e . “- EA E A y > srl 4 s , 4 EY Pa a 2 4” q del Ad A y 4 al Po á v j Huge eN E: B pe Ene NINA % Ao A e A +: A o - O AMIA ANSIA A A ANALES DE LA REAL ACADEMIA DE CIENCIAS MEDICAS, FISICAS Y NATURALES DE LA HABANA. E: — —_— REVISTA CIENTIFICA. DIRECTORES, DD, D. ANTONIO MESTRE Y D, FELIPE F, RODRIGUEZ, ENTREGA CIIT. ln 4 CAN OA TOMO IX. FEBRERO 15. NIN ANI INSI HABANA. IMP. “LA ANTILLA,” DE CACHO-NEGRETE, g CALLE DE CUBA NUMERO 51. - 1873. LIN AS > REAL ACADEMIA DE CIENCIAS MEDICAS, FISICAS Y NATURALES DE LA HABANA. ARTISTA SURNMIRICA, > LI BRAR Y ANALES DE LA ABAD ACADEMIA DE CIENCIAS MEDICAS, FISICAS Y RATORALES DE LA HABANA. ABUISTA SISUTÍFITA, DIRECTURES: DD. D. ANTONIO MESTRE Y D. FELIPE F. RODRIGUEZ. TOMO pa HABANA, [MPRENTA DE LAGRIPFOUL Y DEDIOT, CALI DE O'REILL NUMER 1872, BEA ¿EN [Pz te EE 200%: Y Py ARA Al ua or bd e e DT sis “e ANALES DE LA ICADEMIA DE CIENCIAS MEDICAS, FISICAS Y NATURALES DE LA HABANA. REVISTA CIENTIFICA. A JUNIO DE 1872. REAL ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA. Sesion solemne del 19 de Mayo de 1872.* Presidencia del Excmo. é Illmo. Sr. Regente. - El 19 de Mayo de 1872, bajo la presidencia del Excmo. é Illmo. Sr. Regente de la Audiencia, y estando presentes los Sres. académicos Gutierrez, Gareía, Babé, Fernandez de Castro (D. José), Sauvalle, Poey (D. Felipe), Fernandez de Castro (D. Manuel), Melero, Reynés, Miranda, Donoso, Navarro, Auber, Martinez Sanchez, Rovira, Fon- zalez del Valle (D. Fernando y D. Ambrosio), Vargas Machuca, Plasencia, Escarrá, Lebredo, Mestre y Rodriguez, los R. P. Escola- pios, una comision de la Universidad, otra del Instituto, otra de la Real Sociedad Económica y owras Corporaciones, el Excmo. Sr. Con- de de Cañongo, Alcalde Municipal, y una numerosa y escogida con- currencia, tuvo lugar la sesion solemne en"que la?Academia conme- moraba su undécimo/aniversario. Abierta la sesion á las 74 de la noche por el Excmo. Sr.'Regente, Delegado del Excmo. Sr. Gobernador,Superior, Político, hizo uso de la palabra el Presidente de la Academia. Manifestó que en aquel dia hacia once años que se habia creado la Academia, y que el obje" to de haberse congregado allí sus miembros era conmemorar tan fausto acontecimiento: que los que habian favorecido á la Corpora- cion con su asistencia á las sesiones, habian podido seguir la marcha 6 de la Institucion por la senda del progreso, y notar el celo de sus miembros en el cumplimiento de los deberes que se habian impuesto. Expresó tambien que por la reseña que haria el digno Secretario de la Academia, se verian los trabajos que ocuparon á ésta no solo en Medicina, Cirugía y Veterinaria, sino tambien en las Ciencias Na- turales, no privando esto de que constantemente estuviera prestando sus dictámenes médicos legales, é informando sobre puntos adminis- trativos al Gobierno; y tanto, que habia surgido la idea de publicar estos infórmes, porque pudieran servir de prontuario á los profesores en los servicios médico-legales que les ocurriesen. Al terminar expu- so que su corazon se sentia penetrado de ternura al contemplar las proporciones de la Corporacion, que sin más pretensiones al crearse que trabajar en bien de la humanidad y estar ignorada por tanto en el mundo científico en sus primeros dias, ve hoy solicitar sus relacio- nes por muchas y notables corporaciones, tales como la Academia Imperial de Viena, que por su gran crédito contribuirá sin duda á levantar el nuestro; que este crédito, esta opinion y este prestigio en fin, que iba conquistando nuestra Institucion en tan pocos años, le sa- tisfacia sobre manera, congratulándose con los académicos por el advenimiento de tales lauros, porque la gloria de alcanzarlos era de todos, porque todos habian cooperado con él '4 su meritoria adquisicion. | Despues dió lectura el Secretario General al Resúmen de las tareas que ocuparon á la Academia durante el año de 1871 á 1872. En esta reseña, en un brevísimo exordio expuso el Dr. Mestre que no podia ocultar el sentimiento de placer y satisfaccion que em- bargaba su espíritu al contemplar á la Academia corroborando sus fuerzas y preparándose para los trabajos del próximo año: empresa que consideraba nada frívola, y tanto más rica en sérias adquisicio- nes cuanto más apoyada estuviera la Corporacion en el concierto de todos, con el órden por base y el progreso por fin. Pasó en seguida 4 enumerar los trabajos paleontológicos que la ocuparon en el año pre- sente. Hizo luego relacion á los referentes á la Física Médica, á los que se contraen á la Higiene pública, á la Terapéutica indígena, á los informes evacuados por la Comision de Medicina Legal € Higiene pública, á los emitidos por la Comision de remedios nuevos y secre- tos; á los estudios de la Academia sobre el cundurango, á la discu- sion habida en su seno sobre la lactacion, al interesante trabajo”del Sr. Sauvalle intitulado Flora Cubana, al del Dr. Plasencia sobre la aplicacion de la fotografia al estudio de algunas formas de enajena- cion mental; al hígado amiloideo, presentado por el Dr. Rodriguez; —á un quiste de la palma de la mano presentado por el Dr. Oxa- mendi; al caso de espina bífida raquídea por el Dr. D. Fernando Gonzalez del Valle; al de la misma afeccion, existente á la vez en el eráneo, por el Sr. Puig de la Puente, con dos observaciones de hidro- fobia rábica; á las' observaciones de cólera esporádico, pericarditis : seca y encéfalo-meningitis recogidas por el Sr. Plasencia en el Asilo general de enajenados; á los informes del Dr. Miranda acerca de la obra del Ldo. Rosain sobre epidemias de cólera en la Habana; á la memoria del Dr. Hernandez Poggio sobre la calentura roja; á la .no- ta del Sr. Valdés Castro y la comunicacion del Dr. Gutierrez sobre la epidemia del dengue en la Habana, así como otras comunicaciones sobre el beriberi y distintos trabajos de los Sres. Babé, Reynés, Be- nasach, Dumont, Castellanos, (Uxamendi, Gonzalez del Valle (D. Ambrosio), Sauvalle y Fernandez de Castro (D. José). Terminada esta enumeracion se ocupó el Dr. Mestre del pro- grama de los premios, de la discusion habida sobre el gorgojo del boniato y del resultado del concurso.—Ultimamente deploró la pér- dida de los académicos Regueyra y Gonzalez Delgado, hundidos en la nada “pero dejando detrás un rayo de luz que en aquel dia se com- placia en recoger la Academia con la debida solicitud, en prenda de consideracion y reconocimiento.” Llamó la atencion sobre el estado floreciente del Instituto, por- que en ninguna ocasion habia sido consultado con más frecuencia por el Gobierno; porque su comercio con las sociedades científicas na- cionales y extranjeras se iba acrecentando cada vez, y porque sus tra- bajos se citan con elogio en sus publicaciones y los hombres de cien- cia solicitan desde apartadas regiones el honor de alcanzar algunos de sus premios. n ? En fin, terminó manifestando que redoblásemos siempre nues- “tros esfuerzos por llevar adelante esta preciada nave, que no puede ““en realidad moverse sino en el mar bonancible de la ciencia, ni se- “guir su derrctero sino impelida por el aura próspera del amor al “trabajo y al estudio, de la abnegacion y el desinteres, del mejora- “miento y los progresos que tras sí arrastran estas fuerzas!” Terminado el discurso del Dr. Mestre hizo uso de la palabra el Dr. Reynés para tratar del “Estado presente de la Medicina y sus ten- dencias en el porvenir.”—Despues de un preámbulo en que se revela la notoria modestia del académico que ocupaba la tribuna, se remontó ro] al estado de la Medicina en el 1.” tercio del presente siglo; presentó la figura extraordinaria de Broussais rompiendo con el pasado, demo- liendo y reconstruyendo al mismo tiempo, creando en una palabra su sistema que tanto se generalizó por aquellos tiempos, la doctrina fisiológica que tuvo que morir por su insuficiencia, porque no satisfa- cia ni á la explicacion de;los,hechos, ni á/las exigencias de la prác- tica, porque cuando al estudio científico;no se"aplica un criterio jui- cioso, tan solo se fraguan hipótesis"más ó menos'ingeniosas, haciendo entrar en ellas los hechos de una manera forzada. Presentó las vaci- laciones del espíritu despues de la caida del sistema de Broussuis, ya echándose en brazos_del empirismo, ya en esa muda contemplacion de la muerte que se llama'espectacion, ya buscando en otros medios las sendas más positivas para llegar á la verdad. Entónces hizo refe- rencia á la química, á la experimentacion, al análisis, á la Anatomía general, creada por Bichat, cuidando de hacer resaltar los progresos realizados en las ciencias biológicas, desde que marchaban bajo el pa- trocinio de estos poderosos medios, que les hacen tener todo el carác- ter de exactitud posible. Bajo el mismo concepto considera la ciencia del diagnóstico, la Terapéutica, y despues de esta excursion señala “(que el espíritu dominante en nuestra época es aplicar á las cien- cias médicas el criterio resultante del análisis y del experimento, que tanto ha influido en la perfeccion de las ciencias físico-químicas, y servirse de estas como?auxiliares no solo empleando los instrumentos perfeccionados de que ellas se valen, sino tambien aplicando sus le- yes al estudio de los fenómenos que pasan en nuestro organismo.” siendo un corolario del método analítico esa tendencia á la simplifi- cacion y á la unidad que observamos hoy en la Medicina, como lo comprueban los estudios fisiológicos, como se ve en la terapéutica empleando los alcaloides y ciertos agentes físicos. Por lo que prece- de, la Medicina “apoyada por las ciencias físico-químicas, iluminada “por la fisiologia y siguiendo el método que ha realizado el progreso “de todas las ciencias naturales, ha emprendido la senda que debe ““perfeccionarla y elevarla gradualmente al nivel que las demás han “alcanzado, constituyéndola por fin en la verdadera ciencia del hom- “bre sano, con la determinacion de las leyes que rigen su organismo, “tel juego ordenado ó la alteracion de sus funciones, el conocimiento “de los modificadores que pueden restablecerlas y el modo como se efectúa este restablecimiento, que es á lo que tiende la ciencia cada dia y á lo que propenden las mas ilustres inteligencias contemporá- neas para adquirir, como dice Cl. Bernard, teorías exactas que puedan 9 , dirigir al médico en su práctica de una manera rigorosa. Así será la Medicina en el porvenir. Mas desgraciadamente no ha alcanzado ese grado de perfeccion y en la obra de nuestros antepasados debemos buscar y encontraremos muchas veces el alivio del¿hombre que sufre. Tampoco, dijo el Dr. Reynés, debemos desdeñar á los antiguos que segun Bacon son unos gigantes sobre cuyos hombros*se han empina- do unos pigmeos, los que de esta manera alcanzan á ver más léjos. Concluyó manifestando que se les guardase eterno reconocimiento á esas lumbreras, sin olvidar que con nuestra exigua talla, jamás, sin que su elevada estatura nos hubiera servido de pedestal, hubiera alcanzado nuestra vista los vastos y dilatados horizontes que hoy domina. Acto continuo leyó el Secretario general el programa de los pre- mios correspondientes al concurso de 1872 á 18783. Terminada esta lectura el Hxcmo. é Limo. Sr. Regente manifestó que solo diria dos palabras, pues que consideraba una pedantería ocu- parse de asuntos que no le eran concernientes. Pero que no podia mé- nos que consignar los grandes servicios que prestaba la Academia á la Administracion de Justicia, porque sus fallos, como siempre, en es- tos casos causaban veredicto, sacando continuamente de la perpleji- dad á los que tienen que administrar justicia. En corroboracion de lo dicho hizo referencia oportuna al proceso de Mme. de Lafarge, en que tanto brillaron Orfila y su contendiente, siendo este asunto una reminicencia de sus primeros años de carrera administrativa. Ultimamente, concluyó manifestando que por la reseña presen- tada por el ilustre Secretario de la Academia, se comprendia los nú- merosos esfuerzos que hacia y los servicios que prestaba en este sen- tido, como en otros ramos; por lo que daba las más expresivas gra- cias al Presidente de la Corporacion, no solo como Regente, sino tambien como amigo personal del Presidente de la Academia. —Ex- puesto lo cual, dió por terminada la sesion. FreLIpE F. RODRIGUEZ. r Discurso DEL Dx. D. NicoLÁs J. GUTIERREZ, Presidente de la Academia. Hace hoy once años, —Excmo. Sr.: queridos compañeros: Sres.:— hace hoy once años que en igual dia se verificó la inauguracion de esta Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales, creada por Real órden de 6 de Noviembre de 1860; y para celebrar tan fausto T. 1x,—2. 10 recuerdo, nos reunimos hoy en sesion solemne, cumpliendo con lo que dispone el artículo 59 de sus Estatutos. Los que nos han favorecido con su asistencia á las sesiones, an- teriores, que hacen época desde la instalacion de la Academia, han podido seguir paso á paso su marcha en el camino del progreso, y observar tambien cómo han cumplido sus miembros, de un modo poco comun, con las obligaciones que se impusieran al reunirse. Poco co- mun he dicho, y no lo tomeis á orgullo ni á vana ostentacion; es justicia debida, que no puede ménos de concedérsele á una corpora- cion, que no obstante las muchas y multiplicadas atenciones que ro- dean á los miembros que la componen, no obstante tambien las difi- cultades con que ha tropezado, como ocurre por lo general en toda institucion naciente, que hacen amenguar y entibiar el más vivo en- tusiasmo, con que se emprenda y acepte la más grata mision, ha con- tinuado con ánimo resuelto, con paso acelerado pero firme, valiéndole salir de la esfera de sus compromisos y extenderse más que otras aso- ciaciones y en ménos tiempo que ellas. En el año que hoy termina, los trabajos que han ocupado á la Corporacion, como lo hará ver nuestro digno Secretario general en la reseña que le está encomendada por el Reglamento, no han sido ni ménos numerosos, ni ménos fructuosos que lo fueron los de los años anteriores: las enfermedades endémicas han tenido lugar preferente en sus lucubraciones y mucho se ha atendido tambien en este año res- pecto á los estudios que atañen á los tres reinos de la naturaleza, y á los de los fenómenos meteorológicos recientemente ocurridos: y sin embargo, Sres., sobrádole há el tiempo á la laboriosa Academia para servir al Gobierno y á los Tribunales de justicia de toda la Isla con marcadá exactitud y escrupulosidad. La variedad de estas consultas por una parte, y por otra las gra- ves, sérias y complicadas cuestiones que presentaban las más y que por tanto fueron remitidas á la Academia y dieron márgen + la ex- posicion de sanas y copiosas doctrinas 31 despacharlas y resolverlas, le han despertado en estos dias la idea de publicar una coleccion de las más notables, desde que empezó á prestar este servicio; bien per- suadida que, con esto, proporcionará un útil y provechoso libro á los prácticos poco versados en cuestiones médico-legales, y un pron- tuario tambien ó recuerdo á los que por sus destinos como médicos forenses, se encuentren en la necesidad de echar mano á cada rato de obras especiales, por lo mismo de grah extension y no muy socor- ridas por cierto para momentos de urgente servicio profesional. - : HE Mi corazon se siente penetrado de ternura al contemplar en este - momento las proporciones que ha ido tomando esta nuestra cara Cor- poracion, que sin más pretensiones al crearse, que trabajar en bien de las ciencias y de la humanidad, y estar ignorada por tanto en el mundo científico en sus primeros dias, hoy son solicitadas sus relacio- nes pcr muchas y notables corporaciones, dedicadas unas exclusiva- mente á estudios médicos y otras que abrazan varios ramos de las ciencias físicas y naturales. Tal acontece en estos dias con la Acade- "mia Imperial de Viena, que por su gran crédito de muy antigua data contribuirá sin duda á levantar el nuestro. Este crédito, esta opinion y este prestigio, en fin, que va conquis- tando la Real Academia en tan pocos años, me huelgo de anunciar. los en este para mí tan grato dia, congratulándome tambien con voso: tros, queridos corapañeros, por el advenimiento de tales lauros, porque todos habeis cooperado conmigo á su meritoria adquisicion. RESUMEN DE LAS TAREAS QUE HAN OCUPADO Á LA ACADEMIA DU- RANTE EL AÑO DE 1871 Á 1872; por el Dr. D. Antonio Mestre Secretario general. Excmo. Sr. y Sres: No es esta la primera vez que tengo la honra de dirigiros la pa- labra; y al efectuarlo ahora en nuestro undécimo aniversario, no pue- do ocultaros el sentimiento de placer y satisfaccion que embarga mi espíritu al contemplar á la Academia corroborando sus fuerzas en es- ta comunion científica, para aprestarse desde luego y sin descanso á las nuevas tareas y á las lides del próximo año: empresa nada frívola por cierto, y tanto más abundante en sérias adquisiciones, cuanto más apoyada estuviera en el concierto de todos, con el órden por ba- se y el progreso por fin. | Abrieron la serie de nuestros trabajos .en el pasado año acadé- mico, y casi puede decirse que la han cerrado últimamente las inves- tigaciones paleontológicas del Sr. PD. Manuel Fernandez de Castro. Presentadas por el Sr. D. Felipe Poey las que se refieren á la exis- tencia del Hipopótamo en el continente americano, la nota redactada por la Academia de Ciencias de Madrid les es sumamente satisfacto- 12 ria, pues no solamente declara que son verdaderos fósiles algunas de las muestras dadas á conocer por el Sr. Castro, sino tambien el col. millo entero adquirido en Bainoa, objeto principal de dudas y discu- siones con Mr. Pomel. Este fallo de tan ilustrada Corporacion afian- za en alto grado la opinion de nuestro entendido compañero, “que definitivamente tendrá la gloria de haber sido el primero que ha re- velado la existencia de ese grande mamífero en América, siendo la Isla de Cuba la primera localidad en que sus restos se han encontra- do.”—El r. D. Justo Egozcue y Cia, profesor de la Escuela de Mi- nas de Madrid, ha llevado á efecto, con la mayor exactitud y esmero, el exámen descriptivo de los huesos de un Mastodonte, probablemen- te el “Mastodon Humboldtii,”” procedentes de Honduras y que son propiedad de nuestra Academia. Ese estudio anatómico, á la vez que geológico, ha abierto las puertas de la Corporacion al autor, que hoy nos honra figurando en el número de sus socios corresponsales.—Por último, el Sr. Fernandez de Castro ha hallado en terrenos de Cien- fuegos, cerca de la orilla del Damují, un diente de Placoide fósil, que analiza en sus menores detalles, lo compara con las cuatro especies fósiles que describe Agassiz y con la que actualmente vive en los ma- res de Cuba; y considerándolo especie nueva del género Aétobatis, propone que se denomine “Aétobatis Poeyi,” como un tributo al dis- tinguido naturalista “que tan eminente puesto ocupa entre los ictiólo- gos de Europa*y América.” Débese tambien al Sr. D. Manuel Fernandez de Castro una ex- tensa obra sobre,los huracanes ocurridos en la Isla de Cuba durante el mes de Octubre de 1870, de la que ha leido en algunas sesiones los capítulos más importantes, y contiene una idea general de los hura- canes y de su teoría; las señales precursoras de este metéoro y las hipótesis sobre/su“orígen; las épocas en que suelen tener lugar aque- llos; el catálogo de los acaecidos “en Cuba desde el descubrimiento de América; la marcha*de los que se observaron en el mes arriba indica- do; y finaliza con/los desastres causados por ámbas tormentas. La Física médica, ó mejor dicho, la termometría del organismo humano en estado fisiológico y patológico ha sido motivo de discusio- nes y de detenido exámen. Para que'su aplicacion á la práctica mé- dica sea tan provechosa como es de esperar en un ramo que ha alcan- zado la mayor amplitud, especialmente en Alemania, el Sr. Melero ha dado algunos consejos á fin de unificar las indagaciones, con res- pecto á los instrumentos que deben preferirse, á la comparacion con la temperatura del ambiente, á las regiones del cuerpo que han de 13 servir á la exploracion, al cotejo de las curvas fisiológica y anormal en el mismo individuo.—El Dr. Auber, disintiendo de algunas ideas expuestas por el Sr. Melero, sostiene que la temperatura humana, que corresponde con la más esquisita sensibilidad á las causas, á veces insignificantes, que provocan el estado febril, resiste con incalculable energía á los poderosos agentes atmósfericos que rodean al hombre, y todo lo que pueden conseguir aquellos es hacerla oscilar en una onda que no pasa de un grado y que no traspasa los límites de la onda fisiológica; —miéntras que el Sr. Melero, basado en célebres au- tores é ilustres viajeros, aboga por la notable influencia que ejercen los climas, las estaciones, las edades € en la temperatura del organis- mo, pudiendo llegar la diferencia acusada por el termómetro á más de tres grados en el mismo individuo.—-Deseando contribuir á vulga- rizar esta clase de conocimientos, el Dr. Torralbas dió á conocer los nuevos trabajos emprendidos en Francia sobre la elevacion de la tem- peratura despues de la muerte, los grados de calor que se observan en los recien nacidos, y los que se notan á diversas alturas, hallándo- se el cuerpo en estado de reposo ó de movimiento; y el Sr. Sauvalle la aplicacion del termómetro en algunas enfermedades febriles de la infancia, la neumonía, la meningitis y la entero-colitis colerifornie. La Higiene pública ha merecido este año, como los anteriores, la más cumplida atencion. El Sr. Beauville, partiendo de sus conoci- mientos especiales en Medicina Veterinaria, se ocupó del abasteci- miento de las carnes de que más uso hace el hombre en el concepto de la salubridad pública, con el objeto de probar el perjuicio que pue- de resultar de algunas y la necesidad de un reconocimiento de las re- ses vivas, practicado por personas competentes que estén habituadas á diagnosticar sus enfermedades, porque de lo contrario han de acae- cer y acaecen errores sin cuento y daños reales que no de otro modo pudieran evitarse. En una feliz asociacion de la Estadística, de la Meteorología y del exámen de las enfermedades reinantes, ha logrado el Dr. D. Am- brosio GF. del Valle seguir paso á paso el aspecto sanitario de la Capital, cada mes separadamente, formando despues resúmenes se- mestrales y anuales, en comparacion con los anteriores, con el movi- miento médico-necrológico de los hospitales, la clasificacion de las in- humaciones y estadísticas particulares para la epidemia de viruelas en el pasado año de 1871.—El Sr. Valle, además, ha hallado más de una vez ocasion para encomiar la existencia médica á domicilio, su- perior á la que se provee en esos grandes hospitales, donde la prác- 14 tica y una triste experiencia han señalado mayor mortandad y peligro con la desastrosa aglomeracion de enfermos,—y de rendir un tributo en nombre de la Higiene á la creacion de la Nueva Necrópolis, cuya zona sanitaria debe alejar todo lo posible las habitaciones de los lu- gares de que se desprenden los productos de la putrefaccion, y dismi- nuir la cantidad de miasmas que puedan difundirse en un tiempo da- do y sobre un espacio circunscrito.-—El decreto del Gobierno Supe- rior sobre médicos municipales y forenses y la fundacion del Cemen- terio de Colon han sido recibidos con todo aplauso en el seno de la Academia; y al ser consultada esta sobre los méritos y antecedentes de los que han optado á las plazas que para los primeros se han sa- cado á concurso, ha mostrado siempre solicitud é€ imparcialidad en los numerosos informes expedidos por la Seccion de Medicina y Cirugía, y encom endados á su celoso Secretario el Dr. Rodriguez. No seria justo callar en materia de higiene pública el informe del Dr. D. Luis María Cowley, á nombre de la respectiva Comision, co- Jocando á las tenerías entre los establecimientos incómodos, más bien que insalubres, puesto que los procederes científicos bien aplicados, alejan todo temor de que se formen focos nocivos; las comunicaciones de los Dres. García y Hondares tocante á la administracion semanal de la vacuna en el local de la Corporacion; las análisis de las aguas pluviales verificadas por los Sres. Várgas Machuca y Donoso con el objeto de confirmar su potabilidad higiénica; y el proyecto de Regla- mento trazado por el Dr. D. Ambrosio GF. del Valle para el mejor servicio de la vacuna, hoy sometida á la direccion exclusiva de los Municipios. Al Dr. Ozxamendi cabrá algun dia la satisfaccion de haber con- currido por su ejemplo á echar las bases de la Terapéutica indígena. En una memoria sobre el agua destilada de la semilla del mamey colo- rado, Lucuma mammosa, procura inducir á los médicos á darle la preferencia sobre la de laurel real, que considera muy inconstante en la proporcion de ácido prúsico que contiene, marca la cantidad apro- ximada de este principio activo que en aquella existe, señala sus in- dicaciones terapéuticas y las dosis y formas en que debe adminis- trarse —En una discusion en que tomaron parte los Sres. Melero, Keynés, Babé, Torralbas, € acerca de la infidelidad de las prepara- ciones ciánicas, el Sr. Sauvalle hizo la útil advertencia de que en otras plantas de la Isla, como el Prunus occidentalis y el spheerocar- pa, existe el ácido cianídrico en mayor grado y abundancia, con la ventaja terapéutica de ser gomosas y no resinosas, lo que las hace ali_ 15 menticias y calmantes.—Las investigaciones del Dr. Oxamendt sobre el cardol vesicante, producto del marañon, Anacardium occiden- tale, más enérgico en sus efectos que la cantárida, sin tener loS inconvenientes que esta ofrece sob re los órganos génito-urinarios, suscitó por parte del Sr. Melero el deseo de estudiar la goma del marañon, de la que presentó un ejemplar á la Academia, y el Ana- cardo occidental bajo el punto de vista q uímico-farmacológico: se de. tuvo á fijar los caracteres físicos y químicos del cardol y del ácido anacárdico, el procedimiento mas adecuado para prepararlos y 12 accion local del principio cáustico, «que puede ser rubefaciente, cate. rético y escarótico. A diez y seis ascienden los informes y consultas emitidos por la Comision de Medicina legal.—Larga, aunque llena de enseñanza, se. ria la tarea de ofrecerlos aquí con todos sus pormenores; pero su enu- meracion brevemente razonada, será suficiente para valorar su impor- tancia. En dos de ellos se han tratado cuestiones relativas á la enaje- nacion mental, ya de un modo particular, aseverando el Dr. Plasencia el estado de locura existente en atencion á los datos remitidos á la Academia, si bien no fuera posible señalar, por su escasez, el tiempo de a afeccion; ya de un modo general, estudiando con detenimiento el Dr. Lebredo el problema etiológico, todavía lleno de oscuridad en este in- teresante capítulo de la Medicina; el influjo que pueden tener las en- fermedades venéreas y sifilíticas, el de ciertas sustanci asmedicamen- tosas y los diversos grados de la imbecilidad.—En un caso de enve- nenamiento, atribuido por unos al ácido oxálico y por otros al fósfo- ro, despues del exámen comparativo de los síntomas, de los antece- dentes del hecho y las análisis periciales, dedujeron los Sres. Donoso y Oxamend: que solo podia aceptarse la accion de una sustancia cor- rosiva sobre el tubo gastro-intestinal.—En un ejemplo de sevicia tra- tó el Dr. Riva de fijar el valor de las manchas congestivas, de las ex- travasaciones sanguíneas, de las excoriaciones y cicatrices, Ú conse- cuencia de la flagelacion en la raza negra.—La destruccion de un ca- dáver-por animales carnívoros fué objeto de un informe del Dr. Mar- tinez, en que se tuvieron en cuenta los diversos períodos de la putre- faccion y el tiempo que se necesita para la desaparicion de las partes blandas hasta quedar reducido el cuerpo del hombre”al estado de es- queleto.—n una causa por infanticidio, demostrada la presencia de un lazo constrictor y de un surco pronunciado en el euello, hizo no- tar el Dr. García que no se habia efectuado su diseccion ni la de las partes profundas, donde nunca faltan las equímosis y las infiltracio- 16 nes de sangre, y que los órganos respiratorios no acusaban tampoco los signos que corresponden á la asfixia por estrangulacion.—Con motivo de una herida que interesó la aurícula y el ventrículo dere- chos del corazon y en que se preguntaba si fué casual ó intencional, el Dr. Castellanos se esforzó en probar que con los elementos allega- dos podian colegirse consecuencias enteramente opuestas bajo el pun- to de vista de la intencion, y que en este sentido la Comision se abs- tenia de dar una conclusion definitiva.—De tres informes redactados por el Dr. Miranda, discutióse en uno la naturaleza de heridas deter- minadas por animales de la raza canina, las que, con la hemorragia consecutiva, produjeron la muerte, sin que fuera dable atribuir esta á causas morbosas: en otro, la deficiencia y vaguedad de los documen- tos no permitieron descubrir el orígen de la muerte en un individuo agolpeado, cuyo fallecimiento se referia más bien, por los interesados, á enfermedades anteriores no comprobadas en la autopsia; y en el tercero hubo de demostrarse que fueron garios los autores del homi- cidio, y de clasificarse numerosas heridas hechas con instrumentos cortantes y contundentes, sosteniéndose la idea de que la muerte no debia explicarse por solo una de ellas, con preferencia á otra igual- mente mortal.—De dos informes presentados por el Dr. Rodriguez en el 12 fué necesario clasificar heridas, entre las cuales una penetran- te de vientre y considerada como mortal ut plurimum; y en el 22, caso de muerte por sevicia, la putrefaccion rápida del cerebro contri- buyó á resolver la cuestion de causalidad y á aceptar como orígen de esta fuertes contusiones del cráneo y del pecho.—El Dr. Martinez en una causa por riñas y lesiones mutuas, de que falleció uno de los con- tendientes, discutió acerca del tiempo que puede tardar en cicatrizar- se una herida penetrante de pecho.—El Dr. Ozamendí en igualdad de circunstancias informó en el mismo sentido; —y por último el Se- cretario, en un caso de herida penetrante del corazon, reunió los datos que existen esparcidos en la ciencia quirúrgica para probar que no todas las heridas del corazon son necesariamente mortales; —en otro, que de un modo absoluto no todas las heridas del cráneo son graves, y que los fenómenos psíquicos conocidos con el nombre de pasiones, no son la consecuencia habitual de las contusiones del cerebro.—Va- riados y múltiples como son los asuntos en que ha/debido ocuparse la Comision de Medicina Legal, no carecen_ de interés; pero esta Aca- demia echa de ménos, como la de Madrid en su última sesion inau- gural del corriente año, “echa con frecuencia de ménos en los proce- dimientos que se someten á su juicio, la copia de datos que conven- E7 dria tener presentes para decidirse con acierto; lo cual depende de que á menudo se confían los primeros y más útiles procedimientos á profesores desprovistos de instruccion y práctica especiales,*y hasta de título bastante para entender como peritos en tales cuestiones.” La Comision de Remedios nuevos y secretos ha entendido en dos asuntos de su competencia: un ungiiento contra toda clase de úlceras, á excepcion de las gangrenosas, y un licor contra el prurito de la den- ticion.en los niños. En el primero de estos informes, confiado á la pe- ricia de los Sres. Torralbas y Melero, se expone que hay ciertas úlce- ras que demandan un tratamiento general, á menudo mucho más eficaz que el que pudiera emplearse localmente; y se señalan por débiles é insignificantes las propiedades terapéuticas de los cuerpos que entran á formar el preconizado unguento; los que ademas se encuentran, con ligeras variantes, en otros compuestos de la misma especie de las far- macopeas, formularios y dispensarios antiguos y moderr >5.—Por lo que toca al remedio específico contra el prurito dental, el Sr. Melero, á ejemplo de los grandes maestros, insiste sobre todo en la necesidad de no aplicar á semejantes casos sino medios poco alterantes y de efec- tos no temibles, suaves calmantes de la irritacion de las encías, como el jarabe de Delabarre ú otras preparaciones simples de azafran; en tanto que el mencionado licor, además de descuidarse en su fabrica- cion los preceptos del arte, no es más que la reunion de unas cuantas sustancias de propiedades terapéuticas, conocidas algunas desde los tiempos de Homero y usadas comunmente en Medecina; lo que no constituye una mencion que amerite premio, ni siquiera una novedad que justifique una mencion honorífica. El anuncio de un nuevo remedio que se dijo infalible para curar el cáncer, las úlceras y enfermedades escrofulosas, sifilíticas €, hizo no ha mucho grande sensacion en todas partes, tanto por el conducto oficial por donde se recibió, como por su importancia para la ciencia y para la humanidad si hubiera legado 4 poseer las virtudes que se le atribuian.-—-Ya el Sr. Sauvalle, énsus interesantes Revistas cientí- ficas, nos habia dado cuenta de los' experimentos verificados en el Ecuador y en los E. Unidos, del análisis de la planta, de su accion fisiológica y de la instruccion publicada para administrar con buen éxito el medicamento, cuando el Gobierno Superior de esta Isla con- sultó á la Academia en virtud de una comunicacion que sobre el asun- to le fué dirigida por el Sr. Ministro de España en Washington. Oido el voto de la Comision de Terapéutica y Farmacología, á la que su- ministró datos valiosos al académico citado, pareció conveniente se T. IX—9. 18 pidieran algunas matas vivas del Cundurango, Ó 4 lo ménos algunos gajos convenientemente secados, con flores y frutos, para poder clasi- ficar la planta, pues habia fundados motivos para pensar que en Cu- ba se encontrase esta especie ú otras que se le asemejan y tienen ta] vez sus mismas propiedades, ora pertenezca al género Mikania, ora corresponda al Marsdenia ó Forsteronia, segun opina el Sr. Sauva- lle en vista de la descripcion 'ambigua y errónea del Sr. Keene. Al- gunos miembros de la Academia, los Dres. Gutierrez, Reynés, Babé, Mestre $. han tenido junto con la ocasion de administrar el cundu- rango en las afecciones cancerosas, á diversos períodos de la evolu- cion del mal, la de no comprobar sus buenos y decantados efectos: en todos los casos estos han sido nulos, en algunos han ocurrido copiosas hemorragias no explicables por otras causas, y el mal ha seguido su marcha siempre funesta. —Los entendidos y concienzudos cirujanos de Lóndres, citados por el Dr. Reynés, no han podido notar que la en- fermedad se modificara en nada; el Sr. Dr. D. Fernando G. del Valle invitó á ocuparse muy especialmente del tratamiento quirúrgico del cáncer, precisando sus indicaciones; y el Dr. D. Cayetano del Toro, de Cádiz, remite á la Academia una Memoria, en que se consignan con toda exactitud é inteligencia, tres casos de cáncer uterino, segui- dos de juiciosas reflexiones.—“La derrota obtenida, dice al finalizar su trabajo, aunque muy prevista (sea dicho en honor de la verdad) no ha mortificado en lo más mínimo nuestro amor propio, sino que por el contrario esta nueva decepcion, unida á tantas otras, ha servido únicamente para aumentar en nuestro espíritu la natural desconfianza con que siempre hemos mirado á esa cáfila inmensa de filántropos que tanto se desvelan en pró de la humanidad y que tan á menudo nos brindan con excelentes específicos para las más graves enfermedades.” Lígase íntimamente con el particular relativo á los remedios espe- cíficos é infalibles para toda clase de padecimientos, un extraño y la- mentable incidente, de que, á mi pesar, debo decir algunas palabras.— La opinion pública, esto es, en el caso á que aludimos, la opinion de los hombres instruidos y de sano criterio se hallaba justamente alarma- da con ciertos anuncios que, insertos en uno de los periódicos políticos de más circulacion en la Habana, y profusamente repartidos á domici- lio, elamaban contra la lactancia por medio de nodrizas, pretendiendo sustituirla con una sana y segura alimentacion para los niños, con un “importante, utilísimo, humanitario y económico descubrimiento” para proporcionar tranquilidad á las madres de familia, las que en lo ade- lante no tendrian que lamentar en ellos las funestas consecuencias de 19 las indigestiones:—el gran descubrimiento consistia en haber encon- trado una sustancia que convierte la leche de vaca en leche de mujer. —Y no se diga que el suceso tuvo entre nosotros mucho de casual y de imprevisto; porque, para que ocurriera, solo se necesitaba la pre- sencia del supuesto inventor, y una vez arrojada la piedra del escán- dalo, con ella vino la discusion, con ella vinieron las justas interpela- ciones, las naturales protestas contra lo que entónces se consideró y seguirá considerándose siempre como un ataque á la verdad científica y á la dignidad profesional.—El Dr. D. Ambrosio (+. del Valle y otros académicos protestaron desde luego en nombre de la Moral y de la Estadística. El Dr. Rodriguez en nombre de la Higiene de la infan- cia, sostuvo que la lactancia se considera hoy como un complemento de la gestacion por todo el mundo médico, y que las condiciones orgánicas y morales de aquella vienen preparándose de antemano de tal modo, que reuniendo la lactancia materna las condiciones más plausibles dará los mejores resultados y por consiguiente la menor mortalidad, siendo la mas perfecta despues de la materna la que se hace por medio de crianderas, y ocupando una escala muy inferior la alimentacion artificial, sobre todo aquella que so pretexto de dar á la leche de vaca las condiciones de sana, nutritiva y de fácil diges- tion que tiene la buena leche de mujer, hace que confiando demasia- do en tamaños beneficios, las madres que aun pudieran criar á sus hi- jos, abandonen los deberes de la maternidad con gran peligro de es- tos.—El Dr. Regueyra, que en sesiones anteriores habia examinado las diversas cuestiones que atañen á la alimentacion de la primera in- fancia y recomendado el uso de la leche de yegua en el estado de en- fermedad, citó ejemplos de infructuosas tentativas encaminadas á la fa- bricacion de la leche artificial, la mortalidad mayor de los niños cria- dos por este sistema y la imposibilidad de reemplazar el calostro con una sustancia que, agregada á la leche, sea capaz de transformarla en aquel, con todas sus propiedades, tanto físicas como químicas, y más que todo con esa propiedad particular que posee todo líquido formado en virtud del trabajo interno de nuestros órganos.—El Dr. Rovira recorre las diversas fases por que ha pasado la Farmacia y las que han ofrecido las preparaciones maravillosas que todo lo curan, sin atender á la diversidad de enfermedades y de enfermos, urgiendo des- terrar de nuestra profesion uno de los abusos más indignos y más per- judiciales 4 la humanidad.- El Dr. Zorralbas bubablere un estudio comparativo de las sustancias y procederes empleados en la alimenta- cion de la primera infancia, para deducir que el médico no debe po- 20 ner en práctica los sistemas inventados con el objeto de suplir la lac-' tancia materna, sino en los casos de imprescindible necesidad y pre- firiendo siempre aquel que se asemeje más al natural.—El Sr. Sauva- lle, escrutando con Dumas la constitucion de la leche, y los experi- mentos sugeridos por una dolorosa necesidad durante el sitio de París, concluye con dicho ilustre químico: que no podemos abrigar la preten” sion de hacer leche; que preciso es dejar todavía á las crianderas la mision que han recibido de la naturaleza. “Si algunas personas poco al corriente del verdadero estedo de la ciencia, han podido formarse ilusiones sobre este particular, es sin duda porque se dejan engañar por las interpretaciones falsas y peligrosas á que se prestan las pala- bras “Química orgánica, sustancias orgánicas,” aplicadas á compues- tos definidos, que son impropios para la vida, así como álos tejidos in- definidos, asiento de esta.” —Conocida despues por la Academia la.com- posicion de los polvos que operan tan asombrosa metamórfosis, no tuvo por qué modificar sus juicios anteriores.—No se trataba de una sustan- cia, sino de varias, de nadie ignoradas y cuyos usos terapéuticos han sido de muy atras formulados: no se trataba de un cambio de materias por el estilo de la Piedra filosofal, sino de una trivial adicion de aquellas con el fin de hacer más digestiva la leche de vaca: no se trataba de una fórmula inmutable, sino de una receta sujeta á tales transformaciones, que ofrecen mas diferencias que semejanzas: no se trataba, en fin, de una panacea para todos los casos, sino de una indicacion á ejemplos concretos y determinados. Ni en la forma ni en el fondo, ni en los anun- cios ni en los productos químicos, nada habia pues que fuera capaz de inspirar la menor confianza. Terminada la Flora Cubana que en los Anales de la Corporacion inserta el Sr. Sawvalle, por lo ménos en cuanto se refiere á la revi- sion del Catálogo de Grisebach, pueden ya apreciarse las modificacio- nes en este introducidas y las conquistas alcanzadas en el campo de la Botánica indígena.—En la Revisio se describen dos géneros nue- vos creados por D. Cárlos Wright: El Margaritopsis, de la familia de las Rubiáceas. El Sauvallea, de la familia de las Comelináceas. Descríbense ademas 185 nuevas especies, no conocidas antes y que hasta ahora parecen haber sido aceptadas como tales por los profeso- res de Europa y América.—En el Oatalogus plantarum cubensium publicado por el Sr. Grisebach en 1866, creó este sabio dos géneros y varias especies para dedicarlos á algunos botánicos y personas no- tables de la Isla de Cuba, v. g. el género Lescaillea, en memoria del 21 Sr. Lestaille, hacendado de Vuelta—Arriba, aficionado entusiasta á las ciencias, y el Reynosía, dedicado al distinguido químico, socio de mérito de esta Academia, Sr. D. Alvaro Reynoso; y las especies Asimina Blainii Grisebach, vulgo Yaya Lunania Sauvallei Grisebach, vulgo Lunania. Tambien debemos señalar en el trabajo del Sr. Sauvalle, cuyo nom- bre, segun vemos, figura merecidamente tanto en los géneros como en las especies, cuatro de estas últimas instituidas con igual objeto: Lonchocarpus Blainii. Wr. vulgo Guamá; y la Sauvallea Blainii W., ambas en honor del botánico y naturalista cubano D. José Blain y Cervantes, cuya exagerada y lamentable mo- destia nos priva del fruto de los vastos conocimientos teóricos y prác- ticos que ha adquirido durante su vida consagrada casi exclusivamen- te á la Historia natural; y finalmente la Fillandsia Lescaillei Wr. y la Zamia Gutierrezii; dedicada por el Sr. Sauvalle al ilustre Presi- dente de esta Academia. ' - Por último, y para terminar esta Reseña de los trabajos acadé- micos, que creceria en mérito é interés si no tuviéramos que sacrificar su exposicion á la brevedad y al deseo de no fatigar la atencion de los que nos honran escuchándonos—enumeraremos: la aplicacion he- cha por el Dr. Plasencia, de la fotografía al estudio de algunas for- mas de enajenacion mental; el caso de hígado amiloideo, comunicado por el Dr. Rodriguez; el de un quiste de la palma de la mano, por el Dr. Oxamendt; el de espina bífida raquídea, por el Dr. D. Fernando G. del Valle; el de la misma afeccion, existente á la vez en el cráneo, por el Sr. Puig de la Puente, con dos observaciones de hidrofobia rá- bica; los de cólera esporádico, pericarditis seca y encéfalo-meningitis, recogidos por el Sr. Plasencia en el Asilo general de enajenados; los informes del Dr. Miranda acerca de la obra del Ldo. Rosain sobre epi- demias de cólera en la Habana, y la Memoria del ilustrado Dr. Her- nandez Poggío sobre la calentura roja; la nota del Sr. Valdés Castro y la comunicacion del Dr. Gutierrez sobre la epidemia del dengue en la Habana; el caso de envenenamiento crónico por las píldoras de Cha- gres, observado por el Dr. Oxamendi; los de beriberi en la jurisdic- cion de Matanzas, por el Sr. Qrima; la Memoria notable del D». Babé sobre la retencion de orina, y la erudita respuesta del Sr. Reynés; la del Sr. Benasach sobre la divulsion en las estrecheces de la uretra, y las consideraciones acerca de dicho asunto por el Dr. Oxamendi; las afecciones oculares y uterinas, de naturaleza reumática, en las 22 alturas de Puerto-Rico, por el Dr. Dumont, y el informe del Sr. Cas- tellanos acerca de la clínica médico-quirúrgica de Yauco; el trabajo del Dr. Babé, relativo áuna herida de la cava ascendente; la nota del Sr. Melero sobre la visibilidad del planeta Vénus en pleno dia; las comunicaciones del Dr. D. Ambrosio GF. del Valle en la cuestion in” teresante de la muerte aparente y de los signos que caracterizan la muerte real sin dar lugar á equivocaciones; las Revistas científicas del Sr. Sauvalle, cuyo principal objeto es ponernos al corriente de los ade- lantos que en todos los ramos de la ciencia se hacen en el extranje” ro «.: en fin, la memoria á que en nuestra última sesion dió lectura el Sr. D. José Fernandez de Castro respecto del combustible en los ingenios, dilucidando la útil idea de reemplazar el vegetal, el bagazo, que con alguna pérdida se emplea en estas fincas, con el mineral ó llámese carbon de piedra. - El Programa de los premios no ha dejado de despertar el esti- mulo en los hombres estudiosos y en los concurrentes. El tema se- ñalado por nuestro Presidente sobre el más seguro medio de preser- var nuestros campos de ese insecto que los ha asolado algunas veces, destruyendo rápidamente las siembras de boniatos, y privando así del sustento tanto al hombre como á los animales, suscitó en el seno mismo de la Academia muy interesantes comunicaciones.—El Sr, Fernandez de Castro (D. José) opina que convendria analizar las tierras en que se desarrollase el coleóptero indicado, para poner co- mo elemento dominante en los abonos, aquel que faltase ó estuviera en ellas en escasa proporcion; usándose además los remedios insecti- cidas, la alternacion de las siembras y mejor todavía el barbecho bienal. El trabajo de este académico abraza todo un plan para los que pretendan emprender la serie de experimentos necesarios con el fin de aspirar á la recompensa ofrecida por la Academia, ó con ey propósito filantrópico de prestar tan señalado servicio á-la agricultu. ra del pais.—No comparte el Sr. Sauvalle semejantes ideas: atendien- do á que el Cylas formicarius se introduce en el tubérculo de la plan- ta y allí deposita su larva; á que no tiene contacto alguno con la tier- ra miéntras se mantiene en su estado primitivo; á que invade los bo- niatales más lozanos, en toda clase de terrenos,—cree que en este concepto no es posible destruir el insecto por medio de sustancias mezcladas con los abonos.-—En una comunicacion del Sr. D. Saturnino Hernandez, agricultor de Matanzas, se relatan experimentos que pa: recen apoyar la opinion sustentada por el Sr. Fernandez de Castro (D. José): habiendo ensayado los residuos amoniacales de la purifi- 23 cacion del gas del alumbrado por la cal en un boniatal infestado, en cuantas matas se aplicó fueron preservados los tubérculos; pero apar- te de la dificultad con que en la práctica se tropezaria al intentar cu- brir todos los plantíos con los expresados residuos, el Sr. ¡Sauvalle re- cuerda que el Cylas es un insecto que vuela y que al buscar su alimento, si llega á unas plantas rodeadas de sustancias que por su olor ú otros motivos le sean antipáticas, se comprende que se aleje de ellas y dé la preferencia á otras que sean mas de su agrado.—Una carta en ale- man del Sr. 4. Reinhardt, escrita desde el estranjero, recomienda á la Academia el regadío de la Ipomea batatas con una decoccion del Anthemis cotula ó manzanilla loca, que dice haberle proporcionado los mejores resultados; y aunque la manzanilla del país se le acerca mu- cho, segun el Sr. Sauvalle, y tiene sin duda las mismas virtudes, es innegable que la experimentacion en grande escala ha de ofrecer no pocas dificultades. Una mencion honorífica ha concedido la Academia á la Memoria que en inglés le fué remitida con opcion al premio Zayas, destinado esta vez á una Higiene de la niñez al alcance de las madres. —Dicho trabajo peca quizas, en sentir de la Academia, por la falta de expla- naciones científicas que tan bien hubieran armonizado con su objeto y que nunca pudieran llamarse innecesarias en una obra dedicada 4 las madres de familia; en él se notan algunas omisiones de bastante importancia, como todo lo relativo á la denticion y ála vacuna, y varias opiniones que merecen ser discutidas: —por otra parte, la mayoría de las reglas y preceptos asentados, están perfectamente de acuerdo con lo que la ciencia enseña, y tampoco es posible exigir la originalidad en una materia que ya la Higiene ha estudiado y agotado á más no poder.—El autor de la Memoria es el Dr. Braidwood, residente cer- ca de Liverpool; y el del informe á ella concerniente, el Dr. Auber. Motivo de duelo y de pesar para la Academia han sido el falleci- miento del Ldo. D. Tomás Gonzalez y Delgado y el del Dr. D, San- tiago Regueyra y Borrás, ocurridos en el trascurso de este año. So- cios numerarios, el 1? en la Seccion de Ciencias físicas y naturales y el 22 en la de Medicina y Cirugía, han bajado ambos á la tumba en el vigor de la mocedad y cuando ya habian dado pruebas á la Corpo- racion de su buena voluntad y saber: —á ocupar un puesto entre nos- otros trajeron al primero sus brillantes estudios en Historia natural, así como los lauros que llegó á conquistar en actos y certámenes uni- versitarios; miéntras que el segundo reunia además sus méritos de catedrático en Clínica médica, en cuyo cargo se grangeó la estima- 24 cion de alumnos y comprofesores por su constancia en el trabajo, por el ahinco y acierto con que procuraba instruir 4 sus oyentes en la ciencia del diagnóstico y de las indicaciones terapéuticas. Fué el uno víctima de un siniestro cuando parecia gozar de la salud mas comple- ta; y el otro se rindió á una cruel y penosa dolencia, que despues de privarle del órgano de la vista, atacaba tambien y sucesivamente los centros de la vida, permitiéndole á menudo contemplar su propia des- gracia.—Juventnd, ciencia y esperanzas hundidas para siempre en el polvo; pero dejando detrás un rayo de luz que hoy se complace la Academia en recoger con la debida solicitud, en prenda de considera- cion y reconocimiento! Ya veis, Exmo. Sr. y Sres., por la fiel y exacta relacion de los hechos, que puede con verdad y sin achaques de exageracion esti- marse como floreciente el actual estado de nuestro Instituto. En nin- guna ocasion fué con más frecuencia consultado por el Gobierno y las Autoridades que durante el año transcurrido, recibiendo en ello la prueba más palmaria de la confianza que les merecia: acreciéntase su comercio con las sociedades científicas de la Península y de las naciones extranjeras; vé con elogio citados sus trabajos en sus libros y periódicos; y hombres de ciencia solicitan desde apartadas regiones el honor de alcanzar algunos de sus premios. —Redoblemos, pues, nues- tros esfuerzos para llevar siempre adelante esta preciada nave, que no puede en realidad moverse sino en el mar bonancible de la cien- cia, ni seguir su derrotero sino impelida por el aura próspera del amor al trabajo y al estudio, de la abnegacion'y el desinterés, del mejoramiento y los progresos que tras sí arrastran estas fuerzas. - Pluctuat nec mergitur! q€_((_Á__AA>>+Tdy[ DEL ESTADO PRESENTE DE La MEDICINA Y SUS TENDENCIAS PARA EL PORVENIR; por el Dr. D. José Antonio Reynés. SEÑORES: —Delicado es el empeño que en cumplimiento de un de-: ber prescrito por el Reglamento me ha traido hoy á este sitio. La Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de la Haba- na ha consagrado la veneranda y loable costumbre de conmemorar so- lemnemente el aniversario de su fundacion, y si es un dia de júbilo y regocijo para log amantes de la ciencia aquel en que se recuerda la 25 ereccion de un nuevo templo á ella dedicado, la consagracion de un nuevo altar en que se vayan á depositar las ofrendas presentadas por la inteligencia, con justicia pueden hoy congratularse de ver que con cada año que transcurre adquiere mayor vitalidad y más savia vivifica- dora una institucion destinada á fomentar el amor á los conocimientos útiles y á seguir y propagar el progreso científico siempre creciente de nuestra época. Por esto, señores, vemos reunirse aquí todos los años en dia semejante una concurrencia tan numerosa como escogida é ilustrada, lo cual hace todavía más difícil la mision confiada 4 mis débiles fuerzas. Por otra parte, guardan aun las paredes de este re- cinto el eco de la fácil y elegante palabra con que los elocuentes ora- dores que me han precedido en este sitio, supieron cautivar vuestra atencion. Vosotros conservais, Sres., el grato recuerdo que imprimie- ron en vuestro ánimo las brillantes disertaciones que acerca de la observacion y la experiencia, el magnetismo terrestre y ol progreso y aplicaciones de las ciencias físicas, han pronunciado en años ante- riorés distinguidos miembros de esta Academia. He aquí por qué al llevar hoy la palabra en su nombre, vacila mi espíritu y solo puede infundirme aigun aliento vuestra notoria indulgencia. Confiado en ella trataré de bosquejar 4 grandes rasgos el estado presente y las tendencias de la Medicina, ese ramo de los conocimientos humanos cuyo orígen es tan antiguo como el hombre y cuya primera idea na- ció en el mismo dia en que principiaron sus dolores y sufrimientos. En el primer tercio de este siglo, cuando una vertiginosa fiebre de ideas agitaba todos los cerebros, cuando todo se ponia en tela de juicio, hasta los derechos y deberes más sagrados y respetables: cuan- do se dudaba de todo, hasta de la religion y de la divinidad, un no- vador atrevido promovia en la Medicina la revolucion que existia en todas partes. Dotado de una imaginacion viva, de un carácter enér- gico y decidido, de un lenguaje vehemente y apasionado, de un ta- lento formado para la polémica, Broussais era el hombre más á pro- pósito para realizar el cambio que se proponia llevar á cabo. Moder- no Paracelso quemaba y arrasaba el antiguo edificio de las doctrinas médicas: destruia de una plumada toda la patología de las fiebres que reducia á una gastro-enteritis y lanzaba el dictado de ontologis- tas á la cara de los que, como Laennec, admitian las fiebres esencia- les y las diátesis. Sobre las ruinas de las antiguas ideas se esforzaba en construir un sistema tanto más seductor cuanto que era más sen- cillo y que apoyándose en los bellos estudios de anatomía general re- cientemente hechos por Bichat, colocaba en la cúspide de su doctri- T. IX,—4, 26 na la propiedad más característica del tejido vivo, la irritabilidad; por medio de la cual explicaba con una aparente lógica, con una ver- bosidad irresistible, con un aplomo sorprendente todas las consecuen- cias que se desprendian de su sistema. Entre ellas, la más importante para la práctica fué seguramente la que tenia relacion con la tera- péutica, pues la destruyó de un solo golpe calificando de drogas in- cendiarias todas las sustancias de la materia médica y reduciéndola á la sola fórmula de las emisiones sanguíneas. Muy pronto sin em- bargo se generalizó el convencimiento de que la nueva doctrina lla- mada fisiológica, no satisfacia debidamente ni á la explicacion de los hechos, ni mucho ménos á las necesidades de la práctica y que no habia hecho más que añadir un nuevo sistema y una nueva teoría al interminable catálogo que registra la historia de la Medicina, como prueba de las aberraciones á que puede conducir al entendimiento el estudio de las ciencias cuando no se aplica á ellas un verdadero eriterio y cuando se fraguan teorías más ó ménos ingeniosas en cuyo estrecho círculo se pretende hacer penetrar los hechos á viva fuerza. A pesar de todo, es innegable que el gran reformador médico de nuestro siglo contribuyó poderosamente con la lucidez de su espíritu y el ardor. con que sostuvo y propagó sus creencias, á preparar el camino que debia emprender en nuestra época la verdadera medicina científica. Despues de Broussais, ya no ha sido “posible entronizar ninguno de esos sistemas en que poniendo en tortura la inteligencia se forjaban hipótesis para tratar de comprender la causa primaria ó el por qué de los hechos. Más avisados y mejor dirigidos los espíritus han procurado limitarse á observar los fenómenos de la vida y estu- diar las condiciones en que estos se producen; método que es el único que puede ser provechoso á las ciencias biológicas, porque es tambien el único que puede conducirnos al descubrimiento de las leyes que ps al modo de ser del organismo viviente. A la decadencia del sistema de Broussais y á la nulidad de su terapéutica, sustituyó un período de vacilacion y de incertidumbre debido por una parte al descrédito en que habian caido las antiguas doctrinas y por otra á la necesidad de reconstruir sobre bases sóli- das el edificio médico. Algunos volvieron los ojos á la espectacion hipocrática, creyéndola el mejor método que se podia seguir en mo- mentos en que la duda germinaba en todos los ánimos, y muchos se arrojaron en brazos del empirismo. Pero no faltaron genios esclare- cidos que echando una mirada á su alrededor y viendo el rápido pro- greso con que se desarrollaban las ciencias físicas, quisieron aplicar 27 á la Medicina el mismo método á que debian aquellas sus maravillo- sos adelantos. Existia una ciencia que apénas salida de la infancia habia crecido y llegado rápidamente á su madurez, figurando en pri- mera línea entre los conocimientos con que se enriquecia la humani- dad. La Química, creada por uno de esos hombres sobre cuya frente ha impreso Dios el sello de la inmortalidad, Lavoisier, en medio del cáos en que vagaban las misteriosas combinaciones de los alquimis- tas y las destilaciones de sus mágicas retortas, habia constituido en poco tiempo el código de sus leyes, habia sentado sus principios y desenvuelto sus teorías; y eran ya tan fecundas sus aplicaciones, que auxiliada por ella habia emprendido la industria ese camino de per- feccion en cuyo término se encuentra la riqueza y prosperidad de las naciones. El método que habia realizado este portento, la palanca que habia servido para construir el edificio, despues de haber remo- vido en todos sentidos, para conocer y apreciar sus cualidades, los materiales de esa construccion es, Señores, el Análisis. Con el aná- lisis y la experimentacion que es su complemento, purque si el pri- mero descompone los cuerpos y hace encontrar sus elementos, la se- gunda provoca á voluntad nuevas combinaciones y conduce así al descubrimiento de la ley que rige los fenómenos que se observan: con el análisis y la experimentacion, esos dos hilos que han guiado el genio del hombre por el intrincado laberinto en cuyo centro guarda la Naturaleza sus misteriosos arcanos, han llegado las ciencias médi- cas á la adquisicion de algunas verdades y nociones tan positivas y demostradas como las que poseen las llamadas ciencias exactas. Si la Medicina no ha podido correr al par que las ciencias fisico-quími- cas en la senda del progreso, es porque más complicada que ellas, no solo tiene que estudiar los pormenores relativos á la materia iner- te de que se compone la organizacion humana, sino que tiene que bus- car ademas los que dependen del estado de vida: fenómenos íntima- mente enlazados, puesto que estos últimos no pueden existir sin el concurso de aquellos; pero cuyas estrechas relaciones es preciso com- prender y deslindar para adquirir una idea exacta de su mecanismo y de las leyes que á él presiden. La accion de la vida, ha dicho Clau- dio Bernard, da lugar por una parte á fenómenos físicos y químicos que tienen lugar en el ser viviente de la misma manera que en la na- turaleza bruta, y que no se deben mirar como opuestos á la vida y en lucha incesante con ella, sino al contrario concurriendo de con- suno á su manifestacion; y por otra á fenómenos visuales que solo se producen en los seres vivos, ¿ 28. Bichat escribiendo su inmortal tratado de anatomía general, ha- bia dado el primer paso en el nuevo modo de estudiar la ciencia y si su escalpelo puso de manifiesto los tejidos que constituyen los dife- rentes aparatos de la organizacion¡ humana, sirvió de estímulo con su ejemplo para que los anatómicos que le siguieron procurasen aun analizar y descomponer estos tejidos. De esta manera aplicando al estudio de la anatomía, no ya tan solo un trabajo fino y delicado de diseccion, sino ademas el exámen minucioso que permite el micros- copio y las reacciones determinadas por los agentes químicos, se ha llegado en nuestros dias 4 determinar y conocer los elementos ana- tómicos y los principios inmediatos de la sustancia organizada, á re- conocer su orígen y sus propiedades. Así Virchow ha podido demos- trarnos la existencia del elemento celular y toda su importancia: lo ha seguido.paso á paso en el tejido conectivo, señalando su distribu- cion y comunicaciones y el interesante papel que desempeñan las cé- lulas plasmáticas en muchos estados patológicos. Ha demostrado la proliferacion de estas células en las inflamaciones: su organizacion 'en un tejido fibroso nuevo en las induraciones cicatriciales y en la cir- rosis, organizacion que puede sufrir ademas todas las transformaciones del tejido conjuntivo normal, convirtiéndose en hueso en el callo de las fracturas, en mamelones carnosos para el trabajo de reparacion y _cientrizacion de las heridas y en nuevos productos patológicos como en el tubérculo y el cáncer. Robin ha descrito las propiedades físicas y químicas de la sangre y de todos los humores que existen en el cuerpo humano y cada dia nuevas y minuciosas observaciones extien- den en este ramo el círculo de nuestros conocimientos. En los dominios de la fisiología, es seguramente donde el análi- sis y la experimentacion han sido elementos de mayor progreso. La- voisier, Laplace demostrando que el calor orgánico que se desarrolla en los seres vivientes es producido por una verdadera combustion igual á la que se verifica con los cuerpos en ignicion, dejaron estable- cido el principio de que las acciones físico-químicas que se manifies- tan en los fenómenos propios de los seres vivientes entran en el do- minio de las leyes ordinarias de la física y química general. Sentado este principio y agregándole el establecido por Bichat, que los fenó- menos fisiológicos deben referirse á las propiedades fisiológicas de cada tejido vivo, así como en física cada fenómeno dimana de las pro- piedades físicas de una materia determinada, quedaba abierta la sen- da que debian emprender en-lo adelante los estudios fisiológicos. Ma- gendie los perfeccionó más aun, aplicando como medio la experimen- 29 tacion en las organizaciones vivas, para sorprender á la naturaleza su secreto en el seno mismo de la vida. Procediendo con este método es como se han realizado las maravillosas conquistas con que hoy se enriquece la fisiología: así es como Claudio Bernard ha podido esta- blecer la distincion entre las propiedades musculares y nerviosas, analizando los elementos histológicos por medio de dos venenos, el curare y la estricnina empleados como reactivos orgánicos, con lo cual ha logrado separar completamente la propiedad contractil de los músculos, de la propiedad motriz de los nervios y aun á distinguir en el mismo nervio el elemento motor del elemento sensitivo. Brown Séquard ha demostrado la accion vivificadora de la sangre, cuando inyectándola por la carótida de un perro decapitado, ha hecho reapa- recer bajo su influjo las propiedades de los troncos nerviosos y de los músculos.-Por medio de los experimentos de Claudio Bernard, he- mos adquirido el conocimiento de que el nervio gran simpático es el regulador de la circulacion capilar, puesto que la seccion de aquel produce un aumento de la temperatura y de la coloracion de la piel: que los animales tienen la facultad de crear los principios inmedia- tos necesarios á su existencia, como lo prueba la funcion glycogénica del hígado. Por la experimentacion han demostrado tambien Schift, Mantegazza y Traube que la respiracion se detiene excitando el pneu- mo-gástrico, el nervio laríngeo superior y las ramas nasalés del in- fraorbitario. El método experimental nos ha dado á conocer las ínti- mas relaciones que median entre la absorcion y los productos de las secreciones y excreciones y la influencia que ejerce el sistema nervio- so en la coordinacion, equilibrio y marcha normal de estos tres ór- denes de funciones, cuyo importante objeto es conservar en las con- diciones necesarias para la vida el líquido eminentemente nutritivo, la sangre. Interminable seria referir las funciones y fenómenos fisiológicos que se han sometido al crisol de la experimentacion, pues que este poderoso método de estudio se ha aplicado á todos y á él debemos todos los conocimientos que hemos adquirido de los fenómenos físi- cos, químicos y vitales de la digestion, la respiracion y la nutricion. Incontestable es y admitido hoy con la autoridad de una cosa juzga- da, que es una la vida y que el estado de enfermedad nada añade al organismo. Las mismas leyes que rigen los fenómenos vitales en el estado de salud, presiden tambien á la evolucion de los fenómenos que se presentan en estado de enfermedad, pues que cuand o un ele- mento orgánico es impresionado por un agente capaz de modificarle, 30 reacciona siempre de una misma manera en virtud de las propieda- des fisiológicas de que está dotado. Dedúcese de este principio que para conocer el mecanismo de una enfermedad, es menester conocer el mecanismo normal de las funciones que se encuentran alteradas, y log mismos procedimientos que han servido para explicar el primero, nos guiarán en las investigaciones que hagamos para comprender el otro. He ahí por qué el análisis y la experimentacion se han aplicado al estudio de la patología con el mismo resultado que á la fisiología y han contribuido progresivamente al conocimiento del hombre en- fermo, como nos han puesto en evidencia lo que pasa en el hombre sano. El análisis de los síntomas de una enfermedad, nos permite llegar á las condiciones de su aparicion y obtenemos la contraprueba reproduciendo estos mismos síntomas en casos determinados. Destru- yendo los ganglios del simpático podemos determinar los síntomas y lesiones anatówicas de la pericarditis y de la pleuresía y aun la ter- minacion de estas enfermedades por supu-acion si el experimento tiene lugar en individuos previamente debilitados. Atacando el plexo solar promovemos la diarrea ó la disentería. Cortando los nervios que se distribuyen por un músculo, vemos sobrevenir su atrofia ó su de- generacion grasienta: extirpando los riñones obtenemos todo el cor- tejo de síntomas de la uremia, y ligando los nervios que penetran por el conducto nutricio de un hueso, ha producido Schiff todos los fenó- menos del raquitismo. La ciencia del diagnóstico, recurriendo á los medios analíticos suministrados por la química y aplicando los principios de la fisica por medio de instrumentos de exquisita perfeccion, ha encontrado una radiante antorcha que la ilumine para sondear la profundidad de os- curas y confusas enfermedades. Dígalo sinó el descubrimiento de la glycosuria, el conocimiento de la tension arterial por medio del sphygmografo: el de las enfermedades de la retina y del cerebro por el oftalmoscopo: la precision con que, gracias al instrumento inventa- do por Laennec, hemos llegado á: determinar las lesiones de los im- portantes órganos obtenidos en la cavidad del pecho; y el descubri- miento de las enfermedades parasitarias que debemos al microscopio. Pasando ahora á la terapéutica, los estudios que en todas partes se practican tanto de las sustancias desde tiempo inmemorial usadas como remedios, como con las nuevas adquisiciones que diariamente aumentan el caudal de la materia médica, demuestran palpablemente que el adelanto en este ramo de los conocimientos médicos se busca con el mismo método á que se debe el que los demas hán alcanzado. 31 Por medio del análisis químico se extraen los principios activos de las sustancias medicinales y se facilita su accion al mismo tiempo que se les da mayor energía: y empleados bajo esta forma, vemos desple- garse ante nuestros ojos el cuadro de los efectos que produce la eserina estudiados por Vee y por Eben Watson, quienes señalan la propiedad que tiene de contraer la pupila y su accion paralizadora de los nervios motores y nula sobre los sensitivos, á cuyos efectos Le- ven y Laborde acaban de añadir el de un estado trémulo de todos los músculos tanto de la vida animal como de la orgánica. Richardson describe experimentalmente los efectos fisiológicos de los bromuros orgánicos y del hidrato de cloral y Harley reedifica la terapéutica de la cicuta y la conicina, de la belladona, la atropina y el beleño, haciendo ensayos en animales y determinando sus efectos en todos los aparatos Orgánicos, sus antagonismos y sus vias de eliminacion. La rápida excursion que acabamos de hacer por el territorio de las distintas partes que constituyen las ciencias médicas, es ya suficiente para demostrar que el espíritu dominante en nuestra épo- ca es aplicar á todas el criterio resultante del análisis y del experi- mento que tanto ha influido en la perfeccion de las ciencias físico- químicas, y servirse de estas como auxiliares no solo empleando los instrumentos perfeccionados de que ellas se valen, sino tambien apli- - cando sus leyes al estudio de los fenómenos que pasan en nuestro or- ganismo. Como corolario del método analítico se presenta esa tendencia á la simplificacion y á la unidad que observamos hoy en la Medicina. Los estudios de histología nos han enseñado que la vida se sostiene y se destruye por los elementos histológicos: á ellos pues se dirigen todas las investigaciones, para conocer sus propiedades especiales en cada tejido y en cada estructura y el modo como estas se modifican por diversos agentes tanto en el estado normal como en el estado pa- tológico. El exámen anatómico del resultado de estas modificaciones ha revelado que eran una sola y única enfermedad muchas que se ha- bian considerado como afecciones morbosas distintas, porque inva- diendo distintos Órganos se traducian á nuestra observacion con sín- tomas diferentes: tales son por ejemplo, la esclerosis, la tuberculiza- cion y las afecciones cirróticas.—En la terapéutica y la materia mé- dica domina tembien la idea de unidad y no solo van desapareciendo de la práctica esas monstruosas fórmulas que nos habia legado la an- tigua farmacopea galénica, sino que habiendo obtenido por el auxilio de la química los principios activos de las sustancias orgánicas capa- 32 ces de producir alguna modificacion en nuestra economía, prefieren log médicos emplearlos en toda su pureza, pues desembarazados de este modo de toda sustancia extraña ó inerte, no solo se aumenta su eficacia, sino que pueden estudiarse mejor sus efectos fisiológicos y terapéuticos. Demostrado que los medicamentos bien así. como los alimentos no van á ejercer su influjo sobre los elementos orgánicos, sino por el intermedio de la sangre, medio interior en que viven todos los teji- dos, segun una justa frase de Cl. Bernard, y absolutamente indispen- sable á su existencia, toda vez que les suministra los materiales nece- sarios para su constante renovacion, el descubrimiento de los alcaloi- des orgánicos ha facilitado el modo de introducir directamente en el sistema circulatorio ciertos medicamentos cuyos efectos se hacen sen- tir entónces con maravillosa rapidez. Tal es lo que sucede con las in- yecciones hipodérmicas generalizadas por Vood y Behier y á las cua- les debe con frecuencia el hombre enfermo el alivio instantáneo de los más horribles dolores. El espíritu simplificador de nuestra época es el que ha inducido tambien 4 emplear como medios terapéuticos esos agentes esparcidos por todo el globo y cuya accion se hace sentir de una manera pode- rosa en todos los seres organizados, puesto que intervienen activa- mente en el juego armónico de todas sus funciones: y todos los dias registra la ciencia los brillantes resultados que Althauss, Ciniselli, Becquerel, Onimus, Legrus, Neftel, Fleury y otros obtienen con la electricidad y el agua aplicadas 4 la curacion de enfermedades que habian sido consideradas como incurables. Por todo lo que someramente hemos expuesto se ve que la Medici- na apoyada en las ciencias físico-químicas hasta donde pueden estas prestarle su auxilio, guiada por la antorcha de la fisiología y por el mé- todo que ha realizado el progreso de todas las ciencias naturales, ha emprendido la senda que debe perfeccionarla y elevarla gradualmente al nivel que las demas han alcanzado, constituyéndola por fin en la ver- dadera ciencia del hombre sano y enfermo, con la determinacion de las leyes que rigen su organismo, el juego ordenado ó la alteracion de sus funciones, el conocimiento de los raodificadores que pueden resta- blecerlas y el modo como se efectúa este restablecimiento. A esto tien- de la ciencia y cada dia que pasa, con el concurso de infatigables obre- ros de la inteligencia que propenden todos á ese fin como obedecien- do a una consigna, aproxima el momento deseado en que la medicina conociendo experimentalmente las leyes y las condiciones de existen- 33 cia de los fenómenos vitales, poseerá, camo dice Bernard, teorías exactas que podran dirigir al médico en su práctica de una manera rigorosa. Tal será la medicina en el porvenir. Pero la medicina, como tampoco ninguna otra ciencia, no ha llegado todavía á ese grado de perfeccion ni ha dicho aun su última palabra: y así es que en muchos casos, no nos será dado conocer aquellas leyes, ni penetrar en el me- canismo de la modificacion de las funciones orgánicas. No por esto sin embargo desmayará el médico, ni quedará el enfermo abaudona- do, sin los auxilios que reclaman sus sufrimientos, ni dejarán estos de ser aliviados de una manera eficaz. Todas las ciencias en su evolucion progresiva han pasado por una fase en que ha dominado el empiris- mo, pues el hombre ha debido observar los hechos y los fenómenos, antes de lanzarse ávido de saber á investigar las causas y el modo como se producian. La Medicina posee un rico tesoro de estos hechos que son las observaciones clínicas coleccionadas durante varios siglos por los genios observadores que desde Hipócrates hasta nuestros dias se han consagrado á endulzar los padecimientos del hombre que se halla postrado en el lecho del delor. Las observaciones de Hipócra- tes, Baglivio, Sydenham, Stoll, Boerhaave, Haller, De Haen y tantos otros deberán formar pues una página brillante en que el médico po- drá leer siempre con fruto, y deberán servirnos de guia cuando no puedan hacerlo los conocimientos fisiológicos que poseemos. No des- deñemos á los antiguos porque en la marcha progresiva de las cien- cias hayamos adquirido conocimientos de que ellos completamente ca- recieron. Los grandes hombres de la antigiiedad, ha dicho el canciller Bacon, son unos gigantes sobre cuyos hombros se han empinado unos pigmeos, los que de esta manera alcanzan á ver más léjos. Guardé- mosles pues eterno reconocimiento y no olvidemos que con nuestra exigua talla, jamas sin que su elevada estatura nos hubiera servido de pedestal hubiera alcanzado nuestra vista los vastos y dilatados hori- zontes que hoy domina.—He dicho. PROGRANA DE LOS PREMIOS QUE LA ACADEMIA HA ACORDADO PARA LOS AUTORES DE LAS MEMORIAS QUE SE PRESENTEN EN EL CONCUR- so DE 1872 A 1878. - Deseosa la Corporacion de facilitar en el mayor grado posible la presentacion de trabajos que opten á los premios anuales, y com- prendiendo la necesidad que existe sobre todo entre nosotros, de dar : T. IX.—Í. 34 la mas grande amplitud para su desempeño á los señores concurren- tos, ha determinado dejar á la libre eleccion de estos los asuntos que hayan de servirles de temas Ó proposiciones para las memorias; en el concepto de que se asignará el premio á aquella que sea considerada como superior á las otras por la importancia de su objeto y el modo de realizarlo, dándose siempre la preferencia á las que se distingan por.su carácter práctico ó sus aplicaciones á nuestro país. Habrá un premio para cada uno de los ramos siguientes: Medi- cina, Cirugía, Farmacia, Medicina Veterinaria, Física y Química, Ciencias naturales. No pudiendo la Academia recompensar dignamente los trabajos que promueve, cada premio consistirá en la cantidad de doscientos escudos, como un simple estímulo á aquellos, siendo por otra parte un buen antecedente para las plazas vacantes el haber sido laureado por la Academia. : En su sesion de 12 de Mayo último, ha dispuesto esta Corpora- cion anunciar al público la generosa oferta que hizo su Presidente, el Dr. D. Nicolás J. Gutierrez, de la suma de 300 escudos para pre- miar la mejor memoria que se presente sobre un “Estudio de la ca- quexia urbana, sus causas y medios higiénicos para extinguirlas 6 modificarlas entre nosotros.” Premio ZaYas.—Destinado al autor de la mejor memoria que de- senvuelva la proposicion siguiente: “Consejos higiénicos sobre el uso de las bebidas espirituosas en los paises cálidos, con algunas observa- ciones prácticas: escritos al alcance de todos.” —En sesion celebrada por la Academia el 25 de Abril de 1869, acordó distinguir dicho pre- mio, que constará de 100 escudos, con el nombre de su fundador el Dr. D. Juan Bruno Zayas, en prueba de la gratitud que le es debi- da por su generoso desprendimiento. Los que aspiren á dichos premios podrán dirigir sus memorias acompañadas de un pliego cerrado que contenga el nombre del autor, á la morada del Secretario general, calle de Jesus María núm. 26 hasta el 19 de Marzo de 1873. ANALES DE LA ACADEMIA DB CIENCIAS MEDICAS, FISICAS Y NATURALES: DE LA HABANA. REVISTA CIENTIFICA. JULIO DE 1872. REAL ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA, Sesion pública ordinaria del 12 de Mayo de 1872. SRES. ACADÉMICOS CONCURRENTES.—Dr. Gutierrez, Presidente, Sauvalle, Fernandez de Castro (D. Manuel y D. José), Reynés, Grar- cía, Lastres, G. del Valle (D. Ambrosio), Plasencia, Miranda, Na- varro, Auber, Oxamendi, Rodriguez, Escarrá, VWárgas Machuca, Castellanos, Benasach; Mestre, Secretario. El Lectura y aprobacion del acta de la sesion anterior. CORRESPONDENCIA-—Leyéronse en seguida: 12—Una comunica- cion del Gobierno Superior Político remitiendo el expediente relativo á la provision de la plaza de médico municipal y forense de Jarucs; el que pasó á informe de la Seccion de Medicina y Cirugía. 22—Una comunicacion del Sr. Escribano de Cáwara D. José Soroa, con lo acordado por la Sala 2? de Justicia en causa contra D. Pedro 8. Gar- cía por muerte del negro Blas; de que se dió traslado á la Comision de Medicina legal. 32—Una comunicacion del Sr. Juez de 1% instan- cia de Guanajay recordando el informe pedido á la Academia en cau- sa formada por homicidio de D. José Martinez; cuyo informe fué di- rigido á dicho Juzgado oportunamente. 42—Otra idem del Sr. Alcal de Mayor de Guadalupe, á consecuencia de exhorto del Juzgado de T. IX,—6. 3) primera instancia de Bejucal, acompañando un libro y una certifica- cion para el exámen de la tinta con que se escribieron ciertas parti- das y la resolucion de algunas preguntas al asunto referentes; habién- dose devuelto los mauuscritos indicados y comunicádose al menciona- do Alcalde, que segun las disposiciones vigentes, las cuestiones relati- vas á análisis químico-legales deben ser sometidas á los farmacéuti- cos de turno por conducto del Sr. Subdelegado de la respectiva fa- cultad. 52--Un oficio del Dr. García pidiendo se certifiquen por la Secretaría de la Academia los servicios que ha prestado á esta y los cargos que en la misma ha desempeñado; acordándose de conformi- dad. 62—Otro oficio del mismo socio, reclamando en vista del docu- mento que adjunta y á nombre del Ldo. D. Francisco de P. Grima el diploma de Académico corresponsal: lo que se acordó por ser de justicia. 72—Un oficio de los Sres. García y Hondares, con el estado de los vacunados en el salon de la Academia durante el mes de Abril próximo pasado, cuyo número asciende 4 57, de todas edades y con- diciones. : El Sr. Fernandez de Castro (D. José), Secretario de la corres- pondencia nacional y extranjera, dió cuenta: 12 de una comunicacion del Sr. Sauvalle relativa á una carta que le ha sido dirigida por el Sr. Cónsul de Austria, y que se acompaña, en que se dan las gracias por el Consejo de la Academia Imperial de Viena por la Flora Cu- bana que se le remitió se piden informes acerca de las publicaciones de nuestra Academia y se anuncia el envío de algunos trabajos sobre bo- tánica. La Academia acordó de conformidad con todos los particulares comprendidos en dichas comunicaciones.—2% presenta, por último, el citado Secretario el número 521 de la Revista Minera de Madrid, el nú- mero 1%, año ll, de la Crónica Oftalmoloyica de Cadiz, la entrega 81 del Progreso Médico de dicha ciudad, los 8 primeros números de La Guirnalda,—4 trabajos del Dr. D. Enrique Meyrignac, con ópcion al título de socio corresponsal en esta Isla, sobre la fiebre amarilla, la biliosa de los” paises cálidos, el tipo seudo-periódico de la calentura tifoidea en los mismos, y la esferoide-pinzas para llevar sobre el cue- llo uterino agentes medicamentosos; trabajos que han pasado á las Comisiones de Medicina y Cirugía para el informe respectivo; —las memorias remitidas por el Dr. A. Amussat, socio corresponsal en Pa- ris, y recibidas por el correo, sobre el tratamiento del cáncer del cue- llo uterino por la galvano-cáustica térmica, el empleo del agua en Cirugía, —la ránula,-—un quiste hemático del cuello,-—la esterili- dad en el hombre á consecuencia de un fímosis, —la anestesia local, — 37 la extraccion de dos querpos extraños reunidos en la uretra,—la re- troversion uterina,- la cauterizacion lineal «; y la entrega 29 de 11 Flora Cubana, en la cual se termina la revision del Catálogo de Grisebach. DEL COMBUSTIBLE EN LOS INGENIOS. —Terminada la correspon- dencia leyó el Sr. Fernandez de Castro (D. José) una Memoria acer- ca del combustible en los ingenios, con motivo de las objeciones que se han puesto al método de difusion Robert para fabricar el azúcar. Léjos de ser inexcusable el uso del bagazo como combustible, debe proscribirse enérgicamente, porque á esa viciosa práctica, cuyo inme- diato efecto ha de ser el empobrecimiento del suelo, deben atribuirse las enfermedades que se han señalado en la caña de las Colonias francesas. La tierra se empobrece y esteriliza con el cultivo perma- nente si no se le restituyen con los abonos ó las plantas reparadoras los elementos minerales y azoados de que aquel la despoja; y la caña de azúcar se tiene como una de las plantas que más aniquilan el sue- lo, pero que si se beneficiara como mandan los principios de la cien- cia, seria quizas la única excepcion á esa regla. Si despues de extrai- do el azúcar cristalizable, se devolviesen todas las sustancias minera” les y el resto de las orgánicas, íntegramente al terreno, en vez de quemarse unas y de dejarse perder la mayor parte de las otras, po- dria conservarse siempre el mismo grado de fertilidad, sin más auxi- liar que la caña wisma, viniendo entónces á ser el terreno una ver- dadera máquina de fabricar azúcar. Pero hoy, todo ó casi todo se extrne del cañaveral y el bagazo se quema como combustible, cuando pudiera este sustituirse con el carbon de piedra por ejemplo. Despues de asentar el Sr. Fernandez de Castro que el procedimiento actual- mente seguido entre nosotros es absurdo á pesar de las mejoras in- troducidas; de presentar algunos cálculos sobre el rendimiento del azúcar en los ingenios, y de tener en cuenta la composicion química de la caña, así como el número de dichas fincas apuntadas en la Esta- dística de 1861, llega á deducir que la cantidad total de azúcar que se pierde, esto es, que se quema en Cuba anualmente, monta por lo mé- nos á 2.734,095 cajas, cuyo valor ascendería con estos datos des- favorables á más de—$16.000,000.—Encontrándose el bagazo en la caña en la proporcion de seis á diez por ciento, y como por otra par- te los medios todavia imperfectos de extraccion acarrean una gran pérdida en azúcar, puede asegurarse que la cantidad de aquel que se consume es igual á la del azúcar que se prepara: estando representa- do el valor del bagazo como combustible por el guarismo 44, es eviden- 38 te para el autor y como consecuencia de sus cálculos, que como com. plemento del.método de difusion de Robert debe adoptarse la susti- tucion del combustible por la hornaguera; contribuyendo á hacerla ventajosa la consideracion del tiempo ó de la época del año en que se empieza la molienda, y de limitarse el cultivo á un espacio de terre-. no más reducido. Abandonando dicho residuo sobre el terreno, se convertiria bajo la accion de los agentes atmosféricos en la materia fertilizante que se necesita, así como las hojas de la planta á la vez que le restituyen algunos principios nutritivos, lo preservan de los ravos del sol, manteniéndolo en cierto grado de humedad. Y aunque el costo de la hornaguera y la cantidad que se necesita fueran un obs- táculo para muchos, pudiera salvarse la dificultad mezclando al resi- duo de la maceracion el asfalto Ó chapapote tan abundante en la Isla y que comunicaria á aquel el suficiente poder calorífico. El Sr. Fer- nandez de Castro propone que se haga el ensayo en una pequeña ex- tension de terreno, que para el efecto podria sembrarse de cañas, pues ha llegado ya la época de introducir grandes reformas en el sis- tema de trabajo que se ha seguido en Cuba en el ejercicio de su prin- cipal industria. PATOLOGIA DE PuerTO-Ri1co.—Concluida la lectura anterior, con- tinuó el Dr. Oxamendi la de la Memoria remitida por el Dr. Dumont sobre las enfermedades de la mujer en las alturas de Puerto-Rico, consignándose en esta parte algunas observaciones en prueba de que los cuerpos fibrosos del útero son las más veces el resultado de una -afeccion reumática. El autor insiste en que el megaloftalmo es un es- tado morboso de la indicada naturaleza, en relacion con las lesiones crónicas orgánicas del útero, lo mismo que, ó más todavía, con una alteracion de los elementos vasculares del cuerpo tiroides y del cora- zon. Las condiciones etiológicas son siempre las fmismas, las de la humedad; y el diagnóstico es fácil de establecer con respecto á los quistes, abcesos, tumores óseos, aneurismas 4 de la órbita, así como tocante á los escirros no ulcerados de la matriz. CHAPAPOTE LIQUIDO.—Despues de este particular presentó el Dr. Gonzalez del Valle-(D. Ambrosio) una botella con chapapote lí- quido que se acababa de descubrir á las 46 varas de excavacion para abrir un pozo en busca de agua, en terrenos del ingenio Nueva Feli- cia (a) Economía, situado en el cuarton de Pendejeras, partido de Lagunillas, de la jurisdiccion de Cárdenas y propiedad de D. Lúcas Alvarez y de D* Agueda Cerico.—El terreno segun informes es que- brado y pedregoso, y de la excavacion se sacaron unas piedras azul- 39 verdosas, de superficie lustrosa, y más subidas de color cuanto más se profundizaba.—El dueño refiere haber sacado de 30 á 40 cubos sin que se notase merma del chapapote que de allí brota, remitiendo al Sr. Valle unos pedazos de piedra que deja á disposicion de la Aca- demia por si es digno de estudio el caso de que se trata. Los Sres. Fernandez de Castro (D. Manuel y D. José) manifies- tan que la muestra presentada por el Sr. Valle es notable por su fluidez, pues lo comun es encontrarlo mucho más viscoso. Este último socio opina que el orígen del chapapote está en la nafta, la cual va tomando consistencia segun ciertas condiciones indicadas en la Me- moria que sobre el asunto leyó á la Academia. El 1? cree que puede provenir del lignito, que deja de existir á cierta profundidad, convir- tiéndose en aquel producto, aunque este punto necesita estudios para su comprobacion. Á veces su consistencia es tal que no permite la introduccion de la sonda y la Academia ha tenido ocasion de consi- derar un gran pedazo, procedente de la bahía de Cárdenas y conte- niendo conchas en su interior. En las Cañas, jurisdiccion del Mariel, existen pozos que lo suministran en gran cantidad; pero haciéndose cada vez más sólido, se dificulta en extremo su extraccion. En el año de 43 se le extrajo de una mina cerca de la Habana, en Bacuranao, tomándosele equivotadamente por carbon de piedra, y dos años des- pues se mostraron en Jaruco algunos ejemplares de verdadero ligni: to. Sus yacimientos son diversos: la arenisca-caliza terciaria como en Banes, la caliza compacta en Biajaca, la serpentina comó en Guana- bacoa, en la mina de Santa Teresa. Las muestras que presenta el Sr. Valle y hay tambien en Madruga corresponden á la serpentina; pero esta, que para muchos geólogos 'no es otra cosa que una roca eruptiva, el Sr. Fernandez de Castro (D. Manuel) cree que en la Is- a de Cuba es metamorfósica de la época siluriana, y probablemente debida esta transformacion á la diorita, como se vé en las alturas de Guanabacoa, viniendo al exterior é influyendo en las rocas circunve- cinas. En los Estados Unidos, agrega, se encuentran tambien ambas en la misma época geológica. Por último, el académico mencionado cree que el ejemplar que ha traido el Dr. Valle ofreceria grandes ventajas para su explotacion, en virtud de su gran fluidez. HEMATURIA GRASIENTA—El Dr. Mestre presenta una orina con- tenida en un frasco, que tiene el aspecto de la leche en sus capas su- periores, y el de la sangre en las inferiores, con caracteres mixtos en las intermedias. Recogida por la mañana y procedente del negro Mar- celino, criollo, natural de Batabanó, como de 40 años de edad, de ofi- 40 cio cocinero, de buena salud habitual, pero con hábitos alcohólicos bien pronunciados, —hace tres años sufrió el enfermo un ataque que le duró 3 ó 4 dias, de orinas blancas, las que desaparecieron á bene- ficio de bebidas temperantes. En la Habana desde ha ya más de dos meses hay en él emision de grandes cantidades de orina quilosa y sanguinolenta, en diversas proporciones, aunque dominando siempre el primer aspecto y siendo más abundante la sangre durante el dia que por la mañana. El ataque fué esta vez precedido de dolores re- nales, y el paciente acusa pena en el epigástrico, palidez en la piel y las mucosas, languidez general, crápula blanca y pálida en la len- gua, falta de fuerzas, cansancio y fatiga al menor ejercicio, pulso dé- bil, los fenómenos de la anemia en una palabra. La miccion se verifi- ca con facilidad, aunque algunas veces la estorban los coágulos de sangre. El Dr. Mestre cree que se trata de la misma enfermedad que en la Isla de Francia, en Mauricio €, se ha estudiado con el nombre de “hematuria endémica,” á la que los estudios más modernos asocian las orinas lechosas ó grasientas, por deberse esta apariencia á la gra- sa que 2xiste en division extrema y que constituye á menudo una capa cremosa. Hecha la análisis por el Dr. Várgas Machuca en el caso actual, su densidad es de 1,010, se ha encontrado gran cantidad de albúmina y grasa: tratada por un volúmen igual de éter, pierde el aspecto lechoso y toma un color rojizo de sangre, cuya presencia fué igualmente reconocida: tratada por el ácido nítrico en caliente, se coagula de tal modo que puede volverse el tubo de ensayo sin perder la menor cantidad: con el reactivo fénico idéntica reaccion: no con- tiene azúcar.—£Bi se examinase al microscopio se encontrarian gló- bulos parecidos al quilo, al mucus, hemacias, granulaciones finas, gló- bulos grasientos.—Es una afeccion en que el primer ataque es brusco por lo general, con agravaciones, intermitencias y remisiones des- pues, durando meses y años, y falleciendo á menudo los enfermos de las complicaciones que ocurren, encontrándose por la autopsia la al- teracion de Bright, la atrofia de los tubuli €. y otras lesiones que no la caracterizan de un modo siempre constante.—En cuanto á la na- turaleza de la enfermedad, algunos la atribuyen á una alteracion del riñon; pero este se halla 4 menudo sano; otros á la dilatacion y ruptu- ra de los vasos linfáticos, cuyo contenido se vierte en las vias urina” rias; Griesinger y otros á la existencia de un parásito, la Bilharzia heematobia € Se ha empleado como tratamiento el agua de brea, e] percloruro de hierro, la limonada sulfúrica, el esnteno asociado al anino, el ácido agállico, las bebidas alcalinas, las unciones alcanfo- 41 radas á la region lumbar, y por último, el plan espectante con un ré- gimen tónico y ricamente alimenticio, sin lograr que desaparezca el mal, que no ha hecho más que presentar las alternativas propias de su marcha. Para Robin la hematuria grasienta depende del paso del plasma de la sangre á la orina, é indica un estado del hígado que produce en exceso y de un modo continuo las sustancias que dan al suero de la sangre su aspecto lechoso.—El Dr. Mestre concluye dicien- do que al dar cuenta de este caso en la Academia, es para que conste de una manera evidente que existe entre nosotros esa enfermedad propia de los paises cálidos, que á menudo se modifica favorablemen- te con la emigracion á otros lugares, y habrán tenido oportunidad de observar algunos de sus compañeros, aunque no sea muy frecuente. El Dr. Lebredo, atendiendo á los deseos expresados por el Sr. Mestre, comunica que ha observado tres casos de hemato-quiluria; asiste todavía á uno de ellos, que desde hace 28 años la padece, ex- pulsando por la orina coágulos albuminosos y hematúricos, y al que ha tratado con un plan reconstituyente, el hierro, ácido arsenioso, baños generales K.: la afeccion ha presentado las alternativas seña- ladas, En otro aparecian solamente los fenómenos de la orina quilosa despues de un gran ejercicio, para desuparecer con el reposo: fué tratado por: el ioduro de potasio, y se ha demostrado el ácido uri- co en depósito. No cree el Dr. Lebredo que pueda precisarse todavía la verdadera causa de esta afeccion; pero los cambios que se obsér- van en el curso de ella, alejan la idea de un estado orgánico. El Dr. Mestre recuerda que en la hematuria endémica de la Isla de Francia se ha acusado á veces como complicacion los depósitos de ácido úrico en la orina. — : El Dr. Reynés ha visto tres enfermos con orina quilosa y hema- turia, en individuos de la raza negra, dos de ellos criollos y el 32 afri- cano: en ninguno hubo dolor renal, en todos las alternativas de au- mento ó disminucion en el fenómeno, los síntomas de la anemia y vá- rices linfáticas bastante notables en muslos y brazos, lo que está de acuerdo con una de las teorías etiogénicas: uno de los primeros falle- ció tuberculoso, los otros mejoraron á beneficio de una medicacion re- constituyente (hierrro, quina y nuez vómica. El Dr. Lebredo agrega que de sus enfermos uno era negro y los otros dos blancos; pudiendo asimismo comprobar los síntomas de la anemia en dichos casos. El Dr. Oxamendi ha observado dos casos que terminaron por la muerte, despues de mejorarse algo uno de ellos. 42 El Dr. Gutierrez manifiesta que las alteraciones de la orina con aspecto lactescente no dejan de ser comunes, si son transitorias; pero son mucho más raros los casos en que aquellas persisten. Ha visto dos enfermos en personas de la raza blanca: uno de ellos como de 40 años, robusto, trigueño, de temperamento bilioso, de vida activa y morigerada, primero orinó sangre, despues un líquido turbio que se coagulaba y por último exactamente como el contenido en la botella que ha presentado el Dr. Mestre: en el otro se trataba“de un indivi- duo delgado, de piel amarillosa y de buena vida: —ambos curaron perfectamente con la tintura marcial muriática á dosis crecientes, los baños de inmersion y un emplasto excitante y narcótico sobre la re- gion renal. El Dr. Gutierrez recuerda tambien otro hecho en que despues de haberse presentado la hemato-quiluria,' vino el enfermo á padecer y morir de una afeccion hepática, en que supuró la glándula. El Dr. Lebredo insiste en que deben separarse los casos de quiluria fugaz y transitoria de aquellos en que la alteracion es cons- tante y de larga duracion; y opina que comparada con la hematuria es el elemento principal. El Dr. Mestre responde á este último; particular que de ordina- rio ha notado en el caso referido mucha mayor cantidad de materia lechosa que de sangre; pero respecto de las condiciones etiológicas, si se aceptan las ideas de Robin y Cl. Bernard,.aunque el color blanco de la orina oculte el rojo de las hemacias, la hematuria es siempre el elemento principal. El Dr. Reynés se pregunta si no se trata aquí de una de esas formas de la leucocitemia: enfsu concepto seria muy interesante estu- diar las relacionés entre ambos estados morbosos, con tanta más ra- zon cuanto que en ambos se observa la descoloracion de los tejidos y el desarrollo del sistema linfático. El Dr. Mestre advierte que en la hematuria grasienta los glóbu- los rojos, las hemacias pueden hallarse en cantidades considerables, miéntras que en la leucocitemia no es aquella hemorragia la que tiene lugar por la orina, sino por las fosas nasales, las encías 4.—A lo que agrega el Dr. Lebredo que el hombre que padece de hemato-quiluria es leucocitémico por la hemorragia. : Habiéndose hecho cargo el Dr. Rodriguez de examinar la orina al microscopio y ver si existian leucocitos, recordó el Dr. Lebredo que en la anemia aumenta tambien la cifra de estos, y el Dr. Mestre que era preciso distinguir en la leucocitemia el síntoma de la enfer-- medad, el fenómeno transitorio, ó la leucocitosis, como la llama Vir o 3) chow, de la verdadera leucemia; por otra parte se someterá el enfer- mo al tratamiento que tan buenos resultados ha dado al Dr. Gutier- rez, y podrán examinarlo todos los Sres. Académicos que lo deseen. » Sesion pública ordinaria del 9 de Junio de 1372, SRES. ACADÉMICOS CONCURRENTES.— Gutierrez, Presidente: Sau valle, Oxamendi, Fernandez de Castro (D. José), Miranda, Rodri- guez, García, Babé, '». del Valle (D. Ambrosio), Melero: Mestre. Secretario. ' Lectura y aprobacion del acta de la sesion anterior. CORRESPONDENCIA.—Leyéronse en seguida: 12 una comunica- cion del Gobierno Superior Político, remitiendo á informe de la Aca- demia el expediente relativo á la provision de la plaza de médico mu- nicipal y forense de Baracoa. 22 Otra comunicacion con el mismo ob- jeto, sobre médicos municipales y forenses del partido de Bejucal y sus cuartones rurales y los partidos de Quivican y la Salud; pasando como la anterior á la Seccion de Medicina y Cirugía. 32 Un oficio del Sr. Secretarto de dichs Seccion acompañando los informes eva- cuados por la misma. 4% Una comunicacion del Sr. Alcaide Mayor del Distrito Sur de Matanzas, recordando el resultado de la obser- vacion de D. Santiago Manzanet bajo el punto de vista de su estado mental: de que se dará traslado á la Comision nombrada, á fin de que dé cuenta con el informe en la próxima sesion, ó de los motivos de su tardanza en materia tan delicada. 5% Un oficio del socio de nú- mero Dr. Reynés, presentando como candidato para una de las pla- zas vacantes en la Seccion de Ciencias físicas y naturales u1 Dr. D. José de Rocamora y Riera: lo que se participará á la Seccion res- pectiva. 62 Un oficio del Dr. D. Juan Bruno Zayas, señalando para el premio por él fundado la proposicion siguiente: “Consejos higiéni cos sobre el uso de las bebidas espirituosas en los paises cálidos, con algunas observaciones prácticas, escritos al alcance de todos; y así se ha consignado en el programa de los premios. 72 Un oficio de los Sres. García y Hondares, con el estado de los vacunados en el salon de la Academia durante el mes de Mayo último: su número asciende á 39, correspondiendo la mayor parte de ellos con pústulas caracte- rísticas de la legítima vacuna.—El Secretario general presenta ule- T. 1IX.—1. de mas una comunicacion del Sr. Hondares sobre la vacuna de Jenner, comparada con la animal, á que se dará despues lectura, y la Gaceta de Gobierno del 24 de Mayo, en que se hizo la convocatoria para las plazas vacantes en la Academia;—y el Sr. Secretario de correspon- dencia, los números 14 y 15 de la Independencia médica, el número 16 de la Correspondencia médica de Madrid, las entregas 82 y 88 del ¿Progreso médico de Cadiz, las 525 y 526 de la Hievista minera de Madrid; y la 23 de la Memoria del Dr. Puyou sobre el tifus ic- terodes: periódicos que pasan á la Biblioteca de la Corporacion. El Sr. Vice Secretario Dr. D. Felipe F. Rodriguez, lee el acta de la Sesion solemne de: 19 de Mayo último, la cual es aprobada por la Academia. MEDICINA LEGAL.—CUESTION DE HOMICIDIO.—AÁcto seguido dió cuenta el Dr. García, como ponente de la Comision de Medicina le- gal, del informe en causa criminal por muerte del negro Blas, congo. 'lratándose de averiguar: “si la contusion que segun la autopsia se - encontró en el cadáver, en el bajo vientre sobre el púbis, pudo ser causa de la congestion pulmonar que produjo la muerte” del citado individuo; y constando en el testimonio remitido á la Academia, que por el exámen verificado despues de la exhumacion, se notó: bastante demacracion; la señal de un cáustico en la espalda; en el bajo vientre, sobre el púbis, una contusion bien marcada, hecha al parecer con un cuerpo duro, contundente, y varias equímosis en distintas partes del cuerpo, producidas al parecer por instrumento flexible; varias lesiones lineales en las nalgas en completa cicatrizacion, hechas al parecer con la mecha de algun látigo; la vejiga de la orina contraida sobre sí misma y vacía “efecto de una lesion;” los pulmones sumamente in- vurgitados de sangre negra, así como las cavidades derechas del co- razon; deduciendo los peritos que la muerte fué ocasionada por una congestion pulmonar: que las señales de castigo que presentaba en las nalgas son antiguas y no han podido influir en su muerte; pero que la contusion en el bajo vientre fué intensa y pudo contribuir al desarrollo de la congestion si fué ocasionada poco ántes que se mani- festase esta, Ó si ya la tenia: que Blas se hallaba convaleciente de una larga enfermedad:—despues de consignar la Comision que no se dice cual fuera esta, en ausencia de la hoja clínica que permitiera apreciarla en todos sus pormenores: despues de sentar la frecuencia con que ocurren las congestiones pulmonares en el curso de las enfer- medades agudas y crónicas, generalmente en los sujetos debilitados y á menudo en la convalecencia de aquellas: despues de echar de mé- E 45 nos la descripcion de dicha lesion en cuanto á su situacion y exten- sion, así como la disección de las equímosis, para saber si habian si- do producidas durante la vida, ó eran manchas cadavéricas; de expo- ner que hay no pocos casos de personas que sucumbieron algunas ho- ras despues de recibir un golpe en el vientre, aunque no quedasen vestigios en sus paredes, lo que se explica por la ruptura de alguno de los órganos allí contenidos: que el estado de contracción y va cul dad de la vejiga parece más bien un fenómeno natural; que las equí- mosis encontradas en distintas partes del cuerpo debieron estudiarse minuciosamente para obtener la médida del castigo dado á un indivi duo enfermo y cuánto esto hubiera influido en agravar su estado; pe- ro concretándose la Comision ála pregunta de la Sala 2% de Justicia, si por una parte la contusion interna del bajó vientre pudo ocasionar por sí sola la muerte, todo hace creer por otra que se limitara simplemente á la piel, por no haber demostrado la autopsia la menor alteracion en los órganos internos, sin que tampoco se pueda admitir por causa de la congestion pulmonar el golpe recibido sobre el púbis, —deduce por fin: que la contusion del bajo vientre no produjo alte- racion alguna por contra-golpe en los órganos que se relacionaban con ella, y que ménos ha podido causar la EraROStOn pulmonar á que se atribuye la muerte. InDusTrIa.—Procedimiento de Robert para fabricar el azúcar.— Aprobado el anterior informe, leyó el Sr. Fernandez de Castro (D. José) un trabajo sobre el procedimiento de Julio Robert para fabri- car el azúcar, estudiando las ventajas é inconvenientes que presenta- ria su adopcion entre nosotros. Los métodos usados hoy para expri- mir el jugo de las plantas sacaríferas, no pueden llamarse perfectos, en cuanto no dan, ni con mucho, toda la cantidad del jugo que aque- llas contienen: en la caña, y econ los trapiches más perfeccionados, de grandes dimensiones y movimiento lento, no se puede evitar que la gran cantidad de agua de vegetacion, mucho más fluida que el ju- go sacarino encerrado en las celdillas de la caña, sea lanzada por efecto de la presion, por las extremidades de los trazos, arrastrando —muy poco del verdadero jugo; que gran número de esas celdillas que- den intactas, perdiéndose integramente la cantidad de azúcar que encierran; y que las mismas celdillas rotas y el bagazo todo salgan completamente impregnados de la parte más densa del zumo que la savia no pudo arrastrar.—Durante la maceracion de los cuerpos or- gánicos, y en virtud de las corrientes endosmóticas y exosmóticas, que promueven la difusion con diferente actividad segun la naturale- 46 za de las sustancias, lo que permite separar unos cuerpos de otros, y hace que introducidos en el agua, reunidos ó íntimamente mezclados, atraviesen por diálisis una membrana orgánica, los que Graham ha llamado cristaloides, difundiéndose en el líquido con más Ó ménos ra- pidez, y no sucediendo lo mismo con los coloides;—con la maceracion, sostiene el Sr. Fernandez de Castro, cada una de las celdillas del ve- getal, que salen intactas de las operaciones mecánicas á que se some- te la planta, viene á ser un vaso dialisador, cuyas paredes darán pa- so á todo el azúcar, que es un cuerpo cristaloide, y retendrán los co- loides como la albúmina, goma, materias colorantes 4.; bastando re- ducir la planta á trozos de no muy pequeñas dimensiones, para que se verifiquen los fenómenos enunciados; y si á esto se agrega que la maceración no tiene buen éxito en frio, de aquí la necesidad de eje- cutar la operacion comunicando al líquido macerante cierto grado de temperatura, segun la práctica de Donbasle, científicamente determi- nada por Julio Robert, quien usa ademas de la presion en vasos cer- rados, lo que contribuye á que se extraiga en un tiempo relativamen- te corto casi todo el jugo de la planta, y que este sea de mayor pu- reza. El Sr. Fernandez de Castro da la preferencia al modus operanda de Robert, que en su opinion está llamado á hacer una verdadera re- volucion en la industria, que describe detenidamente, sin ocultar las objeciones que se le han presentado, no siendo la ménos importante el aumento de combustible, consecuencia necesaria de la mayor can- tidad de agua que es preciso evaporar. Tambien se ha asegurado que el azúcar producida es de inferior calidad; mas esto pudiera carecer de fundamento. Despues de indicar sus ventajas. é inconvenientes, y te- niendo en cuenta que hasta ahora solo se ha aplicado á la fabricacion del azúcar de remolacha, consigna los informes dados recientemente en las Indias Orientales con la caña de azúcar, segun cuyos datos no ha habido en el total más que una pérdida en guarapo de 1, 3 á 4, 34 pS:-no puede llevarse más léjos el apuramiento de la materia, ni pedirse á ningun método industrial mayores beneficios; y asociándole la osmosis de Dubrunfaut, no solo se extrae casi comple- tamente el jugo sacarino, sino que se separa así mismo casi por com- pleto el azúcar prismático ó cristalizable de la miel.-—Las ventajas del método de difusion de Robert que se han comprobado y son in- contestables respecto de la remolacha, resultan mayores y más evi- dentes para la caña; ya se ha visto que con él no solo se extrae de 20 4 50 pS más de guarapo que con los medios perfeccionados que actualmente se emplean, sino tambien que aquel es más puro, ménos 47 cargado de sales y de materias extrañas: con él además se economi- zan útiles y mano de obra. VacunA.—Terminada la comunicacion del Sr. Fernandez de Castro, con la promesa de estudiar más tarde la cuestion del combus- tible, tanto más grave aquí cuanto que la cantidad de agua con que resulta aumentado el guarapo ó jugo de la caña es considerable, leyó el Dr. Oxamendi la del Dr. Hondares, referente al exámen compa- rativo de la vacuna animal y humana, conforme á los datos reciente- mente recogidos por entendidos observadores.—Empieza por asentar que el vírus puro, sin mezcla de sangre, no da más que vacuna; y que Mr. Charpentier ha tomado esta de individuos sifilíticos, é ino- culando á otros no se ha seguido ningun accidente.—Besnier atribu- ye el aumento progresivo de la viruela en Paris á que la mayor parte de las vacunaciones y revacunaciones de dos años acá se han practi- cado con vírus de ternera. El Sr. Hondares cita las estadísticas de algunos médicos de hospitales, en las que la proporcion de los éxitos favorables obtenidos con la vacuna animal ha sido insignificante com- parada con el procedimiento de Jenner. “Mr. Matice practicó 26 ino- ctilaciones en la sala de partos á su cargo, en Beaujon, con la vacuna animal y no tuvo más que tres favorables. Trece niños vacunados en es- te hospital por M. C. Paul dieron por resultado 12 insucesos: estos re- sultados son inferiores á los de la vacuna humana. En el último año la vacuna fué nula en una tercera parte en el hospital Necker en manos de Laboulbéne, miéntras que la humana correspondió casi siempre. En el hospital San Antonio Mr. Guyot ha vacunado con la de ternera 10 niños de ménos de dos años y tuvo un solo caso favorable; además cinco vacunaciones en nodrizas y 51 revacunaciones sin resultado favorable. En la Caridad Mr. Lanoix 33 personas, siendo el resultado completamente negativo. Los médicos de Beneficencia del 72 Distrito, despues del exámen comparativo, han renunciado completamente á la vacuna animal, reclamando la jenneriana. Los malos sucesos ob- tenidos con la vacuna animal han obligado tambien á los médicos de la Sociedad de los Hospitales de Paris, á los de Beneficencia y del servicio público á preferir la humana. El legítimo cowpox, dice M. Martineau, nadie le podrá negar su favorable influencia; pero la vacu- na trasmitida á la becerra y luego al hombre es la causa de los malos resultados que se han observado últimamente..Mr. Lanoix practicó 57 inoculaciones con la vacuna animal y solamente dos presentaron pús- tulas. Dos niños vacunados en un brazo con la vacuna animal y en el otre con la humana, fueron solamente favorables con esta última y 48 nulos con'la otra. Se ha observado que la vacuna animal, cuando prende, se retarda 36 Ó 48 horas sobre la humana, y esta es una fal- ta grave principalmente en la época de epidemias. De las vacunacio- nes practicadas con los dos vírus en 1869, Mr. Herard concluye, en vista de los malos resultados obtenidos con la vacuna animal, que es- tán muy léjos de ser tan satisfactorios comose habia creido, y que en los niños recien nacidos ha comprobado lós insucesos de la vacuna ani- mal, en donde la humana ha presentado las más hermosas pústulas vacinales, y considera con bastante juicio que la desigualdad de re- sultados comparativos tiene sus inconvenientes, sus peligros en tiem- po de epidemia, en cuyas circunstancias el médico debe estar seguro que si la vacunación no tiene resultados favorables, es únicamente porque la vacuna primitiva posee aun sus virtudes preservativas. Mr. Vernois, de acuerdo con M. Lanoix, ha practicado innumerables re- vacunaciones en los hospitales y barrios de Paris, y declara la 2n- disputable preferencia de la vacuna humana sobre la animal.” —Por último, el citado facultativo recuerda que en 27 pueblos europeos fa-. lBecian 61,830 individuos cada año ántes del descubrimiento de la va- -cuna, y despues de él solamente 1,544 poco más ó ménos, segun el cúmputo presentado por el Dr. Evans á la Comision sanitaria de los Estados-Unidos de América. y Sesion pública ordinaria del 23 de Junio de 1872. SRES. ACADÉMICOS CONCURRENTES.—Sauvalle, Vice-Presidente; Fernandez de Castro (D. José), Miranda, Escarrá, García, Melero, Rodriguez, Ocamendi, Plasencia, Auber, Riva, Castellanos, Reynés; Mestre, Secretario. Lectura y aprobacion del/acta de la sesion «nterior. CORRESPONDENCIA.—Leyéronse en seguida: 12 Una comunica- cion del Gobierno Superior Político, segun la cual se remite á infor. me de la Academia'el expediente de concurso á la plaza de médico municipal y forense de Colon y del partido de Macuriges, así como copia del acuerdo de aquel Ayuntamiento, relativo al mismo asunto; mas no habiéndose recibido ninguno de dichos documentos, se acordó participarlo así_al Gobierno.—2% Oficios de los Sres. Albear, Sauva- lle, Melero y Martinez proponiendo como candidatos para las plazas 49 vacantes en la Seccion de Ciencias físicas y naturales á los Sres D. Ramon Cerero, Comandante del Cuerpo de Ingenieros, Dr. D. Cár- los Finlay, Dr. D. Manuel Antonio Aguilera; y en la de Medicina y Cirugía al Dr. D. Antonio Górdon: de cuyas propuestas se ha dado conocimiento á las respectivas secciones—3% Un oficio del Sr. Her- nandez Poggio remitiendo una memoria sobre “la tisis pulmonar curada por el cambio de clima;” acordándose las gracias al autor, colocarla en la Biblioteca y leer uno de sus capítulos más importantes. El Secretario de la correspondencia Sr. D. José Fernandez de Castro presenta, con destino á la Biblioteca, el número 527 de la Re- vista minera de Madrid. : Refiriéndose el Dr Escarrá á lo que en el acta anterior se con- signa sobre el exámen pericial de D. Santiago Manzanet, manifiesta que las dificultades de dicho exámen en un individuo que se dice ata- cado de enajenacion mental, y se halla actualmente en calidad de preso, explicaban la tardanza de la Comision en evacuar su informe El Dr. Reynés expuso entónces que la Comision nombrada se ocupaba del asunto con la escrupulosidad que este requiere; pero que lo delicado de la cuestion, mucho más cuando han recaido ya va. rios dictámenes facultativos, exige la mayor circunspeccion para dar un voto acertado, siendo necesario en estos casos ver al sujeto á dis-. tintas horas, durante mucho tiempo, sorprenderlo en momentos ines- perados, á fin de evitar las supercherías y los fraudes con que algu- nas veces se pretende entorpecer la accion de la justicia. Cree sin embargo la t omision que dentro de poco poseerá datos bastantes pa- ra formular un juicio apo que tendrá el honor de someter á la Academia. En vista de lo expresado por los Sres. Escarrá y Reynés, acor- dó la Academia transcribir por ahora la respuesta de la Comision al Sr. Alcalde Mayor del Distrito Sur de Matanzas, 4 reserva de en- viarle el informe tan pronto como hubiese sido discutido y aprobado por la Academia. ENVENENAMIENTO POR Los MANG0S.—El Dr. Miranda dió en se- guida lectura 4 una comunicacion del Dr. Hernandez Poggio, que dice así: “Muy Sr. mio y de mi aprecio: molesto la atencion de V. por si juzga digno de interés llamar la atencion de la respetable Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de la Habana, de la que es V. uno de sus dignos é ilustrados socios, acerca del envenenamiento s 50 que vengo observando desde 1869 en los soldados de nuestro Ejército con la mezcla del fruto del mango y el aguardiente de caña. “La mucha parte fibrosa que contiene la pulpa y la acritud que deja en el paladar, efecto sin duda de un principio resinoso que en- cierra aquella, serán sin duda los causantes de la diarrea que produ- ce la ingestion de este fruto, aun en corta cantidad, ya esté inma- duro ya en sazon. “Ahora bien, lo notable es que cuando se toma aguardiente de ca- ña á poco de haber comido dicho fruto, se presentan síntomas alar- mantes, tales como contraccion de las facciones, hundimiento de los ojos, grandes aureolas moradas en su derredor, mirada torva, seque- dad de la boca y lengua, constriccion de la garganta, ansiedad epi- gástrica, retraimiento de las paredes abdominales y su sensibilidad exaltada al tacto, borborismo, deposiciones líquidas de color amarillo- verdoso, precedidas de dolor y frecuentes, á veces vómitos biliosos, supresion de la orina, inquietud y movimientos convulsivos entre los cuales espira el paciente, observándose despues de la muerte algunas sacudidas en las extremidades, ántes de aparecer la rigidez cadavérica. Estos son los principales síntomas que recuerdo en este momento y son los más culminantes, pues V. comprenderá fácilmente que el des- tino que desempeño y la movilidad en que estoy me privan lleyar mis apuntes y consultar autores. ; “Este terrible acontecimiento experimentado hace pocos dias á T leguas de esta ciudad en unos soldados, me hace recordar los que voy observando durante tres años en diferentes Departamentos de la Isla y me mueven á dirigirme á V. por si cree conveniente que la Real Academia de Ciencias Médicas de la Habana, cuya ilustracion y laboriosidad son tan notorias, como lo atestiguan sus importantes y continuos trabajos, se digna fijar la atencion en este envenenamiento, pues nadie mejor que ella puede resolver una cuestion tan oscura co- mo la citada, siempre que entre los ilustrados y respetables médicos que cuenta en su seno hay además químicos notables por su vasto sa- ber, pericia práctica y amor á la ciencia; ellos podrán analizar los principios componentes del fruto del mango (Mangífera indica) para conocer si alguno de ellos al ponerse en contacto con el aguardiente da lugar á un nuevo compuesto, causante del envenenamiento, ó bien si es necesaria la modificacion del fruto por los jugos gástricos para el desarrollo de los síntomas citados, lo cual reclamaria el análisis del mango á poco de haberse comido y obtenerse este por medio del vómito; y me tomo la libertad de hacer á V. esta observacion, porque 51 dudo de ciertos experimentos efectuados en animales, pues á la repug- nancia que pudiera ofrecer la ingestion del fruto y aguardiente pu- diera unirse el fenómeno de que fuese el animal elegido dé aquellos que digieren sustancias refractarias á la accion digestiva del hombre ó resisten á su accion tóxica. , - “Y ya que trato del mango ¡seria conveniente averiguar la creen- cia popular atribuida al juzo amarillento, acre y amargo que se ob- tiene de la corteza de este árbol, como un medicamento poderoso pa- ra contener las diarreas crónicas? ¿Que la resina del tronco es un enérgico antisifilítico y las simientes son vermicidas? “Disimule V. le importune con estas líneas, inspiradas por el de: seo de ilustrar un asunto que por desgracia se observa con frecuencia en hombres inexpertos que ignoran las fatales consecuencias que acar- rea beber aguardiente á poco de haber comido el fruto del mango. Si V. cree digno de estudio este fenómeno y se toma la molestia de someterlo al juicio de la sábia Academia de Ciencias médicas de la Habana, le estará reconocido su affmo S. Q. B. S. M. €. —Puerto-Prín- cipe, Junio 13 de 1872.” : El Dr. Miranda recuerda el análisis del mango consignado en los Anales de Física y Química, T. 67 pág. 82, y es el siguiente: . 