificarse, se sirva tomarlo en consideración, tengo la honra de acompañar á vd. en copia el informe emitido por el Director general del Desagüe del Valle, sobre el estado que guardan los lagos, y disposiciones dictadas por la Dirección para remediar los males que amenazan á la población á causa de la escasez de I agua. «Protesto á vd. las seguridades de mi consideración. « Libertad en la Constitución. México, Abril 9 de 18 < 8. RiVA Palacio. — Al Dr. Eduardo Licéaga. — Presente.» ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 507 Informe del ingeniero (¿ara y. « República Mexicana.— Ministerio de Fomento, Colonización, Industria y Comercio.— México.— Sección 3a— Desagüe del Va- lle de México.— Dirección general.— Después de baber perma- necido el nivel del Lago de Texcoco invariable durante tres semanas, en la última ba subido cinco milímetros , cantidad insig- nificante, pero que debe fijar la atención, por baber tenido lugar en estos dias de calor y de fuertes vientos. « Comparado el plano horizontal que pasa por la banqueta en el ángulo N.O. del Palacio nacional, el nivel del Lago el dia de ayer estaba á 2m222 inferior. (( En mis notas anteriores be manifestado á esa Secretaría que para sostener el nivel del Lago, esta Dirección ba beclio abrir un portillo de 12 metros, en el dique de Más-arriba, para dar paso á las aguas de la Laguna de Xocbimilco. Mañana la cortadura quedará abierta cuatro metros más. Al mismo tiempo 100 hom- bres se ocuparán en la semana, de expeditar el paso de las aguas de la misma Laguna, por el canal de San Lorenzo para Texcoco. Mediante esta introducción de agua pura en el vaso de Texco- co, sus aguas cenagosas se irán purificando también. Hasta aho- ra, con el agua introducida de los lagos del Sur del V alie, esta Dirección ha logrado impedir que en los últimos siete meses, el agua de Texcoco baje considerablemente, y de este modo se ha evitado también que sus lodos queden expuestos á los rayos del sol y que produzcan emanaciones mortíferas. Sin esta precau- ción, el Lago que hoy solo tiene 575 milímetros de profundidad con diez leguas de superficie, estaría hace tiempo totalmente seco. « Sabido es que las primeras lluvias favorecen el desprendi- miento de miasmas pestilenciales. Las orillas planas del Lago que presentan en tiempo de sequía más de diez leguas de superfi- cie, con los primeros aguaceros se llenan de charcos, cuyas aguas estancadas se corrompen con el calor del sol, engendrando mi- llones de vibriones. Estos, mezclados con las arenas desecadas, 508 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. son llevados por los vientos en densas nubes á todos los rinco- nes del Valle, y son el germen, á no dudarlo, del sinnúmero de enfermedades que se desarrollan en la capital y en los pueblos de los contornos. « Ese mal es el que esta Dirección se propone combatir en este momento. « Introduciendo un golpe fuerte de agua por el canal de San Lorenzo, el nivel del Lago de Texcoco, que lia estado estaciona- rio durante siete meses, subirá lentamente. Las aguas en su Un- jo irán cubriendo las tierras bajas de un modo permanente sin formar charcos de aguas corrompidas, y al comenzar las lluvias las aguas caerán sobre un terreno saturado de antemano, y no se producirán las emanaciones ordinarias que duran hasta que se entablan definitivamente las aguas. Llegado este caso se cer- rará el canal de San Lorenzo y se reducirá gradualmente el por- tillo en el dique de Más-arriba. « Pasada la estación de lluvias se soltarán las aguas de las la- gunas del Sur paulatinamente, para conservar al Lago de Tex- coco sus aguas frescas y bastante profundas para que pueda ser navegado por las canoas y evitar que descubran los lodos de sus orillas. «Como lie tenido el honor de manifestarlo á esa Secretaría, el Lago de Texcoco, no obstante el agua que recibia de dia en di a en mayor cantidad, bajó de 1° de Abril á 31 de Agosto del año pasado 415 milímetros, no obstante ser la estación de lluvias. Habiendo aumentado la introducción de aguas del Lago de Xo- chimilco, el nivel de Texcoco ha permanecido casi invariable has- ta el 31 de Marzo último, pues su baja ha sido solamente de 25 milímetros en los últimos siete meses de seca. Llamo fuertemen- te la atención de ese Ministerio sobre este particular, pues el caso que señalo de permanecer las aguas del Lago de Texcoco inva- riables durante siete meses, no se había visto nunca. «La peste que en estos últimos dias ha invadido ála capital, no proviene, pues, de los lodos de Texcoco, que se hallan cubier- tos por las aguas. Viene del Lago de San Cristóbal, cuyo vaso lleva más de un año de hallarse casi seco, pues su fondo lo ocu- pan charcos con 15 centímetros de profundidad. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 509 « Ese lago tiene en el año fluctuaciones en su nivel, de una es- tación á otra, de un metro y medio, y á veces de más. Cuando las aguas están altas, la Laguna de San Cristóbal se comunica con las de Tonanitla y Xaltocan, y forman un solo vaso de agua salobre. Al bajar de nivel las aguas, se separa la Laguna de San Cristóbal de la de Tonanitla, que entonces se baila alimentada por el manantial de « Ojo de Agua, » y en el cual bay abundante pesca de pescado blanco. Separadas las aguas de San Cristóbal de las de « Ojo de Agua, » bajan rápidamente de nivel, se ponen saladas, se calientan, el pescado muere, y de abí se desprenden los gases que boy invaden á la capital. Este año el mal ba sido mayor por la escasez de lluvias del anterior, por cuya causa no fué posible renovar las aguas corrompidas de las lagunas del Norte, no obstante baber comenzado esta Dirección á introducir en Setiembre ultimo el agua del rio de Cuautitlan en la Laguna de Zumpango, basta que se agotó la corriente del rio. « Haré aquí presente que los miasmas que provienen de las la- gunas del Norte, son los más mortíferos por ser dichas lagunas de agua dulce y engendrar en su seno mucbo pescadito y otros animalillos. Además, como se secan casi por completo, todos los animales que en ellas viven, mueren en la seca, y con la descom- posición animal se desarrollan las epidemias que desoían el Va- lle, y muy en particular los pueblos del Norte, como Coyotepec, Téoloyuca, Zumpango y San Cristóbal. «El lago de Texcoco, relativamente, es menos nocivo. Sus aguas saladas no se corrompen. Apenas si en alguna orilla se ba- ila algún pescadito. El tequezquite que cubre sus orillas, se opo- ne á la corrupción 5 su sal neutraliza la infección de las aguas sucias que recibe de la ciudad. Su nivel es menos variable que el de las lagunas del Norte del Valle. Además, de pocos años acá el canal apestoso de San Lázaro se baila purificado por los resi- duos de la fábrica de gas de la ciudad, y baja cargado de aceite de beto, que es un poderoso desinfectante. «En medio de los males que aquejan á los habitantes de Mé- xico, es gran fortuna que las aguas de Texcoco sean saladas; si fuesen dulces, hace tiempo que la capital seria inhabitable. « Libertad en la Constitución. México, Abril siete de mil ocho- 510 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. cientos setenta y oclio. — F. de Gara y. — Al Secretario de Fo- mento.— Presente. » Presentó el Ministerio, además, el informe que en seguida co- piamos, del Observatorio Meteorológico, cuyos datos fueron tras- formados en las curvas que se repartieron á los señores miembros del Congreso, y que ahora se reproducen al fin de este trabajo. Datos meteorológicos correspondientes al mes de Marzo y primera semana de Abril de 1878. «Por acuerdo del Secretario de Fomento y con el fin de facilitar la resolución de algunas de las cuestiones que se han sometido al examen del Congreso Médico, los encargados del Observatorio Meteorológico Central presentamos algunos datos sobre la mar- cha de los elementos atmosféricos en estos últimos dias, en cuyas variaciones podrá encontrarse la causa probable de los fenóme- nos que pueden afectar de una manera lamentable las condicio- nes higiénicas normales de la ciudad. ((Además, por la comparación de las observaciones hechas en el mes de Marzo del presente año, con los resultados obtenidos para el mismo mes del año anterior, podrá estimarse la mayor inten- sidad que han adquirido las causas determinantes de la fetidez notada en estos últimos dias. El mal olor depende de la descom- posición de las materias orgánicas contenidas en las aguas de las atarjeas de la ciudad de México y de los lagos del Valle. « La descomposición de esas sustancias lia dependido de la es- casez de agua en aquellos depósitos, del aislamiento de alguno de ellos y de la elevación de la temperatura, la diminución de la presión atmosférica y la extraordinaria sequedad del aire, que han favorecido notablemente la rapidez de la evaporación. (( El contenido de las atarjeas ha bajado de nivel por la falta de agua corriente, y la capa de sustancias orgánicas no se mueve y se lialla en contacto inmediato con el aire, acelerándose así su descomposición y la emisión de gases fétidos: la capa de agua que en tiempos normales cubre esas materias, facilita su circula- ción y las preserva en cierta manera de la alteración. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 511 «El aislamiento de algunos depósitos lacustres en el V alie, y la baja de nivel en otros, lia ocasionado la muerte de muchos de los seres vegetales y animales que los pueblan. Han contribuido igualmente á su exterminio las fuertes oscilaciones de la tempe- ratura, pues desde el mes de Enero se ha iniciado la primavera en varios dias, y frecuentemente fué interrumpida por el enfria- miento que en la atmósfera produjo la influencia de los nortes del Golfo. «Dias ha habido en que la temperatura mínima registrada á la intemperie, ha sido de — 4°4, y la máxima al sol 37°S. «La lámina adjunta á este informe contiene las curvas de los di- ferentes elementos meteorológicos, registrados en el Observato- rio Central desde el Io de Mar^o del presente año hasta el dia 8 del actual. « La curva primera representa la marcha de la temperatura de uno á otro dia, y cada grado del termómetro centígrado mide en la escala vertical 5 milímetros. «Las curvas siguientes son la representación gráfica respectiva de la presión barométrica, la humedad relativa del aire, la can- tidad de nubes, la velocidad del viento, el estado ozonoscópico y la altura del agua evaporada en el atmómetro de vidrio, ex- puesto al sol en la azotea del Observatorio. «Comparando los resultados obtenidos para el mes de Marzo del presente año con los encontrados el propio mes de 1877, se reconoce : «Io Que la temperatura media es 0°9 más alta. «2? Que la presión media mensual es 1 milímetro más baja. «3o Que el aire ha estado notablemente más seco, pues siendo su humedad relativa 0.55 en Marzo del año anterior, el estado lii- grométrico para el mismo período del año actual está represen- tado por 0.42. «Todas esas causas han aumentado considerablemente la inten- sidad de la evaporación, cuyo valor medio diario era en Marzo de 1877 Gmm3, y en Marzo del año corriente Smm3. «La altura total del agua recogida en Marzo de 1877 fué 10mm8, y en el propio mes del presente año 2mml. 512 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. «Durante el mes pasado, cada uno de los oclio vientos principa- les sopló el número de veces que á continuación se expresa : N. N.E. ' E. S.E. S. S.W. W. N.W. 20 45 46 84 38 51 36 73 «Han prevalecido, pues, los vientos del S.E., S.W. y N.W., y los últimos lian soplado generalmente por la noche. «El viento ha soplado con débil fuerza hasta las nueve de la ma- ñana, creciendo su intensidad hasta las cinco de la tarde y men- guando en las horas subsecuentes. «El estado ozonoscópico del aire en estos últimos dias no ha ex- perimentado alteración en su marcha diurna, siendo solamente notable el decrecimiento observado en los dias 1° y 2 del presente. «La emisión de los gases fétidos se ha facilitado principalmente por las causas meteorológicas que dejamos apuntadas, á saber: la elevación de la temperatura, la diminución de la presión y la excesiva sequedad del medio ambiente ; pues dias ha habido en que la humedad relativa del aire se ha encontrado ser igual a 0.0G. «Por lo demas, la cesación de las corrientes atmosféricas en cier- tas horas del dia, su dirección en otras, relacionándose con la si- tuación de los principales focos de putrefacción, y el riego que se practica en las calles con agua de los pozos que, procedentes de las estancadas en las atarjeas, contienen los mismos gases dele- téreos, son también causas que hacen que la manifestación del mal olor sea más sensible en algunas horas de la mañana. «En efecto, hemos dicho que hasta las nueve de la mañana el aire está generalmente poco agitado y á veces en completa calma, y es precisamente á esa misma hora cuando las emanaciones fé- tidas de las aguas invaden las calles de la ciudad, sin poder salir fuera de su recinto : tan luego como las corrientes adquieren cierta velocidad, arrastran en su curso los gases estancados y purifican el medio ambiente. «Es probable que en ciertos casos la fetidez proceda de los de- pósitos lacustres del Talle, que hau quedado descubiertos á causa de la grande evaporación: algunas personas que los han visitado en estos últimos dias percibieron esas emanaciones, especialmente por San Cristóbal. OBSERVATORIO METEOROLÓGICO CENTRAL. Corvas mcteorográfieas presentadas al Congreso Médico. Nabes. Direc" Veloors as CSl a o o o o o o o o o o O c3 O CO CO CO CO CO as co (H ÍH c5* • • 1 1 % • • • • 1 • O o o 1-4 • 1 o ■Í3 O a-§ S l ff • • • ■ • • ■ • • • i • a a a ríSHH tí . • goí tíd . Oí i o ► g i i • i • • i • a « & m \m S=! r— . o o •o ^ d « • í l • • • • % a á á j • • • a cu cu a l l • » 0 1 • a • rtíe"®°- i — i 1 c3 1 a a s o • • • • 1 1 « a o o : i i CO Oí Oí O Gi i H «e* • 0 1 • a 'H i> O as • fc -o t- 1 t 0 1 t CO CO co co as’ ! tí* o p XXX X X X M m W M • • as as as as as * as OS X «O ÍH . Oí d 1 1 • a a as co oí Oí o 1 os a a co >o co co H ! XXX X X X • • • ■ as as as as as . tí* eS* • • » • • • • ¡ • • • a a » i • a a -O 1 1 1 • a • a a a a a « K P » • I » • • « • • i • • i i • • 8 » • i i t a • a a • a a • • t 1 c i O m HH d a c3 1 1 1 1 • • 1 1 1 ■ • f * 1 • • i • • i ^ <¡ £ . *4% tí © 1 • • 1 1 ( 1 1 • 1 • a a N00 03 O rH rH 1-4 CO 02 H Ph <¡ O & p o • F— t o cá > 0 fi o ¿3 tí cr a a> m o p— t tí ►"S © CP có © T as © 4-4 o ti Oí tí ^ ti % be* © ^ Cw ' •H O T o © 4-4 © SH O 02 O be tí H r-H o ® += o h a 0 .2 ’ñ © o © © p C0 tí tí tí O % O 2 o ,t ^ O © © H 02 >tí ®.® i o « ^ * * s ® Ph a ^ ^ * ®~ 2 ■£-213 ,2 a: o 1 tí O ^ Ü ’íH ■— ' ® 02 \tí r- © w ^ w 0 «H © i> O"1 tí Ph 02 ^ r-H a a © E-t \tí © H fi M O © Hr2 O , o ; CT1 N © © ® ® <¡ eligro en esos tiempos se veia. tan remoto, que nadie pensó en él. Pero lo que pudo descuidarse por un pueblo rudo, debió preverse más tarde por un pueblo civilizado. «Al ocupar y destruir la ciudad azteca Cortés, hubiera debido abandonarla, dejándola sepultada en el lago. El interes político dominó en su mente, ó ignorante de la tierra que pisaba, perpe- tuó el error cometido en un principio por unas tribus errantes que no teniendo seguro el presente, poco podían preocuparse del porvenir. ((Para poder existir, los conquistadores constantemente des- perdiciaron los elementos de vida que tenían. Se paralizó el cur- so de las aguas $ se agotaron los manantiales; se destruyeron las arboledas, y de ese modo se aceleró la ruina del Valle. La acción atmosférica se hizo sentir más y más sobre un suelo desnudo, des- provisto de vegetación ; los atierres se hicieron más considera- bles, y con ellos la sal del suelo, disuelta por las aguas, bajó cada vez en mayor cantidad á los vasos inferiores. La esterilidad agran- dó de dia en dia su círculo en la llanura, y los campos desapare- cieron bajo las eflorescencias del carbonato de sosa. Con el detri- to, el lago de Texcoco ha desaparecido, y hoy la antigua capital de los aztecas, la ciudad rodeada de flores, se halla sentada so- bre un pantano nauseabundo, á orillas de un desierto salado, en- medio de una atmósfera viciada y corrompida. (( El mal, por grande que parezca, crece aún en una progresión cada dia mayor, y como hemos asentado, solo puede terminar ó con la ruina total de México , ó cuando las aguas y el fondo del lago de Texcoco dejen de subir. 568 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. METEOROLOGÍA. «Los fenómenos de la atmósfera deben tener una influencia no- table en el estudio que nos ocupa, tanto por las variaciones de temperatura, estado higroscópico del aire, presión barométrica, etc., como por la dirección de las corrientes de aire que pueden llevar de una á otra región los gases que se desprenden de las aguas estancadas, ya en los depósitos de la ciudad, como en los que existen fuera de su recinto. «En la primera reunión del Congreso Médico, presentó, entre otros documentos, el C. Ministro de Fomento un estudio compa- rativo hecho en el Observatorio Central, donde están señaladas las diferencias esenciales que presentaron los fenómenos meteo- rológicos verificados en el mes de Marzo del año anterior, con los correspondientes á los del mismo mes de este año: están igual- mente comparados los fenómenos que se refieren á la primera se* mana de Abril en ambos años.1 «En ese período de tiempo que se ha comparado, tuvo lugar el fenómeno que estudiamos, y por tanto no hemos creido necesa- rio ilevar la comparación atmosférica más allá de la que hizo el Observatorio Central, y solo añadiremos algunas observaciones simultáneas que practicamos con las del mismo establecimiento el dia que reconocimos el canal de San Lázaro y la parte occiden- tal del lago de Texcoco. El informe del Observatorio contiene las siguientes conclusiones : «Ia Que la temperatura média es 0.0 más alta en el mes de Marzo del año actual que en el de 1877. «2a Que la presión media mensual es un milímetro más baja. « 3a Que el aire ha estado notablemente más seco, pues siendo su humedad relativa 0.55 en Marzo del año anterior, el estado lii- grométrico para el mismo período del año actual, es de 0.42. La altura total del agua recogida en Marzo de 1877, fué 10mm8, y en el propio mes del presente 2mml. 1 Estos datos se hallan en la primera parte de esto trabajo, al hablar de la escasez de agua potable. 569 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. «Durante el mes ele Marzo próximo pasado, cada uno de los vientos principales sopló el número de veces que a continuación se expresan: N. N.E. E. S.E. Se S.W. W. N.W. 20 45 46 84 38 57 36 73 «Han prevalecido, pues, los vientos S.W. y N.W. y los últimos lian soplado generalmente por la noche. «El viento ha soplado con débil fuerza hasta las nueve de la mañana, creciendo su intensidad hasta las cinco de la tarde, y menguando en las horas subsecuentes. « El estado ozonoscópico del aire en estos últimos dias no ha experimentado sensible alteración en su marcha diurna, siendo solamente notable el decrecimiento observado en los dias Io y 2 de Abril del corriente año.» «Hasta aquí las conclusiones del Observatorio Central, que servirán para fundar la resolución del estudio que se nos enco- mendó y que asentaremos más adelante. «Todo lo expuesto debe considerarse como un conjunto de in- fluencias propias para determinar la putrefacción de los mate- riales orgánicos contenidos en las aguas, y facilitai su emisión hácia la atmósfera. «Por la inspección de las observaciones horarias que publica el mismo Observatorio Central, se ve que la noche anterior al 30 de Marzo que fue más perceptible la fetidez, hubo calma en el viento desde las nueve hasta las once: á las doce sopló viento suave del N.O., que repitió á las dos de la mañana del dia 30 : después per- maneció tranquila la atmósfera hasta las once de la misma ma- ñana. «Resulta de lo expuesto, que puede presumirse que los vientos del N.O. hayan traído algunos miasmas de la región N. del Ta- lle, pero en poca cantidad, pues la velocidad maicada poi los anemómetros solo fue de 0m2 al segundo, así una corriente aéiea muy ténue: sí es es de notarse la prolongación del período de calma en ocho horas de la mañana del dia 30, far oreciendo así el estancamiento de los gases emitidos por los focos que se en- cuentran en el recinto de esta capital. Señalamos desde aluna Tomo VI.— 72 570 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. estas consideraciones, porque ayudarán á fundar las conclusio- nes que debemos someter á la deliberación del Congreso. «Según anunciamos antes, practicamos algunas observaciones meteorológicas simultáneas con las del Observatorio Central, el dia 27 de Abril próximo pasado, á fin de comparar el estado at- mosférico de la región que visitamos con el de esta ciudad de México : todas las observaciones fueron practicadas con instru- mentos que nos facilitó el Observatorio Central, y previamente comparados con los que tenemos en uso. « El resultado comparativo es el siguiente : PRESION BAROMÉTRICA. Barómetro & cero ' Barómetro á cero Horas de temperatura de temperatura 7 A M.. México.. 585.84 Origen del canal de San Lázaro. 587.50 8 A M.. México.. 586.05 En el curso del canal 587.07 9 A M.. México.. 586.16 En la boca del Delta 587.07 10 A M.. México.. 585.95 En el canal 587.00 11 A M.. México.. 585.51 Idem idem 586.05 HUMEDAD RELATIVA, POR CIENTO. 9 A M.. México.. 32.00 Delta del canal 59.00 10 A M.. México.. 27.00 Curso del canal. 57.00 11 A M.. México.. 17.00 Idem idem 30.00 GRADOS OZONOMÉTRICOS (ESCALA DE 10°) 7á 8 A M. México.. 5.00 Canal de San Lázaro 8.00 8á 9 A M. México.. 5.00 Del canal al Delta 8.50 9 á 10 A M. México.. 4.50 Del Delta al canal 8.50 10 á 11 A M. México.. 5.00 Sobre el canal 7.50 «De esas comparaciones se deduce: « 1? Que no Labia trastorno sensible en la presión atmosférica J como era de esperarse, atendida la corta distancia de las opera- ciones, pues la diferencia, casi constante, es debida á la que existe en el nivel de las estaciones. «2? Que la humedad relativa es naturalmente más alta en la región explorada que en la ciudad, y que lmbo mayor diferencia en pro del canal á las 10 de la mañana, hora en que comenzó a bajar la presión y á crecer la temperatura. « 3o Que el estado ozonoscópico del aire es mucho mayor en h ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 571 región de las aguas, que en la atmosfera del centro de la ciudad. Esta alza tan notable en la ozona, se explica en parte por la eva- poración tan activa que se efectúa en la región explorada 5 pero habiendo llegado las indicaciones agrados tan altos, nos hizo bus- car algún otro agente que obrara del mismo modo que la ozona sobre el papel iodurado. Los agentes conocidos, además del aire electrizado, son los ácidos azoados y los aceites esenciales. De los primeros no podemos sospechar la presencia en aquella re- gión por estar casi saturadas sus tierras por carbonatos alcalinos, y en cuanto á los segundos, solamente suponiendo que se forma- ran con ayuda de los despojos de la fábrica del gas de alumbrado $ pero tenemos conocimiento de que experiencias practicadas en otro rumbo del lago han dado indicaciones igualmente elevadas. ((Practicamos también experiencias para ver si el sulfhidrato de amoniaco ejercia alguna acción sobre el papel iodurado, pero fueron del todo negativas. La explicación más plausible de esa alza ozonométrica es, pues, la evaporación de las aguas del lago, así como la presencia de sus sales, que aumenta la producción de electricidad. Siendo el ozono un oxidante muy enérgico y por consiguiente un esporicida igualmente activo, puede creerse que su presencia en aquellos lugares infectos compensa en cierto mo- do, ó á lo menos disminuye de una manera muy notable, los efec- tos nocivos que sobre la ciudad podrían ejercer las influencias perjudiciales de aquellos pantanos. ESTUDIO DEL PANGO Y AGUAS DE LOS LAGOS Y ATARJEAS. « Con el fin de buscar el origen de los gases fétidos notados en los últimos dias de Marzo y primeros de Abril último, hicimos estudios mecánicos, químicos y microscópicos de los lagos y aguas de algunos canales y atarjeas. A fin de recoger estos materiales de estudio, nos trasladamos el dia 27 del actual al delta ó desem- bocadura del canal de San Lázaro en el lago de Texcoco, recono- ciendo también todo el curso del canal en una extensión de cerca de nueve kilómetros. Nos fijamos de preferencia en esa región? 572 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. por ser la que recibe todos los desechos orgánicos de la ciudad, y encontrarse, por tanto, en las más favorables circunstancias para la producción de gases fétidos y miasmas de diversa naturaleza. «Desde el punto de partida, sito en la garita de San Lázaro, en- contramos suficiente cantidad de agua para la navegación en ca- noas medianas ; el líquido tenia un color agrisado en su conjunto, debido á la gran cantidad de materias sólidas que llevaba en sus- pensión ; se hallaba además mezclado el alquitrán y otros dese- chos procedentes de la fábrica de gas de alumbrado, los cuales derraman totalmente en el mismo canal, a inmediaciones de la sarita citada. Se encuentran sobre el agua numerosos mancho- nes oleaginosos, y en las paredes del canal, así como en la parte sumergida de las canoas, aparece un depósito considerable de alquitrán, y aquellos se perciben hasta la ramificación del delta. «A corta distancia de la garita se encuentra un pequeño muelle de madera, donde se efectúa el derrame de las barricas que con- tienen las materias fecales recogidas todas las noches en los di- versos barrios de la ciudad. Se añaden á estas inmundicias las otras, que en gran cantidad arrastran hácia el canal las atarjeas de esta capital. Se ven en efecto sobre la superficie del agua, di- versos cúmulos flotantes formados de varios despojos vegetales y animales, algunos de los cuales van formando bancos fijos con- tra los bordes del canal. Al ver toda esta aglomeración de ma- terias putrescibles, creimos en un principio que la atmósfera que nos rodeaba estaña saturada de gases fétidos; pero á la verdad que en muy pocos lugares los percibiamos, y de tal manera di- luidos ó ligeros, que no era posible conocer en ellos más que el gas sulfhídrico, pero en muy pequeña dosis. « Creemos que la falta ó escasez de los gases fétidos en aquella región, es debida á la presencia de los desechos del gas de alum- brado, donde existen el ácido fénico y otros desinfectantes de los más enérgicos. « Juzgamos, pues, que es un bien para la ciudad la existencia de aquella fábrica en el lugar en que se encuentra, porque con sus productos purifica la región donde se hallan en más abun- dancia las materias putrescibles, que vendrían á infectar el aire de la ciudad. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 573 (( En el lugar en que termina el canal y comienzan las ramifica- ciones de su delta, se encuentran grandes acumulaciones de lodo negruzco, conteniendo muclias materias orgánicas en estado de alteración: la presencia del alquitrán purifica en parte aquella región, aunque no del todo, por la extensión que presenta y por la irregularidad con que se distribuyen los materiales purifican- tes, debido á la formación del delta. La mayor parte de los islotes que alli se lian formado están cubiertos ya de una exuberante vegetación, que impulsada por los calores de la estación actual, ha adelantado en su florescencia. «En efecto, el Poligonum liidropiper , el Bidens hélianthoides y la Aganipea bellidijlora , plantas todas del otoño, comienzan ya á abrir sus flores en esa región del lago de Texcoco. «No siendo posible la navegación más adelante del delta, por la acumulación de los lodos y de la baja del agua, mandamos re- coger algunas muestras de ese líquido y del cieno de otros lugares más interiores del Texcoco. La región N. ha sido visitada en parte y hemos visto en ella muchos depósitos de agua, aislados, y abun- dantemente provistos de algas. Además de la baja considerable de esas aguas, han contribuido á su aislamiento los vientos fuertes del S. O. que han dominado en esta estación ; dias ha habido en que los anemómetros del Observatorio Central han indicado ve- locidades en el viento de 10 metros por segundo en algunas horas de la tarde. Esas ráfagas de aire derraman el agua de sus depó- sitos normales, y la cercan con arena en cúmulus que se van for- mando en las riberas y en el interior del lago, como sucede con los médanos en las costas del mar. Esta formación meteórica se ve desarrollarse actualmente en la región que atraviesa el camino de fierro de Yeracruz en la parte N. del lago de Texcoco. «Yisto el informe dado al Congreso Médico por el Consejo de Salubridad, y teniendo presentes los datos que existen en la Di- rección general del Desagüe, la Comisión que informa no creyó de urgente necesidad hacer una exploración en los lagos del Nor- te, aunque lo hubiera practicado si hubiera contado con el tiempo necesario. Agotados algunos de aquellos lagos y muy escasos de agua los otros, sus circunstancias son en cierto modo semejantes á las que presenta la laguna de Texcoco, aunque esta es de mayor 574 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. influencia en el estudio que aflora nos ocupa, por ser el receptácu- lo de los desecflos orgánicos de esta ciudad, según lo dejamos ano- tado en otra parte de este escrito. «Para explicarnos el origen de los gases fétidos y contestar una de las cuestiones sometidas á nuestro exámen, flicimos los estu- dios que antes anunciamos, para buscar en el lodo y en las aguas las causas de la fetidez notadas en dias pasados. Todas las pei- sonas que percibieron esas emanaciones estuvieron de acuerdo en que el olor dominante era el del acido sulfhídrico ó del sulflii- drato de amoniaco. «Las experiencias practicadas en aquellos dias vienen a de- mostrar, que pequeñas cantidades de esos compuestos sulfuiosos afectan notablemente el órgano del olfato, sin revelarse claramen- te en los reactivos con que se les busca. En las mismas floras que se hacia más perceptible la fetidez, se colocaron algunos papeles mojados en acetato de plomo en las ventanas del Observatorio Central yen otros puntos, aun en los bordes de los pozos de donde se sacaba el agua para el riego de las calles: ninguno de esos papeles sufrió la más ligera alteración. «Ya el Consejo de Salubridad en su importante informe, nos lia manifestado las investigaciones numerosas y delicadas que puso en práctica para buscar el ácido sulfhídrico y el sulf hidrato de amoniaco en las aguas de los lagos y el aire de su atmósfera, sus experiencias dieron resultados negativos, excepto una 5 ez en que notó vestigios del sulfhídrico en una porción de los gases íeco* gidos sobre los lagos. «La Comisión que suscribe repitió las más delicadas expeiicn- cias y logró encontrar los componentes de aquellos gases sulfoio- sos en los lodos recogidos en los canales, en los lagos, 5 también en las atarjeas de esta ciudad. Las primeras experiencias no íe- velaban la presencia del azufre; pero dejando sumergidas en los lodos algunas láminas de plata por espacio de doce horas, se en- negrecieron notablemente, y con mayor intensidad las deposita- das en el fango de la atarjea de la calle de Manrique y en el del ca- nal de San Lázaro: además, la adición de los ácidos clorhídrico y nítrico, hizo desprender notables proporciones de gas sulfhídrico en todos los lodos sometidos al exámen tle que nos ocupamos. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 575 «A la temperatura, ordinaria, acusaron igualmente todos no- tables emisiones de amoniaco, por la aproximación de una barra de vidrio impregnada de ácido clorhídrico. ((Lavados los mismos lodos, y separadas las aguas que tenian sus materiales ligeros en suspensión, dejaron residuos, que se anotan en el siguiente orden, advirtiendo que los primeros deja ron mayores cantidades de residuos sólidos: (d. Cieno de la atarjea que pasa frente á la Diputación: deja re- siduos gruesos de ladrillo, arena cuarzosa, carbonato de cal y varios residuos orgánicos. «2. Cieno de la atarjea de Manrique: los mismos residuos, más pulverizados, y mayor número de restos orgánicos. « 3. Cieno del Delta del canal: arena fina cuarzosa, Ídem augíti- ca, materiales orgánicos alterados y fragmentos vivos de algas. «4. Cieno del canal de San Lázaro: arenas finas de cuarzo y augita: materiales orgánicos alterados y restos de algas. (( 5. Cieno del lago de Texcoco: nodulos pequeños de arcilla com- pacta, grumos humíferos, arenas finas y algas. «El aspecto de cada uno de estos lodos era diferente antes de la decantación: los procedentes de las atarjeas eran grises, ne- gruzcos y provistos de granos de diferentes diámetros ; el del canal era gris verdoso, contenia arena de volúmen uniforme, y además, una gran cantidad de algas : el del Delta presentaba los caracteres propios de un verdadero limo. (( Con el fin de ver las cantidades relativas de materias orgáni- cas que contenian esos lodos, se pulverizaron convenientemente, y después de desecarlos en baño de arena caliente, se tomaron cantidades pesadas que fueron colocadas en una mufla incan- descente hasta la completa desaparición de la materia orgánica; las pérdidas respectivas fueron las siguientes: Pérdidas Fango del canal de San Lázaro 32.3 por 100 Idem de la atarjea de Manrique 26.5 « Idem del centro del lago... 24.4 « Idem del Delta 15.5 « Idem de la atarjea de la Diputación 12.9 « «Los residuos de la calcinación tenian un color rojo, y presen- taban el aspecto de un ladrillo esponjoso. 576 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. « De lo anterior se ve, que los lodos procedentes del canal de San Lázaro y de la atarjea de la calle de Manrique eran los más ricos en materia orgánica: el menos lo fue el de la Diputación, y se explica por la gran cantidad de fragmentos sólidos de na- turaleza mineral y que fueron pulverizados antes de tomar una porción, pesada, para practicar la experiencia ; la agua higros- cópica y las sales amoniacales no se toman en consideración en las pérdidas citadas, porque deben haber desaparecido en el ca- lentamiento prolongado á que se sujetaron los lodos en el baño de arena. «Dijimos ya cuál era la apariencia del agua en el canal de San Lázaro: la recogida en el centro del lago de Texcoco presenta un color gris amarillento, despide un olor desagradable, en que se nota el de las materias orgánicas en alteración, y además, el característico de las sustancias amoniacales. «El agua recogida en los charcos de la región ISorte, esta más concentrada: el color y su olor son más intensos que la anterior, y presenta varias costras cristalinas de carbonato de sosa y clo- ruro de sodio : en ambas abundan las algas vivas. No nos hemos ocupado de su análisis por falta del tiempo necesario para efec- tuarlo, y además por haberlo presentado ya el Consejo de Salu- bridad. Juzgamos que las aguas estudiadas por nosotros contie- nen las mismas sustancias fijas (sales de sosa) que las señaladas en el análisis: en cuanto á los gases de las aguas, creemos que las estudiadas por nosotros, contienen, además de los menciona- dos en el Informe referido, los gases sulfhídrico y amoniaco, cuya presencia hemos notado con toda seguridad y confirmado con las experiencias antes citadas: compónense, en consecuencia, aquellos gases, de: oxígeno, ázoe, hidrógenos carbonados, hidró- geno sulfurado, y amoniaco. «Pasamos ahora á ocuparnos del exámen microscópico de los materiales citados : «Las aguas del centro y región N. del lago de Texcoco, conte- nían gran número de cristales, bien desarrollados, de sales de so- dio y varios fragmentos y órganos reproductores de algas, espe- cialmente de las confervas. Los cristales dominantes eran los cu- bos y tremías de cloruro de sodio, y prismas de carbonato de sosa. ANALES DEL MINISTEKIO DE FOMENTO. 577 « Algunos de los órganos reproductores de las algas estaban dotados de vivos movimientos, lo mismo que algunos Vibriones que contenian las mismas aguas. Encontramos en ellas otras al- gas de las Desmidias y del género miar asteria, así como varios ani- males infusorios de los volvox y articulados rotíferos. « Los lodos contienen esos mismos organismos, dominando no- tablemente las algas. «Examinamos los organismos del aire de la ciudad, y solo lie- mos notado algunos corpúsculos, de origen vegetal al parecer, in- formes, celulares é indeterminables. «Para el estudio anterior nos bemos valido del magnífico mi- croscopio que se baila en el Observatorio Central, y que fue en- cargado á Londres para el estudio diario de los miasmas atmos- féricos. « Con los datos expuestos cree la Comisión poder contestar á la cuestión sometida á su estudio. «La presencia de materias orgánicas en descomposición, el azu- fre y el amoniaco reconocidos en todos los lodos que bemos estu- diado, así como la alza de temperatura y los otros fenómenos at- mosféricos que en el Informe del Observatorio Central se encuen- tran consignados, dan la explicación del origen de esos gases fétidos, y si bien pueden producirse en diversas épocas del año y aun en los presentes dias en que existen muchas de las causas expuestas, su producción en mayor escala, y en ciertas y determi- nadas boras, como se observó en la última semana de Marzo y en la primera de Abril, podremos explicarla buscando algunas cau- sas que bayan sido especiales de aquel período de tiempo. « Tenemos, en primer lugar, el becbo de que en esa época fué en la que se bizo más sensible la falta de agua potable, y aunque en una cantidad relativamente corta, de creerse es que las atar- jeas de la ciudad tuvieran menos líquido que evitara el contacto inmediato de las materias alterables y del aire. Esta causa, ex- puesta por los miembros de la Ia Comisión, así como la calma at- mosférica ó la dirección de los vientos, parecen, basta ahora, es- tar demostradas, pues desde que se surtieron de agua todas las fuentes de la ciudad, no ba vuelto á percibirse de una manera sen- sible el mal olor que antes infestó su atmósfera : de este becbo TomoLVI.— 73 578 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. parece deducirse que el foco principal existe en las atarjeas de la ciudad, y estando en igualdad de circunstancias, como se ha visto por el examen de sus depósitos, con los otros focos de infección que se encuentran en este Valle, natural es admitir que los más inmediatos tengan una influencia también más inmediata y di- recta. Esparcidos estos gases sobre sus fuentes, si son arrebata- dos por las corrientes de aire, es claro que se diluyen en un es- pacio mayor, y serán del todo imperceptibles; pero desde el mo- mento en que se suspende el movimiento del aire, los gases se estancan y su acción es más perceptible. « Esto no quiere decir que no existan focos de generación de esas emanaciones en los lagos del Valle; los hay en efecto, y sus productos nos llegan en gran cantidad cuando las corrientes de aire tienen una dirección conveniente: la presencia de una gran cantidad de moscos en estado de putrefacción, qne se encuentran en la región V. de Texcoco; los charcos aislados que se presen- tan en el mismo lago; las acumulaciones de materias putresci- bles, etc., todas son causa de producciones abundantes de esos miasmas, y que vienen á la ciudad cuando existen circunstan- cias atmosféricas propicias para su circulación. « Como prueba de este aserto mencionaremos que, en las excur- siones que hemos practicado hácia el X. del lago de Texcoco, dias ha habido en que no hemos percibido ningún mal olor á cierta ho- ra, y más tarde, cuando han prevalecido los aires del S., han apa- recido aquellos gases infectos en tal proporción, que no ha sido po- sible permanecer largo tiempo sobre el camino de fierro inmedia- to al lago, sin sufrir una molestia verdaderamente insoportable. ((Reasumiendo las explicaciones anteriores, manifestaremos desde ahora, y á reserva de añadirlo á las conclusiones finales: « 1° Que los gases fétidos son producidos por las materias or- gánicas y los sulfurosos que existen en el fango y en las aguas de los lagos y atarjeas. (( 2o Que los dias en que se percibieron con más abundancia en esta ciudad aquellos gases, tenian por foco principal las atarjeas de la misma ciudad, donde se favorecía la putrefacción de las sus- tancias orgánicas, y la emisión de sus productos por la falta de agua en las atarjeas. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 579 «3o Que la calma atmosférica y la dirección de las corrientes de aire tienen una notable influencia, ya en la circulación de los miasmas emitidos por los focos que se hallan en la ciudad, ya para que vengan á ella los que se producen fuera de su recinto. INFLUENCIA DE LAS CONDICIONES DE MÉXICO SOBRE LA SALUBRIDAD. «Los análisis practicados por el Consejo Superior de Salubri- dad, así como los de esta Comisión, están completamente de acuerdo en que la fuente del hedor que hemos percibido, está principalmente en el lago de Texcoco: en sentir de la última, dimana no solo de las lagunas, sino también de las atarjeas de la ciudad, y es debida al sulfhidrato de amoniaco, puesto que se ha encontrado este en las aguas del lago y en los lodos de las atarjeas, y concuerda exactamente con los caracteres orga- nolépticos que nuestros sentidos nos habian hecho presumir en los dias de mayor fetidez. Pero si estos gases son poco dañosos ó casi inofensivos, han servido en la época presente para dar la voz de alarma y hacernos estudiar las verdaderas fuentes de emanaciones, que deben ejercer, y de hecho han ejercido, una in- fluencia perniciosa sobre el estado sanitario de la ciudad. El lago de Texcoco no solo es una cloaca, sino además un enorme pan- tano de más de diez leguas cuadradas, cuyas emanaciones, uni- das á las de las innumerables ciénagas que rodean la capital, im- primen á nuestra constitución médica un sello de impaludismo que, puede decirse con propiedad, domina toda la patología de la capital. Las algas microscópicas y los bibriones hallados en las aguas del lago y en las atarjeas, nos demuestran, de un modo pe- rentorio, que estamos sometidos completamente á la influencia de la malaria. Probable es que el lago de San Cristóbal, al co- menzar la desecación que hoy tiene, y cuando empiecen á remo- verse sus tierras por las lluvias, contribuya poderosamente al au- mento de las emanaciones; y lo mismo debe pensarse de la baja de algunos lagos y de los charcos que ocasionan las filtraciones de sus aguas. La Comisión no tiene los datos analíticos del exámen 580 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. del terreno, de la infección de algunos pozos y del agua que con- tiene el subsuelo de México: sospecha, con sobrado fundamento, que todos estos lugares deben encontrarse saturados de descom- posiciones orgánicas ; que el poco declive de nuestro suelo y der- rames, la porosidad, la mala construcción de los caños y atarjeas, y la entrada frecuente del lago de Texcoco dentro de la ciudad, deben haber ido saturándolo durante algunos siglos, y que no te- niendo otro medio de dar salida á las aguas que la evaporación, la continua y abundante carga de materias putrescibles debe ha- berlo infestado. «Una lógica severa nos llevaria necesariamente á predecir el desarrollo de enfermedades zimóticas y especialmente de la ma- laria; pero no queriendo la Comisión entrar en el terreno hipoté- tico, en el que necesariamente se puede caer en gravísimos erro- res, adopta un camino diametralmente opuesto, pasando de los hechos perfectamente averiguados, á buscar la explicación del estado actual. A nadie se oculta que de algunos años acá esta- mos bajo la influencia de la malaria, y también es un hecho per- fectamente comprobado, que las fiebres palúdicas, bajo todas sus formas, se deben á los pantanos. La Comisión conoce muy bien todas las teorías con que se ha pretendido explicar aquellas, pero ninguna está plenamente comprobada : los carburos, los micro- fitos y especialmente la pálmela, los miasmas sui generis y demas teorías, llegarán ó no á tener la sanción de la experiencia; mas hasta hoy, ni cuentan con el asentimiento universal, ni con el com- petente número de pruebas de su acción genésica; pero lo que no admite duda es que las poblaciones que se encuentran bajo la in- fluencia de los pantanos, sufren las consecuencias de la malaria. La estadística, con su inflexible lógica, ha demostrado que, bajo la influencia de aquellos, las constituciones se deterioran, la vida media se acorta, se manifiestan con frecuencia las fiebres inter- mitentes, las remitentes, las seudo- continuas y las perniciosas; y la melanemia y la leucocitemia son las más veces el fin de los que sufren la acción sostenida del elemento palúdico. « Si es cierto que el aumento de mortalidad da la medida más exacta de la insalubridad de un país, la investigación de las en-jí fermedades que han ocasionado las muertes facilita los estudios ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 581 etiológicos, y la aplicación de las medidas convenientes deliigiene para destruir el mal. Se ve uno forzado á admirar el poder del hombre, que ha llegado á dominar un suelo, en otro tiempo clá- sico de las fiebres paludianas, como era Inglaterra, hasta el punto de reducir casi á la nada la mortalidad dimanada de estas pire- xias. «Lo mismo que en Eoma se verifica con las lagunas pontinas, acontece en el Senegal, en Argelia, en la Habana, en Nueva-Or- leans, y aun en la misma Francia, pues exceptuando los países muy frios en donde parece que los gérmenes se destruyen, en todas partes la ley de la mortalidad sigue el mismo camino. Las observaciones estadísticas de Bussy relativas al departamento del Ain, dan el resultado siguiente : Países pantanosos 1 muerto en 24 hab. Idem riberianos 1 ídem en 26 id. Idem montañosos 1 idem en 38 id. « En Londres el cólera dio el siguiente resultado con relación á la influencia del Támesis: De 20 á 40 piés - 65 De 40 á 60 id 34 De 60 á 80 id 27 De 80 á 100 id 22 De 100 á 120 id 17 De 340 á 360 id - 6 « Se ve, pues, que la elevación sobre el Támesis era favorable á la vida, y siguió una regla proporcional. «El paludismo desempeña un papel muy importante en la pa- tología del Senegal, no solo por la frecuencia de las manifesta- ciones de sus enfermedades peculiares, sino porque complica la mayoría de las enfermedades que atacan, tanto á los europeos como á los indígenas. « En la Guadalupe, la mortalidad media es de 3,28 por 100 para los criollos; la de los inmigrantes sigue la proporción siguiente: 9,0G para los chinos, 7,08 para los negros, 7,12 para los indous, y 5,8 para los habitantes de las islas Maderas; las defunciones 582 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. exceden con mucho á los nacimientos, lo que da una prueba pal- pable de la insalubridad del país. « Hay una observación que no debe pasar desapercibida, y es, que á iguales latitudes, las regiones calientes del hemisferio aus- tral son en lo general más accesibles á las razas blancas que las del hemisferio boreal. «De los 30° á 35° de latitud Norte, dice Quatrefages, se encuentra Argel, y sobre todo, una parte de los Estados -Unidos del Sur, en donde nuestra aclimatación ofrece sérias dificultades: á la misma latitud del hemisferio austral es- tán colocadas la parte meridional del Cabo y las nuevas Galias, en donde prosperan todas las razas europeas. Las cifras de Mr. Boudin precisan estas diferencias. Ha probado que la mortali- dad media de los ejércitos franceses é ingleses, era cerca de once ATeces mayor en nuestro hemisferio que en el opuesto; contraste que ha procurado explicar por la mayor ó menor frecuencia y gravedad de las fiebres paludianas. Al Norte del Ecuador estas fiebres llegan en Europa á los 59° de latitud, y al Sur no pasan más allá del trópico. En el hemisferio austral los ejércitos fran- ceses é ingleses reunidos contaban por término medio anual 1,6 afectados de pirexias por 1000, en tanto que en el hemisferio bo- real era de 224 sobre igual número : así es que las fiebres inter- mitentes son cerca de 200 veces más frecuentes en el Norte que al Sur del Ecuador, á pesar de que en la América meridional y en la Australia se cubran de aguas estancadas ámplios espacios, bajo la acción de un sol abrasador; sobre todo, las pirexias son mucho menos graves en el hemisferio austral. Las inmensas la- gunas de Corrientes solo ocasionan fiebres ligeras, y se sabe, por el contrario, cuán peligrosas son las lagunas pontinas. « Al investigar la Comisión la influencia de los lagos en la ca- pital, sobre la base de la mortalidad, cree conveniente dar una ligera idea de algunos Estados reputados por insalubres por la influencia de la malaria : Argel tiene nna mortalidad de 1 sobre 19 Algeria 1 ,, 16,7 Martinica 1 „ 36 Guadalupe 1 „ 31 Guayana 1 ,, 32 Reunión... 1 ,, 30 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 583 (( En las estadísticas comparativas de los Estados europeos se nota una diminución progresiva de la mortalidad á medida que las obras de saneamiento se lian verificado. «Nuestra capital contaba hace veinte años con una mortali- dad de 6,854, y el año de 872 ya daba una media anual de 7,131; hoy excede de 12,000, sin que la población haya visiblemente aumentado, ni mucho menos duplicado; de manera que en la ac- tualidad México se puede comparar con Argel, pues da aproxi- madamente un muerto por 19,3 habitantes. Por desconsolador que este dato pueda parecer, nos da la medida de nuestra cre- ciente insalubridad, pues aun cuando durante estos últimos tres años hemos tenido una epidemia de tifo, esta enfermedad, endé- mica en México, es de las que, en cierta manera, están bajo la acción de causas infecciosas. « Estamos en el hemisferio en donde la acción del impaludis- mo es más mortífera: nuestro terreno es poroso y sujeto á todas las infiltraciones pantanosas; nuestros derrames casino tienen declive al lago de Texcoco, receptáculo de las inmundicias de la capital ; nuestro valle está cerrado por montañas que impiden la renovación de las aguas sucias y productos orgánicos que con- ducen nuestros caños y atarjeas; nuestra vegetación, escasa y ra- quítica por el lado del Norte y del Oriente, apenas puede dar elementos de oxigenación. Las arboledas del Sur y del Oeste, que tampoco son muy exuberantes, han sido inconsideradamen- te destruidas, quitando una barrera á la acción de los vientos que arrastran sobre nuestros ríos y lagos los detritus vegetales, los polvos y arenas : la escasez de aguas potables por consecuen- cia de este desmonte; la diminución de la ozona que pudiera oxidar mayor cantidad de materia orgánica, y el enrarecimien- to atmosférico por la altura, todo contribuye á hacer insalubre nuestra capital bajo el punto de vista de la malaria. Entre los análisis de los lagos y pantanos hechos en Europa, pocos nos ofrecen el 2 por 1000 de materia orgánica que el Consejo de Sa- lubridad encontró en el lago de Texcoco. «A todas estas condiciones, que pudiéramos llamar permanen- tes, se agregan las excepcionales meteorológicas de este año, debi- das á la escasez de lluvias del anterior, al estado poco higromé- 584 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. trico del aire, á la fuerte elevación de temperatura durante estos dos últimos meses, y á la diminución de las aguas ambientes de nuestro subsuelo, pues es bien sabido que todas estas causas son poderosos auxiliares para favorecer la fermentación, para con- centrar más los elementos insalubres de los lagos, y poner a des- cubierto sus lodos. «No solo en las aguas, sino en la atmósfera de estos lugares, se suelen encontrar los elementos perniciosos á la salud. Inde- pendientemente de los gases existen allí polvos, sustancias or- gánicas é inorgánicas de los terrenos, de las industrias, de las exhalaciones humanas y de las mismas fermentaciones que se verifican en este inmenso laboratorio químico de la naturaleza: hasta las algas, los bibriones y los ménades se han encontrado en abundancia en el aire; todos estos elementos en suspensión son arrastrados por los vientos y aspirados por los hombres; pe- ro la Comisión no intenta ocuparse de ninguna de las teorías que se han fundado sobre esta inmensidad de cuerpos en suspensión, que se hallan en la atmósfera; razón porque no procura investi- gar la enfermedad á que da origen cada uno de ellos. Sabe muy bien que muchas teorías se han fundado en el conocimiento de estos cuerpos para explicar el sarampión, el croup, la escarlati- na, la miliar, la erisipela, y otras muchas enfermedades ; aprecia en lo que valen los esfuerzos que se hacen para buscar la géne- sis de muchos estados patológicos; pero no podrá adoptar aque- llas, mientras no sean un hecho adquirido definitivamente para la ciencia. Esas afecciones epidémicas de la humanidad entera, que recorren todos los países, bajo cualesquiera condición, son hasta hoy un arcano impenetrable. « La única influencia perfectamente averiguada y comprobada por la estadística, es la acción de los pantanos; y si el estado comparativo de años anteriores y la constitución médica reinan- te están de acuerdo para explicar lo que en México pasa en es- tos momentos, respecto á la influencia de sus lagos, la Comisión habrá desempeñado su cometido determinando la fuente y se- ñalando sus consecuencias. Esta comprobación es bien sencilla: desde hace algunos dias los tifos solo se presentan excepcional- mente; la escarlatina no está muy generalizada, y ninguna de anales del ministerio de fomento. 585 las enfermedades epidémicas domina; y sin embargo, vemos que casi todas las enfermedades toman el carácter pantanoso. Las pneumonías, las disenterias, y casi todas las afecciones espo- rádicas agudas, llevan un sello de impaludismo que poco habla- mos observado en los años anteriores ; este fenómeno coincide con la diminución y alteración de las aguas de los lagos, y el au- mento de afecciones perniciosas é intermitentes, más ó menos graves. «Ajuicio de la Comisión, no es de esperarse ninguna epidemia en el sentido riguroso de la palabra; pero la endemia de intermi- tentes se ha de ir agravando más y más, y la insalubridad de la capital dia á dia ha de ser mayor, si no se ponen con actividad los medios de saneamiento, quitando unas causas, neutralizando otras, y procediendo inmediatamente y de un modo sostenido á llevar á cabo las medidas de higiene pública que demanda el es- tado bien definido de nuestros elementos actuales. Sacar fuera del Valle los derrames infectos, teniendo á raya las aguas para arrojarlas ó conservarlas, según las necesidades, y favorecer el curso del contenido de nuestras atarjeas, es la necesidad más apremiante y el remedio radical. Muchos años hace que la obra del desagüe ha ocupado á todos los gobiernos; pero se le ha dado una importancia tan secundaria, que parece imposible el que to- davía hoy estemos como al principio, y es que solo se ha consi- derado como una obra destinada á evitar las inundaciones de la capital, sin tener en cuenta que por su falta la vida media se acorta, se fomenta la debilidad de nuestra raza, y año por año se sacrifican centenares de víctimas humanas, que bajo otras condiciones hubieran conservado su existencia. «Mas si por razones que la Comisión no puede comprender, se ve el Gobierno en la imposibilidad de dar cima á la obra, no de- bemos quedarnos en la inacción. Puede decirse con entera ver- dad, que la civilización de un pueblo se mide por el número de sus mejoras materiales, relativas al saneamiento de la ciudades. La canalización del Valle, que con y sin el desagüe produciría el inmenso bien de mejorar la calidad de las aguas estancadas, es una exigencia imperiosa. Afortunadamente la ilustración del ac- tual Gobierno ha comprendido la importancia de esta medida, y Tomo VI.— 74 586 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. la Comisión espera fundadamente que redoblará sus esfuerzos por llevar al cabo obras de una importancia tan trascendental como son las que demanda nuestro N alie. «De una importancia quizá mayor es el fomento de los bos- ques que intervienen tan enérgicamente en las constituciones atmosféricas. Los arbolados absorben y desprenden alternati- vamente enormes cantidades de vapor. Duliamel lia calculado que un encino de mediana talla, da en doce horas una masa para veinticinco millas, y si el producto de un solo encino da esta can- tidad, puede calcularse la cantidad de agua que pondrá en cir- culación un bosque. Las cimas elevadas sostienen la electricidad y descargan en silencio las nubes tempestuosas. La reunión de los árboles intercepta el sol, pone una barrera á los vientos > conserva las aguas pluviales. Estas propiedades, unidas al abo- no de la tierra y á la purificación de la atmósfera, prueban la im- portancia meteorológica de los bosques. «Su abundante traspiración provoca las nieblas, los rocíos y las lluvias: descargan las nubes y previenen las tempestades y las granizadas: las aguas pluviales que se hallan diseminadas entre sus brazos y follaje, filtran á la tierra y van á alimentar < los manantiales, en vez de reunirse en torrentes que formen sur- cos y destruyan las praderas; abaten la temperatura, contienen los vientos y disminuyen las vicisitudes de las estaciones. « Nada podia la Comisión decir de más exacto que los anterio- res párrafos, copiados de la « Clínica Médica » de Fuster. La es- casez de las lluvias y la tala de los bosques han disminuido el caudal de nuestras aguas potables, han agotado algunos manan- tiales que antes servian de riego á las haciendas, y han eontii- buido á mantener ese estado meteorológico anómalo que hoy es uno de nuestros peligros. Apremiante es la exigencia, no solo de impedir la tala, sino de multiplicar los plantíos á fin de proveer á la capital y demas pueblos, de abundante agua potable. «Es igualmente urgente plantar eucalyptus en las cercanías de los terrenos cenagosos: la exuberante fuerza vegetativa de este árbol lo hace inapreciable para su objeto. Los plantíos hecho:- en algunos de los terrenos pantanosos de Argel han dado resul tados tan satisfactorios, que según los datos estadísticos de ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 587 Dr. Bertheran, lian trasformado en pocos anos en mansiones agradables y sanas, puntos en donde los colonos no podían vivir sino uno ó dos años, llevando una existencia valetudinaria. (( La conveniencia de adoptarse estos medios de saneamiento, sancionados ya por la experiencia, está fuera de duda, y las Co • misiones unidas no pueden menos de recomendarlos á la pene- tración de este respetable Congreso. (( El mal olor percibido en la capital dio la voz de alarma para procurar evitarnos un peligro; y las Comisiones, que ven el in- menso que corremos con las innumerables causas de insalubridad permanentes que tenemos, no debía dejar pasar la ocasión de pro- curar la mejora de nuestras condiciones sanitarias, cuyo fin no se logra con medidas parciales ni con la plantación de unos cuantos árboles en las plazuelas y caminos, sino con una vegetación con- venientemente arreglada para su objeto. No basta plantar euca- lyptus, sino que es preciso aprovechar con conocimiento su plan- tío en el número y en los lugares convenientes. La facilidad con que se aclimata en los lugares pantanosos, lo hacen inmejorable para el objeto que busca el Congreso Médico. (( Por las consideraciones anteriores, las Comisiones terminan sujetando á la deliberación del Congreso las siguientes conclu- siones : « Conclusiones relativas á la primera cuestión : « Ia La pestilencia observada en la última semana de Marzo y primera de Abril, tuvo por causa el desprendimiento de ácido sulfhídrico y sulfhidrato de amoniaco en los lagos y atarjeas, por la descomposición de sus materias orgánicas. ((2a Esta descomposición fue favorecida por la desecación del material mencionado. «3a La aparición de la pestilencia estuvo subordinada á la es- tancación del aire, cesando tan luego como aquel entraba en circulación. ((Conclusiones relativas á la segunda cuestión: « Ia La existencia del ácido sulfhídrico y del sulfhidrato de amoniaco en la atmósfera, no puede producir epidemias. «2a No hay fundamento para creer que los otros elementos que vician la atmósfera puedan producir una epidemia. 588 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. « 3a El verdadero peligro de esta Capital está en las emanacio- nes pantanosas que en ella abundan, explicándose así la grave- dad que revisten las enfermedades estacionales, y el aumento en la mortalidad. « Conclusiones relativas á los medios que deben emplearse pa- ra combatir esas causas nocivas: «Ia Deben suprimirse los lagos que rodean á la ciudad, reem- plazándolos por un ámplio sistema de canalización en todo el Valle. « 2a A. las aguas del mismo Valle se les debe dar corriente, tan- to á las de su superficie, como á las subterráneas ó ambientes, procurándoles ámpiia salida, para que arrastren los detritus or- gánicos, las sales y los atierres. «3a El terreno debe sanearse por un buen sistema de drenaje que haga bajar el nivel de las aguas subterráneas, y por el plan- tío de bosques y arboledas. «4a Adicional. Se excitará al Supremo Gobierno para que con la mayor actividad posible procure realizar las obras de sanea- miento, y á los hombres de ciencia para que ilustren á las auto- ridades en todo lo relativo á aquel objeto. Se dará un voto de gracias al C. Secretario de Fomento, por el empeño que ha ma- nifestado en bien de la Ciudad de México. México, Mayo 6 de 1878. — Francisco de Garay. — José M. Beyes. — Rafael Lavista. — Demetrio Mejía. — Mariano Barcena, — Meólas R. de Avellano . — Francisco Jiménez.')') En la sesión del 0 de Mayo de 1878, el Sr. Mejía, relator de las Comisiones, dio lectura al dictamen que acabamos de inser- tar, y en la del 13 del mismo mes fueron puestas á discusión en lo general las proposiciones con que termina: aunque algún socio pidiera se pusiese á discusión el cuerpo mismo del dictámen, la Mesa creyó interpretar los deseos del Congreso, sometiendo á dis- cusión, en obvio de tiempo, las mencionadas proposiciones. El Sr. Garay (1). Francisco), contestando á una interpelación que se hizo á la Comisión, basada en un error de copista, ratificó? ja opinión que abriga de que la ciudad de México esta destinad? á aterrarse por la elevación que se va dando constantemente a ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 589 nivel de las calles, si no se toman medidas serias qne destruyan las causas que en la actualidad conspiran al fin que él señala. Esto lo cree fundado en datos que pueden llamarse matemá- ticos, pues son observaciones directas de los lagos y sus nivela- ciones lieclias en varias épocas. «Por esas nivelaciones, continúa el Sr. Garay, liemos bailado que en once años el fondo del lago de Texcoco ba subido 443 milímetros. Esto lo estamos viendo por los fenómenos geológicos que se están produciendo en el Talle de México, y se comprende fácilmente si se tiene en cuenta que el la- go de Texcoco, que no es más que un receptáculo limitado, recibe en su fondo todos los atierres, y todos los desperdicios de la ciudad que son arrastrados por el canal de San Lázaro. México, siguien- do las cosas su orden natural como basta aquí, quedaría sumer- gido en poco tiempo. El lago se puede comparar exactamente á un vaso, y un vaso lleno completamente; con una gota más que se le ecbe se derrama. Para evitar el cataclismo, estoy seguro que dentro de cien años, ó tal vez antes, el piso de México se babrá su- bido cuatro metros. Esto es una verdad, y todos los dias estamos viendo subir cantidades muy considerables al piso de las calles. «Hace veinte años se subió el piso de la 2a calle de San Francis- co dos tercias ; yo mismo interpeló al encargado de las obras por qué babian subido tanto la calle, y me contestó que para ni velarla con la calle de Plateros. Hoy esta última se inunda ya. Las calles se van nivelando y se van levantando á medida que se inundan. «Tengo en mi poder, y puedo citar este becbo como histórico, una torta del material con que los antiguos fabricaban los pisos de los edificios ; la be sacado á siete metros de profundidad en las ruinas de Santo Domingo. Esta torta no pudo baber sido becba sino al aire libre, y debe baber estado sobre el nivel que los lagos tenían en aquella fecba, y esta es, sin duda, la fecba en que los primeros habitantes se establecieron en el Talle de México. Me fundo para creerlo, en que no está formada de las sustancias que hoy dia se emplean en la mezcla : es una torta muy cargada de piedra pómez. Hoy la arena tiene alguna cantidad de esta pie- dra, pero no en tanta proporción como la que tiene esta mezcla, que para mí fué becba en una época en que estaban recientes las erupciones volcánicas en el Talle. 590 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. (( De entonces acá no se puede negar que el Valle de México lia ido subiendo á consecuencia de los atierres que necesariamente traen las aguas que entran al lago, pues estas llevan siempre un sedimento. Ultimamente me lia acompañado el Sr. Barcena á la laguna, y hemos visto que lo que era antes pantanos, está com- pletamente libre de agua y cubierto de tierra. (( Hay otro dato sobre esto, y es el siguiente : según las observa- ciones del Barón de Ilumboldt, en la época en que visitó á Mé- xico, el lago tenia cinco metros de profundidad. Por las nivela- ciones que posteriormente se han hecho, y teniendo en cuenta la altura máxima que hoy llega á lm75, se ve que el lago ha subido á razón de 0m044 por año. En tiempo de grandes aguas puede tener mayor altura, pero en los tiempos normales no pasa de la que he manifestado. Todo esto, repito, hace deducir que en cien años México estará hundido cuatro metros, si antes no se toman las medidas que la ciencia aconseja y que la urgencia del caso demanda. « Haré otra observación : al llegar los primeros fundadores, México, establecido sobre islotes, tenia partes más bajas y par- tes más altas, con relación á las aguas del lago; sabemos lo que se hizo después de la grande inundación de 1629. En esa época se quiso nivelar la ciudad ; se rebajaron las calles altas para ter- raplenar las bajas: cualquiera puede convencerse de esto; hay edificios que tienen las puertas muy altas, y debajo del recinto del zócalo se ven las piedras de los cimientos al aire: un ejemplo de esto nos da el Colegio de Santos , cuyo edificio está enfrente de los Tribunales, en la calle de Cordobanes. ((Citaremos otro caso: todos sabemos que D. Fernando de Al- va Ixtlilxochitl, príncipe de Texcoco, se separó de Cortés des- pués de la toma de México, y se trajo su gente para levantar, con los padres franciscanos, el convento de San Francisco; evi- dentemente que para hacer una construcción de esa especie, debe haber escogido un lugar de los más altos entonces; esto se com- prueba examinando los cimientos del antiguo edificio, en la calle de San Juan de Ijetran, sobre cuyo piso se asoman más de medio metro. (( 4)esde entonces se han levantado los pisos sin cesar, y siem- ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO 591 pre que se anegaba una calle, los vecinos interponían su influen- cia y cuanto á su alcance estaba, para que se levantara. Sobre esto haré presente que por el año de 1856, siendo regidor, hice aprobar un acuerdo en cabildo para que no se hicieran levanta- mientos sin regla ninguna, y se fijó una altura con relación á los azulejos que se llamaban de Cavalieri, y que ahora han sido sus- tituidos por los que ha puesto el Ministerio de Fomento. «Para concluir, repito: que si no se toman las medidas condu- centes para la salida no solo de las aguas de los lagos, sino de todos los detritus y los atierres que llenan estos lagos, el peligro para la ciudad es inminente, y solo así se podrá remediar.» El Sr. Vera pidió que fuese puesta á discusión la parte expo- sitiva del dictamen, no porque creyese que no estuviera bien he- cho— pues confiesa que un trabajo de tanto mérito no muy fá- cilmente se presenta — sino porque la infinidad de asuntos que toca son todos y cada uno del mayor interes. Por el acopio de da- tos importantes que hay en este trabajo, es por lo que ha deseado se ocupe el Congreso de cuanto el dictámen contiene. Habiendo explicado el señor Presidente que el deseo de no per- der tiempo fue lo que le hizo conformarse á la costumbre de no discutir el cuerpo de los dictámenes, insistió el Sr. Vera en sus ideas, porque esa discusión baria tocar asuntos no contenidos en las proposiciones, y sí de interes, como la conveniencia de con- servar la producción de ozona á que aludia el Sr. Lobato en otra vez, y algunos datos de interes histórico por lo menos. Á este respecto, y refiriéndose al levantamiento del piso de las calles, manifestó que en la calle del Monton encontró unas vigas enter- radas á bastante profundidad, que por su disposición parecían haber servido de puente, atravesando de un lado á otro de la ca- lle, y por su aspecto parecía llevaban lo menos ochenta años de enterradas. Desistió de su petición, porque se manifestó la incon- veniencia de ella. Declaradas suficientemente discutidas las proposiciones, fue- ron aprobadas en lo general. Se puso á discusión la proposición primera. El Sr. Morales Donaciano pidió la palabra para llamar la aten- ción del Congreso sobre la forma en que está redactada la pro- 592 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. posición que se discute (leyó la proposición). «De manera, con- tinúa, que según los términos de la proposición, solo estos gases han producido la peste. Yo creo que esto no es exacto, porque hemos estado en comisión los nombrados por el Consejo Superior de Salubridad en la parte Norte del lago, y allí, á pesar de pro- ducirse la pestilencia tan insoportable como en México, no hemos encontrado el ácido sulfhídrico ni sulf hidrato de amoniaco. lie- mos hecho pasar muchos litros de aire por una solución muy con- centrada de sub-acetato de plomo, y no hemos encontrado indicio alguno de estos gases. Repetimos la experiencia en los lugares en donde desembocan los productos de las atarjeas y las mate- rias fecales, y tampoco hemos encontrado nada que significara la existencia de estos gases : en aquellos lugares no se han pro- ducido más que los gases de la putrefacción. Por lo mismo, yo creo que la proposición debe ser reformada por las Comisiones, en el sentido de que no solo han producido el mal olor los gases sulfurosos, sino otros.» El Sr. Lobato , combatiendo la primera proposición, dijo: « Comenzaré por decir que yo llamo lagos boreales á los que se encuentran al Noroeste de México, y estos lagos estaban secos en los momentos en que se produjo la peste en la ciudad. Cuando he hecho la exploración, veintidós dias antes de que me acompa- ñara con la Comisión que fué por parte del Consejo de Salubri- dad, y tuvo la amabilidad de invitarme, los lagos estaban comple- tamente secos. El lago de San Cristóbal estaba en tal situación, que se podrá muy bien cegar el trigo que tenia sembrado, y que se había fertilizado por medio del riego que se le daba á conse- cuencia de un pozo brotante que estaba a un lado de Clicosilla. «Lo mismo sucede en el lago de Xaltocan ; también se encontra- ba seco de la segunda quincena de Marzo á la primera de Abril. En consecuencia, me parece que lo cierto es decir que lo único que ha sido capaz de dar las emanaciones pestilentes, ha sido la parte Norte del lago de Texcoco, por el punto en que pasa el ferrocar- ril, cerca de la Estación de Tepéxpan, en que había una multitud de moscos muertos. Procedí á hacer el análisis del aire, y el modo de hacerlo fué el siguiente : tomé sulfuro de plomo, hice pasar an- tes la corriente de aire por tubos adecuados, con el objeto de ior- ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 593 mar un polisulfuro de potasa y sulfato de cal ; entonces, por medio de permanganato de potasa, y aplicando el procedimiento de 1 as- cal para la sulfilometría, encontré desprendimientos de gases pa- lúdicos. «Además de estas observaciones hechas con los mejores proce- dimientos, he hablado con personas que han venido del lado del Sur y me han dicho que no se ha percibido mal olor, y lo mismo me han asegurado las que viven á un lado del Peñón de los baños. « Hay también que notar que, según las horas en que se ha per- cibido el mal olor, ha sido de las seis a las nueve de la manana, aun cuando la presión barométrica bajaba: el olor que se ha per- cibido era el de verdadero excremento podrido. Todo esto viene á demostrar perfectamente que no ha sido mas que el lago de Texco- co y los lagos boreales los que han dado origen al mal olor.» El Sr. Mejía, á nombre de las Comisiones dictaminadoras, con- testó á los impugnadores de la proposición que se discutía. Dijo que las Comisiones no podian asegurar lo que no estuviera en su conciencia, y se han atenido á los hechos mismos que consideró estaban en la conciencia de todo el mundo. Todas las personas decían que olia á huevos podridos, y el deber de la Comisión era tratar de comprobar con sus conocimientos científicos lo que los caracteres organolépticos le estaban indicando, y con este objeto se dirigió, como ya se ha dicho, a los lugares en que presumía es- tarían los focos del mal olor; hizo sus investigaciones siguiendo los procedimientos que se tienen hechos ; se pondera la eficacia del subacetato de plomo, y se asegura que es un magnífico reac- tivo: pues hemos efectuado el experimento y hemos esperado en vano. Agregamos láminas de plata para hacer más sensible el reactivo, y no nos ha declarado nada de sulfuro, f iemos procedido con cantidades bastantes, con los mejores correctivos, y no hemos encontrado nada. En cuanto á atribuir á los otros lagos la causa del mal olor, la Comisión se ha guiado únicamente por las observaciones hechas por el Consejo de Salubridad, que ha opinado por que las descom- posiciones pueden efectuarse debajo de la superficie del suelo. Estos son los motivos por los cuales las Comisiones han con- sultado la proposición que se discute. Tomo VI.