A, pea A Y 6 A a A PP 5 AI IA ' ó ERA 6% yn) / p (00 y AN id DAA PA MIES RN MARE ea is ANALES DE LA JEAL ACADEMIA DE CIRNCIAS MEDICAS, FISICAS Y NATURALES DE LA HABANA. __————. REVISTA CIENTIFICA. 2 - DIRECTORES, DR. D. ANTONIO MESTRE y D. MARCOS DE J. MELERO. ENTREGA LL. TOMO Y. SETIEMBRE LO. | HABANA, IMP. “LA ANTILLA,” DE CACHO-NEGRETE, CALLE DE CUBA NUMERO Úl, 1868. . LISTA DE LON HABANA. Sr. D. Eduardo Adoct. -. .. José Ramon Aguirre. . - Enrique Agramonte, -- Francisco Albear. Marqués de Almendares. -- Agustin Alvarez. . Cláudio André. . Enrique de Arantave. . Rafael Armenteros. . Juan Manuel Babé, . Antonio Bruzon. . Juan Calvet. . . Luis de la Calle. .. Rafael Cancio. .. Ramon Carballo. . José María Carbonell. . José María Cárdenas, . Antonio Caro. AA > . Francisco Castells. . Raimundo Castro. . - Valentin Catalá. -. “Lázaro Chavez. . Juan Cisneros. . Eduardo Cisneros. - José A. Comoglio. Julian Córdoba.. . Isidro Cordovés. - Francisco Coronado. . Rafael Cortés. . Eduardo Cottilla. Manuel de la Cruz. Baldomero Delgado. - José Guillermo Diaz. . Cristóbal Duran. . Pablo José Fernandez, . Manuel Fernandez de Castro. José Fernandez de Castro. - Cárlos Finlay. . Ramon Font. * Maximiliano Galan. -. Julian Alejandro Galuzzo. : . Fernando Gonzalez del Valle. Gabriel María García. . Félix Giralt. . Nicolas Gomez. . Tomas Mateo Govantes. Tomás Gonzalez y Delgado. . . Joaquin Gonzalez Verdugo. . Miguel Gordillo. .. Vicente de la Guardia. .. Sixto Guereca. .- Nicolas José Gutierrez. .. José de Jesus Gutierrez. . Pedro de Hevia. Manuel Hevia. . Rafael Hondares. .. Federico Hortsmann. -. Manuel Antonio Ibarrola. SEÑORES SUSCRITO, D. Gonzalo Jorrin. -- José Silverio Jorrin. .- Vidal Junco. .. Juan B. Landeta. -- Joaquin J. Lastres. -- Joaquin G. Lebredo -- Emilio Lescano. - - Luis Le-Roy. . Luis Le-Riverend. .. Antonio Llorente. . . Pedro Martinez y Sanchez. . . Francisco José Maymó. .. Rafael Meneses. -- José Manuel Mestre. .- Antonio Mestre. -. Ramon Luis Miranda. .- José Monteresi. .- Julian Morales . . Ambrosio Moreno. -. Estéban Mulcay. -. Francisco de Paula Muñoz.. . Antonio María Muñoz. Francisco Navarro. . Antonio Oliva. . Francisco J. de Orta. .. Juan Calixto Oxamendi- .. Fernando Paez. . . Francisco J. Párraga. - José Francisco Piar. .. Ramon Pintó. .. Tomás Plasencia. -- José Poey. .. Conde de Pozos Dulces: Propaganda Literaria. Sr. D. Agustin Quesada. . Joaquin Ramirez. -- José Eduardo Ramos. -. Santiago Regueyra. .. Luis Rey. .. Antonio de los Reyes Gavilan. , .. Andrés Rico. .. José María Rivero. .. Francisco Rivero. -. Miguel Rivas. . . Matías Rodriguez. .. Felipe F. Rodriguez. . . Francisco Rodriguez Olivera. .- Antonio J. Romay. .. Domingo Rosain. .. José Ruiz de Leon. .. José Ruival. .. José Francisco Ruz. .. Pedro Ruz. .. Manuel Sanchez Bustamante. .. Casimiro José Saez. .. Francisco A. Sauvalle. . . Jacinto Sigarroa. .- Juan Fermin Ugarte. .. Fernando Valdés y Aguirre. .. Justino Valdés Castro. ANALES AGA), ACADEMIA DE CIENCIAS MEDICAS, FISICAS Y NATURALES DE LA HABANA. _x—_—_—— -— REVISTA CIENTIFICA. A dd A A dd AXE va ANALES REAL ACADEMIA DE CIENCIAS MÉDICAS, FISICAS Y MATIAS DE LA HABANA. . REVISTA CIENTIFICA, 1er DIRECTORES, DR. D. ANTONIO MESTRE y D. MARCOS DE J. MELERO. TOMO V. o HABANA, IMP. “LA ANTILLA,” DE CACHO-NEGRETE, CALLE DE CUBA NUMERO Dl. 1868. ANALES DE LA REAL ACADEMIA DE CIENCIAS MEDICAS, FISICAS Y NATURALES DE LA HABANA. ———— REVISTA CIENTIFICA. JUNIO DE 1868. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA. SESION SOLEMNE DEL 19 DE MAYO DE 1868. SRES. ACADEMICOS CONCURRENTES.—Dr. (utierrez, Presidente.— Ruz, Miranda, Diaz Albertini, 7. del Valle (D. Fernando y Don Ambrosio ), Várgas Machuca, Cowley (L. y R.), Valdés Aguirre, Landeta, Valdés Castro, Havá, Rodriguez, Zayas (D. Joaquin), Giralt, Horstmann, Navarro, García, Presas, Poey (D, Felipe), Sauvalle, La Calle, Ruiz de Leon, Michelena, Fernandez de Castro, Delrieu, Ramtrez, Llorente, Lebredo;—Mestre, Secretario general. Abierta la sesion á las siete y media de la noche, en su nuevo local calle de Cuba, bajo la Presidencia del Excmo. Sr. Gobernador Superior Civil y la asistencia del Excmo. é Ilmo. Sr. Gobernador Político, del Sr. Rector y Sres. catedráticos de la Real Universidad, de una Comision del Liceo de la Habana, de otras personas notables y de los Sres. Académicos que arriba se expresan, pronunció el S». Presidente de la 6 Academia, Dr. D. Nicolas J. Gutierrez, un discurso relativo ú la importancia del Instituto, 4 los diversos períodos porque habia pasado, á los recursos con que cuenta y á las necesidades que debe satisfacer en relacion con su objeto; ála adquisicion del nuevo salon y á las mejoras que debian esperarse de la ilus- tracion del Gobierno, á quien daba las gracias por todo lo que de él habia obtenido la Academia, En seguida el Secretario General dió lectura al Resúmen razonado, que prescribe el artículo 38 de los vigentes Esta- tutos, de las tareas en que se ha ocupado la Academia duran- te el año que finaliza y los cambios ocurridos en el personal de los miembros, asi como los efectos de la Reforma en dicho tiempo iniciada. Terminada dicha Reseña el Dr. Lebredo, socio de número, leyó un trabajo cuyo objeto era hacer resaltar las ventajas de la experimentacion en las ciencias, poniéndolas en cotejo con las que se obtienen por medio de la observacion. Cree el Sr. Lebredo que la Academia debe seguir en ese camino con preferencia á las discusiones puramente especulativas, que ilustran, pero que no llevan directamente al descubrimiento de nuevos hechos, y concluye su discurso dilucidando este pensamiento. Despues de la oracion anterior, comunicó el Secretario de la correspondencia, Dr. J. E. Havá, el Programa de los premios para las mejores memorias que se presenten con opcion á ellos en el año académico de 1868 á 69, y las Plazas que existen actualmente vacantes en la categoría de socios de número. El L£zxcmo. Sr. Gobernador Superior Civil manifestó lo satisfecho que estaba de aquel acto, de los progresos y de la conducta observada por la Academia sobre todo en la epidemia del cólera; que así lo haria presente áS. M., pro- tectora de las letras, y muy dispuesta indudablemente á acor- dar lo que por conducto suyo se impetrase de la voluntad so- berana. Entónces el Sr. /2uz Vice—Presidente, al dar las gracias en nombre de la Academia al Excmo. Sr. Gobernador Superior Civil por las palabrasque acababa de pronunciar, —recorriendo las distintas alternativas porque habia atravesado la Academia, - . hizo presente la necesidad en que se hallaba de contar con esas promesas, de cuya eficacia eran segura prueba la espon- taneidad con que se habian hecho y el alto personage que las hacia. Y con esto concluyó el acto á las nueve y media de la noche. * Discurso DEL Dr. D. NicoLas J. (GUTIERREZ, PRESIDENTE DE LA ACADEMIA. Excmo. Sr. Sres.: 1.—La Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Na- turales se reune por primera vez en este lugar y nó para una vana ceremonia, pues celebramos la digna conmemoracion de aquel dia, en el que ahora siete años se inauguró este Real Instituto, y que será sin duda mas interesante y mas conmo- vedora cuando se repita con igual motivo en las generaciones que nos sucedan, porque entónces la Academia habrá llegado á elevarse al merecido puesto á que está llamada, y que, gra- to es decirlo, anuncian las tareas que desde la fundacion re- gistran sus actas; porque entónces los que á estos actos asis- tan se regocijarán de que el pais cuente con una asociacion de individuos que desde muy atras vienen entregados al es- tudio, poseidos de amor á la humanidad, y solícitos en propor- cionarle á la profesion médica el respeto y las consideracio- nes á que se hace acreedor el ejercicio de su tan santa mision; porque ya entónces se habrán recogido abundantes materia- les, todos de la Isla, y con perenne conocimiento de los ade- lantos de otras tierras y otros centros científicos, aprovechará la Academia los recursos que le ofrezcan los tres reinos en Cuba, para satisfacer las necesidades de la humanidad dolien- te y los afanes de la Ciencia; porque entónces los males en- démicos, estudiados concienzudamente, pasando las páginas de la historia genérica de cada uno por los crisoles de la obser- vacion y de la experiencia, y por la discusion que se abra 8 en este recinto, en una, dos y mas sesiones, aquilatará la riqueza de todos los trabajos acumulados; y estos males, dis- minuidos tambien entónces por una parte á influjo de los me- dios higiénicos que se hayan aconsejado, serán por otra ménos. eraves, reduciéndose el número de víctimas que hoy sacrifican á un guarismo casi insignificante. 2,.—8Si en la sauta mansion, que la Divina Misericordia creo y espero se digne reservarnos, otro goce que nó el de la Bienaventuranza pudiera distraernos ¡cómo volveriamos los ojos, en los dias que columbro en el horizonte del porvenir, para contemplar enternecidos la aceptacion del legado que con tanto amor y desvelos hicimos á nuestros descendientes, y hasta las lágrimas que se deslicen por sus mejillas á impul- so de la mas acendrada y tierna gratitud! 3.—En mi oracion inaugural ahora siete años decia á V. S5S., queridos colegas, valiéndome de las mismas palabras con que el esclarecido Jovellanos apostrofaba á los príncipes, con mo- tivo del elogio al bueno é inolvidable Rey D. Cárlos UL “la “posteridad os mira desde léjos, observa vuestra conducta, es- “cribe en sus memoriales vuestras acciones, y reserva vuestros “nombres para la alabanza, el olvido ó la execracion de los “siglos venideros.” Yo quisiera hacer notoria, sí, la satisfac- cion y contento con que he seguido paso á paso los progresos de la Academia desde el punto y hora en que se fundó, po- niéndose á salvo de las amenazas de olvido ó execracion á que aludia Jovellanos. Permitidme, Sres., que os lo haga ver en breves términos. 4.—En efecto, la Real Academia tuvo que luchar desde el principio, como lo he dicho otras veces, con los obstáculos y escollos con que tropieza en su marcha toda institucion na- ciente: el poco hábito de las discuciones en público y la poca costumbre tambien de verse uno contrariado en sus mas ínti- mas convicciones, impugnado con frecuencia y hasta vencido, no eran á la verdad tropiezos fáciles de remover, si de la asociacion habia de sacarse el provecho que en bien de la Ciencia y de la humanidad nos habiamos propuesto. Si al principio el amor propio tenia en las luchas de la ciencia y de la lógica la mayor parte, pues solo se deseaba vencer, esta 9 preocupacion ha ido perdiendo terreno con visible rapidez, en- trando ya en la lid los campeones sin mas tema que el glorio- so de averiguar la verdad; y por lo mismo salen de ella todos con igual tranquilidad de ánimo, sin enorgullecerse los unos con el triunfo, sin abatirse los otros por vencidos: la victoria queda en las aras de la ciencia. ¡Oh! y cuánto debo compla- cerme en declararlo así en honor vuestro, amados compañe- ros, y de esta asociacion objeto preciosísimo de nuestra cordial estimacion. 5.—Con sentimiento vela la Academia que el número de sus asociados no era bastante para llevar á cabo el vasto pro- grama que se trazara; que algunos de sus miembros, por otras ocupaciones, por falta de salud, Ó por otros diversos motivos la habian abandonado; que otros en fin habian fallecido. Era preciso tomar algun temperamento: se propuso la. reforma en sus Estatutos, y presentado el proyecto al Gobierno Supe- rior de la Isla, consta oficialmente que se elevó á la Corte con esperanza de obtener la aprobacion soberana. Apénas se pu- blicó la que interinamente acordara nuestra ilustrada prime- ra Autoridad, cuando al momento acudieron mas aspirantes á las plazas, que las establecidas por la reforma, que no pasan de cincuenta. A todos hubiéramos querido darles cabida, pe- ro fué necesario eliminar algunos, y ya que esto tenia que su- ceder así, nos proporcionó en cambio la eleccion de lo mas flo- rido entre todos los presentados. ¡Honor á la Academia! que cuenta hoy en sus tres secciones con gran número de obreros hábiles para cualquiera clase de trabajo, por arduo y difícil que parezca. 6.—Aun hay mas: en pro de la Asociacion, muchos de los que se separaron volvieron á incorporarse y sien otros dias nos contristamos por su despedida, congratulámosnos de veras hoy, pues mas ahora que ántes se prestan solícitos al desem- peño de las tareas que se les encomiendan, y dados todos al ser- vicio de la institucion, patentizan con esta conducta que su retirada no tuvo otro fin que el de buscar en el descanso mas ilustracion y fuerzas, para llenar otra vez su mision con no- ble y vigoroso denuedo. 7.—La Academia empezó sus tareas con aire modesto, sl ya T. v—2 10 no humilde; pero gracias á los generosos oficios de la Real So- ciedad Económica, las sesiones se celebraron por largo tiem- po, primero, en el salon que tiene aquella benemérita Corpo- racion para las suyas, despues en otro de muy poca amplitud, anexo al mismo edificio; pero continuar así, viviendo de pura merced, sin lugar para el archivo, para biblioteca, museos, dc., no era posible, é imploró no en vano la bondad soberana, supli- cándole una asignacion en el presupuesto de la Isla de 4,000 escudos para casa, premios y demas atenciones, que no podia cubrir la Academia con la cuota única de dos escudos con que por Reglamento contribuyen los asociados mensualmente. No obstante la augusta munificencia, con que S. M. atiende á todo lo que redunda en beneficio de esta joya de su corona, las circunstancias por las que viene pasando el Real Erario desde algun tiempo no le permitieron acceder al todo de nues: tras preces; nos atendió sin embargo, y por Real órden de 31 de Agosto de 1863, dispuso se le diesen á la Academia 2,000 escudos anuales, en vez de los 4,000 que pedia, encargando al mismo tiempo al Jefe Superior Civil de esta Isla le facilitara local, tan luego como se presentara alguno de los edificios del Estado, pues así la corta subvencion le serviria para atender con mas desahogo (palabras de la Real órden) á sus necesi- dades mas urgentes. Por desgracia no se presentaba ninguno desde el Regio mandato, hasta que teniendo noticia la Corpo- racion de que este sitio, en que hoy nos hallamos reunidos, habia de quedar expedito de un dia á otro, por no ser las ofi- cinas que lo ocupaban de duracion ilimitada, acudió con opor- tuno ruego para que se tuviese presente en su caso á la Real Academia, en virtud de la disposicion de S. M. Nuestra pri- mera Autoridad conocia el mal de la situacion en que estaba- mos y la imposibilidad con que luchabamos de llevar á cabo nuestras aspiraciones; y teniendo modo de colocar en otro punto las oficinas que aquí funcionaban, se dió priesa plausi- ble en cumplimentar la Real disposicion, concediéndonos la actual posesion en nombre de la Reina. ¡Qué esta solemnidad sea espléndido testimonio de nuestra gratitud á los Excmos. Sres. Conde de Valmaseda, Gobernador Superior Civil interi- no entónces, y D. Manuel de Lara y Cárdenas, Director de 11 Administracion en aquellos dias, por el beneficio que en ello hemos recibido! 8.-—¡Sí! de un local estrecho, poco 6 nada ventilado, húmedo y situado en un riucon de esta ciudad, hemos pasado á uno céntrico, mas espacioso y mas. al alcance por lo mismo hasta de los que sin pertenecer á la Corporacion, gustan asistir á nuestras sesiones públicas. No obstante, si parece suficiente para nuestras ordinarias reuniones, no lo es en realidad para admitir mucho público en dias semejantes á este, ademas de que, por su corta extension, se encuentran todavía detenidos los otros deseos que hemos venido acariciando desde que se inauguró la Academia: la creacion de una Biblioteca, destinada no solamente al servicio de los asociados, sino del público, y la de un Museo indígena, que ya figuraria con lucimiento sl tuviéramos mas espacio de que disponer.—Yo, y conmigo la Real Academia, esperamos todos, que al alcance de nuestra digna é ilustrada Autoridad, lo estrecho del local y los incon- venientes que de esto ¡resultan tendrán remedio, procurando secundar las miras de nuestra augusta Soberana, que no marca ni el tamaño, ni las condiciones del domicilio que quiso se nos proporcionara, dándonos mas amplitud y capacidad, sin salir del edificio, ni de esta parte de él, con solo agregarle el salon que sostiene el techo del que ocupamos, y que puede fran- quearse fácilmente. 9.—La Biblioteca en estos últimos dias ha aumentado bas- tante y pronto se verá enriquecida con algunas obras nacio- nales, preciosos monumentos de la Medicina española, que deberémos á la generosidad de una de nuestras autoridades, tan amante de las letras y de las ciencias, como buen cumpli- dor de los deberes de la gobernacion de esta capital que S. M. le tiene encomendada. Y ya que hago mencion de tan bene- mérito funcionario, no cumpliria con un deber de conciencia si no aprovechase esta ocasion oportuna para dar un público testimonio de los sentimientos de gratitud y de corresponden- cia afectuosa que ha despertado en esta Corporacion, ya por la confianza que le ha merecido, llamándola á intervenir en necesidades de la higiene y de la salud de la ciudad, ya dis- pensándole su afecto con marcada deferencia. En efecto: en 12 la Academia buscó consejo y opinion, tan luego como se sospe- chara la invasion del cólera morbo, que no ha mucho contristó nuestros ánimos; en ella los solicitó todavía, durante el período que estuvo ese huésped fatal causando estragos, y mas de una ocasion nos ha honrado y favorecido con su presencia en nuestras sesiones públicas, tomando la palabra unas veces para alentar nuestras tareas, y otras para felicitarnos por el buen camino que sigue la institucion para llegar á la cumbre de sus aspiraciones, y con tal motivo dilucidar algun “punto histórico de la ciencia. 10.—Por lo que hace á los progresos de la institucion en el órden científico, ahí están las memorias de sus trabajos, de los cuales se ha dado cuenta en las solemnes sesiones anterio- res: ellas demostrarán slempre que se ha trabajado con fruto, con perseverancia y con el aplomo y caudal de conocimientos que exigen los asuntos que atañen á la vida y á la salud de nuestros semejantes. Respecto de los trabajos que la han ocupado durante el año académico que terminó ayer, nuestro distinguido Secretario general va á hacer la reseña de ellos, que, como verán V. E. y V. SS., no son de ménos Importancia que los que desempeñó en los años anteriores. 11.—Loado sea Dios, por el consuelo que nos ha dispensado de no tener que lamentar en este dia, como en otros iguales de los años pasados, la pérdida de algunos de nuestros compañe- ros, que ni por su saber, ni por la esperanza que en ellos libra- bamos de un brillante porvenir, encontraron gracia delante de la despiadada muerte, dejándonos entristecidos, si bien con- servando de ellos una imperecedera memoria. 12.—Pero aunque sienta esparcir alguna sombra en medio de esta conmemoracion que justamente embarga nuestros cora- zones, recuerdo aun el sinsabor que experimentamos por no adjudicar el premio que la Real Academia habia señalado entre otros en el programa del año pasado, á la mejor memoria que sobre “una de las enfermedades: endémicas de la isla de Cuba, “que se distinguiera por su carácter práctico” llegara á presen- tarse. Estimular al trabajo, alentar el estudio, dar impulso al progreso científico, ha sido siempre el espíritu constante de la Academia, y nunca ha dejado de proponer premios, sobre 13 estudios de interés local, redactando temas á propósito. Por «lesgracia sus esfuerzos solo en una ocasion feliz se vieron co- ronados, mirando despues con sentimiento la desercion del campo abierto, llegada que fué la época de presentacion de memorias. Por tanto, no fué poco nuestro contento cuando se nos remitió, dos meses ha, un trabajo con pliego cerrado, como no poco fué tambien nuestro disgusto al advertir que no llenaba satisfactoriamente el programa: la severidad de la Academia desagradará acaso al autor, pero en compensacion inspirará á todos confianza, viéndola dispuesta y propicia para con el verdadero mérito, calificado en forma. 13.—Voy á terminar, Sres.; pero ántes concededme algunos momentos de júbilo, aunque os parezca personal, al dar con pruebas notorias de cómo se van realizando mis mas perseve- rantes deseos y mi mas tierna solicitud en honor y auge de nuestro caro instituto, de su progreso y de su opinion cientí- fica. Este amor no ha sido estéril. ¿Cuál de vosotros lo igno- va? Ninguno. Corto es el período recorrido por la Academia, y mas señales de vida y de trabajo ha dado que corporacio- nes de mas antigua data y de mayores elementos de existen- cla, que los que contábamos para llevar á cabo nuestro pro- grama. Dejadme indulgentes gozar del espectáculo gratísimo de estos instantes, en que celebramos el aniversario de la ins- talacion de esta Academia, é inauguramos al mismo tiempo la posesion de este domicilio, que le ha proporcionado nues- tra Soberana: gozo puro y de sabrosa satisfaccion, que asocia- do al recuerdo de vuestros votos de confianza en mi celo y entusiasmo, excita en mi corazon, queridos compañeros, un reconocimiento inefable y una simpatía permanente por la cooperacion de todos vosotros á los adelantos, fama y mejo- res dias de nuestras tareas, al servicio de las ciencias y de la humanidad. 14.—Excmo. Sr.: la Real Academia de Ciencias Médicas Físicas y Naturales se complace en verse presidida en este acto solemne por V. E., no solamente por ser el digno repre- sentante de nuestra augusta Soberana, sino por el interés que ha demostrado desde que llegó por primera vez á esta Isla por todo lo que pueda engrandecerla, no siendo ciertamente 14 el menor por lo que atañe á la buena causa de la ilustracion y del saber: en él confio para esperar que V. E. le prestará siempre su apoyo y valimiento y que pondrá en conocimiento de 5. M. los esfuerzos que hace la Corporacion para corres. ponder á las miras con que se sirvió crearla por un rasgo de su Real benevolencia. RESUMEN DE LAS TAREAS QUE HAN OCUPADO A La REAL AcADF- MIA DURANTE EL AÑO DE 1867 á 1868: porel Dr. D. Antonio Mestre, Secretario. LEixcmo. Sr., Sres. No es á la verdad fácil tarea, sino mas bien ocasionada á algunos tropiezos, la que hoy quisiera llevar á buen éxito ante V. SS. en cumplimiento del artículo 38 de nuestros vi- gentes Estatutos; porque presentar en rápida al par que com- pleta Reseña los trabajos todos, emprendidos ó realizados en el seno de esta Academia, haciendo resaltar de paso su valor é importancia, sin complicar con la propia las ajenas opinio- nes ni con un juicio controvertible la exposicion de las ideas opuestas, y rindiendo un tributo justificado á todos aquellos que algo han hecho en beneficio de la Institucion;—sin duda es trabajo en que pudieran salir alrosos tantos como entre mis colegas me aventajan en talentos y en saber; pero al que solo me alientan el alto respeto que siumpre he sentido hácia el Cuer. po académico y la atencion que constantemente he prestado á los nobles esfuerzos de sus miembros laboriosos. i Para conseguir nuestro objeto, examinarémos: —las discusio- nes generales; —los trabajos de la Comision de Medicina legal; —las diversas comunicaciones científicas que han sido dirigi- das al Instituto;—los resultados de la Reforma; etc. Las fiebres y el cólera, hé aquí dos puntos que han sido cardinales para la discusion académica, Reduciendo á su mas estricta expresion las ideas sustenta- 15 das por los Sres. que tomaron parte en la discusion relativa á la naturaleza de las fiebres, vemos que su entendido iniciador, el Dr. Michelena, cree que estas no son sino los efectos de modificaciones Ó cambios en la composicion de la sangre, pro- ducidos por gérmenes morbíficos que se hallan en el aire y penetran por medio de las vias respiratorias: las perburbacio- nes nerviosas, los síntomas cerebrales, secretorios y congesti- vos de diferentes Órganos se explican fácilmente por el cam- bio que existe en la sangre, esa “carne fluida” de Bordeu; siendo entónces la medicacion mas oportuna aquella que tienda eficazmente á reconstituirla ó á eliminar los principios morbosos que la mantienen alterada (1). El Sr. Ruz ha rechazado el punto de vista exclusivo en que el Dr. Michelena se habia colocado admitiendo para todas las fiebres modificaciones Ó cambios anteriores en el líquido sanguíneo; cosa que solo puede aseverarse, pero que no es dable todavía demostrar con nuestros actuales recursos de in- vestigacion, ni aun valiéndose de los datos de Robin, que el Sr. Michelena ha hecho comparecer en favor de su tésis. En concepto del Dr, Ruz, las fiebres no se explican hoy ni por el humorismo ni por el solidismo, y tanto los sólidos como los líquidos son capaces de alterarse primitiva y consecutiva- mente: mucha es la distancia entre la comprobacion suminis- trada por el célebre histólogo francés y la opinion defendida por el Sr. Michelena, haciéndose menester la prueba experi- mental de esas alteraciones de la sangre en las fiebres, de su constancia, de su proporcionalidad con los trastornos que se observan, y en fin de su carácter primitivo; cuya demostra- cion es por ahora imposible, como lo seria igualmente el pro- bar que con los agentes terapéuticos empleados se eliminan en efectó las causas deletéreas que modifican la sangre (2). En apoyo de tales ideas, el Dr. Havá ha insistido en que se pierde el tiempo buscando 4 priori ú ontológicamente lo que no puede encontrarse sino 4 posteriori Ó experimentalmente: la opinion expuesta por el Sr. Michelena es en su sentir una [1] V. Anales, t. 1V. pág.1714. [2] V. Anales, t. 1V. pág. 189. 16 teoría no basada en los hechos, y porlo tanto mas. ó ménos: ¡lusoria; una simple presuncion, mas 16 el hecho comprobado por el experimento, pues segun el mismo Robin, las sustancias coagulables del plasma sanguíneo pueden alterarse con gran facilidad sin cambiar de composicion elemental, es decir, iso- méricamente, y hasta producir la muerte en pocas horas sin que en la autopsia se demuestre la modificacion. El Sr. Havá reclama ademas la explicacion de ciertas fiebres, que se llaman fisiológicas y que no presuponen necesariamente ninguna alteravion en la sangre (1). Despues de la breve exposicion que precede, de un debate en que el Dr. Michelena ha sabido dar muestras de la energía de sus convicciones, así como de los grandes alcances de su dialéctica, importante parece el preguntarse de qué lado está la razon, ó mejor dicho, de qué lado está la verdad, y si es posible llegar á alguna conclusion positiva. Dos hechos resaltan desde luego, y de ellos acaso se origine alguna enseñanza. | Es el primero, que á pesar de la ley de filiacion, casi siempre demostrable, entre las ideas antiguas y las modernas, entre el humorismo de los primeros tiempo de la Medicina y el que en nuestros dias se basa en la observacion y el experi- mento, existe no obstante entre uno y otro la mas capital dife- rencia: tanto en Hipócrates como en Galeno, la doctrina que lleva este nombre no es mas que un producto de la fantasía: al través de una larga serie de años, desenvolviéndose y com- pletándose las nociones positivas, ha llegado á establecerse en sólidos fundamentos la gerarquía de los líquidos organizados y sobreponerse á la antigua autonomía de ellos, y en especial de la sangre, la idea de los cambios incesantes de que á cada paso son el asiento, y cuyo orígen descubre ó señala la ciencia moderna, manteniéndose en prudente reserva para las cosas que ignora. “Nacido de la invencion, el humorismo antiguo (dice un autor contemporáneo) no retrocede ante ninguna di- ficultad, la hipótesis es su guia: salido de la observacion, el humorismo moderno se adelanta con lentitud, vacila á veces, [1] V. Anales. t. IV. pág. 224. 17 pero tiene por sosten á la experiencia. En aquel, innumerables inducciones patológicas, dignas hijas de una fisiología expe- rimental y positiva: en este, deducciones poco numerosas, pero legítimas, frutos preciosos de una fisiología experimental y po- sitiva. Arrastrado por una ceguedad, que solo es capaz de explicar la ignorancia, el humorismo antiguo pretendia dar cuenta de OS los fenómenos en vista de las alteracio- nes problemáticas de sus humores imaginarios: gracias á la discrecion, que le ha grangeado el título de racional, el moder- no humorismo no vé ni puede ver en esas alteraciones sino una parte del problema que ha de resolverse--..” “Coleccion de hipótesis sin hechos, el humorismo antiguo podia teorizar á su gusto: coleccion de hechos sin hipótesis, el humorismo moderno no debe proponerse otra cosa que dar acogida á los hechos nuevos á medida que se produzcan: toda pretensión á una doctrina general le está vedada, porque su dominio es limitado, hallándose inculto en una parte de su extension (1).” Y esto es lo que á nuestro parecer se deduce de la discusion promovida por el Dr. Michelena. Si al ejemplo del ilustre ca- tedrático del Colegio de Francia, consideramos la sangre como un medio interior de los organismos animales, no podrá ménos de aceptarse que en las enfermedades generales á me- nudo se altera aquel líquido primitivamente, á causa del papel de intermedio necesario que desempeña entre las partes sóli- das del cuerpo y las circunstancias que le rodean; pero por otro lado, la experimentacion, fisiológica comprueba que las sustancias, pasando por la sangre, pueden muy bien no ejercer accion nociva en ella sino en tales ó cuales tejidos; y por otro, la sangre, si bien se mira, no es nada por sí misma; todos sus elementos le vienen del exterior: fibrina y glóbulos, todo lo debe álos órganos, á que está subordinada en cuanto á su cons- titucion. Pero, —y aquí aparece el segundo hechp,—mno es tanto el contraste que existe entre las ideas de los Sres. Miche- lena, Ruz y Havá por lo que respecta al modo de con- siderar las fiebres, como por el método que siguen en la investigacion de la verdad; pues miéntras los dos últimos cla- [1] V. Del humorisme ancien comparé a l' hamorisme moderne; par S. Jaccoud, 1863. T. V—Í 18 man por la observacion y los experimentos, plumbum et pon- dera, ántes de formular la ley que en las fiebres liga las alte- raciones orgánicas y los trastornos funcionales, el Dr. Miche- lena llega sin dudas ni tergiversaciones á la proposicion que ha sentado, partiendo sencillamente de estos axiomas: “Todo efecto supone una causa,” “No hay accion sin actor,” “Todo cambio ocurrido en las funciones es la consecuencia de una anormalidad orgánica;”—y aborda al fin el objeto que se pro- puso, sirviéndose de los datos científicos como fórmulas auxi- liares. Esto nos hace decir, que por mucho que tan interesan- te debate se hubiese prolongado, todo hubiera sido posible por parte de quienes en la cuestion principal como en las in- cidentales, no ménos dignas de atencion, ganaron seguramen- te las palmas del saber; todo hubiera sido posible, repetimos, ménos el acuerdo entre los combatientes. El método deducti- vo, en efecto, requiere en las ciencias de observación el mayor tiento y cuidado para no levantar á cada instante hermosos edificios que, faltos de fundamentos, no tardan en derrumbar- se. De una pura especulacion surgieron los torbel!inos del eran filósofo Descartes, y por la misma vja especulativa vimos al profundo Hegel empeñarse en demostrar que no se descu- bririan mas planetas que los conocidos hasta 1807. Este axio- ma “Todo efecto supone una causa,” que en el terreno de la ontología basta enunciarlo para que en seguida se le acepte, aplicado á las ciencias biológicas no puede servir de regla se- gura y exenta de errores: en biología, siempre es preciso du- dar de la pretendida simplicidad de las causas y de la simpli- cidad circunscrita de los efectos: es mas que nunca indispen- sable no dejar de la mano aquella regla que nos lleva por el verdadero camino de la induccion, y de cuya eficacia nos dió tan perentoria prueba el genio de Harvey. Por desgracia un acontecimiento que forma ya época en la historia de las Constituciones médicas de la Habana puso tér- mino á la discusion de las fiebres, señalándole otro rumbo muy diverso. El cólera se hallaba entre nosotros. Oportunamente consultada la Academia, y representándola para sus primeros trabajos los Sres. D. Joaquin Zayas, D. Luis 19 M? Cowley y D. Ramon L. Miranda, muy pronto se la vió, en medio al temor general, llena de entusiasmo estudiar todas las cuestiones relativas á una enfermedad tan funesta (1). La sesion del 27 de Octubre será por siempre memorable en los fastos académicos. Sea por aquella natural reaccion ó repulsa que instintivamente nace, aun en los espíritus mas animados, con- tra la idea de un enemigo que desde el principio se muestra pujante y victorioso, ó porque este, como para sorprender á los quesin tregua habian de declararle enérgico combate, revistiera las formas mas irregulares y diversas, lo cierto es que en la men- cionada sesion, al lado de la conviccion delos unos hacian frente las dudas y vacilaciones delos otros que, en materia tan delicada, exigian en razon todos los elementos con que la ciencia cuen- ta para afianzar en ellos la verdad de los hechos. Cuestion sin embargo de un instante, dudas y vacilaciones de un segundo de tiempo, tras el cual fué un espectáculo verdaderamente grandioso, permitidme decirlo así, el del Cuerpo académico: discusion perenne, observaciones, estadística, etc.; una nueva vida le fué infundida en los momentos mismos en que la muer- te esparcia por donde quiera sus estragos. Los Sres. Havá, Ruz, Zayas (D. Joaquin), Hernandez, Valdés Castro en pro- vechosos debates; los Sres. Miranda, L. Cowley, García en da- tos numéricos; los Sres. Gutierrez y G. del Valle (D. Fernan- do) exponiendo los resultados de su práctica; y muchos otros señores, dentro y fuera de la Academia, demostraron á la vez y públicamente cuanto arde en sus corazones el amor á la ciencia y á la humanidad. Comenzó el Dr. Havá la serie de discursos que tan buenas horas nos han proporcionado; y al ocuparse en la teoría y tra- tamiento del cólera, lo hizo gráficamente en esta frase: “Un colérico, dijo, es en último análisis un individuo que se seca;” y en efecto, para él la pérdida de los líquidos es el fenómeno característico de la enfermedad, siendo esta mas ó ménos gra- ve segun que aquella sea paulatina, Ó súbita é irreparable; para él, el cólera epidémico y el esporádico constituyen una sola especie nosológica, y solo la intensidad de los fenómenos [1] V. enlos Anales, t. IV. pág. 291, la comunicacion del Gobierno Político de la Habana, y los informes de la Comision nombrada, en respuesta á dicha comunicacion. 20 establece su diferencia, perdiendo en ambos los elementos só- lidos de la sangre la propiedad fisiológica de hidratacion, bajo una influencia que, á falta de otro término, debe llamarse miasmática. Los recursos de la higiene disminuyen considera- blemente los desastres de las epidemias; y bajo el punto de vista de la terapéutica, en el primer período de la enfermedad es posible la absorcion y puede modificarse de una manera favorable el organismo, miéntras que en el 2.9, no efectuán- dose aquella, lo que conviene es sostener constantemente la fiuidez de la sangre; y extinguida así la causa del cólera, re- poner los líquidos perdidos y combatir los accidentes que se hubiesen presentado [1]. El trabajo del Dr. Havá, notable por la claridad de la ex- posicion y por las miras instructivas que encierra, halló en el Sr. Ruz un temible adversario: temible, decimos, no en cuan- to á las formas, que siempre se ofrecieron corteses y afectuo- sas, sino porque entre nosotros nadie habrá que ignore que en nuestro ilustrado Vice-Presidente son solidarias la preste- za en la concepcion y la facilidad en el decir, contribuyendo estas cualidades naturales de su espíritu 4 hacer de él para la Academia una gula eficaz en multitud de cuestiones embara- zosas por sus grados de oscuridad y complicacion [2]. No es nuestro ánimo seguir paso á paso la contienda cien- tífica suscitada entre ambos inteligentes académicos: seria esto en primer lugar abusar de la atencion con que me honrais; en segundo, despues del último y voluminoso escrito en réplica del Sr. Havá, ha quedado su contradictor con opcion á la pa- labra, y hasta entónces es justo suspender todo juicio. Pero la oposicion por parte del Dr. Ruz ba sido en extremo venta: josa para el esclarecimiento de los hechos. Cierta similitud entre la teoría proclamada por el Sr. Havá y las ideas emiti- das por el sabio Robin en su excelente obra acerca de los hu- mores del organismo, obligó á poner de manifiesto importan- tísimos pormenores, cuya divulgacion era sin disputa muy útil en todos conceptos. Partiendo Robin de la propiedad de hidratacion que poseen los principios inmediatos de la sangre, [1] V. Anales, t. 1V. pág. 302. [2] V. Anales, t. TV. pág. 395 y 428. 21 hace derivar los trastornos todos de un cambio isomérico de las sustancias coagulables en virtud de una accion miasmática. El Sr. Ruz no acepta enteramente el órden en que el Dr. Havá coloca los síntomas del cólera, por no estar de acuerdo dicha progresion con lo que la Clínica enseña: parécenle insu- ficientes las razones aducidas por el último para asegurar que son una misma enfermedad el cólera esporádico y el asiático: la intensidad del mal no guarda una relacion directa con las pérdidas sufridas por el organismo; la ciánosis unida á otros caractéres es un signo positivo del cólera epidémico; los ca- lambres no tienen idéntico motivo que la rigidez cadavérica, á la inversa de lo que ha expuesto el Dr. Havá. En resúmen, el Sr, Ruz opina que la doctrina de Robin es mas completa, mas profundamente científica. “Havá ha dicho que el colérico es un individuo que se seca, que la pérdida de agua es la cau- sa que produce todos los trastornos consecutivos, exósmosis intestinal, algidez, ciánosis, calambres d:c. Para Robin la pér- dida es secundaria, y ántes que de ella, es efecto la enferme- dad de un cambio isomérico en los principios de la tercer cla- se... Y siendo el fenómeno orgánico mas importante del cólera esa alteracion isomérica, la indicacion terapéutica no es en verdad reponer el líquido en el período de deshidrata- cion, sino devolver á los elementos de la sangre la facultad que perdieron, y para la cual la exósmosis constituye un fe- nómeno secundario.” Ademas el Sr. Ruz ha dedicado algunas palabras á la influencia nerviosa vaso-motriz que, iniciada en los experimentos de Claudio Bernard, ocupa hoy un lugar preferente en la fisiología patológica de gran número de en- fermedades. Y semejante influencia parecen «poyarla: el he- cho de que roto por ella el equilibrio en el doble movimiento de asimilacion y desasimilacion, el fenómeno físico se halla invertido, trastornado el órden de los fenómenos fisiológicos, y en vez de absorber las materias que lo recorren, el canal in- testinal se hace el asiento de una eliminacion considerable; la consideracion de que los síntomas nerviosos son evidentemen- te los mas elevados en la serie, sobre todo dado cierto desar- rollo en la organizacion, y á ellas están subordinados los sín- tomas de órden químico y hasta cierto punto los de órden 22 plástico; por último, los experimentos mas recientes respecto: á las consecuencias que se originan en la produccion de los lí. quidos intestinales por la seccion de los nervios que en las asas del intestino se distribuyen [1]. La memoria del Dr. D. Joaquin Zayas no es solo una obra de inteligencia, es tambien un tributo rendido á un ilustre maestro; pudiendo desde luego calificarse, como todas las co- municaciones de su autor, por su carácter esencialmente prác- tico. Siguiendo el ejemplo y la enseñanza del Dr. Abreu, afa- mado por su saber y elocuencia, y por haber dado á conocer entre nosotros las doctrinas del célebre Bichat, cree el Sr. Za- yas que la intoxicacion colérica necesita para desarrollarse de una causa perturbadora que, rompiendo la armonía del orga- nismo, provoque la aparicion del estado patológico: de aquí que “el cólera casi siempre pueda evitarse;” y como el primer período se caracteriza en especial por una diarrea que no debe confundirse con otra cualquiera, que es inicial y fácil de con- trarestar, importando reconocerla, porque de ella dependen la mayor parte de los fenómenos que mas tarde vienen á consti- tuir la triste y espantosa fisonomía del mal, de aquí el aforis- mo aceptado por el Dr. Zayas: “el cólera casi siempre puede curarse.” —El opio ocupa el primer puesto en la terapéutica re- comendada por nuestro compañero; y en lo tocante á la pro- filaxis, en párrafos que merecerian ser aquí transcritos, da el valor que les corresponde á las visitas 4 domicilio que en In- glaterra se establecieron con el fin de precaver los resultados de la apatía y del abandono de las poblaciones, —adelantándose á la enfermedad, buscándola de casa en casa y espiando sus primeros síntomas para combatirlos [2]. Sin duda alguna que en las manifestaciones consoladoras y generosas de los Sres. Zayas y Havá, encontraron mas de una ocasion motivo para levantar el ánimo, aquellos de entre nos- otros que durante la epidemia se vieron alguna vez rodeados del cuadro tristemente angustioso de la desolacion y de la muerte. En contra de algunos particulares comprendidos en el dis- 13 Cl. Bernard, Marey, Sée, Lorain, etc. 23 V. Anales, t. IV. pág. 351. ra ra o 25 curso del Sr. Zayas, hubieron de pronunciarse los Dres. Her. nandez y Valdés Castro. El primero de ellos, despues de refe- rir los casos ocurridos en la Real Casa de Beneficencia y Ma- ternidad, señalando sus condiciones higiénicas y las circuns- tancias que coincidieron con la aparicion de la epidemia; en su recinto, expone las doctrinas que tiene por mejores respecto del cólera. ¡El sistema nervioso es el que en su concepto sufre primitivamente;—la enfermedad presenta siempre como ca- 'rácter propio una debilidad bien marcada en las fuerzas diges- tivas; y como á menudo el mal se desarrolla estando el apara- to. digestivo ocupado en desempeñar sus funciones, si no se procura desembarazarlo del peso que lo abruma, no podrá fa- vorecerse en manera alguna la reaccion, ni devolverle las fuer- zas que el mal le roba. Parécele entónces de la mayor impor- tancia el uso de los vomitivos, que el Sr. Zayas considera co- mo perjudiciales en el primer período del cólera é inútiles en el segundo; y por el contrario lleno de peligros el empleo de los calmantes y astringentes. A la inversa tambien del Sr. Zayas, sostiene el Dr. Hernandez la trasmision del cólera por medio del contagio; y al examinar su etiogenia, relaciona los trastornos biológicos con los cosmológicos en vista de los mo- vimientos aéreos y de las conmociones terrestres que prece- den ó acompañan con frecuencia á las epidemias coléricas.— La 1.% cuestion, acerca del uso de los vomitivos, fué apoyada por las interesantes comunicaciones del Dr. D, Fernando G. del Valle: lo observado en su clínica del Hospital de S. Francis- co de Paula le ha demostrado que los vomitivos pueden emplear- se á veces con ventaja en la afeccion de que hablamos, y que su administracion en los otros casos en que estén indicados, reinando la epidemia, no ofrece los inconvenientes y riesgos de que se la acusa.—La 2.% opinion, sobre las influencias at- mosféricas y telúricas, sostenida con algunos ejemplos que á su favor adujo nuestro Sr. Presidente, fué enérgicamente con- trariada por los Dres. Zayas y Horstmann, quienes opinan que todavía no es posible sacar deducciones verdaderamente cien- tíficas en ese órden de ideas. —Hay no obstante en él todo un programa de estudios acerca de la correlacion entre las epide- mias, la constitucion y las perturbaciones del planeta, cuya 24 importancia se comprende, y parece preludiarla el interés con que en Alemania han sido acogidos los trabajos de Pettenkofer. En erudita disertacion se esforzó el Sr. Valdés Castro por ilustrar la cuestion histórica de la diarrea llamada premonito- ria, la de sus caractéres especiales y el uso del opio para com- batirla; disintiendo de lo manifestado porel Dr. Zayas relati- vamente al influjo que ejercieron la enseñanza y las publica- ciones del Dr. Abreu. A continuacion de los trabajos anteriores es natural mencio- nar otros relativos al mismo asunto: —una curiosa observacion del Dr. Gutierrez, en que un ataque de cólera hizo desaparecer la anasarca que sufria una enferma;—las observaciones y la estadística de los casos que ocurrieron en la enfermería de Villanueva por el Dr. D, Joaquin Zayas; —algunos casos re- cogidos por el Dr. Havá en Guanabacoa; la estadística general del cólera en la Habana por el Sr”. Miranda;—un estado del movimiento de enfermos en el hospital provisional de San Juan de Dios, por los Sres. Farcía y Babé;—los datos comuni- cados porel Dr. L. Cowley y relativos á la sala de coléricos del hospital de San Felipe y Santiago (1); y de parte de profesores extraños ála Academia, dos observaciones del Dr. Beato y Dolz; dos documentos históricos muy importantes y una memoria del Zdo. D. Domingo Rosain, donde se estudian las epide- mias del cólera morbo que se han desarrollado en esta capital en diversas épocas. Los que en este lugar me han precedido, con mas autoridad y derecho, tuvieron especial cuidado en realzar la importan- cia de la Comision de Medicina legal. Sus informes, primera- mente discutidos en su seno y mas tarde en la Academia, no solo se caracterizan por esa doble sancion, por el esmero con que se redactan y la rapidez de su despacho, en que buena par- te corresponde al Secretario de dicha Comision, Dr. Don Gabried. María García, sino sobre todo por las dificulta- des con que esta tropieza á cada paso: unas veces las con- sultas no son hechas con aquel grado de claridad que ta- (1) V. Anales, t. IV. pág. 337, 340 y 346. 25 les asuntos reclaman; otras se busca mas bien que la de- fensa de la verdad la del culpable; y otras, y esto nos ata- ñe muy mas directamente, los documentos periciales que se envían acusan acto continuo ignorancia, brecipitacion ó falta de recursos. Jueces, jurisconsultos defensores, médicos foren- ses—¡cuánto espera la Academia de vosotros para que sus in- formes puedan esclarecer verdaderamente la administracion de la justicia! —Una ligera mencion de los que se han ministra- do por el Instituto en este último año bastará para dar idea del interés que en ellos se encierra. En dos informes del £”. Galvez, se preguntaba primero si la herida era necesariamente mortal y si recursos oportunos no hubieran evitado sus funes- tos resultados; y en el segundo, la calificacion de una herida y la causa probable de la muerte.—De dos informes recomenda- bles del Dr. La-Calle, se inquiria en el uno la explicacion de un caso de muerte bajo el peso de un vehículo enormemente cargado, cuando la autopsia no comprobó lesiones orgánicas y cuando los peritos se perdian en toda clase de hipótesis; y en el otro se pedia la calificacion de unas heridas, é investigar si el herido pudo conservar sus facultades mentales algun tiem- po antes del fallecimiento.—Un informe del Sr. Cayro versa tambien sobre heridas calificadas de mortales por necesidad ó por falta de socorros.—Un informe del Dr. Landeta, á fin de averiguar el estado mental de un procesado, siendo insuficien- tes los antecedentes recogidos reclama para aquel una obser- vacion mas detenida y prolongada.—Otro informe, muy cir- cunstanciado del Dr. Rodriguez, concluye tambien la insufi- ciencia de datos para hacer constar la locura de un individuo, clasificada por los peritos de la manera mas vaga y contradic- toria.—En un trabajo del Dr. Miranda se trata de diferen- ciar las manchas cadavéricas de las equímosis provocadas por golpes durante la vida.-—Un informe del Dr. García no vaciló en un caso dado, en considerar la muerte como consecuencia de las heridas. El Dr. D. Ambrosio Gonzalez del Valle hizo interesante la discusion del hecho con grande acopio de datos, contrariando las conclusiones de la Comision médico-legal; pero la Academia ha opinado que era siempre preferible no resolver las cuestiones de un modo general, sino en inmediata T. V—4 | 26 relacion con los hechos.-—En un informe del 5». Lebredo se dis- cuten con tino las circunstancias en que pudo hallarse un fa- cultativo que se negó á-la curacion de una herida y los casos en que seria mas peligroso hacer dicha curacion por un solo médico-cirujano, que dilatarla hasta que se proporcione otro perito que le acompañe.—El Dr. Calan en dos informes, que se distinguen por la sobriedad de las palabras y la lógica en las conclusiones, tuvo primero que ilustrar á uno de los Juzgados, en nombre de la Academia, acerca del arma con que se infirió una herida; y en segunda ocasion, que valorizar los recursos con que cuenta la ciencia para diferenciar las manchas de san- gre humana y las de otros mamíferos, declarando que la me- dicion de los glóbulos rojos es una operacion sujeta á errores si se atiende « la gran experiencia indispensable del observa- dor, á los medios que ofrece la micrografía y á las alteracio- nes á que están sujetos dichos glóbulos poco tiempo despues de salir la sangre del organismo.—El Dr. HZavá, á quien siem- pre se le encuentra dispuesto á esta clase de trabajos, que des- empeña á satisfaccion del Cuerpo académico, —ha redactado este año cuatro “informes: el 1.2 para descubrir si la muerte de un individuo pudo verificarse de la manera que lo explicó el procesado, con oposicion á lo que aseguraban los peritqs: el 2. respecto á la naturaleza de una herida, en vista de la con- tradiccion que existia entre los facultativos consultados: el 3. 2 sobre honorarios, con motivo de una operacion de catarata do- ble, que se juzgaba simple por la parte que debia remunerar al cirujano; y el 4.2, en que se deduce que no es posible á la Academia ratificar ni reformar, segun se pide, el parecer emi- tido por dos facultativos, pues los datos acopiados no permiten llegar á saber qué instrumento pudo causar una herida, ni el accidente que ocasionó la muerte. Por guardar conexion con los anteriores trabajos, nos cum- ple citar aquí: una memoria del Dr. Cowley (D. Luis María) relativa á las propiedades tóxicas y medicamentosas del bejuco Curamagitey, á consecuencia de sospechas de envenenamiento: un informe del Dr. Morstmann, en que se considera á un pro- cesado en el pleno ejercicio de sus facultades intelectuales;-— un informe del /)r. Miranda sobre peticion de expendio para 27 un remedio secreto, y otro del Sr. Valdés Aguirre sobre el mismo asunto. ' Y si ahora agregamos:—el caso clínico relatado por el S». Valdés Castro en comprobacion de las teorías de Flourens sobre la regeneracion delos huesos (1): la memoria del 9. 1. Joaquin Zayas sobre las útiles aplicaciones del laringoscopo á la práctica de la medicina (2): las comunicaciones del mismo entusiasta aca- démico sobre un caso de amaurosis, el cauterio de gas empleado por Nélaton, el cauterio laríngeo de Fauvel, los quistes del ovario y los tumores fibrosos naso—faríngeos;-——la observacion del 5. D. Fernando E. des Valle sobre el hidroraquis en ura jóven;-—la memoria acerca de los volcanes y terremotos envia- da por nuestro corresponsal deVenezuela el Dr. Arístides £o- jas, la obra de Clínica obstétrica de nuestro corresponsal en Nueva-York el Dr. Elliot, el volúmen de la Sociedad Smith soniana,—habremos hecho una merecida mencion de casi todas las comunicaciones con que ha sido honrada esta Academia. Despues del ingreso en la categoría de socios numerarios de los Sres. Rodriguez y Sauvalle, ocurrió la Reforma de nuestros Estatutos en 16 de Agosto de 1867, que entre otros perfec- cionamientos, facilitaba la entrada en la Corporacion de algu- nas personas idóneas, creaba la clase de Medicina Veterinaria, y disminuia los obstáculos para la celebracion de los acuerdos. El Sr. Rodriguez, conocido de antemano por su buen desem- peño de la Cátedra de Medicina legal en la Real Universidad, presentó una interesante observacion de “Demencia paralí- tica. ”—El Sr”. Sauvalle inauguró los trabajos para la “Flora Cubana” con sus notas sobre algunas plantas venenosas y me- dicinales de esta Isla; los continuó en otras tres lecturas rela- tivas á aquel hermoso proyecto, que desde su principio formó parte de los atributos académicos, pero que solo despues de los esfuerzos de tan entendido botánico ha tomado un aspecto de realidad y certeza (3).——El Dr. Ramos, al tratar en su discurso de recepcion de lo importante que es el estudio de la Botánica [1] V. Anales, t. 1V. pág. 63. [2] V. Anales, t. IV. pág. 49. [3] V. Anales, t. TV. pág. 217, 283 y 331;—433, 435, 438 y 501. 28 Médica y principalmente de las plantas medicinales indígenas, marchó con buen acierto por el sendero que trazara Sauvalle, aunque colocándose en el punto de vista médico subyugó á este las plantas que en nuestro suelo son capaces de llenar las indicaciones terapéuticas, conforme á las medicaciones acep- tadas por los autores. Su diverso modo de considerar la cues- tion, á la vez que comunicó originalidad á su trabajo, contri- buyó á acrecentar la importancia del asunto (1).—En respuesta álos Sres. Sauvalle y Ramosel Dr. D. Luis Maria Cowley ha dado realce al proyecto con elegantes y floridas frases (que tambien hay flores en la Academia); y el Sr. D. Tomás Gon- zalez y Delgado, que no pertenece á esta, ha comenzado á en- viarle como base importante para los estudios, una serle de apuntes que revelan un espíritu en sumo grado trabajador y constante: la Revista de las plantas citadas como de la isla de Cuba por Cavanilles, Sprengel e (2). Merced á la reforma, y por ella debemos gratitud 4 quien nos la otorgó, otros obreros inteligentes vinieron á sentarse á nuestro lado: Ruiz de Leon y Albear que introducen el ele- mento matemático y mineralógico, útil siempre si no por el método en las ciencias biológicas, como dato fundamental y necesario; André y R. Cowley, Presas y Navarro, en cuyos antecedentes se encuentran los conocimientos en Medicina y en Ciencias Físicas y Naturales; Ramirez, Delrieu y Llorente, reputados profesores de Veterinaria. Con la sociedad de to- dos nos honramos, y lo que de ella pudiéramos esperar, fuera difícil decirlo en estas breves líneas; pero una mencion espe- cial es debida á quienes tan presto ocuparon sus puestos, como presto demostraron sus buenos deseos en servicio del Institu- to: Ramirez, historiando los progresos de la Medicina Veteri- naria, particularmente en la Península, y encomiando sus nu- merosas aplicaciones; al que contestó el Sr. La4yro, procurando fijar el papel de la historia en el estudio de las ciencias de observacion (3); Llorente, recorriendo las enfermedades que con mas frecuencia se padecen por las diversas especies animales [1] V. Anales, t. IV. pág. 455. [2] V. Anales, t. IV. pág. 384 y 389. [3] V. Anales, t. IV. pág. 373 y 379. 29 que están en contacto con el hombre; Delricu, escritor incan- sable, á quien le ha faltado y le faltará á menudo el tiempo para exponer y escribir cuanto bulle en su cabeza acerca de la Medicina general, humana y comparada.—Ni debo silenciar tampoco que, con su retorno á la Academia, despues de una sensible ausencia, los Dres, (firalt, Horstmann y Lebredo han contribuido á no dudarlo á aumentar su valor. La buena par- te que ellos han tomado en las discusiones incidentales, y las interesantes comunicaciones del 1.2 sobre un ejemplo de gra- nulia, sobre otro de aneurisma de la aorta y gangrena del pul- mon y sobre un caso de gota en la infancia; y del 2.9 acerca deuna extraccion de catarata cápsulo-lenticular (1) comprueban la verdad de las palabras que el Vice-Presidente dirigió á los nuevos académicos en estos términos: “La Academia ha tenido grandes oscilaciones, dias m uy tris- tes y hasta momentos de desaliento y de duda respe cto al por- venir de su existencia. Sin embargo ha vivido, y viviendo ha tenido tiempo para esperar y obtener que nuevas actividades viniesen á despertar su vida aletargada y hacer mas constan- te y eficaz su movimiento progresivo. Yo os felicito, Sres., y felicito ante todo á nuestro infatigable Presidente, que siem. pre de pié sobre el puente de la nave, nos ha llevado á puer- to despues de los azares y peligros de la navegacion. La refor- ma de los Estatutos, promovida y obtenida por él, abrió nue- vas puertas á notables inteligencias; brindamos nuestros pues- tos, y muy dignos y honrados obreros se presentaron como candidatos........ Contad ahora nuestros compañeros, estimad sus valores, y decidnos si no debemos tener alegría y hasta noble orgullo, nosotros que no hemos abandonado el templo, y hemos esperado solitarios que viniesen los adeptos convo- cados, nosotros que recordamos con fé las palabras de las Es- crituras: “Perseverad, porque los malos dias pasan y los bue- nos tiempos se acercan.” ( Ademas de los cambios referidos conviene recordar que los Sres. Gonzalez del Valle (D. Fernando) y Luz Hernandez han pasado por acuerdo unánime de la Corporacion á la cate- [13 V. Gaceta de Ciencias Médicas, año L, pág. 8. 30 goría de académicos de mérito; el Sr. 4/f. Amussat de Paris, por sus buenos antecedentes científicos y por la memoria que con ese objeto remitió acerca del mejor tratamiento de los tumores hemorroidales, fué admitido como socio cor- responsal. La muerte del gran cirujano Velpeau, que era socio de mérito extranjero, ha sido una pérdida irreparable para el mundo médico. La Academia le debe un elogio; y es- tá tanto mas interesada en hacerlo cuanto que la vida de esa figura colosal de nuestra ciencia es la historia de la cirugía contemporánea; pero hubiera sido inmodestia no dejar que hablasen primero aquellas sociedades de que fué gloria y pres- tigio y en cuya importancia influyó mas que ningun otro por su saber, con sus obras, con su palabra y con su ejemplo.—El profesor Wélaton ocupa ahora ese puesto. La remision á la Academia de una memoria acerca de la fie- bre ó sudor miliar como enfermedad endémica de la isla de Cuba, con opcion al premio anual, hízole abrigar un momento la esperanza de que la ciencia médica hubiese logrado la ad- quisicion de una obra de interés práctico para el pais. Una co- mision fué nombrada con el objeto de examinar el mérito de dicha memoria, y su informe luminoso, redactado por el D». Giralt, faé un nuevo desengaño; pues ademas de no cumplir aquella con las dos condiciones exigidas en el programa, de ser la enfermedad que se estudiara endémica en esta Isla, y de distinguirse el trabajo por su carácter práctico, confunde el autor lo que ha tenido oportunidad de observar con el sudor miliar descrito en los autores clásicos de medicina, y parece en algunos rasgos referirse mas bien á una calentura perniciosa palúdea (1). Estos y otros defectos, igualmente graves, han im- posibilitado á la Academia de acor Es el premio; y deseosa de allanar todos los obstáculos, por insignificantes que se apre- cien, ha determinado no fijar temas en lo sucesivo, dejando á los que quieran optar al premio la libre eleccion del asunto. Quizas se consiga de este modo, abriendo tan ancho campo á la exploracion, que en él penetren los hasta ahora ausentes (1) Véase mas adelante, en esta entrega, el informe del Dr.D. Félix Giralt. 31 exploradores, y tengamos la satisfaccion de recompensar den- tro de poco, en los límites de nuestros recursos, los productos del saber y de la experiencia. Excmo. Sr. Sres.:— Nuestra tarea está terminada.— En medio de las sombras que siempre oscurecen el porvenir y de las nubes que á veces se agrupan en sus horizontes, el espíritu del hombre dedicado al estudio y cultivo de las ciencias puede permanecer tranquilo, en la seguridad de que todo progreso será la conquista del saber sobre la ignorancia. —Y al ver que esta Academia conmemora hoy su 7? aniversa- rio, despues de un año de constante labor; al recordar que du- rante él no ha dejado de celebrar una sola de sus sesiones; al sentir el santo estímulo que por todas partes se difunde; al ver que las autoridades no esquivan honrar á la Academia con sus consultas, así como la buena aplicacion de nuestro ha- ber, el incremento de nuestra biblioteca y otras señales de adelanto -... es natural esperar que las sombras y las nubes , desaparezcan por completo, permitiéndonos siquiera la percep- cion constante de aquel rayo luminoso de la verdad que “siem- pre se sigue y nunca se alcanza.” Discurso DEL Dr. D. Joaquin (+. Lebredo EN LA SESION SOLEM- NE DE LA REAL ACADEMIA. Sirviéndose V. E., Excmo. Sr., ejercer una de las mas no- bles prerogativas del elevado cargo que le está confiado, la de la proteccion á cuanto tiende al desenvolvimiento ordenado de la inteligencia; dominados muchos de vosotros, Sres., por el santo amor á la ciencia, cumpliendo algurios con las exigen- cias de un grato deber, arrastrados otros por una loable incli- nacion á estas serenas fiestas del entendimiento, y usando to- dos del indiscutible derecho que teneis á preguntarnos qué hi- cimos de la obra que nos confiásteis, habeis venido á reuniros hoy en este nuevo templo con el corazon lleno de un senti- 32 miento de paz, la benevolencia; habeis venido á agregar al se- vero principio de verdad que nos rige un principio de bendi- cion, la simpatía; habeis venido á sancionar con vuestra pre- sencia los modestos trabajos de nuestra mas modesta corpora- cion; habeis venido á consagrar con vuestra bondadosa aten- cion las aspiraciones ya realizadas y las esperanzas por reali- zar de este conjunto de inteligencias que no quiere solamente el bien de una asociacion, sino que anhela el bien de la huma- nidad, y entre los pliegues, ya ante vuestra vista deshechos, de nuestro pasado, habeis venido á evocar con nosotros las misteriosas sombras del porvenir.—Gracias, Sres. Y al encontrarme frente de vosotros permitidme que olvide un momento el gran honor con que se me ha distinguido al se- nalárseme para que os dirija la palabra en esta ocasion siem- pre solemne, y que me ocupe, brevemente siquiera, de lo que hemos alcanzado, y con alguna mas detencion de lo que es pre- ciso que alcancemos. No hace mucho, Sres., que la Medicina entre nosotros no tenia mas objeto que el ejercicio de una profesion humanita- ria, y con ella la realizacion de ese eterno é instintivo senti- miento que nos ordena corresponder á las exigencias de la vi- da, de la familia, de la sociedad; no hace mucho que los ini- ciados de esa profesion, una vez abandonado el templo de la enseñanza, se esparcian arrebatados por el torrente de la vida pública, y, peregrinos sin religion, se saludaban al encontrar- se, cambiaban á lo sumo unas cuantas frases cerca del lecho del enfermo, llevándose consigo sus inspiraciones, sus adelan- tos, sus observaciones, los pobres 6 valiosos resultados de la práctica individual, elementos todos que encontraban al fin un sepulcro en el mismo cerebro que les sirvió de cuna; y siá veces, obedeciendo á la constante ley de la comunicacion, al- guna inteligencia mas activa y entusiasta procuraba imprimir enérgico impulso á la ciencia, y dando el grito de alarma, lan- zaba á los cuatro vientos la instructiva hoja del periódico, ese grito, despues de haber vibrado pocos momentos, se extingula, como se extingue el sonido en las elevadas regiones de la at: mósfera; sin eco, casi al nacer. Y no era posible que la ciencia, hija de la accion, del estímulo, del choque de las ideas, la cien- 33 cia que vive con el aire, con la luz, con la repercusion de sus conquistas, pudiese palpitar donde reinaban el aislamiento, las sombras, la pasividad. Empero un dia, hace hoy siete años, una respetable y que- vida cabeza, nuestro Presidente, que habia luchado y relucha- ba sin cesar con la energía que proporcionan la fé en lo que es bueno y la esperanza en el triunfo, reunió en torno de sí, gra- cias á la liberal concesion de nuestra augusta Soberana, unos cuantos hombres á quienes el sufragio señaló con el dedo; ha- ce siete años que en un dia semejante la patria se regocijaba comprendiendo que por encima de aquellas cabezas flotaban las ideas del bien y de la humanidad; hace siete años que, iden- tificados en una misma idea, iluminados por una misma espe- ranza, vibrando bajo la electricidad comunicativa de un mis- mo entusiasmo, saludamos cordialmente el nacimiento de la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales. Ese dia, todas las inteligencias generosas experimentaron un estre- mecimiento de felicidad, porque comprendieron que allí se in- cubaba un progreso, y porque comprendieron tambien que basta una hora de fraternidad para borrar todas las de indife- rencia y de desvío. Soldados no aguerridos, comenzamos la faena, primero con las indecisiones, con la Els de hábito, con armas cuyo tem- ple no se habia probado aun en el palenque de la discusion, con el desórden, si así lo quereis; á estos motivos de vacila- cion siguieron el alejamiento, la indiferencia, la crítica inmo- derada y la mas terrible, la que no se muestra, mezquinas fra- gilidades que suelen acompañar á la aparicion de todo progre- so; mas tarde unos trabajadores se ausentaron, otros ¡ay! su- cumbieron: á aquellas primeras inspiraciones de la verdad se mezclaron bien pronto las viriles lágrimas «Jel último adios; la desconfianza Ó la pasion, siniestros pero felizmente casi siempre falsos profetas, anunciaban ya el desmoronamiento del edificio con tanto trabajo levantado; pero ni la llama se habia extinguido ni todos los obreros volvieron las espaldas; los que quedaron—;¡honor á ellos! —mantuvieron el sacro fuego: el ór- den se estableció; á aquellas primeras turbulentas sesiones su- cedieron pronto bien dispuestas y fructíferas luchas; se mejo- T. V—8 34 ró la forma de nuestra institucion introduciendo las modifica- ciones dictadas por la experiencia y el conveniente estudio de nuestras necesidades, y á aquellas profecías de aniquilamiento contesta hoy la Real Academia con la exposicion de sus inte- resantes trabajos en el último año, con la manifestacion de una marcha regular y cada vez mas segura; sin grandes triun- fos, es cierto, pero cumpliendo su mision á la modesta altura á que ha podido llegar; contesta, en fin, saludáudoos en su sép- timo aniversario. Ahora bien, Sres. —;¿sabeis lo que significaba la creacion de este Cuerpo?—Significaba sostenimiento del espíritu de aso- ciacion; indicaba comunicacion incesante de cerebro á cerebro y estímulo constante de corazon á corazon; queria decir, aía- que á las preocupaciones en el círculo de la práctica y ataque á los errores en el campo de la teoría; expresaba depuracion y comprobacion de los conocimientos que de otras regiones nos llegan, exámen meditado de sus aplicaciones á nuestro pais; implicaba estudio de nuestro clima, de la capa geológica en que descansamos, de esa fecunda, riquísima y variada vegeta- cion que nos rodea; envolvia la idea de análisis profundo de los modificadores patológicos, de sus efectos, de la determina- cion de los medios necesarios para ahogar esa hidra de infini- tas cabezas que llamamos enfermedad; anunciaba, en fin, deco- ro profesional. Y aceptando la Academia tan vasto programa, algo mas, llevándolo al terreno de la realidad, desenvolvió ex- tensamente la interesante cuestion de la fiebre amarilla; agitó hasta el idealismo el particular de los miasmas; analizó dete- nidamente ese mal que tan cruelmente ejerció su funesto in- flujo entre nosotros, la difteria; discutió ese tremendo misterio del cólera, siguió paso á paso la historia de la hinchazon de los negros, estableció una vez mas el indiscutible valor de la tra- queotomía, fijó la aplicacion del iodo en las hemorragias uteri- nas, clasificó varias especies de peces, desarrolló interesantes estudios geográficos y geológicos, determinó la creacion de una Flora Cubana, abrió sus puertas á la importantísima ciencia de la Veterinaria, evacuó frecuentes consultas médico-legales, acogió y discutió gran número de memorias, de notas, de tra- bajos particulares, algunos de elevado precio, tocó con mas ó 30 ménos prolijidad otra multitud de cuestiones que no es posible recordar en este momento; é incesante en accion, atraida y agitada por los provocadores secretos de la naturaleza y por la voluptuosidad severa de la ciencia, de pensamiento en pen- samiento, de discusion en discusion ha llegado á conquistar * distinguido lugar entre nuestras instituciones y á tomar una parte muy activa en la vida indefinida de la ciencia, Mas, si os deteneis un momento y analizais esas memorias y esas discusiones en sus variadísimas formas y aplicaciones, en la inmensa mayoría de ellas, al través de la gran erudicion que las mas de las veces revelan, ademas del talento de sus autores y de la real importancia que tienen, encontrareis cues- tiones que con frecuencia tienen por orígen un raciocinio pu- ramente especulativo, por lazo otro raciocinio tambien subje- tivo y por consecuencia la hipótesis vacilante; y si en algo en- tra en ellas la actividad experimental tendiendo á mayor se- guridad en las deducciones, es, como suele decirse, á crédito, sobre la fé de los trabajos que otras inteligencias han realiza- do y que de una manera general no han recibido entre nos- otros la comprobacion de este análisis; en una palabra, en vez de los procederes lentos pero luminosos de la experiencia, con- firmando, corrigiendo, rechazando las impaciencias de la sínte- sis, Ó no llegando á ella sino al través de una dilatada repeticion de experimentos provocados en condiciones de antemano pre- vistas, encontrareis las verificaciones ilimitadas de inteligencias que se complacen en buscar en sí mismas el lazo que debe unir la premisa á la consecuencia; y de este modo, Sres., el método queda falseado hasta en lo que tiene de bueno y de verdadero. Pues bien; preciso es moderar por lo ménos, equilibrar y, casi me atreveria á decir, preciso es desvanecer esa comun ten- dencia á las cuestiones metafísicas; preciso es levantar entre nosotros en vez del vacilante edificio 4 que conducen las inves- tigaciones especulativas el indestructible templo de granito que construyen las investigaciones positivas. ¿Y de qué modo? me preguntareis.—Dejándonos arrastrar por la corriente científica del siglo, que como voy á tratar de demostrároslo, ha traido y arrastra envuelto en sus gigantes olas un mundo de progresos. 36 Sabeis, Sres., que hay dos métodos á:los cuales deben las ciencias su orígen y desenvolmiento: el de la observacion pura y el de la experimentacion. La mayor parte de los fenómenos que rodean al hombre se escapan naturalmente á la accion de sus sentidos, y es necesario, si ha de conocer su significacion, que aumentando la potencia de esos órganos con otros medios materiales penetre en el interior de los cuerpos para descom- ponerlos, creando de este modo una fecundísima fuente de es- tudio de donde nace la instruccion. Eu la observacion pura hay mucho de pasivo por parte de la inteligencia; en la expe- rimentacion se encuentra esta en la plenitud de su actividad: la observacion acepta el hecho en toda su espontaneidad; la experimentacion lo analiza, lo relaciona con otros, aisla y mu- chas veces destruye convenientemente todos ó algunos de los elementos de esa espontaneidad: la observacion se limita á se- ñalar, la experimentacion crea: la primera .es indecisa y con frecuencia estéril, la segunda segura y casi siempre fecunda; aquella proporciona únicamente el sentimiento de una rela- cion entre los fenómenos, esta da el conocimiento, la forma, las condiciones de esa relacion, y como dice Sydenham, aquella escucha, esta pregunta. La experimentacion es la inteligencia en plena actividad, auxiliada de los procederes positivos, ex- perimentales, preciso es repetir la idea, de que ha podido dis- poner, pues su carácter peculiar es precisamente la capacidad, la potencia de accionar y reaccionar sobre los cuerpos, como he tenido ocasion de decirlo en épocas pasadas en el seno de esta misma Academia: “de aquí una gran diferencia entre ám- bos métodos, ventajosa para aquel, desfavorable para este. En la experimentacion dominais completamente las condiciones del problema, en la observacion ellas os dominan. En la ex- perimentacion podeis muy á menudo obligar á los medios ma- teriales de que disponeis á que os dén una respuesta termi- nante; en la observacion con frecuencia ni siquiera podeis in- terrogar, porque la naturaleza no os responde, y si Os respon- de á ocasiones, creeriais, á ser un individuo, que la demencia la domina, porque su respuesta es tan diferente de la que es: perabais, tan ajena á lo que suponiais, que trastorna todos vuestros planes y vuestra investigacion se desanima. La expe- 37 rimentacion es el edificio sólido y bello que construís con ele- mentos que habeis podido y sabido elegir y preparar. La obser- vacion es el libro cuyas páginas se han borrado y de las que tan solo quedan algunas que otras frases en incógnito idioma escritas, que os será preciso traducir, para que despues de ana- lizadas con paciencia, de estudiadas con afan y con criterio, podais darnos, si os es posible, el libro completo lleno de cla- ridad y de palpitante interés.” Si necesitásemos una prueba de lo que venimos manifestan- do, suponed por un momento, —suposicion casi impía—que, entregado el hombre desde los primeros tiempos de la crea- cion á la beatitud de la contemplacion, hubiera encerrado sus sentidos, su entendimiento en el círculo de la observacion úni- camente y representaos lo que habria sucedido. Ese hombre inteligente, pero sin aplicacion efectiva de su inteligencia, ac- tivo, pero sin aplicacion real y exterior de su actividad, ha- bria marchado invariable, metódicamente y marcharia aun como una aguja sobre el cuadrante; contemplariamos en vez de los campos cultivados, los rios canalizados, los istmos tala: drados, los ferro—carriles cubriendo con su inmensa red la su- perficie de una gran parte del Globo, el hilo vibrante del telé- grafo enlazando las ideas, asociando los sentimientos, multi- plicando las relaciones sociales; en vez de esas enormes masas de hierro modeladas por ese Vulcano infatigable, el trabajo, que diariamente y en todos momentos giran, golpean, zum- ban, silban, que tejen el lienzo para el vestido, que trituran el grano para el alimento, que arráncan y elevan la piedra pa- ra el edificio, que sierran la madera para el mueble y para el buque, que cortan y ablandan el metal; en vez de esos torren- tes de armonía que crea la imaginacion y que brotan con la música, la arquitectura, la escultura, la poesía, con el arte en fin; en vez de esas flotantes caravanas en marcha de un conti- nente á otro continente, en vez de ese peremne flujo y reflujo del hombre, multiplicado tantas veces cuantos son los medios de accion nacidos de él, que contempla en su derredor; en vez de esos dos admirables colosos, la Europa y la América, cam- biando constantemente sus productos, sus ideas, como dos enor- mes y animados pedestales del progreso; en vez de ese verti- 38 ginoso torbellino de arte, ciencia, industria, comercio, navega- cion, aspirando sin cesar al perfeccionamiento; en vez de esa constanté y providencial ambicion de mejorar la creacion ba- jo las miradas del Creador; en vez de las vivientes manifesta- ciones de esas dos fuerzas infinitas, la inteligencia y la volun- tad, asociadas y combinadas para producir el bienestar del sér humano, contemplariamos la inmensidad del desierto, la soledad imponente de los mares, la vegetacion en la plenitud de su dominio, cerrando el paso con su espesura y sus peligro- sas emanaciones; el mismo eterno rumor en los aires, el mismo eterno quejido en las olas; contemplariamos todavía al hom- bre cubriéndose con la tradicional hoja de higuera, cumplien- do como por accidente su entónces triste destino, esclavo de la naturaleza, con un árbol por domicilio, con la fruta ó cuan- do mas la presa por alimento, con un inarticulado eco por len- guaje, sintiendo el golpe y el contragolpe del frio, del calor, de la lluvia, pasando casi sin conciencia de la luz á la sombra y de la sombra á la luz, viviendo solamente con fugitivas 1m- presiones, dominado por la pasion y no por esa simpatía, san- ta llama á cuyo calor mas tarde nació y se desarrolló la tran- quila historia del hogar doméstico, y cuando mas, indolente- mente reclinado en la vírgen naturaleza, hubiera visto, sin cu- riosidad, trazarse y volverse á trazar las curvas de los astros en la concavidad de los cielos. ' Empero, desde el momento en que presintió que llevaba en el cerebro y en los sentidos. la continua redencion de su pasl- vidad, se acercó á la tierra, al árbol, á los animales, interrogó, incitado por sus necesidades y ya activamente, á cuanto tenia al rededor, analizó sus propiedades, las hizo formar parte de su existencia, creó el arte, multiplicó los instrumentos, y en- trando cada vez mas, ayudado de estos, en posesion de la na- turaleza, de descubrimiento en descubrimiento, gracias á su actividad, á la experimentacion, pudo dar mas valor á las cien- cias de observacion pura, ensanchó las de descripcion y clasi- ficacion y creó las exclusivamente experimentales, derraman- do desde entónces de su cerebro en toda la potencia de su desarrollo esta inmensa suma de civilizacion que nos rodea. Pues bien, Sres., si atacando ¿la materia bruta, penetrando 39 en su interior, analizando su estructura, averiguando sus ele. mentos, combinando sus propiedades. midiendo sus manifes: taciones, investigando sus condiciones de existencia, experi: mentando en fin, no solo hemos llegado á tener un profundí- simo conocimiento de ella, sino que no ha habido ni una sola nueva propiedad hallada ni un solo nuevo cuerpo descu- bierto que de una manera general no haya tenido mas ó mé:- nos tarde una aplicacion directa á la satisfaccion de una nece- sidad, á la investigacion ó comprobacion de algun fenómeno; si la primera indispensable condicion de este método es que el experimentad or pueda dominar, tener á su alcance el fenó- meno que estudia, y el ser organizado llena esta condicion, ó es preciso permanecer sumergidos en la vaguedad de las hi- pótesis, como ha sucedido en la antigiedad, y entónces el ade- lanto de la ciencia médica tiene que ser lento y vacilante, ó es preciso acercarse al ser organizado y, como con el cuerpo bruto, analizarlo, averiguar sus elementos, sus propiedades, medir sus manifestaciones, investigar sus condiciones de exis- tencia, someterlo en una palabra á todos los procederes cono- cidos del método experimental, á todos los demas que el ge- nio produzca, aplicables al nuevo órden de fenómenos que se ofrece á su accion.—Despues de cuanto llevo manifestado, en- tre ambas sendas, señores, no es difícil la eleccion, tanto mas cuanto que'no se excluyen, y tan no lo es que si merecida- mente se dió á la Medicina en épocas remotas el dictado de ciencia de observacion, en nuestro siglo no puede conservar su razon de ser sino á título de ciencia de experimentacion. Por mas que el raciocinio se esfuerce, eternamente el pro- blema científico girará sobre esta base: relacion de estructura á propiedad, relacion de propiedad á propiedad; y pues que en el sér organizado encontramos modelada la materia de tan distinto modo y mucho mas complexo que el que vemos en los cuerpos brutos, ni es extraño que sus propiedades varien tambien de una manera notable, ni tampoco que tan lenta haya sido la marcha de la ciencia miéntras se agitó en las so- ñadoras aspiraciones de teorías nacidas en la observacion pura y alimentadas en la atmósfera de la abstraccion. Preciso se hace pues conocer, pero conocer profundamente la estructura 40 del cuerpo, bajo todas sus faces, aislar experimentalmente, poniendo en juego todos nuestros medios de accion, cuanto no sea idéntico, tanto en el órgano como en la funcion, y solo así es posible el adelanto. Podriais tal vez rechazar estas ideas, trasmitidas hasta vos- otros por unos labios sin autoridad, pero ciertamente que no recusarels el pasado. Abrid la historia—¡cuántos errores en la antigúedad respecto de la disposivion y mecanismo de nues- tros órganos! —errores nacidos, como casi siempre sucede, en el afan de las síntesis, cuando -todavía el análisis no ha pro- porcionado los elementos necesarios á la generalizacion.— ¡Cuántos errores, como es lógico, en la aplicacion de aquellas ideas á las perturbaciones del organismo!—Mas una vez que Vesalio, Silvio, Eustaquio, moviendo la palanca poderosa de la experimentacion—de la experimentacion, sí, Sres., porque para nosotros empieza á aplicarse este ana desde el mo- mento que la inteligencia interviene en el estudio de una manera activa, desde el instante en que hace uso de un ele- mento material conocido para llegar al conocimiento mas ó ménos exacto del desconocido—una vez que aquellos atrevidos investigadores revelaron con el escalpelo la forma, disposicion, conexiones y otra multitud de condiciones de los órganos, la Fisiología y la Patología, si no completamente, porque se hu- biera convertido en adivinacion lo que tenia y tiene que ser deduccion, empezaron á ver disipadas las brumas que envol. vian el terreno de sus investigaciones. Pero la Anatomía descriptiva participa mucho de la inflexi- bilidad del número, de la rigidez de la Geometría, posee de- masiado el carácter de las ciencias poco vivientes: la invaria- bilidad; así que á pesar de haberse aproximado tanto á los lí- mites de la perfeccion, á pesar de haber llegado hoy á ser, casi pudiera decirse, una ciencia constituida, solo proporciona ex- plicaciones positivas en cuanto se refiere al engranage de las partes del organismo, y aunque esto es ya de algun valor, solo satisface á una serie de fenómenos; resuelve únicamente las cuestiones de mecanismo; y como quiera que la generalidad de las manifestaciones del individuo vivo poseen diferentes caractéres, necesario se hacia otro órden de estudio. La expe- 41 rimentacion, siempre inagotable, creó la Anatomía de textura, á girones, convengamos en ello, al principio, sin método, pero profundizando despues cada vez mas el tejido, llega no solo 4 diferenciar sus formas y disposiciones, sino como es lógico, á suministrar la base para el análisis de las diversas propieda- des que debian respectivamente corresponderles, Mas la Anatomía general no señalaba ni podia señalar las alteraciones que los órganos y sus tejidos sufrian en las en- fermedades, y el análisis experimental, infatigable, hace nacer con Morgagni la Anatomía patológica y de aquí un nuevo fe- cundísimo campo de explotacion para la Medicina, por la comparacion entre el estado fisiológico y el patológico, por la determinacion de los signos característicos de las enfermeda- des, por el estudio de la evolucion de las mismas. Y sin embargo estas ciencias que tan gigantesco impulso supieron comunicar á la Medicina no habian llegado á la últi- ma expresion del análisis de la extructura; la investigacion debia ser mas detallada y minuciosa, y procediendo siempre en la via experimental crea la inteligencia con el microscopio y el reactivo la ciencia de los elementos orgánicos, la Histolo- gía. Y todavia esta no satisface, porque su estudio solo viene á constituir la Anatomia descriptiva de lo infinitamente pe: queño del organismo, y como la evolucion constante es el ca- rácter que distingue á este, el entendimiento, en la rápida cor- riente que lo arrebata, necesita poseer el secreto de su orígen, la ley de su desenvolvimiento, y crea otra ciencia experimental, la Histogenesia. Pero como en último resultado todos estos ramos, aunque importantísimos en sí mismos, y en sus aplicaciones, solo tienen por objeto la parte estática, la Fisiología experi- mental debia aparecer; se inaugura al fin brillantemente, y hoy, señores, gracias á ese inmenso acopio de datos sobre la materia urganizada que poseemos, gracias á ese admirable y cada vez mas incesante estudio del estado dinámico, gracias al carácter experimental que los distingue, la Medicina reali- za en un dia adelantos que en otras épocas hubieran constitul- do la obra de un siglo. Gracias á ese método, sí, porque las hipótesis, que tanto se han opuesto á la marcha de esa cien- cia, se desvanecen, los sistemas nacidos de puras abstracciones T. V—6 42 vacilan, á los sueños se sustituye la realidad, á la ciencia con- templativa la ciencia exploradora; porque con él cesan muchas dudas, desaparecen muchas equivocaciones; todas esas hoy in- comprensibles suposiciones de animistas y vitalistas sucum- ben; y puesto que esto es así, señores, en lugar de extraviar- nos en un laberinto de raciocinios mas ó ménos fácilmente eslabonados para buscar un por qué imposible de hallar, reunamos nuestros esfuerzos y sean las diferentes aptitudes que nos distinguen otras tantas fuerzas centrípetas que se condensen en la experimentacion. Así como en Física no os empeñais en buscar la razon por la cual el mármol es elástico, el hierro tenaz, el plomo maleable, sino que deter- minais esas propiedades y las condiciones de su desenvolvi- miento, lo cual no os impide hacer utilísima aplicacion de ellas y hasta llegais á formular una ley positiva al contem- plar la evolucion idéntica de una serie de fenómenos, del mismo modo ni os empeñeis en descubrir, al ménos en la ac- tualidad, el por qué de las propiedades orgánicas, ni esperels encontrar el secreto fisiológico, patológico y terapéutico de los problemas fuera de la estructura y de las propiedades que en ella descubramos, fuera de las circunstancias experi: mentalmente comparables de su desarrollo. Suponed conoci- da toda la estructura de los elementos orgánicos, todas sus propiedades, todas las condiciones de su nacimiento y evolu- cion y ya en posesion de sus relaciones apreciareis no solo la fenomenizacion especial de cada uno, sino su expresion en conjunto, y tal será la admirable resultante de todos esos es- tudios que al ver producida una modificacion en un hecho, comprendereis su repercusion en los demas y sabreis positiva: mente la alteracion material á que corresponde, habreis resuel - to un ideal, ese gigantesco problema de la vida que tenemos delante, que constantemente renace y perennemente se desva- nece. Sl nuestra suerte, como probablemente sucederá, es no alcanzarlo, al ménos está en nuestro deber, en las exigencias del entendimiento aproximarnos á él en cuanto sea posible, auxiliado de esas robustas exploradoras que se llaman la Quí- mica, la Física, la Anatomía, la Histogenesia, la Fisiología General. Así ha empezado á hacerse en otros paises. 