8 1h 8 onzas de mangos maduros y frescos, los cuales despues de secos se redujeron á 4 1b, tienen segun Avequin la composicion quí- mica siguiente: Albúmina vegetal.....o..o....... Assad .«.. 22 granos. : Acido agállico.... 3 onzas, 6 dracm. 26 ,, Panini ds nd 2 rdra caida, Materia grasa, ácido esteárico 2 onz.. 36), Resina verde......... ets 10d racinas; xs Materia que pareu> resina... 2 dracm. 48 gr. Azúcar incristalizable, materia extrac- - tiva, materia colorante con ácido agállico: todo jUntO.....o.ocooioscomomoo. ONZAS. A E A AS E El Dr. Miranda echa de mésos eu los casos observados por el Dr. Hernandez Poggio los datos anátomo-patológicos y los caracté- res de las diarreas y de los vómitos. No cree que en el mango haya un principio tóxico especial que cause aquellos graves síntomas y aun la muerte, sino que la materia resinosa y la ingestion del fruto en eran cantidad basten á explicar los fenómenos. T. Ix.—8. 52 El Dr. Oxamendi recuerda que si despues de comerse plátano se ingiere cierta cantidad de aguardiente, puede observarse lo mismo; y descando el ilustrado químico Sr. Casaseca inquirir la causa del mal, introdujo en espíritu de vino un plátano de Guinea, y notó que hidratándose aquel á costa de este, se endurecia en extremo el fruto; comprendiéndose que así se haga mucho más indigesto y que provo- que los efectos mencionados por accion drástica. El Sr. Sauvalle opina que el mango cuando está maduro no ha- ee nunca daño, á ménos que se coman las frutas picadas de insectos, pues la madurez le hace perder la resina cáustica que contiene. El plátano no encierra resina, sino goma. El Dr. Plasencia manifiesta que varias veces le ha ocurrido to- mar vino encima de dichas frutas, sin sentir el menor accidente; y lo atribuye á que el alcohol se halla en aquel en bien corta cantidad. il Sr. Fernandez de Castro (D. José) pregunta si en los casos que ha referido el Dr. Miranda se trataba de frutas maduras ó ver- des; y el Dr. Miranda contesta que la diarrea era provocada por la ingestion del mango, aun en corta cantidad, ya estuviese verde, ya en sazon. Insiste en que debe tomarse en consideracion la nota remi- tida por el Dr. Hernandez Poggio, y estudiarse los particulares que comprende: es evidente que con el alcohol muy diluido no tendrán lugar iguales fenómenos; pero dadas las condiciones de su produccion, se vé que primero ha existido una indigestion y despues se han pre- sentado algunos de los síntomas del cólera. El Dr. Auber se inclina á admitir una fermentación acética, que ocurre en las circunstancias enunciadas y daria la explicacion de los efectos que se observan; pero el Sr”. Plasenciu cree que con esto no queda resuelta la-cuestion, porque ¿cómo obra esa fermenta- cion acética para producir los fenómenos del cólera, fenómenos que no se presentan siempre que ella existe? Ademas, si tal fuera la rela- cion de los hechos, se observarian con más frecuencia entre nosotros sus desastrosos resultados; —y el Sr. Sauvalle no sabe de ningun ne- gro que en los campos de Cuba haya muerto por los mangos comidos en sazon. 11 Dr. Oxamendi sostiene tambien que el mango maduro es sa. no. El Dr. D. Julio J. Le Riverend lo empleaba á menudo contra las dinrreas y la disentería; y esos casos de cólera de que se ha hablado pueden explicarse por una simple coincidencia de esta enfermedad y los trastornos digestivos que le han precedido y á que á menudo se atribuye toda la causa. ' 53. El Dr. García es del mismo parecer y atestigua los buenos efec tos que en los tísicos producen los mangos, los que calman bastante su estado. E El Sr. Melero indica que hay dos cuestiones en el asunto que se discute: una relativa á la demostracion del hecho, otra á su expli- cacion. Cualquiera que esta sea, es innegable que la ingestion del al- cohol despues de la del fruto da lugar á perturbaciones notables en la salud, pareciendo á primera vista que este se hace indigesto. Igual cosa sucede con ciertas frutas extraidas al aire, los melocotones por. ejemplo, si el alcohol que los contiene es de un grado muy subido” y con frecuencia se vé aumentar los efectos de una indigestion, cuan- do en vez de una taza de té v. g., se trata de dominarla con el aguardiente. * El Dr. Mestre cree que en la cuestion que se ventila, pueden sentarse dos puntos, relativamente á las conexiones que se han seña- lado en la Academia entre los casos observados por el Dr. Hernandez i"oggio y los síntomas del cólera: 19 ni el mango, ni ninguna otra fru- ta, ni el tártaro emético, cuyos efectos fisiológicos simulan á veces de un modo notable aquella enfermedad, son capaces de producir el cóle- ra, cuyas causas permanecen todavía ignoradas é inexplicables por condiciones comunes y conocidas, que en manera alguna pueden ser el orígen verdadero de una enfermedad específica, infecciosa y aun conta- glosa para muchos: 2% Pero la indigestion por los mangos, provocada ó - no por las bebidas alcohólicas puede ser la ocasion, al mismo título que la perfrigeracion, las emociones morales, la administracion de ciertos remedios €, de ataques de cólera en épocas y en lugares en que ya existe este, invadiendo conjuntamente á muchos otros individuos en quienes no es posible señalar los antecedentes indicados. MICROFTALMIA Y ANOFTALMIA.—Despues de manifestar el Sr”. Presidente que quedaba en estudio la interesante cuestion que se aca- baba de tocar,xleyó el Dr. Rodriguez á nombre del Sr. Dumont una observacion de microftalmia recogida en Puerto-Rico. El enfer- mo á que se refiere presenta los ojos pequeños y de forma cónica y como superados por la córnea transparente, detrás de cuya circunfe- rencia existe una especie de estrangulacion ó de cuello que separa el ojo en dos regiones, anterior y posterior: es présbita á pesar de la convexidad de aquella membrana, y seria miope si solo la córnea se hubiera modificado, pero la rarefaccion de los humores del ojo borra los efectos de su convexidad: las hendiduras de los párpados miden tres centímetros; los globos oculares son duros y la presion no re- 54 vela ninguna fosfena; si empre dolores en ellos, en las órbitas en la cabeza, así como en la nuca, sobre todo cuando el tiempo se descompone; sensaciones falsas, sensaciones luminosas. La causa de la enfermedad ha sido una perfrigeracion.—Al hablar de la anoftal- mia, expresa el Sr. Dumont que se trata de una monstruosidad: el sujeto de que se ocupa ofrece sus piernas más pequeñas que los mus- los; en el pié derecho el grueso artejo solamente libre; en las manos los dedos han perdido la extension y están fijados en ángulo recto sobre la region del metacarpio; las a rticulaciones falángicas han per- dido el movimiento de flexion y de extension, las cavidades orbitarias enteramente vacías; en ellas no se distingue el menor rudimento de ojos: detrás de los párpados hundidos queda tan solo una cavidad li bre, capaz de alojar un grueso grano de maiz. » LA ATMÓSFERA MARÍTIMA Y LA TISIS PULMONAR.—Conforme á lo apuntado en la correspondencia leyó el Sr. Castellanos un capítu- lo del Dr. Hernandez Poggto, sobre el influjo del aire marítimo en la tísis pulmonar.—Esta terrible enfermedad no es endémica de ciertos y determinados lugares, sin exceptuar aquellos que se reputan con cualidades curativas para la tuberculosis, como lo demuestran las es- tadísticas de los fallecidos en Malta, Niza, Nápoles, Málaga, las 1s- las Baleares, Canarias U 4; y segun la publicada por el Sr. Piña y Piñuela respecto á la Isla de Cuba, se registraron en 1858 en la par- te civil 1018 casos de tisis, falleciendo por esta causa 407; y en el año alo 1085 tísicos y 589 muertos en una poblacion de 50,000 almas. El Sr. Hernandez Poggio ha visto morir en los hospitales mi- litares del litoral del Mediterráneo ménos tuberculosos que en los del interior, á pesar de que en el ejército los actos de la vida son unifor- mes y los del servicio más penosos en los puertos á causa de las forti- ficaciones que deben guarnecerse; pero esto no destruye el poder me” dicinal de la atmósfera marina de las citadas regiones en la tís)s, co- mo lo prueba el número notable de individuos que habiendo apurado los recursos de la materia médica, vieron desaparecer ó detenerse el curso del fatal padecimiento solo con la variacion de las condiciones cósmicas en que vivian; ante los hechos observados en Madera, Niza, otros puntos de Italia y España, en los extranjeros que huyendo de las frias y nebulosas atmósferas del Norte y otras hallan la salud ó un alivio en sus males. El influjo medicinal de dicha atmósfera debe buscarse sobre todo en la accion que ejerce en la temperatura, que en el mar es más elevada, ó al ménos más igual que la de tierra, por- que si, la superficie del agua no se calienta tanto durante el dia como 05 la tierra, en cambio por la noche el mar pierde muy poco calórico y la tierra mucho, probando el termómetro que en el Ecuador esta di- - ferencia entre el dia y la noche es de 54 U grados en el interior, y solo de un grado, lo más dos en alta mar: en las latitudes medias la variacion apénas es de dos á tres grados y en tierra se nota la dife- rencia de calórico de noche desde 10 hasta 15 grados. A esta tempe- ratura del aire marítimo se une su igualdad, pues en el interior del Continente el invierno y el verano presentan una desigualdad muy no- table en las temperaturas extremas, miéntras que en las costas el me- dio de las estaciones opuestas se apartan poco una de otra; y esto es de gran importancia, porque si el frio es una causa determinante de la mayor parte de las enfermedades del pulmon, si las exacerba, es un deber del médico evitarlo, recomendando la elevacion é igualdad de la tempera tura y huir los cambios bruscos de ella; condiciones te- rapéuticas que proporcionan el aire del mar y paises situados en sus costas meridionales y de los trópicos; á las que se agrega la accion sa- ludable en la tuberculosis de un aire cargado de humedad y que por su gravedad retarda la circulacion de la sangre; así ccmo tambien influye benéficamente por la multitud de principios que contie- ne y que suspendidas por la elevacion en la atmósfera, deben obrar más ó ménos enérgicamente en el organismo. En la forma erética de la tísis, es decir, cuando el enfermo es de un temperamento nervioso y excitable, en quien la más ligera causa acelera la respiracion, modi- fica el tiempo de la voz y agita el corazon; si el más leve cambio at- mosférico le produce tos, ó bien es de un temperamento sanguíneo expuesto á inflamaciones, ó las padece todos los inviernos en algun punto de los órganos respiratorios y es de temer la hemoptisis, entón- ces está indicado un clima templado, igual, sin vientos secos, sino que sean apacibles y el aire se halle impregnado de humedad y no se experimenten cambios bruscos en la atmósfera, á fin de producir un efecto sedativo en la actividad pulmonar. Por el contrario en la tísis tórpida, en que la evolucion es lenta, presentándose generalmente en sujetos linfáticos ó escrofulosos, expuestos á catarro todos los invier- nos, con abundante expectoracion sobre todo por las mañanas, y po- ca tendencia al estado flogístico,—se requieren un aire cálido y seco, una temperatura igual y bastante eléctrica, á fin de estimular la eco- nomía de tales enfermos. El Dr. Wolters formula de este modo la ac- cion del clima marítimoen la tisis: utilidad incontestable para las pre- disposiciones y primer grado de la tísis pulmonar; mejoría y estado es- tacionario para el segundo; condiciones favorables para el tercero; 56 mas para obtener estas ventajas es preciso, segun el Sr. Hernandez Poggio no olvidar los preceptos establecidos anteriormente y tener presente el temperamento del enfermo, pues de lo contrario no se lo- grará el fin terapéutico propuesto y se negará el influjo medicinal del clima. Despues de la anterior lectura y de haber pedido la palabra el Dr. Reynés para ocuparse de la influencia de los climas intertropica- les en la tísis pulmonar, se dió por terminado el acto, quedando la Academia constituida en sesion de gobierno. % HrareNE pe Los niños: por Mr. P. M. Braidwood. Memoria que distinguió la Academia de Ciencias médicas físicas y naturales de la Habana con una mencion honorífica, en el certámen de 1871 4 1872. PREFACIO. “Ce quí entre avec le maillot nes' en va qu' avec le suaire.” Las consideraciones que vamos á exponer en este folleto están basadas en observaciones fisiológicas y patológicas. Hemos excluido rigurosamente todo referencia á estas dos ciencias, teniendo en cuen- ta que el presente tratado más ha de servir para el uso de las madres que para los médicos. A los que conocen bien esta materia parecerán poco satisfactorios los escasos principios que en él asentamos, sin em- bargo de que siempre sacarán de él alguna utilidad todos los que tie_ nen interés en estudiar los cuidados que requiere la infancia. El pri- mer objeto del autor al escribir la presente obra ha sido ponerla al alcance del público en general; así es que confía en que sus lectores excusarán las muchas faltas de estilo que tiene. Como todas las ma- dres han sido creadas con el mismo tipo en todo el mundo, y natural- mente cometen los mismos errores, me he guiado por la observacion de las madres inglesas, y espero que mis consejos parecerán útiles á as madres de la Habana. 57 CAPITULO 1. DEL MANEJO DEL NIÑO RECIEN NACIDO. El niño, en el momento del nacimiento, debe 4 mi parecer ser considerado como una masa de arcilla animada, compuesta de dife- rentes tejidos susceptibles de trasformarle con el concurso del tiem- po en un hombre robusto, ó bien capaces de ser destruidos gradual ó repentinamente por los medios más sencillos. Dichos tejidos son en este período de la vida de constitucion tan delicada, y se hallan dota- dos de una fuerza de crecimiento tal que, velándolos cuidadosamente pueden ser cultivados, wodificándolos hasta lo infinito ó bien pueden ser destruidos ó modificados de tal suerte, que pierdan su vitalidad definitivamente, Ó por lo ménos que permanezcan aislados en medio de los demas tejidos sanos y en estado de crecimiento, con caracte- res anormales. Un niño con salud se trueca más tarde en un robusto adulto, así como el enfermizo jamás podrá convertirse en un hombre verdaderamente saludable. Previa esta advertencia, pasaremos á discu- tir, ante todo, el tratamiento de la criatura inmediatamente despues de su nacimiento En el capítulo siguiente nos ocuparemos de la ali- mentacion de los niños, exponiendo las ideas que nos sugieran otras materias concernientes á su delicada salud. Consejos para lavar el niño recien nacido.—En el momento del parto el niño sale cubierto de una sustancia análoga al requeson, de un color blanco sucio, más abundante sobre todo al rededor de los párpados, en las articulaciones de los huesos y los varios pliegues de la piel. Dicha sustancia está muy adherida :á la superficie cutánea, y es muy difícil de quitar sino se emplean los medios apropiados al efecto. Es muy importante sin embargo, que la mayor parte de la piel quede enteramente libre de ella, pues si dejándola se seca, se endurece é irrita su superficie produciendo á veces excoriaciones de consideracion. Por tanto, debe lavarse al niño con un pedazo de franela y jabon blando en agua que tenga una temperatura de 96 á 98 Fah. Si quedan aun adheridas algunas porciones de esta materia grasienta, debe frotarse alo la parte con aceite de olivas y cuando. ya está el niño casi lavado del todo habrán desaparecido probablemente estos resquicios. Al lavar un niño recien nacido, debe tenerse cuidado en no colocarlo en una posicion vertical, pues sus huesos son muy delicados y no pueden soportar el menor peso. Así mismo se cuidará de lavarle primero la cara y despues la cabeza, á 58 fin de impedir que las impurezas del resto del cuerpo puedan caer en los ojos, y provocar en ellos fenómenos inflamatorios. Miéntras que se limpian estas partes, el resto del cuerpo permanecerá envuelto en la franela con que se le cubrió anteriormente. Una vez lavada cuida- dosamente la criatura, lo que ante todo urge es secar con suma aten- cion toda la superficie de la piel. Miéntras que esto se lleve á cabo debe colocársele sobre una almohada calentada, mejor que depositar- lo sobre las rodillas de la nodriza (como se acostumbra generalmente) cualquiera que sea la posicion que se le haga tomar. La toalla con que se le seca será muy suave al tacto y se calentará ántes de apli: carla sobre la piel del niño. Por grandes que hayan sido la minucio- sidad y el cuidado al secarlo, siempre queda un poco de humedad es- condida entre las hendiduras que forman los pliegues de la piel, por lo cual conviene espolvorear estas partes con algun polvo muy fino. En seguida debe atenderse á que el cordon umbilical quede co- locado de tal suerte, que al vestir al niño no sea preciso tocarlo, pues su contacto con los cuerpos extraños produce dolor á la criatura. El proceder que generalmente se sigue para ello, y que la experiencia ha demostrado ser el mejor, es el siguiente. Se abre un agujero circu- lar en medio de un pedazo de tela suave, usada y doblada en dos, que tenga cuatro Ó cinco pulgadas de diámetro. El cordon se pasa al tra- vés del agujero y se envuelve en la compresa; se unta la piel que es- tá al rededor del ombligo con aceite ó manteca de cerdo y despues se deja descansar el cordon sobre el abdómen. Esto debe hacerse to” dos los dias al vestir al niño y hasta que aquel se desprenda del cuer- po. La aplicacion del aceite á esta parte de la piel me parece de la mayor importancia, pues á menudo he hallado excoriaciones al rede. dor del ombligo, producidas por la acumulacion del sudor, humedad y traspiracion del cordon. Si este no se ha separado ya espontánea- mente al quinto dia del parto, se le debe cortar con un par de tijeras. Una vez dispuesto el cordon umbilical, como anteriormente se ha aconsejado, se rodea el abdómen con una tira de franela fina, de cin- co á seis pulgadas de ancho y bastante larga para que con ella se puedan dar dos vueltas al rededor del vientre. Al hacerlo debe aten- derse á dos cosas, á saber: que esta faja no quede demasiado apreta- da y que abrace solamente el abdómen. Frecuentemente he visto co- locar este pequeño vendaje tan fuertemente apretado y tan arriba en el pecho que dificultaba la respiracion, habiendo causado esto sin dis- puta la muerte con frecuencia. Su objeto es únicamente abri- gar y sostener el vientre. Para sujetar y asegurar esta y otras pie- 59 . zas.del traje del niño únicamente deben emplearse la aguja y el hilo 6 ciertos alfileres especiales (safety-pine), pero de ningun modo los al- fileres comunes y aguzados. Las ropas de un niño deben ser suficientemente calientes, lige- ras, holgadas y dispuestas de modo que no coarten los menores mo- vimientos de sus miembros. Si aquel está muy debilitado al nacer, ó si es el fruto de un parto prematuro, comunmente lanza gritos apa- gados y plañideros por falta de suficiente calor. Los recien: nacidos son sumamente susceptibles 4 las menores impresiones del frio é im. capaces al mismo tiempo de producir y conservar suficiente calor pro- pio; así es que si este no es secundado artificialmente, están perdidos. Por tanto, cuando hace frio, se les debe lavar cerca de la chimenea, ejecutando la operacion con la mayor rapidez posible, pero sin con- fusion. Se les ha de envolver en franela de los piés á la cabeza, ex- cepto la cára, pero no las manos que deben estar tan cubiertas como el resto del cuerpo. Despues de vestido se le colocará en la cama al lado de la madre, donde permanecerá el mayor tiempo posible. Muchas nodrizas tienen la costumbre, así que han acabado de vestir al niño, de administrarles aceite de ricino ó miel con aceite de almendras. Esto es innecesario y hasta perjudicial, porque estas, como todas las medicinas, irritan las tenues membranas de los intestinos (que en los niños están formadas por un tejido extremadamente deli- cado) y molestan ademas al recien nacido por el dolor que les origi- nan. Así que su calor propio ha encontrado su equilibrio natural, llo- ra generalmente él pidiendo alimentos: entónces creo que se le pue- den dar algunas cucharaditas de agua con azúcar ligeramente tibia. Este es el único alimento que debe tomar durante las primeras 24 ho- ras de su nacimiento. Las crianderas son muy aficionadas á dar al recien nacido primero un purgante y poco tiempo despues alimentos farináceos. Ambos son muy irritantes y originan con frecuencia tras- tornos de consileracion en los intestinos. Si la madre piensa criarlo ella misma, debe darle de mamar en las primeras 2 24 horas de'su exis- tencia extra-uterina, en primer lugar para que con el movimiento de succión, se forme el pezon ántes que lo dificulte la plenitud de las ma- . mas, y en segundo lugar para favorecer la salida de la leche. Hay que recordar ademas que la primera léche que se forma en las glán- dulas mamarias tiene que desempeñar una importante mision, y por lo tanto es conveniente que el niño la tomé á medida que se produce. Esta primera leche posee cualidades aperitivas que excitando los in. testinos del recien nacido, facilitan la expulsion espontánea de la ex- T. 1x9, 60 ¿recion oscura que contienen en el momento del parto. Cuando ne ha sido posible obtener esta clase de leche, (si el niño, por ejemplo, nece- sita una ama de leche ó ser alimentado artificialmente) y cuando esta sustancia excrementicia no es expulsada espontáneamente, entónces se echará mano de las sustancias purgantes. Luego indicaremos los agentes medicinales que se pueden usar. Hay que tener cuidado en que el niño evacue la orina y el meconio en las primeras 24 horas, y dado caso de que estas funciones no se lleven á cabo con la normali- dad debida, la inmersion del niño en agua tibia será suficiente, proba- blemente, para que esto suceda; de lo contrario se consultará 4 un facultativo. Indisposiciones de los recien nacidos. —En el momento del parto ó durante los dos ó tres primeros dias consecutivos, se encuentran fre- cuentemente los pechos del niño hinchados, dolorosos y conteniendo un fluido muy semejante á la leche. A menudo las nodrizas acostum- bran estrujarlos y en eso hacen mal. Si los pechos no están más que dilatados, basta solo frotarlos suavemente todos los dias con un poco de aceite tibio, volviendo de esta manera al cabo de poco tiempo á su primitivo tamaño. in embargo, si están inflamados, calientes y dolo- rosus, con una superficie roja y excepcionalmente anchos, se aplicará 3 0 4 horas una servilleta mojada en agua tibia: con esto se consigue prevenir la formacion de materia ó cualquier otra consecuencia des- agradable, no tardando en volver 4 recuperar su estado normal. Un trabajo inflamatorio ataca á veces les ojos de los niños pocos dias despues de nacidos, preciso es tenerlo presente, porque esta afec- cion comienza generalmente de un modo insidioso que apénas despier- ta la atencion de la madre. £l recien nacido no puede expresar sus sensaciones y la hinchazon de los párpados oculta los progresos de la enfermedad, hasta que el daño es ya de consideracion. Más estragos causa, especialmente entre las clases más bajas de la sociedad, esta afeccion que cualquier otro desórden inflamatorio de los ojos, siendo muy considerable el número de niños en que queda parcial ó total- mente abolida la facultad visual. Los padres y las nodrizas se hallan muy dispuestos á aceptar, cuando aparece esta inflamacion, que-es simplemente un efecto del frio, que no tardará en pasar. Los prime- ros síntomas que la anuncian son los siguientes: cuando el niño des- pierta, los párpados están adheridos entre sí; sus hurdes, especial- mente en las esquinas, estan más rojos que en el estado normal; ade- mas existe intolerancia de la luz, y en el párpado inferior se observa una gota de un líquido blancuzco. Al corto tiempo, los párpados se 61 hinchan, su superficie externa se presenta roja y se segrega una gran cantidad de pus que va aumentando progresivamente. Kn los prime- ros momentos se lavarán los ojos con agua tibia y leche varias veces durante el dia, se secarán despues con mucho cuidado, á fin de evi tar la acumulacion del pus en los párpados untando en los bordes de estos un poco de manteca de cerdo muy pura ó de espermaceti. Si es- tos medios son insuficientes se apelará á un facultativo, cuyas pres- cripciones se seguirán al pié de la letra. El labio leporino, cuando no es muy extenso no impide la lactan- cia siempre que sean grandes los pezones de las mamas y que la leche surja abundante. No siendo así, el uso de un pezon artificial obviará este inconveniente. La operacion necesaria én los casos más ligeros puede hacerse en cualquier tiempo, pasado el primer mes; pero si la deformidad se extiende hasta el paladar, no se intentará ninguua operacion en esta parte hasta que el niño no tenga ya dos años y medio. Las hemorragias por el cordon se suelen presentar y se las com- bate atándolo de nuevo más firmemente. Si la efusion sanguínea se efectúa una vez separado aquel, se comprimirá fuertemente con el dedo el punto por donde se derrama la sangre hasta la llegada del médico. . Frecuentemente acontece que durante la primera ó segunda se- gunda semana, la piel del niño se pone muy amarilla y con todas las apariencias de la ¿ctericia. La primera vez que lo observan los pa- dres, siembra en ellos la mayor desolacion y desean ansiosamente la visita del médico. Uno ó dos purgantes, de los que más adelante se indicarán, serán suficientes para hacer desaparecer este estado pato- lógico. Las bridas en la lengua dificultan á las veces al niño la succion; y abandonadas á sí mismas, estorbarán grandemente más tarde el hablar. Este defecto es producido por la extremada pequeñez del fre- nillo, 6 porque su insercion se extiende hasta la punta de la lengua. La excision con un par de tijeras es tan sencilla que ningun médico vecilará en hacerla cuando tenga la menor duda respecto á la liber- tad de los movimientos de la lengua. CAPITULO Il. Dkb LA ALIMENTACION DE LOS NIÑOS. La importancia de esta materia, la alimentacion de los viños, pues de ser deducida de las siguientes consideraciones; —Un niño en lo, 62 : momentos del parto, posee todos los elementos de fuerza y juventud, pero sus tejidos, á menudo distintos entre sí, no estan completamente formados. El futuro carácter de estos tejidos, es decir, su mayor ó menor grado de duracion, fortaleza y perfeccion depende de la ma- nera como ha sido alimentado el niño; la cuestion estriba en averiguar si el alimento suministrado es capaz de ser digerido y de producir te- jidos sanos, ó si por el contrario lo que hace es irritar los intestinos y el hígado y ser expelido con dificultad. Aunque compleja en apariencia, la cuestion es muy sencilla en el fondo, estudiando los excelentes ejemplos que la naturaleza nos proporciona en los animales inferiores, y recordando que los errores en este terreno rápidamente se revelan por medio de signos inequí- vocos. Habiendo dedicado una atencion especial á las enfermedades de los niños durante estos últimos tres años, cada dia me convenzo más y más que la mayoría de constituciones delicadas que á cada pa- so se encuentran en nuestro camino, bajo la forma de débiles adoles- centes y de adultos valetudinarios, es un ejemplo patente de una ali- mentacion mal dirigida en la infancia. La importancia de esta consi- deracion me hace pensar que sobre los médicos pesa una grave res- ponsabilidad en lo concerniente á la degeneracion de la raza huma- na en ciertas Comarcas. En millares de casos han estado los niños luchando contra las afecciones producidas por una alimentacion indiscreta, ó han experi- mentado graves ataques inflamatorios, debidos á que su constitucion (6 la de sus tejidos) no se ha desarrollado con toda lozanía, porque los alimentos que se les suministraron no los habian nutrido. Por con- siguiente, yo desearia que todas las madres que lean este trabajo ob- serven con especial cuidado los consejos que se dan en este capítulo. El nombre de ley de la naturaleza merece el principio de que to- da mujer sana debe criar d su hajo. (1) (1) Con objeto de comprobar esto por medio de la estadística, citaremos lo siguiente, tomado de la obra de West, “Enfermedades de la primera y segunda in- fancia,” pág. 532. M. Villermé ha comparado el resultado de los dos sistemas (es - to es, la lactaneia materna y la artificial) en tres de los principales hospitales de _ niños expósitos en Francia. En Lyon, cada niño al entrar es encomendado á una nodriza siempre que su estancia en el hospital no sea de muchos dias, siendo re- mitido despues al campo. En Reims, la permanencia del niño en el hospital es tambien muy corta, pero ni en el hospital ni luego en el campo se le somete á la lactancia natural. En Paris, la residencia en el hospital se prolonga mucho más, siendo habitualmente, aunque no siempre, criados por amas de leche. La mortali - dad durante un año en estos tres hospitales ha sido la siguiente: 63 Hay excepciones, pero como regla general es excelente, y á seme- janza de todas las demas leyes de la Naturaleza no puede ser impu- nemente quebrantada. Rehusar el cumplimiento de esta disposicion de la Providencia es renunciar la primera recompensa de los sufri- mientos de la lactancia. Ademas con él se consigue aumentar hasta el amor de los padres, y establecer entre estos y el débil niño esas tiernas cadenas, con las cuales se afianzarán más tarde el cariño y la confianza. La evidencia del objeto de esta funcion no puede ser más manifiesta. En tanto que el niño no ha nacido, no se segrega ninguna leche; pero apénas se ha verificado el parto, se prepara y está pronto á brotar el líquido alimenticio, admirablemente dispuesto en su com- posicion para el rápido crecimiento de los órganos infantiles tan de- licados en un principio. “La leche materna es un modelo, dice el Dr. Prout, de lo que debe ser una sustancia alimenticia, una especie de prototipo de las materias nutritivas en general.”—A demas continúa segregándose dis por dia hasta que llega la época en que por haber adquirido los órganos digestivos el poder de preparar por sí mismos, entresacándolos de las diversas sustancias que constituyen nuestra alimentacion, los principios nutritivos necesarios á nuestra subsisten- cia y crecimiento, cesa la leche de formarse. La lactancia es, por otra parte, tan beneficiosa para la salud de la madre como para la del niño. Ningun período de la vida de la mu- jer, hablando en tésis general, es tan saludable como este; y tanta mayor robustez y fortaleza adquirirá una madre durante este pe- ríodo cuanto más delicada haya sido anteriormente la lactancia; por último, en la. mayor parte de las mujeres disminuye la frecuencia de En Lyon...... bno uendaade 3177 pS En Paris; vic. d0docenaitos 503 En Reims.......... A 639 Los resultados de estas tres maneras distintas de alimentar á los niños, indi- cados por la mortalidad relativa, están bien patentes en el “Register general's Re- ports” (Escocia) de 1870. En él se dice: —el pueblo inglés tiene la costumbre de atosigar á los niños con-migas casi desde el momento que nacen, en tanto que los escoceses, excepto en los casos en que la madre es enfermiza ó que el niño se crie fuera, lo único que le dan es la leche maternal hasta que empiezan á salirle al ni- ño los dientes. La costumbre inglesa ocasionó, durante el año 1868, la muerte debida á las convulsiones de 23,198 niños de un año con relacion á 786,858 naci- mientos. En otros términos, produjo la muerte por convulsiones de un niño por cada 34 de los nacidos durante el año en Inglaterra. En Escocia, en la misma épo- Va, solamente perecieron de convulsiones 312 niños de un año de edad, entre 115,514 nacidos en el mismo espacio de tiempo. De otra manera: un muerto por CUIT oñes por cada 370 de los nacidos en el año. 64 las gestaciones, que es lo que más destruye las constituciones y ace- lera la ancianidad. Las que han criado niños, ademas, parecen estar ménos expues- tos á las afecciones cancerosas ó no del pecho. La experiencia y la razon demuestran palpablemente que ningun alimento hay tan apro- piado al niño como la leche de la madre. Existe una relacion natural entre los dos que nunca se realiza tan perfectamente cuando el niño toma la leche de un pecho extra- ño. Esta consideracion ha influido de tal manera en las madres, en estos últimos años, y tanto han insistido sobre ella los médicos que, en la Gran Bretaña por lo ménos, la costumbre de criar á los niños con el biberon no está tan propagada como en tiempos pasados. “*Po- cas madres existen en la presente época, que se hallen dispuestas á trasferir el tierno y piadoso privilegio materno á una persona extra- ña; sin embargo, sin debida razon, la mujer saludable de la aristo- cracia, ya por capricho, por miedo á los cuidados, por amor al pla- cer, el deseo de evitar la reclusion que necesariamente impone la lac- tancia, ó ya por cualquiera otra causa de tan frívola naturaleza, se en- cuentra dispuesta á quebrantar esta ley natural y más le valiera con- siderar las consecuencias posibles que pueden ocurrirle por no seguirla estrictamente, pues á ninguno se le escapará la significacion de los hechos que acabamos de mencionar. Los animales, aun aquellos de más feroz condicion demuestran amor á sus hijuelos, no los abando- nan ni descuidan, los «limentan con su propia leche y los vigilan con el más tierno cuidado. La mujer dotada de razon, así como de instin- tos naturales, no debe mostrarse de más perversa naturaleza que los brutos. Jert:is circunstancias, sin duda, distraen á la madre del cum- plimiento de este deber. Un estado delicado será un obstáculo para ello. En estos casos, debe intentarse el criar al niño, siempre que lo aconseje Ó permita el médico, y si se adoptan con perseverancia log diversos medios de vigorizar el organismo, la mujer delicada puede robustecerse y encontrarse en disposicion de criar á su hijo, benefi- ciosamente pura entrambos. Los casos excepcionales deben ser exami- nados con detencion y no aceptarlos con demasiada ligereza; y aun cuando al fin no se consiga el objeto descado, bajo una direccion mé- dica juiciosa, no son de temerse malos resultados. Las condiciones siguientes, sin embargo, impedirán á una madre criar á su hijo, dado caso que no puedan ser remediadas: 12 Un de- fecto natural en el tamaño y estructura de las mamas y los pezones; 65 por ser las primeras demasiado pequeñas para contener la cantidad de leche necgsaria, Ó por ser los segundos demasiado pequeños y hun- didos, impidiéndole al niño que los pueda cojer entre los labios, y no pudiendo ser modificados artificialmente. 22 Las excoriaciones y grie- tas en la base ó el cuerpo del pezon hacen la succion excesivamente dolorosa. Lavándolos largo rato con agua tibia ántes y despues de cada succion, secándolos despues cuidadosa y suavemente, aplicando un poco de aceite sobre su superficie y con el uso de un anillo de go- ma elástica cuando el niño va á mamar, el dolor disminuye grande- mente y puede desaparecer gradualmente. Se tendrá cuidado con que este anillo abrace el pezon perfectamente, pues de lo contrario no se conseguirá el objeto deseado; cuando es demasiado ajustado, impide la salida de la leche é irrita los excoriaciones, y por otra parte, uno demasiado ancho, aun cuando no lastimará el pezon, impedirá la sue- cion de la leche, porqué el niño no podrá hacer un vacío perfecto. Muy difícil es luchar contra los agudos dolores que despierta la succion en un pezon agrietado; así es que si con este plan no se con. siguen buenos resultados en el trascurso de cuarenta y ocho horas, se avisará sin más dilacion al médico Aunque en este folleto no es posible examinar minuciosamente todas las indisposiciones que tienen conexion con la lactancia, ni es posible inscribir en él todas las consideraciones que saltan á la mente cuando se reflexiona sobre este asunto, me contentaré con enumerar simplemente las principales condiciones de constitucion que pueden impedir á una madre el criar á su hijo. 1? Las que presenten una constitucion estrumosa y delicada no criarán á sus hijos, pues de lo contrario contribuirán á que se aumen- te la predisposicion hereditaria. En tales casos se tomará una nodriza que sea jóven, saludable, de la misma edad poco más ó ménos que la madre; se procurará que respire siempre un aire perfectamente puro y que haga bastante ejercicio, cuidando de vigilar, ademas, con la asistencia de un facultativo, el más pequeño trastorno de la digestion: 4 una madre adopta el antídoto indirecto más seguro para vencer la predisposicion constitucional, cuyas semillas, no heredadas á veces de los padres, frecuentemente germinan en los niños durante el período de la lactancia, y al mismo tiempo emplea los medios más radicales para enjendrar en él una constitucion vigorosa. 22 Las que están dotadas de un temperamento excesivamente nervioso, las que se excitan y agitan con los más pequeños sucesos de * la vida, hacen mal en criar á su hijo. Estos cambios bruscos de tem- 66 peramento hacen, por una parte, deficiente la cantidad de leche y por otra la modifican en su constitucion, lo que puede producir graves trastornos en la salud del niño. Las madres de este tipo no son sus- ceptibles de criar impunemente su primero ó segundo hijo, aunque despues puedan hacerlo perfectamente con los demás que tengan. La madre que solo da de mamar á su hijo, cuando le conviene á ella, no debe emprender de ningun modo esta tarea. Desde el primer momento en que el niño recibe el alimento, debe seguirse cierto plan. Esto es esencial para su salud. En presencia de las tablas estadísticas de mortalidad en la Gran Bretaña, se observa que más de la mitad de las defunciones la suministran los niños de uno á siete años de edad y la mayor parte de ellos ántes de haber cumplido el primer año. En las estadísticas de todos los hospitales de niños se nota que un gran número de los niños que llevan allí á las horas de consulta padecen de trastornos digestivos ó de enfermeda- des achacables ó agravadas por una digestion imperfecta. Si el niño no sucumbe á causa de estos desórdenes ó si el mal no es combatido á tiempo, la constitucion del niño pronto queda irreparablemente dañada. Miéntras no se efectúe la secrecion de la leche, lo que habitual- mente acontece á las treinta y seis horas del parto y á veces (sobre todo si la mujer es primeriza) al tercero ó cuarto dia, el.niño será alimentado artificialmente. Durante las 24 primeras horas lo mejor que hay que hacer es darle con cortos intervalos (dos horas poco más ó ménos) algunas cucharadas de agua con azúcar, agregándole luego un poco de leche á esta solucion. Esta clase de alimento se adminis- trará á la misma temperatura del cuerpo, no excediendo la propor- cion de leche, de un tercio de la cantidad total del líquido. Una vez formada la leche de pecho y en suficiente cantidad, se abandonará la alimentacion artificial, y desde este momento solo se empleará la le- che de pecho. Como la facultad digestiva del niño es extremadamente débil, se tendrá cuidado en no administrarle alimento con demasiada frecuencia para no recargar elestómago, no permitiéndole tampoco que mame mucho de cada vez. Contra este último exceso, la, Natura- leza misma le protege, pues el niño devuelve el exceso de leche que no necesita para su nutricion. Respecto 4 la mayor ó menor frecuen- cia con que se le ha de administrar el alimento, el niño mismo es el mejor guia, indicando sus gritos que tiene hambre. A veces sin em- bargo duerme tanto tiempo que se debilita; pero, como sucede en el adulto, la necesidad de tomar alimento pasa desapercibida. 4 67 Es muy útil, durante el primer mes, habituarle á que mame ca- da dos horas; pasado este tiempo, debe ser alimentado con regula- ridad cada tres y luego cada cuatro horas. Así se deja tiempo sufi- ciente para que se pueda digerir y para que el estómago recupere el tono necesario para la próxima digestion, tendiendo tambien á regu- larizar la accion de los intestinos. Esta regularidad, ademas, sirve para moderar la impaciencia del niño y los gritos perpetuos que ha- cen creer á los padres y á los que están en torno de ellos que solo dándoles de mamar lograrán acallarlos. La administracion irregular del alimento recarga su estómago; permanece allí sin ser digerido, apareciendo trastornos intestinales, se presenta la fiebre y á la larga el niño se pone seriamente enfermo y puede á veces hasta morir, cuando si se siguieran las reglas anteriormente expuestas, creceria fuerte y sano. En tales casos las medicinas no surten grandes efectos, pues no se evita la causa de todos estos desórdenes. Al fin de la octava ó novena semana despues del parto, ya no es necesario dar de mamar al niño tan frecuentemente durante la noche y la salud de la madre exige que conceda más horas al sueño, de lo que lo hacia anteriormente. Es muy ventajoso tanto para la madre. como para el niño dejar pasar un período de seis horas, durante la noche, ántes de volverle á dar de mamar otra vez. Indispensable tam- bien se hace el que la madre esté tranquila y goce de mucho reposo para que su salud no se altere y pueda -criar bien. El sueño es tan necesario para la restauracion de las fuerzas como los mismos alimen- tos, destruyéndose ó modificándose con su privacion la cantidad y la calidad de la leche y á veces (sin fenómenos precursores que lo anun- cien) puede retirarse por completo. Tambien conviene, cuando es po- sible, acostumbrar al niño á que duerma separado de la madre, y con este objeto se le debe habituar á estar con una criada de confianza. Este plan debe seguirse durante los ocho 6 nueve primeros meses de la vida del niño y hasta que apunten los primeros dientes. Si la ma- dre es sana tendrá siempre cantidad suficiente de leche para criar 4 su hijo sin necesidad de apelar al auxilio de la alimentacion artificial, Esta última no deberá usarse (despues de este período) á ménos que la escasez de la leche materna ú otra causa no la hagan indispensa- ble. Dado caso que la cantidad de aquella no sea suficiente, se busca- rá otra nodriza ó bien se dará al niño únicamente leche de vaca ter- ciada con agua. Una de las fuentes más fecundas de muerte enlos ni- ños en esta edad es el uso de los alimentos. La leche de mujer y la de vaca mezclada con agua requieren distintos grados de digestion T. 1x.—10, 68 y asimilacion, por lo cual jamás se emplearán simultáneamente. Cuan- do se use la leche de vaca y agua, la proporcion debe ser de dos par- tes de agua por una de leche. A la conclusion del tercer mes ya-pue- de el niño tomar una mezcla de partes iguales de leche y agua, au- mentando gradualmente la proporcion de los componentes, hasta po- ner una de agua por dos de leche. Un niño muy delicado digiere á ve- ces con dificultad la leche de vaca, y soporta perfectamente la de burra, ya sola, “ya mezclada con agua en partes iguales (1). He obser- vado á menudo que los niños alimentados de este modo, ya á causa de un cambio de alimentos de la vaca, lo cual trae consecutivamente modificaciones en su leche, ya porque el niño está padeciendo un ca- tarro ú otro trastorno, esta mezcla de leche y agua no puede ser di- gerida; entóncea es vomitada bajo la forma de ““requeson” (esto es, le- che cuajada) ó en este mismo estado pasa á los intestinos producien- do diarreas ó trastornos en el hígado como lo indican las materias fecales teñidas de verde. En estos casos conviene reemplazar por al- gunos dias la leche con agua de cebada ó de arroz ligeramente edul- corada. Estos emolientes aplacan la irritabilidad intestinal, volvién- dose á usar luego gradualmente la leche terciada, ventajosamente. Para preparar el agua de arroz ó de cebada, el grano debe ser her- - vido con agua á fuego lento por tres Ó cuatro horas, para extraerle sus principios nutritivos sin que vayan mezclados con los tejidos de su cubierta. Cuando se emplea esta clase de alimento se deben dar al niño pequeñas porciones en cada vez, siempre ligeramente tibia;— y si continuando el tiempo, pareciese repugnar al niño el alimento, es preferible 4 dar medicamentos hacer desde luego un cambio dieté- tico. Mucho puede conseguirse alternando la forma de aquel y á ve- ces simplemente disminuyendo su cantidad. Pueden corregirse las diarreas ó flujos intestinales agregando cola de pescado á la leche ó sopa, y se prevendrá la constipacion administrando el arrow-root, el agua de cebada ó caldo ligero (beef-tea) de carne. Ademas de estos los signos más comunes de los desórdenes digestivos son la flatulen- cia Ó cólicos y decoloracion de las evacuaciones. Débese lo primero generalmente á que se ha dado demasiado alimento, á que este es in- digesto ó muy endulzado, y se remedia el caso fácilmente disminuyen- (1) Sise usa la leche de burra, durante los primeros diez dias debe diluirse en una cantidad igual de agua, no siendo necesario ponerle azúcar, pues aquella l, posee en abundancia. Pasado dicho tiempo ge usarán dos tercios de leche por uno de agua y al cabo de algunas semanas puede emplearse la leche pura. (Bull y página 294.) 69 do la cantidad de aquel. Grave error es que las madres recurran á los medicamentos en todos los casos ligeros de desórdenes de la diges- tion; los purgantes especialmente, cualquiera que sea la ocasion, de- ben ser administrados al niño con prudencia, pues es tan delicada la estructura de su tubo digestivo que con demasiada frecuencia se origi- nan enfermedades dependientes de la accion de aquello 4 que en el primer momento se recurrió como remedio. Pero aun ántes de pre- sentada la diarrea puede el desórden digestivo manifestarse por el cambio de color de las deposiciones, que pueden ofrecer un ligero ma- tiz arcilloso Ó ser verdosas como espinacas, no teniendo aquella gran fetidez y siendo las verdosas muy fétidas y de olor agrio. El cambio de dieta y la administracion al niño de menor cantidad de alimento y de mucha agua fria bastarán para corregir generalmente este desarre- glo. Antes de concluir este capítulo mencionaremos la mejor ma- nera de preparar algunos de los artículos dietéticos ya recomenda- dos para los niños. Sagú.—Tómese una onza de sagú perlado, macérese durante dos horas en media pinta de agua en una vasija, y déjese hervir len- tamente un cuarto de hora, agitando bien; cuélese 4 traves de un ce- dazo, agréguese leche de vaca y algunos granos de sal y endúlcese con un poco de azúcar en terron. Arrow-root.—Tómese una cucharada de las de postre de arrow- root en polvo y mézclese con cuidado en una vasija con un poco de agua fria, viértase media pinta de agua hirviendo, agitando cons” tantemente hasta que se mezcle por completo, hiérvase durante cinco minutos, agréguese leche fresca y algunos granos de sal y endúlcese con unos pedazos de azúcar. Agua de cebada.—Tómese dos onzas de cebada perlada, mézcle- se con dos vasos, de los de vino, de agua fria, déjese reposar por es- pacio de media hora y entónces hiérvase en media pinta de agua du- rante tres horas; cuélese con cuidado y despues de ligeramente en- dalzado el líquido, aromatícese con canela ó limon. Agua de arroz.—Colóquese un cuarto de libra de arroz bien la- vado en un cuarto de pinta de agua fria, hiérvase una hora, pásese á través de un colador fino, y endúlcese. Caldo.—(Beef-tea.) —Tómese una libra de buena y jugosa carne, córtese en pedazos pequeños, colóquese en una cazuela limpia con un cuarto de pinta de agua fria, agréguese un poco de sal y hiérvase por espacio de tres ó cuatro horas. Quítese toda la grasa. Sopa de pollo.—Tómese un pollo bien gordo, divídase en dos, 70 colóquese en media pinta de agua fria con un poco de sal, hiérvase muy despacio durante dos horas. Agréguese un poco de arroz como media hora ántes de beberlo. La sopa de ternera puede hacerse de igual manera, tomando una libra de ternera para un cuarto de pinta de agua. Caldo de carnero.—Tómese libra y media de caldo de este ani- mal, quítesele la manteca, colóquese en un cuarto de pinta de agua ligeramente adicionada de sal, con una cucharada de agua de cebada, y hiérvase lentamente durante dos horas. Resúmen.—Para alimentar á un niño hasta que se haga fuerte y pueda adquirir una buena constitucion, deben tenerse presentes las siguientes condiciones. Hasta que aparezcan los primeros dientes el niño deberá alimentarse con el pecho de su madre, de una criandera ó con una mamadera que contenga partes iguales de aguas y de leche, aumentando gradualmente la proporcion de esta última. Al noveno mes deberá ser destetado, agregándose los alimentos farináceos á la leche. Despues la alimentacion animal bajo forma de sopas, huevos ó carnes deberá ser la usada. Debe obedecerse á un plan fijo en tan- to que dure la alimentacion. Deben dejarse intervalos suficientes en- tre las épocas de la alimentacion, á fin de proporcionar conveniente tiempo á la digestion de los alimentos, y la cantidad dada de una vez debe aumentarse gradualmente á medida que el niño crece. Deben tenerse presentes las indicaciones mas tempranas de cualquier forma especial de alimentacion que no convenga al niño y realizar un cam- bio ya en el género de alimento, ya en su preparacion. Se tendrá cui. dado especial en preparar los alimentos en platos limpios y en cocer- los convenientemente. Como las consideraciones de este opúsculo solo se refieren á la higiene de los niños menores de siete años, recomen- daré aquí enérgicamente que no debe permitírseles el té, el café, ni ninguna clase de estimulante alcohólico, excepto en el caso de ser ordenado como medicamento. Las pastas, los dulces secos y todos los manjares fuertemente sazonados deben proscribirse para los niños. Los más sanos de estos y los adultos más fuertes son los que se ali- mentan con sustancias animales y vegetales sencillas, de fácil diges” tion y bien cocidas. - CAPITULO III. SOBRE OTRAS MEDIDAS HIGIÉNICAs. - Como la conveniente alimentacion de un niño es el medio más importante de proporcionarle salud y fuerza, hemos consagrado la A, mayor parte de este opúsculo á la discusion de semejante asunto; pe- ro hay otras medidas higiénicas que conducen al sano desenvolvimien- to de un niño y á ellas vamos ó contraernos brevemente. Vestidos.—La principal indicacion de estos se refiere al calor moderado. Los vestidos de un niño deben ser calientes, ajustársele convenientemente y que no compriman sus músculos. El niño es muy susceptible al frio y tiene poca potencia para engendrar el calor: de aquí que sea muy esencial para su salud que la totalidad de su cuer- po esté abrigado con vestidos calientes. El cuello, brazos, manos, piernas y piés deben, lo mismo que el tronco, ser envueltos en frane- la, especialmente en las épocas frias. La idea muy dominante de que el niño se robustece por su exposicion al frio es muy nociva y será siempre fatalmente perjudicial. Estos vestidos deben acomodarse á la estacion del año y proporcionarse cuidadosamente al tiempo frio ó húmedo. Otro funesto error que con frecuencia se comete consiste en quitar demasiado pronto la faja de franela con que se cubre el vientre del recien nacido. Este vendaje se colocará sobre la piel de modo que no estorbe los movimientos del pecho, y debe ser usado por los niños especialmente en tiempo frio ó húmedo hasta la edad de siete años. Los vestidos deben ser ligeros á la vez que calientes. Los innumerables pliegues que usualmente existen en los vestidos del ni- ño son tachables por el peso que agregan y porque molestan al niño notablemente, oblizgándole á volverse una vez y otra hasta que- uno tras otro queden ajustados. El mismo niño no puede explicar la in- comodidad que experimenta, y las madres sin experiencia se encuen- tran confusas y sin saber explicarse por qué su niño grita y no puede tranquilizarse, cuando quizas dépende esto de la punzada de un alfi- ler ó de la presion sobre la piel del borde de un boton. Es, pues, muy importante que las madres se ocupen tanto de la comodidad del ves- tido como de su apariencia. Este debe cambiarse diariamente en el recien nacido y en los demas muy frecuentemente. Debe despojársele desde luego de todo lienzo mojado y sucio, debe usar medias y zapa- tos, pues así los piés quedan protegidos contra el frio y contra todo daño cuando gatean Ó caminan; pero no deben ser habituados al uso de corsés ni de tirantes hasta que tengan -catorce ó más años, porque tales clases de compresores tienden á contraer los hombros hácia abajo y hácia adelante. Se recordará. especialmente que no debe hacerse cambio Sano repentino en el vestido de los niños. Cuando por moti- vos de edad ó de variacion en la estacion sea necesario alterar aquel debe hacerse gradualmente y con prudencia. 72 Baños y aseo.—Es esencial á un niño que goce de buena salud la accion regular de la piel; y como el sudor contiene materias sóli- das y fluidas y en tanto que estas últimas se evaporan se adhieren aquellas á la superficie, es importante que dichas sustancias sean qui- tadas diariamente; de lo contrario se obstruirán los poros de la piel, se Originarán trastornos en sus funciones y erupciones molestas y te- naces aparecerán en su superficie. El niño pequeñito deberá ser dia- riamente lavado por todas partes; pero desde uno á siete años cada dos ó tres dias. Este hábito de aseo adquirido en la infancia se so$- tierñe toda la vida, y ademas de ser útil á la salud se comprende que tiene una influencia moral importante en los años posteriores. Para un niño de corta edad el agua debe tener una temperatura de 96 á 989 F., temperatura que gradualmente debe hacerse descender á me- dida que -el niño crece, al ménos en la época de calor. Es un error perjudicial suponer que el niño puede hacerse más capaz de resistir los cambios de estaciones bañándosele en agua muy fria. Ademas, como su piel es de delicada estructura, debe cuidarse de que el jabon empleado sea de accion suave. Despues de bañado con cuidado y prontitud debe ser secado per- fectamente. No solo se secará muy bien la superficie de la piel con una toalla suave calentada, sino que se excitará un calor natural con fricciones ligeras. Los surcos formados en un uiño de pecho por por- ciones de piel que se superponen como en el cuello, axila €, deben se- carse completamente, lo cual prevendrá las excoriaciones y erupcio- nes. Si el niño es bastante fuerte para soportarlos, debe acostumbrar- se durante la estacion de calor á los baños de mar diarios, pero pro- curándose que no permanezca en el agua más de cinco minutos. Atre y ejercicio.—La conveniente ventilacion de las habitaciones de los niños no ha recibido aquel grado de atencion que merece su importante influencia sobre la salud. El «aire de los cuartos debe re- novarse, ser fresco y sin corrientes. El cambio de un aire nocivo ó ya viciado por otro nuevo se hará imperceptiblemente y continuado tanto de dia como de noche. Los peligros de una ventilacion imperfecta se reflej:m evidentemente en el rostro y desarrollo de los niños de nuestras clases más pobres. Allí donde no existe una ventilacion sistematizada es casi imposible mante- ner cerrada una habitacion sin que se origine una condicion atmosfé- rica que puede ser perjudicial. El deterioro del aire de tales habita- ciones no es percibido por los que habitualmente le respiran; pero en realidad es sentido por todos los que entran en ellas viniendo del aire y 18 libre. Esa influencia nociva es gradual y acumulativa: obra dia tras dia y noche tras noche, suave, imperceptible y seguramente. Cuando los niños se despiertan por la mañana sin sentirse descansados por el reposo de la noche y no se encuentran dispuestos á dejar la cama, se supone frecuentemente que su salud se ha alterado, y en realidad esta circunstancia se debe simplemente á la respiracion durante la noche de un aire impuro; por lo cual es importante que la habitacion que ocupan de dia esté separada de la destinada al sueño por la noche. Las ventanas de una y de otra deben abrirse alternativamente cuan- do no estén ocupadas aquellas, y en cuanto pueda evitarse no debe co. cinarse, lavarse, ni secar la ropa en ellas. Se las mantendrá ademas con cuidado en una temperatura proporcionada, que no excederá de 152 F. Las habitaciones muy calentadas hacen á los niños muy sus_ ceptibles á las enfermedades; pero en invierno el dormitorio debe ha. llarse á menor grado de calor, de 60% F. Por último, el interior debe construirse de modo que se abra á la luz y tan alegre como sea posible. El ejercicio, como el aire, es esencial á la salud de los niños. El de pecho no puede hacer suficiente ejercicio para equilibrar el cambio de temperatura originada por su salida de la casa; pero con cuidado puede hacérsele disfrutar de la influencia vigorizadora y-vivificante del aire libre tanto como un niño de más edad. En cuanto la época lo permita los niños deben respirar el aire libre, pero de ninguna mane. ra deben exponerse á él cuando sea muy frio 6 húmedo. Si se saca de casa al niño, se recomendará á la criandera que no se detenga ni ande vagando. Al llevar un niño de pecho se tendrá mucho cuidado con él en los primeros meses de su vida. Su contextura no es bastan- te fuerte para soportar su propio peso, por lo cual durante los seis. primeros meses debe ser llevado en una almohada ó en brazos con mucha suavidad; pero duramte ese tiempo debe dejársele descansar _por intervalos en el dia, sobre un colchon, en donde pueda dar soltu- ra 4 sus miembros. Es este el mejor ejercicio que puede tener y for- talece por otra parte sus músculos. Cuando los niños empiezan á afirmarse en la posicion vertical y á caminar por su voluntad,-están muy expuestos á esas desviaciones del cuerpo que provienen del demasiado peso que tienen que sostener los huesos blandos y flexibles del esqueleto; de aquí las piernas torci- das, los pechos contraidos, los brazos encorvados que frecuentemente se encuentran en los enfermitos conducidos á los hospitales. Es, por consiguiente, importante que las madres tengan presente que tales desviaciones dependen no solo del demasiado peso, sino tambien de * 714 soportarlo mucho tiempo; y los padres no deben apresurarse á ense- ñar á caminar á sus hijitos, sino abandonarles en este particular á su instinto, vigilándoles miéntras se sostengan cuando consigan ponerse de pié por la primera vez, y dominando el deseo de dejarlos en esa posicion más tiempo del posible. Las desviaciones así originadas son por otra parte fáciles de remediar si se avisa con prontitud, y las convenientes medidas correctivas deben usarse cuando se observen aquellas. La naturaleza enseña al niño á gatear primeramente; des- pues á estar de pié y más tarde á caminar ayudado de algun apoyo, como una silla; y este programa debe ser respetado. Una vez bastante fuerte para emprender la marcha y para cor- rer, se le permitirá, en la estacion seca, permanecer mucho tiempo al aire libre. Hay un particular en estos casos que requiere toda in- sistencia y es que debe tenerse sumo cuidado de que al volver de su paseo á casa se le despoje de todo vestido húmedo, cambiándosele es- pecialmente las medias y zapatos. Cuando haya cumplido los siete años se le animará para ejercitarse en montar á caballo y algunos años despues se le enseñará á remar. Es este último el mejor ejerci- cio para desarrollar todos los músculos. CAPITULO IV. DE LA MEDICINA DOMÉSTICA. Hemos especificado los principios esenciales para conservar y perfeccionar la salud de los niños. Indicaremos ahora con brevedad algunas de las indisposiciones que más comunmente les atacan, los síntomas ordinarios con que se revelan y los remedios que deben em- plear las madres en los primeros momentos ántes de la llegada del médico. Tratándose de niños es especialmente importante que los me- dios necesarios para dominar ó aliviar el mál se empleen pronto, así- dua- y exactamente; por lo cual damos fin á este opúsculo con algu- nas reglas sencillas, pero importantes, para el manejo de los niños enfermos. Desórdenes digestivos.—Estos se traducen generalmente por vó- mitos, diarreas, estreñimiento ó por alteraciones en el carácter y color de las deposiciones. Cuando la leche de los pechos 6 la de la mama- dera repugna al niño, el líquido es arrojado, pasado un tiempo más ó ménos largo de su ingestion. Es vomitada generalmente en estado de coágulos, lo que se debe á la acidez de la leche ó á que la ha promo- vido en el niño. Puede evitarse perfectamente lo primero tomando la madre de vez en cuando algun purgante salino, suave, tal como los 15 polvos de Seidlitz, ó usando agua de cal, agua de soda 6 alguna otra sustancia alcalina con sus comidas. Cuando la leche de la mamadera es devuelta coagulada, debe ponerse en esta un poco de agua de soda ó de cal, recursos de que tambien se echará mano cuando los niños de más edad se vean indispuestos por acidez. Si esto no fuere sufi, ciente para dominar el trastorno, se alimentará al niño durante dos ó tres dias con agua de cebada ó de arroz solamente, volviendo al uso de la leche una vez combatido el vómito. A la vez se hará ménos fre- cuente la alimentacion y se dará más corta cantidad en cada vez. Si se pasa por alto esta primera indicacion, la misma causa-indi_ gestion ácida-producirá el síntoma inmediato; la diarrea. Para comba- tirla se cambiará la alimentacion y se agregará el agua de cal. En lu- gar de leche se dará sagú claro, y si aquella no se vomitase se her- virá con ella un poco de cola de pescado y se administrará amplia- «mente dilatada con agua. Algunos niños parece que sufren naturalmente de estreñimiento, el que debe ser combatido cada vez que se observe. Si la madre sufre de igual manera, el mejor modo de corregir la perturbación en el ni- ño es procurando ella dominarla en sí misma. Ya nos hemos ocupado de los medios convenientes que ella debe usar -para oponerse al es- treñimiento.. Perniciosa práctica es administrar purgantes á los niños y nun- ca insistiremos bastante sobre este particular. No obstante, si no pues den regularizarse las funciones intestinales del niño por intermedio de la madre, ni por el cambio de la alimentacion (como por ejemplo dándole agua de cebada en lugar de leche, ó ciruelas pasas ú frutas naturales en el ulmuerzo) los mejores purgantes que deben adminis- trarse son la magnesia y el jarabe de sen. Confecciónase el primero en forma muy agradable con el nombre de “Fluido de magnesia,” y el segundo es aceptado con facilidad por el niño. El aceite de palua cristi es un purgante demasiado serio para un niño y el enlomel es muy nocivo. El aceite de olivas ó el azufre disuelto en jarabe son muy usados para regularizar el vientre. Los purgantes deben darse siem. pre por la mañana y en ayunas. El niño de pecho debe evacuar por lo ménos dos veces al dia y el de más edad una. Si no bastasen aque llos medios para combatir el estreñimiento habitual no debe insistir- se en el uso de purgantes, sino que deben solicitarse las deposicion»s con el uso de una .lavativa de agua fria. Este es el mejor modo y el ménos deprimente de regularizar el vientre, y rara vez fracasa. A yeces sin un motivo evidente y sin que presente ninguno de ! : med; 76 los síntomas ya mencionados, el niño languidece gradualmente, y aun- que toma con ganas el alimento no medra. Rara vez ocurre tal cir- eunstancia sin ir precedia de algunos otros signos de indigestion que han pasado desapercibidos. Una vez hecha la operacion se cuidará de descubrir la causa y se alterará la clase de alimentacion. Si des- pues de hecha esta alteración no sobreviene la mejoría, la atencion materna debe dirigirse á la presencia posible de lombrices. Es un error grave, sin embargo, en las madres suponer por ciertos síntomas la existencia en el niño de aquellos animales. Esos síntomas indican sim- plemente una perturbacion del vientre; pero la apreciacion de si exis- ten lombrices ó una mala digestion solo puede descansar en la expul- sion de aquellas, en el carácter de las deposiciones y en el aspecto de la lengua. Es altamente inoportuno dar polvos ó pastillas vermí- fugas ú otros remedios contra las lombrices, miéntras no se haya comprobado la presencia actual de dichos animales y semejantes me-. dicamentos no deben ser administrados sino únicamente bajo la ins- peccion facultativa. Otra pronta indicacion—generalmente la primera,—del desórden de la digestion en un niño es el cambio del carácter y color de las deposiciones. Estas se hacen pálidas y de aspecto terroso ó cuajadas, de olor agrio, Ó verdosas y grumosas. Cuando esto se observe, y de- be ponerse en este particular mucha atencion, se administrará uno de los purgantes ya mencionados y se cambiará el alimento, y si esto no fuere suficiente se acudirá al médico. Antes de dejar este asunto manifestaremos otros síntomas que indican los desórdenes de la digestion, pero que se asemejan tambien á los que ofrecen ciertas afecciones cerebrales, como son: los sobre- * saltos en medio del sueño, Jos gritos sin causa evidente y las convul- siones. Cuando un niño está atacado de acidez sufre tambien mucho de flatulencia, lo que origina la distension de los intestinos y los có- licos que hacen gritar. Ya hemos mencionado el grito quejumbroso particular que indica la necesidad que tiene el cuerpo de abrigo; el producido por el dolor cólico es igualmente característico y todas las madres pueden reconocerlo. Solo se alivia con la desaparicion de la causa, ya naturalmente porque los gases pasan á otra porcion de los intestinos ó son expelidos, ya por la aplicacion al vientre de alguna sustancia caliente. Este cólico con frecuencia es originado y siempre aumentado por la frialdad de los piés. Los mejores medios para ali- viarlo son el uso de fomentos calientes Ó de cataplasmas de harina de linaza. Los fomentos se aplicarán doblando en dos ó tres pliegues una 77 A franela humedecida con agua hirviendo y colocándola lo más calien” te posible sobre el vientre. Debe exprimirse toda el agua, y para que la franela pueda conservar su calor se cubrirá con otro pedazo del mismo lienzo seco Óó con hule. Cuando se considere oportuno el uso de la trementina, del láudano, ú otros medicamentos á manera de fo- mentos, se verterán sobre la superficie de la franela que se aplica á la piel. Para que llenen plenamente su objeto, se renovarán los fo- mentos de quince en quince minutos. La utilidad de las cataplasmas depende, segun me ha enseñado la experiencia, de la manera con que han sido preparadas. Para con- seguir convenientemente este objeto se observarán las siguientés re- glas. Se colocará la cantidad necesaria de agua en una pequeña ta” chuela y esta al “fuego hasta la ebullicion, y la harina de linaza—y todavía mejor la harina con afrecho—se echará en una taza de capa- cidad suficiente. Cuando el agua esté hirviendo se le agregará por cucharadas la harina y se removerá el líquido hasta que quede-pre- parada la cantidad necesaria para la cataplasma. Se extenderá la papilla entre dos lienzos ó se colocará en una bolsita de franela y se aplicará gradualmente en la parte del cuerpo que la exija. Se cuida- rá de que la masa no esté demasiado fluida; de otro modo seria incó” moda cuando se aplique, y para evitar este resultado solo se coloca- rá al principio en la tachuela un poco de agua. Con el método ordi- nario de hacer cataplasmas—vertiendo el agua hirviendo sobre la horma fria—se pierde gran cantidad de calor en el esfuerzo para calentar la masa. Las cataplasmas hechas de la manera que he indi- cado conservan perfectamente el calor durante tres ó cuatro horas. Las crianderas no olvidarán jamas que las cataplasmas frias hacen daño. Por lo que toca á la repugnancia natural que oponen fuertemen- te los niños al uso de los medicamentos y de otros remedios, es de desear que se obvie este inconveniente en cuanto sea posible hacien- do agradables aquellos y soportables estos. Con este motivo es que he creido que quedaria justificado el hecho de entrar en pormenores tan minuciosos que parecen triviales. Se ordenan con frecuencia á los niños emplastos y cataplasmas sinapisadas; pero son remedios tan se- rios que no deben usarse sino con mucha prudencia. Cuando se usan oportunamente son muy útiles y proporcionan notable alivio. El sina- pismo se confecciona mezclando mostaza y agua caliente: hasta con- sistencia de pasta: extendida esta entre dos hojas de papel de filtro, cuyos cantos se doblan, constituye una aceptable aplicacion.—Puede - VE ser generalmente soportado por los niños desde diez á quince minu- tos. Los sobresaltos durante el sueño y las convulsiones indican una accion irregular del cerebro; pero estos síntomas pueden resultar tan- to de una indigestion como de perturbación más grave, cual es la con- gestion cerebral. Regla general: aquella es la causa más comun de estos síntomas y cuando se observen se tratará al niño como por in- digestion. Las otras enfermedades más comunes de que adolecen los niños son las fiebres eruptivas. y. como admitirán todos los médicos que han consagrado su atencion á los padecimientos de los niños, la asisten cia doméstica para tales afecciones es aun más importante que su tra- tamiento médico. Cuando se nota fiebre en el niño se le dará desde luego un baño caliente; pero si no se da con cuidado puede ser muy perjudicial. A] prescribirlo, por consiguiente, siempre insisto en que se tengan presentes los siguientes puntos. El agua debe estar suficiente- mente caliente para permitir que la mano de la madre permanezca en ella durante un minuto. £] niño deberá estar inmergido por igual es- pacio de tiempo, y una vez extraido del baño se le envolverá en una frazada y se le acostará. De esta manera se originará un sudor abun- dante. Despues de 'sostenido este por veinte ó treinta minutos, se se- cará el cuerpo frotándolo vigorosamente con una toalla caliente y se le pondrá el vestido para dormir.—Se cuidará mucho de evitarle el enfriamiento despues de secado. Las quemaduras y escaldaduras son los accidentes más comunes ofrecidos por los niños, y deben saber las madres que cuando tales ocurrencias se verifiquen, las partes afectadas deben ser cubiertas in- mediatamente con una mezcla compuesta de proporciones iguales de aceite de comer y agua de cal—denominada aceite de cañon—y en- vueltas en algodon cardado impregnado de algunas gotas de la citada mezcla. Lo extenso del presente opúsculo no me permite mencionar otros varios particulares relativos á la asistencia doméstica de los niños en- fermos, que mi experiencia en la práctica de los mismos me ha ense- fiado que son muy ventajosos y que pocas madres sahen, á no ser por una dolorosa experiencia. No obstante, si las oo aquí com- prendidas son atendidas con cuidado, creo que el resultado será sa- tisfactorio,en sí mismo y muy ventajoso para los niños. FEAS MIE AABT : 79 REvIsTA CIENTÍFICA ; por el Sr. D. Francisco A. Sauvalle. Regadío higiénico de las calles.—El “London ¿ancet,” en un artículo editorial dice: que, habiéndole llamado la atencion en el oto- ño pasado, una ingeniosa idea del Sr. Cooper para regar las calles de Lóndres con una solucion de cloruros delicuescentes, á fin de con- tenor la humedad y contrarrestar las descomposiciones amoniacales, trató de averiguar qué cantidad de cloruro de aluminio ó de otras sales se necesitaria para contener la putrefaccion de las heces de los caballos regudas ordinariamente en las vias públicas. Segun los da- tos suministrados por el Sr. Cooper y el profesor Wanklyn, en una calle de mucho tráfico como la del Parlamento, en la que por térmi- no medio transitan diariamente sobre 9,276 vehículos, el promedio de estos excrementos en una área de 1,000 varas cuadradas se calcu- la en 400 Tb. Para desinfectar estas se necesitarian 40 1b de una mez- cla de cloruros de sodio y de calcio: pero añadiendo á estos un ópS de cloruro de aluminio, se aumenta su energía en un 20 pS ; de con- siguiente, para conseguir el mismo efecto bastan 321b de este triple compuesto. ( laro es que siendo suficiente tan corta cantidad, queda resuelto prácticamente el problema relativo 4 la desinfeccion de las calles y al modo de resguardarse de los polvos amoniacales que se aspiran en ellas. En Wesminster los experimentos hechos con la so- lucion de Mr. Cooper fueron tan satisfactorios, que la direccion de Obras Públicas, en testimonio de su aprobacion, acordó aumentar £100 á la suma que se le habia de pagar, y las autoridades de otros distritos se proponen adoptar el mismo sistema. Es indudable que si se generaliza el uso de esta solucion, se lograria destruir un conside- rable número de los gérmenes pestíferos. Estos couductores y propa- gadores de enfermedad, sea cual fuere su naturaleza, deben muchas veces posarse en las calles y su accion enérgica quedaria destruida ó debilitada por la mezcla de los cloruros. Conviene hacer constar que la solucion de Mr. Cooper es del todo inofensiva á la vida animal y que su uso no puede ocasionar accidente ninguno. Tratamiento del Tífus por los baños de agua fria.—Extracto de una carta dirigida al Lancet de Lóndres en Noviembre de 1870, . por el Dr. De Wet Fehreen. El tífus que ha azotado recientemente los ejércitos franceses y prusianos es el tífus abdominal de los alemanes, fiebre tifoidea ó intes- tinal en Inglaterra. Este tipo de fiebre es más benigno que el tífus 80 petequial endémico de Escocia é Irlanda y ménos contagioso, aunque algunos casos que se han presentado entre los practicantes del hospi- tal no dejan duda en cuanto al contagio. Entre los enfermos y heri- dos que se iban” remitiendo. de las provincias rhenanas se notaba un número crecido de casos de fiebres, cuya mayor parte presentaba un aspecto alarmante, sobre todo en los prisioneros franceses, pues á consecuencia del desórden que se apoderó de la administracion mili- tar, esos infelices, ántes de caer prisioneros, estaban ya extenuados por el hambre y abatidos moral y físicamente. Tan numerosos y gra- ves casos de fiebre ofrecian, de consiguiente, vasto campo á la experi- mentacion de todos los sistemas. Así se hizo, y los médicos particu- lares que se habian brindado voluntariamente para asistir á los en- fermos y heridos, adoptaron el de los baños frios. Debo advertir, sin embargo, que este sistema se habia iniciado en el hospital civil hacia ya tres Ó cuatro años: pero pocos facultativos se atrevian á emplear- lo en su práctica particular por la oposicion que hallaban tanto por parte de los enfermos, como por la de los amigos de estos que recha- zaban lo que les parecia una medida excesivamente violenta. En el hospital militar de Dresde se procede del modo siguiente: en cuanto entra el enfermo se determina en seguida la temperatura de su cuer- po; en las mujeres debajo de la axila, en los hombres por el recto. Marcando el termómetro 40% centígrados, se sumerge al enfermo hasta el pescuezo en un baño de 15% dlurante 15 minutos, y si hay delirio Ó violentos dolores «de cabeza se baña esta en agua fria ó se le aplican cabezales frios. A los tres cuartos de hora se nota siempre una baja de 2 4 32, Durante la primera semana se repite el baño frio cuatro ó seis veces al dia y cuantas veces llegue la temperatura á elevarse á 3995, pues la experiencia ha demostrado que la baja casi repentina del calor febril á la temperatura normal es un medio pode- roso para mitigar los síntomas, acortar la duracion de la enfermedad y asegurar una convalecencia más rápida. Las principales ventajas que se derivan de los baños frios son: — 1? que el delirio disminuye ó desaparece de un todo; 22 se consigue más pronto el sueño; 3? se evitan las llagas consecutivas á la pos- tracion en la cama; 4? una convalecencia ménos larga y ménos pe- noSa. Las mujeres, generalmente más dóciles que los hombres, se pres- tan al baño con ménos repugnancia que estos, y á la verdad se nece- sita mucho valor y resolucion para decidirse á entrar en un baño de ¿an baja temperatura. Muchos se quejan hasta á gritos, otros lloran; 81 pero poco á poco, y dejando inmóvil el cuerpo, se va acostumbrando á la frialdad y despues del primer baño disminuye la repugnancia de los enfermos; aun más, algunos llegan á pedirlo con empeño y se han visto levantarse furtivamente de noche y meterse en el baño en au- sencia de los enfermeros. Nada debe oponerse al uso del baño sino una gran debilidad en las funciones del corazon, las hemorragias ó la perforacion de los in- testinos; una ligera afeccion bronquial no se considera como obstá- culo para los baños. Un alimento ligero y un poco de vino tinto es lo único que se suele administrar. A veces, con el objeto especial de disminuir el calor febril, se da por la tarde un gramo de quinina di- vidido en dos partes, considerando esta dósis suficiente para producir todos sus efectos febrífugos. Me han asegurado que dos médicos que habian adquirido mucha experiencia en el tratamiento del tífus, pro- ducido por el hambre que reinó en las provincias del Norte de Pru sia hace unos tres años, habiendo sido llamados :al cuartel general del ejército aleman y encargados de un gran número de casos de fie- bres, ordenaron que todos los enfermos fuesen sacados de la cama y metidos en el rio Maas, obteniendo de esta medida los mejores resul- tados. La estadística actual del hospital municipal de Dresde, com- parada con la de hace algunos años, presenta una diferencia notable; puesto que entónces la mortandad se elevaba al 112pS miéntras que hoy no pasa de 4, y me ha asegurado uno de los facultativos, en cu- yo barrio se ha desarrollado con más fuerza el tífus, que de 76 casos de los cuales mas de la mitad habian llegado del ejército en un esta- do deplorable de postracion, solo dos habian terminado con la muerte; resultado inesperado y que atribuia únicamente al tratamiento por el agua fria. Yo mismo presencié la mayor parte de estos casos. El baño frio en las calenturas será, no lo dudo, de difícil apli- cacion en la práctica particular: pero el facultativo que, por temor ó por las dificultades que le opusieren los enfermos ó sus familias, renunciare en un caso grave de tífus al empleo de un remedio tan efi- -caz como el baño frio, seguramente no cumplirá ni con lo que le pres- cribe su propio interes, ni con el de sus pacientes. El resultado que se conseguirá del primer baño desvanecerá desde luego toda repug- nancia para los subsecuentes. Algunos médicos, más tímidos, pres- criben aquí las aplicaciones frecuentes del agua fria por medio de esponjas Ó paños mojados en ésta, colocados sobre el pecho y vientre. Este sistema me parece tan superior al que se ha seguido gene- : 82 ralmente en Alemania, el cual consiste en aniquilar al enfermo ma- tándole de hambre, que no dudo .en recomendar su adopcion en los hospitales de Inglaterra, aunque se empezare. con baños de una tem- peratura más moderada y agradable que la de 150. Me han asegu- rado algunos médicos alemanes que no vacilarian en emplear los ba- ños frios en casos del verdadero tífus petequial; pues, como sucede en el tipo tifoideo, modificarian sin duda y acortarian el período de la excitacion y del delirio, ejerciendo de consiguiente una influencia saludable así en la postracion como.en la tendencia al coma asténi- co. La alta temperatura que prevalece durante varias semanas, así en el tífus como en sus tipos análogos, vician todas las secreciones, aniquilan los centros nerviosos, alterando en seguida las funciones del corazon y produciendo en las facultades vitales un estado de lan- guidez que tiende á promover las congestiones pasivas, inflamaciones y otras complicaciones graves. Un remedio por el cual se consigue moderar la intensidad y acortar la duracion de este calor morbífico no puede dejar de ejercer una gran influencia en el progreso y termi- nacion del tífus petequial. - ¡Supositorios de cloral.en las convulsiones puerperales. —Extrac- to de una carta del Dr. Whidberme, dirigida al “London Lancet” en Mayo 15 de 1871. Séame permitido registrar un caso de cumyulsiones uterinas que se presentó pocos minutos despues del parto, las cuales duraron cua- tro horas. Este es el tercer caso que he asistido desde el 12 de Ene- ro del presente año, y deseo se publique para dar á conocer los bue- nos efectos del hidrato Ue cloral aplicado en supositorios, cuando no se puede administrar por la boca. La Sra. J. C., de 40 años de edad, poco despues de haber dado á luz su séptimo hijo sufrió dolores uterinos muy agudos y constan- tes, que produjeron convulsiones de carácter grave. Despues de haber empleado sin resultado satisfactorio todos los remedios usuales en es- “ tos casos, recurrí á los supositorios de cloral compuestos de hidrato de cloral........... 1 dracma (gramos 1,772) jabon duro.................. 2 escrúpulos (gramos 1,180) miel de abejas c. s. Al segundo supositorio cesaron las convulsiones; tuvo la enfer- ma cuatro horas de sueño tranquilo, despertó libre de ellas y no le repitieron. ' Igual resultado dice haber conseguido en varios otros casos de dolores uterinos agudos y con achaques consiguientes. I ANALES ACADEMIA DE CIENCIAS MEDICAS, FISICAS Y NATURALES DE LA HABANA. REVISTA CIENTIFICA. AGOSTO DE 1872. REAL ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA. Sesion pública ordinaria del 14 de Julio de 1872. SRES. ACADÉMICOS CONCURRENTES.—Dr. Gutierrez, Presidente Reynés, Sauvalle, Oxamendsz, Martinez Sanchez, Diaz, Navarro, Ko- vira, Benasach, Várgas Machuca, Babé, Miranda, García, Castella. nos, Gonzalez del Valle (D. Ambrosio), Escarrá, Auber, Rodriguez. Donoso; Mestre, Secretario. Abierta la sesion á la hora de costumbre, con la asistencia de los Sres. Académicos expresados, dió lectura el Secretario general al acta de la anterior, que fué aprobada despues de expresar el Dr. * Oxamends, refiriéndose á los casos de envenenamiento por la inges- tion de los mangogyseguida: de bebidas alcohólicas, que los efectos tenian lugar por indigestion y no por accion drástica, segun creia ha- berlo manifestado. CORRESPONDENCIA. —Leyéronse en seguida: 1% una comunica- cion del Gobierno Superior Político en que se participa la toma de posesion del Excmo. Sr. D. Francisco de Cevallos del Gobierno y Capitanía general de esta Isla, invitándose 4 la Academia á dicho acto; 22 otra comunicacion del mismo Gobierno remitiendo el expe- diente de concurso para la provision de las plazas de médicos muni- T. Ix.—12, 84 cipales y forenses de la jurisdiccion de Colon; asunto que ha pasado á4 informe de la Seccion respectiva; —3% otra comunicacion del Juzga- do de primera instancia del distrito del Cerro, acompañando testimo- nio de la causa formada por envenenamiento con el verdín de unos dulces; la que se ha transcrito á la Comision de Medicina legal, á fin de que resuelva las "cuestiones dirigidas por aquel Juzgado;—4% un oficio del Sr. D. José Fernandez de Castro poniendo en conocimiento de la Corporacion que se ausenta por tres ó cuatro meses de esta ls- la, con objeto de que se nombre quienes lo sustituyan en los honrosos cargos de Secretario de la Correspondencia nacional y extranjera y de Secretario de la Seccion de ciencias. Conforme al artículo 42 del Reglamento, le corresponde desempeñar el primer puesto al Sr. Vi- ce-Secretario; debiendo para el segundo nombrar al sustituto la res pectiva Seccion;—52 una comunicacion del Sr. D. Enrique Gonzalez, antiguo profesor de música de esta capital, remitiendo á la Academia en calidad de depósito un pliego cerrado que contiene una opinion química, á cuya prioridad se cree con derecho y es “uno de los resultados obtenidos en su prolongada investigacion de la verdad.” La Academia acordó á propuesta del Sr. Presidente aceptar el depó- sito, poniéndole el sello de la Corporacion. ENFERMEDADES DE LAS VIAS GÉNITO-URINARIAS.— Terminada la correspondencia leyó el Sr. Benasach la primera parte del análisis de los trabajos recientemente enviados desde Paris por el socio cor- responsal Dr. Alfonso Amussat, comenzando por los que se refie- ren á ciertas afecciones del aparato génito-urinario y á los procede- res quirúrgicos que reclaman. Trátase primero de un caso de esteri- lidad en el hombre á consecuencia de un fimosis exagerado, cesando despues de la operacion de este, que consistió en la canterizacion li- neal de todo el espesor del prepucio por la cara dorsal del glande.— El enfermo, que despues de cinco años de casado no habia tenido su- cesion alguna, al cabo de un año de la operacion logró un niño de término y sano. Ocupándose en otro artículo de un hipospadias en que por falta de proporcion entre la uretra y los cuerpos cavernosos, aun- que no se impidiera la emision de la orina, se estorbaba á veces por completo las relaciones sexuales, pudo el Dr. Amussat á beneficio de una operacion quirúrgica conseguir el mejor éxito, y cambiando las relaciones sexuales de los órganos génito-urinarios, hacer que fuera posible la cópula.—En otro ejemplo de estrecheces uretrales, el re- sultado del tratamiento por las candelillas múltiples, despues de un plan antiflogístico reclamado por los síntomas que acusaba el enfermo, 85 fué la dilatacion gradual del conducto uretral y el paso fácil de la orina cuando ántes existia la disuria más completa. ASPECTO SANITARIO DEL 1% SEMESTRE DE 1872.—En el uso de la palabra el Dr. ':onzalez del Valle (D. Ambrosio) se expresó como sigue: —*“Los guarismos de mortalidad recogidos en el semestre ven- cido, ofrecen satisfactorias pruebas del buen estado de la salud públi- ca que vamos disfrutando, si se coteja con la mortandad del primer semestre del año próximo pasado.—El estado atmosférico del invier- no y de la primavera que acabamos de pasar, ha sido por lo general benigno, sin cambios bruscos y sin los impetuosos vientos que del Sur han soplado en las cuaresmas anteriores, y que tanto impulsan el desarrollo de la viruela, si reina, y otras erupciones, que venimos apun- tando hace más de dos años, y nos dan tambien cuenta de las afec- ciones de la garganta, de las oftalmías, reumatismos y otras afeccio- nes catarrales, ora del pecho, ora del tubo intestinal.—Las lluvias han escaseado, y solo referimos algunos chubascos recios con despren- dimientos eléctricos muy contados.—Y si bien las mismas enfermeda- des han continuado en el presente semestre, no obstante ellas han si- do en menor número y más benignas, pues como se notará en la re- lacion siguiente, la viruela y el vómito han hecho menor número de víc- timas que en el año anterior.—He aquí el cuadro de las enfermeda- des que han ocasionado la muerte en el primer semestre á que nos referimos, con el resúmen que hemos creido importante consignar. ESTADÍSTICA MÉDICA MORTUORIA DE LA HABANA EN 1872 e 1 CAUSAS DE DEFUNCION, Enero. |Febrero. | Marzo. — Abril. Mayo. | Junio. ¡SUMA Viruela........ aso ins mal ASS ES 144 Hrebre amarillas s.0ooocco oosevonos 20 e ¡PA E E! 13 68 122 Hrebre DIOSA To cococicas secano» 0 IEA 1 1 SAS 11 Fiebre palúdea....occoommmoc.o...». Elia 1902 13 20430 122 Fiebre tifoidea.....oocormocmmmomo. y 9 |. 9 12 TARA ES 66 Diarrea de países cálidos ...... 19 17 40 29 21 25 151 Disenberia cososcacononoddcraniicnose aa 15 | ES 2 10 72 Cólera esporádiCO...ommcoccomo..o 6 0 a CL co [ce 7 Idem infaumtil ...otririmadaios 1 1 e: 4 3 16 Tétanos Ide a.cioceccicóóbinnn. 47 29 24 26 27 24 177 Idem traum? en adultos... 4 5 6 | 6 3 2 26 NEeUMOM Meteo conajo motor sOdac osas 25 23 SE PURA 23 23 148 TÍí8IS pulmonar :.0csomooclitezses» 119 125 132 113 127 J03% 19119 Difteria........ A slo 2 3 ES NES 9 5 29 A 3 5 24 26 27 21 106 ECLAMPEIA rootasococcro ars 2 5 3 1 3 4 18 Fiebre eruptiva de dud2 clasf. 1 2 ii Val 5 Parto laborioso......... retar 1 2 1 3 A 8 Muerte repentida...coo.ro.s oo... 7 E 6 3 9 6 34 Enferds. eomunes y crómicas.| 268 250 | 277 198 | 239 | 224 ¡1456 TOTALES........ 583 543 639 504 584 583 13436 86 Distribuidas esas defunciones por razas segun los meses expresados, corresponden á la Blanca. Asiática. Africana. En Enero......... 356 22 205 2 DebDrerol.:.... 328 35 180 ANAL ZO as caes 388 49 202 AA 306 30 168 A IM YO acsnoa ls 325 29 230 UNO ae 394 21 168 SUMA ADO olaaa WO asas deane dos 1153 ——— 3436. Distribucion por edad. — Ads. blacs. Párvs. blacs. Ads. color. Párvs. color. BCO asias 298 80 143 62 PDeurero trade 294 69 134 46 MATO canas aldeas 335 102 141 61 Abr: idad o 217 119 100 68 A 249 105 169 61 JO oro coRdcoS 328 87 109 59 SUMA os osajs UNAS DO names Oscuras 357 3436. Por sexos. Vars. blacs. Hembs. blacs. Vars. color. Hembs. color. Enero. Dienvcsos 292 86 101 104 ¡MN 262 100 80 101 MEATZO cedo casoa od 314 124 99 102 Abreco 224 + 112 79 89 MayO..iciccooonas 256 98 103 127 FUMO rotos 2937 122 81 87 SAD lo e de PODA ddOda DAD dsc 610 —— 3436. Distribucion por procedencias. $ dE Hospital de Lázar0S...o.cmooo.oo... 3. Hospital Civil de hombres........ . 408. p > : Idem idem de mujeres...... 15 a y Maternidad ...... sd Tdem idem AU II 365. OMICILIO...... dd dic as 2321. Casasides aladas OE TG UA sa ato 3436. Comparacion semestral. 1871 1872 Dif? favorable. AS A 697 583 114 Febrero........ ONDAS AO aos 659 543 116 MarZO te accocconi neta re aa e 838 639 199 IA A nadia DEÉUCOCÓO 891 504 387 A A De 848 584 264 JUNIO ao ccoo et O 583 363 A o SA A PENAS 1443 Máxima de defuncioneS ..o.ommmooocccoo.. . 34,—dia 23 de Mayo. Mínima Idem ..poopenoronocancsos: 8,—dias 3.y 16 de Abril. 87 “Casos de longevidad.—Tenemos que consignar el de D. Rafael Casañas, natural de esta ciudad, que falleció en Abril, de 94 años, de reblandecimiento cerebral, y el de D. José Eustaquio Morejon, de es- tado viudo, natural de Guatao, que murió de cistitis á los 107 años de edad, el dia 11 de Junio, en la casa número 5 calle de Santiago, de la feligresía de Guadalupe: su médico fué el Dr. D. Manuel Gan- dul.” ExorTALMIA RBUMÁTICA.—El Dr. Oxamendi finalizó la lectura de la Memoria del Dr. Dumont sobre las enfermedades de la mujer en las alturas de Puerto Rico, ó sean sus conclusiones. Despues del resúmen de las observaciones que ha podido recoger, asienta la ana-- logía de la causa productora de las lesiones, por diferente que sea su localizacion: la humedad y el frio relativo que la acompaña, lá natu" raleza reumática de la afeccion, ya exista en los ojos, ya en la tiroi- des, en el corazon, en la articulacion de la rodilla, en el útero €. El exoftalmo resulta de la hidropesía aguda de la hialoides ligada casi necesarjamente con la alteracion de las otras serosas y con la turgen” cia é inflamacion de los vasos que entran á formar casi todo el cuer ” po tiroides. Mucho más difícil de explicar es el estado congestivo pa- sajero, Ó la lesion orgánica permanente del sistema nervioso ganglio- nar, que tampoco podria dar razon de la coexistencia del bocio exof- tálmico con una degeneracion ósea de la válvula del corazon, ó gra- sienta de la aorta produciendo una aneurisma disecante, ó con un cuerpo fibroso del útero. Por otra parte, si se acepta que en algunos instantes puede nacer una inflamacion por el frio húmedo en el pul- mon encerrado en la caja torácica, con mucha “más razon puede ad- mitirse el desarrollo de una modificacion reumática de los elementos vasculares de la tiroides con tumefaccion, rubicundez y calor. El au- tor insiste en otros motivos contra la teoría que atribuye al gran simpático y á sus lesiones microscópicas el orígen del megaloftalmo y del bocio. Estas dos afecciones se asocian porque su naturaleza es la misma, pero ninguna hace respecto de la otra el papel dé causa 6 efecto: tambien existen separadamente con caracteres individuales y aislados, y los cuerpos fibrosos del útero han parecido acompañar al megaloftalmo con más constancia y con una influencia mas importan- te que la del bocio con relacion á la region ocular; regiones todas po- co cubiertas y por lo tanto muy expuestas á los cambios bruscos de la temperatura exterior. La caquexia llamada exoftálmica no es otra cosa que el resultado del reumatismo, así como hay una caquexia car- diaca, otra uterina Q., estados patológicos parciales agregados á la caquexia general reumática que los ha engendrado. Las lesiones bo- 88 cio y megaloftalmo no son sino las resultantes de las localizaciones de una entidad de efectos móviles. —Hil reumatismo es una entidad que no puede constituir tantas nuevas entidades como sitios nuevos afec- ta; y el Dr. Dumont concluye estableciendo que hay mucha analogía entre una ráfaga de exoftalmo agudo y lo que forma un ataque de erisipela aguda de una pierna, segun la expresion usada por el vulgo; es decir, en el lenguage científico, el principio febril de una elefan- tiasis aguda, que ofrece los mismos dolores, la misma fiebre, la infil- tracion con el aumento de volúmen primero en su máximum, que muy pronto decrece y despues permanece estacionario; y sobre todo la - misma marcha periódica y la misma causa reumática. Los trastor- nos funcionales solamente diferencian ambas afecciones, pues el me- galoftalmo es una elefantiasis de los órganos de la region orbitaria. Terminada la anterior lectura, llamó la atencion el Dr. Mestre hácia la indicacion práctica con que concluye su trabajo el Sr. Du- mont, refiriéndose á menudo en el público y por algunos médicos á casos de erisipela, afecciones de la piel que deben atribuirse á la ver- dadera elefantiasis. Liroma.—El Dr. Rodriguez presenta un pequeño tumor lipoma- toso estirpado en una niña de 9 años, el cual se hallaba situado sobre el omóplato derecho y separado de la piel por medio de pequeños quistes implantados en el tejido conjuntivo y cuyo contenido era en unos oleoso y en otros cretificaciones compuestas de colesterina, ácido hipúrico, creatina y creatinina. Habiendo recordado con este motivo el Dr. Mestre la consisten- cia de los flebolitos descritos por Cruveilhier en el trayecto de las ve. nas, hizo observar el Dr. Rodriguez que dichos quistes presentaban una membrana completa, encontrándose el tumor en la trama misma del tejido celular y no sobre un vaso venoso; y termina prometiendo el exámen microscópico. Despues de lo cual quedó la Academia constituida en sesion de gobierno. 89 A O O ii TOO PA PAP PR RA OOO OOOO A OOO APO A AO OO OSO EP OO O OO OS 0€ oie jetejoo | "8 |irilopencejue/ar|ss/o [88 91|os'21]O 97 |T/OT|zTa|e TEleoíze A cl eo a oia AO NO ed ole de ce h . o y De a ca pe E sl E E sh er ES el E E E A l Al Z ¿87 ve Ae SA: y 98'92 qy'8s PS PAS AO OO PE oo .on... 86 o's jo'zjo'o perawanarus]gp, 67 9d eajesterfoztz |uorcrjocy1]ozjo [e urfeistlerito| 60,2 [esto ell... auoooo| onrea acnro orno|prerorraa [9 99 [otzjolo "IBN NAS ANS [660 lgelzoloc|eset[13/3 [67 21/01'P1 0:27 6/01 ;p/91|E: Laleotzo| 90, o a e poo E o? 0 OT ANAUNCO 08 OS8e“82|Pz[8olz6|26 “91 12 717" PT PO ¿61 l ea le 4 6 “TE 0, “tozlog' 09 LE, + 1907 8029 79 Ae pl O o NOS DAR REE sz 0/2 cy o tí : S aL 58 P 21117 |85/98 48 Gl 66, “910411169 “81Je'E7l9TT8'OT pe ealp' :69 10 to 0610/1609 a e e e [Oe [aí£|0/9 IST ANA ANN 0'P9 gt i9clF1]60" OA Toei. el rales (a'et ¡8 er zo .09 eu 1969 EN de EE NE o pi 0'8 |9í9 fetos '1T| “APONO ON'O lo“z9|9€|S9 16|PP ET|S€, +66 T|petor|etaz ev |'oz¡virajoL'8o| 1% € [pl29 de a 0:92 [o'zi0%p | :OWANN ASS |eto1 ¡pero eelozí31|1o'y |s3t0T os v1|p'0c|a (11 6:e1|1/St|60'09 es'z |ee'go Eo e? |ripjgio | "ESTaTANIo [o teoloz pol6L|99 OT|4P 1 [90f0 L|tO TIL GTI? 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Unicos:represen- tantes de la inocencia inmaculada, se presentan los niños á nuestra vista, segun el período de su existencia en que los estudiamos, como la -personificacion concreta de las distintas edades de la humanidad, con las grandes cualidades que la distinguen: tambien con sus defec- tos. : La primera y la segunda infancia son, salvo la fuerza bruta, el reflejo fiel del hombre primitivo, del que los poetas griegos y latinos colocaron en la edad de oro, del que la arqueología ha restaurado en las antienss y sombrías cavernas pelásgicas. Como á aquel, se le ha- lla colérico: tante, guiándose solo por el impulso de las impre- siones mo>mentáncas; pero en cambio ¡cuánta ternura! cuánto candor! qué blanda cora para conservar las impresiones que en ella se estam- pen! En la adolescencia, nos trae el niño á las mientes el recuerdo de la Edad Media, de las épocas en que se instituyeron las órdenes de caballería y los certámenes del guy saber. Franco, imprevisor, esclavo más de la imaginacion que de la inteligencia, no huy fibes cu su corazon que no se conmueva al calor de una 1lea grinde y gene- rosa, que evoca en él el pensamiento glorioso del martirio, como al grito de Dios lo quiere corria entusiasmado su homónimo de los tiem- pos pasados, á arrancar el Santo 3epulcro de las garras de la turba agarena. Truécase al fin el niño en adulto, y penetra por último en la fria y sesuda edad de hierro, en el período positivo de la vida de la hu- manidad, como diriamos, aplicando á esta materia la clasificacion que de las distintos fases por las que pasa cada ciencia en particular, ha, hecho el célebre Augusto Comte. T. 1Ix—13, 92 Pero para llegar á este resultado ¡cuántas vicisitudes no ha te- nido que soportar! ¡cuántos peligros que correr! Dejando á un lado la parte moral y limitándonos solo á la física ¡cuántos escollos no tiene que ladear, sobre todo durante las primeras épocas de la vida! Por eso el afan de los hombres de la ciencia se fija en encontrar los medios de evitarlos, de suavizar sus asperidades, para que pueda el niño alcanzar sin grave riesgo la edad en que se resiste su choque con mucha mayor fortaleza. Por eso tambien nuestra modesta Aca- demia, queriendo contribuir al adelantamiento de esta cuestion, ha dejado la liza abierta á los que se encuentren con fuerzas suficientes para resolverla. Con este motivo, ha destinado uno de sus premios anuales, el debido al desprendimiento del Dr. D. Juan Bruno Zayas para recompensar el mérito de la mejor memoria que se ocupe de la “Higiene de la niñez escrita al alcance de las madres,” segun dice el tema propuesto. 7 Con el mote Ce quí entre avec le maillot, ne s'en va qu'avec le suaire, ha respondido al llamamiento una escrita en inglés, y acerca de cuyo mérito la Comision tiene el honor de presentar á V. $. las siguientes consideraciones. Duélenos, ante todo, manifestar que más son los rasgos de crítica severa que encontramos en la punta de nuestra pluma que no los de elogio y aprobacion. Lo primero que salta á la vista despues de su lectura es que el autor ciñéndose, quizá, con demasiado rigorismo á la letra del tema señalado, ha hecho un trabajo muy aplicable tal vez al uso de las madres de familia, pero sumamente desprovisto de aque- llas demostraciones científicas, tan dignas de resonar en este santua- rio del saber humano como provechosas para despertar en aquellas la conviccion de la utilidad de lo mismo que se les dice. Para arraigar una idea no basta, Señores, aconsejar, es preciso demostrar. En el breve prefacio que precede á la citada Memoria se lee que aun cuando las observaciones que en ella se hacen estan basadas en la Fisiología y en la Patología, se ha desechado toda referencia á estas dos ciencias, porque el primer objeto del autor ha sido ponerla al alcance del público en general. Mucho nos sorprende este vano te- mor de que el aspecto grave y austero de la ciencia espante á la gen- te mundanal. Nos sorprende, sí, porque hace ya algunos años la ten- dencia general, representada por Figuier, Verne, Berthoud, varios ilustres compatriotas del autor como Magne-Reid y otros, imitando en esto, nihal novum sub sole, á Virgilio en sus admirables Geórgicas, porque el afan de la mayoría es reemplazar la novela puramente lite- 93 raria representada en su decadencia actual por las obras de Ponson y otros de su jaez, con el fruto sabroso de la ciencia revestido de - las formas más galanas del arte literario, Cuatro capítulos, á más del prefacto, comprende el opúsculo que venimos examinando. El primero abraza lo concerniente al manejo del niño recien nacido. El segundo se refiere á la interesante cuestion de la alimentacion de los niños, estando dedicados el tercero á otras medidas higiénicas y el cuarto á la medicina doméstica. La extension, bastante considerable relativamente, de cada una de estas subdivi. siones no nos permite dar minuciosa cuenta de ellas y solo nos con- formaremos con señalar á grandes rasgos los principios que mas me- rezcan muestro encomio y aquellos lunares más perceptibles que nues- tra imparcialidad nos obligue 4 marcar con detenimiento. ¿Por qué el autor, al comenzar el primer capítulo, no empezó dando una idea de lo que debe entenderse por infancia? Cuestion es esta más importante de lo que á primera vista parece. En primer lu- gar, porque mucho nos hubiera regocijado conocer su opinion acerca de esta parte en litigio todavía de la higiene infantil. ¿Cree posible establecer un límite preciso entre la primera y la segunda infancia? _ ¿Considera que esta distincion es puramente artificial y cuajada de in” finitas excepciones? La obra permanece muda ante estas preguntas y no nos revela las creencias del autor. Por otra parte, este delinea- miento susceptible de ser hecho bajo el punto de vista higiénico, pre- senta gran interes. En la primera infancia, en efecto, la existencia del niño es puramente animal; solo se ejercitan los órganos de nutri- cion. En la segunda, en la cual la aparicion de los dientes y la mayor fortaleza de sus órganos internos le" permiten adoptar un régimen distinto del que hasta entónces habia seguido, se verifica una evolu- cion importantísima; el desarrollo de las funciones intelectuales. Si en los primeros tiempos de su existencia chupó la sangre de la madre bajo la forma de rica leche, en la segunda infancia aquella tiene una mision tanto ó más sagrada que cumplir; la de suministrarle, juntan- do sus tiernas manecitas, el pan espiritual, gérmen modesto de toda rectitud, de todo saber. El curso natural de nuestros pensamientos nos obliga á no dejar pasar por alto una gran omision que encontramos en el expresado opúsculo. Hojeando todas sus páginas, en vano buscamos en ellas alguna referencia á la educacion moral é intelectual del niño. No creemos que pueda omitirse en una higiene de la primera y segunda infancia esta importantísima materia qne ha inspirado el Emilio á 94 Rousseau y 4 Ernesto Legouvé una de sus más bellas é interesantes producciones. ¿A qué clase de inteligencias puede aplicarse el dicho de Aristóteles, de que aquella es sicut tabula rasa in qua nihil est - scriptum, mejor que á la del niño? Vendido por su propia ignorancia aquel inocente corazon recibe lo mismo la hiel que la ambrosía; así el veneno que marchita el alma ántes de abrirse su.misterioso cáliz, como el principio vivificante que la hace desplegarre con toda loza- nía. Y cuidad, Señores, que las impresiones que en la primera infan- cia se reciben son indelehles y en vano las modifican la educacion, las costumbres, las necesidades. Más 6 ménos dormidas, siempre que- dan en el fondo. El maternal instinto raras veces puede equivocarse, es cierto, pero tambien necesita consejos que le faciliten la empresa, y estos, aunque fueran someros. son los que echamos de ménos en la m*=m'"Tr'a que nos ocupa. lo, el primer capítulo al manejo y 4 las indisposiciones o, vemos con gusto reprobada en él la popular cos- tumbre de adiuministrarle á tontas y á locas, necesitándolo Ó no, el aceite de ricino ó la miel con aceite de almendras. cuando la sábia Naturaleza le brinda en el copioso manantial del pecho materno, en los primeros dias del nacimiento, un laxante suave y apropiado á.los ténues tejidos infantiles. Termina el capítulo indicando algunas de las indisposiciones que suelen sobrevenir en los r cien nuueidos, señalando el tratamiento que deben emplear los circunstantes basta la Llegada del médico. La extension del capítulo segundo, el más considerable del opús- culo, revela la importancia que, como todos los prácticos, concede el autor á la alimentacion de los niños, que es la materia de que se ocu- pa. No podemos resistir ála tentacion de trascribir algunas de las ideas que acerca de esta materia profesa.——Dice así: “El nombre de ley de la Naturaleza merece el principio de que toda mujer sana debe criar á su hijo. Renunciar al cumplimiento de esta disposicion de la Providencia, es renunciar á la primera recompensa de los sufrimien- tos de la lactancia. Ademas, con él se consigue hasta aumentar el amor de los padres y establecer entre estos y el débil niño esas tier- nas cadenas en las cuales se afianzarán más tarde el cariño y la con- fianza. Pocas madres existen en la presente época que consientan en transferir el tierno y piadoso privilegio materno á una persona extra- ña. Con todo, sin debida razon la mujer saludable de la'alta clase, ya por capricho, por miedo á los cuidados, por amor al placer, el de- seo de evitar la reclusion que necesariamente impone la lactancia, ó 95 ya por otra causa cualquiera de tan frívola naturaleza, se encuentra dispuesta á quebrantar esta ley natural..... Los animales, aun aque- llos dotados de más feroz condicion, demuestran amor á sus hijuelos, no los abandonan ni descuidan, los alimentan con su propia leche y los vigilan con el más tierno cuidado. La mujer dotada de razon, así como de instintos naturales, no debe mostrarse de más perversa na” turaleza que los brutos.” No hemos hecho esta larga cita, solo por lo que halaga nuestras creencias; guíanos para ello una segunda intencion, la de dar á ccno- cer de esta manera el sentido general que predomina en todo este ca- pítulo, haciendo notar las ventajas que, segun el autor, presenta la lactancia materna sobre la de persona extraña, y principalmente so- bre la alimentacion artificial. Arrastrado sin embargo por su entusiasmo, invoca en una nota una prueba de ello que no podemos dejar pasar sin correctivo. En ella se dice que segun el Registror general's (for Scottland) Report de 1870, en Inglaterra durante el año 1868 en 786,858 nacimientos perecieron á causa de convulsiones 23,198 niños de un año, miéntras que en Escocia, en la misma época, sucumbieron por igual motivo 312 criaturas de un año de edad en 115,514 nacidos. Partidarios acérri- mos de la lactancia maternal, no creemos, con todo, perfectamente aplicable esta estadística. Sin desconocer sú gran importancia pato- génica, no pensamos que todas las eclampsias infantiles sean imputa- bles á los desórdenes gastro-intestinales, puerta de entrada de los trastornos que origina la alimentacion indiscreta. Fenómenos pura- mente simpáticos en muchas enfermedades diferentes—¿no son, por ventura, producidas las convulsiones de los niños por mil causas dis- tintas entre sí é independientes de la mala alimentacion? Cualquier libro de patología nos contestará afirmativamente. ) Convencido de que no hay regla sin excepcion, enumera el au- tor las circunstancias que transitoria Ó definitivamente pueden impe- dir á una madre el criar á su hijo, concediendo el puesto principal entre las primeras á las grietas y excoriaciones del pezon y de su ba- se, y entre las segundas á ese modo de ser especial que se conoce con el nombre de temperamento nervioso. Los consejos que á continua- cion da acerca del número de veces que debe mamar el niño durante las 24 horas del dia, la cantidad de leche que poco más ó ménos debe tomar de cada vez para evitar el exceso y otras reglas higiénicas, cuando han brotado los primeros dientes, son muy buenos por lo mis- mo que ya los ha sancionado de mucho tiempo atras la experiencia. 96 Un punto hay, sin embargo, al ocuparse del destete, en que no estamos muy de acuerdo con el autor. Sostiene, apoyándose en la opinion del Dr. Fau, que el niño debe ser destetado á los nueve me- ses cumplidos. Prorogando por más tiempo, dice, la lactancia, graves daños se le originan así al niño como á la madre. En el primero se despierta una marcada tendencia á padecer enfermedades cerebrales, y en la segunda á perder el oido y la vista, siendo de notar, agrega, que en ciertos distritos de Escocia, los Highlands, por ejemplo, donde las mujeres amamantan á sus hijos hasta los 14 ó6 18 meses, la sordo-mudez y la ceguera son muy comunes, lo que no acontece en otros distritos, en los que se acostumbra destetar al niño á los nueve meses. Ocúrresenos, ante todo, que es muy difícil asignar un término fijo á esta evolucion de la: vida infantil, pues en tésis ge- neral puede asegurarse que el número de excepciones iguala al de casos que existe. Pero aun cuando así no fuera, el expresado precep- to está en contraposicion con lo que aconseja la mayoría de hisienis- tas. Es voz general que, salvo los hechos particulares, el destete siem- pre progresivo y preparado de antemano, como nuestro autor mismo aconseja, no ha de hacerse hasta la completa aparicion de los doce primeros dientes. No tanto es el peligro de los accidentes de la den- ticion y el de las enfermedades que entónces pueden sobrevenir el que debe retardarlo, como la consideracion de que en la leche materna tiene el niño, 4 más de un líquido con que apagar su sed, aquel de todos los alimentos que más conviene á sus necesidades. La leche de pecho y la de ciertos mamíferos, entremezclada con el uso cada vez más frecuente de alimentos farináceos, constituyen á nuestro parecer el mejor régimen dietético hasta que el niño haya cumplido quince ó diez y ocho meses. No hemos hecho referencia á Jos accidéntes que se achacan á la lactancia prolongada, porque son pruebas que por sí mismas se destruyen. Trasunto fiel de lo que la ciencia enseña son los consejos que trae el opúsculo que nos ocupa, respecto á las reglas y medidas que debe adoptar la madre para que la crianza del hijo no le sea perni- ciosa, así como las que se deben seguir para la eleccion de una buena nodriza. Despues de aconsejar á aquella que evite en cuanto sea con- venientemente posible la administracion de medicinas á su niño, enu- mera el autor la serie de alimentos, especialmente farináceos, que se le pueden dar á este y el mejor modo de prepararlos. La minuciosi- dad de pormenores en que entra, aunque frívolos é innecesarios al parecer, revelan su espíritu de observacion que le enseñara á conocer 97 que muchas veces el olvido de la precaucion más insignificante hace el efecto del grano de arena dejeniendo al gigante en su carrera. Si la parte bromatológica de la higiene infantil le ocupó hasta el presente, dedica ahora el autor su tercer capítulo 4 la cosmetoló- gica, es decir, á todo lo que tiene relacion con los vestidos, el aseo y ejercicio del niño. Al ocuparse de las ropas y vestiduras que mejor le convienen, asienta una idea con la cual no estamos de acuerdo y que más bien atribuimos á sobra de ligereza que á falta de conocimientos. Estas son sus palabras: “El niño es muy susceptible al frio y tiene poca putencia para engendrar el calor.” Uno de los efectos que más nos han conmovido siempre y admi- rado, al estudiar el conjunto armónico que ofrece á nuestra vista la, Naturaleza, es la unidad de accion que rige sus destinos. Nivela- doras por excelencia y desconociendo toda clase de sistemáticas ge- rarquías, las mismas leyes que impulsan lo inmensamente grande, co- munican su aliento á lo infinitamente pequeño; enslo microscópica- mente imperceptible se descubre el principio que dirige á lo desmesu- radamente vasto. Así vemos á las enormes esferas celestiales modera- das en su armoniosa carrera al traves del espacio, por la misma ley que mantiene en atraccion mutua á los diminutos átomos de un cuer- po. Es, usando el lenguage escolástico, el macrocosmo explicado por el misrocosmo y este por aquel. Si la regla general dice que uno de los fenómenos que acompañan á las trasformaciones químicas es la produccion de calórico, si esta regla halla su confirmacion al exami- nar lo que pasa en las confusas moles de los mundos en via de tras- formacion y-en los encendidos cráteres de los volcanes en erupcion, así tambien debe realizarse en el cuerpo humano donde, en efecto, los continuos cambios moleculares que se suceden en el organismo son los principales centros generadores del calórico vital. En el estado normal, las numerosas vias de. eliminacion moderan y contienen en el niño el exceso de produccion de aquel, exceso de- bido á la superactividad de las descomposiciones y recomposiciones atómicas. De esta suertela temperatura infantil se equilibra é iguala, salvo en los primeros momentos del nacimiento, á la del adulto per- fecto; y ve aquí porque no podemos aceptar la idea que anteriormente trascribimos. Un consejo encontramos en este capítulo que merece repetirse hasta la saciedad, por cuanto viene á desarraigar una creencia muy generalizada.—Dice así: “La idea muy dominante de que el niño se robustece con su exposicion al frio es muy nociva y será siempre per- 98 judicial. Otra fuente de error que con frecuencia se comete es el qui tar demasiado pronto la"faja de franela con que se ¿cubre el vientre del recien nacido.” En suma, nuestras madres de familia sacarán beneficiosos resul- tados de las prescripciones que en este capítulo se leen, exceptuando algunas superfluidades tales como el calentar los vestidos en invierno, que estan de más en este clima tropical. Debe insistirse asimismo so- bre la importancia con que considera todo lo concerniente al aire que deben respirar los niños, su grado de pureza, el cuidado con que de- ben evitarse las corrientes de aire y los cambios bruscos de tempera- tura, así como otros particulares, que aunque de distinto género, son tambien muy prolijos en lo que se relaciona con el ejercicio que debe hacer el niño para favorecer el desarrollo de su constitucion. El capítulo cuarto es francamente el que más nos gusta. Consis- te en una especie de prontuario de medicina infantil en que se anotan algunas de las principales enfermedades que se presentan en la infan- cia, los síntomas que pueden ser reconocidos por las madres y los me- dios que se emplearán para combatirlas ya sin el auxilio del médico, cuando son sumamente benignas, ya en tanto que este llega, si el ca- so lo requiere. De acuerdo siempre con el espíritu general del opús. culo, las tres clases de estados patológicos que le ocupan, á saber los trastornos gastro-intestinales, las fiebres eruptivas y las quemaduras y escaldaduras, estan descritas de una manera muy al alcance de las madres de familia, desechando toda referencia á cualquiera de los di- versos ramos que comprende la medicina. Los desórdenes digestivos le merecen la mayor consideracion y su estudio abraza la mayor parte de este capítulo, expresando en él el mejor modo"de“hacer las cataplasmas, de aplicar -los fomentos y otras menudencias que'son de un valor inapreciable para una madre sin experiencia. Entre estos trastornos digestivos los que más le ocu- pan son los vómitos, las diarreas y la constipacion. Observamos con gusto que el autor se desvía, por lo general, de_la polifarmacia á que son tan dados los prácticos ingleses, y por el contrario varias veces en el trascurso de su disertacion repite que á los niños se le deben dar las ménos medicinas posibles. | Hubiéramos deseado hallar, en la parte que se refiere á las fiebres eruptivas, algunas consideraciones acercaíde la vacuna, que en una higiene de la primera y segunda infancia merece un puesto preferente. Hemos procurado reunir en estas páginas todo lo más notable que presenta la Memoria cuyo exámen venimos haciendo, señalando 99 aquellas partes más dignas de llamar la atencion, así como aquellas que por no estar completamente de acuerdo con las creencias que hoy dia se admiten nos han parecido susceptibles de ser rebatidas con al- guna detencion. Debemos hacer notar que en este somero análisis, he- mos tenido que pasar por alto muchas consideraciones que no ofre- cian más novedad que el repetir lo que la higiene, hace ya tiempo, ha recomendado. En resúmen, el mencionado trabajo peca quizas por la falta de explanaciones científicas que tan bien hubieran armonizado con su objeto y que nunca pudieran llamarse innecesarias en una obra desti- nada á las madres de familia. Por otra parte, se notan en él algunas omisiones de bastante importancia y varias opiniones que merecen ser discutidas. Bajo otro punto de vista, la mayoría de las reglas y preceptos asentados por el autor estan perfectamente de acuerdo con lo que la ciencia enseña, y tampoco es posible exigir la originalidad en una ma. teria que ya"la higiene ha estudiado y agotado á más no poder. Te- niendo en cuenta tambien que la Academia debe acoger con indul- gencia el buen deseo que desde tan léjos se manifiesta de alcanzar uno de sus lauros, la Comision tiene el honor de proponer á V. $. que se le conceda una mencion honorífica, como ya hubo ocasion de ha- cerlo el año pasado con otra Memoria, participando ademas al autor en el oficio de notificacion, el agrado con que nuestra Corporacion re- cibirá los trabajos que quiera remitirle.—.Dr. Joaquin G. Lebredo, —Dr. Juan Calixto Oxamendi,—Dr. Pedro Alejandro Auber, po- nente. (1) PROCEDIMIENTO DE JuLi0 ROBERT PARA FABRICAR EL AZUCAR; por el Sr. D. José Fernandez de Castro. (Sesion pública ordinaria del 9 de Junio de 1872). En una serie de artículos que escribí y publicó el Diarzo de la Marina en Mayo de 1868, con el objeto de dar á conocer los princi- (1) Véanse la Memoria del Dr. Braidwood, publicada en este volúmen de los AxaLns pág. 66. | T. 1X.—14. 