AÑ y EN 1 CI IÓN de 5 u AN . MS Al Y) 5 ú y Al ' Ie ¡ pl UN , K ve ' és Ci 05d o A 4 y qdo. Y DN , 0 o ANALES ON LA ACADEMIA DE CIENCIAS MEDICAS, FISICAS Y NATURALES DE LA HABANA. ¡__ REVISTA CIENTIFICA. DIRECTORES, DD. D ANTONIO MESTRE Y D, FELIPE E. RODRIGUEZ, ENTREGA CXIIT. AS TOMO X. DICIEMBRE 15. HABANA, IMP. “LA ANTILLA,” DE CACHO-NEGRETE, CALLE DE CUBA NUMERO 51. | 1873, ANALES ACADEMIA ll CIENCIAS NADIA, FISICAS Y NATURALES | DE LA HABANA. | —_ a REVISTA: CIENTIFICA. i LIBRARY ANALES SN BOTANI“ 4al CARD DE LA ACADEMIA DE CIENCIAS MEDICAS, FISICAS Y NATURALES DE LA HABANA. — z_-— _—_———-. REVISTA CIENTIFICA. DIRECTORES, DD. D ANTONIO MESTRE Y D, FELIPE F, RODRIGUEZ. TOMO X. HABANA. IMP. “LA ANTILLA,” DE CACHO-NEGRETE, CALLE DE CUBA NUMERO 051. 1873. Y E 4d A: cd - A cor var: ex A y yA ny ANALES DE LA ACADEMIA DE CIENCIAS MEDICAS, FISICAS Y NATURALES DE LA HABANA, REVISTA CIENTIFICA. JUNIO DE 18783. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA. I SESION SOLEMNE DEL 19 DE MAYO DE 1873. Abierta la sesion á las siete y media de la ncche, bajo la presidencia del Excmo. Sr. Rector de la Universidad de la Habana D. José Montero Rios, en quien delegó el Excmo. Sr. Gobernador Superior Político, segun oficio fecha del mis- mo dia 19, las facultades que le confiere el art. 59 del Regla- mento vigente; y estando presentes los Sres Académicos de mérito Dres. Gutierrez, Q. del Valle (D. Fernando), Poey (D: Felipe), Hernandez (D. José de la Luz), y R. P. Viñes; + los de número Sres. Sauralle, Albear, Lebredo, Diaz Alberti- ni, Miranda, G. del Valle (D. Ambrosio), Oxamendi, Melero, García, Lastres, Rodriguez, Reynés, Cowley (D. Luis y D. Rafael), «Martinez Sanchez, Várgas Machuca, Donoso, Pla- sencia, Cerero, Finlay, Babé, Benasach, Navarro, Górdon, Auber, Mestre; el socio corresponsal Sr. Rosain; individuos 6- de diversas corporaciones, como el Consejo de Administracion, la Excma. Audiencia, la Junta Superior de Instruccion pú- blica, la Universidad literaria, Ja Sociedad Económica, el Instituto de segunda enseñanza, las Escuelas Profesiona— les, el Colegio seminario de $. Cárlos, el Colegio de Belen, periodistas entendidos, etc., y una numerosa y escogida concurrencia, —leyó el Dr. D. Nicolas J. Gutierrez, Pre- sidente de la Academia, un discurso en que, despues de sig: nificar que ésta celebraba el duodécimo aniversario de su fun- dacion, la vida creciente del instituto, la buena opinion y fa- ma que iba alcanzando, y que, poniendo á la vista de todos el cuadro de nuestros O) os y de nuestros afanes de cada año, “sentíamos con orgullo ese lítito placer, ese regalado bien es: tar del alma, que viene á la conciencia del: que ha llenado satisfactoriamente los deberes contraidos, cumpliendo la mi- sion que se impuso á nuestra responsabilidad,”—dirige una mirada retrospectiva sobre el estado en que se hallaba en la Habana el estudio de la Medicina á principios de este siglo, cuando por los años de 1817 á 1823 reinaban todavía en la enseñanza universitaria las doctrinas de Hipócrates y Galeno, reducida la instruccion á las asignaturas de Fisiología, Pato- logía general, Methodus medendi y Anatomía, y sirvieudo de texto los Prolegómenos de Lázaro Riverio y la obra de Juan de Dios Lopez, ademas de los Aforismos del ancia- no de Cos con los cómentarios de Piquer y Gólter. La Medicina no constituia una verdadera ciencia, ni siquiera un arte; sino un empuisma más ó ménos ad segun el talen- to del que la ejercía. Señala en seguida el Dr. Gutierrez los hombres.que más influyeran en sacarla de tan lamentable atraso; lo que se debió á las comunicaciones más frecuentes y numerosas que proporcionara el fomento del comercio y de la industria en la Isla, á las ideas profesadas en el Colegio Se- minario de S. Cárlos y á la lectura de autores muy recomien- dables, que hicieron abandonar las añejas doctrinas per las de Bichat, Dumas, Richerand, Pinel 4; y ¿lo que contribuyeron no poco el establecimiento en la Habana de la primera libre- ” Í ría científica que hemos tenido, la apertura del curso de Anato- mía descriptiva en 1819, los esfuerzos de la Sociedad Patrió- tica de Amigos del País á favor de las ciencias físicas y na- -turales, en que tuvieron participio los Sres. de la Osa y la Sa- gra;los del Dr, D. José de la L. Hernandez por despertar el deseo de estudiar la Higiene pública y privada; los del Dr. G. del Valle (D. Fernando) en beneficio de la enseñanza de la Cirujía; y los del Dr. Gutierrez por crear una asociacion mé- dica, una Academia que no solo sostuviera el entusiasmo por el cultivo de las ciencias, sino que dedicase su preferente atencion á nuestra Topografía médica: redactó el Dr. Romay la primera representacion al Supremo Gobierno; pero hasta el año de 1860, y despues de nuevas instancias, no se logró su establecimiento, siendo sensible que no hallasen un puesto en ella todos los aspirantes, deseosos de trabajar en pro de la ciencia, en beneficio del pais y por el prestigio y nobleza de la profesion á que siguen dedicados; pues la ciencia médica no puede ni debe confundirse con las que solo sirven para . medrar, y “ojalá todos tuvieran un patrimonio, que ponién- dolos en una posicion independiente, pudieran ejercer su pro- fesion por solos los principios de la beneficencia!” Terminado el discurso del Sr. Presidente titular de la Acade- mia, leyó el Secretario general Dr. D. Antonio Mestre el Re- súmen de las tareas en que se ha ocupado durante el último año: hizo la reseña de los trabajos realizados por la corpora- cion, de los informes ministrados por.las Comisiones de Medici- na legal, Higiene pública, Remedios nuevos y secretos, Patolo- gía médica, de las discusiones más importantes que han tenido lugar en su seno, de las diversas comunicaciones, memorias y piezas patológicas presentadas por sus socios numerarios, cor- responsales, y por otras personas amantes de las ciencias, de las opciones á sus premios anuales, del movimiento ocurrido en el personal del instituto, de la pérdida sufri- da en el Dr. D. Guillermo Michelena, á quien se tributan al. gunas palabras de justo y merecido elogio, y de las últimas elecciones que se han hecho para el bienio de 18753 á 1875; con- 8 cluyendo el Secretario por aseverar que, si por un momento la marcha de la Corporacion se habia visto algo perturbada, en la actualidad debíamos estar todos complacidos al contemplar- la siguiendo su camino sin tropiezos ni vacilaciones. Despues del Secretario, leyó el Dr. D. Joaquin Francisco Lastres, socio fundador y de número. de la Seccion de Farma- cia, un estudio acerca de las Ciencias físicas y naturales en la . Edad media.—La desmoralizacion de los romanos hizo indis- pensable la invasion de los bárbaros, concurriendo al orígen de nuestra civilizacion, que no debe atribuirse exclusivamente á este elemento ni al cristiano. Losusos y prácticas del gen- tilismo subsistieron uo obstante la predicacion de la buena nueva, por lo que Roma murió pagana; pero el ascetismo de los primeros tiempos era incompatible con el estudio de las ciencias.—Trata en seguida el citado académico de la encar- nacion del A en la organizacion social de la Edad media; del estado de los conocimientos científicos en esos tiempos tocante á Astronomía, Geografía, Física, Química, Mi- neralogía, Botánica y a de la rehabilitacion del Dante como hombre deciencia por César Cantú, siendo de opinion que los que juzgan la Edad media como una época infecunda para las ciencias, reniegan de la ley del Progreso; y de la influencia benéfica de la Iglesia, sirviendo de mediadora entre una civiliza- cion espirante y la barbarie, y constituyendo el fundamento del derecho internacional. « El cultivo de la cabala y dela magia demuestra el predominio de lo sobrenatural y de lo fantásti- co sobre la verdadera interpretacion de los hechos. El estado político de los pueblos influyó más en retardar la marcha de la ciencia, que las exageraciones del principio religioso. Has- ta fines del siglo XVII no puede decirse con propiedad que ha empezado la regeneracion científica, demostrada con datos irrecusables por Cuvier, habiendo sido Condorcet el que diera la verdadera fórmula del progreso, al estudiar la historia bajo el punto de vista positivo de la sucesion de los descubrimien- tos cientificos. Por último, el Dr. Lastres concluye su discur— so con una oportuna comparacion, representando al siglo XIX 9 por medio de un hombre montado en una veloz locomotora, con un aparato telegráfico en una mano y una máquina foto: gráfica en la otra; y considerando las ciencias como las colum. nas de fuego que guian á la bumanidad hácia la tierra de promision. Terminado dicho discurso, y la lectura hecha por el Secre- tario del Programa de los premios para el concurso de 1873 á 74, declaró levantada la sesion el Excmo. Sr. Presidente De- legado del Superior Gobierno, á las nueve y media de la noche. Discurso DEL Dr. D. Nicolas J. Gutierrez, PRESIDENTE DE La ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA. Eecmo. Sr. Sres: —Celebramos en esta sesion solemne el duodécimo aniversario de la inauguracion de nuestra Acade- mia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales: cumplimos así con una disposicion del dont que la rige; y aun cuando el mandato no existiera, no podriamos ménos de marcar este dia memorable por más de un título, porque en actos como éste renovamos anualmente aquellos sentimientos que tan gratos nos fueron el 19 de Mayo de 1861;saboreamos con expansi- vo gozo la vida creciente de la institucion; contemplamos en- tusiasmados el crédito y opinion que la van esmaltando; y en fin, porque poniendo á la vista de todos el cuadro de nuestros trabajos y nuestros afanes de cada un año, siempre en aumen- to y siempre tan beneficiosos como estimables, sentimos con orgullo ese lícito placer, ese regalado bien-estar del alma, que viene á la conciencia del que ha llenado satisfactoriamente los deberes contraidos, cumpliendo la mision que se impuso á nuestra ona: Al cuidado de nuestro digno- Secretario” general queda el ofrecerlos hoy á vuestra Henerola consideracion: despues que los conozcais y juzgueis, lo doy por cierto, ho dejaréis de con- T. x.—2 10 venir en que con alguna razon he podido decir que con orgu- llo nos complacemos con nuestros lauros. Pero ántes permitidme echar una mirada retrospectiva, aunque rápida, sobre el estado ó situacion en que se encon- traba el estudio de la Medicina y su ejercicio en la Habana, á principios de nuestro siglo; permitídmelo, para comprobar cuanto manifesté en mi primer discurso, en aquel dia de la inauguracion de esta Academia, sobre la necesidad que tenia- mos de una sociedad dedicada al honor de la Medicina y sobre los beneficios que tanto la ciencia como la humanidad habian ' de reportar de ella; y especialmente cuando me ocupé del mo- do eventual con que alcanzábamos á adquirir noticias y cono- cimientos del espléndido progreso que hicieran las ciencias del otro lado de los mares, preludios del advenimiento de me- jores dias científicos. Era por los años de 1817 á 1823 cuando el estudio de la Medicina en esta Ciudad, así como la profesion de ella apa- recian rezagadas, por lo ménos, con más de medio siglo de atraso, no obstante los ricos adelantamientos que hacian en Europa las ciencias físicas y naturales.—Aun vivian entón- ces en la Universidad, aunque condenados á muerte segura desde muy atras, los cuatro elementos, el Are, el Agua, la Tierra y el Fuego; los cuatro humores, la Sangre, la Pituita, la Bilis y la Atrabilis; los cuatro temperamentos que á ellos. se referian, el Carlor innato, el Húmedo radical, los Humores pecantes; en fin, los Espíritus animales, vitales y naturales. A cuatro asignaturas estaba reducida la enseñanza de la Medicina: una de menguada Fisiología, que por darse por las mañanas se llamaba de prima; otra de Patología general, que se decia de vísperas porque se daba por las tardes; y con ellas alternaban cada dos dias la "de Methodus medendi y la de Anatomía; ademas, el catedrático de vísperas estaba obliga- do á explicar diariamente uno ó más aforismos de Hipócrates, segun los comentos y traducciones que de ellos habian hecho tanto Piquer como Gólter. Servian de texto para las tres prime: ras asienaturas, los Prolégomenos de Lázaro Riverio, que dió 11 ála estampa en latin; y para la Anatomía, pos supuesto teórica, la obra de Juan de Dios López. La teoría de los cuatro elementos y de Jos cuatro humores representaba el juego íntimo de los órganos del cuerpo vivo en la doctrina de Lázaro Riverio, tal como se lo figuraba Gale- no para el ejercicio de las funciones normales; así como la fal- ta de equilibrio entre ellos unas veces, y otras su aumen: to ó disminucion, ó sus variadas y complicadas alteracio-. nes, caidas y sostenían las enfermedades que afligen la especie humana. Con tan baladí, caduca y errónea enseñanza, no era la Me- dicina entónces en esta ciudad una verdadera ciencia en el sentido propio de la palabra, pues no descansaba sobre prin- -cipios ciertos y positivos; nitampoco era un arte, pues ca- recia del conjunto metódico de preceptos y reglas que la cons- tituyeran tal. ¿Qué era pues en' la práctica? Un empirismo más ó ménos glosado, segun el talento del que la ejercía. Algunos hombres extraordinarios, sin embargo, como los Dres. D. Tomás Romay, D. Luis Genebriera, D. Simon Vicente de Hevia, D. Pablo Marin, D. Andrés Terriles y algun otro, hallaron en su propio genio recursos para levantar su repu- tacion profesional en medio de circunstancias tan desfavora- bles.—A las luces que alcanzaran por simple tradicion, aña— dian todo lo que la asidua meditacion y una esmerada obser- vacion pueden desarrollar y crear por sus propias fuerzas; —y hasta donde pueden conducir el sagaz talento y el genio ob— servador, más de una vez durante mis estudios prácticos tuve ocasion, como testigo, de admirar ese tino y saberen mi res— petable maestro el Dr. Terriles, tanto en el diagnóstico como en el tratamiento de muchas enfermedades, pues obrabá en- tónces con tanto acierto como si hubiera poseido la instrue- cion de hoy y á su disposicion tuviera cuanto recursos nos facilita la ciencia en la actualidad. En tanto atraso influia tal vez que los médicos de aquella época, así como los que les precedieron, ni conocian las len- guas vivas, en las que se publicaban yá las obras científicas, ni 12 estaban en relaciones con profesores ilustrados que arribaran á nuestras playas; pues con excepcion de algunos jóvenes pro- fesores de la Armada, discípulos del justamente acreditado Colegio de Cádiz, y Sir otro extranjero, los más eran char- latanes, embaucadores, que aprovechándose de la escasez de buenos y entendidos médicos, eran otros tantos Dulcamaras, calificados algunos de Brujos, ya por el misterio con que os- tentaban la aplicacion desus drogas, ó porque de acuerdo con paniaguados, éstos les proporcionaban informes de los en- fermos que luego debieran ver y que, con solo tomarles el pul- so, les adivinaban sus padecimientos; ni tuvieron, en fin, un estimulo cualquiera que los impulsara á estudiar, procuran do llenar el vacío que no podian ménos de encontrar á cada paso, siempre y cuando quisieran darse razon del ejercicio de nues: tras funciones y de los fenómenos que se presentaban á su ob- servacion en el curso de las enfermedades. Pero una educacion más esmerada de la que hasta entónese recibiera la juventud, y las comunicaciones más frecuentes y numerosas que proporcionara el fomento de la industria y comercio, que á pasos agigantados entraban en la Isla, no po- dian dejar de incitar el desarrollo tambien de la intel en los nacidos de nuevo, y «lar ocasion á que las semillas del saber, trasportadas aquí por estos medios, como lo hacen por otros las de muchas plantas para su diseminacion, acerca- sen el momento en que la necesidad de una regeneración or- gánica se hiciera sentir en todos los ramos de los conocimien— tos humanos, y en que á las decrépitas teorías reemplazaran otras más jóvenes, más potentes y que se armonizasen mejor con el conjunto de los fenómenos que se observaban.—Este momento, señores, llegó; y para la Medicina estaba reservado á los jóvenes entónces D. Agustin E. de Abreu, D. Angel J. Cowley, D. Bernardo del Riesgo, D. Joaquin Santos Suarez, D. Francisco Serrano, D. Serapio Mojarreta, y algunos otros que hoy tambien son sus compañeros de eterno descanso, el hacer salir á la Medicina del deplorable estado á que se en— contraba tristemente reducida. y 13 y Edncados en el Colegio Seminario de S. Cárlos de esta ciu- dad; despejadas sus inteligencias con las doctrinas de Vives, Bacon, Descartes y Condillac; y bajo la direccion de un clarí- -— simo ingenio, no podian resignarse á las añejas doctrinas ar— | raigádas: en la libros de texto que habian de servirles de guia en su educacion médica.—A sus manos habian legado y yá las obrárde Stahl, Cabanis, Bichat, Dumas, Alibert, Barbieri y Richerand, que más que leian, dia y noche devoraban sus pá- ginas, y que despertaron en ellos el entusiasmo y el amor á la ciencia, que conservaron hasta la muerte. ¡Ah! la muerte! ella - pudo herirlos como. hombres; pero sus almas, sus inteligencias, sus trabajos en fin, vivirán siempre en los fastos de nuestra Medicina, sin que haya un solo amigo de la ilustracion y de la humanidad, que no les conserve un prolongado y fiel re- cuerdo.— Estos hombres, Sres., hicieron á la Medicina aquí, en su corta carrera, muchos más servicios de los que ellos mis- mos previeron. Como no podia ménos de suceder, los catedráticos de en- tónces D. Simon Vicente de Hevia, D. Pablo Marin, D. An- tonio Viera, D. Lorenzo Hernandez y D. Antonio Machado, tuvieron que abandonar las viejas doctrinas con la prontitud que demandaban las nuevas exigencias de aquellos sus alum- nos, dedicándose á la par de éstos al estudio de todos los ra- mos que hasta esa época de transicion constituyera el de la Medicina. El beneficio de ese movimiento científico, no solo fué en provecho de maestros y discípulos; pues franqueando las puertas de la Universidad, se extendió de un modo sor- prendente entre todos los que entónces ejercieran la profesion: yá no se oyeron más, ni en las aulas, nien las consultas, el húmedo radical, los humores pecantes, el cálido innato de: las propiedades vitales, la sensibilidad y contratilidad animales y orgánicas, las doctrinas químicas sobre el calor animal y la respiracion, el estímulo de Brown, la teoría de las fiebres esen- ciales de Pinel, d vinieron á reemplazarlas, y como era lógi- co, la Terapéutica y Materia médica experimentaron otras transformaciones. -. 14 : m..: ; Y como no con poca frecuencia una casúalidad, un aconte- cimiento al parecer insignificante, un hecho, en fin, trivial, sencillo por demas, proporciona un descubrimiento, ó encuen- tra una verdad, ó cuando ménos facilita las más veces:los me- dios de abreviar el trabajo de investigacion, no debo pasar en - silencio, á fuer de prolijo historiador, lo que ocurriera en la época á que me refiero y que no poco contribuyó á avivar el fervoroso entusiasmo que se despertara, no solo por el estu— dio de la Medicina, sí que tambien por el de las otras ciencias y por el de la literatura. . D, Mariano Botella, aunque de pocas letras, amaba hasta no más el culto de la ilustracion.—A establecer aquí un mo- desto comercio habia venido de la Península, y no cesaba de lamentar el lentísimo progreso que en esta ciudad hacian las ciencias, atribuyendo la rémora entre otras causas á la falta de bibliotecas y librerías: con esta idea y sin parar mientes en la poca Ó ninguna utilidad que darle podia como negocio, el traer libros donde estaba por formarse el gusto en esa direccion hizo venir obras nacionales 'y extranjeras y abrió la primera librería científica en esta ciudad, que no por ser la primera, fué inferior relativamente á las muchas que hoy poseemos, no obs- tante la diferencia de tiempos y la facilidad, que al presente se tiene, de surtirlas con profusion.—El Sr. Botella, que duerme en paz, merece un recuerdo de gratitud de los amantes de la Wdustracion del pais: su nombre no debe olvidarse. A alentar tambien, proporcionando al mismo tiempo los medios de la instruccion que necesitaba el que habia de dedi. carse al estudio dela Medicina, contribuyó la nueva apertura del curso de Anatomía descriptiva en el Hospital militar de esta plaza el año de 1819, á impulsos del siempre memorable y digno prelado D. Juan J. Diaz de Espada y Landa y del ilustrado Intendente de ejército D. Alejandro Ramirez, secun- dados por los esfuerzos de la Sociedad Patriótica de ami- gos del país. Hedicho nueva apertura, porque yá en el año de 1797, habiendo entrado el estudio de la Anatomía en el plan de enseñanza trazado entónces por la Sociedad, el lllmo. 15 Sr. D. Pablo Valiente que estaba el frente dela Hacienda en esos dias, hombre de letras y amante de las ciencias, hizo abrir un curso de Anatomía en el Hospital militar, profesada por su cirujano mayor el Licdo. D. Francisco de Córdova; curso, que más que de Anatomía, lo fué de Cirujía teórico- práctica. Tuvo por discípulos á los practicantes de dicho Hospital que aspiraban á la licenciatura en Cirujía romancis- ta, así titulados los que pasaban solo 3 6 4 años de práctica hospitalaria y hacian el estudio de la pequeña Cirujía por la obra de Martin Martinez.—Entre estos discípulos se distin- guieron notablemente los Sres. D. Francisco López, D. José Cameran, D. José Casabuena y D. Tomás Montes de Oca: es: te último, con genio á propósito para la carrera que abrazó, hubiera alcanzado sin duda, ademas del crédito que con justi- cia conquistó aquí, un puesto elevado aun en Europa, si sus conocimientos hubieran estado basados en cimientos iguales á los que hoy empleamos con tan buen resul- tado. Volvió á abrirse, decía, la cátedra de Anatomía descriptiva bajo la direccion del Dr. D. José Antonio Tasso, hombre de grandes conocimientos anatómicos y quirúrgicos, como adqui- ridos con los muy célebres profesores Scarpa y Bichat,- de quienes fué distinguido discipulo.—AÁ este curso asistieron co- mo alumnos los practicantes del hospital, lss estudiantes de medicina de la Universidad y algunos jóvenes que, sin embar- go de estar cursando aún filosofía, aprovecharon esta ocasion favorable para poner el cimiento de la ciencia médica que se proponían estudiar, y no sin temor de que, llegado ese no muy cercano dia, se encontrasen con que la'cátedra había desapa- recido como la primera que fué instalada.-—El Dr. Tasso dió en el mismo establecimiento algunas lecciones de Química en el laboratorio pequeño, escaso y deteriorado por la influencia del clima y la falta de cuidados que con él se tuvieran; labora- torio costeado por la Sociedad Patriótica ya hacía algun tiem- po, y en el que debió dar pruebas de sus no comunes conoci- mientos químicos el ilustre patricio D. José Estévez; pero por 16 causas que no son ahora de referirse, solo quedó la cátedra en proyecto. Inauguróse tambien en esos dias un curso de Botánica en el jardin preparado con este objeto en los terrenos que hoy ocupa en el Campo de Marte la estacion de Villanueva del camino de hierro de la Habana. Allí tambien intervino la Sociedad Pa- triótica, costeándolo y dándole su direccion al entendido botá- nico D. José A. de la Ossa. Tuvo por profesor 4 D. Ramon de la Sagra, y á el concurrieron, no solo los estudiantes, sino muchos aficionados y muchos profesores tambien de Medicina. Cundía el entusiasmo por las ciencias en aquellos-dias; to- dos deseaban saber; unos procurándose las obras y periódicos que los pusieran al corriente de las nuevas doctrinas médicas, . de los nuevos descubrimientos; y otros distribuyendo entre la juventud con mano generosa los conocimientos especiales que acopiaban, dedicándose al estudio de uno ó de otro ramo de la ciencia médica á que los llevaran sus particulares aficiones y gusto. Deeste número fueron los Dres. D. José de la Luz Hernandez y D. Fernando Gonzalez del Valle.—Abrió el pri- mero un curso de Higiene pública y privada en el pequeño Museo anatómico que se estaba creando en el Hospita-Militar. La concurrencia fué numerosa, más por el gusto de instruirse en un ramo que no atañe solo al médico, que por la obligacion que impusiera el Gobierno 4 los alumnos de Medicina de ga- nar el curso como si fuera universitario. Lástima fué, que por la Reforma del plan de estudios que tuvo luego lugar, esta asig- natura se dividiera entre los profesores de fisiología y de pato- logía de la Universidad. El segundo, el Dr. Gonzalez del Valle, que siempre señaló desde sus primeros pasos en el estudio de la Medicina, su es- pecial inclinacion al ramo de Cirugía, pues así lo cultivaba con esmero como lo enseñaba en el Hospital de Caridad de San Felipe y Santiago de esta ciudad, despues de grandes esfuerzos, que obtuvieron los auspicios de la Sociedad Patriótica, por cuanto á que siempre tomaba parte activa eñ todo lo condu- cente 4 la ilustracion pública, logró establecer la cátedra de Ci- 17 rugía en la Universidad- y que fuese incorporada á las otras asignaturas que en ella se constituyeron. Un jóven entónces, en cuyo pecho ardía el amor á la profe— sion médica que había abrazado, y en cuya cabeza bullian las ilusiones propias de su corta edad, no encontraba en su alrede- dor pábulo bastante para satisfacer sus deseos de saber: sin bi- bliotecas, sin museos, sin clínicas donde observar y adquirir “conocimientos prácticos; sin periódicos donde se publicaran los hechos más ó ménos bien observados en el espíritu de algunos médicos que solo los trasmitían á algun discípulo privilegiado, tuvo la idea de crear una Sociedad Médica que llenara siguie- ra algun tanto ese gran vacío y en la que, reunidos los profeso- res más notables de entónces, jóvenes y ancianos, se comunica- sen reciprocamente los frutos de sus meditaciones, de su expe- riencia y de su observacion, y de comun acuerdo y sirviéndose unos á otros de estímulo, se hicieran investigaciones sobre pun- tos dudosos y oscuros; se estudiasen de preferencia nuestros males endémicos, lás aguas minerales, las plantás medicinales indigenas, la Topografía médica en fin; y como la Medicina ne- cesita de las Ciencias Físicas y Naturales, que como otros tan- tos arroyos vienen á enriquecer su cauce, creyó que eran de agregarse á la asociacion los pocos profesores que de esas cien- cias en aquel tiempo existían, así como los que á ellas por me- ra aficion las cultivaban; asociacion, que sirviéndole á la vez á la Medicina, les servía tambien 4 ellos mismos para estimular— los más á su estudio. No se ocultaba á este jóven, que sin prestigio y sin más opi- nion entre sus compañeros que la de ser aplicado, no le sería posible dar cima por sí solo á tamaña empresa, y comunicó desde luego este su pensamiento á su maestro y amigo el Dr. D. Francisco Alonso y Fernandez, que ya gozaba de merecido crédito, y sobre ser persona ilustrada, era decidido por las cien- cias. Asociarse y poner manos á la obra sin demora, fué el resultado de la comunicacion; y autorizados competentemente por el Gobierno, invitaron á los que creyeron á propósito para llenar los fines de la institucion proyectada; y como todos se T..1.—8 d 18 5 el proyecto de Reglamento que debiera regir á la Sociedad.— El Dr. D. Tomás Romay, que hacia de Presidente, ofreció su bien cortada pluma para extender la representacion con que había de acudirse al Supremo Gobierno para la aproba cion. | Elevóse, en efecto, con recomendacion de la primera Auto- ridad de la Isla; pero ni en esta ocasion, ni en otras varias re- petidas, descendió resolucion favorable.—Sin embargo, la es- peranza no se marchitó; la idea de la promocion duraba y no fué perdida.—Asociándose luego al Dr. D. Ramon Zambrana por haber fallecido el Dr, Alonso y Fernandez, y con la venia del Gobierno, celebraron nueva reunion y se redactó nuevo Re- glamento, que con encarecida representacion, apoyada por el Gobernador Superior Político, se elevó al Supremo Gobierno, que ya en esta ocasion y por Real órden de 6 de Noviembre de 1860, mandó crear en esta ciudad una Academia de Ciencias Médicas, Fisicas y Naturales bajo su proteccion, obligada á consultarle cuando tuviera á bien ordenárselo, así como á los - Tribunales de Justicia de toda la Isla. Todo el Cuerpo Médico aceptó con aplauso la creacion de la Academia, segun lo consignó cada uno de sus individuos en la circular que les pasó el Gobierno: todos ansiaban el momento de su inauguracion, todos querian pertenecer á ella; y para conseguirlo, muchos echaron mano de los recursos á que se presta el sufragio tratándose de elecciones. —lístas tuvieron lu- gar; mas siendo el número de socios que señalaba el Regla- mento el de 30, fué sensible que no todos alcanzaran este ho- . nor, que no por eso les eximió del deber de trabajar en pro de la ciencia, en beneficio del país y por el prestigio y nobleza de la profesion 4 que siguen dedicados. Porque si bien las profe- siones, así como las artes, se abrazan en general como medios de subvenir á las necesidades de la vida, la de la Medicina, que no es una pura invencion del genio del hombre, que debe su origen, por un lado, al instinto invencible que nos obliga á.re- chazar el dolor y á buscar recursos para librarnos de él, y por otro, á esta tendencia eminentemente sociable que se llama 19 prestaran de buena voluntad, pronto se reunieron y formaron simpatia y que nos impele á socorrer á nuestros semejantes cuando sufren, y á tener por dicha propia lo que se rebaja á la desgracia ajena, no puede ni debe confundirse con las que so- lo sirven para medrar: otro sentimiento más lavantado, más. digno, debe sobreponerse en el corazon del médico: el de la humanidad; y ojalá que todos tuvieran un patrimonio, que po- niéndolos en una posicion independiente, pudieran ejercer su profesion por solo los principios de la beneficencia; entónces con justa razon merecerían la aplicacion .de estas bellas pala- bras del orador romano: /lomines ad Deos nulla se propius acce- dant quam salutem hominibus dando. * Esto no obstante, tengo fé y esperanza en el porvenir: el pro- greso, la ilustracion y la justicia de los tiempos, que es la que aquilata el verdadero mérito, cambiarán la indiferencia en ac- tividad, el desden en entusiasmo y el valer que da la fortuna por la aureola de la inteligencia. Entre tanto, queridos cole- «gas, marchemos con paso firme y seguro en la vía que nos he- mos trazado, cumpliendo con las obligaciones que nos impusi- mos, de ciencia, de experiencia, de humanidad, de desinterés y de abnegacion; ellas están basadas sobre principios inflexi- bles como el deber, sagrados como la conciencia. Mis intensiones y propósitos en esto nunca menguaron; mi idea fija es y ha sido la del adelantamiento de la ciencia médi- ca; mis aspiraciones, en fin, son y fueron siempre acompañadas del sentimiento de su dignidad.—Testigos sois vosotros de ello, y ¿esa prueba y al cariño que generosamente venis dispensán- dome, debo atribuir esta sexta reeleccion, para continuar aún, por dos años más, siendo vuestro Presidente. Dignaos pues aceptar, por este reiterado testimonio de tanta benevolencia, mi sincero y cordial reconocimiento, que durará tanto tiempo como mi vida dure. 20 RESUMEN DE LAS TAREAS EN QUE SE HA OCUPADO La CORPORACION DU— RANTE EL AÑO ACADEMICO DE 1872 A 73; POR SU SECRETARIO GE NERAL Dr. D. Antonio Mestre. Muy diversamente han sido apreciadas las instituciones aca- démicas desde las épocas más remotas; pero cualesquiera que sean los defectos s,—y entre otros, la pérdida de tiempo en discusiones ads y sin Mo real para la ciencia,—ellas excitan la emulacion, esparcen las luces y multiplican las relaciones, —ventajas que es imposible poner en duda, que se acrecientan, á pesar de sus detractores, con el número cada dia mayor de ie sociedades sabias, y que sobre todo resplandecen alli donde los cuerpos enseñantes pue- den ser sus más decididos tributarios, donde los museos, las clínicas, los anfiteatros, las bibliotecas, brindan á los trabaja- dores una rica cosecha de estudios é investigaciones. hs Sin esos poderosos resortes y en sus modestas aspiraciones esta Academia, harto ha tenido que luchar para mantener siempre vivo el fuego sagrado de la ciencia, esforzándose cons= tantemente y sin descanso por reunir hechos bien observados, ántes que suscitar en su seno ciertas cuestiones doctrinales, que distan mucho de llevar el espiritu humano al estableci- miento de las leyes que dominan todo lo creado y constituyen á menudo el paso más agigantado que pueda darse en órden á nociones verdaderamente positivas. De aquí tambien, que en el decurso de sus tareas se busquen gn vano esas discusiones generales y brillantes, y se encuentren á cada instante las par- ticulares sobre cada punto cientifico, sobre cada comunicacion presentada, sobre cada informe redactado por las respectivas Comisiones. Esto no obstante, al número de las primeras debe referirse aquella que por breves dias sacó ála Academia de sus habitua- les ejercicios, y que por un contraste apénas visto en otros tiempos, dejó de ocuparse en el hombre al estado normal ó pa- tológico, para fijar toda su atencion en ese fiero y fogoso ani- mal, como dice Bufton, que parte con él las fatigas de la guer— 21 ra y la palma de los combates; que tan intrépido como su due * ño, ve el peligro y lo arrostra, y se acostumbra al estruendo de las armas, y se anima con el mismo ardor del gincte; pero que, tan dócil como esforzado, no se deja llevar de su aliento, y no sólo obedece á la mano del que le guía, sino que parece consul. tar sus deseos. La errzootra que en los vecinos Estados atacó á gran número de caballos, se hizo muy pronto extensiva á esta Isla, y la Aca- demia no podía permanecer indiferente ante su desarrollo.— Iniciada la discusion por el Dr. Gonzalez del Valie (D. Ambro- sio) con el Programa de temas que habían de ser sometidos á un escrupuloso exámen, y desenvolviéndolos segun sus opinio- nes particulares, juzgó exótico el origen de la enfermedad, sus sintomas principales el flujo nasal y la fiebre, más grave en los caballos americanos, habiendo sido importada de los Estados Unidos y propagándose por vía de infeccion.—Colocándose el Dr. Cowley (D. Luis) en el terreno de las condiciones, que sl no determinan la aparicion del mal, pueden contribuir 4 su desarrollo y. propagacion, señaló la mala construccion é instala- cion de los establos y caballerizas, el mal trato que se da á las bestias y la necesidad de proporcionarles aire que respirar en abundancia.—El Dr. Várgas Machuca pone en conocimiento de la Academia la opinion que atribuye la causa de la afec- cion á espórulos microscópicos defúngus ó setas y los recursos más enérgicos con que cuenta la Química para destruirlos ó 1m- pedir su nacimiento; y una,Comision encargada de analizar el múcus de los caballos indigenas informa, por conducto del Dr. Rodriguez, no haberse encontrado en él los menores vestigios de los indicados micrófitos.—El Dr. Miranda ilustra la mate- ria con una observacion detallada, indicando las analogías que se notan entre la epizootia equina y la enfermedad que epidé- micamente padece la especie humana y se designa en la.cien- cia con el nombre de gripa ó influenza.—El Dr. Mestre discu- te el problema bajo el punto de vista de la Medicina compara— da, hallando una completa identidad con el catarro epidémico, toda vez que éste ataca tambien á los caballos, conforme se 99 «a consigna en obras muy recomendables, segun lo sostienen hom- bres entendidos respecto á la epizootia de los Estados Unidos y de acuerdo con los fenómenos estudiados en la Habana, y de que han hablado distinguidos miembros de la Academia;— y el Sr. Sauvalle, en una interesante nota, trata de las virtudes medicinales que se suponen en el bejuco Ubi para combatir la enfermedad, aseverando que en esta capital se han salvado, co- mo en otras partes, la generaiidad de los atacados sin ese re— curso, que debe relegarse cual otros muchos á que gratui—- “tamente se conceden efectos maravillosos que no acepta la ciencia. La HIGIENE PUBLICA ha sido, como en años santeriores, un punto de vista importante para la Academia. Los Dres. Ro- vira y Govantes, á nombre de la Comision respectiva, han pre- sentado un informe acerca del. establecimiento intramuros de la Habana de un depósito de aparatos portátiles destinados al uso del aceite de nafta: tratándose de una materia que, da das ciertas condiciones, muy fáciles de reunir por desgracia, es inflamable y explosiva, y á in de no poner óbice al desar- rollo de la Industria, se acordó que no debian tenerse sino las cantidades indispensables para el consumo diario, haciéndose responsable al empresario aute las autoridades.— El Dr. Cowley (D. Luis María) al ocuparse acerca de los depósitos de heno y aceite de carbon en poblado, recuerda las diversas dis- posiciones que se han emitido para prevenir el riesgo de los incendios; y como el peligro se reconoce sin vacilacion de nin— gun género, opina que deben quedar aquellas en todo su vi- gor, pues con sobrado fundamento lanzan fuera de poblado los depósitos de semejantes sustancias. —El Dr. E. del Valle (D. Ambrosio) estudia algunos puntos que merecen especial mencion para la construccion de hospitales, sobre todo la aerea- cion, problema que entraña otros más que dicen relacion al si- tio, orientacion, dimensiones, forma de construccion de, consi- derando por último que el lujo en esta materia es cosa secun— daria, pues un hospital debe distinguirse por lo modesto en su forma como el mejor y más adecuado para asistir 4 los enfer: 1 23 mos. Asociando la Estadística á la Higiene pública, exami- na el aspecto sanitario del año de 1872 comparado en ambos semestres, y con el año de 1871, dando una diferencia de 2143 defunciones ménos que éste, aunque con más poblacion fija que los precedentes, y la proporcion de la mortandad para las personas de color de 321 y para las blancas de 351. Ob- servaciones análogas, aplicadas al estudio sanitario de la veci- na villa de Guanabacoa y a] movimiento médico necrológico de los hospitales civiles, acusan asímismo una disminucion fa— vorable bajo uno y otro eoncepto.—Es ademas digna de ci- tarse aquí, en punto ála constitucion médica reinante, una animada discusion habida entre los Sres. Fonzalez del V. alle (D. Ambrosio), Lebredo, Rodriguez, Reynés de sobre los numero- sos casos de diarreas, que revistiendo á menudo el aspecto cole- riforme, se desarrollaron en una vasta extension desde princi- pios del corriente año, despertando la alarma en muchas per- sonas: la coexistencia de otras enfermedades y las circunstan- cias en que se vieron presentarse, hicieron admitir para la ge- neralidad el influjo de una constitucion cata1ral, que tambien se acusaba en esas otras afecciones, y referirlos á la forma espo- rádica propiamente tal y á las relaciones que guardaron mu- chos de los enfermos con los asiáticos de las últimas expedicio- nes arribadas á la Habana. ) La vAcuNa, ramo tan esencial para la salud pública, bené- fico preservativo en que siempre se ha detenido la Academia con la mayor solicitud y esmero, ha seguido administrándose semanalmente por los Sres. (Farcía y Hondares, decano este último de la extinguida Junta. Desde el mes de Mayo de 1872 á Abril del actual, han sido inoculados con buen éxito 293 in- dividuos, los blancos el mayor número de ellos, y se han distribuido 89 tubos con vírus vacuno á las personas que los han solicitado para esta ciudad y otros lugares de la Isla. To- dos los esfuerzos loables de la citada Comision tienden á es- tablecer de un modo regular la trasmision de la vacuna de brazo á brazo, porque la experiencia viene demostrando cada dia la superioridad del procedimiento dado á conocer por 24 Jenner sobre los que modernamente se han preconizado, co- mo más seguro y rápido en su accion profiláctica; y el Sr. Hondares ha procurado demostrarlo, aduciendo algunos ejem- plos comparativos recogidos en los hospitales de Paris; recor- dando ademas, como prueba palpable de la virtud preventi- va del vírus vaccinal, que en 27 pueblos europeos fallecian 61,830 individuos cada año ántes del descubrimiento de la vacuna, y despues de él solamente 7;544, segun el cómputo re- mitido por el Dr. Evans á la Comision Sanitaria de los Esta— dos Unidos de América. . ' Llevado sin duda de un impulso filantrópico, que Si á me- nudo es el orígen de las más bellas acciones, no es siempre en las ciencias el obligado precedente de los grandes descubrimien- tos ni de los éxitos más brillantes, — y movido tambien por aquella aficion que desde sus juveniles años hubo de inspirar- le la diosa Higia, que á traves del mar proceloso vela conti- nuamente por el arrojado navegante, —el Dr. D. José de la Luz Hernandez ha concebido el proyecto de un salvavidas que en las alturas del Océano arranque del peligro al mayor. número posible de náufragos, —dirigiendo todos sus esfuerzos á hacerlo, no individual, sino colectivo, y-asociando algunas nociones útiles de antemano adquiridas en el arte del salva- mento marítimo. Al aparato de Stoner que conserva á flote el individuo, al bote de doble forro que facilita la pronta ac- cion de los hombres de mar, con mas ó ménos resguardo de la vida, agrega una balsa compuesta de colchones impermea- bles, provistos de marcos ligeros é insumergibles, en número suficiente aquellos para que puedan tener cabida todos los tripulantes y viajeros. —Nada ha faltado al proyecto del Dr. Hernandez para cumplir con su propósito, teóricamente ha- blando: todo lo ha tenido presente; el abasto de los alimentos y bebidas, el alumbrado durante la oscura noche, los medios que le han parecido más apropiados para avisar á distancia el siniestro, el órden que debe seguirse para llegar á saberlo sin pérdida de tiempo, y hasta las aplicaciones que con seme- jante objeto pudieran darse, con grandísimas ventajas, al telé- 25 grafo tanto terrestre como submarino. Y es evidente que si el buen deseo, el más humanitario sentimiento y la noble pa- sion por la Ciencia de la salud pública y privada fueran capa- ces de realizar por sí solos un portento, éste sería seguramen- te el caso de proclamar sus conquistas.—De muy diverso sen- tir ha sido el Sr. Melero, cuando en una Nota leida á la Cor- poracion, declaró en vista de la bibliogr afía del ramo, que sal- vo algunas modificaciones secundarias é ea liables, todo lo demas que se indicaba en el invento no ofrecía ninguna nove- dad, 6 mejor dicho, da única que ofrecía era la imposibilidad material de ponerlo en práctica. Pero si tal cosa fuera cierta ¿no sería ahora el momento de condolernos de la ilusion y del desengaño, á ejemplo de uno de los Argensolas, - porque ese cielo azul que todos vemos, ni es cielo, ni es azul. ¡Lástima grande que no sea verdad tanta belleza! Continuando el Dr. Oxamendí sus investigaciones sobre TERAPEUTICA indígena, ha dedicado su atencion al aceite del nogal de la India (Oleum aleurites trilobe), oriundo del Asia tropical y perfectamente aclimatado en nuestro suelo. El acei- te que se extrae de las nueces tiene propiedades purgantes, la accion vomitivasgpuede desarrollarse en ciertos casos; y conve: nientemente emulsionado es grato al paladar. La nuez de esta euforbiácea es tan oleaginosa que, segun el Ledo. D, Francisco A. Figueroa, rinde el 50 p.S, y el aceite debe colocarse, respecto á su energía, al lado del de ricino, aunque sus efectos se producen á dósis ménos considerables. La Cirusra ha sido objeto de comunicaciones importantes. El Dr. Diaz (D. José Guillermo) ha interesado á la Corpora- cion con un caso de talla prostática bilateral, practicada dos ocasiones en un individuo de 60 años, volviéndole la “salud despues de crueles y continuos padecimientos y de haberse ántes intentado la litotricia sin consecuencias favorables para el enfermo;—el Dr. Dumont, socio correspondiente en Puerto Rico, con una observacion de osqueotomía, efectuada en la mujer, por motivo de una elefantiásis monstruosa y cuya cura: TX A y 26 cion fué completa á los 25 dias; y otras dos operaciones por la misma enfermedad en el hombre, complicada en una de hernia irreductible, siendo tambien felices los efectos; el Dr. Amussat, corresponsal en Paris, sobre las enfermedades de las vías génito-urinarias y las operaciones que reclaman, es- pecialmente con relacion á la galvano-cáustica térmica; y el Dr. Reynés ha dado cuenta de una reseccion completa del maxilar superior que recientemente se ha practicado en esta ca- pital por el Dr. D. Serafin Gallardo, siendo esto ocasion de que se apreciaran los peligros que el arte ha sabido vencer y se recordasen otras operaciones del mismo género efectuadas en- tre nosotros. Ni tampoco son de olvidar las comunicaciones del Dr. G. del Valle (D. Fernando) sobre un pólipo uterino curado por la ligadura y cauterizaciones sucesivas, y el resú- men de las ablaciones que ha hecho de la glándula mamaria al estado de cáncer. | Respecto de la Ixpusrrra, tenemos un trabajo del S». Per nandez de Castro (D. José) sobre el procedimiento de Julio Robert para fabricar el azúcar, estudiando las ventajas é in- convenientes que presentaría su adopcion entre nosotros. Los métodos usados hoy para exprimir el jugo de las plantas saca— riferas no pueden llamarse perfectos en cuantg no dan, ni con mucho, toda la cantidad del jugo que aquellas contienen. Con la maceracion de la planta reducida á trozos de no muy peque- ñas dimensiones, y verificada á cierto grado de temperatura, — cada una de las celdillas vegetales que salen intactas de las operaciones mecánicas á que se somete aquella, viene á ser un vaso dialisador, cuyas paredes darán paso átodo el azúcar, que es un cuerpo cristaloide, y retendrán los coloides como la albúmina, goma, materias colorantes etc. Con este procedimien- to, basado en el principio de la difusion ó de la diálisis de los cuerpos, que ha hecho célebre el nombre de Graham, y cuyas ventajas han sido comprobadas y son incontestables respecto de la remolacha, segun-los informes dados recientemente en las Indias Orientales, — resultan mayores y más evidentes para la caña, pues ya se ha visto que con él no solo se extrae de 20 á = 27 30 p.= más de guarapo que con los medios perfeccionados que actualmente se emplean, sino tambien que aquel es más puro, ménos cargado de sales y de materias extrañas, economizándo- se útiles y mano de obra. E Clasificando los informes y consultas redactadas por la Cour SION- DE MEDICINA LEGAL E HIGIENE PUBLICA, segun los diversos gru- pos admitidos en la ciencia, vemos que relativamente á las «cuestiones sobre lromicidio y lesiones corporales, nos cumple enumerar un trabajo del Dr. García, en que este académico hu- bo de estudiar las relaciones que pudieran existir entre una contusion del vientre y una congestion pulmonar á que se atrl- buia la muerte, deduciendo por fin que en el caso indicado no existían aquellas, y no podia considerarse la primera como cau- sa de la segunda; otra consulta del mismo socio sobre. califica- cion de una herida de la region temporal, diversamente descrita en los reconocimientos periciales, pero que siendo de 5 á4 10 centímetros de extension, interesando sólo la piel, sin la menor complicacion ni accidente, y cuya curacion pudo tardar de ocho á quince dias, estaba debidamente considerada como simple;— y otra del Dr. Riva, dada la luxacion de la apófisis odontóides, comprobando que un golpe asestado á la parte posterior el cue- llo puede producirla sin dejar profundas lesiones en las partes blandas, pero con la distension ó dislaceracion mayor Ó menor de sus ligamentos.—En cuestiones referentes 4 la Obstetricia, presentó dos informes el -Dr. Miranda con motivo de un caso de distocia, para demostrar que la muerte fué pro- ducida por la ruptura considerable del útero acusada en la autopsia; pero que, por la deficiencia de los datos, no era posible fijar la causa que dió lugar á tan grave lesion, ni graduar el socorro másó ménos eportuno que hubiera podido prestársele, aunque sí aceptar la falta de auxilios facultativos, tanto más necesarios, cuanto que se habian presentado los sin- tomas de una inercia de la. matriz.—En cuestiones pertenecien- tes á la Toxicologia, los Dres. Donoso y Castellanos, ministraron una consulta químico y médico-legal á consecuencia de un en- venenamiento atribuido al verdin de unos dulces, estableciendo Le 28 la diferencia con respecto á la sustancia tóxica, segun se trate del acetato ó del arsenito de cobre, este último de una ac- cion mucho más enérgica y funesta en.sus efectos.—De asun- tos relacionados con el estado mental de los individuos, hay que señalar seis informes: en uno de ellos, por cierto memorable por la forma de la enfermedad así como por el brillante modo como fué tratada la cuestion, el Dr. Lebredo dejó comprobada la existencia de la locura de un individuo encausado por ten- tativas de violacion en sus hijas; —en otro caso, de uxoricidio, el Dr. Badé sentó la conclusion de que no siendo bastantes los antecedentes conocidos del hechor, para afirmar ni negar un trastorno de sus facultades intelectuales, debia ser someti- do á una observacion conveniente en un asilo apropiado;—en el 39, el Dr. Martinez Sanchez pudo, á nombre de la Comi- sion encargada deexaminar directamente al delincuente de par- ricidio, aseverar que actualmente se hallaba en plena posesion de sus facultades intelectuales, aunque éstas pudieran estar más ó ménos perturbadas en época anterior .al nuevo recono cimiento; —en el 4%, el S”. Benasach, hecho tambien el exámen personal respectivo y 4 nombre de otra Comision ad hoc nom- brada, llegó á deducir la no existencia de causas capaces de influir en la perturbacion de las facultades de un sujeto, que gozaba completamente de las perceptivas y reflexivas, así co- mo de los instintos y sentimientos; que la falta de palabras con que expresar sus ideas sólo acusaba falta de instruccion y de comunicacion con sus semejantes; que se trataba, en fin, de un hombre inculto hasta la evidencia, nunca de un imbé- cil; —en el 5% (ó sea una consulta del Dr. Mestre), vista la di- versidad é incertidumbre en las opiniones de los peritos, y existiendo un conjunto de fenómenos que pudieran hacer sos- pechar la simulacion, y algunos otros la demencia paralítica, fué necesario pedir, de acuerdo con los preceptos de la cien cia, que se prolongara por más tiempo la observacion del pro- cesado en el Asilo respectivo.—En el 6? el Dr. Fórdon creyó tambien necesaria esa circunstancia para dirimir la responsa» bilidad de un epiléptico, con motivo de un hurto, procurando S 29 diferenciar bien los casos en que éste tiene lugar accidental- mente durante el estado de enajenacion mental, Ó es el carác- ter dominante de la vesania, constituyendo la verdadera klep- tomanía.— Sobre honorarios facultativos, en un litigio por embalsamamiento, aceptó la Academia con el Dr. Rodri- guez, que siendo una operacion de puro lujo, sin utilidad en tales casos para la ciencia ni para la humanidad, debia consi- derársela como de un valor estimativo, segun el juicio del pro- fesor; y que, para evitar reclamaciones á menudo infundadas, era conveniente para las partes el ajuste previo—A un grupo de cuestiones complexas referimos el informe del Dr. Mar- tinez Sanchez sobre sevicia en un individuo cuya enferme- dad habitual era la epilepsia, no pareciéndo imposible que el castigo diera lugar á la aparicion de los: ataques y que la muerte fuera susceptible de explicarse por éstos y.sin la intervencion de aquel; —y otro del Dr. Babé, en inda- gacion de si la muerte fué consecuencia próxima ó leja- na de una herida de vientre, y de si el hechor se hallaba fuera de sí bajo el impulso de la pasion, por una congestion cerebral determinada por una inmersion anterior en el mar.ó por golpes recibidos en la cabeza.—Debemos tambien men- cionar aquí, si nó por su objeto, por su fin, que fué ilustrar al Tribunal competente, un informe del Sr. Melero relativo á la explosion de una retorta, al extraerse el oxígeno en un labora- torio de Matanzas, significando la Comision de Física y Quími- ca que no se llenaron en la ejecucion del experimento las con- diciones que la ciencia prescribe, y que ésta podia explicar la causa de dicha explosion en virtud de las precauciones que dejaron de tomarse ántes y durante la operacion. Como se ha visto, dos de los trabajos indicados, aunque es- critos por miembros de la Comision de Medicina legal, han re- querido juntas especiales para verificar el exámen directo de personas, en observacion de su estado mental, siendo en ambos casos positivo el resultado: la no existencia de la locura pro- piamente dicha, la no existencia de la imbecilidad, Pero ú pesar de los buenos deseos de la Academia, y por muy dispues- 30 ta que se sintiera á servir de este modo á la recta administra- cion de justicia, ha comprendido que no debía, sino en muy raras ocasiones, ocupar esa situacion, por oponerse á ello la ín- dole misma de su institucion, llamada á consultar más bien que á observar directamente en tales ocurrencias, por evitar que se diera alguna vez la peregrina coincidencia de hacer de juez y parte al mismo tiempo, y porque no hay la menor razon para que desempeñe el papel que compete á los médicos de se- mana, municipales ó forenses. —Promulgado hace algun tiempo entre nosotros el Decreto que dejó establecida la clase de estos últimos, numerosos han sido los informes evacuados por la Sec- cion de Medicina y Cirujía para valorar los méritos y anteceden- tes de los pretendientes á esas plazas, y debidos á su entendi- do secretario el Dr. Rodriguez, quien por la exactitud, acierto y eficacia con que ha desempeñado siempre su cometido, Há merecido bien de la Corporacion y sido objeto en su seno de un condigno voto de gracias. —Pero si todos no han podido mé- nos de elogiar una institucion que tanto beneficio reporta á las clases desvalidas, llevando al hogar doméstico todo género de recursos y con ellos la salud y la vida; si las relaciones del ser- vicio médico y de los Tribunales quedan por lo tanto mejor y más ordenadamente establecidas; —y si ese sistema funciona ya hasta en multitud de poblaciones rurales ¡cuánto no debemos deplorar que así no suceda en esta culta capital, en donde se formuló la ley, pero en donde tal parece que no se ha hallado aún el medio de aplicarla! Porque una de sus ineludibles con- secuencias debiera ser aqui y allá y en todas partes la desapa— ricion de ese oneroso tributo que la clase médica ha venido rin- diendo á la justica: oneroso, porque buscando los más motivos de exencion para esa clase de servicios, todo el trabajo, toda la tarea, todos los sacrificios recaen sobre los ménos, y tal vez so- bre aquellos que por las condiciones de su existencia no pue- den sobrellevar tan fácilmente los sinsabores y los gastos que les irroga el abandono inoportuno de sus habituales y á menudo apremiantes ocupaciones: oneroso, porque hay no pocos que no vacilan en declarar su incompetencia para las investigaciones e 0l y dictámenes á que son requeridos y que indudablemente ne- cesitan estudios especiales y por largo tiempo continuados.— . De esto resultan documentos y piezas procesales que en la gran mayoría de los casos parecen detestables por falta de práctica ó conocimientos, .ó lo que es más comun, por la precipitacion ó mala voluntad con que se extienden; y de esto tambien, la ur- gencia de poner fin cuanto ántes á una situacion tan anómala como desfavorable para la ciencia, para la profesion y para las pesquisas judiciales. “Cada dia es mayor, es más imperiosa la necesidad de que, como otras veces-lo ha recomendado esta Academia, quede por último planteada la institucion de los médicos forenses: de este modo los reconocimientos tendrían otro aspecto, las consultas se contraerían á las únicas cuestiones que pueden sobrevenir en lo civil ó en lo criminal, la inocencia contaría con una ga- rantía más, y la criminalidad no hiciera caudal de la impericia de los que, testigos curiosos, se confunden, sin merecerlo,”con los hombres de la ciencia.”—Y si asi se ha explicado con har- ta frecuencia la Academia, ¿no deberá hoy exclamar: Si pues la ley existe, cúmplase la ley? La Comision de Remebios NUEVOS Y sECRETOS ha tenido que in— formar al Superior Gobierno acerca de una instancia presenta- da con objeto de que se permita vender públicamente un licor depurativo y un chocolate de nueva invencion: con el primero, se dice, segun informe del Dr. Navarro, haber obtenido “resul- tados maravillosos, combatiendo y venciendo enfermedades re- putadas hasta ahora como incurables,” pero sin mencionar cuá- les sean ni acompañar ninguna prueba de esas sorprendentes curaciones; y en cuanto al segundo, se le considera, á pesar de contener una sal de amoniaco, higiénico hasta el punto de po- derse administrar á personas sometidas á un tratamiento ho- meopático. Inútil sería exponer aquí largamente el sentido en que ha consultado la Academia, cuando ya en años anterio— res ha dado todás las pruebas necesarias sobre la poca novedad é importancia de semejantes solicitudes. Si los efectos estu- vieran de acuerdo con las promesas de los inventores, la huma- 4 32 nidad se veria ya al estrecho en el mundo conocido; pero ese lenguaje no es para la ciencia sino la caracteristica de la ilu- sion algunas veces, del engaño y de la explotacion las más: la inteligencia, sin embargo, del hombre permanece á menudo, tocante á ciertas cuestiones, en un periodo relativamente atra— sado, en que, á la par que se duda del verdadero. progreso y de los adelantos por aquella realizados, se acepta lo sobrena- tural, un Deus ex machina, que resuelve todas las dificultades, pero que deja subyugado el ánimo ante la gárrula ostentacion de victorias imposibles. | Rápidamente debemos mencionar, para no hacer demasiado cansada esta Reseña,—los análisis microscópicos del Dr. Ro- driguez de un lipoma y para comprobar la existencia de la co- lesterina en el líquido de los hidroceles y de los cisticercos en la carne alimenticia: las comunicaciones de los Sres. Beaunille y Poey (D. Felipe) acerca de la posibilidad de la concepcion en las mulas, 4 consecuencia de un caso de aborto;-las del Dr. Cowley (D.Rafael) sobre la aspiracion como método terapéutico ventajo- samente aplicado en varias afecciones, —del alcohol considera= do como sustancia tóxica, á la inversa de los que lo clasifican - entre los alimentos respiratorios, y de la aplasia laminosa pro- gresiva como una alteracion autopática del elemento celular: las observaciones del Dr. Dumont referentes á un ejemplo de deformidad conocida con el nombre de microftalmia ó anoftal- mia, y á la exoftalmia que estima ser una afeccion de natura- leza reumática; las piezas anatómicas y notas explicativas en dos casos de aborto en la mujer por enfermedades del huevo y de la placenta, remitidas por el Dr. Beato y Dole; los errores populares en Medicina, combatidos por el Sr. D. Felipe Poey de un modo gráfico y expresivo; la Revista científica extranje- ra, en que el Sr. Sauvalle ha recorrido muy importantés aplica- ciones de la ciencia moderna en química, biología, antropología y medicina, haciendo resaltar las que pudieran prestar más utilidad entre nosotros; —la hoja histórica de la primera cátedra de Cirujía creada en la Universidad de la Habana, gracias á los esfuerzos de su fundador el Dr. D. Fernando Gonzalez del 33 Valle, bajo los auspicios de la Sociedad Patriótica de Amigos del País, etc. ' Terminada la publicacion de la FLora Cuzaxa del Sr. Sauval- le, inclusas las Orquideas tales como se encuentran en el “Ca- “talogus Plantarum Cubensium” de Grisebach, á reserva de in- sertar más tarde la descripcion de aquellas especies que sean admitidas como nuevas por los botánicos europeos: 4 término de publicacion actualmente el Indice de nombres vulgares co- nocidos de dicha Flora, así como el Indice científico general, con demarcacion de las familias, géneros, especies y sinoni- mia, —con cuyo trabajo improbo y laborioso ha hecho el Sr. Sauvalle un verdadero servicio á los amantes de la ciencia, faci- litando sus indagaciones, —la Academia ha continuado la tarea que le demarca su Reglamento, con dar á luz la OrwrroLocía Cu- BANA, Obra debida á su socio de mérito, el eminente naturalista Dx. GuwbLacn, escrita despues de treinta años de observaciones propias en este pais, que se distingue por la exactitud de las descripciones y de las"costumbres de las aves, y se inserta al mismo tiempo en aleman en el “Diario para la Ornitología” del Dr. J. Cabanis.—Algunas de las especies descritas en la “Flo— ra Cubana” como nuevas, han sido aceptadas como tales por sabios europeos y los célebres botánicos Bentham y Hooker de Lóndres, en la excelente obra “Genera Plantarum” que están publicando en la actualidad, han adoptado como nuevo el gé- nero Margaritopsis Sauvalle, y de consiguiente su única espe- cie Margaritopsis acuifolia Sauvalle. Las PLAZAS VACANTES que existian entre los socios numerarios de la Corporacion, han sido dignamente ocupadas por los Sres. D. Rafael Cerero, Comandante del Cuerpo de Ingenieros, y los Dres. D. Manuel Antonio de Aguilera, D. Antonio de Gór- don, D. Cárlos Finlay y D. José Rocamora. El primero de dichos académicos esco gió por asunto de su discurso inaugu— ral las relaciones que tienen las ciencias naturales con la pro- fesion del Ingeniero, demostrando sus vastos y profundos cono- cimientos al disertar asimismo sobre el afan con que trata el hombre de investigar las causas de los fenómenos naturales, T. 1,—0 34 | de establecer leyes para todos ellos y generalizarlas. No mé- nos elocuente, no ménos oportuno y rico en datos científicos fué la contestacion del Sr. Albear á nombre de la Academia, en la: que, al intentar demostrar que habria sido inacabable la tarea del nuevo socio, si dejándose llevar del encanto propio del asun- to, se hubiese extendido á tanto como el ofrece útil y bello, le sirvió de ejemplo la Higiene, el lazo más íntimo que une las dos profesiones del Médico y del Ingeniero; y mantuvo hasta el último momento despierto el interés, que una frase selecta y llena de saber, logró inspirar desde el comienzo de su discur— so.—El Dr. Aguilera (hijo) trazó en su memoria las diversas bases de las clasificaciones biológicas, los servicios que han ren- dido y la preferencia que debe darse al método de las ramifi- caciones como el más satisfactorio, siendo el final resultado la combinacion de la línea recta con la divergente, y concilian— do los pareceres de dos grandes hombres, Cuvier y de Blain= ville. Designado el Sr. Melero para responderle, reconoce que el tema elegido es uno de los más trascendentales y difíciles de resolver en la ciencia biológica, toda vez que no existe ver- dadera línea de demarcacion entre ambos reinos orgánicos, y que la idea de especie no ha logrado todavía una definicion exacta; inclinándose á que si la naturaleza organizada se ofre- ciera con la mayor regularidad, y el estado de la ciencia per- mitiera decidirse por tal ó cual método, habria de proclamarse la doctrina de la escala de los séres, la pirámide biológica que comienza con el vegetal y tiene por remate el Hombre, “esa admirable concepcion de la gerarquía orgánica, una de las más eminentes creaciones de la Filosofía positiva. ”—El Sr. Fórdon dedicó su atencion al análisis químico de la sangre en la Beri- beri, enfermedad que con alguna frecuencia hace estragos en las dotaciones de nuestras fincas, encontrando en dicho líqui- do un aumento notable en la “proporcion del agua, aumento tambien de las materias grasas, disminucion coa de la fibrina y de los glóbulos, leucocitos en mayor cantidad que en el estado normal y los verdaderamente patológicos ó nucleados. Al cumplimentar al nuevo académico el Dr. Cowley (D. Luis), 35 despues de establecer la diferencia entre el humorismo anti- guo y el moderno, y de consignar los escasos estudios hechos con la sangre de los atacados de beriberi, se pregunta si esta afeccion no es debida á los distomas hepáticos, en atencion á la analogía que se observa con los caracteres asignados por Mr. Fonssagrives á la caquexia acuosa, —opinion que abre desde luego un nuevo horizonte á las investigaciones que en lo ade- lante se practiquen bajo el punto de vista de la anatomía pato- lógica. —El Dr. Finlay, en una serie de interesantes experi- mentos destinados 4 comprobar la alcalinidad del aire, ha lle- gado á descubrir que en la Habana es 33 veces superior á la que corresponde al máximum de amoniaco encontrado por el químico Kemp; y el Sr. Sauvalle, que ha repetido dichos expe- rimentos, deduce que es el primero en haber revelado el ex- ceso de alcalinidad que predomina en la atmósfera de esta Is— la comparada con la que se ha notado en Europa.—Al Dr». Finlay debemos tambien una exposicion original de la nueva teoria de la gravitacion, que sin quebrantar en nada las leyes de Newton, la explica más satisfactoriamente, de acuerdo con fisicos eminentes y con lo ya apuntado en el seno mismo de la Academia por los Sres. Fernandez de Castro (D.. José) y Cerero. -Como socios CORRESPONSALES del Instituto, han ingresado los Sres Hernandez Poggio y Rosuín, de antemano conocidos por - sus repetidas y apreciables comunicaciones. Señalaremos aho- ra del primero una nota que fué origen de discusion y que, atravesando los mares, halló eco en el suelo de Francia: la in- gestion de los mangos seguida de libaciones alcohólicas, suele ser orígen de gravísimos trastornos digestivos, que muchos atri- buyen al uso de aquel fruto ántes de la madurez, y que requie— re sin duda un análisis químico en los diversos periodos de su desarrollo, á fin de precisar la cantidad de la sustancia á que se refieren las mencionadas perturbaciones. Y del segundo, esto es, del Ldo. Rosaín, sus “Apuntes históricos” acerca de la introduccion y propagacion de la vacuna en nuestra localidad. Encomendado al D», Auber, por la Comision de ParóLoGía MEDICa, un informe relativo á varias memorias sobre fiebres 36 graves de la isla de Cuba, con opcion al título de socio corres— ponsal, tuvo ocasion de consignar la existencia de la fiebre ti- foidea, desarrollándose casi siempre el ciclo morboso con la misma regularidad que en Europa: que la fiebre biliosa grave es un estado patológico complejo, que se refiere á diversas es- “ pecies morbosas; que en la fiebre amarilla la hemoglobina no sufre ningun cambio cuando se la somete al análisis espectral; y que solo la aplicacion del termómetro vendria á alejar las causas de error y de confusion originadas por la divergencia dela marcha del pulso y la temperatura, y las grandes oscila- ciones de la curva termométrica, independientes de toda obser- vacion niédica. Pero la mayor distincion que la Academia puede conceder, el nombramiento de socio DE MÉRITO, ha recaido en el R. P. Be- niúto Viñes en una votacion unánime:—la exactitud de sus ob- servaciones meteorológicas, de mucho atras publicadas en los Anales, —la memoria sobre los dos últimos huracanes que azo— taron rudamente esta Isla; los estudios sobre auroras boreales y el electro-magnetismo, y por último, sobre las variaciones á que está sujeto el barómetro bajo nuestro clima,—todo en bus- ca de las leyes, que 4 menudo se formulan y por las cuales se rigen estos y aquellos fenómenos, —son evidente testimonio del mérito y de la justa recompensa. No ha llegado esta vez para la Academia la ocasion, por - ella siempre anhelada, de premiar siquiera modestamente á los aspirantes á sus premios; y no por falta de competidores, sino por el retardo con que ha recibido la Corporacion el anun- cio de sus deseos y los trabajos enque éstos se fundan.—El Dr. Dumont, socio corresponsal residente en la vecina Isla de Puerto Rico, incansable obrero que á menudo ha ocupado nuestra atencion con el fruto de su laboriosidad y saber, sobre todo en el ramo de Cirujía, opta á uno de ellos:—el Dr. De- -clat, autor de varios libros interesantes publicados en la capi- tal de Francia, tiene la misma pretension; y si el exámen de las numerosas memorias y comunicaciones por el primero re- mitidas demanda tiempo y larga tarea por parte de la Co- 31 q mision á que ha de encomendarse su análisis, la nota del se gundo requiere una escrupulosa experimentación, como que tiende nada mén os que á erigir en método terapéutico, en tra- * tamiento de las fiebre s intermitentes, aún las más graves, con preferencia al bisulfato de quinina, á lo ménos en muchos ca- sos, las inyecciones subcutáneas de ácido fénico; porque ade- mas del lugar en que bajo el punto de vista histórico haya de colocarse semejante procedimiento, la consideracion de las sustancias cuyos efectos deberán estudiarse de un modo prác- tico y comparativo, como tambien la vía de absorcion del me- dicamento,—acumulan las dificultades para la resolucion del problema, y han decidido á la Academia á dejar vigentes “tales estudios para el próximo concurso. Al lado de tan valiosas adquisiciones, al lado del regocijo que ellas han debido causarnos, es doloroso señalar una pér- dida con el fallecimiento de nuestro socio corresponsal en la ciudad de NuevaYork el Dr. D. GuinLerRmMo MicHELENA Tan ilustrado hombre de letras como hábjl cirujano, Dr. en. Medi- cina y Cirugía de las Universidades de Paris, Carácas y la Habana, Rector y Catedrático de partos y eediciha operato- ria en la segunda de las nombradas, médico del hospital de la misma, miembro de la Sociedad ibi de Nueva York, Pre- sidente dela Comision de Medicina legal de esta Academia, en cuyoseno ha dejado los mejores recuerdos y una prueba de sus variados talentos y gran saber al promover la discusion sobre las fiebres consideradas como una 'intoxicacion de la sangre, —ha bajado á la tumba legándonos escritos muy reco- mendables sobre la ligadura de las arterias, el organicísmo pa- tológico y el mecanismo del parto. Surecuerdo es para noso- tros nosolo un tributo rendido al compañero, sino al ilustre médico venezolano que más de una vez hizo resonar este modes- torecinto con sus elocuentes palabras en pro de nuestras cosas y de nuestro hombres. “La astuciosa envidia, decia él con oca: sion de colocarse en el salon de la Academia el retrato de nues- tro digno Presidente, en el año de 1867,-la astuciosa envidia, ba- jo mil diferentes disfraces, se oponeáquese honre en vida á los . o e. 38 bienhechores de los hombres; pero los nobles corazones se go- zan en ceñirles en la sien, palpitante aún, el laurel de los inmor- tales, diciéndoles: sacrificásteis por nosotros los años felices de la fuerza y del placer, y nosotros queremos aliviar las penas de vuestros últimos años, haciéndoos respirar los inciensos de nues- tro reconocimiento!” Y la Academia ha correspondido al vaticinio del apreciable socio cuya memoria honramos en este momento, eligiendo por sexta vez para su Presidente al Sr. Gutierrez, que por el afecto é interés que siempre ha mostra- do á favor del instituto, así como por la dignidad y elevacion de su carácter, ha merecido ocupar en él doce años seguidos un lugar tan honroso, —En las últimas elecciones, ha dado tam- bien la Academia una muestra de confianza y de simpatías á los Sres. Tesorero Sr. D. Ramon L. Miranda y Vice Presiden- te Sr. D. Francisco A. Sauvalle, nombrándolos de nuevo para los cargos que con tanta honradez como distincion han desem- peñado. Tales fueron, —Excmo. Sr. y Sres, —las tareas emprendidas; tales han sido los trabajos realizados por esta Corporacion en el año que ha fenecido. Con muy escasos recursos, con un local en que no le ha sido posible, por sus estrechos límites, fundar museos, ni ofrecer al ánimo estudioso las producciones de nues- tra naturaleza, en que á menudo han sido interrumpidas sus sesiones por el tormentoso tráfico exterior; contrariada en sus mejores deseos, casi sin más ayuda, por decirlo así, que el sen- timiento de su dignidad y de su decoro,—el milagro se ha hecho: ella ha sabido mantener el estimulo cientifico y estrechar el lazo de union de sus asociados; ha irradiado su luz á los es- pacios en que se consideraba necesaria; ha sostenido su perió- dico uficial, que acaba de publicar el 9? volúmen; tiene muy adelantada la impresion de los trabajos importantes que duran- te doce años ha llevado á cabo su Comision de Medicina legal y de Higiene pública; y continúa serena é inmutable en el no- ble propósito de trabajar por la ciencia y para la ciencia.—Si en el año anterior y en una solemnidad como la presente, vela- mos .esta preciada nave combatida por vientos contrarios y A 39 por las olas de un mar embravecido, fluctuar aunque sin su- mergirse, hoy han cambiado los tiempos para dicha nuestra, y al contemplarla, gozosos, seguir su derrotero sin tropiezos ni vacilaciones, no podemos ménos de decirle aquellas palabras en otro tiempo dirigidas al bajel de la República romana; —“En nombre de tantas inquietudes y quebrantos como hace poco me causaste, y en nombre tambien del tierno afecto que me inspi- ras, te ruego no te alejes mucho del puerto, no te lances á la alta mar, no vayas á perderte en las blancas Ciclades.” ProGrAMA DE LOS PREMIOS QUE LA ACADEMIA HA ACORDADO PARA LOS AUTORES DE LAS MEMORIAS QUE SE PRESENTEN EN EL CONCURSO DE 1873 4 1874. E Deseosa la Corporacion de facilitar en el mayor grado posible la presentacion de trabajos que opten á los premios anuales, y comprendiendo la necesidad que existe sobre todo entre noso— tros, de dar la más grande amplitud para su desempeño á los Sres. Concurrentes, ha determinado dejar á la libre eleccion, de éstos los asuntos que hayan de servirles de temas ó proposicio— nes para las memorias; en el concepto de que se asignará el premio á aquella que sea considerada como superior á las otras por la importancia de su objeto y el modo de realizarlo, dándo- se siempre la preferencia á las que se distingan por su carácter práctico ó sus aplicaciones 4 nuestro pals. Habrá un premio para cada uno de los ramos siguientes: Me- dicina. Cirugía, Farmacia, Medicina Veterinaria, Física y Qui- mica y Ciencias naturales. No pudiendo la Academia recompensar dignamente los tra— bajos que promueve, cada premio consistirá en la cantidad de cien pesos, como un simple estímulo á aquellos, siendo por otra parte un buen antecedente para las plazas vacantes el haber si- do laureado por la Academia. En su sesion se 12 de Marzo de 1872; dispuso esta Corpora= cion anunciar al público la generosa oferta que hizo su Presi- 40 dente el Dr. D, Nicolas J. Gutierrez, de la suma de 150 pe— sos para premiar la mejor memoria que se presente en este - concurso sobre la “Topografía médica de una localidad impor tante de la isla de Cuba”. Premio Zayas. —Destinado al autor de la mejor memoria que desenvuelva la proposicion siguiente: “Consejos higiénicos sobre el uso de las bebidas espirituosas en los paises cálidos, con algunas observaciones prácticas; escritos al alcance de to= dos.” En sesion celebrada por la Academia el 25 de Abril de 1869, acordó distinguir dicho premio, que constará de 50 pe— sos, con el nombre de su fundador el Dr. D. Juan Bruno Zayas en prueba de la gratitud que le es debida por su genero- so desprendimiento. Los que aspiren á dichos premios podrán dirigir sus mermo— rias acompañadas de un pliego cerrado, que contenga el nombre del autor y lleve escrito el lema que las distingue ála morada del Secretario general, calle de Jesus María núm. 26 hasta. el 19 de Mayo de 1874. COMISOINES PERMANENTES PARA EL BIENIO DE 1873 A 1875. Comision 1. *—Anatomia y Fisio- Sres. Diaz, Presidente. logia. ”7.Reynés. Sres. Bustamante. ” Babé, Secretario. ” Martinez Sanchez. 2 DIAZ. Comision 4, * —Terapéutica y Far- ” Rodriguez. macología. » Benasach. Sres, Oxamendi. ” Lastres. Comision 22—Patologia médica. ” Cowley (D. Luis) Sres. Mestre, Presidente, ” Escarrá ” Govantes. : ” Plasencia, ” Lebredo. ” Auber, Secretario. Comision 5.* —Medicina operato- » Castellanos. ria. : Sres. André, Comision 3 * —Patología quirúrgi- ” García. ca. ” Babé. Sres. Bustamante. . ” Miranda. ”- Diaz Albertini. 0 DIAZ 3 41 Comision 6 * —Anatomía patológi- ca. Sres. Górdon. ” Reynés, ” — Auber. ” Plasencia. ” Benasach. Comision 7. + —Partos. Sres, André. 22 Miranda. ” Rodriguez. » Oxamendi. ” Riva. Comision. 8. * —Higiene pública, Medicina legal y Policía. Sres. Miranda, Presidente. ” García, Secretario. ” Mestre. ” - Martinez Sanchez. ” Rodriguez. ” Lebredo. ” Cowley (D. Rafael) ”.. Castellanos. 7. Riva ”. Babe. » Górdon. > Govantes. ” Cowley (D. Luis) ” Várgas Machuca ” Donoso. ” Rovira Sub-comision de Vacuna. Sres. García ” Govantes “ Miranda “ Cowley (D. Rafuel) Comision 9. * —Medicina veteri- naria, Sres. Moreno ” Beauville Comision 10.* —Farmacia y Qui- mica legal Sres. Aguilera- (D. Cayetano) ” Donoso Várgas Machuca Lastres Rocamora Comision 11.% —Aguas y baños minerales. Sres. Donoso ” Rovira ” Diaz Albertini ” - Escarrá ” Aguilera (D. Manuel) Comision 12.% —Remedios nue- VOS y secretos. Sres. Oxamendi, Presidente ' Melero ” Donoso Benasach Lastres Navarra, Secretario. ” Cowley (D. Rafael) Comision 13.* —Física y Quimi- ca. Sres. Aguilera (D. Cayetano) Melero Finlay Navarro . Cerero ” Rovira Rocamora Comision 14.% — Zoología, Botá- nica y Geología Sres. Sauvalle ” _Albear Cerero ” Aguilera (D. Manuel) Navarro T. x.—6 42 ALCALINIDAD ATMOSFÉRICA. | Sres. Directores de los Anales de la Academia. Muy señores mios y distinguidos compañeros: les estimaré mucho se sirvan dar cabida en el número inmediato del pe- riódico científico de su cargo, á la siguiente comunicacion y al cuadro de observaciones alcalimétricas y metelerológicas que la acompaña. Reciban Vds. las to gracias de su afectísimo s, s q. b. s. m.—Cárlos Finlay. Antes de presentar mis observaciones alcalimétricas corres” pondientes al mes de Mayo próximo pasado, creo conveniente entrar en alguna explicacion respecto al modo de expresar la alcalinidad, que en el presente cuadro he adoptado. Cuando, en Setiembre de 1872, dí cuenta á la Academia de Ciencias de mis experimentos anteriores (Véase, “Anales de la Academia, entrega correspondiente 4 Octubre de 1872), quise dejar en salvo la determinacion del úlcali ó alcaloide que ocasionara la reaccion observada en nuestra atmósfera, miéntras no le hubie- sen sido aplicados los procedimientos más rigorosos de la quimi- ca orgánica analítica. Este fué el motivo que me indujo á adoptar por base de comparacion la cantidad de acido sulfúrico monohidratado neutralizado por cada centímetro cúbico del aire ensayado. Enefecto los quebrados contenidos en la co— lumna (£=0.000,288 SO. HO) de aquel primer cuadro, expre- san las fracciones de gramo 0.000288 S0, HO, que han sido saturadas por un centímetro cúbico de aire. Mas ahora, reflexionando en que muchos lectores no querran tomarse el trabajo de hacer los cálculos necesarios para apre— ciar las cantidades de amoniaco que correspondan á tal 6 cual proporcion de acido neutralizado, se me ha ocurrido sustituir aquella expresion con otra que dice los gramos de amoniaco * (N H, ) que, diluidos en diez mal litros de asre, darían lugar á una alcalinidad ¿qual á la que el experimento Riola (1) (1) Como hay quien trata de ridiculizar la alcalinidad atmosférica por mí demostra- da, diciendo que ésta corresponde á una descomunal proporcion de amoniaco, sin men- nionar cual sea la cantidad de ese álcali que mis experimentos denotan, no será inútil re- cordar Jos datos siguientes, para el uso especial de los atónitos. Un litro contiene mil 43 Esa cantidad constante de diez mil litros que he elegido p or base de diluicion, es precisamente la cantidad de alre que un adulto sano inspira y espira en las 24 horas, y nos proporciona un dato importante para comparar las cantidades de amoniaco correspondientes á la alcalinidad atmósférica con la del mismo álcali que normalmente existe en el aliento humano. Para fi- jar este punto de comparación tenemos los experimentos de los afamados químicos Viale y Latini, quienes han demostrado que el hombre adulto espira cada día, por los pulmones, unos 8 gramos de amoniaco. (Jaccoud-Nouveau Dictionnaire de Med. et de Chir. pratiques, Tome Il p. 42); y siendo diez mil litros la cantidad en que se calcula el aire espirado en las 24 horas por un adulto sano, resulta que la cantidad de amoniaco conteni- do en el aliento humano, en su estado normal, es de unos ocho gramos en diez mal litros de aire espirado; debiéndose conside- rar esta proporcion como un promedio entre máximas y mini- mas más ó ménos distantes. | Para facilitar la comparacion, he reproducido en el cuadro que acompaña la presente entrega los experimentos anteriores hechos en el interior de la ciudad, reduciéndolos 4 mi nueva escala amoniacal. : Del exámen de todas las observaciones así presentadas se deduce: 1% que el premedio de las 19 observacio— nes hechas en el estío durante los meses de Agosto y Setiembre 1864 y Mayo 1873 equi- vale á la alcalinidad que resultaría de la y E A RD ts gramos 8. 16 de amonia- co en diez mil li tros de aire. 2? que el promedio de las 8 observaciones gramos hechas en invierno durante los mesesde Mar-f 2.00 de N H en zo 1859, Noviembre y Diciembre 1864, Ene-( diez mil litros ro y Fbro. de 1865, equivale enalcalinidad á. / de aire. centímetros cúbicos. Diez mil litros son diez millones de centímetros cúbicos*ó diez metros cúbi- cos. Diez mil litros de aire [4 309 cent. y 760=m Bar,] pesan 11650 gramos. Una parte de amoniaco. [N H; 6 A,Hs ] satura 452.882 partes de acido sulfurico morohidratado [SO, HO] Una parte de SO¿HO satura17—0.347 parte de amoniaco. 24 44 37 que el máximum de todas mis observa- gramos ciones ha sido obtenido el dia 31 de Mayo 413.50 N H, en promo: pasados si El 2 10.000 lit. aire. gramos 4? que el minimum ha sido hasta ahora el 0. 52 NH obtenido en Noviembre de 14 de 1864.... 0,32 NATA 10.000 lit. aire: De los datos que preceden resulta que el aliento humano en su estado normal es tan amoniacal como la atmósfera de la Habana, y casi idéntico en este particular con el promedio de los meses de mayor alcalinidad, siempre que ésta sea ocasionada por el - amoniaco simple (N H, ): y ademas es de suponer que para ob- tener aquel promedio de 8 gramos, los Sres. Viále y Latini ha- yan encontrado casos extremos tan distantes como la máxima y la minima de mis experimentos (13.5 “y 3.56 gramo por 10000 litros). La comparacion de la alcalinidad con los apuntes meteoroló- gicos que acompañan mis observaciones relativas al mes de Ma- yo de 1873, parece á primera vista no suministrar ningun dato que señale relacion alguna entre la cantidad de alcali existente en la atmósfera y los demas fenómenos meteorológicos obser— vados. Pero hay una coincidencia muy notable en la circuns— tancia de que los cuatro experimentos que han dado por resul- tado las máximas del citado mes, todas corresponden á un mis- mo grado de humedad relativa, Las observaciones del cuadro que adjunto se dividen en dos series, la primera desde el primero hasta el nueve de Mayo, la segunda desde el 26 hasta el 31. En la primera serie hay dos maximas una el dia 3 que presenta 10 gramos de N H, por diez mil li- tros de aire y cuya influencia dura áun el dia siguiente; la otra máxima es la del dia 8, en que la alcalinidad asciende hasta 11. 