43 Hasta principios de este siglo la Medicina, no obstante los adelantos de algunas de las ciencias que la forman, flotaba sin fijeza entre las oscilaciones de la Ontología ó entre las concesiones sistemáticas de los mecánicos, químicos, solidis- tas, humoristas, animistas y vitalistas, reflejaba en su severa faz las indecisiones, los errores, las ilusiones de muchos ta- lentos que olvidando la fuente en que debian beber sus ins- piraciones, creian de buena fé que la ciencia de las enferme- dades podia deducirse de un solo principio, de una síntesis prematura. Tal situacion no podia ya durar; á fines del úl. timo siglo aparece Lavoisier y establece que las acciones tí- sico-=químicas de los seres vivos entran en las leyes ordinarias de la Física y de la Química generales; aparece Bichat que al proclamar el estudio de los tejidos y su clasificacion hizo al- go de mas trascendental que crear una ciencia, implícitamen- te fundó el principio de que en las propiedades especiales de aquellos debe buscarse la explicacion de las manifestaciones fisiológicas; aparece Magendie, é innovador afortunado é in- ads se lanza, á despecho de los rumores que su de- cision suscitó, en plena viviseccion y arranca al ser palpitante el secreto de la funcion sorprendiéndola infraganti en medio de su actividad; y como si el espíritu gue en las ciencias mé- dicas empezaba á dominar no necesitase mas que una fórmula aparece Augusto Comte, y derrocando la autoridad tradicio- nal de la especulacion, crea la Filosofía positiva, establece su bien meditada gerarquía de las ciencias, detiene á la imagina- cion en su vuelo, enseña á huir de las causas y á no buscar mas que los hechos, los fenómenos y las condiciones de su manifestacion. Desde entónces la ciencia comenzó á perder las formas halagadoras, pero con frecuencia vacías de las sín- tesis á priori, para tomar la via lenta pero segura del análisis, abrió las puertas al que pudiéramos llamar período del rena- cimiento de la Medicina, y arrojó en el inmenso osario de la historia tanto” sistema sin base positiva, tanta teoría sin uti- lidad. La experimentacion, Sres., ¿sabeis bien lo que es? Es Ma- gendie descubriendo el movimiento en las raices anteriores de los nervios raquidianos y el sentimiento en las posteriores; 44 es Kuhne, Doyere, Rouget, señalando la célula motora de orígen y la placa nerviosa de terminacion para los primeros, la célula sensitiva y sus variadísimas formas al finalizar para los segundos; es Kúlliker, es Claudio Bernard aislando la con- tractilidad en el músculo por medio del curare; es este último decidido explorador fijando la motricidad y la sensibilidad en los respectivos nervios con auxilio de la estricnina y del sul- focianuro de potasio, fijando tambien la actividad del nervio _motor en la periferia y la del sensible en la médula, demos- trando que la substraccion de la sangre de sus extremos acti. vos determina en ellos la muerte exactamente como la produ- cirian sus correspondientes tósigos; comprobando que su po- der nutritivo existe en sus extremidades pasivas; haciendo ver que el estado de funcion en los músculos es necesario para su nutricion; es Weber y Valentin midiendo la energía de estos órganos y Helmoltz la velocidad de trasmision del acto ner- vioso; es Heidenhain Fick, Beclard aplicando los admirables estudios mecánicos del calor á la produccion de la temperatu- ra animal y á su transformacion en movimiento; es la accion re- fleja, fenómeno positivo, sustituida á la simpatía, fenómeno es: peculativo; es el neumogástrico moderando los latidos del co- razon, el gran simpático moderando la circulacion capilar; es el glóbulo rojo de la “sangre, verdadero medio interior como la llama muy justificadamente un ilustre fisiólogo ya citado, es el glóbulo rojo viviendo econ la absorcion del oxígeno, mu- riendo con la del óxido de carbono; es el glóbulo blanco ejer- ciendo constantemente su propiedad plástica; es el elemento epitelial realizando un importantísimo papel en la absorcion, en la secrecion, en la excrecion; es el hígado segregando la materia glicogénica, es el riñon eliminando la urea, es la pun- cion de la línea media del cuarto ventrículo, precipitando el azúcar en la sangre; es la célula, ese punto microscópico, ata- cando resueltamente el problema de la generacion y de la evo- lucion del individuo; es el termómetro hallandd las curvas de la calorificacion, el estetóscopo aprovechando hasta los mas ligeros matices del sonido, el esfigmógrafo sustituyendo á la impresion fugitiva del choque de la sangre en el dedo la acen- tuada y persistente forma del trazado; es la pinza miográfica 45 imprimiendo los movimientos de los músculos, es el cardió- grafo yendo á buscar dentro del mismo corazon el secreto de su contraccion y relajacion, es el hemodromógrafo calculando la presion de la sangre, es el oftalmoscopo revelando basta el mas ligero relieve de la central de la retina, es el laringoscopo analizando las modificaciones del aparato vocal, el endóscopo las de la uretra; en una palabra; es el aparato registrador de- teniendo al movimiento que se escapa, obligándole á dejar mar- cada indeleblemente su huella, es el microscopio penetrando enérgicamente en el mundo de lo pequeño, es en fin el reacti- vo obrando sobre el elemento histológico é incitándole á re- velarnos su modo de ser, sus propiedades. Y como consecuencia de esta actividad poseeis en nuestro siglo (1) conocimientos mejor determinados sobre la dispep- sia, sabemos el carácter patognomónico de la dotienenteria, se ha ampliado el cuadro nosológico con el reblandecimiento de la mucosa gástrica, la úlcera de Cruveilhier, la cirrosis hepá- tica, el hígado sifilítico; tenemos datos mas positivos sobre el enfisema pulmonal, la dilatacion bronquial, las neumonías pri- mitivas y secundarias, la congestion hipostática de la base de los pulmones, la hemorragia intersticial, la tuberculizacion lenta ó rápida; conocemos la endocarditis, la coexistencia de las afecciones inflamatorias del corazon y el reumatismo mus: cular, la flebitis, la trombosis, la embolia; la alteracion cretá- cea de las arterias que ha venido á explicar las gangrenas di- chas espontáneas; las espesas tinieblas que cubrian el proble- ma de las hidropesías se desvanecieron con el descubrimiento de la albúmina en la orina; quedaron exploradas las diversas alteraciones del riñon, determinándose su significacion é in- terpretándose los accidentes que de ellas se derivan, especial. mente los comatosos ó convulsivos de la uremia; se han des- pejado algunas incógnitas con el estudio de la pelviperitoni- tis, se han clasificado las metritis y fijado los cambios de po- sicion del útero, se ha estudiado y siempre con una tendencia evidentemente positiva el reblandecimiento cerebral, la apo- plegía capilar, las encefalitis, hasta la periférica difusa, las de- [1] Rapport sur les progres de la Médecine en France, par Béclard et Axenfe!d. Y prog ! 46 generaciones de los fascículos medulares, la neuritis, la trans- formacion granulo-grasosa del músculo (atrofia muscular pro- oresiva); se ha establecido una clasificacion científica de los tumores, se han estudiado mejor estos procesos patológicos; se han descubierto en fin multitud de hechos cuya enumera. cion en vano exigiria ahora 4 mi memoria.—Verdad es que en esta rápida ojeada, poco ó nada toca á la Terapéutica: no es de extrañar, ella es el complemento, la gran síntesis final. So- lo por una necesidad práctica y diaria se comprenderia que el primer objeto de las ciencias médicas haya sido precisamente el que en la via científica debe ser el último. El individuo y el modificador son dos factores cuya relacion se hace preciso determinar, y dado que conociésemos perfectamente á este, es- tamos analizando, y probablemente analizarémos por mucho tiempo, á aquel: no bien conocido un término, imposible ha- llar la relacion. Y sin embargo es tal el poder del método que ya See en Paris empieza á desarrollar esa ciencia, apoyado en na clasificacion y en consideraciones fisiológicas. - Y cuando todo este trabajo enorme de análisis se está veri- ficando, tanto en el campo de la Medicina como en el de las otras ciencias experimentales y produciendo tan trascendenta- les aplicaciones ¿pensariamos acaso todavía en las ilimitadas elucubraciones del racionalismo? No, Sres., no es posible.— ¿Cuando todos esos instrumentos, laboriosos productos de la experimentacion, revelan cada dia un nuevo hecho, un nuevo fenómeno y han llezado hasta pesar el calor, cuando todos esos cerebros iluminan el horizonte con la claridad de sus trabajos llenos de paciencia, impresos con el sello del genio se oponen acaso al desenvolvimiento progresivo de la ciencia? No lo sé, Sres., algun adepto de las ideas metafísicas quizas lo diria; lo que yo sé es que arrojan al mundo la verdad.—Cuando esos obreros, infatigables colonizadores de la ciencia, hacen y re- piten en el silencio del taller una vez y otra y ciento y mil un experimento hasta obtener un resultado positivo, destruyen aquí un error, modifican allí un proceder, descubren un apara- to ¿Insultarian acaso ú la razon? Tampoco lo sé; lo que yo sé es que proclaman el triunfo de la inteligencia; lo que sé es que al crear esas verdades en todas las esferas de la ciencia y en 47 todos los terrenos de la aplicacion producen el bienestar, crean la riqueza, disminuyen las distancias, abrevian el dolor, cen- tuplican las sensaciones, alivian el brazo de la carga mate- rial para permitir mas tiempo al cerebro en la obra intelec- tual y derraman sobre la faz de la tierra con todos los pro- ductos de la actividad experimental todas las ventajas de la civilizacion. Y si aun debiera ser cuanto acabo de exponeros un delirio de mi imaginacion, un sueño de mi fantasía, bien pudiera deciros con un célebre escritor: vale mas soñar! Pues bien, Sres., si como he procurado demostrároslo, á la experimentacion se deben esos adelantos, si es ella la fuente fecunda no solo de mas aceptables explicaciones sino de mas trascendentales descubrimientos, si noes posible encontrar úni- camente en la observacion 6 en los datos subjetivos de la in- teligencia, la resolucion de problemas muy objetivos, preciso es que la Academia se lance en esa via, que tenga el carácter experimental. Es necesario que ejerzamos nuestra actividad en ese sentido; yo quiero para nuestro instituto el horizonte indefinido de la exploracion, no quiero solamente la frecuente repeticion de lo que otros han dicho y sobre todo hecho; no quiero que nos abandonemos en brazos de las abstracciones, del raciocinio puro únicamente; no quiero que olvidemos que el objeto principal de nuestra asociacion no es precisamente la ciencia demostrativa sino la investigativa, y para investigar hoy á la altura á que ha llegado la Medicina es preciso expe- rimentar; no quiero, por mas que soy el primero en reconocer que gran parte de esta inaccion no nace de nosotros mismos sino de mil encontrados elementos, de numerosas causas que si no fuese abusar de vuestra atencion, bien merecerian la pe- na de ser señaladas y discutidas, aun cuando no fuera mas que para procurar desvanecerlas; no quiero, decia, que aceptemos, por mas que merezcan entero crédito, las investigaciones de otras inteligencias sin que las comprobemos, pues ofrecerian, como es lógico suponer, en algunos casos modificaciones liga- das á las condiciones especiales de nuestra localidad y porque en último resultado ya esa modificacion, ya esa comprobacion exacta constituirian siempre una enseñanza propia; lo que quiero es que marchemos con el siglo, que nuestra Academia, 48 mas que en otras sendas, en sus descubrimientos, en sus estu- dios especiales de experimentacion y en los resultados de es- ta, establezca su autonomía; que agregue una armonía mas á la admirable tonalidad de la ciencia actual, que “lleguemos en fin, condensando toda nuestra idea en estas palabras de Clau- dio Bernard, á generalizaciones verdaderamente fecundas y luminosas experimentando por nosotros mismos y removien- do en el hospital, el anfiteatro ó el laboratorio el terreno féti. do ó palpitante de la vida.”” Sé que el programa es difícil, pe- ro recordad que cuanto mas baja es la base y mas alta la cús- pide, si mas fatigosa es la ascencion, tambien mas satisfacto- rio y glorioso es el triunfo. Perdonadme, Sres., si tanto he molestado vuestra atencion: me atrae la experimentacion, admiro ese método que ha sabi- do producir tan enorme suma de ciencia y de descubrimien- tos importantes, que habria con ellos para dotar á un mundo; lo admiro porque ese análisis significa paciencia, abnegacion, laboriosidad, talento; porque con él se sabe fijamente de don- de se parte, á donde se va y sl se llega rectamente; porque ex- cluye la vaguedad, porque lleva envuelta en sus exploraciones la incubacion tal vez lenta, pero fecunda de la verdad; porque á donde quiera que vuelvo los ojos encuentro los útiles pro- ductos de su actividad, porque la vibracion de la idea, refle- jada en el experimento, vuelve al cerebro tantas veces multi- plicada en potencia cuantos sean los fenómenos á que ese ex- perimento haya dado orígen; lo admiro en fin porque él es el pabellon á cuya sombra marchan las ciencias que hacen avan- zgr el mundo material, bajo cuyos pliegues se agitan muchas de las que hacen progresar el mundo orgánico. Cuando mi imaginacion se representa á Bernard sepultando el instrumen- to entre la arteria que late y la vena hinchada por la sangre que en ella circula, cuando pienso en Marey sepultando sin vacilar las ámpulas del cardiógrafo en la yugular y en la caró- tida de un cuadrúpedo, sin extinguir su existencia, descubrien- do aquel la accion vasomotora del gran simpático y fijando este el ritmo de los ruidos y movimientos del corazon; cuan- do pienso en esos intrépidos exploradores rodeados de la an- reola del saber y del respeto del mundo, soy, Sres., de los que 49 a sienten una triste palpitacion, porque me digo que bajo una atmósfera como aquella se habrian acostumbrado mi inteli- gencia y mi sentido á la lucha de esas exploraciones, á las di- ficultades de esos análisis, habria aprendido á dominarlas y á adquirir elementos valiosos, si no para el descubrimiento, por- que no puedo tener esa ambicion, al ménos para repetir aquí entre vosotros esos admirables trabajos. Una palabra mas y he concluido.—Yo no he podido ni po- dré tener jamas para la Academia palabras amargas; la amo de corazon y en todo lo manifestado no veais mas que el de- seo de contemplarla, foco inextinguible, derramando tanta y tan intensa luz que refleje su nombre sobre la faz de los pue- blos civilizados. Siempre he creido que solo honor y enseñan- za puedo recibir de una reunion de personas inteligentes y honradas que trabajan por la ciencia y para la ciencia. Cuan- do un hombre tiene un ideal en su cerebro, un deseo en el co- razon, y quiere ese deseo y ese ideal para la Corporacion á que pertenece—¿qué mas se le puede exigir?—podrá, como yo, no merecer jamas un aplauso, pero al ser reconocido su error, merecerá una vez siquiera las consideraciones debidas al que es sincero, al que ama la verdad, al que ama su pais; y yo, Sres., por mas que nunca deba producir nada nota ble mi cere- bro, soy de los que aman la ciencia, de los que adoran ese rin- con del mundo en que por primera vez laten el corazon en el pecho y la sangre en la arteria. INFORME ACERCA DE LA MEMORIA INTILULADA “DE LA FIEBRE Ó SUDOR MILIAR, COMO ENFERMEDAD ENDÉMICA DE LA ISLA DE CUBA, QUE SE DISTINGUE POR SU CARÁCTER PRÁCTICO;” por una Comision de la Academia. Sres.: La Academia señala un premio á la mejor memoria “acerca de una de las enfermedades endémicas de la isla de Cuba, que se distinga por su carácter práctico.” Un trabajo se presenta aspirando á ese premio; pero desgraciadamente no llena las dos condiciones exigidas en el programa; ni la enfermedad allí descrita es endémica en esta Isla, ni la memoria se distin- gue por su carácter práctico, consideraciones que por sí solo v. V—T 50 bastarian para rechazarla. En efecto, el autor se propone des- cribir el sudor miliar considerándolo como una enfermedad endémica en esta Isla, sin ofrecernos una sola observacion. Admitiendo por un momento que sea una verdad confirmada por la experiencia que el sudor miliar reine endémicamente en este pais, siempre nos encontrariamos con notables defectos de fondo y de forma. En primer lugar confunde lastimosa- mente el candidato la enfermedad que se describe en los clá- sicos bajo el nombre de sudor misiar, con lo que él ha obser- vado durante veinte años, puesto que su descripcion no tiene mas puntos de contacto con el sudor miliar que haber presen- tado sus enfermos sudores mas Ó ménos abundantes, sin dete- nerse á estudiar la erupcion, que considera, no como un sínto- ma importante, sino como un fenómeno crítico: así, á lo ménos, se desprende de la lectura de este párrafo: —“y sí á todo esto sobrevienen algunos síntomas nerviosos, como en mas de un caso ha acontecido, la lengua amoratada y como resquebrajada, sudor copiosísimo de la extremidad superior, si á todo este conjunto de fenómenos tan alarmantes no se presenta en la superficie cuticular la erupcion miliar, el enfermo puede sucum- bir por asfixia Ó aniquilado por el inmoderado sudor.” (Pá- gina 7. La enfermedad ó mejor dicho las enfermedades que describe en su trabajo, son formas bien determinadas del paludismo, desde la fiebre larvada hasta la intermitente simple y desde esta hasta la perniciosa, ora con el tipo cuotidiano, ora con el cuartano y sobre todo con el terciano, afectando distintas for- mas, complicándose algunas veces con otros elementos. Y esta opinion que emitimos es la deduccion rigurosa de lo que el mismo autor nos dice en la página 6: “En este estado continúa (el enfermo) hasta el tercer dia, que ya los síntomas toman un carácter de intensidad dando. principio (á la misma hora que sintió los pródromos Ó invasion, ó sea á las cuarenta y ocho horas) por un fuerte escalofrío que dura de una á dos ho- ras, en que se declara el estadío del calor. Estos fenómenos duran 8, 10 6 12 horas: el enfermo se mejora hasta el grado de hacer creer á la familia y aun al mismo médico que está salvado; pero muy pronto, ántes de veinte y cuatro horas, que- dan tristemente desengañados, porque al entrar en el quinto dia reprodúcense todos los síntomas con mayor intensidad.” ¿Quién dejará de ver en este cuadro el retrato fiel de una fie- bre palúdea perniciosa? Pero si quedase alguna duda en el ánimo de ustedes, el mismo autor se encargaria de desvane- cerla con estas palabras consignadas en la página 10: “en medio de este desequilibrio general producido por la concen- 51 tracion de vida, hay pues y no es otra cosa, un acceso violento de fiebre perniciosa que hace sucumbir al enfermo bajo la pre- sion de tan abundante sudor que es la causa aniqúiladora en término de doce á quince horas.” Tan poca seguridad hay en los juicios emitidos en la me- moria que en la introduccion se dice lo mismo que se niega mas adelante, al terminar el capítulo que dedica á los síntomas. En efecto, dice Ó á lo ménos así se entiende “que algunas fiebres pasan por perniciosas y otras por tifoideas sin ser otra cosa que miliares” y despues asegura que los casos fatales terminan por “un acceso violento de fiebre perniciosa que hace sucumbir al enfermo bajo la presion de tan abundantísimo su- dor.” Estas citas y otras mas que omitimos, prueban hasta la evidencia que el autor sufre un lamentable extravío al diag- nosticar de sudor miliar las diversas formas de paludismo que describe. Y para que no falte una prueba toral á su error, reco- mienda con ardor como remedio infalible el antiperiódico por excelencia, la quinina, para yugular el mal, auxiliado de los vacuantes, sudoríficos, diuréticos d., segun las complicaciones. El capítulo que dedica á las “Causas” no es ménos oscuro, así como es sumamente deficiente el titulado “Autopsias.” En el de “Observaciones” ha confundido esta palabra con “Consi- deraciones,”” y su lectura confirma mas y mas la idea de que el autor ha tomado fiebres palúdeas de forma sudoral, asfímica y de otras formas y diversos tipos por la enfermedad descrita por sudor militar, siendo de advertir que guiado por un diagnóstico falso ha consultado los escritos de los autores acerca de su pre- tendida endemia, introduciendo alguno que otro rasgo de la enfermedad “Picarda” Pero suponiendo que los capítulos destinados á las causas, los síntomas, la marcha, la duracion, la terminacion, el diagnós- tico, el pronóstico, el tratamiento y las lesiones anatómicas es- tuviesen perfectamente desempeñados, no seria merecedor al premio por la falta de método en la exposicion, y mas que todo por no haber presentado observaciones detalladas. Desgraciadamente para la Comision la memoria examinada carece de verdadera ciencia; en ella campean los errores mas elementales, se confunden los términos, se les da un valor que no tienen, se tratan los asuntos sin órden lógico y se usa un lenguaje oscuro, confuso é ininteligible. Teniendo presente todo lo que llevamos expuesto, la Comision de Patología y Clínica Médicas cree que la memoria examinada no debe ser aprobada. —Habana y Marzo 22 de 1868.—Dr. Luts M. Cowley.—L£do. Justino Valdés Castro—Ldo. José Fran- cisco Ruz—.Dr. Féliz Giralt, Ponente. O 159) PROGRAMA DE LOS PREMIOS QUE LA REAL ACADEMIA HA ACORDADO PARA LOS AUTORES DELAS MEJORES MEMORIAS QUE SE PRESENTEN EN EL CONCURSO DE 1868 A 18609. Deseosa la Corporacion de facilitar en el mayor grado posible la presentacion de trabajos que opten á los premios anuales, y comprendiendo la necesidad, que existe sobre todo entre nosotros, de dar la mas grande amplitud para su des: empeño á los Sres. Concurrentes,—ha determinado dejar á la libre eleccion de éstos los asuntos que hayan de servirles de temas Ó proposiciones para las memorias, —en el concepto de que se asignará el premio á aquella que sea considerada como superior á las otras por la importancia de su objeto y el modo de realizarlo; dándose siempre la preferencia á las que se distin- gan por su carácter práctico y sus aplicaciones á nuestro pais. Habrá un premio para cada uno de los ramos siguientes: Medicina; Cirugía; Medicina Veterinaria; Física y Química; Ciencias naturales. No pudiendo la Real Academia recompensar dignamente los trabajos que promueve, cada premio consistirá en la cantidad de doscientos escudos, como un simple estímulo á aquellos, siendo por otra parte un buen antecedente para las plazas va- cantes el haber sido laureado de la Academia. Los que: aspiren á dichos premios podrán dirigir sus me- morias, acompañadas de un pliego cerrado que contenga el nombre del autor, á la morada del Secretario general, calle de Jesus María núm. 26, hasta el 12 de Marzo de 1869.—Habana y Mayo 19 de 1868.—El Secretario general, 4. Mestre. PLAZAS VACANTES EN LA ACADEMIA. En virtud de hallarse vacantes en la Real Academia, tres plazas en la Seccion de Medicina y Cirugía; una en la Seccion de Farmacia; y cuatro en la Seccion de Ciencias fisicas y naturales—y cumpliendo lo acordado por esta Corporacion, se pone en conoci- miento de los Sres. Profesores en Medicina y Cirugía y Farmacia, y de las personas de- dicadas á las Ciencias físicas y naturales, —que las vacantes de socios de número serán provistas por eleccion en personas domiciliadas en esta ciudad, conforme al art. 9? de los Estatutos vigentes, admitiéndose á este fin por la mesa, durante los quince dias siguien- tes al anuncio oficial, las propuestas que para académicos se presenten por los miembros de la Corporacion ó las solicitudes de los que aspiren á esas plazas. Las propuestas Ó solicitudes documentadas, relativas 4 las actuales vacantes, pueden dirigirse desde esta fecha hasta el 30 de Junio próximo á la morada del Secretario general, calle de Jesus María núm. 26.—Habana 15 de Junio de 1363.—El Secretario general, A. Mestre. ANALES DE LA REAL ACADEMIA DE CIENCIAS MEDICAS, FISICAS Y NATURALES DE LA HABANA, REVISTA GIENTIFICA. JULIO DE 1868. BoTANICA.—NUEVA ESPECIE DE PLANTA DE LA ISLA DE CUBA; por D. Francisco A. ¡Sauvalle. (SESION DEL 14 DE JUNIO DE 1868.) . Señores: —In el mes de Febrero último regresé de una ex- cursion en la cordillera de los Organos con un nuevo acopio de plantas para mi herbario y hallé entre ellas várias especies que me parecieron nuevas para la ciencia. Desprovistos como esta- mos aquí de libros y de herbarios, remití una muestra de cada una al Sr. D. Cárlos Wright, actualmente en Bóston, y este bo- tánico, despues de competente exámen y estudio, acaba con mi autorizacion de describir algunas que efectivamente resultaron ser nuevas. Una sola especie me reservé, la mas interesante de todas, proponiéndome con ella manifestar la alta consideracion que profeso, como académico y como amigo, á nuestro digno Presidente el Dr. D. Nicolas José Gutierrez á quien tengo la satisfaccion de dedicarla. Calificada esta especie de nueva por varios profesores, me creo suficientemente autorizado para presentar á la Academia y T. V—8 4 añadir al catálogo de las plantas indígenas de Cuba, “La Zamia Gutierrez” de la interesante familia de las Cicadeas, cuyos caractéres genéricos y específicos son los siguientes. Hamilta de las CicaDEas. (Uycades. Endlich. )—Plantas di- cotiledoneas, gimnospermas, apétalas. Tallo simple. Hojas pi- nadas, circinadas en su vernacion al estilo delos Helechos. Flores unisexuales. Género Zamia Linneo.—Flores dioicas (Polygamia Diecia L), las estaminadas encerradas en un estróbilo ó cono con esca: mas peltiformes; anteras 1 Ó mas, sesiles, bivalvas, colgando de la parte inferior de cada escama; las flores pistilidas igualmen.- te en un cono: bajo cada una de las escamas penden 2 óvulos, Sincarpio en forma de piña con carpillos abroquelados de don- de cuelgan 2 drupas monospermas. Hojuelas articuladas en su base. Cotiledones 2 soldados en uno. Especie ZAMIA GUTIERREZI, Sauv.—En honor del Sr. D. Nico- las J. Gutierrez, Doctor en Medicina, Presidente y Fundador de la Academia de Ciencias de la Habana. Tallo subterráneo, tuberculado. Hojas radicales pinadas, provistas cada una de una escama en su base. Ráquis de 8 á 10 piés de largo, casi cilíndrico, canaliculado por arriba, con espi- nas simples, cónicas, esparcidas de trecho en trecho sin órden aparente en todo su largo. Hojuelas de 10 412 pulgadas de largo sobre 12 á 2 pulgadas en su mayor anchura, alternas aunque casi ea 13 ó mas pares dísticas, colocadas en la parte superior del ráquis de cada lado del surco Ó acanaladu- ra empezando desde la mitad del peciolo comun hasta su ápi- ce, sesiles con articulacion en su base cuneiforme, lanceoladas, puntiagudas, papiráceas, muy flexibles, glabras, aserradas lige- ramente en su último tercio hácia la punta con dientes dimi- nutos y algo espinosos, glaucas, caducas, desprovistas de nervio central y de los secundarios; venas finas, longitudinales, rectas aproximadas. Flor masculina desconocida; las femeninas (y de consiguiente la fructificacion) nacen del centro del tallo y las sostiene un pedúnculo ó ástil largo de 14 á 15 pulgadas li- geramente acanalado, glabro. Conos cilíndricos de 4 45 pulga- das de largo y 14 14 de diámetro. Escamas exteriormente su- berosas, rugosas, algunas romboidales, otras hexágonas, de co- 1973) lor castaño oscuro, entre-abiertas en su madurez; óvulos 2, col- gando de la parte inferior de cada escama y separados por un tabique que sirve de pedestal á estas. Drupas monospermas; semillas con tegumento huesoso; albúmen carnoso. Esta especie se halló en la Hacienda de Rangel, cordillera de los Organos, Vuelta de abajo, á unos 1,200 piés de eleva: cion sobre el nivel del mar. De las raices brotan varios tallos que forman grupos ó macetas de 9 á 10 piés de circunferencia, presentando el aspecto de los que suelen formar las Escitami- neas. Tengo el honor de depositar aquí una muestra de las que me sirvieron de tipo para la descripcion que antecede y que- dará á la disposicion de los Sres. profesores ó aficionados que quisieran estudiar esta nueva especie. Habana y 14 de Junio de 1868. DiscusioN ACERCA DEL COLERA,— Por el Dr. D. Juan G. Havá. (Continúa.—V. Anales, t. IV. pags. 470 y 489). (SESION DEL 8 DE MARZO DE 1868.) IX.—“La teoría se acomodaria mejor, dice el Dr. Ruz, si la clínica reprodujera fotográficamente la sucesion fatal de los síntomas; pero ella es insuficiente, porque no explica las dife- rencias de forma y de marcha.” Veamos como responde la clí- nica á esta objecion; pero antes consignemos aquí que el Dr. Ruz, que se muestra tan severo con una doctrina que al fin da cuenta de una multitud de fenómenos, le pone de contrapeso satisfactorio el ensayo de teoría de Marey sobre la influencia ganglionar, que solo explica bipotéticamente el fenómeno úni- co de la algidez, reduciendo la pérdida de líquidos á cuestion secundaria. La clínica reproduce fotográficamente la sucesion fatal de los síntomas, porque si no los reprodujera, el cólera dejaria de ser el cólera para ser cualquiera otra enfermedad, y en nues- 56 tra teoría no hemos supuesto ningun síntoma distinto á los que se le conocen. Los que caracterizan mas el cólera para la mayoría de los autores son: la exosmosis intestinal, y la algi- dez; y no hay cólera sin estos dos síntomas importantes. Ya hemos dicho que el cólera seco es una forma inaceptable, y los autores clásicos, Monneret en su Compendio, Valleix en su Médico práctico, Favre en su Biblioteca del médico, Grisolle en su Patología interna, Bouillaud en su Nosografía médica dic., la niegan, suponiendo unos que los que la afirman han equivocado el cólera con otros estados patológicos, Ó no ha- ciendo otros mencion de semejante forma. ¿Cuáles son las otras formas á que se refiere el Sr. Ruz? Nosotros no admitimos mas que la forma esporádica y la forma epidémica, es decir, una forma mas grave por la intensidad de los síntomas y una for- ma ménos grave que corresponde á síntomas mas benignos ó de ménos importancia, aunque iguales en carácter. Tampoco hemos supuesto en nuestra teoría una marcha distinta al cóle- ra, ni ella contradice lo mas mínimo cualquiera de los fenó- menos que distiiguen la enfermedad. Para nosotros no hay, no puede haber cólera sin pérdida de líquidos, y esta pérdida de líquidos es el síntoma patológico primitivo; todos los de- mas fenómenos están subordinados á este, cualquiera que sea la forma ó la marcha de la enfermedad, ya se acepten con Sauvages ó con Cullen esas variedades numerosas, que la clí- nica bien entendida rechaza por la voz de todos los autores, bien se acepte con los clínicos inodernos que el cólera es siem- pre una enfermedad igual á sí misma, cuyas formas dependen únicamente de la naturaleza de los enfermos y jamas de la na- turaleza de la enfermedad, y cuya marcha es siempre igual como enfermedad típica considerada en cada uno de sus pe- ríodos, cualquiera que sea la division que se adopte, depen- diendo la sucesion de esos períodos, su duracion, su intensi- dad, su terminacion duc., de las causas que han determinado su presencia, de la resistencia orgánica del individuo en quien recae, y de las medidas que se hayan tomado á tiempo para modificar favorablemente el organismo en los primeros mo- mentos de la invasion. El único hecho que nos opone el Sr. Ruz es el de la forma 57 seca del cólera, que nadie admite. Despues nos dice “que la - clínica demuestra que la pérdida de líquidos no está en rela- cion con los síntomas subsecuentes;” pero no basta decirlo, se- ria preciso probarlo con números, con pesos y medidas exac- tas, porque aquí el Dr. Ruz no combate solo nuestra teoría, combate hechos sancionados por todos los clínicos del mundo. —En prueba de esta opinion citaremos estas palabras de Gendrin que nadie ha objetado y que tomamos de Monneret, Comp. 256, tom. 2.—“Primero: no hay cólera sin fegmorragía. Segundo: nunca esta fegmorragía es secundaria, siempre es el período de invasion. Tercero: no hay período ciánico sin fegmorragia antecedente, y jamás cianosis sín enfriamiento, éstasis venoso y depresion de la circulacion; pero aunque ¡a cianosis sea necesariamente consecutiva á la fegmorragía, esta última no va necesariamente hasta producir la cianosis.” En otro lugar, pás. 363, loc cit. dice Gendrin: “Cada vez que el período flesmorrágico ha sido largo, y que el período ciánico empieza, la reaccion todavía puede obtenerse fácilmente; esta última es muy difícil, al contrario, cuando el período flegmor- rágico es rápido y sobre todo si parece confundirse con el pe- ríodo ciánico como se ha observado al principio de la epidemia. De suerte que hay aquí dos cosas incontestables para la clí. nica. Primera: que á mayor y mas rápida pérdida de líquidos, mas pronta y mas completa cianosis. Segunda: que á menor y mas paulatina pérdida de líquidos, mas tarde y ménos rápida cianosis; y todas las tendencias de la higiene privada, y todas las aspiraciones de la clínica, se reducen á impedir la marcha de este primer período, tratando por todos los medios conoci- dos útiles el modo de impedir la pérdida que es el fenómeno de mas importancia en la clínica; y tan ciertas están la higiene y la clínica de su triunfo en ese período, que toda la ambicion de la primera consiste en disminuir el número de invadidos, con sus prescripciones; y toda la ambicion de la segunda, en poder tratar sus enfermos en ese primer período, curable ca- s1 siempre. X.—En dos síntomas principales ha encontrado el Dr. Ruz objeto de argumentacion en contra de nuestro trabajo: estos son la diarrea y el calambre. Dice que “aseguramos sin aná- 58 lisis que la diarrea no contiene mas que agua y algunos clo- ruros, sulfatos etc.;” y deploramos «ue nuestro excelente ami- go no nos haya leido con cuidado, ántes de prestarnos, sin análisis, una idea que no hemos emitido y ménos asegurado. En lugar de cerrar la cita con una dec., el Dr. Ruz debió em- pezar diciendo: el Dr. Havá afirma que toda secrecion está pa: ralizada en el intestino, que en cambio en los líquidos perdi- dos se ven algunas materias solubles, normales en la sangre, entre otras una pequeña cantidad de materia orgánica, la cual constituye los copos blancos dzc. La cita hecha del modo que ha adoptado el Dr. Ruz, parece demostrar que nosotros excluimos la posibilidad de encontrar mas de lo que anota- mos, y no es así. Creiamos entónces y ahora tambien que el agua no podia arrastrar del plasma sanguíneo mas que algu- nos principios solubles, normales, y señalamos los mas impor- tantes, aceptando los análisis citados en la misma obra de Mr. Robin y principalmente los de Mr. Papillon que encontrará nuestro amigo en las páginas 817, 818 y 819; pero asegura- mos que el agua en último resultado constituye la pérdida del organismo, porque todo lo demas, si no es indiferente, no tie- ne tan inmediata aplicacion, ni se pierde en tan grande can- tidad. No sobrecargarémos este descargo. Lo expuesto nos parece suficiente para dejar sentado, que solo una distraccion de nuestro excelente colega pudo hacer que nos atribuyera una pretension que no tuvimos jamas. Nos parece que está en la lógica de la discusion tratar aquí de la diarrea premo- nitoria, y defender, puesto que creemos poder demostrarlo, que la diarrea denominada así por Guérin no puede consti- tuir el primer período del cólera tal como lo hemos descrito. Y si es asi, la ciencia debiera, para evitar confusiones, escoger entre diarrea premonitoria y primer período del cólera, el término mas adecuado desde el instante en que se declara que estas dos cosas son iguales entre sí. Asegura Mr. Guérin que todas las epidemias de cólera es- tán precedidas de la diarrea premonitoria, muchas semanas y tal vez muchos meses. En algunos puntos reinó primero la diarrea, y en Berlin la diarrea y la disentería; y pudo notarse que muchas enfermedades se complicaban de fujos intestina- 59 les que hacian mas frecuentes las terminaciones fatales de esas enfermedades. En 1848 el número de defunciones por diar- rea fué siete veces mayor que en 1841, y cinco -veces mas grande que en 1839. La observacion ha demostrado tambien que existen muchos diarreicos durante la permanencia del có- lera. En Munich la mitad de los habitantes padecian el cóle- ra y la otra mitad la diarrea. En Camtbrige sobre 4,006 ha- bitantes solo 600 no tuvieron diarrea; y en otra ciudad sobre 1,200 almas, 100 no mas se escaparon de ella. (Véase Gaz. des Hop. 12 Octubre 1865.) Todo tiende á probar que la diarrea precede al cólera, ya se considere individual 6 epidémicamen- te. “Por todas partes en donde la diarrea se manifiesta duran- te la presencia de una epidemia, es el cólera que germina, que se desarrolla, que crece” [ Mr. Guérin.] - Mucho ántes se sabia, que cuando reina una enfermedad epidémicamente, reinan tambien sus congéneres. Por ejemplo, cuando la viruela aparece bajo la forma epidémica, todas las fiebres exantemáticas se observan epidémicamente; pero á na- die se le ha ocurrido decir que alguna erupcion sea premoni- toria de una 6 de todas estas exantemas, aunque los indivi- duos atacados de eczema, de herpes, de acnea, de eritema, de urticaria esten mas expuestos á contraer la fiebre eruptiva, si admitimos que la causa epidémica tiene mas puertas de en- trada en los atacados de estas erupciones simples por las le- siones que padecen en la piel, á igualdad de contactos mias- máticos. En los lugares donde reina la disentería, toda per- turbacion de vientre puede ser causa de la enfermedad, y pu- diera decirse que una diarrea cualquiera durante la epidemia era premonitoria de la disentería. Cuando la difteria se desar- rolla bajo la misma forma, todas las inflamaciones de las mu- cosas buco-faríngea y naso-laríugea, pueden considerarse pre- monitorias de la inflamacion específica; y en efecto. la mani- festacion diftérica está siempre precedida de la inflamacion simple comun, como esta lo está de la congestion de la men- brana. Los síntomas que acompañan la diarrea premonitoria, bien sean los generales, bien los particulares al tubo intestinal, son los de la diarrea comun: no hemos encontrado uno solo carac: 60 teristico, y si se hace notar alguno, dándole mas importancia que la que realmente tiene, parece mas bien que se quiere hacer conformar con la fantasía de las deducciones posibles, que con los hechos brutos conocidos;. y una lavativa purgan- te ó un poco de agua de Seidlitz, producen todos esos borbo- rigmos intestinales, acompañados de diarrea serosa, de cierta decadencia de; y en unos estos sintomas toman mas propor- ciones que en otros, sin que deba considerarse como especial á la enfermedad provocada lo que depende exclusivamente de las circunstancias inherentes á cada organismo. Con la teoría de la diarrea premonitoria, muchos médicos están en la persuasion de que durante una epidemia de cólera pueden segulrse usando las sustancias emeto—catárticas. ¿Y por qué no, sobre todo en los paises en que la mayoría de in- dividuos se cree en el deber de tomar por lo ménos un pur- gante á la entrada de cada estacion, y otro al final de cada en- fermedad, y otro á la mas ligera indisposicion de cuerpo, y otro á la menor exaltacion de espíritu, ó cuando creen tener mas bílis ó ménos bílis, mas sucias ó ménos sucias las vias di- gestivas? ¿Qué inconveniente habria, si la diarrea comun no es la diarrea premonitoria, y quien sabe si hasta seria anti-pre- monitoria para algunos prácticos? En esta Academia se ha ha- blado de prevenir el cólera tratando las indigestiones con vo- mitivos y purgantes como en las épocas normales. Y por qué no? ¿qué tiene de comun la diarrea premonitoria con la diar- rea de un purgante? Nuestro apreciable colega nos dice con mucha razon, y lo afirmamos aquí, sin haberlo negado en nuestro primer traba- jo, que “presagian la invasion del mal asiático una tendencia marcada á las afecciones del tubo intestinal en los individuos sanos, y una tendencia á complicaciones semejantes en las en- fermedades comunes.” Efectivamente, y esto es lo único que podemos afirmar Mr. Guérin, todos los prácticos, el Dr. Ruz y nosotros; pero de este hecho no puede deducirse la especiali- dad de la diarrea premonitoria sin contradiccion, porque el mismo Sr. Ruz no nota mas que la tendencia marcada ú las afecciones del tubo intestinal. El mismo fenómeno se observa casi todos los años en muchas localidades y en diferentes épo- 61 cas; y si siempre fueramos á esperar el cólera epidémico, la humanidad tendria por qué lamentarse de sus preocupaciones. Esta diarrea comun, la mayoría de las veces, nada presagia, y otras puede ser premonitoria de la disentería 6 del cólera, de la misma manera que la faringitis simple tan comun é inofen- siva, es á veces premonitoria de la difteria ó de la bronquitis simple; como esta última suele ser premonitoria de la neumo- nía, aun en los paises en donde es rara esta enfermedad, como aconteció el año 66 entre nosotros. Nadie, pues, puede cono- cer con anterioridad cual es la faringitis simple que traerá la difteria, ni cual la bronquitis que está precediendo á la neu- monía, ni distinguir la diarrea que ha de producir forzosamen- te la disentería ó el cólera, y solo podemos tener la sospecha, vehemente si se quiere, por el conocimiento del estado epidé- mico que relna. Nosotros queremos conciliar la teoría con la práctica, y nos parece que toda diarrea merece la misma atencion en tiempo de epidemia, porque es nuestra conviccion que cualquiera es premonitoria del cólera; y toda distincion que quiera estable- cerse es hostil á la práctica establecida de prevenir la enfer- medad. El diagnóstico diferencial entre la diarrea premonito- ria y la comun, podrá ser muy fácil y sagaz para algunos prác- ticos muy perspicaces; pero imposible para la inmensa mayo- ría que hace muy bien, á nuestro entender, en desconfiar mu- cho y procurar cuanto ántes detener una diarrea cualquiera, por los medios apropiados, segun los casos, ántes de que la observacion le demuestre que era la premonitoria consabida, en presencia de todos los síntomas que caracterizan el cólera. Es de rigor científico un tratamiento higiénico ó terapéutico para la mas ligera indisposicion de vientre durante la epide- mia, y no tenemos que esperar á establecer diagnóstico dife- rencial entre la diarrea comun y la premonitoria de Guérin. ¿Se nos dirá que todas esas indisposiciones son premonitorias de la diarrea premonitoria, y que deben tratarse para evitar esta última? Seria un círculo vicioso que nada probaria. ¿Se nos objeta que “la diarrea comun es cualquier flujo intestinal que depende de causas comunes, y que la premonitoria, por el contrario, es efecto de la influencia colérica?” Pero ¿esto está T. V—Y9 62 bien claro? Pues dígasenos una manera posible de hacer que cualquier flujo intestinal dependiente de causas comunes, no esté sometido á la influencia cólerica durante la epidemia. ¿En qué se conoce si la diarrea de una indigestion es la que de- pende de causas comunes, Ó la que depende de la influencia epidémica? En nada, Y nosotros convendrémos en que efec- tivamente en nada se distingue. e Respetamos como el que mas á Mr. Guérin y sostendrémos siempre la necesidad de prevenir ántes que remediar el cólera; pero no creemos que sea científico ni siquiera conveniente crear entidades tan confusas como la diarrea premonitoria; y nosotros quisieramos conservar la palabra, tan solo á condi- cion de que representara la verdadera idea que encierra. Pre significa ántes, y monitor el que avisa 6 advierte. De suerte que podemos seguir en la creencia de que una diarrea cual- quiera es un aviso anticipado muy atendible cuando reina el cólera; y estamos seguros que en la práctica nuestro amigo el Sr. Ruz y la mayoría de los miembros de esta ¡Academia ol- vidarán la diarrea de Guérin como se viene considerando, pa- ra atender á la diarrea de todo el mundo. De ese precepto práctico deducirémos que toda diarrea es premonitoria de la enfermedad asiática y merece una atencion tan constante, tan decidida, tan eficaz, como la.que se le ha dado siempre en Inglaterra y los Estados-Unidos desde el año de 1832, como quiere Gruérin que se le dé en Francia, co- mo el Dr. Abreu queria que se le diera en la Habana, y como todos los médicos le han dado, le dan y le darán siempre, miéntras el hidrófugo errante se pasee por la superficie de nuestro planeta, amenazador y terrible como un monstruo se- diento é insaciable. XI.—Las objeciones que opone el Dr. Ruz á la teoría que hemos presentado del calambre son sérias, y por lo mismo le rogamos que siga oyendo con indulgencia nuestras razones en contra de ellas. Dijimos que las contracturas dolorosas del co- lérico tenian el mismo motivo que la rigidez cadavérica, y consecuentes con la teoría que sustentamos, debimos afirmar que la mayor concentracion que forzosamente tomaban la mus- culina y la gelina por la momentánea é irreparable pérdida 63 de líquidos del organismo, tendrian por efecto la excitacion mecánica del tejido contráctil. Estudiemos la cuestion fisiológica que presenta la conside- racion de este síntoma. "lodos convenimos aquí en esta ver- dad: que las contracturas dolorosas de que tratamos no tienen su punto de partida en la excitacion del centro nervioso cor- respondiente, ni en la de los nervios que se distribuyen en el tejido muscular. Todos debemos convenir tambien, en que el sistema del gran simpático nada absolutamente interviene en los movimientos de contractilidad de los músculos que perte- necen á la vida de relacion; y en fin, que no puede tratarse de uÚn movimiento reflejo, ni ménos de un movimiento automáti- co. Todo tiende, al contrario, á hacernos aceptar la creencia de que es un movimiento provocado por una excitacion interna; y esta excitacion no puede tener lugar sino en el tejido mus: cular mismo, cuya propiedad de contractilidad representa ca- si exclusivamente su existencia. Esta propiedad se aumenta por la excitacion mecánica, sea el frio, el calor, la irritacion producida por un cuerpo duro, ó una corriente eléctrica; y disminuye al contrario por la maceracion en el agua y por la accion de algunos agentes químicos, entre los cuales los mas estudiados son los gases irrespirables [experiencias de Hum- boldt] y sobre todo el ácido carbónico, así como tambien dis- minuye por la accion de los narcóticos. Los álcalis cáusticos, ácidos concentrados, cloro, obran destruyendo el tejido mus- cular mismo; por consiguiente, no es nada extraño que des- truyan con el tejido la propiedad que lo caracteriza. Si está, demostrado que en algunos estados patológicos, notablemen- te en el cólera, y despues de la muerte la contractilidad mus- cular vive todavía muchas horas, independientemente de to- da accion externa, segun la tésis Brandt, [Paris 1855, citada por Béraud |, y si está demostrado que esta enfermedad se acompaña á menudo de violentas y penosas contracturas, ¿á qué achacar este fenómeno independiente de la accion de los «centros nerviosos y de la excitacion externa? Los animales as- fixiados en el ácido carbónico pierden la contractilidad mus- cular. Un colérico muere asfixiado por el ácido carbónico, y la contractilidad muscular no disminuye despues de la muer- 64 te y al contrario dura por excepcion un número considerable de horas: —hecho contradictorio que debe hacernos buscar la causa de esta contractilidad en otro punto. La contractilidad cesa cuando empieza la rigidez cadavérica: esta tiene por cau- sa la coagulación de la musculina y la gelina; luego la misma causa que destruye la contractilidad en el cadáver no puede producir lo contractilidad en el vivo. Ya hemos visto que á pesar del ácido carbónico la contrac- tilidad se conserva. Hacemos caso omiso del argumento que tiene por objeto achacar la mayor contractilidad á la accion del frio, por la baja de temperatura que experimenta el cuer- po de un colérico, porque esta accion es de dos ó tres grados solamente y su influencia es nula, puesto que la ligadura de la aorta, disminuyendo la cantidad de calor en mucha mayor: escala, no determina contracturas en los músculos de las ex- tremidades; á pesar de que se conserva la contractilidad mus- cular cierto tiempo, se pierde mas tarde, y puede todo volver á existir dando á.la sangre su primitivo curso. La ausencia pues de sangre arterial modifica la contractilidad hasta ha- cer perder esta propiedad al tejido muscular. La ligadura de las venas no destruye la contractilidad muscular, ni provoca tampoco contracturas dolorosas. Cualesquiera que hayan sido las investigaciones fisiológicas intentadas hasta hoy, todavía no se sabe en qué elemento par- ticular reside exclusivamente la contractilidad muscular. El sarcolema es una membrana elástica y resistente que no es contráctil segun las experiencias de Robin. Kuhne [1] llama sarcous elements á un elemento que, segun su apreciacion, se- ria el único sólido de la fibra muscular; todo lo demas es lí- quido y contenido en una membrana delgada y resistente que es el sarcolema. Ahora bien, Kuhne ha encontrado estos tres elementos independientes uno de otro, ha observado por dos veces un parásito nadando en el líquido contenido, cuyo líqui- do ha ido concretándose poco á poco y haciendo mas difícil la locomocion del parásito, hasta que al fin este último vino á situarse entre el sarcolema y su contenido. De estos tres [1] Cours scientifiques, 796—1867, Nov. 65 elementos el que constituye la envoltura no es contráctil ¿cuál de los otros dos posee esta propiedad exclusivamente? Esto no está averiguado; pero no parece que pueda ser la par- te líquida ó semi-líquida que constituye uno de los elementos del tejido muscular, y es posible que la propiedad de contrac- tilidad exista únicamente en el sarcous elements de Kuhne. Si es así, y los elementos semi-líquidos tienden á solidifi- carse cada vez mas despues de. la muerte, ha lugar á creer tambien que durante el cólera adquieran un grado de consis- tencia relativamente mayor que el que tienen en estado fisio- lógico, sin llegar á la consistencia que tendrian en el cadáver. Esta idea no me parece absurda, y concedido que puede tener lugar este fenómeno, por la misma causa que sirve á explicar el estado de concentracion de la sangre, es decir, por la falta de líquidos, tampoco me parece tan aventurado pensar que esta mayor consistencia de la musculina y gelina, sea la causa mecánica de las contracturas que se observan en el cólera. Y no creo que se objeta esta idea asegurando que la contractura tiene otras causas en otros estados, porque aceptar esta nueva en la ausencia de toda otra explicacion, no es negar ninguna de las otras. Si pues es admisible, la contradiccion de que se nos acusa es infundada, porque un grado de concentracion de estas sustancias durante la vida puede determinar fenómenos vitales, y ser causa durante la muerte de la consistencia ma- yor que adquiera el músculo, que es un fenómeno puramente físico que en nada se roza con la contraccion muscular. Por otro lado, la rigidez estudiada en el cadáver de un coléri- co desmiente completamente la asercion del Dr. Ruz sobre la incompatibilidad que dice existir entre este estado y la contraccion, cesando esta cuando aquella empieza. Las ex- periencias del Dr. Brandt y las mas recientes todavía de Brown Séquard [véase gaceta médica de Guérin, pág. 3] prueban que la contraccion muscular dura en los coléricos nueve horas y mas, sin siquiera excitarla exteriormente, y todos sabemos que la rigidez acompaña al cadáver del colérico desde muy pocos instantes despues de la muerte y dura mas tiempo que en los demas cadáveres á igualdad de circunstancias. Brown Séquard explica este hecho por la presencia de una gran 66 cantidad de ácido carbónico en los tejidos del colérico; pero al suponerlo así, nos parece bastante arbitrario y contradice otras experiencias que prueban, al contrario, que los múscu- los de los animales asfixiados pierden muy pronto su contrac- tilidad, así como tambien sus propias experiencias sobre las inyecciones de sangre arterial que determinan la facultad de contraerse nuevamente en músculos que ya habian perdido esta propiedad inherente á su tejido, por la presencia de aquel gas. De suerte que no ha sido tan impropio y tan contra- dictorio decir que las contracturas del colérico tengan el mis- mo motivo que la rigidez cadavérica, cuando aceptamos que esta última tiene por motivo la coagulacion de la musculina y la gelina. A mayor abundamiento, dice Robin, “que la disminucion del plasma de la sangre, el estancamiento y la aglutinacion de glóbulos en los capilares, los trastornos de la renovacion mole- cular, son la causa de esta y de otras perturbaciones, que en la fibra muscular se traducen por contracciones dolorosas, deter- minadas por un estado anormal de la fibra misma.” Pero ana- licemos todas estas condiciones y encontrarémos que la dismi- nucion del plasma consiste únicamente en la disminucion del agua que debiera tener y que no tiene; que el estancamiento y la aglutinacion de glóbulos tienen el mismo motivo sin el cual no existiera este detenimiento mecánico; y que los tras- tornos de renovacion molecular reconocen por causa la impo- sibilidad que tiene la sangre líquida y normal de llegar hasta las ramificaciones capilares íntimas á la vida orgánica de la fibra muscular. Por consiguiente: el fenómeno primitivo no ha cambiado en lo mas mínimo, y Mr. Robin lo señala como la causa general, sin especificar cual sea el trastorno anormal ocurrido en el músculo, ó cual el motivo particular efecto de esa causa, que es á su vez causa de la contractura. Esto últi- mo es lo que nosotros hemos pretendido explicar y nuestra hipótesis en nada contradice la opinion de Mr. Charles Robin, sino al contrario, y esta parecerá nuestra mayor pretension, tiende á completarla. Tampoco estamos en contradiccion con la fisiología, porque en ninguna parte afirmamos que la rigi- dez y la contractura sean cosas iguales, aunque digamos que 67 tengan el mismo motivo, conclusion por la cual ha optado el Dr. Ruz al combatirnos, y la cual hemos procurado destruir en el curso de este capítulo que terminamos aquí, porque nos parece suficientemente discutido el punto que se nos objeta y porque debemos esperar á que nuestro amigo ilustre á su vez con nuevas consideraciones esta “nebulosa remota” de la sin- tomatología del cólera. XII.—Convenimos con el Dr. Ruz en que suponer la pro- piedad miasmática en lugar de la sustancia miasmática, no es mas que una sustitucion de términos; y que en nada se diferen- cla nuestro modo de ver del que mucho ántes ha impuesto á la ciencia el genio de Mr. Charles Robin. No seguimos pues sosteniendo esta tésis, y conste que nuestro excelente colega nos ha dejado perfectamente convencidos de que nuestra pre- tension no debió tener lugar de ser. La mayor parte de las consideraciones que hace el Sr. Ruz se dirigen á una frase que en nuestro escrito aparece tan oscu- ra que dice cosas que no hemos pensado, ni sostenemos en ningun punto de nuestra memoria. No sabemos si achacar esta frase á alguna omision, pero entiéndase que quisimos manifes- tar, que la propiedad miasmática para producir la enfermedad debía precisamente encontrar el organismo predispuesto á dejar se modificar por ella, de suerte que sin predisposicion, estado particular que nos es desconocido, el miasma atravesaba el or- ganismo sin perturbarlo. A esto objeta el Sr. Ruz “que intro- ducida una sustancia dotada de una propiedad cualquiera en el organismo, su efecto es siempre idéntico, aunque sus mani- festaciones exteriores digan lo contrario; y no porque desco- nozcamos esas incógnitas de la experimentacion biológica es- tamos autorizados para negar las propiedades inherentes á la materia, queriendo dar al organismo una autocracia que no tiene.” No podemos aceptar estas ideas en lo absoluto, porque el hecho es innegable: cincuenta reciben la modificacion de la modificacion miasmática del cólera, y mil no se aperciben de semejante accion. Existen organismos refractarios á la accion de los vírus y de los miasmas, y no se dejan modificar por un número multiplicado de inoculaciones, ni se modifican en las peores cireunstancias de emanaciones muy sensibles para otros 68 organismos. Bien sabemos que nada sabemos sobre esta in- cógnita; pero no creemos que pueda negarse el hecho como parece negarlo nuestro colega al asentar su principio. En un reciente trabajo de Mr. Auguste Laugel titulado “Los problemas de la vida,” pág. 64, leemos las siguientes notables palabras que oponemos á las de nuestro colega. “En el labo- ratorio del cuerpo vivo, la afinidad química hace sus evolucio- nes en mil canales diversos, transformando incesantemente los materiales que le ofrece la nutricion; aquí produce los elemen- tos anatómicos nuevos, allí el trabajo motor, mas allá el tra- bajo nervioso. El cuerpo en buena salud es como una ciudad bien aereada y bien drenada, en la cual los miasmas y las in- mundicias son prontamente expulsados; el cuerpo enfermo co- mo una ciudad cuyas cloacas están interrumpidas y los acue- ductos sin agua.” No podemos tampoco aceptar que el efecto de una sustancia cualquiera, dotada de una propiedad que le sea especial, sea siempre idéntico, “aunque las manifestaciones exteriores de este efecto sean contrarias.” Nos parece que envuelve ese concepto una contradiccion tan marcada, precisamente tratando de la. accion del miasma colérico, que léjos de contradecir está afir- mando nuestra opinion. Por esa razon, en efecto, solo cincuen- ta entre mil tienen el cólera y para los novecientos cincuenta la accion del miasma pasa desapercibida; y por lo mismo que desconocemos esas incógnitas de la experimentacion biológica, estamos autorizados para considerar el hecho bruto, dándole, aunque sea á condicion de por ahora, la autocracia que le nie- ga el Dr. Ruz al organismo viviente para modificar esas pro- piedades; porque, hoy por hoy, el fundamento de la higiene moderna no tiene ninguna otra base. (Continuará.) De Las HEMORRAGIAS UTERINAS DESPUES DEL PARTO Y DE SU TRATAMIENTO CURATIVO Y PREVENTIVO POR LAS INYECCIONES DE LA TINTURA DE 10D0; por el Dr. D.: Joaquin Zayas. (V. Anales, t. TU, págs. 165, 215 y 254.) La memoria á que debo el honor de poder dingiros la palabra en este momento despertó en el ánimo de los que 69 debian juzgarme una explicable oposicion. Yo creeria faltar á mi deber si.como autor y como médico dejase de responder á las observaciones que se hicieron para sostener un procedi- miento que en mi concepto está llamado á prestar inmensos servicios á la terapéutica de las hemorragias puerperales. La Academia no quiso hacerse responsable de un tratamiento que desconoce y que le inspira serios temores. La Academia ha hecho lo que debia hacer, y yo me complazco en elogiar su prudente reserva; sin embargo, los fundamentos en que el Sr. Gonzalez del Valle [D. Fernando] y el Sr. Hernandez descan- saban para rechazar este progreso no nos parecen bastante só- lidos para dar á su opinion un carácter decisivo, Antes de comenzar mi réplica quiero dejar establecido: 1.2 que no he venido á proponer un recurso que excluya los otros que cuenta el arte, sino un recurso mas cuando todos se hubieran agotado, ó cuando la abundancia de la hemorra- gia no diere tiempo para esperar combatirla por los medios ordinarios, y fuese indispensable que el cirujano atacase con la misma prontitud y energía con que el peligro amenazase á los enfermos; 2.9% que no es la autorizacion de la Academia lo que he venido á solicitar: no porque estime en poco el pres- tigio de esta Corporacion, sino porque es cuestion que está juz- gada y está resuelta por los hombres especiales que la han es- tudiado: no he venido, repito, á pedir aprobacion, porque la in- yeccion i¡odada es mas inocente que las cáusticas y alcohólicas que están aconsejadas y admitidas. Sentados estos dos prin- cipios, vamos á responder á los argumentos que se han invo- cado. Cree el Sr. Valle que las inyecciones del iodo podian acar- rear algun peligro: nosotros decimos: no solamente puede acat- rear algunos sino muchos peligros, y esto lo creemos mas por raciocinio que por legítima experiencia. ¿Qué debemos deducir de esta observacion? Que hay peligros. ¡Pero serian suficien- tes estos temores para impedir que un cirujano las emplee? Esta es la verdadera cuestion. Peligros hay en todas las ope- raciones por simples que parezcan, desde la sangría hasta la ovariotomía, y no por eso deja el Sr. Valle de abrir las venas con la lanceta y enseñar á sus discípulos, [entre cuyo número | T. v—10 70 hemos tenido la fortuna de contarnos] á practicar las opera- ciones mas arduas de la Cirugía moderna. Para precisar mas este debate, nosotros tratarémos de plantear la cuestion en su verdadero terreno. ¿Es ó no la hemorragia por inercia de la matriz un accidente terrible? Y si lo es, ¿será imprudente ántes de abandonar á la muerte una mujer intentar todavía un re: curso que cuenta veinte y dos hechos favorables y ninguno adverso? Creemos que la respuesta no es dudosa, tanto mas cuanto que para las pérdidas de poca abundancia no se em- plean, y los accidentes de metritis y metroperitonitis que se temian no se han presentado en un solo caso. Estoy convencido de que algunos cirujanos tímidos, Ó excesi- vamente prudentes, esperarán de los recursos de la naturaleza la curacion de una hemorragia ántes que emplear las inyec- ciones del iodo si no tienen otros medios á su disposicion; y como encontrarán en los autores casos de hemorragias que han terminado felizmente sin la intervencion del arte, se creerán autorizados para obrar de este modo y para justificar su con- ducta. Para estos las inyecciones del iodo serán seguidas de los mayores peligros; la inflamacion, la gangrena, los fenóme- nos de reaccion mas graves serán sus compañeras inseparables; los tejidos todos que sufran su contacto quedarán cauteriza- dos, destruidos, y las desecharán por las mismas razones que no practicarian una sangría.—Otros mas animosos, aunque prudentes, aceptarán el remedio si cuenta con algunos resulta- dos favorables. A los primeros nada los tranquilizavia; ni los hechos, ni el razonamiento se las harian emplear. No me bas- taria decirles con Mr. Aran que las inyecciones de la tintura de iodo pura en la cavidad uterina son poco peligrosas, y que la experiencia le tiene acreditado que estas inyecciones, como las del percloruro de hierro dilatado en agua, son poco agresl- vas para el tejido uterino y muy poco irritantes, ni la muy respetable opinion del primer cirujano del mundo, de Mr. Velpeau, que dice: “Otra de las ventajas preciosas de la in- yeccion del iodo es la de no hacer correr por su infiltracion en el tejido celular del escroto los peligros formidables que so- brevienen á consecuencia de la inyeccion vinosa. —Observacio- nes recientes me llevan á considerarlas como casi inofensivas mi para el tejido celular doc. d:c.”; ni la no ménos respetable de Mr. Jacquemier que dice: “No hay temor que una porcion del líquido de la inyeccion pase á la cavidad del peritoneo, porque los orificios internos de las trompas están completamente cet- rados por los restos de la caduca; ni al torrente de la circula- cion por las venas abiertas en la cara interna del útero: estas venas tienen una direccion oblicua, y su parte adelgazada se aplica como una válvula sobre los orificios, cuando la sangre ú otro líquido distiende el órgano. Ademas el estado del cue- llo ofrece al líquido de la inyeccion una salida fácil al exte- rior, y los solos accidentes que pudiera producir seria una ir- ritacion viva del útero.” Si el Sr. Aran, práctico tan concien- zudo, recomienda las inyecciones de la tintura de iodo pura pa- ra curar las metritis hemorrágicas que amenazan la vida de una manera lenta; si descansado en la opinion de Mr. Velpeau y en las disposiciones anatómicas señaladas por Mr. Jacque- mier, viene un cirujano y dice: yo he empleado las inyeccio- nes iodadas en seis casos de hemorragias graves, y he curado los enfermos cuando los otros medios no han logrado detener el flujo; si á estas sels observaciones agregamos los casos en que el Dr. D. Jorge Diaz Albertini obtiene el mismo resultado, y catorce mas que pertenecen al Dr. Dupierris, y en ninguna de las enfermas en que se ha usado ha sobrevenido accidente, ¿quedará justificado para los Sres. Valle y Hernandez el uso de las inyecviones de iodo contra un accidente de tan extre- mada gravedad? Decir que las inyecciones de iodo no son peligrosas seria 11 muy léjos; pero cuando el cirujano las emplea como recurso extremo tiene por excusa la salud de los enfermos y la necesi- dad; y yo agrego que los buenos resultados*son ya suficientes para que con temores exagerados se trate de privar al hombre del arte de un poderoso recurso cuando los otros bayan sido infructuosos, y cuando las desgraciadas enfermas estén redu- cidas á la última extremidad. Ademas es muy de notar que las inyecciones de iodo no hayan dado lugar á ningun fenó- meno reaccional: el solo efecto ha sido contra la hemorragia que se ha cohibido de una manera definitiva. Sres.: la historia del iodo presenta hechos muy curiosos y nia (tá que pueden ilustrar la cuestion que nos ocupa: no se ha pro- puesto una sola vez sin que haya suscitado multiplicados ad- versarios. Cuando se propuso para el hidrocele no ocupó lu- gar en la ciencia sino despues de haber sufrido muy tenaz opo- sicion, tomando carta de domicilio á fuerza de experiencia y á fuerza de hechos favorables; lo mismo aconteció con los quis- tes serosos, las hidropesías articulares tan terribles, los quistes del ovario, el derrame pleurítico dc. Téngase presente que yo aplaudo la oposicion, porque yo no quiero que en materia de ciencias se preste fé 4 nadie ni se proceda sin reiterada expe- riencia. Esa es la marcha lenta, pero segura, que garantiza los verdaderos progresos. Habiamos dicho que de todos los líqui- dos irritantes, el que parece estar mas libre de causar grandes peligros es la tintura de iodo, y el que parece estar llamado á ocupar cada dia un lugar mas importante. Permítaseme citar algunas opiniones que justifican este modo de pensar; porque la analogía sirve como medio, aunque no como muchos pre- tenden de absoluto juez. Mr. Velpeau las emplea desde el año de 42, y ha contri- buido mas que nadie á generalizar su uso en multiplicadas en- fermedades. Mr. Bonnet, de Lion, las ensayó desde 1836 en diez casos de hidrartrosis, con resultados felices. Mr. A. Berard, en la discusion de la Academia de Medicina en 1846, dió la preferencia á la inyeccion iodada, justificando esta preferencia mas de 200 buenos resultados. Cinco veces inyectó el iodo en la articulacion fémoro—tibial, sin accidente. Los Sres. Leblanc y Thierry las emplearon multitud de ve- ces con buenos resultados en las bolsas mucosas, articulares y tendinosas; la inflamacion fué siempre muy moderada y poco dolorosa. : Los Sres. Delafoy y Leriche guiados por la analogía propu- sieron en 1847 inyectar el iodo en el peritoneo en lugar del vino propuesto por Bretonnean en 1820. Esta feliz sustitucion ha sido coronada de los mas felices resultados, segun resulta de los hechos perfectamente detallados que han publicado. En la obra de Mr. Valleix [Guia del médico práctico] se se cuentan treinta y dos observaciones de ascitis tratadas por 73 la inyeccion del iodo: —uno solo murió. Sn uso requiere que el diagnóstico se haga de la manera mas exacta; pero desgra- ciadamente no ha sucedido así en todos, y el remedio ha reci- bido la reprobacion que solo merecia el cirujano. El Dr. Alison curó una enferma con las inyecciones del ¡o- do.—Este caso es muy notable, porque habiéndose practicado una incision en un quiste ovárico, sobrevino el marasmo y la fiebre éctica, y desde que se emplearon las inyecciones ioda- das hubo una mejoría que no se desmintió hasta la completa curacion de la enferma. En estos últimos tiempos Mr. Boinet ha citado hechos que tienden á acreditar estas inyecciones y algunos muy notables de curaciones de quistes del ovario. Mr. Aran ha inyectado el pericardió, las pleuras. Mr. Trousseau las recomienda y usa en los derrames serosos y de pus de estas cavidades. Mr. Andral las emplea en estos casos. Las inyecciones, dice el Sr. Robin, se han empleado en los higromas, diversos derrames articulares, quistes de la glándu- la tiroidea, focos de abcesos frios, abcesos por congestion dec. En la época en que no se tenia el convencimiento de la inocen- cia de la inyeccion de la tintura de iodo, se creia que solo era aplicable en la ascitis esencial; hoy puede emplearse en otros casos con buenos resultados. Se usa ventajosamente contra la disentería: una sola lavativa ha bastado para modificar comple- tamente la enfermedad. Los accidentes no han presentado ja- mas nada serio y los dolores se han calmado muy pronto con una lavativa opiada. Despues de haber expuesto delante de vosotros las razones en que fundo mi defensa, os quisiera preguntar, para que como hombres de buena fé me respondais, si hay alguno entre vos: otros que en presencia de una persona querida, de una hija, de una enferma cualquiera, porque para el médico todas tie- nen el mismo derecho á la vida, veria indiferente aproximarse la muerte sin intentar un postrer esfuerzo. Ved esa mujer jó- ven y madre á la cual solo faltan algunos minutos de existen- cia; habeis ensayado los recursos todos que el arte os presen- ta, y no habeis logrado detener la hemorragia; —la agonía es- 74 tá próxima; pero en esos instantes un cirujano os propone la inyeccion del iodo y os refiere veinte curaciones, ¿volvereis la vista para quedar espectadores indiferentes ante la víctima que expira? ¿Os detendrá la mano un temor ilusorio hijo del raciocinio mas bien que de la experiencia? En una palabra, vuestra conciencia quedará tranquila si no habeis intentado el medio que os propongo? No, señores: en la conviccion de vues- tra impotencia, en la conviccion del peligro inminente que os va á arrebatar vuestra enferma, no debeis vacilar, porque mas vale un remedio dudoso que ninguno; porque de vuestro te- mor no hay (que esperar mas que la muerte, y porque de la inyeccion del iodo se puede esperar todavía la vida; —porque el iodo es mas inofensivo que otros líquidos irritantes, y has- ta hoy mas seguro en sus resultados.—Mas aun, si no hubiera veinte y dos observaciones que responden mejor que cuantas razones nos esforcemos en dar, todavía quedaria legitimada pa- ra nosotros la conducta de un comadron que ántes de ceder una mujer á la muerte intentase un recurso de esta especie para salvarla. Creemos que podrémos resumir este trabajo en las conclu- siones siguientes: 1.9% La inyeccion del iodo no se propone para sustituir nin- gun tratamiento, sino para emplearlo cuando los otros recur- sos hayan sido impotentes. 2, (Que hay hemorragias tan graves que no permiten per- der algunos segundos, ni esperar en la accion lenta de otros medios; y nevesitándose entónces uno rápido y enérgico debe recurrirse á la inyeccion lodada. 5. 2 Que cuando las contracciones son intermitentes la inyec- cion produce la permanente, única capaz de conjurar el peligro. 4,% (Que los peligros no pueden ser un obstáculo, porque entónces no se emplearia ninguna sustancia enérgica, y la Ci rugía entera quedaria borrada de la terapéutica. 5.% Que las inyecciones de iodo son ménos peligrosas que las alcohólicas y cáusticas que se han propuesto y aceptado para casos extremos. 6. Que siendo ésta una cuestion de práctica no puede dis- cutirse en doctrina ni juzgarse ú prior?. 165) 7. Que no debe compararse la susceptibilidad del órgano despues del parto con la que tiene en estado de vacuidad;— que algunos médicos en este último caso han usado sin peli- gro el iodo para combatir la metritis crónica hemorrágica. 8, “ Que los restos de la membrana caduca y los esfínteres de las trompas no permiten el paso de la inyeccion á la cavi- dad del peritoneo, así como la oblicuidad de las venas, la di. latacion del cuello, la lentitud y suavidad con que se practica la inyeccion, impiden que entre en la circulacion; cosas que se han demostrado con la experimentación mas rigorosa. 9.% Siálas 22 observaciones referidas, se agregasen 22 mas en que las inyecciones iodadas diesen el mismo feliz re- sultado, las declarariamos como el remedio mas eficaz, podero- so é inocente para combatir las hemorragias despues del par- to, y tambien lo usariamos como profiláctico de la fiebre puer- peral. CONGRESO MÉDICO INTERNACIONAL; por el Dr. D. J. Joaquin Muñoz. (Linaliza.—YV. Anales, t. YV. pág. 452.) Sífilis. —El Dr. Drysdale no cree que la sifilizacion deba rechazar- se enteramente de la Terapéutica. Este médico ha visto en Lóndres al Dr. Boeck (de Cristiania) curar por dicho método diez y ocho per- sonas gravemente atacadas de sífilis, y que no habian podido ha- llar alivio por ningun otro medio. Segun el Dr. Drysdale deberia, al ménos, reservarsela sifilizacion para los casos de esta naturaleza, como lo pide el Dr. Auzias-Turenne. El profesor Galligo (de Florencia) expone las bases de un regla- mebto proyectado por él en el año de 1839 y que debia adoptar- se en toda ltalia. En este reglamento tres principios se halla- ban formulados: 1.2 Transformacion de la prostitucion clandes- tina en prostitucion legal; 2.2 Grande hospitalizacion de vené- reos; 3. Sumision de los soldados de tierra y de mará las visi- tas y reconocimientos médicos regulares. El Dr. Galligo declara que para que las visitas médicas de las prostitutas tengan algun resultado, es necesario hacerlas con re- gularidad dos ó tres veces á la semana. Desde que se ha adoptado 76 esta medida en Italia, ha disminuido considerablemente el núme- ro de los casos de sífilis constitucional. El orador comunicó tres documentos muy antiguos y en extremo curiosos, de los cuales el uno data del reino de Cosme de Médicis, encontrados en los archi- vos de Florencia y relativos á la organizacion de la prostitucion en épocas anteriores. El Dr. Markowitz (de Bucharest) cita un hecho que demuestra la gran diferencia que existe, bajo el punto de vista de la propaga- cion de la sífilis, entre la prostitucion legal y la clandestina. En- cargado como médico de la Sanidad del exánren de las mujeres de casas públicas en Bucharest, este médico no ha encontrado jamas en dichas mujeres Ja mas mínima purgacion si filítica 6 blenorrági- ca, sino solamente catarros uterinos; de donde deduce que todos los males sifilíticos de la ciudad se toman en las m ujeres no regis- tradas por la policía. El Dr. E. Lagneau cita un cómputo estadístico para poner en evidencia la necesidad de vigilar las prostitutas. “En Inglaterra, dice, donde la vigilancia es casi nula, el ejército cuenta 378 enfer- mos de sífilis por 1.000 hombres de efectivo; en Francia, donde la vigilanciaes mas activa, —aun cuando deja mucho que desear, —hay 113 soldados enfermos por 1.000; en Bélgica, en fin, donde la vi- gilancia es infinitamente mas severa, el número de militares ve- néreos solo es de 72 por 1.000.” El Dr. Berchon lee una nota en la cual expone el conjunto de medidas tomadas por la Administracion de la marina para impedir la propagacion de las enfermedades venéreas por los marinos: —Vi- sita ó reconocimiento especial de todo soldado, marinero ú obrero á su llegada: envío inmediato al hospital en caso de enfermedad. Visitas generales inopinadas, á intervalos irregulares pero frecuen- tes, de las tripulaciones y de los regimientos. Las mismas precau- ciones al tiempo de dar las licencias definitivas ó temporales. Nin- gun empleado de la marina recibe el pasaporte si no puede presen- tar una certificacion médica que ateste que no se halla afectado de ninguna enfermedad trasmisible, sifilítica ó no sifilítica. Desde el momento en que un buque llega á un puerto, los sifilíticos en tratamiento quedan arrestados á bordo; no pueden bajar á tierra sino para ir al hospital, en donde permanecen hasta encontrarse en perfecta salud. La asamblea, despues de cerrar la discusion, nombra una Comi- sion compuesta de los hombres mas competentes en esta especia- lidad, pertenecientes á las diversas naciones representadas en el Congreso; cuya comision queda encargada de formular las conclu- 17 siones de esta gran discusion y de solicitar que se pongan en prác- tica por los diversos gobiernos. Sesion de 27 de Agosto.—Presidencia del Dr. Bouillaud.— Trata- miento del cólera, por los Sres. Desprez y Frémaux.—Otoscopia, Sres. Garrigou y Wreden.—Deglucion, Dr. Moura.—Empiema, Dr. Ba- celli. — Urologia, Dr. Mazzoni.— Obstetricia, Sres. Mattei, Eristeller, Lazarewitch, Avrard. El Dr. elias [de San Quintin] habla acerca del tratamiento ra- cional del periodo dlgido del cólera asiático, el cual tiene por efecto: 1.9 calmar los espasmos dolorosos del estómago; 2.9 estimular activamente las funciones de la piel; 3.2 introducir en el organis- mo, desde el momento en que la absorcion ha vuelto, las substan- cias capaces de devolver á la sangre su composicion normal y su fluidez. Hé aquí la fórmula propuesta por el Dr. Desprez para lle- nar estas indicaciones: Clorafommd.ar: tado an 1 gramo. ¡Alo plalí:. beds nad dais, BRE. BrorTy Acetato de AmONIACO....ooooorccrncncccnonos A Agua rta das Br bs ax OTE Jarabe de cloridrato de morfina........... 40 Una cucharada cada dos horas. Estas dósis se disminuyen proporcionalmente, vaa la edad «del sujeto. El autor explica la accion separada de los diversos compuestos de esta fórmula y justifica la asociacion como conforme á las pre- misas. | Dos observaciones se presentan en apoyo de esta medicacion. El Dr. Kosnoski, médico polaco, recomienda el ácido cianídrico medicirfal como específico del cólera. El autor ha llegado á dar progresivamente este medicamento hasta las dósis de 15 y 25 go- tas en el adulto durante el período álgido. En lugar de deprimir, esta sustancia excita todas las funciones, facilita la transpiracion, detiene la diarrea y los vómitos, si se continúa su uso repitiéndo- lo frecuentemente. Solo en el período tifoideo de la enfermedad puede considerársela como inútil. El orador declara haber obteni- do por su método el 88 por 100 de curados. El Dr. Frémaux [de Paris] lee una nota acerca del cólera asiático en la cual trata de demostrar que el terror, el miedo que inspira esta enfermedad, son la sola causa de sn propagacion epidémica. Mr. Garrigou-Dezarines somete al Congreso su Otoscopio para- T. v—11 78 bólico destinado al estudio de las lesiones del timpano, instrumento aná- logo al laringoscopio, al endoscopio y otros. Por su construccion y su ligereza, este instrumento se adapta á toda clase de lámparas y puede así emplearse en casa del enfermo con la misma facilidad que en el gabinete del médico. Su aplicacion permite ver perfec- tamente el timpano, cualquiera quesea el estado del conducto au- ditivo, percibir las perforaciones de esta membrana, juzgar de la extension de dichas lesiones y distinguirlas de las pequeñas man- chas sanguíneas que se observan en ella. Tambien es útil para la excision de los pólipos y la extraccion de los cuerpos extraños. Otra indicacion de su empleo es la nueva operacion de la esfiro- tomía, ó reseccion del mango del martillo, acerca de la cual el Dr. Wreden (de San Petersburgo) hace al Congreso una sucinta des- cripcion, considerándola como propia para sustituir la perforacion artificial del timpano. El autor declara que despues de haber prac- ticado esta última operacion en treinta y siete enfermos por los di- ferentes métodos conocidos, no obtuvo mas que dos veces un re- sultado satisfactorio. La excision del mango del martillo, dando lugar á una ancha excision del tímpano, por la cual se destruyen los vasos que sirven á la nutricion de esta membrana, impide la cicatrizacion, como sucede en el caso de exfoliacion. Ahora bien, no siendo ese huesecillo del todo indispensable al oido, su resec- cion parcial no origina perjuicio alguno. Dos veces hapracticado ya este cirujano la reseccion del mango del martillo en individuos afectados de catarro del oido medio, y el éxito ha sido comple- tamente feliz. El autor describe el proceder operatorio y exhibe los instrumentos especiales de que se sirve en esta operacion. Las indicaciones principales de la esfirotomía son: el engruesa- miento considerable de la membrana del timpano—que es muy frecuente;—sus adherencias con la pared interna de la caja, y la obliteracion de la trompa de Eustaquio. El Dr. Moura expone el mecanismo de la deglucion tal como el empleo del laringoscopio le ha permitido observarlo de un modo directo. Al momento en que se presenta la necesidad de tragar se ven los alimentos diseminados en la cara externa de la epiglotis, en las fositas gloso-epiglóticas y en la base de la lengua. Ese es el primer tiempo. El paso del bolo alimenticio de la boca á la re- tro-boca (descrito por error como tal por los clásicos), es el fenó- meno último de la masticacion. La compresion del bolo alimenti- cio por el velo del paladar contra la base de la lengua es puramen- te imaginaria. Segun el Dr. Moura, los tres tiempos admitidos por los fisiólogos deben, pues, reducirse á dos únicamente. 79 El profesor Baccelli (de Roma) se explica acerca del tratamiento curativo del empiema. Bajo la denominacion de empiema debe, se- gun este médico, comprenderse únicamente el derrame purulento consecutivo á la pleuresía crónica proliferante. En ese estado la cavidad de la pleura se halla, por decirlo así, transformada en un quiste cuyas paredes son mas ó ménos espesas; membrana piogé- nica por exceléncia, inerte é inapta á la absorcion. De ahí resulta su tolerangia á la accion del aire y á la accion tópica de los cáusti- cos. El autor no teme puncionar esta coleccion purulenta con un grueso trocar, á fin de dar una fácil salida al pus; pero teniendo la precaucion de practicar dicha puncion en el punto de mas declive, á fin de evitar la estagnacion del pus por debajo de la abertura y las consecuencias de este accidente. Inyeceiones de una solucion de nitrato de plata [30 gramos para 500 gramos de infusion de ca- momilla] se practican diariamente hasta que la naturaleza del derrame indique la modificacion correspondiente de las paredes del foco purulento. La cánula colocada de un modo permanente para el derrame del liquido, se reemplaza por un tubo de drenage cuando los bordes de la abertura se endurezcan. Diez y nueve ca- sos de curacion atestiguan hoy la eficacia de este proceder, cuya exposicion es acogida por el Congreso con grandes demostracio- nes de aplauso. El Dr. Mattei lee un trabajo acerca del padecimiento del útero du- rante el embarazo. Segun este autor, muchos fenómenos locales y sobre todo los fenómenos simpáticos de la preñez son la irradia- cion del padecimiento uterino. El volúmen, la forma, la posicion, la tension y particularmente la sensibilidad del útero á la presion, confirman esta explicacion. La congestion uterina correspondiente á las épocas menstruales, el enclavamiento en la pequeña pélvis y las enfermedades del útero, desarrollan esos fenómenos simpáticos y ponen en peligro la salud, y aun la vida de la madre y del feto, provocando la expulsion prematura de este. Fundado en esta doc- trina Mr. Mattei aconseja dirigir el tratamiento contra esos ac- cidentes locales de congestion, de presion, €c. El ioduro de pota- sio iodurado es, segun él, el mejor medio para conseguir este efecto. . El Dr. Kristeller [de Berlin] describe un nuevo proceder de ma- niobras externas, que, bajo el nombre de expresion, de compre- sion, ó mejor dicho de expressio fetus, tiende á reemplazar el séca- le cornuto y el fórceps, para operar, durante el trabajo, la expul- sion del feto. Consiste en colocar la matriz en la exacta direccion del eje del estrecho inferior, frotarla contra las paredes abdomina- 80 les y ejercer una presion graduada, una presion ligera y progresi- va dirigida de arriba abajo y llevada á su máximum en cinco ú ocho minutos para disminuirla en seguida. Se hace una pausa de dos ó tres minutos y se vuelve á empezar. No debe temerse repe- tir esta maniobra hasta cuarenta veces dejando algunos intervalos. En las multípares cuyas paredes abdominales se hallan bien rela- jadas, este proceder tiene con frecuencia buen éxito. Cuando 20 ó 30 compresiones no han dado ningun resultado, debe desistirse juzgándose inaplicable el proceder en ese caso. Estas maniobras pueden emplearse cuando las contracciones son débiles, nulas, ir- regulares ó tetánicas. 22 aplicaciones han sido hechas de este pro- ceder, de las cuales 16 veces haciendo uso exclusivamente de la expresion, y las demas ayudadas de otros medios. 8 veces los ni- ños se han presentado por las nalgas, 13 por el vértice; 3 niños no eran de tiempo y estaban muertos ántes de practicar la expresion; todos los demas gozan de buena salud, lo mismo que sus madres. El Dr. Mattei, partidario y propagador de las maniobras exter- nas, aprueba el nuevo proceder de Mr. Kristeller; pero pide que su uso se limite á las presentaciones de la cabeza que son las úni- cas naturales. En las otras presentaciones este proceder, en manos inhábiles y poco experimentadas, puede dar fatales resultados. El orador reclama la prioridad de las maniobras externas en fa- vor de Goubelli que habla de ellas en una obra publicada en 1785. Mr. Lazarewitch, director de la clínica de obstetricia de KarkofF, no cree en la eficacia absoluta del nuevo proceder, porque la ex- pulsion del feto no se efectúa sino mediante las contracciones ute- rinas normales, regulares, segun lo ha demostrado el autor. Todo lo que no concurre á esas contracciones no puede contribuir á di- cha expulsion. El Dr. Avrard [de la Rochelle] termina la sesion insistiendo acerca de las ventajas de la jeringa de doble corriente para las in- yecciones uterinas abortivas que emplea hace veinte años. El au- tor exhibe su histerómetro dilatador que se compone de unas pinzas de dos ramas justapuestas una sobre otra, pero pudiendo separarse segun se quiera; dichas pinzas se hallan ligeramente encorvadas en forma de sonda uterina. Este instrumento introducido en la cavidad uterina, da, sin retirarlo, la medida de esta cavidad por medio de una escala graduada fija en la birola que separa las dos ramas y que permite el deslizamiento de éstas entre sí. La sesion se suspendió á las once y media de la noche. Sesion del día 28 de Agosto de 1867.— Presidencia del Dr. Bouvillaud. —“De la aclimatacion de las razas de Europa en los paises cáli- 81 dos.—De las leyes de la mortandad en Europa, con respecto á las influencias atmosféricas.” -—Tales son las dos primeras cuestiones inscritas en el programa de esta última sesion del Congreso inter- nacional de Paris. El Dr. Símonot empieza por eliminar de la cuestion del aclima- tamiento la de los cruzamientos de razas, considerándola como naturalmente fuera de causa. “Cuando una raza, dice, quiere afir- mar su aclimatamiento en un lugar, es necesario que se mantenga en él por medio de eu propia sangre y de su propio trabajo; es ne- cesario ademas que se asegure sus medios de existencia. En el aclimatamiento, importa distinguir dos hechos esenciales que con frecuencia se confunden; la aclimatacion que es el acomodamiento de los séres vivientes, animales ó vegetales, en una localidad dis- tinta de la en que nacieron; el aclimatamiento que es el efecto po- sitivo de ese acomodamiento ya cumplido ó efectuado. Para ex- presar este efecto, la palabra aclimatamiento es preferible á las de naturalizacion 6 indigenizacion que han empleado algunos. “Se designa bajo la denominacion de paises cálidos, todos los paises comprendidos entre los 30% de L. N. y los 30% de L. $. Esta delimitacion, seguramente aceptable de un modo general, deja de serlo cuando se trata de aclimatacion ó de aclimatamiento. En este caso, las condiciones no son las mismas y dependen ménos del grado de la temperatura, que de un conjunto de condiciones at- mosféricas y telúricas particulares. “El mayor obstáculo al aclimatamiento de las razas europeas en los paises cálidos, resulta de la presencia del miasma palúdeo; donde quiera que exista este miasma, el aclimatamiento es impo- sible; el europeo que no posea, respecto de este veneno, la inmu- nidad de la raza negra, se halla colocado en presencia del dilema siguiente: destruir la accion del miasma, ó ser destruido por ella. “Los climas cálidos no son tan mortíferos para los europeos co- mo los paises infectados del miasma palúdeo. Estos individuos pueden defenderse contra los peligrosos efectos del calor por me- dio de un conjunto de precauciones que consisten: 1.9 eu usar vestidos convenientes para evitar las alternativas del calor del dia, del frio y de la humedad de la noche; 2.9 mantener la integridad de las funciones digestivas por medio de una alimentacion sustan- ciosa, de la cual deben apartarse las sustancias irritantes; 3.9 evitar con cuidado los excesos de mesa, el abuso de los licores fuer- tes y las sensaciones de Vénus que son tan comunes en los paises cálidos; 4. 2 regularizar las funciones de la piel y su contractili- dad orgánica, por medio de la hidroterapia. 