— 75 594 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. El Sr. Velasco pidió la palabra para hacer algunas observacio- nes á lo qne las Comisiones dicen en su dictamen. Se dice en el dictámen que los gases que quedan de los desperdicios de la fa- bricación del gas del alumbrado son desinfectantes. El cieeque estos gases no podrán ser desinfectantes, si no es qne contengan ácido fénico. No sabe hasta qué punto podrá ser salubre el der- rame de estos gases en el canal 5 no recuerda cuáles sean los pro- ductos de la destilación de la brea, pero sí recuerda los siguien- tes: ácido acético, carburos de hidrógeno y espíritu de madera, no recordando que haya ácido fénico. Hay otro punto en el curso del dictámen, y es este: se dice que el mal olor ha provenido de los lagos, y está plenamente demostra- do que el único lago que ha producido el mal olor es el de Texcoco. 1 «Voy ahora á decir, continúa, por qué no podré aprobar la pro- posición tal como se ha presentado. Dice la proposición que el j| mal olor depende principalmente del desprendimiento de ácido sulfhídrico y sulf hidrato de amoniaco, porque todos hemos no- tado que hay mucha semejanza entre el olor percibido y el que 1 hemos podido observar en el desprendimiento de estos gases. \o j creo que sí ha habido desprendimiento de estos gases, pero que I no han sido los que principalmente han producido el mal olor. « El Sr. Morales ha manifestado que en los análisis que se han hecho en el terreno, se ha encontrado una cantidad muy pequeña de estos gases, para que ellos sean la principal causa del mal olor. Yo he recurrido al papel reactivo, y no obstante lo intenso del mal olor, no he encontrado rastro ninguno de la presencia de los gases que se dice lian sido su principal causa. Yo creo que mi olfato me dice mejor que nada, de qué proviene el mal olor; estoy acostumbrado á soportar el olor del acido sulf hídi ico } del, sulfhidrato de amoniaco, y sin embargo, una mañana he tenido necesidad de salir á las cinco por no poder soportar el mal olor: tenia ese carácter sui generis de los gases que se desprenden de las materias orgánicas en putrefacción. Todo esto me está pio| bando que 110 era ácido sulfhídrico ni suli hidrato de amoniaco el olor que se percibió, porque además de ser un olor particulai I producía náuseas, y á algunas personas les originó vértigos. «Hay además, como ya dije, otra razón para no aceptar la pío ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 595 posición tal como se lia presentado, y es que, como se dice en el mismo dictamen, los lagos del Norte estaban completamente se- cos en los momentos en que se observó el mal olor. En vista de lo expuesto, creo que se debe reformar la proposición, diciendo que solo al lago de Texcoco se debió el mal olor, y que no es princb pálmente el ácido sulfhídrico y el sulfhidrato de amoniaco lo que le ha producido, sino los gases que se desprenden de las ma- terias orgánicas en putrefacción.» El Sr. Lobato dice : « Con pena vuelvo á llamar la atención del Congreso sobre que no se puede votar la proposición tal como se ha consultado. Se ha dicho por la Comisión, que habiendo aplicado el papel reactivo, no se encontró vestigio de ácido sul- fhídrico; sin duda alguna que no estuvo bien hecha la experien- cia, y no se comprende bien, porque hay infinitos hechos que demuestran la eficacia del reactivo de acetato de plomo, para acusar pequeñísimas cantidades de ácido sulfhídrico; pero de- jando este punto á un lado, que depende únicamente de la ma- yor ó menor exactitud del experimento, pasemos al fondo de la cuestión de que nos ocupamos. Se dice en la conclusión, que los lagos y las atarjeas son los que han producido el mal olor. Ya he dicho, y repito, que los lagos boreales no pueden ser la cau- sa, porque están casi secos, y si tienen uno que otro lugar con agua, estos son demasiado pequeños para poder producir el mal olor. Todo el terreno de los demas lagos está seco ; no así el de Texcoco : todos los dias vemos que cuando se cierran las com- puertas de Santo Tomás, el agua de las atarjeas se deposita en el canal, llevando en su corriente los detritus de la ciudad; pues cuando se abre la compuerta, estos sedimentos quedan expues- tos á la acción del sol y entran en descomposición. La cantidad de productos susceptibles de entrar en descomposición es inmen- sa, porque el lago presenta diez leguas de extensión. No sé en qué estado se encuentre en la actualidad, pero debe haber baja- do el agua mucho más de cuando yo fui. Por todo esto se ve que no se puede atribuir el desprendimiento de miasmas más que al lago de Texcoco, y digo lo mismo que el Sr. Velasco: no es posi- ble que se pueda aprobar esta proposición en los términos ge- nerales en que está redactada.» 59G ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. El Sr. Orvañanos manifestó que, según se lia dicho en la ob- servación que hizo el Sr. Y el asco, sí se encontró el acido sulfhí- drico, porque se ennegreció el papel reactivo: esta reacción hay que tener en cuenta que se tuvo en los lodos 5 que la Comisión del Consejo de Salubridad, en las observaciones que hizo al lago de Texcoco, repetidas veces aplicó el papel reactivo bien impreg- nado de subacetato de plomo, y no dio muestra ninguna de áci- do sulfhídrico. Así es que, como decía antes, no cree que el pa- pel reactivo haya dado estos resultados 5 y si acaso se encontio el ácido sulfhídrico en los lodos, esto no puede probar sino que ellos lo contenían, pero no que estuviera libre en la atmósfera, ni que haya sido la única causa del mal olor. El Sr. Lavista. «Las Comisiones podían haber tratado la cues- tión bajo el punto de vista científico; ellas no desconocen los úl- timos trabajos de la Academia de Medicina de París en cuanto á la fermentación de las sustancias orgánicas; saben que los ga- ses que se desprenden son el escatol, el fenol, el acido butírico, pero las Comisiones han querido colocarse en el terreno de los hechos y de lo que les consta; no han podido convencerse más que de la existencia del ácido sulfhídrico y el sulf hidrato de amo- niaco, porque así se lo indicaba su olfato y el testimonio de todo el mundo; y sin embargo, las Comisiones no pudieron encontrar- lo con el reactivo que emplearon, no obstante que el olor era más que suficiente para acusar la existencia de los sulf uros, porque basta para hacerse sensible en el papel reactivo. Pues á pe- sar de todo esto, las Comisiones 110 encontraron rastro ninguno de sulfuros. « Se nos dice por los impugnadores del dictámen que hay otra cosa más que huele; es verdad, ya lo he dicho; hay otros gases,1 otras materias; pero las Comisiones no se han ocupado de hacer el análisis bajo el punto de vista de la química médica, y si esto; hubieran hecho, habrían encontrado todas las materias que proj vienen de las fermentaciones pútridas. Las Comisiones, por es i tos motivos, han hablado de los gases en general, refiriendo e mal olor á los que más principalmente se han notado; pero cuan do hablan de los gases en general, se han fijado las Comisione^ en los elementos que provienen de las fermentaciones pútridas! ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 597 y la proposición, tal como se ha presentado, comprende todos los gases que resultan de estas fermentaciones.» El Sr. Morales contestó: Nosotros no podemos darnos cuenta de cuáles son estos gases; pero no hay duda que existen, y aun- que conocemos que unos de los factores del mal olor son el acido sulfhídrico y el sulf hidrato de amoniaco, no podemos aceptar la proposición en los términos en que está concebida, porque no queremos que el Congreso Médico diga que principalmente se debe el mal olor á estos gases, cuando se deben tener en cuenta otros miasmas que no hay duda existen. El Sr. Vera suplicó al Congreso tomara en consideración lo que antes le liabia propuesto, de ocuparse de la parte expositiva del dictamen, pues que la práctica está probando con el hecho de que todos los oradores han entrado á ese terreno, la convenien- cia de su proposición : este será, en su concepto, el único modo de ventilar las cuestiones en un terreno verdaderamente práctico, Pidió el Sr. Kaslca que para conciliar las opiniones encontra- das de las Comisiones y de sus impugnadores, se agregara en la proposición, además de los gases que en ella se señalan como causa del mal olor, los carburos é hidrocarburos fétidos, que son producidos en las fermentaciones pútridas. No aceptó el Sr. Mejia¿ en nombre de las Comisiones, las ideas anteriores, porque aquellas creian cumplir con su deber limitán- dose á señalar por causa los gases que conocían, mientras no se viesen obligados á cambiar de opinión por la demostración quí- mica que de otros se les pudiese hacer, y que en el caso acep- tarían gustosos. El Sr. Marroquí dijo: «He pedido la palabra para hechos. Es el primero, que el mal olor no se ha limitado á solo la ciudad ni por el rumbo del Norte, sino que hay personas que han estado en la hacienda de Careaga y han percibido el mal olor; lo mismo ha sucedido en los pueblos de Santa Clara y Santa llosa. Se dice que los miembros de la Comisión del Consejo Superior de Salu- bridad, que fué oficialmente á hacer observaciones, preguntaron á varios individuos si liabia habido mal olor, y dijeron que no. Yo creo que el temor les hizo decir que no, porque á mí que no tengo ningún motivo para que desconfíen y teman, me han ase- 598 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. gurado que sí se lia percibido el mal olor. Así es que seria bueno rectificar estos lieclios, pues délo contrario aparecería que el Con- greso Médico no está bien informado sobre el punto que se está tratando. (( A mí me parece que las Comisiones, en un exceso noble, lian ido un poco más allá de lo que debían; han querido fijar lo que les constaba y lo que tenían conciencia de haber encontrado; pero yo creo que sin meternos en averiguar las causas íntimas del mal olor, porque esto no es posible, así como no lo es decir por qué los hospitales, los anfiteatros, los cuarteles y las cárceles apes- tan, podemos aceptar una proposición general, como por ejem- plo, una concebida poco más ó menos en estos términos: «El mal olor que se ha observado, depende de los productos de la putre- facción de las materias orgánicas.» De esta manera no nos me- temos al exámen de las causas, y simplemente asentamos el hecho de que donde hay putrefacción hay fermentación. Esta es la úni- ca manera que tenemos de resolver la cuestión; y si no se refor- ma la proposición en términos generales, no podré votarla.» La proposición que se discutía, fué devuelta á la Comisión para su reforma. En la sesión del 20 de Mayo, presentaron las Comisiones su proposición, reformada en el sentido de la discusión. Hé aquí la proposición, con los fundamentos que tuvieron en cuenta paia la reforma: «Señores:— Reprobada la primera conclusión de nuestro dic- tárnen, y resuelto por la Mesa el que aquella vuelva á la Comi- sión para que sea reformada en el sentido de la discusión, los que suscribimos tenemos la honra de presentarla nuevamente, con las reformas que á nuestro juicio resumen el sentir de este ilustrado Congreso. « Antes de formularla, la Comisión os suplica le hagais la honra de dispensarle la digresión que va á presentaros: ella no tiene por objeto una satisfacción de amor propio ni algún otro móvil indigno del carácter serio y distinguido que debe darse á la dis- cusión de asuntos oficiales y de público interes, sino exclusiva- ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 599 mente se relaciona con la necesidad de que la verdad ocupe siem- pre el puesto que le corresponde. « Entre los argumentos con que se objetó la mencionada conclu- sión, encontramos algunos que directamente la combaten, y otros que hacen relación á algunos puntos mencionados en el cuerpo del dictamen. « Con los primeros se quiso probar por alguno de nuestros ilus- trados contradictores, por una parte, que la conclusión era dema- siado exclusiva, cuando no hacia mención de algunos focos capa- ces de producir gases pestilentes, como los que desprende la Zanja cuadrada 5 mientras que para otros era demasiado absoluta, una vez que refiriéndose á los lagos en general, nos olvidamos que los lagos boreales estaban no solo secos, sino aun entregados en parte á la agricultura. «Esta contradicción aparente necesita una explicación, y para dárosla, hemos implorado vuestra indulgencia. Desde luego re- cordaréis que en el cuerpo del dictamen hicimos mención del in- teresante trabajo que el ilustrado Consejo de Salubridad os pre- sentó, y al limitar, por decirlo así, nuestro estudio analítico, os decíamos que en lo relativo al análisis químico lo hacíamos nues- tro ; en consecuencia, la Comisión no creyó necesario hacer men- ción de todos y cada uno de los referidos focos de pestilencia, y más bien juzgó que debía señalar los más importantes. « No existe, pues, justicia, para hacerle ese reproche. Veamos si hubo razón para criticarla el que hiciera mención de todos los la- gos. Para la Comisión, la descomposición pútrida se verifica en los pantanos que contienen agua en cantidad pequeña, cargada de materias orgánicas, así como en aquellos que aparentemente estén secos, pero que tienen sus aguas ambientes en las condi- ciones convenientes para la putrefacción de las materias orgá- nicas. Pues bien, en este caso se encuentran los lagos boreales, y para cerciorarse de ello basta hacerles una visita, para notar cómo el terreno está desquebrajado en una extensión enorme, así como á muy poca distancia de la superficie se encuentra el agua en la cantidad bastante á impregnar el terreno, favorecién- dose así la putrefacción orgánica. En apoyo de nuestro aserto pudiéramos presentar la carta que nos fué remitida por el inge- 600 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO Hiero Espinosa, persona competente en la materia. Por ella se veria cómo son exactas nuestras apreciaciones y con cuánta ra- zón debimos referirnos a los lagos. «De lo expuesto se deduce que la contradicción no existe sino en los argumentos con que se quiso combatirnos, pero que nunca tuvieron la fuerza necesaria para justificar la reprobación de la primera de nuestras conclusiones. « Lo que acabamos de exponer se refiere al sitio déla pestilencia. La segunda parte de la conclusión fué combatida por exclusiva, puesto que no hacia referencia á los otros factores pestilentes que se encuentran mezclados al ácido sulfhídrico y al sulfhidrato de amoniaco. La Comisión quiso dar á sus resoluciones un sello de exactitud justificado, y nunca abordar el delicado terreno de lo hi- potético: hé ahí por qué no dió importancia á los otros gases que habitualmente infestan la atmósfera de todas las grandes ciuda- des. Entendíamos que se nos había encargado buscar la expli- cación de aquella pestilencia especial que se observó como fenó- meno raro en dias determinados; y para limitar la respuesta, la Comisión dijo que era debida al ácido sulfhídrico y al sulfhidrato de amoniaco. Para hacer comprender mejor el raciocinio de las Comisiones, vamos á poner un ejemplo : «En esta misma sala donde nos hallamos reunidos, nuestras emanaciones, el producto de la combustión, los gases del tabaco, etc., dan un olor que nosotros no podremos apreciar, pero que se nos baria claro, si viniésemos de fuera. Supongamos ahora que una llave de gas de alumbrado permanece abierta, ó que repenti- namente funciona un aparato de producción de cloro, y el gas sees- parce en la sala en cantidad suficiente para impresionar el olfato: interrogados sobre la causa de la fetidez, ¿contestaría mal quien dijese que era debida al carburo de hidrógeno en el primer caso, ó al cloro en el segundo? ¿Era preciso mencionar que también tomaban parte en la producción de ese mal olor las causas antes mencionadas? No, señores, porque se nos interrogaba sobre un hecho nuevo, y la contestación debería limitarse a la investiga- ción de ese hecho. Tal hemos comprendido la cuestión. En ese sentido la hemos estudiado. « Pues bien, si esta manera de juzgarla estuvo comprobada poi ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 601 los estudios químicos á que la Comisión se entregó, y si, como nuestros contradictores convienen, Labia los gases en cuestión; ¿tenia nada de raro que se refiriese á ellos la pestilencia? No, señores; ciertamente no: con más justicia hubiera procedido, si la Comisión, para no parecer exclusiva, hubiera venido á habla- ros de esos gases, que no conocemos , y teorizando más ó menos, hubiera sido inconsecuente consigo misma. Por otra parte, ¿qué tiene de exclusiva nuestra proposición? Ella menciona lo cono- cido, sin eliminar ni aceptar lo que ni pudo ni debió ser buscado por la Comisión: y lié aquí por qué nos ha sorprendido tanto el que haya sido reprobada una conclusión que nos pareció inataca- ble. Los otros argumentos rolan sobre las consideraciones asen- tadas en el dictámen. A ellos se les dió el carácter de rectifica- ciones, por sus autores. Como no es conveniente dejar asentadas algunas inexactitudes, interesa ala Comisión ocuparse, aunque muy por encima, de ellas. «Cuando nosotros atribuimos propiedades desinfectantes á los desechos de la fábrica de gas, se nos dijo que esto no era exacto, y que en la pestilencia del canal no se encontraba ningún desin- fectante. Pues bien, es cierto lo que nosotros asentamos en nues- tro dictámen, é inexactas las apreciaciones con que se nos ob- jetó. Vamos á demostrarlo. (( Al impugnar la primera de nuestras conclusiones, refiriéndo- se al dictámen y haciendo recuerdo de nuestra anterior aprecia- ción, se hizo presente que no podían encontrarse materias desin- fectantes en los desechos de la citada fábrica, porque el gas se preparaba allí con brea y no con carbón de piedra; que la Comi- sión habia probablemente opinado de aquella manera en virtud de esta confusión, porque la fábrica de San Lázaro daba entre sus desechos ácidos acético y piroleñoso, que no eran desinfectantes. (( La Comisión no obró con ligereza al establecer aquella hipó- tesis; sabe, en efecto, de qué material se extrae el gas en San Lá- zaro y cuáles son los productos de la destilación de la brea. Se coloca esta en unión de algunos trozos de leña de pino, dentro de retortas de hierro que se calientan fuertemente; los productos todos de la destilación pasan por tubos hidráulicos donde se lava el gas, dejando en el agua una cantidad considerable de al- Tomo vi. — 76 ü02 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. quitran, amoniaco y otros productos que se vierten en el canal. «La Comisión se refirió especialmente al alquitrán, porque sabe que este producto, provenga de destilación de carbón mineral ó . de la brea, contiene en su composición cuerpos pirogenados, cla- sificados como desinfectantes. En el Diccionario de Medicina de Lecoq se asienta: que « se da el nombre de alquitrán á uno de los productos de la destilación seca de las materias orgánicas; el del comercio proviene de la destilación de fragmentos de madera resi- nosa de pino. Ese producto tiene la consistencia de la trementina, es negro, granuloso y de un olor fuerte; su sabor es acre y amar- go. Está formado de aceite empireumático , resina alterada, car- bón dividido y ácido acético: Reicbbacli fia encontrado, además, diversos productos pirogenados, como creosote , par afina, etc.» « Para referirnos con especialidad al alquitrán de brea, mani- festaremos que al estudiar esta resina el profesor Gumesindo Mendoza, encontró en los productos de la destilación: benzol, fenol y otros cuerpos de los pirogenados que fiemos citado. «En la obra de Reinmann sobre las anilinas, encontramos los siguientes análisis de los alquitranes procedentes de varias lo-jl calidades. Benzol Acido fénico Hidrocarburos pesados Parafina Naftalina Alquitrán seco Del carbón de Boghead. 12 3 30 41 0 14 V% Idem de Garniel 9 2 14 40 0 15 22 Idem de New-Castle. . 5 12 0 58 23 Idem de Staffordsliire.. i 5 9 35 0 22 29 « La Comisión no padeció, pues, error ó confusión al creer qiu el alquitrán, fuera procedente de destilación de carbón ó de re sinas de pino, podia contener cuerpos pirogenados y desinfec tantes. « Sea lo que fuere, la Comisión, que no fia querido ni quiere fia cer prevalecer sus opiniones ; que desea remover dificultades qu< puedan entorpecer la marcha natural de los estudios emprendí dos, y que, en último lugar, da muy poca importancia práctica ; ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 603 los detalles de la proposición que se discute, la modifica como sigue: ce La pestilencia observada en la última semana de Marzo y pri- mera de Abril, tuvo por factor principal el desprendimiento del ácido sulfhídrico y sulf hidrato de amoniaco, en los lagos y atar- jeas, por la descomposición de sus materias orgánicas. — Fran- cisco de Garay. — José M. Reyes. — Rafael Lavista. — Francisco Ji- ménez.— Mariano Barcena.— Demetrio Mejía. » Antes de poner á discusión la proposición reformada, escuchó el Congreso la lectura de los documentos siguientes, remitidos el primero por el Sr. Fénélon, y el segundo por el Consejo Superior de salubridad. «Casa de vd., Mayo 13 de 1878. — Sr. Dr. 1). Eduardo Licéa- ga, Presidente del Congreso Médico. — Estimado compañero y amigo. — Temiendo no poder concurrir á la sesión de hoy, me to- mo la libertad de dirigirle por escrito las reflexiones que me ocur- ren respecto de las conclusiones de la 2a y 3a Comisión. A las re- lativas á la primera cuestión no me ocurre ninguna objeciou, por- que son las tres expresión de hechos manifiestos ; en cuanto á las relativas á la segunda cuestión, la primera dice que la existencia del ácido sulfhídrico y del sulfhidrato de amoniaco en la atmós- fera no puede producir epidemias : leemos en los autores que el ácido sulfhídrico mata á los animales aun cuando esté mezclado con varios volúmenes de aire atmosférico. Que es la causa más ordinaria de la asfixia que producen las letrinas. ¿Cómo decla- rar entonces sana una atmósfera que lo contiene en cantidades tan apetecibles? Se nos dirá que tal atmósfera es mala para la salubridad pública, jmro no capaz de producir epidemias. La distinción es más sutil que sólida : querrá decir el autor de ella que cada epidemia tiene su gérmen especial; que cuando falta este no se produce aquella. Tal hipótesis no está científicamente fundada; bien al contrario, sabemos que en las aglomeraciones humanas se desarrollan epidemias sin que se pueda demostrar que allí ha sido importado su gérmen; desde luego sale en con- secuencia que la falta de salubridad debida á la aglomeración es ocasión para la producción de epidemias. 604 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. «En el caso de la aglomeración, se produce un fenómeno aná- logo al que liemos observado aquí: el aire se carga de gases ir- respirables y de sustancias orgánicas en via de descomposición: cuando en lugar del oxígeno purificador, la sangre recibe gases tóxicos y fermentos pútridos, es permitido creer que queda pre- parada para la fabricación de lo que algunos autores lian llama- do el miasma humano. « Se nos dirá que aquí no se trata de una aglomeración en aire confinado; pero contestaremos que la fermentación en grande es- cala produce fenómenos análogos á los que puedan producir mu- chas respiraciones. « La segunda conclusión dice : «No hay fundamento para creer que los otros elementos que vician la atmósfera puedan produ- cir una epidemia.» Esta proposición es todavía mas atrevida que la primera: basta reflexionar cuáles son estos otros elementos, para comprender cuánto dista la opinión contenida en esta se- gunda conclusión, de la que reina actualmente en la ciencia; es- tos «otros elementos)) son por la mayor parte fermentos pútri- dos, se podrian comparar á su entrada en el organismo á esos seres desgraciados que, viciados por su origen, entran en las so- ciedades para disolverlas. Inútil es insistir sobre lo evidente- mente nocivo de los organismos arrastrados en la atmósfera por el desprendimiento de los gases pútridos. « La tercera conclusión dice : « El verdadero peligro de esta ca- pital está en las emanaciones pantanosas que en ella abundan, explicándose así la gravedad que revisten las enfermedades es- tacionales y el aumento en la mortalidad.)) Esta tercera conclu- sión desvirtúa las dos primeras, y demuestra con hechos que los elementos capaces de viciar la atmósfera en compañía del ácido sulfhídrico, son una causa de aumento en la mortalidad y en la oravedad de las enfermedades reinantes, aunque no se quiera llamar á estas epidémicas.1 « Demasiado debemos á la ciencia para pensar en disminuir su prestigio ; sin embargo, hay casos en que el testimonio de los sen tidos vale tanto como los suyos: antes que ella iluminara á la hu 1 Véase Diccionario de Littré, definición Epidemia, ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 605 inanidad se percibía con horror el hedor sulfhídrico, y el instinto de los más ignorantes los hacia huir las emanaciones pútridas. No basta que no podamos todavía química y fisiológicamente de- terminar la acción de los gases irrespirables en la producción de las epidemias para poderla negar.4 « En cuanto á las conclusiones relativas á los medios que de- ben emplearse para combatir esas causas nocivas, confirman lo que dijimos respecto de la tercera conclusión anterior j pero pa- rece que lo más importante será desde luego activar el plantío de bosques y arboledas, con objeto de aumentar la cantidad de agua que necesita el valle para su limpia1 2 antes de dar salida á la que contiene, pues de temer seria que su desecación rápida diera lugar á condiciones higiénicas peores. (( No podiendo consagrar más que unos instantes á estas re- flexiones demasiado rápidas, concluiré manifestándole cuán de sentir es que no nos hayan sido remitidas las conclusiones á que me refiero con más anticipación. «Probable es que los trabajos de este Congreso, tan lleno de buenas intenciones, lleguen á ser conocidos fuera de la Repúbli- ca. La admisión en su seno de las conclusiones relativas á la segunda cuestión, podrá dar lugar á críticas amargas para nos- otros. 1 Respecto de la acción nociva de los gases irrespirables, sabemos que se pueden considerar como formando dos clases: una de gases inertes que ocupan inútilmente el lugar del oxígeno, sirviéndole en el aire atmosférico como de vehículo ; otros como el óxido de carbono, tóxicos basta el grado de matar á la celdilla sanguínea haciéndola incapaz de volver á absorber oxígeno después de su acción mortífera: el gas sulfhídrico pertenece á esta categoría última, porque también mata á la celdilla sanguínea: sabemos que tiene por propie- dad absorber el oxígeno con sus dos elementos constitutivos, el azufre y el hi- drógeno; desde luego ha de empobrecer la sangre y contribuir á hacer mayor la anoxemia que nos debilita generalmente. No es otra la causa de la muerte tan rápida de los que se asfixian en las letrinas. Se entiende que en el aire am- biente de un valle no puede ser tan rápida su acción; pero la continuación de una acción débil trae grandes efectos. 2 Además de aumento en la cantidad de agua, el plantío de árboles trae- ría la producción de más oxígeno en solución en dicha agua, y desde luego más pronta oxidación de las materias orgánicas abandonadas por la vida. El azu- fre, que nos envenena bajo la forma de gas sulfhídrico, se quedaría en la for- ma más útil de sulfato. 606 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. Esperando dispensará vd. lo desordenado de esta carta, al con- siderar el deseo de servir que la inspiró, me repito su afectísimo compañero y amigo, quien lo aprecia. — J. Fénélon. » Composición del agua de lavadura del gas de alumbrado, según el análisis practicado por el Consejo Superior de Salubridad en Abril de 1S 77. Densidad 1,003 Reacción ácida. <( Composición : — -Ácido acético, en pequeña cantidad, pirecti- na, carburos de hidrógeno, y las sales minerales que acompañan al agua. «No se encuentra el ácido fénico, que es el elemento desinfec- tante en las aguas de lavado de gas cuando este se prepara con los carbones fósiles. «En consecuencia, este Consejo cree que no solo no es desin- fectante el agua reconocida, sino que pudiera perjudicar su uso por el desprendimiento de gas hidrógeno bicarbonado y proto- carbonado á que daria lugar. «México, Mayo 10 de 1878. — Agustín Reyes. y> Entrando á la discusión de la proposición que presentaron re- formada las Comisiones 2a y 3a, el Sr. Cordero y Hoyos, así como el Sr. Lobato, pidieron no fuese tomada en consideración, por creer que no liabia reforma alguna en el fondo de las ideas, sino un mero cambio de palabras. El señor Presidente no se encontró - con facultades para cambiar el trámite dado, de poner á discu- sión lo que se le habia presentado como proposición nueva, y dejó al Congreso la tarea de juzgar si era ó no una reforma á la proposición anterior, dándole su voto de aprobación o reproba- ción. El Sr. Lobato insistió en que «como se puede ver por la lectura de las proposiciones antigua y reformada, no se aceptó por la mayoría de los miembros del Congreso que el ácido sulfhídrico y el sulfhidrato de amoniaco fueran los principales gases á que ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 607 se debió el mal olor en la última semana de Marzo y primera de Abril. Abora la proposición que se discute dice que el mal olor tuvo por causa el desprendimiento de los gases de la descompo- sición de materias orgánicas, debiendo referirse principalmente al ácido sulfhídrico y al sufhidrato de amoniaco. Pues señor, es muy raro que personas tan científicas no hayan querido entrar al campo de las causas en una cuestión tan importante como es la serie de descomposiciones que provienen de la fermentación pútrida de las materias orgánicas. Si solo decimos que tuvo por causa el mal olor el desprendimiento de los gases de la descom- posición de materias orgánicas; con decir esto venimos á que- dar reducidos á no dar ninguna explicación positiva, para que se puedan aplicar las leyes de la epidemología y poner los re- medios conducentes. Se dice en la proposición que el mal olor es debido en su mayor parte al desprendimiento de ácido sulfhí- drico y sulfhidrato de amoniaco, unidos á otros gases que, se- guu yo creo, son los que de una manera tan sensible hirieron nuestras narices. Pues bien, estas emanaciones provienen de una serie de descomposiciones que se verifican en las fermentaciones pútridas, y que desprenden gases que son el hidrógeno, el hidró- geno carbonado, las sustancias azoadas, y todos los productos que constituyen la fermentación. Pues bien, es necesario cono- cer estas reacciones y precisar sus resultados, porque de otra manera, cuando en un Congreso médico quedan desapercibidos puntos tan sumamente importantes y científicos, vendremos á discutir una proposición redactada en otros términos, pero que dice lo mismo que la que se desechó, y solo vamos á perder el tiempo. Por esto suplico á la Mesa que tome en consideración lo dicho por el Sr. Cordero, y que vuelva la proposición á las Co- misiones para que la reformen.» Entrando el Sr. Puerto al fondo de la cuestión que se discutía, dijo : «yo no asistí á la sesión anterior, y muy poco sé de lo que se discutió; pero según he podido informarme, las Comisiones opi- naban por que el mal olor fué producido principalmente por el desprendimiento de ácido sulfhídrico y sulfhidrato de amoniaco, provenido de los lagos y atarjeas. Este desprendimiento de ácido sulfhídrico y sulfhidrato de amoniaco, está en completa contra- ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. dicción con el informe rendido por el Consejo Superior de Salu- bridad. Este Cuerpo está formado de personas muy dignas, y ellas en su informe nos lian dicho que en todas sus observaciones no encontraron huellas ningunas de estos gases. Por lo mismo, lo que hoy se dice está en abierta contradicción con los informes rendidos anteriormente. Tampoco es cierto lo que las Comisiones consultan en su proposición, con respecto álos focos del mal olor. Según ellas, los focos del desprendimiento de ácido sulfhídrico y sulfhidrato de amoniaco han sido los lagos y las atarjeas; yo suplico á las Comisiones recuerden que, según los informes ren- didos sobre este punto, los lagos del N. estaban completamente secos é incapaces de producir emanaciones ni gases; que el lago de Zumpango estaba convertido en un campo de verdura; que el de San Cristóbal estaba casi desecado, y que no tenia mas que uno que otro charco sumamente pequeño. En un campo donde hay vegetación, no existen materias que puedan dar jamas lugar al desprendimiento de gases sulfurados. Se trata de lagos salados, de lagos que tienen una corriente ; de manera que yo creo que se debe reformar la proposición en el sentido de que solamen- te el lago de Texcoco lia podido producir el desprendimiento de los gases, y no todos los lagos del Valle. De manera que no de- ben citarse en la proposición, como focos del mal olor, más que el lago de Texcoco y las atarjeas. «El mal olor que se hizo sentir no era precisamente el del acido sulfhídrico, que todos conocemos, sino el mal olor producido por los gases de la putrefacción ; y desde el momento en que se ha convocado al Congreso Médico; que se llamó á los hombres de ciencia, no fué ciertamente para que dijeran una cosa que todos sentimos, y se nombró una Comisión para que investígala las causas que producían el mal olor, lo siento no tenei los cono cimientos necesarios en higiene, para apoyar con mas acieito las ideas del Sr. Lobato. «La Comisión, al atribuir la causa del mal olor á las atarjeas, ha debido necesariamente tener en cuenta la escasez de agua po- table, porque faltando el agua en las atarjeas, la descomposición de las materias orgánicas es más rápida, Vo creo yo que el agua potable no sea la que influye en estos casos, y esto se prueba con ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 609 la limpia de las atarjeas que siempre se ha hecho en la ciudad; los lodos son extraídos de las atarjeas, expuestos en el suelo al escurrimieuto, y luego son conducidos en carros al tiradero, sin que haya desprendimiento aparente de gases. Al combatirse la proposición de las Comisiones, se ha dicho qne no comprendieron la Zanja cuadrada; pues yo creo que se han olvidado también de otro foco de putrefacción no menos importante, y es un pantano que existe en el bosque de Chapultepec, el cual, según los datos últimamente recogidos, produce las fiebres intermitentes. Yo creo que estos y otros lugares pueden haber sido causa también del mal olor, y si la Comisión los hubiera explorado, tal vez esto hubiera dado algunas luces sobre la causa del mal olor. Por lo demas, repito, creo que la proposición, tal como está redactada, carece enteramente de razón, y por lo mismo no puede ser ad- mitida.)) El Sr. Belina manifestó por escrito sus ideas de la manera si- guiente : « La cuestión que nos ocupa es muy complicada y de suma im- portancia. Muchos hombres ilustres se han ocupado ya en varios países en estudiar las emanaciones de las letrinas y atarjeas, y trataban de determinar cuáles son los productos de la descom- posición de las materias orgánicas que las componen. Esos es- tudios no han podido precisar y aclarar ciertos detalles, pero ya son bastante adelantados para determinar los elementos princi- pales, y averiguar la influencia que tienen sobre la producción de epidemias. « El modo como la Comisión ha resuelto esa cuestión, no ha po- dido dejar satisfecho á este Congreso, que con sobrada razón ha opinado en la última sesión, qne la discusión no la ha ilustrado suficientemente y debe seguir para aclararla. Su resolución exac- ta es, en efecto, de una importancia capital, porque puede modifi- car completamente las conclusiones relativas á la segunda cues- tión, y aun en gran parte los medios propuestos para el sanea- miento de la capital. « Los Sres. Lobato y Velasco han señalado ya, que no solamen- te el ácido sulfhídrico y el sulf hidrato de amoniaco, sino también otros gases, contribuyen á la fetidez de las emanaciones urbanas. Tomo VI.-77 610 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. Eso es exacto, pero hay todavía otros elementos que no fueron mencionados. «Hace ya catorce anos que Griesinger , catedrático de Patolo- gía en Zuricli, y después en Berlín, en su obra sobre las enfer- medades infecciosas, se expresaba del modo siguiente sobre esa materia : « Los productos de descomposición de los excrementos son todavía poco conocidos: se componen de carbonato de amo- niaco, sulfliidrato de amoniaco, ácido sulfhídrico, aethylamina y methylamina; pero es cierto que frecuentemente son acompa- ñados de otras combinaciones todavía desconocidas, y según to- da probabilidad, de un miasma animatum. Los médicos ingleses Murcliison y Odling opinaban de un modo análogo. Los químicos franceses Girardin y Bóudet , encargados de analizar los mias- mas de los caños de París, han podido reconocer en ellos el car- buro de hidrógeno, ácido carbónico, amoniaco, ácido sulfhídrico, y dicen que hay todavía otras combinaciones que no han podido determinar. «Los estudios de LicJjig , de 1 \undt y de Rcink6¿ sobie esc asun- to, han hecho adelantar mucho esta cuestión, y han demostrado que la descomposición de las sustancias orgánicas no se hace di- rectamente en los elementos simples; que antes se forman com- binaciones intermedias, que después pasan en los productos úl- timos de oxidación. Hay sustancias orgánicas volátiles que se desprenden, principalmente los ácidos grasosos, como acido bu- tírico, ácido valeriánico, y otros, que precisamente dan á las ema- naciones un olor fétido y repugnante. Por fin, los grandes descubrimientos y estudios sobre la íer- mentacion, hechos en los últimos años por Pasteur , han introdu- cido un nuevo elemento componente de las emanaciones, á saber : el elemento organizado. < iPasteur demostró que la descomposición de las materias orgá- nicas se efectúa por medio de fermentación, la cual es siempre determinada por la formación y reproducción de organismos in feriores microscópicos, en lo general vegetales, pero también ei parte animales. Esos organismos, que la ciencia todavía no ha po dido bien clasificar, y que son determinados con los nombres di hongos y plantas microscópicas, de infusorios, bacterias, bacte ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 611 ridias, vibriones, torulaeeas y otros, esparcen en la atmósfera sus gérmenes, y entran de este modo en la composición de las emanaciones. « Según esos trabajos, que lian confirmado en gran parte el modo de ver de Griesinger , y que representan el estado actual de la ciencia, se puede decir que los productos de putrefacción de materias orgánicas, que entran en la composición de los miasmas, son compuestos de tres grupos. «I0 Los gases inorgánicos, que son : el ácido carbónico, el ácido sulfhídrico, el carbonato de amoniaco, el sulihidrato de amoniaco, el carburo de hidrógeno y otros. « 2o Sustancias volátiles orgánicas : la aethylamina, la methy- lamina, el ácido butírico, el ácido valeriánico y otras. «3° Organismos inferiores microscópicos, tanto vegetales como animales. « Todos esos elementos pueden contribuir á la fetidez de las emanaciones, y aunque seria difícil decir cuál parte corresponde á cada grupo en particular, es evidente que la conclusión de la Comisión no es exacta. «El Sr. Morales ha observado, con mucha razón, que no cono- ciendo bien exactamente los productos de descomposición de las materias orgáuicas, no hay necesidad de especificarlas, y seria suficiente determinarlas de un modo general. Eso me parece el mejor modo de evitar las dificultades, quedándose en la verdad y exactitud, y por esa razón propongo que se modifique la con- clusión de la Comisión del modo siguiente: «La fetidez observada en la última semana de Marzo y prime- ra de Abril, tuvo por causa el desprendimiento en la atmósfera de varios productos de fermentación pútrida, de las materias or- gánicas aglomeradas en las letrinas, las atarjeas, los canales y los lagos, principalmente el de Texcoco.» El Sr. Mejía, en nombre de las Comisiones dictaminadoras, con- testó del modo siguiente: «Las Comisiones se atuvieron, como se ha dicho ya, á su aná- lisis, á sus experiencias, para consultar la proposición que se dis - cute. Las Comisiones, cediendo á las indicaciones que se han lie cho y para obsequiar la voluntad de la mayoría de este Congre- 612 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. so, lian venido a decir que las causas del mal olor fueron los gases ácido sulfhídrico y sulfhidrato de amoniaco, j otias emanaciones pútridas. Los impugnadores de las Comisiones dicen que solo se fundan en la lógica, como si la lógica no estuviera siempre de acuerdo con la ciencia. El Sr. Lobato nos viene haciendo un car- go porque no nos ocupamos de los otros gases que, en su concep- to, han contribuido al mal olor. Las Comisiones, y no nos can- saremos de repetirlo, no han querido ocuparse sino de los gases que les consta han existido en la atmósfera, y con esto creemos haber contestado á la pregunta que se nos hizo, sobre cual era la causa del mal olor. ((E1 Sr. Puerto, siguiendo la misma idea del Sr. Lobato, nos di- ce que hay otros factores que han determinado el mal oloi. Si en una habitación en donde haya una atmósfera más ó menos car- gada de emanaciones provenidas de la respiración y de la tras- piración de los habitantes que la ocupan, se 'sieite una gota de azafétida, á cualquiera que entre en esta habitación y se le pre- gunte cuál es la causa del mal olor, contestara que es la azafe- tida. Pues lo mismo ha pasado á las Comisiones; ellas no han podido decir sino lo que de una manera práctica lian encontrado que era la causa del mal olor. (( Eespecto de lo que el Sr. Belina ha manifestado, el Sr. Lavis- ta se encargará de darle contestación.» El Sr. La vista continuó. «El Sr. Mejía acaba de dar contesta- ción á los argumentos que se han expuesto en contra déla propoj sicion que se discute, dejando al que habla los íelatB os al disj curso altamente científico que acaba de pronunciar el Sr. Belina, Lo que el Sr. Belina ha manifestado, son los descubrimientos más recientes, hechos por la ciencia. Las Comisiones no desconoce! estos adelantos de la ciencia; saben muy bien cuáles son los fae tores que entran en las fermentaciones pútridas; saben que mu dios de estos factores han sido bien determinados; pero aun m se conocen, como sucede en todos los ramos de la ciencia, las cauj sas principales. Bien conocidas son las temías de f astcui sobu esta materia, y las Comisiones saben que en la actualidad son ct objeto de las discusiones científicas en la Academia; pero al lad«j de estas teorías están las de Colin. Las Comisiones, pues, no cid ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 613 yeron que debían ocuparse de estos asuntos que, incuestionable- mente, corresponden á los trabajos de una Academia y no á los de un Cuerpo como el nuestro, cuya misión es otra. Las Comi- siones, en vista de los descubrimientos últimos, lo único que han llegado á saber es, que las materias orgánicas en putrefacción dan lugar á productos gaseosos, y como ya lo hemos dicho otra vez, de las materias podridas viene el escatol, el fenol, el endol, el ácido butírico y otros gases que hasta ahora la química no ha podido determinar. Las Comisiones no se han ocupado de estas cuestiones, tanto por no venir á dar una lección de química mé- dica á personas ilustradas que no la necesitan, como por dar la contestación exacta que se les pidió. Las Comisiones, sin entrar en teorías y sujetándose solamente á los hechos prácticos, han dicho que la causa principal del mal olor son los gases que, sin duda alguna, predominaron en la atmósfera y de cuya existen- cia todos estamos convencidos, y los productos provenidos de las materias orgánicas en putrefacción. Además de todas estas ra- zones, las Comisiones en el corto espacio de ocho dias no han po- dido hacer más estudios que los que el Congreso conoce; así es que han procurado explicar en lo posible los fundamentos que han tenido, tal como queda expuesto.» El Sr. Marroquí , en contra de la proposición, se expresó así: <(Me había acercado á la Mesa antes de hacer uso de la palabra, con el objeto de ver si se conciliaban todos los deseos y se termi- naba esta discusión; pero he cambiado de opinión por las pala- bras de los Sres. Mejía y Lavista. Parece que estos señores, di- rigiendo su vista á la carta que se nos mandó, y que una de sus preguntas es, cuál ha sido la causa del mal olor, no han podido en su proposición relativa, hacer más que consignar este hecho : la fetidez depende de ciertos gases que se han desprendido de la atmósfera, principalmente el ácido sulfhídrico y el sulfhidrato de amoniaco. Si esto es así, desde luego estoy de acuerdo con su pro- posición, porque entonces las Comisiones tienen que aceptar las consecuencias de esta proposición, y seguir tratando, de acuerdo con esa resolución, esta cuestión : ¿Podrá ser una causa de epide- mia? Puesta así la cuestión, se convocó al Congreso, que era el único que podía dar contestación á estas preguntas. Las Comisio- 614 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. ues, por las razones que liemos escuchado, han presentado la mo- dificación, y no podría ser de otra manera, si la Comisión quiere ser consecuente con ella misma, porque más adelante siguen di- ciendo las Comisiones que el verdadero peligro para la ciudad está en las emanaciones de los lagos y atarjeas, aparte de otros ele- mentos de que no nos hace mención. La discusión, tal como la aca- bamos de oir, ha tomado por tema « cuáles son estos productos.» Pues estos productos es muy difícil determinarlos. ((La filosofía que actualmente domina en cuestiones científicas, es la de los hechos constantes y notorios ; así, nadie pone en duda el movimiento de los astros, ni otros hechos físicos que son cons- tantes y notorios. En la cuestión que nos ocupa, dejando á un lado toda clase de teorías, es un hecho constante que el mal olor tuvo por causa las emanaciones de las materias orgánicas en des- composición. Así es que, de la proposición que he redactado, aun- que de una manera muy precipitada, emana el hecho constante y notorio 5 dice así: «El mal olor observado tuvo por causa prin- cipal la descomposición de las materias orgánicas, en los lagos, ' canales y atarjeas. » Si mi memoria no me es infiel, me parece que en el dictámen hay otras conclusiones, y en una de ellas se dice que el único peligro para la ciudad son estas emanaciones. Pues hay otras enfermedades peligrosas, como lo es el tifo, bajo cuya ; influencia nació este Congreso. Yo no estaba en México, y me consternaba ver en los periódicos la muerte de muchos de mis queridos amigos. El tifo tiene muchas causas; puede provenir de la reunión de muchas personas, de la descomposición de las materias vegetales ó animales. Xo hace muchos años que en el núm. 2 de la calle de la Santísima, murieron todos sus moradores de tifo, sin que esta enfermedad se notara en otras partes de la ciudad. Reasumiendo, diré: que en los términos en que propuse se redactara la proposición, da completa contestación á la pregun- ta que en la carta que se nos ha dirigido se hace; sin entrar á otras : cuestiones que más bien son del dominio de una Academia. Ade- más de estas consideraciones, expondré otra: como en la tercera conclusión se dice que no hay ningún peligro de mal, la cuarta conclusión no tiene objeto, y por lo mismo debemos ocuparnos i de las relativas á los remedios que se deben poner á estos males.) ■ ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 615 El Sr. Belina se creyó en la necesidad de dar contestación á lo manifestado por el Sr. Lavista, diciendo lo siguiente : «Las Comi- siones han dicho que la principal causa del mal olor ha sido el ácido sulfhídrico y el sulfhidrato de amoniaco. Según los expe- rimentos hechos, no solamente entran estos gases, sino también los carburos de hidrógeno y las emanaciones provenidas de la putrefacción de las materias orgánicas. El Sr. Lavista dice que respecto á las opiniones de los sabios, ellas están en completo des- acuerdo en cnanto á las emanaciones de la putrefacción; pero mientras exista esta opinión, sostenida por una autoridad cien- tífica, no podremos decir que no sea cierta. Para evitar estas di- ficultades he redactado una proposición, que tal vez será desecha- da por el Congreso ; esta proposición no dice cuáles son estos pro- ductos, sino únicamente dice: «y algunos productos que provie- nen de los lagos y de las atarjeas.» El Sr. Morales usó de la palabra para llamar la atención del Congreso acerca de un punto que le parece de mucha importancia. «Todas las personas que han combatido á las Comisiones, dice, lo han hecho porque señalan como factor principal el ácido sul- fhídrico y el sulfhidrato de amoniaco, porque fue lo único que encontraron en sus experiencias. Si esto se deja así, mañana se creerá que el Congreso Médico de México ignora las teorías úl- timas sobre emanaciones pútridas. Si el Congreso se ocupara de la naturaleza de estos miasmas, la discusión se liaria intermina- ble; yo creo que lo más conveniente es redactar la proposición diciendo que el mal olor tuvo por causa el desprendimiento délos gases de la putrefacción. Cualquiera persona que conozca lo que es putrefacción, sabe perfectam ente que el ácido sulfhídrico y sul- fhidrato de amoniaco se producen en la putrefacción, y que en el caso de que nos ocupamos debe haber sido el desprendimiento de estos gases en mucha abundancia, supuesto que fueron capaces de producir el mal olor. Así es que pido á la Mesa que no se pre- gunte si se desecha ó no la proposición, sino que se pregunte cuál de las dos se acepta, si la del Sr. Belina ó la de las Comisiones.» El Sr. Puerto expresó que no le parecía conveniente que se acep- tara ninguna de las dos proposiciones que se han presentado, por- que tanto una como otra dicen lo mismo. «Eespecto de las consi- 616 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. aeraciones que lie tenido ocasión de hacer, continúa, las Comisio- nes no han dicho nada, nada se me ha contestado respecto al pan- tano que existe en Chapul tepec y que muy bien puede haber sido uno de los factores del mal olor. En cuanto á la redacción de la proposición de las Comisiones, lejos de atribuirá esos gases la cau- sa del mal olor, la hubiera referido en general al desprendimiento de los miasmas, provenido de la putrefacción ; tal vez no hubieia dado lugar á discusión y todos hubiéramos aceptado la proposi- ción que actualmente se ve tan combatida.» El Sr. Gciray , miembro de las Comisiones, dijo : « Señor : la dis- cusión se ha alargado bastante; ha habido demasiadas digresio- nes en ella. Desde la otra noche me habia propuesto no tomar la palabra para rectificar hechos que en sí no tienen ninguna im- portancia; sin embargo, como el Sr. Puerto insiste, debo de rec- tificar alguna de sus opiniones. El pantano á que ha hecho re- ferencia existe en Chapultepec. Este pantano es sumamente pe- queño para que se pueda tener en cuenta, cuando se tienen los lagos. Este pantano tiene mucha semejanza con los lagos que existen en el Sur, que están formados de aguas que no son infec- tas ni son verdaderamente nocivas. Esto no quiere decir que no se produzcan enfermedades en sus alrededores, como sucede por el lado de Tlahuac y otros pantanos que existen en las haciendas de Coapa y San Antonio, y que son más grandes que el de Cha- pultepec. «Según los datos que actualmente se tienen, el lago de Zum- pango se encuentra casi completamente seco, y desde hace algu- nos años está en este estado ; pues no obstante esto, los pueblos que están á sus alrededores, como son Teoloyuca y otros, así co- mo el mismo Zumpango, son malsanos y se dan casos de tifo, de intermitentes, y aun de perniciosas. Respecto del olor, es muy perceptible uno algo parecido al que se ha notado en la ciudad J Respecto de los lagos más al Sur, se ha dicho con motivo de esta discusión, que casi todos están secos, no conteniendo mas que verdaderos charcos. Hace un año que el lago de San Cristóbal s( I encontraba sumamente pestilente á causa del número infinito de pescados que habian muerto. Ahora no está en ese estado, sin< (pie únicamente tiene unos cuantos charcos; ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 617 Los clos lagos del Sur forman una superficie muy reducida en comparación con la gran superficie del lago de Texcoco. La agua de esos lagos, por sí, no tiene mal olor; son aguas que provienen de los manantiales, y son dulces. Respecto de la Zanja cuadra- da, hay que tener presente que tanto esta como las atarjeas de México, son demasiado cortas comparadas con los lagos. Se pue- de decir que la Zanja cuadrada tiene de veinticinco á veintiséis mil metros de longitud por seis de latitud, que forman la canti- dad de ciento cincuenta y seis mil metros cuadrados, que com- parados con más de veinte leguas cuadradas que tienen los la- gos, es una superficie sumamente corta. Así es que no creo que el mal olor haya podido venir de la Zanja cuadrada; ella forma uno de los factores de la insalubridad; pero no me parece que se le pueda atribuir una graude influencia en los males de la ciudad. El Sr. Vértiz , conviniendo en que las Comisiones no habian te- nido ni tiempo ni recursos para hacer otra cosa que lo que hicie- ron, deplora, sin embargo, que los resultados se hayan formulado de un modo tan general y tan vago. Esta misma vaguedad en- cuentra en las proposiciones de los Sres. Marroquí y Belina, por cuya razón opina que ninguna de las tres proposiciones debe ser aprobada. El Sr. Beyes , J. M., creyó que se estaba perdiendo el tiempo en discusiones sobre puntos que no eran del asunto que debia ocupar al Congreso. La cuestión, dijo, que pasó al estudio de las Comisiones, fué esta: ¿A qué se debe, cuál es la causa del mal olor? Las Comisiones no pueden entrar en teorías, solo pueden decir lo que les consta, y lo que les consta es la presencia de los gases ácido sulfhídrico y sulfhidrato de amoniaco. Las Comisio- nes no podían decir que hubiera otros gases, porque no les cons- tan. Todos sabemos qué productos son los que se desprenden de las materias orgánicas en descomposición ; y si pues las Comisio- nes dicen en su proposición que tienen por una de las causas del mal olor las materias orgánicas en putrefacción, ¿para qué se quie- re que se venga á decir que son los carburos de hidrógeno ó el hidrógeno carbonado, cuya existencia no se puede demostrar? Por estas razones las Comisiones no pueden aceptar las pro- posiciones de los Sres. Belina y Marroquí. Las Comisiones no han Tomo VI.— 78 ( 618 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. dicho nada sobre los gases, porque nada podrían probar ; se me- terían en un terreno hipotético en donde no les es permitido en- trar; dicen lo que verdaderamente conocen. En cuanto á que se ponga á discusión la proposición presentada por el Sr. Belina, cree que la Mesa no puede dar este trámite, porque una vez pre- sentada la proposición de las Comisiones, tiene que ser aproba- da ó reprobada por el Congreso. Las Comisiones tienen la conciencia de que dicen la verdad, y tienen comprobado su dicho con los análisis que se lian hecho. Por estas consideraciones pide á la Mesa que se sirva pregun- tar si se aprueba la proposición presentada por las Comisiones. El Sr. Lobato. — Ya que se vuelve á tocar la cuestión de los gases ó miasmas que han producido el mal olor, me tomo la li- bertad de insistir en lo que dije en la sesión anterior, con el ob- jeto de que se tome en consideración. El Sr. Garay ha dicho que los lagos boreales han producido también el mal olor; creo que esto no es exacto, porque yo desde el año pasado he visto al fin del mes de Octubre que los lagos boreales estaban secos, y por lo mismo no pueden ser causa del mal olor. No sucede lo mismo con el lago de Texcoco; este lago, al bajar sus aguas, ha dejado una cantidad considerable de materias orgánicas. La diminu- ción de las aguas del lago de Texcoco se está verificando desde el mes de Enero, y esto hace que desde esta fecha se esté cerran- do la compuerta de Santo Tomas desde las nueve de la manana hasta las seis de la tarde, con el objeto de hacer que el agua en- tre en las atarjeas. Durante este tiempo, están á descubierto } expuestas á la acción del sol todas las materias orgánicas que se encuentran en la parte del canal en donde ha bajado el agua, v esto favorece la descomposición de estas materias. En una ^ i sita que últimamente hice al canal, encontré que toda la exten j sion de él, y principalmente en el lugar eu donde está el tiraderd de las sustancias fecales, se producía el olor propio de estas sus tancias cu descomposición, y entre estos miasmas se encontraba) los comprendidos en las fermentaciones pútridas, y que aun n< podemos definir; pero un autor de nota nos ha dicho todo lo qu esta putrefacción infesta á la atmósfera; y si esto es una verdaj como lo es, si estos miasmas de la putrefacción son nocivos ál ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 619 riela, la Comisión, consecuente con sus ideas de no consignar ni sostener más que lo que le consta y se lia verificado, debe liacer contener en su dictamen la siguiente idea: « La fetidez que se ha notado en estos últimos dias, se despren- dió de todos los productos de la fermentación pútrida habida en las atarjeas, en los canales, en los focos de paludismo y en el lago de Texcoco, en cuyos productos ha predominado el ácido sulfhí- drico y el sulfhidrato de amoniaco. » Atendiendo las Comisiones unidas á las razones que en contra de su proposición se manifestaron, como acabamos de ver, pre- sentaron en la sesión del 27 de Mayo su primera proposición mo- dificada, y dividida en dos partes para evitar que la discusión se divagase. El Sr. Lavista , en nombre de las Comisiones, se expresó en estos términos: Como en el ánimo de las Comisiones no ha entrado el deseo de detener los trabajos del Congreso, ni mucho menos ha- cerle perder su tiempo en la discusión de una cuestión que, si in- teresa más ó menos, á la verdad no tiene, hasta cierto punto, nin- gún interes propio para ellas ; las Comisiones han dicho : los pro- ductos de la fermentación pútrida no tienen en sí mismos ningún interes ni ningún valor, y han querido ser tan estrictas, que se han propuesto contestar con exacta precisión la pregunta que se les hizo, que, como recordarán los señores que me escuchan, estaba concebida en estos términos: ¿Cuál es la razón de la pestilencia que se observó los dias y horas señaladas en la carta que se nos dirigió ? Las Comisiones no quisieron hacer mención de la des- composición de las materias orgánicas, que si bien es cierto que bajo el punto de vista del interes científico tiene alguno, las Co- misiones no quisieron más sino señalar los gases que predomina- ban y eran demostrables. Tuvo también en cuenta que esta putrefacción y sus fenómenos no es un descubrimiento nuevo. Sabemos perfectamente que la falta de agua determina la descomposición de las materias orgá- nicas; pero las Comisiones, que no tenian ningún carácter cien- tífico para ocuparse de estas cuestiones, no podían venir á decir á un Congreso Médico lo que se podia decir á cualquiera persona que se encontrara fuera de la ciencia. Si se hubiera pedido una 620 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. explicación á las Comisiones, ellas hubieran expuesto las razones de la producción de estos miasmas, sin confundir la producción de estos factores de la putrefacción orgánica con los otros que son demostrables ; y, como se ha asentado en la parte expositiva del dictamen, han estado en la razón. Sin embargo, como las Comisiones no tienen el espíritu de po- ner trabas á las resoluciones que el Congreso tome, han seguido los deseos de sus nobles contradictores, modificando la proposi- ción en los términos que más adelante se expondrá. Desean las Comisiones hacer todavía algunas aclaraciones. Recordará el Congreso que en su primera proposición se recono- cieron los gases ácido sulfhídrico y sulfhidrato de amoniaco, como la única causa del mal olor: este modo de juzgar no fué acepta- ble para el Congreso. Como las Comisiones tienen la conciencia de que estos gases fueron los principales factores de este mal olor, lo asientan así, confiadas en que el Congreso comprenderá que no es por sostener un punto de personalidad, sino porque tienen la conciencia de la verdad, por lo que señalan á los gases ácido sulf- hídrico y sulfhidrato de amoniaco como los principales factores del mal olor. Hé aquí la proposición primera ya reformada: (da La pestilencia observada en la última semana de Marzo y primera de Abril, tuvo porcausa el desprendimiento de los gases de la descomposición de materias orgánicas, debiendo referirse principalmente al ácido sulfhídrico y al sulfhidrato de amonia- co. » _ « Los lagos y atarjeas fueron los principales focos del mal olor. » El Sr. Ruiz (D. Luis) manifestó que desde la noche anterior habia querido tomar la palabra para presentar una proposición que, en su concepto, conciba todos los deseos, tanto de las Co- misiones como de la mayoría del Congreso. \ o no creo, dice, que ni la mayoría del Congreso ni las Comisiones, por una especie de amor propio, sostengan sus ideas; yo creo que las Comisiones son bastante ilustradas para apoyarse en razones. La proposi- ción que yo he formulado, casi es enteramente igual á la que aca- ban de presentar las Comisiones: en una cosa difiere únicamen- te; y sin que yo quiera hacer prevalecer mi opinión, creo que fija de una manera más precisa las ideas de la mayoría del Con- ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 621 greso. En mi proposición se dice que de los gases ó emanaciones percibidas, solo se lia comprobado la existencia del ácido sulfhí- drico y del sulfhidrato de amoniaco. El Sr. Presidente manifestó el hecho de que no estando á dis- cusión la proposición que el Sr. Euiz presenta, le suplica no se- pare la discusión de la proposición presentada por las Comisiones. El Sr. Ruiz (D. Luis) contestó que no quiere que se tome en cuenta su proposición, y que si se refiere á ella, es puramente con el objeto de dar su opinión, y de que si lo tienen á bien las Comisiones, se sirvan modificar su proposición en el sentido que indica la proposición que ha redactado y que dice así : « La pes- tilencia observada en la última semana de Marzo y primera de Abril ha tenido por causa el desprendimiento de los productos de la fermentación pútrida verificada en los lagos, canales y atarjeas, y de cuyos productos se ha comprobado el ácido sulf- hídrico y el sulfhidrato de amoniaco. » El Sr. Belina dijo: — Deseo que se cambie la palabra gases en productos, porque hay muchos productos en la fermentación, que no se puede decir que sean gases. Estos productos son in- finidad de séres organizados ; y á propósito de esto, quiero rec- tificar algunas ideas emitidas por el Sr. Lavista con respecto á las teorías de Pasteur que, en mi concepto, han sido expresadas de una manera inexacta. Desde hace quince años, Pasteur ha hecho muchos descubrimientos. Estos descubrimientos han sido aceptados en la ciencia por todos los sabios competentes en la materia. Es cierto que en la fermentación se forman ciertos or- ganismos que no son clasificados; pero los descubrimientos úl- timos han dado á conocer muchos y se han obtenido resultados muy satisfactorios. Por ejemplo, en la fabricación del vino los descubrimientos de Pasteur han sido de mucha importancia, y ha encontrado lo que se puede llamar la llave de estos descubri- mientos, porque da á conocer la fermentación mala. Ultimamente, Pasteur tiene pruebas de lo que se llama char - bondure : es la formación de las bacterias del carbón. De esta mis- ma manera ha hecho el descubrimiento de muchos organismos microscópicos. Todos estos descubrimientos los ha presentado á la Academia y se hallan perfectamente comprobados, y no obs- 622 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. tan te lo que La manifestado el Sr. Lavista, no podemos negar lo que la ciencia tiene perfectamente demostrado, á pesar, también, de la oposición lieclia por Colín á estas doctrinas. Se preguntó por la Secretaría si estaba suficientemente discu- tida la proposición, y el Congreso acordó por la afirmativa. Los Sres. Chassin , Belina y Morales pidieron alteraciones en la redacción de la proposición que se discutía, pidiendo además que se agregasen las letrinas como foco de infección y mal olor. El Sr. Lobato combatió la segunda parte de la proposición, di- ciendo que no debía ser aceptada en los términos en que se en- cuentra redactada. Se dice en ella, agrega, que además de las atarjeas, zanjas y demas focos de mal olor, deben ser compren- didos los lagos. Esto no es exacto. Si bien es verdad que algunos lagos pue- den producir mal olor, en la actualidad solo podemos compren- der en estos focos al lago de Texcoco, porque es el único que se en- cuentra en circunstancias favorables para producir el mal olor, en virtud de haber bajado sus aguas y dejado descubiertos á la acción de los rayos del sol los detritus orgánicos que contiene. Según las últimas exploraciones que se han hecho, los lagos, con excepción del de Texcoco, se encontraban completamente se- cos é incapaces de producir el mal olor. Así es que estando en estas circunstancias, no es posible que hayan servido de factores en las emanaciones que se desprendieron el mes de Abril último. Por lo mismo, cree que no se debe aceptar esta proposición tan absoluta. En ella se colocan en segundo lugar todos los lagos del Sur, y ¡ como ya ha demostrado, no se puede hacer mención más que del de Texcoco, que es el que se encuentra con materias orgánicas en perfecto estado de putrefacción. Por estas razones suplicó á las Comisiones se sirvieran modifi- car la proposición en el sentido que ha indicado, es decir, no com- prendiendo á los lagos con la generalidad con que lo hacen. El Sr. Lavista contestó manifestando, que no había inconve- ; niente en las modificaciones de orden ó de redacción que se han pedido. En cuanto á las objeciones presentadas por el Sr. Lo- bato, agregó: las Comisiones no tenemos inconveniente en acep- ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 623 tar las indicaciones que se nos liacen ; como por ejemplo : en lo re- lativo al orden que se les debe dar á los focos del mal olor: que las Comisiones, como ya se lia dicho en el curso de este debate, han querido emplear los términos generales para explicar un fe- nómeno. Ya han dicho que las proposiciones que consultan han dado contestación á las preguntas que se les dirigieron. Eespecto á la reunión de todos los lagos, las Comisiones creen que este es un punto discutible. Por un lado se ha dicho á las Comisiones que los lagos se en- cuentran completamente secos, según los reconocimientos que se han hecho ; y por otro lado, personas muy respetables nos vie- nen diciendo que en algunas partes de los lagos de San Cristó- bal, Zumpango y Xaltocan existen grandes pantanos en donde hay sustancias orgánicas capaces de producir la descomposición. Estas son las razones por las que no pueden las Comisiones ac- ceder á la indicación que ha hecho el Sr. Lobato. El Sr. Garay agregó que en el fondo está conforme con lo que ha propuesto el Sr. Morales, respecto al orden en que deben ser colocados los focos que han producido el mal olor, y que según él, deben ser colocados conforme á la importancia que tienen con relación á las aguas. En cuanto á lo manifestado por el Sr. Lo- bato, continuó, de que no todos los lagos son un foco de infección, estoy de acuerdo con él, pero en el sentido de que los lagos del Sur están más limpios y son ménos malsanos. Las Comisiones han obrado, al extender su dictámen, envista de los hechos que están comprobados. Varias personas han he- cho exploraciones en los lagos del Norte del Valle, y aunque en su mayor parte están secos, no deja sin embargo de haber algu- nos pantanos capaces de producir el mal olor. No se puede decir de una manera absoluta que los lagos del Norte, porque estén secos, dejen de ser foco de insalubridad : hay varios pueblos, como son Teoloyuca y Coyotepec, en donde siempre hay enfermeda- des miasmáticas, no obstante que están á la orilla de los lagos que están secos. Esto se repite casi todos los años. El lago de San Cristóbal, no se puede decir, en términos geue- rales, que esté seco, y siempre es un foco de insalubridad á con- secuencia de la multitud de pescados que mueren en él. 624 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. Hay, además, que tener en cuenta, y la Comisión así lo lia he- cho, otros varios lagos que no dejan de tener su importancia, y que son focos más ó menos extensos de insalubridad y fetidez. Todas estas ciénagas que, repito, no escasean en la extensión del Valle, no han podido ser mencionadas especialmente, y por esto es que las Comisiones han redactado su proposición en los tér- minos en que está. En concepto de las Comisiones, esta redac- ción es más conveniente, porque en ella se comprenden todos los lagos, todos los canales, todas las atarjeas; y con esto estamos en la verdad, para llegar á un resultado práctico, que es el objeto de una reunión como esta. Preguntado el Congreso si se aprobaba la primera parte de la proposición, fué desechada, volviendo á las Comisiones para ser modificada en el sentido de la discusión. Puesta á discusión la segunda parte de esta proposición, y de- clarada suficientemente discutida, fué desechada, volviendo á las Comisiones para su reforma. Puestos de acuerdo los miembros de las Comisiones, presen- taron su proposición reformada en el sentido de que «la descom- posición de las materias orgánicas fué favorecida por la deseca- ción del material mencionado.» El Sr. Ortega y Beyes dijo: Pido mil dispensas á este respeta- ble Cuerpo, por haberme atrevido á ocupar su atención con mi humilde palabra. Me parece que con la modificación de la proposición, no se ha hecho otra cosa que dar el efecto por la causa, y la razón es por- que, en mi concepto, el calor ha sido la verdadera causa que ha influido en la descomposición de las sustancias orgánicas, pro- duciendo la putrefacción de ellas, tanto en la superficie desecada de los lagos y canales, como en el interior de las atarjeas, favo- reciéndose también el desprendimiento de estos gases en virtud de las corrientes de aire caliente. Esto está comprobado con el hecho de que á ciertas horas del dia se hacia más sensible el mal olor. En vista de estas razones, y si el Congreso tiene á bien tomar- las en cuenta, espero que se servirán las Comisiones modificar la proposición, dando la verdadera causa y no él efecto. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 625 El Sr. Orvañanos dio lectura al siguiente discurso en refuta- ción de las proposiciones todas, y no solo de aquella que moti- vaba la discusión. «El dictámen que han presentado las Comisiones 2a y 3a de este Congreso, ha llamado la atención por lo bien escrito, lo porme- norizado y lo importante bajo todos puntos de vista. Así es que al combatir la proposición de que ahora se trata, quiero antes ma- nifestar que no dejo de reconocer tres cosas: « Ia Que es muy difícil concentrar en una sola proposición el contenido de muchas ideas y la exposición de varios hechos di- ferentes. « 2a Que por perfecta que pueda considerarse una proposición, es imposible que satisfaga las exigencias de todos. « 3a Que es más fácil criticar que crear, así como es más fácil dar la lección que el ejemplo. «Hechas estas advertencias, pasemos á la proposición: dice así: «La aparición de la pestilencia estuvo subordinada á la estan- cación del aire, cesando tan luego como aquel entraba en circu- lación.» «Yo entiendo la proposición de esta manera: que dadas las con- diciones de descomposición que se han mencionado, en el lago y en las atarjeas, la fetidez se presentó porque hubo estanca- miento en el aire de la ciudad, y que tan luego como cesó dicho estancamiento desapareció la pestilencia. Creo, además, que al decir que la fetidez estuvo subordinada á la estancación del aire, se quiere dar á entender que dada la presencia de una cosa la observara la otra al mismo tiempo: es decir, si habia fetidez, era porque el aire se hallaba estancado ; si se presentaba el estanca- miento, aparecia inmediatamente la fetidez, que cesaba con la circulación del aire. « Pues nada de esto me parece completamente exacto. La feti- dez se observó con mayor intensidad en los dias 30 de Marzo y 5 de abril últimos, así como el 13 del mismo mes; las horas en que se presentó fueron las comprendidas entre las 5 y ¿ ó 6 de la mañana á las 9, y de las G de la tarde á las 9 de la noche. Ahora bien; el dia 30, aunque hubo calma de las 5 de la maña- na á las 10 de la misma, no la hubo de las 6 de la tarde á las 8 Tomo VI.— 79 62G ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. de la noche, hora en que también se presentó el mal olor; de las 10 á las 12 de la noche de ese mismo dia hubo calma, y sin em- bargo no se observó el mal olor; la misma falta se habia obser- vado ya á las 2 de la tarde en que también hubo calma. Otro fenómeno se pudo observar, y fue que, á las 9 de la noche de este dia, la cesación del mal olor coincidia con la calma del aire que fue completa á las 10. ((E1 dia 5 de Abril, aunque apareció la pestilencia durante la calma de la atmósfera, no desapareció á las 8 de la mañana que se puso el aire en circulación, sino hasta las 9. «El dia 13 solamente hubo calma á la una de la mañana, á las 10 del dia y á las 11 de la noche, y sin embargo, el mal olor, aun- que débil, se presentó á la hora de costumbre. «Besulta de estos datos, que he sacado del Boletín del Ministe- rio de Fomento y de los apuntes que presentó el Consejo, que la fetidez del aire se presentó sin la calma de la atmósfera varias veces, y que desapareció á ciertas horas fijas de la mañana y de la noche, y algunas veces aun sin que se pusiera el aire en cir- culación. «He sustituido la palabra estancamiento que se usó en el dic- tamen, con la de calma que se usa con más justicia en el Obser- vatorio; en efecto, el aire limitado, como es el aire libre de una ciudad, no se estanca nunca; si se hubiera estancado no se habría percibido en México la fetidez de la laguna, supuesto que en una cosa estancada nada entra; tampoco se habría notado en varios puntos del Distrito Federal, como indicó el Consejo y después ha confirmado el Sr. Marroquí, porque de lo que esta estancado, j amas sale nada. « No estaba, pues, la atmósfera estancada, sino en calma, y de este modo sí se puede comprender lo que pasó para que pudiera venir hasta acá la pestilencia. La temperatura de la laguna, come se recordará que se dijo en el dictamen del Consejo, observó la Co misión que era mucho más baja que la de la ciudad, á la hora de mal olor, y se verificó lo que siempre se verifica entre dos lugares desigualmente calentados: se establece una corriente insensibh de la parte más tria, que era la laguna, á la ciudad, que se ha liaba en una temperatura mucho mayor. Esto se observa en L ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 627 mañana en los puertos de mar, en los cuales sopla un viento ligero del mar hacia la tierra, tan insensible que mas bien se ad- vierte por su frescura que por su movimiento. «A cualquiera hora se puede reproducir el fenómeno si se abre una puerta que comunica una pieza caliente con otra fría: al mo- mento se percibe en la primera una sensación agradable de frió, y, sin embargo, la veleta no se mueve: coloqúese una vela a una cuarta del suelo en la misma puerta, y se verá que la flama se inclina en la dirección de la pieza caliente 5 súbase la vela á la parte superior de la puerta, y en esta vez se desvia en sentido contrario hacia la pieza fría; esto prueba que la corriente se di- rige por la parte inferior de la pieza fria á la caliente, y que de esta hay una corriente por la parte superior que se dirige hácia la primera. «Aunque por esta experiencia se concibe la percepción de la fe- tidez en la ciudad, á pesar de la calma de la atmósfera, esta calma 110 explica por sí sola el desarrollo de ese fenómeno. Hay des- composición de la sustancia orgánica en las atarjeas, la laguna, etc.; convenido; estas sustancias desprenden mal olor, y este puede llegar á diferentes puntos, aunque el aire esté tranquilo; es cierto también; pero ¿por qué habiendo habido descomposi- ción en los dias anterior y posterior á los primeros dias de Abril, solo en estos se ha desarrollado este olor tan repugnante? ((Como decimos en el dictamen del Consejo, se ha observado en los dias de la fetidez una sequedad notable del aire, menor pre- sión que de costumbre y aumento exagerado de la temperatura. Ahora añadiré que, consultando el Boletín del Ministerio de Fo- mento, en los registros de los dias mencionados se encuentra esto: que el cielo estuvo completamente limpio en la noche y la maña- na, la atmósfera tranquila en la noche generalmente y la tempe- ratura ambiente muy baja de las 5 á las 9 de la mañana, y muy alta de esta hora en adelante hasta las 6 de la tarde, en que ba- jaba notablemente. Hubo además otro fenómeno, y fue una he- lada que se observó en la noche del 4 al 5 de Abril. «¿ Cómo se puede explicar con estos datos el desarrollo de la fe- tidez? He este modo: la pureza, la calma y la sequedad de la atmósfera hacian la irradiación terrestre sumamente intensa 628 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. después de la puesta del sol; esta irradiación era tan considera- ble que producía el rápido y completo enfriamiento del suelo, y á tal grado, que el vapor de agua se condensaba sobre él y sobre los vegetales, produciendo un abundante rocío, que alguna vez, como se lia dicho, se congeló : al despuntar la aurora, calentan- do los primeros rayos solares la superficie terrestre, se dilataba considerablemente el aire elevando su punto de saturación y ha- ciendo muy notable su avidez por el vapor de agua; los gases aprisionados entre la tierra se dilataban y se desprendían; el va- por de agua se elevaba de la misma tierra húmeda y de las su- perficies líquidas, produciendo nubes tanto más aparentes y más densas, cuanto era más frió el aire, y arrastrando las sustancias volátiles y los gases solubles en el agua. Todo el mundo ha visto en las mañanas frías de Marzo y de Abril los vapores que se des- prenden de los estanques y de las tierras barbechadas; pues esto se produjo en la mañana del dia 10 de Marzo: se lee en el Bole- tín del Ministerio de Fomento, en la parte correspondiente al re- gistro de ese dia, que á las 6 de la mañana habia una niebla li- gera al rededor de la ciudad. Esta niebla era lo que olia: en la tarde, al ponerse el sol, pasaba un caso semejante. « Si la hipótesis que he desarrollado es cierta, se ha de poder comprobar con algunos otros hechos semejantes al que ha pasa- do en México ; y en efecto, se comprueba en el párrafo siguiente, - que he tomado déla obradeFlammarion titulada «La atmósfera;» . dice así: 1 «Las nieblas espesas se hacen á veces olorosas porque se impregnan de las diversas exhalaciones que pueden llegar á las corrientes inferiores de la atmósfera. El amoniaco se deja percibir con mucha frecuencia. En Bélgica y en el Norte tienen á menudo el olor de la turba. En las nieblas frías y húmedas de las noches de Octubre de 1871, en París, se pudo notar la del 14 que emitió un olor desagradable de petróleo.» « Podría extenderme mucho más, y tal vez lo haga en el curso de la discusión; por ahora diré para concluir: «La aparición de la fetidez en los dias y á las horas en que se ha observado, ha tenido por causa la irradiación terrestre regio- ] 1 Camilo Flammaiion. L’Atmosfére. Tom. 2?, pág. 224. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 629 nal exagerada, que se verificó en esos mismos dias y horas, en medio de ciertas condiciones especiales del suelo y de la atmós- fera. » El Sr. Barcena , en nombre de las Comisiones, dijo: que las opi- niones tan brillantes expuestas en el discurso del Sr. Orvañanos, lejos de ser una impugnación para su dictámen, vienen en su apoyo 5 y si á primera vista parecen estar en contra, esto no de- pende sino de que no ha tenido á bien fijarse en la parte exposi- tiva del dictámen, ni ha tenido tampoco á bien tomar en cuenta la proposición, que no es sino la condensación de todas las ideas emitidas en el cuerpo del mismo dictámen. En la primera noche que presentamos, dice, nuestras proposiciones, se dió lectura á la parte expositiva del dictámen, y en una de sus partes que tocó al que habla redactar, después de varias consideraciones se dice casi lo mismo que expresa el Sr. Orvananos. De manera que, como se ve, hemos demostrado estos fenómenos de la misma maneia que el Sr. Orvañanos. Cuando la atmósfera estaba en calma, las emanaciones de los lagos venian á radicarse en la atmósfera de la ciudad $ entonces podria venir una ráfaga del Sur, y entonces eran arrastradas. Esto está perfectamente demostrado enlaparte expositiva del dictámen. Hay que advertir que las Comisiones fueron nombradas hasta el dia 30 de Marzo, y refiere á esta fecha su dictámen, para que no se le inculpe de falta de observaciones anteriores 5 pues no pu- do formar de otro modo su opinión. El aumento de calor era para la Comisión una comprobación más de que el aire había perma- necido en aquellos dias sin circulación, y como además en aque- llos dias la escasez de agua potable hacia que se regasen las calles con aguas fétidas de los pozos, todas estas causas y la falta de corriente del aire, vinieron á determinar y á favorecer la produc- ción de los gases ácido sulfhídrico y sulfhidrato de amoniaco en la atmósfera de la ciudad. Por lo demas, siendo las mismas las causas, tanto para el Sr. Orvañanos como para las Comisiones, si mis compañeros están de acuerdo, no tengo inconveniente en que cambie la palabra cal- ma por estancamiento que han empleado las Comisiones. Los Sres. Lobato , Belina y Vértiz hicieron notar que el mal 630 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. olor existe de un modo habitual en la ciudad^ siendo la pestilen- cia observada tansolo una exageración de lo ordinario. Agrega- ron que no hallándose subordinada la fetidez sino al estado de calma ó movilidad del aire, de aquí se deduce la falta de relación con las otras causas señaladas por la Comisión. Atendiendo las Comisiones á las razones antes vertidas, pre- sentaron por su órgano, el Sr. Barcena, las proposiciones todas en los siguientes términos, siendo definitivamente aprobadas por el Congreso : «Ia La pestilencia observada en la última semana de Marzo y primera de Abril, tuvo por causa el desprendimiento de los ga- ses que resultan déla putrefacción de materias orgánicas, debien- do referirle con especialidad al ácido sulfhídrico y sulfhidrato de amoniaco. «Los focos más importantes de esa descomposición fueron los lagos, atarjeas y canales inmediatos á la ciudad. «2a Esta descomposición fue favorecida por la concentración de las aguas que contenían el material mencionado. «3a La intensidad de la pestilencia y su difusión, estuvo su- bordinada á la calma relativa de la atmósfera, cesando tan lnego como aquella entraba en movimiento.)) En la sesión del 3 de Junio de 1S78 se puso á discusión la pro- posición primera de la segunda cuestión, que se presentó en es- tos términos: « Ia La existencia del ácido sulfhídrico y del sulfhidrato de amoniaco en la atmósfera, no puede producir epidemias.» El Sr. Reyes , J.M., manifestó, en nombre de las Comisiónes, las razones que había tenido para presentar la proposición que aca- baba de ponerse al debate. Expuso que habiendo fijado las Co- misiones como principal causa del mal olor el ácido sulfhídrico y el sulfhidrato de amoniaco, habían, consultado como consecuen- cia de esto la actual proposición, sosteniendo que estos gases no producen una epidemia, considerando como epidemia la multipli- cidad de casos de una misma enfermedad, y el sello que llevan impreso las enfermedades comunes de una población. El Sr. Belina dió lectura al siguiente discurso: ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 631 (( En contradicción con la opinión generalmente adoptada boy en la ciencia, la Comisión concluye que no hay fundamento para creer que las emanaciones de los lagos y atarjeas pueden produ- cir epidemias. « En una ciudad en que la obstrucción permanente de las atar- jeas coincide con la existencia endémica del tifo, el cual tan fre- cuentemente toma proporciones de epidemia, una conclusión se- mejante puede ser de consecuencias muy graves. Las opiniones de los módicos que debían ser unánimes en ese asunto, están di- vididas; las prudentes medidas propuestas por el Consejo de Sa- lubridad se ponen en duda; las buenas disposiciones del Gobier- no para hacer lo posible en bien de la higiene pública se resfrian por la vacilación é inseguridad de un gran número de colegas acerca de la verdadera fuente de las epidemias. «Se debía suponer que la Comisión, proponiendo sus conclusio- nes de tanta trascendencia á una reunión tan respetable, las apo- yara en argumentos notables, ó álo menos que en una crítica justa exponga y pruebe la inexactitud de las opiniones contrarias. En el dictamen hemos extrañado la falta completa de bases para las conclusiones. La Comisión dice solamente que conoce todas las opiniones y teorías opuestas, y que las rechaza como hipotéticas ; pero eso lo hace de un modo absoluto, sin estudio, sin crítica, sin pruebas, solamente por su parecer y sus creencias personales. Se ha dicho en una de las últimas sesiones por uno de los miembros más prominentes de la Comisión, que en los debates de la Aca- demia de París, que tuvieron lugar últimamente sobre ese asunto, las opiniones presentaban todavía una gran divergencia, y que cuando hay varias teorías sobre una cuestión, y ninguna de ellas es universalmente reconocida, sucede en lo general que todas son falsas. Ese modo de juzgar las cosas no es admisible en la cues- tión que nos ocupa. Eesumiendo las discusiones de la Academia Parisiense, se puede decir que unos como Gueneau de Mussy, Jac • coud , Jules Guerin , Bouchard , han citado hechos numerosos que demuestran que las emanaciones de las letrinas y atarjeas son perjudiciales á la salubridad, y causa principal del desarrollo de epidemias; y otros como Chauffard , Bonley y Bouchardat , se han fijado en el hecho de que la aglomeración de materias orgánicas 632 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. y la putrefacción de ellas, no siempre provocan epidemias, y de que muchas personas se exponen a las exhalaciones de esas ma- terias y las soportan sin enfermarse. « De esos debates puede deducirse que la fuerza tifogénica de las materias fecales es incontestable, y está bien demostrada en casos numerosos 5 pero que sus emanaciones no son perjudiciales siempre y en el mismo grado, y que determinan una epidemia solamente bajo la influencia de ciertas condiciones que todavía no están bien demarcadas. La fermentación pútrida de las ma- terias fecales puede en ciertas condiciones ser inofensiva, pero eso no impide que en otras constituya la causa principal del des- arrollo de epidemias. Pueden existir varias opiniones sobie la explicación de los hechos y sobre la naturaleza del veneno, pero las observaciones numerosas y comprobadas de epidemias que tenían por causa las exhalaciones de letrinas y atarjeas, peima- necen siempre como un hecho incontrovertible. En un estudio publicado últimamente en la Gaceta Médica , he expuesto la opi- nión dominante en Alemania sobre ese asunto, y he reunido un gran número de esos hechos observados en varios países, y aho- ra me permito citar los principales y añadir algunos nuevos de suma importancia. «Los médicos ingleses citan muchos casos de epidemia de tifo, que no tuvieron más origen que el riego de los campos hecho con agua de caños ó de pantanos. El mismo hecho ha observado el Dr. Ducleaux en la epidemia de Nancy en 187G y 77, que tuvo por causa el riego de los jardines de la ciudad con las aguas de las atarjeas. «En la epidemia de cólera enTours, de 1859, que fue muj benig- na, esa enfermedad penetró en la prisión celular, ^ de 89 detenidos que habia en ella, murieron 58; de 22 personas que pertenecían á la administración fueron atacadas 11, y perecieron 9. «Todos los presos, cuenta el Dr. Dumesnil, vivían absolutamente aisla- dos, y parecia inadmisible que se trasmitieran unos a otros la en-¡ fermedad. Examinada cada una de las celdas, lo mismo que los corredores contiguos á los departamentos de la administi ación, se encontró que habia tubos que comunicaban con la letrina, > que cuando la densidad del aire disminuía en los cuaitos poi L ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 633 ñevacion de la temperatura, el aire de la letrina penetraba en iquellos, llevando consigo los miasmas que se desprendian de los excrementos. » « En la guerra de Crimea también se hicieron tristes observa- . eiones, como la de que en el campamento y hospitales franceses, euyas letrinas estaban malísimamente construidas, el tifo diezmo i la tropa, al paso que el ejército inglés se vió libre de la enfer- medad, á favor de las excelentes precauciones sanitarias que se adoptaron. Igual cosa sucedió en la última guerra franco-alema- na, en el sitio de Metz, cuando llena de tropas, heridos y efermos, sometida la población á ración de víveres, abatida por las der- rotas, la ciudad se preservó de la epidemia gracias á una buena canalización; mientras que en los campamentos de los alemanes, en terrenos bajos y húmedos, con letrinas mal construidas y mal aseadas, á pesar de la abundancia de víveres, de buenos vestidos y del entusiasmo de las victorias, el tifo hizo en ellos considera- bles destrozos. «Igualmente, cuando la epidemia del cólera en París, de 1832, se observó que en las calles angostas, sucias y desprovistas de una buena canalización, la mortandad era de 33 por 1,000, y que en las anchas, aseadas y con caños bien construidos, no pasó de 19 por 1,000. «En la epidemia de tifo en Bonn, de 1866, el Dr.Moers ha hecho la interesante observación de que el tifo exantemático se circuns- cribió solamente á las calles angostas, sucias y desprovistas de una buena canalización, y que en las calles aseadas no se obser- vaba al mismo tiempo sino la fiebre tifoidea. « También se observó en una epidemia de Londres que, en los lugares donde á causa de la mala construcción de los pozos ó las letrinas, el agua potable estaba desmejorada por la mezcla con la de los caños, la mortandad fue de 13 por 100; mientras que en otros, donde las construcciones se habian practicado más cuida- dosamente, la mortandad fue de 3 á 7 por 100. « Gueneau de Mussy cita una epidemia en Croydon, nacida en circunstancias tales, que un médico, el Dr. (Jarpenter, ha podido predecirla solamente porque él preveia la mezcla de las aguas de una atarjea deteriorada con la agua del recipiente que alimen- Tomo VI.— 80 634 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. taba algunas fuentes de la ciudad. En efecto, 400 personas ha- bían sido atacadas de fiebre tifoidea, exclusivamente en los cuar- teles de la ciudad provistos de esa misma agua, quince dias des- pues de haberse efectuado esa mezcla. La epidemia cesó cuando cuidaron de mantener la pureza de las aguas potables. «La limpia de un estanque, rio ó puerto de mar, ó la excavación del suelo para construcciones, ocasionan á menudo enfermeda- des infecciosas. Según el Dr. Burcq, en 1852 hubo entre los obre- ros empleados en la construcción de las cañerías en París, que entonces eran ochenta, siete muertos de cólera, ó sean 1 en 11, mientras que la proporción de la mortandad en el conjunto de la población, á causa de la epidemia, fue de 1 en 50. ((En cuanto á la inmunidad de que gozan los limpiadores de le- trinas y atarjeas, y á que se re ferian varios miembros de la Aca- demia de París, Genemi de Mussy ha probado que el hecho no está de ninguna manera demostrado. De 32 limpiadores sometidos durante tres semanas á examen, encontró Parent-Ducliatelet cuatro casos de fiebre tifoidea, es decir, uno en cada ocho, lo cual es enorme. « Friedricli ha observado en Heidelberg que la fiebre tifoidea se desarrolla todos los años en verano, en algunas calles bajas por donde pasan las cloacas donde se concentran las cañerías de la ciudad, y en Munich se ha observado también en algunos lu- gares en que hay aglomeración de materias orgánicas en putre- facción, que la epidemia era más frecuente é intensa que en cual- quiera otra parte, y desaparecía cuando se eliminaban aquellos focos de infección. «El Dr. Vacliez demostró, en la última epidemia de París, que una corriente de nudos epidémicos había seguido el trayecto de ! la atarjea principal 5 que el cuartel del Príncipe Eugenio, tan 1 cruelmente azotado por la epidemia, estaba construido sobre esa atarjea y recibía directamente las emanaciones por aberturas cubiertas con rejas. ((E11 la última epidemia de tifo en New -York, en 1872, el Dr. ! Morris ha observado que en 3G0 casas visitadas por esa enferme- dad, se ha probado la aglomeración de materias fecales consi- guientes al estado lamentable de letrinas y atarjeas. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 635 « Horner ha hecho observaciones análogas en la epidemia de Filadelfia. «Por fin, Gueneau de Mussy y Jaccoud citan un número consi- derable de epidemias observadas en Inglaterra, en Bélgica, en Adsacia, en el Gran Ducado de Badén, en Suiza y Schleswig, que prueban que la fuerza tifogénica de las materias fecales está al abrigo de toda contradicción. ((De todos esos hechos resulta: que el veneno tifoideo es produ- cido por la fermentación pútrida de las materias fecales aglome- radas en las letrinas, atarjeas, ó en el suelo 5 que se encuentra suspendido en el aire por las emanaciones ; que puede mezclarse así á las aguas como á los alimentos, convirtiéndose en fuente activa que engendra y propaga la epidemia. Si algunos miem- bros de la Academia de Paris opinan de un modo algo diferente, eso no cambia en nada la exactitud de los hechos y la importan- cia incontestable de ellos. Estando los franceses continuamente en pugna con los alemanes, se resisten mucho á adoptar las ideas que nacen del otro lado del Bhin, y por patriotismo las comba- ten. Por haber estudiado muchos años en varias universidades de Alemania y aun enseñado en una de ellas, puedo asegurar que las opiniones de las escuelas de Munich y Berlin, repre- sentadas por Peftenkofer, Pfeufer, Thiersch, Griesiuger y Vir- chow, están generalmente adoptadas y reconocidas desde hace 20 años, no solamente en Alemania, sino también en Inglaterra, Bélgica, Suiza, Países eslavos y escandinavos, y en tal grado, que la aparición del tifo está vista en esos países como señal de la ¡fermentación pútrida de las materias fecales detenidas y acumu- ladas, y su existencia endémica es tenida por la prueba más se- gura de la permanencia de esa causa tifogénica. «El estado de cosas en México es otra prueba más de la exac- titud de esa opinión: el tifo es endémico, el estado de atarjeas y ¡ comunes pésimo, la detención y aglomeración de las materias fecales permanente, y continuo el desprendimiento de los mias- mas en los patios y el interior de las casas. «El Sr. D. J. M. Beyes ha dicho en una de las sesiones anterio- res, que no debemos ocuparnos del tifo, porque ahora no se mue- ren más que 30 personas al mes, lo que representa 305 por año, 636 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. que es el número normal en México. Me parece que si después de una larga y grave epidemia, todavía se mueren 30 personas al mes, eso aumenta aún la gravedad del peligro y prueba la per- manencia de la causa tifogénica. «La Comisión opina que el verdadero peligro de la capital con- siste en las emanaciones pantanosas, y guarda silencio sobre los miasmas que engendran el tifo. Según la estadística del Sr. I). José María Eeyes, se mueren de intermitentes solamente 23 per- sonas al año. Es cierto que en los últimos anos la influencia no- civa de los miasmas palúdicos lia aumentado, que varias enfer- medades se combinan con las intermitentes, y que los casos de muerte de intermitentes y perniciosas han aumentado ; pero no es menos cierto que muchas enfermedades toman también un carácter tifoideo, y que el número de muertos por intermitentes no llega ni á la tercera parte de las defunciones por el tifo. «Resumiendo lo dicho, los estudios y observaciones numerosas hechas en varios países por hombres de ciencia y notoriedad, prueban de un modo incontestable que las emanaciones de letri- nas y atarjeas pueden ser causa de enfermedades epidémicas, y las conclusiones de la Comisión, estando en contradicción com- pleta con esos hechos, son inadmisibles. (( El peligro de la capital no consiste solamente en las emana- ciones pantanosas, sino también, y en mayor grado, en las exha- laciones de los comunes, atarjeas y otros focos de infección.» El Sr. Lobato combatió las proposiciones presentadas, y ha- biéndole advertido el Sr. Presidente que solo la primera estaba á discusión, hizo notar que existe flagrante contradicción entre la proposición que se discute y las ya aprobadas, puesto que cons- tando en esta que existen otros gases además del ácido sulfhí- drico y sulfhidrato de amoniaco, y que esas otras emanaciones eran también la causa del mal olor, debian ser tomadas ahora en consideración en cuanto á la posibilidad de producir una epi- demia: por estas razones pidió se reformara la proposición que se discute. El Sr. Beyes J. M., en nombre de las Comisiones, contestó al Sr. Belina manifestando que las teorías asentadas en su discurso no estaban del todo resueltas; que personas de bien sentada re- ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 637 putacion en la ciencia las combatían hasta este momento, valién- dose de argumentos no despreciables; que, como se ha manifes- tado ya, las Comisiones no han querido entrar en terreno de teo- rías, pues no se creen con facultad de zanjar con su dicho asuntos qne están ahora en discusión para la ciencia. Concretando sus opiniones á hechos demostrables y demostrados, ha propuesto ahora lo que está en armonía con lo consultado en la proposición ya aprobada. Com o el Sr. Marroquí opinó que esta proposición no tenia razón de ser, puesto que es un hecho que los gases sulfurosos en cues- tión no pueden originar una epidemia, el Sr. Beyes le hizo notar que han consultado las Comisiones la proposición que se discute para ser consecuentes con lo que se les habia preguntado. Suficientemente discutida la proposición, fue aprobada por una gran mayoría. Fué puesta á discusión la proposición segunda de la segunda serie, concebida en estos términos : «2a No hay fundamentos para creer que los otros elementos que vician la atmósfera puedan producir una epidemia.» Combatida por el Sr. Puerto , quien manifestó que los términos mismos en que está redactada la proposición indican que las ema- naciones á que se refiere tienen que ser nocivas, puesto que dice que vician la atmósfera; el Sr. Beyes contestó, que no obstante estar de acuerdo en que esas emanaciones han de ser nocivas, no han encontrado las Comisiones fundamentos en que apoyarse para sostener que pueden dar lugar á una epidemia, y declarando, sí, que pueden influir en el estado general de salubridad de la capital. Advirtió el Sr. Puerto que las Comisiones debían tratar bajo otro punto de vista, cual corresponde a un cuerpo tan respetable como el Congreso Médico, para evitar contradicciones que po- drían existir entre lo sostenido ahora por alguno de los miem- bros de las Comisiones dictaminadoras, y lo sostenido por el mismo en el primer Congreso, reunido por el Sr. Martínez de la Torre. Igual contradicción fué señalada por el secretario que sus- cribe, dando lectura á algunos trozos de los trabajos de aquella época y pidiendo que se atendiera á esto, no aprobando la pro- posición que se discute. 638 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. Hizo uotar el Sr. Lavista , en defensa de la proposición, que no es necesaria la presencia de los miasmas de pantanos, de lagos ni de atarjeas, para producir epidemias, dando como prueba la génesis del tifo, que se presenta infinitas veces en lugares donde no existe ni remotamente ninguna de las causas señaladas. En cuanto á las acusaciones que se lian lieclio, de contradicción con palabras ó trabajos anteriores, las Comisiones no podian menos de dejar la defensa á cargo de la persona á quien fueron diri- gidas. Habiendo pedido permiso las Comisiones para retirar la propo- sición que se discutia y reformarla en el sentido de la discusión, acordó el Congreso, por unanimidad, el permiso para retirarla. Se dió lectura en la sesión del 10 de Junio, á un informe de las Comisiones 2a y 3a, relativo á los datos que liabian adquirido pos- teriormente sobre las causas del mal olor. Hamos cabida aquí á ese informe, por contener datos de importancia, no obstante ha- ber concluido ya la discusión sobre el asunto, con las proposicio- nes aprobadas por el Congreso Médico. «En la semana que acaba de pasar tuvieron oportunidad las Comisiones que suscriben, de confirmar prácticamente sus opi- niones, ya expuestas á este Congreso, para, explicar algunos de los fenómenos sometidos á su estudio. (( Cuando esta Comisión fue nombrada para estudiar el mal olor percibido en esta capital á fines de Marzo, ese fenómeno lia- bia pasado ya, y tuvo que recurrir á métodos sintéticos para ex- plicar su origen, in templen cia, y la composición de los gases do- minantes que producian el olor fétido. «Semejante al notado en aquella época se ha percibido en los dias 29 y 30 de Mayo último, y hemos podido confirmar, en los mo- mentos de su aparición, que se encontraba en la atmósfera una cantidad notable de sulfhidrato de amoniaco, y que su presen- cia en esta ciudad era debida á la dirección del viento en aque- llos momentos, p robándose así la subordinación del fenómeno a las corrientes ó calma del aire, como quedó asentado en nuestro dictamen. «El dia 29 de Mayo, á las seis de la mañana, apareció el mal ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 639 olor en esta ciudad, y terminó á las ocho de la misma mañana. Reapareció más notablemente el dia 30 á las cuatro de la tarde, y terminó á las seis. «Las causas de ese fenómeno fueron bien manifiestas, y pue- den deducirse de la inspección del Registro meteorológico del Ob- servatorio Central. En efecto, en los momentos en que se ha no- tado el fenómeno en México, ha corrido el viento del V.E., cesan- do al mismo tiempo que la pestilencia. De aquí se infiere que el origen de esta se hallaba en la región N. del lago de Texcoco. Buscando otra causa que acompañase á la antes citada, para ayu- dar á la aparición del fenómeno, hemos encontrado la acción pre- via de la lluvia sobre aquella región, pocas horas antes ó en el instante mismo de la llegada de los gases fétidos. «La noche del dia 28 llovió fuertemente en esta ciudad y sus cercanías ; amaneció la atmósfera en calma, con solo algunas rá- fagas de viento, procedentes del S.E.: á las seis de la mañana vino el aire N.E., y con él la fetidez. Al siguiente dia cayó un fuerte aguacero sobre el lago á eso de las cuatro de la tarde; apa- reció el mismo viento con velocidad máxima de 11 metros al se- gundo, y llegó de nuevo el mal olor. « Se ve, pues, que existiendo focos de fermentación pútrida en aquella región del lago, se necesita, para que lleguen sus produc- tos á esta ciudad: 1?, un agente agitador que ponga en movimien- to los focos de putrefacción, como lo ha sido la lluvia en el caso que nos ocupa; 2o, un agente conductor con la dirección conve- niente. «La causa de que haya persistido la fermentación pútrida en aquella región, no obstante que haya recibido alguna corta can- tidad de agua el lago de Texcoco, se explica ahora por la gran cantidad de peces y otros animales acuáticos que, arrastrados por los rios, perecen casi en su totalidad, tanto por la acción de la cor- riente que los conduce, como por la influencia del agua salada del lago, que forma para ellos un medio diferente de aquel en que vivieron. Esta no es una hipótesis, pues todos los años se ve esa gran cantidad de animales muertos en los bordes de los lagos sa- lobres del Valle. «Debido tal vez al estado eléctrico de la atmósfera en la tarde 640 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. tlel dia 30, pudieron verificarse las reacciones que comprobaron plenamente la existencia del sulfhidrato de amoniaco en el aire, en los momentos en que la fetidez invadió á la ciudad. «En el Observatorio Central se expusieron papeles empapa- dos de acetato de amoniaco, y recibieron un ligero tinte agrisa- do: aquí la reacción del azufre fué la más rebelde, como se hizo observar anteriormente en el referido dictamen, no obstante que se notaba la presencia del sulfuro de hidrógeno por el órgano del olfato. El amoniaco se comprobó muy fácilmente exponiendo al aire algunas barras de cristal, untadas de ácido clorhídrico: los i humos producidos por el clorhidrato de amoniaco fueron bastan- te perceptibles. ce Las Comisiones no pretenden identificar este mal olor con el percibido á fines de Marzo; pero teniendo ambos por origen la fermentación de materiales orgánicos, creen que pueden ser, si no idénticos, sí muy semejantes, y que es posible relacionar sus cam sas originales, buscando en ellos los mismos componentes domi- nantes. « Si el fenómeno volviese á aparecer, procurarán extender su estudio las Comisiones, para ofrecer al Congreso el mayor aco- pio de datos que fuese posible reunir, á fin de desempeñar de la mejor manera posible el encargo que se le encomendó. «México, Junio 3 de 1S78. — Mariano Barcena. Ib Lavis-I ta._josé Ma Beyes.— Nicolás E. de Arellano.— D. Me. jía.— F. de Gara y.» «Nota— La tarde del dia 9 del corriente se repitió el fenómeno, habiendo como en los dias anteriores, lluvia previa en la región N. del lago de Texcoco y corriente de viento procedente del N.E. Las experiencias químicas demos traron plenamente la corriente del amoniaco. Junio 10 de 1878. -M. Barcena. El Sr. Reyes , J. M., en nombre de las Comisiones, manifestó a¡ Congreso que estas, siguiendo las indicaciones que en el cuis< de la discusión se les liabian lieclio por los impugnadores de 1¡ proposición, la liabian reformado en términos más generales, d acuerdo con el espíritu de la discusión. Añadió que no liabiendj perfecto acuerdo entre los epidemologistas sobre la significado |j de la palabra epidemia , ni sobre las causas que puedan desarrc ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 641 liarla; al consultar las Comisiones se concretaron á hacerlo tan- solo en aquello que es un hecho en su concepto. Modificaron la proposición en estos términos: «2a No hay fundamentos bastantes para asegurar que los de- más elementos de putrefacción puedan dar lugar á una epidemia determinada.» El Sr. Puerto llamó la atención sobre el hecho de encontrar algu- nas contradicciones entre lo que hoy asentaba la Comisión y lo que se aceptó en el anterior Congreso Médico, apoyando su dicho con la lectura de algunos trozos de las crónicas de aquel Cuerpo. El Sr. Orozco , D. Eicardo, usó de la palabra para manifestar que disen tia de las opiniones vertidas ante el Congreso por el Sr. ingeniero Caray, en lo relativo al Desagüe del Valle, como causa de insalubridad de la capital ; que él veia de más interes la cues- tión de las atarjeas y las zanjas de la ciudad como causa de in- salubridad, que la de los lagos, debiendo darse, en su concepto, la preferencia á la limpia y desagüe de la ciudad, que al desagüe general del Valle. Habiéndosele pedido por el señor Presidente que ciñera sus ob- servaciones al asunto que se estaba discutiendo, continuó el Sr. Orozco manifestando que él veia perfecta relación entre lo que ha dicho y la proposición presentada, pues aprobada esta, nos cree- ríamos en un lecho de flores, lo que por desgracia está muy lejos de la realidad. Insistió en pedir la reforma de la proposición que se discutia. El Sr. Chassin dió lectura al siguiente discurso : «Señores: — La Comisión, en la segunda parte de la proposi- ción actualmente en discusión, dice: no hay motivos suficientes para creer que las emanaciones de la putrefacción de materias orgánicas puedan producir una epidemia. Si se adoptara senci- llamente esta resolución, creo que seria inducir en un error pro- fundo al autor de la carta, cuya respuesta estamos discutiendo. « Es un hecho que la carta pregunta si las emanaciones de pes- tilencia del fin de Marzo y principios de Abril, eran capaces de producir una epidemia; es cierto también que la Comisión, para reducir la discusión á un terreno limitado y práctico, ha tenido Tomo VI.— 81 642 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. que reducir sus respuestas á las preguntas; pero creo que esta vez su respuesta es demasiado sucinta y liasta incompleta. « Porque es bueno saber que el autor de la pregunta quiso sa- ber si estas pestilencias eran nocivas y capaces de producir efec- tos desastrosos sobre la salud pública; para esto usó del término más amplio para designar la forma de las manifestaciones mor- bíficas en las poblaciones, que es la palabra epidemia, creyendo encerrar así en su interrogatorio todas las formas morbosas, y nosotros también debemos de suponer que quien pide más pide también menos. (( La higiene de una ciudad populosa está modificada no sola- mente por las epidemias; lo es también por las endemias y las constituciones médicas, las que van variando según los aumen- tos del calor, de la humedad, de la electricidad, de la resequedad de los vientos, y de miles de otras causas que todas son morbí- genas cuando llegan á un estado de preponderancia nociva. «Bien sabido es para todos nosotros, que una epidemia es una influencia morbífica accidental que favorece la aparición de una enfermedad muy bien caracterizada, sobre una gran cantidad de personas á la vez, sea en una ciudad, sea en un distrito, en una provincia ó en un continente: esta influencia morbífica domina la escena patológica, absorbiendo casi las demas enfermedades ó poniéndoles su timbre particular, mientras dura su desarrollo las epidemias á menudo no son más que enfermedades endémi cas que han recibido esta influencia morbífica accidental y espe cial que las trasforma en enfermedades extensivas y ambulado ras, de propagación rápida en todas direcciones: los ejemplo* son muchos, como el cólera, el tifo, la escarlatina, la viruela, e sarampión, etc., etc. ; el primero en 1854, la viruela en 1855, la es carlatina en 1853 y en 1878, el tifo famélico importado por las tro pas liberales en 1801, y últimamente en 1876 y 77; señalaré tam bien la gripa, este catarro naso-traqueo-pulmonar que visitó ei 1874 caballos, muías y burros, desde el Canadá hasta los coní lies lejanos de la Patagonia, dejando tristes recuerdos en Me xico. «La enfermedad endémica es una manifestación localizad; constante, siempre la misma, como que resulta y procede de un; ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 643 condiciones higiénicas particulares á una ciudad ó á una comar- ca determinada, como lo dije antes. Los tipos de la endemia son os mismos que los de las epidemias, y. g. el cólera en las orillas leí Ganges, el impaludismo en Boma y Lombardía, la peste en q Valle del Eufrates y en el Cairo, la fiebre tifoidea en París, el vómito en Veracruz, el buche en los Alpes, el pinto en las orillas leí Mescala, la pelagra en Lombardía, el escorbuto en Holán - la, los fríos en Cuautla Morelos, etc., etc., porque se puede de- cir que hay tantas endemias como hay climas patológicos. «A más de estas dos formas principales de las enfermedades citadas, hay también el esporádico, que es el que vemos más co- munmente en nuestra práctica. «También se deben notar las constituciones módicas, que sin crear una forma nosológica nueva, son unas modificaciones en luí estado patológico generalizado ; ellas son las que hacen que las enfermedades esporádicas ó endémicas presenten un aspecto bilioso, inflamatorio, tífico, atáxico, pseudo-membranoso, como lo acabamos de experimentar en la evolución de la escarlatina que dura todavía ; también se puede recordar la constitución in- flamatoria de hace cuatro años, de forma erisipelatosa tan pro- nunciada, que nadie se atrevía entonces á hacer cualquiera ope- ración, por pequeña que fuese, por el temor de esta grave com- plicación. «Esto dicho, desde luego vemos que si las emanaciones de materias orgánicas en fermentación pútrida no nos han dado una epidemia, según la extensión de la palabra, ellas sí han au- mentado considerablemente las causas locales de insalubridad de la ciudad, han ayudado al desarrollo de las enfermedades lo- cales, aumentando su intensidad, disminuyendo la resistencia orgánica de los habitantes, y, como eran de una naturaleza pú- trida, infecciosa, han podido determinar una constitución mó- dica de la misma condición, la que ha podido comunicar este carácter maligno á la escarlatina, y á las pulmonías de forma depresiva como las hemos podido observar últimamente, lo mis mo que á ciertos focos de tifo que han aparecido en puntos ais- lados de la ciudad; como la mayor parte de estas enfermedades son de naturaleza fermentescible zimótica, no hay, pues, incon- 644 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. veniente en decir que los productos de fermentación pútrida lian podido originar en los habitantes enfermedades de origen fer- mentescible, como son el sarampión, la escarlatina, el tifo exan temático. « De aquí resulta que si no liemos tenido una epidemia en toda forma, hemos tenido una endemia caracterizada, con complica- ción de una constitución módica de mal carácter. «Esta distinción en formas epidémica, endémica, esporádica, es de una importancia capital por lo que toca á los preceptos hi- giénicos que debemos formular como respuesta á la demanda entablada: en tiempo de epidemia las prescripciones generales de una buena higiene privada y pública son las solas recomen- daciones que se puedan aconsejar como medio profiláctico, y de la utilidad de este precepto hemos tenido un preclaro ejemplo, cuando el cólera apareció en París en 1805, el cual fué sofocado á los pocos dias por los cuidados y la vigilancia preventiva de la Edilidad parisiense, que supo preservar así su capital de los desastres de esta terrible epidemia. « Si somos bien pobres para prevenir ó luchar contra una epi- demia, no lo somos tanto contra las endemias; estas enfermeda- des son nuestras comensales de cada dia, de cada hora, manifes- tando su presencia cada dia y cada hora, y como provienen de causas de insalubridad permanente, y tangibles, imponen obli- gaciones sérias, estrictas, á las administraciones, para disminuir sus efectos, si no para destruirlas para siempre: muchas enferme- dades endémicas mortíferas han desaparecido en varias locali- dades, gracias á obras públicas de saneamiento bien entendidas; pero también hay que añadir que ciertas comarcas, ciudades j pueblos, han visto aparecer algunas afecciones endémicas, a con- secuencia de obras públicas, de diques, de terraplenes, o de indus- trias nocivas y malsanas, ó de cortes de selvas que servían de pa rapeto contra las emanaciones de focos lejanos de insalubridad «En presencia de estos hechos, ¿será suficiente la respuest. que se limitará á decir que no hay datos suficientes para asegu rar que las emanaciones pestíferas y pútridas puedan produci una epidemia» No, señores, para mí no responde al espíritu de L carta programa. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 645 «Dar esta respuesta tal cual, es engañar al que nos consultó, es ciarle una seguridad errónea tocante al bienestar del públi- co, es ponerse en contradicción con los preceptos emitidos por el Congreso Médico anterior. « En consecuencia, propongo la redacción siguiente al segundo párrafo de la proposición que se discute actualmente: ((No hay fundamentos suficientes para creer que las emanaciones de la descomposición de las materias orgánicas hayan producido en- tonces una epidemia ; pero sí los hay para afirmar que han ayu- dado al desarrollo de unas afecciones endémicas que se han pre- sentado con un carácter grave de malignidad.— De. Chas sin.» En seguida el Sr. JBclinci dio lectura al siguiente discurso. « Señores: — Es un hecho adoptado por la mayoría de los pato- logistas, que en las enfermedades infecciosas, como el cólera, el tifo, la disenteria, etc., el veneno morboso se encuentra en las deyecciones de los enfermos. Con eso coinciden observaciones numerosas de epidemias provocadas por la infección del agua potable con las infiltraciones de letrinas y caños, y también el he- cho de que los enfermeros y las lavanderas se enferman muy á menudo. Las inoculaciones hechas en los animales no dejan nin- guna duda sobre este asunto. Pettenlwfer , Délbruck y Thiersch han demostrado que la inoculación de deyecciones coléricas en los animales provocan cólera. Lebert y Pfeufer han jorobado el mismo hecho en la disenteria, y últimamente se han hecho expe- rimentos análogos en el tifo. J. Guerin ha inyectado bajo la piel de conejos y perros una solución de las materias fecales de enfer- mos de tifo, y los animales se morian en algunas horas 5 cuando inyectaba solamente una solución de deyecciones de personas sa- nas, los animales no se enfermaban. Los experimentos de Bircli- Hirschfeld hechos en la última epidemia de tifo en Dresden, en 1873, fueron todavía más concluyentes : inyectaba en el esófago de los animales los productos diarréicos de enfermos de tifo, y eso provocaba dentro de poco tiempo, una diarrea, calentura hasta 41 grados, enflaquecimiento considerable, y muerte 5 y en la au- 1 topsía se encontraba tumefacción de los ganglios mesen téricos, í aumento del volúmen del bazo, y la hinchazón, y aun en algu- nos casos ulceración, de las placas de Payer. 646 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. «Es de suponer que, si los excrementos contienen el veneno, sus exhalaciones pueden contenerlo también. Como en l\léxico hay actualmente tifo, y como las deposiciones de los enfermos se mezclan con las materias fecales en las letrinas y atarjeas, el veneno puede multiplicarse, entrar con las emanaciones en la atmósfera y producir epidemias. «Ese hecho por sí solo seria suficiente para reprobarla segunda conclusión de la Comisión. Pero hay más: el estudio de la fermen- tación nos ha dado un esclarecimiento sorprendente sobre las en- fermedades infecciosas. Se ha descubierto que cada fermentación es producida por el desarrollo y la reproducción de unos orga- nismos microscópicos 5 que esos organismos constituyen el prin- cipio venenoso; que entran en la atmósfera como partículas in- visibles, pueden penetrar en el cuerpo por intermedio de la res- piración, obran aquí como fermentos, provocan la multiplicación de nuevos seres microscópicos y causan la aparición de enferme- dades infecciosas. Ese hecho es muy exacto y está muy bien de- mostrado en la ciencia. Ya es probado que las epidemias de plan- tas, como papas y viñas, no tienen otro origen; lo mismo la epi- demia de gusanos de seda, llamada «pebrine,)) es provocada por el desarrollo extraordinario y multiplicación de esos organismos invisibles, y que puede ser alejada destruyendo la causa. En las enfermedades infecciosas del hombre se ha reconocido ya la exis- tencia de esos organismos. En la malaria es un hongo microscó- pico indicado por Salisbury y demostrado por j Bertlet. Lebert , Hallier y Martin han demostrado la existencia de bacterias ó al- gas infusorias en las deposiciones de los enfermos de cólera, las han encontrado en la sangre de los enfermos, y después de la muerte, en varios órganos, principalmente en los riñones, en los cuales los canalículos renales son casi obstruidos por la gran can- tidad de esos organismos inferiores. Davaine y Chavlet lian en- contrado bacterias en la sangre de los enfermos de croup. Pasteur y Joubert en el carbunclo, Tigri y Hallier en la sangre tifoidea. Hace algunos meses que Robín presentó en la Academia de Cien- cias de París un trabajo del Dr. Feliz que concluye, que la sangre tifoidea contiene en suspenso grupos criptogámicos, susceptibles de vegetar y reproducirse en un globo de aire. Ademas, Birch - ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 647 Eirschfeld ha probado experimentalmente, qne si se inyecta la sangre tifoidea bajo la piel de animales, estos se mueren en al- gunas horas. «El desarrollo y lamarchadelas epidemias coincide en todo con el desarrollo y la reproducción de esos organismos microscópicos; todo lo que favorece la multiplicación de ellos favorece el desar- rollo de las enfermedades infecciosas, y la fermentación pútrida de las materias orgánicas aglomeradas, como semillero por exce- lencia de los séres inferiores, es al mismo tiempo la causa prin- cipal de las epidemias. Ese modo de ver es tan generalmente adoptado, que las enfermedades infecciosas ya han recibido el nombre general de enfermedades zymóticas, porque se basan so- bre la fermentación (zymosis). «La Comisión niega ese hecho en su 2a conclusión, y el Sr. Re- yes aun nos ha dicho que no debemos entrar en detalles, que eso es bueno en una Academia pero no en el Congreso. Yo creo todo lo contrario; no tenemos ningún otro criterio que el científico; no podemos formarnos ninguna opinión exacta si no es basada sobre los hechos, sobre la análisis, sobre experimentos y obser- vaciones de hombres competentes, y precisamente combatimos la 2a conclusión de la Comisión, porque ella no tiene esa base científica. «En efecto, pocos son los argumentos que la Comisión nos ha producido, y esos difícilmente pueden soportar una crítica séria. «El Sr. J. M. Reyes nos ha dicho que ahora el tifo en lugar de aumentar disminuye. Como no tenemos una estadística exacta en la actualidad, es difícil probar si eso es exacto ó no; pero aun suponiendo que el tifo disminuye, eso no prueba nada. Las epi- demias siguen una marcha muy variable; después de una dura- ción larga, se debilitan para volver con más fuerza. Si el tifo dis- minuye hoy, puede aumentar mañana. «El Sr. Lavista ha expuesto otro argumento : que se han obser- vado epidemias en lugares poco poblados, adonde no puede ser cuestión de la existencia de miasmas de atarjeas ni canales. Pues si no hay atarjeas ni aun letrinas, no faltan nunca los excremen- tos; y esos, depositados en el suelo bajo la influencia del sol y la humedad, pueden entrar en fermentación pútrida y desprender 648 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. los miasmas pestilentes. En la última disensión en la Academia de Paris, Gueneau de Mussy ha citado varias epidemias en luga- res poco poblados que tenían ese origen. Se lian observado aun epidemias aisladas en un solo piso de casa, provocadas por la obs- trucción del tubo de la letrina y la detención de los excrementos. «El Sr. J. M. Beyes lia observado también que aunque participa de la misma opinión, tiene todavía algunas dudas, porque el prin- cipio venenoso no le parece universal ; unas veces está mezclado con agua, otras veces está suspendido en el aire; que se encuentra unas veces en las letrinas, otras en las atarjeas ó canales: pues se-! ñor, lo mismo sucede con otros venenos. Es completamente igual si la estricnina viene de la botica ó droguería, si se le toma en píldoras ó solución alcohólica, siempre da el mismo resultado. ((Como se ve, todos esos argumentos son sumamente débiles, y estando la 2a. conclusión de la Comisión en contradicción con los hechos incontestables y careciendo de toda base científica, creo que no puede ni debe ser adoptada por el Congreso.» El Congreso escuchó el siguiente discurso del Sr. Fenelon. «Señores. — «La lettre tue, Pesprit vivifie.» Hemos sido lia mados para contestar á la solicitud del Gobierno, deseoso de cal mar la alarma producida en esta capital por la exageración d<' ciertas condiciones de insalubridad. El instinto mismo avisa ; los más ignorantes, de que un aire impregnado con malos olore ¡ debe ser malsano; no necesitan saber que gases lo hacen tal, le j repugna y lo repelen justamente: con sorpresa oirán decir que 1 ciencia declara su instinto fallido; corremos riesgo de que se bm leu de ella. La mayoría de los miembros de este Congieso adm i ti ó «que la existencia del ácido sulfhídrico y del sulfhidrato d amoniaco en la atmósfera no puede producir epidemias. ¿ Sei posible f • IJna atmósfera contaminada con estos gases podrá se pura ? Sabemos por las mismas conclusiones del Congreso, qu no. Desde luego conduce á decir que la atmósfera impura no pm de producir epidemia. ¿ Qué será una epidemia ? C ontesta Littic «es una enfermedad que ataca á la vez en un mismo lugar gra número de personas, y que proviene de una causa común > gen- ial sobrevenida accidentalmente.» ¿No será permitido ya cree ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 649 {lie un aire impuro alimentando mal las respiraciones, debilitan- do los organismos, envenenándolos, pueda ser esa causa común [y general, que haga á un gran número de personas incapaces á la vez de resistir á influencias epidémicas ! «Aunque sea indiscreto discutir un artículo ya aprobado, su- plico al Congreso me permita hacer una última reflexión sobre la influencia deletérea del ácido sulfhídrico y de sus derivados : este gas, eminentemente nocivo, no se produce más que cuando á las sustancias en putrefacción falta el oxígeno indispensable á la for- mación de sulfates ; 1 de allí se deduce que es un producto inter- mediario entre los cuerpos orgánicos y los minerales ; cayendo de las alturas de la organización al abismo de la naturaleza muerta, este cuerpo arrastra consigo á las organizaciones capaces de ce- derle su oxígeno, es decir, sencillamente, que es ávido del gas vi- vificador; por esto mismo es temible. Vivimos en una atmósfera demasiado pobre por la falta de presión; si le agregamos un gas capaz de aumentar esta pobreza, más aún, de despojar á nues- tros glóbulos del oxígeno ya asimilado, ¿cómo no creer que se au- mentarán las probabilidades de epidemia! « Por los trabaj os del inolvidable Olaude Bernard, sabemos que los gases deletéreos son de dos clases : unos son nocivos por el lugar que ocupan, haciendo menos eficaz el trabajo de la respi- ración; otros son verdaderamente tóxicos: ¿el ácido sulfhídrico pertenece á esta última clase! Se nos contestará que aunque se percibiera su presencia de un modo notable por el olfato, que es el mejor de sus reactivos, era muy poca la proporción contenida en el aire que respiramos en los dias de alarma. La Comisión que presentó las conclusiones actualmente en discusión, nos concedió que en efecto podía ser la presencia de este gas causa de insalu- bridad. ¿ Cómo sostener á la vez que no haya más probabilidades 1 Sabemos, por los trabajos de Bertelot, que así como la pesantez atrae á los cuerpos al centro de la tierra, las combinaciones químicas tienden siempre liácia la que es capaz de producir mayor suma de calórico ; por esto las putre- facciones se completan absorbiendo oxígeno donde lo encuentran, acabando así de devolver el calórico absorbido en las combinaciones. Esta analogía en- tre las combinaciones últimas de los organismos en descomposición, con la caida de los cuerpos, no es de poca importancia para comprender cómo despo- jan á sus circunstantes de los elementos necesarios. Tomo VI. -82 650 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. de epidemia cuando hay más insalubridad? Uno de sus ilustra- dos miembros, probablemente para hacer palpable la diferencia que considera haber entre estado insalubre y estado epidémico, nos dijo: que podia estallar una epidemia tífica en medio de las condiciones más satisfactorias de salubridad. Bien sabemos, en efecto, que el tifo puede nacer en la covacha del portero, por las malas condiciones en que vive, y subir á los pisos altos para al- canzar á personas rodeadas de las mayores precauciones higié- nicas 5 y muy justo es que sea así, para que el dia en que los prin- cipios sociales estén mejor conocidos, se anime algo más la cari- dad con el interes bien entendido. Nada extraño es que el tifo salga de una ciudad contaminada para irradiar en donde no se esperaba encontrarlo : por esto lo llamaremos infecto-contagioso’ Negar esto seria negar la utilidad de la higiene : es una evidencia para todo hombre científico, como para el ignorante dotado de sen- tido común, que un aire impuro puede ser causa de epidemia, y que todo aire capaz de impresionar penosamente el olfato, es impuro. «No hay fundamento para creer que los otros elementos que vician la atmósfera, puedan producir una epidemia. » La redae- cion misma de esta segunda conclusión indica que la Comisión no tenia ya el mismo atrevimiento de que usó al redactar la primera j ; parece dejarnos el trabajo de decirle en qué nos fundamos para afirmar que todo lo que es capaz de viciar la atmósfera, lo es de inoducir epidemias. La expresión misma que usó puede servir i de contestación : lo que es capaz de viciar la atmósfera puede lle- gar hasta el grado de hacer la vida imposible, y si tal sucediera, i se podría bien llamar epidemia la mortalidad que resultaría. Si bien es cierto que en el caso que nos ocupa no ha llegado á tal grado, no podrán negarnos los miembros de la Comisión que el hecho de estar viciada la atmósfera, aunque fuera poco, pueda ser causa de una generalización de enfermedades. «Por otra parte, basta, sin entrar en pormenores, tener una idea general de los otros elementos capaces de viciar la atmósl fera, para considerarse muy bien fundado en declarar que pue- 1 den producir epidemias. Todos los trabajos de los higienistas í concuerdan en este sentido, muy particularmente los de Tyndall v de Pasteur. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. (¡51 «Al ver la escrupulosidad con que la Comisión nos dice: «el cido sulfhídrico y sus derivados no son la semilla especial de nin- guna epidemia ; aquello que lo acompaña no es capaz de produ- cir tal ó cual otra enfermedad epidémica, » parece que estén co- locidas tales semillas y se pueda afirmar que este elemento, ca- >az de viciar la atmósfera, es el gérmen de tal ó cual epidemia, > otro no. Dichosos serán los que lo puedan hacer; pero nuestra delicia, balbuciente hoy, no llega hasta allí; lo que podemos de- clarar ahora, sin ser temerarios, es que todo motivo de debilita- don, obrando de un modo general sobre una población, puede lar lugar al desarrollo de una enfermedad que ataque al mismo lempo á un gran número de personas. « La mayor parte de los organismos inferiores encontrados en ma atmósfera contaminada por la putrefacción, puede asimilarse í los gases desoxidantes ó á parásitos que vivirán á expensas del oxígeno inspirado, y aun del aprovechado ya. « Si pensamos en lo que pasa cuando, en lugar de introducir el oxígeno necesario, el sér viviente recibe en cada inspiración una cantidad menor, el trabajo de la respiración viene á ser en gran parte perdido en un gasto sin compensación. Si en lugar del oxí- geno vivificador penetran en el pulmón gases tóxicos, organis- mos ávidos de oxígeno, ¿ cómo extrañar que emita en la espira- ción sustancias todavía más deletéreas, capaces de producir lo que algunos higienistas han llamado el miasma humano ? « ¿Por qué habrá sido este lujo de invenciones para destruir ó alejar las materias en descomposición de las grandes aglomera- ciones humanas? ¿Por qué las prescripciones de policía ? ¿Por qué las reglas de higiene, si las materias en descomposición, si los elementos que vician el aire ya no son temibles? Debemos en- tonces considerar á los higienistas como visionarios. « Si se insiste todavía en aquella distinción más sutil que só- lida, más teórica que práctica, diciendo: la insalubridad es una cosa y el estado epidémico otra, pediremos permiso para recor- dar el objeto del Congreso. La población ha sido justamente alar- mada tiempo há, por el aumento de la mortalidad ; el Gobierno, con una solicitud muy loable, ha querido saber las causas de tal aumento: la población y el Gobierno han podido creer que la im- 652 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. pureza del aire debiera empeorar las circunstancias. Si nos limi- tamos á contestar que no encontramos en esto el germen de nin- guna epidemia, podrán respondernos: si el aumento de la mor- talidad no es debido á ninguna epidemia, es tanto peor; ¿qué seria si en contra de las conclusiones del Congreso sobreviniera algu- na! Aun se pudieran poner en contradicción afirmaciones emi- tidas en 1876 por el mismo Congreso, con la s opiniones que se dis- cuten actualmente. (( Las causas de epidemia persistirán mientras la higiene no las haya combatido; pero después de haber cebadóse sobre una po- blación una epidemia, es probable que falten sugetos por haber pagado el tributo todos los que tenian aptitud para ello. Después de las grandes epidemias, la observación demuestra que baja la mortalidad: entre nosotros sucedió al revés; pasado el tifo, au- mentó aquella, Justo es que el Gobierno y la población se preo- cupen de una situación alarmante, y aunque no se mueran por epidemia, se quejen de que se mueran demasiado. Más útiles hu- bieran sido los trabajos del Congreso sin la distinción hecha en- tre la mortalidad por epidemia y por insalubridad. ((Siendo realmente la insalubridad la que nos aqueja, se hu- biera convenido en que las condiciones higiénicas de México son pésimas, sacando desde luego las indicaciones para remediarlas. « En la altura en que vivimos, la falta de oxígeno es una causa de debilitación constante. Todas las causas capaces de disminuir la proporción de este gas en el aire que respiramos, deben remo- verse, entre ellas, la putrefacción debida á la acumulación de ma- terias orgánicas en via de descomposición; la aglomeración de gente en habitaciones insuficientes é insalubres ; 1 la falta de agua 1 Es imposible no señalar el aumento considerable (le habitantes en los antiguos conventos, los cuales contienen hoy familias numerosas en donde ha- bla pocos religiosos. No es dudoso que tales aglomeraciones, entregadas al ma- yor descuido en cuanto á condiciones higiénicas, son focos de insalubridad. A la vez se puede llamar la atención sobre el error cometido en las nuevas construcciones, sean de casas de vecindad ó aun de casas para personas aco- modadas, en donde, imitando las construcciones europeas, hacen piezas dema- siado reducidas; en estas, atendiendo á la rarefacción del aire, más pronto es- tará viciada la poca cantidad que contengan ; y si no viene á ser esto causa de epidemia manifiesta, sí lo es indudablemente de insalubridad. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO 653 corrediza que atraiga consigo el oxígeno de los campos para con- tribuir ála pronta oxidación de las sustancias en via de descom- posición. « Como medio de aumentar el oxígeno que nos hace falta, nin- guno hay mejor que la plantación de árboles de vegetación rá- pida. Nada de esto podría fundarse en las conclusiones presen- tadas f estas no conducen más que á un aumento considerable en el consumo de la quinina. «Dejando á un lado la cuestión de saber cuáles son los gérme- nes de cada epidemia, y si serán los elementos que acompañan al ácido sulfhídrico capaces de producirla, preocupémonos cuan- to antes de hacer patentes las causas de insalubridad, persisten- tes aun cuando no hay epidemias: conocidas tales causas, los re- medios se deducirán naturalmente. Confesemos que todo aire en el cual el olfato percibe ácido sulfhídrico, es aire impuro 5 que to- do aire impuro es insalubre y puede ser causa de mortalidad. « Ninguno de los miembros de la Comisión que propuso la con- clusión absolutoria para el gas de las letrinas, ni de la mayoría que la aprobó, se conformaría con vivir algún tiempo en una at- mósfera análoga á la que dió motivo á la alarma por la cual nos volvimos á reunir : y aunque teóricamente no se creyeran expues- tos á morir jior epidemia, siempre no considerarían su existencia en condiciones favorables para prolongarse. «Volvamos al espíritu que nos debe animar, que es el de nues- tra conservación y la de nuestros conciudadanos; dejando para circunstancias menos apremiantes, las discusiones académicas sobre la distinción entre epidemia é insalubridad. «L’esprit vivifie; la lettre tue.» «México, Junio 9 de 1878. — Fenelon.» El Sr. Lavista manifestó la creencia que las Comisiones abri- gaban respecto á que los términos en que estaba redactada la pro- posición presentada últimamente al debate, satisfarían á las opi- niones emitidas por los Sres. Chassin y Fenelon, por lo cual ex- cusaba toda contestación á ellas. En cuanto á las ideas sostenidas por el Sr. Belina, insistió en lo que anteriormente había dicho, y era: que ni todos los autores 654 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. estaban de acuerdo respecto alas causas de una epidemia, ni tie- ne la ciencia todavía nada comprobado sobre esto, no obstante ser ya conocidos todos los elementos que se creían productores de epidemias. En apoyo de esto citó varios casos de personas que respiraban constantemente un aire saturado de emanaciones pú- tridas y gozaban de completa salud; así como por el contrario, otras que vivían en poblaciones en donde no había acumulación de materias fecales, ni de sustancias orgánicas en descomposi- ción, y eran víctimas de enfermedades y de epidemias. Que en tal virtud, no habiendo un fundamento científico perfectamente comprobado, las Comisiones no podían asegurar la posibilidad de una epidemia, y tenían, por lo mismo, que insistir en los tér- minos en que la proposición estaba concebida. En la sesión del 17 de Junio dio lectura el Sr. Puerto á la nota siguiente, en la que trató de rebatir las opiniones vertidas por el Sr. Belina en sesiones anteriores, y apoyar la proposición que se discute. ((Señores. — En la sesión anterior hemos escuchado el cientí- fico discurso de nuestro inteligente y distinguido compañero el Sr. Lavista, el cual se limitó á contestar al Sr. Belina y no á de- fender la proposición que actualmente está á discusión, supuesto que hasta hoy no ha sido combatida por ninguna de las personas que han tomado parte en el debate. «Los discursos de los Sres. Chassin y Fenelon hubieran sido de oportunidad si la Comisión no hubiera sido deferente, ó más bien dicho, si ella no hubiese modificado en el sentido de la dis- cusión dicha conclusión ; pero esas armas que se traían prepara- das para el combate, no debieron aparecer desde el momento que la Mesa preguntó al Congreso si se admitía á la Comisión la reforma que habia hecho á su conclusión, reforma debida á las ideas científicas que fueron emitidas en la discusión primera: el Congreso admitió que se presentara reformada, y el Sr. D. José María Beyes le dió lectura, apoyando sus reformas en datds cien- tíficos. « El Sr. Chassin comenzó por decirnos que el discurso que traía se referia, no á la conclusión reformada, sino á la anterior; dicha ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 655 confesión nos demostraba claramente que lo que íbamos á escu- char había perdido su oportunidad, yen tal virtud por fuertes y poderosos que fuesen los argumentos, eran del todo inútiles. « El Sr. Belina, queriendo robustecer las teorías que ha emitido sobre epidemias, y en particular sobre el tifo, hizo una deplora- ble confusión: no me extenderé sobre esta parte, supuesto que el Sr. Lavista probó suficientemente el error cometido, concretán- dome solamente á refutar algunos hechos. «El Sr. Belina nos dice que los enfermeros y lavanderas son con más frecuencia atacados de tifo, y que esto es debido á que respiran los miasmas que se desprenden de las materias fecales de los tifosos. (( El Sr. Belina sabe muy bien que el agente que produce el tifo, aunque desconocido hasta hoy , ataca al organismo de tres modos 5 en el caso de que me ocupo se refiere ai origen por trasmisión y contagio, supuesto que dichas personas viven, por decirlo así, en una atmósfera envenenada, y son por consiguiente las que se ex- ponen más al contagio; pero de aquí inferir, como lo hace, que es porque respiran los miasmas que se desprenden de las materias fecales, hay una distancia enorme. El veneno regenerado por el enfermo puede estar contenido en las materias fecales; pero á la vez se encuentra, á 110 dudarlo, en el aire espirado : lo que hay de cierto, de verdad, es que la permanencia prolongada cerca del enfermo, que la falta de aseo, de aire, y conservación de materias fecales, son las condiciones más favorables, pero no seguras, para la trasmisibilidad. « Refiriéndose al tifo en el pueblo de Tlacopaque, nos dice: las materias fecales colocadas en el suelo han desprendido sus mias- mas, estos han sido respirados por los habitantes de aquel lugar, y esto ha sido el origen de esa epidemia. «El pueblo de Tlacopaque está situado al Norte de la pobla- ción de San Angel; es un pueblo muy pequeño y sus habitantes son pocos, casi todos son indígenas, y viven del comercio de ver dura y flores que hacen con San Angel y la capital, existiendo además en dicho pueblo el panteón. Ahora bien; los habitantes de ese lugar es cierto que van al llano, como ellos dicen, á depo- sitar las materias fecales, pero escogen un lugar lejano de sus ha- 656 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. bitaciones ; siendo dichos habitantes pocos, claio es qne no debe abundar la materia fecal ; que su descomposición en muy poco ó casi nada les daña, supuesto que colocadas dichas materias en el llano, los pocos miasmas que se desprendan serán arrastrados por los vientos nortes reinantes, y llevados muy lejos de diclio pueblo. « Otras tal vez hayan sido las causas de esa epidemia de tifo; •y cuáles pueden haber sido? el contagio; pero el contagio de- bido á ese conjunto de causas, ignorando hasta lioj cual sea la que predomine. «Los hechos hablan más alto que las teorías, y con ellos voy á probar al Sr. Belina que la teoría de su argumentación carece de base. « En la población de Matamoros Izúcar, situada al Sur de 1 ue* bla, país caliente, lugar de muchos habitantes, que es muy raro el común corriente en las casas, sino que en lo general se hace en los solares ó patios, y en algunas casas se hace un lioj o en el suelo adonde se van depositando las materias fecales hasta que se llena, cubriéndose entonces con tierra, y en otro lugar se vuelve á hacer otro hoyo ; que la población tiene en su alrededor muchos pantanos; que está, por último, en las condiciones más á propó- sito para apoyar la argumentación del Sr. Belina ; pues bien, se- ñores, en aquel lugar adonde he ejercido algunos años, no se co- noce el tifo. En cambio, San Andrés Chalchicomula, lugar fiio, muy elevado, árido, seco, adonde reinan constantemente vientos fuertes, que las casas en su generalidad tienen un buen sistema de comunes, que no hay pantanos, y es población sumamente aseada, reina aquí año por año el tifo en los meses de Febieio, Marzo y Abril. (( ¿ Es posible que digamos, que señalemos las causas que en- gendran, que producen el tifo en Chalchicomula? ¿És posible (pie digamos por qué no hay tifo en Izúcar ? « • Y todavía, señores, se insistirá en querer sostener (pie los miasmas desprendidos délas materias fecales producen el tifo? • Acaso no hay materias fecales en Izúcar ? Pues bien, senoies, • por qué nosotros tan pequeños queremos por nuestro orgullo abandonar el sendero de la ciencia y colocarnos en la pendiente ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 657 fatal que nos conducirá al abismo del ridículo, queriendo á todo trance sostener ideas, teorías que la ciencia aun no comprueba ? «Nos hemos reunido con el objeto de decirle á la Sociedad si las causas que produjeron el mal olor, en caso de repetirse, po- drían originar una epidemia: seamos francos, sinceros, y diga- mos al Gobierno: hasta hoy la ciencia no puede señalar las cau- sas de epidemia; el veneno generador del tifo, á quien temes, es desconocido; la capital se encuentra en malas condiciones higié- nicas; estas son nocivas para sus habitantes, contribuyendo para hacer más grave y mortal cualquiera epidemia que se declare; v para remediar las malas condiciones creemos necesario tal ó cual cosa. «A esto me parece que debemos concretarnos, pero de ningu- na manera á señalar como causa exclusiva ó general los miasmas desprendidos de las materias fecales. «Eespecto á lo de las inoculaciones, quiero suponer que el Sr. Belina sufrió una equivocación, supuesto que nos dice solamen- te lo siguiente: «se han practicado inoculaciones con la sangre de individuos muertos de tifo, con las deposiciones de los coléri- cos y disentéricos, y dichos individuos inoculados han muerto:» para que su argumentación fuese completa y sirviese de apoyo á su teoría, debió habernos dicho lo siguiente: tales inoculacio- nes produjeron en unos el tifo y en otros la disenteria y cólera. «El error en que ha incurrido este señor fue muy bien comba- tido por el Sr. Lavista, y por lo tanto no me ocuparé de él; voy únicamente á probar con hechos lo absurdo de dicha teoría. «¿Cuáles son las enfermedades que se comunican por inocu- lación? La rabia, la sífilis; ahora bien, ¿cuál es la condición úni- ca del desarrollo de la rabia en el hombre ? La penetración del virus rábico en el organismo por la desgarradura de la epider- mis; así, siempre que tenemos ocasión de ver á un individuo ra- bioso, lo primero que se nos dice es, que fué mordido por un perro rabioso, es decir, que fué inoculado; aquí sí tenemos la demos- tración, esto es, una verdad científica, supuesto que la demos- tración es clara, y evidente. ¿Qué pasa con la sífilis? lo mismo, pues siempre que observamos á un sifilítico, decimos: este fué contagiado, siendo bien sabido y plenamente confirmado que es- Tomo VI.— 83 658 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. ta no es una enfermedad espontánea. Por lo mismo, la condi- ción precisa é indeclinable que debería tener la argumentación del Sr. Belina en su teoría de inoculación, seria esta: inoculo aun individuo sano con las deposiciones de un tifoso, disentérico ó colérico, y desarrollo en él el tifo, la disenteria ó el cólera, lue- go en dicha sustancia se encuentra el virus de esas enfermeda- des ; pero no siendo así, sino que los mata, muerte debida á la septicemia, no puede de ninguna manera considerarse como un apoyo á su teoría, pues esto equivaldría al sofisma siguiente: Una mujer murió de accidentes puerperales, tomé con la lanceta el líquido que escurría del útero, inoculé con él á un hombre sa- no, y murió. ¿ Deduciría de aquí el Sr. Belina, que la muerte fué ocasionada en el hombre inoculado por una metritis? 1105 pues idénticos son los casos que nos señala el Sr. Belina : murieron los inoculados por un envenenamiento y no por el tifo, disenteria, ni cólera. «Por lo que respecta á las inoculaciones que dice fueron he- chas con la sangre, diré que hasta hoy no está plenamente con- firmado que en la rábia y sífilis, enfermedades que es bien sabido se desarrollan por contagio, surtan las inoculaciones hechas con la sangre: pero los hechos son más convincentes: nuestro com- pañero el Sr. Cueva tuvo dos señoras embarazadas afectadas de tifo 5 el tiempo del embarazo era entre el octavo y noveno mes; el parto se violentó y ninguna de las niñas vino al mundo con tifo: el Sr. Lavista supo esto, y aun él mismo ha tenido casos iguales. Qué mejor medio de inoculación! el niño nutrido con la sangre materna, sangre dañada, llevando en sí el virus tífico, debió, según la teoría del Sr. Belina, desarrollar el tifo en el niño; tai vez se me conteste que los niños son refractarios al tifo, pero er los hechos que señalo, nunca podríamos admitir dicha refracta bilidad, pues el niño en el claustro materno se alimenta tansolc con la sangre de la madre, y en este caso el contagio seria ine vitable. « Por las razones expuestas, creo que las teorías del Sr. Belina no combaten ni destruyen la conclusión que está á discusión ; se gun mi parecería Comisión, al asentar que los miasmas que vi cían la atmósfera hacen insalubre la capital, ha obrado con juicio ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 659 mes si dijese que esos miasmas podrían producir una epidemia, !$e vería muy perpleja si le pidiésemos las razones en que se fun- laba. Por lo mismo, creo que la conclusión, según se nos presen- a, debe ser aprobada. — Juan Puerto.» El Sr. Belina contestó que los descubrimientos que se hacen m Alemania no son bien conocidos aquí, porque antes tienen que oasar por Francia, donde á menudo no son bien comprendidos. Insistió en que las materias fecales podían dar lugar á epide- nias, y que esta verdad contaba en su apoyo con la opinión dé- os hombres de ciencia de todos los países. Adujo en apoyo de sus opiniones varios ejemplos, y entre ellos a reproducción de las triquinas en los músculos, cuando se in- troduce en la economía carne infectada de triquinas. La Secretaría dió lectura á la proposición que se discutía, re» 3omendando á los señores oradores no se salieran de la cuestión. El Sr. Lobato manifestó que existiendo una constitución palú- dica en la ciudad, como la misma Comisión lo confesaba, los inias- nas y emanaciones provenidas de la putrefacción, podían pro- lucir una epidemia, como en realidad la producían, de varias en- ermedades, entre otras las calenturas intermitentes. En apoyo le esta opinión, citó el aumento de mortalidad, con relación á )tros países y á otras épocas de México, así como Jas opiniones le M. Colín sobre la materia. El Sr. Lavista manifestó que habiéndose prolongado dema- siado la discusión, y habiéndose visto que los argumentos que ‘se habían expuesto en contra de la proposición, tenían más ó me- ios su contraria apoyada también en la ciencia, no ocuparía la itencion del Congreso por mucho tiempo, concretándose sola- nente á dar contestación á la opinión emitida por el Sr. Belina 3on respecto á la ignorancia en que decía se estaba en México le los adelantos de la Alemania. Hizo en pro de su intención, una exposición de los trabajos de Pasteur, de sus adelantos y de la oposición que ellos habían te- lido por otros hombres igualmente estudiosos y sabios, resul- tando en último análisis, no estar aún suficientemente compro- badas estas teorías. En cuanto á lo manifestado por el Sr. Lobato, dijo: que en su ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 660 concepto, sus mismas ideas venian en apoyo de la proposición, supuesto que en ella se indicaba el mal estado de salubridad pro- cedente de los miasmas pútridos, pues aunque existiera un im- paludismo ya en su forma habitual, esto estaba muy lejos de ser una epidemia. El Sr. Vera hizo notar la conveniencia que habria de dejar las discusiones de los puntos que se estaban tratando, concretándose el Congreso á dar una conclusión práctica que conduzca á un re- sultado también práctico. Los Sres. Lobato y Belina insistieron en sus argumentaciones anteriores. El señor Presidente opinó que, en vista de que tanto el Go- bierno como el público desean se les dé cuenta de las resolucio- nes del Congreso, con una exposición dé los fundamentos que se han tenido para dictarlas, así como de los argumentos aducidos en su contra, se debía declarar suficientemente discutida la pro- posición, procediéndose á su votación para no perder un tiempo tan precioso. Declarada suficientemente discutida la proposición, se aprobó por 25 votos contra 4. En la sesión del 24 de Junio, fué puesta al debate la tercera de las conclusiones relativas á la segunda cuestión, que dice así: «El verdadero peligro de esta Capital, está en las emanacio- nes pantanosas que en ella abundan, explicándose así la grave- dad que revisten las enfermedades estacionales y el aumento en la mortalidad.» Combatió el Sr. Belina esta proposición, por encontrar oposi- ción entre ella y la que se aprobó en el Congreso anterior, y agregó que siendo las razones que en aquella época existían las \ mismas que en la actualidad, las conclusiones también debían ser las mismas. El Sr. Reyes José María manifestó que la proposición consul- tada era la expresión de lo que la experiencia y los hechos liair demostrado, y comprobado por los datos de la estadística de mor- talidad en la Capital: negó la contradicción señalada por el Sr. i Belina. El Sr. Marroquí usó de la palabra para rebatir la proposición ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 061 iue se discutía, diciendo que según los datos estadísticos reco- cidos por el Secretario que suscribe en 1872, se demuestra que no tía habido aumento en la mortalidad, producido por emanaciones pantanosas, ni es la causa señalada por la Comisión la princi- pal causa de mortalidad, pues que existen otros importantes factores, como son: el uso de las bebidas alcohólicas, la sífilis y otros y otros. Que suplicaba por lo mismo á las Comisiones retiraran las palabras verdadero peligro, y entonces estaría de acuerdo en aprobarla, por no ser exacto, según los datos esta- dísticos, que la infección palustre sea la causa principal de la mortalidad en México. Apoyó el Sr. Lavista las ideas de las Comisiones, con la lec- tura de los datos estadísticos publicados en la última Memoria del Ministerio de Fomento, la cual hace ver un aumento en la mortalidad de la Ciudad, y manifestando que esto no puede te- ner otra causa que nuestro estado de impaludismo, estado com- probado clínicamente por la poca acción que tiene el sulfato de quinina, aun á grandes dosis, contra las fiebres intermitentes, hecho que nunca se había observado en épocas anteriores. Después de usar de la palabra el Sr. Orozco para insistir en la preferencia que se debe dar al saneamiento de la Ciudad sobre el desagüe del Talle, y los Sres. Reyes y Mejía en pro de la pro- posición, fué reformada esta en el sentido del debate, y definiti- vamente aprobada en los siguientes términos: «Uno de los mayores peligros que amenazan á esta Capital, está en las emanaciones pantanosas que en ella abundan, expli- cándose así la gravedad que revisten las enfermedades estacio- nales y el aumento de la mortalidad.)) III Manera de remediar el mal estado higiénico de México. Concluido el debate sobre los motivos que han originado el estado insalubre de la Capital de México, era natural señalar la manera de remediarlo. Este liabia sido el fin principal del Con- 662 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. greso Médico, y antes de terminar sus labores, debia contestar á las preguntas del Gobierno, diciendole cuales eran los recur- sos que debia tocar para salvar de la ruina á una numerosa po- blación. Difícil tarea la del Congreso al tratar de señalar remedios á males que tienen su origen desde la fundación de México, } que lian ido agravándose por el trascurso de los siglos; pero más di- fícil aún, porque en sus estudios liabia de tocar asuntos de vital interes, asuntos de muy atrás debatidos en el seno de nuestias academias, en la prensa, en las aulas, y en todo lugar donde la ciencia se lia encontrado, procurándose en todo tiempo una so- lución á nuestras vacilaciones sin numero, una panacea a nues- tros males sin cuento. El Congreso comprendía que formado en su mayoría de médi- cos, no era competente para juzgar sobre asuntos que en su ma- yor parte corresponden á las ciencias exactas; pero cuidó bas- tante de que los señores ingenieros que en no reducido numero se encontraban en el Congreso, prestaran toda su cooperación en el importante debate que voy á dar á conocer. Como cueipo deliberante, el Congreso iba á juzgar sobre el resultado de los estudios de personas competentes, entrando en materias que que- dan fuera del terreno de las ciencias médicas ; mas una categórica declaración del señor Presidente de la Asociación, liizo constar que las decisiones que en esta materia resultaran, deben mil ai se no como la solución más apropiada á las intrincadas cuestiones hidrográficas del Valle, sino como un recurso para alcanzar el bienestar higiénico de los habitantes de esta comarca, bienestar por tantos años anhelado, y á cuya realización ha dedicado con empeño el Congreso Medico sus esfuerzos todos. En la sesión del Io de Julio de 1878, principiaron los estudios sobre saneamiento del Valle y la Ciudad de México, con la lec- tura hecha por la Secretaría, de las proposiciones presentadas por las comisiones 2a y 3a, que son las siguientes: «Ia Hallándose convertidos los antiguos lagos en verdaderas ciénagas, cuyas aguas estancadas son de dia en dia más insalu- bres, se les reemplazará por un ámplio sistema de canalización. cc2a Alas aguas del mismo Valle seles debe dar corriente, tanto ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 663 á las de su superficie, como á las subterráneas ó ambientes, pro- curándoles ámplia salida para que arrastren los detritus orgá- nicos, las sales y los atierres. « 3a El terreno debe sanearse por un buen sistema de drenage que haga bajar el nivel de las aguas en la tierra, y por el plan- tío de bosques y arboledas. «4a Adicional. Se excitará al Supremo Gobierno para que con la mayor actividad posible, procure realizar las obras de sanea- miento, y á los hombres de ciencia para que ilustren á las auto- ridades en todo lo relativo á aquel objeto. Se dará un voto de gracias al O. Secretario de Fomento, por el empeño que ha ma- nifestado en bien de la ciudad de México. » El Sr. Garay usó de la palabra para explicar la primera pro- posición, á fin deque las siguientes, que son su consecuencia, sean más fácilmente comprendidas. Lo hizo en estos términos: « En la parte expositiva que se leyó aquí hace algunas sesio- nes, se ha hecho la descripción detenida del Valle, teniendo en cuenta las variaciones geológicas que se han operado en el en tiem- pos que pueden llamarse históricos. Se ha desarrollado la idea, manifestando que las causas actuales que han traído estos cam- bios siguen ejerciendo su infiuj o y modificando el estado del Valle, al grado de hacerlo en un tiempo que no está remoto, del todo in- habitable. « Cuando Cortés se presentó en México, el Valle se hallaba ocu- pado, según él mismo refiere en sus cartas al Emperador, por dos extensas lagunas que llamaba del Sur y del Norte; la una de agua salada y la otra de agua dulce. Cortés entonces no podía tener conocimiento de la topografía de México. Sin embargo, esa grande división, de hecho existia. Los lagos del Norte no esta- ban bien separados del lago de Texcoco. Esos lagos se hallaban alimentados por el rio de Cuautitlan, el más caudaloso del Valle. ((Vertiendo las aguas de este por varias bocas en los lagos de Zumpango y San Cristóbal, venían á desparramar por el Sur sobre Texcoco. Los lagos de Chalco y Xochimilco, que pueden considerarse como uno solo, puesto que apenas están separados por la calzada de Tláhuac, son de agua dulce; derramaban por Culhuacan sobre la ciudad de México. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. Ó64 «Las aguas que bajaban de todos lados, se confundían en el lago de Texcoco por ser el más bajo de todos. Ese lago sin salida se lia ido salando al grado que lia llegado lioy á estar tan satu- rado de materias salinas, que ya no es posible que en él se crien i pescados, como sucedía en tiempo de la Conquista. ((En aquella época, según he dicho, existia una obra del rey de Texcoco, Netzahualcóyotl, construida un siglo atrás en tiempo del primer Moctezuma. Esta obra consistía en separar el lago de Texcoco en dos partes, por un dique mediante el cual la ciudad venia á hallarse rodeada por las aguas dulces. Así fue que se creó una vegetación extraordinaria en todos sus contornos. Los jardines de Santiago Tlaltelolco llamaban la atención de los con- quistadores, y el Peñón de los Baños filé pedido por la Leal Au- diencia al Emperador Cárlos A para que lo cediese á los audi- tores como lugar de recreo. « Con el tiempo, el lago de Texcoco se ha ido aterrando. Hay que tener en cuenta los datos de la histoiia. « Al principio de este siglo el Barón de Humboldt le da cinco metros de profundidad. Después hemos visto que en menos de doce años lia. subido 44 centímetros, á razón de 4 por ano. Esto viene á patentizarse con lo que manifiesta Humboldt, pues si tenemos en cuenta que desde que él dijo que el fondo del lago era de cinco metros, han trascurrido setenta y cinco años, este i fondo habrá subido tres metros, quedando próximamente 2 me- tros para sus altas aguas, y esto es lo que sucede. «Si tenemos en cuenta este atierre, y suponiendo que lia^a sido el mismo desde la conquista, el lago de Texcoco en aquella! fecha tendría el fondo 12 metros más bajo que hoy. «El nivel de las aguas ¿cuál seria entonces ? El nivel evidente mente no era el que hoy tienen ; era mucho más bajo; pero tenis oscilaciones más fuertes por las aguas del rio de Cuautitlan. ((La ciudad de México, parte construida sobre chinampas } parte sobre islotes, se hallaba más al abrigo de las inundaciones porque la parte baja que era flotante, podía subir, como ha suco dido con las chinampas de Clialco y Xochimilco; pero postenoi mente, á medida que ha ido subiendo el nivel de las aguas, lo. desagües de la ciudad se han ido haciendo más difíciles; las par ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 665 tes bajas se lian ido levantando progresivamente al grado de haberse nivelado con la superficie de las altas aguas. Merced á este nivelamiento, la ciudad se halla todavía cosa de metros sobre el nivel medio de Texcoco; pero si tenemos en cuenta que el fondo de las atarjeas se halla constantemente inferior al agua del lago, tanto que muchas veces tendrán estas un metro bajo el nivel de este, se comprenderá claramente que los desagües dé- la ciudad de dia en dia sean más difíciles. «Para que las aguas de la ciudad puedan tener una corriente fácil, es indispensable bajar el nivel de las aguas y del fondo de Texcoco. «México, puede decirse, se halla colocado verdaderamente so- bre la laguna: la diferencia de nivel es muy corta, disminuye de dia en dia, y no puede darse corriente á las aguas de las atarjeas, mientras las del lago no tengan salida. «Al considerar las aguas del lago de Texcoco y las demas del Valle, es necesario no separarlas de las aguas ambientes, que aunque subterráneas, forman parte evidentemente de los lagos. «Mientras estas aguas no tengan corriente, México no podrá sanearse, y de dia en dia y con los atierres se van estancando más y más. Así, en la antigüedad, la laguna, rodeando á la ciu- dad de México, se extendía hasta el pie de las lomas de Tacuba- ya: hoy su vaso está reducido porque esos terrenos se han ater- rado. «Este atierre se ve de una manera muy palpable fijándonos en lo que ha pasado con la calzada de la Verónica, que antes for- maba laguna donde venían á desaguar los ños de San Joaquín y los Morales. «La laguna ha desaparecido y esos atierres son, como se ve, de una época muy moderna, puesto que datan de la en que se construyó el acueducto de agua delgada, y han sido generales en todo el Valle. «Antes, los ños inmediatos á la Capital desparramaban en to- dos los potreros sin estar contenidos por bordos. Hasta 1747, en general todos los terrenos que forman hoy las haciendas de « En- medio, » «La Escalera,» «La Patera,» etc., todos esos terrenos ó potreros que se hallan al N. de México, eran terrenos cenagosos Tomo VI.— 84 666 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. á los que no se les daba ni el nombre de potreros, y D. Domingo de Trespalacios y Escandon, visitador del Eeal Desagüe, propo- nía al Virey que se declarase pena capital el hecho solo de cons- truir bordo ó zanja en las ciénagas para formar potreros. « El hecho de que se hayan levantado los terrenos no prueba que las aguas ambientes hayan bajado; y hallándose, por el con- j trario, tan inmediatas á la superficie, no se podrá sanear el Va- lle si no se les da corriente, mediante un sistema de drenage. (( El estado de insalubridad, como se ha manifestado, es debido á las aguas estancadas que corrompen la atmósfera. Y este es- tancamiento se comprenderá desde luego, porque desde la Con- quista, y aun antes, se liabia comenzado por quitarles su liber- tad, convirtiendo paulatinamente todas las aguas vivas del Va- lle, en aguas muertas, porque á medida que subía en la llanura el terreno iban perdiendo su corriente. Aquí, en comprobación de esto que digo, se ha citado un caso: el de la alberca de San- copinca, que hoy se halla sin corriente, y en otro tiempo ha ser- i vido para alimentar parte de las calles del Y. de la Ciudad. Yo se necesita recurrir á épocas muy lejanas. Muchos de los señores aquí presentes recordarán que en el año de 1830, y posterior- mente, el acueducto de ¡San Cosme traía una corriente de agua gorda por abajo. Este acueducto inferior venia á alimentar va- rios de los barrios del Y. de México, y hace tiempo que no da agua porque la que venia no tiene ya suficiente fuerza para llegar á la Ciudad. «Respecto de las aguas que hoy vienen, está sucediendo lo mismo. «La alberca de Cliapultepec se halla próximamente tres me- tros sobre el nivel de México. Su corriente va siendo de dia en dia más difícil, pues vemos que á medida que va subiendo el piso • de México, disminuye la presión en las cañerías que distribuyen sus aguas. « Lo mismo sucede con la agua delgada ; no obstante que viene de un manantial muy elevado, el acueducto, que tiene una altura fija, va perdiendo su presión por lo que se van levantando las calles, y hoy vemos en las calles altas, como la de Santa Teresa, que la agua escasea. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 667 «Estos inconvenientes que pudieran remediarse tomando las iguas más altas, ó elevando los acueductos, ó poniendo maqui- las para elevar el agua, los cito nada más para manifestar el nodo como van agotándose las aguas vivas. « En la parte expositiva de las concluciones que se discuten se manifiesta un lieclio bastante curioso. « Si reconocemos las albercas ú ojos de agua, veremos que son numerosos en el S. y escasos en el N. En el lago de Zumpango, por ejemplo, no hay ninguna alberca. En los de Jaltocan y San ¡Cristóbal hay nada más el de la hacienda de Ojo de Agua. Al nivel de Texcoco no hay ninguno; pero en las orillas tenemos los de Chimalhuacan (á nivel con los de Ohapultepec), el del Peñón de los Baños y un pequeño ojo cerca de Santa Marta, que no tiene de singular más que ser el único que se halla á una al- tura de ocho metros sobre el plano de comparación. Es el más bajo que hay en todo el Valle, y sin embargo domina á las cre- cientes mayores del lago de Texcoco. « Casi todos los manantiales del Valle se hallan de 2 á 3 metros sobre el nivel de la Ciudad de México, y de 4 á 5 sobre Texcoco. «Todos esos manantiales del S., que derraman en los lagos de Chalco y Xocliimileo, sirven para fertilizar esa parte del Valle y para mantener puras las aguas de esas ciénegas que derraman por el canal Nacional, y bajan á los terrenos de Ixtapalapa, Mexicaltzingo, Ixtacalco, etc. «Pues bien; subiendo el nivel del piso de México no se pone coto al azolvamiento del lago de Texcoco, porque tendremos, co- mo se dice en la parte expositiva, que dentro de cien años el fon- do del lago habrá subido cuatro metros, y el único resultado que se produzca será este: que toda la población habrá quedado ver- daderamente enterrada, no solo algunas calles, sino los edificios principales, como la Catedral, Minería, Palacio y otros, y esto creo que puede llamarse la ruina completa de México. «Esto es en cuanto á la tierra; veamos ahora respecto de las aguas, pues verdaderamente lo que causa la insalubridad, es la falta de corriente en las del Valle. «Subiendo cuatro metros el fondo del lago de Texcoco, los lagos del Sur y todas las albercas, sin exceptuar una, quedarán G68 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. sin corriente y con sus aguas estancadas. Desde luego todas esas aguas, que lioy podrian aprovecharse en riegos, si se hiciera el desagüe del Valle, quedarían perdidas para siempre, se volverían aguas muertas, y esas ciénagas que hoy se mantienen bastante sanas debido á la corriente fuerte que hay en ellas, el dia que no la tuvieran podrian compararse á las maremas dañinas de la Italia. «Podría decirse que los lagos de Zumpango y San Cristóbal reciben menos atierres, y yo diré más : que el mismo lago de Tex- I coco no los recibe en toda su extensión con igualdad. En la parte Y. comprendida entre Guadalupe, dando vuelta por San Cristo- : bal y San Juan Teotihuacan, no hay más que algunas corrientes pequeñas que bajan de los cerros ; y desde luego se comprende < que los atierres no han de ser como en la parte central que recibe < los de Guadalupe, los del rio del Consulado, los restos que arroja el canal de México, y las arenas que baja el rio de Cliurubusco por el mismo canal Nacional. Estos atierres son bastante nume- rosos, así como los que bajan por los ríos del Oriente del Valle. «Quise precisar hasta qué punto podría hacerse el atierre en las partes S. y V. del lago de Texcoco, y buscando datos para ello, encontré algunos que me sirvieron para hacer una exploración que esclarece el hecho. «A principios de este siglo, en tiempo del Virey Iturrigaray, se emprendió la obra del canal de Huehuetoca, es decir, se quiso profundizarlo, y se hizo lo que hoy se llama el canal Castera. E11 la parte que estaba seca, en el mes de Junio, en el vaso de Texco- co se pudo abrir más de una legua de canal con cosa de un metro de agua. Y en 1805, al visitar las obras el Virey, fué con el ala- rife Castera, como entonces lo llamaban, y en la relación que ha- cen, fijan la profundidad que tenia la laguna. E11 la fecha que fue- ron habia bastante agua, dicen: «que habia cuatro piés ; que en el origen del canal estaba una mojonera y que sobre ella habia un pié de agua.» « E11 vista de esto mandé practicar hace pocos dias un recono- cimiento en el lago, y tuve la suerte de encontrar la mojonera del tiempo de Castera, y parece que desde entonces el fondo del lago en ese lugar no lia subido de un modo apreciable. Esto viene á corroborar mi idea, pues colocada esa mojonera en la parte N., ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 669 está demostrado que por ese lado la laguna se atierra lentamen- te; pero la parte S. se atierra cada dia más. « Como resultado natural de estos cambios, el movimiento ge- neral del lago es hacia el K, y esto agrava el mal, porque mien- tras más al Y. se mueva el vaso, más lejano se va poniendo de México, y siendo mayor la distancia, la comente de las atarjeas tiene también que ser más larga, y por lo mismo más difícil el desagüe de la ciudad. « Se ha dicho en alguna parte, y aun en este lugar, que en Mé- xico se podía hacer, bajo el punto de vista científico, lo que se tiace en otras capitales del mundo. Esto lo han dicho muchas ve- ces personas que no conocen el terreno, ni tienen obligación de conocerlo, porque no todo el mundo ha andado explorando el Malle. « Se compara á México con Londres y París. Y el hecho de que en la capital de Inglaterra se han emprendido obras gigantescas para sanear la población, evitando que las aguas de los albañales fueran á ensuciar las aguas del rio, ha dado motivo para que se crea que aquí se podría hacer lo que se ha hecho allá. « Es bueno ver la diferencia de situación de cada lugar, para comprender que esto no puede ser. «Yo hablaré del costo inmenso que las obras de Londres han tenido, que se cuenta por centenares de millones de pesos, y que solo una población tan numerosa y rica como la de Londres puede llevar á cabo. «En Inglaterra, en casi todas las poblaciones, está prohibido que se arrojen las inmundicias á los rios, porque de ese modo se corrompen las aguas y se ponen impropias para usos domésticos. Todas esas inmundicias y esas aguas sucias se toman á la salida de las poblaciones y se dirigen sobre algunos terrenos, por medio de canales, donde pueden utilizarse en la agricultura. Hay po- blaciones en que, por su configuración topográfica, este trabajo es relativamente fácil ; en otras es demasiado difícil, por no tener las aguas corriente natural bastante para ir hasta los terrenos en que pueden aprovecharse. Este es el caso en Londres; ha si- do preciso levantar las aguas sucias por medio de máquinas que tienen una potencia de mil y tantos caballos; después vuelven á 670 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. correr liasta otro punto donde vuelven á ser elevadas. Hay dos puntos donde tienen que levantarse las aguas, para hacer que después por la gravedad sigan corriendo hasta fuera de la po- blación. Este sistema no seria realizable aquí, porque seria más costoso y menos eficaz que todos los desagües directos del Valle de México. « Además, en Londres, para aprovechar esas aguas han tenido que llevarlas hasta la embocadura del Támesis, á 45 millas de distancia. « Aquí las aguas no pueden tomarse á la salida de México, por- que no tienen corriente las atarjeas hasta esa salida: en el inte- rior de la población se puede considerar la corriente nula; para que la tuvieran eficaz, tendría que construirse primero un siste- ma de albañales. Eso indudablemente tendrá que hacerse algún dia, pero junto con el desagüe del Valle; y pregunto: ¿es opor- tuno, con pretexto de lo elevado del gasto del desagüe de este, pretender desaguar á la ciudad, primero y de un modo imperfec- to, por medio de obras que cuestan aisladas más que el doble, que el triple, que el desagüe del Valle, que hará fácil después la limpia de la ciudad'? « Aquí, sin querer entablar una polémica facultativa, recordaré dos datos. En una discusión anterior el Sr. Orozeo dijo que era preciso buscar un sistema pronto y económico, que fuera barato: que el desagüe del Valle costaría ocho millones de pesos. « En el desagüe del Valle se puede gastar todo lo que se quiera, según se emprendan las obras y según se completen. Pero ad- mito el dato. Ocho millones cuesta el desagüe. «Pues hace dos ó tres años que, tratándose esta cuestión en la Cámara, contando con la oposición del Sr. Lerdo, que no creía necesario el desagüe, el Congreso, que se interesaba por él, quiso trabajar y ver que se hiciera algo, y eutonces se propuso que se hiciera el desagüe de la ciudad de México. En aquella ocasión el Sr. Martínez de la Torre y los miembros de la Comisión de Indus tria, me dijeron que era un medio que tenían para que el Gobier- no les diera los fondos necesarios para hacer el desagüe de la ciu dad, y realmente hacer el del Valle, Yo comprendí que era esto irse por la tangente. Así sucedió en efecto. • ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 671 «Se trató este punto eu la Cámara y se tuvieron discusiones técnicas que ciertamente no venían al caso; pero en aquella oca- ñon varios ingenieros, diputados en el Congreso, quisieron pro- jar que no había más remedio que el desagüe directo del Valle; pie el pretender hacer el desagüe de la ciudad aislado era iuú- ;il. Y el que más elocuente fue en aquella ocasión fue el Sr. 3rozco, que hoy pretende que el desagüe de la ciudad es el úni- co posible y conveniente. En aquella ocasión opinaba yo como el Sr. Orozco, y siento que hoy haya cambiado él de parecer. ((Queriendo el Gobierno entonces ilustrarse con la opinión de personas competentes, nombró cinco ingenieros en comisión, di- ñándoles que formaran un proyecto para el desagüe de la ciu- lad, y entre ellos incluyó al Sr. Orozco, quien á pesar de la opi- aion contraria que había emitido en la Cámara, presentó un pro- yecto de obras verdaderamente grandes, calculando el costo de ellas en 15 millones de pesos, solo para el desagüe de la ciudad. «Señores, yo creo que entonces vale más hacer el desagüe di- ¡recto del Valle que se calcula en 8 millones. « Hay otra circunstancia. Haciendo la obra parcial como se ha pretendido, no se sanea la ciudad. Voy á hacer una compara- ñon, que excusarán los señores que me escuchan el que no sea pal vez acertada, por ser yo profano en la ciencia de Hipócrates. Si vemos á una persona, como las vemos todos los dias, con un umor ó un grano, ¿le dirá un médico, quítese vd. ese grano? Jreo que el médico, antes de atacar el grano, verá si purifican- lo la sangre ó modificándola, puede hacerlo desaparecer, resta- bleciendo la salud en todo el cuerpo. « Pues bien ; esta comparación me ha ocurrido por esto : el he- bho de que las atarjeas sean un foco nocivo; el hecho de que la íigiene pública y privada esté enteramente olvidada, no quiere lecir que este sea el mal mayor. El Sr. Belina ha indicado, y con nucha razón, lo conveniente que seria atender á las letrinas, esos ócos que hay en todas las casas de México » El Sr. Licéaga (presidente) recordó al Sr. Garay que había ornado la palabra con el objeto de sostener las proposiciones *n general, y que los detalles en que ha entrado alejan de la rnestion que se discute, ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. Continua el Sr. Garay: «Todo se relaciona 5 pero mantenién- dome en la cuestión en general, manifestaré que estos puntos que be tocado lia sido para demostrar, que no obstante que todos, estos objetos de higiene publica y privada son de mucha impor-l tancia, su descuido no es el mal mayor. El mal no es local de la i ciudad, es general de todo el Valle. «A fines del siglo pasado, cuando el virey Kevillagigedo vino á México, no liabia ninguna policía, la plaza de armas era un mu ladar, gente de la más abyecta hacia por todas partes sus necei sidades, y sin embargo México no era tan malsano como hoy,: De entonces acá México ha mejorado un ciento por ciento en su policía, y sin embargo sufre más y más enfermedades. «Hace veinticinco años las atarjeas solo tenían cinco desío guesj hoy estos se han triplicado, y no obstante hemos visto que | la mortandad va en aumento. « Luego las medidas de higiene no bastan para evitar el mal 1 es necesario ocurrir á un remedio más radical. «La situación de México es enteramente excepcional: no S(l podría señalar otra ciudad en el mundo que se halle situadc j como México. El vaso del lago de Texcoco solo se puede com parar á ciertos vasos, por ejemplo el del mar Caspio, del inaia de Aral y otros lagos del Asia Central; pero no hay más que ve] lo que ha pasado en ellos para comprender el cambio que se es pera á México. « De las orillas de esos mares y lagos, que se hallaban muy po bladas en la antigüedad salieron las hordas tártaras para deso lar á la Europa. Esos lagos con los atierres que recibían se hai l vuelto pantanosos, sus aguas saladas y sin corriente, han satu rado sus orillas arenosas convirtiéndolas en inmensos desiertos | de donde la peste se extiende á las comarcas vecinas. «Respecto del mar Muerto ha sucedido una cosa semejante 1 En las épocas remotas, en los primeros recuerdos históricos, ve mos que eu tiempos de Abraham sus márgenes eran fértiles, pe ro á medida que el mar se saturaba con las sales arrastradas po 1 las aguas y subía su nivel con los atierres, dejaron de serlo. Ei el trascurso de los siglos las aguas han subido á medida que < 1 fondo se ha elevado, hasta que hoy vemos que cubren el luga 1 673 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. ie ocupaban las ciudades malditas con cuatro metros de pro- ndidad. « Todos esos lagos sin salida tienen que aterrarse, y esto es lo le se está realizando en México. Siguiendo los atierres, conti- lará la insalubridad ; acabando la corriente de las aguas, las énegas aumentarán, y las aguas que boy dan vida al Talle, aca- trán por corromper su atmósfera y hacerla impropia para la da de sus habitantes.» El Sr. Jiménez D. Francisco, miembro de las Comisiones, dijo : e tomo la libertad de decir unas cuantas palabras con el ob- fco de fijar la cuestión. He venido tarde hoy, y no estoy al tanto k, lo que haya pasado antes de mi llegada ; pero de todas mane- s, con el objeto de que la cuestión no se extravíe y se tomen s puntos verdaderamente notables de ella, me tomaré la liber- d de recordar á mis consocios que habiéndose aprobado las •oposiciones cuya primera es: que las aguas de los lagos y s atarjeas fueron los principales focos del mal olor observado i la última semana de Marzo y primera de Abril, se necesitaba a remedio radical. La Comisión á que tengo la honra de pertenecer ha propues- , como primera cuestión, que los lagos se sustituyan por una rie de canales en que corra una agua limpia, y, dado el ante- dente que he citado, esta proposición parecerá hasta cierto mto obvia. El motivo de discusión, en mi concepto, es que hay varios oyectos de desagüe en que se han desarrollado desde las ideas ís luminosas hasta las más absurdas, y así no se debe llevar debate á juzgar de ellos, puesto que, como dije ya, debemos aitarnos á este punto único: ¿Seria conveniente que los lagos sustituyan por canales de riego, y si es posible, de navega- )n, ó, en general, que estos lagos se sustituyan por canales de ;ua limpia? Diré, por último, que esta cuestión es tan importante cuanto ie, como ha dicho el Sr. Caray, del tiempo del barón de Ilum- ldt acá, el lago de Texcoco se atierra cuatro centímetros por o. Si continuamos de esta manera, el lago quedará aterrado teramente, las aguas vendrán á la ciudad en vez de ir al lago, Tomo VI.— 85 674 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. y quedaremos nosotros sobre un pantano inmundo en que pere- ceremos todos. El Sr. Marroquí opinó que, reducida la cuestión á los senci- llos términos en que la lia puesto el Sr. Jiménez, no es fácil con- trariarla abiertamente, pero sí es preciso liacer algunas explica- ciones. El señor que acaba de liacer uso de la palabra, dijo, lia fundado la proposición primera, dando por cierto que la causa de la insa- lubridad son los lagos. Creo que no lia sido esto lo aprobado ni lia sido la mente de las discusiones pasadas. Un lago no es insalubre: lo insalubre es el pantano, es la cié- naga. Los pantanos son terrenos abundantes en agua que están con el lecho, digámoslo así, descubierto, y es de donde viene la putrefacción. De manera que muchas veces se ha dicho que un medio de detener esta putrefacción es cubrir de agua esa super- ficie, es decir, formar un lago. Es necesario explicar este concepto. Cuando se han notado epidemias en algunas ciudades, ha sido precisamente en lugares que no son lagos, sino terrenos pantanosos que se han prestada á cultivo. Un médico italiano, cuyo nombre no recuerdo, cita el caso de que unos cultivadores siegan en un terreno, y quien siega sieni bra, y esos cultivadores eran atacados de enfermedades miasmá ticas y pestilentes. Pues bien, este terreno no es un lago. Cuando el rio caudaloso que riega el Tirol sale de madre, loíl habitantes de este país se ven inundados, y tienen que huir d< sus hogares, y al volver, porque cesa la abundancia de las aguas es cuando notan las epidemias. En la obra de Lind, sobre las enfermedades de las Antillas, s< dice que cuando se ponen á descubierto, y más todavía, á la in solacion directa los lugares pantanosos, es cuando se observai las enfermedades. Y me parece que el mismo Lind cita este caso que estando en Guinea anclado un buque francés, los marinero pidieron permiso, por ganar más, para ocuparse en algo; y cor i seguido el permiso, pudieron ocuparse, porque algún propietari j á quien se le habia adjudicado un terreno quiso desmontarlo, J lo desmontaron en efecto. Entonces se vió que los que habían id ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 675 b trabajar en el desmonte, fueron atacados de fiebres intermiten - es, y algunos perniciosas. Citaré otro caso. En 1760 y tantos fueron expulsadas de In- glaterra varias familias: ocho ó diez vinieron á la Florida, á la lesembocadura de uno de los rios. Pues de estas familias, que ;e componian de más de 60 personas, sucumbieron las dos ter- ceras partes, por los miasmas desprendidos de los terrenos pún- anosos puestos bajo la acción directa del aire y del sol. Pues bien ; todo esto demuestra que no son los lagos la causa le la insalubridad, sino las ciénagas, los pantanos, y por lo mismo pie el remedio no es suprimir los lagos, sino suprimir los pan- anos é impedir de algún modo la putrefacción. En otra ocasión hubo numerosos opositores al desagüe gene- cal del Valle, que se fundaban en razones de salubridad. Se decía entonces que llegando á la desecación del Valle, quedaría una *ran superficie á descubierto, y que esta seria la causa de enfer- medades perniciosas. Esto se decía hace 25 años, y hoy ha tenido su comprobación, porque aquí se nos ha dicho que los lagos del Norte están casi secos; todos sabemos que el Sr. Garay está con- 'virtiendo algunos lagos en un canal, y sin embargo la ciudad va siendo cada dia más insalubre, á pesar de que los lagos van su- primiéndose.— Las otras razones que se daban en oposición del desagüe no son del caso. Por estos motivos creo que la proposición primera debia mo- dificarse en el sentido de decir que, en efecto, se sequen las ciéna- gas, porque, en mi concepto, no puede probarse que los lagos sean dañosos y deban suprimirse. En la segunda proposición se dice que á las aguas del mismo Valle se les debe dar corriente, procurando, etc. . . . Esta proposición es consecuencia de la primera, y para mí no tiene dificultad en aceptarse. Creo que debe darse salida á las aguas del Valle, y si pudiera diferir en pormenores, como estos no deben discutirse aquí, no tengo que decir acerca de esta pro- posición. Si el desagüe en general del Valle se hace, no cabe duda que por la fácil corriente de las aguas, la ciudad será más sana. Yo no he venido á oponerme á la idea general; solo he que- rido explicar mis ideas sobre la proposición primera. 676 ANALES DEL MINISTERIO DE EOMENTO. El Sr. Mejía , en nombre de las Comisiones, expresó, que aun- que estaban á discusión en lo general las proposiciones y no en lo particular 5 como el Sr. Marroquí al principio de su discurso, se ha fijado en dos palabras de la primera, debia hacer algu- nas explicaciones. Esas dos palabras, dice, son estas: primera, «deben suprimirse;» y la segunda, «los lagos» en general, Xo entró en el espíritu de la Comisión decir que un verdadero lago deba suprimirse; pero los lagos nuestros se hallan en un estado ¡ en que ya no puede dárseles ese nombre. Por consecuencia, al fijarse la Comisión en los medios que serian más convenientes pa- i ra combatir las causas nocivas de que se halla afectada la ciudad, | y siendo difícil mantener las aguas en la laguna por las razones expuestas ya, escogió como el más fácil y realizable el medio de sustituir lo que se llama « lago de Texcoco » por canales de riego. Pero la Comisión no ha podido creer que los lagos sean noci- vos, ni menos ha podido consultar su supresión; únicamente se ha fijado en la conveniencia de sustituir los que hay en el Valle por simples canales de riego y navegación, dejando el desarrollo de los proyectos á personas capaces de hacerlo. El Sr. Garay manifestó que su apreciable compañero de Co- 1 misión, Sr. Mejía, acababa de decir cuál fue su ánimo al usar de la palabra «lagos.» La Comisión usó de la palabra que general- mente se usa en México. Hay ciertas palabras, dice, que tienen una acepción local. Así, en México llamamos rios á algunos que no son más que arroyos. Este es el caso. Todos decimos: «lago de Texcoco, lago de Chalco, lago de Xochimilco,» etc., y esos la- gos no existen; son vasos que se llenan más ó menos con las llu- vias y las aguas de los manantiales. Verdaderamente el lago de Texcoco no existe hoy: se ha aterrado, y esta es la demostración que yo he querido hacer al hablar del ascenso gradual que va te- niendo sn fondo. Por lo mismo, la Comisión no tiene inconveniente en variar la palabra « lago » por la de « ciénaga; » pero quede constante que j al decirse que se supriman las ciénagas, por esto es entiende todo ¡j lo que hoy se llama lagos y lagunas. El Sr. Buenrostro dijo: Para votar con toda conciencia en la cuestión que se nos ha propuesto, yo desearía que los señores I ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 677 ingenieros nos ilustraran, para que nosotros pudiéramos tomar algunas medidas médicas, sobre las preguntas que me voy á per- mitir hacer á los individuos de la Comisión, pidiéndoles desde luego se sirvan disimularlas porque no son más que hijas del de- seo de acierto en estas reuniones, para buscar el bien general. Desearía que se me dijera: Io Cuál es el método que creen mejor para la concentración ó la canalización de los lagos. 2? Si existe algún sistema de atarjeas científico ó regular en la ciudad, y si la corriente de estas atarjeas está sobre el nivel del canal, ó está más bajo. 3o Si la insalubridad de México depende de que las fincas rústicas que se hallaban al rededor de la ciudad hayan sido convertidas en terrenos de sembradura, y por consiguiente las ciénagas y pantanos se han acercado más á la ciudad, y han hecho que la higiene no sea tan buena. Y 4o Si las letrinas que se hallan dentro de cada casa de la ciudad están construidas con arreglo á la ciencia. Estas razones quiero que se me digan, porque, en mi concep- to, son la base de las medidas convenientes que hayan de dictar- se para hacer desaparecer la insalubridad que hoy se nota en la ciudad; á reserva de tomar después la palabra si lo creyere con- veniente. El Sr. Jiménez , contestando á la interpelación, dijo que las pre- guntas que hace el Sr. Buenrostro entrañan un proyecto con to- los sus detalles, que él cree no entra en las ideas del Congreso. La Comisión se ha propuesto, según los datos que se le dieron, lar puntos generales : los detalles son un proyecto muy en gran- le, imposible de abarcarse todos. La mayor parte de los puntos pie toca el Sr. Buenrostro, los verá tratados en la Memoria del >eñor Secretario de Fomento, á la que podría darse lectura si lo creyere conveniente. Habiéndose manifestado la imposibilidad de dar lectura al do- umento á que se ha hecho alusión, por ser muy extenso, el Sr. luenrostro no insistió en este particular, manifestando, sin ern- >argo, que en su concepto eran indispensables los datos que pedia •ara dar un voto concienzudo, y para que el Congreso tomara de- smán aciones de verdadera utilidad. Insistió en que la Comisión ontestase á las demas preguntas que habia hecho. 678 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. Contestó á esto el Sr. Licéaga , liaeiendo ver la necesidad en que las Comisiones se habían encontrado de sujetarse á términos generales, pues que el Gobierno, al reunir á este Congreso, le lia suplicado no determine ninguna de las maneras de llevar á cabo las medidas que le aconseje. Dejó, sin embargo, en libertad á los señores miembros de las Comisiones dictaminadoras, para que, si lo juzgasen oportuno, diesen contestación á las interpelaciones del Sr. Buenrostro. Continuando la discusión de las proposiciones en general, el Sr. Lobato manifestó en la sesión del S de Julio, la discrepancia de sus opiniones con las de la Comisión, tanto en el fondo de la cuestión como en sus detalles. Él cree que el sistema de saneamiento propuesto al Congreso daría resultados malos, por no llevar en cuenta el fruto de un estudio imparcial y detenido de la climatología regional del Valle, adoleciendo de igual defecto los proyectos presentados basta la fecba para el desagüe de esta localidad. Entrando en el fondo de la cuestión, manifestó que ella entra- ñaba multitud de cuestiones científicas en íntima conexión con el desagüe local de la ciudad y general del Valle; cuestiones en que á veces tropezaban, ó al menos discrepaban los conocimien- tos de la ingeniería y de la medicina, cuestiones tales como el es- tado antiguo de los lagos, su extensión y capacidad actuales, sus límites y su manera de aumentar ó disminuir de superficie. Cree que para poder formarse idea perfecta de los proyectos presen- tados, seria preciso establecer diferencia completa entre el sanea- miento de la ciudad y el desagüe del Valle, siendo la primera cues- j tion de resolución más fácil y de importancia más inmediata, porque el temor de las inundaciones existe boy como siempre ha existido, y va siendo menor cada dia, mientras que la insalubri- dad de la capital es, no solo un peligro, sino un liecbo. Cree ól que solo la parte Sur del lago de Texcoco es la que presenta los atierres de que se ba hablado en este Congreso. En apoyo de sus ideas leyó algunos trozos de trabajos suyos j sobre estas importantes materias, beclios con anterioridad, pro poniendo en ellos el medio de saneamiento útil y practicable. Ai pedir que el Congreso desechara el proyecto que se discutía, su ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 679 plicó se reformase en el sentido ele considerar como asunto de más inmediata y vital importancia, la salubridad de la capital. . Dice que si se examina el estado actual de los lagos, se verá que, afortunadamente, no todos ellos están como la Comisión lo asegura. Por más que se diga, continúa, es necesario de todo punto ha- cer un estudio geológico y topográfico de los lagos; ver deque ma- nera se alimentan, porque si hay algunos que están alimentados por el deshielo, si sus aguas son limpias y tienen los objetos que la naturaleza ha dispuesto, estos lagos son de aguas vivas, y por con- siguiente no están en la condición que fija la proposición que se discute. Yamos á hacer este exám en topográfico, comenzando por el Sur de la ciudad, donde existen las dos grandes cuencas que se llaman Chalco y Xochimilco, de las que puede decirse que las aguas que contienen son aguas vivas, como paso á demostrarlo. Xo me meteré á examinar cómo están constituidos estos la- gos : ya se ha dicho aquí cómo sus aguas son perfectamente dis- tintas de las de Texcoco, Xaltocan y San Cristóbal. El lago de Chalco, que mide doce leguas cuadradas y una fracción, está lleno de aguas vivas que le vienen en su mayor parte de los deshielos del Popocatepetl y el Ixtlacihuatl, que le dan un caudal de aguas de muchos millones de metros cúbicos. Y estas no se agotan, por una circunstancia: porque las cimas de esos volcanes están siem- pre cubiertas de nieve, y en la estación del invierno las aguas con- geladas vienen á dirigirse por vertientes y rios especiales que desaguan directamente en Chalco. Además, abundan al rededor de los lagos de Chalco y Xochimilco, veneros numerosos de aguas potables, aguas puras que tienen sales en muy poca cantidad. Si acaso se encuentran algunas ciénagas al derredor de los lagos á que me refiero, estas no constituyen los lagos; no perte- necen al sistema hidrográfico del Valle. Por consecuencia, tenemos dos lagos de aguas vivas y corrien- tes, que absolutamente se hallan en las condiciones que marcan las Comisiones. Por todas las anteriores razones ligeramente apuntadas, y otras (pie necesitaría mucho tiempo para expresar, pidió al Congreso desechara lo propuesto por las Comisiones 2a y 3a eso ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. El Sr. Vera opinó en contra de las ideas de la Comisión, pi- diendo que la discusión no se divagase, y agregó : ICo es posible, á mí, pobre de espíritu, que no tengo la fuerza de locomoción suficiente en mis ideas, venir á formar, como los oradores que me preceden, un océano de conocimientos y de da- tos escogidos. Permítaseme que, como un pobre náufrago, liaga de mis ideas la tabla salvadora que me lleve á la orilla de la tierra apetecida. La tierra que nosotros apetecemos es el conocimiento de la medida que seria conveniente llevar á cabo para sanear un poco la ciudad. Digo un poco , porque en el estado en que nos encon- tramos seria muy satisfactorio el sanearnos un poco. Creo que este es el objeto del Congreso Médico. Si el objeto principal del Congreso es proponer al Gobierno las medidas de saneamiento, y, sobre todo, los medios fáciles de llevarlas á cabo, para conseguir el resultado, todos los datos his- tóricos, todas las relaciones que se hacen de cómo se formó el Valle, las considero de secundaria importancia ante la necesidad imperiosa en que estamos de fijarnos en cuáles son las principa- les causas del estado de insalubridad de la ciudad, y cómo se les aplicará pronto remedio. Vo me meteré en averiguar si el desagüe de la ciudad seria perjudicial bajo el punto de vista de la higiene. Aquí, entre nos- otros, diré que yo, por lo poco que he leido y por lo mucho que le he oido á D. Leopoldo Rio de la Loza, lo creo inconveniente; pero no teniendo los datos necesarios para sostener un debate, que seria por otra parte inconducente, hago de esto punto omiso, y desearía que el Congreso se ocupara de otras cosas, no diré de más importancia, pero sí de más inmediata importancia. El desagüe del Valle no lo verán nuestros hijos, ni los hijos de estos, y tal vez en este mismo lugar se reúna otro Congreso de médicos é ingenieros que vengan á recordar los discursos de los Sres. Garay, Marroqui, y otros, como hemos recordado ahora ! los informes de la Real Audiencia, y los dictámenes de las Co- misiones de Aguas, y de los Jueces de rios y acequias de los tiem- pos pasados. Además, la cuestión del desagüe como se presenta, me parece ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO 681 ue no es fácil de resolver en sesiones como esta. Esta es una uestion muy complexa en que los médicos y los ingenieros no an estado de acuerdo en sus apreciaciones, como lia dicho el Sr. jobato; pero no porque, como él mismo anadia, no haya conexión ntre la ciencia del médico y la del ingeniero. El médico se se- ara del ingeniero cuando con su fórceps ó su bisturí va á hacer na operación, ó cuando el ingeniero toma su barreta ó una sonda ara llevar á cabo determinada obra; pero cuando se reúnen para bservar el estado higroinétrico del aire; cuando van a estudiar is modificaciones climatéricas que sufre la atmósfera, hacen las lismas observaciones, y entonces la conexión es perfecta. Creo, í, como el Sr. Lobato, que es necesario hacer un estudio más pro- ando, más detenido, y sobre todo, basado en hechos prácticos onstantemente observados y perfectamente apreciados. Yo no diré que hemos estado perdiendo el tiempo, porque no e pierde cuando se oye hablar bien : nunca podré estar más con* ento que donde se oye algo que, á la vez que deleita, ilustra ; pero uestro objeto aquí no es pasar el tiempo de la mejor manera; uestra misión es ver cómo llenamos el encargo que se nos ha en- om en dado. Si bien es cierto que el proyecto del desagüe puede adolecer e algunos defectos en la parte higiénica, también lo es que no e combate con los textos del padre Alzate, ni con las actas del Ayuntamiento, sino con la resolución de problemas de ingeníe- la, con datos comprobados y estudios concienzudos. Dejemos a historia por ahora, y ocupémonos de hechos prácticos. Yo no lesconozco que Netzahualcóyotl fue un buen rey, que era un hom- >re sabio é inteligente, ni podía desconocerlo en los momentos en [lie el Ministerio de Fomento le quiere levantar un monumento il lado del de Colon. Yo supongo que ni existió Netzahualcóyotl. Dejarán por eso de ser perjudiciales los miasmas de los pauta- ios? ¿ Qué tenemos en el interior de la ciudad? El Sr. Gazano se ¡nejaba conmigo del pantano que está en los bajos de la sala que iene á su cargo en el hospital « Morelos.» Pues porque sea mejor si sistema aferente ó el eferente de que nos hablaba el Sr. Lo- >ato, porque las plantillas de las atarjeas deben ser de esta ó de a otra manera, ¿dejarán de ser perjudiciales los miasmas del 6S2 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. pantano que está en el patio del hospital de San Juan de Dios? Yo creo que nos estamos desviando de la cuestión; todos esos datos históricos y científicos que se nos han hecho oir, revelan la ilustración de los miembros de este Congreso, y, refiriéndome á los médicos, pone de manifiesto su buen deseo, porque abando- nan una clientela numerosa, abandonan sus intereses y á sus en- fermos, y dejan sus horas de descanso para dedicarse á estudios de la mayor importancia; pero yo creo que debieran ante todo ocuparse en proponer al Gobierno las medidas convenientes para evitar la insalubridad de la capital, que fueran las más inmedia- tas, y no, por idear una obra que acaso en dos ó tres generaciones no se verá cumplida, dejemos de proponer la que de un dia para otro se pueda ejecutar. Si se recorre la ciudad, se observará en todos los barrios un desaseo extraordinario que no se puede atribuir solamente á la autoridad, como tenemos la costumbre de hacerlo siempre. Si se va á una casa de vecindad, y á muchas de las particula- res, y aun á edificios nacionales, se verá que la mayor parte son focos de corrupción, capaces, no me atreveré á decir que de desar- rollar una epidemia, pero sí de extender las enfermedades. Si nosotros vamos á querer resolver de un golpe la cuestión del desagüe, puede suceder al Congreso lo que en las sesiones anteriores, cuando se reunia en la casa del ilustrado Sr. Martínez de la Torre. Hoy soy el último de los ingenieros en el Congreso; pero cuando aquel se inició tuve la honra de ser el primero, por- que era el único. Entonces se aprobó un proyecto impracticable é inconveniente, solo porque iba patrocinado por el nombre de un ingeniero muy conocido en México como hombre perfecta- mente hábil, pero que en esa vez padeció una equivocación, que yo pude hacer patente, porque se trataba de cuestiones de nive- lación y otras de la misma especie, á lo que se me contestó: que no habiendo quien lo impugnara, se había creído bueno. Yo no puedo ocuparme de las p? oposiciones presentadas, de la misma manera (pie de aquel proyecto, porque estas abarcan grandes cuestiones, que si se siguen tratando como hasta aquí, resultará que, como dije antes, por alcanzar lo más estamos de- jando lo que tenemos al alcance de nuestra mano. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 683 Por todas estas razones, yo suplicaría al Congreso que se ci- llera á la cuestión verdaderamente de la higiene, y se propusie- ran las medidas que se pudieran presentar á la autoridad, de ¡fácil y pronta ejecución para procurar el saneamiento de la ciu- dad. Por ejemplo, la supresión de los muladares ; el drenaje que se ha propuesto y que es muy conveniente, sin necesidad de es- perar el desagüe. Como esas medidas, se pueden dictar otras muchas, sin aguardar la canalización del Valle ni el desagüe general. Como miembro de la Comisión dietamin adora, usó de la pala- bra el Sr. Garay , manifestando la pena que le causaba el cansar la paciencia del auditorio teniendo que repetir puntos que habían sido tocados bastante, y parecían ya del todo dilucidados. El Sr. Lobato, continuó, ha manifestado algo en contra de lo que ha dicho el Sr. Vera: ha manifestado el deseo de que esta cuestión se trate haciendo un profundo estudio de ella. A pre- pósito de esto ha dicho que al redactarse las conclusiones que se debaten, no se ha hecho con el debido conocimiento de la mate- - ria, y ha impugnado todos los proyectos de desagüe, y particu- larmente el de la Comisión, diciendo que no estaba basado en estudios detenidos. Yo respeto los estudios del Sr. Lobato; pero como 110 vengo á hacer aquí alardes de modestia, puedo decir que tengo obliga- ción, tengo el deber de saber algo de lo que digo. Eespecto asi los estudios han sido hechos con detenimiento, el Sr. Lobato puede estar seguro de que ha sido así, porque la cuestión del des- agüe me ha ocupado toda mi vida— Todavía no me había fija- do, estando educándome en Inglaterra, en la carrera que había de seguir, cuando cayó en mis manos la obra del barón de Hum- boldt. La lectura que hice de ella dándome á conocer las obras practicadas respecto del desagüe, y la importancia que tenían, fijaron mi atención de tal modo, que decidieron mi porvenir. Una vez en el país, constantemente me he ocupado de este punto, al grado que puedo decir que casi todos mis trabajos han tenido relación, mayor ó menor, con el desagüe del Valle. Esto sea dicho por lo que toca á los estudios. Eespecto á la poca importancia que el Sr. Vera da á la dis- 684 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. cusion que estamos sosteniendo, yo le dire que el mejor medio de eternizar una discusión es el alejarse del punto que se discute. El Sr. Vera dice que no es preciso acudir á la historia, ni ci- tar tal ó cual ciencia, etc.; que debe ponerse inmediatamente el remedio. Afortunadamente, señor, me hallo en una reunión de médicos que yo respeto sobre todos los ingenieros y sobre todas las cosas. Hace mucho tiempo que yo deseaba hallarme en tan buena com- pañía, así es que no desconozco la importancia de la unión de mé- dicos é ingenieros; creo que es una medida conveniente para re- solver la cuestión del saneamiento de la capital. Pues bien, como decía, el Sr. Vera no cree necesarios ningunos conocimientos es- peciales para resolver esto. ¿Qué se diría de un enfermo que hu- biera llamado á un médico y que cuando este le estuviera pre- guntando lo que le duele, cuántos años lleva de sufrir, cuál es la causa de la enfermedad, si esta es orgánica, en fin, todos esos detalles necesarios para hacer un buen diagnóstico, le respon- diera: — No me pregunte vd. nada: déme el sanalotodo , y ya es- taré curado? Precisamente la reunión de todos esos conocimientos que no quiere el Sr. Vera se manifiesten aquí, es la que el Gobierno trata de aprovechar en beneficio público. La aspiración del Sr. Lobato es la misma que la de todos los que estamos aquí: todos queremos el bien de la ciudad de Mé- xico. No diré que el bien de todo el "Y alie no deba tomarse en cuenta; pero siendo esta la capital de la Eepública; hallándose aquí las principales riquezas y la población, merece la predilec- ción del Gobierno y de la sociedad entera. Así es que debemos ocuparnos de preferencia de salvar á la ciudad de México de los males que la aquejan. Pero no venimos aquí á poner un problema del cual nosotros demos la base. El problema lo encontramos ya puesto, y teñe mos que resolverlo. Se dice que seria bueno hacer atarjeas bien hechas, que tuvie ra buena corriente su plantilla, etc. Estamos conformes; pen ¿cuál es el modo de hacer esto? — Es el desagüe del Valle. Da; corriente á las atarjeas, cuando esta corriente no existe, es im ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 685 posible. En la parte expositiva de las proposiciones que se dis- cuten, fijándome en el cambio geológico que de dia en dia va sufriendo el Valle, liemos tocado este asunto con alguna exten- sión. Ya ve el Sr. Lobato que no puede haber más conformidad entre sus ideas y las mias. Ha manifestado también el Sr. Lobato que el peligro de las inundaciones va siendo menor cada dia, y que lo que debe preo- cuparnos es el remedio del estado que hoy guarda el Valle. Pues en esto también estamos conformes; tanto que, mirando la seque- dad de los lagos, he estado trabajando hasta formar un trayecto para introducir agua en los lagos del Yorte y aun en el de Tex- coco, considerando que el agua es necesaria para dar la evapo- ración que se necesita, para refrescar el aire y para calmar los ardores del sol. Pero aquí, señor, se quiere que los ingenieros conservemos unos lagos que ya no existen. Evidentemente que un lago de agua cristalina y fácil corriente es altamente benéfico; pero los lagos que existen hoy en el Valle, no merecen este nombre, son verdaderas ciénagas. El Sr. Lobato ha reconocido que por la parte del Sur se atier- ra el lago de Texcoco. Lo esencial es que haya reconocido los atierres. Respecto de estos atierres, hay un dato histórico que no puedo menos que contar. El Sr. Hay tiene en su poder una punta de fierro de una de las anclas de las naves de Hernán Cor tés, encontrada en el tepetate que en el fondo del lago de Tex- coco se ha formado desde la conquista acá. Y no solo se han aterrado los lagos, sino todo el Valle. El otro dia manifesté que el perímetro de la laguna se extendía en tiem- po de la conquista por el lado O. hasta el pié de las lomas de Ta- cubaya,lo que fué contradicho por el Sr. Marroquí, quien, sin em- bargo, quedó después convencido de que en esto liabia yo dicho la verdad. Tengo la pretensión, apoyada en treinta años de estudios bue- nos ó malos, que no se ha comprendido la causa de los males que aquejan al Valle. Se ha creído que el mal mayor era el temor de las inundaciones, y hasta hoy es cuando se ve bajo el punto de 680 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. vista de la salubridad, siendo así que no es cierto que México cor- ra un gran riesgo de inundarse. Tampoco quiero que las personas que me escuchan, confiando bondadosamente en mis palabras, vayan á dormir tranquilas. En seis meses puede haber cambiado todo. El lago de Texcoco que hoy no tiene agua, puede tenerla en unas cuantas semanas, lo mismo que el lago de San Cristóbal. Es- tos lagos están separados por una que llaman cortina, y que es una miserable pared de 40 centímetros de espesor y una legua de extensión. Si esa cortina se llega á romper, en veinticuatro horas pueden verse las calles de México inundadas, y tendremos que llorar nuestro descuido. Y este temor no es infundado : cuando soplan los vientos del ib, el oleaje puede ser muy tuerte > rom- per esa cortina, haciendo que las aguas de San Cristóbal } otios lagos pasen al de Texcoco que es el más bajo, y este desbordarse inundando la capital y todo el Valle. Lo que estoy diciendo pue- de ocasionarse por un pequeño temblor de tierra, y lo pueden pío- ducir también uno ó dos indígenas embriagados. Esto tampoco es un iluso temor. Ya dos indios, en pleno dia, han roto las com- puertas de San Cristóbal y Chiconautla, y han echado sus aguas sobre Texcoco. Afortunadamente rompieron las compuertas, y la laguna estaba casi vacía; pero si el lago de San Cristóbal hu- biera estado abundante en aguas y hubieran roto la cortina, ha- bría bastado el trabajo de un solo hombre para inundar la ciudad, sin que nadie lo hubiera podido remediar. Cité el otro dia de paso con alguna rapidez que los lagos del Valle (los seguiré llamando así, aunque no merecen este nom- bre), solo son comparables á los lagos del Asia, el Mar Muerto, el Mar Caspio y el Mar de Aral; y que la suerte que le espera á México es la que tienen las tierras que se hallan á orillas de esos lagos que no tienen salida. Las tierras contienen en su composi- ción partes minerales que producen las sales, arrastradas cons- tantemente por las aguas, hasta llegar á un vaso final: general- mente este vaso es la mar. Pero cuando las aguas no tienen sa- lida, la sal queda en la tierra, y según la naturaleza del terreno, este acopio de sales puede ser más ó menos rápido. Y ¿cuál es el resultado de la aglomeración de la sal y de lo.1 atierres? Que el fondo sube ; sube el nivel dé las aguas impreg ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 687 nadas de sal, invadiendo la parte superior del terreno, acabando con toda vegetación y haciendo la vida animal cada dia más im- posible. Los señores aquí presentes, pueden recordar el estado que guardaban algunos puntos de las inmediaciones hace varios añcs, y hoy pueden ver, por ejemplo, que la Teja empieza á desapare- cer. El salitre que va dominando poco á poco todo el Valle, aca- bando con la vegetación, acaba también con las construcciones y destruye las ciudades, como el fuego de que nos hablan las Sa- gradas Escrituras acabó con Sodoma. Para convencerse de esto, basta ver la parte oriental de la ciudad, donde hay un terreno comprendido dentro de la Zanja cuadrada, en que no se halla ni una ruina parada; no más se ven pedazos de tepetate, como dicen aquí, resto de habitaciones de otros tiempos. Siendo esto así, es inconcuso que subiendo constantemente el fondo del lago de Texcoco, se tiene que subir el piso de México para poder dar corriente á las aguas. Es cierto que en Londres se da salida á las aguas por máquinas que levantan las de las atarjeas hasta echarlas de la población. Pero aunque aquí se hi- ciera esto, prescindiendo del gran costo que traería, no produci- ría un igual resultado, porque las aguas subterráneas, las aguas ambientes seguirían como hoy se hallan. Es preciso dar corriente al lago de Texcoco para hacer el drenaje de la ciudad. Respecto del desagüe directo del Valle, manifestaba el Sr. Lo- bato que seria conveniente que se hiciera primero el desagüe de la ciudad, comenzando por darle salidas á las aguas de las atar- jeas. Sobre esto no hay discusión; estamos enteramente confor- mes: nada más que en este caso el desagüe que se propone es el del Valle, porque no pueden traerse las aguas del Poniente para limpiar las atarjeas, sin darles salida por el Oriente, es decir, sin hacer un canal que convierta las nocivas aguas muertas en sa- ludables aguas vivas. Y esto es lo que nosotros proponemos. Una última explicación para tranquilizar los ánimos. Se dice que una vez hecho el desagüe, si la sequía es muy grande, pue- de producir males gravísimos para la salud de los habitantes. Creo que la prueba la tenemos ya hecha. La sequía existe 688 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO hoy, y no creo que haya habido más enfermedades en este ano. Pues una vez hecho el desagüe, podiendo entonces arrojar todas las aguas del Norte y del Sur sobre Texcoco, abierta la puerta á las aguas que hoy se estancan, pueden inundarse mas terrenos que los que hoy cubren las aguas cenagosas, quedando dispues- tos para el cultivo y despojándose de las sales que hoy tienen en exceso. Debo manifestar que, constantemente, desde hace dos anos, se está oponiendo el desagüe de la ciudad al del Valle. Sobre es- to tuve ocasión de escribir algo, que dirigí al Congreso Médico anterior, y sin duda por la enfermedad del Sr. Martínez de la Torre, no llegó á poder de los señores doctores, en que manifes- taba que el desagüe de la ciudad no debia oponerse al del Valle, que solo quiere el beneficio, no solo de la capital, sino de todos los pueblos. El Sr. Vera quiere que se atienda antes á la higiene domés- tica y pública. Eso, señor, por sabido creo que ya no se tiene que prescribir. Para que se formen una idea los señores doctores, de la difi- cultad en la limpia actual de las atarjeas, diré: que cuando se limpia una atarjea en la ciudad, dura cuatro años con su corrien- te expedita, sin necesidad de nueva limpia, y la arena y tierra del detritus corre y se va á los lagos, casi á medida que entra en las atarjeas. Este es un punto importante por demas. Diré ahora, para concluir, que la humanidad entera tiene al- go de común con los chinos. En China se castiga al que cree sa- ber más que su padre, y sin duda queriendo seguir este ejemplo, vemos que hay una tendencia á exagerar el mal presente y se elogia lo pasado. Nosotros no sentimos los males pasados, por el mismo hecho de que ya pasaron. El mismo Sr. Qaray , como relator de las Comisiones 2a j •> ■ dijo en la sesión del 15 de Julio, que: no obstante estar á dis- cusión en lo general las proposiciones, los discursos pronuncia dos por las personas que lian hablado, se han basado sobre la primera de ellas, donde se trata de la supresión de los lagos. A pesar de que en la parte expositiva las Comisiones creyeron f un dar su dictamen dando las razones que hay para proponer la su ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 689 üsion de los lagos, manifestando que de hecho se proponía san- liar lo que existe en la naturaleza, puesto que los lagos que i stieron en un tiempo se hallan convertidos en ciénagas incon- cientes para la salud; no obstante todo esto, se ha impugnado ¡dictamen partiendo de la suposición de que existan lagos, y ¡e las Comisiones pretendan suprimir esos lagos que pueden * benéficos para la salud. Queriendo acatar las observaciones de las personas que han cutido el dictamen, las Comisiones no han tenido embarazo modificar el primer artículo. 3ecia este artículo: «Deben suprimirse los lagos que rodean i ciudad, reemplazándolos por un amplio sistema de canaliza- n en todo el Valle.» Para aclarar más el pensamiento, se ha «Meado este párrafo de la manera siguiente: «Hallándose ivertidos los antiguos lagos en verdaderas ciénagas, cuyas cas estancadas son de dia en dia más insalubres, se les reem- bza-rá por un ámplio sistema de canalización.» uas Comisiones creen que, redactado de esta manera el ar- illo, los señores que me escuchan comprenderán que el objeto sustituir las aguas muertas por las aguas vivas, con virtiendo que antes era un elemento de muerte, y que lo es hoy tam- u, en un elemento de vida. W decir en la redacción anterior que se suprimieran los la- 5, se decía lo que verdaderamente no puede ser, porque en la nalidad no hay más que ciénagas, que tendrán apenas una irta de profundidad. El lago de Texcoco hasta estos últimos s ha podido ser navegado por las chalupas de los indígenas. M reemplazar estos vasos insalubres por un sistema de ca- lizacion, se pretende dar al aire la evaporación que se necesi- y no solo se dará corriente á las aguas estancadas evitando 3 se corrompan, sino que servirán para el riego, para la agri- tura, y el agua subdividida de este modo, producirá vapor loso sano. Al mismo tiempo el riego producirá una vegetación iberante en el fondo del Valle, en una superficie que puede luarse eu 40 leguas de extensión, lo que le hará más saludable. 3ajo este punto de vista las Comisiones creen que el cambio ne que considerarse favorable. Tomo VI.-87 690 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO El Sr. Torres Gilberto manifestó que liabia pedido la palabra j con el objeto de iniciar que los oradores formularan proposicio- nes que vinieran á sostener como corolario de sus discursos. Eespecto del dictamen á discusión, creo — dijo — que la mo- dificación hecha á la proposición primera viene á dejarla en el mismo punto, porque solo se ha cambiado la palabra lagos poi la de ciénagas: la cuestión está en saber si la supresión de estas ciénagas ó de los lagos, es conveniente para la salubridad do México. Decia la primera proposición : Deben suprimirse los lagos que rodean á la ciudad, reemplazándolos por un amplio sistema de canalización en todo el Valle. Esta proposición implica dos ideas: primera, supresión de los lagos; segunda, sustituirlos por un amplio sistema de canali z ación. La supresión de los lagos causará indefectiblemente graves peligros para la población. Ya se han dado aquí las razones. Se ha dicho, y con mucha justicia, que en estos lagos existen una porción de materias orgánicas, y que en el acto que aque- llas se supriman, estas materias entrarán en descomposición y traerán las enfermedades paludianas. La segunda proposición dice: Que debe darse ámplia salida á las aguas para que arrastren consigo las materias orgánicas, las sales, los atierres y los detritus en general. Esta proposición está imbíbita en la segunda parte de la pri- mera, porque si se hace un amplio sistema de canalización, las aguas deberán tener salida, y en esta salida arrastrarán consi go las materias orgánicas. La tercera proposición dice: Debe hacerse el saneamiento de la ciudad (y esta es la cuestión principal ) haciendo un buen sis tema de drenaje que haga bajar el nivel de las aguas subter- ráneas, por una gran plantación de árboles y bosques. Los ár- boles y bosques vienen á formar la tercera proposición, porque el drenaje es inútil si se hace la canalización. Desde el momento que haya canalización, no habrá filtraciones 5 110 habiendo filtra ciones 110 habrá aguas subterráneas, y no habiendo aguas sub terráneas el drenaje es inútil. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 691 Así es que las tres proposiciones pueden reducirse á esta: su- ¡esion de los lagos, sustituyéndolos por un amplio sistema de íiializacion, y plantación de árboles y bosques. En mi humilde concepto y en el de personas muy caracteri- zas, no debe hacerse la supresión de los lagos. La experiencia confirma esta opinión. En el Estado de Colima yá300 leguas del Manzanillo, existe na laguna llamada de Coyutlan, de donde se han extraído hasta ¡0 cargas de sal. Cito este hecho, para probar después que se reden hacer plantaciones de árboles en los lugares salados, sta laguna de Coyutlan sube anualmente, porque hay una por- tón de vertientes que llegan á ella, y después allí desecan una mn parte de esta agua. Inmediatamente que se hace esta dese- rción vienen las enfermedades paludianas al Manzanillo, siendo ;í que en tiempo de aguas es tan sano, que van á mudar tem- sramento personas que viven en Colima. Inmediatamente que s aguas han bajado, viene la descomposición de las materias pánicas, y con esta las enfermedades que diezman la población. Este ejemplo creo que bastará para probar que no debe hu- irse la desecación de los pantanos. Otra prueba daré, más palpitante todavía. ¿No hemos tenido «i desecación del lago de Texcoco hace dos meses? ¿Y no ha pro- ucido graves males á la población ? Yo mismo he estado afée- nlo de una enfermedad; y alguno de los médicos queme escu- da, que me ha curado, me ha dicho que dependía del estado del igo. Si tenemos estos ejemplos tan palpitantes, ¿podemos quite r )s lagos, podemos suprimirlos? El mismo caso se ha dado en los lagos de Kochefort, donde e los trabnjadores del presidio han muerto sin duda las dos ter- eras partes. Lo mismo sucede en las lagunas pontinas, de que ablaré después; lo mismo pasa también en San Luis Missouri, ha sido necesario al Gobernador de Nueva- York dar un decreto •reviniendo que los vapores procedentes de aquellos puntos su- rieran una cuarentena, y fueran provistos de un certificado del aédico, de que no llevaban las enfermedades paludianas. Podría citar una porción de ejemplos. Pero se me contestará 692 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. que no se van á suprimir los lagos, sino que se van á convertir en surtidores del canal. ¿Y esas aguas bastarán? Esta es una nueva cuestión. El Sr. Gara, y se lia dedicado mucho á este estudio, y su auto- ridad es para mí 111113' respetable por sus conocimientos, su dedi- cación y su buena capacidad; pero no podemos aprovechar para la canalización sino los lagos de Clialco y Xoch ¡milco, y estos, aunque contienen vertientes, son tan escasas, que basta la pre- sión del agua en tiempo de lluvias para suprimirlas. ¿La can tidad de agua de estos lagos, bastaría para el canal? Yo creo que 110. Se podrá tomar tal vez la del Rio del Consulado, ó algún otro que surta; pero mientras este estudio no se haga expresamente, nada se puede resolver. Diré ahora que la plantación de árboles es, en mi concepto, lo primero que se debe hacer. Así es que yo creo que se debía in- vertir el orden de las proposiciones, diciendo primero: que se de- ben hacer grandes plantaciones de árboles. Los árboles, y en general toda vegetación, tienen una influen- cia activísima sobre el reino animal. Citaré un ejemplo. Dumas, en su tratado de Mecánica de los cuerpos orgánicos, demuestra que el reino vegetal toma al animal todos sus elementos orgáni- cos, y le devuelve todos los elementos de su organización por medio del aire y el sol. Bastará esto para probar la necesidad de la vegetación. Pero no solo citaré esa prueba, sino la de la práctica. Hua- tulco, que es un puerto del Pacífico, se habilitó de puerto de al- tura y cabotaje, siendo gobernador del Estado de Oaxaca el Sr. Juárez. Los empleados que fueron, en número de veinte ó veinticinco, como recordarán algunas de las personas que me escuchan, hi- cieron un gran desmonte para situar la Aduana. Pues á muy poco tiempo perecieron todos, menos uno, que fué á contar á Oaxaca lo que les habia sucedido. Yo estuve después en el mismo puerto con comisión de una Compañía americana: éramos cuarenta y dos personas, entre ingenieros, tripulación y criados; ni uno solo tuvimos jamas una enfermedad, porque la vegetación es allí muy ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 693 exuberante y babia repuesto todos los árboles cortados por los empleados de la Aduana. En Teliuantepec be visto también una porción de esteros ó pantanos que están cubiertos de vegetación, es decir, de árboles, y por solo esta circunstancia no hay enfermedad ninguna en aque- llos lugares. En el siglo pasado, que se hicieron tantos desmontes, Fran- klin escribía que la causa de todas las enfermedades era el corte de maderas, y que él estaba convencido de que los bosques no solo no eran malos, sino que contribuían á la salud. No solo este papel representan los árboles en la naturaleza. Ellos cambian las condiciones climatológicas de un lugar: la plan- taciou de árboles trae consigo la regularizacion de las estaciones, porque los árboles oponen una resistencia pasiva á los vientos irregulares que los convierte en regulares. Como dice Rosch en su tratado de Regeneración de la Naturaleza por el reino vege- tal: sirven los árboles de medianeros entre el cielo y la tierra, atraen las lluvias y calman los males de la humanidad. Todas estas razones y otras más que podría aducir, me hacen suplicar a las Comisiones propongan grandes plantaciones de ár- boles en los lugares que lian de ser desecados. Tal vez se me diga que por ser terrenos salados no son muy abundantes los árboles que se pueden plantar; pero está demos- trado por la ciencia y la experiencia que hay familias á propósito para esos terrenos: no citaré las familias, porque todos los seño- res que me escuchan las conocen. Pero dije antes que citaría las lagunas pontinas de Italia. Allí se lian hecho para desecarlas trabajos de mucha importan- cia. Aurelio Claudio fué el primero, construyendo la Via Appia. Siglos después, Cornelio, otro de los emperadores, emprendió otras obras. Vino la decadencia del Imperio Romano y se olvi- daron estos trabajos hasta Octavio; pero los trabajos de más im- portancia se hicieron en tiempo de Clemente XII. Este Papa nombró á Lalang, quien siguió un sistema de terracería que pro- dujo más males. Por último, otro Papa, que según recuerdo fué Pió VII, llamó á Rosch, y este propuso el sistema de hacer gran- des plantaciones de árboles y obras de terracería. Consistían es- 694 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. tas en reducir el vaso dándole menor superficie en major ampli- tud. De esta manera se corrigieron los males en gran parte. Por lo mismo, insisto en que debería decir la Comisión de esta manera: deben, primero, hacerse grandes plantaciones de áibo- les que vivifiquen el aire y cambien las condiciones climatológi- cas: segundo, debe hacerse un canal que nos proporcione tener á voluntad el nivel de las aguas, y después la experiencia demos- trará si este nivel debe bajarse ó subirse. Opinó el Sr. Ortega y Beyes que no debemos tener tanto temor á la desecación, no de los lagos, sino de los pantanos, que es lo que existe hoy, como todos hemos contenido. El sistema de canalización traerá, en su concepto, las humeda- des que se necesitan. Generalmente se ha observado, dice, que las personas que rodean los lagos y todos los pantanos á las horas de la bajada del sol, son las que más se afectan de las intermitentes, porque se ponen en contacto con una atmósfera cuya tempera- tura no es tan elevada como se necesitaría. Pues si en México estos lagos están al Oriente, y las aguas siguen la carrera del sol, tenemos aquí un peligro permanente. Y le tenemos miedo a una cosa del momento, mientras no se lo tenemos á lo que perpetua- mente nos está trayendo el mal. Si un médico, porque no sufra un paciente, se abstiene de una operación que lo hade salvar, falta á su deber. Es necesario en estos casos la decisión. Por lo que toca á lo que ha dicho el Sr. Torres respecto de Hua- tulco, manifestó que en los informes que le dieron ha habido una equivocación. La causa de aquellas fiebres es la influencia nocn a de aguas estancadas que no tienen comunicación con el mar, y el señor que fué de administrador de la aduana cometió la tor- peza de mandar cegar una laguna que allí existia, con maderas cortadas en los bosques de aquel rumbo, y se produjo una putre- facción vegetal que todo lo desordenó. Él cree que con el sistema de canalización se hará perfecta la salud del Valle, y principalmente de la capital : que es necesaiio hacer un esfuerzo para que lo que se teme en un solo rato, no sea preferido á años y años que se estén ocasionando víctimas. El Sr. Mñez , Tobías, dijo: que después de haber oido hablar á su amigo el Sr. Torres, se decidió á tomar la palabra para hacei ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 695 algunas rectificaciones. Yo estoy, dijo, enteramente de acuerdo con el dictamen de las Comisiones, y opino por que el desagüe se haga, porque ha de ser benéfico para la población. Para mí el punto del desagüe encierra dos cuestiones muy dis- tintas: primera, la que pertenece á los ingenieros: si es posible ó no sacar la agua de las lagunas y desecar el Valle; segunda, la que pertenece á los higienistas: si acostumbrados á respirar una atmósfera saturada de cierta cantidad de vapor de agua que viene en su mayor parte de los lagos que nos rodean, suprimidos estos no vendremos á respirar un aire seco perjudicial para la salud. Yosotros tenemos un hecho palpitante. Los mismos ingenieros nos vienen diciendo que los lagos se han secado al grado que las chalupas más ligeras de los indígenas no han podido surcarlos. Pues si habiendo sucedido esto, y nosotros los médicos que prac- ticamos en la ciudad, y hasta el vulgo, vemos que no ha habido enfermedades, creo que este es un hecho palpitante que debe que- dar sentado para hacer desaparecer el temor. Yo creo también que los señores ingenieros no irán á dar sali- da á las aguas de luego á luego, sino poco á poco. El plantío de árboles es un punto en el que todos estamos de acuerdo, y se irá haciendo á medida que se vayan bajando los la- gos. Así es que todo esto demuestra que el desecamiento de los pantanos debe hacerse. Yo creo que resuelta la cuestión por los ingenieros, los higie- nistas no deben tener temor ninguno para la sequedad de los pan - taños. El Sr. Gara y replicó que después de las palabras que acababa de decir el Sr. ISTüñez, poco le quedaba que decir. Precisamente, dijo, al hablar el Sr. Torres le agradecía el acopio de datos que nos presentaba en apoyo del dictámen, puesto que ellos sirven para combatir la existencia de los pantanos, y lo que existe hoy en el Valle son pantanos. Los lagos han desaparecido de hecho, se secan durante el estío; este cambio que se opera, es el nocivo para la salud. Citó el Sr. Torres otros datos que el Sr. Ortega y Reyes ha rec- tificado, y que creo tampoco prueban en favor de sus teorías. Ha manifestado que la vegetación es muy conveniente para 696 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. la salud; que los árboles purifican la atmósfera. Esto es indu- dable, y precisamente es una de las cosas que las Comisiones lian tenido en cuenta ; solo que creen que para que pueda producirse esta vegetación fácilmente, se necesita la desecación de los pan- tanos, porque en el estado en que estos existen, estamos viendo que la vegetación de dia en dia desaparece. Es cierto que algunos árboles pueden existir en los terrenos salinos; pero á propósito de las lagunas pontinas que citaba el Sr. Torres, diré: que allí se lia creado una vegetación á fuerza de miles de sacrificios, necesitándose un siglo, se puede decir, y sin embargo aquel departamento todavía deja mucho que desear. El plantío de árboles que se ha hecho no ha secado los pantanos, y las calenturas y otras enfermedades siguen desarrollándose. En cuanto al hecho de que en algunos puntos del país donde existen pantanos, debido á la vegetación no hay enfermedades, diré: que esta falta de males consiste en que no ha habido au- mento de población en esos puntos; no habrán ido tropas o algo que aumente el número de sus habitantes. Aquí hay en la Costa un punto que llaman Maniata, que no se conocía como malsano; sin embargo, fueron once empleados á establecer la Aduana, y solo quedaron vivos dos ; es decir, que fué muy sano mientras no hubo quien se muriera. Por otra parte, las Comisiones no han desconocido las ven- tajas del plantío de árboles, puesto que no obstante decir que se desecarán los lagos, hay un artículo especial de su dictamen en que se favorece este plantío, y el Gobierno mismo ha querido dar principio á él. Yo me ocupo en estos momentos de plantar cin- cuenta mil eucalyptus, y el Sr. Bárcena está plantando también otros cincuenta mil. Estos plantíos se harán mucho más fáciles el dia que el terreno esté propio para íecibirlos. Es un hecho que he demostrado, que el estado del vaso in- ferior del lago de Texcoco hace que las sales concentradas en él esterilicen toda la tierra, y en lugar de tener en esos lagos un au- xiliar de la vegetación, como lo son todos los lagos de agua dul- ce, vemos que la vegetación que existe va desapareciendo. Vemos, además, que ese estado salado del terreno viene á for- mar un verdadero desierto que es muy conocido en el Valle, y ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 697 pie puede llamarse del Salado. Cuando está bajo el lago de Tex- ;oco, en las orillas de este desierto se levantan nubes de polvo pie pueden ser eomparadas á las de los desiertos de Africa. Ve- nos también que con la aridez del terreno y la falta de vegeta- ción, se forma una superficie calcinada por los rayos del sol que iroduce corrientes de aire que alejan los vapores acuosos. Y por eso, á medida que se lia ido aterrando el lago, vemos que las Ilu- das que antes se producian durante el dia, lioy son más bien du- ante la noclie, porque debido al aumento dei Salado y á la falta nayor de vegetación, existe una verdadera caldera que, con las everberaciones que produce, hace se levanten esos remolinos, sas trombas que alejan los vapores del Valle, y que las nubes 10 puedan descargar aquí, sino que tengan que alejarse y vayan descargar en los montes. Cuando ya ha llovido y los vapores íCuosos han saturado este desierto que llamo del Salado, enton- es las nubes bajan de las laderas de las montañas, y es hasta ntonces cuando pueden establecerse las aguas en el Valle. Querer conservar estos vasos, es pretender conservar la ari- lez del Valle: los atierres aumentan de dia en dia, el fondo del ago sube, las aguas van perdiendo su corriente, y de dia en dia an volviéndose peores para la salud. La conservación de los lagos influye también sobre las aguas ubterráneas, que cuando no tienen corriente son tan nocivas pa- ¡a la salud como las aguas superficiales. Los señores de la Junta an citado teorías, haciendo consistir la insalubridad de los ter- enos en la mayor ó menor profundidad de la capa ambiente. El -r. Dr. Reyes, mi compañero en la Comisión, citó la otra noche lgunos datos muy interesantes, relativos á la mortandad que ubo en el primer cólera en Londres, tomando diversas altitudes n el rio. Entonces se vió que á medida que iba subiendo el ter- eno, esta mortandad disminuía notablemente; de modo que en is partes más altas casi desaparecía. Pues no era el aire, no era i atmósfera lo que influía en la salubridad en las partes más al- fas, sino que esto era debido á que la capa ambiente se halla más aja : á medida que se sube el terreno, la capa ambiente sube tam- ien, pero no con la misma proporción; así es que la humedad s menor en el terreno alto que en el bajo. Tomo VI.— 88 698 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. Esta causa, me atrevo yo á señalarla como una explicación de lo que aquí lia sorprendido á todos los señores doctores, á sa- ber : que este año que parecía augurar una época calamitosa, por- que secos los lagos, las materias orgánicas han quedado expues- tas á los rayos solares, sin embargo, las enfermedades no han aumentado, se puede decir que han sido menores; y esto es por- que la capa ambiente se hallaba más baja; es que los terrenos se han hallado de hecho más desecados. Esta es una explicación que me ocurre en vista de lo que han manifestado los señores doctores. Para hacer patentes los efectos del drenaje y el resultado que produce sobre la salubridad el bajarlas aguas subterráneas, ma- nifestaré: que en Europa, y sobre todo en Inglaterra, se ensayó con el deseo de aumento en la producción agrícola, y los resul- tados fueron tan fabulosos, que hubo un verdadero entusiasmo por el sistema de drenaje, y todos los propietarios quisieron ha- cer el de sus terrenos. En un pequeño tratado de drenaje he encontrado un dato que es por demas curioso. En Mr. Pierson dice: que en el Distrito de Bulton, en Inglaterra, los casos de fiebre que eran en número de 30 en el mes de Agosto de 1847, se redujeron á 2 al cabo de m año de drenaje en Agosto de 1848. En Setiembre habia 7 en lu- gar de 17 ; en Octubre 4 en lugar de 2. . . . en Diciembre ninguno en lugar de 2. Esto, señor, es fenomenal. Y eso tratándose de co marcas sanas. Pues fácilmente pueden comprenderse los efectos que producirá en el Valle de México cuando se haga el desagüe porque ante todo hay que hacer el desagüe general del A alie pa ra que las aguas, tanto las de la superficie como las subterráneas tengan la corriente debida ; se dice corriente, no que se quitarái las aguas. El agua no se debe desperdiciar en ninguna parte : así es qu seria una torpeza echarla del 4 alie; pero dándole corriente eeu drán salida las que estancadas podrían perjudicar á la salubr dad, y ya no habrá el exceso de sales que hoy destruye la vegetí cion. El guano, señor, es un abono magnífico, y sin embargo la islas Chinchas donde se produce, no tienen ninguna íertilidai Así, las sales en poca cantidad traerán la fertilidad; hoy la de truven. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 699 Teniendo salida las aguas estancadas, podrán introducirse otras en el Valle, como las del rio más caudaloso, el de Cuauti- ’tlan, cuyas aguas se echaron en otra época del A alie, gastándose odio millones de pesos. Pues esas aguas podemos traerlas otra vez, y lioy mismo, en oposición á los pueblos, estoy introducien- do parte de esas aguas en el lago de Zumpango. Respecto de las aguas del Sur, también son manantiales que podrán dar mayor cantidad de agua que la que boy dan. Desde el momento que se contuvo la corriente de estos manantiales con el dique de Mexicaltzingo, se ha producido el efecto de irse re- presando las aguas al grado de haber subido su nivel ^ aia j me- dia, con lo que se ha destruido la riqueza de una porción de pue- blos, notoriamente de Chalco, Xochimilco y Tlahuac. Pues bien ; estos manantiales, que son muy caudalosos, se sofocan desde el momento que su nivel ha aumentado en vara y media, he sabe que un manantial tiene su equilibrio, y que cuando este se pierde las aguas se estancan ó varían de rumbo. Hace doce años cerró las aguas del Sur con el dique de Cuautitlan, y con asombro mió vi que se paralizó su corriente, se estancaron por completo, y hubo nece- sidad de restablecer el equilibrio. Sabemos que todas las aguas tienden al punto de salida menos dominante, y si este punto de salida se eleva, el manantial se agota ; ó si al subir un manantial se le encierra de un modo que suoa á tal grado que poi otra paite encuentre una salida inferior, entonces cambia su cuiso. Esto es lo que temo cuando hablo del peligro que corie México si se sigue aterrando Texcoco. Entonces puede llegar un momento en que el fondo de Texcoco suba más alto que el nivel de los lagos del Sur j y estos lagos, que hoy tienen una corriente consideiable, que tienen aguas vivas, el dia que se estanquen tendremos unos pantanos, verdaderas aguas estancadas, y veremos producii se todos los males del paludismo. Citaba el Sr. Torres el caso de las ciénagas pontinas, porque son las más históricas que se conocen, y parecia que hacia la ob- servación de que mediante el plantío de árboles, se consiguió la salubridad. Pero se halla eso muy lejos de ser exacto. Las cié- nagas pontinas se encuentran casi en su mismo ser, á pesar de que Garibaldi que tanta popularidad alcanzó por medio de la re- 700 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. volucion, y todos los gobernantes, lian emprendido grandes obras liara libertar al pueblo de Italia de los males de esas ciénagas. Los viajeros, antes de penetrar en los lugares cercanos á ellas, hacen cerrar todas las aberturas de los carruajes. Y en Roma mismo, cuando se toma un carruaje, el cochero observa que tie- ne que estar de vuelta antes de la oración, porque á esa hora la malaria está á las puertas de Roma, y se corre riesgo de muer- te. Eso es dentro de Roma que se halla rodeada de jardines y de terrenos medianamente desecados. El mal no se ha conjurado, á pesar de los esfuerzos de los gobiernos •, y diré más: los Papas han prometido gracias espirituales á los que contribuyeran para desecar las ciénagas, han excomulgado á los que no lo hagan, y sin embargo de todos los esfuerzos morales y materiales, las cié- nagas siguen diezmando las ciudades de Italia. Creo que con lo expuesto basta para hacer ver que la conser- vación de las ciénagas de que se trata es verdaderamente im- posible, no solo por ser nocivas para la salud, sino que de continuar como vamos, aterrándose más de dia en dia el lago de Texcoco, podrá llegar á ser tierra firme y quedar enterrada la ciudad. En- tonces México existirá, pero debajo de la tierra. Concluido el discurso del Sr. Garay, se preguntó al Congreso si las proposiciones estaban suficientemente discutidas en lo ge- neral, habiendo acordado afirmativamente. Acordó, además, con- ceder sobre el mismo asunto el uso de la palabra al Sr. Torres , y este, después de dar las gracias por la deferencia con que el Con- greso lo habia tratado, manifestó que no combatia, como antes lo liabia dicho, las proposiciones, sino únicamente pedia se les modificara en el sentido de hacer primero las plantaciones de ár- boles y después el canal de riego. Dijo que era necesario hacer primero la plantación de árboles para llenar el objeto que tiene el Congreso : procurar la salubridad de México. Puedo citar, con- tinúa, muchos hechos que corroboran mi pretensión. Yo volveré á hablar de las lagunas pontinas, para no entrar en una discusión que es puramente histórica: simplemente manifestaré que no dije que se habían concluido los males de esas ciénagas, sino que se liabian modificado desde la plantación de árboles, y me apoyaba en la opinión de Rosch emitida ante Pió VII. ’ 701 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. • Quién puede reconocer, señor, en la Palestina actual, la tier- ■a de promisión concedida á los israelitas* Apenas existe en los lesiertos de la Palestina una que otra palmera. El Eufrates y si Tigris bañaban poblaciones llenas de vida, llenas de rios y ca- íales; y ¿en qué han venido á convertirse estos ? En miserables moyuelos. Lo que lie dicho y trato de sostener es, que primero debe ha- ierse la plantación de árboles y despnes la canalización-, porque os árboles tienen también la propiedad de atraer el agua que yo 3reo que nos falta en los lagos, y la prueba es que el Sr. Garay quiso echar el agua de Guadalupe en Texcoco, lo que no con si guió. Luego entonces no hay la agua suficiente para el ámplio sistema de canalización. Dije antes en mi discurso primero, que los lugares que están cubiertos de árboles no están expuestos tanto á las enfermeda- des, y la prueba es que estas han venido donde quiera que se han hecho desmontes. La naturaleza ha creado árboles á propósito para cada zona. Así, por ejemplo, los que tienen una forma de paraboloide, son los que viven en la zona calida. En la zona fiia, al contiario, ven los árboles deforma cónica que despiden resina y atraen el calor. No creo que sea necesario hacer ampliaciones sobre esto. Estoy convencido de que los vegetales cambian la climatología de cada lugar. Dice el Sr. Garay que la vegetación sobre los lagos es raquí- tica y enfermiza. Esto será cierto, según las plantaciones que se hagan. El Sr. Bárcena y muchos de los que están aquí, podrán decir si hay familias como la de las amentáceas, que son á pro- pósito para dar una vegetación á los lagos, que eviten en estos la putrefacción, y por consiguiente que venga el paludismo. Lue- go lo que yo propongo no se opone en nada a lo que ha dicho el Sr. Garay. Creo que este señor conoce bien las lagunas pontinas, y que sus observaciones son buenas: pero le diré que basta la lectura de algunas obras para comprender lo que sucede. Y o recuerdo que Bernardino de Saint -Fierre, en la relación de sus viajes, di- ce que encontró bosques de sabinos en donde habia más calor que 702 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. .sobre el mar, en los lugares equinocciales 5 porque la Naturaleza, siempre sabia y siempre previrosa, creó árboles para los climas trios y calientes. Así, los árboles cuyo aroma es abundante, se crian en las zonas cálidas, no solo por la forma, sino también por sus exhalaciones, y se sabe que los árboles que exhalan más aro- ma, son los más á propósito para los lugares donde hay menor aroma. \ o no he atacado el drenaje; lo creo una cosa útilísima, y lo único que he dicho es que está imbíbito en la proposición prime- ra, porque hecho el sistema de canalización, el drenaje estará he* cho también. Lo que propongo, como he dicho varias veces, es que el Con- greso modifique las proposiciones, diciendo: Primero debe ha- cerse la plantación de árboles, para que esta plantación sea la que nos traiga el agua que nos falta, para darnos la salubridad que también nos falta, y después hacer un canal, para que si la ex- periencia nos demuestra que es bueno echar fuera del Valle las aguas de los lagos, se echen. Yo no he sostenido que deben con- servarse los pantanos: yo digo que deben estar subordinados á nuestra voluntad. La experiencia será la que diga si se deben quitar ó conservar. Fué puesta á discusión en lo particular la proposición primera que dice: « Hallándose convertidos los antiguos lagos en verda- deras ciénagas, cuyas aguas estancadas son de dia en dia más in- salubres, se les reemplazará por un ámplío sistema de canaliza- ción.)) El Sr. Orozeo , Ricardo, hizo uso de la palabra en contra, dan- do lectura al siguiente discurso, en la sesión del 22 de Julio de 1878: « Señores: Antes de empezar á combatir los principios del dic- támen, plantearé el problema que tratado resolverse, al menos como lo he comprendido. « Desde tiempos remotos, el Anáhuac ó México, fundada incon- venientemente en el fondo de la cuenca del Valle, casi al mismo nivel del lago de Texcoco, en sus márgenes occidentales, varias veces y en distintas épocas ha sido víctima de funestísimas inun- daciones, que han causado ruina en los edificios y epidemias hor- ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 703 >rosas en sus habitantes. Con el trascurso del tiempo, el lago lia [o levantando su fondo; la ciudad, al contrario, se ha hundido i el fango, y siendo el Texcoco el receptáculo sin corriente de los esperdicios é inmundicias de la gran capital, ha llegado á con- ertirse en un foco de infección, y la ciudad ha quedado en las eores condiciones higiénicas, al grado de hacerse ya casi inim- itable. La vida y los intereses de sus habitantes se encuentran Itamente comprometidos, y estas malas condiciones empeoran ia por dia. ¿ Qué se necesita para remediar tan crítica situación % « Se trata de librar á la ciudad de la infección é insalubridad de todo peligro de inundaciones. Be lo que conocemos por la istoria, resulta que hace más de cuatro siglos los habitantes del ralle han hecho prodigiosos esfuerzos para conseguir el objeto eseado: hasta ahora los trabajos ejecutados por los aztecas y or los gobiernos vireinales no han sido del todo estériles, pro- ujeron verdaderos paliativos que algo han servido para dismi - uir ó alejar el mal; pero el problema principal está todavía en ié, sin que se le haya podido dar una solución enteramente sa- isfactoria. Se ha conseguido arrojar una gran parte de las aguas ara fuera del Valle, por el tajo de Nochistongo, y subdividir, epartir ó contener con diques en varios vasos, el caudal de aguas ue antes se precipitaba sobre el Texcoco y causaba las inunda- iones de la ciudad. Esto ha sido mucho conseguir, pues siendo i evaporación en el Valle lo que produce las mayores pérdidas e los lagos, á causa de la altura á que se encuentran sobre el ivel del mar, este gasto natural, provocado por el artificio, ha reducido su efecto arrojando solo una parte délas aguas para aera del Valle y á las altas regiones de nuestra atmósfera; pero in sacarles provecho alguno, sino por el contrario, dejándonos )S residuos pestilentes, miasmáticos, ya casi irreductibles, que mponzoñan el aire que respiramos; por consiguiente, en último nálisis, el problema por resolver queda reducido á estos térmi- los: ¿Qué medios se emplearán para que, con el mayor aprove- hamiento de las aguas, se haga el saneamiento de la ciudad y "alie de México, poniéndoles á cubierto de toda inundación % Más delante expondré la solución que he encontrado á este proble - na: por ahora solo me ocuparé de los principios que sirven de 704 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. base á la Comisión; demostraré lo fácil que será la aplicación de otros principios prácticos que remedien prontamente los in- numerables males que lamentamos, y propondré, por último, las bases generales que, en mi concepto, deben adoptarse liara la rea- lización de las obras. La desecación ó sustitución del lago de Texcoco, por un sistema de canalización, no es practicable, ni seria conveniente su ejecu- ción á la salubridad. Que no es practicable, se demuestra por la posición que ocupa en el fondo de la gran cuenca del A alie, adonde tienen que concurrir todas las aguas, calmar allí la impetuosidad de sus corrientes y dejar en su vaso la gran cantidad de materia- les que traen de las cordilleras : suponiendo que al canal central desaguador se dieran las dimensiones en su sección trasversal, que se necesitan para que las aguas de todos los rios afluentes al lago se escurriesen de continuo, sin extenderse ni depositarse antes en el vaso, claro está que el cauce del canal seria azolvado desde el principio con más de 4.000,000 de metros cúbicos al año de ma- terias sólidas, cantidad suficiente para aterrar el canal en toda su longitud á los dos primeros años que las aguas corriesen por él; y seria preciso, según cálculos del mismo Sr. Garay, estable- cer el dragado constante para desaterrarlo, con un costo que no bajaría anualmente de 300,000 pesos: si las aguas se quedan de- positadas en el vaso y este se desocupa por medio del canal en un tiempo más ó menos largo, no podrá evitarse la íormacion de los pantanos ; no se podrá evitar la descomposición de las sustan- cias orgánicas que contienen los lodos, y la infección pútrida se verificará como hasta ahora. La pequeña profundidad que se ga- naría para la corriente de las inmundicias de la capital, se per- dería cuando el vaso se llenara con la afluencia de las aguas plu- viales; y resultaría que, después de realizadas las obras todas del desagüe directo, la ciudad quedaba en las mismas condicio- nes que hoy, sin haber ganado absolutamente nada; y que no ha- biéndose adquirido la inclinación que se necesita para dar el de- bido escurrimiento á dichas inmundicias, se vería la ciudad en la necesidad imperiosa de hacer su desagüe mecánico, es decir, por un procedimiento de inyección de aguas y extracción por medio de bombas, ó bien de establecer el sistema diviso r, y otros que f ■ ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 705 jn tan difíciles como imperfectos, y que en México serian más ili- on venientes y nocivos que en cualquiera otra parte, por ser fañ- oso el piso y estar ya de por sí bastante corrompido. «La desecación ó reemplazamiento de los lagos, llevada basta 1 grado de agotar la capa acuífera subterránea ó ambiente, como ropone el Sr. Garay, seria tan funesta y perniciosa para la ca- ital, que al poco tiempo de realizada, los edificios quedarían en nina completa, pues estando cimentados sobre un terreno suma- mente fofo, fangoso y de tan desigual resistencia, al perder el agua ue llena los intersticios y mantiene el equilibrio, se contraería ir- egularmente, y produciría en todas las casas mayor efecto que el terremoto más fuerte, quedando todas cuarteadas y en una ver- adera ruina. « Sobre todas estas razones liay una poderosísima, y es la de ue no existe todavía plan definitivo tiara las obras del desagüe irecto que seguir ejecutando ; y como una prueba de ello, puede erse lo que dice al Ministerio de Fomento el Sr. Garay en la ííl- ima Memoria, como director de las obras ( comprobante núm. 2, ág. 378). Demuestra el señor Director lo costoso y la inconve- iencia de continuar las obras ruinosas ya de la línea ernpren- ida por Acatlan ; pide la revocación del acuerdo que ordenó el strechamiento de la sección trasversal del túnel, y propone que 1 continuar los trabajos se siga la línea de Ametlac, que es la e su proyecto, ofreciendo que el túnel quedará en mejores con- iciones que el ya comenzado, y que la reforma del canal central lejorará también en sus efectos favorablemente á la navegación, rí Ministerio de Fomento se han presentado otros proyectos para 1 desagüe directo, ofreciendo en su realización grandes econo- mías de tiempo y dinero, y mejor éxito en los resulta dos que los •ropuestos entre Zumpango y Tequisquiac. El O. Ministro, de- eando resolver con el acierto debido lo que sea más justificado r conveniente en cuestión tan importante, ha tomado grande em- peño en el estudio del asunto, y ha acordado el nombramiento de ma respetable Comisión de ingenieros que le dé su opinión sobre odos los proyectos, y pueda ya fij arse el que definitivamente deba lonerse en ejecución. Queda demostrado que, á pesar de lo hecho, 1 desagüe directo es una cuestión de estudio, y que todavía so- Tomo VI.— 89 706 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. bre ella no lia podido la ciencia pronunciar la última palabra; pero sí puede asegurarse que esta vez se tienen ya reunidos todos los datos y elementos necesarios para resolver en defini- tiva el problema difícil y complicado del desagüe de México. De la actividad é ilustración del actual Secretario de Fomento es de esperarse que pronto se pondrá término á la discusión y se emprenderán con calor las obras del plan qne se apruebe, hasta su término. « Asegura el Sr. Garay que el túnel del Teqnisquiac no costará más de 744,000 pesos. Algunos dirán que de intento se presenta un presupuesto tan bajo para obtener su aprobación é inclinar en su favor la opinión general: yo creo, señores, qne no es así; sino qnela ilusión y los buenos deseos de que las obras se realicen, han hecho incurrir al Sr. Garay en un gravísimo error; puede de- mostrarse (pie ni con esa cantidad multiplicada por diez, habrá lo suficiente para concluir el túnel, es decir, que en ningún caso podrá costar menos de ocho millones de pesos, y faltaría qne la obra tuviera la capacidad y resistencia necesaria para asegurar su estabilidad y el éxito que se desea ; suponiendo que el canal do doce leguas que se tiene que abrir entre la ciudad y la extremi- dad S. del túnel costara solamente dos millones, el importe total llegará á diez millones de pesos. ¿En cuánto tiempo podrán los gobiernos de México gastar esa suma en el desagüe? Indudable- mente no podrá ser en menos de 50 años ; y aun suponiendo ya realizado el desagüe directo, ¿tendríamos por consecuencia ya el saneamiento de la ciudad, cuando esta carece aún de un sistema regular de atarjeas y de las circunstancias de obras que para el objeto son necesarias? Indudablemente que no; y resultaría que después de terminado el desagüe directo, era preciso emprender el de la ciudad: luego al costo y tiempo de la realización del pri- mero habría que agregar el del segundo ; y ¿cuándo vendría esto á tener su verificativo ? « De todos los sistemas de limpia de las ciudades, está fuera de toda duda que el drenaje impermeable , llamado de circulación con- tinuor, es el mejor y el que satisface con más perfección al objeto del saneamiento. El drenaje impermeable consiste en una red de atarjeas principales, de manipostería, revestida interiormenb ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 707 le un cimento bien comprimido y bruñido; y que por medio de orrientes de agua arrastra las inmundicias basta un lugar dis- ante de la ciudad, donde son desinfectadas y se preparan para mplearse en la agricultura. El drenaje permeable sirve para de- ecar los terrenos pantanosos ó reunir las filtraciones por medio le canales, pozos absorbentes ó tubos porosos, que recogen el lí- (iiido y lo conducen adonde se necesita. «Estos dos sistemas de drenaje pueden emplearse ventajosa- aente para el saneamiento de la ciudad : el primero para la ca- lalizacion interior, y el segundo para la desecación de las super- Icies pantanosas del Norte y Sur de la ciudad, y liara alimentar on toda el agua necesaria el sistema interior de circulación con- inua. «Veamos ahora de qué modo pudieran practicarse con facili- dad las obras de saneamiento sin necesidad del desagüe directo el Valle, y en las circunstancias actuales de la ciudad. « Estando el nivel general de la ciudad poco más ó menos á dos íetros sobre el fondo del lago de Texcoco, resulta que la plan- illa de todas las atarjeas se encuentra bajo el nivel de las aguas el lago, y no pueden tener ninguna corriente las sustancias so- das que contienen. Para el drenaje se necesita corriente, y esta o puede obtenerse sin inclinación libre y aguas vivas suficien- es : luego para resolver el problema de saneamiento de la ciu- ad, se necesita inclinación y agua bastante para mantener una ápida corriente. Dos diezmilésimos es el límite de la inclinación ecesaria de un buen drenaje. Esta inclinación puede adquirirse rtificialmente por medio de un depósito que se abra á distancia e dos ó tres kilómetros al Oriente de la ciudad, con su revesti- íiento impermeable, y la capacidad necesaria para recibir las guas pluviales que caen directamente sobre la ciudad. « Si á la red actual de nuestras atarjeas se le construyen dos tres arterias ó atarjeas colectoras de P. á O., con una incli- acion cuatro veces mayor que el mínimo marcado, es decir, on una inclinación de ocho diezmilésimos, y estas arterias reci- en una fuerte inyección de aguas por el Poniente, provenientes el drenaje permeable y de la zanja cuadrada que circunvala la ciudad, y que es alimentada principalmente por las aguas 708 anales del ministerio de fomento. límpidas que vienen de Xocliimilco por el canal de la Viga, y estas colectoras desembocan libremente en el vaso recipiente, cuya capacidad se mantiene libre por medio de bombas, claro está que el problema queda resuelto y que podrá irse mejorando y amplificando el sistema, á medida que se vaya haciendo nece- sario ; pero por ahora bastará con menos de 500,000 pesos, en un año, para hacer funcionar con regularidad el sistema, y la ciudad quedaría limpia y garantizada contra las inundaciones, con solí cerrar su dique de circunvalación. «Cuando se presentó en la Sociedad de Ingenieros este pro yecto para el saneamiento de la ciudad, el Sr. Garay objetó qu< no era conveniente dar principio por aqui á las obras, pues si lo¡| habitantes de la ciudad se veian libres de las inundaciones y di las inmundicias, nadie pensaría después en que se hiciera el desa güe general del Valle. Será justo que se ponga en tortura á los habitantes de la ciu dad para imponerles el desagüe directo precisamente, sin dejar les más disyuntiva que escoger entre ese desagüe ó la iusalubri dad? ísTo señores : la ciencia del ingeniero tiene muchos recurso para salvar esta ciudad, sin tener que acudir á remedios que ei ■ tán fuera de su alcance, á lo menos de pronto. « Resulta de lo expuesto, que si por una parte no es practicabl i la desecación completa ó sustitución del lago de Texcoco, \ qrj si fuera posible seria altamente nociva á la salubridad públn é inconveniente bajo todos aspectos; si hay vacilación y aun i ! está resuelto definitivamente el plan de obras que debe llevan , á cabo; si las obras titánicas del desagüe directo son costosísj mas y exigen mucho tiempo para su realización; si conseguid el desagüe directo seria necesario emprender después el de la ci dad, para llegar á obtener su saneamiento ; y por fin, si está d mostrado suficientemente que comenzando por hacer el desagi | propio de la ciudad, se consigue fácilmente el objeto princip: con menor costo, en menos tiempo y con más seguridad de e:j to, no puedo vacilar en proponer al Congreso Médico, no solo n inversión en el orden de ejecución de las obras y que deseche! dictámen de la Comisión, sino la adopción del principio contri rio (alimentación de los lagos y su dominio, en vez de su den ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 709 ;acion ó sustitución ), según expresan las siguientes conclusio- *, iones, que someto á su consideración, pidiéndole que les ponga d timbre de su respetable aprobación. Proposiciones relativas á los medios que deben emplearse para combatir esas causas nocivas. «Ia De toda preferencia se procederá al saneamiento interior de a capital, poniendo en práctica el drenaje impermeable , según el astenia inglés de circulación continua , y el drenaje permeable, rús- ico , para hacer desaparecer los pantanos que existen al N. y S. le la ciudad ; plantándose, además, numerosas arboledas en los ugares que lo exija la salud pública. « 2a Respecto á los lagos del Valle de México, más bien que la supresión completa, deberá procurarse su dominio absoluto ; lo mal es perfectamente practicable y de fácil y sencilla realización : m consecuencia, se adoptará para las obras el plan que satisfa- ga á los principios y condiciones siguientes : (d. Completa y permanente desecación de los vasos artificiales le San Cristóbal y Xaltocan, así como la de toda el área panta- íosa del Valle. «II. Fácil escurrimiento para fuera del Valle á las aguas exce- lentes que le puedan ser perjudiciales, ya sean normales ó acci- lentales; sin que los conductos de salida puedan ser obstruidos >or atierres ó cualquiera otra causa que entorpezca el régimen ré- pilar de las corrientes. «III. Mantener con una superficie de agua constante á los la- >’os de Texcoco, Xochimilco, Chalco y Zumpango. «IV. Obtener el mayor aprovechamiento para la irrigación y da\ egacion del Valle, manejo y purificación de las aguas, y, por consiguiente, ausencia completa de aguas muertas interiores en descomposición. «V. Abastecimiento de la ciudad, tanto de aguas potables co- no de las que se necesiten para el aseo y frescura de las calles ir ataijeas. «VI. Un buen método sanitario para Ja capital y el Valle. 710 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. «VII. Las mayores ventajas, la mayor prontitud y economía en la ejecución, y el más completo y seguro éxito en los resultados. «3a Se establecerá un reglamento de policía que ordénelas pres- cripciones y métodos que deberán observarse con el nuevo siste- ma de saneamiento, y evite toda causa de corrupción é insalu- bridad; quedando prohibido, desde ahora, la inhumación de ca- dáveres dentro del perímetro de circunvalación de la ciudad. «4a Adicional. Se excitará al Supremo Gobierno para que con la mayor actividad posible procure realizar las obras de sanea- miento, y á los hombres de ciencia para que ilustren á las auto- ridades en todo lo relativo á aquel objeto. Se dará un voto de gracias al O. Secretario de Fomento, por el empeño que ha ma- nifestado en bien de la ciudad de México. «México, Julio S de 1878. — Bicardo Orozco.» El Congreso escuchó la lectura del siguiente discurso: « Señores : — ¿ Por qué la autoridad ha sufrido tan malas con- diciones higiénicas? — se preguntaban en Londres después de la epidemia de fiebre que reinó en casa de Lord Londesborougñ. Ninguno de los que repetían esta pregunta reflexionaba que las condiciones higiénicas y los resultados que producían eran de- bidos á los cuidados oficiales dados á la salud pública, y que si se habían introducido en las casas gases deletéreos era gracias á la higiene legal. Entre los varios testimonios en apoyo de este hecho, uno de los más notables fué dado por Mr. Charles Mayo, MB del New Colege de Oxford; al examinar el drenaje de Wind- sor descubrió que en una epidemia anterior de tifoidea, el barrio bajo y pobre de la ciudad había sido enteramente preservado, mientras el mejor barrio había sufrido mucho. Esta diferencia provenia de que todas las casas bien establecidas habían sido puestas en comunicación con las atarjeas; mientras el barrio po- bre, que no tenia sistema de canalización, usaba pozos perdidos establecidos en los jardines: tal ejemplo está lejos de ser aislado. «Me tomo la libertad de referir esta cita, cogida en la intro- ducción á la «Ciencia Social» por Herbert Spencer, porque me parece doblemente fructuosa, indicando que con buenas inten- ciones, una Administración puede hacer daños, y un progreso ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 711 ncuestionable, tal como la canalización de una ciudad, puede, >or inadvertencia, ser ocasión de algunos inconvenientes graves. Suplico á la vez á la Comisión, no crea sea un argumento en con- tra de su dictamen. Admitido por una mayoría tal, qué, ¿no po- Iria producirse en México lo que se produjo en Londres'? no sé por qué. . . . pero soy sumamente ignorante. « Así es que nos fijaremos en la idea de que, antes de proponer medios de mejorar la salubridad de México, ha de ser con la con- rlicion de que nuestras indicaciones sean sobre todo incapaces [le perjudicar. «Para mejorar la higiene privada podriamos aconsejar al Go- bierno exigiera que en las escuelas se dieran lecciones sencillas vT claras, distribuyéndose cartillas, al efecto de esparcir sus prin- cipios hasta donde fuera posible. Las mismas cartillas podrían liarse gratuitamente en las casas de vecindad ; se exigiria que quedaran pegados unos cuadros sinópticos de los principios más indispensables de higiene, en la parte más á la vista de la casa. « Xo hay duda que la higiene privada es la base de la pública, porque para la salud del cuerpo social primero es conservar la [le sus partes constituyentes; sin embargo, el respeto á la liber- tad individual impide muy á menudo, que la autoridad pase de los consejos á la coerción; pero podría hacer que los dueños de pasas de vecindad vigilaran hasta donde fuera posible la aplica- pación de los consejos dados, los apoyaría eficazmente cuando quisieran expulsar habitantes que visiblemente contravinieran ¡i las reglas establecidas, descuidando la limpieza de su habita- ñon, de sus personas, ó acumulando demasiados seres respiran- tes en piezas insuficientes, fueran gentes ó animales. «El Consejo Superior de Salubridad podía formar tales carti- II as y fijar el número de gentes que puedan tolerarse sin incon- venientes en piezas de tamaños determinados. «Las indicaciones de las cartillas debían de empezar por las que corresponden á la higiene de la primera infancia: es un he- ;ho para los que visitamos á las clases pobres, que la mortalidad le la primera edad podría reducirse muchísimo, con difundir, res- pecto de los cuidados que requieren á los niños, ideas más sanas que las que dominan aun entre gentes medianamente ilustradas. 712 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. « La transición de la higiene privada á la publica es tan natu- ral que se hace insensible: si la autoridad conviene en dar con- sejos paternales á los pobres que no pueden contribuir a la sa- lubridad pública más que por el cuidado de sil persona ó cuando más de su familia, ¡cuánto más obligada está en darlos á los es- peculadores, preocupados únicamente de su bienestar! Estos cal- culan nada más su propia conveniencia para sacar rentas crecidas de terrenos reducidos, haciendo á sabiendas ó por ignorancia, verdaderos focos de infección para la ciudad, en lugar de habi- taciones sanas. « Es cierto que la libertad es el bien más sagrado que tenga- mos: pero la autoridad es la que debe cuidar deque esté repar- tida con justicia. ¿Es coartar la libertad impedir el que el abar- rotero venda sustancias alteradas y nocivas? Sin embargo, no hay quien dude de que cumple la autoridad con su deber al ha- cerlo, y bastará reflexionar en la analogía para concluir, que la misma autoridad tiene derecho á exigir de los que especulan con habitaciones, que sean estas suficientes para que se pueda dormir seis horas en ellas, sin correr el riesgo de una asfixia len- ta, causa evidente de tanta anemia como vemos en nuestra po- blación. Hay conventos que contenían antiguamente un número reducido de religiosos, en donde por cada uno de estos se encuen- tran actualmente familias crecidísimas. <( El remedio radical seria imponer ciertas reglas que no per- mitieran más del número de habitantes correspondiente á la can- tidad de aire contenida en cada habitación 5 pero seria de difícil ejecución tal medida: propongo otra, que es la siguiente : Todas las casas recien construidas ó compuestas, deberán sufrir la ins- pección del Consejo de Salubridad, y este, después de medir las capacidades de las piezas, dará al dueño un certificado de que pueden ser habitadas por tantas personas. Se podia poner una circular convidando á los dueños de casas para que se sirvieran solicitar la visita indicada, y recoger su certificado de salubridad. Este certificado naturalmente se negaría á toda casa que noto- riamente fuera malsana por cualquiera de los motivos conocidos: el documento este seria una recomendación no despreciable: cor 1 tal medida, que 110 es coercitiva de un modo absoluto, pero qiu j ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 713 ís capaz de poner á los habitantes en el caso de saber adonde les conviene vivir, entramos en la higiene pública aplicada. «Lo que más debe ocupar á esta, es el cuidado del aire desti- lado á los habitantes; pues es el alimento que no cesa de usar- se; es, por consecuencia, el que más influencia tiene sobre el orga- íismo. Así es que todas las industrias capaces de viciarlo deben •emo verse fuera del centro de la población ; todos ios focos de cor- upcion deben alejarse. Con cuidado, sin preocuparse demasiado le intereses particulares, que son bien pequeños y despreciables comparados con el interes general; sin preocupación también de economía, pues la más importante es la que se haga de la vida r salud de los habitantes, la cual no puede tener su equivalente en moneda. « Entre los medios de purificar el aire, ya que se hayan remo- ndo todas las causas de impureza, sabemos que la vegetación •s el mejor; por consecuencia, aconsejaremos al Gobierno lo que ra está haciendo, la plantación más abundante posible de árbo- es capaces de desarrollarse pronto. « Después de este medio de purificación del aire, viene el de las guas corredizas : estas á su paso por la vegetación del campo, e cargan con oxígeno; al penetrar en las ciudades, arrastran con- igo uua corriente de aire puro, además del gas vivificador que raen disuelto; así es que nunca podría ser demasiada la agua Lue trae la vida consigo. «Los terrenos se impregnan de materias en descomposición, vidas de oxígeno para completar su trasformacion ; el agua cor- ediza es la que más pronto les suministrará lo necesario para ue cesen tales materias de ser dañosas. « Para que las aguas tengan corriente, y se pueda admitir en i, ciudad cantidades considerables sin inconveniente, era nece- ado que los lagos no se fueran azolvando (aquí es cuestión abso- rtamente especial para los señores ingenieros ) : lo que podemos acer, es nada más indicar cuán necesario seria lavar nuestros terrenos, y que esto no se conseguiría más que con una pendiente nficiente á permitir la introducción indeterminada de cantida- es enormes de agua corrediza. «Así se llega naturalmente á la cuestión del desagüe, la cual Tomo VI.— 90 714 ANALES DEL MINISTEEIO DE FOMENTO. es absolutamente urgente tratar, teniendo siempre presente que la sequedad de nuestra atmósfera es temible, como lo hemos vis- to en los primeros meses de este año y últimos del pasado; así es que no debe tener el desagüe por fin secar el lago de Texco- co, pero sí darle corriente para permitir su desazolve y su limpia. « Después de la cuestión de los aires, del terreno y de las aguas, viene la de la alimentación, que es de suma importancia, y er México sufre irregularidades : es notorio que vienen animales de partes muy lejanas, y algunos son matados cuando todavía su- fren el cansancio del camino, estando sus carnes en pésimas con diciones para dar un alimento sano. Esta cuestión delicadísima corresponde á los señores veterinarios del Consejo dilucidarla completamente, é indicar los remedios para evitar que se expen i da carne de animales enfermos ó cansados, que es lo mismo. «Diderot, citado por Micliel Levy, ha dicho que toda cuestior de moral es también una cuestión de higiene: es in controvertí ble; con un aire puro, un terreno limpio, aguas potables en abun j dancia y alimentos sanos, todavía no habremos alcanzado la ma yor suma de salubridad posible, y quedará por hacer que sea me ñor la miseria, y que las actividades intelectuales más ocupadas no se desvien tanto por falta de encontrar en qué utilizarse. falta de ocupación y de orden en la existencia, da lugar á vidas absolutamente contrarias á la higiene, tanto privada como pú blica, y corresponde al Gobierno vigilar esta fuente bien cousi derable de males. Una ciudad bien ordenada puede compararse á un buque: navega ella también hácia la perfección: en un bu que hay los que, contribuyendo á su conservación, á reponer e capital de su construcción, y á corresponder á los trabajos de lo. que los cuidan y dirigen, han pagado su pasaje : fuera de estos los demas trabajan, y no se sufren bocas inútiles que pesarian estorbarían, disminuirían las provisiones, y no servirían par: acercarse al puerto. «Es un hecho tan evidente en la ciudad como en el buque, que te doel que no produce destruye; en consecuencia, para laciudad,ec mo para el buque, seria conveniente deshacerse de las bocas inúti les. Tan nocivos son los espíritus en descomposición como loscuer pos : hay miasmas intelectuales que se desarrollan en la pereza. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 715 «El Gobierno tiene trabajos considerables que realizar de to- las clases. Podría, por medios que no somos capaces de indicar corresponde esto á la administración), establecer talleres para os pobres capaces de trabajar. En cuanto á los incapaces, po- Irian crearse casas de asilo fuera de la ciudad, en lugares bien escogidos, adonde se admitiría á los inválidos, haciendo que los pie todavía pudieran utilizarse en algo, lo hicieran, recogiendo os niños para su educación. Cuando fuera bien demostrado que í nadie que merezca socorro se lo niega la sociedad, seria evi- lente que los abandonados no merecen otra cosa, y se podrían expulsar. «El respeto á la libertad es muy estimable; pero no hay liber- tad absoluta, y los hombres de bien no quieren más que la de ser- vir á sus semejantes hasta donde les sea posible. « En resúmen, recomendaremos : « 1? La plantación de árboles. ((2o El aumento de las aguas que alimentan á la ciudad, para pie no corra nunca riesgo de encontrarse desprovista. «3o Asegurar la salida de las aguas del Yalle, y la limpia de los lagos y atarjeas. ((4o Vigilarla construcción ó reposición de casas, indicando las condiciones que deben llenar para ser habitables, atendiendo al aire rarefacto que respiramos. ((5o Vigilar el estado de los animales destinados á la alimen- tación, cuidando de que no se maten enfermos ni cansados. « 6o Proporcionar medios de instrucción que vulgaricen los co- nocimientos más indispensables de la higiene. « 7o Cuidar de evitar la multiplicación de los vagos, obligando á los que notoriamente estén sin ocupación, á que se dediquen á alguna, ó emigren á otra parte. « 8? Combatir á la miseria por todos los medios posibles, .... y son muchos. — México, Julio 22 de 1878. — J. Fénélon .» Se dió lectura ante el Congreso al siguiente trabajo, cod el cual contribuyeron á sus esfuerzos por la salud pública los Sres. Agrónomos, profesores de la Escuela de Agricultura, y que ha- bían tomado parte en nuestras deliberaciones. 