90 gramos por 10000 litros. Ambas máximas coinci- den con el 'guarismo 66 en la columna que señala la humedad relativa. Lo mismo sucede en la segunda serie pues, ésta tam- bien presenta dos máximas, una el dia 28 expresada por 12.5 ¿ 45 gramos N H, en 10000 litros, la otra el dia 31, que es la más fuerte hasta aqui observada, pues asciende á 13.5 gramos por diez mil litros de aire. Estas máximas de la segunda serie, como las de las primera, coinciden con el guarismo 66 de humedad re- lativa. La mencionada coincidencia es tanto más digna de con- sideracion cuanto que las variaciones que ha presentado la mis- ma humedad relativa en los momentos de practicar mis obser—:* vaciones, se han extendido entre los guarismos 44 hasta 85, sin que se observe influencia notable de la humedad respecto al grado de alcalinidad, cuando aquella quedara expresada por otros guarismos que el 66 y tambien el de 67. Por lo de- mas comprendo que estos escasos experimentos no bastan ni con mucho para autorizar conclusiones generales. Sila coin cidencia que he citado no es puramente casual, ella indicaría que ese grado de humedad relativa designada por el número 66, es el más á propósito para mantener en suspencion el álcali atmosférico, quizas porque siendo ménos húmeda la atmósfera es ménos ávida del álcali que se desprenda en su inmediacion y cuando al contrario la humedad es excesiva el álcali se conden- sa y se precipita 4un en los casos en que la condensacion del va- por acuoso no llega 4 presentar el carácter de lluvia ni siquiera de llovizna. : Respecto á las observaciones meteorológicas del presente cua- dro, debo mencionar que vienen bien autorizadas, por la cir— cunstancia de que los experimentos alcalimétricos fueron to- dos practicados en el mismo Observatorio del Colegio de Belen; y aprovecho esta Oportunidad para manifestar mi agradecimien- to á su distinguido Director, nuestro digno socio de mérito el R. P, Viñes, por su amabilidad en proporcionarme esos apun- tes, y tambien por el interés que tuvo á bien manifestar en mis experimentos, practicados todos (ménos uno) en su presencia» 46 248 3P SOL 00001 US SOWIBIÍ Z¿['p “quo Yue) )09 QU JU) GO “7 1L4RR CCC O COL 661 "O Eo E€ 'Z2L8L 9P 9IQUIIO Y ayuerpuodsa1100 e39.1 qua Z61 del X] 010] 'erui9peoy *] ap sajeuy ase3A (1) .. .o .. 06 v A A naco. cn trorrnor rr osstarrs oo. . A a e SA AA y “p1 “PI .. .. .. .. 321 a NOA A O A cacosnoasao E A 019 Y "PI .. .. .. .. 03H O O o E a io pI "PI .. .. -. -4 0US O NN AA OO Ns e MS A A A O 019UH "COBI .. .- .. .. vb"1 O Is IS AA AO A a a A “214 “PT da .. .. >. cvz $0 o MA aaa 008 A O .. .....o cm... RO OS A "pl PI .. .. .. 400 o a O AS ....... .. A e Ue A A "SIN “PI . .. .- .- 19 PA AN no... ......n.e..oo. tesorero odo oo po... y Ad Oe a RS "pl “PI sel .. .- .. 2801 A e **** (Gp dao oe A A AD o...» Z "318 » .» -. -- .- a o IO AT A RR CR RICO nro: DOT IO da. el “pl “PI .. E .. .- 086 as o a .. A e E . 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Al llegar á su casa hallé á todo el vecindario en una gran excitacion y el cuarto del enfermo lle- no de gente; oíanse desde léjos los aullidos de éste, á quíen encontré tendido sobre la cama donde apénas podian sujetarle ocho ó diez hombres. Me quedé contemplando esta terrible escena, dando tiem- po á que disminuyeran las convulsiones y á que el paciente se tran- quilizara un poco; observaba al mismo tiempo la expresion peculiar de sus facciones, en las que estaba pintado el azoramiento; sus ojos tenían un brillo extraordinario y las pupilas dilatadas en extremo; suspiraba de vez en cuando, y en un momento de remision, al reco- nocer á algunos amigos, preguntó qué hacian allí. El pulso, algo intermitente, marcaba 95 pulsaciones: se quejaba de una sensacion penosa alrededor del epigastrio, de tiesura en el cuello y de dolor en la garganta. De cuando en cuando arrojaba por la boca una mucosi- dad espumosa, y se lamentaba en medio de sn delirio. Despues de un corto intervalo le ofrecí un poco de té; miró la bebida con una ri- sa convulsiva y despues de alguna hesitacion tragó con mucho traba- jo una corta cantidad. En seguida su respiracion se hizo muy fatigo- sa por la accion espasmódica del diafragma y de los músculos de la laringe y faringe; de repente se incorporó, arrojando espuma por la boca; bajo la influencia de una furiosa enajenacion movia los brazos en todas direcciones, dando alaridos y gritos espantosos y lra- ciendo esfuerzos desesperados para saltar de la cama, hasta que, completamente exhausto, se dejó caer, cubriéndose la cabeza con la sábana y quedando, en un estado completo de estupor. A poco rato volvió la inquietud, y señalando la boca del estómago, dijo con voz temblorosa: siento que vuelve! está subiendo! ¡sujétenme! Presentó- sele. gran dificultad eu la respiracion y al mismo tiempo una .Con- traccion de la garganta: rechinaba los dientes, escúpia y hacia es- fuerzos para arrojar los esputos; se enfureció y casi quedó sofocado. Estos paroximos se sucedian cada diez minutos con padecimientos muy agudos; en uno de éstos mostró propensivn á morder. Durante uno de los ataques más fuertes cogió con los dientes la manga de mi sobre-todo, de paño muy doble, y tronchó el pedazo. He aquí algunos de los sintomas más prominentes, y no podia yo poner en duda que eran los peculiares de la hidrofobia, tanto más cuanto que recordaba haberle cauterizado unos 4 6 5 meses ántes una herida en la mano que prevenía de- la mordedura de su propio perro. Poco despues de haber sido llamado, oyendo al enfermo quejarse de náuseas, fuí á mi casa en busca de un vomitivo y al regresar en- 48 contré al Dr: C. J. Sanford, médico del ejército, 4 quien propuse me acompañara. , El vomitivo no hizo efecto hasta que hubo tomado 2 onzas de vino de ipecacuana en dos partes; el enfermo pareció aliviarse y disminu- yó la violencia de los espasmos. Sin embargo, pasado un momento volvieron á presentarse con más fuerza y frecuencia, al punto que parecia probable que poco más podria resistir el paciente. Indiqué entónces á mi colega el uso del hidrato de cloral; y le ad- ministramos 20 granos en jarabe simple cada hora. Despues de la tercera dósis fué disminuyendo la violencia de los ataques; á la cuar- ta la mejoría era ya manifiesta y la quinta produjo sueño, mantenién- dose este estado soporifico merced á la repeticion del cloral en dósis iguales, pero á intervalos mayores. Las 24 horas siguientes se pasa- ron sin presentarse nuevos accidentes, con excepion de algunas con- tracciones de la cara y movimientos de los brazos y piernas, miéntras dormia, los cuales se calmabaw al momento con otra nueva dósis del cloral. De tiempo en tiempo se le daba caldo ligero y té que tragaba sin mayor dificultad. En la madrugada del quinto dia se despertó y dijo á su mujer: “siento como si quisiera morder á alguno; ”y éste fué el último sintoma de carácter hidrofóbico. Al sesto suspendí la administracion del cloral; habiendo tomado el enfermo 360 granos por todo. En el presente caso noté que la sed era ménos intensa y no tan abundante la espuma de la boca como en otros que habia asistido, ni la repugnancia tanta al tragar líquidos; y no parecía que le: afecta- ban, como generalmente sucede, ni los sonidos, ni las corrientes de aire. Algunas semanas necesitó el enfermo para reponerse del estado .de depresion nerviosa y postracion general en que habia quedado; y du- rante este tiempo se procuró mantener su espíritu en un estado de completo reposo, evitando toda alusion á la naturaleza de su enfer- medad, y en cuanto pudo emprender viaje sus amigos le llevaron al campo. Hace poco volvió en excelente estado de salud y entónces pude saber por él mismo algunos particulares acerca de los síntomas premonitores de su enfermedad. Dijo que quince dias áutes de pre- sentarse el ataque sintió una picazon en la parte de la mano mordida por el perro; queá losdos ó tres dias ésta se le hinchó y experimentó un dolor que le subia por todo el brazo, quedándose este miembro completamente adormecido, todo lo cual atribuyó á reumatismo: que los mismos síntomas se repitieron despues con más intensidad y principió entónces á resentirse su salud; que posteriormente le entró un fuerte desgano y experimentaba alternativamente escalofríos y calor, así como dolores de cabeza; que se sentía confuso, inquieto, irascible, asustado y alarmado por cualquiera cosa; que el domingo anterior á su ataque, hallándose en la iglesia, experimentó un velhe- mente deseo de saltar la division de su palco y para contenerse tuvo que asirse fuertemente al banco con las dos manos. “ANALES ACADEMIA DE CIENCIAS MEDICAS, FISICAS Y NATURALES - DE LA HABANA. REVISTA CIENTIFICA. JULIO DE 1873. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA. SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 11 pe Mayo pe 1873. SEÑORES ACADEMICOS CONCURRENTES.—Dr. (Futierrez, Presiden- te; Várgas Machuca, Farcía, Aguilera (hijo), Reynés, Mar- tinez Sanchez, Babé, Sauvalle, A. Gonzalez del Valle, P. Viñes, Govantes, Plasencia, Hernandez [D. José de la Luz], Cowley (D. Rafael), G. del Valle (D. Fernando), Oxamend:?, Bena— sach, Melero, Miranda, Cerero; Mestre, Secretario. Lectura y aprobacion del acta de la sesion anterior. Correspownexcia.—Leyéronse en seguida: 1? una comunica— cion del Sr. Escribano de Cámara Ldo. D. Juan Antonio Por- tocarrero, acompañando la causa seguida por homicidio de D. José Barrio; la que fué remitida á la Comision de Medici- * na legal para el informe que pide. 22 Un oficio del Sr. Al- calde Mayor de Guadalupe remitiendo testimonio relativo á 2 50 la causa formada por sevicia en el negro Gerónimo; habiendo tambien pasado á la citada Comision. 3 Un oficio de los Dres. García y Hondares con el Estado de los vacunados en el salon de la Academia durante:el mes de Marzo último; los que han ascendido á 26 párvulos blancos y 3 de color libres, repartiéndose ademas 8 tubos con vírus vacuno. 4? Otro oficio de los mismos facultativos, incluyendo el Estado de los vacunados en el mes de Abril, que han sido en núm. de 20, de los cuales 18 párvulos tao uno de color libre y uno adulto blanco, distribuyéndose siete tubos con vírus; y tam- bien el Estado general de los que han recibido tan importan te beneficio desde Mayo de 1872 á Abril del corriente año, cuyo total es 293, con 81 tubos gratuitamente repartidos. 5 Un oficio del Sr. Fernandez de Castro (D. José), quien participa á la Corporacion su próxima partida para Europa á consecuencia del mal estado de su salud, ofreciéndole siem- pre sus servicios para, “la grande obra que ha emprendido del progreso intelectual de esta provincia y que con tanto acierto y rapidez lleva á cabo.” La Academia escuchó con gusto las expresiones afectuosas de socio tan distinguido, aun- que por otra parte con el pesar de verlo alejarse de entre no— sotros por motivo tan desagradable. 6% Un oficio del Dr. Aguilera (hijo) donando á la Biblioteca de la Academia 79 tésis para el Doctorado en las diversas facultades, sosteni- das en la Universidad de la Habana durante el plan de 1863; y se acordó darle las más atentas gracias. 7% Una carta del Dr. Górdon, Sub-direcrtor del periódico político “La España,” en viando el prospecto, y proponiendo el cange con los “Anales” de este instituto: al que se dieron las gracias, acordándose sa- tisfacer sus deseos. 8% Finalmente el Secretario presenta el cuaderno 3 del Genio científico que dirige el Sr. Melero. MINISTROS OFICIALES PARA EL NUEVO BIENIO.—Terminada la cor- respondencia, participó el Sr. Presidente quese hallaban pre- sentes los socios de mérito Dres. D. Fernando G. del Valle y R. P. Vines:—que las elecciones de los ministros oficiales pa- ra el bienio de 1873 á 75 habian tenido lugar en sesion de 51 gobierno del 27 de Abril, con el resultado siguiente y segun el art. 33 del Reglamento: Presidente, el Dr. Gutierrez, por 26 votos, con uno dado al Sr. Sauvalle; siendo 27 el número de los socios concur— rentes. Vice- Presidente, el Sr. Sauvalle por 25 votos: con uno da— do al Sr. Albear y otro al Dr. Oxamendi. Secretario general, el Dr. Mestre por 26 votos: con uno da- do al Dr. Rodriguez. - Secretario de correspondencia nacional y extranjera, el Dr. Reynés por 25 votos: con dos dados al Dr. Auber. . Vice-Secretario, el Dr. D. Ambrosio G. del Valle, por 18 votos: con 8 al 09 Rodriguez y 1 al Dr. Lebredo. Tesorero, el Dr. Miranda, por 26 votos: con uno dado al Dr. Babé. Bibliovecario, el Sr. Melero, por 25 votos: con un voto al Dr. Oxamendi, y otro en blanco. - DirecToRES Y SECRETARIOS DE LAS LECCIONES. —Con arreglo al ar— tículo 49 de los estatutos, designó el Sr. Presidente para di- rectores delegados de las diversas Secciones, así como para Secretarios, á los miemos que habian o dichos car- gos en el último bienio, esto es: Dr. Reynés para Director de la Seccion de Medicina y Ct- rugía. Dr. Rodriguez para Secretario de la misma. Dr. Lastres para Director de la Seccion de Farmacia. Dr. Donoso para Secretario de la misma. Sr. Sauvaile para Director de la Seccion de nes físicas y naturales. Dr. Finlay para Secretario de la misma, por ausentarse de esta Isla el Sr. Fernandez de Castro (D. José). - Voro ne cracia.—La Academia aprobó estos nombramien— tos, de que se ha dado cuenta al Gobierno Superior, así como el voto dezgracias propuesto por el Sr. Presiden— te y á que se habia hecho merecedor el Dr. Rodriguez con los numerosos informes sobre médicos municipales y forenses 52 - que con el mayor acierto é imparcialidad habia despachado en el seno de la Seccion de Medicina y Cirugía. Habiendo manifestado el Dr. Hernandez, que la Academia estaba toda de acuerdo en que el Dr. Gutierrez debia :ser Presidente perpetuo de ella, siendo por lo tanto inútil la elec- cion respecto de ese cargo, contestó el último dando las gracias por esa distincion, pero que, exigiéndolo el Regla— mento, se habia procedido y se procedería siempre á la citada eleccion en la forma y modo allí consignados. E RESECCION DEL MAXILAR SUPERIOR.—En el uso de la palabra el * Dr. Reynés, se expresó del modo siguiente: “Tengo el gusto de presentar á la Academia una mujer en quien el digno catedrático de Terapéutica de esta Universi- dad, Dr. D. Serafin Gallar do, ha practicado con brillante re— sultado una de las operaciones más terribles y más difíciles de la Cirugía; la extirpacion completa del maxilar superior. “He aquí en breves palabras la historia de la enfermedad que exigió esta operacion. : “La morena Agustina empezó á sentir los síntomas de su afeccion en 1857. Desde entónces paulatinamente fueron au— mentándose todos ellos: sintió un cuerpo extraño ó algo que le producía el mismo efecto, en la fosa nasal izquierda, su voz se iba alterando, tenía algunas epístaxis, alguna cefalalgia; su sentido olfatorio disminuido y"no mucho tiempo despues aumento de volúmen de la mejilla del mismo lado y un tumor rojizo que aparecía por la abertura anterior de la fosa nasal correspondiente. Estas manifestaciones de la enfermedad obligaron á los profesores que la vieron á intervenir, y en 1868, 1870 y 1871 le hicieron varias operaciones, que segun se desprende de la relacion que de ellas hace la enferma, con- sistieron tan solo en la avulsion de una parte del tumor que obstruia la nariz una vez, y las restantes en la excision de la parte de él que por la nariz salia. “En Abril del presente año las manifestaciones de la enfer- medad eran las mismas, áun cuando considerablemente au— mentadas, añadiéndose á ellas la exoftalmia muy pronunciada 93 del ojo izquierdo, que se hallaba proyectado arriba y afuera y su funcion casi completamente extinguida. “El diagnóstico que hicieron cuantos profesores la examina: ron fué el de un tumor fibroso de la fosa nasal vequierda, con probable implantacion en la cueva de Higmoro. “Consideróse necesaria su extirpacion y áun cuando al prin- cipio hubo alguna divergencia de pareceres sobre el modo de llevarla á cabo, una- vez descubierto el tumor, visto su consi— derable desarrollo y la degeneracion del hueso, que no se ha- - bia creido más que deformado, se juzgó indispensable la re- seccion completa del maxilar superior, que fue practicada el diez y siete de Abril por el Dr. Gallardo con la cooperacion delos Dres. Martinez, Gordillo, Bango, Figueroa, Bucero, y Reynés. —Erizada de dficiliados se presentó la operacion, pe- ro fueron vencidas todas por el Dr. Gallardo con un tino, se- renidad y destreza que demuestran las incontestables y bri- llantes dotes de cirujano que posee. El accidente más terri- ble fué la hemorragia que sobrevino durante el primer tiem— po de la operacion por el enorme desarrollo del sistema vas- cular que el tumor habia determinado. Fué ésta tan copiosa que la enferma cayó en un estado de colapso, que hizo temer que la operacion no podria llevarse á feliz término; pero se dejó descansar á la operada despues de cohibida la pérdida de la sangre con la compresion y Hgaduras necesarias, se la abri- gó y empleando el calórico al rededor del cuerpo y dándole algunos caldos y vino caliente se pudo obtener una saludable reaccion que permitió continuarla felizmente sin que hubiese reaparecido la hemorragia que se temía al desprender el hueso. “Se afrontaron perfectamente los bordes de la herida hecha en las partes blandas, reuniendo el colgajo por puntos de su- tura metálica sin cell otro apósito, y siete dias despues se retiraron estos puntos y se hallaba ya el colgajo completa- mente adherido, presentando á la vez un aspecto satisfactorio - y hada sospechoso el interior de la vasta herida consiguiente á la pérdida de sustancia que habia tenido lugar. » “Hoy, sin haber cumplido aún un mes de la operacion, ten- 34 go el honor de presentar á esta sabia Corporacion la enferma completamente curada y el tumor junto con el hueso maxilar extraidos en su totalidad, registrando así un nuevo triunfo obtenido por la Cirugía en una operacion que en esta ciudad solo dos veces ha sido practicada con buen éxito.” El Dr. Rey- nés recuerda con este motivo la estadística publicada por -Follin. : -El Dr. Gutierrez cree que deben darse las gracias á nom- bre de la Academia y publicarse la observacion en los Anales, así como que hubiera sido muy útil sacar el molde del tumor ántes de verificarse la operacion, como se hizo con la que prac- ticó hace muchos años (1844) el Dr. D. Fernando G. del Va. lle por primera vez en la Habana. El D». G. del Valle (D. Fernando) expone que se trata de una operacion inusitada y que prueba el poderío de la cien- cia: en el caso de que se habla se presentó una copiosa he- morragia que, afortunadamente, detuvo el síncope que sobre- vino. En la Habana se ha scudo otra vez, aunque fué preciso interrumpirla por aquel accidente, no dd siempre el cirujano dueño de contenerla. El Dr. Miranda traeá la memoria otro'caso operado por el Dr. D. José Guillermo Diaz, en 1856,4 consecuencia de un os- teosarcoma del maxilar superior; la estadística publicada por el Dr. Mestre en el Eco de Paris, de 308 resecciones parciales y totales reunidas por el Dr. Oscar Heyfelder, ascendiendo á 112 el número de éstas, de un solo maxilar, con 46 resultados fa. vorables, y á 9 el de los dos maxilares superiores con 4 éxitos tambien prósperos; y una reseccion total del maxilar inferior, operada en Paris en 1856 por el Dr. Maisonneuve, teniendo ocasion el Dr. Mestre y él de observar al individuo, que po- día ejercer perfectamente la masticación gracias á un apa- rato especial aplicado por los célebres dentistas americanos Preterre y Fowler (1), (1) El Eco Paris. pág. 256. t. 1.2 periódico publicado en la capital de Francia, “años de 1858 y 59, por los Sres. Valdés, Cowley [D. Luis], García, Hevia [D. Pedro], Mestre y Miranda.—Clinique chirurgicale, par Maisonneuve; t. 1, pág. 544. 55 El Dr. Cowley (D. Rafael) recuerda tambien que el Sr. Du- pierris ha hecho dicha operacion en una negra; y el Dr. Oxa- mendi que en una ocasion acompañó al Dr. D. Antonio Diaz Albertini en Garcini, y otra al Dr. Galvez para otras dos operaciones del mismo género. Meniciya LEGAL.-—2 ¿nforme en un caso de distocia.—Pre- sentó despues el Dr. Miranda, á nombre de la Comision de Medicina legal, un 2? informe relativo á la muerte de Doña M....C....L.... de B.... por distocia, en que despues de examinar los datos remitidos á la Corporacion con vista de las preguntas formuladas por el Sr. Juez de 1* instancia de Guanajay, deduce las siguientes conclusiones: 1? Que las de- claraciones de D? R.... F.... G.... no están ajustadas á los principios de la ciencia, y si las del Ldo. B....., yen parte las del Dr. M..... , á pesar de las falsas apreciaciones señaladas en el cuerpo del informe; 2? Que de dichas decla— raciones puede deducirse que ha habido falta de auxilios fa- cultativos, pero no asegurarse de un modo absoluto que la muerte de la mensionada Sra. fuese ocasionada por esta falta, porque tambien pudo determinarla la considerable lesion de la vagina, acusada por la autopsia. : Herida de vientre —Contusion en la cabeza.— Aprobado el anterior informe, leyó otro el /)r. Bubé, en contestacion á la Sala de Guerra y Marina, en la causa que se sigue por homi.- cidio de Augusto Chantoissel.—Tratando de averiguarse si el hechor se hallaba fuera de sí en el momento del acto acrimina- do, á efecto de una inmersion en el mar, de una pasion exci- tada, como la cólera, y de golpes recibidos en la cabeza, con- cluye la Comision, despues de ventilar detenidamente todas las cuestiones indicadas, así como las referentes á la causa de la muerte: 1? que las causas alegadas como capaces de haber producido en B....una enajenación mental, no son bastantes para explicarla; y 22 que no es posible determinar si la muer- te de Chantoissel provino de la herida. Cuestion de sevicia.—Por último, el Dr. Martinez Sanchez, como ponente de la misma Comision, leyó otro informe én 56 un caso de sevicia en un negro que padecía ataques epilép- ticos; y estudiando los accidentes traumáticos á que éstos pue- den dar lugar, y la contusion descrita en el reconocimiento y autopsia de G+...., deduce: 12 Que la muerte del esclavo es susceptible de explicarse sin la intervencion del castigo; 22 No es imposible que éste diera lugar á la aparicion de ataques epilépticos; 32 No es tampoco imposible que el fallecimiento fuera debido al golpe que dicho esclavo recibió al caer; pu- diendo la caida depender ya del mismo castigo, ya del der- rame cerebral que suele funestamente complicar no pocas epi- lepsias. ' Despues de lo cual y aprobados los dos últimos informes, quedó la Academia constituida en sesion de gobierno. SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 25 DE MAYO DE 1873. SEÑORES ACADEMICOS CONCURRENTES.—Sauvalle, Vice-Presi- dente; Fovantes, García, Reeynés. Finlay, A. G. del Valle, R. Cowley, Oxamendi, Plasencia, Melero, Miranda, Rodri. guez, Ivocamora: Mestre, Secretario. Lectura y aprobacion de las actas de la sesion pública ordi- naria anterior y de la solemne del 19 de Mayo. : CorrEsPoNDENCIA.—Leyéronse en seguida: 1.9 el oficio en que el Excmo. Sr. Gobernador Superior Político autorizaba al Excmo. Sr. Rector de la Universidad de la Habana pa: ra que en su nombre presidiera el acto que debia celebrar la Academia al conmemorar su fundacion; 2.9 Otro oficio del mismo Gobierno, aprobando el cambio del distintivo que de- ben usar los miembros de esta Corporacion, con sujecion al modelo que se acompañó, á reserva de la aprobacion definitiva del Gobierno Supremo, á quien se da cuenta; 3. Otro oficio de la misma procedencia,. remitiendo á informe el expedien- te promovido para proveer la plaza de médico municipal y forense de Vereda Nueva y Ceiba del Agua; el que pasó á la 57 Ñ Seccion de Medicina y Cirugía; 4. 2 una comunicacion del Dr. Rodriguez, Secretario de dicha Seccion, acompañando el - expediente citado, con el informe recaido; 5.2 una comunica- cion del Sr. Juez de 1? instancia de Belen, enviando por exhor- to del de Pinar del Rio la providencia dictada en la causa que se sigue contra D. J..7. y D?R.... F.... por infanti- cidio; habiéndose dado traslado á la Comision de Medicina le- gal á los fines oportunos; 6.9 un oficio del Excmo. Sr, Rector de la Universidad literaria, participando que con el objeto de corresponder á la invitacion que por la Academia se hizo á aquel cuerpo docente, habia nombrado á los Dres. D. Felipe F. Rodriguez y D. Manuel Bango bajo la presidencia del Sr. D. Felipe Poey, Decano de la Facultad de Ciencias, para que re- presentaran á la Universidad en la sesion solemne del 19 de Mayo; 7.9 una comunicacion del Sr. D. Felipe Poey, agente del Instituto Smithsoniano de Washington, anunciando ha- ber recibido muchas obras para la Academia: las que se reco- * gerán y serán presentadas en la siguiente sesion.—Por últi- mo, el Secretario da cuenta de haberse tambien recibido los números 1008 y 1009 del Siglo médico de Madrid; las entre- gas 7 y 8 del Antifiteatro anatómico español; la.S* de los Trabajos de la Comision de Medicina legal é Higiene pública y la obra de Mr. Boussingault sobre Economía rnral, en 2 to- mos, regalada por el Sr. D. José M* Echegóyen; acordándose las gracias. | QueLoroma.—Enterada despues la Academia de una obser- vacion de hernia inguinal estrangulada que operó el Dr. Min- teguiaga con el mejor éxito despues de haber tentado infrue- tuosamente la táxis y de presentarse fenómenos muy graves en el enfermo, manifestó el Secretario que, aunque no ofrecie- se nada de notable la observacion, se le habia dado Jectura por tratarse de un caso grave y de una operacion verificada en el campo, sin que el cirujano tuviera por decirlo así más auxilios y consejos que sus propios conocimientos. . ' El Dr. Cowley (D. Rafael) fué de opinion que hubiera podi- do excusarse dicha lectura, toda vez que la observacion no pre- T. x.—8 58 sentaba nada de particular y que, ademas, se dice en ella que ocurrieron vómitos de materias excrementicias, cuando la ana- tomía demuestra que ésto es imposible con la presencia de la válvula íleo-cecal, que se opone al retroceso de los residuos de la digestion, y cuando la fisiología enseña que solo en el in- testino grueso existen materias verdaderamente excremen- ticias. E El Secretario acepta esta explicacion; mas no le extraña que el autor repita lo que todavía se lee consignado en obras bas- tante recientes, á pesar de que probablemente quiso decir fe- _caloídeas,—término introducido en la ciencia por Malgaigne. El Dr. Reeynés no encuentra tampoco nada de notable en el caso referido á la Academia; pero se trata de una operacion que requiere ciertos conocimientos en el arte quirúrgico, y se debe aceptar con benevolencia las observaciones que procedan del interior de la Isla, no sólo para alentar á los que allí ejer- cen la profesion, sino para que pueda algun dia hacerse el Ca- tálogo de las operaciones practicadas en este suelo y'sus resul- tados; porque de otro modo quedarían desconocidas. Axvarisis microscopico.—Meniciva LeGaL.—El 7). Rodriguez comunica» haber hecho el análisis microscópico del líquido contenido en un quiste de la glándula tiroides, encontrando cristales de colesterina,—y lee, á nombre de la Comision de Medicina legal, un informe relativo al homicidio de D. J.. B....,tratando de indagar la Sala 3? de Justicia “ si la muerte fué ó no consecuencia mediata 6 inmediata de la le— sion que le fué inferida por el procesado ó del tétano que so- brevino.” Vistos los antecedentes de la causa, se trata de una herida del lado izquierdo de la cara, como de cuatro pulgadas de largo, desde la articulacion témporo-maxilar hasta la sínfi- sis de la barba, de una pulgada de latitud, profundizando has- ta la AO que fracturó A hecha con instru: mento cortante, que produjo una A considerable y una GA que se extendió hasta la garganta. Cicatriza- da ya la herida, fueron desarrollándose todos los síntomas del tétano; y curado éste; los de una flegmasía aguda de los órga- 59 nos torácicos que, por la necropsia, se demostró ser una pleu- roneumonía. - La circunstancia de haber ocurrido la muerte á - los 44 dias de recibida la lesion, el carácter de simplicidad de dicha herida, el haberse vencido el tétano, que cuando más era un accidente, y no hallarse correlacion entre la pleuro-neumonía y el daño señalado, traen por conclusion que el resultado fatal no fué la consecuencia inmediata de la lesion.—Habiendo comprobado la autopsia que la causa de la muerte fué la flegmasía intra-torácica, aunque no se hubiese abiérto la cavidad craneal, ni estudiado las alteraciones que acompañan al tétano en ciertos casos, seguido en el actual, é inmediatamente, de una neumonía que haría suponer que es- taba eslabonada con aquella néurosis—se deduce que no hay los elementos necesarios para aseverar que la muerte fuese la consecuencia del tétano que sobrevino. Por lo cual concluye la Comision: que la herida hecha á B ... nofué la causa in- mediata ni la mediata de su muerte, no pudiendo tampoco comprobarse si fué debida al tétano. a Cuestiones de Obstetricia.—-Aprobado sin discusion el ante- rior informe, presentó otro el Dr. Lt. Cowley. para contestar á varias preguntas dirigidas por el Sr. Juez de 1? instancia de Pinar del Rio, en la causa que se sigue á D.J.... y D R.... _F.... porinfanticido. Despues de recordar algunos datos científicos y de práctica obstétrica para la mejor solucion de cada problema, sostiene el Sr, Ponente á medida que va enun- ciando los particulares que debe solventar: que no todas las mu- jeres pueden hallarse en todos los casos en aptitud de socor- rer ásus hijos; que la respiracion puede establecerse ántes que el feto haya salido por completo del claustro materno; que la presencia del meconio es compatible con una respiracion pul- monar completa; y que la Comision se abstiene de resolver la última cuestion por deficiencia de datos, pues preguntándose. si por ser el parto laborioso pueden ocurrir hundimientos, 1n- movilidad ó fractura en los huesos del feto, despegamiento del periostio ó rasgaduras en las membranas, —no se indican las regiones, los huesos, las lesiones de los tegumentos etc., ni 60 se concreta la interrogacion á un caso especial y bien deter— minado. Terminada la lectura del anterior informe, expuso el Dr. Valle (D. Ambrosio) que en el informe no se notan conclu- siones, ni se resuelve una de las preguntas con arreglo á lo que se observa diariamente: el parto constituye una funcion natu- ral, y toda mujer puede auxiliarse y socorrer al hijo: se tra— ta de una ley natural por la universalidad de los casos, de una ley que siempre se ha cumplido, pues ántes que hubiese Me- dicina habia partos, y en el estado salvaje multitud de muje- res pueden atenderse perfectamente, —sin que deban sacarse en prueba de lo contrario las anomalías, que soy la excepcion y no la regla, | El D». Cowley (D. Rafael) contesta que como el Juzgado pregunta si una mujer de 19 años, en su primer parto, pue— de hallarse en todos los casos en aptitud de socorrer á su hijo en el acto «le nacer, ha tenido que citar lo favorable y lo ad- verso, la regla y la excepcion. El D». Valle replica que en todos los casos, mujeres y ani: males pueden llenar por sí mismas esa funcion; porque la hem. bra tiene que reproducirse, y lo hace como digiere y como respira. El Dr. Cowley recuerda que esa funcion normal se convier- te á veces en un verdadero acto patológico: no es posible ol. vidar los casos de distocia y la necesidad de la intervencion en el parto al asentar una regla tan absoluta; sucediendo lo mismo que con la digestion, la marcha etc, que no siempre se efectúan sin obstáculo. : | El Dr. Miranda cree que el informe se contrae perfecta- mente al contenido de la pregunta; refiriéndose ésta 4 todos los casos, la opinion del Sr. Valle es demasiado absoluta, cuando es preciso tener tambien en cuenta la inercia uterina, las malas presentaciones de la pélvis etc. Para los casos más comunes y normales se podrá estar de acuerdo con el Sr. Va- le; pero aquí se trata de un caso concreto, en que sin embar— go la pregunta se hace de un modo general y sin acompañar 61 todos los antecedentes necesarios.—El Dr. Miranda echa de ménos las conclusiones del informe. El Dr. Cewley advierte queá continuacion de cada pregunta ba dado la respuesta respectiva. : K El Dr. Miranda objeta que se trata de una construccion propia de los informes, y que el resultado de las premisas y apreciacion de antecedentes debe condensarse al fin del traba- jo para mayor claridad. El Dr. Valle insiste en que en todos los casos el parto es una funcion natural; y la prueba es, que cuando por aparecer alguna anomalía, se deja á la naturaleza el arreglo, se observa que las malas presentaciones se transforman en buenas, por- que como decia Mme. La Chapelle, las presentaciones del hom- bro y espalda no son otra cosa que presentaciones cefálicas exageradas, y se hace eutónces más, que interviniendo el arte. Nose habla de ciertos hechos nerviosos citados en el informe, ni de condiciones especiales; en todos los casos naturales la mujer puede parir por sí, ay udándose ella y ayudando á la criatura. El Dr. Rodriguez opina que discutir si el parto es un acto natural, es colocarse fuera de la vuestion y sostener una vul- garidad. El Juez pregunta si en todos los casos una mujer puede sin ajenos auxilios cumplir el acto del parto; y la Co— mision está sin duda en la verdad al contestar que no en to-— dos, pues hay circunstancias morbosas en que tal cosa es im- posible. El Dr. Valle e que el sentimiento y el instinto de la maternidad son más fuertes en sus consecuencias que el par— to, y ellos pueden vencer todas las diticultades que lleguen á presentarse. El Dr. Miranda hace notar que el Sr. Valle ha modificado la pregunta que se ha dirigido á la Academia, suponiendo que se refiere solamente á todos los partos nistaralós, cuando este calificativo no existe en ella. ¡Olvida acaso el accidente de las hemorragias, que á menudo los complican y exigen la inmediata intervencion del médico? ed 62 El Dr. Valle sostiene que en ese sentido debió hacerse la pregunta y en ese sentido” redactarse la respuesta. Lo queel Dr. Rodriguez llama “vulgaridad” es la ley misma, igual para la mujer del campo y de la ciudad. Si así no fuera, no se comprendería la cuestion presentada á la Academia. El S». Sauvalle cree que entónces la cuestion gira sobre una sola palabra; el Dr. Mestre pide quese lea cada pregunta con su respuesta correspondiente: verificado esto por el Dr. Cowley, indicó de nuevo el Dr. Miranda que no habia tales conclusio— nes, careciendo el documento de la contextura de un informe; y el Dr. Rodriguez echó de ménos la transcripcion completa de lcs documentos ántes de la apreciacion de los hechos: á lo cual contestó el Sr. Cowley que, aun cuando no crela- necesa- rio sujetarse á esa “plantilla” y de próposito la -habia dejado á un lado, no tenía el menor inconveniente en satisfacer los deseos expresados por algunos académicos y agregar dichas conclusiones. E Sometido á votacion el informe, fué aprobado con la en— mienda propuesta y aceptada por el Sr. Ponente. PropPIEDADES MEDICAMENTOSAS DE LAS ZARZAPARRILLAS.—N O hallán- dose presente el Dr. Hernandez, que estaba á la órden del dia, —leyó6el Dr. Cowley (D. Rafael) un discurso escrito con motivo del ataque dirigido por el Dr. Oxamendi, en una se- sion anterior, al uso terapéutico «le las zarzaparrillas. que no considera más útil que una infusion gomosa Ó un agua almi- donada. Partiendo de que debe entenderse por útil toda sus- tancia Ó medio capaz de llenar un fin terapéutico, entra el Sr. Cowley en numerosas consideraciones para dejar consignado : que en todas las obras de materia médica, materia farmacéu— tica, formularios y prontuarios figura la zarzaparrilla; cita las opiniones de autores muy distinguidos, sin que por esto de- fienda que merece el primer puesto en el grupo de los sudo- ríficos, sino que, cumpliendo ciertas indicaciones en el trata- miento de las enfermedades, no es dable asegurar que sea una sustancia inútil, inerte; ó indiferente para el organismo. El mismo Dr.,Oxamendi la ha usado muchas veces; y los ele— 63 mentos que entran en su composicion, en especial la esmilaci- na, dotada de cierta accion fisiológica que ha sido bien com- probada, no permiten colocarla al lado de otras sustancias hoy completamente abandonadas. El Dr. Cowley termina con algunas palabras á favor de la vulgarizacion de la medicina y en son de protesta contra las aseveraciones del Dr. Oxamen- di para que se redacten las recetas en el idioma latino y se emplee un lenguaje del todo ignorado por el médico y por el farmacéutico. Despues de expresar el Dr. Oxamendi que en una próxima sesion se ocuparía de contestar al Sr. Cowley, quedó la Acade- mia constituida en sesion de gobierno. SESION PUBLICA ORDINARIA DEL $ DE JUNIO DE 1873 SEÑORES ACADEMICOS CONCURRENTES.—D)r. Gutierrez, Presiden— te; Miranda, Govantes, Garcia, Górdon, Reynés, Sauvalle, Cowley (D. Rafael), Rocamora, Bolo, Mero, Riva, Hernan- dez (D. José de la Luz), Fintay, Benasach, erero; Mestre, Secretario. : Lectura y aprobacion del acta de la sesion anterior. CorresPONDENCIA.—1% Una comunicacion del Gobierno Su— perior Político, remitiendo un pomo que contiene una prepa- racioA antitetánica, un pliego cerrado con su fórmula, una memoria sobre sus” efectos y una instancia producida por D. Francisco Arroyo Heredia, en solicitud de que se le autorice pa- ra expenderlo como medicamento útil; todo lo cual pasó á la Comision de Remedios nuevos y secretos para el informe que se pide. 22 Un oficio del Sr, Escribano de Cámara D. José Soroa, acompañando por acuerdo de la sala 2? de Justicia, certifica- cion de varios lugares de la causa seguida en el Juzgado de 1? instancia del Distrito Norte de Matánzas por homicidio de D. Francisco Pavon; de que se dió traslado á la Comision de Medina legal para el informeTespectivo. 32 Un oficio de los 64 Sres. Hernandez y García, dando cuenta del número de vacu— nados en el mes de Mayo último en el salon de la Academia, que asciende á 20, y 7 tubos con vírus repartidos á varias per- sonas. 4? Una comunicacion del Sr. Cónsul General de los Estados Unidos en la Habana, participaudo haber recibido una carta del Sr. Cirujano general de dichos Estados, en que acusa recibo de las obras enviadas por esta Academia, da á ésta las gracias por su valiosa coleccion y abriga la esperanza de que en lo adelante se le envíen otras publicaciones. 52 Un oficio del Dr. D. Juan Marsillac, remitiendo un ejemplar del tomo 2? del “Relámpago médico” de Barcelona, que dirige, en prueba de deferencia y aprecio á nuestra Corporacion: se acor—. dó darle las gracias, enviarle el último volúmen delos Anales en cange con cl Deriódico citado y un ejemplar del Reglamento, por haber manifestado el Sr. Marsillac en carta al Dr. Pre te el deseo de ser socio correspondiente.—6% Un oficio del Sr. D. Juan M. Sauvalle remitiendo 43 tomos en 8. 2 de “Informes de la Oficina de patentes de los Estados Unidos,” desde el año de 1856 470, en inglés, como “un débil testimonio de aprecio hácia una Corporacion cuyos perseverantes esfuerzos han con tribuido tan eficazmente á la propagacion de las ciencias en Cuba:”—se acordó contestar atentamente al Sr. remitente, dando las más expresivas gracias por su rico donativo.—El Secretario dió tambien cuenta: 7. * de que el socio numerario Sr. Govantes habia regalado para la Biblioteca las obras de Sydenham, 2 vols en inglés, y el Diccionario de mediciha de Dunglison, enel mismo idioma, 1 vol., y se acordó darle las gracias; 8. 2 de que, por conducto del Sr. D, Felipe Poey, se habian recibido numerosas obras del Instituto Smithsoniano de Washington, de la Academia Imperial de Viena, del Ob— servatorio naval de los Estados Unidos, del Departamento de Agricultura de estos Estados, de la Academia Imperial de $. Petersburgo, de la Sociedad de Ciencias naturales de Bré- men, de la Sociedad Zoológica de Lóndres, ds, —obras ya anun- ciadas muchas de ellas en una comunicacion del Sr. Secretario de la Academia Imperial de Ciencias de Viena, que se acor- 65 dó contestar con las más atentas gracias.—Por último, el Se-' cretario presenta los números 1010 y 1011 del “Siglo médico” de Madrid, el cuaderno 4? del “Genio Científico,” la entrega 9% de los “Trabajos de la Comision de Higiene pública y Me- dicina legal” y el tomo 9? de los “Anales de la Academia.” ComIsIoNES PERMANENTES. —Quedó en seguida enterada la Aca- demia de las Comisiones permanentes para el bienio de 1873 á 1875 y de los socios que las componían; como tambien, de que con el objeto de afianzar cada vez más la administracion de la vacuna, se agregaban los Dres. Govantes, Miranda y Cow- ley (D. Rafael) á los Sres. Hondares y García, que desde hace tiémpo vienen desempeñando este útil servicio; quedando así constituida una Sub-comision de vacuna en el seno de la Co- mision de Higiene pública á que pertenecen todos los socios nombrados. (V. pág. 41.) : HerNta ISGUINAL: ASPIRACION.—Habló despues el Dr. Cowley (D. Rafael) de un caso de hernia inguinal del lado derecho, irreductible por atasco de gases, en un individuo de 22 años de edad y de fuerte constitucion, que desde su niñez tenía una dilatacion del anillo ingujnal correspondiente, permitien- do la salida de una corta porcion de intestino, que formaba un pequeño tumor sin molestia ninguna para el enfermo. El 6 de Junio por la mañana comenzó á aumentar dicho tumor, acompañándose de sensacion dolorosa este aumento de volú- men, que fué haciéndose cada vez más grande, hasta llegar á ofrecer 23 centímetros de longitud, 20 de latitud, con tension considerable de la piel de dicha region y del escroto, sin que se dibujasen ni los testículos ni el surco divisor de ellos; hi- po, vómitos incoercibles, pulso á 80, ansiedad extrema y fe— nómenos de excitacion. Varias tentativas de táxis fueron hechas por los Sres. Diaz Albertini (D. Antonio), Porto y otros profesores; pero habiendo sido del todo infructuosas, fué invitado el Dr. Cowley (D. Rafael) á emplear el proce— dimiento de la aspiracion: aplicado el aparato de Dieulafoy, y despues de elegido por medio de la percusion el punto que daba mayor sonoridad, se introdujo el trocar número 1, que -T.x.—9 66 dejó salir gran cantidad de gases, y unos 90 gramos de un lí- quido sero-sanguinolento; miéntras el aparato iba sustrayen— do los gases, se notaba la retraccion del tumor, pudiendo for- marse pliegues con el escroto: terminada la aspiracion y redu- cido aquel á más de un tercio de sus dimensiones, intentó el Sr. Cowley practicar la táxis, y no bien hubo conglobado el tu- mor bajo sus manos, al elevarlo se sintió un gorgoteo muy pronunciado, reduciéndose en seguida. Dicho académico pre- senta al enfermo, D. Juan V. Menendez, natural de Astúrias y de oficio dependiente de fonda: no cuenta más que dos dias de operado, y por la noche del de su operacion tuvo un poco de excitacion; mas despues de un sueño reparador, pudo á la mañana siguiente dedicarse otra vez á sus quehaceres; ya no - se conoce el punto en que se verificó la puncion, y el Sr. Cow- ley invita á los socios concurrentes á examinar la region; lo que hicieron algunos, manifestando el Dr. Miranda que no era extraño no se descubriera la herida de la puncion toda vez que se había hecho con un trocar capilar. Neumocene.—Terminada la anterior comunicacion, dió cuen- ta el Secretario de una observacion remitida por el Zdo. D. Francisco [Rroyero y recogida en el hospital de San Felipe y Santiago: trátase de un caso de neumocele espontáneo en el curso de una bronquitis sub-aguda en un escrofuloso; durante un violento acceso de tos, sintió el enfermo un dolor agudo en el pecho y notó que se le formaba un bulto por debajo y por fuera de la tetilla izquierda, al nivel de la parte media del quinto espacio intercostal, sin cambio de color en la piel, que al ser examinado á los tres dias de su aparicion, era del tamaño de la mitad de un limon grande, cuyo diámetro tras— versal era el mayor, apénas sensible á la presion, pero mucho al toser, sin cambio de sonoridad en él ni en su perifería, re— sistente en su circunferencia, blando y sin fluctuacion algu- na, algo reductible; cerca de su parte externa se notaba al tacto una depresion en el espacio intercostal que daba amplia cabida á la yema del dedo. Los Dres Reynés y Bango, que vieron al enfermo, admitieron tambien la existencia de una 67 hernia pulmonar espontánea. Es probable que una violenta expiracion, precedida de una inspiracion profunda, diera lugar á una desgarradura de los intercostales, Ó que se efectuara aquella en varios tiempos; pero es de advertirse que la extre- midad interna de los espacios intercostales es la porcion más débil por presentar un solo plano muscular. El pronóstico no era desde luego grave, y el tratamiento consistió primero en la aplicacion del colodion ricinado, despues puro, y sobre esa capa emplástica desecada una almohadilla ó pelota de hi- las muy apretadas, sostenida por un vendaje de tronco: bien ceñido. El Ldo. D. Francisco Gutierrez, á cuyo cuidado es- tuvo más tarde el enfermo, continuó el mismo tratamiento, y á beneficio de compresas graduadas, trasversales y verticales, que se superponían en forma de cruz, y encima un vendaje bien apretado, se consiguió mantener reducida la hernia y cu- rar completamente al enfermo, como al mes de ocurrido el ac- cidente.—La Academia acordó dar las gracias al Sr. Royero por su interesante observacion. | Menicisa LEGAL.— Cuestion de homicidio.—En el uso de la palabra el Dr. Riva, leyó un informe de la Comision de Me. dicina legal para contestar ála pregunta hecha por el Sr. Juez de 1* instancia del Distrito Norte de Matánzas en la causa que sigue por asalto, robo y homicidio de D. Francisco Pavon, con el objeto de averiguar “si pudo por sí mismo y sin auxi- lio de otra persona volver á montar á caballo y contestar á las preguntas que Reyes le hizo, segun éste manifiesta."—De los datos consignados en el informe, resulta que al cruzar dicho sujeto por la entrada de un ingenio, recibió de manos del ne- gro Fermin un golpe con cuerpo contundente que le derribó del caballo, y ya en el suelo las otras lesiones que allí se apun- tan. La accion de dichos cuerpos sobre la cabeza se refieren ála conmocion cerebral, caracterizada por la pérdida del cono- cimiento, de la sensibilidad y del movimiento, que sigue inme- diatamente al traumatismo, pero que van desapareciendo - gradualmente, con más ó ménos rapidez, segun sea ligera Ó - grave la conmocion, 6 sus estados intermedios; solo así se 68 comprende que despues de haber recibido los golpes, pudiese volverá montar, hablar con Reyes una hora despues, y lle— gar á las dos horas del suceso á la Cidra, donde no pudo de—” cir palabra, ni hacer seña que pudiera comprenderse, sobre- viniendo el fallecimiento ántes de las 40 horas que siguieron á su reconocimiento y curacion: no era pues una lesion ligera del encéfalo; pero tampoco transcurrió el suficiente tiempo pa- ra que se desarrollara la meningo-encefalitis, complicacion tan comun en las heridas del cráneo: la autopsia comprobó una extravasacion sanguínea correspondiente*á un tumor del oc -eipucio, que comprimía la sustancia cerebral, estando toda és- ta ingurgitada de sangre por la dilatacion de los vasos, —lesio- nes que indican, á más de la conmocion caracterizada por la apoplegía capilar, la contusion y la hemorragia, aunque no se fijen su asiento y cantidad, ni los síntomas de parálisis dí que pudo acusar el herido, siempre en relacion 'eon aquella y con el calibre de los vasos. La Comision concluye por último, y despues de preguntarse si la muerte no pudo ser la conse- cuencia de la pérdida de sangre experimentada por las solu— ciones de continuidad:—1? que Pavon, con lesiones ligeras del encéfalo, debidas ya á la conmocion, ya á la contusion y pequeña Hemorragia, pudo montar á caballo, hablar con Re- yes y llegar hasta la tienda de la Cidra; y 2? que la pronti- tud dé su muerte, no siendo compatible con el estado de altera- ciones ligeras en la cavidad cefálica, la falta de datos en el do- cumento pericial nos obliga á permanecer en la duda de si Pavon pudo por sí mismo y sin auxilio de otra persona vol- ver ámontar á caballo y contestará las preguntas que Re- yes le hizo, segun éste manifiesta. La prupora pe Ucarre.—A probado sin discusion él informe que precede, leyó el Dr. Miranda por el S». D. Jose de la L. Hernandez, presente, una memoria de este socio acerca del uso terapéutico de la píldora de Ugarte.-— Á pesar del trabajo publicado en 1824 por el Dr. D. José Antonio Bernal, se abs- tuvieron los hombres de ciencia de prescribir y ni áun siquie- ra de aceptar como remedio una sustancia desconocida, anun- 69 ciada por el vulgo con un nombre arbitrariamente puesto, ve- lada su composicion, y cuyos efectos, en la mayoría de casos mal observados, eran funestos. Hecho el análisis por el dis: tinguido Estévez, se dióóá conocer con los nombres de turbit mineral nitroso y de subnitrato de mercurio; é invitado tam: bien á practicarlo Mr. Kane, le puso el de subnitrato bibási- sico de mercurio. Fué introducido en la Habana por el Sr. D. Jose Angel Ugarte, que atacado en Madrid de un cólico bilioso, le asistió con buen éxito un médico inglés, admi- nistrándole una pifdora y aplicándole una untura con el acel- te pildorado; y no solo hubo de facilitarle el remedio, sino la fórmula para prepararlo, el método que debia observarse du- “rante su uso y las enfermedades en que lo creía indicado, co- mo las fiebres palúdeas, las disenterías y diarreas de los pal- ses cálidos, las hidropesías etc. Asociado el Sr. Ugarte á un facultativo de su amistad, guardó el secreto de su composl- cion, lo ensayó en varios enfermos tambien del hígado, y lo gró salvará algunos que se creían perdidos,—ayudándole _ luego en esta propaganda el Sr. D.Juan Montalvo y O-farrill en sus fincas de campo. Peru dado el remedio casi siempre cuando se habian agotado todos los recursos, las más veces fracasaba; y propinado comunmente por o los mé- -dicos y el público temían con razon la aplicacion empírica de una sustancia no empleada fuera de la Habana, rechazada por profesores muy distinguidos, repugnada por la Escuela fisiológica entónces en voga, y que siendo de accion enérgi—- ca, requería la mayor destreza y discrecion en su manejo. Por otro lado, la práctica del Dr. Bernal dejaba apun-— tar casos ergo: de gastro--hepatitis aguda, exacerba— dos por su tratamiento y curados despues por el plan anti flogístico. Su uso fué haciéndose, sin embargo, más y más extensivo, y los médicos comprendieron la necesidad, vista la curacion de muchos casos gravísimos, de examinar más de cerca las cosas y evitar los desengaños de la práctica en com- petencia con hombres destituidos de conocimientos cientifi- cos: algunos de ellos tuvo ocasion de observarlos el Dr. Her- TA ya 70 nandez, siguiendo la enseñanza y el ejemplo de Montes de Oca, que administraba la píldora contra las disenterías y la Eeoie hemitrítica; y enjuntas con el Dr. Bernal, la ocasion de ver muchos casos favorables, citando” otros en su práctica particular, referentes al asma hepático, á la calentura ataxo- adinámica, al cólico bilioso, á cáleulos hepáticos, á hipertro- fia del corazon etc. etc.: la disenteria es uno de los males en que, exceptuando la forma inflamatoria, está tan indicado el subnitrato de mercurio como la quina en las fiebres palúdeas $ intermitentes—Recuerda en seguida la Primer fórmula pro- puesta por el facultativo mencionado, indica el método de usarlo el Dr. Hernandez, éntus et extra, las afecciones en que debe emplearse, sus contraindicaciones é incompatibilidades: es un medicamento que mueve todas las secreciones, adorme- ciendo á la vez el eretismo nervioso, y que puede tambien administrarse al hombre por medio de la leche pildorada, en cuyo caso suele darse ántes á algunas hembras de mamiferos herbívoros, con las precauciones que se aconsejan; dado en es- pecie ó en agua, es un emeto-catártivo, así como un diurético y un sudorífico, y aplicable como excelente anti-elmíntico. El Dr. Hernandez concluye aseverando que no hay remedio has- ta hoy conocido que tenga sus virtudes; y habiendo hecho un estudio serio de ellas, ha querido corresponder al deseo expre- sado” por muchos compañeros de profesion, dando á conocer el método que sigue en suempleo. : Discusion.—Concluida su lectura, manifestó el Dr. Cowley (D. Rafael) que la había escuchado con honda pena, al ver que en lugar de ofrecer el Dr. Hernandez. una verdadera mono- grafía del subnitrato de mercurio, digna de su ilustracion y á la altura de la ciencia y del cuerpo académico, á que se diri— gía, no había hecho otra cosa que trazar el elogio de la píldo- ra de Ugarte, más bien al alcance de los ca Al oitr- lo el Sr. Cowley se ha creido trasladado á la época de las ta— blas votivas, al período de infancia de la Medicina, y piensa que ese trabajo no es aceptable en nuestros tiempos y con nuestros actuales conocimientos. Respetando los diagnósti- 71 cos hechos por el Dr. Hernandez, no es posible sin embargo aceptar sus observaciones, pues ó se refieren á entidades noso- lógicas, que hoy no existen como tales, v. g. el asma hepáti- co, las hidropesías, las obstrucciones, etc.; Ó los signos que se mencionan no sirven á caracterizarlas por completo, como su- cede al señalar en la hipertrofia la macidez precordial, que es un fenómeno fisiológico; Ó se indica el remedio contra enfer— medades, como la fiebre álgida, en la que merecería 2pso facto “una excomunion el facultativo que fuese bastante osado para combatirla de ese modo. Pocas enfermedades se verían fuera de su uso; pero por la memoria del Dr. Hernandez no se llega á saber el grupo de medicamentos á que pertenece una sus- tancia que solo se halla en los libros de Química, que no figu- ra para nada en la industria y comercio, que no se sabe sea más bien un evacuante, que un sudorífico, que un vermífugo, etc. No se ha hecho la comparacion con los efectos fisioló- gicos y terapéuticos provocados por los otros mercuriales, ba- jo el punto de vista del ptialismo, de las diarreas, de los cóli- cos, dela fiebre y caquexia mercurial, de los experimentos hechos en los animales, á parte de carecer las observaciones recogidas de los datos que bnbieran podido suministrar el esfigmógrafo, las autopsias cadavéricas, los exámenes micros y macroscópicos, y de aconsejarse el uso de sinapismos sin la intervencion del agua fria, necesaria para que se desprenda el principio activo de la mostaza: en una palabra, es un tra- bajo escrito en el año 19, no en el de 1873; y el que, si no se modifica, debe quedar sobre la mesa para ser criticado con, más detenimiento. El Dr. Hernandez contesta que para llenar los deseos ex- presados por el Sr. Cowley, sería menester escribir algo más que una memoria, varios volúmenes en folio: dicho académi- co, al volver los ojos hácia atras y medir la distancia que nos separa del pasado, se olvida de que todavía estamos muy atrasados y de la distancia que nos aleja del porvenir. Al- gunos amigos desearon saber cómo empleaba el Dr. Hernan— dez en su práctica la pildora de Ugarte, y ése es el objeto que 72 se ha propuesto alcanzar con su trabajo. Creería hacer poco favor álos socios de la Academia, explicándoles lo que es un cólico bilioso, una disentería, una fiebre álgida; y para los que fuera de ella no lo supieran, están los diccionarios especiales de Medicina, pues sería á la verdad ridículo descender á esos pormenores. A pesar del lenguaje pomposo de la fisiología moderna, la ciencia no ha llegado todavía á la experimenta—* cion pura, por más que diga el Sr. Cowley, y debe considerar: se como medicamento toda sustancia que modifique la condi- cion del enfermo: en este sentido el subnitrato de mercurio es un agente reaccionario, protector de la vitalidad, con accion especial en el sistema nervioso. ¿Qué importa, al lado de es- ta consideracion, que las secreciones seán verdes ó amarillas? ¿No son éstos fenómenos secundarios y subordinados á esa accion general? Y por lo que respecta á la aplicacion á los piés de sinapismos, se hace de acuerdo con la direccion de las corriente eléctricas en el interior del organismo. El Dr. Cowley replica que no se le ha entendido bien: fue— ra del sulfato de quinina, es un grave error emplear otro me- dicamento contra la fiebre álgida, que es una perniciosa como la coleriforme: tocante á los sinapismos, es una aberracion quí- mica usarlos tales como se aconsejan en la memoria, toda vez que no se desprende la sustancia acre, y que producirían el mismo efecto que si fueran de serrin con sebo: se necesita del agua por intermedio. Estamos en la víade experimenta: cion: la terapéutica es pobre por la diversidad de los métodos .empleados; pero los medicamentos no son otra cosa que poten- cias destinadas á combatir las potencias morbosas, que no des- envuelven leyes nuevas en el estado patológico, siendo los efectos fisiológicos la estrella polar que guía al hombre de ciencia en sus indicaciones: lo demas es colocarse en un punto de vista retrógrado. O el Dr. Hernandez se contenta con dar nombre á las afecciones que ha asistido, y respetamos entón- ces sus juicios; ó si quiere hacer la historia de los casos, tiene que presentarla con todos sus detalles y á la altura de la cien— ya que de paso ha cia, para que no dejen lugar á la duda, 13 hecho la crítica de lo observado por otro señor académico, — indicando las dósis precisas en que ha usado la píldora en ta- les y cuales casos. El Dr. Hernandez responde que no podía indicar esas dósis, como lo ha hecho, sin referirse á las observaciones y á su ra- reza, segun el aforismo “Quidquid recipitur, etc.” puesto que ni siquiera son indiferentes para el estímulo electivo la hora del dia, las estaciones, la altura de los terrenos y otras condicio nes que deben fijarse en la administracion de los medicamen— tos. —Tocante á la fiebre álgida, diga el Sr. Cowley lo que quiera; pero el Dr. Hernandez asegura haber visto casos en que, fracasando la accion de la quinina, ha quedado la victoria por el subnitrato de mercurio: lo que aquella no ha podido curar, lo ha podido éste; y como tal cosa ha ocurrido tambien con otros recursos terapéuticos, de aquí que se le deba considerar como el más heroico en sus efectos. : El Dr. Cowley sostiene que, tratándose de una calentura palúdea de forma perniciosa, lo que no cura la quinina es porque la muerte sobreviene,—siu que él niegue que los efec- tos de aquella dejen de faltar muchas veces; pero puede esta- blecerse como una regla general, que “ Dada una fiebre perni- ciosa, debe ántes que nada acudirse al antiperiódico por exce- lencia.” El Dr: Hernandez pregunta si el Sr. Cowley es capaz de de- cirle cuál sea la partícula medicamentosa que vuelva su pola- ridad al enfermo? El Dr. Cowley responde que ya pasó el tiempo de los fan— tasmas: que más facil es explicar hoy el hecho del paludis-- mo por la intervencion de los micrófitos, y la accion tera— péutica dicha específica, porque el sulfato de quinina destru— ye las materias orgánicas contenidas en el agua de los pan— tanos. El Dr. Hernandez recuerda la influencia antiparasitaria, muy enérgica, de los mercuriales, y por lotanto del sub- nitrato. h El Dr. Reynés, refiriéndose á la manifestacion del Dr. T.x.—10 74 Cowley, de que dicho medicamento no se hallaba citado en las obras de medicina, expone que con el mismo nombre de subnitrato de mercurio está aconsejado contra las hidropesías en el tratado de Medicina de Hufeland; contestando ála cita el Sr. Cowley, que era un producto muy desigual en su composi- cion, como el kérmes, obteniéndose por diversos químicos re— ds tambien A El Dr. Gutierrez llama la atencion sobre un punto tE sante: se trata de un compuesto mercurial, que convendría compararlo en sus efectos con los otros para fijar sus indica- ciones y saber á cuál debe darse la preferencia. Esto no se ha hecho. Al principio de su uso en la Habana, los malos - diagnósticos del que lo trajo y al que se asoció cierto faculta tivo que, por respeto á los muertos, no se menciona, se dieron casos numerosos y desgraciados: el OS y las precauciones de que se rodeaba su administracion, como aconteció despues para la homeopatía, hicieron creer que setrataba de un vene- no: unos médicos lo han usado y otros nó; y la comunicacion del Dr. Hernandez puede ser motivo de que se estudie de un modo completo y verdaderamente científico, pues es induda- ble que con él se han conseguido á menudo los más brillan- tes resultados. Despues de manifestar el Dr. Hernandez que sentía que su próxima ausencia de la Habana le impidiera seguir tomando parte en la discusion, —quedó la Academia constituida en se- sion de Gobierno. ASPECTO MEDICO SANITARIO DEL PRIMER SEMESTRE DE 18 ; por el Dr. D. Ambrosio E, del Valle. (Sesion DEL 13 DE JULIO DE 1873.) Las enfermedades catarrales del Otoño de 1872 han pasado al año actual, predominando con carácter alarmante hácia el 15 ' canal intestinal, tanto que consideraron algunos prácti- cos que las diarreas eran coléricas al ver que la mortañ— dad clasificada entónces subió en el mes de Febrero á 22, llegando á 43 las defunciones con el postrer caso apuntado en Junio. No por ello cesó la constitucion médica catarral, porque con los frios, brisotes de Marzo y lluvias, reaparecieron los catarros bronquiales, pulmonares y neumonías; haciendo esta última enfermedad 34 víctimas en dicho mes; sosteniéndose á su vez las fiebres palúdeas, que empezaron á aumentar su número en los dias húmedos del anterior Otoño, recogiéndose hasta la fecha 148 casos funestos, no sin complicarse con la forma tifoidea en escala ascendente de mortalidad mensual de la manera más acentuada, dando márgen en la Estadística nosológica á una clasificacion especial segun los partes de prácticos de reconocida ciencia, resultando de fiebre tifoidea 79 de funciones. La influencia del calor de primavera en este clima no podia dejarse de manifestar por la forma flogística de las enfermeda- des, y así se han observado: fiebres más agudas, paperas, an- ginas, oftalmías y meningitis; éstas casi todas mortales en ni- ños de tierna edad. La fiebre amarilla, que se sostenía con cifras desconsoladoras de muerte en los últimos meses del año pasado, ha tomado al . presente proporciones de mayor calamidad por el considera- ble número deinvadidos, refiriendo los facultativos que su gravedad mortal reviste la forma comatosa por congestio— nes encefálicas á la par que se muestra en muchos Órganos más. Para más cabal conocimiento del estado sanitario reinante acompañamos el cuadro de la Estadística médica mortuoria hasta la fecha. 76 : Estadistica médica mortuoria de la Habana, del primer jenáibre de 1873, comparada con el respectivo semestre de 1872, 0 s : :

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Esta especie es, pues, un ave de paso accidental, pero entónces abundante. No conozco el nombre vulgar, y dudo que lo tenga por ser especie tan rara, : XI FAMILIA HIRUNDINIDAE. GENERO PROGNE Boie. ; . E . Progne cryptoleuca Baird. Golondrina. Mr. Baird en su “Review of American Birds,” part I, p. 277, distin- gue la especie cubana de la del continente norte-americano por tener el centro de las plumas del ano puramente blanco, en lugar de teni- ciento-blanco y por su cola más profundamente ahorquillada. Mr. Baird cree que la especie procedente de los Cayos de la Florida es la misma, é indica que la de las islas de Jamaica, Puerto Rico y acaso Santo Domingo, es la dominicensis Gmel. Creo que se necesitan más observaciones para fijar la distribucion geográfica; pues aunque no du-' do de la clasificacion hecha por tan eminente ornitólogo creo que de- be encontrarse en Jamaica, si no siempre, á lo ménos en cierto tiem- po, como tambien la especie cubana, porque desaparece durante los meses del invierno.—Trataré aquí de las costumbres observadas. En la Habana, donde muchos anidan en los huecos que dejan los andamios de las paredes de las iglesias, aparece á veces á mediados de Febrero (con más seguridad á fines de este mes) y desaparece en el otoño. Además los he visto anidando en huecos de peñas de mon- tañas y de la costa del mar, en canales de las azoteas (de donde los primeros aguaceros botaron un nido con cria) y en palmas se- cas, donde aprovechaban los huecos abandonados que habían servido para nidos de Carpinteros. Forma su nido de ramitas finas, de yer- bas, hojas, plumas, lana vegetal, etc., y pone 4-6 huevos blancos de las dimensiones 0,0257-0,0774 milímetros. Deja oir su canto, no sola- menté cuando está posado, sino tambien volando; y cuando amenaza una turbonada se ven volando individuos en parajes donde en buen tiempo no se hallan. Los he visto en todos los puntos de la Isla. ANALES, — ORNITOLOGÍA CUBANA. 11 A GENERO HIRUNDO Linn. Hirundo horreorum Bart. Golondrina. iS . No es especie que pasa el invierno en esta Isla; la visita en gran número en dos épocas: la primera en Agosto, cuando viene del Norte, y la segunda en Mayo, cuando vuelve. Jín la primera visita no se ven individuos con el plumaje perfecto, pero en la segunda ya todos lo tienen. Casi siempre se ven volando reunidas perono es ra- ro ver individuos, en mayor ó menor número, posados en ramas sin hojas, en los alambres del telégrafo ó en cualquier otro lugar franco. Segun los insectos que cazan vuelan alto ó bajo, vuelan ellas tam- bien persiguiéndolos. En Agosto solamente se Oye su voz para avisar á los compañeros, pero en Mayo deja oir su canto, parecido al de la Hirundo rústica de Europa. Frecuentan solamente los terrenos desprovistos de bosques. No comprendo como esta especie falta en la lista de Jamaica, adonde debería ir cuando en Setiembre deja la isla de Cuba. GENERO PETROCHELIDON Cab. Petrochelidon fulva (Hirundo) Vieill. Golondrina: Aunque esta especie desaparezca en otoño de los lugares de la par- te septentrional de la Isla, parece que se retira solamente á puntos más meridiovales, pues he visto ejemplares en invierno en el departa- mento oriental. Ademas de Cuba vive tambien en Santo Domingo, de donde provenía el tipo. Y como la especie de. Jamaica fué considera- da por Mr. Gosse en 1847, y despues en 1865 por Mr. Baird en su “Re- view of American Birds,” como diferente, y nombrada poeciloma Gosse (aunque Mr. Selater en 1861 y Mr. March en 1863 usan el nombre ful- va) es de suponer que la especie enbana no llega allá. En Marzo se nota esta especie en ciertos parajes y en otros nó; y es de extrañar, pues nó encuentro diferencia topográfica. En Matanzas mismo, en los almacenes “Tumbadero de Canimar,” en el paradero “Navajas” y algunas fincas vecinas, en la entrada de ciertas cuevas de las montañas altas, en los departamentos occidental y oriental, en una cueva debajo del Morro de Santiago de Cuba, en otras cuevas del Cabó Cruz, cercanas al mar, he observado gran número anidando, pe- ro jamas en Cárdenas y sus fincas vecinas, ni en la Habana, etc., ete. Su canto es variado y suave y las más veces lo deja vir mientras vuela, No las he visto posadas en árboles, pero sí en el suelo recogiendo fan- go para el nido, Desde Marzo hasta* Junio forma su nido en cagas y is A almacenes, encima de una pared, ó madera, en huecos de las paredes de las cuevas, y lo forma de. yerbas secas, pelos y lana vegetal mezcla- dos con fango para darles firmeza, así que sé necesita emplear fuerza para arrancarlo. Los 4-5 huevos son en general blancos con manchi- tas liláceas, rojizo-pardas más ó ménos intensas, y olivado-cenicientas pálidas. Los diámetros son 0,020-+-0,015 6 0,022--0,014 milímetros, - GENERO TACHYCINETA Cab. Tachycineta bicolor (Hirundo) VieilT. Golondrina. Esta especie viene del Norte mucho más tarde que la Hirundo hor- reorum, pero en cambio permanece aquí durante el invierno. Casi siempre vuelan en reuniones numerosas .y se ven algunos á cier- tas horas en los mismos parajes. Yo las he observado desde el acla- rar sobre las ciénagas, sobre los lugares donde se seca el bagazo ó caña de azúcar molida que atrae muchísimos ivsectos, y sobre los campos; al medio dia se las ve mas bien sobre las lagunas y bañándose tocando al vuelo la superficie del agua. Se retira en Abril al Norte; es decir, nn mes ántes de la Hirundo horreorun. Nola he visto nun- ca posada. z . GENERO CoTYLE Boie. Cotyle riparía (Hirundo) Linn. Golondrina. «Solamente en la primavera de 1843 observé y maté algunos indivi- duos entre muchísimos ejemplares de Tachycineta bicolor volando so- bre una laguna en las inmediaciones de Cárdenas. Nada he podido observar acerca de sus costumbres, que, siendo la especie tambien euro- pea, son bien conocidas. - XIL FAMILIA CYPSELIDAE Aunque en Españs nombran Vencejo á la especie de Cypselus, no he oido este nombre aplicado á las especies cubanas, sino el de Golon- drina. GENERO NEPHOCAETES Baird. Nephocaetes collaris (Cypselus) Pr. Max. | Golondrina. Nunca he visto esta especie en la parte occidental de la, Isla, aun- que tenga montañas bien altas, En Setiembre de 1856, estando en < DN Cienfuegos, ví un gran número volando sobre un terreno cenagoso. Volví allí con la escopeta los dias siguientes, pero no pude ver ni un solo individuo. -Bien'claro habia yo reconocido su collar blanco Más tarde, en Noviembre y Diciembre, la ví en la montaña de Trinidad y en Febrero en la Vigía de la misma ciudad, pero solamente por corto tiempo y en singulares ocasiones, (ón sumo disgusto por no haber podido cazarla, salí de esta jurisdiccion y llegué más tarde á Bayamo. No la observé en ningun lugar intermedio. En un dia de Mayo, for- mándose una fuerte turbonada, la observé de nuevo volando sobre una sabana cercana á Bayamo. Tambien aquí tuve mala suerte, pues el mismo deseo de matarla hizo errar mis tiros.—En 13 de Junio llegué al cafetal “Buenavista,” en la montaña, al Sudoeste. Siendo ya el tiempo de las aguas, en que se forman cada dia turbonadas, ví llegar desde la altura de la montaña una bandada y revolotear sobre el batey, situado en la cúspide de una loma, en persecucion de los insectos. + En esta ocasion quedé victorioso, habiéndose colmado mi vehemente deseo de matar muchos individuos en los dias subsecuentes, puss llega- ban en gran número, tanto de esta especie como de la siguiente, cada. vez que amenazaba un chubasco ó que caía. Permanecieron corto tiempo en un mismo lugar, lo que atribuyo á que el viento se llevaba los in- sectos reunidos á otras regiones.Más tarde observé y maté individuos en las montañas de las jurisdieciones de Santiago de Cuba, de Guantána— mo y de Baracoa. Queda, pues, asegurada suexistencia en las montañas entre Cienfuegos y Trinidad y en toda la Sierra-Maestra. No puedo decir si existe en las montañas de la costa del Norte del departamen- to oriental, por no haberme demorado allí mucho tiempo. Cuando aparece se ven los individuos volando en todas direcciones, pero sin salir de un paraje determinado y elevándose más y más. De repente se oyen sus gritos y todos vuelan en direccion á otro lugar cercano, vuelven á subir y gritan de nuevo, para seguir así sa marcha. Nunca la he visto posada. Nada se sobre su propagacion, pero todas las observaciones me hacen creer que anida un los riscos de las monta- ñas más elevadas, y que vive sedentaria en esta Isla y en otras, (pues Mr. Gosse la indica en Jamaica) He matado tambien individuos jóvenes que tienen las plumas de la frente con un ribete fino blancuz- co. Se nota ademas una corta ceja fina blanca. Las plnmas del vien- tre y las tapadas del ala en el mismo borde, son igualmente orilladas de blanco. Las timoneles tienen punta, Nephocaetes niger (Hirundo) Gmel. Golondrina. Creo que este es el verdadero nombre de la especie cubana, y los or- nitólogos norteamericanos le han dado la misma clasificacion, — SH sm Estando en la orilla del rio Bayamo, en Mayo de 1857, ví esta espe- cie revoloteando, pero reconocí al momento que no era la especie vis- ta en Trinidad. Un tiro bueno me proporcionó un, buen ejemplar; despues he conseguido muchos más y entre ellos algunos jóvenes, que como la espetie anterior tienen ribetes blancuzcos en las plumas de la frente. Las bandadas no eran tan grandes como las de collaris, ni gri- taba para trasladarse á otro paraje, solamente le ot unos sonidos sim- ples. Segun mis observaciones vive solamente en la Sierra-Maestra y desciende de allí á la vecina tierra llana. En Julio había muchos so- bre la ciudad de Baracoa. GENERO TACHORNIS, (GO5s8€. Taochornis Iradii (Cypselus) Lemb. - Golondrina Esta especie parece tener muchísima semejanza con Tach. phoenico- bia Gosse de Jamaica y esto causó la aceptacion de este nombre en mis, Notas impresas en el “Journal” IV pág. 5. Pero segun noticias de Mr. Baird exísten diferericias y queda el nom- bre dado por Lembeye Esta especie vive en toda la isla de Buba, en los parajes que le con- vienen, como las sabanas, principalmente las que tienen Palmas ca- nas (Sabal umbracalifera Mart.) donde frecuentan las llanuras cultiva- das, los bateyes de las fincas, cazando en continuas y rápidas evolu- ciones, cuya direccion á veces cambian de repente segun el vuelo “de-los insectos que persiguen, unas veces cerca del suelo; otras á cierta altura, segun la atmósfera. Durante estos ejercicios deja oir á menu- do su canto ó chillido variado y no desagradable. Nunca se posa so- bre ramitas ú otros objetos, y por muchos años he quedado en la duda de si descansaban algunas veces durante el dia. Aifin, en Junio de 1857 encontré en una sabana una Palma cana con muchas ojas secas colgantes, en cuyo rededor volaba un gran número de individuos de esta especie. Reparé que sin disminuir el impulso de su vuelo, varios individuos se introducían en medio de las hojas reunidas en la base y en su parte superior divididas por las hojuelas, en forma de abanico entreabierto. Noté que ullí permanecían algun tiempo, y sospechando que hubiesen formado sus nidos entre estas ho- jas, mandé subir á un montuno, le hice reunir y amarrar cada hoja ó penca, cortarlas luego y bajarlas con cuidado. Hallé efectivamente, varios nidos, unos vacios, otros con polluelos y algunos con huevos frescos; pero no con la abundancia que me había hecho presumir el gran número de individuos que hubía visto entrar; algunos sin duda se agarrarían á las costillas de las hojuelas para descansar algun tiem- ¿a Bs po. El nido estaba formado de lana vegetal y algunas plumas; era grueso y en forma de relogera, pegado á la pared lisa de la penca co!- gante de la palma, es decir, en posicion horizontal, pero con su con- cavidad necesaria entre el pliegue, dejando solamente un espacio pequeño para subir. No he podido averiguar si esos materiales se ha- bían pegado.con saliva, ó mediante un líquido particular. Los hue- vos son enteramente blancos y de 0,017 4-0,011 ó 0,01644-0,0113 mi- límetros. Las observaciones indicadas, que en general son iguales á las dadas por Mr. Gosse en sus “Birds of Jamaica,” prueban que la especie es su- mamente social, anidando y durmiendo en reunion. d Descripcion. —La segunda remera es la más larga. y la cola, que consta de diez timoneles, es un poco ahorquillada, siendo la diferencia de las plamas media y exterior 0,015 milimetros. El macho tiene un color pardo-ferruginoso, más oscuro sobre la ca- beza y con reflejos débiles verdes sobre el dorso y la cola. Garganta, pecho y vientre blancos y brillantes como seda. Mejillas y lados del pecho parduscos. | La hembra tiene los lados del pecho más claros y todas las partes inferiores, ménos las tapadas de las alas y de la cola, de un blanco su- - cio sedeño. e Los jóvenes difieren solamente por las partes inferiores más oscuras. XIIl FAMILIA CAPRIMULGIDAE. GENERO CHORDEILES Swains. Chordeiles popetue (Caprimulgus) Vieill. Crequeté, Caracatey. Parece ser especio de paso y muy rara. Cuando Lembeye publicó sus Aves de Cuba, creíamos reconocer en la especie cubana el Ch. po- petue ó sea el virginianus Pr., Bon., pero viendo que el Dr. Cabanis la distinguía, é igualmente Mr. Lawrence en el mismo año de 1856, exa- miné mis individuos preparados, y encontré una Q mayor, declara- da despues por Mr. Lawrence como la verdadera popetue. Mi amigo Forns tenía otro ejemplar, pero sin saber, lo mismo que yo, el tiempo de su adquisicion. Solamente queda asegurado que ambos eran de las inmediaciones de Cárdenas y de la Habana. Chordeiles minor Cab. Crequeté, Caracatey. En el mes de Abril y procedente del Sur, llega de paso esta especie que es abundante en las sabanas de toda la Isla, A finesde Agosto va a desapareciendo insensiblemente. Párece que se va en los meses de frio á Jamaica donde, segun Mr. March, se encuentra en todas las épocas del año. Por la tarde, cuando el cielo está nublado ó despues de un aguace- ro fuerte, se les ve volando en todas direcciones y se les oye gritar á menudo durante su vuelo: (este grito se parece á su nombre vulgar). En el tiempo de los amores se persiguen los machos ó se tiran desde los aires hasta el suelo, donde está la hembra, con las alas entreabier- tas, pero á poca distancia del suelo cambian la direccion del vuelo há- cia arriba, produciendo este movimiento repentino un sonido zumban- te. Coge los insectos al vuelo, y á veces se ve que con la misma rapi- dez cambia repentinamente de direccion hácia un insecto. «En noches oscuras no vuela, pero sí en las de luna clara y siempre durante el cre- púsculo matutino. De dia duerme principalmente en una rama, ó en- cima de un,tronco ó piedra y hasta en el mismo suelo, muchas veces sin sombra alguna, levantando el vuelo solamente cuando le amena- za un peligro cercano y posándose á más ó menos distancia. ES Desde principios de Mayo hasta Julio, pone.sus dos huevos en el mismo suelo en uña pequeña concavidad, á veces sin ningun material blando. Son cenicientos con muchísimos puntos y manchitas violado- cenicientas y verdoso-pardas. Las dimensiones son 0,029 A NS mi- límetros. ñ HE Copio aqui la traduccion de la descripcion original, hecha por Mr. Lawrence; pues el Dr. Cabanis no la dió, indicando solamente los mo- tivos para considerarla especie nueva, y propuso el nombre “minor.” “El plumaje superior es moreno, las plumas bordadas y salpicadas de rojo, cuyo color es más pronunciado y hermoso en el vértice y en las plumas escapulares; las cobijas chicas del ala ribeteadas de un her- moso rojo; las mayores y las del tercer órden salpicudas de ceniciento- blanco y pálido-rojo; las remeras son pardo-oscuras, con una faja blanca trasversal que cruza las cinco primeras remeras por el medio, exceptuando la primera, en la cual ocupa solamente la barba interior, pero con una mancha blanca en la exterior; cola pardo-oscura, con una faja blanca casi en la punta que cruza las timoneles, ménos las dos intermedias, y que no llega en algunas hasta el ribete dela barba exterior. La cola tiene ademas fajas angostas irregulares pálido-ro- jas; la garganta tiene una mancha triangular blanca y debajo de ésta son las plumas oscuro-pardas con puntas rojas; pecho pálido—rojizo- blanco, cruzado por fajas morenas bien marcadas; vientre y tapadas lia de la cola de un rojo más claro y o ñida con fajas trasver- sales oscuras; en cada tapada de la cola hay nna mancha blanca pura, casi en la punta, que sigue á la faja negra; ribeto exterior de los hom- bros blanco; las cobijas interiores del ala, alternativamente fajadas — 88 — A con pálido-rojo y pardo; pico negruzco; tarsos y dedos rojizo-pardos en ejemplares preparados,” (y tambien en los frescos.) “La hembra adulta difiere por su mayor tamaño, por la mancha de la garganta pálido—roja, (no blanca) y la cola sin la faja blanca. “El jóven es pardo con las pintas rojas, pero sin el color ceniciento y le falta la mancha de la garganta y la faja blanea de la cola. Las fajas blancas de las remeras son más reducidas; las partes inferieres y las cobijas de la cola son rojo-osenras; en la garganta y el cuello con un tinte pardo; el pecho, el vientre y las tapadas de la cola tienen las fajas pardas más angostas y en mayor número.” “Longitud total del Y (tomada de una piel) 82 pulgadas (inglesas); alas, desde el pliegue, 67”; cola 37”; tarso 1”: pico, desde la frente, 5)”. anchura del mismo +”: dedo del medio con uña 12”: dedo exte-— EAS 169 6 > 11 > rior 7”; dedo posterior x£”. Medidas tomadas en el ave recien-muerta: longitud total del Y - 0,222 milímetros; de la Q 0,233. ¿ - "GENERO ANTROSTOMUS Gould. Antrostomus cubanensis Lawr. Guabatiro. En todos los tratados de Ornitología cubana figura el nombre vocife- rus Wils. Habiendo yo notado que la mancha blanca de las plumas timoneles exteriores era mucho mas chica que la indicada para vocife- rus, y que su voz ó canto no se parecía al de la especie nombrada, re- mití varios ejemplares á Mr. Lawrence de New-York para su exámen, el cual, encontrando las diferencias, la describió con el nombre cuba- nensis Lawr. Ann. N. Y. Lyc. 1860.—Daré aquí la traduccion de las descripciones de ambos sexos. “Macho adulto.—Plumaje superior oscuro—ceniciento, finamente sal- picado de rojo opaco y gris; las plumas claramente marcadas con es- - trías longitudinales negras por el centro; una línea ceniciento—blanca, teñida de pálido-rojo y salpicada de negro, se extiende desde el pico por encima del ojo á lo largo del vértice; las remeras terceras de un ocre- blanco con bonitos dibujos negros, y cada una, cerca de la punta, con una mancha irregular de un negro aterciopelado; cobijas del aia del mismo color que el lomo, algunas con manchas ocráceas cerca de la extremidad; remeras primarias de un rojizo-pardo oscuro, salpicadas en su punta con rojo-opaeo y gris y con manchas rojas regulares en sus barbas exteriores, tambien con manchas más oscuras y variadas én las interiores;las secundarias-pardo-oscuras, variadas de gris en sn bar- ba exterior y teñida de rojo en las interiores; cola fuerte de un pardo- oscuro, las dos plumas intermedias con fajas encorvadas, aproximadas y + ANALES - ACADEMIA DE CIENCIAS MEDICAS, FISICAS Y NATURALES DE LA HABANA, REVISTA CIENTIFICA. ; AGOSTO DE 1873. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA. - SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 22 pe Junto pe 18783. SEÑORES ACADEMICOS CONCURRENTES.—Dr. (Futierrez, Presiden- te; Miranda, Corwley (D. Rafael), Fovantes, Babe, Górdon, Ro- camora, Finlay, Sauvalle, A. CPonzalez del Valle, P. Viñes, * Castellanos, Plasencia, Melero, Benasach; Mestre, Secretario. Lectura y aprobacion del acta de la sesion anterior. CorresPONDENCIA.—1? Una comunicacion del Gobierno Supe- rior Político, transcribiendo un oficio del Sr. Alcalde Mayor de Monserrate, que remite testimonio de varios lugares de la cau- sa formada contra D. Ramon Quintero por hurto, á fin de que por la Academia se den informes acerca del estado mental del procesado; habiendo pasado dicho documento á la Comision de Medicina legal. 2:92 Un oficio del Sr. Alcalde Mayor de Jesus María, quien por exhorto del Juzgado de Colon, envía T, 11 82 testimonio de varios lugares de la causa seguida al negro Quin- tin, criollo, por homicidio del de su clase Pascual; que pasó á la citada Comision. 