82 “La aclimatacion de ciertas razas europeas en los paises cálidos exentos de las condiciones palúdeas, no es ya un problema que está por resolver; los españoles en las Canarias, en Madera, en Mé- jico, en la Plata, en el Perú; los portugueses en el Brasil, lo han resuelto ya; pero es menester tener en cuenta la parte que corres- ponde á los cruzamientos de raza. “La cuestion de la aclimatacion y del aclimatamiento no se ha- lla aun resuelta respecto de otras razas, como por ejemplo, para los franceses en Haití y en la Nueva—Caledonia. “El Dr. Símonot concluye que la aclimatacion y el aclimatamien- to son imposibles en los paises en donde existe el miasma palúdeo; en aquellos que se encuentran exentos de este miasma, la aclima- tacion es imposible, y el aclimatamiento es realizable, con tal que los sujetos se sometan á los preceptos higiénicos exigidos por las condiciones de las localidades.” Otros de los Sres. miembros del Congreso se habian inscrito para tratar de esta interesante cuestion; pero á la hora de la reunion ninguno respondió á la llamada. h El profesor Mr. Lombard [de Ginebra] lee una nota interesante relativa á las leyes de la mortandad en Europa con respecto d las in- HAuencias atmosféricas. El autor ha reunido un conjunto de documentos estadísticos acerca de la mortandad observada en los diferentes Estados de la Europa y repartida segun los meses y las estaciones. De esa suerte ha podido formar unos cuadros de mortandad, y componer una doble carta ó mapa de Europa, que el autor designa bajo el nom- bre de carta de mortandad, carta de salubridad. Los diferentes colo- res indican en esas cartas las relaciones de la mortandad en los diferentes paises, segun las estaciones. A juzgar por la inspeccion de estas cartas, se ve que el invier- no y la primavera son las estaciones en que la mortandad es mas considerable en la mayor parte de los paises situados al Norte ó al centro de la Europa. En el Mediodía, al contrario, y principal- mente en las costas del Mediterráneo, el estío y el otoño son las estaciones mas mortiferas. En Italia se observa que toda la parte oriental de la cadena de los Apeninos se caracteriza por una mortandad invernal, miéntras que la parte occidental de esas montañas presenta una mortandad estival ú otoñal. El miasma palúdeo ejerce la mayor influencia en la mortandad, y á tal punto, que esta pierde sus relaciones generales con las es- taciones; los paises en que la mortandad mayor es invernal ó ver- 83 nal, se transforman en paises de mortandad estival ú otoñal. La expulsion del miasma palúdeo fuera de los paises en donde ejercia sus estragos, ha tenido, como en Lóndres y en Rochefort, por efecto el disminuir la mortandad y transformar el tipo. El Dr. Lombard concluye pues diciendo que en Europa, de un modo general, el frio es la causa de la muerte, como el calor es la causa de la conservacion de la salud. Sin embargo, es necesario hacer notar, que los recien—nacidos y los niños de muy corta edad mueren particularmente porel calor, los viejos por el frio; los habi- tantes de los campos mueren por el frio, los de las ciudades por el calor. El miasma palúdeo, la mal'aría y la miseria, son las causas do- minantes de la enfermedad. Mr. Lombard espera que los esfuerzos reunidos de los médicos de todos los paises lograrán apagar una de esas causas y realizar el pensamiento expresado por el Dr. Vleminckx con las frases si- guientes: “Está en el poder del hombre el expulsar la mal'aría del suelo de Europa.” El orador termina pidiendo que del seno de esta asamblea de médicos del mundo entero, se levante un grito de muerte contra el miasma palúdeo. De las dos últimas cuestiones que deben tratarse en esta sesion y que, á pesar de su grande importancia, serán forzosamente sacri- ficadas por falta de tiempo, la primera es relativa á la influencia de la alimentacion en los diferentes paises en la produccion de ciertas enfer- medades; la segunda se refiere á los entozoarios y los entófitos que pue- den desarrollarse en el hombre. Los autores inscritos para "hablar de la primera, faltan á la lla- mada. El Secretario, Mr. Jaccoud, pone sobre la mesa las memo- rias remitidas por los Dres. Bertet, de Cercoux y Billod, Director del Asilo de enajenados de “Sainte Gemmes,” cuyas memorias tratan de la pelagra. Hé aquí un corto resúmen de lo que, respecto de estos trabajos, se ha publicado en un periódico científico de esta ciudad- “El Dr. Bertet, sin negar la accion de ciertas gramíneas en la pelagra, ha visto, hace mas de veinte años, otras causas producir casos patoló- gicos, si no idénticos, a] ménos análogos, pero en el estado esporádi- co en un pais en donde la pelagra no ha sido aun observada. Estos casos ascienden á veinte poco mas ó ménos; cinco de los enfermos han fallecido, tres suicidados, dos por sumersion; el otro se levan- tó la tapa de los sesos. “La causa primera de esta pelagra esporádica es, segun el au- tor, un estado enfermo del sistema nervioso ganglionar, que, obran- 84 do por repercusion sobre los órganos digestivos, da lugar á todas las alteraciones consecutivas, particularmente las de la piel en los individuos sometidos á la insolacion. El autor consagra la mayor parte de su trabajo á desarrollar, explicar y demostrar con obser- vaciones clínicas esta etiología, y termina por la indicacion de la terapéutica con que debe combatírsela. “El Dr. Billod se propone en sn trabajo combatir la etiología ex- clusiva del maiz, «sc. El Dr. Bouchut, cita los 200 casos de verdadera pelagra observa- dos por el Dr. H. Gíntrac, y que se refieren todos á individuos que no habian comido nunca maiz, lo cual viene en apoyo de la tésis sostenida en los trabajos de los Sres. Bertet y Billod. El Dr. Bou- chut cree haber encontrado una solucion conciliadora entre las dos opiniones contradictorias. Los Sres. Balardini y Costallat le envia- ron maiz alterado, del cual se ha servido para hacer estudios com- parativos acerca de este particular. El maiz comprado en Paris y sometido á la humedad ha presentado una alteracion que el Dr. Bouchut ha podido ver desarrollarse. El mismo experimento ha hecho con el trigo, y ha reconocido que este grano sufre igual alte- racion. Habiéndose informado con muchos panaderos con el objeto de verificar si esta alteracion específica criptogámica era á veces es- pontánea, todos le confirmaron el hecho. Tambien parece que, en las siegas húmedas, esta alteracion se desarrolla mucho y da harinas tan malsanas, como si estuviesen averiadas. Existe pues en el trigo, como en el maiz, un verdete ó cardenillo, que puede dar lugar á la misma enfermedad; y este hecho desconocido de los médicos, no lo es para los panaderos. El Dr. Bouchut presenta unos diseños y muestras de ese cardenillo del trigo. El profesor Demaria (representante de la Academia de Turin) declara que en Italia no todos los médicos adoptan exclusivamen- te la opinion del Dr. Balardini; que muchos reconocen, al contra- rio, que la pelagra es producida por várias causas. Una pesquisa fué ordenada por la Academia de Turin acerca de la etiología de la pelagra en todo el Piamonte, pesquisa que comprendia mas de 3,000 pelagrosos, y de la cual fué informante el mismo Sr. Demaria. Las conclusiones adoptadas por esta Academia son: que el uso del maiz alterado no es la causa exclusiva de la pelagra; que la heren- cia, las emanaciones de los pantanos, la privacion de una bebida fortificante como el vino, las impresiones morales tristes (como las producidas por el incendio), las epizootias, tienden tambien á desarrollarla. Por eso es que esta enfermedad no tiene remedio especifico. Los baños y una buena alimentacion son los mejores 85 remedios; pero es mas seguro y mas eficaz tratar de prevenirla que de curarla. Esa es una enfermedad del pobre causada por las pri- vaciones, una alimentacion insuficiente y mala, la alteracion de las cereales en particular; y pertenece á los ricos y á las personas de la medianía el poner fin á estas causas, remunerando mejor á los trabajadores que soportan el calor del dia, para procurarles las comodidades y los placeres. A los gobiernos corresponde, sobre todo, el tomar la iniciativa de esta profilaxis de la pelagra; y usando del influjo que éstos pueden tener en sus determinaciones, es como los médicos contribuirán mejor á su extincion en los campos. El Dr. Caron (de Paris) señala algunos particulares acerca de la influencia de la alimentacion en la primera edad, de cuya cues- tion se ha ocupado hace muchos años. La lactancia, segun este autor, no debe dejarse al cuidado ciego de la madre, nial capricho de su hijo; la lactancia debe ser arreglada, dirigida por el médico; de otro modo, el niño puede tomar en una nutricion imperfecta el gérmen de todas las diátesis, la escrófula y la tuberculosis en par- ticular. El ruido que se produce en la sala impide oiral orador: várias advertencias se le dirigen por las personas mas inmediatas á fin de que levante la voz, pero sin resultado. El orador deja la tribu- buna. Un médico del Canadá, el Dr. Kingston, pide la palabra pa- ra exponer algunos particulares relativos á la cuestion, y señala el hecho siguiente: que las dos razas que forman la poblacion del Canadá (los franco-canadenses y los ingleses) observan un régi- men alimenticio diferente, y son tributarios tambien de enferme- dades diferentes. Los primeros comen mucha carne; dos ó tres li- bras de puerco al dia, es la racion ordinaria del obrero ú del tra- bajador. Los segundos comen mucha ménos carne. Ahora bien, entre estos últimos las enfermedades del pulmon dominan; mién- tras que las del tubo digestivo son las que mas se observan en los primeros. Estas enfermedades son raras, y por lo general tan po- co graves, que puede aconsejarse á los médicos emigrantes que no dirijan sus pasos hácia al Canadá con el fin de ejercer la profe- sion, porque se moririan de hambre. Los franco-canadenses son, por lo comun, mas robustos, mas altos y mejor musculados que los franceses. El orador se pregunta, si deben atribuirse exclusi- vamente estos caractéres distintos y tan bien marcados á esa ali- mentacion diferente, ó al aclimatarniento en favor de los franco-- canadenses que son los primeros colonos del Canadá? El Dr. Marcowitz (de Bucharest) señala tambien los alimentos vegetales, feculentos, especiados y muy ácidos que usan exclusi- T. v—12 86 vamente los habitantes de los Principados-Unidos, como causa de un estado tifoideo especial y de la forma tifoidea que toman la ma- yor parte de las enfermedades, así como de la constipacion y de las hemorroides que son el resultado de ella; hemorroides simples, fluyentes, sin complicaciones. La extremada frecuencia de la go- ta atónica, le parece tambien resultar de esa alimentacion mala é insuficiente, de la cual se excluyen totalmente las carnes negras, reemplazándolas por las blancas, el pollo en particular, para aque- llos que pueden procurárselo. El Dr. Wreden (de San Peteshurgo) aborda la última cuestion del programa, referente á los entozoarios y entófitos que pueden des- arrollarse en el hombre. La memoria que este distinguido médico presenta al Congreso trata de una nueva afeccion parasitaria del oido, la mycomyringitis y la myringomycosis aspergilina, de la cual el aspergillus flavus y el aspergillus niyricans son la causa. Despues de un largo discurso histórico de la cuestion y la relacion detallada de 10 observaciones clínicas, el autor emprende la descripcion mi- croscópica de estos parásitos encontrados en el tímpano y que ha visto así reproducirse en esta region. Luego presenta muestras de ellos, y preparaciones microscópicas dc. €e. El Dr. H. Favre presenta en nombre de Mr. Plasse, veterinario de Niort, una memoria acerca del desarrollo de las epizootias d conse- cuencia de los criptógamos. Segun el autor, el parasitismo de la ave- na produce mas enfermedades graves que otras tantas causas reu- pidas. Los forrajes y granos mal almacenados son tambien causa del parasitismo, y las malas amelgas no solo dan débiles cosechas, sino tambien un alimento pernicioso para el hombre y para los animales. Tales son las dos causas principales del parasitismo que no se desarrolla sino mediante el reposo, la oscuridad y la humedad. Estas causas son generalmente ignoradas: el Dr. Plasse ha consagrado sus trabajos á ilustrar Jas poblaciones y la Administracion gubernativa acerca de todos los peligros que ellasacarrean. Muchas epidemias y epizootias tienen su gérmen en ese fatal parasitismo; por eso conviene ir áestudiarlas al foco mismo que les da orígen. Eu lugar de limitarse á destruir los ani- males atacados de tifus, como se ha hecho en escala mayor duran- te estos últimos años, seria mas lógico ir 4 buscar la causa en su foco de orígen, en donde se la combatiria tal vez con mayor seguri- dad.—En vista de esta importancia, el Dr. Favre termina propo- niendo al Congreso que formule el voto siguiente: “El Congreso médico internacional, considerando la importancia general para la higiene pública y para la medicina de tener informes exactos acer- 87 ca del estado de las amelgas y de la conservacion de los alimentos de los hombres y de los animales, emite el voto que, en cada pais, los médicos y los veterinarios sean invitados á examinar esas con- diciones diversas que presiden al desarrollo de las epidemias y de las epizootias.” : El Presidente acoge este voto en nombre de la Asamblea. Nin- gun otro miembro del Congreso pide la palabra. Mr. Bovillaud anuncia que la Comision encargada de juzgar los trabajos presentados al Congreso y premiar el mejor de ellos con la gran medalla de oro ofrecida á ese fin por el Congreso de Bur- deos, despues de haberlo 'deliberado, ha dado sus votos al del Dr. Bourgade (do Clermont-Ferrand) acerca de los accidentes gene- rales que originan la muerte despues de las operaciones quirúrgicas. El laureado se acerca á Ja mesa y recibe la recompensa de su mérito de las manos del Presidente, que le da el abrazo confraternal. El Dr. Bouillaud pronuncia un corto discurso de conclusion, en el cual manifiesta, entre otras cosas, el deseo de que en memoria de esa gran reunion médica internacional, los muros del anfiteatro lleven la inscripcion siguiente: “Aquí es donde tuvo lugar el primer Congreso internacional en 1867.”—El orador da las gracias á todos los que le han prestado su auxilio y á la prensa médica en particular. ““Pueda ésta, agrega, obtener en recompensa el coronamiento de su institucion: la libertad del pensamiento, de la inteligencia, que [Aplausos prolongados. ] REAL ACADEMIA DE Ciencias MébicCaAs.— Comunicaciones rela- tivas al cólera. (SESION DEL 12 DE JuLIo DE 1868.) 1—Comunicacion del Dr. D. Ambrosio (G. del Valle.— Atenciones del servicio me privan de concurrir á la sesion de hoy, y probablemente á algunas mas si el recrecimiento de la epidemia continúa en el vecindario como desgraciadamente aun observamos. Mas para que la Academia sepa cuanto me interesan sus sesiones y los adelantamientos que se promete la ciencia, por mi parte quiero contribuir á tan laudable fin, dedicando un instante en ponerla al corriente del curso con que el cólera asiático ha recrudecido, invadiendo todos los barrios y parti- ' 88 dos rurales de la jurisdiccion de esta ciudad; pues ni un solo barrio ha dejado de pagar su triste tributo, notándose su ma- yor saña en el de Atarés, segun verá V. $. por la nota del es- tado número 1 que acompaño. Al mismo tiempo incluyo á V. $. el cuadro de lo ocurrido en la Casa de Dementes, situada muy cerca de nuestra juris- diccion, y de cuyo doloroso acontecimiento me ocupé en la se- sion pasada, dando motivo á los estudios que deben esperat- se, para explicar las causas de un desarrollo tan intensísimo en que la muerte ha arrebatado á casi todos los invadidos. Los números de esos cuadros no son mudos en la fecha en que se remiten, é insiguiendo sus minuciosos detalles se movl- lizarán para darnos razon de las muchas cuestiones y verdades que busca la ciencia y espera de la h2giene, bajo cuyo absoluto dominio se estudian las endemias y epidemias. Dios guarde á V. S. muchos años. Habana once de Julio de 1868.—Dr. Ambrosio G. del Valle.—Sr. Secretario general de la Real Academia. Estado número 1.—Número de invasiones y defunciones del cólera asiático ocurridas en la jurisdiccion municipal de esta ciudad, desde su notable incremento el dia 30 de Junio próxi- mo pasado. Junio. Julio. a , Dias. Dias. Invasiones. Defunciones. 30 0 139 58 1 103 47 2 122 62 3 138 67 4 168 73 Proporcion en lo civil. 5360 p.S 5 141 79 Tdentlo milñar. 22. 4280 p.S 6 145 70 7 157 74 8 176 97 9 LO 78 10 138 74 o Totales... 1540 789 —_aevm A 89 Observaciones.—1? Corresponden á la tropa 260 para 110 fallecidos.—2* De los barrios, aparece el mas azotado del mal hasta hoy el de 4tarés que cuenta con un vecindario de 4299 almas albergadas en 296 casas, y muy cercano á las influencias deletéreas del cementerio provisional, donde de Euero á hoy van sepultados mas de 3,000 cadáveres en su mayor parte del cólera. Estado múmero 2.—Curso de la epidemia del cólera en la Casa de Dementes, desarrollada el dia 20 de Junio próximo pasado. Junio. Julio. Invadidos. Muertos. Del 20 al 30 0 125 86 Te O E 13 9 8 10 3 8 6 4 rl S 3) 9 4 6 9 6 7 2 3 8 Y 1 9 ) 0 10 9 0 ISO ta eL MS 186 137 € _ 1.— Comunicacion del Dr. D. Ramon L. Miranda.— No siéndome posible asistir hoy á la sesion de la Aca- demia, juzgo de algun interés comunicar, que hallándome at- tualmente asistiendo las enfermerías de la Casa de Beneficen- cia en union de nuestro compañero el Dr. Mestre, me ha sido fácil comprobar, que á pesar de las desfavorables condiciones higiénicas que rodean á dicho establecimiento y de la recru- decencia del cólera en esta ciudad, dicha enfermedad hasta la fecha ha invadido á muy pocos niños; y sin duda contribuye en gran parte el esmero con que se observan en la Casa los 99 preceptos recomendados por la higiene, el aseo, los buenos alimentos, el agua en las mejores condiciones y la vigilancia en perseguir á los que se encuentran ligeramente indispuestos del vientre. Gran número de niños han acudido á nuestras enfermerías desde el 1? del presente mes hasta la fecha con diarreas mas 6 ménos abundantes, excrementicias ó biliosas y algunas blan- quizcas, vómitos de sustancias alimenticias ó biliosas, otras veces náuseas; y todos estos fenómenos han desaparecido efi- cazmente con la dieta, infusiones de plantas aromáticas, el láudano y el bismuto. Tanto mas satisfactorio es el estado actual de salud en di- cho establecimiento si se tiene en cuenta que en él viven 569 individuos y que algunos de los departamentos son insuficientes para contener el número de personas que allí se encuentra, como tambien el gran número de mendigos Ó mujeres pobres, los mas de ellos viejos y con afecciones crónicas, predispuestos á contraer con mucha facilidad la diarrea; al mismo tiempo exis- tenen la Maternidad muchos niños en lactancia, otros en con- servacion y algunos de estos sometidos á la lactancia artificial, y sin embargo no hemos tenido desde el dia 29 de Junio próxi- mo pasado hasta el dia de la fecha mas que ocho invasiones, de las cuales seis hembras y dos varones, habiendo fallecido rápidamente una niña en doce horas, otra en slete y otra á los seis dias de invadida; cuatro se encuentran curadas y una en tratamiento. Dios guarde á V. S. muchos años. Habana 12 de Julio de 1868.—Dr. ER. L. Miranda.—Sr. Secretario de la Academia de Ciencias Médicas. COMISIONES PERMANENTES PARA EL AÑO ACADÉMICO DE 1868 Á 1869. Comision 1. * — Anatomia y Pisiologia.—Sres. Ambrosio G. del Valle, Rodriguez, Galan, Raymundo Castro, Lebredo, Rafael Cowley y Aschenbrenner. 91 Comision 2. * —Patología médica.—Sres. Valdés Castro, Ruz, Giralt, Govantes, Lebredo, Mestre y Presas. Comision 3. * —Patología quirúrgica. —Sres. Joaquin Zayas, Horstmann, García, Galvez, Diaz Albertini, La Calle y Na- varro. Comision 4. * — Terapéutica y Farmacologia.—Sres. Luis Cow- ley, Aschenbrenner, Lastres, Grovantes, Presas y Ramos. Comision 5. * —Medicina operatoria.—Sres. Horstmann, Ray- mundo Castro, Joaquin Zayas, Landeta, Mirauda y La Calle. Comision 6.* —Anatomía patológica.——Sres. Galvez, Giralt, - Galan, Landeta y Cayro, j Comision 7. * —Partos.——Sres. André, Joaquin Zayas, Galan, Havá, Valdés Castro y Miranda. Comision 8.* —Higiene publica, Medicina legal y Policia.— Sres. Galvez, Presidente; Cayro, Ruz, Mestre, La Calle, Lebre- do, Valdés Aguirre, Miranda, Várgas Machuca, Hita, Ga- lan, Havá, Rodriguez, Landeta; García, Secretario. Comision 9. —Medicina Veterinaria.——Sres. Ramirez, Del. rieu y Llorente. Comision 10. * — Farmacia y Química legal.—Sres. Aguilera, Aenlle, Valdés Aguirre, Lastres, Hita, Várgas Machuca. Comision 11. * — Aguas y baños minerales.— Sres. Aenlle, Rodriguez, Rafael Cowley, Fernandez de Castro, Várgas Machuca y Diaz Albertini. Comision 12. * —- Remedios nuevos y secretos.——Sres. Lastres, Valdés Aguirre, Ambrosio G. del Valle, Luis Cowley, Na- varro y Melero. Comision 13. % -——Fisica y Quimica.—Sres. Aguilera, Melero, Várgas Machuca, Valdés Aguirre, Hita y Navarro. Comision 14. * --Zoologia, Botánica y Geología.—Sres. Fer- nandez de Castro, Sauvalle, Albear, Ruiz de Leon, Presas, Ramos. Habana y Mayo 19 de 1868.——El Secretario general, Anto- nio Mestre. 92 NUEVO PREMIO ANUAL.—En sesion celebrada por la Real Acade- mia el dia 14 de Junio próximo pasado, se acordó aceptar y publi- car en el periódico oficial de la Corporacion, el premio creado por el Dr. D. Juan Bruno Zayas para el autor de la mejor memoria que se presente sobre la siguiente proposicion:—“ Determinar por un andlisis calitativo y cuantitativo las alteraciones que se encuentran en las orinas de los individuos que padecen la elefantiasis de los Griegos y la elefantiasis de los Arabes. ¿Existe ó nó azúcar? Y en caso afirmativo, demostrar el papel que representa esta alteracion de secrecion en el desarrollo de la enfer- medad.” —1£l premio será de cincuenta pesos, y los queá él aspiren podrán dirigir sus memorias segun se ha indicado en los “Anales” t? V. pág. 52.-—Habana y Julio 15 de 1868.—El Secretario general, Antonio Mestre. IS OBSERVACIONES METEOROLOGICAS.—1868.—HABANA. Veleta de Du Moncel. Psicrómetro de August. Tension del [Humedad vapor de ag? | relativa. «| Temperatura á la sombra. Direccion del viento, | Máx. | Mín. [Máx Mín. 20.48| 19.60| 85 | 56 20.20| 17.58| 86 | 56 20-25] 17.32] 88 | 52 22.89 19 15| 90 | 61 22.21] 19.15| 91 | 57 22.331 20.45| 89 | 60 INNE-E-SSE-SSO-NNO. E-ENE-E-ESE-SSO-080. NNE-ENE-E-ESE-SE. N-NNE-ENE-E-ESE. NNE-ENE-E-ESE-SE. NNE-NE-ENE-E-ESE-SSE-SS0. -NNE-ENE-SE--SSE-8SO0-08O NNE-ENE-SE-SS0-S0-OSO-ONO SSO-SO-0SO. E-NE-SO-080-0-ONÓ. NNE-NE-ENE-SE.SSE.SS0.0SO E-NE-ENE-ESE-SE-SSE. NNE-NE-ENE-ESE. N-NNE-NE-E.ESE-SSE-880. ENE-ESE-SSE-S-8SO-S0. E-ENE-E-ESE-S80. NNE-ENE-E-ESE-SE. NNE-ENE-ESE. NNE-NE-ENE-ESE-SSE. N-NNE-ENE-ESE-S. ENE-ESE-SSE-S-S80. 762.00/760.65] 37.60| 26-001 22.98| 20.89| 83 | 47 27/762.61/761.45] 35.00| 26.40] 22.41| 18.95| 86 | 52 2-45/761 06/ 31.60| 23.80] 22.65] 19.66| 92 | 61 .12/759.92] 31 80| 24.20] 21-92| 20.89] 91 | 61 350.97/759.45| 31.40| 24.60] 22.60 Al 89 | 60 -NE-ENE.E-ESE-SSE-SSO. E-ENE-ESE-SE. ENE.E-ESE-SE. NE-E-ESE-SSE-S. Mareos de J. Melero, ANALES DE LA REAL ACADEMIA DE CIENCIAS MEDICAS, PISICAS Y NATURALES DE LA HABANA, _o-—_——__—_— REVISTA CIENTIFICA. AGOSTO DE 1868. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA. (SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 24 DE MAYO DE 1868.) SRES. ACADEMICOS CONCURRENTES.—Dr. Gutierrez, Presidente.— Ruz, Rodriguez, L. Cowley, F. G. Valle, Sauvalle, Ramos, Del- rieu, Joaquin Zayas, Giralt, Havá, Ruiz de Leon, Raimundo Castro, Llorente, Ramirez, Landeta, Valdés Aguirre, Várgas Machuca, Navarro, R. Cowley, J. V. Castro, La Calle, Lebredo, Diaz Albertini, Horstmann;—Mestre, Secretario. Abierta la sesion á la hora de costumbre y con la asistencia de los Sres. Académicos que arriba se expresan, fuéron leidas por el Secretario general y aprobadas por la Corporacion el acta de la sesion pública ordinaria anterior y la de la solemne celebrada el 19 de Mayo. | CorrESPONDENCIA.—Leyéronse en seguida: 12 un oficio del Sr. Alcalde Mayor del Pilar recordando las resultas dela cau- sa contra el negro Alonso por heridas al de igual clase Fer- T. Y—13 94 nando; 22 otra comunicacion del mismo Juez, relativa á la he- rida grave del negro Ricardo; 32 un oficio del Sr. Rector de la Real Universidad, participando atentamente que esta seria representada por una Comision en la sesion solemne de la Aca. demia; 42 una comunicacion del Dr. García excusando su falta de asistencia; 52 una comunicacion del Dr. L. Cowley referen- te á la Biblioteca, dando cuenta de los pasos que se han dado últimamente para su progreso; envía la nómina de los Sres. que han contribuido á él, y termina proponiendo se dén las gracias por los donativos: lo cual acuerda la Academia. Por último, los Directores de los Anales presentan la entrega con que finaliza el 4? tomo de dicha publicacion, y el Dr. Garalt un ejemplar de. su Clínica Médica.—El Secretario pone tambien en conoci- miento de la Corporacion, que segun. lo dispuesto por el (xo- bierno Político de la Habana, se impedirá el tráfico de los car- ruajes durante el tiempo que la Academia emplee en sus se- slOn€s. Terminada la correspondencia, manifestó el mismo Secreta: rio que el Sr. Delriew habia depositado en sus manos un tra: bajo, en parte alusivo á la última solemnidad, y en parte á ciertas cuestiones propias del régimen interior; acordándose para su oportunidad esa lectura. Traqueoromía.—El Dr. Giralt presenta un enfermo que ha- bia operado de traqueotomía, á consecuencia de un edema de la glotis, cuyo enfermo ofrece ademas los síntomas de la peri- carditis, haciendo creer el buen éxito del tratamiento médico y los antecedentes del individuo que la afeccion de la laringe fuese de causa sifilítica. Todos los que se acercaron al enfermo pudieron observar que la respiracion se verificaba por la cá- nula que tenia puesta, y que segun la apariencia del enfer- mo solo aquella operacion pudo salvarlo de una muerte inmi- nente (1). El Dr. Ruz, deseando contribuir á la formacion de una es- tadística favorable á la traqueotomía, refiere un caso feliz de su práctica 'en que lo“acompañaron los Sres. Zayas (D. Joa- quin) y Diaz Albertini. El Dr. Landeta ha practicado dos veces la operacion indi- (1) V. Gaceta de Ciencias médicas. pág. 31. 95 cada, tambien con motivo del edema de la glotis, con buen éxi- to, aunque una de las enfermas se ha visto en la necesidad de guardar la cánula. El Sr. Landeta llama la atencion sobre el edema del cuello y el infarto ganglionar, señalados por rous- seau, y que se notan en el enfermo presente operado por el Dr. Giralt; y desea practicar la traqueotomía en un caso de croup, pues es un recurso poderoso que todavía no ha alcanzado entre nosotros la confianza que merece, estimulando por ahora á sus colegas á recoger observaciones y ofrecerlas con todos los por- menores necesarios; lo que se propone hacer por su parte. MebDICINA LEGAL.— Cuestion de enajenación mental.—Con- cluido dicho particular leyó el Dr. La Calle, ponente de la Comision de Medicina legal, un informe acerca del estado men- tal en que pudo hallarse el negro Leoncio, que infirió heridas ovaves al de igual clase Fernando, preguntando el Juzgado de Bejucal, en vista de lo expuesto por el defensor de aquel,—si dadas las circunstancias que constan de autos juzga la Acade- mia que Leoncio obrara bajo la influencia de una enajenacion mental; si la ciencia reconoce esas aberraciones mentales fuga- ces é instantáneas; y si la estacion, la hora y la clase de traba- jos á que se dedicaba el procesado son elementos que puedan desarrollar el mal. —Despues de estudiar los elementos todos de la cuestion, y en particular lo que consigna la ciencia sobre la accion continuada de los rayos solares, cuyos caractéres son enteramente distintos de las circunstancias que acompañaron al acto ejecutado por Leoncio,—propone la Comision de Me- dicina legal las siguientes conclusiones: —1* Dadas las circuns- tancias que constan de autos, no juzgamos que Leoncio obrara bajo la influencia de los fenómenos cerebrales que suele deter- minar la accion prolongada de los rayos solares; 22 La ciencia reconoce la existencia de trastornos mentales que se desarro- llan súbitamente, pero que no son fugaces, y que dependen de la accion prolongada de los rayos solares; 3? Efectivamente, la estacion, la hora y la clase de trabajos á que se dedicaba el procesado son elementos que pueden determinar el desarrollo de ese mal.—El informe y las conclusiones del Sr. La Calle, aprobadas por la Comision de Medicina legal, lo fuéron en toda su integridad por la Academia. 96 MEDICINA GENERAL. —Dió entónces lectura el Secretario, en nombre del 5». Delrieu, á la segunda parte de su trabajo inau- gural, ocupándose en ella de dirigir una “ojeada retrospectiva sobre las ciencias en general y á la medicina general en parti: cular,” y deja consignado que de las diversas interpretaciones dadas por nuestros maestros en la ciencia á los títulos verda- deros de la gran escuela empírica de nuestros primeros inicia- dores han salido los innumerables sistemas que han hecho irrup- cion en las artes, las ciencias y la filosofía, sufriendo todo su in- flujo la política como la religion (Sociología) y la medicina mas especialmente; finalizando por asentar que: “en la actualidad, de la ausencia permanente de un buen método sintético han nacido todas esas diluciones de la ciencia, todas esas divisio- nes y subdivisiones de doctrina y toda esa falsa enseñanza clá- sica que contamina al mundo sabio. Y ademas, estamos auto- rizados á agregar que, si entre todas las ciencias cultivadas hay alguna para quien sea mas necesario el concurso general de sus congéneres, y que se haya conseguido aislar, y hasta pudiera decirse secuestrar,—es sin disputa la. Medicina.” CÓLERA.—SPINA BÍrIDA.—El Dr. Zayas comunica la nota estadística de los casos de cólera ocurridos en la Real Cárcel y en el Hospital de San Felipe y Santiago en los meses de Marzo, Abril y Mayo de 1868, así como el estado demostrativo de los enfermos desde el 19 de Abril al dia de la fecha (10 de Ma- yo) (1). El Sr. Zayas recuerda que seria esta la ocasion de comprobar la inconsistencia de la opinion que refiere el desar- rollo del cólera á las detonaciones eléctricas;-—y refiriéndose despues á lo comunicado en una sesion anterior por el Dr. F. G. del Valle acerca de un caso de hidroráquis que habia puncio- nado ya por tres veces, —el Sr. Zayas cree que la operacion no está indicada en casos semejantes: la base ancha del tumor, el vicio de conformacion en los miembros, la sensibilidad exage- rada de aquel á la presion, el estado de la piel, la falta de trans- parencia, dc., son contraindicaciones que, descuidadas, pueden dar lugar á los mas funestos resultados, á consecuencia de una operacion inoportuna y peligrosa. La aparicion de uno solo de (1) Véase mas adelante en esta entrega de los Anales. 97 esos síntomas desfavorables basta para que el cirujano se abs- tenga. | El Dr. F. G. del Valle contesta á las observaciones del Sr. Zayas: que habia dado cuenta del caso en la Academia sin pretensiones de ninguna especie, y mas bien con el objeto de que ella le ilustrara acerca del mejor tratamiento que debia adoptarse; que la operacion por él verificada ha sido mas bien una exploracion con el objeto de establecer un diagnóstico seguro en materia tan delicada,—habiéndola ejecutado con el mayor cuidado. El Sr. Zayas acepta dicha explicacion para la primera vez que se hizo la puncion exploradora; pero despues de esta y en vista de los datos que pudo suministrar, se pregunta en vano cuál fué el objeto de la segunda y de la tercera. El Dr. Mestre OS que, en efecto, el Dr. Valle comunicó el caso á la Academia en Diciembre de 1866, cuando ya habia practicado una puncion á fin de diagnosticar el tumor, y de- seando se discutiera acerca del mejor tratamiento: que bajo el punto de vista del diagnóstico, al principio y aun mas tarde algunos cirujanos dudaban que fuese una spina bífida, y hasta uno de ellos llegó 4 disponerse para su ablacion inmediata; — pero, en su concepto, las reflexiones del Sr. Zayas no podian ménos de esclarecer la cuestion de cirugía que se habia plan- teado por el Dr. Valle (1). El Dr. Giralt cree que primero debieron agotarse todos los : medios de diagnóstico, para averiguar si se trataba de un hidroráquis, de un lipoma ó de un quiste hidatídico de la region: en ese sentido estaba permitida la puncion, pero so- lamente una vez; y despejada la incógnita sobre la naturaleza del líquido y del tumor, no debia insistirse mas en una ope- racion que podia ser perjudicial á la enferma: no comprende pues la necesidad de la 2? y de la 3? puncion. El Sr. Lebredo piensa que de la discusion promovida debe sacarse alguna deduccion útil para la práctica, sobre todo en el caso presente. En virtud de lo expuesto por el Sr. Zayas, ¿opina hoy el Dr, G. del Valle que debe operarse? [1] V. Sesiones de la Academia, año VI, págs. 29 y 35. 98 El Sr. Valle responde que en la actualidad existen de seguro contraindicaciones: que el proceder por él empleado habia contribuido á establecerlas, diagnosticándose por su me: dio la naturaleza del tumor,—sin que por otra parte la enfer- ma húbiese sentido el menor contratiempo despues de operada; que la 1% puncion permitió reconocer el líquido contenido, y la última su comunicacion con el interior del ráquis al través de una falta de sustancia ó separacion en las vértebras; y por último concluye invitando á los Sres. Académicos para que examinen la enferma. El Dr. Castro (D. Raimundo) opina que en algunos casos la exagerada replecion del tumor exige se le puncione por los síntomas á que da lugar. El Sr. Mestre cree que en esa inteligsncia se habrán hecho dos últimas punciones; y el Sr. Valle asevera que en efecto existian entónces fenómenos de parálisis, Cuestion HISTÓRICA. —Terminada la discusion que precede, el Sr. D. Joaquin Zayas leyó un trabajo en respuesta á las opiniones del Sr. Don Justino V. Castro, tocante al influjo que tuvieron entre nosotros la enseñanza y los escritos del Dr. Abreu en materia de cóiera. El Sr. Zayas se esfuerza por des- truir las objeciones del 5». Valdés Castro, quien, en uso de la palabra manifestó, á reserva de examinar mas detenidamente el trabajo del Sr. J. Zayas, que desde luego se encontraban en él algunas contradicciones fáciles de señalar. Antes de concluirse Ja sesion el Sr”. Ftodriguez presentó un trabajo sobre “los jardines botánicos en nuestro globo y el modo de formar en la Habana uno que lo fuera tambien de aclimatacion y zoológico;” cuyo autor opta al título de socio corresponsal, El Dr. Rodriguez recomienda la inteligencia, la boriosidad y otras buenas cualidades del Sr”. fíoezl y dicho trabajo pasa á la Comision: respectiva. DriscusioN ACERCA DEL COLERA.— Por el Dr. D. Juan G. Havá. (Continúa.—V. Anales, t. V. pag.55). XIMI.—Asienta el Sr. Ruz que la exigencia de la teoría nos ha forzado á formular una idea que un solo instante de re- 99 flexion no nos hubiera permitido; y nuestro e-ror consiste en haber tomado por punto de partida el fenómeno virtual del cólera, y una analogía para establecer nuestra terapéutica. Expliquemos esta aberracion aparente de nuestro modo de considerar el cólera, y veamos si efectivamente la falta de re- flexion está de nuestra parte. Antes preguntemos al Sr. Ruz ¿de qué manera procede, clínicamente hablando, cuando se encuentra en la asistencia de un colérico? Nos parece que bien reflexionadamente su primera indicación ha de ser la de pro- curar por cuantos medios aconseja la práctica evitar la pérdi- da; por consiguiente, no puede hacer mas que combatir la diarrea, y es nuestra convicción que el Dr. Ruz hace perfecta- mente. Sostenemos mas, que todos los prácticos por un medio directo Ó indirecto, cualquiera que sea, no han de procurar ninguna otra cosa. Aquellos mismos que administran la medicacion vomitiva y purgante se proponen obtener el mismo resultado que los que propinan á la cabecera del enfermo el opio, el subni- trato de bismuto, el alcohol, el éter, las infusiones aromáticas. Pero cuando nos convencemos de que no hemos podido domi- nar la pérdida para hacer entrar el organismo en sus funcio- nes, entónces abandonamos el método anterior y procuramos otro resultado: conservar el calor y restablecer la circulacion, preocupándonos siempre de la pérdida intestinal, de la ausen- cia de pulso, de la algidez d:c- Nosotros creemos que el Sr. Ruz tendrá mucha razon en aspirar á hacer cesar por un me- dio cualquiera esos fenómenos de tanta importancia; y creémos ademas, que hace muy bien y que no puede atribuirse á falta de reflexion las decepciones que á menudo recogemos todos á la cabecera de nuestros enfermos. Y á todas estas necesidades clínicas las llamará el Dr. Ruz retrocesos; y los que obedezcan á ellas “¿harán recular la ciencia ú sus tiempos primitivos?” Sea; pero entónces tenemos que convenir en que la ciencia de nuestros dias está en ese estado y no hay retroceso posible; es- tamos en el único camino que nos ha podido trazar esa clínica bruta que tan á menudo ha traido á la cuestion nuestro amigo para preguntarnos y exigirnos en nombre de ella. ¡Qué mas nos brinda la obran de los hechos en la clínica, sino fe- 100 nómenos visibles que interpretar de una ó de otra manera? ¿Acaso está hecha esa ciencia en nombre de la cual nos :inter- pela el Dr. Ruz, como para hacernos notar cada vez mas la insuficiencia relativa de los medios que han estado á nuestro alcarfce para sintetizar el estudio del cólera en una teoría mas Ó ménos aceptable? No, el Dr. Ruz nos reconoce el dere- cho de preguntar á los hechos, y al dirigir nuestro interroga- torio no hemos retrocedido ante la magnitud del problema que pretendiamos resolver; hemos estudiado, hemos analiza- do, y cada vez encontramos razones nuevas para apoyar nues- tro modo de considerar la enfermedad bajo el punto de vista de. la teoría que hemos expuesto. Pero la cuestion es otra. No creemos que el Dr. Ruz proce- de con lógica rigurosamente científica cuando desecha el va: lor positivo de los fenómenos virtuales, y nuestro colega pro- cede así porque confunde la palabra virtual y no le da su ver- dadero significado. Fenómeno virtual no es el que se opone al fenómeno real, virtual no quiere decir imaginario; fenómeno virtual del cólera quiere decir el que mas caracteriza la enfer- medad, y no viene esta palabra de vedere, sino de virtus—que significa fuerza, potencia, actividad; y en este sentido única- mente se usa en la ciencia, y en él la hemos usado contando con que así se nos comprenderia. De modo que habiendo nuestro amigo equivocado la significacion científica de la pa- labra que nos objeta y aplicándola mal á nuestras ideas, for- zosamente debia concluir gue solo ¿rreflerivamente nos hubié- ramos permitido fundar una teoría del cólera sobre el fenó- meno virtual de esta enfermedad. A nuestra vez estamos se- guros que si el Dr. Ruz hubiera tomado la palabra virtual en su único y verdadero sentido científico, nos hubiera objetado de cualquiera otra manera, pero nunca en el sentido en que irreflexivamente lo ha hecho. Así en el ejemplo que nos pone sobre el fenómeno visible de la muerte por el curare, no es extraño que nos diga: “ese fenómeno visibleesla dulce transicion de un sueño apacible á un sueño eterno.” Y en efecto, ese es el fenómeno visible, visible para cualquie- ra hombre, el ignorante de nuestras sociedades, ó el salvage de los bosques del Perú; pero ese no es el fenómeno virtual 101 de que habla el hombre científico; el fenómeno virtual es la parálisis, y con este solo se puede construir la teoría, miéntras Claudio Bernard estudiando, experimentando, investigando, de- muestra que la parálisis es solo del movimiento y que la sen- sibilidad se conserva; hecho este último que no puede" com- prenderse sin las investigaciones de Bernard, pero que no des- - truye.el virtual, sino al contrario lo apoya y lo afirma, y lo explica de la manera mas ámplia y positiva. Vea pues el Dr. Ruz que no existe la contradiccion que él señala entre el he- cho virtual de que nos ocupamos y la ciencia. De suerte que al partir del hecho virtual del cólera, partimos de un fenóme- no real, positivo, demostrable fisiológica y anatómicamente, que no puede ser contradicho por la ciencia en ninguna cir- cunstancia; y si la ciencia adelanta profundizando las cuestio- nes, nunca llegará á eliminar ese fenómeno virtual, no podrá suceder que lo elimine; y al contrario lo explicará, lo afir- mará, demostrará su causa positiva ignorada; pero nunca lo reducirá á una negacion, ni siquiera amenguará su importan- cia. En prueba de ello veamos lo que decimos y lo que dice la ciencia, y retamos á cuantos nos escuchen á que señalen una sola contradiccion. Decimos:-—Nosotros partimos del fenómeno virtual del cóle- ra, y este es la pérdida de líquidos exosmosados por la mem- brana mucosa del estómago y de los intestinos, y de aquí de- ducimos lógica y científicamente todos los fenómenos de la enfermedad. La ciencia representada por el sabio Mr. Robin parte del cambio isomérico de los principios orgánicos de la tercera clase, cuyo cambio les ha hecho perder la propiedad que les caracteriza de dilatarse en la mayor cantidad de agua posible, de suerte que perdiendo la facultad de retener el agua que absorben y abandonándola, tienden cada vez á concentrar- se mas, y de este hecho deduce todos los síntomas del cólera. Preguntamos: ¿Mr. Charles Robin está en contradiccion con nosotros 6 nosotros con Mr. Charles Robin? ¿Nuestra teoría está Ó no está apoyada por la ciencia? La diferencia única que existe es la siguiente: que Mr. Charles Robin ha llegado á sa- ber que son los elementos de la tercera clase, albúmina y fi. brina, los que pierden la propiedad que tienen de hidratarse, T. v—14 102 y nosotros que veiamos la deshidratacion é ignorabamos las investigaciones de Robin, achacabamos la pérdida al organis- mo entero sin localizarla en los principios de la tercera clase. Todo esto pone de manifiesto, como dice muy bien el Dr, Ruz, que la doctrina de Robin es mas completa, mas profundamen- te científica; pero no que la teoría formulada por nosotros no explique los fenómenos del cólera de una manera clara y cien- tífica. Para nosotros un colérico es un individuo que se seca por las pérdidas intestinales que sufre el organismo; para Ro- bin el colérico es un individuo que se seca igualmente por la deshidratacion de los principios de la tercera clase. Para Ro- bin tambien la pérdida de agua constituye el fenómeno vir- tual del cólera, demostrado por el estado de concentracion de la albúmina y de la fibrina. Y como volvemos á hablar em- pleando la palabra virtual y de paso nos recuerda el Dr. Ruz que en óptica foco virtual es lo mismo que foco imaginario, tenemos que declararle que no podemos aceptar el recuerdo sin comprometer la ciencia en un conflicto desventajoso para el modo de apreciar del Dr. Ruz. En óptica foco virtual se ha llamado al que presentan las lentes convexas cuando el objeto que se mira está entre el fo- co principal y la lente, y justamente en este caso no existe fo- co real; y esta imágen virtual es precisamente la real y posi- tiva, la que podemos ver, la que con tanta amplitud nos en- seña el microscopio, no tiene nada de ¿maginaria, es la única posible, la que tiene fuerza y virtud, la que aparece. No nos queda la menor duda de que el Dr. Ruz rectificará este punto. Pero sigue nuestro amigo objetándonos con la teoría de Ro- bin, que ya hemos acordado que es mas científica y mas pro- funda, y le vemos partir siempre de la alteracion primitiva de la sangre que perturba las funciones de nutricion, y de aquí los demas fenómenos; pero lo que jamas nos dice el Sr. Ruz es en qué consiste esa alteracion primitiva; y sin embargo, Robin lo dice muchas veces y nosotros tenemos que repetirlo á sa. ciedad: todo, todo depende de la deshidratacion de los principios de la tercera clase, y por consiguiente, de la falta de agua. Sí esos principios no hubieran perdido momentáneamente su pro- piedad fisiológica de fijar agua, el organismo no se hubiera 103 desprendido de ella por la exósmosis intestinal, y por consi. guiente la teoría de Robin no explicaria absolutamente nada; y si como realmente es, lo explica todo perfectamente, es pre- ciso no eliminar de la teoría el hecho que la sanciona. Decir simplemente “que el cambio isomérico de los principios de la tercera clase es la causa de los trastornos,” es dejar trun- ca y sin sentido la teoría de Robin. Por un cambio isomérico se producen la sífilis y la rabia, y la escarlatina y la viruela; pero en ninguno de estos estados ese cambio tiene por efecto la deshidratación dela albúmina y fibrina, de suerte que no puede callarse el hecho sin enmudecer la teoría. Y no dirá el Sr. Ruz que exigimos estas aclaraciones pour le besoín de la cause, porque entónces es imposible que lleguemos á enten- dernos; y ya se hace difícil la discusion sobre este punto capl- tal de la teoría, desde el momento que el Dr. Ruz confundien- do la palabra virtual, nos dice “que la ciencia prescinde de los fenómenos virtuales en fisiología y patología para estudiar las propiedades de la materia orgánica y sus alteraciones, que son los fenómenos reales.” De donde deducimos otra vez, que el Dr. Ruz cree que vzr- tual y real son términos opuestos, y no siendo así, sino al con- trario que son iguales, casi sinónimos, lo mismo en física que en fisiología y patología, nos fuerza á pasar por alto algunos detalles que pudieran servir para esclarecer la verdad en este debate. Los símiles que establece el Sr. Ruz entran en esta categoría de argumentos inaceptables; pero no podemos pa- sarlos por alto y vamosá ocuparnos de éllos al responder á las consideraciones que hace el Sr. Ruz al hablar de nuestra tera- péntica. Ante todo conviene fijar el debate y eliminar el absolutis- mo que nos presta nuestro colega. Nosotros no hemos dicho que el agua sea útil sino en el segundo período, cuando la ciencia excluye todo género de medicacion. La absorcion en el estómago de esas medicaciones es imposible, y dado caso de que se hicieran penetrar de cualquier modo en el organismo, estando paralizadas las funciones de nutricion, no irian esas medicinas por sí mismas á ponerse en contacto con los órga- nos, Ó los aparatos, ó los sistemas á quienes se las pretende di- 104 rigir. En el primer período estamos de acuerdo con todos los prácticos. En el tercer período nos contentamos con tratar las complicaciones que surjan por los métodos ordinarios, y damos agua, porque habiendo cesado ya la causa que impedia la hi- dratacion de los principios de la tercera clase, miéntras mayor cantidad encuentre el organismo de este líquido que ha perdi- do, tanto mas pronto se pondrá la sangre en las buenas condi- ciones que son apetecibles para que los fenómenos de nutri- cion puedan cumplirse. De suerte que toda la novedad de nuestro tratamiento consiste en proporcionar agua, Ó reponer agua, en la conviccion de que este elemento es el que se pier- de, y si encontramos otros productos normales del organismo en los líquidos exhalados, es porque normalmente tambien esos elementos existen á condicion de estar disueltos en esos líqui- dos; por consiguiente son arrastrados en la disolucion mecáni- camente, y no son tampoco momentáneamente de una impotr- tancia tan virtual. Es cierto que en la albuminuria y en la diábetes los fenó- menos visibles son la presencia de la albúmina y de la azúcar en la orina; pero la analogía no podia arrastrarnos á la absur- da teoría patológica de creer “que los síntomas y las lesiones orgánicas son resultado de la falta de estos dos elementos in- dispensables en el organismo,” porque al contrario nos hubie- ra enseñado la analogía, que el aumento ó disminucion de esos productos en la masasanguínea no determinan jamas semejante estado. El síntoma: virtual de estas dos enfermedades es el depauperamiento corstante del individuo, que hace sospechar inmediata y analógicamente una lesion orgánica, y hasta tan- to que esta lesion no se descubra, el tratamiento no puede exis- tir. Se descubre la lesion en un riñon, se toma por una infla- macion y se trata sin resultado. Hoy se sabe que la enferme- dad de Bright es una degeneracion del tejido mismo de esa víscera, y no se trata la enfermedad, se combaten ó se alivian los síntomas de ella hasta que sucumbe el enfermo. Desgra- ciadamente la ciencia no ha alcanzado mas. En cuanto á la presencia del azúcar en la orina, sabemos perfectamente que las teorías sobre la enfermedad parten todas del hecho virtual, y la terapéutica no puede ser mas analógica, como podrá con- 105 vencerse el Dr. Ruz, si vuelve á leer á Bouchardat, á Mialhe, á Bernard, de., los cuales buscan por todos los medios posibles impedir la formacion de azúcar en el organismo. Pero entre las analogías que establecen esos autores y la que presta á nuestra teoría el Sr. Ruz, hay una diferencia in- mensa. Nosotros no hemos procedido arbitrariamente como supone el Sr. Ruz, hemos empezado estudiando todos los fe- nómenos del cólera y hemos establecido por analogía que de- biéndose todos esos fenómenos á la ausencia de agua en la masa sanguínea, como han probado todos los experimentadores y ha comprobado Mr. Charles Robin con estudios irrecusables, es lógico y consecuente brindar este elemento indispensable á la sangre. Si procediendo de este modo se han alcanzado ya muchos triunfos, salvando enfermos que parecian destinados á la muerte, podemos llegar á erigir en método terapéutico éste sistema, y esperar resultados que no se han obtenido has- ta hoy en esa enfermedad con ninguno de los tratamientos re- comendados. En esta esperanza hemos creido útil llamar la atencion de los prácticos de nuestro pais con la memoria que objeta el Sr. Ruz, y no creemos, despues de sus meditadas ob- servaciones, que debamos deponer tan pronto nuestra preten- sion, sino al contrario: los nuevos estudios áque nos ha compe- lido su refutacion, han logrado convencernos cada dia mas de la utilidad y buen resultado que alcanzará en la práctica nues- tra terapéutica analógica, deducida rigurosamente del fenóme- no virtual del cólera. Y obrando así, léjos de estar en contra- posicion con los principios de Mr. Robin, estamos con ellos, porque brindar agua á los elementos de la tercera clase des- pues de haber procurado prevenir sin fruto la pérdida, es cuanto puede deducirse para satisfacer en el segundo período del cólera las reglas establecidas por el sabio. Seguir dando agua en el tercer período hasta tanto que se restablezcan to- das las funciones de nutricion, detenidas por la falta de hidra- tacion de los elementos de la tercera clase; es igualmente ser consecuente con los principios establecidos por el sabio. Com- batir las complicaciones que resulten, por los métodos ordina- rios, es no abjurar de la ciencia, y no caer en el absolutismo dogmático en que se nos supone. : 106 Dijo el Sr. Ruz “que lo que se necesitaba no era dar agua sino devolver á los principios de la tercera clase la propiedad que habian perdido.” Este argumento es incontestable; pero enseña tanto que nada puede alcanzar. Si pudieramos volverles esta propiedad á esos elementos, no tendriamos que discutir tratamiento al- guno, porque con tener al organismo en las condiciones de que los elementos de la tercera clase no perdieran esa propiedad que poseen de no servir á la nutricion, sino cuando están dis- tendidos en una gran cantidad de agua, el cólera no tendria razon de existencia; pero si esto es imposible, puesto que existe el cólera, es innegable tambien que el organismo del colérico tiene dos modos principales de considerarse bajo el punto de vista, uno de las pérdidas, otro, de la reparacion de esas pérdidas. El primero se anuncia independientemente de toda consideracion teórica, por los vómitos y las evacuaciones abundantes, por la dificultad en la absorcion, por la frialdad, la pérdida del pulso, la decadencia general, las contracturas dolorosas, la falta de hematosis, la cianosis; fenómenos que si continúan, terminan pronto por la muerte del individuo por asfixia mas ó ménos progresiva. El segundo se anuncia por la disminucion de los vómitos y la diarrea, coincidiendo con la vuelta lenta y progresiva del calor, con la rapidez de la absorción estomacal, la vuelta del pulso, la animacion general, la disminucion de los síntomas de contractilidad muscular, la facilidad en la respiracion, la vuelta de la hematosis, la desa- paricion de la cianosis; fenómenos que si continúan sin inter- rupcion y paulatinamente traerán la salud en poco tiempo; y que, si se producen con demasiada rapidez, procuran trastornos secundarios que se traducen por congestiones de las vísceras, exaltacion de la inervacion, fiebre, fenómenos atáxicos, adiná- micos ú otros que tambien pueden determinar la muerte. Pero separémosnos completamente de las complicaciones, que ya hemos dicho en nuestra memoria y aquí, que deben tratarse por los métodos ordinarios, El primero de estos modos es el de accion de la enfermedad cólera, cualquiera que sea su causa. El segundo es el de reaccion de la misma enfermedad. No siempre sucede la 107 reaccion á tiempo; muchas ocasiones la enfermedad perturba tan profundamente el organismo que no llega el momento de la reaccion; todos los líquidos están agotados. Los principios de la tercera clase no han podido hidratarse nuevamente, no han vuelto á recobrar su primitiva propiedad orgánica; el or- ganismo está seco, y entónces empieza esa lucha puramente orgánica de que habla Mr. Charles Robin, el calor se produce como una consecuencia forzosa, debida á las últimas reacciones químicas de los principios acumulados. Wn este caso, como he- mos dicho en nuestra memoria, la vida se extingueen un estado completo de asfixia ú consecuencia de la falta de circulacion, aunque la calorificacion material se experimente. El Dr. Ruz confunde esta reaccion que no ha podido lena lugar, con el período de reaccion saludable de que hablan to- dos los autores sin excepcion, y al cual tambien se refiere Mr. Charles Robin. señalando el hecho anterior justamente para evitar que se confunda lo uno con lo otro. Así agrega el sabio: — “Esas acciones fisicas de elevacion de temperatura «de., son equivocadamente para algunos vitalistas que ignoran la causa, el signo de una reaccion vital que anuncia la vuelta del estado normal.” Nosotros notamos el hecho expresamente, como cons- ta; pero partiendo de la confusion que debió evitar nuestro apreciable colega, no es extraño que asegure, “que nosotros “hemos trocado la fisiología patológica de los períodos del cólera. Analicemos: si la reaccion á que se refieren todos los auto- res y á la cual nos referimos tambien, marca el último acto de la deshidratacion de los principios de la tercera clase, no hay esperanza posible, la reaccion es la señal infalible de la muer- te. Vosotros los que me escuchais, sabeis como responde la clí- nica á esta teoría. Pero inmediatamente dice el Sr. Ruz, “que la hidratacion continua marca mejor el período álgido,” y nos- otros declaramos que nuestro amigo se contradice aquí de to- do lo que ha dicho ántes en defensa de la teoría de Mr. Char- les Robin; porque justamente el sabio hace consistir el cólera en la deshidratacion de los elementos de la tercera clase. Efectivamente, si por un lado la reaccion: á que nos contrae- mos marca el último momento de la deshidratacion, (sobren- 108 tiéndase de la albúmina y la fibrina) y el periodo álgido que es el anterior marca mejor el de la hidratación contínua, (so- brentiéndase siempre de la albúmina y de la fibrina, que son las que ganan ó pierden el agua en la teoría de Robin,) es evidente que en el segundo período del cólera, en lugar de anhydroemia existirá hydroemia. ¡De dónde sale pues la exós- mosis intestinal? ¡Dónde se mete el agua que debe recibir el plasma? ¿Qué quiere decir Robin cuando afirma que por un cambio isomérico los principios de la tercera clase pierden su agua de hidratacion, y que esta es la causa de la exósmosis in- testinal y la causa de la mayor densidad que toma la sangre? Todo esto demuestra que no somos nosotros los que hemos trocado la fisiología patológica del cólera, y que al contrario, el Dr. Ruz ha caido en esta contradicción; y estamos seguros que un solo instante de reflexion hubiera forzado el talento de nuestro compañero á reconocer la exactitud con que hemos traducido todos los fenómenos del cólera, ántes de conocer la inmensidad de la teoría con la cual hemos apoyado nuestras ideas. Y aquí encontrará nuestro amigo una prueba mas de la verdad que nos asiste para creer que toda teoría que tiene su fundamento en los fenómenos virtuales de una enfermedad, no puede destruirse, sino completarse con los descubrimientos positivos que conquiste la ciencia. De la misma manera que nosotros han procedido en el es- tudio del cólera hombres de nuestra época, maestros esclare- cidos, cuya conducta parece que debiamos imitar. En este caso se encuentran Mr. Bally y Mr. Piorry, los cuales han partido del mismo fenómeno virtual del cólera y han explicado todos los síntomas por la ausencia de la serosidad de la sangre eva- cuada por el tubo gastro-intestinal. Del mismo modo que nos- otros han concebido su terapéutica. Para estos dos grandes maestros, en el segundo período del cólera debe procurarse: introducir por el tubo intestinal líquidos que representen aproximadamente lacomposicion del suero de la sangre; por la piel, deben aplicarse baños que tengan la misma composicion; por las venas, deberán inyectarse esos mismos líquidos; y Piorry quiere que se inyecten lgualmente en el tejido celular, usando del agua sola cuando no puedan conseguirse las sus- 109 tancias que representen la serosidad. “S% no hubiera mas que agua perdida, dice Piorry, se repararia con mas facilidad; pero la albúmina y la fibrina en disolucion son expulsadas de la eco- nomía al mismo tiempo.” Véase tomo 2 págs. 39 hasta 104. La teoría de Mr. Charles Robin no puede ser hostil á las teorías de Piorry y de Bally. Robin las inundará de luz, pero jamas tenderá á eclipsarlas. Completará esos trab ajos, pero no los reducirá al silencio; edificará mas sólido, mas fuerte, sobre cimientos indestructibles si se quiere; pero no empezará nun. ca demoliendo las teorías que en la senda legítima del progre- so en medicina se ham edificado tambien empleando los mate- riales que existian, para basarlas en la anatomía y en la fisio- logía. El modo de considerar la sintomatología del cólera, es decir la fisiología patológica, es igual en estos autores que en Robin; pero Babia habrá hecho mas, porque habrá resuel- to mejor el problema anatómico histológicamente hablando. Ha demostrado que no es la serosidad de la sangre lo que constituye la gran pérdida, sino el agua de esta serosidad puesto que la albúmina y la fibrina quedan en el plasma san- guíneo en estado líquido mas 6 ménos concentradas. De suerte que la teoría que hemos presentado á la Academia, representa las teorías de Bally y de Piorry en cuanto á las consideracio- nes de la fisiología patológica; la de Robin en cuanto á la pér- dida verdadera que se efectúa en esta enfermedad, así como tambien por las consideraciones de fisiología patológica, que son iguales á excepcion del síntoma calambre que explicamos de otro modo, sin negar por eso las conclusiones de Robin so- bre estos mismos síntomas. Y la teoría de Mr. Charles Robin tendrá siempre la supremacía, porque ella demuestra el punto de partida primitivo y obligado de la deshidratacion, que no podia ser descubierto por O ni siquiera O pe- ro que nos sirve de apoyo y de sosten, y da un carácter de verdad á las consideraciones que Más sometido al juicio de esta Academia. Hé aquí el resúmen de la ciencia positiva sobre la enferme- - dad que nos ocupa, que muestra hasta la evidencia que no la hemos hecho retroceder como pretende nuestro amigo el Dr. Ruz, sino al contrario, que si no hemos podido adelantarla 4 T. v—15 110 la altura de Robin, hemos tratado de acercarnos mas que otros á la perfeccion en que este ilustre sabio la ha puesto. DocumMENTOS RELATIVOS AL CÓLERA. (1868.) I.—Comunicacion del Dr. D, Joaquin Zayas.—(Sesion del 24 de Mayo.) —Nota estadistica de los casos de Cólera ocurridos en la Real Cárcel y en el Real Hospital de San Felipe y Santiago en los meses de Marzo, Abril y Mayo de 1868. (V. pág. 96.) HOSPITAL. CARCEL. | Mes. | Dia. | Sala. y niaerS Enfermos Mes. Dia. Enfermos Marzo. 9 San Francisco. 9 1 Marzo: del..| dia 15 al 31 A Abril. 27 el 25 ] IN ALO 6 A 28 A 2 a ” 14 1 eS ¡ 29. Tronada. 55 16 ] A 17 1 » 30 | > ES ES 57 18 1 Mayo 1 >s 11 1 3 19 1 5 | 2 San Geronimo. 3 1 da 20 J 5 3 ., Cosme. 33 1 7 23 2 ” 4 . ” , 24 2 5 Sl! dl z 25 1 PR] 6 | ) ” 27 | 1 ” | 7 | , 1, May 0] 3 | 1 ” | 8 | , ” ” 3 | ” A 90m so 5 . ” 10 | ” ” ” 6 , ¡ “3 d ) : DOTA E: di lo tios z $3 fo) | a ! | SA ” S , | | a 10 ss | do PS A O a 29 Habana y Ms 10 de 1868.— Ricardo Toscano, Interno. 1 —Comunicacion del Dr. D. Ambrosio (7. del Valle.— (Sesion del 26 de Julio de 1868).—Continúo remitiendo á esa ilustrada Corporacion los estados de la epidemia reinante segun los partes diarios, para tenerla al corriente del curso y oscilaciones con que va decreciendo en el vecindario, que en mucha parte va emigrando en busca de alres mas puros, aguas mas sanas, y habitaciones mas adecuadas al desahogo que no todos consiguen en esta ciudad, estrecha de calles, y donde en verdad hay muchos elementos que en perenne actividad ma: 111 lean su atmósfera, por el calor y lluvias excesivas que caracte- rizan la actual estacion que atravesamos. - Mas adelante remitiré á la Academia—con las rectificacio- nes que exige una estadística de aplicacion,—todo lo que pue- da interesarle para el estudio de este recrecimiento epidémico. Dios guarde á V. S. muchos años. Habana 25 de Julio de 1868.—Dr. Ambrosio E. del Valle. Sr. Secretario general de la Real Academia. Cuadro estadistico diario de las invasiones y defunciones ocur- ridas en la Habana en el período del dia once á la fecha in- clusives. Julio. Invasiones. Defunciones. (1) Suma del estado anterlor..... 1543 789 (2) Dia 11 96 UL 12 101 35 13 36 48 14 15 40 15 69 39 16 33 45 17 64 40 18 100 50 19 67 33 20 41 29 21 45 25 22 39 4() 23 57 37 24 39 17 rr O 2,505 1,364 ——— Proporcion de la mortandad, 5433 pS. [1.— Comunicacion del Dr. D. Ambrosio (4. del Valle.—(Sesion del 9 de Agosto de 1868.) —BSirvase V.S. comunicar á la Real Academia el curso que llevala epidemiareinante dela sesion ante- riorá la fecha con vista del cuadro adjunto, confirmándose plausi- blemente el descenso que anuncié en mi anterior participacion, —_—mm——. 113 En el número anterior de los Anales faltaron incluir el dia 5 tres invasiones mas que posteriormente se han encontrado segun rectificacion de ese dia, por cuya razon los he cargado ahora en la suma. [2] La suma de las defunciones es exacta, en razon de que las del dia 19 fnéron 57 y no 47. 112 no sin dejar consignado, que en esta recrudescencia, el cólera con sus signos cadavéricos,——sl es permitida la frase, —se ha sostenido bajo la forma gástrica por las saburras biliosas que cubren la lengua, lográndose prolongar la vida de muchos y la curacion de otros por el método evacuante, pues han sucum- bido de profundísima postracion cerebral los que con los opia- dos se les han contenido las diarreas y los vómitos. Esta vez no ha precedido la diarrea precursora sino en muy pocos casos, pues al contrario han sido coléricos confirmados desde la primera visita: así han sido las invasiones. Ocupado en detalles estadísticos aprovecho. remitir al mis mo tiempo el cuadro de lo ocurrido en el 5% Distrito, desde el dia 20 de Junio hasta el 31 de Julio, donde la epidemia mas se ha enseñoreado invadiendo con saña y sacrificando mas víc- timas, y de cuyo acontecimiento instruí á la Academia á prin- cipios del mes próximo pasado, fijando la atencion en la in fluencia del Cementerio de Atarés insuficiente y mal situado: Dios guarde á V. S. muchos años.--Habana 8 de Agosto de 1868.——Dr. Ambrosio G. del Valle.—Sr. Secretario general de la Real Academia. Continuacion de los partes diarios de invadidos y muertos del cólera morbo. Meses. Dias. Invadidos. Muertos. ENFERMOS Y MUERTOS EN LOS BARRIOS === = —— DEL 5% DISTRITO DEL 20 DE JUNIO AL 31 Suma del est, anterior.. 2505 1364 DO - nvads. Muertos. JUAS Sí 23 E O IA 5 26 34 ST Ia os A 103 4%7 S 27 31 23 2 Jesus del Monte. 102 44 > 28 28 16 3 Luyanó o LR 101 66 S 29 14 12 A ETTO EZ 4 300 7 98 30 28 11 5, Billar puras 49 "97 z 3 20 18 6 Villanueva eS 0 Y Del Agosto, 1 16 15 7 Arroyo Apolo-- 29 20 ds 2 18 El 8 Ermcapes- 2. EI 9 3 13 9 AS ES | 4 9 7 ONOLEN E LIS AAA 7 li y ES ne . Poblacion del Distrito, 28,774. E : 5 1 E Proporcion de muertos sobre - invadidos, 5420. MMS ATA Habana 8 de Agosto de 1868. 113 quer ob. op—' guia 3P 9UIIA —"898L 193 o. or OABJL Á YU9]|H UJULS * E pe De e “+: "gpIVO9H “1049 0.IS8YH " 10PYi8qua |" Zg]'*019I]08]*******BOLIFY ***030UR() OUSIOTA ! 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Joaquín Zayas. (SESION DEL 2% DE SETIEMBRE DE 1864). El moreno Fernando criollo, esclavo, de 43 años, alto, tra- bajador de la Compañía de Caminos de hierro de la Habana, entró en la enfermería de Villanueva el 25 de Junio de 1864 para hacerse operar de un pólipo naso-faríngeo. Hace cuatro años que sintió las primeras incomodidades de este mal, y seis meses que experimentó dificultades para la respiracion y la deglucion. En esta época sufrió la primera hemorragia, que fué considerable, perdió mucha sangre y desde entónces se siente débil, con ruido de oidos, ligeros vértigos y enflaqueci- miento. Dos ó tres meses mas tarde tuvo otra hemorragia, re- pitiéndose las pérdidas con irregularidad hasta alterar consi- derablemente la nutricion é imposibilitarlo para el trabajo. Examinado este dia presentó el enfermo todos los fenómenos de la cloro-anemia, la respiracion se hace por la boca con rul- do fuerte, que aumenta cuando duerme; cerrada la boca no puede respirar; tiene cefalalgia constante y una sensacion de peso, como si le comprimiesen la frente y la órbita izquierda de dentro hácia afuera; sordo del oido izquierdo, experimenta en él un ruido tan fuerte que le impide muchas veces dormir. El mas ligero exámen hace conocer la falta de simetría de la cara, el lado izquierdo está mas abultado. Por las aberturas de la nariz se ve á derecha é jzquierda y como á un centíme- tro, un tumor liso, rojo y que da sangre con facilidad. Hacien- do abrir la boca al enfermo se advierte la proyeccion hácia adelante del velo del paladar, y la deformacion de la bóveda palatina. En la parte anterior de la bóveda palatina se ve un tumor rojizo y ulcerado, situado entre los arcos alveolares, y que da sangre algunas veces. El tumor está dividido en tres porciones: una está al descubierto y pasa por la bóveda palati- na; la otra está cubierta por la membrana palatina, y una par- te cae por detras en la faringe. Introduciendo dos dedos en- | 115 corvados por detras del pólipo, se siente un tumur voluminoso, que impide reconocer la abertura posterior de las fosas nasales, no siendo posible reconocer la insercion del tumor. Como el estado grave del enfermo exigia un pronto socorro, con la consulta y aprobacion de los Sres. Jorrin y Diaz Alber- tini le practiqué la operacion á la cual ha dado Mr. Nélaton su nombre, y cuyos detalles daré mas adelante segun nos los expuso aquel sabio profesor en sus lecciones hechas en Febrero de 54, Terminada la primera parte, el enfermo se negó á la continuacion; pero pronto cedió á nuestras razones é hice la extirpacion de la mayor parte del tumor, practicándole en se- guida inyecciones con una disolucion ligera de percloruro de hierro como hemostático. Dia 26.—Ha tenido una ligera hemorragia, ha dormido poco; se queja de dolor en la garganta, respira mejor, se siente muy débil, el pulso 4 94, Gargarismos con la disolucion de perclo- ruro, caldo y vino. Dia 27.—Ligero movimiento febril, el pulso á 96, dificultad para tragar, angina y dolor detras de los ángulos de la man- díbula é hinchazon de toda esta region, debilidad pronunciada. Cataplasmas al cuello, gárgaras aluminosas, caldo y vino. Dia 28.—La fiebre está aumentada, 106 pulsaciones, ligero delirio; no ha dormido, la angina en el mismo estado y mas dolor para la deglucion, la respiracion es mas libre, los bordes de la herida están unidos, se separan con facilidad y no dan sangre, la supuracion escasa y fétida. Inyecciones y gárgaras aluminosas, cataplasmas, caldo y vino de quina. Dia 29.—Pasó regular noche, ha dormido, no tiene delirio, la fiebre es la misma, 106 pulsaciones, el cuello está ménos hinchado, la angina está disminuida; traga mejor y respira fá- cilmente, la supuracion es abundante y fétida. Nueva extirpa- cion del pólipo y cauterizacion con el ácido nítrico. Cataplas- mas, gárgaras, caldo y vino de quina. Dia 30.—La noche fué regular, la angina no le incomoda, no tiene hinchazon en el cuello, traga y respira bien.—Ha te- nido escalofríos, tiene fiebre, 110 pulsaciones; la supuracion es abundante y muy fétida. Extirpacion, cauterizacion, gárgaras, caldo y vino de quina. 116 Junio 1?—El enfermo se halla en el mismo estado, respira y traga con facilidad, la voz es mas clara á pesar de la abertura del velo del paladar. Extirpacion, cauterizacion, gárgaras, cal- do y vino de quina. Dia 2.—Tiene 120 pulsaciones, «está muy débil, sudores y diarreas; la supuracion es mucha y fétida, la gangrena se re- vela por el olor; el líquido sanioso que se produce es tragado en su mayor parte por el enfermo; tiene disnea y la fisonomía muy alterada.—Inyecciones con cocimiento de quina y cloru- ro; caldo, vino de quina, y una pocion con el extracto blando. Dia 3.—La asfixia es considerable, tiene delirio y ligeras convulsiones. Probablemente el líquido que traga ha infesta- do la economía. Este estado grave se prolonga mas de veinte y cuatro horas y el enfermo muere en la madrugada del dia cinco. La autopsia, practicada solo para averiguar el sitio de la im- plantacion del pólipo, hace ver que esta tiene lugar en la apó- fisis basilar, y que las porciones del tumor contenidas en el se- no maxilar izquierdo y en la fosa terigoidea, aisladas y sin nu- tricion están completamente gangrenadas, y que la faringe y la glotis se encuentran edematosas. Antes de dar la descripcion de la operacion de Mr. Nélaton para la curacion de los pólipos naso—faríngeos, conviene trazar en algunas líneas la anatomía patológica de estos tumores, so- bre todo bajo el punto de vista de sus inserciones. Los pólipos naso-faríngeos están formados por una sustancia resistente, dura, poco extensible y de consistencia casi cartilaginosa; general- mente redondeados, se amoldan á la forma de las diversas ca- vidades que los contienen. En el interior presentan un aspec-" to blanquizco, están formados de fibras muy fuertes y parale- las, adheridos de una manera íntima á la superficie de los hue- sos sobre los cuales se insertan perpendicularmente; sus partes fibrosas están sólidamente implantadas y forman como una es- pecie de terciopelo en la superficie de los huesos. Los verdaderos puntos de insercion de estos pólipos” son la cara inferior de la apófisis basilar, la cara inferior del esfenói- des, la cara interna del peñasco y la cara interna de las apófisis terigoideas. “Creo, dice Mr. Nélaton, que estos pólipos no se 117 insertan jamas sobre las vértebras, y que su implantacion no es nunca mas abajo de la apófisis basilar. Me inclino á creer que las mas de las veces se han equivocado acerca de la inser- cion de estos tumores, á causa de una disposicion de que es ne- cesario estar prevenido. En efecto, si el pólipo desciende desar- rollándose hácia la parte inferior de la faringe, la eleva, la lle- va hácia adelante, y entónces puede muy bien creerse que es- te tumor nace de las paredes de la faringe, ó de las vértebras situadas detras de él, cuando solamente está colocado entre la faringe y la columna vertebral.” Las inserciones de estos pólipos han sido divididas por el sa- bio profesor en primitivas y consecutivas. Las primitivas se ha- cen sobre el periostio y no sobre el mismo tejido huesoso: en estos casos puede haber atrofia de hueso 4 consecuencia de la compresion ejercida por los tumores; pero jamas se encontrará la alteracion de la estructura del hueso; podrá estar adelgazado, irregular, mamelonado, pero no degenerado. Las inserciones consecutivas no tienen lugar desde el principio del pólipo; no son por anchas superficies, sinó por bridas semejantes á las que unen el pulmon á la pleura costal despues de la pleuresía. Es- tas inserciones consecutivas dependen de la ulceracion del pó- lipo, que se inflama y tambien la pared contigua de la mucosa; estas dos superficies inflamadas y en contacto concluyen por adherirse en los puntos ulcerados. Los pólipos fibrosos tienen prolongaciones que penetran por los diversos agujeros que se encuentran cerca de su orígen; así ocupan las fosas nasales, los senos maxilares, la fosa zigomáti- ca, la hendidura esfeno-maxilar que se ensancha: puede perfo- rar los huesos introduciéndose en la cavidad del cráneo. Mr. Nélaton ha dividido la operacion en tres tiempos: 1? Ope- racion preliminar, que consiste en la incision del velo del pala- dar, y en la reseccion parcial de la bóveda palatina; 22 Opera- cion fundamental, destinada á destruir el pólipo; 32 Operacion complementariz (estafilorrafia). La operacion preliminar tiene cuatro tiempos: —12 el enfer- mo sentado en una silla, la cabeza echada hácia atras en la ex- tension y apoyada contra su ayudante, se le hace abrir bien la boca: con unas pinzas se coge la úvula y se tira hácia adelan- T. v—16 118 te: se divide el velo del paladar de delante hácia atras y sobre la línea media: despues con un bisturí estrecho, corto y de buen filo, se prolonga la incision hácia adelante bajo la bóveda pala- tina, cortando hasta el hueso.—22 a cada lado de la: extremidad anterior de la incision de la bóveda palatina, se hace una se- gunda incision transversal de un centímetro, convirtiendo la herida en una T de ramas transversales anteriores. Con una es- pátula se separa la mucosa de ambos lados de los huesos, lo que se consigue en general fácilmente. En este tiempo se presenta una dificultad: el velo del paladar tiene dos capas membrano- sas unidas, la una nasal, la otra bucal, y no es fácil traer el ve- lo del paladar hácia afuera porque está sujeto por la hoja su- perior.—32 Este tercer tiempo tiene el objeto de separar la lá- mina superior del velo del paladar de la lámina inferior. Para esto se introduce transversalmente la punta de una tijera á lo largo del borde posterior de la bóveda; en seguida se corta en el intervalo que separa estas dos hojas en una extension de un centímetro á la derecha y á la izquierda, teniendo el cuidado de no interesar la hoja inferior de los dos colgajos del velo del paladar.—4* Concluido el tercer tiempo, se separan con erinas los colgajos 4 derecha é izquierda; la bóveda palatina queda descubierta. Entónces se introduce un perforador á la derecha y otro á la izquierda: se tienen dos agujeros en los que se in- troduce unas pinzas de Liston, que se cierra en seguida; se ha- ce estallar la lámina huesosa intermedia, y con ella el tabi- que. Con frecuencia el resto de la bóveda palatina se separa en las partes laterales y toda esta porcion de la bóveda cae; se tiene entónces una ancha perforacion al través de la que la vis- ta penetra hasta la parte posterior de las fosas nasales. En se- guida se quitan con cuidado las esquirlas que puedan quedar sobre la mucosa nasal, que deberá ser dividida por la línea me- dia y conservada, porque la mucosa palatina y la mucosa na- sal forman dos membranas periósticas, en el intermedio de las que deberá formarse un hueso nuevo. La operacion fundamental consiste en la excision y so- bre todo en la cauterizacion del pólipo. Tiene dos tiempos. 1.2 Excision.—Por la seccion del velo del paladar se ha descubierto la masa del pólipo. Mr. Nélaton lo toma con unas 119 pinzas de Museux, lo tira hácia él y con unas fuertes tijeras lo corta en su mayor parte, dirigiendo el corte lo mas cerca posible de las inserciones del tumor. Haciendo en la primera . seccion la reseccion de la bóveda palatina y la excision de una parte del pólipo, se propone Mr. Nélaton remediar desde el momento algunos accidentes, tales como la dificultad de la res- piracion y de la deglucion. La excision es solo una operacion paliativa, pero útil porque abrevia el tratamiento, de modo que deberá recurrirse á ella todo el tiempo que aquel dure, á fin de tener siempre una superficie fresca sobre la cual el cáustico obre con mas energía. 2,2 Cauterizacion.-—La destruccion completa de las raices de los pólipos se obtiene por la cauterizacion. No conviene usarla inmediatamente despues de la excision, conviene espe- rar algunos dias, y se vigilará atentamente la herida hecha sobre la línea media para impedir su reunion, destruyendo dia- riamente las partes que se cicatricen, ya con el dedo*ó con una sonda metálica. La cauterizacion no debe hacerse inmediata- mente despues de la excision, porque esta se acompaña siem- pre de hemorragia, que si bien es por lo general poco abun- dante, impedirá 6 disminuirá la accion del cáustico, y porque si se usan sustancias químicas podrian extender su accion á las partes inmediatas y de esto resultan accidentes serios. Mr. Nélaton emplea para esta cauterizacion diversos cáusticos, da la preferencia al ácido nítrico monohidratado, por ser uno de los cáusticos mas poderosos que poseemos; pero como ofrece los inconvenientes de los vapores deletéreos que de él se des- prenden y que introducidos en las vias aéreas provocan la tos que impide la cauterizacion, ha imaginado un proceder inge- nioso que remedia estos inconvenientes, llenando las dos indica- ciones, la de impedir la accion de los vapores y localizar la del cáustico. Para esto introduce en la boca un tubo de vidrio abierto por sus extremos: un extremo se aplica sobre el póli- po y se introduce por el tubo una ballena con una pequeña es- ponja impregnada del ácido nítrico hasta el pólipo. Esta es- ponja no deberá llenar completamente el tubo, sino dejar un espacio libre para dar salida á los vapores que puedan escapar- se, y haciendo las veces de una chimenea impedir sus efectos en la boca. La parte del pólipo contenida en el tubo es la úni- ca que debe cauterizarse, cauterizacion que puede prolongarse á voluntad “sin temor de accidente. Este pequeño aparato pue- de mantenerse colocado durante cinco ó mas minutos segun fuere necesario, teniendo el cuidado de que el cáustico esté en contacto con la parte que se quiera cauterizar. Despues de re- tirar el todo, se recomienda al enfermo hacer gárgaras con agua fresca, ó bien se inyecta este líquido por las fosas nasales ó por la boca. Esta pequeña operacion no causa incomodidad ni dolor al paciente: se repite diariamente, cada dos dias, ó bien muchas veces en el dia segun las circunstancias. A medida que las es- caras se forman, se separan con unas pinzas para hacer nuevas cauterlzaciones.. Para esta operacion se sirve Mr. Nélaton de una serie de tubos, los unos rectos, los otros encorvados, teniendo una de sus canoas con un corte mas ó ménos inclinado de modo que pueda aplicarse exactamente sobre el tumor. Hé aquí uno de los que me sirvieron en mi operado. Operacion complementaria (estafilorrafia). Esta operacion tiene por objeto restablecer en lo posible el velo del pa- ladar; pero ántes de proceder á ella es preciso destruir el pó. lipo completamente. Solo entónces puede emplearse cualquie- ra de los procederes de estafilorrafia conocidos. Si se consigue la reunion completa del velo del paladar, todavía hay que re- mediar la abertura de la bóveda palatina: por fortuna esta se estrecha lo bastante para no causarle incomodidades al enfer- mo, y dado el caso que opusiese obstáculos á la deglucion, se podrá remediar por la aplicacion de un obturador ó por la pa- latoplastia. La ligadura, por exponer á la reproduccion del pólipo, á las hemorragias y otros fenómenos graves, ha sido abandonada con razon. El proceder de Mr. Nélaton y el que consiste en la reseccion de uno de los maxilares superiores, conservando ó no el periostio para poder llegar hasta la implantacion del pólipo, y que permiten destruirlo en sus mas profundas raices, si bien llenan el objeto y la curacion es radical, es preciso con- venir que son operaciones graves, dolorosas, que no ponen á Ñ 121 cubierto de accidentes desgraciados y que son seguidas de de- formidades. La muerte misma es algunas ocasiones la conse- cuencia de la operacion; así ha sucedido en el caso que acabo de referir y en dos mas de cinco operados por Mr. Nélaton; sin embargo los cirujanos no se han detenido ante estos temo- res, porque de no operar la muerte es la terminacion constante de estos pólipos abandonados á sí mismos. Ni la prevision, la prudencia, la sagacidad y los talentos del cirujano son cuali- dades suficientes para garantizar el éxito en las operaciones, y al emprender el hombre del arte las que son de urgente nece- sidad cumple un deber de conciencia aunque aventure su re- putacion y su crédito. Nada mas arduo, mas lleno de dificultades y compromisos para el cirujano que elegir para el enfermo que se confió á sus cuidados el procedimiento que pueda ponerlo á cubierto de accidentes desgraciados. Los hombres mas competentes, los mas experimentados, los mas ilustres y que por su saber ocu- pan las plazas de verdaderos maestros, cometen diariamente errores y se equivocan, porque la ciencia no tiene para cada enfermedad un específico, ni una sola operacion ó proceder para determinado mal; se noscoloca en la alternativa de hacer la eleccion, y elegir el mas conveniente es tan difícil á veces y tan comprometido, que hemos compadecido siempre al ciru- jano que se encuentra en lance tan apurado. Afortunadamente para los pólipos naso-faríngeos, Mr. Nélaton acaba de hacer un descubrimiento importantísimo y que salva la responsabili- dad del cirujano. Si la humanidad le debe un inmenso agra- decimiento, los cirujanos de Cuba le somos deudores del mas grande beneficio. Su descubrimiento, Sres., no expone á acel- dentes; cura y nada mas, y cuando lo apliquemos á la cura- cion de estos tumores, nos verémos libres de la crítica, las “mas de las veces injusta, que para las otras operaciones se nos reservan. Ojalá que la brillante conquista de Mr. Nélaton que abre una nueva via al estudio, sea en sus aplicaciones para otros males tan fecunda en resultados como lo ha sido en su principio! Consiste en la electrizacion de los tumores, y al te- ner el honor de darlo á conocer á la Academia, voy á exponer- lo tal como se nos ha comunicado. 122 “Mr. Nélaton acaba de hacer un descubrimiento que ha excitado el mas vivo interes. Se trata de la cura radical y fá- cil de los tumores graves por sus consecuencias, desarrollados en las vias comunes de la respiracion y de Jos alimentos, de estos dos agentes tan necesarios de la vida; tumores conoci- dos con el nombre de pólipos naso-faríngeos, y que obstruyen completamente dichas vias cuando adquieren cierto volúmen. Los medios quirúrgicos usados hasta el presente para destruir- los no están exentos de peligros. Los principales peligros son la hemorragia y la reproduccion posible por la dificultad de destruir por la excision la totalidad de los elementos consti- tutivos del tumor; de aquí la idea de Mr. Nélaton de provocar la destruccion de estos tumores por la electricidad, es decir, haciéndolos atravesar por una corriente galvánica continua. “Ayudado de uno de sus discípulos, Mr. Arnould Thénard, estudió ántes la accion de esta corriente sobre los tejidos, apli- cando los dos conductores de platina de una pila de Bunsen de ocho á nueve elementos en los músculos descubiertos de un perro. El primer efecto notado ha sido el desprendimiento de gases en forma de burbujas en los dos polos; burbujas que pro- vienen de la descomposicion de los líquidos y se manifiestan en forma de espuma. Un poco mas tarde, en el punto de apli- cacion del conductor positivo se nota endurecimiento, lo con- trario en el conductor negativo. Las partes atacadas por la corriente se disgregan en seguida y se destruyen. Quedó de- mostrado que la electrizacion intensa modifica los tejidos or- gánicos al cabo de cierto tiempo de su accion. “Despues de haber comprobado este hecho por la experi- mentacion, tuvo el ánimo para hacer su aplicacion en uno de los enfermos del hospital de las Clínicas. Este enfermo tenia un pólipo naso-faríngeo muy voluminoso. El tumor fué atacado en ocho sesiones diferentes. Cada vez se consiguió la destruccion * de una parte ' del tumor sin hemorragia ni otro accidente de ningun género, y el enfermo está completamente curado. “La Academia ha oido la comunicacion del célebre cirujano con las señales de la mas viva atencion (1).” [1] V. Anales, t. I, pág. 83. 123 APUNTES.PARA LA FLORA CUBANA; por D. Tomás Gonzalez y Delgado. (Continúan.—V. Anales, t. YV, pág. 384.) REVISTA DE LAS PLANTAS CITADAS COMO DE LA ISLA DE CUBA POR C. SPRENGEL. Il. DIANDRIA. Genus Utricularita, Lin.* U. eraciuis KtH. ¿in Humb. et Bonp. Nov. gen. et sp., YH, p. 223 (1). —Havana, Spreng. Systema vegelabilium C. Linnaei, 1, p. 52. Insula Cuba, Griseb. (nomine Utriculariae obtusae) Catalogus plantarum Cubensium, p. 161. Crescit in locis inundatis circa Havanam (H. et B.) Aq. Rich. (perinde Griseb., in Historia Sagrae, Flora Cubana, editio hispanica, IL, p. 167. | Es la utricularia obtusa Swtz.; planta de quince á treinta centí- metros de longitud, que habita en los pantanos y aguas estancadas de los alrededores de la Habana y otros puntos de la Isla. Genus Lacistema, Swtz. L. ALTERUM SPRENG., Syst. veget., 1, p. 124,.—Cuba, Spreng. l. c. Llevada por su mismo autor á la sinonimia de la Lacistema Ber- terianum Mart. [V. la obra citada, t. IV, parte II, p. 21]. L. BerTERIANUM MAarT. ¿n Spreng. Syst. veget. IV, pars Il, p. 21 (ignoro ubi reperitur descriptio Poeppigii). — Cuba, Spreng. l. c. No hemos podido confirmar la patria de esta especie, porque la desconocemos y no la mencionan ni Richard ni Grisebach. Perte- nece á la pequeña familia Lacistemeae, Endlich. Nada se sabe de las propiedades y usos de estas plantas. UI. TRIANDRIA. á Genus Comocladia, Lain. C. PROPINQUA KTH. ¿n. Humb. et Bonp. Nov. gen. et. sp., VII, p. 16.——Cuba: Spreng. 1. c., TV, pars IL, p. 25; Griseb. l. c., p. 68; De- Cand, Prodrom., IL, p. 65. (1) Sprengel no cita la obra del autor que lleva la planta: nos parece prudente llenar de nuestra parte este vacío. 124 Arbolillo no muy abundante en comparacion de las otras espe- cies de Comocladias que con él habitan nuestra Isla. Produce, co- mo su congenérica la especie dentata Jacq., una trementina de olor fuerte, de cuyo uso y propiedades hablarémos en una de las próxi- mas Revistas. —Vulgo cubano [genérico]: Guao. Genus Boldoa, Cavan. B. PURPURASCENS CAVAN., Cat. h. Mat., t. 7T.—Cuba: Spreng. !. c., Dip: 179; Griseb. Loc. p. 2E A. Grisebach la hace un sinónimo de la B. ovatifolia Lagasc.; pero Choisy la couserva separada considerándola buena especie: de esta última opinion participamos. Genus Scirpus, Lin. S. MACROSTYLIS SPRENG., Syst. veget., L, p. 208. — Cuba, Spreng. l. c. Especie no citada ni por Richard en su Flora Cubana, ni por Grisebach en sus obras. Genus Olyra, Lin. O. LATIFOLIA L., Spec., 1379.—Cuba: Spreng. l. c., L, p. 238; Griseb. l. c., p. 229. Crescit circa Havanam [Sagra] etin Vuelta de Abajo [Valenzuela], Aq. Rich. /. c., IL, p. 301. Gramínea silvestre, bastante comun, de hojas lanceoladas, an- chas, aserradas, que suelen darse de comer al ganado con objeto de engordarlo. Los tallos, que son fistulosos y como de un centi- metro de diámetro, se destinan á la fabricacion de jaulas, nasas, tubos de pipas para fumar, bastones ligeros, etc.—Vulgo cubano: Tibist. Genus Paspalum, Lin. P. CUBENSE SPRENG., Syst. veget., L, p. 247.-——Cuba, Spreng. |]. c. Queda la patria bajo la autoridad de Sprengel. P. LagascAE ROEM. ET SCHULT., Syst. veget., 11.-—Cuba, Spreng. l. e., L p. 249. Como la precedente. Genus Digitaria, Scop. D. pPasPALoIDES MicH., Flor. bor. Amer., 1.-- Cuba, Spreng. l. C., I, p. 270. El autor coloca entre los sinónimos de esta especie á la D. folio- sa Lagasc., que Aq. Richard refiere al Paspalum foliosum Kth.: si 125 la planta de Michaux es la de Kunth, lo que ignoramos, queda comprobada la patria en Rich., Flor. Cub., 11, p. 299. Genus Atheropogon, Múhlg. A, JUNCIFOLIUS Desv., Heterostega, in Bull. soc. phil., Dec. 1810 [in auctore, juncifolius Spreng.] —Cuba: Spreng. !l. c., IL, p. 294; Gri- seb. [nomine Boutelouae Humboldtianae] l. c., p. 229 et Plant. Wrigh- tian., 582. Crescit in locis aridis insulae Cubae, juxta Havanam, Bata- banó etalibi: Aq. Rich. [nomine Eutrianiae juncifolie] l. c., p. 317. Especie que ha fluctuado sucesivamente entre los géneros He- lerostega, Dineba, Bouteloua y Eutriania, para venir á fijarse por fin en el penúltimo. Grisebach al colocarla en dicho género, muda el nombre especifico en Humboldtiana: cambio innecesario, á no ser— y seria difícil—que existiese otra juncifolia anterior. A nuestro modo de ver se debe escribir B. juncifolia Desv., salvo lo arriba consignado. Genus Pennisetum, Rich. et Pers. P.-MYOSUROIDES KtH., Cenchrus, in Humb. et Bonp. Nov. gen. et E vol. et pag? [in auc e e, myosuroides Spreng.]—Cuba: Med Z. ., 1, p. 303; Griseb. [ Cenchrus] !. c., p. 234. : odos los botánicos conservan la especie en el género En, L. Esta planta probablemente es uno de los Guisasos de nuestro vulgo; pero no estamos muy seguros de ello. Habita tambien en el Perú. Genus Orthopogon, R. Br. O. CUBENSIS SPRENG., Syst. veget., 1, p. 307.—Cuba, Spreng. l. c. No la menciona Richard; tampoco Grisebach: nosotros igual- mente la desconocemos. Genus Triticum, Lin. T. spPINULOSUM LaAcasc., Elench. plant., 4.-—Cuba, Spreng. l. c., L, p. 326. Igual le acontece que á la anterior. IV. TETRANDRIA. Genus Spermacoce, Lin. S. GRANDIFLORA SPRENO., Neue Entdeck. im ganz. Umf. der Pñan. zenk., III, p. 45 et Syst. veg., L, p. 400.—Cuba: Spreng. l c.; De- Cand. Prodrom., 1V, p. 563, n. 14. T. Vv—17 126 Pertenece al género Diodia, L. La raiz, como casi todas las del género, posee propiedades sudoríficas ó eméticas segun la dósis á que se emplee. Genus Hedyotis, Lin. H. RUPESTRIS SwIzZ., Prod., 29.-—Cuba, Spreng. l.c., 1, p. 411. Crescit in insula Cuba (D C.), Aq. Rich. /. c., IL, p. 15. Corresponde al género Rachicallis, D C. La H. caracasana Kth., que aparece en la sinonimia de Sprengel, debe excluirse por ser una especie distinta, hoy colocada tambien en dicho género. Genus Manettia, Must. M. Lyarstum L., Petesia, Spec., 160 (in auctore, Lygistum Swtz.) — Cuba, Spreng. l. c., L, p. 414. Sprengel refiere á esta planta la M. havanensis Kth.: exclúyase por ser una especie distinta, en cuyo caso queda dudosa la patria de la Lygistum. Ambas se reputan febrífugas. Genus Cryptocarpus, Humb. C: aLoñosus KtH. ín Humb. et Bonp. Nov. gen. et.-sp., IL, p. 183, t. 123..-—Cuba, Spreng. 1 c., 1, p. 452. Crescit in locis cultis circa Havanam (H. et B.; Sag.), Aq. Rich. 1. c., IL, p. 180. In insulae Cubae ruderatis prope Havanam (H. et B.), Moquin-Tand. (nomine Cryptocarpi rhomboidei) in De-Cand. Pradrom., XUL, pars II, p. 88. Mr. Moquin-Tandon la lleva á la sinonimia de su C. rhomboidens. Aq. Richard por el contrario conserva el nombre de Kunth. V. PENTANDRIA. Genus Lithospermum, Lan. L. Humirusum KtH., Heliotropium, in Humb. et Bonp. Nov. gen. el sp., Y, p. 85, t. 205. (in auctore, humifusum Spreng.).—Cuba: Spreng. l. c., L, p. 543; Griseb. (Heliotropium) l. c., p. 212. Crescit in locis aridis insulae Cubae juxta Guanabacoa, Aq. Rich. 1. c., Y p. 116. El autor ha sacado la especie del género Heliotropium L., donde la colocara Kunth, para llevarla al Lithospermum; sin embargo, D. C. f., Aq. Richard, A. Grisebach y los mas de los botánicos no son de ese parecer. L. pisricHum OrTEG., Dec., p. 8.—Cuba: Spreng. l. c., L, p. 545; De-Cand. fil. Prodrom., X, p. 77, n. 18. 127 Sin lugar en los autores que nos sirven de comprobacion. La denominacion específica se refiere á las hojas florales, que son ademas ovales. Los colores de la corola estan errados en algunos autores: es blanca con la garganta del tubo de un amarillento bajo. La hemos visto viva en el Jardin botánico de esta ciudad, donde no se estaba seguro de su procedencia, estando por otra parte erróneamente clasificada. Gemus Convoloulus, Lin. C. cissoipbes VAHL in Lam. Encycl. méth., 1L, p. 15.— Cuba: Spreng. 1. c., L, p. 590; Griseb. (1pomcea) l. c., p. 205. Es del género Batatas, Rumph. La variedad maxima Chois. (Conv. riparivs H., B. et Kth.; C. orinocensis 'Willd. mess.) se halla tambien en Cuba, C. PINNATIFIDUS KTH. ¿n Humb. et Bonp. Nov. gen. et sp., MI, p. 168.—Cuba: Spreng. l. c., 1; p. 591; Griseb. (Zpomoea) l. c., p. 206. Mas bien una /pomoea que un Convolvulus. No es, como algunos creen, nuestra Cambustera (Quamoclit vulgaris Chois.); se distingue, ademas de las diferencias genéricas, por los lóbulos de las hojas lineo-lanceolados y gruesamente dentados, por los pedúnculos de la longitud de las flores y por sus peciolos mas cortos. C. MULTIFLORUS KtH. in Humb. et Bonp. Nov. gen. et sp., 1L, p. 99.--Cuba: Spreng. 