100 pales métodos de fabricar azúcar que se han ideado en estos últimos tiempos y se estudián prácticamente para hacer que la industria los apruebe y adopte “en su ejercicio, estimulando así con el ejemplo de fuera y los adelantos por otros alcanzados, á los de acá, que se expo- nen, si no siguen la'marcha progresiva de otros paises más adelanta- dos, á quedarse múy atras y á ver su hoy floreciente industria arras- trar una existencia precaria y hasta caer en ruinas y desaparecer, en esa serie de artículos hablé, entre otros, del método llamado de difu- sion, de Robert, como uno de los mejores en principio, de los que más han fijado la atencion de los hombres competentes y que quizá está llamado á operar un cambio radical en la manera de extraer el azúcar de las plantas que lo contienen. Pero, aparte las objeciones sérias que en aquellos artículos dije que se habian opuésto á dicho método de difusion, objeeiones que pa- recian más graves tratándose de la caña, la circunstancia de haberse aplicado tan solo al,jugo de la remolacha hacia su conocimiento y discusion aquí de 'éscaso interes. Por esa razon me conténté entónces con apuntar el método de Robert, ni más ni ménos que los de Du- brunfaut, Fryer, Rousseau y Champonnois, muy someramente y solo con la mira, segun ya se ha dicho, de dar á conocer en Cuba lo que en otras partes se trabaja por el adelanto de la industria que es la principal, la industria madre, podemos decir, de las de esta Isla, y aconsejar á sus beneficiadores entre nosotros que no se descuiden, por- que en estas cosas el menor descuido se paga muy caro. Dígalo si nó la invencion de las centrífugas y otras que facilitaban el medio de obtener, sin más costo ni trabajo, un azúcar mejor del que ántes se obtenia generalmente en la Isla de Cuba, y en tanto se adoptaron y generalizaron dichas invenciones, se regalaron á los cargadores y re- finadores muchos millones de pesos que pudieron y debieron quedar en el país. Mas de este punto, que ya ha tocado con la oportunidad y tino que acostumbra, en un trabajo que anda impreso, una persona muy competente de aquí y con cuya amistad me honro, trataré en otro momento con ocasion de cierta peregrina protesta de unos refi- nadores vecinos. . Volviendo al método de difusion Robert, decia que por habér- sele hecho objeciones tan sérias como la de la gran cantidad de agua que con él se hace preciso evaporar, la de la fermentacion que es rá- pida en todo jugo sácarino y más temible cuanto mayor es la masa líquida que es necesario tratar Q., dl., así como por no háberse apli- eado sino á la extraccion del azúcar de la remolacha, no se tomó más 101 en cuenta que los otros ideados con el propio fin; pero hoy que, se- gun parece, no solo sé ha adoptado y se sigue con exclusion de cual- quier otro en muchas fábricas de Austria y Rusia, de Wurtemberg y de Prusia, sino tambien que se prueba con números que, aplicado á la caña, el resultado es inmejorable y tal cual lo: indicaba la teoría, debemos estudiarlo y discutir con despacio, visto aquel resultado, las ventajas é inconvenientes que su adopcion aquí presentaria. Para esto es menester examinar y dilucidar varios puntos que, aunque secundarios, son muy importantes para el planteamiento y resolucion del problema. bn Tal es, entre otras cosas, lo que me propongo con el prrtents trabajo. Como no todos en este recinto saben ni pueden saber, en qué consiste y por qué se ha llamado de difusion el método de Robert, permítaseme ántes de todo entrar en algunas explicaciones que, sin ser muy largas, basten 4 dar de él cabal idea. Es evidente que los métodos usados hoy paya. exprimir el jugo de las plantas sacaríferas, ya sean éstas la remolacha, ya la caña, no pueden llamarse todavía perfectos en cuanto no dan, ni con mucho, toda la cantidad de dicho jugo que aquellas contienen. En la pulpa de remolacha que se exprime con las prensas comunes ó las hidráuli- cas, y de un modo por consiguiente más científica que la caña, queda una cantidad considerable (de 15 4 20 pS) de jugo sagarino por dos causas: 1? en el centro de la masa prensada, por el defecto inherente á ese sistema de presion; y 2? en toda la masa, por las celdillas que permanecen intactas y no permiten que el azúcgr contenido en ellas sea arrastrado por el agua de vegetacion de la rajz. Se concibe que este último inconveniente no se pueda remediar gon el método comun- mente usado, de cortar, raspar y prensar la remolacha; el primero tampoco es fácil vencerlo sin gran aumento de, ¡trabajo y por consi- guiente de costo en la mano de obra; pues que seria preciso á cada paso aflojar la prensa, sacar y trastocar la masa prensada poniendo en el centro la pulpa de los extremos y vice-versa. Si consideramos la caña, esos inconvenientes se presentan mayo- res y saltan más 6. la vista, por lo mismo que el ¡sistoma de molinos que para extraerle su jugo se emplea es más imperfecto. No hablemos de los primitivos trapiches verticales, ni aun de los horizontales, de vapor, pero de corto diámetro, ne vinieron despues, y en los cuales, es sabido, se pierde hasta un 50 pS de dicho jugo; fijémonos en los más perfeccionados, en los de grandes dimensiones y movimiento len» 102 to, que se han construido con el fin de remediar, cuanto es posible, el capital defecto señalado, esos mismos cilindros, Ó trapiches, no pue- den evitar: 12 que la gran cantidad de agua de vegetacion, mucho más fluida que el jugo sacarino encerrado en las celdillas de la caña, sea lanzada, por efecto de la presion, por las extremidades de los tro. zos, arrastrando muy poco del verdadero jugo sacarino; 2% que gran número de esas celdillas que contienen dicho jugo sacarino queden intactas, y, por consiguiente, íntegramente perdida la cantidad de azúcar que encierran; y 32 que las mismas celdillas rotas y el bagazo todo salgan completamente impregnados de la parte más densa de aquel rico zumo que la savia no pudo arrastrar. La pérdida por esas causas, aun en los molinos perfeccionados de los Sres. Cail y C?%, que dan solo una revolucion en dos minutos, Se eleva al 30 pS. Pero, á estas consideraciones, que son por todo ex- tremo importantes, tiempo tenemos de volver; ahora veamos en qué consiste el método de Robert y por qué se ha llamado de difusion. Ya se sabe que en Química se llama maceracion aquella opera- cion en que se emplea el agua ú otro licor como medio principal para extraer de los cuerpos ciertas sustancias que en ellos se disuelven; y se reduce á sumergir.el cuerpo más ó menos dividido en el licor ma- cerante y dejarlo en él más 6 ménos tiempo. ¡Qué fenómenos se originan en esa operacion, ó en virtud de qué leyes físicas las sustancias interpuestas entre la masa del cuerpo que se pone á macerar, salen, lo abandonan y se extienden 6 difunden en el licor? Prescindamos de aquella parte de la sustancia extractíble que, por efecto de la operacion mecánica (molido, raspado, prensado 4.) que se ejecuta en el cuerpo, se halla al descubierto; pues esa, claro es que, poniéndose desde luego en contacto con el licor macerante, 88 disuelve en él. Hablemos solamente de aquella otra parte que perma- nece encerrada en las celdillas intactas del cuerpo orgánico. sobre que se opera. En otro lugar he dicho algo de la óamosis y de los fenómenos osmóticos que han sido estudiados por Dutrochet, Porrett, Magnus, Matteucci, Liebig y Graham y en los cuales se ha basado tambien el procedimiento del Sr. Dubrunfaut para separar el azúcar prismático ó cristalizable del que se dice líquido ó de uva y vulgarmente miel. Sabido es que en Física se comprende bajo la denominacion de ósmosis (del griego osmose, corriente) todos los fenómenos que se refie- ren á las corrientes endosmóticas y exosmóticas, es decir, á las cor- 108 rientes que se establecen al traves de una membrana orgánica que separa dos licores miscibles y de fluidez diferente (1)wfenómenos im- portantes, y hasta ahora no explicados de un modo satisfactorio, que se relacionan tan íntimamente con la vida, con el mundo organizado, que este sin aquellos quizá ¿qué digo? de seguro no existiria: á lo ménos en la forma que hoy tiene, supuesto que dichos fenómenos ri- - gen y gobiernan las principales funciones de los cuerpos animales y vegetales. En esos mismos fenómenos fundó el célebre químico Graham el procedimiento analítico que llamó diálisis y voy á definir, porque es punto muy importante y que, como base del procedimiento Robert, conviene dilucidar. Aquel célebre químico inglés, que desde 1850 comenzó á estu- diar los fenómenos de difusion, alcanzando por sus trabajos la mayor recompensa á que un hombre científico puede aspirar en Inglaterra, la medalla de Copley, ha eneontrado que ciertos cuerpos al disolver- se en el agua se difunden con diferente actividad, si así puede decir- se, segun su naturaleza, á la manera que otros se volatilizan á distin- tos grados de temperatura, y que así como de esta última propiedad nos valemos para separar “unos cuerpos de otros, del propio modo, y en ciertos casos, pueden separarse aquellos por su diferente grado de difusibilidad. : Por otra parte, Graham ha dividido todos los cuerpos naturales en dos grupos que ha llamado cristaloides y eolovdes: los primeros son aquellos, como su nombre lo indica, susceptibles de cristalizar; y los segundos, como tambien lo da á entender su denominacion, son prin- cipios gelatinosos ó, digamos, amorfos. Si dos ó más cuerpos, pertene- cientes á esos grupos, que se hallan reunidos ó íntimamente mezcla- dos, se introducen en el agua separándolos de esta por una membrana orgánica, animal ó vegetal, ú otro cuerpo poroso, aquellos se separan pasando los cristaloides solos al traves (esto quiere decir en griego diá y de ahí el nombre de diálisis), pasando los cristaloides solos al traves de dicha membrana y difundiéndose enel líquido con más ó ménos rapidez, ó como ántes dije, con mayor ó menor actividad, si se me permite este modo de expresar el concepto. ; De lo dicho se infiere el modo de sacar partido de esas propieda- des para crear un método físico-analítico: y tal y no otra cosa es lo que Graham ha hecho, ideando el que ha denominado diálisis, que ha recibido ya numerosas é importantes aplicaciones prácticas. Sentados estos antecedentes, que me parecian indispensables pa- 104 ra la cabal inteligencia de lo que ha de seguir, y, sobre todo, para que se aprecie en lo que vale el método llamado de difusion de 4. Robert para extraer el azúcar de las plantas que lo producen, volva- mos á la maceracion. ¿Qué fenómenos se originan en esa Operacion, preguntaba al co- menzar este trabajo, ó en virtud de qué leyes físicas las sustancias, interpuestas entre la masa del cuerpo que se pone á macerar, salen lo abandonan y se extienden ó difunden en el licor? Vuelvo á repetir que no hay para qué hablar de la que encerrada en la celdillas ó con- tenida en los espacios intercelulares queda libre por la operacion me- cánica que rompe y destroza el tejido de aquellas. Dicha sustancia, lo mismo en la remolacha que en la caña, así con la presion de un molino como con la de una prensa Ó los desgarros de los dien- tes de un raspador, sale y se esparce libremente, mezclándose todo, el agua de vegetacion y el jugo sacarino, y formando un licor de den- sidad uniforme; pero tambien hemos visto que cuslquiera que sea el medio mecánico de que nos valgamos para extraer el jugo de las plan- tas sacarinas, siempre queda un número considerable de celdillas in- tactas que guardan y retienen aquel. Esta es, como ya se ha dicho, una de las causas de pérdida considerable de que adolece el procedi- miento generalmente empleado hoy para la fábrica del azúcar. Segun lo expuesto más arriba, se vé que con el método llamado - de difusion de Robert desaparece de todo en todo esa causa de extor- sion para los intereses de los hacendados, y se comprende que con él sea posible extraer, como se asegura haberse ejecutado, casi la tota- lidad del jugo sacarino de las plantas que lo contienen. En efecto, con la maceración cada una de las celdillas del vege- tal que salen intactas de las operaciones mecánicas ya referidas, vie- ne á ser Ó á formar un vaso dialisador, como lo denominaria Graham, cuyas paredes darán paso, cual la membrana orgánica de que se ha hecho mencion, á todo el azúcar, que es un cuerpo cristaloide, y, lo que no es ménos ventajoso, retendrán (4 lo ménos miéntras aquel no pase por completo) todos, y, en su mayor parte, cada uno, los cuer- pos coloides (albúmina, goma, materias colorantes, €.) que puedan contener el jugo propiamente sacarino y la savia. Lo que digo de una sola celdilla, para hacerme comprender me- jor, se refiere tambien á un número mayor de ellas que no sea, sin embargo, exesivamente grande: y con esto quiero asimismo dar á en- () El químico Graham parece que ha tenido fundamento para negar la ac- cion llamada exósmosis, ' 105 tender que no es necesario, como alguno podria inferir de lo expues- to, llevar la planta sacarina á un estado de division extrera, esto es, convertirla en una especie de pulpa, para que el agua de maceracion se ponga en contacto con todas y cada una de esas celdillas que que- dan intactas, sino que basta reducir la planta á trozos, y estos de no muy pequeñas dimensiones, para que en la marceracion se verifiqnen los fenómenos que en pro de la sencillez he explicado como se ha visto. Un fenómeno observado, aunque, segun la mayoría de los quí- micos, no bien explicado, por Mathieu de Dombasle, acérrimo y an- tiguo partidario de la maceracion como medio de extraer el azúcar, debo señalar aquí, pues es un antecedente histórico sumamente im- portante del procedimiento Robert. .»ombasle observó que la maceracion en frio de los trozos de re- molacha era impracticable, y lo atribuia al principio de vida de la planta, que impedia, segun él, que la fuerza de afinidad entre el agua y el azúcar se ejerciese sin obstáculo, y, por consiguiente, que aque- lla y esta *se pusiesen en equilibrio en toda la masa formada por el líquido de maceracion y el contenido en los trozos de la raiz.” Otros, posteriormente, no han visto en esa dificultad para extraer el azúcar por medio de la maceracion en frio, la misma causa á que la atribuyó Dombasle, sino que han supuesto que las afinidades químicas en la planta viva se ejercen ú obran con toda su fuerza, en tanto que ce- san Óó disminuyen en el caso contrario. El Sr. Dubrunfaut explica esto mismo, aunque, como puede ver- se, de un modo en extremo vago, diciendo que las celdillas que con- tienen el jugo sacarino y el agua de vegetacion se encuentran en los trozos verdes de la remolacha, en un estado de turgencia que impide, ó “estorba el flujo de los líquidos macerantes.”” Contribuyen tambien, segun el mismo autor, á entorpecer la accion osmótica de aquel, en el caso de que se trata, los gases encerrados en los conductos inter- celulares; gases cuya existencia se revela por el aspecto opalino de las ruedas crudas de la raiz. . De todos modos, cualquiera que sea la explicacion del fenómeno, el hecho positivo, comprobado, es, que la maceracion no puede verifi- carse en frio con buen éxito; y de ahí la práctica, seguida por el ci- tado Dombasle, así como por los que han venido despues, de ejecutar esa operacion comunicando al líquido macerante cierto grado de tem- peratura: con la diferencia esencial de que, en el modo de proceder del primero, aquella era muy elevada y arbitraria (hasta los 1009) y, 106 en los últimos, á lo ménos en el que se considera ya como industrial, el de J. Robert, es determinada (60? del centígrado) y científicamen- te calculada. Conviene explicar el principio en que se fundaba el modus agen- dí del Sr. Dombasle para extraer el azúcar de la remolacha por me- dio de la maceracion y las diferentes operaciones que practicaba; por- que en el fondo, aquel y estas son la base del método de difusion que se va generalizando en Europa, y entendido el uno poco habrá que añadir para hacer comprender el otro. No deben olvidarse sin embargo las diferencias capitales que en- tre el método de difusion de J. Robert y el de Mathieu de Dombasle existen: diferencias tales que han sido parte, sin duda, para que el segundo se haya abandonado por impracticable, industrialmente con- siderado, miéntras que el del fabricante aleman se extienda y gene- ralice de dia en dia. Ademas de la muy importante, referente á la temperatura, que se acaba de apuntar, Robert usa de la presion en vasos cerrados; la cual presion proporciona la doble ventaja de per- mitir que se extraiga en un espacio de tiempo relativamente corto ca- si todo el jugo (93 por 100) de la planta sacarífera y que este sea de mayor pureza; pero no apresuremos el discurso: veamos primero el procedimiento que podemos llamar propiamente de maceracion del Sr. Dombasle.. Si á una:cantidad determidada de ruedas de remolacha, de 54 7 milímetros de espesor, que, previamente y durante una hora, se ha tenido cuidado de exponer á la accion del vapor del agua hirviendo, se le echa otra cantidad igual, en peso, de agua y toda la masa se mantiene á la misma temperatura, es decir, del agua hirviendo, du- rante media hora ó algo ménos, el agua añadida se cargará en ese tiempo de principios azucarados; y esto de tal modo, que si el jugo de la raiz sobre que se opera marcaba“8 grados, por ejemplo, de den- sidad, el líquido de maceracion acusará 4 grados. Extrayendo este y añadiendo á la misma remolacha otra nueva cantidad de agua igual en peso y temperatura á la anterior, aquella volverá á perder la mi- tad del jugo sacarino que conservó, y así sucesivamente en las demas maceraciónes hasta la consumacion casi completa de la cantidad que de aquel existia en la planta sacarífera. Si, por otra parte, consideramos el líquido macerante, es decir, seguimos su marcha en las diferentes faces de la operacion, encontra- remos que echando el que resulta de la primera maceracion sobre nuevos trozos ó rajas de remolacha, y luego en otros y más tarde so- - 107 bre una tercera cantidad de raiz fresca, Y. £., encontraremos, repi- to, que la densidad del líquido va aumentando: es decir, que aquel se va cargando más y más de la materia soluble contenida en la planta. El Sr. Dombasle practicaba cuatro maceraciones sucesivas, les- pues de las. cuales suponia, fundado en las consideraciones que se acaban de exponer, que á la planta sacarífera se le extraia 11 p2 de materia soluble en el concepto de que su contenido fuese 14 p=-. Mas esto, aunque de acuerdo con la teoría, presenta dificultades en la práctica, que proceden precisamente del aumento de densidad del lí. quido junto con la disminucion de riqueza de la materia. En efecto: por un cálculo muy sencillo se demuestra que, teóricamente, es pre- ciso ir hasta la décima maceracion para que la riqueza relativa de cada porcion de líquido se eleve á 0,999...... es decir, la misma de la materia sacarífera con más de un milésimo de aproximacion, y el apuramiento de dicha materia llegue á 0,0009...... esto es, completo con ménos de 0,001 tambien aproximadamente (1). De lo expuesto se infiere que el modus operandi del referido agrónomo se reducia á cuatro maceraciones en agua hirviendo des- pues de haber destruido el principio de vida, como €l decia, en una vasija especial. De esta, y sucesivamente, se iba pasando la materia sacarífera con nueva cantidad de agua á las cuatro vasijas A. B. C. D. Si el jugo de la remolacha marcaba, por ejemplo, 89, el líquido que quedara en la vasija que aquel agrónrono llamó de amortissement, despues de sacados los primeros trozos de remolacha. debia tener, “segun la teoría del Sr. Dombasle, 5 próximamente (2); 6% despues de extraidos los segundos y 72 cuando se sacaran los terceros. Por lo que hace á la materia sacarífera, debiendo marcar la que se intro- duce en la vasija A, procedente de la primera, 5%, su agua de mace- racion tomará 2%3; y la misma, despues de la segunda carga, marca- rá 4%. En ERaEiO 4 la cuba B, como la materia sacarífera que entró en ella solo tenia 292, su agua quedará solo con 1% €. Se ve, pues, que el Sr. Dombasie pretendia, con solo cuatro maceraciones, extraer todo el azúcar contenido en la remolacha; pero ya se ha dicho por qué en la práctica no puede suceder así. Otro punto que conviene señalar es el tiempo que la materia sa, carífera debe permanecer en el agua de maceracion, que no ha de ser demasiado largo si se quiere que el azúcar producido sea de buena calidad. El Sr. Dombasle decia que ocho horas de 'maceracion era (1) N. Basset.— (Guide pratique du fabricant de suere. (2) Así la obra citada del Sr. Basset. ; T. ix—1ó. 108 muy suficiente, y que con dieciseis los licores azucarados que se ob- tenian salian más colorados y se cocian “difícilmente, 4 lo ménos con mayor dificultad. Esto, segun lo que nosotros hemos visto respecto de los fenóme- nos osmóticos que se verifican en la maceracion de las plantas saca- ríferas, se explica perfectamente. He dicho, en efecto, que las mate- rias colorantes y otras coloides, pasan despues del azúcar, que es un cuerpo cristaloide; y, por lo tanto, todo el tiempo que exceda del ne- cesario para la exósmosis de dicho azúcar, ha de redundar en perjui- cio de la calidad de ésta. Ahora bien, y puesto que ya conocemos, en cuanto tiene de esencial, el método ideado por el agrónomo frances Mathieu Dombas- le, base, no puede negarse, de todos los de difusion que se han inyen- tado despues, digamos algo del que seguramente está llamado á_ope- rar una revolucion en la industria que se ejercita en la fábrica del azúcar y el cual nació en Seelowitz (Moravia) en el establecimiento de Julio Robert y C? La idea de extraer el azúcar de la remolacha por medio del agua introducida con presion en vasos cerrados y en comunicacion unos con otros, se debe á Schiitzembach,' que la dió á luz en 1846. Un procedimiento fundado en esa idea se introdujo en Seelowitz en 1847 y no obstante las objeciones hechas en 1848 por el célebre químico frances Fremy sobre las combinaciones del ácido péctico que debian hacer, y hacian, la purga sumamente difícil, y aumentar, por lo tan- to, la proporcion de miel de un modo considerable, á pesar de eso el método de Schútzembach continuó en Seelowitz hasta 1863 en que, -á punto ya de ahandonarse, fué estudiado y felizmente modificado por el Sr. Robert, que supo aprovecharse de las ideas de sus puede- cesores y del estudio de los fenómenos de difusion que se encuentran en el tratado"de Schumacher. El resuitado obtenido con 50,000 kilógramos de remolacha du- rante la zafra “de 1864-1865 fué tan satisfactorio, que por él, y á consecuencia de una reunion de los principales fabricantes de azúcar de Alemania, se resolvió, para el año siguiente, plantearlo en cinco establecimientos más, en tanto que en Seelowitz se duplicaba la can- tidad de remolacha tratada por ese método. Segun el Journal des fa- bricants de sucre del 16 de Julio de 1868 llegaba ya entónces á 43 - el número de fabricantes que habian adoptado y planteado el método de difusion de Robert, unos en establecimientos reformados y otros montándolos de nuevo; pero el Journal d' Agriculture pratique de la 109 misma fecha habla solo de 28 que estaban en actividad y de ellos 7 que marchaban con ese método hacia tres años (1). Ya en este punto del trabajo, y con las explicaciones que se han dado sobre los fenómenos osmóticos, sobre la maceracion y la difu- sion, poco más será menester añadir sobre el citado método de Ro- bert para que todos se hagan cargo de su parte más esencial y se pongan en aptitud de apreciar no solo cuanto aquel vale, sino tam- bien el fundamento de las consideraciones que inspira al que lo estu- dia con calma y desinteres: consideraciones que habran de exponerse en tiempo y lugar oportunos. : La parte esencial del procedimiento de Robert para la fábrica del azúcar consiste en ejecutar la maceracion de la planta sacarífera (caña .ó remolacha) hecha trozos de tamaño ó forma convenientes, en 16 grandes vasos ó cubas de metal y de figura cilíndrica Todos esos vasos se comunican entre sí por el fondo y por la parte superior por medio de tubos y de válvulas, así como tambien con un depósito su- perior y con una bomba; de tal suerte, que el agua del primero y el vapor de la segunda pueden, cada y cuando se desea ó se necesita, ayuella ejercer su presion por la diferencia del nivel á que se halla di-] cho depósito, sobre una sola, ó sobre todas las cubas á la vez, y e vapor calentar el agua de estas y de aquel por su introduccion en las unas ó en el otro. La bomba, colocada en el mismo nivel superior del depósito, sirve tambien y principalmente para elevar y llenar de agua el segundo; en el mismo piso hay una via férrea cuyo eje se encuen- tra en el plano vertical de la hilera de cubas y por ella circulan los vehículos que se emplean en cargar aquellos con los trozos dela plan- ta sacarífera. El órden en que se cargan las cubas de maceracion es el siguien- te: comiénzase por la que llamaré núm. 1 en la cual se echa la can- tidad de trozos de caña ó de remolacha que su capacidad permita con un volúmen de agua (variable entre 50 y 100 pS del peso de la plan- ta sacarífera) á la temperatura de 60? C.; y se deja cierto tiempo pa ra que la difusion se opere en ella. Las pende números 2 y 3 se car- gan de la misma manera y luego la número 4; con la diferencia de (1) El citado Journal des fabricants de sucre, en su número del 12 de Mayo de 1870, publica la lista siguiente de fábricas que en dicho año de 70 extraian el ju. go por el método de Robert: en Austria 11; Zollverein 23; Rusia y Polonia 12; Ho- landa 2; Luxemburgo 2; Suecia 1; Indias Orientales 1.—Para la zafra de 1870-71 iban á montarse: en Austria 11; Zollverein 13; Rusia y Polonia 3; Suecia 2; Antillas inglesas 1; Br asil 1. 110 | que en esta última el líquido de maceracion no proviene del depósito como en las tres primeras sino del vaso número 1, que es ya una di- solucion sacarina aunque débil todavía. El número 5 se carga tam- bien como los precedentes y su licor macerante le va del número 2, en el cual se verificaba la difusion miéntras se cargaba el número 3; y así sucesivamente. 6 Por estos datos y por lo que ántes he explicado de la maceracion en general y de la práctica seguida por el agrónomo Dombasle, pue- de entenderse la marcha, siempre creciente en azúcar, que sigue el licor macerante ó, lo que eslo mismo, la parte esencial del método de difusion !. obert. Por lo que hace á las objeciones, ya lo he dicho: muchas y, al parecer, muy sérias, se han puesto á dicho método; no siendo la mé nos digna de tenerse en cuenta el aumento de combustible que parece consecuencia necesaria de la mayor cantidad de agua que es pre- ciso evaporar. Y se presenta esta dificultad tanto más grave para la caña cuanto que es cosa averiguada, y si no lo fuera el simple senti- do comun lo diria, que el bagazo que deja la maceracion es ménos propio para servir de combustible que el que impregnado de azúcar y más enteró sale de nuestros actuales molinos; pero de esto, que es - punto de sumo interes, hablaré por separado y con todo despacio más adelante. Tambien se ha asegurado que con la difusion el azúcar produ- cido es de inferior calidad, sobre todo si la remolacha (pues que á es- ta sola pueden referirse hasta el presente esas objeciones) contiene gran cantidad de principios salinos; porque, se decia, el agua de ma- ceracion los disuelve, y una vez disueltos, esas sales alteran dicho azúcar. Mas esto es de todo punto inexacto; aparte de que se halla en contradiccion con los principios admitidos sobre la ósmosis, algu- nos de los cuales yo he expuesto en otro lugar de este trabajo, apar- te esa contradiccion, repito, las análisis comparativas practicadas con el jugo de la caña, han demostrado precisamente lo contrario. Así en alguna de ellas se ha visto que cuando el guarapo procedente de un molino ó trapiche contenia, por ejemplo, 0,761 de glucosa, en el mismo jugo extraido por difusion solo se hallaba de esa sustancia 0,723; si de materias orgánicas el primero contenia 0,270, el segundo solo 0,190; y, al paso que de sales se encontraban en aquel 0,369, en este nada más que 0,270; y ya se sabe que estas tres clases de sus- tancias son las que contribuyen por su proporcion mayor Ó menor á la menor ó mayor pureza de la masa sacarina. Ahora bien, lo mismo 111 4 (para el caso) es el jugo de la caña que el de la remolacha; luego la objecion debe ser, como he dicho, de todo punto infundada. Si á pesar de eso, algunos, es cierto, hay todavía que no quieren creer en la bondad de la difusion, otros, por el contrario, y con más fundamento, ven en ella grandes ventajás y un notable adelanto de esa industria. Los periódicos especiales (1) enumeran así esas ventajas, comprobadas “ya sobradamente por lo que hace á la remolacha: 1? El guarapo, Ó jugo sacarino producido es superior en calidad alque se extrae por otro cualquier método.72% La produccion de azúcar bruto es de 3 pS (2) mayor que la que se obtiene del jugo procedente de las prensas. 32 La economía enla mano de obra es de 5pS. 4? Los gas- tos de tela, limpieza, 4., se suprimen. 5? La fuerza motora se reduce á la mitad. 6* El personal se reduce tambien considerablemente. 7* En fin, los gastos que es preciso hacer para beneficiar una cantidad determinada de remolacha, son insignificantes si se comparan con los que exigen las prensas. Otro de los inconvenientes que algunos encontraban al método de difusion era el que resultaba de inutilizar lo que es hoy alimento propio y abundante para los animales, el residuo de la remolacha; porque, decian, éste retiene un volúmen demasiado grande de agua que lo hace de difícil trasporte é imposible de guardarse en silos; pe- ro ese inconveniente, que, en verdad, hubiera sido grave si subsistie- se, lo ha salvado el mismo autor del método actual de difusion idean- do y construyendo unas prensas que parece que, ademas de ser suma- mente sencillas, no necesitan de gran fuerza para funcionar. Esas máquinas, reduciendo de un modo considerable el volúmen del resi- duo de la difusion, desvanecen esta otra objecion, como las análisis, y sobre todo, las pruebas prácticas recogidas durante siete años, han desvanecido todas las demas. Hasta aquí, quiero decir, considerado con aplicacion á la remo- lacha nada más, el método de difusion de Robert, aunque excelente y practicable, seria de interes secundario para nosotros; atento que lo eminentemente bueno para aquella puede ser en principio, y es muchas veces en la práctica, eminentemente malo para la caña, si- quiera no sea más que por la diferencia entre su estructura física, 6 (1) Journal des fabricants de sucre, Journal d' Agriculture pratigue, Les Mon= des, $. (2) No se olvide que el rendimiento teórico de la remolacha deberia ser 8,75 pS de azúcar y 1,75 pS de miel, y que en la práctica apénas si se llega hoy al 6 pS de azúcar. 112 mejor, de su organismo ya que no de la composicion química de su. jugos Y no hay que ir muy léjos para probarlo: ya, desde que se pensó aplicar el método de difusion á nuestra preciosa gramínea, se aseguró que no era posible, económicamente considerado el punto, dividirla en trozos, como era preciso para practicar la maceracion, y que no era posible se dijo, porque se suponia que la fuerza que dicha operacion exigiria habria de ser considerable. Sin embargo, el pro- blema, como vamos á verlo, está industrialmente resuelto, si hemos de creer á los periódicos de más crédito y más caracterizados por su ciencia y el género de materias de que tratan. El Journal des fabricants de sucre, y el de Agriculture pratique, ambos del 16 de Julio de 1868, que he citado más de una vez en el * curso de este trabajo, nos hablan de un informe del director de los ingenios de Aska-Concern en Madrás (Indias Orientales) pertene- cientes á los Sres. Baring hermanos (1) en que se encuentran datos que son la medida del resultado práctico obtenido allí en la segunda zafra que se ha hecho siguiendo el método de difusion de «Julio Ro- bert. Aunque los ha publicado ya, tal cual los trae el Journal des fa- bricants de sucre, la recomendable Revista científica que sale á luz en la Habana (2) con el título de El Ateneo, voy á trasladarlos aquí porque importa mucho que los hacendados de Cuba vean en dichos satisfactorios resultados la gran enseñanza que encierran y vayan es- tudiando desde ahora el nuevo rumbo, la senda de progreso por don- de va á entrar y á dirigirse la industria que enriquece hoy esta Isla. Ya he dicho ántes que ese método está llamado á operar una gran revolucion en la fábrica del azúcar; y ahora añado que en él, y con el complemento de la ósmosis de Dubrunfaut para apurar las mieles y quizá tambien una modificacion ó, mejor, una reforma radi- cal en la operacion mecánica que hoy se propone para dividir la caña en trozos, en eso, repito, veo yo el gran adelanto, los desiderata de nuestra principal 6 importantísima industria. Pero veamos esos datos, tanto más dignos de tenerse en cuenta cuanto que nos vienen por con- ductos fidedignos y de paises intertropicales como este. La cantidad de caña que se benefició en Aska-Concern, segun el (1) Así el Journal d' Agriculture pratique. El de los fabricantes de azúcar lla- ma al establecimiento “Aska sugar Works,” y segun él la noticia viene de un Mr. Minchin hacendado (planteur) de las Indias Orientales que la dirigió al periódico científico titulado Engineering. Otras diferencias, que importan más, encuentro en lo que ambas publicaciones estampan sobre este particular interesante. (2) Este trabajo se escribió en Noviembre de 1868. 113 citado Journal d' Agriculture pratiíque, fué de 3,000 toneladas, 6 sea un máximum de 105 toneladas en 24 horas y por término medio 70: de ella se extrajo'el 85 pS (a El peso del azúcar bruto ob- tenido llegó á 13,58 pS y 49 p2 el pasado por las centrífugas, que lo fué únicamente el de 1% y 2% suerte (premier et second jet). La composicion media por 100 de la caña era esta: Azucar] crstalizaDlo Ne crorarocinacoo ros aoocnrco conan 13,74 e a te de is 1,26 da o tl el ta AS 0,54 15,54 Esas 15,54 partes corresponden á 17,26 pS de guarapo ú 11,94 de azúcar que pueden extraerse”de cien partes de caña. El bagazo ó re- siduo"de la maceracion dió en la análisis de 0,13 á 0,4 de azúcar (6 sea de 0,76 4 2,85pS de guarapo) por cien partes de caña; y el agua de presion, que dicen unos, ó de lavado, como llaman otros, 0,05 4 0,18 por eiento de azúcar=0,55-4 1,98 de guarapo, ó sea, en total, una pérdida en guarapo de 1,8 á 1,34 pS. No puede llevarse más léjos el 'apuramiento de la materia, ni pedirse á ningun método in- dustrial de extraccion del azúcar mayores beneficios; y si alguno pen» sare que no solo es posible pedir más á la industria, sino que esta puede y debe, ciertamente, alcanzar un grado superior aun de per- feccion, esto es, extraer la totalidad del guarapo, y de este la del azú- car que contenga, lo cual nos es dado exigir solamente de una opera- cion de laboratorio, de una análisis química cuidadosamente practi- cada, no se me negará que basta lo expuesto para recomendar aquí elsmétodo de difusion de Robert y sacar las consecuencias que en su lugar se apuntarán. A pesar de cuanto_se ha dicho de la fermentación como obstá- culo para el procedimiento de difusion, por lo que hace, sobre todo, á los paises cálidos, en los ingenios de Aska-Concern nada se ha vis- to que justifique semejantes temores. La única dificultad 6, mejor, pues no debe dársele ese nombre, la única parte del método que en la práctica demanda algun cuidado es la operacion de cortar la caña; pues de ella y del instrumento con que se ejecuta dependen De gran parte, segun aseguran, la cantidad y la calidad de! guarapo así como tambien su mayor ó menor duracion. Tengo para mí que, con el tiem- po (y á esto me referia cuando en otro lugar hablé de modificaciones ó reformas en la¿operacion mecánica para hacer trozos la caña) ten- go para mí, repito, que con el tiempo se sustituirán los cortadores : 114 usados hoy en los pocos ingenios en que ya se ha aplicado el método : de difusion, por otro sistema mucho más racional; tal, por ejemplo, el desfibrador de la máquina de Henri Woelter que funcionaba dia- riamente en la última exposicion universal en el anexo de Baviera pa- ra convertir en pulpa cualquier clase de madera por recia que fuese y fabricar con ella el papel. Con una máquina igual ó semejante, con el procedimiento de difusion de Robert y el método osmótico del Sr, Dubrunfaut para apurar el azúcar prismático de la miel, no dudaria yo en aconsejar el establecimiento aquí de un ingenio; y si se temie- se, como cosa nueva y que hasta por descubrir está, adoptar la refor- ma de la máquina, podriamos limitarnos á poner en efecto dichos dos métodos de cuyos resultados nadie puede ya dudar, supuesto que uno y Otro se hallan en práctica en muchos establecimientos de Europa hace más de una zafra. No se juzgarán, pues, perdidos los momentos que ahora emplee- mos en averiguar los beneficios que del planteamiento del nuevo sis- tema reportaríamos aquí. Tomemos por ejemplo un ingenio de esta Isla en las mejores con- diciones, quiero decir, mejor montado (industrial y científicamente considerado, para poder suponer que su produccion es proporcional- mente mayor) que el mayor número de los de Cuba; y si así se de- muestra que aplicado á él el método de difusion el rendimiento se du- plicaria 6 por lo ménos seria una tercera parte mayor, con más razon quedará probado que en aquellos otros que son, repito y es bien sa- bido, el gran número, que en aquellos otros en que la pérdida en gua- rapo llega al 40 y más pS y no se extrae de este sino el 4 ó el 5p3 de azúcar (1), el aumento en la produccion será considerablemente mayor. (1) He aquí lo que dice Payen en su obra ““Precis de Chimie industrielle,” 4% edicion, tomo 2?, pág. 239: “Con los procedimientos que acabamos de describir (los generalmente seguidos hoy) de los 160 á 190 kilógramos de azúcar que con- tienen 1000 de caña solo se extraen de 69 á 65. Los resultados de esta operacion pueden representarse así: AC AAA barna dona coo cate al aos 55 4 65 Azúcar que en la miel queda transformado ó no en glucosa * Ó azúcar incristalizable.......cocmmmo..o. a ponce atado 25 4 20 Azúcar que se lleva el Dagazo......ooooconosononeniccinnonanacannn nos 80 4 75 - 160 ,160. Esa enorme pérdida de 95 4*105 en 160, ó por término medio 62 p3, proviene de lo insuficiente de la presion y de las alteraciones ocasionadas por la lentitud de la operacion, la temperatura demasiado elevada 4.” 115 ' Admitamos con las mejores análisis y como base del discurso que la caña da de 90 á 94 p3 de guarapo y por consiguiente de 6 á 10 pS de bagazo; que el guarapo contiene de 16 á 20 p2 de azú- car (término medio 18 pS ). Por lo regular en la práctica la cantidad de guarapo que, se extrae no pasa, por término medio, de 51, 6 en cien partes de caña (2) quedando, por lo tanto, en forma de bagazo 48,4 que representa una pérdida de guarapo de 39,1 equivalente en azúcar cristalizable á más de 4 kilógramos (4,272) con cerca de 2 kilógramos (1,75) de azúcar líquido ó incristalizable. Aun suponiendo que con los medios perfeccionados, tales como los molinos de gran diámetro de que he hablado en otro lugar, los aparatos de vacío de doble y de triple efecto y otras útiles y moder- nas invenciones que algunos han puesto en práctica ya en esta Isla aun suponiendo, digo, que con esos medios perfeccionados sea posi- ble llegar á lo que la industria considera hoy como el magnum desi- deratum, quiero decir, á obtener el 10 pS del peso de la caña, aun así los autores y la experiencia señalan una pérdida en guarapo con el método que al presente se sigue o que con los molinos de movimiento lento no se llega á más del 65 ó del 70 p2) de 20 á 30 ps y del 6 al 10pS de azúcar. Ahora bien, supongamos que el ingenio de nuestro ejemplo con algunas, si no todas, de esas mejoras obtenga el 9 y aun el 10 pS de azúcar; que con el abono, el drenage y otras buenas prácticas agrí- colas le basten 30 caballerías de caña de corte; que cada una de ellas, en las condiciones de cultura que se han expresado, produzca 340 ca- jas de azúcar de 17 arrobas y que haga por consiguiente una Zafra próximamente de 10,000 cajas; aun suponiendo todo eso, fácil es de- ducir de lo que precede que el referido ingenio experimenta una pér- dida, en números redondos, de 6 á 11 mil cajas, esylecir, que deja de coger lo que podria aplicando el método de difusion de J. Robert (con el cual he dicho más arriba, refiriéndome al periódico Les Mon- des, que se extrae el 93 pS de guarapo y ahora vemos por los datos enviados de Aska-Concern que cuando ménos es de 85 p2 ) deja de coger, repito, de 6 á 11 mil cajas, y esto por perfecta que se quiera suponer la práctica del actual procedimiento. Yo creo que la pérdida en el mayor número ó en casi todos los ingenios de Cuba es más considerable aun que la que pone aquí Payen; porque en os conta- dos de-entre ellos el azúcar extraido pasará de 5 p3.- (2) No cito autoridades en apoyo de estos guarismos porque es fácil compro- bar su exactitud en ebras acreditadas como tas de Payen, Pelouze, Basset «, m. 1x.—16, 116 Si se me dijera que la pérdida por el guarapo que se lleva el ba- gazo se limita al 1,5 en un ingenio_de¿Cuba de las condiciones excep- cionales del que he puesto por ejemplo, lo que no creo y quizá no se. ria difícil probar, aun así podria contestar que donde son 10,000 po- drian ser 12,000 cajas: y la diferencia me parece que vale la reforma. No hay para qué hablar de los demas ingenios de la Isla, que, se ha repetido, son el mayor número, de esos que dejan en la caña, ó mejor, envían á la atmósfera en forma de humo una riqueza, la mitad ó las tres cuartas partes de su azúcar: los tales seguramente saldrian, aplicando el método de difusion y á pesar de las otras causas de rui- na que todos conocemos, del estado de postracion en que hoy se en- cuentran. Con el método de difusion de Julio Robert se extrae, ya lo he dicho, casi completamente, el jugo sacarino de las plantas que lo con- tienen; y con la ósmosis de Dubrunfaut, de que tambien he hablado en este y otros trabajos, se separa, asimismo casi por completo el azúcar prismático ó cristalizable de la miel: he ahí, pues, dos gran- des aplicaciones ó reformas que espera nuestra principal industria y que prometen al pais frutos opimos. Las ventajas del método de difusion Robert, que he dicho se han comprobado y son incontestables respecto de la remolacha, resultan mayores y más evidentes para la caña; ya se ha visto que con él no solo se extrae de 20 4 30 pS más de guarapo que con los medios perfeccionados que actualmente se emplean, sino tambien que aquel es más puro, ménos cargado de sales y de materias extrañas. Con él ademas se economizan útiles y mano de obra. Por último, otras objeciones que se le han puesto, tales como la que se refiere á la fermentacion, tambien se han contestado: queda, pues, pendiente tan solo la del combustible, tanto más grave y digna de estudiarse aquí cuanto que la cantidad de agua con que resulta aumentado el guarapo ó jugo de la caña es considerable; pero este es punto que por su importancia merece capítulo aparte. ¿EA NA . 1.27 Observatorio Magnético y Meteorológico del R. Colegio de Belen de la Compañía de Jesus. PERTURBACIONES MAGNÉTICAS Y ÁURORA BOREAL DEL 4 DE Fr- BRERO DE 1872.—La aurora boreal del 4 de Febrero es, á no dudar- lo, la más importante de cuantas han tenido lugar en una serie de más de 30 años: no solamente por la grandiosidad y magnificencia que desplegó en muchos de los puntos en que fué observada, sino tam- bien por su inmensa extension y generalidad. Baste decir que ha sido observada en toda la Europa, en parte de Asia y Africa y enel Nor- te de América, hasta el trópico por lo ménos; y en cuanto á la intensi- dad de su brillo fué tal, que segun se desprende de un sin número de relaciones escritas por sabios observadores, la aurora del 4 de Febre- ro es solo comparable con las de los años 31 y 36. Creo no carecerá de interes la descripcion del fenómeno tal cual se observó en esta localidad: pues, si bien en tan bajas latitudes no puede una aurora boreal desplegar la magnificencia que en puntos más elevados, puede sin embargo ofrecer el mismo y aun tal vez ma- yor interes; ya porque por el hecho mismo de presentarse muy raras veces, llama naturalmente más la atencion de todo observador; ya tambien, porque el observarse en tan bajas latitudes da en cierta ma- nera la medida de la grandeza y casi universalidad del fenómeno; ya, por fin, porque variadas las circunstancias que influyen en la produc- cion de un fenómeno, suele este ofrecerse a la observacion bajo diver- sos aspectos, dando así lugar á que se le observe en sus diversas fa- ses.—Es hoy ya un hecho adquirido por la ciencia que la aurora polar no es, como algunos creyeron, fenómeno cósmico que trascienda los límites de nuestra atmósfera, sino simplemente atmosférico, que se produce en su seno mismo, y algunas veces á tan poca altura que no excede la elevacion de las montañas sobre las que se observa proyec- tada, como pudiera decirse del arco iris. Es ademas la aurora fenóme- no eminentemente eléctrico, y como tal íntimamente ligado con el magnetismo terrestre que profundamente altera. Siendo esto así, no hay quien pueda poner en duda que, variadas las condiciones atmos- Jféricas y los elementos magnéticos por la diversidad de los climas y posiciones geográficas, el mismo fenómeno podrá desenvolverse con muy diversos caractéres y detalles; en cuyo caso la conformidad ó dis- paridad en las diversas fases del fenómeno puede ofrecer la clave pa- 115 ra la resolucion de algunas cuestiones que en el estado actual de la ciencia son todavía oscuras, y abrir tal vez nuevas sendas para llenar los vacíos que existen aun en las teorías del magnetismo terrestre y auroras boreales, á pesar de los constantes y adunados esfuerzos de tantos hombres distinguidos por su saber. Al dar, por tanto, cuenta del fenómeno que nos ocupa, no puedo pasar en silencio circunstancia alguna, de las que á mi parecer pue- den tener con él alguna relacion, siquiera sea remota, y aun cuando ignore el por qué de la tal relacion. Daré el primer lugar en mi des- cripcion á las perturbaciones magnéticas que fueron extraordinaria- mente violentas y que anunciaron la aurora unas 8 horas ántes de que pudiera observarse; en segundo lugar me ocuparé de la mani- festacion meteorológica del fenómeno, y por fin, de su parte teórica. Sabida es la íntima relacion que existe entre la aurora polar y las perturbaciones magnéticas, á causa del desequilibrio que la aurora produce en las corrientes eléctricas terrestres. Con solo el auxilio de la brújula de declinacion, anunciaba con acierto Mr. Arago desde el Observatorio de Paris las auroras boreales, que tenian lugar en la Laponia y Groenlandia; y por lo que hace á este observatorio, en el corto tiempo que llevo de observacion, estoy íntimamente convencido que, mediante una atenta y constante de los instrumentos magnéticos, pueden anunciarse con gran probabilidad las auroras-que se observan en Europa y Norte de América, por lo ménos las principales; pues habiendo cotejado los catálogos de las observadas en años anteriores con las indicaciones de los instrumentos, he visto que pueden dedu-. cirse en un año más de 60 casos de coincidencia entre las auroras y las perturbaciones magnéticas. Bien es verdad que hay algunas auro- ras al parecer sin influencia en los instrumentos magnéticos, lo cua] puede provenir, segun indica el P. Secchi, de que estas se verifican á grandes alturas, y por su mucha distancia solo producen en la tier- ra corrientes débiles, que no alteran el magnetismo terrestre de un modo sensible. De esta observacion se deduce, que si pueden escapar 4 la observacion del Declinómetro, y sobre todo del Bifilar, algunas auroras polares de menor intensidad, nunca sucederá así con las que se manifiestan en grande escala; pues estas indefectiblemente alteran de un modo profundo la marcha regular y constante de los instru- mentos; y esto con la particularidad de que las grandes perturbacio- nes producidas por las auroras ofrecen caractéres tan peculiares, que rara vez podran ser confundidas con las perturbaciones debidas á, otras causas. 119 Con esta íntima conviccion, cuando el 4 de Febrero, unas 8 ho- ras ántes de que pudiera observarse la aurora boreal, anunciaron los instrumentos una borrasca magnética, la más intensa é irregular que he conocido, no me fué dado atribuirla á otra causa que á la indicada. El dia 3 por la noche habia precedido una ligera perturbacion, que aun cuando no dejé de anotar, no me llamó mayormente la aten- cion, atendida la frecuencia con que suelen estas verificarse. El 4, al hacer la observacion de las 10,de la mañana, quedé sobremanera sor- prendido al hallar los instrumentos en posiciones alarmantes, y va- riando de un momento á otro con suma rapidez. La barra del Decli- nómetro, que en su período diurno marcha ordinariamente con la re- gularidad de un reloj, se habia desviado desde la observacion anterior 14” al E, y el Bifilar, que quedaba ya algo bajo de la anterior pertur” bacion, habia descendido de un golpe 44 divisiones, y oscilaba su barra en una amplitud de 13”. Desde este momento me propuse tomar observaciones á cortísimos intervalos; tanto que durante algunas horas se tomaron casi todas las oscilaciones de ambos instrumentos, resul- tando por término medio unas 4 observaciones por minuto correspon- dientes á los puntos extremos de cada oscilacion; y todo era poco, vista la rapidez con que variaban las indicaciones. Hubo momentos en que la amplitud de una sola oscilacion del Declinómetro alcanza- ba á 1? 14”, muy visible por consiguiente á simple vista, siendo así que las mayores amplitudes observadas 'en otras perturbaciones no pasan de algunos minutos. La escala del Bifilar, en lo más fuerte de la perturbacion, se salió del campo del anteojo de lectura por la par- te del cero, haciéndose desde este momento imposible toda observa- cion. Atendida la rapidez con que bajaba, la desviacion que á sim- ple vista se observaba en la barra, y algunas apariciones y desapari- ciones repentinas de la barra, de tiempo en tiempo, calculo que la lí- nea de colimacion del anteojo de lectura señalaria próximamente há- cia la division —40 á —-50. | El P. Perry, director del Observatorio de Stonyhurst (Inglater- ra) me escribe que en lo fuerte de la perturbacion tampoco pudo uti- lizar las indicaciones del Bifilar, por la misma razon de haberse sali- do la escala del campo del anteojo, por cuyo motivo no quedó trazo de las curvas del instrumento en el papel fotográfico. Visto lo extraordinario de la perturbacion, y deseoso en gran manera de poder comparar las indicaciones de los instrumentos con las corrientes eléctricas terrestres desarrolladas por la aurora,-á eso de la una de la tarde, por indicacion mia, fué el Profesor de Física 120 ¡) an per a] So E SY pl [=>] [=) 10 Q 9871 | 0'ZgT | 00 0931 | 0'9£81 | 0S P'971 | 7SeT | 07 821 | son | 0€ 81 | S9P1 | 0% 1181 | 9091 | OL o'zer | opor | 00 1 0081 | sS'9sT | 9 z8z1 | p'9ort | 09 S'Tet | 9091 | Sr o“9gT | 0991 | Ot 0'ze1 | 0'29T | «e Z1 “Quo | “e uXe po | «selop, fal) ra SIN Te da 3 A TE a pp 019 ¡€P ¡679 |%69 ¡10/41 ¡81 Y wia9 o liado 114.79 e 09T | ST de 699 |z0|8w99 lo%9 || vo9t [80 [ea] 962 |8vi|zeg 009 P8FI 180 ¿DD 997 |80 299 |0'%p [9'4vT |8'0 ra atep |o'rio'sp |oop ||16P1 [3% a 05 ce otep 0'er P LPI 105 ; 0'£p |6'£p MA E 188 PO ase | 68€ T9PT 120 5 1zE zo 003€ 772 SaPT o“ ps 6'83 | 3/0 |8:83 06% q epI o 2 ogg | ot az |s'az 0'9el 0% 0% a O O O Al 11 Y SLI] 0'9 | 091] 01037 2'LeT | OT ES 0 | 07 0% —L0'p —|| € 8€1 eN a 0'6e1 29 Do € sel | 2 ad Ri / o“tet (001 20 co £'0€1 |.8'6 3 over | 9'z1 — 9'9er | 213 rS 8041 | 261 AS 0'gPT | 0% S= E az v1, | 997 E PA Ha 2 o A 18% o1st | 00€ == Ey G“6PT | 09€ 3 A A LU) E | A + OULANONTIOSA A E 188, "pony La escala está entera- mente fuera del campo A az | ae, a'0T| ses gol 0/84 Go | 8'TOT ¿7 | o'coT og | 2“poT 9% | + zOoT yg | 0901 0% 1006 OE HO NTA ori 0'8s 0'gz| 0 0'91T 0'9 o cl O OO “eos | emo del anteojo de lectura. y “du xe po “Av TIATa 0'6P1 ¡0981 O TEL, 0191 ¡ 08 0'8p1 |0'92| 0081 | 0 99T | 27 o'%9T | 0'8€| 0'€€l O7ELT V7 oó1eT lopp 0671 | 0841 | 91 vecrletos! 0131 | 8241 | OT o'zet |8'gc! zt31 0 181 | Y 9701119! 0231 | 7 s8T | 00 Gl 9891 PEL FP RGETIRTPOZ| PS over (008 0'0PT | 0041 | 09 91 1o'8z| 2091] 38241 | 97 et loz | 0P9T | 0161 | Op 1821 | 0% | 0'p,t | S/28T | 9€ o'geer lo» (10181 | 0981 | 08 3211 19% | 9921 | 0781 | 9% 8081 |v'01| 92,1 | 0981 | 0% 9121 | 089 | 91 || SI it lets | 2891 | OPAT | OL e'cot lea | 1 ZOT | 089T | S- e'ger los |o“9er | o'Tot | 00 TI e'19at Lota | otegrt | o 09T | 92 8'Lur leo | z“egr | 9091 | 09 2'net lo, | oórgr | o't9T | 9Y z'961 | at, | a'egr | 0091 | 07 a'get los | 0981 | O T9T | SÉ e'o91 | 0', | 0191 | 0'p9T | 0€ o'z91 | 0'+1| 0ó991 | 0691 | 9% oe | 6191 | 6991 | 08 pe | a'tg1 | 6191 | YI te | z'egt | 3 Tot ¡UT pco ERGO LAOS Na A O a ILSNAL 9yI .oo...... 00 y =eIpoJg [“epiosp | seua ) eme] | «seo "OALINONTIO4U 121 de este Colegio á la estacion de telégrafos con un galvanómetro, que convenientemente establecido debia darnos la intensidad y el sentido de las corrientes. Desgraciadamente se hallaba aquel dia ausente el Sr. Inspector General de Telégrafos, y se perdió tan buena coyuntu- ra. espues he leido en el Vature que la corriente eléctrica terrestre fué tan poderosa en los telégrafos del Istmo de Suez, que fué calcu- lada como equivalente á la de una pila de Daniel de 170 pares. El cable British-Indian, entre Suez y Aden y entre Aden y Bombay, dejó de funcionar por espacio de algunas horas. Grandes fueron tam. bien las perturbaciones en los cables del Mediterráneo y en los de Lisboa á Gibraltar, y de Gibraltar al Guadiana. Las señales de la línea de tierra entre Lóndres y Land's End fueron tambien por algu- nas horas interrumpidas. Por no alargar este trabajo más de lo conveniente, no puedo dar aquí por completo las indicaciones de los instrumentbs: por lo cual doy solamente las observaciones de 5 en 5 minutos, en lo más fuerte de la perturbacion, y á más largos intervalos en lo restante. La pri- mera columna correspondiente al Declinómetro indica el punto más alto, la segunda el más bajo y la tercera la amplitud de una misma oscilacion; la cuarta da el promedio. Un aumento en el número de divisiones indica incremento de declinacion E en el declinómetro, y de fuerza horizontal en el Bifilar. ; Este cuadro (Véase en la página anterior), creo será suficiente para dar una idea de la marcha de los instrumentos y de la magnitud de la perturbacion. oo. REvIsTA CIENTÍFICA ; por el Sr. D. Francisco A. Sauvalle. Reptiles fósiles de Bélgica.—El Profesor P. J. Van Beneden, de la Academia de Bélgica, está concluyendo una extensa obra relativa á los reptiles fósiles hallados hasta la fecha en dicho pais. Lo que desde luego llama la atencion es el grande contraste que se nota en- tre los reptiles que en las diversas épocas de la historia de nuestro globo han poblado la Bélgica y los que la habitan hoy. No existe ya en ella una sola tortuga viva; tienen algunas pocas lagartijas cuyo tamaño llega apénas al de una rata comun; se ven así mismo unas Cu- 122 lebras de una pulgada de diámetro, si acaso, miéntras que en el pe- ríodo terciario las tortugas eran numerosas en esa zona, y alcanza- ban á veces dimensiones gigantescas: muchos saurios de la época secundaria tenian, al igual de los cocodrilos más monstruosos, hasta 30 piés de largo. Se puede decir que los reptiles son verdaderos termómetros, y «termómetros de mínima, y se deduce forzosamente de su abundancia y de sus enormes dimensiones, que hasta el fin de la época terciaria la temperatura de Bélgica debe haber sido por lo ménos igual á la de las regiones tropicales de hoy. Con el descenso de la temperatura fueron predominando los ani- males de sangre caliente que llevan en sí mismos una verdadera es- tufa. Los reptiles para calentarse necesitan de los rayos del sol, mién- tras que las aves y los mamíferos perciben calor de su propia respi- racion. Los esqueletos fósiles de reptiles hallados en Bélgica demuestran que hubo un tiempo en que, en medio de palmas y helechos arbóreos paseaban el Chelonia Hoffmanni, el Emys Camperi, el Trionyx Bru- xellensis, el Bryochelis Waterkynii, el Pachychelis robusta, Macro- chelis Scaldii, Mesosaurus Camperi, el Paleophis Typhoeus, ser- piente de monstruosa dimension, sin dientes venenosos, que vivia en los árboles y en ellos perseguia su presa. Observaciones recientes sobre la digestion.—Las condiciones quí- micas y fisiológicas que se reunen en el canal alimenticio son de una naturaleza tan complicada, que cada nueva observacion conduce á nuevos descubrimientos. Las observaciones más recientes se deben al Dr. Paschutin, que tuvo á su disposicion el excelente laboratorio del Profesor Seischenow, de San Petersburgo. Sus estudios se dirigieron principalmente á determinar las fuerzas digestivas de las infusiones de las membranas del intestino con relacion á los compuestos albumi. nosos y la naturaleza del fermento que convierte el almidon y el azú- car de caña en azúcar de uvas (glucosa). Dicho Dr. dice que si se mantiene á la temperatura de 37978 C. una infusion acuosa de la membrana mucosa del intestino a ó del delgado de un perro, se produce en esta una fermentacion ó digestion y á las 3 Ó 4 horas se desprenden abundantes precipitados de da en los que no se ve- rifica más cambio hasta que empieza la putrefaccion, operándose al mismo tiempo una reaccion en el líquido que del estado alcalino pasa al ácido, miéntras que la materia, sea la que fuere, que tiene la pro- piedad de reducir el óxido de cobre y se halla siempre en la infusion 123 fresca, desaparece sin dejar vestigio. La infusion de la membrana parece no tener la propiedad de convertir los compuestos albumino- sos en peptonas y únicamente manifiestan una tendencia á emulsio- nar la grasa. Tambien halló que la secrecion del intestino delgado, obtenida por el método de Thiry, no ejercia influencia alguna ni so- bre la albúmina ni sobre los cuerpos grasientos; sin embargo, la infu- sion de esta misma membrana puede transformar el almidon en azú- car. Llama la atencion que igual virtud posean la membrana mucosa de la tráquea, la vejiga urinaria y, aunque con ménos fuerza, la de la hiel, el ciego, el intestino grueso, el estómago y el recto. No obs- tante, ninguna” de estas infusiones puede, como la de la membrana mucosa del intestino delgado, convertir el azúcar de caña: en azúcar de uva. Ha observado que esa propiedad la poseian las meníbranas del perro, cochino, rata, raton y conejo; pero no así las del carnero y la vaca. Nuevas“investiygaciones le han permitido demostrar que la infusión de aquellas membranas que podian tránsformar almidon en azúcar y el azúcar de“caña en glucosa, contenian dos fermentos dis- tintos, La infusion de las capas musculares del intestino delgado pro- duce la mayor parte del fermento que puede convertir almidon en azúcar. Una temperatura que excede de 409 C. es un obstáculo para la accion de los fermentos. Con respecto á la saliva ha hallado que el fermento que le es peculiar, diluido en 10 ó 12 partes de agua, obra con mayor fuerza en el almidon cocido cuando su temperatura se mantiene entre 37978 C. y 419119 C. Más difícil le ha sido determinar la temperatura á la que la saliva obra con mayor energía en el almidon crudo; pere se- guramente la necesitará de un grado mayor. El Dr. Paschutin de- muestra que la exposicion al aire del engrudo de almidon en su tem- peratura ordinaria, promueve inmediatamente la formacion de una materia capaz de obrar cofo fermento y de reducir el óxido de cc- bre: modificado así el engrudo, puede operar como fermento en otra pasta fresca; pero pierde esa virtud en cuanto se cueza. Nuevos anestésicos.—Los Bromuros de Etilo y Métilo.—18l bro- muro de étilo ó éter bromhídrico (C* H* Br.) es un líquido powo vo- látil que se obtiene destilando cuatro partes de bromuro de potasio en polvo con cinco de una mezcla compuesta de ácido sulfúrico con- centrado y alcohol rectificado en la proporcion de dos equivalentes del primero por uno del segundo. Esta sustancia es un anestésico ge- neral muy fuerte y del todo inofensivo. Una atmósfera que contenga 869 p2 de vapor de bromuro de étilo produce rápidamente y sin peligro ninguno, por inhalacion, una insensibilidad general: la respi- T. Ix—17. 124 racion permanece sosegada, el pulso tranquilo, y la transicion del primer narcotismo al segundo es tan pronta que el período de la ex- citacion muscular es apénas perceptible. Cuando se lleva la anestesia hasta el último grado, la resistencia cardiaca se sostiene; pero tan pronto como se suspende la inhalacion, se recobra inmediatamente el sentido, pues la insolubilidad del líquido en la sangre favorece su eli- minacion. El bromuro de métilo (C. H?. Br.) á la temperatura ordinaria es gaseoso. Se consigue mezclando á una temperatura baja 50 partes de bromo, 200 de alcohol metílico y 7 de fósforo. Bajo la influencia del frio liquidifica: pero bulle á los 55% Fahr. (12-78 C.) Es tambien un anestésico general y tiene las mismas propiedades y los mismos de- fectos que el bromuro de étilo; siendo ademas, como este, un desin- fectante poderoso, y en este concepto pudiera introducirse en la prác- tica el uso de estos dos cuerpos que descomponen y destruyen las ma- terias orgánicas y que por su volatilidad, serian sumamente útiles en ciertas enfermedades.— Crónica científica de Les Mondes, Julio 1872. Accion perjudi-ial de ta quinina en altas dósis. — El “Journal Medical” de Lyon publica en su número de Febrero último un remi- tido del Dr. Binz, de Bonn, sobre los accidentes que pueden sobre- venir con el uso de la quinina en altas dósis. Al mismo tiempo que aprueba el empleo de este medicamento-en elevadas dósis, hasta de 15 y 20 granos, tomadas de una sola vez, con preferencia á cantida- des pequeñas repetidas 4 menudo, llama la atencion sobre los efectos perjudiciales que puede causar en ciertos casos. Entre estos cita los desarreglos de la accion del sistema nervioso y del corazon, enferme- dades que ocurren con frecuencia. En un caso en que se tomaron por equivocación 3 dracmas de quinina, se deciararon en ménos de una hora punzadas en la cabeza y estómago, vértigos, postracion, pérdi- da del sentimiento, lividez de los labios y frialdad de las extremida. des. El pulso se mantuvo lento é igual y casi imperceptible, la respi- racion lánguida y las pupilas extremadamente dilatadas. Con friccio- nes y paños calientes así como con el uso interno de estimulantes se consiguió la reacción y al 62 dia el enfermo pudo levantarse; pero quedó por mucho tiempo padeciendo de la vista y del oido. En animales envenenados con la quinina el corazon se dilata y permanece insensible hasta al estímulo de la electricidad; pudiendo deducirse de ello que miéntras este medicamento, dado en pequeñas dósis, obra como un estimulante cardiaco, en dósis altas tiende, al contrario, á deprimir la accion del corazon y que debe emplearse la mayor circunspeccion cuando hay debilidad del corazon, 125 La quinina debilita el sentido del oido, y la sordera que produces desaparece generalmente con los demas síntomas del “cinconismo;” aunque en algunos pocos casos persiste por mucho tiempo y aun para siempre. Un enfermo que padecia de calenturas de frio congestivas, tomó 90 granos de quinina durante la intermision; w habiéndosele presentado un nuevo ataque, repitió la misma dósis. Se. evitó el pa- roxisimo, pero el paciente quedó completamente sordo, en cuyo estado permanece todavía á pesar de haber transcurrido ya un período de diez años. y Algunas veces produce la quinina la pérdida del habla: pero sue- le ser de poca duracion. En cuanto á sus efectos en la vista cita cuatro casos de amauro- sis que provinieron del uso diario de 43 á 75 granos durante algunos dias. En dos de estos casos la amaurosis duró solo un dia, en otro se mantuvo un mes. Graefe administró 45 granos diariamente durante una semana y sobrevino al enfermo una gran debilidad en un ojo que se le sostuvo por más de 4 meses. Kn ocho casos en que se dieron 13 granos cada dia por largo tiempo, el paciente perdió por completo la vista de un ojo, aliviándose á las seis semanas por medio de deplecion local. La quinina en altas dósis ha promovido en algunos pocos casos, hemorragias de las superficies mucosas y una erupcion eritematosa 'ó pruriginosa de la piel. Cree el Dr. Binz que la irritacion de los órga- nos digestivos, tan frecuente despues del uso de este medicamento, puede evitarse tomándolo en solucion. A veces sobreviene la albumi- nuria cuando los riñones tienen que eliminar una gran cantidad de .quinina; pero cesa tan pronto como se suspende el medicamento.— Menciona tambien algunos casos de catarro de la vejiga que recono- cen la misma causa. Virus vacuno.—En el Medical Record de Julio del corriente año, el Dr. Carstens recomienda el método siguiente para conservar la vacuna. Se pulveriza cuidadosamente la postilla en un mortero de cristal y despues se encierra en un pomito herméticamente tapado. Cuando se quiere usar se deslíen algunos granos en una gota de agua. y con ellos se inocula como de costumbre. Este polvo se conserva mu- chos meses y le ha bastado una sola postilla para vacunar de 90 4 100 personas. Puede recomendarse este sistema:.1% porque es más económico, pudiendo vacunarse más personas con una postilla que por ningun otro método; 22 es más constante su resultado; 3% el operador puede vacunar con más prontitud, 4? se disminuye el peligro de las erisipelas Ó escaras, 126 FLORA CUBANA. CXXVIM ORCHIDACEE. (Corresponde á la pág. 51, Tomo VIII.—Junio de 1871). No habiendo remitido aun el Sr. Reichenbach su opinion acerca de la elasificacion de las Orquídeas encontradas en esta Isla y pudien- do demorarse por un tiempo indeterminado la contestacion de este distinguido profesor, por hallarse viajando, reproduzco sin altera- cion ninguna los géneros y especies publicados por el Dr. Grisebach en su “Catalogus Plantarum Cubensium,” á reserva de insertar mas tarde en los ANALES de la Academia de Ciencias de la Habana la descripcion de aquellas especies que sean admitidas como nuevas por los botánicos europeos. PLEUROTHALLIS UNIVAGINATA Lindl; (656). Flor de Llanten PLEUROTHALLIS RACEMIFLORA Lindl. (616), P. oblongifolia Lindl. PLEUROTHALLIS VELATICAULIS C. Rchb. (1499, 1706). : PLEUROTHALLIS CUBENSIS Lindl. (658). E. PLEUROTHALLIS RUBROVIRIDIS Lindl. E. PLEUROTHALLIS WirsoNI Lindl. (660). PLEUROTHALLIS BRACHYPETALA Gris. (3949). E PLEUROTHALLIS ODONTOPETALA CU. Rechb. - (8849). E. PLEUROTHALLIS RUSCIFOLIA R. Br. (1705). PLEUROTHALLIS OBOVATA Lindl. (1704). var. 655. P. albida Linal. PLEUROTHALLIS BRACHYGLOTTIS (G. Rchb. P. aquiflora. Gris. (3844). E. PLEUROTHALLIS MUREX (G. Rehb. P. trigonifo- lía (3848; 1505 ex parte). E. PLEUROTHALLIS TRICHOPHORA Lindl. (659. E. PLEUROTHALLIS PROSTRATA Lindl. (629, 1500). E. PLEUROTHALLIS GROBYI Lindl. (1508). PLEUROTHALLIS LONGILABRIS Lindl. (1502, 651 ex parte), E. PzLEUROTHALLIS CORNICULATA Lindl. (1501). P. 127 * hymenanta Lindl). var. 657 P. nubigena Lindl. PLEUROTHALLIS TRIBULoIDES Lindl. [63]. P. fallar (E. Rehb. PLEUROTHALLIS MUCRONATA Lindl. [1504]. E. PLEUROTHALLIS TRICHYPHIS G. Rehb. [3315]. E. PLEUROTHALLIS SERTULARIOIDES Spr. [1709, 3347]. PLEUROTHALLIS RHOMBOGLOSA G. Rchb. P. va- ginulata Gr. [1506]. E. l'LEUROTHALLIS TESTIFOLIA Lindl. (1496; “648”]. PLEUROTHALLIS LICHENICOLA G. [1507]. E. PLEUROTHALLIS NUMMULARIA G. Rchb. P. sca- laris Gr. [1513]. E. PLEUROTHALLIS BLEPHAROPHYLLA Gr. [1508]. E. PLEUROTHALLIS FOLIATA Gr. [3341]. PLEUROTHALLIS FLORIPICTA Lindl.:P. melanan- ta GF. Rehb. [1509, 3342). LePANTHES CONCINNA Sw. [1510]. £. tridenta- ta Lindl. LePANTHES WrIGHTH G. Rehb. [3340]. E. L,EPANTHES FULVA Lindl, [1708]. LEPANTHES PRISTIDIS G. Rchb. [1512]. - LEPANTHES TRICHODACTYLA Lindl. [661], 17071] E. LrEPANTHES DORSALIS Lindl. [“662”]. LEPANTHES CHRYSOSTIGMA Lindl. LEPANTHES MANDIBULARIS Gr. Rchb. [3342].' E. STELIS OPHIOGLOSOIDES Sw. [658]. OCTOMERIA TRIDENTATA Lindl. [654]. MASDEVALIA FENESTRATA Lindl. [652]. MICROSTYLIS UMBELLULATA Lindl. [613]. MICROSTYLIS SPICATA Lindl. [3304]. var. 1696: 3304 ex parte. MICROSTYLIS RUPESTRIS Poepp. [614]. LIPARIs JAMAICENSIS Lindl. L. elliptica G. ERchb. non Wright. LIPARIS VIRIDIPURPUREA Gr. E. 128 LIPARIS ELATA Lindl. [1495]. BoLBOPHYLLUM PACHYRHACHIS Gr. Pleurotha- llis Rich. [8350]. EPIDENDRUM OTTONIS G. Rchb. [1699, 3335]. LE. auritum Linal. EPIDENDRUM NEMATOCAULON Rich. E. EPIDENDRUM CUBENSE Lindl. E. EPIDENDRUM BROUGHTONIOIDES Gr. E. hyme- nodes (F. Rehb. [3338, 8321]. E. EPIDENDRUM PLICATUM Lindl. EPIDENDRUM REPLICATUM Lindl. [1498]. EPIDENDRUM OXYPETALUM Lindl. E. - EPIDENDRUM FUCATUM Lindl. [3327, 3329]. L. Sagreanum Rich. E. EPIDENDRUM VIRENS Lindl. Z. ochranthum Rich. EPIDENDRUM IONOSMUM Lindl. EPIDENDRUM PYRIFORME Lindl. E. EPIDENDRUM BAHAMENSE Gr. [3326]. EPIDENDRUM BIPAPULARE Gr. Rchb. [3328- ex- parte]. E. KPIDENDRUM TRIANGULATUM G. Rchb. [3328 exparte]. E. EPIDENDRUM PHANICEUM Lindl. [1492 expar- te]. E. oblongatum Rich. E. EPIDENDRUM MACROCHILUM Hook. [3387; £. atropurpureum W.] var Duboistamum Brogn. [3336, 1492 exparte]. EPIDENDRUM.POLYBULBON Sw. [649]. Dinema Lindl. EPIDENDRUM LEOCHILUS G, Rchb. [3346, 1505 exparte: Pleurothallis tuberculata Wr.] EPIDENDRUM PYGMA4UM Hook. [3318]. Vainilla amarilla S- Pedro! Ídem. Vai..illa rosada. [ Continuará |. ES ( ( aelo'e Joa (ranaranrao(s.r2 (67 |ec|re|9c/8t|eri£ qe E 0/2 "HANNA 088 Ñ 38) dE 5d sel: 80 e OS 00: E me E o Esa 6:te|o re|20,09 E [PT 6588/09] ...... eeelas lo'9 a 1 e eel. , 81|70z oz woel66' 160 ontat ido a ed A A a talar ( 9T|L9/€8 E El yl T 08, “al pe 21 nez Ie ( £ 691 ¿ ( cooovalccroro] corno jorconafocoos YE 0 € 6 54 0 l ANACANN" N o Lg El Z , Ú 1 ZZ g cz 19 “09 L 91 60 cy 19 nonsalannnos eoonnorlcren.s 81 5 g' ñ E 0TIZ9|%2 cel y 1 28! rá LP “ZlT c£ £1 15 L ( A Zz“1 ( ¿ A PA AA AO PO Ea “16 ac |9 € ¡08 mann asá y ( E ( UTZ|8 27/69 09 TO'09|£% 19 A LET 00 e lo“zz CONC VENTAS e Md TZ po Cg nn eL prel 18,91 ea lazle loz 0109 10 ve'Bal19'70 a o OA Load rosa oo A 8% 0% Us do “IT | "ses "as" op. v|Le]24 21 86, 2114 €1/69 6T[0 "17 eze 1£'80 Peg LTL ql O REE SO (PETRA AO PO O! a 13 pl ( assasa | 19 orvr 06/20 “erloz 3 lor LT > 6110'87 ala NO8sT a l 09 AA AO AS A "96 M4 de 0:11| taseranaca [7 208/80 [88 co81cz'e [62'91[22,61 e97 Set sur er y leas Mad pié y Ml ¡PB Cc Z la : o ? , ¿ o . = > e z / 9 c6 66 A O OO LAA PSIDO opa dotot E DN AE E 3 dE ls ás El 91 ce cr E see |»: 19% TZ vi6% Suizo LE7 2019 Msn PEBEad (Bono SRooo LAOS ás ce et) O%1 eto: Yú E 1 p0% 0 w6% 70 29 LB ov'19 A, PR AAA PO A 0€ 0% 0% e eolorjes 3l cl 1/08 les eel vo 1 8 vi 1 e] > zz aLz 3749 681 eze A RATO AAA OOOO ROTO 1% cara (op | aran rasa qe, Soo TOlzz! de 29,8 pe 9168 3 +rzp'y [e17|vi9z|et 29 aut lactpo O O O osejeíz [ee | INTINV Ay a)o.92 97 aloolL7i37 09€ 90:9190.61[vociv:L [rizzle'oa]pe vo 97/e [90 £9|ES 99 oseloz lote | RANA a IET les Es 00 me 97 ls 8l 91/89/61 Poet tariaterlaizo 118 220916629 O A A O E AS ETE [80 gu6r Siirise 1.8! y108 1/6/76 08/£ ¡86/19/88 19 Epa ao dia ce 09 laann' 0 Pd LEI LS point ds 1.9191 81l0'0z 79 111761 jee ro 90, [1o'09|90és a | : as'asajo“22 [8709 10/69/91 00€ [91 +T18'2L1|T PT PS [e/6T|2 pe E 91 o'ejora [0/7 | erarcias [7 úllze 9c|eepp6 PT 51 E A o es:e9| 66.2 [08/26/8099 emjo'a [0/6 | “arana“ass [1 69 osl9coel08'z1 vee eetot Lora: ae e Su Y losteola9i99l.....l...... ec loto [06 |“ENNTNTONN |e'P9|1 1/89/82 29 T1lc8 ce (po! 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REVISTA CIENTIFICA. SETIEMBRE DE 1872. REAL ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA. Sesion pública ordinaria del 28 de Julio de 1872. ¡¡ SRES. ACADÉMICOS CONCURRENTES.—Dr. Gutierrez, Presidente; Gonzalez del Valle (D. Fernando); Sauvaile, Oxamendi, Donoso, Martinez Sanchez, Rodriguez, Babé, García, Castellanos, Miranda; Mestre, Secretario. Lectura y aprobacion del acta anterior. Asiste á esta sesion el socio de mérito Dr. D. Fernando Gonza- lez del Valle. CORRESPONDENCIA. —Leyéronse en seguida: —1? Una comunica- cion del Sr. Escribano de Cámara D. Antonio María del Rio remi- tiendo, con certificacion de lo acordado por la Real Sala 1? de Justi- cia, la causa instruida en el Juzgado de 1% instancia de Gines por tentativas de violacion; pasando el asunto 4 la Comision de Medicina legal para el informe correspondiente.—2*? Otra idem del Sr. D. KFe- lipe Poey, socio de mérito de la Corporacion, participando que exis- ten en su poder unos libros que para ella le ha remitido el Instituto Smithsoniano; libros que serán presentados en la próxima sesion.— 3% Un oficio del Dr. Rodriguez, Secretario de la Seccion de Medici- na, Cirugía y Veterinaria, remitiendo el expediente promovido por el I. Ayuntamiento de Colon para la provision de médicos municipales T. 1X.—18. 132 y forenses, así como el informe que ha recaido, y 4 que se dará lee- tura en sesiun de Gobierno.—-4% Un oficio del Sr. Ldo D. Francisco de Paula Grima al Secretario de la Correspondencia nacional y ex- tranjera, dando las gracias por el diploma de socio corresponsal que le fué enviado, y prometiendo tenerle al corriente de lo que en el lu- gar de su residencia (la Cidra) ocurra, que pueda interesar al bien de la humanidad.—5% Otro idem del Dr. D. Ramon Hernandez Poggio, expresando su gratitud por el nombramiento que de él se ha hecho para socio corresponsal en la Península, y manifestando los mayores deseos de llenar los deberes que aquel le impone. El Secretario presenta ademas el n?3 de la Crónica Oftalmológica de Cádiz y el 529 de la Revista Minera de Madrid.—Publicada en los ANALES la Memoria del Dr. Braidwood, que mereció una men- cion honorífica en el último certámen, y gracias á la liberalidad del Dr. D. Juan Bruno Zayas, que ha hecho ejecutar á su costo un tira- do aparte de 2,000 ejemplares para distribuirlos grátis á las madres de familia, podrán muchas aprovecharse de los buenos consejos hi- giénicos que en aquella se consignan sobre la primera infancia parti- cularmente. Algunos de esos ejemplares se reparten por el Secretario á los Sres. Académicos presentes. Nuevos socios.—El Sr. Presidente proclama como socios de número electos en sesion de gobierno del dia 14, á los Sres. D. Ra- fael Cerero, Comandante del Cuerpo de Ingenieros; Dr. D. Cárlos Finlay; Dr. D. José de Kocamora y Riera, catedrático de la facultad de Farmacia; Wr. D. Antonio María de Górdon y Acosta, Disector micrógrafo de la de Medicina, y Dr. D. Manuel Antonio Aguilera y Márquez; habiendo sido nombrado tambien socio corresponsal en la Península el Dr. D. Ramon Hernandez Poggio. ToxIcoLoGíA.— Envenenamiento por el verdin de unos dulces.— Despues de los anteriores particulares leyó.el Dr. Castellanos, en nombre á la vez del Dr. Donoso, una consulta químico y médico-le- gal, acerca de la causa formada en el Juzgado de 1* instancia del Cerro por haberse enfermado varios niños que comieron unos dulces confeccionados en el establecimiento de 1». José Estafé.—Pregun tándose si el análisis químico practicado por los peritos que intervi- nieron está hecho con arreglo á la ciencia, y si la insignificante cantidad de verdin que pueda existir en un dulce es siquiera bastan- te para producir intoxicacion en un niño, los Sres. Ponentes consig- nan el análisis verificado, segun el cual el color rojo de las confitu- ras es atribuido al carmin, el azul á una sal de hierro, el amarillo á 183 una gal de plomo y el verde al arseniato de cobre; estableciendo en su conclusion que el carmin es muy inocente, que la sal de hierro es incapaz de producir fenómeno tóxico, que la de plomo existe en muy corta cantidad, pero que la pintura verde es el arsenito de cobre, conocido vulgarmente con el nombre de verdin ó verde de Scheele, que se expende en las ferreterias, sal en alto grado tóxica, y por peque- ña que sea la cantidad es lo suficiente para producir un envenena- miento.—La Comision señala algunos vacíos importantes en el docu- mento referido: 1% Se ha procedido á investigar las sustancias colo- rantes encontradas en las confituras, pero se ha olvidado examinar la sustancia misma de esta. 2? Han reconocido los peritos en el color ama- rillo una sal de plomo, mas no han mencionado su género, dato tanto mas importante cuanto que existen sales de esta base más ó ménos ve- nenosas. 32 Aunque en la generalidad de los casos acostumbran em- plear los confiteros el carmin para colorear en rojo, debieron aquellos haber comprobado su existencia por otras reacciones para alejar las dudas respecto de otras sustancias del mismo color, pero altamente venenosas. 4% En el color azul no se determina tampoco el género de la sal: el añil es el que generalmente usan los que se dedican á esta industria, porque las sales de hierro de dicho color son casi siempre insolubles en el agua. 5% El verdadero verdin es el acetato y nó el ar- Senito de cobre, vendiéndose el primero y no el segundo en las ferrete- rias: no se indica por los peritos la cantidad que prudentemente pudie. ran calcular, para medir la intensidad de los efectos; y hubiera sido oportuno presentar al Juzgado el anillo ó las manchas arsenicales ob- tenidos por el aparato de Marsh, ó el precipitado de sulfuro de arsé- nico, que es bastante característico.—En cuanto al segundo punto con- sultado, ó sea si la insignificante cantidad de verdin que pueda existir en un dulce es siquiera bastante para producir intoxicacion en un niño, la Comision asienta desde luego que el verdadero verdin, ó verdete, vert-de-gris de los autores francesez, es el acetato de cobre, producto de un verde claro que se disuelve con dificultad en el agua; en tanto que el arsenito, como soluble, es mucho más venenoso. El acetato en- - traen varias preparaciones farmacológicas no tan solo para el uso ex- terno, sino tambien interiormente hasta la dósis de diez granos al dia, sin haberse notado fenómenos de envenenamiento; no siendo posible que la insignificante cantidad que se emplea en un dulce produzca «aquellos. Por otra parte, y aunque se han dado casos en que por ig- norancia de los especuladores se ha aplicado el verde de Scheele ó de Schweinfurt para dar color á las confituras, en el documento remi, 154 tido 4 la Academia no ge consignan los fenómenos 6 síntomas qué se desarrollaron despues de la ingestion de los citados dulces, co- mo prueba de que se adaptaban á una sal de cobre y particularmen- te al arsenito, y nó á otra sustancia, 0 á una simple indigestión de esas que 4 menudo se acompañan en los niños de graves circunstan- cias. De todo lo cual deduce la Comision: 1 que la análisis practica- da por los peritos, aunque defectuosa -en los lugares señalados en el cuerpo del informe, responde á lo que la ciencia enseña respecto á los metales plomo y hierro, así como tambien al arsenito de cobre; 22 que si se ha dado el nombre de verdín al acetato de cobre, como eS lo más probable, la pequeña cantidad que se emplea en un dulce no es suficiente para producir fenómenos de intoxicacion; y 3? que si lo empleado bajo el nombre de verdin es el arsenito de cobre, por poca que sea la cantidad que se pudiese emplear para dar el color verde á un dulce, es lo suficiente para producir fenómenos de envenenamien- to, máxime en un niño. Cirueía. — Aprobados el'anterior trabajo y sus conclusiones, continuó el Dr. Babé la lectura del análisis de los trabajos sobre Ci- rugía remitidos desde la capital de Francia por el soció corresponsal Dr. Alfonso Amussat.—Trátase primeramente de la exploracion de la vejiga en casos probables de cálculo, y cuando despues de haberse sentido este en una primera exploracion no es vuelto á encontrar en la siguiente: el autor despues de practicar una inyeccion en la vejiga, y de introducir el instrumento de modo que su punta apoye contra la pared posterior de su cavidad, hace levantar la pélvis hasta que dicha pared sea un plano declive y obedeciendo á las leyes de la gravedad venga el cálculo á ponerse entre las cucharas y sea agarrado con la mayor facilidad.-En una curiosa observacion se refiere un caso de sa- lida espontánea de cálculos vesicales por delante del escroto, que agregado á los que la ciencia ya posee, viene á confirmar una vez más la curacion de la piedra por los solos esfuerzos de la naturaleza; y el autor hace observar que teniendo el enfermo, -ademas, un fímosis muy pronunciado, fué preciso operarlo para introducir la sonda en la vejiga, lo que se hizo por el proceder de la cauterizacion lineal, y despues de catorce meses de matrimonio infecundo salió su esposa em- barazada: es racional preguntarse en vista de una union que perma- nece estéril, tratándose de dos seres bien constituidos en apariencia, si la infecundidad de que generalmente se acusa á la mujer depende del marido y proviene de un vicio de conformacion que es posible re- mediar por medio de una operacion tan sencilla como inofensiva.— 185 En dos ejemplos de cuerpos extraños retenidos en la uretra, siendo el primero relativo al fragmento de una gruesa candelilla de guta-perca, con retencion de orina, que se extrajo con un litotritor mediano, — una vez sobre el cuerpo extraño, abrió el operador sus cucharas y con un movimiento suave logró hacerlas penetrar entre él y el conducto urinario, y comprimiéndolo moderadamente lo sacó, orinando inme- diatamente el enfermo con facilidad y abundancia.—La otra observa- cion se refiere á un niño de diez años con un cálculo detenido en la uretra, en la region perineal, de la forma y volúmen de una semilla de cereza, para cuya extraccion fué menester aplicar al principio con la cánula de las pinzas de Hunter un astil de acero terminado por una punta de taladro, que hizo desprender algunas partículas, y luego una cucharilla que, al penetrar, rompió el cuerpo en varios frag- “mentos, cesando entónces todos los accidentes, Sesion pública ordinaria del 11 de Agosto de 1872. ' SRES. ACADÉMICOS CONCURRENTES.—Dr. Cutierrez, Presidente; Sauvalle, Diaz, Miranda, Escarrá, Babé, Plasencia, Castellanos, Auber, Melero, Rodriguez, Gonzalez del Valle (D. Ambrosio); Mes- tre, Secretario. Lectura y aprobacion del acta de la sesion anterior. CORRESPONDENCIA. —Leyéronse en seguida: 1% Una comunica- cion del Gobierno Superior Político en que manifiesta, conform2 á los reglamentos que rigen en esta Academia, quedar enterado de las elecciones le socios numerarios hechas 4 favor de los Sres. D. Ra- fael Cerero, Dr. D. Jusé de Rocamora, Dr. D. Cárlos Finlay, Dr. D. Manuel Antonio Aguilera, para la Seccion de Ciencias físicas y naturales; del Dr. D. Aut+::o0 M? Górdon para la de Medicina y Ci- rugía; y del Dr. D. Ramon H rnandez Poggio como socio correspon- sal en la Península.—22 Oir: comunicacion del mismo Gobierno, á consecuencia de una solicizul de esta Academia, y conforme con lo consultado por la Junta Superior de Sanidad, autorizando á la pri- mera para que “pueda publicar en sus ANALES estadísticas mortuo- rias, una vez que lo hace co. un fin científico á todas luces plausible y tomando los datos con exactitud y esmero.”—3% Dos comunicacio- nes del mismo orígen remitiendo los expedientes promovidos sobre provision de médicos municipales y forenges en Nueva Paz y Santia- 136 go de Cuba: cuyo asunto”pasó á la Comision respectiva.—-49 Un ofi- cio del Dr. Rodrignez, Secretario de la Seccion de Medicina y Ciru- gía, acompañando los informes recaidos sobre los mencionados expe- dientes; y á que se dará lectura en sesion de gobierno.—5% Una co- municacion del Sr. Juez de 1? instancia del distrito del Cerro, recla- | mando el informe de la Academia con motivo de la causa formada por haberse enfermado varios niños despues de haber comido unos dulces confeccionados en el establecimiento de D. José Estafé: infor- me que le fué enviado oportunamente.—6% Dos oficios de los Dres. García y Hondares, dando cuenta del número de vacunados en los meses de Junio y Julio últimos en el salon de la Academia, que fué de 36 en aquel y de 17 en este, repartiéndose ademas 18 tubos con vírus '4 las personas que los han solicitado.—72 Un oficio del Dr. D:- Cárlos Finlay dando las gracias por el nombramiento de socio nume” rario: “hasta donde alcancen sus escasas fuerzas, estas las dedicará á hacerse digno de tan alta distincion.””—8% Otro idem del Dr. D. An- tonio de Górdon con idéntico objeto, y ¡ofreciendo poner de su parte “cuanto pueda en favor de los adelantos científicos, y en defensa de los intereses particulares de la Asociacion científica á quien más debe el pais bajo conceptos múltiples.” El Sr. Secretario interino de la Correspondencia nacional y ex- tranjera, Dr. D. Felipe F. Rodriguez, presenta: el número 530 de la Revista minera de Madrid; el número 5 de la Crónica oftalmológica de Cádiz; los números 962, 963, 964 y 965 del Siglo médico de aque- lla capital; las entregas 24 y 25 de la Memoria del Dr. Puyou sobre el tífus icterodes; la tésis del Dr. D. Vicente B. Valdes sobre la locura transitoria, su discurso de gracias en el acto de doctorarse, así como el de presentacion del Dr. Rodriguez; la tésis inaugural del Dr. Cas- tellanos sobre los impedimentos del matrimonio, varios ejemplares que el autor pone á disposicion de los Sres. académicos y les son distri- buidos; por último, 18 folletos impresos de la Real Universidad de Cristianía (Noruega), y ocho entre libros y cuadernos del Instituto Smithsoniano, el Departamento de Agricultura de los Estados. Uni- dos y el Museo de Zoología comparada de Cambridge, los cuales se han recibido por conducto del Sr. D. Felipe Poey. En uno de los vo- lúmenes relativos al Instituto citado se inserta la memoria de nuestro socio corresponsal el Sr. D. Andres Poey sobre una “nueva clasifi- cacion de las nubes”” con láminas ilustrativas. —La Academia acordó dar lus más expresivas gracias á los Sres. donantes. El Dr. Miranda presenta á nombre del socio corresponsal Sr. 137 D. Ramon Hernandez Poggio, un ejemplar de la obra que acaba de publicar en Madrid acerca del “Tratamiento de las heridas por ar- mas de fuego segun la práctica de los médicos militares españoles, 8u- guido de ligeras nociones de Higiene Militar de campaña” con un prólogo del Excmo. Sr. D. José M? Santucho, Director general que ha sido del Cuerpo de Sanidad Militar. El Dr. Miranda, para dar una idea del trabajo, lee un párrafo de dicho prólogo. “No es extraño (se dice en él) que esta campaña médica (la de Tetuan) haya sugerido al Sr. Hernandez Poggio la idea de estudiar sus recuerdos, y de dar á conocer los principios que guiaron en ella, como en otras, la prácti- ca quirúrgica: este trabajo, desempeñado con tino y con nutrida eru- dicion, nu solo deja ver la fé sincera y el constante entusiasmo del autor; no solo establece y fija el enlace entre lo antiguo y lo nuevo, entre lo propio y lo extraño, entre nuestra práctica tradicional y la que se funda en la enseñanza universal; sino que se extiende á to- da3 las complicaciones, á los accidentes de todas las heridas, yá cuanto en el campo y en los hospitales puede y debe tener presente el médico militar, siempre bajo el mismo criterio, con la propia in- “tencion, con especial aplicacion 4 nuestras tropas y 4 nuestra manera de asistirlas...... ” La Academia acordó se dieran las gracias al autor por su valioso presente; depositándose esta obra, junto con dee ótras, en la Biblioteca de la £ orporacion. EsTADÍSTICA DE LOs ENAJENADOS EN LA ÍsLA DE Cu —Al concluir la correspondencia, el Dr. Plasencia dió lectura al siguiente trabajo: :—“A]l terminar la estadística, que sobre los enajenados en la Isla de Cuba formaba, y que tengo el gusto de presentar en este dia á la Academia, fluctuaba entre dejarla abandonada en mi estante ó someterla á la crítica, no porque temiese que el fallo de esta le fuese desfavorable, sino porque temia no alcanzase el mérito de la refuta- cion; mas me he decidido á hacerla pasar por vuestro juicio por dos motivos, para que los datos recogidos por mí no se pierdan y para saber á qué atenerne respecto 4, su bondad, á fin de modificarlos 6 no: yo comprendo que dista mucho del grado. de perfeccion que de- seaba darle y que es de esperarse alcance en su dia; así es que debeis aceptarto, os lo pido, más bien como¿un engayo que como una obra ucabada. ' Varias Causas han influido en este resultado, y entre ellas una que es del dominio de todos vosotros es la que ha ejercido la ma- yor influencia: hablo de esa falta de elementos para estos trabajos en que la incuria, la desidia, abandono ó impericia hacen ineficaces los esfuerzos más decididos; ademas, el cúmulo de atenciones que pesa 138 sobre mí ha hecho más lento el curso de este trabajo, al cual no he podido consagrarme como quisiera. “La estadística, como elemento del método de observacion, expo- ne á grandes errores ú opimos resultados, segun se maneje con más ó ménos recta intencion, y tanto es así, que hu llegado á invalidarse en vista de la igualdad del pro y el contra en determinadas discusiones, esp cialmente en aquellas en que un interes particular es el móvil principal; pero este achaqu> ó «accidente que corresponde más bien al observador, aunque se refleja naturalmente en su obra, no es bastan- te para desechar este medio con que cuenta la ciencia; solo sí son de aceptarse sus conclusiones con las reservas que aconseja Bacon, y es- perar en casos dados á que el tiempo incline la balanza hácia el lado de la verdad; pero miéntras tanto no es posible despojarse de este apoyo fecundo, que aplicado justamente es y será un elemento de progreso, como es insensato pensar que los testigos son innecesarios para hacer constar un hecho, porque puede resultar que sea tanta la igualdad de los que deponen que seu difícil ó imposible aceptar un extremo. “«Queriéndola hacer la más útil posible he establecido algunas di- visiones, que se refieren más á la administracion; tal es la que está basada en los gobiernos Ó tenencias. “Siendo el sexo una separacion natural, he atendido á él para fundar dos secciones, á' las que sin duda alguna ha cabido distinta suerte, pues los varones cuentan con una historia más remota, siquie- ra llámese así al conjunto de filiaciones que para su ingreso se hacen precisas: fueron acogidos en lugar determinado ántes que las muje- res, y esto explica hasta cierto punto la superioridad numérica que se observa de los unos para con las otras. En nuestros dias sigue siendo mayor el número de hombres que el de mujeres, y en este caso cabe una explicacion, y es que los miramientos de las familias para con las hembras sea el motivo de que con dificultad aumente suingreso; 6 ¿es que realmente en la Isla de Cuba se hallan los hombres más pre- dispuestos que las mujeres? Resultado es este que está en oposicion de algunos alienistas. Solo puedo asegurar que durante cuatro años que llevo al frente de este Asilo se ha conservado la diferencidqué'con- signo, diferencia que, á falta de otra razon, puede hallar sú 'cáusa en la desproporcion de los que vienen á la Isla, cuya inmensa mayoría pertenece al sexo masculino. “¿Desde la creacion del manicomio el año 1828 por el Excmo. Sr. Gobernador Capitan General D. Dionisio Vives, hasta el 31 de Di- 139 ciembre de 1871, han ingresado 3,130 individuos, 2,446 hombres y 684 mujeres; habiendo salido por diversas causas 986, de los prime- ros 887 y 99 de las segundas; y muerto 1,710, de los varones 1,301 y 409 mujeres; y quedan al finalizar el año de 1871, 434; 258 hombres y 176 mujeres. “De las jurisdicciones que hall remitido más enajenados es la pri- mera la Habana, y sucesivamente Matanzas, Guanabacoa, Gúines, San Antonio de los Baños, Cuba y Jaruco con relacion á los varones; y respecto á las hembras se hallan en el órden siguiente : — Ha- bana, Matanzas, Puerto Príncipe, Guanabacoa y Cuba, sirviendo de término mínimo 52 y 27 respectivamente. No es extraño el resul- tado por lo que se refiere á la Habana, por ser su poblacion absolu- tamente superior á todas las demas, y porque ademas abarca muchas veces el de otras jurisdicciones en la remision, esto es sin contar que "por otros motivos no se encuentre en las mejores condiciones para determinar la locura. “El aumento de ingresos he seguido el curso de los años. “En la naturalidad se echa de ver, partiendo del número 100 pa- ra los hombres y 36 para las mujeres, que son notables la Habana, Islas Canarias, Africa y Galicia con respecto á los primeros, y á las segundas la Habana, Africa é Islas Canarias. —Hablo en absoluto, pues se carece de términos de comparacion. “En las profesiones se observa que las que demandan el ejercicio al sol, como la de labradores, carpinteros, jornaleros, albañiles, cor- ren parejas con otras de distintas circunstancias, tales como la del ta- baquero y la del militar en tiempo de paz. En las primeras se com- prende que la activa influencia de nuestro sol provoque un estímulo al encéfalo, y que se alteren las facultades; pero en los tabaqueros se explicará por la accion del tabaco que se elabora Ó porque sean víc- timas de otras causas como consecuencia de tal profesion.—Todo el mundo comprende la accion nociva del tabaco, especialmente del que se elabora, que esparce un polvillo que el que lo respira por primera vez sufre cefalalgia, vértigos y aun vómitos, y que imprime á la larga en los habituados cierto sello que denuncia la profesion. ¿Este enve- nenamiento lento será la causa inmediata de la locura en los taba- queros! ¿Y en los militares que se hallan de cuartel, esto es, en épo- ca de paz, qué puede predisponerlos á la nio? Ahora bien, las mujeres aquí y cuyas profesiones son de lavandera, labores de su casa y costureras, que abrazan el mayor número, se encuentran en las condiciones opuestas de las de la primera categoría que en hom- T. Ix—19, 140 i bres he señalado; luego obedecen á otras causas, ó es que la vida se- dentaria es contraria á la integridad de las facultades mentales? “La vida celibataria parece que es más predispuesta á la locura que la del casado. “En las razas hay que tener presente que, aunque el número de blancos es mayor que cualquiera de las otras, la africana, por ejem- plo, para el caso debe dividirse en una fraccion que es relativamente pequeña y es la de los libres, que son los más que ingresan, y la de los esclavos, que son más escasos aunque mayor su número; la asiáti- ca es desde luego mucho ménos que las dos ántes citada. “Respecto á las edades puede decirse que la edad viril, Ó sea la comprendida entre veinte y sesenta años, es la que más predispone á la enajenacion. “Criminales hay 54, 58 varones y una mujer. “Señores: no tiene pretensiones la estadística de que me ocupo, mas que á dar pruebas del deseo del autor de hacer algo por la hu- manidad y por la ciencia: así es que me he permitido hacer unas li. geras consideraciones sobre algunos puntos, y deseando darle carác- ter he aceptado el que le imprime la localidad.” Discusion. —Al concluir el mencionado académico hizo uso de la palabra el Dr. Mestre para celebrar la idea del Sr. Director del Asilo, en cuanto á hacer públicos sus estudios científicos y estadísti- cos sobre los casos de enajenacion mental que allí se observan; aun- que fuera de desear que extendiera sus consideraciones á las diver- sas formas de locura y á otras condiciones etiológicas de suma impor-, tancia, por ejemplo la relativa á nuestro estado social, pues el Dr. Plasencia sabe perfectamente que este se refleja siempre en los mani- ccmios y que la última revolucion francesa ha dado orígen á traba- jos bastante interesantes en-ese sentido. El Dr. Plasencia contesta que ese estudio lo ha aplazado para más tarde, temiendo emprender una clasificacion de los casos, que se hace cada vez más difícil en atencion á la divergeneia de los autores. | Por ahora solo ha acometido la tarea más fácil, procurando llamar la atencion sobre los puntos que le han parecido más culminantes y me- Jor demostrados. En su dia hablará tambien de los tratamientos que . n:ás ha empleado contra la enajenacion mental: desde hace largo tiempo ha dejado 4 un lado las emisivnes sanguíneas, y recientemen- te ha administrado el hidrato de cloral, unas veces con muy buen éxito, y otras sin el menor resultado. De_ acuerdo con lo indicado por el Sr. Mestre, cree el Dr. Ro- 141 driguez que debieran hacersc constar en semejantes estudios no solo las formas, sino los estados comparativos con relacion á las profesiones, á los antecedentes de familia, á la estadística criminal €, El Sr. Pla- sencia ha abierto una senda que debe seguir siempre adelante y sin ninguna vacilacion, por ser el primero en reconocer su importancia. El Dr. Plasencia replica que las frases de sus colegas le servi- rán de estímulo para continuar en su empresa; pero debe considerar- se que se trata de un mar inmenso, insondable, lleno de confusiones por la contrariedad y diversidad de pareceres, en el cual es fácil per- der el derrotero. Ha tratado de ocuparse en la cuestion de la influen- cia hereditaria; pero permaneciendo todavía en la duda tocante á los casos que ha podido observar, le ha parecido prudente no ofrecer en la actualidad sus investigaciones. El Dr. Mestre siente encontrar al Sr. Plasencia tan dudoso y vacilante respecto á la clasificacion de sus enfermos. Es cierto que la Patología mental dista mucho de ser la parte más adelantada de la historia de las enfermedades; pero ese inconveniente por él señalado, se encuentra tambien en otros ramos de la misma, siendo muy nota” ble, verbi-gracia, en el capítulo de las Dermatosis, sin que por esto sele considere como un óbice para establecer clasificaciones; y por otro lado los progresos sucesivos del estudio de la enajenacion men- tal hacen que hoy exista no solo una Patología especial de esta afeccion, sino hasta general de la misma; lo que ademas de ser un verdadero adelanto en la ciencia, refleja una luz bastante clara en _ las cuestiones que tanto parece temer el Dr, Plasencia, contribuyen- do eficazmente á simplificar las clasificaciones. Haciéndose cargo de las anteriores reflexiones, manifiesta este académico estar de acuerdo con ellas. Agrega tambien que su aten- cion se ha aplicado en estos últimos tiempos á examinar la enajena- cion mental bajo el punto de vista de la influencia que en su desarro- llo ejerce la instruccion; así como sobre la no existencia de la mono- manía mirada cual especie nosológica distinta. El Dr. Miranda siente que el Sr. Plasencia fije su atencion en E tantos trabajos á la vez, y no se dedicara á uno solo hasta estudiarlo por completo. En su comunicacion ha hecho el cómputo sobre las ra- zas Ó provincias que proveen al Asilo de un mayor número de enaje- nados, citando por notables la Habana, Islas Canarias y Galicia; pe- ro sin explicar los datos de que se ha valido para llegar á ese resul- tado. Habiendo expresado el Dr. Plasencia que al referirse en su Me- 142 moria á la naturalidad de los enajenados, habia hablado en absoluto» pues carecia de términos de comparacion, y sacado sus deducciones con relacion al número de los entrados en el Asilo, expuso el Dr. Mi- randa que debió haberse hecho tambien con relacion al número de individuos de cada provincia ó raza existentes en la Isla, á fin de obtener una idea más aproximada á la verdad: 4 lo que replicó aquel académico que para ese objeto hubiera necesitado se le suministráran datos estadísticos que no estan bajo su dependencia y que no siempre es dable alcanzar. A esto observó el Dr. Rodriguez, que asumiendo el Sr. Plasen- cia el carácter de Director del Asilo indicado, era muy probable se le abriesen para fin tan laudable los centros de estadística. El Dr. Plasencia concluyó ofreciendo á los Sres. AcadémicoS algunos de los ejemplares del cuadro que habia presentado, y que ha hecho imprimir en la Península el Sr. D. Francisco Calderon Ñ Kes- sel, Administrador del Asilo. CiruGía.— Despues de la anterior discusion continuó el Dr. Cas- tellanos la lectura de las notas de Cirugía remitidas desde Paris por el socio corresponsal Dr. D. Alfonso Amussat. Ucupándose de la li- totricia uretral, examina primero las distintas procedencias que pue- de tener un cuerpo extraño encontrado en la uretra; la disposicion anatómica de esta, que indica a priori los puntos en que más comun- mente se detienen aquellos; y por último cuatro observaciones reco- gidas en su práctica con el objeto de exponer los medios sencillos é inofensivos que se aplicaron: en la primera se trataba de un cálculo de orígen renal, liso y ovoideo, en que la extraccion no ofreció nin- guna dificultad; en la segunda el instrumento empleado fué unas pin- zas de tres ramas, preferibles á las de Hunter, para un cálculo pro- cedente de la vejiga y detenido por una estrechez uretral; en la ter- cera fué necesario recurrir al proceder de Franco, tan ingenioso co- mo delicado en su aplicacion; y en la cuarta, siendo demasiado volu- minoso el cálculo, hubo precision de triturarlo por medio de un rom- pe-piedras pequeño, ideado por Amussat. Finalmente, se da una idea de la litotricia por aplastamiento, aplicando el piñon lateral al lito- clasta agujereado para dar más fuerza al instrumento: empleado este en un individuo gotoso, con un cálculo de ácido úrico, bastante gran- de y muy duro, en dos sesiones separadas por 18 dias de intervalo se libró al enfermo de su piedra sin el menor accidente. ESTADO SANITARIO DE GGUANABACOA.—El Dr. Gonzalez del Va- lle (D. Ambrosio) se expresó como sigue: —“Mi domicilio temporal 143 en aquella villa me ha dado ocasion para no despreciar los datos que se han podido recoger respecto á las enfermedades que allí han asis- tido los profesores, como á las que han ocasionado la muerte segun las partidas parroquiales. —Allá, como entre nosotros, el Invierno y la Primavera, que abraza el período del primer semestre á que nos con- tracmos, ha sido benigno, pues no se han experimentado fuertes y repetidas transiciones atmosféricas, ni nada notable en los vientos del Sur cuando anuncian la vuelta de los Nortes en Cuaresma, ni frecuen- tes lluvias que humedeciendo la tierra y la atmósfera, ocasionan mu- chas veces males y la agravacion de otras dolencias; así es que ni la viruela, ni el vómito, ni las fiebres han sido en número para fijar la atencion, no determinándose por el cuadro de clasificacion patológi- ca, ni mortuorio, la constitucion médica por ninguno de los males que otros años han merecido particular estudio. “Al consignar los cuadros del primer semestre, y los del segun- do, que para completar el año traeré á la Corporacion, daré una prue- ba del interes que merecen tales estudios, para que otros profesores de aquel lugar ó de aquí, continúen prestando este servicio, porque no faltan personas ilustradas que abogan por las saludables condicio- nes de Guanabacoa, habida consideracion á su altura, á la abundan- cia de sus aguas de cualidades varias, como á su abierta edificacion que la hace tan ventilada, y en donde, por parte de noche, por lo re- gular circula un ambiente ds por las campiñas que rodean la poblacion. “Ni son tampoco para despreciarse las cifras mortuorias que leeremos ahora, ni la clasificacion sepultural, porque las primeras con- firman con el cotejo del año anterior la sanidad relativa del año pre- sente, advirtiéndose la densidad de la muerte en las adultas de color, por razon del sexo, oficios, tareas, costumbres, y otras causas descono- cidas por ahora en su conjunto. “La clasificacion sepultural lleya nuestra consideracion hácia el Cementerio del Potosí, pegado á la Ermita del mismo nombre, asenta- do sobre una lometa elevada, bien distante á sotavento de la pobla- cion y con fondo de tierra bastante para desahogada sepultura.—Es- te cementerio, como otros muchos de la Isla, pide por parte de los - Ayuntamientos solícita consagración para que la salud pública y la honra que se debe á los que fueron y serán, se atienda promoviendo ora la traslacion de muchos, ora el ensanche de algunos, procurando á la vez que las fosas se hagan como lo previenen las disposiciones vigentes, sin olvidar el arbolado higiénico y la ornamentación con 144 plantas aromáticas y flores, que conserven siempre sana la atmósfera de los campos santos. | | “He aquí las tablas de las enfermedades que han ocasionado las defunciones en el semestre: Neumonía........ a A TS E ati A O ne damcie dos 0 N BEA E 78 Asfixia de recien nacidos... list 6 IO A A E e E! 15 EA AAA Ia AAN A 8 Lesiones orgánicas del corazon........ ...0o. o00oo.oo 12 ntero-COtIS e ao calas ad A 31 Meningitis. coco cocion o acuosa A q 14 Fiebre palúdea........ A A E e ia MEA 8 arnet cios caer aldo ie A o 2 EPA. Urano de esciaeite 00 narra manenncnnns 10 dr pasa taa secas 6 A AA E A O E 4 : Metritispuerperal... csi cltnd apoco 2 DiebreDMOsa colonos to canales o S E AE 3 Apople gia Corebrall dio. adds tbn asha aican. One 6 O IN y A IS Ade E 6 Pero orale ocosa son des gasoil redes Hee 2 De otros males y enfermedades crónicaS............ 48 A A e RESUMEN MENSUAL POR RAZAS, SEXO Y EDAD. RAZA BLANCA. RAZA DE COLOR. adtos, adtas.|párlos párlas| Suma. ||adtos. | adtas. | pávlos, [párlas Suma, ¡Total gral NETO e tssisscnsc se 15 9 2 2 28 5 5 311112010 43 OLIEDO coles cons 11 9 2 4 26 5 9 7 1 | 22 48 MArZzO ..m.... 6 8 4 dí 25 DILO 4 Sa 52 1 OIE epAsacAS 9 4 5 5 23 9 8 0 3 | 20 43 Mayo dl 9 4 3 23 5 8 9 2 | 24 47 AUDIO coodosasoaniónecitso 10 6 4 4 24 ZA EZ 1 4 | 19 43 SUMA uba 58 | 45 | 21 | 25 | 149 IMA Di 248 GUIO 127 | 276 NOTA: En el mes de Enero se halla incluido un asiático. 145 Comparacion. Blancos. De color. Suma. STA EA 342 257 599 ler. Semestro. 1872.00... 149 127 276 Diferencia favorable...... LOC LI ace O e 323 Clasificacion sepultural. Enero. Fobrero. Marzo. Abril. Mayo. Junio. Suma. En nichos nuevOS........... 2 3 2 1 1 3 12 En idem abiertoS............ 2 1 0 1 0 0 4 En DÓVeda....notornocacoronones 1 pe e AS pe 1 2 En la tierra......... naaa 38 44 50 41 46 39 258 43 48 52 43 47 43 276 Poblacion: 24,000. Proporcion de mortalidad 1'15pS. REVISTA EXTRANJERA.—El Sr. Sauvalle continúa la Revista científica extranjera interrumpida por causa de su mala salud, recor- riendo en esta algunos particulares interesantes: —el método del Dr. Carstens para conservar la vacuna por medio de la pulverizacion; los bromuros de étilo y métilo, como nuevos anestésicos y poderosos des- infectantes; la accion perjudicial de la quinina en altas dósis, obser- vada por el Dr. Bins; algunos efectos fisiológicos del hidrato de clo- ral, recientemente estudiados por los Dres. Crichton, Chapmann, U., - y su aplicacion á ciertas enfermedades, entre ellas un caso de rabia curada á beneficio de dicho medicamento; el resúmen de los hechos relativos á esta enfermedad en Francia, por el Sr. Bouley; y las con- sideraciones sobre afecciones del corazon, publicadas en el London Lancet de Julio último, atribuyéndose el mérito de haber descubierto la conexion del reumatismo agudo con la inflamacion del corazon, al Dr. David Pitcairn en 1788, aunque solo en 1809 los trabajos de Sir D. Dundas sobre el reumatismo del corazon dieron á conocer este he- cho patológico que ningun médico ignora hoy. : Despues de concluir el Sr. Sauvalle, manifestó el Dr. Mestre que no llenaria un deber de gratitud y de estricta justicia hácia su Presidente de tésis para el doctorado en Medicina ante la Escuela de Paris, si no aprovechase la ocasion que le brinda la interesante Revista extranjera del Sr. Sauvalle para recordar los grandes méri- tos adquiridos en la Patología cardiaca por el eminente Profesor Bouillaud, ya estableciendo y formulando con la mayor precision la ley de coincidencia entre el reumatismo articular agudo generalizado y las endocarditis y pericarditis; ya refiriendo gran número de tras- tornos funcionales, que se explicaban á menudo por lesiones crónicas y orgánicas del corazon, á los cambios sobrevenidos en la composi- cion del líquido sanguíneo, á la clórosis y anemia; ya separando es 146 crupulosamente aquellas lesiones, segun que tienen su asiento dentro 6 fuera del corazon, en cuyo último caso el pronóstico es mucho más favorable. Dicho lo cual, quedó la Academia constituida en sesion de go- bierno para oir el informe de la Seccion de Medicina y Cirugía so- bre médicos municipales y forenses. Sesion pública ordinaria del 25 de Agosto de 1872. SRES. ACADÉMICOS CONCURRENTES.—Dr. Gutierrez, Presidente; Sauvaile, Albear, Gonzalez del Valle (D. Fernando y D. Ambrosio), Lebredo, Rodriguez, Escarrá, Babé, García, Plasencia, Miranda, Rovira, Castellanos, Cerero; Mestre, Secretario. Lectura y aprobacion del acta de la sesion anterior. El Sr. Presidente pone en conocimiento de la Corporacion que se hallan presentes el Dr. D. Fernando Gonzalez del Valle, socio de mérito y Decano de la Facultad de Medicina, y el Sr D. Rafael Ce- rero, Comandante del Cuerpo de Ingenieros, que hace poco fué electo socio de número y que por primera vez asiste á la Academia. CoRRESPONDENCIA.—Se enteró asimismo la Corporacion: 1% de una comunicacion del Sr. Alcalde Mayor de Belen, á consecuencia de los autos seguidos por el Ldo. D. Ramon Cordovés contra D. José G. Dominguez y D. Antonio Pascual para que como albaceas testa- mentarios de D. José C. Silvera abonen la cantidad de mil veinte pe- sos procedentes del embalsamamiento que practicó con el cadáver de dicho Silvera, —preguntando á la Academia, á instancia de la repre- sentacion del Ldo. Cordovés, “cuál es el verdadero precio de una ope- racion de esta clase, cuando por ella se consigue conservar el cadá- ver sin entrar en putrefaccion hasta despues de transcurridas cuaren. ta horas del fallecimiento:” de cuya consulta se dió traslado á la Co- mision de Medicina legal para el informe que se pide.—22 de un ofi- cio del Dr. García, Secretario de la expresada Comision, participan. do por acuerdo de ésta, que para responder debidamente al Juz- gado ora preciso saber el proceder empleado en el embalsamamiento, hora del dia y época del año en que se practicó, tiempo invertido en la operacion, género de muerte, condiciones en que se encontraba el cadáver y todo lo que se relaciona con este particular. La Academia 147 acordó solicitar del Sr. Alcalde Mayor de Belen todos esos antece- dentes y los más que hubiese referentes al asunto. El Secretario interino de la Correspondencia presenta: 12 varios ejemplares, que son distribuidos á los Sres. socios concurrentes á la sesion, del “Estado del movimiento ocurrido en el Asilo general de Enajenados desde el año de su fundacion (1828) hasta fin de Diciem- bre de 1871,” formado por el Dr. D. Tomás J. Plasencia, Director del Asilo; acordando la Academia se le diesen atentas gracias;-y 22 los números 968 y 969 del Siglo médico de Madrid y la entrega 531 de la Revista minera de dicha ciudad. MEDICINA LEGAL.—Uaso de enajenacion mental.—Terminada la correspondencia, leyó el Dr. Lebredo, como Ponente de turno de la Comision de Medicina legal, el informe aprobado por esta y relativo al estado mental de D. L...... R......, á consecuencia de la causa que se le sigue por tentativa de violacion en sus hij.s.—En la expo- sicion de los hechos hace constar la Comision que en 5 de Julio de 1870 solicitó su esposa la remision de aquel al Asilo general de ena- jenados, fundándose en los conatos de seduccion de que habia procu- rado hacer víctimas á sus propias hijas. Trasladado R...... al Real Hospital de Caridad de Matanzas en 12 de Julio, fué examinado por el Dr. D. Guillermo Pintado, quien el 28 comunica al Excmo. Sr. Gobernador que “en los diez y seis dias que lleva de observacion no ha presentado síntomas ni señales algunas de sufrir alteraciones men- tales;”” y el 30, que “certificada una monomanía lúbrica por los fa- cultativos de Madruga—(certificacion que no figura en el proceso) — puede certificar que desde la entrada del procesado en el Hospital no ha tenido síntomas ni raptos de dicha afeccion, considerando que ha- ya sido efecto de que en todo este tiempo ha estado separado de mujer alguna que pueda haber influido en $us ideas;” pero “no sé (agrega) si volviendo al lado de dichas personas puede volver á sufrir semejan- te pensamiento y padecimiento.” —En 10 de Diciembre declara de nuevo el Dr Pintado en idéntico sentido; —y en su consecuencia vuel- ve R...... al seno de su familia, por órden del Excmo. Sr. Goberna. dor, su fecha 19 de Diciembre; pero en 5 de Abril de 1871 se repro- duce la queja de la esposa de aquel, basada en los mismos hechos, y se remite otra vez al acusado al hospital: Reconocido entónces por el Dr. D. Manuel Zambrana, expone este facultativo en 31 de Julio “que no padece de monomanía lúbrica ni del menor trastorno en su inteligencia;”” no cree que sea un eroto- maniaco por no presentar ninguno de los síntomas señalados por Es- T. Ix—20, 148 quirol; porque el erotomaniaco no necesita de la presencia de la per- sona que le excita, para que se produzcan sus ideas amorosas; y en virtud tambien de las observaciones del Dr. Pintado.— Atendiendo, pues, á los antecedentes, á los dictámenes periciales, á las declara- ciones de la familia de R......, y á que, sino existe enajenacion men- tal, la violencia ejercida constituye un delito, el Excmo. Sr. Gober- nador de Matanzas puso en % de Agosto al individuo en cuestion á disposicion del Sr. Alcalde Mayor de Gúines, quien con fecha 4 del misino mes decreta el oportuno reconocimiento. A Consígnanse en seguida las declaraciones de la esposa de R..... «segun la cual hacia como dos años que viviendo en el partido de la Hanábana, cuarton de Jagúey Grande, con su marido y catorce hi- jos, con motivo de hallarse insurreccionado aquel punto “se apoderó tal terror de aquel, que un elia se arrebató y tiró á degollarse, infi- " riéndose una gran herida en el cuello que le cogia de un lado á otro, sin que fuesen bastante cuatro ó cinco hombres á sujetarle y á que se dejase curar; que continuó en aquel estado muchos dias y cuando se hubo puesto bueno le dió por enamorar á sus hijas, D? J......, D? F,....., D' A......, mayor de 22 años, y hasta 4 D? R...... que ten-. dria unos doce; unas veces con súplicas y otras queriendo darles de golpes para que lo quisieran por marido, que es lo que ahora se usa- ba, dándole tambien á la que contesta,” y no consiguiendo jamas su objeto, porque tanto la que declara, como toda la familia y principal- mente sus tres hijos D. N...... , D. P...... y D. J...... estaban siem- pre sobre aviso y se oponian constantemente, quedándose muchas no- ches sin dormir......: las declaraciones de las hijas del procesado, he- chas en idéntico sentido;—las de D. B. F"...... , Vecino y testigo de que la familia tuvo una vez que huir de R...... que la seguia á pe- dradas y quien le manifestó que “sus hijas le habian faltado por no querer vivir con él como mujeres suyas, pues les pertenecian y debia hacerlo; de D. L, P...... que asevera el hecho; de D. J. F...... que le ha visto “disputar y hasta tener disgustos con los hijos por querer estos convencerle de que no podia vivir con sus hermanas como si fue- sen sus mujeres. ”-—En 16 de Agosto declara el encausado sobre to- dos los particulares relativos á su permanencia en la cárcel y el hospital, ignorando la causa de su prision; contesta todas las pre- guntas que se le dirigen; pero niega que haya tratado de seducir á gus hijas.--Segun los certificados de los escribanos no ha sufrido pri- sion anterior ni se le ha seguido causa alguna. —En 23 de Setiembre, 149 al ampliar su declaracion, muestra efectivamente la cicatriz de la he- rida que se hizo en Jagúey Grande, ignora como le resultó y no re- cuerda absolutamente nada sobre este punto. Toda su familia declara unánimemente que “ántes de la tentativa de suicidio era buen esposo y mejor padre, llenando ambas obligaciones religiosamente sin que ' nunca produjese disgusto alguno en su familia, pues siempre habia procedido con honestidad.” 0, En 2 de Octubre declaran los Ldos. D. Manuel Valdes Caste- llanos y D. Joaquin Espinosa y Acosta, que R ..... presenta en la'*-* region anterior y media del cuello una cicatriz, señal evidente de una herida de forma lineal, como de cuatro pulgadas de extension, situa- da transversalmente entre el hueso hioides y el cartílago tiroides, la -* que por su forma y situacion da lugar á- suponer se la infirió el mis- mo individuo; que dicha herida debió ser de alguna gravedad y que por la cicatriz aparenta tener aproriuadamente dos años de existen- cia. RAN En 4 de Octubre es sometido en el hospital de Gines á otra in- vestigacion facultativa; y en 30 de Noviembre expresan los Ldos. D. tamon Abenza, D. Bernardo Fernandez y Vidal, y D. Joaquin Espi- nosa que D. E...... R...... es de 53 años de edad, sanguíneo, cons- titucion fuerte, vida arreglada, idiosincrasia desconocida, de profe- sion labrador; que dice padeció las enfermedades de la infancia sin recordar haber tenido mal alguno despues; que en un mo- mento de desesperacion fué acometido de una mala idea y se hizo una herida, pero que fué leve, pesándole todavía aquel arrebato: — está regularmente conservado, ejerce bien todas sus funciones, tiene una conversacion formal, siendo su proceder razonado; se le habla de asuntos del campo y se expresa como persona perita; se le pregun'a por sus afecciones paternales y manifiesta:buenos deseos, pero exclu " ye toda conversacion amorosa, diciendo que ni su edad ni estado res- ponden á aquellos gritos sensuales, siempre sin manifestar violencia en sus conversaciones. “Dos partes forenses, dicen los firmantes, de- claran no conocer en este sujeto ninguna clase de enajenación men- tal; un dictámem razonado de los médicos de Matanzas prueba no existe señal alguna de erotismo. Hay otro estalo morboso con que pudiera confundirse la monomanía lúbrica ó erótica, que es la sati- riasis. Esta se diferencia de aquella, en que en la primera el amor está en el cerebro, y en la segunda parte de los órganos sexuales.— Tampoco padece de la satiriasis, pues son característicos de este es- tado el lenguaje obsceno, los actos impúdicos, ciertos actos desorde- 150 nados sexuales, y por el contrario ni palabras, ni acciones, ni actos privados se notan en el observado; comedido, decente y produciéndo- se como hombre pundonoroso y juicioso. No puede, pues, ser com- prendido ni en el erotismo nien la satiriasis, ni en ninguna dolencia mental por no haber presentado síntomas de ella; por lo que le con- ceptúan en su cabal juicio y cordura.” | Fundándose el defensor en que R...... estaba enajenado cuando cometió los actos por que se le juzga, pide la libre absolucion. No obstante estos dictámenes y basado en las certificaciones facultativas, el Sr. Alcalde falla en Febrero del 72 condenando al procesado á dos años de presidio y pago de las costas. Hecha apelacion ante la Excma. Real Audiencia, provee esta en 10 de Julio del presente la remision de la causa á esta Academia para que “dados los hechos en que se funda el cargo de tentativa de violacion y teniendo presente los pareceres médicos que constan en la causa, emita dictámen relativo al estado de las facultades mentales del procesado.” Pasando de la exposicion de los hechos, que en extracto hemos presentado, á la apreciacion de los mismos en el órden científico, eo- mienza por dejar sentado el Dr. Lebredo que en el caso de que se trata los dictámenes de los peritos no nacen directamente del hecho en cuestion, sino de su estudio tal como »parece consignado en los autos é iluminado por el voto facultativo: que en alguno de ellos se hace referencia á certificaciones anteriores, que no ofrece el proceso, y en que se afirmó la existencia de una erotomanía, miéntras que en los otros documentos se sostiene que observado el acusado no ha dado señales de locura y por lo tanto no está loco. En ellos no se leen por menorizadas las observaciones, en cuanto á las funciones nutritivas á los movimientos involuntarios, al estado de los sentidos, á las per- cepciones y su relacion lógica Ó discordante con los objetos, á las ilu- siones y alucinaciones, á las diversas clases de memoria, á las facul, tades reflectivas, al juego de la fisonomía, á los instintos y simpatías- reveladas, al carácter, educación, grado de instruccion, rapidez ó len. titud de las frases, á las respuestas obtenidas, €., £.