3. Un oficiodel Sr. Melero, pidiendo se le pusiera á la órden del dia con una “Nota acerca de los ex— perimentos del Dr. Finlay relativos á la que él llama alcalinidad atmosférica de la Habana.” 4. 2 Una carta del socio correspon- sal Sr. Rosain, médico administrador del “Hospital de Higie— . ne pública” para las mujeres atacadas de sífilis, dando cuenta de su instalacion, siendo médicos externos los Sres. facultati- vos Galuzzo, Arteaga, Camejo y Reyes, y contando con la coo- peracion de los Sres. Académicos. 5.9 Una carta de la Sra. D* Brigida Delgado de Gonzalez, madre de nuestro malogrado compañero, donando á la Academia multitud de objetos de his- toria natural, pertenecientes á la coleccion del Sr. Gonzalez y Delgado, y deseando se acepten otros en calidad de depósito; acordándose darle las más cumplidas gracias por su valioso presente y acceder á lo por dicha Sra. solicitado. MoxstruosipaD.—El Dr. Miranda presentó en un frasco y conservado en alcohol un feto monstruoso, que segun carta del Sr. D. Lino Martinez, con otro que no tenía mandíbulas infe— riores los dió muertos á luz una puerca el dia 11 de Marzo del corriente año: era del 2. % parto, y en él tuvo dos más natura- las, que han sobrevivido: ““créese, agrega el Sr. Martinez, que estando encerrada donde hay un perro, ésta sea la causa de lo extraño de su parto, SN razon á que en el primero parió ocho y todos ellos los crió.' | Consultado el Sr. D. Felipe “Poey, a en una nota, que en los puercos es caso frecuente el que actualmente se ob- serva, esto es, la nariz desprendida en forma de trompa en la parte superior dei cráneo, y los ojos confundidos al parecer en un solo globo, situados en la parte inferior de la base de dicha trompa; poseyendo dos ejemplares el Gabinete de la Universi- dad de la Habana. : El Dr. Rocamora cree, como el Sr. Poey, que esas monstrúo- sidades son bastante comunes en los puercos: hace algun tiem- po que regaló 4 la Academia de Ciencias naturales de Barcelo- P 83 na un individuo compuesto de dos cuerpos unidos y una sola cabeza, con la nariz en forma de trompa y las orejas implanta- das en la mandibula inferior: habia ocurrido el suceso en $5. Juan de los Remedios, muriendo la puerca de resultas del par- to. El mencionado socio cita otro caso que figura en el esta- blecimiento de Farmacia del Sr. Le Riverend. Mebnicisa LEGAL. — Cuestion de homicidio.—En el uso de la pa- labra el Dr. Castellanos, leyó en nombre de la Comision de* Medicina legal un inforrae relativo á la causa seguida contra el negro Quintin, criollo, por homicidio del de su clase Pascual, para averiguar si la muerte fué el resultado de no haberse'so- corrido á tiempo, ó si por el contrario la herida era la que ne- cesariamente pudo causarle la muerte. Segun los documentos remitidos á la Corporacion,-y los datos que se discuten con la mayor atencion, se trata de una herida de la parte anterior y superior del pecho, inclinándose á la derecha, transversal, como de una pulgada de longitud y unas tres líneas de ancho, hecha al parecer con instrumento cortante y punzante, que atravesó la piel, el tejido celular subcutáneo, fibras del pectoral mayor, dan— do lugar á una gran cantidad de sangre negra en la pleura, sin las- timar el pulmon, cortando la arteria intercostal, con estado de vacuidad de los vasos encefálicos, con replecion del estómago, cuyas sustancias despedian un olor perceptible de alcohol y su mucosa aparecia flogoseada;—y creyéndose que la muerte fué ocasionada por la asfixia que produjo aquel vasto derrame, y que se refiere el caso á una herida mortal por falta de SOCOYTO, toda vez que no se contuvo oportunamente. Despues de seña- lar la Comision las deficiencias de las piezas periciales, que cónsigna en la primera conclusion, asienta en la 2* que, en efecto, la herida indicada de la arteria intercostal, que se com- probó por la autopsia, es de las consideradas en la ciencia como mortales por falta de socorro. ; ALCALINIDAD ATMOSFERICA.—Áprobado sin discusion el anterior informe, leyó el Sr. Melero, la siguiente Nota acerca del descubri- miento y de los experimentos del Dr. Finlay relativos á ¡a que él lama alcalinidad de la atmósfera de la Habana: 84 “En el discurso inaugural del Dr. D. Cárlos *Finlay, leido en sesion pública de esta Academia el 22 de Setiembre de 1872, dado á luz en los Anales, tomo IX, páginas 183 y siguientes, entrega correspondiente 4 Octubre de 1872, anunció dicho Sr. Acádemico el descubrimiento hecho por él de una descomunal cantidad de amoniaco en la atmósfera de la Habana, en los tér- minos siguientes: “Fuéen el año de 1858 cuando por casualidad se fijó mi atencion en unos cristales microscópicos, que observé en una lámina de vidrio al evaporar'se una gota de ácido hidroclórico. Era natural suponer que estos cristales serian de hidroclorato de amoniaco; pero me llamaba la atencion que la atmósfera ambiente ofreciera cantidad suficiente de ese álcali para satu- rar partes apreciables del ácido. etc.”— Anales, IX, 184. “Partiendo de aquella observacion casual de la formacion de hidroclorato de amoniaco, etc. ”— Anales, IX, 185. “Ya no me quedaba duda acerca de la alcalinidad excesiva de nuestra atmósfera etc. —“Anales, IX, 185.” “Queriendo averiguar el Dr. Finlay “si nuestra atmósfera, dice, presentaba una reaccion alcalina apreciable,”— Anales, IX, 185,—empleó un “método alcalimétrico” que desechó por un “procedimiento” mediante el cual pretende haber demos- trado calitativa v cantitativamente la existencia del amoniaco en la atmósfera de la Habana, —Anales, IX, 186;—resultando “¿que el término medio, dice el Dr. Finlay en la 6? de sus con- clúsiones, es 33 veces superior á la que corresponde al máxi- mum de amoniaco encontrado por el químico Kemp.”— Anales, IX, 189. “Ena última entrega de los Anales, tomo X, páginas 41 y sl- guientes, entrega correspondiente al presente Junio, aparece un artículo del Dr. Finlay dando cuenta de sus “observaciones alcalimétricas correspondientes al mes de Mayo próximo pasa- do,” y entre otros medios de justificar su descubrimiento y los resultados de sus experimentos, cita el Dr. Finlay á Viale y Latini por lo único que de ellos conoce, que es el pasaje siguiente que trae Jaccoud ex su Vouwveau dict. de méd. et da 85 chir. prat., 11, 42: Les expériences de Viale et Latini prou- vent que U' homme adulte expire chaque jour par les pou- mons environ 8 gr. d' ammoniaque. Y prueba de que el Dr. Finlay no conoce los trabajos de Viale y Latini es que dice más adelante: y ademas Es DE SUPONER que para obtener aquel pro- medio de 8 gramos, tan distantes como la máxima y la minima de miis experimentos, los Dres. Viale y Latini hayan encontrado casos extremos (13,5 y 3.56 gramo por 10.000 litros;)” su- posicion por demas gratuita no teniendo á la vista los trabajos de aquellos autores. “De tales antecedentes toma pié el Dr. Finlay para decir, con motivo tambien de una “nueva escala amoniacal” que ha idea- do:—“Esa cantidad constante de diez mil litros que he elegido por base de diluicion, es precisainente la cantidad de aire que un adulto sano inspira y espira en las 24 horas, y nos propor- ciona un dato importante para comparar las: cantidades de amoniaco correspondientes á la alcalinidad atmosférica con la del mismo álcali que normalmente existe en el aliento huma- OS co... . y siendo diez mil litros la cantidad en que se calcula el aire inspirado en las 24 horas por un adulto sano, resulta que la cantidad de amoniaco contenida en. el aliento humano, en estado normal, es de unos ocho gramos en diez mal litros de atre espirado; debiéndose considerar esta proporcion como un promedio entre máximas y minimas más 6 ménos dis- tantes.” “Pero, lo canta del caso es que ignorando el Dr. Finlay que los experimentos de Viale y Latini que solo conoce, repito, por la cita brevísima que de ellos hace Jaccoud, se refieren no al aire ambiente que entra sano por inspiracion, sino al aire que sale viciado por espiracion, al aliento humano, dice: resulta que el aliento humano en su estado normal es tan amontacal como la atmósfera etc.” / “Y no es esto aún lo peor, sino que olvidando el Dr. F inlay que Viale y Latini han hecho sus experimentos en Europa en el aliento humano, en el aire espirado; en el aire que sale vicia- do, pretende aplicar dichos experimentos al aire ambiente de 86 la Habana; y en tan lamentable confusion de ideas no advierte que al decir: resulta que el aliento humano en su estado normal es tan amontacal como la atmósfera de la Habana, echa á rodar sus raros experimentos, sus alegres cálculos, que lo han conduci- do al cuento de “que el término medio de alcalinidad del aire en la Habana es 33 veces superior á la que corresponde al múximum de amoniaco encontrado por el químico Kemp.” “Y, en efecto, Kemp encontró en Europa como máximum 50 gramos de amoniaco en diez mil metros cúbicos de aire; el Dr. Finlay dice haber encontrado hasta hace poco por término me- dio treinta y tres veces más en la Habana, ó sean 1650 gramos; pero, se le ocurre al Dr. Finlay formar “una nueva escala amo- niacal;” se encuentra en Jaccoud una cita que cree que le vie- ne bien y echa mano de ella; equivócase en la aplicacion con- fundiendo el aire que entra sano, por inspiracion, con el que sale viciado, por espiracion; acepta el dato de 8 gramos por cada diez mil litros de aire que en 24 horas espira un adulto sano; y como dice que el aliento humano en su estado normal es tan amoniacal como la atmósfera de la Habana, resulta que el amoniaco que el Dr, Finlay supone existente en la atmósfera de la Habana, no es ya, término medio, una cantidad 33 veces mayor que la encontrada por Kemp, sino una cantidad infi- nitamente más elevada, puesto que si diez mil litros, que son diez metros cúbicos, contienen 8 gramos de amoniaco, diez millo- nes de litros, que son diez mil metros cúbicos, contendrán 8000 gramos de amoniaco. No habiendo encontrado Kemp más que 50 gramos de amoniaco en la misma cantidad de aire en que el Dr. Finlay halla 8000 gramos mediante sus novísimos cálcu- los, pues con los anteriores solo obtuvo 1650; hay que confesar que el mismo Dr. Finlay está empeñado en desacreditar sus cál- culos y experimentos. “El Dr. Finlay concluye su artículo dando cuenta de haber practicado sus experimentos en el Observatorio del Colegio de Belen á presencia del R. P. Viñes, pero lo hace de manera que los que no están versados en esta cuestion pueden creer que los tales experimentos están bajo la garantía del KR. P. Director del s7 Observatorio; siendo así que dicho R. P. podrá responder que los experimentos hechos á su presencia se han verificado de tal ó cual modo, pero no se atreverá, de seguro, á sostener que con esos experimentos se demuestra calitativa y cantitativamente la existencia del amoniaco atmosférico, en las proporciones indi- cadas por el Dr. Finlay, sin necesidad de recurrir á ningun otro procedimiento químico. “En vista, pues, de lo que antecede: considerando que se tra- ta de un asunto sumamente trascendental para la ciencia y pa- ra la humanidad; teniendo en cuenta que en este asunto está todavía más interesado el país, y que la Academia porlo mismo está obligada á tomar parte en esta justa intelectual, sin que pueda alegar el más mínimo motivo para justificar un retral- miento; considerando que el descubriraiento del Dr. Finlay-es una pura fantasía, vistas las condiciones en que se anuncia ha- berlo verificado y que tanto este descubrimiento como los expe- rimentos que con tal motivo ha practicado y practica el Dr. Finlay carecen de importancia científica: vengo ante la Aca- demia, ante el ilustrado público que honra con su asistencia nuestras sesiones, fundado yo en lo que se sabe en la ciencia, con todo el valor de mis convicciones científicas y en la persua- sion de que cumplo con un deber, vengo, repito: “Primero, á negar la observacion de cristales microscópicos de hidroclorato de amoniaco como resultado de la evaporacion de una gota de ácido clorhídrico, orígen del descubrimiento anunciado por el Dr. Finlay. “Segundo, á negar que se pueda demostrar calitativa ni can- titativamente, en las proporciones que dice haber hallado el Dr. Finlay, mediante su titulado procedimiento alcalimétrico, la existencia del amoniaco en la atmósfera de la Habana. “Y pues urge que recaiga en este grave asunto científico una decision que tenga todo el carácter de precision que la solu- cion de semejantes problemas exige, propongo á la Academia: “10 Que se.forme un expediente científico que conste: de la entrega de los Anales correspondiente al 15 de Octubre de 1872, en cuyas páginas 183 y siguientes se encuentra el dis- Y 88 curso inaugural del Dr. Finlay acerca de lo que él llama alca- linidad atmosférica observada en la Habana; de la entrega de los Anales correspondiente al 15 del presente Junio, en cuyas páginas 42 y siguientes se halla un articulo del Dr. Finlay refe- rente á la materia; de la presente nota que leo en estos mo- mentos. “22 Que se nombre una comision de personas competentes del seno de esta Academia, para que entienda en este asunto. “32 Que se invite al Dr. Finlay para que practique ante la Comision: primero, el experimento de la gota de ácido hidro- clórico; segundo, los experimentos titulados alcalimétricos, y á todos los cuales es mi deseo asistir á presenciarlos; “42 Que se haga entrega á la Comision nombrada del ex- pediente cientifico 4 que se refiere el artículo 1., para que con su vista y la de los experimentos que se verifiquen informe 4 la Academia: Primero, si es posible que la evaporacion de una gota de ácido clorhídrico en nuestra atmósfera suministre cristales de clorhidrato de amoniaco; Segundo, si con el proce- dimiento alcalimétrico del Dr. Finlay es posible demostrar, ca- litativa y cantitativamente, sin apelar á ningun otro método químico de investigacion, la existencia del amoniaco en nues- tra atmósfera, en las proporciones indicadas por el Dr. Finlay; Tercero, si tiene algun valor científico de carácter positivo la aplicacion que á su descubrimiento hace el Dr. Finlay de la teoría de la formacion de los amoniacos compuestos de Mr. Ad. Wurtz, con cuanto más se le ofrezca y parezca á la Comi- sion. : “52 Que al citado informe se le dé lectura en sesion públi- ca de la Academia y despues se inserte integro en los Anales, “6? (Que esta nota se inserte integra en la entrega inmedia- ta de los Anales correspondiente al15 de Julio del año actual. Discusion. —El Dr. Finlay pide la palabra para una rectifica- cion. La diferencia que se observa en los dos promedios se explica perfectamente, pues el de los primeros experimentos se refiere á un año entero y el de los más recientes á unos cuan— tos dias de observacion, Son dos cosas muy distintas é incom- 89 parables. Ademas, en.la estacion del invierno desciende de 8 gramos la cantidad hallada. Peroes á la verdad extraño que durante seis ó siete años que el Sr. Melero se ha ocupado en esta materia, no haya hecho todavía un solo experimento; que á haber repetido los del Dr. Finlay, tal vez los hubiera compro bado y confirmado; siendo tarea muy fácil negar sus resultados sin haber procedido á hacerlo asi. - El Sr. Melero replica que no ha hecho más que comprobar que con los últimos experimentos practicados por el Dr. Fin- lay, él mismo se hu empeñado en desacreditar sus cálculos y experimentos anteriores. Siente que haya tocado el particular de los siete años, pues demasiado sabe el Sr. Finlay queno se ha ocupado en dicha cuestion desde entónces, es decir, desde que - ocurrió un antecedente que perjudicaría al Dr. Finlay, cuan- do con otra memoria quiso optar al título de supernume- PAÑO: 0. ó ' El Sr. Presidente interrumpe al Sr. Melero: no le es posible permitirle siga usando de la palabra tocante á un asunto -que está sub judice; y cuando la Academia hace en privado, una ré— clamacion al Sr. Melero, no corresponde á la dignidad de ella ni ásu decoro aceptar una situacion que siempre constituiría un mal precedente. * . El Sr. Melero cree que hay parcialidad en el Sr. Presidente desde el momento que deja al Dr. Finlay hacer alusiones á la cuestion de que se trata, y no tolera que el Sr. Melero las conteste. El R. P. Viñes y el Sr. Pepin hacen observar que el Dr. Finlay puede decir lo que le parezca respecto á un traba- jo que es suyo, miéntras que el Sr. Melero no puede referirse á dicho trabajo por su carácter an El Sr. Melero sostiene que lo que más importa es dejar con— signado, como acaba de verificarlo, el poco valor de los expe— rimentos del Dr. Finlay y del proceder operatorio que ha em- pleado para llegar 4 descubrir una descomunal cantidad de amoniaco en la atmósfera de la Habana. Ademas, no se nece- sita de nuevos experimentos para pensarlo así, sino saber qui- T, x—12 90 z mica, y el Sr. Melero sabe algo de química, por lo cual asegu— ra.que el Dr. Finlay no puede Penas su aserto cualitati- va ni cuantitativamente. EL R. P. Viñes, refiriéndose á uno de los puntos atacados - en la nota del Sr. Melero, advierte que el Dr. Finlay ha querido decir que la cantidad de álcali, 8>gramos, que como término medio ha hallado en la atmósfera de la Habana, es la misma que el hombre adulto espira en Europa por los pulmones: ha establecido una comparacion; pero no ha dicho que sea lo mis- mo una cosa que otra, el aire ambiente que el aire expirado; no habiendo por lo tanto contradiccion en $us opiniones. —Cree tambien que el Dr. Finlay está perfectamente en su derecho al reclamar del Sr. Melero experimentos para contradecirle, pues á los hechos no se contesta sino con hechos. | El Dr. Finlay explica que al aducir esa cita no tuvo otro motivo que responder á la asercion de que habia señalado una “descomunal” proporcion de álcali en la atmósfera de la Haba- na, cuando no es mayor que la que habitualmente espira un hombre adulto. El Sr. Melero recuerda que no sólo ha atacado en. ese con- cepto los experimentos y el método alcalimétrico referidos, si- no el-hecho que sirvió de punto de partida á las investiga— ciones, los cristales microscópicos de hidroclorato de amoniaco observados en una lámina de vidrio al evaporarse una gota de ácido hidroclórico,—cosa que niega enteramente el Sr. Me— lero; y agrega, que el R. P. Viñes ha hablado de lo que el Dr. Finlay “ha querido decir,” pero nó de lo que “ha dicho.” A esta observacion contestó el socio de mérito aludido, que habia querido dar á entender que en realidad el Sr. Melero no habia comprendido bien las palabras del Dr. Finlay, bastante claras para el P. Viñes. | El Sr. Melero pide que se tome en consideracion su nota, to- da vez que se: trata de un asunto sumamente importante para la ciencia y para la humanidad. El R. P. Víñes hace notar que es una custich econ la mis- ma Academia, Un miembro de ésta practicó los experimentos 91 sobre la alcalinidad atmosférica de la Habana, y entónces, que era la ocasion de discutir el particular, no dijo nada el Sr. Me- lero. El P. Viñes se enteró de esos experimentos con el ma yor interés, con tanto más motivo cuanto que es evidente la existencia de un álcali en el agua lluvia, pues con ella ha po— dido lograr que desaparezcan a manchas de su hábito, pro— ducidas al caerle casualmente algunas gotas de ácido. Sostiene que con los liquidos graduados (titrés) se pueden apreciar can- tidades muy pequeñas, centésimos y milésimos de milígramo de amoniaco, y propone al Sr. Melero que explique la reac— cion señalada por el Dr. Finlay y que ha sido vista porel Sr. Várgas Machuca, sin duda muy entendido en química: ni ha icho tampoco el Sr. Melero qué álcali sea, si no es el amoniaco. —El Sr. Viñes ignora si al presentarse la memoria inaugural del Dr. Finlay, se sometió al exámen de una Comision que infor— mara en el asunto. Habiendo manifestado el Sr. Melero que esto no habia suce— dido, por no ser la práctica de la Academia con esa clase de discursos, y que no hallándose él presente cuando esa lectura, no pudo decir su parecer, sorprendiéndole despues ver publicada dicha memoria en los “Anales” de la Academia, —expuso el Sr. Presidente que, segun los estatutos de la Corporacion, remiti— da á ésta la memoria escrita por un nuevo académico, designa— ba el Presidente uno entre los socios de número que, en nom- bre de todos, le contestase y le diera la bienvenida. De aquí que esos discursos no hayan sido nunca sometidos á discusion, porque no sería oportuno hacerlo en el momento mismo del ingreso y de la congratulacion; siendo ahora el Sr. Melero el - primero que ha faltado á esa costumbre. El Dr. Mestre, como co-Director de los “Anales,” expresó que al publicarse en este periódico la memoria del Dr. Finlay, no sólo se habia tenido en cuenta sus buenos antecedentes, sino que, nombrada para contestarle una persona ilustrada y verí- dica, cual es el Sr. Vice-Presidente, no vino á hacerlo ante la Academia sino despues de repetir con la atmósfera de la Ha- bana y de Guanabacoa los experimentos, que comprobaban a 92 los de aquel, cuya inteligencia y laboriosidad se elogiaban. Por otra parte, no es posible que dichos directores asuman la responsabilidad de aprobar ó de rechazar tales trabajos cuando tienen ya la garantía de un socio de la Academia, miembro muy distinguido de su Seccion de Ciencias. El Dr. Finlay cree que debe quedar sobre la mesa la nota leida por el Sr. Melero. El Sr. Melero sostiene que la Acadefnia está tolignda ante el pais, ante el público y ante la ciencia, á aceptar su mocion, y pide que se someta á votacion. El Dr. Rocamora opina que ya está bastante dilucidado el particular, y por lo tanto conviene que el Sr. Melero formule con toda claridad su conclusion ántes de votarse. El 7). Miranda propone que se lean las conclusiones redac- tadas por el Sr. Melero, y mucho se alegraría de que el punto se decidiera en sesion privada ó de gobierno. El Dr. G. del Valle (D. Ambrosio) y el Sr. Presidente dicen: que siguiendo las fórmulas establecidas, lo primero que debe preguntarse es sl se toma ó nó en consideracion la mocion del Sr. Melero. | | Siendo de parecer los Sres. Presidente, Valle, Malla y Secretario. que la votacion debía ser secreta, esto es, por bolas blancas ó negras, —pidió el Sr, Melero que fuese nominal, por- que en estas cuestiones científicas debía procederse con toda diafanidad, y repitió que la Academia estaba comprometida á hacerlo y tenía una gran responsabilidad ante el país, ante la ciencia y ante la humanidad..- El Dr. Mestre se adhirió entónces 4 lo propuesto por el Sr, Melero, y declaró que no debía tomarse en consideracion la no- ta de este socio, por no ofrecer, segun se desprendía de la dis- cusion, bases verdaderamente científicas, pues solo estaba apo- yada en aseveraciones y razonamientos más ó ménos filosóficos, si se quiere, sin pruebas de ninguna especie, y no en el méto- do propio de las ciencias experimentales. Interrogada la Academia, y estando todos de acuerdo en que fuese la votacion nominal, segun lo había pedido el mismo ? 93 Sr. Melero, fué preguntando el Secretario general, uno por uno, á los Sres. Académicos si se tomaba en consideracion la nota de dicho socio, contestando todos, sin excepcion, negativa- mente. Quedó, pues, desestimada dicha mocion por unanimidad. El Sr. Presidente declaró en seguida terminada la sesion pú- blica, constituyéndose la Academia en otra de gobierno. .. SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 13 DE JULIO DE 1873. SEÑORES ACADEMICOS CONCURRENTES.—Dr. Gutierrez, Presi— dente; Tovantes, Machado, Aguilera (hijo), Babe, Górdon, Sauvalle, R. P. Viñes, A. E. del Valle, García, Hocamora, Melero, Castellanos, R. Cowley, Cerero; Mestre, Secretario. Lectura y aprobacion del acta de la sesion anterior. CorRrEsPONDENCIA.—1% una comunicacion del Sr. Escribano de Cámara D. Jose Soroa, acompañada de certificado de varios lugares relativos á la causa formada contra el asiático José el Inglés y otros por muerte de D. Martinez Perez; habiendo pa- sado á la Comision de Medicina legal para el informe pedido por el Ministerio fiscal. 22 Una comunicacion del Sr. Al- calde Mayor de Monserrate, remitiendo testimonio de los lugares conducentes de la causa seguida por muerte del asiático Tirso; devolviéndose dicho testimonio, á fin de que el merrcionado Juez se sirviera dirigirlo ála Academia por uno de los conductos prescritos en el artículo 24 de sus estatutos. 32 Otro oficio del mismo Juez, pidiendo un ejemplar del - Re— - glamento de la Corporacion; el que se le envió con la mayor brevedad. 4% Una comunicacion del Sr. Escribano de Cáma— ra Ldo. D. Juan Antonio Portocarrero, remitiendo la causa se— guida contra los asiáticos Alipio y Bibiano por lesiones al ne- gro Cosme, lucumí; causa de que se dió traslado 4 la Comision respectiva. 5? Un oficio del Ldo. D. Pantaleon Machado, so- cio numerario, con remision de su discurso inaugural sobre el 94 “mecanismo de lWinteligencia;” designando el Sr. Presidente para contestarle al Dr. Auber. 6 Una comunicacion de los Sres. Hondares y García, dando noticia de los vacunados en el mes próximo pasado en el salon de la Academia, cuyo número asciende á 21, de los cuales 18 párvulos blancos, 2 de color -]i- bres y 1 esclava; así como de haberse repartido once tu- bos con vírus vacuno. El Secretario presenta ademas:—los números 549 y 552 de la Revista minera de Madrid; el núm. 11 (año VI) del Progre- so médico de Cádiz; el cuaderno 5% del Genio Cientifico; y una tésis del Dr. D. José Antonio Galarraga,'que regala el Sr. Aguilera (hijo) para ir completando la coleccion de nuestra Biblioteca; y comunica que el Sr. Presidente ha donado para ésta cerca de 300 volúmenes, —acordándose, dar las gracias á los Sres. dunantes. ALCALINIDAD ATMOSFERICA.—Enteróse la Academia de un ofi- cio del Dr. Finlay en estos términos concebido: “Tengo el * honor de remitir á V. $. siete preparaciones de ácido clorhidri- co evaporado al aire libre, para que en su vista la Academia juz- gue el aserto del Sr. Melero, quien en la última sesion declaró ser errónea mi observacion de que el ácido clorhídrico evapora- do al aire libre en esta ciudad, suele dejar cristales que presen- tan los caractéres del clorhidrato de amoniaco, fundándose el Sr. Melero únicamente en sus conocimientos de química, pues dijo que consideraba innecesario repetir el experimento, porque le bastaba saber química para comprender que la formacion de los mencionados cristales indicaría la presencia de una desco- munal cantidad de amoniaco que haria irrespirable nuestra at- moósfera. El ácido empleado en cada preparacion fué obtenido: El núm. 1 de la caja de reactivos del Dr. D. M. Várgas Ma— chuca. : El núm. 2 de la caja de reactivos químicos del Dr. D. C. - Aguilera. El núm. 3 del laboratorio de química del Colegio de Belen. El núm. 4 de un pomo de ácido puro, comprado al efecto 95 en la droguería de Sarrá y C*, con la marca de Calderon— Paris. Todos estos ácidos son A E por. sus dueños como químicamente puros. Los vidrios de reloj fueron evaporados al sol: los números 1, 2 y 4 en el mirador de mi casa, calzada de Galiano núm, 101, colocados sobre una hoja de papel blanco y protegidos con un plato sobre cuatro copas para evitar la caida de alguna gota de lluvia ú otra causa de error. El vidrio número 4 fué evaporado, tambien al sol, en el Ob- servatorio del Colegio de Belen, repitiéndose el ácido cuando quedara evaporado. Las otras tres preparaciones montadas para el microscopio, fueron evaporadas en el balcon de mi casa, al sol, entre dos y tres de la tarde del dia de ayer, y empleando en cada caso una sola gota de ácido. | En todas estas siete preparaciones se distingue á la simple vista un depósito con brillo cristalino, que examinado al micros- copio presenta las formas prismática, dendrítica y de octaedros descritas como caracteristicas del clorhidrato de amoniaco.”—- Con motivo de dicha comunicacion se nombró una Comision compuesta de los Dres. Rodriguez, Rovira y Górdon para exa- minar los preparados del Sr. Finlay, é informar á la Academia acerca de la naturaleza del producto, repitiendo tambien los ex- perimentos. : El S. Melero manifestó que en la comunicacion del Dr. Fin- lay se veian alterados los hechos; que sus experimentos no tie- nen bases verdaderamente científicas; y que, sin que ésto obste para el informe de la Comision, él consignará en su oportuni- dad su voto aparte, á cuyo Sócto flojos se le suministre copia . certificada del oficio de su contradictor: lo que acordó la Aca- demia. : Huevos pe uN monusco.—El Sr. Sauvalle manifestó que “algu- nos de los Sres. Académicos recordarán haber visto una masa euriosa por su forma simétrica y graciosa, que les enseñé habrá “unos dos ó tres meses, la que se habia sacado del fondo del 96 mar en los arrecifes de los Colorados, en frente del Morrillo, ju- risdiccion de Bahia-Honda. Tenía un poco más de media va- ra de largo y sobre doce pulgadas de diámetro. Cuando se ex- trajo del mar era blanca como la nieve, y con el tiempo se pu- so amarilla. Algunos creían que era una especie de esponja, otros que debía ser una planta marina, pues á primera vista pa-- recla efectivamente formada por una aglomeracion de flores te- trapétalas. Unexámen más detenido me hizo reconocer que cada uno de estos supuestos pétalos, era una celda que contenía- un número muy crecido de huevitos apénas visibles que nada- ban en un licor blancuzco. Las observaciones microscópicas del Dr. D. Felipe Rodriguez corroboraron esta opinion, y lue- go nuestro socio de mérito, el eminente naturalista Sr, D. Feli- pe Poey, me dijo que debían ser los huevos de algun molusco. “Remiti una tercera parte de este producto á Europa, otra al distinguido naturalista de Cambridge (E. Unidos) el Sr. Agas- siz y la otra quedará depositada en la Academia, á quien tengo el gusto de presentarla. “El profesor Agassiz ha contestado que era el receptáculo de los huevos de un molusco de la familia de las “Buccinidem,” probablemente de los géneros Buccinum ó Purpura. Agrade- ce la remesa, la colocó con mi nombre en el Museo de Anato- mía comparada que está á su cargo en Cambridge, éindica que objetos de esta naturaleza son de sumo interés para él y para las ciencias.” Fora cupana.—El S”. Sauvalle continuó exponiendo que “la especie que lleva en los “Anales” el núm. 1119, “clasificada por Grisebach “Rondeletia? verbenacea,” evidentemente no perte- necia á este género, y se asemejaba más á los Phialanthus, por cuyo motivo la hice figurar en la Flora como P. spicatus; pero los Sres Bentham y Hooker le han hallado caractéres peculiares suficientes para formar un género nuevo y la han denominado en su Genera plantarum “Ceratopyxis verbenacea” Hook. “Nuestro Yamaguey aparece enla Flora con la clasificacion de Grisebach “Pictetia ternata” D. €. Es un error del Sr, Gri- sebach, La “P, ternata” D, C, es la de Sto. Domingo, difiere * 97 de la nuestra en que tiene los ramos más fuertes y más coposos; hojas sentadas, hojuelas sesiles más ángostas y más largas, con el nervio medio más fuerte y los marginales fuertes y gruesos; venas ménos marcadas, mucro- terminal más espiniforme y de color oscuro; pedúnculos ménos flexibles; bracteolas más peque- ñas; cáliz hendido hácia el, centro, con segmentos agudos. Ademas la “P. ternata” D. €. difiere de la nuestra por sus ra- mas más delgadas; hojas pecioladas: el ráquis visiblemente pro— longado más allá de las hojuelas; éstas son lanceoladas, rema- tando en punta en ambos extremos; venas delgadas en el már- gen con un mucro ménos fuerte, de color verde; pedicelos del- gados; bracteolas angostas, revueltas; lóbulos del cáliz redondea- dos, más cortos que el tubo. La especie cubana es evidentemen- te nueva y la he denominado “Pictetia marginata” por sus ner— vios marginales fuertes y más pronunciados, que constituyen la diferencia más marcada con la especie de D. C.” ASPECTO SANITARIO DEL. PRIMER SEMESTRE DEL 73.—El Dr. (G. del Valle (D. Ambrosio) habla del aspecto médico sanitario del primer semestre de 1873, caracterizándose éste por las afec- ciones catarrales, con localizacion á veces muy grave en el tubo intestinal, de que se apuntan 43 defunciones; por las fie- bres palúdeas con 148 casos funestos, complicándose á menu- do de la forma tifvidea; por la fiebre amarilla, que ha invadido á un número considerable de personas, y cuya gravedad mor- tal se refiere á la variedad comatosa. El Dr. Valle ofrece la estadistica de todo el semestre, por meses, señalando las cau— sas principales de defuncion, las circunstancias de raza, edad, sexo y procedencia mortuoria, con noticia de los casos de lon- gevidad, y comparacion con las estaciones del año anterior; consignándose un aumento total de 452 en 1873. (V. Anales, tom. X. pág. 77.) A Mebnicixa LEGAL. — Heridas contusas de cabeza.— En el uso de la palabra el Dr. García, leyó como ponente de turno de la Comision de Medicina legal, un informe relativo 4 la causa se- guida contra los asiáticos. Alipio y Bibiano por lesiones al ne- gro Cosme, lucumi, sobre la naturaleza y calidad de las heri- 7, x,—13 98 das, teniendo en cuenta la necropsia, para precisar la califica- cion de si la muerte pudo ocurrir por necesidad ó por acci-* dente.—Constando del reconocimiento que el facultativo lo halló de bastante gravedad y sin poder articular una sola paía- bra, con varias heridas en la parte lateral izquierda y anterior de la cabeza, cuyas dimensiones y profundidad no se describen á causa de su estado, hasta que pasando á otro sea posible un exámen minucioso de las lesiones, hechas probablemente con un instrumento duro y contundente y por mano extraña; cons- tando asimismo de la autopsia que toda la porcion escamosa del temporal izquierdo estaba destruida, penetrando las es— quirlas en la masa encefálica, y que en el frontal se observaba otro gran golpe con hundimiento y fractura de dicho hueso, — deduce el perito que la muerte fué producida, no tan solamen- te porque las esquirlas penetraron dentro del cerebro, sino por el gran derrame de la base de él, y coloca las heridas en la cla- se de “mortales por accidentes, si no en la mayoría de los casos.” —La Comision señala las omisiones y defectos de ambos docu- mentos, la importancia que tienen las complicaciones que tan á menudo ocurren en las fracturas del cráneo, las observacio- nesconsignadas en la ciencia con éxito favorable 4 pesar de permanecer largo tiempo en la cavidad craneal cuerpos extra— ños más 6 ménos voluminosos, las dudas que asaltan en vista de los ocho dias transcurridos desde el momento del suceso has- ta el de la muerte, sin que se acusen los fenómenos observados en el herido, sin que se indique la naturaleza del derrame, y sin que se hiciera la menor tentativa para extraer los fragmentos y esquirlas, cuando son numerosos los casos en que bien aplica- dos los recursos del arte, han dado los mejores resultados; y concluye, por último: (Que tratándose de una herida contusa de cabeza, con penetracion de fragmentos óseos en el interior de la masa encefálica y produccion de un derrame cuya natu- raleza no se fija, dando lugar á la muerte al cabo de un tiempo suficiente para el desarrollo de la meningo-encefalitis traumá- tica, que no se describe, sin que por otra parte se intentara la extraccion de los citados fragmentos, —puede decirse que es 99 una herida mortal en la mayoría de los casos, y en el presente señalarse la falta de socorro por no haberse verificado aquella extraccion. Discusion.—Terminada la lectura del anterior informe, ex- puso el Dr. Rodriguez que el informe envolvia una acusa— cion al facultativo que actuaba como perito, cosa que la Academia debía alejar por todos los medios posibles, sobre to— do cuando en el caso presente faltan los datos necesarios para resolver, pues no es dable asevérar ni que la muerte ha sido la consecuencia de la falta de socorro, ni que, si se hubiera socor- rido al citado Cosme, se habría seguramente salvado, pues desconociéndose la naturaleza del derrame, quizás éste fué la causa de la muerte y hubiera hecho inútiles todos los auxilios que se prestasen. | j El Dr. García contesta que no ha tratado de acusar al mé- dico forense que intervino en el asunto, sino señalar una falta que no es posible disimular por su importancia; pues si es cier- to que, en virtud de la deficiencia é imperfeccion de los-docu- men periciales, nadie es capaz de asegurar que con el socorro prestado se salvaria el herido, tampoco podrá decirse lo contra- rio, es decir, que perecería infaliblemente, si se tienen en cuen- ta los casos que registran los anales de la ciencia. El Dr. Rodriguez recomienda que se ande con el mayor es- crúpulo, á fin de evitar esas acusasiones que 4 menudo atraen sobre los médicos la severidad de los jueces, alejándola de los criminales y delincuentes. El Dr. Rocamora pide que se lea la pregunta del Juez; he- cho lo cual por el Dr. García, opinó aquel socio que encerraba dos extremos la respuesta de la Comision, y en la segunda po- día, para evitarse esa fiscalizacion en que parecía incurrir, introducirse alguna enmienda y formularse de otra manera, expresándose por- ejemplo, que si las esquirlas no fueron ex- traldas, pudieran acarrear accidentes más ó ménos graves; pero no explicarse por esa omision la muerte. El Dr. García hace presente que en la conclusion del infor- forme, si bien es verdad que no ha debido prescindir de seña- 100 lar una falta qne considera muy notable en la asistencia del he- rido, la Comision se ha guardado muy bien de atribuirle la muerte: los documentos son en extremo defectuosos: no exis- te en realidad un verdadero reconocimiento con descripcion de las heridas, no hay una hoja clínica en quese apunten los sin- tomas que se desarrollaron en el agredido hasta la hora de su muerte, y la autopsia no sirve para desvanecer las dudas; agre- gándose á estó la inaccion del facultativo, que no atiende á co- locar la cabeza en una buena posicion, á extraer los fragmentos que penetraron en el interior del cráneo, á hacer en una pala- bra las operaciones aconsejadas en casos semejantes. El Dr. Rodriguez advierte que el Juez pide la clasificacion de Ja herida, y en la respuesta que se le da se incurre en una contradiccion, al considerarse aquella mortal en la mayoría de los casos primero, y despues por falta de socorro. ¿Es:una co- sa Ú otra? pregunta el Dr. Rodriguez: ¿es mortal ut plurimam, ó por falta de socorro? El Dr. Mestre cree que no hay la menor contradiccion, por dos razones: es la primera, que la Comision no ha hecho dos califica— ciones, sino una, la de una herida las más veces mortal, aun— que al propio tiempo señalase un vacio en la asistencia faculta- tiva; para dicha clasificacion hay datos suficientes en el proce- so, miéntras que no los hay para la otra que atribuye, sin fun— damento, el Dr. Rodriguez 4 la Comision: es la segunda, que preguntando el Juez “si la muerte pudo ocurrir por necesidad ó por accidente,” al dilucidar este último punto, no debía la Comision de hacer caso omiso de los auxilios prestados, cues- tion intimamente ligada con él. 11 Dr. Rodriguez emite algunas dudas en ese respecto, pues existe una grandísima diferencia entre la hemorragia que acom- paña una herida y que el cirujano puede cohibir ligando una arteria, y el tétano que, como accidente, puede presentarse: en un caso hay responsabilidad para el perito de no aplicar el socorro necesario; en .el otro, el accidente no depende de su ciencia ó de la falta de sus cuidados. El Dr. Babé sostiene que los Tribunales de Justicia, al con— 101 sultar á la Academia, lo que desean es ilustrarse para aplicar la pena: cuando la muerte ha podido acaecer por falta de socorro, no es el mismo el castigo que se impone al agresor; y en el ca- so de que se trata, quizas si se hubiesen empleado los recursos del arte, se hubiera salvado el herido. El Dr. Rodriguez replica que en todas ocasiones procuran los Jueces ilustrarse; pero proponen cuestiones que tienen sus límites; y es preciso no salir de ellos, porque pudiera muy bien suceder que en vez de un reo, hubiese dos. El Dr. Babé agrega que la Academia tiene el derecho de in- dicar todos los vacios que encuentre en los documentos que le sean remitidos, para que su juicio pueda esclarecer más com- pletamente á la justicia. E El Dr. Mestre se permite dirigir algunas preguntas al Dr. Rodriguez. ¿Noes un hecho que ha existido esa falta de so- corro? ¿No es tambien un hecho que permanece el ánimo en la duda acerca del resultado que hubiera podido dar el auxilio oportunamente prestado? ¿No lo es asimismo que, por no po— der aseverar otra cosa la Comision, califica la herida de un mo- do que deja á cubierto la responsabilidad del médico, pues con señalar su omision no dice que esta sea la causa de la muerte? El Dr. Mestre siente ademas que el Sr. Rodriguez se deje ar- rastrar por un celo exagerádo á favor de la clase médica, cuan- do en el informe no se hace más que exponer la verdad. El Dr. Rodriguez contesta al Sr: Mestre con otras preguntas. ¿No es cierto que la moral médica nos impone el deber de no calificar la conducta de un comprofesor cuando no somos re— queridos con ese objeto? ¿No es cierto que pudo ser tal el es- tado de gravedad del herido que sólo el perito. estuviera en capacidad de graduar. la oportunidad de la intervencion qui- rúrgica? ¿Y noes cierto tambien que no hay constancia de que aquel haya dejado despues de brindarle los cuidados que su estado reclamaba?—Por otra parte, en la consulta no se comprenden dos preguntas, sino una; y léjos de dejarse arras trar el Dr. Rodriguez por cierto sentimiento injustificado á favor de los médicos, recuerda que en informes presentados 102 á la Academia, con motivo de asuntos bastante delicados, co- mo por ejemplo de locura simulada, ha demostrado su im- parcialidad hablando en contra de aquellos. El Dr. Gutierrez manifiesta que la pregunta del Tribunal abraza dos extremos, que debieron naturalmente discutirse: sl la muerte pudo ocurrir por necesidad ó por accidente. Ca- lificada la herida de mortal uz plurómum, 6 en la generalidad de los casos, por la Comision,—no basta ésto, hay que resol. ver otras cuestiones: ¿por qué en unos casos el éxito es favo- rable y en otros adverso? si lo primero ¿á qué se debe? ¿á la intervencion del arte? Si lo segundo ¡á la falta de socorro, v. g? Jn el ejemplo actual esa intervencion era oportuna, hubo tiempo suficiente para ella, para la extracion de las es— quirlas, la aplicacion del trépano dd, y la ciencia cuenta - con triunfos debidos á esa intervencion. : Dr. García recuerda que ocho dias mediaron entre el acon- tecimiento y la muerte, sin que en los datos proporcionados á la Corporacion conste la menor noticia acerca del herido du— rante todo ese tiempo, ni que se intentara lo más mínimo en su beneficio. $ El Dr. Mestre siente que el Dr. Rodriguez haya «eludido las preguntas que le dirigió, formulando á la vez otras que se refieren 4 un asunto muy diverso.— En su sentir muy á me- nudo la divergencia de opiniones se resuelve en una cuestion de palabras, y acaso quedarian satisfechos los escrúpulos del Dr. Rodriguez, haciendo desaparecer de la conclusion del in—- forme la frase que tanto le impresiona, sin por eso sacrificar la verdad, consignando en su lugar, que hubiera sido muy útil efectuar la extraccion de los fragmentos óseos. j El Dr. Rodríguez cree que las cosas quedarían idénticas en el fondo, y más valdría borrar todas las palabras que acusan la falta de socorro. El Dr. Gutierez sostiene que eso no puede hacerse sin per— juicio de la verdad. Es preciso tener presente que es el mis- mo facultativo quien al verificar el reconocimiento del herido teme primero y no hace nada, y quien al cabo de algunos dias 103 practica la autopsia. ¡Hubo ó nó esquirlas que extraer? ¿Por- - qué se omitió la intervencion facultativa? ¿Pudo ó no pudo salvarse? ¿Por qué en este caso sobrevino la muerte? El D». Rodriguez contesta, que 4un cuando pudiéra salvarse, esto no sesabe con toda seguridad, como tampoco se sabe que no haya habido esa intervencion, sino que no se ha consignado en los atestados periciales: lo único que consta es que el facul- tativo no juzgó oportuno mover al herido vista su gravedad. El Dr. Mestre pretende haber comprendido algo más el de- seo del Dr. Rodriguez, y es de parecer que pudiera salvarse la dificultad, intercalando en la conclusion una frase, de manera que al mencionarse la falta de socorro, se advierta que, por lo ménos, no consta en las piezas procesales remitidas á la Aca—- demia, que se haya prestado ese socorro. | e CuerromanIa.—Aceptada esta enmienda por el Dr. Rodri- guez, y aprobados con ella el informe y su conclusion por la Academia, leyó otro el Dr. Górdon, consultando al Sr. Alcal- de Mayor de Monserrate sobre el estado mental de D. R Q.... en la causa que por hurto se sigue. Por falta de datos para asegurar que fuese un cleptomaniaco á consecuen— cia de lós ataques epilépticos que padece, se hicieron las pre- guntas en el órden indicado porla Academia en anterior con- sulta; pero las nuevas declaraciones contradicen á las prime— ras en muchos lugares; y despues de juzgarlas la Comision, estudiando las relaciones que existen entre la epilepsia y la ten- dencia al robo, señalando sus omisiones y deficiencias, —con— cluye que no habiendo datos suficientes para juzgar acerca del estado mental del procesado, no puede decir con comple— ta satisfaccion de conciencia si se encuentra en uso de razon y con ella ha cometido el hurto, ó si es un enajenado porque sus facultades intelectuales están alteradas. Aprobado sin discusion dicho informe, quedó la Academia constituida en sesion de gobierno. 104 De LA ACCION TERAPEUTICA DEL ACEITE DE LA Nuez DEL NoGAL DE LA Ispra (Oleum Aleurites, Trilobae); Por eL Dr. D. Juan Ca- liato Oxamenda. (Sesrox DEL 23 DE FesrERO DE 1875.) Sr. Presidente.—Sres. Académicos.—Sres.—Constante en mi propósito, en cuanto me sea permitido, de sustituir la Mate- ria Médica indígena á la exótica,- porque la supera en el trata- miento de las dolencias más comunes de este clima, voy á lla mar hoy vuestra atencion sobre el aceite de las nueces de una planta que, aunque oriunda del Asia tropical, se ha aclimatado perfectamente en nuestro privilegiado suelo; y aunque hasta ahora no sepa yo que la industria ni la Medicina hayan utiliza- do sus virtudes, aquí voy 4 ocuparme de ésta última, ya por los datos, si bien escasos, que me han suministrado los autores que he podido consultar, ya por los que he podido recoger por mi propia experiencia en algunos casos, aplicando el aceite de esta euforbiácea tanto interior como exteriormente. El nogal de Indias de Cuba (Aleurites Triloba, Forst.), Ban- coulier, noix de bancoul de los franceses de las Antillas, Candel nut-tree de los ingleses de idem, es un árbol del género Aleu- rites, de la familia de las euforbiáceas, cuya especie Aleurites Triloba, llamada Candleberry en la India inglesa, forma un ár- bol de alta talla, de treinta á cuarenta piés de alto y que, ori- ginario de lasislas Molucas y de otras del Pacífico, se cultiva en casi todos los paises intertropicales con varios fines econó- micos, ménos entre nosotros, en donde no es más que un árbol de ADEnO y de sombra. No me detendré en hacer la descripcion botánica de esta planta, la que no es desconocida sino de aquellos que no van al campo 4 menudo. Solo diré que lo que aquí llamamos las nueces de la India, cuando se secan y se ensartan en una varilla, son usadas por los isleños polinesios en lugar de velas, 105 , . Tambien sirven de alimento en la Nueva Georgia. Estas nueces, en efecto, tienen un sabor muy parecido al de la ave- llana y dan un aceite que los ingleses llaman Country walnut oil and Artists oil, que se emplea en la pintura. Tambien en la isla de Ceilan se le llama Kekune oil, y en las islas de Sand- wich, en que se emplea como mordiente vegetal, Kukuil oil. Segun el autor inglés de quien tomo estos datos, Tomás Moore, asociado á John Sindley en su “The treasury of botany,” Lon- don 1866, estas islas producen 10,000 galones de este aceite anualmente. No es, sin embargo, objeto de un comercio activo, y se asegura que la torta que queda despues de extraido el aceite, es buena para el ganado y para abono. Tambien usan los habitantes de las islas de Sandwich la raiz como mordiente de sus primitivos vestidos. Asímismo es conocida esta planta en la India con el nombre de India Akhront. Poco encontramos en los autores de Materia médica to- cante á esta planta: figura más bien en las botánicas mé- dicas. Así es que encontramos en Griffith medical Botany, Phila- delphia 1847, solamente estos tres renglones, que traducidos dicen así: “las nueces del Aleurites Triloba se consideran co- mo afrodisiacas cuando se tuestan; son purgantes en estado fresco. Se usa su aceite en Tahiti para quemar.” 'Tocante á su accion purgante recuerdo haber leido en uno de los Anuarios de Bouchardat que obra como laxante á la dó- sis de treinta gramos. Segun D. Renato de Grosourdy en el Médico botánico crio- llo “el aceite que se saca de las nueces de este arbusto, que se ha naturalizado muy bien en las Antillas, tiene propiedades purgantes legítimas sin nada de émetico.” Preparado como.el de ricino, es color de ámbar, sin sabor ni olor: se vuelve mantecoso á 4%, y ya está bien sólido á 0%; no es soluble en el alcohol, es muy secante y los álcalis le vuel- ven jabon con mucha facilidad: Las almendras comidas nunca producen vómitos, aunque purgan suavemente. La accion _purgante del aceite es tan segura y tan suave como la del T, x.-14 106 de higuereta; pero le es muy superior por ser mas fluido y ca recer de olor y sabor. 3 “Se administra en las mismas cireuntancias, en dósis de “ana á dos onzas, dos Ó cuatro cucharadas de.las de sopa, ya “solo, ya emulsionado con una yema de huevo, azúcar y agua “caliente, ó vuelto ponche, como se dice vulgarmente. Es “tambien el mejor método para administrar el de ricino á los “niños, que ordinariamente se niegan á tomarlo. El efecto ““purgante se presenta á las tres ó cuatro horas, si el enfermo “hace algun ejercicio; de lo contrario tarda mucho más: las “deposiciones son abundantes, biliosas, coloreadas y semilí- “quidas. Será magnífico en las afecciones inflamatorias, por- «que Sy ataca es todavía más suave que el del aceite de “ricino.” - El resultado de mis observaciones tocante á lo que dice el Sr. Grosourdy como evacuante no concuerda con lo que dice este autor. Creo que es demasiado dar treinta gramos (una onza) como manda Bouchardat, y mucho ménos dos onzas (sesenta gramos) como quiere Grosourdy. En efecto, guiado por el consejo del Profesor de Higiene de Paris, habiéndole dado á una negra de nacion treinta gramos de este aceite emulsionado con la cantidad suficiente de goma arábiga para formar una bebida agradable con cuatro onzas (120 gramos) de agua, más una onza de agua de azahar y otra de jarabe comun, administrada la mezcla emulsiva por terceras partes con veinte minutos de intervalo, puedo asegurar que el efecto catártico fué tan considerable que hizo más de veinte de- posiciones como si hubiera tomado dos gotas de aceite de cróton. En vista de esto he disminuido la dósis y puedo aseverar ingenuamente que con veinte gramos se obtiene tan- to efecto como con treinta Ó cuarenta y cinco gramos de acel- te de ricino. En cuanto á que no produce vómitos, no es tampoco cons- tante, pues los he visto manifestarse en dos individuos en quienes no se hallaba irritable el estómago. El aceite de la nuez de la India tiene la gran ventaja de — AO ser agradable para tomar, pues convenientemente emulsiona- do lo toman los enfermos sin repugnancia; no así sucede con el de ricino, cuya administracion es inadmisible para muchos pacientes. Así como se recomienda prudentemente administrar el aceite de ricino en dósis fraccionadas, otro tanto recomiendo con el Oleum aleurites trilobee, ¿Cuál será pues la accion purgante de este aceite? ¿Habrá, co- mo creen muchos, una resina que en el de ricino opera irritan- do la mucosa gastro-intestinal, ú obrará como aquel que, sien- do graso, en virtud de esta propiedad lubrifica mecánicamen— te el trayecto pordonde deben pasar las heces,ó en virtud de una pequeña porcion de sustancia resinosa ó Acida como re— sulta en el de ricino, que por esto goza el singular pl de poderse emplear eh las enfermedades inflamatorias del canal intestinal? Yo creo, y así me lo tiene acreditado la experiencia, que el aceite del nogal de la India posee las mismas aplicaciones que el de ricino, pero en ménos dósis, creyendo pues que con res- pecto ásu accion purgante, debe coles se entre el aceite de rl- cino y el del piñon botija de que me ocuparé en otra ocasion. Así pues, emplearemos el Oleum aleurites trilobe en todos aquellos casos en que se trate de evacuar el canal intestinal, pero en los que, á causa de la irritacion de las vísceras abdo- minales, estén los purgantes contra-indicados; así tendrá bue- na cabida en la peritonitis puerperal, en la metritis y en el puerperio, en la gastritis, en la enteritis, en la cistitis y en la nefritis, en la litiasis, en las úlceras intestinales, en las obs: trucciones pertinaces; ademas como cooperativo para expulsar la lombriz solitaria, asociado al opio para combatir el espas- mo del canal intestinal ocasionado por estreñimientos, así co- mo en la disentería inflamatoria. Preparados de nuez del nogal de la India, de Ouba.—El Sr. Ldo. D. Francisco A. Figueroa me ha asegurado que es tan olea- ginosa la semilla, ó mejor dicho, la nuez de esta euforbiácea, que rinde el cincuenta por ciento. 108 Cito este dato porque es muy esencial, pues dado el caso que se quisiese administrar este aceite, sobre todo en el campo, y no se tuviese á mano, como ya he dicho que bastan veinte gramos de este precioso aceite para producir el efecto catártico, que se haga una emulsion con cuarenta gramos de la semilla de nuez que deberán contener los veinte de aceite, segun el citado far- macéutico, para que á muy poca costa se obtenga un purgan— te fácil y agradable de administrar. ; A imitacion de Parola, que ha propuesto una tinctura semi- num ricini para administrar este aceite, debido 4 que son di- versos los procedimientos que se emplean en la industria para obtenerlo; dado que igual suerte llegara á tener la droga que nos ocupa, y ademas para tener 4 mano un purgante listo, obteniendo así un oleum s. extractum nucis aleurites trilobe, veremos que, siguiendo ad pedem littera el proceder que este autor recomienda para obtener su ya mencionada tintura, ha- riamos digerir y macerar durante dos dias las nueces de que tratamos en alcohol de 36% á la temperatura de 309 C., espri- miendo el residuo y filtrando el alcohol, que nada. Con una tintura preparada de este modo á la dósis de cuatro gramos (una dracma) tendríamos el mismo efecto que con veinte gra— mos (cinco dracmas) del aceite. Dósis y forma de administracion.— Interiormente: de diez á veinte gramos para el adulto; en los niños una cucharadita de café y más, cada tres ó cuatro horas, ya sola 6 en media ta- za de infusion teiforme de manzanilla con azúcar, 6 en emul- sion con goma arábiga; para veinte gramos de aceite diez de goma; Ó con yema de huevo, ó en café si no hay contra-indi- cacion. | Fórmulas que recomiendo: para purgante de un niño. R. Olei nucjs aleurites trilobe 10,00 Gummi mimos. pulv. q. 8: AU PO 60,00 SMA A O 30,00 M, f Emulsio. 109 Una cucharadita de café cada media hora hasta que opere. Purgante para un adulto: R. Olei aleurites trilobe........ SERA 20,00 Vitell. ovi 1; terendo sensim misce c. Aq. flor. Aurant. AQ MERC PAD ORO DEIA 8,00 le ds pd: EA A 120,00 Adde sueci citri rec. expr. et colati.... 4,00 M. En dos tomas con media hora de intervalo. R. Olei aleurites trilobe....... no. ¿2000 Gummi arabicl........... e ADO A O . 90,00 CI TAL ES 20,00 Tinct. fol. dature arborz....... 1 LADO Así como el aceite de ricino se emplea no solo interiormen- te sino tambien exteriormente, como puede verse en el Com- pendio de Materia médica quirúrgica para médicos y ejruja- nos prácticos del Dr. C. G. Burger, escrita en aleman en 1871, en la que encuentro que el aceite de ricino se usa exterior— mente en fricciones en el vientre contra los infartos glandula- res para hacer frente á la constipacion, así como para calmar los dolores que ocasionan los cálculos vesicales, contra los do- lores reumáticos y contra la sarna y otras úlceras húmedas que salen entre los cabellos. | Siguiendo el ejemplo de este autor he tenido ocasion de comprobar los buenos éfectos de un linimento que prescribo sustituyendo el aceite que nos ocupa al de ricino: R. Olei nucis aleurites trilobxe ....... 15,00 Tineb. Cantharidae hasi e A O A 8,00 M. £ Linimentum Untese cuatro veces al dia. Nota.—Existe una preocupacion, sobre todo en los negros de Africa, de que es necesario dar una purga( Ellos dicen la pru- ga) despues de una grave enfermedad. Como semejante preo: 110 cupaeion está tan arraigada entre ellos, tiene el médico que acceder algunas veces á esta idea tan descabellada, de modo que si no se les da la consabida pruga, no quedan satisfechos del buen resultado obtenido, y aún hay muchos que á pesar de lo que les diga el facultativo, lo toman por su cuenta, ha- ciendo uso hasta de purgantes enérgicos como del célebre Le-Roy. En estos casos, no pudiendo. poner coto á tan arral- gada preocupacion humorística, se les podrá administrar un ligero laxante del aceite que nos ocupa, el que no les causará seguramente ningun daño, salvo.el caso en que esté comple- tamente contraindicado, en el cual el médico deberá persua- dir al paciente que desista de su injustificada pretension. OPERACIONES PRACTICADAS EN CASOS DE CANCER POR EL Dr. D. José Guillermo Diaz. 192—1858, Marzo 13.—Reseccion del maxilar superior izquier- do á consecuencia de un enorme tumor canceroso, al moreno Casimiro del Portal: á los 21 dias se reprodu- jo en el lado opuesto y murió. 20—Mayo 14.—Amputacion de un pecho canceroso ulcerado á D? Rosalía Ponce: álos cuatro años se reprodujo en el ala izquierda del esfenoides y murió. 3 Junio 19.—Amputacion de las dos últimas falanges del dedo anular izquierdo, á D? M? Martin, (madre de D* Rosalía Ponce), por un tumor canceroso desarrolla. do en dichas fálanges: al año murió á consecuencia de “úna enteritis Cancerosa. 4% —Dbre. 3.—Estirpacion de un tumor canceroso sobre la ma- ma derecha, ála morena Antonia Morales, y á su con- secuencia murió, al año, en S. Antonio de los Baños. 501859. Febro 16.—Amputacion del pecho izquierdo á D* M? del Rosario Dodera, á consecuencia de un tumor can- ceroso desarrollado en él. Al año se reprodujo y murió. 6% —Febro. 21.—Amputacion del dedo medio de la mano iz- quierda, por un tumor canceroso desarrollado en él, al moreno Felipe, lucumí, en el hospital: á los 20 dias murió de una enteritis cancerosa. 79 —Marzo 31.—Estirpacion de un tumor canceroso en el ante-. MEGANE 111 brazo derecho, al moreno Joaquin Landa: se cicatrizó, pero no pude seguirle despues de su salida del hospital. S9—A bril. 30. -Amputacion del antebrazo derecho, por una de- generacion cancerosa de la mano del mismo lado, al moreno José Rafael Rico, de 70 años, (en el hopital). Cicatrizó, pero no volví 4 verlo. 92 —Agosto 2.—Estirpacion dela glándula parótida derecha, degenerada en un tumor canceroso voluminoso, prece- diendo la ligadura de la arteria carótida del mismo la- do primitivo, al moreno Cipriano del Rey (en el hos-. - pital): á los dos meses falleció, reproducido el mal en la cicatriz, que parecía estar. al término de-su curacion. 10.—1860. Junio 6. —Estirpacion del ojo derecho degenerado en un tumor canceroso, al moreno Benito, esclavo de- D. José Gabriel Alderete: se curó, pero no he sabido más de él. 11.—1862. Marzo 22.—Estirpacion de un tumor canceroso á - D* Dolores Gomez, en el pecho izquierdo: se reprodujo y murió álos ocho meses. 12.—Abril 9.—A mputacion de un pecho canceroso á D? Isabel Mesa: curó de la operacion, pero no supe más de ella. 13.—1863. Marzo 26. —Estirpacion de un pecho canceroso á la parda Candelaria Martinez: reproducido y muerta á los dos meses. 14.—Abril 4.—Estirpacion de un tumor cancetoso en el carrillo izquierdo á D* Ines Riera: se reprodujo á los cuatro me- ses y murió. 15.—1865. Febro. 17. —Estirpacion de un cancroides en el la bio superior á D. Manuel de Paula: reproducido á los sels meses en los ganglios cervicales y murió. 16.—Marzo 24. —Estirpacion de un tumor canceroso por encinta de una mama á D* Teresa Prusi: reproducido y muerta . á los seis meses en Paula (hospital). 17.—Abril 4 —Estirpacion del labio inferior y autopsia de éste por un cancroidesá D. José M. Betancourt; reprodu- ciéndose á los cuatro meses en los ganglios cervicales y murió. 18.—A bril 18.—Estirpacion de un tumor canceroso del labio superior á D. Juan Sanchez (hospital): se curó y no lo ví , Más. 19.—1866. Marzo 22, — stirpacion de un labio canceroso á D, Juan García: se curó y no lo ví más, 112 20.—A bril 15.—Estirpacion de un pecho cancerosoá D? Mer- ced Barrios, reproducido el mal ex la misma cicatriz y muerta. A 21.—1867. Setbre. 13—Estirpacion de un tumor cancerosu sú- pra-parotideo á D? Josefa Mendez: reproducido en la misma cicatriz y muerta. % 22.—1868. Dbre. 9.—Amputacion de un antebrazo por un cán- cer de la mano á D. Domingo Valdés: reproducido y muerto. 23.—1870. Enero 2.—Estirpacion de un enorme tumor cance- roso sobre el arco superciliar derecho, al niño de 5 años , — deedad Juan B. Rojas, natural de'S. Juan de los Reme- dios; ántes de concluir la cicatriz, fué invadido por la viruela confluente y murió de ésta; no estaba vacunado. 24.—Febro 2.—Estirpacion de un cancroides del labio inferior 4 D. Antonio Rodriguez: reproducido y muerto. 25.—1871. Agosto 2.—Estirpacion de un cancroides del labio - inferiorá D. Eligio Castellanos: se curó y no he sabido más de él. Consideraciones generales acerca del cáncer: 12 En unos cincuenta casos que hemos asistido en diez y siete años, ninguno se ha curado; pues aunque en los operados no hemos podido seguir unos pocos casos, creemos se habrá reproducido. ; Son atacados de esta enfermedad, máslos adultos y viejos que los niños. 3 Los individuos atacados del cáncer todos han mani- festado no haber tenido otros padecimientos. 4% Enlos individuos inoculados por la sífilis jamas he- mos visto afecciones cancerosas. El cáncer en el hombre toma como sitio de preferen- cia la cabeza y el cuello; en las mujeres, las mamas y el útero. 62 En las mujeres lo hemos observado con más frecuen- ela en las que han parido y no han criado á sus hijos, que en las otras. | 72 y úlfimo. Muy larga sería la tarea si describiéramos los tratamientos á que han sido sometidos estos enfer— mos por los numerosos profesores que los asistieron, y- que abrazan la terapéutica: sólo diremos, que las sustan- cia irritantes y cateréticas siempre son dañosas, — » 1910) de IA de + le dad. k y” “ Fey É > ANALES ACADEMIA DE CIENCIAS MÉDICAS, FISICAS Y NATURALES ; DE LA HABANA. REVISTA CIENTIFICA. - : SETIEMBRE DE 18783. » ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA. SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 27 DE JuLio DE 1873. SEÑORES ACADEMICOS CONCURRENTES.—Dr. (Gutierrez, Presiden- te; Sauvalle, Fovantes, Cerero, E. del Valle (D. Fernando y D. Ambrosio) Aguilera (hijo), Babe, Reynés, Machado, Ro- driguez, Miranda, Rocamora, Plasencia, Castellanos, Cowley (D. Rafael), Melero, Vargas Machuca; Mestre, Secretario. Lectura y aprobacion del acta de la sesion anterior. El Sr. Presidente indica que asiste á la sesion el socio de mérito Dr. D. Fernando G. del Valle. CorresPoNDENCIA.—Leyéronse en seguida: 1. 9 Una comuni _cacion del Gobierno Superior Político, recordando el informe relativo 4 las cucharadas anti-tetánicas del Dr. Arroyo Here- dia. El Secretario manifestó que, debiendo ensayarse dicho re- medio en los atacados de tétano, y no estando al arbitrio de la 7. x.—15 : 114 Comision de Bemedios nuevos y secretos el proporcionarse los casos, se comprendía desde luego la demora en que, por nece— sidad, habia de incurrir para dar su dictámen con pleno co- nocimiento de los hechos... El Dr. Cowley (D. Rafael), como ponente de la citada Comision, prometió entónces que en la próxima sesion se presentaría el recordado informe; acordán- - dose responder ámbas cosas al Gobierno. 2.9% Un oficio del Sr. Alcalde Mayor del Pilar, que por exhorto del Sr. Juez de 1* instancia de S. Juan de los Remedios, remite testimonio pa- ra que informe la Academia en la causa que se sigue por heridas á D, Vicente de la Higuera; de que se dió tras- lado 4 la Comision de Medicina legal. 3,9 Un oficio del Dr. García, con el Estado de los Vacunados durante el primer semestre. del corriente año; 156, de los cuales 133 párvulo blancos, 3 adultos id., párvulos de color 13, y adultos 7. Solo 7 han sido revacunados, presentando el resto los carac- téres de la verdadera vacuna. 4.9 Otro oficio del Dr.. Agui- -- lera (D. Manuel) remitiendo para la” Biblioteca dos tésis del Doctorado en la Universidad de la Habana y la obra de Mr. TaYdien acerca del infanticidio. 5.9 El Secretario presenta ademas un ejemplar del Proyecto de Reglamento para el ór-— den y administracion del nuevo Cementerio de Cristóbal Colon-* por el Dr. D. Ambrosio G. del Valle, y regalado por el mismo; los números 1016 y 1017 del Siglo médico de Madrid; y 15 ejemplares de la “Noticia sobre las aguas sulfurosas termales de S. Vicente, I. de Cuba,” que por conducto del Dr. Lebredo re- mite á la Academia su autor el Dr. D. José de Argumosa desde Madrid. ; La Academia acordó se dieran las gracias á los Sres. donan- tes, despues que el Secretario leyó de AnES párrafos de dicho cala, para indicar cuál era el objeto del autor: —“ofrecer á la isla de Cuba un débil tributo de gratitud y cariño, contribu- yendo á dar á conocer sus muchas riquezas naturales,” y hon- rar la memoria desu Sr. Padre, el Dr. D. Juan José de Argu- mosa, tratando de imitarle;—señalar su composicion, despren- diéndose los gases ácido carbónico, sulfuroso y sulfidrico, y con- 115 teniendo sulfatos de magnesia y de cal, cloruros de sodio y cal- cio etc.;—y las aplicaciones de dichas aguas en las afecciones - reumáticas, catarrales crónicas, cutáneas, sifilíticas' ete. Farrecimiento.—Terminada la correspondencia, expuso el Dr. Reynés que con el mayor sentimiento participaba 4 la Acade- mia el fallecimiento ocurrido en Paris el 30 de Junio último del socio numerario 5». D. José Fernandez de Castro, á conse- cuencia de una afeccion del higado: secretario de la Seccion de Ciencias fisicas y naturales, por la extension de sus trabajos, por su laboriosidad y conocimientos es una gran pérdida para la Corporacion; y propone el Dr. Reynés que se dirija en este sentido una comunicacion á su familia. El Sr. Presidente manifestó que era sin duda un aconteci- miento verdaderamente triste el que acababa de participar al Sr. Reynés, y creía ser el eco fiel de los sentimientos y de los deseos de todos los miembros de la Academia, asociándose á la mocion hecha por dicho socio, como un lenitivo, aunque pe- queño, á la pena que se experimentaba con tamaña pérdida, dirigiéndose á la Sra. Viuda de Fernandez de Castro: lo que - se acordó unánimemente. ACCION DEL PLATANO Y DEL ALCOHOL EN LA ECONOMIA.-—Leyó despues el Dr. Miranda una carta del socio corresponsal Dr. Hernan dez Poggío, residente en Cádiz, concebida en estos términos: “Sr. Dr. D. Ramon Luis Miranda.—Mi estimado amigo y querido comprofesor: disimule V. si le molesto, distrayendo su atencion, para fijarla en un hecho clínico que ha tenido lugar hará seis años en esta ciudad por si algun dia puede utilizarlo en alguno de sus trabajos académicos. «En la sesion del 9 de Febrero último se dignó V. dar cuenta á la respetable Real Academia de Ciencias médicas, físicas y naturales de esa ciudad de una nota mia sobre las dudas que ha- bía manifestado el Dr. Rey acerca de la accion tóxica de los mangos y el aguardiente, nota que se dignó acoger con su pro- . verbial benevolencia esa sabia Corporacion, por lo que le estoy sumamente reconocido, favor que tantas veces me ha dispeñsa- do, tal como en la sesion del 28 de Junio de 1872 al dignarse 116 . y V. participarle mi escrito sobre los efectos observados de la mezcla del aguardiente de caña y los mangos. En la citada se- sion recuerdo que el Sr. Dr. Oxamendi manifestó á la Academia que los mismos efectos se observaban cuando el plátano se unía en el estómago con el citado liquido, citando en su discurso las observaciones del Sr. Casaseca, que probaban el endurecimien- to del plátano cuando se maceraba en alcohol: sin embargo, el Dr. Oxamendi no pudo aducir hechos de su práctica que com- probasen su cita y la opinion generalmente admitida en Cuba, Puerto Rico y Canarias de las terribles consecuencias que pro- duce en el hombre la mencionada ingestion; pues bien, cir- cunstancias especiales, hijas de misinvestigaciones cientificas, me han proporcionado la ocasion de examinar una figura anatówmi- ca, vaciada en cera, existente en el Gabinete anatómico de la Facultad médica de Cádiz, que representa á un jóven como de 20 á4 24 años de edad, que tiene de manifiesto todos los intes— tinos, apareciendo gangrenadas varias porciones del cólon; le— sion producida por la ingestion en su estómago simultánea-, . mente de plátanos y aguardiente. “Es sensible que solo existan estos datos y todos los esfuerzos del Dr. Sanchez Bustamante, Director de dicho Gabinete, pa- ra obtener la historia detallada de este caso clínico hayan sido infructuosos, asi como en la preparacion no se hubiera puesto de manifiesto la mucosa gástrica é intestinal. Pero de todos modos este hecho, que tuvo lugar en esta ciudad hará sobre seis años, es una prueba palmaria de los ineficaces que son los esfuerzos de la quimica para explicar muchos actos orgáni- de nuestra economía, pues si se fija la atencion en el aná- lisis químico del plátano efectuado por M. B. Corenwinder, no se puede explicar cómo ocasionen la muerte los siguientes prin- cipios que contiene dicho fruto. A E , 73,900 Albímina vegetabiiiin a 4,820 A A A A 0,200 117 IE FRESTE ooo os SIRO MAPA ar LD RA A 0,632 Azúcar de caña..... ia CUELA IEA IAE Acido orgánico, pectosa, il de al- + nt o AO Pes id Acido fosfórico..... TOGTIE, 0,062 0.791 Cal, álcali, cloro, hierro..... 9,729 78 100,000 (El azúcar de caña es el único que se halla en los plátanos que maduran en el árbol. Véase Repertoire de Pharmacie, Dbre. 1863.) á “Los conocimientos químicos fisiológicos que se poseen acer- ca dela accion del alcohol en la albúmina, es su coagulacion y que los jugos gástricos la transforman en peptona, bajo cuya forma pasa á la sangre. Las materias grasas tratadas por el alcohol á una temperatura elevada, separan la estearina, pal- mitina y oleina, que es soluble por el citado líquido, siendo emulsionadas por el jugo pancreático ántes de su asimilacion al organismo. El alcohol con el azúcar no forma ningun prin- cipio nocivo á la vida como tampoco con el almidon; los de- mas principios hallados por Mr. Corenwinder existen en can— tidades mínimas, y no estando determinada la clase del ácido orgánico hallado, no puede apreciarse su efecto en el organis-" mo; de manera que no es posible determinar la accion tóxica del aguardiente y plátano. (1) “Por más que los adelantos de la química sean portentosos, hayan hecho progresar considerablemente á la medicina y de que ésta deba recurrir á ella para ilustrarse, nunca, esto, podrá descifrar los actos vitales de nuestra organizacion, pues en el - terreno puramente químico hay misterios que aun no ha pene- [1] Como se ha dado en Francia una viciosa clasificacion al hecho citado de los mangos, debo manifestar que entiendo con los Sres. Monneret y Fleury por intoxicricion “* un estado morboso que resulta de la introduccion en el órganismo, por cualquier vía, de un ageute capaz de alterar la salud ó producir la muerte, no siendo mecánicamente.” 118 trado, como son, entre otros, los nuevos principios que se for= man en el organismo vivo en sus variadas funciones: sirva de ejemplo lo que acontece con la tirosina, principio que abunda enel bazo y páncreas, en muchas alteraciones patológicas del hígado y en la orina, que se desdobla en esencia de almendras amargas y glicocola, pudiendo la primera desarrollada en cier- ta cantidad ocasionar graves trastornos en la vida; de modo que aceptando las luces de la química para el estudio médico, ' reconociendo sus adelantos y lo mucho que se le debe, es preci- so convenir con mi ilustrado amigo el Dr. Maestre de 5. Juan cuando dice en su excelente tratado de Anatomía general: “Así pues, el organismo animal es un laboratorio infinitamente complexo y en donde las metamorfosis más sorprendentes y va- riadas se efectúan en momentos sumamente cortos; la química entera se desarrolla en este laboratorio, los principios inme- diatos que entran en la economía bajo formas dadas salen bajo otras, pero no pasando de repente á este segundo estado; en to- do el curso de las combustiones respiratorias experiméntanse mi- les de modificaciones isoméricas y transformaciones especifi- cas, de las que solo sorprendemos el principio y el fin del fe- nómeno, quedando el medio totalmente ignorado; resultando que estas metamorfosis intravásculares son, segun la feliz ex— presion de Papillon, verdaderas ecuaciones químicas en movi- miento y las series matemáticas de la vida análogas á las que estudia el cálculo infinitesimal.” “¿En el caso presente se podrá explicar la gangrena por la ac- cion mecánica del plátano endurecido por el aguardiente? ¿Pe- ro cómo no se efectuó dicha alteracion patológica en los intes- tinos delgados ántes que en los gruesos? Me parece que será ne- cesario buscar en otro órden de causas la productora de la gan- grena intestinal que produjo el plátano unido al aguardiente en el sujeto en cuestion: si se poseyera la historia detallada del padecimiento, se encontrarian probablemente datos que ilus- traran para apreciar la causa de la gangrena. Se ignora como se halló el plátano en los intestinos gruesos y en el estómago, las modificaciones que habia experimentado por los jugos gás- 119 tricos y otros que contribuyen á la digestion, así mismo no se “sabe el estado de la mucosa y ee del Abe digestivo por donde pasó el citado fruto, en fin, es un hecho incompleto para estudiar medicamente el efecto del plátano unido al aguardien- te; pero es un caso indudable que prueba palmariamente las terribles consecuencias que pueden seguir á la mencionada mezcla en el aparáto digestivo del hombre. “Si el análisis químico es importante para explicar la muerte del individuo que me ocupa, desgraciadamente ella-vino á pro- bar la creencia popular, fundada en la observacion, que el plá- tano ingerido á la vez en el estómago que.el aguardiente com- promete la vida del hombre; asi es que por analogía se es- tá en el caso de desechar las dudas que-.existen en algunas personas de aceptar estos hechos así como los parecidos que produce el citado líquido con los mangos, cuestion sobre la que se ha dignado fijar su benévola atencion esa respetable. Academia. : “Disimule V., amigo querido, lo haya molestado tanto-tiempo; hubiese deseado acompañar la historia del caso menciona- do y una reproduccion fotográfica de la figura anatomo-patoló- gica del Gabinete de esta Facultad médica; mas las tristes cir— cunstancias por que atravesamos se han opuesto á este propósi- to, asícomo la falta de los detalles clinicos el poder contribuir para trabajos ulteriores de la Academia á que se honra .perte- necer su afectisimo amigo Q. B. S. M.” Usando de la palabra el Dr. Cowley (D. Rafael) llamó la atencion sobre dos particulares: 1% que la glicocola es el pro— ducto del desdoblamiento de los dos ácidos de la bilis, el cóli- co y el coléico, uno azufrado y el otro nó, ó bien sea el ácido bilico azufrado y el ácido bilico no azufrado: que estos ácidos se transforman en presencia de los' ácidos concentrados y de los álcalis en ácido coloídico y coloálico, dando uno la dislisi- na y otro la taurina y como término final la glicocola;—2? que los azúcares para librarse á la absorcion no se transforman -en pepióna, fenómeno que solo corresponden 4 las sustancias azoadas ó albuminoideas, y sí en glicósis. : 120 CoNsERVACION PROLONGADA DE UN CADAVER.—Dió cuenta en se- guida el 1). E. del Valle (D. Ambrosio) de un caso raro: de huberse hallado en el Cementerio de Espada un cadáver com- pletamente conservado sin snterupolos á los 20 años y medio de sepultura: “En sesion del 14 de Mayo de 1871, con motivo de los es— _tudios sobre construccion de Osarios, tuve ocasion de comuni car á la Academia que, entre los cadáveres exhumados de los nichos del Cementerio de Espada, los embalsamados no habian obtenido la deseada conservacion á pesar de los diversos pro- cedimientos y de las sustancias empleadas con ese fin; encon- trándose los huesos en un líquido turbio que desprendia olor balsámico, y quesolo mereció excepcion singular el cadáver de D. Miguel Arangúren sumergido en rom habia 12 años, que se trajo de los Estados Unidos en una caja metálica. “Para estar al tanto de las exhumaciones, que anualmente se van practicando, merecíal bondoso capellan del Cemen- terio D. Mariano Rodriguez me diera aviso de cualquier caso digno de estudiarse. : “El dia 15 del corriente se sirvió informarme de cómo acaba- ba de sacarse de su nicho un cadáver en un sarcófago que conservaba en buen estado la cara despues de 20 años y me- dio de sepultado en el cementerio. Pasé inmediatamente al lugar, dando cuenta del caso á los miembros de esta Acaderxia y al químico Dr. V. Machuca para examinar el cadáver, y no- té por la ventanilla del sarcófago, fuertemente adherida la tapa con tornillos, que el rostro bien conservado allí encerra- do era de un hombre blanco, cubierto con serrin de ma- dera; é interesado para examinar todo el cuerpo, se proce- dió á levantar la tapa en presencia del capellan y del profesor D. Antonio Romay que casualmente se halló en la inspeccion del caso. “Abierta la caja hallé el cuerpo envuelto en unasábana de lienzo de hilo blanco teñida por algunos puntos de un color pardo y sumamente mojada, pero sin olor alguno. Levantada la sábana que ofrecia resistencia, se halló el cadáver vestido ts dede 121 s con una camisa blanca y corbata de seda negra, todo en buen estado, y el cuerpo vendado con tiras de franela, y por todas partes serrin muy húmedo y como 300 gramos de un líquido hácia los piés, rojizo á mi ver del mismo serrin y del hierro del sarcófago y completamente inodoro. “Separada la venda de franela, camisa y corbata, noté que el brazo y pierna izquierda, pecho, vientre, asicomo el rostro conservaban la redondez de las formas naturales, que el co- lor era el del barro oscuro, y que al tacto ofrecia la con- sistencia de la cera, y que aunque se hallaban las- costillas se- paradas del esternon, era tal la integridad del cuerpo que los estremecimientos que de intento se imprimian bruscamente al sarcófago, se repetian en el todo del cadáver como” compuesto” de una pieza entera. | “Despues de este exámen comparecieron en presencia del Médico inspector del Cementerio varios profesores, miembros de la Academia, su Presidente y el Dr. V. Machuca, quien lle- vó para el exímen quimico, serrin, parte de las vendas y el líquido que se hallaba á los piés del cadáver, y deteniéndose algunos en estudiar los órganos de la cavidad torácica, por permitirlo la separacion fácil de algunas costillas, encontraron el corazon completa é integramente conservado aunque con 11 gramos más de su peso natural, (1) sin duda, á mi juicio de la saturacion de la sal metálica que sirvió para el embalsa— mamiento. “Entónces supimos que este caso de conservacion se referia á los restos del Teniente Coronel D. José Manuel Carrillo y Arango, que nació en esta ciudad el dia 10 de Enero de 1802, fallecido en Paris el 17 de Diciembre de 1852 y sepultado en el Cementerio de Espada el 16 de Febrero del siguiente año de 1853 en el nicho número 570 del 2? patio del Departamen- to del Norte, embalsamado sin duda en la capital de Francia. ““Avisada la familia, se nos presentó su hijo legitimo D. Ju- lio, y nos comunicó que el cadáver áque nos contraemos fué (1) De paso recordarémos que el peso natural del corazon, atendida la edad de Ga- rrillo, es de 280 gramos. T, x.—16 122 , embalsamado en Paris por Mr. Martin de Saint-Ange; y segun recuerda el Dr. Gutiérrez, fué allí Carrillo 4 curarse de una enteritis crónica. . | | “La familia, despues de los cuatro dias que estuvo expuesto el cadáver en la sala mortuoria, acordó se volviese á depositar, como se depositó el dia 19, en el nicho de su esposa D* Fran- cisca Hernández y Aloy, número 21, en el centro del 2? patio del mismo cementerio, tomado por 20 años de usufructo el 27 de Agosto de 1868; de modo que vencerá de aqui á 15 años, es decir, en 1888. | “El exámen químico del Dr. V. Machuca practicado en el serrin, líquido encontrado, y en los pedazos de franela dió por resultado, que el cloruro de zínc era el agente conservador que, penetrando en todos los tejidos, llegó á dar no sólo la incorrup- tibilidad á todos los órganos, sino tambien esa completa nor malidad de las formas tan notable despues del trascurso de más de 20 años. “No entraremos ahora 4 historiar los diferentes medios de que se ha valido la ciencia para la conservacion de los difun— tos, ni á discernir las múltiples condiciones á que está someti- ' da y hacen variar la marcha de la descomposicion de los cuer- pos organizados; baste solo consignar por hoy que entre los sistemas modernos de embalsamar los cadáveres, el cloruro de zinc lo introdujo en Inglaterra el año de 1840 Sir Willian Bur- net como sustancia conservadora: que en 1845 lo aplicó y lo hizo extensivo á los embalsamamientos por inyeccion el Dr. Sucquet de Paris: método que ha alcanzado en nuestro clima hasta la fecha el crédito merecido de ser una preparacion emi- nentemente conservadora. “Testimonio sea el de mantenerse incorrupto el cadáver de Carrillo y Arango, depositado más de 20 años en un nicho del Cementerio de Espada.” ; El Dr. Várgas Machuca explicó que el serrin que cubria el cuerpo contenia cloruro de zinc; y que el liquido encontrado en el sarcófago era una solucion acuosa abundante en materia orgánica, y conteniendo cloruro de zinc y hierro, inodoro, con 123 una reaccion ácida muy notable. Probablemente fué embal- samado el cadáver segun el sistema de Mr. Sucquet; y en los peodnctos analizados no hay el menor vestigio de arsénico, que á menudo se usa tambien para evitar la invasion de los Insectos. El Dr. Cowley (D. Rafael) cree que no debe epi co- mo quiere el Sr. Valle, 4 un inglés el empleo en tales casos del cloruro de zinc, toda vez que segun consta en la obra de Patología quirúrgica de Mr. Fort, publicada en 1873, ya des— de 1840 se valia Sucquet de dicha sal para sus PA mientos. El Dr. Valle cala que en materia de fechas se necesita comparar los datos con mucha escrupulosidad para descubrir la verdad, no bastando que una obra sea del año de 73 para que tenga la razon. Tal cosa se vé siempre en todos los in- ventos, en que no faltan quienes se disputen la prioridad; pe- ro ya muertos los co-opositores, la tarea es más fácil. Aqui se trata ademas.de dos cosas muy diferentes: Sir Willian Bur- net aplicó en 1840 el cloruro de zinc para conservar las caár- nes; y Sucquet en 1845 para embalsamar los cadáveres. Con- signalo de este modo Dechanel, y en el Dicc. de cien cias y Bouillet: opiniones que sin duda habrá leido Mr. Suc- quet, pero que no ha desmentido en su última publicacion, porque no ha tomado agravio de ellas. Al principio no era conocido sino el método egipcio; despues, en el año de 30, co- menzaron á hacerse las inyecciones, método que se debe á Gannal, aunque algunos lo atribuyen al Dr. Tronchina. El debate ocurrido en la Academia de Medicina de Paris, enter- rando dos cadáveres embalsamados por los procedimientos de Gannal y de Sucquet vino á dará este último la ventaja. El Dr. R. Cowley se pregunta en qué ha descansado el Sr. Valle para dar la prioridad á Sir Burnett. El Diccionario de industrias no puede tener la fuerza de conviccion que la obra por él citada y de la que lee algunos párrafos; y en cuanto al Dr. Tronchina, segun Tardieu, Fort y otros, Gannal ha usado lo que ya el otro habia ensayado en los anfiteatros. 