1. c., L, p. 600; Griseb. (nomine Ipomoeae sidaefo- líae) l. c., p. 202. Crescit juxta Havanam, prope Casa-Blanca, Guana- bacoa, Aq. Rich. (nominata perinde Griseb.) l. c., U, p. 132. Es la misma especie que el Convolvulus sidaefolius Kth. (hoy Ipomoea), á la cual han dado los botánicos la prioridad: escribire- mos, por tanto, Ipomoea sidaefolia Kth.; y nó sidaefolia Chois, como hacen todos. Crece por todas partes, especialmente en los mator- rales y á orillas de los caminos, en las cercas de piedra; florece con profusion en Diciembre, en cuya época ofrece á las abejas un pre- cioso néctar para elaborar sus mieles: —Vulgo cubano: Aguinaldos. C. SAGITTIFER KtH. in Humb. et Bonp. Nov. gen. et sp., UL, p. 100. —Cuba: Spreng. 1. c., I, p. 605, Griseb. (nomine Ipomoeae umbellatae) l.c., p. 203. Crescit in diversis insulae Cubae partibus, Aq. Rich. (pe- rinde Griseb.) l. c., IL, p. 132. Es la misma planta que Linneo llamó Conv. umbellatus, coloca- da hoy en el género Ipomoea; pero en este caso no puede llevar el derecho de la especie, porque existe una /. umbellata de él, anterior á su Convolvulus: tiene que ser, pues, 1. umbellata Mey. (nec L.), Ó mejor 7. sagittifera Kth. por no admitirse especies con- 128 genéricas de un mismo uombre. Crece y florece como la prece- dente.-—-Vulgo cubano: Aguinaldo amarillo. C. HAVANENSIS Jaco., Observat. botan., II, p. 25, t. 45, f. 3.—Cuba: Spreng. /. c., 1, p. 606; Griseb. l. c., p. 207. Crescit juxta Havanam [Jacq], “Aq: RICA 1c., Ip. 182: Grisebach conserva la especie como un Convolvulus, al paso que ' Richard, de conformidad con Choisy, la incluye en el género lpo- MOCA. C, RUDERARIUS KtH., in Humb. el Bonp. Nov. gen. et sp., EII, p. 96.—Cuba: Spreng. !. c., Ll, p. 609; Griseb. [in synonymia Con- volvuli havanensis] l. c., p. 207. Crescit in ruderatis insulae Cubae, bg; Rich: 1 cod pa. Lot. Es una buena especie para Richard, lo mismo que para Choisy; referido al C. havanensis Jacq. por Grrisebach. Genus Nicotiana, Lin. NÑ. REPANDA WiLLD. ¿n Lehm. Hist. Nicot., p. 40, n. 16, t. 3.— Cuba Spreng. l.c., 1, p. 616; Griseb., !. c., p. 188. Crescit juxta Ha- vanam, in insula Cuba: Aq. Rich. [. c., 11, p. 118. Escasa algun tanto, sobre todo en el lugar que le indica Richard, que en otros no suele ser así. Es fácil de reconocer por sus hojas liradas y lampiñas, y por sus flores en racimos distantes. Posee las mismas propiedades médicas que la N. Tabacum L.— Vulgo cubano: Tabaco cimarron. [1] Genus Datura, Lin. D. CERATOCAULA OrTEG.—Cuba, Spreng. l. c., L, p. 627.— Vide “Anales” v. IV, p. 390. Genus Echites, Lin. E. LITTOREA KTH., ¿n Humb. et Bonp. Nov. gen. et sp., I11, p. 212. —Cuba: Spreng. l. c., L, p. 682; Griseb. 1. c., p. 172. Crescit in ma- ritimis circa Guanabacoa, in insula Cuba, Aq. Rich. 1. c., 11, p. 91. Vecina de la Echites umbellata Jacq. Genus Ehretia, Lin. E. RabuLa Porr., Enc. botan., suppl., IL, p. 2.—Cuba, Spreng. Lcdo. 048: (1J En la 1sla ee da igual denominacion al Solanum vervascifolium L. 129 Sprengel une á esta especie la divaricata D C.; pero la identi- dad de ambas plantas puede ser cierta ó no, puesto que hay auto- res de una y otra opinion: si lo es, queda la patria confirmada en Richard, Flor. Cub., II, p. 113, y en Grisebach, Cat. cit., p. 209. Genus Cordia, Lin. C. GERASCANTHOIDES KTH. ¿in Humb. et Bonp. Nov. gen. et sp., II, p. 54.—Cuba: Spreng. l. c., L, p. 650; Griseb. l. c., p. 208. Cres- cit in sylvis circa Guanimar, el in Vuelta de Abajo, el in insula Pi- norum, Aq. Rich. l. c., IL p. 109. Arbol de bastante altura, que vejeta en cualquier terreno. Flo- rece en Febrero ó Marzo y fructifica en Abril. La madera se apre- cia mucho para distintas construcciones; las hojas son estimulan- tes; la corteza produce un jugo albuminoso, y los frutos se dicen ser comestibles, emolientes y un poco laxantes.—Vulgo cubano: Baría. (Continuará.) ReaL Acanemía DE Crencias Menricas, Fisicas y NATURALES. En sesion celebrada por la Real Academia el dia 26 de Abril del presente año, fué nombrado socio de mérito el Dr. D. José de la Luz Hernandez, con arreglo al artículo 20 de los vigentes Estatutos. En sesion del mismo dia se acordó por la Corporacion expedir el diploma de socio corresponsal al Sr. D. Manuel María José de GFaldo, residente en Madrid, por haber llenado los requisitos reglamentarios. En virtud de hallarse domiciliado en la Habana, donde se dedica á la práctica de la homeopatia el Dr. D. Joaquin R. Rol- dan, la Academia declara que deja de ser socio corresponsal de ella en sesion del 22 de Diciembre de 1867, y en la del 26 de Enero de 1868 acuerda publicar esta determinacion en el perió- dico oficial del Instituto. Con motivo de ausentarse de la Habana por tiempo indefinido el Dr. D. Guillermo Michelena, socio de número, —en sesion del 130 10 de Mayo acordó la Academia declararlo miembro corresponsal de la misma. | De acuerdo con el artículo 16 del Reglamento interino, y en sesion del 14 de Junio del corriente año, pasaron á la clase de honorarios los Dres. D. José Atanasio Valdes y D. Juan Bruno Zayas, académicos fundadores, y de número hasta esa fecha. Con arreglo al artículo 17 de dicho Reglamento, y en virtud del informe de la Comision nombrada para examinar una me- moria del Sr. D. Benito Roezl,—recayó en este el nombramiento de académico corresponsal en sesion del 28 de Junio del pre- sente año. A consecuencia de la convocatoria publicada en 15 de Junio para la provision de las vacantes de socios numerarios, con arreglo al tenor del artículo 9 del citado Reglamento, —fuéron nombrados en sesion de gobierno del 26 de Julio los Sres. que á continuacion se expresan: Seccion de Medicina, Cirugía y Veterinaria:—Dres. D. Manuel Sanchez Bustamante, DD). Antonio Bruzon y D. Eduardo Félix Cottilla. Seccion de Farmacia: —Dr. D. Fernando Paez. Seccion de Ciencias Pisicas y Naturales:—Sres. D. José Fernandez de Castro, Conde de Pozos Dulces, D. Enrique de Arantave y Ldo. D. Juan Vilaró.—Habana, Agosto 10 de 1868. —El Secretario general, Antonio Mestre. Premros.—Omaision notable.—En el programa de los premios, publicado en la pág. 52, t. V. de los Anales, se olvidó incluir la Farmacia entre los ramos para que habrá un premio. Salva- mos ahora esa omisión, y suplicamos que así lo hagan á los pe- riódicos que han tenido la bondad de insertar dicho Programa en sus columnas. 131 "DADOS pppauwn]f *"soOM)9 up Y ab "OPD 00 Y Opr0NPpa4 SOL) "9 ¿87 Y Dpi0Mp "D]DISI-D] Ip SI op wodoa 19p uorsua, | -37u090 OM9UQuIa y, -9.L DIDISI D] IP SIUORSIARP) Ud IDJUOZILOY DZLIN Y “uojaz ¡op | "SEN] pozE9cefeo'majeo's ¡ee/6l|1vv2pr'6% ¡elz [0'Ca ¡E Be PLO'ZOJgO'3 ¡99 T929E9| vez |8'0r |1S3R6 seo RS; 0 ¡0%6r ¡0/99 ¡TE er 04 TT | 03 'OSS-Al 6osE0 == a ¿le pea MEA oo [24 L E E E 5 á COS Ia "K A A E ¿z E -AMIUTIM NH VIAQUTI -2U12/2UL US ONQUMONF 0182P UD VOYIDUNIAT, "SAS 4d VINVANOD VI 4A SAYAVA SOT 4A ODUVO V : “NOTES EL OIDO) IVIU TE NU SVHOIH “2981 EA ONTAS EA SER TIC SVOIDOTOVOLLUN A SVOLLINDVN SINOIOVA VISIO vr re 28% | | 923% ys as 90108.) 6v v96 vrl | 659 S cel 0'vp 901 22 u010D pos cp 88'PI ' $86 | 6488 | 920% 6'8b A 07 14 v6 ae vo 428 er'v9 | 9 6P4 S6S SAUNA *VALLVTIAU AVATAANNAB| HOAVA TIA NOJSNA.L 'OULINOANYAL *'OULINOUVA | "UV TINTA “OULANONTIOTA A AAA “q UILYUA y O A ORIO OOOO DAPaw uO0roPLOADAGy | 1 YN 6PI a a Ppruodnas nnbno Pp D101, | 'OXULAVNOCIHLV E. 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Académicos que arriba se expresan, se dió lectura por el Secretario general al acta de la sesion anterior, la cual fué aprobada. CoRRESPONDENCIA.——Leyéronse en seguida: 12 un oficio pro- cedente de la Real Audiencia, remitiendo dos piezas de auto para que en su vista se informe por la Academia acerca del estado mental de D. Pablo Hernandez y Dominguez; 2? co- T. v—18 154 municacion del Dr, García, Secretario de la Comision de Me- dicina legal, participando el nombramiento del Dr. Galvez pa- sra Presidente de dicha Comision; 32 comunicacion del Dr. 'D, Luis María Cowley, acompañada de una segunda nómina de las personas que han hecho recientes donativos á la biblio- teca dela Academia; acordándose dar las gracias; 4? oficios de los Sres Aguilera, Hita, Aenlle y Grovantes excusando sus fal- tas de asistencia. El Secretario presenta un manuscrito cedido á la Corpora- «clon por el Sr. Presidente, el cual comprende los documentos “originales relativos á los primeros pasos que se dieron en la Habana para la fundacion de la Academia, en el año de 1826; y los siguientes papeles que el Secretario dona por su parte: “un manuscrito del Dr. D. Angel Perez Carrillo concerniente á la parte que tomó en la introduccion de la vacuna en nuestro suelo; una manifestacion del Real Protomedicato al Greneral Ricafort (1833) para que se evitaran las grandes reuniones con motivo del cólera, basándose en el Reglamento de la Junta de Sanidad, que publicado en el Diario de la Habana, tambien se acompaña; y dos memorias del Dr. Romay, una sobre vacuna en 1804 y otra sobre una epidemia de fiebres exantemáticas que se experimentó en la Habana por los años de 1824 y 25; cuyos im- presos, ademas de su importancia histórica, conviene conser- varlos cuidadosamente para servir siquiera de correctivo á la edicion completa de las obras de Romay, plagada de equivo- caciones. Con este motivo"expresó el Dr. D. A. Gonzalez del Valle “no poder resistir al impulso de gratitud que así el pais como la ciencia médica debe al que supo triunfar de las preocupa: ciones contemporáneas, rindiendo culto á la verdad y á la salud pública, salvando años y años tantas víctimas de la muerte con el preservativo de la viruela, mereciendo prez y honor por su saber, por su infatigable celo en bien de la humanidad...” Que aludia al Dr. D. Tomás Romay, á cuyo lado “resplandece inse- parable de él otro benemérito varon, el Obispo Espada, que tan- to contribuyó al bienestar de esta tierra, unido con Romay por los vínculos de la inteligencia y el corazon.” Concluyó el Sr. Valle proponiendo que en la Academia se colocasen los 135 retratos de ámbos, tanto mas cuanto que el Sr. D, José María de la Torre acababa de regalar el de Espada, pintado sobre. lámina de bronce y de un parecido completo. El Sr. Presidente contestó que así se haria oportunamente, pues tales eran los deseos de la Corporacion; acordándose por ésta dar las gracias al Sr. de la Torre por su valioso presente, que envió por conducto del Dr. D. L. M. Cowley. El Secretario presenta la primera entrega de la “Gaceta de ciencias médicas” dirigida por los Dres. Giralt y Horstmann; y un pomo de un específico anti-neurálgico, que pasa al Dr. L, M, Cowley, de la Comision de remedios secretos. Munrcixa teear.— Cuestion de honorartos.—Terminada la correspondencia, y en el uso de la palabra el Dr. Havá, leyó á nombre de la Comision respectiva un informe médico-legal acerea de la cuenta presentada por el Ldo. D. Vicente Ibañez en cobro de escudos.-—Preguntando el Sr. Alcalde Mayor del distrito de San Cristóbal 1% si dicha cuenta está arreglada al arancel y 22 si la enfermedad que padecia la Srita. D* N. exigia cinco ó seis visitas diarias, —el Sr. Ponente entra en al- gunas consideraciones para explicar lo que es ese Arancel, el desuso en que ha caido, la modificacion que en él introdujeron las disposiciones generales del arancel oficial y los acuerdos de los Tribunales, por último el voto de la Academia segun los Estatutos vigentes;-—y concluye, en fin, proponiendo las siguientes deducciones: 1% Que la cuenta de honorarios á que se refiere la consulta está arreglada á las exigencias del Aran- cel; y 22 Que la enfermedad de la Srita. N. pudo necesitar el número de visitas que se le hicieron. El S». Valdés Castro cree que no se ha contestado como se debe al Juzgado. Existiendo un arancel, no derogado, y pre- guntando aquel si la cuenta está ajustada á él, es menester contestar que no lo está una vez que se ha hecho el correspon- diente exámen de dicha cuenta. En ella tambien se confunde la operacion manual con la instrumental, existiendo contra- diccion con lo expuesto por el facultativo, pues el Arancel solo habla de la extraccion de las secundinas. El dictámen de la Real Audiencia no puede destruir la ley que rige, y no ha- biendo en realidad ninguna R. O. que la modifique 6 haga v 136 desaparecer, lo único que pudiera hacer la Academia es solici- tar su abolicion si la cree perjudicial. El Sr. Havá manifiesta que al hacer su consulta el Juzgado fué sin duda para inquirir si la nota del Sr. Ibañez llenaba las exigencias del Arancel; y se responde afirmativamente, por- que, segun la disposicion 5% de las disposiciones generales, de- be dejarse á la direccion de los médicos el tasar los honorarios de sus trabajos. La otra regla es caduca, y si no lo fuera, se aboliria seguramente por un artículo del Reglamento de la Academia, única Corporacion llamada á decidir en cuestiones semejantes. El Dr. Lebredo expone que la cuestion es de principios ó de detalles: si lo último, no habia necesidad de consultar á la Academia, bastando simplemente confrontar la cuenta del fa- cultativo con los precios consignados en el Arancel; si lo pri- mero, es claro que la pregunta está mal redactada, pues debió averiguarse sl la remuneracion que se pedia era proporcionada al trabajo efectuado: en aquel concepto la cuestion no es cien- tífica y la Academia responderia remitiendo el Juzgado á un Arancel que debe tener á la mano; en el segundo cambia de aspecto, puede enviarse el informe tal como se presenta, pues la Academia está llamada á regularizar los honorarios de los facultativos. El Sr. Rodriguez cree que la Comision de Medicina legal ha estado en perfecta armonía con la mente del Tribunal. Si el Arancel fuese aceptable, si estuviese vigente, el Suzgado no hubiera consultado á la Academia;:pero no siéndolo, se ha mostrado equitativo y consecuente con la ley de sanidad, que no está sobre el Real decreto. El Dr. Giralt toma la palabra para reforzar los argumentos aducidos por el Sr. Lebredo. En las diversas consultas que so- bre honorarios se dirigen á la Academia, los Juzgados saben perfectamente que existe un Arance!, y aun cuando les fuera fácil fallar de acuerdo conlo dispuesto en él, no olvidan que hay nue- vas disposiciones segun las cuales debe considerarse aquel como derogado, y la Academia regula esos honorarios en los casos particulares que van ofreciéndose, como un anticipo hecho á la regularizacion completa de ellos, todavía no verificada. 137 El £S». Zuyas insiste en que, partiendo de los datos suminis- trados, se ve que el facultativo ha hecho una operacion de ver- sion, que es difícil, riesgosa para la madre y para el hijo, y por la cual cobra una suma en extremo módica. | El S”. Ruz protesta contra algunas aseveraciones del Doctor V. Castro, quien habia indicado que esta vez la Academia pu- diera caer en el mismo error que cuando el proceso Laffite, y por otra parte habia dudado de la operacion que dijo el fa- cultativo haber practicado. Esta condenacion á la Academia, escapada al Sr. Valdés Castro, recac toda ella sobre él mismo. La Academia no tuvo entónces que decidir acerca del estado mental de un individuo, sino sobre los documentos periciales que se enviaron, señalando el que le pareció mas conforme á la ciencia. Por lo que hace á la operacion, hallándose consig- nada en el documento pericial, no hay por qué emitir dudas en el asunto. El Sr. Presidente opina que debe votarse si se acepta ó nó el informe; y verificado así, fué aprobado unánimemente, lo mismo que la 2? conclusion, dando lugar la 1? á una prolonga- da discusion entre los Sres. Havá, Mestre, Landeta, V. Aguirre, Lebredo y el Sr. G. Valle, con el objeto de aclarar lo con- cerniente á las disposiciones actuales sobre la regularizacion de honorarios; acordándose finalmente consignar en ella que la cuenta de honorarios era arreglada á los tipos mas moderados que la Academia considera compatibles con el ejercicio de la profesion. ( V. Anales, t. V pág. 53.) Boranica.—Nueva especic.—Finalizada la anterior discusion, leyó el /S”. ¡Sauvalle la descripcion de una nueva especie de planta, descubierta en esta Isla, que dedica al Sr. Presidente con el nombre de “Zamia Gutierrezi” de la familia de las Cicá- deas; cuyos caractéres genéricos y específicos recorre el Señor Sauvalle, —habiendo hallado dicha especie en la hacienda de Rangel, cordillera de los Organos, Vuelta de Abajo, y de la cual ofrece una de las muestras que sirvieron de tipo pura la descripcion. El Dr. Gutierrez da las gracias al Sr. Sauvalle por la dedi- catoria con que le ha honrado, y que solo debe á la buena ¡amistad que le profesa. 138 Cirucía.—Tragueotomía.—El Dr. Giralt habla del enfermo operado de traqueotomía: ha seguido bastante bien, pero ha- biendo probablemente alteraciones profundas en la laringe, acaso se necesite de una cánula permanente. El Sr. Giralt ma- nifiesta que el ruido de roce pericárdico, de gorgoteo ha des- aparecido. Refiere en seguida otro caso de laringitis tubercu- losa complicado de edema de la glotis, y operado por el Señor Toscano sin el menor contratiempo; y la toracentesis practica- da en un estudiante á consecuencia de pleuresía aguda con derrame purulento:—en vista de la estadística de los casos, cree con el Sr. Zayas que éste es un pais privilegiado para las operaciones, y reclama la prioridad de la toracentesis en los ca- sos de pleuresía aguda. El Sr. Zayas presentala lámina de las alteraciones observadas al laringoscopo en el enfermo traqueotomizado, acompañándola con la memoria de Mackenzie á fin de hacerla mas comprensiva. El Dr. Landeta presenta la niña operada de traqueotomía el 19 de Marzo, á reserva de dar en otra oportunidad los porme- nores de la observacion. Dicha niña sigue perfectamente, á no ser la deforme cicatriz (queloíde) que lleva en el cuello y que es la consecuencia de un vejigatorio. Mebiciva.—mbolia.—El Sr. Zayas refiere un caso que vió en consulta con el Dr. Giralt, de un individuo que ofrecia todos los fenómenos de la caquexia palúdea, con ictero y estado sa- burral, síntomas del lado del hígado que hicieron creer en una hepatitis supurada, aplicar una moxa y practicar una puncion sin que saliera una gota de pus: en semejante estado, fué inva- dido el enfermo de pulmonía, y tratada ésta por los alcohólicos, aconsejándose pasara al campo, los baños sulfurosos, el arséni- co dc.; pero la gangrena de las piernas, los fenómenos cerebra- les y pulmonares, acusando la formacion de embolias en di- versos puntos, acabaron por último con la vida del paciente. La aparicion de los fenómenos de embolismo constituye el prin- cipal interés de la observacion. Despues de la comunicacion del Sr. Zayas quedó constitul- da la Academia en sesion privada. pan [Wi] o] ALGUNAS CONSIDERACIONES GENERALES SOBRE LA RAZA NEGRA, SU PATOLOGÍA Y TERAPÉUTICA; por el Dr. D. José A. Rieynés. (SESION DEL 23 DE AGosTO DE 1868). Colocado el hombre en el centro de la Creacion, en donde brilla como la obra mas perfecta que ha salido de las manos del Divino Artífice: rodeado de todos los seres y de todos los elementos del Universo que domina con su genio y emplea por medio de su inteligencia en la satisfaccion de sus necesi- dades y aumento de su bienestar, se halla á su vez sometido á la influencia de esos mismos seres y elementos, algunos de los cuales se asimila y transforma en su propia sustancia y son absolutamente indispensables á la conservacion de su vida. Orden maravilloso de la Naturaleza, en la que nada existe aisladamente y que enlazando con inextricable cadena todas sus creaciones, ha impreso un sello de mayor grandeza y ar- monía al conjunto de su obra! Si es verdad que el hombre, mas que otro alguno de los seres vivientes, tiene con todo lo que le rodea multiplicadas é íntimas relaciones, no lo es ménos tambien que de esta circuns- tancia resultan impresiones profundas que se graban en su organismo con caractéres mas ó menos indelebles; ya permi- tiendo el ejercicio fisiológico de sus . funciones, aunque impri- miéndoles un modo de ser especial; ya perturbando y deter- minando en consecuencia alteraciones en el estado de salud. De ahí las diversas modificaciones que la accion combinada de lasinfluencias climatéricas y meteorológicas, del género de vida, alimentacion, habitacion, costumbres dc. ha ido produciendo lentamente en el hombre cuando ha estado sometido á ellas por largo tiempo; modificaciones que transmitiéndose y per- petuándose por herencia, cual se perpetúan y propagan por las cualidades de la semilla ciertas variedades de plantas, han dado lugar á la diversidad de tipos que se observan en la fa- milia humana, conocidos con el nombre de razas. La accion de las influencias á que nos referimos ha sido conocida desde 140 la mas remota antigiiedad. Cuando el inmortal autor del tra- tado de los aires, aguas y lugares—monumento admirable, el mas bello quizas, que nos ha legado el genio de la antigua Medicina,-—cuando Hipócrates despues de haber señalado las diferencias que existen entre los climas del Asia y los de Eu- ropa, en su temperatura, productos de la tierra, aguas, condi- ciones geológicas y vicisitudes de las estaciones, nos señala la relacion que tienen estas circunstancias con el aspecto físico y el carácter moral de sus habitantes; cuando nos explica la cau- sa del alargamiento de la cabeza de los Macrocéfalos, del lin- fatismo y color semiictérico de los habitantes de las riberas del Phaso, que pasan su vida, nos dice, en medio de los pan- tanos, no teniendo para abrigarse mas que miserables chozas construidas con juncos, en ún pais en que llueve abundante- mente en todas las estaciones: cuando nos da la razon de que los Escitas sean poco fecundos y por qué entre ellos las mujeres se parecen á los hombres y los hom bres á las mujeres, nos de- muestra hasta que grado habia impresionado su talento de ob- servacion el influjo que ejercen en la organizacion humana el medio en que vive, los agentes físicos con que se halla en con- tacto inmediato. y Las diferencias que presentan, en el órden fisiológico, el es- tado físico de los distintos individuos de la especie humana, su estado psicológico y la modalidad especial con que cada uno ejerce sus funciones, con arreglo al modo particular con que es impresionado, han de ocasionar igualmente aptitudes diversas en cada individuo para afectarse de tal Ó cual mane- ra en el órden patológico, cuando alguna causa viene á pertur- bar el ordenado conjunto de los fenómenos de la vida: y por lo mismo estas aptitudes serán idénticas en individuos que sienten de un modo idéntico y que están sometidos á influen- cias de un mismo género. “1s4 como cada país, dice Mr. Bou- din, posee un reino animal y su reino vegetal caracteristicos, asimismo posee su reino patológico que le es propio: tiene sus enfermedades particulares y exclusivas de varios otros.” Nada tiene de extraño, por consiguiente, que las diversas razas hu: manas, producto especial de las influencias climatéricas de paises determinados, tengan tambien su patología especial y 141 que las mismas enfermedades comunes á todas las razas, se modifiquen en cada una con arreglo al modo particular con que cada una está organizada, siente y vive. El objeto de es- ta memoria es estudiar algunas de las particularidades que en este sentido presenta la raza negra. La raza negra, llamada africana porque es oriunda del Africa y que ha importado entre nosotros un comercio inmoral, fe- lizmente ya abolido para honra de la humanidad, forma en nuestro pais la mayoría de la clase trabajadora de nuestros campos y presenta los siguientes caractéres distintivos: plel negra, cabeza cubierta de un pelo negro, corto y ensortijado parecido á lana: cráneo prolongado de forma casi elíptica: fren- te estrecha y deprimida: occipucio voluminoso y redondeado: fosas temporales aplastadas: arcadas superciliares levantadas y salientes: Jos maxilares superiores se proyectan hácia ade- lante, lo que da al ángulo facial una abertura de tan solo se- tenta grados: las ramas ascendentes de estos mismos huesos están muy separadas hácia abajo y aproximadas arriba, en términos que no permiten el libre desarrollo de los huesos propios de la nariz, lo cual da márgen á la forma aplastada de este Órgano: los arcos dentarios tienen una direccion oblicua hácia adelante, levantando el labio y contri buyendo á dar á la cara la configuracion particular conocida con el nombre de cara prognata: los labios son gruesos y carnosos, parecidos á los de las personas de un temperamento linfático muy pro- nunciado: la esclerótica es de un color amarillento: el íris ne- ero; los huesos blancos y duros: osificacion precoz de las fon- tanelas: soldadura precoz del hueso basilar y tardía de los huesos de la cara; el bacinete y el tronco en general mas es- trechos que en las demas razas: miembros superiores propor- cionalmente largos: corvadura mayor de la pierna: pantorrilla alta y aplastada: pié aplanado y largo desmesuradamente por la prolongacion del calcáneo hácia atras. En cuanto á los ca- ractéres psicológicos, dejemos á los frenólogos el cuidado de investigar si la inferioridad intelectual de la raza negra es de- bida á la conformacion particular de su cráneo. Sabemos muy bien que la osteosis prematura va acompañada frecuentemen- te del idiotismo, porque impide el perfecto desarrollo del en- T. v—19 142 céfalo encerrado entónces en una caja demasiado estrecha: sa- bemos tambien que Mr. Baillarger ha encontrado el cráneo prematuramente osificado en los cretines. Creemos con Des- champs que la inteligencia se perturba en su accion cuando está mal servida por el órgano material que la traduce: pero con todo esto no nos sentimos muy inclinados á considerar á la raza de Cam eternamente maldita y estamos convencidos de que es susceptible de perfeccionarse y adelantar como las demas, sometiéndola al benéfico influjo de la civilizacion. “La Providencia, dice muy bien Descuret, quiere la elevacion de las razas, no su degradacion.” Dejando aparte estas consideraciones, en su condicion ac- tual y en las circunstancias en que se hallan colocados al pre- sente, los negros sumidos en la mas profunda ignorancia y em- brutecidos, se dejan dominar por el instinto y por las exigen- clas mas groseras de la vida animal, á la satisfaccion de cuyas necesidades se dejan arrastrar imperiosamente á despecho de la razon. Supersticiosos é impresionables, su ánimo se abate con facilidad en las calamidades y por esta razon se apodera de ellos un terror pánico en las épocas de epidemia. Esa mis- ma impresionabilidad hace que sean sensibles al buen trato que seles da y que sean tan capaces de concebir un cariño ciego y á toda prueba como el odio mas encarnizado y la mas horrible venganza. El que mas llama la atencion entre los caractéres físicos de la raza africana es el color de la piel: este es entre todos el mas aparente y el que parece mas á propósito para caracterl- zarla: así es el primero en que se han fijado los etnólogos al estudiar las variedades de la especie humana. Cuando Hero- doto, cuatrocientos cuarenta y cuatro años ántes de la Era Cristiana, refirió en los juegos olímpicos la existencia de una variedad de hombres de color negro, llenó de admiracion y en- tusiasmo á sus oyentes maravillados. La piel, que representa como el molde en que se ha vaciado la especie, puesto que conservada su forma se tiene el exacto modelo del individuo, ofrece en todas las razas una composl- cion idéntica. Formada por dos capas principales, el dermas, tejido fibroso y sólido base de su estructura, en cuya superfi- 143 cie se ven las papilas nerviosas, órganos del tacto, —y el epider- mis, exudacion plástica desecada de los vasos que por ella se distribuyen y que constituye á las papilas un barniz protec- tor, contiene ademas, entre estas dos capas, lo que se ha lla- mado cuerpo mucoso de Malpighio que no es otra cosa que las células epidérmicas de mas reciente formacion, y el pigmento, tejido elemental orígen de la coloracion de la piel. El pig- mento está compuesto, segun Henle, de células diseminadas en el cuerpo mucoso y formadas por un núcleo y las eranula- ciones pigmentarias. Estas, segun algunos micrógrafos, son dobles en la raza negra, ofreciendo unas un color negro y otras un color oscuro, pero no negro enteramente, y son segre- gadas, segun Flourens, por lo que él lama membrana pigmen- tal y que Breschet y Roussel han denominado aparato cro- matógeno. Yl tejido pigmental es extremadamente sensible á la accion de la luz: este fluido es el que determina la forma- cion de las granulaciones pigmentales negras en la raza etió- pica, quizá fijando en ellas el carbono de la sangre por un proceder análogo al que en la fotografía fija las imágenes de los objetos sobre láminas convenientemente preparadas. No es indiferente el color negro en la raza africana con res- pecto al modo como esta soporta la accion del calor emanado de los rayos solares, tanto en el suelo ardiente de su patria originaria, como bajo el cielo tropical de nuestros campos. Everard Home concentró sobre su brazo desnudo la accion de los rayos del sol y su piel se puso dolorosa y se cubrió de flictenas, miéntras que un negro sometido al mismo experimen- to no sufrió absolutamente nada. Los experimentos del Dr. Stark de Edimburgo, demuestran que el color negro da á los cuerpos una mayor permeabilidad para el calórico, tanto para absorberlo como para irradiarlo. De ahí que excitada la piel del negro por la accion del calor que absorbe mas pronto que un individuo de otra raza, se estimule la transpiracion cutá- nea; y esta poderosa causa de perfrigeracion de la piel, unida á la facilidad que le da el color para irradiar el calórico en igual proporcion que para absorberlo, hace que sea ménos sensible á la accion de este agente. Hemos tenido ocasion de ver muchas veces un negro dormir tranquilo é impunemente 144 con la cabeza descubierta, expuesto al sol del medio dia, en el rigor del verano, cuando es muy probable que un individuo de otra raza hubiera sufrido en consecuencia los efectos de la insolacion, la calenture 6 una congestion cerebral. Es por esta razon igualmente que son raros en la raza negra los eritemas y erisipelas debidos á la influencia de los rayos del sol. Los experimentos de Stark han demostrado tambien que el color negro hace á los cuerpos mas higrométricos, comuni cándoles mayor capacidad para la absorcion del vapor acuoso. Tal vez á esto se debe en parte la mayor facilidad con que la raza negra absorbe los miasmas palúdeos, los principios con- tagiosos y todos los gérmenes de enfermedades epidémicas cuyo vehículo es el aire atmosférico, siempre mas Ó ménos cargado de vapor de agua. En la raza negra los folículos sebáceos y glándulas sudorí- paras tienen una actividad mayor que en las demas razas, co- mo lo prueba la untuosidad mayor que tiene su piel, el au- mento de la transpiracion cutánea insensible y el olor particu- lar y específico fuerte y penetrante que esta exhala; todas es- tas condiciones dan á la piel de los negros una importancia extremada en su patología. ln efecto: siendo en ellos uno de los aparatos orgánicos que funcionan con mas energía, cual. quiera causa que contraríe su accion ó que la suprima entera- mente, se convierte en la causa mas poderosa de enfermeda- des. Así vemos predominar en la raza negra las afecciones ca: tarrales y reumáticas, y las inflamaciones de las membranas serosas, adquiriendo estos males una gravedad extraordinaria; y tanto mas cuanto que la indolencia y el embrutecimiento en que viven los negros generalmente, les hacen descuidar las prácticas higiénicas de aseo y limpieza que en ellos son, mas que en otros, indispensables. Es raro que en las dotaciones de nuestras fincas de campo no se desarrollen epidemias de diarreas, disenterías Ó fiebres catarrales cada vez que una fuerte lluvia viene á sorprender á los trabajadores en medio de sus faenas, ocasionando la supresion de la transpiracion cu- tánea, y exagerando la secrecion de las membranas mucosas cuya accion es antagonista y supletoria de la de la piel. Con- tribuye tambien 4 manifestar la mayor actividad orgánica de 145 la piel de los negros, la frecuencia con que se desarrollan en ella algunas neoplasias, por causas ya comunes, ya específicas, siendo muy notable entre las producidas por estas últimas la llamada pian ó bubas. Al hablar de los caractéres físicos de la raza africana, hemos dicho que en ella los huesos de la cara tardaban en soldarse: este carácter que permite á la cara alargarse y ensancharse to- davía cuando ya el cráneo ha adquirido todo su desarrollo, unido á la consistencia ebúrnea de los huesos, da al ovoide craniano una solidez extremada. Segun Mr. Richet, este resis- te á las presiones y*choques á la manera de las bóvedas arqui- tectónicas, perdiéndose casi completamente las vibraciones producidas por aquellas causas en los pilares que sostienen las bóvedas. Los huesos de la cara son los que forman los pi- lares de la bóveda del cráneo, y presentando éstos una base muy ancha en los negros, ofrecen las mayores garantías de re- sistencia á los golpes y choques. La experiencia confirma esta teoría. Hemos visto individuos de la raza negra recibir en el cráneo golpes violentos, ya por caidas desde un lugar elevado en que la cabeza ha chocado contra piedras ó losas, Ó ya por otras causas directas, que en muchas ocasiones no han tenido por efecto mas que heridas contusas en las partes blandas, cuando el choque habia sido bastante intenso para fracturar los huesos. Hemos observado en la raza negra el predominio del siste- ma linfático, á lo cual se debe que el temperamento linfático es el que mas comunmente se encuentra en sus individuos. Esta circunstancia nos explica la frecuencia con que padecen hidropesías, edemas, linfangitis, escrófulas y flujos mucosos. Los infartos ganglionares se observan en ellos muy á menudo y son ordinariamente rebeldes y con tendencia marcada á terminar por induracion. Las afecciones articulares se repro- ducen con tenacidad y dan márgen á hidrrátrosis, sinovitis fungosas, osteitis periarticulares con engrosamiento y altera- cion de los cartílagos y terminando muchas veces con la luxa- cion espontánea. Esta última circunstancia tiene lugar prin- cipalmente en la rodilla, á lo cual contribuye tambien la cor- vadura de la pierna que es uno de los caractéres físicos de la 146 raza, y que haciendo gravitar el peso del cuerpo hácia la par- te interna de la articulacion fémoro—rótulo—tibial, da márgen á esa desviacion de la pierna de dentro á fuera, que es tan co- mun en los negros del campo, á quienes se da vulgarmente entónces el nombre de gambados 6 patojos. Por efecto del predominio marcado del sistema linfático, se observan frecuentemente en los negros esos tumores formados por la dilatacion de los vasos linfáticos de la red ganglionar, indicados por Amussat y Breschet, muy raros en Europa y en la raza blanca, y descritos perfectamente por Nélaton, con el nombre de varices linfáticas. Los hemos visto muy á me- nudo en los ganglios inguinales, acompañados casi siempre de la dilatacion de los troncos linfáticos subcutáneos de la parte interna de los muslos. Estos tumores son de ordinario indo- lentes, á ménos que se inflamen por alguna causa: no los he- mos visto terminar nunca por supuracion y por tanto no nos han parecido ofrecer en la raza negra la gravedad que Néla- ton les atribuye y que se debe principalmente, segun el céle- bre cirujano de Paris, á los accidentes que desarrollan cuando se SUpuran. Otra prueba del linfatismo característico de la raza negra se puede deducir de la frecuencia con que se presenta en ella la elefantiasis, afeccion constituida primordialmente por una inflamacion de los vasos linfáticos, segun las observaciones de Allard, Cazenave y Duchassaing, y en cuya etiología atribu- yen Hillary, Hendy y algunos outros un marcado influjo á la perfrigeracion súbita de la piel, órgano dotado de tanta acti- vidad en la raza que nos ocupa y que por consiguiente se ha- lla mas expuesto á sufrir por los cambios repentinos de la temperatura atmosférica. Es muy notable en los negros el desarrollo del sistema muscular, Sus músculos son generalmente tan prominentes que se podrian estudiar al través de la piel sus inserciones y relacion con los inmediatos y muchas veces nos presentar en conjunto la belleza orgánica del atleta. Sin embargo, nos equi- vocaríamos mucho si creyéramos por esto que su constitucion está dotada de mayor energía y resistencia vital. El ejercicio continuado de los músculos á que obliga á los negros de nues- 147 tras fincas un trabajo sostenido y asíduo, da por resultado di- rigir hácia los órganos de la locomocion, con exuberante ac- tividad, el movimiento nutritivo. Pero cuando el organismo no posee elementos suficientes para reparar de un modo pro- porcional todos los sistemas y aparatos, observamos entónces esa ley fisiológica de compensacion, por la cual no puede ha- ber un exceso de nutricion y desarrollo en uno sino á expen- sas de los demas. La continua accion de los músculos, el hábi- to de someterlos al ejercicio constante de sus funciones, podrá aumentar su volúmen, hacer que sufran ménos por el trabajo, acostumbrarlos á la fatiga, pero todo esto no nos dará, segun una feliz expresion de Michel Lévy, mas que la ilusion de la fuerza, de ninguna manera la fuerza real y efectiva. Podemos considerar en nuestra organizacion, con Barthez y la escuela de Montpellier, dos órdenes de fuerzas: unas virtuales, que constituyen, digámosio así, el capital de vitalidad de que nos ha dotado la naturaleza y que tenemos como en reserva para - resistir á las causas de destruccion que de continuo obran so- bre nosotros; y otras actuales, que consisten en el grado habi- tual de actividad empleado por los aparatos orgánicos en el ejercicio ordenado y regular de sus funciones. Estas fuerzas, que no consideramos como dependientes de un principio abs: tracto, como muchos vitalistas, sino que creemos son propie- dades inherentes á la materia orgánica que vive y por consi- guiente se nutre y resiste á la destruccion, tienen unas con otras una relacion íntima y hallan su orígen en la perfecta in- tegridad y desarrollo de todos los órganos, en la armonía y regularidad con que éstos funcionan y en el grado de inerva- cion que preside á sus movimientos vitales. Cuando se obliga á los aparatos orgánicos á emplear en su trabajo una actividad superior al movimiento de nutricion destinado á repararlos, las fuerzas que hemos llamado virtuales tienen que suplir lo que falta á las actuales: el contingente de energía y poder pa- ra resistir á las causas de destruccion disminuirá proporcio- nalmente; la inervacion, á que esta propiedad es debida, se agotará: el individuo gastará su capital de vida. Esto es lo que ofrece á nuestra observacion la raza negra y por esto ve- mos que en medio de presentar sus individuos un sistema 148 muscular muchas veces atlético, no oponen á las enfermedades la resistencia que los de nuestra raza. En ellos son las reaccio- nes ménos pronunciadas, las inflamaciones ménos francas y con tendencia á terminar pdr gangrena ó pasar al estado cró- nico: sobreviene fácilmente el colapso en las fiebres que les invaden, las enfermedades epidémicas hacen en ellos mas es- tragos y la proporcion de mortalidad en toda clase de afeccio- nes es mayor. Su inervacion se halla como apagada ó ador- mecida; su sensibilidad es ménos exquisita y por esto es mé- nos activo el fenómeno de las simpatías de unos Órganos con otros. Las neuralgias son tan raras en ellos como frecuentes las caquexias, y casi no sufren enfermedad alguna que no ter- mine por la anemia, si es aguda, Ó se complique con ella si es crónica. Por estas mismas razones se presenta con frecuencia en la raza negra, la tuberculosis en todas sus manifestaciones; esa enfermedad, que como dice muy acertadam ente Gueneau de Mussy, es el producto de la debilidad de la constitucion favorecida por todas las causas capaces de disminuir la fuerza plástica y por consiguiente la energía nutritiva, y que segun Pidoux es con frecuencia el último término de las caquexias y la evolucion última de los demas diátesis. (4Linalizard.) DiscusioON ACERCA DEL CÓLERA.—DE LA DIARREA PREMONITORIA Y DE LA ENSEÑANZA DEL Dr. ABREU EN ESTE RESPECTO; P0? el Ldo. D. Justino Valdés Castro. (SESION DEL 8 DE MARZO DE 1868.) Sres: —En la sesion que celebró esta Academia el dia 26 de Enero último contraje un compromiso con vosotros al manifes- tar que la gloria del descubrimiento de la diarrea premonito- ra del cólera-morbo no le corresponde al Dr. Abreu como ase- gura el Sr. D. Joaquin Zayas en el trabajo que con objeto de dar á conocer las ideas de aquel Sr. ha presentado á esta Cor- poracion, publicándose en su periódico oficial; toda vez que 149 desde la primera aparicion de dicha enfermedad en Paris en 1832 se viene anunciando por los Dres. Guérin, Gendrin, Del- pech y otros. Como se me ha retado para que lo pruebe, tal como lo han explicado estos señores y nuestro eminente maestro y clínico cubano el Dr. Abreu, vengo á satisfacer la deuda con- traida; porque si guardara silencio por mas tiempo mereceria una grave acusacion por haber lanzado un cargo injusto, que despoja á una de las mas brillantes lumbreras que han ilumi- nado nuestro horizonte científico, del mérito de un descubri- miento que revela el espíritu observador del Dr. Abreu, cuyo talento, buen juicio y envidiables dotes reconozco como el que mas, y soy el primero en rendirle el mas cordial homenaje de eratitud, respeto y admiracion. Pero en obsequio de la ver- dad científica, que no reconoce patria ni afecciones, he recla- mado el derecho de prioridad hácia un hecho de observacion elínica en la historia del cólera morbo asiático, desde que tras- pasando los límites de su cuna, ha venido siendo el objeto de las mas prolijas investigaciones, de las cuales todas no han si- do infructuosas, conquistándose algunas verdades, como la que nos ocupa, que es altamente consoladora. He dicho ántes de ahora, que las ideas expuestas por el Dr. Zayas como de la propiedad del Dr. Abreu respecto á la diar- rea premonitora, no son nuevas, ni ménos le pertenecen; pues ántes de la época á que se refiere, ya nos eran conocidas por los tratados especiales, tal como nos las ha explicado el Sr. Za- yas.—Este señor nos ha dicho en su escrito “que el Dr. Abreu fué el primero, algunos años ántes que el Dr. Guérin vulgarl- zase la importancia de la diarrea premonitoria, que enseñó en este pais verdades relativas á la enfermedad que nos ocupa.” —Como el Dr. Guérin no ha vulgarizado otras ideas de mayor importancia que sepamos, que la de haber anunciado el hecho de la existencia de la diarrea como precursora del desarrollo del cólera confirmado, es de suponerse, porque así se deduce, que el Sr. Zayas le ha atribuido al Or. Abreu un descubri- miento del cual ya se tenia conocimiento desde el año de 1832. —Estrechado por nuestras advertencias, en la misma sesion de 26 de Enero último procuró evadir el error, dando otra explicacion á las palabras que habia escrito, y diciéndonos “que T. V—20 150 si el Dr. Abreu habia sido el primero en enseñar esas verdades en este pais, no se debia inferir por esto que fuese el primero en descubrirlas.”—Pero si tal fué su pensamiento, ¿por qué an- tepuso la preposicion ante al nombre del Dr. Guérin para ex- « presar la idea que se propuso?—Tampoco podemos concederle el derecho de prioridad ni como en materia de enseñanza; porque circulando entre nosotros desde el año de 1832 las obras de los autores que se habian dedicado al estudio del cólera morbo, entre los cuales podemos citar á los Sres. Grué- rin, Gendrin, Delpech, Chamberet y otros, uo podia ser nueva, ni ménos que enseñara un hecho que ya se sabia. En efecto, no habian aun pasado seis dias de la aparicion del cólera en Paris en 1832, cuando el Dr. Guérin publicó en la Gaceta mé- dica del 3 de Abril lo siguiente: “La mayor parte de los indi- viduos invadidos del cólera morbo, estaban desde muchos dias, y aun semanas, bajo la influencia de un trastorno de las funciones digestivas, tan poco grave al ménos en apariencia para no haber mas que ligeramente fijado su atencion: tal es la incuria sobre este particular de la mayor parte de ellos, que con frecueucia nos hemos visto obligados para obtener el conocimiento de este desarreglo, á hacerles las mismas pre- guntas muchas veces. Así es que solo despues de haberles inter- rogado tres ó cuatro ocasiones si habian tenido diarrea, nos daban una respuesta satisfactoria. De este hecho concluimos: 1? que en muchos casos en que la diarrea no fué advertida, se debia suponer una inexactitud: 2? que esta diarrea precursora del cólera, debe fijar sobre todo la atencion de los médicos, de los pacientes y aun de la autoridad, que creemos al ménos de- be recomendar á la clase indigente, y por los medios de pu- blicidad de que disponga, los cuidados que reclama este esta- do, y hacerle conocer los resultados fatales que traeria la ne- gligencia de dichos cuidados.”—De estos hechos el Dr. Guérin terminó concluyendo en 12 de Abril del mismo año con los siguientes corolarios: 1% “Que el cólera era casi siempre precedido y anunciado por la serie de síntomas á los cuales habia dado el nombre de colerina, por no alarmar mucho al público, y ligar no obstante este síntoma á la enfermedad de que era el precursor.” 151 22 “Que la colerina era el primer grado del cólera.” 32 “Que el cólera propiamente dicho no era mas que el pe- ríodo avanzado de una enfermedad desconocida hasta aquí en su período prodrómico.” 42 “Que era siempre posible detener el desarrollo del grado mortal de la enfermedad, combatiéndolo en su período curable.”” Tal es el período prodrómico del cólera. Esta opinion nacida en presencia de los hechos, desde aquella época, vino á confir- marse mereciendo la aprobacion de gran número de médicos en otra memoria presentada á la Academia de Medicina de Paris por el mismo autor en 17 de Julio de 1837.—Desde en- tónces á la fecha las observaciones han resuelto completamen- te la cuestion, si bien el Dr. Gustavo Le-Bon en un trabajo importante que ha publicado con el título de “Nuevos estudios acerca del cólera,” dice “que esta enfermedad no se encuentra siempre precedida por síntomas ó accidentes premonitores; so- bre cien casos, cincuenta ocurren sin aquellos síntomas.”— A lo cual podemos contestar, que sobre el valor del síntoma de la diarrea, sucede lo mismo que con la pluralidad de los demas síntomas del cólera-morbo, que no son siempre constantes en su aparicion y en el modo de reunirse; que sucede aquí lo que en todas las enfermedades, no siempre es igual el número de las simpatías. ' Se ha dicho, y si no me equivoco, el Sr, Lebredo es de esa opinion, que el primer período ó sea el de la diarrea á que ge contrae el Sr. Zayas, no es el prodromónico descrito por Gué- rin, Gendrin y otros á que me he referido en otra sesion; por lo que si ámbos caractéres no son idénticos, queda en su fuer- za y valor el mérito de la prioridad del descubrimiento hecho por el Dr. Abreu.—Se entiende por pródromo de las enferme- dades, segun los patólogos, el período que comprende todos los síntomas que pueda presentar el enfermo desde el momento en que la causa del padecimiento ha obrado sobre su organi- zacion, hasta aquel en que la existencia de la enfermedad está completamente confirmada. Como en el cólera morbo, aparte de que no siempre viene precedido de fenómenos precursores, en la mayoría de casos se observa la diarrea premonitoria co- mo síntoma que anuncia la invasion del mal epidémico, que , 152 descuidada ó mal tratada conducirá al desarrollo del cólera, del mismo modo que en la epilepsia el simple vértigo conduce al ataque en aquellos individuos en quienes siempre va prece- dida de él, y es un hecho que era ya conocido en la ciencia desde el año de 1852 y confirmado por su autor el Dr, Guérin en 1857, —he aquí los motivos que he tenido para decir, que la novedad anunciada por el Sr. Zayas como propiedad científica del Dr. Abreu, no pasaba de ser otra cosa que el período pro- dromónico de que hablan los Sres. Guérin y Gendrin. Se ha re- plicado diciéndosenos que los caractéres asignados por el Dr. Abreu al primer período de éste, ó sea la diarrea colérica, no son los mismos, y que en ellos se encuentra el mérito del des- cubrimiento. ] Indudablemente es de alta importancia la significacion de la diarrea propia de las epidemias coléricas, para ver si este síntoma es el pródromo del cólera; porque, aunquecon frecuencia está ligado á esta enfermedad, no se deduce siempre que le si- ga, si bien es verdad que aquel quela padezca estámucho mas ex- puesto á ser atacado del cólera grave. Como signos caracterís- ticos dice elSr. Zayas que el Dr. Abreuasignaba; 1. 2 ser líquidas, como de agua coloreada, y muy abundantes; 2.9 ser precedi- das de una simple necesidad no dolorosa de evacuar: su expul- sion es brusca, sin esfuerzos, casi como la orina; despues de su expulsion no queda dolor, cólicos ni tenesmo; el alivio es com- pleto y no deja el menor mal estar en el vientre; 3,2 el en- fermo se ve fatigado por ruidos de tripas continuos, muy sono- ros, que á veces se oyen á distancia y que aumentan en el mo- mento de evacuar. La mano aplicada sobre el abdómen lo en- cuentra suave, las mas de las veces indolente, percibiendo en todas sus partes la sensacion de un grueso y abundante zurri- do. En general tienen un olor particular que el Dr. Bouillaud compara al espermático.—Tales son los caractéres que distin- guen, dice el Sr. Zayas, la diarrea colérica cualquiera que sea el color de la evacuacion, que se encuentran reunidos las mas de las veces, y que conserva todo el tiempo que dura la diar- rea colérica.”— Veamos ahora lo que sobre el particular nos dice el Dr. Gendrin en su Monografía acerca de esta enferme- dad, en su edicion de 1832, páginas 15, 16 y 18:—“El cólera 153 morbo epidémico es siempre precedido de accidentes precurso- res. Estos se presentan bajo dos formas que distingo en pró- dromos diarreicos y vertiginosos. En el diarreico, el paciente despues de haber experimentado durante un tiempo que varía de algunas horas á dos ó tres ó cuatro dias, borborísmos y una débil tension del abdómen, se queja de un ligero cólico, ó sola- mente de un débil dolor gravativo alrededor del ombligo, se- guido luego de una ó dos evacuaciones liguidas de olor muy pronunciado: dichas evacuaciones traen un «alóvio inmediato; algunas horas despues, sobrevienen con igual sentimiento de cólico ó de dolor gravativo, evacuaciones liguidas ó serosas ca- da vez mas inodoras á medida que se multiplican. En seguida se hacen sin ningun sentimiento doloroso, ni acompañadas de _tenesmos; únicamente el enfermo continúa teniendo dorboris- mos. Á medida que las diarreas se multiplican, determinan en el tubo digestivo un sentimiento de vacío, que los individuos explican diciendo que les parece que sus intestinos descien- den hácia la pélvis.—El líquido seroso excretado es de un ama- rillo verduzco, algunas veces rojizo, de un olor poco fétido que puede ser comparado con la lavadura de carne.” Por lo que hemos transcrito, se ve que los caractéres especia- les asignados por el Dr. Abreu como distintivos de la diarrea colérica, nos eran ya conocidos, perteneciendo al período prodro- mónico de la enfermedad; los cuales tampoco creemos sean sufi- cientes para autorizarnos á concluir de un modo tan absoluto con el Dr. Abreu: “Que el cólera se diagnostica con certeza en el primero y segundo períodos.” —-Bien sabe nuestro distinguido compañero el Sr. Zayas, que los caractéres determinados de la diarrea en el período á que nos contraemos, atribuidos al Dr. Abreu, no son tan especiales para facultarnos á concluir cuando se observen que son de naturaleza colérica, porque el carácter señalado como patognomónico es su color albino ó co- mo agua de arroz; y tan es así, que el Dr. Guérin en la segun- da conclusion de la memoria que acerca de la colerina conside- rada como período de incubacion del cólera morbo dirigió 4 la Real Academia de Medicina de Paris en el año de 1837, se expresa del modo siguiente: “Que este período, (el de la colerina) caracterizado por un trastorno general de la econo- 154 mía, consiste en una serie de desórdenes en medio de los cua- les se distingue mas particularmente una diarrea serosa mas ó ménos abundante.”— Esto que acabamos de decir, niaun tampo- co resuelve la dificultad; por lo que el Dr. Gibert, comprendiendo lo conveniente que seria poder determinar bien cuando se tra- ta de una de las ordinarias, inflamatorias, ó biliosas, ha pre- sentado acerca de este particular á la Academia de Medicina de Paris algunas consideraciones. “En su concepto hay un sig- no constante, infalible y fácil de apreciar, por el cual se dis- tingue al momento la diarrea que está relacionada con la epi- demia reinante. Este signo lo suministra el estado de la len- gua. Miéntras que en las diarreas biliosas ó irritativas ordina- rias se halla la lengua habitualmente roja, seca y puntiaguda, en la prodromónica del cólera, como cuando ya está confirma- do este, está ancha, pálida, húmeda y cubierta de un barniz mucoso mas ó ménos espeso.” Sin embargo, no ha olvidado de- cir que “no todas las personas que presentan este estado de la lengua deben tener infaliblemente el cólera; pero están sin duda bajo la influencia epidémica, y basta la existencia ó la falta de este signo para indicar que hay motivo para rodearse de precauciones, ó para tener, por el contrario, seguridad.”— Tan cierta es la dificultad que se encuentra para diagnosticar el cólera en su primer período, no obstante lo que aseguraba el Dr. Abreu y confirma el Sr. Zayas, que la generalidad de autores que admiten los tres períodos en esta enfermedad, solo tienen la certeza del diagnóstico en el segundo, por cuyo motivo lla- man á este cólera confirmado. Mucho sentimos que el Dr. Abreu no nos hubiese dejado consignadas por escrito sus ideas acerca de este particular, ya que por aquella época careciamos de esta Academia, en la que á semejanza de lo que tenemos entendido sucede en la de Pa- ris, cuando un autor hace un descubrimiento en la ciencia, pero que espera que los hechos lo confirmen, si ignora que otro le lleva la primacía, en pliego cerrado con su nombre lo hace ar- chivar para á su tiempo reclamar el derecho de prioridad, lo cual se llama omar nota; cuya circunstancia hubiera sido la prueba mas fehaciente que nos hubiera dado el Sr. Zayas para acallar nuestras dudas.—Pero como no nos constan tales ideas, 155 el Sr. Zayas que con justa razon nos ha exigido demos tambien las que tenemos para negar la novedad que se atribuye como resultado del espíritu observador que todos reconocimos en nuestro ilustre maestro, no debe extrañar que le imitemos, pidiéndole los datos que le autorizan para aseverar “que algu- nos años ántes que el Dr. Guérin vulgarizara la importancia de la diarrea premonitoria, enseñó verdades relativas á la en- fermedad que nos ocupa:” toda vez que nos llama la atencion que ni en la memoria que escribió en el año de 1833 acerca de la invasion del cólera morbo en esta ciudad, ni en otro es- erito cuya noticia nos ha comunicado nuestro apreciable se- cretario el Sr. Mestre, que tiene entendido publicó el Dr. Abreu posteriormente, se encuentra nada consignado respecto á las ideas emitidas por el Sr. Zayas. (1) Solamente se halla en la referida memoria escrita en 1833 lo siguiente en la página 14:-—“Esta enfermedad segun el testimonio de muchos observa- dores se presenta frecuentemente en Europa y aun en la India y el Asia sin ser precedida de pródromos ó signos precursores. (Ya hemos dicho que desde el año de 1832, uno ántes de ha- ber escrito el Dr. Abreu su memoria, ya estaba anunciado co- mo frecuente este período.) En la Habana al contrario, ha si- do raro el caso que se ha manifestado sin que el enfermo con anterioridad haya sentido los anuncios de la invasion.” “Los pródromos con que aquí generalmente se ha anunciado son los siguientes: desarreglo en las vias digestivas y en las evacua- ciones, cólicos ligeros, borborismos, sensacion de compresion en el epigástrio, como si una fuerza exterior tratase de unir esta parte al espinazo, sed, anorexia, disminucion de la orina, alte- racion particular del semblante, sensacion de frio á lo largo del espinazo y plantas de los piés, calofríos ligeros, mal estar, aba- timiento de fuerzas, vértigos, peso supraorbitario, temblores en las carnes, algunos calambres, lentitud y algunas veces frecuen- cia de pulso. Estos precursores del cólera que hemos visto di- siparse con ligeros auxilios duraban mas ó ménos, y se agra- vaban las mas veees, pasando á ser ya un cólera ligero, (cole- rina), ya grave.”—Por lo que acabo de exponer se ve clara- (1) Véase, en efecto, el Repertorio de Medicina, etc., publicado en 1856 y 57 por el Sr. D. Rafael A. Cowley; pás. 129. 156 mente que el Dr. Abreu, en la descripcion que hizo de los sín- tomas del cólera morbo en su período prodromónico cuando in- vadió á esta capital por primera vez, no mencionó ningun sig- no característico de la diarrea colérica que le sirviese de base para sus ulteriores conclusiones; no habiendo hecho mas que corroborar lo que los observadores habian anunciado. Es una verdad ya hace tiempo reconocida en la ciencia, que los excesos en las comidas y bebidas, las emociones morales vi- vas, las grandes fatigas, la humedad €c. de que nos habla el Sr. Zayas en su trabajo, influyen poderosamente y obran como causas determinantes para hacer estallar el cólera, hasta el ex- tremo de haberse probado en Paris desde la epidemia de 1832, que el número de coléricos recibidos en los hospitales era ma- yor los mártes y los miércoles de cada semana que en los de- mas dias, disminuyendo el número de entradas á medida que se alejaba uno de estos dos dias, que eran los consagrados á to- do género de excesos por la dls: que viene á los hospitales. — Del mismo modo desde mucho ántes de la época á que se re- fiere el Sr. Zayas, es opinion admitida y considerada como pre- cepto oficial el combatir la diarrea, porque basta casi siempre detenerla para prevenir el cólera, del cual es el síntoma precur- sor.—Y aun cuando no se nos in venido anunciando des- de el año de 1832 por los Sres. Guérin, Gendrin y otras nota- bilidades europeas, ya entre nosotros se sabia, no solo por el Dr. D. Nicolas del Valle, que segun nos ha manifestado el Sr. D. Rafael Cowley, dió noticia del hecho en cuestion, en un ates- tado que conserva en su poder escrito por el mencionado Dr. Valle, sino igualmente por otro del ilustrado Dr. D. Francisco Calcagno, que debemos á la bondad de su Sr. hijo D. Francis- co, el cual vió la luz pública el dia 17 de Marzo de 1833 en la Ad de Matanzas,” precisamente cuando los ánimos esta- ban conternados y se encontraba esta ciudad afligida bajo el peso de tan terrible enfermedad.—El Dr. Calcagno describió el cólera en cuatro períodos. Al primero lo llamó de incuba- cion: al segundo de invasion: al tercero cólera azul, asfíxico; y al cuarto de reaccion. —En la descripcion que hizo del período de incubacion, se leen las siguientes palabras: “todos los prác- ticos están contestes en que mas de los nueve décimos de los 157 individuos atacados del cólera han padecido durante une ó mu- chos dias, ó al ménos por el espacio de algunas horas, muchos de los síntomas que acabamos de detallar, y con mas frecuen- cia una diarrea mas ó ménos abundante.—Al conjunto de es- tos síntomas es á lo que se ha dado el nombre de colerina, y de la que se ha querido hacer una enfermedad particular. Por nuestra parte, la consideramos como un grado, como una mo- dificacion de la plaga que en estos momentos reina entre nos- otros.”—Todavía mas: en una correspondencia que oportuna- mente hemos tenido ocasion de leer en estos últimos dias en un periódico político de esta capital, (177 Siglo del dia 13 del mes próximo pasado) con referencia al Dr, D. Tomás Romay, se en- cuentran las siguientes palabras de este eminente médico cuba- no, el primero que instaló la cátedra de Clínica médica en esta ciudad, cuando aun en 1834 el cólera inquietaba los ánimos: “Esos momentos, decia, de angustia y desolacion, y tal vez de pérdidas irreparables y sensibles, se precaverán no desprecian- do las primeras evacuaciones, sea cual fuere la causa une las produzca.” ' En tal concepto, parece que los adelantos que se han hecho desde entónces á la fecha en el estudio de esta enfermedad, y de los que el Sr. Zayas debió habernos considerado al corrien- te, pudieran haberle evitado ese alerta Ó aviso que como no- vedad nos ha dado, de atender al período de la diarrea por ser el mas importante. El Sr, Zayas nos dice “que es indudable que puede compa- rarse el cólera con una herida que produce una hemorragia: la pérdida del fluido ocasiona la frialdad, el vértigo, el síncope y la muerte: cohibir la hemorragia no es curar la herida, pero es remediar el accidente que arrebata al enfermo en pocos ins- tantes. Moderar la diarrea no es modificar el estado general que produce el cólera, pero sí es remediar un accidente que en pocas horas arrebata á los enfermos.”—Yo creo todo lo contrario, que combatir la diarrea es curar el estado general; porque siendo el cólera morbo una enfermedad que se mani- fiesta por pérdidas intestinales, suprimidas éstas muchas ve- ces se consigue la curacion del paciente, porque se hace abor- tar el mal en su trabajo de formacion, como dice el Dr. Amnes- T. v—21 158 ley, sin que para ello atendamos mas que á la manifestacion morbosa del tubo intestinal.—El Dr. Pacini, profesor de Ana. * tomía microscópica y topográfica del Instituto de Florencia, en una Memoria que ha publicado en Agosto de 1865 y que se encuentra traducida al francés en el Diario de Medicina de Bruselas con el título del “Cólera morbo asiático bajo el pun- to de vista de su causa específica, de sus lesiones anatómicas y de sus indicaciones,” cree que esta enfermedad consiste en la pérdida de tres ó cuatro libras de agua que sufre la sangre por la via de los intestinos desde el instante en que se declara el cólera hasta el momento de la muerte, cualesquiera que sean la duracion del mal y la cantidad de las deyecciones. —Esta Memoria se la hemos facilitado al Sr. Mestre para su lectura. Si admitimos esta teoría, de la que no estoy muy léjos de participar, y de la que acaso dé cuenta á la Academia en otra sesion, claro está que evitando las pérdidas intestinales en la invasion de la enfermedad, se detendrá su desarrollo; porque siendo el canal digestivo la via por donde se elimina el agua de la sangre, cuya pérdida da lugar á los trastornos posterio- res, cerrando la puerta que le da salida, se impedirá su trasu- dacion, causa próxima del cólera segun el sentir del Dr. Paci- ni, quien consecuente con su teoría deduce la indicacion cura- tiva de los astringentes, así como de hacer beber mucha agua al enfermo; con cuya teoría vemos se da la mano nuestro com- pañero el Sr. Havá en la que nos ha expuesto en otra sesion, que hoy es el objeto de la discusion que viene sosteniendo uno de nuestros mas elocuentes académicos: me refiero al Sr. Ruz. De aquí verá el Sr. Zayas, que moderar la diarrea no es co- mo dice remediar un accidente que en pocas horas arrebata á los pacientes, dando tiempo á que la causa tóxica se elimine, sino curar el mal; porque si fuera necesario que dicha causa se eliminara, cuanta menor cantidad hubiera en circulacion, tanto mas favorable seria, toda vez que ménos potente habia de ser su accion en la economía; y conforme con las ideas del Sr. Zayas debieramos ayudar su expulsion por todos los medios po- sibles; en tal caso, en lugar de moderar la diarrea, convendria 159 sostenerla; lo cual parece está en oposicion con lo que el Sr. Zayas recomienda, de no despreciar los primeros síntomas su- primiendo la diarrea. Poco tendré que ocuparme respecto al tratamiento que el Dr. Abreu empleaba en la curacion del cólera, el cual se redu- ce al uso del opio, del hielo, y de otros medios mas ó ménos recomendados, porque nadie ienora se han usado desde los primeros tiempos de la aparicion de esta enfermedad en Euro- pa, para que podamos estimar la noticia como una novedad te- -Yapénutica. Solo se me ocurre una duda por ser hija de las con- clusiones del Dr. Zayas.—Si como manifiesta, y en efecto es así, que durante el período de algidez la absorcion se halla suspendida, hasta el. extremo de ser inútiles en este período los medicamentos que se administran, así como peligrosos en el momento que se establece la reaccion ¿cómo pues concluye recomendando como un precepto invariable la perseverancia en el uso del opio no solo en el primer período en que segun dice, puede suceder 1? que se suprima la diarrea, y 22 que se modere; sino 32 que si continúa mas abundante y frecuente, se persista en su uso hasta que llegue el momento de la elimina- cion ó extincion total del mal, en que el enfermo se salva?— Recuerde nuestro compañero que ha dicho que el período de la reaccion es el de la curacion.—Y si para conseguirla el pa-- ciente ha tenido que llegar á este último, atravesando el de al- gidez, cuando no se ha podido hacer abortar la enfermedad en el primero, Ó sea como he manifestado en el de su trabajo de formacion—;porqué estima como precepto invariable la perse- verancia en el uso de una sustancia que puede traer fatales consecuencias luego que se establece la absorcion?—Permítanos el Sr. Zayas no le imitemos, porque estamos firmemente per- suadidos que se comete una grave equivocacion si se cree que para el cólera hay un solo remedio; pues hasta para las enfer- medades en que se conoce un verdadero específico, acaso el único, hay límites que restringen su modo de ser, y una ley que rige su desarrollo; y segun aquel sea, y el período en que su evolucion se encuentre, así tienen que convenir los medios que sirvan para modificar el proceso morboso. Esto que vengo manifestando no se le ocultó al Dr. Abreu, 160 puesto que en su memoria acerca del cólera que escribió en el año de 1833, al dar cuenta del uso que habia hecho del opio de- | jÓó consignado en la página 54 lo siguiente: —“Pero es preciso confesar que de cualquier modo que se administrase (el opio), sin negar las curaciones que se consiguieron con su aplicacion, siempre observamos que si las primeras dósis no eran suticientes para calmar la diarrea, su uso continuado producia congestio- nes cerebrales de mucha consideracion, las cuales acravaban ciertamente la enfermedad.” “Los efectos de este señalado anti. espasmódico eran generalmente ineficaces en el período áleido, en que las fuerzas aparecian agotadas y el pulso sin ninguna reaccion; y muy léjos de detener entónces sus rápidos progre- sos, ocasionaba una crísis fatal.”—Mas despues, en la página 67, en vista de los resultados que obtuvo con la misma sus- tancia se explica así: “Pero si desgraciadamente volviera á in- vadirnos la epidemia, en muy pocos casos lo administrariamos porque hechos posteriores nos han agreditado el inmenso peli- gro á que su uso expone á los enfermos; y aun en aquellos en que lo prescribiésemos, seria siempre con una gran reserva.” — Despues de esa época, cuyos resultados le hicieron tener poca fé al Dr. Abreu en la administracion del opio, prometiéndose no emplearlo mas, ó al ménos usarlo con gran reserva, no sa: bemos en qué pudo fundarse nuevamente tan concienzudo ob: * servador para desechar sus anteriores ideas, y recomendar una sustancia que en sus primeros ensayos obró negativamente ¿Variaria en las dos últimas invasiones que hemos tenido del cólera morbo la constitucion médica de cada una?—Al Señor Zayas, intérprete del tratamiento dicho del Dr. Abreu, le cor- responde explicarlo. Al terminar esta digresion histórica, espero que se me dis- pensará haya entretenido la atencion de Vdes. con las obser- vaciones, inútiles si se quiere, pero no inoportunas, que he he- cho en la persuasion de que no estaba de mas llamarla acerca de un punto en que el Sr. D. Joaquin Zayas, cuya instruccion me complazco en reconocer y celebrar, ha padecido una equivo- cacion, atribuyendo al Dr. Abreu un descubrimiento ya cono- cido en la ciencia desde el año de 1832, época en que se nos trasmitieron por la prensa médica las observaciones de los 161 médicos que habian seguido la márcha del cólera en los dis- tintos palses. DocuMENTOS RELATIVOS AL CÓLERA. (1868.) [.—Relacion deenfermos asistidos del cóleramorbo (periodo álgi- do) en la enfermería de Villanueva, desde el 11 de Noviembre de 1867 hasta el 8 de Agosto de 1868; por el Dr. D. Joaquin Zayas.— (Sesion del 9 de Agosto de 1868). N9| Meses. Nombres. Dueños. Destinos. |Curados. Muertos. IMIDDre::. 1D: Manuel Torres. Villanueva..| Curado 2 id. AE e AA LA ara ao Murió 3 id. RANATES Benco MO o 1d. Curado Attalo Tos Erado tt ls sal id. 1d. 5 id. 3) ALOBSO POLE lan o oro Salvaguardia|........ Murió 6 id. OSEA MAD OI as San Felipe..|Curado.|2 * TNA NI Villanueya ed ios. urió 8 |Dbre....|Félix, criollo ...... De Figueroa, id. Curado. 9 id. '¡ADBCLIO dd ds De Collazo. . id. id. 10 id. ¡|Estéban, gangá....|De Osma.... 1d. id. 11 id. ¡|Pascual, congo.....|De Martinez. id. RA MÍTILIO* 12 LS AA CUOA OS. De Collazo . id. id. 13 id. Valentin. EE DA A id. Curado. miimaálio . ¿[Anacleto Mani k Cerda lBatabanó . id. 15 id. UEbDIAORARE da 1 Denda... k id. id. 16 A De iat bares Villanueva... id. 17 id. [Fernando .........|De Tovar.. id. id. 18 id... ¡Engento ad De Agostini . id. id. 19 [Nbre ...!Gil, asiático......, De la Comp? id. id. 20 id Pantaleon, dias end 1d. DIA Murió sin auxilio 21 1d Sito po sbes id. Villanueva. .| Curado 22 id RoloniD ido id id id. 23 id E A id id id. 24 id Hilario 1d id id 1d. 25 died, dd id id id, 26 id. —|Rómulo, id ....... id. A Murió Dre. EC AA ts id. Catalina ....| Curado 28 id Celeste, id......... id. Villanueva.. id. 29 1d Rústico, id .. ...., id. San Luis .... id, 30 id Alejandro, id...... id. P. Redondo. id: 31 id. |Jacobo, id........, id. Villanueva..| id. 32 id Matías, id ......... id. P, Redondo. id. 33 id. — |Enstaquio, id id Villanueva..| id. 34 A SED RA id. id. ques] Murió 35 id ELA id. Ciénaga.....| Curado. 36 id. |Saturnino,id...... id. San Luis.... id. 37 Ml Serapio. 1d. 0... id. id. id: 38 |Enero ..|Tomás, id... ..... id. Melena ..... id. 39 [Julio ...[Mauro, id'......... id. C.-Mocha ...|........|Murió sin auxilio 40 id Aniceto, id... 34 id. A tie Murió. 41 id ¡NA EA 1d. Villanueya..| Curado. 42 id Márcos, libre...... id. id. .. .|Marió sin auxilio 43 ld Jacobo di A id. id. Curado. 44 id. |Florencio, id...... id id id 45 id Telésforo, id id id id 46 id: |Mamerto, id....... id id id 47 id Gregorio, id....... id id id 48 1d AI la lr a AD id. Giines...... id. sil id Canuto, dd. 14.0 id. Villanueva. . id. 162 11.—Comunicacion del Dr. D. Ambrosio GF. del Valle —— (Sesion del 23 de Agosto de 1868.)--A pesar de haber subi do la escala de Fahrenheit á 97 grados, como en verano alguno recuerde, la epidemia del cólera ha perdido su tendencia pro- pagadora, reduciéndose á alguno que otro caso, interrumpidos ya sin formar focos ó grupos de invadidos que hacen temer tanto sus funestas tendencias; y si los consejos de la higiene se practican en todas direcciones, podemos asegurar que la ciu- dad siga preservada no obstante sus frecuentes comunicacio- nes con varios puntos de la Isla que sufren tan terrible azote. Cierro pues la Estadística hasta hoy incluyendo la que ofre- cí respecto al modo como ha invadido los barrios y distritos de esta ciudad, no sin salvar desde ahora que si alguna dife- rencia se nota será insignificante é hija de cuando se empeza- ron á recoger los datos dividiendo el dia, con el fin de recoger los partes cada doce horas. Dios guarde á V. S. muchos años.—Habana 22 de Agosto . de 1868.—Dr. Ambrosio Gonzalez del Valle.—8Sr. Secretario general de la Real Academia. A— Cuadro de los partes diarios de la epidemia. Parte civil. Parte militar. TOTALES. Meses. Dias 00 IO 0 TL MA NN Suma anterio --..- Lu IM a es a 2784: 1557 Del 20 a129 de Junio. 0) 95 47 5 oO 100 47 AGOSto conos $ 3 il 9 6 5 E 9 5 1 0 10 5 04-410 6 0 1 10 7 Pr 4 6 0 0 4 6 19 92 2 il il 3 3 e ) 1 1D) 3 1 AS 1 0 0 3 1 VOS 3 0 0 2 3 10053 E 0 0 3 1 pd 3 0 0 1 3 18 0) 0 0 Ú 0 0 19 8 1 0 0 3 ji 20 1 E) 0 0 dl 3 2. 5 0 0 0 5 0 145 89 9 4 2938 1643 (1) Ahora se incluyen los partes registrados del 20 al 29 de Junio en que empezaron los temores por la constancia é intensidad de los casos. 165 B.— Estadistica de la epidemia del cólera, llevada por dis. tritos, barrios, partidos rurales y hospitales, desde que recru- deció el 20 de Junio hasta su declinacion favorable el 31 de Ju- lio próximo pasado. Primer Distrito: Barrios.--1 Templete --.ooo-=.. 13 JiSan Melipecaindats 29 3 SantorGristo. -tco.sto 29 4 San Juan de Dios..... 24 > Santomangel--¿danil 46 6 Casa—Blanca.-.---.-.-.-- 14 Segundo Distrito: Barrios.—1 San Francisco...—-..-.--- 27 2 Santa Clara todos 28 Santa Tereracenciiva 65 4 Paplajun ia. 2. td al > Samisidro5- ca 74 Barmos 1 DAcon 22 aaa e 37 ADO O 39 E 48 4 Guadalupe... 2=- 48 5 Monserrate.--.o.o o... 65 OD Sones toca 40 7 San Leopoldo. --..--- 73 Susan Lázaro. 20. 0 60 Cuarto Distrito: Barmos "Arsenal 21-62 40) 2 JesustMaria 1 caen 27 AS IS 35 O O e 4.4 0 San. Nicolas. aa 59 O RO) NI CIO) SN TOTALES. I. M. 1468 88 225 25 410 991 164 TOTALES. Li Mi I M Babriós. 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Fernandez de Castro, Joaquin Zayas, Ramirez, Hita, Havá, Raimundo Castro, Miranda, Lebredo, Melero, Vargas Machuca, Diaz Albertina, L. Cowley, Rodriguez; —Mestre, Secretario. Abierta la sesion á la hora de costumbre, y con la asisten- cia de los Sres. Académicos que arriba se expresan, se dió lec- tura por el Secretario general al acta de la sesion anterior, la cual fué aprobada. CORRESPONDENCIA. —Leyéronse en seguida: 12 un oficio del Sr. Alcalde Mayor del distrito del Cerro, acompañado de dos piezas de autos, para que la Academia informe acerca de los T. v—23 174 particulares indicados en la causa criminal contra D. José Ro- sendo Perez por homicidio de su esposa [Comision de Medi- cina legal |; 22 una comunicacion de los facultativos Sres. Ron y Fustier, quienes por mandato del Sr. Alcalde Mayor del Bejucal remiten la relacion de los exámenes periciales verifica- dos con el objeto de apreciar el estado mental de D*? Isabel Ferrero de Rovira; 32 una comunicacion del Sr. D. Francisco de Armas y Martinez, ofreciendo á la Academia la próxima publicacion del Ateneo para cuantas noticias y datos creyera aquella conveniente publicar en dicho periódico, sin costo alguno para sus autores; acordándose dar las gracias al Sr. Ar- mas; 4? una comunicacion del Consulado General de los Esta- dos-Unidos, prestándose gustoso á cooperar para el fomento de nuestra Biblioteca; 5% un oficio del Sr. D. Joaquin Rami- rez, cediendo las cantidades con que habia contribuido á fa- vor de la Academia, para la adquisicion de una .buena obra de Medicina humana; acordándose darle las gracias por su ge- nerosa manifestacion; -62 otro oficio de dicho Sr. aceptando el cargo de Director de la Seccion de Veterinaria, y expresando su gratitud por dicho nombramiento; 72 la obra de Mr. Déle- ry sobre la epidemia de fiebre amarilla que reinó en N, Or- leans en 1867; cuya memoria regala el Sr. Presidente para la Biblioteca. ? Mebiciva,— Urticario.—Terminada la correspondencia, y no haciendo uso de la palabra el Dr. Ruz, comunicó el D;. Mestre tres casos de urticaria que habia observado en diferen- tes circunstancias; uno de ellos se refiere á una niña, en quien la erupcion se presentó relacionada con accesiones febriles in- termitentes, cotidianas, desaparaciendo casi enteramente en las apirexias, y cediendo por completo ambos elementos al bi- sulfato de quinina; el otro caso se refiere á una morena adulta, que despues del parto y sin haber salido del período puerperal, tuvo una indigestion de cangrejos y con ella una urticaria, des- apareciendo ambas cosas ante la dieta y los evacuantes; y la ter- cera observacion es la de un jóven sometido con motivo de una afeccion cutánea á los arsenicales, siendo este tratamiento la causa de la urticaria, segun se comprueba particularmente en la memoria de Imbert-Gourbyre sobre el mismo asunto: bastó sus- 175 pender la medicacion para que cediese aquel accidente del la: do de la piel, así como el eczema que se combatia. El Sr. Havá ha asistido 4 una persona, que segun relata di- cho académico, ofrecia la mayor tendencia á la urticaria por la ingestion de los alimentos y de las bebidas, y sobre todo del vino. CóLneRA-M0rB0.—Discusion.—El Dr. A. G, del Valle habla á la Corporacion de los casos de cólera ocurridos en la Casa de Dementes de la Habana, despues de haberse contenido su des- arrollo en la Real Cárcel; y desearia saber si no pudieran expli- carse por ciertas inundaciones. ó remociones de terreno ocur- ridas en las cercanías del potrero Ferro, | Haciéndose cargo de lo manifestado por el Dr. Valle, el Sr. Albear explica que, por aquel punto, no acaecen verdade- ras inundaciones, á pesar de las crecidas del rio, porque las orillas son escarpadas, no tendidas: tampoco ha habido movi- mientos de terreno; pero que los torrentes de agua sucia que habian llegado á los filtros, pequeños y no bastante poderosos para hacerles perder sus propiedades infecciosas, pudieran muy bien haber dado ocasion á la enfermedad, sobre todosisetiene en cuenta el descuido que se ha observado en Mazorra, tendiendo á las orillas del camino los vestidos de los coléricos: en Vento son muy superiores las condiciones higiénicas. El Sr. Zayas advierte que, en efecto, El mal se ceba allí donde se olvidan los preceptos de la higiene, como resulta en Ma- zorra. Segun lo ha manifestado el Sr. Albear, en Vento donde se padecen las fiebres palúdeas mas graves, aquellos han dado el resultado que debia esperarse. El Sr. Valle dice que es preciso tener en cuenta las anoma- lías que sigue el cólera morbo en su marcha: se le ha visto aparecer en el hospital de San Felipe y Santiago sin que pa- sase al hospital Civil: Ferro, que es una localidad insalubre, no ofreció al principio casos de cólera. En el hospital de Paula ha habido un caso, no viviendo la enferma sino tres horas. ¿Por qué la Casa de locos se ha visto preservada hasta ahora? Hay pues algo, que no puede ménos de aceptarse, algo que se importa la con el hombre, aun cuando la comuni- cacion sea á veces muy difícil de averiguar. 176 El S”. Ruz ve en lo expuesto por el Sr. Valle no pocas con- tradicciones entre lo quese propone y lo que dice: habla de anomalías por un lado, y por otro de algo, que distinto en Mazor- ra, procura investigar; siendo propio del cólera, como de otras epidemias, tener su incremento y disminuir despues hasta extin- guirse, es muy fácil atribuir siempre á la última causa la última manifestacion; y si el cólera fué llevado á la Casa de dementes, segun lo cree el Sr. Valle, debe uno ahorrarse las explicaciones pedidas al Sr. Albear. i El S”. Valle sostiene que no hay contradiccion, pues en el fondo habria que distinguir de qué manera fué allí importado el mal: —éste se desarrolla primero en los puertos, por ejemplo, en los lugares mas frecuentados, mas en comunicacion con los puntos contaminados. En su concepto la diseminación y la interrupcion de las comunicaciones son preceptos higiénicos que brindan las mayores garantías. El Sr. Ruz opone á la teoría del contagio la teoría de la in- feccion: la primera no está aceptada por todo el mundo, y mu- chos la niegan completamente; miéntras que todos están de acuerdo en que el aire trasmite y lleva la enfermedad á todas partes. El Sr. Valle insiste en que todo indica como causa principal de propagacion—la importacion del hombre al hombre. Los puntos mercantiles son los primeramente invadidos; pero hay en primer lugar contrabandos de sanidad, que no es posible impedir completamente, y en segundo una multitud de con- causas, de circunstancias coadyuvantes que favorecen el progre- so del mal. El rigor de las cuarentenas lo ha impedido en el Norte América. El Dr. Zayas opina que el Sr. Valle no hace mas que afirmar el hecho de la importacion, pero sin probarlo. Cuando se pre- sentó la enfermedad en Casa Blanca, no pudo jamas demostrar- se que un buque la hubiese llevado allí: luego en parages que se hallan en constante y fácil comunicacion con la Habana no se la vió aparecer. Hay ante todo que aceptar la causa general epidémica: el Dr. Zayas niega el contagio: —si éste lo llevó á Mazorra ¿cómo explicar su extincion? El contagio puede darse en ciertas y determinadas circunstancias solamente, del mismo 177 modo que se observa en otras afecciones infecciosas que pueden ser contagiosas en algunos casos. El Sr. Fernandez de Castro cree que el Dr. Valle se propuso averiguar la condiciones en quese habia desarrollado el mal en Mazorra, contestando el Sr. Albear que no habia habido ni inundaciones ni remociones de terreno, pero agregando que acaso las aguas iban cargadas de las deyecciones coléricas. Esto seria alarmante si fuese cierto; pero una prueba de que no lo es la tenemos en lo circunscrito de la epidemia, que en semejante caso debió extenderse á muchos barrios de la capital. El Sr. Lebredo es de sentir que se pierde de vista el punto principal de la cuestion—averiguar la causa del cólera en Ma- zorra, no del cólera de Vento; y como que la causa primera de la enfermedad es imposible señalarla, de aquí la inutilidad de la discusion si no se fija en las condiciones que precedieron in- mediatamente á la aparicion del mal. El Dr. Gutierrez, refiriéndose á la alusion hecha á los casos de cólera en el hospital de Paula, manifestó que desde que el cólera apareció en Setiembre del año próximo pasado y dejó de tener el carácter epidémico, no hubo en dicho hospital un solo caso, no obstante tener siempre muchas éticas en último período con diarreas colicuativas; hasta que habiendo entrado el 23 de Junio una colérica que murió á las dos horas, atacó el 27 á una sirvienta que falleció en pocas horas y á otra de la misma clase el dia 29, ofreciéndose varios casos de colerinas en enfermas y asistentas. | El Sr. Ruz, con respecto á lo manifestado por el Dr. Le: bredo, cree que el Sr. Valle no debió hacerse aquella pregunta, para contestarse despues del modo que lo hizo: —¿de dónde se ha llevado el cólera á Mazorra, puesto que para él siempre es importado? Ademas, siempre la discusion seria útil si llegase á poner fuera de duda la propiedad contagiosa Ó no con- tagiosa del cólera; mas las razones alegadas en contra del contagio por el Dr. Zayas no son admisibles hasta cierto punto: —el contagio se extingue; y al discutirse acerca de las propieda- des contagiosas de una enfermedad, es menester estudiar prime- ro, si el contagio es real; despues su modo de serlo, y por último las vias de trasmision del contagio. Tomando por punto de com. 178 paracion la vacuna, entra el Dr. Ruz en algunas consideracio- nes sobre las afecciones contagiosas. Vista la hora avanzada, el Sr. Presidente declaró aplazada la discusion, recordando entónces el Dr. Havá que el Sr. Ruz no debia dilatar por mas tiempo la réplica á su discurso sobre el cólera como lo habia hecho en la presente sesion; refiviendo el Sr. Zayas un caso de sarampion confluente y de escarlatina benigna, tratado con éxito por la alimentacion y el vino; y dando lectura el 5. Sauvalle al informe relativo al trabajo sobre jardines botánicos del Sr. Roezl con opcion á la plaza de socio corresponsal; —despues de cuya lectura fué aprobado por unanimidad el candidato.—Con lo cual terminó el acto. [SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 12 DE JuLto DE 1868.] SRES. ACADEMICOS CONCURRENTES.— Dr. Gutierrez, Presidente, M. Fernandez de Castro, Sauvalle, Carcia, Melero, Valdes Aguirre, Aguilera, Llorente, Ramirez, Rodriquez;—Mestre, Secretario. Abierta la sesion á la hora de costumbre y con la asistencia de los Sres. Académicos que arriba se expresan, se dió lectu- ra por el Secretario general al acta de la sesion anterior, la cual fué aprobada. CorRESPONDENCIA.——Leyéronse en seguida: 12 un oficio de la Comision Militar del distrito de la Habana, remitiendo un machete para que por la Academia se hiciera el exámen com- petente de unas manchas, al parecer de sangre, que se encuen- tran en la hoja y puño de dicha arma: cuyo asunto pasó á la Comision de Química legal; 22 un oficio del Sr. Alcalde Ma- yor del distrito del Cerro, recordando las resultas del infor- me pedido á la Academia con motivo de la causa contra D. José Rosendo y Perez, por homicidio de su esposa D* Rosalía Vega; de cuyo oficio se dió traslado á la Comision de Medici- na legal, recomendándole la brevedad en el despacho; 3 una comunicacion del Sr. D. Joaquin Ramirez, participando que la 179 Seccion de Veterinaria habia examinado la primera parte de una memoria concerniente á las enfermedades que padecen los ganados vacuno, cabrío, lanar y de cerda, cuyas carnes usa- das para el alimento pueden producir enfermedades graves á la especie humana, y á la necesidad de que se adopten los pre-* ceptos de policía sanitaria para precaver dichos males; acor- dándose poner á la órden del dia el trabajo redactado por el Sr. Ramirez; 4? una comunicacion del Sr. D. Felipe Poey, en- viando las dos últimas entregas del Repertorio físico—natural de la Isla de Cuba, para la Biblioteca de la Academia, á don- de ya ha remitido las anteriores; acordándose darle las gracias por su atencion; 5? comunicaciones de D. Justino Valdes Cas- tro, D. Francisco María Navarro y D. Rafael Cowley, discul- pando su falta de asistencia, el primero de ellos por dos ó tres meses durante los cuales permanecerá en Griiines con el objeto de restablecer su salud; 6% un oficio del Sr. D. Francisco de Armas y Martinez remitiendo dos ejemplares del periódico intitulado “El Ateneo,” primera entrega, como se hará con las sucesivas, y ofreciendo dicha publicacion á la Corporacion y á los Sres. Académicos: acordáronse las gracias; 7? los Sres, (GH- ralt y Horstmann remiten la segunda entrega de la “Gaceta de Ciencias médicas” que dirigen; 8% el Dr. D. Ambrosio Gon- zalez del Valle da cuenta en una comunicacion escrita del cur- so con que el cólera asiático ha recrudecido invadiendo todos los barrios y partidos rurales de la jurisdiccion de esta cju- dad, pues ni un solo barrio ha dejado de pagar su triste tri- buto notándose su mayor saña en el de Atarés: dos estados acompañan á dicho oficio; uno que comprende el número de invasiones y defunciones ocurridas en la Habana, y otro refe- rente á la epidemia en la Casa de Dementes, desarrollada el 20 de Junio próximo pasado; 9 el Dr. Miranda participa á la Academia el estado sanitario de la Real Casa de Beneficen- cia y Maternidad, cuyas enfermerías visita en la actualidad en union del Sr. Mestre, no habiéndose presentado allí mas que ocho invasiones, de las cuales tres casos fuéron mortales. | 1| Con este motivo el Dr. Mestre comunica que en el departa- ¡_PRSLS———— [1] V. Anales, t. V, pág. 88. 180 mento de Maternidad no habia ocurrido hasta la fecha ningun caso de cólera; solo se habia observado uno de la enfermedad llamada colerina infantil, que se vé en todas épocas del año, aun cuando no exista el cólera, y que se relaciona íntimamen- * te con los vicios inherentes á la alimentacion de los niños; cu- yos vicios no siempre es posible remediarlos. MebIcINa.— Veteranaria.— Terminada la correspondencia, y no hallándose presente el Dr. Ruz que debia tomar la palabra en la discusion del cólera, hizo uso de ella el Sr. Ramirez para leer la primera parte de su memoria arriba indicada. En ella recorre el autor los caractéres generales de las enfermedades susceptibles de propagacion, sus síntomas, necroscopia y los preceptos de policía sanitaria, ocupándose del tifus carbuncoso, del tífus contagioso, el carbunco ántrax y sus especies; las vi- ruelas y los animales que de estas son acometidos; las aftas, la lepra, rabia, bacera, pulmonía gangrenosa, sarna, tísis, dic. Refiriéndose á las viruelas, el Dr. Mestre desearia saber si es fácil entre nosotros encontrar casos de esa enfermedad en el caballo, pues creyéndose por algunos que es el orígen del cow- pox, esta es una cuestion en extremo interesante para el hecho de la vacunacion.—El Sr. Ramirez manifiesta que en los ca- ballos se ha descrito con el nombre de arestines una afeccion que no es muy comun observar, que ofrece las apariencias de la viruela y es trasmisible del animal al hombre; pero este asunto no se halla todavía completamente estudiado. Visto lo avanzado de la hora, quedó concluida la sesion pú- blica, y la Academia constituida en reunion privada, ALGUNAS CONSIDERACIONES GENERALES SOBRE LA RAZA NEGRA, SU PATOLOGÍA Y TERAPÉUTICA; por el Dr. D. José A. Heynés. (Pinaliza.