—En la ausencia de estos datos y cuando los peritos se limitan “á afirmar ó á negar ca. tegóricamente la locura, no es posible saber de qué lado está la ver-- dad, ni si las opiniones contradictorias son sin embargo exactas te niendo en cuenta las diferentes épocas y circunstancias en que se efec- tuaron los reconocimientos. La Comision no vacila en aceptar las con- clusiones de los facultativos indicados, porque ademas de otras razo- períodos más ó ; 151 nes debe tenerse presente que en la enajenación mental puede haber 3 ménos largos en que cesando el trastorno, ó siendo intermitente la“afeccion, tengan lugar la afirmacion de la existencia de la vesania en una época y su negacion en otra más ó ménos dis- tante.—R.:..... se hallaba, pues, en el uso completo de sus facultades intelectuales en todo el tiempo que fué observado por los Dres. Pin- tado, Zambrana, Abenza, Fernandez Vidal y Espinosa, que así lo tes- tifican resueltamente y sin vacilaciones de ningun género. Pero desde la fecha en que arrancan los acontecimientos que constan en las declaraciones, fué R...... un verdadero enajenado ín- terin estuvo en el círculo de la familia. Es evidente qne en una épo- ca más próxima á la fecha de las tentativas de violacion, debieron en- eontrarse en él pruebas evidentes de enajenacion mental, puesto que no solo no se la pone en duda, sino que hasta no se vacila en ps la forma: en otro reconocimiento más distante se mantienen los peritos en una prudente duda; y en otros ya lejanos se niega terminantemen- te la existencia de la locura.—“;¿No se ofrece lógicamente á 12 inte- ligencia (agrega la Comision) la idea de que el órden cronológico de los reconocimientos va señalando los períodos de decrecimiento de la afeccion mental? Tal vez no sea así, pero conste al ménos que al lado de las otras pruebas que vendrán á aclarar la resolucion del proble- ma, adquiere esa afirmacion de la locura y la más ó ménos proximi- dad al período en que debió verificarse su explosion un carácter de probabilidad que no debe desdeñar quien con desapasionado criterio procura encontrar la verdad.” ¿Gozaba R...... de la integridad de sus facultades mentales cuando cometió los actos por los cuales se le sometió al juicio legal? _-—En la época en que comenzó á desenvolverse la historia que nos ocupa, era un hombre de 50 á 51 años, de temperamento sanguíneo, de fuerte constitucion, de vida arreglada y de excelente salud: de ofi- cio labrador, su educacion no pudo ser la más delicada, y su falta de instruccion resalta al no saber firmar su declaracion. Se ignora si hu- bo en su familia de esas néurosis ú otras afecciones que se trasmiten por herencia bajo la forma de enajenacion mental; ni si existieron á veces el uso y el abuso de los alcohólicos; pero sí que supo constan- temente desempeñar sus deberes, como buen esposo y mejor padre.— Insurreccionada la jurisdicción en que residia, apoderóse de él el ter- ror hasta tratar de suicidarse, infiriéndose en el cuello una grave he- rida. Esa consecuencia exajerada de aquel sentimiento, esta violencia en el proceder, la existencia del terror y hasta la misma tentativa de : 152 suicidio, estan revelando un trastorno cerebral. No fué el resultado de una evolucion lenta y gradual ni de una lucha que poco á poco le, llevase á la violenta explosion que se ha indicado; porque la manifes- tacion del terror apareció clara y distinta ante los ojos de su familia; porque no dió á conocer á los que le rodeaban el cruel drama que se realizaba en el fondo de su alma, por la frase incoherente, el olvido del trabajo, la abstraccion, el insomnio, el silencio y el sello del su- frimiento grabado en el rostro del desgraciado: nada de esto existió en R...... ni aparece en las declaraciones “que nc vacilan en consi- derarlo trastornado.”” Por otro lado, es el miedo una de las causas más frecuentes de la enajenacion mental, así reconocida en la ciencia, y una de las circunstancias que más inducen al suicidio; ambos aconte- cimientos se complementan para la admision de aquel estado y lo ex- plican suficientemente sin acudir 4 la tipemanía, que obra general- mente, á larga fecha y con dificultad se oculta á los que rodean al que la sufre. ¿Qué otro motivo que el delirio puede invocarse en el hombre hasta entónces bueno y honrado, hasta poco despues excelente padre y fiel esposo?......” á la conciencia en el limitado círeulo de sus facultades mentales, no Y “Fiel durante toda su vida al trabajo, al honor, ha podido cambiar R...... violentamente. sino impelido por cireuns- tancias psicológicas dependientes ya de una pasion violenta, ya de un trastorno cerebral; desesperacion 6 locura, no era dueño de sí mismo en el momento que realizaba su funesto designio.” Util hubiera sido conocer las circunstancias que precedieron y acompañaron el hecho, si hubo ó no ocultacion para coweterlo, si fué el resultado de una violenta resolucion ó de un plan preconcebido; mas al indicarse que “se arrebató y tiró 4 degollarse,” como con frecuencia se dice en las declaraciones, se posee un motivo más para comprobar la aberracion mental. Ademas, y aunque no se suministran los datos necesarios refe, | rentes á las tentativas de violacion, al modus faciend? en una pala- bra, —“la responsabilidad de este queda juzgada por el hecho mismo de la violacion: el hombre que ha llevado una larga existencia matri- monial en la que se ha visto reproducido catorce veces; el hombre que llega á los 50 Ó 51 años de edad conservándose siempre buen esposo y Mejor padre; el que ha visto desenvolverse bujo su paternal protee- cion la vida tranquila y serena del hogar doméstico, por humilde que éste haya sido; el que un dia tras otro ha llevado el pan material á la boca de los suyos, y ha sido la perenne salvaguardia del honor de ya A end nn a É 4 j h E E 4 ha ¿ 153 las hijas*y el granito contra el que se hubiera estrellado constante, mente el revuelto oleage de las pasiones desenfrenadas, si sé hubiera atrevido á llegar hasta ellas; el que ha sabido conservarlas, por un instinto de Dendieioa que se desarrolla en el corazon del padre, más que por ún resultado de laeducacion, puras y honradas desde que pe- queñuelas las sentia palpitantes estremecerse entre sus brazos; el que lleva en su pecho enérgicamente acentuada la historia del hogar que se ha sabido conservar hasta una edad adelantada, —y esa historia no la olvida ningun padre,—el que fué en fin durante tantos años la úni- ca fuerza centrípeta que mantenia equilibradas y protegidas tantas y tan frágiles existencias, ese hombre, Sres., no puede romper en un momento con su pasado, no puede deshacer, en una hora de repug- nante impiedad, el penoso trabajo escalonado sin destanso por tantos años, no puede deshacer su propia obra, la obra de la abnegacion y el cariño, no puede hacer de sus propias hijas cadáveres morales que le escupirian al rostro la enfangada historia de su infame liviandez, No, un padre que ha sido bueno y honrado no se suicida doblemente en su propio honor y en el de las que le deben el ser; un padre bueno y honrado no asesina física ni moralmente á las que reci- bieron en sus frentes sus besos de bendicion y de ternura, y si lo hace, necesariamente, Señores, ha sufrido su cerebro una de esas espantosas explosiones que dejan tan estremecido el corazon que parece sentirse uno solidario de aquella cosa impía que aca- ba de realizars2.—No; el que se lanzaria como un tigre vengativo sobre el que siquiera en pensamiento intentase arrastrar el honor de su hija como un miserable harapo, no se entretiene, sin una aber- racion enorme, en destrozar con más ó ménos sangre fria el templo que supo levantar y mantener, “el santo templo de la familia: “semejan- te violacion de las leyes del corazon, de la religion, de la tradicion social, semejante extravío de las afecciones instintivas, semejante con- version de protectoren verdugo y de vírgenes puras en víctimas infa- memente mutiladas, semejante olvido de todos los preceptos naturales, no pueden realizarse sino bajo las revueltas inspiraciones de un esta- do mental en el cual esas leyes estan abolidas; no pueden nacer sino bajo la influencia de un desórden psíquico que altera no solo la fa- cultad de impresivn sino hasta la facultad de la voluntad. Por esto hemos dicho, Sres., que el hecho mismo de que se acusa á R...... pre- gona su locura.—Sin embargo, no está solamente la única prueba que á la Comision ocurre en el análisis que viene haciendo: por confesion de todos los miembros de la familia y aun de vecinos, los conatos de + 154 seduccion no comenzaron á manifestarse en el acusado hasta pocos dias despues de completamente curada la gran herida que se infirió. Curioso seria señalar qué influencia pudo tener esta y en qué sentido se ejerció en el cambio de ¡ideas sufrido por R......: lo que comenzó por el terror y continuó por la tendencia suicida se manifiesta ahora por impulsos de erotismo.—Inoportuno é ineficaz seria tal trabajo, y limítase por tanto la Comision á recordar que la ciencia concede al- guna importancia á las heridas, sobre todo de cabeza, en el desarro- llo de las vesanias; y aun cuando esta circunstancia no tiene un valor tan absoluto como para constituir una prueba definitiva, poséelo sufi- ciente cuando, como sucede en el presente caso, se eslabona á otras condiciones como las ya mencionadas, sobre todo cuando tras su apa- ricion se manifiesta un cambio en- las ideas extraviadas del individuo. “Pero aproximémosnos, Sres., algo más á los hechos; contemple. mos la cuestion bajo otra faz, y veamos si en efecto el proceder de R..... con sus hijas nace directamente del predominio del instinto erótico en su cerebro, si el primer impulso corresponde al instinto ge- nésico. En la declaracion de la esposa de R...... se expone que este pretendia á sus hijas para que le quisieran por marido, que es lo que ahora se usa; en otras declaraciones se asienta que expresaba que sus hijas le pertenecian, porque la ley que existía por allá así lo prevenia; á su vecino D. B. F......, que declara tambien, manifiesta K...... que sus hijas le habian faltado por no querer vivir con él como muje- res suyas pues les pertenecian; D. J. F...... , vecino tambien, le oye disputar y hasta tener disgustos con los hijos por querer estos con vencerle de sus pretensiones. Por otra parte procura el procesado per- suadir á la mayor de las hijas nc por tal Ó cual razon erótica, sino porque debe tener la prioridad en la vida matrimonial que quiere in- augurar, por ser la mayor y su comadre desacramento, y hasta la pide que le ayude á aconsejar á sus hermanas que accedan á sus preten- siones, si ella no quiere aceptar. La niña R......, en fin, de doce años, expone que trataba de seducir á sus hermanas para que vivieran-con él como si fuesen sus mujeres, á presencia d> todos y sin resguardar- se de nadie y agregando que si las otras no querian se conformaria_ con ella; la amenaza tambien si no consentia, por ser en la actualidad así la ley y estar en uso que vivieran las hijas con sus padres y los hi- jos con las madres.—No podia, Sres., desear la Comision pruebas más decisivas de la locura de R.... que las que arrojan estas declaraciones sobre todo en las frases subrayadas. Los actos de violacion para él son la consecuencia de una concepcion delirante que no puede expre- > 155 sarse mejor que con las palabras de la declaracion de Rosa. En el co rebro ya perturbado de su padre era una verdad, era una ley no co mo quiera promulgada, sino ya en uso, que las hijas vivieran matrimo- nialmente con su padre y los hijos con la madre. Concepcion deliran- te hemos dicho, pero con alucinacion á la vez, porque la idea de es- tar en uso tan extraviada ley supone que él, en el fondo de su con ciencia, más que verla la sentia formalmente realizada en el órden social. No procede únicamente por instigaciones de un deseo físico. no pretende á sus hijas para saciar en ellas un afecto material desor- denado, al ménos nada hay en las declaraciones que así lo revele; lo que él desea es ántes que nada el cumplimiento de la ley: premisa fal- sa y llena de aberracion, pero que no conduce por esto ménos en el cerebro del loco á una consecuencia rigorosamente lógica. No se des- cubre en R...... al hombre violentamente dominado por la lujuria, que como un mar desencadenado no reconoce valladar ni dique para sa- tisfacer sus violentos deseos; tampoco es el iluso que ha hecho de sus hijas un ideal que en las soledades de los campos ó en el rincon de la habitacion le halague con sus ilusiones embriagadoras; no, la pasion amorosa de K...... es la consecuencia de una concepcion delirante, de una alucinacion. Para R...... la ley es la de los tiempos primitivos en toda su desnudez; no se oculta ni tampoco esconde á nadie sus designios porque en el fondo su conciencia, léjos de pretender un crímen, exige el cumplimiento de un derecho; no prefiere á una por más esbelta, á la otra por más inteligente, á aquella por más provocativa; las exige á todas, porque todas son hijas, perque todas por consiguiente, siempre segun la ley en uso, les pertenecen. Cuando se decide por alguna, no es guiado por el atractivo de una cualidad física ó de otra naturale za que despierte más ardientemente su instinto genésico; es por una razon la ménos oportuna para hacer entrar á la que se dirige en e] círculo de sus excitaciones, porque es “la mayor y ademas comadre de sacramento,” argumento sensiblemente propio de un cerebro trastorna. do; no estimula, como lo haria el criminal, el instinto sexual de sus hijas para que entrando al fin en la embriaguez del que á él le domi- na, vea satisfechos de este modo sus deseos; no huye de sus hijas, no se esconde de su esposa, ni de nadie; á todos confiesa su pretension porque siendo talla ley en uso, á ninguno debe sorprender ni ofender; por eso discute sin vacilaciones con sus hijos sin que llegue á conven cerse, y por eso es que, fuerte en lo que cree su derecho, ante la resis. tencia contralo que para él es la ley,¿contra lo que cree justo, amenaza primero y procura atacar despues. Concepcion delirante como premi- E é O 1. —21. 156 sa, 81; porque es imposible que en el encadenamiento de ideas de un cerebro guiado únicamente por la pasion desenfrenada del instinto sexual, se sostuviese un dia tras otro el terrible cinismo de colocar so- bre el tapete y defender como verdad indiscutible y con más ó ménos serenidad el crímen excepcional que se pretende cometer, y que se discuta previamente en el seno de la familia, delante de los mismos á quienes se pretende hacer víctimas. Habria algo más que cinismo, habria exagerada torpeza. “El satiriaco, en su abrasadora sed de lujuria, se lanzaria violento por encima de todos los respetos, por sobre todas las consideraciones, no para convencer, porque esto seria demasiado lento en la palpitan- to ambicion sexual que le devora, sino para realizar el acto, que eje- cutaria inmediatamente con el derecho del más fuerte si las circuns- tancias le concediesen todas las ventajas para serlo en realidad; nun- ca Ó pocas veces trataria de persuadir, siempre de ejecutar; en rara ocasion se esforzaria en vencer por la palabra y sí siempre por la accion; se fijaria especialmente en una sola y no le seria indiferente cualquiera. Yl erotomaniaco se meceria desalentado y triste, ó feliz y satisfecho, en el ilusorio mundo de su platonismo. El criminal se ocul- taria de todos, esconderia sigilosamente sus tendencias, procederia con la traidora cautela del que acecha su presa. “Por esta razon cree la Comision, siempre de acuerdo con los da-- tos que arroja la causa, que K...... no es un criminal, no es un sati- riaco, ni es un erotomaniaco en la estricta acepcion de esta palabra; es un loco sí, en quien la iniciativa no parte del instinto sexual, sino de la concepcion delirante, de la alucinacion de un nuevo órden lega] en que es un deber esa monstruosa asociacion del padre con las hijas, de los hijos con la madre. Y la Comision ni siquiera puede tener la pretensian de demostrar que debe hallarse en completa aberracion un cerebro que abriga tan espantosa premisa. “No pretenderá tampoco clasificar la locura del acusado; bástale probar que no se hallaba este en el uso de sus facultades mentales cuando cometió los repugnantes actos por que se le juzga; no lo pre- tenderá, porque quizá no ha hallado todavía la forma definitiva de su enajenacion; porque no existen datos suficientes en la causa para ha- cer tal determinacion, porque tras una monomanía, quizas de perse- cucion, que se manifestó por la forma del terror, vino el acto del sui- cirlio, y posteriormente una concepcion delirante que conduce á algo que indudablemente tiende á la satisfaccion desordenada del instinto sexual, pera que por los signos que ofrece no es el erotismo ni la sa- tiriasis; no lo pretenderá, en fin, porque la tendencia científica actual 157 es borrar tantas divisiones y subdivisiones que aun existen y que ca. recen de verdadero y natural fundamento. — “Segun nosotros, dice Casper, no se trata del carácter y de las cualidades de las concep- ciones delirantes en Medicina legal, y debe rechazarse la especiali- zacion ontológica de las formas de la manía segun el carácter de las concepciones delirantes (que con frecuencia cambian en el mismo indi- viduo). Esa especializacion hace mucho tiempo adoptada, que forma las categorías de manía amorosa, manía religiosa, y que se ha exten- dido aun más, sobre todo en Francia, donde se ha hecho la manía de grandeza, la manía de persecucion 4., tiene para la psiquiatria en ge- neral un valor bastante dudoso, pero debe rechazarse principalmente en psicología médico-legal.” “Todas esas invenciones, agrega, de es- pecies y variedades, como la experiencia lo ha demostrado, inducen fácilmente al error y tienen consecuencias graves en los informes de los médicos legistas.”” Por otra parte, sabido es que Morel al estable- cer sus seis grupos de afecciones mentales se apoya en el orígen, me- jor dicho, en la patogenia de las mismas y no en el aparato sintomáti- co, aboliendo de esta manera las especies y variedades á que venimos contrayéndonos; y no necesitamos recordar á la Academia que esta clasificacion ha sido considerada como un paso progresivo en la noso- logía de la locura. Ultimamente Foville, hijo, en su precioso artículo sobre locura, publicado en el Diccionario de Jaccoud, expone estas palabras: “Se vé que comprendemos en esta especie única—locura instintiva Óó de los actos—un gran número de pretendidas especies que en otra época se habian multiplicado exageradamente, llamándo- las dipsomanía, cleptomanía, piromanía, erotomanía, monomanía ho- micida, suicida.—Para nosotros, léjos de constituir otras tantas en- tidades morbosas, de monomanías distintas, las diversas variedades de actos desordenados á que corresponden esas denominaciones 82 refieren todas á una misma especie morbosa, cuyos modos de ezpre- sion pueden ser variados, pero cuya naturaleza y esencia son únicas.” Como se ve, pues, no seño por la escasez de datos que ofrece la cau- sa, no solo por creer que la forma definitiva de la locura no se ha fi- jado en R...... sino hasta por las consideraciones científicas expues- tas y por el respetable peso que arrojan en la base las severas auto- ridades citadas, puede sin escrúpulo la Comision limitarse á señalar la existencia de la enajenacion mental enel acusado, sin entrar en clasificaciones que, inútiles por lo ménos en todos los casos, podrian envolver errores en el que hace largo tiempo viene ocupando la aten- cion de VV, 88, 158 “Tampoco se detendrá la Comision en explicar cómo es posible que R...... , enajenado miéntras permaneció al lado de su familia, go- zase de una integridad completa de sus facultades mentales miéntras se encontró en el hospital y en la cárcel sometido á la investigacion facultativa. Sabido es que la locura, una vez declarada, puede reves- tir el tipo continuo, remitente Ó intermitente; puede marchar hácia la curacion, perpetuarse bajo su forma inicial ó transformarse en otra: sabido es que hay vesanias en las que la alternativa de los fenómenos es bastante marcada para constituir un carácter esencial y á veces es- pecífico, comoson la locura de doble forma, la instintiva, la epiléptica é histérica. Pudiera entrar la que abrumaba á R...... en el cuadro de las que acabamos de referir, pudiera ser la atmósfera que le rodeaba en su hogar la que despertase en él las concepciones delirantes bajo las cuales procedió. De cualquier modo que sea, el estado posterior del procesado no invalidará nunca las ideas en que se ha fijado la Comi- sion, mi la consecuencia que ha deducido, miéntras permanezcan sin variacion los datos que la causa ofrece. “Hay otro punto que no puede dejarse pasar desapercibido por si quereis concederle una importancia que, bien analizada la cuestion, no existe en el fondo. En la declaracion de los facultativos de Gúúi- nes se manifiesta que rehusa R...... las conversaciones amorosas, y pudiera creerse que al proceder así lo hacia por temor á descubrir el lado criminal de que su conciencia le acusaba. Sin embargo, no acep- ta la Comision esta creencia porque, halla justa y natural la respues- ta con que el observado se negó á entrar en esa conversacion: las re- husaba porque ni por su edad, ni por su estado debia corresponder á ella. Tampoco debe dejarse sin señalar la circunstancia de negar KR... en sus declaraciones no solo el acontecimiento de la tentativa de sui. cidio, sino los conatos de seduccion de que se le acusaba. Cualesquiera que hubiesen sido sus respuestas entónces, la Comision no les concede gran valor. Pudo proceder de esta manera porque en realidad no re- cordase los hechos, ó porque teniéndolos presentes en su estado ya de salud, se avergonzara de ellos. Cualquiera que sea la explicacion, no podrá dar en tierra con las razones en que la Comision se ha apo- yado para admitir la enajenacion. “De todos modos, si el experto pudiera encontrarse presente en los primeros momentos que siguen al acto acriminado, le seria fácil en general darse cuenta del estado en que se hallaba el individu, que le cometió y de la influencia bajo la cual procedió. En ausencia de esta investigacion directa, en ausencia de los numerosos datos que 159 se han mencionado como no existentes en la causa, se hace muy difí- cil recomponer el escalonamiento, lógico ó desordenado, de ideas que hicieron estallar la locura. No es esto decir que la Comision dude en sus afirmaciones, es manifestar únicamente que entre los elementos que quedan velados para ella en la densa bruma de lo desconocido» hubiera encontrado quizas muchos que habrian dejado más completo el cuadro de las deducciones, más enérgicamente acentuado el valor de las consideraciones con cuya exposicion ha venido el que suscribe abusando de la indulgente atencion de VV. SS.—Sin embargo, el tiempo no habrá sido perdido, porque por encima de las vacilaciones que hayan podido suscitarse, á traves de las dudas que puedan ofre- cerse, cualesquiera que fuesen los errores en que se hubiese incurri- do, habrá quedado establecida una realidad, y es la santa lealtad, el noble afan, el desapasionamiento y la imparcialidad con que vuestra Comision procura responder al llamamiento del tribunal, que es la Justicia, y 4 la interpelacion de la ciencia que es la Verdad. “La Comision, pues, de acuerdo con los datos que arroja el proce- so y con las consideraciones que van expuestas, tiene el honor de pro- poneros se conteste á la Real Sala 12 de Justicia, diciendo que “D. Roa estaba dominado por la enajenacion mental cuando come- tió los actos por los cuales se le juzga.” PóLIPO FIBROSO DEL UTERO.—Aprobado el informe leido por el Dr. Lebredo, y que escuchó la Academia con muestras de agrado y asentimiento, habló el Dr. Gonzalez del Valle (D. Fernando) de un caso de metrorragia de dos años, sostenida por un pólipo, curada por medio de la ligadura y cauterizaciones con el nitrato de plata erista- lizado.—He aquí la observacion: —*“La Srita. D? O......, natural de la Habana y avecindada en Cárdenas, de edad 23años, temperamento nervioso exagerado por la gran pérdida de sangre que la hacen aparecer como linfática: robusta, semblante abotagado con ligero es- trabismo, vientre voluminoso naturalmente, buena digestion y buen pulso aunque débil; agilidad y buen humor, á pesar de su padeci- miento. — Se me presentó con su señora madre hace. cuatro meses, quejándose de abundante y muy frecuente flujo de sangre por la vagina, que le comenzó hace dos años con motivo de una fuerte pi" sada que dió para matar un insecto; habiendo sobreyenido la hemor- ragia á las pocas horas y llegando la sangre que perdió en ese dia á más de dos libras á juicio de su madre, continuó por 15 ó 20 dias y particularmente en sus períodos normales, prolongándo- se á veces hasta 40 y 50 dias seguidos, á pesar de los recursos indi- 160 cados por los facultativos de su asistencia, ¡os que emplearon la mayor parte de los remedios adecuados, ya refrigerantes, ya astringentes» locales y generales, aplicaciones tópicas de agua sola Ó con vinagre frias; la quietud y buena posicion de la paciente €.—Al observar la rebeldía de la hemorragia y solo su disminucion en lo genera!, sospe- charon la presencia de algun cuerpo extraño en el útero como pólipo «., y propusieron el reconocimiento y exploracion de la parte por el tacto y el speculum uter:, elegido segun lo pidiese el tamaño y con- formacion de la parte; mas la enferma temió y por pudor se negó á dichos reconocimientos, á pesar de la confianza y gratitud que le ins” piraba su facultativo. “Con la indicacion manifestada y convencidas ella y su madre de lu indispensable de buscar la causa de sus sufrimientos, con- vino en venir á la Habana y ponerse á mt cuidado y direccion facul- tativa. Instruido de todo lo necesario para formar un buen diagnósti- co; informado asimismo como esta Srita. á los pocos meses de nacida estuvo tres meses sufriendo periódicamente un flujo «al parecer mens- trual; que á la edad de siete años volvió á presentársele ese flujo por cuatro meses para tenerlo definitivamente á los once años de edad, con lo demas que llevo dicho, opiné ser de toda necesidad el recono- cimiento, tanto visual como del tacto. Por medio del tacto hallé una masa del volúmen de un huevo pequeño, que por un pedículo en for- ma de cinta se prolongaba hasta la parte superior del'cuello del úte- ro, de color rosado subido, serpenteado por vasos sanguíneos; y al separar los pequeños labios, y tirar suavemente del tumor, la enferma sentia dolores debajo de la region umbilical y fondo del útero. A pe- sar de no llevar instrumentos para operar, no quise perder la oportu- nidad de ligar dicho tumor, para lo cual encargué á su madre sugeta- se con sus dedos la parte que asomaba entre los pequeños labios, miéntras yo pasaba un cordoncito de seda á la parte superior, co” mo en efecto se logró, y dejé ya ligada la parte visible del póli” po, ;y de fuera como cuatro pulgadas del cordoucito para que mé sirviese de guia despues.—Observé un flujo vaginal abundante y que las partes podrian permitir la introduccion de un speculum de los medianos. Recomendé la mayor quietud, inyecciones de agua de véjeto fresca, y que á la mañana siguiente se diese un semicupio y enema ds agua fresca, á fin de desahoyzar el intestino recto y te” ner las partes en buena disposicion para el reconocimiento, *el que tu- vo lugar colocando á Ja enferma en una mesa frente á una ventana, por donde entraba suficiente luz, y conforme á todas las reglas gene- 161 lesar» de modo que sin dificultad y apénas dolor se puso el speculuwm y dió por resultado el mejor exámen del tumor que se estudiaba, de naturaleza fibroso y muy abundante en vasos sanguíneos, que se pro- longaba hasta el cuello del útero, donde era más voluminoso y no tan consistente, ofreciendo el todo la figura de unu ampolleta. Procedí á ligarlo lo más*cerca posible del hocico de tenca y cuello uterino; re tiré el speculum y dejé fuera una porcion de la ligadura, la cual atrofiando el pólipo lo hizo desprenderse al cuarto dia, sin hemorra- gia. Examinando la parte al quinto dia, encontré cubriendo el cuello del útero en sus dos tercios posteriores los restos del tumor, tomando la figura de una fresa; traté de estirpsrlo con la pinza, pero su blan. dura y desmenuza miento y flujo sanguíneo no me permitieron arran- carlo. Coloqué una gran torunda empapada en agua aluminosa; dejé descansar la enferma y al siguiente dia, puesto el speculum, cauteri- cé fuertemente con el nitrato de plata toda la degeneracion, la cual dió por resultado la disminucion del tumor y nada de sangre. Se re- pitieron las aplicaciones de la piedra hasta por cuarta vez, y en esta última ocasion profundicé hasta el interior del útero, con lo cual so- brevino un flujo de sangre moderado que duró cinco dias, siendo so- corrido con inyecciones de vino aromático, con tanino y cocimiento de plantas astringentes, quietud y limonada. Examinada el sétimo dia la encontré perfectamente sana, libre del tumor y del flujo vaginal.— Tres meses despues la enferma ha tenido su período regular de cinco dias y sin la menor novedad.” El Dr. Gonzalez del Valle (D. Fernando) agrega que esta obser- vacion presenta de interesante la aparicion de un flujo sanguíneo en la primera edad, que tenia lugar periódicamente. ¿Se trataba de la sangre menstrual, de la funcion catamenial, ó era el síntoma de una enfermedad, de un tumor que entónces principiaba? El Sr. Valle se inclina á esto último, y á creer que la mayor parte de los casos de menstruacion en la infancia se deben á semejante causa. Los Dres. Gutierrez y Gonzalez del Valle (D. Ambrosio) opinan que la explicacion no es adaptable á todos los casos, pues aunque ex- cepcionalmente, cuenta la ciencia con algunos hechos curicsos en que la menstruacion se ha observado desde los más tiernos años con su periodicidad habitual, continuándose despues sin interrupcion en la época natural, y sin que se haya comprobado la existencia de pólipos fibrosos ó afecciones de otra naturaleza que la determinen. En el se- no de la Academia se han citado casos tales en otra ocasion. (1) (Y. AyaLes, t. VII, págs. 134 y 237. 162 EsTUDIO QUIRURGICO DE LA RETENCION DE ORINA.— Discurso in- augural del Dr. D. Juan Manuel Babé. (Sesion del 28 de Mayo de 1871). SeÑoREs:—El impulso dado en nuestro siglo al estudio de las en- fermedades de las vias urinarias y los progresos realizados en su te- rapéutica, hacen que nada sea ménos nuevo y nada quizas mejor estu- diado, que el tema elegido para nuestro trabajo, el tratamiento qui- rúrgico de la retencion de orina por obstáculos mecánicos, ese sínto- ma tan comun y tan grave, que en todos tiempos ha preocupado á los cirujanos, sin que jamas hayan podido ponerse de acuerdo. La nece- sidad de la intervencion quirúrgica en estos casos es apremiante; bas- ta para convencerse de ello, examinar el estado en que se encuentra las más veces el enfermo á la llegada del médico: á los atroces dolo- res que provoca la lucha entre la vejiga llena de orina y el obstáculo que se opone á su salida, y la viva reaccion general que determina la - fiebre ocasionada por esta lucha, vienen á unirse las tristes consecuen- cias de una terapéutica, siempre empírica y más ó ménos hiposteni- zante, de que han abusado los pacientes con la ilusoria esperanza de vencer su iscuria. El médico se encuentra en presencia de enfermos agotados física y moralmente, cuya vejiga, considerablemente disten- dida, amenaza romperse de un momento á otro, determinando abcesos, fístulas, infiltraciones urinarias, la reabsorcion de la orina, el delirio, el coma y la muerte. Como dice Civiale, no hay en cirugía circuns- tancias más críticas y que reclamen á la vez más arrojo, prudencia, destreza, valor y abnegacion. Tres operaciones se ofrecen al cirujano: el cateterismo forzado, las incisiones uretrales, y la puncion de la vejiga con sus diversos pro- cederes. ¿A cuál deberá darse la preferencia? He aquí una pregun- ta, cuya solucion científica se busca todavía y que debe sin embargo ser la primera que resuelva el cirujano ántes de intervenir. Ella es la que va á ocuparnos desde este momento. Estudiaremos comparativamente estas operaciones, examinando las ventajas é inconvenientes que cada una de ellas presente. Cateterismo forzado. — Aunque en las enseñanzas de Saviard, Benevoli y muchos otros antiguos cirujanos, hallamos fundamento bastante para suponer casi co-existente con el cateterismo el orígen de la operacion que nos proponemos estudiar en esta parte de nues- tro trabajo, no por ello podrá negarse á Desault la gloria de su idea, o. 163 como métódo, ni á Boyer (quien desde entónces reprobó la puncion de la vejiga) la de su desarrollo y perfeccionamiento. No nos detendremos en el exámen de su mannal operatorio, que se halla sintetizado en estas palabras de Grosselin: “Hacer el cntete- ““rismo forzado es pasar desgarrando la via natural ó abriendo vias “artificiales; es entrar en la vejiga, no importa por qué camino, des- “(pues de una maniobra larga y laboriosa.” Para Ricord (1) el gran arte consiste en penetrar como se pueda, aun cuando la desviacion del instrumento ocasione falsas vias, como ha sucedido á los más grandes cirujanos; pues ellas se organizan, transformándose en un canal artificial, pór el que pasa la orina, y que constituye, en último resultado, una fistula practicada en el sentido de la uretra. De aquí para el distinguido profesor la idea de METODIZAR las falsas vias. Tambien para nosotros el gran arte consistiria en penetrar de cualquier modo en la vejiga, si al metodizar esas falsas vías, si al practicar esas fístulas en el sentido de la uretra, no expusiéramos la vida del enfermo á riesgos inminentes: tales serian, por una parte, la herida de órganos tan importantes como el recto, la próstata, los con- ductos eyaculadores, las vesículas seminales, y el peligro de entrar en la vejiga á traves del trígono vesical; tales, por otra, la abertura de los vasos, los depósitos de orina, las infiltraciones urinarias é infec- ciones rápidamente mortales; cuyos accidentes hacen indispensable «que el cirujano, al ejecutar el cateterismo, evite las fÚsas vias, en vez de metodizarlas. | Boyer y Desault juzgaban que cun conocimientos anatómicos y el hábito de la operacion que estudiamos, la sonda atravesaria casi se- guramente la estrechez, sin apartarse de la uretra hasta llegar á la vejiga. Para Desault no debe prestupar al cirujano el temor de una falsa via; porque el instrumento dilatará más bien un conducto ya exis- tente, en cuya direccion es lanzado, que seguir un nuevo camino (2)... —Igual opinion expresa -Boyer cuando dice (3):—“Con las sondas “cónicas se abre una via artificial en la natural, se practica uná pun. “cion en la uretra misma.” Del propio sentir es Velpeau, quien cree que el cateterismo forzado debe preferirse 4 la puncion de la vejiga por los prácticos bastante seguros de sus conocimientos anatómicos y de sus manos, para no temer perderse al recorrer el perineo (4). Si se (1) Sesion dela Academia de Medicina do Paris del 8 de Setiembre de 1868 . (2) Journal de Chirurg. vol. II, pág. 139. (3) Traité des maladies chirurg., vol IX, pág. 238. (4) Velpeau.—Nouveauz éléments de médecine opératoiro, vol. IV, pág. 690, DS Ix—22. 164 tienen en cuenta la disposicion de los instrumentos con que se ejecu- ta esta operacion, la resistencia y forma de las estrecheces uretrales y lo variable de este canal segun los sujetos, se comprenderá sin es- fuerzo la mayor facilidad de abrir una nueva via en medio de tejidos ménos resistentes, perforando la uretra al lado de la estrechez, que de seguir la direccion de este canal. Dupuytren, refiriéndose en sus lecciones orales al cateterismo forzado, se expresa en estos términos: “Yo afirmo que de diez individuos en los cuales se haya puesto en “práctica, la mitad ha experimentado desgarraduras de la uretra, tu- “mefacciones de la vejiga, infiltraciones de orina, y aun á menudo la “muerte ha sido su resultado.” Numerosos hechos confirman esta verdad. Lerouge cita el caso de un individuo, en quien la sonda hubia atravesado el bulbo y des- garrado la porcion membranosa de la uretra, ántes de entrar en la vejiga, que murió á consecuencia de estas lesiones. Hunter nos habla de un enfermo en el cual el instrumento perforó la próstata; la autop- aia demostró que, segun la prediccion del célebre práctico, la sangre habia caido en la vejiga, congulándose y haciendo inútil el cateteris- mo. Gasse refiere el hecho de un individuo operado por Desault, que orinaba por el ano, á la vez que por la via normal: prueba palpable de que el cirujano no habia llegado á la vejiga, sino atravesando el recto. En un caso desgraciado de Roux, la necroscopia evidenció á Velpeau, que la muerte sobrevino por efecto de abcesos urinarios causados por una falsa via Q., Q. Si la práctica ha hech» rechazar el cateterismo forzado en las estrecheces uretrales, algunos cirujanos han juzgado poder servirse de él cqn ventaja, cuando existen obstáculos prostáticos. Así Cru- veilhier (1) dice: —“Fundado en cierto número de hechos que me ha- “bian demostrado la inocuidad de las falsas vias en la próstata hiper- “trofiada, en casos de retencion de orina, he creido poder convertir ““en método general esta práctica, bajo el título de puncion de la ve- “jiga á traves de la próstata, puncion que me parece preferible á la “gupra-pubiana.”” Velpeau (2) opina que las falsas vias enla próstata no ofrecen sf peligro: 12 á causa de la naturaleza del tejido de la glándula, 22 porque el instrumento, poco lejano del órgano que se ha de vaciar, entra en él casi constantemente, y 32 ts: en fin, si se percibe la formacion de una falsa via, el cirujano puede detenerse, — [85 in contra de tal opinion estan los hechos, que en número infinito pu- (1) Anat. path., t. 11, pág. 581. (2) Eléments de médecine opératoire, vol. IV, pág. 692. $ | 165 diéramos citar, demostrando, que aun en el supuesto de que fuese inocente la herida de la próstata:en el estado normal, lo que no cree” mos, no sucede lo mismo cuando esta glándula es asiento de un tra” bajo mórbido. Á otros inconvenientes expone tambien una falsa via prostática: así Mercier ha tenido ocasion de observar algunos enfer- mos en quienes se habia practicado, que no orinaron por el nuevo ca- nal despues de cicatrizado. Rennes ha visto ademas un caso en que 4 consecuencia de una falsa via prostática se manifestó una incontinen- cia de orina. La presencia de la sonds» determina en otras ocasiones tan atro- ces dolores, que hacen imposible su permanencia. Ni presenta mayores ventajas el cateterismo forzado, aun cuan- do se considere bajo el punto de vista de la cura radical, como a priori pudiera suponerse. En efecto, no es mas que un paliativo de la retencion; pues si bien se dirige á su causa, solo debe estimarse como el principio de un tratamiento largo y difícil. El mismo Boyer reco- noce la necesidad de dilatar la uretra por mucho más tiempo que en los casos ordinarios, llegando hasta recomendar á los enfermos man- tener aplicada la sonda durante la noche; sin que estas precauciones sean bastantes á veces para impedir la recidiva. Si se tienen en cuenta las dificultades de la operacion, la incer- tidumbre de sus resultados y losspeligros á que expone al enfermo, se comprenderá el descrédito en que la han hecho caer los cirujanos mo- dernos, quienes la consideran ciega y bárbara, y abandonada para siempre. No seremos sin embargo tan absolutos que la proscribamos por completo; pues opimamos con Voillemier, que puede hallar indicacio- nes especiales, como por ejemplo, si la notable dilatacion de la parte del canal situada detras de la estrechez, forma una bolsa urinaria apreciable al tacto, en cuyo caso la operacion polrá procticarse con tanta mayor seguridad, cuanto más próxima al meato se encuentre la estrechez. ; incisiones externas de la uretra.—Dos operaciones comprende- remos bajo este nombre: el ojal y la uretrotomía externa. La primera divide la uretra detras de la estrechez; la segunda á entrambas. El ojal, de fecha muy antiguá, no se vulgarizó hasta el siglo XV, época en que Mariano Sanctus, discípulo de Juan de Vigo, pro- pagó la talla uretral, de la que puede considerarse como el primer tiempo. La uretrotomía, más moderna, alcanzó gu apoyo á mediados del j 166 siglo XVIIT: abandonada despues, revivió á principios del presente por los trabajos de Arnolt en Inglaterra, de Eckstrom en Alemania y de Jameson en América, decayendo de nuevo, hasta que en nues- tros dias los esfuerzos de Sedillot le han conquistado definitivamente un puesto en la ciencia. Puede practicarse de dos maneras: con ó sin conductor. La pri- mera cuenta hoy entre sus más ardientes partidarios 4 M. Syme, quien presenta esta operacion, no ya como el mejor medio de comba- tir la retencion de orina, sino tambien como el más simple y eficaz para curar radicalmente las estrecheces, susceptibles siempre, segun él, de ser atravesadas por el catéter, requisito indispensable para la realizacion de dicho proceder. Esto solo basta para que en la prácti- ca la rechacemos como tratamiento de la retencion. En efecto, nada más lógico que el reproche que la dirigia Dersault, al atacarla con persistencia como una operacion inútil: “Cuando se ha podido, dice, (1) introducir un catéter, hubiera sido igualmente posible pasar una ' “sonda, que sirviese para evacuar la vejiga, asegurando por su per- “'manencia la libertad del canal.” Hay casos, sin embargo, en que puede llevarse una sonda delgada hasta la vejiga, distendida por una gran cantidad de orina, sin dar salida á esta, sin que el cirujano ev; te por su medio los peligros de la distensiun. —- “Ciertas estrecheces “muy antiguas, segun Phillips (2), tienen tal dureza, que comprimen “Ja bujía é impiden la salida de la más pequeña cantidad de orina.” Esta circunstancia parece la sola en que la uretrotomía externa con conductor hallará un lugar en la práctica; pues remedia la retencion, atacando al mismo tiempo su causa. Sin embargo, no lo creemos así; porque aun en semejante caso nos queda una operacion que, á todas sus ventajas, reune la inapreciable de su menor gravedad: tal es la uretrotomía interna, que podemos practicar fácilmente, valiéndonos como conductor de la bujía introducida en la vejiga. Ella merece pa- ra nosotros la preferencia, siempre que sea posible, sobre los demas procederes empleados para combatir la retencion y aun sobre la mis- ma puncion; pues llena la necesidad urgente de colocar una sonda en la uretra para dar salida á la orina, y combate la estrechez, ofrecien- do á la vez la inmensa superioridad de penetrar en la vejiga por la pS via natural. La uretrotomía externa sin conductor, practicada en la porcion anterior de la uretra, es una operacion simple y exenta de peligros; . (1) Journal de chirurg., vol. UM, pág. 121. (2) Traité des voies urinaires, pág. 435. A DIS SAS E 167 no así detras de las bolsas, en cuyo caso se hace difícil y se acompaña con harta frecuencia de accidentes. “Ha sucedido á menudo, dice Cho- “part (1), 4 hombres de una reputacion quirúrgica, comenzar esta ope- “racion sin poderla concluir.” Vidal, sin embargo, aconseja todavía e] ojal y la uretrotomía externa: segun él son exagerados los inconve- nientes que se le atribuyen, fundándose en que si el estado patológi- co imprime en la uretra una modificacion, esta es favorable al opera” dor, pues se halla dilatada por lo comun. El Dr. Caudemont (2) ha” ce notar con juicio. que la dilatacion, léjos de ser la regla, como cree Vidal, constituye casos especiales, que con muy poca frecuencia ha observado. Para Velpeau el ojal es méxos peligroso que las otras pun” ciones: oigamos al eminente cirujano (3): ““Si alguna vez me viese en la necesidad de abrir una via artificial 4 las orinas, me limitaria 4 “buscar la uretra, y á hacerla un ojal entre la estrechez y el ano, aun “cuando debiese comprender en mi incision el vértice de la próstata.” No obstante opiniones tan autorizadas, el ojal constituye y constitui- rá siempre una operacion larga y laboriosa. El mismo Sedillot, defen- rsor ardiente de la uretrotomía externa, lo califica de extremadamente difícil y delicado; no bastando los conocimientos anatómicos más exactos para hacer desaparecer sus dificultades, que aumentan consi- derablemente si el perineo es asiento de una infiltracion urinaria ó de fístulas antiguas, Ó si existe induracion de los tejidos. No son ménos ciertos los peligros de la uretrotomía externa: la hemorragia consiguiente á la herida del bulbo, las flebitis, que son su consecuencia, las infiltraciones de orina, la fiebre uretral, los trastor” nos graves del lado del riñon, que pueden sobrevenir, la gangrena, 12 erisipela y la reabsorcion puralenta, que con bastante frecuencia la complican, y la posibilidad de que aun en los casos felices, sea segui” da de fístulas que se obliteran difícilmente, han hecho abandonar es” ta operacion. La hemorragia producida por las arterias del bulbo, no es de temer para Sedillot, quien cree que en muchas ocasiones cesa espontáneamente, siendo bastante, cuando así no suceda, la compre” sion para detenerla; pero los hechos no estan de acuerdo con él en este particular. ; Si siguiendo el ejemplo de dicho distinguido práctico, abrimos la uretra por delante del obstáculo, para cortar desde luego la estrechez, no solo se combate la retencion de orina, sino que se restablece de una - (1) Maladies des voies urinaires, t. 1IT, pág. 248. (2) Bulletins de la Société anat., 1857, pág, 12. (3) Eléments de médecine opératoire, vol. IV, pág. 729. 168 manera permanente la amplitud y libertad del conducto uretral. Es- te es, Sres., el argumento más poderoso que alegan los partidarios de tal operacion. Mas veamos si se comprueba la verdad de semejante aserto. La clínica nos enseña que las soluciones de continuidad no se curan, sino mediante la interposicion entre los labios de la herida de un tejido nuevo, tejido cicatricial, cuya formacion exige un trabajo flegmásico, que segun la naturaleza de los tejidos inmediatos al en que tiene su asiento, se irradiará á mayor Ó menor distancia. Igual. mente nos demuestra la clínica, que este tejido, una vez formado, no desaparece jamas, y que su principal carácter es la retraccion. En loS casos felices en que las modificaciones propias de todo trabajo fleg- másico dejan de existir, queda siempre el tejido cicatricial, podero- samente dotado, como acabamos de ver, de la propiedad de retraerse, en virtud de la que tiende sin cesar á disminuir el calibre de la ure- tra. Pero si la inflamacion imprime á las partes á él vecinas modifi- caciones profundas, altera las propiedades fisiológicas de los tejidos, estableciéndose al rededor de la cicatriz una induracion más ó ménos extensa, nueva cansa que hace disminuir el calibre de la uretra, la cual nos ofrecerá en este caso una estrechez complicada, inflamatoria y cicatricial. Si tenemos en cuenta que el bulbo es la porcion de la uretra en que por lo general se asientan las estrecheces, y qua el te- jido esponjoso que lo constituye, se desgarra fácilmente, ofreciendo condiciones favorables á la propagacion de la fegmasía, se compren- derá, que el trabajo cicatricial de las soluciones de continuidad que en él se practiquen, no se limitará á la superficie de la herida, sino que se extenderá á los tejidos vecinos, quedando en este caso envuel- ta la uretra por una masa fibrosa de mayor ó menor volúmen. — De aquí el concluir, que despues de la uretrotomía, si bien adquiere la uretra un calibre igual ó mayor que el normal, este desaparecerá de nuevo, en un tiempo más ó ménos largo, siempre que por una dilata- cion continuada no nos opongamos á ello. La experimentacion y la experiencia vienen á confirmar esta verdad. He aquí lo que la primera ha revelado á Voillemier. Cuando se practica la uretrotomía interna sobre un perro, si inmediatamente despues de la operacion se distienden las paredes de la uretra con una sonda permanente, la incision se transforma en una herida abierta, cuyas caras, mantenidas á distancia, se cicatrizan aisladamente. Ins- peccionada dicha herida despues de uno ó dos meses, se ve que es mucho menor que lo que pudiera suponerse, atendidas las dimensio- nes dadas á la incision: ella se presenta bajo la forma de una depre- 169 sion ligera de 2 4 3 milímetros de ancho; sus extremidades, termina- das en punta, se borran insensiblemente, y está tapizada por una membrana más lisa y fina que la mucosa, con la cual se confunde, ad- herente á los tejidos y muy poco dilatable. Si examinamos con una lente un corte practicado en la uretra, observaremos que las mallas del tejido celular submucoso y del cuerpo esponjoso, más próximas á dicha membrana, estan infiltradas de un exudado gris. Estas altera- ciones, segun es fácil comprender, constituirán más tarde una estre. chez. Y como en la uretrotomí. externa la incision no se limita á la uretra, sino que interesa ademas los tejidos que la rodean, en ellos tambien se manifestarán los fenómenos inflamatorios, que trae consl- go el trabajo cicatricial, y consiguientemente una Capa nueva y más profunda de tejidos duros invadirá el fondo de la herida y vendrá á restablecer la continuidad de los dos labios de la estrechez, constitu- yendo más tarde una nueva y poderosa causa de retraccion. Verdad es, Sres., que en los primeros dias que siguen al de la incision uretral, cicatrizadas aisladamente sus dos caras, estan separadas por un es- pacio más ó ménos considerable, en el que la pared inferior de la uretra se halla reemplazada por una membrana muy fina, y en cuyo punto el canal está aumentado; pero si se medita que esta fina mem- brana está tambien dotada de la propiedad de retraerse, como lo de- muestran las leyes de la anatomía patológica de las cicatrices y lo confirman los hechos, hallaremos comprobado que la uretrotomía ex- terna no es siempre un tratamiento curativo radical de la reteacion de orina por estrechez. Louis. hablando de la frecuencia de las fístulas uretrales despues de la talla por el gran aparato, dice (1): “La causa de estas fístulas “es la estrechez de la uretra en el punto en que el canal ha sido cor- “tado sin razon ni necesidad. La constriccion de la parte de la ure- ' “tra que ha sido dividida demasiado alto, obliga á la orina á pasar “en alguna cantidad por la herida, y la fístula que de ello resulta, se “hace desde luego ocasion de la estrechez de la uretra en toda su “Jongitud.” ds Los hechos de Syme, contestados por Lizard y otros cirujanos, y el cuadro dado por Thompson de 89 enfermos operados por Fergus- son, Cock, Coulson, Erichson 4., y por él mismo, ponen de manifies- to la frecuencia de las curaciones incompletas y de las recidivas des- pues de la uretrotomía externa. AS [1] Mémoire sur les pierres formées hors des voies naturelles de Vurine. 170 Por otra parte, todo es azar en esta operacion. ¿Qué cirujano al emprenderla puede estar seguro, no ya de hallar la luz de la uretra, sino de la extension y número de las estrecheces? ¿A qué inútiles riesgos no expondríamos al enfermo, si despues de destmuida la estre- chez, nos encontráramos con un obstáculo prostático, que imposibi- litara la entrada de la sonda en ía vejiga? ¿Será esto decir que la uretrotomía externa deba desaparecer de la práctica? No, Sres.; ella constituye, ciertamente, un recurso extre- mo, que si no lo adoptamos para combatir la retencion de orina, pue- de sin embargo prestar, como ha prestado, servicios importantes, pa- ra restablecer la libertad del canal, y que por lo mismo hallará su oportunidad en el tratamiento de las estrecheces orgánicas y oblite- raciones de la uretra. Puncion de iu vejiga.—Esta operacion, que para Deneffe y tan- tos otros prácticos, es la más racional que puede oponerse á la reten- cion de orina, y que Reybard y muchos cirujanos consideran como la más peligrosa de cuantas se emplean para combatir dicha enferme- dad, llegando aJgunos hasta bautizarla con el sarcástico mote de ez- tremauncion quirúrgica, comprende cuatro procederes, segun se prac- tique por el perineo, por el recto, por encima ó por debajo del púbis. Los estudiaremos rápidamente. Puncion perineal.—Aunque muchos la cobfutidén con el ojal, difiere esencialmente de él; pues este abre la uretra por detras del bulbo, y con la puncion, dejando á un lado la uretra, se ataca la ve- jiga en su cuerpo. Propuesta por Colet, fué ejecutada por psi profesor de Ciru- gía en el jardin del Rey, en 1678. : Para practicarla se dispone el enfermo como 'para la talla late- ral. Un ayudante eleva con una mano el escroto, apoyando la otra sobre el hipogastrio, á fin de deprimir la vejiga. El cirujano colocado entre los muslos del paciente, introduce un trocar recto de 12 centí- metros de largo en la parte media de una línea tirada desde la tube- rosidad del ísquion hasta el rafe, 4 dos centímetros por delante del amo. El instrumento es conducido primero en una direccion casi para- lela al eje del cuerpo, inclinándose despues el talon ligeramente hácia el rafe, para evitar la próstata, debajo de la cual penetra en la vejiga Varias modificaciones ha recibido esta operacion, destinadas á salvar los graves inconvenientes que presenta: así Heister aconseja rechazar el recto hácia atras con el índice de la mano izquierda, in- troducido en el ano; pero esta precaucion, como expone Voillemier, 171 es completamente imútil. De ello se ha asegurado experimentalmente, y se comprende sin dificultad, pues la laxitud del intestino hace que se pueda deprimir con fuerza una de sus paredes, sin arrastrar en o, mismo sentido, la opuesta. Ni es más feliz la modificacion de Garengeot, que recomienda di- vidir por una ancha incision todos los tejidos hasta llegar á la vejiga, no introduciéndose en esta el trocar, sino despues de comprobada la fluctuacion; para evitar así, dando una via más amplia á la orina al salir de su receptáculo, la infiltración ¡que pudiera producirse, si la permanencia de la cánula determinara en el trayecto que recorre una inflamacion seguida de una escara gangrenosa, que al desprenderse, agrandaria la herida del trocar y dejaria escapar las orinas. La for- macion de escaras, debidas á-la presencia de la cánula, y la consi- guiente infiltración de orina, son ilusorias: la cánula, en efecto, da lugar, por lo comun, en ¡os tejidos que la rodean, 4 una inflamacion adhesiva, que los hace impermeables, Las modificaciones en que el bisturí reemplaza al trocar, para que el cirujano, pudiendo seguir li marcha del instrumento, logre evi- tar la lesion de órganos importantes, deben desecharse; pues el tro- car, ademas de hacer fácil la operacion, expone ménos á las hemor- ragias, cicatrizándose cun PER la herida que ocasiona, Casi todos los autores uriran la puncion perineal como incierta y peligrosa. La dificultad de su ejecucion es un inconveniente tanto ma- yor, cuanto que no se encuentra en los otros procederes. El cirujano puede desviarse y herir órganos importantes: en efecto, si la punta del trotar no es llevada un poco -hácia afuera, se atraviesa la prósta- ta; si elevamos el mango del instrumento, se corre el peligro de que su punta se deslice entre el recto y la vejiga; mas si, por el contra. rio, lo abatimos, puede engastarse entre la vejiga y el púbis, como lo . comprueban el hecho de Murray y los citados por Wetbrecht, Reid é. Casos ha hvbido tambien en que el cirujano no ha penetrado en la vejiga, sino despues de atravesar el recto, no perdonando en otros la punta del instrumento las vesículas seminales. Esto, unido á la dif- cultad de sentarse que experimentan los enfermos, miéntras, Jlevañ la cánula, como asimismo la.de andar y la de la curacion de la fístula, determinada con frecuencia por la induracion de la estrecha herida que ocasiona el trocar, cuya fístula constituye una de las enfermeda- des más penosas, han hecho abandonar esta operacion, que no pre-, senta inás ventaja que la de ser pr actic: ada en un punto relativamente fijo de la vejiga. El mismo Talet habia ya previsto la duracion efimera del proco- T, 13.—23, 172 der que propuso, y la superioridad de la puncion hipogástrica. “Aun? “¿que se ha dicho, expone (1). que el alto aparato (así llamaba él á la “puncion supra-pubiana) no está en uso, parece, sin embargo, que el “gran tumor por encima del púbis, causado por la supresion de la “orina, principalmente en un sujeto extenuado, haria la operacion “fácil, sin temor de herir las partes del bajo vientre.” (Finalizard). Revista cientírICA ; por el Sr. D. Francisco A. Sauvalle. Enfermedades del corazon.—(Del London Lancet: Julio de 1872). —Una de las materias de mayor interes, tanto en la práctica como en patología, es sin duda la que trata de las enfermedades del corazon: puede denirse que es, comparativamente, una materia nueva. Los pa= tólogos antiguos se yeuparon muy poco del corazon. El único criterio que tenian en cuanto á su accion, era la pulsacion de la arteria ra- dial y fijaban su atencion únicamente en la afluencia de la sangre. Las enfermedades de los pulmones ocupaban más sus estudios; porque re- saltan más á la vista por los diferentes síntomas objetivos que pre- sentan, aunque la diferenciacion de las diversas enfermedades que atacan á estos órganos fué establecida solamente despues de los des- cubrimientos de Laennec, que han enseñado á los facultativos á cono- cer por medios prácticos el estado del corazon. Llama la atencion lo poco que se ocuparon de este órgano los autores antiguos. Heberden ha escrito sobre las palpitaciones y creia que se relacionaban con ciertos estados constitucionales muy graves, como por ejemplo, ,los que acarrean los cuidados y el peso excesivo de los negocios, el asma, la gota, la debilidad general de la potencia vital £. Da como apéndice á sus Comentarios, un trabajo interesante titulado Estudios sobre el pulso, en el que desaprueba las distinciones minuciosaz de las diferentes pulsaciones que iban iniciando desde en- tónces algunos médicos, asegurando que solo existian estas diferen- cias en 141 imaginacion y les aconseja que se fijen únicamente en aque- llas circunstancias referentes al “pulso que no pueden desconocerse, (1) Tolet.——Traité de la lithotritio, pág. 300. | | 173 como la frecuencia de las pulsaciones, que se percibe con facilidad y precision, Cullen parece haber dudado qhe el corazon estuviera su: jeto á enfermedades orgánicas. Los puntos más característicos y que más deben apreciarse en las obras de medicina que han visto la luz en este siglo, son segura- mente la revelación y diferenciacion de las enfermedades cardiacas; la relacion que tienen las más comunes de estas con el reumatismo agudo; el estudio de los cambios morbosos en la estructura muscular del corazon, y haber llegado 4 conocer lo importante que es atender con preferencia, aun en -los casos de enfermedad de las válvulas, Al estado del tejido muscular. Es interesante notar como Heberden no se ocupó del ¡reumatis- mo, él, que con tanta sagacidad especificó la asociacion que con fre- cuencia tenian las palpitaciones con estados constitucionales muy gra- ves. El mérito de haber descubierto le cónexion del reumatismo agu- do con la inflamacion del corazon, recae, si no .me equivoco, en el Dr. David Pitcairn, que fué el primero que hizo esta indicacion en 1788; pero solo en 1809 los > EU de Sir D. Dundas sobre el reu- matismo del corazon, dieron á conocer este hecho patológico que nin- gun médico ignora hoy. La revelacion y diferenciacion de estas en- fermedades han hecho grandes progresos con el estetoscopio intro- ducido por Laennec. Si alguno dudara de los adelantos hechos por la medicina, que compare las nociones que al principio de este siglo tenian los médicos en cuanto á las condiciones morbosas del corazon, con las que poseen hoy nuestros facultativos, y le será forzoso confesar que el progreso es inmenso. No faltarán críticos que exclamen, cui bono? ¿Qué se alcanza con esta dilucidacion de las diferentes lesiones de los tejidos si no conducen á un tratamiento más racional y más eficaz? Pero á. esto mismo justamente conduce, y no cabe duda que el sistema cura- tivo empleado en las enfermedades del corazon ha hecho notable pro-- greso. En primer lugar, se atiende hoy con más interes que anterior- mente á algunos desórdenes locales y á ciertos estados constituciona- les que se relacionan con el corazon; curándose con frecuencia 6 ali- viándose estos padecimientos por un sistema higiénico y una asisten- cia bien dirigidos. En segundo lugar el médico de nuestros dias se de- dica con todo empeño á mejorar el tejido vital —el músculo—del co-” razon, sin pretender conseguir aun modificaciones imposibles en la condicion de las válvulas: sabe que mucho se puede hacer para nutrir, dar reposc y preservar el tejido muscular, y su tratamiento tiende principalmente á alcanzar este fin. Ademas, el uso de los remedios ; 174 cardiacos y su accion están en el dia mejor definidos que en aquei tiempo. Parece natural creer, á pesar de los E, que un trata- miento mejor de la fiebre reumática contribuya á preservar al corazon y si ny á sus válvulas á lo ménos al tejido muscular. La medicina moderna lleva, pues, la ventaja de poder combatir esas enfermedades con alguna esperanza de dominarlas, y su pronóstico es más halagiie- ño que ántes. . o será ya necesario imitar á aquel facultativo que al auscultar un enfermo que hasta entónces se habia creido bueno, des. cubrió un ruido en el corazon y le dije: “oigo ya los toques fúnebres de su muerte;” abreviando sin duda con tan fatal pronóstico los dias del paciente aterrorizado. Hoy vemos con frecuencia recuperarse las fuerzas perdidas del corazon por el descanso, el alimento y una medi. cacion apropiada. Conocemos muchos individuos cuyo pulso, intermi. tente y desigual hacia años, late hoy con sosiego y regularidad: sabe- mos que en las enfermedades del corazon muchos no mueren de re* pente sino gradualmente, dando lugar á que con un buen método hi- giénico, los consejos y el auxilio de un facultativo logren prolongar por mucho tiempo su vida y á veces curarse completamente. Con es- tos antecedentes creemos poder afirmar que las enfermedades del co- razon vienen formando en los anales de la medicina, un capítulo que brinda esperanzas para el porvenir y que honra á la ciencia moderna. Ra via.—En sesion del 4 de Abril celebrada por la Academia de Ciencias de Paris, el Sr. Bouley hizo un resúmen de los hechos rela- tivos á los casos de rabia ocurridos en Francia desde el año de 1863 hasta 1868, segun consta de la informacion promovida por el Minis- terio de agricultura. Trescientos veinte individuos fueron mordidos por animales ataca" dos de rabia; de ellos 129 sucumbieron con losaccidentes promovido" por esta terrible enfermedad, A por consiguiente la mor tandad un 4031 pS; y 123, ó sea el 88 pS, quedaron sin novedad ninguna. De estas 320 personas, 206 pertenecen al sexo masculino y 114 al femenino, habiendo fallecido 100 de los primeros, es decir, cerca de la mitad, y de los segundos solo 29 6 sea la cuarta parte. Doscientas ochenta y cuatro mordeduras fueron causadas por perros, 26 por perras, 9 por gatos, 5 por lobos y ni una sola por ani- males herbívoros: de 274 mordidos, 97 tenian de 5 á 16 años; pero la rabia produjo la muerte solo en 26, es decir, al 2077 pS. Ochenta y nueve casos “ocurrieron en los. tres meses de Marzo, Abril y Mayo; 74 en los de Junio, Julio y Agosto; 64 durante los tres meses de Otoño y 75 en los de invierno. La estacion de consi- 173 guiente influye poco y las mismas precauciones deben tomarse duran” te todo el año. De 106 casos, en 79 se declaró la rabia ántes de los 60 dias; en 2 casos solamente sobrevino despues de 100 dias; jamas despues de beis. meses. Miéntras ménos edad tiene el individuo mordido, más pronta es la incubacion del mal. La muerte acaeció dentro del cuarto dia en 90 casos y en 3 se prolongó la vida algo más de este período. Las heridas hechas por animales rabiosos en las partes descu- biertas del cuerpo, como la cara y las manos, ofrecen al contagio una via mas segura. El tratamiento más eficaz ha sido la cauterizacion de las heridas y la más enérgica sobre todo es la practicada por medio del hierro candente, tan pronto como sea posible. Este tratamiento ha dado resultados satisfactorios en 68 casos de los ocurridos; miéntras que en aquellos en que no se aplicó el cau- terio se salvaron 10 solamente. La cauterizacion bien hecha es un preservativo seguro. A falta de fuego, los otros medios que deben adoptarse son: la succion instan - tánea de la herida, lo que no ofrece peligro ninguno al que la prac- tica; exprimir la llaga; lavarla con orina; la presion continua; atar fuertemente el miembro con una ligadura. Es muy posible, por no decir seguro, que la parte moral ejerce una gran influencia en la manifestacion de la rabia: es, pues, conve- niente no desvanecer las ilusiones ó las creencias en cuanto á la efi- cacia de ciertos remedios. Una vez declarada la rabia lo único á que se puede aspirar es á mitigar los padecimientos del enfermo y preser- - varlo de los sufrimientos morales con el empleo de los anestésicos. - El número de los perros mordidos ascendió á 785, 527 fueron muertos, y de los 258 restantes, 13 contrajeron la rabia y se ignora el fin de los demas. Observaciones anatomo-antropológicas hechas en el cadáver de-un negro.—En el Diario antropológico de Enero, el Dr. Kopernicki, de Cracovia, publica el resultado de una investigacion completa y mi- nuciosa hecha en el cadáver de un negro jóven y robusto, de 35 años de edad, natural de Kordofan en Africa. Sin ocuparnos de las notas referentes á la piel, pelo y músculos, que no ofrecen novedad, pase- mos al cerebro; cuyo peso, sin las membranas, era segun él, de 955 gramos, de los cuales 480 pertenecian al hemisferio derecho y 475 al izquierdo. El cerebelo, con su protuberancia anular y médula oblon- gada pesaba, incluyendo las membranas, 120 gramos. El encéfalo en- 176 tero pesaba solo 1,105 gramos. Un cuidadoso exámen comparativo de varias dimensiones de los nervios del mismo con los de un válaco, comprueba la certeza de la asercion de Soemmering, que proporcio- nalmente á la masa del cerebro, los nervios de los negros tienen ma- yores dimensiones que los de los blancos. La laringe era tambien' re- lativamente mayor; el pene de un volúmen extraordinario. — Trata igualmente de un punto en que la ciencia permanece aun indecisa y es el color de las cicatrices.¡Camper, Bichat y Cruveilhier han soste- nido que las cicatrices eran siempre blancas, cualquiera que fuese el color de la piel;¿miéntras que Cooper, Hunter, Virey y otros afirman que las cicatrices conservan el color de la piel y que á veces se ponen más oscuras. El exámen que se hizo del negro que nos ocupa, parece probar de un modo inequívoco la verdad de lo que aseguran estos últimos y es que las cicatrices de los negros adquieren un color tan subido como el de su piel. Ebullicion del éter.—En las sesiones de la Academia de Cien- cias de Paris dió cuenta últimamente el Sr. Isidoro Pierre de haber descubierto un hecho muy curioso de física molecular. El éter vale- riánico no entra en ebullicion sino á los 190%, y sin embargo la mis- ma sustancia mezclada con agua, hierve á los 100% y se destila com. pletamente. | Alotropia.—El Sr. Jorge Lemoine, repetidor de la Escuela po- litécnica, participó haber hallado el secreto hasta entónces descono- cido, de los estados alotrópicos del fósforo y demuestra que el fósforo blanco pasa al estado de fósforo rojo á la temperatura de 230 4 2609 por una verdadera disociacion física, con pérdida de calor y conden- sacion, y que á una temperatura más elevada que la de 260% el fós- foro rojo se transforma otra vez en fósforo blanco. a 177 OO O ... . sluro.o. ...... 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REAL ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA. Sesion pública ordinaria del 8 de Setiembre de 1872. SRES. ACADÉMICOS CONCURRENTES. — Sr. Sauvalle, Vice-Presi- dente; Reynés/ Babé, García, Diaz, Melero, Benasach, Rodriguez, Miranda, Castellanos; Mestre, Secretario. Lectura y aprobacion del acta de la sesion anterior: CORRESPONDENCIA.—Leyéronse en seguida: —1% Una comunica- cion del Gobierno Superior Político, enterando á la Academia de que, en vista de lo informado por ella acerca del específico de D. Tomás Chassagne contra el prurito de la denticion en los niños, se ha denegado la solicitud de dicho Sr.----22 Una comunicacion del Sr. Al- calde Mayor de Belen, para que se nombre una comision de faculta- tivos que observen á D. Antonio Echarri é informen á aquel Juzga- do sobre las facultades intelectuales del mismo. Fueron designados con este objeto por el Sr. Presidente los Dres. D. Luis María Cowley, D. Tomás Mateo Govantes y D. Guillermo Benasach.—32 Un oficio del Sr. D. Rafael Cerero, en que ademas de expresar su profundo agradecimiento por la eleccion que de él se ha hecho como socio nu merario, manifiesta sus vivos deseos le contribuir “á sostener el buen nombre y justo crédito que la Academia ha sabido grangearse en el T. IX—24, 180 corto tiempo que lleva de existencia.” —4% Otro idem de los Dres. García y Hondares, dando cuenta de los vacunados en el salon de la Academia durante el mes de Agosto último, los que han ascendido á - 28, de los cuales 19 párvulos blancos, 4 de color Hbres y 5 adultos blancos.—Se ha recibido, por último, la entrega 532 de la Revista minera de Madrid. TRABAJOS QUIRURGICOS DEL Dr. AmussaT.—Terminada la cor- respondencia, continuó el Dr Castellanos la lectura de los trabajos quirúrgicos enviados por el Dr. Amussat, socio corresponsal en Pa- ris, comprendiendo esta parte: un caso de talla pre-rectal practicada en un niño de 12 años con el litótomo doble, en que se extrajo un cálculo bastante voluminoso y duro, cuyo núcleo, muy resistente, es- taba formado de ácido úrico casi puro, y el contorno de oxalato de cal mezclado con urato de sosa: —otro caso de piedra enquistada ex- traida por el mismo proceder y tambien con el instrumento indicado, en un hombre de 55 años, de 4 centímetros para 3 próximamente en sus mayores diámetros, no habiendo sido ántes posible coger la pie- dra con el litoclasta, y siendo menester, despues de hecha la talla, desalojarla con el ángulo de uno de los brazos de las pinzas: —la des- cripcion de un irrigador vesical, destinado á extraer por el perineo - los fragmentos líticos producidos por el percutor, que quedan en la vejiga despues de la operacion de la talla subpubiana, Ó que se des- prenden bajo la presion de las tenacillas, á fin de no exponerse ulte- riormente á la formacion de nuevos cálculos que tengan por núcleos * aquellos restos ó arenillas:—la descripcion de las tenacillas con pun- tas articuladas, cuyo objeto es hacer que el cálculo recorra el trayec- to perineal, presentando siempre sus diámetros más pequeños; y por último, algunas consideraciones sobre la cauterizacion despues de las amputaciones, con las observaciones de un caso de amputacion del muslo hecha á un niño, por un tumor blanco de la rodilla, en que se aplicó con buen éxito la pasta de cloruro de zinc; y de otro, de tu- mor sanguíneo, fungoso, del antebrazo, en un adulto, en que se prac- “ticó la amputacion del brazo, se hizo la cauterizacion con la pasta de Canquoin por tres veces repetida, y se colocó el muñon en el apara to de aire caliente de Guyot, que dió los mejores resultados, llegan- do á cicatrizarse la herida y á restablecerse enteramente el enfermo- DE LA CIRUGÍA EN LA ÍsLa DE CuBA.—Así que hubo concluido el Dr. Castellanos, leyó el Sr. Mestre un trabajo intitulado “Una página para la historia de la Cirugía en la Isla de Cuba.”— Despues de indicar el autor lo que seria una historia completa de la Cirugía 181 en este pais, atendiendo á los elementos allegados por la enseñanza oficial, así como á los progresos realizados fuera de ella por la ini- ciativa de los hombres de ciencia, nacionales y extranjeros, manifies- ta que su objeto por ahora es solo tratar de cuanto se relaciona con la fundacion de la cátedra de Cirugía en la Universidad de la Habana, empezando por dar una idea del estado en que se hallaba entre nos- otros ese ramo del saber humano hasta el año de 1824, y de los mé- ritos y antecedentes de quien en dicha época no desmayó un instante en la empresa de establecer ese estudio de una manera estable. Trans- cribe el Sr. Mestre la representacion hecha al Rmo. Rector de aquel instituto, como documento notable; refiere las oposiciones que al fin tuvieron lugar, y verificada la eleccion de catedrático por votos se- cretos, se halló en el escrutinio electo con todos los sufragios el úni- co candidato.—En ese espediente, que original ha tenido en sus ma- nos, resalta el papel que por aquellos tiempos desempeñaba la Socie- dad Patriótica, amparando y promoviendo sin descanso el progreso en la instruccion pública, y extendiendo su influencia á la enseñanza de la Cirugía cuando todavía no, existia esta en la Real y Pontificia Universidad; y la parte que corresponde en tan benéfica cruzada al Dr. D. Fernando Gonzalez del Valle, socio de mérito de esta Acade- mia, que muy jóven todavía, y despues de servir la cátedra por espa- cio de cuatro años en el hospital de San Juan de Dios, asiduamente y sin recompensa, bajo la egida de la mencionada Sociedad, lograba al cabo su incorporacion á las otras de aquel centro científico, y un verdadero adelanto en dicho ramo, sustituyendo á Avicena y 4 Mar- tin Martinez por Richerand, que tanto contribuyó á vulgarizar las nociones encerradas en las obras de Desault, de Sabatier y de Boyer, segun lo comprueba el Elenco presentado por el Dr. Gonzalez del Va- lle en 1823 para los exámenes prácticos que sufrieron once alumnos, en el cual protesta contra la separacion de la Medicina y Cirugía, pueg la una no es más que una parte de la otra, y en donde se comprende tambien la Medicina operatoria que, bajo el punto de vista didáctico, se veia aun confundida con la Patología y la Clínica quirúrgicas, pe- ro con la sana doctrina de que las operaciones no deben ponerse en práctica ““sino despues de agotados los socorros que se sacan. de la dieta y medicamentos;” doctrina que, sino en todas ocasiones es apli- cable, lo es seguramente en la gran mayoría de los casos.—El Sr. Mestre exámina los adelantos que se han sucedido al traves de las re- formas universitarias. “Al cabo de más de un siglo de fundada la Uni- versidad, hemos visto avanzar paso á paso la instruccion quirúrgica, 182 distribuyéndose al fin entre tres diferentes profesores la tarea de las . asignaturas importantes que le atañen, y no se comprende ahora otro progreso que el de los medios materiales á su servicio; el perfeccio- namiento de la clínica respectiva, la abundancia de cadáveres y de instrumentos para las autopsias y operaciones: perfeccionamiento que, dicho sea de paso, deja mucho que desear......... Al cabo de 50 años» - próximamente, ha podido asistir el Dr. D. Fernando Gonzalez de] Valle al tránsito de la síntesis á la análisis: el que por tanto tiempo instruyó á la juventud en todos los ramos de la Cirugía, solamente la inicia hoy en una de sus partes, la Patología, que ya constituye de suyo una extensa ciencia, encomendada en otros puntos á la explica- cion de dos ó más catedráticos; y como ella es en suma la parte pri- mera y esencial de semejantes estudios, —de aquí que todavía en nuestros dias podamos complacernos de ver al Dr. Valle sentado ev la misma cátedra que fundó. Ejemplo digno de loor, y sobre todo digno de imitacion!” Así terminó el Dr. Mestre su discurso, y con él la sesion de di- cho dia. Sesion pública del 22 de Setiembre de 1872. SRES. ACADÉMICOS CONCURRENTES.—Dr. Gutierrez, Presidente; Sauvalle, Gonzalez del Valle (D. Fernando y D. Ambrosio), Diaz (D. José Guillernio), García, Plasencia, Rovira, Babé, Escarrá, Reynés, Castellanos, Rodriguez, Finlay, Cerero, (¿órdon, Aguilera (D. Manuel), Rocamora; Mestre, Secretario. Lectura y aprobacion del acta de la sesion anterior. El Sr. Presidente pone en conocimiento de la Academia que asisten 4 la sesion los nuevos socios de número Sres. Grórdon, CUerero, Aguilera (D. Manuel), Rocamora y el Dr. Finlay que, en cumpli- miento de lo prescrito por el Reglamento, leerá su discurso inaugural. CORRESPONDENCIA.—Leyéronse en seguida: 1% Una comunica- cion del Gobierno Superior Político recordando á la Corporacion el informe relativo al expediente de concurso para la plaza de médico municipal y forense de Santiago de las Vegas. El Secretario enteró 4 la Academia de que dicho expediente no se habia recibido, no exis- tiendo en la actualidad pendiente de despacho ningun informe sobre médicos municipales y forenses; lo que se habia participado así al 185 Superior Gobierno.—22 Una comunicacion del Sr. Alcalde Mayor de Monserrate, acompañando testimonio de varios luzares de la causá instruida contra D. Benigno Cabrera por parricidio, en virtud de la consulta que se hace á la Academia: de que se dió traslado á la Co- mision de Medicina legal.—3% Otra idem del mismo Juzgado remitien- do testimonio del atestado expedido por el Dr. D. Tomás Plasencia, para que reunido al anterior pueda la Corporacion emitir su informe sobre el estado mental del procesado; pasando á la Comision ya nom: brada.—42 Otra idem del Sr. Alcalde Mayor de Belen, con copia certificada de lo representado por el Ldo. D. Ramon Cordovés acerca de los datos que se creyeron necesarios para poder justipreciar el va- “lor del embalsamamiento practicado en el cadáver de D. José C. Sil- vela: la que se remitió á la Comision respectiva. — 5% Un oficio del Dr. D. Cárlos Finlay que, de acuerdo con lo prescrito en el artículo 10 del Reglamento de la Academia, envía su discurso inaugural so- bre la “alcalinidad de la atmósfera observada en la Habana;”” habien- do sido designado por el Sr. Presidente para contestarle en la presen- te sesion el Sr. D. Francisco A. Sauvalle. El Secretario presenta ademas: un ejemplar del “Estudio de los huracanes ocurridos en la Isla de Cuba” de nuestro socio correspon- sal en Madrid Sr. D. Manuel Fernandez de Castro; 2% un cuaderno manuscrito del Dr. D. Enrique Dumont, miembro corresponsal en Puerto-Rico, conteniendo una observacion interesante de osqueotomía en la mujer, á que se dará oportuna lectura. La Academia acordó dar las más expresivas gracias á dichos entendidos y laboriosos socios; 32 el número 26 de la Independencia médica de Barcelona, el núme- ro 90 del Progreso médico de Cádiz y las entregas 38 y 34 de la Re- forma de las ciencias médicas, periódico que se publica en Madrid y propone el cambio con el nuestro, que es aceptado. ALCALINIDAD ATMOSFÉRICA OBSERVADA EN LA HABANA. — Ter- minada la correspondencia dió la palabra el Sr. Presidente al nuevo socio de número Dr. D. Cárlos Finlay para que leyese su discurso inaugural; y lo hizo en los términos siguientes: “Sr. PRESIDENTE, —SRES. ACADÉMICOS :-— Al ocupar el pues- to que me habeis concedido admitiéndome en esta comunidad intelec- tual tan anhelada por todos los amigos sinceros de las ciencias, com- prendo que habeis mirado con indulgencia la escasez de mis méritos procurando tan solo premiar el buen deseo de quien algunos desvelos ha consagrado al estudio y á las meditaciones científicas. «Vuestro Reglamento prescribe al candidato electo el deber de 184 presentar un discurso inaugural y no creo poder manifestaros mi agra- decimiento de una manera más digna de vuestra ilustracion que es- cogiendo, por tema de mi discurso, una cuestion que desde años atras ha sido para mi objeto de numerosos experimentos y de séria medi- tacion. Mis estudios en esta materia, encerrados dentro de los estre- chos límites de mis conocimientos individuales, no han podido exten- derse hasta donde yo hubiera deseado para esclarecer todas mis du” das, faltándome la cooperacion de inteligencias más privilegiadas, y esta es la que vengo á solicitar de vosotros. ñ “Voy, pues, á someter á vuestro ilustrado criterio el resultado de mis observaciones, y creo no equivocarme al asegurar que merece- rá fijar algunos momentos vuestra atencion, si bien me preocupa la duda de poder expresarme de una manera digna de vosotros y de la materia que voy á tratar. “La importancia que en estos años se ha dado al estudio de la atmósfera, á la presencia en ella de la ozona y de gérmenes anima- les Ó vegetales, á los miasmas, £., como tantas causas capaces de al- terar las cualidades higiénicas del aire que respiramos, me ha servi- do de estímulo para no desistir de mi propósito de llamar la atencion hácia un fenómeno atmosférico hasta ahora desatendido por cuantos autores he podido consultar. “He dicho que la cuestion era digna de vuestra atencion ¿y no será así si llego á demostrar que la atmósfera de la Habana presenta ' reacciones especiales y que varían de una manera muy notable segun la estacion del año y ciertas condiciones meteorológicas? “Fué en el año de 1858 cuando por casualidad se fijó mi aten” cion en unos cristales microscópicos, que observé en una lámina de vidrio al evaporarse una gota de ácido hidroclórico. Era natural su- poner que estos cristales serian de hidroclorato de «amoniaco; pero me llamaba la atencion que la atmósfera ambiente ofreciera cantidad suficiente de ese álcali para saturar partes apreciables del ácido. En los autores de química queda admitido que el aire atmosférico no contiene sino cantidades mínimas de amoniaco, que suponen combi- nado con los ácidos carbónico y nítrico ó nitroso, y para demostrarlo han tenido que operar sobre volúmenes muy crecidos de aire. En mis apuntes veo que el químico Kemp es el que mayor proporcion de amo- niaco ha encontrado en la atmósfera, fijándola en 50 gramos por diez mil metros cúbicos. Segun Odling, Fressenius encontró por término medio 1.33 partes y Groeger 3.3 partes de amoniaco en diez millones de aire. Estas proporciones tan ínfimas no pueden apreciarse por los 185 métodos alcalimétricos que yo he empleado, operando sobre cantida- des que jamas han pasado de seis litros y generalmente se reducian á uno ó dos, cuando no á fracciones de litro. Ademas, débese tener presente que los químicos mencionados han determinado la cantidad absoluta del amoniaco, ya libre, ya combinado, en forma de sales yo- látiles, miéntras que yo me he limitado á estudiar la presencia del álcali libre que existe en nuestra atmósfera. En fin, una prueba in- directa de que en otros climas el aire n> presenta normalmente alca- finidad suficiente para alterar el color del tornasol, es el uso que se hacé de un papel ozonométrico preparado coú ¡oduro de potasio y tor- _nasol rojo, cuyas indicaciones no permiten discernir entre la presen- cia de un álcali y la de la ozona; luego el uso de ese reactivo de la ozona no se hubiera generalizado si como en la Habana la atmósfera de aquellos climas ofreciera normalmente una reaccion alcalina. “Partiendo de aquella observacion casual de la formacion de hi- droclorato de amoniaco, quise averiguar si nuestra atmósfera presen- taria una reaccion alcalina apreciable, y con ese objeto coloqué dos _tiras de papel de tornasol rojo sumergidas en agua destilada, una en un frasco herméticamente cerrado y la otra en un platillo expuesto al aire. ; ; “He aquí los apuntes que he conservado de mis primeros ensayos: “Enero 9 de 1859 [8 de la noche hasta las 8 de la mañana si- guiente]: al cabo de doce horas el papel expuesto al aire habia adqui- ridó una coloracion azulosa miéntras que el del frasco tapado no ha- bia variado de tinte. “Enero 10 de 1859 [1 del dia hasta las 5 de la tarde]: al cabo de cuatro horas se notaba diferencia entre las dos tiras de papel coloca- das como en el experimento anterior. “Enero 10 de 1859 ¡5 de la tarde hasta las 8 de la mañana]: al cabo de quince horas se obtuvo la coloracion azulosa correspondiente al tipo número 7 de la escala que en esos dias construí. “Ya no me quedaba duda acerca de la alcalinidad excesiva de nuestra atmósfera y aproveché la primera oportunidad que tuve de encontrarme con un químico distinguido á quien todos ó casi todos habeis conocido, el Sr. Casaseca, para comunicarle mi observacion. Aquellos eran como los primeros pasos del jóven entusiasta que, al pisar un terreno nuevo, ya cree poderlo considerar como suyo por de- recho de descubrimiento y de conquista; os sonreireis, pues, conmigo, Sres., cuando os confieso que grande fué mi desencanto al oir de los labios del ilustrado químico que él ya habia observado esa particula-_ e 186 ridad de nuestra atmósfera, porque preparando un dia papel rojo de tornasol, lo habia puesto á secar al aire libre y notó que adquiria un color azuloso. El Sr. Casaseca inferia de esta circunstancia que en nuestra atmósfera existe un exceso de amoniaco y á ello atribuia en gran parte la fertilidad de esta Isla. “Tuve, sin embargo, la satisfaccion de ver confirmada mi obser- vacion, si bien con un pequeño sacrificio de amor propio, pues la prio- ridad del descubrimiento era evidente que pertenecia al Sr. Casaseca. Pero me pareció que esa alcalinidad merecia ser estudiada con algun. detenimiento observando sus variaciones, segun las horas del dia ó de la noche y las estaciones del año. Con este objeto hice una gradua- cion de los diferentes matices entre el papel de tornasol azul y el ro- jo, colocando por espacio de un minuto doce tiras del papel rojo en disoluciones de j de grano de potasa con 1, 6, 8, 10, 12, 14, 16, 18, 20, 22, 24, 30 centímetros cúbicos de agua destilada. Estas doce tiras designadas por números desde uno [para la disolucion más débil] hasta doce, indicaban otros tantos matices correspondientes á diferen” tes grados de alcalinidad. “No quiero cansaros, Sres., con la relacion de cada experimen- to, pues todos aquellos cuyos apuntes he conservado estan consigna dos en forma tabular al fin de este discurso por si alguno de vosotros quisiere algun dia examinarlos. Basta decir que la alcalinidad fué gradualmente en aumento de tal manera que ya el dia 4 de Marzo de 1859 se obtenia en cuatro horas el tipo número 83 de mi escala, miéntras que en Enero del mismo año (del 11 al 13) no se habia lo- grado sino el tipo número 72 en 39 horas. —Esto no quiere decir que la alcalinidad de cada dia habia sido necesariamente mayor que la del dia anterior; pero sí que se notaba un aumento progresivo en el término medio de cada semana. “La alcalinidad parecia ser más pronunciada de dia que de no- che: y habiéndose encargado una persona de mi confianza de repetir mis experimentos en el interior de la Isla, sus resultados indicaron una alcalinidad inferior en el campo que en la Habana. “El método alcalimétrico empleado en estos experimentos pre- sentaba varios inconvenientes, siendo el principal la dificultad de com- parar con alguna exactitud la alcalinidad relativa de un dia con la de otro. Imaginé entónces un procedimiento que es el mismo que con li- geras modificaciones he adoptado en los años subsecuentes, constru- yendo un aparato compuesto de las tres piezas siguientes: 1% un bar- ril de vidrio lleno de agua, que hacia las veces de aspirador, con un 187 tubo en su parte inferior para la salida del agua, y otro en la parte superior para aspirar el aire 4 medida que se vaciara el barril; 2% nua vasija graduada en centímetros cúbicos para medir el agua extraida del barril correspondiente al volúmen de' aire aspirado; 3% un frasco pequeño con dos tubos, uno en conexion con el aspirador y el'ntro cuya extremidad inferior estaba sumergida en una disolucjon de tor- nasol rojó para que todo el aire aspirado tuviera que atravesar esta disolucion: más tarde empleé un tubo de Liebig de 5 bolas, . Construido este aparato preparé una disolución de tornasol de tinte neutro, y tambien una dilucion «le ácido sulfúrico puro gradua- do de modo que 100 centímetros cúbicos precipitasen 5 centígramos de cloruro de bario. Estas preparaciones no puedo dsegurar que tu- vieran toda la exactitud necesaria para dar valor cuantitativo 4 los resultados obtenidos; pero habiendo usado el mismo ácido durante los primeros años de mis ensayos, estos daban una idea bastánte exacta de lasalcalinidad relativa, si no de la absoluta, en las diferentes esta- ciones del año. Desgraciadamente perdí en uno de wis viajes lu ma- yor parte de mis apuntes y entre ellos los resultados de más de dós- cientos experimentos que habia hecho en aquel año de 1859, quedán. dome solamente los cuarenta y ocho que aparecen en apéndice al fm de este discurso. Para usar el aparato aspirador. medía cantidades de uno, dos ó tres centímetros cúbicos del ácido diluido y lo echaba en el frasco de dos tubos, agregándole luego cantidad suficiente le la de solucion de tornasol para que adquiriese un color rojo bien pronuú- ciado; en otro fraseo igual conservaba una muestra de la disolución de - tornasol sin la adicion del ácido y ponia el frasco acidalado en co- nexion con el barril aspirador. Dejaba entónces correr el agua hasta que la disolucion roja, por la accion del aire que la atravesaba, vol- viera al color primitivo, comparándola con la muestra conservada en el otro frasco. La alealinidad quedaba así expresada con exactitud por una fracción cuyo denominador era el volúmen de ajré aspirado, y el numerador la cantidad de ácido empleado en el experimento. «En los años siguientes no pude hacer otra serie tan lara de experimentos, pero dle vez en cuando he medido la alcalinidad atriós, férica, encontrando siempre una diferencia muy notaYle entre la ste los meses de estío y la del invierno. “Las condiciones que a mi juicio aumentaban la elcalimdad eran da siguientes: : AO En 12 el calor; - Ed 53 obia 22 la humedad atmosférica. que pruenilo, 4 4 ma tuchonad a.ó de copiosas liuyias de verano. triana T. IX.—20, 188 : 3% las horas del dia comparadas con las de la noche; 42 las condiciones que presenta el interior de esta ciudad. “Como circunstancias que parecian disminuir la alcalinidad men- cionaré: 1? el frio; 22 el despejo de la atmósfera despues de las lluvias, máxime cuando caen acompañadas de descargas eléctricas; 32 las horas de la noche; 42 las condiciones que presenta el barrio del Cerro comparadas con las del interior de la ciudad. “Respecto á la disolucion de tornasol ya saturada por el álcali atmosférico, tuve repetidas oportunidades de observar que conserván- dola descubierta, al cabo de algunas horas perdia parte de su alcali- nidad por evaporacion espontánea, como sucede con los álcalis volá- tiles. “Durante estos experimentos se fijó mi atencion en dos circuns- tancias. al parecer anómalas, que considero de mucha importancia en cuanto que pueden servir para establecer la naturaleza del álcali que ocasiona esa reaccion en nuestra atmósfera. Cuando al preparar mi experimento las proporciones del ácido y de la solucion de tornasol eran tales que su color adquiriese el tinte rojo claro que denota algun exceso de ácido sulfúrico, el aire que luego atravesaba esta prepara- cion uo lograba devolverle por completo su color primitivo, aun cuan- do igual cantidad del ácido, mezclado con mayor proporcion de tor- nasol, se hubiese neutralizado con facilidad en el mismo dia. La otra anomalia consiste en que al agregar al tornasol ya saturado de álcali atmosférico, otra cantidad de ácido sulfúrico equivalente á la prime- ra, la coloración roja es más viva que la primera vez y requiere ma- yor volúmen de aire para volver al tinte primitivo. Estas circunstan- ejas solo pude explicarlas suponiendo que el álcali atmosférico es una base débil que no puede formar sino sales ácidas con los ácidos fuer- tes como el sulfúrico, cuando este se halla en exceso; pero capaz de s¿turar un ácido débil como el lítmico dándole el color azul que ca- racteriza sus sajes. Ln tal caso la alcalinidad atmosférica no seria ocasionadas por la presencia del amoniaco simple, cuyas propiedades básicas sen incompatibles con las mencionadas anomalías; y deberia más bien atribuirse á alguno de los alcaloides volátiles cuya serie ha sido tan hábilmente explicada por Wurtz. En efecto, estos alcaloides son todos más Ó ménos volátiles y presentan gran semejanza con el amoutaco simple en sus diversas reacciones; se componen de los ele- 189 mentos del amoniaco asociados con un hidrocarbono, por cuyo motivo se les ha dado el nombre de amonzacos compuestos. El más volátil de los hasta ahora conocidos, es la metylamina, que se condensa en forma de líquido á algunos grados bajo cero [centígrado], siendo el gas más soluble que se conoce, pues un volúmen de agua absorbe 959 á la temperatura de 25% €. “Mi suposicion se confirma con el descubrimiento de Boussin- gault, de que á más de oxígeno, ázoe, vapor acuoso, ácido carbónico y vestigios de amoniaco, existe tambien normalmente en la atmósfera un hidrocarbono. Luego ¿que explicacion más natural que suponer es- te _hidrocarbono asociado con los elementos del amoniaco para formar el amoniaco compuesto, necesario para nuestra hipótesis? No seria difícil aislar este álcali Ó alcaloide para someterlo á un análisis exac- to; mas para ello se necesitarian aparatos, tiempo y sobre todo el há- bito de las minuciosas manipulaciones de la química orgánica, supe- riores á mis alcances. “Resumiendo en pocas palabras los resultados de mis experimen- tos, creo poder establecer las proposiciones siguientes: 1% La atmósfera de la Habana es constantemente alcalina. 22 Dicha alcalinidad baja hasta su mínimum en los meses de in- vierno, Noviembre, Diciembre, Enero, para de ahí aumentar progre- sivamente hasta alcanzar su máximum en los meses de estío, Junio, Julio, Agosto, Setiembre. 3% La alcalinidad es mayor en las horas del dia, con la eleva- cion de la temperatura, con el aumento de la humedad atmosférica y en los momentos en que se preparan las fuertes turbonadas de verano. 42 Disminuye en las horas de la noche, con el despejo de la at- mósfera, despues de las ¡luvias copiosas y descargas eléctricas. 5% La causa de esa alcalinidad no parece consistir en la presen- cia del amoniaco simple, pero sí en la de un alcaloide volátil de la fawilia de los amoniacos compuestos. 6% Si algun crédito merecen mis experimentos cuantitativos, re- sulta que el término medio de alcalinidad del aire en la Habana, es 33 veces superior á la que corresponde al máximum de amoniaco en- contrado por el químico Kemp “Estas son las conclusiones á que he llegado por induccion, que creo fundada despues de mis experimentos alcalimétricos. Mas ántes de terminar os suplicaré, Sres., que no os fijeis en la poca importan- cia de mi personalidad ni os apresureis 4 rechezar mis observaciones porque sus resultados parezcan de trascendencia mayor que la que | 190 j corresponde á quien ni tiene ni pretende tener fama de químico con- sumado. Hay una leyenda que atribuye al descubrimiento de la prin- cipal propiedad de las lentes convexas; que fueron el orígen del mi- eroseopio, 4 un niño que jugando con una bola de cristal notó que ampliaba las dimensiones de los objetos. Así polrá suceder que con vuestraycooperacion, resulten de mis observaciones algunas deduccio- nes importantes para la climatología, ó llegue 4 colocarse la cuestion en un terreno más práctico desde donde pueda esta ilustrada Corpo- racion dar el valor de un desenbrimiento útil á lo que ahora solo puedo presentar como una serie de observaciones que necesitan ser confirmadas con nuevos experimentos y completarse con estudios coín- parativos en otros climas. ”—[ V. págs. 191 y 192]. DISCURSO DE CONTESTACION.—Nombrado el Sr. Sauvalle por el Presidente de la Academia para contestar al Dr. Finlay, se expresó de la manera que sigue: ; " Suñorrs:—Designado por nuestro digno é ilustrado Presidente para contestar al discurso inaugural de un nuevo compañero, el Dr. D. Cárlos Finlay, he dado al aceptar el cometido, una prueba inne- sable de acatamiento y sumision al Reglamento que nos rige; puesto que me veja llamado á analizar un- trabajo relativo á una materia científica enteramente nueva para mí. Para desempeñar lo mejor po- sible la tarea que se me encomendó, he tenido que hacer de momento estudios que hubieran requerido muchos meses de constante aplica- cion y tanto más difíciles cuanto que no me era posible hallar en la Habana ni libros que pudieran auxiliarme, ni profesor alguno que se hubiera, dedicado, sino de un modo muy indirecto, al asunto que ha - servido de tema al Sr. Finlay para su discurso. El trabajo que presenta el nuevo académico versa sobre la alca- [Corresponden estas notas á la página 192). (1) Las diluciones de ácido sulfúrico monohidratado empleadas en estos ex- perimentos fueron las siguientes: : 12 En los experimentos 21 hasta 32, ácido puro con agua destilada en canti- dad suficiente para que 100 centímetros cúbicos precipitaran 5 centígramos de clo- ruro de bario: —equivale á 0.000225 gramo S03 HO por centímetro cúbico. 2% En los experimentos 33 hasta 48, habiendo obtenido del laboratorio del Sr. del Valle un frasco del licor alcalimétrico de Gay Lussac (que representa 0.1 gramo S0*H0 por centímetro cúbico), diluí 2,8s cent. cúb. de este licor en agua destilada hasta completar 1000. Cada cent. cúb.=0.000288 g. S03 Ho. (2) Las fracciones de la última columna de esta tabla, en la parte correspon- diente á log experimentos 21 hasta 32, son calculadas por los datos obtenidos con £ctido'0:000285 por medio de la proporcion 2887235. id: -191 E. Or A Er] Ll [map uv Í6 OL o mdógas | 08 9TT = SLU UIT ATT 9 pp Y RL Reir | IE a: 6T A A e do A O O e e ll BR TL a AO 0 AA ARS a Y Tr us cel | 6 174 $9 pe ER Zo “A “1 Lo 194 HEY 6 | e 174 .s | OT O 151 000 MEN q IIS UR 0 E A OS A A O o A A a+ 18 1 04 JA UN o E 5 1 O A cas e O a o E PI HH =- 86 | ¿Bi 80 dears 8 ana o. E Co b el Lt. =. ste | Teo “ij 91 al S. MNAE DE aL alos +80. tE a E Per E E 16 e F TI O RG Sralente 8 amm. e AS Ha 01q94 “ | 01 61 = quee 2.160 Ecol faz pRET | ST 2 a. 8. 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Agosto 31.—Habana.......- IES PRETO 5 $ -s (309) Mínima. Noviembre 14.—Habana..... 1,1961 20 15432 A d, A (279) Las cantidades de amoniaco (NH;) encontradas por otros autores son: ARA A > A > de (159) A E A 3.3 ¡ER O EAS 1.3 linidad del aire, cuestion físico-química de sumo interes para todos y que pudiera ademas suministrar datos nuevos y de gran importancia para la climatología y la patología endémica de nuestro clima tropi- cal. A una casualidad, segun nos informa el Dr. Finlay, debe el ha- ber descubierto este fenómeno, Trabajando un dia con el microscopio vió con sorpresa formarse una cristalizacion en uno de los vidrios al evaporarse una gota de ácido clorhídrico. Este hecho no escapó á su espíritu observador; y pronto conoció que lo que tenia á la vista eran cristales de hidroclorato de amoniaco, deduciendo de esto que para que se saturara esa cantidad de ácido era preciso que en la atmósfe- ra se hallase una proporcion de álcali mayor de la que hasta entón- ces se habia sospechado. Siguió con perse verancia sus experimentos durante 13 años, y ha venido hoy á comunicaros el resultado de sus largos estudios. ? Scheele fué el primero que anunció la presencia del amoniaco en el aire; pero en su opinion era una sustancia accidental procedente de la descomposicion de materias animales. De Saussure confirmó es- tas observaciones de Scheele. Fressenius probó despues que el amo- niaco se hallaba en la atmósfera en estado normal; y no hace mucho el mismo Fressenius, Groeger, Kemp, Jorge Ville y otros trataron de investigar la proporcion de amoniaco que contenia el aire. Este últi- mo, operando con el bicloruro de platina en un volúmen de aire que pasaba de 55,090 litros, obtuvo tan solo una proporcion insignificante representada por veinte y dos mil millonésimas partes; pero los quí- micos alemanes habian hallado una cantidad mucho mayor cuyo tér- mino medio equivale á 153 milésimas partes, en peso, de amoniaco por 1.000,000 de aire. Liebig descubrió el azoato de amoniaco en el agua de las fuertes lluvias de turbonadas, atribuyendo la formacion de esta sal á la ac- cion que ejercen las chispas eléctricas en el aire cargado de humedad, 194 Jas cuales en sutrayecto descomponen el agua; el oxígeno forma en- tónces ácido azoico mióntras que el hidrógeno al combinarse con el ázoe del aire produce amoniaco. La precipitacion de esta sal amoniacal explica la influencia fevorable que tienen sobre las plantas las fuertes lluvias acompañadas de descargas eléctricas. Asimismo, teniendo en cuenta la enorme masa de nuestra atmósfera, se comprenderá fácil- mente cómo á pesar de la proporcion ínfima de amoniaco que se des. cubre en el aire, sea esta suficiente para suplir á las plantas el áZOe que necesitan. Los primeros experimentos del Dr. Finlay se hicieron con papel de tornasol rojo, los que le suministraron desde luego pruebas eviden- ¿es del exceso de álcali que se halla en nuestra atmósfera; pero con este método no podia comparar con precision la alcalinidad relativa de un dia con otro. Imaginó entónces un aparato algo parecido á uno de los que se emplearon para determinar la cantidad de ozona y de ácido carbónico en la atmósfera. Con este sencillo aparato hizo en el transcurso de 13 años un sin número de experimentos, pero por des- gracia en uno de sus viajes se perdió una parte de sus apuntes. Sin embargo, acompaña hoy el resultado de 48 experimentos, todos he- chos en varias épocas, en distintas estaciones del año y en diversas. horas del dia y de la noche. De estos experimentos deduce: 1% Que la atmósfera de la Habana es alcalina constantemente y con exceso si se compara con la proporcion que se halló en Europa: por diferentes químicos; 22 Que dicha alcalinidad alcanza su mínimum en los meses de invierno, Noviembre, Diciembre y Enero, despues de los cuales au- menta progresivamente hasta llegar á su máximum en los meses de estío, Junio, Julio, Agosto y Setiembre; 32 Que la alcalinidad es mayor durante el dia, aumentando con la temperatura y la humedad úe la atmósfera así como poco ántes de las fuertes turbonadas de verano; 42 Que disminuye en las horas de la noche y cuando se despeja la atmósfera despues de copiosas lluvias y descargas eléctricas; + 52 Que la causa de esa alcalinidad no parece consistir en la pre- sencia del amoniaco simple, pero sí en la de un alcaloide volátil per- teneciente á los amoniacos compuestos; 6? Y ultimamente que, si sus experimentos cuantitativos mere- cen algun crédito, la alcalinidad del aire en la Habana seria 33 ye- ces mayor que la que corresponde al máximam hallado po el quími- co Kemp. . 195 Varias circunstancias anómalas hacen sospechar al Sr. Finlay que la alcalinidad atmosférica observada por él debe atribuirse 4 41 guno de los alcaloides volátiles que presentan gran semejanz: amoniaco simple en sus diversas reacciones. _No se puede negar que el método últimamente empleado por el recon el Pl + Dr. Finlay para calcular la alcalinidad ¿del .uire es tan sencillo como ingenioso y que la larga serie de minuciosas observaciones que ha he cho dan un gran peso á sus conclusiones; pero es de sentirse que cál- culos tan interesantes no hayan podido comprobarse ó rectificarse por medio de una análisis química exacta. Algunas de estas conclusiones estan basadas solo en inducciones, y por más que parezcan acertadas no pasan de ser una hipótesis como lo indica él mismo al manifestar que la alcalinidad de la atmósfera pudiera provenir de la presencia no del amoniaco simple sino"de alguno de sus alcaloides. Bien es verdad que los trabajos á que se han dedicado durante años hombres eminentes de Europa para demostrar la existencia de la ozona en el aire, hacen ver cuán difíciles y dudosos son los expe- rimentos de esta clase. "Descubierto este gas en el año de 1840 por Schoenbein, á pesar de haber sido estudiado con constancia y empeño por químicos de gran talento, su existencia veinte años despues era aun tan hipotética que en 1855 la Academia de Ciencias de Paris nombró una Comision"de su seno para decidir si la ozona existia en realidad ó era una ilasion física y química. Una circunstancia que ha llamado mi atencion es la coincidencia de ciertas observaciones 0Z0no- métricas con las de la alcalinidad de la atmósfera. En unas y otras la actividad es mayor en los meses de estío que en los de invierno y au- menta con la humedad de la atmósfera. De estos hechos se pudiera tal vez deducir que tanto una como otra tienen una correlacion direc- ta con la electricidad; pues es bien sabido que en Europa lo mismo que en nuestra Ísla, la electricidad del aire es mayor en verano que en invierno y cuanto más impregnada de humedad está la atmósfera Al enterarme del discurso del¿Dr. Finlay me propuse repetir sus | “experimentos, no para verificar la exactitud de ellos, sino para des- cubrir si habia "alguna marcada, diferencia"en lu atmósfera de Regla y Guanabacoa comparada coníla del Cerro. Once experimentos hechos en Regla en los dias 12, 13, 14 y 15. | de Setiembre, en diferentes horas "del dia, me han dado por término medio, segun se ve en el estado que acompaño, 1,201, equivalente á 1.43 gramos de ácido 6 0.50 centígramos de amoniaco por cada me- ¿ro cúbico de aire, Ó sea casi tres veces más que la proporcion halla- T. Ix.—26. 196 da en el Cerro por el Dr. Finlay y 100 veces más que la qne indicó Kemp. Solo dos experimentos pude hacer en Guanabacoa el dia pr en la casa calle de Candelaria número 24. Murcaba el barómetro 155 47; el cielo estaba cubierto y con indicaciones de una turbonada que se acercaba por ei Sur; reinaba aun el viento del N. E. que pron- to hubo de correrse al Sur. Bajo estas condiciones atmosféricas 0b- tuve por término medio 1,245. | La altura de la planta de esta poblacion es menor de lo que pu- diera suponerse, puesto que es tan solo de 38 metros sobre el nivel del mar, segun estudios hechos recientemente por el catedrático de nuestro Instituto, Dr. D. Benito Riera y el Dr. D. Ambrosio Gonza- lez del Valle. Llamará tal vez la atencion tan notable diferencia en- tre los experituentos hechos en. Guanabacoa y los que se hicieron en el Cerro, siendo el término medio de estos últimos 1,702 y el de aquella poblacion 1,245: pero pusaudo la vista por los cuadros com- parativos presentados por el Dr. Finlay, se verá que, por circunstan- cias especiales que no podeinos aun explicar, ha obtenido varias veces en diferentes épocas un grado de alcalinidad sumamente bajo, indica- do por la fraccion 1,2500, habieudo HNegado el máx'mum á 1,200 en el Cerro y á 1/78 dentro de la ciudad, por más que, segun verbal. mente me ha comunicado, nada en el estadode la atmósfera local po- dia haber hecho prever resultado semejante. Eliminando estos casos. anómalos y tomando la proporcion media 1,286 hallada por el mismo Dr. en los ocho últimos experimentos que hizo en el Cerro, calle del Tulipan, piso segundo, «desde el 23 de Agosto hasta el 192 de Setiem- bre, veremos que coineide proporcionalmente con la fraccion mayor 1,201 que representa la alenlinidad del aire de Regla y con la de * 1,245 de Guanabacos, comprobando así la exactitud de cada una de las tres series «de experimentos, puesto que, conforme con la teoría del.citado Dr., natural era esperar ménos alcalinidad en el aire puro del Cerro, como punto más elevado, y mayor cantidad en Regla que en Guanabacoa. Llevé más léjos mis investigaciones. Teniendo pre- sentes los admirables trabajos teórico-prácticos de Pusteur, quise cer- ciorarme de siuna parte de este exceso de amoniaco en nuestra atmós- fera se debia á la descomposicion accidental de materias animales ó ála presencia en el uire de vibriones ú otros animales infusorios. Con , este objeto hice ensayos cOn el ajre filtrado, es decir, haciéndolo pasar como indica Pasteur, por una capa espesa de algodon ántes de atraye- sar el liquido acidulado: pero la diferencia que noté entre unos y otros experimentos La sido tan insignificante, por no decir nula, que 197 he debido desechar esa hipótesis. Que hay en la Habana un exceso de amoniaco en el aire no parece ya dudoso, siendo probable que este fenómeno se extiende á toda la Isla $ á lo ménos 4 sus costas. ¡De dónde procede esta sustancia? ¿Es acaso el amoniaco un simple resi- duo de descomposición animal, ó será un producto normal que lu sá- bia y previsora naturaleza suministra á los animales por ser necesaria á la metamóriosis de los tejidos nitrogenados de too cuerpo vivo? — Los experimentos de*Milne-Edwards praeban que una pequeña parte de nitrógeno desaparece en el acto de la respiracion. ¿Qué aplicacion ha tenido este nitrógeno cuyo rastro no se vuelve á encontrar? Para llegar á la solucion de estas dudas reclamaré, como acaba de hacerlo el Dr. Finlay, la cooperacion de la Academia, y no dudo que se conseguirá este valioso concurso toda vez que abriga en su seno verdaderos y entusiastas obreros de los diferentes ramos de las ciencias que no dejaran de aprovechar la ocasion que se les propor- «ciona de explorar un terreno virgen y desconocido que podrá tal vez ofrecerles una remuneracion digna de sus trabajos, El sabio Bacon decia que el objeto primordial de toda ciencia habia de ser el enriquecer á la humanidad con descubrimientos útiles. En una Corporacion compuesta en su mayor parte de médicos, no se ocultará á ninguno lo que el fenómeno atmosférico que se seña- la, puede encerrar de verdadera utilidad para la terapéutica y profi- láxis de tantas y tan graves dolencias que afligen á la humanidad en esta Islu. ¿No seria posible que el exceso de amoniaco ó de sus sales que existe en muestra «atmósfera nos permitiera un dia explicar la causa de algunos síntomas predominantes en varias enfermed>des en- -démicas y epidémicas en nuestro climaf El Dr. Blair en su informe sobre la fiebre amarilla en la Guaya” na inglesa, lama con especialidad la atencion sobre el estado amonia- cal del aliento, de la sangre y de las materias arfojadas por los que se hallau atacados de esta enferme lad. Herepeth descubrió carbonato de amoniaco en la sangre de los coléricos. Tanto Ererichs como Litz- mann indicaron su presencia en la uremia óencetalopatía urinaria, lle- vando una de las formas patogénicas de esta enfermedad el nombre de ““amoniemia,” que recibió de Jaccond. Cuando el amoniaco se introduce con exceso en el organismo hu: mano se presentan, dice el Dr. Richardson, síntomas que sin titubear se clasificarian como de tifoideas. La lengua se pone morada y seca: hay movimientos involuntarios de los músculos que varían desde el temblor hasta violentas convulsiones; se nota insensibilidad; la vista se 198 oscurece, y finalmente, cuando no se logra dominar la enfermedad, sobreviene la muerte por coma. La sangre se ennegrece y permanece fuida; las membranas serosas se cubren de manchas petequiales; y en un experimento hecho en un perro al que se hizo absorber sulfuro de amoniaco, se formaron ulceraciones á lo largo del conducto alimenticio: En casos de tífus verdadero se notan señales innegables de la presencia del amoniaco en cantidad excesiva. , Llamado el Dr. Richardson para asistir á un niño atacado de tí- fus. afirma que el aliento era tan amoniacal que, aplicado á un vidrio de microscopio humedecido con ácido, se formaban cristales de cloru- ro le amoniaco y volvia azul el papel de tornasol rojo, presentándo- se ademas todos los síntomas de un envenenamiento alcalino. Si este descubrimiento es de sumo interes para el médico, no lo es ménos para los agrónomos; pues la coincidencia de existir en el aire una cantidad wás pronunciada de álcali precisamente en aque- llos meses en que es mayor la actividad de la vegetacion, será para estos últimos objeto de observaciones y estudios nuevos que reporta- rán utilidad á la agricultura. El discurso del Dr. Finlay no es solo un trabajo curioso, es ade- mas d> verdadero interes para la ciencia. El autor hace su entrada en esta Academia por una senda nueva, de él solo conocida: desde su primer paso en ella se coloca al lado de los que se han distinguido por sus producciones útiles y originales. Á pesar de su extremada modestia y de olvidarse de sí mismo para ceder á otros el mérito de este descubrimiento, la justicia exige que al César se dé lo que es del César; pues si bien es verdad que Scheele, de Saussure, Fressenius, Groeger, Kemp, Oasaseca y muchos ctros habian señalado con ante- rioridad la presencia del amoniaco en el aire. él es el primero, el úni- eo que ha revelado el exceso de alcalinidad que predomina en la at- mósfera de esta Isla comparada cón la que se ha notado en Europa. La perseverancia y amor al trabajo de que ha dado prueba el Dr. Finlay, llevando á cabo una larga serie de experimentos útiles, nos hace comprender que no es necesario estimular su celo, ni recor- darle las obligaciones que le impone nuestro Reglamento. El nuevo socio de número no puede ménos que ser acogido con beneplácito y cordialidad por la Real Academia de Ciencias médicas, físicas y natu- rales, cuyo primer objeto es propender al adelantamiento y propaga” cion de las ciencias, y que, así como combate con energía y estigma- tiza el charlatanismo, patrocina y abre sus brazos á los que volunta- riamente traen su óbolo para contribuir al grandioso edificio que ha- ce años está levantando el mundo científico. 199 "Lr.SG) OMampIeq era -n][[ Opuezeuome 03191qn9 01919 (4 *N 03091 A 17.96) 0139u1Yaeq (03191q09-01919 “HF *N 03 cota] eez!1 cezl1 “VTOOVEIVNV Oo “GQ¿8G ) 01J9IOI8G (OPRA19]Y 9418 OP] "09:80, 01y9moueq sopnun;) *Opt1)]9 911 y CIEN 89.094 PRI EO UO1891 “OAP[() “EIAN]| “8 03091 A— 99,88) T91IJ9U0IQABQ UOISIIJ "“OPB31t9s9p 19q*y us osopugla¡e epeuoq un y, ; "e[29y 9p toxao Ánu 9 [e Opue3.1eosop *peuoq.n f, “sA8n]¡ ou oxad fea19ua epeuoqan y, "Epv110q1N] RUN ISOPUGILA y "S90UOLITQUN—“() 'S 03091 A —*M9] -9[ 3P O1109RA198() “GEL POLIJOMIQARA UOISOIA "SINOIDVAVISUO tozzlT taza! GL1'T G91/1 $L6T gualT L8T?T 02211 ez! YpLTU1 coz!t “0P108 [9p 9 UOo oxte [Pp Uown¡oA Jop uorodo1g 1 | OTS | ve $08 ha ez la lpcaóS ...... 0L+ | Z $082 [E] z l LT | 2 7 prin MEN RA APN 6vP G e .o.o.... GLI .rrssrsioss.n...nnpornn.r... Gpp 7 $02 ...... 0 cl ET e....s INÉS 7 18 e...» 31 rocosa lroorrsrssfors... C6€ od 108€ r.oo.s TI PI noe non soja... OLF el 18 9 roo... eT ron...» «+. .... GL€ | vd T€ | ...... Ez | nn... nr. [on e. .n..... ..... | OFFP | Z | 20€ ... 7 sososojonr.or.o oro... yLP | Z | TE ...... E nn. ponfronnnn.nsop...... Oty O Dis | Is “el gr | ar [aque (2281 "opeaidse (8820000907 (:137u99 ¿WO ap oormjpos opioy | exmpezoduoy, "“V"TDO= oqpoy | el o | “oy *Se10H “1 "SVHOTI TE BEY SS TEBCTOS EE Y ECUNT TAO 200 Nuevo CkMENTERIO.—Progreso de sus obras.—Breve resúmen | de las tareas de la Junta con varias reflexiones. — El Dr. Gonzalez del Valle (D. Ambrosio) se ocupó en este asunto, como á continua- cion se expresa: —$ 1. Inaugurada» las obras del Cementerio de Cris- tóbal Colon con la primera piedra que bendijo la Iglesia el 30 de Octubre de 1871, y celebrada 'la contrata de su circunvalacion,—ó » 4 primer lote del proyecto laureado. —prosiguió su fábrica con la visita $ de dos vocales que nombraba bimestralmente en junta el Gobierno k del Obispado, que inspecciona con regularidad y frecuencia la ejecu- ] cion, dando cuenta del progreso y de cuanto pueda importar á-laso- lidez, belleza y acabamiento que se fijan en los planos, presupuesto -y pliego de condiciones respecto 4 aquella parte que ho de guardar y cerrar piadosamente el vasto ámbito de lis sepulturas [1]. $ IL La Junta, segura de que los cimientos y zócalo seguian el descenso natural que el terreno lleva en direccion del Este al Oeste por una depresion sensible en su tercio posterior, —hácia el Poniente, —por donde corren en gran parte las aguas pluvinles, abrigó recelos de que los. muros del cerramiento, en aquellos puntos frontenizos_ al - N. y S. produjeran mal efecto, amenguando la belleza que se prome- tia alcanzar en los momentos de la ejecucion, y efecto mucho más sensible cuando el terreno en lo restante de las cuatro caballerías 'se presenta bastante regular y sin accidentes apreciables á la vista [2]. La Júnta discurria en este punto, no poco enlazado con-otró de trascendentes consecuencias, el de levantar más los muros del Ponien- te, para combinar provechosamente cos la explotacion de aquella zo- na de roca, el relleno de tierra indispensable para la desahogada profundidad de las sepulturas que se destinasen en aquella direccion [3]. a $ TIT. A la vez que adelantaba la circunvalación enmuros y pi- lastras, el Obispado y la Junta: instaban al arquitecto por la presen- -tacion del segundo lote para informar oportuna: ate del caso al Go- bierno Superior Político, Vice-Reul Patronato como lo tiene prevenido, y estudiar mejor la viabilidad y distribucion de sepulturas, objeto 1) Este lote se subastó en 93,339 pesos el 13 de Octubis e 1871. (5) Segun los estudios realizados y plano por curvas de nivel que obra en el expediente, la mayor altura del Cementerio sobre el nivel del mares de 38'39 me- tros al N. E. del trazado, y la mínima de 19'55 al X. O. del mismo. (3) El Sr. Monlau en su Higiene pública, edición de 1871,*. 1, pág 116, dice así respecto de los terrenos de los cementerios: “En caso doy e esidad podrá reme- diarse la naturaleza peñascosa ó pedregosa del terreno, echando encima un espe- sor adecuado de tierra friable ó permeable, cual he visto hacer en algunos cemen- erios.” 