124 El Dr. Valle no alcanza los motivos por qué el Sr. Cowley concede más valor é importancia al voto de Fort que al de Bouillet; y en cuanto á la cita de Tardieu, es una simple men cion la que en su Diccionario de Higiene pública se hace, sin compulsar las fechas. El Dr. Rodríguez opina que debe tenerse muy en cuenta la enfermedad de que falleció el sujeto cuyo cadáver se conserva, pues si fué de enteritis crónica, segun aparece enla nota leida por el Sr. Valle, puede decirse que dichos enfermos se momi- fican en vida, continuándose despues ese estado con el embal- samamiento por no haber elementos que contribuyan á soste- ner la putrefaccion. Hay otros procedimientos más seguros y científicos que el de Sucquet, y consisten en hacer lavados con inyecciones de agua, alcohol, éter, para inyectar despues ácido fénico, tanino y otras sustancias curtientes,—procedi- * - mientos que se jgnora si aquí se han usado: el cloruro de - zinc tiene el gran defecto de comunicar á la. piel una colora- cion anormal. El Dr. Miranda participó, por haberlo oido del Edo. Brito, médico inspector del Cementerio de Espada, que una religiosa se habia conservado 18 años sin que se presentara la putrefac- cion, no habiendo sido embalsamada; y este hecho es bastante curioso, para que merezca algunas investigaciones por parte del Dr. D. Fernando G. del Valle, que se halla en aptitud de proporcionárselos. El Dr. G. del Valle (Ambrosio) advierte que en el caso de que se trata conservaba el cadáver la redondez de las formas naturales. En Paris no se ha hablado sino de la conservacion de los cadáveres por 2 ó 3 años; el nuestro es importante por datar de 203 á pesar del calor y de la humedad. El Dr. Gutiérrez expuso que ántes de partir el Sr. Carrillo de la Habana tuvo ocasion de verlo: estaba fuerte y grueso, pues su enfermedad no era otra gosa que el flujo crónico de Sydenham, una evacuacion ventral mucosa y frecuente, sin fenómenos disentéricos. El Dr. Rodríguez recuerda que las formas redondeadas se 125 conservan á beneficio dela inyeccion, dando fácies distintas y hasta cierta animacion al semblante. El Dr. Cowley manifiesta, en cuanto ála temperatura, que el cadáver del Sr. Carrillo fué inyectado en Paris en el mes de Diciembre, es decir, con una baja termométrica muy nota—- ble, —condicion del todo favorable 4 su embalsamamiento y con- servacion. A cuya observacion replicó el Dr. Valle, que en Paris sólo permaneció un mes, fué embalado en tres cajas y trasportado á la Habana en la centina del buque, donde sin duda no hay una temperatura muy baja. Mebiciva LEGAL —Herida penetrante de pecho por “arma de fuego. - Despues de la anterior discusion, leyó el Dr. Miranda, como ponente de la Coruision de Medicina legal, un informe relativo á la herida penetrante de pecho, inferida 4 D. Vicente de la Higuera con un arma de fuego y permanencia probable del proyectil en Ja cavidad torácica. Preguntando el Sr. Juez de primera instancia de S. Juan de los Remedios: si al indivi- duo que tiene en su interior ese proyectil y en la localidad que se indica, desprendido éste puede ocasionarle la muerte, ó por lo ménos algun padecimiento que le inutilice para el trabajo; y si es dudoso que un proyectil lanzado con arma de fuego pueda existir en un pulmon;— la Comision, despues de apreciar los datos remitidos, de examinar todos los documentos, y de seña- lar algunos casos curiosos que registra la ciencia, referentes á la penetracion y permanencia de balas en los pulmones, —conclu- ye:—1.9 Que un individuo puede tener en el pulmon un pro- yectil, y desprendido curarse sin ocasionarle ningun padeci- miento que lo inutilice para el trabajo; y 2. 2 Que un proyec- til lanzado por arma de fuego puede existir en el pulmon. Herida penetrante de vientre.—Aprobado sin discusion el informe del Sr. Miranda, leyó otro el Dr. Babé relativo á la herida penetrante de vientre de D. Martin Perez, califi- cada de grave en un primer reconocimiento, y en la autop- sia de mortal por la peritonitis y la perforacion intestinal que la complicaba. A pesar de la deficiencia que se no— 126 ta en los atestados facultativos, se observa que el de autop- sia no contradice, sino que completa el del reconocimiento, aunque comprobadas la herida del peritoneo y la del intestino grueso no sean bastantes los datos necroscópicos para afirmar de un modo positivo la existencia de la peritonitis, por proba- ble que sea. Contestando al Ministerio fiscal en vista de sus pre- guntas y del juicio que se hace de los antecedentes, deduce la Comision: que dicha herida corresponde á las mortales las más de las veces; que no es posible afirmar en términos absolutos si la causa de la muerte fué producida fatalmente por la natura- leza de la herida, si bien la inflamacion del peritoneo es su con- secuencia más frecuente, y su terminacion más ordinaria la muerte. RavisTa EXTRANJERA. —Aprobado unánimemente el anterior informe, dió cuenta el Sr. Sauvalle en una Revista científica de los experimentos hechos por los Drs. Giannazi y Bugalini con el cundurango, hallando que es un veneno muy activo, convulsivante; de los verificados por el Dr. Andrews y favo— rables á su accion cicatrizante en las úlceras sifilíticas sobre todo; y.de la conferencia del profesor Clerk Maxwell en el Instituto Real de Lóndres sobre la trasmision de las fuerzas, concluyendo que algunas de las propiedades ya descubiertas. de aquello que durante tanto tiempo se llamó el vacio ó la na- da, nos permiten convertir varias especies de acciones á dis- tancia en acciones entre partes contiguas de sustancias conti—. nuas.—Despues de lo cual, y visto lo avanzado de la hora, se dió por terminado el acto. SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 10 DE AGOSTO DE 1878. SEÑORES ACADEMICOS CONCURRENTES.—Dr. Gutierrez, Presi— dente; Sauvalle, E. del Valle (D. Fernando), Lebredo, CFonzalez del Valle (D. Ambrosio), Oxamendt, (Fovantes, Reynés, Cowley (D. Rafael), Machado, Aguilera (hijo), Donoso, Rodriguez, Ba- 127 bé, Castellanos, Auber, Díaz (D. Jowé ee Melero, Ho camora; Mestre, Secretario. Lectura y aprobacion del acta de la sesion anterior. El Sr. Presidente participa á la Corporacion que se halla presente el socio de mérito Dr. D. Fernando 3. del Valle. CONSERVACION PROLONGADA DE UN CADAVER.—KRefiriéndose des- pues el Dr. Futierrez á ciertos particulares del acta concer nientes al cadáver conservado del Sr. Carrillo, manifestó que al partir éste sujeto de la Habana, habia consignado el Dr. Abreu en una nota, que se hallaba enfermo del hígado y del corazon, con el flujo intestinal de que ántes se ha hecho men— cion. Asistiólo en Paris el Dr. Martin Saint-Ange, y. murió casi hidrópico y con disnea: se le abrió el pecho despues de muerto, encontrándose que el corazon estaba hipertrofiado; y esto explica la facilidad con que recientemente, en la Haba- na, se ha podido examinar dicho Órgano separando las cos- tillas. . El D». Lebredo expuso entónces que, segun le habia noti— ciado el Sr. Marqués de Montelo, fué en efecto Mr. Saint-An- ge el facultativo que asistió y embalsamó al-Sr. Carrillo, quien habia ofrecido los síntomas de obstruccion de un vaso grueso en una de las piernas, y probablemente de otras arte- rias con calcificacion de sus tejidos. Por conducto de la mis— ma persona que ha suministrado estos datos, pudiera acaso obtenerse todos los más que fuesen necesarios; —aunque el Dr. Cowley (D. Rafael) indicó que en su concepto había ya falle- cido el Sr. Saint-Ange. La peprosa y La cLicocoLa.—Aludiendo el Dr. Mestre á cier— to pasaje del acta, en que el Sr. Cowley (R.) parecía rectificar algunas ideas emitidas en una nota del Dr. Hernandez Pog- glo, expuso que habiéndola leido con alguna atencion, no ha— llaba que hubiese la menor contradiccion entre ambos pare— - Ceres, pues por un lado en ninguna parte habia dicho nuestro ilustrado socio corresponsal que los azúcares se transformasen en peptona; y por otro, que la glicocola sea el producto del 128 desdoblamiento de los ácidos cólico y coleico, no invalida el aserto del Sr. Hernandez Poggio, de que la tirosina se desdo— ble en esencia de almendras amargas y en glicocola, no sien— do este el único ejemplo de que una sustancia sea el- produc to del desdoblamiento de otras varias. : - El Dr. Cowley (R.) contestó que en la lectura rápida que se habia hecho de la nota del Sr. Hernandez Poggio le habia parecido oir señalada aquella transformacion; pero que si en realidad no se habia indicado, retiraba sus palabras. En cuanto á la glicocola, su intencion fué manifestar que sobre todo y con más frecuencia se producía por el desdoblamiento - de los ácidos cólico y coléico, sin negar que tambien lo fuera por otros; y que con la tirosina, hay que recordar que muchos de esos principios orgánicos son el resultado de las manipu— laciones químicas. y ! CorresponDeNCcIa.—Leyéronse en seguida por el Secretario general: 12 un oficio del Excmo. é Ilmo. Sr. Presidente de la Audiencia Pretorial de esta capital, remitiendo el testimo: nio elevado por el Juez de primera instancia de Alacranes, en la causa seguida por muerte del asiático Tirso; pasando á la Comision de Medicina legal para el informe respectivo: 29 una comunicacion de los Sres. Hondares y García, dando cuenta de los vacnnados en el salon de la Academia durante el mes de Julio. último, habiendo recibido tan importante beneficio 16 párvulos blancos, 4 de color libres y 3 adultos esclavos, repartiéndose á distintas personas 11 tubos con vi- rus vacuno; 32 un oficio del Dr. Aguilera (hijo), quien remi- te para la Biblioteca de la Academia la obra de Higiene pú- blica y privada de Mr. Levy, en francés, 5% edicion, Paris, 1869; por cuyo donativo se acordaron las gracias; 4? una co- municacion del Sr. Presidente de la Sociedad Económica de Amigos del País, acompañando el acta de la sesion en que tan apreciable Corporacion acordó por unanimidad ceder á: la Academia para la instalacion de su Museo la cantidad de 2,000 pesos, tomada del remanente de los fondos consigna: dos álas exposiciones de Paris y de Viena.—El Secretario 129 dijo que se habia dado lectura en público á dichos documentos, porque, atendiendo á la forma en que venian redactados:y á su generoso propósito, honraban á la vez al Cuerpo patriótico que hacia tamaño beneficio y á la Academia que lo recibia con la mayor gratitud; designando el Sr. Presidente, con aceptacion de ella, al Sr. Sauvalle para dar todos los pasos conducentes á conseguir ese objeto.—He aquí dichos documentos: - Doxativos.—“Sociedad Económica.—Tengo cumplida satis faccion en comunicar á V. $. el acuerdo unánime tomado por esta Corporacion en la sesion de primero del corriente mes, destinando 4 la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de su digna presidencia y aplicacion más conve- niente la cantidad de dos mil pesos de los sobrantes que ha: yan podido resultar de la suma consignada para la Exposi- cion de Paris y de la recientemente acordada para la de Vie- na, confiriéndole al efecto los poderes necesarios para que e obtener su incautacion. “En tales términos se propone el Cuerpo Económico corres: ponder á sus tradiciones de cooparar al mayor bien del país, considerando que esta Institucion hermana llena satisfacto- riamente tan patrióticos fines. “La aceptacion de tan espontánea muestra de simpatía será estimada como honra para esta Sociedad. “Dios guarde á VS. muchos años.—Habana Agosto 8 de 1873.—El Director, Kafael R. Torices.—Sr. Presidente de la Academia de Ciencias Médicas.” ÁAcuerdo.“Luego el Sr. Ecay leyó la siguiente mocion.—“Sres: La Sociedad Económica de Amigos del País de la Habana, que en sus patrióticos anales revistra tan honrosos títulos á la pública gratitud por su eficaz cooperacion al desarrollo de todos los elementos civilizadores así en la esfera de los prin: cipios, como en el de las experiencias, fundando planteles de educacion, fomentando útiles industrias, aclimatando todos los progresos sociales; si ha podido carecer de medios para continuar su meritoria propaganda, no ha desmayado por cierto en sus aspiraciones, T.x, —17 130 “En su mismo seno, bajo su generosa sombra ha visto sur- gir y desarrollar sus resplandores á otra institucion herma. na y por demas simpática, como que se consagra al estudio de los grandes problemas humanos; nuestra Academia de Ciencias médicas, físicas y naturales. | “En ocasion de favorecerla, sin reuegar desu orígen, sin abdicar el título de Amigos del Pais, ninguno de nosotros podria negarle sus simpatías. “Atento el Gobierno Superior de la Isla á su conveniente desarrollo y cumpliendo disposiciones del Gobierno Supre- - mo de la Nacion, ha acordado recientemente el ensanche de la localidad que le tiene destiuada, para el mejor servicio de su Biblioteca y la instalacion de un Museo indígena, y en ta- les circunstancias acogeria con gratitud el obsequio que en honra propia esta Sociedad le dispensase. - “Para la realizacion de este propósito, ni gravará sus fon- dos, ni pondrá á contribucion los de los amigos, utilizará ex- clusivamente los que de sus arcas fueron trasladados á las del Tesoro con destino á las exposiciones extranjeras: “De ellos, pues, proponemos que se dedique á la Academia de Ciencias médicas, físicas y naturales de :la Habana hasta la cantidad de dos mil pesos, confiriéndole al efecto los pode- res necesarios para que gestione sú incautacion y nos congra- tularemos de que esta mocion tenga favorablé acogida.” “Enterada la Junta con satisfaccion de la anterior mocion presentada por el Sr. D. Antonio A. Ecay, acordó unánime- mente de conformidad con ella ceder á la referida Academia de Ciencias los dos mil pesos que se indican, confiriéndole al efecto los poderes necesarios para que proceda al cobro de ellos y que así se comunique al Sr. Presidente, rogándole vea en este proceder los deseos de esta Sociedad de cooperar siempre al bien del país.” Despues de expresar el S». Sauvalle que probablemen- te ofreceria grandes dificultades la incautacion de dicha suma si estaba, como era de suponerse, en arcas reales, leyó un atento oficio del Sr, D, Antonio López Prieto, ofre- 131 ciendo á la Academia como”auxilio paralos gastos que acar- reara el planteamiento del Museo, la cantidad de 250 pesos, que donaba graciosamente. ElSr. Sauvalle agregó que este presente tenia tanto mayor mérito, cuanto que no se trataba de-una persona pudiente y acaudalada, cuyo buen ejemplo servirla quizá de estímulo á otras que seguramente se halla- ban en mejores circunstancias. —Publicamos á continuacion el oficio indicado: “Enterado de que esa ilustre Academia, gloria y orgullo del país por sus trabajos y su constante celo por la propaga- - cion de las ciencias, se propone formar un Museo digno dela importanciá de la Corporacion y del cual carece esta capital; amante de todo lo que marca en Cuba un verdadero progre so para su ilustracion, me atrevo á ofrecer la cantidad de dos- cientos cincuenta pesos, para ayudar en los gastos que la ins-- talacion del referido museo origine. “Pobre es la ofrenda; mas espero sea aceptada por la res— petable Academia, de que es V. S. con muy valiosos títulos Presidente, considerando los sentimientos que me inspiran. “Lo que tengo el gusto de comunicar á V.S. 4 fin de que sesirva dar cuenta, para la resolucion que juzguen conve niente. “Dios guarde á V. $. dilatados años. —Habana, Agosto 10 de 1873.—Antonio López Prieto.—“Sr. D. Nicolás Y. Gutier- rez, Presidente de la Academia de Ciencias.” Habiendo manifestado el Dr. Valle (D. Ambrosio) que, segun tenia entendido, el sobrante de los fondos para la ex- posicion de Viena estaba todavía en las cajas del Municipio, en donde seria más fácil tomar el dinero cedido á la Acade- mia, respondió el Sr. Sauvalle que la remision que última: mente debió hacerse para esa Exposicion no llegó nunca á realizarse por haberse negado el Sr. Intendente á dar nada; pero, á pesar de todo, no dejaba de tener alguna esperanza de allanar los inconvenientes. € MECANISMO DE LA INTELIGENCIA. —Terminada la corresponden- cia, y despues de haber presentado el Secretario: el prospecto 132 del “Magisterio,” periódico científico y literario dedicado al profesorado de la Isla de Cuba, bajola direccion del Sr. D. Ramon Codina y Muñoz; el número 554 de la Revista mine- ra de Madrid; el cuaderno 6? del Genio científico y el número 25 (año VIII) de la “Independencia Médica” de Barcelona, — leyó el Sr. Ldo. D. Pantaleon Machado su discurso inaugu- ral, al ingresar como socio de número en la Seccion de Medi- cina y Cirujía, proponiéndose examinar en él “¿de qué modo se verifica el mecanismo de la inteligencia?”—Toda la forma— cion de esta facultad reside en la de sentir y de adquirir ideas, y la adquisicion de éstas se funda en la necesaria relacion que hay entre nuestros órganos sensibles y los objetos externos: para que el principio sensitivo, ó sea el yo, actúe sobre las sen. saciones, se requiere un encéfalo más o ménos complicado y tanto más enérgico en su actividad cuanto más centralizado esté. Ocupando toda la cavidad craneal, en lo alto del edif.- cio humano, producto de todos los nervios del cuerpo, ya sen- sitivos Ó concéntricos, ya motores Ó excéntricos por interme- dio de la médula espinal, ya de la vida orgánica, no teniendo con él sino ligeros puntos de contacto, el encéfalo se compone de cuatro partes principales: médula oblongada, tubérculos cuadrigéminos, cerebelo y hemisferios cerebrales. Sirviendo de paso entre el eje espinal y la masa encefálica, la médula oblongada, segun los trabajos y experimentos de Lorry, Legal- lois y Flourens, encierra el nudo de la vida, el primer motor de la respiracion, exactamente al nivel del orígen del 8. * par y tres líneas más abajo, y es la única parte del cerebro capaz de excitar convulsiones: á ella van á parar las impresiones que conducen los nervios, y las trasmite al cerebro, único centro de las percepciones.—La lesion de los tubérculos cuadrigémi- nos da lugar tambien al dolor y á las convulsiones, aunque la excitabilidad'no se manifiesta en ellos al mismo grado que en la médula oblongada: quitando á un animal los de un lado queda destruida la vision en el ojo opuesto por el quiasma de los nervios ópticos, con parálisis del iris, parálisis que no se observa en la ablacion del lóbulo cerebral, evidenciándose 133 así el orígen de dichos nervios en los mencionados tubérculos, que no siendo sino órganos conductores, la pérdida de la vis- ta se debe á que el ojo pierde su comunicacion con el cere- bro.—El cerebelo no responde con el dolor ni con la con- vulsion á las excitaciones: á él está confiada la regularizacion de los movimientos: éstos pueden existir despues de su mu- tilacion en los animales, pero nó generales y coordinados; y sus efectos son cruzados.—La lesion de las partes indicadas deja intacta la alta funcion de la inteligencia; mas no sucede igual cosa con los hemisferios cerebrales, porque si llega á herirse cualquiera de las tres secciones de que se componen, el cuerpo estriado, el tálamo optico ó las circunvoluciones, se debilita y altera la inteligencia, y aún se pierde para siempre segim la extension de la lesion: desaparece toda percepcion, todo juicio, todo movimiento voluntario, y solo persiste la vida orgánica. En la escala animal se echa de ver que, á pro- porcion del desarrollo en la inteligencia, los hemisferios son las únicas partes del encéfalo que aumentan de volúmen. La inteligencia reside, pues, en todo el cerebro; y enferma Ó mu- tilada una parte, el resto la reemplaza; pero ademas si se corta el cuerpo estriado en el punto en que sale de los pedún- culos, experimenta el animal un impulso irresistible á diri— girse hacia adelante. La naturaleza, siempre que ha querido perfeccionar un ser, ha desarrollado el aparato de la intelec— cion, favoreciendo ménos las porciones correspondientes á la base que las superiores, para que pudiese percibir mejor las impresiones y obrar sobre ellas con más eficacia; y el carácter distintivo por excelencia del hombre consiste en la ampliacion retativa de sus hemisferios cerebrales, con sus numerosas, profundas y bien separadas circunvoluciones, en continuidad fibrilar con la médula oblongada, y sin que á cada una de ellas pueda asignarse una funcion especial; en conexion ám-— bos cerebros por medios de union que aseguran la comunidad de accion del sistema nervioso, cuales son las comisuras lla= madas protuberancia anular, cuerpo calloso y bóveda de tres pilares. —“Así pues, el sistema cerebral se halla fundado en 134 un tipo muy sencillo (dice el Sr. Machado al conclir su traba- jo,) cuyas proporciones están arregladas á la conformacion del organismo entero; y este grande aparato de órganos encefáli— - COS, en apariencia tan variado y distinto, descansa en este principio úpico: la necesidad de la union. Aun más, si el cerebro vá creciendo por grados en la serie de los seres anima- dos, lo hace para adquirir mayor suma de fuerzas, y no para adquirir muchas facultades en otras partes que se desarrollen de nuevo.” ' : Discurso de contestacion.—Designado por el Sr. Presidente el Dr. Auber para contestar al discurso inaugural anterior, despues de considerar como un dia de verdadero regocijo para la Academia aquel en que abresus puertas á un nuevo miem- bro de méritos tales como se reunen en el Sr. Machado, que pertenece á la medicina militante, —reconoce la dificultad de un asunto que se halla en los límites de Ja Fisiología y de la Psicología y personifica esa ineludible é inconciente aspiracion de la humanidad hacia el desbubrimiento de una verdad tras- cendental, que reduce á una z indescifrable la Filosofía positi- va, miéntras que la Escuela inglesa representada por Herbert Spencer, y hasta cierto punto por Huxley y Darwin, estudia esas cuestiones con cierta mesura, separando lo inconocible de lo conocible. Desprestigiados los dogmas del eclecticis- mo preconizado por Victor Cousin, fluctúa la Escuela france- sa entre el ideologismó O de Thiebergien, el racio- nalismo confuso y abigarrado de Laurent y la secta positi- vista de Comte, la cual ha llegado al ápice de su-preponde— rancia gracias á los trabajos de Littré y otros de sus discípu- los. No es posible negar los grandes servicios que ésta últi- ma ha reportado; pero al establecer la marcha gerárquica del progreso científico, cuando cree que el período positivista, merced al laborioso trabajo de la experimentacion que enlaza los hechos particulares á los generales y los concretos á los abstractos, ha logrado plantar sus sólidas bases, levánta— se sin embargo, y más fuerte que nunca, el período teológico- metafísico. En la cuestion relativa á -la correlacion de las a 135 fuerzas, mirados hoy los-antiguos flúidos imponderables co- mo diversos modos de ser de una misma causa, el movimien- to, hay sin duda progreso; mas el positivismo tropieza entón- ces con algo de trascendental é inconcebible que se llama “Puerza.”—En la docta y estudiosa Alemania se ha verifica- do un movimiento de reaccion materialista representada por hombres tan notables como Moleschott, Biichner y Haeckel: para ellos todo se reduce á Fuerza y Materia: ésta es la base fundamental, y aquella un modo de ser particular, una pro- piedad, que guarda con la primera la misma relacion que la funcion con el órgano, y no puede concebirse la una sin la otra, como no se puede comprender una circunferencia sin un punto céntrico. Todas esas creencias, confirmadas en la práctica por la observacion y el método experimental, no son empero, á los ojos de muchos todavía, más que una verdadera hipótesis indemostrable.—El Sr. Machado se ha colocado ex- clusivamente en el punto de vista fisiológico, y bajo el tema aristotélico, llegando á poner el asiento de la inteligencia en los hemisferios cerebrales y principalmente en las circunvolu- ciones corticales. La doctrina frenológica de Gall solo tiéne ya un valor histórico, así como la de Lavater, pues los expe- rimentos de Flourens, Vulpian, Philipeaux y otros han de- mostrado su completa falsedad. La fisiología no ha podido ir más allá de situar en esas pequeñas células multipolares el aparato de la ideacion; pero admitiendo con Spencer que la inteligencia es un resultado complejo de actos parciales, la sensacion, percepcion, comparacion y deduccion,—resulta que la idea más insignificante es la suma total de una infinidad de operaciones que exigen la perfécta integridad del aparato donde se recibe Ja sensacion, de aquel donde ésta se transfor— ma en percepcion, dela memoria y del juicio, —sin que hasta el presente se haya podido explicar satisfactoriamente el me- canismo de todos esos fenómenos, la conversion de la impre— sion externa devuelta en impresion interna, y las trasmutacio- - nes que ocurren en la célula cerebral. El Sr. Auber termina diciendo que tiene fé ciega en el porvenir, el que se encarga- % 3 - 136 rá de descifrar esos enigmas de hoy, y dando la bienvenida, en nombre de la Academia, al nuevo y distinguido socio. TALLA PROSTATICA.—Despues de la lectura de dichos dis: cursos, que escuchó la Academia con muestras de interés, —di6 cuenta el Dr. D. José Guillermo Diaz de dos casos de talla prostática bilateral, segun el método de Dupuytren, por él practicadas en Enero de 1872 y Agosto del 73. En uno de ellos, no pudiendo extraerse el cálculo por hallarse adherido en la parte superior de la vejiga, fué preciso aplicar tambien la litotricia. El Dr. Diaz ofrece presentar ála Academia las observaciones detalladas de ámbos casos. REMEDIOS NUEVOS Y SECRETOS. —Pocion auntitetánica. —En el uso de la palabra el Dr. Corley (R.) como ponente de la Co- mision de Remedios nuevos y secretos, leyó un informe relati- vo á las cucharadas antitetánicas del Dr. D. Francisco Arroyo Heredia. Empieza el Dr. Cowley estimando como una blasfe- mia médica el epíteto de “infalible” que lleva el medicamento; recorre los trabajos modernos relativos al tétano, en especial sobre anatomía patológica, patogenia y terapéutica, para de- mostrar que miéntras la primera no nos suministre datos más coustantes y seguros, es un error sustentar que la fórmula esté “basada en su concordancia científica” con la afeccion; y detener- se sobre todo en el hidrato de cloral que formabase la de dicha pocion, con la belladona y el sulfato de atropina. Prueba en seguida que no hay ninguna novedad en el secreto, que la dó- sis de esta última sustancia es algo exagerada, segun la receta del autor; pero hecho el análisis por el Dr. Donoso, se vé que en el ejemplar remitido 4 la Academia no se obtienen las reac- ciones de la atropina, y síen la preparacion hecha por la Co- mision, demostrándose que aquel es una simple solucion de hidrato de cloral en agua, y que los dos preparados tienen caracteres físicos diferentes. En el exámen de la memoria descubre, en virtud de los hechos que alega y son obtenidos de buena fuente, que muchas de las observaciones son supues- tas y falsas; que la estadística de los casos de curacion, cuya veracidad ha quedado fuera de toda duda, no ha suministra- 0S | 137 do una menor mortandad que la conocida; que, á juzgar por la fecha de uno, habría comenzado á ensayarse en esta Isla el hidrato de cloral cuando apénas habia tiempo para que llegaran á ella los conocimientos adquiridos en Francia y Alemania; que las observaciones no están ajustadas á los preceptos de la ciencia. Porúltimo, y despues de discu— tir algunas aseveragiones erróneas del supuesto inventor, v. g. la referente al estado febril, que niega en los tetánicos, cuan— do es frecuente en ellos, y de señalar algunos párrafos que no son propios de los hombres de ciencia, sino de los más vulga- res explotadores, concluye la Comision: 1.% Que no es deac- cederse á lo solicitado por prohibirlo nuestra legislacion en los artículos 84 hasta el 89 de la Ley de Sanidad del Reino: 2? Que áun dado el caso qué se permitiese la venta y explotacion de fórmulas secretas, no constituyendo la presentada, cuyo aná- lisis ha demostrado su falsedad, una novedad farmacológica, -por tratarse de drogas conocidas, y ya ántes que por él por otros empleadas y asociadas, es tambien de desestimarse su pretension; 3. * Que tampoco podría accederse á su deseo, porque figurando en ella el sulfato de atropina en dósis eleva- das, pudiera ocasionar graves peligros en ciertos estados que á su principio simulan algunas formas del tétano; y 4. Que probada la falsedad de 21 de:sus observaciones y el éxito des- graciado que han tenido tanto él como algunos que han ensa- yado sus cucharadas, mal puede otorgársele la eficacia que re- clama. | Aprobados por unanimidad el informe y sus conclusiones, y pasadas con usura las horas de Reglamento, se dió por ter-- minada la sesion. DiscusioN ACERCA DE LA PUNCION DE LA VEJIGA. - Sres. Directores de los Anales de la Academia de ciencias médicas, físicas y naturales de la Habana. - Muy señores mios; He tenido el gusto de leer en los Ana. les de la Academia el concienzudo discurso inaugural del D», x.—18 138 D. Juan Babé al tomar posesion del puesto de socio de nú- mero con que le distinguió la ilustre Corporacion; cuyo tra: bajo titula “Estudios quirúrgicos de la retencion de orina.” No siéndome posible tomar parte en sus sesiones por estar alejado de aquélla, he creido de oportunidad extractar la dis- * cusion que tuvo lugar en el seno de la Sociedad Real de Cien- cias médicas y naturales de Brusélas en sus sesiones de 4 de Marzo, 8 de Abril y 6 de Mayo del corriente año, acerca de las indicaciones de la puncion de la vejiga en general, sus pe- ligros y sus resultados, con motivo de una comunicacion del Dr. Tirifahy en que dió cuenta del buen éxito que obtuvo por la puncion de la vejiga en un caso de retencion de orina; para que apreciando las razones expuestas en pro y en contra los médicos jóvenes, puedan serles útiles cuando” se encuen- tren al frente de tan apremiantes circunstancias, como en las que por dos ocasiones me he hallado, consiguiendo felices re- sultados; de los cuales he dado cuenta en la “Revista médica” de esta ciudad cuando publicaba dicho periódico en el año de 1854, muy en consonancia con las ideas emitidas en el discurso inaugural de nuestro estudioso y aprovechado com- pañero el Dr. Babé.—(V. Anales, t. 1YX, págs. 126, 208, 241 y 426.) | ¡ ye En tal concepto, si Vds., Sres. Directores de los Anales, con- sideran de algun valor las ideas emitidas por los Sres. Aca- démicos de la Sociedad médica de Brusélas, y por tanto dig- nas de ocupar un lugar en dicho periódico, como consecuen- cla de las que expuso en su discurso inaugural el Dr. Babé, quedarán satisfechos los deseos desu A.S.S. Q. B. S. M. Justino Valdés Castro. (1) Entrando en el fondo de la cuestion, expondré las razones en pro y en contra emitidas por los Sres. que tomaron parte en la discusion. Al efecto el Dr. Thirry dijo, que los buenos resul- tados en medicina como en cirugía son muy seductores, pero (1) Presentamos ahora nuestras excusas al Sr. Valdés Castro por el retardo cof que publicamos su interesante comunicacion; debido, nó á falta de voluntad, sino á la abun- dancia de materiales y al corto nfímero de pliegos de que podemos disponer.—Los DD, . 139 tambien pueden dar origen á consecuencias deplorables, si la ciencia y el tiempo no los legitiman. La puncion de la veji- ga, dígase lo que se quiera, es una operacion peligrosa. No tiene más que un objeto definido, que es el de atender á un síntoma, sin ocuparse de la causa; esto es, de las alteraciones patológicas que lo han determinado. La puncion de la ve- “ jiga tiene por objetivo la retencion de orina. Impotente con- tra las causas de la retencion, si el cirujano no poseyera más recurso que esta operacion, estaría reducido en la mayoría de casos á repetirla contantemente sin ninguna esperanza de cu- racion definitiva, y con el triste desconsuelo de verá un des- graciado colocado con frecuencia entre la vida y la muerte. En los casos más favorables, como en el referido por el Dr. Tirifaby, dijo el Dr. Thirry, se podrá obtener la probabilidad de que se establezca en la region del bajo-vientre (el Dr. Ti rifahy practicó en el caso en cuestion la puncion supra-pubi- ana,) una fístula urinaria que crearia una situacion deplora- * ble pura el paciente y comprometida para el cirujano. (En el referido por dicho Dr. se estableció una fístula vésico-hipo- gástrica, que el individuo quiso conservar, no obstante la li- bertad absoluta que se consiguió del curso de la orina por la uretra, por el temor que tenía á una nueva retencion de orl: na.) En tal sentido, una fístula vesical será siempre una en- fermedad penosa, que si bien hace padecer cuando se produ: ce espontáneamente, no se perdonaría si fuese la obra «del ci- rujano, y tanto más, cuanto que es posible evitarlo. Jn su consecuencia, científicamente dijo el Dr. Thirry, “yo repruebo . de una manera absoluta la puncion vesical, porque no veo en la práctica más que raras excepciones en que pueda ocur: rirse á ella.” Para hacer comprender sus principios, y resolver convenien- temente tan delicada cuestion, el Dr. Thirry examina los casos en que se acostumbra ocurrir ¿ la puncion vesical. Un indi- viduo, dice, encontrándose bueno se entrega á libaciones; toma con especialidad bebidas ácidas no fermentadas, para calmar la sed durante los grandes. calores; d bien toma de éstas de di- 140 ferentes especies; Ó se expone imprudentemente á la accion del frio. En estas condiciones puede determinarse una reten- cion de orina, tanto más segura, cuanto que haya descuidado satisfacer la primera necesidad de evacuar el liquido. En efecto, esta necesidad, despues de haber sido más ó ménos ul: gente, desaparece luego: la orina, acumulándose en la vejiga, la distiende; sus fibras musculares longitudinales, vencidas en su elasticidad natural, cesan de contraerse, y con esta cesacion se interrumpe la influencia cerebral y el cuello de la vejiga queda completamente cerrado. Hé aqui una retencion de orl- na bien acondicionada, que demanda una intervencion pronta y decisiva. ¿Qué hacer en tal situacion? En primer lugar es preciso darse cuenta de lo que pasa exactamente; reconocer la causa de la retencion, lo cual no ofrece ninguna dificultad. La capacidad del canal uretral conserva sus dimensiones natura- les; no hay ninguna alteracion patológica que obstruya la libre emision de la orina; la razon de ser de la retencion se encuen— tra enteramente en el cuello de la vejiga, que no puede dila- tarse. Si no hubiera en él más que su contraccion, las dificul- tades para vencerla no serían grandes, pero por el hecho de la distension considerable de la vejiga, las relaciones de este re- ceptáculo con el canal de la uretra se modifican: el fondo.vesi- cal se hunde en la concavidad del sacro, miéntras que su vér- tice se eleva dirigiéndose hácia las partes médias y superiores del abdómen: á consecuencia de esta doble distension en sen- tido inverso, la abertura del cuello de la vejiga es arrastrado hácia arriba, de tal modo, que la pared posterior de la mucosa uretral forma un ángulo saliente delante del mencionado cuello. Esto es lo que pasa, y lo que hace con frecuencia difícil é impo- tente el cateterismo, cuyo cambio de relacion, haciendo infruc- tuosas las tentativas para vencer dichas dificultades, desalienta; y por poco que el enfermo se irrite ó impaciente, se practica la puncion. El Dr. Thirry proclama que tal conducta, cualesquie- ra que sean los resultados de la operacion, no es justificable, porque no se armoniza con las condiciones que han precedido á la produccion de la retencion urinaria: ella denota un com- 141 pleto olvido. Se dirá ¿y qué hacer en un: caso semejante si no sé puede llegar con una sonda á la vejiga? Esta objecion no la admite el Dr. Thirry, porque revelaría, dice, una ignorancia que no puede suponer en ningun cirujano, y nadie está auto- rizado á practicar una operacion peligrosa, sobre todo cuando con un poco de reflexion es posible hacerla de otro modo, sin comprometer la vida del paciente. Dicho Dr. sostiene que no hay un cirujano, que dándose cuenta de las modificaciones que la uretra ha padecido en su direccion por el hecho de la reten— cion de orina, determinada en las condiciones que ha estableci- do, que no pueda con un poco de habilidad y paciencia intro— ducir en la vejiga una sonda; bien entendido que para llegar á este objeto, se tendrá cuidado de calmar la irritabilidad del en- fermo, ponerle en una posicion conveniente, y modificar la encor- vadura de su sonda, segun la inflexion conocida del canal ure— tral. Como se ve, continúa el Dr. Thirry, mi oposicion á la puncion de la vejiga es tan completa como posible, y sin em- bargo debo haceros una confesion, y es, que en las circunstan— cias de que acabo de hablar, en rigor la puncion vesical tiene su razon de ser; es solo el caso en que yo le concedo una. En efecto, si esta operacion no fuera tan comprometida para la vida del individuo que la sufre, se podría sostener que vacian- do la vejiga se alejan todas las dificultades. No debiendo re- novarse la retencion, no hay necesidad de dejar una sonda permanente: ademas, evacuando la orina, la vejiga se re- trae; la corMtraccion del canal cesa espontáneamente, y por último, la uretra vuelve ásus relaciones normales y no opo- ne ya más obstáculo ú4 las tentativas ulteriores de catete- rismo. Pero esta concesion de mi parte es toda teoría, porque no admito, dice el Dr. Thirry, que en la práctica se pueda en- contrar retenciones urinarias esenciales, donde el canal de la uretra no esté de ningun modo alterado en su capacidad, no haya sufrido más que una desviacion, que no se le pueda des- conocer, que no ceda 4 un cateterismo metódico hecho con instrumentos apropiados. | Sopóngase ahora una retencion de orina por estrecheces de e A e 142 la uretra. Las dificultades en este caso, dice el Dr. Thirry, son mayores, pero cualesquiera que sean, no pueden reclamar la puncion de la vejiga. Aun voy más léjos: diré que-la ex- tension, resistencia y lugar que ocupe la estrechez, no autorizan para crear una indicacion favorable á la puncion, que rechazo absolutamente en la práctica como en la teoría. Yo tendría alguna indulgencia para esta operacion en el caso de retencion por consecuencia de estrechez.espasmódica del cuello de la ve- jiga, porque en este caso particular da un resultado definitivo; pero en las retenciones que resultan de estrecheces orgánicas me. parece tan irracional como peligrosa. En la estrechez del “canal de la uretra, dos condiciones se presentan; aquella en que el calibre no está enteramente borrado y permite la evacua- cion de la orina; y la en que el conducto es insuficiente y pue- de de un momento á otro crear graves peligros, En el primer ca- so no tiene lugar la puncion de la vejiga, y es sólo á la estre- chez á la que debe atenderse; pero no sucede asi en el segun— do: bajo la influencia de un exceso ó mal régimen, sobreviene una retencion de orina. El individuo que la sufre, hará vanos esfuerzos para orinar; nada sale, sino son algunas gotas acom- pañadas de muchos dolores: la vejiga se distiende, toma pro- porciones considerables, y el paciente afligido, desalentado reclama vuestro auxilio. En estas circunstancias ¿haréis la pun- cion vesical?—Si la practicais ¿creeréis haber justificado la confianza del enfermo?.—Sin duda, habeis evacuado la orina, habeis quizas evitado un peligro inmediato; pero al dia siguien- te, ó á los pocos despues, volverá, á ménos que no se pretenda condenar al desgraciado paciente á una fístula urinaria, supo— niendo que otros accidentes, resultados de la puncion, no ven gan á destruir vuestras esperanzas. Sin duda que rechazaréis una práctica tan ilógica; no atenderéis al efecto, sino á la causa. Esta se resume en la estrechez del canal de la uretra; á esta alteracion os debeis dirigir para hacer desaparecer la reten- cion. Adoptaréis tanto más fácilmente esta conducta, cuanto que es la sola racional. (Continuará.) 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El Sr. Presidente participa á la Corporacion que se halla presente el socio de mérito Dr. D. Fernando G. del Valle. Corresroxpexcia.—1? Un oficio del Gobierno Superior Político, acompañando una instancia del Ldo. D. Vicente de la Guardia y Mádan solicitando una plaza de médico en el Hospital Civil de esta ciudad: pasó á la Seccion de Medicina y Cirugía para el T. x, —19 146 informe respectivo. 2% Un oficio del Dr. Auber, comunicando su próxima partida para Europa por un tiempo prolongado, y pi- diendo se le considere en adelante como socio corresponsal, en la seguridad de que procurará contribuir, en cuanto posi-.: ble le sea, á la vida científica de un instituto que le merece la más bbs estimación. En virtud de que el Sr. Auber se ausenta de esta Isla por más de un año, acordó la Academia de conformidad, expresándole á la vez que el sentimiento de ver alejarse á un socio tan entendido y laborioso, la esperanza de que se realizarán sus promesas. Presentó además el Secretario: 1? varios ejemplares de un cuaderno impreso “Breves consideraciones sobre el tratamien- to hidroterápico en la Habana, por el Dr. Eduardo Bélot, pre— cedidas de una Introduccion por el Dr. J. G. Lebredo,” muchos de los cuales se repartieron á los socios concurrentes; 2? el Prospecto de “El Eco del Pueblo” periódico político de Maya- guez (Pto.-Rico); 32 varios ejemplares del Prospecto de “El Trabajo,” periódico literario y de intereses locales, dedicado 4 los artesanos y dirigido por el Sr. D. Cárlos Genaro Valdés; 42 la entrega 14 de los “Trabajos de la Comision de Medicina le- gal é Higiene pública.” —La Academia acordó las gracias 4 los "Sres. remitentes. | Larrx EN LAS RECETAS. —ÁCCION DE LAS ZARZAPARRILLAS. —Termi- nada la correspondencia, y en contestacion al Dr. D. Rafael Cowley, leyó el Dr. Ozamendí un discurso acerca de la ac- cion terapéutica de las zarzaparrillas, estimando desde luego como inoportuna y exagerada su impugnación á una idea emi—- tida por autoridades respetables tocante á una sustancia, si no inútil, inocente; impugnacion en que, por otro lado, se descu— bren las dudas que asedian al Dr. Cowley por no someter al crisol de la sana crítica los hechos en que apoyasus asertos. En primer lugar y refiriéndose 4 lo expuesto acerca de la lengua latina, si ésta no es indispensable para recetar, lo es al ménos para escribir ortográficamente la lengua castellana, tan maltra- tada en el lenguaje médico, .y para no usar de terminaciones que son más propias de la francesa. Aduciendo despues el voto. 147 de (Esterlen, los efectos fisiológicos que se "atribuyen á la zar- zaparrilla son inciertos ó inseguros, como inconstante su ac- cion local irritante. Nada extraño es que, usada á grandes dó— sis, produzca náuseas y vómitos, adormecimiento, vértigos y otros accidentes parecidos; que la secrecion urinaria y la pers- piracion cutávea se aumenten, —pues no ignoramos que el agua y la temperatura desempeñan el principal papel en estos fenómenos: acaso su principio extractivo amargo le da una virtud tónica que la haga preferible y áun más soportable en los individuos deteriorados. La zarzaparrilla casi nunca se ha usado sola, sino asociada al guayaco, que merece la preferen— cia. En los siglos 16 y 17 fué “adorada,” segun (Esterlen, contra la sifilis secundaria é inveterada; luego cayó en descrédito y en los tiempos modernos constituyó el tratamiento «sómple en la cruzada contra el mercurio. A veces vale más servirse de una sustancia inocente, en virtud de ciertas condiciores es— peciales de la economía, cuando lo que más necesita el enfermo es un buen régimen y alre puro. Winckler y otros jamas han . podido encontrar el iodo en las cenizas de dicha planta: su.ac- cion depurativa y la restauradora no han sido comprobadas por la experiencia. Es enorme la cantidad que se consume en al- gunos paises y numerosas sus preparaciones, desproporcionada aquella con sus beneficios, y en relacion estas últimas con la credulidad pública hábilmente explotada con los arcanos de que nos inunda la vecina República, á-pesar de nuestras leyes sanitarias, y que convierten la respetable oficina farmacéutica en el “mostrador de uná pulperia;” medicinas de patente que acrecienta la tendencia de muchos médicos á descuidar el arte bastante difícil de saber bien recetar, trausformándolo en el más comun de los comercios. Discusion.—Al hacerse cargo de las anteriores observaciones, el Dr. Cowley manifiesta que al declararse adversario .de la idea emitida porel Dr. Oxamendi cuando comparó la zarza— parrilla con una infusion gomosa, ha distado mucho de consi— derarla cono un áncora de salvacion, sino dotada de propie— dades medicamentosas muy ligeras y facilmente reemplazables, 148 Al nombre de (Esterlen pudiera oponerse la práctica del mismo Dr. Oxamendi, qué con alguna frecuencia emplea el jarabe de zarzaparrilla de Baviera, y por lo tanto no debe achacarse di- cho uso de un modo absoluto al charlatanismo médico. No es posible negar el olor especial y las otras propiedades orgá= nolépticas de que goza, la existencia de la esmilacina que acti- va la secrecion salivar, produce náuseas, disminucion del pul- so, así como el principio amargo ensayado por Schroff, que da lugar á vómitos considerables y dolores de estómago señalados, entre otros por Palotta, con debilitacion general y notable hi- postenia.—Respecto al empleo del latin en las recetas, hay que establecer una diferencia entre el público, el médico y el man- cebo de botica: al primero le corresponde ser servido del me- jor modo; al segundo cumplir con lo ordenado en una circular que prescribe la lengua castellana para las recetas, y proscri- be los signos antiguos; y al tercero comprender bien las indi- caciones hechas por el facultativo. De 375 médicos qué se cuentan en la ciudad de Ja Habana, sólo dos se sirven del latin en sus fórmulas, pues los demas no han conocido sus ventajas; y su Sr. Padre, al escribir cierta vez la frase Pulveris ejus- dem, puso en compromiso á los que habian de despachar la receta, que tomaron el ejusdem por una sustancia medicamen— tosa que ni encontraban ni conocían. -—Replicando el Dr. Oxamendi, expone que la clínica, segun: lo prueba la historia, ha recibido hasta el album grecum; pero es una cosa demostrada tambien, que los cocimientos de maci- tos de zarzaparrilla no bastan para curar la sífilis. Se la usa como vehículo, y en este concepto bueno es recordar que el agua sola tomada en gran abundancia no es inerte, descompo- ne el estómago, provoca náuseas y vómitos, empacha, como se dice vulgarmente. Entre las ventajas que se reportan de rece— tar en latin, debe tenerse presente que se presta á las abrevia— turas, que pueden manejarse perfectamente sin conocer.el idio- ma mencionado: hay términos castellanos que se aplican á di- ferentes especies vegetales con virtudes especiales, v. g. el “cardo santo” de Europa que es una Compuesta, y el de la Isla 149 una Papaverácea: por último, la necesidad de evitar los comen- tarios en las casas, pues si se ordena el extracto de Curamagiiey habrá quien diga que es “bueno pará matar á. los perros,” y si una preparacion de escoba amarga, que “no sirve para nada.” El Dr. Cowley siente decir que su contradictor deja á un la- do la. cuestion científica, que és la verdaderamente útil, la rela— tiva á las cualidades activas de las.zarzaparrillas, probadas por la experimentación con los principios que en ella reconocen. El gran consumo que se há hecho y hace de aquellas ha traido como era de esperarse la sofisticacion, toda vez que al lado de las especies que el Sr. Cowley enumera, hay otras que no cor— responden al género Smilax y que en Alemania tambien se em- plean. Si para evitar los comentarios en el seno de las familias se acude á recetar en latin, á favor de la oscuridad que brinda el idioma, esto es sin duda volver á-la infancia de la Medicina, á la época de la dispersion de la Escuela Pitagórica, de los templos especiales en que se suministraban los conocimientos: esto es restringir la mision de la Ciencia, que ántes que cu- rar, debe propender á hacer más extensiva la civilizacion, áes- torzarse por que la confianza exista en toda clase de personas en cuanto al facultativo y en cuanto á los recursos de su profesion. El Dr. Mestre observa que existen dos cuestiones: una relati- va al uso del idioma latino en las recetas de los médicos, y otra 4 los efectos terapéuticos del género Smilaz. Si por una parte hay gran exageracion en querer que se haga siempre de aquel modo, cuando la única ventaja que se señala es engañar á los enfermos, lo que sólo pudiera aceptarse en casos excepeio— nales, siendo muchos más numerosos los beneficios de hacerlo en castellano, de un modo bien claro, sin signos ni abreviatu- ras ni números, y de 1r esparciendo poco 4 poco los conoci- mientos entre las masas, —por otra existe exageración en atacar el latin de la manera indiscreta que lo hizo el Dr. Cowley en otra sesion, pues siendo la lengua castellana derivada muy di- recta de él, no es posible hablar en esos términos de un medio de que, para sus prescripciones, se valen actualmente los mé- 150 dicos alemanes, ingleses y americanos del Norte. El médico y el farmacéutico, por sus antecedentes escolares, deben saber del idioma del Lacio lo bastante para los casos en que ocurra su uso; y la conciencia del facultativo, que ordena lo que se- gun su leal saber y entender le conviene ordenar, se halla siem- pre por encima de la critica ignorante y retrógrada.—Por lo que toca á las propiedades de las zarzaparrillas, el sistema apli- cado para ponerlas en evidencia, citando autores en pro y en contra, no es tal vez el más adecuado. ¿Qué han observado y observan los médicos, cuando á instancias de algunos enfermos ó por creerlo oportuno, les administran diariamente cierta can- tidad del decocto, áun cuando no sea excesiva? Al cabo de algunos dias la lengua se pone sucia, hay inapetencia, se sigue despues el estado nauseoso y los vómitos; el estómago es tá “encharcado,” es la expresion vulgar; y esos fenómenos, que tan á menudo se notan, que obligan á: suspender el remedio y que no los produce el agua sola, están perfectamente de acuer- do con lo que la experimentacion, recordada por el Dr. Cow- ley, ha dado por resultado al administrar la esmilacina y la sustancia amarga que la acompaña. Mas las propiedades su- dorificas de la zarzaparrilla no están demostradas del mismo modo; pueden explicarse por el agua y la temperatura elevada a que se dan esas tisanas, sin cuya temperatura las infusiones y decoctos obrarian más bien como diuréticos. Para averiguar la verdad entre tantos asertos contradictorios sobre estos últi. mos efectos, recientemente el Dr. Rabuteau, bien conocido ya en el mundo científico por sus trabajos en terapéutica, empieza por tomar de mañana, en ayunas, y despues de haber orinado, la cantidad de 200 gramos de agua, recogiendo la orina al cabo de tres horas: al dia siguiente, hace idéntica cosa, pero bebien- do 200 gramos de agua que contenga la sustancia en infusión, 5 gramos de té por ejemplo, y vé que la cantidad de la orina ha aumentado en 16 gramos, con disminucion de la urea elimi- nada (6,85 p.=). Miéntras este sistema, ó cosa parecida, no se aplique al estudio de los sudorificos vegetales, podremos pensar que no lo son por sí mismos. : - > a 151 El D». Lebredo distingue la cuestion incidental, del uso del latin en las recetas, á la que se ha dado una importancia que no merecía, asociándose sin embargo á los que están por que se hagan las fórmulas en castellano y de la manera más clara po— sible:—el médico está por encima de las miserias que ha in- dicado el Sr. Oxamendi; y cuando no obtiene la confianza de la familia, debe preferir abandonar el puesto á otro que sepa ins- pirarla. Por lo que hace á la cuestion terapéutica, no se ale- ja mucho de lo sustentado por dicho académico. Estamos en . una época de transicion, el porvenir se halla todo en la expe- rimentacion, no hay que atenerse al criterio de autoridad, y son muchos los asuntos acerca de los cuales no puede nada asegurar- se ni negarse, Con razon ha dicho el Sr. Oxamendi que nada hay inerte en la naturaleza; y el Dr. Cowley, al expresar los efectos fisiológicos de la zarzaparilla, lo ha verificado de una manera bastante vaga. A menudo se administra en el curso de una enfermedad, —en cuyo caso los elementos se multiplican, y lo que se atribuye al medicamento pudiera deberse al estado patológico. En su concepto, es un adyuvante cuando más, que produce la diafóresis por el agua y la temperatura elevada en que se ingieren sus preparados; en ningun caso tiene una indi- cacion especial y única á una enfermedad; ni merece la impor- tancia que se le ha dado para base de una discusion. El D». Cowley vuelve á recordar que por un lado el Sr. Oxa- mendi la consideraba como totalmente inerte y sin ninguna ac- cion en la economía, interin él, por otro, le concede una ac- cion ligera; que la esmilacina se elimina por la orina, y que los experimentos á que se ha referido, no se han efectuado con en- fermos, sino con individuos sanos. El Dr. Lebredo replica que el agua misma, a priori, no de- be estimarse como una materia inerte é inofensiva, pues en cir- cunstancias especiales puede emplearse .con exclusion de cual- quier otra medicacion, ser útil ó perjudicial. Es necesario, por lo tanto, que conocimientos reales vengan á darnos el valor te- rapéutico de la zarzaparrilla, segun lo manifestado por el Dr. Mestre. Las opiniones de los Sres. Oxamendi y Cowley no son 152 en el fondo contrarias: no se trata de un medicamento enérgi- co; pero tampoco se trata de una materia inerte. Menicixa LEGAL. —Oontusiones del tórax.—Despues de la an- terior discusion, y como ponente de turno de la Comision de Medicina legal, leyó el Dr. Mestre un informe relativo á la “Causa determinante de la congestion pulmonar que, dice el facultativo que practicó el reconocimiento, produjo la muerte” del asiático Tirso. En vista de los antecedentes del caso y del estudio que se establece de las relaciones existentes entre las lesiones de las paredes torácicas y aquel estado patológico, dis- cutidos todos los particulares que á éste se refieren, concluye la Comision: 19 (Jue la muerte fué la consecuencia de la hiperemia pulmonar comprobada en la autopsia; 22 Que en el testimonio remitido á la Academia no hay antecedentes de ningun género que permitan atribuir esa congestion simple del pulmon á las causas que con más frecuencia la producen; 32 Que tampoco hay datos para explicarla por un rapto de cólera ó por un es- fuerzo exagerado; circunstancias muv capaces de dar lugar á la afeccion indicada y á la muerte consecutivamente; 4 y último que si los sintomas de la hiperemia pulmonar se presentaron sin otros antecedentes que las contusiones observadas en Tirso, la ciencia consigna en sus páginas casos semejantes. Aprobado sin discusion este informe, se constituyó la Aca- demia en sesion de gobierno. Revista CIENTIFICA: —ÁGUAS POTABLES; por el Sr. PD. Francisco A. ¡Sarvalle. (SeEsIioN DEL 28 DE SETIEMBRE DE 18783.) El profesor Chandler ha publicado en el “American Chemist” y en el “Scientific American” observaciones importantes y nu— merosos experimentos sobre los efectos de las materias anima— les disueltas en el agua; y en Marzo último, 4 consecuencia de una epidemia de diarrea y disentería que reinaba en Versalles, O 20 : 153 | el municipio encargó 4 un distinguido químico, el Sr. Rabot, Secretario general del Consejo de hisiene del departamento, que informara sobre las causas de las enfermedades que alar— maban al vecindario. De la mayor importancia me han pare— cido estos trabajos asi como otros que he tenido á la vista y he creido oportuno hacer un extracto de ellos en momentos en que se está introduciendo en la ciudad el agua de la zanja, re— ceptáculo de todas las inmundicias de las comarcas que atravie- sa. Un número considerable de enfermedades intestinales que se desarrollaron hace pocos meses en la Habana puso en cuida- do á sus vecinos con tanto mas fundamento cuanto que un olor cadavérico que estuvo despidiendo el agua del consumo públi- co durante algunos dias, sancionaba la cresncia de los exagera- dos rumores que se esparcieron y hacian temer que la endemia reinante era un síntoma precursor de males mas graves, que de un momento á otro podían desarrollarse, Las diarreas de saparecieron y, fueron escaseando los casos de colerina: pero no nos hagamos ilusiones el peligro subsiste. Un excesivo número de fiebres malignas y tifoideas han estado diez- mando tanto á los extranjeros como á los naturales. El cólera está recorriendo la Europa, marchando paulatinamente pero con paso certero hácia el Occidente; en los Estados Uni- dos del Norte está en la actualidad haciendo estragos en va- rios puntos; en la parte oriental de nuestra isla se ha entroni- zado desde algunos años, y muchos de los infelices que traian consigo el gérmen de esta cruel enfermedad han sucumbido en los hospitales de esta ciudad. ¿Qué ha hecho nuestro mu- nicipio? ¿Se le oculta acaso que es para él un deber impres- cindible el conjurar cuanto ántes y con preferencia á todo otro compromiso, el peligro que nos amenaza? Aun suponiendo que fuese dudosa la etiología de las epidemias que nos castigan anualmente, hay sobrado motivo para creer que én gran parte contribuye á su desarrollo la insalubridad de las aguas. Todos los años en la época de las primeras lluvias del estío se presen- tan los mismos fenómenos con más ó ménos intensidad. La irresistible fuerza de las crecientes y de las impetuosas aveni- ei x.—:20 154 das formadas por las lluvias torrenciales de nuestras regiones tropicales, remueven en la zanja, en el Almendares y en la ba- hía hasta lo mas profundo de sus lechos, el sedimento de tier- ras y materias orgánicas fermentescibles, foco permanente de infeccion. Los productos de la descomposicion de las materias animales, dice el Dr. Chandler, son una de las causas mas graves de in- salubridad. Estos productos que contaminan las aguas, no son siempre perceptibles al paladar; al contrario las aguas que los contienen son á veces muy buscadas por su gusto agradable, apesar de que encierran verdaderos venenos que aun en pe- queñas dósis obran con la mayor actividad. Varias enferme- dades de las mas fatales se atribuyen hoy al uso de las aguas, envenenadas por su mezcla con los líquidos de las cloacas que filtran por la tierra, cargados de materias excrementicias. Mu- chas epidemias disentéricas han aparecido repentinamente á consecuencia de la extravasacion del contenido de las cloacas y de las letrinas en los pozos sin que la apariencia del agua re— velara el peligro. Estas aguas filtradas, cristalinas y transparen- tes no dejan por esto de contener los gérmenes del mal. Por es- ta razon en un Convento de Munich de 121 personas 31 fueron atacadas de fiebre tifoidea. La Junta de Sanidad de la ciudad vino á descubrir que el pozo estaba inficionado por las filtra— ciones de una cloaca del vecindario, y la epidemia desapareció en cuanto se hicieron las reparaciones convenientes. Igual causa dió un resultado idéntico en un colegio de niñas en Pittsfield (Massachussets). | € Consta que en la ploblacion de Edgewater de Staten Island murieron en 1866 varias personas á consecuencia de haber obstruido un vecino un conducto de “drainage.” El Dr. Estéban Smith, uno de los Comisarios del Consejo de Salubridad, describe un caso semejante que ocurrió por la des- composicion de una bomba que no pudo repararse en el acto por ser la época de los trabajos mas urgentes “de la za—. fra, Los que habitaban la casa de vivienda, situada en una elevacion muy saludable, mandaron á buscar agua á un arroyo A vecino que atravesaba varias estancias y recibía las aguas del drainage de la superficie del terreno. Pocas semanas despues la famila fué atacada de fiebre tifoidea de la peor especie y murieron todos, menos dos de los miembros que no habian be- bido del agua envenenada. Nueva York en el siglo pasado, antes de la: construccion dé las cloacas y de la introduccion de las aguas del Croton, era periódicamente asolada por epidemias mortiferas que hoy se atribuyen á la infeccion de los pozos por el derrame de las letri- - nas, puesto que hau desaparecido con sus causas. - El cólera, por mas que no parezca tener su origen en las aguas de mala calidad, se propaga, sin embargo, por los pozos o arroyos inficionados. En Exeter, Inglaterra, las defunciones ocasionadas por el có- lera en 1832 ascendieron á 1000. Inmediatamente se trajo una cantidad suficiente de agua pura de un pueblo vecino situado á 3 kilómetros de distancia y mas arriba del punto en que el rio recibe los productos de las cloacas de la ciudad; á esto. se debió sin duda que á la reaparicion del cólera se contaron tan solo 44 casos la primera vez y ninguno en la segunda in- vasion. Lo que sucedió en Lóndres en el año de 1854 es un hecho muy conocido pero no debemos canzarnos de repetirlo. Se der- ramaban las excreciones animales de algunas cloacas en las aguas que suplia á la ciudad la Compañía de Southwork; mién- tras que las de la Compañía Lambeth eran muy puras. Pasa- ban por filtros semejantes, la cañería de ambas empresas atravesaban por las mismas calles y conducían el agua indistin- tamente á las casas de una y otra acera. De los individuos que recibian el agua de la Compañía de Southwork murieron 130 por 10,000 y sólo ascendieron á 37 por 10,000 las de- funciones de los que tomaban de la de Lambeth. Otro ejemplo, muy curioso, se observó en la misma ciudad. La bomba de Broad Street suplia de agua á uno de Jos barrios mas elegantes de West-End. Durante la epidemia de 1848 4 49 esta bomba causó la muerte á 500 personas en una sola se- 156 maña, diseminando el cólera por la poblacion. La parte rica del barrio se refugió en Brompton, punto de recreo durante el ve- rano, situado á 8 kilómetros de la capital, rio arriba; pero muy poco despues se declaró allí tambien la epidemia. La Comision de Salubridad pública, 4 fuerza de investigaciones llegó á des- cubrir que los emigrados habian conservado la costumbre de mandar á buscar diariamente el agua de la bomba de Broad- Street que tenia fama de ser la mejor para hacer el té y que de este modo habiase importado la epidemia. Una señora ancia- na se Fetiró con su criada á Hampstead, situado'en otra direc— cion á 5 kilómetros de dicha bomba; pero mandaba á esta cada dia á buscar el agua necesaria para hacer su té; fueron las úni- cas dos personas atacadas del cólera en dicho punto. Se sabe que en Islanda la sesta parte de las defunciones provienen de la presencia en el hígado de “hidátides,” que son, segun creen algunos, las larvas del tenia de los perros, compañeros inseparables del hombre en esa isla. Segun el Or. Rabot, las materias sólidas que recibe el Se- na de los conductos y desagúes de Paris forman ya bancos enormes de aluvion fermentescible, Calcula que 1306 140 métros cúbicos de estos desagúes representan aproximada- mente 1000 kilógramos de abono, y que el conjunto de ellos produce anualmente 120.000 toneladas de depósito sólido, el que hallándose en continua fermentacion, es causa permanen- «te de infeccion. Apesar de las dragas, el mal va acrecentan- do sucesivamente, y puede llegar el dia en que se manifiesten de repente epidemias asoladoras. ñ En Versalles, que se halla rio abajo de Paris, la fiebre tifoi- dea que en Enero, Febrero y Marzo de 1872 habia causado 17 defunciones, hizo en los mismos meses de 1873, 58 víctimas. Contienen estas aguas del Sena sales amoniacales, súlfuros, materias orgánicas en vía de descomposición y otros elemen— tos en sumo grado perjudiciales á la economía animal. Las aguas de este rio entre París y Versalles, segun los análisis he- chos en el trascurso del año en diferentes estaciones y condi- ciones climatéricas, contienen de 08r,00007 á 08, 00027 157 de amoniaco por litro; mientras que en Febrero y Marzo, meses en que suelen reinar con más intensidad las diarreas, coleri— nas, disenterias y tifoideas, cuatro análisis del eminente quimi- co, repetidos tres veces cada uno de ellos, dieron por resultado 08r,00340; 08:,00512; 08:,00380; 08r,00217. El Dr. Bouchardat dice que las aguas enteramente libres de de materias orgánicas vegetales pueden conservar en apa- riencia las principales cualidades de las aguas potables, y, sin embargo, alterar la salud de las poblaciones que las beben. Añade este profesor de la facultad de París, que un agua pri- vada completamente de materias orgánicas insolubles no está sujeta á corromperse, por más que contenga aún una cantidad notable de estas materias en disolucion. Sin embargo, “L' An- nuaire des gaux de la France,” resumiendo perfectamente las “Opiniones admitidas por los mejores higienistas, dice á la letra: “Salvo muy raras excepciones, las aguas que tienen en disolu- “cion una-proporcion notable de materias orgánicas se corrom— “pen en poco tiempo y adquieren. propiedades nocivas. Es ““muy evidente que las diarreas, las disenterias y otras enfer— “medades agudas ó crónicas han sido endémicamente determl- “nadas por el uso continuado de agua de lagunas, de panta— “nos, de pozos que tenían, sea en suspension, sea en disolucion, “proporciones demasiado fuertes de materias orgánicas altera— “das; y está generalmente admitido que la mejor agua potable ““es la que ménos materias orgánicas contiene” Ejemplos aun más recientes corroboran los que acabo de relatar. El “Medical Record,” en su entrega del mes pasado, reproduce una cartd que le dirige el Dr. D. Colvin. Temiendo, dice éste, que pudiera haber aun algunas personas que pongan en duda que el uso de aguas impuras sea la causa principal del desarrollo de la fiebre tifoidea, creo de mi deber poner en conocimiento de V. para su publicidad unos hechos que acabo de presenciar. , Fui llamado últimamente á una gran distancia de la ciudad para asistir al hijo de un agricultor, de 15 años de edad, y le encontré con los síntomas propios de la fiebre tifoidea. A los 158 cuatro dias me solicitaron de nuevo para visitar á otro de los hijos, de 10 años, que hallé en un cuarto contiguo: había teni- do, desde una semana ántes, los sintomas del periodo prodró- mico. Tres dias despues tuve que atender en la misma casa á una niña de 7 años. Emprendí una investigacion, y mis primeras sospechas recayeron en la cloaca; sin embargo, no descubri nada que pudiera autorizar mis temores: pero cuando en la misma semana solicitaron mi asistencia para otra niña de 12 años, comprendí que existía alguna otra causa que la del contagio, mucho más al informarme que eran ocho los niños en esta casa y que de los cuatro que habian resistido hasta entón- ces á la enfermedad dos se quejaban yá de malestar, de diar- reas con escalofrios y dolores de cabeza. Hice desbaratar en- teramente el techo de la cloaca; esta corría paralela al pozo, cuyas aguas usaba la familia, y como á cuatro plés de distan- cia el uno de la otra. Despues de un exámen minucioso descu- brimos una grieta que comunicaba de la cloaca al pozo; este se cerró desde luego, pero apesar de esta operacion cayeron con la enfermedad los otros dos niños y la madre, que á los seis dias sucumbió, salvándose los demas enfermos. Los únicos de la casa que se preservaron de esta terrible enfermedad fueron el padre y un niño de pecho... Todo lo que antecede y otros muchus hechos que no cito prueban que el agua contribuye poderosamente á la disemina- cion de las enfermedades mas graves, entre ellas la del cólera, y sobre todo la fiebre tifoidea mas terrible aun que la prime- ra y que mas victimas ha llevado al sepulcro. Desde 18564 1866 se contaron en Inglaterra 21,000 defuhciones del cólera y 150,000 de fiebre tifoidea. Es de suponerse que las tres cuartas parte á lo ménos de estas muertes pudieran haberse precavido por medio de sábias disposiciones que hubiesen ase- gurado la pureza del agua; y los ayuntamientos, especialmente en nuesto clima tropical, no deberían desestimar, ni omitir medio alguno para dotar á las poblaciones de un acopio abun- dante de aguas saludables. A 159 'TRASMISION DEL CÓLERA POR MEDIO DE LAS AGUAS CORRIENTES CARGADAS DE PRINCIPIOS ESPECIFICOS; por el Dr. D. Cárlos Finlay, (SESION DEL 28 DE SETIEMBRE D£ 1873 ) Sr. Presidente—Sres.—En la última sesion tuvimos el gusto de oir la interesante “Revista” leida por nuestro digno Vice- Presidente, en que llamaba la atencion de la Academia hácia ia triste celebridad que las aguas usadas como potables han ad- quirido en Europa y en América como medio de propagacion de varias enfermedades epidémicas. Concluía la Revista exhor- tando á los Ayuntamientos á no omitir medio alguno para do- tar á los pueblos de un abundante acopio de aguas saludables. Considerando de verdadera utilidad pública la indicacion del Sr. Sauvalle, pedí la palabra para apoyarla, ofreciendo, si la Academia lo juzgaba oportuno, traer para esta sesion los datos que conservo referentes 4 los casos de cólera ocurridos -en el barrio del Cerro durante la epidemia de Noviembre 1867 á Febrero 1868; porque la comparacion de esos casos con el cur- so de las aguas de la Zanja demuestra de una manera evidente que éstas han debido ejercer una influencia notable en la pro- pagacion de la enfermedad. Vengo, pues, 4 cumplir lo que he ofrecido; más ántes pediré la vénia de la Academia para hacer un resúmen de los datos principales en que la ciencia se funda para señalar las aguas corrientes como uno de los medios más eficaces de trasmitir el cólera epidémico. Esa reseña me parece tanto más necesaria cuanto que se trata de una enfermedad respecto á la cual, has- ta pocos años ha, existian casi tantas conjeturas como médicos que la observáran; y tan sólo despues de las epidemias más re- cientes se ha conseguido por medio de experimentos directos y la aplicacion de los métodos exactos á la observacion clínica, despejar algunas de las incógnitas que tan numerosas se pre- sentaban en el difícil problema de la trasmision del cólera morbo. 160 Muchos de los datos que voy á citar, quizas todos, son cono: cidos de los profesores que me escuchan; pero es preciso” tener- los todos presentes 4 la vez para apreciar el apoyo que en su conjunto prestan á las conclusiones que me propongo someter 4 vuestra consideracion. Empezemos por los experimentos de “colerizacion” Ó sea de trasmision artificial del cólera.” En 1854 Lauder Lindsay dedujo de sus experimentos en animales que el gérmén colérico, engendrado en el organismo humano, reside 'en la sangre, y que su eliminacion se efectúa especialmente por medio de las excreciones gastro-intesti- nales, siendo éstas, sl no su único receptáculo, por lo ménos el principal. | IAEA En 1859 Thiersch mezcló con sustancias alimenticias unos pedacitos de papel de filtro impregnados del líquido colérico intestinal y así logró hacerlos comer á treinta y seis ratones: treinta de éstos presentaron síntomas coléricos y doce murie- ron; con la particularidad que el efecto tóxico no se manifestó sino cuando el líquido infectante habia sido conservado de 3 4 9 dias á una temperatura de 10 grados, cesando su viru— lencia despues del noveno dia. : | De ahí deduce Thiersch que en esos dias se desarrolla en las evacuaciones coléricas un agente capaz de producir lesiones intestinales y renales parecidas á las del cólera, y opina que ese agente sea un fermento. Durante las epidemias más recientes que azotaron la Fran- cia, M. Robin inyectó las evacuaciones líquidas de coléricos en las venas y en la tráquea de perros, ocasionándoles vómi- tos, evacuaciones líquidas y enfriamiento con otros accidentes parecidos álos del cólera: mas cuando inyectaba las mismas sustancias en el estómago no obtenía ningun resultado. Esta circunstancia hizo suponer al citado observador que la diges- tion gástrica transforma la sustancia virulenta, haciéndola per- der sus propiedades tóxicas: en apoyo de su interpretacion cita el caso de un perro que bebió una cantidad bastante crecida de evacuaciones coléricas y sucumbió con los fenómenos morbo- sos propios del cólera; en este caso no pudo ser digerida la 161 totalidad de materia infecciosa y la parte no transformada por el jugo gástrico hubo de ser absorbida con todas sus propie- dades deletéreas, lo mismo que si hubiese sido inyectada en la tráquea. Durante la misma epidemia, Legros y Goujon practica. ron inoculaciones con las deyecciones y con el suero de la sangre de enfermos atacados del cólera; sin obtener resultado; pero cuando introdujeron esas sustancias debajo de la piel, por medio de inyecciones hipodérmicas, ó las inyectaron en las venas Ó en la tráquea, produjeron accidentes coléricos muy pronunciados. Los resultados fueron más marcados con deyecciones recientes sin olor ni color, y con el suero de la sangre obtenida por sangría. Hicieron ademas experimentos comparativos inyectando en las venas de perros varlas otras sustancias, entre ellas el liquido obtenido por filtracion de evacuaciones no coléricas, y .evacuaciones coléricas antiguas de uno ó dos meses de fecha; así se convencieron de que los síntomas determinados por esas inyecciones diferían comple- tamente de los producidos con el suero de la sangre y con las deyecciones recientes de enfermos atacados del cólera. Los experimentos de Guttmann y Baginsky dieron resulta- dos análogos á los de Robin, Legros y Goujon. - Inoculaciones practicadas en sí mismos por algunos médi— cos que hasta ese extremo llevaron el amor á la ciencia, aun— que en número demasiado escaso. para ser a dié- ron resultados negativos como los de Legros y Goujon en ani- males. Con respecto ála ingestion de deyecciones coléricas por experimentadores áun más temerarios, opino como Mar- chal (de Calvi) que se efectuarían en cantidades muy reduci- das, por motivo de la repugnancia que tales experimentos inspiran, de manera que, conforme con la suposicion de Ro- bin, debieron ser transformadas en totalidad por el jugo gástrico, quedando así privadas dé sus propiedades tóxicas. (Jaccoud, Nouveau Dictionnaire de Méd. et Chir. art Choléra.) Finalmente, por los años de 1866 á 1867, el Dr. Burson Sanderson, encargado por el Consejo de la Corona (Privy T. Xx. 21 162 Council), de repetir los experimentos de Thiersch, lo hizo en las condiciones y con los resultados que voy á referir. Em- pleando unas veces el contenido de los intestinos de los cadá:- veres y otras las evacuaciones de los coléricos, colocaba esos líquidos debajo de una caja de vidrio en comunicacion con la: chimenea del laboratorio, para evitar la infeccion de la atmós- fera del cuarto: preparaba entónces pedazos de papel, que im- pregnados en esa sustancia y despues de pesarlos y médirlos, administraba á ratones con todas las precauciones necesarias para una observacion exacta. Hé aquí el resultado: Con la sustancia colérica — Fueron sometidos al ex- — Resultaron síntomas co- empleada el perimento: léricos en; Murieron. Ter” dia... 90 .rátones.i. 4( 11Up.S) -. 0 OS o Ss e mora 8, 36 Pp. ):... Y. [Sas e Ar AA > E (100 D=) 3 (21 Pas 1 E IA Y 20 (TT PS) 9 OMS 30 rs aci: E AA de $ Mea 10 (24 Pol 62 A) a o o ce Fes 10 | ” e 3) NS e O E: ETICA Resulta, pues, de los experimentos del Dr. Burson Sander son, que el cólera es trasmisible por medio de las evacuacio— nes coléricas introducidas en las vías digestivas, y ademas que son poco virulentas el primer dia de su excrecion (11 p.S ), mucho más el segundo (36 p.S ), y adquieren su mayor inten- sidad de Hno el tercero (100 p. 3 ); bajando luego su ener— gía 4 71 p.S el cuarto dia, á 40 p.S el quinto, para reducirse á cero desde el sesto dia en adelante. Si la eficacia del gérmen del cólera depende, como opina Thiersch, de una fermentacion que desarrolla en él propieda= des virulentas y acaba por destruir el mismo gérmen deján- dolo sin accion, no debemos extrañar que los límites que él observó (del 32 al 92 dia) no sean los mismos que los encon— trados por el Dr. Burson Sanderson (del 12 al 59), pues esta divergencia sólo indicaría una fermentacion más rápida en el último caso que el primero. Esta suposicion nos autoriza AS E 163 ademas á inferir por analogía, que el mismo gérmen que en circunstancias favorables á la fermentacion, pierde sus. propie- dades específicas al cabo de pocos dias, sustraido que fuera á las causas que promueven esa :aJteracion molecular, podría conservar su actividad durante períodos mucho más prolon— gados. Resumiendo todos los experimentos citados y dando igual importancia á los resultados positivos y negativos, puesto que todos vienen bien garantizados, podemos concluir: 12 —Que el cólera es trasmisible por medio de una sustan— cia específica contenida. en las evacuaciones intestinales, en los vómitos y en el suero de la sangre de los enfermos ataca- dos del cólera, cuando esa sustancia es introducida debajo de la piel, ó en las venas, ó en la tráquea de animales. 99 —Que tambien es trasmisible cuando la sustancia espe- cífica se introduce en el estómago, con tal que, ya por razon de su cantidad, ya por deficiencia de las facultades secretorias de la víscera, el jugo gástritorno sea bastante para transformar la totalidad de materia virulenta ingerida. 39—-Que la piel no se deja penetrar por la sustancia especÍ- fica del cólera, ni áun en el caso de ser inoculada debajo de la epidérmis. e 492 —Que al cabo de un tiempo variable, las propiedades específicas de la sustancia mencionada quedan destruidas por la continuacion de las mismas cansas que ocasionan su des— arrollo. , Respecto á la trasmision por medio de la atmósfera, distinta de la que pudiera atribuirse á las partículas sólidas ó líqui- das que ella pueda arrastrar despues de haber sido directa- mente contaminadas; no se han hecho, que yo sepa, experi- mentos para demostrarlo; pero sí parece resultar de los he— chos observados, que caso de poderse trasmitir el cólera por - ese medio, no se le debe conceder sino una influencia muy secundaria en la propagacion de la enfermedad. Esto, en efec- to, se desprende del análisis de ejemplos y argumentos conte- nidos en el luminoso informe dela Comision nombrada por la 164 Academia de Paris y leido por el ponente Dr. Briquet en 1865; como tambien de la interesante é instructiva monografía del Dr. Burral (“On asiatic Cholera,” 1866). Con referencta: á esta cuestion recordaré que, tanto en la India como ex otros países, las epidemias se han propagado las más veces en di- reccion trasversal y hasta contraria á la de los vientos reinan- tes. Mencionaré irbien. tomándolo” del informe del Dr. Wise, citado por Briquet, la ciudad de Calcutta, pocas ve— , ces visitada por las epidemias de cólera, á pesar de hallarse situada en la orilla izquierda del Hougly, cuyas riberas opues- tas de la parte que hace frente á los paseos y edificios más elegantes de la ciudad, son un foco de infeccion donde el cólera morbo endémico diezma constantemente los indios que las ha- bitan. Los ejemplos de buques infestados al acercarse (siempre á corta distancia) de otras naves ó de playas doude reinaba. el cólera epidémico, no los considero concluyentes, pues po: drían explicarse por el uso que se hacc del agua del mar para el aseo de los buques, introduciendo así las sustancias infeccio- sas traidas por el oleaje del mar. Esta explicacion, como en general la de todos los hechos de propagacion por medio de rios caudalosos etc., supone que la sustancia específica no se disuelve en el agua ni pierde su virulencia, sino que se mantiene en suspension conservando todas sus propiedades, asemejándose así á las sustancias orgánicas del tercer grupo de la clasificacion de Robin, como puede verse en las lecciones de este maestro hoy vertidas al castellano por nuestro distin— guido colega el Dr. Rodriguez. Como Pta de trasmision por el contacto de objetos contaminados, citaré el siguiente, referido por Grimaud (Bur- ral, loc, cit, p. 44): “El departamento de correos de Marsella cuenta 120 individuos, entre ellos 75 ú 80 dependientes: 22 están empleados en la oficina de salida y 9 en la de Jlegada. No ocurrió en aquella ningun caso de muerte ni siquiera de invasion, miéntras que en la otra ocho de los nueve empleados fueron atacados, falleciendo uno. Esos ocho enfermaron sucesi- id > | 165 vamente, como se ha comprobado respecto á los cinco prime- : ros; el que abría los despachos del Oriente enfermó primero, fué cholérisé; pusieron otro en su lugar y resultó lo mismo; así sucesivamente hasta el quinto. Si recurrimos á la observacion clínica encontramos que Delbruck (Le Choléra dans les prisons de Halle. 1865) de- mostró la influencia desastrosa ejercida por los lugares excu— sados en los presos distantes de los enfermos, pero que hacían uso de los mismos lugares que ellos. En el mismo sentido concluyen Pettenkoffer, Snow, Budd, Griesinger y otros: el primero de éstos (Beilage zur algemei- nen Zeitung, Oct. 9. de 1865) citado por Burral, se expresa en estos términos: “Sin el menor riesgo de cometer un error, po— “demos asegurar que la sustancia en cuestion (la última cau- “sa del cólera) aunque nos sea desconocida como entidad dis- “tinta, ha de ser de naturaleza orgánica, una célula ó un fer— “mento.” Griesinger (citado por Burral p. 35) dice: “es posible que “la enfermedad (el cólera) se propague por otros medios; “nas esto es problemático, miéntras que es seguro que las “deyecciones contienen la sustancia infectante.” Finalmente el Dr, Snow, de Lóndres, rechaza completamen- te la posibilidad de trasmitir-el cólera por volatilizacion di- recta, si bien admite que el vírus Ó gérmen puede ser arras: trado por el vapor de agua, y concluye 9% los medios de pro- pagacion del cólera son cuatro: 12 Las excreciones húmedas en la ropa ó en las cubiertas de cama delos coléricos pueden ser arrastradas por el vapor de agua hasta penetrar en las narices ó la boca y de allí llegar a los. órganos digestivos. 