—V. Anales, t. V. pag. 139.) Mr. Verneuil ha observado en individuos de constitucion muy débil, cuando han estado sometidos á la accion de causas 181 deprimentes, extenuados por las privaciones, el exceso de tra- bajo y la completa inobservancia de las reglas de la higiene, desarrollarse la diátesis purulenta sin existir en el cuerpo nin- guna superficie supurante. El Profesor Laségue ha visto se- mejante caso en un niño que estuvo mucho tiempo en su sa: la del hospital Necker: tambien á nosotros nos ha sido dado : observar este mismo fenómeno en individuos de la raza negra, aun encontrándose apartados de la esfera de accion de las cau- sas expresadas y sin que hayamos podido atribuirlo á otra co- sa mas que á la debilidad originaria de su organismo. Esta disposicion pyogénica que hemos notado en la raza negra se manifiesta tambien por la tendencia que en ella tienen á su- purar las heridas, las que casi nunca se reunen por primera in- tencion, transformándose á menudo en úlceras rebeldes, y la frecuencia con que presentan espontáneamente úlceras de to- das clases, principalmente en las piernas. Poco habituados al manejo del microscopio, no hemos examinado con este instru- mento la sangre de los negros; pero la particularidad á que acabamos de referirnos nos ha hecho sospechar varias veces que el líquido vital contiene en ellos una proporcion conside- rable de glóbulos blancos ó leucocitos, y no estamos léjos de creer que esa nosohemia especial tan frecuente en la raza que nos ocupa y á que se ha dado el nombre de caquexia africana, es una verdadera leucocitemia. Nos inclinamos á pensarlo así con tanto mayor motivo, cuanto que hemos visto entre los sín- tomas que presenta el aumento de volúmen del bazo, el infar- to de los vasos y ganglios linfáticos, la tendencia á las hemor- ragias y la rebeldía á los tónicos y preparados ferruginosos, á pesar de los cuales sigue comunmente su curso fatal. Las consideraciones que anteceden indican ya cual debe ser la base de la terapéutica de las enfermedades que atacan á la raza negra, cuales las medicaciones que en ellas deberán em- plearse con mas frecuencia y de las que podrán esperarse me- jores resultados. Preséntase en primera línea la medicacion tónica. La indicacion de promover las reacciones orgánicas, de levantar las fuerzas decaidas, de sostenerlas para evitar que desfallezcan y de reconstituir la constitucion debilitada esti- mulando los procedimientos de nutricion exigen á cada paso T. v—24 182 el uso de una alimentacion reparadora, de la quina y del hierro. Decia Sylvio que abandonaria la práctica de la Medicina sl le prohibian el uso del opio: nosotros podriamos decir otro tanto con respecto á las preparaciones ferruginosas en las en- fermedades de los negros. Las inflamaciones mismas no exclu- yen, ántes bien con mucha frecuencia reclaman la medicacion tónica, y el sabio aforismo de Kaltenbrunner de que “se nece- sita cierto grado de fuerza para resolver una flegmasia” debe estar siempre presente en el espíritu del médico que trata las enfermedades de la raza africana. En las fiebres se presentan indicaciones análogas, pues si al principio se desarrollan muchas veces con un aparato de sín- tomas de aparente hiperstenia, bien pronto se disipa esta efer- vescencia dando lugar á la postracion de fuerzas y quizas á todo el cortejo de un estado adinámico ó tifódico. De ahí las ventajas que en tales casos se obtienen con una medicacion es- timulante y en particular con el alcohol, sustancia que tiene la ventaja de prestar pábulo á la combustion nutritiva y sustitu- yéndose á los elementos orgánicos que debian ser quemados por el movimiento de nutricion exagerado á que da lugar to- - do estado febril, impide que estos sean destruidos y se con- vierte, como dice oportunamente Jaccoud, en un agente de ahorro. La medicacion estimulante local presenta asímismo venta- jas notables en la resolucion de las flegmasias de los negros, pues verificándose en ellos con lentitud las operaciones or- gánicas, es útil avivarlas para que desaparezcan las exsudacio- nes plásticas resultado de una inflamacion, que de otro modo tardarian mucho tiempo en ser reabsorbidas. Por esto se ob- tienen tan buenos resultados con la aplicacion de vejigatorios y preparaciones de yodo que son los medios mas conducentes al expresado objeto. La medicacion debilitante está ménos frecuentemente indi- cada por la naturaleza de las afecciones que sufre la raza ne- gra y en los casos que absolutamente lo exigen debe emplear- se con mucha reserva. Esta consideracion es aplicable sobre to- do á las depleciones sanguíneas. Muchas veces hemos visto su- 183 ceder el colapso á una sangría practicada en las condiciones al parecer mas favorables y en una enfermedad aguda é infla- matoria, y hemos aprendido á ser avaros de la sangre de los negros. La misma cautela demanda el uso de la medicacion contraestimulante, que empleada con poco discernimiento ani- quila con rapidez en los individuos de la raza africana los pro- cedimientos fisiológicos que son el manantial de la caloricidad, debilitando la circulacion y la respiracion. Los negros soportan muy mal la abstinencia ,y cometeria- mos un error en privarles completamente de alimentos en las enfermedades agudas. Diríase que siendo muy rica su sangre en carbono, la combustion de este agente exige una pronta re- paracion, que la alimentacion debe suministrar. Por otra par- te, es menester tener en cuenta que las enfermedades suelen prolongarse en ellos y con una dieta prolongada les expon- driamos á todas las fatales consecuencias de la inanicion y del autofagismo. Ya Hipócrates habia conocido cuan peligroso era un régimen exiguo en las enfermedades de largo curso, y en nuestros dias Graves, Trousseau y Béhier han insistido parti- cularmente en la necesidad de alimentar á los enfermos en las fiebres. La importancia de las funciones de la piel en la raza negra, nos dará la medida de la que tienen en muchas de sus enfer- medades los baños y la medicacion sudorífica. Un ligero dia- forético, restableciendo la transpiracion cutánea reciem supri- mida, hará abortar en su principio una diarrea ó disentería que- tal vez llegarian á ser muy graves: un baño tibio es muchas veces el mejor medio de calmar el eretismo de un estado febril ó de disipar una flegmasia incipiente, disponiendo la piel á una crísis saludable; y los baños de vapor mostrarán toda su eficacia en las afecciones reumáticas de toda clase, que tan á menudo presenta á nuestra observacion. Las enfermedades del sistema linfático, las diferentes neo- plasias producto de causas específicas, tan comunes en los ne- gros, encuentran un precioso antídoto en los agentes de la me- dicacion alterante, el mercurio, el yodo y el arsénico. La medicacion evacuante (eméticos, purgantes) suministra inmensos recursos en las enfermedades de la raza africana. Es- 184 ta medicacion favorita del vulgo, que imbuido todavía en las doctrinas del antiguo humorismo, cree ver salir del cuerpo por la accion de los purgantes los materiales nocivos á la salud, 6 como dice comunmente, los malos humores, y en la cual tiene tanta mas confianza cuanto ve sesulir inmediatamente el efec- to palpable á la administracion del medicamento, ha sido pros- crita sin razon por muchos médicos, que dominados por cier- tas ideas sistemáticas, restos de una brillante doctrina que por espacio de algunos años sedujo al mundo científico, le han atribuido perniciosos efectos que realmente no tiene en la ma- yoría de los casos. Requin, que ha hecho del estudio de los purgantes y sus aplicaciones el objeto de una excelente tésis de concurso, dice de una manera explícita que la irritacion de- terminada por los purgantes es pasagera, fúgaz y casi nunca produce malas consecuencias, en términos que al siguiente dia de haber tomado un purgante drástico, apénas queda vestigio alguno de su enérgica accion. El Profesor citado ha experi- mentado este hecho en sí mismo. Añade tambien que los purgantes pueden reiterarse un gran número de veces con muy cortos intervalos y por espacio de largo tiempo, sin dar lugar á los trastornos que temen todavía muchos prácti- cos, y cita en apoyo de esta proposicion un hecho muy curio- so observado por Teodoro Maunoir de Ginebra, relativo á una jóven que tomó el purgante Le Roy trescientas ocho veces en el espacio de dos años y cuatro meses, sin que su salud se re- sintiera de esto en lo mas mínimo: comia con apetito, no ex- perimentaba dolores de vientre, ni presentaba diarrea ó cons- +bipacion desde el momento que cesaba la accion del purgante. El Dr. Le-Riverend, en su Patología especial de la isla de Cu- ba, refiere igualmente el caso de una jóven de veinte y dos años á quien un charlatan hizo tomar durante un año un vo- mitivo y un purgante Le Roy alternativamente, no solo sin que resultasen efectos desastrosos para la enferma, sino por el contrario curándose de la dolencia que padecia y que habia sido diagnosticada de una gastro-enterítis ulcerosa por cuatro distinguidos profesores de esta ciudad. El remedio Le Roy es empleado de un modo empírico por un gran número de per: sonas extrañas á la ciencia en las enfermedades de los negros 185 sean cuales fueren: pocas veces le hemos visto producir malos efectos, y por muchos casos que hemos observado hemos ad- quirido el convencimiento de que la medicacion evacuante me- rece ser empleada con frecuencia y que un médico prudente manejándola con tino, logrará triunfar con ella de muchas en- fermedades crónicas de la raza negra, arrancando de las ma. nos del charlatanismo el mas poderoso de los medios de que se vale para escamotear sus mentidos lauros en menoscabo del honor y decoro de la Medicina. Los negros son muy inclinados á la glotonería é ingieren la mayor cantidad que pueden de alimentos, la mayor parte de las veces groseros, sin cuidarse mucho de masticarlos y prepa- rarlos de un modo conveniente. Esto les ocasiona frecuentes indigestiones y diarreas de las que llama Trousseau ab ¿nglu- vie, que ceden prontamente á la accion de un vomitivo. Al principio de las fiebres un emético promueve no solo la ex- pulsion de materias y secreciones alteradas que puedan existir en el estómago y con ellas tal vez la causa de la enfermedad, sino que ademas la accion del vomitivo produce un aumento de la exhalacion bronquial, facilitando de esta manera la eli- minación de un principio miasmático que pueda haber sido in- halado: estimula la exhalacion cutánea restableciéndola si es- tá suprimida: determina el movimiento vital y el aflujo de lí- quidos hácia la periferie, evitando ó á lo ménos disminuyendo el estado congestivo de los órganos internos, y ocasiona como quieren Huffeland y Graves una viva impresion en los cen- tros ganglionares, susceptible de modificar la evolucion de la enfermedad y de imprimirle una marcha favorable. Estas ven- tajas son inapreciables en la terapéutica de los negros, en quie- nes los miasmas aniquilan muy pronta y fácilmente las fuer- zas vitales y en quienes las congestiones son mas temibles y difíciles de desarraigar, por lo mismo que son ménos activas. - Las enfermedades crónicas de la raza negra en que la accion de los purgantes nos ha parecido mas útil y manifiesta son las hidropesías, el reumatismo, las escrófulas, la sífilis y las en- fermedades de la piel; lo cual se concibe perfectamente, tenien- do en cuenta que no solo produten evacuaciones de serosidad y disminuyen la masa de materiales líquidos de la sangre, sino 186 que activan los fenómenos de la absorcion y de nutricion in- tersticial en todos los órganos, contribuyendo de este modo á la desaparicion de los productos de inflamacion y de los de- pósitos plasmáticos engendrados por causas específicas. Presentamos las consideraciones que anteceden, con aplica- cion á la raza africana, tal como nos ha sido dado observarla en las circunstancias en que vive entre nosotros actualmente. Si estas variasen, si cambiase su condicion, si su género de vi- da, de trabajo, sus costumbres llegaran algun dia á asemejar- se mas á las de nuestra raza, se modificarian tambien sus en- fermedades y tendria que modificarse necesariamente su tera- péutica, aunque siempre teniendo presente el sello especial que la naturaleza ha grabado en su organismo. Desconfiados de nuestras fuerzas, no hemos hecho mas que exponer somera- mente las reflexiones que nos ha sugerido la observacion de una variedad de la especie humana que su trabajo hace tan importante en este hermoso suelo, dejando á inteligencias mas profundas el cuidado de desenvolverlas y extender sus apli- caciones. Nos tendrémos por satisfechos si el paso que hemos dado sirve para inspirar á otros mas capaces la idea de culti- var un campo tan poco explotado todavía y en el cual pueden hacerse tan útiles estudios y recogerse tan curiosos datos. “Zn magnis voluisse sat est.” DriscusioN ACERCA DEL COLERA.— Por el Dr. D. Suan G. Havá. (Continúa.—V. Anales, t. V. pág. 98.) XIV.—Aseguramos que procurar la reaccion por el calor externo es un medio contraproducente, porque está probado que la facultad de desarrollar fisiológicamente calor se aumenta por el frio y viceversa. El Sr. Ruz nos recuerda que los cuerpos tienden á ponerse en equilibrio de temperatura, y de aquí de- duce que la temperatura de un colérico puede físicamente ele- varse, Sí; y por esta misma causa encontramos la enormidad 187 del contrasentido terapéutico. ¿Qué gana un individuo en ese estado con calentarse? ¿Ha olvidado el Sr. Ruz la condicion del fenómeno fisiológico para que pueda pretender activar al- guna funcion con la presencia del calor? ¿No será un magnífico medio, como hemos asegurado y tratarémos de probar, para que todos los fenómenos asfíxicos del segundo período se aumenten, y para que la muerte en vez de alejarse se acerque mas y mas? Antes de entrar en esta prueba debemos asegurar al Doctor Ruz, que al negar la utilidad del calor, afirmando su perjuicio y recordando que el frio estimula la produccion del calor en el organismo vivo, no hemos querido bajo ningun concepto auto- rizar el tratamiento que nos objeta. En ningun punto de nues: tra memoria hemos dicho que era bueno el frio externo, y en algunos hemos insistido en la necesidad de cubrir con lana al enfermo para no hacerle perder el poco calor que fabricaba su organismo. De manera que las objeciones que senos hacen no tienen motivo aparente en este sentido. Nosotros hemos repe- tido bastante que nuestra terapéutica consiste en reponer el líquido perdido; no andamos buscando reacciones provocadas por métodos hidroterápicos, solo anhelamos volver al plasma de la sangre su agua de hidratacion perdida, 6 al ménos ofre- cerle la mayor posible, esperando de un momento á otro la extincion de la causa que mantiene el organismo en el conflicto. El Dr. D. Márcos Diaz en un artículo publicado en “El Si. glo” objetaba mi tratamiento precisamente en el sentido con- trario al Dr. Ruz. Decia este distinguido profesor que estaria de acuerdo conmigo si yo me propusiera provocar la reaccion por medio del frio, que era lo que él procuraba con ventaja, y de esta objecion se deduce fácilmente que jamas tuve semejan- te idea. El Dr. Diaz me permitirá contestarle con el mismo argumento que en sentido inverso me opone el Dr. Ruz, inter- pretando equivocadamente esta parte de mi trabajo. La apli- cacion del frio para determinar las reacciones que se pretende, supondria en el colérico una facultad que ha perdido en el conflicto en que están las funciones de nutricion; por consi- guiente, propenderia á una sustraccion de calor orgánico que no podria reponerse, la algidez se aumentaria y con ella dismi- 188 nuiria proporcionalmente la poca velocidad de la circulacion y el resto de hematosis que conviene conservar. No insistimos mas sobre este punto, porque lo consideramos suficientemente discutido con las luminosas ideas que hemos tomado al Dr. Ruz; pero volvamos á la consideracion del calor, y trocando el argumento ¿no pudiera decirse que el agente fí- sico tendria una accion muy lejana para atraer la circulacion á la periferia, y ántes no podrian aumentar los accidentes asfí- xicos imponiendo al organismo una accion mecánica que le es imposible llenar fisiológicamente? Y dado caso que el calor lo efectuarazmomentáneamente no pudiera desviarse la circulacion del sentido que conviene á la hematosis? Esta última funcion no se ejerce, porque la densidad de la sangre no le permite llegar á las últimas ramificaciones capilares de la célula pul- monar. La congestion existe tambien en los capilares de la piel y la cianosis es la prueba convincente de esta verdad. Atraer la sangre á la periferia sin oxigenacion, equivale á aumentar la cianosis y por consiguiente á dejar demostrada nuestra asercion. Y en todo caso ¿hariamos circular esa sangre en sentido inverso, puesto que tenemos que aceptar que la di- ticultad de la circulacion está en los capilares por el obstáculo mecánico, aglomeracion de glóbulos, condensacion de la albú- mina y fibrina, á que ha reducido el fluido nutritivo la pérdi- da de agua? Se nos dirá que el calor puede aumentar el calibre de los vasos en la periferia, ¿pero, cómo obraria este aumento de calibre para hacer pasar la sangre de la pequeña á la grande circulacion que es la única que puede traerla á la superficie? Nosotros creemos que la accion del calor es en alto grado no- civa, porque no puede producir el efecto que se busca, ni aumentando los fenómenos de nutricion, ni disminuyendo la densidad del plasma, ni activando la circulacion que es lo que se desea. Y aquí nos permitirá el Sr. Ruz decir, que los que así proceden han partido de un síntoma visible y no virtual, y que la analogía terapéutica que establecen tiene que ser un contrasentido científico. Nose crea por lo tanto que combatimos la idoneidad de un profesor tan eminente. Mr. Charles Robin no ha aconsejado el agente físico de que tratamos en el perío- do álgido, como parece asegurar el Dr. Ruz. El sabio se re- mi 189 fiere á “los fenómenos dichos de congestion reaccional, análogos ú los que is la congestion 6 inflamacion propiamente dicha de esos órganos” (pulmon, cerebro). “Esta replecion de los capilares pulmonares y encefálicos por detenimiento gradual de glóbulos en su cavidad, dice, ¿n- dica ciertamente la necesidad de atraer la sangre á otros puntos por medios físicos, por ejemplo, ántes que la de disminuir mas todavía la masa sanguínea por medio de la flebotomía; pero esta replecion desapareceria mejor, si se pudiera devolver á la sangre el plasma que se ha extinguido, ó mucho mejor restituir áesos principios,coagulables la propiedad de fijar el agua. En estos últimos casos se facilitaria la circulacion regular de los elóbulos y la evacuación de los capilares que literalmente están obstruidos por esos glóbulos.” Por consiguiente, Mr. Robin no favorece con la frase citada por el Sr. Ruz la necesidad de calentar físicamente á los coléricos durante el período álgido como hacen tantos prácticos y acostumbraba hacer el Doctor Abreu; y conviene tanto mas fijar el debate en este punto cuanto que de nada se ha abusado mas y se abusa actualmen- á la cabecera del enfermo, en la Habana y en Francia, como de esa calorificacion artificial que ha sancionado mas veces una ciega rutina, que la práctica científica basada en: principios verdaderos. Pero hay todavía mas, es necesario dar á las pa- labras su verdadero significado para que puedan interpretarse bien opiniones tan sérias como son todas las del autor á que venimos refiriéndonos. El Dr. Ruz al traducir á Mr. Robin, ha equivocado, de seguro involuntariamente, sus palabras. En efecto: entre agentes físicos y medios fisicos existe tan capital diferencia, que no hay térmimo posible de avenimiento. Si Robin hubiera dicho agente físico, no habia mas remedio que elegir entre la electricidad y el calor; pero habiendo dicho medios físicos, la cuestion cambia en absoluto. Nosotros estamos en la persuasion de que Mr. Robin ha querido expresar una idea muy distinta de la que supone nuestro colega. Un medio físico es una inyeccion en las venas, es un aumento ó sustrac- cion de presion, es un cambio de posicion, es una friccion, una ventosa de Junod y puede ser cincuenta gosas mas; pero lo que Robin desea de seguro es una inyeccion en las venas; y NO dirá T. v—25 190 el Sr. Ruz que interpretamos así “pour le besoin de la cause” no, porque el sabio lo dice bien claro, “esa replecion desapare- ceria sí se volviera á la sangre el plasma perdido” El plasma, que es la parte líquida, el vehículo que tiene en suspension los glóbulos de la sangre y la fibrina y la albúmina, el agua, en la cual existen en disolucion algunas sales. En efecto, la albú- mina y la fibrina no son solubles en el agua, aunque tienen la forma líquida apropiada en el estado normal para que exten- didas en esa agua puedan servir á la nutricion de los tejidos. Despues que se coagula la fibrina en la sangre extraida del organismo, solo quedan el agua y la albúmina normal que componen la serosidad; pero no es esta serosidad la que se pierde, sino el agua y algunos principios orgánicos y minera- les que están en disolucion; por consiguiente, la reconstitucion del plasma, de que habla Mr. Robin, no puede referirse mas que al elemento que le falta para que pueda hacer el papel que desempeña en los actos moleculares de asimilacion y des- asimilacion, y ese elemento es el agua. Hé aquí como Mr. Robin mismo, el hombre que ha hecho avanzar mas la ciencia en nuestros dias, nos ofrece los mate- riales incontrovertibles para formular nuestra terapéutica del cólera, del mismo modo que la hemos expuesto en nuestra memoria, y ved cuan distantes estamos de encontrarnos com- prendidos entre los que hacemos “recular la ciencia á sus primi- tivos tiempos,” segun la expresiva frase de nuestro distinguido colega. El fenómeno virtual para formar nuestra teoría, y al analogía para formular nuestra terapéutica, quedan de hoy mas sancionadas por la ciencia moderna, y estamos en la cúspide del progreso en medicina, á ménos que el sabio histólogo no haya hecho “recular” la ciencia á sus tiempos primitivos. Los Sres. Bally y Piorry no podian obtener el resultado que nos proponemos, porque sus inyecciones en las venas repre- sentaban el agua y otros elemeutos que no se habian perdido, como la albúmina y la fibrina; de suerte que si algun bene- ficio podian producir mecánicamente, este quedaba destruido con la presencia de los elementos que iban á aumentar la suma de los acumulados. Nada dirémos de la inyeccion de agua al- buminosa, porque la albúmina no debia entrar en la economía 191 sin digestion, y la digestion es imposible. En cuanto á los ba- ños gelatino-albuminosos, alcalinos, dirémos con Mr. Robin que no pueden entrar por la densidad que representan. Ya ve el Sr. Ruz que Mrs. Bally' y Piorry, estando en la via verdadera en cuanto á la consideracion teórica y el trata miento del cólera, interpretaron mal el hecho virtual, y su terapéutica analógica debia no sancionar en la práctica sus aspiraciones. Mucho ántes habia sido mal interpretado el he- cho virtual por un médico que, suponiendo que la pérdida consistia en la ausencia del ácido acético que normalmente debia contener la sangre, concluyó analógicamente que debia reponer este ácido en inyecciones acuosas por las venas; pero la analogía era tan ilusoria como la suposicion de que partia, y el éxito no pudo coronar las experiencias del práctico ruso. Latta, Lizars, Duplay, hicieron mucho mejor inyectando en las venas aguas salinas, alcalinas, cloruradas; pero tampoco lo- graron todo el objeto que se proponian, aunque los resultados de estas inyecciones constarán siempre en la ciencia como un inmenso progreso al cual han: debido la vida muchos coléricos en un estado tan desesperado que ningun otro método hubiera podido salvarlos. Ménos bien inspirado Dieffenbach practicó la trasfusion de la sangre. El mismo Gendrin que parecia posesionado del fenómeno con su teoría de la flegmorragia, de la cual dependen para él todos los demas síntomas del cólera; que admite que la fleg- morragia separa de la sangre muchos de sus principales ele- mentos, limita su terapéutica á calentar moderadamente al en- fermo, y á buscar la reaccion por medio de los estimulantes administrados tanto interior como exteriormente. Ya nos he- mos explicado sobre la accion del calor externo; y nues- tra conviccion sobre los sacos de arena y las botellas de agua caliente es decisiva. En cuanto á las fricciones estimulantes, confesamos nuestra poca simpatía por los sinapismos y las fricciones aromáticas, y nuestra aversion por los ajos macha- cados. Hemos visto muchas veces desnudar el dérmis sin ven- tajas momentáneas de ninguna especie, y con desventajas dig- nas de tomarse en cuenta, cuando á la vuelta de la circulacion á la periferia se encuentre el enfermo lleno de ulceraciones 192 dolorosas, á veces muy extendidas, que pueden comprometer la vida principalmente en los niños. En cuanto á los estimulantes al interior ¿qué accion pueden tener sobre los centros nerviosos que se pretenden excitar si la circulacion está interrumpida y la nutricion paralizada? Nin- guna. Pero los alcohólicos, por ejemplo, que son los mas em- pleados, pueden obrar sobre los principios del plasma provo- cando la coagulacion de la albúmina ya bastante concentrada por la pérdida de agua. De todos modos nos parece un mal sistema del cual:se ha abusado y se abusa mucho, y preferi- mos la administracion del agua caliente en grandes cantidades como practicaban los judíos de Varsovia, á la ingestion de es- timulantes como el vino de Málaga y el alcohol que tan nociva accion pueden llevar á los elementos coagulables del plasma sanguíneo. El Signor Pacini, emiuente profesor de Florencia, ha pre- sentado consideraciones muy importantes relativas al cólera, que hemos tenido ocasion de leer en el Diario de Medicina de Bruselas (Noviembre y Diciembre de 1865.) El profesor Pacini explica todos los fenómenos del cólera por la pérdida de agua; pero esta pérdida no es primitiva. La causa morbosa que es un fermento atraviesa la corriente circulatoria; y su ac- cion principal va á ejercerse sobre la membrana mucosa gastro- intestinal determinando la caida del epitelio. Desde el momen- to en que existen ya lugares desprovistos deeste elemento ana- tómico, empieza á dificultarse la absorcion, y los capilares arteriales y los quilíferos denudados empiezan á exhalar agua á la manera que se exhala por la superficie de una extension de piel que ha recibido una quemadura. Todos los tratamien- tos dirigidos contra la enfermedad son inútiles, y algunos pe- ligrosos, á excepcion de los astringentes que van directamente á obrar sobre la lesion intestinal y 4impedir la pérdida. “Los que se imaginan que pueden obtener algun resultado admi- nistrando agua al interior ó inyectando este líquido en las ve- nas, están en las mismas circunstancias que los que preten- dieran cohibir una hemorragia practicando, ante todo, la tras- fusion de la sangre sin ocuparse de la arteria que deben ligar primero.” | 198 Ya habrá notado el Sr. Ruz que el Sigunor Pacini parte de un fenómeno visible para establecer su teoría, y que ha aban- donado el virtual que era el importante. No nostatrevemos á dar toda nuestra opinion sobre la teoría de un profesor tan eminente; pero no nos parece que la pérdida de agua se efec- túe solo á causa de la lesion intestinal, porque los hechos de- muestran que tambien se escapa por la piel sin que preceda la caida de la epidermis; porque en algunas inflamaciones de las mucosas, entre ellas del tubo intestinal, hay caida del epi- telio sin hidrorragia; porque este síntoma no acompaña de una manera alarmante la denudacion del dérmis; y porque los lí- quidos que se exhalan en todas estas enfermedades análogas por la lesion invocada, no son iguales á los que se pueden estu- diar en el colérico. La albúmina y la fibrina existen en aquellos y no en éste, y pueden demostrarse fácilmente por los reactivos de la primera, y por la coagulacion espontánea que experimen- ta la segunda cada vez que sale de la economía, fijándose á las superficies en la forma de falsa membrana. Por lo demas el trabajo del Sr. Pacini es interesantísimo y merece un estudio atento y detenido; pero no entra en nuestro programa de contestacion al Dr. Ruz prolongar mas nuestras consideraciones sobre los diferentes autores que han explicado los síntomas del cólera por la ausencia de líquidos en la sangre, llegando sin embargo á conclusiones muy distintas. Prueba evidente de que la ciencia nos era favorable al fundar nuestra teoría sobre el fenómeno virtual y nuestra terapéutica sobre una analogía como lo han hecho los autores que acabamos de citar, que son losque mas se han acercado á la verdad ántes y hoy en materia tan espinosa como el estudio del cólera.—( HMinalizará.) DocuMENTOS RELATIVOS AL CÓLERA. (1868.)—HL CÓLERA EN GUANABACOA. Comunicacion del Dr. D. Ambrosio (tonzalez del Valle.— (Sesion del 27 de Setiembre de 1868.)—Mi permanencia ac: cidental en esta Villa me ha proporcionado recoger los datos 194 de la epidemia del cólera que se hizo sentir desde el dia 7 del mes de Julio próximo pasado, sobrecogiendo los ánimos de muchos que temian grandes estragos por el excesivo calor cani- cular y la gran miseria que reina en algunos cuartones en que se dividió esta localidad para socorrer á los invadidos. Exageradas fuéron las defunciones que figuraban muchos en la capital, hasta el extremo de correrse que hubo dias de veinte y seís muertos del cólera; y como esto ha sido incierto envío V. S. esos apuntes para que la Real Academia se sirva tomarlos en consideracion, sintiendo no haber podido conseguir el cuadro de las invasiones que han ocurrido.—Dios guarde á V. S. muchos años.—Guanabacoa 26 de Setiembre de 1868. —Dr. Ambrosio (7. del Valle.—Sr. Secretario ie de la Real Academia. Razon de la epidemia del cólera en Fuanabacoa por la mortandad y atestados de las defunciones ocurridas en Julio y Agosto últimos, comparándola con igual período del año pasado de 1867. Meses. De enfermedades comunes. Del cólera. Total. Julio; 1? Derenar eres eros ETA BA en aid 35 2 Decrendils- ddr ip iaa pp 32 31 63 37 Decenacon un dia mas portener31. 41 38 79 97 807 Cuadro de los coléricos por razas, sexos y edades. Raza blanca. Raza de color. AQUÍTOS Ez o 18 Adultos A 17 ¡Aulas 22 ad e e y Adal cepo cla eras Bárvilos. 2D LURAs 4 Párvulos cd 5 Parvulas +1. Hd: eb 2 Párvulasie nadia ad 2 195 í en.—Raza blanca... 31 | Id. de color.. 49 Pra cy SO pa e Comparacion.—Mortandad en Julio de 1867. . SO polio ele 1680 TT Diferencia adversa. 9%7 Meses. De enfermedades comunes. Del cólera. Total. Agosto keconan aro pán talca l 43 32 75 A AA 30 33 68 37 Decn* con un dia mas portener 31. 38 39 TT 1 pd0s 215 Por razas, sexos y edades. Raza blanca. Raza de color. ENOUItOS 2 A A 94 Adultos: vs RIRS. 22 18 Naaltas ¿toco ojos S Actas 2 AE, > 36 Era los O LR 9 Parrot a. 5 Parral 2 ro 5 Párvulasitos aL En 6 39 65 Resúmen.—Raza blanca-- 539 Id. de color.. 65 104 Comparacion.—Mortandad en Agosto de 1867. did | ” ” de 1868. IS Diferencia adversa. 144 196 Total en los dos meses. Del cólera... .- 184 De otros males. 208 399 Dias de mas mortandad: El 30 Julio, 16 defunciones, sien- do del cólera 7.—El 23 de Agosto, 15 defunciones, siendo del cólera 10.—Primer caso de cólera—el dia 7 Julio. Poblacion fija probable (urbana) 23000 E flotante ,, 4 5000 28000 Proporcion de la mortandad general de los dos meses con la poblacion: 104 p.2 .—Gruanabacoa 26 de Setiembre de 1868. —Dr. Ambrosio (. del Valle. | FLoRA CUBANA. Revisio CATALOGI GRISEBACHIANI vel Index PLANTARUM CUBEN- sIum ad catalogum Cl: Grisebachii anno 1866 editum attemperata, pluribus Wrightianis novis speciebus aucta, valde quoque emen- data, á cl: C. Wright; omnia pro Annalibus Regiae Academiae Scientiaram Havanensis digesta, nominibusque adjectis cubensibus vulgo receptis á Francisco A. Sauvalle.——Setiembre 1868. DICOTYLEDONES. I. RANUNCULACEAE. 1 CLEMATIS DioICA L. C. havanensis Q €: pallida Witch. se... AR AE Cabello de ángel. 2 "CLEMATIS SERICEA El. B. di cad id. 1d. 3 CLEMATIS FLAMMULASTRUM Gris....... Flámula. 4 RANUNCULUS CUBENSIS Gris.......... .. Boton de oro. (1 pe 159) to 197 M1. DILLENIACEAE. TÉTRACERA VOLUBILIS L....o.ooo oomuoos .. Bejuco Guara, Vuelta abajo. Bejuco carey, Vuelta , arriba. DAVILLA RUGOSA Poir. D. Sagraeana y A . Bejucocolorado, Vta. abajo. Bejuco Guara, Vuelta arriba. DoLIO0CARPUS SEMIDENTATUS Garck... Mantequilla. CURATELLA AMERICANA L. ...... .....-.».» Vaca-buey. II. MAGNOLIACEAE. ILLICIUM PARVIFLORUM Mich........ 2. ¡ AS, - TALAUMA PLUMIERI DC............... - Magnolia. IV. ANONACEAE. ¡ANÑNONA MURICADA Mus cares apinana a Sos . Guanávana. ANONA MONTANA Macf....... E .. Guanávana de loma ó cimarrona. ANONA PALUSTRIS L....... A O ELO Bagá. ANONA BULLATA Rich.......... a o...» Laurel de cuabal. ANONA CASCARILLOIDES WI............ . Anoncillo. ¡ASTMENA: BLAINE (TÍB.. oanemaó ajo ends le LX, ANA ASIMINA RHOMBIFOLIA Gris. e A . Pimienta malagueta. ASIMINA NEGLECTA GriS........oooooo..=» Yaya. XILOPIA GRANDIFLORA Aubl. 4. cu- bensis R......... AS Aa sd , Malagueta brava. XILOPIA OBTUSIFOLTA Rich.......oo.s.. Cirio, Pico de gallo. Laurel, Pino de mon- te, Guimba. BocAGEA VIRGATA B. « Hook. Oxan- UN en ass paa Vo Aya COMUN. BOCcAGEA LAURIFOLIA Benth. € as Oxandra Ei o. .ococaccnass CA AS Purio. 93 24 25 26 36 37 38 39 40 41 42 43 44 198 V. MENISPERMACEAE. CissAMPELOS PAREIRA L....ocoomooco..o- Pareira brava. ANOMOSPERMUM AXILLIFLORUM Gris.. PACHYGONE CUBENSIS Gris...... O Chicharroncillo. HYPERBOENA DoMINGENSIS Benth.*« Hook. VI. BERBERIDACEAE. BERBERIS FRAXINIFOLIA Hook ....... . Cerillo de loma. VII. NYMPHAEACEAE. NYMPHAEA AMPLA DC.... ..... ds Nelumbio blanco. NYMPHAEA RUDGEANA Mey.. ........... Ninfea. NYMPHAEA ODORATA Alt..ccconcnccccnco. Nenúfar blanco. NYMPHAEA JAMESONIANA Planch...... Nelumbio. NUPHAR ADVENA Altb...c.coconios covoocn Ova. NELUMBIUM LUTEUM Wild..............- Nelumbio amarillo. BRASENIA PELTATA Pnursh. CABOMBA PIAUHIENSIS Gardn? VII. PAPAVERACEAE. BoccoNIA FRUTESCENS L......... ......... Palo amarillo. ARGEMONE MEXICANA L........ AID Cardo santo. IX. CRUCIFEREAE. NASTURTIUM OFFICINALE R. Br.......... Berro. NASTURTIUM BREVIPES Gris. : NASTURTIUM PALUSTRE DC.............. Rábano de agua. LEPIDIUM VIRGINICUM L..........o...... Sabe leccion. CAKILE AEQUALIS L'Herm......... s..... Berro de costa. BRASSICA LANCEOLATA. Raphanus Wild. | RA A e Mostaza. X. CAPPARIDACEAE. CLEOME PENTAPHYLLA L.................. Volantines y volati- nes. 199 CLEOME HoustoNnI R. Br. €. cu- DEnSiS a e CLEOME PUNGENS Wild............ooooo a CLEOME POLYGAMA Libris e MT CLEOME PROCUMBENS Jacq............. Se CLEOME MACRORHIZA Spec: NOV. Radix perennis; caulibus ramo- sis, diffusis; foliis linearibus, sessi- libus, acutis; pedicellis folio forali floreque paulo longioribus; sepalis Volantines y volati- nes. lanceolatis, acutis, corollae dimi- diam aequantibus; petalis luteis, oblongis, acutis, basi augustatis, stamina duplo excedentibus; fila- mentis anthera duplo longioribus, apicem styli ovarium subaequantis attingentibus; capsula oblonga, stylo apiculata, basi augustata; seminibus badiis tuberculatis. C. procumbenti Jacq. aftinis: di- ftert floribus plus duplo majoribus; staminibus petalis duplo breviori- bus; capsulis majoribus, crassiori- busque; seminibus multo majori- bug; TALES METenl e etcceco ca loas Hab: en los pinares llanos cerca de Pinar del Rio. e CULEOME GUIANENSIS Anb!. CAPPARIS JAMAICENSIS Jacq......... ». CAPPARIS GRISEBACHII Eichl........... CAPPARIS CYNOPHALLOPHORA L......... CAPPARIS FRONDOSA Jacq. XT. VIOLACEAE. FSONIDIUM STRICTUM Vent. ...oc.ooo....... JONIDIUM PROCUMBENS Gris. SONIDIVM LINEATUM (GiNg..occoooo.o.... Violeta silvestre. se A 1d. id. 1d. 1d. id. Volatin. Carbonero (segun Val- des?) Alcaparro. P...... de perro, Mos- taza. Ipecacuana de Méji- co. 58 59 60 61 200 JONIDIUM HAVANENSE Benth. % Hook. Hybanthus Gris. SAUVAGESIA ERECTA L......oomoo »on.o:.. Yerba San Martin. SAUVAGESIA PULCHELLA Planch. XII. CANELLACEAE. CANELLA ALBA Murr...... A ao Anas XIMI. POLYGALACEAE. PoLYGALA LONGiCAULIS Kth............. Poligala. PoLYGALA BRACHYPTERA Gris. PoLYGALA SQUAMIFOLIA Wr. POoLYGALA GALIOIDES Poir. P. sagino:- des (GFris. POLYGALA GLOCHIDIATA Kth, P. ga- lioides Gris. non Potr. : POoLYG ADA GRÁGILIS KiDidison ee Plumerito. POLIGALA PANICULATA L. POoLYGALA SPATHULATA Gris. PoLYGALA ANGUSTIFOLIA Kth. PoLYGALA PEDUNCULARIS “Rich. PHLEBOTAENIA CUNEATA Gris U Var. Obovatar ecu cal A AR OSLO o coo BADIERA DoMINGENSIS D)C.............. Badiera. BADIERA DIVERSIFOLIA DC...... ....... 1d. SECURIDACA VIRGATA SW...... A .::ss Flor de la cruz. SECURIDACA LAMARCKIT DC......-..... , 1d. id. SECURIDACA ERECTA G. Volubilis R. 1d. 1d. XIX. BIXACEAE. CocHLOSPERMUM HIBISCOIDES Kth..... Botija. LAETIA TERNSTRAEMIOIDES Gris. DUNANIA¡GRAVI TIS.... asocia o Lunania. LUNANIA SAUVALLEI Gris. L. racemo- 34 Gris: mon IOOR:: 0 REA ««. Lunania. LUNANIA DODECANDRA WTr............... 1d. LUNANIA DIVARICATA Bentbh...... SA 1d. 201 XYLOSMA INFESTUM G1IS. ......ooo..... Hueso espinoso. XYLOSMA BUXIFOLIUM Gray.... ........ Hueso de costa. XYLOSMA SCHAEFFERIOIDES A, Gray.. Hueso de costa. BANARA RETICULATA Gris. BANARA GLABERRIMA Wr. TETRALIX BRACHYPETALUS Gris. CASEARIA LAETIOIDES R. Zuelania lae- tioides R. Zuelania crenata Gris. Laetia longifolia R.....ooommm.... «os GRUAS UACÍ. CASEARIA TREMULA Gris Zuelania G. CASEARIA ILICIFOLIA Sw. Valentinia Grs k: CASEARIA AQUIFOLIA Valentinia coria- cea Gris. CASEARIA ? spec nov. arborescens, gla- berrima; ramis virgatis; foliis cor- dato-ovatis, obtuse serratis, brevi- ter acuminatis, apice ipso obtuso vel emarginato, creberrime pellu- cido-punctulatis, lineis nullis vel brevissimis; petiolo folliis 4plo breviore; stipulis nullis vel minimis. En el potrero “Manatí” jurisdic- cion de Trinidad en terrenos bajos cerca de manglares. CASEARIA SYLVESTRIS SW....oo.oomo.o.. . Rompe-hueso. Sarna. Sarnilla, Sarna de per- ro. CASEARIA PRAECOX Gris. CASEARIA STIPULARIS VéeDt...o.cmo...... Guasimilla del pinar. CASEARIA EMARGINATA Wr. CASEARIA RAMOSISSIMA Wr. an var precedentis? CASEARIA PARVIFLORA Lam............ ., Quina. CASEARIA HIRSUTA SW.....omomoo..oso.. Raspa lengua. CASRÁRIA, HIRTA DW ..o.onomoopbsaigaas ..., Jia peluda. CASEARIA RAMIFLORA Vabhl....... ...... Jia brava. CASEARIA SPINESCENS GQTIS....oooo.o.oo. . Jía prieta. CASEARIA ALBA: Rich.......oocoooomooo.. Jia blanca. CASEARIA ERIOPHORA Wr.......... ..... Agracejo de monte. SAMYDA SERRULATA L. SAMYDA GRANDIELORA Gris. 115 116 117 118 119 120 121 122 125 124 125 126 202 XV. CARYOPHYLLACEAE. ARENARIA SERPENS Kth. DRYMARIA CORDATA Wild. DRYMARIA ORTEGIOIDES Gris. CYPSELEA HUMIFUSA Turp. MOLLUGO NUDICAULIS Lam. var. be- llidifolia Sw. MOLLUGO VERTICILLATA L. MOLLUGO ENNEANDRA sp. nov. radice perenve multicaulis; caulibus erec- tis vel adscendentibus, articulato- nodosis; foliis lanceolato-spathula- tis vel linearibus, obtusis, inter- nodiis duplo brevioribus, inferiori- bns subverticillatis, superioribus saepius ternis; pedunculo foliis du- plo longiore; sepalis oblongis, ner- vosis; staminibus 9, per paria sae- pe approximatis; ovarii loculis 3, uniovulatis; Stylis gracilibus; se- minibuslongitudinaliter 7-9, sulca- tis brunneis. En pinares arenosos cerca de Co- loma. Florece en Octubre. MOLLUGO CAMBESSEDESIT Benth « Hook. : XVI. PORTULACACEOE. TALINUM PATENS Wild...........o.oo..o. CLAYTONIA PERFOLIATA Don. C. Cu- bensis Bomb. RichamdiRMNSALIETE PoRTULACA OLERACEA Liso ko. pdo celo aos PORTULACA LANCEOLATA Engelm. PORTULACA PIEOSA Liiiioaiicidas eE PoRTULACA HALAMOJDES L .............. PORTULACA QUADRIFIDA L. ............. PORTULACA MICROPHYLLA Rich......... SESUVIUM MICROPHYLLUM Wild........ Verdolaga francesa. Verdolaga. Verdolaga verdadera. Verdolaga de sabána. Especie de verdolaga. 1d. id. id. id. Verdolaga. Yerba de vidrio. SESUVIUM PENTANDRUM Ell..... ....... Verdolaga. Yerba de. vidrio. 203 127 SESUVIUM PORTULACASTRUM L.......... Verdolaga de costa. 128 SESUVIUM REVOLUTIFOLIUM Ort. Rich. 129 TRIANTHEMA MONOGYNA Ú .......o...... XVII. ELATINACEAE. 130 BERGIA SESSILIFLORA Gris. XVI. HYPERICACEAE. 1531 AscYRUM CRUXANDREAE L. A. hyper- coides L. 132 AscYRUM AMPLEXICCAULE Mx. A. Cu- bense Gris. 1838 HYPERICUM ARENARIOIDES Rich. 154 HYPERICUM HECATOPHYLLUM Sp. NOV. radix perennis; caulibus pluribus, adscendentibus, angulatis, confer- tifoliis, uni-paucifloris; foliisparvis, spathulato-oblongis, obtusis, minu- te pellucido nec nigro-punctatis; floribus parvis caules ramosque terminantibus; sepalis subinaequa- libus, spatulato-lanceolatis, obtu- siusculis; petalis luteis oblique oblongis sepalos breviter superan- tibus; staminibus 14-20, liberis; capsula ovata, stylus brevibus ter- minata, seminibus oblongis minu- tissime reticulato-striatis, strami- neis. P Al lado del rio San Sebastian en la loma cerca de la Vega Laguni- llas. Pinar del Rio. 135 HYPERICUM STYPHELIOIDES Rich. 136 HYPERICUM GALIOIDES Lam. H. axilla- re Lam. H. fasciculatam Lam. H. limosum Gris. pro parte. 1587 HYPERICUM DIOSMOIDES Gris. 138 HYPERICUM LIMOSUM Gris. H. galioi- des Lam. 139 LECcHEA MINOR L. 140 204 XIX. CLUSIACKAE. (Guttifereae.) QUIINA TERNATIFLORA Sp. nov. arbo- rea? ramis ramulisque angulatis; patentibus; foliis parvulis, obovali- oblongis, in petiolum angustatis, subcoriaceis, integris vel (junio- ribus) rarius paucidentatis, venis subtus parum prominentibus; sti- pulis minutis, ovatis, acutis; pani- culae folio 3-4plo brevioris ramis ramulisque angulatis, his 3-5 floris bracteolatis; bracteolis triangnla- ribus obtusiusculis; sepalis 5, ro- tundatis; petalis 10, biserialibus, exterioribus majoribus ovalibus vel obovalibus; staminibus 0; Stigma- tibus 2 (?) sessilibus............ » ==» Icaquillo delas Pozas. En la vecindad de Las Pozas jurisdiccion de Bahía Honda. [fid: D. José Blain.] CLUSIA ROSEA L..... o . Copey. CLUSIA VENOSA L?. ... ...... ...... .... Copeicillo de man- glar. CLusia ALBA L? Tovomita clusioides Gris. et. chrysoclamys clusioides Gris. Copeicillo. RHEEDIA FRUTICOSA Wr........... aces Espuela de Caballero de los pinares. RHEEDIA RUSCIFOLIA Gris ............ .. Manajúcillo. RHEEDIA ARISTATA GriS.................. Manajú. RHEEDIA ELLIPTICA sp. nov.; arbus- cula: ramis horizontalibus vel re- clinatis; ramulis ternis, angulatis; foliis rigide coriaceis, oppositis vel rare [ junioribus]ternis, basi obtusa breviter petiolatis, ellipticis, mar- gine revolntis, mucronato-pungen- tibus, utrinque venosis, venis sim- plicibus, irregulariter furcatis ra- mosisve; floribus ¿ axillaribus seu lateraliter confertis pedicello su- 205 baequalibus; sepalis 2 et petalis 4 rotundatis; staminibus sub dece- nis; 2 bacca elliptica, disperma, Intea, pedicello sabduplo longiore. Manajú de costa. Crece en los montes bajos y lla- nos cerca de la hacienda “Puercos gordos” y potrero “Charco del To- ro” jurisdiccion de San Cristóbal y cerca de Los palacios. 148 CALOPHYLLUM CALABA JacQ........... «.. Ocuje. [ Continuard]. APUNTES PARA LA FLORA CUBANA; por D. Tomás Gonzalez y Delgado. - (Continúan.—V. Anales, t. V, pág. 165.) REVISTA DE LAS PLANTAS CITADAS COMO DE LA ISLA DE CUBA POR C. SPRENGEL. [Continía.—V. Anales, t. V., pág. 170] Genus Corypha, Lin. C. Pumos KTH. in Humb. et Bonp. Nov. gen. et sp., L, p.......— Cuba, Spreng. l. c., IL, p. 138. Sprengel refiere á esta especie la maritima Kth., en cuyo caso la Pumos seria cubana; pero como á nuestro modo de ver las dos plantas no son iguales, dudamos que habite en la Isla. Su patria positiva es Méjico. C. MIRAGUANA KtH. in Humb, et Bonp. Nov. gen. et sp. L, p. 298.—-Cuba: Spreng, l. c., IU, p. 138; Griseb. [ Thrinax] 1. c., p. 221. Crescit in locis maritimis inter La Trinidad, Puerto de Casilda et ostia rivi Guanabo [H. et B.] et prope Cajalbana in parte occidentali insulae Oubae, Aq. Rich. [nomine Thrinacis Yuraguanae] l. c., IL, p. 278. Pertenece al género Thrinax, L. f. Ignoramos que razon pudo tener Richard para cambiar en Yuraguána el nombre específico: debe conservarse el de Miraguana. Esta palma es bastante comun en nuestra Isla; florece en Marzo y fructifica en Julio. Produce el conocido miraguano, lana muy empleada en el pais, y que para los T. Y—27 206 usos á que se le destina es superior á todas las demas.-—Vulgo cu- bano: Miraguano; Yuraguano. [1] Genus Oenocarpus, Mart. Or. rearUS KtH., Oreodoxa, Enum. plant., MM, p. 182 [in auctore, regíus Spreng.].-—Cuba: Spreng. 1. c., IL, p. 140; Griseb. [Oreodoxa] pie. p. 222 el Flor. of 1He-BrauiWest Ind! Isla LT. Orescu el colitur in insula Cuba, Aq. Rich. [Oreodoxa] 1. c., IL p. 276. Todos los botánicos están acordes en colocar esta especie en el género Oreodoxa, Willd.; no obstante, Sprengel ha querido llevarla al Oenocarpus, Mart. Es ésta, acaso, la planta primera de nuestra Flora: nadie ignora los multiplicados usos á que se destinan, así su astil, como sus hojas, frutos etc., por lo cual omitimos el darlos á conocer. Por lo que toca á sus propiedades médicas, tan solo ne- garemos la que gratuitamente conceden algunos á las fibras blandas del interior del tallo, como agente obstetrical, eficaz, segun dicen, para acelerar la expulsion de la placenta.—Vulgo cubano: Palma real; Palma criolla, 6 simplemente Palma. Genus Cocos, Lin. C. OLERACEA Marr., Palm., p, 118.—Cuba?, Spreng. l. c., IL p. 141. Ibidem, sed indicatus absque dubio, Aq. Rich. 1. c., IL, p. 276. Esta palma no habita en Cuba, por mas que lo diga Richard, seguramente mal informado; y el motivo de citarla Sprengel como tal, aunque con duda, ha sido el haberla confundido con el Cocos crispa Kth. [hoy del género GFastrococos, Mor.], de cuya confusion mas tiene la culpa aquel último por su incompleta y defectuosa des- cripcion. Este particular ha sido bien aclarado por el Dr. Morales en una monografía sobre el Corojo [V. Repert. físico-nat. de la I. de Cuba, t. L, pág. 62]. Pertenece á la Flora del Brasil. VIII. OCTANDRIA. p Genus Valentinia, Swtz. V. ILICIFOLIA Sw1Z., Flor. Ind. occident., IL p. 687, t. 14.—Cuba, Spreng. l. c., IL p. 243; Griseb. 1. c., p. 9. Crescit in insula Cuba circa Havanam [Swtz.], Aq. Rich. l. e., I, p. 123. [1] Probablemente estos nombres deben ser comunes á otras especies del mismo: Sénero. 207 Es la única especie del género. Habita tambien en Santo Do- mingo. Genus Serjania [1]. Plum. S. CARACASANA JAcQ., Paullinia, Hort. schoenbrun., L, p. 52, t. 99 [in Spreng., caracasana Willd.].—Cuba, Spreng. l. c., IL, p. 247. Sprengel coloca en la sinonimia de esta especie las $. Ossanu el paucidentata D C. y la glabrata Kth.; Aug. De-Candolle las descri- be como especies distintas, y A, Grisebach refiere la S. Ossana D C. á la lucida Schum. Lo mas probable es que la caracasana Jacq. sea solo del lugar que indica su nombre, y que se haya dicho ser además de Cuba por confundírsele con las arriba enumeradas. X. DECANDRIA. Genus Quassia, Lin. Q. GLAUCA KTH., Simaruba, in Humb. et Bonp., Nov. gen. el sp., VI, p. 16 [in auctore, glauca Spreng.]—Cuba: Spreng. l. e., 11, Pp. 319; Griseb. [Simaruba] l. c., p. 49. Crescit in insula Cuba, prope portum La Trinidad, Aq. Rich. [perinde Griseb.] l. c., L, p. 187. Casi todos los botánicos juzgan la especie como una Simaruba. Es sobremanera próxima á la £. officinalis L., de la cual solo difiere por sus hojas gláucas y completamente lampiñas; y la proximidad llega al extremo de poseer las mismas propiedades médicas que ella. Es ésta la oportunidad de recomendar á nuestros médicos y químicos el estudio de una planta cuyo puesto en nuestra terapéu- tica debia ser mas elevado.- —Vulgo cubano: Palo blanco. Genus Cassia, Lin. C. OBTUSIFOLIA L., Spec., 539.—Cuba: Spreng. l. C., Li, p. 339; Griseb. 1.%., p. 80. Crescit in insula Cuba, Aq. Rich. [nomine Cas- siae torae] l. c., L, p. 225. De la misma manera que Richard, reune Grisebach en una sola especie, 4 pesar de ser de distintos continentes, las C. obtusifolia el tora L., solo que no están acordes en la eleccion de uno ú otro nombre. Las hojas de esta planta, preparadas convenientemente, bien pudieran sustituir entre nosotros á las del Sen, de cuyas pro- [1] Sprengel escribe Seriana, Plum.; pero nos ha parecido mejor escribir el género como lo hizo su autor: Seriana, escribió Schumacher. 208 piedades totalmente participan; y para el efecto no habria más que disfrazarles el olor que aun despues de secas les acompaña, como acontece igualmente al Sen, por medio de sustaucias aromáti- cas.-——Vulgo cubano: Fuanina. Jane C. CUNEATA D C., in Collad., Monog., p. 121 et Prodram., 11, p. 502, n. 145.—Cuba: Spreng. l. c., II, p. 341; Griseb. 1. c., p. 80- Crescit circa Canasi, Aq. Rich. l. c., 1, p. 228. El autor asimila á esta especie su Cassia grammica; pero, si- guiendo el ejemplo de la mayoría de los botánicos, debe separár- sele por ser completamente distinta. Las hojas parecen ser purgan- tes, lo mismo que las de la especie siguiente. C. PATELLARIA D C., in Collad., Monog., p. 121 et Prodrom., 11, p. 504, n. 114.—Cuba: Spreng. l. c., II, p. 342; Griseb. !. c., p. 80. Crescit in insula Cuba, Aq. Rich. !. c., 1, p. 230. Genus Caesalpinia, Lin. C. PROCERA Porpr. in Spreng., Syst. veget., Il, p. 343 [ignoro ubi reperitur descriptio Poeppigir].—Cuba: Spreng. 1. c.; Griseb. [ Poeppie gia] l. c., p. 18. Crescit in insula Cuba, Aq. Rich. [nomine Poeppigia excelsae] 1. e.. Lp. 218) Pertenece al género Poeppigia, Presl. Grisebach hace correspon- der á ésta la planta figurada por Richard con el nombre de Poeppi- gía excelsa. Es un árbol que alcanza alguna altura, no muy escaso en nuestra Isla. Florece en Mayo y fructifica de Octubre á Noviem- bre. El decocto de la raiz y el de la corteza se usan algun tanto entre nosotros: el primero en la blenorragia; el segundo en la eri- sipela. La madera es regular, y se emplea casi siempre para hor- conaduras, aunque bien se le pudieran dar otros muchos destinos.— Vulgo cubano: Tengue [y nó Abey hembra como se lee en Richard, Grisebach, etc. ] Genus Bucida, Lin, B. Buceras L., Spec., 556.— Cuba: Spreng. l. e., II, p. 359; Gri- seb. l. c., p. 109. Crescit in argillosis maritimis insulae Cubae, Aq. Rich, Ll. c., L, p: 240) Es algo vecino de nuestro Júcaro amarillo [ Bucida capitata Vahl]. La madera se aprecia por lo durísima; no tanto la corteza, á pesar de ser astringente. Cuando tiene alguna edad da por incision una goma vítrea, más ó ménos trasparente, blanca, amarillenta ó roji- za. Florece á fines de Enero ó á principios de Febrero, en cuya 209 época van las abejas á libar sus flores.—Vulgo cubano: Júcaro prieto ú bravo. - Genus Malpighia, Lin. M. RETICULATA Pork., ínc., suppl., IV, p. 8.—Cuba, Spreno. /. > Pts, »P , PPreng CAL, p. 383. ' . Es del género Byrsoníma, Rich. Dudamos que sea de Cuba: su patria cierta es Cayena. El sinónimo que da Sprengel [M. spicata Poepp..] sí crece en la Isla; pero es una especie distinta, pertene- ciente tambien á dicho género. Genus Banmisteria, Lin. B. DIVERSIFOLIA KTH. in Humb. el Bonp. Nov. gen. et sp., V, p. 159.--Cuba: Spreng. 1. c,, UL, p. 387; Griseb. [Stigmaphyllon] l. c., p. 43. Crescit circa Guanimar, in Vuelta de Abajo, Aq. Rich. /. c., L, p. 109 [ perinde Griseb.]. Corresponde al género Stiymaphyllon, Ad. de Jussien. Véase la B. ledifolia Kth. B. PAUCIFLORA KtTH. in Humb. et Bonp. Nov. gen. et sp., V, p. 160.—Cuba: Spreng. 1. c., II, p. 3871; Griseb. l. c., p. 44 et Flor, of the Brit. West Ind.isl., p. 118. Crescit cirea Havarñam, Cabaña et als- bi Aq: Rich: 1%e., 1, p. 108. B. LEDIFOLIA KTH. ¿in Humb. et Bonp. Nov. gen. et sp., V, p. 159. —Cuba, Spreng. l. c., 11, p. 388. Crescil circa Guanímar, etc., Aq. Rich. [in synon. Stigmaphylloni diversifolii] l. c. Aquiles Richard, en contraposicion con Augusto De-Candolle, cree que las B. diversifolia et ledifolia Kth. sean la misma especie, aduciendo entre otras razones, el poco valor del carácter de las hojas en ámbas especies, porque pasan insensiblemente de una á otra forma, presentando todas las transiciones. Léase la observa- cion al Stigmaphyllon diversifolium, en su obra y lugar citado. Genus Triopteris, Lin. T. tucipa Ktm. in Humb. et Bonp. Nov. gen. et sp., V, p. 167, t. 451.—Cuba: Spreng. 1. c., IL, p. 388; Griseb. (in synon. Triopteridis rigidae) l. c., p. 44. Crescit in diversis insulae Cubae partibus, Aq. Rich. [perinde Griseb.] l. c., L, p. 107. Tal parece, poco más ó ménos, que ha resultado con esta plan- ta lo que con la Walthería americana L., que á cada una de sus for- 7 210 mas anormales se le ha impuesto una denominacion específica, elevándolas al rango de lo que efectivamente no son. Nasótros re- pudiamos el prozeder de De-Candolle que las mantiene separa- das: creemos mas lógica la reunion que hace Richard de las espe- cies lucida el havanensis Kth., rigida Swtz., en una sola; y aun re- fandiriamos tambien la jamaicensis L. T. puxtroLIa WiLLp. Spec., IL, p. 745.—Cuba, Spreng.*!. c,, IL, p. 389. Sprengel ha desechado el género Tetrapteris, Cav.. donde se co- loca la especie por la generalidad de los botánicos: debe admitirse por estar basado en caractéres de algun valor y siempre constan- tes. La especie 2s comun á las otras Antillas, especialmente á Santo Domingo. Genus Erythorylum. Lain. E. opTUSsUM D. €., Prodom., L, p. 574, n. 14. —Cuba: Spreng. /. c., IL, p. 390; Griseb. /. c., p. 42. Crescit in diversis insulae Cubee par- tibus, circa La Cabaña, ect., Aq. Rich. !. c., L, p. 105. Presenta «alguna analogía con el E. havanense Jacq. [nec Kth.); sin embargo posee caractéres particulares que no permiten con- fandirlo.—Vulgo enbano (genérico): JFibd. XI. DODECANDRIA. Genus Ginoria, Jacq. G. AMERICANA Jaco., Amer., p. 148, t. Y1.-—Cuba: Spreng. l. c. IL, p. 457; Griseb. /. c., p. 106. Crescit inter lapides ad ripas fluvio- rum, Aq. Rich. dl. e: Lp. 250. Arbusto esbelto, con flores grandes, de un bello color azul. Se ha solido usar como antisifilitico por las propiedades diuréticas y sudorificas que posee.-—Vulgo cubano: Rosa del rio [Rich.; Griseb.] Genus Bocconia, Lin. B. FRUTESCENS L. Spec., 634.—Cuba: Spreng. /. c., IL, p. 360; Griseb. /. c. p. 5. Crescil in diversis insulae Cubae locís, Canasi, Vuel- ta. de Abajo, etc., Aq. Rich: /. e. L, p. 23. Esla única papaverácea que en union de la Argemone mexicana L. habita nuestro suelo. El jugo de las partes herbáceas y el decoc- to de la raiz se dicen ser purgantes y á la par vermifagos; las ho- jas vulnerarias.—Vulgo ¡enbano?: Palo amarillo (Sauvalle; Ramos.) (Continuará.) 211 | Ea | | | | | | T€ eelpTIS'€ "N-ASSi8 3293 19 98|8S 08 PS 3 0961, 9 90 (aos Jereciara (es'egies ogjesra|s63 [9'r61 1 vealriies | 8/1 0035 [8€s jog NS AOS INN-HSajo Sc [13/99/L48]6b Te|SZT 139.060€ ye 63 Yo fesco9jos'a [eo 6er sole oras [8 erao zeaje es 6% ¡és l9'cg l6% lech To'el INN Asalov2 ve 89 ¿efe0 Te 98% (0261 o [69 rre [90€ [pTTOSST [8E'09 96 TojT Tec o'er [Seras suas les | va e3e vo [es “lo Hzrlo'c] “NFIN-ASÍE TL9B/ 19 ¿8jre Or (38€ [8Pi8 10 0 lees [eos fe ers [Te 2ei3409lr 818 4er [4 1Te ir erajoae | Sr [€0s [s'po [Za e 'sel9 He T10'€ "INEN-S[E 22 [T€¡ES PSjes 61 [88€ o o0L lez le ze [66 Zo lozocor ec rze0 Te [vTIepzecje Te | 98 [S'zp [Tos [93 “568 110€ '"Sj6'Z9|28/0S|/Z8]8v'6T| [TE (98'ZF12 e6 ore ess |ee6s693 [808 24 09l6 reca'va (6ere rosqras | 002 (0'8r fo'cs fea “de zio pr] “AFAN-ASA|O TLS36S|Zejcr Te ¡093 (2961 vo lesa 9le jee toros [co'6s 08 rol.'ecara [e'6rajo serias | EL (0 8r [Ses fre ¡0942 T/0 "NUS S|E 82 26 /29|LeloS 61 EVE [TE LI Ll REZ (0 TE [96 TO [as 0968 role rezlire (ecrelaiarale'es | 93 [rs 00SS pes “amo Tie ants-aras]o 6926 e /6e|28 "03,283 (09.61 L vive les [83 .09100% (96 '8clu6 098 sres6 |6eral.erajees | ES ¡Los jols [es lame 1105] “NFS PAS] PL 9319 18170 TG /Sp € 66'81 69 ez l90s peoo6e e jos es or egle zIe8 Tr ¡sore rrcaja es | SS [sos [o'9s pre 6 TIO ms 3|o cl “OFPOS:HS]O9293/09|S8 [22 03/96'€ [88'RI 0 ¡6 ve [3 Te Jpuzg9ra [69 19 82 €9|S SIG 9 ET (9808 Pezca rs | az 9'ep fetos [03 Er [9 1J0'8] “NNca Fasje/ os Iepci.e1L6/0681/8 68 ,81/00'% ye ES loIe [Orzg16'T [e To86 s9le'SIeo'er s/90e|evarje'as | 06 8:4P 8/99 [61 "(398 T|S vr "NH L:02[3e peloeleu0G|1T'S (9Z81/98' vo 1íca [ate les 6oz0'3 [46 8S po Tole oca |16 [eras 'reriuas | 98 (6'8p 9íLS [Br 30 ¡3916 T0'€ INE N-UFAS[9' 1288 |6S 28 LO 13.00€ [se 6les rejeez (39 [sra Jo'Te [Il GSiro' [e404e ze 09lS 366 ¿6 le oralooral. es | 69 ¡vor [e'9s PLI edo Tol “INNASAl6 TZ0E|ZS Zelre Tec (cr'61|00'Gaj0'63 [via [sica [Te [40'09/19'3 [es'8eS re Tolr ora E/ZT [0'Treje eca4es |

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En este concepto aconsejaria la adopcion del plan que he seguido en esta redaccion, agregando además un mapa geográ- fico con la indicacion de todas las localidades conmovidas, fi- gurando con tintes de un mismo color, pero de distintas gra- duaciones, la intensidad y la prolongacion relativa del terremo- to en cada una de estas localidades de la República. Al fin de la obra se agregaria, asímismo, una tabla geozráfica y alfabé- tica de dichas localidades. Habiendo enviado el Gobierno del Perú una Comision com- puesta de geólogos y naturalistas para investigar los fenóme- nos que acompañaron el terremoto, es de esperarse que dicha Comision se servirá tomar en consideracion mis humildes es- fuerzos y consejos, y que pronto podrá enriquecer la ciencia de la Sevsmología con muevos datos de la mayor trascendencia en este importantísimo ramo de los conocimientos humanos. Segun las últimas noticias recibidas, la Cámara de diputados de Chile habia aprobado, y el Senado desechado, un proyecto para enviar una comision científica al Perú ó al Ecuador, á fin de que estudiara en el teatro mismo de los acontecimientos, los extraordinarios fenómenos que han tenido lugar. Es de sentirse” sobremanera esta negativa y los hombres de ' ciencia en Europa tendrán que lamentar este conflicto surgido entre la Cámara de diputados y el Senado Chileno que ha de privar ála ciencia de los poquísimos datos exactos con los cuales esta sábia Comision la hubiera ciertamente enriquecido, ar- rojando tal vez mucha luz sobre la ardua cuestion de los ter- remotos de los Andes. Sin embargo, esperamos todos que los hombres letrados del Senado de aquella avanzada República, previo un nuevo y maduro exámen, se decidirán á cooperar á las miras altamente patrióticas y científicas del Gobierno y de la Cámara de diputados, accediendo al cortísimo sacrificio que 250 pueda ocasionar al erario tan útil Comision, comparado con los beneficios considerables que reportaria mañana al pais. Sirva además de saludable ejemplo la Comision que ha sido nombra- da por el Gobierno Peruano y ojalá no quede inmediatamente desmentida la favorable noticia, que á continuacion se daba en este parte, de que “el Gobierno se habia dedicado con grande empeño á las ciencias naturales.” Animado de este espíritu publiqué en 1855 en los Annales des Voyages, 6* serie, t. 11, p. 301 de Malte-Brun el Catálogo de los terremotos de Cuba desde 1551 hasta 1855, y en el t. IV. pág. 286, di un suplemento desde 21 años atrás, en 1530, con una disertacion acerca de la fuerza ascencional ejercida por los huracanes sobre la superficie del globo, en el sentido de poder ocasionar dicha fuerza un temblor de tierra y relaciona- da con el estado esferoidal del núcleo incandecente del globo. En 1857 publiqué igualmente un Catálogo general de los ter- remotos de las Antillas desde 1550 hasta dicha fecha, en el Ánnuatre de la Sociéte météorologique de France, t. V., págs. 75 y 227, precedido de un paralelo entre los terremotos, las auroras polares, el magnetismo terrestre, las máculas del sol, etc., re- lacionado con la constitucion física del sol y de la luna, etc., y seguido de una Bibliografía seísmica. Estoy actualmente re- dactando un nuevo Catálogo de los terremotos cubanos, consi- derablemente aumentado y corregido y concluyendo mi Catá- logo de los terremotos mejicanos, cuyos datos tuve la ventaja de recoger en mi última expedicion 4 Méjico en 1866. Me ha parecido útil traer estos trabajos á la memoria de los hombres de ciencia de las Repúblicas de los Andes, no con la vana pretension de autor, sino como hechos que pudieran acla- rar algunas cuestiones arduas acerca del orígen aun dudoso del último y demás terremotos del Pacífico, como lo ha verificado ya el ilustrado Dr. venezolano D. Arístides Rojas (1) en su correlación de fenómenos entre la region volcánica de las An- tillas y la costa oriental de Venezuela y en su conexion de los sacudimientos de los Andes con la costa oriental de Venezuela, Anales de la Real Academia de Ciencias médicas, físicas y naturales de la Habana. (1) SN 1865. t. 11, págs. 202, 267 et 316, reproaucido de otra publicacion hecha en Caracas. 251 teniendo muy en cuenta el fecundo sistema pentagonal de las Antillas de M. Elie de Beaumont. A los que deseen consultar mis trabajos puedo manifestarles que dos colecciones existen en el Perú en manos de los Señores D. Mariano Felipe Paz Soldan y D. Pedro Mariano Cabello, Cosmógrafo mayor, con cuyos Sres. he tenido la honra de cor- responder acerca del proyectado Observatorio de Lima y otras cuestiones científicas con aplicacion á ese hermoso pais. TERREMOTO DEL PERU. RELACION. DEPARTAMENTO DE JUNIN. Provincia de Pasco. Cerro de Pasco y Puno. Las ciudades del Cerro de Pasco y Puno, que contenian jun- tas 4,000 almas, han sido completamente sepultadas en las en- trañas de la tierra, Se creia que el movimiento del suelo habia procedido del rumbo de Puno y del Cuzco. DEPARTAMENTO DE Lima. Provincia de Lima. Lima. El 13 se experimentó en la ciudad de Lima el terremoto mas fuerte de los que se habian sentido en los últimos ocho años. Las torres de las iglesias se balanceaban como los más- tiles de un navío, y la tierra temblaba como el agua del mar. Provincia de Cañete. Chinchas. Las islas guaneras de Chinchas, situadas frente á Pisco, se mueven como una hamaca, al decir del único habitante que ha quedado para contarlo. Véanse las demás circunstancias en el capítulo de los “efectos del movimiento de las aguas del mar.” DEPARTAMENTO DE HUANCAVELICA. Provincia de Huancavelica. En esta provincia todas las ciudades quedaron destruidas. 252 DEPARTAMENTO DE AYACUCHO. Provincia de Parinacochas, (1) Gran número de pueblos de la provincia de Parinacochas han desaparecido; y Pauza, la capital de la provincia, ha sufri- do mucho, Pullo y Chumpi. (2) Estos dos pueblos han sufridb inmensamente con el terre- moto. Pararca. (3) El terremoto se sintió tambien en esta localidad. DEPARTAMENTO DE CUZCO. Provincia de Cuzco. Cuzco. A la última fecha se habian'aun sentido en Cuzco ligeros temblores de tierra, (4) DEPARTAMENTO DE PUNO. Provincia de Puno. Véase lo que se dice acerca del Departamento de Junin y la provincia de Pasco. A la última fecha aun se habian sentido lijeros temblores de tierra. (Contínuará.) LA FLEGMASIA, LAS EMISIONES SANGUINEAS Y EL ALCOHOL; por el Dr. D. Feliz Giralt. (SESION DEL 8 DE NOVIEMBRE DE 1868.) Señores: —La cuestion que hoy sometemos á vuestra ilus- trada consideracion es una de las mas importantes y trascen- dentales de la ciencia de curar, no solo porque tiende á cam- —— (1) La relacion dice Paunacochas. Será equivocacion? (2) Escriben indistintamente Cumpe y Chumpe. (3) Escriben Paracas: pero me ha parecido que debia ser el curato de Pararca. (4) El Pais del 23 de Octubre. 253 biar las ideas que hasta ahora nos han guiado en el tratamien- to de cierto grupo de enfermedades, sino tambien porque su carácter es puramente práctico; y por Jo mismo, cualquiera que sea el resultado de la disension que sin duda va á entablarse entre nosotros, la humanidad no tendrá sino motivos para re- gocijarse. j No es esta por cierto la primera vez que nos ocupamos de tan delicado asunto: hace ocho años que sin descansar un so- lo instante, á la cabecera del enfermo, en las consultas, en la cátedra, en los exámenes, en este mismo lugar, hemos sosten1- do las opiniones del malogrado Beau con el entusiasmo, la constancia y la buena fé del que cree defender la verdad. Hoy despues de ocho años de práctica nos creemos autorizados pa- ra abordar la importantísima cuestion de las emisiones san- guíneas en el tratamiento de las flegmasías. No es nuestra época la primera que ha tratado de sacudir el despótico y absurdo yugo de las emisiones sanguíneas en el tratamiento de las diversas enfermedades, sobre todo en el de las inflamaciones. Ya la escuela de Alejandría las proscri- bia: ya Van—Helmont les profesaba gran horror, porque “dis- minuian la masa del espíritu vital cuyo receptáculo era la san- gre.” Pero no nos remontarémos á tiempos tan lejanos: no que- remos penetrar en el cáos que rodeaba á aquellos médicos, porque no conociendo la naturaleza de la flegmasía, ni tam- poco el modo de obrar de la sangría, es claro que procedian empíricamente tanto los que las aceptaban como los que las rechazaban. Hoy, alumbrados por la resplandeciente antorcha de la Fisiología moderna, estudiarémos los efectos de la san- gría en la economía, ya en su estado fisiológico ya en el pato- lógico. La Medicina, señores, debe fundarse toda en la Fisiología; sin las experiencias fisiológicas no podrémos llegar jamás al diagnóstico de las enfermedades, ni tampoco á su tratamiento racional. Así lo habia comprendido Broussais cuando trató de fundar la Medicina fisiológica: desgraciadamente su plan fra- casó, porque la fisiología de entónces no era la fisiología de hoy, en que gracias á los trabajos de Magendie y Claudio Ber- nard se ha elevado al grado de una ciencia positiva. T. V—38 254 Fundados, pues, en las experiencias fisiológicas, en el estu- dio de los fenómenos patológicos y en los datos suministrados por la clínica, vamos á demostrar que las emisiones sanguíneas deben proscribirse absolutamente del tratamiento de las fleg- masías, usando en su lugar el alcohol. Primero.—Es innegable que toda flegmasía está caracteri- zada por el aumento de fibrina en la sangre. No serémos nos- otros los que tratemos ahora de investigar si ese exceso es la causa ó el efecto de la inflamacion; para nuestro objeto basta demostrar su existencia y por lo mismo que debe considerár- sele como condicion indispensable. ¿Será preciso alegar las pruebas para comprobar lo que venimos exponiendo? Inútil nos parece semejante proceder; pero si se nos exigiesen cita- riamos á todos los autores de Patología y de Histología. Aho- ra bien, ¿no seria peregrina la idea de combatir una enferme- dad que se caracteriza por el aumento de fibrina con la admi- nistracion de agentes capaces de elevar su cifra? Seria lo mis- mo que si nos propusiésemos curar la anemia con la dieta, el reposo, las bebidas alcalinas, etc. etc. Pero ¿es verdad que las emisiones sanguíneas aconsejadas todavía por algunos médicos gozan del privilegio de aumentar la fibrina? Sí, señores, y esto es una verdad tan clara, tan demostrada hoy, que única- mente no la ven Jos que piensan que la ciencia no adelanta, los que creen malo todo lo.que no ha existido en su tiempo, sin tomarse jamás el trabajo de meditar, sin dar lugar á la dis- cusion. Sí, señores, las emisiones sanguíneas aumentan la fi- brina, y hé aquí las pruebas, los datos irrecusables en que nos fundamos. Está demostrado en la ciencia que á medida que los glóbu- los aumentan, la fibrina disminuye y vice-versa. La anemia es un estado caracterizado por la disminucion de los glóbulos y el aumento de fibrina; tal es la opinion de todos los autores, Grisolle, Andral, Valleix, Cazeaux, etc. La causa mas frecuen- te y mas positiva de la anemia es una pérdida sanguínea: si la pérdida sanguínea es la causa de la anemia, y si en esta hay aumento de fibrina y disminucion de glóbulos, es indu- dable que la emision sanguínea que en último resultado es una pérdida sanguínea, aumentará la fibrina. Pero como nada es 255 tan valioso para nuestra teoría como las razones que nuestros contrarios mismos nos suministran, allí jrémos, y en gus pro- pios trabajos hallarémos los argumentos mas sólidos en favor de la opinion que sostenemos. Nysten, página 572: “La fibri- na ho disminuye por las emisiones sanguíneas; quizás aumen- va.” —Grisolle, tomo primero, página 211: “Los resultados ob- tenidos por Becquerel y Rodier han demostrado la disminu- cion de los glóbulos y el aumento de fibrina por el uso de los debilitantes.” En el mismo tomo, página 192: “Esta alteracion es constante—la de los glóbulos—miéntras la fibrina, la albú- mina y los otros principios sólidos de Ja sangre, que durante mucho tiempo se daban por disminuidos, no sufren ninguna alteracion:” In el mismo tomo, página 211: “Andral en 1800 sangrías que ha practicado en el curso de las afecciones mas diversas no ha hallado la costra sino en dos estados mórbidos; la flegmasia y la anemia y la clórosis.” La anemia y la clórosis, como ya hemos dicho, y como todo el mundo sabe, egtán ca- racterizadas por la disminucion de los glóbulos; si con esta hay aumento de fibrina, es positivo que esta excede porque aque- llos faltan. Bernard, tomo primero, página 480: “Este aumen- to de fibrina en parte es la consecuencia de las sangrías, por las que se han combatido estas afecciones—las fleomasías.” En el mismo tomo, página 454, cita la experiencia de Magendie, que por sí sola seria suficiente para resolver esta cuestion. “Sangró un perro abundantemente; la sangre fué batida y pa- sada por un lienzo: en seguida le inyectó el líquido desfibrina- do. El animal no parecia afectado por esta operacion y se ha- llaba con bastante vivacidad. Al dia siguiente se hace la mis- ma operacion, repitiéndola hasta la muerte del animal que so- breviene despues de un tiempo variable. Eliminada la fibrina que quedaba cada dia en el lienzo, se veia que el segundo era tan abundante como el primero, y que el tercero y los siguien- tes la cantidad iba aumentando. La sangría tiene, pues, por efecto aumentar la cantidad de fibrina que contiene la sangre.” “La sangría produce en la constitucion química de la sangre modificaciones que es indispensable conocer para apreciar exac- tamente la accion de este medio terapéutico. De estas modifi- vaciones las mas importantes son las siguientes: —aumento del 256 agua y de la fibrina; disminucion de los glóbulos: por consecuen- cia la sangría obra sobre la sangre de la misma manera, en el mas- mo sentido que la fegmasia.”” (Jaccoud, página 50.) Los cuadros siguientes, tomados de la obra de Becquerel, de- muestran las modificaciones que experimenta la sangre bajo el influjo de las emisiones sanguíneas. En el primero se trata de diez enfermos sangrados dos veces; en el segundo de diez enfermos sangrados tres veces. (Becquerel, Recherches sur la composition du sang.) ñ 1 2 1 2 3 AGUAS ds oia 7196 312 793 S07 823 Glóbultosuiujs! dd est 12540 142011 1129,94 116,8 1992 Albúminata setorda and 692,2 625 65 63,7 64,6 Hibrina 14 des ceba 37 3,8 3.5 3,8 3,4 Venos que la proporcion de agua aumenta con la sangría, miéntras los glóbulos y la albúmina disminuyen rápidamen- te: la fibrina permanece en el mismo estado, y este defecto de proporcion entre los dos elementos hace que la coagulabi- lidad de la sangre sea mas grande, así como que la exudacion que caracteriza anatómicamente la flegmasía se deposite en ma- yor cantidad en el parénquima orgánico. Se nos dirá tal vez que al extraer una cantidad de sangre dada, es la totalidad del líquido la que disminuye, y no uno de sus elementos constituyentes, de modo que no es posible ese aumento de fibrina. Es verdad que en el momento de ex- traer el líquido sanguíneo, la disminucion de todos sus ele- mentos es proporcional; pero como todos esos elementos no se reponen en el mismo espacio de tiempo, como el último que se reconstituye es el globular, el exceso de fibrina ha de existir precisamente. La generalidad de los médicos convienen en que la condicion mas favorable para el desarrollo de una flegmasía, es cierto grado de anemia. La experiencia de C Bernard referida por Beau en la Graceta de los' Hospitales viene á confirmar este he- cho.—“Si se cortan los ganglios cervicales del gran simpático á un perro anémico por una alimentacion insuficiente, sobre- 257 viene siempre una inflamacion purulenta, que despues de haber invadido la herida se extiende hasta la pleura correspondiente; cuando el perro goza de salud y es vigoroso, la inflamacion se limita á la herida.” No hay ninguna enfermedad que goce en tan alto grado el triste privilegio de desarrollar la anemia como el reumatismo, y no hay tampoco ninguna que exponga á tantas y á tan gran - des flegmasías. No hace mucho tiempo se decia que si las inflamaciones ter- minaban en los sugetos debilitados casi siempre por la muerte, era porque el organismo no tenia fuerzas suficientes para re- sistir los estragos ocasionados por la enfermedad, y los que así se expresaban no tenian presente que en las epidemias no son ciertamente los mas débiles los que primero pagan el tris- te tributo. S1 en los individuos anémicos ó debilitados por largos padecimientos las flegmasías corren sus períodos con ra- pidez espantosa y terminan por la supuracion y la muerte, es porque la sangre está sobrecargada de fibrina. - De lo que llevamos expuesto se deduce rigurosamente: 12 Queen toda flegmasía hay aumento de fibrina; 22 Que las emisiones sanguíneas en vez de disminuir aumentan la propor- cion de fibrina. Segundo.—En aquellos tiempos en que se tenia una falsa idea de la flegmasía, suponiéndola un estado esténico, pudieran admitirse las emisiones; pero hoy que gracias á los gigantescos progresos de la Medicina, conocemos las condiciones anatómi- cas de ese estado especial, la sangría no tiene aplicacion posi- ble. En efecto, la inflamacion es un acto complexo caracter. zado por la parálisis de los vasos, el éstasis sanguíneo, la coa- gulacion de la sangre, la extravasacion de la serosidad y la exhalacion de productos fibro-plásticos. ¿Qué accion pued en tener las sangrías sobre ese estado? Hacer la saugre ménos nu- tritiva, debilitar la constitucion, impedir la nutricion general y favorecer las exudaciones inflamatorias. Todas las razones alegadas en favor de las emisiones san- guíneas se reducen á éstas: —la teoría que sostiene que en la in- famacion hay parálisis de los vasos, es hipotética; porque los va- sos no Yozan de contractilidad. 258 A este original argumento podriamos responder con otro semejante. Si en la inflamacion no hay parálisis de los capi- lares, porque éstos no gozan de contractilidad, tampoco ha- brá contracción exagerada; y aun supouiendo (cosa absurda no gozando de contractilidad) que existiese esa contraccion, na- da probaria en favor de la emisiones sanguíneas, cuyo modo de obrar en la economía es incomprensible y por lo mismo inexplicable. | Afortunadamente para la ciencia y para la humanidad, no tenemos necesidad, imitando la conducta de nuestros contra- rios, de lanzarnos en el nebuloso campo de las hipótesis; nues- tra tarea es mucho mas fácil, y el sendero que debemos recor- rer tan llano que sin el mas ligero esfuerzo darémos cima á la obra que hemos emprendido. En efecto, si conseguimos de- mostrar hasta la evidencia: que los vasos gozan de contractal:- dad propia y que los fenómenos que acompañan ú las flegmasias son necesariamente determinados por la parálisis de aquellos, habrémos derrotado para siempre á los que sin pruebas de ninguna clase han sostenido y sostienen que un excitante no puede racionalmente combatir una enfermedad caracterizada por la excitación. De este modo, fundada la terapéutica en la fisio- logía experimental, procederémos siguiendo la via del raciona- lismo, á cuya escuela hemos pertenecido siempre. Sin duda que somos empíricos; pero solo en aquellos casos en que no nos es posible explicar la accion de los medicamentos. Para demostrar la contractilidad de los capilares invocaré- mos el apoyo del autor mas competente en esta materia, co- piando las experiencias practicadas por él, y si despues de su lectura se duda aun de esa contractilidad, abandonarémos toda discusion, porque para el que nieva los hechos no hay persua-! sion posible. (Pinalizará.) NES 59 :Q10 0D le do ds md 2 APO HDOO ¡MA A a a (1 ODO “BOYUL -ANITIN NA VIAQTIT - QN O ebria jo'r SO LLZTIELOBIPviOR/rO'a ¡29 61 IZ TRJL Za | 8? ¡viva [983 [an 29/r6"L [6619 E E9N6'L338' TL [1rra6 esqeas 21 03S ¡329 ple SES y [0031 “UsPS|»'2LE7|P9|28,93'6198'T [OF'8ST|9L'LI[E'DG | TíS [ElE3 [8 [a7'29lOr'a (06'T90S E9fe'203¡S'9r1 Tera reaie'as | 6p [66P 8 ve fos ie 6 1 (0'S 'ASSIP'0Z 61/19/08,3P'8T/Z0'T [PS'ZIior6I[3'96 | 1'S [6'E3 [963 [66'T9PG'T [SP 093 y aoje ora |4Stal6raaio'as | 9 9 1< [ape (63 "Wer 10'8 "SIP 2LCG/09/<8,PT'61/28.3 [59 'ZT LP i0Rj8 <3 | ez [833 [9'0s festog03'T [ve'09PS'Tofe'0R3 68 [3 cre radio pe | Ts (3s 9'es [83 le6e ¡0'01 “HISS]6'82€329/06,88'6T|/S9 [ [68'8TRy'0OR3'g3 | v'S [Ele3 [486 [LS '19/TG:T [88 09624 3oj6 basa ¿erelo'ezajy'as yg lo'zs pro lez "IS €;P 9 [O OL 'ISS]_'GZ 10 19/69, S8T/SOS [9E91 16:GA9'9G | 0 P (683 [6:43 |Iv'zo86'T [Te'1968'e9f8 9lGs'3r [TOTa arar es | 33 (03S [3 pe [oa 'T[EOTO'91 'ASTÍS 6L€I|PLZ8¡P8'6T 98% [PLSIOLIR6c3 | 3 6'ba (3íZa [er'aolzv'T [1S'T986 GlrOra vial (0'SoG¡p ZTafo'es | < € 99 (9cs [ca 93 0'S1/0'03 "ISA s.28 90/58 /68/€8'06 Ly T [91 0B£91G0S3 | ST [ba (3.<6 [ez'19/68 T [IS Og0v zofe'nla6'se [e'cerlvisrale es | 32 Us IZ es [ha e'a0r [o'91 ASFA-Si9'18/61/€2(26/68 2G/10'€ [S46192 34 Za | 4S (483 [v6R [ev'0998'1 [69681 Tol9 6031 PT [v'20% 1 ZTalZ'es | 86 149r [S9s [€% ars Tr 07 “H S:OJ9'28 ST|22[36/64 33 |1TL ¡Z6'0B|£0 SAL 9% | 0'Z [9 va [9 ts [ee 6S PST [0 6S ro 098036 3E ¡secrZcraje es | 9S Jo'TS Dos [er eE 1 [0% "AN-S|8<8/81|22/06]P3 E3/98'P [9903 |3S'cajoza | 49 vra [1óte Jre'es TO r 118 Greco rar sar só9rajo'6raje ys | ss vas 4Ls Pra AER "ISAJ6 08/03/0Z(06/92'T3¡90'€ [es Gl po ace za | 90 [s'es [v'63 [R9'8S/OZT (08'ZSoS 6ejo 1339 s [E 6Ie6Ecao'Es | Gp (p.1S [£9s [06 Ojos [o'e | “IN-HSAJO TS 9T[EL/68 68 TR LIB SOBRA ula | 09 yva ju'6s [petecien'a (as ss euo9lr rraja'63 00078 6rR loss | S9 [E Gb [Sce [61 s 169 (0% “asalo relrrizalselcs rare (30 TRES eRj693 | 43 993 [E 83 [EG ON6FE 6l6SSV Zo vers6 ferclais erale es | SS [08 (099 [81 9 ti8 » |0'PI "je 9L/33|S9/Z8|p9 08/80 (0661 8S TRE L3 | Gb [S'PR [p66 [6r“19I A A [| -- A ás AO o IO O O OO OS DOS IN A O A OOO CO NO A E ES “10M Y |—|—|—]+ . le e —=|> | SA A - F E E |- lL—=|- E 3 S *e1P9HL | “11980 [tuu uuxe ap par | “110so ¡Pura “MIXTA Y1P9JN | “11980 [PULUNA | “UIXxtar A vIpoJY | “11980 [¡BULUIA(“UUIXTAP epon | “11980 SU CUR ER y Ej '1P190794 "DUDO "SOLA US PAHO 'OPpDLD o *0 Y OPpr9NPIL SOM :9 9989 OP19M) *"D]09S9 D] 90pP SIU bl popawnag] lp «wodva jp uosuaz] -ques omowow,, Jrowapne uo oxowosog|" Dos ml 1p Saori orsrarp ua or9v oa g UI JVJUOZR.LOY DELIN IT “OLNIIA "9981 UC HULTALOO UL SIN “TI TLINVUNO NETIIL EC OIDUTOD TVAY TU NU SVHOZH SVOIDOTOVOWLIN A SVOLLUNDVN SENOIOVAUAISTO 62 16 8 E Le 6€ 6S | 8'Er% | ves A TO 8 | 9911 2 | 18'2 | L8b | Subt [+= * == "uO010DPOSO pc | 9€'91 | eze | 6p'SS | S'C8L | 291 ¡cel DU 76 | £0'8% | ve | 08 €9 | 0 sed | 08S [A AO -VAILVTAU AVABINAA (HOAVA VIA NOISNIL — “OMLAMORUAL | ONLAMONVA | UV UI | 'OULINONIIDAA | yA A e E A e 0 A e El el ce E RO O DA dE ea mporw uornodnag 6 cum Bor cctctcc css pppcodwas onbo ap j0x, | "OMIANOGINIV ca ey io de o A ai ds e A Se a a 1 ni: Te AS E A E AR 3 “a | | Y “UU Gh 0000 PUARAPUL POPYQUN) ARI a A AS ""pprB000.4 BBD Ap 10704, 61 mam op soí | “*OMLANOIAN IA "IVUANIO NANASAA 6€ "HSA 82 | 36 [6923 P6 € [L8'BIISTIGPE | DE [6 ER [(SLE [T8'6STY Y [90 LEE9 6 'ElG6'S3 ¡0'1U3|6 9RRR SS | LE [P8S |1'9S ¡Ol 8% 'ISTA fe33 | GT | £2 | %6 Jloaaso'S [RO BIE9ERvR | ap y VE (98% ¡99'6S ST 9 [P9'9S 6L'39 LEI? eze 6'661 9220 1 3s 89 [934 [229 (8 86€ "ISS |1'V8 | 6T | IZ | 06 [826922 (IE 91BI PGE98 | 6P 1123 (0'0€ [OE'6S EFD [PL'SCZ6 19 £'B08|L TE 826116 6,868 6 ES | 8 [ETS [S'YS lo S9 'OP1S fi zz | TE | es | 68 [6023269 [9U'LLET va Ze | ae (ca 6£8 [29 88220 [6r'Sg|IS"T9 0'603/0 6€ (S'6RT|S8GR Y BS | EE [0'IS [APS 14 9v 'O AS lez | Se | ve | 68 603089 (20'4168'ERS 6% | 88 [23 [eve [ce e9|26'9 [ET'9S0S 390 8SIR/0'RE [12081 PER S'TS | 09 [S8p [9pg ¡3 2v | “USSIN lo'34 | 23 | 09 | 28 [2 P3GES6 [0S8LEO'8RS 63 | 0'8 [228 [4E€ JIGGSOTD [TE“9SIZPZO L0OGR¡3%0€ (0 SOR|¡G SER AGS | LS (E 6P 10 4S ¡al LE 'S UN [E EZ | FG | 29 | 98 I8r63/3%0'Zz (1321 6v'v3 988 | £9 (09% [41€ [0€ 09P8'S [OP ZCIOE'E9 TORES "PE 8'L07|9 IERBES | 0€ (032 9'€s [OL YE | “ASS OS lag8 | 33 | 02 26 ¡6623 €s 9 ES LI 9L 2,4:98 S€ 1 S% (98% [08'0901 9 [61 663 £9 8'8I2 [203 ¡e s0r/a6r30'es | 09 (0039 [0'8S ¡8 e "IA lv'z8 | 91 092 | 06 (63 IG9€'P (PS'LL06 IZ IPE | 0v (83% 8'93 [396/91 9 59 99087 9,9 067 4L (1 Gre d 6386,p IS | S6 |49p [399 19 eE lola aaa lodo o A (SL ear uene 155 e 0 allicoolese 7001/1002 er lio TAS cl oor| === [00114 005. eL CS e MA O A A [E rre pad (e IE Ud E PS "UO1D00 MAT [UPA | ARO. 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Abierta la sesion á la hora de costumbre y con la asisten- cia de los Sres. Académicos que arriba se expresan, se dió lectura al acta de la sesion anterior, la cual fué aprobada, ma- nifestando el Sr. Lebredo que al exponer las ideas de C/. Ber- nard acerca de la presencia del sulfo-cianuro de potasio en la saliva de los animales atacados de rabia, solo se habia referi- do á la constancia del hecho, no á la posibilidad de éste. Correspoxpencia.—Leyéronse en seguida: 19 un oficio de la Di- T, v—34 262 reccion general de Administracion, participando que el Exmo. Sr. Gobernador Superior Civil quedaba enterado de los nom- bramientos y elecciones últimamente verificados en el seno de la Corporacion; 22 un oficio recordando las resultas del infor- me pedido á la Academia en la causa seguida por muerte del aslático Nicolás; 32 una comunicacion de la Comision Militar del distrito de la Habana, acompañada de las declaraciones ministradas por los Dres. Des-Grottes y Villeneuve, asi como del dictámen universitario y ampliacion del primero de dichos facultativos, para que la Academia emita su opinion respecto á las calificaciones de heridas, hechas en dichos atestados; 42 una invitacion del Sr. Director del Instituto de Segunda en- señanza á fin de que la Academia fuese representada en la solemne apertura de los Estudios: nombróse una Comision ad hoc; 59una carta del Sr. Arantave exponiendo que por hallarse enfermo no puede concurrir á la sesion de aquel dia; 6% el Se- cretario presenta de parte del Sr. Conde de Pozos Dulces su discurso inaugural “sobre la variabilidad de las especies en plantas y animales,” debiendo la Junta de Gobierno señalar la persona que haya de contestarle, de acuerdo con la respectiva sesion; 7? de parte de la Sociedad Smithsoniana el informe cot- respondiente al año de 66; de parte de los Sres. Giralt y Horst: mann la entrega 4* de Ja Gaceta de Ciencias Médicas; y de parte del Sr. Echeverría, miembro corresponsal en los Estados Unidos, una observacion de trepanacion del cráneo en un caso de epilepsia sintomática, y dos ejemplares de su memoria in- titulada: “Pratamiento de las parálisis por las inyecciones hi- podérmicas de estricnina, con reflexiones relativas á la parálisis mfantil.” Terminada la correspondencia, el Dr. D. Luis María Cowley expresó el deseo de que se le pasara una nota de los libros que últimamente se habian donado para la Biblioteca; y el Secreta- rio, de acuerdo en este particular, indicó que así se haria tan pronto como se hubiesen devuelto los primeros catálogos en- tregados por la Secretaría. MebnIcIÑa VETERINARIA. —Uasas mataderos: discusion.—En el uso de la palabra el 5”. Ramirez, dió lectura á la tercera y úl!- tima parte de su trabajo sobre Medicina veterinaria, en la 26 [is] que estudia las condiciones en que se encuentran nuestras casas mataderos y las modificaciones que en ellas pudieran in- troducirse, así como en el proceder empleado para la matan- za: se ocupa tambien el Sr. Ramirez de la influencia que ejer- ce la castracion en la buena calidad de la carne, sin olvi- dar esos simulacros de corridas que á menudo tienen lugar en los mataderos; y concluye dando á conocer las mejoras verlfi- cadas en los mataderos bajo la direccion de los Sres, Regido- res D. Juan Crespo y D. Antonio Gonzalez Bramosio. Refiriéndose el Sr. Valdes Castro á lo que en su trabajo di- ce el Sr. Ramirez respecto al modo como algunos matarifes efectúan el desuello ó separacion de las pieles, asi como de sus malas consecuencias—cree que esa insuflacion que se juzga pe- ligrosa no lo es desde el momento en que la carne se halla her- vida y bien cocida, destruyéndose así toda causa maléfica. El Sr. Ramirez manifiesta que no ha hablado en el sentido en que el Dr. Valdes Castro coloca la cuestion. Los matarifes hacen en la piel del animal una pequeña incision, por la cual introducen un tubo de metal y despues soplan con la boca; y opina el Sr. Ramirez que este procedimiento debe prohibirse, no por el peligro que corran los matarifes, sino porque pudien- do algunos de ellos hallarse enfermos y de afecciones contagio- sas, es preferible hacer la insuflacion de otro modo. El Sr. Valdes Custro acepta la explicacion presentada por el Sr. Ramirez. El Sr. D. Manuel Fernandez de Castro hubiera deseado que dicho Sr. insistiera en su memoria sobre el gran intervalo de tiempo que transcurre hasta el momento en que se come la carne, mediando un número de horas tal que no es extraño que en nuestro clima ya esté la carne descompuesta cuando se la consume. El Sr. Ramírez contesta que ha señalado la necesidad del oreo de la carne, el cual no debe pasar de unas pocas horas, verificándose en local á propósito para la suficiente ventilacion. El Dr. Rodriguez cree que pudo haberse dicho algo mas, es- pecificando los. diversos sistema de matanza, por ejemplo la que ocurre en las corridas de toro,—en cuyo caso la carne no presenta las condiciones reclamadas por la higiene. 264 El 5”. Havá opina que esa circunstancia indicada por el Dr. Rodriguez no influye en la naturaleza de las carnes; porque en las mismas condiciones se encuentran los animales muertos en la caza, y á nadie se le ha ocurrido abstenerse de ellos para la alimentacion: no sucede igualmente con el tiempo que trans- curre desde la muerte del animal hasta el instante en que se consume, su carne, como lo ha expresado el Sr. Fernandez de Castro; ni con el influjo que tiene la castracion, sobre lo cual ha insistido el 5”. Ramirez. El Dr. Rodriguez replica que se ha referido no solo á la fa- tiga y á la efervescencia en que están los animales cuando se les da muerte, sino á las lesiones que reciben algun tiempo án- tes de morir. El Sr. Ramirez explica que, sin ocuparse en especial de las corridas de toros, ha escrito en su memoria que la mala cali- dad de la carne se aumenta cuando ántes de matar la res han hecho con ella un simulacro de corrida, y cuando es persegul- da y mordida de perros ó matada á balazos. El Sr. Llorente manifiesta que no poco influye en la mala condicion de las carnes al ser distribuidas—el sistema de con- duccion empleado y el que se depositen para la venta en casi- llas cerradas y sin ventilacion ninguna: circunstancias que ne: cesariamente precipitan la descomposicion de las carnes. El Sr. Ramirez cree que no en todos los mercados sucede eso, pues en algunos hay puertas de hierro que permiten la renovacion del aire. El Sr. Fernandez de Castro es de parecer que bajo el punto de vista de la ventilacion la diferencia entre nuestros mercados y los extranjeros es grandísima; lo que prueba la necesidad de perfeccionar los nuestros. El Dr. Aguilera recorre las pésimas circunstancias en que se encuentra el abastecimiento de las carnes entre nosotros. Ha- llándose las Haciendas de crianza á cierta distancia, se lanzan los pobres animales al camino durante cuatro ó seis dias de fa- tigas y privaciones, hasta que son depositados en el blanqui- zal, donde encuentran barro por único alimento. Si están mal los del Corral, peores están los que permanecen cerca del inter- ventor, pues allí se les vé con el agua hasta la barriga. A las 265 siete de la mañana son despatillados hasta:la llegada del regi- dor, en cuyo estado se mantienen 3, 4 y hasta 5 horas. Con una semana de este tratamiento, dice el 5». Aguilera, se podrá juzgar lo que serán estos animales destinados á la alimenta- cion pública: no hay res que vaya al matadero sin tener fiebre de algunos dias atrás. El Dr. Gutierrez cree que el Sr. Ramirez debe tener en cuen- ta en su memoria la útil indicacion hecha por el Sr. Fernan- dez de Castro: en su concepto, pudiera efectuarse la matanza en dos partes, una que tendria lugar por la noche y la otra de dia. Cirvara.—Practura del raquis.—Concluida la anterior discu- sion, el Sr. Horstmann presenta un enfermo con una fractura de la segunda vértebra cervical, formacion de un tumor en la parte dañada y síntomas de paraplegia; habiendo examinado á dicho enfermo los Sres. Académicos. (V. Gac. de Cienc. méd. pág. 116.) Menrcixa neaaL.— Question de homicidio.—El Dr. Miranda lee despues un informe médico-legal relativo á la causa seguida contra los asiáticos Serafin y Ambrosio por muerte del de su clase Nicolás, y termina con las siguieutes conclusiones basa- das en el exámen de los datos remitidos á la Academia:—-1* Que las alteraciones observadas exterior é interiormente en la cabeza del asiático Nicolás han reconocido por causa nece- saria y exclusiva las contusiones que recibió; 2” (Que no hay motivos para creer que las contusiones observadas fuesen efec- to de que Nicolás cayese á tierra por ser atacado de una con- gestion cerebral; 3? Que las conclusiones del facultativo que intervino en el reconocimiento y autopsia se hallan arregla das á los principios de la ciencia. Aprobados el informe y las conclusiones redactadas por el Dr. Miranda á nombre de la Comision de Medicina legal, al dar lectura el Sr. Galan á un informe del Dr. Ruz sobre cues: tion de honorarios, —manifestaron los Sres. Rodriguez, Lebre- do, Landeta y Ruz que no debia leerse dicho informe en públi- co por haber acordado la Academia que se hiciese en sesion privada. El Secretario expuso que tal acuerdo no existia, aunque de ese asunto se hubiese tratado ya varias veces en el mismo sen- 266 tido que deseaban.los Sres. mencionados, habiendo sido siem- pre la práctica de la Academia leerlos públicamente. El Sr. Rodriguez alega en favor del acuerdo, que el infor- me del Sr. Ruz se habia escrito con motivo de otro informe leido y discutido en sesion privada en virtud de dicho acuerdo. El Secretario recuerda que esa lectura se hizo en sesion pri- vada, no á consecuencia del acuerdo, sino porque reunidos los Académicos y presentado entónces el informe se aprovechó el tiempo con objeto de evitar dilaciones; y el Dr. Havá agre- ga que además habia otro motivo: el informe no habia sido sometido á la Comision de Medicina legal por falta de tiem- po; la Academia no creyó que debia aceptarlo, y volvió á la Comision indicada. El Sr. M. Fernandez de Castro cree que desde el momento en que su autor, el Sr. Ruz, opina que debe tratarse el asunto en privado, conviene acceder á su peticion; cuyo parecer es desde luego aceptado por el Secretario;—pero el Sr. Ruz ex- presa que dicho deseo no se funda en que haya nada en el in- forme contra determinadas personas, sino por ser un asunto de interés profesional, que no interesa al público. El Dr. Galanesde distinto modo de pensar: creeque todas esas cuestiones deben tratarse con la mayor diafanidad; y no abando- na su puesto hasta que la Academia decida que ha de hacerse. El Sr. Presidente cree con el Secretario que, aunque esa de- terminacion se hallaba en el deseo de todos y en el suyo par- ticularmente, no ha recaido sobre el asunto ningun acuerdo; pero que habiendo llegado la hora de tomarlo, sometia á la vo- tacion de la Academiasi debian leerse en sesion privada los in- formes sobre honorarios; y verificada la votacion quedó resuel- to que así se hiciera por una mayoría absoluta de votos (ex- cepto el Dr. Galan ).