716 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. «Al Congreso Médico. — Señor Presidente.— Los profesores de la Escuela Nacional de Agricultura que suscriben, bau creido de su deber comunicar á ese Congreso las ideas que abrigan so- bre las consecuencias que el desagüe traería para la agricultura del Valle de México. « Protestamos á vd. las seguridades de nuestra atenta consi- deración. « México, Julio 29 de 1878. — Adolfo Barreiro . — Leopoldo Blan- co.—Gabriel A. Sánchez.— José C. Segura.— Manuel Cordero.— Gabriel Hinojosa. El desagüe del Valle de México, considerado bajo el punto de vista de la Agricultura. « Hace algún tiempo que esta importante cuestión se viene tra- tando, ya por el Gobierno, ya por las Sociedades científicas, y ya, en fin, por todos y cada uno de los habitantes de esta ciudad. « Se han proyectado diversos medios para conseguir la deseca- ción de los lagos que circundan á México: dichos proyectos, si bien es cierto que han variado en los detalles, también lo es quej nunca se han alejado del objeto final, cual es destruir toda causa s de insalubridad pública y hacer desaparecer todo temor de inun- dación, tanto para el presente como para el porvenir. «Hoy ha vuelto á ser esta cuestión el punto objetivo del Gobier- i no, que comprende todas las grandes ventajas que debe traer para el Valle de México la realización de una obra de tan graní tamaño $ y obrando con la sensatez que caracteriza á la actual administración, ha sujetado á la discusión de esta Sociedad, for-( mada de personas todas perfectamente ilustradas, las diversas cuestiones que abarca, para que aquí se discuta, se analice la mejor manera de llevar á cabo la grande obra de que venimos tratando «Excitados por nuestro actual Director, Sr. Gustavo Ruiz Sanl doval, para estudiar esta importante cuestión, por una parte, j deseosos nosotros de contribuir con nuestro pequeño contingente por la otra, hemos sido presentados ante el actual Presidente de este Congreso, en donde liemos tenido el gusto de oir largos j muy buenos discursos que nos han ilustrado sobre la materia: en ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 717 stos debates se lia discutido, y muy bien, á nuestro juicio, sobre i ingeniería de la obra y sobre la higiene del presente, así como ) que probablemente resulte en el porvenir, toda vez que se veri- que la obra del desagüe : nada se lia dicho de la agricultura, nada e esa importante ciencia, tan atendida en todas partes, tan ol- idada en nuestro México. « Nosotros, hoy nos atrevemos á estudiar la cuestión bajo su dación con la agricultura ; tarea difícil en verdad, atendido el oco ó ningún estudio que hasta ahora se ha hecho á ese res- ecto en esta cuestión: por ser demasiado complexa la hemos lanteado bajo la forma siguiente: «De los diferentes proyectos presentados para el desagüe, ¿cuál irá el más conveniente para la agricultura? « Determinado este, ¿cuánto tiempo seria necesario para poner ti explotación las tierras desecadas? ((Una vez calculado el tiempo, ¿cuáles plantas serian las más propiadas para el cultivo en estos terrenos? « Los gastos que se deban erogar, ¿serán reembolsados por los roductos y valor de estas tierras? « Sabido es que la gran afluencia de agua en ciertas épocas del 10, hace temer á los cultivadores por el éxito de sus cosechas ; orque si bien es cierto que esta es indispensable para la vida igetal, también lo es que perjudica cuando se encuentra en gran intidad. « Decimos que es nociva su abundancia, y sobre todo, cuando > estanca en los terrenos, por las razones siguientes, que entre jras podemos citar: los vegetales absorben de la tierra todos los rincipios que le son necesarios ; es indispensable que estos se en- lentrenal estado soluble, para que las materias orgánicas, vege- tes ó animales, en sus composiciones ó descomposiciones eonti- ías, den producción á sales solubles, y necesitan para su oxida- on la humedad de la atmósfera $ pero si esta es en gran canti- id, arrastra consigo todas las sales solubles é impide la produc- on de estas, en todas las sustancias orgánicas que se depositan i el fondo del vaso que las contiene. 718 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. « De aquí surge la necesidad para el agricultor, del saneamien- to de sus tierras circundadas, de prevenir los males que se le oii- ginan por la emanación de efluvios, nocivos para la a ida de sus sirvientes y ganados, así como para el desarrollo y pingües ñutos de todas aquellas plantas que son el objeto de sus cultn os. « Todos esos terrenos, propios solo para plantas acuáticas, no pueden ser de utilidad para el cultivador, porque todas las que allí existen de ninguna manera son propias para las necesida- des del hombre y el consumo en los mercados. la esterilizaría por completo, ó para conservar su fertilidad ha- mi a que erogar grandes gastos en abonarlo frecuentemente. Por 3stas circunstancias, vemos que los terrenos inundados por sus aguas presentan su superficie desprovista de vegetación, ó con ma grama raquítica é insustancial. Además, los atierres de las rertientes de las montañas que por la parte oriental lo circundan, azolvando su fondo, aumentan su superficie, invadiendo el terreno 3on detrimento de la producción vegetál, formando focos de in- fección nocivos al hombre y á los animales. Con la canalización se aumenta el terreno laborable, el régimen le las aguas bien establecido se aprovechará ventajosamente en os riegos, y la importante operación del drenaje será practica- ble: las inundaciones parciales que de año en año perjudican á os intereses de la agricultura, no serán ya de temer; no será un aecho la invasión de las aguas saladas que esterilizan los campos ; nuestros ganados no serán diezmados por la caquexia acuosa y c)or afecciones infecciosas é infecto -contagiosas: aumentando la superficie de cultivo, ya no sufrirán de miseria nuestros aniuia- es domésticos, porque entonces se establecerán en las debidas proporciones las praderas naturales y artificiales. Pero surge una dificultad : ¿los terrenos que resulten de la de- secación de los lagos serán propios para el cultivo ? Evidentemente el trascurso de los siglos ha acumulado en el ondo de estos vasos, detritus minerales cuya composición quí- mica poco debe variar de la de las rocas que constituyen las mon- tañas que circundan el Valle. Dominando los pórfidos traquíticos, los productos de su des- composición son sales de sosa y tierra arcillosa. 724 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. La materia orgánica arrastrada por las corrientes que alimen- tan esos vasos, debe encontrarse constituyendo un mantillo ácido, que el aereamiento producido por las labores liará provechoso para el cultivo $ pero el fondo de los lagos de Texcoco, San Cris- tóbal y Zumpango, necesitará para hacerlo cultivable, la elimi- nación de la gran cantidad de sales de sosa de que probablemen- te debe estar saturado, para lo cual será indispensable el dre- naje de que hemos hablado tanto, que combinado con los riegos, lave y arrastre del terreno dichas sales, cualesquiera que sea i su origen. Las praderas artificiales y el cultivo de las plantas de raíces forrajeras, serian propias para preparar las siembras de maíz, la cebada y después el trigo. El establecimiento de bosques que mejoren las circunstancias climatéricas de esta región, completaría también la mejora de la agricultura y de la industria, por la influencia que tienen en evitar los torrentes de agua, y refrescar la atmósfera, modificar las cor- rientes de los vientos, y otras mil ventajas útiles al hombre y á los animales domésticos. Acaso se nos objetará que la explotación en los lagos salados del tequezquite y la sal, representa una riqueza fabulosa que la canalización dilapidaria. Esta riqueza, en nuestro concepto, es más hipotética que real, pues los cálculos le asignan un producto anual de más de treinta y siete millones de pesos : si su consumo fuera fácil, así como lo es su explotación, un ilustrado extranjero que lleva años de dedicarse á esta explotación, habría hecho ya un capital inmenso, y sin embargo no ha podido formar uno que llegue á la milésima parte, á pesar de su laboriosidad y saber. En consecuencia, insistimos en que la desecación de los lagos « por un buen sistema de canalización y drenaje, es, no solamente; conveniente, sino, en nuestro concepto, el único que convierte en tierras fértiles y laborables la gran extensión de terreno que hoy se encuentra invadido por las aguas. Los lagos de Chalco y Xo- cliimilco han sido siempre notables por la bondad de sus aguas J sobre su superficie se ven acá y allá témpanos flotantes coronados por una vegetación acuática exuberante, que á veces entorpece! el libre paso de las pequeñas embarcaciones qué surcan sus aguas M ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 725 los terrenos, otras veces ocupados por estas aguas, están cons» tituidos en su mayor parte por bancos de turba de una feracidad extraordinaria, y como ejemplo de ello tenemos algunas de las tierras de las haciendas de Coapa y San Antonio. Las mil y mil chinampas que se encuentran diseminadas en toda su extensión y en distintas direcciones, formando verdaderos islotes cubiertos de flores y legumbres, no dejan ya la menor duda de la fertilidad de su lecho y de la inmensa riqueza que hoy se encuentra sepul- tada por las aguas ; pero que tan luego como estas se eliminen por un medio cualquiera, lo veremos engalanarse con doradas mie- ses, suculentas frutas ó esbeltas y arrogantes arboledas. Hasta aquí, y con respecto á estos lagos, creemos que es indi- ferente el sistema de desagüe que se emprenda: x>ero ¿podemos decir otro tanto de San Cristóbal, Xaltocan, y sobre todo, de Tex- coco, cuyas aguas son saladas, y los terrenos de donde estas se alejan en oposición con las primeras quedan como marcados con el sello de la esterilidad? Ciertamente que no; la cuestión agro- nómica es muy complexa y está íntimamente ligada con otras muchas, y muy especialmente con el sistema de desecación que se emprenda; pero ántes de abordar esta importante cuestión, eremos oportuno señalar, ó mejor dicho, pasar una ojeada so- bre las diversas hipótesis que se han emitido para explicar el origen de las sales cloruro de sodio y sesquicarbonato de sosa ( te- quezquite), que son las que predominan en los lagos referidos. Io Se ha supuesto la existencia de unos bancos de sal gema, y se explica la presencia del carbonato de sosa por la doble des- composición entre el cloruro de sodio y carbonato de cal. 2o Se ha establecido una segunda teoría en la que se explica la formación de las sales cloruro de sodio y carbonato de sosa, por la desagregación de los pórfidos traquíticos de Guadalupe, que encierran en su composición, según los análisis practicados por los autores de la teoría, cloruro de calcio y silicato básico de sosa , y que reaccionan entre sí en presencia del ácido carbónico que proviene de las fuentes naturales, tales como el Peñón, Gua- dalupe y otras. 3o Se dice que el tequezquite que se forma en el lago de Tex- coco es producido por las materias que contienen los derrames de 72ó ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. la capital, que, como es bien sabido, se van á depositar en ese vaso. 4? Se cree que las aguas pluviales cargadas de ácido carbóni- nico, obrando sobre las rocas feldespáticas, producen el carbonato de sosa, y que en cuanto al cloruro de sodio, es probable que se halle diseminado en varias rocas, como producto de emanaciones volcánicas. Todas estas teorías son probables, pero dejan algo que desear; aun no se lia dicho la ultima palabra respecto de esta importante cuestión que tanto interesa conocer para juzgar del grado de es- terilidad de estos vasos salados, así como de la posibilidad más ó menos próxima de ponerlos en explotación; pero de cualquiera manera que sea, el sistema de drenaje, como lo venimos diciendo tantas veces, es el único que, después de un tiempo más ó menos largo, podrá eliminar el exceso de sales que forzosamente queda- rán depositadas en el fondo de esos vasos, sea cualquiera la teo- ría de su formación. Muy poco trabajo nos costaría probar que después de la de- secación quedarían vastos desiertos en donde al principio toda vegetación seria imposible; pero nos basta dirigir la vista á los terrenos adyacentes que han sido invadidos por las aguas en las inundaciones periódicas, adonde no se encuentra en toda la extensión sino un raquítico pasto, y uno que otro cactus, disemi- nados en ciertos puntos, y esto más bien en las ligeras promi- nencias del terreno, cuya naturaleza es menos salada y por con- siguiente más propia para la vida vegetal. Y si esto pasa con los terrenos que han sido accidentalmente sumergidos, ¿que será respecto del fondo de esas cuencas, que por tantos años han es- tado en contacto, ó son por sí sustancias salinas ? Lo natural es suponer que estas hayan penetrado, en el caso de no ser el fon- do un banco de sal gema, en el terreno, en virtud de sus propie- dades absorbentes, á profundidades diversas según su naturale- za, de donde no será posible eliminarlas, sin el establecimiento de canales subterráneos, y aun con estos, la eliminación será len- ta, y por consiguiente, en varios años, á medida que las aguas pluviales se vayan saturando por las infiltraciones al través de sus capas, hasta llegar á los tubos de escurrimiento, ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 727 La absorción ó retención de los compuestos salinos varía, co- mo ya lo hemos indicado, con la naturaleza del terreno, así como con la del compuesto salino que se difunde; las sales de base de potasa son retenidas con más energía que las de sosa, siempre que el terreno no sea calizo, en cuyo caso pasa lo contrario se- gún las experiencias seguidas por Víelcker. A la vez la natura- leza del ácido que satura el álcali y el grado de concentración, modifican las propiedades absorbentes, como es fácil deducir de los estudios comparativos de Delierain, en los que se ve que con soluciones diluidas, los carbonatos alcalinos son retenidos más enérgicamente que los sulfatos, pasando lo contrario cuando las soluciones son concentradas. Ahora bien; la proporción de sulfato de sosa que se encuen- tra en las diferentes variedades de tequezquite que se cosechan en la proximidad de los lagos, acusa al análisis de un diez á un quince por ciento, proporción mucho mayor que la del cloruro de sodio, que no pasa de un cuatro ó un seis por ciento en los mis- mos ejemplares: esta gran proporción de sulfato seria retenido enérgicamente, según lo hemos dicho, por tratarse de soluciones concentradas, y para llegar á eliminarlo, así como á las otras sales, deberá trascurrir cierto número de años. ¿Cuál será el tiempo necesario para que los terrenos desecados sean puestos en explotación productiva por la separación del exceso de sus sales"? Nada más difícil que poder responder á esta cuestión, que es sin duda de gran importancia en el punto que nos ocupa. Desde luego se comprende que toda cultura es imposible sobre un terreno cargado de sales. El profesor Knop no considera co- mo ventajosas para activar la vegetación más que las soluciones salinas que encierran menos de un milésimo de sustancias ; y se- gún Ymlcker, que tanto se ha dedicado á estudiar las causas de esterilidad de las tierras arables, estarían como completamente estériles aquellos que encierran más de un centésimo de sales so- lubles. El cloruro de sodio, sin embargo, puede existir en la propor- ción de dos centésimos, y el terreno poder dar cosechas media- nas á pesar de su enorme proporción, siempre que el terreno sea suficientemente húmedo; pero cuando este es seco, basta un cen- 728 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO tésimo para que sea completamente estéril; por eso es que la cul- tura en estos terrenos es tan problemática: ios calores del Estío en el mayor número de casos, si el año es seco, concentran las soluciones, y la pérdida de la cosecha es irremediable. Por esto, y lo que antes hemos dicho, se ve la imposibilidad de poder responder por ahora á la importante cuestión de fijar el tiempo probable que debe trascurrir para cultivar con ventaja el fondo de los lagos salados: carecemos de los datos principales para resolver el problema, esto es, el análisis de los terrenos cu- biertos ; del de las aguas que se escurrieran por los tubos del dre- naje; y el estudio físico -químico de la capa superficial, así co- mo la del subsuelo, si este no existe á grandes profundidades: creemos que más tarde, cuando se tengan estos datos, se podrá resolver esta cuestión tan importante en su esencia, tan necesa- ria en sus resultados; más tarde, repetimos, se podrán verificar todos estos análisis que deben ser la base para la resolución. Esto es por una parte; por la otra, siendo el desagüe de los lagos de que se trata, muy especialmente los salados, uno de los primeros que se verifican en nuestro país, lo que podemos decir por aho- ra, será lo que en otros países se ha hecho análogo á esto ; así M. Molí, dice: «Juiciosos estudios, llenos de hechos y observaciones, han demostrado que el desmonte ha conducido al estado de pan- tanos, países que antes gozaban de salubridad »; así es que, por la repoblación de montes se puede lograr el saneamiento y hacer productivos los pantanos, por estériles que sean : en este caso los i países pantanosos no están condenados á permanecer inundados, i Es necesario hacer con discernimiento la elección de las es- pecies de árboles que hay que plantar en el terreno de los pan- tanos: el cedro del Líbano puede utilizarse con ventaja, porque i los lugares muy bajos, muy húmedos, y una atmósfera cargada j de vapores de agua, convienen á su vegetación. Si el terreno es turboso, el ciprés calvo ( cupressus ó schubertia distichaj se debe preferir, porque sus raíces rastreras y de retoños ó renuevos, da- | rán firmeza al terreno y violentarán su elevación. También po- drían plantarse alises, sáuces, trohenos, álamos, eucalyptus, etc., etc., que sirven muy bien para esta clase de terrenos. Un hermoso ejemplo de cultura de pantanos y atenuación de 729 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. miasmas, por plantaciones juiciosas, existe en los 40 kilómetros de valle de la Sevre Niertaise, en la Yendée. Hé aquí cómo se opera en esta parte Noroeste de la Francia: se dan de 3 á G me- tros de ancho á los arriates que separan los canales de recolec- ción de las aguas; se plantan sobre estos arriates, y alternativa- mente, las especies de Giieldeer ó Sauquillos ( Vibernum opalus J y fresno de 3 á 4 años, á la distancia de un metro. Los sauqui- llos perecen á los doce años, y quedan únicamente los fresnos po- seedores del terreno, el cual cubren con su sombra protectora, pre- servándolo de los rayos solares; de esta manera las aguas no se ialientan y el país permanece sano. Las aguas de los canales no ardan en dar nacimiento á una vigorosa vegetación de plantas icuáticas, de las cuales los carrizos forman la familia más nume- ’osa. Estas plantas crecen bastante oprimidas y altas para pro- eger eficazmente la superficie del agua contra la acción del sol. ua calefacion del agua mataría las raíces de los fresnos. La vege- acion en la cercanía de los pantanos tiene un carácter particular; ínicamente las plantas acuáticas crecen con vigor ; los árboles ;on raquíticos y achaparrados; sus frutos no maduran general- nente, y cuando maduran carecen de aroma y son de un gusto nsípido y acuoso. Las cereales son de una calidad relativamente nferior. Las leguminosas son frías y acuosas. En los pantanos de la Holanda, para prevenir la estancación le las aguas al pié de las culturas, se da á los arriates una super- icie convexa. Saneamiento, formación de bosques, largos arrendamientos, •inhibición de quemar las turbas, puesto que constituyen por sí olas, según las experiencias de Mr. Levacher d’Ilicle, un buen bono, son en resumen las condiciones principales, por medio de is cuales muchos pantanos se harán cultivables. En nuestros terrenos tan horizontales, tan homogéneos, y en onde los instrumentos poderosos penetrarían; con facilidad en onde los brazos son débiles, insuficientes, yen que algunas ve- es se carece completamente de ellos, está indicado de una ma- era clara el euqúeo de las máquinas de vapor, llamadas á sacar 1 mejor y más económico partido de unos terrenos que convienen an bien ála gran cultura. Estos auxiliares del trabajo moderno. Tomo VI.— 92 730 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO limpiarían las fosas, esparciendo, á medida qne fuera necesario, las aguas de limo fertilizante sobre las tierras preparadas para esta irrigación. Las labores profundas son de una necesidad absoluta en los terrenos de los pantanos desecados, porque estos terrenos lian sido oprimidos con el peso y permanencia de las aguas; porque el aire circulando allí, los liace más sanos, y disuelve el humus en provecho de las plantas que se lo asimilan, y porque las llu- vias las penetran mejor. El encalamiento á la dosis de 100 hectolitros por hectara, ó á falta de cal una buena marga calcárea enterrada por la segunda labor y las rastras, completan ventajosamente el desecamiento. Los encalamientos tienen otro efecto muy útil en estos terrenos, neutralizando por la descomposición y asimilación de las mate- rias orgánicas, los efluvios miasmáticos que se desprenden, prin- cipalmente durante las labores, haciendo volver en provecho de la cultura los principios de insalubridad. Tratando de la cultura de los pantanos M. Puvis, dice: — «A la cosecha de avena obtenida en el primer año de desecamiento, sucederá un año de barbecho, durante el cual, como condición esencial, se efectuará un desentrañamiento de 30 á 35 centíme- tros, que destruirá la compresión que había producido sobre el terreno la carga de agua de los años de inundación. Sobre esta labor, convenientemente beneficiada con la rastra, tendrá lugar el encalamiento, enterrado por una labor ligera, que podría ser la de la siembra, si el abono hubiese sido esparcido sobre la cal. Se practicará con el arado, pero con más cuidado todavía que para la cultura de avena, las rayas de saneamiento necesarias para el escurrimiento de las aguas, con lo cual se completará la obra del desecamiento; compensando con usura el producto del primer año á los gastos que se hubieren erogado. «La primera rotación aplicada con éxito en los pantanos de- secados dependientes de la explotación de la Saulsaie, por M. Ni vi ere, fue la cultura de praderas artificiales, alternando entre sí y con el trigo.» Un ejemplo, entre mil que hay, que prueba la importancia de las ventajas que se pueden sacar del desecamiento bien enten- ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 731 dido de un pantano, es el del pantano de Epagny, en Saboya, de una capacidad de 120 hectaras, vuelto á la cultura por me- dio de simples fosas de descarga de las aguas, y del estableci- miento al través de él, de un buen camino lieciio por la Sociedad de los propietarios reunidos. Antes del saneamiento la hectara de pantano se estimaba en 80 pesos, después valia de 125 á 188 pesos; á los 13 años liabia adquirido un valor de 250 á 300 pesos. Así, en un país pobre y apenas poblado, se lia obtenido con un gasto de 10,000 pesos un capital raíz de 25,000 en catorce años. Como antes se ña dicho, el terreno que queda después del des- alojamiento de las aguas, no es á propósito para el cultivo de toda clase de vegetales, desarrollándose con preferencia las plantas acuáticas, que, como es bien sabido, no son las más á propósito para la alimentación de los animales domésticos. « Estos pantanos ya desecados, son propios para establecer una buena rotación de cultura, cuyos productos y valor de ter- reno compensan con un interes pingüe á los trabajos empleados para llegar á este fin, en el caso de que nos ocupamos hoy: vea- mos el resultado que el Gobierno obtendría después de verifica- dos todos los trabajos de desecamiento en los lagos de Texcoco, Chalco, Xochimilco, Xaltocan, San Cristóbal y Zampan go. « Por cálculos tomados del Sr. Iglesias, vemos que el terreno actualmente ocupado por las aguas constituye un capital de $4.765,000 que, á esta cantidad tendríamos que agregar otra porción de terreno, que por los mismos lagos, casi todo el año es impropio por el cultivo, y que representa un valor calculado en $1.333,300; y no es esto solo: casi año por año, como sabemos, nuestros propietarios de los alrededores pierden sus cosechas debido al desborde ó reventazones de los rios. Estas catástrofes se verifican siempre precisamente en la época en que los campos están cubiertos por las plantas con su fruto; es decir, cuando ya se han verificado todas las labores, todos los gastos : estas pér- didas son incalculables; pero sí se pueden calcular los terrenos que próximamente inundan dichas aguas, y cuyo valor puede quedar asignado en $1.500,000. Las aguas, al ser expulsadas de estos vasos, tienen que pasar á otros valles de más bajo nivel ; estos son precisamente los que más lo necesitan, pues es sabido 732 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. que los terrenos de por el Norte de México son demasiado secos, y fácil es comprender el aumento de sus valores al tener agua disponible para todas sus necesidades agrícolas. Claro es en con- secuencia que estas aguas deben de tener un valor, y al efecto, al hacer este cálculo nos resulta un valor $e $15.1242,100 para las aguas dulces. El Sr. Iglesias á estos ingresos agrega el produ- cido por la contribución que para este objeto se ha establecido, y tansolo tomó este producto por 5 años, lo que da por resul- tado una entrada de $ 1.274,460: de manera que, sumadas todas estas partidas, tendremos : Terrenos de los lagos $ Terrenos pantanosos Terrenos que se inundan Valor de las aguas Contribución en cinco años 4.875.000 1.333,300 1.500.000 15.242,100 1.274,460 Suma, $ 24.224,860 Los egresos no sabemos hasta cuánto ascenderán, según el proyecto del Sr. ingeniero D. Francisco Garay, actual director de la obra del desagüe: creemos que no excederá á esta canti- dad; pero aun suponiendo que así fuese, ¿no seria obligación del Gobierno llevar á cabo una obra tan indispensable bajo tantos puntos de vista? Incuestionablemente que sí. ¡ Ojalá que en esta ocasión sacudamos nuestra pereza habitual y pronto veamos ter- minada una obra que, por más que tenga contradictores, tiene que ser y será el engrandecimiento de México. Figurémonos por un momento el magnífico espectáculo que para entonces presentará nuestra capital rodeada por terrenos en explotación, los unos produciendo ricos cereales, tan necesa- rios, sobre todo, para la clase menesterosa; y los otros con mag- níficos bosques que á la par de hernt)sear aquellos lugares vivi- fiquen la atmósfera, dando elementos propios parala vida animal. ¡ México Julio 29 de 1878. Continuando el debate sobre la proposición primera del dic-| támen, el Sr. Garay se ocupó principalmente de contestar los ata- ques del Sr. Orozco á esta proposición, demostrando la conve- niencia y posibilidad de hacer el desagüe deí Valle. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. l‘S¿ Con referencia al temor manifestado por el Sr. Lobato, de que suprimiéndose las aguas de los lagos del Sur pudiera secarse el manantial de Ckapultepec, manifestó que era un temor infunda- do, pues que esos lagos tienen en el sistema hidrográfico una aco- tación inferior en dos metros á la del manantial de Ckapultepec; y que además no es este el único ojo de agua que hay en el Valle, sino que hay otros muchos que citó, los cuales casi todos tienen un nivel superior al de los citados lagos. Respecto de que los lagos de Ckalco y Xocki milco no me- rezcan el nombre de ciénagas, dijo: que los mismos habitantes de los lugares cercanos á dichos lagos les dan el nombre de ciéna- gas, y que el Diccionario Enciclopédico está de acuerdo, puesto que dice que ciénaga es laguna formada por el desaguadero de uno ó más rios. Para concluir, manifestó : que el desagüe directo es el único re- medio de los males que aquejan á México, porque sin él continua- rá elevándose el fondo del lago de Texcoco, las aguas perderán su corriente cada dia más, las tierras se ensalitrarán en la mis- ma proporción, y esto traerá la ruina de la vegetación y aumen- tará las enfermedades. Entrando el Sr. Marroquí al exámen de la proposición que se discutía, fijó la época en que en México comenzaron las intermi- tentes, que fué por el año de 50, no estando los lagos entonces como hoy, y por lo mismo cree que el remedio no seria su supre- sión. Combatió lo manifestado por el Sr. Garay respecto á que los lagos de Ckalco y Xockimilco deban llamarse ciénagas, porque los habitantes de algunos lugares las llamen así, pues un Con- greso Médico debe hablar el lenguaje propio, y ciénaga es un lu- gar donde hay cieno; siendo así que los lagos referidos son de agua limpia. Respecto de la redacción, indicó que una ciénaga no se susti- tuye con un sistema de canales, que podrá ser sustituido así un sistema de ciénagas, y concluyó proponiendo en vez de la supre- sión de estas ciénagas, la conservación de los lagos limpios, ade- cuando y arreglando las compuertas y diques, que se hallan en mal estado. 734 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. Después de un corto debate, fue aprobada la primera propo- i si ció n. En la sesión del 12 de Agosto fué puesta á discusión la 2a pro- posición, que fué apoyada por el Sr. Garay , manifestando que ella es una consecuencia obligada de la proposición Ia aprobada poi el Congreso. El Sr. Marroquí se opuso á ella, repitiendo los argumentos pre- sentados en contra de la primera, y el Sr. Belina dió lectura al siguiente discurso : ((Es un lieclio confirmado por varias experiencias y observa- ciones, que desde siglos atrás la cantidad de agua en el \ alie de México disminuye continuamente, y eso por falta de equilibrio entre la masa de agua que entra y la pérdida enorme por la eva- poración. «Ya antes de la conquista se experimentaba esa diminución de agua en el Valle, aunque de un modo muy lento. La destruc- ción completa de bosques por los españoles y el desagüe real de Huebuetoca, lian precipitado las cosas y lian disminuido en un grado alarmante la humedad de la atmósfera y el caudal de los arroyos, y contribuido en gran parte a disminuir la fertilidad del Valle. Como consecuencia de tan deplorable proceder, las mag- níficas praderas se lian cambiado en llanuras arenosas, un ter- reno antes cubierto de rica y risueña vegetación, se lia tiasfoi- mado en una capa de sales eflorescentes, y no despierta en el al- ma sino un sentimiento de tristeza y desolación. ce Alejandro de Humboldt , que lia ventilado esa cuestión en su «Ensayo político,)) reprobó el desagüe general del Valle y reco- mendó con sobrada razón que se tratase al contrario de aumen- tar la cantidad del agua en el Valle, por una prudente economía. Con tal fin propuso el plantío de los bosques y la construcción de un amplio sistema de canalización en todo el A alie. íla ex- puesto que se puede muy bien conseguir que baje el nivel del la- go de Texcoco, repartiendo y deteniendo las aguas en los nume- rosos canales que atravesarían el Valle y serian utilizados tanto para el riego como para las comunicaciones. Para facilitar la eje- cución de los canales de riego, propuso la construcción de grandes estanques ó depósitos de agua, colocados unos más altos que otros ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 735 i manera (le descansos; esos depósitos, lo mismo que los canales, leberian estar provistos de compuertas tales, que al mismo tiem- po que contrapesasen las diversas presiones nacidas de la des- igualdad de su trayecto, se abriesen para recibir y retener las crecidas de los rios. Algunos de esos depósitos « distribuidos en < alturas convenientes, podrían servir también para limpiar y la- aso al rio en una barranca, y no solamente contiene las aguas, ino que las hace desbordar sobre las lomas, y esas aguas van iov á perderse, pero después de fecundar más de cuatrocientas eguas de ext ensión de un terreno que ha llegado á producir hasta res cosechas al año. El Sr. Belina dio lectura á un discurso en el cual combate la dea del desagüe de la manera siguiente : « Hemos expuesto en la última sesión que el desagüe general el Valle se puede sustituir ventajosamente por el plantío de los >osques en grande escala y una canalización inmediata; y adop- ando esos dos medios poderosos el desagüe es inútil. ((Observaciones numerosas confirman el hecho de que la hume- ad disminuye continuamente en el Valle, las inundaciones de mportancia han desaparecido ya desde mucho tiempo, los lagos e desecan, los manantiales se agotan. Esos hechos ponen en luda la utilidad del desagüe general, y al contrario, hacen pen- ar en la necesidad de adoptar medios á propósito para econo- mzar y conservar el agua en el Valle. Cuando los bosques ab- orban una parte de agua con sus ramales y su follaje y detengan 'tra no menos importante con las raíces en las capas profundas leí suelo; cuando el sobrante de las aguas llovedizas tenga un íesagüe inmediato en canales profundos y bien construidos y >ueda detenerse en los depósitos y lagos, todos provistos de di- pies y compuertas, el lago de Texcoco no recibirá entonces una 750 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO cantidad alarmante de agua, su nivel bajará más y más, y el des- agüe será ya supérfluo. « De otro lado, los pocos recursos de que dispone el país, hacen que las grandes obras sean irrealizables, y por eso contraprodu- centes. Se comienza un proyecto; por falta de capital se le aban- dona pronto, y la obra apenas comenzada, cae en ruina; se pro- pone un nuevo proyecto, y la misma suerte le espera. De ese modo el desagüe es una verdadera calamidad, porque absorbe el poco dinero que los gobiernos pueden aplicar al saneamiento del Valle y de la ciudad, y lo despilfarra en obras estériles ó impide que se le emplee en obras de utilidad urgente é inmediata. «El Sr. J. M. Beyes ha defendido el desagüe, diciendo que el Valle de México siendo cerrado por todas partes, en forma de cuenca, sin salida ninguna, necesita un desagüe general, y que este es indispensable para dar corriente al agua y para evitai que se quede estancada y produzca pantanos. En caso que nc haya suficiente agua en el Valle, tenemos un recurso en el rio de Cuautitlan, cuyas aguas podrían ser fácilmente conducidas alin terior del Valle. Respecto al plantío de bosques, manifestó que ¡ es difícil de establecer arbolados en un terreno que no nos per tenece, y aun imposible en una gran parte, por estar impregnade] de sales. « No me es desconocida la topografía del Valle, y creo que ei el estado actual de cosas, y más si uno quiere suprimir los lagos el desagüe general del Valle podria ser útil y aun indispensable pero creo también que esta necesidad de dar salida á las aguas se puede evitar conservando los lagos, y deteniendo el agua tant en ellos como en los canales, depósitos, yen el terreno mismo, co los bosques. El terreno del Valle se presta admirablemente á la obras de una canalización inmediata, porque tiene regiones e caloñadas en varias alturas, con sus depósitos naturales, los l¡j gos. Los españoles han hecho ya varias obras en ese sentido, y r hay más que multiplicar los canales y depósitos, perfeccionar d estructura, procurar las compuertas á propósito y concentrar 1( lagos, aprisionándolos con diques. « Estableciendo de ese modo un ámplio sistema decanalizacic en todo el Valle, no hay nada que temer de un excedente de agí ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 751 n el lago de Texcoco. El heclio de que aun últimamente, en tiem- o de aguas, el Sr. Garay ha creído necesario hacer subir el nivel el lago de Texcoco, introduciendo en él las aguas de otros lagos, abla de un modo elocuente en favor de nuestra opinión. «Respecto de la corriente que los partidarios del desagüe es- teran dar al agua de los canales con la amplia salida, creo que so es una ilusión. Al principio, cuando baje el agua de los lagos |ue se quiere suprimir, y en tiempo de aguas, la corriente podra aantenerse, pero en tiempo de secas seguramente no habrá agua uficiente en los canales. El mismo Sr. Garay acepta esta even- ualidad cuando habla de compuertas del canal central del des- igiie, y de que se les cerrara según la necesidad. Como según toda a probabilidad se les tendrá cerradas la mayor parte del año, es fiaro que entonces no habrá corriente. «¿Cuál puede ser, en efecto, el movimiento de las aguas en las nontañas % La humedad de esas baja en riachuelos, se concentra »n los rios y canales, y por fin sale fuera del Valle, ó es detenida m los canales, en los depósitos y lagos, y no hay corriente sino solamente cuando se abren las compuertas para repartir el agua según la conveniencia. En ningún país ese movimiento puede ser >tro. Si se establece el desagüe y se suprimen los lagos, una vez pl agua de ellos salida, ya habrá estancación en los canales, la na negación será imposible, y la corriente, en lugar de aumentar, lisminuirá por la sencilla razón de que habrá falta de agua. «El recurso del rio de Cuautitlan es también ilusorio, porque ío es un rio constante, no tiene agua sino en tiempo de lluvias, \i entonces no lo necesitamos : y en tiempo de secas no puede ser útil porque no tiene agua. «La objeción del Sr. J. M. Reyes , de que el agua que no tiene corriente yes detenida en los canales, es perjudicial por la for- nacion de los pantanos, no es exacta; porque si los canales son mpermeables, si tienen una profundidad suficiente y están pro- vistos en distancias dadas de compuertas, pueden contener el igua sin filtrarse en los terrenos adyacentes, y por consiguiente fin dañar de ninguna manera á las campiñas vecinas, como lo ha lemostrado la práctica en otros países. En los alrededores de Berlín y Potsdam se ¿encuentran construidas más de 50 leguas 752 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. de canales, que funcionan de ese modo y sirven para el desagüe, el riego y la navegación, sin perjuicio ninguno de la salubiidad, « Respecto del plantío de los bosques, la observación de que no se puede establecer en un terreno ajeno, no tiene cabida ninguna, porque una vez declarada esa medida de utilidad publica, el Go- bierno tiene el derecho y el deber de ordenarla, y autoridad sufi- ciente para hacerla realizar. En cuanto a la esterilidad de ter- renos impregnados de sales, el Sr. Marroquí ha contestado ja, y ha citado ejemplos que prueban lo contrario. Nosotros pode- mos añadir á ellos el hecho de que en varios cementerios, a pesai del terreno salitroso y estéril en los alrededores, se puede ver una i? vigorosa vegetación. « Los argumentos del Sr. Garay no tienen un fundamento mas sólido que los del Sr. J. M. Reyes. Su punto de partida es, que el saneamiento del Valle y de la ciudad es imposible sin el desagüe; que el mal no está en la ciudad sino viene de fuera, y que sin dar una amplia salida á las aguas sobrantes, no se puede establecer una canalización á propósito ni para el V alie ni para la ciudad; pues el mal viene tanto y aun más, de la ciudad misma, como de fuera. Las materias fecales y los detritus orgánicos que obstru- yen las atarjeas, vienen sin duda de la ciudad. Roí la constiuc- cion defectuosa de esas atarjeas, el cieno inmundo se infiltra en el suelo; y en tiempo de aguas, como vemos, inunda las calles, las plazas y los patios. De ese modo, todas las casas descansan en un terreno húmedo é impregnado de agua de los caños; en in- finitos lugares de la capital se ven verdaderos pantanos pútridos, y en toda ella las atarjeas obstruidas forman una red de cloacas que exhalan en los patios y al interior de las casas, emanaciones más directas y más nocivas para la salud, que los miasmas pa- lúdicos. « Y es un error creer que no se podía establecer una buena ca- nalización de la ciudad sin el desagüe general. Según los inge- nieros, como Belgrand y Freycinet, un declive de 2 diezmilts irnos es suficiente para el desagüe de las ataijeas urbanas. En México los canales tienen en su mayor parte un declive de 4 diezmilesi- mos, y por consiguiente no es la buena situación topográfica lo (pie le falta, sino una buena construcción. En efecto, la canali- ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 753 ación de la capital no llena ninguna de las condiciones esencia- les: su estructura es defectuosa, las dimensiones insuficientes, la ivelacion inexacta, completa la falta de ventilación é insuficien- te la cantidad del agua para su aseo: y la falta de desagüe ge- eral no tiene nada que ver con eso. El declive que se puede dar las atarjeas es suficiente para dirigir las inmundicias fuera de i ciudad. El Sr. Orozco lia demostrado muy bien, que se puede stablecer perfectamente un buen desagüe de la ciudad sin el des- güe general del Valle. Si se quieren utilizar las inmundicias para l agricultura, es necesario llevarlas á terrenos más altos, y en- mces es evidente que el desagüe no puede servir para eso, y que is máquinas son indispensables. «Los temores de que el lecho del lago de Texcoco se azolve com- letamente é impida todo el desagüe, podían ser justos si el esta- o actual de cosas continuara, pero se podían eludir fácilmente. (OS atierres se pueden evitar muy bien estableciendo en los alre- edores del lago arboledas que con sus raíces fijarán y detendrán t tierra; las inmundicias de la ciudad pueden y deben utilizarse ara la agricultura, ya serán dirigidas á otra parte, y como ade- las, los terrenos adyacentes cubiertos de plantíos se levantarán, on los residuos orgánicos y con la formación del banco fangoso ue resulta del riego, ya el lecho del lago no se azolvará, al con- rario, aumentará en profundidad. «Otro argumento consiste en que el Congreso ha adoptado la upresion de los lagos, y que eso no puede realizarse sin el desa- líe general del Valle. La supresión de los lagos no es sino un royecto, y la existencia de ellos es un hecho; y por eso, diseu- iendo el desagüe debíamos fijarnos primeramente en los hechos. iLdemás, á pesar de que el Congreso ha adoptado la supresión elos lagos, la utilidad de esamedida es todavía dudosa. El autor el dictámen de la Comisión del Congreso anterior, decía con ra- on, que «se trata antes de saber si la falta de humedad atmos- iírica ( provocada por la supresión de los lagos y el desagüe) tras- brmaria nuestro aire enrarecido en aire irrespirable por su se- uedad, el cual ocasionaría tal vez efectos muy funestos ; se trata ie saber si los lugares pantanosos y el lecho mismo de algunos igos, que quedarían á descubierto, ocasionarían por sus emana- Tomo VI.— 95 754 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. ciones, accidentes más mortíferos que los que hoy resienten los habitantes del Valle.» Esas cuestiones y a fueron resueltas, y afir- mativamente, por la mayoría de hombres competentes que han es- tudiado ese problema: podemos citar á Hnmboldt, á L. Rio de la Loza, á Orozco y Berra. Recientemente el Sr. Lobato ha tratado las mismas cuestiones en un estudio notable, y también ha decla- rado perjudicial la supresión de los lagos. El mismo Sr. Garay en su carta dirigida á Martínez de la Torre, en que ha reprobado elocuentemente el desazolve del lago de Texcoco, cita varias ra- zones, que se pueden aplicar también en contra de la supresión de los lagos, y aun en la iiltiina sesión nos ha citado, que temien- do dejar á descubierto una parte de ciénagas dependientes del lago de Texcoco, ha dirigido á ese las aguas de otros lagos, para evitar los efectos nocivos que podían resultar á la salubridad. «La supresión de los lagos puede ser vista y juzgada más bien como un disparate, y si el Congreso en una precipitación la ha aceptado, eso no puede servir de argumento en favor del desagüe. « Por fin, la última razón y la más elocuente en contra del desa- güe, es, que por falta de recursos esa obra es irrealizable. Ao quiero en nada lastimar al Sr. Garay, reconozco sus vastos cono- cimientos, su buena fe, el mérito teórico de su proyecto, pero es- toy obligado á demostrar este hecho, á la vista de todos que: su proyecto en el principio de su realización, ha hecho un fiasco completo. «El presupuesto del túnel de Tequisquiac fué fijado con el ca- nal central en $ 2.800,000 ; se ha gastado 1.500,000, y no se ha he- cho ni la vigésima parte de la obra. Después de la suspensión de trabajos por algunos anos, los 400 metros hechos del túnel se encuentran en ruina, y el Sr. Garay propone ahora la construc- ción de otro túnel por Ametlac. « A pesar de un desengaño tan completo que ha experimentado el desagüe general en la construcción del túnel de Tequisquiac, el Sr. Garay sigue escribiendo y discurriendo en favor del desagüe, y aun imitando á algunos eclesiásticos, nos promete cambiar el Valle con ese remedio en un verdadero paraíso, y en caso que no se realice, nos profetiza la miseria y la muerte. Pero no debe creer que nos espanta con eso; si su nuevo proyecto tiene la mis ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 755 tna suerte que el último, nosotros nos moriremos, y nuestros hijos y nietos se morirán, sin encontrar la salvación ni llegar al paraíso por conducto del desagüe. Todas esas intimidaciones con el in- fierno, con la miseria y la muerte, hacen algunas veces su electo en el púlpito, pero aquí creo no harán impresión ninguna en na- die; lo más que pueden tal vez, es mover de tiempo en tiempo nuestro diafragma. « El fiasco del túnel de Tequisquiac ya debía edificarnos sobre la utilidad del desagüe. Un millón y medio de pesos, que habría sido suficiente para establecer el desagüe directo de la ciudad, y para la reparación de las calzadas y calles, se ha perdido en su mayor parte en el desagüe general, sin provecho ninguno y para siempre, como si hubiera sido tirado á la mar. Seguir en el mis- mo camino, después de una lección tan terrible, hacernos entre- ver las estrellas y el paraíso, dejándonos respirar los miasmas urbanos y andar en el lodo, es engañar, es servir mal al país. «En resúmen, el desagüe general del Valle, podiendo ser ven- tajosamente sustituido por el plantío de bosques y la canaliza- ción inmediata, es supérfluo é inútil, y como obra irrealizable, despilfarrando los pocos recursos que existen y desviándolos de obras útiles, constituye una de las mayores calamidades del país.» El Sr. Orozco , replicando al Sr. Garay, dijo: Muy pocas pala- bras agregaré, porque estoy convencido de que la oposición al dic- támen de la Comisión, es enteramente estéril: solamente quiero consignar las razones (pie tengo en contra, aunque no se modi- fique este dictámen sistemáticamente defendido, y que el Sr. Ga- ray ha impuesto, por decirlo así. El Sr. Garay acaba de decirnos, que los males que sufre la ciudad, provenidos de sus inundaciones, son nada más que un ar- gumento que se ha tomado para impugnar el dictámen. A mí me parece que ni discutible es que la ciudad se inunda, y esto nece- sita algún remedio. Las atarjeas no son suficientes para dar sa- lida á las aguas, sin embargo de que el lago de Texcoco se en- cuentra demasiado bajo respecto de la ciudad. En las calles de San Francisco, Zuleta, Coliseo Viejo, Refugio, la Palma, Espíri- tu Santo, etc., puede verse que no solo hay inundaciones, sino que brotan todas las inmundicias de los alba nales por las cola- 756 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. deras, y esto sucede porque uo pueden tener salida por las atar- jeas, debido á la falta de capacidad de estas. Si falta esta cor- riente en las atarjeas, claro es que lo que se tiene que hacer, es dentro de la ciudad. El desorden que hay en la plantilla de las atarjeas, está demostrado por las marcas que ha hecho el Minis- terio de Fomento con el azulejo. Pues si el mal es interior, si de- pende del fango que tenemos en las calles, no se puede compren- der cómo se combate un remedio interior, cómo se quiere aten- der al mal más distante, y se desprecia el desagüe de la ciudad por atender el desagüe del Valle. Para hacer ver que el Sr. Garay ha dicho otra vez lo contra- rio de lo que hoy sostiene, basta leer la comunicación que dirigió al Sr. Ministro de Fomento, en que dice que las obras del desa- güe del Valle no deben continuarse, porque seria más costoso. Esto demuestra que el desagüe está hoy sin proyecto, una vez que seria una necedad continuar las obras comenzadas, porque seria muy costoso y dilatado, y quedaríamos en peor situación. El Sr. Garay sostiene que por el desagüe se consigue dar salida á una cantidad de agua de treinta y seis metros cúbicos por se- gundo. Pues bien; en el último párrafo de su comunicación, él mismo dice que en 1865 quitó al lago de Texcoco 50 metros cú- bicos por segundo. Esto es mucho más que los 36 que se van aho- ra á sacar. (Lee parte de la referida comunicación.) Luego con esta cantidad de agua que se hizo perder por eva- poración, se consiguió dominar el lago de Texcoco, nada más con tapar los diques de Aculman y San Lorenzo, que daban una can- tidad de agua que compensase, y aun con exceso, la pérdida del lago de Texcoco. Pues bien, « se consiguió libertar á México, pe- ro vino la epidemia.» Al descubrirse el fondo del lago era cuan- do venia la epidemia, y ahora se dice: «desecar el lago de Tex- coco es lo más conveniente. Lo que en 1865 se hizo, podría repe- tirse, y de hecho se ha llevado á cabo durante los últimos once ■ años.» Esto es lo que lian estado haciendo: dominando las aguas, echándolas al lago cuando le faltan, tomándolas de los lagos de i Ohalco y Xochimilco, que están cuatro metros más altos que Tex- j coco y México: el dique de Más -arriba permaneció cerrado dos 757 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. años, y después solo se abrió en él un portillo de tres metros ; y el resultado lia sido mantener áTexeoco en un nivel muy bajo. Los males, pues, lian venido con mantener bajo el nivel de las aguas; si se desecan los lagos, no se cómo pueda sostenerse que no lian de ser nocivos. (Vuelve á leer.) Si algunas veces lia habido inundaciones, ya han oido vdes. que es debido á que se han dejado venir las aguas del rio de Cuau- titlan ; mientras que teniendo las aguas escalonadas como en el sistema vireinal, se han evaporado sin hacer ningún mal á la ciu- dad. Respecto de los atierres de Texcoco, no pueden evitarse; tienen que seguir, aun cuando se realice el desagüe, porque es la parte más baja adonde vienen á recurrir las aguas. Es bien cierto que si, como se ha asegurado varias veces, es posible, aunque largo y dilatado, el desagüe del Valle de Mé- xico, y que con él se conseguirá dominar, de una manera abso- luta, las aguas, nuestra aspiración debe ser llegar á ello. Pero también es cierto que el desagüe de la ciudad es necesario para librarnos de los males de que adolece la capital. Que el desagüe de la ciudad es posible, no puede negarlo el Sr. Garay, porque Londres, Nueva York, Nueva Orleans, que están en condiciones casi iguales á las nuestras, porque se hallan bajo el lecho de los rios, lo han realizado. ¿Y de qué manera ? No es mia la invención, no es descubrimiento mió; los ingenieros, de tiempos atrás han indicado el sistema de hacer un depósito fuera de la ciudad, don- de se pueden echar las aguas; en unas partes, donde se ha he- cho, se emplean con ventaja en la agricultura, y en otras van por los rios al mar. Pues si nosotros podemos hacer esto, yo creo que no deben ponerse más obstáculos al desagüe de la ciudad; que puede hacerse con menos de un millón de pesos, y en uno ó dos años se puede conseguir el mejoramiento de sus condiciones hi- giénicas. El Congreso recibió la comunicación que en seguida inserta- mos, como un contingente á sus labores, la cual fue enviada al estudio de las Comisiones 2a y 3a « Sociedad de Agricultura y Veterinaria «Ignacio Alvarado.» — En la sesión celebrada por esta Sociedad el dia 7 del corrien- 758 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. te, se puso á discusión, por ser de actual interes, la cuestión im- portante de la salubridad pública, en lo que se relaciona con la agricultura y la veterinaria : creyendo que de este modo se pies- taria un servicio al interes público, la Sociedad resolvió dar cuen- ta al ilustrado Congreso Médico con el resultado de sus in\ esti- gacioues. « Cumpliendo con esta resolución, pasamos á detallar los pun- tos más importantes que de los debates lian suigido. « Se señala en primer lugar, como una causa de insalubridad, el sitio designado en el rastro de ciudad para las inhumaciones de los cadáveres de animales de abasto, quelos inspectores de cai- nes reconocen como nocivos para el consumo público. Lste lo- cal, sumamente estrecho para el uso á que se destina, está situa- do á espaldas del Rastro, entre la pared posterior del edificio y la Zanja cuadrada, de la cual forma uno de los bordes, y contiene solo unos cuantos metros de extensión: la circunstancia de estar formando el borde de la zanja, lo hace sumamente húmedo, é im- propio por consecuencia, para el objeto de la inhumación, pues la descomposición cadavérica debe ser muy rápida, y como el ter- reno es sumamente permeable y no permite excavarse sino á cor- ta profundidad, los gases desprendidos de los cadáveres vician el aire con sus productos deletéreos. A esto hay que agregar que, como el espacio es tan reducido, algunas veces sucede que los ani- males se entierran unos sobre otros, y muchas cuando el de abajo aun no ha sufrido la completa descomposición. Estas circunstan- cias, de por sí bastante graves, tienen por complemento otra de suma gravedad : en ciertas estaciones del año, como en la que va- mos á entrar próximamente, es común que se introduzcan al Ivas- tro algunos animales atacados de carbón, en sus diversas formas, que, como los de otras enfermedades, son inhumados igualmente en el pequeño terreno ya descrito: esto, en opinión de la Socie- dad, debe constituir un poderoso motivo de insalubridad. «Consultando el modo de obviar esta dificultad, se ha con- venido en que siendo lo más útil y conveniente sustituir el siste- ma de inhumación por el de cremación de los cadáveres, se ex- cite por conducto de ese Congreso Médico á la autoridad á quien corresponda, para que á la mayor brevedad posible se constru- ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 759 ya, en el lugar más á propósito del Rastro, el horno de cremación que hace ya algún tiempo está proyectado. «Otra causa de insalubridad denunciada en el seno de esta asociación, radica en el establecimiento conocido con el nombre de «Casa de Jamaica,;) adonde son conducidos los animales que mueren en la ciudad para extraer de ellos la grasa, los huesos y pieles que es el motivo de la explotación. De estos animales, mu- chos, la mayor parte, mueren sin asistencia alguna; otros son tra- tados por los empíricos, en cuyo diagnóstico no es permitido te- ner confianza; algunos morirán de enfermedades contagiosas ó infecciosas, y lo mismo que cualquier otro, son despedazados allí y destinados á los usos ya indicados. El remedio para este mal, seria que un veterinario vigilase el Establecimiento, no permi- tiendo que se especulase en él sino con animales muertos de afec- ciones inofensivas á la salubridad, procurando mantenerlo bajo las reglas de la más estrecha higiene, é impidiendo que, como al- guna vez se ha dicho, la carne de animales llevados á ese esta- blecimiento, sea destinada á usos del consumo público. « Ultimamente, la Sociedad ha creido como perjudicial á la sa- lubridad pública, la existencia de depósitos de estiércol destina- do al abono de los campos, y que dejan expuesto al aire libre al rededor de ellos á inmediaciones de la capital. También se cree que la presencia de verduras en descomposición en los mercados, y algunas que, como las papas, muchas veces se encuentran en estado de germinación, conteniendo un principio venenoso, así como las basuras que no se extraen prontamente de ellos, procu- rarían un grave perjuicio á la causa que con tanto tino como ilus- tración sirve el Congreso Médico. « Queda este asunto aún á discusión, y del resultado se infor- mará oportunamente áese Congreso. «Todo lo cual tenemos el honor de poner en conocimiento de ese respetable Cuerpo, por acuerdo de esta Sociedad, que se cree hon- rada con tomar parte en una cuestión que es para todos de vital importancia. « Fraternidad y Progreso. México, Junio 10 de 1878.— Gusta- "o Ruiz Sandoval , presidente. — José E. Mota , secretario. — Señor- Presidente del Congreso Médico. — Presente.)) 760 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. El Sr. Aragón, médico veterinario, dio lectura al siguiente dis- curso que fue pasado al estudio y cousideraciou de las Comisio- nes 2a y 3a Señores: — A primera vista parecería extraño aquí el con- curso de la ciencia que me honro en profesar, por ser ella aún desconocida tal vez para muchas de las personas que me escu- chan; pero séame permitido decirlo de una vez: la medicina ve- terinaria es una rama de la medicina general, y como tal, la vete- rinaria tiene que caminar estrechamente unida á la medicina humana como dos buenas hermanas, puesto que ambas se han prestado siempre, y desde Hipócrates hasta nuestros médicos modernos, grandes auxilios, no solo en la fisiología y terapéu- tica generales, sino también en la parte que hoy nos preocupa: en la parte de higiene pública y de policía sanitaria. En tal virtud, ahora que van á discutirse en lo general las medidas profilácticas que deben dictarse para hacer frente al mal que tememos, convendría tener presente incluir aquellas que se enlazan directamente con las que dicta la medicina veterina- ria. i Por qué? voy brevemente á decirlo: yo recuerdo haber leido en alguna parte que existe una marcada relación entre las epi- demias y las epizootias: los animales, lo mismo que los hombres, están sometidos á las mismas influencias morbosas. La etiología de las epizootias está íntimamente unida á la de las epidemias, su marcha es la misma, y muchas veces es idéntica su manifes- tación exterior. Epocas hay en que las epizootias aparecen al par que las epi- demias. Otras en que aquellas son precursoras de estas, ó vice versa. En efecto; si seguimos la cronología de que nos dan una rela- ción exacta los médicos veterinarios Paul Heusinger, Verlicyen, y otros no menos autorizados y respetables, veremos que desde la más remota antigüedad, las enfermedades generales han ve- nido siendo las más veces comunes á los hombres y á los anima- les; pero sin remontarnos tanto, el Congreso Médico recordará que hace pocos años apareció en México una epizootia cuyos sín- tomas correspondieron ala gripa en el hombre, dándose en este último muchos y notables casos. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 761 Otro hecho se observó posteriormente; me refiero al aborto epizoótico que coincidió con repetidos casos de aborto en la mu- er. Pues bien, admitido esto, tenemos que llegar á una conclu- don lógica: las mismas causas que hay para temer una epidemia, esas mismas causas hay para temer una epizootia; y si esta, como nuchas veces se ve, precede á aquella, natural es, en esta opor- tunidad, dictar algunas medidas de policía sanitaria veterinaria, Dues que en mi humilde concepto, dada la epizootia, esta podia nuy bien exacerbar la epidemia aumentando el número de sus ¡detimas, como se probará por las razones que más adelante ex- pondré; tanto más, cuanto que los animales domésticos viven mtre nosotros, están aglomerados en los cuarteles, mesones, es- tablos, pensiones, y aun en algunas casas particulares, y que dada ma epizootia de naturaleza infecto -contagiosa ó virulenta, ha- da aun mayor el peligro, aumentando la ya larga lista de nues- tras causas de insalubridad. Por otra parte, en México la medicina veterinaria está, por lecirlo así, en su infancia, y no existe una legislación propia de a materia que nos ocupa, que, como en Europa, reglamente la nanera de impedir el desarrollo y propagación de las enfermeda- les contagiosas; legislación que en las actuales circunstancias, 7 también para lo por venir, se hace ya necesaria. Por eso toca il Congreso Médico poner los cimientos de esa legislación que Tendrá más tarde, pero cuya base serán las medidas que pro- ponga. Y como quiera que la policía sanitaria no solo se reduce il estudio aislado de las enfermedades contagiosas entre los mis - nos animales, sino que hoy dia la ciencia abraza un campo más rasto, ella se ocupa de impedir las influencias patogénicas que lichas enfermedades pueden ejercer sobre el hombre y sobre la ¡salud pública. Este contagio vendria por el contacto directo del íombre con los animales enfermos; por las manipul aciones de os despojos cadavéricos; por el uso de la carne, leche, pieles, ana, sebo, crines ; por el tráfico de carnes de los mataderos, car- íicerías, tocinerías, menuderías, etc. Y esto tratándose solo de as enfermedades contagiosas; pues con mayor razón aún, cuan- lo se trate de las infecto -contagiosas y de las virulentas. Cuando vemos los peligros á que está expuesto el hombre en TOMO VI.-9G 762 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. la época de una epidemia y de una epizootia, por esa diversa re- lación con los animales y sus productos, aparece en toda su evi- dencia la importancia de la policía sanitaria veterinaria. Por las razones expuestas, yo suplico de nuevo á la Comisión se digne admitir, entre las medidas que propone, las que tengo el honor de leer, y al Congreso Médico, que se sirva darles su aprobación en lo general, poniéndolas á su tiempo al debate y aprobación en lo particular. Las proposiciones son las siguientes: Ia Declarada que sea una afección enzoótica ó epizoótica, los veterinarios residentes en el lugar ó lugares donde aparezca, estarán en el deber de dar oportuno aviso á la autoridad local competente, de la aparición de dicha afección. 2a Las autoridades que reciban dicho aviso convocarán á junta, á la mayor brevedad posible, á los veterinarios residentes, á fin de que, juzgando de la naturaleza de la enfermedad, dicten las medidas profilácticas y represivas que el caso requiera. 3a Estos facultativos pasarán su dictámen á la autoridad que los convocó, para hacerlo efectivo inmediatamente, dando tam- bién aviso á los Consejos de Salubridad de cada lugar, para los efectos correspondientes. México, Julio Io de 1878. — Manuel G. Aragón. El Sr. Fénélon se propuso hacer palpable la conveniencia del desagüe en el siguiente discurso : Señores. — Si el barón de Humboldt hubiera podido venir en persona á asistir á nuestras discusiones, probablemente tendría en cuenta, antes de someternos su bien respetable opinión, los adelantos hechos desde que escribió sus obras. ¿ Quién puede ase- gurar que seguiría considerando al desagüe como supérfiuo? Vo se puede dudar que estaría al tanto de todos los trabajos hechos, para demostrarlo que los antiguos sabían por experiencia, lo no- civo de las aguas estancadas. Tenemos derecho para creer que en presencia de tantos datos, votaría con nosotros por la nece- sidad imprescindible de asegurar, antes que todo, la excreción completa del Valle, sin la cual toda higiene es imposible. Con nosotros convendría en la benéfica infiuencia de las ai- ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 763 )oledas para la producción de aguas llovedizas 5 sin embargo, no ios aconsejada ciertamente, el que expusiéramos á la ciudad á jorrer el peligro de una inundación con aumentar el caudal de as aguas del Valle, sin haber asegurado primero su salida. Que los árboles, plantados en las vertientes, disminuyan sen- iblemente la producción de atierres ; que moderen la acción de os torrentes, y aun su producción, haciendo, con el drenaje de sus aíces, más permeable, á la vez que más resistente, la tierra que os alimenta y que ellos defienden, lo sabemos. Pero el barón, con msotros, reconocerla que, por encima del césped ó por debajo, odas estas aguas habian de llegar forzosamente al insuficiente ustituto del Océano para nosotros, al lago de Texcoeo. Reconocería que para impedir los atierres ya es tarde; y que ihora se trata, no solo de impedir su aumento, sino de recobrar >1 lugar que han venido á ocupar; tal es uno de los objetos del isteina de canalización propuesto, que ciertamente admitiría el iaron de Humboldt hoy, informado como lo estamos. Eu suma, aconsejar el aumento délas probabilidades de inun- lacion, sin haber asegurado primero la salida del exceso de las bguas, no seria digno del barón de Humboldt. Supongamos que con la canalización se pudiera disponer de ma capacidad, para las aguas, igual ó mayor que la antigua del -aso de Texcoco, antes de llenarse con los atierres. ¿ Cómo se con- servaría tal capacidad ? ¿ Cómo se conseguiría una corriente para aantener la libertad de los canales y el curso de las aguas, si istas quedaran sin salida? Se nos hace entrever la posibilidad le excavar unos recipientes artificiales, suficientes á recibir al iltimo las aguas, dándoles la corriente necesaria: séanos permi- ido creer, hasta prueba de error nuestro, que tal obra seria ma- ror en dificultades para su construcción, y sobre todo para su con- lervacion, que las del desagüe directo. Hay en la naturaleza leyes inevitables, y el hombre verdade- •amente sabio no intenta violentarlas; al contrario, quiere ser ¡u aliado: las que rigen el movimiento de las aguas son de las nás generales é imponentes. Oondensadas en nieves sobre las ilturas, no permanecen inmóviles; los mares de hielo tienen su enta corriente, Ignoramos todavía cuántas misiones cumplen 764 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. las aguas elevadas á las altas regiones atmosféricas, produciendo corrientes y descargas de electricidad, resguardando por tiempos la irradiación solar, pero siempre volviendo al gran receptáculo, el Océano, su fin y su origen á la vez. Un movimiento tan gene- ral, tan imponente, tiene sus objetos; aunque los ignoramos en gran parte, sí sabemos que toda agua detenida de un modo ab- soluto llega á ser nociva. Sabemos que una vez impregnada de materias orgánicas, sea que esté expuesta á la irradiación solar, ó cubierta con una som- bría vegetación, la agua estancada, cargada con sustancias or- gánicas, es una fuente de corrupción y muerte. Es un lieclio incuestionable que las cosas mejores pueden te- ner condiciones malas ; el agua, el agente químico por excelencia, nunca queda indiferente : « corpora non agunt nisi soluta. » Tan luego como cesa de ser útil, se vuelve nociva, y lo es tan luego como está detenida en su curso. Nos fian referido los últimos trabajos hechos en Londres para evitar la corrupción del Támesis : estos evidentemente hablan en favor del desagüe, indicando el esfuerzo que han juzgado nece- sario para alejar los residuos de la ciudad. ¿ Quién duda que los ingenieros, teniendo ocasión de aprovechar la diferencia de nivel que tenemos aquí en nuestro favor, no lo hubieran hecho . 