90 Las excreciones secas en la ropa, pueden ser llevadas á cortas distancias por el aire al tiempo de desplegar ó sacudir esa ropa. 32 Los asistentes y enfermeros pueden introducir la sus- tancia tóxica en su economía, cuando no se cuidan de lavarse las manos ántes de tomar sus alimentos. pe 166 42 Las vasijas usadas por los enfermos, y que no han si- do debidamente purificadas, pueden tambien contener el gér- men de la enfermedad. Quizas, como lo indica el Dr. Burral, sea demasiado exclusi- va la opinion del Dr. Snow; sin embargo, me inclino á consi- derarla acertada, sin por eso dejar de recomendar medidas precautorias miéntras no se haya demostrado con experimen- tos, como los de Thiersch y de Burson Sanderson, la completa inocuidad de las exhalaciones que se desprenden de las excre- ciones coléricas. Limitándome á las deducciones que directamente se desppren- den de los experimentos y datos que acabo de referir, consi- dero que no deberá presentarse sino muy excepcionalmente el caso de introduccion de la sustancia específica del cólera de- bajo de la piel, ó en la tráquea ó en los vasos sanguíneos; por tanto el modo de trasmision más frecuente deberá consistir en su introduccion por las vías digestivas en forma de parti- culas sólidas 6 líquidas contaminadas, llevadas á la boca quizas por las manos cuando 'éstas no se hubieren lavado des- pues del contacto con las excreciones coléricas, pero más á menudo sin duda por medio de alimentos y bebidas ya conta- minadas en su preparacion, ó que hayan adquirido propiedades específicas por conducto de vasijas ú otros receptáculos infecta- dos. Respecto ála predisposicion individual que todos los observadores admiten como condicion importante, resulta de los experimentos de Robin que ella deberá consistir prin- cipal, si no exclusivamente, en cualquiera alteracion de las funciones digestivas capaz de disminuir la secrecion del jugo gástrico. En presencia de estos datos, Sres., ¿quien dudará que el có- lera pueda ser propagado por las aguas corrientes y “que éstas deban: ser su principal conducto cuando, como en el Cerro su- cede, ellas se distribuyen por canales descubiertos, convertidos como es notorio en receptáculo de basuras é inmundicias, co— municándose á veces con los sumideros y letrinas, como tuvi- mos la oportunidad de averiguarlo el Dr. Reynés y yo, al 167 practicar un reconocimiento facultativo en un caso de gran interés público. 3 Estas ó parecidas consideraciones fueron las que en 1867 me sugirieron la idea de hacer un estudio comparativo de los casos de cólera que en el Cerro ocurriesen respecto de su proximidad á la Zanja y de la mayor Ó menor facilidad que sus canales descubiertos proporcionáran á los vecinos; tanto para arrojar en sus aguas líquidos y sólidos contaminados, co- mo para proveerse en esos mismos arroyos del agua indis- pensable para los usos domésticos. Tuve ocasion de ver en algunas de las calles poco frecuentadas, que en esas aguas sue- len lavarse, horresco referens, vasijas de todas clases, ya perte- nezcan al dormitorio, ya ála mesa de comer; tambien mencio— naré el uso general que del agua de la Zanja hacen los leche- ros para lavar sus botijas y á veces quizás para adulterar la leche. Mas hube de tropezar desde los primeros pasos. con la dificultad de no poder encontrar ningun plano del Cerro con la distribucion de los ramales de la Zanja real, por cuyo motivo me ví precisado á hacer yo mismo el que acompaña á este trabajo, contando con que la Academia no pondrá reparo en su defectuosa ejecucion siempre que le permita comparar la situacion de esas aguas corrientes respecto á las casas inva- didas por el cólera. En cuanto ásu exactitud, me fundo en que casi todas las ramificaciones las he observado personalmente, completándolas luego cot indicaciones verbales del sobres: tante de la Zanja, quien desde largos años desempeña ese cargo. f Heentregado tambien al Sr. Secretario general un cuadro que presenta por órden de fecha todos los casos de cólera ocurridos : lesde el 10 de Noviembre de 1867 hasta el 29 de Enero de 1868 en la parte del Cerro que se extiende al Sur de la Quinta de Santovenia, de ambos Jados de la calzada principal, siendo mi objeto al poner ese límite, eliminar una causa de error que hubiera podido resultar si hubiese incluido el Asilo de S. Jo: sé, cuyas comunicaciones eran casi exclusivamente con la Ha- hana y se encuentra fuera del curso de la Zanja. El cuadro 168 contiene: la fecha de invasion hasta donde la he podido ave- riguar por medio de los partes oficiales y de indagaciones di- rectas; el domicilio con indicacion, entre paréntesis, de las ca- sas invadidas por 2?%, 3%, 4%, 6 5% vez; la raza, el sexo, y la edad de los individuos; y, entre la columna de Domicilios y la de Blancos, otra encabezada “Zanja” en que cada domicilio. se halla designado con una de las cuatro letras L P. D.ó Da: la I significa que la Zanja ó alguno de sus ramales descubiertos se halla muy inmediata, ya pasando por el interior de la casa, ya por delante la puerta de la calle; la P significa que esas aguas no se hallan tan inmediatas como en el caso anterior, pero á ménos de una cuadra de distancia y de fácil acceso pa- ra los vecinos de la casa. La D expresa una distancia de una á- dos cuadras de la Zanja ó sus divisiones, y de difícil ac- ceso para los vecinos. La Da indica que las aguas de la Zanja distan dos Ó más cuadras de la casa invadida, y escasa pro- babilidad de que sus vecinos acudan á ellas, El resultado general de este cuadro demuestra que en los 80 dias que duró la epidemia, hubo 130 casos (conocidos) de cólera, de los cuales fallecieron 91, fueron curados 29, y no se supo el resultado de los 10 restantes; de 98 casas distintas 78 no fueron invadidas más que una sola vez; 11 dos veces; 7 tres veces; 1 cuatro veces y 1 cinco veces. Respecto ásus distan- cias de la Zanja, 71 casos de los 1830 correspondieron á la le- tral; 21 4 letra P; 164 la D, y 19 ála Da: los atacados fue-. ron 35 hombres blancos, 7 asiáticos, y 35 hombres de color, 26 mujeres blancas y 27 de color. A pesar de mis esfuerzos, todos estos pormenores no me hu- bieran permitido hacer deditelonós rigorosas, faltándonos un dato importante que no he podido conseguir aún, y es el mú- mero total de casas que corresponden á cada una de las cua- tro divisiones que he establecido (las I, P, D, Da): pero afortunadamente podemos hacer una comparacion rigorosa bajo todos conceptos de los casos ocurridos en la calzada prin- cipal. Esta cuenta desde la calle del Auditor hasta el parade- ro del Ferro-carril urbano, en ambas aceras 204 casas (núms, 169 pares de 466 hasta 624, y nones de 627 hasta 877): entre es- tas 204 casas, las comprendidas entre los números 466 y 568, acera derecha, que son 51 casas, todas reciben por el fondo un ramal' importante de la Zanja real, pues doce de estas cincuen- ta y una, sea 2314 por ciento, fueron invadidas presentando 13 enfermos, miéntras que de las 153 casas restantes, que ningu- na recibe el agua de la Zanja ni tiene fácil accesoá sus rama: les descubiertos, y á pesar de hallarse en condiciones higiéni- cas al parecer inferiores, muchas de ellas, á las 51 que he mencionado, solo cuatro casas fueron invadidas, 2.62 por cien- to, presentando seis enfermos. De manera que las casas que reciben la Zanja sufrieron nueve veces más que las otras. Al preparar la lista de los enfermos me llamó la atencion que los primeros observados en el Cerro ocurrieran fuera del curso de la Zanja (calle de Zaragoza núm. 17), cuando los cuatro casos que se presentaron en los cuaíro dias siguientes, fuera de la primera casa invadida, se hallaban domiciliados en tres casas distantes una de otra, pero todas tres situadas en el curso dela Zanja, cuyas aguas penetran en su interior. Por este motivo procuré indagar los detalles del caso y averigiié que el primero que enfermó del cólera fué el moreno Benito, perteneciente á la cuadrilla denominada de la Zanja y que se emplea constantemente en la limpia de ésta; la casa calle de Zaragoza núm. 17 es el depósito donde duermen los de esa cuadrilla y me aseguran que el dia que precedió á la noche en que fué invadido, Benito habia estado trabajando en la párte alta de la Zanja, y fué: trasladado á la Habana, donde falleció, el primer dia de su enfermedad. Su permanencia en la calle de Zaragoza fué sin embargo suficiente para infectar la casa que ocupaba, pues esto se desprende de los casos sub- secuentes que en la misma ocurrieron: así podemos explicar los que se presentaron en la calle del Peñon 2, Tulipan 21 y Arzobispo 4, suponiendo que el moreno Benito, el último dia en que fué á trabajar en la Zanja, estaba ya afectado de la diarrea premonitoria por muchos autores considerada tan vi: rulenta como las otras, contaminandoasí las aguas ó las orillas T. X,-—22 170 s de la Zanja real. Tambien puédese explicar en el concepto de que los compañeros de Benito usáran ropa contaminada al ir los dias siguientes á limpiar la Zanja y principalmente el 11 de Noviembre, que fué un lúnes, en cuyo dia se ocupa la cua- drilla en la limpia del fondo de la Zanja real, para cuyo obje- to se interrumpe el curso de sus aguas. Mi objeto, Sres., al presentar este trabajo, no es otro sino señalar un peligro que considero inminente para el barrio del Cerro, caso que el cólera volviera á presentarse entre no: sotros, cuyo peligro se hace hoy extensivo á los demas barrios de la Habana con la introduccion de las aguas de la Zanja real en las demas casas de esta ciudad. Refiriéndome á uno de los ejemplos mencionados en la Revista del Sr, Sauvalle, en su informe acerca de la influencia de las aguas de las compa- ñías de Sovuthwark y de Lambeth durante dos epidemias de cólera en Lóndres, Mr. Simon se expresa en estos términos: “Un experimento que la humanidad se hubiera . horroriza- “do de presenciar, si de antemano se le hubiera podido figu- “rar su verdadera significacion, ha sido llevado á cabo sobre “500,000 seres humanos. La mitad de esa multitud estaba “destinada en ambas epidemias (las de 1848—49 y de 1853 “4 54) á beber una misma agua fecalizada, y en ambas ocasio- “nes á ilustrar sus fatales resultados; miéntras que' otra sec- “cion librada en la segunda epidemia de la influencia que “tanto habia agravado la primera, tuvo la suerte de demos: “trar, por doble contraste, la inmunidad relativa que unas “aguas más puras habian de procurarle.” (Braithwaite Jan. 1867, p: 266)... ; Parecido experimento, $1 parva licet componere magnis, hemos hecho ya en el barrio del Cerro durante la epidemia de 1867 á 68: procuremos, pues, alcanzar la segunda parte, la del contras- te, demostrando las ventajas que habran de proporcionar el uso de aguas más puras, aunque no fueran potables, ya cubrien- do la Zanja y sus ramales para que no se viertan en ella las im- purezas que en la actualidad arrastra, ya poniendo en juego otros recursos cuya apreciacion no son de mi competencia, 14 TEMPORAL DEL 6 DE OCTUBBE DE 1873; porel R. P. Penito Viñes, S.J., Director del Observatorio de. Belen. (Sesiox DEL 12 De OcruBrE DE 1873.) - Sr. Presidente, Sres. Académicos, Sres.—El temporal del 6 y la extraordinaria marejada por él producida y que tantos destrozos causó, el alarma general que reinó durante los pasa— dos dias junto con las muchas y variadas versiones que se han dado acerca del tiempo, y el haber yo por mí mismo dado mi parecer á ungran número de personas que, por razon de mi cat: go, me lo pedian en momentos en que en gran manera les inte- resaba poder entrever el desenlace, á fin de tomar oportunas medidas; me obligan no obstante de tener hoy la salud muy delicada, á-sujetar mi opinion sobre el particular á esta respe—- «table Academia. Antes de entrar en materia y para que sirva de fundamen- to á lo que voy á decir, presentaré un sencillo y ligero - bos quejo de los fenómenos ocurridos cuales se desplegar on ante nuestra vista desde el 28 de Setiembre próximo pasado. En este dia, despues de un viento moderado del E, se pre— sentó el cielo cirroso con halo lunar y relámpagos al NO por la noche, estando en descenso el barómetro. El dia 29 se anotó una “ligera perturbacion magnética, el viento seguia al E con ráfagas de 14 metros, y descendia rá- pidamente el barómetro á razon de unos 2 milímetros por dia. El 50 fué arreciando el viento con algunos chubascos. El 1 y 2 de Octubre moderó algo el E y se presentaron hermosos halos lunares completos. El 3 y 4, inclinando algo el viento al ESE, entró el tiempo en lluvias continuas. El5 roló el viento al SE y SSE, aumentando en fuerza y cesando la llu- “ via por completo. Durante todos estos dias siguió bajando gradualmente el barómetro de manera que dale el dia 28 de Setiembre hasta el 5 de Octubre per sa de su altura unos 6 milímetros. 172 _En la noche del 5 al 6, con fuertes ráfagas del SSE, se pre- cipitó en su descenso de un modo alarmante. Al amanecer del 6 aventaba con ráfagas duras de hasta 24 metros por segundo: presentaba el cielo un aspecto lechoso, dejando descubrir el sol por intervalos su luminoso disco al , traves de los celages, y al propio tiempo, por algunos claros que dejaban entrever las nubes, se descubria un cielo azul pu- ro. Pocos momentos despues empezaron algunos chubascos inclinando al viento al S, donde se fijó de 8 á 11 de la maña- na para amarse luego despues al SSO con fuertes ráfagas á tiempo que estaba el barómetro muy próximo á su mínimum. La mayor ráfaga observada fué de 26 metros por segundo há- cia la 14 de la tarde. | ; El mínimum barométrico tuvo lugar á las 3 de la tarde y fué de mm. 748,85 reducido O? y corregido de capilaridad. Desde esta hora en adelante las fuertes ráfagas cesaron casi - de repente y no soplaban sino á largos intervalos algunas ráfa- gas de poca fuerza. A las 64 duraba aún el SSO con velocidad moderada de unos 8 á 10 metros, á las 7 pasó al SO, hácia las 9 al OSO y á las 10 al O: el barómetro subió rápidamente. Al amane- cer del 7 teniamos ya el viento del NO que pasó luego al N . por la noché y al E el 8 por la mañana, habiendo así dado una vuelta entera al compás y subido al propio tiempo el ba- rómetro casi repentinamente á una altura mayor que la que labia tenido el 28 de Setiembre. La temperatura, que habia descendido notablemente el 3y4 de Octubre, subió el 5 con el viento SSE, á pesar de estar el cielo cubierto hasta 29% 4.2 El 6, no obstante el temporal y la lluvia, el viento ela tambien cálido y el termómetro llegó á indicar 29% 1.2 á las 11 114 de la mañana. Al pasar el vien- to al NO refrescó notablemente el tiempo. Los instrumentos magnéticos, aparte la perturbacion del 28 que fué como la señal dada del cambio de tiempo, quedaron luego sin perturbacion notable, bien que el 5 y 6 se presenta- ron sumamente agitados con una grande oscilacion vertical, 173 sin embargo de no hallarse los imanes sensiblemente desvia— dos de sus posiciones normales. Esta sucinta relacion, bien que falta de muchos detalles, es sin embargo un resúmen fiel de un gran número de observa— ciones asidua y escrupulosamente hechas, multiplicadas en momento de peligro, y escritas ademas de uns manera conti— nua en los cuadros del meteorógrafo por la mano misma de la naturaleza guiada por el arte. Debo ademas advertir para descargo propio, que desde el 3 y 4 de Octubre, pero principalmente el 5 y 6, habiendo acu- dido al-Observatorio un buen número de marinos y otras per- sonas respetables á pedirme mi parecer sobre el estado .del tiempo y las probabilidades de huracan, hasta el día 6 á todos centesté sin reparo, á pesar de la estrañeza de no pocos, que el tiempo no me inspiraba recelo ninguno de próximo huracan: era sólo un viento general, un fuerte brisote, que pararía pro- bablemente en $. Con la fuerte y repentina depresion del 6 empezé á discur- rir si por ventura con el temporal del S pudiera andar en- vuelto algun remolino al O. Hice varias combinaciones y nin- guna hallé que satisfaciera á los hechos; en todas aparecian contradiciones, ninguna se hallaba en la que no hubiera que violentar más ó ménos y estrujar por decirlo así la teoría de los huracanes para ajustarla á los hechos que estaban bablan— do á la vista. Una sola combinacion se me ofreció que pre- sentaba ménos dificultades que Jas otras, si bien no satisfacia al entendimiento. Esta conjetura expuse condicionalmente al Sr. Secretario del Exmo. Sr. General de Marina en carta que le escribí al amanecer del 6, no sin haberle indicado ántes mi parecer de que aquello no era otra cosa que nn fuerte tem- poral del S, como se lo había manifestado en los dias anterio- res al tiempo de mandarlelas observaciones; que en el momen- to mismo en que escribía estaba fijo en el mismo parecer, pe—- ro que, sin embargo, para prevenir toda eventualidad bueno era el estar preparados, que en caso de huracan pasaría muy al O de la Habana, más allá de Pinar del Rio, y que el viento rola- 174 ría al SSO, SO, O y NO, alcanzando su mayor fuerza en el SO y desapareciendo el huracan con vientos del cuarto cua- drante. Esta última parte de mi carta tuvo á bien reprodu- cirla el “Diario de la Marina,” bien que sin indicar su proce— dencia. Esto mismo fué tambien próximamente lo que se man- dó á la redaccion de la “Constancia.” Despues de las cuatro de la tarde y áun á pesar de la fuerte marejada que sobrevino, se arralgó más y más en mí la conviccion de que todo aquello no podía ser más que un recio temporal del S que nos anunciaba el pri- mer norte. : Así es que hoy, á pesar de cuantos comentarios hayan podi do hacerse en círculos privados y de cuanto se ha escrito en los periódicos de la Capital, áun por personas dignas, creo poder sostener con razones fundadas, que el temporal que he- mos pasado estos días en ninguna manera ha podido ser efecto de ningun ciclon, y áan dudo mucho que simultáneamente con este temporal haya podido tener lugar huracan ninguno por lo ménos en las inmediaciones de la Habana. La perpetua lucha que reina entre las dos grandes corrien- tes polar y tropical, es por decirlo así la causa ordinaria de todos los grandes cambios atmosféricos, inclusos los huracanes mismos que no pasan de ser un simple episodio en medio de la colosal lucha entablada entre estas dos grandes potencias. Son como el turbio remolino que vaga perdido en medio de las arrebatadas corrientes del Misisipí. Sabido es que por efecto de la rotacion diurna de la tierra la corriente polar, al pasar de un punto áotro de mayor velo- cidad, va quedando por decirlo así rezagada hácia el O inclinán- dose en sentido contrario de la rotacion diurna y produciendo de este modo el alíseo del NE. La corriente que podemos llamar ecuatorial ó tropical por el contrario, al pasar de un pa- ralelo á otro de menor velocidad, se abalanza hácia el E. en sen- tido del movimiento diurno de la tierra en virtud de la ma: yor velocidad que posee, produciendo de este modo un viéen- to del SO. De manera es que el NE. y el SO son, segun la 175 bella exprecion del erudito Dove, como los dos polos sobre los que gira el viento. Y en verdad: entablada una vez la lucha entre las dos cor- - rientes, cuando la ¿tropical sea la preponderante, el paso del viento del N al S se verificará siempre por el E; y por el con- - trario, cuando en la lucha salga vencedora la corriente polar, el viento pasará siempre del S “al N por el O; de manera que la rotacion ordinaria y directa del viento, prescindiendo de todo movimiento ciclónico, es de N, E, S, O, N, es decir en el mismo sentido en que se mueven las manecillas de un reloj. Esto és lo que ha deducido por una ingeniosa y elegante de- mostracion, fundándose siempre en la rotacion diurna de la tierra, el autor ántes citado. Este es ademas el fenómeno desde muy antiguo observado y confirmado por una casi Co- tidiana experiencia. Otro de los hechos constantes que ha fijado mi atencion en estas regiones y especialmente en la época de los nortes, es que constantemente, despues de haber dominado con fuerza la corriente del S., y haberse, por decirlo así, desahogado, el viento pasa ¿rremisiblemente al N. por el O. despues de. bien poco tiempo. De aquí el refran del país, que én todos los ca- sos he hallado verdadero y nunca desmentido, que dice: “Sur duro, Norte seguro. Esta vez tampoco ha faltado el refran, y estaba yo tan cier- to de que no me había de dejar mal, que, testigos algunos de los Sres. presentes, á muchas personas les indiqué con certeza el dia 6, que el viento de fijo pasaría al N. por el O. Este hóchó constante del paso inmediato del $. al N. por el O., no se verifica del mismo modo cuando domina el N., que lan por lo regular al E. y allí se detiene las más de las veces. Esto, que no he hallado indicado en autor alguno, proviene, segun mi parecer, de dos causas: primera y principal, que en la Habana domina por lo comun el alíseo de NE., ya muy in- clinado al E., y así, una vez que ha cesado de luchar la cor- riente del S., queda la polar dueña del campo y vuelve á sen— 5d 176 tirse el alíseo despues de haber dado el viénto una vuelta al compas, quedando así las cosas como ántes, hasta que una nueva corriente del S. no venga á interrumpir el equilibrio, establecido. La segunda razon es que, á mi modo de ver, la corriente del S. obra como un viento .expirado, que despues de haber tenido su completo desahogo, deja en pos de sí un vacío, que por precision tiene que ser reemplazado por una corriente polar; no así sucede con el N, que tiene las veces de un viento aspirado y viene siempre con fuerte alza de baró- metro, sin dejar en pos de sí vacío ninguno, por cuanto la masa de aire removida es constantemente reemplazada por el alíseo superior y de este modo puede quedar por algun tiem- po dueña del campo la corriente polar. ; Esto sea dicho con respecto á las dos grandes corrientes ge- _nerales N. y S.: por lo que hace á los ciclones, no creo deber entrar- de lleno en su teoría: bien conocidas son de todos las sencillísimas leyes que rigen estos temibles metéoros y áun -creo que hoy en dia á muy pocos debiera ser permitido el ig- norarlas. Sólo, pues,” haré notar las diferencias esenciales y notabilísimas que existen entre un viento general y un viento ciclónico, Este, en nuestro hemisferio considerado absoluta— mente y en sí mismo, es un viento que está en actual y per- fecto giro de N. á O. S.E.N., en sentido contrario de las agu- jas de un reloj; un viento general, por el contrario, es una in- mensa y caudalosa corriente, que va paulatinamente ganando terreno sobre otra, y haciendo así que el viento en nu locali . dad dada, vaya cambiando despacio de N. á E. S.O.N., es de- cir, en sentido inverso de lo que es el movimiento ciclónico en sí. Si nos fuera dado observar el fenómeno desde la par- te superior de nuestra atmósfera, aparecerían las corrientes inferiores polar y tropical, como dos anchísimos rios, ya de plácida ya de rauda corriente, de direcciones contrarias y des- alojándose á las veces mutuamente de sus vastos lechos; miéntras que el ciclon aparecería como un punto negro en medio del Océano atmosférico, un disco de pequeñas dimen- siones bien que de siniestro aspecto, formado de negros y api: Ms e ER dl 177 ñiados nubarrones en vertiginoso giro; de aquí es que los ca vactéres físicos de las corrientes generales han de ser por pre- cision muy diversos de los de las corrientes ciclónicas. El exámen, pues, de estos diversos caractéres, espero que ha de dar mucha luz para la discusion del easo presente. Con sentimiento, Sres., debo advertir, que á causa de la in- disposicion ántes indicada, me ha sido imposible presentar hoy íntegro un trabaje, que así quisiera fuese del gusto de la Academia, como con gusto lo he emprendido yo. En la se- sion próxima, Dios mediante, presentaré lo que resta. á dl DiscustoN ACERCA. DE LA PUNCION DB LA VEJIGA; por el-Ldo. D. Jus- tino Valdés Castro. (Continúa. — Véase “Anales” T. X, pag. 142.) - La puncion de la vejiga no dispensa ni el cateterismo ni la uretrotomia: si no los haceis hoy, los haréis maña— na, y puede suceder que al dia siguiente no sea tiempo: luego, ¿nó és preferible una operacion en lugar de dos, so— bre todo si se reflexionan los inconvenientes de la puncion de la vejiga? ¿No es mejor recurrir inmediatamente al cateterismo, - y si éste es imposible, en lo que no encuentro casi dificultad, á. la uretrotomia? Empero, diréis, ¿si el cateterismo es imposl- ble? Os contestaré, ahi teneis la uretrotomía. - ¿Pero siporun_ motivo ú otro, dicha operacion no puede practicarse?” Yo no puedo acoger todas esas imposibilidades, que tenderían 4 ha- cer creer que no se tiene la aptitud más que para la puncion vesical. | Yo asiento en principio, dice el Dr. Thirry, que no conoz— co estrechez tan poderosa que me impida penetrar en la veji- ga. Para probar que la puncion vesical es eminentemente gra- ve, áun practicada por operadores instruidos, refiere un caso de retencion absoluta dé orina por estrechez orgánica, en el que despues de varias tentativas de cateterismo por algunos T. x.—23 . 178 ; cirujanos, entre los cuales se hallaba el Dr. Seutin, se acordó la puncion de la vejiga contra la opinion del Dr. Thirry que aconsejó recurrir al cateterismo mejor dirigido, más persisten- te y prolongado. Su dictámen fué desechado, y la operacion se hizo, falleciendo el paciente al dia siguiente por un derra- me de orina en el vientre. Asimismo cita otro hecho que corrobora sus ideas. En éste se trata de otra retencion de ori: na por estrechez de la uretra, en que visto por el Dr. Rossi- gnol la imposibilidad de franquear el obstáculo, se creyó au- torizado á practicarla puncion de la vejiga, consiguiendo co- mo era natural la evacuacion de la orina y desaparicion de los fenómenos provocados por su retencion. Pero como la es- trechez no habia sido modificada en sus condiciones de exis- tencia, algunos dias despues reapareció la retencion con el mismo cortejo de accidentes. En tal estado, el Dr. Rossig= nol llamó en consulta al Dr. Thirry para preguntarle si debía practicarse por segunda vez la puncion, ó si creía que fuese aún posible penetrar con una sonda en la vejiga. Esta -esta- ba distendida; pero despues de inauditos esfuerzos consiguió el paciente expulsar un poco de orina, lo cual apartó la in- minencia de los peligros que pudieran temerse á cada instan- te. El Dr. Thirry respondió que no había lugar á la pun- cion, y que el cateterismo tenía probabilidades de buen éxi- * to. Accediendo el Dr. Rossignol á esta indicacion, invitó al Dr. Thirry para que lo ejecutase. Al efecto, colocado el pa- ciente en una posicion conveniente, se armó el operador de una sonda de plata de calibre ordinario, introduciéndola sua- vemente en la uretra: habiendo llegado á la estrechez, ejerció una compresion primero suave, y luego más fuerte; despues de cinco minutos de persistencia, consiguió franquear la es- trechez, entrando la sonda en la vejiga y evacuando la orina. Este hecho, de gran valor práctico, demuestra que debe utilizarse en beneficio del enfermo todo lo que posee de po— deroso un medio terapéutico, cuya indicacion es positiva, y por tanto, el éxito debe ser cierto.—Yo no sé, dice el Dr. Thirry, si gozo de un privilegio especial; pero hasta.hoy no 179 “he encontrado en mi práctica, tanto clvil como en el hospital, un caso de retencion de orina dependiente de una estrechez, . que no haya curado por el cateterismo. - Sin embargo, conce- do que algun dia no sea tan feliz y me encuentre en presen- cia de una estrechez infranqueable acompañada de una reten- cion apremiante. Pues bien, en ese caso, no ocurriría á la puncion, practicaría la uretrotomía externa, ó aún, si ésta me repugnara, para disminuir la resistencia de la estrechez, no temería introducir una sonda de. dardo, salvo, despues de haber dividido algunas capas de la estrechez, acabar la ope- racion por el cateterismo, que no debe entónces ofrecer sino muy poca resistencia. El Dr. Thirry cree que no existe estrechez de la uretra, por . extensa y callosa que sea, que autorice á practicar la puncion de la vejiga. En apoyo de esto, refiere otro caso de estrechez infranqueable, en que fué llamado en consulta por el Dr. Joux, que creía indispensable la mencionada operacion para combatir una supresion completa de la excrecion urinaria, to- da vez que sus esfuerzos habían sido inútiles para practicar el cateterismo. Era éste.un individuo de 60 años de edad, que ademas de la estrechez, padecía de una prostatitis y cis- titis crónicas. La vejiga ocupaba toda la parte anterior del abdómen, y su fondo doblado por la próstata hipertrofiada, encorvada en la cavidad del sacro. Había no solamente es- trechez, que se revelaba al tacto por un tumor oblongo y du- ro, que medía por lo ménos cuatro centímetros de longitud, sino aún desviacion del canal de la uretra por el hecho de la prostatitis. Habiéndole dado al paciente una posicion con- veniente, tomó una sonda de plata n? 9, de la serie de que se sirve habitualmente el Dr. Thirry, la introdujo suavemente, llegando desde luego al obstáculo, cuyo orígen se encontraba al principio de la porcion curva. Habiéndose asegurado de que la extremidad de la sonda correspondía por todos lados á la estrechez, lo cual se revela por el hecho de que, comprimien- do sobre los tejidos de nueva formacion, no se siente dolor, y no se llega nunca á determinar esas hemorragias abundan- 180 tes que indican una falsa vía, principió ejerciendo una pre- sion gradualmente progresiva y contínua. La dureza de la estrechez era tal, que en lugar de penetrarla, empujaba las partes alteradas PE el Pati de tal modo, que sus esfuer- zos hubieran sido vanos, dice el Dr. Thirry, si para obviar es. te inconveniente, no hubiera atraido hácia sí las mismas par- tes, abarcando con la mano izquierda la piel del escroto; — y por esta maniobra fijó la estrechez, contra la cual desde lue- go pudo obrar con más fuerza. Despues de una hora de cate- terismo, la sonda, por consecuencia de la contínua presion, se plegó, y la reemplazó “con otra. Muchas veces se hizo susti- tuiren la operacion por el Dr. Joux, en razon á tener cansadas sus manos, y ser necesario, segun sus ideas, que el cateterismo no sea interrumpido. Despues de dos horas de cateterismo bien dirigido, regularmsnte sostenido, consiguió franquear la estrechez; deprimiendo la sonda para atravesar el ángulo sa- liente formado por la pared posterior dela uretra, levantándo- la en seguida rápidamente, la introdujo eu la vejiga, de donde, salió la orina en abundancia despidiendo un olor fétido. Verdad es que, de momento, con la puncion de la vejiga se evitan los peligros de la retencion de orina, pero se queda al frente de la estrechez, que no ha ico ninguna in- fluencia favorable. Es necesario, pues, combatirla á la vez; para esto se tiene que dejar permanente una cánula en la ve jiga durante más 4 ménos tiempo, debiendo quitarse sólo, y cicatrizarse la abertura que ha formado, cuando la uretra ha— ya adquirido su calibre normal. Pero para llegar á este re— sultado ¡cuántas complicaciones! ¡cuántos peligros! Una es: pecie de espada de Damócles estará por decir así, durante todo el tiempo, suspendida sobre la cabeza del paciente. Júz- guese pues, dos operaciones en lugar de una; por consiguien- te, dobles peligros. Cada dia amenaza con el derrame de orina en el vientre, temor de inflamaciones, de abcesos, de fiebres intermitentes. | e (Continuará. ) pe) cho E|e's 'auu-al9“n9lzejcc¡¿8 [OT PI|OD'S [FS TI 601 ER fe E [813 [13 ole zlo'z 'as-a-guu-asie 0Zléclecics Iva orlo6's (ra pller ello ra re 1003 |r 63 3 eZ |s 9 'as-a-esle*Z9leg [clrg [Or SI 9r'€ leg 9UeEva [eb [103 |p 63 o m9 Elo 'Z “a-guu-osole'0Zl9z|2cice [06 PIPE E [TO ETS 09M EZ [48 [er le zz o'HE'clo 01 :a-auu-ulezolcaleciez los 61 |so's [roo lo9 silo 3 l6£ 190% [era opta zl0'p fo-ou-os our oss-oss]p 22 gelaciog [69 cr iz € [89 El so LG P3 lr [661 18:23 a'el9 110" Aa Pb Lelzol6e [ez'91190'a 96:91 vo8 lle ra l6s [6 07 [2:93 oelozlos "5-98:0-00:05 108108 noler 96 Sr l8z3 [69 pt lro Lilo pa le'9 1p0%8 12 9% c.€l61/S'p s-9-U-38-989/p*1 ITelgc|¿8 [9y P 1/8 to ell6s sto ez [36 joer [a 4a geliézio 9 | “9-2u-ouu-a“asfe:pleclccias le6'El 00 1 [de elfostvifoza [el [e'8r [9.53 * Jo'efe'ejo'9 | “99-9-auu-au-alu-p eclod| 16 |1S'91 leve tip va feto Jo“ra [8 "za cda 1jo'p | *98-20-0-988-ol6*Z2102163/06 JEv' 21 se 90981 E ra [rg [03 |1Z3 o ele 21007 "s-98-aSAlG'C Ll 19/06 |. 21|S [S:9119P"81j0'S3% [eS 1413 [923 o el sos :asa-s-as-als'3Lleclociós [sr Liar? loc curse lle ca lee |u1z fotos ¿JOEJO so ar 9 suu-o-ae lp LLnelo906 [ev LI 17 [6091 Self ra [34 [113 [e 88 galloale río y | “9 suu-oua-osia*08|pel2clre Jos 8112 GT ZIG9 68 ve lez lazo [96% 2 Igelsclo'or "s-aselz €Z|z2/30|c8 [ez z1|29'€ [z0'crle9'er|p's3 le |rrz [8:68 = loelbielo'01 "as-8-a8-aSol/Lglipelocipe let erlser lecoriepile'aa le rr lpoL [e 83 eel “9/0 751 “l6'09lzw rcles 26 011483 (086 ¿e 31H6 03 jo? 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NOVIEMBRE DE 1873. 'ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA. SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 14 DE SETIEMBRE DE 1873. SEÑORES ACADÉMICOS CONCURRENTES.—r. Sauvalle, Vice—Presi- dente; Melero, Rocamora, Oxamendi, Cowley (D. Rafael), €. del Valle(D. Ambrosio), R. P. Viñes, Finlay, Reynés, Cerero, CFovantes, Donoso, Fodriguez; Mestre, Secretario. Lectura y aprobacion del acta de la sesion anterior. Asiste á la sesion el socio de mérito R. P. Viñes. CoRRESPONDENOIA.—Leyéronse en seguida: 19 Una comuni- cacion del Gobierno Superior Político remitiendo el expe- diente de D. Manuel Sanjurjo y Sanchez y D. Fernando Min- teguiaga, aspirantes á las plazas de médicos municipales de los partidos del Padre las Casas y Camarones (jurisdiccion de Cienfuegos); del que se dió traslado á la Seccion de Medi: cina y Cirugía para el informe respectivo; 22 otra idem de la 7, 1.24 186 misma procedencia, incluyendo la instancia documentada del Dr. D. Leonardo Auzquia, en solicitud de la plaza de médico municipal del partido de Alvarez (jurisdiccion de Ságua la Grande), la que se remitió 4 la Seccion mencionada; 3? otra idem de idem, acompañando los documentos pertenecientes al Ldo. D. Vicente de la Guardia y Mádan, que pretende una plaza de médico en el hospital de San Felipe y Santiago de esta ciudad: con igual tramitacion; 4? dos oficios del Dr. Ro-- driguez, Secretario de la Seccion de Medicina y Cirugía, en donde manifiesta, que no acompañando los Sres. Sanjurjo, Minteguiaga y la Guardia los documentos que acrediten su aptitud legal para el ejercicio de la profesion, ni originales, ni en copias certificadas, la Seccion no puede ni debe dar su dictámen hasta tanto que no obren dichos datos en los res-' pectivos expedientes; 52 una comunicacion del Sr. D. Anto- nio Lopez Prieto, remitiendo á la Academia la cantidad ofre- cida para ayudar á los gastos que ocasione la instalacion del Museo, á quien se contestó con atento oficio, dándole á nom- bre de aquella las más expresivas gracias por su generoso desprendimiento; 62 otra idem del Sr. D. Francisco Groyrl y Adot, ofreciendo al Instituto la suma de mil pesos como pre- mio de las memorias que se escriban sobre enfermedadas de los países cálidos, en especial la diarrea crónica y su trata—' miento, por cuotas de 250 pesos en cada concurso, aumentán— dose con las que no se hayan invertido por falta de concur- rentes 6 de asignación de la Academia: se contestó aceptando su valiosa oferta, que ha de redundar en Provecho de la cien- cias, de la humanidad y en honra del fundador del premio.— Presentó, por último, el Secretario el cuaderno 7 del “Genio Científico;” los núms. 1020, 1022, 1023 y 1024 del “Siglo Médico” de Madrid, y las entregas 27 y 28 de la “Indepen— dencia Medica” de Barcelona. | Lrrorricra.——Enteróse despues la Corporacion de una nota enviada por el Dr. D. Fernando G. del Valle, con objeto de contribuir en algo para la historia de la Cirugía en esta Ísla, y relativa á un caso de litotricia efectuada en una mujer de 187 cincuenta años, por el año de 1860, en el Hopital de S. Fran— cisco de Paula. Habia en ella un descenso de la matriz y los síntomas de un catarro vesical crónico: el cateterismo demos: tró la existencia de un cálculo; reconocidos su tamaño, pues medía 16 líneas de diámetro, y su naturaleza, que era terro sa, se hizo su trituracioh con el rompe-piedras de Heurteloup, repitiéndose al cabo de cinco dias, —con lo que pudo la enfer- ma arrojar los fragmentos hasta la cantidad de 149 gramos y quedar completamente curada desde entónces. Cuasant.—En el uso de la palabra el Dr. Oxumend?, leyó una memoria sobre el agua destilada de las hojas del Cuaja- ní (Aqua destillata foliorum Pruni occidentalis, Sw.) y del fruto del cuajanicillo (Ag. destáll. drupe Pruni spherocarpe Sw). Despues de recordar que al Sr. Sauvalle debia el co- nocimiento de que en dichas especies botánicas se hallaba el ácido cianhídrico en cantidad notable; que Swartz y Jacquin -son,segun Grisebach, los autores fundamentales de los produc: tos vegetales de las Antillas inglesas; que el Catálogo del autor aleman, revisado por el Sr. Sauvalle, es el más cemple- to que existe asia el dia respecio á las plantas de esta Ísla: despues de indicar las especies comprendidas en el gen. Pru- nus, —que Grossourd y considera como remedios inocentes los preparados del cuajaní, cuyas flores y hojas pueden emplearse en tisanas pectorales; que los Sres. Husemann, en su impor- tante obra publicada en 1871, no mencionan dicha especie ni el cuajanicillo: de señalar todas las que contienen amigdalina, deteniéndose en el Cerasus brasiliensis, que es un sinónimo del Prunus spherocarpa, conforme lo consigna el Sr. Lang- gaard, médico danés establecido en el Brasil y autor del “Novo Formulario” publicado en portugués en 1868; y el análisis que de ella dió el Dr. Peckolt enla Gaceta médica de 1864, demostrando que sus frutos dan amigdalina cristaliza- ble,—expone el Dr. Oxamendi que el Sr. Ldo. Figueroa ha encontrado 50 miligramos de acido ciguhídrico por onza del agua destilada de las hojas del Cuajaní, cantidad que exige el Códex para la de laurel cerezo, pero que no tiene la que - 188 corre en la Habana, pues se desvirtúa con el tiempo, lo mis- mo que el agua de la semilla de mamey colorado, siendo más estable aquella; y concluye que debe reemplazar á las demas. Discusion.—El Dr. Cowley (D. Rafael) manifiesta que, áun cuando se atribuya á un espíritu de contradiccion, si por una parte celebra de todas véras los buenos deseos del Sr. Oxa- mendi en las memorias que ha presentado á la Academia, al ocuparse de cinco productos indígenas, siendo uno de ellos un purgante oleoso y los otros cuatro plantas cianogenadas, no puede ménos de estar en desacuerdo con dicho académico respecto al modo y forma de sus comunicaciones. Llama des- de luego la atencion una cosa que raya en ingratitud, y es la facilidad con que pasa del agua destilada de yuca agria á la del mamey colorado para abandonarla pronto por otia que merece su preferencia, sin pensar que así se desvirtúan sus anteriores opiniones. Pero ¿es tal la importancia de las aguas ciánicas que merezcan la predileccion que el Sr. Oxamendi les concede? No, ciertamente: ellas no valen algo sino por el ácido cianhídrico: éste es su elemento principal, el que les da sus propiedades; y en cuanto á las plantas que lo contienen, son numerosas, pero Ja cantidad de principio activo es en extremo variable y depende de su edad, de la época en que se verifica su recoleccion, de las partes de la planta que se aprovechan, de otra multitud de circunstancias y hasta de la conciencia farmacéutica. Ademas el cuajani, segun le ha ma- nifestado el Sr. Sauvalle, pierde con suma presteza el ácido prúsico; el ácido cianhídrico medicinal puede reemplazar to-- das esas aguas ciánicas, unas inocentes y otras tóxicas segun el tiempo de su preparacion, porque todas son alterables con el tiempo, y áun el ejemplar de la del Cuajaní presentado por el Sr. Oxamendi á la vista de todos, destapado ha disminuido bastante -su olor. Ha dicho el Sr. Figueroa que la citada agua es más estable que las otras; pero puede asegurarse que le sucederá lo mismo que á las demas: conteniendo el mismo ácido volátil, la ley es idéntica para todas. El Sr. Oxamendi, 189 + en sentir del Dr. Cowley, debió de limitarse á señalar su pro- cedencia, cuando se trataba de productos cianogenados, acep- tados y desechados todos sucesivamente, sin los cuales puede uno pasar, que cuando no son infieles son peligrosos y cuyo número está indicando con la riqueza en los remedios la po- breza de la terapéutica. Si el mencionado académico hubiera tratado de reemplazar la monesia, la quina, la ipecacuana, ete. con productos indígenas, habría hecho algo útil y digno de la Corporacion; pero se refiere á un medicamento que es muy raro administrarlo solo, sino asociado á otros, á quienes puede atribuirse toda la accion curativa, como se observa con el kermes suspendido en el looch: blanco. - Alas observaciones que preceden, contestó el Dr. Oxamen- - dí que no había hablado de las aguas destiladas del Prunus occidentalis y sphorocarpa como si fuera una panacea, ha- biendo manifestado ya en una de sus memorias anteriores cuáles fueran sus indicaciones más importantes. Todos sus esfuerzos tienden á reemplazar con productos indígenas los exóticos empleados en Medicina, en lo cual hay ventaja para la ciencia por la facilidad de tener las plantas frescas y de preparar á cada paso las formas en que se aplican, y tambien bajo el punto de vista de su valor monetario, siendo muy no- table la diferencia. En Europa, por otra parte, son comunes las sustituciones del agua de laurel real por la de almendras amargas; y es sensible que el Sr. Cowley, en quien la Farma- cología, segun él mismo cree, es hereditaria, no le ayude en ' esa propaganda, toda vez que “Nobleza obliga.” El Dr. Cowley replicó que estaba en la firme conviccion de - que se perdía lastimosamente el tiempo no reemplazando cosas útiles, sino medicamentos que no tienen valor, como los ciano- genados, y no presentáundolos con estudios y experimentos á la altura de la ciencia, sino en comunicaciones que no permiten concederle la sancion académica. El Dr. Oxamendi explica que, al fijar su atencion en las plantas medicinales de la isla de Cuba, ha empezado por las que contienen clanógeno, por la facilidad con que en ellas se AÑ e 190 acusa el principio que les comunica esas propiedades, siendo entónces tambien fácil deducir sus aplicaciones. El Sr. Sauvalle cree que los estudios del Dr. Oxamendi son de gran utilidad, por cuanto facilitan considerablemente eu los campos la práctica de la medicina y de la farmacia, sir- viéndose de plantas indígenas que pueden suministrar los re- medios que se necesiten. El Dr. Cowley repone que, tocante á los productos cianoge- nados, no hay en primer lugar ventaja alguna que no pueda obtenerse con otros medicamentos; y en segundo, hay peligro en dejar su uso á merced de cualesquiera. El D». Mestre manifiesta que la poca importancia que el Sr. Cowley atribuye á los preparados ciánicos crean para él un compromiso, el de demostrar que ese grupo de medicamentos puede sustituirse en Terapéutica con otro gupo que ofrezca sus mismos efectos fisiológicos y terapéuticos: que respecto al trabajo del Dr. Oxamendi, no puede exigírsele que sea per- fecto y completo, pues su objeto no ha sido que la Academia le dé su sancion en este sentido, sino 1r abriendo el surco en un terreno en que deberían seguirle muchos trabajadores, á fin de llegar á constituir una obra semejante á la que en francés ' publicó el Dr. Cazin sobrelas plantas medicinales indígenas de Francia, que alcanzó un premio y varias ediciones, aunque muchos de sus capítulos no tengan ese grado de perfeccion que quiere el Sr. Cowley y que no siempre es dado conseguir. El Dr. fieynés se asocia á las palabras vertidas por el Dr. Mestre, en cuanto á que el Sr. Cowley se explique más exten- samente acerca del valor terapéutico de los medicamentos ciánicos, puesto que en otra ocasion y en el seno mismo de la Academia, se ha expresado el Sr. Reynés á favor de ellos. | El Dr. Cowley procura fijar bien la cuestion: él está dispues- to á probar que son tan poco importantes sus propiedades te- rapéuticas, que podemos pasar sin ellos. El Dr. Rodriguez opina que deben alentarse los trabajos por el estilo del que ha leido el Sr. Oxamendi, porque con esas sustituciones se facilita la práctica, y con aquellos se des- : | 191. pierta el estímulo de todos y hasta del Sr. Cowley: recuerda con este motivo que al ingresar el Sr. Sauvalle en la Corpora- cion, lo hizo con una memoria de esa naturaleza, muy estimada, sobre las plantas medicinales, y despues redactó un plan de in- vestigaciones que seinterrumpieron desgraciadamente y que bueno sería continuar, siendo el Dr. Oxamendi el único que, con una constancia digna del mayor elogio, prosigue hacién- dolas. El Dr. Oowley trata de demostrar que para los esfuer- zos del Sr. Oxamendi no ha tenido más que elogios; pero no así en lo que se refiere á la realizacion de su trabajo, que no puede merecer la sancion académica, llamando particularmen- te su atencion que la última planta estudiada sea superior á las que le han precedido en el exámen que de ellas se ha efec- tuado. q Léjos de estimarse como un trabajo perdido, considera el Dr. Rodriguez que se ha ganado con él el descubrimiento de una planta más rica que 1 otras sometidas hasta ahora al análisis, lo que dará lugar á una sustitucion ventajosa. - No es posible todavía reclamar sino una perfeccion relativa, que sir- va de guía á ulteriores investigaciones. El Dr. Rocamora se adhiere á los expuesto por los Sres. Sauvalle, Reynés, Rodriguez y Mestre: pero si debe estimular- se al hombre estudioso en sus trabajos, no deja por eso de llamar la atencion la rara casualidad de que cada una de esas plantas sea más rica en ácido ciahídrico que las anteriormente estudiadas por el mismo profesor. Todas las rosáceas contie- nen ese principio, en más ó ménos cantidad, y lo que impor- taría es hacer un estudio comparativo de ellas. Los trabajos emprendidos por el Dr. Oxamendi no son nulos ni acabados: son problemas que se plantean y que más tarde podrán str resueltos por otros, queá su turno estudiarán las rubiáceas, las gramíneas, las asparragíneas ete. Por lo que hace á la bue- na Ó mala fé de los farmacéuticos, á que se ha'hecho referen- cia, —protesta el Dr. Rocamora contra todo lo que se diga sin suministrar las pruebas, pues si hay nombres honrosísimos en / . 192 ese gremio, el público sabrá eliminar á los que no sean dig nos de consideracion, pero que deben ser señalados para que se les forme expedientes, y no atacados de una manera ambí- gua que parece comprender pon á cuantos ejercen tan be: nemérita profesion. El D». Cowley insiste en que lo que para el Dr. Rodriguez es un adelanto, para él es un retroceso, por no existir verda— deros motivos que den la preferencia á una de esas aguas des- . tiladas sobre las otras, y porque todas se adulteran, perdien- do el ácido á que deben sus propiedades. El Dr. Oxamend: advierte que esa preferencia tiene su ra- zon de ser en la mayor cantidad de ácido cianhídrico que el análisis químico ha demostrado y en la mayor facilidad de - preparar el medicamento á cada paso por la abundacia de la planta y la comodidad de tenerla fresca siempre que sea me- nester. Por otra parte, el Dr. Mestre ha herido la dificultad al decir.que el trabajo no se ha sometido á la aprobacion de la Academia: ésta no puede aprobar ó desaprobar en una cues- tion que se halla al estudio y que está aún sobre el tapete. Revista OIENTIFICA.—Hallándose presente el socio de mé- rito R. P. Viñes, le suplicó el Sr, Sauvalle que ocupara la pre- sidencia, para leer, como lo hizo, una Revista científica, en que se ocupaba del hidrato de cloral contra la tos ferina, la incontinencia de orina y el mareo; de un nuevo signo de la pie- litis, cual es la presencia en la orina de cristales de nitrato de urea; de un nuevo método de conservacion de los cadáveres; de-una fórmula que se recomienda como muy eficaz para ob— tener la anestesia local, y en la que sirve de base el rigoleno; y de las aguas potables, considerando los efectos de las mate— rias animales disueltas en ellas, la influencia que puede tener eb uso del agua de la Zanja en la salud pública, —la engañosa apariencia de algunas, que las hace estimar como muy- bue- nas para ser bebidas á pesar de encerrar sustancias venenosas que, en pequeñas dósis, obran con la mayor actividad—las -infiltraciones de las cloacas y letrinas,—la produccion de las diarreas y disenterías, la propagacion del cólera, el desarrollo | 193 ] de las hidátides hepáticas, de la fiebre tifoidea,—estando hoy generalmente admitido que “la mejor agua potable es la que ménos materias orgánicas contiene.” (1) - El Dr. Finlay recuerda con este motivo. que ahora cinco años se desarrolló en el Cerro el cólera, siguiendo el curso del agua de un lado, miéntras del otro no se observaron los mis- mos casos á pesar de las malas condiciones en que allí se en- cuentran los moradores, entre otras el hacinamiento de las casas; y promete presentar en la próxima sesion un trabajo en ese sentido. Despues de lo cual quedó la Academia constituida en se— sion de gobierno. SEsION PUBLICA ORDINARIA DEL 23 DE SETIEMBRE DE-1873. SEÑORES ACADEMICOS CONCURRENTES.—£r. Sauvalle, Vice- Presidente; Reynés, R. P. Viñes, V. Machuca, Cowley (D. Ra—- fael), Garcia, Babé, Fovantes, Finlay, G. del Valle (D. Ambro- sio), Oxamendi, Rocamora. Castellanos, Machado, Plasencia Miranda, Rodriguez; Mestre, Secretario, b) Lectura y aprobacion del acta de la anterior sesion. El Sr. Presidente comunica á la Corporacion que asiste á la sesion el socio de mérito R. P. Viñes. CORRESPONDENCIA. —Leyéronse en seguida por el Secretario: 1% Una comunicacion del Gobierno Superior Político remi- tiendo el título de Licenciado en Medicina de D. Vicente de la Guardia y Mádan, que solicita una plaza de médico en el hospital de S. Felipe y Santiago de esta ciudad; documento que fué enviado á exámen de la Seccion respectiva;—2. 9 otra comunicacion del Gobierno Superior, decretando se informe por la Academia acerca de una instancia de los Sres, Ubiols y Vazquez, en solicitud de que se le permita expender un reme- dio anti-odontálgico; acordándose la remision de dicha ins- (1) V, Anales, t. X, pág, 152. T, x.—26 194 tancia y del frasco que la acompañaba á la Comision de Re- medios nuevos y secretos; —3? Otra id. del Excmo. é Tllmo. Sr, Regente de la Audiencia, recordando el despacho del in- forme relativo al estado mental de D. Ramon Quintero, pro- cesado por delito de hurto: manifestando el Secretario, que desde el 16 de Julio último habia sido elevado al Excmo. Sr. * Gobernador Superior Político, por cuyo conducto lo pidió á la Academia el Sr. Alcalde Mayor de Monserrate,—se acordó decirlo así al Sr. Regente; 4% Un oficio del Dr. Rodriguez, adjuntando el expediente de D. Vicente de la- Guardia y Má: dan, así como el informe evacuado por la Seccion de Medicina y Cirugía; al que se daría lectura en sesion de Gobierno; y 52 un oficio del Dr. Lebredo, participando su nuevo domi- cilio. El Dr. Rieynés, Secretario de correspondencia nacional y extranjera, presentó: el núm. 29 (año 8%) de la Indeperden- cia médica de Barcelona; el número 557 de la Revista Minera: de Madrid; los 1025 y 1026 del Siglo médico de dicha capi— tal; la entrega 15 del Anfiteatro anatómico español, de la mis- ma; algunos números de La Nacion, periódico universal, de Méjico; y una circular referente á un filtro desinfectante eco— nómico, de Palacio, y á otros aparatos químico-industriales. Donny o.—El S». ¡Sauvalle manifestó que despues de algu- nas dificultades, se habia logrado por fin recibir la cantidad cedida á la Academia por la Sociedad y Económica, y en prue- ba de ello leyó un oficio del Excmo. Sr. Gobernador Político, Presidente del Ayuntamiento y de la Comision provincial de la Exposicion de Viena, transcribiendo otro del Superior Go- bierno en que aprueba la concesion de dos mil pesos de lo so- brante de la Exposicion de Paris, á fin de. que la Academia de Ciencias “atienda con ellos á la creacion de una Biblioteca pública y Museo indígena,” y se ordena la entrega de dicha suma al Presidente ó su delegado de la referida Corporacion. El Dr. Miranda expuso entónces que, como todos sabian, el éxito de la empresa se debia sobre todo á los estuerzos y á la abnegacion de nuestro digno Vice-Presidente, el Sr. Sau— y 195 valle, quien se habia hecho merecedor á un voto de gracias, que tenia el honor de proponer á la Academia. Acordado por unanimidad, —contestó el Sr. Sauvalle dando las más expresivas gracias, aunque “estaba ya más que remu- nerado con el gusto de haber sido útil 4 la Academia, inician-- do la idea de la asiguacion que con tanta generosidad consig- nó por unanimidad á esta Corporacion la Sociedad Econó- mica de Amigos del País, y de haber llevado á cabo con feli- cidad una empresa que presentaba no pocas dificultades, Es verdad, Señores, (agregó el imencionado socio), que he hallado en nuestras ilustradas autoridades, así como en todos los que han intervenido en el expediente formado con este objeto, las mayores simpatías por la Academia y por nuestro digno Pre- sidente tan generalmente apreciado. Sería una ingratitud de mi parte si dejara de recordar aquí algunas de las personas que más interes han mostrado por servirá la Academia. En primer lugar mencionaré al Excmo. Sr. D. Rafael Rodriguez Torices. Director general de la Sociedad Económica y el Vo- cal de la misma Sr. D. Antonio A. Ecay. Iguulmente debo tributar las gractas al Excmo. Sr. D, José Montero Rios, Rec- tor de la Universidad, al Sr. Ustáriz del Consejo de Adminis: tración y á nuestro respetable y dignísimo Gobernador Polí- tico el Excmo. Sr. Conde de Cañongo. Ruego á la Academia se sirva acordar un voto de gracias á los ilustrados y bene- méritos patricios que han dado pruebas de su amor á las cien- cias y del aprecio en que tienen á esta Corporacion.”—Así lo acordó ella unánimenente. FarLecinrento.—Habiendo participado el Dr. Rodriguez el fallecimiento del Dr. Vélaton, recientemente ocurrido en Francia, —expresó el Secretario que, como académico y como discipulo, había ya pensado dedicar un recuerdo á aquel so- cio de mérito que vino á ocupar la plaza que dejó vacante el ilustre Velpeau, y cuya pérdida comunica tambien con sumo pesar: recordó las principales obras que había publicado, — sus “Investigaciones acerca de la tuberculizacion de los hue- sos (1837),” el “Pratado de los tumores de las mamas (1839),” 196 el “Paralelo de los diversos modos operatorios (1850),” la “Influencia de la- posicion en las enfermedades quirúrgicas (1851),” los “Elementos de patología quirúrgica,” en colabo- racion con el Dr. Jamain, que hace pocos años precedió al maes- tro en el camino de la muerte, (1844-58), cuya 2? edicion se había empezado con la ayuda del Dr. Péan; los “Progresos de. la Cirugía en Francia,” memoria en colaboracion con otros distinguidos cirujanos; —llamando sobre todo la atencion el trabajo primeramente citado, y que forma época en la histo- ria de la afeccion á que se refiere, despues de Boyer y ántes de la Escuela histológica en Francia, que cuenta entre sus ex- presiones la tésis inaugural de nuestro socio corresponsal el Dr. M. G. Echeverría, hecha bajo la direccion del jefe de aque- lla, Ch. Robin (1). Pero ademas de esas publicaciones, y aca- so las más útiles é importantes, son sus lecciones clínicas, nu: merosas, recogidas por sus discípulos é insertas en muchos y diversos periódicos, lecciones que convendría reunir, como lo hizo en parte en inglés el Dr. Atlee (2), y entre las cuales re- cuerda el Dr. Mestre, por haberlas oido, las referentes á los tumores sanguíneos de los músculos, á los venosos del cráneo en comunicacion con la circulacion interior, á los glandulares de la bóveda palatina, á los mielopláxicos del maxilar supe- rior, álos del teste, etc., etc. En esa época Velpeau, en la Caridad, atraía gran número de oyentes con sus sabias y “eru- ditas conferencias; Jobert en el Hótel-Dieu sólo por la rap1- dez y la limpieza en el manual operatorio; y Nélaton en la Clínica de la Facultad veía siempre llenos todos los asientos por las cualidades que enaltecían sus lecciones: la claridad y la sencillez, las explicaciones gráficas con auxilio del trazado, la preeminencia en la ciencia del diagnóstico, y el genio in- ventivo para las operaciones, pudiendo seguirle, á virtud de esa claridad y de ese talento, aún los ménos avanzados en los estudios médicos. Entre otras pruebas de esa inventiva, que á cada paso se ejercitaba con motivo de los procedimientos (1) Sur la nature des affections dites tubercules des vertébres.—Paris, 1860. (2) Clinical lectures on surgery.—Philadelphia, 1855. A quirúrgicos, señala el Dr. Mestre: la talla pre-rectal, que ha realizado un- verdadero progreso en esa materia, y que por primera vez se dió á conocer en la tésis inaugural del Dr. Her- nandez (1), entrando casi inmediatamente en la práctica y de que-son ejemplos las operaciones verificadas entre nosotros desde hace algun tiempo, y últimamente por el Dr. Busta: mante con éxito feliz; la tienta de porcelana no bruñida para reconocer en la herida de Garibaldi la presencia del pro- yectil, de antemano diagnosticada por Nélaton;la enfermedad del Principe Imperial, en que su bisturí vino á demostrar la existencia de un absceso, cuando todos aceptaban una .coxal- gia; el mismo Emperador de los franceses, que más de una vez le debió la mejoría de sus males,para fallecer despues de una doble litotricia efectuada en Inglaterra por el célebre especia- lista Thompson,—aunque los médicos de Francia hubiesen se- ñalado ántes una pielitis calculosa. “La Cirugía, en fin, aca- ba de perder un hombre eminente, la humanidad un utilísimo servidor, y las Corporaciones, sobre todo nuestra" modesta Academia, un socio que sin duda las honraba con el prestigio de su nombre.” E QuistE PiLos0.—Leyó despues el Secretario un caso curioso remitido por el socio de mérito Dr. D. Fernando Gouzalez del Valle, y en que se trata de un quiste piloso extirpado en un jóven de quince años: se hallaba situado cerca del ángulo superior y posterior del parietal derecho, con el volúmen próximamente de un huevo de paloma, un poco de sensibili-: dad al tacte y"los caractéres de un simple quiste seroso: data- ba desde la niñez, aunque en los dos últimos meses se nota- ra su más rapido aumento: hecha la puncion, dió alguna'sero- sidad clara; practicada una incision longitudinal, paralela á su mayor diámetro, salió primero serosidad y luego un poco de SAngraza; y profundizando más la incision, se encontró una sustancia extraña, de color negro, que, extraida la bolsa ó membrana en que se hallaba encerrada, resultó ser abun- (1) Exámen des différents procédés de taille sous-pubienne, et description spécia- le dan nouveau procédé, la taille pré-rectale.—Paris, 1856. 198 dantes cabellos enroscados. observacion recogida y operacion hecha por el alumno de 4.9 año, D. Juan Bta. Ferrari. MORTANDAD POR LA FIEBRE AMARILLA—El Dr. G. del Valle (D. Ambrosio) da cuenta del curso de la mortalidad de la fiebre * amarilla desde su incremento hasta su declinacion, observado en la Habana en los meses de Mayo, Junio, Julio, Agosto y Se- tiembre próximo pasado, cuyos totales son 127, 378, 416, 127 y 34; habiéndole incitado á esta estadística particular, que en un periódico de la capital se haya hablado con suma lige- "reza de “calumniosa clasificacion,” y hallándose ajustada aque- lla á las certificaciones de defuncion dadas por los mismos facultativos, y enviadas por los respectivos párrocos á la Jun- ta Superior de Sanidad, donde deben encontrarse. Cuadro del curso de la mortalidad de la fiebre amarilla desde su incremento hasta su declinacion, observada en la Habana en 1873. DIAS, Mayo, Jumio. Julio. Agosto. Setbre. DIAS. Mayo. Junio. Julio, Agosto. Setbre. 1 2-19, 19* 1074: Ant.” 0 AL 158: 0234 2 1 DO 7 1 17 3 Dd 9 6 1 5) SE EZ 8 Z 18 6s Aca 1 2 4 Ss + AE E GA 19 Da 60 LO Di 6) EA ESO y AL 5 20 de E 3 2 6 E A A O! 21 a PIS TeEer LS 7 1 DATES 6 1 22 2 ao A 2.8 8 1 PIES 5 9 23 ade LEA 1) 1 9 5 3 13 6 1 24 0 AS TAN > 1:02 o E DO 25 e RS Lo PT 2d 11 A (GRA E! 3 1 26 S. 21,346 2 2 12 2 Mola. AAN 27 9, 6 10. OMA 13 pS Le aa Ls! 1 EA 28 S 10” 10 y 1 E ss Ma a EG les 2 1 29 o A 8 ss 15 O ASAS 1 JO tie 90. 19 205 Y 16553. "14 9 6 1 A 13 1 Sumas... 41 158 234 85. 21 Suwmas.. 127 378 416 127 34 'TrRASMISION DEL COLERA POR MEDIO DEL AGUA.—En el uso de 199 la palabra el Dr. Finlay, leyó un trabajo sobre la trasmision del cólera por las aguas corrientes cargadas dé principios es- pecíficos. Empieza con un resúmen de los datos principales en que se funda la ciencia para aceptar ese medio como uno de los más poderosos de propagacion, desde Lauder Lindsay queen 1854 dedujo de sus experimentos que el gérmen co- lérico reside en la sangre y que su eliminacion se efectúa especialmente por las excreciones intestinales, —los ensayos de Thiersch en 1859, dando el cólera á unos ratones mediante la. ingestion de sustancias impregnadas de deyecciones coléricas, —los de Robin, inyectando éstas en las venas y tráquea, —las de Legros y Goujon, practicando ademas inyecciones hipodér- micas; los experimentos de Guttmann y Baginsky, con resul- tados análogos, y por último los de Burson Sanderson,—todos los cuales comprueban la trasmision del cólera por las evacua- ciones, vómitos y suero de la sangre de dichos enfermos, 1n- . troducidas las materias específicas debajo de la piel, en la piel 6 en la tráquea de los animales, —-por su ingestion en el estó- mago si no hay jugo gástrico bastante 4 transformarlas,—no dejándose penetrar la piel, ni 4un despojada de su epidérmis, y destruyéndose la virulencia al cabo de algun tiempo. Ca- so de trasmitirse el cólera por medio de la atmósfera, no se le debe conceder sino una influencia muy secundaria, segun lo prueban ejemplos numerosos y bien observados, no faltando tampoco para demostrar la propagacion merced al contacto de los objetos contaminados, citando el Sr. Finlay algunos, así como la opinion de médicos muy entendidos. En la idea, por consiguiente, de que el modo de trasmision más frecuente deberá consistir en su introduccion por las vias digestivas en forma de partículas sólidas ó líquidas contaminadas y la coexistencia de una alteracion de las funciones. de aquel apa- rato, capaz de disminuir la secrecion del jugo gástrico, se detiene á considerar la epidemia del cólera de 1867 en sus relaciones con la barriada del Cerro y las ramificaciones de la Zanja, á cuyo efecto ha trazado el plano de éstas y formado al propio tiempo un cuadro de todos los casos ocurridos en el 200 Cerro,—con que se demuestra que el número de los invadidos guardó proporcion con la inmediacion de las casas'á la Zanja ó6áalguno de sus ramales descubiertos, concluyendo por últi- mo el autor, al señalar un peligro que se haría extensivo á la Habana con la reciente introduccion de las aguas en las de- mas casas, por recomendar la conveniencia de que se cubran la Zanja y sus ramales, para que no se viertan en ellas las im- purezas queen la actualidad arrastra. (1) * Concluida la lectura del Dr. Finlay, y despues de haceria el Secretario de una comunicacion del Sr. Obeso de Quevedo, inge- niero, que remite dos frascos, resultado del análisis químico, Ó mejor dicho, de la investigacion de las materias orgánicas con- tenidas en las aguas de la Zanja Real, las que arrojen á 30 milígramos por litro, y sin embargo son las ya destinadas á ser distribuidas como potables á una parte del vecindario, —mani- festó el Dr. Várgas Machuca, que no era posible apreciar el valor científico de dichas investigaciones, pues era de toda necesidad saber los puntos en que aeron recogidas las aguas sometidas al análisis, sus propiedades físicas, si eran tri Ó claras, así como el renta empleado y el cálculo que ha ser 0 de fundamento para descubrir la cantidad de materia orgánica que acusa la citada comunicacion.—A propuesta del Secretario acordó la Academia, á la vez que dar las gracias al Sr- Obeso, suplicarle suministrase los datos indicados por el Sr. Várgas Machuca. El Dr. Valle expone que una cosa es el agente especifico y otra los medios coadyuvantes, el cólera y las mercancías ó las corrientes que lo propagan, ó el rio limpio ó revuelto que sirva para la trasmision; porque si no hay el agente, no hay la enfer- medad ni la epidemia, aunque la insalubridad del lugar aumen- te la gravedad de los casos y sea la mortandad en proporcion. —La obra del encañonamiento de la Zanja, recientemente rea- lizada, es de reconocida utilidad, no sólo porque corregirá las Aleron: que hacen insalubre una gran parte de las habita- ciones situadas hácia el N, de extramuros, cuya prueba se re- (DD V, Anales t X pág. 159. 201 conoció cuando con motivo de la construccion de la cloaca de lá calle de la Lealtad, se detuvo la corriente de dicha Zanja, — sino porque tambien se aprovechará para muchos usos domés- ticos esa agua, regadío y y hasta para beberse, pues su potabili- dad la reconocieron nuestros antepasados por más de dos siglos que la bebian, no pudiendo ménos de ser así, cuando procede- del rio As: cuyas buenas DOES nadie ha desmen- tido hasta ahora, si no se contaminan por el abandono é incu- ria de los vecinos por donde corre.—Respecto á la materia or— gánica que la química pueda encontrar en dichas aguas, en las cuales está incluida la de la Zanja, hay que admitir sólo que ella no puede darnos más. que su presencia y que su cantidad nunca podrá ser la real, sino la aproximada, porque las transi- ciones y transformaciones por que pasa, nos llevan á otra clase de investigaciones que son del dominio de la microscopia, cien- cia que aún no puede resolver los grandes problemas que ne- cesita la higiene en el órden de las endemias y de las epide- mias: miéntras tanto ésta, con los hechos recogidos del uso de tales aguas y sus propiedades físicas y fisiológicas, resuelve su potabilidad y eso le basta.—Toda agua nueva impresiona las vías digestivas, promueve cólicos y diarreas; pero despues de “purgarse las aguas,” como dice el vulgo, se restablece la sa- lud. La instalacion de los filtros, por su buena estructura y por la naturaleza de la materia filtrante, las depura; los tubos de hierro, por la fri iccion del agua en su tránsito, las hacen perder la materia orgánica, ado expresion popular que “el agua corriente nada consiente,” y demostrándolo los análisis que se hicieron del agua en el ingenio de Durañona y despues de su transcurso, cuya diferencia fué de 30,"m 4 3; y ademas, segun Malaguti, el hierro es un medio de desinfeccion.—Por un lado el Dr. Finlay no ha hablado de esas infiltraciones, y ha olvidado que 4 menudo se presentan los casos en direccion opuesta al curso de las aguas, y por otro la estadística necesita ser más escrupulosa, y poder explicar cómo de un lado del Cerro se han presentado los casos del cólera y nó del otro. La magnitud de las obras de Vento, la bondad de sus aguas, la T, X,26 202 abundancias de sus caudales son ventajas del porvenir, no del presente; á ellas aspiramos todos, pero sin demérito de las que actualmente pueden y deben aprovecharse,—inspirando algu- na desconfianza el análisis enviado 4 la Corporacion, por no presentar todas las garantias cientificas apetecibles. El Dr. Finlay siente que nose le haya comprendido: es evi- dente que para la trasmision del cólera, se necesita que ántes exista éste, porque nilas aguas lo engendran ni se convierten en él, siendo solamente el medio más seguro para propagarlo. En el informe de Mr. Briquet, citado en su memoria, se de— muestra claramente el influjo de la direccion de las corrientes, sin que ésto sea negar otros medios de trasmision: los filtros y el encañonamiento constituyen sin duda una mejora; pero falta demostrar que priven al agua del principio especí- fico, como falta tambien que se cubra toda la Zanja para evitar que en ella se viertan las inmundicias que con frecuencia la hacen dañosa á la salud y un peligro inminente en caso de epi- demia.—En cuanto á la Estadística, es extraño que quien cono- ce su valor, así como sus dificultades, no le dé ahora la impor— tancia que se merece, sobre todo cuando en el fondo las obser- vaciones del Dr. Valle tienden 4 comprobar las del Sr. Finlay. El Dr. Mestre quisiéra saber cuál es la opinion del Dr. Valle tocante 4 la medida sanitaria que propone el Sr. Finlay, toda vez que parece muy útil y practicable. El Dr. Valle la aprueba por completo; pero insiste en que la Química no puede resolver la cuestion interesante de la ma— teria orgánica que, ora produce el cólera, ora la fiebre, etc., ni siquiera distingue la de origen animal ó vegetal: ella se pierde ó se transforma á cada paso, —la diversidad de condiciones ex- perimentales sirve de explicacion á los químicos para la diver— sidad de sus resultados; el microscopio no puede tampoco re- solver la cuestion; y en esa disidencia ve la Higiene que se tra- ta de un agua trasparente, sin olor, con buen sabor, y tiene ya la prueba de su potabilidad desde el momento en que bebida no hace daño alguno. El Dr. Várgas Machuca advierte que los filtros nose han < 203 puesto para impedir el cólera, sino para que el agua sea más limpia: que la química posee medios de distinguir los produc- tos animales de los vegetales en la mayoría de los casos, por la presencia de la clorofila en los gérmenes criptogámicos, v. g.; que para evitar la propagacion de ciertas enfermedades, sería preciso poner otro filtro en la atmósfera, que tanto contribuye - ála propagacion de ellas; y que el análisis presentado á la Aca- demia está en desacuerdo con el que ésta hizo en otra ocasion de las aguas del Almendares, tomadas en otros puntos. El Dr. Finlay sostiene que hoy no se considera la atmósfera como la principal via de trasmision para la enfermedad men- cionada, y cita como prueba algunos ejemplos; aduciendo el Sr. Várgas Machuca otros á favor de la opinion contraria. El P. Viíñes manifiesta que las aguas habrán mejorado con los filtros y los nuevos caños: son puras en la apariencia, como lo son otras muchas; pero ¿son ó nó potables? El exceso de materia orgánica las hace perniciosas á la salud; y ni los filtros ni el hierro se la quitan, pues al cabo forma una capa de muco- sidades que acusa su presencia en gran cantidad. Si estuviese probado que antiguamente era potable, queno hacía daño al vecindario el agua de la Zanja,—con las precauciones que se han tomado y se tomarán en lo sucesivo, recobrará las mismas cualidades: mas éste es un punto que debiera invéstigarse. El Dr. Várgas Machuca explica la accion del hierro, trans formando el ázoe de la materia orgánica en ácido nitroso y úl- timamente en ácido nítrico, que es un poderoso agente de com- bustion: recuerda que es necesario limpiar los filtros, como se hace con las vasijas y alcarrazas, en cuyas paredes se deposita esa sustancia mucilaginosa. Habiendo manifestado el P. Viñes que se referia particular- mente á los tubos, en que tambien se encontraban esas mate- rias y con mal olor,—contestó el Dr. V. Machuca que son ar- rastradas por las corrientes de agua, que el contacto del agua ayuda su desaparicion, y que lo que sobre todo se descubre á veces en las cañerias son verdaderas incrustaciones. Siendo ya muy avanzada la hora, dió por terminada el Sr. 204 — Presidente la sesion, no sin expresar ántes que quedaba abierta la discusion sobre el mismo asunto. á SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 12 DE OCTUBRE DE 1873. SEÑORES ACADEMICOS CONCURRENTES.—Dr. Gutierrez, Presidente; Sauvalle, E. del Valle (D. Ambrosio), Govantes, Cowley (D. Rafael), Várgas Machuca, Aguilera (padre é hijo), Finlay, Es- carrá, Cerero, Melero, Miranda, Machado, Castellanos, Babe, Oxamendi, Reynés; Mestre, Secretario. Lectura y aprobacion del acta de la anterior. CorrEsPoNDENCIA. —Leyéronse en seguida: 12 una comunica: cion del Gobierno Superior Político remitiendo la copia del tí- tulo de Licenciado en Medicina y Cirugía expedido 4 favor de D. José Eustaquio Fina y Mauri, y reclamado por esta Corpo- racion: dándose traslado á la Seccion respectiva; 22 un decre- to del misme Gobierno para que la Academia informe acerca de los expedientes que se acompañan, relativos á la provision de la plaza de practicante en el Hospital de Cienfuegos, á las de médico municipal en la Villa de San Juan de los Remedios y su jurisdiccion, y á la de vacunador del partido de Taguaya- bon y egidos,—á cuyo efecto se han trasmitido 4 la citada Sec- cion de Medicina; 32 otro decreto marginal con el expediente sobre la provision de una plaza de médico municipal en*Jiba- coa (jurisdiccion de Jaruco), que pasa 4 informe de la Seccion; 49 un oficio del Dr. Oxamendi, Presidente de la Comision de Remedios nuevos y secretos, manifestando que para poder ésta informar acerca de la preparacion anti-odontálgica de los Sres. Ubiols y Vazquez, están dichos señores en el caso, segun las disposiciones vigentes, de acompañar la fórmula de su remedio, el modo de prepararlo y la memoria de las observaciones que demuestran sus virtudes, y asi se acordó expresarlo al Supe- rior Gobierno; 52 un oficio del Excmo. é llmo. Sr. Rector de la Universidad ne la Habana, invitando en nombre del Claustro 205 á los socios de la Academia para la solemne apertura del curso de 1873474. El Secretario participó que habiéndose recibi- do esa atenta comunicacion una hora ántes de aquel acto, sólo hubo tiempo para indicar á los Dres. Reynés, Rodriguez y Las- tres, que se sirvieran representar tambien á la Academia al asistir al Claustro universitario; 62 un oficio del Sr. Director de la Escuela Profesional, invitando á este instituto al acto solemne “de inaugurarse el nuevo curso: fueron nombrados en Comision los Dres. Oxamendi, Castellanos y Garcia; 72 un oficio de la Junta Central directiva de la Asociacion médico-farmacéutica española, sita en Madrid, remitiendo todos los trabajosllevados á cabo por la Asambleas y la mencionada Junta, como prueba de compañerismo y acendrado afecto á la clases médicas: se acordó dar las más atentas gracias y enviar en buena corres- pondencia, ademas de los Anales, las otras publicaciones de la Academia; 8, “ un oficio del Dr. Rodriguez, Secretario de la, Seccion de Medicina y Cirugía, manifestando que en: virtud de no haber acompañado D Facundo Ramos, pretendiente á la plaza de médico municipal y forense de S. Juan de los Reme-— dio, el titulo original ó copia certificada del mismo, que acre— diten su aptitud legal, no evacuaría su informe la Seccion Íín- terin no se llenara ese requisito; —se acordó decirlo asi al 3u— perior Gobierno; 9. una carta del Sr. Director del Estableci- miento Naciomal de Vacuna, de Lóndres, remitiendo, á peti- cion de la Academia, seis tubos con linfa vaccinal;acordándose darle las más atentas gracias; 10, 2 un oficio del socio de miéri- to R. P. Viñes, excusando su inasistencia á la sesion por ha= llarse indispuesto, aunque acompaña una parte desu trabajo sobre el temporal sufrido en la Habana. Presentó en seguida el Secretario: 19% La entrega 8? del Ge- nio cientifico; 2? el primer tomo y las dos primeras entregas del 2? de los trabajos de la Comision de Medicina legal é Hi- giene pública; 32 la oracion inaugural pronunciada en la Uni- versidad de la Habana, con motivo de la solemne apertura de los cursos, por el Dr. D. José Ramirez y Ovando, y enviada por el mismo; 4? Trescientos ejemplares de las cinco láminas anexas 206 á la memoria leida en esta Academia por el Sr. D. Manuel Fer- nandez de Castro sobre el “Aétobatis,” y remitida desde Madrid por dicho socio corresponsal; 3. “ una obra en francés, “Alimen- tacion del cerebro y delos nervios,” por Tamin, regalada por el Dr. D. Tomás M. Govantes, socio numerario. E Academia acordó dar las gracias 4 los Sres, remitentes. TRABAJO EN CERA. —Terminada la correspondencia y despues que el Dr. R. Cowley presentó á nombre del Sr. Montejo un" -opúsculo sobre los molinos de caña de azúcar con tornillos de O acordándosele las gracias, expuso el Dr. Miran- da, “que tenía el gusto de presentar á la-Corporacion á nom- ul de D. Benito Vilá, un trabajo en cera hecho por dicho $r., el que representa un tumor canceroso de tamaño natural, del pecho de una Sra., natural de Canarias, que le fué recomenda— da por el Dr. D. Tomás Mateo Govantes, de 35-años de edad, casada, sin hijos; dicha señora refiere que hace 14 años recibió un golpe en la region indicada, desarrollándose poco tiempo despues el tumor, cuyo volúmen es igual al del modelo en ce- ra. El Dr. Miranda agrega que encontrándose la referida Sra. en las mejores condiciones para la operacion, procedió el 1.9 del corriente mes á la extirpacion del tumor, despues de es— tar convenientemente cloroformada por los Dres. D. Gabriel María García, D. Miguel Riva y el estudiante en medi- cina D. Eduardo Echarte; que la hemorragia consecutiva fué facilmente cohibida por la compresion, no habiendo tenido que ligar ningun vaso; que unió los labios de la herida por medio de la sutura ensortijada, que á la fecha se encontraba en su ma- yor parte cicatrizada por primera intencion, quedándole sola— mente en su centro un pequeño espacio que estaba en vía de cicatrizacion; la base del tumor media 15 centrimetros y su peso era de tres libras, presentando en su parte inferior una ulceracion, como se vé en la pieza en cera, asi como la retrac- cion considerable del pezon:—que el Sr Vilá lo ha autorizado para que ofrezca en su nombre, que está dispuesto á hacer to- dos los trabajos en cera que la Academia juzgue conveniente para la formacion de su Museo.” 207 TewroraL.—Leyó en seguida” el mencionado académico el trabajo del 2. P. Viñes sobre el temporal del 6 de Octubre, empezando por un bosquejo de los fenómenos ocurridos desde el 28 de Setiembre próximo pasado, los cuales no inspiraban recelo ninguno de huracan: era: sólo un viento general, un fuerte brisote que pararía probablemente en S, que en ninguna manera ha podido ser efecto de un ciclon. La perpetua lucha que reina entre las dos grandes corrientes polar y tropical es la causa ordinaria de todos los grandes cambios atmosféricos, siendo el N E y el SO como los dos polos sobre los que gira el viento, y la rotacion ordinaria y directa de éste en el mismo sentido en que se mueven las manecillas de un .reloj, subordi— nada á la rotacion diurna de la tierra. Por otro lado, en la época de los nortes, constantemente despues de haber domina- do con fuerza la corriente del $., el viento pasa irremisiblemen- te al N. por el O al cabo de poco tiempo, lo que puede explicar- se atendiendo á que en la Habana el alíseo del N E es el que domina, y á que la corriente del S. obra como un viento expi- . rado, que deja en pos de sí un vacio reemplazado por la -cor— riente polar. El P. Viñes se detiene á establecer las diferen— cias que existen entre un viento general y un viento ciclónico: éste en nuestro hemisferio, considerado absolutamente y en si mismo, es un viento que está en actual y perfecto-giro de Ná O.S. E. N en sentido contrario de las agujas de un reloj; un viento general, por el contrario, es una inmensa y caudalosa corriente que va paulatinamente ganando terreno sobre otra y haciendo así que el viento en una localidad dada vaya cambian- . do despacio de N. 4 E. $. O. N, es decir, en sentido inverso de de lo que es en si el movimiento ciclónico (1). Habiendo manifestado el Sr. Presidente que por ser de actua- lidad el interesante trabajo que acababa de leerse, convendría publicarlo en la próxima entrega de los Anales, dijo el Dr. Mestre, como co-director del citado periódico, que á pesar de hallarse algo adelantada su impresion, asi se haría. | AGUA DE La Zansa. —Concluida la lectura de la anterior me- (1) V. Anales t.X. pág. 171. | 208 moria, leyó el Secretario una comunicacion del 8». de Obeso, en respuesta al oficio que le fué dirigido, en la que expresa que el agua examinada fué cogida gn la superficie del caudal que corre por la Zanja abierta al pié del Castillo del Principe y al extremo fival del paseo de Tacon, 4 proximidad de los nuevos filtros, verificándose la expresada toma como á las 12 de la mañana del 20 de Setiembre: el agua era de un color terroso, algo turbia. Con el cloruro de oro pudo convencerse de que di- cha agua correspondía á las calificadas por Dupasquier de im- potables é insalubres, —pues perdió su color el reactivo en cuanto se le sometió al calor de una lámpara de alcohol encen- dida, fué reemplazado por el morado oscuro y apareció en bre- ve el precipitado —Demostrada la abundaucia de la materia orgánica, se hizo cargo del análisis cuantitativo el Sr. D. Do- mingo G. de Arozarena: las operaciones se efectuaron por el. sistema de los licores titres y en especial por el procedimiento de Mr. Monier que se funda en la decoloracion “del per 4d nato de potasa por la materla orgánica. Leyó despues el Dr. R. Cowley la nota del Sr. Arozarena re—. lativa al análisis por él practicado del agua de la Zanja y que acompaña el Sr. Obeso. Copia textualmente el párrafo de la obra de Química hidrológica que le ha servido de fundamento, seña- lando cierta ambigiiedad respecto al modo de calcular en milí- gramos el peso del permanganato descompuesto por un litro de agua: describe el procedimiento empleado, que como se ha di—- cho fué el de Monier, acusando en el agua de la Zanja la canti- dad de 30 miligramos de materia orgánica. Refiriéndose alexá- men verificado por una Comision de la Academia en 1870, la divergencia se explica, porque siguiendo lá indicacion de Mr. Motard se ha calculado que 1”” de permanganato reducido cor- responde á 5”" de materia orgánica, en tanto que el Sr. Aroza- rena habia tomado la proporcion de uno de materia orgánica por uno de permanganato, deducida de los antecedentes que deja expuestos, —y sobre cuyo punto existe no” poca oscuridad en los autores; pero recordando los equivalentes químicos del per- manganato y del ácido oxálico, así como el número de los 209 últimos que se necesitan para descomponer uno del primero, el peso de la sal estará con el del ácido en la proporcion de 1 4 2 próximamente, como expresa Monier; y raultiplicando por 2 los miligramos del permanganato descompuesto por un litro de agua, se tendrá en miligramos la cantidad de materia orgá— nica contenida en el litro. Al finalizar:su interesante comuni— cacion, da cuenta el autor de los ensayos de las muestras de agua recogidas, especificando los dias y los lugares en que lo fueron, sin encontrar en ninguna de las cuatro muestras vesti- gios de hidrógeno sulfurado; en cuyo cuadro se anotan tambien los grados del termómetro é hidrotímetro. (1) Discusion.