—Despues de lo cual, quedó constituida la Academia en sesion privada. (SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 27 DE SETIEMBRE DE 1868.) SRES. ACADEMICOS CONCURRENTES.— Dr. (Cutierrez, Presidente, PF. GE, del Valle, Farcía, Navarro, M. Fernandez de Castro, Sau- | | | | 267 valle, J. Fernandez de Castro, Ramos, J. Valdés Castro, Havá, L. Cowley, ER. Cowley, Joaquin Zayas, Horstmann, Vicente A. de Castro, Raimundo Castro, Landeta, GFovantes, Ramirez, Valdes Aguirre, Cottilla, Conde de Pozos Dulces, Lebredo, Rodriguez, Ciralt, Ruz, Arantave; Mestre, Secretario. Abierta la sesion á la hora de costumbre y con la asistencia de los Sres. Académicos gue arriba se expresan, se dió lectu- ra por el Secretario general al acta de la sesion anterior, la cual fué aprobada. | Correspowbexcra.—Leyéronse en seguida: 1? Un oficio del Sr. Fiscal 32 de la Comision militar, recordando el informe pedido á la Academia á consecuencia de la autopsia practica: da en el moreno Pánfilo, lucumí; participando el Secretario que dicho informe habia sido ya remitido; 22 Una comunicacion de la Comandancia militar de Guanabacoa, con motivo de la causa criminal seguida contra Francisco Gonzalez Bergolla, para que por la Academia se verifique el reconocimiento quí- mico de las manchas que contienen los objetos á ese fin envia- dos; 32 Otra comunicacion procedente de la Comision de Po- licía de Guanabacoa, remitiendo dichos objetos. El ¡Secretario participa que han sido devueltos á aquella autoridad mani- festándole que esos reconocimientos corresponden por KR. O. vigente á los Sres. Catedráticos de la Real Universidad; 4? Una invitacion del Sr. Rector de ésta para que la Academia sea representada en la solemne apertura del curso escolar de 1868 á 69; nombrándose con ese fin á los Sres. Presidente, V- ce-Presidente y Dres. Hernandez, García y Miranda; 5? un ofi- cio del Dr. Bruzon excusando su ausencia; 6% una comunica- cion del Dr. D. Ambrosio G. del Valle, acompañada de una nota relativa á la epidemia del cólera en Guanabacoa por la mortandad y atestados de las defunciones ocurridas en «Julio y Agosto últimos, comparándola con igual período del año de 67. (V. Anales t. V. pág. 194.) Los Directores de los “Anales” presentan la entrega corres- pondiente al 15 de Setiembre y el Sr. Suvalle la epision del Catálogo de Grisebach ó Indice de las plantas cubanas arre- elado al Catálogo publicado por este autor en 1866, aumen- 268 tado con gran número de especies nuevas y muy corregido por Wrigth. El Sr. Sauvalle ha agregado los nombres vulgares cu- banos, y expone que en caso de publicarse en los Anales se verifique por pliegos completos para que pueda hacerse un ti- rado á parte. La Academia acuerda insertar tan interesante trabajo en el periódico oficial y en la forma ántes expresada. Menicisa.—Rabía en el hombre.—El Sr. Presidente comuni- ca las medidas que se han tomado recientemente en Francia para prevenir los estragos de la rabia, alejando al vulgo de la falsa seguridad en que lo colocan los remedios que bajo el nombre de específicos se dan á luz con el indicado objeto; é insiste en que entre nosotros se piense en tomar una medida semejante. Diarrea de los paises cálidos.—Terminada la corresponden- cia hace uso de la palabra el Sr. Zayas (D. Joaquin) para ha- blar acerca de la diarrea de los paises cálidos. Habiendo teni- do ocasion de observarla en 5 enfermos, y auxiliado con las descripciones que de ella han hecho algunos autores, en espe- cial Lind, el S”. Zayas traza sus principales rasgos sintomáti- cos, deteniéndose en las alteraciones que se ofrecen por parte de la boca, en el número y naturaleza de las deyecciones alvi- nas, y dividiendo la enfermedad, que considera como una en- teritis especial de los paises cálidos, en tres períodos, cuyos síntomas estudia separadamente. El Dr. Zayas se refiere par- ticularmente á tres enfermos en extremo graves que han sido curados por el nitrato de plata; sus buenos efectos ha podido sentirlos ¿1 mismo, atacado de dicha afeccion, aunque empleán- dose el medicamento para llenar una indicacion muy distinta. El Dr. Giralt se expresa en contrario respecto á los puntos de doctrina que ha tocado el Sr. Zayas. En su opinion no se trata de una enfermedad específica: ni los síntomas, ni la mar- cha de la enfermedad, ni la autopsia revelan algo distinto de la enteritis que se observa por ejemplo en Paris. Los médicos alemanes la designarian con el nombre de enteritis catarral, y el hecho señalado por el Dr. Zayas, de que sobre todo ocur- ran las diarreas por la mañana, se explica muy bien si se tie- nen en cuenta las digestiones dificultosas y lentas de los en- fermos, digestiones que requieren mayor tiempo para la for- 269 mación de un quilo que va á excitar anormalmente los intes- tinos; pero esto sucede en el primer periodo, porque cuando ya existen ulceraciones ó estrecheces no existe seguramente esa periodicidad, ese ritmo en las deyecciones ventrales.—To- cante á la etiología, las causas que aquí sostienen la enferme- dad, sin producirla, son los cambios bruscos de temperatura, los alimentos que se usan, el exceso de bilis: esas condiciones no existen en Europa, y los enfermos se mejoran, llegando hasta desaparecer la enteritis. Las autopsias, segun lo ha con- signado el Dr. Giralt en sus Conferencias clínicas, revelan los mismos caractéres que en Europa: idénticas son las alteracio- nes. La enfermedad no es por lo tanto una especie nosológica distinta, siendo la única diferencia, que entre nosotros es mas frecuente, casi incurable, como resulta con la fiebre palúdea que, por presentarse en otras localidades, no cambia de sínto- mas, sino que se hace ménos grave y comun que en las locali- dades pantanosas.—Por lo que mira al tratamiento, el Sr. Gr- ralt habia ya empleado con buen éxito, del año de 63 á 64, el nitrato de plata contra las diarreas incoercibles que padecia un enfermo de la próstata: á los quince dias habian desapare- cido aquellas; pero despues murió éste á consecuencia de la uremia, en que lo asistieron los Sres. Havá y Zayas. Mas el nitrato de plata no es un específico; sus buenos efectos se ha- cen sentir en todas las enteritis cuando la lesion no es profun- da sino superficial. Además, importa no olvidar que de diez enfermos que padecen de esas diarreas, sin que haya variedad en los síntomas, hay 9 que son tuberculosos, que ofrecen lesio- nes del hígado, peritoneo ó pulmones. Esto no obsta para re- conocer que los tres casos del Sr. Zayas pueden calificarse de brillantes por los resultados del tratamiento puesto en prác- tica. El Dr. Lebredo manifiesta que, de un modo general, se halla de acuerdo con las opiniones del Sr. Zayas, aunque hubiera deseado que su trabajo fuese mas completo y detenido bajo el punto de vista de la sintomatología y de la anatomía patoló- gica por lo mismo que la enfermedad no está estudiada entre nosotros: se necesitaban efectivamente observaciones recogidas de manera que desvaneciesen la mayor parte de las dudas. Pero T. V--35 el Dr. Lebredo está sobre todo en desacuerdo con lo que se ha dicho respecto á la marcha de la afeccion: él ha tenido ocasion de-observar en algunos casos un verdadero período prodrómi.- co, caracterizado por vómitos y diarreas: la descamacion de la lengua tampoco es constante, sino que sufre alternativas se- gun la aparicion ó desaparicion de las diarreas. —En cuanto á lo expuesto por el Dr. Giralt, cree el Sr. Lebredo que existe contradicción entre aceptar por un lado que la enfermedad sea una enteritis catarral, con Niemeyer, y aseverar que de 10 ca- sos 9 son tuberculosos. El Sr. Lebredo ha empleado con buen éxito el régimen lácteo asociado al uso del agua de cal, des- pues de otros tratamientos infructuosos. Concluye suplicando al Dr. Zayas que redacte con mas extension su trabajo. El Sr. Zayas indica que, no pudiendo presentar autopsias ni el análisis de las secreciones, solo se propuso dar una noti- cia de aquella afeccion para que se dilucidaran algunos parti- culares de su historia: en cuanto á las ulceraciones de la boca. ceden de ordinario con facilidad á un colutorio compuesto de “tanino, glicerina y vino aromático. Replicando el Dr. (Giralt á la observacion del 5”. Lebredo, cree que no existe la menor contradiccion en las ideas por él 'manifestadas: por un lado nada hay tan frecuente como las inflamaciones catarrales en los individuos tuberculosos; y por otro los síntomas son idénticos existan ó no las lesiones pro- plas de la tuberculosis; pero el Sr. (Fíralt promete exponer largamente sus opiniones tan luego como lo haga el Sr. Zayas. El Dr. D. Vicente A. de Castro celebra el espíritu investiga- dor que demuestra el Sr. Zayas en su trabajo, aunque es de sentirse que no haya tenido oportunidad de efectuar autopsias. El Dr. Castro ha podido observar la enfermedad y estudiar tambien las lesiones anatómicas: ha visto primeramente lige- ras alteraciones en la boca, eritemas y ulceraciones, y despues las diarreas. Siempre ha hallado ulceraciones en el cólon, á veces perforaciones, en algunos casos la materia tuberculosa; las lesiones le han parecido mas raras en el peritoneo y en los ganglios mesentéricos. Los antiguos consideraban esos estados patológicos como verdaderas diacrisis, producidas por la ac- cion inadecuada de los alimentos y de la atmósfera; pero en 271 su mayor parte proceden del vicio herpético, apareciendo las diarreas y las alteraciones internas en vez de erupciones cutá- neas; en otros enfermos es el vicio estrumoso, la tisis. Siem- pre es la misma diacrisis, no una enfermedad especial, soste- nida por dichas causas, sin que tampoco exija un tratamiento especial, pues ya se cura con los astringentes, ya con los nar- cóticos, ya con los cambios de clima y el buen régimen ali- menticio. j El S”. Lebredo, refiriéndose á la réplica del Dr. Giralt, sos: tiene que la cuestion es de clasificacion, de nosología, no de pura coincidencia; porque si se acepta por una parte que es una enteritis catarral aquella de que se trata, y por otra se sustenta que de esos enfermos, nueve de cada diez están tu- berculosos, se hace materialmente imposible el optar por la primera opinion deducida de los autores alemanes. En las “Conferencias clínicas,” la confusion es todavía mayor desde el momento en que para el Dr. Giralt hay una enteritis espe- cífica, por ejemplo, la sifilítica. El S”. Giralt repone entónces que se ha separado en el caso presente de toda idea de especificidad, puesto que la enteritis catarral no entra en ella, y que él siempre ha defendido que las inflamaciones pueden ser francas Ó específicas, y habrá en consecuencia una enteritis pura ó franca, así como una enteri- tis específica, Interviniendo en la discusion el Dr. Horstmann, cree que la contradiccion no es mas que aparente y se explica fácilmente por el diverso punto de vista en que se han colocado los Sres. Zwralt y Lebredo: en efecto, al ocuparse el primero de la ente- ritis catarral, considera el catarro como un elemento anatómi- co, á la manera de Niemeyer; miéntras que el segundo no se desprende de la consideracion etiológica, que tendria razon en atacar si hubiese sido sostenida por el primero.. El Dr. Giralt se pregunta en vano dónde está la contradic- cion: la enteritis catarral es el primer grado, siempre con los mismos caractéres en todas partes; si profundiza mas, se pre- sentarán otros caractéres, pero que serán siempre los mismos en todas partes. El Sr. Lebredo insiste en que bajo el punto de vista nosoló- 272 ad gico siempre habrá la contradiccion en los epítetos, pues lo que para él y el Dr. Zayas es una diarrea de los paises cálidos, para el Sr. Giralt constituye una multitud de diarreas que se desarrollan bajo infinidad de diversas causas. El 5”. Ruz opina que la nota del 5”. Zayas no ofrece otra cosa que la enteritis conocida por todos y descrita en todos los tratados; que al S». Zayas le correspondia establecer las diferencias entre ella y la que se sufre en las regiones cálidas dado caso que ésta constituya una especie aparte. No se ha dado tampoco en esa nota el valor que le pertenece al hecho de la cronicidad: la diarrea crónica es siempre grave, no be- nigna. Por último, siendo esta una cuestion de clasificacion, menester es dar las pruebas de la separacion que se intenta establecer. El Dr. Landeta cree que en la nota mencionada no se ha des- crito la marcha ó curso de la enfermedad: las relaciones que se observan entre el ardor de la boca y fauces, la tos, la supre- sion del sudor y los fenómenos catarrales no se han estudiado con esmero ni con referencia al plan terapéutico: hay enfermos que se curan tan pronto como las funciones de la piel se han restablecido, sin que los ligeros accidentes que se han presen- do en el tórax hayan sido señales exactas de una tuberculosis. Debiendo leerse un informe, apuntado en la órden del dia, quedó aplazado el debate para la próxima sesion é inscritos para hacer uso de la palabra los Sres. Zayas y Giralt. Cuestion DÉ especiricos.—El Dr. Cowley (D. Luis María) pro- cede en seguida á la lectura de un informe relativo á la soli citud de D. Francisco Lezama para que se le autorice á vender su específico. Al principiar su trabajo, el 5”. Cowley entra en extensas consideraciones sobre los medios de que se vale el charlatanismo para sorprender la credulidad de las personas lenorantes, sobre los inconvenientes que hay en hacerse soli- darios de esa culpable tendencia y el peligro consiguiente, así como tambien acerca de la necesidad imprescindible de opo- nerse con toda fuerza á esa especulacion perniciosa; despues de cuyo preámbulo, pasa á exponer el S». Cowley que, hecho el análisis por el Dr. Valdes Aguirre, se encontró formado el re- medio de alcohol y. los aceites esenciales de canela y clavo, no 273 descubriéndose sustancia tóxica. Desde luego se deduce la falta de novedad del específico. Ensayado contra las odontal- gias, dolores de oidos y jaquecas, para que se recomienda, el preparado Lezama no es digno por su mayor eficacia de una preferencia marcada sobre otros de igual clase, —teniendo que ocurrirse en algunos casos á otros medicamentos que han de- mostrado mejores y mas constantes resultados. El Sr. Ponen- te de la Comision de Remedios Secretos propone en esa virtud á la Academia las siguientes conclusiones: 1% Que la natura- leza del específico no ofrece novedad alguna en su composi- cion; 22 Que las manifestaciones dolorosas para las cuales se preconiza su empleo, se modifican de una manera mucho mas ventajosa, mas rápida y segura por medio de las sustancias narcóticas y anti-espasmódicas con que cuenta la ciencia; 32 Que si es verdad que en los casos de odontalgia, otalgia y ja- quecas puramente nerviosas los excitantes y narcóticos han podido algunas veces calmar la dolencia, esto no quiere decir que deba darse á aquel compuesto la preferencia, no existien- do ningun motivo para que se conceda á su autor el privile- glo á que aspira. El Sr. Valdes Castro hace presente que el inventor anuncia desde hace algun tiempo su específico sin esperar á que la Academia haya informado al Gobierno si es merecedor ó no al privilegio: que esto bien pudiera señalarse en el informe. El Dr. Havá manifiesta que la venta siempre se ha hecho á pesar de las protestas de la Academia contra esos falsos espe- cíficos. El informe le parece deficiente por no referirse á las disposiciones vigentes en el particular; y además, si como dice el Sr. Cowley el remedio Lezama no se compone de sustancias cuyo uso sea perjudicial á la salud, —la consecuencia de esto será la concesion del privilegio. El Secretario recuerda entónces que esas leyes ó disposicio- nes vigentes .se tuvieron en cuenta en el informe de los Sres. Valdes Aguirre y Navarro acerca de los componentes del es- pecífico, y lee algunos párrafos de dicho documento. El 5”. D. Fernando (G. del Valle cree quela Academia cumple suencargo de la manera que lo ha llevado á efecto, partiendo de esas disposiciones; pero que, respecto de los resultados, ningu- 274 na responsabilidad debe quedarle si ha procedido con con- ciencia, El Sr. Fernandez de Castro encuentra inoportuno el preám- bulo, que, por su extension y las declamaciones en que, abun- da contra los remedios secretos, debe suprimirse,—no siendo necesario y corriendo peligro de no ser leido, ni atendido, cuando por otra parte se llega á decir que el remedio es un compuesto inocente y nada perjudicial. El Sr. Cowley cree que debe aprovecharse siempre la menor coyuntura para atacar al engaño, que dicho preámbulo se ha escrito no para que vaya al Gobierno en el informe, sino para avivar el interés de la Academia hácia un objeto que debe ser- lo constantemente de su solicitud, conforme lo desea su Comi- sión de Remedios Secretos. El Dr. Havá opina con el Dr. Cowley; solo siente que sea tan malo el éxito de semejantes tentativas, pues á pesar de los esfuerzos de la Corporacion no consigue lo que busca y la es- peculacion logra la victoria. El Dr. D. Vicente A. Castro sostiene que en una a científica ni es posible hablar de específicos ni apoyar ninguna clase de privilegios; pero no piensa que sea su atribucion de- latar los ardides del engaño. El Sr. Ruz es de parecer que el informe es bueno, pero su introduccion no deja de ser una inútil sa pues la Academia ya ha dicho las mismas cosas varias veces. Además la forma en que se propinan los medicamentos, aunque éstos no sean nuevos, debe merecer la atencion del informante, así como insistir en que la odontalgia depende á menudo de dis- tintas afecciones y no constituye una enfermedad. Contestan- do al Sr. Castro, cree el Dr. Ruz que la Corporacion deberá no delatar, pero sí denunciar las tentativas del fraude, en re- lacion con las consultas que se le dirigen. El Dr. Cowley manifiesta que todos esos datos se encuen- tran en su informe. Para el Sr. Fernandez de Castro (D. José) la cuestion no es decir al Gobierno que conceda ó no un privilegio, sino darle los fundamentos para su decision, demostrándole por ejemplo que no es nuevo el remedio para el cual se reclama aquel. 275 El Dr. Ruz:—en el informe se dice que el preparado Leza- ma no es perjudicial; pero si el dolor que se combate es sinto- - mático de una periostitis alveolar, habrá sin duda una contra- indicacion para su uso. El Sr. Fernandez de Castro (D. Manuel) opina que adminis- trados esos específicos por un facultativo no serán nocivos; pero esos remedios se emplean por todo el mundo sin la con- veniente indicacion, comprendiéndose los accidentes que pue- den entónces ocurrir. Discutido el informe suficientemente, y sometidas á votacion sus conclusiones por el Sr. Presidente, se acordó: 1% remitirlo á la Autoridad respectiva suprimiendo el preámbulo de la Co- mision; 22 suprimir la palabra perjudicial y referir la odontal- gia las enfermedades de que depende.—Con lo cual terminó el acto. LA FLEGMASIA, LAS EMISIONES SANGUINEAS Y EL ALCOHOL; por el Dr. D. Féliz Giralt. (Pinaliza.—V. Anales, t. V. pág.252.) “Esta contractilidad de los vasos ha sido puesta en duda du- rante mucho tiempo y la elasticidad puramente física de las paredes arteriales se hallaba de tal manera establecida como propiedad especial del sistema arterial, que al invocar una pro- piedad contráctil parecia apoyarse en una hipótesis sin ningun fundamento. En 1843 pude convencerme de la contractilidad de las paredes arteriales bajo el influjo del sistema nervioso: mas tarde hice las experiencias sobre el gran simpático que pusieron en evidencia estos hechos, hoy perfectamente conoci- dos de todos los fisiólogos.” “Pero si se ha considerado que la contraccion de las arterias es producida por la accion de los nervios sobre el elemento muscular, no ha sucedido lo mismo con la dilatacion, que se ha mirado como el resultado de la elasticidad física que poseen 276 sus paredes. Verémos mas tarde que esta dilatacion activa que se rechaza cumo antiracional, es sin embargo una rea- “Verémos tambien, con la ayuda de esos instrumentos de que he hablado, que, independientes de la presion general debida á la accion del corazon, pueden sobrevenir localmente modificaciones de presion que no se hubieran previsto á priori en un sistema de canales continuos en relacion con un pro- pulsor único.” “Acabo de deciros que se podrian notar modificaciones en las presiones circulatorias locales independientes de la accion de la contraccion del corazon. Lo hemos reconocido en un gran número de experiencias hechas en dos arterias con nues- tro manómetro diferencial. En estas experiencias hemos po- dido, cortando los nervios y galvanizándolos, imprimir á la circulacion local perturbaciones muy notables.” “Aplicando este instrumento á las dos arterias coronarias (ramas de la facial) de los caballos, quedaba en estado de perfecto equilibrio. Se cortaba entónces el nervio gran simpá- tico de un lado de la region del cuello: en el mismo instante la presion aumentaba del lado en que habia sido cortado el simpático; si en seguida se galvanizaba la extremidad periféri- ca del simpático cortado, la presion cardiaca disminuia hasta el grado de ser mucho menor que la del lado sano; y sin embargo durante todas estas pruebas el corazon q uedaba perfectamente el mismo.” En las experiencias siguientes hallareis la justificacion de las proposiciones que preceden: “En un caballo de seis á siete años, trabajado y que habia comido la noche anterior, se cortó el gran simpático de la region izquierda del cuello. api despues se recogió una media escudilla de sangre de la vena yugular de este lado; á las 3 y 35 minutos se recogió otra escudilla, al mismo tiempo que se tomaba una del lado derecho. “Se habian observado los fenómenos de calorificacion que si- guen ordinariamente á la seccion del gran simpático: la nariz izquierda daba un vapor mas abundante despues de la opera cion. La temperatura ambiente era de 7%, 277 “Cuatro horas despues se examinaron las tres sangres. La del número 1 no estaba aun coagulada y ofrecia una costra blanca, considerable. Las del número 2 y 3 se habian coagu- lado rápidamente; ninguna de las dos tenia costra; la del nú- mero 2 era mas roja que las otras. “Se descubrió entónces en este caballo las dos arterias coro- narias de la cara y se aplicó sobre ellas el manómetro diferen- cial, obteniendo un exceso de 40 milímetros en favor del lado iztjuierdo (cortado).” “En otro caballo mas viejo que no habia comido hacia mu- cho tiempo, se descubrieron de los dos lados de la cara dos ra- mos arteriales; pero sea que estos ramos no fuesen exactamen- te simétricos, sea que tomase de un lado la extremidad central y del otro la periférica, el instrumento dió en favor dela ar- teria del lado izquierdo una presion de 404 60 milímetros.” “Se hizo la seccion del gran simpático del lado derecho, dos horas despues se aplicaron las dos extremidades del manóme- tro á las arterias examinadas y se halló que la presion en favor del lado izquierdo no era mas que de 18 milímetros: lo que prueba que la operacion habia aumentado la presion del lado derecho de 22 á 42 milímetros.” Estas experiencias que no multiplicamos por no hacer este trabajo demasiado largo, y porque todos Ustedes pueden ieerlas en la obra de Claudio Bernard, demuestran que despues de la seccion del nervio gran simpático la presion arterial aumenta: como para que la presion arterial aumente es nece- sario que los vasos contengan mayor cantidad de sangre, y co- mo para que los vasos contengan mayor cantidad de sangre han de estar indispensablemente dilatados, y como por último la dilatacion no puede ser jamás ocasivnada por la excitacion, de ahí que esos vasos se hallan paralizados. A las experiencias ya referidas agregarómos esta otra del mismo Claudio Bernard para probar que los fenómenos que acompañan á la inflamacion dependen de la dilatacion de los vasos. A un conejo blanco se le cortaron los cordones del gran simpático en la region cervical. Algunos instantes despues la oreja del lado correspondiente á la lesion estaba mas roja y mas caliente que la del lado sano: sus vasos estaban manifies- T. V—96 278 tamente dilatados. Si se galvaniza el extremo periférico del nervio cortado, la rubicundez y el calor que existian desapa- recen para dar lugar á la palidez y al enfriamiento: en este momento los vasos están fuertemente contraidos. (Marey, pág. 311). Pero sin necesidad de invocar las experiencias fisiológicas, la sana razon comprende que los fenómenos que acompañan á las flegmasias tienen necesariamente que reconocer por causa la dilatacion de los vasos. , Hay una experiencia extremadamente sencilla, que Vds. mismos pueden practicar y que les convencerá de que los vasos no solo se dilatan y se contraen, sino aun mas, que en la con- gestion y en la inflamacion están dilatados. Introduzcan su mano en una vasija que contenga agua helada y al cabo de un instante la mano estará pálida, la piel arrugada, las sorti- jas caerán de los dedos, etc.; por el contrario introduzcan esa misma mano en agua caliente y sobrevendrán fenómenos opues- tos; aquella se pondrá roja, turgente, hinchada, dolorosa, las arterias latirán con fuerza, las sortijas no saldrán ó saldrán con dificultad de los dedos; en el primer caso existirá contrac- cion de los vasos, en el segundo dilatacion. Las experiencias fisiológicas nos han demostrado la"contrac- tilidad de los capilares, esas mismas experiencias y la sana ra- zon nos han convencido de que en la inflamacion hay dilatacion de los vasos, es decir, parálisis: la teoría, pues, exige que las inflamaciones sean combatidas con los excitantes. Tercero.—Hasta aquí llevamos demostrado: 1? que en la in- flamacion hay aumento de fibrina; 22 que las sangrias aumen- tan este elemento, y 3? que la flegmasia está caracterizada por la parálisis de los capilares. Vamos ahora á probar como con- secuencia forzosa de lo expuesto, que las sangrías son inútiles y perjudiciales en el tratamiento de las inflamaciones: son inútiles porque no ejercen ninguna accion sobre la parálisis de los capilares; y son perjudiciales, 12 porque en toda flegma- sia lo que debe tratar de combatirse es el aumento de plastici- dad, y la sangría disminuyendo los glóbulos y dejando la fibri- na, materia plástica por excelencia, en su cantidad normal, la hace predominar; 22 porque disminuyendo la serosidad de la 279 sangre deja á la fibrina, poderosa ya por la disminucion de los otros elementos, el tiempo de coagularse, de organizarse en el parénquima de los órganos; 3 porque disminuyendo la can- tidad de albúmina favorece los derrames de los tejidos y en las cavidades serosas; 4% porque aumentando la cantidad de. serosidad hace difícil y muchas veces imposible la reabsorcion de los productos plásticos; 5% porque léjos de ejercer accion contraria á la formacion de los neoplasmas y de la supura- cion que caracterizan las flegmasias, obran en el sentido de es. tas favoreciendo su marcha; 6% “porque miéntras mayor sea la disminucion de los glóbulos, mas grande será la tendencia de la sangre á coagularse por el predominio de la fibrina, y mas fácil la formacion de cuerpos fibrosos en el corazon y en los gruesos vasos”; 7% porque las sangrías, como ya hemos di- cho, producen un estado anémico, y todos los clínicos están de acuerdo en que la condicion mas propicia para el desarro. llo de la inflamacion es cierto estado de avbemia; 8? porque los glóbulos se reconstituyen lentamente, los enfermos nece- sitan un tiempo bastante largo para reponerlos; las convale- cencias son pues lentas y penosas; 9? porque toda flegmasia se acompaña de fiebre, y en esta hay siempre aumento de consu- mo de oxígeno, pues su carácter constante es la sobre-actividad anormal de las combustiones orgánicas; los glóbulos son en la economía el receptáculo del oxígeno, las emisiones sanguíneas disminuyendo aquellos disminuyen asímismo el oxígeno pre- cisamente en los momentos en que mas se necesita”; 10 porque en los tejidos flogosados existe una cantidad mas Ó ménos considerable de linfa plástica, derramada fuera de los vasos, que es mas espesa, mas coagulable miéntras mas se acerca al foco de la inflamacion. Esta exudacion debe su coagulabilidad á la fibrina, es decir, á ese mismo producto que hemos visto en exceso en la sangre de los individuos que padecen flegmasias y que asimismo hemos visto aumentar bajo el influjo de las emisiones sanguíneas; 11 porque abatiendo las fuerzas impide que el enfermo pueda recorrer las diversas faces de la enfer- medad y resistir á los esfuerzos de aquella. Si de la teoría pasamos á los hechos clínicos ¿qué hallamos? La comprobacion mas positiva de todo lo que aquella nos ha 280 enseñado: las curaciones mas sorprendentes con la proscripcion de las emisiones sanguíneas y el empleo del alcohol. No ignoramos todo lo que se ha escrito contra la estadísti- ca; no obstante persistimos en considerarla como el único me- dio de hacer adelantar la ciencia. Nos referimos á la estadísti- ca formada de buena fé con todo el esmero é imparcialidad que requiere trabajo tan importante; la nuestra ofrece todas las garantías apetecibles, pues las observacioues han sido reco- gidas por distintos alumnos y en diversos años, sin que en mu- chas de ellas hayamos intervenido. | En el año de 1849 decia el ilustre Malgalgne en el seno de la Academia Nacional de Medicina: “Además, Sres., hago co- mer á mis enfermos; los alimento asi que tienen hambre. No sangro sino cuando las indicaciones son urgentes y soy asimis- mo muy reservado con las otras emisiones sanguíneas. Mis opiniones de hoy no son con respecto á este particular las mismas de otras épocas. Discípulo de Val-de-Gráce, discípulo de Broussais, de quien tuve el honor de ser jefe de Clínica, he estado mucho tiempo preocupado y atormentado con el pensa- miento de la inflamacion, de la gastritis, y obraba influenciado por ese pensamiento. Pero los resultados deplorables que veia producirse por la dieta severa, por las emisiones sanguíneas, arrojaron la duda en mi espíritu. Pero sobre todo un documen- to publicado por la Administracion de los hospitales de Paris y que no ha sido suficientemente meditado por los cirujanos es el que me ha parecido arrojar sobre la cuestion una viva luz. Es el cuadro de la mortandad de los heridos recibidos en 1814 en los hospitales de Paris, perteneciendo á diferentes naciones; cuadro á cuyo lado estaba anotado el régimen á que habian estado sometidos los heridos, En ese cuadro figuran Franceses, Prusianos, Austriacos y Rusos; los heridos de las tres primeras categorías fuéron so- metidos á un régimen dietético severo; los Rusos, al contrario, fuéron sometidos raramente á caldo solo, mas raramente aun á dieta absoluta; los ménos graves tenian la porcion, otros me: dia porcion; ¿y sabeis de que se componia esta media porcion?: héla aquí: Un medio quilógramo de pan, 240 gramos de carne, 120 281 gramos de arroz ó legumbres, 1 decílitro de vino y 1 decílitro de aguardiente. Esto os admira? Pues bien, las cifras de la mortandad os ad- mirará'mas.—Héla aquí: Franceses, 1 sobre 7; Prusianos, 1 sobre 9; Austriacos, 1 so- bre 11; Rusos, 1 sobre 27. ¿Esta diferencia enorme no es bastante elocuente? Ella ha bas- tado, en cuanto á mí, para hacer modificar completamente mi práctica y veis que no me encuentro muy mal; bien entendido que no doy el aguardiente á mis heridos; pero los alimento cuanto apetecen y desde los primeros dias, así que cae la fie- bre, comienzo á darles vino y los resultados me han probado que estoy en el, buen camino.”—(Des plaies Parmes á feu, communications faites á 1 Académie nationale de Medecine par Mess. les Drs. Baudens, Roux, Malgaigne, dic. 1849.) Lástima que el sabio maestro no hubiera seguido estricta- mente la práctica de los Rusos, lástima que, á pesar de la enor- me diferencia de mortalidad, niegue el aguardiente á sus heri- dos; si hubiera procedido en todo como aquellos, habria tenido el placer de ofrecer una estadística tan halagiteña como la de los sabios extranjeros. Bennet en una memoria leida á la Sociedad de Edimburgo ha demostrado los inconvenientes de las emisiones sanguíneas en el tratamiento de las flegmasias. Del 19 de Julio de 1839 al 12 de Octubre de 1849 se han tratado seiscientos cuarenta y ocho enfermos de neumonía por las emisiones sanguíneas; dos- cientos veinte y cuatro han muerto. De 1849 á 1857, se han tratado setenta y cinco sin sangrías; setenta y dos han curado. De 85 enfermos de neumonia tratados por la sangría, 17 han muerto; de 189 sin sangrías solamente 14 han muerto (Dielt de Viena). Mithcell da por resultado una mortandad de 24 por 100 con sanerías, de 14 por 100 sin sangrías.—El mismo Bennet ha sometido esta importante cuestion á un estudio pro- fundo: comparando y agrupando los resultados obtenidos por Louis, Grisolle, Valleix y él mismo, ha llegado á esta conclu- sion: la mortandad se eleva á 1 sobre 3 con las sangrías; 1 sobre 7 con el tártaro emético; 1 sobre 13 con la espectacion; l sobre 26 con un tratamiento racional, pero sin sangría. 282 Nuestra estadística aunque mas modesta no es ménos valiosa. Desde el 1? de Octubre de 1864 al 30 de Setiembre de 1868 hemos tratado en nuestra pequeña sala de Clínica 516 indivi- duos afectados de enfermedades agudas, curando 480 y termi- nando por la muerte 36. stas enfermedades han sido: Amedalitisio. tu e 7 Curados 7 Muertos 0 abmeris! 11 Ss 5 A 5 pe 0 Marmortis 634 la 1 ' 1 be 0 Mlebitis. 0 ets AA: 2 y 2 zs 0 OM QUICISIOL Pur il Lect 105 RAS A 0 indovarditis 30 ani 5 X 2 y 3 Gastritis catarral._-/_--. 89 89 de 0 IO pALIDIS0L Ae a ds 39 40098 O Vintano mis ec pde 4 $ + . 0 Meningitis cérebro-espinal. 1 A 0 1 Meningo-encefalitis....---- 4 E al a ¿ Net monta NL A 60 NO as 8 PRCUTESTAA SS DA LE AL 12 AE 6 Le 2 Otis: RdA Ad 2 ps 2 4 0 ARO LIbIS- PSDOEOO APIO e Mi de 1 de 0 Orquitis?. 212 LI 0 e 1 e 1 as 0 y EE O 1 4: 1 É 0 Netas a tree ae, 7 2 Re 2 .s 0 Miositisd2 MUSA 1 as 1 ' 0 Phlegmatia alba dotan A | y 1 . 0 Rátóño A 72 A e 0 Congestion hepática.- ---- 16 ld sn 0 Disenteras. Coll ES 78 OMG, d, " Anglo lercitieo LA A TA 1 ke 1 e 0 IS bOMIA LISIS 20 COULD: 10 o 2 E 2 ze 0 Meningo-mielítis._-----.- 2 a 2 As 0 Weno mio. e A 2 E 1 e 1 IA E E De las 8 neumonias terminadas por la muerte, 4 llegaron á la sala con vastos abcesos; en el pulmon derecho 3, en el izquier- 283 do, 1. Otrofuéinvadido del cólera. Dos ofrecieron tuberculizacion en 2? grado, y uno neumonia doble sin complicaciones. De los 52 curados, 2 eran senil, 4 del lado izquierdo, (uno de estos en tercer grado) 17 del lado derecho (de estas en una el in- dividuo estaba caquéctico ofreciendo un hígado ceruminoso con albúmina en la orina: otra supuró formándose un vasto abceso en la base, ofreciendo además signos de tuberculizacion - en 2? grado: otra se complicó con la fiebre amarilla, 7 ofrecian signos de tuberculizacion, las restantes eran simples): 9 catar- rales, de estas eran dobles tres, una con hipertrofia del cora— zon. Además en tres casos la neumonia se complicó de enterí- tis, de pericarditis y derrame pleurítico En 4 era simple. Nos faltan 13 casos para completar el número de curados; pero no encontrando en los estados notas referéntes á ellos suponemos que fuesen simples. Entre nuestros neumónicos los habia de todas edades, cla- ses, condiciones y constituciones (hasta atléticas). Algunos de los curados deben considerarse como verdaderas resurrecciones; testigos de nuestras palabras son los Dres. Landeta y Lebredo. La forma inflamatoria al principio ha existido en casi todos los casos, degenerando mas tarde en la adinámica ó ataxo- adinámica. El deliro se ha observado 5 Ó 6 veces sin guardar relacion con el sitio de la neumonia. Excepcionalmente han aparecido fenómenos adinámicos en los primeros dias. El esta- do bilioso no se ha presentado una sola vez. Todos los enfermos afectados de reumatismo, se han curado sin ofrecer las complicaciones cardiacas ni cerebrales: la forma en que la enfermedad se ha presentado es la siguiente. ” Articular—blenorrágico. Muscular_---.-- id 08 Bolrarticular. 24 q 24 Mono-articular..._.__--- 6 Músculo-articular....-- 3 Generalizado.u ba es a] Suma. 69 Ki _— 284 De los musculares 12 eran lúmbago, 3 pleurodinia, 2 tortí- colis, 2 de las paredes del vientre: los restantes en los miembros superiores é inferiores. En uno poli-articular habia ademas cuando vino á la sala pleuro-neumonia del lado izquierdo; uno vino asimismo con endocarditis y reumatismo cerebral; otro traia un hidroperi- cardias y otro una púrpura hemorrágica. Faltan tres para la suma de los 72 entrados; desde luego suponemos que habrán sido casos simples, cuando no van señalados en las notas del estado. Solo hemos tenido 2 muertos de pleuresia y los dos habian dado lugar al hidrotórax. Todos los muertos de hepatitis eran crónicos: en 8 la infla- macion habia ya supurado cuando llegaron á la sala; uno se complicó de disentería; los dos restantes fuéron simples. Como se vé, nuestra estadística ofrece un excelente resulta- do: no hablamos de aquellas enfermedades consideradas casi como mortales por necesidad y que no son por cierto las que mas reclaman el empleo de las sangrías; en ese número están la endocarditis, la meningo-encefalitis, la meningitis cerebro- espinal, la meningo-mielitis y la meningitis, y aun en estos ca- sos hemos sido bastante felices para de 5 endocarditis curar dos; de cuatro meningo-encefalitis uno; de dos meningo-mieli- tis dos y de dos meningitis uno, siendo la que terminó por la muerte de naturaleza tuberculosa. :* Cuarto.—Demostrado que las emisiones sanguíneas no pue- den tener aplicacion en el tratamiento de las flegmasias, ¿cual será la medicacion que deba sustituirla? La lógica mas riguro- sa nos lleva al empleo de los excitantes, puesto que en las fleg- masias hay parálisis de los vasos. Ahora bien, entre los exci- tantes elegimos el alcohol: 1? por ser mucho mas barato y en- contrarse en todas partes, 22 por ser mas fácil de manejar y administrar, 32 porque es un alimento eminentemente com- bustible que se descompone con rapidez y cuya combustion limita necesariamente el gasto del organismo febricitante. En otros términos, la combustion exagerada, que es el hecho de la fiebre, se verifica en parte á expensas del alcohol absorbido en lugar de hacerlo por la sustancia orgánica. En resúmen, la ac- as 285 * cion terapéutica del alcohol es doble y sus dos efectos concut- ren al mismo fin: despertar la excitabilidad nerviosa, moderar los gastos materiales del enfermo.” Y no se diga que solo se han curado aquellos enfermos que ofrecian el estado adinámico, ó que eran de constitucion débil; muchísimos hemos tenido sin aquel estado, muchos de consti- tucion robusta y bastantes de constitucion atlética. Por otra parte, jamás hemos podido comprender como una sustancia contraria 4 una enfermedad local pueda, combatien- do el estado general, curar el local. El estado general depende por lo comun del estado local; pero suponiendo que aquel sea independiente de este, el alco- hol que es un excitante, combatirá el estado adinámico pero agravará la flegmasia. ¿Cómo, pues, vemos todos los dias que administrando el alcohol se cura á la vez el estado general y el local? Francamente confesamos que nuestra inteligencia no puede, no ha podido nunca comprender esta extraña manera de obrar de un medicamento. Si el aleohol, sustancia excl- tante, está contraindicado en la flegmasia, enfermedad esténi- ca, lo estará siempre, porque la flegmasia es constantemente igual, ella no varía, cualquiera que sea el estado general. Es preciso, pues, convenir en que si el alcohol cura la neu- monía en los individuos débiles Ó adinámicos, no es porque cura la debilidad ó la adinamia, sino porque combate la fleg- masla, El empleo de las emisiones sanguíneas pertenece á la histo- ria. Mucho trabajo, grandes esfuerzos nos ha costado dar cima - á la empresa que solos emprendimos; hoy, sin embargo, nos creemos suficientemente recompensados al ver que ocho gene- raciones médicas difunden por todas partes los principios que con tanta perseverancia hemos enseñado y que la sana razon y la práctica sancionan. Pero nuestra satisfaccion la hace to- davía mas grande el convencimiento íntimo de que entre los médicos habaneros el tratamiento de las enfermedades por las emisiones sanguíneas cuenta bien pocos adeptos. Un instante mas y terminamos. Al combatir una flegmasia no nos limitamos á proseribir las sangrias é indicar el alcohol; tenemos gran cuidado en alimentar á nuestros enfermos tan T. V—37 286 abundantemente como ellos lo deseen, extendiéndose esta prác- * tica á todas las afecciones agudas febriles Ó no. A esta mane- ra de proceder atribuimos los admirables resultados que dia- riamente obtenemos en la Clínica y que tan agradablemen te sorprenden á los alumnos. Sres: al descender de esta tribuna tengo la persuasion de que mi débil voz no quedará aislada; muchas y muy ilustradas se elevarán en este recinto, no solo porque la discusion es el al. ma, la vida de las Academias, sino tambien porque del choque de las opiniones es de donde brota la luz que ilumina el esca- broso sendero de la verdad. Fora CuBaAna. Revisio CATALOGI (GFRISEBACHIANI VEL ÍNDEX PLANTARUM Cu- BENSIUM; a Francisco A. Sauvalle. (Continúa.—V. Anales, t. V. pdg. 2837.) DICOTYLEDONES. XXV. MALPIGHIACEAE. (Continúa.) 294 STIGMAPHYLLON PERIPLOCIFOLIUM Juss Bejuco de San Pedro. 295 STIGMAPHYLLON SAGRAEANUM Juss.... 1d. id. id. 296 STIGMAPHYLLON LINEARE Wr.. ....... rd id. 1d. 297 BANISTERIA PAUCIFLORA Kth. 298 HETEROPTERIS LAURIFOLIA Juss........ Vergajo de toro. 299 "TRIOPTERIS RÍGIDA Wo. y topes ,».» San Pedro deflor azul. 300 TETRAPTERIS AEQUALIS Spec. nov. foliis membranaceis, ellipticis, apice ob- tusis, basi rotundatis, costis prima- riis utrinque 4--5 breviter petiola- tis; paniculis puberulis paucifloris, dichotome ramosis; pedicellis infra 301 302 303 304 305 306 307 287 medium articulatis et bibracteola- tis, bracteolis minimis; fructui (alis inciusis) oasis: carpidiis puberulis, cristatis; alis superiori- bus subspathulatis, inferiores du- plo superantibus. Por haberse perdido la targeta no se sabe con fijeza en que punto de la Vuelta de arriba se halló. XXVI. ZYGOPHYLLACEAE. ¡DRIBULUS CISTOIDES Loaiitanioos sano . Abrojo. TRIBULUS MAXIMUS L........ GE IE 1d. GUATACUM OFFICINALE L.......... 0.0.0. GUAyAcan. GUATACUM SANCTUM Da. ccovacacinaa nido. Guayacancillo. XXVII. GERANIACEAF. OXALIS CORNICULATA Í ..... A OXALIS FRUTESCENS L.............o.o..o. 1d. OXALIS VICLACEA L. O. intermedia Rich. XXVI. RUTACEAE. GALIPEA OSSANA DOC. RAVENIA SPECTABILIS Planch... .....- Lemonia. PILOCARPUS HETEROPAYLLUS A. Gray. ZANTHOXYLUM TERNATUM Sw. 4. lae- AOS UI, AS 1 tas ass “ZANTHOXYLUM TAEDIOSUM Rich.” ZANTHOXYLUM SPINOSUM Sw. Tubinia Desv. Gris. ZANTHOXYLUM EMARGINATUM Sw. Zo- DIA DES ONO midis inicios rod es ZANTHOXYLUM DUMOSUM Rich. Faga- ra Gris. ZANTHOXYLUM STENOPTERUM. Nagara Gai Dt NS ls oe ds ZANTHOXYLUM PHYLLOPTERUM. Fugara Gris. Mate árbol. Bayuda. Chivo. Tomeguin. 318 319 320 321 322 323 324 325 326 327 328 329 330 381 332 339 334 395 336 337 338 339 340 341 342 343 288 ZANTHOXYLUM PTEROTA H. B. Kth. Fagara lentiscifolia Gris......ooo..... Tomeguin. Limoncillo. ZANTHOXYLUM? GRACILE. Fagara Gris. ZANTHOXYLUM CLAVA HERCULIS L..... Ayuda ú Ayúa. ZANTHOXYLUM AROMATICUM Willd. ZANTHOXYLUM JUGLANDIFOLIUM Willd Ayuda blanca. ZANTHOXYLUM DUPLICIPUNCTATUM Wr Ayuda varía. ZANTHOXYLUM PISTACIAEFOLIUM Gris. ZANTHOXYLUM BOMBACIFOLIVM Rich.. Ayuda sin espinas. CITRUS AURANTIUM L..........moo...»... Naranjo agrio. CITRUS, LIMONUM DG ..¿l nicernasott rado OA XXIX. SIMARUBACEAE. CASTELA ERECTA Turp. SIMARUBA GLAUCA DOC.............:.....s Palo blanco. SIMARUBA LAEVIS Gris. BRUNELLIA COMOCLADIFOLIA Kth. SPATHELIA SIMPLEX L. SPATHELIA VERNICOSA Tul. an var. prioris? PICRAMNIA PENTANDRA DW... ....<....... Aguedita. “PICRAMNIA ANTIDESMA SW” ............ Brasilete falso. PICRAMNIA RETICULATA Gris. XXX. OCHNACKAE. GOMPHIA ELLIPTICA R. (7. pinetorum Wiis acraroas caricia ana banda dele nar. GOMPHIA ILICIFOLIA DO................. Guanabanilla de sa- bana. GOMPHIA NITIDA Sw? G. acuminata R. Guanabanilla de mon- te. GOMPHIA ALATERNIFOLIA Rich. ........ Guanabanilla. GOMPHIA REVOLUTA WHr.....ocoosoco.... 1d. XXXI. BURSERACEAE. BURSERA GUMMIFERA L............:.... Almácigo amarillo. BURSERA ANGUSTATA Wr.......oooo.....» Almácigo de paredon. 344 BURSERA GLAUCA GTIS....... tia Ayúa prieta: 345 BURSERA HEPTAPHYLLA. fcica copal KR. Copal. 346 —AMYRIS SYLVATICA JacQ. .......o..... ... Cuabilla. 347 AMYRIS MARITIMA JacQ........ de 0 Cuaba de costa. 348 .AmYrIs PLUMIERI DC...... A . Cuaba de monte. 349 .—AMYRIS BALSAMIFERA L. A. sylvatica var. Gris. non Jacq......... a. ... Cuaba blanca.---Palo de roble. 350 AMYRIS LINEATA Wr. 351 —AMYRIS AXILLIFLORA Gris. 352 JHEDWIGIA BALSAMIFERA Sw. l/cica DO A Palo cochino. XXXII. MELIACEAE. 3538 GUAREA TRICHILOIDES L......... E Yamao. 354 MoscHOXYLUM TRACHYANTHUM Gris. 355 TRICHILIA SPONDIOIDES Sw. Cupania irachycarpa CPI. oqauoldas dera sip . Cabo de hacha. 356 TkrICHILIA HAVANENSIS JacQ........ .... Ciguaraya. 357 TRICHILIA MINOR Rich...............-.=» Ciguaraya macho. 358 SWwIETENIA MAHAGONI L....... DAD DA; 359 CEDRELA ODORATA Lucoococosnccorcosnosos COTO, XXXIII. CHAILLETIACEAE. 360 “CHAILLETIA CUBENSIS Poep. € Endl.” 361 TAPURA CUBENSIS GriS...........«.o»-»... Vigueta Naranja. Hay otra que es Rubiacea. XXXIV. OLACACEARE. 362 XIMENIA AMERICANA L.......ooomoom.... Jia manzanilla. Ci- ruelo cimarron. 363 SCHOEPFIA CHRYSOPHYLLOIDES Planch. 364 SCHOEPFIA DIDYMA Wr. 365 |¿SCHOEPFIA OBOVATA Sp. nov. fruti- cosa, ramosa; foliis subcoriaceis, obovatis, basi 8-5 nervi angusta- tis, breviter petiolatis, junioribus membranaceis, duplo minoribus; pedunculis bifloris, axillaribus, so- 366 - 867 308 369 370 371 312 313 3714 315 376. 317 3718 919 380 290 litariis, flores subaequantibus, fo- liis annotinis pluries brevioribus; calyce sublobato, ciliato; corolla tu- buloso-cyathiformi, atrorubra, 5-6 loba, lobis vvato-deltoideis, acutis, reflexis, intus glabris; antheris ad faucem sessilibus, (filamentis tubo corollae adnatis;) stylo corolla bre- —viore, ovarium 4-3 ovulatum ae quante. En terrenos llanos y bajos en la proximidad de manglares en el po- trero Manati cerca de Trinidad. Florece en Marzo. MArPra RACEMOSA Jacq. M. angusti- folía Gris. POoRAQUEIBA CUBENSIS Wr. XXXV. ILICACEAE. ÍLEX REPANDA Gris. 1. díoica Gris. ÍLEX MONTANA GHUIS ooooooom..... A ÍILEx OccIDENTALIS Macf. 1. celastroi- des Grissom la. Ea io, ed ÍLEX CELASTROIDES K]l? ILEX MINUTIFOLIA Rich. ILex DamooN Walter 1. lanceolata Gris. » XXXVI. CELASTRACEAE MAYTENUS LINEATUS Wr................ MAYTENUS CUNEIFOLIUS Gris............ MAYTENUS BUXIFOLIUS Gris. Var. elae- odendroides Gris.vap. lulifulius Gris. var. cochlearifolins (Gris. var. par- vifolius Gris. Celastrus parvifolins ERCAPEE INS 0 E ES A ELAEODENDRON ATTENUATUM R. Z. divicum QriS......... A A A MYGINDA INTEGRIFOLIA Lam. MYGINDA URAGOGA JacQ.....ocooomoc.oo.. MYGINDA PUNGENS, Sp. nov. Fruticosa Acebo de Sierra. Acebo. Nazareno. Guairage de Sierra, Boje. Piñipiñi. Yerba Maravedí. 381 382 383 384 385 386 387 388 389 390 391 392 393 394 395 396 397 398 399 291 divaricato-ramosa; ramulis intrin- catis; foliis coriaceis, oblongis, re- curvatis, complicatis, svbsessilibus, reticulato-venosis, profunde sinu- ato-lobatis, lobis utrinque 2-3 cum terminali rigide mucronatis; cymis- laxe dichotomis, paucifloris, fo- lium aequantibus, bracteolatis; ca- Iycis lobis rotundatis; petalis luteo- viridibus, late ovatis, obtusis, ca- Iycera plus dublo superantibus, sta- mina vix aequantibus; stylo ovario aequali; stigmate obtuso indiviso. Myginda ilicifolia Gris. non. Lam. MYGINDA ILICIFOLIA Lam. MYGINDA LATIFOLIA Sw. MYGINDA RHACOMA Sw. MYGINDA PALLENS Sm. ScHAEFFERIA FRUTESCENS Jacq. HiPPOCRATEA MALPIGHIFOLIA Rudg.... HiPPOCRATEA OVATA Lam .....mooooo.oo z HIPPOCRATEA CORIACEA Wr. SALACIA VERRUCOSA Wr. Anthodon Gris. XXXVII. RHAMNACEAE. SARCOMPHALUS HAVANENSIS (Gris ...... SARCOMPHALUS DIVARICATUS Gris...... SARCOMPHALUS ACUTIFOLIUS Gris...... RHAMNIDIUM REVOLUTUM Wr. Elaeo- dendron Xylocarpum GriS. ..0ocomooooo RHAMNIDIUM RETUSUM GHrIS...... ...... RHAMNIDIUM RETICULATUM GHrIS....... REYNOSIA LATIFOLIA Gris. REYNOSIA MUCRONATA Gris. ReYNosra RETUSA Gris. COLUBRINA RECLINATA Brogn.. .......- Castaña purgante. Bejuco de cruz. Azofaifa de costa. Azofaifa de playa. Azofaifa de costa. Almendrillo de costa. Pinipiñi de sabana. Almendrillo. (Vuelta abajo.) Almendrillo. (Vuelta arriba.) Jayujabico. abajo.) (Vuelta 292 COLUBRINA ACUMINATA Gris... ......... Jayajabico. COLUBRINA CUBENSIS Brogn............. Bijáguara. COLUBRINA FERRUGINEA Brogn......... id. GOUANIA DOMINGENSIS L. ............... Bejuco leñatero. Ja- boncillo bejuco. GOUANIA TOMENTOSA Jacq. XXXVII. VITACEAE. VITIS BIPINNATA Yorr. y Gray. VITIS QUINQUEFOLIA Lam................ Bejuco Ubí macho. Parrita cimarrona VrITIS TRIFOLIATA Mor. var. alata Jacq. Cissus Jacq. GliS...coonoooo cooonoo..... Bejuco Ubi macho. VITIS TRIFOLIATA var. rhombifolia. ... Bejuco Ubi. | VITIS TRIFOLIATA var. 0bovata ........ Ubi de 3 hojas. Ubi macho. VITIS TRIFOLIATA var. intermedia.. .. Ubí macho. VITIS SICYOIDES MOT. ..ooococoneon... ED e VITIS SICYOIDES Mor. var. sylvestris.. Ubí. VITIS CARIBAEADO. Vitis indica Mor.? Parra cimarrona. VITIS/ACIDA Mor. aeoceons sesmoncaaacio. U'bi agrio. Mor. “VITIS QUADRANGULARIS Mor.”........ Ubí de vejigatorios Mor. “SV TITIS ¡CORDIFOLLA Mori ao. aioadoss DA del hoja "ancha Mor. “VITIS LABRUSCA L.” sec Mor.......... Parra cimarrona. Vitis INDICA DL. sec Mor). ¿dit Ladd A Jud, XXXIX. SAPINDACEAE CARDIOSPERMUM HALICACABUM L...... Farolitos. SERJANIA PANICULATA Kth...... » .uss» Bejuco de corrales. SERJANIA LUCIDA Schum................ Bejuco colorado. SERJANIA LUPULINA Schum. 8. crena- ta Gris. Var. angustifolia ........... Bejuco de corrales. SERJANIA ATROLINEATA 'spec. nov. alte scaudens; foliis 2 ternatis, epuncta- tis, subtus atrolineatis, foliolis oblongis, acuminatis, supra me- dium paucidentatis, lateralibus ba- si abrupte, terminali longius an- 424 425 426 427 428 429 430 431 432 435 434 435 436 ST 438 439 293 gustatis, subsessilibus; petiolo exa- lato; panicula longissima, albido-- tomentella; ramis divaricatis; ala cordato--oblonga carpidia glabrata dorso marginante--Serjania divari- cata Gris. non Schum. SERJANIA ALBOPUNCTATA Wr. PAULLINIA FUSCESCENS Kth. PAULLINIA CURASSAVICA L. PAULLINIA PINNATA L. SCHMIDELIA RIGIDA Sw. SCHMIDELIA OCCIDENTALIS Sw....... A SCHMIDELIA COMINIA HW........omo 2.0.0... CUPANIA GLABRA Sw. var. multijuga.. C. multijuga Rich. CUPANIA AMERICANA L....... oa CUPANIA MACROPHYLLA Rich.......... e RATONIA APETALA Gris...... a E QUA INATONTA: SPATHUDADA tdi coaa THEOUENTA ERTPOLIA TA: PO a THouINIA NERVOSA Gris. Sehmidelia LA DR THOUINIA PULVERULENTA Gris. THOUINIA ROTUNDATA Sp. Nov. fruti- cosa; ramulis glabrescentibus; fo- liis trifoliolatis, petiolo sub duplo longioribus; foliolis petiolulatis, rotundatis, utrinque obtusissimis supra nitidis venoso--reticulatis, subtis pallidioribus, prominenti-- costatis et reticulatis, puberulis, margine sinuato--denticulatis; ra- cemis spiciformibus, albido--pube- rulis, brevibus; floribus masculis minutis; calycis lobis oblongis pe- tala intus villosa vix superanti- bus. En los Portales de Guanes. En Enero con botones y algunas flores. 440 HUERTEA CUBENSIS Gris. 441 SAPINDUS SAPONARIA LL... ovio soccno dono Palo de caja. 1d. 1d. Guara de costa. Guara (la comun.) Guara macho. Macurige. 1d. Chicharroncillo de costa. Canelillo. Jaboncillo. [P. V--38 294 442 HYPELATE TRIFOLIATA Sw. Cupania op- posttijolía” Ta... sais E LOS: Yaicuage de costa. 443 HYPELATE PANICULATA Camb. ......... Yaicuage (el comun.) 444 DoDoxaza viscosa L. 445 'TURPINIA OCCIDENTALIS Don. XL. SABIACEAE. 446 MELIOSMA OPPOSITIFOLIA Grjs. XI. ANACARDIACEAE. 447 RHUS COPALLINA L........ EA AOL Añil del pinar. 348 Ruus Meroprrum L. Rh. 6xymetopium A A ri A ..«.« Guao de costa. 449 RHUS VENOSA Gris. 450 RHUS LINEATIFOLIA Ort. 451 CoMOCLADIA DENTATA JacQ.............. Guao, 452 CoMOCLADIA PLATYPHYLLA Rich. ..... id: « 458 MANGIFERA INDICA L.....o cooom.oo .. . Mango. 454 SPONDIAS LUTEA L..... ....... ODO: (Continuard.) APUNTES PARA LA FLORA CuBANa; por D. Tomás Gonzalez y Delgado. (Continúan.—N. Anales, t.V, pág. 205.) REVISTA DE LAS PLANTAS CITADAS COMO DE LA ISLA DE CUBA POR C. SPRENGEL. (Continúa.—V. Anales. t. V. pag. 210.) XII. ICOSANDRIA. Genus Myrtus, Lin. M. TUBERCULATA Krum. in Humb. et Bonp. Nov. gen. et sp., VI, p. 148. —Cuba: Spreng. 1. c., IL, p. 484; Griseb. (Bugenia) l. c., p. 87. Crescit circa Havanam, Aq. Rich. (Ldem) l. c., L p. 280. Ha pasado al género Bugenia, Michl. La denominacion especí- fica expresa bien uno de los caractéres más notables de esta plan- 295 ta: sus ramas y hojas sembradas de glándulas en forma de tubér- culos. —Vulgo cubano: Guairajillo. [1] Genus Sesuvium, Lin. S. MICROPHYLLUM WiLLD., num. plant. hort. berol., 521.-—Cuba: l. c., IL p. 504; Griseb. /l. c., p. 22. Crescit in maritimis insulae Cu- bae, Aq. Rich. (. e., me p. 303. No creemos razonable que Grisebach reuna al S. portulacastrum L. la planta que en la Flora Cubana de Richard se nombra S. mi- crophyllum Willd.: ambas especies aparecen distintas y muy bien caracterizadas.—Vulgo cubano [genérico]: Verdolaga de la mar ó de la playa; Yerba de vidrio. XIII. PoLYANDRIA. s Genus Tisiliz, Lin. T. LuTEa L., Mantis plant., 247.—Cuba: Spreng. l. c., IL, p. 568; [nomine Trilicis crucis] l. c., p. 8. Crescil in locis depressis humidisque littoris; Guantx ar, Canasí, ect., Aq. Rich. [nomine Prockiae crucis] les Lp.:86, Esta especie es la misma que Linneo habia llamado ántes Pro- ckia crucis, conservada de esta manera por Richard, aunque lleva- da al género Trilix por Grisebach; pero nos decidimos por la opi- nion del primero, entre otras razones, por no ser el género Trilizx en nada distinto del Prockia, que es anterior: botánicos de alguna nota lo han eliminado. Para Grissebach la Prockia tomentosa Rich. no es más que una forma de la presente especie. La madera de és- ta suele alguna veces utilizarse.—Vulgo cubano: Guásima de costa; Guasimilla, Genus Corchorus, Lin. C. FOLIOSUS SPRENG., Vyst. veg., IL, p. 583.—Cuba, Spreng. l. c. Próxima al €. siliquosus L. (nuestro Mulva te), de la cual apenas difiere por sus hojas crenuladas en vez de aserradas, y por sus cá- psulas ásperas y no lisas. ¿Será acaso una de las muchas formas en que se presenta la especie de Linneo? Genus Guatteria, Rz. et Pav. G. VIRGATA Sw1IZ., Uvaria, Flor. Ind. occid. IL, p. 999 (in Spreng., virgata Dun.) —Cuba: Spreng. l. c., HL, p. 635; Griseb. [Oxandra] l.c., p. 4 Ag. Rich. [dem] l. c., 1, p. 20. AAA KXÉÁ [1] Igual denominacion reciben las especies £. rerrucosa Rich. et axillaris Swtz. 296 Pertenece al género Bocagea, Benth. el Hook. La voz específica denota sus ramas mimbreadas. Este elegante y abundantisimo ár- bol suministra una madera flexible, muy resistente y bastante usa- da; igualmente una corteza cuyo decocto se recomienda demasiado como antitetánico.—Vulgo cubano: Yaya. [1] Genus Clematis, Lin. C. HAVANENSIS KrTH. in Humb. et Bonp. Nov. gen. et sp., V, p. 38. —Cuba: Spreng. l. c., IL p. 665; Griseb. [in synon. Clematidis dioicae] l, c., p. 1. Crescit in ruderatis et incultis maritímis insulae Cubae; ex grat: Vuelta de Abajo; Potrero de la Kiosa. ln sylvis, usque ad. api- cem arborum scandit et flores profert. Crescit quosque in Jagua ( juris- dictione de Matanzas), Aq. Ric. l. c., L p. 4. Grisebach últimamente considera á las C. havanensis Kth. ex Rich., pallida Rich., domiínica Lam. et Catesbyana Rich. [nec Purs,] como formas de la Clematis dioica L. Lo mismo que las Clemáti- des europeas, es uu poderoso rubefaciente y aun vexicante, debien- do sus propiedades, como casi todas las ranunculáceas, á un prin- cipio acre y cáustico, muy volátil. En otras Antillas usan el zamo dilatado en agua contra las esfélides.—Vulgo cubano: Cabellos de angel. C. DOMINICA Lam., Dict., UL, p. 45.— Cuba: Spreng. l.c., UH, p. 667; Griseb. [in synon. Clematidis dioicae] l. c. Crescit in Havana sepibus (Sacq.), Ag. Rich. !. c., L p. 6. Véase la especie precedente.--Vulgo cubano: Cabellos de ángel. XIV. DIDYNAMIA. Genus Scutellaria, Lin. S. HAVANENSIS JACO., Observat. botan., Y, p. 5, t. 29.-—Cuba: Spreng. l. c., IL, p. 701; Griseb. /. c., p. 214. Crescit inter rupes et saxa montis Líbano, juxta Santiago de Cuba, ect., Aq. Rich. (nomi- ne Schutellariae cubensis) l. c., IL, p. 158. La especie que Richard da en su Flora con el nombre de Scute- llaria cubensíis es esta misma: debe ir por tanto á la sinonimia. Se tiene esta planta como tónica y antiespasmódica.-——Vulgo cubano: Escudo de la Habana (Ramos). (Continuará.) [1] Denominación que tambien se aplica á dos especies del género Asimina. AÑO METEOROLOGICO DE 1868, Sres. Directores de los Anales de la Academia. Como en años anteriores envio á Vds. el resúmen de las observaciones climatológicas de la Habana, recogidas en el Observatorio magnético meteorológico del Colegio de Be- len, siempre constante en esta clase de estudios tan provechosos á la medicina, á la agri- cultura y á otros ramos del saber humano. Las apreciaciones de todos los modificadores atmosféricos observados en el ¡presente año con relacion áda pertinaz epidemia del cólera, aumentando ya sus tendencias natu- rales de trasmision, ya atenuándolas, ya extinguiéndolas, son objeto de profundas, lucu- braciones científicas y dignas de hombres competentes. Aquí solo consigno, que la epi- demia desarrollada en Octubre 19 del 67 (otoño) elevó su mortandad en invierno á 1438 atenuándose en primavera, para tornar inplacable en verano con 1669 víctimas segun el cuadro que tambien incluyo.—Para aquellos que nos han preguntado la razon de la dife- rencia que hay entre el año astronómico y el meteorológico, lo mismo que entre las esta- ciones consideradas bajo estos dos aspectos, respondemos que las estaciones astronómi- cas son absolutamente dependientes del curso aparente del Sol, 6 sea de su posicion respectivamente á la tierra; las meteorológicas se encuentran única y exclusivamente ligadas á la marcha de la temperatura; pues segun un crecido número de observaciones, corresponde generalmente el máximum de temperatura anual con el 15 de Julio y el mí- nimum con el 15 de Enero.—Noviembre 30 de 1868,—Dr. Ambrosio Gonzalez del Valle. ESTUDIOS DEL AÑO VENCIDO EN 30 DE NOVIEMBRE, PRACTICADOS EN EL OBSERVATORIO DEL REAI1. COLEGIO DE BELEN, Á CARGO DE LA COMPAÑIA DE JESUS, DE LA CIUDAD DE La HABANA. BAROMETRO EN MILIMETROS Y A 0 DE TEMPERATURA. Invierno. |Primavera. Verano. Otoño. En el año. Altura máxima observada en..| 768:44 (a) 76738 (a)| 764'48 (a)| 76579 (a)] 76844 (a) A 75628 (b)| 754:12 (b)| 755:61 (b)| 75549 (b)| 754:12 (b) media. a dos, 14: 760'96 761:07 76026 76136 Diferencias extremas........| 01216 01396 008:'87 01030 01432 ( 31 E 6 E 19h 6 Pa 31 E o enero marzo. 9 julio. novbre. enero. Fechas delas observaciones. $ (b) (b) (b) (b) (b) dd U3l diciemb.! 23 mayo. | 9junio. |14 octubre.| 23 mayo. TERMOMETRO CENTIGRADO. | Primavera. Invierno. Verano. Otoño. | En elaño. Temperatura máxima.....-.. 29:4 [a] | 35% [a] UNAS TEA SYM Id. mínima....... Se 137 [b]| 15'0[b] | 228 [b]| 15'6[b] | 150 [b] cda coc e 236 267 | 293 | 266 26:6 Diferencias extremas..-...-- 157 206 | 149 | 189 227 ( [a] [a] [[a]26junio [a] [a]26 junio F - 3 | 29 enero. 17 abril. | y 1? julio. | 4octubre.| y 1? julio. echas de las observaciones ] [b] (b] (b] (h] (b] 1/20 febrero. | 23 mayo. 24 agosto. 125 novbre.| 23 marzo. 298 TENSION DEL VAPOR EXPRESADO EN mm. Invierno. |¡Primavera.| Verano. Otoño. | En el año. Tension máxima: 2222. 022. 203€ [a]| 2458 [a]| 2582 (a)] 2803 (a)| 2803 [a] Td MÍNIMA dal 0850 [b]| 0838 (b]| 12:13 (b)| 0937 (b)| 08'38 [b] Time diarrea A 15'97 17-17 91'44 2057 18 94 ( 3 a 9 e 6 al 22 de bre [22 e EN enero. mayo. | 6 agosto. octubre 122 octubre. Fechas de las observacienes. $ b [b] (bo (b) [b] 1/18 febrero | 10 abril. 123 agosto. |24 novbre.! 10 abril. HUMEDAD RELATIVA. aa Primavera.| Verano. Otoño. En el año. Humedad máxima...--.. .... 95 94 94 93 95 Td Amina Ao, MEN 39 35 44 AR 35 TA me Ar ae Sa ES | 7450 68'6 1 767 729 EVAPORACION Í Evaporacion máxima........ IN 107 92 92 107 Vdrefridma ¿0 2L ace Mero AN 15 07 02 12 02 Id. Media sida e | 43 56 11515449 43 48 Total de agua evaporada en elaño.... 17831 CANTIDAD DE AGUA CAIDA EN m..m. Número de dias de lluvia....| 13 16 37 42 108 mm Total de agua llovida.. ..-... 2466 2982 1972 5780 1320'0 Cantidad máxima en un dia..| 657 (a)| 660(a) | 352 (a) | 850 (a) | 85% (a) (a) (a (a) ca) (a) Dias de mas llnvia...--.--.. 31 diciemb | 20 Abril. 124 agosto. [14 novbre.! 14 novbre. k a VIENTOS REINANTES. Y Invierno. | Primavera. Verano. | Otoño. N. 652 57' E. | N. 68 31" E. NIS37 05 B: | N. 719 17 E. NOTA.—Posicion geográfica del Observatorio: Latitud N. 932 8' 14” 5.—Longitud 79? 9” 49” 8. Oeste de San Fernando.—Altura sobre el nivel del mar 19 metros 297. EPIDEMIA OBSERVADA EN LA HABANA EN LAS ESTACIONES DE 1868. Invierno. Primavera. Verano. Otoño. Invadidos | Muertos. lInvadidos | Muertos. |Invadidos.| Muertos. |Invadidos.| Muertos. 2286 1438 46 2970 1669 220 142 RESUMEN. Total de invadidos. 5.522 Total de muertos.. 3.277 NOTA.—Desarrollada á weliados del otoño pasado se contaron en esa estacion.—In- vadidos 1737.—Mue:tos 936 que hacen el Total general de 7259 para 4213 defunciones. 299 oz [0 'pT 'asals'sZ/0r aleteo LLE 1er erelfe.sa [s1 [v33 [6í€s |21'2c98'T ce'9 reojo zae/6'L ESaajo” ceca “es | 61 8'39 [Z'pg fos o 0830 [98 'OS'ANJE'08 ¿T/32| 6ejes'61|34T [Se GIO TAB S3 [EP ¡988 [9/23 j6T'62|2€/£ TO'8S/8e Toje zeaver |0B3 1ecaiaas | 6/9 [8 TS [440 [68 cemrr jos el69463 491 Gejpe eroce (92:91 98 0RfUc3 [64 (1 Sr [0063 fes'09|vT'3 [s6'6840zolo'oeR|0íz [s'resipioeajo'ze | 18 ¡6/Te (0'se [es "low le3 [9'9 "IsFs|. 08/61 /32| T6jOSRILP mueres 6Iuvé flo sl6T pza [ozzo res a66ceb cojo Lecir [120 Taraetes ¿T ze are e “"le“clo'r [99 "Sla'222E¡89| Selec '¿r00'8 (OP Z19vOR|e re (96 |16r [4e3 [09 T9|Iv'3 [2e'09 EZ zojb'cza|6'ar L068 0 ES88' ze | 08 [419 [po loz “=igelo'z (0'9 “HIS]O'E2/6%|T9| 0609 PTIEZ'P (S8'OT|899IJO'GG [TT 9'ST [993 [EE'E9 PO'S 1809 L8'Enf0'ERG|E 8 e6re laa ze | 6v |46p [9 vs [ez “"peio'e [oz “asalzcoeeleh| Isiepare9'p [28 60/copTj9 13 [1L [LL [eve [es e9l.e'3 vo'39 rr cole'rez2'0r [69129 zerlo'es | SE [STC [8 ra fra go lema y [Sz "Ha EL 36/29] beltg eros? 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[Soraeeeques | ) O RATIO TT TA CANTO RIADA DAI PARTNER a ii "pnbD 9p LOdÍDA J9p UOISUAJ, "O4/QUQUILA,T, "OLNAITIA "DUDO PPPANUNITT "OLMO "IDPLOZIL0Y DZLINMAI UOIIDUNIAT "VI "TEO E$Yu0d SALNEUE MIA YOd SVOTDOTOUOZLEN A SVOLLENDVNA SENOIOVAUUSTO ANALES DE LA REAJ ACADEMIA DE CIENCIAS MEDICAS, PISICAS Y NACURALOS DE LA HABANA. REVISTA GIENTIFICA. ENERO DE 1869. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA. (SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 11 DE OCTUBRE DE 1868.) SRES. ACADEMICOS CONCURRENTES. —Dr. (Cutierrez, Presidente; — Giralt, Cottilla, Bruzon, García, Ambrosio G. del Valle, J. Val- dés Castro, Vilaró, Ramos, M y J. Fernandez de Castro, Sauval- le, Zayas [D. Joaquin], V. 4. de Castro, La Calle, Ruz, Ra- márez, Landeta, Lebredo, Raimundo Castro, Valdés Aguirre, Hi- ta, Govantes, Rodriguez, Llorente, Conde de Pozos Dulces, 1". Poey, Várgas Machuca, Miranda, Lastres, Hernandez; —Mestre, Secretario. Abierta la sesion á la hora de costumbre y con la asistencia de los Sres. Académicos que arriba se expresan, se dió lectura por el Secretario general al acta de la sesion anterior, la cual fué aprobada despues de haber manifestado los Sres. Zayas y Lebredo el deseo de que constara en ella—el primero que las observaciones por él recogidas de diariea de los paises cáli- T. V-39 302 dos se referian á personas adultas, en las mejores condiciones y morigeradas; y el segundo, que en su discusion con el Dr. Giralt se habia colocado en el mismo terreno que éste, dando á la palabra enteritis el sentido que le concede la Escuela ale- mana. El Sr. D. Vicente A. de Castro propone un voto de oracias para el Secretario con motivo de la redaccion de las actas, á cuyo voto se asocia la Academia. CorrespoxDENcIa.—Leyéronse en seguida: 12 dos invitaciones del Gobierno Superior civil para los dias de los reyes de Es- paña; 22 dos comunicaciones de los Sres. Aguilera y Cowley (D. Rafael) excusando su falta de asistencia; 32 una comuni- cacion del Dr. Amussat, de Paris, dando á la Academia las gracias por el nombramiento que en él recayera de socio cot- responsal, y enviándole varias memorias relativas á la gálva- no-cáustica térmica, á la esterilidad, á las fístulas del ano, hi- pospadias, hernias y á las estrecheces de la uretra; 4? un oficio del Sr. D. José Fernandez de Castro, acompañando su dis- curso de presentacion: fué nombrado para contestarle el Dr. Lebredo. Comunicaciones. —El Dr. Lebredo presenta la tésis del Dr. D. Adolfo Landeta sobre el asiento de las estrecheces de la uretra y el espasmo que las acompaña; y al dar cuenta de su contenido, pone en conocimiento de la Academia que ha me- recido una mencion honorífica de la Escuela de París: se acuer- da dar las gracias al Sr. Landeta y depositar su memoria en la Biblioteca. El Dr. Horstmann presenta un enfermo con un tumor enor- me ulcerado en la region posterior de la cabeza: considerado como un seudo-plasma heterormofo, al principio ofrecia mas bien los caractéres de un tumor fibro-plástico, pero los puntos gangrenosos que despues se han notado son sin duda mas pro- pios de los verdaderos encefaloides. Cree el Sr. Horstmann peligrosa la operacion, no solo por el tamaño del tumor, sino por la denudacion del hueso á que habia de dar lugar. El Dr. La Calle presenta un enfermo de catarata congénita y estacionaria, en que habia practicado la discision y la ex- traccion lineal con muy buen éxito, no existiendo núcleo en la opacidad. Aunque Graefe aconseja para semejantes casos 305 la queratotomía inferior, el Sr. La Calle ha preferido otro proceder: ha roto la cápsula y comenzado la extraccion lineal, con cuyo medio se consigue el resultado sin el coloboma infe- rior á que expone el método de Graefe. El Sr. La Calle ha creido interesante este caso por el éxito de la operacion y por ser raro: en su práctica no ha tenido ocasion de ver sino tres ejemplos. A propuesta del Sr. Lebredo, se redactará la observacion por el mismo operador, publicándose en los Anales. El Dr. Giralt refiere un caso de su clínica, de reumatismo po- liarticular, con síntomas cardiacos y pulmonares, endocarditis pioémica, embolias en el cerebro y pulmon. La autopsia vino á confirmar el diagnóstico hecho por el Sr. Giralt, quien en el año de 64 observó otro caso igual consignado en sus Confe- rencias clínicas bajo el epígrafe de “endocarditis pioémica.” El Dr. Giralt no cree que haya infeccion ni. diátesis purulenta, sino embolias que provocan fenómenos diferentes segun los órganos en que se encuentran. El SS». Zayas no acepta la opinion del Dr. Giralt: los fenó- menos son enteramente distintos en uno y otro caso: semejan- te conclusion es muy aventurada; unas veces el enfermo de embolia puede morir con ó sin los síntomas de la infeccion purulenta; otras los que ofrecen todos los fenómenos de esta no tienen los de embolias ni se descubren estas por la autop- sla. El SS. Firalt manifiesta que ha negado la enfermedad como infeccion, basándose en la fisiología y la patología experimen- tales, pues el pus de un abceso por ejemplo, pasando al torrente circulatorio, no es otra cosa que una embolia. El Dr. Lebredo opina que se echa en olvido el fenómeno in- termediario, la inflamacion, sin la cual no hay pus ni infec— cion purulenta: además la infeccion es un estado patológico veneral, y no es la embolia por lo tanto; y si el Dr. Giralt, despues de explicar aquella por ésta, admite que el pus de un absceso puede hacer las veces de embolia—¡¿de donde viene ese pus? ¿quien lo produjo? ¿no es necesario el antecedente del trabajo inflamatorio? El S». Giralt se refiere á la memoria publicada por Feltz, y 304 no cree que ese trabajo inflamatorio baste á explicar lo que se ha lam ado infeccion ó diátesis purulenta, no siendo ésta sino en casos determinados la consecuencia de aquel. Ei Dr. Lebredo impugna, segun se expresa, no por lo que hace á la especialidad sino á la universalidad de los fenóme- nos: la observacion de focos múltiples en diversos puntos del organismo se ligan á una causa general evidente. Habiendo manifestado el 5”. Presidente que la Academia debia ocuparse en seguida de otros asuntos á la órden del dia, quedó aplazada para su oportunidad dicha discusion, en la cual han pedido tambien la palabra los Sres. Ruz y Horstmann. Zoorecnta.—El Sr. Conde de Pozos Dulces lee entónces su discurso inaugural “sobre la variabilidad de las especies en plan- tas y animales.” Apoyado en los experimentos verificados en las plantas por Mr. Naudin y en la enseñanza oral de Mr. Bau- dement, el Sr. Conde entra de consuno en algunas considera- ciones, y deducefinalmente que los partidariosde la mutabilidad de laespecie no tienen en realidad en que fundarse cuando ape- lan altestimonio de la trasformacion de las especies vegetales vivientes por via de hibridacion 6 de cruzamiento, del mismo modo que éste es ineficaz para formar nuevas razas en las espe: cies animales, —siendo en esa virtud errónea la teoría sostenida por el naturalista inelés Mr. Darwin, y que parte de una con- fusion entre lo que ha de entenderse por una especie y una raza 6 variedad permanente.—| V. Anales, tomo V. página. 224. | Terminado el discurso del Sr. Frias, á quien prestó la Aca- demia toda su atencion durante su lectura, quedando muy complacida de ella, tomó la palabra el Sr. D. Felipe Poey nombrado por la Academia para contestar al nuevo miembro. Despues de recordar el Sr. Poey los buenos antecedentes de aquel y sus honrosos títulos, —pasa á ocuparse del tema de su discurso: recorre las opiniones emitidas por los célebres natu ralistas Cuvier y Lamarck, sintiendo que el autor del discur- so no hubiese dado á conocer su opinion particular, apénas asomada en el arduo problema de la inmutabilidad de la espe- cie orgánica, y omitiera los hechos en que Mr. Baudement se basa para decir que así com o con los híbridas vegetales sucede 305 en el reino animal, es decir, que fecundados entre sí durante el curso de pocas generaciones, fluctúan, se desordenan y vuel- ven al tipo primitivo. El Sr. Poey, en la necesidad de no ser muy extenso en la ocasion actual, promete á la Academia una Disertacion sobre la nocion de la especie, y termina congratu- lándola por la dicha de abrigar en su seno á tan digno com- pañero, no mónos enteudido en las ciencias abstractas que en su aplicacion al cuitivo de las plantas y á la cria de los ani- males.—-[ V. Anales, tomo V. página 234. | El 5”. Conde de Pozos Dulces da las gracias al Sr. Poey por las frases benévolas que le ha dirigido, y son muy propias de quien tan alto raya en las ciencias naturales; y para correspon- der á esa distincion va á explicarse respecto á algunos particu- lares tocados por el Sr. Poey. En primer lugar, si el Sr. Con- de de Pozos Dulces no ha formulado opinion particular en el eran problema de la inmutabilidad de la especie, esto nace de que habiéndose limitado á un punto concreto de él, no debia ni podia traspasar los límites que se habia impuesto, quedan- do sob1e todo por examinar otros argumentos de Darwin que exigirian mayor extension en el discurso. Y por lo que toca á los datos que sirven de punto de partida á las deducciones de Mr. Baudement, no se trata en ellos de especies diferentes, sino de híbridas de razas que son fecundos, resultando lo contrario en los que proceden del cruzamiento de especies distintas y bien caracterizadas. El Sr. Conde de Pozos Dulces se inclina á pensar que la determinacion de las especies requiere en Botá- nica un trabajo de revision que sin duda hará desaparecer de ese número muchas que no son otra cosa que variedades; y concluye alegrándose de la promesa hecha por el Sr. Poey, cu- ya disertación será digna de sus vastos conocimientos en la materia: por su parte el Sr. Conde tiene ya casi concluido el análisis de las teoría de Darwin. El S”. D. Felipe Poey, despues de consultar de nuevo el dis- curso del Sr. Frias, no vacila en declarar que efectivamente no habia interpretado bien sus palabras en lo relativo á los traba- jos de Baud ement, y ofrece hacer la enmienda oportuna en su contestacion, —de la cual quedó muy gustosa la Academia. ElS”. D. Vicente A. de Castro hablará tambien acerca del 306 mismo asunto así que se presenten en la Corporacion los dis- cursos prometidos. Siendo muy avanzada la hora para la discusion referente á la enteritis de los paises cálidos, el Dr. Zayas se limita á pre- sentar el aparato compresor de la aorta, de Nélaton, que debe- rá aplicarse en la Clínica quirúrgica del Dr. Horstmann á un enfermo que ofrece una aneurisma de la ilíaca externa, exten- diéndose tambien á la primitiva. Indagando el Dr. Hernandez si la interrupcion completa de la circulacion, determinada por el aparato, no seria seguida de grandes inconvenientes, el Sr. Zayas explica su mecanismo, y cómo está destinado no á interrumpir, sino á disminuir el vo- lúmen de la columna sanguínea, favoreciendo el depósito de los coágulos activos en la circunferencia del tumor, y contri- buyendo así su á curacion. Despues de lo cual terminó la sesion, siendo enterada la Academia por los Sres. Zayas y Lebredo de que su Seccion de Medicina y Cirugía habia ya conferenciado una vez acerca de la Sociedad de Socorros Mutuos, cuya formacion se promueve. SOBRE LA UNIDAD DE LA MATERIA. —DISCURSO DE RECEPCION, POR el Sr. D. José Fernandez de Castro. (SESION DEL 13 DE DICIEMBRE DE 1868.) Nihil ex nihilo; nihil in nihilum posse reverti. Señores: —No es en verdad fácil tarea para el que ahora tiene la señalada honra de ingresar en vuestro seno, cumplir el artículo 10 del Reglamento, quiero decir, pronunciar ante vosotros (si de vosotros han de ser dignos) estos discursos inaugurales; siquiera se hagan con toda la meditacion á que da lugar el espacio de tiempo que para ello se concede. Y que el empeño es difícil y el caso por todo extremo arduo, mejor que nadie lo sabeis vosotros que dedicais vuestra vida al eul- 307 tivo de las ciencias, que conoceis en cada una de ellas los pro- gresos que el hombre alcanza todo los dias con su inteligencia y aplicacion, que sois, en fin, porque debeis serlo, exigentes en la forma de estos escritos: de donde resulta que á la dificul- tad de presentar ideas buenas Ó conceptos nuevos se añade la de hacerlo en elegante estilo ó á lo ménos con diccion correc- ta. Esas dificultades se acrecen sobre todo para quien, como yo, no tiene mas mérito (si esto puede llamarse mérito) que un vehemente deseo de aprender. Disimuladme, pues, á mí, el ménos digno de cuantos ha- beis honrado con vuestra eleccion, si en una y otra cosa en- contrais que mi discurso no corresponde á la elevada distin- cion que me habeis hecho llamándome á ocupar un lugar en- tre vosotros. La tésis que me propongo sostener no es nueva; la conoceis perfectamente, porque es el resúmen, digámoslo así, de los adelantos hechos en el presente siglo por las ciencias que pode- mos llamar de observacion y muy especialmente por las físicas y naturales: me refiero á la unidad de la materia. Podria tambien hablar aquí con no poca extension de lo que se ha denominado unidad de la fuerza: como que aquella y ésta son complemento una de otra, quiero decir, que ad- mitida la última, es consecuencia forzosa recibir como racional y necesaria la primera; pero el segundo importantísimo punto no lo tocaré sino muy someramente, en cuanto baste para me- jor apoyar el principal que se va á tratar en el presente traba- jo. De otro modo, si pretendiera abarcar ámbos extremos, además de que el sugeto seria demasiado vasto para los estre- chos límites de un discurso de recepcion, pecaria asímismo de impertinente habiendo, el último, sido ya' tratado con repeti- cion por personas muy más competentes que el que tiene la honra de dirigiros la palabra en este momento, y seria, en fin, ocasionado á erradas y hasta peligrosas interpretaciones entre los poco instruidos. Bien sé que están ya muy distantes aquellos tiempos en que eran gran obstáculo para el desarrollo de la inteligencia y la exposicion y desenvolvimiento de sus especulaciones lo que Bacon llamó ¿heologorum zelotypiam et politicorum supercilium; / 308 tambien sé que ni la historia de nuestros dias ni la de los ve- nideros registrarán en sus páginas proceso igual al que se for- mó al sapientísimo profesor de Pisa ni otra protesta semejante á aquella sublime á su abjuracion que si no hizo debió ocur- rírsele: “4 pur sí muove”; sé, en fin, que el hombre científico, cuyo norte es la verdad, está obligado por su conciencia y has- ta por su propia dignidad, á dejar á un lado vanos temores para encaminarse á ella en busca de cuanto grande y bello encierra la creacion; no obstante eso debe tenerse presente (creo yo) el estado de instruccion de lo que se llama el vulgo, que lo forma en todas partes el mayor número, ántes de ex- tender é inculcar ciertas ideas que pueden minar por su base un gran monumento, á tanta costa y tras un tan largo espacio de siglos levantado: monumento necesario, dígase lo que se quiera, para la conservacion de la sociedad, tal cual es su cl- vilizacion presente. No se me ocultan tampoco las dificultades que habré de ven- cer para presentaros esta tésis fundada, nó en conjeturas ni en suposiciones arbitrarias, sino en los fenómenos observados y en el estudio experimental de tantos sabios como son los que hoy trabajan por el adelantamiento de las ciencias; pues en medio de ser antiquísima la idea de la unidad de la materia; á pesar de que la generalidad de los hombres científicos, espe- cialmente los que cultivan las ciencias físicas, admite el tal principio; sin embargo de que éste, como ya se ha apuntado, es una consecuencia necesaria del que solo vé una sola fuerza en la creacion y el cual gran número de filósofos mira ya como inconcuso ó, sí no se quiere 1r tan léjos, del que los físicos to- dos admiten hoy unánimemente y tienen por suficientemente demostrado, esto es, lo que ha llamado “la correlación de las fuerzas) á pesar de eso, muy pocos, sl alguno, se han detenido á reunir los hechos observados, los descubrimientos recientes de las ciencias físicas, 4 compararlos y deducir de ellos y de las teorías de los antiguos filósofos, que tambien se ocuparon en dilucidar este importante asunto, deducir, repito, su confirma- cion. Es decir, para que esto quede sentado desde ahora, que en el estado actual de nuestros conocimien tos, la correlacion de las 309 fuerzas físicas es un hecho demostrado suficientemente; la uni- dad de esas mismas fuerzas no es más que una conjetura que, segun algunos, llegará con el tiempo á ser una verdad; y, tinal- mente, la unidad de la materia que no puede presentarse has- ta ahora sino cual simple hipótesis. Pero, señores, cuando, como ha dicho el célebre astrónomo Fay, á propósito de su teoría sobre la constitucion del sol, una hipótesis se apoya en hechos demostrados y estos son en número suficiente para fundar un razonamiento (y en rigor no es otra cosa lo que constituye la ciencia) no hay razon pa- ra desecharla y más si nuevos hechos no vienen á desmentirla y echarla por tierra. En este caso se halla, á mi modo de ver, el principio de la unidad de la materia como me propongo de: mostrarlo con el presente discurso, Mas ántes conviene hacer una distincion que nos facilitará la tarea que vamos á emprender y os dirá el modo de pensar sobre tan trascendental asunto del que ahora tiene la honra de dirigiros la palabra. Entre las ideas confusas y sin fundamento de los filósofos antiguos y las imaginaciones exageradas de algunos hombres científicos de nuestros dias, hay un término medio racional que debemos adoptar; entre la teoría de Thales, por ejemplo, que atribuye la formacion de todos los cuerpos, orgánicos é inorgánicos, al agua diversamente modificada; ó la de Platon que hace derivar aquellas de las que él llamó elementos, y eran solo cuatro; y aun las mismas de Pitágoras, Leucipo y Demó- crito (1) tan racionales y admisibles que forman, puede decir- se, la base de la teoría moderna que voy á sostener, entre esas especulaciones, repito, y la pretension de algunos químicos, metalurgistas y hombres teóricos de nuestros dias que la fun- dan en la ya muy conocida generalidad de la unidad de la ma- teria, se halla el término medio que he dicho debemos adoptar para que con él y la que admite la correlación, ya que nó la unidad de las fuerzas, se reformen las bases de las “ciencias físicas. Daré primero alguna muestra de lo que se proponen ó pien- EEK [1] Histotre de la Philosophie ancienne de Ritter. T. V—40 310 san que es posible realizar algunos hombres científicos de nuestros dias. La trasmutacion de los metales es una de esas ideas que de- ducen del principio de la unidad de la materia; pero aun dado caso que dicho principio llegue á demostrarse de un modo in- dudable y que se introduzca en la ciencia como uno de los mas evidentes, como verdad inconcusa, aun así seria, á mi jul- cio, desatentada empresa pretender realizar la trasmutacion de los metales [1]. Aunque este problema no se parezca, por ejemplo, al del movimiento continuo que, como saben todos los que conocen las leyes fundamentales de la mecánica, no tiene solucion posible, preciso es, para pretender hallar la tras- mutacion de los metales, no haberse hecho cargo de esos mis- mos principios,especulativos de la ciencia. Aun admitiendo, como se admite hoy generalmente, y me: parece tan racional que es lo que me he propuesto sostener aquí, que los últimos elementos ó átomos de la materia son idénticos, los mismos en todos los cuerpos, nadie que sepa la cantidad inmensamente grande de fuerza que es necesaria, como lo ha demostrado, en- tre otros, el sabio profesor Tyndall en sus lecciones sobre el Calor, y emplea la naturaleza en las condensaciones, en las combinaciones y en las descomposiciones moleculares, preten- derá realizar semejante sueño. Para probar el eminente profe- sor [2] cuán grande es la fuerza que llamamos hoy molecular (tan grande que á sn lado es insignificante la de la gravedad tal cual obra sus efectos sobre la tierra) calcula el valor mecá- nico del simple acto de combinarse un kilógramo de hidróge- no con 8 de oxígeno para formar el agua y es equivalente al de 14.416.000 kilógramos elevados á un metro de altura! De este y otros mil argumentos que pudieran citarse se de- duce, que aunque admitamos como principio cierto el de la [1] Sabido es que en estos últimos tiempos se ha pretendido por algunos realizar el sueño de los antiguos alquimistas: la trasmutacion de los metales. Entre otros el Sr. Tiffenan pre- sentó en la sesion del 10 de Marzo de 1856 de la Academia de ciencias de Paris una me; moria en que se trataba de la trasmutacion de los metales en general y en particular de la plata en oro, “bajo la influencia de la luz en condiciones determinadas.” Mas recientemente aun, en 1866, los doctores en medicina H. Fabre y J Franz presen- taron tambien á la misma corporacion científica otro trabajo análogo aunque limitado á hacer por diversos métodos el oro por medio de la plata. [2] En su obra citada página 146 de la edicion francesa. 311 unidad de la materia, es, y probablemente será siempre, desca- bellado propósito el de realizar la trasmutacion de los metales; sin que por eso pueda negarse lo que ya es un hecho en la ciencia: la síntesis de algunos cuerpos, que es muy diferente Cosa. Pasemos ahora á otro órden de fenómenos. Entre los hombres que se dedican al cultivo de las cien- cias, ha sido siempre grande el afan por descubrir en ellas nuevos horizontes; pero nunca como ahora en que los expe- rimentos y especulaciones de sabios como Rumfort, Davy, Joule y Faraday, de Clausius, Mayer, Grove, Thomson, Kirs- choff, Seguin y otros que tendré ocasion de citar en el curso de este trabajo, han dado á los conocimientos que se tenian en las ciencias físicas una direccion y movimiento tales que ya presentan á la investigacion ancho campo donde ejercerse á la vez que este ofrece cosecha ópima de fenómenos y princi- pios enteramente nuevos. Desoraciadamente no siempre los que: buscan la verdad van, como queria Descartes, guiados por el método, ni llevan en su marcha un rumbo fijo, ántes bien se asemejan, segun el mismo filósofo, al hombre que devorado por el deseo ardiente de encontrar un tesoro fuese por los caminos y en todas direc- ciones viendo si por acaso un caminante no se dejó alguno. Así hemos visto en estos dias, y ante una academia de ciencias como la de Paris, pretender probar que se habia pesado uno de los flúidos que llamamos imponderables [1]. Y, cosa extra- ña, ninguno de los miembros de tan ilustre corporacion repug- nó el hecho; al contrario, todos escucharon la relacion del ex- perimento, si nó con fervor, como cosa posible, y se propuso que aquel se repitiera con tales ó cuales condiciones. Un sa- bio y bien conocido autor (el abate Moigno) lo admitió con entusiasmo y tan de buena fé que al darlo al públiro [2] cre- yó explicar el fenómeno suponiendo, con el Sr. M. Seguin, que los átomos de la materia que se dice imponderable, y que [1] El Calor: experiencia del Sr. E. Monier presentada por el afamado químico Dumas en la sesion del 1. de junio último. [2] En el periódico Les Mondes: reyue hebdomadaire dez sciences ze, —Tomo XVII 5" livraison página 182. 