1 oí otra parte, cuando vemos aquí la tracción animal reemplazai ventajosamente en algunos ferrocarriles á la fuerza mecánica del vapor, ¿estamos fundados en creer que máquinas como las que se usan en Londres serian aquí demasiado costosas ? Estas cuestiones de ingeniería pura no nos pertenecen, } aun que todo el mundo se crea con derecho para invadir á nuestrc campo de conocimientos médicos, no por eso nos paiece lícit( invadir el ajeno. Limitándonos al papel de higienistas, debemo. insistir, seguros que tendríamos hoy la aprobación completa de barón de Humboldt; debemos insistir sobre que la higiene de 1< capital no se puede aislar de la del Valle. Supongamos quepr diéramos impedir la infiltración de las aguas, lo que no es creí ble ; ¿ cómo impediríamos las corrientes de aire que, barriendo lo pantanos, vengan á traernos sus miasmas ? Con plantación d< cortinas verdes de árboles altos no se impiden las corrientes d ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 765 aire, cuando más se filtrarían algo, y los miasmas depositados en las hojas en un dia, nos llegarían al otro dia, cuando soplara nue- va tormenta. Si no se puede aislar la higiene de la ciudad de la del Valle, preciso es lograr ésta completa, y no se logrará más que con ase- gurar los medios de excreción y su canalización definitiva. Si el barón de Humboldt nos honrara con su presencia hoy, después de los grandes trabajos de canales y túneles ejecutados desde su muerte, no consideraría la empresa del desagüe como obra tan magna, que sea preciso buscar el modo de evitarla, y seria el primero en reconocer el riesgo que nos traería la plantación de ár boles en las vertientes, aumentando el caudal de las aguas, y que el plantío hecho en el vaso mismo de Texcoco, disminuiría la eva- poración, ocuparía un lugar precioso en los momentos de creci- miento de aguas, obrando en contra de nuestras benéficas inten- ciones. Si el barón de Humboldt, antes de traernos el caudal de sus observaciones, que hoy seria tanto mayor, hubiera visto los re- sultados prácticos de la desecación del lago Tucino, seria el más entusiasta partidario del desagüe del V alie. Las condiciones en que se encontraba el lago Tucino eran bas- tante análogas á las del Texcoco : era un vaso cerrado, recibiendo, por temporadas, grandes cantidades de agua, que lo obligaban á invadirlos terrenos vecinos, y en otras temporadas, perdiendo por evaporación é infiltración, más de lo que correspondía, obligado entonces á dejar lodos expuestos al aire y á la fermentación pú- trida de sus materias orgánicas. Aquí tenemos las semejanzas con el Texcoco; pero nunca tuvo el lago Tucino una ciudad de la importancia de México á su orilla, y no pudo en consecuencia contener la cantidad de mate- rias orgánicas que emponzoñan nuestro último recipiente. Era, según refieren los historiadores, tan bello el lago Tucino, que lo comparaban á la bahía de Nápoles, y que el P. Costi, re- ligioso del Monte Cassino, decia de él ¡era troppo bello! .... Sin embargo, desde que los romanos vencieron á los marzos y ocuparon su territorio, pensaron en. devolver estas aguas á la cor- riente universal. Los emperadores Claudio, Trajano y Adriano, 766 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. intentaron lograrlo con trabajos repetidos. Al príncipe Toilonia cupo la gloria de trasformar á toda esta región de Italia dando salida á estas aguas ; sembró el comercio, la industria, el bien- estar. Purificando el clima, corrigió a la naturaleza, y dió a una j población numerosa la moralidad del trabajo y la prosperidad, en donde antes reinaban ios bandidos y las fiebres. El dia 9 de Agosto de 1862 comenzaron á salir las aguas del lago. (No refiero las peripecias conmovedoras que acompañaron á los trabajos, por temor de abusar y de no hacerlo bien; se pue- den leer en obras especiales, y en resúmen en la Revista de Ambos Mundos , 15 de Octubre de 1877. ) Al fin de Junio de 1875 queda- ron descubiertas las tierras más bajas del lago. Estos trabajos habian durado veinte anos. Luego se sintió la necesidad de dar dirección á las aguas que siguieran viniendo en el vaso desecado. Era preciso proteger las tierras recien conquistadas, contra los atierres que trajeran los torrentes. Se trató de administrar las aguas de las vertientes y de los manantiales, para utilizarlas en las irrigaciones, previen- do las eventualidades de secas ó de avenidas. Con este fin se hizo un sistema de canales, debido áMr. Trisse, que tai vez podría servir de modelo para el que convenga hacer en el vaso de Texcoco. No es lo mismo andar de explorador en una empresa nueva, que tener modelos que imitar. Lo que se hace sin experiencia anterior, requiere vacilaciones costosas y pérdi- das de tiempo; con ella, al contrario, se consigue economía y prontitud. El lago Tucino, que estaba lejos de ser tan nocivo como el resto del Texcoco, ha sido ventajosamente reemplazado por el sistema de canalización propuesto al Congreso. Han reservado un lago pequeño para hacer frente á las secas, para conservar la pisci- cultura que se hace en él, y á sus orillas se han establecido la mayor parte de los colonos, confiados en que ya no tienen que temer nada de sus variaciones de nivel. Estos trabajos han dado el bienestar mientras duraron: eran mensualmente los sueldos pagados á los operarios de 80,000 fran- cos. Una vez concluidos, se vió cuánto habia mejorado la salubri- dad: las fiebres, antes permanentes, desaparecieron; los pueblos ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 767 le las orillas, antes miserables, hoy construyen casas hermosas, liie hacen contraste con sus antiguas chozas. Yo hay duda que el príncipe Torlonia llegue á ser remulle- ndo ampliamente de su empresa, después de haber sido suma- ríente favorable para el país. Las tierras de la orilla del lago tpenas se podían vender en 425 francos la hectara; luego, des- mes de desecado, subieron á un precio medio de 1,700 francos, 7 se puede prever que cuando la cultura esté desarrollada, lleguen ti de 2,500 y á 3,000, dando un aumento de la riqueza pública, en esta sola comarca, de 6 á 8 millones. IJn ejemplo tan bello debe tener seducciones: el hecho de la lesecacion de un lago no es ya un sueño, sus ventajas no son supuestas é imaginarias; se pueden leer en obras especiales, se rueden ver á la luz del dia, confirmadas por la experiencia. Por qué entonces insistir en buscar el modo de no hacer lo que a ciencia, el sentido común y la experiencia indican de acuerdo'? Quién dudará, después de esto, que el mismo barón de Hum- roldt, hombre que precedía á sus contemporáneos en todos los amos de las ciencias naturales, no aprovecharía estos datos para larnos una opinión más conforme con los adelantos modernos, tue la que se expresó en su nombre? Para algunos miembros de la asamblea, queda en pié la preo- cupación de la pobreza atribuida á México. ¡ Cuántos pueblos pusieran tener sus elementos de riqueza! ¿Y qué le falta, si no ;s la voluntad de ponerlos en obra? Sin embargo, si se persiste ■n creer que la República, interesada en la conservación de su capital, no pueda hacer lo que un particular hizo en Italia, ¿por pié no se daría la bellísima misión de trasformar los pantanos le Texcoco en un territorio fértil, á una empresa industrial, dán- lole en compensación la posesión temporal ó perpetua de los errenos descubiertos ? Seria una especulación afortunada ciertamente, á la vez que esultaria el saneamiento del Y alie, y que el drenaje de la che lad y su limpia serian tan fáciles, como ahora son difíciles. Se encontraría desde luego en el caso de las poblaciones senta- las en la pendiente de un cerro en donde la limpia es casi na- tural. 768 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. Inútil es insistir sobre lo que ganaría la salubridad de la ca- pital, y desde luego tendría más elementos de trabajo, es decir, de moralidad. México, Agosto de 1878. — J. Fénelon.. Preguntado el Congreso si consideraba suficientemente dis- cutida la proposición que estaba al debate, declaró que sí lo es- taba; y preguntado si se aprobaba en los términos en que las Co- misiones la presentaron, fué aprobada por los socios presentes, excepto los Sres. Belinay Orozco. En la sesión del 20 de Agosto se dió cuenta al Congreso con el siguiente documento, que se mandó pasar á las Comisiones 2a y 3a: « C. Presidente. — Tengo el honor de acompañar á vd. adjunta copia del informe que con fecha 7 de Julio del año próximo pa- sado presenté á la Secretaría de Fomento, y que con la autori- zación del C. Ministro del ramo, presento por su respetable con- ducto ante el ilustrado Congreso Médico, por tratarse en él de la salubridad, y de la limpia y desagüe de la capital. — Protesto á vd. mi consideración y respeto. «México, Agosto 26 de 1878. — F. de Garay, ingeniero. — C. Eduardo Licéaga, Presidente del Congreso Médico. — Pre- sente.» «Tengo el honor de acusar recibo de la comunicación de ese Ministerio, fecha 25 del presente, por la cual se sirve vd. dispo- ner proponga desde luego á esa Secretaría las obras que deben ejecutarse para evitar las inundaciones, y mejorar el estado sa- nitario de la capital. «En vista del contenido de dicha nota y de las explicaciones claras y precisas que vd. personalmente se sirvió darme, me apre- suro á presentar á ese Ministerio, con la premura que el caso re- quiere, el siguiente proyecto, circunscrito á alejar, por de pron- to, las inundaciones periódicas de la capital, y á facilitar la cor- riente de las aguas pluviales que con tanta frecuencia la anegan. « Sabido es que la ciudad de México se halla situada cerca del lago de Texcoco. Casi pudiera decirse que se halla encima, pues ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 769 las aguas de este forman parte de la capa de agua ambiente que alimenta los pozos de la ciudad: el nivel de estos apenas se ha- lla á un metro bajo el piso. « Al rededor de la población hay una gran zan ja llamada “Cua- drada,” que en unión del ramal del canal de la Viga que atra- viesa al Oriente por la Merced, y de otras zanjas menores, reco- ge los lodos de todas las atarjeas de las calles. Al mismo tiempo la Zanja cuadrada recibe las aguas de los terrenos inmediatos, de lo que resulta que con frecuencia las de la ciudad no tienen ya adonde desparramar. «Para comprender este fenómeno, preciso es recordar aquí cuál es el sistema de desagües en la ciudad de México. «Hoy dia, todas las calles del centro tienen canales subterrá- neos ó atarjeas para la salida de las aguas. Dichas atarjeas tie- nen generalmente 70 centímetros de ancho, por 1.50 á 2 metros de profundidad. Esto es decir que en su interior existe siempre un depósito de agua cenagosa que se mantiene al nivel del agua de las zanjas que circundan á la ciudad. «Las atarjeas, lo mismo que las calles, se cruzan de S. á 27. y de E. á O., comunicándose libremente, de modo que las aguas de un canon de O. á E., desfogan lateralmente sobre los cañones ve- cinos, según el caudal de agua que se presenta, ó los obstáculos que el agua encuentre para seguir su curso. Esto sucede con más razón en las atarjeas cuya línea no está completa (y de estas hay muchas ), que desahogan su líquido por los cruceros á derecha é izquierda. «Este sistema de desagües es evidentemente vicioso. Las aguas se dirigen á todos los puntos más bajos, y un obstáculo acciden- tal en su línea las hace variar de curso. Los obstáculos, que en muchos casos hubieran sido arrastrados por la corriente per- sistente del agua, desviada esta, se solidifican, y de accidenta- les se convierten en permanentes. Obstruidos los conductos, el paso del agua queda interrumpido, y la inundación de las calles se produce por las aguas que rebosan de los depósitos subter- ráneos. « Debido á la topografía del terreno, siendo el piso de la ciu- dad casi perfectamente plano, no hay, propiamente hablando, Tomo VI.— 79 770 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. atarjeas recogedoras ó principales. Todas tienen próximamente la misma anchura. Su profundidad varía en una misma linea según la época de su construcción y otros accidentes, y la cor- riente de las aguas se establece únicamente por el desnivel de su superficie, variando de dirección según el punto por donde se introducen. Esto se ve de un modo patente durante la esta- ción de lluvias. Las atarjeas habitual mente descargan su con- tenido al E., al S. y al K, en las zanjas y canales que ya hemos indicado. « Durante las aguas, el canal de la Viga suele venir crecido por las avenidas de los rios de Churubusco y la Piedad, que ambos penetran en el canal si no se les impide el paso cerrando la com- puerta de Santo Tomás; las aguas invaden el canal interior de la ciudad y se introducen en las atarjeas que desembocan en él, que tienen su fondo más bajo que el del mismo canal. ((Por el lado del S. pasa una cosa semejante. La Zanja cuadra- da recoge por esta parte las aguas que bajan de Bomita y de Cha- pultepec, crece su caudal, se obstruye la salida de las atarjeas y casi constantemente las aguas exteriores pasan al través de aque- llas á la ciudad, aumentando las anegaciones de las calles más centrales. «La parte E. de la ciudad desagua por tres zanjas recogedo- ras. La primera, al S., antiguamente pasaba á espaldas de San-] to Domingo; hoy está cegada hasta la plazuela del Cármen, de i donde se dirige al E. hasta cortar otra zanja interior, que parte de la garita de Peralvillo y se reúne al canal que del Puente de la Leña va á San Lázaro, cerca de la Escobillería. L mendose a esta misma zanja hay otra más al N. que viene del Campo-santc de San Andrés; y más cerca de Peralvillo corre la ultima zanja paralela á la anterior: las tres zanjas tienen una dirección de O á E., siguiendo dicha dirección hasta la Zanja cuadrada. Todas estas zanjas tienen un trazo bastante inegulai. ((Becorriendo todo el contorno déla Zanja cuadrada, se ’s e, co mo hemos dicho, que en término final todas las aguas de la ciu dad se vacian en ella y en el canal de San Lázaro, reuniéndose todas en la garita de ese nombre, y de ahí juntas bajan al lag de Texcoco. A más de las aguas de la ciudad, la Zanja cuadra ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 771 ila recoge por el IsT. todas las que se bailan comprendidas entre dicha Zanja y el rio del Consulado; por el O., todas las que ba- jan desde la calzada- dique de la Verónica hasta la ciudad, y por el S., todas las de los terrenos que se hallan al N. del rio de la Piedad. Las vertientes de estos tres rumbos se dirigen todas so- bre la capital ; esta domina, aunque muy poco, las playas de Tex- coco que se hallan al E. Por una fatalidad, sin embargo, entre la ciudad y el lago se interpone la Zanja cuadrada con sus altos bordos, dejando en todo su trayecto una sola brecha en la garita de San Lázaro, por donde pasa el canal que se dirige á Texcoco, que recoge, en último término, todas las aguas de México y de sus orillas. «Para hacer aun más difícil el desagüe de la ciudad, el canal interior que de la Viga pasa por la Merced á San Lázaro, á más de tener su fondo más elevado en lo general que el de las atar- jeas, en su curso se ve estrechado entre las paredes de las casas, formando mil recodos y reduciéndose su ancho en algunos pun- tos á menos de 5 metros. Su fondo varía igualmente, teniendo por término final una fuerte elevación debajo de la misma compuerta. «Por la descripción que hemos hecho, se ve que en tiempo de lluvias todas las aguas que caen entre el rio del Consulado al N., y el rio de la Piedad al S., de la calzada de la Verónica al O., jal lago de Texcoco, todas no tienen otra salida que el cañad que de México va al lago. Siendo el ancho de este, en la mayor parte de su trayecto, de 10 metros, y su profundidad ordinaria un me- tro, con una pendiente próximamente de (0.0001) un diezmilé- Isimo, fácilmente se comprende que para que las aguas puedan Isalir, antes tiene que crecer mucho y que resbalar inundando más ó menos á la ciudad. «Tratándose de remediar estos males, hay dos cosas q ue se pue- den hacer : la primera, impedir la entrada á la ciudad de las aguas exteriores; la segunda, facilitar la salida á las aguas del centro. «Para conseguir lo primero, deben cerrarse todas las zanjas que comunican con la Zanja cuadrada por el N., S. y O., pudien- do abrirse solamente bajo la vista de autoridad competente, y cuando el caso lo requiera, y pueda hacerse sin peligro para la ciudad. 772 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. ((Por el lado del E., la Zanja cuadrada, hallándose á un nivel inferior, recoge todas las aguas de los otros a ientos, } como he mos dicho, bajan todas reunidas al lago por el canal de Texcoco,. que en ciertos casos es de todo punto insuficiente. Para descar- garlo, es indispensable abrir en la Zanja cuadrada desfogues en los potreros de Aragón, en continuación de las tres zanjas para- lelas del X. de la ciudad en dirección al E. «Más al S., por la Coyuya, se abrirán otras dos zanjas atrave- sando los potreros de Balbuena y el Tesoro, dirigiéndose al lago. La primera de estas dos zanjas estará en continuación de la que viene del Puente del Molino. La otras más al S., prolongara la zanja lateral de la calzada de Xoquipa, que comunica directa- mente con el canal de la Viga, cerca de la casa de Guerrero. Es- tas zanjas existian antiguamente, y solo por descuido se han de- jado azolvar. « En la garita de la Coyuya se establecerá una presa para que las aguas de la zanja llamada ((rio déla Magdalena,» se dilijan también al lago de Texcoco, pasando por el puente Blanco y el de Guadalupe en la calzada del Peñón. Otra presa se pondrá a) fin de la zanja cuadrada en la garita de San Lázaro, bajo el puen te de María Luisa, y otra igual en el ramal de la Zanja cuadrada que baja del Norte al canal, para aislar á este en lo posible, y de jarlo libre para las aguas del centro de la población. Para des cargarlo aún más, de distancia en distancia debeu abrirse portó líos en sus bordos, para que al subir las aguas se extiendan ei los potreros laterales que son vasos y están mas bajos. « Los cañones subterráneos desaguadores principales de la ciu dad, son nueve: ((El Io, el más al Norte, va de la Puerta Paisa de Santo De mingo á la zanja del Cármen. «El 2o, de la calle del Progreso, por San lideíouso, al puent de Tomatlan. «El 3? párte del Portillo de San Diego y desemboca en < puente de San Lázaro. «El 4? atraviesa de las calles de San Francisco por la Plaz de Armas y la Moneda, hasta el Puente de la Escobillería, ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 773 «El 5? es el de la atarjea cuata; forma una líuea de la calle de la Pelota al Refugio y puente de la Leña. «El 6o es el de las calles de la Providencia al Puente de la Merced. «El 7o viene de la calle del Paseo por San Agustín al Puen- te de Santiaguito. «El 8o, de la Escondida al Puente Colorado; y «El 9o y último, de las Yizcainas al Puente del Blanquillo. «Para facilitar la salida del agua de las atarjeas, conviene di- rigir las aguas por los cañones principales, aislando los unos de los otros en lo posible, para evitar los remolinos, contracorrientes y depósitos. « Siendo la pendiente general de Poniente á Oriente, comen- zando por el Sur, deben taparse las bocas de las atarjeas que por zanjas cortas comunican con la Zanja cuadrada. Esas atarjeas son dos, la de la línea de las calles de las Damas á San Salva- dor el Verde, y la de la Plaza á Necatitlan. Otra atarjea, la de las calles del Rastro, desemboca en el puente de San Antonio Abad, y su salida debe también taparse. Hoy dia, la boca de esas atarjeas está del todo azolvada; pero subiendo el agua de la Zanja cuadrada, penetraría por ellas en la ciudad. « La primera separación de las aguas conviene hacerla siguien- do la línea de las calles de San Juan á Santa María. Las calles al Poniente de dicha línea, debido á lo elevado de su piso, tienen en lo general una corriente bastante regular y no se anegan. La ma- yor parte de sus aguas correrá al Norte á salir por la zanja de Santa María. «Partiendo de esa línea en dirección á Oriente, se formarán nueve vasos recogedores de las aguas, cada uno de los cuales tendrá su salida por uno de los cañones indicados, estando sepa- rados dichos vasos los unos de los otros por presas puestas en las atarjeas trasversales que hoy dia los comunican. En cuanto á los barrios de los contornos de la ciudad, derraman sus aguas por caños descubiertos en las zanjas inmediatas. «Hecha la separación que indicamos, las aguas no se desviarán de su curso para cargarse en una sola calle, anegándola, y seguí- 774 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. rán para salir de la ciudad la línea más recta. Podría suceder que al establecerse el sistema, se encontrasen en alguna de las atar- jeas existentes, tropiezos provenientes de piedras, antiguas pre- sas ó simplemente de azolves, que momentáneamente hiciesen modificar en algo el plan propuesto. Pero arregladas las corrien- tes según se ha dicho, podría adoptarse desde luego un plan de limpia eficaz y económico. Bastaría para ello el establecer cerca de la boca de salida de cada cañón desaguador una bomba cen- trífuga movida por una locomóvil, introduciendo, si necesario fuere, una corriente de agua en la atarjea, que puesta en movi- miento por el tiro de la bomba, con su velocidad, arrastraría en poco tiempo todas las materias solubles y la mayor parte de las deleznables. Este sistema ha sido adoptado eu muchas partes para extraer á poco costo cuerpos pesados, como grava, piedras. etc., y siempre con el mejor éxito. «Nos liemos ocupado de presentar un proyecto económico j violento, que puede ponerse en planta eu la ciudad en el termine de unos cuantos dias y aprovecharse en la presente estación dt lluvias. Más adelante, y contando con los fondos necesarios, pro pondría llevar á cabo el plan que presenté junto con el proyecto d( desagüe y canalización del Valle, que ha sido aprobado en diver sas ocasiones, y muy particularmente en 65, por la Comisión d< ingenieros mexicanos y extranjeros, presidida por el sabio coro nel Doutrelaine, ante la cual fui llamado. Dicho plan, si bien » podría desarrollarse económicamente antes de estar realizado e desagüe del Valle, podría, sí, ejecutarse en gran parte, sobre tod en los barrios y calles en que se construyen atarjeas u uevas. Otr medio poderoso quepodria emplearse para sanearla ciudad, sen j la construcción del canal del Sur, cuyo trazo y estudio forma tan bien parte de mi proyecto de desagüe, y por el cual se tiaeráu la as edificios 5 y, sin embargo, renovándose el aire los miasmas se eutralizan. « Otro punto que hoy interesa al público, y que me consta hace iempo ha fijado la alta atención de vd., C. Ministro, es el plantío .e árboles. Esta Dirección se ha ocupado de realizar ese pensa- liento benéfico, proyectando hacer grandes plantíos de eucaJyp- us glóbulus en toda la extensión del Valle, comenzando por es- ablecer uno á espaldas del bosque de Chapultepec: para ello uenta con la autorización del Ministerio de su digno cargo. « Los plantíos de eucalyptus no solamente serán benéficos para 1 saneamiento de los terrenos y la purificación del aire, sino que trometen ser fuentes de riqueza para las personas que se dedi- quen á su cultivo. Su madera es propia para muchos usos; y un xbol de diez años, cortado y convertido en durmientes de ferro- arril y postes de telégrafos, tendrá un valor cuando menos de 0 pesos. «Paso ahora á hacer una indicación sobre los gastos que las bras que propongo para mejorar los desagües de la ciudad im- tortarian. «En mi opinión, todas las obras de limpia y presas que hay que jecutar dentro de la Ciudad, corresponde á su Obrería el hacer- as, para lo cual se pondría de acuerdo con esta Dirección. En 1 presupuesto municipal hay fondos asignados para esos traba- os. La Ciudad tiene igualmente bombas y locomóviles propias >ara el objeto, carros y materiales. «El Ministerio de Fomento podría ayudar, abriendo por su menta los canales de desfogue fuera de la población. «El costo de estos será: Primer canal en el potrero de Aragón: 4,000 metros X 5 X 1 á 12 centavos $ 2,400 00 kgundo. — 2,000 idem X 5 X 1 ^ 12 ídem 1,200 00 Tercero. — 1,000 idem X 5 X 1 & 12 idem 600 00 A la vuelta 4,200 00 Tomo VI.— 08 778 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. De la vuelta $ 4,200 00 Primera zanja en el potrero de Balbuena: 3,200 metros X ^ X 1 ^ 12 centavos Segunda. — 6,500 ídem X 5 X 1 á 12 ídem Limpia del rio de la Magdalena y zanjas des- aguadoras, 1,100 metros u 50 centavos.... Total 1,920 00 3,900 00 5,500 00 $ 15,520 00 «Lo que tengo el honor de decir á vd. en contestación a su ci- tado oficio. ^ «Libertad en la Constitución. México, 7 de Julio de 18 <7.— i. de Garay. — C. Ministro de Fomento.— Presente. » 6 i ( Se puso al debate, en la misma sesión, la proposición 3a de las Comisiones 2a y 3a, que dice así: «El terreno debe sanearse por un buen sistema de drainage , que haga bajar el nivel de las aguas en la tierra, j poi el plantío de bosques y arboledas.» Hizo mocion el Sr. Marroquí para que se dividiera la proposi- ción en dos partes, á fin de que se pudiese discutir la cuestión del drenaje, y aprobar la plantación de árboles, que es una necesi- dad reconocida. Aceptada la idea por la Comisión, se puso al debate la primera parte, que dice: «Ei terreno debe sanearse por un buen sistema de drainage , que haga bajar el nivel de las aguas en la tierra. » El Sr. Marroquí cree que es innecesario el drenaje, si se ha de hacer el desagüe del Talle, y que aun no hecho el desagüe, tam- poco lo ve necesario; pues que en el primer caso solo las aguas pluviales correrán, y esas tendrán por donde correr ampliamente, y que en el segundo, lleno de agua el Talle, de nada sii\ e esta operación: pide, pues, que la proposición sea desechada. Manifestado por el Sr. Garay la grande importancia que en todas partes se ha dado á esta operación, reconocida universal mente como un elemento de salubridad, apoyó el Sr. Belina esto^ mismos conceptos, fundándose en que una vez suprimidos los la o-os, en una gran parte de sus lechos se formarán ciénagas, qm solo con el drenaje se podrán secar. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 779 El Sr. Soto encontró vaga la proposición, porque ella no expli- aba en qué punto de la extensa superficie del Valle de México leberá aplicarse el drenaje , y el Sr. Gargollo pidió se exprese que ste se aplicará en los puntos donde sea necesario. Aceptado el •ensarmentó por la Comisión, reformó en estos términos su propo- icion: « El terreno debe sanearse, donde fuere necesario, por un buen istema de drainage , que liaga bajar el nivel de las aguas am- ientes. » El Sr. Orozco no estuvo conforme con esta proposición, porque lo se expresaba qué clase de drenaje se iba á seguir, si el per- meable ó el impermeable; pues que si, como parecía, se usaba el >erineable, que es bueno para los terrenos exteriores, causaría adudablemente la ruina de la ciudad. Defendida la proposición por los Sres. Jiménez D. Francisco ■ Ortega Reyes , el Sr. Orozco dijo: protesto contra toda deter- minación tomada por el Congreso, que de por resultado un orden le cosas en el sentido que se fia manifestado; porque si por una •arte son irrealizables, y por otra traen consecuencias fatales, o puedo conformarme con entrar en el número de los que las prueben. Estas y otras palabras del Sr. Orozco suscitaron una acalorada iscusion, en que sucesivamente tomaron parte los Sres. Cordero Hoyos, Cervantes, Marroquí, Ortega Beyes, Egea, Beyes José I., Garay, Belina, Bamirez Arellano N., y el Sr. Presidente Li- éaga, discusión que vino á interrumpir el debate científico ern* •rendido. Concluido este incidente personal, fué aprobada la primera litad de la 3a proposición, por todos los socios presentes, excepto ds Sres. Marroquí, Orozco y Cervantes José M. ; y por unanimi- ad y sin debate alguno, la segunda parte, que dice: «Se fiará el •lantío de bosques y arboledas. » Terminados ya los debates, y como los trabajos del Congreso ban tomando un desarrollo mayor del que se liabia esperado, lo ual fiacia que contestadas las primeras preguntas, tuviesen las Comisiones trabajos pendientes aún de estudio, se decidió enviar j« toda brevedad al Supremo Gobierno el resultado que basta el 780 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. momento se había alcanzado, lo cual se hizo en los términos de la nota que en seguida inserto. Congreso Médico. — Conforme el Congreso con la indicación que, vd. hizo al inaugurar los trabajos de este Cuerpo, se propuso es- tudiar la contestación que se habia de dar á las preguntas con- tenidas en la carta que sirvió de invitación; se nombraron comi- siones que dictaminaran sobre cada una de las cuestiones, y se tomó la resolución de no entrar en el detalle de realización de ninguna de las medidas que se aprobasen, tanto porque la ma- ñera de ejecutarlas no incumbe al Congreso, cuanto porque ha- bían de dar lugar á discusiones interminables, y alejarían el re- sultado práctico. A pesar de este acuerdo, cada proposición lia sido muj < e- batida, pero el tiempo no se ha perdido, pues se han acumula- do noticias del mayor Ínteres, relativas á cada cuestión. Los de- talles de las sesiones constan en las actas; se incorporarán a e.los los discursos improvisados ó preparados previamente por sus au- teres; los importantes dictámenes presentados por las comuni- caciones dirigidas al Congreso por el Ayuntamiento, por el Con- sejo de Salubridad, que se ha trasladado en cuerpo á los lugares que estudió; los datos proporcionados por el Observatorio i e- teorológico, cuya importancia lian reconocido ahora hastalas per- sonas menos ilustradas; las comunicaciones de los veterinarios y de los agrónomos de la Escuela de Agricultura que presenta- ron las cuestiones bajo un nuevo punto de vista; de la Dirección del Desagüe, etc., etc.: todos estos documentos se están coleccio- nando bajo la dirección del primer Secretario, Sr. Duiz Sando- val, según acuerdo expreso de vd., y formarán un volumen que se denominará «Trabajos del 2o Congreso Médico.» En ese escrito podrá apreciar el Ejecutivo el contingente coi. que han contribuido los médicos, los ingenieros, los químicos, los veterinarios y los agrónomos que forman el Congreso, para plan tear las cuestiones, para estudiarlas bajo todos sus puntos de vis ta, para acumular los datos que la Administración pública ha do tener presentes cuando dicte las medidas que se le aconsejen. En él verá también el Gobierno que estas reuniones no soi ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 781 nfructuosas (como las reputan los espíritus superficiales), pues fi choque que resulta de las diversas ideas y de las opuestas lui- das, deja descubrir á los hombres desapasionados la verdad en coda su limpieza. Las cuestiones relativas á la higiene sola, han sido el objeto de empeñada discusión; pero las que se relacionan 3on el desagüe han sido muy prolongadas, muy animadas, y han ceñido una particularidad que no debo dejar de mencionar : en to- las las épocas anteriores á la nuestra, se han considerado las aguas que contiene el Valle y las que recibe de sos vertientes, 3omo un motivo de peligro por las espantosas inundaciones que ha sufrido la capital en los siglos pasados ; se ha estudiado la con- veniencia de contenerlas con diques ó de darles corrientes, y ha- cerlas salir por el Valle de Tula, etc. ; pero últimamente, y sobre todo en el Congreso, se ha estudiado la cuestión bajo el punto de vista de la higiene. El peligro de la inundación es real, como lo comprenden todos los ingenieros, y como lo había dicho con tanta verdad y con tanto acopio de documentos el barón de Humboldt; pero este peligro es remoto, mientras que la insa» iubridad causada por el estancamiento de las aguas, por la ah ternativa de cubrirse con ese líquido grandes superficies y que* dar después descubiertas y expuestas á la acción del sol, es evi* dente y actual. Los datos que sobre la verdad de este aserto existen, son numerosísimos y han recibido la confirmación uná- nime de los miembros del Congreso. La idea de considerar las aguas como un enemigo que era pre- ciso arrojar fuera del Valle, tan justamente criticada por el sabio que acabo de nombrar, no ha reinado en el Congreso; al contra- rio, se han estudiado las ventajas que la atenta y prudente dis- tribución de las aguas en numerosos canales traerá á la agricul- tura, ai comercio, y sobre todo al saneamiento de la ciudad y del Valle. Como vd. comprenderá, C. Ministro, no ha sido posible to- car la cuestión de desagüe, sin descender inevitablemente á la discusión de los numerosos proyectos que se conocen ó que se proponen cada dia, sin dejar de presentarse las objeciones y di- ficultades que en todo tiempo y desde en épocas más remotas se han hecho, y que se puede decir están consignadas en el « Ensa- yo político de la Nueva España» : menciono este incidente de las 782 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. discusiones, para explicar el motivo por que las c°»clus.oi.es q presenta el Congreso han tenido que precisar en algo e lograr el saneamiento del Valle, sin salir, sin embargo, de una muía general. +PT). Las conclusiones que por acuerdo expreso (i e oí a «o la honra do trascribir á vd, parecerán inconducentes si se pre- sentan aisladas; pero si se las considera como preguntas que se dirigieron á los hombres científicos, . q quedarán satisfactoriamente explicadas. El Congreso no ha querido limitarse á la tarea que le enco- mendó la Secretaría del digno cargo de vd, y continua renmen. do, para presentar en un solo cuerpo, los consejos que adopto en 76, y todos los demas que cree puedan contribuir a mejorar las condiciones higiénicas del medio en que vivimos. En los discursos que se han pronunciado, en las comunica- clones que se han dirigido al Congreso y en las discusiones todas se ha encarecido la necesidad de hacer palpar al Ejecutivo os m les que nos aquejan para poner el remedio, y jome orno tad de recordar al C. Secretario de Fomento, que e e principal, es la canalización del Valle, y de citarle las palabra. del ilustre barón de Humboldt: . , «Cuando se estudia en los archivos de México la his oria «las obras hidráulicas de Xocldstongo, se observa una cout.nu, «irresolución de parte de los gobernantes, y una fluctuación « opiniones é ideas que aumenta el peligro en vez de alejarlo. « se encuentran visitas hechas por el virey acompañado de la Au «diencia y de los canónigos; papeles de oficio formados por el fi. «cal y los togados; varias juntas creadas, pareceres < ai o 1 ^ c( frailes de San Francisco, una impetuosa actividad cada o o «años, cuando los lagos amenazaban salir de madre, y lentitu «y culpable descuido una vez pasado el peligro. Se gastaron cu «co millones de duros, porque jamas se tuvo valor para segu « un mismo plan ; porque en el espacio de dos siglos se 1.a estai «titubeando entre el sistema indio de los malecones o calzada « y el de los canales de desagüe; entre el proyecto del socaron «del tajo abierto. Se dejó arruinar la galería de Martínez, porq. « se quizo horadar otra más ancha y profunda ; se descuido el co ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 783 te del tajo, porque se disputó el proyecto de un canal de Tez- cuco, que jamas llegó á ponerse en ejecución.»* Y concluiré excitándole para que se lleve á cabo esta obra, le la que depende la vida de millares de personas, la fortuna del ¡omercio, el valor de la propiedad urbana, la conservación de la >ropiedad rústica del Valle, el incremento de la agricultura y el dgor de los que nacen y viven en esta hermosa y peligrosa co- narca. Las preguntas que se dirigieron al Congreso, fueron estas: « Ia La escasez de agua que ha afligido á los habitantes de la íapital, ¿podrá determinar una epidemia*? «2a ¿ De qué depende la fetidez que se ha observado en la at- nósfera á ciertas horas, durante estos últimos dias*? «3a ¿ Podrá ser esta una causa de epidemia*? «4a Si así fuere, ¿cómo podría remediarse*?» Y las conclusiones aprobadas por el mismo Congreso, son las siguientes : «Ia La escasez de agua potable que ha afligido á la ciudad, lebe considerarse como un motivo de insalubridad. «2a La pestilencia observada en la última semana de Marzo y nárnera de Abril, tuvo por causa el desprendimiento de los ga» es que resultan de la putrefacción de materias orgánicas, debieu- lo referirlo con especialidad al ácido sulfhídrico y sulf hidrato de nnoniaco. Los focos más importantes de esa descomposición, fue- on los lagos, atarjeas y canales inmediatos á la ciudad. «3a Esta descomposición fué favorecida por la concentración le las aguas que contenían el material mencionado. « 4a La intensidad de la pestilenciay su difusión, estuvieron su- )ordiuadas á la calma relativa de la atmósfera, cesando tan lue- jo como aquella entraba en movimiento. «5a Los demas elementos de la putrefacción que vician la at- uósfera, son notoriamente insalubres, pero no hay fundamento :ien tífico para creer que produzcan una epidemia determinada. «0a Uno de los mayores peligros que amenazan á esta capital, * Ensayo político sobre el Reino de la Nueva España, por A. Ilumboldt, p . 1?, pág. 442. 784 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. está en las emanaciones pantanosas que en ella abundan, expli- cándose así la gravedad que revisten las enfermedades estacio- nales, y el aumento de la mortalidad. « 7a Hallándose convertidos los antiguos lagos en verdaderas ciénagas, cuyas aguas estancadas son de dia en dia más insalu- bres, se les reemplazará por un ámplio sistema de canalización. « 8? A las aguas del mismo Talle se les debe dar corriente, tan- to á las de la superficie como á las subterráneas ó ambientes, pro- curándoles ámplia salida para que arrastren los detritus orgáni- cos, las sales y los atierres. «9a El terreno debe sanearse, donde fuere necesario, por un buen sistema (le drainage, que haga bajar el nivel de las aguas ambientes. Se procederá al plantío de bosques y arboledas.» Lo que tengo la honra de manifestar á vd. por acuerdo del Congreso Médico. México, 10 de Setiembre de 1878. — E. Licéaga , presidente. 1 — Gustavo Euiz , secretario.— Al Secretario de Fomento. — Pre- sente.» República Mexicana,— Ministerio de Fomento, Colonización, Industria y Comercio. — México— Sección 3a iSúmero 1,013.— Con satisfacción se recibió en esta Secretaría el oficio de vd., fecha 16 del actual, en que por acuerdo del Congreso Médico que dig- namente preside, informa acerca de las interesantes cuestiones que se han debatido en aquel C uerpo, relativas al saneamiento del Talle de México, que según vd. hace presente, han sido objete de prolongadas y muy animadas discusiones, cuyo resultado se sirve dar á conocer trascribiendo las nueve conclusiones aproba das por el Congreso. En contestación tengo la honra de manifestarle que el Presi dente de la República, á quien di cuenta con este asunto, ha te nido á bien acordar que, por el digno conducto de vd., se den la gracias á los HH. miembros del Congreso Médico, por los inte resantes trabajos de que con tanta laboriosidad se han ocupado cuyos resultados se tendrán presentes para resolver la clase d trabajos que deban emprenderse para llevar á cabo el importen te fin con que fueron promovidos. ; ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO 7S5 Libertad en la Constitución. México, Setiembre 27 de 1878. — tiVA Palacio. — Al Dr. Eduardo Licéaga, Presidente del Con- greso Médico. — Presente.» Continuando sus labores el Congreso, ya sin el apresuramien- o que lo urgente de las circunstancias demandaba, y con el loa- rte fin de ilustrar en todo lo posible á la Administración sobre as árduas cuestiones que la salubridad de la capital entraña, es- cuchó la lectura del siguiente dictamen, con el cual dieron tér- nino á sus labores las Comisiones 2a y 3a, y que en seguida inser- o, dando por concluido, con la discusión que sobre este dictamen •ecayó, todo lo relativo á la 3a parte, en que dividí esta compila- don. Dictámen de las Comisiones 2a y 3a, relativo AL SANEAMIENTO DE LA CIUDAD. Las Comisiones 2a y 3a del Congreso Médico, á quienes han pa- sado las iniciativas de algunas corporaciones científicas y de al- pinos de los ilustrados miembros del Congreso, en bien de la sa- ubridad pública, no pueden menos que recomendar tan nobles isfuerzosv la notoria ilustración con que aquellas lian sido redac- tadas. Si la filantrópica idea que dió origen á nuestra reunión solo hubiera producido el beneficio de estos importantes estudios, lastarian para ennoblecerla y considerar fructuosos sus esfuer- zos; porque realícense ó no las medidas que se proponen, siem- bre probarán que se ha profundizado el estudio de las exigencias sanitarias de la capital, buscando el remedio conveniente. El Congreso Médico de 1876, de quien el actual solo es una con- tinuación, habia fijado puntos importantes de higiene, que segu- ramente habrían proporcionado el mejoramiento sanitario de la 3apital ; mas como entonces tenia un carácter transitorio, pues solo se trataba de hacer desaparecer el triste estado en que nos cenia la epidemia de tifo, las medidas que propuso fueron tam- bién transitorias. Hoy buscamos remedios más radicales; nuestra misión no se ¡imita á satisfacer una emergencia, sino á salir definitivamente de Tomo VI.— 99 786 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. la condición anómala que condena nuestra capital y todo el Valle de México á la miseria en el orden agrícola y á la más completa ruina en el orden social, por el debilitamiento de la población, por la frecuencia de las enfermedades infecciosas, porque la muerte aumenta año por año de un modo notable el número de sus víc- timas, convirtiendo nuestra capital, antes proverbialmente sana, en uno de los lugares más insalubres del globo. Por esta razón, las Comisiones unidas lian creído que debían abordar las cuestiones trascendentales, haciendo á un lado los paliativos. Fácil es comprender la diversa misión que tiene que llenar el actual Congreso, comparada con la del anterior. Si en 1870 se proponía de preferencia la limpia de las atarjeas, aunque reconociendo que el verdadero remedio estaba en el desagüe del Valle, lioy no podemos contentarnos con tan efímeros recursos, y por eso el dictámen que se ha tenido á bien aprobar, compren- de los principales medios de saneamiento. Pero es indudable que si este documento satisface las princi- pales exigencias, no por eso puede hacerlo con todas. Los Códi- gos sanitarios, obras de tiempo, del estudio y de las felices apli- caciones de todos los adelantos en las ciencias naturales, no pue- den improvisarse en un dia ni con un solo orden de medidas. El hombre se halla profundamente modificado por los medios natu- rales y sociales en que vive, y la apreciación de estos modifica- dores exige mucho estudio, porque es casi indefinido el número de industrias, comercios, artes y habitudes que forman el modc de ser de cada pueblo. Cada uno tiene su fisonomía particular, física y socialmente, y no seria lógico, cuerdo ni prudente sujetar, á todos á unas mismas disposiciones. Por benéficos que hayas sido los resultados obtenidos en las naciones más cultas, de sum disposiciones sanitarias, eu México no podrían tener una aplica cion absoluta. Hasta hoy carecemos de un Código sanitario. La mayoría de los bandos de policía solo han tocado de un modo superficial k de salubridad: se resienten del atraso médico de las épocas ei que se han expedido, y se han ocupado de preferencia del órder y de la moralidad: casi todos se han dado sin consejo pericial, y algunas ocasiones contra la opinión del Consejo de Salubridad ! ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 787 en consecuencia no pueden contener sino medidas empíricas, •uncas é insuficientes, las cuales rara vez lian producido hené- eos resultados. Parece que hoy la situación nos es propicia, pues altarnos con un gobierno suficientemente ilustrado para com* render la importancia de la higiene pública, y con el empeño de •s hombres de ciencia para aconsejarle. Así nos lo demuestra el número de iniciativas presentadas á sta respetable reunión. El Consejo Superior de Salubridad, los rofesores de la Escuela de Agricultura, la Sociedad de Veteri- aria y Agricultura «Ignacio Alvarado,» la Dirección de Desa- fie y los ilustrados compañeros Fénélon, Ortega Reyes y Ara- on, lian tocado puntos importantes, tratados con una maestría uela Comisión se complace en reconocer. Algunos de sus escritos solo son brillantes razonamientos á fa- or del dictamen que el Congreso tuvo á bien acordar; pero pue- e decirse que no hay una proposición cuya idea deba ser dese- llada. Honrará siempre á los profesores de Agricultura la cien- a, el buen juicio y las sanas doctrinas en que han apoyado su binion: ellos consideraron el desagüe propuesto por las Comi- lones 2a y 3a bajo el punto de vista de los intereses agrícolas, y Q este terreno llenaron su cometido de un modo satisfactorio, ¡robando que con las medidas propuestas, el Valle sufriría una ’asformacion prodigiosa y aumentarla mucho su riqueza agri- lla, juntamente con su salubridad, pudiendo servir en pocos años i crecido aumento del valor de los terrenos ocupados hoy por >s lagos, para cubrir los gastos del desagüe. El Consejo Superior de Salubridad ha tocado con acierto la jiiestion después de laboriosos estudios, para investigar la causa el hedor que se notaba en la ciudad en los meses de Abril y Mayo; muchas de sus investigaciones sirvieron álaComision; estecuer- o llama la atención sobre las diversas fuentes de emanaciones isal ubres en los lagos, en la Zanja cuadrada y en las atarjeas; ripie fuente de emanaciones, que unidas á las de los tiraderos e basuras y á los excrementos que conducen los carros noctur- os, vician nuestra atmósfera. La Sociedad Agrícolo -Veterinaria dio también su contingen- e, añadiendo á las causas mencionadas el Rastro y el estableci- 788 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. miento destinado al aprovechamiento deanimales muertos, cono- cido con el nombre de «Casa de Jamaica,» así como los depósi- tos de estiércol. El veterinario Aragón propuso algunas medidas para evitar ó limitar las enzootias y las epizootias, por laíntima relación que tie- nen las enfermedades de los animales con las del hombre. Este punto, relacionado con el consumo alimenticio y con la aparición de las epidemias, es digno de consideración. Nuestros ilustrados compañeros Fénélon y Ortega Reyes nos han ofrecido, el primero una serie de medidas higiénicas, y el se- gundo un aparato de desinfección para la renovación del aire en los hospitales y casas de comunidad. Todos los escritos leídos ante el Congreso tienen importancia, y sin embargo todos contenían indicaciones aisladas, que debe- rían tenerse presentes al tratarse del saneamiento de la ciudad. Las Comisiones unidas vacilaron acerca del camino que debe- rían seguir para dar su opinión. Formular proposiciones aisladas cuando se lian resuelto por el Congreso cuestiones trascenden- tales, no hubiera sido digno de la Corporación ni estarían en rela- ción con la importancia de sus elucubraciones; formar un código sanitario mexicano, no es la obra de un momento, puesto que no se trataba de trasplantar á México las disposiciones sanitarias de otros países. Comprendiendo, sin embargo, el interes de las medidas pro puestas para salvar en lo posible nuestra situación actual, ya qw la obra del desagüe y el plantío de bosques demandan tiempo no ha vacilado en formular bases fundamentales de medidas sa nitarias, que el Consejo Superior de Salubridad desarrollara éi todos sus pormenores, é irá perfeccionando de conformidad coi los adelantos científicos que dia á dia trasforman las industrian aumentándolas ó simplificándolas, acrecen el número de rnodi ficadoresdel hombre, proporcionan medios de observación y el( rúenlos de saneamiento, de producción y de todos los agentes f sicos y morales, que son capaces de cambiar las condiciones ni turales y sociales de los pueblos. Las Comisiones comprenden toda la importancia y toda la d ficultad de este estudio, y no se les oculta que en los momento ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 789 bn que es preciso obrar, no debe perderse el tiempo en estériles liscusiones. A su juicio, debería hacerse presente al Gobierno que el Congreso no suspende sus trabajos, sino que irá remitien- lo sucesivamente los que después de aquellos que ya se han re- pitido pueden considerarse como adicionales. Las Comisiones comprenden que, después del desagüe del Va- le, lo más urgente que debe resolverse es el punto relativo á la impía, considerada en su vasta extensión. Si el enorme pantano que forma casi en su totalidad el Valle de México ; si la infección [leí pavimento de la capital se aumenta todos los dias, y si el aire que respiramos se encuentra saturado de principios deletéreos, se debe en gran parte á nuestros derrames, á nuestros excre- mentos: á los desechos orgánicos de los usos domésticos; en una palabra, á todas las sustancias orgánicas que necesariamente ar- roja una capital de cerca de trescientos mil habitantes, indepen- dientemente de las materias animales y vegetales que en las aguas estancadas mantienen los lagos y ciénagas. La limpia es un apén- dice necesario del desagüe; con este disminuirá la materia orgá- nica de nuestros comunes, de nuestras atarjeas; aquella tiene que fijarse sobre sustancias que no pueden ser arrastradas con las aguas, tales como los muladares, los depósitos de estiércol, las materias fecales que conducen los carros nocturnos, los detritus orgánicos del Lastro y de las industrias para aprovecharlos ani- males muertos, las zahúrdas, las almidonerías, las fábricas de ja- bón, los cementerios, etc., etc. Hay una liga tan estrecha entre los objetos de la limpia y los establecimientos insalubres, que con verdad se puede decir que no puede tratarse de aquella sin tener que considerar estos. Limitando el Congreso Médico sus estudios á solo la infección de la materia orgánica alterada, tiene ya un vastísimo campo que la ciencia puede explotar. La situación topográfica de la capital da á nuestras cloacas un descenso tan pequeño, que apenas se comprende el tardío movi- miento de su contenido, el cual consuma la mayor parte de su des- composición dentro de la ciudad, al frente de nuestras mismas habitaciones: el deplorable estado de las plantillas por falta de regularidad, el pésimo material de que están formadas y el des- 790 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. cuido en su conservación, solo lian servido para convertirlas en focos ele insalubridad. El espíritu de imitación imprudente lia con- tribuido á aumentar los peligros; sin tener en cuenta la taita de corriente en las atarjeas, se han colocado dentro de las mismas recámaras tubos de derrames de los lavamanos que descargan en ellas, y en no pocas casas, comunes de válvulas, próximos á los dormitorios; obras que en último resultado no son más que respiraderos de las atarjeas, porque por bien construidos que se supongan, jamas se bailan tan perfectamente clausurados que impidan las salidas de los gases, máxime cuando sus usos los dis- ponen á la interposición de cuerpos extraños que impiden su her- mética clausura. La supresión de las canales que desaguaban en los patios, han quedado sustituidas por tubos comunicados con las atarjeas, y como ellos no tienen un tiro bastante elevado que la* editara la dispersión de los miasmas en el aire, las emanaciones, más pesadas por naturaleza, se arrastran en las azoteas, aprisio- nadas por las paredes de los edificios mas altos ó por las bardas de seguridad. Tal es en compendio el triste estado de nuestros derrames, que parecen destinados a inficionar mas bien que a sanear nuestra población. El espíritu de imitación ó de moda ha presidido estas obras, pero de seguro no se han consultado las necesidades hi- giénicas de México. En los países en que los derrames tienen una fácil salida, y en que pueden estar convenientemente lavados por grandes cantidades de agua limpia, son sin duda trabajos impor- tantes de salubridad; pero en la capital solo simen paia demos* trar que no es conveniente trasplantar las disposiciones de un país á otro sin el previo estudio de su aplicación. Los al banales de las casas de vecindad, por su parte, situados en la entrada de los zaguanes, con una amplia boca paia los der- rames de los vecinos, y sin otra cubierta que una mala punta de madera, que el abandono deja las mas veces abieita, es un toco permanente de infección, tanto más peligroso, cuanto que su mis- ma situación hace que el aire de las calles, que constantemente domina dentro de las casas, arrastre todos los miasmas sobre las habitaciones de los moradores. Menos expuestos tal vez están los que conservan dentro de sus cuartos y accesorias los vasos ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 791 inmundos, si tienen el cuidado de arrojarlos noche á noche á los carros de la limpia, que, sea dicho de paso, con frecuencia dejan de llenar su destino, ocasionando que los infelices que viven en las accesorias y cuartos bajos, queden expuestos á todos los pe- ligros de la alteración de las materias fecales, ó se vean obliga- dos á vaciar en las calles. Los medios higiénicos que deben enmendar estas faltas son di- versos por naturaleza: corregir los errores cometidos durante muchos años volviendo al punto de partida, sobre ser irrealiza- ble por los enormes gravámenes que tendría que imponer á los propietarios y al Ayuntamiento, demandaría quizá más tiempo Ríe el empleado en las malas obras que hasta hoy se han empren- dido; trasplantar sistemas europeos en nuestras condiciones ex- cepcionales, seria quizá más expuesto á empeorar la situación, puesto que ni las condiciones del terreno ni su topografía podían lyudar. Con el dictamen que el Congreso ha aprobado, se corre- arán muchas de estas faltas; pero como medida de circunstan- cias debemos proceder á sacar el contenido de las atarjeas. El pongreso Médico de 1870 liabia fijado, en la tercera de sus pro- posiciones, la necesidad de hacer la limpia por medio de máqui- nas absorbentes. La Dirección del Desagüe ha propuesto al Mi- nisterio de Fomento un medio que satisface las miras del Con- greso. «Bastaría, dice, para ello, el establecer cerca de la boca le salida de cada caño desaguador una bomba centrífuga movida por una locomóvil, introduciendo, si necesario fuere, una corrien- te de agua en la atarjea, que puesta en movimiento por el tiro de a bomba, con su velocidad arrastraría en poco tiempo todas las haterías solubles y la mayor parte de las deleznables.» No du- lan las Comisiones recomendar este medio que, á la condición le higiénico, reúne la de lo violento. Las Comisiones creen que el Ayuntamiento debería sustituir os albañales con comunes de tierra, cuyas ventajas lian sido ya econocidas prácticamente en México. Este recurso sano, econó- mico y de fácil realización, evitaría que gran parte de las mate- áis fecales que hoy trasportan los carros nocturnos, tuvieran que er extraídas diariamente; pues que bien pudiera demorarse lias- a ocho dias el acarreo de las heces que, sin hedor, pudieran ser 792 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO1 conducidas para el abono de los terrenos. Mientras tanto las ma- terias fecales que l.oy se llevan á San Lázaro é infectan las aguas muertas del canal, deberán ser conducidas á un lugar distante de la ciudad, seco, en donde servirían para beneficiar los terre- nos en vez de perderse esta gran riqueza. Afortunadamente la operación es muy realizable y de poco costo. Mediante una con- trata con la Empresa del ferrocarril, podrían llevarse en un carro que las condujera en pocas horas á los terrenos tepetatosos, en donde serian utilizadas. La preocupación al principio oponi na dificultades; pero á medida que los hacendados comprendieran la ventaja de abonar sus tierras, solicitarían con gusto -a píete- renda. , . Los derrames de algunos establecimientos insalubres, que a los materiales que arrastran agregan los desperdicios que saturan el pavimento y las paredes de las oficinas, también deben ser objeto de nuestros estudios: tales son por ejemplo las curtidurías, las almidonerías, la «Casa de Jamaica,» el Lastro, etc. Bajo otro punto de vista, los panteones merecen nuestra atención, y en el proyecto que sobre estos asilos presentarán las Comisiones, se harán cargo de las filtraciones de los terrenos que entran natu- ralmente entre los objetos de la limpia. Aunque en las proposi- ciones aprobadas por el anterior Congreso hay algunas medidas sobre su situación, poco ó casi nada se propuso relativo a su cons- trucción. Los tiraderos de basura que forman grandes focos de in- feccion, son asunto exclusivo de la limpia. Todavía en México no hay bastante espíritu de empresa para sacar partido de esta bien te de riqueza, y en Francia produce grandes sumas de renta ai las municipalidades: apenas se aprovechan aquí las hilachas pa ra la fabricación del papel, y los cueros para la cola. Mientra llega el tiempo de que tengamos un establecimiento como el d. la Villet, veremos entregadas á la putrefacción las basuras, y t levantar con ellas terrenos infectos de las peores condiciones. S no queremos ó no podernos sacar partido de los desechos, haga moslos á lo menos inofensivos, situando convenientemente los ti raderos y aniquilando por el fuego los restos déla basura. Las Co misiones consienten en este sacrilegio económico, impulsadas po la necesidad de no envenenar á los habitantes. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 793 Con igual fin se ocupan de los comunes, dejando á los intere- ados la elección entre los divisores desinfectantes y los de tierra. ¡?i base de su construcción debe ser el que no sean los respira- eros de las atarjeas. Cuando las Comisiones 2a y 3a se ocupen e los establecimientos insalubres, tendrán el gusto de exponer 1 fundamento de sus opiniones; entretanto, reasumen sus ideas obre la limpia, en las siguientes proposiciones: Ia Se fiará la limpia de las atarjeas por medio de bombas as- mantes, sin poner á descubierto los lodos, y en el menor tiempo osiblc. 2a Se sustituirán los albañales que existen en los zaguanes, con omunes que, como los de tierra ó los divisores desinfectantes, viten en lo posible la fetidez en las casas. 3a Mientras la autoridad ordena esta sustitución, las materias acales que conducen los carros nocturnos serán llevadas todos )s dias fuera de la ciudad, para ser sepultadas en zanjas ficcfias n un terreno designado por el Consejo Superior de Salubridad. 4a Los comunes actuales de las casas, se sustituirán por otros e mejor sistema, como por ejemplo, los de tierra, ó los divisores esinfectantes ; pero de todos modos se evitará que sirvan de ca- lino á los gases de las atarjeas. Los demas derrames de las ca- as se cubrirán con cess- pools. 5a Los tiraderos de basura se situarán al N.O. de la ciudad, le- )S de los caminos públicos, y distantes cuando menos 500 metros e la última habitación, en un punto que designe el Consejo Su- erior de Salubridad. Todos los meses se fiará la quema de los psíduos, con las xirecauciones necesarias para evitar un incendio. México, Agosto 31 de 1878. — F. de Garay. — José M. Beyes. — T. B. de Avellano. — Francisco Jiménez. — B. Lavista. — Demetrio lejía. — Mariano Barcena. ' Suscitaron estas proposiciones muy pequeñas discusiones, sien- ■o las cuatro primeras sucesivamente aprobadas. La quinta fue contrariada por el Sr. Hidalgo Carpió , quien no ueria que se aconsejase como regla general la quema de las fin- uras, pues que si en la actualidad no se aprovechan, quizá ma- ana haya una empresa que explote su aprovechamiento como n otros países. Tomo VI.— 100 794 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. El Si’. Chávarri explicó el modo como están contratadas las ba- suras y la utilidad que de ellas sacan multitud de personas des- graciadas, que toman lo útil, y dejan lo que solo sirve para ser quemado. Siendo de nuevo impugnada la mencionada proposi- . oion por los Sres. Hidalgo Carpió y Beliua, el Sr. Beyes, que la defendía, manifestó en nombre de las Comisiones, que no veían ; inconveniente en reformarla en el sentido de la discusión, pre- sentándola en esta forma: « 5a Mientras no se aprovechen convenientemente las basuias, todos los meses se hará la quema de los residuos, con las precau- ciones necesarias para evitar un incendio.» Sin ulterior discusión fue aprobada esta proposición, la última del dictamen. En la sesión de 30 de Setiembre escuchó el Congreso la lectu- ra del siguiente trabajo de las Comisiones 2“ y 3”, sobre estable- cimientos insalubres: La Sociedad de Veterinaria ha llamado la atención del Con- greso Médico sobre dos establecimientos insalubres de primera clase que existen en la capital, los cuales ejercen sobre sus habi- tantes una influencia perniciosa; estos son el Rastro y la casa del aprovechamiento de animales muertos, conocida con el nombre de ccCasa de Jamaica.» Las Comisiones 2a y 3a, consecuentes cor- el plan que se han propuesto acerca de las cuestiones higiénica* de la capital, y considerando que su misión es la de dar reglas muy generales de saneamiento, han formado grupos homogéneos sujetos á las mismas prescripciones sanitarias, desentendiendoa de aquellos pormenores que corresponden á la especial reglamen tacion de cada uno de ellos. Xo solo el Rastro y la Casa de Jamaica, sino también las cui tullirías, la matanza de cerdos, las almidonerías, las zahúrdas, 1¡ elaboración del jabón, y todas las industrias sobre materia oí gánica, vegetal ó animal, todas dan elementos de putrefaccioi más ó menos abundantes, más ó menos ofensivos, pero siempi perjudiciales á la salubridad. Muy bien se comprende que solo los detritus de cerca de dot cientas reses que diariamente se matan, y un numero mucho mí yor de carneros, chivos y cerdos, forzosamente han de dejar a ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 795 unas arrobas de desechos orgánicos, que por su misma natura- iza deben entrar en fermentación, saturar el pavimento, las pa- ndes del edificio, y los lugares en que se cuelgan antes de hacerse { reparto á las carnicerías. Y no es solamente la sangre y demas quidos animales productos de la matanza, sino centenares de ieles frescas, de cabezas, de patas, las visceras del pecho, así co- to el vientre con todo su contenido; elementos todos que dan bundantísimo material de putrefacción y que la autoridad tiene 1 deber de hacer inofensivos con una serie bien combinada de tedidas higiénicas, pues que el Rastro está dentro de la eiu- ad y fácilmente puede extender sus peligros, ya por sus derra- bes, ó ya por la viciación del aire. Las grasas destinadas á fabri- ár el jabón y las inhumaciones del ganado muerto de enferme- ad,en un pequeño recinto anexo al Rastro, que tienepor lindero i Zanja cuadrada, todo contribuye á considerar este estableci- ñento como uno de los más insalubres de la capital, y que de- muda una solícita vigilancia de la autoridad. Si de estas consideraciones, que solo atañen á la infección or- ánica, pasamos á las relativas á la alimentación pública, habrá mtivos mucho más poderosos para redoblar la vigilancia sobre . Rastro. Hoy es un punto bien averiguado que algunas de las ifermedades de los animales son trasmisibles al hombre, y este fio dato basta para comprender la necesidad de vigilar el ga- ado que se destina al consumo, el cual puede ser una fuente de nfermedades para el hombre. Partidarios muchos médicos de la opinión de que la acción di- estiva cambia el modo de ser de las carnes sospechosas y la alta emperatura á que se las somete destruye los gérmenes, no vacilan n reputar aquellas como inocentes; pero cualesquiera que sean as ideas teóricas que se profesen sobre esta cuestión, hechos per- ectamenteaveriguados aconsejan prohibir su venta. ¿ Quién lias- ahoy puede señalar los miasmas, virus ó gérmenes productores le todas las enfermedades contagiosas! ¿ Quién puede definir su taturaleza? ¿Quién ha medido el grado de la temperatura nece- aría para neutralizar su acción patogénica? Pues si no se conoce a causa que produce el contagio, la razón aconseja seguir el par- ido más seguro, que es el de no exponer la vida de los habitantes. 796 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. Sucede con la cuestión del contagio lo mismo que con la infec- ción de la materia orgánica en putrefacción. Parent du Ckate- let, hombre respetable en esta clase de problemas, fascino a no pocas personas con sus estadísticas, citando hechos que al pare- cer probaban la completa inmunidad de los trabajadores deMont- faucon, pruebas que al parecer eran decisivas y que llegaron a alucinar á muchos médicos; pero la misma estadística, ensan- chando el campo de las observaciones, precisando los datos, dan- 1 do su lugar á la fuerza del hábito, á la susceptibilidad individual, vino á demostrar sin replica que las enfermedades se cebaban de preferencia sobre los barrios más expuestos á la acción pútrida, y hoy no hay una sola nación civilizada que no haya adoptado los medios de destruir los focos de putrefacción, viendo recom- pensados sus esfuerzos per la diminución en la mortalidad. Observaciones al parecer contradictorias, apoyan el pro y el contra del contagio por la ingestión de los alimentos. Mientras que Pedro Frank vio en el hospital de Spira muchos individuos afectados de carbón, por haber comido carne de animales muer- tos de una epizootia carbonosa, y Gilver á un oso y á un lobo á quienes se les había dado un caballo muerto de esta enfermedad; mientras Mr. Tilomas, veterinario de Loumarin, refiere que de veinte puercos que devoraron un burro con carbón, sucumbieron diez y ocho con todos los síntomas característicos; y mientras Bertin al describir la epizootia de la Guadalupe en 1774, refiere que muchos negros y negras perecieron por haber comido la carne de animales muertos de la enfermedad mencionada, Coze de Es- trasburgo, refiriéndose á las epizootias tíficas de 1814 y 181o, ase- gura que el uso de las carnes de animales muertos del tifo epi- zoótico no daña á la salud de las personas que lo comen: Bar- thelemy ha probado por las experiencias practicadas en Alfort en 1823, que para los carnívoros no es dañosa la carne de anima- les muertos de estas afecciones, y que los leones, los osos y las panteras del Jardín de Plantas, se alimentaban sin inconvenien te con los restos de animales muertos de carbón. Podrían multiplicarse las citas en pro y en contra de esta opi niou, pero ellas solo probarían que la ciencia no tiene todavía su ficientes datos para asentar una conclusión irreprochable. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 797 Las decisiones contradictorias de las Academias de Medicina, prueban que el problema permanece insoluble; sin embargo, son innegables los hechos positivos de contagio, y en vista de ellos las Comisiones 2a y 3a no pueden menos de prohijar los siguien- tes conceptos del célebre Anglada : « Adopto esta conclusión per- fectamente de acuerdo con mis principios, en punto á la propa- gación del contagio. Entre los que afirman que los animales muer- tos de en fermedades contagiosas dan una alimentación inocente, y los hechos, que no dejan lugar á duda acerca de su acción funesta en ciertas circunstancias, la higiene no puede vacilar en sus pres- cripciones.» «Si los peligros de contagio para el hombre se re- lucen á casos especiales, felizmente raros, no deben dejar de con- siderarse como una eventualidad terrible: aunque estas sustan- cias perdieran su virulencia con la cocción, lo cual ésta muy lejos le ser constante, no por eso deben abandonar las autoridades la vigilancia sobre estos alimentos que tan de cerca afectan la sa- lud pública.» Otro problema sujeto á menos discusiones es el contagio de al- gunas entidades patológicas, trasmisibles al hombre por el con- tacto de los animales muertos, cuyo peligro exige el cuidado de as autoridades y la competente reglamentación. En los Rastros, y con más razón en los establecimientos destinados á aprovechar os animales muertos, se suelen llevar algunos con muermo, con pústula maligna, ú otra enfermedad contagiosa, afecciones que ’equieren para su diagnóstico el exámen veterinario, á fin de de- terminar el uso que debe dársele á sus restos. La Casa de Ja- maica, bajo este aspecto, es mucho más peligrosa que el Rastro; oues mientras en este hay un veterinario para examinar el gána- lo, aquella recoge toda clase de cadáveres de animales, sea cual aere la causa de su muerte, que solo excepcioualmente es trau- mática. Y sin embargo, ninguna industria debería de exigir ma- dores garantías, principalmente en México, en donde solo se apro- vechan las pieles y las grasas, quedando diariamente un enorme ’esíduo que puede ser peligroso de mil maneras. Entre las prescripciones sanitarias que casi en todas partes se icostumbran, está la importantísima de prohibirla elaboración le los diversos productos con restos de muertos de pústula ma- ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. ligua, muermo ú otras enfermedades contagiosas, así como la de I no permitir que las materias frescas se conserven muclio tiempo, i y que la desinfección de la casa se haga con frecuencia. Ln Eu j ropa no solo se utilizan las grasas y las pieles, sino que se fabrica ¡ abono, se limpian y explotan los huesos, se aprensa la carne mus- calar para desecarla de todos los líquidos que sirven para el abono, j aprovechando para el combustible el bagazo que resulta de esta operación, y mediante estas múltiples operaciones, la combus- tión destruye una gran cantidad de materia orgánica, la % iolenta I trasformacion de la líquida en abono la hace prontamente ino 1 tensiva, y la constante desinfección de las pieles, derrames, gra- j sas y pavimento de la casa, dan alguna garantía á la población. Sin embargo, á pesar de todas estas precauciones, la ley exige cercar el establecimiento con altos muros, poner arboledas al ex- terior de la tapia, y otras mil precauciones de que deben ocupar- se los reglamentos especiales. j Si de las consideraciones anteriores pasamos á los estudios de aplicación, verdaderamente quedaremos sorprendidos al ver el deplorable estado de nuestros establecimientos insalubres, y la necesidad de darles una conveniente organización. En un pavi- mento como el de la capital, infecto por la naturaleza de todos sus derrames, por la falta de corriente de sus albanales, por la irregularidad de la plantilla de las atarjeas, y por la casi imper- ceptible corriente de su contenido, es no solo inconveniente sino perniciosa la existencia del Rastro en su estado actual; casino tiene una sola de las condiciones que debía tener para no ser un amago á la salubridad, y ni por su situación, ni por su extensión, ni por el estado de su pavimento, ni por sus diversas oficinas, llena debidamente su objeto. Si en otras naciones preocupa de preferencia la situación de estas industrias relativamente á los vientos reinantes y á la pro- ximidad de los vecinos, nosotros tenemos que considerar, además de estas circunstancias importantes, otras quizá más inihn entes. En aquellas, el decli ve de los terrenos se presta á formar un buen sistema de derrames, que con el aseo y la abundancia de agua limpia para lavarlos con frecuencia, llenan medianamente su ob jeto: mientras que nosotros con estas mismas precauciones solc ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. ?