—Acordadas las gracias al Sr. Obeso, y á peticion del Dr. R. Cowley que pasáran dichos trabajos á la respectiva Comision, —expuso+l Sr. Vargas Machuca que habia escucha- do con el mayor placer el del Sr. Arozarena, de cuyo interés á favor de la ciencia y conciencia en las investigaciones estaba persuadido. Cuando la Academia hizo el análisis de las aguas en 1870 dijo lo que podía con arreglo al estado de los conocimien- tos, haciendo todas las salvedades posibles. A una simple cues- tion de apreciacion se reducen las diferencias originadas por el diverso modo de calcular lac antidad de permanganato descom- puesto; pero lo que interesa sobre todo es repetir los ensayos. Por lo que hace á la indicacion del ácido oxálico, cuyo equi- valente es conocido así como el de aquella sal, es preciso recordar que la cuestion es dudosa respecto de las materias or- ' gánicas cuyos equivalentes se ignoran,—asunto tanto más im- portante, cuanto que son combinaciones proporcionales, Es cier- to que nose habrán hallado vestigios de hidrógeno sulfurado y de sulthidratos, pero hay nitratos y nitritos reductores, como tambien sales ferrosas. En las muestras remitidas ála A- cademia se trataba de aguas turbias, y esto explica per- fectamente la cantidad excesiva de permanganato que fué necesario emplear; pero ¿qué las enturbiaba? pregunta que no puede ménos que hacerse.—El Dr. Várgas Machuca insiste en [1] Este y los demas trabajos acerca de la importante cuestion de aguas potables se publicarán íntegramente, T, Xx —27 210 *” que la repeticion es la mejor garantía de los trabajos analíticos; y la Academia será la primera en tener en cuenta los que se le han dirigido en esta ocasion. En: el uso de la palabra el Dr. Finlay, desea saber si son rea- les ó hipotéticas las indicaciones que ha hecho en la anterior ' sesion, pues en su concepto le corresponde á la Academia de— cidir en un particular tan interesante. | El Sr. Presidente manifiesta que semejante decision no pue- de tomarla la Academia hasta que concluyan de hablar to- dos los Sres. que tienen pedida la palabra. El Dr. R. Cowley se alegra de que la cuestion de las aguas ha- ya venido á la Academia, en cuyo seno se encuentran los diver- sos elementos para dilucidarla y cuya competencia no es dudo- sa. Para muchos higienistas, como el Dr. A. G. del Valle, la resuelve el organismo, en vista de la multitud de condiciones requeridas por la experimentacion química. Bouchardat se declara por la intervencion médica y la cree más del resorte del fisiólogo que del químico. El Sr. Cowley opina que los filtros son más perjudiciales que útiles, porque contribuyendo al estancamiento de las aguas, se deposita la materia orgánica, y descomponiéndose los sulfatos en sulfuros les comunican ese olor desagradable, efecto de los productos de esa descomposicion por el estancamiento: así la Academia dió pruebas de discrecion científica al no atender las excitaciones de los diarios en una época en que, por venir des- compuesta el agua, se atribuia ésto 4 chinos y perros muertos. Muchos quieren que el agua sea la causa de todas las enferme- dades, pero olvidan la parte queen ellas toma la accion del aire, del suelo etc. El Sr. Cowley no rechaza la intervencion de la química, pues no puede negarse que hay aguas agradables al paladar, que no son potables, ni desconocerse la debida sepa- racion de las aguas minero-medicinales. El Dr. Valle dijo que á sus opiniones expresadas en el ac ta y á la desconfianza que le inspiran las cifras que el análisis química asienta en cuanto á la materia orgánica y á los resul- tados de la microscopia, que aún no resuelve los problemas de 211 las endemias y epidemias con sus investigaciones, agregaba que la más amplia informacion ha fallado la bondad de las aguas de la Zanja, que son las mismas del Almendares, bebién- dola como la han bebido hasta ahora los alumnos del Colegio de Carraguao, los vecinos del Cuartel de madera, los de la Quinta de Garcini, y de que se sirvió la fábrica de hielo que sur- tía.á todos las cafés y puestos de refresco de la ciudad, sin riesgo alguno de la salud.-—A la química, sin la experimentacion fisio- lógia, no le es posible discernir algunos secretos, tales como los de que, atravesando el agua diferentes capas geológicas, por. su variada naturaleza no pueden ménos que imprimir cualida— des diversas á las aguas procedéntes de manantiales; y así es que las pesquisas de su análisis no dan razon tampoco de que el agua que se bebe del Lozoya vaya desarrollando las dispep— , sias en Madrid, segun se le ha referido.—Respecto á los filtros y materias filtrantes, manifestó el Dr. Valle no conocer perfec— tamente el mecanismo de los colocados en la Zanja, inclinán— dose 4 conceder mejores resultados á las materias inertes, como á la arena, grava y carbon, y abrigando desconfianza en cuanto á las materias orgánicas como medios de depuracion por la posibilidad de ser arrastrados en las aguas los filamentos de lana y de estopa que sirven para la filtracion, no sin re— cordar que los higienistas acusan á las lanas de apropiarse y abrigar los gérmenes morbíificos, al punto de ser esas materias las que con más solicitud y esmero se fumigan y orean por más tiempo en los Lazaretos.—Que asi y todo, la Higiene no desconfía, siempre que se prodiguen á las aguas sus consejos y cuidados, y los filtros llenan su fin clasificando las aguas de la Zanja. El Dr. Gutierrez á este particular agregó que, efectivamente, esos cuidados “se llenarían, porque persona bien enterada del *caso le ha informado que la materia filtrante se renovará fácil— mente todos los meses. | El Dr. Finlay advierte que esas precauciones no resguardan á la Habana de las aguas que vienen sucias ó contaminadas del Cerro. No se comprende, por otra parte, que si era -tan 212 buena el agua de la Zanja, se procurara la del Acueducto; y aduce varias citas del Diccionario de Pezuela, en prueba de que durante la estacion de las lluvias traía agua casi impota- ble, dedicándose despues casi exclusivamente para regadío y limpieza, pues continuó viniendo como ántes descubierta y su- cia casi siempre, acarreando cuerpos extraños é inmundicias. Desde ese tiempo el daño se ha acrecentado en razon de la po— blacion aumentada del Cerro, de los ramales y sangrías late- rales y de la facilidad que existe de arrojar á dichas aguas to- da clase de basuras. A propósito dela Zanja Real, cuya construccion duró unos - 50 años y que fué concluida á principios del siglo XVII, dice Pezuela—Diccionario, tom. III, pág. 124—: “Aunque terminada y corregida por Antonelli, la obra se “redujo 4 una ancha acequia que traía agua casi impotable “durante la estacion de las lluvias, y que había de reparar cons- “tantemente.” Más adelante, respecto al receptáculo del Husillo: “En 1833—34 se construyó de nuevo, dotándole de los fil- “tros que tanto han contribuido á mejorar la condicion del agua “destinada al consumo público, si bien la que trae la Zanja ““sirve casi exclusivamente para regadío y limpieza; porque - “despues de la construccion del Acueducto continuó viniendo, “como ántes, descubierta y sucia casi siempre.” Dice el mismo autor: “Las aguas traidas para el consumo de la Habana del río ““Almendares por la sangría abierta 4 su márgen en el punto “llamado del Husillo” (esto es la Zanja) “venían sucias y acar— ““reando cuerpos extraños é inmundicias.” Finalmente leemos en el mismo artículo: “Para el reintegro de esta suma....se asignaron los lentos “ingresos del antiguo derecho llamado de la “Sisa de la Zan= “5a....” sin provecho “ninguno del procomun, para los conti- “nuos reparos que exigía aquella sucia é insalubre acequia.” Desde la época en que tan duros epitetos mereció la Zanja Real, se ha poblado el Barrio del Cerro de tal manera que, á 213 parte de sus ramales y sangrías laterales, la Zanja misma cor— re descubierta por debajo de un depósito de colonos Asiáticos, por muchas casas de la calle de Zaragoza, por la tenería de la calle del Peñon, por la nueva fosforería de la del Tulipan, ofre- ciendo á los vecinos amplias facultades, de que es notorio apro- -vechan,para arrojar en esas aguas basuras é inmundicias, que no pueden ménos de afectar sus cualidades pS en todos tiem- pos, pero especialmente en el caso particular á que se ha con- traido el Dr. Finlay. El Dr. Valle replicó qne le bastaba refri que los hechos demostraban la. utilidad de la Zanja cuando los vecinos del Cerro habian practicado muchas sangrias á ese cauce para ser- virse de sus aguas, no por cierto maléficas:—que á las citas del Diccionario de Pezuela, reiteraba que la incuria y abandono sólo explicaban lo revuelto y malo de las aguas, y recordaba que en ese precioso documento de Pezuela se estudia minucio- samente no sólo la abundancia sino la rapidez de la Zanja de Antonelli, que proveyó mucho tiempo de agua á la Habana hasta el callejon del Chorro, sito en la Catedral. Léjos de re- pugnar la idea del Dr. Finlay, de cubrir las zanjas que corren por el Cerro, fué siempre de parecer que mucho mejor sería ha- ber encañonado las aguas ántes de su llegada al citado barrio. Transcurridas las horas de Reglamento y despues que los Sres. Aguilera (padre) y V. Machuca emitieron su modo de pensar acerca de los filtros, sosteniendo el primero que eran más bien perjudiciales, pues no quitan de las aguas sino ma-— terias sólidas, insolubles; las sustancias minerales no las sepa— ran sino las descomposiciones químicas, y las aguas, aunque trasparentes, las arrastran á pesar de los filtros; las otras, es de- cir, las orgánicas, desaparecen por la accion del oxigeno del aire: el carbon tan celebrado absorbe el oxigeno disuelto en el agua: sólo la piedra isleña, superficie mineral, relativamente poco soluble, llena las condiciones apetecibles de permitir la aereacion del agua y la lentitud del paso, que va separando las materias extrañas; —y el Dr. Várgas Machuca, que á pesar de sus defectos, siempre se mejoraban 'con los filtros las condicio- 214 nes del agua; si es cierto que el carbon le hace perder su oxi- geno, tambien es que vuelve 4 absorberlo en su contacto con- tacto con el aire y que el carbon la priva de ciertas sustancias nocivas, como el hidrógeno sulfurado, sulfuros, etc.;—que- dó aplazada la discusion y constituida la Academia en sesion de gobierno. DeL PAPEL QUE CORRESPONDE A LA QUIMICA EN LA CUESTION RELATI— VA A LA POTABILIDAD DELAS AGUAS; por el Dr. D. Rafael Cowley. (Sesion DEL 26 DE OOTUBRE DE 1873. ) Tenemos sobre el tapete una de las más interesantes y tras- cendentales cuestiones de la Higiene pública, la de las aguas po- tables, limitada hoy 4 averiguar la potabilidad de una, mar- cada de ¿2msalubre ó ¿mpotable por haberle hallado una vez treinta miligramos de materia orgánica en disolucion un apre- ciable amante de la Ciencia, cuya instruccion, inteligencia y moralidad reconocemos: pero nuestro distinguido amigo, cre- yendo que era la Química la llamada á resolver el problema, preguntó por medio de los reactivos, y descansando en la res— puesta expresada en la reduccion de 30 centímetros cúbicos de permanganato de potasa (licor graduado), la condenó bajo la fé de un solo experimento de insalubre ó impotable; califica- ciones, que vienen á chocar contra la irrecusable y garantiza- da contra—prueba de que nuestros antepasados la bebieron, que muchos la siguen bebiendo, y más que todo, de que jamas se la haya señalado como causa productora de una endemia. Las aguas se estudian en sus condiciones normales, y desde el momento que se nos anunció la necesidad de filtrarlas por el papel Berzelius, tenemos el derecho de creer que se han analizado unas aguas potables, pero que por las malas condicio- nes del medio por donde corren han adquirido excepcionalmen- te ciertas cualidades que las hacen repugnantes para beberse. 215 Los que en las cuestiones de potabilidad doblegan todo an- te la pretendida é injustificada autoridad que la Química ha querido imponer, si aceptan la presencia de tal número de mi- lígsramos de materia orgánica disuelta, tienen que reconocer la que hoy nos ocupa como insalubre ó impotable Pero ¿qué res- ponderán ante la observacion y el hecho de su continuo uso sin que jamas se la haya reconocido como perjudicial? Discu- tir si el agua de la Zanja es potable, despues que sabemos que es la misma del Almendares, que muchos la han bebido y que la beben, sería igual á si discutiésemos si un feto era ó no via— ble, a 20 pa aguas que hoy se han encañado no llegaron á las faldas de la loma de Aróztegui ni á la plazoleta de la Catedral por sus propias leyes de equilibrio, ni siguiendo por lo tanto la vía que le prestase un plano natural de inclinacion: allí las lleva ron nuestros mayores, allí las llevó Antonelli en su tránsito hasta el Chorro, satisfaciendo despues y por más de dos siglos todos los servicios á que se destinan las aguas. Mas ya oimos una pregunta que de antemano responderemos. ¿Cómo, si era tan buena, se estableció el acueducto de Fernando VIT? En primer lugar, las de ese acueducto son las mismas de la Zanja, pues ambas son del río Casiguaguas, hoy. Almendares, y se de— terminó y ejecutó la obra del acueductó porque á pesar de la inteligencia de Antonelli, cuyo valer, más que nuestros labios lo pregonan sus obras, éste en aquella época no podía alcanzar en Hidrología lo que más tarde con el concurso progresivo de las Ciencias auxiliares se llegaría 4 saber: así es, que los males de la Zanja nunca fueron por las condiciones de sus aguas, sl- no porque conducidas éstas de un modo muy natural, tal vez por razones que áun hoy se crean preferibles, cuales son las de aereacion, esta clase de conduccion accidentalmente las entut- biaba; accidente, que en esos dias anuncia que ha perdido una de las condiciones fisicas de las aguas potables, su transparen- cia, pregonando ella misma que no debe beberse sino despues de reposada ó filtrada; y esto no le pasa únicamente á la Zanja, otro tanto sucede enel Támesis, en el Sena y en todos los ríos 216 que, áun á pesar de este inconveniente, siguen alimentando de agua á las poblaciones por donde cruzan. En París está el Sena 179 dias revuelto.—Tampoco pensaría Antonelli, cuando es- tudió el trazado hasta la Catedral, que la Habana desierta é in- habitada que él conoció, llegase en su aumento á invadir su cauce, ni que léjos de respetar para mejores usos su clara lin— fa, habria criminales que hasta su propio lecho lo transforma- sen en tanques balnearios. Las cuestiones de abastecimiento de aguas potables son gra— ves, gravísimas, porque no se limitan 4 remediar las exigencias de un estado excepcional; se trata de proporcionar el único medio con que se calma una sensacion imperiosa, intensa é in— dispensable: ¿y cómo la ha de brindar, no tan sólo buena, sino en armonía con el crecimiento racional de los pueblos? Son obras que no se hacen sólo para los de hoy, sino para las generacio— nes que nos sucedan; por lo que, teniendo algo de eternas y de decisivas, bien merece que se las juzgue y discuta con detencion. Yo me congratulo de ver el levantado espiritu con que aquí se discute, porque ajenos á toda pasion y sin otras miras que el bien de la humanidad, de nuestro debate sólo resplandecerá. la luz. ) No hay pueblo habitado que no haya retlexionado con ma- duro exámen sobre el agua que debía facilitar á sus moradores. Poggiale, cuando informaba en la Academia de Medicina de Paris sobre la bien conocida memoria de Mr. Lefort, y cuya dis- cusion me ha brindado todos los materiales de este trabajo, se expresaba así: “Ninguna cuestion es seguramente más digna de fijar la atencion de la Academia, que el estudio de las aguas potables: el agua es necesaria para nuestras necesidades do— mésticas; desempeña un papel-tan considerable en la industria y la alimentacion dal hombre y los animales; sus cualidades hi- giénicas tienen tanta influencia en la salud de las poblaciones, que esta cuestion ha preocupado siempre á los más grandes hi- gienistas y á los gobiernos de los pueblos civilizados.—Desde Hipócrates hasta nuestros dias se han buscado las aguas que reunan las mejores condiciones de salubridad..,, Los nume- 217 rosos estudios hechos por las Corporaciones sábias, los Conse- jos de higiene, los químicos y los médicos, atestiguan que nada puede interesar más á la ciencia y á la administracion, “que la eleccion y abundancia de aguas potables.” “Nadie negara, di- jo refiriéndose á la animada discusion que se suscitó, la gran autoridad de la Academia en semejante materia; sin que nos preocupen de ninguna manera las ardientes polémicas de estos últimos tiempos, harémos este estudio sin pasion, á nom- bre de la ciencia y guiados por el amor del bien.” Mr. Bouchardat, que tomó parte en el debate y cuya compe- tencia era superior á la de todos los demas miembros, tanto por su calidad de Profesor titular de Higiene en la Facultud, cuan- to por sus reconocidos y bien demostrados conocimientos en Química, en medio de su brillantísimo discurso no pudo mé- nos que declarar: “Tal como comprendo hoy la cuestion de las aguas potables, es una de las más arduas que se pueden abordar en Higiene, bajo el doble punto de vista de la impor- tancia de este modificador de cada dia, y de las dificultades considerables que presenta la investigacion de las causas de la accion nociva ejercida por ciertas aguas.” : En los tiempos de epidemias todo se quiere atribuir á las aguas, como si en esa epoca todo lo que hiciésemos fuera beber agua, olvidándose que podemos respirar un aire contamina- do ó infeccioso y que ingerimos producciones del mismo local epidemiado, etc., etc. | | Joly, al terciar en el litigio, comienza declarando que es, sin contradiccion, una de las más grandes y graves materias de Hi- drología médica la de las aguas potables, “por ser una cuestion que toca á los más caros intereses de un país, á la salud de las poblaciones: una cuestion cuyo sólo título merece en el más alto grado toda la solicitud de la ciencia y de la Adminis- tracion;” y no puedo ménos que seguir copiando las palabras . de Mr. Joly, porque cuando él subía á la tribuna, parece que acontecian escenas-iguales á las que pasan hoy entre nosotros: —siempre la Química invadiendo nuestro terreno, á pesar de lo mucho que le hemos cedido;—oigámosle: “Lo que debemos T, x.—28 218 sentir es, que llegando por primera vez ¿ este tribunal como á su verdadero destino, se encuentre colocada desde el principio sobre un terreno poco práctico, sobre el terreno más elevado de la física y de la química, más bien que en el de la Higiene propiamente dicha.” Cuando á su turno hizo uso de la palabra Mr. Chatin, co- menzó manifestando que la discusion abierta en la Academia tocaba en la opinion de todos los tiempos y en la universalidad de los hombres: ¡cuánta verdad encierran estas pocas frases! “Que era una de las cuestion2s más principales de la Higiene; que gustoso diría la más principal, porque si el aire y los luga- res pueden, absolutamente hablando, reclamar un valor igual al de las aguas, en realidad su importancia es menor, por la consideracion que las aguas participan de su constitucion por muchos lados esenciales.” No sólo las corporaciones sábias, y que por la índole de ellas deben intervenir en la cuestion de potabilidad de tal ó cual agua, se han ocupado de ese asunto: la atencion pública, ese juez compuesto de elementos tan heterogéneos en apariencia y tan compactos en realidad, se preocupa y se ha ocupado de ellas. El elemento municipal, voz genuina de esa misma atencion pública, recoge y suministra datos que ilustran la ma- teria. Asi es que esta discusion, cuya importancia ha llenado las sillas de nuestro público, se hace interesante y ventajosa; y esas sillas desocupadas casi en su totalidad, cuando aquí nos ocupábamos de otros asuntos, vienen hov á comprobar una vez más, que sólo la Academia puede declarar si una agua estima- da como dudosa es ó nó potable; y es la Academia la llamada, porque aqui está el elemento Higiene, que es el único que de— cide; porque aqui está el elemento química, que puede, sí, Sres., solamente que puede auxiliar; porque aqui, en fin, está el ele— mento física, que tambien interviene; y reunidos todos estos se- parados medios en este conjunto, que sólo forma una entidad, es la Academia la que cuenta con más garantías para sancio- nar la cuestion. Pero la Academia sabe cuanto se debe á la observacion y” a s 348 que ésta exige tiempo; razon por la cual no precipitará sus jui- cios, basándolos en lo que puede acontecer en un dia que tal vez sea la excepcion de todos los demas. Demostrado el interés del asunto, toca ahora á nuestro úni- co objeto desenvolver un punto cuya importancia la estimamos capital, y nos vamos á detener intencionalmente, advirtiendo ántes que en las frases que dirigimos á la Química, es sólo á la Ciencia, y que espero que la susceptibilidad de sus represen- tantes y aficionados no se crea herida. La Academia acaba de nombrar una Comision que tiene en estudio la negada potabilidad de las aguas que corren por la Lanja; impotabilidad apoyada por el resultado de un análisis - químico que dió 30M de materia orgánica por litro. Pero, ¿con qué caudal de razones se atreve la Química á sacar conclusio- nes de premisas que no le' som conocidas? ¿Sabe acaso, por ventura, la cantidad máxima de materia orgánica que puede tener en disolucion una agua para estimarse como potable? Mas ¿cómo ha de saberlo, si ella no ha podido dosificarla de una manera precisa? —Bueno es que recuerden sus fanáticos devo— tos, que ántes que la Química supiese analizar, ántes que ella naciera, la vieja Roma mostró sus monumentales acueductos, que áun hoy se admiran á4 despecho del tiempo, vertiendo sus excelentes aguas escogidas por los medios sensoriales de apre— ciacion, tanto ó más delicados, para acusar todo lo que el agua pueda encerrar de maléfico. Cuando yo bebia en Roma la excelente y fresca agua Mar— cia en la Piazza de la Colonna, ella me decia en sus exquisitas cualidades que bien merecía que se hubiese acometido la em- presa de traerla de 90 kilómetros de distancia, de los cuales nueve están sobre arquerías que majestuosamente adornan una de las campiñas de Roma, advirtiendo que fueron conducidas por el Pretor (Q. Marcius Rex, 145 años ántes de J. C.; y con respecto á antigiiedad, otro tanto podemos decir del acqua Ju- lia Claudia y Virgo que alimenta las fuentes del Popolo de la Barcaccia y la de las plazas Navona del Panteon de Campo de Tiori y la monumental fontana Trevi, fuente de gran efecto 220 tanto por su enorme masa de agua como por su ostentosa de— coracion teatral. Qué análisis hay tan exacto que aprecie la cantidad de ma- teria orgánica?-Ninguno: y entónces ¿con qué derecho se fija tal ó cual dósis? No se extrañe que me limite al modo de apreciar las mate— rias orgánicas, porque quiero encerrarme en el mismo círculo donde se han colocado Jos que han creido que, dada tal ó cual cantidad de materia orgánica, de hecho resultaba potable 6 im— potable. Autores, químieos ellos, manifiestan sus reservas respecto á los análisis de agua; y con placer hemos oido de los labios de nuestro ilustrado y bien querido amigo el Dr. Várgas Machuca expresar iguales ideas. Mr. Bouchardat cree que si la Quimi— ca ha hecho mucho para instruirnos sobre la composicion de las aguas, ha hecho bien poco para esclarecer las causas noci— vas de ciertas aguas, asegurando que para apreciar el valor hi- giénico de las aguas potables es indispensable no descuidar el método que no ha cesado de dirigir 4 nuestros maestros, desde Hipócrates, en la investigacion de la verdad:...... la observacion. La recusacion que Mr. Bouchardat ha dado á la Química en cuestiones de aguas llega á tal punto, que en sus conclusiones se expresa asi: “Designo bajo el nombre de aguas potables, todas las aguas naturales agradables al beberlas.—No se pue— de hasta aquí pronunciarse con certeza sobre su salubridad, si- no por la observacion de las poblaciones que han hecho un lar— go uso de ellas. - “Las aguas potables, cuyo continuo uso determina endemias, no deben sus propiedades nocivas á la ausencia de ningun cuer- po quimicamente definido......... : : “Las aguas potables, cuyo continuo uso determina la forma- cion del bocio endémico y por filiacion el cretinismo, encierran en disolucion materias orgánicas procedentes de la descomposi- cion de ciertas partes vegetales en presencia de terrenos dolo- miticos ó de las principales especies minerales, que constituyen estos terrenos. 221 “Estas aguas proceden lo más á menudo de estanques, mares, pantanos, lagunas, que infiltrándose en el suelo, pueden consti- tuir manantiales de aguas trasparentes en regiones más de— clives. “Una agua sospechosa puede ser bebida sin inconveniente, haciéndola hervir, despues de echar en infusion té, café ú otros productos vegetales, que tengan sobre el agua hirviendo la mis- ma accion.” | | BA Pocas aguas habrán sido más estudiadas que las del Sena, y con todo dice Mr. Robinet que áun no hay análisis completo, que todos constituyen su historia química; y la historia de una ciencia, dice con razon Mr. Beclard, no es más que la rela- cion de sus errores é incertidumbres. La hidrotimetria, nacida ayer, es otra prueba de la descon— fianza ó poco valor que inspiran los análisis. Nadie ignora que el grado hidrotimétrico no da más que ciertas condiciones del agua; pero para Mr. Boudet, basta para que cualquiera, sin ser químico, aprecie el valor de las aguas, porque el grado hi— drotimétrico responde á casi todas las cuestiones que interesan en la cualidad y en la eleccion de las aguas. Mr. Boudet pasa por alto los medios de apreciar las materias orgánicas, y exclama con razon: “Los métodos propuestos para la deter— minacion de las materias orgánicas, no han recibido aún la sancion de la Ciencia.” Iguales 4 nuestras dudas y á las que hemos expuesto de otros autores experimenta M. Gibert, y juzgando todo lo expuesto en el seno de la Academia de Medicina de Paris durante la discu- sion de las aguas potables, resume asi: “el discurso de M. Bouchardat ha demostrado suficientemente que la Química es impotente á establecer sin el registro de la experiencia la insa- lubridad ó salubridad comparativa de las aguas potables, mién- tras que la alocucion de M. Robinet ha probado que la Fisica no es ménos apta, porque aguas declaradas mal sanas por la hidrotimetría eran por el contrario reputadas excelentes por la experiencia.” Ante los rudos ataques que por do quier se dirigían á la 222 Química, el sabio M. Poggiale, ponente del trabajo de M. Le- fort, defendió los fueros de ella, pero hijo de la verdad, confesó que el concurso de la experiencia médica era indispensable y que la dosificacion de las materias orgánicas presenta grandes dificultades. La discusion sostenida en la Academia de Medicina de Paris, á más de la luz que arrojó, tiene ante mis ojos el gran valor de haber fijado de una vez para siempre el papel que puede con— cederse al exclusivo voto de la Química en la cuestion de po- tabilidad de aguas. Estoy seguro que por mis frases se me creerá por algunos enemigo declarado de ella: los que tal su- pongan sufren un gravísimo error; mi tésis del Doctorado en la facultad de Ciencias naturales es una prueba de mi afecto, un verdadero himno á la Química, y mi condicion de médico. me hace á cada instante reconocer cuanto le debemos, como tam- bien hasta donde puede llegar; y si nunca el cansancio podrá fatigarme al narrar sus legítimas conquistas, jamas tampoco timido y cobarde me arredraré en tratar de combatir sus pre- tensiosas ambiciones, que bien caro nos han costado: en su es- fera de accion seré el más fiel de sus prosélitos; fuera de alli, evitaré el caos 4 que pueda conducirnos. Así pues, acepto de la Química lo que la Química da; y si unida á la Higiene viene hoy á auxiliarnos, yo le doy la bien venida; y la admito, porque sé cuánto puede decirnos, tenien- do siempre presente que la ciencia que opera con retortas, ba- lones y tubos de vidrio no puede explicar todo lo que pasa con aparatos organizados. Fijado en mi concepto el acceso que debemos darle á la (Química, queda por mi parte y como legítima consecuencia del modo con que aprecio su intervencion, muy en suspenso el ca— lificativo que se ha dirigido á las aguas de la Zanja; pero quiero ir un poco más léjos: deseo ver cuánto vale y cuánto sig- nifica la presencia de las materias orgánicas en disolucion en las aguas; nuevas pruebas que quiero adicionar y que nos ense- ñan el poco valor que debemos dar á su voto en la cuestion. Poygiale dice que las materias orgánicas aumentan conside- 223 rablemente despues de una grande seca y durante el estío, pe- ro cree que no son perjudiciales sl no están alteradas, ó lo que es lo mismo, experimentando un principio de fermentacion. Dumas no cree indispensable un análisis químico muy refina- do en lo que concierne á materias orgánicas, les otorga mucho á los medios sensoriales de apreciarlas, estimando como sufi- ciente que basta conservarla en una vasija durante cierto tiem- po y en una pieza abrigada; que si ella no se altera y conserva su gusto y trasparencia, de seguro que el agua es buena. Mr. Bouchardat, al ver el rudo ataque que se dirige á las materias orgánicas, dice: “¿Qué sabemos nosotros de bien pre- ciso sobre la influencia en la salud de cada una de las materias orgánicas que entran en la composicion de las aguas? ¡Qué de incógnitas en estas cuestiones! —Salvo raras excepciones, las aguas que contienen una proporcion notable de materias orgá- nicas, se pudren más ó ménos rápidamente y adquieren pro- piedades organolépticas que las hacen rechazar.” La irresuelta cuestion de las materias orgánicas es sin dispu- ta la que más hu llamado la atencion de los químicos, en ver- dad como que se trata de un misterio; con todo, Mr. Bouchat- dat ha declarado que él ha bebido muchas veces agua clarifica- da y desinfectada por el carbon, en la cual había macerado la carne hasta la putrefaccion, agua que no tenía olor ni sabor desagradable despues de su depuracion, pero que precipitaba abundantemente por una disolucion de tanino; que durante su uso no experimentó novedad alguna, y que si la hizo filtrar, es porque nadie bebe agua de sabor ni olor 4 podrido, sino en ex- trema necesidad. Un observador curioso y nada timorato de las materias orgá- nicas, hace notar las que abundan en muchas fuentes de donde recogen los aguadores sus barriles, sin que nunca hayan produ- cido males. En Burgo Franco hay dos fuentes, la una llamada múla fuen- te, que proce el bocio: estas aguas, segun Chatin, no contie- nen más que vestigios de materia orgánica; la otra, nombrada buena fuente, que brinda una salubridad completa, conteniendo 994 tales proporciones de materia orgánica, que su taza se recubre en seguida de un depósito pegajoso. Mr. Boudet se pregunta, ¿de dónde provienen las materias orgánicas en disolucion en las aguas, y qué modificaciones-pue- den experimentar? No pueden ser otras que las que existan en la superficie y en el interior del suelo, las que regularmente no son insalubres miéntras que no estén alteradas; pero esta descomposición se manifiesta por caractéres perceptibles al ol- fato y al paladar. ¿Qué nos dirán los crédulos devotos de la infalibilidad quími- ca, respecto álas aguas potables del Senegal, que tomadas in- mediatamente son deliciosas, y pasado un dia adquieren un olor y sabor á corrompidas, sin que se les acuse de insalubres? Tan inoportunas nos parecen las pretensiones de la Química para juzgar sobre la potabilidad, cuanto áun no ha podido re- solver la más grosera de las cuestiones, ó sea si deben preferir- se las de manantiales ó las de rios. Poggiale estima que tampo- co puede resólverse sin que la experiencia médica lo acuerde. La debatida y hoy aceptada condicion de la aereacion, tan in- dispensable para las aguas, reclama la superioridad para la de rios, miéntras que la fácil contaminacion por los lugares donde pasan, hace temer, no con mucho fundamento, que esas ven- tajas puedan trausformarse en perjuicios. Quién puede dudar que un manantial no tenga su orígen en un infecto pantano? Por lo que el entendido Bouchardat propo- ne “que no debe adoptarse para una distribucion pública una agua de manantial, sino despues que una informacion severa haya probado que no ejerce ninguna influencia: perjudicial so- bre las poblaciones que habitualmente la han usado, y la cues- tion será mejor estudiada si se puede remontar la observacion de este uso salubre á muchas generaciones.. Yo coloco, dice él, escribiendo estas frases con letras bastardillas, esta ¿informa- cion muy por encima del análisis químico, por exacto que nos parez-* ca;” agregando despues, “si se le pide 4 un químico que analice el aire, dirá que tiene oxigeno, ázoe, ácido carbónico, materias orgánicas, etc.; pero si se le pregunta si esas materias orgánicas 225 contienen miasmas variolosos, escarlatinosos, etc., confesará su impotencia: pues bien; en igualdad de circunstancias se en-. cuentra cuando analiza una agua polo conteniendo materias orgánicas.” Mr. Joly, infatigable defensor de las aguas de rios, hace no- tar que á ninguna se le acusa de endemias, e que por el contrario, á muchos manantiales se les atribuyen; y respecto 4 materias orgánicas, tanto tienen las de rios como las de ma- nantiales, con la ventaja por parte de los rios, que siendo más oxigenadas, queman la materia orgánica. “¿Y qué dirémos—exclama tambien Joly—sobre la incons- tancia de los manantiales, reconocidas como son las variaciones que sufren de un año á otro y en cada estacion? Los manantia- les de Arcueil oscilan entre 920 y 6440 metros cúbicos por dia; los de Belleville, entre 130 y 300. Joly lleva más allá su de- clarada superioridad de las aguas de rios, y en sus conclusio- nes expone que las aguas de rios que han recibido el beneficio de la aereacion, son incomparablemente preferibles á la mayor parte de las aguas de manantiales; que la trasparencia y-tem- peratura de las de manantiales, no son condiciones tan preci- sas é higiénicas, en razon de que ambas pueden darse artifi- cialmente á las de rios, y que no justifican la eleccion que se quiere por algunos á la aguas de manantiales en la alimen- tacion. Mr. Briquet no concebía cómo en Paris se tratase de dese- char el agua del Sena, para ir 4 buscar á cincuenta leguas la de los manantiales de Dhuis, miéntras que Versailles abandona el agua de los manantiales que tiene muy-cerca, para ir á bus- car la del Sena 4 ocho kilómetros de distancia; terminando que, médicamente hablando, las aguas de manantiales no tienen ninguna ventaja sobre las aguas de rios Mr. Chatin considera bajo el punto de vista químico, que las aguas de rios son preferibles. . ; Por mi parte, no temo que una agua buena se enturbie, por- que el placer de beber agua no se encierra en satisfacer la sen- sacion interna que pide ese líquido; el goce es perfecto cuando T. X.—-29 226 nuestros ojos comprueban su trasparencia y nuestro paladar -su frescura y su sabor: nadie bebe aguas turbias; y si el domi- nado por la sed acudiese, por ejemplo, á beber la que se supone con 30 milígramos de materia orgánica, de seguro que no to- mará más que treinta ó sesenta gramos, cantidad suficiente pa- ra humedecer las fauces, que es el síntoma que más angustia al sediento; y tomando esa dósis, no se preocupen los químicos, que entónces tomará una agua con 2 6 3 miligramos, ó lo que es lo mismo para ellos, una agua químicamente pura. Resumamos: 12 Estimando que el solo ó aislado dato del análisis químico es insuficiente para aceptar ó rechazar una agua, en razon de que la Química no ha podido hasta añora do- sar toda la cantidad de materias orgánicas que contiene, y que á4un dosificadas, ignora la accion que ejerce en el organismo. 22 Que la vista, el olfato y el paladar bastan para juzgar de la potabilidad de las aguas. 32 Que de todos los medios de juicio es sólo la informacion la que sanciona la potabilidad. 4% Que pendientes de litigio las ventajas de las aguas de rios y de manantiales, nos abstenemos de abrir opinion. CONSERVACION DE CADAVERES.—La “Gazette hebdomadaire de Médecine et Chirur- gie” de Paris refiere que el Dr. Mazini presentó en la Exposicion de Viena una serie de piezas anatómicas conservadas desde hace muchos años sin alteracion alguna. Sus dos procedimientos principales son la conservación en el estado coriáceo y otra en el es- tado fresco. En este último caso los tejidos conservan su blandura y hasta su traspa- rencia; pues se hizo una incision en un pié, preparado en.el año de 1864 en la Escuela Práctica de Paris, y los tejidos subyacentes se hallaron, en apariencia, tan frescos como los de un cadáver de un dia; tanto los tendones como los ligamentos y el tejido grasiento presentaban los caractéres ordinarios, exceptuando sólo los músculos cuya congerva- cion parecía algo ménos perfecta. Los sellos puestos en 1864 por los Dres. Nélaton y Sappey garantizan la autenticidad de la fecha en varias de estas preparaciones. El Sr. Mazini asegura que con la módica suma de dos á tres francos podía conser- varse por este procedimiento un cadáver entero por más de quince dias, lo cual sería una gran ventaja para las pequeñas Universidades, en las que escasean los cadáveres, puesto que uno mismo pudiera servir durante muchos dias en las salas de diseccion. Para la conservacion de las piezas de Anatomía patológica y de Historia natural, sería éste un medio precioso y de poco costo. El Dr. Mazini, hasta la fecha, no ha querido divulgar su secreto; pero negándose por este motivo el Jurado ájuzgarle, indicó 4 la Comision laa sustancias que emplea en sus preparaciones, pidiendo á los miembros de ella el secreto durante dos meses. El mismo doctor dice haber empleado con buen éxito las mismas soluciones, pero muy diluidas, en el tratamiento de llagas de mala índole. Estos experimentos se hicie- ron en el Hospital de Nápoles, y algunos cirujanos de esa ciudad han dado de ellos in- formes muy favorables Prontose hará pública la fórmula que, segun se dice, es muy simple.—[ Extractado de una interesante “Revista” del Sr. Sauvalle.]. a ANALES DE LAS ACADEMIA DE CIENCIAS MEDICAS, FISICAS Y NATURALES DE LA HABANA. REVISTA CIENTIFICA. DICIEMBRE DE 1873. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA. SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 26 DE OCTUBRE DE 1873. SEÑORES ACADEMICOS CONCURRENTES.—Kr. Gutierrez, Presiden- te; Sauvalle, E. del Valle (D. Fernando), Miranda, Govantes, Plasencia, García, Finlay, €. del Valle (D. Ambrosio), Aguilera (hijo), cuales (D. Rafael), Ozamendi, Diaz (D. José Guillermo), Várgas Machuca, HKovira, Cerero, Donoso, Rodriguez, Melero, Castellanos; Mestre, Secretario. Lectura y aprobacion del acta de la sesion anterior. Asiste á la sesion el socio de mérito Dr. D. Fern: udo G. del Valle. CorrEsPONDENCIA.—Leyéronse en seguida: 1% una comunica— cion del Gobierno Superior Político, remitiendo el expediente sobre la provision de una plaza de médico municipal interino del Perico (jurisdiccion de Jovellanos); 2% otra id. de la misma T, x.—30 228 procedencia, con el expediente sobre una plaza de médico mu- nicipal y forense de Sagua la Grande; el que, como el anterior, pasó á la Seccion respectiva; 3% un oficio del Dr. Rodriguez, Secretario de ésta, acompañando varios informes evacuados en su seno sobre médicos municipales y forenses, vacunadores y practicantes; de que se dará cuenta en sesion de gobierno; 4% un oficio del R. P. Viñes, socio de mérito, excusándose de no asistir á la Corporacion para terminar su memoria acer— ca del último temporal, á causa del estado de su salud. El Secretario presenta ademas: 19 los números 1029 y 1030 del Siglo médico de Madrid; el núm. 16 del Anfiteatro anató- mico español; las entregas 555 y 559 de la Revista minera; los números de la Constancia en que se trata de la memoria sobre el encañonamiento de la Zanja, remitidos por el Sr. Tomé; y los dos primeros de la Fé cientifica, en cange con las publica- ciones de la Academia. Tarna Prosrarica. —Terminada la correspondencia, dió cuenta el Dr. D. José Guillermo Diaz de otro caso de talla prostática bilateral por él practicada recientemente en un individuo de 59 años de edad; y ofreció para más tarde una observacion detallada. Lañor DE UNA LOCA. —INTERVENCION DE LA (JUIMICA RESPECTO A PO- TABILIDAD.—Despues de regalar el Dr. R. Cowley, 4 nombre tam- bien del Dr. D. Fernando G. del Valle, una saya marcada con hi- los y cabello por una monomaníaca, el todo escrito en francés inconexo, cuya pieza curiosa pudieron examinar muchos de los presentes, y de dárseles las gracias, —leyó aquel académico un discurso relativo al papel que le corresponde á la química en la cuestion de potabilidad de las aguas. La calificacion de in- salubre ó impotable dada ú la de la Zanja por haberse hallado en ella una vez 30”” de materia orgánica, está en contradic— cion con la irrecusable y garantizada prueba de que nuestros antepasados la bebieron, de que muchos la siguen bebiendo, y más que todo, de que nunca se la ha señalado como causa pro- ductora de endemias. Ls evidente que las muestras someti- das al exámen químico, sin recordar que las aguas deben estu- 229 diarse en sus condiciones normales, se hallaban ya alteradas por las malas condiciones del medio que atraviesan. Siendo las de la Zanja las mismas que las del Almendares, la clase de su conduccion, al aire libre, las enturbia accidentalmente, y su falta de trasparencia indica la necesidad de no beberla sino ya reposada ó filtrada; cosa que tambien se observa en el Támesis, en el Sena, etc.—Tomando datos de una discusion en el seno de la Academia de medicina de Paris, recordó el Dr. Cowley, entre otras opiniones, la del sabio químico é higienista Mr. Bouchardat, con el objeto de demostrar que si la química puede auxiliarnos en esta clase de investigaciones y la física interviene, sólo la Hi- giene es capaz de decidir. La químicaignora cuál sea la cantidad máxima de materia orgánica que puede tener,en disolucion un agua para estimase como potable, ni siquiera ha podido dosifi- carla de una manera precisa: de ella no necesitó Roma para cons- truir sus monumentales acueductos, vertiendo excelentes aguas. Si dicha ciencia ha hecho mucho para instruirnos tocante á la composicion, bien poco es ló que se le debe al señalar las cau- sas nocivas de algunas; y para apreciar el valor higiénico de las potables, es indispensable la observacion de sus efectos en la economía. El grado hidrotimétrico, por otro lado, responde 4 casi todas las cuestiones que interesan en la cualidad y elec— cion de las aguas; y sin embargo, aguas declaradas mal sanas por este medio, han sido reputadas como excelentes por la experiencia.—Ademas, las materias orgánicas no son perju- diciales si no están alteradas, y cuando existen en gran abun— -dancia, ocurre más ó ménos rápidamente la putrefacción con propiedades organolépticas que hacen rechazar las aguas: la práctica ha demostrado que cuando no existen estas condicio- nes, pueden no ser dafiosas y coexistir una completa salubri- dad —La aereacion y otras circunstancias hacen preferibles las de rios á las de manantiales; pero la informacion es siempre ne- cesarla y está por encima del análisis químico por exacto que parezca. Nadie bebe aguas turbias; y la vista y el paladar con- -curren á comprobar su transparencia, frescura y buen sabor.— Resumiendo su trabajo, concluye el Dr. Cowley: que dicho 230 análisis es insuficiente para aceptar ó rechazar un agua; que los órganos de los sentidos bastan para formar ese juicio; que sólo la informacion sanciona la potabilidad; y que aún están pen— dientes de resolucion las ventajas de las aguas de rios ó de ma- nantiales. Discusion. —En el uso de la palabra el Dr. Finlay, manifestó que no hay motivos para separar la (Química de la Higiene, toda vez que ésta debe 4 aquella gran número de sus nociones. Es ver- dad que muchos han bebido el agua de que se trata; pero no es posible aplicar el reactivo humano del Dr. Valle, faltando uno de los términos de la comparacion, y no siendo la cuestion averi- guar sl aquella es venenosa, sino si es saludable. Por otro la- do, se sabe que en campaña muchas veces los militares se ven en la necesidad de apagar la sed con agua de charcos y panta— nos, y no por esto se enferman todos. Elencañonamiento lle— vado á efecto no es más que una especie de embudo, y para lle- nar mejor su objeto sería precisó que viniese de más allá del Cerro ó desde el Almendares. En cuanto á la dosificacion de la materia orgánica, es indudable que si la Química acusa 30.”” en un agua, ésta ha de ser nociva al que la beba. El Dr. R. Cowley replica que no ha negado la utilidad de la (Juímica, sino rechazado su autocratismo,- pues ella no se halla en aptitud de decir si las materias orgánicas producen estas ó las otras enfermedades. Los medios que emplea en sus análi- sis tienen una significación dudosa, no siéndole dable señalar con toda exactitud la cantidad de aquellas que se contienen en tal ó cual agua, y habiendo casos inversos, de aguas muy salu- dables á pesar de su abundancia, ó de otras que no lo son por diversas circunstancias. El reactivo humano ó el estómago, es decir, la informacion es la única llamada á sacarnos de la incer- tidumbre. El Dr. Pinlay advierte que no debe confundirse el ensayo breve efectuado por medio del permanganato con el análisis elemental, mucho más completo y exacto, pero cuya aplicacion es dificil por demandar largo tiempo y aparatos adecuados. Al hablarse de los buenos efectos del agua de la Zanja, se olvida 231 que no hay estadisticas de años atras que respondan á esa cues- tion, y esto se comprende teniendo en cuenta las dificultades que todavía hoy se puenentaa para formar las relativas á la mortandad. El Dr. R. Cowley replica que, 4 su entender, hay términos de comparacion, pues las aguas insalubres producen siempre alguna endemia; aquí no tenemos otra que la fiebre amarilla, que no puede atribuirse á dicha causa, y la disentería se 20 rolla 4 menudo en los campos, es decir, alli donde no se bebe el agua de que se trata. El Dr. G. del Valle (D. Ambrosio) expuso que la potabili— dad del agua de la Zanja era cuestion ya juzgada, no sólo por el testimonio de los que la bebieron muchos años, sino por su constante uso, no interrumpido aún, como lo acreditan los Ban- dos prohibiendo 4 los aguadores tomarla dentro de poblado, sino tambien por estar consignado. en los Presupuestos munici- pales el cobro de plumás de agua tomadas de ese cauce; sería ridículo hoy que se dijese que no es potable por una cifra defi- nitiva, que es tan ocasionada á dudas y sólo serviria para satis— facer ó complacer al vulgo, que pide una cantidad expresada en número redondo.—Respecto 4 los que la acusan, como se ha hecho en un periódico, de producir fiebres intermitentes y perniciosas, es concepto muy aventurado, porque entre otras enfermedades, como la disentería, bien sabemos que donde más se cebaba era en el barrio de Jesus Maria, lugar bajo y cena- goso, que si bien se surtió de la Zanja por la pila que se situó en la plazuela de la lelesia, no podían atribuirse al agua sin embargo, pues que tambien se bebía en los demas barrios sin que en ellos se registráran esos casos. —Débense las fiebres pa- lúdeas á causas telúricas: sin acudir á pruebas tomadas de los libros de la ciencia, las tenemos cuando removidos los terrenos parala construccion de las vías férreas, recordamos el aumento de las fiebres y su mortalidad en los alrededores de la Habana. Las aguas de la Zanja no han producido, por lo tanto, las disenterias ni las fiebres intermitentes; y atribuirles el cólera ó la fiebre ama- rilla es á todas luces fuera de esta cuestion de potabilidad, e 232 El Dr. Finlay cree que convendría distinguir las aguas del Acueducto de las de la Zanja: como procedentes del Almenda- res son potables; pero respecto á las últimas, que atraviesan el Cerro por establecimientos que las contaminan, los efectos se— rán diversos y de acuerdo con la contaminacion artificial que sufren: tal como viene descubierta hasta el paseo de Tacon, siempre ha de infundir sospechas muy fundadas acerca de su , impureza. El Dr. Rovira sostiene que el papel de la Química es primario en la cuestion que se ventila; porque si es necesario que la expe- riencia ayude á la ciencia, tambien es cierto que pueden ocur- rir casos desagradables si aquella precede al análisis; y si esas alteraciones del agua á que se ha aludido, no son suficientes para originar endemias, no por eso dejarán de tener graves con- secuencias en ciertos organismos. El Dr. Várgas Machuca, hace notar que para poseer esa in— formacion ó sean los resultados del agua bebida por un gran número de individuos sería menester esperar uno ó dos siglos: tanto valdria esto como aguardar á que se muriesen los enfer— mos para indagar que el arsénico administrado era venenoso. El Sr. Cowley recuerda que no se trata de aguas tóxicas, si- no dudosas, y que la intervencion de la química sólo se refie— re en el caso actual á sales ó 4 la materia orgánica contenidas en ellas, siendo diversos los pareceres de hombres muy enten— didos, miéntras que la experiencia médica da su fallo inape- lable. ] El Dr. Várgas Machuca agrega que á la química le sucede lo.que á todas las ciencias: ella no puede dar más que lo que posee: lo mismo se observa en la medicina. Tampoco deben confundirse los efectos de la intoxicacion rápida y de la intoxi- cacion lenta, pues esos efectos son diferentes. Dada una gran cantidad de materia orgánica en el agua, cantidad acusada por el análisis químico, no es posible se la considere como exce- lente; y poreso el análisis debe preceder siempre á los traba- «jos de conduccion de agua, sirviéndoles de guía y precursor en cierto modo, | 233 El Dr. Rodriguez declara que ha visto con disgusto los ata- ques lanzados 4 la química en cuestiones de potabilidad, en - que es la llamada á resolver, pues únicamente ella puede decir las cantidades aproximadas de sales y materia orgánica que contienen las aguas y que las hacen más ó ménos insalubres: la variedad de composicion se explica fácilmente por los cam- bios isoméricos que ocurren continuamente en su interior: esas sustancias se hallan, en efecto, en constantes descomposiciones y transformaciones: segun Vocquelin, miéntras mayor sea el número de sales en ese vehículo, más aumenta su poder disol- vente, y este principio es de suma importancia para los cam- bios que despues tienen lugar en el seno mismo del organismo. Las aguas pueden ser muy agradables, parecer potables, no molestar el estómago, y no obstante engendrar estados genera- les morbosos, como la diátesis lítica que con tanta frecuencia vemos en los enfermos que vienen de la Vuelta-abajo. Léjos de rachazar la intervencion de la química, debe halagársela, porque si no resuelve toda la cuestion, lo hace en gran parte: si la excluimos, jamas lograremos esa resolucion que buscamos; no se la puede exigir más de lo que da, sobre todo con los da- tos escasos y de aplicacion que se consignan en las obras de Higiene; y lo que ántes no se practicaba, se practica hoy,—el análisis previo de las aguas ántes de su conduccion .y aprove- chamiento como bebida. | El Dr. Miranda, refiriéndose á la proporcion de materia or— gánica calculada por el D. Cowley en la cantidad de agua in- gerida durante las 24 horas, 4 razon de 30.”” por litro, —advier- te que en un dia se toma más de un litro y puede ser muy al. zada aquella proporcion. El Dr. Cowley responde á las anteriores observaciones, que no basta decir que el agua contiene mucha materia orgánica para considerarla desde luego como impotable, miéntras no hay en ella alteracion ó descomposicion, que desde luego acu— san el olfato y el paladar, rechazándola entónces sin necesidad de análisis. ¿Por qué el agua de la Vuelta Abajo produce tan- tos casos de litiasis? ¿No le corresponde al químico decirlo?— 234 Es preciso ademas recordar que no se beben las aguas turbias, y que para apagar la sed, esto puede hacerse con pequeñas - cantidades de un líquido cargado de materia orgánica, segun lo ha demostrado Bouchardat, como si fuera químicamente puro. El Dr. Xodriguez, despues de expresar que tanto el olfato como el paladar eran sentidos químicos, responde al Dr. Cowley que siempre están en descomposicion las sustancias encerradas en el agua, y esos caractéres organolépticos vienen á ser la úl- tima faz, por decirlo así, de cambios primeramente demostrados por la ciencia: miéntras mayor sea la cantidad de materia or- gánica, más numerosas serán esas descomposiciones que dentro ó en contacto con el organismo han de engendrar las fiebres in- termitentes, las tifoideas, las toxemias, por exceso de tal ó cual sustancia, —marcándose la correlacion entre las particularida— des de las aguas y las de las enfermedades: correlacion que le toca al médico señalar despues del dato suministrado por la Química. y El Dr. Cowley niega que en su memoria haya rechazado la intervencion de la Química, por la que siempre ha sentido y demostrado el mayor respeto en las cuestiones que le atañen, sino que decida una cuestion que es sobre todo del resorte del higienista, 4 quien no hace más que auxiliar; y si los: ca- ractéres acusados por el olfato y el paladar son .tambien quí- micos, cesó toda discusion y podrá prescindirse de la bureta.— En algunos errores ha incurrido é ingurve el médico por esas indicaciones: así, considerando el raquitismo como una afec— cion en que faltan en los huesos ciertas sales calcáreas, se ha estado administrando el fosfato y carbonato de cal sin resulta— do, como los hipofosfitos en la tísis por la falta del fósforo: el aceite de hígado de bacalao es sin duda el específico de aque— lla enfermedad por la demostracion, no química, sino médica; pues no es posible comparar con las pS los órganos de la economía animal. El Dr. V. Machuca manifiesta que la Química da 4 conocer la constitucion del hueso y los cambios que sufre en tales ó cuales enfermedades; pero no tiene la pretension de emplear | "E los mismos medios que usa la vida para asimilarse estas ó aque- llas sustancias. La culpa es, pues, de la Medicina, ó mejor di- cho, de los médicos, que se han apresurado á aplicar sus noclo- nes de un modo inoportuno; pero ellos serán siempre incapa- ces de explicarse, sin el auxilio de la Química, cómo es que el aceite de higado de bacalao, que no contiene fosfato de cal, es tan útil cuando falta esta sal en los huesos enfermos. El Dr. Rodriguez apoya este parecer: una cosa es que se de- muestre la ausencia de ese producto y otra el llevarlo alli don- de sea necesario: ingeridas las materias, se transforman despues de ser disueltas y determinan reacciones y nuevos cambios en presencia de otros cuerpos numerosos: la (Juímica vendrá á ex- plicarnos en su dia cómo ciertas sustancias se implantan en los órganos; pero hasta entónces los médicos no han hecho otra co- sa que aventurar una hipótesis: — si aquella anda vacilante entre el más y el ménos, como lo asegura el Dr. Valle, esto se explica perfectamente por las diversas condiciones en que sue- len encontrarse los investigadores y por la necesidad de-repetir los ensayos en busca de una media; por otra parte, está de acuerdo con él respecto á que la Microscopia ha de desempe- ñar un papel importante en las cuestiones referentes 4 la fer— mentacion. | Despues de manifestar el Dr. Cowley, que al hablar en su memoria del agua descompuesta ó alterada, no se había referi— ' do á la serie de composiciones y descomposiciones, á los cam— bios isoméricos á que ha aludido el Dr. Rodriguez, sino muy claramente á la fermentacion pútrida,— dijo el Dr. Valle, con- testando tambien á una alusion de este académico, que no nie- ga absolutamente el voto-de la Química; pero que, atendiendo á lo instable de la composicion de las aguas, como lo comprue— ban los análisis, hechos yá 4 distintas horas, estaciones y por cambios atmosféricos tan ocasionados á hacerlos variar, segun la diversidad de las cifras, —juzga que la que se presente no será la expresion fija y segura para sacar una consecuencia ab- soluta; y ademas, que sin atacar por su base los medios de in— vestigacion, duda de ellos desde el momento que hay muchos T, X,—81 236 en busca del desideratum aritmético: diganlo, si no, el método de Monier, el de' Dupasquier, Fauré, Péligot, etc. Pues qué, ¿no se ha encontrado aún el método más seguro y positivo para hallar la cifra que tanto ocupa al Dr. Rodriguez? Habiendo indicado, por último, el Dr. Oxamenda, que el tér- mino ““medicalmente,” usado en la discusion por uno de sus co- legas, constituía un verdadero galicismo,—y debía decirse y se dice en castellano médicamente, de tal manera que el “Sapo medicalis” se traducia por “Jabon medicinal,”—-y pasadas las horas de Reglamento quedó aplazado el debate y reunida la "Academia en sesion de gobierno, y x SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 16 DE NOVIEMBRE DE 1873. SEÑORES ACADEMICOS CONCURRENTES.— Dr. (utierrez, Presidente; Sauvalle, GH. del Valle (D. Ambrosio), Miranda, Cowley (D. Rafael), Fovantes, Aguilera (D. Cayetano), Earcía, Finlay, Ma- chado, Rovira, Melero, Rocamora, Oxamends, Babé, Aguilera (hijo), Escarrá, Várgas Machuca, Rodriguez; Mestre, Secretario. Lectura y aprobacion del acta de la anterior sesion. -El Sr. Presidente manifestó que con motivo de las elecciones municipales, que debieron celebrarse el domingo próximo pasa- do, se había transferido para éste la sesion de la Academia. CorrespPonDENCcIa.—Leyéronse en seguida por el Secretario: 12 una invitacion de la Secretaría del Superior Gobierno para reconocer y cumplimentar al Excmo. Sr. Gobernador Capitan general de esta Isla, D. Joaquin Jovellar, en su toma de pose- sion; habiendo representado al instituto, en dicho acto, el Sr. Presidente; 22 una comunicacion del mismo Gobierno, remi- tiendo los datos concernientes á la preparacion anti-odontálgi- ca de los Sres. Ubiols y Vazquez, antecedentes que pasaron á la Comision de Remedios nuevos y secretos; —3? un oficio del Sr. Director de la Sociedad Económica de la Habana, dando 237 las gracias á nombre de ella por las obras que la Academia, por conducto de su Presidente, regaló á su Biblioteca;—4? Pre- sentó despues: un ejemplar de la “Gaceta,” en que se inserta la convocatoria para las plazas vacantes en esta Corporacion; un prospecto de “La Academia,” nueva publicacion destinada á los estudiantes; el cuaderno 9 del “Genio Científico;” los números 3 y 4 de la “Fé Cientifica;” el 560 de la “Revista Mi- nera de Madrid;” los números 1031, 1032 y 1033 del “Siglo Médico;” y las entregas 3 y 4 de los “Trabajos de la Comision de Medicina legal é Higiene pública.” Hioraro pe cLoraL.—El Dr. Garcia ofreció, de parte de su autor el Dr. Franca y Mazorra, un ejemplar de una tésis en la Facultad de Paris—“ Etude sur 1 emploi de Y hydrate de chlo- ral dans les accouchements et dans. P éclampsie” (1873), con una serie de observaciones por las cuales se ve que el citado - medicamento ha sido administrado en 20 casos de parto natu- ral, como preservativo en 2 casos de eclampsia y en 21 como cu- rativo, en 7 de manía aguda; ó sea un total de 50, con una so- la defuncion en un caso de eclamipsia. Con este motivo expuso el Dr. Miranda que en la sesion del 12 de Octubre último dió cuenta de la extirpacion del seno derecho, que practicó en una señora, faltándole ese dia nuy poco para que la cicatrizacion fuese completa; pero habiéndose presentado el tétano al dia siguiente, es decir, á los trece de operada, obtuvo el mejor éxito despues de 22 dias de un tra- tamiento continuado con una pocion compuesta de 4 gramos ' de hidrato de cloral, 5 centígramos de clorhidrato de morfina, 120 gramos de agua y 30 de jarabe, una cucharada cada media hora hasta producir el sueño, teniendo ademas cuidado deque el vientre estuviese corriente y tomara caldo la paciente cuando su estadolo permitia. Esta enferma, que fué asimismo observada por los Dres. Govantes, García y Riva, no sólo presentó fuertes con- tracciones en los músculos del cuello, region posterior del tron- co y extremidad, sino tambien el trismo; pero todo fué cedien— do á beneficio del plan indicado, alejándose la dósis á medida que las convulsiones tónicas eran ménos frecuentes; y en la ac- 238 tualidad se halla la enferma enteramente puada y cicatrizada del todo su herida. El Dr. Mestre manifestó que el hidrato de cloral es, como el bromuro de potasio, una verdadera adquisicion para la ciencia, cuyos buenos efectos ha tenido ocasion de observar no sólo en el tétano, sino en la corea aguda y la locura sensorial, en dos casos de las últimas que debieron su curacion al uso de dicha sustancia. Su asociacion con la morfina recuerda los experi— mentos de Cl. Bernard y de Nussbaum sobre la accion simultá- nea del cloroformo y los alcalóides del opio que continúan sus efectos analgésicos: la observacion clínica y la experimentacion fisiológica están conformes en este punto.—En un caso de té— tano traumático, recogido en la práctica del malogrado fisiólo- go Liégeois, en que ya se habian administrado el cloral, el opio y el acetato de amoniaco sin conseguir el sueño, preseribió 3 gramos de la primera sustancia y el enfermo durmió; desde en- tónces y por espacio de ocho dias, cada vez que se despertaba se le administraba cloral y caldo, curándose por completo 4 los diez dias del tratamiento con una dósis de 6 4 10 gramos diarios. Conviene, pues, insistir en la necesidad de una dósis suficiente para reducir la médula á un reposo absoluto, pues á menudo se han debido los malos resultados á las dósis frac— clonadas. El Dr. Fiday comunicó que habia cias en cel Cerro, abo- ra dos años, 4 una negra recien—parida de jimaguas y con to— dos los síntomas característicos de tétano idiopático en su for— ma subaguda, cuya aparicion fué anterior al parto, con convul- siones clónicas intensas, contractura completa de las quijadas, opistótonos etc.; que cedieron al uso del hiárato de cloral, á dósis de 20 centigramos cada cuatro horas, alternando con el valerianato de zinc, durante cerca de un mes: la convalecen- cia fué larga, quedando contraidos varios músculos por algunas semanas. —Poco tiempo despues, tuvo el Dr. Finlay otro caso de tétano, pero traumático, en que á pesar de haberse emplea- do el mismo tratamiento, sobrevino la muerte á las cuarenta y ocho horas. 239 Las AGUAS CORRIENTES Y EL CÓLERA. —Terminadas la correspon— dencia y comunicaciones que preceden, leyó el Dr. Babé un discurso relativo á la opiniones sustentadas por el Dr. Finlay en cuanto á la influencia que pueda tener el agua de la Zan— ja en la trasmision del cólera epidémico. Aduce el parecer de Griesinger, de que hasta el dia no se han obtenido resultados decisivos por las infecciones artificialmente provocadas en los animales, siendo por otro lado iguales los efectos despues de la ingestion en el estómago de sustancias diarréicas ordinarias te- " ñidas por las bilis; y en ninguno se ha establécido de una ma- nera definitiva la verdadera naturaleza de la enfermedad, que pudiera más bien atribuirse á una infeccion pútrida: indica los diferentes resultados obtenidos por Thiersch y Legros y Grou— jon, que atribuyen el cólera á una intoxicacion por un princi— plo diastásico que se encuentra en las frutas, v su trasmisión á . la presencia en el aire de materias orgánicas de idéntica natu— raleza, toda vez que la diastasa vegetal produce exactamente los mismos síntomas que los líquidos coléricos. Los experi- mentos de Robin y la explicacion de que el jugo gástrico hace perder á los productos ingeridos sus propiedades específicas no satisfacen las exigencias de la ciencia. El Dr. Babé cita algu- nos pareceres en favor de la trasmision de la enfermedad por medio de la atmósfera, y expone algunas razones en contra de la trasmision del cólera por las aguas corrientes, deductiéndose de los experimentos señalados por el Sr. Finlay que, para que la ingestion de la sustancia especifica del cólera lo determine, es indispensable que su cantidad sea considerable. El estudio estadistico de dicho académico sólo comprende 16 de las 98 casas invadidas y 19 de los 130 enfermos, proporcion exigua que no permite cimentar sobre ellas conclusiones generales; y se echa de ménos la proporcionalidad con los habitantes de ca- da division establecida, así como la indicacion de todas- las causas que pudieron influir sobre cada una de los invadidos. Los hechos de epidemias diezmando poblaciones que hacían uso de aguas mál sanas, prueban solamente que las cor- rompidas ó cargadas de materias orgánicas obran como cir- 240 cunstancia predisponente, como influencia dietética perju— dicial que “contribuye al desarrollo de la enfermedad. El autor concluye presentando bajo la forma de cuadro un li- gero resúmen de la epidemia colérica de 1867 4 1868, en demostracion de que los barrios bañados por la Zanja han sido relativamente los más azotados, y comprobándose asi la opinion del Dr. Farr, para quien la violencia de las epidemias coléricas está en relacion con la cantidad de impurezas contenidas en el agua. | Discusion.—Despues de concluida la lectura del trabajo del Sr. Babé, que pidió el Dr. Finlay quedara sobre la mesa para contestar á sus observaciones, —manifestó el Dr. Rodriguez que, segun tenia entendido, el último académico citado no consideraba las aguas corrientes sino como uno de tantos me- dios de propagacion del cólera, prestándose 4 eso más fácilmen- te las aguas estancadas; pero no ha podido aseverarse que sólo existiendo en gran cantidad la materia capaz de producir aque- lla enfermedad, se le podrá dar orígen, pues si se supone que actúe 4 manera de las miasmas y de los virus, por desdobla- mientos y transformaciones isoméricas, no se necesita sino de una mínima cantidad de la sustancia orgánica en cierto estado molecular para que tenga lugar el Roa. El Dr. Babe responde que ignora cuál sea la causa del có- lera, aunque si sabe que existe en las diarreas; y si los experi- mentos fisiológicos demuestran que es preciso una gran canti- dad de ellas para provocar el cólera en algunos animales, suce- derá lo mismo en el hombre; así por lo ménós es natural su- ponerlo. El Dr. Rodriguez cree que aún queda en pié su observacion: “en primer lugar, ninguno de los experimentadores ha asegura- do que sean necesarias grandes cantidades de vómitos y diar- reas para obtener esos efectos, aunque estos sean más nota- bles y más fáciles de determinar en semejante circunstancia, porque con una simple molécula puede tambien darse idéntico resultado; y por otro lado, si no se sabe cuál sea la causa las mismas razones habrá para admitir como indispensable una pe- 241 queña que una gran cantidad de materia, pues todo es dudoso y todo es problemático. El Dr. Finlay considera que tratándose de un virus, bastan pequeñas cantidades con tal que haya predisposicion por parte del organismo. En vista de la anomalía observada por Robin, se ha buscado la explicacion en la insuficiente porcion de jugo gástrico para neutralizar los efectos de la sustancia ingerida, lo que puede ocurrir en casos de enfermedad del estómago, que disminuye su cantidad, ó por otras condiciones: un hombre que acaba de comier no se halla seguramente en el mismo caso que cuando lo ha efectuado muchas horas ántes. El Dr. Babe replica que el Or. Finlay ha declarado las aguas corrientes, sin dejar lugar á la duda, como el principal conduc- to para la trasmision del cólera, y en la 2% de sus. conclusiones menciona la cantidad como una condicion importante para lo- grar los resultados. Ademas, el Sr. Babé no ha tomado por punto de partida la causa más ó ménos hipotética de la enfer- medad, sino los mismos hechos experimentales; en uno de los referidos por Robin se ha necesitado emplear cantidades bas- tante crecidas, y dósis enormes en algunos de Legros y Goujon. El Dr. Rodriguez advierte, respecto á lo primeramente ex- presado por el Sr. Babé, que el aire está en el agua; y el Dr. Finlay, en cuanto á la otra indicacion, que quizas no haya sido bastante explícito en la conclusion aludida, pues no cree que sea indispensable esa gran cantidad. De un número conside- rable de individuos sometidos á la influencia colérica, sólo una proporcion relativa es la atacada, aquella en que existe la pre- disposicion individual. Si en su conclusion ha hablado de la . cantidad, es para explicar el caso de Robin, en que á causa de ella no depriins neutralizarse los efectos por el jugo gástrico entónces en deficiencia. El Dr. Rodriguez hace notar que en la conclusion del Dr. Finlay no se califica de grande ni de enorme la cantidad de materia que deba ingerirse, y que es muy conveniente no refe— rirse exclusivamente á una parte de la experimentacion: los mismos efectos se han obtenido con pequeñas y con grandes 242 cantidades; y porque sólo en un caso, cuyas circunstancias han debido ser diferentes, se ha acudido 4 un exceso de sustancia, no ha de inferirse su necesidad para todos. | El Dr. Miranda opina que desconociéndose la causa especi- fica del cólera, no hay razon para decir que es un “virus,” co- mo lo hace el Dr. Finlay; siendo un término mal empleado en el presente caso, si se atiende 4 que la accion de un virus es siempre seguida de idénticos fenómenos, y éstos son diversos en el cólera. Despues de contestar el 5». Fiínlay que había usado del término de un modo genérico y. porque le pareció ser el que daba mejor idea de la causa, leyó del periódico inglés “Natu- re” un párrafo en que se consigna que el preparador de Vir— chow, el Dr. Otto Obermeier, Neno de confianza en su fuerza de resistencia á la infeccion, por no haber sido atacado de fie- bre durante sus investigaciones acerca del cólera, colocó en su gabinete algunos productos patológicos de personas que habían fallecido de él, así como porciones de sus “excreta”, y. aún se dice que hubo de inyectar en sus vasos alguna sangre extraida de coléricos, examinando la suya despues al micros- copio; murió por esto medio á las: siete horas del ataque y á los 31 años de edad. Habiendo expresado el Dr. Ke, vañeN que, segun le había dicho personalmente Mr. Legros, los resultados no se obte- nían sino con grandes cantidades de materias coléricas, —res- pondió el Dr. Htodriguez que era preferible atenerse á lo pu- blicado por dicho profesor, —y el Dr. Badé, que se remite á los datos tales como los ha presenciado el Sr. Finlay en su memoria; no mirando en la explicacion en que se hace inter venir el jugo gástrico como neutralizante de la causa colérica, sino una prueba más de que se necesita esa cantidad exceden- te para promover los síntomas que se han e á los de la mencionada afeccion. En el uso de la palabra el Dr. G. del Valle (D. 4 mbrosio), expuso que se había considerado el gérmen morbífico viajan- do con el “agua y se había citado un distrito de Inglaterra en 243 que los que se abastecían de un agua mala fueron atacados del cólera, existiendo la epidemia en aquel reino; pero el agua en tales ocurrencias no pasa de ser una causa ocasional para el desarrollo de la enfermedad reinante: es el helado, es el mango, que á menudo hemos acusado entre nosotros, La ex: perimentacion nos aporta tambien una teoría vaga, indecisa cimentada en la muerte de alguno que otro raton, á quien se le había administrado vómitos Ó diarreas de los coléricos. Hay, empero, un dato importante suministrado por la clínica: la diarrea es la manifestacion positiva de esa enfermedad, del mismo modo que de la fiebre tifoidea y dela disentería, cuyo carácter es secretorio, y en ella reside el “gérmen,” (expresion más adecuada que la de “vírus”), pudiendo, por infiltraciones y mezclas directas, contaminar las aguas, y habiéndole dado toda la importancia que se merece la Comision sanita— ria de Constantinopla.—En cuanto á la estadística retros- pectiva, no se puede pedir allí donde falta, donde la tradicion está vacía, aunque consigna que el agua de la Zanja se ha be— bido siempre y se continúa bebiendo sin perjuicio para la po- blacion.—“Lo hemos dicho: la significacion concluyente de la potabilidad de tal 6 cual agua, está en que su constante uso no haya alterado la salud, ni influido desfavorablemente en los órganos digestivos de los pobladores que la beban. En este órden experimental traemos hoy más testimonios en favor de las aguas de la Zanja, cuyo consumo jamas se ha interrumpi- do.—Las bodegas de la calzada de Belascoain se surten de la Zanja, que llevan los aguadores en sus barriles de la quinta de los Molinos, y nunca ha habido quejas que anotar de aquel poblado vecindario, ni de los muchos transeuntes que tem- plan con ella su sed.—Ademas, los ramales de la Zanja que eruzan muchos trenes de carruajes situados por las calles de Belascoain, Lucena, Marqués Gonzalez, San José, Zanja, ete., —y en que se cuentan más de diez y seis, —abastecen de be— bida á más de 2,000 caballos, que se conservan siempre sanos y fuertes; y es de notarse bien lo que son estas bestias para distinguir la impotabilidad ó potabilidad de las aguas. —Pe- T, X,—82 244 rO.... ¿para qué más informacion? El agua que define y cla- sifica la Higiene es la potable: tocándole sólo á la química, — cuando fuese necesario, —reconocer las diferentes sustancias que contenga.—Olgamos al Dr. Monlau, por último, cuya ci- ta es más que oportuna para disipar preocupaciones en la cuestion, puesto que ya: se ha invocado su testimonio como - de gran autoridad.—“La potabilidad de las aguas, ó el ser un agua lo que se llama buena, depende de varias circunstan- cias, y, en definitiva, no tiene más criterio fijo que el de la ez- periencia, el de la nocuidad Ó inocuidad constante de su uso, sea cual fuere, por otra parte, -su composicion quí mica. Tales la tésis que sacó triunfante el profesor Bou- chardat, excelente higienista á la par que distinguido quími- co, en la célebre y larga discusion que sobre esta materia tu- vo años pasados (en 1862) la Academia de Medicina de Pa- ris."—Más adelante prosigue: “Recordemos ahora, porque im- porta no olvidarlo nunca, que á veces el análisis «químico na: da demuestra, áun cuando de fijo se experimente que el agua es insalubre. -De ahí el que la exploracion higiénica de las aguas, consideradas como bebida, haya de completarse nece- sariamente por la observacion de los efectos que causan en las personas, y áun en los animales.que las usan. Importa, -pues, examinar si la accion de las aguas afecta su constitu- cion; si entra para algo en la etiología de las enfermedades endémicas del pueblo; si las soportan sin novedad los foraste- ros; si turban alguna funcion y particularmente la digestiva, 3 Para el agua, lo mismo que para el aire, la organizacion es un reactivo mucho más fino y más seguro que el color de un precipitado.—La experiencia personal de lo que nos pasa, es el gran criterio para decir si nos aprovecha, Ó nó, el tomar las aguas tales, 6 el mudar de aguas.” El Dr. Babé observa que la tradicion no parece revelar á todos los mismos hechos, ya que en la memoria de los Dres. Abreu y Gutierrez, relativa al cólera de 1833, se califica de mal sana el agua de la Zanja. El Dr. Valle estima como muy vaga la expresion de “mal 245 sanas.” ¿Qué significa ella? que son turbias? Ya desde el año de 46 se ha insistido en este particular, asegurándose que lo estaban las del Almendares seis meses, y más recientemen- te, en el “Diario de la Marina”. ocho. El Sr. Valle, que ha aLó la paciencia de apuntar las veces que venía turbia, ase- gura que sólo sucede treinta ó cuarenta ocasiones al año. El Dr. Rodriguez sostiene que la tradicion no está de acuer-. do con las ilusiones del Sr. Valle. En los dos últimos cóleras | que hemos atravesado, pudo notar que eran numerosísimos los casos y mucho más graves á la orilla de la Zanja, azotando extraordinariamente en el año de 50 á los barrios de San Lá- zaro y Pueblo Nuevo; hubo dia de salir cinco cadáveres de una sola casa, y los mismos caballericeros fueron atacados. El Dr. Valle replica que una estadística individual es de ningun valor al lado de la general, de la que está formada, sobre todo si no se tienen en cuenta las otras circunstancias que en tales barrios han concurrido á dar pábulo á la enfer— medad, pues hasta sería ridícula la pretension de establecer la potabilidad de nu agua en tiempo de una epidemia que á todo se atribuye. El Sr. Babé muy discretamente se ha refe-. rido á la existencia de un Hospital y de un Cementerio en el primero de los. burrios indicados; y si el Dr. Rodriguez reco- gilera los datos, hallaría que Atáres y Jesus del Monte, por donde no pasa la Zanja, fueron los más castigados. - El Dr. Rodriguez advierte que no ha venido con datos es— tadísticos, sino con hechos, á contradecirle; y si ha dirigido inculpaciones á la Zanja, es porque en su trayecto ha tenido ocasion de observar gran número de casos. Habiendo apuntado el Dr. Fíinlay que Jesus del Monte re- cibía un ramal importante, explicó el Dr. Gutierrez que ese ramal correspondía al Acueducto de Fernando 72 El Dr. Babé recuerda que, segun la estadística de La Sagra para el año de 1833, el cólera fué dos veces más mortífero en extramuros, á pesar de la menor poblacion, usándose allí el “agua de la Zanja, que en intramuros, donde se abastecían de pozos y aljibes: otras estadísticas más recientes le son tambien 246 desfavorables; y sin decir que ella fuese la causa exclusiva de la enfermedad; no es dudoso que haya contribuido con otras á su desenvolvimiento. El Dr». Valle insiste en la conveniencia de separar la cues- tion de potabilidad de la referente al cólera, en que el agua no es sino como un conducto ó vehículo en determinadas con- diciones, que no es fácil aislar de las otras concausas en la propagacion del mal epidémico. Trascurridas las horas de Reglamento, declaró el Sr. Presi- nente cerrada la sesion, continuando el mismo asunto en la próxima venidera. INFLUENCIA QUE PUEDA TENER EL AGUA DE LA ZANJA EN LA TRASMISION DEL CÓLERA; por el Dr. D. Juan Manuel Babe. (SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 16 DE NOVIEMBRE DE 1873). res. Académicos. —Sres.—En la sesion del 28 de Setiembre último el Dr. Finlay, que para ello habia pe- dido la palabra en la sesion anterior á consecuencia de una interesante Revista científica del Sr. Sauvalle, en la que este * distingnido académico se ocupó de las aguas potables en re— lacion con la salud pública, leyó un trabajo destinado á pro- bar la trasmision del cólera por medio de las aguas carga- das de principios específicos. Para contestar este trabajo pe: dimos entónces la palabra, y hoy venimos 2 satisfacer esta promesa. Para ello fuerza será, en gracia del tiempo trascurrido, que repitamos á cada paso lo que entónces nos expusiera el Dr. Finlay. 