312 este designó con la letra griega y, al ser absorbidos por los de la materia ponderable, que el mismo Seguin distinguió con nuestra letra m, pierden la gran velocidad de que se hallan dotados y se ven por consiguiente, como los demas cuerpos, sometidos á la gravitacion universal [1]; pero la explicacion está muy léjos de ser satisfactoria, quiero decir, que no prueba que á nosotros nos sea dado, en este nien otro caso, pesar los fúidos que se han llamado muy propiamente imponderables: aun admitiendo la existencia de las y de la materia y su ac- cion sobre las m. Y es claro: los medios de que podemos dis- poner para ese linaje de apreciaciones, son, y serán probable- mente siempre, tan imperfectos, que pretender con ellos arrancar á la naturaleza sus mas profundos secretos, sus Ope- raciones mas delicadas, sus combinaciones más íntimas, puede calificarse de locura. Por lo demas el Sr. Luvini ha dado la ex- plicacion del experimento cuestionado y demuestra bien clara- mente, á mi modo de ver, que aquel se interpretó mal. [2 | Finalmente, para concluir con los propósitos y lucubra- ciones, que he querido apuntar de la época presente: la ciencia moderna, digo mal, la ciencia de nuestros padres (pues la mar- cha de algunas de ellas es tan rápida que de una en otra gene- racion puede decirse que se modifican profundamente) definia así la materia: todo aquello que puede causar impresion en [1] Sabido es que el conspicuo abate Moigno, con el Sr. M. Seguin, admite como tér- mino final en la materia los átomos ponderables que el segundo llamó m y los del Aúido imponderable que denominó /* dotados éstos de una cantidad considerable de movimiento. Aesos dos distintos estados de la materia llama el Sr. R. Napoli ile é iledina para no usar de la palabra éter que repugna á los oidos de ciertos sabios. [2] El experimento del Sr. Mounier consistió en suspender de los dos brazos de una buena balanza de Fortin dos vasos completamente idénticos, cada uno con un kilógramo de agua. Sumergió uno de estos vasos en un licor frigorífico para congelar el agua que contenia. Hizo luego de manera que los dos kilógramos de agua, el uno sólido y el otro líquido, estuviesen á cero grados y en perfecto equilibrio en la balanza. Hecho esto esperó que el agua en ámbos vasos volviese ála temperatura que tenian al comenzar el experi- mento, es decir, 48 grados sobre cero, y observó que en ese momento la balanza se incli- naba del lado del hielo derretido: de donde dedujo que el agua caliente pesaba más que la fria y la diferencia fué una fraccion de milígrama. Repetido varias veces el experimento dió siempre el mismo resultado. El Sr. Luvini ha dicho, y creo que no hay nada que replicarle, que si no se tuvieron en cuenta los volúmenes relativos del agua y del hielo es natural que sucediese lo que sucedió, es decir, que la balanza se inclinase del lado del hielo derretido; pues ya se sabe que teniendo este mayor volúmen que aquella á igualdad de masa, segun el principio de Arquímedes, perderá más peso en el aire. , 313 nuestros sentidos; y tambien de este otro modo ménos lógico aunque pretenda ser más científico: es la sustancia [1] de que se hallan formados todos los cuerpos y cuya existencia se com- prueba por su extension é impenetrabilidad. No es mi ánimo detenerme en este lugar á criticar esas de- finiciones, ni ménos me atreveré delante de vosotros á dar otra que se conforme con los preceptos de la lógica y que al mismo tiempo esté más en armonía con nuestros actuales conocimien- tos en Física; pero sí quiero deciros, con el propio fin de lo que va expuesto, lo que habriamos de entender por materia si prevaleciesen las ideas de ciertos especuladores de nuestros dias. ¡ Segun esas ideas la materia deberia definirse así: es la cor. densacion de la fuerza; 6 bien: la manifestacion tangible de la fuerza; entendiendo por tangible no solo aquello que puede percibirse con el sentido del tacto sino tambien por los demas sentidos. Así, y segun las tales definiciones, el calor, la luz, la electricidad y el magnetismo serian pura materia. El olor, el color y el sabor de un cuerpo y hasta su cohesion, su elastici. dad y todos los demas caracteres generales que la ciencia llama físicos, químicos y organolépticos, serian materia tambien se- gun aquellas ideas; con las cuales iriamos aun más allá que los materialistas supuesto que el último término de todo seria la fuerza misma, es decir, que en la creacion no habria ni aun materia. [2] Empero, vuelvo á decir que entre semejantes exageradas pretensiones de algunos hombres científicos modernos y las infundadas especulaciones de los antiguos filósofos hay un justo medio á que nos llevan como por la mano los trabajos y descubrimientos de otros sabios tambien de nuestros dias. Veamos ahora, para completar mi pensamiento y presenta: ros las pruebas de la tésis que sostengo, veamos, digo, las —_—_—— . ——_—— [1] La materia es la sustancia!.... No hay duda que la proposicion es clara y llena todas las condiciones de una buena definicion. [2] Para que no se crea que forjo fantasmas por el gusto de combatirlos, hé aquí lo que el Sr. Dumas dice en el Elogio que ha hecho del eminente físico inglés que la Cien- cia acaba de perder. “Léjos de concederlo todo á la materia, no creia (Faraday) en su exis- tencia; no veia en el universo más que una fuerza sometida á una sola voluntad. Lo que generalmeute se llama materia no era ó sus ojos sino el conjunto de centros de fuerza dz.” 314 ideas que sobre la materia se formaron los sabios de Grecia y los que posteriormente vinieron á echar el cimiento en que descansa esa parte del gran edificio de las ciencias físicas que se llama Química. Pitágoras que, como sabeis, fué uno de los primeros filósofos que se ocuparon en interpretar los fenómenos naturales y bus- car la esencia de las cosas, atribuyó á la monada e! orígen de todo lo creado. Esa unidad ó último término de la materia, que es lo que nosotros llamamos hoy átomo, sumándose ó aña- diéndose á sí misma, produjo la materia en su primer estado de condensacion y con ella todas las existencias hasta la plura- ridad de los mundos, Esto, como se vé, es vago é incompleto; y sin embargo es la base de la teoría generalmente admitida por los físicos de nuestros dias. Leucipo, Demócrito, Epicuro y Lucrecio adoptaron las mis- mas ideas de Pitágoras; pero estos hablaron ya de fuerza y de ciertos movimientos giratorios á que se debia el órden y dispo- sicion de los átomos y, por consiguiente, la forma de los cuer- pos. No obstante la vaguedad de esas ideas, se vé ya en ellas bosquejadas la teoría de los torbellinos de Descartes y el sis- tema cosmogónico de Laplace que por tanto tiempo relnaron sin contradiccion. El último especialmente tiene hoy mismo no pocos partidarios á pesar de las objeciones sérias que se le han opuesto, entre otros, por el Sr. Babinet de la Academia de ciencias de Paris. Platon admitió como orígen de todos los cuerpos los que él llamó elementos: la tierra, el fuego, el agua y el aire; porque (decia) nada hay sólido sin la tierra; nada tampoco puede verse sin luz y la luz no es sino una modificacion del fuego; el agua y el aire son indispensables como lazo y union entre los otros dos elementos. Sim embargo no se atrevió á concluir cuál de sus cuatro elementos enjendraba los otros y podia lla- marse primera materia, pero de eso mismo se infiere que en la mente del gran filósofo ya existia, siquiera en gérmen, la idea de una materia única y madre, si asi puede decirse, de las de: mAs, Su discípulo :Aristóteles fué más léjos: admitió los cuatro 315 elementos de Platon; pero con una materia comun supuesto que los elementos de su maestro podian trasform arse unos en otros: á esa materia comun denominola ét>r. Por lo que ya va expuesto se vé que desde la mas remota antigúedad existió entre los que cultivaron las ciencias, la idea de la unidad de la materia: idea que, como iré demostrando, léjos de haberse debilitado ha venido fortaleciéndose de dia en dia con los trabajos y observaciones de los sabios de las edades posteriores. Los alquimistas, aunque añadieron á los elementos de Pla- ton y de Aristóteles otros tres, que fuéron el mercurio, el azu- fre y la sal, estaban persuadidos de que no existia más que una sola materia que, modificada, originaba todas las demas: debiendo advertirse que ellos no entendian por mercurio, azu- fre y sal lo que nosotros llamamos así. Designaban de aquel modo los principios constitutivos de algunos cuerpos: así, por azufre y mercurio entendian ciertas sustancias procedentes en muchos casos de materias orgánicas, las cuales sometidas á la accion del calor tenian la propiedad de convertirse en vapor y condensarse despues en la forma líquida. El aceite, por ejem- plo, que se recoge en la destilacion' de ciertas plantas, era para aquellos químicos como un azufre; el espíritu volátil que se desprende de algunos líquidos durante la fermentacion, una especie de mercurio; y finalmente, tenian por sal todo cuerpo susceptible de cristalizacion. Talesfuéron lasideas delos hombresque cultivaban esa cien- cia durante la edad media: ideas que combatieron los espagi— ristas [1] Ó químicos de la época del renacimiento, entre los cuales, y en primer lugar, se encuentra el inglés Roberto Boy- le. Este sabio resucitó la idea que, respecto de la formacion de los cuerpos, profesaba Thales 630 años ántes de J. C. y era, como se dijo al comenzar, que en el agua se hallaba el princi- pio de todas las cosas. Por la época de Boyle los zatro-químicos, que así se llamó ú los partidarios de las doctrinas de Paracelso, porque eran mé- dicos que pretendian explicar los fenómenos de la economía [1] Paracelso fué quien denominó espagiria (del griego spaó, separar, extraer y ageiró reunir) á la Química. 316 animal con los principios de la Química y creian curar todas las enfermedades por procedimientos químicos, consideraban los cuerpos formados por una materia sin cualidades propias y por esencias que eran las que comunicaban á aquellos sus virtudes. Este modo de considerar la materia no tuvo mas ven- taja que la de provocar el descubrimiento de muchos cuerpos que llamamos hoy compuestos. El célebre químico Becher fué el primero que, en su obre de “Fisica subterránea” impresa en Francfort en 1681, dividió los cuerpos en símples Ú elementos y en cuerpos compuestos. Llamó simples á aquellos de los que no era dado extraer más que una sola especie de materia; y compuestos á los que po- dian separarse en diferentes sustancias. Así, para Becher el agua era un cuerpo simple, porque de ella no se obtenia más que agua; miéntras que el cinabrio ó mineral de mercurio era un cuerpo compuesto porque su materia se separaba en azu- fre y en mercurio. Hoy tenemos nosotros tambien estos dos últimos cuerpos por simples y nos parece sobre modo extraña la idea de llamar así al agua; y sin embargo ¿quién nos dice que nuestros hijos no experimentarán igual extrañeza respec: to de este modo de considerar el azufre y el mercurio? Pero continuemos con la enumeracion de los progresos de la Química que ibamos haciendo. A los partidarios de Paracelso y á Becher sigue Homberg que consideró los elementos 6 principios de los cuerpos como á nosotros nos han acostumbrado á considerarlos; y sus ideas fué- ron generalmente aceptadas por los químicos del siglo XV 111 incluso Sthal: si bien este, apoyado en la célebre teoría del flo- gístico, tuvo los metales por cuerpos compuestos y sus tierras, es decir, lo que nosotros llamamos óx:dos, por cuerpos simples. Segun este químico, un metal calentado en contacto del aire perdia su naturaleza metálica y se convertia en tierra porque habia perdido el flogístico que contenia. Las tierras eran, por consiguiente, para él cuerpos más simples que los metales su- puesto que éstos formaron aquellas á expensas de una parte de su sustancia. Bien conocida es la célebre experiencia con que el aun mas célebre Lavoisier echó abajo la teoría del flogístico explicando 317 el fenómeno de la conversion de los metales en tierra; los cua- les, léjos de perder de su sustancia, como creia Sthal, ganan combinándose con el oxígeno del aire. Lavoisier definió de una manera perfectamente clara lo que debia entenderse por cuerpos simples y compuestos; y en su definicion no solo se ve que el ilustre químico francés prevela que con los progre- sos de la ciencia, á que él con su talento daba el sér, pudiera llegar un dia en que muchos cuerpos que entónces se miraban como simples fuesen descompuestos, sino que tambien dió á entender que quizá se reducirian todos á una sola y misma sustancia. Es decir, que desde Lavoisier acá los químicos, con raras excepciones, han considerado todos los cuerpos de la naturaleza como compuestos de cierto número de otros simples Ó elementos. Estos han ido aumentando de dia en dia; y, no hace muchos años, [en el de 1860] se conocian ya hasta sesenta y dos. Des- de esa época el catálogo se ha aumentado, como luego verémos, con cuatro más; y lo que para algunos será quizá motivo de inquietud porque teman que los descubrimientos de la ciencia en esa via sigan en progresion creciente y llegue el caso de que no baste la memoria más privilegiada para retener siquiera los nombres de los elementos, para otros muchos, y entre ellos se atreve á colocarse el que tiene la honra de hablaros aquí, es señal, y aun prueba evidente, de que á pasos agigantados nos acercamos á la deseada solucion del problema; quiero de- cir, que no se halla léjos el dia en que, suficientemente demos- trado ya, se admita como principio fundamental de las ciencias físicas, el de la unidad de la materia. Pero Lavoisier y los de su escuela, que lograron colocar aquellas sobre la base estable de la existencia de cierto núme- ro de cuerpos, de los cuales no era posible extraer sino una especie de sustancia, no se atrevieron ni se atreven hoy sus su- cesores más ilustrados, áinvestigar las causas de las propiedades de los cuerpos; la razon, por ejemplo, de que el oxígeno, que es incoloro, combinándose con el mercurio, que es blanco ó casi blanco, produzca un óxido de color anaranjado; de que el cloro y el sodio, que aislados obran como venenos en la economía ani- mal, uniéndose químicamente, formen un cuerpo innocuo y T. V--41 318 hasta salubre; y así de otra multitud de fenómenos que nos parecen anomalías porque son para nosotros inexplicables. Inexplicables digo, señores, y lo repito, porque creo que ha de serlo siempre para nuestra flaca inteligencia lo que llamamos la prima causa en todos los fenómenos de la naturaleza. Pero si no nos es permitido tomar en cuenta las especula- ciones de los antiguos filósofos, ni las exageradas opiniones de algunos hombres científicos de nuestros dias, por falta de fun- damento las unas y sobra de petulancia las otras, sí pode- demos y debemos hoy creer, gracias álos progresos de las cien- cias, que la materia de que se compone todo lo creado es úni- ca y única tambien la fuerza que ha dado á aquella su forma y aun la vida. Detengámonos, siquiera sea un momento, en este último pun- to para que me sea más fácil exponer lo que aun me falta de- clros. De lo que se ha denominado correlacion de las fuerzas fís:- cas, principio suficientemente demostrado hoy dia y unánime- mente admitido por los sabios, sobre todo desde la publica- cion de la bien conocida obra de Grove, á la unidad de esas fuerzas, no hay más que un paso 6, mejor dicho, la correlacion de las fuerzas viene implícitamente á probar la unidad de esas mismas fuerzas. Es inútil insistir sobre este punto: cuantos conozcan la obra citada de Grove y el trabajo del Sr. Seguin, nombrado ya án- tes, sobre la idea que de la materia y su orígen tenia formada el célebre Montgolfier, aceptarán sin vacilar esa verdad. Newton, el autor del gran principio de la atraccion univer- sal, si no resultan auténticos los documentos recientemente presentados á la Academia de Paris por uno de sus más ilus- tres miembros, es el primero, en la historia de la ciencia, que se haya hecho cargo de la fuerza que obra sobre las molécu- las de la materia para reunirlas y formar los cuerpos: obser- vando en su modo de accion la misma ley que la gravitacion universal, es decir, atrayéndose en razon directa de las masas é inversa del cuadrado de las distancias. De esa juerza, que llamó atraccion molecular, hizo tambien derivar el ilustre físico, segun se expresa el no ménos ilustre 319 Laplace (1) la cohesion, la afinidad, los fenómenos químicos que entónces se conocian y los de la capilaridad; “asentando así los verdaderos principios de la química cuya adopcion ha sido aun más lenta que la de la gravedad.” Las ideas de New- ton prevalecieron al fin y, gracias á ellas, se dió en la ciencia entrada á la cohesion y á la afinidad: con la separacion sin em- bargo que exigia el juicio que de ámbas fuerzas se habian for- mado los físicos. Afortunadamente de la adopcion unánime del principio de la unidad de la materia resultará con el tiem- po que esas diferencias desaparecerán y que todos habrán de ver en esas acciones una sola y única fuerza que será la gra- vitacion universal ú otra con el mismo ó con distinto nombre. El Sr. Trouessart en su tésis “Théorie des corps simples” (pá- gina 10) dice. “De Newton acá la experiencia y la observa- cion han dado á conocer entre las moléculas de los cuerpos, como causa de gran número de fenómenos físicos y de todos los químicos, la existencia de fuerzas que se han llamado mo- leculares. Estas fuerzas, si se conocieran mejor de lo que se conocen, se reducirian sin duda á una sola como la de la gra- vitacion que reina entre las masas á grandes distancias.” Por otra parte: ya se sabe que de la Cosmogonía de Laplace se deduce que la materia de todos los cuerpos planetarios de nuestro sistema solar es la misma; y que así debe ser se in- fiere del supuesto de haberse formado todos de la propia masa general nebulosa que ocupó la esfera de atraccion del sol. Pe- ro aun dado caso que esa teoría no sea exacta por razones tan poderosas como las que ha presentado contra ella el Sr. Babi- net, ya nombrado ántes; ó incompleta y falta de base como han demostrado otros, fundamento bastante hay sin ese para su- poner que la masa de nuestro globo está formada de las mismas materias que los otros cuerpos celestes ó 4 lo ménos que los demás planetas de nuestro sistema y aun que el mismo sol, Sin hablar de los meteoritos, que no nos han revelado ja- más la existencia de un cuerpo que no se encuentre en la tier- ra, la análisis espectral 6 espectroscópica, ese grande y trascen- dental descubrimiento del presente siglo, ha venido á probar, [1] Exposition du systeme du monde. 320 de una manera concluyente, que el globo que habitamos, ya sea que se formara, como quiere Lablace, por condensación de la materia primitiva nebulosa, ya que fuese lanzada en globo por la caida de un cometa (1) dentro de la materia fundida de aquel astro, como dice Buffon (2), ya de otra manera, se halla compuesto de las mismas materias que el sol que nos alumbra, La idea que de muy antiguo tiene el hombre de su orígen solar, ha venido á fortalecerse con el admirable procedimiento analítico del sabio profesor Kirschoff. La coincidencia de las rayas oscuras del espectro con las de varios colores que se ob- tienen en los experimentos con sales diversas, no puede dejar duda alguna en el ánimo de nadie acerca de la exactitud de la teoría del eminente físico aleman. Nies razon bastante, por- que hasta ahora no se haya comprobado la coincidencia de las rayas brillantes de ciertas sales con las oscuras del espectro so- lar para inferir que dichas sales no existen en la masa del sol. Esto mismo dije y publiqué en 1863 en un periódico de la Isla cuando los señores Kirschoff y Bunsen aseguraban por sus ob- servaciones que en aquel astro no hay zinc, ni plata, ni anti- monio, ni cobre, ni aluminio, ni cobalto é:c.; y lo dije fundado en las mismas experiencias de los profesores alemanes (3). El resultado vino más tarde 4 confirmar mis apreciaciones, en- contrándose en el astro luminoso cuerpos cuya existencia en él se habia negado. (4). (1) Ya se sabe que esta suposicion es absurda segun la idea que hoy tenemos de lo cometas; pero se cita esta teoría así como la del mismo Laplace porque son las más co- nocidas y las dos que hasta ahora han gozado mayor crédito entre las infinitas, más ó ménos disparatadas que se han ideado. (2) Epoques de la nature. [3] El profesor Bunsen haciendo experimentos espectrales con los cloruros alcalinos y alcalino-terrosos del sodio, del potasio, del litio, del bario, del estroncio y del calcio, observó que las rayas coloradas de esas sustancias no aparecian en el espectro sino suce- sivamente, es decir, cada una despues que se habia borrado la que le precediera. [4] Hé aquí los cuerpos cuya existencia en el sol se habia comprobado hasta 1866: sodio, calcio, bario, magnesio, hierro, cromo, níquel, cobre, zine, estroncio, cadmio y co- balto. Posible es que posteriormente aun se hayan descubierto otros; pero aun cuando no fuese así más bien parece qu e debiera atribuirse á la imperfeccion de nuestros medios de investigacion ó bien á un fenómeno semejante al que refiere el mismo Bunsen que se observó en su experimento citado en la nota anterior que nó á una diferencia de composi- cion entre el sol y los planetas. 321 Como quiera, el precioso descubrimiento del profesor Kirs- choff y sus bellas experiencias, parecen no dejar duda acerca de la identidad de la materia del sol, de la tierra y de los de- más planetas. De otro modo seria difícil armonizar esos he- chos con las teorías ó, mejor, con las ideas que nos han imbui- do sobre la formacion ee nuestro sistema planetario. Concretémonos ahora á la materia que tenemos y tocamos en nuestro globo, Tambien aquí la análisis espectroscópica parece como que ha venido á descorrer algo mas ese velo trás el cual se oculta el secreto que, hace tanto tiempo, pugnan los sabios por des- cubrir: la unidad de la materia. No son hechos concluyentes; pero sí dan derecho á pensar que lo sucedido con cuatro cuerpos puede ocurrir con otros muchos ó, mejor, que nuestros medios de investigacion hoy, por perfectos que los creamos, son todavía muy imperfectos; y que no podemos burlarnos de Becher y sus contemporáneos porque consideraron el agua como cuerpo simple. No hablaré del cesio, ni del rubidio, ni del ¿ndio, que son tres de los cuatro cuerpos simples recientemente descubiertos con el auxilio de la análisis espectral; porque podria decirse que ni las aguas de las salinas de Durckhein,ni la lepidolita de Roxena, ni el complexo mineral de Freiberg, que fuéron respectivamente los tres cuerpos en que primeramente se en- contraron (1) los nuevos arriba mencionados, porque podria decirse, repito, que esos cuerpos nunca se habian analizado án- tes con gran esmero ni atencion; pero ¡el talio, cuarto entre los que se deben á la análisis espectroscópica, que fué hallado (en 1861) por el hábil químico inglés Crookes en los residuos de las cámaras de plomo, tantas veces y tan escrupulosamente analizados, entre otros, por el célebre Berzelius! Sabido es, en efecto, que este afamado químico sueco, bus- cando, en esos mismos residuos de las cámaras en que se pre- para el ácido sulfúrico de Tilkerode, el teluro encontró en 1816 el selenio. ¡Cuántas veces Berzelius, para conseguir su objeto no ana- lizaría aquellos residuos! [1] Los dos primeros en 1860 por Kirschoff y Bunsen y el tercero por Richter en 1863, 322 Y lo mas singular es que el cuerpo descubierto por el Sr, Crookes, que ha sido tambien muy estudiado por el químico francés, Sr. Lamy, presenta tales anomalías en sus caracteres físicos y químicos que el ilustre Dumas lo llamó, como es bien sabido, el ornitorinco de los metales. Parecia, en efecto, este cuerpo, por su aspecto y algunos de sus caracteres físicos un metal de la segunda clase (1); pero el nombrado Sr. Dumas y con él otros químicos de nota creyeron, porque se oxidaba rá- pidamente al aire, se disolvia en el agua dando á esta un sa- bor alcalino, que mas bien debia considerarse como un metal de la primera clase y semejante al sodio y al potasio. El Sr. Crookes aseguró que era un verdadero metal, muy parecido al plomo por sus caracteres físicos, (2) | De todos modos el nombre puesto por el Sr. Dumas á este cuerpo singular no puede ser más propio; pues quiere signifi- car que los químicos se han hallado para clasificarlo en la mis- ma perplejidad que los naturalistas para asignar un lugar en la escala zoológica al citado mamífero de Nueva Holanda. Ahora bien ¿quién nos dice que el talio no sea el mismo plomo, ú otro metal de los que ya conociamos, que se presen- ta á nuestra vista con sus nuevas propiedades por efecto de las condiciones especiales en que lo pusieron fenómenos des- conocidos que surgieron con las nuevas manipulaciones? ¿Ni quién puede tampoco asegurar que no sea esto un fenómeno alotrópico semejante al que se observa en el oxígeno, el cual por medio de la electricidad se convierte en ozona; ó que no tenga analogía con el otro del azufre amorfo ó cristalizado; del fósforo que adquiere con el calor propiedades enteramente nue- vas y hasta contrarias; en fin con las alotropias del carbono, del silicio y del boro? Pero repito que no presento los hechos que resultan de la [1] Clasificacion de Regnault, fundada en las aplicaciones. [23 Hé aquí algunos de esos caracteres tal como se publicaron poco despues del descn- brimiento de ese cuerpo: color de un gris azulado parecido al aluminio; muy maleable y tan blando que puede rayarse'con la uña; su densidad algo mayor que la del plomo; se fande á 290 grados; cuando se dobla suena como el estaño y frotándolo sobre un papel deja en él una mancha negra como la plombagina: mancha que muy luego desaparece porque el metal se oxida rápidamente y el óxido es de color blanco ó casi blanco; su e- quivalente es 203 6 204, que todavía no está bien averiguado; en fin produce, y á esto se debió su descubrimiento, una raya verde en el espectro. 325 análisis espectroscópica (ni los necesito) como demostracion concluyente de la tésis que sostengo. Conviene sin embargo darlos como datos que, aunque vagos, pueden fortalecer la opi- nion favorable á la unidad de la materia. Si se quieren hechos positivos, no hay mas que citar el ex- perimento que todos hemos visto hacer-en las cátedras de físi- ca sin pensar, así el profesor que lo ejecutaba, como los discí- pulos que lo presenciabamos, sin sospechar que teniamos de- lante la demostracion de una de las verdades más importantes y trascendentales de la ciencia, Esos cuerpos de densidades diferentes, lo mismo la grama de oro que una gota de agua, una barba de pluma y el pedazo de papel, que hemos visto caer dentro de un tubo vacío, al mismo tiempo y con la misma velocidad ¿no nos están dicien- do que son idénticos, unos mismos, los últimos átomos de la materia que los forman? Si esos átomos fueran diferentes, la fuerza de la gravedad, ó lo que es lo mismo, la atraccion de nuestro planeta, obraria sobre ellos de un modo diferente y los cuerpos caerian con diferentes velocidades: en el vacío (se entiende) como en un medio cualquiera. La experiencia cita- da nos demuestra lo contrario. Pero aun hay más. Un sabio químico inglés, el doctor Prout, habia, á priori, sentado como principio que los pesos atómicos de todos los cuerpos simples son múltiplos en números ente- ros del peso del hidrógeno; teoría que, si fuese cierta, conduci- ria á considerar todos los cuerpos como compuestos, en último término, de hidrógeno más ó ménos condensado. El abate Moigno, que, aunque amante de los progresos cien- tíficos, como sabio al fin que es, no puede temerse que lleve sus ideas hasta donde otros ménos ortodoxos levantan sus es- peculaciones, dice (1) á propósito de la pretension de los doc- tores Favre y Franz, de que se ha hablado en otro lugar de mi discurso: “Nosotros hemos proclamado la ley de Prout ley de la naturaleza. Para nosotros cada molécula está for- mada de un número de átomos idénticos y cada peso molecular es un múltiplo entero del peso de un átomo único y determina- [1] Les Mondes.—Tome I*". 14” livraison pag. 556 324 do. Por ejemplo: los pesos moleculares del oxígeno, del azufre y del fósforo son 8, 16, 23; es decir que el azufre y el fósforo di- fieren del oxígeno en que la molécula de azufre contiene dos veces y la molécula de fósforo cuatro veces más átomos ¿denticos.” El químico Dumas aceptando tambien la ley de Prout, qui- so confirmarla con sus propias experiencias y para ello em- prendió una serie de trabajos, difíciles y delicados, que demos- traron que, en efecto, á gran número de cuerpos simples [4 veintidos | alcanza la citada ley de Prout; es decir que sus pe- sos atómicos son múltiplos exactos de la unidad. Cierto es que con algunos de los treinta y cinco que estudió no obtuvo el Sr. Dumas igual resultado; pero como al mismo tiempo el ilus- tre químico encontrara que de aquellos, entre los examinados, que hacian excepcion ála regla, varios (8) eran múltiplos exac- tos de 0, 5 y otros (5) de 0, 25, modificó un tanto su prime- ra Opinion, conforme con la ley de Prout, y se creyó con derecho á sentar como principio, que los pesos atómicos de todos los cuerpos simples son múltiplos exactos del peso ató- mico de una sustancia cuatro veces ménos condensada que el hidrógeno: sustancia que podia ser este mismo gas mucho más dilatado, por efecto de una gran elevacion de temperatura, de lo que nosotros lo juzgamos actualmente. Semejante hipóte- sis es tan racional que el mayor número la admitirá sin vaci- lar, y con tanto mayor fundamento cuanto que todos los dias vemos verificarse el mismo fenómeno en los vapores del azutre. Despues de estas pruebas, señores, en que no quiero insistir por no molestar demasiado vuestra atencion, y de lo expuesto anteriormente, creo yo que sl todavía hubiera alguno que re- pugnase.el grande y fecundo principio que sostengo en esta tésis por no considerarlo suficientemente demostrado, no está muy Jéjos el dia, continuando las ciencias con el rápido movi- miento progresivo que hoy observamos en ellas, no está muy léjos el dia, repito, en que todos unánimemente admitamos como ley fundamental de la física la unidad de la materia. He dicho. 325 DiscusioN RELATIVA AL CÓLERA, po” el Dr. D. Juan (7. Hand. (Continúa.—V. Anales, t. V. pag. 186.) XV.—Cuando el Dr. Ruz nos impugna nuestra terapéutica, empieza su elocuente disertacion sobre, este punto interpretan- do mal una frase de nuestro trabajo; y merece que nos expli- quemos con mas claridad en el asunto. Señalamos el error de creer que la absorcion es absolutamente imposible en el pe- ríodo álgido del cólera; y aseguramos, que bastaban las leyes fí- sicas para probar que la absorción es todavía posible en el. cadá- ver. Senos objeta esta idea diciéndosenos: “hacemos el honor á muestro compañero de pensar que ha querido referirse á la vm- bibicion, y á los fenómenos de endosmosts y exosmosis, porque la absorcion, como debe entenderse, es una funcion que presupone la vida de los tejidos.” Aceptamos gustosos el honor que se nos quiere tributar; pe- ro no podemos acordar quesea á título de recuerdo por algo que hubiésemos olvidado, pues habiendo nosotros apelado á las leyes físicas, nuestra frase no podia confundir la absorcion como está definida en fisiología. Nos referiamos pues á la ab- sorcion como se entiende en física; y aplicándola al estómago, al paso de las materias líquidas, como el agua, de esta cavidad á los vasos. Con mas razon pudiéramos decir al Dr. Ruz, que al formular su objecion, confundió la nutricion propiamente dicha con la absorcion, pues llama á esta última “funcion,” cuando solo es una propiedad de los tejidos; y refiriéndose, ú debiéndose referir, ála absorcion del agua en el estómago, nos objeta con la absorcion de la manera que pasa en la funcion de nutricion de los tejidos anatómicos. No quiere el Sr. Ruz que vayamos á confundir la imbibicion con la absorcion, y como sl la imbibicion no fuera un modo de absorcion, parece asegu- rar que la primera pasa en el cadáver y la segunda solo en el vivo. Sin duda alguna nuestro compañero ha echado en olvido las experiencias de Fodera y Lebkuchner sobre la tm- bibicion en los tejidos vivos; que Mueller ha probado con expe: rimentos que esta imbibicion es muy rápida; que todos los T. v—42 326 dias usamos los colirios de atropina y otros que penetran en el ojo de ese modo; que Mr. Bérard habla de “la absorcion por imbibicion” en el cadáver y en el vivo; que la absorcion por im- bibicion hace penetrar los líquidos en los tendones; que ab- sorbiendo agua por imbibicion vuelven las membranas á re- cobrar sus propiedades físicas perdidas; que la madera absor- be agua y otros líquidos; que la absorcion es mayor ó menor segun la naturaleza de la sustancia animal que ponemos en cit- cunstancias convenientes, dic. dsc. Y si Mrs. Bérard, Béraud, Bernard, Béclard y tantos otros usan esa palabra en este sen- tido ¿con qué derecho se nos puede reclamar que no la usemos sino en el que estrictamente nos impone la fisiología? ¿En qué consiste esta exigencia para motivar una conclusion tan importante como la que establecé el Sr. Ruz, asentando una confusion que no existe? ¡Tenemos acaso la culpa de que el lenguaje científico no esté tan perfeccionado como fuera de desearse? Ciertamente que no; y con esta razon, que la pro- piedad de absorcion no se efectúa en el vivo sino á condicion de provocar los cambios nutritivos de asimilacion y desasimi- lacion, no debe negarse que esta misma propiedad puede te- ner lugar de otro modo en el cuerpo muerto. Ya lo hemos dicho: el argumento que consiste en aseverar que la deduccion terapéutica de la doctrina que defendemos “es volverá la fibrina y la albúmina del plasma de la sangre la propiedad fisiológica que han perdido de fijar la mayor canti- dad de agua necesaria á los fenómenos de nutricion,” es incon- testable; pero, el mismo Sr. Ruz lo advierte, “esto es impost- ble” y lo imposible en el órden fenomenal delos acontecimien- tos no puede servir de argumento, sino en el campo de la es- peculacion pura. Por eso ese tratamiento impracticable no debe detenernos un momento, á pena de llevar la discusion á un terreno desventajoso para todos. Afortunadamente la ob- servacion demuestra, como verémos mas tarde, que al organis- mo vivo le sobran fuerzas para llegar á ese ideal, solo le falta la cantidad de elementos necesarios á su reparacion. Entremos de lleno en la cuestion de aplicaciones . posibles. Si logramos contestar satisfactoriamente á las preguntas que nos dirige el Sr. Ruz, en esta parte de su impugnacion, habré- 327 mos acabado nuestra defensa, sin haber olvidado ninguno de los particulares á que se ha contraido la elocuente oposicion que combatimos. Pregunta el Sr. Ruz ¿“como pretendemos que el organismo a- cepte y aproveche el agua que le suministramos, si abandona a- quella con quien tenta contraído mas estrechos vinculos, con aque- lla que tenia hasta derecho de domicilio?” El mismo Sr. Ruz va á darnos el principio con que hemos de combatirle, y nuestra réplica nos parece tan concluyente que no dudamos que el mismo Sr. Ruz ha de dar por demostrada nuestra pretension terapéutica. Hé aquí formulado el principio:—“La materia organizada reconoce por condicion de existencia una ó muchas propiedades que divide con la materia inorgánica; en toda funcion hay fenómenos mecánicos, físicos y químicos, detrás de los cua- les se oculta algo de especial al ser viviente y que constituye las pro- piedades vitales.” Precisamente, señores, esa autocracia de la vida que negaba el Sr. Ruz anteriormente, viene de lleno á prestarnos una nue- va luz que aclarará por completo nuestras conclusiones. Mién- tras la vida anima la materia, los fenómenos físicos, químicos, mecánicos del organismo, sin estar en contradiccion con las le- yes inmutables del universo, se salvan de la fatalidad que do- mina la materia inerte, por otras leyes de compensacion que no por ser ménos visibles dejan de ser mas virtuales. Así su- cede, que la modificacion isomérica que haria perder á la al. búmina y á la fibrina su agua de hidratacion en el laboratorio del químico, les hace perder tambien esta propiedad en el la- boratorio orgánico; pero, miéntras que en el primer caso se ne- cesitaria una fuerza cualquiera para volver á estas sustancias su primitiva propiedad, en el segundo caso no puede jamás perderse sino á condicion de volverse á conquistar; y la causa de este último fenómeno no puede estar escondida sino en esa incógnita de la experimentacion biológica que no podemos comprender. El hecho bruto, sin embargo, lo atestigua de una manera irrecusable; pero al señalarlo no tenemos la pretension de explicarlo, hemos aceptado el principio invocado por el Sr. Ruz, y nos complacemos en reconocer su legitimidad en el ór- den fisiológico de los fenómenos íntimos de la organizacion. Y 328 Hé aquí lo que constantemente ha llamado la atencion de todos los prácticos: —4A medida que el agua del plasma sanguíneo se aniquila, la reabsorcion de todos los liquidos del organismo tie- me lugar. Esta es una ley de la enfermedad que nos viene ocupando. Un hidrópico llega á contraer el cólera: la exosmo- sis intestinal es rápida; la disminucion de los líquidos conteni- dos en la cavidad peritoneal es proporcional á las pérdidas que se experimentan. Fxiste un derrame en el tejido celular de otro enfermo: la reabsorcion del líquido derramado es im- prescindible. Un hidrocele voluminoso distiende la túnica va- ginal: este desaparece por completo. Ataca el cólera á una mu- jer en cinta: durante el periodo álgido el líquido amniótico des- aparece tambien. Los humores del ojo se han visto reabsorber y la córnea plegarse al peso de la atmósfera. ¿Qué significa es- te rápido movimiento de endosmosis que tiende incesantemen- te á contrabalancear el de exosmosis que se observa en el in- testino? ¿Por qué la sangre pierde por un lado el agua de su plasma y tiende á reconstituirla con cualquiera otra que exis- ta en cualquier lugar del organismo? ¿En qué circunstancias normales aparece un fenómeno semejante? ¿Cuanto tiempo no es necesario para determinar la reabsorcion de un líquido exsuda- do por una membrana, en otro estado cualquiera que no sea el cólera? Parécenos, Sres., que estos hechos constantes y repetidos son mas que suficientes para fundar la terapéutica del cólera en una analogía la mas elocuente que pudiera brindarnos la ob- servacion; y que no ibamos tan errados al aconsejar reponer la cantidad de agua que se pierde, miéntras se elimina la causa morbosa ó cesa su accion. El argumento del Sr. Ruz seria in- contestable en el caso de que la pérdida que sufren la albúmi- na y la fibrina tuviera lugar en el vaso de reaccion del labo- ratorio del químico; pero no, sucediendo en el organismo vi- viente, que obedece á las leyes fisicas, químicas y mecánicas que rigen la materia inorgánica, á condicion de que sea en el límite que le impone la conservacion del individuo, ó de reaccionar contra ellas cuando gravitan sobre él tendiendo á su desagregacion. La muerte, es decir, el predominio de las leyes físicas, quími- 329 cas y mecánicas sobre la materia organizada, no compensadas por las leyes de la organizacion, seria siempre el resultado fa- tal de la enfermedad que nos ocupa, si por una causa cualquie- ra el plasma de la sangre no pudiera recomponerse. Esta re- composicion es imposible sin el elemento indispensable á su existencia fisiológica que es el agua; y como que la sangre de un colérico tiende incesantemente á reformarse miéntras en- cuentra líquidos en el organismo, como lo demuestra constan- temente la observacion, rigurosamente hablando, suministrar esa agua miéntras desaparece la causa que sostiene el estado anormal, ha de ser analógicamente el único y posible trata- miento del cólera, Ya vé el Dr. Ruz que nuestra analogía se funda mas de lo que á primera vista parece, y que los hechos que sirven de ba- se á nuestra terapéutica son irrecusables. El colérico abandonado á sus propios recursos puede curat- se, sl la deshydratacion cesa á tiempo para que los líquidos que quedan en el organismo puedan recomponer el plasma de la sangre de una manera compatible todavía con la vida. Por esta razon, y ninguna otra pudiera explicarlo, ha visto el Sr. Ruz con todos los observadores, y como hecho bruto inexpli- cable en apariencia, reacciones francas y sostenidas despues de grandes pérdidas de líquidos exosmosados. por el intestino. Pero no siempre deberémos esperar este resultado, que léjos de ser frecuente, es al contrario bastante excepcional; y por lo mismo, no pudiera jamas autorizarse el abandono de los coléri- cos á sus propios recursos orgánicos, porque no es inagotable el agua de composicion orgánica para reponer el plasma inde- finidamente. Ya vé el Dr. Ruz que no damos agua al organismo inútil mente, porque él la toma miéntras encuentra en todos los lu- gares, aunque sea para volverla á perder; y no tiene razon en afirmar “que el agua parece indicada en la teoría cuando ya no se necesita en la práctica,” porque entónces su contradiccion se- ria grande, y no tendria en cuenta mas leyes que las físicas y químicas, sin acordarse para nada de esa vida que nos recla- ma y con la cual debimos contar al formular nuestra teoría. Mantener el organismo en circunstancias de que sea posible la 330 vida hasta que la causa del cólera cese, debe ser, pues, la aspira- cion del hombre científico; é introducir agua por todos los medios, es la única terapéutica racional, y la que puede darnos el mayor número de éxitos. La razon está bien clara. La sangre tiende á ampararse de toda el agua que encuentra, tomándola de todos los tejidos, de la que tienen en su composicion los líquidos que han dejado exudar las membranas serosas en la cavidades, las que se encuentran dentro de las membranas del huevo fe- cundado, las que se inyectan en los depósitos naturales dy. di. y cuando las fuentes están completamente agotadas, entónces ya es imposible que pueda haber reaccion saludable, la muerte es inminente, necesaria, fatal, el plasma no puede seguir recons- tituyéndose. Por consiguiente: brindar al organismo un liqui- do que está perdiendo por la accion morbosa, pero que tiende constantemente á reponer por ley fisiológica, no puede ser inútil- mente, sino al contrario la única manera posible de sostener la vida del colérico. La causa se extinguirá, debemos esperarlo, y entónces, no queda la menor duda, forzoso es seguir brindan- do agua para que la reconstitucion del plasma sea tan comple- ta como permanente, para que se regularicen las funciones, poniendo el fluido nutritivo en las circunstancias que favore- cen una reaccion saludable en el menor tiempo posible, y con el menor número de complicaciones que pueden amenazar de otro modo la existencia. Este resultado se logra muchas veces administrando inte- teriormente agua pura á dósis pequeñas repetidas, propinando - los baños de agua ála temperatura del colérico é inyectando este mismo líquido en los depósitos naturales como la vejiga de la orina, por ejemplo, experiencia que dió el mejor resulta- do á Mr. Piorry. Pero otras veces llega el recurso demasiado tarde para que pueda esperarse una pronta reaccion, la vida está próxima á perderse, el organismo está agotado, la absor- cion por las membranas no es bastante; y en estos casos no queda mas remedio que la inyeccion de agua en las venas. * Dice el Dr. Ruz que los efectos inmediatos de esta práctica “parecen que acarician un instante la ilusion nuestra; y que “a- seguran grandes prácticos que en algunos casos la inyeccion ha provocado una reaccion instantánea, cast resurrecciones.” El Dr. 331 Ruz parece convenir en que el efecto favorable de las inyec- ciones de agua en las venas, en el período ciánico del cólera, se debe al estímulo que recibe el organismo; por eso, agrega, “esos efectos son rápidos y en definitiva no han sido coronados de éxito.” Y, preguntamos ¿puede decidirse así, y de una vez pa- ra siempre, que por esa razon las inyecciones de agua en las ve- nas deben proscribirse? No lo creemos. Estasinyecciones se han hecho tambien en estado fisiológico, y podemos asegurar que nosotros no hemos observado ningun fenómeno que se re- fiera á un estímulo que siquiera alcance al que puede obtener- se con un poco de aguardiente introducido por las vias digesti- vas. - Las inyecciones de agua á la temperatura de la sangre nos han parecido completamente inofensivas, y los animales que hemos sometido á la experiencia han seguido en sus cos- tumbres sin siquiera dar señales de haberse apercibido. Pa- récenos que los prácticos que han atribuido al estímulo el re- sultado inmediato favorable de las inyecciones de agua en las venas de los coléricos, no tienen en que fundarse; y que el Dr. Ruz tampoco tiene razon para afirmar que “los principios de la tercera clase no han tenido tiempo para fijar el líquido intro- ducido, porque la accion se extinga precisamente cuando debiera hacerse general en todos los vasos.” La falta de éxito consiste en que todas las condiciones favorables á la inyeccion no se han puesto en práctica, precisamente porque nadie ha proce- dido hasta hoy partiendo de los principios de que partimos nos- otros al aconsejar ese precioso método terapéutico, destinado á ocupar un gran lugar en la ciencia contemporánea. No basta inyectar cierta cantidad de agua y abandonar el enfermo á sus propios recursos, es preciso continuar indefini- damente la inyeccion hasta tanto que la respiracion se efectúe normalmente y que se presenten algunas secreciones, Ó cuan- do ménos la excrecion de la orina. Pudiéramos agregar que no solo se necesita poner agua en las venas, sino hacer que es- ta agua recorra todo el árbol circulatorio. La circulacion art:- ficial, en una palabra, es la que está llamada á proporcionar los éxitos que no pudiera dar la simple inyeccion de un poco de agua en una vena Ó en una parte del sistema venoso, en el es- tado de cianosis en que suponemos al enfermo moribundo que 332 intentamos volver á la vida. La inyeccion en las venas ha de ser completa, es decir, que partiendo de un punto vuelva á él despues de haber atravesado todo el sistema capilar. Debe- mos ser consecuentes con nuestra teoría, y hemos afirmado, que la hematosis no puede tener lugar porque la sangre no puede llegar, en el estado de densidad que adquiere, hasta las ramificaciones capilares de las vexículas pulmonales. El agua hará la sangre mas líquida; pero es preciso que llegue á po- : nerse en contacto con ella en los puntos en donde es mas difi- cil la circulacion, allí donde los glóbulos están aglutinados o- poniendo un obstáculo mecánico cada vez mas insuperable. (Continuará.) Fora CUBANA. Revisio CATALOGI G+HRISEBACHIANI VEL INDEX PLANTARUM Cu- BENSIUM; a Francisco A. Sauvalle. (Continúa. —V. Anales, t. V. pdg. 286.) DICOTYLEDONES. XLII. MORINGACEA. 455 MORINGA PTERYGOSPERMA. Goertn.... Ben. Palo Geringa. y XLIII. CONNARACEAE. 456 ROUREA GLABRA Ktb............... Slrgias Mata negro. 457 ROUREA FRUTESCENS ÁAubl............... 458 CONNARUS RETICULATUS. (HTIS........... XLIV. LEGUMINOSEALK. 459 CROTALARIA SAGITTALIS L............ ode 460 CROTALARIA PTEROCAULA Desv.......... Maromera. Vuelta abajo Marimena. 461 462 463 464 465 466 467 468 469 470 471 472 473 474 4715 476 ATT 478 479 CROTALARIA RETUSA L. ..... E lll ; CROTALARIA PUMILA Ort: €. littoralis SAO NTE A CROTALARIA LOTIFOLIA L...... 0 as CROTALARIA INCANA L. C. Cubensis DION ....o *90.s8. -”-+... Mé. ..4....n.uw0.0.%50 600065060 . CROTALARIA ANAGYROIDES Kth? C. Maromera 1d. 1d 1d Cascabelillo. Maromera Striata DC. Var: pauciflora Gris... Maruga. INDIGOFERA LESPEDEZIOIDES Kth?..... Añil cimarron. ÍNDIGOFERA MICROCARPA Desv. Da- lea tephrosioides Gris. Indigofera Do- MINGENSES IS Pr ATI ÍNDIGOFERA PASCUORUM Benth...... 27% INDIGOFERA AÑIL L........ aaa US INDIGOFERA TINCTORIA L........ YAA DALEA MUTABILIS Wild.......... E HARPALYCE CUBENSIS GriS.......... ne BARBIERA POLYPHYLLA DOC.. ... IR '"PEPHROSIA CINEREA Pers; Var. litto- DM A ds TEPHROSIA DOMINGENSIS Pers.......... TEPHROSIA RUFESCENS Benth? ..... RS GLIRICIDIA CUBENSIS. Robinia cubensis Kth. Lonchocarpus Rich....... Us GLIRICIDIA PLATYCARPA (GTIS........ e CORYNELLA IMMARGINATA Sp. NOV suffruticosa; ramis minute pube- rulis; foliis imparipinnatis; petiolo communi teretí; foliolis 5-7-jugis, oblongis, lineari-oblongis vel lan- ceolatis, acutis, mucronatis, basi obtusa inaequilateralibus, petiolu- latis; petiolulis puberulis; petiolo foliolis infimis breviore; stipulis la- neeolato-acuminatis; stipellis mi- nutis tuberculiformibus; floribus coccineis, axillaribus vel ad nodos annotinos in racemulum pauciflo- rum bracteolatum dispositis; caly- ce campanulato, quinque dentato, dentibus 3 inferioribus subulatis, superioribus minutis, contiguis; Añil. Cerillo de Costa. Barbesco. Prijolillo. T. V--483 480 481 482 483 484 485 486 487 488 489 490 491 492 334 alis vexillo obovato lougioribus, carina brevióribus lineari-oblon- gis, subfalcatis, basi auriculatis, longitudinaliter plicatis; carinae petalis linearifalcatis, basi auricu- latis longitudinaliter plicatis; stylo- aequali; stigmate terminali; le- gumine...... En los pinares altos de Cajárba- na; florece en Abril. CORYNELLA GRACILIS GTIS.....oooooo.oo. SESBANIA ALGYPTIACA Pers............ SESBANIA OCCIDENTALIS Pers............ ROTRETIA REFRACTA QS 4.0 o0dsameeloss PICTETIA ¡TERNATA DO escaso deis PICTETIA ANGUSTIFOLIA GIIS........... A BRYAJEBRNUS DO ..ooidascóccids A /ESCHYN OMENE SENSITIVA SW......... ASCHYNOMENE TUBERCULATA Gris..... ASCHYNOMENE AMERICANA L.......... “ESCHYNOMENE VISCIDULA Mx 4%. et Brasiliensis, 4, falcala et 4%. pau- cjuga DO coo. ERE AUSCHYNOMENE TENUIS Gris............. ASCHYNOMENE EVENIA Sp. nov. her- bacea; foliolis 30-40 subalternis li- neari-oblongis, obtusis, mucronu- latis, basi obliquis (mediano obscu- ro excepto) eveniis; stipulis, ova- to-lanceolatis, acuminatis, ciliato- serrulatis, basi productis, petiolo longioribus; racemis 1-2 floris, fo- lio aequalibus; bracteis obliquo cordato-ovatis, inciso serratis, acu- minatis; bracteolis lanceolatis, ser- rulatis; calycis profunde fissi labiis oblongis, superiore breviter fisso, inferiore denticulis tribus termina- to; labello obovato, purpureo veno- so; alis spathulato oblongis; carina subfalcata, acutiuscula; ovario la- tere pilosulo; legumine longiuscu- Jamaquey de 3 hojas. Granadillo. Dormidera 493 494 495 496 497 498 499 500 501 502 503 504 505 506 507 508 509 510 911 512 513 514 315 335 le stipitato, 10-12 spermo, conti- nuo vel vix sinuato; articulis rugu- losis. ; En terrenos húmedos cerca de la Chirigota, San Cristóbal. STYLOSANTHES VISCOSA HWo.eroco. o.o.... STYLOSANTHES PROCUMBENS SW ...... ZORNIA SLOANEI Gris....... E ZORNIA DIPHYLLA Pers. 4. Stenophy- lla Gris. DEsMODIUM TRIFLORUM DC......... ... DEsMODIUM BARBATUM Bentbh...... ae DEsMODIUM INCANUM DC. D. adscen- dens Oi. de is DEsMODIUM AXILLARE DC..............- DESMODIUM CILIARE DC....... . ...o.o.o. DEsMODIUM CUBENSE GrIS........o..... : DEsMODIUM SCORPIURUS Desv.......... DEsMOoDIUM TORTUOSUM DC............. DEsMODIUM UNCINATUM DO? ..... ecos DEsMODIUM SPIRALE DC. ....... Rdbs: 3 ABRUS PRECATORIUS L....... RS x CENTROSEMA VIRGINIANUM Benth..... CENTROSEMA PUBESCENS Bentbh........ CONTROSEMA PLUMIERI Benth..... eL CENTROSEMA HASTATUM Benth......... CLITORIA GLOMERATA GHTIS............ 7 CLITORIA GLYCINOIDES DC.......oo.mo»... CLITORIA CAJANIFOLIA Benth.......... HERPYZA GRANDIFLORA sp. nov. Ca- lyx tubuloso-campanulatus, aequa- liter quinquefidus, vexillum obova- to-oblongum, supra unguex graci- lem auriculatum; alis spathulatis longius; carinae petala dorse cohae- rentia, lanceolato-spathulata, ob- tusa, alis breviora, graciliter un- guiculata. Stamen vexillare libe- rum; caetera connata, subaequilon- ga; antherae oblongae. Ovarium sessile, pauciovulatum; stylus fili- formis, rectus, gracilis; stigma capi- Amor seco. id. id. id. Pega pega. Pega pega. Peonia de Santómas. 336 tatum. Legumen sessile, oblongum, compressum, inter semina subqua- drata constrictum. Herba e radice perenni? re- pens, ramosa, ad nodos radicans, fulvido-tomentosa. Folia 3 foliolata, stipulata et foliola stipellata. Flores majusculi, in racemos paucifloros longe pedunculatos solitarii. Foliis lounge petiolatis, foliolis brevissime petiolulatis, lateralibus oblongis, terminali subrhombeo, omnibus obtusis, mueronulatis; stipulis ova- tis; stipellis linearibus; racemis folio longioribus; leguminelineari- oblongo, fulvido-tomentoso, 2-4 spermo, oblique mucronato. Teram- nus? grandiflorus Gris. En los pinares y sabanas de la Vuelta abajo hacia Pinar del Rio; Herradura, «. 516 TERAMNUS UNCINATUM Sid........... .».. Cresta de Gallo blanca 517 HERYTHRINA CORALLODENDRON L......... Piñon espinoso. ; Piñon de costa. / 518 ERYTHRINA CUBENSIS sp. nov. arbuscu- la, aculeata; foliolis ovato-rhombeis, subtus reticulatis pallidioribusque; floribus ternis in spicam brevem dispositis; 'calyce campanulato, subbilabiato, obsolete dentato, minutissime velutino; carina oblon- ga 5-6 les superato; alis obovato- cucullatis, carinae petalos paulo, ca- lycem fere duplo superantibus; sta- minibus alternis longioribus, vexi- llari breviore; legumine polysper- mo, longe apiculato; seminibus coccineis. Erythrina corallodendron Gris non L. 4. Enneandra. DC?.... Piñon de Sierra. 519 ERYTHRINA GLAUCA Willd...... ....... Bucare. 520 ERYTHRINA VELUTINA Willd........... Piñon Real. 521 MucuNA PRURIENS DOC ...ococccion.: «Picá.pica. MUCUNA ALTISSIMA DC..... .....-.. ep MUCUNA VRENS ID os cc vias : CALOPOGONIUM CAERULEUM Benth. Stenolobium Benth. Gri8. ...oooooomocos. GHALACTIA FILIFORMIS Benth. Var. cu- bensis Kth. (G. Cubensis Kth sec Rich. GHALACTIA ANGUSTIFOLIA Kth........... GALACTIA MONOPHYLLA GTIS.... .... -- GHALACTIA BRACHYODON (GHiS ..........- GHALACTIA PARVIFOLIA Rich.... ...... : CHATADETA ODONTA MG MS. cotas GALACTIA RUDOLPHIOIDES Benth y Hook. Dioclea Gris. GALACTIA IMPRESsA Wr. Dioclca ya- lactioides Gris. CANAVALLIA OBTUSIFOLIA DC.......... : CANAVALLIA CUBENSIS (GTIS............. CANAVALLIA REFLEXA Hook.f. C. miniata Gris non DC. ....... A Se a CANAVALLIA GLADIATA DOC?..... ....o.. PHASEOLUS LUNATUS loco coda PHASEOLUS TRICHOCARPUS Sp. NOV VO- lubilis, rufo-pilosus; pilis reverso- patentibus; foliis ovato-lanceolatis, lateralibus inaequilateris, brevissi- me petiolulatis, nervis subtus mar- gineque pilosis; stipulís lineari- lanceolatis, striatis, basi productis, pilosis; stipellis oblongo-ovatis, glabris; pedunculis folio longiori- bus, apice paucifloris; bracteis, bracteolisque lineari lanceolatis, striatis, longe pilosis, calyce duplo longioribus, caducis; calyce parce piloso, breviter quinque lobo, lobis superioribus paulo majoribus, la- teralibusque rotundatis, inferiore ovato; vexillo rotundato, alis late obovatis, carina oblongo-lineari, in- curva; leguminibus compressis, oblongo-linearibus, erectis, hirsu- tis, nigricantibus; seminibus sub- Jairel. Ojo de buey. Jicama cimarrona. Mate de Costa. Mate Ojo de buey de Costa. Frijolito. 338 rhombeis, compressis, nitenti-ni- gris. P. Ovatus Gris non Benth. En la orilla de las lagunas den- tro del agua. Vuelta abajo. 539 PHASEOLUS SBMIERECTUS L. P. crota- larioides Rich. Var. gracilis. P, linea- ris Kth? Var. atropurpureus. JP. atropurgureus DC. 540 PAsEOLUSCLITORIOIDES Mart? P. crota- larioides (Gris. 41 VIGNA LUTEOLA Benth. Var. villosa ot A a e deacocaidiaós ss BTAGOl CIMArtOn: 542 VIGNA VEXILLATA Ona vssanaoza "Marrullero: 543 VIGNA UNGUICULATA Cel. LA Prijol. 544 PACHYRHIZUS ANGULATUS Rich......... Jicama dulce. 545 RHYNCHOSIA MINIMA DO................. Peonia chica. 546 RHYNCHOSIA RETICULATA DC........... 47 RHYNCHOSIA PHASEOLOIDES DC......... Peonia criolla. 548 RHYNCHOSIA CARIBOEA DO.............. Peonia de Sabána. 549 RHYNCHOSIA PARVIFOLIA DC ........... Peonia. 550 ERIOSEMA CRINITUM E. May............ 551 ERIOSEMA VIOLACEUM E. May.......... 52 EcAsTAPHYLLUM BROwWNEI Pers......... Pendola. 553 EcASTAPHYLLUM MONETARIA DC...... . Pendola. 554 BEHAIMIA CUBENSIS GriS................ Guayacancillo de costa 55 LONCHOCARPUS BLAINII Sp. nov. arbus- cula; foliolis 7-9 impunctatis, oppo- sitis,, Obovali-oblongis, obtusis, emarginatis basi angustatis, subtus pallidioribus; petiolulis racemis que minute puberulis; pedicellis 2-1 floris; bracteolis rotundatis: calyce truncato, obscure dentato, corolla triplo breviore; petalis aequilongis; vexillo orbiculato, emarginato, ex- tuspuberulo, basi appendiculato, re- flexo, alis carinaque oblongis, subfal- catis; legumine compresso, lineari- oblongo, leviterarcuato, 2-7spermo. Guamá des. Bartolomé Potrero San Bartolomé, Santa Cruz de los Pinos. (Continuara.) 239 2030 O Tr *SOUL -AKITIM NA VIAQTT 5) 4 1 0 EIN 10 O Y ONO O EAS 00 210 1 M1 O 0 MO mi 0 2-10 SH E ON EH AMA OSMA "SOULAMN PIM NA _NOIODVHOAVAA na a m ES RNARETO 5 a an DECEO ” Loma me ” AAFÉDONASAOD OA AS RADA A O AN O O 1 10 1 O 0 e CO e CARAS [Api TRES AISNTISINA AXORNOA ADORO A ” o ii do ha] ” ESTOS ames mn haa] Q ADO Nnasmsan=s. 220 ” "SORDO oDo0N 5005 IP9JL| “XP pDP290/24 "OLNATA :"SJ0'98 "HSSE 28 "ISAJO T6 "ISA(E L8 “HSA e "INA-ASAJS TZ *"Nj8 99 "nr co A A ; AE. 42 a 81/92 v6 87 |S99| 86 90/68| S6 20/98| T6 Te¡29|86 Ec ¡09| €8 80/49/98 96|IS| 22 Gr |¡42| 68 SI |¡€2|88 ec ¡89 16 9%/09| 68 91[6Z| 88 TT[8Z 60/62 z AN -HINIS P8 "AISAIS88 X] > Y A "FINN-OS[8'2 "INN-ASS]|8 VS "HN -Oss]6 PS —--|—-| “uoro9n q == "n 97199 23/29 60/68 "n "DADOS POPp9WNET 3e0% v8'81 3961 vo'8I £S'S1 IST vI'LO 82401 cg 91 vLcT 131 96'PT €EL“€T L6'ST £9 91 80'81 Lv“0% 210% 3921 OS TI TvGT 08 LT 13'€l 68 T1 8v“91T cr0% 96'0% 600% L9 LT GI'pT LS'PT *“*IPIM "sOJJ9UIA YA PNRÍD 2p Jodva ]9p u01suaJ £ £ es valvea LE TAO TE 08 TA9 ze ¿TGI E ZE TZ'8T[8'8T 6h Er|e9r 6360/11 8 arl'er 682 Té 80ZIZ'61 3421608 Gr oriS'6T 90 Gr repr [ser CI PT SL ZIE 03 cg TI |P98I 9 ES 6Ser|Sr' EE 2 [9891 ee 91 CL LI 9291 0960 0460 £390 0r'ZO 0S'cI c6'€l 6v'vI 96 Gl 99, c6'S cv ¡Ara 1516 64€ 90'€ %L'G 60% er'€ ee 91€ cre 09€ 66'9 998 ve OT 66'S cop 67€ Tr'9 TZ€ 66€ 06'v v9'9 Cep 06'v Tea 9%'p ¿ST v9T e3 el |LS ER ]p CE HO 9rES TRE Pe roer [90 6rfa es 1901 [06'ET¡9'8T 9801/4491 |S TG PO CICL 8 9 Te IS TIOS PT8 08 03: 0T OT STE“6T Pr ET 8003633 1621 (GE BRE ce 18 LI /16/2G/6.93 "119809 [YUU | Ixe ae IpaM SO AN AHD DAON A AO AO A O NN MA rn MON A A A NO PA TA An 100000000 +AQN ADOS 1) Pu 00 d+ NO MAA MONDO Dr "1980 *0pDAh -27U99 OLJQUIQUIARJ, 003 ¡8 vá [e0'09 103% lo Pú [es T9 LTE [a e% [es'E9 2:13 lo'e% |[84'v9 Z9r lor [esco v'pr l2'8T [6499 TT le zr j93'69 e2tT lo6r [.e'so 803 le 23 [0339 LLL le ra Jes'29 281 l6 13 161P9 GLI lez [es e9 e€'9T 1203 fer E9 961 lo'13 [re z9 aca (rra [es T9 ora love fee 09 vez le zá ].9'09 908 [993 [09'39 061 [9'c3 j6b*s9 v'LT (803 [6699 003 |2'e3 [1e'39 T03 923 |T9'6S 81 [23 jo3'v9 821 |v'13 [0'99 a zz (197 [899 ¿1% l6 28 [es'19 633 |v'z3 JEZ'09 283 (30€ ¡0209 103% [vez fee To 621 (vez [ke T9 361 ls pa fees t6s SU] Ue A] epa Sr Q e] SI 10 M0 Sao 31 aa 6 £ ZOONOSIS 0 SD inn 1 DO 10 O H10 "1p9sO o *0 Y OproNpas SO.) 2U2 Y US OLQUOIDE G48S| er 6S 0939 80'p9 0S'P9 6r'29 10'89 91'P9 L€'09 0v'39 9p'E9 pI'E9 0639 6129 OTTO 28'68 06'6S €£9'19 €S'p9 TLC9 60'09 63'8S vO 191. 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Por otra parte, ¿qué nos dice la historia de la (Química? Nos dice que mas rápidamente avanza el análisis que la síntesis; que mas laboriosa es la ciencia que diferencia é individualiza que la que une y asemeja ó identifica; que desde la descompo- sicion de los llamados por Aristóteles elementos, aunque de fe: cha todavía reciente, no hay una sola sustancia que de la cate” goría de simple haya pasado á la de compuesta, en tanto que el caso inverso sí se ha ofrecido. Nadie, es cierto, discute hoy la posibilidad de que por un análisis mas profundo el número de los elementos sea susceptible de reduccion; nosotros tambien tenemos esa creencia, creencia de esperanza, de aspiracion, pero no de conviccion. Esas demostraciones irrevocables, propias de las descomposiciones y recomposiciones positivas que los quí- micos han conseguido operar, proclaman, usando las mismas frases de Augusto Comte, que la indudable perfeccion que de T. V—49 tal reduccion resultaria no podria ser sino ilusoria y estéril, si, cortando la dificultad, se intentase llegar anticipadamente á ella, previniendo con hipótesis aventuradas los verdaderos pro- egresos ulteriores del análisis químico. “Esta vana concepcion, dice el mismó en otro lugar, solo puede apoyarse en el preten- dido principio de la economía y de la sencillez necesaria de la na. turaleza, que además de su carácter extremadamente vago, no podria resistir á ninguna verdadera discusion directa, y cuyo orígen deberia bastar para hacerla sospechosa á todos los bue- nos espíritus.”—Y no solo no es posible esa reduccion, algo mas» esa pretendida unidad en la via directa, sino que ni aun en las desviaciones y cambios de frente que la ciencia se vé obligada á hacer para atacar las dificultades de una cuestion, se encuen- tra una sola idea real que, siquiera en lontananza, justifique la que en este momento nos ocupa. Sabido es que Berzelius, ante la comparacion entre los animales herbívoros y los carnívoros respecto al ázoe, que parece ser tan abundante en los tejidos de aquellos como en los de éstos, no obstante que los elemen- tos sólidos de los primeros estén casi enteramente privados de ese cuerpo, indicó su opinion particular de que este gas no constituye un verdadero elemento, sino una especie de óxido metálico que no explica; sabido es tambien que segun manifiesta Séguin, oyó decir á Vauquelin que, tras numerosas investiga- ciones y experimentos para asegurarse de si era posible formar cuerpos simples haciendo entrar en reaccion otros en que no existiesen los elementos que queria obtener, habia analizado con el mayor cuidado los alimentos con que habia nutrido á una gallina para convencerse de sl era posible considerar la cal, que entra en la composicion de la parte conchosa del hue- vo que incubaba, como proveniente de la ingestion de aquellos, logrando cerciorarse de que, siendo demasiado pequeña para bastar á la produccion de las conchas la cantidad de esa sus- tancia tomada en el intervalo de las incubaciones, el análisis le habia demostrado siempre que esa cantidad era en el huevo mas considerable que la que habia reconocido anteriormente en los alimentos, lo que en último resultado le hacia creer que los elementos que la ciencia considera como indescomponibles po- diau separarse y reconstituirse bajo el imperio de ciertas leyes 383 todavía desconocidas. Pero ni la opinion de Berzelius ni aun la de Vauquelin han tenido aceptacion, á pesar de la gran au- toridad de estos nombres, quizás por la poca insistencia de sus autores, ni en este sentido se han repetido los experimentos, ni se halla comprobada su exactitud, ni deja de ser evidente que las explicaciones dadas lo han sido á priori, y que puesto" en este terreno el problema se dificulta de toda la complicacion que en él introduce la circunstancia de encontrarse ya en estos casos en el campo de la Biología. Se vé, pues, que si los que se entregan:á la investigacion positiva de las leyes realmente propias á las reacciones no se sienten ménos obligados á con- cebir como simples todos los cuerpos que hasta ahora no han podido ser descompuestos, y respecto de los cuales no hay ana- logía efectiva que tienda á indicar su composicion, sin que por otra parte se pronuncien sobre el hecho de que tales sustancias deban ser necesariamente reputadas como indescomponibles en lo sucesivo, no podemos ménos de concluir una vez mas en contra de esa anhelada unidad. Léjos de reducirse el número de los cuerpos simples el aná- lisis parece complacerse en apoyar nuestra opinion. Kn vez de calmar el espectroscopo la aspiracion general, se empeña, y lo consigue, no solo en agregar nuevas propiedades que confirman la innegable individualidad de cada uno de aquellos, sino que, gracias á las rayas de Frauenhofer, señala otras nuevas, al mé- nos en cuanto se refiere al cesio, rubidio y talio, pues segura- mente convendreis en que las preguntas que haceis respecto al metal encontrado por Crookes en el azufre nativo de Lipari, y por Lamy en las cámaras de plomo y su comparacion con este último cuerpo no pasan de ser suposiciones cuyo valor du- doso mas que nada lo justifica la vacilacion que la forma in- terrogatoria envuelve. Como no podia ménos de suceder, vuestro reconocido talen- to va en pos de toda idea que pueda apoyar la tendencia final de vuestro discurso y aunque así como de paso concedeis una mirada á la alotropia—;y qué es la alotropia?—Observamos el fóstoro á la temperatura ordinaria, y despues de bien recono- cidas sus propiedades notamos que muchas de ellas desapare- cen, que algunas cambian hasta la oposicion; estudiamos el 384 carbono, y lo encontramos bajo tres formas y con propiedades diferentes; acudimos al azufre y aquí lo hallamos cristalizado en octaedros, mas alláen agujas prismáticas, aun mas alláamorfo, variando en alguno de sus modos de combinacion y en el po- der de su solubilidad en el sulfuro de carbono; analizamos el oxígeno ordinario y colocado en ciertas circunstancias le vemos adquirir una enorme potencia de oxidacion de que ántes care- cia; y ante esta variabilidad de propiedades físicas y aun quí- micas, verificándose en un cuerpo que podemos comprobar no ha dejado de ser el mismo en toda la serie de evoluciones que sufre, creamos una palabra, no precisamente para explicar esos hechos, sino para reasumirlos en un término comun; pero en realidad el fenómeno queda sin explicacion; y tanto que mién- tras Berthelot procara probar que las dos variedades funda- mentales del azufre y del fósforo se deben al papel eléctrico 6 comburente que desempeñan en las combinaciones, Shoembein considera al oxígeno ordinario como una especie de cuerpo neutro capaz de desdoblarse en circunstancias dadas en ozono y antozono; Becquerel y Fremy como el mismo oxígeno cam- biado, en virtud de una modificacion que no explican, por la accion de la electricidad; y Berzelius, en fin, como capaz de re- cibir en esas mismas circunstancias una alteracion física, un agrupamiento molecular diferente: explicaciones todas eviden- temente hipotéticas que la ciencia admite únicamente como puntos interrogantes, definiendo finalmente la alotropia: la pro- piedad en virtud de la cual puede un mismo cuerpo tener caracte- res químicos diferentes; es decir, exponiendo simplemente el hecho. Y si nos hemos detenido en este punto es porque si en nuestro raciocinio son los caractéres químicos los que mas se. guramente individualizan los cuerpos, al verlos variar, sin de. jar de ser los mismos, al dar por orígen á esta variacion un agrupamiento molecular diferente, pudiera admitirse por una rápida generalizacion una disposicion distinta de los átemos en cada uno de aquellos, y vendrian á ser todos los elementos, en último resultado, estados alotrópicos ó poliméricos de uno mismo; idea que, aparte la ausencia completa de objetividad que la distingue, se veria por otro lado ámpliamente desmen- tida con la consideracion que entre todas esas propiedades que 385 varían hay una que permanece peremnemente revelando la he- terogeneidad de los cuerpos simples: esta es la composicion. Todas estas condiciones de alotropia, así como las que se refieren al polimorfismo, á la isomeria, son incógnitas ante las cuales enmudece la ciencia y de las que nada puede deducirse para nuestra cuestion que sea evidente y positivo. Miéntras la alotropia proclama que el cuerpo puede permanecer el mis- mo, no obstante la variacion de alguna de sus manifestaciones químicas, miéntras la isomeria comprueba la existencia de una misma composicion cualitativa y cuantitativa para cuerpos completamente diferentes; el polimorfismo nos hace ver cuer- pos químicamente idénticos con propiedades físicas diferentes, y la ley de Mitscherlich sustancias compuestas de elementos diversos, aunque con igual número de átomos y dispuestos de la misma manera, cristalizando bajo formas idénticas ó cast idénticas. Las deducciones que de estos hechos pudieran ob- tenerse se lanzarian en la contradiccion; unos tenderian á la confirmacion de la unidad de la materia, miéntras que otros proclamarian la heterogeneidad de la naturaleza de los átomos, y en último resultado estos argumentos de anología 6 de dife- rencia no habrian resuelto, ni aun en laf viag de las especula- ciones, el problema que nos ocupa. Empero no satisfecho de vuestras anteriores pruebas invo: cais la ley de Prout: “todos los pesos atómicos de los cuerpos simples son múltiplos exactos del/ hidrógeno.” Al perfeccio- narse los medios analíticos se comprendió que aquella ley asi enunciada era inadmisible y Mr. Dumas en 1856 se encargó de modificarla, suponiendo, como ya se ha dicho, que los pesos atómicos de todos los cuerpos son múltiplos exactos del de otro desconocido cuyo peso tambien atómico fuese cuatro ve: ces menor que el del hidrógeno. Y en el fondo la cuestion que: daba resuelta á favor de la teoría del químico inglés. —;Es es- ta la única expresion de la ciencia?—No; Mr. Stas en 1860 sostiene qué la hipótesis de Prout es una pura ilusion, y en 1865, ante la Academia de Ciencias de Bruselas, refiere una serie de experimentos de los que se deduce la constancia de la composicion de los cuerpos estables, la invariabilidad de las relaciones en peso de los elementos que forman las combi nacio” y AL _ pet 386 nes, y salvando una vez mas la ley fundamental de toda la Química da en tierra definitivamente con la hipótesis de Prout, * demostrando con métodos nuevos y de gran precision que no es cierta su ley. En efecto, segun él, siendo el peso atómico del hidrógeno= 1, el del oxígenoes 15,960, el de la plata 107'660, el del ázoe 14,009 dc. números quese hallan muy distantesdeapa- recer con la relacion entera que la ley citada exige, y que, se- gun expone Naquet, están de acuerdo con los que pueden de- ducirse de los experimentos hechos en 1843 por M. Marignac, Si la base es falsa, ó por lo ménos discutible, tenemos un mo- tivo mas para no aceptar la consecuencia que de ella ha queri- do deducirse: la unidad de la materia. Pero en último resultado la consideracion del equivalente ¿qué nos revela? únicamente la relacion ponderal en que se reemplazan los cuerpos en las combinaciones y nada mas. Y si recordando la ley de Boyle ó de Mariotte, relativa á las pre- siones soportadas por los gases, la de Gay Lussac que estable- ce una relacion simple no solo entre los volúmenes de los ele- mentos gaseosos que son capaces de combinarse, sino tambien entre la suma de éstos y el que ocupa la combinacion efectua- da, la de Dulong y Petit que manifiesta que el calórico especí- fico de los cuerpos simples está en razon inversa de los pesos atómicos, la tan lógicamente deductible de las anteriores, de Avogadro y de Ampere, que expone que en igualdad de volú- men todos los cuerpos gaseosos poseen el mismo número de moléculas; sl recorremos los esfuerzos hechos por la Química desde Wenzell hasta Richter, desde Dalton y Berzelius hasta- Gerhardt, hasta Wurtz, Cannizaro, Hoffmann, Willamsom y tantos otros infatigables exploradores de nuestros dias; si tene- - mos presente que las combinaciones aun en los cuerpos que las verifican en volúmenes iguales, se hacen por sustitucion de átomos y no por adicion de moléculas; si no olvidamos que á la altura á que la ciencia ha llegado, sustituir un átomo á-otro es combinar á éste con el erupo atómico que anteriormente se hallaba unido á aquel, y que era capaz de equilibrarlo; si nos fijamos en que despues de tantos y de tan preciosos estudios el átomo se ha considerado como la mas pequeña cantidad de un elemento que puede existir como masa indivisible por las fuer- 387 zas químicas; si atendemos á que en estos átomos, ya inseca- bles, se considera un equivalente, un peso atómico, un peso mo- lecular, diferentes todos para los diferentes cuerpos simples; que de cualquier modo que sea vemos las consideraciones de relaciones de peso cambiar para cada uno de los elementos, si tenemos presente todo esto, ¿no se vé claramente que despues del inmenso número de divergencias profundas, de caractéres peculiarísimos que pregonan la individualidad de cada cuerpo, todavía esa propiedad que vos creeis esencial, el peso, viene con la final expresion de sus diferencias en los átomos de las respectivas sustancias simples, á proclamar todavía mas la no identidad de éstas?—Preciso es reconocerlo así, á ménos que con Mr. Graham, despues de haber ya aceptado como indivisi- bles esos átomos, echemos abajo toda la teoría, cometamos la inexplicable inconsecuencia de hacerlos divisibles en nuestra inteligencia, admitiendo con aquel autor que se hallan com- puestos de otras partículas menores y todas idénticas que él denomina ultímatos, y á los que supone, porque así le place, animados de movimientos vibratorios cuya longitud variable de un cuerpo á otro explica la diferencia que entre éstos se observa. Invocais además con el abate Moigno un hecho positivo co- mo la prueba mas notable de la unidad de la materia. Si to. dos los cuerpos caen con igual velocidad, es evidente que no pueden deber este efecto mas que al modo de senidéntico de sus átomos. Pero ¡es realmente lógica la deduccion? Nos pa- rece que en realidad la consecuencia que de aquel hecho se desprende es que son idénticos en relacion con esa propiedad, pues esa identidad reconocida no anula de ninguna manera to- do el inmenso conjunto de las otras, propiedades que los dife. rencian positivamente y que en último resultado, unas en ma. yor y otras en menor grado, tienen que referirse tambien al modo de constitucion de aquellas últimas partículas; y si no las anula, de hecho quedan los cuerpos bajo el dominio exclu- sivo de sus diferentes naturalezas. Cualesquiera que éstas sean nada se opone, por desemejantes que se considere á aquellos, dotados de una propiedad comun, que se manifiesta en las clr-: cunstancias oportunas. Parécenos ver aquí una consecuencia 388 del vicio que en el raciocinio se introduce, en virtud de la abs- traccion tácita que llega á hacerse cuando se trata de fuerzas, tanto para admitirlas como para darse cuenta de sus efectos, Aceptando con Newton que la gravedad obra en razon direc- ta de la masa, palabra que, de paso sea dicho, representa tam. bien una idea absoluta; al explicarse la ley enunciada relativa á la caida de los cuerpos en el vacio, se da por sentado que esa fuerza se descompone en tantas otras elementales como átomos tenga el cuerpo; llega un instante en que lo que no es mas que una hipótesis se acepta como la expresion de la verdad y como s1 aquella fuese una entidad independiente, con actividad pro- pia, y así parece comprenderse claramente que la masa final debe ser en todos la misma, pues siendo ya indivisibles, resul- ta necesariamente un acuerdo completo: un elemento de fuerza para cada un elemento de materia. Pero si variando de punto de vista consideramos que lo que se llama fuerza es simple- mente una propiedad, no hay inconveniente, proclamada como se halla por los hechos, en admitirla como comun á todos los átomos é independiente de las otras propiedades, ni necesita- rémos desde luego penetrar en todo ese mundo de problemas irresolubles que se presentan cada vez que se pregunta el por que y no el cómo se realizan los fenómenos. De cualquier modo que sea no es posible salir de este dile- ma: ó la materia en su orígen era una, idéntica á sí misma en todas partes, en todas ocasiones, lo cual, juzgando la cuestion con las nociones científicas que poseemos no es posible com- prender sino admitiendo que sus manifestaciones tambien te- nian aquel carácter, y los agentes que la dominaban, una vez que hoy se reconoce que por una parte todos son correlativos á una sola propiedad, el movimiento, y que por otra no pue- den tener realidad independiente de los cuerpos, debian ser necesariamente idénticos tambien, como constituyendo parte de aquellas manifestaciones, y entónces no se concibe como ha podido originarse esta inmensa variedad de fenómenos que nos rodea, pues lo idéntico, asociado á lo idéntico en condiciones idénticas, no puede originar mas que identidad; ó todos esos * átomos fuéron realmente de diferente naturaleza, de distintas propiedades, y en este caso se comprende como podian reaccio: 389 nar unos sobre otros, como podian ser sometidos á diferentes influencias y experimentar por lo tanto diversos cambios, vi- niendo de esta manera la actual variacion de los fenómenos á rechazar una vez mas la identidad de los átomos, 4 proclamar tambien una vez mas la pluralidad de la materia. Apelais asímismo á la correlacion de las fuerzas, y creels ver en ella una confirmacion mas de la hipótesis que defendeis. Cuando despues de cuarenta años de estudios infatigabJes se ha elevado á la categoría de hecho positivo la idea de que todo trabajo mecánico producido por la dilatacion de un cuerpo va acompañado de una desaparicion proporcional de calor; cuando Mayer, Joule, Hirn y finalmente Bourget, por diferentes mé: todos han encontrado que el equivalente mecánico de este agen” te es poco mas ó ménos de 425 quilográmetros, cualquiera que sea la naturaleza de la sustancia intermedia en que se verifica la transformacion del calor en movimiento y vice-versa; cuan- do se piensa en la seguridad y exactitud de esos resultados que os han permitido calcular la enorme cantidad de movi- miento transformado en calor en la combinacion de los volú- menes necesarios de oxígeno y de hidrógeno para producir el agua, cálculo que hubiérais podido ofrecer de una manera mas colosal si en vez de contentaros con obtener este cuerpo en es- tado de vapor, lo hubiérais reducido á líquido; cuando desde Grove hasta Rumford, Davy, Faraday, Helmoltz, Tyndall y otros célebres investigadores de nuestros dias, la transforma- cion de los agentes unos en otros se vé cada vez mas demos: trada, como tambien se vé cada vez mas comprobado que en último resultado se convierten en un modo y nada mas que un modo de movimiento, aun cuando todavía no sea positivamen- te posible llegar á la determinacion efectiva de esa transforma: cion en los agentes que no sean el calor; cuando se recuerda, en fin, que el movimiento es una de las propiedades mas gene- rales, mas simples, mas sujetas á las exigencias del cálculo, mas independientes de la generalidad de las otras propiedades que en el cuerpo pueden concurrir, y por lo tanto mas comensura- bles y posibles de comprobar; se comprende por todas estas razones que la unidad de fuerza sea ménos difícil de realizar que la de la materia, siempre considerada la cuestion en terre- T. V--50 390 no positivo. No obstante, preciso es convenir en que todavía estamos tambien distantes de la resolucion de esa otra incóg- nita, y sl estamos distantes no puede tampoco servir de base esa consideracion á la concepcion que en vuestro precioso tra- bajo defendeis. Y si todo este prolongado estudio en el campo de la Física y de la Química, es decir, de las ciencias por excelencia expe- rimentales, nos conduce á negar la unidad de la materia como nocion positiva aceptable, y á dejar por lo tanto envuelto el problema en las sombras del porvenir—¿podrá proporcionar su resolucion la ciencia de la observacion pura, la ciencia ad- mirable por su exactitud en cuanto no se aleja de las concep- ciones matemáticas, pero falible desde el momento en que se lanza en otro órden de ideas, la Astronomia?—Pero vos mismo no podeis ménos de admitir como una hipótesis la ingeniosa y sábia teoría cosmogónica de Laplace, vos mismo proclamais el valor de las objeciones que Mr. Babinet le ha hecho y aun cuando fuesen éstas de peso ilusorio y aquella la expresion de la realidad ¿qué habriais conseguido con demostrar que una nebulosa fné el orígen de todo nuestro sistema planetario, si no teneis idea de la composicion de esa materia, si no podels explicarnos cómo una sustancia única y siempre idéntica ha podido presentar las condiciones de variacion que hoy obser- vamos en ella, si por mas que hagamos, el ázoe, el oxígeno, el boro, el carbono se reconocen peremnemente los mismos, si, como dice Dubois Raymond, una partícula de hierro es y sl- gue siendo la misma ya recorra el universo en el aereolito, ya resuene en la vía férrea, ya chispee en ylóbulo sanguíneo en las sienes del poeta?—Cierto, muy cierto es que el análisis es- pectral, gracias al admirable descubrimiento de Kirchoff de que el vapor de una sustancia extingue la luz que él mismo emite cuando se halla incandescente, ha podido demostrar la existencia de diferentes cuerpos simples en la atmósfera solar; cierto tambien que las estrellas, al ménos las mas brillantes, tienen una constitucion análoga á la del sol; pero esto despues de no resolver el problema, sino por el contrario despues de dificultarlo de todos los millones de leyuas que de esos astros nos. separan, dejarian en pié para esos cuerpos flotantes en el 391 espacio como para nosotros las repetidas objeciones que á la idea de la unidad de materia hemos hecho. Algo mas compli- carian el problema con la explicacion justamente reclamada de las condiciones á que se debe que no sea idéntica la constitu- cion de todos los astros, como algunos estudios parecen com- probar, de que haya quizás en algunos sustancias elementales para nosotros desconocidas, de que no existan en otros varias de las que conocemos, como sucede respecto del hidrógeno.— “A qué forma de la vida pueden convenir semejantes plane- tas? exclama Huggins: Mundos sin agua! Se necesita la pode- rosa imaginacion del Dante para conseguir poblar tales astros de criaturas vivas!” No, por mas que la inteligencia se afane, el problema de la unidad de la materia es hoy irresoluble, positivamente hablan- do; se encuentra sepultado, como dijimos al principio, en la os- cura inmensidad que forma lo incognoscible. Cuando en der- redor nuestro vemos agitarse palpitante los espíritus discu- tiendo sobre la materia que llena los espacios, cuando la His- tología corre todavía, á pesar de sus innegables adelantos, en pos de una unidad siquiera morfológica que sea el orígen del organismo y que eternamente repercutida, reproduzca constan- temente las mismas transformaciones; cuando se halla todavía sobre el tapete la idea de la unidad de las especies, la de la gradación sucesiva en la serie de los tiempos de las formas ani- males y vegetales; cuando éstos y otros problemas, cuando tantas síntesis de corto radio, por decirlo así, se encuentran aun en la infinita perspectiva de la ciencia; ¿cómo es posible proclamar el conocimiento positivo de la unidad que envuelve á todas las demás, de la unidad suprema, de la unidad abso- luta, de la que nos revelaria el secreto de todas las dudas, el enigma de todas las transformaciones, la clave de todas las di- ficultades?—No, esto no es posible, y vos, Sr. Fernandez de Castro, lo habeis comprendido así desde el momento en que solo concedeis á vuestra idea los honores de una hipótesis. En este sentido no podiamos estar en desacuerdo. Nuestra diver- gencia se halla únicamente en que vos, lanzado en la atmósfe- ra del racionalismo, contemplais desde ella la ciencia en el por- venir, y envueltos nosotros en la inflexible red del positivismo 392 no vemos mas que la ciencia de hoy miéntras marcha en una vía tambien positiva; en que vos os adelantais á las investiga- “ciones y nosotros detenemos nuestra inteligencia y nuestra imaginacion, renunciando á toda idea científica que no sea la expresion del conjunto de fenómenos hasta nuestra época ana- lizados. Reconocemos con un autor ya citado que hay en cier- tas partes del saber humano una necesidad exigente de enca- denamiento y de unificacion para dejar de usar de todos los medios lícitos 6 ilícitos que colmen los vacios existentes; reco- nocemos que hay algo de lisongero para el orgullo del espíritu humano en la posibilidad que las hipótesis científicas propor- cionan, no solo de coordinar los hechos, sino de prever con fre- cuencia á intervalos muy distantes otros que ni aun la obser vacion nos hace sospechar. Nada tenemos que decir si se con- rideran las hipótesis como instrumentos provisionales quealgun dia los progresos destruirán ó de los que recibirán mas exqui- sito temple, y como satisfacciones que el espíritu, siempre ávi- do de saber, se proporciona, en tanto que aguarda otras mayo- res nacidas de la conciencia de la verdad. Por esto hemos tenido sincera complacencia en reconocer el innegable valor que vuestro trabajo encierra, como tenemos ahora la de felici- taros por él. Al desenvolver nosotros nuestros raciocinios no hemos hecho mas que esforzarnos en deslindar bien las cir- cunstancias que constituyen la idea de la unidad de la materia, como vos habeis dicho muy bien, en una simple hipótesis; te- miendo que á fuerza de hacer sentir la importancia de su in- terpretacion se concluya por creerla cierta, por considerar lo que no es mas que una razonable ficcion como una indiscutible realidad. En estos casos la ciencia debe contemplar y contempla re- signada esos problemas, pero no indiferente y desalentada, si- no con las manos en la obra, esperando el rayo de luz que la gule en esa misteriosa senda. ¿Y por qué desesperar?—Por mas que se diga atravesamos una época prodigiosa y admirable, y el siglo diez y nueve será una de las páginas mas brillantes de nuestra historia; en él se revelan preciosos estudios de análisis, magníficas conquistas; en él se manifiestan espléndidos progre- sos eslabonados y acrecentados por la benéfica lógica de los 393 descubrimientos que permite que al realizarse uno se alzen in- mensos horizontes á otros mil; todas las ciencias se mueven á la vez y convergen al mismo fin: exámen de los problemas mas complicados, desden hácia las teorías especulativas, destruccion de los errores que detienen la marcha triunfal de la verdad científica, engrandecimiento indefinido del horizonte del pen- samiento, perfeccionamiento de los métodos de investigacion, disminucion del trabajo material, acrecentamiento del bienes- tar, mejoramiento de nuestro sér bajo las tranquilas aspiracio- nes del trabajo intelectual. Ha dicho un célebre escritor que la ciencia es la asíntota de la verdad: es cierto, tratándose de la verdad absoluta, de la perfeccion completa del conocimien- to; es incierto, tratándose de la relativa. En esa eterna pere. grinacion de la ciencia, recorriendo una recta que jamás en- cuentra á la curva de la verdad, por mas que enérgica se aproxl- ma sin cesar á ella, brota á cada nueva aproximacion un mundo de realidades que, al pregonar las victorias de la inteligencia sobre la naturaleza, arrojan á manos llenas en la humanidad las bases de inmensas aplicaciones, estrechando las distancias, multiplicando la vida de toda la suma.de nuevas sensaciones que originan, creando la riqueza, perfeccionando el cerebro, haciendo mejor el corazon, grabando, en fin, mas profundamen- te á cada nuevo descubrimiento, á cada nueva simplificacion, en la espaciosa frente de la humanidad esta palabra de órden de nuestro siglo: adelante! este mágico sello de su indiscutible supremacía: progreso! DiscustoN RELATIVA AL USO DE LAS EMISIONES SANGUINEAS Y DEL ALCOHOL EN LAS FLEGMASIASs.—Discurso del Dr. D. An- tomo Bruzon, h (Pinaliza.—N. Anales, t. V. pág. 341.) Y con respecto á esto último y como una prueba mas de lo que venimos afirmando, agregarémos que el mismo Virchow ha he- cho ver con algunos experimentos que la fibrinógena de los der- 394 rames inflamatorios tarda el mismo tiempo en coagularse y lo hace de la misma manera, es decir, en diversos períodos suce- sivos, que Ja que se extrae de la linfa; caractéres que corres- ponden á la fibrina de nueva formacion. Algo ménos tarda en duplicarse la plasmina de la sangre venosa, es verdad, pero to- davía lo hace con mucho ménos rapidez que la de la sangre ar- terial, y esto es porque segun va adelantando en su imperfee- cion como sustancia orgánica va haciéndose mas perfecta como plasmina, ; Así pues todas las razones aducidas hacen creer que es la plasmina un compuesto nacido en el tejido, y su aumento en las inflamaciones puede lógicamente considerarse como el re- sultado de una actividad anormal y especial por añadidura. De todos modos y aunque no se acepte esta manera de pen- sar, hay que convenir, pues es una cosa por todos sabida y cor- re como axiomática en la ciencia, que la plasmina crece y dis- minuye al compas de las variaciones en la intensidad de la flegmasía. Deduciendo de lo eserito lo que mas pueda convenirnos por el momento dirémos: 12 (Que la fibrina no existe preformada en la sangre y por tanto que no hay que pensar en las propiedades de esta sus- tancia cuando se pretenda darla aleun papel en la evolucion de una flegmasía. 22 Que nunca preexiste la plasmina al desarrollo de una inflamacion por lo que es ilógico atribuirle alguna parte en la aparicion de la enfermedad. 32 Que la cifra que marca esta plasmina no sufre variacion alguna despues de las emisiones sanguíneas, á no tomar como tal la disminucion momentánea que experimenta así como los otros componentes de la sangre; y 42 Que la plasmina se encuentra en la sangre en aumento cuando la flesmasía tiene cierto grado de intensidad y que va disminuyendo á medida que la inflamacion marcha hácia su término para crecer de nuevo si por acaso aquella recrudece. —S1 todo es cierto, y es á lo que venimos á parar, ¿qué preten- den los partidarios de las emisiones? Nosotros no podemos comprender como pueden con su sistema atacar la lesion de la 395 nutricion que constituye la enfermedad; pero si vieramos que con su proceder terapéutico se modifica algun tanto la altera- cion que en la sangre nos la hace visible, nos rendiriamos á la evidencia y adoptariamos la fórmula; pero ya en otro lugar se habló del resultado de los análisis y no hay necesidad de re- petir aquí la enseñanza que entónces se adquirió. Es verdad que se nos podria decir que la sustracción de una cierta canti- dad de sangre priva al órgano flogosado de los materiales nece- sarios para la elaboracion morbosa. Modo de argilir contun- dente si las congestiones activas fuesen del mismo carácter de las hiposténicas, pero entre ambas median diferencias radica- les: —en las últimas la sustraccion local de unos cuantos gramos de sangre desengurgita al órgano y lo beneficia por tanto; —en las primeras el mismo proceder solo puede dar un resultado muy pasagero, pues queda en pié el estímulo, que siempre ha- rá afluir al órgano irritado mayor cantidad de sangre que la que normalmente le llevan los capilares. Sin duda ninguna puede afirmarse, pues es cosa de la diaria observacion, que á una emision local de sangre sigue inmediatamente una remi- sion notable de los síntomas flogísticos; pero tambien puede asegurarse que al acrecentamiento sucede una nueva exaspera- cion, que los adeptos al sistema que combatimos, atacan repi- tiendo el remedio. Lo mismo sucede en la sangría: gon esta se obtiene indudablemente un descenso en la curva que marca las oscilaciones de la enfermedad, descenso que no solo se ob- serva en las manifestaciones del órgano enfermo, sino en el or- ganismo todo, y que para sostenerlo en ese estado, era necesa- rio que impidiesen la entrada en la parte enferma de una sola molécula de sangre, pues un átomo de oxígeno que vaya, se empleará allí obedeciendo á las leyes que temporalmente rigen aquel rincon de la economía. Por eso yo siempre he creido que para aceptar el método era mas lógico adoptarlo á lo Bouillaud y si pudiera caber mas exageracion, mejor, aunque alguno ca- lificara como se merece semejante aplicacion del celebrado afo- rismo Sublata causa tollitur effectus. Solo pudieran atrincherarse en las estadísticas los defenso- res de la causa contraria, para probar las ventajas de su siste- ma, y ellas ya sabeis de sobra que no colocan á las emisiones 396 sanguíneas á la cabeza de los tratamientos que mejores resul. tados ha dado en el de las flegmasías.—A qué sangran pues? Sangran para colocar el organismo en las peores condiciones para la resolucion de la flegmasía, pues es sabido que conclu- yen mal todas las enfermedades en organismos debilitados.