201 fundamental de todos los del Cementerio, si ha de satisfacer la insti- tucion las necesidades todas del presente y del porvenir. Y pedia la Junta el plan del segundo lote para tener conocimien- to de lo que se habia de realizar segun Jas modificaciones que reco- mendó el Jurado calificador de los proyectos arquitectónicos presen- tados en público certámen; porque traslucia la responsabilidad de la” más importante, y quizá la única obra que habia de corresponderá los deseos del ú¡bispado, y á la de tantos y tantos trabajos anterior. meute acumulados «por el Ayuntamiento, por la Junta que eligió el terreno y por el Jurado «. Tratábase del lote de las sepulturas todas, en que se habia de reproducir sobre el terreno la verdadera expresion social clasificada con todos sus matices; del proletario, del potentado, del párvulo, del _epidemiado, del supliciado, del pagano......... Actodos su lugar; des- de los. recintos sacerdotales, castrenses; cofradías, hasta fuera de ellos., Era indispensable el documento requerido, porque. se habian de consultar los desagiies convenientes por alcántarillas, caños, atarjeas con la experiencia tropical de nuestras lluvias torrenciales, como:-tam. bien señalar las plazas, calzadas, calles, osarios, hornos 'carner 108) Y espacio propio pura todos los edificios necesarios. $ IV. Y la constitucion geológica del terreno merecia detenida reflexion para la harto indicada explotacion de la roca y su relleno dé tierra, no ménos que para los desmontes y piedraplenes; roca que ocupa considerable extension, y se halla preponderante al poniente del trazado, reconocida por todos los que ántes y ahora han entendi- do en este asunto. Nadie ignora tampoco que la eleccion de estas cuatro caballerías fué aprobada por S. M. en 1867 á condicion de respetar las. zonas polémicas del castillo del Príncipe, y las de los fuertes proyectados sobre la loma de Jesuitas y las alturas de “Rosa de Aldecoa” sin que fuera permitido-adelantar el trazado de la Nue- va Necrópolis á Oriente, ni al Sur; y todo por no encontrarse otros terrenos más regulares y de mejores circunstancias en el radio juris- diccional de la capital. 9d SV. Surgia entre las materias más dignas de atencion la predo- minante y letal influencia que ejerce en la calal pública la utmósfera de los cementerios, para neutralizar y reducir y aniquilar sus oríge- nes: Y cuál otro remedio que el del arbolado, y de las plintas ab- - sorbentes, balsámicas y saueadoras de los aires?...... porque no solo urge alejar los cementerios de poblado y situarlos sobre terreno Ca- lizo. y elevado, orientarlos:y fijar la zona sanitaria respectiva; es no= 202 cesario todavia no olvidar que los cuerpos humanos en putrefaccion en este clima, ya por causa de las enfermedades comunes que les pri- varon de la vida, ora por males contagiosos desprenden efluvios y gérmenes morbíficos que, en alas del viento, se esparcen á grandes distancias con daño del vecindario, y más próximo de los empleados encargados de prestar este servicio y de los que concurren frecuen- temente á tributar 4 la muerte de seres queridos el último homenage de amor y de respeto piadoso. Todo el mundo sabe bien cuánto importa para vivir, respirar un aire sano, que no hay que confundirlo con su gran cantidad. Lo que conviene es que sea bueno y salubre. Se engañaria cualquiera al creer haber definido con solo el análisis químico del aire sus cualida- des higiénicas por las proporciones normales del ázoe, óxigeno, ácido carbónico y vapor de agua: ¡no! la atmósfera es un receptáculo in- menso donde se acumulan los gases y residuos de toda clase, bastan- te ligeros para flotar en ella, como el polvo y la tierra flotan en el agua, pues desde el más diminuto cadáver del infusorio hasta la más pequeña gota de pus desecado, como el pólen de las flores y los gér- menes de infeccion epidémica, descienden poco á poco sobre esta zo- na inferior donde el hombre se mueve y respira, á la manera que la tierra y el polvo descienden lentamente hácia el fondo de los rios y de las aguas. Pruebas experimentales sobran para satisfacerse de esta verdad; allí donde los hombres y los animales viven aglomerados, ya sanos, ya enfermos, como acontece en los grandes hospitales, el aire viciado entónces se carga de todos los miasmas, propagando á veces las más asoladoras epidemias. Y si esto es tan evidente ¿cuánto no habrá que decir de tantos y tantos cuerpos humanos entregados á la tierra des- pues de la muerte? | $ VI. A la buena policía de estos recintos hay, pues, que con- sagrar preferente solicitud, con la escogida plantacion de árboles, ar- bustos y plantas aromáticas, heliantos Óó mirasoles y flores que con pródiga mano la naturaleza nos brinda para su cultivo, escogiendo de aquellos vegetales los que, sin destruir los sepulcros por sus raices, faciliten la libre ventilacion, y desinfecten y purifiquen la atmósfera del Cementerio. Así la Junta, con el voto consignado en la memoria del Ayuntamiénto, y que sigue el autor del proyecto laureado, juzgó imprescindible proceder á la siembra de los pinos silvestres, pinos ci- preses, sauces y sabina cimarrona, Podocarpus angustifolis, y el gi- gantesco Eucaliptus globulus, el eminente purificador,-lográndose de 203 este modo regenerar el aire, cireulando por entre las menudas y pe- reunes hojas, en que filtrándose la-luz á la vez, se opera en parte por el exceso de oxígeno y del oxígeno electrizado la transformacion el alre corrompido que esparcen las tambas, en aire puro y salntífero, convirtiendo la humedad telúrica;-—siempre dañosa en estos luvares, —en la benigna humedad atmosférica, por sus raices y por sus hojas nh]. $ VII. Para tan complexos estudios, ya en el órden científico como en el administrativo, la sensible renuncia del Sr. Coronel PD, Francisco de Albear hizo llamar al seno de la Juntá un iwvé- niero de reconocida suficiencia, y á peticion del Gobierno eclesiós- tico fué designado por la Subinspeccion del Cuerpo de Luesntros con aprobacion de la Autoridad civil, militar y eclesiástica, el e Coronel D. Gustavo Valdes, quien, compartiendo con la Junta y el Obispado las tareas comenzadas, informó con planos y con el más concienzudo juicio cuanto se referia á los puntos confiados Á sn evife- rio facultativo, mereciendo un voto de gracias de la Junta, 4 la par que la aceptacion:unánime del Jurado «ealificador reunido al efecto, expresando que el informe y planos del Sr. Valdes se ajustaban al voto emitido, y que aprobó el Gobierno vido el Consejo de Adminis- tracion, con las modificaciones recomendadas, y á las que se prestó el arquitecto laureado que volvió á dirigir. la construccion de la planta cementerial. t*ormados el pliego de condiciones y presupuesto de la obra se subastó el segundo lote el 26 de Junio próximo pasado, quedando la contrata por el maestro de obras D. José de Vega y Flores, el mismo que se ocupa en la circunvalacion general y de la particular del re- cinto de los,epidemiados y de los que fallecen fuera de la comuuidad de la Iglesia [2]. a $ VILL Pensábase tambien á principios del año, á la par que en la obra de las cercas, en acudir al inexcusable servicio de enterramien- tos, por ir escaseando en el Cementerio de Espada los nichos, ó se- pulturas al aire, que se consintieron allí temporalmente por no haber espacio disponible en sus patios. Urgia el caso y se proyectó y-se (1) A la activa absorcion de los principios azoados, no ménos que á la rápi- da vegetacion de los mirasoles, se debe la última circular dgirigida á los prefectos del territorio francés, disponiéndose que, con motivo-de la defectuosa y precipita- da sepultacion de las víctimas de la guerra, y para impedir el desarrollo de enfer- medades pestilenciales, se eche sobre las fosas una capa de tierra—montículus-— de 0'50 metros de altura, regando y sembrando con profusion semillas de girasoles. (2) Esta planta se contrató en 90,500 pesos. T. IX—27. » 204 acometió la edificacion de una extensa galería de sepulcros subterrá- neos, de cien metros delongitud, con tres órdenes de sepulturas sobre- puestas de Este á Oeste, en uno de los cuarteles del N. E. en que está distribuida la planta del Nuevo Cementerio de Colon [1]. Allí se encierran bajo una prolongada bóveda comun quinientas cuarenta y cuatro sepulturas que conservarán en su silencioso alber- gue á los cuerpos humanos que fueren, libres de toda profanacion, con los símbolos, epitafios, coronas y flores fúnebres, y la luz ardien- te, emblema de la esperanza, de la inmortalidad del alma y de la glo- ria eterna: et lux perpetua luceat ets! tal como se observaba en las catacumbas, en la Edad Media, y como es de rito santo el seguir ha- ciéndolo. Estudios de ventilacion y de luz por medio de torrecillas y cris- tales, pórticos, ornamentacion artística adecuada, y una tendida y có- moda escalinata para conducir los cadáveres á los sepuleros, todo es- to completa en el conjunto una obra debida al consorcio de la ciencia higiénica y del arte religioso. Este primer monumento del Cementerio demanda el nombre de uno de los más ejemplares modelos de misericordia y piedad, á fé de la historia sagrada; de aquel Tobías, que dedicó parte de su vida á cargar y enterrar los muertos con sus propias manos sin temor ni á la peste. Para monumento de tanta y tan heroica caridad ¿no pudiéra. mos ponerle el título de (Falería de Tobías? Tambien con este sistema de sepulturas se evita que la accion directa de la atmósfera, lluvias, sol y vientos resquebraje los tabiques y mezclas, como acontece con los mal sanos nichos aéreos, dando sali- da á los gases pútridos por su accion expansiva y deletérea, Así y todo la Higiene, siempre vigilante y cuidadosa, cuenta con los mejores recursos de policía cementerial........ . A falta de tierra debe echarse sobre los cadáveres, ó sobre el suelo de estas sepulturas una capa de cisco, Ó serrin de madera mezclado con ácido fénico y cloruro de cal, para que á la vez que se extinga por este todo olor desagradable— hidrógeno sulfurado, fosforado, carbonado, el amoniaco $.,—el ácido fénico mate los gérmenes, insectos, Ó átomos vívidos que engendran y propagan las enfermedades epidémicas. Y ocasion sea esta, la más propia, para no confundir, ántes bien distinguir muy. mucho los dos géneros de emanaciones á que dan lugar las materias orgánicas en descomposicion: el uno sensible al olfato y apénas nocivo en pequeñas (1) Cuesta esta obra á los fondos del Cementerio, segun ajuste, 49,000 pesos. 205 dósis—gases mefíticos;—el otro inodoro, impalpable é invisible, pero muy dañoso, dotado de una especie de vida y una fatal movilidad en su diseminacion. Estudios contemporáneos nos inclinan, pues, á recomendar y á utilizar simultáneamente el cloro y el ácido fénico para esta clase de desinfecciones con ocasion de las supulturas [1]. $ IX. No obstante la premiosa necesidad de adelantar en las vias de ejecucion, la cerca general del cementerio avanzaba presen- tando una elegante y severa perspectiva con los lienzos de pared le- vantados á la definitiva altura de tres metros, con la cruz de la reden- cion debajo, de relieve en su centro, alternando de tres en tres pilastras con el sólido y emblemático enverjado coronado de llamas figuradas en hierro fundido, todo conforme con los diseños discutidos y aproba- dos por el Jurado, donde prevaleció, con el pensamiento de la solidez, economía y guarda de este asilo, el de evitar al espectador la monoto” nía de una continuada reja. Sin desviarse la edificacion de su programa conocido; ya hoy se cuentan construidos los macizos, combinados en gran parte con el en- verjado por los lados del Norte y Sur y del Este del trazado, pero paralizada esta obra al Poniente por una lometa que se está rebajan- do, como en significacion de más estudio práctico ó de tregua para ha- cerlo. Se vió cuanto importara alzar más el muro de los cimientos para terraplenar bien aquella zona destinada á los cementerios de los epi- demiados y de los que fallecieren fuera de la comunion católica; por- que bien pensado el caso, es más realizable, pronto y económico, que entablar la explotacion costosa de toda aquella roca, donde al cabo habian de cubrirse con tierra los vacíos, dando por resultado un mayor desnivel del que hoy existe y que debe remediarse. Determinado el rectángulo por los cimientos construidos, tene- mos una superficie murada de 819 metros en cada lado del Yorte y Sur y 628 en el Este y el Oeste; y quedando fuera de él terrenos ex- uberantes adquiridos para el establecimiento, bien puede llevarse de ellos tierra, como tambien de los desmontes y de las galerías, para acudir con ella al Poniente del trazado, á cuyo fin podrian utilizarse (1) Las fórmnlas que Mr. Dumas ha dado á la Administracion municipal de Paris, estan fundadas en estos principios: desinfectar y sanear son dos cosas dis- tintas. Si se quiere obtener este doble resultado, es necesario emplear á la vez el ácido fénico y el cloro.- -(Figuier.—L'année scientif. 1870-1871). El mismo sabio, secretario perpetuo de la Academia de Ciencias, con motivo de la discusion provocada,por el sabio astrónomo Mr. Faye sobre al poder químico de los desinfectantes, expuso que los empleados de las pompas fúnebres tenian la órden de usar el ácido fénico en los casos de enfermedades epidémicas, 206 las horas francas de los que prestan el servicio de recoger y conducir cadáveres de las parroquias con sus bestias y unos carretones desti- nados al efecto. Continuaré comunicando á la Corporacion el progreso y mejoras que ocurran en la ejecucion de esta grandiosa obra, á que se viene consagrando el Gobierno eclesiástico con su Junta de Cementerios de 1871. TRABAJOS DE -AMUSSAT.—Continuó el Dr. Castellanos la lectura de los trabajos quinérgicos del Dr. A. Amussat, ocupándose en el presente capítulo de la galvano-cáustica química, Ó sea la escarifica- cion de los tejidos por la accion química de la electricidad, cuyo me- canismo se explica con toda claridad y se refiere un caso en que fué aplicada para la destruccion de un cancroide ulcerado del labio infe- rior y en que la curacion fué completa:—si se hubiera empleado la salvano-cáustica térmica, se habria producido un hundimiento bas” tante profundo allí donde por medio de la electrólisis mo quedó sino una pequeña depresion;-la ablacion con el cortador valvánico es más pronta y ménos dolorosa. pero la cicatrizacion se hace esperar más tieimpo.—La galvano-cáustica química data de 1828 y se debe al Dr. Fabré-Palaprat, habiéndose hecho en 1831 su primera aplicacion á la destruccion de Jos tumores.-—En otro caso de sarcocele encefaloideo. operado con la galvano-cáustica térmica, como método más seguro de evitar las hemorragias, la erisipela y la pioemia, veintidos meses des- pues gozaba el sujeto de una excelente salud, sin indicios de recidiva: Débeanse á Middeldorpff las condiciones instrumentales de este pro- cedimiento, que posteriormente han empleado tambien con buen éxi- to gran número de cirujanos distinguidos. OsqueotoMía.—Leyó por último el Dr. Babé una observacion de osqueotomía practicada en la mujer, con motivo de un elefantiasis monstrugso, por el Dr. D. Enrique Dumont, socio corresponsal de la. Acídemia y médico cirujano del hospital de Lares, en Puer- to Rico, sostenido por dicho profesor.—He aquí el extracto del caso á que se refiere: D? María Salomé y Megía, de 35 años de edad, casada, nacida en el barrio de Piedras Blancas, jurisdiccion del Pepino [ Puerto-Ri-- col, bajo la influencia del frio húmedo sobre el euerpo cubierto de sudor y desabrigado, padeció de erisipelas, segun el lenguaje vulgar. Dicha enfermedad produce hipertrofia de los tejidos y derrame de -linfa coagulable y coagulada en proporcion de la antigúedad del de- pósito, que es blando en el centro del tumor por presentar ménos 207 tiempo. A medida que se puso más grueso, se hicieron más raros los ataques periódicos, en los cuales influia la accion lunar. Tenia diez y siete años de haber aparecido y alcanzaba al suelo, cuando sobrevi- no una gangrena espontánea, separándose la mitad del tumor pa- ra dejar una cicatriz blanca al cabo de algunos meses, desarrollán- dose de nuevo hasta llegar á los tobillos. Ofrecia entónces el aspecto de una enorme pera, de consistencia dura. La vulva se hallaba situa- da sobre la cara izquierda del pedículo, y el conducto vaginal pro- longado por otro conducto adicional debido á la traccion hácia abajo de los tejidos anteriores en las paredes de la vagina. La mucosa de es- ta, blanca por el tejido indurado que cubre, á consecuencia de la com- presion de los vasos por las mismas infiltraciones serosas. Utero nor- mal. Presencia de tubérculos blancos y de color azul al nivel de la comisura posterior de la vulva. -— Seis partos sucesivos con aumento del tumor en cada embarazo. Seis meses ántes de la operacion pesaba 37 libras, y medía: la circunferencia del pedículo, 81 centímetros; la circunferencia del tumor al nivel de su parte más voluminosa, 67 cen- tímetros; su longitud desde la espina del púbis á su extremidad infe- rior, 87 centímetros; en su parte inferior desde el perineo, 57 centí- metros; desde la espina del púbis hasta la parte inferior del gran la. bio derecho, 19 centímetros; longitud del gran labio derecho, 9 cen- tímetros. —Enfermedades que ha padecido la enferma durante 15 me- ses de observacion: ataques nerviosos como de aura epiléptica; ata- ques de gota cerebral, de disentería; neuropatía por anemia profun- da; ninguna complicacion de edema ni de elefantiasis de las extremi- dades. —Método operatorio é instrumentos: cuchillo interóseo para hacer la trasfixion del pedículo y separar los colgajos; garras-finas de Vidal para la hemostasia provisoria; cauterios actuales para la mis- ma; aplicacion de un torniquete compresivo;—emplear poco tiempo en separar el tumor, lo que se hizo, en cuatro minutos; pero mucho en la hemostasia;-compresion del tumor en toda su masa, como para redu- cirlo.—Dos colgajos dibujados primero con nitrato de plata y corta- dos segun la línea que se trazó con un cuchillo corto. Puncion del pe- dículo y colgajo externo cortado segun el dibujo. Hemostasia de es- te colgajo con garras-finas y pinzas de resorte. Seccion del 2% colga- jo con el cuchillo interóseo. Hemostasia, diseccion, ligadura, sutu- ra. Curacion en 25 dias.—El Dr. Dumont acompaña su memoria de una fotografía de la enferma ántes de la operacion. 208 Esrubio QUIRURGICO ¿DE LA RETENCION DE ORINA. —Discurso 1n- augural del Dr. D. Juan Manuel Babé. (Finaliza.— V. Anares, t. LX, pág. 162). Puncion recto-vesical. -Inventada por Fleurant, cirujano de la Caridad de Lyon, en 1750, fué objeto en 1782 de una Memoria lau- reada por la Academia de Cirucvía de Paris, en la que Camper la presentó como el método que debia emplearse para combatir las re- tenciones de orina. Su campo operatorio es el espacio angular que dejan entre sí las vesículas seminales, dirigidas oblícuamente de atras hácia Jlelan- te y de fuera adentro. En el estado normal, el recto se halla íntima- mente unido á la vejiga en dicho punto; pero cuando esti última se distiende notablemente. las relaciones de los órganos cambian más ó ménos. Si por una causa cualquiera “la "próstata ha adquirido un vo- lámen considerable, la vejiga, "en vez de internarse en la pélvis, se 1 eleva por encima del pábis, y el cirujano en la imposibilidad de al- canzar con el dedo el límite superior de la próstata, procede sin guía . seguro. opera al azar, por decirlo jasí, corriendo el peligro de abrir el peritoneo, que desciende bastante por detras de la vejiga, si intro- duce el instrumento demasiado léjos, y el de atravesar la próstata y aun quizá el cuello de la vejiga sin penetrar“ en ella, si el trocar no es llevado á bastante profundidad. Consignados estan en la ciencia numerosos hechos que lo atestiguan, así como registra en sus anales otros muchos en que la punta-del trocar se ha deslizado entre el rec. to y la vejiga, haciendo inútil la operacion. Aun en los casos en que el dédo introducido en el recto, traspa- sa el bajo fondo de ¡la próstata,” sirviendo de guia al trocar, la más leve desviacion lateral del instrumento traeria” consigo la herida de las vesículas seminales. Ñ La puncion recto vesical expone, dice Velpeau, á abcesos y fís_ tulas, siempre graves y de muy difícil curacion. No es raro, en efec, to, ver en los casos más afortunados, lespues que se retira la cánula- escaparse la orina por el recto, al mismo tiempo que por la uretra. La fístula vesical, accidente comun á todos los procederes de pun- cion, se presenta más particularmente en la que nos ocupa, por el poco espesor del tabique recto vesical y por estar las dos aberturas e O 209 de la herida, bañada la una constantemente por la orina y en contac- to la otra con las materias fecales. Ademas, cuando por un motivo cualquiera la contraccion de los planos musculares de la vejiga no basta á vaciar por completo este recipiente por la uretra, despues de restablecida su luz, la orina pasará en más ó ménos cantidad por la fístula, contribuyendo poderosamente á su sosten. Y no es solo la in- comodidad que ella acarrea su único inconveniente: el paso de la ori- na al intestino puede determinar una inflamacion más ó ménos aguda Y de la mucosa intestinal, seguida á veces de accilentes graves y aun de la muerte. A. Cooper cita un caso en que esta fué debida á la desorganizacion del recto. Júzguese de los riesgos que correrja el en- fermo, si, lo que es más raro, las materias fecales pasaren á la vejiga. Para prevenir la fístula y con ella las trascendentales conse- cuencias á que pudiera dar lugar, han propuesto algunos cirujanos retirar la cánula, tan luego como se ha vaciado la vejiga, y repetir la punción cuantas veces sea necesario, hasta restablecer el curso de la orina. Esta práctica, ademas de multiplicar el número de cystocenté_ sis, en ocasiones de una manera increible, ofrece un grave peligro: en efecto, continuando la secrecion urinaria, la vejiga se llena más ó ménos pronto, y la herida vesical, causada por la primera puncion, se abre por la distension de sus bordes, permitiendo á la orina infil- trarse en el tejido celular. A pesar de los buenos resultados obtenidos por algunos ciruja. nos, á beneficio de la puncion recto-vesical, puede verse no obstante, en la estadística de Mondiéres, la justicia de las objeciones que se le han hecho. En 28 casos de que nos habla dicho profesor, encontra mos 19 coronados por el éxito, 3 seguidos de fístulas persistentes, 3. de infiltracion de orina, 3 de abcesos y 2 de muerto. Bastan estas Cl- fras para evidenciar la frecuencia de los accidentes que ocasiona la operacion. e Aun en los casos felicés no está libre de inconvenientes: las mo- lestias inseparables á la irritacion producida por la presencia constan- te de una cánula en el recto, el tenesmo que ocasiona, la imposrbili- dad de estar sentados y de caminar que experimentan los enfermos, y lo difícil de la defecacion, deben añadirse á los accidentes serios que pueden complicar este procedimiento de paracentésis vesical. Puncion hipogástricu.—La puncion hipogástrica, de la que se han declarado abiertos enemigos Reybard, Vidal (de Cassis), Monod, De- marquay 4., y entre cuyos defensores se cuentan los no ménos € jp : 210 nentes Gerdy, Malgaigne, Sedillot, Richet 4., fué ejecutada por pri- mera vez en el Hótel Dieu en 1701. A Mery corresponde la gloria de haber utilizado la via, abierta 136 años ántes por el ilustre Franco para la extraccion de los cál- culos, sirviéndose de ella como medio de dar salida á las orinas. La operacion, sin embargo, no entró definitivamente en el dominio de la práctica hasta mediados del siglo XVIII, cuando Fray Cosme, céle- bre ya por sus trabajos sobre los diversos procedimientos de talla, perfeccionó su manual operatorio. | El proceder que nos ocupa ha sido atacado más vivamente que los otros de paracentésis vesical. Velpeau lo acusa de producir con más frecuencia la infiltracion de orina; pero si se consultan los hechos, veremos que de 55 casos citados por Mondiéres, ni en uno solo pudo referirse la muerte á tal accidente. Su posibilidad es innegable; mas al inculpar á la operacion, debe tenerse en cuenta el modo como se ejecuta. Muchas veces se retira la cánula inmediatamente despues de evacuado el líquido, y si bien,existen hechos en que esta práctica ha sido inocente, nadie podrá desconocer que ella predispone eficazmen- te á la infiltracion de orina. Algunos autores temen mucho la persistencia de la fístula oca- sionada por la cánula, y sin embargo los ejemplos son tan raros cuan” do la orina ha recobrado su curso normal, que la ciencia registra so- lo dos casos: uno de Civiale, que no nos dice las condiciones en que se hallaba la uretra, y otro de Richet. La observacion comprueba la facilidad con que se obliteran estos trayectos. Boyer los "ha visto cl- catrizados, dos dias despues de suprimida la cánula, en un enfermo que la guardó cerca de tres meses. Robin practicó la puncion en un mismo individuo seis veces en un año; prueba evidente de que la fís- tula se habia obliterado, y lo que es más, de su incontestable inocui. dad. Nick nos ha dejado la historia de un enfermo que durante doce años conservó una cánula en el hipogastrio; habiendo sido indispensa- ble practicar por dos veces nueva puncion, no obstante el interes de mantener la fistula. Admitida, sin embargo, su posibilidad ¿no es mu- cho ménos grave una fístula hipogástrica que una recto-vesical? Ea estos últimos años ha insistido Voillemier en atribuir á la puncion supra-pubiana trastornos de la miccion, orígenes de serios accidentes, cuyos trastornos se deben á adherencias de la cara antel, rior de la vegiga á las paredes abdominales, las que impiden á la ve-- tiga volver sobre sí misma hasta vaciarse por completo. Si se tiene en cuenta que el peso constante del líquido y la contraccion vesica 211 tienden siempre á dirigir el órgano hácia la pequeña pélvis, veremos cuan raros deban ser estos casos. Por otra parte, aun suponiendo ta- les adherencias bastante sólidas, no dificultarán la miccion, coloca» das como se hallan en la cara anterior de la vejiga; pues la fisiología nos enseña que la orina se expulsa *mediante la aproximacion de la cara posterior de la vejiga hácia la anterior, movimiento que no pue- den impedir las adherencias. Je Las dificultades operatorias y los peligros que para algunos ci- rujanos ofrece la puncion“hipogástrica en los sujetos muy gruesos, quedan obviados, si se sigue el consejo de Degnise: cortar la piel y el tejido celular hasta la línea blanca, introduciendo el trocar en la ino cision Al menor dolor que ocasiona, á la mayor prontitud y á la faci- lidad en su ejecucion, reune la puncion supra-pubiana la inapreciable ventaja de ser practicada en una region, donde el trocar no herirá en su trayecto Órganos importantes, cuya lesion daria lugar á consecuen- cias desastrosas. Solo pudiera ser herido el peritoneo, fácil siempre de evitar con algun,cuidado. Las experiencias de Pouliot han demos- trado suficienteménte la imposibilidad de herir este Órgano en las re- tenciones ordinarias de orina,'si la puncion se ejecuta á 3 centíime- tros por encima de la sínfisis del púbis: Ademas, basta pensar en la inocuidad, de las punciones abdominales en los quistes del ovario y en la ascitis, para comprender hasta qué punto se ha exagerado la gravedad de esta herida. Un accidente de más trascendentales resultados pudiera temer- se, cuando se practique la operacion demasiado arriba. Desde que la orina comienza á salir, la vejiga se contrae, dirigiéndose necesaria mente hácia el púbis, lugar en que se encuentran sus ataduras fijas, se desliza sobre la cánula, y si esta no es bastante larga, concluye por abandonarla y determina una infiltracion. Si para evitar este pe- ligro, se“hace la*puncion inmediatamente por encima de la sínfisis del púbis, entre los dos músculos piramidales, la corvadura de la cánula no halla espacio para acomodarse á la de la vejiga, y su extremidad, chocando contra su bajo fon lo, puede úlcerarse, y aun autravesarla, de lo que Sharp cita un“ejemplo.* La distension del recto por materias fecales favorece este accidente. Pales temores quedan alejados si se practica la "operacion en el lugar conveniente, máxime si despues de ella ó al cabo de 24 ó 48 horas, se sustituye á la cánula del trocar una sonda de goma; siendo deber” del médico, tanto en esta como en las demas "punciones, velar para que no se acumulen las materias fe- cales en el intestino, miéntras dura la permanencia de la cánula. La puncion hipogástrica es, pues, la más sencilla. Es prueba con- T. 1x.—28. 212 q : t eluyente de la simplicidad de su manual operatorio, haber ale eb comendada durante cierto tiempo en el hospital. de-San Luis 4/los en- fermeros, como lo consigna Berard [1]. J..L. Petit, al hablarode-e$- ta puncion, se expresa en les términos siguientes [2]: «Jamas heovisto «sobrevenir accidentes á consecuencia de esta puncion; yo.la-conside» «ro, por decirlo así, como una estocada enel agua; la he practicado á «menudo. y me asombro de que no sea tan usada como debiera.» «Yo «he practicado gran número de veces, dice .Sedillot, [3] la puncion «vesical supra-pubiana, y no dudo declarar que es una operacion! ap «simple, muy eficaz y muy inocente.» La misma fístula hipogástrica nos proporciona incontestables ventajas. cuando se trata de la cura tadical, pues puedé utilizarse pa- ra llevar á cabo el tateterismo retro-uretral, del que tan gran partido han sacado Guersant, Giraldes, Voillemier, Ohassaignac 9h a Los detractores de la puncion supra-pubiana la acusan de mo ser más que un paliativo; lo que agrozado 4 los muchos inconvenientés que la achacan, hace que para ellos sea preferible la uretrotomíá ex- terna. Yu hemos visto que esta última operacion no constituye siem- pre un tratamiento radical de la estrechez; pero aun así no dejaremos de convenir, en-que tal enfermedad queda vencida por un tiempo! más $ ménos larzo, durante el cual se alejan los peligros. de la retencion. Bajo este punto de vista, parece que debiera merecernos la: preferen- cia. Pero la uretrotomía externa, ademas de constituir una operacion tan difícil, que muchos, de, los inás hábiles cirujanos. no han: podido terminarla, es, como hemos visto ya, de éxito dudoso. La puncion de la vejiga, de simplicidad innegable, tiene siempre por resultado ¡nme- diato, lw salida de la orina, ofrece mucho ménos riesgo. que la, sección, de la uretra, el cual podyá disuinur en alto: grado, mas nunca hor, rarse completamente. Pura esto seria necesario, que formándose: fis-, tulas, la oriva encontrara por, ellas una fá. il salida; cásos ranos que! constituyen una de las indicaciones, de la, uretrotomía. En.las, reténs ciones producidas por estrechez, estamo viene á ser sino la causi pres; disponeute, uniéndose á ella otras condiciones mórbidas, que juegan» el papel de causas determinantes, á las que se debe la supresion total: de las orinas: tales son, entre otras, da inflamacion de la mucósa ure-! tral, la contracción espasmódica del canal: y hasta la misma disten» sion de la vejiga, de suyo tan poderosa. que-aun prescindiendo de tos, da estrechez, basta por sí sola para producir la retencion. Asentadas, Í 0) Bull. Soc. ads t. VILL, pág- £20: (2) (Euvres posth. 1774, Pel 1d es e (3); Médeciue opérat. 1866, vol. Ll, pág..580:. 010000 mn NQ. Br N 213 estas, premisas, fácil es deducir que la puncion no, solo alivia, rápida. mente al enfermo, sino que permite ganar tiempo, para estudiar Ja causa que “ha determinado la retencion, y elegir el mejor, medio, de combatirla; siendo suficiente en muchas ocasiones para restablecer el curso normal de la orina, y para que el cirujano triunfe de la estre- chez por medios más suaves. Así sucederia, por ejemplo, en los casos en que la iscuria se debiese á la distension de la vejiga, 6 4 una con». gestion inflamatoria de los Órganos urinarios. Circunstancias habrá en que por. no restablecerse la libertad del canal, sea preciso recurrir á la uretrotomía, multiplicándose así las operaciones. Estos casos son raros, y no debemos tomar como regla de conducta una excepcion; pero aun en ellos ¿no debemos pr bs practicar la puncion y la ure- trotomía en las mejores condiciones, á apelar solo á la segunda en el deplorable estado que nos ofrece un enfermo con una retencion de orina completa, cuya vejiga asciende hasta el ombligo y cuyosatroces * dolores apénas conceden el tiempo suficiente para ejecutarla? El ar. gúmento, por otra parte, pudiera retorcerse. Si para combatir la re-.. tencion hacemos uso de la uretrotomía, no siéndonos posible llevar la ' sonda hasta la vejiga, caso más frecuente, ¿no se. haria indispensable adoptar la punción? ¿no se habrian multiplicado inútilmente las ope-;, raciones? bet : "Puncion infrapubiang.—Solo ha sido practicada una yez,'el 14 ; de Octubre. de 1863. —V oillemier, su autor, concediendo á la puncion hipogástrica mayor. simplicidad en su mañual operatorio, pues por. ella; se penetra seguramente yde un solo golpe, en la;¡vejiga, miéntras que, su método exige cuidados en la introduccion. del trocar;; y la asisten; cia, de un ayudante; concediendo, ademas, á la puncion supra-pubia».. D Mol: na la ventaja de,no interesar tejidos importantes, al.paso que con su, proceder se atraviesa mayor espesor de tejidos, y estos son más vas, culares,. reclama para su procedimiento las ventajas siguientes; 12 El. peritoneo no puede ser herido,como en la puncion hipogástrica;¡ 2%. Estando dirigido el eje de la cánula en la misma direccion que el de, la vejiga, aquella. no alcanzará las paredes de esta víscera, que se vaciará, y Menará, alternativamente, sin, que cambien sus elacioneg;, | no así ón la puncion hipogástrica,. en, la, que si la cánula no ha entra- ., do suficientemente en; la vejiga, esta, al contr aerse, puede: abandonar- lá,. y y si por el contrario, la porcion introducida es demasiado, conside. . ral, su, punta puede. herir la mucosa del bajo. fondo y aun perforar; el tabique recto-vesical; 32 En la puncion. hipogástrica, el lugar, de las, abertura y 1 la longitud, de la. cánula fuerzan, á la Orina, á luchar, gon- LO í tras gu Propio. peso, experimentando 1 la vejiga la mayor. dificultad, en, 914 vaciatise por combpleto, lo que no resulta despues de la punción infra- pabiána, en que aquel receptáculo se evacua casi tan fácilmente co. mo'por-la uretra, pues la abertura artificial está colocada muy. cerca dela natural y casi en la misma direccion. Emsayemos contestar es- tas ventajas. La herida' del peritoneo, así como la de la mucosa del bajo fondo de la vejiga, y la posibilidad de que esta abandone la cá- nula, son, coto ya hemos vist). accidentes debidos, no á la operacion misma, sivo al modo de realizarla. Por lo que toca á la dificultad de vaciarse la vejiga por la longitud de la cánula, que fuerza á la orina áMWenar coritra su propio peso, solo diremos que algunos cirujanos, por el contrario, asimilan la sonda á un sifon. Nosotros sin admitir esto último, que es contrario á las leyes de la física, no, hallándose sometida la orina 4 la presion atmosférica, creemos con Spless, que basta una débil eontraccion de la vejiga ¡ara hacer ascender la orina 148 centímetros-cúando más, en un canal fácil de recorrer, y que , constitaye más bien una ventaja el lugar elevado de la operacion, por cuanto permaneciendo el líquido en la parte inferior del recipien- t“trinario, tiene ménos tendencia -á salir. -Sybien, con Segalas, consideramos feliz la ingeniosa concepcion de Voillemier, opinamos que en la actualidad no puede merecer la preferencia sobre la puncion hipogástrica, por las dificultades que ofrece la: operacion; por no estar demostrada la inocuidad de la heri- dal de los vasos y nervios que se úirigen-al pene, y que atraviesan los. planos aponenróticos situados inmediatamente debajo del arco del pú- bis, comd titipodo Ta del plexus venoso de Santorini, que recorre el instrumento, ni la imposibilidad de herir los cuerpos cavernosos, la próstata ú otfo' órgano importante. Velpeau cree que la puncion de Votllémier no está, comó opina su autor, exenta de peligros; pues por poéa orina que pase entre los pilares carnosos de la vejiga, que atra- viesa el trocar, debe producirse necesariamente eu el tejido flácido 4 lameloso' que la separa del púbis, una infiltracion seguida de acciden-,. tes terribles. y Aunque lá puucion hipogástrica sería muy peligrosa, si no impo- sible, cuando la vejiga no se eleva por encima de la sínfisis del púbis en duyó casó aun es practicable la infia-pubiana, en los tumores vo- luminosos de la próstata, en las retenciones producidas por un trau-, matismo del perineo ó de la uretra, circunstancias en que con más frecuencia se ejecuta la puncion de la vejiga, la infra-pubiana no po-. dria sustituir á la hipogástrica. A Conclusiónis. —Conocidas ya las ventajas € inconvenientes que nos ofrece el catetérismo forzado, el ojál, la uretrotomía externa y la E 215 puncion de la vejiga ¿será dudosa la conducta del cirujano en presen- cia de nna retencion de orina, cuando el diagnóstico no suministra indicacion especial? Para nosotros no lo es, Sres.: la puncion hipogás- trica deberá ser practicada en estos casos, pues ella reune, sobre los demas procederes, las ventajas siguientes: 1% simplicidad y menor gravedad en la operacion; 2% evacuacion inmediata de la orina, ga permite casi siempre triunfar de la estrechez por£medios suaves; 4% en los casos en que así no sucede, da tiempo para que/el enfermo, cu- yo estado general era malo en el momento de la operacion, se resta- blezca y pueda practicar el cirujano la uretrotomía en condiciones fa- vorables; 5% calma mejor que ningun otro medio la flógosis de las vias urinarias; y 6% permite, finalmente, ejecutar el cateterismo retro-ure- tral, que tan bellos resultados ha producido en la curacion de algunas estrecheces. Terminado nuestro trabajo y cumplida con él, si bien indigna- mente, la prescripcion reglamentaria que señala á los socios el deber de inaugurar sus tareas académicas con la lectura de una memoria explicativa de un punto de la ciencia, tócanos ahora, para concluir, llenar otro deber no ménos imperioso y altamente agradable en su satisfaccion, el deber que nuestra conciencia nos impone de manifes- tar á este Instituto toda la gratitud que nos merece por habernos acordado la envidiable distincion de inscribirnos en el número de sus obreros, por habernos concedido un puesto entre las ilustraciones que aquí, para honra y provecho del pais, con asiduidad se congregan.— Bien conocemos, Sres., pues no se nos oculta nuestro poco valer, que nos faltan los más necesarios elementos para corresponder dignamen- te al honor que se nos ha dispensado; mas si por-ello, y no por defi- ciencia de deseo, no podemos prestar á esta Academia señalados ser- vicios, ni darla la gloria que vosotros, sabremos, al ménos, no hacer- nos un borron para ella; que seria para nosotros. el colmo de las des- dichas sorprender en vuestras miradas el pesar de nuestra presencia en este punto, veros arrepentidos de vuestra obra.—He dicho. 216. £ repntío lsb sioubaos el seobub Rise; suifov sí sh SOLA . s T A r , AS e E ré jo os ostideoamasib ls obasns satro sh rolomojor sas ob sio ml roionug sl :.cor FLORAL SUBAN: 00 0167 Criooqes votosoibmi ol 91d mor ells esq 20289 goles nos sbsoidosra 192 Ausdob sol tornar y ) shiolqoiLEXVIE ¡PR CHIDACEEs y e5l 2919399010 E sorsh ge (Corresponde 4, la pág: ódio: lomos VU Juno de! 18714) 9v 6Ta ED «297802 E Continúa. — NM. 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Sesion pública ordinaria del 13 de Octubre de 1872. SRES. ACADÉMICOS CONCURRENTES.—Dr. Gutierrez, Presidente; Sauvalle, Gonzalez del Valle [D. Ambrosio], Fovantes, Escarrá, Mi- randa, Navarro, Ozamendi, Diaz (D. José Guillermo ), Rovira, Ba- dé, Martínez, Reynés, Plasencia, Rocamora; Mestre, Secretario. Lectura y aprobacion del acta de la sesion anterior. CORRESPONDENCIA.—Leyéronse en seguida: —1% Una comunica- cion del Gobierno Superior Político, remitiendo el expediente del concurso á las plazas de médicos municipales y forenses de los parti- dos de Santo Domingo y Ceja de Pablo, en la jurisdiccion de Sagua la Grande; habiendo pasado á la Seccion de Medicina y Cirugía pa- ra el informe respectivo; 22 otra idem acompañando el expediente para la provision de las plazas de médicos municipales y forenses de Cárdenas y los cinco partidos de su jurisdiccion; de que se dió tam- bien traslado á la referida Seccion; 3% otra idem de la misma proce- dencia, con datos relativos al Ldo. D. Diego Pintado, para el mejor informe que se pidió á la Academia sobre los candidatos á las plazas creadas en la jurisdiccion de Cárdenas; que se remitió oportunamen- te á la mencionada Seccion; 4% otra comunicacion del Superior Go- T. 1x.—30. 220 bierno, acompañada de la instancia de D. C. R. Woodworth solici- tando autorizacion para establecer dentro de la Habana un depósito de aparatos portátiles para el uso del aceite de nafta; cuyo asunto pasó á la Comision de Higiene pública para que informase en el asunto; 52 un oficio de la Administracion central de propiedades del Estado y bienes embargados, para que se facilite la entrega de los libros pertenecientes á D. Miguel de Cárdenas y Zayas y depositados en la Academia: así se comunicó al Sr. Bibliotecario, contestándose al Sr. Administrador que se habian dado las órdenes oportunas con aquel objeto; 62 una comunicacion del Sr. Alcalde Mayor del distri- to Sur de Matanzas, recordando el resultado del reconocimiento á que se ha sometido D. Santingo Manzanet, respecto de su estado mental; habiéndose dado traslado á la Comision ad hoc, que pre- sentará su informe en esta sesion; 72 vtra idem del Sr. Alcalde Mayor de Monserrate, recomendando la mayor brevedad en el despa- cho del informe sobre el estado mental de D. Benigno Cabrera; de que dará cuenta en la presente sesion la Comision indicada; 8% una invitacion del Sr. Rector de la Real y literaria Universidad para la solemne apertura de los estudios y distribucion de premios del curso anterior; habiendo estado representada la Academia en dicho acto por los Sres. Vice-Presidente Sauvalle, García, Gonzalez del Valle (D, Ambrosio), Castellanos y Melero; 92 un oficio del Dr. Rodriguez, Se- - cretario de la Seccion de Medicina, Cirugía y Veterinaria, en que ex- pone que los Sres. opositores á las plazas de médicos municipales y forenses de la jurisdiccion de Sagua la Grande no han presentado 'en el concurso ni sus títulos originales ni copia certificada de los mismos; acordándose por la Academia participarlo así al Gobierno Superior para que los reclame de los interesados; 10% un oficio de los Dres. Hondares y García, noticiando que durante el mes de Setiembre úl- timo se han vacunado en el salon del instituto siete párvulos blancos y entregádose dos tubos con vírus á personas que lo solicitaron —Fi- nalmente presentó el Secretario el número 534 de la Revista Minera de Madrid, con el número 2 de la Minería, periódico industrial y mercantil-complementario de aquella, y la obra manuscrita por el so- cio de mérito Dr. Gundlach Notas sobre la Ornitología cubana des- pues de observaciones recogidas durante más de treinta años; remitida por el autor para que se publique en los, ANALES, á la vez que en el Journal fúr Ornithologie von Dr. J. Cabanis, desde el tomo XIX, pág. 265. El Sr. Gundlach no habla sino de las especies que €l mis- mo ha observado ó que han conocido compañeros suyos dignos de to- 221 do crédito, y cuando las descripciones han sido imperfectas, cuando faltaban las del otro sexo ó de diferente edad, entónces ha dado otras: - estas descripciones son mucho más detalladas que las de su Catálogo de aves inserto en el primer tomo del Repertorio físico- natural de D. Felipe Poey, en el cual se puso tambien la sinonimia de las especies, reemplazándose ahora con el texto las citas que se hacen en la publi- cacion alemana de otros lugares del mismo Journal.—La Academia acordó dar las gracias por tan importante trabajo, y publicarlo en los ANALES. Enteróse despues la Academia de que, con el objeto de asociar- se al grandioso proyecto de erigir un monumento y sepulcro á la me- moria del descubridor del Nuevo Mundo, por la Junta de Gobierno se habia dispuesto entregar y se habia entregado á la Comision re- caudadora la cantidad de cien pesos: cuya disposicion fué con gusto aprobada por el instituto. El Dr. Navarro manifestó que el Dr. Letamendi, socio correspon- sal en Barcelona, estaba para llegar á la Habana y se proponia dar de palabra las gracias por su nombramiento, en respuesta al oficio en que se le habia noticiado; estando muy dispuesto á servir á la Corpo- racion en cuanto quisiera ocuparle. ABORTO DE UNA MULA.—Instruida la Academia por el Dr. Gon- zalez del Valle [D. Ambrosio] de que, á consecuencia de golpes re- - cibidos en el vientre, habia una mula recientemente expulsado por las partes genitales un feto envuelto en sus membranas, reconocido por un profesor veterinario, y de que el Sr. Beauville podia testificar este hecho interesante para la ciencia, — se acordó suplicar á este académico que diera cuenta del caso á la Corporacion con todos los antecedentes, datos y pormenores que le fuera posible reunir. MEDICINA LEGAL. — Enajenacion mental.—1I. Terminada la cor- respondencia, leyó el Dr Babé, como ponente de turno de la Comi- sion de Medicina legal, el informe relativo al estado mental de D. Benigno C.. ....., encausado por uxoricidio ante el Sr. Alcalde Ma- yor de Monserrate. Despues de resumir todos los pormenores que han sido suministrados por el Tribunal, continúa en los términos siguien- “tes: “Conocidos ya los datos que nos han sido remitidos, tratemos de estudiar á C........ en sus antecedentes, en las disposiciones de su es- píritu en el momento de la accion y en su estado mental ulterior. Des- de luego comencemos por lamentar que ni una sola palabra se encuen- tre en el proceso, relativa á los antecedentes de la familia de C......, antecedentes cuya posesion seria de sumo interes, datos preciosos 222 cuyo peso se haria sentir en la balanza de la duda y las dificultades; y de lamentar es tambien en los antecedentes personales de C........, la ausencia, casi absoluta, de los patológicos y psíquicos, tan necesa- - rios en esta clase de cuestiones. Examinemos los que nos han sido su. ministrados. C........ abusaba de bebidas alcohólicas, y no lo hacia por ese deseo imperioso, instintivo como el hambre y la sed, y que no puede resistirse sin exponerse á graves consecuencias, no bebia con- tra gu voluntad libre, no era un dipsómano, que empezando por beber. secretamente, no tarda en exigir en alta voz y delante de todos las bebidas, cayendo en una especie da manía si no se satisface su ardien- te necesidad, no se hallaba, en fin, ántes de beber, en un estado de locura. G........ era uno de esos beodos vulgares que se privan por vi- cio de la razon, abusando de las bebidas alcohólicas, y como todos sa- bemos, este abuso es una de las causas más frecuentes y activas de la locura. | “C.......y preso en 4 de Octubre de 1870 por haber proferido pa- labras ofensivas contra el Gobierno, las autoridades y el cadáver de Castañon, es trasladado algunos dias más tarde al Asilo de dementes; empero no por estar loco, segun dice su concuño R...... H......, sino porque hallándose ebrio dió unos gritos subversivos; y segun se con- signa en el atestado del Dr. Plasencia, Director facultativo de aquel Asilo, C..,..... no era un enajenado á su ingreso en él, padecia solo de vértigos congestivos, los que, como todos sabemos, no constituyen: una forma de la locura, pero de la que, conviene no olvidar, son una. de las causas. “La congestion hemos dicho es una de las causas de la locura, y los ataques ligeros, los vértigos, que no duran sino muy poco tiempo» que apénas desfloran la inteligencia y los movimientos, y cuyas tra- zas aumentan poco á poco de intensidad, son más graves bajo el pun- to de vista de la ruina de la inteligencia, que los ataques muy fuertes acompañados y seguidos de grandes accidentes musculares, de hemiple- gia y aun de embarazo de la palabra. Esto obliga, como dice muy bien Jules Falret, á poner una atención escrupulosa en los actos que ema- nan de individuos cuyo cerebro, como el de C........, ha sido asiento durante los últimos tiempos de su vida de congestiones sanguíneas. “Admitiendo, empero, la locura anterior de C........, si bien ella seria bastante para establecer una presuncion y una predisposieion real á nuevas recaidas, no podia constituir por sí sola una prueba ac- tual y decisiva de la locura, no bastaria para establecer que el acto que hoy se imputa al acusado fué cometido en un acceso de aliena- 223 cion. mental. C........ no llenaba las "obligaciones de su estado ni se llevaba bien con su esposa, á la que daba'celos por mortificarla y en cambio á que ella llegó hasta dárselas de una negra; pero el que co- menzó fingiendo celos, no tardó” en transformarse en un verdadero apasionado: únicamente así se concibe que*la sola vista de una per” sona fuese bastante para que formase un mal concepto de su esposa y llegara hasta lanzarse al crímen por celos, pretendiendo asesinar 4 D. Antonio M........., porque le ha visto con el brazo echado sobre su mujer. Si este hecho, conocido solo por la manifestacion del proce- sado, y que nada justifica en los testimonios que nos han sido remi- dos, si este hecho, decimos, no es cierto, recordando que D. Ramon S......... juzga (refiriéndose á informes que tuvo de la familia) como un rapto el conato de homicidio de C........, y que, segun dichos in- formes, R...... H...... trató de remitirlo 4 Mazorra; teniendo en cuen- ta que desde ese momento los celos de C........ adquirieron un carác- ter particular que su cuñado califica de especie de monomanía; si así mismo recordamos que C........ armado de un cuchillo fué castigado con un chucho por R...... H......, y que este le tuvo vigilado todo el dia, poniéndole esposas al siguiente; si tenemos presente que hasta aquel momento no habia mediado entre C........ y Me........ disgus” to alguno; no olvidando tampoco que el dolor moral y las pasiones tristes son los agentes que en gran "número de casos determinan la alienacion mental, encontrándose entre las principales formas bajo las cuales obran estas causas los disgustos domésticos y los celos, por los cuales ¿estaba dominado C........, quien abusaba de las bebidas alcohólicas, sufria vértigos congestivos y se hallaba aquejado por la miseria, agente poderoso que inquieta el espíritu y debilita el cuerpo, causas todas, cada una de ellas, bastante poderosa para determinar la locura; si tenémos en cuenta, decimos, las circunstancias anterior- mente expuestas, lógico nos parece/suponer que C........ pudo haber procedido por un trastorno de sus facultades perceptivas, excitadas hasta el punto de representarle ideas falsas con tanta vehemencia co- mo si fueran el resultado de sensaciones reales. “Pocos dias despues del atentado contra M.........., Onnoooo=. QUE hasta las diez y media de la noche permaneció sentado en la sala fa- miliarmente, y en buena armonía con su esposa, se retira con ella á un cuarto alto, situado en el fondo de la casa y en el cual tiene su ha- bitacion, sin que se oyese ruido ni notase cosa alguna hasta la una y media de la madrugada en que la,esposa_de D. Ramon Cruz 8....... despierta á este, manifestándole que C......»., segun él mismo decia, ' 224 habia matado á su mujer. Llamado C....... “algunos momentos des- * pues por el Celador se presenta, es registrado y no se le encuentra arma alguna. Examinada su habitacion, en la que se hallaba el cadá- ver de su esposa, se encuentra en ella un pantalon manchado de san- gre por su parte anterior, y en la azotea contigua, perteneciente á la misma casa, un túnico, una sayuela, un traje y dos pantuflos, dispues- tos á la manera de cama y sin mancha alguna. En su instructiva ma- nifiesta el procesado que dispertó por.un ruido qne oyó en la azotea, que acudió allí y vió un túnico, un camison y unos zapatos y_4 lo lé- jos un hombre que se lanzó por la azotea en vuelta del mar. ¿Habrá pues, procedido C........ por una de esas impulsiones súbitas, incons- cientes, seguidas de una ejecucion inmediata y en las que el acto tie- ne todos los caracteres de un fenómeno puramente reflejo que se pro- duce fatalmente? Para afirmarlo necesitaríamos el conocimiento_de la verdad del hecho que denuncia y nada hay ménos probado, puesaun- que es cierto que en la azotea existian. las piezas de ropa que dice haber visto, no sabemos á quién” pertenecian, ¿ni mucho; mé- nos quién y cuándo las colocara en aquel punto. Pero C........ afirma haber visto un hombre que se lanzaba por la azotea¿en direccion al mar, y este hecho, que nada encontramos en el proceso capaz de cun- firmar, y que tanto se asemeja al que motivó en él el conato de ho. micidio en M......... ¿no pudiera considerarse como una alucinacion provocada; tal vez por la presencia en la azotea de piezas de ropa cu- ya colocacion allí ignoraba? Si esto es así, nada más natural que ad- mitir, que bajo el influjo de esta alucinacion ejecutase uno deesos ac- tos tan comunes en los locos, obrando por una verdadera violencia moral, por una impulsion mórbida irresistible, que dominaba su vo- luntad extinguida ó pervertida. Pero C........ habia tomado medio de ginebra, y, como todos sabemos, en la embriaguez 'se presentan tam- bien las alucinaciones. En vista de esto nos preguntamos: ¿estaria em- briagado C........ y obraria por uno de esos impulsos que engendra este estado y que arrastran al hombre á cometer actos criminales, ab. solutamente inconscientes, pero de los que es sin embargo responsa- bles segun las leyes? Para decidirlo, forzoso seria que conociésemos su tolerancia de las bebidas, la cantidad de estas. ingerida y, sobre todo, la hora en que la ingestion tuvo lugar, pues debe tenerse en cuenta, que nada notó la familia hasta las diez y media de la. noche, lo que bastaria para establecer que, si la ingestion tuvo lugar ántes de una hora, la cantidad no fué bastante para traspasar los límites de la tolerancia. | ' e A MAZA 0 A 225 “En los momentos que siguieron al acto, fácil hubiera sido darse cuenta del estado de C........ y de la influencia bajo la cual obraba, pero en una época lejana, sin otra guia que los datos indirectos é in- suficientes que arroja la sumaria, la apreciacion se hace imposible, la afirmacion de la locura no podrá hacerse sino de una manera condi. cional y más ó ménos probable, nunca de una manera positiva. “Si estudiamos á C...... ensus disposiciones ulteriores, le vemos en su instructiva contestando de una manera razonada á todos aque- llos particulares que no se relacionan con el atentado contra M...... y el homicidio de su esposa. De este último nada absolutamente sabe, la vió por última vez al acostarse sin recordar la hora y al le. vantarse que la dejó durmiendo, despertó por un ruido que oyó en la azotea, acudió allí, vió un túnico, un camison y unos zapatos y á lo léjos un hombre que se lanzó en vuelta del mar; en seguida se bajó al patio, no llamó á nadie y entrando un salvaguardia se lo llevó, sin recordar si fué en seguida á la cárcel ú otro punto. Ignora de qué son las manchas que tiene en la pechera y mangas de la camisa, y quien mató á su mujer, en cuya muerte, si hay algun cómplice, es un dentista de apellido M.......... No sabe donde está la cuchilla ó ins-. trumento con que hirió á su esposa, porque no ha sido él ni sabe quien la ha herido. “Qigámosle ahora en lo referente al atentado contra M.......... Preguntado en su instructiva si tiene celos de su mujer y si sospecha de alguna persona, dijo que estundo hace como tres meses en el cafeta] San Francisco de maestro de escuela, una noche vió que el dentista M......... estaba con el brazo echado sobre su mujer, que esto resultó en el mes pasado de Junio, que trató de lanzarse sobre ellos y se lo impidieron los perros y que quejándose de esta á su cuñado D. Fran- cisco R...... H......, le dió de palos y con un chucho, y que al día si- guiente de la ocurrencia el declarante con una cuchilla le tiró un golpe á M......... con direccion al cuello, aleanzándole solo la manga de la levita que se la rajó y 4. su esposa un rasguño en la cabeza; á conse. cuencia de esto su concuño, á quien M......... fué á buscar, le castigó en la forma que queda dicha, quitándole las esposas cuando su hijo fué á buscarlo y lo trajo para la capital. Ahora bien, hemos visto que si el hombre que vió C........ lanzándose por la azotea en direccion al mar y el haber estado M......... con el brazo echado sobre la espo- sa de C........ son hechos falsos, con algun fundamento puede supo- nérse que en C........ habia alucinaciones. Por otra parte ¿quién no echa de ver en esta relacion cierta vaguedad é incoherencia de ideas? 226 Pero estos hechos no bastarán para poder afirmar un trastorno de sus facultades mentales, pues la experiencia ha enseñado que un criminal hábil puede simular la locura. “Las certificaciones facultativas, documentos los más preciosos en esta clase de investigaciones, nada nos revelan en este caso; uno de los peritos concluye que puede suponerse con algun fundamento que O........ está loco, el otro. no se atreve á decidir si es loco ó si- mulada la locura; ellos, pues, no podrán servirnos de base para una conclusion definitiva. Redactadas en términos abstractos, no encontra- mos en ellas nada referente á la circulacion de la sangre, la tempe- ratura del cuerpo, el modo de ser de los movimientos musculares volun- tarios é involuntarios, el estado normal, pervertido, exaltado 6 dis- minuido de la sensibilidad general €. «. “Pero de estas certificaciones se desprende que C........ no con- testó acorde á ninguna de las preguntas que le fueron dirigidas, no recordaba ningun acto de la vida, costando siempre gran trabajo fijar su atencion y'que sus palabras revelaban,”al parecer, alucinaciones ó errores de sentido, lo que, como se vé, no se armoniza con la conduo- ta observada en su instructiva, en la que sus respuestas fueron siem- pre acordes, en la que nada habia olvidado de su historia personal, en la que su atencion siempre fué fija. Si tenemos en cuenta que es proceder habitual en los que simulan la locura el cambio brusco que se opera en la actitud, la fisonomía y las respuestas cuando saben que se les observa, faltando súbitamente la memoria, que hasta entónces no habia parecido atacada, y produciéndose repentinamente la inco- herencia de ideas con la más flagrante exageracion, tal parece que C........ se encuentra en ese caso; pero entónces nos sorprenderia que ante el juez no haya observado igual conducta en su instructiva án- tes de los reconocimientos periciales y más aun nos extrañaria la precision de su raciocinio en su ampliacion de 23 de Agosto, poste- rior á los reconocimientos facultativos. No pudiendo precisar el modo cómo el exámen de C........ ha tenido lugar, la naturaleza de las pre- guntas que le han sido dirigidas y encontrando cierta contradiccion entre las declaraciones facultativas, segun las que C........ á nada contestaba acorde, y la del llavero de la cárcel que afirma que algu- nas veces contestaba á los médicos bien y otras en desarreglo con la pregunta, y teniendo por otra parte en cuenta que la locura puede ser intermitente, presentar intervalos lúcidos y remisiones,3y que es un carácter comun de algunas de sus formas _la irregularidad en su cur- so Ó más bien la frecuencia de las exacerhaciones ó paroxismos, -sien= 227 do la incoherencia en las ideas y en los actos un hecho propio del que no siempre es fácil darse cuenta, veremos cuan difícil será deti- dir por los solos datos remitidos, si el trastorno de las facultades in- telectuales de C...... es un hecho positivo ó si es solo simulado. MOR . en su ampliacion denuncia un hecho grave, criminal; pe- ro esto no teniendo hoy psxwa nosotros valor alguno ni en pró ni en contra del estado mental del delator, debemos posponer toda reflexion hasta tanto que los hechos denunciados hayan sido sometidos á la contra prueba más rigurosa. “Vemos, pues, que por los testimonios remitidos no es posible pronunciar una opinion sobre él estado intelectual de C......, si ha de darse con conocimiento exacto de causa y tranquilidad de concien- cia; y siendo un principio que en los casos sospechosos de locura si- mulada, no debe pronunciarse un juicio definitivo sino despues de una observacion prolongada, repetida y perseverante, por cuyo motivo es muy útil y siempre oportuno trasladar al individuo sobre el cual de- ba formularse una opinion, á un asilo apropiado, sobre todo si está encerrado en una cárcel, donde los medios de exámen*son ménos se- guros y fáciles, la Comision cree que debe contestarse al Sr. Alcalde -Mayor del Monserrate: —Que no siendo bastantes los antecedentes conocidos de €...... para afirmar ni negar un trastorno de sus facul- tades intelectuales, debe ser sometido á una observacion conveniente en un asilo apropiado.” II.—Aprobado el anterior informe, leyó el Dr. Martinez San- chez, á nombre tambien de los Sres. Reynés y Escarrá, otro trabajo de idéntica naturaleza, concebido de la manera siguiente:-—“El Sr. Alcalde Mayor del Distrito Sur de Matanzas, en atento oficio de 21 de Noviembre próximo pas «do dirigido al Sr. Presidente de la Real Academia de Ciencias médicas, físicas y naturales de la Habana, so- licita que del seno de tan benemérita corporacion se designen tres “individuos pertenecientes á ella con objeto de que informen oportu- namente á aquel Juzgado acerca de la enajenacion mental en que se dice encontrarse D. Santiago M...... ..., acusado de parricidio y tras- ladaio, á fin de que se le reconociera y observara suficientemente, desde el Asilo general de enajenados, donde hasta hace poco residia, á la sala de presos del Hospital civil de esta ciudad. “Al documento arriba mencionado acompaña una copia certifi- cada del dictámen facultativo emitido por los Dres. D. Vicenté B. Valdes y D. Tomás J: Plasencia, Director este último del manicomio de San Dionisio; constituyendo dicha copia testimonial un expediente T. IX—31. 228 : compuesto de tres y media fojas competentemente rubricadas por el escribano actuante D. Manuel Zambrana, en representacion del de igual clase D. Juan Nepomuceno Valiente. “Accediendo á los deseos manifestados por el Sr. Alcalde Ma- yor del distrito Sur de Matanzas, el digno Presidente de esta Real Academia tuvo á bien nombrar en 8 de Enero de 1872 una comision ad hoc, de la que forma parte el que ahora tiene la honra de elevar en este sitio su palabra, como ponente electo para desempeñar tan espinoso cometido.—Del resultado de sus minuciosas exploraciones, verificadas en horas distintas y ya de una manera colectiva, ya de un modo individual, es de lo que va á ocuparse la Comision con toda la brevedad y concision exigidas en el asunto, supuesto que solo se trata de averiguar el estado en que se encuentran actualmente las faculta- des intelectuales del procesado M....... .., Sin que para nada necesi- temos ingerirnos en el estado anterior de esas mismas facultades; co- sa que tampoco, aunque á ello nos creyésemos obligados, podriamos acertadamente resolver con los escasos datos que se han puesto á nuestra disposicion. Ñ e1); SamtiagonWL. asus. representa tener de 30 435 años de edad; está bien constituido; duerme perfectamente; goza de buen ape- tito y solo se queja de ciertos padecimientos hemorroidales que no le impiden, sin embargo, mantenerse cómodamente sentado en presen- cia de los personas que le visitan. Es de un temperamento nervioso y linfático á la vez; un tanto pálido, quizá más bien por deficiencia de luz y de aire exterior, que como reflejo de algun sufrimiento orgáni- co; y lleva ademas impresas en su semblante las señales de una tran- quila resignacion. “En las diferentes ocasiones que la Comision, ó algun miembro de ella, se ha puesto en contacto con el procesado, el cual ocupa la cama número 8 de la sala de San Dímas, ha dado aquel pruebas de bastante ilustracion, empleando un lenguaje culto y escogido; reci- biendo á la expresada Comision, unas veces de pié, otras reclinado en su lecho, con no comun urbanidad y con entero conocimiento de la exploracion á que se le sometia. Frecuente ha sido encontrarle pro- fundamente abstraido en la lectura de alguna obra séria, escrita ya en idioma castellano, ya en idioma francés, como para entretener sin duda sus largas horas de ocio y quizá disipar un tanto las amargas ideas que deben cruzar por su imaginacion. “Interrogado acerca de las circunstancias, mejor dicho, acerca de la causa que dió márgen á su encarcelamiento y á su traslacion 229 primero al Asilo general de dementes y más tarde al Hospital de San Felipe y Santiago, nos ha contestado que no la recuerda ni la sabes porque el pasado ha desaparecido para él, porque solo tiene memoria de los hechos presentes y¿carece”completamente de ella en los relati- vos á su vida anterior: —pero la Comision, precisando más sus cues- tiones y encaminando éstas de un modo directo á la horrible acusa- cion que pesa sobre los hombros del infortunado M........., le ha bruscamente preguntado si tenia esposa, si tenia hijos, si tenia sue- gra;—y al mismo tiempo que le ha visto entónces inmutarse, cam- biándose su mirada de fija y pacífica y serena, en otra vagarosa é in- decisa, y aumentarse notablemente la palidez de su rostro, le ha oido por toda respuesta dar un—dicen que han muerto—con voz vacilante y evidentemente conmovida: respuesta que desde luego no ha hecho más que confirmar las sospechas dela Comision; pues no se compren- de que recuerde la existencia”de los vivos y haya olvidado la de los muertos; que hable de su madre, de sus hermanas k.; y aparente ig- norar que tuvo esposa, hijo, suegra, personas á quienes violentamente arrancó la vida en presencia”de un Tribunal:—no se comprende esa súbita vacilacion de su palabra, esa repentina palidez, esa mirada re- celosa y tímida cuando tal acontecimiento se le trae á la memoria, á no ser porque posee la plena conciencia del crímen perpetrado y por que allá en el fondo de su alma se levanta entónces una voz terrible- mente acusadora: la voz de su conciencia. “Exploradas así las facultades afectivas de D. Santiago M......, la Comision ha cuidado muy mucho de estudiar sus antecedentes pa- tológicos; y de boca misma del acusado se ha instruido de que no hay en su familia ningun alienado ni epiléptico; que él ha gozado siempre de una excelente salud y que cree no haber padecido más que de una pleuresía aguda hace algunos años, sufriendo hoy, como ya se dijo más arriba, de flujosíhemorroidales y de algunos dolores de cabeza; fenómenos morbosos que poco ó nada significan en el caso actual y que, solo dándoles una violenta interpretacion, pudieran ser aquí con- siderados como causas suficientes para producir una perturbación in- telectual. “Ni es esto todo:—-la Comision, deseosa de no emitir un voto pericial miéntras en su ánimo se levantara la duda más pequeña, ha tenido especial designio de variar frecuentemente su conversacion con el procesado, tratándole de diversas materias más ó ménos relaciona- das con la historia de su vida; y en todas ellas ha observado que el referido M......... no forma juicios falsos, establece comparaciones 230 | exactas, habla con propiedad, deduce con sana lógica, no ofrece, en una palabra, aberracion alguna; ni se revelan en sus expresiones odios ni pasiones exaltadas; y eso que no! ignora la terrible sentencia que, como una espada de Damócles, pende sobre su cabeza. “La Comision, por, último, se ha extendido hasta tomarinformes particulares de las personas desinteresadas ¡que rodean desde algunos meses hace 4 D. Santiago M......... ; y todas han estado acorde en asegurarla que siempre se encuentra en la“misma disposicion de espí- ritu que hemos rápidamente bosquejado; y que solo al principio de su traslacion á las salas del Hospital dió señales de. locura, las que no tardaron en desaparecer por completo cuando hubo de convencerse» merced á ciertas'piadosas insinuaciones, de que á nadie engañaba con sus mal simulados despropósitos. “En vista de todo lo que hasta aquí se lleva expuesto, la Comi- sion concluye: “Que D. Santiago M......... se encuentra actualmente en plena posesion de sus facultades intelectuales; sin que por eso se entienda, tomando en cuenta la intermitencia que suelen presentar algunas for- mas de locura, que esas mismas facultades no hayan podido estar más ó ménos perturbadas en época anterior al nuevo exámen á que acaba de ser escrupulosamente sometido.” — Dicha conclusion así como el informe fueron*desde“luego ¡aprobados por la Academia. HIGIENE PUBLICA.— Uso del aceite de nafta. — Leyó despues el Dr. Rovira, que con_el Sr. ¿Govantes fué nombrado por la Comision de Higiene pública para informar acerca de la solicitud presentada al Gobierno Superior Político por el Sr. Woodworth para establecer intramuros de la Habana un depósito de aparatos portátiles destins- dos al uso del aceite de?nafta, expresándose así: “Consultada la Real Academia de Ciencias médicas, físicas y naturales por el Excmo. Sr. Gobernador Superior Político acerca del establecimiento de un almacen “para la construccion de aparatos por- tátiles de gas, producido por el aceite de nafta,” que ha introducido D. Cárlos R, Woodworth, como tambien -““para el expendio de lám- paras y demas efectos correspondientes al dicho giro,” la Comision de Medicina legal € Higiene pública ha tenido á bien, previo deteni- do estudio del caso, informar como sigue: “La Comision de Medicina legal € Higiene pública, ha procedi- do en virtud del acuerdo tomado por la Academia á que pertenece” dicha Comision, á la investigacion de si ofrece peligro el estableci- miento de un almacen “para la construccion de aparatos portátiles 231 de gas producido por el aceite de nafta” que ha introducido D. Cár- los R. Woodworth, como tambien “para el expendio de lámparas y demas efectos correspondientes al dicho giro.” “Al entender de la Comision, varias son las cuestiones que en- vuelve la peticion del Sr. Woodworth, pero principalmente las tres que vamos á considerar. 1% Construccion y depósito de los aparatos y lámparas; 22 Combustion del gas, y 32% Depósito del aceite que produce el gas. - “Trasladada la Comision al edificio calle de la Obrapía núm. 50, donde se trata de establecer el taller y depósito mencionado; habién dolo inspeccionado todo con el detenimiento que el exacto cumpli- miento de su deber ordena, y teniendo en cuenta lo que aconseja la ciencia y los principios por ella establecidos, debe decir respecto al primer punto: “¿Que los aparatos que existen de muestra en el local, consistentes en una caja pequeña de hierro, cilíndrica ó rectangular, de 0,09 me- tros de diámetro por cerca de 0,02 metros de altura la cilíndrica, y de 0,18 metros de largo por 0,10 de ancha y 0,25 de altura la rectan- gular y que hacen las veces de retorta donde se vaporiza el aceite por medio de un mechero alimentado por el mismo nafta que produce el gas y cuya caja tiene atornillados dos tubos tambien de hierro, uno que va 4 parar al depósito de nafta y por el cual va este aceite á la retorta, y otro que lleva el gas que sale de la retorta á los quemado- res donde se verifica la combustion, no ofrecen peligro alguno, toda la vez que su construccion, así como la de las lámparas y demas útiles anexos no exigen en manera alguna fraguas que desarrollen elevada temperatura ni aparatos en que el calor intervenga pudiendo causar perjuicio, puesto que ciertas piezas que exigen este agente para su construccion, vienen ya preparadas del extranjero. “Respecto al segundo punto ó sea el de la combustion del gas, deber es de la Comision observarla bajo el punto de vista, no solo de la incomodidad que á los vecinos pudiera reportar, sino tambien bajo el de la Higrene, y en este concepto se ha fijado en el producto de dicha combustion que no puede ser otra cosa principalmente que agua, ácido carbónico y óxido de carbono. Ahora bien ¿estos productos pue- den ser nocivos en las condiciones en «que se producen en los aparatos que nos ocupan? La Comision cree que de ninguna manera, porque si la produccion de estos cuerpos se verificara en un lugar confinado, + entónces indudablamente que seria perjudicial, pero verificándose al. 232 aire libre, al contrario, viene á ser una fuente más de esos productos tan necesarios para el equilibrio natural entre los dos reinos que com- ponen el primer imperio ó sea el orgánico. Como es fácil comprender desde luego, la disposicion de los aparatos mencionados no presenta dificultad alguna tratándose, como sucede, de una sustancia que ni se inflama espontáneamente ni es explosiva cuando bien obtenida, como la que se ha examinado, “Tócanos, por último, ocuparnos del tercer punto, que juzgamos el más importante y que se refiere al depósito del nafta. El nafta, como se sabe, es un carburo de hidrógeno, producto de la destilacion del petróleo bruto, por decirlo así, pues aun cuando existe natural, este es escaso y solo sirve para el uso de las comarcas cercanas á sus depósitos. El nafta, pues, de que nos ocupamos, y que no debe con- fundirse con el obtenido por Sillimann, de que nos habla el Chemical News en su tomo 17, pág. 170, y que por la facilidad con que se in- flama podria dar lugar á temores, es un líquido blanco ó ligeramente amarillento, inflamable por medio de su vapor, pero que no hace ex- plosion, de modo que un siniestro con este cuerpo seria imposible sin que accidental 6 intencionalmente se le aplicara un cuerpo que lo vaporizara é inflamara este vapor, porque, lo repetimos, él de por sí ni se inflama ni es explosivo; así pues no ofrece más peligro que el alcohol, los licores y el llamado aceite de carbon, petróleo más ó mé- nos refinado, pero siempre más inconveniente que el nafta de que se trata, y cuyos productos se encuentran en todas las bodegas y demas establecimientos parecidos que tanto abundan en la poblacion. “Como por otro lado y segun el decir del Sr. Woodworth, el lo- cal no servirá de habitacion y en el taller no se verificará, segun se ha dicho, ninguna operacion que requiera fuego, y los envases ademas por necesidad tienen que estar bien cerrados, seria indispensable, vol- vemos á decir, una premeditacion Óó una causa extraña para que el siniestro tuviera lugar. “Por tanto, la Comision de Medicina legal é Higiene pública, que tiene la satisfaccion de presentar este informe, cree que debe acce- derse á lo solicitado por el Sr. Woodworth:—1% Porque el depósito y construccion de los aparatos no exige un taller en el cual se prac- tiquen trabajos que afecten á la comodidad y seguridad públicas. —2% Perque la combustion del gas que produce la luz, no perjudica ni es capaz de producir por sí misma causas que motiven un siniestro ni alteren la salud.—8? Porque el depósito del aceite que produce el gas, no siendo este infiamable espontáneamente ni explosivo, no ofrece más peligro que cualquier otro licor espirituoso.” | 233 El Sr. Sauvalle cree que si se ha consultado á la Academia bajo el punto de vista de los peligros que pudieran ocurrir con un depósi- to de aceite de nafta, debsria no aceptarse en poblado, como está prescrito en el Bande de Buen Gobierno respecto de otros estableci- mientos análogos, pues en realidad han ocurrido siniestros, y él ha sido testigo de una explosion. . El Dr. Rovira contesta que es preciso distinguir si el aceite está 6 nó purificado, pues cuando lo está, como en el caso de que se trata, es preciso para producir cualquier accidente que ocasionalmente ó de un modo intencionado se le aplique un cuerpo que lo vaporice é in- flame este vapor: de por sí no es el nafta ni inflamable ni explosivo, y no ofrece más peligro que el alcohol, los licores y el llamado aceite de carbon, petróleo más ó ménos refinado,- productos que se encuen- tran en gran número de establecimientos dentro de la pcblacion; y si con ellos se permite ¿por qué no hacerlo tambien con el nafta? El Sr. Sauvalle replica que esos abusos no deben sancionarse, sino al contrario poner todos los medios posibles para evitarlos; y por eso consulta el Gobierno á la Academia. El Sr. Gonzalez del Valle (D. Ambrosio) opina que la Comision confiesa lo peligroso de esos depósitos desde el momento en que para dar tranquilidad asegura que no dormirá en el cuarto, ni estará en la sala persona alguna. La ley debe proteger al vecino: con objeto de _prevenir el daño que aquellos pudieran acarrear y no poner óbice al desarrollo de la Industria, ha habido disposiciones administrativa res- pecto á la trementina, al heno, Q., no permitiéndose tener en dichos establecimientos más que las cantidades necesarias para el expendio diario. El Dr. Govantes distingue lo que puede suceder intencional ó - casualmente, de lo que está ligado necesariamente con los productos de que se ha hablado. Cree que en el Sr. Valle hay cierta aprension, pues la cuestion no es de cantidad sino de calidad, y si el aceite de nafta no es espontáneamente inflamable ni explosivo, habria contra- diccion en negar su depósito y lo que se ve en uso respecto de otros productos más peligrosos. El Dr. Rovira insiste en preguntar por qué la regla no es gene- ral, pues seignora que la Policía intervenga para impedir los depósi- tos de ciertas sustancias inflamables en casos dados. - El Dr. Valle responde que es justo poner de acuerdo la Higiene con la Industria, vigilar por la salud pública ántes que todo, sin crear tropiezos á esta última siempre que sea posible.—Faltaba estu- 234 diar la cuestion en cuanto al aceite de nafta, y de aquí la consulta del Gobierno y la mejor solucion que procura darle la Academia. El Dr. Babé cree que si es condicion esencial la evaporacion pa- ra la inflamabilidad, no es peligroso el nafta siempre que se haga uso del que se ha enseñado á la Comision; pero si como aceite es inflama- ble, el peligro es evidente. El Dr. Gutierrez refiere un caso en que á pesar de emplearse un aparato en que salia la sustancia gota á gota, hubo sin embargo con- flagracion. El Dr. Mestre es de parecer que todos estan de acuerdo en el fondo de la cuestion. Trátase de una materia que, dadas ciertas con- diciones, muy fáciles de reunir por desgracia, es inflamable y explo- siva segun se ha asegurado en el seno mismo de la Corporacion; y co- mo el abuso no puede servir de ley, y esos grandes depósitos que se dice existen en el interior de la poblacion con peligro de las personas, si se toleran no por esto estan permitidos, es natural aceptar la en- mienda propuesta por el Sr. Valle, á fin de que la Higiene adminis- trativa y la Industria marchen de consuno. Leida por el Secretario la consulta del Gobierno, á indicacion del Sr. Presidente, y puesta á votacion la conclusion del informe con ó sin la enmienda indicada, que apoyó el Dr. Diaz y al fin aceptó sin vacilacion el Sr. Rovira,—fué aprobado el informe presentado por este académico con la modificacion propuesta por el Dr. Valle,—de que no deberán tenerse en depósito en dicho establecimiento, sino las can- tidades indispensables para el expendio diario, haciéndose responsa- ble al empresario ante las Autoridades. : Despues de lo cual quedó la Academia constituida en sesion de gobierno, para ocuparse en el concurso de médicos municipales y fo- renses y sobre los honorarios de un embalsamamiento. — A —_—_—__—_—_——— Oñservatortio Macnérico Y MergoroLóqIcO DEL REAL COLEGIO DE BELEN DE LA COMPAÑIA DE JESUS.—ÁURORA BOREAL DEL 4 pe FEBRERO DE 1872. | (Continúa.— V. ANALES, t. LX, pág. 117.) Manifestacion meteorológica del fenómeno.—Desde la más remo- ta antigtiedad; uno de los hechos que más han llamado la atencion de ' 235 - los pueblos en las diversas manifestaciones del fenómeno que nos ocu- pa, han sido los sorprendentes efectos de luz polar, que tan á menu- do suplen las largas ausencias del astro del dia en las regiones hiper- bóreas, causando no pocas veces el espanto de las naciones bárbaras, siendo la admiracion de los pueblos cultos, y estimulando la curiosi- dad científica indagadora de las causas. La grandiosidad y magnifi- cencia del metéoro es tal, que en el esplendor de su luz, en el fulgor de sus rayos, en la variedad de sus matices y en la suave gradacion ó contraste de sus tintas emulando los matutinales albores, con propie- dad se compara á la aurora. Ora *se presenta como un ligero crepús. culo, que alumbra las altas regiones de la atmósfera, coloreando con osados reflejos los elevados cirros de nuéstro horizonte polar: ora se manifiesta con el siniestro aspectó de un inuwenso incendio, que hirien- do los densos cúmulos Ó estratos que forman su base, enrojece los cielos desde el horizonte al zenit: ora, por fin, se ostenta cual brillan- te gloria 6 corona de rayos de un efecto singular, ó como un esplén- dido manto ó pabellon de púrpura matizado de estrellas, que al tra- _ves de sus volubles y magestuosos pliegues brillan. Estos efectos luminosos, que son los que har dado nombre á la aurora polar, y sin los cuales no hubiéramos tal vez venido en eono- cimiento de su existencia, son sin duda de grande interes y dignos de particular estudio. Sin embargo, estoy muy léjos de creer que á ellos exclusivamente quede reducida la manifestacion meteorológica de una aurora. No riega benéfica nuestros campos a liuvia, ni con estruendo fragoroso hiere el rayo las altas cumbres, 11 “el huracan destructor embravece los mares y tala las campiñas, sin que precedan anuncios de cambios meteorológicos precursores en una Zona de mayor Ó menor extension, y sin que los acompañen y subsigan Otros. Quiero decir que ninguno de estos fenómenos debe de considerarse Ó como aislado,. 6 en sola alguna de sus partes; puesto que ó bien forma parte de un todo armonioso, con el que le ligan las más íntimas relaciones, ó bien él mismo es un todo ó un conjunto de fenómenos, que nosotros expre- samos bajo un sola palabra. Ahora bien, tratándose al presente de un fenómeno atmosférico el más grandioso, y que tiene en sí un cierto carácter de universali- dad, pues puede llegar á afectar todo un hemisferio, y «un tal vez en volver en la esfera de su actividad la mayor parte de nuestro globo (1), es indudable que su produccion supone una profunda y por decir € _——— (1) No es cosa infrecuente la simultan=idad de las auroras en entrambos he- misferios, hecho que tuvo lugar el mismo 4 de Febrero. s T. 1X.—32. 236 E lo así general alteracion en los agentes meteorológicos, y un cambio - radical en las condiciones atmosféricas: alteracion y cambio, que in- defectiblemente se harán sentir en innumerables puntos del globo 4 la vez, y de muy variados modos. Én unos se anunciarán por cambios repentinos ó sucesivos del tiempo, por el estado del cielo, por el as- pecto general ó la disposicion particular de las nubes, por el cambio ó predominio de alguna de las grandes corrientes generales atmosfé- ricas, y por las variaciones consiguientes de temperatura, presion, humedad, tension del vapor €.: en otros ademas por fuertes tensiones, desequilibrios y descargas del fiúido eléctrico, las cuales 4 su vez po- drán ofrecer muy diversos caracteres, segun sea la disposicion del: medio que intervenga en la regomposicion de los dos flúid 35. En una atmósfera húmeda, 6 en las grandes lluvias, enormes cantidades de electricidad pueden deslizarse silenciosamente á la tic cra, sin que se haga sensible su descarga más que á los galvanómet, 0s ó á los apara- tos magnéticos. Con una débil ó mediocre resister cia, uniforme en el medio, ó que ofrezca solo ligeras soluciones * e continuidad á muy cortos intervalos, la descarga se verificará co luz homogénea y uni- : forme; y solo en el caso de estar la electric” ad sobremanera acumu- / lada, se abrirá paso por entre torrentes de luz vivísima y copiosos Ñ raudales de brillantes destellos, que surcarán la atmósfera con increi- $ ble rapidez en varias direcciones, ondulando á la par á impulsos de y las corrientes «aéreas. Por fin, si el medio es heterogéneo y disconti- y nuo, las distancias que hay que salvar considerables y grandes 'A las resistencias que veucer; la recomposicion se verificará por una serie de chispas en forma de descargas ordinarias. De estas reflexiones se deduce que la luz auroral en sus variadas formas es solo un efecto particular del gran fenómeno, y. que su apa- Y _ricion en determinados puntos depende por lo comun de cireunstan- > cias puramente locales, temporales y transitorias, que pueden á veces generalizarse más ó ménos. Considerada la aurora polar bajo este punto de vista general ya se deja ver cuán vasto campo y fecundo en-resultados ofrece á la in- vestigacion. Por desgracia la mayor parte de las veces ha sido consi- derada como un hecho aislado; sorprendente sí, pero de escasa impor- tancia meteorológica, y de orígen problemático tal vez. Mas ojalá que al presente los preciosos trabajos de De la Rive sobre esta"ma- teria en su gran tratado le electricidad, los del P. Secchi er sus nu. merosas Memorias y Boletin meteorológico, la importante coleccion de - memorias sobre auroras boreales de Peter Force, y las numerosas ob- 237 servaciones de Purry, King, Roberston, Hooper, Kane, Beecchey, Wrangell, Ros, Franklin y tantos otros llamen la atencion de los meteo- rólogos hácia este punto, y lleguen á desvanecer por completo las preo- eupaciones por tanto tiempo existentes en una materia que puede ser de suma importancia para-los adelantos de la meteorología. Yo, por mí, no puedo poner en duda que la aurora polar es uno de los gran- des fenómenos meteorológicos, y que sus grandes manifestaciones van ordinariamente acompañadas de grandes trastornos atmosféricos; y vice versa, que todo trastorno considerable en la atmósfera se ha de hacer sentir necesariamente en los instrumentos magnéticos por la ac- cion de las corrientes eléctricas terrestres que origina, y que son co- mo otros tantos signos Ó avisos telegráficos naturales, que nos llegan del punto de la tempestad, cuando se halla aun esta á respetable dis- tancia. Si no me hubiera convencido de esta verdad la propia experien- cia en un gran Número de casos que, ó por presentarse constantemen- te con las mismas fases, Ó por ser del todo excepcionales, no me es dado atribuir á mera coincidencia; bastarian á darme evideneia de ello los preciosos escritos é ingeniosas deducciones del P. Secchi. Es- te Padre ha sido el primero que despues de una serie de años de aten- ta, sagaz y minuciosa observacion de los fenómenos, cotejando dia por dia y hora por hora las curvas de su meteorógrafo con las magnéti- cas, ha llegado á deducir estas importantes consecuencias, que son co- mo otras tantas leyes meteorológicas: 12 Ley: Ninguna de las grandes borrascas atmosféricas pasa sin perturbación previa ó concomitante: vice versa, ninguna perturbación magnética acaece sin que se manifieste algun cambio en la atmósfera, ó sucesivo 6 contemporáneo; bien que no siempre sea de gran momen- to en la misma localidad precisamente. 22 Ley: Las grandes perturbaciones empiezan, y alcanzan su máximum uno, dos, y tal vez hasta tres dias ántes de que la borrasca - se declare en la localidad. : 32 Ley: Las grandes perturbaciones pueden servir de norma para prever el mal tiempo. | En cuanto á la seneralidad de estas leyes, rio duda dicho Padre que la relacion dada por la primera ley sea general, si bien el anun- cio puede variar por depender de la marcha de los temporales, que no puede ser la misma con respecto á distintas localidades. > Es asimismo muy marcada la influencia que la direccion y fuer- za del pea ejerce en el bifilar, y en cuanto á la influencia de las 258 nubes he podido advertir así por propia experiencia, como por la de los que me han precedido, como tambien por cuanto he leido de otros observatorios, que el aspecto general del cielo y formas particu” lares que suelen afectar determinadas nubes, en momentos de pertur- bacion Ó poco despues, es por lo comun tan caractevístico, que con solo este dato puede reconocerse á veces la perturbacion, como me aconte- ció el 2 y 3 de Setiembre. que pude anunciarla estando en el campo léjos del Observatorio ' Lus nubes al parecer más influyentes en los instrumentos magné- ticos, son generalmente los cirros y singularmente los cirros-estratos, sobre todo cuando se presentan en forma de un grande abanico, 6 de radios divergentes cuyo centro cac al N. próximamente; ó cuando se orientan en grandes zonas dispuestas de N. á £. en la direccion del meridiano magnético, 9 con poca desviacion de él. En semejantes ca- sos los tales cirros sou para mí verdaderos rayos aurorales, y ellos forman los grandes hilos que sirven de vehículo á la corriente eléctri- ca. Análogos á los cirros, pero constautemente más influyentes sobre el bifilar, son ciertos velos cirrosos ¿emitransparentes ó casi transpa- rentes, que cubren la mayor parte del cielo Ó por lo ménos el hemis- ferio Norte, al traves de los cuales brillan con luz pálida y variable las estrellas, tal vez con auréola las más brillantes, y la luna constan- temente con cerco ó halos. Muchas de las veces semejante velo cirro- so pierde poco tiempo despues su transparencia, quedando el cielo de un colorraplomado uniforme, que suele parar en lluvia. Con semejan- te disposicion atmosférica suelen tener lugar los halos solares y luna- res, y los parhelios y paraselenes: ella es ademas lo más á propósito para la manifestacion de la aurora en las altas y medias latitudes: ella por fin acompaña ó sucede comunmente á las grandes tempestades magnéticas no ya solamente en la Habana sino tambien en puntos tan distantes de ella como Roma, segun observa el P. Secchi, y Toronto, conforme escribe De la Rive, y se demuestra por las publicaciones de aquel Observatorio. Este es, á mi ver, un hecho de suma importancia. Y á la verdad tres grandes deducciones, á cual más admirable, nos suministra la observacion de la aurora polar. La primera es la general y profunda alteracion- que esta induce en el magnetismo ter- restre; la segunda, la universal simultaneidad de la perturbacion mag- nética en puntos tan distantes entre sí como son Roma, Lóndres y la Habana, Paris, Toronto, Filadelfia y Hobarton d.; la tercera, no mé- nos admirable que las precedentes, y en queno sé si muchos han fijado su atencion hasta el presente, es la no ménos general simulta- 239 : neidad del cambio atmosférico que acompaña y subsigue á la aurora y perturbacion magnética; de suerte que las grandes perturbaciones debidas á auroras boreales presenten idénticas ó muy parecidas fases con respecto al estado del cielo y cambios de tiempo en puntos suma- mente distantes entre sí, y 4 pesar de la grande diversidad de climas y latitudes. Esto tiende á probar, que así como es general la modifi- cacion introducida por la aurora en el magnetismo terrestre; asimismo lo es tambien el desconcierto atmosférico que la acompaña. Las dos primeras deducciones se hallan probadas y confirmadas por hechos, por decirlo así, cotidianos. De la primera he hablado en la primera parte de este trabajo, y la segunda se prueba hasta la evi- dencia por la importante y voluminosa coleccion de observaciones he- chas en los observatorios coloniales ingleses, y publicados bajo la di- reccion del Gen. Sabine. El mismo P. Secchi ha podido comparar al- guna vez las perturbaciones de la Habana con las de Roma y Lón” dres, y yo mismo recientemente he podido verificar la misma compa- racion con las cbservaciones de Stonyhurst. En cuanto á la tercera deduccion, si llega á ponerse en toda su evidencia, como lo espero, no - hay duda que es de suma gravedad y de grandes consecuencias para la meteorología. Porque ¿quién no vé que se trata aquí de un fenóme- no el más grandioso y universal, que puede servirnos para explicar muchos otros que á él estén subordinados? Añádase, por otra parte, que puede este fenómeno ser anunciado como por via telegráfica na- tural en todos los puntos del globo, por medio de instrumentos los más delicados y precisos; y esto con mucha anticipacion puesto que ordi- nariamente el cambio atmosférico sucede á la perturbacion, y que aun la misma perturbación va preparándose de manera que puede prede- cirse ordinariamente el dia ántes. Es el caso que en general la fuerza magnética va creciendo por grados hasta llegar á un máximum á ve- ces sumamente exagerado, que precede siempre á. la perturbacion. En cuanto esta empieza, disminuye la fuerza con suma rapidez, y no vuelve á recobrarse de sus grandes pérdidas sino es generalmente muy despacio y hasta mucho tiempo despues. Esta marcha del bifilar pue- de exactamente compararse á la de un electrómetro de cuadrante co- locado sobre la máquina eléctrica en accion, y teniendo esta en pre- sencia un cuerpo buen conductor y á la distancia conveniente de ma- nera que pueda estallar la chispa, cuando se halle suficientemente car- gada la máquina. A medida que esta va funcionando y creciendo la tension, va separándose la esferita del electrómetro hasta llegar á su _máximunm; estalla entónces la chispa: descárgase repentinamente la 240 - máquina, y cae de golpe la esferita para volver á separarse de nuevo, á medida que vaya gradualmente creciendo la tension. A la manera» pues que con el elettrómetro se hace sensible la carga de la máquina. y él nos da aviso preventivo de la descarga ó chispa, y consiguiente- mente de su propia caída; asimismo el bifilar anuncia su propia per- turbacion. Despues que hice esta observacion puede decirse que no ha habido perturbación alguna que no haya podido prever con uno Só dos dias de anticipacion, [ Continuará]. Perturbaciones magnéticas durante el mes de Junio de 1872. - Dos fuertes perturbaciones acaecieron en los dias 3 y (21 y 22.) Máxi- ma del bifilar el dia 3: 166,7; mínima á las 5 y treinta minutos de la tarde: 126,7; intervalo recorrido: 40,0.—Máxima el dia 21 á medio dia: 187,3; mínima el 22 á las 6 y 10 minutos: 141,2; intervalo total recorrido: 46,1. Otras perturbaciones de menor monta se verificaron los dias 6 , 15 y 25. Deseo aquí consignar un hecho que creo digno de atencion, y es que todas estas seis perturbaciones se han verificado con barómetro bajo 6 descendente, con temperatura elevada ó ascendente, y con hu- medad fuerte ó creciente; de suerte que un mínimum barométrico, y un máximum de temperatura y humedad caen ó en el mismo dia de la perturbacion, ó más bien por lo regular uno ó dos dias despues. De esta regla hace en parte excepcion la perturbación del seis, lo que puede tal vez depender de ser ella en sí pequeña y durar todavía la influencia de la gran perturbacion del dos. Ademas, el 3, 7, 9, 21 y 22, 25 y 26, tuvimos á la vista fuertes turbonadas del E que pasando por S se perdian ordinariamente en SO y O. 1:13 y el 15 nos alcanzó la lluvia, aunque en poca cantidad; el 25 hubo fuertes chispazos á corta distancia y el 26 recogió el pluviómetro 13mm.,5. Puede observarse ademas, que en los dias de perturbación ha ha- bido ráfagas de viento por lo regular más fuertes, para lo cual basta echar una ojeada sobre la columna de la máxima velocidad del vien- to. Solo el dia 15 hace excepcion. Otra observacion que hay que ha- cer es que la amplitud de la oscilación diurna de la humedad y ten- sion del vapor crecen notablemente uno ó dos dias despues dle la per- turbacion. Hace tambien excepcion el dia 15, en cuyo dia se verificó a a A dSrerd” o a A A A 241 un cambio muy marcado quedando el viento al Sur y faltando el dia siguiente la brisa de Norte por completo; cosa de que nu hay en todo el mes un solo ejemplo. ¿Serán estas meras coincidencias, 6 habrá que reconocer verda- ras relaciones existentes entre los fenómenos magnéticos y los meteoro- lógicos? El tiempo y la observacion espero que han de suministrar cada dia nuevas pruebas para convencer de lo segundo. d El Director del Observatorio Benito Viñes Ñ. J. e A CONTESTACION AL DISCURSO DEL Dr. D. Juan M. Babé, EN EL ACTO DE SU RECEPCION COMO ACADÉMICO DE NUMERO; por el Dr. D. José Antonio Reynés. (Sesion del 28 de Mayo de 1871.—V. AwaALEs, págs. 162*y 208). Sres. AcaDÉMICOS:-Interesante y fecundo en aplicaciones prác- ticas es el asunto con cuyo estudio bien nutrido de erudicion y de va- rios juicios críticos, ha inaugurado sus tareas acádémicas el nuevo so- cio para quien se abren hoy las puertas de este recinto. La retencion de orina, síntoma predominante en la patología de las vias urinarias, que acompaña á un gran número de afecciones dle este aparato y que tan pronto depende de un estado dinámico como de obstáculos mecá- nicos que se oponen al libre curso de aquel producto excretorio, puede llegar á adquirir tales proporciones que -comprometa de una manera inmediata la vida del paciente, desarrollando el terrible cuadro que gráficamente os ha presentado la Memoria cuya lectura acabais de oir. Ante la inminencia del peligro la decision ha de ser pronta, por- que como dice Brodie, es menester que el cirujano se coloque entre el peligro y la muerte. No hay tiempo de reflexionar, de deliberar ó de consultar; los sufrimientos del enfermo son atroces, y si en algu- nos casos los medios farmacéuticos son suficientes para restablecer el curso de la orina, es indispensable en el mayor número, cuando hay que vencer obstáculos mecánicos, la intervencion de la Cirugía, de ese arte que contanta razon denominó Marco Aurelio Severino, Medicina eficaz. La primera idea que ocurre al cirujano es poner expedita la via natural practicando el cateterismo; pero coo este tropieza con las barreras que ocasionan el accidente que es llamado á remediar, se ha querido salvarlas á todo trance y se ha erigido en método el 242 que se ha llamado cateterismo forzado. Duramente y con sobrada ra- zon en nuestro concepto, ha calificado el Dr. Babé esta operacion, que tanto y con tan poca fortuna defendió Mayor, y que á pesar de la opinion de Boyer, Desault y Ricord que la han patrocinado y pre- tendido metodizar, ha sido condenada por la gran mayoría de los ci- rujanos. Vidal de Cassis demostrando sus inconvenientes y peligros, ha probado que la palabra forzado no es admisible en Cirugía. —“El cateterismo forzado, dice Erichsen, es el proceder más peligroso y. anti-quirúrgico.”—“Nada seguramente es ménos propio, continúa el célebre cirujano de Lóndres, que tomar un catéter pequeño y rígido, pasarlo por debajo de una estrechez y luego intentar llevarlo por fuer- za hasta la vejiga. En estos casos ordinariamente no logra el opera- dor su propósito y empuja la punta del instrumento al traves de los tejidos que rodean el cuello de la vejiga Ó la próstata, ocasionando en estas regiones, graves y quizá fatales trastornos. Si por una feliz casualidad penetra en la vejiga, no es por una hábil aunque forzada dilatacion del obstáculo, sino perforando la uretra y minando al tra- ves del cuerpo esponjoso y la próstata, practicando lo que se conoce con el nombre de túneles, hasta que á ciegas vuelve á entrar en el ca- nal, ó de cualquier otro modo semejante alcanza el cuello de la veji- ga.” Los hechos citados en la Memoria del Dr. Babé refiriéndose á Lerouge, Hunter, Roux y otros, vienen 4 confirmar las opiniones de Erichsen, de las cuales participamos. Por otra parte, aun atreviéndo- se á desafiar todos estos peligros, no hay la seguridad de llegar á la vejiga inmediatamente, y el mismo Boyer confiesa que ha encontrado casos en que le ha sido imposible vencer los obstáculos aun con las sondas de conicidad más aguda, y otros en que solo despues de un mes de repetidas tentativas ha logrado penetrar hasta la vejiga. Esto basta para comprender cuan poco podria el cirujano confiar en este procedimiento para socorrer un caso urgente. El Dr. Babé, sin em- bargo, se inclina á creer con Voillemier, que en algunos casos de es- trechez en la porcion peniana de la uretra, acompañada de dilata- cion notable del canal por detras de aquella, formando una bolsa uri- naria perceptible al tacto, el cateterismo forzado podria emplearse con buen éxito. Nosotros más exclusivos, loOrepudiariamos aun en es. te caso y prefeririamos practicar la uretrotomía, pues nos parece que- una seccion limpia de la uretra producida por una hoja cortante se ria ménos grave que su dislaceracion y tal vez alguna falsa via, que indudablemente determinaria inflamaciones flemonosas con todas sus ei la infiltracion sanguínea, la infiltracion urinosa y la ebitis. 248 Despues del cateterismo forzado, pasa el Dr. Babé á examinar las:incisiones externas de la uretra como medio eficaz, no solo de dar salida 4 la orina detenida, sino lo pue es todavía mejor, para destruir la causa de la retencion. Con minuciosa exactitud ha hecho la histo- ria de los procedimientos que se refieren á este método y muy justas encontramos las consideraciones á que se ha extendido sobre el ojal peones en que se divide la uretra por detras de la estrechez y la - uretrotomía externa propiamente dicha, en que se interesan entram- bos. En efecto: si es posible introducir en la uretra un conductor por pequeño que sea, será posible tambien practicar la uretrotomía inter- na dividiendo la estrechez y llevando una sonda á la vejiga, y todos los cirujanos convienen en el poco dolor y gravedad de las consecuen- cias de esta operacion, cuando no se practica en la porcion corva de la uretra. Si no se-puede introducir instrumento alguno en la uretra, no vemos en la botonera périneal más que una aperacion erizada de - peligros, en que á pesar de los conocimientos anatómicos más preci- sos de la estructura del perineo, podia llegar el caso en que las alte- raciones que hayan sufrido las partes que componen esta region, opongan al cirujano obstáculos muy difíciles de vencer. Phillips al hablar de esta operacion hace notar las di:cultades que presenta la introduccion de la sorda en la uretra dividida y la casi imposibilidad de encontrar este canal en algunos casos de violentas contusiones del perineo. Erichsen dice que muchas veces ha tenido un resultado fu- _nesto, que otras ha dejado fístulas incurables en el perineo y que es de ejecucion tan difícil, que ha visto en muchos casos operadores muy. diestros que no le habian podido dar cima y se habian visto obligados á dejarla incompleta. Gross de Filadelfia, añade que en ocasiones re- petidas ha determinado la muerte por hemorragias, inflamaciones Ó infiltraciones purelentas. | Si bien lo consideramos, los diferentes procederes de uretroto- mía, son más bien aplicables á la curacion de las estrecheces uretra- les, que á la retencion de orina propiamente dicha, que con frecuen- cia reconoce otras causas. Es preciso no olvidar que la retencion com- pleta de orina es uno de los casos que con más urgencia reclaman la intervencion inmediata del cirujano, y si este encuentra en el canal obstáculos que no puede vencer en elacto, no le quedará más recurs 0 que optar entre el ojal y la puncion de la vejiga. Esta última opera” cion es la que, á nuestro modo de ver, con más sencillez, con más fa- cilidad y con más probabilidades de buen éxito podrá practicarse pa- ra remediar et terrible accidente que nos ocupa. Su efecto es ráyid y el enfermo despues de ella se encuentra aliviado inmediatamente po T. IX—33. 244 pone término á la retencion de orina, sea cual fuere la causa que la produzca. El Dr. Babé en su extenso trabajo, ha descrito todos los procedimientos empleados para practicarla, y ha comparado con dete- nido estudio sus ventajas y sus inconvenientes. De acuerdo con él, preferimos la puncion hipogástrica á las demas, y creemos con Ché- lius y Paget, que se han exajerado sobremanera sus peligros y que muchas de las veces que ha dado mal resultado, es porque se ha dife- rido demasiado el momento de practicarla, dando lugar á una disten- cion extremada y tal vez á la gangrena de la vejiga. Louis refiere haberla hecho con buen éxito 4 un anciano de 55 años y á otro de 73. Velpeau la practicó dos veces en el espacio de 48 horas á un en- fermo de 60 años, en el hospital de la Caridad en Paris, viéndose obli- gado á repetirla por haber sido expulsada violentamente de la vejiga la algalia que habia dejado introducida al hacer la primera puncione A pesar de esto el enfermo no tuvo novedad. La infiltracion de orina que es el accidente que propiamenté le atribuyen los detractores de la punción hipogástrica, raras veces se presenta. Dejando aplicada la cánula del trecar, el tejido celular del trayecto comprimido por ella opone una barrera á la infiltracion y seis ú ocho dias despues se ha organizado ya en él una especie de membrana que lo tapiza. Gerdy en un caso la ha visto ya organizada á los dos dias. Ademas ¿no po- drian ántes de hacerse la puncion incindirse todos los tejidos hasta la vejiga y cauterizar este trayecto, segun propone Vidal de Cassist— Hemos visto tantas veces emplear con buen éxito estas cauterizacio- nes, para evitar la infiltracion de orima despues de la talla, á un emi- nente cirujano de quien hemos tenido el honor de ser discípulo, que no dudariamos en aplicarlo ai hacer la puncion de la vejiga, persua- didos de obtener igual resultado. Conve ndremos, sin embargo, en que cada dia serán más raros los casos en que el cirujano tenga que apelar á estos medios para combatir ia retencion completa de orina, “porque los adelantos en la patología y terapéutica de las vias urinarias, harán que cada vez sea ménos frecuente la aparicion de tan alarmante síntoma. Las estreche- ces de la uretra llamadas impermeables, que son las que más comun- mente la han determinado, dejaran de presentarse en la práctica ó se verán tan solo en circunstancias escepcionales, á medida que los ci- rujanos se familiaricen con los eficaces medios que ofrecen para ven- cerlas los dilatadores de Thompson, de Hott y de Thebaud, los ure- trotomos de Maisonneuve, de Civiale y de Gouley, las candelillas de crin de caballo de Mitscherlich y las utilísimas de laminaria digitada destinadas tal vez á prestar mayores servicios que otra alguna como sustancia dilatadora de la uretra. y 245 Al terminar nuestro discurso, nos cabe la satisfaccion de dar cordialmente la bienvenida al Dr. Babé, que entusiasta por la ciencia que profesa y en particular por la cirujía, ese noble arte del ¡que con- gideraba Hipócrates como mengua no obtener cuanto 'se quisiera, tan alta era la estima en que le tenia el Patriarca de ¡la Medicina griega » —contribuirá con sus trabajos á la obra á,que todos nos hemos con ” sagrado. Brillante es el principio de su carrera y le felicitamos" po” el honor que le concede la Academia recibiéndole|en su seno: *pero abrigamos tambien la conviccion íntima de yue este cuerpo científico no verá defraudadas las esperanzas que en él ha fundado y de las que son una garantía el criterio, la erudicion y los ¿conocimientos que re- vela la Memoria que nos acaba de leer.—He dicho. FLORA CUBANA. OXXVIML ORCHIDACKEA. (Corresponde á la pág. 51, Tomo VIIL.—Junio de 1871). Finaliza.—(V. Anales, t. 1X, pág. 216). IsocHILUS LINEARIS R. Gr. (688). POoNERA ADENDROBIUM G. Rehb. (1697). E. DICHxA ECHINOCARPA Lindl. (1702). D. mur:- cata Lindl. DicH4A MURICATA Lindl. (646). var. latifolia Linal. (1496). DicmaaA TrICHOCARPA Lindl. D. squarrosa Lindl. (1701). DICHAA HYSTRICINA G. Rchb. D. brevis Gr. D. sp. nov. Lindl. (1487). E. DICHXA GLAUCA Lindl. (1700). ZMWRANTHUS LiNDENTI Gr. Rehb. Angroaecum -Lindl. (3303). E. ZERANTHUS FUNALIS G. Rehb. (3800). ZERANTUS HYMENANTHUS Gr. Dendrophylax (7. Rehb.—Angrecum Lindl. (1692. E. - ABRANTHUS MICRANTHUS G. Rehb. (3298). 2BRANTHUS SPATHACEUS Gr. (3299). E. ZBRANTHUS PORRECTUS G. Rcehb. (3302). E, 246 ZERANTHUS MONTEVERDI G. Rchb. A. Poep- pig Er. Angrecum Linal. [1497, 3301]. ORNITHIDIUM CONFERTUM Gr. Camaridium ves- titum Lindl. [650, 8319]. MAXILLARIA ALBA Lindl. [1484]. MAXILLARIA CRASSIFOLIA Lindl. [638]. MAXILLARIA IRIDIFOLIA G. Rchb. [8314]. Pleurothallis Valenzuelana Rich. E. MAXILLARIA RUFESCENS Lindl. [1485]. : MAxILLARIA PALLIDIFLORA Hook, [632]. Lycaste BARRINGTONLE Lindl. [634]. L. cilia- ta Etnal. GOVENIA UTRICULATA Lindl. var. lagenophora Lindl. [631]. PoLYSTACHYA LUTEOLA Hook. [627]. GALEANDRA BEYkICHtt G. Rehb. [1698]. ZYGOPETALUM DISCOLOR G. Rechb. Warscewic zella. [1695]. CELIA TRIPIERA Don [1488] C. Bauerana Linal. CyRTOPERA WooDFORDII Lindl. [3286]. CYRTOPODIUM ÁNDERSONII R. Br. Oncidium co- mosum Poepp. CYRTOPODIUM PUNCTATUM Lindl. [3320]. CYRTOPODIUM VERRUCOSUM Gr. [2324] E. CYRTOPODIUM STRICTUM Gr. E. ONCIDIUM GUNDLACHIT Wr. E. ONCIDIUM GUIBERTIANUM Rich. (3288, 3290]. E «ONcIDIUM LEMONIANUM Lindl. ONCIDIUM PULCHELLUM Hook. ONCIDIUM VARIEGATUM Sw. [688]. O. Leiboldi G. Rehb. var velutinum Lindl. e ONCIDIUM SYLVESTRE Lindl. (1488, 8289]. ONCIDIUM USNEOIDES Lindl. [669]. E. ONCIDIUM LURIDUM Lindl. [666]. O. interme- dium” Knowl. ONCIDIUM ALTISSIMUM Sw. BRASSIA CAUDATA Lindl. [639]. Girafa. Brassia LAURENCIANA Lindl. 0 LrocHILus saLvus Gr. Oncidium (G. Rchb. [8311, 3330]. E. 247 MACRADENIA LUTESCENS R. Br. Rynchadenia cubensis Rich. TRICHOPILIA SUBULATA G. RKchb. Cymbidium Sw. T. hymenantia GF. Rehb. [8822]. JONOPSIS UTRICULARIOIDES Lindl. [667]... tenera Lindl. [1865]. JONOPSIS PULCHELLA Kth. COMPARETTIA FALCATA Poepp. [664]. CALANTHE MEXICANA G. !chb. Ghiesbrechtia calanthoides Rich. * POGONIA PHYSURIFOLIA G. Rchb. [615]. P. ma- crophylla Lindl. POGONIA CUBENSIS G. Rchb. E. CALOPOGON PULCHELLUS R. Br. [3817]. VANILLA PLANIFOLIA And. var macrantha '.r. [8351]. V. pheantha G. Rehb. 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[ 310, 618] S. orchioides Lindl. STENORRHYNCHUS ORCHIOIDES Rich. [1865]. Sps- ranthes orchioides Rich. SAUROGLOSSUM TENUE Lindl. [622]. SAUROGLOSSUM "MONOPHYLLUM Gr. Cranichia Linal. [1480]. PELEXIA SPIRANTHOIDES Lindl. [624]. PELEXTA CRANICHOIDas Gr. [3293]. E. PELEXIA STENORRHYNCHOIDES Gr. E. PELEXIA SETACEA Lindl. PHYSURUS HIRTELLUS Lindl. (1472). PHYSURUS PLANTAGINEUS Lindl. (623). PHYSURUS SAGREANUS Rich. P. plantagincum Lindl. P. commelynifolius G. Rehb. (329%). PHYSURUS CORNICULATUS G. Rehb. P. Wrigh- .tianus Gr. (3295). E. CHLOIDIA FLAVA G. (3312). var [1471]. C. ver- nalis Lindl. : CHLOIDIA POLYSTACHYA G. Rchb. Polystachga membranacea_Rich. HABENARIA MACROCERATITIS W. (3308). HABENARIA BICORNIS Lindl. HABENARIA MACULOSA” Lindl-(625). HABENARIA DISTANS Gr. (1481). E. HABENARIA TRICUSPIS Rich. (3305, 3309). H. radicans (Gr. HABENARIA ALATA Hook. (1694, 3306). HABENARIA REPLICATA Rich. E. L 1 A E A O O O AS A O E TO ET IAS OU - | o'olcz 0/9 waraas'asalo'o9|1e|::p p8]98 “61 EN 1|so“61|L9'07 187 6íL vi9z ese srvo OL“ 0E/00 0 Guy ae: de SETIT “991 Dn DA KA 1 6 |b'6P 11 ¿691 0€ op lep fo“ 11] 48 OSS IN "ANA 81 12 [19 88|86'02 877 los erlorzz]- ¿67 9'lL h eel zejL0 vol 1er |8 9/02 ee o'0L1 Le Z1 q g91 2 '8atle zone 8 "vor tl Lot |6z 0% lore loa | caos an asa laz 2 lez [80 j9s|1 9 'oz]ese e da Pezloe [6 8z¡8 METE, “olo9“1 os £9180 had 0691 18 [1991 8'PL IE 391 e'9 'L'6P1/0'Cgtlez og loz [9 fa onoron"s"al;y1[p7|0 ool06|1s'o7|L9'P ala lo pal telptE9| OZ A EE91 6691|9'7:91/6/9 0'091|5'9P LLE 9'81/0' 1 pjo'L eesawas alg 21 joy /0F)9a|sa'St| pz: or). rie njo'pa|riLe|88 19 91 OA ASE 1391 8'691/1'£91]0'01/P'8P1|P'89T|9E joorpaanasa ()69/7.|[8S/os|96 0% 0e7 piscov [3í1o st: [3819] 7P1 Le 0964 19/8'991/5/*1 16919 “EL |9 zstls'6 [8 Lp 1|1'L9T|gz oí "UN ANN as"ale9n[e2| tos jue, Toll toy le 16721 0€l8'9 997 v82 UT 19 brI SE/0964' 1ajo'891|9"31 0'£91, 991118 G4T|T6 9'8b1 LeL9U[FZ 09 Tanon aras |," o[relra[es 301% 19% (bots 1 [tez c'uxjy's [107 |j0'vejos'To|21'8 [PY 09927919. “801/98 q 961 Eg re egt|e oO '6r1|e'691 Es A A “Lolo |eo¡ivelr6. “O7/ER'Z er silos rap ogje, 971 |8t top: zo|S “681 o' Te [9 tvt 9rl pl “£oT 28 17 6v1 LLGTlE lo'z ¡CAN NCANCAS|y “G0|87 e rejes 619% [1v'21 312 [3 00|9'8 q1% [E0 1981 E90'011/4198 9 051 31818 '%0T1|7'8 K “Sy1|[8'94T 12 a Et A y 89/17 +9|T8|AP 03/96" Ñ S9'KL y9 1% e 6388 [o'9 097 (6868/66 1913 “UUL|9 y 6 8919 “Gh1 ¿GS 16 8] LeLV 1/9 ¿291/07 09 | “FIVONINA [2002113 L2[pejEl ozl6s 1 [vet tea sar [otoz|e rela “60091 6L'80 e 09% catsis [L99T5 PLE RE TZ g' Srtjo'99T|6r 009 | “INTACTAS lo 22117 09/28 90 Tcjo9'e su 07 a9tez|s'82 3/6 epi 0'peleo 19 622 [6809/81 £919, “S9T|E'01 [Pv91 L'v TO! at 0/8 [PiSt1/9'991|81 07 OLA ol gr Br 99 (ra (00/1029, 6v'61 ze/2zj0'85 ví [vaa g'osloreo L0% lee rojcavo(o (191 0. |S£916 021 veros [Sep LT veTi e [Or3j0t3 [02 | “ASACASS"AS 91212 09 ps|Pt 03 207 [87'61/09'16]3/87 0/9 ¡Vez 1 TE $8 To 61 [10'09/0%'€9]0. “L9T|6óL [Up9L 0321/86. “TGTILA [1:8PT|8'9L 91 ce joey (0. + ESAS ONS Jr eLjez 6ueejrE 07 4977 98/61, [STE JLÉ8z O e 6 po6 ejes 60 0.1 [8U62/88'0958 pol|6í37 [Ever 32191919 'g [6'8rt|aPgT gr geo [07 NTINNASS 1/19/88 09/€8 LO“ 1,143 19 T|90i0z 3'8z 9'ot tez Les|uo “09 zv'1 |.€'69l62 091€ +91 aut p69t/6'TZ1 1GgT|3'Y [PO09I L:P9U|pr ISE 6% [08 | VAS TAN S [p "12 9% 69|c8[6s ST 08 E e9 LL EE To ' Loro [867 205€ To est [69/09 P9'2918, “919 $ ezor6 ur jezarlss ¡2e6vt9/99T;e Yao a loóe | castrancas [799 09 62|62/98'81,19'9 16 CT PPITI8 83 EE cecoooo zo miz [eo to|evie9|1'e9 1]€'TT [T/69T POL 8'1gt ¿8 [o'8tI]a :gotler o. 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REAL ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA. _--— SESION PUBLICA DEL. 10 be NovIEMBRE DE 1872. -CONTESTACION AL DISCURSO INAUGURAL DEL Dr. GÓRDON, POR EL D». D. Luis María Cowley.—(Continúa, véase pág. 279.) —Las importantes investigaciones del Sr. Górdon y los estudios especiales que tuvimos que emprender en una época sobre las enfermedades parasitarias, con motivo de la enseñanza de la Higiene que se nos tenia encomendada, despertaron más de una vez en nosotros la idea de poder establecer algun dia con más datos cierta identidad entre la Beriberi y una nueva afec- cion que habiamos visto ligeramente descrita con el nombre de “caquexia de los carneros;” opinion que vinieron más luego á ro- bustecer los trabajos del Dr. Fonssagrives, quien acaba de pre- NX T, 1x,—88 EN € 3 284 sentar un paralelo entre esa enfermedad singular y otra obser- vada en los paises intertropicales y designada bajo los nom- bres. de “mal de estómago de los negros, caquexia africana, hi- poemia intertropical,” y que en nuestra opinion se asemeja al- go á la Beriber. Las cuestiones referentes al parasitismo, que parecen ensan- charse cada dia más en el vasto circulo de sus dominios, ofre- ciendo á la Higiene las perspectivas más consoladoras, en vit- tud de haberle hecho evidenciar muchos peligros que hasta ahora habia desconocido, ha venido á la vez á colocar bajo una nueva faz la importante cuestion del uso de las carnes pro- venientes de los carneros, bueyes y puercos atacados de la en- fermedad conocida con los nombres de podredumbre, mal de higado, caquexia acuosa de los carneros, producida por el desenvolvimiento de una cantidad considerable de disto- mas hepáticos, y caracterizada además por una alteracion profunda de la sangre, que se descolora, y por infiltracio- nes en las cavidades serosas y en el tejido celular. Los sín- tomas principales que la constituyen, son los siguientes: un es- tado general de languidez, rumia nula ó incompleta, se- quedad de la lana, desprendiéndose ésta con facilidad, descolo- racion de la conjuntiva acompañada de quémosis seroso, ina- petencia, trastornos digestivos y enflaquecimiento. ¿Existe el peligro de la trasmision de esta enfermedad del carnero al hombre, y los casos de distomas hepáticos reconocerán solamente este origen? Esta es la pregunta que la ciencia se ha hecho actualmente, y la que conviene estudiar, existiendo más de un motivo por qué sospechar que así como la generali- zacion del uso de las carnes crudas en las enfermedades: con- suntivas de la infancia y de la edad adulta, han aumentado de una manera notable los casos de tenia y la frecuente aparicion de los triquinos, los distomas del higado no hayan dejado de producirse á expensas de esa especie de pululacion parasitaria. Por otra parte, Sres., la elasticidad de que está dotado el térmi- no “salubridad de las carnes,” hace dificil 6 convierte 4 menudo en ilusorio el reconocimiento destinado 4 comprobar si una car- 285 ne puede destinarse al consumo público. En este género de inspeccion no se trata tan solo de carácteres químicos, como cuando se reconoce un vino adulterado, sino de un juicio clínico y en el cual tiene muchas veces que intervenir el microscopio; á4 lo que se agrega “que si bien es cierto que las carnes de los animales enfermos no producen accidentes de momento, porque ellas no son tóxicas en el sentido riguroso de esta palabra, no pueden tampoco considerarse como inofensivas, respecto á que sus consecuencias no son, por lejanas y lentas, ménos dañinas, principalmente si forman parte de la alimentacion des- tinada á individuos valetudinarios y delicados de estómago.— Y si generalmente se ha dicho por todos los higienistas, que el agua potable debe ser como la mujer de César, que no debe ni aun sospecharse acerca de sus buenas cualidades, la misma frase pudiera aplicarse 4 todos los alimentos esenciales, y en particular á la carne.” En los numerosos casos de distoma hepático, observados en el hombre y consignados por Davaine en su excelente obra, así como en las observaciones de Dionis Cornes, las condiciones presentadas durante la vida han sido pasadas en silencio, de tal manera que los hechos enunciados son más anatómicos que clinicos, sin embargo de haber hecho constar Brera en una ob— servacion el caso de un individuo que ofrecia los caracteres del escorbuto y de la hidropesía.: En virtud de las consideraciones ántes expuestas, nos hemos preguntado más de una vez si la enfermedad observada en los paises intertropicales, conocida con los nombres de Beriberi, Beribería, Hinchazon de los NEgTOS, Enfermedad de los inge- nios, y á la cual pudiéramos llamar Hinchazon solamente, en atencion á ser tambien los blancos atacados de ella, no dependia de la presencia de esos parásitos en el higado, y si esta enfer— medad no seria idéntica al mal de estómago de los negros, á la clorosis de Egipto de Griesinger, que no es otra cosa que la ca- quexia de Hamot, y 4 esa multitud de anemias de causas inciet- tas ó desconocidas. ' Haciendo abstraccion por un momento de la distinta signifi- 286 cacion que para nosotros tiene la expresion francesa mal au coeur, y teniendo en cuenta la confusion que durante largo tiempo ha hecho de la historia de la Beriberi un verdadero cáos, visto que los fenómenos morbosos, comprendidos bajo la denominacion de | Hinchazon, están muy léjos de tener siempre una fisonomía uni- forme, cáos que empieza 4 desaparecer merced á la aparicion de nuevos trabajos sobre esta afeccion, mereciendo especial mencion el que recientemente ha publicado en la “Lanceta mé- dica” de Lóndres el Dr. Clapham, respecto á sus observaciones hechas en Java sobre esta enfermedad, se deja notar, deciamos, más de una analogía entre los caracteres asignados por Fonssa- orives á la caquexia acuosa y los de la Beriberi, cuyo cuadro de sintomas lo constituyen trastornos digestivos, languidez, debili- dad muscular, alteracion profunda de la sangre, palpitaciones cardiacas y arteriales, infiltraciones serosas, y explicándose á la vez de una manera más satisfactoria la forma epidémica de la Beriberi, si se tiene en cuenta la posibilidad de su naturaleza parasitaria. Por desagracia nuestra no se han hecho autopsias con este objeto, ni nosotros hemos podido practicarlas en los individuos atacados de la Beriberi, y en las que se-han efectuado en el extranjero no ha sido examinado el higado con la minuciosidad que el caso requeria, contentándose los autores que las han he- cho, con deseribirnos el cambio de volúmen de este órgano, la pequeñez de su vesícula y el color amarillo puro de la bilis que ella encerraba, Lo que llevamos expuesto pudiera conducir á formarse el juicio de que tratamos de formar un paralelo irrecusable entre la Beriberi y la caquexia acuosa de los carneros, y nada está más léjos de nuestro propósito, no teniendo la idea emitida otra significación, que la de estimular 4 ulteriores estudios sobre este importante asunto, pues faltándonos, como.nos ha faltado, para conclusiones definitivas, el elemento importantísimo de la ana- tomía patológica, hubiera sido de todo punto aventurado consig- nar una opinion concreta en tan oscura materia, pero creyendo que la idea enunciada, si no merece el apatecido asentimiento ES 287 de la Academia, se le acordará gustosa la indulgencia, que es compañera de la verdadera superioridad: indulgencia, Sres., que nunca ha sido negada á los que como yola imploran yá los que como yo la necesitan. FieBrES GRAVES DE La ISLA DE Cuña.