3 Partiendo este laborioso académico de la opinion de Lau- der Lindsay, que el gérmen colérico engendrado en el orga— nismo reside en la sangre, y que su eliminacion se efectúa, sí no exclusiva, al ménos especialmente por medio de las excre- ciones gastro-intestinales, y apoyándose en las experiencias 247 de Ch. Robin, Thiersch, Legros, Goujon etc. deduce entre otras conclusiones: | 22 “Que tambien es trasmisible (el cólera) cuando la sus- tancia específica se introduce en el estómago, con tal que, ya por razon de su cantidad, ya por deficiencias de las facultades secretorias de la víscera, el jugo gástrico no sea suficiente pa— ra transformar la totalidad de materia virulenta ingerida.” Examinemos las premisas para deducir la legitimidad de la consecuencia. Aceptando la opinion de Lauder Lindsay, no como una verdad demostrada, sino como una hipótesis aceptable, la más aceptable, quizas, de cuantas hayan sido emitidas para explicar la propagacion del cólera, veamos las experiencias que sirven de apoyo al Dr. Finlay para estable— cer su conclusion. - No nos ocuparémos de las de Ch. Robin, Legros, Goujon dx?, trasmitiendo el cólera por la inyeccion de las evacuaciones líquidas de“coléricos en las venas y la tráquea de perros ú otros animales; detendrémosnos solamente en las que se refie- ren á la ingestion en el estómago de estas mismas sustancias, á las de Thiersch y Burson Sanderson. Estos autores han tras- mitido el cólera á diversos animales por la ingestion de pe- dacitos de papel de filtro impregnados de las evacuaciones coléricas viejas de tres á seis dias. Oigamos como se expresa Griesinger con relacion á este particular. (Maladies infectieuses, pág. 411). No se han ob- tenido, dice, hasta el dia resultados enteramente decisivos á beneficio de infecciones producidas artificialmente en ani-- males y destinadas á probar directamente la propiedad con— tagiosa de la sangre ó de algunas materias segregadas y en particular de las evacuaciones: las inoculaciones de sangre he- chas por Namias (1836) sobre conejos, las inyecciones sanguí- neas de Magendiesobre un perro han dado resultados equívocos y de ninguna utilidad; lo mismo sucede con las de C. Schmidtz y de Lauder Lindsay. En las investigaciones de Meyer, la inges- tion de grandes cantidades de diarreas feculentas frescas desen- volvió en el estómago y los intestinos gruesos síntomas coleri- 248 formes, y las lesiones anatómicas recordaban del todo las del cólera; sin embargo, los resultados eran los mismos cuando se introducían en el estómago materias diarreicas ordinarias co- loreadas por la bilis. En las investigaciones hechas tan có- lebres del profesor Thiersch, síntomas coleriformes y lesiones anatómicas propias del cólera fueron la consecuencia de la in- gestion de diarreas feculentas, no en el estado fresco sino dese- cadas y viejas de muchos dias (2 á 6). Desdichadamente la experiencia contraria hace falta; sería necesario saber si es- tos mismos resultados de envenenamiento nose hubieran pro- ducido por otras materias fecales habiendo experimentado la misma preparacion. Lauder Lindsay desenvolvió síntomas muy análogos á los del cólera, sometiendo perros á: las ema- naciones de las materias fecales, de la sangre de coléricos, 64 - las que provenían de pedazos de vestidos empapados en su sudor: habia previamente debilitado estos animales por una alimentacion insuficiente y por el desaseo, predisponién- dolos así á la infeccion....... En todos estos casos, sin excep- cion, la naturaleza verdadera de la enfermedad no se ha esta- blecido de una manera definitiva; las investigaciones bien co- conocidas de Stich pueden hacernos pensar que estas lesio- nes son el resultado de una infeccion pútrida, y no de una in- toxicacion colérica específica;” y algo más adelante añade (1b- pág. 414): “Las experiencias de Thiersch dejan sin embargo duda sobre muchos puntos; hay por una parte gran número de hechos que nos demuestran el desenvolvimiento del cólera 24 436 horas despues de la llegada de un enfermo á una aglomeracion de hombres sanos ántes; y sí, como sucede á me- nudo, transcurren tres ó cuatro dias entre la llegada del enfer- mo y el desenvolvimiento del primer caso, es preciso admitir, 6 que no ha habido tiempo de incubacion para el nuevo en- fermo, Ó que no lo ha habido para la descomposicion de los excrementos. Podría sin embargo suceder, que á veces, por excepcion, los excrementos poseyesen rápidamente su propie- dad tóxica fuera del cuerpo, en el espacio de 24 “horas, y tambien que la descomposicion, cuya naturaleza íntima es 249 desconocida, haya tenido lugar de antemano en el intestino del enfermo; esta es, por otra parte, la hipótesis emitida por Thiersch y por Delbr tick: en verdad no hay en estos casos nin- gun medio de distinguir tales materias de las excrementicias recientes, no habiendo experimentado aún la descomposicion especial.” Foy, Janichen y Ripault han ingerido en el estómago la materia de los vómitos sin resultado; Foy ha inyectádo en el recto la diarrea, igualmente sin resultado. Para el Dr. Finlay las experiencias de Legros y Goujon con- firman las de Thiersch, siendo así que ellas han dado resulta- dos diferentes. Oigamos si nó á G. Lemattre (Griesinger, Ma- ladies infectieuses, pág. 413, nota 4) “Las experiencias reciente- mente emprendidas por Legros y Goujon han dado resultados distintos de las del profesor Thiersch..... A Estos autores han llegado á las gonclusiones siguientes, que resumiremos así: El líquido reciente incoloro; constituido por la trasudacion intestinal Ó por el suero de un colérico, reproduce en el ani- mal síntomas coleriformes, tales como vómitos, diarreas líqui- das, enfriamientos etc. La inyeccion debe ser hecha bajo la piel, en las venas ó en la tráquea. La intoxicacion es tanto más acusada cuanto más al princi- pio de la enfermedad es tomado el suero de la sangre. El mismo resultado se ha obtenido, pero con mayor dificul- tad, despues de la ingestion en el estómago de dósis más con- atileialiles. Cuando hacian uso de estas ERES antiguas y descom- puestas, determinaban una infeccion pútrida y no una intoxi- cacion coleriforme (resultado distinto del de Thiersch, pues que este autor admite que las deyecciones sou perjudiciales del tercero al noveno dia de su pucca La ingestion de la diastasa ppal en las venas da lugar á fenómenos coleriformes: de donde estos autores concluyen, que “el cólera es debido á la presencia de la diastasa en la san- 250 gre, produciendo la diastasa vegetal efectos de la misma na: turaleza.” (Legros et Goujon, Journal de l anatomie et de la physiologie, novembre 1866). | Y si no bastare lo ántes expuesto para convencerse que no es la misma la opinion de Legros y Goujon que la de Thiersch, oigamos á Garnier (Dictionnaire annuel des progrés desscien- ces et institutions médicales, 1867, p. 108). De sus experien- - cias sobre los animales sometidos á la accion de las deyecciones de los coléricos, Legros y Goujon concluyen que el cólera es una intoxicación por un principio diastásico, cuya fuente esta: ría en las frutas que se comen ordinariamente. en gran canti- dad cuando aparece el cólera. Segun ellos la trasmision del azote es debida á la presencia en el Ein de sustancias orgáni- cas de la naturaleza de la diastasa y á su absorcion por las vías respiratorias: la presencia de la scr en la nin plica todos los síntomas. Lainyeccion en las venas ó la trá- quea de animales de un líquido recogido por condensacion en la atmósfera de una sala de cólericos, provoca los síntomas del mal indiano, miéntras que la inoculacion del suero ó de las deyecciones no ocasiona accidentes característicos; pero inyec- tados en las venas y la tráquea de los perros á cierta dósis, 6 introducidos en el estómago á dósis enormes, estos líquidos específicos determinan accidentes coléricos: antiguos ó des- compuestos, determinan la infeccion pútrida. Las sustan- cias pútridas inyectadas en la sangre tienden á eliminarse por el intestino y determinan la diarrea sin accidentes co- léricos, La diastasa vegetal produce exactamente los mismos sínto- mas que los líquidos coléricos. De donde esta conclusion ca- pital y final: el cólera es causado por la absorcion de una cier- ta cantidad de diastasa introducida en el estómago con ali- mentos 6 bebidas que encierran esta sustancia. Debe aten- derse á destruirla ó eliminarla para llegar á la curacion del cólera, (Journ. de 1 Anat et de la Phys., novembre et décem- bre 1866). Las experiencias de Ch, Robin, que tambien aduce el Dr, 251 Finlay para corroborar las de Thiersch, léjos de probar que el cólera se produce por la ingestion en el estómago de las eva cuaciones coléricas, tienden á demostrar lo contrario. En efec- to, ante los hechos negativos de trasmision del cólera por la ingestion de sustancias específicas, ¿qué quiere decir el caso de un perro que bebió una cantidad bastante crecida de eva- - cuaciones coléricas y sucumbió con los fenómenos morbosos propios del cólera? La explicacion dada, que la digestion gástrica transforma la sustancia virulenta haciéndola perder sus propiedades específicas, y que en el caso citado, no pu- diendo ser digerida la totalidad de materia infecciosa, la par- te no transformada por el jugo gástrico, hubo de ser absorbi- da con todas sus propiedades deletéreas,—no satisface las exi- gencias de la ciencia: para ello sería forzoso aislar la materia específica y estudiar las modificaciones que sobre ella pudie- ra ejercer el jugo gástrico, y ya que esto no fuese dable, com- probar por experiencias repetidas que la trasmision del cólera no tiene lugar inyectando en las venas y la tráquea de animales líquidos coléricos influenciados por el jugo gás- trico. Todos sabemos el papel que este líquido representa en la digestion de las sustancias albuminoideas; tampoco nos es- capa la composicion química de las evacuaciones coléricas; y si bien para muchos autores, contrariamente á la opinion de Becquerel y Andral, no contienen albúmina, ó sólo la contie- nen en una cantidad rudimentaria, nosotros hemos tenido oca- sion de comprobar su presencia casi constante, 13 veces sobre 15, en las diarreas coléricas. (Véase “Anales” tom. 4, pág. 350). Y áun cuando así no fuere, el precipitado blanquecino que determina en ellas el acido acético, nos demuestra la pre- sencia de la caseina y de la mucina. Pues bien: ¿no pudiera fundadamente suponerse que en el perro infeccionado por la ingestion de una cantidad bastante crecida de evacuaciones, la cantidad de jugo gástrico no fué bastante para disolver y me- tamorfosear, no ya el principio específico, sino la albúmina, la caseina y la mucina, dando lugar de este modo á una indiges- T. x,—38 252 tion y como consecuencia de ella, en tiempos de una epidemia colérica, á un verdadero ataque de cólera? Pero áun admitiendo la explicacion dada por Robin ¿es lo mismo una cantidad bastante crecida de evacuaciones coléri- cas, que pedacitos de papel de filtros ó migajas de pan im- pregnadas del líquido de las evacuaciones? Comprendemos pueda suponerse que en el primer caso el jugo gástrico no pudiera transformar la totalidad de sustancia ingerida; pero entónces, ¿cómo explicar los segundos? En cuanto á los hechos negativos de ingestion de deyeccio- nes coléricas por experimentadores que hasta ese extremo lle- varon su amor á la ciencia, el Dr. Finlay cree con Marchal (de Calvi) que la ingestion se efectuaría en cantidad muy re- ducida; pero por pequeña que ella fuese ¿no sería mayor que la que puede contenerse en pedacitos de papel de filtro:ó mi-. gajas de pan? Por otra parte ¡qué es esa sustancia contenida en las eva- cuaciones coléricas y en la que reside la causa específica del cólera? Para Thiersch, y con él el Dr. Finlay, es un fermen- to; pero no debemos olvidar que Pouchet ha comprobado en la diarrea colérica la presencia de numerosos infusorios que se agitan en medio de los copos blanquecinos, y que Pacini había reconocido ser el vibrio virgula; que Swayne Britten y Bald han creido encontrar en ella criptógamos especiales, cuyos caractéres no han dado; que Hallier ha encontrado en gran abundancia en las deyecciones coléricas el urocystis occulta, hongo de la familia de las Ustilogiíneas, el cual se desen- vuelve en la India sobre el arroz, de tal manera que Tytler le llamaba morbus oryzeus y el cual es considerado por muchos médicos ingleses como la causa del cólera. Si pues las experiencias de Thiersch carecen del valor posi- tivo que les ha dado el Dr. Finlay ignorando, como se igno- ra aún, la naturaleza de la causa específica del cólera, ya resi- da ésta en las evacuaciones, ya en el aire, etc., no podremos aceptar como una verdad demostrada la conclusion que veni- mos examinando. 253 Pasemos adelante y sigamos al Dr. Finlay. Segun él, no debe concederse sino una importancia muy secundaria á la trasmision del cólera por medio de la atmósfera, cuando no puede atribuirse á las partículas sólidas ó líquidas que ellas pudieran arrastrar despues de haber sido contaminadas. Fún- dase para ello en que en la India, como en otros paises, las epi- demias se han propagado las más veces en direccion trans- versal y hasta contraria á los vientos, y en que la ciudad de Calcuta rara vez ha sido visitada por las epidemias, á pesar de hallarse situada á la orilla izquierda del Hougly, en cuyas riberas opuestas el cólera diezma á los indios que las habitan. Para contestar esta opinion, dejemos hablar á L. Desnos (Jaccoud-Nouveau Dictionnaire de Médecine et Chirurgie, art. Choléra, tom. 7, pág. 381): “Entre los vehículos del contagio, cuyos receptáculos hemos tratado de determinar, es incontes- table que el aire ocupa el primer rango. - “La diseminacion rápida en una localidad atacada, la simul- taneidad de un gran número de ataques en una aglomeracion dada, cuando no ha sido posible un contacto inmediato ó me- diato con los primeros enfermos, los hechos que demuestran que algunas personas han podido ser atacadas á pequeñas dis- tancias de un foco, deponen en favor de esta proposición y atestiguan al mismo tiempo que el principio del cólera es vo- 1át11. “No se sigue de aquí que el gérmen colérico pueda necesa- riamente ser trasportado á lo léjos por la atmósfera.” Lorain en el artículo Apidemias del mismo diccionario (tom. 13, pág. 570), se expresa en estos términos: “El aire ambiente es el vehículo principal del agente generador del cólera........ Las vías por las cuales el agente tóxico penetra en la econo- mía, son principalmente las vías respiratorias y digestivas.” Pellarin en su obra Contagion du choléra, pág. 347, nos dice: “El modo más comun, si no el único, de la trasmision del có- lera es el contagio mediato por el aire atmosférico, ó por el vapor de agua que contiene.” El mismo Briquet citado por el Dr, Finlay se expresa en estos términos (pág. 86): “Los 254 vientos pueden en rigor ser considerados como capaces de tras- portar las emanaciones miasmáticas venidas de un lugar en el cual reina una epidemia de cólera; pero todo prueba que esta influencia no se extiende muy léjos,” El ejemplo de la ciudad de Calcuta, pocas veces visitada por el cólera, cuando las localidades vecinas del otro lado del Hougly son diezmadas por él, nada prueba en favor de la no trasmision de la enfermedad por el aire. Veamos cómo pue- de explicarse este hecho. La orilla derecha del Hougly es ba- ja y descarnada por las aguas; así los campos vecinos. cuyo suelo es igualmente bajo, son inundados cada vez que se ele- van las aguas del rio, y por consiguiente estos campos son muy malsanos, y las ciudades indias que allí se hallan disper- sas, son diezmadas por las epidemias del cólera. Esta comar- ca es tan insalubre, que la parte que corresponde á la mitad inferior de Calcuta, está completamente inhabitada y abando- nada á los chacales. En la orilla izquierda, sobre la cual está Calcuta, las cosas pasan de una manera enteramente distinta, La orilla del rio es elevada, de modo que impide las inunda. ciones y el ribazo es sostenido en perfecto estado de conser- vacion, de modo que impida todo depósito de arenas y fango. (Briquet, pág. 74). Ahora bien, ¡esta enorme desigualdad de condiciones higiénicas, no pudiera darnos cuenta de ese he- cho, cuando todos sabemos la influencia que las condiciones físico-químicas exteriores ejercen como circunstancias adyu- vantes dei cólera? Dejando á un lado la atrevida hipótesis emitida por el Dr. Finlay para explicar la infeccion de buques próximos á otras naves, 6 á playas donde reinaba el cólera, pasemos á la parte que pudiéramos llamar esencial de su trabajo. Aceptando que el modo de trasmision más frecuente del cólera debe consistir en su introduccion por las vías digestivas, en forma de partículas sólidas 6 líquidas contaminadas, y que la pre- disposicion, condicion importante aceptada por todos los au- tores, consistirá principal, si no exclusivamente, en cualquie- ra alteracion de las funciones digestivas capaz de disminuir la 255 secrecion del jugo gástrico, cree que el cólera puede ser pro- pagado por las aguas corrientes, y que éstas deben ser su principal conducto cuando, como en el Cerro, se distribuyen por canales descubiertos, convertidos en receptáculos de ba- suras é inmundicias y comunicándose á veces con los sumide- ros y letrinas. En apoyo de esta opinion nos presenta un cuadro ó plano de la Zanja del Cerro y otro de los 130 casos conocidos de vó— lera, que hubo allí en los 80 dias que duró la -epidemia. Del exámen de estos cuadros resulta que 74, de los 130 casos de cólera, ocurrieron en casas atravesadas por la Zanja, ó en las que ésta pasa por delante de la puerta de la calle; 21 en casas que de ella distan ménos de una cuadra; 16 en casas distantes de una á dos cuadras de la Zanja, y en las que ésta es de difi— cil acceso para los vecinos; y 19 en casas más distantes aún, y en Jas que hay escasas probabilidades de que sus vecinos acu— dan á ella. Entremos de lleno en la cuestion y expongamos las razones que nos asisten para no aceptar la trasmision del cólera por las aguas corrientes, áun admitiendo las premisas que para llegar á esa consecuencia acepta el Dr. Finlay. Bien comprendemos que el agua estancada de un pozo ú otro depósito cualquiera, sl éste se convierte en receptáculo de basuras é inmundicias, ó se comunica con sumideros y letrinas, llegue á poseer por acu- mulacion la sustancia específica del cólera en cantidad bastan— tante notable; pero este cúmulo no podemos aceptarlo cuando se trata de aguas corrientes, y como de las experiencias aduci- das por el Dr. Finlay, se desprende que para que la ingestion de la sustancia especifica del cólera determine esta enfermedad, es indispensable que su cantidad sea considerable: de aquí que áun aceptando sus premisas, dudemos de la posibilidad de la trasmision de esta enfermedad por las aguas corrientes. Por otra parte, si esta sustancia especifica permanece en suspension en el agua y no adquiere sus propiedades tóxicas hasta del 32 al 67 dia, ¿cómo explicar, por muy suave que fuese la corriente, que al cabo de ese tiempo el agua, llevando en suspension la 256 referida sustancia, permaneciese en el mismo lugar y no hubie- se recorrido el espacio de algunos metros? Para que la estadistica tuviese algun valor, sería preciso es— tablecer una proporcion exacta entre el número de casos ocur- ridos y el de casas correspondientes á cada una de las cuatro divisiones establecidas. Así lo ha comprendido el Dr. Finlay; pero no habiéndole sido dable satisfacer esta exigencia, hace la comparacion con los casos ocurridos en la calzada principal desde la calle del Auditor hasta el paradero del Ferro-carril ur- bano. De dicha comparacion resulta que de 51 casas de la acera derecha, las cuales reciben por el fondo un ramal impor tante de la Zanja, 12 fueron invadidas, presentando 13 enfer— mos, miéntras que de las 153 casas restantes, que no reciben el agua de la Zanja, ni tienen fácil acceso á sus ramales des- cubiertos, sólo 4 fueron atacadas presentando 6 enfermos. Co- mo se ve, este estudio sólo comprende 16 de las 98 casas inva- didas y 19 de los 130 enfermos, proporcion exigua que no per- mite cimentar sobre ella conclusiones generales; acaso se hu- biera observado todo lo contrario en las 82 casas y 111 enfer mos restantes. Ni bastaría tampoco el conocimiento exacto de la proporcion de las casas invadidas con relacion al número total de las que correspondiesen á cada una de las cuatro divi- siones establecidas; sería necesario además establecer la misma proporcion entre el número de invadidos y el de habitantes en relacion con cada una de las divisiones hechas, como tambien un estudio de todas las causas que pudieron influir sobre cada uno de ellos. Así, y sólo asi, pudiéramos aceptar como un hecho, cuando este estudio comparativo nada revelase en contrario, la posibilidad de la trasmision del gérmen colérico por el agua de la Zanja. Llamó la atencion del Dr. Finlay, que los primeros casos ob- servados en el Cerro ocurrieran fuera del curso de la Zanja (calle de Zaragoza n? 17); pero indagando los detalles del caso, averiguó que el primero que enfermó del cólera fué el moreno Benito, perteneciente á la cuadrilla dicha de la Zanja, la cual se emplea en la limpia de ésta, siendo la casa en que enfermó 257 el depósito donde duermen los de esa cuadrilla. Habiendo es- tado dicho moreno, el dia que. precedió á4 la noche de su imva- sion, trabajando en la parte alta de la Zanja, explica el Dr. Finlay los casos subsecuentes que ocurrieron en casas situadas en el curso de aquella, suponiendo que el moreno Benito, el dia que por última vez fué á trabajar en la Zanja, estaba ya afectado de la diarrea premonitora, considerada por muchos autores tan virulenta como la especifica, contaminando así las aguas 0 las orillas de la Zanja real;' pudiéndose explicar tam— bien dichos casos, suponiendo que los compañeros de Benito usaron ropas contaminadas al ir los dias siguientes á limpiar la Zanja, principalmente el 11 de Noviembre, lúnes, dia destina- do á la limpia desu fondo. Suposiciones ambas gratuitas, que nada autoriza, y que sólo pueden admitirse aceptando previa- mente como positiva la misma consecuencia que de ellas se quiere deducir: la trasmision del cólera por el agua de la Zan— ja contaminada. ¿No sería más natural suponer que, bajo el influjo epidémico, Benito adquirió el cólera por: haber estado trabajando en la Zanja, comprobada como se halla por la experiencia la predis- posicion particular que á contraer esta enfermedad tienen los obreros que trabajan en el agua? (Griesinger, pág. 440). Los hechos con que concluye su trabajo el Dr. Finlay y los que en su Revista enumera el Sr. Sauvalle, de epidemias de cólera diezmando de una manera cruel á los individuos que ha- cian uso de aguas malsanas, no prueban en manera alguna la trasmision del cólera por una sustancia específica contenida en dicha agua: ellos vienen 4 confirmar una verdad desde hace mucho tiempo conquistada para la ciencia, y es que en todas épocas y principalmente en tiempos de epidemias de cólera, el uso de aguas corrompidas, 6 encerrando. materias orgánicas en eran cantidad, obra como circunstancia individual predispo— nente, como influencia dietética perjudicial, constituyendo así un adyuvante eminentemente activo. Antes de concluir permitasenos que presentemos, bajo la for- ma de cuadro, un ligero resúmen de la epidemia colérica de 258 1867 4 1868: en él veremos que de los 35 barrios en que esta- ba dividida la ciudad, los atravesados por la Zanja ofrecieron una proporcion mayor con relacion á4 sus habitantes, bajo el as- pecto de las invasiones como del de las defunciones; compro- bando así las funestas influencias que las aguas de mala cali- dad, entre las que colocamos las de la Zanja, ejercen como causas predisponentes del cólera En dicho cuadro llamará la atencion que los barrios de San Lázaro, Casa Blanca, San Juan de Dios y Jesus del Monte, no atravesados por la Zanja, hayan sido, sin embargo, más ataca— dos que algunos de éstos. Este hecho puede explicarse recor— dando que el barrio de San Lázaro, que ocupa el primer lugar, tanto por su número relativo de invasiones como por el de de- funciones, ofrecia en su seno numerosos elementos capaces de favorecer el desarrollo de la epidemia: tales eran estableci- mientos insalubres, aguas detenidas en las playas inmediatas; la miseria y aglomeración en que vivía, y aún vive, el mayor número de sus habitantes; la presencia de un Cementerio en— clavado en el mismo, y en el que no siempre se hicieron las inhumaciones siguiendo los consejos de la higiene; y por últi- mo, la existencia de un Hospital de coléricos en el que fueron asistidos 175 enfermos. Quizá tampoco haya sido extraño el uso de las aguas del Pocito, de que se provee aquel vecinda— rio, no analizadas que sepamos, y que muchos consideran co— mo debidas á filtraciones de la Zanja. Casa Blanca, barrio cuyas condiciones higiénicas conocemos, y que ocupa el segundo lugar por el número relativo de defun- ciones, y el tercero por el de las invasiones, fué el lugar donde se manifestó la epidemia, permaneciendo casi limitada á él du- rante quince dias. Los barrios de San Juan de Dios y Jesus del Monte, los cua- les corresponden respectivamente á los números 5 y 6 del Cua- dro, tanto por su número relativo de invasiones como por el de defunciones, contaron con hospitales destinados á los coléricos, habiéndose asistido en el primero 555 enfermos y 94 en el se— (Sigue al dorso del Ouadro). 259 2d 90'pg “soyianur Á soprpeaut alue uorJodo1g— S'd 671 vos 9 'pgeZ “SIUOLDUNJAP SP 110L—S'd 96 [ *9S 9 “[ZLE SIUOISVAUL IP [LOL —'039'681 “LUBAPH *] Sp UOLOR[A0H T, X.- 34 Ev'ES soIBI y [9€'0 ojordwoL|ZS0 0ospduesq ueg|c1 : 9391d wa Js 09S/DU*. 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La presencia de estos hospitales, que consideramos como focos de trasmision, puede darnos cuenta de la mayor in- tensidad con que en dichos barrios ha reinado el cólera. Vése, pues, que los bañados por la Zanja, en los que sus ve- cinos se proveen de ella para sus necesidades, han sido relati- vamente los más azotados por la epidemia. Esto viene á con- firmar una vez más, que las aguas cargadas de materias orgánl- cas, sl bien no producen el cólera, preparan y determinan su desarrollo, por las perturbaciones gástricas é intestinales que con frecuencia originan, comprobando así la opinion del Dr. Farr, para quien la violencia de las epidemias de cólera está en relacion con la cantidad de impurezas contenidas en el agua. DiscusioN ACERCA DE La PUNCION DB La vEJiGa; por el Ldo. D. Jus- tino Valdés Castro. (Continúa.— Véase Anales T. X, pág. 180.) Difícilmente el enfermo verificará una emision completa, quedará siempre orina en la vejiga; de aquí inminencia de cis- títis, catarro vesical, ete., sin contar con los peligros inmedia— tos de la puncion, porque todos los conocen: ¡cuántos escollos no se evitarán subordinando la práctica, dice el Dr. Thirry, á los principios que defiendo! De lo manifestado cree el expresado doctor concluir, que la operacion de la puncion de la vejiga de- be rechazarse en el tratamiento de las retenciones consecutivas de las estrecheces de la uretra; porque no es más que un paliati- vo peligroso que no remedia: más que un síntoma y es impo- tente contra las alteraciones patológicas que son su razon de ser. Los infartos hipertróficos de la próstata son igualmente ca= paces de provocar una retencion de orina. Para apreciar en estos casos la conducta que se ha de observar, es necesario dat- se fielmente cuenta de las modificaciones que hacen sufrir es- tos infartos 4 la direccion y dimensiones del canal de la ure— tra, anteriormente señalados por el Dr. Thirry, cuando la par- 261 te media de la próstata está muy ingurgitada; pero cuando la . totalidad de la glándula ha padecido un aumento considerable de volúmen, ó bien cuando la hipertrofia no se ha extendido más que sobre una ú otra de las partes laterales (lóbulos late- rales de los autores), he aquí cómo se explica el Dr. Thirry: si la hipertrofia es total, por el hecho del desarrollo de la par te media, la uretra es rechazada hácia arriba y la mucosa hace una salida angulosa, que se coloca inmediatamente delante del cuello de la vejiga, de tal modo que este último se oculta de- tras de aquella. Las partes laterales, al mismo tiempo, tien- den 4 aproximarse la una á la otra más 0 ménos Intimamente, de donde resultan á la vez una modificacion de la direccion y una contraccion más 0 ménos pronunciada del canal. En tal situacion, bien se comprende que puede determinarse una retencion de orina. Si el infarto no se extiende más que so— bre una parte lateral de la glándula, y que sea muy pronun— ciado, el canal de la uretra sufre una desviacion del lado inver- so de aquel donde la próstata está hipertrofiada, describe una verdadera sinuosidad lateral que puede tambien ser la'causa de una retencion. ¿Qué hacer cuando tal cosa acontece? Las dificultades se limitan aqui respecto á la cuestion del diagnós- tico, porque desconociéndose las alteraciones indicadas, se creerá que la retencion depeude de una estrechez, y obrándo- se en este sentido los resultados serán fatales. Pero bien apre- ciadas, las dificultades desaparecen. En efecto, basta, dice el Dr. Thirry, para penetrar en la vejiga, colocar la pélvis sobre un plano más elevado que el resto del cuerpo; las piernas en semiflexion; emplear una sonda de goma elástica, con man drin flexible, y empujarla con lentitud haciéndole seguir las variadas sinuosidades del canal hasta insinuarla entre las par- tes más intimamente aproximadas; á veces es útil, para obte- ner este último resultado, retirar el mandrin, de modo que nou llegue á la extremidad de la sonda. Algunas ocasiones el Dr. Thirry, en iguales casos, dice haber reemplazado la sonda de goma elástica por una núm. 7 ú 8 de plata; pero en estas Clr— cunstancias, cuando el infarto ocupa el lóbulo medio de la 262 próstata, lo que es muy frecuente, es preciso exagerar la depre- sion de la sonda, cuando se ha llegado contra la elevacion indica- da por dicho cirujano, y despues, cuando cree que la extremi- dad de la sonda ha llegado al nivel de esa eminencia, la levanta rápidamente contorneando la base del ángulo saliente, pasándo- la así 4 la vejiga. Aqui se ve una nueva causa de retencion de orina; pero no debe motivar jamas la puncion vesical. Prac- ticarla en estas condiciones, sería cometer una ligereza imper— donable, que no se justificaría más que por la ignorancia de la causa que determina la retencion. Estos hechos, continúa el Dr. Thirry, son concluyen tes, pues no favorecen la indicacion de la puncion de la ve— jiga;—pero que, para no omitir nada, está en el deber de ma- nifestar que habrá casos donde la perplejidad del cirujano pue- da ser tan grande, que sea absolutamente imposible el catete= rismo, Puede presentarse un individuo con estrechez conside- rable de la uretra, y en consecuencia retencion de orina; pero al mismo tiempo es de una sensibilidad extrema: desde que se introduce la sonda en la uretra se agita, da gritos, se queja de vivos dolores; en una palabra, está atacado de lo que se llama neurosismo. Ln estas circunstancias, cualquiera que fuera la habilidad en manejar la sonda, ¿se practicaría el cateterismo? De ningun modo, porque se cometería una imprudencia, de la cual podría ser victima el paciente. El uso del cloroformo, que se emplearía para permitir opetar, sería peligroso en semejante caso. Desde luego ocurriría, dice el Dr. Thirry, en tales cir- cunstancias, á la uretrotomia externa; por este medio, como por el cateterismo, se remediaria la retencion, asi como la es- trechez que es su causa. El ejemplo siguiente hace ver las ventajas de esta conducta racional y prudente. Hay algunos años, dice el Dr. Thirry, que fui llamado en union del Dr. Seutin para asistir á un gentil-hombre inglés, Mr. C...., de 25 años de edad, de un temperamento nervioso, que se entregaba 4 excesos de todo género. Desde mucho tiempo venía padeciendo de una estrechez, cuyo asiento era la region membranosa del canal de la uretra. Su extrema sensi- 263 bilidad le habia impedido emprender ningun tratamiento; por lo que abandonada, la estrechez había adquirido grandes pro- porciones, llegando al extremo de no poder orinar más que gota á gota, y sucediendo un dia la retencion completa de la orina. En este estado emprendimos el cateterismo, siendo imútil, por- que áun no hubimos introducido la sonda en la uretra, cuando el Sr. C.... entraba en una agitacion semejante á las convul- siones. El Dr. Seutin creyó no deber insistir, decidiéndose por la operacion de la uretrotomía, que fué practicada con la ma- yor habilidad. Despues de haber dividido lentamente los te- jidos estrechados, el Dr. Seutin consiguió deslizar con facilidad una sonda en la porcion dividida del canal uretral y penetrar en la vejiga que se vació inmediatamente. Las consecuencias de esta operacion fueron las más felices, retornando el pacien- te á su país algunas semanas despues. ¿Qué conclusion sacar, dice el Dr. Thirry, de este hecho?—(Que en los casos de esta clase, como en aquellos que ha explicado, debe rechazarse la puncion vesical; sin que se entienda que deba borrarse de la terapéutica quirúrgica. Lo que condeno es que el recurso fá- cil de la puncion vesical pueda nunca dispensar al cirujano de apreciar exactamente las condiciones que presiden á la produc- cion de las retenciones de orina, y de familiarizarse con el mo- do de sondar. Lo que no admito es que pueda nunca 1nvocar- se la imposibilidad del cateterismo, para justificar -la puncion vesical, que no existe; y de existir, pudiera reemplazarse por la uretrotomía externa. Replicando el Dr. Tirifahay al Dr. Thirry, manifestó que to- da vez que se conocían sus ideas respecto á los hechos por los cuales cree debe puncionarse la vejiga, estaba ¡igualmente en el caso de ocuparse de las indicaciones de esta operacion** 12 Aqui se presenta, dijo, un individuo que se entrega á re- petidos excesos de embriaguez. La conciencia de la necesi- dad de orinar se ha perdido; la orina entre tanto se ha acumu- lado en la vejiga y la ha distendido excesivamente; el cuello de la vejiga no obedece á los mandatos del cerebro y resiste á la presion de los músculos abdominales y del diafragma sobre 264 el receptáculo urinario; la retencion de orina es completa. Allá un individuo se ha sentado sobre una piedra fria, sobre la yerba, ó bien ha resistido largo tiempo á la necesidad apre— miante de la miccion: cuando ha querido hacerlo, no ha podi- do. Acullá es un paciente que no tiene conciencia de sus ne- cesidades, como sucede en la fiebre tifoidea: por otro lado hay un espasmo del cuello de la vejiga y de los músculos cercanos, espasmo á veces doloroso, tanto más violento cuanto más inten- so es. Este estado de contractura dolorosa impide al enfer- mo orinar. En fin, hay otro atacado de parálisis de la médu- la, ó de apoplegía cerebral, circunstancias que se acompañan de parálisis del sentimiento y del movimiento en la. vejiga. Este receptáculo se llena extraordinariamente: la retencion es absolutamente completa; pero el canal está libre. ¿Verémos en este estado, determinado por múltiples causas, una indicacion para puncionar la vejiga? De ningun modo: es necesario prac- ticar el cateterismo: nada se opone á que no sea hecho feliz- mente: debe tener buen éxito. Ni científica, ni prácticamente la puncion está autorizada. 2? Un individuo tiene una estrechez uretral más ó ménos extensa.—A. Puede aún orinar cuando quiere: con el tiempo, paciencia y esfuerzos, consigue vaciar su vejiga. Evidente— mente, en este caso, no se pensará hacer la puncion bajo el pre- texto de que evacuaria más fácilmente y con más rapidez el contenido. Sólo el tratamiento de las estrecheces uretrales será el que deberá ponerse en uso.—B. Pero 4 consecuencia de un mal régimen, de una resistencia largo tiempo Opuesta á la emision imperiosa, por erecciones, por circunstancias, en una palabra, que hayan hecho afluir hácia el pene una canti- dad de sangre considerable, el conducto de la estrechez ha dis- minuido; la mucosa está hinchada; la orina no puede pasar; el paciente sufre; hace esfuerzos considerables para desembara—- zarse del liquido; sus esfuerzos congestionan y cierran un con— ducto ya muy estrecho: una. retencion absoluta es la conse- cuencia. ¿Es necesario puncionar la vejiga? No: se recurri- rá al tratamiento de las estrecheces uretrales.—( Continuará.) 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CoRRESPONDENCIA.—Despues de haber manifestado el Sr. Presidente que asistían á la sesion los socios de mérito Dr. D. José de la Luz Hernandez y R. P. Viñes, —leyéronse por el Secretario general: 12 una comunicacion del Gobierno Superior Político en el expediente sobre la provision de tres plazas de practicantes en el hospital de $, Felipe y Santiago, que se reral- tió á informe de la Seccion de Medicina y Cirugía; 2? dos oficios 7, X.—$0 268 del Dr. D. Rafael Cowley presentando como candid atos paralas. plazas vacantes en la Seccion de Ciencias físicas y naturales á los Sres. D. Manuel A. Montejo y D. Domingo G.de Arozarena; 32 un oficio del Dr. Plasencia presentando con el mismo objeto al Sr. D. Francisco Paradela; 4% otro idem del Dr. García presentando como candidato para una de las plazas vacantes en la Seccion de Medicina y Cirugía al Dr. D. Miguel Franca y Mazorra; 5% otro idem del Dr. Miranda, presentando con el mismo objeto al Dr. D. Domingo Fernandez Cuba; 6% otro id. del Ldo. D. José Rafael Montalvo optando á uno de dichos puestos; 72 otro idem del Dr. D. Beato y Dolz en idéntico sentido: comunicaciones que, con los documentos que las acompañan, se acordó remitirlas á las Secciones respectivas. El Dr. Reynés, Secretario de la correspondencia nacional y extranjera, dió cuenta 'en seguida de haberse recibido: el nú- mero 561 de la Revista minera; el 19 del Anfiteatro anatómi- mico español; el 1034 y el 1035 del Siglo médico, de Madrid; la entrega 3” (año 9) de la Independencia médica, de Barcelo- na; el cuaderno 10 del Genio científico; y las entregas 5 y 6 de los Trabajos de la Comision de Medicina legal é Higiene pública. | Quedó, por último, enterada la Academia de una memoria del Ldo. Rosaín acerca del establecimiento recien fundado en la Habana con el nombre de “Hospital de Higiene pública,” aunque la localidad no reuna todas las condiciones que ésta exige; trazando la historia de los pasos dados para conseguir ese objeto, así como de los tropiezos que ha sido preciso ven- cer, y de las personas que hasta ahora han sido allí asistidas, con especificacion de sus enfermedades, diversos tratamientos empleados y otras noticias interesantes. TempPorAL.—Terminada la correspondencia, y acordadas las gracias al Sr. Rosain, leyó el P. Vimes la continuacion de su trabajo sobre el temporal del 6 de Octubre, indicando desde luego que usaba por ahora dicha palabra, nó en contraposicion con la de huracan, sino en sentido genérico para significar el mal tiempo que tuvimos desde el 28 de Setiembre y singu- 269 + larmente el 6 de Octubr1e.—Es verdad que ha habido hura- can al O., pero los datos referentes al que se dice ocurrió al E. son muy vagos y escasos y el hecho meteorológico hu tenido un carácter de generalidad tal, que nunca ha ofrecido ni pue- de ofrecer el huracan. La teoría de Redfield es por otra par- te tan verdadera en sus fundamentos como la rotacion misma dela tierra; siendo un error el querer explicar todo género de tormentas por vientos ciclónicos. No basta que baje el baró- metro, se anuble el cielo y el viento arrecie, ni áun el que se noticie la pérdida de algun buque, para caracterizarlo luego de huracan. El exámen de los diversos caracteres físicos tanto de las corrientes generales como de las ciclónicas da mucha luz en el caso actual, atendiendo á su temperatura, á su densi- dad, á su peso y presion, á la cantidad de vapores en suspen- sion á los cambios del barómetro, á las lluvias que ocurren, á la fuerza del viento, á la marcha del termómetro, á la-rutacion de aquel, al aspecto del cielo etc. Despues de estudiar esas y otras propiedades, deduciendo de ellas los principales fenóme- nos que deben observarse en una ú otra emergencia, se ocupa el Sr. Viñes en la discusion, clasificacion y explicacion de los diversos vientos y demas fases y fenómenos que presentó el temporal de que se trata, que encuentran una explicacion muy obvia y natural en el solo embate de las corrientes generales, segun se demuestra con la aplicacion de los datos enunciados, y se pone en evidencia el dominio de la corriente polar al empezar y finalizar el metéoro, comotambien el predominio, en los vientos del segundo y tercer cuadrante, de la corriente ecuatorial.—(V. pág. 280) Ex CÓLERA Y Las AGUAS CORRIENTES. —En el uso de la palabra el Dr. Finlay para responder al Dr. Babé, lo hizo en estos términos: “Con motivo de mis reflexiones relativas á la tras- mision del cólera por aguas corrientes cargadas de principios específicos, el Dr. Babé nos leyó en la última sesion un tra- bajo, que más bien considero como confirmacion implícita del mio, que una impugnacion. Para demostrarlo basta compa- rar lo que $. S. admite con lo que yo he dicho. 270 El Dr. Babé admite, como yo, la opinion de Lauder Lind- say, que el gérmen colérico engendrado en el organismo resi- de en la sangre y que su eliminacion se efectúa si no exclusi- va, al ménos especialmente, por medio de las excreciones gastro-intestinales; esta opinion la acepta S. S. “no como una “verdad demostrada, sino -como una hipótesis aceptable, la “más aceptable quizas de cuantas hayan sido emitidas para “explicar la propagacion del cólera.” Consecuente con esta admision, el Dr. Babé recuerda los in- fusorios encontrados en las deyecciones coléricas por-el malo- grado Dr. Pouchet, de Rouen, cuyo nombre he de pronunciar siempre con veneración y cariño; menciona tambien los vibrio- nes observados por Pacini, “las ustilogíneas de Hallier y y otros micrófitos vistos por Swayne, Britten y Bald. La di- versidad de estos resultados es su propia condenacion, pues el gérmen verdadero del cólera, una vez reconocido, habrá de encontrarse siempre el mismo en igualdad de circunstancias, así como el acurus scabies nunca deja de encontrarse en la sar- na. Estas citas demuestran que el Dr. Babé está de acuerdo conmigo en que la causa específica del cólera ha de buscarse en las deyecciones características de esa enfermedad, pero que su naturaleza es aún desconocida, Respecto al objeto esencial de mi trabajo, cual era demos= trar la influencia nociva de la Zanja como modo de trasmision del cólera durante las epidemias, S. S., sin admitir mis razo- nes, confirma mi aserto demostrando con un cuadro extenso de los casos ocurridos en todos los demas barrios de la juris- diccion, que los atravesados por la Zanja ofrecieron una pro- porcion mayor con relacion á sus habitantes, tanto bajo el as- pecto de las invasiones como de las defunciones; y concluye con estas palabras; “Vése, pues, que los: barrios bañados por la Zanja, en los que sus vecinos se proveen de ella para sus necesidades, han sido relativamente los más azotados por la epidemia. Esto viene á confirmar una vez más, que las aguas cargadas de ma- terias orgánicas, si bien no producen el cólera, preparan y de: 271 . terminan su desarrollo por las perturbaciones gastro-intesti- nales que con frecuencia originan, comprobando así la opinion del Dr. Farr, para quien la violencia de las epidemias del có- lera está en relacion con la cantidad de impurezas contenidas en el agua.” ] Resulta pues, que para S. S. duraute las epidemias de cólera los mismos efectos han de producirse con el uso de aguas car- gadas de materias orgánicas ordinarias como si estuvieran vi- ciadas con las deyecciones mismas de los coléricos, y vice-ver- sa: esta deduecion parece una contradiccion dela opinion de Lauder Lindsay estimada por el Dr. Balé como la más acep- table de cuantas hayan sido emitidas; mas $. $. se explica al impugnar la facultad que yo admito en las aguas corrientes de trasmitir el cólera cuando llevan en suspension la sustancia específica de las deyecciones, dudando de su eficacia, primero porque no cree que en el agua corriente pueda acumularse esa sustancia en cantidad suficiente para ser tóxica, y segundo, porque segun los experimentos de Thiersch se necesitan tres dias para que las deyecciones adquieran propiedades específi- cas. Ya he demostrado en la última discusion, que el Dr. Babé estaba equivocado al decir que yo exigía cantidades grandes de deyecciones virulentas introducidas en el estóma- go para que se produjese el cólera, jamas he pensado siquiera semejante absurdo; pero sí consta en el trabajo de $. $. que él es quien requiere cantidades algo crecidas, puesto que duda de Ja eficacia de las aguas corrientes porque en ellas no pue— de acumularse la sustancia específica. Esta objeccion es ente- ramente contraria á mi modo de ver, pues creo suficiente una cantidad insignificante de esa sustancia, cuando el que la in- giere está ya predispuesto; pero se concibe ménos aún que la presente el Dr. Babé, quien aboga por la volatilidad de la materia infectante del cólera y su trasmision por la atmósfera. La forma líquida es, en efecto, una condensación enorme de la forma gaseosa; veamos, por ejemplo, lo que sucede con el agua: —una gota de agua destilada pesa, segun Bouchardat, 35 milígramos, lo mismo que los 46,4 centímetros cúbicos de va: . ve 272 por acuoso en que se convierte al vaporizarse á los 257C. Esta cantidad, para mantenerse en suspension en nuestra atmósfera á la temperstara media de 25” C. y con la humedad para noso- tros moderada de 60 p.S de saturacion, tendría que diluirsecon 4 litros del aire ambiente (1): de tal manera que un adulto en- _plearía ocho inspiraciones completas para aspirar el vapor acuoso emanado de esa sola gota de agua destilada. De ahí se ve, que al abogar por la eficacia de las emanaciones valátiles que se desprenden de las excreciones coléricas, S. S. implícitamen- te admite la de cantidades pequeñas de la misma materia in- fectante, ántes de su volatilizacion, miéntras se halla conden- sada bajo la forma líquida y más aún si fuese sólida. Res pecto á la otra objeccion, que se funda en el tiempo necesario para que las deyecciones adquieran propiedades deletéreas, segun las observaciones de Thiersch, Delbruck y otros, los experimentos de Burdon Sanderson demuestran que desde el primer dia las tienen, aunque en menor grado que los dias si- guientes, y recordaré al Dr. Babé que en un párrafo citado por él mismo se ve que Griesinger admite como posible que la transformacion ó fermentacion de la materia infectante se efec- túe dentro del intestino. $. S. ademas no ha tenido presente que las deyecciones específicas, ú objetos por ellos contamina- dos, suelen con frecuencia no ser arrojados ó caer en las aguas corrientes hasta despues de algunos dias. | Por lo demas, siempre que S. S. pueda comprobar su aser- to respecto á las aguas de la Zanja, la discusion verbal habi- da en la última sesion debe haberle convencido de que tam— bien estamos de acuerdo con respecto á la influencia de aguas impotables, puesto que he señalado como la causa predispo- nente más eficaz cualquiera circunstancia capaz de alterar las fanciones gástricas; de donde se desprende que una agua in- salubre, lo mismo que las frutas ú otros alimentos indigestos, [1] Los elementos de este cálculo son los siguientes: á la temperatura de 25% C. un metro cúbico de da saturado contiene 23 gramos de vapor acuoso; la atmósfera snpues- ta ya con 60 p S de esa cantidad, quédale tan'sólo capacidad para 9,2 gramos,de vapor acuoso por metro cúbico, equivalente á 35 milígramos por 3,9 litros de aire. 273 6 cualquier alimento tomado con exceso, coloca al individuo en las circunstancias mencionadas en mi 2* conclusion, en que no le sobra jugo gástrico suficiente, ó bien el que segrega es impropio para neutralizar ó digerir la sustancia específica que accidentalmente en esos momentos se introdujera en el estó— mago por cualquier vehículo y áun en cantidades tan peque— ñas que hubiera pasado desapercibida 4 no haber coincidido con aquellas complicaciones. Hasta aquí llegan las concordancias entre el Dr. Babé y yo;—las. divergencias son de tres clases: 1? impugnaciones contra las deducciones que yo he presentado como consecuen- cias forzosas de los experimentos practicados en Europa. 2* Repugnancia por parte de $. S. á aceptar las interpretaciones de Ch. Robin. 3? Motivos que le inducen á invertir mi proposicion, deque el cólera es trasmisible por alguna sus- tancia sólida 6 líquida contenida en las deyecciones coléricas, miéntras que su trasmision por emanaciones volátiles es pro- blemática;—asentando S. S. la proposicion inversa, de que existen mayores probabilidades de que sea volátil el principio específico que ocasiona el cólera. Al tratar de los experimentos citados por mí, los de Lauder Lindsay, de Robin, Thiersch, Legros y Goujon, Guttmann y Baginsky, y Burdon Sanderson, su Sría. ha creido sin duda que yo me hacía solidario de las interpretaciones dadas por esos autores, miéntras que en realidad no he hecho más que consignar los resultados inmediatos de la experimentacion, pa- ra de ahí fundar mis deducciones en el conjunto de los hechos observados. De este error resulta que el Dr. Babé niegue mi aserto de que los experimentos de Legros y Goujon dieron resultados análogos á los demas que he citado, cuando efecti- vamente presentan esa analogía considerados bajo el punto de vista de los resultados inmediatos, esto es, si lograron ó nó producir fenómenos propios del cólera, que era lo único que requería mi primera conclusion: —1* “Que el cólera es trasmi- sible por medio de una sustancia específica contenida en las “evacuaciones intestinales, en los. vómitos y en el suero de la 274 sangre de los enfermos atacados del cólera, cuando esa sus- tancia es introducida debajo de la piel, ó en las venas, ó en la tráquea de animales;”—y tambien la 2* en que he tratado de condensar los resultados de Thiersch, de Burdon Sander- son y los de Robin;—mas veo ahora que he debido expresar- me mal, puesto que no se ha comprendido mi idea: esa 2? con- clusion quizás quedaría más inteligible modificada de la ma- nera siguiente: —2* “que tambien es trasmisible cuando la sus- tancia específica se introduce en el estómago, con tal que el jugo gástrico sea insuficiente Ó impropio para digerir ó trans- formar la totalidad de materia virulenta ingerida, lo cual pue- de resultar excepcionalmente por ser excesiva la cantidad de materia específica introducida, pero generalmente porque el jugo gástrico no alcanza sino para digerir los demas alimen- tos presentes en el estómago. S $. cita las críticas de Griesinger á los experimentos hechos, pero en ningun caso se vé que dejen de ser legítimas mis de- ducciones ni tampoco niega los resultados positivos obteni- dos. El mismo Griesinger (citado por Burral, p. 35) dice: “es “posible que la enfermedad se propague por otros medios; mas “esto es problemático, miéntras que es seguro que las deyec- ciones contienen la sustancia infectante.” Esta certidumbre no ha podido alcanzarla Griesinger-sino fundándose en los mismos experimentos que yo he citado. Debo hacer notar, sin embargo, que el Dr. Babé hace caso omiso de los experi: mentos más recientes y tambien más concluyentes de Burdon Sanderson, sin duda porque eran desconocidos de Griesinger cuando escribió su tratado de “Maladies infectieuses.” Pase- mos á la explicacion de Robin, de como la introduccion de deyecciones coléricas en el estómago unas veces produce sín- tomas coléricos y otras veces nó. El hecho es positivo, pues vemos que de tantos experimentos hechos por Thiersch, Robin y Burdon Sanderson, sólo una vez (en los de Burdon Sanderson el tercer dia) ha sucedido que todos los animales sometidos á la vezá ese género de experimentacion hayan presentado los fenómenos del cólera, En presencia de estos resultados 275 consignados por la experiencia, era natural buscar una inter- pretacion, y por cierto la de Ch. Robin parece satisfacer los re- -quisitos mucho mejor que la que el Dr. Babé quiere sustituir- le y que es sólo aplicable, cuando más, al perro citado por Roa- bin. Aquí suponeS $. que lo que experimentó el animal fué una simple indigestion de deyecciones coléricas, que obrando como causa predisponente le preparó á contraer el cólera, sin decirnos de donde lo contrajo, pues no está demostrado que los perros resientan la influencia epidémica cuando ésta azo- ta á los hombres. Séame pues permitido continuar mi adhe- sion á la opinion de Robin, que me parece explicar satisfac- toriamente los hechos observados hasta aquí, y entre ellos cómo cualquiera causa que ocasionaría en tiempos normales simples trastornos de la digestion, es bastante durante las epidemias para predisponer el individuo á contraer el cólera siempre que á ello se exponga. : La última divergencia entre el Dr. Babé y yoes la relativa á la volatilidad del principio especifico del cólera; fundán- dose únicamente en dos asertos tomados de Desnos en el Dic- cionario de Jaccoud, y en otro del informe de Briquet. 12 La diseminacion rápida en una localidad atacada. 22 La simultaneidad de un gran número de ataques en una aglomeracion dada, cuando no ha sido posible un con- tacto inmediato Ó mediato con los primeros enfermos. 32 Los hechos que desmuestran que algunas personas han podido ser atacadas á pequeñas distancias de un foco. Respecto á la diseminacion rápida en una localidad ataca- da, el Dr. Babé no necesita que yo le recuerde que esa dise- minacion es siempre proporcional á las comunicaciones que existen entre los habitantes, comunicaciones que favorecen precisamente la contaminacion -mediata Ó inmediata, inde- pendiente de la volatilidad de la causa morbífica. El infor- me tan completo de Briquet suministra datos importantes sobre este particular. (Téngase presente, sin embargo, que me refiero á los hechos observados prescindiendo de las interpre- taciones que se les haya dado.) Resulta, en efecto, que los “hos- T, x,—36 Sr 276 picios,” los asilos de mendigos, las casas de detencion y en ge- neral los establecimientos en que se dificultan las comunicacio- nes con el exterior, aunque situados en medio de ciudades azo- tadas por el cólera epidémico, han sido las más veces exentas, 6, cuando más, sufrieron poco. Esto no ha ocurrido por falta de predisposicion individual, pues dice Briquet (p. 205.): “Mas si la mayor parte de los hospicios quedó librada, se “ha averiguado que cuando por una causa cualquiera la epide- ““mia habia penetrado en alguno de ellos, causaba grandes “estragos.” | | Respecto á los asilos de mendigos, dice (p. 206): “á pesar de “sus condiciones peores que las de los hospicios, tuvieron casi “la misma suerte enla epidemia de 1849...... o “Entre los siete establecimientos de esta clase de los cuales “Se tienen noticias, sólo los de Saint-Denis y de Laon, fueron “invadidos; pero en ellos la epidemia fué intensa.” , De las casas de detencion dice el mismo informe (p. 207): “Estas casas son generalmente húmedas, estrechas, mal venti- “ladas. El régimen alimenticio se compone las más veces de las.legumbres más groseras. La constitucion de los detenidos se “halla generalmente deteriorada; sin embargo, á pesar de estas “condiciones desfavorables, en Francia lo-mismo que en la In- “dia y en el extranjero, los detenidos se han visto las más veces “exentos de la epidemias de cólera.” Más adelante dice Briquet (p. 209): “Pasemos á otra cla- “se de establecimientos que no se asemejan á los anteriores sino “con respecto á la vida comun, una disciplina regular y pocas “comunicaciones con el exterior: nos referimos á los estableci- “mientos de instruccion pública y á las comunidades reli- “giosas, “Todos estos establecimientos han gozado de una inmunidad “casi completa; asi es que en Paris, entre un total de 4,500 dis- “cipulos de Liceos y de grandes escuelas (“pensionnats”) no hu- “bo sino 4 defunciones, no ocurriendo ninguna en los Liceos. “En los Asilos de huérfanos y en los Institutos agrícolas, la “mortandad, aunque pequeña, fué más considerable, 277 “En las comunidades religiosas que no admiten pensionis- “tas, y que observan la vida enclaustrada, la mortandad por “el cólera fué casi nula.” Permíitasenos recordar tambien el ejemplo del vapor Atlanta, que llegó 4 Nueva York el 2 de Noviembre de 1865, proceden- te del Havre. En ese vapor el cólera fué traido por unos emi- orantes venidos de hoteles donde prevalecia la enfermedad; pero ésta quedó limitada entre los pasajeros de proa, sin extenderse á la cámara de popa donde venían otros pasajeros, á pocos me- tros, por tanto, de los atacados y á pesar de la circunstancia que +*l movimiento del buque obliga los pasajeros de popa á respl- rar la misma atmósfera en que momentos ántes se encontraran los de proa: Aquií no se habian colocado filtros al aire, como se nos ha dicho que sería necesario para -evitar la trasmision; por tanto, no se comprende que una- materia infectante que fuese volátil, dejara de atravesar el corto espacio que separa la cámara de proa de la de popa en condiciones tan favorables. Otros ejemplos pudiera citar, pero creo que estos bastan pa— ra demostrar que la diseminacion del cólera noes rápida, ni hay simultaneidad en las invasiones cuando se dificultan las: comunicaciones con los atacados. Todas estas razones sin em- bargo, y las largas-discusiones habidas ó por haber entre emi- nencias europeas sobre este particular, serían puramente ocio- sas si el Sr. Babé, ó el mismo Desnos, en quien él se apoya, pu- dieran probar su segundo aserto, citando, no diré “un gran nú- mero de casos,” pero uno sólo, cuya autenticidad fuera incon- trovertible, de invasiones del cólera cuando no ha sido posible un contacto inmediato d mediato con otros atacados. El mis- mo Desnos, pocas lineas más abajo del párrafo citado por su Sria., (Dictionnaire de Jaccoud, art. Choléra, págs. 381-382), dice: “Los casos de propagacion desde los lazaretos á la ciu- “dad vecina,. que serian de tanto peso para decidir esta cues- “tion, no se presentan desgraciadamente en condiciones de ob- ““servacion tales que la atmósfera sola pueda ser acusada de “haber trasportado la enfermedad. Casi siempre, si no siem— . “pre, ha sido posible descubrir contravenciones ó demostrar la 278 “insuficiencia de las medidas preventivas. Lo único que pue- “de decirse es que la trasmision por la atmósfera queda limita- “da, en la inmensa mayoría de los casos, á una distancia muy “corta del foco de infeccion.” ¿Quién podrá afirmar, pregunto yo, que ese contagio á distancias tan reducidas no entra en la categoría de los casos previstos por el Dr. Snow, en que la at= mósfera agitada ó el vapor acuoso pueden arrastrar partículas só- lidas ó líquidas contaminadas? El Dr. Briquet, aunque parti- dario de la tevuría miasmática del cólera, tampoco se atreve á afirmar que haya habido ningun caso en que haya sido imposi ble toda comunicacion mediata óinmediáta, distinta de la atmos- férica. En fin, Desnos (loc. cit.), si bien persiste en considerar el aire como principal vehículo de contagio, admite que tambien puede serlo el agua y continúa en estos términos: “Snow, Mi- “ler, Frankland en Inglaterra y Pettenkoffer en Alemania, "Insisten particularmente en la influencia del agua considerada “como agente de difusion del cólera. Atravesando terrenos en ““que han sido vertidas las deyecciones coléricas, recibiendo el “contenido de sumideros, ó comunicando directa ó indirecta— “mente (por infiltracion) con letrinas donde hayan caido esas “evacuaciones especificas, cantidades considerables del agua que ““se emplea para los usos domésticos, como las de algunos pozos “6 de rios que atraviesan ciudades grandes, pueden cargarse “del principio morbifico en tiempo de epidemia.” Al concluir el Dr. Babé cree haber demostrado más eficaz- mente que yo la influencia nociva de las aguas de la Zanja du- rante las epidemias de cólera, considerando más probatoria una estadistica numerosa de casos tomados de bulto, sin pormenores de ninguna clase, que otra más exigua en que se presentan minuciosamente detallados los pormenores de 130 casos ob- servados con respecto al punto en litigio. Esta es cuestion de apreciación que no nos corresponde determinar; pero haré ohy servar á S. S., que al asentar la proposicionde que la influencia de la Zanja en tiempo de cólera es solamente debida 4 sus ma- las condiciones de potabilidad, obrando como causa predisponen- te por razon de los trastornos digestivos que ellas ocasionan, no 279 ha demostrado ninguno de estos dos asertos. La cuestion de potabilidad de esas aguas está aún en tela de juicio, y respecto 4 los trastornos que dice el Sr. Babé ellas ocasionan, deberían observarse igualmente en tiempos normales, lo cual no está pro- bado. Pero dado el caso que $. $. lograse despejar ambas in— cógnitas, demostrando hasta la evidencia su proposicion, yo pro- pondria una enmienda ála conclusion de su trabajo, para que constara que las aguas de la Zanja, empleadas en los nsos do- mésticos, siendo por sí mismas una causa predisponente del có- lera asiático, cuando ademas arrastran deyecciones coléri- cas con su principio especifico deberán ser consideradas como una receta infalible para determinar el cólera en todo el que sea susceptible de contraerlo, puesto que presentarán reunidas las dos condiciones esenciales para el caso, la causa predis— ponente y la causa determinante.” Revisra crentirica.—Finalizado el discurso del Dr. Finlay, que prometió contestar el Sr. Babé, se ocupó el Sr. Sauvalle en una Revista científica: del hidroclorato de apormofia, nuevo emético de cómoda administracion, á dósis mucho más peque— ña que la de cualquier otro vomitivo, inocente en su accion y cuyos efectos son inmediatos y seguros;—de la apormorfina, diametralmente opuesta á la morfina y con propiedades emé- ticas; —de la causa de la muerte de James Fisk, herido por E. Stokes, penetrando una de las balas en el abdómen y atrave— sando oblicuamente los intestinos, pero en cuyo caso se efec—. tuó la exploracion de la herida con una sonda v se administra- ron ciertas dósis de opio, á que algunos peritos atribuyeron la muerte; —y del juicio formado en Lóndres acerca de las publi- caciones del Observatorio meteorológicode la Habana, en 1871 y 1872: “el esmero y habilidad con que se compilan les obser- vaciones, dan fundados motivos para creer que las investiga- ciones asi meteorológicas como magnéticas han de recibir un valioso auxilio de esta estacion de las Antillas.” Despues de lo cual y trascurridas las horas de Reglamento, dió el Sr. Presidente por terminada la sesion. 280 TewroraL DeL 6 pe Ocrusre De 187 3; por el K£. P. Benito Vines.—(Continúa. V. pág. 177). (SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 30 DE NovIEMBRE DE 1873). Al pronunciar hoy de nuevo la palabra temporal, paréceme oir á alguno que me está interpelando en estos ó semejantes términos: “¿Por qué no se ha de llamar á las cosas por sus pro- pios nombres? Lo que todo el mundo sabe que ha sido un ver- dadero huracan, ¿por qué se ha de insistir en llamarlo todavía temporal?” A lo que yo respondo por ahora que esto es precisa- mente lo cuestionable; y asi la palabra temporal, hasta despues de probada la proposicion, no deberá de tomarse en contra-po- 'sicion con la palabra huracan, sino simplemente en sentido ge- nérico para significar el mal tiempo que hemos tenido desde el 28 de Setiembre y singularmente el 6 de Octubre. Otros pudiera haber quizas que juzguen inútil, fuera de pro- pósito y hasta temerario el que yo prosiga en querer demostrar una proposicion “que aparece falsa 4 todas luces; pues todo el mundo sabe hoy que esto no ha sido otra cosa que un hura- can que ha pasado al O, y otro que pasó ántes al E de la Ha- bana, pudiendo quizas ser estos dos uno sóio y mismo ciclon.” A éstos contestaria por de pronto, que es verdad que ha habido huracan al O, y tengo datos preciosos no sólo para afirmarlo, sino áun para poder fijar con alguna aproximacion algunos de los puntos de su trayectoria; no “asi con respecto al huracan que se dice haber tenido lugar al E, pues los datos que de ello tengo son muy vagos y escasos. A pesar de esto digo que, no sólo no me parece inútil el proseguir tratando esta cuestion, sino que ahora me parece de mayor utilidad que nunca; pues sl otras veces nos ha tocado examinar el metéoro en sus efectos, al presente creo que nos hallamos en condiciones ventajosas pa- ra poderlo examinar en sus propias causas. Es un error muy vulgar y muy generalizado por desgracia, el atribuir al huracan cualquiera fenómeno extraordinario, cual- 281. quier mal tiempo que se haya sentido, aunque sea á4 muchA distancia de él. Es preciso ser muy miope para no ver que un fenómeno tan terrible como el huracan ha de reconocer tambien causas poderosas, por aquella sencilla razon filosófica de que el efecto debe de estar contenido en alguna manera en sus cau- sas. ¿Y quién no ve que el influjo de estas mismas causas de un órden más general podrá extenderse á grandisimas distancias? ¿No está hoy dia casi universalmente recibida la opinion de que los huracanes resultan del choque de dos corrientes con- trarias, y esto principalmente en momentos en que la corriente ecuatorial va invadiendo los dominios de su antagonista la cor- riente polar? ¿Y en este caso, podrá negarse que miéntras el huracan ya formado va devastando cuanto encuentra á su paso en la relativamente estrecha zona de su trayecto; podrá negarse, digo, el que se sientan fuera de esta misma zona las corrientes generales que le hayan dado orígen, y que mantienen quizas su energía? ¿Y dejarán éstas de sentirse con todo su poder y gran- deza, con su carácter de universal dominio y con aquella su fuerza invasora que al entrar avasallando á su rival produce esa regular sucesion de fenómenos, de cambios de tiempo, etc., etc., que les es propio? ¿Y será ata en tal caso, atribuir estos cambios al huracan, que haya causado estragos en regiones más ó ménos lejanas? Esto sería tanto como nd de un. modo lastimoso las nociones de causalidad, llamando causa á4 lo que es efecto, y efecto 4 lo que es causa. Sería como si el marino que se deja llevar de la corriente de un gran rio, al ver zozobrar un frágil leño en medio de un remolino en él formado, atribu- yera á este remolino la corriente misma del rio que él está ex- perimentando. El argumento, pues, que se aduce prueba de- masiado, y por consiguiente nada prueba. Si por el solo hecho de que haya habido huracan, ó si se quiere huracanes, se dedu— ce que huracan ha sido el temporal del S que hemos tenido, se deberá deducir por la misma razon que el temporal de S que se ha sentido en toda la Isla, desde Santiago de Cuba hasta Conso- lacion del Sur por lo ménos, ha sido tambien huracan; y como yo no creo que haya quien quiera sostener este absurdo, por es- 282 tó dije que el argumento prueba demasiado. ¿Quién no ve en este hecho que acabo de enunciar, un carácter de generalidad que nunca ha tenido ni puede tener el huracan? ¿Quién no ve en esto algo que no es ni puede ser huracan, y que es más que huracan? | Contesto ademas que cuando yo presenté en sesion anterior á la consideracion de la Academia aquel trabajo incompleto, en donde refería con sencillez los hechos, resultado de la obser— vacion, y emitía francamente mi opinion, la crei fundada. Pues bien: digo yo ahora, que si entónces habia fundamentos sólidos en que apoyar mi proposicion, no veo ciertamente por qué no- ticias ulteriormente recibidas hayan de debilitar en nada es— tos fundamentos basados en hechos irrefragables y en razones físicas de las más palmarias. Porque hayaó nó habido hura- can al O ó al E, ¿dejarán de ser ciertos los hechos obrervados? ¿Quedarán por esto desvirtuadaslas observaciones hechas? ¿O serán tal vez ménos ciertas las conclusiones que de ellas lógi- camente se deduzcan? ¿O habrá que violentar ó falsear los he— chos mismos para que se ajusten al huracan, y donde no se pueda negar la evidencia de los hechos, habrá que decir que estas son anomalías inexplicables, que presenta el meteoro? Nó: que esto sería tanto como dar armas á los adversarios de la teo- ría de Redfield, que yo tengo por tan verdadera en su hecho fun- damental como la rotacion misma de la tierra. ¿Cuántas ve- ces por querer explicar por esta teoría hechos que nada tienen que ver con ella, se han hallado sus defensores atascados y con- fusos ante los argumentos de sus contrarios? El mismo Red— field, al querer explicar por rmovimientos ciclónicos los terribles nortes de Veracruz, tuvo que modificar de tal suerte su teoría, que puede decirse que la anuló; pues redujo el círculo girato- rioá elipse y luego á línea recta. Es un error, en que confie- sa haber caido el mismo Dove, el querer explicar todo género de tormentas por vientos ciclónicos. Una teoría exclusivista las más de las veces se hace sospechosa: así yo no creo, por ejem— plo, que el agua sedativa sea una panacea universal, bien que en algunos casos podrá ser útil. Un hombre que ve las cosas Ú 283 todas por un solo lado, y por un solo prisma no puede formarse de ellas adecuado concepto. Concluyamos pues diciendo que si una teoría es cierta, sl ciertos son los hechos en un caso particular observados y legí- timas las deducciones que de ellos se desprendan; una noticia ulteriormente adquirida ni puede contrariar la teoría, ni des— virtuar los hechos, mi enervar las conclusiones. Lo que sí ha- rá, es arrojar una nueva luz sobre algunos de los puntos en los que podía caber la duda. Cuando yo dudaba por ejemplo de sicon el mal tiempo pasado iba ó nó envuelto huracan al O, tenía para ello razones de conjetura en pro y razones encontra, que esto es propio de una duda razonable; entónces yo no me atreví á resolver la duda, si bien podía inclinarme: másá una - parte que á otra segun el peso de las razones. Estos son preci- samente los puntos sobre los que un nuevo dato adquirido puede arrojar torrentes de luz. Por entónces era prudente la reserva: y así es que al ser yo preguntado en la tarde del 6, de parte de la Empresa de vapores que hacen la travesía 4 Nievkl Orleans, si me parecia ó nó prudente el que saliera 4 aquella hora el vapor, que estaba ya á punto de levar anclas, contesté que en ninguna manera se lo aconsejaba; que, habiendo razo— nes aunque no convincentes de la existencia actual de huracan al O, no creia prudente el quese fuera derecho el buque á atravesar su misma ruta; que, si se tratara de hacer rumbo al E, no hallaría yo este mismo inconveniente, como no lo hallé al hacerme una pregunta análoga en la mañana del mismo dia el empresario de la línea de vapores 4 Santiago de Cuba, á quien dije que no veía inconveniente en la salida del buque, como le había dicho ya el dia anterior: que tal era m1 opinion bien que no infalible: el resultado fué, que él anunció luego la sali- del vapor para las diez de la mañana Pasado el temporal se arralgó más en mi, como antes he die cho, la conviccion de que en ninguna manera podía éste expli- carse por vientos ciclónicos, y de que la Habana no se habia sa- lido del dominio de las corrientes generales. Más aun: atendida la regularidad de los fenómenos y su generalidad segun no- T, x,—87 284 ticias que ya se tenían en la Isla, me parecía ya ménos probable el que hubiera habido simultáneamente huracan por lo ménos en las inmediaciones de la Habana, y así lo indiqué aunque dejando en pié la duda. En todo esto y á cuantos me han preguntado no he querido afirmar ni más - ni ménos que lo que arrojaban los datos y una prudente discu- sion de ellos en aquellos precisos momentos; ni he rehusado, ántes he tenido y tengo siempre un gusto especial en dar mis razones y entrar en discusion con las personas entendidas en estas materias. | Creo que no basta, como algunos piensan, el que baje el baró- metro, el que se anuble el cielo y el viento arrecie, ni áun el que se reciba la noticia de la pérdida de algun buque para caracterizarlo luego de huracan; para esto se necesita algo más. Por fortuna nuestra es que la mayor parte de las veces que an- dan en el pueblo alarmas y temores de huracan, son infunda- dos tales temores; que si nó, desgraciados de nosotros. El año 71 se presentó por Octubre el primer norte con tiempo parecido al de este año: la alarma fué tan general que los periódicos tu- vieron que calmar los ánimos; y áun este año, hasta el mismo dia 6, han estado haciendo lo mismo. Dando ya fin á esta digre- sion, que he creido necesario poner como preliminar, preciso es ya reanudar de nuevo el hilo de mi interrumpido discurso. Decía pues, que el exámen de los diversos caracteres físicos tanto de las corrientes generales como de las corrientes cicló- nicas había de dar mucha luz para la discusion del caso que nos ocupa. Entremos pues de lleno en este exámen. Y no se vaya á creer que para ello sea necesario penetrar en los arcanos más recónditos de la ciencia; no: bastan para ello las nociones más elementales de la Fisica. Y si tan fácil es deducir estos diversos y encontrados caracteres, no lo es mé:- nos el reconocer por ellos las diversas corrientes donde quiera que se las encuentre, ya que, como vaá verse, las diferencias son notabilísimas. Fijemos nuestra atencion desde luego en los principales caracteres de las dos corrientes ecuatorial y po- lar que son de todos bien conocidas. 285 Atendida la procedencia 6 el punto de orígen de ambas; 192—La corriente ecuatorial por precision habrá de ser cá- lida y la polar fría. 22—Como el calor tiende á dilatar. y consiguientemente á enrarecer el aire, y el enfriamiento por el contrario disminu- ye su fuerza expansiva y tiende á condensarle; se deduce que en la corriente ecuatorial se hallará el aire enrarecido y en la polar condensado. 32—Siendo menor la densidad de la corriente ecuatorial, será tambien menor su peso y menor por consecuencia la presion ejercida; lo contrario puede decirse de la corriente polar. 4% —Como el calor por una parte favoreee la evaporacion del agua aumentando la tension de los vapores, y por otra aleja el punto de saturacion del aire aumentando así la capacidad de una masa dada de este elemento para absorber el vapor de agua, de aqui es que la corriente ecuatorial deberá contener una cantidad máxima absoluta de vapores en suspension; por el contrario el enfriamiento, al par que se opone á la evapora- cion, acerca el punto de saturacion del aire precipitando los va- pores contenidos en la atmósfera; así es que la helada corrien- te polar podrá solo contener en suspension una cantidad mí- nima absoluta de vapor de agua. 52—La corriente ecuatorial 4 medida que vaya avanzando en su curso, se irá enfriando por su contacto con regiones meé- nos cálidas, y debido 4 este enfriamiento, irá aumentando la humedad del aire, hasta el punto de condensarse los vapores en espesas nubes, para precipitarse luego en copiosas lluvias. La corriente polar por el contrario, á medida que vaya descen- diendo para el ecuador irá aumentando en temperatura, alejará- se su punto de saturación y -se presentará el aire extremada— mente seco y ávido de vapor de agua, acelerando por doquiera la evaporacion y absorbiendo los vapores que encuentre á su paso. 67 —5S1 en un punto cualquiera llegan á mezclarse en parte las dos corrientes, el rápido enfriamiento producido por la cor- ' 286 riente polar precipitará en abundantes lluvias Óó en copiosas nieves los vapores arrastrados por la corriente ecuatorial. De aquí es que, atendida esta sola razon del choque de las .dos corrientes, las precipitaciones acuosas tendrán lugar princi- palmente algo al $ del E y al N del O, es dedtr, en el paso de una corriente 4 otra. De este modo miéntras la atmósfera está en perpetuo *mo- vimiento del ecuador al polo y de los polos al ecuador, pudién- dose así comparar á una gran máquina de aire caliente en perpetua actividad; ei vapor de agua á su vez se halla tam- bien en una constante circulacion por medio de sucesivas transformaciones y cambios de estado, constituyéndose de este modo la tierra en un vasto alambique cuyo generador son principalmente las regiones ecuatoriales, y cuyo condensador lo constituyen las medias y altas latitudes, donde el agua se precipita en benéficas lluvias Ú en ióndimtás nieves que sur ten los grandes rios y corrientes que han de alimentar de nue- vo el vasto y siempre activo generador. Examinadas ya las principales propiedades de las corrien- tes generales, pasemos ahora á discutir las de las corrientes circulares en los ciclones. 17 En primer lugar: una vez que el barómetro se halle ba- Jo la influencia de laa espiras de un ciclon, lo mismo bajará con vientos del N que con vientos del S; puesto que la altura barométrica en un remolino no depende de la direccion del viento, y sí principalmente de su distancia al centro; y la ra- zon de esto es sencilla, porque un viento del N en un ciclon só- _lo es viento N por accidente; puesto que el mismo viento si- guiendo su curso en espiral, pasa bien pronto á ser O y lue— go S; así que, no es la corriente propiamente dicha la que hace bajar el barómetro, sino la fuerza centrifuga desarrollada en el movimiento giratorio. 2* La temperatura en un ciclon tampoco puede ser in- fluenciada por la direccion del viento, puesto que el aire mez- clado y revuelto en las espiras del ciclon quedará en un todo homogéneo; y asi, ni por ser N será frio ni por ser $ será ca— 287 liente. Esta distincion entre los vientos ciclónicos y las cor- rientes generales es tan capital, que el solo termómetro que pa- ra muchos pasa en estos casos desapercibido, puede bastar á decidir si un temporal cualquiera, que se experimenta en una localidad, es ó nó de carácter ciclónico. Este por lo ménos es el sentir de Dove, quien despues de haber sentado muy bien su teoría se expresa asi: “Una señal distintiva y muy característica “de los temporales que deben su orígen á la lucha de dos cor— ““rientes contrarias, es que las oscilaciones del barómetro que ““se observan cuando el viento cambia de direccion, van acom- “pañadas de grandes variaciones de temperatura. Durante la ““marcha de un ciclon la direccion del viento varía de un rum— “bo á otro opuesto, y despues de la calma el barómetro empieza “4 ascender con tanta> rapidez como habia descendido ántes; “empero la temperatura queda invariable; puesto que el aire en “movimiento, describiendo espirales, puede pasar dos veces - “sobre cada una de las estaciones que recorre el ciclon. En “este caso pues no hay relacion alguna entre la temperatura y la “direccion del viento.” rl Unas líneas más abajo añade. “No hay pues excusa posi- ble para confandir un ciclon con el torbellino local producido por la lucha de las dos corrientes que forcejan para desalojarse mutuamente.” (La loi des tempétes par H. W. Dove, traduit par A. Le Gras. . Paris, 1864, pág. 236.) 3% Otra de las propiedades de las corrientes ciclónicas que deduzco de las explicaciones de Dove, y que por mí mismo he podido observar, es que la temperatura en el interior de las espiras será algo menor que la de la corriente en donde se mueve el ciclon. La razon que apunta el citado Autor es, que á4 causa de la inclinacion del eje del ciclon hácia la parte an— terior, el plano superior del disco tormentoso se halla inclina- do con respecto al horizonte; así es que el viento al girar en la parte más elevada se enfria notablemente y lleva luego este en- friamiento á las capas inferiores, y mediante las copiosas con— densaciones que allí determina, este mismo enfriamiento se 288 propaga hasta la parte más baja. De aquí es que el baróme— tro y el termómetro bajarán simultáneamente al sentirse in- fluenciados por el huracan. De hecho así sucedió en los dos huracanes del 70 como puede verse en las curvas de ellos pu= blicadas y segun lo hice yo mismo notar en la descrip- cion que de a di, precisamente por ser esta una excep- cion á la marcha generalmente contraria de los dos instru= mentos. 4” Pudiéndose comparar el ciclon á un racha condón en el que constante y rápidamente se renuevan las corrientes para despojarse cada una á su vez del nuevo contingente de vapores que trajo al entrar; resultará que el disco tormentoso deberá de aparecer formado de negros y espesos nubarrones, que descargarán con furia continuos chubascos ó torrenciales lluvias. a o: Con la proximidad del vórtice crecerá la fuerza del viento, ya sea como dicen unos que el aire éntre aspirado por la base, Ó ya sea como otros pretenden, que el aire aspirado en la region superior se precipite hácia la parte más baja para ser luego expulsado con violencia. El curso de las moléculas en la parte inferior quedará representado por una série de curvas convergentes en el primer caso y divergentes en el segundo. De todos modos sin embargo, se tendrá un máximum de condensa- cion de las diversas y diseminadas corrientes en la region há- cia donde todas converjan, ó desde donde todas diverjan: esta region es la vortical; á medida pues que esta region vortical vaya aproximándose á una localidad cualquiera, irá por grados aumentando “relativamente á ella la condensacion de las cor rientes y consiguientemente la fuerza resultante y efectiva del viento. 6 De lo dicho se infiere que la fuerza del viento en un ciclon puede variar desde un simple bri isote hasta el más vio lento huracan. : ( De la diversidad de caracteres queacabo de exponer se des- prenden las siguientes deduciones relativamente á la marcha de los instrumentos y demas fenómenos locales en un punto 289 dado, segun se halle este expuesto al choque de las corrientes ya inde ya ciclónicas. 1% El termómetro sube al influjo de la corriente ecuatorial y baja por el contrario en sintiendo la influencia de la cor riente polar. 2? El barómetro sigue opuesta marcha. 37 Las oscilaciones barométricas, en el choque de las dos corrientes van acompañadas de grandes y ú las veces repenti- nos cambios de temperatura. 4% Con la corriente ecuatorial aumentará la humedad enturbiándose el cielo; la polar por el contrario vendrá gene- ralmente seca y serenando la atmósfera. 5% El paso de una corriente á otra las más de las veces irá acompañado de lluvias ó aparato de lluvia al E gal O de la rotacion. | 6% La corriente ecuatorial por sí misma y atendido sólo - su propio enfriamiento, abstraccion hecha de la intrusion de la corriente polar, podrá dar lugar á precipitaciones acuosas. 7% La rotacion del viento en cada localidad, debida 4 la sola lucha de las dos corrientes y aparte todo movimiento ci- clónico, será siempre directa, es decir: de E, S, O, N. 8” Las oscilaciones en sentido inverso nunca podrán abra- zar mucho más de un cuadrante, si se prescinde de las causas meramente locales y que pueden fácilmente descubrirse. 92% La rotacion no sólo será siempre directa, pero será tam- bien completa siempre que llegue á dominar con fuerza la cor riente S. Es decir, que el viento en el tercer cuadrante nunca volverá atras. 10% El grado de fuerza del viento puede variar desde la más leve brisa hasta el golpe de huracan. 11 En la lucha de las dos corrientes, 6 en la intrusion par- cial de una en otra, podrán originarse movimientos ciclónicos de mayor ó menor extension, que se rijan por leyes especiales, sin que por esto dejen de seguir su DAJRStuEaO curso las cor rientes generales. a 12 Al aproximarse un movimiento ciclónico irá bajando el 290 barómetro, y podrá seguir bajando cualquiera que sea el viento con que haya empezado; por el contrario, al alejarse el vórtice, subirá rápidamente el barómetro, cualesquiera sean los cambios de vientos subsiguientes. 13. El termómetro indicará un ligero descenso, á medida que vaya internándose en las espiras del huracan; empero los cambios de temperatura no serán ni grandes ni bruscos, sino graduales y poco sensibles, quedando por decirlo así el termómetro por mucho tiempo casi estaciohario. 14. La humedad rápidamente creciente. | 15. El cielo'cubierto; nubes negras, bajas y fugaces en un fondo aplomado oscuro que de noche presenta á las veces una fosforescencia y claridad siniestra, los chubascos frecuentes y á torrentes la lluvia azotando con violencia, 4 medida que vaya aproximándose el vórtice. 16 Este aspecto terrífico del cielo, característico del hura- can, será el mismo cualquiera que sea la direccion de los vientos. 17. El viento arreciando Ó amainando conforme á la ma- yor ó menor distancia del vórtice. 18. La rotacion del viento será directa Ó ¿nversa segun sea la marcha del huracan y las posiciones respectivas del vór= tice y de la localidad de observacion. Atendida la marcha general de los huracanes en las Antillas, la rotacion del vien- to en la Habana será directa ó inversa segun que el vórtice pase al O ó al E. 19. El viento dará un salto repentino de un rumbo á otro opuesto despues de pasada la calma vortical, siempre que el vórtice pase por el lugar mismo de observacion. | 20. Fuera de este caso, el viento irá variando por grados en direccion y fuerza;de manera que cuando se sientan las rá— fagas más violentas, no puede el viento cesar de repente y mu- cho ménos quedando estacionario en el mismo rumbo. La ra- zon de esto es muy sencilla: porque en el momento en que el viento adquiera su mayor fuerza, el vórtice estará en el pun— to más cercano á la localidad de observacion; y así como no. 291 puede el vórtice alejarse de repente, sino por grados, así tam-: poco puede el viento cesar instantánea, sino gradualmente; y así como las coordenadas de la trayectoria varían no por salto, sino de un modo gradual y suave; así la fuerza del viento, que en alguna manera de ellas depende, tampoco po- drá variar saltando de repente de un maximum á un- mini- mum. Ademas tampoco puede cesar el viento á consecuencia de irse alejando el huracan, sin que vaya al propio tiempo cambiando de direccion; pues aparte el caso de que el vórti- ce pase por la localidad, en cuya suposicion puede seguir por mucho tiempo un rumbo fijo, demorando siempre hácia un mismo punto del horizonte; en todos los demas casos el vór— tice eruza cortando diversos rumbos, y ora demora en uno, ora en otro de los puntos del horizonte; y por consecuencia el viento cambia gradualmente y con mayor ó menor rapidez segun la velocidad del metéoro, la mayor ó menor inclinacion de la trayectoria con relacion á los diversos rumbos que atra- viesa el vórtice, y la mayor Ó menor distancia que le separa del observador. ad 21. Se concibe que un viento ecuatorial, áun estando en su mayor fuerza, calme casi de repente, quedando la direc- cion la misma, como para preparar el cambio de corriente, que va á seguirse muy en breve; pues siendo un viento expi- rado debido á la expansion producida por el calórico, se con- cibe que á una fuerte expansion se siga un abatimiento y, por decirlo asi,un aniquilamiento de fuerza, debido al enrarecimien- to mismo del aire; á la manera que sucede en las expansiones producidas artificialmente, que ocasionan una fuerte onda y corrientes en todas direcciones, pasada la cual, se sucede la calma y luego una serie de corientes aspiradas y de sentido contrario, que restablecen el equilibrio, llenando el vacío que se habia originado. 22. Cualquiera que sea la direccion del vórtice, nunca un viento ciclónico podrá darla vuelta entera al compas en una localidad dada, y pocas veces recorrerá más de la mitad de la rosa de los vientos en uno ú otro sentido; de manera que — T, x.