í>9 lograremos diluir en mayor vehículo las materias infectas y tras- portarlas á las atarjeas sin corriente, un poco distante de las ha- bitaciones: allí la calidad de los terrenos se presta á la forma- ción de abonos que constituyen una fuente de riqueza para la agri- cultura $ aquí este abono no tendría consumo ni podría costear los gastos de su fabricación, y los terrenos disponibles para las inhumaciones, suponiéndolos bien situados por solo su extensión y la naturaleza del terreno, pronto serian infectados y converti- dos en focos de putrefacción, peligrosos por sus filtraciones, más peligrosos por sus emanaciones, é inutilizados en pocos años pa- ra consumar la descomposición orgánica: allí los productos del iprovechamiento compensarían con usura los gastos de sanea- niento, y en México lo raquítico de estas industrias y el excesivo calor de las maquinarias, de las sustancias desinfectantes y de os jornales, p>onen fuera del alcance de los especuladores todas as obras que indispensablemente deberían hacerse. Cuando el lesagüe del Valle se haya realizado y la renovación de las aguas sea fácil, habrán cesado la mayor parte de los inconvenientes, de- ñéndonos limitar por hoy á sacar partido de nuestras excepcio- nales condiciones. En lo relativo á la autoridad Municipal, como es el Bastro, se leberia iniciar la reforma. Si no es posible á un particular, por es- píritu de empresa, acometer una que no deje utilidad capaz de cu- >rir los gastos, los ayuntamientos no deben detenerse ante esta onsideracion, puesto que su deber exige garantizar la salubri- lad pública á cualquiera costa, teniendo además los inmensos re- ursos á que pueden apelar los municipios. Pues bien, la situa- ion del actual Bastro, mala por cualquier lado que se le consi- ere, exige que sea sustituido por otro que llene todas sus exi- encias. En cuanto á las industrias que se hallan en manos de partien- tes, la salud demanda algunas medidas que las Comisiones pa- an á exponer brevemente. Toda industria de materias orgánicas que nuevamente se es- iblezca, deberá situarse precisamente en los puntos más próxi- íos al canal desaguador, de manera que los detritus sean arras- ados con la prontitud posible al canal de San Lázaro, y, como 800 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. destino final, á la laguna de Texcoeo. Es fácil compiender que no haciéndose pasar estas materias á los lados de las atarjeas, se alejan en lo posible las fuentes de fermentación, hasta el punto adonde deben ir todos los derrames de la ciudad. Por desgracia el lago de Texcoco está situado en un terreno de donde los vientos dominan sobre la capital ; pero no podemos cambiar este mal ine- vitable de nuestra topografía. Sea que los establecimientos insa- lubres se encuentren en rumbos diversos délos que proponen las Comisiones, ó sea que se adopte su parecer, siempre tendrán que ir los derrames á la laguna; pero con la diferencia que en el pri- mer caso se hace la fermentación en las atarjeas, al frente demues- tras habitaciones y en cierta relación con los derrames j albañales de las casas, y en el segundo se aleja su influencia. Si para las nuevas CQn cesiones puede y debe tomarse esta pre- caución, los establecimientos ya existentes es preciso respetarlos siempre, sujetándolos á ciertas medidas de higiene. Tres son las fuentes principales de su acción perniciosa: los derrames, la in- fección de los terrenos por las filtraciones y por el uso continuado de ellos para las inhumaciones, y la viciación atmosférica que los vientos pueden arrastrar sobre la capital. El primero de estos pe- ligros se puede atenuar por la buena construcción de los canos, por un buen enlosado del pavimento, con buena corriente, unido con mezcla hidráulica y lavado constantemente con abundante cantidad de agua limpia. La saturación de los terrenos se hace más difícil cuando el piso está bien construido y suficientemente aseado, cuando á estas precauciones se agrega la desinfección de tiempo en tiempo del pavimento y paredes de las oficinas, á cuyo efecto conviene poner un contramuro de piedra dura y poco porosa en la parte inferior, unido también con mezcla hidráulica para que se preste fácilmente al aseo con agua limpia. La absoluta prohibi- ción de hacer las inhumaciones de animales muertos, dentro del recinto de los establecimientos, ni en terrenos anexos, debe com- pletar las principales medidas relativas á la saturación de los ter- renos. En todos aquellos casos en que sea preciso hacer la inhu- mación de cadáveres, de sus restos ó de los líquidos putrescibles, como la sangre, las Comisiones adoptan sin vacilar los hornos de cremación. Es un verdadero contrasentido que pulsemos gravíj ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 801 irnos inconvenientes para el establecimiento de un panteón en onde se sepultan poco más de treinta cadáveres humanos, cuyo eso medio no excede de cinco arrobas cada uno, y veamos con otal indiferencia que dentro de nuestra misma capital el Lastro la Oasa de Jamaica sepultan en un pequeño recinto, sin consi- eracion al tiempo ni á las circunstancias, todos los animales mertos en la ciudad, cuyo peso es seguramente diez veces ma- or: en estas operaciones no hay tiempo fijo para escarbar una >sa, no hay la competente distancia entre uno y otro cadáver, 0 hay la debida profundidad, ni la calidad del terreno, ni la con- deracion de los vientos, ni ninguna de las condiciones que debe ;ner un panteón. Esta seria la oportunidad de debatir la cues* on trascendental de la cremación, que con tanto calor se ha agi- tdo en el seno de las sociedades científicas sin haberse llegado un resultado definitivo, si el terreno en que las comisiones es- tn colocadas lo exigiera ; pero siendo todavía un problema por ‘solver, nos vemos hasta cierto punto competidos á escoger la mibustion de los animales muertos como una necesidad relati- i, visto el inmenso peligro que de no hacerla corremos. La causa de insalubridad por la viciación del aire con las ema- iciones de la materia orgánica en fermentación, exige ciertas :edidas higiénicas, encaminadas una veces á evitarla y otras [neutralizarla, si no se ha podido impedir. En los establecimien- 1 s de quienes principalmente nos hemos ocupado son casi inevi ta- les estas causas de insalubridad; pero una buena policía y una Íglamentacion higiénica bien meditada darían felices resultados. las pieles destinadas á la curtiduría fueran prontamente desé- alas en buenos asoleaderos, y regadas con p>olvo de carbón ; si n se permitiera su permanencia en el estado fresco más de vein- Ruatro horas en verano y cuarenta y ocho en invierno; si los « artos en que se depositan tuvieran una chimenea de un tiro listante elevado; si estos depósitos fueran regados de vez en «lando con cloruro, con ácido fénico ú otro desinfectante; si los píos, garruchas y demas objetos destinados para colgar los añí- lales estuvieran cubiertos de un barniz que pudiera ser lavado ara extraerlo, son insalubres por su misma naturaleza. Consis- en en exponer el trigo, el salvado, etc., á una larga fermenta- ion, por medio de la cual el gluten se destruye, se vuelve solu- >le y deja el almidón. Para esta operación se diluyen los granos groseramente molidos, en aguas que han servido para anteriores •peraciones, llamadas aguas agrias, las cuales contienen alcohol, nefato de amoniaco, fosfato de cal, ácido sulfúrico, láctico, des- rina y una materia azoada en estado de descomposición, que io tarda en determinar la disolución del gluten contenido en la arina. Al cabo de algunos dias de fermentación determina la di- ol ucion del gluten en los ácidos de las aguas agrias, mientras el lmidon conserva su insolubilidad y se deposita en el fondo del stanque en que se ha hecho la fermentación. Se lava después luchas veces el depósito hasta que el agua de la lavadura salga lara y sin color. Se diluye el almidón con una nueva cantidad e agua, y por medio de un filtro se separa del salvado y de algu- as materias extrañas que contiene ; se deja depositar, y con unas alas de madera se quita una débil capa que sobrenada y contie- e restos muy finos de tejidos. Se ve por este procedimiento, generalmente usado en la capi- il, que todo el cuidado que demanda esta industria para no ser eligrosa, se reduce á que los derrames y los estanques estén per- itamente construidos y aseados, y á que las aguas agrias no du- 3n sino el tiempo estrictamente necesario en los estanques. El anterior Congreso Médico determinó con suma prudencia ts condiciones de los panteones. Las Comisiones 2a y 3a acep* m en todas sus partes las reglas contenidas en sus conclusio* es, que quedarían completas si se adoptaran dos indicaciones el mayor interes: la primera, interponer entre el panteón y la ¡udad un espeso plantío de árboles, que, además de servir de arrera á los vientos, absorbiera por sus raíces los productos e las filtraciones; y la segunda, formar un buen declive al pa- imento, para que las aguas pluviales, en vez de infiltrarse en 804 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. las fosas, tuvieran corriente á una atarjea que las condujese á un resumidero hecho fuera del panteón, en un lugar escogido por el Consejo Superior de Salubridad, quien además debería regla- mentar higiénicamente las condiciones de este depósito. Tales son, en pocas palabras, los remedios higiénicos de los es- tablecimientos insalubres por descomposición de materia orgá- nica, que las Comisiones creen conveniente someter á la delibe- ración del Congreso Médico. Cada una de las prescripciones se presta á importantísimo desarrollo, que el Consejo Superior de Salubridad, con su pericia, puede poner en práctica. Las Comisiones, por lo mismo, terminan sometiendo á la deli- beración del Congreso los siguientes artículos: Art. 1? Todos los establecimientos públicos cuyas operaciones se verifiquen sobre materias orgánicas capaces de entrar en fer- mentación pútrida, como son las matanzas, las casas de aprove- chamiento de animales muertos, las casas de almidonerías, etc., se sujetarán á las siguientes prevenciones: I. Tener el piso enlosado, en donde sea preciso las losas uni- das con mezcla hidráulica, ó embetunado, con buen declive á los derrames, y constantemente lavado con abundante cantidad de agua limpia. II. La parte inferior de las paredes de las oficinas debe tener un contramuro de recinto, unido con mezcla hidráulica, barniza do de aceite, de un metro de altura, el cual será lavado con fre- cuencia. III. No podrán permanecer en los depósitos las pieles ó cual- quiera otro residuo de los animales en estado fresco, sino veinti- cuatro horas en verano y cuarenta y ocho en invierno. Estos de- pósitos estarán bien ventilados, con un alto tiro de chimenea en el centro, y de tiempo en tiempo serán desinfectados con agu: fénica. IV. Los canos de ios derrames estarán bien cubiertos, de ma ñera que no haya filtración, ni queden á la vista sus contenido*' ni permitan la salida de las emanaciones. V. En ningún establecimiento se harán inhumaciones de lo cadáveres de los animales, las cuales serán sustituidas por la ere macion en hornos apropiados. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 8f5 VI. Las aguas agrias de las almidonerías solo podrán durar en el establecimiento ocho dias, para cargar de nuevo los estan- ques de fermentación. VIL Solo podrán sacarse estas aguas para el riego de los cam- pos, ó para la nutrición del ganado, en barriles bien cerrados. Art. 2o Los nuevos establecimientos de esta clase (materias animales y vegetales), además de sujetarse á las anteriores pres- cripciones, deberán situarse en aquellos puntos en donde la cor- riente de los derrames esté próxima al canal, á fin de que las aguas no atraviesen la ciudad. Art. 3? Todas las industrias sobre animales muertos, y todos los depósitos de grandes cantidades de materia orgánica animal, estarán cerrados por altos muros, en cuyo exterior se plantarán árboles de espeso follaje. Art. 4? Tanto en el Lastro como en la casa de Jamaica, y cual- quiera del mismo orden que se establezca, habrá un veterinario que reconozca si la enfermedad de que han muerto los animales es tras misi ble al hombre. Art. 5o Ningún resto de animal muerto de pústula maligna, muermo ú otra afección contagiosa, trasmisible al hombre, podrá ser aprovechado: los animales que se encontrasen en este caso serán inmediatamente quemados. Art. 6o En los rastros, en las zahúrdas y en los establos, se prohíbe la aglomeración de los animales, procurando tenerlos con el mayor aseo. Art. 7o Se considera como un delito grave la venta, para la ali- mentación, de la carne de los animales muertos llevados á la casa de Jamaica ú otro establecimiento de su clase. Art. 8o Todos los panteones tendrán, además de las condicio- nes aprobadas por el Congreso Médico, un espeso arbolado fuera de sus muros, entre el panteón y la ciudad. En todos se arreglará el pavimento de una manera que, en vez de filtrar las aguas plu- viales, sean recogidas en una atarjea bien construida, para ser conducidas á un resumidero en el punto y con las condiciones que designe el Consejo Superior de Salubridad. Puesto á discusión en lo general el anterior dictámen, el Sr. 80ó ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. Aragón dijo : que como tenia entendido que los dictámenes de las Comisiones del Congreso Medico habían de ser publicados, tenia que hacer algunas explicaciones con respecto á la parte exposi- tiva del que se discutía, y eran estas: que no era cierto, como se asentaba en el referido dictamen, que en el Rastro de Ciudad que- . darau las materias ó detritus orgánicos procedentes de los ani- males, abandonados y en circunstancias propias para entrar en putrefacción, pues terminadas las operaciones, todas las sustan- cias eran recogidas, lavado el piso, y á las dos de la tai de todo ; estaba en el mejor aseo posible, como se podrían convencer pa- sando á visitar el establecimiento las personas que gustasen hacerlo 5 que por estas razones suplicaba a las Comisiones se i sirviesen modificar la parte expositiva en el sentido que habia indicado. Después de una corta discusión, en la que apoyó las ideas del Sr. Aragón el Sr. Carmona, contrariándolas los Sres. Reyes Agus- tín y José María, fué aprobado el dictámen en lo general. Puesta á discusión la fracción primera del artículo primero, y después de una reñida discusión sobre la mayor claridad al íe- dactarse, discusión en que tomaron parte los Sres. Chassin, Hi- dalgo Carpió, Soto, Aragón, Cordero y Hoyos, y Reyes D. José M. y D. Agustín, fué definitivamente aprobada en estos téi minos. «I. En las oficinas en que pueda saturarse el terreno por los detritus orgánicos, estará el suelo enlosado, embetunado, ó cu- bierto con cualquiera preparación que impida dicha saturación; deberá tener el piso un buen declive á los derrames; sera lavado con frecuencia, y los desechos serán trasportados fuera de la ciu- dad. » La segunda lo fué en estos térmiuos, habiendo usado de lapa- labra los Sres. Ceballos, Chassin, Morales (D.) y Reyes J. M.: « II. La parte inferior de las paredes de las oficinas deberá te- ner un revestimiento impermeable, en los casos y con las condi- ciones que determine el Consejo Superior de Salubridad. » La tercera fué reformada á petición del Sr. Aragón, y aproba- da asi : (dll. Los caños de los derrames estarán bien cubiertos fuera del establecimiento, de manera que no haya filtración, ni queden. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 807 á la vista sus contenidos, ni permitan la salida de las emanacio- nes. » La cuarta, la quinta, la sexta y la sétima, fueron aprobadas ín- tegras, según las Comisiones las habían presentado. Los artículos 2o y 3o fueron refundidos en uno solo, después de larga discusión entre los Sres. Reyes J.M., Ceballos y Bandera, quedando redactados así: « Art. 2o Todos los nuevos establecimientos de esta clase ( ma- terias animales y vegetales ), además de sujetarse á las anteriores prescripciones, deberán aislarse. Las industrias sobre animales muertos, y todos los depósitos de materia orgánica animal que nuevamente se establezcan, estarán cercados por altos muros, y «rodeados de árboles de espeso follaje: en estos y en los actuales, el Consejo Superior de Salubridad fijará las reglas higiénicas á que deban sujetarse. » El art, 4o quedó como 3?, después de usar de la palabra los Sres. Vera, Aragón, Núñez, García López, Chassin y Reyes J. M., en estos términos: « 3o Tanto en el Rastro, como en la casa de Jamaica y cualquiera otra del mismo orden, ya de las existentes, ya de las que se es- tablezcan, habrá uno ó más veterinarios que reconozcan si la en- fermedad de que han muerto los animales es trasmisible al hom- bre ó á los animales. » El artículo 5o quedó como 4o, en los términos en que fue pro- puesto. El artículo G° fue reformado, después de corta discusión, entre ios Sres. Gargollo, López Muñoz, Reyes J. M., Aragón y Ceballos, m los términos siguientes: « o En los rastros, zahúrdas, pensiones, establos, etc., se prohí- be la aglomeración excesiva y permanente de los animales, pro- curando tenerlos con el mayor aseo. » El ai tí cu lo i° fué reformado, después de discusión entre los sres. Reyes J. M., y Vera y Ceballos, en este sentido: « 6o Se considera como un delito grave la venta para la alimen- tación, déla carne de los animales muertos á consecuencia de en- ’ermedad. » El artículo 7o suscitó una discusión corta entre los Sres. Reyes 808 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. J. M. y Garay, y los Sres. Morales D., Cordero y Hoyos, Salinas y Núfiez ; y habiéndose dividido en dos partes, fue reprobada la segunda y aprobada la primera, concebida en estos términos: «7o Todos los panteones tendrán, además de las condiciones aprobadas por el Congreso Médico, un espeso arbolado fuera de sus muros, entre el panteón y la ciudad.» IV Asuntos diversos. He reservado esta Sección, para no interrumpir el orden de los principales asuntos que ocuparon al Congreso, dando en ella cuenta de algunos hechos de no escasa importancia; creo que por entrañar materias de muy distinta índole, encontiaián aquí, lugar más apropiado. * * ^ Se consideró útil é indispensable el que los médicos que fói* maban parte del Cougreso, le hicieran conocer las enfermedades dominantes ú otras peculiaridades de su práctica, que podrían utilizarse para la resolución de las materias que en este cuerpo se debatían. Muchos de los miembros accedieron á este deseo lle- vando los datos más al caso; pero la falta de uniformidad en el acopio y orden de estos datos, hizo se nombrase una Comisión compuesta de los Sres. Fénélon, Larrea é Icaza, que formaran un esqueleto para que fuera llenado por los médicos, y que hiciese después la apreciación y estudio de los datos que así se colee- tasen. Esta Comisión cumplió con su encargo : presentó en la sesión inmediata un cuadro que fué mandado imprimir por el señor Se' cretario de Fomento, y repartido entre los señores médicos. El] movimiento de enfermos en la práctica civil y de hospital de cada uno. con expresión del diagnóstico y resultado, se podía teuei con ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 809 facilidad, y durante varias sesiones llevaron los miembros del Congreso sus noticias, que pasaron al estudio de la citada Co- misión. I Por desgracia no se pudo alcanzar resultado práctico ninguno, como se verá por el dictámen que después de sus labores leyó la Comisión ante el Congreso, y que es el siguiente: Señores. — « En médécine on fait souvent de la statistique; mais onn’en fait, ou du moins on ne devrait absoliunent en faire, que quand on ne peut pas faire autre cliose. Et en tout cas il est inadmissible de considérer cette maniere de proceder comme une véritable métñode, intitulée métliode numérique. Sans doute des esprits eminents du reste, comme par exemple le médécin Louis, ant prétendu que cette sorte de métñode était celle que devaient sssentiellement employer les rechercñes medicales; sans doute sette maniere de faire permet á la pratique d’arriver á quelques indications diagnostiques probables. Mais qui parle de Sciences experimentales ne parle pas de probabilité. »— Claude Bernard. Si la estadística da jioca seguridad en sus conclusiones, estam- pen muy ingrata en su cultivo, porque la reunión de los datos íecesarios para llegar á la mayor probabilidad alean zable es muy difícil ; así es que, entre los médicos de México, llamados liberal- nente todos á dar indicaciones sobre el número de enfermos que rieran á fines de Abril y en el curso de Mayo, ni la mitad ñau cor- respondido á la llamada. Sin embargo, como nos ña parecido que fi objeto práctico de tal estadística podia ser el de comparar el nunero de enfermos habidos antes y después de las lluvias, nos ^forzamos en extractar las cifras proporcionales para tal objeto. Solo un miembro del Congreso ña seguido remitiendo los datos. ) De paso, nos ña parecido ilusorio el proyecto de seguir reco- ciendo datos generales sobre el número de enfermos, porque esta arca ingrata es demasiado pesada para la mayor parte de los >rácticos, quienes no tienen diariamente el tiempo necesario para ales apuntes, y de no ser estos diarios, forzosamente ñau de ser aás ó menos erróneos. Si se insistiera en el deseo de hacer una estadística compa- ativa de las enfermedades reinantes, paralelamente con los datos ainistrados por el Observatorio, lo que pudiera á la larga llegar Tomo VI.— 102 810 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. á ser de grande provecho, era preciso nombrar al efecto una Co- misión á propósito. Esta Comisión, con la práctica, iria perfeccionando los instru- mentos de información hasta donde fueran lo más útiles posibles. Como prueba de lo insuficientes que son los datos recogidos, podemos indicar la siguiente: mientras en la ultima semana del mes de Mayo, los más de los prácticos que remitieron sus hojas estadísticas tenian menos enfermos que en la primera semana, uno de ellos, al contrario, habia llegado á tener un número doble. La explicación de tal anomalía es sumamente fácil y salta á la vista: en la primera semana se le habia olvidado, ó no le habia parecido útil señalar gran número de enfermos crónicos que se- ñala en la última semana, haciendo ilusoria la precaución tomada de fijar las enfermedades que más probablemente reconocen in fluencias atmosféricas, y que puedan aumentar ó disminuir rápi- damente con las variaciones de vientos, estados de higrometría ó temperatura. Con el mayor sentimiento, la Comisión se ve obligada á confe- sar que su tarea es mucho más estéril de lo que esperaba, reco- nociendo que es realmente irrealizable el pensamiento de conse- guir datos estadísticos diarios de todos los médicos de la capital. Es preciso reconocer que los productos de la práctica son de masiado reducidos para poder pretender que los que á ella están dedicados, sacrifiquen algún tiempo á tareas absolutamente ira productivas. En práctico, gefede familia, no puede disponer de un momeu to diario, sin exponerse á disminuir sensiblemente desde luegc el bienestar de sus hijos, bienestar que no dura generalmente que el tiempo de su vida. Así se explica y justifica el que tan pocos médicos hayan correspondido á la llamada del Presidente de Congreso para remitir sus hojas estadísticas; y en esto se fundí la proposición de que, si se juzgara necesaria la continuación id< esta estadística, se nombrara una Comisión ad h oc ; pero con cora pensaciones justas para sus trabajos, que son considerables. ! Deseosos de cumplir hasta donde nos fuera posible con el lioi roso cargo del Congreso, para iniciar los trabajos estadísticos- hicimos tres categorías de las hojas que recibimos: en la primer ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 811 reunimos las que forman la estadística de todo Mayo y principio de J unió ; en la segunda, las que no corresponden más que á una, dos ó tres semanas ; la tercera, formada con uno solo de nuestros socios, corresponde á todo Mayo y Junio y principios de Julio. Por esta parece que, después de las primeras lluvias, lrnbo una diminución marcada en el número de enfermos, la que no siguió despu.es; pero en la práctica de un solo médico hay altas y bajas, debidas á causas múltiples é independientes de las circunstan- cias atmosféricas. Es de observación general para todos los prácticos antiguos lúe las enfermedades disminuyen en tiempo de lluvias. Sin em- bargo, los datos de la estadística no concuerdan con tal observa- ción; porque, como lo hemos indicado ya, la memoria de los au- rores de las hojas ha ido afinándose, adaptándose al ejercicio ne- cesario para su formación, y en las últimas semanas olvidaron nenos enfermos que en las primeras. De aquí se deduce una vez más la necesidad de formar una Jomision especial para tal estadística. Convencidos, como esta- ños, de la imperfección de nuestro trabajo, renunciamos desde liego al honor de pertenecerle. México, J ulio 19 de 1878. — J , Fénélon. — -Francisco de F. Larrea. —J. Ramón Icaza. # * 1 • - . El señor Secretario de Fomento creyó de interes público el an~ iguo y debatido asunto de los enterramientos en vida, y lo pasó >ara su estudio, al Congreso Médico, con la siguiente comuni- lacion: « República Mexicana,— Ministerio de Fomento, Colonización, ndustria y Comercio.— México.— Sección de Estadística,— En a mayor parte de las poblaciones de la República existe la creen- la general, de que se presentan con mucha frecuencia los casos ! e inhumaciones de personas vivas, por no practicarse ninguna de is pruebas que, pudiendo acreditar de un modo indudable la íuerte verdadera, no sean de imposible ó difícil ejecución. « Encontrándose reunido el Congreso Médico, y habiendo acó- 812 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. gido con marcada benevolencia las cuestiones que la Secretaría de mi cargo ha sometido á su estudio, no vacilo en recomendarle el examen del anterior asunto, que puede reasumirse en las cues- tiones siguientes: « Ia ¿ Es tan común y fácil, como se cree, el caso de inhumacio- nes de personas vivas? ((2a Si así fuese, ¿qué precauciones deben tomarse por las au- toridades para evitarlo ? ((3a ¿Qué pruebas evidentes y de fácil ejecución deben reco- mendarse para distinguir la muerte verdadera de la aparente? (( sí el Congreso creyera de interes las anteriores cuestiones, y estimare conveniente tomarlas en consideración, he de merecer á vd. se sirva comunicarme las resoluciones que dictare la misma Asamblea, á fin de recomendar á quien corresponda su más exac- ta observancia. «Libertad en la Constitución. México, Agosto 12 de 1878.— Vicente Eiva Palacio.— Al Presidente del Congreso Médi- co.— Presente.» Aunque este estudio no era precisamente de aquellos quefor- maran el programa de trabajos del Congreso, este acogió gustoso la idea y se nombró una Comisión compuesta de los Sres. Luis Hidalgo Carpió, Ildefonso Velasco y el que suscribe, para pre- sentar dictámen sobre este particular. En la sesión inmediata/ presentó la Comisión su trabajo, con- cebido en estos términos : La Comisión nombrada para dictaminar sobre las cuestiones importantes que el señor Secretario de Fomento ha tenido á bien dirigir para su resolución, con lecha 12 del corriente, al Con gi eso Médico, tiene el honor de presentar á este honorable Cuerpo su opinión sobre dichas cuestiones. ((la ¿Es tan común y fácil, como se cree, el caso de inhuma clones de personas vivas?» A pesar de las muchas observaciones que corren publicada? en autores extranjeros (Bauhier, Winslow, Héctor Chaussier) de algunas nacionales que se han dado de vez en cuando á la lu pública en los periódicos políticos, y otras que se nos han refe ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 813 — — — - - — — i rielo, aunque sin la autenticidad necesaria, la Comisión no cree fácil ni frecuente, por lo menos en las ciudades, la inhumación de personas vivas. Pero como entre dichas historias hay algunas que merecen fe, por el modo y las personas que las han referido, no puede ponerse en duda la posibilidad y aun la probabilidad de que en las peque- ñas poblaciones de la República, como los- pueblos, haciendas y rancherías, se hayan verificado tan horrorosos acontecimientos. La falta de médicos en dichos lugares, y la rudeza y crasa igno- rancia de sus habitantes, nos hace temer que para lo sucesivo, sin la intervención de la autoridad administrativa, puedan repe- tirse casos semejantes. Por la misma naturaleza de las cosas, la muerte aparente ó le- targo, es caso raro, y consecuencia solo de ciertas enfermedades, i como las hemorragias, la histeria de cierta forma, todas las as- I fixias, el síncope, algunas afecciones en que este fenómeno suele ¡ presentarse, ciertos envenenamientos, la conmoción cerebral y i tal vez algunas otras. Lo más común es que la muerte sea pre- cedida de una agonía más ó menos prolongada, y que las perso- nas que rodean al paciente hayan llegado gradualmente al con- vencimiento de la realidad de la muerte, siguiendo en todos sus I pasos los diversos trances de la agonía, tan conocidos para todos. Estas consideraciones deciden á la Comisión á opinar que no es en la República tan común ni tan fácil como se cree, la inhu- Imacion de personas vivas. «2a Si así fuese, ¿ qué precauciones deben tomarse por las au- ; toridades para evitarlo ? » Acaba la Comisión de manifestar su parecer; pero como antes iha dicho que son posibles y aun probables las inhumaciones de individuos en estado de muerte aparente, no puede menos que recomendar algunas medidas administrativas para alejar cuanto se pueda la repetición de tan tristes acontecimientos. La Comisión conoce tres sistemas para llegar á este resultado : ¡el empleado en Alemania, donde se lian establecido con autori- zaciones especiales y no por ley alguna, las casas mortuorias , en ¡las cuales todo el que quiere deposita el cadáver de su deudo fiara que permanezca de uno hasta quince dias, esperando si por 814 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. acaso da alguna señal de vida, ó basta que se presentan los fe- nómenos de la putrefacción, para ser sepultados. Este sistema, después de más de cincuenta años de uso, ni una sola vez haré- velado que algún individuo estuviese aparentemente muerto. El sistema francés, de verificar la realidad de la muerte en todo cadáver cuyo entierro se solicita de la autoridad municipal, becba por doctores en Medicina, anexos á cada cuartel de las grandes ciudades, y ratificada por módicos inspectores, creados con el mismo objeto, ba producido en Paris y en otros grandes centros de población, los mejores resultados, aunque nunca se ba llegado á poder plantear en las pequeñas localidades, ni en las aldeas, por falta de médicos. El sistema nuestro, enteramente moderno, pues que no data más que de las leyes de 28 y 31 de Julio de 1859, en el que la pri- mera creó los oficiales del Registro Civil, y la segunda iireviene que ninguna inhumación pueda hacerse sin la autorización del Juez del Estado Civil ó de la autoridad local, en el pueblo donde no baya aquel funcionario, y basta después de veinticuatro horas del fallecimiento. En estas leyes no se hace mérito ninguno del certificado del médico de cabecera, ó de algún otro facultativo que baya reconocido el cadáver; pero las oficinas de dicho Re- gistro acostumbran exigir el tal certificado, habituadas á hacerlo desde el tiempo del llamado Imperio, en que por disposición gu- bernativa se tomó esta medida, que fué publicada por bando. A la aparición del Código Civil del Distrito Federal y Terri- torio de la Baja California, se consignó en los artículos 135, 137 y 140, que no se harían las inhumaciones, sino después de 24 horas del fallecimiento, asegurándose antes prudentemente el Juez del Registro Civil, de la realidad de la muerte, piuliendo, sin embar- go, anticiparse la inhumación por disposición de la policía. En el acta de fallecimiento debe hacer constar aquel la enfermedad que ocasionó la muerte; y si sospecha que intervino alguna causa violenta, dará parte á la autoridad judicial, para su averiguación. El medio prudente á que se refiere la ley, es precisamente ese certificado facultativo que se exige, y sin el cual la oficina del Registro Civil no expide la boleta para el entierro. Pero desgraciadamente se conforma con que el certificado diga ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 815 que lia muerto la persona, sin exigir que el médico liaya visto y reconocido el cadáver, de lo que pueden resultar algunos errores sobre la realidad de la muerte. Esto no obstante que la referida oficina tenga anexo un médico verificador, para la capital, y otro para las inmediaciones, pues solo sirven para los casos en que el individuo no ha sido tratado en vida por algún facultativo, ó re- conocido después de muerto. Si se lograse reglamentar los artículos relativos de esta ley, o mejor el art. 14 de la de 31 de Julio de 1859, que es general para toda la República, salvando los derechos que se derivan de la soberanía de los Estados, la Comisión cree que se alejaría hasta donde es posible el temor bien fundado de las inhumacio- nes en vida; y decimos así, porque en las pequeñas poblaciones de la República, en las haciendas y ranchos, no podría alcanzar la vigilancia de la autoridad. Desde que se reglamente la ley en el sentido de que en dichos certificados conste que el facultativo ha visto y reconocido el ca- dáver del enfermo que habia asistido y la enfermedad de que haya muerto, y sus complicaciones, ya no podrá el Juez del Registro Civil dudar de la realidad de la muerte, ni de que haya sido ó no el resultado de una violencia criminal, para expedir la boleta de inhumación. Con la mayor frecuencia, los encargados de hacer la declara- ción de la muerte, ante el Registro Civil, engañan á estos funcio- narios, manifestando que el fallecimiento se ha verificado muchas ñoras antes de lo que ha sido en realidad, con el fin de salir pronto [leí cadáver, cuya presencia ya les parece importuna, ó por temo- res exagerados de contagio ó de putrefacción. De esta manera se elude a todas horas la ley, en la más importante de sus prevencio- nes, cual es: que la inhumación no se verifique sino después de 24 horas del fallecimiento; prevención cuyo espíritu bien cono- cido fué evitar las inhumaciones de personas que aun puedan ¡estar vivas. El correctivo de este abuso seria fácil, si en el Re- glamento se previniese que la inhumación no se verificase sino 24 horas después de la presentación al Registro Civil, del encar- gado de solicitar la boleta de entierro. Terrible impresión ha de sufrir la persona que al volver de su 816 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. letargo se encuentre amortajada fuera de su cama, ó encerrada en un féretro: semejante emoción se puede evitar con que el Re- glamento prevenga que la persona que se cree ya difunta no sea amortajada, ni removida de su cama, ó encajonada, sino liasta que el médico que ha visto y reconocido el cadáver autorice á la familia para que proceda á estos actos de costumbre. Con lo dicho, cree la Comisión que la autoridad habría hecho en México lo posible para evitar los enterramientos en vida, c(3a ¿ Qué pruebas evidentes y de fácil ejecución deben reco- mendarse para distinguir la muerte verdadera de la aparente'?» > Son ya tantos los recursos científicos que tiene el médico para descubrir la muerte real y distinguirla de la aparente, que en la práctica aun puede verse indeciso sobre cuál de tantos medios! ciertos empleará en el reconocimiento que se le ofrece, y queda á su elección usar de aquel que le sea más familiar, ó en el que tenga mayor confianza. Pero no se trata ahora de instruir al médico, ni de imponerle la obligación de emplear tales ó cuales medios que el Congreso creyera preferibles; sino de ilustrar al vulgo, y, sobre todo, á la clase más ruda de nuestros campesinos, respecto á los medios fáciles y seguros de conocer cuándo una persona ha dejado del existir, y poder, después de esto, amortajarla y dar paso á su.* entierro, cuando hubiese trascurrido el tiempo prescrito por la ley. Entre los signos más ciertos de la muerte real de una persona, hay el del enfriamiento progresivo é indefectible de su cuerpo, desde el momento en que espira, y algunas veces desde la ago- nía, hasta ponerse en equilibrio con la temperatura ambiente. Este fenómeno se verifica con mayor ó menor rapidez, según la constitución y edad del difunto, la clase de enfermedad á quej ha sucumbido, la rapidez de la muerte, que puede ser súbita ój lenta, el abrigo de su cama, y la temperatura atmosférica. Reí o. de todos modos, al cabo de 24 horas ya se habrá equilibiado con la temperatura exterior, ó poco le ha de faltar. Mas como en los ahogados y en los congelados, el enfriamiento puede ser muy notable desde el principio, y conservando todavía los cuerpos algún rastro de vida, con la esperanza de recobrarla, 817 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. es conveniente agregar á este signo del enfriamiento otro que tiene tanto valor como él, y que la larga experiencia de Devergie, üasper y Molland ha proclamado como señal indudable de la muerte real; queremos hablar de lo que han llamado los franceses Uvidités cadavériques , que no es otra cosa que el amoratamiento }ue invade las partes más declives del cadáver, según la posición urque ha permanecido; y como de ordinario es boca arriba, dicho imorat amiento corresponde á las espaldas, región de los riñones, asentaderas y parte posterior de los miembros. El fenómeno de que venimos hablando, resulta, como saben los nédicos, de que la sangre del cuerpo permanece líquida después le la muerte, ya no circula, y obedeciendo puramente á las leyes Meo -químicas, tiende á acumularse por su propio peso en las >artes declives, y á filtrarse á través de los capilares que lacón- ienen, de lo cual proviene el que en las regiones dichas, sobre as que reposa de ordinario el cadáver, la piel llegue á tomar un 'olor rojo violáceo (amoratado) uniforme, y que accidentalmente e ve interrumpido por líneas blancas y deprimidas que corres- ponden á las elevaciones y pliegues de la ropa, ó de otros objetos esistentes sobre los cuales la piel se encuentra comprimida por 1 peso del cuerpo mismo : en nuestros indígenas, estas líneas no erán blancas, sino del color natural que tiene su piel, haciendo ontraste con el color amoratado de las partes inmediatas. Como este signo del amoratamiento de las partes declives, ha ido comprobado escrupulosamente por Molland en 15,146 cadá- eres, y por Devergie y Casper en todos los casos en que lo han aseado, aun en la muerte por hemorragia, tiene un valor exce- ivo; y según dichos observadores, se presenta ya muy notable inco horas después del fallecimiento, permaneciendo sin cam- io hasta el momento en que comienza la putrefacción gaseosa, Liando la sangre puede ser desalojada en parte de las regiones eclives del cuerpo. Parece á la Comisión que los signos mencionados son muy se- nros indicios de la muerte, fáciles de comprobar por cualquiera ersona, y al alcance de las inteligencias más rudas. Bastaría pu- pear instrucciones claras sobre el modo de comprobar dichos gnos, y distribuirlas profusamente por toda la Eepública. Tomo VI.— 103 818 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. Termina la Comisión ofreciendo á la deliberación de este ho- norable Congreso, las siguientes proposiciones, que son la res- puesta á las cuestiones propuestas por el Sr. Secretario de Fo- mento. Ia Es posible y aun probable que algunas inhumaciones de personas vivas se hayan verificado 5 pero no es tan común ni tan fácil como se cree. 2a Para que la autoridad aleje, hasta donde fuere posible, el peligro de las inhumaciones de personas vivas, conviene que el art. 14 de la ley general de 31 de Julio de 1859 sea reglamentado en el Distrito Federal y Territorio de la Baja California, así co- mo en los Estados, por las autoridades respectivas. 3a Los reglamentos comprenderán principalmente : la forma de los certificados facultativos; las horas que deben trascurrir entre la declaración de la muerte y la inhumación ; y, por último, cuándo puede procederse al amortajamiento del cadáver. 4a De los signos más seguros que hasta ahora ha descubierto la ciencia, los que están más al alcance de toda inteligencia, son: el enfriamiento progresivo de los cadáveres, hasta ponerse en equi- librio con los objetos que les rodean, y el amoratamiento (lividez hipostática cadavérica ) de la piel, en las partes declives, según la posición que hubiere conservado por algunas horas después de la muerte. México, Agosto 26 de 1878.— i. Hidalgo Carpió.— Ildefonso Ye- lasco. — Gustavo Ruiz Sandoval. Tomadas en consideración las proposiciones finales del ante- rior trabajo, fueron aprobadas en lo general, y en lo particular la Ia y 2a, con pequeñas modificaciones en su redacción. Con motivo de la 3a proposición, el Sr. Ramírez Avellano pulir se recomendase á la autoridad sustituyera el método que en la actualidad se sigue para la comprobación de las defunciones, cor el de los médicos verificadores , lo cual alejaría todas las dificulta des que en la actualidad se presentan á los médicos, para exteu der los certificados de defunción. Replicó á esto el Sr. Hidalgo Carpió , manifestando que el sb tema de médicos verificadores de las defunciones era casi imp'o ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 819 sible de plantearse en México, por ser sumamente costoso, y que el Congreso no debe proponer medidas que no se puedan llevar & cabo, siendo indispensable, en virtud de esta gran dificultad, continuar, como se hace basta abora, expidiendo cada médico el certificado de su cliente. Después de baber usado de la palabra en contra de la propo- sición los Sres. Eamirez Arellano y Belina, y en pro los Sres. Hi- dalgo Carpió, Yelasco, Vértiz y el que suscribe, llamó el Sr. Pré- ndente la atención de los oradores sobre la necesidad que babia le ceñirse al tenor de las preguntas que la autoridad nos bizo, í fin de no divagamos, tocando puntos de reglamentación ó mo- lificaciones á la legislación, que quizá no estaríamos autorizados i tocar. Fué aprobada la 3a proposición, y puesta al debate la 4a El Sr. Marroquí fué de opinión que, además de los signos de a muerte real que la Comisión presentó, existían otros dos de no nenor importancia, que pedia se agregaran, y son : la rigidez cada - cérica y la opacidad de la córnea trasparente . Piensa que los demas ignos son útiles, pero que se prestan á equivocaciones por bailarse 1 enfriamiento y el amoratamiento en casos que no son de ver- ladera muerte, lo cual no sucederá con los que él señala. Con- jluj o citando varios becbos históricos que tienden á probar que i los casos de muerte aparente no son tan fáciles como se teme, í son menos raros de lo que se cree. El Sr. Hidalgo Carpió dijo que varios de los becbos citados por 1 Sr. Marroqui, y que corren publicados en varias obras antiguas modernas, no merecen toda la fe que el les concede, pues son eferidos de tan diversa manera, que á veces bacen basta cam- I iar áe sexo al sugeto que se decía muerto aparentemente, en uno e los casos citados. Agregó que se trata de proporcionar signos lúe estén al alcance de todas las inteligencias, para evitar basta onde sea posible el enterramiento de personas vivas, en el caso e muerte aparente, y no de buscar signos de muerte real para istruir al medico, que tiene ya en sus conocimientos recursos astantes para evitar un error. Analizó los signos propuestos por l Sr. Marroqui, manifestando lo difícil que seria el que fuesen ebidamente apreciados por las gentes ignorantes de las liacien- 820 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. deis y los ranchos, para (pilones principalmente deberán ser estas j instrucciones. El Sr. Ramírez Avellano opinó que los signos dados por la Comi- sión requerían ser apreciados por medico, poi lo cual no llenarían j su objeto, y el Sr. JSeZiwamanifestó que, en su concepto, esos signos no son ni suficientes, ni constantes, ni seguros, lo cual probaria después. Es de opinión que la práctica de estas medidas debe encomendarse, para ser fructuosa, a las sociedades de calidad. El Sr. Presidente opinó que la Comisión no habia presentado sus signos como infalibles, puesto que basta el momento no po- see la ciencia signos con los que se pueda evitar de una manera absoluta el enterramiento de personas vivas ; pero que sí lia dado medios de distinguir la muerte real de la aparente, para perso* sonas que no poseen ningunos. Obsequiando la indicación del Sr. Hidalgo Carpió, ordenó se preguntase si la proposición estaba suficientemente discutida, para que los signos del Sr. Marroquí y lo que resultare de las ob- servaciones del Sr. Belina ú otros socios, se aceptasen como pro- posiciones adicionales. El Congreso resolvió que la 4a proposición estaba suficiente- mente discutida, y fue aprobada. Habiendo trascurrido varias sesiones sin que los señores que deseaban presentar nuevas proposiciones sobre este asunto, y fundarlas, lo hubiesen hecho, dispuso el señor Presidente se tras- mitiera al señor Secretario de Fomento el resultado de los estu- dios del Congreso sobre el asunto que le consultó, lo cual se hizo por medio de ¡la siguiente comunicación: «Tengo el honor de adjuntar á vd. el dictamen de la Comisión que fué nombrada para estudiar el asunto de la muerte aparen- te, que se sirvió pasar á este Congreso, y las proposiciones que fueron aprobadas. «La Comisión tuvo que ceñirse en sus estudios á las pregun- tas que se le hicieron, llevando siempre por mira principal el fiar consejos de tal naturaleza, que por su sencillez y íacilidad estén al alcance del mayor número de los habitantes de nuestro país, donde la ilustración de las masas es poca, por desgracia. «Por esta razón verá vd. que se ha omitido un gran número ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 821 de los medios que la ciencia posee para distinguir la muerte apa- rente de la real, y no obstante el deseo de muchos miembros que opinaban se enumeraran todos aquellos, y las discusiones que por este motivo suscitó el dictamen, creyó el Congreso que debia mejor restringir sus consejos al corto número que ha dado, para no poner en manos del vulgo armas que mal manejadas pudie- ran ser peligrosas. «Las reformas á nuestra legislación que se proponen ahora, cree el Congreso que en mucho contribuirán al logro de los filan- trópicos propósitos de vd., y todo lo demás dependerá, en su con- cepto, de una concienzuda redacción en las instrucciones, y de los medios de propaganda que se empleen. «Reitero á vd., etc. México, Noviembre Io de 1878. — JE. LE céaga.— G. Ruiz Sandoval , Secretario. — C. Secretario de Fomen- to.— Presente. ■ . * # * # En la primera sesión del mes de Junio presentó el Sr. Chassin al Congreso Médico una mocion para que se celebrara una vela- da en honor del ilustre fisiologista francés Mr. Claude Bernard, y se formara una suscricion para contribuir ála erección de un monumento que los médicos de Francia y otros países le van á dedicar. Con muestras de verdadero regocijo fué recibida esta idea, pues á cada uno de los miembros del Congreso constaban los servicios que la ciencia debe á este hombre extraordinario. Para acordar la mejor manera dé hacer esta velada, se creyó oportuno comi- sionar al iniciador de la idea, á fin de que propusiese el modo más conveniente de llevarla á cabo, y el Sr. Chassin dio cuenta al Con- greso en la sesión siguiente, con este proyecto : « Señores : «Vengo á formalizar mejor la proposición que tuve el honor de presentar en la última reunión del Congreso Médico de esta capi- tal, cuyo objeto era consagrar una sesión científica en honor del ilustre fisiologista Claudio Bernard, y abrir una suscricion para ayudar á la erección de un monumento á su memoria. 822 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. «La buena y simpática acogida que dieran á mi proposición, me eximirá de la tarea fácil de exponerles los miles de motivos = que militan en su favor: uno solo sí sera el que les señalare, y con tanto más gusto, cuanto que es un efecto de la confi aterni- i dad universal que esta digna Asamblea profesa con todos los hombres preclaros que profesan nuestra ciencia. «Cuando anuncié mi intención de hacer formal esta proposi- ción en la sesión de hoy, la unanimidad con que fué acogida me llenó de un sentimiento de gratitud, y me hizo comprender que ^ para vdes., señores, no hay más que un sentimiento de admira- ción para el hombre científico que ha consagrado su vida á la so- lución de unos problemas de la mas alta trascendencia para la j medicina, la fisiología, la biología y la anatomía ; no se han dete- nido ni un momento, ni un instante, para tributarle este postrer j homenaje; parece que mi voz no fué más que el eco de un pensa- miento general, supuesto que la admitieron con tanta avidez. «Esta admirable festinación para consagrar una sesión á la memoria de este hombre ilustre, prueba una vez más que estos genios, que Dios creó para el perfeccionamiento del saber huma- no, pertenecen todos sin distinción á la familia de los que colisa* j gran su vida á la redención de la humanidad, sea por sus tareas científicas, sea por su labor improvisada cada dia, para aplicar . en beneficio de todos las conquistas de los descubridores. «Aquí pondré punto á estas sencillas observaciones, porque si, como lo espero, se admite mi proposición, habrá oradores nom- brados para decir, mejor que yo, lo que fué Claudio Bernard. «En tal virtud, someto a la aprobación del Congieso las pío* | posiciones siguientes: « 1? Se consagrará una sesión extraordinaria a la memoria del 1 eminente fisiologista Claudio Bernard. «2? Se abrirá una suscricion para ayudar á la erección, en Pa- j ris, del monumento en su honor. « 3o Se nombrará una comisión que fijará el dia y programa de la sesión extraordinaria, y que quedará encargada de recibir las ofertas voluntarias de las personas que quieran ayudar á esta obra.» Fueron aprobadas sucesivamente las tres proposiciones y nom- ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 823 bracios en comisión parael arreglo de la festividad, los Sres. Chas- si n, Bandera, Eénélon y Vela seo I. El dia 10 de Febrero de 1879 tuvo lugar la sesión solemne, en honor del fisiologista Claudio Bernard. Esta sesión se verificó en el salón de la Academia de Medicina, que bondadosamente fue puesto á disposición del Congreso Mé- dico; presidido el acto por el señor Secretario de Instrucción pú- blica, y en presencia de una concurrencia bastante escogida, donde se hallaban representados casi todos los cuerpos científi- cos de la capital y de algunas otras ciudades del país. No tenemos espacio bastante para insertar las composiciones leídas en aquella sesión, composiciones que estuvieron en su ma- yor parte ala altura del ilustre ingenio cuya grandeza y laborio- so esfuerzo ensalzaron debidamente. Se invitó á los médicos y farmacéuticos del país, para contri- buir con una cuota voluntaria á la erección del monumento, ha- biéndose recaudado entre la capital de la Bepública y las ciuda- des de Puebla y Pachuca, la cantidad de 815 francos, que fué luego remitida á Paris, al Comité Central para la erección del monumento, y cuyo recibo fué puesto por M. Paul Bert, en una carta que expresaba la buena acogida que halló en Francia la suscricion mexicana. Posteriormente se hizo la remisión de otra cantidad menor, resultado de la suscricion levantada entre al- gunas personas científicas de Guadalajara. El Congreso Médico cumplió con un grato deber, contribuyendo 3on su esfuerzo á levantar ese pequeño recuerdo al ilustre fisio- ogista cuyo nombre tiene ya en la ciencia un monumento impe- recedero. # # # Al dar cuenta el Congreso al señor Secretario de Fomento con d resultado de sus estudios, liabia concluido su encargo, puesto pie contestaba á las preguntas que se le habían dirigido, acon- sejando las medidas que en su concepto se debieran tomar. Mas ¡u misión no la veia cumplida aún, porque tanto la Capital como d país entero requieren la existencia constante de un cuerpo li- 824 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. bre y deliberante que tenga por exclusivo y constante estudio la higiene pátria, aun cuando sus reuniones sean periódicas. Estas y otras consideraciones hicieron nacer y robustecerse en el seno de la Corporación, la idea de continuar el Congreso cu- yas labores liabian concluido, y llamándose en lo sucesivo c Con- greso de Higiene é Intereses profesionales.» Bastante y detenidamente se discutió la manera de organizar este nuevo cuerpo, que podría servir en lo sucesivo como núcleo para llamar al trabajo á los médicos del país, una vez que no fal- tan cuando se presentan asuntos de estudio que afecten á los in- tereses de la Hacion, ó á los de la Capital, y siempre que se ve en peligro la salud pública. | Los documentos que inserto en seguida indican las bases de organización de este Cuerpo, y la noticia de haber quedado ja form almen te insta! a do . Congreso ele Higiene é Intereses profesionales.— Como tuve el ho- nor de participar á vd. con anterioridad, el Congreso Medico, en las sesiones de los dias 2 y 9 del presente mes, dispuso cambiar su denominación por la de « Congreso de Higiene é Intereses pro- fesionales, » aprobando á la vez las bases que en lo sucesivo le servirán de norma para sus estudios. Con objeto decum'plir fielmentecon lo dispuesto en la 3a de esas bases, me es satisfactorio remitirlas á vd. juntamente con la ex- posición en que se fundó la iniciativa hecha al Congreso que tenJ go la honra de presidir, acompañando ai mismo tiempo la nota de las personas nombradas en la sesión del dia 9, para formar pro- visionalmente la Mesa. La notoria ilustración de vd. y su bien marcado empeño por todo aquello que pueda ser útil al país, hace esperar fundada- mente al Congreso de Higiene é Intereses profesionales, que po- drá en lo sucesivo seguir contando con su eficaz protección para llegar al objeto que se propone. Sírvase vd. recibir mis respetos y merecida consideración. Libertad en la Constitución. México, Diciembre 28 de 1878.— E. Licéaga. — Gustavo Buiz Sandoval , secretario.— C. Secretario de Fomento, Colonización é Industria. — Presente. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 825 Bases para la organización de un Congreso de Higiene é intereses PROFESIONALES, APROBADAS POR EL CONGRESO MÉDICO EN LAS SESIONES DE LOS DIAS 2 Y 9 DE DICIEMBRE DE 1878, Y PARTE EXPOSITIVA QUE PRE- CEDIÓ AL PROYECTO DE DICHAS BASES. Señores. — La buena voluntad con que en distintas épocas se lia emprendido en esta capital un estudio científico y laborioso, referente á las causas de insalubridad del Valle de México y á os medios apropiados para combatirlas, fia lieclio al ilustrado Sr. Dr. Licéaga acoger con empeño la idea de que seria posible y muy íonveniente que este Congreso se organizara de un modo estable, yra con objeto de continuar dilucidando todas las cuestiones de íigiene, propias de la sociedad en que vivimos, y ya también para icuparse de los puntos relativos á intereses profesionales en ge- íeral. Por estas circunstancias, y por indicación del referido Sr. Li- iéaga, me atrevo á presentar ante este respetable concurso una niciativa que comprende los importantes puntos de que lie he- dió mérito, á pesar de ser yo uno de los miembros menos auto- ‘izados de esta Asamblea. Es innegable que si un cuerpo de profesores competentes de ista capital procurase adquirir por medio de las autoridades y le los facultativos instruidos de los Estados, los datos estadís- icos, topográficos, climatológicos, y todos los demas que se juz- guen adecuados para hacer un estudio de las causas especiales bl desarrollo de las enfermedades reinantes en cada uno de los >rincipales centros de población, deduciendo después de este es- udio los preceptos higiénicos más exactos y convenientes, ya >ara esas localidades, ya para el país en general ; es innegable, epito, que por este medio se prestaría un grande servicio á la mm anidad, dando, por otra parte, ante el mundo científico, una >rueba de marcada ilustración. ; Sin duda estos trabajos serian muy laboriosos, á cada paso pre- starían grandes dificultades y de ningún modo quedarían del odo terminados : en efecto, en este país, para poder deducir pre- ceptos higiénicos importantes y especiales, es indispensable to- íar en consideración factores también especiales y muy varia- Tomo VI.— 104 826 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. dos: uua gran parte del territorio déla República se encuentra á una altura notable sobre el nivel del mar; esto, unido á circuns- tancias propias de cada comarca, y separadamente teniendo en cuenta otras particularidades de nuestras costas, dan á las cau- sas de las enfermedades y á las enfermedades mismas, una fiso- nomía sui generis casi no definida basta abora; de aquí resulta que la sintomatología, el tratamiento y la anatomía patológica de esas enfermedades revisten algo de peculiar; más aún, el or- ganismo en el estado de salud debe tener un modo de ser propio de estas regiones, y sin duda se necesita el estudio de todos esos datos para deducir ciertos preceptos especiales é importantes que puedan más tarde mejorar la salubridad pública: por supuesto no me refiero á los conocimientos generales de la ciencia, umver- salmente admitidos y bien estudiados ya. Las investigaciones á que aludo, por su importancia y magnitud, demandarían un pe- ríodo de tiempo indefinido, siendo por lo mismo conveniente que este Congreso se organizara de un modo estable, aun cuando sus reuniones no fueran frecuentes. He indicado también que seria importante ocuparse de todos los puntos relativos á Intereses Profesionales en general: muy difícil es detallar cada una de las cuestiones que deban tratarse á este respecto; sin embargo, indicaré desde abora algunas que me parecen de suma importancia. El arancel médico, del que algo se ba hablado en otras ocasic- . nes, pero sin resolver nada de un modo definitivo, es sin duda uní asunto digno de fijar la atención de esta Asamblea. Otro punto que afecta vivamente muchos intereses, y que, una vez discutido y resuelto, debería iniciarse ante quien corresponda lo que respecto de él se juzgara conveniente, es la reglamenta- ción del art. 3o de la Constitución general, en lo que se relaciona con las distintas profesiones representadas en este Congreso. Si*; duda que el procurar que se determine si para el ejercicio de estas profesiones se necesita ó no título, es una cuestión importante para la sociedad en general y para los que se han dedicado, ó en lo sucesivo se dediquen, al estudio y práctica de esas ciencias. Hoy que en el Congreso de la Union se ba iniciado esa cuestión, evidentemente conviene que el Poder Legislativo y la sociedad ANALES DEL MINISTEEIO DE FOMENTO. 827 )da sepan cuál es la opinión ele esta Asamblea en ese particular, ipuesto que ese juicio significaría, no el interes de un individuo, Ino el sentir de un grupo respetable de profesores en distintas encías. Los derechos y deberes de cada facultativo ante las autorida- es, y muy particularmente ante el Poder Judicial, es otra cues- on difícil y altamente importante, tanto para los profesores co- po para la sociedad. En efecto, la falta de una ley que organice ibiamente el personal de los facultativos que deban resolver las íestiones médico -legales, pone á todo médico en la necesidad e emprender á veces delicadas y hasta peligrosas observaciones, lando un juez ó un tribunal así se lo ordena, prescindiendo en sos casos de ocupaciones particulares urgentes y comprometien- o en ocasiones su reputación, y esto á pesar de lo que dispone . art. 5? de la Constitución, que en lo referente dice : « Nadie pue- e ser obligado á prestar trabajos personales sin la justa retri- ucion y sin su pleno consentimiento.» Diráse, sin duda, que si u profesor considera violadas sus garantías individuales, pue- 3 pedir amparo ; pero por una parte, y prescindiendo de las in- Tpretaciones que se den á ese artículo, el ejercicio de la medi- ría, siendo enteramente de paz, poco se adapta á reclamaciones jidiciales, y además, no estando hasta ahora organizado un cuer- 3 de peritos en medicina legal, la resistencia de los médicos pa- i desempeñar esos trabajos, seria un perjuicio para la sociedad, ay más todavía: los profesores que por su larga práctica, por is conocimientos y por su probidad y prudencia, han logrado meditarse ante la sociedad, serian sin duda los que prestarían esa sociedad y á la justicia mayores garantías, si ellos fuesen Dinbrados para desempeñar esas funciones, de las cuales fácil- ente puede abusarse, aun cuando no sea más que por inexpe- encía. El punto de que acabamos de hablar, está íntimamente rela- onado con la responsabilidad médica, muy trascendental para humanidad doliente y para los facultativos, cuya pericia que- i á veces sujeta al informe de personas poco aptas y acaso im- radentes. El Congreso Médico podía, respecto á esta delicada atería, iniciar también la manera de sujetar todos estos puntos ' I - 828 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. — — á reglas fijas, convenientes, y en armonía con las necesidades so- ciales. Estos y otros mnclios puntos de igual género, tampoco podrían* resolverse en breve tiempo, pues demandan un estudio prolijo, en el que liay que pesar justamente muchos intereses, sin que á 1 priori puedan aceptarse tales ó cuales ideas ; pues nuestras insjH tituciones, nuestras costumbres, y el notable ensanche y progreB so que las ciencias han adquirido en este siglo, son datos indis* pensables para cualquiera decisión á este respecto. Hechas estas explicaciones, suplico á las ilustradas personas* á quienes me dirijo, se sirvan tomar en consideración y resolverá lo que tengan á bien, sobre las bases que adjunto. México, Noviembre 18 de 1878. — Ignacio T. Chavea, Bases aprobadas por el Congreso para su organización en un Congreso de Higiene é Intereses Profesionales. Ia La actual Asamblea Médica quedará instalada el primer hi- ñes de Diciembre próximo, con el nombre de cc Congreso de Hi- giene é Intereses profesionales.» 2a El personal de este Congreso será el que lo ha formado has- ta ahora: en lo sucesivo podrán ingresar á su seno todos los mé- dicos, farmacéuticos, ingenieros, agrónomos y veterinarios legal- mente titulados, debiendo presentarse de la manera que determi- ne el reglamento respectivo. 3a XJno de los primeros cuidados del Congreso será participar, al señor Secretario de Fomento la nueva organización de está Asamblea, suplicándole que la siga apoyando con su ilustrada cooperación y su elevada influencia, y la ponga en contacto con las sociedades científicas. Igualmente se suplicará al señor Se- cretario de Gobernación que favorezca los estudios de este Con- greso, prestándole su eficaz auxilio para reunir los datos estadís- ticos, y que permita se establezcan, por su conducto, las conve- nientes relaciones con los gobernadores de los Estados. Se cuidará también de nombrar miembros corresponsales pa- ANALES DEL MINISTEKIO DE FOMENTO. 829 a reunir, por tocios estos medios, los datos indispensables para 3S fines de esta institución. 4a Por ahora, y á reserva de lo que el reglamento del Congre- o disponga, todos los miembros con que se instale y los que in- ;resaren después, formarán comisiones, debiendo pertenecer unos , la sección de Higiene y otros á la de Intereses Profesionales, nielándose de que ambas secciones tengan igual número de miem- bros. 5a Las comisiones de Higiene se denominarán : de Higiene pro- namente dicha, de Análisis químico, de Climatología, de Topo- grafía médica, de Geología y de Estadística. Las comisiones de intereses Profesionales serán las siguientes: de Requisitos para d ejercicio profesional, de Aranceles, de Responsabilidad profe- sional y de Organización del Cuerpo que se ocuj)e de asuntos mé- lico-legales. Para cada uno de estos puntos habrá dos ó mas comisiones, según el número de miembros con que se cuente. 6a Ajuicio del Congreso, y según lo requieran los negocios, podrán nombrarse comisiones con otros objetos que los especifi- cados, siempre que concurran al fin con que esta Asamblea se es- tablece. 7a En la primera sesión de cada año se nombrará, á pluralidad de votos y escrutinio secreto, un Presidente, un Secretario gene- ral y dos subsecretarios. 8a Igualmente se nombrarán en la misma sesión dos comisio- nes : la primera se denominará ((Comisión de Reglamento,» y ten- drá por objeto formar el proyecto de reglamento ó de las refor- mas que estime convenientes; y la segunda, que se llamará ((Co- misión Proponente,» presentará al Congreso, para que la aprue- be si lo tiene á bien, la lista de las comisiones de que se habla en la base 4a 9a El Congreso tendrá un período de sesiones cada año, en la época que se estime más conveniente. México, Diciembre 9 de 1878. — JE. Licéaga. — Gustavo Ruiz kan- doval , secretario. Congreso de Higiene é Intereses Profesionales. En la sesión del dia 9 del presente mes fueron nombradas por el Congreso de 830 ANALES DEL MINISTEKIO DE FOMENTO. Higiene é Intereses Profesionales, las personas que á continua- ción se expresan, para formar provisionalmente la Mesa: Presidente, Dr. Eduardo Licéaga. Primer vicepresidente, Dr. José María Marroqui. Segundo vicepresidente, Dr. José María Reyes. Secretario general, Dr. Gustavo Ruiz Sandoval. Primer subsecretario, Dr. Ignacio T. Chavez. Segundo subsecretario, Ingeniero Mariano Bárcena. Libertad en la Constitución. México, Diciembre 28 de 1878.— H. Liceaga , presidente. — Gustavo Ruiz Sandoval , secretario. — Sr. Secretario de Fomento. — Presente. Secretaría de Fomento, Colonización, Industria y Comercio de la República Mexicana. — Sección Ia — He tenido la satisfacción de enterarme, por la atenta comunicación de vd. de 28 del cor- riente, de que el Congreso Médico dispuso cambiar su denomi- nación por la de « Congreso de Higiene é Intereses Profesiona- les, » aprobando á la vez las bases que en lo sucesivo serán la norma de sus estudios y que vd. se sirve acompañarme juntamen- te con la exposición en que se fundó la iniciativa hecha al Con- greso, y la nota de las personas nombradas para formar provisio- nalmente la Mesa. Vivamente interesado en todo aquello que pueda ser útil al país y contribuir á su progreso, puedo asegurar á vd. que esta Secretaría seguirá apoyando eficazmente á ese Congreso, cuyos delicados é importantísimos trabajos aprecia debidamente. Libertad y Constitución. México, Diciembre 31 de 1878. — Ri- YA Palacio. — Al Presidente del Congreso de Higiene é Intere- ses Profesionales.» — Presente. Congreso de Higiene é Intereses Profesionales. — Por encargo del señor Presidente de este Cuerpo, tengo el honor de adjuntar á vd. la lista de comisiones aprobada en la sesión de anoche, á fin de que, si lo tiene á bien, ordene su publicación, concediéndonos gracia igual á las que anteriormente se nos han concedido. Protesto á vd. las seguridades de mi respeto y estimación. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 831 México, Diciembre 31 de 1878. — Gustavo Ruiz ¡Sandoval , secre- irio. — Al señor Secretario de Fomento, Colonización, Industria Comercio. — Presente. Comisiones del Congreso de Higiene é Intereses Profesionales. ANÁLISIS QUÍMICO. primera. Mendoza Gumesindo.— Herrera Alfonso.— Ramírez Santiago. -Suplente, Cordero Miguel. segunda. Eio de la Loza Maximino.— Lazo de la Vega José María.— onzalez Francisco. — Suplente, Cordero Manuel. TERCERA. Perez Severiano.— Cliázari Estéban.— Del Pozzo José.— Sil- ente, Segura José. C. ARANCELES. PRIMERA. Hidalga Ignacio.— Domínguez Manuel.— Núñez Tobías.— Sil- ente, Alcérreca Y entura. SEGUNDA. Aveleyra Manuel. — Regó José María. — Cervantes José Ma- t. — Suplente, Lugo José. TERCERA. Re\ ueltas Víctor. — Soto Mariano. — Govantes Juan.— —Suplen - , Careaga Antonio. CLIMATOLOGÍA. PRIMERA. Fernandez Leal Manuel.— Ruiz Luis E.— Dondé Emilio.— Su- pute, González Vázquez Jesús. 832 ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO^ SEGUNDA. Orvañanos Domingo.— Sánchez Fació Manuel.— San Juan isi- coiás. — Suplente, Carmona Trinidad. tercera. Reyes Agustín— Agea Ramón.- Egea y Galindo Ricardo- Suplente, Araujo Jesús. CORRECCION DE ESTILO. Marroquí José— Peón Contras» José— Bandera José. Su- píente, Córdova Pablo. ESTADISTICA. primera. Altamirano Fernando. -Malanco Fernando— Aragón Ma- miel.— Suplente, Capetillo José Ignacio. SEGrUNDA. Alfaro Manuel— Soriano Manuel— Cordero Francisco— Su- píente, Huici J oacjuin. tercera. Yértiz Ricardo— Larrea Francisco— López Muñoz Ramón. Suplente, Nibbi Orombelo. geología. primera. Jiménez Francisco. -Barcena Mariano— Rivero José— Su- píente, Ramirez Manuel. SEGUNDA. Garfias Ignacio. — Orozco Ricardo. Ortega y Reyes Manu Suplente, Rincón Manuel. ANALES DEL MINISTERIO DE FOMENTO. 833 HIGIENE. PRIMERA. Reyes José María. — Montes de Oca Francisco. — Morales Do- aciano. — Suplente, García Miguel. SEGUNDA. Lobato José Guadalupe. — ITrbina Manuel. — Garay Francis- ). — Suplente, Alvarez Manuel F. TERCERA. Yelasco Ildefonso. — Gómez José de la Luz. — Kaska Francis- ). — Suplente, Buíza José. CUERPO MÉDICO -LEGAL. PRIMERA. Hidalgo Carpió Luis. — Ramirez Román. — Collantes y Buen- >stro Juan. — Suplente, Silva Gabriel. SEGUNDA. Ruiz Sandoval Gustavo. — Alcorta Genaro.- — Romero Anto- jo.— Suplente, Salinas Alberto. TERCERA. Ramirez Arellano Nicolás. — Ramirez Arellano Juan José. — amirez José. — Suplente, Servin Gil. REGLAMENTO. jBrito Mariano. — Chávarri Enrique. — Garza Aurelio. — Sil- ente, Gutiérrez Francisco. REQUISITOS PARA EJERCER LA PROFESION. PRIMERA. Ckavez Ignacio. — Frias y Soto Hilarión. — Fernandez Ramón. í- Suplente, Palacios José. Tomo. VI-105 834 anales del ministerio de fomento. SEGUNDA. García López Francisco. — Mancera Gabriel. — Bico José Maj ría.— Suplente, Torres Torija Antonio. TERCERA. Buenrostro Felipe— Yera Francisco.— Felina Ladislao.— Su- píente, Puerto Juan. RESPONSABILIDAD PROFESIONAL. jfl PRIMERA. Martínez del Rio Pablo.- Gargollo Manuel.— Cervantes Sil- va Lie — Suplente, Torres Ignacio. SEGUNDA. Lucio Rafael. — Labastida Sebastian. — Ortega Lázaro.— Su-1 píente, Tamayo Crisóforo. TERCERA. Ortega Francisco. — Icaza Ramón. — Gazano Amado. Suplen* te, Yelasco Antonio. TOPOGRAFÍA MÉDICA. PRIMERA. Licéaga Eduardo.— Fénélon Juan.— Olvera José.— Suplen» Caraza Rafael. SEGUNDA. Labastida Sebastian— Ibarrola Ramón. — Y ilson Miguel.— 1 Suplente, Leal José. tercera. Carmonay Yalle Manuel. — Cliassin León.— Cevallos Luis.— Suplente, Gutiérrez Manuel. México, Diciembre 30 de 1878.— Manuel Gargollo y Parra. - E. Licéaga. -—Francisco García López. — P. Martínez del Juo.-i Aprobado. Gustavo Ruiz Sandoval , secretario. INDICE DEL Páginas puntes para la historia de la geografía en México por Manuel Orozco y Berra 5 rabajos del 2? Congreso Médico Mexicano instalado bajo los auspicios del Secretario de Fomento, General Vicente Riva Palacio, compila- dos por Gustavo Ruiz y Sandoval, secretario primero de dicho Con- greso 499