—Terminada la contesta- cion del Sr. Cowley leyó el Dr. Auber, 4 nombre de la Comision de Patología interha, elinforme relativo á varias memorias sobre las fiebres graves de la isla de Cuba, remitidas ú la Academia, por un profesor francés domiciliado en Santiago de las Vegas, con opcion al titulo de socio corresponsal. En todo el trabajo predomina la idea del paludismo y el afan de distinguirlo con la multiplicidad de sus formas de ese tipo periódico que la cons- titucion médica imprime 4 las veces en la isla de Cuba á las en- fermedades y que el autor designa con el nombre de seudo- periodicidad: tendencia digna de encomio, pero la piedra de to- que á que se recurre para establecer la diferencia, la accion de la quinina, engaña con frecuencia, pues á menudo se ven en- fermos atacados de la más franca fiebre palúdea que consumen cantidades enormes de la sal quínica sin obtener la curacion. Se admite la fiebre tifoidea en este pais y su identidad con la que se observa en Europa; pero hay exageracion en asegurar que el ileo-tifus no se presenta tal vez jamás sin afectar el tipo pe- riódico, ya en su principio, ya en su apogeo, yaen su fin. El. Dr. Auber ha tenido ocasion de estudiar la enteritis foliculosa y de ver desarrollarse casi siempre el ciclo morboso con la mis- ma regularidad que en la Europa septentrional, y casos análo- gos á los que el autor examina al tratar de la seudoperiodici- daden la fiebre tifoidea, expresion que parece en extremo anfi- bológica, si bien se deduce del texto que se la considera sinóni- ma de paludismo. Dos causas de confusion existen respecto á dicha enfermedad: la divergencia de la marcha del pulso y la temperatura, y las grandes oscilaciones de la curva termométri- ca, independientes de todá intervencion terapéutica, causas de error que solo se pudieran alejar empleando el termómetro. Las observaciones que acompañan á la memoria están escritas con demasiada brevedad, y tienden 4 destruir uno de los axiomas 288 termonómicos de la calentura tifoidea; pero la Comision está de acuerdo con las deducciones que terminan este capitulo: 19 Frecuencia del tipo seudoperiódico en dicha afeccion; 2 inutilidad de la quinina en estos casos; y 32 Necesidad de ha- cer abstraccion del tipo en el tratamiento.—En la segunda par- te se trata de la fiebre biliosa grave de los paises cálidos, que no cree de naturaleza palúdica, sino una fiebre continua ó seu- doremitente con exacerbaciones cotidianas múltiples y no pe- riódicas. Esa enfermedad es para el Sr. ponente un estado patológico complejo que se refiere á diversas especies morbosas, y segun" los estudios modernos la reabsorcion biliar acarrea grandes peligros. Alocuparse del diagnóstico se señalan con razon las analogías con el ictero grave.—En el tercer capitulo, destinado á la fiebre amarilla, se acepta su origen miasmático y se niega su contagiosidad con sobrados fundamentos. La Co- mision advierte que la presencia ó ausencia de costra fibrinosa en la sangre no significa nada en pró ni en contra de la infla- macion; y que la hemoglobina no ofrece ningun cambio cuando se la somete al análisis espectral: acepta algunas de las propo- siciones acerca de la seudoperiocidad, y por lo que hace á la administracion de la quinina, le parece indicada en aquellos casos en que la extraordinaria elevacion de la temperatura constituya por sí sola un gran peligro.—La mejor de las cuatro memorias es la que está consagrada á algunas de las particula- ridades de las fiebres palúdeas: en ella se demuestran conoci- mientos prácticos bajo el punto de vista de las observaciones, del tratamiento más apropiado y de las causas de la enferme- dad, señalándose el gran número de pantanos que existen en este pais y que vomitan á torrentes los efluvios productores del paludismo; pero la Comision hace notar que el escalofrío ini- cial de las pirexias y de algunas inflamaciones coincide con un. aumento siempre creciente del calor propio, —“En resúmen: aun cuando en la obra que nos ocupa se notan un vacio y algu- nos defectos que en parte se explican por la circunstancia de ser aquella una coleccion de apuntes sobre uno de los capitulos más extensos, más oscuros y más controvertidos de la Patolo- 289 gía, tambien se encuentran en ella datos y consideraciones que nos autorizan á pensar que el título de socio corresponsal con- cedido á su autor por esta digna Corporacion, le servirá de po- deroso estímulo para remitirnos de vez en cuando algunos tra- bajos que presenten un interés local y que vendrán á añadir una página más 4 los documentos que sin cesar se están reu- niendo para la realizacion de una empresa que á todos nos in- teresa, y en la cual todos debemos tomar la parte más ac— tiva, cual es la creacion de la Patología médica de la isla de Cuba? : ABORTO DE UNA MULA, —Despues de manifestar el Sr. Presidente que.en sesion de gobierno se discutiria dicho informe y se pro- cedería á la eleccion del socio corresponsal, autor de la memo- ria, habló el S7. Beauville sobre el hecho de la fecundidad de una mula, 4 que habia sido invitado por el Dr. Gonzalez del Valle (D, Ambrosio) en una sesion anterior, y á pesar de haber prometido, en una carta al Secretario, tratar de la cuestion muy más importante de la “epizootia equina” desarrollada en los Estados Unidos. En su' opinion pue- de aquella operarse algunas veces entre individuos de espe- cies diferentes aunque próximas entre sí, dando por resultado productos hibridos generalmente estériles ó de una fecundidad limitada, sobre todo en los animales sujetos á la domesticidad. Las causas de esa esterilidad no son siempre fáciles de apreciar: los machos carecen de espermatozoarios 0 los tienen incom- pletos, en estado rudimentario; pero las hembras, las mulas por ejemplo, no tienen nada de irregular en la disposicion y estrue- tura del aparato genital; y los autores consignan casos como el que ha dado origen á la comunicacion del Sr. Beauville, quien en un pomo presenta un feto procedente del aborto de una mu- la, refiere los caractéres de ésta y las particularidades del caso. El Secretario agrega que, invitado el S». D. Felipe Poey 4 tratar del asunto y excusándose de no asistir al instituto por hallarse indispuesto, comunica en atenta carta que no recuerda haya ocurrido el fenómeno en Europa; pero en la isla de Cuba tiene anotados, en 40 años, tres casos: el 19 en un potrero de D, 290 Rafael Quesada, el 2? en casa de los Sres. Nin y Pons, y el 32 en una finca que cree de D. Andrés Diaz. El Dr. Mestre expresa tambien que, segun consta en las obras de un publicista distinguido (t. L, pág. 374), en 1795, en 1816 y en 1822se observaron tres casos, mereciendo uno de ellos, en que el producto de la concepcion llegó á mayor edad, que se noticiase el acontecimiento al Excmo. Sr. Capitan Gene- ral de la Isla, publicándose en el “Diariode la Habana,” del 22 de Noviembre de 1816. Esos y otros ejemplos parecen “dar fuerza á la opinion de Buffon, de que las mulas pueden conce- bir en los climas cálidos con más facilidad que en los frios.” SESION PUBLICA DEL 24 DE NOVIEMBRE DE 1872. SRES. ACADEMICOS CONCURRENTES. — Dr. Gutierrez, Presi- dente; Rodriguez, Benasach, Babe, García, Hernandez, Gór- don, Sauvalle, Albear, A. E. del Valle, Cerero, Miranda, Plasen- cia, Melero, Y. Fernandez de Castro, J. (E. Diaz, Finlay, Caste- llanos, Lastres, Aguilera (hijo); Mestre, Secretario. Lectura y aprobacion del acta de la sesion anterior. El Sr. Presidente participa 4 la Corporacion que concurre á ella el socio de mérito Dr. D. José de la Luz Hernandez.—Se hallan tambien presentes los Excmos. Sres. General D. Juan Campuzano y Brigadier D. Andrés Lopez y Vega, el Sr. Coro- nel D. Guillermo Kilpatrick, los Sres. Comandantes Loizaga y Lescano, del Cuerpo de Ingenieros; el Sr. D. Luis Gelpí y Fer- ro, Director de “La Constancia,” el Sr. D. José Antonio Ferrer y otras personas notables. CorREsPONDENCIA.—Leyó en seguida el Secretario: 19 una co- municacion del Gobierno Superior de la Isla, con motivo de una consulta del Excmo. Sr. Gobernador Político de esta ciu- dad, sobre depósito de aceite de carbon ó petróleo y otros com- bustibles capaces de producir'incendios; de que se dió traslado á la Comision de Higiene pública; 2? otra id. del Sr. Escribano de Cámara D, Antonio M* del Rio, remitiendo por disposicion 291 - de la Real Sala 1* de Justicia de la Excma. Audiencia, el tes- timonio elevado por el Juez de 1? instancia de Guanajay, á consecuencia de la causa que instruye por muerte de D” Ma- ría Claudia Leon; y del cual se dió traslado 4 la Comision de Medicina legal. : El Sr. Secretario de la correspondencia nacional y extranje- ra, D. José Fernandez de Castro, presentó el número 537 (año 23) de la Revista minera de Madrid, y la entrega 5% del tomo 19 de la Revista de los progresos de las ciencias exactas, físicas y naturales de dicha capital, leyendo los sumarios de ámbos pe- riódicos. Terminada la correspondencia y en el uso de la palabra el Sr. D. Rafael Cerero, leyó su discurso inaugural redactado en los términos siguientes: SOBRE LAS RELACIONES QUE TIENEN LAS CIENCIAS NATURALES CON LA PROFESION DEL INGENIERO. — Sr. Presidente. — Sres. Académi- cos.——Sres.——Tan grande como grata fué la sorpresa que experi- menté al llegar á4:esta ciudad cuando supe la honrosa distincion que me habíais concedido, eligiéndome para ocupar una de las va- cantes que existian en esta Real Academia, relativa á la seccion de ciencias físicas y naturales. Sin embargo, bien pronto reemplazó á este natural é irreflexivo sentimiento de satisfaccion, el justo te- mor de no encontrarme con el caudal de conocimientos necesarios para poder sentarme entre vosotros con la conciencia tranquila y seguridad de poder llenar cumplidamente los deberes que este cargo me impone, tratándose de personas que, como las que com- ponen este Instituto, han tenido la gloria y la dicha de darle, en el corto tiempo que lleva de existencia, una reputacion tan elevada como justa y envidiable. Al venir hoy á este recinto para dar cumplimiento á lo dispues- to en uno de los artículos de sus estatutos, solo intento presenta- ros una débil muestra de la voluntad con que deseo asociarme á los trabajos que en él efectuais, confiado en que vuestra benevo- lencia y vuestras luces suplirán lo que á mi inteligencia falte. Antes, sin embargo, de fijar vuestra atencion sobre el asunto de este escrito, quz voy á tener la honra de leeros, debo cumplir el para mí grato deber de manifestaros mi profundo agradecimiento per la honra que me dispensais, así como tambien haceros presen- T, 1X,—89 te cuanto me complace el que en esta ocasion, á diferencia de lo que ocurre las más de las veces, mi presencia en este sitio no ven- ga á abrir de nuevo heridas apénas cicatrizadas por la muerte del sabio, del amigo y compañero, cuyos consejos y amistad han des- aparecido para siempre; sino que solo ausencias más Ó ménos pro- longadas, sean las que me proporcionan el lugar que he venido á ocupar entre vosotros. La eleccion de un tema para actos de esta naturaleza, ofrece du- das al que no ha dedicado su vida profesional á una especialidad determinada, en la que una práctica continua y el estudio concen- trado del mismo asunto, llegan á hacer que los individuos puedan adquirir sobre ella conocimientos nada comunes; desgraciadamen- te esto no es fácil aun entre nosotros, miéntras la poblacion, rique- za e industria del pais no adquieran mayor desarrollo; pues cons- tantemente están variando la indole y naturaleza de las cuestiones que en todas las profesiones tocan estudiar y resolver á una misma persona. Reflexionando por otra parte que, si bien es cierto que la ciencia del Ingeniero está íntimamente ligada con las Exactas y Naturales, la agitacion y constante movimiento que su ejercicio impone al Ingeniero, no le permite dedicarse á estudiarlas con aquella profundidad y madnrez que se requieren para hacer pro- gresar las ciencias, sino que con muy raras excepciones tiene que limitarse á tomar los principios admitidos en el estado en que los encuentra para aplicarlos 4 la de las Construcciones; miéntras que las delicadas investigaciones dirigidas al impulso progresivo de aquellas, está más bien confiado á los Institutos de este género; he creido pues que podría ofrecer algun interés el presentaros una reseña, aunque brevisima, de las relaciones que existen entre ám- bas, pidiéndoos al propio tiempo vuestra importantísima y eficaz cooperacion en auxilio de la profesion del Ingeniero, que tan úti- les frutos obtiene de todas vuestras tareas. Dotado el hombre de facultades intelectuales tan superiores á las de todos los otros séres que existen sobre la tierra, en términos de no poderse establecer comparacion alguna entre ellas, viene por el contrario tan débil y desprovisto de la resistencia necesaria pa- ra luchar por sí solo contra los miles de obstáculos que se oponen 4 su desarrollo y existencia, que solo los cuidados y el esmero con que se le asiste durante un período de tiempo bien importante y considerable, atendidos los límites de su permanencia en la tierra, le permiten emplear útilmente por sí solo en el resto de ella, las 293 altas facultades con que lo ha adornado el Supremo Hacedor de todo lo creado. Careciendo de una vestidura que lo proteja de las " inclemeucias atmosféricas, de los aparatos y fuerzas adecuados que tienen. otros animales para proveer á los medios que requiere su subsistencia, ha recibido en cambio la facultad de pensar y ra- ciocinar, para que con el auxilio de su inteligencia y asiduidad en el trabajo, le sea permitido no solo atender á sus necesidades ma- teriales, dominando á todos los demás séres que le rodean, sino que además disfrúta del inmenso privilegio de poder levantar al- guna punta del misterioso velo que «oculta las bellas obras de la naturaleza, para satisfacer las no ménos imperiosas necesidades del alma y admirar la omvipotencia y sabiduría del Autor de tan innumerables prodigios. La necesidad de crearse abrigos y el instinto de la propia con- servacion, dió orígen á la construccion de edificios y de armas, pa- ra guarecerse de los rigores del clima los unos y para la defensa contra las fieras y proporcionarse alimentos las otras. Los cam- bios mútuos entre pueblos vecinos, establecieron las primeras ba- ses del comercio y de la industria, haciendo conocer la necesidad é importancia de los trasportes, sin los cuales no pueden desarro- llarse estos elementos, que son los que constituyen esencialmente la riqneza de los pueblos y de las naciones. Las mayores como- didades y descanso qus de este modo obtuvo, permitió al hombre una vida más sosegada; y satisfechas así las necesidades materia- les que requiere su existencia, pudo dedicarse á las que reclaman sus facultades intelectuales, que no son ménos indispensables á di- cha existencia que el aire que respira ó el pan que le alimenta. A pesar de la expresada supremacía, que sobre los demás séres animados obtuvo el hombre con la facultad de raciocinar, es tan limitada la esfera de actividad que le está concedida, comparada con la inmensidad de fenómenos y bellezas que encierra la natu- raleza, que solo á fuerza de concentrar y enlazar los trabajos de muchas generaciones, ha podido formarse la serie de conocimien- tos de que hoy dispone, y aun á pesar de lo incompletos que son, no es dado á ninguno el poder abarcarlos en su conjunto, debien- do conformarse con una parte muy pequeña de la numerosa serie en que desde muy al principio fué necesario subdividirlos. Como una prueba bien evidente de lo que acaba de manifestar- se, baste decir que la ciencia de las construcciones en toda la ex- tension que abrazan los diversos usos á que se aplica, no está aun 294 al alcance de las facultades de un solo hombre, de donde nacieron - las diferentes denominaciones de los constructores, llamados unos Arquitectos; otros Ingenieros, ya Civiles 6 Militares; ya Navales ú Hidráulicos, ya"Industriales 6 Químicos 0 Mecánicos, etc., etc., segun la aplicacion que más domine en el género de trabajos á que la práctica ordinaria de su vida le dirige. Todas ellas. sin embargo, tienen la misma base y están fundadas en aplicaciones más ó ménos directas de las ciencias exactas y las naturales; y entre los diversos problemas que deben resolverse, se encuentran los relativos al equilibrio é inalterabilidad de la cons- trucción que se intenta llevar á cabo y los que se enlazan con va- rios otros especiales, cuya resolucion preeliminar interesa, para es- tablecer con exactitud el programa de las condiciones que ha de llenar y objeto que se propone conseguir el proyecto en estudio, al verificar su ejecucion. Las cuestiones de resistencia en las construcciones son de dos géneros: una, dados los esfuerzos generales que han de obrar sobre ellas, determinar la direccion é intensidad de los que correspon- den á cada una de sus partes componentes: otra, conocidos éstos, determinar las dimensiones de las piezas que los han de soportar. Ambas pertenecen al dominio de la mecánica y su resolucion de- pende del establecimiento de las condiciones de equilibrio entre las fuerzas exteriores y las resistencias moleculares que aquellas desarrollan en los sólidos que están sometidos á su accion por efecto de la coherencia de las moléculas que los constituyen. Sin - embargo, las leyes físicas que rijen estas resistencias, son aun muy imperfectamente conocidas, para que pueda plantearse este proble- ma de una manera general; no se ha abordado todavía sino funda- do en numerosas series de hipótesis más ó ménos aproximadas; por consiguiente, todos los resultados léjos de ser rigurosamente exactos, necesitan coeficientes prácticos de correccion, para poder emplearse con-seguridad en las aplicaciones. Las teorías de la re- sistencia de las bóvedas, de los muros de sostenimiento, de los cuerpos fibrosos, cualquiera que sea la direccion en que obran las fuerzas con respecto á la de las fibras, las de las piezas curvas, las de las armaduras destinadas á sostener las cubiertas de los edi- ficios y los puentes de madera ó hierro, las de las diversas máqui- nas, tanto motoras como operadoras, etc., etc., forman hoy un conjunto de ciencia vasto é interesantísimo, no solo bajo el punto de vista de su utilidad práctica, sino mayor aun si cabe todavía 295 por, la multitud de sabios que constantemente les consagra el fruto de sus vigilias y meditaciones, haciéndolas progresár de con- tinuo hácia el ideal de perfeccion óÓ de exactitud absoluta á que siempre aspiramos sin poderla alcanzar nunca. Desde los prime- ros ensayos de Galileo y Leibnitz; desde la organizacion de la teo- ría en cuerpo de doctrina por el célebre Navier y sus sucesores, hasta las experiencias modernas de Hodckingson y los trabajos de la Comision Inglesa publicados por el Secretario teniente Douglas Galton; hasta los colosales estudios teóricos y prácticos emprendi- dos con el objeto de hacer posible la construccien del puente de Britania y los bellos estudios de. Bresse sobre las piezas curvas, la teoría mecánica de las construcciones ha progresado de una mane- ra admirable, perfeccionando no solo sus medios de cálculo, sino tambien sus máquinas y aparatos de ensayos y análisis, para fun- dar aquellos sobre bases cada vez más aproximadas á la realidad de los hechos. En último resultado, los diversos materiales colo- cados en las construcciones, solo pueden estar sometidos á esfuer- zos de tension, compresion, flexion ó torsion, y ya sea que, como quieren algunos, las cargas se proporcionen limitándolas 4 una cierta fraccion de la que produce la fractura, ó bien, como otros pretenden, solo deban determinarse por la comparacion de los es- fuerzos com las dilataciones y contracciones, para mantenerlas siempre dentro de los límites que aseguran la conservacion de la perfecta elasticidad del material; es lo cierto, que la determinacion tanto de las cargas que producen la fractura por unidad de seccion en cada material que ha de emplearse y para cada uno de los cua- tro géneros de esfuerzos ántes mencionados, como las relaciones que ligan las cargas con los cambios de figura de las piezas, hasta los limites que alteran la elasticidad natural del material, son da- tos prácticos de la mayor importancia y en los que viene á quedar fundada toda la confianza que el constructor pueda tener en la so- lidez de las obras que ejecute. De aquí la prolijidad y el interés con que en todos los paises se procura reunir estos datos, respetto de los materiales más empleados y aun se hacen experiencias es- -peciales con los destinados á obras de cierta importancia. Hasta hace poco tiempo y miéntras que no se usaron otros aparatos que los muy imperfectos descritos por Rondelet y Gauthey, se tropeza- ba con grandes dificultades en la determinacion de estos coeficien— tes, y muchos no daban apénas valor á los resultados obtenidos, por lo reducido de los prismas de ensayo que debian emplear para 296 determinar la fractura. Grandes progresos se han verificado ya, sin embargo, en estos últimos tiempos: en las experiencias que so- bre las uniones de las planchas de hierro entre sí, hizo el célebre Fairbain y otros Ingenieros ingleses, se han empleado máquinas á la vez más potentes y más exactas: para la notabilísima serie de experiencias, que por espacio de hace más de doce años empren- dió y aun continúa el Ingeniero Grant sobre los cementos de Port- land, ha empleado aparatos especiales no ménos ingeniosos que exactos, habiendo obtenido resultados tan sorprendentes, que ha conseguido mejorar y uniformar las cualidades de un material más apreciado cuanto más conocido es y llamado á producir una ver- dadera revolucion en las construcciones de todo género, dentro de muy breve plazo. Por último, la máquina de Werder, Ingeviero de los talleres de maquinaria de Klett y Comp? de Nuremberg, destinada á estudiar “esfuerzos de tension, compresion, flexion 6 torsion, midiendo al mismo tiempo que las cargas, los cambios de figura que producen estas en las piezas ensayadas, no en una mues- tra del material, sino en la pieza misma que se ha de colocar des- pues en la construccion, puede decirse que es una verdadera obra maestra en su clase; su potencia es tal, que puede concentrar sobre la pieza sometida á su accion por medio de la prensa hidráulica, una presion ó tension de 100 toneladas, y esto con tal facilidad y exactitud, que estudiando dilataciones en una pieza que sufria ya la tension de 40 toneladas, un aumento en la carga de 280 kiló- gramos que equivale á 14; de la total, permitió observar el corres- pondiente producido en la dilatacion que equivalió á 155455 de la tota). El Gobierno de la Confederacion Suiza ha establecido una de estas máquinas en Olten, centro de la red de sus caminos de hierro, donde está á disposicion del público para todos los que ten- gan que hacer estudios de esta clase; ejemplo que seria muy con- veniente se imitase por todos los demás paises, en la inteligencia de que los gastos que originase su instalacion y entretenimiento, habian de ser bajo muchos conceptos reproductivos y facilitaria no poco el desarrollo de la instruccion entre todas las clases construe- toras. Es indudable que estos progresos del análisis matemático, que por medio de un lenguaje misterioso creado por el hombre, le en— seña á comprender las relaciones que existen entre fenómenos en apariencia muy diversos, forman la base de la ciencia del Ingenie— ro que no podrá nunca dar un paso en su oscuro camino si se apar- 297 ta de sus indicaciones; pero no-es este el único estudio que debé absorber su atencion, y aunque al concretarse los problemas de construcciones, ejerzan una influencia muy decisiva en su solu- cion las cuestiones de la mecánica aplicada, no es ménos cierto que tanto el planteo como la resolucion y aun los detalles mismos que se requieren para llevar á cabo multitud de obras, exigen del Ingeniero que cultive con esmero el conjunto de las ciencias que: tienen por objeto revelarnos las bellezas del mundo físico y las Maravillas de la Creacion, si ha de darse cuenta de los fenómenos que las cireunstancias le ponen en ocasion de observar y ha de contribuir con alguna pequeñísima parte á aumentar“el legado que recibió de sus antepasados, siquiera sea pidiendo la cooperacion de personas más competentes para darse cuenta de fenómenos cuya explicacion no pueden dar lus conocimientos existentes. La teoría del calor, tanto por el número como por la variedad de sus aplicaciones, es de las más interesantes para la práctica del Ingeniero, en la que apénas podria marchar si no estuviera fami- liarizado con sus diversas leyes, conociendo los medios de medir- lo, las dilataciones y cambios de estado que produce en los cuer- pos; los calores radiantes, específicos y latentes; laz propiedades de los vapores y las leyes del calentamiento ó trasmision del calor, así como las del enfriamiento y disposiciones que tienen por obje— to acelerarlo ú retardarlo. A Como aplicacion capital figura en primer término la teoría de la combustion, con el completo conocimiento de los combustibles quo presenta la naturaleza y manera de construir los hogares ade- euados á cada uno de ellos y al objeto final de la causa que moti- va el crear dicho foco calorífico, tanto para que su combinacion química con el vxígeno del aire se verifique con las menores pér- didas posibles, como para que al mismo tiempo se trasmita la ma- yor parte al cuerpo cuya temperatura se trata de elevar, obtenien- do así el máximo objeto útil de la cantidad invertida. La teoría de las chimeneas, cuyo objeto es proporcionar á la masa combne- tible la corriente de aire atmosférico que ha de sostener la accion química, no es ménos interesante bajo el punto de vista teórico, que enseña á determinar sus dimensiones y la cantidad de com- bustible qne útilmente ha de consumir en producir su efecto, co- mo bajo el punto de vista práctico, por las dificultades materiales que á veces ha ofrecido la construccion de algunas de estas esbelti- simas torres, expuestas á la accion de los más violentos huracanes, 298 Los diversos aparatos que tienen por objeto la conversion del agua en vapor, con los numerosos accesorios que le acompañan, para poder graduar, dirigir y dominar este poderosísimo motor, de que dispone la industria moderna aplicado ya á cuanto pueda ima- ginarse, así en las operaciones que exigen inmenso desarrollo de potencia, como delicadeza y precision sumas; así grandes veloci- dades, como movimientos lentos y acompasados, es otra de las más brillantes aplicaciones de la teoría del calor y quizá la que ha producido una revolucion más profunda en la manera de ser de las modernas sociedades. Las operaciones industriales relativas á las destilaciones, evapo- raciones ó secado de diversas sustancias, requieren disposiciones adecuadas al mejor éxito y economía del resultado, exigiendo en no pocos casos, profundo conocimiento de las leyes del calor. La preparacion de nuestros alimentos, el consumo de agua ca- liente tanto en nuestras habitaciones ordinarias, como principal- mente en los grandes establecimientos donde se encuentran un número considerable de hombres, ha dado lugar recientemente á preciosos trabajos sobre esta aplicacion del calor, dirigidos princi- palmente á reemplazar los carbones vegetales, cuya escasez y pre- cio aumentan cada dia, por los minerales, cuya abundancia en la naturaleza los va presentando cada dia más económicamente, á medida que se extienden y perfeccionan las vías de comunicacion. Por último, la calefaccion del aire que respiramos en los paises de climas rigorosos, en las estaciones del invierno; la renovacion de este mismo aire encerrado que viciamos por efecto de nuestra misma respiracion y de las luces que nos alumbran, han dado lu- gar recientemente á notabilísimos trabajos, dignos por más de un concepto de ocupar las vigilias de Médicos é Ingenieros, para ase— gurar las buenas condiciones higiénicas de los edificios destinados á contener gran número de hombres, sobre todo si como en los “ hospitales, dignos ya tan solo por el objeto de su institucion, de los mayores cuidados y atenciones, las causas de alteracion ordi- naria del aire, se encnentran grandemente aumentadas con las emanacioues de los enfermos, que son precisamente los que necesi- tan como primer medicamento un aire más puro y más renovado que el hombre sano. Desgraciadamente esta cuestion está aun bien atrasada, á pesar delos bellos ensayos comparativos reciente mente ejecutados; y más de lamentar es aun, que los grandes gas- tos ocasionados por todas las instalaciones de este género, se opon- 299 gan tan activamente á su constante aplicacion en todos los estable- cimientos dedicados á la curacion de los enfermos. No ménos interesantes son las aplicaciones de la teoría de la luz y la necesidad de conocer su propagacion, velocidad, intensidad de los diversos focos luminosos, las leyes de la reflexion, de la refrac- cion, sencilla y doble, la dispersion 6 coloracion y la polarizacion de los rayos luminosos. Está demasiado ligada con nuestra existencia la accion del sol, para que no tratemos de investigar con avidez qué cosa sea este astro poderoso que disipa las tinieblas de la noche, que nos inunda de calor, luz y vida, al mismo tiempo que con su misteriosa atrac- cion mantiene á su alrededor el sistema planetario, contribuyendo activamente á sostener el órden de la creacion. Poco sabemos aun de él, y sin embargo, grandes progresos se han hecho en estos últimos tiempos sobre su estudio, gracias al mútuo auxilio que ac— tivamente se prestan las diversas ciencias y artes cooperando todas combinadas á un solo fin. Por una parte adelantos de la teoría matemática de los movimientos celestes, permiten calcular con exactitud la línea en que puedan observarse los eclipses totales y por consiguiente que los observadores puedan colocarse con anti- cipacion en los lugares oportunos para el estudio de estos notables fenómenos: los adelantos de la óptica han proporcionado instru- mentos poderosos de observacion que suplan á la insuficiencia de nuestros medios naturales: la fotografía por su lado contribuye á fijar las rápidas y fugaces faces del fenómeno, que la vista apénas tiene tiempo de percibir: el análisis espectral permite hacer el cualitativo y determinar aproximadamente latemperatura. Por úl- timo la teoría química de la disociacion y la teoría mecánica del calor, dan una idea de las causas de su potencia calorífica y perma- nencia de sus efectos, á pesar de la radiacion constante que efectúa desde hace tantos siglos. Descendiendo desde alturas tan elevadas á las modestas aplica— . ciones de las necesidades de la vida, encuéntrase en primer lugar en las de la luz la de proporcionarnos medios artificiales de suplir la natural en las horas que no disfrutamos de aquella, para lo cual se utiliza la propiedad de presentarse luminosos ciertos cuerpos durante su combustion, cuando esta desarrolla temperaturas supe- riores á 5009.-——Empléanse con este objeto materias sólidas bajo la forma de bugías, sustancias líquidas como los aceites vegetal y mi- neral colocados en aparatos especiales y sustancias gaseosas extral- T, IX,—40 300 das por destilacion en vasos cerrados de las ullas grasas y dirigi- das despues de purificadas, por vastas y complicadas cañerías que las distribuyen por todos los ámbitos de nuestras modernas ciu-- dades. No es ménos curiosa la parte del alumbrado que tiene por obje- to indicar al navegante su marcha durante la noche en la jnme- diacion de las costas, que es precisamente lo que más peligro le ofreceria de no hacerlo de una manera conveniente. El descu- brimiento de Argand de la lámpara de doble corriente de aire, los de Fresnel de las mechas concéntricas y de los lentes escalonados, combinados con la rotacion de éstos y el uso delos cristales de co- lor, dieron tal alcance, diversidad y seguridad al empleo de estas luces, que se ha llegado á obtener que los buques marchén con la misma rapidez y tranquilidad que durante el dia, pudiendo utilizar á todas horas la fuerza motora del vapor que en la actualidad em- plean las comunicaciones marítimas, prescindiendo de la accion más ó ménos contraria delas corrientes del aire y del agua. Por último en la multitud de instrumentos con que tiene que auxiliarse el Ingeniero, ya en la determinacion de la figura de nuestro planeta, ya al formar las cartas de un Estado, ya en el le- vantamiento de planos de ménos extension y para muy diversos objetos, se encuentra siempre por base el anteojo que debe suplir la falta de alcance de su vista y con cuya composicion, manejo y condiciones debe estar íntimamente familiarizado. | Las teorías de la electricidad y magnetismo, si no cuentan apli- caciones que puedan compararse por su número con las del calor, no les ceden bajo el punto de vista de su importancia para las ne- cesidades de la vida; y tanto por esto como por el porvenir que sin duda alguna les está reservado, importa mucho al Ingeniero fami- liarizarse con los medios de determinar su intensidad y velocidad, conocer las diversas máquinas que la desarrollan, los condensado— res, las diversas pilas, su manejo y diversos efectos; las acciones mútuas de las corrientes entre sí, de estas sobre los solenoides y * los imanes, la imantacion por las corrientes, los fenómenos de induccion y aparatos fundados en estas corrientes, las termo-eléc- tricas, que establecen tan notables diferencias entre el calor y la electricidad y las aplicaciones que hace tiempo se intentan en la terapéutica, aumentan aun el interés con que todos examinan siem- pre las teorías que á ella se refieren: por último, la electricidad at- mosférica presenta fenómenos que constantemente ejercieron 301 induencia sobre el hombre, en los relámpagos, rayos y truenos y concentraron tanto su atencion sobre ellos, que no han terminado hasta llegar á obtener con los pararayos los medios de librarse de sus terribles efectos. No ha habido sin duda alguna en los tiempos modernos, aplica— cion de la ciencia-á las necesidades de la vida que sea más notable, de más trascendentales efectos en sus resultados, que el telégrafo eléctrico, que permite salvar instantáneamente á nuestra palabra las mayores distancias, así 4 través de los continentes, como de los mares. La revolucion que este aparato ha producido en la mar— cha de todos los asuntos de la vida ha sido prodigiosa;sin él, todas las inmensas ventajas que se deben á los caminos de hierro serian perdidas, pues se careceria del primer elemento, que es la seguri- dad en los movimientos. La ciencia misma lo ha utilizado con brillantes resultados en las determiuaciones de longitudes y la me- teorología lo aprovecha diariamente con un éxito no ménos sor- prendente, en el nuevo giro dado á su estudio, multiplicando in- definidamente por la superficie del globo los puntos de observa- cion y reuniendo á una hora dada del dia los resultados de todos ellos en una sola mano, que se encarga de examinarlos, anotarlos y coordinarlos, para tratar de llegar á establecer sobre bases sóli- das, las leyes del movimiento de nuestra atmósfera. Es curiosísima la serie de aparatos automotores que en el dia se emplean para registrar las operaciones meteorológicas, cuyo movi- miento automático está fundado en el empleo de la electricidad y y quetiene por objeto hacer dichas observaciones, dándoles al mismo tiempo todas las garantías de exactitud que pueden apetecerse. La industria militar y la de los grandes trabajos públicos la em- plean en dos usos de no pequeña importancia. Uno es ia voladu- ra de las minas, para lo cual no hay medio que pueda comparárse- le, por la seguridad con que la produce á inmensas distancias y la exactitud con que permite combinar los fuegos simultáneos tan indispensables en multitud de circunstancias. Otro es el alum- brado que se obtiene con la chispa continua producida en un apa— rato especial, con una fuerte pila de corriente constante, medio de iluminacion que, á no dudarlo, ha de extenderse mucho en cuanto los aparatos lleguen á mayor grado de perfeccion y se produzca la electricidad en mejores condiciones económicas, pues en el dia ya se está ensayando en una de sus más útiles aplicaciones, cual es la de alumbrar los faros. 302 Graves dificultades se presentan todavía para emplear la electri- . cidad como fuerza motora de una manera ventajosa, hasta el pun- to de haber desistido de este estudio la mayor parte de los que á él se consagraban: sin embargo, algunas industrias que requieren pequeña intensidad, gran regularidad en la marcha de sus apara- tos y facilidad para suspender ú poner en marcha el taller, la tie- nen ya adoptada con preferencia á los demás motores conocidos. Las leyes de la acústica interesan vivamente al constructor que tenga á su cargo la direccion de vastas salas donde se hayan de verificar grandes réuniones, ya con objetos científicos como suce- de en las Universidades y Colegios ó en los Cuerpos legislativos, ya de recreo como sucede en nuestros teatros. La fácil trasmi- sion ó distribucion del sonido, la oportunidad de favorecer ó im- pedir sus reflexiones, la conveniencia de distribuir oportuna mente los materiales que amortiguan ó desarrollan las vibracio- nes, son datos cuya falta de conocimiento, han estropeado más de una vez edificios que, bajo todos los demás conceptos, satisfacian perfectamente á las exigencias de sus programas. El estudio de nuestra atmósfera, las leyes de las corrientes de aire, la distribucion de la temperatura que las origina, la forma- - cion de los metéoros acuosos, las lluvias que estos originan, su distribucion en la superficie de la tierra y su marcha sobre ella pa- ra volver al depósito comun de donde salieron; las leyes de los movimientos de esta inmensidad de aguas que conocemos con el nombre de mar, sus movimientos regulares, corrientes y mareas, los irregulares producidos por el viento y cuanto constituye, en uua palabra, la teoría física del globo, son otros tantos asuntos de vasto interés en las aplicaciones de la ciencia del Ingeniero. La fuerza del viento como motor no ha dejado nunca de utili- zarse,á pesar del constante incremento que tiene la del vapor, en dirigir la marcha de los buques para las largas travesías que no requieren gran rapidez, ccmo en ciertas operaciones industriales en que la regularidad de la produccion del trabajo no sea una con- dicion indispensable. El conocimiento de la intensidad de sus corrientes ó presion que ejerce sobre la unidad de superficie, es indispensable para los cálculos de resistencias de muchas construcciones. Las diversas máquinas giratorias que, unas con eje horizontal y otras vertical, se emplean para aprovechar la fuerza motora de las corrientes hidráulicas, ofrecen bastante interés bajo el punto de 303 vista económico, para que en multitud de casos la existencia de un salto de agua ó corriente haya sido orígen del establecimiento de vastas fábricas en los parajes en que existian. Los trasportes por agua que son los más cómodos, al mismo tiempo qué los más económicos, y en multitud de circunstancias los únicos posibles, dieron orígen desde la más remota antigiie- dad, á la construccion naval que tan complicados problemas pre— senta para determinar la forma del buque que encuentre la menor resistencia al moverse en este fluido, y al mismo tiempo ofrezca la suficiente estabilidad para oponerse á las causas que con tanta energía tienden en casos dados á alterarla, como son la accion di- recta del viento sobre el velámen y la de las olas sobre su casco. La construccion material del casco, el modo de disponer y enla- zar las diversas piezas que lo constituyen, para darle la oportuna rigidez, en las violentas situaciones que el movimiento ondulato- rio de las olas le origina, colocándolo ya solamente apoyado sobre el centro, ya sobre las extremidades; la diferencia de desplaza- mientos que existe entre la parte central y ámbos extremos exigi— da por la condicion de obtener facilidad en la marcha y causa de que encuentre desigual apoyo en el fluido que le sustenta, son otros tantos motivos que contribuyen á dificultar estas delicadas construcciones, que han experimentado sin embargo grandes ade- lantos tanto en la cuestion de forma, como en la manera de ejecu- tarlos despues de haber adquirido tan inmenso desarrollo el em- pleo del hierro que ha reemplazado casi del todo á la madera con grandes ventajas. Las disposiciones quese necesitan para construirlos en se- co en las playas y lanzarlos al agua despues de preparados, las que tienen por objeto sacarlos del agua con facilidad para hacer las reparaciones necesarias en las obras vivas, volviendo despues á ponerlos á; flote con igual comodidad y aun sin necesidad de tocar á su carga si no conviniera sacarla; las construcciones que se hacen con el objeto de facilitar y ejecutar con rapidez las operaciones de carga y descarga de mercancías ó de embarque y desembarque de pasajeros, y por último las destinadas 4 mantener tranquilas las aguas de los parajes en que se encuentran reunidos todos es- tos accesorios tan indispensables de la navegacion, estaciones ú parajes en que vienen á fondear para establecer elenlace entre las vías marítimas y terrestres, conocidos con el nombre de puer- tos, exigen vastos conocimientos de todas estas tecría3, tan nuevas 304 como interesantes, para estudiar los proyectos que haya necesidad de construir, satisfaciendo á las condiciones de dar tranquilidad á las aguas en el interior, sin originar aterramientos que inutilicen el puerto á los pocos años, ni imposibiliten su entrada durante los temporales, que es precisamente cuando los buques tienen más in- -terés en acojerse á ellos. ¡ Las obras necesarias para hacer navegables los rios, la construc- cion de canales con el mismo fin de utilizar en el interior las ven- tajas de las vías de agua ó de establecer riegos, las encaminadas á impedir los desastres que las corrientes naturales producen en las inundaciones, las obras destinadas á abastecer de aguas potahles los grandes centros de poblacion, son todas construeciones que exigen profundos conocimientos de las ciencias fisicas al hacer su estudio y no menores en todas las naturales al realizarlos para lu- char con las dificultades que siempre origina la presencia del agua, que en algunos casos llegan á ser insuperables. La ciencia del Ingeniero recibe auxilios: inapreciables de la química: estudio tan eficaz y de tan reconocida importancia en la práctica de la profesion, que bien puede asegurarse que vo es buen Ingeniero el que además de poseer extensos estudios de esta cien— cia no esté tambien familiarizado con la espada del laboratorio y sobre todo con la de los análisis, tanto por la vía seca como por la húmeda. La mayor parte de los procedimientos industriales de fabrica- cion, no son sino operaciones químicas practicadas en grande es- cala; y mal podrian dirigirse con acierto y verdadero conocimien- to de su marcha, sin poseer la base ó fundamento de ellas. Pero cuando principalmente se conoce la diferencia entre los que son ó no buenos químicos, es en los accidentes ó desarreglos que con frecuencia ocurren en las fábricas y cuya principal dificultad para corregirlos consiste en averiguar la causa Ú causas á que son debi- dos, así como cuando las circunstancias obligan á hacer reformas ó modificaciones en los procedimientos para obtener reducciones en los precios de produccion, como condicion precisa para que el es- tablecimiento pueda continuar funcionando. Todos los trabajos de los Ingenieros de minas requieren profun— dos conocimientos en la química y práctica no comun en los análi- sis, tanto para poder determinar de antemano si es óno conve- niente la explotacion de un mineral, como: para dirigir despues esa misma explotacion de la manera más ventajosa. * Y 305 La industria agrícola, tan descuidada bajo el punto de vista científico hasta hace muy pocos años, no tiene base más sólida ni auxilios más eficaces que los que le presta la ciencia química, y el campo de accion de los Ingenieros agrónomos tomará grandes pro- porciones á medida que los labradores vayan adquiriendo el com- pleto conocimiento de esta verdad. ( Finalizard ) Puxros QUE MERECEN ESTUDIO ESPECIAL PARA LA CONSTRUCCION DE Hos— PITALES; POR EL 1)r. D. Ambrosio GFongalez del Valle, SESION DEL 8 DE DicreMBRE DE 1872. Subordinada la cuestion de su establecimiento á la asistencia pública supletoria de la domiciliaria, se admiten los hospitales á condicion, segun la Ley de Beneficencia (1), de constituir salas aisladas que presten cuidado 4 200 enfermos que necesiten de sus servicios y de socorros facultativos. (2) Todas las cuestiones higiénicas, económicas y técnicas relati- vas á su construccion, pueden reducirse ú la aereacion: es de- cir, aire y luz: elementos de salubridad para todo asilo de en- fermos. Pero la «aereacion es como la incógnita de un gran problema que entraña otros y otros más; pues la ubicacion, la exposicion y la distancia de poblado son de su dominio, como la fundacion, la altura y distribucion interior, ventilacion, ca- lefaccion, el ordenamiento de los servicios, etc., etc. Sitio.—La eleccion para su oportuno aislamiento vale tanto decir salubre aereacion; lugar seco, elevado, con vistas despeja- das por todas partes, distante de aguas encharcadas y de todo foco de emanaciones peligrosas y un tanto cercano á campiñas y corrientes de aguas sanisimas. (1) Véasela Enciclopedia moderna de Mellado. Tomo 23, pág.501. Madrid. (2) Reglamento general de Beneficencia de esta Isla. Habana, 1871, pág. 21, 306 Que estén situados los hospitales no muy lejos de los barrios poblados, no .es por cierto consentir quese ubiquen en el centro de los vecindarios, donde ya la estadistica de tales asi- los acusó mayor mortalidad; pues segun los estudios de Mr. Lefort consta que los hospitales aislados de Lóndres dan un 24 p.S y los situados dentro de las poblaciones arrojan un 39. Orientacion de hospitales.—Los pareceres cambian segun los climas y la topografía; pero entre nosotros prevalece en absolu- to de Levante 4 Poniente por los vientos de la Brisa. Dimensiones.—La aglomeracion de enfermos trae por con- secuencia la 2mfeccion nosocomial con sus fiebres, erisipelas, sus gangrenas, etc.; porque se corrompe por precision el aire aun con los sistemas de ventilacion conocidos. Es verdad que la ereccion de hospitales chicos en vez de uno grande impone. mayores sacrificios y que la administracion sea más costosa; pe- ro estas razones no son poderosas á torcer el criterio cientifico de la higiene y sus fallos definitivos. ¿Qué se dice del colosal y decantado hospital de Lariboisiére, con sus 78,000 metros cuadrados de espacios descubiertos, sus 85 metros por enfer- mo y sus 2 millones y más pesos de coste, sino- que su gran mortandad entristece 4 cuantos la conocen y la comparan con otros hospitales? Aléguense los areumentos que se quieran; hay en Higiene un hecho notorio, y es que toda aglomeracion de individuos, ya sanos, ya enfermos, trae un estado sanitario comprometido. Además, la cuestion,de grandes hospitales está perdida impli- citamente al pedirse los especiales para determinadas enfermeda- des y para cada:sexo y para cada edad. ¿Por qué fundar manico- mios, para las enfermedades sifilíticas, para males nerviosos, leprosos, hospitales oftálmicos, para incurables y epidemiados, etc,? ¿A qué esta clasificacion? ¿Y á qué promover los ex- clusivos para mujeres y para niños, etc.? Esto tiende á pros- eribir los hospitales generales y ¿4 aumentar los de menores di- mensiones y mejor servicio para el alivio de la humanidad do- liente, j Acogidas las precedentes soluciones, queda por fijarse el es- - 307 pacio superficial que deben tener las salas de los hospitales, segun el número de los enfermos. Los higienistas marcan lo ménos 50 metros cuadrados de terreno por cama; y Mr. Leon Lefort, si bien disminuye esa medida para los hospitales de cien camas, lleva más allá sus exigencias si crece el número de enfermos. A su entender, las dimensiones del terreno han de determi- narse, no en proporcion directa, sino segun estos términos: 1, 3, 6, 10, 15, 21, 28, 36; por manera que el minimum de superficie para un hospital de 100 enfermos, serian 2,500 metros y res- pectivimente 7,500 para 200; 15,000 para 300; 20,000 para 400; 37,500 para 500, y así sucesivamente. J)eben correspon- der, de consiguiente, 4 cada enfermo, segun los casos, 25; 37, 50;50; 75; 87, 50 metros cuadrados, etc. Forma de construccion.—Se han propuesto todas las imagina- bles sin lograr que se aviniesen con la opinion de los higienis- tas: se rechazan, y no sin razon, las cuadradas y las rectangula- res (como el general de Madrid, el de la Caridad de Berlin, y el de $. Barthelemy de Lóndres) porque dificultan una cabal ventilacion. Parte de las salas han de estar desde luego mal orientadas; ni tampoco se admiten los de forma de H como los de San Ambrosio de Milan, etc., ni la de T, ni la de la »H lati- na, porque los ángulos salientes y las partes entrantes no dejan que los vientos barran todas las superficies de los edificios, y por igual razon se tachan los planos en forma de estrella, aun- que es la que ménos pugna con los conocimientos contempo- ráneos. | A orillas del mar, cerca de Baltimore, en el Hammond Hos- pital, se halla un buen modelo que seguir: el plano 4 que nos referimos s2 puede consultar en muchas obras, y entre otras en la de Jaquemet, Des hopitaux, Paris 1866 pág. 45.—Motard, d hygiéne général, Paris 1868 pág. 621. T. 1.* Los pabellones puestos en los radios se hallan enlazados en- tre sí por una galería circular de la cual parten otras cuatro que se cruzan en ángulo recto y se dirigen á las dependencias situadas en el centro y destinadas á guadaropas cocinas, etc, T, 1%,41 308 Sobre la altura, ó mejor, sobre el número de pisos de que han de constar los hospitales, es punto definido que tengan uno solo destinado á enfermos. La higiene se ha decidido explicita- mente en vista de los resultados de la experieucia. Muchas observaciones acreditan que, dadas circunstancias iguales, se nota más mortandad en las salas altas que en las bajas. Pero ¡cuidado! que por bajos mo se entienda precisamente el plan terreno, donde la humedad puede ser dañosa, sino el entresue- lo que se levanta cerca de un metro sobre el nivel del terreno, y que participa de las ventajas del piso principal sin obligar 4 que se eleve mucho este. Distribucion interior.—En las salas de 90 á 100 camas hay muchos miasmas diversos, y los dolientes curados, cuyas enfer- medades los llevaron al hospital, contraen á veces otra nueva, Ó se les reproduce con agravacion. Esto se comprueba con la his- toria de los hospitales generales. Póngase en cada sala de 12 4 15 enfermos, 4 lo sumo 20, número que no se opone 4 que las salas sean muy espaciosas y con 60 ú 80 metros cúbicos de espacio atmosférico por en- fermo. Las salas han de tener por dentro las esquinas redondeadas, el techo sin vigas aparentes, y el piso muy pulimentado. Las paredes, si fuere posible, bien estucadas ó lucidas, para fregar- las fácilmente con un cepillo y agua fénica, que aniquile el mefitismo mural perniciosísimo de los hospitales. Deben prodigarse las aberturas, que se harán muy altas y anchas; y cuerdamente se obraria dándolas casi toda la altura de la sala. De esta suerte se haria rápidamente la ventilacion, con la seguridad de haber expulsado las capas inferiores del aire que encierran las materias impuras más pesadas. Miéntras no llegue la época de enfermerías especiales, se procurará al ménos que haya salas separadas para estados pato- lógicos especiales; así ha de haber para epidemiados, sifilíticos, sarnosos, viruela, etc., agonizantes, delirantes, epilépticos, etc, Otra mejora importante es poner anexa á cada enfermería una sala espaciosa para los enfermos que puedan levantarse, 309 conversar, leer y distraerse. Esta medida es utilísima: en pri- mer lugar disminuye la contaminacion del aire de las salas, y deja 4 los enfermos graves en mejores condiciones de tranqui- lidad; y en segundo lugar, proporciona distracciones y aire pu—- ro 4 los enfermos convalecientes. Salas de repuesto. —Mejora interesantísima es la de tener en cada hospital varias salas vacías, pero en disposicion de habili- tarlas para enfermos, cuando se tenga por conveniente desocu- par y hacer descansar los pabellones que llevan ya muchos me- ses de servicio. Esas salas de remuda dan excelentes resultados en los hospi- tales militares de Varsovia desde fines del siglo pasado, pues no tanto favorecen la limpieza en general, cuanto facilitan la completa destruccion de los miasmas trasmisibles. Este siste— ma polaco lo han ensayado los franceses en el hospital Cochin con felices resultados. ¿ste sistema resuelve la enérgica ex—- presion de Quememos el contagio! de los higienistas coetáneos. Letrinas.—Además de los alteraciones que se producen en la atmósfera de los hospitales por el continuo ejercicio de los órganos de la respiracion y de la piel, las evacuaciones natura- les de los enfermos, como es sabido, contribuyen en alto grado á viciar y amalignar el aire, pues bien probado está con la pro= pagacion de los tifus, disenterías y cólera morbo por las evacua- ciones intestinales. Asunto grave es para que no deseuidemos tan preferente servicio hospitalario y que con particular empeño se ha estu— diado y se estudia por la Asistencia pública en Paris, Lóndres, etc., para llevarlo ásla mayor perfeccion posible. Hay dos medios: el de cubetas movibles y el de depósitos fijos. El primero se realiza por dos caminos; el de llevar las cu- betas tapadas diariamente al depósito general; y el de exportar los excrementos fuera del recinto hospitalario. El otro es cons- tituir en cada departamento letrinas fijas más ó ménos bien acondicionadas, donde los convalecientes y enfermos leves pue- dan hacer sus evacuaciones. Como el problema que hay que resolver es impedir la altera- 310 cion del aire, ninguno puede realizarlo como el de construir los depósitos necesarios fuera de los muros del establecimiento llevando á ellos las cubetas inodoras con tierra, cuya limpieza debe hacerse con bastante frecuencia, si no diariamente. Estos depósitos exigen una construccion especial, para impe- dir las infiltraciones en el terreno y muros cercanos, favorecien- do su ventilacion reglamentada. Sus paredes de piedra silicia con mortero hidráulico, dándole al depósito la forma oval y de una lisura extremada para que nada se pegue en su superficie. Final.—El lujo en esto es cosa muy secundaria. No basta decir con Monfalcon y de Polinieri “que un hospital no debe ser un monumento recomendable por el lujo de su arquitectura, sino por las elevadas consideraciones que tiendan á la cues- tion de salubridad .”—Distíngase por lo modesto de su forma, como el mejor y más adecuado para asistir á los enfermos. Para servir á la humanidad doliente en un hospital, no se deben ostentar las magnificencias arquitectónicas; esas decora- ciones, arcos y bóvedas atrevidas, que tan bien dicen en otro órden de manifestaciones, no sientan en los asilos del dolor y de su alivio ó curacion, donde importa á lo sumo aprovechar los medios de aereacion natural para que nose vicie y contamine la atmósfera que tanto daña y maligna á los enfermos de un hospital y de una poblacion. Cuando el médico ha definido las condiciones de higiene y de salubridad á que deben sujetarse estas construcciones, en- tónces comenzará la obra del arquitecto; á él le toca estudiar y buscar todas las combinaciones de ejecucion y economia que de- ben responder al programa y exigencias del destino de un hos- pital. E Hé ahi, Sres., un extracto de las obras especiales que dan autoridad á la materia. —Ahi están los principios, el voto cien tífico; ahora quedan los esfuerzos del arte para realizarlo, 311 £T lo el zo'p | ros-s-auu-o-os-s[1*cz[ralcolos [so Tajor'a E83 jos ppieg [pios fos'ecizgoT |1e'zcjer 6 rO9r vr [Z2cte'99rfo' PS [86 ¡0'6P [8'es pre 01 lo'el6rjo'e | 0s-o-ou-os-s-asic' 22182 /T9|r8 [6113683 683 ls |e'ca la re Jrsteciebr jos'¿cez'6c9 TOOL TT [e zerlatc9rfo'es [es jo“os [eee log otl6 110 P "U- ouu-u-quela e (87692848 pas 9€'€ 063 99 |903 Jze [es eciezr |.36cl0o Tor 'e9t|60T |O9lHOTZIHO PS [6 [ars |e'o9 lez o'gloczlo'e | :au-u-ass-osajo'czlea roles [6 13RL3 [ro oros edo es fe:9 [eva forte jvroojee'T [o.'6cte Tol9-scI[riZ [8 'ccI[6'z91 LES [bz fotos |p'zS lez vonoal6 1 10'S "9s-9u-a-s|8 82 (97/09/98 or TRL6 7 0'Ed8' 23 [6'S ¿S09|6P'T |L6'6cjorTofp'Zer[s'9 fo'peliso9rfo'es 99 [pros [o'zs [uz aro rlo's | “a-s-u-ou-o-as[6' 1 Z¡8aloSibe JIZ0Giara 83 JUL T6'09/6ZT |¿0'0N98 TO SSL S TIL l0o'ectle rollos [49 [are leze loz O mb ajo rZ "3-S-U-9u-osjo 69/cE/(aciZz8 JoS'6 ISE ez [49 [eva ete Je9'ogezT fez6cies Toe 6cI[si0r [6 1ST|p3zIfe ies [az [e'6p |1'9s [ca o'elrrio'S "95-S-au-98|1'9/1H42/99/06 [66 '08|ZS'€ 623 (69 l6 3 [80€ JestGclge'T [re t6cize“09|o'c91 18 Es [8 OCT PZI8 ES [eZ [sos lees |pé oHetlo'< | tasa-as-s-u-a-as|p'E zur ia9/88 [be “Orcera Telo'sz [9 [ara los festogieo'a [esteci99 Too TOrZ'Rr [rcctis Zo1f8'es [Ze [eó1s lazo lez o cla zlo'a *98-9Uu-3-9s[39/ 2129/06 [OS OR |LS'8 Tes Tas z6 69 leez isos [rorrole0'3 |¿4 0968 'zolrzorIZóZ |r6cHtZolZes 66 |S'6r [vs ez ve lerelrajo's “os-s-ouo-olg'C | 97/29/88 [ESOG|PTE ds less 00 [8v3 [e Te [erzolvrz jes rolzr gor 0919 '0T jetocti6 oy vs lr6 Jjo'os |r“6s Pra Lo leele'elo'z "a-as-olo 9,12% 29/68 [6£ TE|SO€ res loa [rez [os Jez1gl6z'T |r6'o9l0z'zolp 2er lo'9r Joer jo corio'es loz [9 6r |s'ze loz o'elz glo 11] “a-aua-ou-aso-afp'CzlozicolT6 [98 TR00'E” cares [08 [e ez [ete eo roer T [ag'09lco zolr6sio'6 l6'per6'e9Ife es [48 [8'6r [Ses reno ajo “plo 31 '9s-9-ou-elp6L£S/19/P6 [20 TReb'E edozz re lara leze [e 09691 [16 ecio9' To fr ¿ST 8 TE [6 rt TOr| ES [ee [6p |o'es ler celo 210 'Z1 “a-ou-olp9LlRalroire fea eelro“T 683 ra [13 las fazo09/94T [ez6eipe Tol6 aerlo'9 |osIzosIfLDS [r6 |S'6p [068 |zT ope TIO “OT “9-au-aj8 P2[Cca1p9/68 [69 221608 a eale6r iz [Oca (¿ae fos rop9sT [cetog[retaglr'cr ile [pollo aer vrs lez |1TS 6'8s for eps elo zj0'9 "5-9 u-u-ou-ola PL pejec|z8 EL RAEl'9 [33'61/56'S6 163 [006 [8'ca [eve |e“To[69"T [eo o9laemolr es 1[a 81 [€ Pal aero re 142 [ars jo'ee fer o1 lo pa wo TT] 79-s-u-ou-as"ale's/[ez|39/<8 [1 Re le"s "GR 6R [382 [19% [EEE [BL'0NSET ev'620819/P9V 19 PS 9o0rtaemi9zs [911 |v'ov fo'es lr cele Ej0o”z :9-u-o-osele 04 veloc|re roza 6e'e ez |.o ecfos fee [có [ore [ISO9 TP 1 [ez6cirr Tos aor[3'0r [só 2crZóZ9r IZ ES [EZ [909 [6'LS fol cH6 zl0'9 "as-a-an-olc TZ (93/09/98 [69 TG 837 OEEZTe 863 loz [cz [ae Je oolen3 [ru'6elz8 Tor T9r [Ss TT le zelle's9rl6 es feo [aos [S'6s far ca Juzjo”s "9u-u-si6 EL a (39ve [bb TalZS'3 063 [ro fe's3 [18 fertrorez [ri ogjevzoje ¿ere y jeberizt6sIieps [6 [6'0S [p*09 |rT oerlo'g | *s-ou-s-u-as-s|j9"1 2/08 |1e|ze [63 Telzo'e [1p6T|s v63 |urr lora [ce fovs1ol6s'T foz'09l63'zol6 acrlae [6'zr1 ocre tes jog |s'TS [a'zs for aHezlo'g | “as-a-s-u-s-as[e“eZ[63¡8c|Z8 [18'03|90'P ecaale ea ls 9 [rez (¿ee festol6oT les oole6 Tol zer er [etcarjovorfo'es [66 [0'TS [6'09 cc eJ6 H0'p "as-ou-U-os[C G2(PG|19/S8 [EE TR6ST 8 maes [po [4 [TE [Be 19<8'T [ee Toje9aolb' Como todos los efectos caloríficos aparecen siempre bajo la for- , ma de expansiones, parece evidentemente más aproximado á la rea- 321 lidad de los hechos prescindir de la bipótesis de los fluidos y con- siderar sus manifestaciones debidas á un movimiento particular de la materia; pero qué clase de movimientos moleculares son los que lo procuren, se ignora. La opinion más aceptada es la de la sim- ple oscilacion de los átomos; estos no están nunca en un contacto absoluto, sino á distancias unos de otros, con libertad de moverse entre ciertos límites; cuando los cuerpos se calientan aumenta la accion molecular que les permite vibrar á mayor distancia y se produce la dilatacion; el enfriamiento produce efectos enteramente contrarios y la trasmision del calor en sus varios modos y con- diciones, es debido á la trasmision de dicho movimiento. La electricidad empieza tambien á atribuirse 4 movimientos vi- bratorios compuestos y de naturaleza más complicada que los que producen la luz y el calor. Las investigaciones sobre la: naturaleza y relaciones delas fuer- zas físicas, es uno de los asuntos que más llaman la atencion de los sábios en este momento: el gran problema dinámico planteado es la determinacion de las diversas clases de movimientos que ori- ginan cada uno de los fenómenos. Resultados no ménos interesantes se han obtenido recientemen- te en el estudio de las radiaciones. Desde las primeras experiencias de Sir Williams Herschell estableciendo la distincion entre las ra- diaciones luminosas y las caloríficas, hace poco mas de 70 años, los progresos hechos en esta parte de la ciencia han sido inmensos; las preciosas y notabilísimas experiencias de Melloni con su pila ter- mo-eléctrica condujeron á resultados sorprendentes y la continua- cion de ellas que con notable éxito emprendió y aun sigue Tyndall ofrece un manantial de inagotable produccion. El principal foco de radiacion natural existe en el sol y entre los artificiales el más importante es el arco voltacio distinguiéndose las luminosas, caloríficas y químicas, efectos diversos de una mis- ma accion, que consiste en movimientos ondulatorios distintos unos de otros por su lonjitud y la velocidad con que se forman. La accion química es pues.tembien mecánica y como tal se compren- de que puede medirse la fuerza empleada en destruir la combina- cion sostenida en virtud de las afinidades químicas. Los misteriosos efectos del magnetismo terrestre, empiezan tam- bien á atribuirse á la influencia solar, aun que no pueda aun de- cirse si esta influencia es directa ó indirecta. Se observa que la agu- ja de declinacion tiene variaciones diurnas y la de inclinacion 322 anuales, que guardan ciertas relaciones con las posiciones relati- vas del astro del dia con respecto á la tierra. Por otra parte la amplitud de las oscilaciones diurnas, presenta variaciones muy grandes cuyos máximos y mínimos coinciden con las auroras bo- reales y los máximos y mínimos de las manchas del go], correspon- diendo á un período de diez años como estas, segun observaciones repetidas y confirmadas ultimamente por el P. Secchi. Cual sea esta influencia no hay aun datos para decidirlo: si fueran debidas á una accion magnética que le sea peculiar ó á cor- rientes eléctricas que se desarrollen en él, Jas variaciones que se notan en la brújula, aquella influencia será directa; pero si la ac- cion solar solo produce en el globo cambios fisicos que modifiquen el magnetismo terrestre, será indirecta. Las opinionesestán aun divididas sobre este asunto y solo con nuevos elementos de que aun se carece, podrá decidirse cual de,las dos es la cierta. Obsérvase bien en las breves indicaciones que acaban de expo- nerse, la tendencia de los físicos modernos á considerar todos los agentes de la naturaleza como una sola causa de movimiento en la materia, cuyas modificaciones corresponden á las diversas ma- nifestaciones de los fenómenos; idea que por la sencillez que en vuelve y por lo que ayudaria á nuestros limitados recursos intelec- tuales, facilitando singularmente el estudio de las ciencias natura- les, ha sido acogida con general entusiásmo. Faltan todavia mu- chos hechos que observar y mucho que coordinar, no para estable- cerse la teoría, sino solo para saber si esta será la verdadera vía que á ella nos conduzca, si las leyes naturales pueden ó no com- prenderse bajo esta forma tan sencilla que apetecemos y sin que se pretenda que podrá llegarse á la esencia íntima de las cosas. Sin embargo todos estos trabajos, aun cuando no nos conduzcan al fin que anhelábamos, producen siempre el resultado de ensan- char nuestros conocimientos y sus yá dilatados límites, enlazando entre sí asuntos que creiamos desprovistos de toda relacion. Así por ejemplo, el estudio del sol se limitaba no hace mucho á conci- derarlo únicamente como centro geométrico de las órbitas de los planetas; y al considerar en la actualidad su influencia física, quí- mica y fisiológica, aparecen multitud de cuestiones envueltas en el misterio más profundo, y nuevas fuerzas desarrolladas por él, de un órden quizá más elevado que la misma atraccion, cuya natura leza no es tan desconocida como la de esta. La influencia de las radiaciones sobre la tierra es inmensa; la de 323 sigual distribucion del calor solar en la atmósfera, es la causa de todas las corrientes de aire que en ella se observan: la fuerza ema- nada del sol la llena de vapor de agua, que produce despues, al precipitarse, las lluvias y las nieves, los arroyos y los rios que dis- tribuyen el movimiento, la fecundidad y la vida: los rayos calorí- ficos que absorbe la atmósfera, disminuyen considerablemente las radiaciones nocturnas de nuestro globo impidiendo su excesivo enfriamiento: el calor que pasa al estado de latente en el agua, al evaporarse en las zonas ecuatoriales, es conducido á más altas la- titudes donde al condensarse se hace de nuevo sensible tendiendo 4 dulcificar los rigores de aquellos climas. Los rayos del sol re- cogidos sobre los vegetales no se reflejan y dispersan como los que caen sobre las áridas piedras y las arenas del desierto, sino que la fuerza mecánica de sus vibraciones se invierte en destruir las combinaciones que el oxígeno,forma con el carbono y el hidrógeno contenidos en la atmósfera bajo la forma de ácido carbónico y agua. Las plantas se apropian el hidrógeno y carbono necesarios 4 su desarrollo, manteniendo al mismo tiempo las condiciones de pureza y composicion necesarias para la vida de los animales. Las combinaciones de hidrógeno y carbono que forman las plantas, son despues destruidas á su vez, ya en nuestros hogares, ya en los órganos respiratorios de los animales para volver á formar agua y ácido carbónico, devolviendo la fuerza que el sol invirtió en aquel trabajo anterior. Las plantas son pues, verdaderas máquinas, don- ' de se preparan los combustibles que nos suministran la luz y el calor artificiales, ó bien sirviéndonos de alimento la fuerza y el ca- lor vital que sostienen nuestra existencia. Lo que el sol ejecuta en nuestros dias, lo hizo tambien durante la serie de siglos que precedieron á la aparicion del hombre sobre la tierra: los vegetales desarrollados en aquellas épocas geológicas, han sido transforma- dos por la accion del tiempo en ullas y lignitos; y cuando en la ac- tualidad quemamos dichos combustibles en los hogares de las má- quinas de vapor, no hacemos mas que utilizar las fuerzas que el sol almacenó en aquellos tiempos en los vegetales, y que en virtud de trastornos geológicos quedaron sepultados en la tierra por es- pacio de muchos millares de años. Nada más adecuado que las leyes y bellas armonías de la natu- raleza, para manifestarnos la sabiduría infinita que presidió á la creacion, y como delerminó el Todopoderoso las leyes elementa- les que deben regir á la materia, para que sus consecuencias más T. 1x.—43 324 remotas estuviesen en relacion con las condiciones que exige la vi- da orgánica y la felicidad de los séres que tantos siglos despues habian de venir á poblar la tierra, asombrando no ménos por la inmensidad de sus concepciones, que por la precision con que obtiene sus resultados. Pero en esta época de actividad extraordinaria, nada satisface al hombre y constantemente parece que se renueva en él con mayor ardor, la idea de avanzar más, sin querer reconocer límites de nin- gun género, cuando á cada paso que damos se presentan tantas causas que nos ponen bien de manifiesto cuan limitada es nuestra inteligencia, sobre todo en cierta clase de estudios. Así es que, des. pues de haber medido los cielos, y de sondar la profundidad de los abismos; despues de haber visitado la cúspide de los montes más inaccesibles, las playas más remotas, los desiertos abrasadores don- de reinan los fuegos de los trópicos.y las áridas rocas envueltas en. los hielos del polo; despues de haberse elevado á la region de las tempestades y de haber descendido á las entrañas de la tierra; des- pues de haber tratado, en fin, de escudriñar todos los secretos de la naturaleza, ha dirigido su mirada investigadora sobre las mismas bases del órden moral y de la sociedad, sin tener en cuenta que si las verdades científicas que perfeccionan su inteligencia, solo con su trabajo pueden progresar” y enriquecerse con nuevos des- cubrimientos, no sucede lo mismo con las morales, que destinadas £ enseñarnos la distincion que existe entre lo justo y lo injusto, se encuentran fuera de nuestro alcance y no pueden *ser producto de la inteligencia humana. Además, no es bastante en las ciencias naturales para establecer teorías que puedan admitirse como ciertas y exactas, la autoridad de otros sábios que cultivando las mismas ciencias, participen de análogas opiniones y hayan repetido con éxito las experiencias en que se fundan; es preciso además no ponerse en contradiccion con las verdades reveladas, causa que ha hecho muchas veces perder un tiempo preeioso á no pocos sábios, que dirigiendo de otro modo sus esfuerzos, hubieran obtenido resultados brillantísimos. No puede ménos de producir dolorosa impresion en nuestro ánimo que las ciencias naturales se miren con desconfianza por muchas personas que no quieren dedicarse á ellas, tan solo á causa de la manera con que son presentadas sus teorías por algunos, en con tradiccion absoluta con las santas Escrituras. Las paiabras de Dios trazadas en éstas, no pueden de ningun modo ser contrarias ' l | ! f | 325 á las que ha escrito el mismo Dios en el libro de la Naturaleza, por más opuestas que quieran presentárnoslas: y preciso es no perder de vista que estas ciencias, por mucho que hayan progresado, dis- tan más aun de haber conseguido su completo desarrollo, y por consiguiente, que cualquier discordancia que se note, ántes debe atribuirse á que nuestra razon limitada no nos ha permitido ver con claridad aun la verdad, que no suponer falta de exactitud en las sagradas Escrituras; así como tambien esperar confiadamente el dia no lejano en que ámbas se concilien. Dos cuestiones tienen en el dia concentradas gravemente la atencion é interés de todas las personas que, con más ó ménos afan, se ocupan de las ciencias naturales, 4 las cuales se aplica lo que acaha de exponerse y quejuntamente con las que hacen referencia á la naturaleza y correlacion de las fuerzas físicas, parecen las des- tinadas á ser el objeto de las meditaciones de los sábios por algun tiempo. Una es la relativa á la antigiiedad del hombre ó determinacion del período trascurrido desde que apareció sobre la tierra; y otra la del orígen y transformacion de las especies, presentadas por Darwin, que con-sus numerosos eseritos, vastísimos conocimientos en ciencias naturales y profunda habilidad para observar, ha sus- citado grande interés y acaloradísimas discusiones sobre esta teo— ría, universalmente conocida ya con el nombre de Darwinismo. Con respecto á la primera pretenden algunos geólogos, que el período marcado en las santas Escrituras es muy corto comparado con el que ellos creen deberasignar á la aparicion del hombre so- bre la tierra. Las personas extrañas á las ciencias creen general- mente, que en estas nada se impone como artículo de fé, sino que todas sus aserciones se demuestran, ya por observaciones directas, ya por las rigurosas deducciones de la lógica. Desgraciadamente esto sucede muy raras veces y en muy pocas ciencias; en las más de ellas, y sobre todo en las modernas que han adquirido rápido desarrollo, es necesario distinguir con el mayor cuidado los hechos de las teorías sobre ellos fundadas; y si en aquellos ocurren con frecuencia acaloradas y fundadas discusiones acerca de su exacti- tud, ántes de ser generalmente admitidos, fácil es comprender con cuanta más razon estarán expuestas las teorías á errores de mucha mayor trascendencia. En geología, por ejemplo, el órden de sucesion de las capas es- tratificadas, su espesor relativo, la naturaleza de sus fósiles, las 326 proporciones numéricas de cada género ó de cada especie de las plantas ó animales que existen en cada formacion, son hechos so- bre los cuales no hay discordancias de opiniones; pero el tiempo invertido en constituirse cada depósito y las condiciones en que se formó, están aun siendo motivos de perpetuas discordancias; y no pueden, por consiguiente, servir de base exacta para determinar la época de la aparicion del hombre sobre la tierra, toda vez que aun se ignoran completamente los: períodos de tiempo que han sido necesarios para la acumulacion de los restos prehistóricos de la ra- za humana conocidos hasta el dia. Más garantías de acierto ofrece el acudir á la teoría matemática del cálculo de las probabilidades, y este, partiendo de los datos es- tadísticos que manifiestan la cifra total de la poblacion actual del globo y de su aumento progresivo anual, da cifras que perfecta— mente concuerdan con las establecidas en las santas Escrituras. El estudio concerniente á la progenie del hombre, tiene que dar lugar á discusiones mucho más acaloradas aun que las promovi- das en la anterior, pues suponiendo que en virtud del constante perfeccionamiento y transformacion de las especies, procede el hombre de rudimentos existentes en animales muy imperfectos, fá- cil es comprender las horribles consecuencias á que nos llevaría semejante teoría si pudiera ser cierta, haciendo desaparecer como por encanto todas las leyes del órden moral, todos los altos y gran- des sentimientos que hoy le impulsan y serian reemplazados por las pasiones más bajas y ruines. Fundan esta nueva y revolucionaria hipótesis, en los que Darwin denomina principios de la seleccion natural y de la seleccion sexual. Consiste el primero, en que las contrariedades y dificultades con que tropiezan al nacer todos los seres vivientes, ocasiona la muer- te del mayor número de los nacidos en cada especie, subsistiendo solo los privilegiados ó provistos de la suficiente resistencia para soportar la lucha, logrando algunos de ellos mejorar sus condicio— nes y trasmitiendo dichas mejoras á sus herederos. El segundo es- tá fundado en la lucha que los machos sostienen entre sí por las hembras, eligiendo el vencedor las más vigorosas y mejor consti- tuidas, con ventajas para la sucesion: de aquí que el órden, la re- gularidad y concierto de la naturaleza solo lo consiga dando muer- te al que no está organizado para soportar una lucha continuada y ardiente. Lo primero que se observa en esta nueva teoría, es el considerar 327 variable la especie, en contradiccion con las ideas que hasta el dia estaban admitidas, segun las cuales estas eran fijas é invariables; y léjos de haber llegado los naturalistas á una avenencia en esta par- te tan esencial de la teoría, parece arraigarse cada dia más en la mayor parte de ellos, la idea de la invariabilidad, haciendo apa- recer la falta de exactitud que existe en muchos de los argumen- tos que presentan los partidarios de la escuela de Darwin. Es indudable que la teoría de la creacion no exige ni cataclismcs, ni milagros perpetuos, que alteren las leyes naturales, así como tambien que el orígen de los seres orgánicos no puede explicarse por la accion exclusiva de fuerzas inorgánicas, sino que obedecen á un pensamiento divino del Omnipotente, bien sean creaciones se- paradas y especies invariables, bien provengan los séres de un gér- men primitivo que se modifica segun las leyes dictadas por el To- dopoderoso: con ménos razon aun podria considerarse satisfacto- ria la teoría Darwiniana aplicada al cuerpo humano, á su inteligen- cia y sentido moral. La lucha por la vida y la- probabilidad de vencer en ella, es la que le proporciona su encanto y produce la felicidad en este mun- do, pues de ser conocido cuanto nos hatia de suceder, carecería el hombre del estímulo necesario para el trabajo, colocándolo en una situacion inerte é incapaz de desarrollar los esfuerzos de que es susceptible, toda vez que tenía el convencimiento de la completa inutilidad de ellos. La ciencia no nos enseña nada sobre la naturaleza y orígen del alma, ni sobre sus deberes y destino futuro: su objeto es el descu- brimiento de la verdad tal cual se presenta en la naturaleza mate- rial; y su utilidad se percibe en las aplicaciones prácticas que pcr- miten al hombre dominar las fuerzas que la rigen: del mismo modo las Santas Escrituras, tampoco pretenden determinar las leyes de la ciencia; así pues, cualquier crítica dirigida á demostrar su falta de exactitud científica carece de objeto, lo mismo que los esfuerzos dirigidos á demostrar la exactitud rigorosa y literal del sublime lenguaje con que describe los fenómenos naturales para hacerlos coincidir con los descubrimientos científicos: , “La ciencia es eminentemente variable: lo que ayer creíamos cier- to se nós presenta hoy como erróneo y su lenguaje no está someti- do 4 menores variaciones:lo contrario sucede con aquellas, allí to- do es fijo éinvariable. No debemos temer ni asustarnos porque los fundamentos de 328 nuestra fé se sometan á las más severas investigaciones; tampoco podríamos evitarlo aunque lointentáramos y la prueba mas decisi— va de la verdad es resistir 4 toda discusion honrada y hecha en conciencia. Así pues, examinemos siempre la verdad con todo de- tenimiento y reflexion; defendámosla con todos los recursos que nos ofrece la dialéctica y confiemos á Dios el resultado; en la jnti- ma persuasion de que las ciencias naturales no pueden marchar separadas de la Religion, sino que ántes por el contrario, el pro- fundo saber en ellas, contribuye á hacer más sólidas é invuluera- les nuestras creencias espirituales. Discurso DE CONTESTACION.—Ási que concluyó el Sr. Cerero, se expresó el Sr. D. Francisco de Albear y Lara en los siguientes términos: Sr. Presidente.—Sres. Académicos. — Señores. — Designado por nuestro respetable y amado Presidente para contestar al discurso que acabais de oir, y contando con vuestra indulgencia, más nece- saria para mí que para cualquier otro de mis sabios compañeros, empiezo á cumplir con este grato deber, manifestando desde lue- go al Sr. D. Rafael Cerero, en nombre de toda la Academia, el vi- vo interés que ha inspirado y el singular placer con que ha sido acogida tau notable muestra de su saber y de su talento. -No en valde se le propuso para ocupar un puesto entre vosotros: sabíamos su extraordinaria laboriosidad, conocíamos sus vastos y profundos estudios, y veíamos resplandecer en él la luz sagrada de la inteli- gencia, brillante y potente desde su infancia, y aumentada despues por el trabajo hasta tal grado de intensidad y de esplendor, que le ha hecho distinguirse entre los más distinguidos de un Cuerpo se- ñalado por sus grandes, útiles y difíciles conocimientos. No, no me inducirá una extemporánea modestia á ocultar Ú 4 disminuir la verdad, porque su persona esté doblemente ligada á la mia, en ésto afortunada, por vínculos tan estrechos como queridos, profesionales y académicos: séame permitido, por el contrario, que dé algun de- sahogo al legítimo orgullo de queme siento poseido cuando con- templo dignamente ocupada, por tal compañero de armas y de es- tudios, una de las sillas de esta ilustre Corporacion. Ya habréis conocido, Señores, que no es este discurso una de sus primeras tareas científicas ó literarias: 4 su autor se deben multi- tud de informes, memorias, proyectos y trabajos propios del Inge-' y AOL E it ti | 329 niero, nacidos de su amor á la ciencia, ó de sus deberes en los ya- rios destinos que ha servido, tesoros de saber penosamente acumu- lados y destinados á perecer ocultos en las eternas profundidades de nuestros archivos. Poseemos, por fortuna, varios trabajos suyos yá impresos, que, por su mérito é importancia, nos hacen juzgar de los demás frutos de su privilegiado ingenio y sentir más y más que por su naturaleza y especialidad no hayan podido tambien salir 4 la luz pública. Citaremos los siguientes: Informe sobre las experiencias hechas en West-Point con piezas de diversos calibres y sobre diversas clases de mamposterías. Traducido del inglés. 1861. Estas experiencias, hechas por los Ingenieros militares de los Estados-Unidos, tuvieron por objeto determinar la clase de fá- brica más adecuada para la construccion de los muros de frente de las casamatas, y la forma, dimensiones y material más propio para las cañoneras. Como apéndice de la traduccion, propone, fundándose en otras experiencias, el empleo en España del hor- migon de plomo para los muros y el hierro para las cañoneras. - Memoria sobre la disposicion y cálculo de las armaduras destinadas á sostener las cubiertas de los edificios. 1862. El objeto de este trabajo fué clasificar y analizar las diversas combinaciones empleadas en la práctica para reemplazar á los pun- tos de apoyo formados por columnas ó ó piés derechos, por medio de triangulaciones, sometiéndolas todas á una marcha ó sistema de cálculo uniforme y estudiando la influencia que en la distribucion de los esfuerzos interiores produce el que los pares sean, ó no, de una sola pieza. : 3 Estado de las defensas marítimas despues de la introduccion de la ar- tillerra rayada y buques de coraza. 1863. Se examinan y describen en esta Memoria las reformas y nue- vos sistemas adoptados en Europa por las diversas naciones para organizar la moderna artillería rayada y los buques que componen la nueva escuadra de guerra, estudiando la influencia que estos nuevos elementos producen en las fortificaciones; y, pasando á ha- cerlo de los medios que se han propuesto para contrarestar sus for- midables efectos, se presenta la historia del empleo del hierro co- mo nuevo material; los diversos proyectos preparados y ensayados 330 para él; analizando, por último, las condiciones que tiene para ser empleado en la Península. Estudio sobre máquinas empleadas en las construcciones. 1% parte: Bombas de desayite para las fundaciones. 1864. En “este trabajo, hecho muy especialmente con el objeto de apli- carlo á las reconstrucciones y reparaciones de las murallas del recinto de Cádiz, que presentan uno de los casos más complicados de este problema por la inmensa cantidad de agua que hay que ex- traer con aparatos muy portátiles para poderlos llevar en baja mar y retirar en la pleamar, se hace un estudio comparativo de las di- versas bombas aspirantes y las centrífugas, de uso mucho más re- ciente; analizando al mismo tiempo la conveniencia y ventajas que puede ofrecer el vapor bajo el punto de:vista técnico y eco- nómico. Proyecto de un marco de hierro para baterias. 1866. El objeto de este proyecto fué á la vez que para demostrar la necesidad y ventajas de emplear este material en vez de la made- ra, inculcar la gran conveniencia de no tener más que un modelo ó tipo que sirva para todos los calibres de las piezas y todas las -8i- tuaciones que éstas puedan tener en las plazas tanto marítimas co- mo terrestres. : Ante-proyecto para el hospital militar de Cadiz. 1863. El estado ruinoso y las malas condiciones higiénicas del exis- tente obligaron á pensar en la necesidad de demolerlo y hacer uno de nueva planta. En su virtud, estudiadas las condiciones genera- les, administrativas, higiénicas, €, y modificadas con los datos par- ticulares que presenta la localidad por su clima y por el terreno en que habia de situarse, se presentó este ante-proyecto para que fue- raexaminado y se propusieran las reformas que pudieran parecer convenientes. Sobre ventilacion en los almacenes de pólvora para tiempo de paz; 1869. A consecuencia de la pudricion notada en la parte superior, de la cubierta de madera de uno de éstos de nuevo sistema hecho en Cádiz, se analiza la influencia de la falta de ventilacion y de las condiciones meteorológicas locales en la putrefaccion de las ma- “ a Ñ 331 «eras, aceleradas considerablemente por el desarrollo de la vegeta- cion de hongos. Cemento de las provincias Vascongadas. 1871 Noticia sobre las propiedades de este material, modo de em- plearlo en las diversas mamposterías, datos prácticos relativos á es- tas aplicaciones, usos á que puede destinarse y reformas que está llamado á producir en las construcciones. Noticia sobre el sistema adoptado para la construccion de las azoteas en Cádiz. Descripcion detallada del sistema, fundado en impedir que los movimientos del entramado de madera, flexible por su misma na- turaleza, se trasmitan á la solería que no puede seguirlos sin ra- Jarse y dar lugar por consiguiente á goteras. Dmpañician de este sistema con los empleados en otras provincias de España, en Fran- cia, Inglaterra é Italia y ventajas que sobre ellos ofrece. Ademas de estos escritos, que han puesto muy alto en el Cuerpo de Ingenieros y fuera de él el nombre del Sr. de Cerero, se le de- ben obras notabilisimas, como los “Trabajos en la mar” en las re- construcciones y reparaciones de las murallas del recinto de la pla- za de Cádiz, y en la construccion de los fuertes de S. Sebastian y $. Lorenzo del Puntal, y baterías de Candelaria, S. Felipe y $. Nicolas, todas casamatadas. Tal es, en breve é insuficiente compendio, nuestro nuevo com- : pañero; y nadie mejor podria haber presentado á vuestra conside- racion el vasto campo que ha recorrido en su discurso para paten- tizaros las estrechas é indispensables relaciones que unen la cien— cia del Ingeniero con las físicas y naturales, tema que ha desen- vuelto con la maestría y la clara diccion que le son habituales. En dos partes principales puede considerarse dividido su discur- $80, que resumiré brevisimamente. ) En la primera, despues de indicar cómo y de donde se origina— ron la ciencia y el arte del Ingeniero, su complicacion y extension, y la imposibilidad de abarcarlos por un solo bombre, de lo que na- cen las divisiones y subdivisiones de su profesion en otras muchas, se ocupa de las diversas ciencias físicas y naturales de cuyo auxi- lio necesita indispensablemente el Ingeniero. Empieza por consi- derar el arte de las construcciones y da el primer lugar á la Mecá- nica, vastísima ciencia de especulacion y de aplicacion, cuyo con- T. 1x.—44 332 junto no es bastante á contener el hombre más capaz y laborioso y que ha dado yá origen á un cúmulo de conocimientos que asombra por suimportancia, delicadeza y extension, á pesar de estar muy distante todavia de los límites de que es susceptible. Cita, como ejemplo de aplicacion, la teoría mecánica de las construcciones, de cu- yos grandes progresos se ocupa, manifestaudo como se han mejo- rado las experiencias sobre la fuerza y resistencia de los materiales . concurriendo á ellás los Gobiernos como materia de la más tras- cendental importancia. Entra luego en las extensas y delicadas teorías del calor, de la luz, del sonido, de la electricidad y del magnetismo, y nos demuestra su necesidad y su importancia para el Ingeniero, no solo por su enlace con las demas ciencias, simo tambien por el sin número de aplicaciones interesantísimas que de ellas hace á cada paso, de las cuales excoge las de más bulto para llamar sobre ellas vuestra atencion con breves pero gráficas expre- siones. Las diversas propiedades de esos fluidos, ó, mejor, de esos diferentes modos de moverse la materia, sus leyes, las fuerzas que producen, su aprovechamiento, los muchisimos mecanismos, ins- trumentos, máquinas y aparatos á que han dado lugar, sus influen- cias mas ó ménos directas y determinantes en las construcciones; todo concurre á probar que son de esencia esos estudios en la pro- fesion del Ingeniero y que este está destinado á sacar de ellos las - más útiles y variadas aplicaciones. La Meteorologia .no podia ménos de ocupar un lugar preferente en el discurso del Sr. de Ce- rero. La fisica del globo es asunto de vastísimo interés en las aplicaciones de la ciencia del Ingeniero, quien, por ejemplo, tie ne que considerar la fuerza del viento como motora en la navega- cion y en la industria, como reguladora en muchos casos, como destructora en otros; y bajo los mismos conceptos ha de contem-— plar, utilizar ó contrarrestar la fuerza del agua, ya sola, ya combi- nada con otras, en las construcciones hidráulicas, en las navales, en la industria, en la navegacion, en los trasportes, en las obras de los puertos y de los rios, en el establecimiento y construccion de canales de navegacion, de riego, de defensa, de saneamiento, de conduccion de aguas potables, €. Tambien se ocupa de la nece- sidad de que posea el Ingeniero extensos conocimientos en Quími- ca, capaces de guiarle en sus estudios sobre materiales y en las combinaciones que de ellos hace, de auxiliarle en sus trabajos mine- ros, industriales y agrónomos y de darle base segura para sus expe- rimentos, adelantos y creaciones. Por fin, la Mineralogía, la Geo- 333 logia, la Zoologia, la Botánica y hasta la Higiene, han condu- cido tambien al Sr. de Cerero á consideraciones sucintas, pe- “ro fecundas, y suficientes para hacernos sentir las íntimas rela- ciones que necesariamente tienen con el arte y la ciencia del In— geniero. Aquí termina la primera parte de su trabajo, donde á grandes rasgos ha trazado el esbozo, por decirlo así, del inmenso cuadro que ofrece á vuestra contemplacion. Node otro modo cuentan que se anunció Miguel Angel en la célebre sala de Florencia. Po- cos y vigorosos trazos, qne representaban de un modo inimitable una colosal cabeza de Júpiter Olímpico, fueron la targeta que hi- zo saber á aquellos divinos artistas que se hallaba entre ellos otro gran maestro. En la segunda parte diserta sobre el afan con que trata el hom- bre de investigar las causas de los fenómenos naturales, de esta— blecer leyes para todos ellos y de generalizarlas; admitiendo prin- cipios sencillos y reducidos, ya que no uno solo, bíen sean hipoté-: ticos, con tal que expliquen los hechos, ó bien verdades demostra- das, de las cuales forma la ciencia sus doctrinas. En la atraccion, la luz, la electricidad y el calor, en la física del globo y en la que podría llamarse interplanetaria y hasta universal, halla motivos y ejemplos para hablarnos de ese incesante afan de conocer y de esa tendencia á simplificar, como cuando se trata de la unidad de la materia, ó de reducir las causas de los fenómenos físicos 4 meras leyes mecánicas de la materia en movimiento. Trata en seguida de establecer una profunda distincion entre las ciencias materiales y las morales; deplora la contradiccion aparente entre aquellas y los dogmas religiosos; y rebatiendo de paso la teoría geológica de la antigiiedad del hombre y la de su generacion por Darwin, con- cluye encareciendo la necesidad de que marchen de acuerdo las ciencias materiales con las verdades reveladas. Aquí teneis, Señores, concentrado cuanto es posible el asunto de ese trabajo precioso, en que compite la belleza de la forma con la importancia de la materia. Sabeis perfectamente á cuanta extension se prestaba esta y cuan digna de elogio es la.parsimonia con que la ha tratado el Sr. de Cerero, sacrificando lo grato y vasto del asunto á la brevedad del tiempo disponible. El campo era inmenso y feracísimo, el vuelo de su talento capaz y poderoso á recorrerlo todo sin fatiga, la seduccion grandísima; y se ha contentado, sin embargo, con 334 cerner sus alas sobre algunos puntos prominentes para indicarlos á vuestra atencion. ¿A dónde, si no, habria llegado? Tratándose de la Optica, por ejemplo, ¡cuánto no hubiera podi- do extenderse sobre cada particularidad de la luz que menciona y ha dado lugar á nuevas teorías é interesantísimas aplicaciones! Analizamos con el auxilio de las rayas espectrales la composicion íntima de los cuerpos celestes: confirmamos y comprobamos cada dia, más de una teoría astronómica, aplicando directamente lo que se sabe de la luz á las condiciones con que viven y se mueven esos cuerpos: alumbramos el fondo de los mares: descubrimos nue- vos metales; y aprovechamos cada dia más la influencia de la luz á medida que se van conociendo mejor sus acciones químicas, fisio- lógicas y mecánicas. ¿No es, porfin, la luz, vida de la naturaleza, manantial de fuerza, sello divino de toda obra humana, quien nos guia y ha de guiar en todas las investigaciones de las ciencias de observacion? . (Finalizard.) HERIDA CONTUSA PENETRANTE DE PECHO, CON DERRAME SANGUÍ- NEO CONSIDERABLE Y PLEURESIA CONSECUTIVA. — TokRaA- CENTESIS.—CURACION.—POR EL Lpo. D. Francisco Ro— yero. Antecedentes.—D- Francisco Bermudez, natural de la Coruña, de 33 años de edad, soltero, ingresó en el hospital de S; Felipe y Santiago de esta ciudad el dia 18 de Julio de 1872. Hacia una semana que hallándose en la maniobra del buqueá cuya tripulacion pertenece, sufrió una caida sobre un leño puesto verticalmente, infiriéndose una herida en el costado izquierdo, ocasionándole una gran hemorragia. Creyéndola de poca im- portancia y habiéndosele restañado la sangre con un emplasto que le pusieron, se quedó á bordo, hasta que sintiéndose muy malo, se determinó á pedir hospitalidad en este benéfico asilo: 335 admitiósele en el núm. 223 de la sala de S. Federico, que es— taba á mi cargo. Estado actual.—Bermudez, el dia de su admision, presenta- ba una gran disnea y un dolor extremado en el costado izquier- do. Tenia sobre la parte media del 8% espacio intercostal una herida trasversal, de bordes irregulares, en supuracion, que interesaba las paredes torácicas en la extension de unos cinco centímetros. Los espacios intercostales estaban borrados, la palpacion, la percusion y la auscultacion respectivamente, de- mostraban la falta de vibracion de las paredes torácicas du- rante la fonacion y las expiraciones violentas, la macidez y la falta de murmullo respiratorio en todo el lado izquierdo del pecho. En el derecho habia respiracion bronquial y ligeros - estertores mucosos. Ll corazon tenia su base sobre la parte posterior derecha del esternon y la punta latía á cuatro centí- metro por debajo y por fuera de la tetilla derecha. Tenia una tos pertinaz, acompañada de una ligera expectoracion. Sed, anorexia, constipacion, pulso pequeño á 110. la piel estaba urente. Diagnóstico. q vista del cuadro de síntomas que hemos relatado, nuestro diagnóstico fué herida contusa penetrante de pecho, con derrame sanguíneo considerable, pleuresía con- secutiva y bronquitis concomitante. Pronóstico—En presencia de tales lesiones hicimos un pro- nóstico muy grave. Etiología.—V a imbíbita en los datos anamnésticos que ya expusimos: el traumatismo actuando con gran violencia es la causa de las dolencias que aflijen al contristado Bermudez. Tratamiento.— Curacion simple de la herida. Sulfato de magnesia 45. Pocion diurética de nitro, acetato de potasa, escila y digital. Tales son las indicaciones que se le hacen, por carecer de un trocar apropiado para practicar la toracen- tesis y por estar por los grandes vejigatorios en un caso seme- jante, y que nos hubiera molestado para la observacion y aplicacion de otro medio mas expeditivo. Se le dió caldo. Durante cinco dias estuvo sometido á las preparaciones diu- 336 réticas; porque, habiendo consultado al Dr. Diaz, emitió la opinion de que la sangre derramada se habria coagulado y era inútil la toracentesis que yo le proponía; por cuyo motivo la dilatamos, estando siempre á la espectativa y decididos á prac- ticarla en cuanto la creyéramos indispensable, como no tardó en suceder, Dia 23 de Julio.—El enfermo, que ha sido trasladado al n? 14 de la misma sala, no ha sentido el menor alivio en los dias precedentes, sin que siquiera haya podido conciliar el sue— ño. Enla visita de este dia le hallamos con apnea, cianó- tico, casi afónico, con un pulso filiforme excesivamente frecuen- te; la piel fria y cubierta de un sudor viscoso en la cara, que estaba vultuosa. Nos pedia que le diéramos una medicina para descansar; que no podia ni comer, ni dormir, ni estar có- modamente en ninguna posicion que adoptara y que el cora: zon quería salírsele por la: boca. En presencia de un cuadro tan alarmante llamamos á con- sulta á los Dres. Reynés y Bango para proponerles la toracen- tesis, único y seguro medio de salvar la vida de este desgra- ciado. Ambos fueron de opinion que debia practicarse inme- diatamente, á cuyo efecto el Dr. Bango fué á buscar á su casa el aparato instrumental necesario. TorAcENTESIS.—Decididos á practicarla hicimos sentar al enfermo apoyado en almohadas y sostenido por un ayudante. Se practicó la puncion con un trocar apropiado en la parte media del 7. * espacio intercostal, sin incision de la piel, en el centro de un tumor rojizo que alrededor de la herida se habia formado, tendiendo quizás á dar salida al derráme; una sonda de goma gruesa nos sirvió para facilitar la salida del líquido; pues creyendo, como se confirmó bien pronto, que era puru-. lento el derrame que entonces existía, no era temible la entra- da del aire. No bien se separó el alma, salió 4 chorro casi con- tínuo un humor excesivamente fétido, de color de chocolate, hasta completar 33 litros. Creimos conveniente dejar abierta la puncion é introdujimos por ella en el tórax una sonda de goma delgada, para que por esta contínuasen saliendo Jos res- 337 tos que pudieran quedar; se sostuvo por tiras de espadrapo y se aplicó un apósito conveniente. No se presentó el menor accidente durante la operacion. No bien la hubimos terminado, volvió el operado á la vida si puede decirse así, cobrando la animacion de la esperanza retratada en su semblante, y cesaron poco á poco la apnéa, la frialdad y la irregularidad del pulso, que todavía estaba pequeño y frecuente. Se le prescribió una pocion de extracto de quina. Caldo 6 leche y vino. Curacion de la herida. Dia 27 de Julio.—Durante los dias que han transcurrido desde la operacion el enfermo ha mejorado algo. El corazon tiende á recuperar su posicion normal, hay poca tos; no hay disnea, pero sí algun dolor en el costado izquierdo; han conti- nuado saliendo sin interrupcion los restos del derrame. La cicatriz de la herida se abre en este dia y deja salir una bue: na cantidad de pus rojizo. Hay todavía alguna fiebre, anorexia y constipacion. Continuamos la medicacion tónica, habiéndole administra- do ademas de su pocion el vino de quina ferruginoso. Cura- cion de la herida y mecha enceratada. Dia 1? de Setiembre.--El enfermo que durante el tiempo transcurrido no ha tenido ningun accidente digno de ntencion, continúa, despues de su traslación al n? 3 de la misma sala que es más abrigado, echando pus rojizo y fétido por la fístula que le ha quedado en la herida. La puncion se ha cica- trizado. Continúan la anorexia y la constipacion. El corazon ha recobrado casi por completo su sitio normal. La respira- cion se ha regularizado algo; pero está muy demacrado todavía. Se han empleado la medicacion tónica, inyecciones detersi- vas, algunos purgantes y se ha renovado diariamente la mecha que se le pone en la fístula. En este dia el Dr. D. José Guillermo Diaz se hace cargo de la sala de S. Federico. Nuestro apreciable comprofesor le ha sometido al arsénico y las inyecciones iódadas, y (bajo el influjo de esta medica: 338 cion y de una buena alimentacion, habiéndose obliterado la fístula desde cinco ó seis dias) trasladándolo á la sala de $. José, cuando se hicieron cargo de la de S. Federico los Dres. Reynés y Bango, catedráticos de Clínicas, le dió el alta el 25 de Noviembre de este año; saliendo completamente sano, fuerte y robusto, quedándole tan solo la adherencia pleurítica consiguiente á una fístula de tan larga duracion. Deducciones. ——La observacion que acabamos de transcribir da lugar á varias reflexiones que, como son de oportunidad, se nos permitirá que las consignemos. La primera que senos ocurre se refiere á la curacion de las heridas penetrantes de pecho, y aunque no sea mas que una repeticion de lo que es tan banal, no queremos dejar de ano- tar que es sumamente peligroso ocluir estas heridas, cualquie- ra que sea el proceder que se emplee, cuando no se ha cohibi- do la hemorragia. Este es el accidente más comun de las heri- das y, por lo tanto, es el que debemos combatir primeramen- te. Esta observacion y otra que pensamos publicar (en la que la muerte quizás no ha sido producida mas que por un derra- me sanguíneo intraraquídeo, ocasionado por una herida del cuello) prueban superabundantemente, si no estuviera ya probado hasta la evidencia, la verdad de nuestro aserto, No pretendemos oponer nuestra humilde opinion á la de Mr. Trousseau, pero el caso presente prueba que no siempre está exento de accidentes el derrame sanguíneo pleural y que no siempre se coagula la sangre en esos casos reabsorbiéndose despues. Estamos de acuerdo con él en que la oclusion de la herida es útil en las heridas penetrantes complicadas, por la accion mecánica de la coagulacion de la sangre, que puede dar lugar á un coágulo que se hará, despues de salvar por el momento la vida del paciente y pasando por las transforma- ciones que exige su organizacion, el núcleo de una cicatriz providencial. Otra reflexion que se desprende de esta observacion se re- fiere á la introduccion del aire en la cavidad pleural: no ha podido ser mas amplia en este caso, y no se ha presentado, sin 339 embargo, el menor accidente, á pesar de la grayedad que gene- ralmente tiene segun los A.A. el contacto de ese gas con la se- rosa pulmonar. Además no creemos poder dispensarnos de proclamar los beneficios que reporta, inmediatos y seguros, la toracentesis y su completa inocuidad; pues en este individuo, que no podia es. tar en peores condiciones, y en los demas casos en que la hemos practicado ó visto practicar, y en los que hemos oido relatar, siempre ha sido de éxito seguro, curando definitivamente á unos, ó salvando á otros, que, condenados á una muerte inmi- nente y agoviados ademas por lesiones incurables, han podi- do prolongar sus dias. ASPECTO MEDICO SANITARIO DEL VERANO Y OTOÑO DE 1872: por el Dr. D. Ambrosio Gonzalez del Valle. (Sesion DEL 12 pe Enero pe 187 3.) El estado atmosférico que fué agradable y con benigna humedad eñ la primera mitad del año, continuó con escasas lluvias en esta ca- pit:l si bien amenazaban cayendo en los alrededores, proporcionándo- nos á veces calor molesto con frecuentes detonaciones eléctricas y no pocos rayos en seco, causando la muerte en la bahía á un tripulante de la goleta “Caballo Marino,” el dia 4 de agosto. Sin embargo de lo caloroso de la estacion, las enfermedades no excedieron ni en nú- mero ni en maligno carácter, pues las cifras del vómito, viruela y las fiebres, no subieron, ni con mucho, de lo que se tiene observado en igual período de tiempo. En cambio el otoño se señaló por el exceso de humedad con calor, cielo cubierto, calmas, neblinas y por un estado eléctrico muy mani- “fiesto en la atmósfera por relámpagos, tronadas y rayos. A Pa hu- T. 1X.—* 340 medad excesiva, siguieron catarros, reumatismos y mayor número de fiebres, sl bien sin aumento notable en la mortandad general, pues. cotejándola con el año anterior de 1871, tenemos 2143 defunciones. ménos, con más poblacion fija que los años anteriores. [1] Para más inteligencia paso á dar cuenta de la Estadística del 2. 2 semestre y del año que ha terminado. Estadística médica mortuorio de la Habana en 1872. (2) portero: 2448 | Ed be : IES | EDT 5% = 1óle 3 5/83 |28 5 CAUSAS DE-DEFUNCION. | ¿| $ |£|5 14 |£ 25 |2£|= ¿ z9 H |'O|'H| «11980 [vegas] rxezo] eppon | «1950 reservo | «10980 [ecu] reno rervaro | “u0osO [orar | cuece Y 335 us 25 aos | esou)oua ps ua »abo *OPDAIh o'0 Y Opr9NPpaAL SOL "9 ¿07D DPr9MP "DIVISA M 9p SI El popouny pp wodva 79p uorssua,| -2quso osporouita, |-aupu ue 0J29UOJDg | DIVISA D] IP SIUOISIALPA- 0191 AIP US UOLIVUNIAT “O.LNATA Ud ¡DJUOZILOY DZTLIN AT 792 ¿TT3 183 6109 2 pol 6'eSI DIP2M 28 98 901 625 6:09 Lao 22 UO OOPS) pss £e 81 8 €5 03 LG S801 6'8v1 A oda 714 26 63 ES I£'€9 ¡Ñ vpZI 9'T9T- 00507 PURADAT "VALLVIAY IVAHINOH | HOJVA TAO NOISNAL| — “ONLAMNOMNMHUL "OYLAMOUVA AV TIA |. “OMLINONITIAL p UM YO UL UD OPIO ADA | q uu 18 e ppLo duna DADO 9p D107, ''OHLANOGCINAV —_—_— —— — _—_—_—_—_——_——oe e — — o _ ___ _ —_ _>—— -- _ _— QU OS 0000 PUR POPUN) “g um era e o ompuboda. 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Al propio tiompo un vivo y no interrumpido relampagueo al norte, cosa que se ha observado en casi todas las perturbaciones de verano principalmente correpondientes á auroras boreales, no me dejaba la menor duda de que el fenómeno que estabamos presenciando y que se iba desvaneciendo por grados era una aurora boreal; y así abrigaba la íntima convicción de que en aquel momento mismo se estaba ve- rificando perturbacion magnética en nuestro observatorio; y así era en realidad como supe poco despues. Hácia las 9 se cubrió el cielo y Cayó una lluvia suave. Aurora boreal en Sévres, Stockolmo, Reval y Windaw el 2. Idem en Sévres, Paris, Hernósand y Roma el 3. Idem en Sévres, Paris, Lóndres y Azcbangel el 4. Idem en Sévres y París el 5 y en Her- nósand el 6.— (Nature núm. 154 vol. 6 pag. 482.) El 9 y 10 un fuerte huracan pasó por las islas Guadalupe, Marti- nica, Dominica, St. Kitts, Barbados, etc.—Diez y seis buques incluso el vapor “Isleman” se fueron á pique con pérdida de algunas vidas. En la Dominica fueron hechos pedazos cuantos buques se hallaban en el puerto.—(Nature núm. 155 vol. 6 pag. 502.) Es de notar que así como este huracan coincide con la perturba- cion del 9; asímismo los tres de Agosto del 71,.4 saber: los del 17 y 24 en la Florida y el del 21 en San Tómas coinciden con otras tantas perturbaciones magnéticas y con otras tantas brillantes auroras bo- reales observadas en diversas localidades del Norte de América. Véase el tomo intitulado “Monthly reports of the denertaca of Agriculture for the year 1871” pag. 373 y siguientes. ANALES DE LA ACADEMIA DE CIENCIAS MEDICAS, FISICAS Y NATURALES DE LA HABANA, A A REVISTA CIENTIFICA. MARZO DE 1873. REAL ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA -HABANA.. SESION PUBLICA DEL 24 DE NovIEMBRE DE 1872. SOBRE LAS RELACIONES QUE EXISTEN ENTRE LA PROFESION DEL INGENIE- RO, LAS CIENCIAS FISICAS Y NATURALES, Y EN ESPECIAL LA HIGIENE PU BLICA; POR EL Sr, D. Francisco de Albear y Lara. (Pinaliza.—V. pág. 328.) Si se elige, como otro ejemplo, la teoría del calor, bien puede decirse que no tienen número las aplicaciones que hace “ ya de ella el ingenio humano á las ciencias, á las artes y á la in- dustria. Por la teoría mecánica del calor hemos llegado á familia- rizarnos con hechos portentosos, que quizás habría despreciado con incrédula sonrisa, por absurdos 6 incomprensibles, la ciencia de otros tiempos. Ya no nos conteutamos con aprovecharnos de la fuet- za almacenada por el sol en otra época geológica, como dice el Sr. de Cerero; ayer todavia exclamaba Stephenson: “el sol es quien hace marchar ese tren,” sin sospechar que un contemporá- neo suyo y nuestro, Ericson, trataba ya de obtener del sol direc- tamente el calor necesario para mover las máquinas más poderosas. No tardaremos mucho en poder decir cuantos quilográmetros representa el esfuerzo muscular de un ave al emprender su vuelo; T, 1x.—46 348 y así tambien de Jos demas serez animados, máquinas siempre en combustion, en que el cálculo del calor que consumen, dará el es- fuerzo que hacen en todos sus movimientos. ¿No parecen, estos resultados, milagros de la ciencia? Y noserán sino simples apli- caciones de teorías ya establecidas. Tiene el calor la desventaja de que se pierde la mayor parte de su fuerza en las aplicaciones mecánicas, por consecuencia de lo ineficaz de nuestras máquinas todavía muy imperfectas; pero si se llega, como desean los hom- bres de la ciencia, á convertirio integramente en electricidad, en- tónces ya'ésta aislada, pondrá todo su poder, sin casi pérdida al- guna, á 1a disposicion del Ingeniero. ¡Qué fuerza inmensa tendrá entónces el hombre al ds de su voluntad! Espanta solo el in- tento de concebirla. Sin salir de la Mecánica ¡á donde llegaria el vuelo de la imaginacion encendida á la luz de sus portentosos ade- lantos? La imprenta, la aguja, las construcciones de todo género, las maravillas dela industria fabril, la multiplicacion, en fin, en todos sentidos del poder del hombre y de su palabra, y su trasla- cion con rapidez inconcebible á los remotos confines del globo, todo se debe al Ingeniero, que aprovecha y aplica las teorías, des- cubrimientos y trabajos de las ciencias fisicas y naturales. Por él nos hemos llegado á habituar de tal modo á los prodigios de la me- cánica aplicada, que forman una parte de nuestro modo de ser, y se nos han hecho tan necesarios y tan connaturales como el movi- miento de nuestros órganos y el ejercicio de nuestros músculos. Si pasamos despues á reconocer el innumerable arsenal de las pacifi- cas armas de todas esas conquistas, quiero decir, las máquinas, aparatos, instrumentos y demas medios artísticos de que se vale el Ingeniero para obtener los efectos mecánicos; si consideramos el asombroso número de solos los que merecen mencionarse ¿ho se aturde y cansa el entendimiento con solo recorrer su interminable catálogo? Y ¿qué diremos de su modo de funcionar? Ciertamente, Señores, el que inventa una buena máquina debe de experimentar mucho de aquella íntima y sagrada fruicion del padre que se vé reproducido en su hijo; porque ¿no es verdad que muchas máqui- vas é instrumentos parecen seres inteligentes, dotados de cierta vida especial, que con gl ejercicio de sentidos y de órganos -parti- culares, vienen á ayudar al hombre y á aumentar sus medios de accion, haciéndole fáciles hechos de todo punto imposibles á su aptitud física? Inacabable habría sido la tarea del nuevo Académico, sí, deján 349 > dose llevar del encanto propio del asunto, se hubiese extendido á tanto como él ofrece útil y bello. En suma, Señores: su trabajo, encerrado en el corto recinto de un discurso de esta clase, no es ni hubiera podido ser otra cosa que un bosquejo, hecho, sí, de mano maestra; pero en que no ha podido descender á la multitud de ramificaciones en que se dividen los ramos de que se ocupa, bastante cada una de ellas para llenar provechosamente la vida entera de un sabio y conducirle á la inmortalidad. Sirva de ejem- plo, y al mismo tiempo de prueba, una de las ciencias en que mé- nos se ha detenido el Sr. de Cerero, que cree el vulgo hasta cierto punto ajena de los especiales trabajos del Ingeniero y que es, sin embargo, repetidísimas veces, su auxiliar indispensable. Esta es la Higiene, “la mas bella rama del árbol de las ciencias médicas,” como dice Francis Devay. ¿Me permitireis, Señores, que, sin tratar de introducir mi planta profana en el santuario de las cien- cias médicas, demuestre con algunos ejemplos cuanta extension admitia, sin salir de las aplicaciones del Ingeniero, la parte del discurso en que brevemente se trata de la Higiene? Bien veo que, acerca de ella, nada diré que no sepais sobrada- mente vosotros, sabios médicos que teneis la bondad de escuchar- me; mas tampoco pretendo otra cosa sino que observeis que la hi- giene, y sobre todo la higiene pública, á la que me refiero especial- mente, es el lazo mas intimo que une las dos profesiones del Mé- dico y del Ingeniero. Ni podia ser de otro modo, cuando la mi- sion del Ingeniero es esencialmente higienista. Sígasele paso á pa- so en todos los ejercicios de su múltiple profesion, y se notará que sus creaciones y sus trabajos no tienen otro fin, en último resulta- do, que el bienestar, el aumento, el cuidado, la conservacion y la defensa de la vida. A él toca guarecer al hombre de las intempe- ries y crear todo lo conducente á preservarle y defenderle de los malos agentes exteriores; á él proporcionarle, ó facilitarle los me- dios de adquirir cuanto necesita para su seguridad, su alimento y su conservacion y hasta para las comodidades y goces materiales é intelectuales de su existencia; á él modificar las tierras para que su produccion se aumente y se mejore, y para evitar las enferme- dades de los campos. El pone en relacion los hombres, los pue- blos y las naciones por medio de comunicaciones que prolongan la vida, excusando los peligros, ahorrando la fatiga y economizan- do el tiempo; y para ello, cruza en todos sentidos la tierra, salva los rios, hiende los montes, taladra las cordilleras, rompe los ist- 350 mos, une los continentes y enlaza los mares. No bastándole tanto esfuerzo, Obsérvese como aprovecha al mismo efecto las aguas, abriendo los puertos, dando curso á los rios, $ creando unos y otros dende los niega la naturaleza; y ya se le vé volar en má- quinas maravillosas sobre la revuelta superficie de-los «mares, ya descender á sus antros mas profundos, ó atreviéndose á cruzar su masa oscura y temerosa. Excitado por la actividad ingénita del entendimiento humano y ardiendo en el santo amor de la humani- dad, nada le detiene, ningun obstáculo le ofrece la naturaleza que él po venza ó se propor ga vencer: lucha con el huracan; desafía al rayo, y le sujeta; horada la tierra en busca del agua y del fuego; penetra en su seno á arrancar de su honda estancia el carbon, los metales y cuantos tesoros ocultaba al hombre; ó bien se forma alas del hidrógeno para apoderarse dela atmósfera, avergonzando á la reina de las aves con solo el ensayo de su poderío. E irá todavía más allá, El sabe que le corresponde disponer, arreglar, medir y aprovechar, con inteligencia suma, las fuerzas brutas de la natura- leza, de cualquier género que sean, de cualquier orígen que proce- dan, para hacerlas servir al mayor provecho de la sociedad huma- na; y así, dominando á los vientos y las aguas, apoderándose del fuego, de la electricidad, crea y dirige mil y mil máquinas, cuya fuerza representa la de millones de seres humanos, condenados ántes al trabajo bruto corporal y hoy desembarazados para atender cada dia más al cultivo de su inteligencia y al engrandecimiento de su alma. A él se deberá algun dia el saneamiento completo de nuestro globo, para que pueda contener y alimentar, pese á Mal- thus, el doble ó el triplo de los habitantes que hoy sustenta. El In- geniero crea, aprovecha, mejora y conserva; y donde quiera que fija su mente ó asienta su planta, allí nace un pensamiento bien- hechor,ó una obra útil ála humanidad. Y cuando por la desgra- cia de ésta se entrechocan horriblemente los pueblos, en él es en quien se encuentran los medios de proteger al débil contra el fuer- te y de salvar el honor y la existencia de la patria. Ejerce, en fin, en todo y constantemente, la más sublime higiene, encarnada, por decirlo así, en la esencia misma de su profesion. No temais que me extienda sobre esta materia: siasí lo hiciera, un solo rasgo del gran cuadro del Sr. Cerero se desarrollaría á vuestra vista en otro cuadro inmensurable. Basta para demostrar- lo recordar que, apénas nacida ayer, como ciencia, la higiene, ya su atractivo poderoso y su incontestable importancia la han hecho i 351 e objeto de-infinitos estudios y de un verdadero torrente de publi- caciones, como lo prueban las noticias bibliográficas insertas por Alfredo Becquerel en su tratado de higiene, que comprenden cua- tro mil ochocientas obras que tratan más 6 ménos directamente de esta ciencia, sin contar multitud de artículos, memorias, tésis, in- formes, ni varios periódicos á ella especialmente consagrados. A una por dia, serían necesarios, para su simple lectura, todos los del largo espacio de trece años. Y no debe extrañarse esta especie de predileccion de los escritores médicos, teniendo en cuenta que la higiene, niñamimada entre todas las ciencias, de todas se ha he- cho dueña para hacerlas servirá su provecho y engrandecimiento. Me abstengo, pues, de hablar de la higiene municipal ó de las cin- dades; pues cada uno de vosotros puede imaginar la ciudad ideal del higienista y discernir la parte queen ella corresponde al Inge- niero; y tambien de cuanto podria decir relativo á diversos ramos” de su profesion; reduciéndome á presentaros algunas breves ob- servaciones ucerca de los trabajos higiénicos del Ingeniero civil y del Ingeniero militar. Lleguémosnos 4.esos lugares en que se ejecutan grandes obras, destinadas á producir cambios vitales en la existencia de los pue-- blos y de las naciones, dirigidas por los Ingenieros en tiempo de paz. Cientos, miles de trabajadores de toda clase, un verdadero ejército á veces, siguen al Ingeniero Director, obedientes 4 sus mandatos; subordinándole sus inteligencias, consagrándole su trabajo y confiando su existencia á su autoridad y responsabilidad técnica. En él esperan, á él se entregan todos; y él tiene el deber de cuidarlos á todos como un padre amante é ilustrado. Una de sus primeras atenciones para llevar á buen término la obra que le está confiada, es la observancia estricta de las prescripciones higié- nicas, y ella forma parte indispensable muchas veces de la orga- nizacion del personal de los trabajos. Constituye con los obreros que manda una poblacion más ó ménos numerosa, que, aunque pro- visiona), está sujeta á las misntas reglas higiénicas que las ciuda- des. Tiene, pues, que imitar en sus campamentos y en sus cuar- teles, hasta el punto que se lo permiten las localidades y las cir- cunstancias, cuanto para las ciudades prescribe la higiene: elegir bien las situaciones; estudiarlas bajo todos sus aspectos; tratar de neutralizar la accion de los terrenos perjudiciales en que muchas veces se halla; establecer con arreglo á esas mismas prescripciones eus enfermerías, maestranzas, talleres, almacenes de efectos y de 332 viveres, fábricas y depósitos de materiales. Para el sustento y conservacion de la salud de sus obreros ha de proveerles de agua, fuego, luz, cocinas, refectorios, letrinas y desagiies: ha de practi- car, en fin, cuanto en mayor escala se recomienda y se exige en las ciudades populosas. Tiene tambien que atender á camas, ropas, mobiliario, vestido, calzado: nada del obrero puede serle indiferen- * te. Debe ademas conocer los medios de evitar ó de disminuir en sus trabajadores las enfermedades profesionales, que rara vez de- jan de atacar á algunos á poco que se prolonguen los trabajos; co. mo así mismo las propias de las localidades, montañas, ciénaga, arenales, bosques etc. y. segun sean las obras al descubierto ú sub- terráneas, enseco ó hidráulicas; los de evitar las explosiones en las minas, ó preservarse de ellas; los de desaguar, sanear y ventilar las obras subterráneas. A él incumbe ordenar lo conveniente acer- ca del tiempo que pueden trabajar los obreros, los alimentos, ves- tidos y precauciones que necesitan, los socorros y auxilios que de- ben prestárseles en los accidentes que con frecuencia ocurren en esas Obras y en las hidraúlicas. Dehe saber muy: bien cuales son los efectos que producen en la salud de los obreros las talas de los bosques, los grandes movimientos de tierra, los pantanos y terre- mos inundados y los trabajos snbácueos ó subterráneos. Qué apa- ratos y qué conducta son los más higiénicos para trabajar debajo del agua, dentro del aire comprimido, en las fundiciones, en los hornos, en las minas; todo con relacion al ciima, al pais, á la clase de trabajadores y á otras muchas circunstancias que difieren en ca- da caso particular. Ejemplos bien conocidos tenemos entre noso- tros, con solo recordar las penosas campañas hechas por algunos de los Ingenieros del ejército de Cuba para la construccion de las torres fanales de Punta de Maternillos, Cabo de San Antonio, Ba- hía de Jagua y otras, en parajes aislados, desiertos, muy distantes de toda poblacion y de todo recurso, y absolutamente privados de auxilios médicos de ninguna clase, y en que solo se conservó la sa- lud de los trabajadores por la rigurosa disciplina higiénica que es- tablecieron. Una de las primeras obligaciones del Ingeniero que dirige obras fuera de poblado, y donde faltan los auxilios necesa- rios, es establecer su reglamento médico é higiénico, donde se prescriben las obligaciones del médico, si lo hay en la obra, las re- glas que deben seguirse en los hospitales 6 enfermerías; su mobiltá- rio, provision, botiquines, cajas de cirujía, etc.; los socorros á los enfermos y heridos; los primeros cuidados en casos de accidentes, / o 353 las precauciones para impedirlos; las instrucciones á los gefes de talleres ó destinos; la prohibicion de ciertos alimentos y bebidas etc.; reglamentos que casi siempre forman parte de los interiores y de policía de cada obra con arreglo á las prescripciones genera- les vigentes. Así es como han podido Jlevarse á cabo con éxito feliz y sin gran mortandad, obras colosales como el Canal de Suez, la perfo racion de los Alpes, el túnel de Méjico, el ferro-carril del Pacífico y Ctras, que asombran por su grandeza y por su ciencia y hacen que arda en generosa envidia el Ingeniero de mas apático corazon. Mil ideas se agolpan ahora en mi mente al considerar este pun- to; pero prescindiré de*todas ellas por más que algunas se refieran á méritos eminentes contraidos en este sentido por Ingenieros nuestros, militares unos, y otros de los distinguidos cuerpos de ca- minos y canales y de minas, para detenerme un momento en un asunto que, al paso que demuestra la necesidad de que se ocupe, y mucho, de higiene el Ingeniero; hace ver cuantos beneficios pueden obtenerse poniendo en práctica sus preceptos. Me refiero á los trabajos de saneamiento de los puertos de mar, de los grandes rios y de los terrenos y comarcas insalubres 4 causa de las aguas estan- cadas. No tienen la vida y la salud del hombre enemigo más ferrt- ble y poderoso que los efluvios ó emanaciones de esos terrenos, que envenenan el aire, más importante para nuestra conservacion que el alimento mismo, y que, no limitando sus estragos á sus alrededores, se difunden á provinsias enteras y esparcen á veces la muerte por toda la superficie de la tierra. El arte de transformar esas comarcas en terrenos inofensivos, y hasta provéchosos, es uno de los mayores triunfos del trabajo humano; y tanto más merito- rio, cuanto que casi nunca se consigue el éxito, sino á costa de las vidas de muchos trabajadores. Nunca, como en estos traba- jos, necesita tanto de la higiene el Ingeniero. Reduce Prony los medios de desecar los pantanos á impedir la entrada en ellos de las aguas afluentes, y á extraer ó desalojar las estancadas, ó, cuando-esto último no es enteramente posible, re ducirlas al mas estrecho recinto que sea dable para convertir los pantanos en estanques más ó ménos profundos. Para desalojar el agua estancada propone los tres medios de darle salida por cana- les apropiados, agotarla con máquinas y terraplenar los pantanos por acarreos sucesivos. Estos son, en efecto, los medios que han mpleado generalmente los Ingenieros cuando no han podido eon- 3591 vertir en aguas vivas ó corrientes las estancadas de los terrenos pan- tanosos. En el delta del Vístula, en las landas del Sur de Francia, en la reconquista de los terrenos submarinos para formar los pólders y schorres de Bélgica y Holanda, en las orillas del Danubio y en las desembocaduras de varios rios de Prusia y de Italia, han surtido el efecto apetecido. A esos medios se ha venido á unir otro, des- conocido en la época en que escribió aquel sabio Ingeniero, que es el drenage, operacion sencilla, ingeniosa y económica, aplicable so- bre todo á los terrenos impermeables, ó que descansan en una capa impermeable á poca profundidad, y que se empantanan en las lluvias ó las inundaciones, haciéndose mal sanos y de escaso ó ningun producto. A mediados de este siglo se hizo práctico por su sencillez y baratura en Inglaterra este procedimieuto, cuya con- dicion esencial, la de desaguar las tierras por canales subterráneos, era conocida de muy antiguo; y poco despues lo introdujo y esta- bleció en grande escala en Francia el Ingeniero Hervé Mangon, poderosamente auxiliado por la proteccion del Gobierno. Hase extendido su uso despues á todos los paises, y ofrece en el dia uno de tantos medios preciosos con que el hombre combate á sus na- turales enemigos. Mas no por eso pierden su mérito los propues- tos por Prony, conocidos y puestos en práctica tambien desde tiempos muy remotos, y que son indispensables muchas veces, sin poder reemplazarlos el drenuge, que solo es ventajosa—- mente aplicable cuando hay cierta facilidad para dar salida á las aguas estancadas. Cuando ni esto ni el agotamiento son po- sibles, y hay que tratar de convertir en aguas inofensivas las pan- tanosas, tienen*que valerse muchas veces los Ingenieros de deteni- dos estudios, apurando algunas los medios del arte infructuosa— mente. Mr. deSaint Venant, en una memoria presentada al Ins- titato de Francia, á que pertenecia, propone para el saneamiento de los estanques algunos medios razonables y que siempre, sobre ' todo en los paises de templado clima, dan resultados ventajosos. Como ejemplo del 2. 