— Sangran para aminorar la cantidad de líquido sanguíneo, for- mar cierto vacío en el interior de los vasos, y acelerando la circulacion, cargar el fuido en movimiento de una gran canti- dad de leucocitos, cuya influencia sobre uno de los modos de terminar la inflamacion es por algunos aceptada.—Sangran para dar orígen á una complicacion que entorpezca la marcha de la convalecencia.—Sangran, en una palabra, sin que á ello les obligue ninguna consideracion fisiológica, patológica ni te- rapéutica. Hé aquí como con distinta táctica nos encontramos el Dr. Giralt y yo dueños del mismo terreno. Ambos rechazamos las emisiones de sangre en el tratamien- to de las inflamaciones; pero yo advierto por mi parte y con el fin de evitar torcida argumentacion, que solo me he ocupado del método en el punto de vista deutilidad comotratamiento general. IL —Rechazado este medio terapéutico era necesario echar mano de otro para instituirlo como tratamiento general de las flegmasías. Aceptando el Dr. Giralt la dilatacion de los vasos y el estan- camiento de sangre consiguiente como la alteracion principal visible y constante de los tejidos inflamados, cree en todas sus partes la teoría de Tony Moilin y explica la inflamacion como un efecto de la parálisis capilar. De esto á buscar un excitante que destruyendo la parálisis curase la flegmasía no habia mas que un paso y el Dr. Giralt lo ha salvado apoderándose de ideas que ya tenian curso en la ciencia, al pregonar el alcohol como el remedio antiflogístico por excelencia. La teoría de Tony Moilin! Bellísima exposicion de ideas es- trechamente conexas, % maravilla concebidas para satisfacer todas las exigencias, y formando un todo completo y hasta elegante; pero demasiado arreglado para que podamos aceptar: lo sin alguna reserva. Y si no veamos: 12 Está probada la paralisis vascular? Sí. 397 El famoso experimento del conejo blanco de Claudio Bernard, la teoría de la contractilidad capilar y hasta los experimentos de Marey la demuestran plenamente. 22 Estos experimentadores han logrado alguna vez produ- cir una inflamacion? No.—Solo han dado orígen á un acúmulo mayor ó menor de sangre en el tejido paralizado, á una hipe- remia Ó á una congestion como querais llamarla, que la sutil distincion de Tony Moilin hace muy poco al caso. 32 Solo paralizando los troncos vasculares se obtiene el mis- mo fenómeno? No, Sres., y hé aquí la principal cuestion. Exci- tando ciertos y determinados troncos nervo-vasculares se pro- duce tambien el mismo fenómeno y ved como tendrémos que aceptar dos hiperemias, la una paralítica y la otra por excitacion. Así como á Claudio Bernard se debe el haber puesto en bo- ga con su experimento del conejo blanco, ideas desde ha mu- cho tiempo conocidas en Alemania y que nacieron con Stilling, el descubridor y padrino de los nervios vaso-motores, así Sch1ff, el sabio profesor de Florencia, es quien empieza á vulgarizar una teoría que tambien tuvo su orígen en el descubrimiento de los nervios vaso-motores, pues Stilling ya no pudo explicar por solo la parálisis la rubicundez y salivacion que acompañan á la neuralgia facial y apuntó la idea de que se debian á un mecanismo de! todo diferente. Schiff, estudiando las modificaciones que las distintas condi- ciones de los nervios producian en la secrecion de la glándula sub-maxilar, notó que si bien la excitacion de los cordones del gran simpático originaba una estrechez notable de los capilares que llegaba hasta la anemia completa y lasuspension de la secre- cion, en cambio la irritacion de la cuerda del tímpano produ- cia un aflujo considerable de sangre, dilatándose enormemente sus arteriolas y venillas y conduciendo estas últimas una san- gre mucho mas roja que en el estado normal, al mismo tiempo que por el conducto de Wharton se derramaba gran cantidad de una saliva fluida y completamente acuosa. Este experimen- to que ha repetido Claudio Bernard con idénticos resultados, confirmó á Schiff en cierta creencia que algunos hechos aisla- dos habian hecho germinar en su espíritu, y la teoría de la di-- latacion activa de los vasos quedó para él establecida. T. v—ól 1 398 Experimentacion en este sentido dirigida solo faltaba para asegurarla por completo y esto es lo que ha hecho en su últi- ma y soberbia obra sobre la Fisiología de la Digestion. De seguro que los pormenores de la experimentacion los co- nocen Vds.; pero son tan curiosos y de tanto valor para lo que sostengo en el instante, que á trueque de parecer impertinente me voy á permitir el resumirlos. Pruebas de la dilatacion activa de los vasos segun S-hift: 1% Observación cuidadosa de la oreja de un conejo.—Visto este Órgano al trasluz, se notan en su arteria principal movl- mientos rítmicos de dilatacion y constriccion independientes del sístole y diástole ventricular, pues solo se repiten aquellos de dos á ocho veces por minuto, miéntras que los del corazon tienen lugar 220 veces en el mismo espacio de tiempo. Que el movimiento de dilatacion se debe á los nervios y no es el resul- tado de la contractilidad de los capilares venosos, que impedi- ria el libre curso de la sangre, se prueba tan solo con la inspec. cion minuciosa de estos últimos, que hace ver tambien en ellos una dilatacion, y con la seccion de los nervios que impide la produccion del fenómeno. Esta seccion tambien demuestra hasta la evidencia que la alternacion en la dilatacion y contraccion de los vasos de la oreja no depende de alternaciones tambien en la manera de obrar los nervios, que en el momento de su actividad disminui- rian la luz del vaso, permitiendo durante su pasividad la dilata- cion que en este caso no tendria nada de activa. Si esto fuera así, privando á los capilares de sus nervios la dilatacion arte- rial debia de ser por lo ménos igual al máximum de la del es- tado normal, y sucede que una vez hecha la seccion de los tron. cos nerviosos vasculares la dilatacion en el lado paralizado es mucho menor que la del lado sano. 2% Seccion de la rama auricular del plexo cervical e irritacion de su extremidad central.—Haciendo la seccion de la rama an- tedicha ha podido ver Schiff en la oreja del conejo, producirse con corta diferencia todos los fenómenos que tienen lugar cuan- do se dividen los ramos del gran simpático, el encargado de la inervacion de los vasos, pues en este experimento tuvo buen cuidado de separar toda anastomosis ó relacion que entre uno AS 399 y otro nervio pudieran existir, influyendo como causa de error. —ZLa irritacion de la extremidad central de la rama auricular cortada, produjo en la oreja una fuerte dilatacion de los vasos con el aumento de temperatura consiguiente y la rubicundez de rigor, y con este otro experimento ha querido hacer ver que en el gran simpático se encuentran al par de los nervios constric- tores, otros de usos enteramente opuestos. Por de contado que ante la evidencia del hecho se ha pre- tendido neutralizarlo explicándolo de muchas y muy diversas maneras; pero todas han sido rebatidas brillantemente por el autor de la teoría. Ni la impugnacion ni la defensa me cumple consighar aquí; basta solo asegurar que salió ilesa de la prueba. 3% Conjunto de experimentos en donde se demuestra la influen- cia diversa de las causas de excitacion segun el estado de los nervios de la parte. 12 Corta Schiff el gran simpático cervical del lado izquierdo á un perro, é inmediatamente sobrevienen en la oreja corres- pondiente los fenómenos consecutivos á esta operacion que to- dos conocen. Despues de unas cuantas horas de estar encerra- do el animal en una estufa á la temperatura de 30 á 409, se examinó la oreja del lado sano y se la encontró mucho mas roja, mas caliente y con los vasos mas dilatados que la que ha- bia sufrido la seccion de sus nervios. 20 Otro perro, á quien en una experimentacion anterior ha- bia privado del simpático cervical de un lado, acompañó á la caza una vez al ilustre profesor en un dia cuya temperatura no era muy elevada. Despues de un ejercicio un poco fatigoso para el animal, la oreja sana estaba mas roja y caliente y con sus vasos mas dilatados que la del otro lado en donde no exis- tian los nervios del gran simpático. 3 Habiendo producido en gatos y perros fiebres : artificiales, unas veces de naturaleza séptica y otras simplemente inflama- torias, claramente pudo ver que la oreja que préviamente se habia paralizado no respondia á la reaccion general, quedando muy inferior en calor, rubicundez y dilatacion de sus vasos ú la del otro lado que conservaba íntegros sus nervios. 4% Administrando á un perro un excitante enérgico y de ac- cion rápida comó el alcohol, notó que la rubicundez congestiva 400 -no se presentaba sino en la oreja sana, miéntras que la que ha- *. bia sufrido la seccion del gran simpático no daba“señales de ser * influida por aquel agente. . 5% Excitando la soberbia, los celos ó un deseo cualquiera en perros á quienes se ha paralizado una de las orejas, se ve que esas pasiones determinan una congestion intensa en la oreja sana, al paso que la paralizada permanece inalterable; lo que si no se explica por la dilatacion activa de los vasos, hay que recurrir como dice Schiff con cáustico donaire “al paso de la. -bílis al torrente circulatorio por efecto de la pasion de los celos como decian los de la Edad media.” Todos estos experimentos que aquí nos hemos complacido en reproducir, prueban Sres., que la hiperemia tanto puede ser de naturaleza pasiva como eminentemente activa. Pero la hipere- mia no es la inflamacion. Ella influirá mas ó ménos en su des- arrollo; pero para que se constituya es necesario la lesion de la nutricion, la produccion de depósitos mas ó ménos especia- les derramados en el interior de los tejidos ó libres, que ámbas cosas pueden ser. Y es cabalmente esta desviacion de la nu- tricion normal del órgano la que nadie ha podido hasta ahora desarrollar experimentalmente obrando solo sobre la circula- cion capilar. Al decir mas atrás una cosa parecida « esta nos referiamos á Virchow que asegura no haber podido nunca dar orígen á una inflamacion por mucho que habia variado las con- diciones de la circulacion del órgano en quien experimentaba; y ahora agregaremos que Schiff advierte, cabalmente hablan- do de las hiperemias neuro-paralíticas, que para que se produz- can los depósitos patológicos le ha sido necesario siempre la 1n- tervencion de un irritante mecánico local. Así es que no nos asusta el experimento de Claudio Bernard, que aquí ha traido el Dr. Giralt con el ánimo de hacer ver que la anemia predis- pone á la aparicion de las flegmasías y que éstas se deben á las parálisis vasculares, porque en este caso se juntaban la hipere- mia neuro-paralítica con mas la inflamacion de la herida, causa irritante de por sí, que si en los perros vigorosos no pasa del punto interesado y en los debilitados se extiende á la pleura, es porque todo individuo enfermo, y un anémico lo está, contrae con mas facilidad cualquiera enfermedad (no haciendo excep- 401 cion á esta regla las flegmasías,) enfermedad que siempre tér- mina de peor manera, mucho mas cuando enel caso pro (qe la inflamacion encontró el terreno preparado. ps En vista de las pruebas alegadas nos parece que no puede instituirse el tratamiento por el alcohol como el general para la curacion de las flegmasías: 1% Porque éstas no están caracterizadas por la hiperemia que solo en el caso de ser neuro- paralítica pudiera combatirse con aquel excitante; y 2? Porque las Oria así como pueden depender de una parálisis, suelen desarrollarse tambien obedeciendo á causas diametralmente opuestas, y casi nos inclinamos á creer que esto es lo mas comun. Haciendo abstraccion de la fisonomía de la enfermedad, que mas revela estenia que astenia, —¿cómo expli- caria el Dr. Giralt si la hiperemia inflamatoria es siempre pa- ralítica, que puedan terminar espontáneamente? ¿cómo se ex- plica la excitacion general del organismo nacida y trasmitida al principio por nervios incapaces de sentir y propagar una impresion cualquiera? Y ya que de preguntas estamos ¿cómo contestaria el Dr. Giralt, el argumento que alguno pudiera sa- car del experimento de Schift, en el que los alcoholes no tuvie- ron influencia alguna sobre los nervios vasculares de una parte que previamente se habia paralizado? Rechazar el alcohol como tratamiento general de las flegma- sías no quiere decir que no se deba echar mano de él en algu- nas determinadas circunstancias. Desde Todd inventor del mé- todo, nadie habia sido tan absoluto é inflexible en la aplicacion de la fórmula como el Dr. Giralt, Behier y Jaccoud lo reser- van para ciertos casos, en los que llena, en nuestro concepto, una indicacion precisa. Nos referimos á las inflamaciones com- plicadas de adinamia. El Dr. Giralt, conocedor de estos hechos, trata de neutralizar la explicacion que se les da á estas curacio- nes y dice en la tercera parte de su memoria: “jamás hemos po- dido comprender cómo una sustancia contraria á una enferme- dad local, puede combatiendo el estado general, curar el local;” y un párrafo mas adelante, que emplea en consideraciones refe- rentes á este asunto, concluye diciendo: “Es preciso pues con- venir en que si el alcohol cura la pulmoría en los individuos 402 débiles ó adinámicos, no es porque cura la debilidad óadinamia, sino porque combate la flegmasía.” El Dr. Giralt es demasiado ilustrado para ignorar en qué grupo de elementos colocan los patólogos á la adinamia y lo que sobre la importancia de estos elementos han escrito insig- nes terapeutistas. Él sabe de sobra, porque está muy acostum- brado á verlo, la influencia perniciosa que tiene el elemento tifoideo en el curso y terminacion de las flegmasías con las que se acompaña, y al contrario lo desembarazadas que marchan y lo bien que concluyen una vez que se les ha quitado el obs- táculo que se oponia al desenvolvimiento franco y regular de la expresion morbosa. Tan importante es y es tan necesario llenar estas indicaciones de segundo órden, que hé aquí lo que dice Forget al ocuparse de este particular en tres de las con- : clusiones de su trabajo sobre los elementos. “32 En lugar de considerar las medicaciones indirectas como “un recurso de que solo debemos echar mano con disgusto, con- “viene aceptarlas con franqueza á título de procederes raciona- “les y obligatorios.” “42 Que este método sintomático en apariencia no excluye “la gerarquía de los fenómenos morbosos, quedando siempre el “primer lugar por aquellos mas importantes y principales, y “52 Que la potencia individual de los elementos secundarios “es un hecho de observacion que así ilumina los espíritus como ““da serenidad á las conciencias,” En vista de estas razones no tenemos inconvenientés en ad- mitir el alcohol como curando indirectamente las flegmasías en los casos que señala Behier. Casos de esta naturaleza son los que abundan. en las estadísticas presentadas. De los otros el número es aun corto, y no habiendo ninguna razon fisiológica que nos mueva á aceptarlo como un medicamento racional en todos los casos, tenemos que esperar á que los números nos abru- men con su peso, en cuyo caso lo recibirémos como específico y nada mas; miéntras ese tiempo no llegue el Dr. Giralt nos per- mitirá que no vayamos á engrosar sus filas. De todo lo escrito deducirémos: 12 Que ni de lo que la fisiología y patología de hoy enseñan do 403 ni de lo que las estadísticas arrojan puede admitirse la utilidad de las emisiones sanguíneas como tratamiento general de las flegmasías, y de 22 Que el alcohol, no combatiendo mas que uno de los ele- mentos de la inflamacion y pudiendo aquel desarrollarse por causas muy opuestas á las que indican el uso del alcohol, no puede tampoco la propinacion de ese medicamento instituirse como tratamiento general de las flegmasías. Y muy difícil será Sres., proclamar este tratamiento mién- tras la patología celular en su incesante progreso no haya lle- gado á explicar de una manera satisfactoria para todos, los mo- vimientos moleculares del órgano inflamado. Inter tanto, pon- gamos en práctica las lecciones de la experiencia que nos . enseña que los órganos de cada aparato cuando se inflaman obedecen á medicaciones distintas. Frora CUBANA. Revisio CATALOG! (+RISEBACHIANI VEL INDEX PLANTARUM CU- BENSIUM; a Francisco A. Sauvalle. (Continúa —V. Anales, t. V. pdg. 332.) 556 LONCHOCARPUS LATIFOLIUS Kth...... .. Guamá de Costa. 5597 LONCHOCARPUS SERICEUS Kth........ «. Guamá. Guamá bobo, Vuelta arriba. 558 DALBERGIA AMERIMNUM Benth ........ Pendola. 559 PiscIDIA ERYTHRINA L....... bos «.. Guamá hediondo. 560 ANDERÁ INERMIS Abe. avudinto desuesa Y ADAL.) 561 ANDIRA MICROCARPA Gris. 4. retusa CASINO ra 0% AN A ... Yaba arnarilla. 562 ¡SOPHOQRA TOMENTOSA L......... ...... ... Tambalisa. 563 BELAIRA SPINOSA Rich............ .. «+ Jamaquey de loma. 564 BELAIRA MUCRONATA. o 0ocococoro eocooos Jamaquey (el comun.) 565 AÁTELEIA CUBENSIS Gris Plerocarpus gummifer Bichl..un..oo.oco «o... Guayacancillo bobo. Guamacillo. 404 'ÁCTRLETA ¡APETADA ¡CUB ita adds POEPPIGIA PROCERA Presl. P. excelsa VAR y Mo e RD MS PELTOPHORUM ADNATUM Gris. ........ CAESALPINIA BoNDUC. Guilandina L. CAESALPINIA BONDUCELLA. Guilandi- a A e da iS CAESALPINIA PAUCIFLORA. Lebidibia Gris. | M..... de Gallina. Tengue. Moruro abey. Guacalote amarillo. Guacalote prieto. CAESALPINIA CRISTA L.................. Brasilete colorado. CAESALPINIA PECTINATA Cav. Coulte- ria. tinctoria Kth. ....... e AI CAESALPINIA PINNATA Lebidibia Gris. L. pauciflora var puberula Gris....... CAESALPINIA BIJUGA SwWw..... di CAESALPINIA HORRIDA Rich. CAESALPINIA CORIARIA Willd........... PARKINSONIA ACULEATA L.......o....... CASSTA ETRTULA IA AA AA CASSIA GRANDIS L. CASSIA BICAPSULARIS TM coa oa oa CASSIA CHRYSOTRICHA Coll. CASSIAEMARGINATA L. €. grisea Rich? CASSIA BIFLORA L. CASSIA GLAUCA Lam. CASSTA TIGUSTRINA TD dao aands , Cassia DOMINGENSIS Spreng. CASSIA DECIPIENS Desyv. CASSIA CHRYSOPHYLLA Rich. an C. chrysotricha Rich? CASSIA ALATA D........ AA PAR da CASSTAJHERSODA L: PI A ; CASSIAJOCCIDENTALIS e CASSIA OBTUSIFOLIA L...... AA e CASSIA SERICEA Sw. CASSIA HISPIDA Col!. Brasilete, Vuelta ar- riba. Cacalote. Dibidibi. Guatapaná. * Guacamaya de costa. Vuelta-Arriba, Palo Campeche. Dibidibi. Junco marino. Espi- nillo. Caña fistolo. Sen del pais. Sen del pais. Guacamaya francega. Yerba hedionda. Yerba hedionda. Yerbabedionda. Gua- nina. 405 CASSIA DIPHYLLA L. CASSIA ROTUNDIFOLIA Pers. CASSIA PILOSA L. CASSIA SERPENS L. CASSIA LINEATA HWe.oreonoooocmo. o Cassia CUNEATA DC. C. polyadena Gris non DC. CaAssIA BREVIPES DC? €. cunrata Gris non DO. CASSIA GLANDULOSA La. CASSIA FLEXUOSA L. CASSIA PYGMAEA D. €. CASSIA NICTICANS L. CASSIA PATELLARIA DOC. CASSIA GRAMMICA Spreng. BAUHINIA PORRECTA Sw. Casparea Gris. BAUHINIA MEGALANDRA Gris. BAUHINIA MICROPHYLLA Vogel. BAUHINIA HETEROPHYLLA Kth..... ELENA HYMENAEA COURBARIL l,.................. COPAIFERA HYMENARFOLIA Moric, 4 Hy- menaea Courbaril GriS......oooooonosos ¿ CYNOMETRA CUBENSIS Rich,............ ; ENTADA SCANDENS Benth.......... ..... / PROSOPIS JULIFLORA DC. DESMANTHUS VIRGATUS Willd. D. Stric- tus Rich. MIMOSA) VIVA) Dio ios Jon doo E , MIMOSA PUDICA L.....o.oo.... La cda MIMOSA DIPLOTRICHA Sp. nov suftrutes- cens, procumbens; caule, ramis, pe- tiolis pedunculis, ieguminibusque retrorsim aculeatis et patentim his- pidis; caulis aculeis ad angulos se- rialibus; stipulis lineari-lanceolatis; petiolo folio subaequilongo; pinnis 5-8 jugis, foliolis multijugis, oblon- go-linearibus subacutis pilosulis; slandula setiformi inter paria et duabus ad medium petioluli; capi- Platanillo. Bejuco Tortuga. Curbaril. Algarrobo en algunos puntos. Quiebra Hacha. Pico de Gallo. Boja. Dormidera. Sensitiva. T. Y--52 406 tulis pedunculo aequalibus, globo- sis; calyce minima; corolla 4 fida; staminibus 8; ovario glabro stylo flexo 3-4 plo breviore; leguminibus glomeratis, oblongo - lincaribus, sub- 5'spermis; seminibus subcom- pressis, oblongis, fusco-luteis....... En sabánas enyerbadas de Santa Cruz de los Pinos. MIMOSA ASPERATA L. MIMOSA FAGARACANTHA Gris. NEPTUNIA PLENA Benth. Desmanthus comosus Rich. NEPTUNIA PUBESCENS Benth. LEUCAENA GLAUCA Benth. Acacia leu- cocephala Rich ts : Acacia FARNESIANA Willd....... ESE : ACACIA PANICULATA Willd. 4. micro- cophala. Rich tica A ISO ACACIA MASCHALOCEPHALA Gris. Acacia VALENZUELANA Rich. 4. Vi- llosa Wild? “ACACIA CORNIGERA Rich”.....oo.c.... ACACIA INSULARIS Rich. LYSILOMA LATISILIQUA A. Gray. LYSILOMA sABICU Benth.......... CALLIANDRA PREHENSILIS sp nov frati- cosa; ramis gracilibus, procumben- tibus, aculeis infrastipularibus, ge- minis, recurvis arnratis; pinnis 2; foliolis2, minutis, oblongis vel obo- vato-oblongis, obtusis vel retusis; petiolo supra medium glandula ses- sili ferente, ultra foliola prodncto; capitulis bifloris subsessilibus, flo- ribus majusculis; calyce tubuloso, striato, 5 lobo, lobfs acutis corro- llam pubescentem 5-fidam? hine profunde fissam dimidio aequante; staminibus longe exsertis in tubum corolla longiorem coalitis; ovario stipite sublongiori, stylo longis- Sensitiva trepadora. Aroma blanca. Aroma amarilla. Tocino. Arbol del cuerno. Sabicú. 650 651 407 simo terminato; legumine charta- ceo, oblongo-lineari, margive vix incrassato, modice elastico, brevi- ter stipitato, apice longe apiculato; seminibus rotundatis, compressis, nitide castaneis; funiculo sigmoi- _deo. Potrero Manatí, Trinidad en los montes á la orilla de manglares, formando matorrales casi ¡mpene- trables. ? CALLIANDRA PORTORICENSIS Benth. Acacia littoratis Rich. fid Gris..... CALLIANDRA COLLETIOIDES Gris. CALLIANDRA PAUCIFLORA Gris Acacia Rich. CALLIANDRA HYSTRIX Gris. /nga Rich. CALLIANDRA COMOSA Benth. C. gracilis Gris. ALBIZZIA LeBBECk Benth. Acacia pro- pincua Rich quis Misa 2 A , PITHECOLOBIUM LENTISCIFOLIUM. ÁCA- cia Rich. Acacia Vincentis Gris. Pi- thecolobium Vincentis Benth........... PITHECOLOBIUM CERCINALE Benth. PITHECOLOBIUM OBOVALE. /nga Rich. Calliandra revoluta GHTlS.....oo ooooooo ; PITHECOLOBIUMSAMAN Benth. Callian- dra Gris. PITHECOLOBIUM UNGUISCATI Benth.... PITHECOLOBIUM ASPLENIFOLIUM Gris. PITHECOLOBIUM CALLIANDRAEFLORUM Wr. Inga hystriz Rich? PITHECOLOBIUM FILICIFOLIUM Benth.. XLV ROSACEAE. CHRYSOBALANUS ICACO L........ AAN EN, HIRTELLA MOLLICOMA Kth. A. nitida Moruro de costa. Faurestina. Humo (de la costa del Sur.) Humo de sabána. Manca montero. _ Moruro prieto. 408 Rich non Gris, non Lam. 4. glan- dulosa Spreng? ...ooomoononnicona ooenros Icaco de aura. Palo mulato, Vta. Abajo. 652 HIRTELLA TRIANDRA DWo...o0oo.o >... ,«. Teaco de aura. Teta de yegua. 653 HIRTELLA AMERICANA Aubl: 4. nitida W. fid 1. D. Hook. Cubafid. Lam. Icaco de aura. Teta de yegua. 654 PRUNUS OCCIDENTALIS ÑW......... es Cuajaní. 655 PRUNUS SPAEROCARPA Sw. P. pleura- denia Gris. P. samydoides Cham... ... 656 RuUBUS DURUS spec. nov. fruticosus, subscandens, saepius, panicula vi- llosula excepta, glaber, raro hine inde puberulus; caule ramis pe- duneulis petiolis medianoque un- cinato-aculeatis; foliolis 3 ovato-ob- longis acuminatis basi subcorda- tis setoso-dentatis subtus costato- venosis; stípulis petiolaribus linea- ribus; panicula racemosa angusta; ramis bractea lanceolata 2-3 fida subtensis saepius unifloris medio bracteolis 2 gemmas abortivas ful- cientibus donatis; calycis lobis ob- longis acuminatis petala rotundata aequantibus; ovariis puberulis, a- chenis pluribus parce pulposis ni- A ASA A os. ta AZ: Var. foliis sparsim pilosulis ner- voque pubescente.. ...occaooococmooso. ZArZzAa. Yunque de Baracoa, Monte Líba- no, Guantánamo, Rangel V.-Abajo. 657 RUBUSFERRUGINEUS Wickstr. sec Gris sed cum charactere minime quadrat. Zarza, XLVI SAXIFRAGACEAE. 658 WEINMANNiA PINNATA L. XLVIIl CRASSULACEAE. 659 BRrYOPHYLLUM CALYCINUM BSalisb....... Prodigiosa. Víbora. Hoja bruja. 660 661 662 663 664 665 666 667 668 669 670 409 XLVIIIl DROSERACEAE. DROSERA LONGIFOLIA L. DRrosERA COMMUNIS St. Hil. et var. Nota. DROSERA INCISA Rich. es una Utricularia. XLIX HALORAGEAE. ProsERPINACA PALUSTRIS L. MYRIOPHYLLUM SCABRATUM Mich. MYRIOPHYLLUM SPARSIFLORUM Sp. NOV. nanun; foliis sparsis vel sub-verti- cillatis pinnatisectis,segmentis pau- cis [3-5-9] linearibus alternis; flo- ribus perfectis5 [an semper?] remo- tis; bracteis 2 lanceolatis dentatis, ovario aequilongis hyalinis; calycis lobis nullis vel minimis; petalis ob- longo -lanceolatis obtusis ovario 2-3 plo longioribus stamina paulo excedentibus; filamentis primum brevibus demum elongatis anthe- ras lineari-oblongas aequantibus; styematibus penicillatis; carpidiis 2-3-4 dorso sulcatis subtricristatis echinatis. En charquitos casi secos cerca de Pinar del Rio. CALLITRICHE OCCIDENTALIS Hegelm. CALLITRICHE DEFLEXA. a Br. L. RHIZOPHORACEAE. RHIZOPHORA MANGLE L.........o.om.... . Mangle colorado. CASSIPOUREA GUIANENSIS Aubl? C. elliptica Potr. LI COMBRETACEAE. CN “MTERMINALIA ERIOSTACHYA Rich”..... Almendro de la India. TERMINALIaA CHICHARRONIA. Chichar- 681 682 410 ronia intermedia R. Chuncoa chichar- ronia QCriS....ooomcomo.o. A TERMINALIA ARBUSCULA Sw? et Var... TERMINALIaA CAPITATA. Bucida Vahl. Gris. Buchenavia Bichl.....comomo..o.. TERMINALIA ANGUSTIFOLIA. Bucida HR. TERMINALIA BucErAs. Bucida L....... CONOCARPUS ERECTUS L...... A COMBRETUM VISCIDUM Wr. LII MYRTACEAE. MYRTUS LERIOCARPA. Anamomis fer- TUJMNCA CRIS Q 20 7NO DO Oo A o o NARIAANADARRADARANNARN "SOU LAMNT TIM NH_NOIDVHOdVAAH S COTO a! 10 S 10 S 16 1010 10:10 D10 10 1010 101010 FO1OO RS A RN ae Sa e e e DUNA ADIISNDNDDDRRONADADIDUIRRSS Leo Ml co | Ll | a] ln "ONN-ANNEZ PL "INNÍO82 “ENN-ASAEG TN, “ASHA-EN-ISÍO TO ES (0) 92, ONU-ANN-OSSIE RL "OSS-ASEQ' 92 *088S-S-ASSÍ6 9L *O8SS¡9' CL "HSA-OSS-ASIO BZ “INa-OsSsiTZLZ *ASA-HNN-OSf0 82 10£|9S AN CENNS PL 8z 109 *HIN=N-ONp8 BL 6T|1Z ANA-0SS-ASABP CL [SR pg "AIST-OSS-ASUS OS|PG PO "ANA-ASAS 22 PE 80 "ASA-A-ASAG BLSTIOZ "ANN-ASSIP 226 LOL ASA-ANA-ASHO GR91 TO “ASALTOS ¡ET [PL “ASA-SIR TO|PTIPZ *"IS-E-ASSIO 6107/69 "EN-N-ANPT LL LO 132 "N-UNA 8 PL 02 "ONN-ANN-OSPZ 22 TE TZ :08SS-ASsAO 06/91 /6Z 26/69 vELZ SE¡Z2 OT |9Z 61/89 £€ (9) €6|29 ¡06[69 9E|vS 66/09 086/09 "0 HU 16 6 26 98 28 S6 06 26 06: 68 06 98 88 06 62 88 36 38 68 26 68 88 68 6Z 8l 6 26 “Y "OLNIIA DUDAS PDpatuNET 6831 2S'GT c9'81 GP 0% 80'91 DOE LOTE +80% £8'8I 9v'61 v6'LI 30'ST 289116 9681 vO'LT vrZT|S EAN €0 “ET 0221 2881 OV'91 P9'91 ££*ST vrpl cS'cr L0'2T|96' 8er TE|¡60'p G ESSE OS >= == MM QQ 0 (6000 Du ere e > 7 0 00 910 O DON AO ANA O O O DIRAN RARA 92| €6 [08'6T|90'9 A A "BIP9M | "11980 "SOY Y PRD 9p Jodva 79p U0nsua, Ib Or vr Y 16/61 ep [921 [813 [OP'Z9|1Pp [Le L Teror tele (903 lo ez [93 volzo'p 09'S1 48'08jb'v6 97 333 [893 Ho TI 69% ceras 56 C OS (68 [683 [9939/60 69 PI vo:616: 28 | 23 UTE [8 e3 [ar'colz9T 696158 ER ¡183 | 22 (0S6 (¿ee [Lv To Le e 61 |LO' Le a |88 vez la'ze l60'09l6s'3 PEGO RES LE | 63 78 9'0€ [81 TO/66%0 cb LES OR LD3 | ZZ [633 [9 08 966c3sa 6S9T9VER6C3 | SL [433 [60€ [18 O99b'3 GS 91 (ZS'0%,8 PE | EL [0'T8 [ERE [BT ONE T ELEVZO OT EZ | 82 [8 '8T (993 [OP'O9/PS% LU FI9L RTS EZ | 9 |P03 [0'SA [66'T9| 215 eL OT [SH ORS FE | YE 18G% [198 [PE“09|TG'T LE PITA 6Iv RE | € 8 [U6L [viZé (€0'6c|28'T 2 ¡SE“9T [00 GUIDE | 29 (113 [923 [64091838 69CT|60 BUG PE | SP [6'1Z [v'93 [5679 £8 8 > ¡89 9TIISGUHS PE | TP 1833 (693 (9 E0 IE Z 03'PT|88'8T[SP3 | SS [IE TE ¡693 PIP ZO|pp1 ive eros eclo'ez | ez [SRT [E93 [249 v9T co EreS8erp za | TL [EST [rS3 fr rol00'€ vé Cr 998 ea es [90% [603 [60'S9/cz'€ vO Er |[LZ'9rl6 13 | vis [r8r [8 es 128'v9/82'€ eS ET ive orfF Te | 23 (303 (623 [egos 3 08PTIZP OMT ES | 83 [4 TG [SDE [2919908 60Sr|¡co'6T¡6'e3 | 0'€ [STE (993 [88 6ee3' € 0881 l68s'Ze0'ca | aa lez (ela [esecies'a TE9ILSEEALTPE | 62 [308 [183 [ET GO PTE ...o. 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ABRIL DE 1869. NOMENCLATURA GEOLÓGICA; por D. Felipe Poey. (SESION DEL 24 DE ENERO DE 1869.) Ya que la Nomenclatura es un método aceptado para el cultivo y adelantamiento de las ciencias, importa construirla con la mayor perfeccion posible. Los nombres tomados del griego tienen la ventaja de dar una significacion al objeto des- crito; pero es preciso que la idea que expresan no sea errónea: de lo contrario los que nada dicen serán los mejores. No me detengo en manifestar lo mucho que la Nomencla- tura ha servido á la Química, en cuya ciencia ha alcanzado el método su mas alta expresion, y aun en Zoología y en la Cristalografía: me limito á considerar los nombres usados por los Geólogos en la clasificacion de los terrenos; siendo mi ob- jeto el proponer algunos nuevos. Con razon se lamenta d' Archiac, en su Paleontología es- T. VY—53 414 tratigráfica, tomo 2% página 144, del desórden que reina en “esta nomenclatura. Entre otras palabras que rechaza, se ha- llan las que traen á la memoria la idea del animal, en griego 2009, porque los autores que las han propuesto, y los que las han aceptado parecen haber olvidado que en los mismos terre- nos á que se aplican existen tambien los vegetales. Para corregir dicha nomenclatura, basta sustituir la idea de vida á la de animalidad; tomando los derivados de la palabra bion, que significa vida, en lugar de zoon que ha servido: has- ta oa Ya Bronn, descontento con los nombres naleoróico, mesozót- co, cenosóico, empleados para designar el terreno intermedio, el secundario y el terciario de la serie neptúnica, habia pro- puesto los de paleolítico, mesolítico, cenolítico, prescindiendo de la presencia de los seres organizados; pero me parece me- * jor el aspecto paleontológico, y propongo por mi parte los ad- jetivos paleobióicos, mesobriórcos, cenobiótcos. En cuanto al período azóswo de Murchison, ó cristalofilico de Omalius, llamado por otros metamoórfico, (1) el nombre peca por la razon ya expuesta, y porque se ha venido en conocimiento de que la formacion indicada no ha carecido de vida; puesto que contiene ozoones, y contuvo probablemente todos los primeros organismos que precedieron la existencia de los Moluscos y de los Crustáceos del grupo silúrico. Propongo pues calificar el período azóiwco con el nombre de protobióico. (2) Y como las épocas paleontológicas conocidas han sido denominadas un1- formemente bajo el aspecto zoológico, llamo eozówa la que cor- responde al período protobióico. as correcciones indicadas tendrían ménos importancia, sl siguiéramos el ejemplo del Sr. d' Archiac, que no usa otra de- nominación para los referidos terrenos que los de intermedio (ó transicion ), secundario y terciario. (1) Que corresponde al terreno primario de Archiac. (2) , Llamando protobiarios 4 los organismos inferiores animales y vegetales, tomados sin distincion del reino á que pertenezcan. 415 DiscusioN RELATIVA AL CÓLERA, po7 el Dr. D. Juan Q. Havá. (Finaliza.—V. Anales, t. V. pdg. 325.) Ciertamente que la sangre fluidificada convenientemente lle- gará tambien hasta los centros nerviosos; que su presencia ac- tivará las funciones de nutricion, y que todo el organismo ex- perimentará el benéfico influjo; ¿pero seria esta consecuencia una razon para no darle á la inyeccion su verdadero valor co- mo reconstituyente del plasma, y para apelar al estímulo for- zoso, necesario, fisiológico, del restablecimiento de la circula- cion para explicar su accion? No lo creemos: el estímulo es efecto y no causa de la reconstitucion del plasma que es lo principal, porque sin llenar este objeto ese estímulo seria 1m- posible. De modo que mantener la circulacion sosteniendo la fluidez del plasma ha de ser la indicacion terapéutica; obte- nido esto, todo lo demas entra en la suma de éxitos que se buscan. Todos conocemos la idea que sirvió de fundamento á Tho- mas Latta para aconsejar por último las inyecciones salinas en las venas; nada dirémos sobre este particular que de paso he mos señalado ya. Sin embargo, esas inyecciones han dado mas resultados que los que el Dr. Ruz parece acordarles. En 74 casos de coléricos cianóticos y destinados la mayor parte á una muerte cierta, se han obtenido 22 curaciones; y la accion. de la inyeccion, independientemente de todo éxito terapéutico, ha sido completamente inofensiva en todos los casos. Una so- la vez hubo flebitis. El Dr. Lewins inyectó hasta 33 libras de la solucion salina, en 52 horas, y el éxito fué completó. Por consiguiente no es ilusion, como dice el Sr. Ruz, es realidad: “casi todos los enfermos, dice Dalmas, frios, sín pulso, ciánicos, experimentaban mejoria suficiente; el pulso se levantaba, el calor volvia, el aspecto colérico desaparecia, la voz recobraba su fuerza, el enfermo su alegría; resultados tan inmediatos que admiraban al mas alto grado á los espectadores.” Recuérdese, Sres., quese experimentaba con disoluciones salinas y en enfermos abando- nados á la muerte. 416 No podremos decir á punto fijo cuando presentarémos á es- ta Academia un trabajo experimental destinado á esclarecer estas cuestiones; pero le anunciamos para entónces grandes novedades. “El corazon es esencialmente una máquina motriz viva, una verdadera bomba destinada á lanzar en todos los órganos la sangre que los nutre y provoca el ejercicio de cada funcion. Esta accion puramente mecánica caracteriza suficientemente al corazon. En el hombre, el corazon es el mas sensible de los órganos de la vida vegetativa y recibe primero que ninguno otro la influencia nerviosa cerebral. El cerebro á su vez es el mas sensible de los órganos de la vida animal, y recibe ántes que ninguno otro los contragolpes de las variaciones de la cir- culacion de la sangre” (Claude Bernard, Revue de Cours pu- bliques, páginas 315 y 519.—1564.) De aquí podemos dedu- cir que la circulacion artificial Ó inyeccion prolongada de agua en las venas ha de obrar forzosamente como obra la presencia de la sangre normal, á condicion de reformar primero el plas- ma, estimulando doblemente la accion deprimida del órgano central de la inervacion; y esta reaccion tan importante á la consecucion del objeto que nos proponemos, léjos de ser un obstáculo para aceptar nuestra terapéutica, es un motivo para considerarla como el último grado de perfeccion á que puede elevarse su excelencia. Con lo expuesto, Sres., creemos haber respondido satisfacto- riamente á las objeciones que ha dirigido contra nuestra “teo- via y tratamiento del cólera,” nuestro apreciable amigo y dis- tinguido colega el Dr. Ruz, y dejamos la palabra en la pro- funda conviccion de haber traido al apoyo de la tésis que he- mos procurado sostener, elementos muy importantes que la hacen aceptable. Recuérdese siempre que en nuestra primera obra como en la presente, los estudios de Mr. Charles Robin han sido la base de sustentacion de nuestras consideraciones. Hasta que punto hemos podido alcanzar el fin que nos propu- simos al publicar nuestro primer trabajo, destinado á hacer Hacer convicciones eminentemente prácticas sobre el nuevo modo de considerar el cólera, no nos incumbe á nosotros de- cidirlo. No estamos arrepentidos de haber llenado nuestra ¿MW pequeña mision durante los dias desgraciados de la epidemia; y la discusion que nuestro trabajo ha promovido será siempre para nosotros una enseñanza que habrá satisfecho nuestra ambicion. De todo lo que hemos expuesto en el curso de este debate creemos poder deducir las siguientes proposiciones: 1? Que el cólera puede definirse independientemente de to- da consideracion genésica mas Ó ménos probable. 27 Que cualquiera que sea esta causa, cl fenómeno virtual del cólera es la exosmosis por el tubo intestinal de los líqui- dos que normalmente componen la mayor parte del plasma de la sangre. 37 Que el estudio nosológico demuestra que el cólera indí- gena Ó exótico, europeo ó asiático, es una sola especie, debién- dose considerar las diferentes formas como simples variedades. 4? Que todos los síntomas de esta enfermedad pueden ex- plicarse anatómica y fisiológicamente por la pérdida de líqui- dos que sufre el organismo, y que no pueden explicarse de ninguna otra manera. 5% Que probablemente la forma seca del cólera no existe, y que los autores que se han ocupado de ella afirmando su existencia, pueden haber confundido esta con otras enferme- dades. g 6 Que en caso de que el cólera se presentara bajo esa for- ma, no podia ser explicado de diferente manera á la que le he- mos asignado en la página 19 de nuestra memoria sobre la teoría y el tratamiento de esta enfermedad. 7? Que la pérdida de líquidos está demostrada por el cam- bio isomérico, que segun Mr. Charles Robin sufren los prin- eipios de la tercera clase, no pudiendo fijar la cantidad de agua necesaria á la constitucion normal del plasma miéntras se experimenta la influencia de la causa morbosa. 8 Que la teoría fundada sobre la pérdida de liquidos, ó fundada sobre el cambio isomérico expresado, llega al mismo resultado sin contradiccion ni en la lesion anátomo-patológi- ca ni en el estudio de los síntomas, y que tanto para Mr. Ro-. bin como para nosotros, “un colérico en último análisis es un in- dividuo que se seca.” 418 92 Que la intensidad de los síntomas, considerados en cada organismo, es proporcional á la pérdida de líquidos exosmo- - sados por la mucosa intestinal. 10% Que esta pérdida está constituida en su mayor parte por el agua del plasma, y que esta arrastra algunos principios minerales y orgánicos normalmente solubles en dicho plasma. 112 Que el que llamamos período de deshidratacion cor- responde al tiempo en que los principios de la tercera clase no pueden retener el agua, aunque la toman donde quiera que la encuentran. 12% (Que al que llamamos periodo de hidratacion, de repa- racion ó de reaccion, corresponde el tiempo en que los princi- pios de la tercera clase pueden retener el agua, «unque no la * encuentren en cantidad suficiente para veconstituirse y poder servir á las funciones de nutricion. * 132 Que en el primer caso el enfermo sucumbe porque la sangre es demasiado densa para que pueda circular por los capilares, y por consiguiente, siendo imposible la hematosis, la asfixia es cada vez mas inminente. 142 Que en el segundo caso, si pasada la accion morbosa el organismo puede todavía brindar á los principios de la ter- cera clase el agua suficiente para la reconstruccion del plasma, la reaccion favorable se establece; y si no, la muerte es el re- sultado aunque la circulacion dé señales de restablecerse y la calorificacion se experimente. 152 Que en este último caso la muerte es consecuencia de las congestiones mas Ó ménos pasivas de los centros nerviosos por una sangre que no tiene las propiedades plásticas que son necesarias á la vida de esos centros. 16% Que si el plasma sanguíneo se reconstruye incesante- mente hasta que los principios de la tercera clase vuelvan á adquirir la propiedad de fijar el agua necesaria, la curacion debe obtenerse. 17 Que la observacion demuestra la tendencia constante de la sangre á apoderarse de todos los líquidos que puede en- contrar, y que se apodera de ellos por absorcion y reabsorcion. 15% Que la analogía aconseja suministrar al organismo constantemente la mayor cantidad posible de agua para ofre- 419 cerla á la reconstitucion incesante del plasma, miéntras cesa la causa morbosa. 19% Que muchas veces se consigue este objeto administran- do agua pura á pequeñas dósis repetidas, bien inyectándola en los depósitos naturales, bien ingiriéndola en el estómago, ó aplicándola conjuntamente en la forma de baños á la tempe: ratura del colérico. 202 Que otras ocasiones no parece suficiente este mótodo y es preciso recurrir á la inyeccion continua de agua por las ve- nas; Ó sea á “la circulacion artificial.” 21? Que el objeto de esta inyeccion es siempre el de refor- mar el plasma, y el estímulo que recibe el organismo es efecto del restablecimiento de la circulacion sobre los centros ner- viosos, que reaccionan á su vez; pero que ese estímulo es el fi- siológico que acompaña la circulacion normal y es secundario á la reformacion del plasma. 22? Que las inyecciones continuas y progresivas de agua en las venas, á la temperatura aproximada de la sangre, no ejer- ce ninguna influencia nociva en los animales sanos. 232 Que el ensayo de teoría de Mv. Marey, basado en las investigaciones de Mr. C. Bernard y en las apreciaciones de Mr. Brown-Séquard sobre la accion vasomotriz del gran . simpático, no excluye nuestra teoría, ni explica satisfactoria- mente los fenómenos del cólera como parece creer el Dr. Ruz; y por consiguiente, que nuestro trabajo y el trabajo de Mr. Marey pueden existir sin contradecirse, independiente uno de otro. | 24% Que nuestro trabajo no está en contradiccion con la teoría de Mr. Robin, y que está afirmado y demostrado por ella, contrariamente á lo que asegura el Dr. Ruz. 25? Que nos parece haber demostrado con toda evidencia que el Dr. Ruz confundió lo que son fenómenos visibles eon lo que en la ciencia se conoce con el nombre de fenómenos virtuales, y que en este concepto no ha podido ménos que in- : terpretar erróneamente nuestro fundamento de teoría. 267 Que el Dr. Ruz, al objetarnos el valor de la palabra absorcion, supone una funcion donde solo existe una propiedad de los tejidos comun á la materia organizada, viva ó muerta, 420 pensando que la ¿mbibicion no sea una modalidad de la absor- cion, contrariamente á lo que aceptan los autores que se sir- ven de la palabra absorción en la misma asercion usada por nosotros. 272 Que efectivamente en nuestro modo de considerar el miasma sustituimos términos, como dice muy bien el Dr. Ruz; pero que nuestra idea, como nos prueba igualmente, es la misma que la impuesta y aceptada en la ciencia; y por con- siguiente que nuestra pretension no envuelve ningun concep- to original, 282 Que la diarrea premonitoria no tiene significación con- siderada como el primer período del cólera, y que debe darse el nombre de premonitoria 4: cualquiera diarrea en tiempo de epidemia, y reservarse el de primer período del cólera para cuando esta enfermedad esté confirmada; porque pre-mono- rio «quiere decir lo que advierte Ó presagia, y no advierte ó presagia lo que ya existe, sino lo que puede existir. 29% Que nuestra explicacion del calambre no niega ni con- tradice las conclusiones de Mr. Robin, como piensa el Dr. Ruz, sino tiende, al contrario, á profundizar el estudio de es- te síntoma con deducciones posibles basadas en trabajos reco- nocidos por la ciencia. 302 Que cuando proscribimos la calorificacion artificial del colérico no hemos querido ponernos en desacuerdo con la físi- ca, sino de acuerdo con la fisiología; y que no hemos querido utilizar el frio, como entiende el Dr. Ruz, por las mismas razones que nos asisten para desechar el calor. NOTA.—Agradecemos la integridad de nuestro excelente amigo el Dr. Ruz, demostrada por su declaracion final en don- de manifiesta “gue en su discurso impreso hay muchas y radica- les diferencias, si se compara con su discurso oral.” Nosotros aprovechamos esta oportunidad para declarar tambien que he- mos respondido al Dr. Ruz sobre su disertacion escrita; y que estamos dispuestos á continuar la defensa de nuestro trabajo en la misma forma, deseando que aparezcan cuantas objecio- nes fundadas puedan presentarse, para estudiarlas de nuevo y ES , 421 exponer el resultado que obtengamos con la misma franqueza y lealtad que hemos procurado sostener en todo este largo debate. Reciba el Dr. Ruz, con nuestro entusiasmo por su magnífica oposicion, el agradecimiento profundo por los elo- gios que nos tributa en su excelente escrito; y mas que todo por haber motivado el nuevo estudio que hemos tenido el ho- nor de ofrecer á su elevado criterio y á la profunda conside- racion de la Academia. DiscusION RELATIVA AL USO DE LAS EMISIONES SANGUINEAS. Y DEL ALCOHOL EN LAS FLEGMASIAS.— Por el Ldo. D. Justino Val- des Castro. (SESION DEL 10 DE ENERO DE 1809.) Sres.—Hay ciertas máximas en las ciencias médicas que se aceptan generalmente porque la tradicion las trasmite, circu- lando en el mundo científico por solo la garantía de la con- fianza que inspiran las opiniones de autores distinguidos, que las han emitido conforme á las ideas de la época, y que han venido sosteniéndose porque no se han puesto en tela de jui- cio sometiéndolas al crisol de la duda, que es la bandera, co- mo dice Strambio, del progreso de la ciencia. Pero basta, en efecto, que se fije en ellas la atencion para que el buen senti- do las rechace y condene, porque los hechos hacen ver que son letras falsas de cambio que deben ser retiradas para que no circulen en el movimiento científico como moneda admisible. Tal sucede con las ideas que han reinado hasta hoy en fisiolo- gía y patología acerca del papel que representa la fibrinade la sangre en las flegmasías, y el de las emisiones sanguíneas co- mo tratamiento general de éstas. La cuestion que ha sometido á discusion nuestro ilustrado com- pañero el Sr. Giralt, de acuerdo con lasopiniones del Dr. Beau, escomo muy bien ha dicho de alta importancia bajo el punto de vista práctico, porque tiendeá variarlasideas que han guiado en el tratamiento de las flegmasías. En efecto, Sres., hoy está de- mostrado que las emisiones repetidas de sangre aumentan la T. V—54 422 fibrina.—Ya desde el año de 1847 lo dió á conocer el Dr. Magendie á la Academia de Medicina de Paris. Habiendo san- grado á un caballo todos los dias, pudo al cabo de una sema- na, en una cantidad igual de sangre, obtener diez veces mas fi- —brina queen la primera sangría.—El Dr. Geromini, célebre clínico de la Universidad de Parma, ha dicho “que la sangre es ordinariamente costrosa, no en las primeras sangrías, sino en las sucesivas, y esto en razon de su número (4la 7a s* 10% 11%); que es muy rica en fibrina en los individuos débiles ó debilitados por hemorragias, por un cáncer del útero, del estó- mago, por una tuberculosis, por fiebres intermitentes prolon- gadas, contraidas en un aire mal sano, en sujetos que se ali- mentan de sustancias insalubres, en las mujeres histéricas y nerviosas; —que constantemente es mas fibrinosa en razon de la repeticion y aproximacion de las sangrías practicadas en los perros que se sacrifican por medio de dichas evacuaciones.” — ¿Pero porque las emisiones sanguíneas tengan la propiedad de aumentar la fibrina, se sigue de aquí que están contraindica- das en las flegmasías, y que deben sustituirse con el alcohol como pretende sostener el -Sr. Giralt?—Indudablemente ten- dria razon si éstas dependiesen de la mayor cantidad de fibri- na en la sangre como hasta hoy se ha creido, y fuese por tan- to el fenómeno primordial, ó mas bien dicho, esencial caracte- rístico que determina el processus morboso. Creo por el con- trario que ese exceso de la cifra de la fibrina en las flegmasías es un hecho que coincide con el desarrollo de éstas, que no le precede, porque en los primeros momentos casi nunca existe, y por consiguiente es una modificacion consecutiva del estado flegmásico; así como tampoco es una condicion indispensable de las inflamaciones como sostiene el Sr. Giralt.—Si las emisio- nes de sangre aumentan la fibrina, necesariamente debe consi- derarse esa sustancia, segun dice el Dr. Filippo Lussana, como un detritus del organismo, porque nadie reconocerá en las san- orías un remedio organogenético, organoplástico, hipersteni- zante.—Ya desde el año de 1840 el Dr. Beltrami en una se- rie de estudios é investigaciones acerca del papel que desem- peña la fibrina de la sangre, que fuéron premiados por el Ins- tituto lombardo, demostró que la fibrina proviene de la reab- 423 sorcion verificada por los vasos linfáticos y las pequeñas venas en los tejidos, esto es, en su Jugo intersticial por efecto de la denutricion de los tejidos musculares; cuya opinion ha sido : confirmada posteriormente por el referido Dr. Filippo Lussa- na, profesor de fisiología de la Universidad de Parma, en un trabajo que dió á luz en el año de 1866 con el título de “In- vestigaciones de fisiología patológica acerca de la fibrina de la sangre,” en el que prueba que esta sustancia constituye verdade- ramente un detritus orgánico vertido por reabsorcion en la cir- culacion y eliminado por las excreciones de la economía. En apoyo de sus ideas dice: “los riñones y el hígado son dos gran- des aparatos eliminadores por excelencia de las materias heterogéneas de la sangre: este fluido al atravesar dichos emun- torios se despoja y purifica de toda la fibrina, hasta el extre- mo que la de las venas subhepáticas y emulgentes uo la con- tienen.”—Esto está tambien de acuerdo con loque nos dice Claudio Bernard, “que la sangre pierde su fibrina atravesando los riñones. ”—Lo mismo afirma Brown-Sequard cuando expo- ne “que en general, si no constantemente, la fibrina ó el princi- pio inmediato dotado de la propiedaá de coagularse espontá- neamente desaparece de la sangre que atraviesa el hígado y los riñones.”—Todo lo cual basta para colocar á la fibrina en- tre las sustancias excrementicias, como los materiales constitu- yentes de la orina y de la bilis. La asercion dogmática de Andral y Gavarret de que “el au- mento de la fibrina es el carácter seguro de la inflamacion,” no es absoluta, porque la cifra indicada por estos autores como término perentorio de la existencia flogística, ha excedido mu- cho mas en enfermedades que no tienen este carácter; así como no se ha presentado en otras de naturaleza francamente infla- .matoria.—No os alarmeis, Sres.; esto que para alguno de vos- otros parecerá una heregía médica, está apoyado por autorida- des muy competentes, como son Borsierl, Greromin1, Glacomi- ni, Filippo Lussana, célebres fisiólogos de la Escuela italiana; y en Hatin, Becquerel, Rodier y otros de la francesa, que han observado Ja costra inflamatoria en afecciones no flogísticas, y sangre no costrosa en otras indudablemente inflamatorias.— Los Sres. Becquerel y Rodier ya desde el año de 1840, en un 424 trabajo que presentaron á la Academia de Medicina de Paris, han establecido y seguido confirmando de una manera gene- ral la elevacion de la cifra de la fibrina en muchas cloróti- cas, en gran número de embarazadas, y en enfermedades puer- perales. En la clorosis dicen: “la cifra de la fibrina es en gene- A veces este exce- ral un poco mayor del término fisiológico, so es bastante considerable, y puede llegar 4 4 y aun hasta 5 sin que halla absolutamente ningun signo de flegmasía.”-—La clorosis ni la anemia pueden ser estimadas como inflamacio- nes; los resultados obtenidos porlos Sres. Becquerel y Rodier prueban pues que las afecciones que no tienen con las flegma- sías mas que relaciones separadas, ofrecen sin embargo un exceso de fibrina. De modo que si este aumento se encuentra en circunstancias fisiológicas, y en enfermedades que no tie- nen nada de inflamatorias, no debe considerarse como esencial y característico que pueda servir de guia para la proscripcion de las emisiones sanguíneas en los estados morbosos 4 que me vengo contrayendo; por lo cual es un error asociar necesariamen:- te la idea de inflamacion, como dice Gintrac, á la de exceso de fibrina, pues aquella se diagnostica por el conjunto de sus fenó- menos mas constantes, y de ningun modo por la apreciacion exclusiva de cada uno de ellos. Toda flegmasía es local al principio; pongamos por ejemplo á la neumonía, á la que Andral, como sabemos, coloca como ti- po del exceso de fibrina que supera el 107—$5i este maximum fuera la causa primordial que determinara la inflamacion del pa- rénquima pulmonar ¿por qué tambien otros órganos no ofrecen los mismos caracteres flogísticos, toda vez que la sangre circu- la por todas partes y debe llevar á los demás ese exceso de fi- brina?—Los Sres. Andral y Gavarret han hecho ver, que án- tes del trabajo flogistico local, no se halla alterada la sangre de una manera notable, pues al examinarla en individuos que contrajeron una inflamacion algunos dias despues de haberse hecho el análisis, reconocieron que la sangre que no estaba al- terada en la primera sangría, ofrecia en la segunda un au- mento notable de fibrina. En las flegmasías crónicas, falta ese carácter asignado á toda inflamacion; se sangra, dice An- dral, á un enfermo que padece peritonitis aguda, y da 5, 425 3 y 5,4 de fibrina en dos sangrías; pasa la flegmasía al es- tado crónico, persistiendo la fiebre y siguiendo elevada la tem- peratura, y la sangre que se extrae presenta su cantidad nor- ma), y no por esto dejan de estar colocadas en el cuadro noso- lógico de las flegmasías. Otro tanto sucede en el reumatismo articular crónico, en que no hay ningun aumento de fibrina. El ilustre autor de la doctrina celular, el Dr, Virchow nos dice lo que sigue: “antiguamente se miraba la modificacion de la san- ere en la inflamacion como una lesion preexistente y depen- diente del aumento de la proporcion de fibrina en la sangre: vo comprendo la crasis como un accidente que depende de la flegmasía local.”-—El célebre profesor de clínica de la Univer- sidad de Parma, el Dr. Tommasin1 se expresa acerca de la ma- teria en los términos siguientes: “he tenido ocasion de obser- tar individuos sanos, que por costumbre se hacian sangrar en la primavera; su sangre se cubria de una costra espesa, aun- queno tuviesen ningun signo de enfermedad ántes de la sangría, y durante todo el año EROS individuos no habian fonida ne- cesidad ni de médicos ni de remedios.”-—Oigamos tambien lo que respecto de esto dice el Dr. Giacomini: “no debe creerse como generalmente sucede, que cuanto mas aparente y espesa sea la costra, mas pronunciado es el estado flogístico, porque en muchos casos se observa precisamente lo contrario.”-—El Dr. Bennet, práctico distinguido de la Escuela italiana, nos di- ce lo que copio: “todo lo que aumenta la debilidad de los teji- dos ó la potencia absorbente, aumenta tambien la cantidad de fibrina, como sucede en las inflamaciones, las violentas fatigas, las Hori 'aglas” (Archivos generales de ls 1852, tomo 29 pág. 193,) Es un hecho hoy reconocido por los Dres. Collard, Martin y Filippo Lussana que la cantidad de fibrina aumenta consi- derablemente bajo la influencia de la abstinencia y la inanicion que dan lugar al desarrollo de ese estado morboso que se ha querido llamar gastritis de los hambrientos; y por cierto que á nadie se le ocurrirá considerar á la inanicion como un esta- do organoplástico, inflamatorio, hipersténico; ni ménos comba- tirlo con las emisiones sanguíneas. Si todo esto es cierto, ten- drémos pues que el aumento de fibrina en la sangre en 1% fleg- 1 426 masías no puede considerarse como el agente inicial que deter- mina el estado flogístico, por ser-secundario á la exageración de las condiciones órganicas ó an átom o-fisiológicas de los teji- dos, que es en lo que creo consiste la naturaleza de las infía- maciones; y cuyo estado es la causa y no el efecto de la sensibi- lidad aumentada, de la circulacion activada, del calor exa- gerado y de la nutricion excedente, que constituyen los cuatro fenómenos característicos (dolor, calor, rubicundez y tumefac- cion.)-—Esto se confirma con lo que Meckel dice: “la inflama: cion es una congestion con tendencia á un nuevo producto (t- brina y albúmina; )” cuya definicion, dice Andral “se halla justi- ficada por el exámen de la sangre. ¿Qué otra cosa es, en efecto, sino una produccion nueva, ese exceso de fibrina que aparece de pronto en la sangre de un sujeto atacado de pulmonía, de erisl- pela, de amigdalitis, de una estomatitis, una bronquitis ó peri- tonitis.”-—Todo lo cual demuestra que el aumento de la fibrina no es el fenómieno preexistente de las flegmasías, ni el caracte- rístico. Si tambien es cierto que la abstinencia, las emisiones de san- gre, la denutricion de los tejidos enfermos, jgualmente la au- mentan, es evidénte que no puede considerarse esta cireuns- tancia como el carácter anatómico absoluto é indispensable, como sostiene nuestro digno compañero, que indique la exis- tencia de las fleamasías.—¡Pero porque las emisiones de sau- gre hagan exceder la cifra de la fibrina, se sigue de esto que estén contraindicadas en las inflamaciones segun tambien asien- ta el Sr. Giralt de acuerdo con las ideas del Dr. Beau y To- ny-Moilin?—Permítanos le manifestemos con toda franqueza que no participamos de tal creencia; porque esas ideas nos conducirian á recomendarlas, igualmente fundados en los mis- mos principios, en aquellas hemorragias dichas pasivas que de- .penden de la falta de plasticidad de la sangre, como las del escorbuto, fiebre amarilla, tífus dc. Y por cierto que á nadie se le ocurrirá tratarlas por medio de las emisiones de sangre porque éstas tengan la propiedad de aumentar la fibrina.——Yo creo que en la inflamacion hay algo mas que el exceso de fi: brina, y que ella se diagnostica por el conjunto de sus fenó- menos mas constantes, y de ningun modo por la consideracion 427 exclusiva de uno de ellos; pues sl así fuera, bastaria esa única circunstancia para que cuando existiera, se acompañara de los otros signos que caracterizan el estado flogístico (dolor, calor, tumefaccion y rubicundez;) y ya hemos dicho que la cifra de la fibrina excede muchas veces en enfermedades que no son de naturaleza inflamatoria, y en las cuales por consiguievte no se observan los fenómenos asignados á dicho estado. El mismo Tony-Moilin, de cuyas ideas parece participa el Dr. Giralt, 1m- plícitamente corrobora lo que venimos sosteniendo, pues al hablar acerca del tratamiento de las flegmasías por medio de las emisiones de sangre, en la página 239 de sus lecciones de Medicina fisiológica nos dice al impugnarlas lo siguiente: “En- tre las razones que se han dado á favor de las sangrías en la inflamacion, hay una teoría que es viciosa, la cual consiste en haberse imaginado que ese estado morboso resulta de un ex- ceso de sangre, que se precipita en los tejidos y los ingurgita, creyendo por tanto combatir el mal, disminuyendo la masa de esa sangre supuesta en exceso. Pero la inflamacion no es lo que se piensa, es una lesion del sólido, es una parálisis de los Vasos.” j El Dr. Giralt dice “que á medida que los glóbulos de la san- gre (suponemos se contraerá á los rojos) se aumentan, la fibri- na disminuye, y vice-versa.” S1 por efecto de las emisiones de sangre hay disminucion de los glóbulos, creemos que es una razon mas abonada para recomendarlas en las flegmasías; pues segun nos dice el Dr. Merchié en sus lecciones clínicas del hos- pital militar de Bruselas, las sangrías son ménos aptas para sostener la inflamacion, porque separan cierta cantidad de los glóbulos, que para el mencionado autor son los elementos ex- citantes.-—Esto mismo confirma implícitamente el Dr. Gintrac al hablar acerca de la inflamacion, en su tratado Teórico y clí- nico de Patología interna página 567, donde se explica en los si- guientes términos. “Las últimas sangrías se presentan á veces cubiertas de una costra cada vez mas gruesa. ¿Será este un mo- tivo para reiterar la extraccion de sangre?-—NÓó, sin duda al- guna. No olvidemos que la sangría disminuye los glóbulos, y por consiguiente la proporcion de la fibrina en una cantidad dada de sangre debe parecer mayor.”-—Si pues los glóbulos 428 rojos son los elementos excitantes de las flegmasías segun el clínico de Bruselas, y las emisiones de sangre obran sobre ellos disminuyéndolos, se deduce de aquí la utilidad de aque- llas en las afecciones morbosas á que nos venimos contrayen- do, abstraccion hecha del exceso de fibrina.-—Digalo si nó el estado pletórico en que el aumento de los glóbulos constituye el carácter anatómico, que de 127/1000 del estado normal se eleva hasta la cifra de 154, permaneciendo como término me- dio en 141; al contrario de la fibrina que no aumenta, no se- parándose de la cifra 3000 que representa la media normal segun Andral y Gavarret: cuyo estado tanto predispone al desarrollo de las flegmasías, y en el que tan buenos resulta- dos se obtienen con las emisiones de sangre, porque disminu- yen el exceso de glóbulos. Naturam morborum curationes 0s- tendunt. ; (Contínuará.) FLorA CUBANA. Revisio CATALOGI G+RISEBACHIANI VEL INDEX PLANTARUM Cu- BENSIUM; a Francisco A. Sauvalle. (Continúa. —V. Anales, t. V. pdg. 403.) 688 CALYPTRANTHES GRACILIPES Sp. noV. fruticosa, glaberrima; ramulis an- cipitibus; foliis late ellipticis utrin- que rotundatis supra indistincte subtus creberrime punctatis tenul- ter costato-venosis, venis remotius- culis in nervum submarginalem supra manifestum subtus indistine- tum coalitis; pedunculis gracilibus folium subaequantibus bis ternati- partitis; pedicellis floris aequanti- bus vel superantibus; calyce obova- to obtuse apiculato. IET ic 429 684 CALYPTRANTHES MICRANTHA Wr. C. Thomasiana var. obscura (Gris non Bery. 685 CALYPTRANTHES PUNCTATA Gris. 686 CALYPTRANTHESCAPITULATA Wr. Mar- liera elliptica Gris. 687 CALYPTRANTHES ROSTRATA Gris. y 688 CALYPTRANTHES CHYTRACULIA Sw. C. pallens Gris. 689 CALYPTRANTHES RIGIDA Sw. 690 CALYPTRANTHES ROTUNDATA Gris. 691 CALYPTRANTHES OTTONIS. Mitranthes Berg. 692 ““CALYPTRANTHES CUBENSIS” Berg. 693 CALYPTRANTHES ENNEANTHA SP. MOV., fruticosa; ramulis pluribus striatis biangulatis; folliis subsessilibus li- neari-oblongis obtusis, coriaceis, opacis subtus punctatis aveniis su- pralaevibus; pedunculis axillaribus solitariis binisve folio longioribus trifidis, ramis trifloris; floribus e- bracteolatis lateralibus sessilibus terminali brevissime pedicellato vel sessili; tubo calycis apiculati cam- panulato. 694 MYRCIA VALENZUELANA Rich. Lugenía OS: at lcd o Sen to C1MAarron. 695 MYRCIA CORIACEA DC..................... Pimiento malagueta. Pimiento de monte. 696 MYRCIA SPLENDENS DC. 697 Muyrcia LINDENIANA. Gomidezia Berg. Gris. 698 CALYCORECTES CUBENSIS Gris. 699 CALYCORECTES PROTRACTUS Gris. 700 “EUGENIA REVOLUTA” Berg. 701 FHUGENIA ACTINIFLORA Gris. 702 FUGENIA MEGALOPETALA Gris.. ..... .. Cerezo del pinar. 703 Euarnia rreriroLa Rich.............. Biriji de hojas menu- 704 EUGENIA PHILLYREIFOLIA Rich. das. 705 EUGaENIARIMOSA. Myrtus Sagraea Berg. sec. Gris. T. V--55 706 707 708 709 710 111 7112 115 714 430 EUGENIA TUBERCULATA DO?............. Grajo. EUGENIA PLICATULA Sp. nov. fruticosa; ramulis fusco-puberulis; foliis ju- nioribus remotiuscule pellucido- punctatis demum opacis rigidis ellipticis tenuiter acuteque acumi- atis in petiolum brevem angustatis plenumque rugosis supra vel utrin- que verrucoso punctatis (siccatis) subtus sericeis margine revolutis; floribus axillaribus solitarús vel in racemum brevem pauciflorum pu- berulum folio duplo breviorem dis- positis; pedicellis flore longioribus vel brevioribus bractea lauceolata stipatis; bracteolis ovatis acumina- tis ciliatis calycis tubum superanti- bus; calycis lobis rotundatis apicu- latis petalis conformibus superatis; loculis ovarii 4-6 ovulatis; bacca globosa 1-2 sperma. Cerca de Ma- tanzas. EUGENIA VIRGULTOSA DC. EUGENIA LINEATA DC. 4. Bergiana Cal AS ANT: 06% dencia EUGENIA ? DISCOLORANS. Marliera glo- merata Gris. non Berg. EUGENIA CRISTATA Myrcia coriacea DC. var. Swartziana Gris non DC. Ca- lyptranthes decandra Gris. EUGENIA DOMINGENSIS Berg? EUGENIA SYLvIcoLa. LE. revoluta (Gris non Berg. KUGENIA SCAPHEPHILLA Sp. nov. fru- ticosa ramulis puberulis; foliis par- vulis rigidis epunctatis lanceolatis apice apiculato sensim basique an- gustatis corymbiformi-subcompli- catis (siccatis); floribus axillaribus solitariis vel 2-3 subsessilibus bac- cisque villosulis; bracteis bracteolis- Guairajecillo Guaira- jillo. 431 que lanceolatis acuminatis; cal ycis lobis e basi lata longe angustatis petalisrotundatis vixsuperatis; bac- cis (immaturis) obovato-ellipticis folio subduplo brevioribus calycis lobis erecto-patentibus coronatis 1-4 spermis. En la loma de Rangel cerca del arroyo Veinti cinco. 715 EUGENIA VITIS-IDAEA Sp. nov. frutico- sa, glaberrima; foliis coriaceis par- vulis (0,” 01. longis) approximatis obovato-oblongisapice emarginatis; basi angustatis margine revolutis supra nitidis aveniis, mediano 1m- presso, subtus sparsim punctatis; floribus 2-3 axillaribus folio dimi- dio brevioribus; pedunculis basi bracteatis apice bibracteolatis, brac- teis bracteolisque late ovatis; caly- cis lobis rotundatis patalisque elli- pticis et bracteolis minutis ciliatis. E. leptanthe Benth. proxima vi- detur, diftert glabritie, forum nu- mero, longitudine foliorum. Sobre los bordes de un precipi- cio cerca del cafetal Monte verde, Yateras, en Mayo. 716 EUGENIA BREVIPES Rich. 717 KUGENIA CAMARIOCA Sp. nov. frutico- sa; foliis (internodio brevi) in ramu- los approximatis spathulato-lan- ceolatis obtusis in petiolum brevis- simum angustatis rigide chartaceis supra reticulato—venosis subtus pa- llidioribus pellucido-punctatis; pe- dunculis axillaribus solitariis folio aequalibus vel eo seepius breviori- bus; fructibus globosis minutissime puberulis monospermis calycis lo- bis rotundatis coronatis; semine globoso, cotyledonibus hemisphe- 432 ricis subconferruminatis, radicula longiuscula. £. Brastlienst Lam. aia videtur. En la cumbre de las Tetas de Ca- marioca, cerca de Cárdenas. 718 EuaENIaA BUXIFOLIA Willd. E. lateriflo- ra Gris. E. sessiliflora Rich?.... Guairage de hojas ova- ladas. 7119. EUGENIA CINOTA Cris a IS Pimiento de costa. 120. HUdENTAFTAMBOS Mi an a MN O Poma rosa. 721 EUGENIA ROSMARINIFOLIA Poir. 7122 HUGENIA XYSTOPHYLLA Berg. 723 HUGENIA ASTERIFOLIA Berg. 724 EUGENIA POIRETIL DC. E. buxifolia Gris. in Pl. Wr. non DC. esa y Ersan DO A ABE 725. HUGENIA CRENULATA Willd. var. 7126. FUGENIA DISTICHA DO?........oo....o... Gualrage. 727. FUGENIA RETINADENIA Sp. nov. eins cosa; foliis rigide chartaceis ellipti- cis utrinque obtusis apice minute emarginatis nunc brevissime acumi- natis utrinque costato-reticulato— venosis, creberrime punctatis punc- tis utrinque fusco-pellucidis resino- sis; venis subapproximatis in ner- vum submarginalem leviter sinuo- sum coalitis; floribus axillaribus so- litariis pedunculis petiolo paulo longioribus basi bracteatis et apice bibracteolatis, bractea lanceolata pedunculo nunc subequali nunc breviore, bracteolis late ovatis basi connatis; sepalisinseequalibus rotun- datis petalisque conformibus cilia- tis creberrime punctatis, punctis aurantiacis majusculis; ovarii lo- culis duobus pluriovulatis, bacca monosperma (semper?) embryonis cotyledonibus liberis. En las lomas de Rangel; flores en Junio; frutos en Febrero. 728 729 730 7181 7132 133 7134 135 7136 137 138 7139 740 141 142 7143 433 EUGENIA PROCERA Poir. 2H. pallens Gris. in catal. Plant. cub. p. 88. EUGENIA CYPHLOPHLOEA GriS...... -... ; EUGENIA SESSILIFLORA DC. EUGENIA MACROSTERNON Berg. EUGENIA BARUENSIS Jacq. £. glabra- ta DC. sec. Gris. E. monticola DC. Becas dead IR EUGENIA MATANZENSIS Berg. EUGENIA YUMURIENSIS Berg. EUGENIA LIGUSTRINA Willd............. : EUGENIA RETIVENIA Sp. nov, frutico- sa; ramis crassis, ramulis brevibus minutissime puberalis; foliis oblon- gis in acumen rigidum attenuatis basi obtusa subsessilibus valde re- volutis supra (siccatis) nunc impres- so-punctatis nitidis costato-reticu- lato venosis, venis in nervum mar- ginalem ovalitis prominentibus crassiusculis; floribus axillaribus 1-2 pedunculo subaequilongis folio ter quaterve superatis; calycis lobis deltoides-ovatis obtusiusculis intus puberulis petalis paulo superatis. 4. mucronata Gris non Berg. AÑ EUGENIA UNIFLORA L ........ e EUGENIA JAMBOSOIDES Wr......... be EUGENIA FLORIBUNDA West. PsIDIUM CORDATUM Sims? PsiDIUM NUMMULARIA. Eugenia Wr. in Cat: Bl. Cul. p:¿S61 PSIDIUM ROTUNDATUM Gris. PSsIDIUM NITIDUM Sp. nov. fruticosum; ramulis teretibas; foliis coriaceis obovato-oblongis basi cuneatis mar- gine revelutis breviter petiolatis supra nitidis subtus creberrime punctulatis discoloribus remote pa- tentim costulatis pedunculis axilla- ribus solitariis unifloris folii dimi- dium equantibus apice bibracteola- Biriji. Guairage. Birijí. Cerezo de Cayena. Pomarosa cimarrona. 434 ti bracteolis setaceis caducis; ovario obovato triloculari; calycis limbo 4lobo intus ferrugineo-puberulo pe- talos orbiculares aequante. En los pinares de la loma de Cajarbana y en San Marcos, ambos jurisdiccion de Bahia Honda. Flores en Abril. PsIDIUM GUAYABITA RiCh..5vmidesjsrass . Guayabo del Pinar. PsIDIUM GUAYAVA Radd.................. Guayabo cotorrero, y Guayabo del Perú. PsIDIUM PARVIFOLIUM Gris. ......... Guayabito San Anto- nio. PsIDIUM CALYCOLPOIDES Gris. LIM. MELASTOMACEZ. MOURIRIA LANCEOLATA Gris. . MOURIRIA ACUTA Gris. M. myriilloi- des Polaco. «pasb ela ya clmalona. MOURIRIA SPATHULATA Gris. Aulaco- carpus Wrighlii QUTiS..oooocoo «o:.»..s. Mirto del pais. MOURIRIA VALENZUELANA Grris......... Lebrero, Palo torcido. Mano de pilon. MOURIRIA EMARGINATA Gris. OssAEA? INVOLUCRATA.— Calycogontum Gris. OSsAEA? MURICATA. Calycogonium Gris. OSSAEA HETEROTRICHA.- Clidemia Gris. OSSAEA SCABROSA DC. Ossaga LANATA.—Clidemia Gris. OSsAEA RUFESCENS.— Ulidemia. OSsABA WRIGHTIT Benth et Hook. Cli- demia Gris. OSsAEA MICROPHYLLA.—Ulidemia (Gris. OSSAEA TRICHOPETALA Sp. nov. fruti- cosa; ramis teretibus; petiolis dense cymis foliisque sparsius hirsutis, pilis rubris fuscescentibus; foliis in jugo paulo vel vix inaequalibus ovato-oblongis basi rotundatis vel leviter cordatis apice sensim angus- TIA 435 - tato obtusis longiuscale petiolatis praeter submarginales triplinervi- bus; eymis axillaribus 1-5-pauciflo- ris, pedunculo folio pluries brevio- re pedicellisque gracilibus; calyci tubo lobis subulatis paulo longio- re; petalis e basi lata obovatis mar- gine sparsim setosis; antheris bre- vibus obtusis; ovario 4loculari api- ce conico truncato setoso; stylo crassinsculo. En Rangel, loma pelada. OSsAgEA LEUCANDRA VWr. Clidemia, Olim. OssAgA TRICHOTOMA Wr. Clidemia, Olim. OSSAEA CAPILLARIS.—Ulidemia, Gris. OssAEA HIRTELLA.— Ulidemia Gris. OSSAEA NEUROTRICHA. — Olidemia hir- suta Gris. non Sagraea hirsuta DO. OSSAEA PENNINERVIS.-—Ulidemia (Gris. HENRIETTELLA FASCICULARIS.-— Ossaea Gris. HENRIETTELLA? PUNCTATA.-—Ossaea Gris. HENRIETTEA PARVIFLORA Gris. MECRANIUM RACEMOSUM.-- Uremanium Gris. MECRANIUM AMYGDALINUM.-——Crema- nium Gris. Ossaea integrifoliu Naud. MECRANIUM COCCINEUM Wr. Crema- nium virgatum (Gris. Pl. cub. Wr. non Flora B. W. Ind. SAGRAEA MACRANDRA Sp. nov. fruti- ¿cosa ramis hispidis; ramulis ferru- gineo-hirsutis; foliis in jugo subee- qualibus membranaceis oblongis breviter obtuse acuminatis basi le- viter cordatis rotundatisve supra sparsim strigosis subtus pubescen- tibus triplinervibus (praeter sub- marginales) breviter petiolatis; pa- 436 niculis axillaribus dichotomo-ra- mosis plurifloris fulium dimidium aequantibus hirtellis; pedunculo pedicellisque gracilibus; bracteolis- quelinearibusapice uncinato recur- vis; caleycis oblongi lobis 4 minu- tis membranaccis dorso appendice subulato recurvato lis 2-3plo longi- ori donatis; petalis (in alabastro ro- tundato-conico) albislineari-spathu- latis obtusis filamenti aequantibus; staminibus longe exsertis stylo su- peratis, antherjs linearibus obtusis; ovario 4loculari. SAGRAEA? RUBRINERVIS Naud. sec Gris. Clidemia Gris. CLIDEMIA CINEREA Gris. COLIDEMTA DANA DO otcedn secc cons CLIDEMIA HIRIA Doa . CLIDEMIA SPICATA DC. Var. eniad: MOB NAO HETEROTRICHUM NIVEUM DC. MicoNIA ELATA DC. Diplochita DC. Gris. Var. Diplochita serrulata Gris. MICONIA EURYCHAENIOIDES Gris. MICONTA IMPETIOLARIS Don. MICONIA AÚRICULATA DC. MICONIA TETRANDRA Naud. Crema- nium Gris. MICONIA RUFA. —Catachaenía Gris. MICONIA PINETORUM.—Catachaenia al- ternifolia et parviflora Gris. MICONIA FOTHERGILLA Naud. Diplo- chita DC. Gris. MICONIA HOLOSERICEA DC. MICONIA RUBENS Naud. MICONIA CHRYSANDRA Wr. MICONIA PRAECOX (Graffenrieda obtu- sa Gris, Tetrazygia elaeagnoides Gris non DC. Charianthus obliquus Gris.) . Cordoban peludo. Cordoban peludo, Cordobancillo. [ Continuará]. 437 APUNTES PARA LA FLORA CUBANA; por D. Tomás (Gonzalez y Delgado. (Continúan.—V. Anales, t. V, pág. 374.) REVISTA DE LAS PLANTAS CITADAS COMO DE LA ISLA DE CUBA POR C. SPRENGEL. (Continúa.—V. Anales. t. V. pág. 371.) J. PANDURAEFOLIA ANDRW., Bot. repos., IV, p. 267, t. 267.—Cu- ba, Spreng. 1. c., UL, p. 76. Crescit frequens, ect., Aq. Rich. [im sy- non. Jatrophae diversifoliae] l. e. Véase la especie anterior. J. CURCAS L., Mort. cliffort., 445 et Spec. p. 1006.—Cuba: Spreng. l. c., UL p. 77; Griseb. /l. c., p. 11; Aq. Rich. (Curcas indica nomina- ta) Lac. ME, po 208: Aquiles Richard la coloca en el género Curcas, Adans., que ha sido desechado. Esta planta es muy usada en nuestros campos pa- ra formar cercados. Sus semillas son las que corren en el comer- cio con los nombres de Piñones de Indias, Piñones de las Barba- das, Piñones purgantes, las cuales por espresion suministran gran cantidad de aceite, incoloro, fluido, poco soluble aun en Alcohol absoluto y que por el enfriamiento deja precipitar Estearina; pero que á la larga se torna amarillento, acre y algo consistente. Posee propiades drásticas bastante enérgicas, pudiendo usarse como un purgante muy útil en ciertas hidropesías, y ademas como antihel- miíntico; no obstante debe haber prudencia en su empleo: su accion es la misma que la del Croton Tiglium L. El jugo lácteo se dice ser antihemorroidal, y el decocto de las hojas, y aun las hojas mismas, aplicadas sobre las úlceras de mal carácter, un magnífico deterso- rio. A las semillas debe siempre despojárseles de su gérmen y epis- permo. Las bebidas heladas y los alcohólicos, acompañados de los otros medios particulares que el caso exija, son—que sepamos—el] mejor tratamiento que deberá emplearse en caso de envenenamien- to.—Vulgo cubano: Piñon—botija. J. FRAGRANS KtTH. ¿n Humb. el Bonp. Nov. gen. et sp. UL, p. 105. —Cuba: Spreng. l. c. UL, p. 77; Griseb. (nomine Cnidosculi fragan- tis) l. c. p. 17. Crescit in insula Cuba, prope Reglam, Aq. Rich. l. e., IT, p. 208. : Es del género Cnidosculus, Pohl., que Grisebach admite, pero que respecto de otros botánicos ha corrido la misma suerte que el Curcas. Produce esta Jatropha un jugo lactescente, cuyas propie- dades nos son desconocidas. T. V—56 438 Genus Achania, Sttz. ' A. POEPPIGII SPRENG., Syst. vef., TIL, p. 100.-—Cuba, Spreng. !. c. El género Achania, Swtz. ha sido eliminado: no viene á ser más que una seccion del Malvaviscus, Dill. La patria queda por Sprengel. Genus Sida, Lin. S. HASTATA CAVAN., Anoda, Diss., L, p. 40, t. 11, f. 1 [in auctore, hastata Willd.]--Cuba: Spreng. l. c., YI, p. 115; Griseb. [ Anoda] l. c., p. 24. Crescit in insula Cuba locis cultis, Aq. Rich. [dem] l: e., L p. 56. - No hay motivos que justifiquen la colocacion de este especie en el género Sída, como verifica Sprengel: debe dejarse en ei que le asignó su autor, con cuyos caractéres conviene exactamente. To- da la planta es emoliente. Genus Acacia, Tourn. A. CORNIGERA L., Miímosa., Spec., edit. L, p. 520 [ in auctore, cornige- ra Willd..]-— Cuba: Spreng. l. c., TL, p. 142; Griseb. l. c., p. 82. Crescit in insula Cuba, Aq. Rich. l. c., L, p. 205. Arbol algo comun, sobre todo en el Departamento occidental, cuyo tronco se emplea para obras rústicas, en trabazones, ete, No sabemos que se utilice en otra cosa.-—Vulgeo cubano: Arbol del cuerno; Cuernecillo. XVIL. DIADELPHIA. Genus Glycine, Lin. G. LamarktI KrH. ¿in Humb. et Bonp. Nov. gen. et sp., VI, p. 419.-—Cuba: Spreng. !. c., IV, pars IL, p. 270; Griseb. [nomine Rhyn- chosiae minimae] l. c., p. T4. Crescit in sepibus, in Vuelta de Abajo, Aq. Rith. (perinde Griseb.) l. c., 1, p. 188. Es el Dolichos minimus L., colocado hoy en el género Rhyncho- sia, Lour. G. SAGITTATA HumB., in Willd. Enum. plant. hort. berol., “T5T.— Cuba: Spreng. l. c., UI, p. 197. Havana, Willd. 1. c. Mas tarde nombrada por su mismo autor Ruaolphia dubia. (Nor. gen. et sp., VL pág. 432). G. MACROPHYLLA KTH ¿5 Humb. el Bomp. Nov. gen, el sp. VL, p. 426.—Cuba: Spreng.l.c., IV, pars 1, p. 270; Griseb. (nomine Rhynchosiae reticulatae) l. c., p. 74. ¿Crescit frequens, circa Cabaña el Guanabo, el in Vuelta de Abajo, Aq. Rich. (perinde Griseb.) l. e., Lp. 1Sg% 439 Augusto De-Candolle nombra esta especie Rhynchosia macro- phylla, por considerarla, aunque afine, distinta de la Rh. reticulata; pero Grisebach la reune á esta última. Genus Crotalaria, Lin. C, vIT£ELLINA KER., Bot. rey., t. 447. — Cuba, Spreng. l. c., UI, p. 240. Sprengel confunde con esta especie la €. lotifolía L., planta distinta y que efectivamente habita nuestra isla: la vitellina es del Brasil. C. LITTORALIS KTH., ¿n Humb. et Bonp., Nov. gen. et sp., VI, p. 401.—Cuba: Spreng. l. c., TV, pars II, p. 277; Griseb. (in syn. C: pumilae) l. c., p. 69; Aq. Rich. /. c. 1, p. 168. El nombre de Crotalaria pumila, impuesto por Gomez Ortega, es anterior, y á imitacion de lo que hace Grisebach, debia preferir- se, si Aquiles Richard, basado en buenas razones, no describiera como distinta la especie de Kunth. Genus Dolichos, Lin. D. mINIaTUS KTH. ¿in Humb. et Bonp. Nov. gen. el sp., VI, p. 441.—Cuba: Spreng. 1. c., IV, pars 1, p. 280; Griseb. [ Canavalia] l. c., p. 716? Crescit in insula Pinorum et circa Batabanó, Aq. Rich. (nomine O. obtusifoliae) l. c., L, p 194. Corresponde al género Canavalia, DC., aceptado por la genera- lidad de los botánicos y desechado por Sprengel. Richard la juzga igual á la C. obtusifoliía DC., nuestro Mate de la playa. Genus Phaseolus, Lin. PH. VEXILLATUS L., Spec., 1077.—Cuba: Spreng. l. e. ll, p. 254; Griseb. [ Vigna] !. c., p. 16. Crescit circa Jagua, Aq. Rich. (Vigna) l. c., L, p. 191. Pertenece al género Vigna, Savi. Es algo abundante y sirve so- lo de pasto al ganado, á pesar de ser comestibles sus semillas. — Vulgo cubano: Bejuco marrullero. PH. SUBTRILOBUS LINK., ¿n Spreng. Syst. veg., UL, p. 254.—Cu- ba?, Spreng. l. c. El autor refiere á esta especie, aunque con duda, el Ph. gibbosi- folius Ort.: si esto es cierto debe ir la subtrilobus 4 la sinonimia; pero lo mas probable es que sea una especie distinta, y que la de Link habite solo en el Brasil. ' PH. MICROSPERMUS ORTEG., Pec., 130.—Cuba: Spreng. !. c., MI, p. 255; De-Cand., Prodom., IL, p. 394, n. 33. Sin mencion en la Flora Cubana de Richard, ni en las obras de Grisebach. 440 Genus Galactia, P. Br. G. PILOSA Nurr., Gen. amer., IL, p. 116.—Cuba, Spreng. l. c. 1V, pars Il, p. 288. Sprengel últimamente coloca la E. Cubensis Kth. en la sinoni- mia de esta planta; pero dado el caso de no considerarla como una buena especie, á la que mas se aproxima, y en cuyas variedades debe colocarse, es á la E. filiformis Benth. La pilosa es de los Es- tados Unidos. Genus Indigofera, Lin. I. mINIATA ORTEG., Dec., p. 98.—Cuba: Spreng, l. e., Ml, p. 277; De-Cand., Prodrom., IL, p. 230, n. ST. Planta monocarpiana anual, bien caracterizada, segun-los auto- res que la describen, por la pequeñez de sus flores y por su tallo tendido con hojas 2-3conyugadas y legumbres lineo-3gonas, 4sper- mas. Es probable que no forme parte integrante de la Flora de Cuba, ó de nó que sea nuestro Añil cimarron. Nunca la hemos visto. XIX, SYNGENESIA. Genus Eupatorium, Lin. E. HAVANENSE KTH. in Humb. el Bonp. Non. gen, et. sp., IV, p. 128.-—Cuba: Spreng. l. c., UL p. 411; Griseb. (nomine Eugatori age- ratifolii) l. c., p. 146. Crescit in diversis insulae Cubae regionibus (Sa- gra; Galeot. ), ¡Aq. Rich.L.:c., UL p. 42. Esta especie se refiere con duda al E. ageratifolium DC., ee do este último nombre ir á la sinonimia, por inoficioso, desae el momento en que se patentice la identidad de ámbas especies. E. MENTHAEFOLIUM PorErr?. in. Spreng. Syst. veget, UI, p. 412.— Cuba: Spreng. l. c.; De-Cand., Prodrom., IL, p. 183, n. 280. Callada por los autores que nos sirven de comprobacion. E. IVAEFOLIUM L., Amoenit. academ., V, p. 405.--Cuba: Spreng. l. c., UL, p. 414; Griseb. /. c., p. 146. Crescit. in insula Cuba (e clar. Spreng.), Aq. Rich. /. c., LL p. 40. Crece además en Jamáica, Méjico y el Perú, donde le denomi- nan Chilea. Tal vez reciba algun dictado entre nosotros; pero no ha llegado á nuestra noticia. E. PorPpIGII SPRENG., Syst. vegel., Y, p. 415.—Cuba: Spreng. /. ; Griseb. (ín synon. spec. cynanchifolii,) l. c., p. 147. Crescit in insula ea (e clar. Spreng.), Aq. Rich. /, c., IL, p. 43. | A. Grisebach incluye esta especie, pero con duda, en la sinoni- mia del KE. cynanchifolium DC. creemos, no obstante conocerlas so- 441 lo por la desuripcion, que son dos plantas distintas, como observó Kichard. Genus Mikania, Willd. M. AMARA VAHL, Bupatorium, Symb., UL, p. 93 (in Spreng., amara Willd.).—Cuba, Spreng. l. c., TIL p. 421. Véanse las especies siguientes, á cuyo grupo la referimos con du- da en lo que toca á la patria. M. HAsTAaTA WILLD., Spec., TUI, p. 1742.—Cuba: Spreng. l. c., TEL, p.- 421; Griseb. l. Cc. PRaT: Véase la especie siguiente. —Vulgo cubano (genérico): Guaco. M. voLuBrLISs VAHL, Eupatorium, Symb., ILL, p. 93 (in Spreng., volubilis Willd.).-—Cubu Spreng. /. c., IL, p. 421. Tanto esta especie como las precedentes pertenecen ul gropo de nuestros Guacos, constituido, además de ellas, por las M, batatae- folia, congesta, convolvulacea, gonoclada, tamoides, trinitaria DC., mo- llis, orinocensis KXth., corydalifolia, Swartziana Griseb., ranunculoides Rich., nodosa Spreng. Son de todos conocidas las inapreciables propiedades de las Mikanias como preservativo y aun antídoto se- guro contra las mordeduras de los ofídios venenosos; propiedades que bajo este punto de vista no tienen por fortuna aplicacion entre nosotros, donde más que generosa se ha mostrado la Naturaleza con la Fauna. No ha mucho que con una de sus especies, hasta el pre- sente no bien determinada, se creyó detener en su carrera al viajero fatídico del Ganges; y si bien algunos han tenido por con- veniente dar al olvido cuanto sobre el particular se ha dicho, en vista de resultados poco satisfactorios, por nuestra parte nos atre- veriamos á aconsejar que se hicieran nuevos y racionales estudios acerca de un estudio de tanta utilidad. Se han empleado ademas en la amenorrea y dismenorrea, cardialgia, reumatismo y tambien como antibelmínticas, siendo de uso general en ia medicina domés- tica para combatir el síntoma del vómito en cualquier caso, espe- cialmente la llamada aquí Guaco morado. Empero la propiedad mas sobresaliente de estas plantas, y de la cual se ha hecho muy poco caso entre nosotros, se refiere á la profilaxis y curacion de las enfermedades sifilíticas: descuella entre otras la accion cicatrizante que poseen, al extremo de no resistir á su tratamiento ni los bubo- nes sifilíticos abiertos ó reventados, tan rebeldes algunas veces á los otros medios terapéuticos. Véase por lo demas el interesante trabajo del distinguido Dr. Mestre, publicado en “La Emulacion,” tn EV y. V, 1863 (Continuard.) 442 INHUMACIONES VERIFICADAS EN LOS CEMENTERIOS DE LA HABANA EN 1868, CON DISTINCION DE SEXOS Y CONDICIONES, ADULTOS Y PARVULOS.—L£S- tudios del Dr. D. Ambrosio Gonzalez del Valle. CEMENTERIO GENERAL DE SAN LAZARO. RAZA BLANCA. RAZA DE COLOR. | | | E E a A 7 ACM! =) E = = ES a l,.= = > A a a e MEE IDA HE EN |< ¿| A] Aj é = NS Ml | % z o ei aaa Sa ara iaa Enero .... 200]107 | 55| 48| 410 | Enero... | 74| 94 | 21 | 14| 203 Febrero .. 41 | 25 2 21. 70 | Febrero..| ZA E) 2 sae LLE Marzo..... 41 32 6 21 81 |] Marzo....| 3 leo A E Abril: .... 348.1 21M 9 ga] ALO JN GAIA A 11 Mayo 48 | 29 7 6 ¡ 90 | Mayo.....| 5 5 | de y TO JUNIO el 54 | 40 9 OS UNAS 5 O LS: Julio 101 18 20 23 | 222'1 Julio.... - 4 A gas 10 Agosto... 241.26 8 6| 64 | Agosto... | lis BS CO Setiembre. 0321 20:| "94 071 068] Setiembre |.--.. |--:-:|.-=--]e A sde Octubre ..| 25| 24 5 9 GTO citaba ao Mi an eo erde Noviembre | 18 | 21 1 6 AU Novbre cl le da Ea RS Diciembre. | IE Al 7 3 SOM Diciombrel- a a Total... | 651 | 449 | 141 | 126 | 1367 Total...| 981133| 26| 14| 271 RESUMEN. Blanco a eje 1367 Delcolo ne tata tojalela tarios 271 Total general...... 1638 CEMENTERIO NUEVO DE SAN ANTONIO CHIQUITO Abierto en Noviembre 9. DIOS. ATI PEA ER ATI VIE SAI STAR EPS - ORTA AA AE PERAL BLAN RAZA BLANCA. RAZA DE COLOR. SS as O A E o A iS E = = = = 5 2 pa = + 3la3alz=i3 E A ESA ESA AS ¿lla la 311 De:colorn A 582 Suma.... 2381 Sd) 10 445 celo [se "I-ANNEZ 2/08/12 16 20 en3e y jeror ro oa GP 3 j0Z 903 9'L8 |rel6c/33 3 pr6cos Toje aaa e TI 6 Sra 4iLezj0'0S 38 ¡P'9p 9'P9 TE TES EG (0 P *N-OSpT' 18 91 vZ 06 06'06/98 8 £3' 61 Eneas 96 os £ $6 $ 86 84 09 913 62 226.13 6'<6G/0 31 6 9 916/6.088,8 6 gn ¡EcY e 0€ € Poe l9ss "Os-ENN-Ol2'T8 GT TZ106 [ES 0760 P 0LÉBT6LR 22.97 pá > $6 486 98 09/86 Y 16 09 da e el 6. $128 260,4 6v | TS Vai ala 63 Lip TL (0 "088- asus TZ6% LS 98 [LI Taj8s0'S [EG ZT TZ 20 “8% 501 306 EOS Es 09/96 3 2068 03 ¡80718 3000 $l 0 61610 662,9 67 OL Ela os 86 Sp TL (6% | CS INN-ASafIZZ TE|SG| 98 8881 /90'S [S6'S106' SES 96 9) ¡106 4:88 IAS 80096439 4900 161 9.066 00-07 ve a sp 0 IS L6 96U0E¡0% (99 “HS 08/27 ¡89| 06 er 61/08 Y PE LT Ese [6.9 Tec [0066 89 0966 'o P9 19/96 €9|0 868 1 < pde 1 1€a 3 6 vr Edd en ye 66€ ¡9S "ISHS'EL TE L9 38 Precoz ¡[eS [ AY e 06 PEZ 09 "OSS-ASSI3 64 81132] 06 [89 13(vZ'8 [8Z'91/79'SGS SL6 6,8 86 ¿Ts 6868 216 68 82 66 09]6 636 P 01 TOS 8v 2? 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En sesion de Gobierno celebrada por esta Corporacion el dia 25 de Abril próximo pasado, habiéndose procedido al nombramiento de los ministros oficiales para el bienio de 1869 á 1871, con arreglo á los artículos 33 y 34 de los vigen- tes Estatutos, recayó la eleccion en los Sres. que á continuacion se expresan: Dr. D. Nicolás J. Gutierrez, Presidente: por 18 votos, de 19 votantes; el Dr. D. Antonio Diaz Albertini obtuvo uno. Dr. D. Manuel Sanchez Bustamante, Vice-Presidente: por 16 votos; 2 obtuvo el Dr. Lebredo y 1 el Sr. Sauvalle. Dr. D. Antoniv Mestre, Secretario general: por 18 votos; 1 tuvo el Sr. Valdés Castro. Dr. D. Joaquin G. Lebredo, Secretario de la Correspondencias por 12 votos; 5 fuéron dados al Sr. Sauvalle y 2 al Dr. Ro- driguez. Sr. D. José Fernandez de Castro, Vice—Secretario: por 12 votos; 4 fuéron dados al Dr. Lebredo, 2 al Dr. R. Cowley y 1 al Dr. Rodriguez. Dr. D. Ramon Luis Miranda, 7esorero: por 17 votos; 1 fué dado al Dr. Bruzon y 1 al Dr. Mestre Dr. D. Luis María Cowley, Bibliotecario: por 16 votos; 2 fuéron dados al Dr García y 1 al Sr. Melero. Dres. D. Felipe Francisco Rodriguez y D. Antonio Mestre, Directores de los “Anales:” por 18 votos al Sr. Mestre y 13 al Sr. Rodriguez: el Sr, Lebredo obtuvo 2, el Sr. Melero 2, el Sr. Valdés Castro 1, el Sr. R. Cowley 1, y el Sr. J. Fernandez de Castro 1. De cuyos nombramientos se ha dado cuenta al Gobierno Superior civil, segun lo prescribe el artículo 8 del citado Re- glamento.—Habana y Mayo 5 de 1869.—El Secretario gene- ral, Antonio Mestre. 469 A 38 “sie'99 pelas 98 jes Talcra (as'ociz4 ale re [sor [o'sa feles Jorízciz1%z lepyeo9'eciu6ariee [903 rrecjiios (42 [o'zp [zo fos rolo'o oil” “aso 1238/80/06 [pr TG [IST 0908 LI Bapp 6 [Ss [sra [o'es Jrióecie6'a (69'20 39 098 EEG PET S9R 6 '8eafa'0s 9 [8s'ov [ass [63 08183 [S€ “ale pz e6/v9| ze [or za ore 0L6r9rEclres [8iz [era [ze fes'09/rZ3 lesecias noo lacis'e [336810 Teeje cr vz [Ti9p [ses [83 oe l0' “151812 16 19138 L6 0380 e le0eror rele ez lso l6'v3 [ate feozo0s' [30933 'e9/60r3 vs [elereluecalr Te [48 98p [326 [3 > ¿JO E 0'p “axale22 ze 00 ze lez oz 11€ erer6rcalo'ez ls Z [ego [rre [ez roma (9e'0989 298 e3a 18 [90rz 4 8zafrcr (9% (3'cp leas [93 esoo le9 “as-ANN]I 12193 /80| 68 [6 026 Leer os rauer 3L [viva [a as [rL09 +93 [OT 6SFL TOD 933? 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PELAGRA.—Comunicaciones al Congreso médico-internacio- e A > O A O NS ad 84 PóLIPO FIBROSO naso-faringeo operado por el procedimiento de Mr. Nélaton. Electrólisis; por el Dr. D. Joaquin Za- A A O o ato ico 114 PREMIOS. oa de los premios para el concurso de TS AS A ends 52 —XNuevo premio anual, creado por el Dr. D. Juan Bruno PAJAS ¡a a IR AA AE ES CAD 92 —OIBISION MOÍAaDÍe; uivicncaaderpaces «atenerse OE 130 Prev eEz.—Padecimientos del útero durante el embarazo..... 79 rooonon.. n. no. ooo .noenoror on aprnror ir. o se .onsnocsns tasar rsss.. Ragra en el hombre.—Caso comunicado por el Dr. D. Joa- ' 223, quin Zayas 261 y 268 RAZA NEGRa.—Algunas consideraciones generales sobre sus caractéres, su patología y terapeútica, por el Dr. D. José Antonio ReyNeS.....o...... A A 139 y 180 475 Páginas. —De la aclimatacion de las razas de Europa en los paises CA A TELL MORA AA IN OO A AE 81 SiriLIs.—Tratamiento profiláctico......... OS 75 'TeERREMOTOS.—Relacion del gran terremoto acaecido recien- temente en el Perú, Chile y el Ecuador, y de otros tem- blores de tierra en Acapulco, San Francisco 42; por el Sr. DARTE POC Uv roble el sabios eds OBESOS. + 245 y 365 ToracENTEsIs.—Uaso comunicado á la Academia por el Dr. E e A A E TA O 138 Traqueotomia.——Enfermo operado por el Dr. D. Féliz Gi- ralt.—Otros casos comunicados á la AcadeMia...oocomnncoc.n. 94 y 138 UNIDAD DE La MATER1A.—Discurso de recepcion; por el Sr. TOSCA mandes. de MAStran ains conan csi ooo leads adas 306 —Discurso de contestacion, por el Dr. D. Joaquin G. Lebredo.. 3592 y 381 Urricarra.——Casos observados por el Dr. D. Antonio Mestre... 174 VesiGa.—Extraccion de los cuerpos extraños. Comunicacion III A o AIN: OA 218 VETERINARÍA.——Memoria presentada á la Academia por el) 180, Sr. D. Joaquin Ramirez.—Discusion ; 214 y 262 en. ... ooorrancroroo pornos.» 126 128 165 167 295 22 12 35 w 14 21 ERRATAS NOTABLES. . 123 línea 14 dice: E ” subiendo. dela nota 1? dice: ” penúltima. 16 dice: utricularia Poepigit Cuba vervascifolium leongata Siring (nomine Triliz Crucis... (nuesiro Malva te Sobre todo No se me ocultan de las que en la ya muy conocida generalidad dz. Tiffenan principios especulativos de la ciencia ópima se ve bosquejadas tierra esto ozona 23 podia de la física . de sistema de las vibraciones Canchy máquina sesenta la identidad FIN DEL TOMO QUINTO. ” $ léase: Utricularia Martii Cuba verbascifolvum elongata Rich. Griseb. (nomine Tri- liz Crucis.... (nuestra Malva-té Subre modo Ni se me ocultan de los que en la muy generaliza - da de Tiffenau principios especulati- vos, de la ciencia moderna, que se in- VOCAn: - opima se ven bosquejados tierras este OZONO 32 podria. de física del sistema de las X Cauchy Se química sesenta y seis de la identidad A AA AS AA AE ES , eo 2, Es CA «or Eo ICC