2 medio propuesto por Prony pueden men- -cionarse la desecacion del vastísimo lago marino de Harlen en Ho- landa por máquinas de viento, y la conquista de una gran parte del Zuiderzée, que se propone hacer ahora el Gobierno Holandés: 9450 caballos de vapor se han de emplear durante 21 meses en agotar una extension de 156.000 hectáreas, casi cién leguas cuadradas, en que la profundidad media del agua es de 4 metros. El costo de trabajo se calcula en 25 millones de pesos. Como ejemplo del 355 tercer medio citaré el colmato de Castiglioni, donde, en una exten- sion de más de 9,000 hectáreas, se están creando 400 poderi, 6 ha- ciendas de labranza, despues de haber hecho desaparecer los pan- tanos, que antes infectaban la comarca, por los arrastres del rio Bruna y de la Ombrona; logrando cubrir todo aquel terreno mortí- fero con una capa de aluviones de algunos metros sobre el nivel del mar, cuya lozana vegetacion dió á conocer bien pronto su fe- racidad y lo ventajoso de su apropiacion á la agricultura. (Los ca— minos agrícolas de las Landas de Burdeos, con cunetas de medio metro de profundidad, bastan para sanear los terrenos muy per- _meables hasta 100 y 150 metros por cada lado; pero para comple- tar el saneamiento de los extensos terrenos comprendidos entre “esos caminos son necesarios canales de riego, de desecacion y de navegacion, con lo que aquellas tierras han llegado á adquirir un valor doble, triple, y en algunos puntos hasta décuplo, del que te- nian auteriormente.) Concluiré este asunto con otro ejemplo, que nos toca mas de cerca, y me proporcionan los trabajos del Inge- niero Carballo en el delta del Ebro. El resultado de la abertura del canal de Chaste al mar, y de otros de navegacion, desagúe y re- gadío, se vé en el contraste que presentan las dos márgenes del Ebro: la una con escasísimos habitantes, que apénas se puede decir que viven bajo el dominio de las fiebres palúdeas, ofrece á la vis- ta entristecida una llanura blanqueada por capas de sal, que la cu- bren como un sudario, y cuyo valor es de 4 á 12 pesos la hectárea; miéntras que en la otra orilla, perfectamente cultivada por una po- blacion sana y numerosa, no hay ya terrenos de venta, ni aun al precio de 3,000 pesos la hectárea, y asombra el aspecto que todo ofrece de vida, movimiento y bienestar. El Ingeniero militar en tiempo de paz, está en iguales circuns- tancias que el civil, y necesita por lo tanto de los mismos conoci- mientos higiévicos. Por lo que toca á su particular profesion, los proyectos, construccion y conservacion de las plazas fuertes, for- talezas, baterías, canales, diques, caminos, minas y demas obras de defensa, y de los edificios militares, hospitales, talleres, maestran— zas y depósitos; los de los poblados y colonias militares; los reco- nocimientos especiales; los estudios estratégicos y tácticos que exi- gen los sistemas defensivos de las fronteras, ya sean marítimas, ya terrestres en sus diversas variedades; tienen siempre por compañe- “ra inseparable la higiene pública y privada, y particularmente la higiene militar. Veamos si es menor su necesidad durante la T. 1x.—47 3596 guerra en las marchas, campamentos, posiciones y en el ataque y la defensa de los puntos fortificados.““La bigiene, dice Miguel Levy es el genio tutelar de los ejércitos en movimiento.” El Ingeniero está encargado de preparar el terreno y disponerlo para facilitar los movimientos y las maniobras de los ejércitos é impedir los del enemigo. Para ello mejora ó arregla los caminos, ó crea otros nuevos, abriéndolos al través de los bosques, de las montañas, de las ciénagas; aprovecha los vados, ó los mejora, tala las selvas, jm- provisa puentes sólidos sobre los rios y los pantanos, retira las aguas, ó las esparce en inundaciones defensivas, fortifica puntos necesarios del tránsito, ocupa los desfiladerós y prepara el terreno para las batallas con modificaciones convenientes y atrinchera- mientos de campaña; y muchas veces todos estos trabajos los hace tanto de noche como de dia dentro del alcance del enemigo y en medio de los combates; y otras es preciso verificar los pasos á viva fuerza. Su esfera de accion se extienende estos casos á largas distancias: las columnas marchan separadas, aunque en combina- cion, por caminos diferentes y el ejército en marcha ocupa siem- pre una extension muy considerable. La necesidad de conservar la salud y el órden en las marchas, y más si son forzadas, Ó por paises insalubres, explica el rigor de la disciplina q ue en ellas se observa; más necesaria aun en las retiradas despues de una accion perdida, en que, á todas las circunstancias anti-higienicas de las marchas, se une el desaliento y la vergúenza ó la desesperacion que cansa la derrota. Aquílos Ingenieros tienen que multiplicarse para oponer á la marcha vencedora del enemigo todos los obstácu- los que permitan el pais y los casos; inutilizando los vados, destru- yendo los caminos, volando los puentes, incendiando los buques, inundando los campos y fortificando los puntos susceptibles de defensa. La conduccion y defensa de un convoy es otra de las ope- raciones más delicadas y comprometidas de la guerra, en que ca- be tambien un gran papel al Ingeniero, y donde, además de la con- servacion del soldado, del caballo y del material del convoy, hay que atender al resgnardo y defensa de las municiones que se tras- portan. : Los antiguos Griegos y Romanos, sin conocer la especie de cien- cia que se llama higiene en nuestros dias, la observaban felicisima- -mente en muchas de sus instituciones y costumbres; y así en sus guerras hacian marchas admirables. ¿Quien no recuerda la reti- rada de los diez mil? Este puñado de griegos, perdido en el co- 3917 . razon del poderoso imperio persa, sin:jefes, sin alimento, sin di- nero, por todas partes hostilizado por fuerzas inmensamente supe- riores, y á pesar de las montañas, las nieves, los ríos caudalosos, los desiertos, las poblaciones salvajes, el hambre y la miseria, ha- ce, á costa de 15 meses de continua guerra, una marcha de 5,800 kilómetros, para siempre memorable en los fastos de la historia; logrando salvarse y volverá su patria 8,600 de aquellos fuertísi- mos guerreros. Y ¿cómo lograron tan asombroso resultado? Xe- nofonte, el caudillo inmortal de aquella marcha inaudita, lo dice: no fué solo el valor, nó el patriotismo, ni aun la necesidad: en los dias que no se combatía, se ejercitaban aquellos soldados en los jue- gos gimnásticos de los griegos, su disciplina era rigurosa y se man- tenian fuertes, sobrios y con una salud inquebrantable: sus almas lo eran, pues, tambien. Mens sana in corpore sano. La castramentacion no es solo el arte militar de alojar las tropas en una posicion dada; sino tambien un arte higiénico, como lo es el proyecto y creacion de una gran ciudad. Los principios y reglas higiénicas que rigen ó deben regir en loa campamentos, posiciones permanentes ú eventuales y campos atrincherados, cuyo establecimiento y construccion corresponde á los Ingenieros militares, son los mismos á que me he referido tra- tando de las grandes obras civiles fuera de poblacion. Mas aquí hay algunas diferencias esenciales, que hacen más grave el pre- cepto de no perder de vista la higiene es estos grandes trabajos de la guerra... No puede el Ingeniero militar, como el civil, escoger casi siempre un local absoluta ó relativamente saludable para en él situarse; por el a á veces tiene que ir á buscar de pro - pósito comarcas nocivas á la salud y.apoyarse en extensos terrenos cenagosos para su resguardo; y otras inundar las tierras, Ó abrir canales y fosos, de aguas corrientes ó estancadas, con que cubre sus flancos ó su frente. Tampoco es árbitro de escoger las horas, los tiempos y las épocas para sus trabajos: la noche, las nieves y los temporales, el frio, el calor, las emanaciones perviciosas, el terre- no empantanado, el desórden en los alimentos, el hambre, la sed, la desnudez, el cansancio, todo es indiferente cuando se trata de ade- lantar los trabajos salvadores del ejército; y ¡enantas veces se han visto las tropas de Ingenieros, con el agua helada á la cintura, lu- chando herdicamente á un tiempo mismo con el hambre, la fatiga; las balas enemigas y el azote de la tempestad! No es dueño, no, de la eleccion de los lugares ni de! tiempo bajo el aspecto de la 358 higiene, y sacrifica esta á las preferentes necesidades de la guer- ra. Por otra parte, la presencia del enemigo, las mayores necesi- dades de un ejército, lo complicado de su organizacion y de su fuerza, el obieto mismo para que está reunida esa multitud de hombres; hacen que los problemas de higiene sean mucho más complejos, y más dificil, y por consiguiente más atendible, su ob- servancia. Las insalubres orillas del Garillano son notables en "la historia de la higiene militar. Miéntras sus enemigos se descuidaron casi completamente y apénas podian soportar la vida en medio de una gran abundancia relativa, el gran Capitan, digno de este renombre, atendiendo á la vez á la higiene del cuerpo y á la higiene del alma de sus tropas, abatidas,. escasas y privadas de todo recurso, supo infundirles su invencible energía y conducirlas á la victoria más decisiva que han obtenido nunca las armas españolas. En las operaciones y maniobras necesarias para establecer el si- tio de una gran plaza fuerte, y en sus ataques metódicos, se reu- nen todos los trabajos, y por lo tanto toda la higiene, de las mar- chas, delos campamentos y posiciones, y de las batallas; pero don- de más se conoce la necesidad del Ingeniero higienista es en la de- fensa de las plazas. La bondad, ó la deficiencia, de las condiciones higiénicas de una ciudad fortificada, se descubren y se experimen- tan y prueban mejor que nunca, en la ocasion de su defensa; es co- mo la enfermedad en el cuerpo humano: la piedra de toque de la robustez de su constitucion. Desgraciada entonces la poblacion en que se han descuidado en higieve, y donde puede decirse que exis- ten en estado latente los horrorosos males, que la guerra despier- ta y desarrolla en su dia con espantosa crueldad. Pero que la pla- za sea puramente de guerra, ó que encierre una gran poblacion no militar, los deberes del Ingeniero son siempre los mismos; más complicados y extensos, sin embargo, en el último caso. No hay quizás en la vida de los pueblos época mas interesante y conmove- dora que los dias en que se prepara una plaza para su defensa. La agitacion inusitada del pueblo; la huida de unos; la vacilacion, la incertidumbre ó el pavor de otros; la exageracion del furor y del poder del enemigo; el riesgo delos enfermos, de las mujeres y de los niños; el temor de mil peligros, abultados por el miedo, que, en todo vé desolacion y ruina; la angustiosa espectacion en fin de la inminente inevitable guerra; todas las pasiones deprimentes del pueblo no militar le predispone y constituye en fácil presa para las - 359 más terribles enfermedades. Cesa toda comunicacion con los cam- "pos; y la plaza, destituida de todos sus habituales auxilios exterio- riores, ha de vivir por largo tiempo de solo lo que en sí contenga. De aquí la predominacion de las reglas higiénicas en los bandos y las órdenes absolutas del Comandante de una plaza sitiada. Es necesario proveerá la plaza de todo cuanto necesite para sos- tener un largo sitio, sin contar absolutamente con los auxilios exte- _rYiores. Al] Ingeniero corresponde entónces la parte mas activa en la preparacion de los medios conservadores y salvadores. Ha de atender al almacenaje, resguardo y conservacion de las maderas, hierro, cordelería, mechas de mina, pólvora, mistos y artificios, grasas y resinas, y, en fin, de todos los materiales y efectos de guer- ra, asi como de los víveres y forrajes. A la habilitacion de haspitales provisionales, en concurrencia con la Administracion y el cuerpo de sanidad militares, para su provision de camas, colchones, ropa, raciones, medicamentos, cocinas, vajilla, alumbrado, combustibles y utensilios; y á su defensa, calefaccion, ventilacion y aseo; á la de- sinfeccion de letrinas, cloacas y locales insalubres; á la transfor- macion en cuarteles, talleres, depósitos y almacenes, de los edifi- cios convenientes; á la abertura, ó composicion y limpia, de pozos y aljibes; á la provision de aguas potables; á laconstruccion de hor- nos de campaña, de ambulancias; á las precauciones y preservati- vos contra el bombardeo y los incendios; 4 los abrigos, refugios, blindajes y refuerzos de los edificios más importantes; á los medios y vias de comunicacion y trasporte y á otros infinitos trabajos que dependen más ó ménos de las peculiares circunstancias de la ciu- dad; sin contar con los que requieren las fortificaciones de la plaza, su habilitacion, su artillado, su mejora, las maniobras de agua, las inundaciones, la guerra subterránea etc. Todo lo que hace aquí el Ingeniero podria llamarse simplemente higiene aplicada: él no es otra cosa, en los preparativos de una defensa de plaza, que un con- sumado higienista, pues todos sus esfuerzos van dirigidos á la con- servacion del defensor por el más largo tiempo posible. Nada diré del papel principal de los Ingenieros en la defensa de las plazas y puntos fortificados; contentándome con hacer notar que, á semejanza de los médicos en las grandes epidemias, muchos son-los que han logrado, recibiendo una muerte gloriosa entre las ruinas de sus puestos de guerra, dejar claros ejemplos á la posteri- dadjdel heroico valor con que han llenado sus deberes. Radiante de gloria inmortal, se nos presenta, al llegar aquí, el 360 sagrado recuerdo de Gerona. Entre las heroicas defensas don que España ha asombrado á la historia, la de Gerona es muy notable bajo el aspecto higiénico, y quizas señala el límite de la resisten- cia humana al concurso de todo género de padecimientos El re- cinto de la plaza, débil y en parte dominado por los fuertes exte- riores, que tomaron á costa de mucha sangre los franceses, fué ata- cado en regla, abierto en tres grandes brechas, y, por fin, furiosa- mente asaltado el 19 de Setiembre, con tan desastroso éxito, que el enemigo, desesperado de tomarlo de ese modo, convirtió el si- tio en rigurosísimo bloqueo. Empezó la ciudad á experimentar los horrores del hambre: pocos granos, mal molidos en los cascos de las bombas enemigas, eran el único alimento del soldado: el paisano moria de inanicion. Llegaron las enfermedades, como siempre, eu pos de la miseria; y ya en Noviembre se unieron á las angus- tias del hambre los estragos de la peste. “Comprábanse á exor- bitantes precios, dice un moderno historiador, y se devoraban con ansia hasta los animales mas inmundos. Las bestias mismas, de macradas, y no ménos hambrientas que los hombres, se tiraban á comerse unas á otras. Faltaba á las madres jugo con que alimen- tar ásus tiernas criaturas, y las veian perecer de inanicion en su propio regazo: muchas no podian sobrevivirles. Rebalsadas las aguas en las calles, llenas de inmundicia, esparcidos acá y allá los cadáveres insepultos, siu abrigo ni descanso los vivos, infecto el aire, desarrollada la epidemia, henchidos los hospitales de gente y faltos de medicamentos, solo de la clase de soldados fallecieron de enfermedades en el mes de noviembre 1378. Iban flaqueando ya hasta los más animosos y más fuertes.” Esta descripcion del his- toriador español está confirmada por otros escritores nacionales y extranjeros. Al cabo, agotados todos los medios de resistencia, perdida hasta la última esperanza de auxilio, escuálidos y conta- giados los pocos hombres que aun vivian, habiéndose postrado, por fin, el cuerpo, que no el alma, de Alvarez de Castro, cedió la gran Gerona al hambre y á la peste, despues de más de siete meses de heroica resistencia, en que recibió mas de 80.000 proyec- tiles, lanzados por 40 baterías, y de huber muerto diez mil perso- nas de las 20.000 escasas que habia contado la ciudad entre habi- tantes y guarnicion. Apoderáronse los franceses de lo que bien podia llamarse el cadáver de Gerona, que suenmbió, no á las fuer- zas enemigas, sino de resultas de las malas condiciones higiénicas en que se encontraba. De otro modo, el cansancio del enemigo 561 le hubiera hecho al fin desistir de su empresa, convencido de que era inexpugnable una plaza donde Alvarez mandaba, que defendia Minali y cuyos heroicos habitantes á una con su guarnición pro- clamaban, con el poeta que cantó sn inmarcesible gloria. “Que con solo una muerte se cumplia Con religion, con rey y patria á un tiempo.” Como veis, señores, no he hecho más que apuntar algunas in- dicaciones sobre la higiene del Ingeniero, y ya temo fundadamen- te haber abusado demasiado de vuestra paciencia ¿qué seria si se tratase este punto con alguna latitud? Igual cbservacion recae sobre cada uno de los ramos que ha tocado el Sr. de Cerero, lo que acredita lo vasto de su asunto; mas, ¡ay, Señores, que, respecto de los estudios de los Ingenieros, no ha podido decirnos más que una parte de la verdad! Nos llenamos de veneracion en presencia de tanto saber acumulado por la humanidad en el terreno de las ciencias físicas y naturales; mas, salgamos de él por un momento y, dilatando la vista en varias direcciones, descubriremos en todas ellas nuevos campos, tambien de ilimitados horizontes, ocupados por otros conocimientos, por otros esfuerzos y frutos de la inteli— gencia humana, que son todos más ó ménos interesantes y necesa- rios á la ciencia y al arte del Ingeniero. Nos encontraremos con las ciencias políticas y morales; con la economía social ó política, euyos preceptos tiene que obedecer, sopena de desgraciar sus mejores producciones; con la ciencia del derecho, que ha de guiarle en sus proyectos, en sus contratos, y en muchos di- versos y especiales casos de su práctica, que constituyen la Inge- niatura legal; con las matemáticas y sus aplicaciones, que son el más justo y legítimo orgullo de la humanidad, base de los estu- dios del Ingeniero; con los diversos ramos y artes qne este ejerce, y que lo constituyen tan esencialmente artista como hombre de ciencia, y, por fin, con el inmenso arte de la guerra, en el que con- curren y se aglomeran todos los conocimientos humanos. Al len estas verdades innegables, el ánimo más entero decae y se abate; porque, conociendo bien el hombre la debilidad y la limitacion de su inteligencia, retrocede anonadado ante el cú- mulo de esos estudios, posibles para una sola vida humana. Ha de morir, ó ha de apagarse la lnz de su entendimiento, á la edad en que empieza á saber algo; y futalmente tiene que renunciar Á 302 la ambiciosa esperanza de llegar á ser un Ilugeniero perfecto. Ley de la humanidad es, que alcanza á todas las profesiones cientifi- cas; y vosotros mejor que nadie lo sabeis, respetables profesores, que consumís vuestra vida en abnegacion y sacrificios continuos para acercaros algun tanto á esa apetecida perfeccion. Ningun es- tudio tiene que valerse de más ciencias, de más artes auxiliares, que el de la medicina; ninguno, que introducirse más en las inte- rioridades de las demás profesiones, artes y carreras; nada de lo que existe en el mundo material, ni en el mundo moral, está fuera de su alcance, ni es indiferente al médico; quien para llegar á la perfeccion relativa, deberia ser un conjunto de casi todos los cono- cientos humanos, sin estar por eso siempre seguro de llenar toda su noble mision. , Eso mismo sucede por su parte al Ingeniero; pe ro ¿qué mucho, si cada uno de los rawwos de su profesion, á medi- da que se vigoriza, va produciendo otros nuevos en incesaute in- cremento? y ¿Qué ha de hacer el hombre aislado ante esa imposibidad? Re- conocer, sin duda, su pequeñez; pero, sin desanimarse, y mante- niéndose tan distante del abatimiento como de la soberbia, reunir— se; marncomunar sus fuerzas; estrechar más y más los lazos que existen entre todos los ramos del saber humano; y, cediendo á la propeusion generosa que le anima, continuar con perseverante fé su trabajo, que es la virtud, que es la oracion; su trabajo que ha de contribuir 4 que la humanidad llegue algun dia al término dichoso de sus constantes aspiraciones, al conocimiento de la eterna verdad y de la suprema sabiduría, que es Dios. Compárase en cierto modo el estudio de las ciencias, á la ascen— sion de una inmensa montaña de asperísimas é inextricables subi- das, desde cuyas cumbres deben reconocerse las comarcas que la rodean. Las generaciones que, ávidas del pan de la vida del al- ma, emprendieron la ascension, han abierto camino á otras, que lo han seguido, y á las demás que lo seguirán subiendo en. un Exodo infinito. A cada paso que da la humanidad, en cada una de sus momentáneas paradas, reconoce mejor, ensancha, rectifica, perfecciona el camino que ha hecho, facilitándolo á las generacio- nes venideras para que ellas, á su vez, lo adelanten; mas al mismo tiempo que goza de nuevas, mejores y más extensas perspectivas, contempla asombrada las inmensas regiones, inexploradas todavía, que se ofrecen á su vista, y que dilatan y alejan cada vez más los límites á que debe llegar su inteligencia. A cada ascenso, va en 363 graudeciéndose más á sus ojos la creacion. Mas no por eso se de- salienta: la historia de las ciencias lo atestigua; parece que á me-- dida que aumenta á su vista la extension de sujgnorancia, se acre- cientan su hidrópica sed del saber, y la necesidad y los medios de adelantarse más y más hácia la ciencia infinita 4 que aspira, y á que le impelen fatal é irresistiblemente todas las condiciones de su ser. Cada hombre, parte infinitamente pequeña de la humanidad, elemento puramente diferencial del gran todo, es, sin embargo, necesario á la formacion y armonía del conjunto; é, independien- mente de él, vive con su vida propia y tiene los mismos deseos é idéntica esperanza. Sea cual fuere el instante que le ha tocado vivir, su tendencia es la misma que la de la humanidad entera, é iguales sus deberes: el objeto final de todos sus trabajos es Dios. Esto me conduce á una breve observacion sobre el final del dis- curso que contesto; creyendo poder asegurar ántes á nuestro nuevo colega qne la Academia toda está muy conforme con sus opiniones religiosas. ¿Qué es la ciencia en su más lata acep- cion, sino un reflejo, débil todavía, en la pequeña inteligencia hu- mana, de la sabiduría suprema? Del infinito océano de verdades que constituye la ciencia absoluta, va dejándolas caer Dios gota á gota sobre la humanidad, en revelaciones sucesivas, por medio de la inteligencia que ha concedido al hombre. El conjunto de estas verdades demostradas, sean del órden que fueren, forma la ciencia humana; de donde se deduce que esta no puede ser errónea ni es- tar en oposicion con la palabra de Dios, siendo emanacion de su sabiduría. Si alguna vez aparece en discordancia, culpa es de la pobreza del entendimiento humano, tan accesible al error, y de la deficiencia de nuestros conocimientos: la contradiccion está, pues, no en la ciencia, sino en nosotros mismos, Millares de siglos serán quizás necesarios, para que el hombre, á inmensa altura sobre el nuestro, llegue á considerar como pro- funda ignorancia nuestra ciencia actual; y sial cabo de los tiempos está en los designios de la sabiduría iiñlid que llegue 4 la cumbre, entúnces será cuando podrá medir y valuar todo lo que hoy le falta- ba que saber. La ciencia, tal como aquí se considera, no consiste solo en el conocimiento de las cosas materiales;.4 más elevada region perte- necen muchas de sus verdades; y si es cos demostrada, « que el ade- lanto de las ciencias que tienen por objeto la naturaleza material, T. 1x.—48 364 exige su mutuo auxilio y sua marcha unida y concertada ¿no será lógico tambien decir que el progreso material, para ser verdadera- mente fructuoso, debe ir siempre acompañado del progreso moral? Tenemos por cierto que Dios ha dado al hombre la inteligencia y le ha obligado al trabajo, para que mejorándose cada vez más, va- ya acercándosele por el camino de la perfectibilidad; y creemos en la perfectibilidad moral, del mismo modo que en los progresos de las ciencias materiales, porque creemos en la existencia de Dios, sin la cual no tendria objeto alguno final el progreso de la huma- nidad. ¿En qué consiste ese progreso maral? En el mejor cum- plimiento de nuestros deberes religiosos. Por fortuna, el estudio de las ciencias es de suyo moralizador; y apénas habrá un verdade- ro sabio que no sea profundamente religioso, y en quien no se con- fundan, en uno solo, el amorá la ciencia, el amor á la humanidad y el amor de Dios. a NOTA.—El notable reciente sitio de Paris ha ofrecido algunas novedades ó mejoras bajo el aspecto de la-bisiene militar, que mere cian una descripcion y estudios particulares. Citaré solo los mo- linos harineros, las barracas para una parte del ejército permanente, la instalacion de talleres para varias máquinas y aparatos, bombas etc., las cantinas llamadas municipales y los aparatos diversos pa- ra comunicacion con el exterior por medio de globos aereostáticos, medio muy superior al de las palomas viajeras tan esmeradamente establecido en Brusélas. Como imitacion, señalaré el estableci- miento de pequeños hospitales ó ambulancias para heridos, debi- do al sabio higienista Miguel Levy, Médico Inspector del ejército. Con anterioridad á la declaracion de la guerra, habia solicitado del Gobierno que se imitara el sistema de instalaciones temporales é higiénicas para los heridos puesto en práctica en la última guerra de los Estados-Unidos, en vez de ocupar precipitadamente grandes edificios, como cuarteles, conventos, iglesias y otros, impropios pa- ra el objeto; fundándose en datos estadísticos irrecusables que de- muestran la ventaja de la nueva disposicion. Entre esos datos me- recen mencionarse la observaciones del eminente práctico James Simpson, segun los cuales: De 2.083 amputados en Jos hospitales, hubo 825 muertos; y de otros tantos en habitaciones aisladas, solo murieron 226: diferencia 4 favor 599.—224 amputaciones del ante-brazo, hechas en los hos- 365 pitales, produjeron un muerto por cada 6 amputados; y 377, en en- fermos aislados, 1 en 188; es decir: la trigésima parte. Las barracas construidas en el jardin del Luxemburgo, aunque en corto número, han producido un excelente resultado. Resumiré lo que tenía que añadir acerca del sitio de Paris en una sola observacion: en otros tiempos los dos millones de hombres allí encerrados hubieran sucumbido en espantosa hecatombe sacrifica- dos á las enfermedades endémicas; mas en el siglo de la higiene una poblacion tan ilustrada ha sabido aprovechar las lecciones del tiempo; y asombra, no solo que no haya habido grandes pestes y epidemias en Paris durante el sitio, sino el número de hombres re- lativamente cortísimo que ha sucumbido á los males de la guer- ra; ejemplo notabilísimo de los adelantos y de los beneficios de la higiene pública. CLINICA QUIRÚRGICA.—TALLA PROSTATICA BILATERAL, HECHA DOS VECES EN UN MISMO INDIVIDUO, EN EL HOSPITAL DE SAN FELIPE Y SANTIAGO, Á CONSECUENCIA DE CALCULOS VESICALES; por el Dr. D. José Guillermo Diaz. (SesioN DEL 26 DE ENERO DE 1873). Antecedentes. —D. Domingo Bautista Sarmiento, natura! de Canarias, de sesenta y cuatro añós de edad, entró el tres de Mayo del año de mil ochocientos setenta y uno, á ocupar la cama número diez y seis de la sala de S. Federico. Interrogado acerca de los padecimientos anteriores á la en— fermedad actual, refiere haber gozado siempre de buena salud, que no recuerda haya sufrido ninguno de su familia de cálcu- los, y que él jamas ha tenido otro achaque que el que al pre- sente acusa, el cual dió principio el 15 de Diciembre de 1869, 366 en que empezó á notar frecuentes ganas de ormar, llegándole á. incomodar tanto, que hacia dificultosa su salida y ultimamente era involuntaria, saliendo con mayor fuerza de lo acostumbrado, interrumpiéndose el chorro á cada paso, lo cual era seguido de vivos dolores en el glande, ardor en el conducto de la uretra, necesitaudo esforzarse para expulsar las últimas gotas de orina. No recuerda haber visto arenilas en la orina y sí mucosida- des, permaneciendo en este estado durante cuatro meses y diez y “ocho dias, sin haber experimentado alivio alguno, á pesar de haber sido tratado por varios facultativos. Este individuo, por último, ha pasado una vida agitada por exigirlo así la clase de ocupacion á que se habia dedicado, su alimentacion escasa, compensando no haber abusado de sus órganos génito-uri- narlos. Estado actual. —En este estado ingresó en el hospital, donde le reconocimos escrupulosamente, preguntamos acerca de sus padecimientos anteriores y estado actual que presentaba, y procedimos al exámen del aparato génito-urinario, asiento de su dolencia. No acusando el enfermo síntoma alguno que hiciese -sospe- char algun estado anormal por parte de los riñones y uréte- res, se practicó el cateterismo con una sonda metálica, perci- biéndose claramente el choque de la sonda con los cálculos que existían en la vejiga, no pudiéndonos asegurar de su ta- maño sino aproximadamente, y quedándonos en la duda relati- vamente al número de estos. Esta misma observacion la prac- ticamos varias veces en presencia de los Dres. Reynés, Puig y Gutierrez (D. Francisco), confirmando el diagnóstico anterior: Probada la existencia de cálculos y que su tamaño poco más 6 ménos no ofrecia inconveniente á su extraccion, pues al pa- recer su diámetro mayor no pasaba de una pulgada segun pu- dimos apreciar, y por tener una consistencia dura, acordamos la extraccion de ellos, dando preferencia como se indica á la talla. 1% Operacion.—Esta la practicamos el dia 13. de Mayo á las doce del dia, y concurriendo á este acto los Dres. Gutierrez (D. Nicolas José), Reynés, Caro, Rodriguez, Puig, Córdova (hijo), Babé y Benitez, tuvo lugar lo operacion de la talla prostática bilateral de Dupuytren. Colocado el enfermo en decúbito dorsal con las piernas en flexion sobre los muslos y éstos sobre el vientre, se colocó el catéter en la vejiga, que fiamos al Dr. Reynés, practicamos en seguida una incision semicircular en el perineo, á una pulgada par encima dei ano y de catorce líneas de largo, con su con- cavidad hacia abajo y comprendiendo en su parte media al rafe; hecha esta incision se fueron dividiendo gradualmeute to- das las partes blandas capa por capa hasta llegará la ure- tra, que tambien fué dividida longitudinalmente en la porcion membranosa y en una extension de seis líneas, fijándola ántes al catéter (á su ranura) con la uña del dedo índice izquierdo: despues, y sin mover este dedo, introdujimos el litótomo doble cerrado y con una abertura marcada de catorce lí- neas, con su concavidad hacia el arco pubiano: encontrando con éste al catéter en el interior de la vejiga, se retiró el últi- mo y se volvió el primero con su concavidad hacia el ano: en- "tónces, dándole al instrumento la abertura que tenía marcada ántes de su introduccion, sele extrajo cortando y produciendo en todo el trayecto una herida igual á la exterior; hecho ésto, se introdujeron las pinzas y se extrajo un cálculo de forma ovoídea, de color amarillento, compuesto, á juzgar por sus ca- racteres físicos, de urato de cal, de pulgada y líneas en su diá- metro mayor y una pulgada en el meno»; reconocida la vejiga con el dedo índice derecho, encontramos otro cáleulo menor que el primero, el que cogido con las pinzas para su extraccion, se le quebrantó la capa más exterior por ser algo friable y sus fragmentos se extrajeron despues con una cuchareta y varias inyecciones de agua fria que se pusieron con ese objeto: en veinte minutos terminamos esta operacion sin quese presenta- ra accidente alguno, siendo muy corta la hemorragia, que cesó con la aplicacion sobre la herida de una esponja pequeña em- papada en agua aluminosa: con ésta y la aplicacion por la ure- tra de una algalia de goma fué el enfermo á su cama. 368 Durante este dia el enfermo tuvo ligera fiebre, cesando los dolores que le producian los cálculos: fué sometido á tomar una pocion antl-espasmódica. Dia 14: la fiebre aumenta, pequeña hemorragia por la heri- da, orina sanguinolenta, sueño intranquilo, desgano. Continúa la mismo indicacion. se le da caldo. Dia 15: ménos fiebre, sueño más tranquilo, ménos hemorra- gia, orina más clara, la misma indicacion. Dia 16, faltan la fiebre y hemorragia, la orina natural, esta- do general satisfactorio. La misma indicacion, aumentando la dósis del caldo. Desde el 17 hasta el 24 sigue bien, la algalia se le ha muda- do cada cuatro dias y se hace aplicacion constante de la espon- ja empapada en agua aluminosa sobre la herida: ésta cicatriza de dentro á fuera, se le concede alimento y vino. El 30, se quita la algalia, la herida está completamente ci- catrizada, el enfermo repuesto y empieza á caminar. Seis ú ocho dias despues se queja este individuo de sentir dolor en la extremidad del miembro al concluir de orinar. Creimos fuera debido álas manipulaciones que se habian prac- ticado en su vejiga y cuello, y sin embargo de sus repetidas quejas no hicimos caso hasta un mes despues, en que aumen- tando la incomodidad, reconocimos de nuevo la vejiga y encon- tramos la sensacion de dos pequeños fragmentos de los cálculos extraidos. Seguramente quedaron ocultos en los gruesos re- pliegues de la vejiga y no fueron expulsados por la herida, por el uso permanente de la algalia hasta la sanidad de aquella. Entónces emprendimos el uso de gruesas algalias y un dilata- dor del cuello, con el objeto de que, siendo pequeños, pudieran ser expulsados por la uretra, como efectivamente expulsó uno, quedando probablemente el más grande. Una larga y grave enfermedad vino á separarnos de continuar la asistencia de aquel desgraciado. A los ocho meses, cuandonos permitieron nuestras fuerzas 0cu- parnos de operaciones, encontramos á Sarmiento con un cálcu- lo bastante regular y sufriendo sus consecuencias: emprendimos 369 de nuevo la ampliacion del conducto uretral sin resultado; más tarde hicimos uso de la litotricia y logramos partir una porcion del cálculo bastante regular, á juzgar por la cantidad de arenas que expulsó: no fué posible continuar los ensayos, porque la vejiga no permitia ninguna cantidad de líquido á pesar de ha- berse hecho indicaciones para conseguirlo. En ésto habian transcurrido once meses y dias, el cálculo ha- bia aumentado y el enfermo habia llegado á un deplorable es- tado. La orina se escapaba sin que la vejiga contuviese can, tidad alguna, grandes y continuos dolores de dia y de noche- fiebre continua, diarreas colicuativas blancas y fétidas, sub-de- lirio, desgano y un estado general de marasmo. Peores cireuns- tancias ho podian agravar el estado de Sarmiento. Pero convencidos hasta la evidencia de que el único recurso que quedaba era operarlo otra vez, consultamos álos Dres, Rey- nés, Bango y Gutierrez (sobrino),'los que á pesar de aquel es tado convinieron en ello. 2* Operacion.—El16 de Abril de mil ochocientos setenta y dos, repetimos la operacion de la talla á D. Domingo Bau- tista Sarmiento, por el mismo procedimiento que la primera; encontrando un cálculo. bastante grande, redondeado y termi nado por un lado en punta, por la que se habia adherido á la parte anterior del cuello de la vejiga, quedando los demas de él en forma de pendiente, y sirviendo al cuello como de válvu- la en la expulsion de la orina; eratan friable, que al cogerlo con las pinzas corvas para extraerlo, se desmoronó saliendo en fragmentos: en la operacion no hubo sangre apénas y el enfer- mo la resistió con ménos valor que la primera. Aplicada una esponja con agua aluminosa á la herida, se llevó 4%su cama. Durante un mes fué curado completamente de su herida y repuesto del triste estado que tenía; no hicimos uso de la alga- lia, como no la habiamos hecho nunca, y que de seguro fué la causa á nuestro juicio del segundo accidente 6 padecimiento. Por lo demas D. Domingo Bautista Sarmiento, en la avanza- da edad de 64 á 65 años, ha sufrido dos operaciones de talla, encontrándose en el mejor estado de salud y robustez, sin haber 370 tenido más alteracion en el aparato génito—urinario. Esto nos parece que viene á confirmar una vez más la preferencia que en igualdad de circunstancias debe darse á la talla sobre la litotri- cia.—Habana y Enero 17 de 1873. EsraDo MEDICO SANITARIO DE (SUANABACOA EN 1872, EN REEACION CON LOS NACIMIENTOS Y MATRIMONIOS, Y MOVIMIENTO DE LOS HOSPITALES crviLEs; por el Dr. D. oso Conzalez del Valle. SESION DEL 26 DE ENERO DE 1873. El interés que merecen los estudios estadísticos nos impulsó á reco- ger las cifras de la mortalidad durante nuestra permanencia temporal en Guanabacoa, y comprometidos en la sesion del 11 de Agosto últi- mo, á completar el año, venimos hoy á corresponder presentando á la Acaderria los cuadros de la clasificacion de los males que produjeron la mortandad en 1872, al mismo tiempo que el de los matrimonios y nacidos, que por razon de bautizados arrojan los asientos de aquella parroquia. Bien se desprende por la lectura dci de los números, la favorable salubridad que, como esta ciudad, alcanzó aquella pobla- cion el año pasado, y donde en las estaciones de verano y otoño que abrazan el 2. 2 semestre, reinaron un calor seco con escasas brisas, y lluvias hn la primavera, señalándose el otoño por lloviznas conti- nuadas y humedad atmosférica muy constante en Noviembre, con dias nebulosos y calmas sucediéndole Diciembre con tiempo claro y vientos del N.E. de agradable ambiente y bienestar, regularmente por las noches. Hé aquí las enfermedades que han ocasion: cele la mortandad en el segundo semestre. [1] [1]. Véase el cuadro del ler. semestre en la pág. 144 del corriente tomo. Tísis Asfixia de r. nacidos. . Tétano infantil .. Id. en adultos (Uso TAÁtiEO). RA aa aa. . Us o 371 or 18 05 - Del frente.... 207 ECO O e LS 1 Metritis O DATA 1 Fiebre biliosa. 2 Idem amarilla... e 3 C. y apoplegia cerebral. ÓN AO Ol A A te 4 POTIMODIIA. 0 ae ER 2 cl AA 3 Eclampsia infantil.. 0 3 De otros males y enferme— + AAAOS:GTÓLICAB aii. 71 Suma...... 298 RESUMEN MENSUAL POR RAZA, EDAD, «. “Les. org. del corazon...... 5 Entero-colitis............ 26 Meningitis. . Ea 20 Fiebre palúdea. ......... 13 A A 1 A 14 EI TOPesiaGo: :bbdde do. 5 207 RAZA BLANCA. MEsEs. 31 57 2% RAZA DE COLOR. Adtos, Adtas, Prylos, Prvlas, Suma. Adtos, Adtas. Prvlos. Prylas, Suma, T.gral. 15 127 276 1” semestre...... 58 45 21 -25 149 E A acabas EL Tal 1 3. Av DO O a aa 9 8 6 n AERZT 3 8 .6.. 4-21 “48 Setiembre. ...... 7 PA O REO A A EA AT RO E OCIO... E ENGRASE > AO MA E. O Noviembre ...... HA ESA TE SOS LA RE DO A Diciembrer.=:7. IN e As 9; A, 4. - 1724 44 Suma.... 123 74 57 56 810 69 105 49 41 264 574 Se han incluido en este semestre Y asiáticos. Comparacion.— Blancos. De color. Suma. 2.2 semestre.—1871.... 391 174 495 161 137 298 Pp Blancos. De color. Suma. Resúmen del año.—1871.. 663 431 1,094 1872.. 310 264 574 Diferencia favorable..... 353 167 52U T. IX.—49 9712 CLASIFICACION SEPULTURAL. Julio. Agosto, Sbre, — Ocbre. Nbre. — Dbre. Suma. 1. stre, T.gral. $RIIAAA a a. _-0—_—_— A E HA AA A 2A2A>-_ HAS RR En níchos nuevos. 8 2 1 1 pe LA EAS En id. abiertos. . 1 1 e ES 7 ASE 3 4 7 En bóveda..... E il 1 eS to 4 2 5 En la. tierra..... Odd dad A 218 Zas laa Sumas...... 59074848059 044: AT. 298260 WE NACIMIENTOS. RAZA BLANCA. RAZA DE COLOR. Meses. Varones. Hembras. Suma. Varones. Hembras. Sima. gral ero a A Ala PS Febrero .... 14 9 Z3 6 10 16 39 Marzo....c... 16 22 38 8 11 19 5 Abril 20 10 30 5 12 7 47 Mayo ....4. 14 22 36 4 10 14 50 LIO da 16 37 iÑ 10 dee 54 IO 16 15 LE 6 13 44 OSLO aia asa 14 18 32 8 13 21 53 Setiembre... 29 14 43 8 13 21 64 Octubre..... di > 14 25 25 16 41 66 Noviembre. . 14 12 26 6 TÍ 13 39 Diciembre .. 13 16 29 6 8 14 43 Sumal.=. 198: 182 976. 109: 190. 220. 5 Relacion entre nacidos y muertos en el año. Nacidos blancos.... 315 Nacidos de color.. 222 Muertos idem...... 310 Muertos idem.... 264 A AO 65 En contra.... 42 UR ; , S : Comparacion de nacidos con el año anterior. 1871 1872 Diferencia favorable. Blancos E dee 349 373 26 De colar ao a 217 222 5 Suma general... 566 597 31 1871 MATRIMONIOS.—Blancos........ 53 De color ......: 7 60 Diferencias. 19 3) 24 Movimiento médico necrológico de los hospitales civiles en 1872. [1] l. de hombres de $, F, y Santiago, ll, de mujeres de S, E, de Paula. Meses. Existcia,! Entrada.! Curados.| Muertos. IS de LAA AO PO € Y. AT A AA BEO 0% es: 392 398) 3 83M 156 Febrero......| 315| 356| 288 75] 164 Marzo. ...... 298 170 AP 159 MO. yu 168 LMIO. 152 A 153 OSLO a a eo a 164 Setiembre. ... 160 Octubre...... 169 Noviembre... 156 Diciembre. ... 165 Suma... 1 5405| 4984 819) .... [di aá yg si .15803| 4434; 10371 ... Disminucion ; en 1872.... 398 Existencia para 1873 Proporcion de mortalidad Máximo de camas ocupadas, 390 el dia 17 de Noviembre. .. .. . . ... .... .. E 5 AAA 78| 234 63| 227 651 235 15 234 65| 233 TI 229 Tol. 228 741 238 71 231 53) 222 57). 213 64, 229 973 1079 106 15'00|Proporcion de morta- A Enfermedades zimóticas. Existcia.! Entrada.! Suma. | Curados.! Muertos. 48| 22 32 25 5 24 48| 18 57 24 56 20 40) 2 60 18 46 16 48 18 381 10 43 22 568| 241 615 308 — 47) 67 164 2476 Asistidos. — Curados. Fallecidos. Ex.* p.* 1873. 5. F. y Santiago.—Viruela........ 55 24 28 3 Fiebre amarilla.. 371 287 76 8 426 311 104 11 (1) Véanse el T. VIIL, pág. 433, el T. VII, pág. 701 y el VI, pág. 293. 374 Ex GENIO CIENTIFICO. — PERIODICO DE CIENCIAS FISICO-QUIMICAS Y NATU— RALES Y DE SUS APLICACIONES A LAS DEMAS CIENCIAS, A LA INDUSTRIA Y A LAS ARTES, BAJO LA DIRECCION DE 2). Márcos de J. Melero. Prospecto.—Deseosos de continuar la tarea de propaganda científica que hace algunos años emprendimos y contando con la proteccion que los amigos del saber nos han dispensado siempre y particularmente cuando contribuyeron con su fa— vorable acogida á sostener el periódico de farmacia y ciencias auxiliares, denominado La Emulacion, que vió la luz bajo nuestra direccion desde 1863 hasta 1867 inclusive, llegando á formar cinco volúmenes de provechosa lectura, hemos resuelto publicar un nuevo periódico con el título de El Genio Científico, consagrado no solamente á tener al corriente del progreso cien- tífico universal y de las conquistas de las ciencias puras y apli- cadas, á los que por su profesion ú ocupacion se dedican al es— tudio de estos ramos del saber humano, y no tienen la facilidad de conocer los trabajos de las asociaciones cientificas y de los hombres de ciencia, publicados en numerosos periódicos, fo— lletos y obras de gran valía, sino tambien la popularizacion de los estudios serios mediante la vulgarizacion de las cien- cias cosmológicas entre multitud de personas que, ajenas al cultivo de estas, son sin embargo amigas de la luz y desean ensanchar la esfera de su inteligencia con la adquisicion de conocimientos- útiles. En este concepto, pues, harémos todos los esfuerzos imaginables para que las personas que dedican entre nosotros su tiempo ó parte de él al estudio de las ciencias, ya como físicos, meteorólogos, naturalistas, agrónomos, médi- cos, farmacéuticos, veterinarios, fotógrafos, industriales, 0 sim- plemente como aficionados, encuentren en las páginas de 4 GFénio Científico provechosos conocimientos y agradable lectura. Puntos de suscricion.—Academia de Ciencias, ex-convento de San Agustin; librería de Cueto, Cuba 70; botica del Dr. Várgas Machuca, Cuba 105; librería de Abraido, Obispo 63; librería “La Principal,” Plaza del Vapor. Celebramos de todas véras la aparicion de este periódico, di- rigido por una persona de la ilustracion del Sr. Melero y de su entusiasmo por la divulgacion de las nociones cientificas: pe- riódico que, á pesar de todos los esfuerzos y sacrificios que re- clame, viene á llenar un vacio entre nosotros, pues dedicados los “Anales” á dar cuenta más en especial de los trabajos que se realizan en su seno, hasta ahora no le ha sido posible, por el corto número de sus páginas, cumplir debidamente con el otro objeto que se propuso desde sn fundacion. v 1 lceecies tool aero 21 lecobriz¿silo esto [Sos eg'6elro a |r6ecizo'ool6 Echo TL lp zrr lo 6STl6 ESTIZ TA [0 6PT|4'091|p selz6 TT |ro'eclrooole aero |rspre ose estro |S'6PT[9'8STiE av6S £8'09 o'6pT 9091 jo“6er|9 cero verlo L9' esco o9|e est 6'TT V'LPHL BET e pelralrziz6 jes ories'e les 61/14 2ap1 9% a-989 solo Fe 6IELIZ6 eb Gra za6 ez 9/8'v8 6TIrZzl06 |18' PE'08 116 Tee ca IE 18216 [29 ey 08/53 Gal oe LIRGlE9lT6 9 Y $10 106 10 SD I1I0160 *9-2n9-9811*C 4678/19/06 PULIE PR ¡OZ 120% 1423 JET [arO0ea ZN LP HO jO "Per g OSHO PCIe ¡PSI e'oer te '9-9UN-OUU-G-98- Gs voellezz joy jura [ca Jee'o91.4 1 [Sr 09/36" 19€ 9 1p"ET aceras rones ye rostros Q ecorlr va lrz ler luz |po'rolz41 [e0“o09|08 Top cero“ pT [eee ra es $ Ger voce eronica (a 1o€a [294 0r'09194'3 , ; LT lo zer ecHo “est S*2 JO "1SIS ec lea L 99116 A oda ormj32 . a pe 52 "p190)94 "PAYDIOL o uo DNDD *"OPDALh oO Y Opronpal SO) ES 20 e Ed CIAO 2d “VIV9S9 D] Ap SIM al” DPPpaumn 9p JOPA 199 UOILSUI, 29190 OLJIVMOUWULO, SUL UY OMIWMONDE | A -0215101) U9 UOLIVUY OA El E popaunp pp 19p uorsua | -9 JouguLa, y Y a A de Y Y "OLNHTA LP "2281 40 AUINLOO EC SAN IT HLNVIOO (NTIL EU OIDTIOO IVUY 1d NU SVHOYE SVAINOTOMOTLEN A SVOLLINOVN SINOIO VASTO Sy'61 99% 8169 AA S'pgI S€ 00'01 Sal 00 70) £'92 0'e1 28 SI'ET 61 IG'98 S'96 0'6vL 36 S1€3 UZE Sao ' 8TZ1 0'P91 'VALLVIAY UVOANOA | HOAVA TÍA NOISNA.L “OULA NOM “OYLAMNO MVA "UV qu Ze ANO "DUARDUL POP) “pau UOrIVLOADAT | [a] - "unu 08 "DIAM 9P SVUT "2227 PURNDUT | “OUYLA 'OULANOTA NOIA DYPIMT ** UO1IDPOS() me. 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REAL ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA. SESION PUBLICA ORDINARIA DEL $ De DicremBrE DE 1872. SRES. ACADEMICOS CONCURRENTES.—D)7. Gutierrez, Presiden- te; —Rodriguez, GCovantes, García, Hernandez (D. José de la Luz), Cerero, G. del Valle (D. Ambrosio), Miranda, Cowley (D. Luis), Diaz (D. José Guillermo), Oxamendr, Castellanos, Rey- nés, Albear, Melero, Górdon, Aguilera (hijo); Mestre, Secre- tario. Lectura y aprobacion del acta de la sesion anterior. CORRESPONDENCIA.—1% una comunicacion del Sr. Alcalde Mayor de Guadalupe, en la causa que instruye contra D. Se- rafin de Leon por homicidio, transcribiendo el auto proveido para que, de conformidad con el Promotor Fiscal, se sirva de- signar el Sr. Presidente de la Academia de Ciencias de la Ha- bana una Comision de individuos de su seno, ó sea dos Ó tres T. 1x.—50 380 facultativos que practiquen el reconocimiento del estado men- tal de D. Serafin de Leon, y á quienes se suministrarán los da- tos necesarios para llenar su cometido: cuyo asunto pasó á- la Comision de Medicina legal, ásfin de que expusiera lo oportu- no, teniendo en cuenta las atribuciones del instituto, consig— nadas en su Reglamento.—22 Un oficio del Dr. D. Gabriel M? García, Secretario de dicha Comision, manifestando por acuer- do de la misma: que la: Academia, en virtud del art. 24 de su Reglamento, solo tiene el deber de evacuar los in- formes y consultas médico-legales, como lo hace constantemen- te: que en el Decreto sobre los deberes de los médicos munici- pales y forenses, tienen éstos la obligacion, segun el art. 29, de acudir al llamamiento de la Autoridad judicial siempre que sean requeridos á prestar todos los servicios médico-legales que éste determine, pudiéndose ocurrir á los médicos de semana, en su defecto, 0 al Sr. Subdelegado de Medicina para que los elija; y por último, que debe evitarse el caso de que los aca- démicos lleguen á ser partes y jueces de sus actos: todo lo cual seacordó expresar al Sr. Alcalde Mayor de Guadalupe.—3.? un oficio con que el Dr. Aguilera (hijo) remite su discurso inaugural sobre “Clasificaciones biológicas”,—habiendo desig- nado el Sr. Presidente para contestarle al Sr. Melero.—4? una carta del Sr. D. Guillermo Scharfenberg, cónsul Í. y K. Ap. de Austria en la Habana, acompañando otra del Secretario de la Academia Imperial de ciencias de Viena al de la nuestra, dando á esta las gracias por los trabajos que se le enviaron y á que corresponde aquella asociacion remitiendo las memorias de sus sesiones desde 1869 y algunos tratados botánicos. —5? Finalmente el Secretario presenta un Prospecto del Boletin de Colonizacion que piensa publicarse en esta Capital. MEDICINA LEGAL.—Caso de distocia.—Terminada la corres— pondencia y en el uso de la palabra el Dr. Miranda, como po- nente de turno en la Comision de Medicina legal, leyó un in- forme relativo á la causa formada en el Juzgado de 1* instan- cia de Guanajay por muerte de D* María Claudia Leon de Brito, con objeto de “resolver el grado de conformidad que O AS e AE 381 con los principios de la ciencia médica tengan las declaracio- nes de los facultativos, que existen en las diligencias corres: pondientes, y si de aquellas se deduce que la muerte fué pro- ducida por falta de auxilios facultativos,” Despues de expo- ner todos los antecedenies del caso, consignados en el parte del facultativo que inició el expediente, en las declaraciones de varios testigos, partera y médicos, asi como en la diligencia de reconocimiento y autopsia, aprecia la Comision el valor de dichos documentos á la luz de la ciencia. Resulta evidente- mente que D.* María Claudia Leon, al sentirse con los prime— ros síntomas de parto, hizo llamar á D.* Regla F...., quien la asistió hasta su fallecimiento, y cuando se le pregunta diga circunstanciadamente todo lo observado, se limita á manifes- tar que á su llegada tenia los síntomas propios del parto, que siguió su curso hasta el momento en que se agravó,—sin fijar aquel en que empezó á considerarlo como malo y á la Sra. en peligro, ni los fundamentos que tuvo para ello, ni para creer que el feto estaba muerto, ni las indicaciones que llenó hasta la venida del facultativo que debia auxiliarla.—Igual oscuri- dad y deficiencia se observa en la declaracion del Sr. G... por no demostrar en qué consistía la laboriosidad del parto, los motivos que tuvo para indicar la pomada de belladona al exterior y la necesidad de emplear instrumentos para la extrac- cion del feto que dice estaba coronado, para cuyo aserto debió practicar algun reconocimiento.—El Médico municipal se nie- ga á asistir á la Sra., pretestando enfermedad, y el Dr. M. encuentra que hacía una hora que habia muerto de hemorragia interna y por falta de auxilios médicos, aunque sin expresar las razones que tuvo para formular Gail diagnóstico post-mo7- tem y para admitir la probabilidad de que se hubiera podido evitar el desastre con asistencia médica oportuna, si no conocía la causa y género de lesion.-Consta que D* María Claudia falle- ció al tercer dia, poco mas 6 ménos, de su 4? parto; que anterior- mente habia dado á luz, á término, una niña y dos niños que viven todavía, siendo el menor de 3 años, sin indicarse que en | los partos anteriores hubiese 6 nó alguna dificultad; pero el 382 haber tenido á término 3 hijos, demuestra que los órganos por donde tenía queatravesar el feto se hallaban en estado nor- mal, pues segun la observacion diaria, en las mujeres que han tenido algunos partos los subsecuentesse hacen con más rapi- dez. En el documento de autopsia, en que prolijamente se estudian todos los órganos, se consigna al final que la Sra. “fa- lleció á consecuencia de la hemorragia ocasionada por la rup- tura de la porcion superior de la vagina en sus intimas adhe- rencias con el cuello del útero, y que en la cavidad abdominal se encontraron grandes coágulos de sangre pura.” La Comi- sion se detiene á reconocer las relaciones que existen entre la matriz y el conducto vector y las que guarda aquella con el peritoneo y los vasos arteriales y venosos, para aceptar la po- sibilidad de las * hemorragias en los casos de rupturas, la co- municacion con la cavidad abdominal y los grandes riesgos que corre la mujer, no debiendo perderse tiempo en prestar los auxilios convenientes para salvar la vida del feto y de la madre: señala los diversos puntos en que puede ocurrir aquel accidente, el mecanismo y las causas de su produccion, que son las mas veces tracciones Ó presiones directas, favorecidas otras, por la estrechez y rigidez, la inflamacion, ulceracion y gangre- na por compresion prolongada de los tejidos en la presenta- cion de la cabeza, sobre todo; el uso intempestivo del centeno atizonado, la aplicacion del fórceps y cefalotribo etc.—En to- do el expediente no se menciona un solo signo que durante la vida indicase la hemorragia y ruptura de la vagina comproba- das por la autopsia; segun ésta se trataba de un feto viable, de término, del sexo femenino, con la cabeza enérgicamente encajada en el estrecho inferior y en la primera posicion, es decir, en la presentacion y posicion más frecuentes y en las que ménos dificultades se observan si el aparato ge- nital se encuentra en buen estado, como lo demuestran los peritos, que no notaron en la-pélvis anomalía ni formacion patológica alguna, y consideran que los diámetros de dicha cavidad eran todos normales, que la cabeza del feto estaba co- mo prolongada hácia el conducto vulvo-uterino, tumefacta, y 383 sus diámetros y desarrollo en todo parecian normales, En va: no se pregunta la Comision cómo es que la matriz no solo es- taba “desprendida de la porcion superior de la vagina y ro: tas todas sus conexiones con la vejiga y denras órganos anexos, es disminuida su cavidad y su cuello ds con el cuerpo” á no ser por violentas contraccio- nes excitadas por medicamentos mal indicados Ú6 maniobras mal hechas. Ni se comprende, no existiendo ningun obstá: culo, cuál fuese la causa de tan terrible lesion en una mujer fuerte, bien constituida, con tres partos anteriores felices, sin vicio de conformacion en la pélvis y órganos genitales, con el feto de una niña de término y bien conformada, en la mejor de las presentaciones y posiciones, desprendida la parte superior de la vagina del útero y éste de la mayor parte de sus adhe- rencias, con grandes coágulos de sangre en la cavidad abdo- minal, sin poder dar á le el feto que se encontraba en la ex cavacion. Sin duda la ruptura determinó la muerte, á conse- cuencia de la hemorragia interna, no siendo posible explicar, por la deficiencia y oscuridad de los datos, cómo pudo verifi- carse semejante accidente, ni tampoco saber por qué motivo la Sra. estuvo de parto desde la madrugada del 14 de Octubre hasta las 11 de la noche del 16, en que falleció; pero diagnos- ticada aquella, cualquiera que hubiera sido su orígen, algo pu- do hacerse, empleando todos los recursos que la ciencia posee, ántes que permanece simple espectador la muerte. De to- do lo cual deduce la Comision: 1. Que las declaraciones de la partera, la de D. Juan J. G.... y el parte del Dr. M. no están conformes á la ciencia; y que la diligencia de autop- sia está hecha con arreglo á sus principios; 2.9 que si bien es cierto que la muerte de D* María Claudia Leon fué produ- cida por la ruptura considerable de la vagina, no es posible fijar por la deficiencia de datos la causa que la produjo y gra- duar el auxilio más ó ménos oportuno que hubiera podido prestársele. Discusion.—Sometido á discusion, manifestó el Dr. Rodri- guez, despues de celebrar el informe presentado por el Sr. Mi- 384 randa, que hay un dato controvertible, el de haber tenido la Sra. tres partos anteriores sin dificultad, del cual se deduce un hecho que muy bien pudiera no ser cierto, la no existen- cia de lesiones despues, en el cuarto, por parte de la vagina, pues 4 pesar de aquel buen antecedente, esas alteraciones pu- dieron existir más tarde y poner un obstáculo á la expulsion del feto. El Dr. Miranda contesta que es bastante sabida la obser- vacion del Sr. Rodriguez, de que varios partos pueden ser buenos y el que le sigue malo; pero el informe que acaba de leerse se refiere á una Sra. que habia tenido tres partos bue- nos, lo que indicaba que sus Órganos genitales estaban bien conformados en esa época, demostrando ademas la autopsia . que dichos órganos y la pélvis eran normales: caso que llama la atencion, por no poderse explicar la causa de la ruptura de la vagina en el 4.2 parto en virtud de la deficiencia de los datos. | El Dr. Rodriguez replica que no se trata de un hecho na" tural é indudable: ántes al contrario, muy sujeto á discusion toda la vez que en el trabajo de la Comision se asienta un principio que con mucha frecuencia puede encontrarse falso en la práctica. El Dr. Mestre no cree que sea éste el caso á que se refiere el Sr. Rodriguez, pues la autopsia, que es bastante detallada en muchos puntos, no demostró esa alteracion de la vagina, que, á existir ella, hubiera explicado en cierto modo la ruptu- ra, porque con lesiones de tejidos es fácil se presenten. Ade- mas, en el informe no se hace valer el principio á que alude el Dr. Rodriguez de un modo absoluto y aislado de las otras condiciones que concurrian en la parturiente. El D». G. del Valle (D. Ambrosio) opina que la oljecion formulada por el Sr. Rodriguez es un incidente en el punto de vista del informe. Existe una ley de obstetricia, segun la cual la normalidad de varios partos hace probable la normalidad de los sucesivos; y esa ley es tanto más aplicable al caso ac- tual, cuanto que puede decirse que ya el parto se habia verl- 385 ficado, estando la cabeza en la excavacion. Las conclusiones están perfectamente de acuerdo con los antecedentes, y en ese sentido debe aprobarse el informe, puesto que ellas constituyen la parte más importante del trabajo, siendo lo restante aprecia- ciones científicas más 6 ménos disentibles conforme á la ideas y estudios de cada uno. El Dr. Miranda agrega que los informes médico-legales de- ben hacerse con arreglo á lo que se pregunta, juzgando los an- tecedentes recibidos segun la ciencia, y no buscar incidentes que nos extraviarian del objeto principal: de lo contrario, en la diligencia de autopsia habria algunos motivos de censura. Tampoco deben hacerse suposiciones para emitir juicio, sino que las conclusiones han de salir directamente de los hechos que se examinan, | Leido por el Dr. Miranda, á peticion del S”. Rodríguez, el párrafo del informe en que se consigna que “el haber tenido á término tres hijos, demuestra que los órganos por donde tenía _ que atravesar el feto se hallaban en estado normal” y la obser- vacion diaria confirma que en las mujeres que han tenido va- rios partos los subsecuentes se hacen con más rapidez, —insis- te el último académico citado en que esa ley general no pue- de dar en manera alguna Ja confianza, la seguridad de que los partos se vayan haciendo cada vez más fáciles y exentos de tropiezos, pues hay otra ley por la cual los órganos genitales “ se van modificando cada vez más, causando aquellos mayor temor álas mujeres. En el caso de que se trata la normalidad sastenida por el Dr. Valle fué tan completa, que la parturien- te no pudo salir de su cuidado, pereciendo ella y la criatura, El D». Vulle recuerda que ese temor es natural y nace de que las primerizas ignoran todavía los dolores y sufrimientos del parto, que conocen seguramente las que han tenido dos 6 más hijos. El Dr. Miranda no está de acuerdo con lo expuesto prime- ramente por el Sr. Valle, respecto á aprobar tan solo las con— clusiones; pues si acepta éstas por considerarlas buenas, tiene que aceptar el informe, siendo aquellas la deduccion de este; 386 que los hechos analizados en él son los que se refieren á lo consultado, y si en el expediente hay otros motivos de censu- ra, no hay necesidad de hacer mencion de ellos. El Dr. Mestre cree que debe aprobarse el informe y sus con- clusiones. No se le ha dirigido ningun reparo sustancial, y el hecho de haber tenido la mujer que se asiste todos sus partos anteriores buenos inspira siempre tranquilidad al partero, aunque se comprenda, por ejemplo, que puedan sobrevenir ma- las presentaciones, la del tronco v. gy. más comun en las que han parido varias veces. Pero aquí, por una parte, al lado de ese condicion se hacen valer la ausencia de todo vicio de con— formacion en la pélvis, de toda alteracion orgánica en las=par- tes genitales, la mejor de las presentaciones, un feto de di- mensiones normales y cuya cabeza se hallaba en la excavacion, y dolores ó contracciones que se emplean, nó para expulsarlo, sino para verificar la ruptura anteriormente descrita; y. por otra parte las conclusiones se adaptan del todo á los datos allegados, manteniéndose en una prudente reserva tocante á . las cosas que se Ignoran. El Dr. Díaz (D. José Guillermo) cree que debe aprobarse el informe y las conclusiones, celebrando esa reserva que ha guardado la Comision, con tanto más motivo, cuanto que la ruptura puede haberse debido á manipulaciones poco dies- tras y exageradas, que no constan en el expediente. El Dr. Reynés es de parecer que no existe tanta diferencia entre la ley general formulada por el Sr. Miranda y las excep- ciones de que habla el Dr. Rodriguez y que nada tienen de extraño en Medicina, en donde no hay una ley tan absoluta queno las presente algunas veces. Es cierto que el caso de que se trata no es una de ellas; pero acaso el Dr. Miranda pu- diera allanar la dificultad, introduciendo alguna pequeña modificacion que ponga en evidencia el acuerdo de opiniones que existe en realidad. : El Sr. Miranda se asocia á este modo de pensar, pues con- viene en que no podrá negársele al Dr. Rodriguez la verdad de su observacion, si bien el informe se refiere en un todo al A SN 387 caso particular de D, % María Claudia Leon de Brito, que siempre tuvo partos felices, y el 4. 2 debió serlo tambien 4 no suceder lo referido. Despues de indicar el Dr. D. José dela L,. Hernandez y el Sr. Melero que debia el Dr. Rodriguez formular la modificacion propuesta, sometió el 5». P; esidente á votacion el punto, sien— do aprobados el informe y sus conclusiones, sin ninguna en- mienda, y absteniéndose de votar algunos Sres. que no perte- necian á la Seccion de Medicina y Cirugía, HiGIENE PUBLICA, — Depósitos de heno y aceite de carbon.—El Dr. Cowley (D. Luis María), ponente de turno de la Comision de Higiene pública, leyó un informe relativo 4 la consulta del Gobierno Superior, á consecuencia de una comunicacion que le dirigió el Gobierno Político de esta ciudad sobre depósitos de heno y aceite decarbon en una de las calles intra-muros. Empie- za estableciendo las relaciones que existen entre la Higiene y las diversas Industrias, y que hecho el reconocimiento del de- pósito, la calificacion de peligroso le está muy merecida por la cantidad y la calidad de las materias inflamables; recuerda las diversas disposiciones que se han emitido para prevenir el ries- _go de los incendios, y encuentra que por ellas deben situarse esos etalllealientos fuera de poblado, en puntos poco habi- tados y léjos del centro deéste, fijándose las cantidades que solo debe haber en algunos de aquellos, asi como los lugares Ó mue- lles en que ha de hacerse la descarga; y concluye exponiendo que la Comision ha consultado la ley escrita, tiene la convic- cion de que el peligro se reconoce sin vacilacion de ningun gé- nero, y que aquella ha sido dictada en precaucion del mismo, y opina- por lo tanto que deben quedar en su fuerza las disposi- Me . > > ciones vigentes, que con sobradas razones lanzan fuera de po- blado los depósitos de carbon y de heno. Construccion de hospitales.—Aprobado por la Academia di- cho informe, se ocupó el Dr. GE. del Valle (D. Ambrosio) en estudiar algunos puntos que merecen atencion especial para la construccion de hospitales, tratando primero de la aereacion, problema que entraña otros más, que dicen relacion al sitio, T. 1Ix.—5l 388 orientacion, dimensiones, forma de construccion, distribucion interior, salas de repuesto, letrinas etc.; considerando por últi- timo que el lujo en esta materia es cosa secundaria, pues el hospital debe distinguirse por lo modesto en su forma como el mejor y más adecuado para asistir á los enfermos. ( Véase pag. 305.) | El Dr. Cowley (D. Luis) manifestó que el trabajo del Sr. Valle era una bella síntesis de los conocimientos que 'actual- mente se poseen; pero siendo un asunto interesante y disin= tiendo del parecer emitido en algunos particulares, por ejem— plo, al hablar á favor de la forma radiada en los hospitales, promete discutirlos detenidamente en otra seslon. 7 El SS”. Allear expresa tambien el deseo de tratar la cuestion señalada al estudio por el Sr. G. del Valle; y la Academia acuerda ponerla próximamente á la órden del dia. Nuevo salvavidas.—Habló despues el Dr. D. J. de la Luz Hernandez sobre un salva-vidas en alta mar, que ha ideado y somete al juicio crítico de hombres más competentes en una materia que no se han atrevido á tratar talentos muy su— periores, por conocer sin duda las dificultades con que setro- pieza en la práctica.- Examina los defectos de los botes de do- ble forro, asi como los de la balsa de madera y del salvavidas de Mr. Stoner, á la vez que aprecia los servicios que pueden prestar en algunos casos: ofrece en seguida la descripcion de una plancha ó balsa flotante, insumergible, infrangible y bas- tante extensa; compuesta de colchones de goma elástica Ó gu- tapercha, llenos de aire, de ciertas dimensiones, colocados en sus marcos de colcho, de bagá 6 maguey, con un barniz im- permeable; provistos de correas para poder enlazarlos entre sí, en número proporcional al de los pasajeros, —de un quitasol de cierto modo dispuesto, que ampare del so] y la lluvia. El vestua- rio ensayado por Mr. Stoner será un auxiliar, para que vesti- dos con él los marinos, á cualquier siniestro, se lancen al mar atados con cuerdas resistentes para reunir los colchones y dis- poner la balsa, á que se trasladarán los náufragos. Tambien lo serán los botes de doble forro, y podrán llevarse porta-cor- 389 midas que, retenidos con cuerdas, sobre-nadarán miéntras no se les necesite, y aquellos remolcarán la balsa, llevando ade- mas una caña articulada donde izar una bandera de aviso du- rante el dia y un farol de talco encendido por la noche, cier- to número de voladores con el mismo objeto, un mástil capaz de soportar en ocasiones dadas una vela latina, y algunas bo- tellas que se arrojarán al mar bien tapadas, en las que puede anunciarse el lugar del siniestro. El Dr. Hernandez señala asimismo la importancia que puede tener el telégrafo subma- rino para comunicar la noticia, las disposiciones que deben to- marse por las casas consignatarias para conocer y remediar las menores ocurrencias: cree que, si no siempre, en muchas ocasio- nes podrá prestar buenos servicios el recurso que propone á muy poco costo, y del cual ha mandado fabricar una muestra en Barcelona; habiéndole sugerido la idea, sobre todo, un in- cendio que presenció á bordo, al advertir la falta de medios de salvamento, y quedando satisfecha su ambicion si conse- gula salvar la vida de un solo hombre. Discusion.—Asi que concluyó el Dr. Hernandez, manifestó el Sr. Melero que, á reserva de ocuparse del invento de su Sria., cuando presentara á la Academia el proyecto escrito, de- bia rechazar desde luego el grave cargo hecho á los marinos de todas las naciones, de no haberse dedicado al estudio y cons: truccion de aparatos de salvamento aplicables á los naufra- gios, cuando hace ya unos 300 años que vienen ocupándose con indecible afan de la realizacion de tán interesante proble- ma, escribiendo numerosos libros, fundando asociaciones, dis- tribuyendo premios valiosos y estimulando con su ejemplo á cuantos se crean aptos para auxiliarlos en tan humanitaria empresa. El S”. de Albear dijo que los medios diversos empleados con ese objeto constituyen hoy un arte especial que ha adelantado mucho en estos últimos tiempos, gracias entre otras cosas á la industria de la guta-percá. Pero todo aquel que se consi: dera en posesion de una idea útil, tiene el derecho y el deber de darla á conocer, pues los jurremtos se deben á muchas ideas 390 que se han rechazado y á otras que han subsistido de un. mo- do definitivo. Celebra por lo tanto la conducta del Dr. Her- nandez, porque, aun siendo ciertc que hay aparatos individua- les y tambien colectivos para lograr la salvacion de los náu- fragos, esto no quita el mérito que pudiera ofrecer el que se acaba de presentar con tanta modestia á la Academia. Apresurándose el S”. Melero á desvanecer el cargo de in- transigencia que le parecian encerrar las anteriores palabras, hizo presente que su objeto no habia sido que se rechazara el invento del Sr. Hernandez sin el correspondiente exámen, pro- metiendo por el contrario ocuparse más tarde del asunto; sino defender á los marinos, á los hombres de ciencia y á los aman- tes de la humanidad de la acusacion á que primero hizo refe- rencia, y dar un buen consejo al Dr. Hernandez, cual era, que no hiciese sacrificios pecuniarios y de tiempo al logro de su proyecto sin ántes recorrer y consultar la riquísima bibliogra- fía relativa á la construccion de aparatos de salvamento naval con aplicacion á las personas en los naufragios y otras catás- trofes marítimas; y que sl despues de ese estudio previo, su entusiasmo bien dirigido daba orígen á un nuevo descubri- miento de positiva utilidad, el Sr. Melero se congratularía de ver al Dr. Hernandez merecer los vítores y plácemes del uni- verso entero. El Dr. Cowley (D. Luis María) hizo mencion de un aparato salvavidas que se publicó hace tiempo en el Monitor de la sa- lud, dirigido por Monlau, y cuya construccion descansa en los colchones flotantes, como el propuesto por el Sr. Hernandez. El Sr. Cerero recuerda que los flotadores de goma para puentes militares no son otra cosa que colchones de menores dimensiones; y opina que la idea del Dr. Hernandez es sus— ceptible de hacerse más práctica. El Dr. Hernandez expone” que ha procurado leer todo lo que ha llegado á sus manos en la materia, y solo ha vistó que pueden aplicarse los botes de doble forro y el aparato de Stoner. Su deseo ha sido, que examinado el que propone, se modifique y perfeccione con arreglo al estudio que de él se 391 haga, pues no ha tenido por norma sino el bien de la huma- nidad. El Dr. €. del Valle (D. Ambrosio) agrega que bien se deja ba notar la filantropía del Sr. Hernandez en el hecho de que- rer un salvavidas, no individual, como los que se conocen, si- no colectivo, lo que acaso ofrezca más inconvenientes que ven- tajas, y hasta en ocuparse de particulares muy accesorios pa- ra precaver al hombre en alta mar de la insolacion, la lluvia, por medio de un quitasol, banderas etc.; cree por lo tanto que la Academia debia aceptar su idea por lo que tiene de filan— trópica. El S”. Melero repuso que ese acuerdo seria en extremo ri- dículo, si se observa que la filantropía es una cualidad que debe suponerse en todos los académicos, como en los militares el valor; y cuando con la mejor buena fé y más santos deseos puede idearse una invención inútil, ó aun perjudicial; cosa que está llamada á evitar la corporacion, á pesar de que en su mismo seno nazcan semejantes tentativas. Terminada esta discusion, se dió por concluido el acto. SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 22 DE DICIEMBRE DE 1872. SRES. ACADEMICOS CONOURRENTES.—D>. Cutierrez, Presiden- te: —Rodriguez, V. Machuca, Govantes, Babé, Cerero, Escarrá, Finlay, Benasach, Górdon, A. GF. del Valle, Hernandez (3. L.), Oxamendi, Castellanos, Diaz (J. G.), Miranda, Plasencia, Cowley (L.), Donoso, Aguilera (hijo); Mestre, Secretario. Lectura y aprobacion del acta de la sesion anterior. CorresPoNDENCIA.—Leyéronse en seguida: —]. 9 una co- municacion del Gobernador Superior Político, remitiendo una memoria y hoja impresa que recomiendan los polvos desinfec- tantes de los Sres. Liirder y Leidloff como muy útiles contra 392 la infeccion, á fin de que la Academia informe cuanto se le ofrezca y parezca: dióse traslado á la Comision de Higiene pú- blica; 2.9 La respuesta de ésta manifestando que era indis- pensable, para corresponder debidamente á la importancia del asunto, se le facilitasen sels paquetes de dichos polvos para su exámen y experimentacion: lo que se acordó expresar al . Gobierno; 3. Otra comunicacion del mismo, recordando el informe relativo á los médicos municipales y forenses de San- tiago de las Vegas, con reclamacion del diploma original de uno de los concurrentes; se acordó devolver dicho documen- to, y pasar aquella á la Seccion de Medicina y Cirugía, contes- tándose oportunamente al Gobierno; 4. 2 Una comunicacion del Sr. Alcalde Mayor del Distrito Sur de Matanzas, acompa- ñando testimonio relativo á la explosion de una retorta errel laboratorio químico del Colegio Union y Santiago Apóstol, cuyos antecedentes se han remitido á la Comision de Física y (Química para resolver las cuestiones que se proponen; 5.9 Un oficio de los Sres. Hondares y García, dando cuenta de los vacunados en el salon de la Academia durante el mes de No- viembre: su número asciende á 32, de los cuales 25 párvulos blancos, 3 de color libres y 4 adultos blancos, repartiéndose ademas once tubos con vírus vacuno á distintas personas; 6. ? El Secretario presenta tambien de parte del Dr. G. del Va- lle (D. Ambrosio), á quien se dan las gracias, un ejemplar im- preso del Proyecto de Reglamento provisional para las sepul- taciones en la nueva galería construida en el Cementerio de Cristóbal Colon; entera á la Academia de que el dia 7 de Di. ciembre, y por disposicion superior, se hizo entrega de los li- bros desembargados al difunto Dr. D. Miguel de Cárdenas y Zayas, por ante el Escribano D. Francisco Wde Castro, á la Sra. viuda de aquel, D. % Juana Reynoso; participándose á la Ad- ministracion respectiva; y de que se han recibido el número 93 (año V) del Progreso médico de Cádiz, las entregas 11 y 12 (año 1) y la 1.*% (año Il) de la Gaceta médico-quirúrgl ca jerezana, reproduciéndose en una de éstas, casi íntegro, el discurso leido por el Dr. Reynés en la última sesion a 393 de la Academia y publicado en los Anales, pero sin indicar si- quiera la procedencia. EPIZOOTIA CABALLAR.—Discusion.—Terminada la corres pon- dencia, y en el uso de la palabra el Dr. (G%. del Valle (D. Am- brosio) para ocuparse de la enfermedad que padecian los ca- -ballos en la Habana, empezó por asentar que la Academia ha- bia, con otros, presentido que la epizootia caballar observada en los Estados Unidos se haría extensiva á esta lsla por la violencia con que allí se desenvolvió, y pusoá disposicion del Sr. Beauville, en tiempo oportuno, algunos de los datos publi. cados para que nos diera opinion facultativa, cosa que desgra- ciádamente no se ha logrado del médico veterinario hasta la hora presente, á pesar de haberse realizado aquellos presenti- mientos con la propagación á nuestro territorio. Despues de recordar las buenas cualidades y los grandes servicios que presta el caballo al hombre, y la importancia de éstudiar su afeccion toda la vez que puede influir en la salud de éste, ofre- ce á la Corporacion un Programa de temas para que sean dis- cutidos: el diagnóstico de la enfermedad, su orígen espontáneo S por importacion, las variaciones que en el último caso pue- de haberle impreso el clima, el grado de utilidad que corres- ponda á la necroscopia, ó á falta de ella á ciertos síntomas, para su clasificacion; si es infecciosa Ó contagiosa; si ha sido mayor la mortandad en los establos ó en las caballerizas particulares, en los caballos americanos ó en los criollos; el tratamiento tera- péutico más apropiado; preponderancia de la Higiene y direc- cion que deben darse á estos estudios.—El Sr. Valle opina que el orígen de la enfermedad es exótico; sus síntomas principales el flujo constante nasal y la fiebre; que seha desarrollado con mayor gravedad en los caballos americanos, y que la autopsia no es imprescindible para conocer la naturaleza de la enferme- dad. Todos los hechos y la fecha de su aparicion prueban que ha sido importada de los Estados Unidos por el puerto de la Habana; importacion que es y sigue siendo grave y mortal para los caballos americanos, benigna pero obstinada en los criollos. El síntoma catarral domina el estado morbo- 394 so; la fiebre no es la esencia de la enfermedad. La “infeccion lo resuelve todo; la necroscopla es una luz, pero no sustancial para este mal, como lo demuestran otras muchas afecciones en que las alteraciones post-mortem no explican los fenómenos observados durante la vida. El contagio germina por un tra: bajo patológico y se propaga por contacto inmediato y de in- dividuo á individuo, como en la sífilis, carbunclo, muermo, ra- bia etc., pudiendo hacerse infeccioso. La infeccion emana de producciones miasmáticas, de organismos vivientes, vegetales ó animales, en que á las condiciones telúricas y atmosféricas se agregan los quebrantos de una buena higiene, como el haci- namiento de bestias, lá falta de limpieza de” los establos, su inconveniente situacion, construccion y ventilacion, la mala calidad de las aguas y de los pastos, las fatigas excesivas etc. El parasitismo abre á la higiene perspectivas consoladoras, se- gun lo probará una comunicacion del Dr. Várgas Machuca. La mortandad se ceba en la raza americana, y de consiguiente ha sido mayor en las caballerizas particulares. La diversidad observada en la clínica veterinaria respecto al tratamiento: pone en evidencia el poco estudio de la enfermedad. Si se su- piera que el agente es un fungus (miasma), se hubiera triun- fado destruyéndolo con ciertas sustancias: con tal objeto em- plea la Higiene el ácido fénico, los vapores sulfurosos, nitrosos etc., y para evitarla malignidad miasmática y sus tendencias contra la humanidad aplica todos los recursos para las conve- nientes condiciones que deben rodear al caballo, habida cuen- ta del volúmen de aire que respira, para la desinfeccion com- pleta del local, forraje y arneses, y hasta la destruccion de los animales inficionados sl fuere urgente y necesaria. Despues del Sr. Valle, leyó el Dr. Cowley (D. Luis M*) un trabajo sobre el mismo asunto. Consigna el temor que desde el principio preocupó á todos de que la.epizootia de los Es- tados Unidos atacara á los caballos en la isla de Cuba y aun extendiera su influencia á los hombres, eomo se ha visto con bastante frecuencia en Europa, y como pudiera hacerlo presu— mir el contacto íntimo que existe entre el hombre y el caba- e 395 llo: advierte que las epidemias y las epizootias dependen por lo general de las mismas causas, reclaman á menudo una pro- filáxis comun, debiendo los médicos auxiliar con sus conoci mientos á los hipiatras para poner diques al mal; celebra que la Academia haya querido poner al estudio cuestion tan interesan- te; y señala las causas que, á su entender, han contribuido más á la propagacion de la opizootia, —cuales son: la pésima cons— truccion é instalacion de los establos, las malas condiciones de las caballerizas, el mal trato que se da á las bestias. El Dr. Cowley recorre una por una esas diversas causas que tanto in- fluyen en la mortandad de los animales, cita la vpinion de distinguidos veterinarios y del general Walhier, los trabajos de Renault y de Bouley para proporcionarles aire qué respi- rar en abundancia, los de Magne respecto á la capacidad que deben darse á las caballerizas; considera las detestables cir- cunstancias que rodean las nuestras, para concluir de los he- chos establecidos y delas apreciaciones á que se prestan, la parte que en la generalizacion de la actnal epizootia ha podi- do tener el abandono de los preceptos formulados por la Hi. glene. E El Dr. Várgas Machuca expuso que en el programa de cuestiones presentadas por el Dr. G. del Valle (D. Ambrosio) respecto á la enfermedad de los caballos, hay una que dice ¿cuál es la causa de la enfermedad? Contestando á ella, cree de su deber poner en conocimiento de la Academia los estu- dios hechos sobre el particular por Mr. Amende en Hoboken y publicados en “the Druggists” Circular and Chemical Ga- zette de New York: en la idea de que muchas de las enferme- dades de los hombres y de los animales se deben á espórulos miscroscópicos de fungus ó setas, y que tal podía ser el orígen de la afeccion enlos caballos, practicó algunos experimentos que le demostraron en el mucus la existencia de esos micrófi:- tos, cuyos caracteres se describen, del mismo modo que la ac- cion ejercida en ellos por una solucion alcalina, de sulfato de zinc, de sulfato de hierro, por el permanganato de potasa etc. Los álcalis enérgicos disuelven el hongo, el sulfato de quinina T. 1x.—52 396 lo mata, así como el ácido fénico. Dichos espórulos atravie- san los intestinos, llegan al quilo y por último á la sangre, cu- yos glóbulos destruyen; se extienden con rapidez sobre las membranas mucosas, que le sirven de alimento.—En vista de esto, recomienda Mr. Amende como tratamiento: inyeccionesen las fosas nasales de sulfato de cobre, que detiene el movimien- to de los corpúsculos animados, regando tambien con esta sus- tancia los alimentos; inhalaciones de ácido fénico en solucion pormedio de esponjas convenientemente dispuestas; la adminis- tracion dela quinina cuando se crea que la sangre pueda es- tar envenenada; regar y lavar las caballerizas con disoluciones de cloruro, sulfato de hierro ó ácido fénico. El SS”. Dr. Hernandez (D. José de la Luz) no cree que las causas, hasta ahora asignadas por los Sres. académicos á la en- fermedad de que se trata, sean las verdaderas. No puede con- siderarse, segun quiere el Dr. Valle, como un simple catarro, pues éste debe su«nacimiento á la influencia estacional, y mu- chos años han pasado sin que apareciese aquella: no debe tam- poco atribuirse á las malas condiciones de los establos y caba- llerizas, como opina el Dr. Cowley, porque esas condiciones ó han existido siempre sin que el mal se haya presentado, ó han sido por el contrario muy buenas en algunas partes y á pesar de todos los cuidados se han enfermado los caballos; ni se adelanta gran cosa con la intervencion de los espórulos, que cita el Dr. Várgas Machuca, pues no podemos estar satisfechos con los efectos secundarios, toda vez que nos preguntamos siem- pre cuál es la fuente de su aparicion. Noes una afeccion impor- tada si se atiende á que su desarrollo no ha sido circunserito y limitado, sino extenso y general: no puede explicarse por la aglomeracion, ni por los cambios de temperatura y de hume- dad: es necesario remontarse, como para el cólera, á un agente que tiene bajo su dominio todos los fenómenos atmosféricos y terráqueos, á un agente universal que determina las epide- mias, las erupciones volcánicas, las auroras polares, las estre- llas volantes, las inundaciones, los huracanes etc., y.es la.fuer- za electro- magnética. 397 El Dr. G. del Valle (D. Ambrosio) manifiesta que el desar- rollo de la enfermedad coincidió con dias de suma humedad y de grandes neblinas: que aunque importada es infecciosa, y esto explica la vasta extension que ha ocupado, el gran mú- mero de los invadidos, trasmitiéndose por multiplicación de los gérmenes. Es preciso buscar un agente que los destruya, prodúzcalos 6 nd el magnetismo: pasar más allá es entablar condiciones hipotéticas, fuera de los alcances de la ciencia. El Sr. Várgas Machuca desea saber si el fungus es una pa labra ó una realidad; y habiendo contestado el Dr. Hernan- dez que es una realidad, pero que no debe considerarse sino como un efecto del mal, replicó aquel académico que la opi. nion más admitida por los fisiólogos y por los médicos era que debian mirarse esos corpúsculos vivientes, ya animales, ya vegetales, como la causa de las enfermedades en que su pre- sencia fuese constante. El Dr. Miranda dijo que hacia como dos meses observó en uno de los establos de esta ciudad á un caballo recien-llegado de los Estados Unidos atacado de la enfermedad que hoy pa- decen los de la Habana y le habian practicado una sangría en el cuello, friccionando esta region con ungúento de altea.— Este hecho robustece la idea del Sr. Valle, que la enfermedad fué importada, pues del mismo modo que este caballo llegó enfermo, debieron llegar otros en iguales condiciones, propa- gándose, como sucedió, poco despues la enfermedad por infec- cion y con gran rapidez; todos recordarán que hace 16 dias que la mayor parte de los caballos de esta ciudad, tanto parti: culares como de alquiler, tosían y se encontraban abatidos y decaidas sus fuerzas. Algunos que tuvo ocasion de examinar el Sr Miranda desde su principio, presentaban fiebre (que se manifestaba por el aumento de calor en la piel y aceleracion del pulso), abatimiento general, orejas y cabeza caidas, que casi tocaba esta última al suelo, ojos inyectados y legañosos, ganglios submaxilares 4 veces infartados, pérdida completa del apetito durante los primeros dias, tos frecuente al princi: pio, y al 2.2 y tercer dia un flujo nasal, blanquecino primero, 398 tomando despues del 5.9 al 6.9 un color amarillo verdoso, siendo segregado entónces con más abundancia, disminuyendo poco á poco y cambiando su color en blanco mate para de- saparecer á los 20 425 dias, persistiendo despues solamente la tos de vez en cuando y recuperando el animal las fuerzas perdidas.—Comparando estos signos con los que se presentan en el hombre atacado de la grippe ó influenza, cree el Dr. Mi- randa que existe gran analogía entre ambas enfermedades; por lo tanto este catarro epidémico no es más que la enfermedad indicada, cuya terminacion es generalmente favorable.—Si1 al- gunos caballos perecen á consecuencia de ella, es más bien por las complicaciones, mal trato ó enfermedades crónicas, q ue exacerbadas ocasionan la muerte; la anatomía patológica nos demostraría las alteraciones de la enfermedad de quese trata y la verdadera causa del fallecimiento.—Se ha comprobado que, tanto en el hombre como en los caballos atacados de la erippe, la sangría ha dado malos resultados en la mayoría de los casos, siendo la base del tratamiento la observancia de una buena higiene.—El Dr. Miranda extraña que el Sr. Valle, tan prolijo en las estadísticas mortuorias del hombre, nos diga hoy, sin datos precisos, que la enfermedad ha hecho mas estra- gos en los caballos americanos que en los criollos, cuando no se sabe el número de invadidos. y fallecidos, constando sí q ue la mayor parte de los caballos de esta ciudad estaban pade- ciendo de la misma afeccion.—En cuanto á la idea emitida por dicho académico, de que es de naturaleza parasitaria, como no pasa de ser una hipótesis esperaremos que se hagan investiga- ciones con el microscopio para que pueda ser Ú no aceptada su opinion en el caso actual.— Y respecto de lo expuesto por el Dr. Cowley, cree el Sr. Miranda que la enfermedad ha sido importada é infecciosa, no debida á la falta de observancia de las reglas higiénicas en los establos y caballerizas particula- res, pues ántes se encontraban en las mismas malas condicio- nes indicadas sin que la enfermedad se hubiese presentado. El Dr. Plasencia encuentra suma vaguedad en la comunica- cion del Sr. Valle. ¿Cuál es el diagnóstico de la enfermedad? 399 Lo ha deducido de la causa, cuando de la causa nada se sabe- todavía, cayendo en una contradiccion al suponer una cosa que no existe. —Asevera que es epidémica por su extension y exótica porque ha tenido su orígen en el extranjero; pero esto deja mucho que desear y nada significa para el tratamiento: que es catarral, sin explicar cual es la condicion orgánica de este síntoma, pues no es extraño verá cada paso la reunion de esos elementos que se señalan sin encontrar el lazo que la produce, y observar los mismos síntomas en casos aislados, so- litarios. Por lo que hace á la preponderancia de la enferme- dad en los caballos americanos, es preciso no olvidar que, sien- do más valiosos que los otros, se hallan en número inferior al delos criollos: unos y otros son atacados; —debió hacerse en concepto del Dr. Plasencia un diagnóstico, averiguar si es una bronquitis epidémica, y estudiar el tratamiento más oportuno, el que proporcionara mejores resultados. El Dr. Valle se hace cargo de las observaciones hechas por los Sres. Miranda y Plasencia. Es sin duda lamentable que no sea posible valerse de las cifras exactas para resolver la cuestion; pero de un modo general bastan la relaciones por to- dos suministradas, pues las cifras solo tienen un valor respec— tivo. El sabe de cierto establo, bajo la direccion de un boti- cario, en que los caballos son criollos y en que ninguno ha su- cumbido: todos deben estar enterados de que elmovimiento ha vuelto á establecerse en la capital por los caballos criollos. — No se necesita de la autopsia para clasificar el mal: ese, en pri- mer lugar, sería un diagnóstico post-mortem; y en segundo, otras muchas enfermedades se determinan sin ese requisito. Para el Dr. Plasencia decir que se trata de una afeccion infeccio- sa, catarral, que ha sido importada, es no decir nada; pero ¿qué es lo que opone en contra de los datos que se han presentado? La causa no es más que un elemento, y por eso el Sr. Valle ha se- ñalado ademas los síntomas principales; pero ese elemento es - de tal entidad, que coloca desde luego la cuestion en manos de la Higiene preventiva: á evitar el desarrollo ántes que todo; despues vendrán las reglas acopsejadas por el Dr. Cowley con 400 objeto de prevenir la propagacion y mayor mortandad de la enfermedad. El Dr. Díaz (D. José Guillermo) expone que essensible no ha- ya traido el Sr. Valle todo su trabajo escrito, pues habiendo de- sarrollado una buena parte de sus opiniones de palabra, se notaría acaso alguna contradicción entre lo que primeramente expresó y lo que ahora sostiene; no habiendo tampoco un ta- quígrafo para seguirlo paso á paso en su discurso. El Dr. Valle contesta que ni un instante siquiera ha tergl- versado sus ideas; y que, á mayor abundamiento, en el: ma- nuscrito que deja en poder del Secretario y en las notas de éste” podrá verse que no ha existido el menor motivo. para se- mejante inculpacion. . Refiriéndose el Dr. Cowley á algunas expresiones vertidas porlos Sres. Hernandez, Miranda y Valle, deplora que no se le haya comprendido bien. La causa productora de la enfer- . medad no está seguramente en los establos: nadie lo ha pre- tendido; pero sus malas condiciones higiénicas han debido contribuir de un modo muy notable á que se hiciera aquella más extensiva y á que sus efectos fueran más dañosos. En prueba de que el mal ha sido importado puede aducirse el he- cho de que los caballos del Sr. Sauvalle han sido de los pri- meros atacados, muriendo uno de ellos, que se sangró dos ve- “ces, —caballos que á4 cada paso atravesaban la bahía en los mismos vapores donde desembarcan los que proceden de los Estados Unidos. El Dr. Donoso advierte, en oposicion á la teoría que atribu- ye la enfermedad á la existencia de espórulos de criptógamos, que en ese caso se notarían los mismos efectos en los caballos americanos y en los criollos. El Sr. Valle explica que es preciso considerar no solamente el gérmen morbífico, sino el terreno en quese implanta, por— que pudiendo ser éste muy diferente, la fructificacion de aquel y sus efectos han de ser tambien varl iables. En apoyo de este parecer, recuerda el Dr. Várgas Machuca que la viruela es por lo comun más grave en la raza negra que 401 en la blanca; y propone que una Comision de la Academia se ocupe en indagar, por medio de la observacion y de la experi- mentacion, si es cierta la existencia de esos micrófitos en el mucus de los caballos atacados de la epizootia. El Dr. Rodriguez manifiesta, dirigiéndose al Dr. Valle, que debe dejarse á la Anatomía patológica en el puesto que le cor- responde, pues ha progresado lo bastante en estos últimos años para dar la explicacion de gran número de fenómenos observados durante la vida:—dirigiéndose al Dr. Hernan- dez, que la ciencia no busca hoy las causas primeras y remotas de las enfermedades, sino las condiciones más 6 mé- nos próximas é inmediatas de su aparicion; —y al Dr. Várgas Machuca, que aun dada la presencia de los micrófitos, no es esto suficiente para atribuirles exclusivamente la causa de la afeccion. Al terminarse la sesion, por haber transcurrido las horas de Reglamento, indicó el Sr. Presidente que continuaría en la si- guiente la discusion sobre el mismo asunto, nombrándose para la cuestion de los espórulos una Comision compuesta de los Sres. Rodriguez, Górdon, Várgas Machuca, Finlay, Miranda y Beauville. SEsION PUBLICA DEL 12 DE ENERO DE 1873. - SRES, ACADEMICOS CONCURRENTES.—D)r. Gutierrez, Presiden- te;—Melero, Rodriguez, Babé, Oxamendi, Suuvalle, Finlay, A. G. del Valle, Hernandez (D. J. de la Luz), Donoso, Várgas Machuca, Diaz (D. J. Guillermo), Plasencia, Auber, Aguilera (hijo), Miranda, Mestre, Secretario. Lectura y aprobacion del acta de la esion santerior. El Sr. Presidente advierte que asiste á la sesion el socio de mérito Dr. D. José de la L. Hernandez. CorrEsPONDENCIA.—Leyéronse en seguida: 1? una comuni 402 cacion del Sr. Alcalde Mayor del Distrito Sur de Matanzas, recordando las resultas del oficio que ántes dirigió á la Acade- mia sobre explosion de una retorta; de la que se dió traslado á la Comision de Física y Química para el pronto despacho del asunto; — 22 un oficio del Sr. Hondares, con el estado de los vacunados en el salon de la Academia durante el mes de Diciembre del año próximo pasado, cuyo total ha sido el de 20 párvulos blancos y dos de color libres, repartiéndose diez tu- bos con vírus. —El Secretario presenta ademas los números 3 y 4 (año VIII) de la “Independencia médica” de Barcelona; los números 538, 539 y 546 de la “Revista minera” de Madrid, habiéndose publicado en los dos primeros la Nota leida en esta Corporacion porel socio corresponsal Sr. D. Manuel Fer- nandez de Castro, acerca de un diente de Placoide fósil de la Isla de Cuba, que parece ser una especie nueva del género Aétobatis; y la 1* entrega de los “Prabajos de la Comision de Medicina legal é Higiene pública” que por acuerdo de la Aca- demia y de dicha Comision han empezado á publicarse bajo la direccion de los Doctores Miranda y Mestre. Huevo nHunmano—Enteróse despues la Corporacion de una pieza anatómica remitida por el Dr. Beato y Dolz, con una noticia explicativa. Trátase de un huevo humano de 8 á 10 semanas, procedente de una Sra. jóven y bien constituida, con dos partos naturales y otros dos abortos anteriores.—El D». Mestre concurrió á la seccion del huevo, 24 horas ántes, cuan- do conservaba las membranas intactas y bastante líquido am- niótico: todavía hoy se observan perfectamente la túnica alan- toides, las villosidades coriales, la insercion placentaria del cordon y embrion intactos.—Se acordó dar las gracias al Sr. Beato por su interesante y curiosa comunicacion. - CLASIFICACIONES BIOLOGICAS.—Terminada la corresponden= cia, leyó el Dr. D. Manuel Antonio Aguilera su discurso in augural relativo á las “Clasificaciones biológicas.” —Conside- rando en la primera parte de su trabajo las clasificaciones en general, establece la necesidad de éstas en Historia natural por el considerable número de seres que comprende, la impor- 403 tancia que para la marcha ordenada y metódica de la ciencia biológica tuvo la nomenclatura binaria de Línneo, lo que de- be entenderse por clasificacion natural y artificial, y como las _ analogías más ó ménos complexas que puedan encontrarse no justifican de ningun modo la fusion de una línea con otra al comparar los animales y vegetales.—En la 2? parte recorre el autor los diversos modos de clasificar la naturaleza, ya como una gran carta geográfica, á la manera de Límneo; ya aceptan- do las líneas paralelas, aunque sin dar la superioridad á nin. guna de ellas, como ha hecho Cuvier; ya admitiendo círculos quinarios con sus correspondientes puntos de contacto, segun Mac-Leay;—pero para Cuvier “el verdadero método conside ra cada ser en medio de todos los otros, presentando todas las irradiaciones por las cuales se encadena más óÓó ménos en la inmensa red que constituye la naturaleza organizada.” — En el tercer capítulo, se ocupa especialmente de la línea serial, debida á Bonnet, ála que dió prestigio y solidez el talento de Blainville, y que fué atacada con el mayor rigor por el au- tor del “Reino animal,” quien la mira como una de las ideas más falsas que se han emitido en historia natural, á pesar de todas las apariencias, pues es necesario considerar los grupos aisladamente y con relacion á todas sus propiedades, sin ex— ceptuar ninguno de los atributos que los pongan en contacto con los seres más próximos ó más lejanos. Cuvier confunde la perfeccion absoluta con la relativa; bajo este último aspecto todos los seres son igualmente perfectos; bajo el primero, la perfeccion se confunde con la complicacion de órganos por la division del trabajo fisiológico. El Sr. Aguilera cita algunos ejemplos para demostrar que no es el punto de vista relativo el que debe servir de base á la clasificacion ni el que ha servi- do á Blainville para el ordenamiento de los seres. Pero si la doctrina de la serie es verdadera en un sentido, no lo es sin duda en el otro, porque queda derribada por las líneas diver- gentes.—La cuarta parte de la memoria está destinada al méto- do de las ramificaciones, que se presenta como el más satisfac- torio. Las grandes divisiones de la naturaleza no van en línea KIA O 2 13) 404 recta, todas se tocan por el pié y se van separando cada vez : más: casos numerosos demuestran que el resultado final es la combinacion de la línea recta con la divergente. El autor adu- ce pruebas fundadas en la embriogenia, adopta las definicio— nes de vegetales y animales dadas por el ilustre Ch. Robin, porque siguiendo la evolucion embrionaria podrá encontrar— se siempre un caso de duda entre dos ramificaciones; pero observando siempre el trabajo epigenésico, cada novedad, ca- da modificacion, cada órgano nuevo que aparezca, nos indica: rá la rama á que pertenece; por último, concluye expresando que ha conciliado dos grandes hombres, á Cuvier y de Blain— ville. Vatura arbort simillima. Designado el S». Melero para pronunciar el discurso de con- testacion, reconoce desde luego que el. tema elegido por el nue- vo académico es uno de los más trascendentales y por lo mis- mo más difíciles de resolver en la ciencia biológica.—El méto- do de las ramificaciones, de Cuvier, aun aceptado, no puede dar por resultado la combinacion de lo que se considera destrul- do con lo que se proclama triunfante, ni la conciliacion entre dos genios radicalmente antagonistas, pues ambos métodos son nada más que tentativas de elaboracion taxonómica, más 6 ménos felices, hasta la llegada de mejores tiempos. Para la formacion del árbol biológico, sería necesario saber positiva- mente donde concluye el reino animal y donde comienza el vegetal, y si es dable que partiendo los dos reinos de un pun- to inferior aproximado siguiesen, como dice el Dr. Aguilera, en progresion ascendente hasta terminar en el Hombre y en la Encina. La idea de especie no ha logrado una definicion exac- ta; la cuestion de la estabilidad, variabilidad y transformacion de las especies permanece no resuelta; sucediendo lo mismo con la del monogenismo y poligenismo.—La imperfeccion del método natural se comprueba en el Hombre, segun lo consideran Línneo, Virey, Bory de Saint-Vincent, Cuvier, Blumembach, Desmoulins, Gerdy, Morton, Gliddon, Knox ds “reconociendo diversas variedades, razas, familias, tribus ó especies, Ó segun Is. Geoffroy St. Hilaire un verdadero 405 reino hominal. Si de él descendemos hasta la Esponja, la discordancia es notable entre los naturalistas, mirándola entre los modernos, unos como perteneciente al reino vegetal, otros al animal, discutiéndose acerca de la naturaleza de su animalidad, una 6 múltiple, acerca de la parte en que se aloja 5. Si la naturaleza organizada se ofreciese con la mayor regu- laridad y el estado de la ciencia permitiera decidirse por tal 6 cual método, habria de proclamarse la doctrina de la escala de -los seres organizados, la pirámide biológica que comienza con el vegetal y tiene por remate el Hombre, esa admirable cons- truccion de la gerarquía orgánica, una de las más eminentes creaciones de la filosofía positiva. Pero el trabajo del Sr, Agui- lera revela estudio asíduo y cierta especialidad relativa 4 los conocimientos biológicos que hacen felicitar á la Academia por su ingreso, aun cuando sus opiniones sean más Ó ménos discu- tibles; y si el nuevo socio viene lleno de fé á trabajar en bien de la Corporacion, á hacerse digno del puesto que ya ocupa, debemos darle la más cordial bien venida por su decision y por sus nobles esfuerzos. ASsPEOTO SANITARIO DE LA HABANA EN 1872.—Terminados los discursos de los Sres. Aguilera y Melero, que oyó la Aca- demia con el mayor agrado,—dió cuenta el Dr. G. del Valle (D. Ambrosio) del aspecto médico-sanitario de la Habana en el pasado año de 72 durante las estaciones de verano y otoño. A pesar de lo caloroso de la primera, las enfermedades no exce- dieron ni en número ni en maligno carácter á las observadas en otros años; se señaló la segunda por la humedad que faltó en aquella, por el calor tambien y el estado eléctrico de la at- mósfera, caracterizándola las afecciones catarrales, reumáticas y febriles, peró con 2143 defunciones ménos que en 1871, aunque con más poblacion fija. Presenta el Sr. Valle la esta: dística médica mortuoria en el segundo semestre, por enfer- medades, meses, razas, edades, sexos y procedencia de los ca- dáveres, apuntando un caso de longevidad, y la proporcion de la martandad para las personas de color 321 y para las blan- cas 351. (V. pdg.339). 7 406 NUEVA TEORIA DE LA GRAVITACION.—AÁcto seguido leyó el Dr. Fintay una memoria sobre la gravitacion universal, en que se expone una nueva teoría basada en los conocimientos de la física y de las matemáticas elementales. - No es posible comprender ninguna fuerza de atracción, porque esto supone que dicha fuerza, emitida por un cuerpo, al alcanzar á otro co— munica á éste un impulso en direccion contraria ála de la fuerza que lo mueve. Se reserva el autor tratar en otra opor- tunidad del magnetismo y de la electricidad, limitándose por ahora á recordar que no son las únicas atracciones aparentes que resultarían de una fuerza impulsiva verdadera, para ocu- parse solo de la gravitacion: El mismo Newton asevera que lo que llama atraccion pudiera ser el resultado de un impulso ó de otros recursos que le eran desconocidos, sin dar demasia- da importancia á dicha palabra, pues lo que estableció fué el hecho positivo de que todos los cuerpos se mueven unos há- cia otros. Admitida por el mundo científico la existencia de un éter luminoso, es racional preguntarse cuáles sean las con- diciones implícitas de esa opinion. El Sr. Finlay indica los —caractéres asignados á tal flúido, en cuyo medio no puede mo- verse un cuerpo sin comunicarle una parte de sa movimiento en razon directa de su densidad absoluta; define esta expresion aceptando la teoría atómica, á reserva de discutir el punto en mejor ocasion; entra luego en una serie de supuestos fisico-ma- temáticos, aplicando el método deductivo, propio sobre todo de las ciencias de cálculo, para considerar el éter como recep- táculo de todas las fuerzas, que conserva vivas y cons: tantes para repartirlas con regularidad en todas direccio- nes, y sometida su masa á una presion inmensa compuesta de una infinidad de fuerzas rectilíneas convergentes que caen sobre cada punto de la superficie de los cuerpos, y emanadas de distancias infinitas. El autor confiesa que en las obras de Secchi y Tyndall ha encontrado últimamente ideas .que él creía pertenecerle, si bien la division que el Sr. Finlay ha establecido entre la influencia de las fuerzas paralelas y de las convergentes podrá -explicar los movimientos de ro- 407 tacion de los planetas; y finaliza con las siguientes con- clusiones: 1? Las fuerzas llamadas «atracRvas son fuerzas en realidad ¿mpulsivas, cuyo orígen está situado del la— do opuesto al que se le supone al darles aquella deno- minacion ficticia; 2% Si admitimos la existencia del ¿ter luminoso, es consecuencia forzosa considerarle sometido á una presion inmensa debida al movimiento de los astros; 3% Esa tension puede considerarse como un infinidad de fuerzas rectilíneas que irradian desde cada punto de la conca: vidad de una esfera de radio infinito; 4% Los efectos de inter- ceptacion recíproca de los cuerpos situados en el espacio eté- reo explican completamente las atracciones aparentes obser- vadas en la gravitacion, y las leyes á que están sometidas: la directa delas masas é inversa del cuadrado de las distancias; 5* Puede dividirse la accion total de la presion etérea en una constante de fuerzas paralelas, y una variable de las conver- * gentes, —como en la ecuacion de las fuerzas aceleradas; y 6* Los fenómenos de repulsion resultan de la diferencia en mé- nós de la eficacia interceptante de un cuerpo comparado con la de un tercero. Habiendo manifestado el Sr. Melero que se reservaba tratar este asunto cuando el Dr. Finlay concluyese de desarrollar su teoría, pero que esa teoría no era otra cosa que la sustitucion de la vieja doctrina de Newton por una serie de ideas fantás- ticas y difíciles de comprender, respondió eltacadémico cita- do que las leyes de Newton quedan en pié, aunque se da una interpretacion que parece más racional de la gravedad y á la que se inclinan físicos eminentes. ErIzooTIa Equina.—En el uso de la palabra el Dr Mestre, á pesar de transcurridas las horas de Reglamento, para tratar de la enfermedad de los caballos, deplora la ausencia de la Co- mision de Medicina Veterinaria en una cuestion de su natural competencia, que ha atraido la atencion pública. Considerán- dola bajo el punto de vista de la Medicina comparada, cree que el anuncio de una afeccion caracterizada sobre todo por un flujo nasal, tos, postracion general é incapacidad para el 408 trabajo, reinaudo epidémicamente, con una escasa mortandad, - hacia muy probable el diagnóstico de la gripa ó influenza.— De un modo general, dada la forma epidémica Óó epizoótica del mal, es mayor su violencia; pero la proporcion de los ca- sos de muerte está subordinada siempre á la naturaleza de aquel: la infeccion es admitida por todos, el contagio por al- gunos aunque sin pruebas perentorias, á pesar. de que teóri- camente se le conciba, situando el contagium en el mucus al- terado 6 en los micrófitos dy; la importacion de los Estados- Unidos constituye un hecho indudable. No bastaría, sin em- bargo, comprobar la existencia de los espórulos para atribuit- les la enfermedad: se necesita demostrar que no es un desar- rollo parasitario en organismos ya enfermos, señalar el tiem- po «le su aparicion con respecto al estado morboso, su constan- cia en éste, los caractéres específicos del criptógamo. En la eripa seobserva el tipo catarral exagerado en algunos de sus síntomas, lo que probablemente se debe á cambios atmosféricos y telúricos, cuyas combinaciones no se han estudiado aun de una manera completa: el electro-magnetismo, á que tantos efec- tos se atribuyen, podrá acaso contribuir como elemento etioló- gico, pero hasta el presente no se sabe que tenga más impor- tancia en esta enfermedad que los otros para provocar la epi- demicidad.—Continúa el Dr. Mestre estudiando someramente la eripa en la especie humana y comparándola despues con la epizootia equina, con relacion á los síntomas, á las formas, á su curso y duracion, á su pronóstico, á sus conexiones con las epi- demias de cólera, ásu tratamiento y complicaciones. Enam- bas existe la mayor paridad.—Rechaza la identidad que se ha establecido con el crup y con el muermo, con cuyas dolencias no tiene el más ligero punto de contacto, y discute si se trata de una fiebre catarral ó mucosa, es decir, de una verdadera pirexia. En una enfermedad que á menudo se'cura sola, que raras veces es mortal, y que cuando lo es, se debe el éxito fata!:á las com- plicaciones, en particular á la neumonía, no es extraño que se disputen la ventaja en el tratamiento las dósis homeópaticas y el bejuco de ubí. El tratamiento por la sangría ha sido desa- 409 creditado desde el siglo 16 por los médicos españoles, y solo "deberá aplicarse en casos muy contados. Las afecciones catar- rales se desarrollan con frecuencia en los caballos: —en éstos hay circunstancias anatómicas que deben tenerse muy en cuen- ta, cuando sufre el aparato respiratorio, para poder explicar la existencia de unos síntomas, la ausencia de otros, la exten- sion de las flegmasias. La gripa ó influenza los ataca tam- bien segun se consigua en obras muy recomendables, confor- me lo asientan hombres entendidos respecto á la epizootia de los Estados Unidos y de acuerdo con los fenómenos estudiados en la Habana y de que han hablado distinguidos miembros de la Academia. Hubiera podilo la epizootia acompañarse Ó seguitr- se de una epidemia; pero existiendo al mismo tiempo las afec- ciones catarrales en el hombre, no han revestido el sello que les imprime dicha forma.—J1l Dr. Mestre hace un estudio filo- lógico acerca de las palabras empleadas recientemente con mo- tivo de la enfermedad de los caballos, términos generales los unos, refiriéndose á los síntomas otros, y algunos que califican directamente la afeccion sin prejuzgar su naturaleza, dando la preferencia entre éstos á los vocablos gr2pa é influencia, que tienen una acepcion muy análoga; y concluye rindiendo un tributo á la memoria del Sr. Ramirez, de la Seccion de Veteri— naria, cuya pérdida nunca se ha hecho sentir tanto como en la ocasion presente. dl Despues del Sr. Mestre, expuso el Dr. Rodriguez á nombre de la Comision encargada de analizar el mucus en los caballos enfermos, que en los criollos solo se habian encontrado glóbu- los de mucus y de pus, cuyos caractéres describió, así como los demas elementos de dicho humor; pero no se habia encon- trado ningun micrófito en las análisis, entrando en algunas consideraciones sobre este particular. En cuanto á los caballos americanos, el Sr. Beauville todavía no habia proporcionado el producto ofrecido. El Sr. Rodriguez presenta á losSres. Aca: démicos las preparaciones microscópicas, que examinan mu: chos de ellos. El 5. Sauvalle, atendiendo á una alusion del Dr. Mestre 410 relativa al bejuco Ubí, da una idea de esta planta, de la fami- lia de las Aupelídeas, gén. Cissus, Ó Vitis segun Morales, com prendiendo varias especies con virtudes medicinales reconoci- das en Sto. Domingo, entre los Arabes, en la Senegambia etc. En la isla de Cuba se emplea como detersivo delas úlceras, pará curar los vejigatorios y aumentar la supuracion. El Sr. Sauvalle no comprende la accion que pueda tener un gajo aplicado al cuello del animal con muermo: en la Habana se han salvado, como en otras partes, la generalidad de los atacados sin ese re- curso, que debe relegarse como otros muchos á que se atribu- yen efectos maravillosos que no acepta la ciencia. - =o SESION PUBLICA DEL 26 DE ENERO DE 1873. SkrEs. ACADEMICOS CONCURRBENTES.—D)7. Gutierrez, Presiden- te;— Suuvalle, G. del Valle (D. Fernando), Miranda, Rodri- guez, Riva, García, Fórdon, Reynés, Finlay, Cerero, E. del Valle (D. Ambrosio), Babé, Lastres, Diaz (D. J. Guillermo), Oxamendi, Várgas Machuca, Melero, Aguilera (hijo); Mestre, Secretario. Lectura y aprobacion del acta de la sesion anterior. El Sr. Presidente participa que asiste tambien á la sesion el Dr. D. Fernando G. del Valle, socio de mérito. CORRESPONDENCIA. —Leyéronse en seguida por el Secretario: 1% una comunicacion del Gobierno Superior Político, remi- tiendo la instancia producida por D. Cárlos Bottino para que se le autorice á expendér una Esencia de Zarzaparrilla y un chocolate higiénico, con las fórmulas en pliego cerrado y un ejemplar de cada una de dichas preparaciones; pasando todo 4 la Comision de Remedios nuevos y Secretos. 2% Otra comuni- cacion de la misma procedencia, acompañada del expediente para la provision de la plaza de médico municipal y forense de Jaruco; de que se dió traslado á la Seccion de Medicina y 411 Cirujía. 32 un oficio del Dr. Rodriguez, Secretario de ésta, en- viando el informe recaido y á que se dárA lectura en sesión de gobierno. 4 Una carta del Dr. Déclat, residente en Paris, conteniendo fa nota impresa sobre las inyecciones subentá- neas de ácido fénico para combatir las fiebres intermitentes, - aún las más rebeldes á la quinina; con cuyo motivo llamó el ' Secretario la atencion sobre la extension que iban tomando las - Aplicaciones de aquel producto, y que la última tambien se administraba por el citado procedimiento, pudiendo propor— cionar acaso resultados muy ventajosos en las calenturas per- niciosas de cierta forma; y el Sr. Melero, que la Comision que había de nombrarse, tendría sin duda en cuenta los ensayos hechos en Suiza recientemente. Deseando el Sr. Déclat optará uno de los premios de la Academia y al título de socio cor- responsal, fuéron designados en Comision por el Sr. Presiden- te, para informar en el asunto, los Dres. Reynés, Diaz (D. J. Guillermo) y Babé, que, como médicos de hospitales, se ha- llaban en situacion de practicar los oportunos experimentos. —Por último el Secretario presenta: el núm. 541 de la Revis- ta minera de Madrid; las Observaciones magnéticas y meteo- rológicas del Real Colegio de Belen, de 1870 4 71; la Memo- ria de la marcha regular ó periódica é irregular del baróme- tro en la Habana, desde 1858 á 1871 inclusive, por el R. P B. Vinñes, $. J., Dincrtor de dicho Obiervatório; y cuatro cua- dros de Anatomía en chino, regalados por el Dr. Gutierrez; acordando la Academia dar las más expresivas gracias á los Sres. donantes. Tara PRosTAtICA.—Terminada la correspondencia, hizo uso de la palabra el Dr. Díaz (D. J. Guillermo) para tratar de un caso de talla prostática bilateral, practicada dos ocasiones en un mismo individuo 4 consecuencia de cálculos vesicales, in- dicando sus antecedentes, el proceder empleado y los efectos de la operacion, que fagion volver la salud á un hombre de 60 años, despues de crueles y contínuos padecimientos. El Sr. Diaz cree que su observacion confirma una vez más la prefe— rencia que, en igualdad de circunstancias, debe darse á la talla T.1X.—Ú4 412 sobre la litotricia, que tambien fué hecha en el enfermo sin re- sultados completos. Dicha observacion será publicada en los Anales.—(V. pág. 355). ESTADO SANITARIO DE GGUANABACOA. —Se ocupó en seguida el Dr. G. del Valle (D. Ambrosio) del estado médico sanita- rio de Guanabacoa en 1872, en relacion con los nacimientos y matrimonios. Despues de expresar las condiciones estacionales y las enfermedades, que han ocasionado una mortandad de 298 durante el 2% semestre, presenta un resúmen mensual por ra- zas, edades, por clasificacion sepultural ds, observándose una diferencia favorable de 353. La relacion entre los nacidos y muertos es contraria en los de color. Finalmente, el Dr. Valle da cuenta del movimiento médico necrológico de los hospita- les civiles en el año próximo pasado, que arroja una disminu- cion comparado con el anterior, y en el cual se consignan espe- cialmente las afecciones zimióticas. La proporcion de la mor- talidad ha sido en 1872, para el hospital de hombres, de 1502; y para el de mujeres, de 2476. (V. pág. 370). EXPLOSION DE UNA RETORTA.—lnforme.—A nombre de la Comision de Fisica y Química, leyó el S”. Melero un informe relativo á la explosion de una retorta ocurrida en el laborato- rio del Colegio Union y Santiago Apóstol de Matanzas; em- pezando por leer todos los antecedentes remitidos por el Sr, Al- calde Mayor del distrito Sur de la mencionada ciudad, quien pregunta á la Academia: 1? si se llenaron en su ejecucion las condiciones que la ciencia prescribe; 22 si podia temerse el resultado habido; 3% si la ciencia puede explicar la causa -de la explosion; 4? si la explosion se explica dado el caso que presume el profesor; y con cuanto más considere digno. la Academia de sus conocimientos científicos para la mayor ilustracion del hecho.—La Comision examina una por una las circunstancias todas en que se produjo el accidente, con rela- cion siempre á las preguntas que le fueron dirigidas, para lle- gar á concluir: 12 que no se llenaron en la ejecucion del enun- ciado experimento las condiciones que la ciencia prescribe; 22 que en consecuencia era de temerse el resultado habido; 32 413 que la ciencia puede explicar la causa de la explosion de la re- torta; y 4? que tambien se explica dicha explosion dado el ca. so que presume el profesor; basándose estas: consecuencias en las precauciones que debieron tomarse ántes y durante-la ex- traccion del oxigeno por el clorato de potasa y el peróxido de manganeso, en la naturaleza y cantidad de las sustancias em. pleadas, en la clase y capacidad de la retorta, en el tubo anexo al aparato, en el modo de montarse éste, en el combustible em- pleado y la regularizacion del calórico necesario, en el local elegido para la operacion química dy de. Discusion.—El Dr. Várgas Machuca no comprende que con dracma y media de clorato de potasa y peróxido de man- ganeso hiciera la explosion tantos estragos, aun cuando esas sustancias estuviesen mezcladas con azufre. El ha tenido oca: sion de ver en muchos casos que las heridas son leves, y que los fragmentos no penetran profundamente en los tejidos, co- mo sucede con el fulminato de plata. Quizas se trataba de otra mezcla explosiva, y por lo tanto hubiera sido útil que se remi- tieran á la Academia, no solo los productos químicos emplea- dos. los pedazos de la retorta, sino tambien la descripcion de las heridas y la diligencia de autopsia. El Dr. Finlay refiere un caso de su práctica, en que un li- gero choque producido en una mezcla de partes iguales de clo- rato de potasa y azufre, hizo estallar el mortero, engastándose fragmentos de dichas sustancias en un ojo del operador, pero sin atravesar por completo la córnea; lo que prueba que la ex- plosion por el clorato de potasa presenta ciertas particularida- des que pudieran distinguirla de las otras. El Dr. Lastres manifiesta que, siendo bastante frecuentes esas explosiones con motivo de la preparacion del oxígeno, se deben tomar todas las precauciones necesarias para evitarlas, montando un aparato de hierro en hornos perfectámente cerra: dos, segun el proceder de Salleron. Se trata probablemente de - otra sustancia en el ejemplo que se ventila, sustancia que, qui: . zas sin saberlo, usó el profesor, toda vez que no la reconoció ántes del experimento, como tampoco examinó la retorta con 414 objeto de ver si estaba rota por algun punto, cuya posibilidad aceptó despues en su declaracion. Bueno es no olvidar, agrega el citado académico, que habrá unos cinco años se vendia el sul- furo de antimonio por peróxido de manganeso, y que este cambio ha podido acarrear graves accidentes. Refiriéndose el Dr. Rodriguez 4 lo expuesto por el Sr. Vár- gas Machuca, fué de parecer que la diligencia de autopsia en nada ilustraría la cuestion sobre la naturaleza de la sustancia, puesto que esa clase de heridas puede muy bien compararse á las ocasionadas por armas de fuego, -en que la profundidad de las lesiones no da nunca el poder explosivo de las materias empleadas, aunque en ellas suela descubrirse restos de éstas. El Sr. Rodriguez celebra el informe de la Comision de Física y Química; perc en su concepto peca por carecer de la forma propia de tales documentos, no habiéndose consignado en él los antecedentes, como correspondía verificarlo respecto de los puntos más importantes. El Dr. Oxamendi opina que hubiera convenido conocer las declaraciones de los alumnos del Colegio de Matanzas, para indagar sise habian empleado dósis demasiado considerables en la extraccion del oxígeno. El Sr. Melero contesta al Dr. Rodriguez que, no prestándo- se los documentos periciales á un extracto, creyó más oportu- no leerlos por completo ála Academia ántes del informe, espe- rando por otro lado que en la Secretaría general se llenase esa formalidad; y en cuanto á los que desean tener á la vista la diligencia de autopsia ó el reconocimiento de las heridas, .es preciso consideren que el Juzgado de Matanzas ha dirigido á la Academia una consulta exclusivamente química y no mé- dica. El Dr. Badé sostiene que en el punto de vista químico, aten- diendo á las preguntas del Juzgado, entra ciertamente el es- tudio de la explosion y sus estragos: no se han fijado bien sus efectos con relacion á la materia explosiva: no se trata de una explosion cualquiera, y una de aquellas preguntas se refiere ú la explosion especial de que se trata, con su sello particular, 415 que no permite ó no debe permitir se la confunda con otra alguna. - El Sr. Melero replica leyendo, por indicacion del Dr, Mi. randa, las cuestiones formuladas por el Juzgado y las respues- tas de la Comision, con la 2 * de las cuales no se halla de acuerdo el Dr. Babé. Para el primero de estos académicos, el problema no debe resolverse á priori sino á posteriori, y la Comision tiene el deber de circunscribirse á las preguntas que le han neclhho. Insistiendo el Dr. Várgas Muchuca en que no es posible que con la cantidad de sustancia declarada por el profesor se diesen los gravisimos efectos que todos saben, —respondió el Sr. Melero leyendo algunos renglones de su informe, en que de una manera culta se da á entender al Juzgado que la Aca- demia no acepta como ajustado á la verdad ese antecedente, El Dr. G. del Valle (D. Ambrosio) pregunta á los quími- cos, si dadas las circunstancias en que se colocó el operador y constan en el expediente, se produce la explosion, cualesquie- ra que sean sus efectos, nulos % graves, heridos Ó muertos; y el Sr. Várgas Machuca contesta que innegablemente. El D». Mestre advierte que siempre ha sido la costumbre en estos informes concretarse á los términos de la consulta, y. és- ta se ha hecho bajo el punto de vista químico y no médico: en ella no se vierte la menor expresion” relativa á los efectos 6 estragos de la explosion, y por eso no ha sido de la compe- tencia de la Comision de Medicina legal é Higiene pública, si- no dela de Física y Química; pero cree que, si no se ha practi- cado, se debió por lo ménos buscar en las heridas los vestigios de la sustancia explosiva, examinándola en cotejo con las reco- gidas en los pomos del laboratorio y que fué sometida al análi- sis de dos peritos químicos, segun se apunta en los datos remi- tidos á la Comision informante. - Suficientemente discutido el informe y tomado en considera» cion por la Academia, lo'sujeta á votacion el 5. Presidente, interrogando á aquella si se le aceptaba tal como habia sido presentado pur la Comision, Ó si se pedian los datos señalados 416 por algunos socios. Los Doctores Várgas Machuca y Lastres declararon desde luego que, estando el informe arreglado á los principios de la ciencia, le daban su aprobacion. ambien se la dió la Academia por mayoría absoluta de votos, (ménos los de los Sres. Oxamendi, Babé y Cerero). MEDICINA LEGAL —Luuxacion de la apófisis odontoides.— Acto seguido leyó el Dr. Ríva, como ponente de la Comision de Medicina legal, un informe pedido por el Juzgado de 1? ins- tancia de Jaruco y relativo á la muerte de la negra Lutgarda, Despues de hacer constar los datos recogidos, y en vista de las preguntas hechas á la Academia, trátandose de un caso en que la autopsia solo demostró una tumefaccion considerable en la region cervical posterior, una inyeccion del encéfalo y sus membranas, y la luxación de la apófisis odontoides, que pudo haber sido, segun los facultativos, el resultado de violen- clas, y producir la muerte instantáneamente por comprension de la médula oblongada,—la Comision concluye, no sin refe— rir casos interesantes más ó ménos análogos:—1.9 Que un golpe dado en la parte posterior del cuello con un cuerpo con- tundente, puede producir la luxacion de una de las vértebras, sin dejar profundas lesiones en las partes blandas; 2.2 Que la luxacion de la vértebra de que se trata no puede verificar se sin la distension ó dislaceracion mayor ó menor de sus li- gamentos; pero que sí pueden faltar signos de hemorragia en los órganos inmediatos; 3. 2 Que no habiéndose hecho la di- seccion de los tejidos para comprobar los efectós de la contu- sion durante la vida, no es posible aseverar que la tumefac— cion sea en este caso un fenómeno cadavérico, ni que su pre— sencia indique violencia exterior; y 4.2 Que de la diligencia pericial no puede deducirse que la luxacion de la apófisis odontoides tuvo lugar durante la vida, por falta de datos. Aprobado unánimemente el anterior informe, habló el D». Gutierrez de un caso ocurrido recientemente en Europa, en un ni- ño de una familia conocida de la Habana, que corriendo recibió un golpe con la barra de una cama en la region cervical póste- ro-superior; formóse al cabo de algunas horas una gran equí- 417 mosis, y murió despues el niño, habiéndole precedido la per- dida del conocimiento. Terminada la sesion, quedó la Academia constituida en otra de gobierno para oir un informe relativo á médicos municipa- les y forenses. Revista CIENTIFICA: por el Sr. D, Francisco A. Sauvalle. Tratamiento de las calenturas intermitentes por el ácido car: bólico.—En el Diario de medicina y cirujía de Bóston el Dr. Treulik publica ocho casos de fiebre intermitente curados en corto tiempo por el ácido fénico 6 carbólico. Asegura que este ácido es un remedio admirable para estas calenturas. Su accion, dice, es pronta y segura, y se emplea en cantidad tan pequeña que no puede producir en el sistema efectos perjudi. ciales, puesto que por término medio suele adiministrar á lo más 43 gramos. Tiene ademas para el pobre la ventaja de costar treinta y cinco veces ménos que la quinina. El resul- tado favorable que obtuvo con el uso del ácido carbólico le ha- ce creer que la accion de la qninina en las fiebres intermitentes es antiparasítica y que éstas vienen á ser un envenenamiento de la sangre. Su fórmula es: —Acidi carbolici gr. 1ij Inf. gentian. 3 V Syrup: simpl. 3 1 M. D.:5] ter.die. "Cloral.—Este remedio sigue aplicándose en diversas enfer- medades, sobre todo en Inglaterra, donde se ha fundado un periódico “El Chloralum Review” que se ocupa exclusivamen- te de este medicamento. . | Las notas que siguen han sido extractadas de varias publi- caciones. El Dr. Crichton Brown (Lancet 1. o y 8 de Abril de 1871) ha notado queel hidrato de cloral predispone á los enfermos que lo usan á un agolpamiento de la sangre hácia la cara y la ca- beza. Ha visto enfermos anémicos y de los más pálidos ad- quirir una tez fresca y rosada “despues de haber tomado el cloral. En cuarenta casos ha observado 19 veces esta afluencia san- guínea. En uno de ellos, el color de la cara se asemejaba al que 418 produce la escarlatina y persistia aun cuando se ejerciera pre- sion sobre la piel. En este estado se advertia una contraccion ligera de las pupilas y una inyeccion: de la conjuntiva que per- sistió durante dos horas y reapareció en cuanto se tomó una nueva dósis del cloral. Los enfermos se quejan de ardor exce- sivo en la cara, de vértigos, de dificultad en el habla y de con- fusion en las ideas. El Dr. Chapman deduce de una serie de experimentos, que el hidrato de cloral obra primeramente sobre el sistema ner— vloso. cuya fuerza modera, así como la de todos los músculos y con especialidad la del tejido muscular de los vasos arteria- les: que despues facilita el acceso de la sangre en los vasos y principalmente en los capilares; explicando así la causa del co- lor rojo de la cara y la de los otros síntomas. Fundándose en sus investigaciones y en la propia experien- cla que tenia adquirida el Dr. Roberto Monro, presenta las conclusiones siguientes: 12 El hidrato cloral da brillantes resultados en los casos de excitacion mental y de perturbacion funcional del sistema nervioso, siempre que no haya enfermedad.orgánica del cerebro; 22 Es perjudicial en los casos de debilidad y postracion, que provengan de supuracion; 32 Su uso prolongado con exceso, aun en pequeñas dósis es siempre pernicioso. En una carta dirigida al doctor inglés Jorge Harley, el quí- mico Liebig le dice: “Conversando ayer con un fabricante de “productos químicos, me afirmó éste que elaboraba cada se- “mana media tonelada de hidrato de cloral y que se consumia “tan enorme cantidad en Inglaterra y Alemania, que no crela “posible que se empleara únicamente en la cura de las enfer- “medades. Muchos afirman que entra en la composicion de “vuestra cerveza?” : El Dr. Page ha participado últimamente por medio de una carta publicada en el “Medical Journal” de Lóndres, que des- de hace algun tiempo está empleando con buen éxito el hidra- to de cloral no solo como calmante interno en las neuralgias dentarias, sino tambien como tópico aplicado sobre los dientes cariados. Algunos granos del hidrato sólido introducidos en la cavidad dental, se disuelven inmediatamente y el dolor des- aparece ó se calma; aunque en aleunos casos era preciso recurrir una Ó dos veces á una nueva aplicacion del femedio. dl - ANALES ACADEMIA DE VIENCIAS MEDICAS, FISICAS Y NATURALES DE LA HABANA, e REVISTA CIENTIFICA. MAYO DE 1873. e. ACADEMEFA DE CIENCIAS DE LA HABANA. — SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 9 DE FeBrERO DE 1873. SEÑORES ACADEMICOS CONCURRENTES.—Dr. Gutierrez, Presidente; —Lebredo, Rodriguez, Escarrá, García, Aguilera (hijo), Reynés, Cerero, Sauvalle, Poey [ D. Felipe], Finlay, Hernandez [D. José dela Luz], Miranda, Riva, Ozamendi, Cowley (D. Rafael), Cas- tellanos, Melero, Conzalez del Valle (D. Ambrosio), Babe; Mestre, Secretario. Lectura y aprobacion del acta de la sesion anterior. El Sr. Presidente participa á la Corporacion que asisten á la sesion los socios de mérito Sres. D. Felipe Poey y Dr. D. José dela L. Hernandez. CorrespowneNcIa.—Leyéronse en seguida por el Secretario: 1. S una comunicacion del Gobierno Superior Político, remi- tiendo los títulos y demás documentos de los Ldos. D. Ma- T. 1x.—59 420 nuel Baez y D. Rafael María de la Peña, aspirantes á las pla- zas de médicos municipales y forenses de los partidos de Ceja de Pablo y Sto. Domingo (jurisdiccion de Sagua); pasando di- chos documentos á la Seccion de Medicina y Cirújía para el in: forme que se pide.—2.9 Un oficio del Dr. Rodriguez, Se- cretario de esta Seccion, que envía el expediente relativo á la provision de médicos municipales y forenses de Sagua la Grande, así como el informe que sobre el mismo asunto ha re- caido.—3.2 Una comunicacion del Sr. Alcalde Mayor del distrito Sur de Matanzas, recordando las resultas de la consul- ta hecha con motivo de la explosion de una retorta en un labo- ratorio químico; el informe fué remitido oportunamente. 4,2 Una idem del Sr. Alcalde Mayor de Bejucal, acompaña- da de testimonio relativo al estado mental de D. Manuel Fe-. lipe, procesado por el delito de homicidio: de que se dió tras— lado á la Comision de Medicina legal para el informe que se requiere.—5.9 Un oficio de los Dres. García y Hondares, con el estado de los vacunados en el mes de Enero último, que ascienden á 24, de los cuales 18 párvulos blancos, 3 de color libres y 3 adultos esclavos, habiéndose además repartido diez tubos con vírus vacuno á los profesores que los han solicitado para esta ciudad y el campo. La Comision da las gracias al Dr. Miranda, por haberle entregado siete tubos por él recogi- dos; y en virtud de saberse que en Bóston han sido invadi- das de viruela más de 3,000 personas, y de existir en la Ha- bana algunos casos de tan terrible enfermedad, excita el célo de los señores académicos para/que, con su influencia en las familias, concurran éstas en gran número y á la mayor breve- vedad á recibir el útil preservativo.—6. Una comunica. cion del Sr. Cónsul general de los Estados Unidos con los ca- tálogos del Museo médico y quirúrgico del ejército, y cuatro circulares sobre asuntos de higiene y medicina operatoria, obras muy bien impresas y encuadernadas, que remite á la Academia la Biblioteca Nacional Médica de los vecinos Esta- . dos, proponiendo el cambio con nuestras publicaciones de Me- dicina, Higiene y Estadística: se acordó dar las gracias por 421 dicho presente, depositar los libros en la biblioteca de la Cor- poracion, y enviar á aquella. una coleccion completa de los Anales y otra de trabajos higiénicos y estadísticos. —7, 2 Por último, se presentaron el número 542 de la “Revista Mi. nera” de Madrid, el 10,de la “Crónica Oftalmológica” de Cá. diz, la entrega 28 de la “Monografía acerca del tífus ictero. des” por el Sr, Reina y Puyou, la 2.% de los “Trabajos de la Comision de Medicina legal é Higiene pública” de esta Aca. demia, y un ejemplar del “Elogio póstumo” del Dr. D, Angel -J, Cowley, pronunciado hace algunos años en la Real Univer. sidad de la Habana por el Dr. D. Antonio de Oliva, segunda edicion impresa en Sevilla por la solicitud del Dr. D. Rafael, hijo del ilustre catedrático de Terapéutica y Materia médica, quien remite otros ejemplares para todos los señores académi- cos: acordáronse las más expresivas gracias á los señores do- nantes. 4 ACCION TÓXICA DE LOS MANGOS. —Dió cuenta despues el Secre- taria de una carta del Dr. Hernandez Poggio al Dr. Miranda, socio corresponsal el primero residente en Cádiz: en ella se hace notar que los “Archives de Médecine navale” publicados en Paris (Diciembre de 1872) insertan una nota de Mr. H,. Rey, relativa á la discusion que tuvo lugar en nuestra Acade- mia sobre la accion de los mangos en el organismo humano, con motivo de lo observado por aquel profesor en campaña, sintiendo el médico francés que no se hubiesen presentado observaciones completas en apoyo, y aseverando que solo cuan- do el mango está inmaduro da orígen, por indigestion, á sínto- mas de alguna gravedad, pero que desaparecen con rapidez, debidos segun parece á la presencia de_ una resina.—El Sr. Hernandez Poggio recuerda haber dicho que el mango mez- clado con aguardiente dañaba á los europeos, que su destino no le permitió recoger observaciones, y que acudía á la Aca- demia para que procediera á las indagaciones oportunas. Sien- do más abundante la resina en el fruto verde, convendría in- -vestigar las proporciones que contiene en las diversas fases de , . s Ps 5 se A su desarrollo, y sería una gloria para la Corporacion alcanza! 422 la prioridad en dicho análisis. —El Sr. Presidente opina que deben atenderse los deseos expresados por el Dr. Hernandez Poggio, á quien se darán las gracias por su eficacia á favor de aquella; y á ese efecto es nombrada una Comision compuesta de los Sres. V. Machuca, Donoso y Lastres. Coxsrrrucion menica.—Con ocasion de la nota comunicada por el mencionado académico corresponsal, el Dr. Mestre ma- nifestó que la constitucion médica catarral que reinaba actual. mente había registrado casos de fenómenos gastro-intestina- les con diversos grados de intensidad, hasta tomar en algunos. formas alarmantes. Tanto en su servicio clínico de la Casa de Beneficencia, como en el público, ha tenido oportunidad de observar los vómitos y diarreas, ya aislados, ya conjuntamen- te, coincidiendo á menudo con otras localizaciones de la afec- cion catarral; las diarreas algunas veces han llegado á hacerse serosas, claras y abundantes, como en una colerina, con des- composicion del rostro y dolores agudos, contusivos de los miembros; la lengua, cuando han existido los vómitosese ha mantenido casi siempre con una crápula saburral, caracteristi- ca del embarazo gástrico; y el epigastrio ha acusado un mal estar más ú% ménos acentuado.—El Dr. Mestre recuerda las relaciones señaladas por los antores entre las epidemias de grl-. pa y las del morbo asiático; que desde la última que de éste invadió la Isla, todos los años han ocurrido casos esporádicos, mucho más numerosos y graves en el departamento oriental, apuntándose algunos en la estadística del semestre anterior en esta capital; que en Europa se ha desarrollado recientemente el mal bajo forma epidémica en ciertas comarcas, notándose en otras una tendencia marcada á las diarreas; y que si no de- bemos ir más allá de lo que dice la observacion de los hechos, nada es más interesante que seguir paso á paso el estado sa- nitario de la poblacion.—La ipecacuana á dósis vomitiva ha sido un tratamiento eficaz en los casos observados por dicho - académico. En corroboracion de las ideas por el citado académico ex- : puestas, agregó el Dr. GE. del Valle (D. Ambrosio) que á la 423 constitucion médica catarral reinante, con determinacion há: cia el canal intestinal y diarreas á veces de carácter colérico, tenía que añadir, qué sospechaba alguna malignidad en ellas, puesto que entre las defunciones ocurridas en el mes notaba como ocultación del verdadero mal; pero que, por las clasifica. ciones de “enteritis aguda” en el presidio fallecieron 6 en un dia, de “fiebres coleriformes” otros de, y se venía en conocimien- to de que existían casos de cólera esporádico, como acontece . todos los años en la estacion de las aguas, si en ella sobre to- do se comete la imprudencia de comer frutas no sazonadas 6 maduras, como el mango, y no se toman las precauciones de cuidar de las aguas que se beben, como acaba de suceder con las lluvias que con tanta abundancia han caido en Enero, sur: tiendo los aljibes y abasteciendo el Almendares, lluvias por cierto extrañas á esta estacion.-—Ademas refirió el Dr, Valle, que en el mes pasado llegaron al puerto buques con asiáticos, recogiendo 6 defunciones en un dia, y que los trabajadores del Nuevo Cementerio, establecimiento situado muy cerca del barracon de Aldecoa, en el Cerro, donde se hallan chinos de- positados, han padecido de colerinas, al punto de tenerse que suspender las obras de la Nueva Necrópolis. El Dr. Lebredo manifiesta que desde el 8 6 10 de Enero se ha visto esparcida en la ciudad una constitucion coleriforme, notándose casos de verdadera colerina, ó de lo que Jaccoud llama cólera catarral. En dos casos observados por él se han presentado fenómenos usfíxicos, las diarreas han sido claras y ha habido tambien calambres; sobreviniendo despues una reac- cion ligeramente tifoidea; pero todos han terminado bien. ¿Drá- tase de una constitucion colérica; Óó solamente catarral por ejemplo? Lo que importa, en sentir del Sr. Lebredo, es seña- larla, para aplicar los tratamientos oportunos y arreglar el ré: “gimen alimenticio: no debe uno lanzarse, sin embargo, á acep- tarla existencia del cólera é introducir elementos de alarma, cuando siempre se han notado en Cuba, en ciertas épocas, las diarreas catarrales, pareciendo tener algo de especial la in- fluencia de nuestras'aguas de verano con que aquellas coinel- 424 den. No existe el cólera epidémico, sino en realidad una cong- titucion catarral diarreica: todos los casos se han curado, em: pleando la ratania y el subnitrato de bismuto. El Dr. Lebre- do cree que se debe ser muy prudente en la asignacion de las causas, estudiando sobre todo las condiciones en que se pro- ducen los hechos: de lo contrario el espíritu permanece en la vaguedad y en una atmósfera nebulosa. El D». Valle acepta la influencia atribuida á las aguas de verano, recuerda que las lluvias no se han aparecido en las estaciones habituales, sino en otoño é invierno, siendo á- ve- ces torrenciales, y cree que es colocarse en un punto de vista útil asimismo, el apuntar las relacion que pueda haber en- tre las expediciones de chinos á nuestra Isla y los casos de có- lera ó de diarreas graves, relacion que sin duda existe respec- to delos trabajadores del Cementerio, que se han visto en la necesidad de interrumpir sus tareas. El Dr. Rodriguez expone haber observado recientemente en su clientela, en un mismo dia y en puntos diametralmen- te opuestos de la poblacion, casos numerosos de vómitos y diarreas, con calambres en uno, que han terminado todos fe- lizmente. Su rápida invasion y su vasta extension merecen ser señaladas por lo que puedan valer. Relativamente al de- terminismo de los hechos, debe agregar que en la casa en que observó el Dr. Rodriguez mayor número de casos, hubo chi nos de las últimas expedicionés. El Dr. Reynés refiere que en su sala del hospital civil de S. Felipe y Santiago ha podido observar casos frecuentes de enteritis catarral intercurrente en la marcha de otras enfer- medades, marcando la constitucion médica reinante, y siendo combatidas con la ipecacuana. ya sola, ya asociada á pequeñas dósis de opio. NUEVA TEORIA DE LA GRAVITACION.—Despues de significar. el Sr. Presidente que á todos interesaba el estudio de las cons tituciones médicas reinantes y particularmente á los médicos de hospitales, cuyas noticias eran siempre oidas con el mayor agrado por la Academia, —hizo uso de la palabra el Dr. Finlay 425 para dar á conocer la prioridad que sobre sus investigaciones acerca de la gravitacion universal tienen las publicadas en las “Actualidades científicas” del P. Moigno, y entre ellas el artí- culo,del P. Leray relativo á la “constitucion de la materia, y la naturaleza y causa de la pesantez” de carácter «analítico, si bien su teoría se diferencia de la expuesta por el Sr. Finlay, en que el primero supone al éter compuesto de átomos esféricos y elásticos, miéntras que para el segundo la elasticidad de aquel flúido no depende, no reside en sus moléculas infinitesimales, sino es cohsecuencia de su agrupamiento; en que para el uno la densidad es el número de átomos que contiene un cuerpo en la unidad de volúmen, miéntras que para el otro la densi- dad absoluta es el cociente de la masa molecular dividida por la suma de los espacios intersticiales; en que para aquel, la distincion entre las fuerzas convergentes y paralelas se limita ásua direccion é intensidad respectivas, miéntras que para éste las fuerzas paralelas son enteramente independientes de las distancias, —lo que afecta de un modo diverso la fórmula ge- neral del movimiento: la del Dr. Finlay no difiere de la de “Newton más que en la velocidad inicial, y no aHera por lo tan- to los resultados hasta ahora obtenidos. De LA ASPIRACION COMO METODO TERAPEUTICO. — Terminada la nota adicional anterior, y presente el Dr. D. Rufael Cow- ley, despues de una ausencia de dos años, durante los cuales siempre ha tenido un. recuerdo para la Academia, cuyo título le ha precedido con su prestigio en los distintos lugares de Europa que ha visitado, —manifiesta su propósito de enterar á la Corporacion de los asuntos científicos que más le han ocu- pado y más importantes considera, empezando esta vez por la aspiracion como medio terapéutico contra varios estados mor- bosos, tratando primeramente de la historia del proceder. ope: ratorio, luego de sus aplicaciones, con casos prácticos que adu- ce, ála puncion hipogástrica, á la hidártrosis, 4 las hernias ye la toracentesis. La aspiracion en la retencion urinaria constt- tuye una operacion inocente, libre de los peligros que aun Je quedaban á la puncion hipogástrica hecha con el trocar que todos conocemos: en la aspiración no hay infiltracion, no se obliga al enfermo á la inmovilidad, ni se aguarda con la im- paciencia del peligro la serie de accidentes que ántes podian originarse. Suempleo en los tumores herniarios irreducti- bles por acúmulo gaseoso ó líquido, debe considerarse como el medio más racional y seguro, obteniéndose de ese modo una fácil y cómoda reduccion. Respecto á la toracentesis, debe- mos permanecer en espera hasta que nuevos casos vengan á satisfacer las dudas que aun reinan. En las hidártrosis, tie- ne su oportunidad principalmente en las crónicas. El Dr. Gutierrez refirió que en el año de 1825 6 26, y acowm- pañando en el hospital militar al Dr. Tasso, cuya ciencia y afec- to le inspiraron el gusto que siempre ha tenido por la Anato- mía, ocurrió en un soldado berido en el vientre, y con el pa- quete intestinal al exterior, que no siendo posible practicar la reduccion, léjos de dilatar la herida aquel entendido :é inspi- rado cirujano, hizo con un alfiler algunas punturas enlas asas de los intestinos, y desalojados los gases, pudo hacerse aque- lla operacionsin el menor obstáculo. El Dr. Mestre, teniendo en cuenta que el Sr. Cowley ha ce- lebrado las opiniones de los Dres. Babé y Reynés respecto á la puncion hipogástrica, agrega que el socio fundador Ldo. Valdes Castro la ha practicado dos veces en la Habaña y ha remitido para su publicacion en los Anales una nota sobre la discusion habida en la Academia de Medicina de Bélgica y favorable á ella, que se insertará proximamente. El Dr. G. del Valle (D. Ambrosio) se pregunta st no se tra- ta en realidad de un método antiguo, al que hace poco se le ha agregado un aparato aspirador, que recuerda la bomba esofá- gica yla gran ventosa de Junod. A su entender, no hay más que la sustitucion de un método por un instrumento, y es bue- no no olvidar que muchos de ellos, despues de haberse presen— tado revestidos de gloria, la han perdido por completo tan lue- go como ha ocurrido algun caso desgraciado. Ademas, sien— do en el ejemplar que ha presentado el Dr. Cowley á la Aca- demia, del aparato de Dieulafoy, uno de los tubos muy finos, v anda ja ar A di 427 no es posible que todos los líquidos pasen por él; las heridas de puncion son para algunos cirujanos más graves que las otras; y por lo tanto no deben aceptarse las modificaciones propuestas sino á prueba y fallo de muchos hechos, admiran- do en no pocos de log que hoy se citan, la rapidez con que en- fermos gravísimos se Dan encontrado casi buenos “al dia si: guiente de operados, y Contestando el Dr. Cowley, advierte que en su nota ba tra: zado la historia del procedimiento, y señalado la parte que se 1 debeá Laugier en el método dela aspiracion; pero que si el Dr. Valle quiere hacerla subir más allá, puede remontarse hasta el primer hijo de Adan al ejercer la succion en su madre. La puncion capilar es moderna y en el aparato de Dieulafoy se hace la aspiracion por completo. A veces, segun los casos, es menestef* practicarla muchos dias seguidos. Hay diversos grados en los trocales, en cuanto á su grueso, permitiendo al- gunos que se hagan inyecciones y lavados. Las autopsias han demostrado la inocuidad de la operacion, y el Dr. Labbé le ha manifestado que para las hernias estranguladas deben todos los médicos, sin excepcion estar preparados contra sus peligro- sísimas consecuencias, desgarrando el anillo con el dedo, como él lo ha hechó diez y ocho ocasiones, en vez de valerse del bisturí. | El Dr. Valle replica que la cuestion no es fisiológica sino quirúrgica, no teórica sino práctica; y para demostrar que hay operaciones al parecer muy sencillas, que son seguidas de gra- ves accidentes. citó el hecho de una señora, que al poner á un niño una lavativa, al ejercer la aspiracion permaneciendo la jeringa dentro del intestino, salió éste adherido al extremo de aquella. El D». Lebredo opina que la capilaridad cesa desde que ce- sa el vacío en el aparato, y es probable que los líquidos co- munes penetren por los tubos anexos á éste; pero cree que la cuestion debe estudiarse más, y no aceptarse las conclusiones del Sr. Cowley sin ofrecerse ántes los hechos enteramente com:- probados entre nosotros: el proceder estará aceptado por otros; La 7. 1x.—56 428 pero para él no lo está por falta de casos propios; y la prueba la encuentra en los diversos pareceres emitidos respecto á la toracentesis, que han comunicado alguna reserva al Dr. Cow- ley, y acaso sucedería lo mismo si las aplicaciones á la reten- cion de orina, hernias, ete., etc., se hubiesen discutido tambien - en el seno de la Academia de Medicina de Paris. Lo pruden- te en un Cuerpo científico es conceder sus simpatías, pero de- jar al tiempo y al estudio detenido la solucion definitiva, aun- que se deben dar las gracias al académico mencionado por su interesante comunicacion. El Dr. Rodriguez expone que ha visto el año pasado al Dr. Bustamante, en dos casos de quistes, hacer la puncion con un trocar aspirador provisto de una bolsa de goma elástica, se- guida de buenos resultados; y que el Dr. Gutierrez enseñó á varios socios de esta Academia un aparato de construccion in- glesa, apoyado en el mismo mecanismo: lo que prueba que de” ese proceder pueden sacarse sin duda algunas ventajas, ya co- nocidas desde hace algun tiempo por los médicos de la Ha- hana. El Sr. Melero no comprende que se llame puncion capilar á un proceder en quese emplean cánulas por donde penetra fá- cilmente un chícharo. El D;,. Cowley está de acuerdo en que no siempre ese nom- bre es aplicable, visto el grueso calibre de algunas cánulas: insiste en que el método de aspiración data realmente desde el año de 1852, siendo hoy una verdad conquistada para la ciencia. El ha expuesto con lealtad su estado actual, y por eso no la ha hecho valer del mismo modo en la toracentesis que en otros casos. Dia llegará en que las simpatías del Dr. Lebredo se conviertan en verdadero afecto. El Dr. Oramendi señala la inexactitud que hay cuando se dice periné en lugar de períneo, como lo encontramos usado - por el traductor de Pinel y el Dr. Creus en su obra de anato- mía, y así tambien por el Sr. Cowley. Boscasa y Salvá prefie- ren el último término como derivado del latin perineum. - Errores poruLares.—Antes de quedar la Academia consti- 429 buida en sesion de gobierno, y.con objeto de distraerla de sus trabajos y tareas graves, leyó el Sr. D, Felipe Poey, en forma de diálogo, un artículo en (¡ue procuraba combatir ciertos er- rores populares que existen entre nosotros en materia de Me- dicina (1). SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 23 pe Ferrero DE 1873. SEÑORES ACADEMICOS CONCURRENTES.-—Dr. Gutierrez, Pre sidente; Rodriguez, Fovantes, Farcía, Aguilera (hijo), Cowley (D. Luis y D, Rafael), Sauvalle, Martinez Sanchez, Górdon, Reynés, Babe, Cerero, Gonzalez del Valle (D. Ambrosio), Diaz Albertini, Andre, V. Machuca, Castellanos, Escarrá, Diaz (D.J. Guillermo), Miran- da, Plasencia, Melero, Lebredo, Albear, Ozamendi, Riva, Finlay, Donoso, Lastres; Mestre, Secretario. Lectura y aprobacion del acta de la sesion anterior. CorresponDENCcIa. —Leyéronse en seguida: 1.2 Una comu- nicacion del Gobierno Superior Político remitiendo el expe- diente promovido para la provision de las plazas de médicos municipales de la jurisdiccion de Cienfuegos; el que pasó á la Seccion de Medicina y Cirujía para el informe que se pide.— 2,2 Otra comunicacion del mismo Gobierno, acompañando el expediente relativo á las plazas de médicos municipales de Gúira de Melena, Alquízar y San Antonio, —del que se dió traslado ála referida Seccion.—3. 2 Un oficio del Sr. Alcal- de Mayor de Monserrate, con inclusion de varios lugares de la causa seguida contra D. Ramon Quintero, á fin de quela Aca: demia se sirva dar su opinion acerca del estado mental del procesado; habiendo pasado el asunto á informe de la Comi- sion de Medicina legal. 4.2 Un oficio del Dr. Rodriguez, * [1] Aquellos de nuestros lectores que quieran gozar con este chistoso diálogo, lo encuentran publicado en el “Genio Científico,” cuaderno 1. o 430 Secretario de la Seccion de Medicina y Cirujía, en el que, á nombre de ésta, manifiesta que no habiendo acompañado D. Bernardo Fernandez documentos que acrediten su aptitud le- gal para el desempeño de la plaza de médico municipal y fo- rense de Guanajay, que pretende, es de participarse así al Su- perior Gobierno: lo que acordó la Academia. 5.2 Enterada la Corporacion de una comunicacion del Dr. Hernandez Pog- gio, socio correspondiente avecindado en Cádiz, remitióndole con motivo de la epizootia que atacó á los caballos en esta Is- la, un ejemplar del dictámen que redactó como ponente de la Comision nombrada por la Sociedad de Amigos del País de Sta. Cruz de Tenerife, en 1866, para estudiar la epizootia. su- frida por el ganado camellar y caprino en las islas de Lanzarote y Fuerteventura, —acordó dar muy atentas gracias al Sr. Her- nandez Poggio y depositar su trabajo en nuestra Biblioteca: en él se a dicha enfermedad “como la neumonía gangre- nosa de los españoles, el tifus de los rumiantes tubicórneos de los franceses, el rinderpest de los ingleses y alemanes” bo Lor último: el Secretario presenta los números 995 y 996 del Siglo médico de Madrid, y una pieza anatómica enviada por, el Dr. Beato y Dolz con una nota explicativa, concerniente á una placenta humana al parecer de un huevo de tres meses, de: generadas é hipertrofiadas sus villosidades, con un derrame: sanguíneo ocupando casi toda la extension de su cara fetal: se trata de una mola vesicular ó hidatiforme, y las alteraciones de la placenta dan razon á menudo de los abortos que ocurren. La Academia acordó gracias al mencionado facultativo, FARMACOLOGIA. pa te denogal de la India. —Terminada la correspondencia, leyó el Dr. Oxamend? una memoria sobre el aceite del nogal de la India | Oleum Aleurites trilobae |, oriun- do del Asia tropical y perfectamente aclimatado en nuestro suelo. El aceite que se saca de las nueces tiene propiedades purgantes, aunque la accion vomitiva puede: desarrollarse en ciertos casos; y convenieutemente emulsionado es agra- dable de tomar. Segun la experiencia del Sr. Oxamendi, con 20 gramos se obtiene tanto efecto como con 30 6 431 45 gramos del aceite de ricino; debe administrarse como éste en dósis fraccionadas, y colocarse respecto á su energía entre aquel aceite y el de piñon botija, debiéndosele emplear siem- pre que haya de evacuarse el conducto intestinal á la vez que exista un estado de irritacion en las vísceras abdominales, en las obstrucciones pertinaces, como coopel rativo en la expulsión de la tenia ete. * La nuez de esta euforbiácea es tan oleagino- sa que, al decir del Ldo. D. Francisco A. Fi leneroa, riude el 50 pS., y en el campo pudiera prepararse una emulsion, con 40 gramos de la semilla para obtener el efecto catártico, que tambien se conseguiria con una tintura hecha á imitacion de Parola para la de ricino, á lá dósis de 4 gramos. Despues de consignar el Dr. Oxamendi las diversas fórmulas que usa y recomienda, tanto al exterior como interiormente, en los niños y en los Als , concluye combatiendo la preocupacion vul- gar, sobre iodo e los negros, de tomar un purgante des- pues de una grave enfermedad, y cuyos efectos desean bastante enérgicos hasta medir por ellos sus favorables consecuencias en el organismo. El Dr. Gonzalez del Valle (D. Ambrosio) indicó, concluida la lectura del Sr. Oxamendi, que aunque eran laudables los es- fuerzos de este académico á favor de la terapéutica indigena, habia ido más allá de lo que le correspondía y podía aceptarse, pues si era cierto que como sustancia oleosa tenía una accion purgante, nada era tan sorprendente como verlo recomendado para curar la peritonitis puerperal, la litiasis, la disentería, etc., enfermedades demasiado importantes. para ceder á un remedio tan suave. A la anterior observacion contestó el Dr. Oxamendi que en su memoria no había recomendado el aceite de la nuez de la India para curar tales afecciones, sino para llenar la indicacion purgante cuando en ellas existiera, con preferencia al aceite de palmacristi,*por ser mucho más agradable. Léjos de acon- sejar la medicacion evacuante, considera que en + muchos casos no debe emplearse, sino proscribirse. : El Dr. Lebredo opina que la observacion del Sr. Oxamendi es incompleta, y que su memoria no es cientifica ni experimen- tal, debiendo haber expuesto cómo obran los purgantes en la inflamacion y por qué da la preferencia al que es objeto de su estudio. Se trata de dársela comparándolo al .aceite de ricino, “no solo por ser un producto indigena, sino por otras cualidades que lo hacen superior, teniéndosele por útil en las enfermeda- des de carácter inflamatorio: si esto último no es más que una hipótesis, la conclusion no es en manera alguna definitiva; si no pasa de una manera de decir, tal parece que el Dr. Oxamendi ha estado constantemente aplicando el medicamento citado en las cistitis, en las enteritis, ete., etc. El Sr. Oxamendi responde que no ha tratado de reclamar la prioridad en todos los casos para el aceite de nogal, sino de hacer presente que puede reemplazar al de a bajo el punto de vista de la facilidad que ofrece su administracion. Ademas, la ter STO no explica de un modo enteramente sa- tisfactorio por qué curan la quinina, los purgantes, etc., y sería mucho exigir el pretender asentar la teoría de su accion en los estados inflamatorios, ántes de usarlos y de comparar en- re sí los efectos de estas sustancias. El Dr. Lebredo arguye que esperaba del Sr. Oxamendi una explicacion, y no que echara por tierra la Terapéutica, Si él hubiera sido el autor de la memoria, habría dado esa explica- cion. Sise contesta con lo que no se sabe, es preciso estar por lo ménos á la altura de la ciencia: en el caso contrario, la res- puesta debió estar en relacion con lo que se sabe en el estado actual de nuestros conocimientos. No bastan, no, las observa— ciones particulares del Sr. Oxamendi, por mucho que se las considere. Si su idea era proponer el nuevo medicamento tan solo por ser más agradable al paladar, no merecia 4 la verdad el trabajo que ha emprendido; y si por otros conceptos lo me- recia, el estudio es demasiado breve para cumplir con todas las necesidades de la ciencia y de la práctica. El Dr. Oxamendi replica que la cualidad de ser grato al gus- to y de olor apénas sensible, no es tan insignificante que no merezca la mayor atencion del médico, á cada paso, en el ejer- s ah AO k éHti a 433 cicio de su profesion; y que si, aparte de aquella, se observan los mismos efectos catárticos que en otros purgantes oleosos, exóticos, de olor y sabor en extremo repugnantes, —le parece bien justificada esa atencion. El Sr. Melero cree que hay error en calcular en treinta era- mos el valor de una onza, como lo hace el Dr. Oxamendi, cuan- do entre nosotros el gramo vale veinte granos: cuestion de me- trología que no deja de tener importancia, sobre todo refirión- dose á sustancias tóxicas, como la estrienina, ó muy enérgicas en su accion. El Dr. Oxamendi advierte que se trata de una sustancia que no se administra por gotas, y que está convenido en todas par— tes computar la dracma en cuatro gramos, lo que da el resulta- do que admite en su memoria. Por lo que hace á la estricni- na Y. y., Citada por el Sr. Melero, su ejemplo es de ningun va— lo, toda vez que la diferencia indicada no haría ménos tóxica la sustancia, ni ménos funestos los resultados en un caso que en otro. | El Dr. Cowley (D. Rafael), es de parecer que si el aceite de nogal de la India es preferible solo por su olor y sabor, alguno pudiera con razon dar esa preferencia. á ciertos compuestos cu- linarios abundantes en materias grasas, pues todas ellas, como el aceite de olivas Óó de almendras en grandes cantidades, en contacto ¿on los líquidos del tubo intestinal, aumentan las se— creciones y gozan de propiedades purgantes. El Sr. Ozamendi contesta que sería necesario administrar cantidades considerables de esos aceites y de esos compuestos, y determinar una fuerte indigestion para obtener el efecto ca- tártico, lo que no es menester con el medicamento de que se ha ocupado. | El Dr. Rodriguez siente que el Sr. Oxamendi, en vez de dis- «cutir la cuestion relativa 4 la utilidad ó inutilidad de dicho aceite, haya tomado en cuenta los errores populares que quie- ren siempre palpar la accion purgante de la sustancia ingerida, sacrificando en cierto modo la Terapéutica 4 las preocupacio- nes del vulgo,*cuando sabe demasiado que si se administra un 434 purgante en las fiebres perniciosas, por ejemplo, la accesion subsecuente puede ser seguida de la muerte, A cuya reflexion repuso el Dr. Oxamendí que ha dejado á salvo todas las contraindicaciones la de medicacion evacuante, y que es evidente el desagrado con que toda persona que ha to- mado un purgante ve que no le ha producido efecto, transfor— mándose ese desagrado en verdadero temor en la gente del pueblo. a El Dr. Mestre cree que no habiéndose propuesto el citado académico ofrecer un trabajo completo, sino llamar la atencion de los prácticos hácia una sustancia oleusa, extraida de un ve— getal que se da perfectamente en el país, y la que por su fluidez, como por carecer de olor y sabor, con propiedades catárticas suaves y fácilmente alcanzadas, le parece puede reemplazar en múchos casos al aceite de ricino y entrar desde luego en la ad— —ministracion diaria del facultativo, sobre todo en los niños, de- ben aceptarse desde luego con gusto sus indicaciones como pun- to de partida para estudios más extensos y completos en la ma- teria. En este sentido se asocia enteramente el Dr. Lebredo 4 las palabras vertidas por el Sr. Mestre, y opina que el Dr. Oxa— mendi merece las gracias de la Corporacion, no solo por haber dado el resultado de su experiencia particular, sino porque la generalidad de nuestras sustancias medicamentosas permanece - desconocida para todos. EisioLocia.—Del alcohol como sustancih tóxica, —Concliida la precedente discusion, leyó el Dr. Cowley (D. Rafael), un traba- jo acerca del alcohol considerado como sustancia tóxica. Re- cuerda que segun la teoría de Liebig es un alimento respirato- rio ó termógeno; que los Sres. Lallemand, Perrin y Duroy ad— miten que se aloja al natural en nuestrós órganos, eliminándo— se sin la menor modificacion, y consigna los diversos experimen- tos practicados con objeto de apoyar una y otra doctrina. En realidad no se observan cambios en la calorificacion ni se forman otros productos, como lo demuestran á la vez la clínica y la experimentación en manos de Brown-Sequard, Duméril y De- 435 marquay, Duget «, cuyos experimentos y observaciones cita el Dr. Cowley y afirman la tendenéia del aleohol á refrigerar el cuerpo, en lugar de aumentar la temperatura, segun Ántes se habia aceptado en atencion 4 fenómenos más bien aparentes . que reales, — del mismo modo que la cantidad de ácido carbó- nico es menor, hallándose esa disminucion en razon directa de la dósis de alcohol ingerida, y siendo tambien inferior la pro porcion de la urea. Está comprobada la presencia del alcohol en ciertos órganos de la economía y nunca los productos intér- mediarios de transformacion, en la sangre, el cerebro, el pulmon el higado, el bazo y los riñones: la primera es la que almacena más para el profesor Buchein, y en los ensayos á que ha podi- do asistir el citado académico, se ha notado que el acúmulo al-— cohólico varía de órgano "segun la via por donde ha sido absor- bido. Recorre en seguida los sintomas que se desarrollan con el alcohol á dosis tóxica, algunos de los cuales hallan su. razon de ser en la isquemia cerebral, las degeneraciones grasientas ó la esteatósis de los órganos, que no debe confundirse con la des- truecion eránulo-grasienta de las células hepáticas v. g. que se observa en la hepatitis perenquimatosa: con cuyo particular finaliza su trabajo el Dr. Cowley. Menicisa LEGAL.— Informe sobre enajenación mental.—Antes de constituirse la Academia en sesion de gobierno, presentó el Dr. Méstre, como ponente de turno de la Comision de Medi cina legal, un informe ¿elativo al estado mental de D. Manuel Felipe, encausado por homicidio ante el Juzgado de Bejucal. Analizados prolijamente todos los antecedentes remitidos 4 la Corporacion, y discutidos los diversos pareceres de los faculta- tivos que han reconocido aquel y han declarado ó informado acerca del asunto, sin atreverse á admitir la enajenacion men- tal, ni á negarla, concluye la Comision: 1.9 (Queen todo el testimonio no hay datos suficientes para aceptar dicha afección de un modo irrecusable, no teniendo las declaraciones en él insertas un carácter enteramente científico las unas, para diag- nosticar la lipemanía, la monomanía homicida ó la demencia; ni las otras un valor indudable para comprobar el hecho gene T, 1X.—07 136 ral de la locura; y 2.9 Que existiendo un conjunto de fenóme- nos que pudieran hacer sospéchar la simulacion, y algunos otros la demencia paralítica, sería ajustado á los preceptos de la ciencia prolongar la observacion en el Asilo respectivo todo el tiempo indicado por su Director; observación seguida por éste, asociado si es posible ¿ 4 dos facultativos de los que actualmente An ese servicio, tan útil pone la recta administracion aprobado dicho infor- me, se dió por terminado el acto. SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 9 DE Marzo DE 1873. SEÑORES ACADEMICOS CONCURRENTES.— Dr. Gutierrez, Presidente; Rodriguez, Govantes, Sauvalle, Aguilera (hijo), a (D. Ra- fael), García, Castellanos, RR. P. Viñes, Górdon, Reynés, Babe, (7. del Valle (D. Ambrosio), Miranda, Orcamenda, Auber, Mele- ro, Plasencia; Mestre, Secretario. Lectura y aprobacion del acta de la sesion anterior. CorRESPONDENCIA.——Leyéronse en seguida: 1. % una comunica- cion del Sr. Alcalde Mayor de Monserrate, recordando las re- sultas de la consulta hecha á la Academig en la causa seguida contra D. Ramon Quintero: de que se dió traslado á- la Coni sion de Medicina legal, participándose á dicho Juez que en la presente sesion se daría cuenta del informe; 2. 2 un oficio del Sr. Melero, deseando se le pusiese á la órden del dia con una “Nota acerca del salvavidas en alta mar, de la invencion del Dr, D. José de la Luz Hernandez.” El Secretario manifestó que aunque el aviso del Sr. Melero habia llegado demasiado tarde para figurar en la órden del dia, podria sid embargo hacer uso de la palabra, si hubiese tiempo para ello; 3.2 un oficio del R.P. Viñes en que, sin perjuicio de hacerlo personalmente, da las más expresivas gracias á la Corporacion por el nombramien- 437 to de socio de mérito con que le ha distinguido, y acusa al propio tiempo recibo del diploma, del Reslamento de la Aca demia y del de su Biblioteca; 4. % una comunicacion de los Sres, Garcia y Hondares, acompañando el estado de los vacunados en el salon del instituto durante el mes de Febrero último: su nú- mero asciende á 41, treinta y seis párvulos blancos y cinco de - color libres, habiéndose repartido ademas 19 tubos con virus vacuno.—El Secretario presenta tambien el núm. 544 de la Re- vista minera de Madrid; los números 9 y 10 de la Independen- cia médica de Barcelona: participa que el Sr. Director del Ob- servatorio de Belen ha regalado á la Academia 300 ejemplares de las seis láminas relativas á las curvas del barómetro en la Ha- bana, las que se repartirán á los señores suscritores de los Ána- les tan pronto como pueda publicarse en éstos la Memoria á que se refieren, acordándose las más cumplidas gracias al Sr. do- nante; y que el socio corresponsal Ldo. Rosaín habia enviado una nota que por su extension sería despues leida. Socro pe merrro.—Terminada la correspondencia, puso el Sr. Presidente en conocimiento de la Corporacion, que asistía por primera vez el R. P. Benito Viñes 5. J. nombrado por unani- midad socio de mérito en sesion de gobierno del 23 de Fe- brero;—y que tambien se hallaban presentes los Dres. alema- nes Emil Hoczing y Wilhelm Hestphal, jefe médico el prime- mero de la Escuadra alemana surta en nuestra bahía.—En un sentido y elocuente discurso dió el P. Viñes las gracias, en su nombre y en el de la Compañía, despues de manifestar la im- portancia de nuestra institucion científica, cuya vida y lozanía no puede dejar de comunicarse y difundirse hasta el último de sus miembros; discurso que oyó muy complacida la Academia, y reproducimos á continuacion: Sr. Presidente.—Sres. Académicos, Sres.—Al ordenar apénas mis primeros vacilantes pasos por la escabrusa y ardua senda del hu- mano saber en cumplimiento de un deber sagrado; la Divina Pro— videncia, que paternal rige al hombre en sus caminos, no ha tarda- do en depararme un guia fiel y experto que con paso firme y-segu- ro me encamine, con mano amiga me sostenga, me esclarezca con 438 st saber y luces y con su voz autorizada y venerandos ejemplos me aliente y estimule 4 proseguir. Si, Sres: la invitacion amistosa de vuestro dignísimo Presidente, la mocion por él presentada á esta Ilustre Academia, y finalmente el autorizado y unánime voto de la misma otorgándome graciosa- mente un honor y una distincion, que yo me creía bien-!éjog de merecer y que nunca me hubiera atrevido á ambicionar, al par que debe llenarme de la más pura satisfaccion, debe tambien ser- virme de estimulo y aliento en el emprendido camino. Los claros ejemplos y permanentes de tantos y tan distinguidos varones, ilus- tres por su saber y letras, por sus estudios y laboriosidad recomen- dables y por los grandes servicios tan de continuo prestados á las ciencias y á la sociedad beneméritos y esclarecidos, no sufren este- rilidad en quien tan de cerca, tan de continuo y con amistosos y complacidos ojos los contempla y admira. A la sombra benéfica y protectora de este árbol fructífero y frondoso, y gozaudo de los suaves frutos que pródigamente ofrece, ¡puede dejar de recrearse y cobrar nuevas fuerzas el espiritu? Los puros y salutíferos raudales que de este claro manantial dimanan, los benéficos destellos que este luminoso foco en torno irradia, ¿dejarán de esclarecer y vivi- ficar de preferencia la mente y corazon de quien más de cerca y de lleno los reciba? La vida en fin y lozanía que á este robusto cuer- po anima, ¿podrá dejar de comunicarse y difundirse hasta el último de sus miembros? Grandes é inestimables son las ventajas que veo hallarse vinculadas con este insigne favor y don precioso, que ma- nos tau ilustres, tan graciosamente acaban de prodigarme. ¿Qué me resta pues ahora sino es cumplir desde luego con un deber el más grato para mí, deber de gratitud y reconocimiento? Gracias, pues, y gracias las más cordiales y expresivas á su digní- simo Sr. Presidente por tanta dignacion y bondad como conmigo ha usado: gracias no ménos cordiales y respetuosas á la Ilustre Academia por la benevolencia con que se ha dignado acogerme en su seno como socio de mérito. Aprovecho ademas esta oportunidad para dárselas asimismo en nombre de la Compañía de Jesus mi madre, en el de mis Superio- res, en el de mis predecesores en el cargo y en el mio por el favor con que se ha dignado acoger hasta el presente y dar honrosa ca- bida en sus Anales á nuestras observaciones, como tambien por el decidido interés que varios de sus Sres. Socios se han tomado siempre por todo-lo concerniente á nuestro Observatorio, hasta el AE 439. punto de concurrir alguno de ellos á ilustrar con sus propios tra- bajos nuestras publicaciones. COLESTERINA EN LOs HIDROCELES.—Eouivococos EN La carye. —El Dr. Rodriguez comunica, aunque sin pretensiones de ningun género, que recientemente ha tenido ocasion de examinar al microscopio la serosidad en dos casos de hidrocele vaginal, com- probando en ambos la presencia de la colesterina, que segun los micrógratos es caracteristica por su constancia en dicha en- fermedad. Con motivo de una carne de puerco, cruda, facili- tada al Dr. D. Antonio Diaz Albertini por un carnicero, y te- niendo la apariencia que vulgarmente la hace llamar “de vi- ruelas,” se practicó tambien el análisis microscópico, encontran- do en aquella, como le habia ya sucedido á los Dres. Bustamante y Beato, los equinococos, que pudieron reconocer fácilmente los concurrentes en las preparaciones hechas por el Dr. Ro- driguez. ; El Dr. Mestre expone que ese hecho prueba una vez más la necesidad del reconocimiento pericial en el abastecimiento de las carnes para el consumo público, pues hay quienes atribuyen ála introduccion de los equinococos en el organimo humano el desarrollo de la tenia 0 lombriz solitaria; y debe recordarse que la triquinósis se debe asimismo á la ingestion de ciertas Cat- nes, constituyendo ámbos estados, no enfermedades ligeras, sino bastante graves: la carne de puerco es, por otra parte, una de las que con más frecuencia son atacadas de cisticercos y de tri- quINos. Mepicisa 1ecaL.— Estado mental de:un sujeto. la palabra el Dr. GFórdon, 4 nombre de la Comision de Medici- na legal, leyó un informe relativo al estado mental de D. Ramon Q...., encausado por delito de hurto. Consignanse prime- ramente en dicho trabajo los datos y antecedentes del hecho y del mencionado individuo, que, segun consta de las diversas de- claraciones que se acompañan, así como del exámen efectuado por dos facultativos, padece ataques epilépticos y de monoma- nía.. Hecho el análisis de semejantes documentos, con indicacion de los vacios que allí se encuentrab, la Comision manifiesta que l uso de 440 hubiera sido muy importante expresar si el hurto se cometió cuando gozaba de su razon ó sí tuvo lugar poco despues de un ataque; si el procesado robaba ántes objetos de poco valor tan solo por el placer de apoderarse de lo ajeno y por no poder re— sistir 4 la accion de una fuerza impulsiva é inevitable: discute despues la cuestion de la demencia, terminacion frecuentiísima de los estragos 4 que da origen la epilepsia, y la de los-.actos insólitos cometidos por el individuo durante el estado epilépti- co: para lo primero no hay'datos suficientes en el proceso; y contra lo segundo, hay el hecho de haber recordado lo que pa- só en el ataque, y obedeciendo á su conciencia, confesar el de— lito y devolver parte de lo hurtado. Tampoco consta la época en que por vez primera se presentó la enfermedad, para juzgar aproximadamente de su adelanto y progresos, ni la frecuencia de los ataques, ni el tipo que dura la enajenacion mental en Q...., sabiéndose que unas Ocasiones es efímera, despues del acceso, particularmente la manía con furor y tendencia al suicidio, otras se prolonga hasta algunos dias, y otras en fin es permanente cuando existe ya la demencia; nise especifica cuál de las formas de la epilepsia es-la que se ha examinado, pues unas debilitan más pronto que otras la inteligencia; sl se la ca- lifica de “histérica,” llama la atencion que ámbos estados coexistan en un individuo del sexo masculino; y si se conside- ra que es una cleptomanía, no se tienen en la memoria las dife- rencias que hay entre los locos que roban, en medio de "las ir- regularidades de su conducta, y los que adolecen en realidad de la monomanía adquisitiva: en el caso actual la existencia de ésta es en extremo sospechosa. En todo el proceso solo se di- ce que ().... es un epiléptico, pero no se describen las alte- raciones que en su organismo ha impreso la ateccion nerviosa con caractéres indelebles; y por lo tanto concluye la Comision “que no habiendo datos suficientes para juzgar acerca del esta- do mental de D. R.... Q...., enla causa que por hurto se le sigue, deben mandarse recoger por quien corresponda, pa- ra que con vista de ellos sirva una vez más esta Corporacion á la recta administracion de justicia, y pueda decir con entera su- 44] tisfaccion de conciencia: (Q).... seencuentra en uso de razon y con ella hacometido el hurto; 6 Q.... es un enajenado, porque sus facultades'intelectuales están alteradas.” Discusion.—Habiendo manifestado el Dr. Górdon en el curso de su informe, que los peritos no debieron certificar, sino decla- rar, porque como dice el Dr. Mata, “cuando un juez 0 un tri- bunal llama á los facultativos para que den su voto pericial so- bre los hechos de un pleito ó de un proceso (como en el caso actual), no les piden que certifiquen, pues segun lo prevenido en el Código de procedimientos y en varios reglamentos espe- ciales, la declaracion es el instrumento que se requiere:” en el artículo 3. 2 de la ley del 11 de Setiembre de 1820 se previe- ne que los testigos no depongan por medio de certificacion ni informe, sino por declaraciones juramentadas; y si eso se ha- ce con los testigos ¿cuánto más no debe hacerse con los peritos como dice el autor citado?—expuso el Dr. Rodriguez que no estaba de acuerdo con este particular: el perito declara ó certi- fica segun se lo pide el juez: en la declaracion tiene que jurar y que fundar su opinion: esto último no existe en la certifica- cion. ¿Se sabe lo que en el caso presente pidió el Juez? Pe- ro sépase ó no, esa parte del informe debe desaparecer, toda vez que acusa al perito de una falta que acaso no sea suya. A esta observacion replica el Dr. Fórdon que el documen— to facultativo está falto de datos, por una parte, en cuanto al fondo; y en cuanto ¿la forma, no tiene la que demanda la ley. El perito, más que ningun otro testigo, debe prestar declara- ciones, no redactar certificados, y ésta "es tambien la doctrina del profesor ya mencionado. El Dr. Rodriguez la acepta asímismo; pero no deben hacer- se inculpaciones al perito, porque haya cumplido con lo que le pedia el Juzgado. El Dr. Miranda expone que en el seno de la Comision ha- bia hecho observaciones análogas á las del Dr. Rodriguez: el médico puede á cada paso certificar, miéntras que para decla- rar necesita Epa ante el juez: es un cargo infundado el que se dirige á los facultativos, pues de ellos no depende á me-. - + 442 nudo el carácter con que se presentan semejantes documen- tos. —Otra advertencia hizo-entónces el Dr. Miranda: la oportu- nidad de no emplear los términos criminal, inocente, etc., refi- riéndose al procesado; palabras que encierran un juicio ajeno á la Academia, 4 quien solo le toca tratar la cuestion bajo el pun- be de vista médico, es decir, si aquel se halla 6 nó ena jenado. El Dr. Górdon sostiene que en ninguna ocasion debe la cos- tumbre violar la ley: ésta debe acatarse y -cumplirse tanto por el perito como por el juez. Siá veces ha usado las palabras c77- minal, inocente S, siempre ha sido con relacion al Tribunal, noá la Academia; y para demostrarlo, lee el Sr Górdon, por indica- cion del Sr. Presidente, la conclusion del informe y aleu- nos otros párrafos, dejando con ésto complacido al Sr. Mi randa. El Dr Rodriguez insiste en que se suprima la parte relativa á la forma dada al documento médico-legal: es una cuestion pueril, si se quiere, pero la moral médica exige no extralimitar- se, haciendo un cargo á los facultativos, cuando el juez no pre- gunta nada en ese sentido; y con más motivo, si la inculpacion puede recaer tambien en el juez. El Dr. Fórdon contesta que siendo una cuestion pueril, no tiene el menor inconveniente en que desaparezcan del informe las lineas que á ella se refieren. El Dr. Mestre opina del mismo modo, aunque considera que no es una cuestion pueril, sino importante por sus consecuen- cias: en primer lugar, porque el Juzgado no ha pedido á la' Academia una apreciacion de los documentos periciales, sino que en vista de ellos informe acerca del estado mental del encau- sado: en segundo, porque se hace á los facultativos una inculpa- cion innecesaria, tocante á la forma que han dado á dichos do- cumentos, asunto que ninguna conexion guarda con el que se ventila y que no sirve para ilustrarlo en lo mas mínimo; y en tercero, porque si la falta indicada hubiera sido del Juez, no com- peteá la Academia incluirla en sus juicios científicos, —no ha- biendo para ella interés alguno en corregir, sin necesidad, los e 443 defectos de los médicos ni de los tribunales, y bastando discu- siones como la presente para ilustrar la opinion de todos. Puesto 4 votacion por el Sr. Presidente el informe de la Co- mision de Medicina legal, fué aprobado con la enmienda pro- puesta por el Dr. Rodriguez. SaLvaviDas.—Invitado luego el Sr. Melero, en virtud de su oficio leido en la correspondencia, á tratar del salvavidas en al- ta mar inventado por el Dr. Hernandez, se excusó de hacerlo por motivos de delicadeza, no hallándose presente dicho socio, al que se le participaría para la próxima sesion de la Aca- demia. EsraDo SANITARIO DE quivicaN.—Entónces leyó el Dr. Cowley (D, Rafael) la comunicacion del Zdo. Rosaín, con el estado de las enfermedades que han reinado en Quivican desde media- dos de Diciembre último hasta el 22 de Febrero: las calentu- ras intermitentes, las neuralgias, las diarreas, el reumatismo, la viruela, las bronquitis, la epizootia caballar, han sido lus afecciones que ha podido observar en ese tiempo. Refiere dicho socio corresponsal un caso de gangrena senil; remite un pomo con vinagre extraido del plátano manzano, sirviendo para fil trarlo un pedazo de la corteza del coco, y una muestra de la gomo-resina de cedro del pais, que ha usado mucho en las bronquitis. Habiendo explicado el Sr. Rosain que la reproduccion de los accesos intermitentes se debia en parte á la eliminacion de la quinina, pasadas algunas horas, por el sudor y por la orina, y el desarrollo de la gangrena senil en un pié 4 la contusion recibida en punto tan distante de los grandes centros de la vida y á la constitucion empobrecida por los años del negro en que “se presentó, que contaba más de noventa, —agregó el Sr. Cowley, respecto del segundo particular, que la alteracion de los vasos daba cuenta suficiente de la facilidad con que en esos casos aparecia la gangrena; y respecto del primero, que aun cuando la eliminacion de la quinina por las secreciones era un hecho comprobado por la ciencia, no se producia de una manera tan rápida que exigiese la administracion de grandes dósis del me. T. Ix.—58 444 dicamento, cuya accion podia entónces dejar de ser medica- mentosa para determinar fenómenos cerebrales, pues hay médi- cos distinguidos que consideran como tóxica la cantidad de tres gramos. El 7). Mestre cree que no debe abrigarse ese temor” tratán- dose del Ldo. Rosain, cuyo ejemplo debieran imitar otros so- cios corresponsales para contribuir á la formacion de la Topo- grafía médica de Cuba, y que administra la quinina acaso con demasiado comedimiento. El modo de prescribirla influye mu- cho en los efectos, y las dósis pequeñas y repetidas no son á me- nudo suficientes, siendo preferible dar dósis macizas despues de terminada una accesion- y lo más léjos posible de la venidera, y sostener la que ha sido necesaria para cortar la fiebre, por algunos dias. Por lo que toca á su eliminacion por la orina, el reactivo de Bouchardat, ó sea el lioduro de potasio ¡odurado, la pone á cada instante en evidencia. CAUTERIZACION DE LAS LUPIASs. —Acordadas las gracias al Sr. Ro- sain, continuó el Dr. Rodriguez la relacion de los trabajos quirúrgicos remitidos por el Dr. Amussat ála Academia, ocu- pándose en esta parte de la cauterizacion de las lupias: seña— la sus ventajas sobre el uso del bisturí, los diversos procede res de la cauterizacion, entre ellos la perforante con el cáustico Filhos. El Sr. Rodriguez recuerda con este motivo la varilla de los charlatanes, curanderos de lupias, empapada en sustancia cáus- tica; pero desconociendo la naturaleza de los tumores, no la dejan de un modo permanente en el quiste, para que se modi- fique la membrana'que los forma. - Transcurridas las horas de Reglamento, quedó la Acade— mia constituida en sesion de gobierno. : 445 SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 23 pe Marzo pr 1873. SEÑORES ACADEMICOS CONCURRENTES.— Sr. Sauvalle, Vice-Presi- dente;*García, Cerero, Aguilera (hijo), Babe, Reynés, Viñes, Cowley (D. Rafael), Gonzalez del Valle (D. Ambrosio), Hernan- dez [D. José de la Luz], Diaz (D. J. Guillermo), Rodriguez, Me- lero, Miranda, Mestre; Secretario. Abierta la sesion á la hora de costumbre, con la asistencia “de los Sres. Académicos que arriba se expresan, manifestó el Sr. Sauvalle que ocupaba la Presidencia por indisposicion del Dr. Gutierrez, y que, aunque era sensible esta causa, to- dos esperaban que dentro de breves dias estuviese del todo restablecido. CorrespPoxDENCcIAa.—Leyó entónces el Secretario general: —1? el acta de la sesion pública anterior, la cual fué aprobada; 2? una comunicacion del Gobierno Superior Civil, remitiendo á informe de la Academia el expediente para la provision de la plaza de médico municipal de Bahía Honda, partido de las Po- zas; el que pasó á la Seccion de Medicina y Cirujía; 22 un oficio del Dr. Rodriguez, Secretario de dicha Seccion, acompañando el mencionado expediente con el informe respectivo; 32 dos oficios de los Sres. Górdon y Plasencia, pidiendo se les libre atestados de su calidad de académicos de número; cuyos do- cumentos fuéron expedidos por la Secretaría general, en vir- -tud de decretos marginales del Sr. Presidente; 4? un oficio del Sr, Melero, reclamando los trabajos que acerca de la gravita- cion universal leyó el Dr. Finlay, para ocuparse de ellos en su oportunidad;—y le fueron remitidos inmediatamente. El Secretario presenta ademas: un ejemplar de la tésis para el Doctorado ante la Facultad de Medicina de la Habana so: bre el valor de la cesacion prolongada de los movimientos del corazon como signo de la muerte real, que su autor, el Dr. Aguilera (hijo), remite á la Academia; el Prospecto y cuaderno 19 del “Genio científico” publicado bajo la direccion del Sr. D. iS 446 Márcos de J. Melero; —ila entrega 4? de los “Trabajos de la Co- mision de Medicina legal é Higiene pública;”—y los números 999 y 1000 de Siglo médico” de Madrid. —La Corporacion acordó las gracias á los Sres. donantes. El Sr. Vice-Presidente participa á la Academia que se ha: llan entre los concurrentes los socios de mérito R. P. Viñes, Director del Observatorio del Colegio de Belen, y el Dr. D. José de la Luz Hernandez, primer médico de la casa de Bene- ficencia y Maternidad. Nuevo saLVavIDas.—En el uso de la palabra el Sr. Melero, despues de la correspondencia, leyó una “Nota acerca del nue- vo salvavidas en alta mar, de la invencion del Dr. Hernandez.” Comienza insistiendo en que de tres siglos acá se ha trabaja- do con indecible afan y aprovechamiento en el estudio de los medios de salvamento aplicados á la navegacion, escribiéndo- se obras numerosas é importantes, fundándose asociaciones, distribuyéndose valiosos premios y estimulándose con la pala- bra y con el ejemplo á todos los que pueden prestar su apoyo átan benéfica institucion. No debe por lo tanto bacerse sa- crificios de tiempo y dinero sin ántes consultar las obras im. presas que á centenares figuran en la bibliografía de la ciencia de los aparatos de salvamento naval con aplicacion á las per- sonas en los naufragios; historia que comprende manuales, guías, estadísticas y revistas periódicas. ilustradas, y no está seguramente circunscrita á los botes de doble forro, á las bal. sas de madera, al salvavidas de Mr. Stoner, mencionados por el Dr. Hernandez. El Sr. Melero consigna algunos ejemplos que demuestran los nobles esfuerzos hechos en ese sentido por individuos y naciones, los concursos abiertos y los premios ofrecidos, —poniendo despues er evidencia que, salvo algunas modificaciones secundarias é irrealizables, todo lo demas que se indica en el invento presentado á la Academia, consistente en botes á propósito, colchones de goma, trajes impermeables, flotadores de maguey, dí d, no ofrece ninguna novedad, 6 me- jor dicho “la única que ofrece es la imposibilidad material de poner en práctica en un naufragio semejante invencion, aun- 447 que el naufragio ocurriese en la misma bahía de la Habana, soplando siquiera un brisote de 10 á 12 metros por segundo.” Discusion.—El Dr. Hernandez contesta al Sr. Melero, que considera muy loables los esfuerzos que ha hecho por trazar una historia de los salvavidas; pero esa historia es desde lue- go estéril, toda vez que no nos dice cuáles sean los que actual- mente se usen con provecho para la humanidad, favoreciendo alnáufrago. El ha consultado acerca de su proyecto á algu- nos marinos entendidos, y á todos les ha llamado la atencion la novedad en el modo de disponer los aparatos, así como la facilidad de trasportarlos y de hacer uso de ellos. El Capitan del vapor “España,” procedente de Cádiz, estima la idea como nueva, importante y atendible. Enterado de ella el Sr. Se- cretario del Apostadero, quiso presentarlo al Sr. General de Marina, quien le recibió con la mayor atencion y cortesía y le dijo que sentía mucho no existiesen fondos, como en Inglater» ra, destinados á esa clase de experimentos, para practicar el ensayo á la salida del puerto, cuando soplara un fuerte S E; le habló delos marcos de bagá 6 de maguey, los que le pare- cian poco residentes, siendo acaso preferibles los de cedro; y esto ha hecho pensar al Dr. Hernandez en modificar el apa- rato, constituyendo un cuadro con cada 50 colchones, para formar una balsa de este modo. No se trata de un imposible, y si lo es, el Sr. Melero se ha limitado á afirmarlo, sin ocupar- se para nada de la demostracion. No ha perdido su tiempo, agrega el Dr. Hernandez, desde el momento en que ingenios superiores están todavía buscando la resolucion del problema; y muy léjos de inferir la menor injuria álos marinos, ha dicho en su trabajo que no se han atrevido á tratar del asunto, sin duda por ser conocedores de las dificultades con que puede tro- - pezarseen la práctica, miéntras que él, por ignorarla, es que se atreve á proponer semejantes medios de salvamento, va- liéndose de los yá inventados y experimentados, aunque con ménos resultado del que se necesita en muchos casos, El S”. Mele::o manifiesta que, sabiendo no le sería tal vez posible llevar la conviccion al ánimo del Dr. Hernandez, ha 448 querido sobre todo que constase su vpinion en la materia: que nq, se trata de una cosa nueva en la parte positiva del inven- to; y en cuanto á la original, es irrealizable. Desde el momen- to en queel Dr. Hernandez hace abstraccion de lo que se sabe es inútil la discusion, pues no le compete al Sr. Melero desem.- peñaren la Academia una cátedra de salvamento. El Dr. Hernandez replica que en realidad muy poco es lo que hay de verdaderamente útil y aprovechable en ese parti- cular. El viene con su proyecto para que se estudien sus ven-. tajas Ó inconvenientes: ha oido álos prácticos, que le han da- do seguramente más que los teóricos, consejos encaminados á facilitar la relacion de aquel. El Sr. Melero expone que, en vista de la insistencia y obs- - tinacion del Dr. Hernandez, se decide á leer la conclusion de su nota, — la cual dice que “la Academia no solamente no de- be acordarle su aprobacion á la idea del citado socio, tal como la ha concebido, sino que ni aún la insercion en lcs Anales debe concederse al escrito que hemos examinado, en beneficio de su mismo autor y del lustre de esta Corporacion, á que nos honramos todos de pertenecer;” porque, añade, sería “una mancha” para ella semejante publicacion; y si ésta se verificase, pide desde luego que se inserte tambien el trabajo que acaba de leer. El Dr. G. del Valle (D. Ambrosio) advierte que es muy con- veniente distinguir dos cosas enteramente distintas: la Aca- demia y los Anales; —la opinion del Dr. Hernandez no puede ménos de constar en las actas de la Corporacion y por lo tan- to, al publicarse, en su periódico; pero como éste es ademas una Revista científica, en que á menudo aparecen otros traba- jos, aunque su publicacion no haya-sido acordada por la Academia, y hasta de personas extrañas á ella, la responsabi- lidad es toda de sus Directores, y no debe ejercerse presion alguna en ese respecto. El Dr. Miranda indica que la Academia se ha limitado á escuchar los dos pareceres, los votos aislados de los Sres. Her- nandez y Melero, sin dar la menor conclusion en el asunto: los 449 escucha á ámbos con gusto, y lo mismo haría con todos los de- mas que quisieran ilustrar la cuestion con sus observaciones, El Dr. Mestre cree que la conclusion del Sr, Melero se basa en preces hipotéticas, pues ni la Academia ha acordado la pu- blicacion del escrito del Dr. Hernandez, ni este socio la ha re- clamado, ni los directores de los Anales tienen determinado nada referente á dicha publicacion. Los Anales insertarán indudablemente en extracto las comunicaciones de ambos aca. démicos; sus votos opuestos quedarán allí consignados, como tambien podrán serlo despues los experimentos que llega- sen á efectuarse, con sus juicios favorables ó contradictorios; y si los directores del periódico estimasen oportuno dar á luz el artículo del Dr. Hernandez, la equidad y la justicia les ha- ría proceder de idéntico modo con el del Sr. Melero, Refiriéndose el Dr. Hernandez á las últimas palabras pro- nunciadas por el Sr. Melero,—hace presente que si su proyec: to no es bueno, podria merecer cuando más un correctivo, mas nunca un corrosivo, como le ha puesto el Sr. Melero en su es- tilo táustico y-destemplado. Desgraciadamente lo que ha trai- do es de ropaje ajeno; y no habiendo logrado probar con he- chos la inutilidad de aquel, tampoco quiere que se le ensaye como corresponde y desea el Dr. Hernandez, pues no ha ve: nido en busca de incienso á la Academia, sino á dar á conocer lo que le ha parecido beneficioso á la humanidad, á fin de que se le experimente, se modifique, se perfeccione 6 se dese: che, segun sea el caso. Si por un instante creyera él que con su comunicacion habia empañado el lustre de la Corpora- cion, desde ese mismo instante dejaría de pertener al número de sus miembros. . El Dr. Miranda siente en extremo las expresiones que aca- ba de verter el Dr. Hernandez. El voto del Sr. Melero no pasa de ser una opinion particular suya, pues la Academia no “ha dicho ni ha votado nada sobre el asunto, y se honra con contar entre los suyos al Dr. Hernandez. El Dr. G.del Valle(D. Ambrosio) estima que debe sepa- rarse la cuestion científica de la que procede del antagonismo 450 de los caracteres: por un lado, el modo de decir templado y persuasivo, y por el otro los arranques de un genio violento que en su entusiasmo va más allá de lo que sin duda se propu- so al principio; pero por una parte tambien, la necesidad de tener siempre en cuenta los trabajos que han precedido, la his- toria de la ciencia, condicion imprescindible para no perderse en toda clase de investigaciones; y por la otra, el deseo inva- riable de hacer tabla rasa de esos datos y observaciones ante-. riores, que contribuyen á formar la misma ciencia. De todos modos el Sr. Melero debe retirar la palabra que ha empleado, y que no siendo necesaria para la verdad científica, tiene el gran defecto de herir la dignidad de un académico. El Sr. Melero manifiesta que habiéndose extraviado la dis- cusion, no hará uso de la palabra. Contestando el Dr. Hernandez al Sr. Valle, expresa que no se trata ahora de la ciencia constituida, sino por constituir, que no se habla verdaderamente de la ciencia, sino del arte: la cuestion es sobre todo de hechos, y solo los hechos pueden re- solverla. El ha procurado tener presente lo que en la actua- lidad se mira como útil y practicable. Léjos de repugnar que se publique el trabajo del Sr. Melero, cuya literatura es el primero en reconocer y encomiar, se alegraría de que aparecie- se en los Anales, hasta con la palabra que desea borrar el Dr. Valle y pone en relieve el estilo del autor. El Sr. Presidente, despues de exponer que no se ha debido confundir las actas de la Corporacion con el periódico, lo que en las primeras se inserta con lo que puede publicarse en el. segundo, y en virtud de haberse hecho personal la discusion, la declara terminada. | APLASIA LAMINOSA.—Leyó entónces el Dr. Cowley (D. Ra- fael) una memoria acerca de la “aplasia laminosa progresiva” con motivo de un caso por este socio observado: presenta su historia y las dificultades que han existido para establecer el diagnóstico general y diferencial de la enfermedad; discute todos los puntos interesantes de fisiología patológica para lle- gar á precisar su naturaleza y deducir que es una afeccion au- 451 topática del elemento degenerado, ó sea el célulo-adiposo, constituido por el tejido laminar propiamente dicho y el adi- poso, el último de los cuales resulta de la acumulacion de la grasa en las células del tejido mucoso 6 del conjuntivo areolar. El Dr. Mestre desearía saber por qué se ha dado la preferen- cla al término “aplasia laminosa progresiva” sobre el de “atro- fia unilateral de la cara” con que más conmunmente se conoce y se designa la afeccion de que ha presentado un caso intere- sante el Dr. Cowley. Dicho socio contesta que, no aceptándose la existencia de los nervios tróficos, ni admitiéndose como causa de la enfer- medad el influjo suspendido de la circulacion, que provoca la falta de nutricion y la atrofia censecutiva, este último térmi- no no llena las necesidades de la teoría que explica el mal por la desaparicion de los elementos del tejido conjuntivo y el predominio de accion del fibro-plástico, existiendo el mayor contraste entre una aparente atrofia muscular y las funciones conservadas de la fibra elemental sana. - El Dr. Mestre observa que, aunque la teoría de los nervios tróficos sea muy anterior á la introduccion en la ciencia de las palabras atrofia, hipertrofia, de, y que Romberg, al colocar la afeccion entre las trofo-néurosis, ó atrofías locales, circuns: critas, habitualmente localizadas en una mitad de la cara, pero pudiendo tener su asiento en otras regiones del cuerpo, con- siene un caso en que la carótida del lado enfermo ofrecía un diámetro más pequeño que el de la opuesta, —está de acuerdo en que, admitido el autopatismo del elemento anatómico, la idea de no-formacion ó de aplasia sea más propia que la otra, Terminado este particular, quedó la Academia constituida en sesion de gobierno para entender en informes relativos á médicos municipales y forenses. T. 1x.—)59 452 SesioN PUBLICA ORDINARIA DEL 27 DE ABRIL DE 1873. SEÑORES ACADEMICOS CONCURRENTES.— Dr. Gutierrez, Presidente; Sauvalle, Miranda, Escarrá, Martinez Sanchez, Reynés,: Babé, Aguilera (hijo), Rodriguez, Cowley (D. Luis y D. Rafael), Gor- don, CFonzalez del Valle (D. Ambrosio), Donoso, Hernandez [D. José de la Luz], Melero, Ozamendi, Navarro, Cerero, V. Machu- ca, Rovira, GFovantes, Finlay, Lastres, Auber; Mestre, Secre- tario, Abierta la sesion á la hora de costumbre, con la asistencia de los Sres. Académicos que arriba se expresan, dió lectu- ra el Secretario general al acta de la sesion anterior, que fué aprobada. CorrEsPONDENCIA.—Leyéronse en seguida: 12 una comunica: cion del Excmo. Sr. Gobernador Superior Político, D. Francis- co de Ceballos, invitando al Sr. Presidente de la - Acad emia para reconocer y tumplimentar á la nueva Autoridad, el Excmo. Sr. Teniente General de ejército D. Cándido Pieltain, nombrado por el Gobierno de la República; habiendo asistido á dicho acto el Sr. Presidente; 22 dos comunicaciones del Go— bierno Superior Político, manifestando quedar enterado de los nombramientos hechos á favor del Dr. D. Enrique Meyriguac, como socio corresponsal, y del R. P. Benito Viñes como socio de mérito dela Corporacion;—3? otras d os comunicaciones del mismo Gobierno, remitiendo á informe de ésta las instancias del Ldo. D. José Fina y Mauri, único candidato á laplaza de mé- dico municipal y forense de Santiago de las Vegas, y de D. Estéban Estorch, que pide servir interinamente la plaza de mé- dico municipal de Palmillas; pasando ámbas á la Seccion de Medicina y Cirujía;—4? un oficio del Dr. Rodriguez, Secreta- rio de dicha Seccion, participando que ninguno de los mencio- nados facultativos ha presentado su título de médico ni copia certificada del mismo; lo que acordó la Academia expresar al Gobierno; —52 un oficio del Sr. Alcalde Mayor del Cerro, 453 acompañando testimonio de los reconocimientos practicados en la persona de D. Pedro Piñeiro, á fin de por la Academia se resuelvan ciertas cuestiones referentes á una herida que le fué hecha; de cuyo asunto se dió traslado á la Comision de « Medicina legal para el informe que se pide; —6* otro oficio de dicho Juzgado, de fecha posterior, recordando las resultas de la comunicacion que precede. El Secretario indicó que el in- forme referido debia presentarse en la actual sesion;—7? un oficio del Sr. Juez de 1.*% instancia de Guadalupe, consecuen. te á exhorto del de Guanajay, con testimonio de lo actuado para determinar “si la muerte de D?* María Claudia Leon fué producida por falta de auxilio facultativo,” —pasando á la Comision respectiva; —S? una comunicacion del Sr. Escribano de Cámara D. Antonio M*? del Rio, con certificacion adjun- ta de lo acordado por la Sala de Guerra y Marina, en la causa seguida por homicidio de Agustin Chantoissel; de que se dió traslado á la citada Comision de Medicina legal; 9? otra idem -del Sr. Rector de la Universidad de la Habana D. José Montero Rios, participando haber tomado posesion de dicho cargo, y ofreciendo sus respetos, como asímismo su cocperacion para cuanto á la Instruccion pública se refiera: se contestó en el mismo sentido, y que la Academia se alegraba de que hubie- se recaido ese nombramiento en una persona que, por sus an— tecedentes científicos, está sin duda llamada álevantar el pres- tigio de aquel instituto literario; —10? un oficio del Dr. D. Pe- dro Martinez Sanchez, socio numerario, noticiando á la Acade- mia el fallecimiento de su Sr. padre: asistieron en Comision los Dres Aguilera (padre), Oxamendi, Cowley (D. Rafuel), Au: ber, y ademas los Dres. Rodriguez y Mestre; —117” tres oficios del Dr. Aguilera (hijo), remitiendo para la Biblioteca de la Corporacion los Anuarios de la Universidad, los cuadernos de aperturas de cursos y distribucion de premios y las oraciones inaugurales en ellas pronunciadas, — con el objeto de com ple tar las colecciones existentes en la Academia: por lo que ésta le acordó las más atentas y expresivas gracias. »y Tambien se enteró la Corporacion de que por el KR. P. Vi- 454 ñes se habian recibido 18 ejemplares del Programa de Filoso- fía y Física para las conclusiones que sobre estas materias ha- bian de defenderse en el Colegio de Belen; distribuyéndose entre los Sres. Académicos, algunos de los cuales concurrieron á dicho acto; —que el Dr. D. José de la Luz Hernandez habia enviado, urra memoria sobre el uso terapéutico del subnitrato de mercurio, que probablemente sería leida en la próxima sub- secuente sesion;—que el Dr. Déclat habia escrito anunciando la remision á la Academia de cierta cantidad de la solucion de ácido fénico preparada segun sus instrucciones, del instrumen- to que emplea para hacer las inyecciones subcutáneas y de tres obras que ha publicado sobre dicho asunto, sobre las dermató- sis y las afecciones carbuncosas; y se acordó dar traslado de su comunicacion á la Comision ad hoc nombrada; que el Ldo. Royero manifestaba en una comunicacion al Secretario, el deseo de que algunos Sres. Académicos pasaran á la Sala de S. Juan de Dios del Hospital Civil para observar un caso que le parece ser de hernia pulmonar espontánea; y que habian llegado á la Corporacion los números 545 y 547 de la Revista minera de Madrid, los números 1003 y 1004 del Siglo médico de idem, los números 12, 14 y 18 de la Independencia médica de Bar- celona, el cuaderno 2. % del Genio Científico, las entregas 5. Y y 6.% de los Trabajos de la Comision de Medicina legal é Higiene pública; y por conducto del Dr. Gonzalez del Valle (D. Ambrosio) la obra publicada recientemente por el Padre Secchi é intitulada “El Sol,” que regala el Sr. D. José María Echego y en: acordándose muy atentas gracias á los Sres. do- nantes. ELErANTIASIS.—Dió cuenta en seguida el Secretario de dos observaciones de elefantiasis del escroto recogidas por el Dr. Dumont, socio corresponsal, en su hospital de Guayama en Puerto-Rico: en uno de dichos casos se trataba de una oblite- racion del prepucio y de la uretra, con fístulas perineales y por delante otras atravesando el glande; practicóse la amputacion del tercio anterior del pene, se conservaron los testes, y la cura- cion tuvo lugar á pesar de la ausencia absoluta de colgajos: en el 455 otro, en un negro de 80 añosque ofrecía ademas una hernia irreductible, despues de una puncion exploradora se hizo la re- seccion del asa intestinal estrangulada, la seccion de los dos cordones sin ligadura y sin que se conservara ninguno de los colgajos, pues cayeron eu gangrena; curacion á los dos meses, ocurriendo como complicacion, al 8.2 dia de operado, un ede- ma agudo doloroso. Vacuna. —El Ldo. Rosaín, socio corresponsal residente en Quivican, ha enviado tambien la continuacion de sus “Apuntes históricos acerca de la introduccion y propagación de la vacuna en la isla de Cuba, ocupándose en este capítulo del estableci- miento dela Junta Central de Vacuna en 1857, de su supresion en 1868, de los esfuerzos de la Academia paraconservar la vacu- na, propagándola por el procedimiento de Jenner, es decir, de brazo á brazo, de la instalacion de las Casas de Socorro y de las inoculaciones hechas á domicilio. El autor acompaña su traba- jo: de un Estado de los vacunados con el vírus jenneriano en toda la Isla y especialmente en la Habana, desde su introduc— cion en la capital, en 1804, hasta 1836, en que se encontró cow- pox verdadero en las vacas de Passy; remitido el cual por D. Ramon de la Sagra, pudo al año siguiente vacunar con él el Dr. Romay, de imperecedera memoria en dicho ramo:—de unas Efemérides relativas á la vacuna en este país; —y de una Esta: dística de losindividuos vacunados durante diez años en la iglesia de Guadalupe por su Sr. padre, el Dr. D. Domingo Ro- saín y Castillo. ; MenIcINA LEGAL. —Ualificacion de herida.—Terminada la correspondencia, leyó el Dr. Garcia, como ponente de turno de la Comision de Medicina legal, un informe referente á la herida de D. Pedro Piñeiro. Deseando el Sr. Alcalde Mayor del Cerro, que con vista de los reconocimientos periciales practi- cados, se manifieste la clase de aquella, sus dimensiones, teji- dos que ha cortado, profundidad aproximada, si ha podido ser de carácter simple ó grave, así como los dias que haya tardado en su completa curacion, —despues de consignar todos los da: tos que arrojan los citados documentos, y sin que la Comision 456 pretenda poner de acuerdo los variados pareceres de los facul.- tativos que intervinieron, conviene en que una herida de la region temporal ó de la mejilla, de cinco á diez centímetros de extension, hecha con instrumento cortante y sin pérdida de sus- tancia, curada de primera intencion por un médico que la de- clara simple, salvo accidentes, que los demas profesores que la observaron despues no indican la menor complicacion, el menor accidente, el menor achaque, y que no interesó órgano importante á la vida, está debidamente considerada como sim- ple; en cuya virtud termina proponiendo esta conclusion: — que la herida inferida á D. Pedro Piñeiro en la region tem poral pudo tener de cinco á diez centímetros de extension, in- teresando solamente la piel; y la curacion pudo tardar de ocho á quince dias, siendo por consiguiente de carácter simple. REMEDIOS NUEVOS Y SECRETOS. —Zarzaparrilla y chocolate.— Aprobado sin discusion el anterior informe, leyó otro el D». Navarro, á nombre de la Comision de Remedios nuevos y se- cretos, relativo á la instancia de D. L....C.....B...., solici: tando se le permita vender públicamente un licor depurativo y un chocolate de su invencion. El primero se dice estar qom- puesto “dela legítima zarzaparrilla de Honduras, asociada con cortezas, flores y gomas balsámicas del pais; ha dado resulta- dos maravillosos, combatiendo y venciendo enfermedades re- putadas hasta ahora como incurables,” sin mencionar cuáles sean, ni acompañar ninguna prueba de esas curaciones, y cuan- do por otra parte se obtienen tan asombrosos efectos, segun la fórmula particular del inventor, con una dracma de los extrac- tos de borraja y zarzaparrilla de Honduras, un escrúpulo de sen de Alejandría y de dulcamara, y media dracma de ioduro de potasio; todo este disuelto en doce onzas de vino de mesa con seis gotas de esencia de Gaultheria,—composicion muy distinta de la que contiene la instancia y acusa tambien la etiqueta del frasco remitido á la Academia, y que la Comision ha hecho preparar conforme á las indicaciones del Sr. B...., bastando la simple inspeccion para notar la inmensa diferen- cia que existe entre el líquido del interesado y el preparado , 457 segun la fórmula: este último ofrece un color muy oscuro, es mucho más fluido y su sabor y olor son agradables, al contra- rio de lo que se observa en el otro. En la fórmula solo existe un agente medicamentoso, el ioduro de potasio, que pu- diera ser útil, pero que se halla en muy corta proporcion: las otras sustancias aparte la pequeña cantidad en que se encuen— tran, son casi todas: de accion débil é insegura, y el conjunto “la más abigarrada mezcla de purgantes, “alterantes, sudorifi- cos, excitantes, etc.”—LEl chocolate, además del cacao y del azúcar, contiene un poco de carbonato de amoniaco, suprimién- dole algunas de las otras materias que generalmente sele agre- gan para hacerlo más agradable; pero no presenta ningu- na utilidad sobre los otros productos industriales del mismo gé- nero. La Comision concluye: 1% que la zarzaparrilla del Sr. B.... no solamente no es un medicamento nuevo y útil, sino que es una mezcla detestable de diversas sustancias de accion nula ó insuficiente, no debiendo permitirse su venta por ser una medicina inútil y hasta perjudicial, inorándose cuales sean las enfermedades que pueda combatir; 22 que el chocolate es -simplemente una ligera modificacion del que generalmente se vende al público, modificacion que no tiene ninguna utilidad en la práctica médica. Discusion.—El Dr. Gonzalez del Valle (D. Ambrosio) mani- fiesta que hay dos partes en el informe que llaman su aten— cion: la primera relativa á las apreciaciones morales que se hacen, y la segunda á las consideraciones científicas. Bajo aquel punto de vista y habiendo hablado la Comision de la ma- la fé del inventor y de su pretension á engañar y explotar la credulidad del público, opina el citado socio que á la Academia no le corresponde calificar la buena d mala fé de nadie, no siendo una institucion filosófica ó moral, sino exclusivamente cientifica; y en cuanto á esta cuestion, dejando á un lado la exageracion propia de los vendedores de cualquier remedio, es evidente que nadie desecha la zarzaparrilla como base de nu- merosos preparados que se usan diariamente en Medicina. El Sr. Valle agrega que si la preparacion presentada por la Comi- 458 sion es la prueba de su aserto, debe quedar sobre la mesa por asistirle algunas dudas en el particular. El Dr. Navarro, despues dar las gracias al Sr. Valle por el poco favor que ha ce 4la Comision, poniéndose del lado del su- puesto inventor, cree que no se necesita más que echar una mirada sobre ambas preparaciones para ver el contraste que entre ellas existe. Por otro lado, nose ha calificado en espe- cial la zarzaparrilla, sino que se la ha colocado entre las sustan- cias de accion débil é insegura. El Dr. Rodriguez es de parecer que la Academia debe tener la independencia necesaria para llamar las cosas por su nom— bre, cuando el resultado obtenido por la Comision es tan dife- rente del anunciado por el Sr. B....: : no hay consideracion posible contra la explotacion, y el informe debiera ser todavía más enérgico. Esto en cuanto á la cuestion moral, que respec- to de la científica, íntimamente ligada con la otra, la composi- cion que se recomienda no ofrece nada de nuevo, y aun cuan- do la zarzaparrilla haga sus servicios y se reconozcan en ella algunas virtudes, no es un motivo que dé la menor importan- cia al nuevo preparado. El Dr. Oxamend: agrega que en Alemania se han hecho ex- perimentos y probado que la zarzaparrilla es una sustancia in- erte, que no vale más que la altea ó la malva: la antigúedad ha consagrado su uso como vehículo para otros medicamentos, continuando así hasta nuestros dias sin ningun fundamento. El Dr. Cowley (D. Luis) recuerda que Mr. A. Guilliermont, deseando investigar si la zarzaparrilla debía sus propiedades antisifilíticas al iodo, pues ántes'se había fijado en el olor par- ticular de los decoctos, hizo el análisis de la de Honduras y lle- gó á comprobar que contenía mucho ioduro de potasio. El Dr. Cowley (D. Rafael) advierte que bajo el nombre de zarzaparrilla se comprenden plantas que pertenecen á especies y géneros distintos; pero que en el género Smilax se reconocen algunas propiedades terapéuticas que no deben negarse, pues si es cierto que un célebre profesor de farmacia hubo de decir que una vez hecha su preparacion, podía servir el mismo colador pa- 459 ra todo el año, el Sr. Vandercolme ha sostenido recientemente una tésis favorable á sus usos en Medicina. Ademas el análisis químico ha reconocido en ella la existencia de ciertas bases or- gánicas. El Dr. Hernandez insiste tambien en la necesidad de no con- fundir las diversas especies de zarzaparrillas, sucediendo con ellas como con las quinas, que no todas contienen igual pro— porcion de principios activos; y por más que digan los profeso- res alemanes, los médicos curan todos los dias con solo la zar— - zaparrilla algunas enfermedades: prueba evidente de su efica- cia. El Dr. Miranda expone que la cuestion se extravia: no se trata ahora de saber si la zarzaparrilla goza ó carece de propie- dades medicinales, sino de averiguar si el Sr. B.... trae al- go de nuevo y útil, ó de viejo é inútil. Primeramente, la soli- citud está escrita en los términos' empleados por los charlata- nes: promete curar las afecciones reputadas por incurables, En segundo lugar, la Comision ha tropezado con una gran di- ferencia entre la preparacion hecha por ella, segun la fórmula del autor, y el compuesto que éste Ira remitido. Y por últi- mo, nada hay de particular en una y otra sustancia: todos los médicos administran el ioduro de potasio y otros medicamen- tos, asociados ó nó á diversas materias, sin que por eso se crean con derecho á pedir un privilegio. | “El Dr. Gonzalez del Valle (D. Ambrosio) insiste en que dado caso que se desprendiera la mala fé del interesado, no es pro- pio de la dignidad de la Corporacion el expresarlo así: si los preparados,son cosas diferentes por su aspecto, el análisis quí- mico debió de intervenir para el estudio comparativo, análisis que resolvería en último término la cuestion y que no puede considerarse como inútil toda vez que, haciendo los preparados distintas manos, es muy comun observar resultados tambien distintos. El Sr. Melero sostiene que si los preparadores son igualmen- te entendidos y hábiles, no se notará ninguna diferencia. El Dr. Navarro tiene por innecesario el análisis químico que T. 1x.—60 460 reclama el Sr. Valle, no ofreciendo nada nuevo la fórmula re- servada ni la que se ha dado al público y aparece en la instan- cia, redactada por otra parte en términos inaceptables para la Academia. ¿Puede demostrar lo contrario el Sr. Valle? Ni era necesario tampoco, vistos los antecedentes, la nueva prepa- racion que, 4 mayor abundamiento, ha practicado la Comision. El Dr. Cowley (D. Rafael) opina que hasta el Sr. Valle es- tá en realidad de acuerdo con los demas, no pudiendo negar la diferencia y hasta el contraste que existen entre ambas fórmu- las. Ya en posesion de semejante dato, está probado el fraude y es del todo inútil la investigacion química: no es posible tampoco dudar de la Comision. Y en cuanto al chocolate, si contiene carbonato de amoniaco, no debe mirarse como un chocolate higiénico, sino como un producto terapéutico. . El Dr. Rovira es de identico parecer: no hay necesidad del análisis, puesto que hay una fórmula; pero en cuanto á la di- versidad de los preparados, debe advertir que á ella contribu- yen á menudo la diversidad de los extractos que se emplean, segun que se hayan tomado en la plaza, tales como se expen— den, ó segun que se hayan preparado recientemente. El Dr. Várgas Machuca indica tambien que se ignora la cla- se de vino de que se ha echado mano: esto influye en los resul. tados, pues el tanino puede precipitar algunas sustancias. El Dr. Babé pide se lean las conclusiones del informe; y ve- rificada la lectura por el Sr. Navarro, sostuvo aquel académi- co, que apoyándose sobre todo en la consideracion de las fór- mulas, era preciso que á éstas se refiriesen en particular dichas conclusiones;—lo que desde luego fué aceptado por el señor ponente. , Terminada la discusion, fué puesto á votacion el informe por el Sr. Presidente, siendo aprobado por mayoria absoluta de vo- tos, con la enmienda indicada por el Dr. Babe. Revista cieNtirica.—Ocupóse en seguida el Sr. Sauvalle en - una Revista cientifica, del carbazoato dé amoniaco que el Dr. Dujardin—-Beaumetz recomienda como sucedáneo del sulfato de quinina; consigna sus efectos fisiológicos en hombres y ani- 461 males y seis casos de fiebres intermitentes cotidianas, tercia- nas y neurálgicas curados por este medio á la dósis de 2 4 4 cen- tigramos al dia: y despues, de la fiebre amarilla 4 bordo de la Numancia, con las condiciones y circunstancias del buque y aquellas en que se desarrolló la enfermedad, la relacion de al- gunos casos que presentaron formas especiales, las conclusio— nes del Dr. Ockland Vandelpoel relativas al buque infestado, al caráctersespecifico de la fiebre amarilla, á su no-contagiosi- dad, d no-trasmision de una persona á otra, y ála accion profilác- tica de los catárticos. Pasadas las horas de Reglamento, quedó la Academia consti- tuida en sesion de gobierno, para proceder á la eleccion de los ministros oficiales correspondientes al bienio de 1873 4 75. 0 y coweupalo g9/31|Zc169 2401/68 3 8er6 Loa ve fast fatra feo“polzi's [96 zoleroolo'ecrlo'y leocilztork “e jors [9%2S log o 'eufule*c9/68|1 — | —— 2 LT —— [—— -]-- -|- E E, Ss peon] *oso feorarga] tuya XBaAf epa | poso Jevararna] "Po | “11980 feonugauuxep] 2 AO a ze BS "P290]0.4 "pU NL | SoOL9UI U9 VD "OPDIH o 0 Y Opyonpa. $04) "9 ¿07D DpidMp "DIVISA D| 9p SI El E p9pawny pp sodoa pp U0ISua | 29439 Ospautguta y | -2uquu ua 0904 |? DIVISA D] 9p SIUVISIM Y) 02401) U9 UOLIDUY IA] "OLNHIA Ud ¡DJUOZLLOY DELIMA 6481 Ud TIINILAON EC SEN TE ELNVUAO NETEL EC OIMDETOO TVIY "IZ NI SVHDTH SVOIDOTONORLIN A SVOLLENOYN SENOIOVAVESTO 66L 6981 | ave So0'T9 | 9'gs1 ERA a 113 servI | ¿'6l 301 vol *****“u01mDnos) IS | +98 78l 129% A 0'0S1 202200 DuuyA G6_ | arta 6'T€ 06'99 . vO091 : 202? 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Análisis microscópico practi- cado por el Dr. D.: Felipe F.: RodrigUez..cocociionicnnicronscnnnnoms 439 CombusTIBLE (Del) en los ingenios; por el Sr. D. e Fernan= dez de MIST AI S dian de OA nda cba 37 ELEFANTIASIS del escroto.—Memoria y Operaciones del Dr. D. Enriyue Dumont aiii ¿ono 40 —V. OSQUEOTOMIA. EPIZOOTIA CABALLAR.—Programa de estudios para la epizootia desarrollada en la Habana; por el Dr. D. Ambrosio (. del EA e E A 393 —Influencia de la mala sáleion y construccion de los esta- blos y caballerizas; por el Dr. D. Luis María Cowley........ 894 —De los espórulos microscópicos de fungus, como causa de la - epizootia; por el Dr. D. Manuel Várgas Machuca... som. 390 —Discusion entre los Sres. Hernandez, Gonzalez del Valle (D. Ambrosio), V. Machuca, Miranda, Plasencia, Diaz (D. Jo- sé Guillermo), Cowley (D. Luis), Donoso y Rodriguez........ . 396 —Discurso del Dr. D. Antonio Mestrl ..oomorccccoomo A dt 407 ¡0 Págs —Exámen hecho del mucus de los caballos, por el Dr, D. Felipe y a A O A O 409 —Del bejuco Ubí usado contra la epizootia; por el Sr, D. Fran ORAR; la cita AAA DAA 410 —Epizootia camellar y RA por el Dr. D. Ramon, PAR DOG di Ade 130 Equinococos en la carne, — Exámen microscópico por el Dr DA a adriggd ricardo 439 —Netesidad .del reconocimiento pericial en el ubasto de car- MER AporpiDR=D.: Antonio: MésirO sac c.crdieno inc vcrnda even 439 EsTADISTICA médica mortuoria de la Habana en 1872; por el Dr. Dr Ambrosio Gonzales del Walle cerciorarse dd 85 y 340 —Permiso para seguir la Academia publicando estadisticas mor- A A O A 135 -—Estadística de los enajenados en la isla de Cuba, por el Dr. D. Tomás Plasencia—137—Discusion á ella relativa......... 140 —Estadistica mortuoria de Guanabacoa; por el Dr. D. Ambrosio CARR daa cicle aia 144 —-Movimiento camilo sico de ess pipitalel civiles de lo. Habana en 1872; por ¿dem”.....co" ...o. 0. A A 373 —V. HIGIENE PUBLICA. ExPLOSION de una retorta en un laboratorio de Química. Infor- me por el Sr. D. Márcos de J. Meler0 ...oomocononocm roncconanos: 412 —Discusion acerca de dicho informe, por los Sres. Várgas Ma- chuca, Finlay, Lastres, Rodriguez, Oxamendi, Melero, Babé, Gonzalez del Valle (D. Ambrosio) y Mestrl-..o.ooocumonneneanos 418 Fenico (Del ácido) en inyecciones subcutáneas contra las fie— bres intermitentes; por el Dr. Déclat...... A ..411 y 454 FIEBRES GRAVES de la isla de Cuba, Informe acerca de una me- moria presentada con opcion al título de socio correspon- sal; por el Dr. D. Pedro Alejandro Aublr..oocomcnonnos > ire 287 FLora CuBana.—Orquídeas, segun el catálogo de Grisebach; por el Sr. D. Francisco A. Sauvalle. ........ ei 126, 216, 245 Genio cientifico (21) —Nuevo periódico publicado bajo la di- reccion del Sr. D, Márcos de J. Melero......... ruscalrdó CO 374 GeEnNITO-URINARIAS. —Enférmedades de dichas vías y operaciones que reclaman; por el Dr, Alf. Amussat.—Exploracion de la vejiga.— Expulsion espontánea de cálculos vesicales.—Li totricia uretral —Talla —- prerectal.—Canterizacion despues de las amputaciones.—Descripcion de algunos instrumen- tos. —Tratamiento del cáncer del útero por medio de la gálvanocáustica A A AA 84, 134, 142, 180,206, 258 Gravrracion.—Nueva teoría, por el Dr. D. Cárlos Finlay .. 406 IV Págs —Nota.adicional, porel Sr. Finlay ou ooo capa ndninalons on deme naanas 424 HEMATURIA GRASIENTA.—Comunicacion del Dr. D. Antonio Mes- tre sobre un caso por él observado.....ccocooocopononaccancncrnarao 39 —Discusion acerca de dicho particular, por los Sres. Lebredo, Reynés, Oxamendi, Gutierrez, Rodríguez €tC..... .. Ai caia 41 HERIDAS POR ARMAS DE FUEGO.—Su tratamiento segun la prác- tica de los médicos militares españoles; por el Dr. D. Kia- mon Hernandez Poggl0....o..... O 137 HIGIENE DE LOS NIÑOS.—Memoria premiada en la Academia con una mencion honorífica; por el Dr. P. M. Braidwo0d........ 56 —1Informe acerca de dicha memoria; por el Dr, D. Pedro Alejan- NE O A A o 91 HIGIENE PUBLICA, —Informe sobre el uso del aceite de nafta en poblado; por el Dr. D. José de J. Rovira.—230.—Discu— SIA dades o be A O o O O 233. —Informe acerca de los depósitos de heno y aceite de carbon en poblado; porel Dr, D. Luis M. CowleY...oomooooom.m.o comooooo 387 —Aspecto sanitario dela Habana en el primer semestre de 1872; por el Dr. D. Ambrosio Gonzalez "del Valle......o.omomo.o. 85 —Aspecto sanitario de la Habana en el verano y otoño de 1872, POL. dota ialas os peral roca tarados AA 339 y 405 —Estado sanitario de Guanabacoa en 1872; por idem......143, 870 y 412 —V. ESTADISTICA. —Constitucion médica reinante: diarreas catarrales y colerifor-- mes. Comunicacioues de los Dres. Mestre, Gonzalez del Valle (D, Ambrosio), Lebredo, Rodriguez y ReYhéS..ooooconnnninnnc» sr O —+Estado sanitario de Quivican, por el Zdo. D, Domingo Rosaín— 443. — Reflexiones con este motivo, por los Dres. Cowley (D- Datael)oy Meine tan iba 443 —V. Equinococos. HisTorR1a.—Fundacion de la primera cátedra de Cirujía en la Habana; por el Dr. D. Antonio MestIC o... coo oo.oo. a O . 180 HosPITALES.—Puntos que merecen estudio especial para su construccion; por el Dr. D. Ambrosio Gonzalez del Valle 305 y 387 —V. ESTADISTICA. Huevo HumaNo,—Piezas anatómicas y notas explicativas remi- tidas á la Academia por el Dr. D, José Beato y Dolz 402 y 430 INGENIERO.—Sobre las relaciones que tienen las ciencias físicas y naturales con la profesion del—Discurso inaugural del TD: Mal Canin A +...-"291 y 315 —Trabajos impresos del Sr. D. 'Rafad a eeni dad a A —Discurso dé contestacion al nuevo académico; por el Sr. D, Francisco de Albear y LOTT. iria ica y SEE E A a iS di, A iS ci Mr W Liroma.—Pieza anatómica RAR? por el Dr. D. Felipe F. Pi AR ER ANS pia Mancos —Envenenamiento por su ingestion seguida do libacio- ciones alcohólicas; por el Dr. D. Ramon Hernandez Poggio... —Analisis del mango pe el PS de vista químico, segun Ave- MI A diia daran A a E Dienion acerca dd de aciol de dicho fruto en el tubo diges- tivo; por los Sres. Oxamendi, Sauvalle, Plasencia, Auber, Gar- cia, Melero y Musa dliciera red li do dad A ATI AA A IS E MEGALOFTALMIA, MICROFTALMIA Y ANOFTALMIA.—Observacio- nes recogidas por el Dr. Dumont en las alturas de Puerto Rico.—Exoftalmia reumática... ... A id OS —V. Puerro Rico. MEDICINA LEGAL.—Informe en un caso de muerte por contu- «sion del vientre; por el Dr. D, Gabriel M. Garcia... ...o —Dificultades para el exámen de un enajenado; por los Dres. FSCUTNÓ y (MEynés iden amina A E penoninoo —Informe en un caso de envenenamiento por el verdin de unos dulces; por los Dres. D. Manuel $. Castellanos y D. Cár- los Donoso........ oe A hdi nado a eo edo —Informe sobre enajenacion mental de un sujeto, en causa por tentativa de violacion en sus bijas; porel Dr. D. Joaquin G. o NA O A A TS — Informe en un caso de enajenacion mental; por el Dr. D. Juan MADADE 2d rato cio si o TA De pie ia daa enel dar Mi —Informe acerca del mismo Aso, porel Dr. D. Pedro Mar- LES ¡SQUEÑEE dacoas. orancad nana cado e naná ras A AORTA —Informe relativo al estado mental de un individuo; por el LAO. 1. Guillermo. BERaS AC hiba ion der vendo —Discusion de dicho informe, por los Sres. Rodriguez, G. del Valle [D. Ambrosio], Oxamendi, Mestre, 0 Albear, Pla- sencia y Benasach....oomemmo. O —No competen á la Academia las. mismas lariús mó á los médicos forenses ó de SEMANA ..rmo coconorncconinnonanarraconano conos —Informe médico-legal en un caso de distocia; por el Dr. D. Ramon Luis Miranda....... A A Ñ —Discusion del referido informe, por los Sres. Rodriguez, (. del Valle [D. Ambrosio] Mestre, Diaz, Reynés, Miranda etc. —Informe en un caso de enajenacion mental; por el Dr. D- Antonio MestlCvooooooosennoioconencnnrnnnncnnnannrenncnnnrnnnenanonneraos —Informe en otro caso de enajenacion mental, por el Dr, D, Antonio de (CÓrdON,.. ..ooomomosscconorns aca ls Págs. 421 vI Págs. —Discusion acerca de dicho informe, entre los Sres, Rodri- Juez, *GOrdony> MITRA, DMMESTRO dis acia 441 —Informe sobre calificacion de heridas; por el Dr. D. Cara DE A e O A 455 METEOROLOGIA.-Observaciones recogidas en el Colegioy 89,129,177, de Belen durante los meses de Febrero de 1872, Mar- | 217, 249, 280, zo, Abril, Mayo, Junio, Julio, Agosto, Setiembre, ¡ 311,343, 375 Octubre y Noviembrede 1873............ Ane an ) y 462. —Perturbaciones magnéticas y aurora boreal del 4 de Febre- ro do-1872; porel. +. P. Bento VMescriostaco "escitas 111 y 234 —Perturbaciones magnéticas en relacion con los demas ele- mentos meteorológicos, durante los meses de Junio, Julio, Agosto, Setiembre, Octubre ..últimos......240, 281,313, 345, 377. NocaL (AcerTeE)—de la India. Sus aplicaciones á la orapál tica, por el Dr. D, Juan Caliato OxaMNdicccconicinic caso 430 —Discusion, con motivo de esta memoria, ,entre jos Dres, Oxamendi, Lebredo, Melero, Cowley, [D, Rafael], Rodriguez AA IS NI A O A o 431 ORNITOLOGIA CUBANA.—Ubra publicada en los “Anales” por el DEP IVANA UNA C 7 E Na SR a O IA AE 220 OSQUEOTOMIA practicada en la mujer; por el Dr. p. Enrique Du- mont. VE BLARWUIASO. a dear ai a ae oo ASI ISO 206 PoL1po fibroso del útero.—Caso curado por medio de la ligadu- ra y de cauterizaciones sucesivas: por el Dr. D. Fernando Gonzalez del Valle. ins Cde US aaa, ds SO 159 —Influencia de los pólipos en la menstruacion prematura; por los¿Dres. D. Fernando y D. Ambrosio Gonzalez del Valle y D. Nicolas: D. CUOTA TI no ad aieaaa stoa aaPOES Te ADAL Puerro Rico. —Putclogía de la mujer en las alturas de dicha Isla; por el Dr. D. Enrique Dumont........ O A 38, 53, 87 —V. MEGALOFTALMIA, MICROFTALMIA, ANOFTALMIA Y EXOFTAL— MIA REDUIATECA LAA a A A a O O od 87 REMEDIOS NUEVOS Y secrETos.— Informe acerca de un chocolate y de una zarzaparrilla; por el Dr. D. Francisco Maria Na- VATFO:=—DISCUBION 0000 000 0 n opa o sodt den cable Va dao as EPSON RU 456 y 457 RETENCION DE ORINA.— Estudio quirúrgico: discurso inaugural, por el Dr. DiJuan. Manuel Badé..ooomompicioiaana nodos neta 162 y 208 —Discurso de contestacion, porel Dr. D. José Antonio Reynes... 241 REVISTA CIENTIFICA, porel Sr D. Francisco A, Sauvalle.-—Regadío higiénico de las calles, 79 Tratamiento del tifus por los ba- ños de agua fría, 79.-Supositorios de cloral en las convulsio- nes puerperales, 82 - Reptiles fósiles de Bélgica, 121.-Obser- vaciones recientes sobre la digestion, 122.-Nuevos anestési- + NN A A de IE AOS NS A ASA AAA A | | VII Págs. cos, 123.-Accion perjudicial de laquinina en alta dósis, 124 - Vírus vacuno, 125, 145 —Enfermedades del corazon, 172.— Rabia, 174.—Observaciones anátomo-antropológicas he- chas en el cadáver de un negro, 175.—Ebullicion del éter, 175,—Alotropia, 176.—Orígen de la vida, 258.-—-Tratamien- to de las fiebres intermitentes por el ácido carbólico, 417 —Otras aplicaciones del cloral, 417.--Del carbazoato de amoniaco en las calenturas intermitentes, 460.—La fiebre umarilla á bordo.de la NUMANCIA coros oonmnias mehbsa odds nao 461 SALVAVIDAS en alta mar, ideado por el Dr. D. José de la Luz SREIDANAEZ Dd + de . 888 —Discusion sobre este asunto entre los Sres. Melero, Albear, Cowley (D. Luis), Cerero, (tonzalez del Valle (D. Ambrosio), EI A: A: PL A 389 y 443 —Nota del Sr. D. Márcos de J. Melero.—446.—Discusion con motivo de ella entre los Sres. Hernandez, Melero, Gonzalez deliValle (D,. Ambrosio) y Mestre... vom conasiras recon saana brad 447 TALLA PROSTATICA bilateral, hecha dos veces en un mismo indi- viduo; porel Dr. D. José Guillermo Diaz............ po ..365 y 411 Tisis PULMONAR —Influencia del aire marítimo en esta > medad; por el Dr. D. Ramon Hernandez POgYi0..ooooconnmmmmmoo. 54 TORACENTESIS en un caso de herida contusa penetrante de pe- cho, con derrame sanguíneo considerable y pleuresía conse- cutiva: curacion; por el Ldo. D. Francisco Royero......o.... . 334 Vacuna —Estados de los vacunados en el salon de la Academia; por los Dres. D. Rafael Hondares y D. Gabriel María Gar- UD LR en 33, 43, 136, 180, 259, 392, 402, 420, 437 —Estudio comparativo de la vacuna animal y de la Pt 47 —Vacuna pulverizada ........o.o oocooosn... A o 125 —Continuacion de los “Apuntes” publicados por el £do. D. Do- MiNgGO ROSUÍN ..cooonmcooocononoroancanananoncrcnacanses A A 455 —V. RevIsTA CIENTIFICA. VeyicGA doble de un carnero: pieza anatómica regalada por el Dr=D: José: de 0 Tra EleRRONA CR ienenosaonncnivapa coa ABU dAS 260 Zayas [D. Juan Bruno].—Publicacion á sus expensas de la me- moria sobre Higiene de los NIÑOS. ....oomcocconnononionsnnnnnoos 132 FIN DEL TOMO IX. ; AA: AN vd ce 2 hi: 2 A AN se pe Do ¿CER E A E a ie ' 1: | id | 1d e 54 Hs Ade , 2 Y TA 7 . 5 e EN ES * AE CADA A AA A pa Da MO cio EA AENA Y Ar ¿y ¡ ride A Y 1 . VA A % Fon a ii RISA O y WI MN epi Ca Y eN eS pe ¿e LIA 3 5185 00258 1849 a : ENTRA e > ho a PE E 23% Ñ “ 3 A Ms e + 2 >. de q e, MA a Ah e, A In AE AR . E y dl $ de Te y CEN SR lr Y DAS ROO . ES o