—38 292 siempre que la veleta dé una vuelta entera, habrá algunas de las direcciones del viento que en ninguna manera podrán pertenecer á las espiras del ciclon. i 23. Al cambiar el viento gradualmente en el paso de un ciclon, rara vez podrá detenerse por mucho tiempo en un rumbo fijo y con la misma intensidad; y dado caso que esto suceda una vez, nunca podrá suceder dos veces en un mismo huracan. La razon de esto es clara; porque para que esto su- ceda, es preciso que el huracan suspenda su curso, y como es- to no sucede sino en el momento de hallarse en el vértice de la trayectoria, y á punto de tomar una nueva direccion que se halla casi en ángulo recto con la primera; de aquí es que el hecho ántes mencionado nunca podrá suceder más de una so- la vez en un mismo huracan, y esto solamente con respecto á aquellas localidades quese hallen próximas al vértice de la parábola. En la lucha de las corrientes generales por el con- trario el viento podrá quedar fijo en una misma direccion y casi con la misma inteusidad por mucho tiempo y áun por al- gunos dias, y esto no en un solo rumbo de la rotacion, sino ea dos Ó más, es á saber, en los rumbos que corresponden al pleno dominio de cada una de las corrientes ya perfectamente establecidas, y en los rumbos donde empieza la lucha. Despues de esta rápida ojeada sobre las propiedades carac- terísticas de las diversas corrientes, y deducidos de ellas en resúmen, á priori y de una manera bien sencilla los principa- les fenómenos, que cada una de ellas deberá desplegar á su paso ánte nuestra vista, y puestas de relieve las notabilísimas diferencias que deberán de ofrecer á un observador atento; no será difícil, mediante la observacion y discusion de estos mismos fenómenos, el reconocerlas, distinguirlas y clasificar- las en un caso particular cualquiera, pudiendo quedar apénas lugar á la duda, si no es en casos muy excepcionales y de ob- servacion dudosa é incompleta. Llegados pues á este punto de nuestro trabajo, la cuestion capital que nos ocupa, es á sa: ber la discusion, clasificacion y explicacion de los diversos vientos y demas fases y fenómenos que presentó el temporal 293 del 6 de Octubre desde el 28 de Setiembre, no pueden yá ofrecer dificultad, teniendo como tenemos, por base de nues- tras investigaciones una observacion atenta y minuciosa, y siendo este simplemente un caso particular, que deberá dis cutirse y resolverse con arreglo á las leyes, principios y dedue- ciones generales fijas é inflexibles que acabamos de enumerar y exponer, y que el hecho mismo de sn generalidad pone al abrigo de toda parcial interpretacion. Con arreglo pues á estas leyes y principios digo en primer lugar, que las diversas fases del temporal pasado, atendidas las solas observaciones hechas en la Habana, tienen una expli- cacion muy obvia y natural en el solo embate de las corrien- tes generales, á parte todo movimiento ciclónico. 22 Que en intentando explicar por corrientes ciclónicas los diversos vientos y demas fenómenos observados, se tropieza al punto con no pocas contradicciones en oposicion con los prinel- pios y deducciones generales antes expuestas, que obligan al entendimiento á retroceder y á rechazar semejante hipótesis. 32 Que áun teniendo á la vista los yá hoy numerosos da- tos recogidos acerca del huracan que pasó al O, NO y N dela Habana, del que segun parece tuvo lugar al Ey N de Santia- go de Cuba, y de los vientos generales que al propio tiempo reinaron en todala extension de los Estados Unidos, en el golfo de Méjico y en nuestra Isla, datos todos muy importan- tes y preciosos; léjos de inducirnos á creer que el temporal que nos ocupa hayasido debido á huracan ninguno, ponen por el contrario de manifiesto el que la Habana se halló fuera de la esfera de accion de entrambos huracanes. 4? A este último aserto debo sin embargo añadirle una: restriccion y es que al afirmar conforme á estos ulteriores da- tos que la Habana se halló fuera de la esfera de actividad del ciclon, me refiero principalmente á los vientos ciclónicos; pues hoy tengo por indudablemente averiguado que alguno de los fenómenos observados y particularmente la terrible marejada de la tarde del 6 fué un reflejo del metéoro, áun cuando este ha- ya tenido lugar á respetable distancia al O y NO dela Habana. o 291 Sabido es que la marejada producida por el huracan puede ex- tenderse á algunos centenares de millas del vórtice, y que á las veces llega el oleaje uno, dos y hasta tres dias ántes de que se sientan las primeras fugadas del huracan. En nuestro caso. concurieron ademas circunstancias especiales, que luego trata— remos de exponer, las que contribuyeron á quela marejada fuese más terrible, á pesar de la distancia del vórtice del ciclon, Empezando pues por probar mi primer aserto, ¿qué cosa más natural y obvia y conforme á los principios expuestos puede haber, que el que en la Habana domine el alíseo del NE ya muy inclinado al E, modificado ordinariamente por las - brisas; y el que en un momento dado, aumentando en fuerza, esta modificacion se haga apénas sensible, y quede el viento fijo al E y ENE con velocidad de unos 10 á 18 metros por se- gundo, que es lo que calificamos de brisote y estamos acostum- brados 4 experimentar? Si al propio tiempo empieza por do- minar en la parte superior la corriente ecuatorial descendiendo gradualmente á las capas inferiores, se presentará el cielo cir- roso pudiendo dar lugar á hermosos halos, miéntras que el ba- rómetro se declarará en decisivo descenso. Esto es precisa- mente lo que sucedió en los dias 28, 29 y 30 de Setiem— bre, ly 2 de Octubre. El 3 y 4, en que el viento in— clina al ESE y el tiempo entra en lluvias, se presenta una nueva fase: es el momento en que se entabla la lucha de las dos corrientes en la region inferior, y la ecuatorial empieza ú llevar la ventaja: el barómetro tiene qué con— tinuar bajando, el viento resultante de las dos corrientes, al par que aumentará en fuerza, tendrá que ir inclinando al $S del E. Este es el momento en que la mezcla de las dos corrientes dará lugar á densas nubes y tal vez á precipitaciones acuosas abundantes. Esto, que con tanta claridad nos dice la teoria, es precisamente la descripcion gráfica de lo que sucedió el 3 y 4 de Octubre. El 5 y 6 se establece definitivamente la corriente ecuatorial inclinando por de pronto el viento al SE y SSE. Si-- gue bajando el barómetro, como es natural, al propio tiempo 295 que el termómetro sube y se mantiene elevado, y la sensacion que se experimenta es de un calor pesado, en el que la expe— riencia nos hace reconocer y distinguir fácilmente, bien que 4 nuestro pesar, el enojoso viento S de otro cualquiera. Ademas, no existiendo ya la causa de condensacion debida á la intru- sion de una corriente en otra, las precipitaciones acuosas que tengan lugar serán sólo debidas á la sola corriente ecuatorial, y asi pueden muy bien cesar las lluvias, como cesaron por al- gun tiempo. El barómetro seguirá bajando y la fuerza del vien- to irá en aumento, hasta que la corriente ecuatorial llegue á te- ner su direccion propia de SSO y SO y desfogue toda su vio- lencia: pasado este periodo de esfuerzo supremo amainarán las ráfagas, quedando el viento en los mismos rumbos dispuesto ya á ceder el campo á la corriente polar, Al establecerse ésta, rolará el viento por el O al NO y N, subiendo rápidamente el barómetro y bajando el termómetro á la par, 4 medida que va- ya el viento fijándose al N. Esta es precisamente la historia de- tallada de los fenómenos que se han ido sucediendo en los 5, 6 y 7 de Octubre. ; - De todo lo cual deduzco mi primer aserto, y es que las diver- sas fases del temporal pasado tienen la más obvia y natural ex— plicacion en el embate de las corrientes generales, aparte todo mo- vimiento ciclónaco. . Veamos ahora si con igual sencillez y naturalidad se expli- can losmismos fenómenos por vientos giratorios, ó si por el contrario se tropieza al intentarlo con no pocas dificultades en oposicion con la teoria, que es lo que me propongo demostrar en mi segundo aserto. Desde luego hay que notar que el giro completo del viento desde el dia 28 de Setiembre hasta el 7 de Octubre, no puede en manera alguna explicarse por solos vientos giratorios pet- tenecientes á uno solo y mismo ciclon, segun consta evidente- “ mente de lo expuesto. Y asi, si introducimos como causa de los fenómenos observados la hipótesis de un solo huracan, ne— cesariamente deberémos concluir que algunas de las direccio- nes del viento habrán de pertenecer á las corrientes generales, 296 Digo ademas que no seria prudente ni lógico introducir como causa de dichos fenómenos más de un huracan: pues en la su- posicion de que hubiera influido el huracan al E de los dias 28 y 29 de Setiembre, mal pudo aquel ser causa del brisóte al E, que tuvimos por aquelloselias y siguientes; pues un huracan al E nos hubiera dado el viento al N rolando al NO. Añádase á esto que en la misma regularidad de los fenómenos observados resplandece una cierta unidad, que hace de todo punto im- probable, por no decirimposible, el que pudiera ser efecto de dos ciclones distintos admirablemente combinados. Raya para mien la imposibilidad el poder hallar dos ciclones tales, que sin faltar á las leyes fijas de su rotacion y marcha progresiva, pudieran darnos la rotacion completa del viento combinada con el ascenso y descenso del barómetro, cual se observó en la Ha- bana. Luego la hipótesis de dos ciclones, 0 simultáneos ó su- cesivos, introducidos para explicar los hechos observados, la re- chazo como absurda. Réstanos, pues, sólo discutir siesó nó ad- misible la hipótesis de un solo ciclon como causa del temporal en cuestion. Supongamos en efeeto, por un momento, que la Habana se haya visto envuelta en las espiras de este ciclon. Así y todo, concluyo de lo dicho, que por lo ménos algunas de las direcciones del viento observadas, no podrán en manera algu- na formar parte de'dicho ciclon, y así habrá que relegarlas á las corrientes generales. Yo sé bien que fácilmente se me concederá que el viento N del 7 fué un verdadero norte con todos los caractéres de tal, y que nada tuvo que ver, por consiguiente, con los vientos circu- lares del ciclon, que estaba ya por lo ménos á la altura del ca= bo Hateras. Admito gustoso esta concesion, tanto más, cuanto que el no hacerla, ó el no admitirla, sería tanto como negar la evidencia misma. Pero ahora exijo ademas en nombre de la misma evidencia, que de los vientos giratorios del supuesto cl- clon se elimine tambien el brisote del E, que tuvimos desde el 28 de Setiembre hasta el 2 de Octubre inclusive, es decir, por espacio de cinco dias consecutivos: porque éste evidentemente pertenece tambien á los vientos generales. En efecto, para ex- 297 plicar este viento por medio del supuesto huracan, debería éste haber estado fijo por espacio de cinco dias alS de la Haba- na, y áun con esta suposicion, que explicaría la fijeza del vien- to, no pudiera fácilmente explicarse el descenso progresivo del barómetro. Esta suposicion es ademas absurda, 1” porque es improbable que un huracan nos venga del Sen condiciones de que en el momento de empezar á sentirse, se halle precisamen— te en el vértice de su parábola;—2 porque atendida la mar- cha general de los huracanes, se concibe áun ménos que un ci- clon verifique el vértice de su trayectoria en semejante punto y en condiciones de poder estar allí detenido por espacio de cinco dias;—3% porque ¿un dado y no concedido que esto su- cediera, no sería tal la fijeza del viento, que no tuviera á uno y otro lado del E oscilaciones bien notables y en armonía con las oscilaciones barométricas, como sucedió en el primer huracan del 70 al fijarse el viento al NNO, que fué cosa admirable y en gran consonancia con la teoría;—4 porque de haberse dete- nido el viento al E por espacio de cinco dias, no se hubiera luego vuelto á detener al ESE por espacio de dos dias, y al $ y SSO por más de diez horas. (Véase lo expuesto en la deduccion 23);—5% porque todos los indicios, la fijeza del viento, su fuerza casi constante, sus ráfagas mismas, el estado de cielo, el barómetro, etc., nos indicaban un simple brisote, y si aquello no lo fué, digo que no conocemos en la Habana lo que son bri- sotes. - De consiguiente, si es que hubo huracan en la Habana, en los dias 3, 4, 5 y 6 de Octubre debió de ser: inmediatamente ántes, y despues de estos dias dominaron vientos generales del primer cuadrante, incluso el N y el E. De manera es que el do- minio de la corriente polar, en sus diversas fases al principiar y finalizar el temporal, está puesto fuera de toda duda. Tócanos ahora entrar en lo más escabroso y difícil de la cues- tion. Los vientos del segundo y tercer cuadrante que soplaron los dias 3, 4, 5 y 6 de Octubre, ¿son debidos á la corriente ecua- torial, como yo pretendo, ó deberán más bien explicarse por un huracan que haya pasado al O de la Habana en la direccion 298 próximamente de SSO 4 NNE, como de positivo sucedió y hoy no debe ser ya problemático para nadie? Hé ahi la cuestion en términos los más claros y explícitos. Sólo me resta ya atacarla de fuerte, afirmando que no puedo ménos de reconocer á la la corriente ecuatorial en los precitados vientos del segundo y tercer cuadrante, resistiéndose mi mente á ver en ellos las hue- llas de ninguna corriente ciclónica, por las razones que voy á exponer: 1%—La primera razon sea. de congruencia, que bien que in- directa, no carece de fuerza. Segun lo probado en el primer aserto, los fenómenos aducidos se explican todos de la manera más obvia y natural por el solo embate de las corrientes gene- - rales. Ahora bien: la sencillez y naturalidad de una explica- cion, ó de una hipótesis que todo lo aclara, es en los fenóme- nos naturales una de las mejores garantías de la verdad de la explicacion misma. ¿A qué, pues, irá excogitar explicaciones especiosas, difíciles y llenas de anomalías inexplicables, cuando las tenemos tan sencillas y 4 mano? 2*—Por razones análogas á las que paco há acabo de enu- merar, no se concibe cómo un viento ciclónico pueda quedar fijo al ESE, y sin aumento notable de fuerza, por espacio de dos dias consecutivos y con baja de barómetro; y esto, sin em— bargo, sucedió en los dias 3 y 4 de Octubre. 3”—-Ménos aún concibo, que habiendo llovido continuamen- te en los dias 3 y 4, dejara precisamente de llover el dia 5, en que, por estar más bajo el barómetro y arreciar más el viento, debiera de haber estado el vórtice 4 menor distancia de noso- tros: y con todo, el dia 5 nada llovió, como tampoco en la no- che del 5 al 6. 4* —El cariz del tiempo el dia 5 no era de huracan, y ni aún el mismo dia 6; pues al traves de los nubarrones que á las veces no eran ni abundantes ni apiñados, se dejaba ver un cielo cir- roso, y esta capa de cirrus aparentemente fijos, rasgándose por varios puntos, dejaba entrever por entre los claros, unas veces un cielo azul puro, y otras los hermosos rayos:del sol. 5"—El termómetro indicaba una temperatura elevada pro- 299 pia de la corriente ecuatorial; y en la pesadez del tiempo y la: abundante traspiracion que provocaba, nadie podía dejar de re- conocer el viento $. 6*—Los cambios barométricos se verificaron con notables variaciónes de temperatura, lo que no sucede en un huracan. 7:—El barómetro y el termómetro siguieron como «de ordi- nario su marcha antagonista; en un huracan sucede lo con- trario. | 8*—El viento se mantuvo casi con la misma fuerza en la no- che del 5 al 6 yen la mañana de este último dia, á pesar de sus cambios de direccion y del rápido descenso del barómetro; y esto ciertamente no hubiera sucedido ni podido suceder, á haber sido aquel un viento ciclónico. | 92—El viento, estando en su mayor fuerza, cesó casi de re-: pente en la tárde del 6; y esto, segun lo demostrado, no puede suceder en un ciclon que pasa á distancia, como en nuestro ca- sO suponemos. 10*—El viento quedó fijo durante unas tres horas en el $, y más de siete en el SSO, lo que es imposible en un viento ci- clónico; pues estos rumbos los tiene que pasar con rapidez.— Véase lo escrito acerca de este caso en la descripcion que di del segundo huracan del 70, que pasó como el del dia '6, aun- que mucho más próximo á nosotros, y siendo quizas tambien de mayores dimensiones que el presente. 11*—Sería verdaderamente una rara coincidencia, que una serie de fenómenos, que dependen de corrientes en parte gene- rales y en parte ticlónicas, produjeran una rotacion completa y directa del viento con la misma unidad y regularidad en el conjunto de fenómenos, de “ascensos y descensos de barómetro y termómetro, cambios de tiempo, etc., que suelen producir por si solas las corrientes generales. A bien que para ello sería preciso poner enjuego una serie de coincidencias bien difici- les hasta de concebir. Ya hemos dicho que el brisote con que el temporal se inició, y el norte último, pertenecen con toda evi- dencia á..los vientos generales; si, pues, los demas vientos fue— ron ciclónicos, habrá que combinar la regularidad de la rota— T. x.—39 300 : cion y demas fenómenos, y la unidad del conjunto con corrien- tes generales unas y ciclónicas otras, lo cual es de todo punto inadmisible. | Este cúmulo de dificultades es pues lo que me ha “inducido áno admitir en el temporal del 6 otros vientos que los ge— nerales, y esta conviccion sube de punto si se considera que en la Habana no hay norte alguno con todos los caracteres de tal, sin que preceda el S, y el 7 tuvimos un verdadero norte; que poco despues se siguió otro norte y luego otro hasta el punto de haberse sentido á mediados de Noviembre uno de los más frios, apénas comparable con los de Enero, pues bajó el termómetro á 12 grados centígrados: que en eso de nortes la experiencia nos muestra que todo es empezar una vez: al primero” ordinariamente le cuesta romper, más luego van su cediéndose unos á otros sin dificultad: que el hecho mismo de haberse originado ciclones, léjos de hacernos improbable la presencia y la violenta lucha de las corrientes generales, por el contrario la suponen y exigen, como el efecto supone su causa: por fin, que dejando yá á un lado las observaciones hechas en una sola localidad, que hasta ahora nos ha servido - como de base única en nuestra discusion, y que ha sido por de- cirlo así como un leve resquicio altraves del cual nos ha sido dado entrever la verdad; esta misma verdad aparecerá en to— dosu esplendoroso brillo desde el momento en que vayan desplegándose á nuestra vista los hechos mismos y en toda su universalidad, valiéndonos para ello de los datos que hoy poseemos relativos á este asunto. Y henos aquí llegados ya á nuestro tercer aserto. La materia es abundantísima y la dis— cusion muy del gusto mio; con todo ni lo mucho que he abu- sado ya de vuestra atencion, ni la escasez del tiempo, ni mi estado de salud me permite hoy poner fin á este trabajo, se— gun era mi deseo. Cuento por lo tanto con vestra indulgen— cia al prorogar para otra de las inmediatas sesiones la con- clusion de él, . 301 RevisTa CIENTIFICA; por el Sr. D. Francisco A. Sauvalle. (Continúa.) Anestesico LocaL.—El Dr. Hodge recomienda la siguiente fórmula como un agente local poderoso en las afecciones neu- rálgicas y para aliviar todos los dolores en general, R. Albúmen (clara de huevo) 1 onza. Rigoleno (6 O 4 dracmas. - Aceite de yerba-buena.... 2 id. Colodion y cloroformo, aná 1 id. Sacúdase de cuando en cuando y aplíquese, bien en friccio— nes fuertes con la mano, ú ligeramente con un pincelito a lo largo del nervio atacado. Nuevo siexo DE LA PieLrris.—En su número del 10 de Ma- yo último el “Mouvement Médical” publicó io siguiente: Cuando se nota alguna alteracion en el carácter de la orina es muy importante saber si la lesion que la produjo se halla en el riñon ó en su pélvis. Varios signos han sido indicados por diferentes autores para determinar la diagnósis de la pielitis y de éstos el más importante es la presencia en la orina de las * celdas epiteliales que revisten la pélvis y los cálices. Por los reactivos se determina con facilidad la presencia de la albúmi- na ó se averigua si la proporcion de la urea es la que ha de tener en el estado normal. ñ La reaccion ácida de la orina es, segun Oppolzer, el sintoma más concluyente de la pielitis: pero el Sr. Pascallucci, conven- cido de la insuficiencia de estos medios, cree haber hallado un signo más seguro, cual es la presencia de los cristales de nitrato de urea. - Despues del exámen del epitelio, indica que se aña- da ácido nítrico y que se examine el precipitado con un mi- croseopio. Si el catarro se limita á la vejiga, la formacion de los cristales será normal, es decir que se presentarán bajo la forma de laminitas hexágonas de figura romboidal, empizarra- 302 das. En la pielitis, estas laminitas son irregulares, los ángulos truncados, teniendo algunas la forma de pequeños lápices, escobas ó plumas. Estos signos, cuando son constantes, son más seguros que cuantos otros se han indicado hasta ahora. . 1 1 MovIMIENTO MEDICO NECROLOGICO DE Los HospPrITALES CIVILES EN 1873; por el Dr. D. Ambrosio Gonzalez del vi alle. (1) Hospital de hombres de $. Fue y Santiago. Hospital de mujeres de S, Francisco de Paula. Curados. Muertos. || Exist.? ¡Entrada.| Suma, ¡Curados, Muertos. 20) ccoo LE E ol A E 35 283 67||- 164. * 70|., 234 41 23 Febro....|:+3471. 4341. 1811. 357 TIN. 1701 781, 243 55 17 Meses. | Exist.* ¡[Entrada.| Suma. Marzo ...| 347| 450| 797 397 738) 171 611 232 57] 24 Abril....| 327| 445| 772| 359 571 151 651 -216/ : 54, 14 Mayo 356. 501 857| 448 7511 1481; 921 ,240| . 46]. -,27 Junio | 334| 620| 954; '479| 121] 167; 70| 237 57 24 Julio .... 354| 707| 1061|: 559 145| 156) .73/ 229) -:68|/ 18: Agosto .| 357| .532| 889| 464! 114 148| :62| 210 :36|. 15 Setbre. .| 311 519| 830| 392| 77|| 159 58, 217| 57 23 Ocbre.. .. 361| 445 806| 394| ' 68|| 135] -57| 1921: 87 Novbre.| :344|: 470| :814| 868.78] 137: , 48] 180]. 82 Dicbre . 873] 882 755 875| 64, 186 67208 38|., 22 SUMASs. uaccios - 6202 ..0;000 -4875| MLOV linmucic 95D iraraa! 575|, 237 En 1872... JADDL copan AE BAR o sono] Dl oe repo / -568| 241 Aumento, le Toco PODIDO: sos leniciolados chidas Dientmue 1d dedito Deo eE | eras: EN Mei 4 Existencia para 189874............. 916 Existencia para 1874... 143 Proporcion de mortalidad......... 16:30 'Proporcion de mort.** 2481 Máximo de camas ocupadas...... 441 ENFERMEJADES ZiMÓTICAS. Asistidos. Curados. Fallecidos. Existencia. $, Felipe y Santiago. — — EE Und Viruelan.oilit. 15 12 Buzstl 89 Fiebre amarilla... 383 234 149 or il IS 398 246 192 ¡% IAN [1] Véase el tom. IX, pág. 373. cgl6 1,S'b 98 3U-U-AG PL LG 936 [S6 0B/E0'3 129 GUY 1388 (UL 0 vé JUL [ee 6S168 L |LO'GS)O6'ONG'V9MZS ¡L6SI8 Pgrp PS iS ¡9 TS pozo ¿Le ope Tis E '9-u-esic'e2/08/L9 16 jp3'03/8rz lo0'6Nerrajres rs lega [rte fri'oglts tr jostes is omp estis's [Sosts TO HL PS lg feto fo'zs [Os elo Top | :s-oures-os-osle'6z63/8g|Zs [324 03|80'v [1681166 aaj1za lee |ruva 16% [rrroglze"r [os t6ci8r role este Tr [6 3er la vorfe'es loz |46r le za [63 ZO ele ass ¡e88-a-9ur-s-018 "TA pElocio6 [6961 L0'8 98'21136'03|8' 20 136 Juez 193€ j90'09/98'T £8'829/69'09/1'ZS1 [608 G.9b1[S99n8'€S lo'9 Ios leg [83 030 ws alos 'as-9-quu-oe'c ¿67/86/28 1686 1|2 ro'zrleczale za loz lv [rs Iré ooiss 1 [epesjezools escueto petiroorlo es liz [sos log 43 e'alo'els rl | :as-o-oss-u-a-as]p'G ¿[3329 /v8 [os'ori6a'E |r8rlo0o raza 149 lee [00€ [o 6c06'T [ac sclas o9lv'e9r]o'6r jeestlelza1fe'pS lg9 |90s [pizs [95 apo g0'9 | :9ss-o-ouu-o-os|5'0Z08[6g/68 68 '61|42% [vzerlis tao es re |ega [Te [oseciro'z jog zejz4“6g8'ogfe's Jo ZStletuorle'vs ez [rre [pes [36 apa El0'6 -9-9uu-9-os10'07|T£8c|68 [98'6!YIE [Be'8I|pg Tajgi83 fe'9 |zve [ocre [re'ecjo9'T [ev'ze80'6go serie r [Wastivuerlo (98) * “AQ ye * $ 0 2. 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NATURALES DE LA HABANA, REVISTA CIENTIFICA. FEBRERO DE 1874. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA. (SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 14 DE DicCIEMBRE DE 1873). * SEÑORES ACADEMICOS CONCURRENTES.— 1). Gutierrez, Presiden- te; Sauvalle, Reynés, Rodriguez, Miranda, Plasencia, Macha- do, R. Cowley, (. Echeverría, Finlay, Aguilera (hijo), Mar- tinez Sanchez, Caxtellanos, Garcia, Babe, Govantes; Mestre, Secretario: | Lectura y aprobacion del acta de la sesion anterior. El Sr: Presidente participa que se halla entre los concur- rentes el socio corresponsal en los Estados Unidos Dr. D. Ma- nuel Gonzalez Echeverría. 9 CorresponDENCIa.—Leyéronse en seguida por el Secretario: - 12 un decreto del Tllmo. Sr. Secretario del Gobierno Superior Político en el expediente relativo 4 la plaza de practicante en el Hospital de Caridad de Jaruco; del que se da traslado á la T, X,—40 $08 Seccion de Medicina y Cirugía para el informe qúe se pide; 22 un oficio del Sr. Jefe de Policía, comisionado por el Go— bierno para reunir los datos que deberán figurar en la “Guía de forasteros” del año próximo venidero; acordando la Aca— demia remitirle una nota expresiva del personal que la com- pone, con la fecha de su instalacion y otras observaciones im- portantes; —3% un oficio del Sr. D. Enrique Durége, emitiendo el deseo de que por la Academia se haga la convocatoria á la plaza de médico de los Baños de S. Diego;' de que es concesio— nario, para el mejor acierto en su eleccion y garantia tanto de los enfermos como de los Sres. facultativos. El Sr. Presidente manifestó que, por su indole, se discutiría el particular en se— sion de gobierno;—4? un oficio del Dr. Rodriguez, Secretario de la Seccion de Medicina y Cirugía, remitiendo 4 nombre de la misma un informe sobre las plazas de practicantes en el hos- pital de S. Felipe y Santiago; á que se dará lectura en sesion de gobierno; —57 un oficio del Dr. Górdon manifestando que, por hallarse enfermo, no le es posible asistir á la Academia;—6? otro idem del socio corresponsal Sr. Ldo. Grima, acompa- ñando un trabajo sobre el tratamiento del tétano por me-. dio de la nicociana y un caso raro de vermes en los senos fron- tales. El Dr. Reynés, Secrectario de la Correspondencia nacional y extranjera, presentó: el núm. 20 del Anfiteatro español, el 52 de la Fé cientifica, los números 1.2 y 2.9 de la Academia, la:entrega 562 de la Revista minera, las 1036 y 37 del Siglo médico de Madrid, y el n? 4? de la Independencia médica de Barcelona; y expuso que habiendo llegado á la Habana la Sra. viuda de nuestro malogrado compañero Sr. D. José Fer— nandez de Castro, podía ser nombrada la Comision que debia hacerle la visita de duelo, —á cuyo efecto fueron designados por el Sr. Presidente los doctores Valdés Castro, Reynés. y Mestre. Con este motivo indicó el Dr. Miranda que vista la gravedad del Dr. D José Guillermo Diaz, otra Comision de la Academia podía pasar á verlo, expresándole la parte que tomaba ésta: en 309 sus padecimientos; y fueron nombrados con dicho objeto los Sres. Miranda, Rodriguez y Plasencia. - 1 EL TABACO Y EL TETANO.—(GUSANOS EN Las FOSAS yasaLes.—Leyó despues el Dr. Miranda el escrito enviado por el Sr. Ldo. D. Francisco de Paula GCrima, relativo á los buenos resultados que obtenía el Ldo. D. Diego Jimenez empleando para comba: tir el tétano, tanto traumático como espontáneo, al principio _del mal ventosas escarificadas al dorso y sinapismos volantes, y yá caracterizado una poción con dos granos de extracto de ni- cociana, unturas y lavativas conteniendo esta sustancia etc.; lo- grando salvar con su método el 75 p.2 de los enfermos que asistía.—El Sr, Grima cita algunos de esos casos y otros que en su práctica han tenido el mismo buen éxito, deteniéndose par- ticularmente en tres observados en la misma familia, sin que pueda explicarse esta coincidencia; y por último relata un ejem-— - plo de expulsión de numerosos gusanos por las aberturas anterio- res de las fusas nasales, precedida de dolor agudísimo en la fren- te y en la nariz, con aumento de calor, sensacion de algo que se movía, y sin fiebre, en un negro, congo, de 40 años de edad y constitucion robusta, que padeció la afeccion por dos ve= ces, y arrojó en la primera más de ciento de aquellos pará- sitos. : Terminada la anterior lectura, manifestó el Dr. Mestre que esa Interesante comunicacion venta a demostrar, así como una observacion que le habia remitido el Edo. Royero para su pu— blicacion en los Anales, y en que la victoria parece haberse de- bido sobre todo al bromuro de potasio, —que no son tan poco numerosos los casos de curacion del tétano. Importa mucho no confundir las formas, pues hoy se distingue el tétano benigno y el abortivo (Kussmuul), caracterizado este último por su larga duracion, la poca intensidad de las contracciones tónicas, su desarrollo tardío, la ausencia de fiebre y de insomnio, y los su- dores abundantes. Puede decirse, que tratándose del traumá- tico, ese principio tardio despues de la lesion, es la regla en lu forma bevigna: el tótano asfíxico ofrece accesos terribles y le- siones pulmonares graves.—Por lo que hace á la presencia de .s 310 vermes en los senos frontales, en el año de 1859 daba cuenta el Dr. García en la Sociedad de Emulacion médica. hispano- americana (1), del “Ensayo sobre Patología de los senos fron- tales” por Mr. M. Bouyer, donde se reunen nueve observaciones auténticas consignadas en los autores: unas veces'son lombrices, otras la escolopendra, otras larvas de dipteros que introducidosen los senos se desarrollan y son capaces de producir prontamente la muerte: en cierta ocasion, en que los gusanos eran parecidos á los que de Réaumur ha descrito en las fosas nasales de los carneros, se supo que la enferma había apagado su sed en. un charco en donde bebían aquellos animales. El Dr. R. Cowley recuerda que el uso, del tabaco enla te- rapéutica del pasmo data de una época bastante lejana entre nosotros, y se le encuentra en la preparacion farmacológica co- nocida por “extracto de chimo.” Dificil le parece que pueda obtenerse la proporcion de curados que se ha dicho, á.no ser A los casos verdaderamente ; oraves con-los de mar- cha crónic El Dr. gos acepta tambien esa division que reconoce la existencia de casos benignos en el tétano: en su concepto hay que tener en cuenta el influjo de ciertas constituciones médi- cas, pues él ha observado en algunos años que con el mismo tratamiento se morian casi todos los enfermos, miéntras que en otros sucedía lo contrario. El Dr. Mestre opina que el tratamiento por la nicociana es racional: los efectos fisiológicos de la nicotina son parecidos á los de los alcaloides pertenecientes áú las otras soláneas viro- sas; acelera la circulacion y la respiracion, produce la contrac- cion vascular, la dilatacion de la pupila y diarrea; —pero es pre- ciso tener en cuenta que por la fermentacion pierde el tabaco una gran parte del principio activo que contiene al estado fres- co, —principio que, siendo por otro lado volátil, se elimina rápi- [1] Asociacion establecida en la capital de Francia por los años de 1859 y 60, y formada por estudiantes y médicos particularmente, á que pertenecieron los Sres. Mu- noz (Presidente), García, Cowley (D. Luis), Piñera, Havá, Argilagos, Beato, Mestre ete. ,—habiendo publicado un periódico del mismo nombre bajo la direccion del úl- timo. 311 damente, haciendo á menudo que desaparezcan con igual pron-: titud sus efectos tóxicos. | El Dr. Gutierrez cree que la mayor proporcion de eurados que se señala en nuestros campos es explicable atendiendo no sólo á que se cuenta con los de marcha lenta é intermitente, sino á que allí se emplea la hoja verde sin ninguna de las pre- paraciones que sufren en las manufacturas, en tanto que en la Habana no es el tabaco puro el que se emplea, sino mezclado á una porcion de cosas; y esto da por necesidad resultados dife— rentes, El Dr. Gonzalez Echeverría advierte que respecto del tétano, lo mismo, que de las otras néurosis, lo importante es el diagnósti- co, —distinguir v. g. el tétano asfixico del tétano abortivo: un sintoma que debe fijar mucho la atencion es el sudor; éste existe 4 menudo en la primera de las formas mencionadas y en- tónces la curacion es la excepcion. Despues de la administra= cion del éter ha tenido ocasion de ver que, durante 6 ú8 ho- ras, sobrevenía un estado tetánico sin sudor. Cuando al 4. S dia de una herida se desarrolla el tétano sin sudores, la regla es la salvacion. | El Dr. Miranda no concede tanta importancia á ese sinto- ma: con mucha frecuencia se presenta aquí el sudor con re- _sultados enteramente favorables; y áun se provoca por medio de los sudorificos empleados como base de tratamiento. El Dr. Babé estima que más bien que signo diagnóstico es el sudor en tales casos un signo pronóstico que indica el pe- riodo avanzado de la enfermedad;—siendo ademas fácil de provocar á cada paso. El Dr. Gonzalez Echeverría siente no haber sido bien com- prendido, —pues no se ha propuesto se considere dicho sinto— ma como exclusivo, sino contribuyendo muy particularmente á separar el tétano asfíxico del no asfíxico 0 abortivo: recuerda que Thompson sostiene que el tétano es una intoxicacion de la sangre; y adelauta que acaso en los Estados Unidos no se presente el sudor con la misma facilidad que en estas la— titudes. ? 312 El Dr. Rodriguez hace presente que en el émpleo terapéu- tico del tabaco á menudo se ha hecho completa abstraccion de la dósis; y el Dr. KE. Oowley agrega que, segun crela su Sr. pa—- dre, muchos tetánicos habian fallecido intoxicados por la ni- cociana. Las AGUAS CORRIENTES Y EL COLERA.—Despues de la discusion . que precede, hizo uso de la palabra el Dr. Babé para continuar el particular de las aguas corrientes y su influjo en la trasmú- sion del cólera -morbo, en los términos siguientes: —““En la se- - sion pública del 30 del pasado, en el uso de la palabra el Dr. Finlay, y contestando á las observaciones que hice á su discur- so sobre la trasmision del cólera por las aguas corrientes cat- gadas de principios especificos, considera mis observaciones como confirmacion implícita, más bien que como una impug- nacion de su trabajo; y para desvanecer esta creencia ocupo hoy de nuevo este asiento. Despues de manifestar S.S. que estamos de acuerdo en que la causa específica del cólera ha de buscarse en las deyeccio- nes caracteristicas de esa enfermedad, y en que la naturaleza de esta causa es aún desconocida, expone «que en lo relativo al objeto esencial de su trabajo, —la trasmision del cólera durante las epidemias, —sin admitir sus razones confirmo su aserto al demostrar que los barrios atravesados por la Zanja ofrecieron una proporcion mayor con relación á sus habitantes, tanto bajo el aspecto de las Invasiones como de las defunciones; y despues de copiar la conclusion de esta parte de mi trabajo, que no es otra que la confirmacion de una verdad ya de antiguo con- quistada, a saber, —que las aguas cargadas de materias orgáni- cas, si bien no producen el cólera, preparau y determinan su desarrollo por las perturbaciones gastro-intestinales que con fre- cuencia originan, —continúa en estos términos: “Resulta, pues, que para S.S., durante las epidemias de cólera, los mismos efee- tos han de producirse con el uso de aguas cargadas de materias orgánicas ordinarias, como si estuvieran viciadas por las de- yecciones mismas de los cólericos, y viceversa: esta deduccion parece una contradiccion de la opinion de Lauder Lindsay . 813 aceptada por el Dr. Babé como bla biás aceptable PA cuantas hayan sido emitidas.” No comprendemos como el Dr. Finlay haya podido concluir de la influencia que atribuyo á las aguas cargadas de materias orgánicas, entre las que coloco las de la Zanja, como cáusa predisponente del cólera, que esta influencia confirma su aserto: la trasmision de esta enfermedad por medio de la Zanja; ni mu- echo ménos puedo concebir la contradiccion de que me acusa, porque admitiendo la opinion de Lauder Lindsay como la más aceptable, crea que los mismos resultados han de producirse con el uso de aguas. cargadas de materias orgánicas ordinarias, que con el de aguas viciadas por las deyecciones mismas de los coléricos. Comptenderiíamos esta contradiccion si la opinion de Lauder Lindsay fuera la que sostiene el Dr. Finlay; pero no es ésta la de ese autor ó, por lo ménos, no es la que hemos admi- tido como más aceptable. Prosigue S.S. manifestando que dudo de la eficacia de las aguas corrientes como agentes de trasmision del cólera: 12 porque no creo que en ellas pueda acumularse la sustancia es- pecífica en cantidad suficiente para ser tóxica, y 2. porque segun los experimentos de Thiersch se necesitan tres dias para que las deyecciones adquieran propiedades especificas. “Ya he demostrado en la última discusion, añade, que el Dr. Babé es- taba equivocado al decir que yo exigía cantidades grandes de devecciones virulentas introducidas en el estómago, para que se produjera el cólera. Jamas he pensado en semejante absurdo; pero si consta en el trabajo de S.S. que él es quien requiere cantidades algo crecidas, puesto que duda de la eficacia de las aguas corrientes, posi en ellas no puede acumularse la. sus- tancia especifica.” Antes de proseguir: permitame $. $. que: rec- tifique un grave error en que incurre: dudo de la eficacia de las aguas corrientes como agentes detrasmision del cólera, porque no está probado hasta hoy que la ingestion de las deyecciones espe- cificas en el estómago, sea causa bastante para determinarlo; y digo que esto no está probado, porque las experiencias de Le- gros, Goujon, Robin etc., han demostrado que sólo excepcio- 314 nialmente y en grandes cantidades esta ingestion ha sido 'segui- da en algunos animales de accidentes; porque estós mismos'ac- cidentes han sobrevenido cuando se ingerían materias diarrei- cas ordinarias coloreadas por la bilis; porque tanto en las ex- periencias de estos autores como en las de Thiersch y Burson Sanderson, en las que tanto hincapié hace $.5., no se ha: esta- blecido de una manera definitiva la verdadera naturaleza de la enfermedad, habiendo razones que inclinan el ánimo á acep- tar una infeccion pútrida más bien que una intoxicación co- lérica específica. Vese, pues, que si dudo de la eficacia de las aguas corrientes como agentes de trasmicion del cólera, noes porque crea que en ellas no puede acumularse la sustancia espe- cifica en cantidad suficiente para ser tóxica, ni tampoco porque con Thiersch opine que las deyecciones necesitan tres dias para adquirir sus propiedades especificas. Estas razones las expuse en mi anterior trabajo para no aceptar la trasmision del. cólera por las aguas corrientes, AUN ACEPTANDO las premisas que para lle- gar á esa consecuencia habia admitdo el Dr. Finlay. Y en efee- to; entónces creia que S.S. exigla como condicion para la tras- mision de la enfermedad por las aguas, estas dos circunstancias: cantidades algo crecidas de sustancia especifica; descomposi- cion previa de esta misma sustancia. Creia lo primero, porque asi lo enunciaba el título mismo de su trabajo, destinado 4. probar la trasmisión del cólera por medio de las aguas corrien- tes cargadas de principios específicos; lo creía porque así pare- ce desprenderse de las siguientes palabras de-S.S.: “Con res- pecto á la ingestion de deyecciones coléricas por experimenta- dores áun más temerarios, opino con Marchal (de Calvi) que se efectuarla en cantidades muy reducidas, por motivo de la repugnancia que tales experimentos inspiran;” y finalmente, creía que el Dr. Finlay exigía cantidades algo crecidas de mate- ria especifica, porque en la segunda de sus conclusiones decía “Que tambien es trasmisible (el cólera) cuando la «sustancia especifica se introduce en el estómago, con tal que, ya por ra: 20n de su cantidad, ya por deficiencia de las facultades secreto- rias de la viscera, el jugo gástrico no sea bastante para transfor: 315 mar la totalidad de materia virulenta ingerida. Pero en' su nuevo trabajo el Dr. Finlay califica de absurda esta exigencia y contraria enteramente 4 su modo de ver, no concibiendo que la presente yo, que abogo por la volatilidad de- la materia 11- fectante y su trasmisión por la atmósfera; y despues de un cál- culo en el que no queremos detenernos v del que deduce que un adulto emplearía ocho inspiraciones completas para aspi- rar-el vapor acuoso emanado de una sola gota de agua destila. da, concluye que al abogar por la eficacia de las emanaciones volátiles que se desprenden de las excreciones coléricas, impli- citamente admito la de cantidades pequeñas de la misma mate- ria infectante ántes de su volatilizacion, miéntras se halla con- densada bajo la forma líquida, y más aún si fuese sólida. Des- de luego protesto contra esa consecuencia, y para convencer al Dr. Finlay de la falta de relaciones entre ella y las premisas delas que quiere hacerla derivar. permitame una sola pregun- ta. De que el miasma palúdeo, agente productor de las fie- bres de ese nombre, se desprenda de los pantanos, ¿se deduce que la ingestion del agua de esos mismos pantanos origine dichas fiebres? | Continuando $.5S., al ocuparse del tiempo necesario para que las deyetciones adquieran propiedades deletéreas, manifiesta que los experimentos de Burson Sauderson demuestran que desde el primer: dia las tienen, aunque en menor grado que los si- guientes, recordándome que en un párrafo que cito de Grie- singer, este autor admite como posible que la transformacion de la materia infectante se efectúe dentro del intestino, y que las deyecciones ú objetos por ellas contaminados suelen con fre- cuencia no ser arrojados ó.caer en las aguas corrientes hasta des- pues de algunos dias. Como:se vé, el Dr. Finlay no se decide en este particular; pero si admite con Burson Sanderson que las deyecciones poseen sus propiedades especificas desde el pri- mer dia, las experiencias de este autor están en contradiccion- con las de Thiersch y Delbruck, sin que valga para cohonestar esta diferencia la explicacion que dice da Griesinger, pues es- te autor solo la da como una hipótesis emitida ya por Thiersch T, X,—41 316 y Delbruck y que sólo podría tener lugar excepcionalmente. Y si por el contrario cree con Delbruck y Thiersch que se necesi tan tres dias para que las evacuaciones adquieran sus propie= dades específicas, queda en pié mi objecion. Hasta aquí las concordancias que el Dr. Finlay cree hallar en- tre sus opiniones y las mias: veamos ahora las divergencias. Al estudiarlas comienza manifestando que los experimentos de Lauder Lindsay, Robin, Thiersch, Legros, Goujon, Guttman y Baginski y Burson Sanderson presentan analogía, considera— dos bajo el punto de vista de los resultados inmediatos, esto es, si lograron ó no producir fenómenos propios del cólera, que era lo único que requerían sus dos primeras conclusiones, y que las críticas de Griesinger, que cito, en ningun caso hacen ver que dejen de ser legítimas sus deducciones. Recapitulando lo que ya expuse en mi anterior trabajo, diré que Legros, Goujon, Robin, Lauder Lindsay, Foy, Janichen, Ripault etc., no han podido comprobar la trasmision del cóle- ra por la ingestion de deyecciones coléricas, y en los casos que estu trasmision ha tenido lugar han sido necesarias cantidades crecidas, resultado contrario al obtenido por Thiersch, Delbruck y Burson Sanderson, quienes siempre han trasmitido la enfer- medad con pequeñas cantidades de sustancia especifica; y áun entre estos últimos autores no existe el acuerdo, pues para Thiersch y Delbruck se necesitan tres dias para que las deyec- ciones adquieran las propiedades especificas, que para Bursom Sanderson poseen desde el primer dia. Ni estará de más aña— dir que Guttman y Baginski no han encontrado en la autopsia de los animales que perecieron en sus experiencias las lesiones anatómicas caracteristicas del cólera. Prosigue S.S. manifestando que hago caso omiso de los expe- rimentos más recientes de Burson Sanderson sin duda porque eran desconocidos de Griesinger, cuando escribió su tratado de las enfermedades infecciosas, lo que en términos más claros quiere decir que no conozco las obras de Burson Sanderson, ni tampoco las conocía Griesinger, único autor que he consulta- do. cuando escribió la suya. Concedo á S,S. toda la razon no , 317 sólo en cuanto á las obras de Burson Sanderson sino tambien á las de Burral, Snow y otras que cita, las cuales sólo conozco por lo que con relacion á ellas he visto consignado en otros autores; pero la falta de conocimiento de estas obras probará sl. se quiere mi ignorancia, mas nunca será una prueba de la razon que en el particular que se discute asiste á S.S. Pasa despues á ocuparse de la explicacion: dada por Robin, y de la cual.se hace solidario, —del por qué las ingestion de las _deyecciones coléricas en los animales, unas veces produce el cólera y otras no, —y despues de manifestar que no está demos- trado que los perros resientan la influencia epidémica cuando azota á los hombres, termina pidiendo le sea permitido conti— nuar su adhesión á la opinion de Robin; y dejando á S.S. en el pleno uso de su derecho. pidole á mi vez me deje hacer uso del mio, no aceptando dicha interpretacion hasta tanto que S.S. de- muestre por experimentos convenientes la bienhechora in— fluencia del jugo gástrico sobre la causa especifica del cólera y explique por qué feliz coincidencia en 30 de los 36 ratones que fueron para Thiersch objeto de sus experiencias, y en 53 de los 128 que lo fueron para Burson Sanderson, el jugo gástrico era insuficiente ó impropio para transformar la mínima cantidad de materia virulenta ingerida. | Para concluir -esta parte de su trabajo se expresa asi el Dr. Finlay:—-“La última divergencia entre el Dr. Babé y yo es la relativa á la volatilidad del principio especifico del cólera, fun- dándose únicamente en dos asertos tomados dle Desnos en el Diccionario de Jaccoud y otro del informe de Briquet.” Pero el Dr. Finlay olvida que tambien le hemos citado las opiniones de Legros y Groujon, quienes despues de practicar las experiencias de colerizacion que $S.S. nos ha aducido en su primer trabajo, parecen darles muy poca importancia cuando concluyen que la trasmision del azote (el cólera) es debida 4 la presencia en el aire de sustancias orgánicas de la naturaleza de la diastasa, y á su absorcion por las vias respiratorias, comprobando esta teo- ría porla trasmision de la enfermedad á los animales á bene- ficio de inyecciones en las venas ó la tráquea de un líquido re- 318 cogido por condensación en la atmósfera de una sala de colé- ricos. Tambien ha olvidado $S.S. que en mit anterior trabajo citaba las experiencias de Lauder Lindsay, quien desenvolvió sintomas muy análogos á. los del cólera, sometiendo perros á las emanaciones de las materias fecales, de la sangre de colé- ricos, Ó 4 las que procedían de pedazos de sus vestidos empa= pados en su sudor. Olvida asimismo las opiniones de Lorain “y Pellarin, limitándose 4 contestar esta parte de mi trabajo:con algunas citas de la obra de Briquet, relativas á la manera como se han conducido las primeras epidemias de cólera en algunos asilos, hospicios, casas de detención, conventos etc., citando por. último el caso del vapor Atlanta; razones todas que á mi sentir en nada atacan la teoría miasmática del cólera y de las que pu- diera echarse mano y sin grandes esfuerzos ponerlas en contra dela teoría del Dr. Finlay, para quien los ejemplos de «bu=- ques 1nfestados al acercarse (siempre á corta distancia) 4 otras naves ó á playas donde reinaba el cólera epidémico, podrían explicarse por el uso que se hace del agua del mar para el aseo de los buques, introduciendo asi la sustancias Infecciosas tral- das por el oleaje del mar. Termina S.S. su trabajo diciendo que creo haber demostra- do más eficazmente que é] la influencia nociva de las aguas de la Zanja durante las epidemias de cólera, pretension que jamas he abrigado; y que no he probado las malas condiciones de po- tabiiidad de las aguas de la Zanja. y los trastornos. que en su consecuencia determinan. Para: contestar este particular no haremos otra cosa que recordar al Dr. Finlay sus propias pa— labras: “quiéw dudará, nos dice en su primer trabajo, que el có- lera pueda ser propagado por las-aguas corrientes y que éstas deben ser su principal conducto, cuando, como. enel Cerro sucede, ellas se distribuyen por canales descubiertos conver tidos, como es notorio, eh receptáculo de basuras é inmundi- cias, comunicándose á veces con los sumideros y letrinas....?” Y algunas líneas despues: “Tuve ocasion de veren algunas delas calles poco frecuentadas, que en esas aguas suelen la- varse, —horresco referens, —vasijas de todas clases, ya perte- 319 nezcan al dormitorio, ya á la mesa de comer....”¿Necesitaró despues de estas citas probar al Dr. Finlay las malas condi- ciones de potabilidad de las aguas de la Zanja, Ó cree SS. que un agua en la que se vierte el contenido de letrinas y Sib, en la que se arrojan basuras é inmundicias, en la que se lavan vasijas de todas clases, ya pertenezcan al dormi- torio ó á la mesa de comer ete., se. hallasen las condiciones de una buena agua potable? Vea, pues, él Dr. Finlay las razones-que nos asisten pare no aceptar la enmienda que propone á la conclusion de mi trabajo, pues áun no ha llegado á convencerme de la influen— cla que ejercen las aguas corrientes conteniendo las deyeccio— nes características del cólera, como «agente de trasmision de esta enfermedad. —Densas nubes oscurecen el camino que ha de seguirse para Hegar á esta conclusion, y espero que nuevos hechos, experiencias más convincentes vengan á disiparlas, penetrado como estoy. de la verdad del aforismo de Gau- blue: Meltus estsistere gradu quam progredi per tenebras”. A reserva de contestar más detenidamente á las observacio- nes del Dr. Babé, el 5”. Pinlay se limita por ahora á sostener que el aforismo de Ganbins noes oportuno, toda vez que an- te la inarcha invasora del cólera no es posible detenerse, si- no apresurarse ú salir de las tinieblas; y á aducir un ejemplo de fiebres palúdeas provocadas por aguas de pantanos bras- portadas á alguna distancia de su orígen. Gon lo ed y brascurridas las horas de Reglamento, que- dó la Academia constituida en sesion de gobierno. MEMORIA SOBRE EL AGUA DESTILADA DE LAS HOJAS DEL (UA- JANI (Agua destillata foliorum. Pruni ixeadentisios Sw.); y sobre el AGUA DESTILADA DEL PRUTO DEL CUUAJANICILLO. (Aqua des- 320 tillata drupae Pruni sphaerocarpae Sw. y por el Dr. D. «Juan, Calixto Oxamendí. (SestoN DEL 14 DE SETIEMBRE DE1873.— de es t. X, 188.) Sr. Presidente.—Sres.—Cuando presenté á la Academia aquel ligero, trabajó sobre el agua destilada de la semilla del mamey colorado (Aqua destillata seminis Lucumae mam- mosae), que propuse como succedánea en esta Antilla á la de las almendras amargas y á la del laurel cerezo, y cuyas no- menclaturas farmacéuticas latinas omito en este momento por ser conocidas de casi todos los médicos y farmacéuticos de ámbos mundos, áun de más que mediana instruccion farma- cológica, no sucediendo así con la denominacion popular cu- bana que se da al árbol majestuoso que designan los botáni- cos con el nombre de Lucuma mammosa ó Lucuma Bonplan- día, con que es más comunmente conocido en su clasificacion botánica, —en la discusion que se entabló con motivo de mi memoria me llamó mucho la atencion, pues lo ignoraba, que hubiese en esta Isla dos especies del mismo género Pru- nus (Cerasus) á que pertenece el laurel cerezo, en las que se encontraba el ácido prúsico, (no es este el momento de discu- tir si existe ya formado del todo ó sise forma bajo ciertas condiciones), al que deben sus virtudes medicinales las aguas destiladas de almendras amargas y de laurel cerezo, en las cna- les casi exclusivamente se administra tanto en Europa como América aquel terrible ácido. El Sr. Sauvalle fué quien me comunicó la idea; y en la primera excursion que hice al campo busqué ansioso ea un bosque al cuajaní y al cua: janicillo como á dos objetos queridos que no ha mu- cho no me habian ocupado más que como madera de cons- truccion. Enefecto, pude cerciorarme sobre todo en el cuaja- ní, que es más abundante en nuestros bosques que el cuajani- cillo, de que todas sus partes estrujadas huelen, como dicen en el campo por comparacion, á semilla de mamey colorado.. Sos- pechada ya la presencia del cianógeno en este árbol, quise 321 ocuparme de una nueva preparacion farmacéutica, con la que iba á derribar al agua de la semilla del mamey colorado que estaba en camino de destronar á la de almendras amargas y : la de laurel cerezo, que son casi las únicas aguas cianogenadas que existen en nuestras boticas y que recetan los médicos. Luego diré por qué me voy á ocupar del cuajanicillo, - Pensé, pues, á imitacion de lo que se verifica con el laurel ce- rezo, hacer destilar las hojas del cuajaní; y como no sabía si ya esto se había hecho por algun farmacéutico de esta Antilla 6 de alguna otra de las que coustituyen este archipiélago, y más que eso, si se habia determinado la cantidad de ácido prúsico que contenían por ejemplo 100 6 1,000 gramos de esta agua destilada, y seguro de que en Europa no se había hecho tal cosa, porque las hojas no se prestan á esta clasa de investiga- ciones si se trasportan de aquí á allá, —poco esperaba encontrar del genio investigador de nuestros farmacéuticos que general- mente, digo generalmente y no todos, convierten la oficina far- * macéutica en el mostrador del mercader. Busqué en las obras que están á mi alcance, tanto de á fines del siglo pasado como en lo que va del presente, qué era lo que se había escrito sobre las virtudes del cuajaní. Procediendo por la lógica natural y no haciendo tabulam rasam como Aristóteles, ocupéme de la cuestion botánica. A primera vista leo Prunus occidentalis Sw. Esa Sw., abreviacion de Swartz (Ol.), botánico sueco de quien y del baron austriaco Jacquin dice A. H. R. Grisebach en la pág. VII del prólogo de su Flora of the british west indian Islands (Flora de las Antillas inglesas), London, 1864, “are the fundamental authors on the vegetable productions of “the British West Indies; both had the advantage, which I had “not, of collecting their specimens in the country, and many “of their descriptions rave been taken “from the living plants” (son los autores fundamentales de las producciones vegetales de las Antillas inglesas: ámbos tuvieron la venta: ja, que yo no he tenido, de colectar sus muestras en el país y muchas de sus descripciones han sido tomadas de plantas vi vas.) Como Swartz estuvo en Jamaica y eu Haiti así como 322 en algunas Antillas menores de 1784 á 1789 y publicó su Flora Indiae occidentalis de 1797 4 1806, ya se echa de ver que allá por el año de 1806 entraba el cuajaní conveniente- mente en el cuadro taxonómico que le correspondía en la fa milia delas Rosáceas. El Sr. Grisebach en su ya citada Flora y nuestro colega el Sr. Sauvalle en los comentarios que acaba de hacér de las plantas de esta Isla, revisando el catá- logo del profesor aleman de Gotinga, mejorándolo en algunos puntos y enriqueciéndolo con un catálogo de nombres vulga- res el más completo que existe hasta el día sobre las plantas de esta Isla, ámbos nos han señalado la sinonimia que la planta que nos ocupa ha sufrido, hasta que llegue el dia en que cese la anarquía botánica, esa manía de los géneros que ha hecho ya indispensable que se escriban obras especiales sobre la sinonimia de ellos. El género Prunus en Grisebach abraza tres especies: 1. P. occidentalis Sw.—Cerasus Lois. (Cuajaní). 2. P. pleuradenia Gr.—Cerasus spiriero arpa Hook, (no de Lois). 3. P. sphaerocarpa Sw.—Cerasus Lois.—Celastrus myr- tifolius jamaicencis L. (Cuajanicillo.) | Enterado ya de la clasificacion botánica del cuajaní, como más bien trato de una cuestion farmacológica que farmacog- nóstica no me detendré en dar todos los caracteres botánicos de esta rosácea, que por sa nombre vulgar de cuajaní es bien conocida de nuestros campecinos: as Busqué entónces en los autores que se han ocupado de: las plantas medicinales de las Antillas, acerca de las virtudes médicas del cuajaní y nada encontré en Descourtiltz en su muy conocida Flora. El mismo Grisebach, aunqueen su ya citada obra no seocupa de botánica aplicada, dice sin embargo es tas palabras en lacónico estilo inglés: “L'runus occidentalis is an excellent timber—tree.” El Prunus occidentalis es un ex- celente árbol para tablas. El Dr. D. Renato de Grosourdy- en su Médico botánico eriollo, tomo 1. (HI de la obra), artículo Medicamentos tem- 323 perantes ó refrescantes en el núm. 612 de la pág. 379, he aquí todo lo que dice tocante á las RO pEnAdó terapéuticas del cuajaní y que o al pié de | la letra 4 causa de su brevedad: “Cuajani, Cba.; Almendron Preo.—Prunus occidentalis Sw. Cerasus Aca Lois. - (dice occidentales, pero debe ser un error de imprenta que no veo ¡nisago en la fé de erra= tas) —Cerisier des Antilles, noyau.” “Los frutos pequeños de ese árbol y de las 2 otras espe— cies del mismo género quese hallan con bastante frecuencia en los montes de las Antillas, se parecen á las guindas pequeñas y agrias de Europa, cerezas de Mahoma ó del monte, de cuyas propiedades participan. Aunque poco ricos en carnes, po- drían servir para preparar bebidas muy refrescantes y bastan- te agradables. El hueso contiene una semilla Ó6 almendra blanca cuyo sabor es amargo y prúsico bien pronunciado, con la cual se prepara una horchata ó emulsion refrescante y seda: tiva á la par, que se utiliza con mucha ventaja en las enferme- dades del pecho y de los órganos digestivos. Las flores y hojas pueden, bajo igual concepto, entrar en la preparacion de las tisanas pectorales. En Martinica esos huesos entran en la fabricacion de los licores.” Creo que ha procedido el Sr. Grosourdy con ¡un poco de li— gereza en calificar, segun seecha de ver, como si fuera un me- -dicamento inocente el cuajaní que contiene en el agua desti- lada de sus hojas tanto ácido prúsico como la del laurel ce- rezo, por la lectura que acabamos de hacer de sus virtudes fichó! No encontrando más sobre este medicamento, aunque hace más de un año que uso el agua destilada de sus hojas, no quise presentar esta memoria á la Academia hasta que no lle- gase á mis manos una obra que estaba por concluirse y que, en efecto, se concluyó en su cuarta entrega en 1871 en Ber- lin con el título que traducido al castellano dice así: “Las sus- tancias vegetales consideradas química, fisiológica, farmacoló- gica y toxicológicamente para médicos, farmacéuticos, quími: T. X,—42 324 cos y farmacólogos, por los Drs. Aug. Husemann y Theod. Husemann.” En esta obra tan importante y que quizas sea hasta hoy dia el trabajo más completo que exista sobre esta materia bajo muchos conceptos, al hacer la enumeracion de las plantas que contienen ácido prúsico, se pasa por alto al cua- janí y al cuajanicillo. Que del cuajaní así suceda nada tiene de particular, pues, que yo sepa, hasta ahora sólo Grosourdy ha indicado de un modo tan vago aquello de lo prúsico dela semilla del cuajaní, y ademas aunque más hubiera dicho, siendo francés, escribió en nuestra hermosa lengua que des- graciadamente no es consultada, sin justicia, por los sabios de la Europa anglo-sajona. Extraño sí me es, que el cuajanicillo no figure en la lista de los medicamentos que tienen amigda- lina, como lo ha demostrado ó mejor dicho indicado el Dr. Teodoro Peckolt, farmacéutico de la córte imperial del Bra- sil, en un opúsculo de 76 págs. que tuvo á bien hacer im- primir en Viena en 1868 en lengua alemana (que es la lengua en la que los Sres. Husemann han escrito su obra) la Asocia- cion general de farmacéuticos austriacos, con el título de Catálogo de la coleccion farmacognóstica, farmacéutica y quí- mica de la Flora brasileña en la Exposicion nacional de Rio Janeiro de 1866. Segun los Sres. Husemann: “La amigdalina pura cristali- zada, ademas de hallarse hasta ahora en las almendras amar- gas, tambien se obtiene de los cuescos del melocoton, -Amyg- dalus persica L. (Geiseler, Repert. Pharm. LXIX.), en los del laurel cerezo, Prunus Lauro-cerasus L. ( Winckler), en la ci: ruela, Prunus domestica L. (Winckler), en el cerezo de Ra: cimo (Falso cerezo de Santa Lucía, Cirer bert en catalan) Prunus Padus L. (Heumann Repert. Pharm. L. XXIX 82 y L. XXXI 241), en el último tambien en la corteza, en las ho- jas y en las flores (£e1gel, Jahrb. Pharm. IV. 342). Ademas se segrega de otras partes de estas plantas conocidas, así como de otras que pertenecen 4 las familias de las Amigdaláceas, una sustancia resinosa amarillo-oscura, trasparente, la llamada amigdalina amorfa, que puesta en contacto con leche de al- 325 mendra suministra los mismos productos que la amigdalina eristalizada, segun Winkler de las hojas del Amygdalus persi— ca, segun Widimann Winekler, Liebig y Wóhler y otros de las - hojas del Prunus Lauro-cerasus L., segun (Teiseler y Win- ckler de los cuescos de las cerezas, Prunus avium L., segun Riegel, Winckler y otros de diversas partes del Prunus Padus L. Finalmente suministran tambien otras numerosas plantas de la familia de las amigdaláceas, de las pomáceas y de las espiz+ ráceas un destilado que contiene ácido prúsico, y por consi- guiente contienen tambien probablemente amigdalina: así las hojas del Prunus capricida Wall., la corteza del Pr. virginia na L., las flores y cuescos del Prunus spinosa L., los brotes jóvenes del Pr. domestica L., las flores del Cerasus acidus (Rochleder), la corteza, los brotes jóvenes y las hojas tambien, en parte las flores, pero particularmente las yemas del Sorbus acuparia L., S. hybrida L., y S. torminalis L., del Amelan— chier vulgaris Mnch. Cotoneaster vulgaris Lindl, los jóvenes bro- tes del .Crataegus orycantha L., las hojas y tambien en parte las flores. de las espiráceas, arbustos, Spiraea AruncusL., $, sor- bifolia L. y S. japonica L., al contrario las espiráceas her- báceas, como tampoco la corteza y la parte verde del Pru- nus avium L. y Prunus Mahaleb L. (Melke). Wicke infiere de sus experimentos que la amigdalina, análoga al almidon en oto- ño,se deposita en las yemas y en la corteza en gran cantidad y disminuye paulatinamente durante el periodo del creci- miento.” én | Las almendras amargas contienen amigdalina segun Wh6ó- ler y Liebig de 13--2p.3 , segun Bette 22 p.S (en las pequeñas) hasta 3.3 (en las grandes). 3p.S le dieron á GFeiseler los hue- sos de melocoton. De los núcleos del Prunus Padus pudo ob- tener Heumann 13p.S , de las flores, hojas y cáscaras Litegel 341p.S3 de amigdalina cristalizada, junto á la que tambien se encuentra la amorfa en esta planta. Creo que ha llegado el momento oportuno de dar el análisis «del fruto del Cerasus brasiliensis Cham. et Schlecht, Amygda- leae. (Fructos de gingeira:ou Crejeira do mato ou Guaresminha 326 (en portugues). Aunque Grisebach no trae en el Prunus (Ce- rasus) sphaerococa (cuajanicillo) como sinónimo al Cerasus bra: suliensis, háceme disipado esta duda de que es lo mismo uno que otro, pues el Dr. Teodoro I. H. Langgaard, médico danes establecido en el Brasil, autor del Novo Formulario Medico é Pharmaceutico publicado en Rio de Janeiro en 1868, del que poseo un ejemplar que perteneció al naturalista Martius, pues en la cara interna de la primera hoja de la pasta del libro hay un letrero en latin que dice asi: E biblotheca C. F. Ph. Martii; en cuya obra leemos (vista la semejanza que hay entre las lenguas portuguesa y española, no creo que para ser enten- dido tenga que expresarme por la traduccion): Jr á cerezo (do Brasil), Cerejerra, Eingeira brava (Bras. yA Juá-ucú Juá-uva (Tupiuico). Prunus Sphaerocarpa Sw., Cerasus Sphaerocarpa Loisel). Icosandria Monogynia L. Rosaceae J. Arbusto do Brasil, habitante das provincias de S. Paulo, Minas e Matto-Grosso, de folhas alternas e inteirissimas, pecioladas, agudas na parte inferior, un poco acuminadas na superior, oblongas ou oblongo-obovaes, coriaceas, face superior lusidia, inferior desmalada e opaca, nervo mediano canaliculado na fa- ce superior e resaltado na inferior, tecido venoso estriado, n” uma e outra face: flores brancas de cinco petalas, dispostas em pequenos racimos laxos sistuados nas axillas das folhas e mais curtas que estas; fructo, pequena drupa quasl espherica, de pericarpo tenue, e nuculo quasi espherico. As folhas e fruc- tos friccionados exhalaó um cheiro muy semelhante ao das amendoas amargas. Parte us. As folhas e fructos recentes. Prep. officin. A aqua destilata—das folhas e fructos, prepa— rada pela mesma maneira e nas mesmas proporcóes que se pre— para a do louro— cérejo,da Asia Menor; contem os mesmios prin- cipios activos, goza as mesmas propriedades médicinaes, admi— nistra-se na mesma dose, e substitue perfeitamente aquella. El Dr. Peckolt publicó en la Gaceta médica de Rio de Ja- nelro de 1864, pág. 85, el resultado del análisis del fruto. del Cerasus brasiliensis. Estos frutos dan amigdalina cristaliza— 397 blé, son á propósito para preparar el agua del laurel credo y cree el autor que se debe recomiéndar su cultivó. La éor= teza de'éste 4rbol, con tal que sea reciente, da un aceite idénticó al aceite-etéreo de almendras amargas (Oleo d' amendoas ámar- gas do Brasil), cuyo peso especifico 44-13? C=1,046. 10 kilog. de la corteza reciente dan por la destilación al fuego libre 4,600 grín. de aceite etéreo, el cual no se distingue del aceite etéreo de almendrás amargas. La onza vale 5$ (reis). La amigda- lina que se obtiene de la corteza no la púdo obtener el aitor ¿ristalizada. | El agua destilada cb obtuvo de esta lgcalina y 4 la que denomina Agua de louro cerejó national $ Agua de casco de gingeira; contiene en 100 grm. 0,020 de ácido prúsico anhidro y puede reemplazar ee inpTEtA MRS al agua de laurel cérezo que traen de Europa. La libra vale 600. reis. 100 grm. de fruto: reciente descascarado contiene: pad ¿slsina AT RR - 3,050 Almidon. . paladio 36,640 Principio extráctivo, , dextrina 86, 4,390 Glieosp.QlESBO, £QURIA, 22. 6,070 Aceite graso........ 2.0 24190 06,080 Amigdalina ... dare: - ¿ HURTO :1250,90 Celulosa. ....... BR, 1.Bpdl 5, 019732 ACA VIA 034,550 1000 grm. de cáscara reciente suministran 0,560 grim., de aceite etéreo; 2, 150'grm. de amigdalina amorfa. Antes que llegasen '4 mis manos estos preciosos datos que acabo de enumerar y que nos ha ci dei el entendido far- macéutico de la córté brasileña; ó brasilera cómo dicen en la América Meridional, ya empleaba yo el agua destilada de las hojas del cuajani, que hice preparar y. dosificar tocante á la can- tidad de ácido prúsico por “aquel mismo farmacéutico, hoy Ldo. D: Francisco Antonio Figueroa, quién en una nota que me ha remitido dice así, dándome cuenta del tercer ensayo r 328 que ha hecho del agua destilada que obtuvo de la última re- mesa que le hice de dos arrobas de hojas de cuajani del cuar- ton de Bermejales, Jurisdiccion de San Cristóbal, que me remi- tió un cliente: “Sr. Dr. D. Juan Calixto Oxamendi. Mi muy- distinguido amigo: ya he destilado la mitad de la primer porcion del cuajani que V. me envió, obteniendo de él igual cantidad de agua al de hojas empleadas. Me ha dado 50 miligramos de ácido cianhídrico por onza de agua destilada, igual á la que exige el Codex tenga de ácido la del laurel cerezo, pero que por cierto no es así la que corre en la. Haba- na. las primeras porciones destiladas empiezan con 70 milí- gramos, luego rebajan hasta que por totalidad queda á 50 como debe de ser. De esencia no pude separar nada más que pequeñas gotas que fué imposible separar y que quedargn en el filtro por el cual pasó el agua.” He creido tanto más necesario consignar en este mal elabo- rado trabajo el del Sr. Figueroa, cuanto que su determinacion del ácido prúsico había de ser la brújula que nos había de guiar sin tropiezos á puerto seguro. Como he dicho ántes y lo vuelvo á repetir, creo que este apreciable farmacéutico es el primero que ha dosificado la canti- dad de ácido cianhidrico que contenían las hojas del vegetal que cautiva hoy nuestra atencion. He preferido que fuesen las hojas que se destilasen y no el fruto, porque aquellas son más abun- dantes que éstos, y ademas se encuentran en toda época del año, lo: cual no sucede así con las del laurel cerezo, que hay que re- cogerlas en determinadas épocas del año para despues poderlas destilar. Si bien es cierto que es defecto comun, tanto 4 las ho- jas de laurel cerezo, como á las del cuajani, el perder por la de- secacion sus cualidades cianogenadas, este defecto es mayor en aquel que en éste, por la muy sencilla razon de que no siempre se presenta la ocasion de poder destilarlo inmediatamente. 329 Yo creo que para los, farmacéuticos que viven en el cam- po y muy cerca de los bosques, convendría que ellos mis- mos preparasen su agua de cuajani, que les vendría á salir por casi nada, miéntras que para los de la ciudad convendría que hubiese alguna fábrica ó droguería, que bien relacionada con los del campo, vista la facilidad de nuestras vías férreas, se en- cargue de preparar concienzudamente esta agua para que sur- tiera á las demas .boticas. En la actualidad algunas fábricas acreditadas de Francia son las que proveen á las droguerías de este producto que con la mayor buena fé, por el tiempo que media desde su primitiva preparacion hasta su expendio, no tiene de agua cilanogenada más que el nombre.—El tiempo lle— gará en que ésto asi sea; y si mis ojos llegaran á verlo, aunque fuese nada más que con este sólo producto. de la industria, que- darían satisfechos mis deseos. El Sr. Figueroa me ha asegurado verbalmente que el agua de la semilla del mamey colorado se desvirtúa al cabo de cierto tiempo, lo mismo que la del laurel cerezo; pero que la de las hojas del cuajaní es más estable, como ha podido convencerse con una que preparó habrá cosa de seis meses, que al cabo de este tiempo tenía la misma cantidad de ácido prúsico. En los comentarios que los célebres farmacéuticos Hager por un lado y Mohr por otro hacen de la Pharmacopaea Germa- nise, 2* edicion, que acaba de salir á luz en el año próximo pa- sado, presentan cada uno por su lado consideraciones sumamente importantes sobre estas aguas cianogenadas, que muy bien pue- den aplicarse á las dos que nos ocupan. Concluyo mi trabajo diciendo que el agua destilada de las hojas del cuajaní, así como las del cuajanicillo y la de sus frutos, deben reemplazar con gran ventaja á la de las almen- dras amargas y á la del laurel cerezo. Presento á la Academia en este pomo 60 gramos del agua de las hojas del cuajaní, ó Almendro de Puerto Rico, preservada de la accion deseqmponedora de la luz. Bueno sería que nuestro colega el Dr. D. Manuel de Vi áxgas Machuca hiciese uso de sus profundos conocimientos de química 880 orgánica, no impunemente adquiridos en nueve años consecuti- vos de un buen laboratorio, y que hiciera con el cuajaní lo que el Dr. Peckolt ha hecho con el cuajanicillo. Discusion ACERCA DE LA PUNCION DE LA VEJIGA; por el Ldo. D. Jus- tino Valdés Castro. oi (Continúa.— Véase Anales, T. X, pág, 264.) Por tanto, es preciso armarse de un catéter de mediano calibre: colocar el tronco del individuo en posicion perfectamente hori- zontal, el sacro sobre un plano tal que la region ano-perineal esté libremente accesible á la mano del operador, v practicar de este modo segun las reglas conocidas el cateterismo lento, pertia— nente y progresivo indicado por mí, dice el Dr. Thirry. Raros serán los casos donde no se conseguirá por esta maniobra yen= cer la estrechez al cabo de una, dos, ó tres horas, y más si el ca- so lo exige. En la inteligencia que para hacer esta operacion, como para toda las otras en general, es necesario conocer la anatomía de la region sobre la cual se opera, darse cuenta de las alteraciones que se tienen que combatir, su naturaleza, su extension etc. y saber hacer con seguridad el cateterismo' nor= mal; en una palabra, es preciso ser anatómico, anatomo-pato- logista y operador; poseyéndose estos conocimientos, los resul— tados serán favorables. Hé aquí un hecho que corrobora lo que viene sostenién- dose. | j M.5.... de 62 años de edad, negociante, de una obesidad exagerada, de un temperamento linfático, de buena constitu: cion, tiene una estrechez fibrosa dura que mide cerca de 6 centímetros. En dicha época, 4 consecuencia una hemorragia que le fué muy dolorosa durante la operacion, se negó á dejarse sondar más, haciendo por tanto progreso la estrechez. Hay dos años que M. $. . fué apremiado por la necesidad de orinar, nece- 331 sidad que no pudo satisfacer. Llamado para socorrerle, dice el Dr. Tirifahay, procedi al cateterismo sin poder penetraren la vejiga; sin embargo, mis instrumentos se introducian en la estrechez á una profandidad que hoy no me es posible precisar, y queno obstante fué suficiente para hacerle imposible la emision de la orina, sin duda porque el obstáculo 4 esta funcion se encontraba ' en la parte anterior de la alteracion patológica. Desde luego hice preserite al enfermo la posibilidad de la curacion radi- cal, y la necesidad de someterse á la curacion definitiva. En su consecuencia, le sondo de vez en cuando, y consigo fran- quear con facilidad cerca de dos” centimetros de la estrechez con una sonda de 0,” 005. El 2 de Marzo, con motivo de ha- ber bebido algunos vasos de cerveza, tuvo una retencion de orina. En este estado fui solicitado; y creo había llegado el momento de tentar en una sesion la cura radical que meditaba hacía tiempo. Hice aplicar ocho sanguijuelas, cuyas picadu- ras aconsejé sangrasen algunas horas. Administré un purgan— te de citrato de magnesia, prescribí un baño general prolon- gado, y pedí asociarme con el Dr. Thirry. La sonda 0,” 005, que uso generalmente, la puse en manos de dicho Sr., que con una paciencia y destreza que celebro, hizo durante 45 minutos el cateterismo lento, permanente y progresivo, franqueando durante este tiempo cerca de tres centímetros de la estrechez. Cansado de la maniobra, me suplicó que continuara. En 15 minu- - tos-atravesé el resto de la estrechez, llegando á la parte posterior é inferior media de la próstata, - considerablemente hipertrofiada, lugar donde se ofrecieron nuevas dificultades. Estas dependían de tres circunstancias diversas: 15 de la hipertrofia de la porcion póstero-inferior media de la próstata, hipertrofia que, como se comprende, disminuye la abertura de la region prostática del canal de la uretra y rechaza adelante y arriba, hácia la:ca- ra posterior del púbis, esta parte del canal: 20 del estado de ple- nitud extrema de la vejiga, que en lugar de encontrarse en la pequeña pélvis, ha subido á la region media de la gran pélvis, y no podía haber ascendido sin ser modificada la direccion del cuello de la vejiga y de la porcion cercana del canal uretral: ; T. x.—43 332 3% de la curvadura de la sonda, cuyo ángulo era muy grande, y el pico chocaba hácia atras contra la próstata. El Dr. Thir- ry comprende inmediatamente esta triple dificultad. No nece- sitó más que un momento para vencerla, haciendo bascular la sonda sobre la cara palmar de su indicador izquierdo introdu- cido en el recto; é instantáneamente el paciente empezó á ori- nar. “Hé aquí, pues, una estrechez fibrosa extremadamente du- ra, larga, de cerca de seis centímetros, al traves de la cual no he podido nunca hacer pasar una sonda número 1, ya de plata ó de goma, que no permite arrojar la orina sino gota 4 gota, ven- cida por el cateterismo lento, permanente y progresivo, en el espacio de una hora.” ASPECTO MEDICO SANITARIO DEL SEGUNDO SEMESTRE DEL AÑO DE 1873; por el Dr. D. Ambrosio Gonzalez del Valle. (SESION DEL 25 DE ENERO DE 1874). La fiebre amarilla y las palúdeas, que se hacían graves y mortales al finalizar la primavera, siguieron dando cifras fúnebres bajo la ac- cion calurosa del verano, que entre nosotros se siente más cuando no reinan constantes las brisas y no se mitiga con las lluvias torren- ciales: éstas escasearon en Julio y Agosto; así el aire caliente y seco determinó tambien el desarrollo de muchas bronquitis, reumatismos y afecciones neurálgicas y nerviosas.—En tal estado de la atmosfera vinieron Setiembre y Octubre con copiosas lluvias y detonaciones y desprendimientos eléctricos, aterradores por «cierto el dia 14 de Se- tiembre, en el cual contamos de 25 á 30 descargas eléctricas. de cuatro y media á cinco de la tarde, coincidiendo en seguida con una baja no- table en las invasiones y mortalidad de la fiebre amarilla, pues de 416 defunciones ocurridas en Julio. ya se registraban en Setiembre 35, siguiendo en rápido y favorable descenso. E : El otoño, que ha-sido benigno con pocos vientos de Norte frio, au- mentó algo la cifra del tétano; y aunque al final de esta estacion se recogieron datos de más defunciones de diarreas y de disentería, ellas han provenido,—nó de la época,—sino de una importacion de asiáti- cos ya enfermos desde abordo con esas enfermedades; cuya raza ha. perdido, segun el adjunto cuadro, 600 indiyiduos este año, ó sean 245 más que el año anterior. Y para formar concepto del estado sanitario, acompañamos la Esta. distica médica mortuoria del año próximo pasado de 1873. 383: Estadística médica mortuoria de la poblacion de la Habana en 1873. (1) Suma | Suma | Total | Julio, | Agosto, | Setbre. | Octbre | Novbre. | Dicbre. |. este | el1,* | ge CAUSAS DE DEFUNCIÓN, / semtre, | semtre. | neral, Cólera esporádico.... 3 SA rd e a 11 43 | 54 Id.infantil...... Fade E 11 8 4 ate 8 11 48 30 78 Diarrea de p. cálidos. 8 12 9 8 5 16 58 | 126 184 Dia sica 30 PS O 1 3 7 16 23 Disentería. - 7.20% 10 9 12 8 8 25 72 62 134 Eclampsia. ....... 10 2 ] 4 3 7. |: -27 32 59 Fiebre amarilla ...... 416 127 35 28 3 9| 620 | 624 | 1244 Idem biliosa........ 0. 1 5 2 5 3 20 14 34 Idem palúdea....... 39 30 22 22 14 20 | 147 | 148 295 Idem tifoidea........ 16 21 11 12 11 9 80 | 79 159 Idem puerperal...... 2 ] ds 2 2 8 4 12 Meningitis ......... 29 27 15 16 20 23 | 130.| 142 272 - Muerte repentina... 5 4 5 1 3 05 23 18 41 Nelmonia eches. 21 15 19 15 14 19 | 103 | 132 235 Part0dimmnatia -... 2 2 ll 1 4 3 10 6 16 Tétano infantil...... 20 33 29 32 42 23 1" 179|' 189 368 Idem en adultos..... 5 5 1 6 1 4 25 17 42 o A e 92 124716 | 102 | - 109 /* 101 114 | 634 | 705 | 1339 Viruela.- O ocn 6 3 2 5 3 1 20 27 47 De longevidad .... 2 e INEA 1 EN q 7 6 13 Deotrasenfermedades| .... | .. EE PS da a A, E, e comunes y Crónicas.! 297 | 237 | 224 |. 224 | 304 | 358 | 1644 | 1462 | 3106 | 7755 COMPARACION ANUAL POR ESTACIONES 1001 664 | 498 | 501 | 554 | 655 | 3873 | 3882 Invierno de Prisa de Verano de Otoño de 1848..... 1763 MER 1667 187225 1783 1872.... . 1818 Id. de 1873... 1705 | Id. de 1873... 2177 | Idem de 1873 2163 Id. de 1873 1710 Dieron eE 758 | 510 380 108 Aumento en 1873, 724;—poblacion, 202,488; —proporcion de mortalidad, 3'82 p.S Distribuidas las defunciónes del año por razas, corresponden á la raza blanca 5141; á la asiática, 600, y ála africana 2014; siendo de éstos 1646 libres y 263 esclayos, emancipados 18, y. de condicion 1g- 4 norada 87. DisTrIBUCION:—Por edades. Adultos blandos. :. ayas aboralouies 4,605 Párvulos idem.......... a A 1,136 Adultos de color....... 5 ARE A 1,364 Parral o A a 650—7,755 0) Véase T. X, pág. 76. 334 Por sexos. , Varones blanco atada II ia 4,425 Hembras. DISDCaS-.. ooo oca ene 1,316 Varones de color........... A 982 Piembras de idem ni e ros 1,032—7,755 PROCEDENCIA MORTUORIA. Hospital civil de hombres........... 1,011 Hlem de HIUJereB.... <->... seems >= y lA A A A 823. Casas de Salud........ a 778 Hospital de Lazarin0s.............. 12 Maternidad y Beneficencia......... 72 A OL E RAS " 4,822—7,755 COMPARACION ANUAL POR RAZAS. 1872, 1873, Diferencias. Blanca :....... or a59É mareo O Asiática... . 355 600 - 245 AMTICAMA ada -2,145 2,014 — 131 PoR SEXOS. Varones blancos.... 3,682 4425 - + 743 Hembras id..... ..« 1,204 1,316 - 112 Varones de color ... 1,046 982 — 64 Hembras de id...... 1,099 1,032 — 67 Relacion de fetos nacidos y extraidos muertos en diferentes períodos de su desarrollo, en 1873. (1) VILO As o O A 21 BLanNcos.. < Hembras ..... .... .... NTE 21 Sin determinacion de Sex0.... ..... - 42— 84 Vatones: NRO Ra FT 9 Paros... Hembra A A do 10 Sin determinacion de seXx0.......... 12— 31 Varones 2017 121 YE 17 MORENOS ... Hembras...,.. A A AS 11 Sin determinacion de sex0.......... 22—- 50 SUM 165 [1] En las papeletas de remision para sepultarlos no se determina, sino en muy escaso número, el tiempo ó edad intra-uterina del feto. 336 TAS pr La 267 EG 192 PE 8e'2er a 9d €v Lv"L 0'€l 2 UE | 6 be y II "3 UONOSO FZ 89 LI 6%. 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DE LA HABANA. A Á ÁA ———————— REVISTA CIENTIFICA. MARZO DE 1874. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA. (SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 11 pe ENERO DE 1874). SEÑORES ACADEMICOS CONCURRENTES.—D)7. Gutierrez, Presiden- te; Sauvalle, Miranda, 2. Cowley, Escarrá, García, Babé, Echeverría, Rodriguez, Finlay, Hernandez, Machado, Govan— tes, Aguilera (hijo), Rocamora, Benasach, Reynés, Cerero, Castellanos; Mestre, Secretario. Lectura y aprobacion del acta de la sesion anterior. El Sr. Presidente pone en conocimiento de la Corporacion que se hallan entre los concurrentes los Dres. Hernandez, so- cio de mérito, y Gonzalez Echeverría socio corresponsal. CorREsPONDENCIA.—Leyéronse en seguida: 1% una comuni: cacion del Excmo. Sr. Intendente de Hacienda, transcrl- biendo otra del Excmo. Sr. Ministro de Ultramar que mantie- ne en toda su fuerza y vigor la disposicion que asigna á la j OS ; T, X.—44 340 Acádemia la cantidad de mil pesos anuales, reducida á la mi- tad sin la sancion del Supremo Gobierno;—2£ un oficio del Excmo. Sr. Vice Presidente de la Junta de la deuda, parti- cipando el desembargo de los bienes de D. Antonio Bachi- ller y Morales, á fin deque se haga al apoderado de éste la entrega de los libros depositados en la Academia;—3% una comunicacion del Dr. García, Secretario de la Sub-comision de Vacuna, noticiando que durante el semestre vencido del año próximo pasado se han vacunado 124 personas, que unl- das á las 156 del primer semestre, dan un total de 280; y se han recogido 84 tubos de linfa, de los cuales se han entregado 76 álos que los han solicitado; —4% un oficio del Sr. Aranta- ve, acompañando su discurso inaugural, relativo 4 la Elec tricidad y la Telegrafía, su más brillante aplicacion; fué de— signado por el Sr. Presidente para contestarle el Sr. de Al bear y Lara;—5% una comunicacion del Sr. Goyri y Adot, re- mitiendo la suma de mil pesos, que había ofrecido, para fun— dar cuatro premios anuales; acordando la Academia darle las gracias más atentas por este rasgo de generosidad y publi- carlo en el Programa general de los premios; —y 6% una co— municacion del Excmo. é Illmo. Sr. Presidente del Ayunta- miento de la Habana con el expediente promovido para va- riar el caldo animal que se suministra á los enfermos del hos- pital de S. Felipe y Santiago, el cual ha sido remitido á la Co- mision de Higiene pública para el informe respectivo. Presentó despues el Secretario algunos ejemplares de la “Crónica de la Villa” de Guanabacoa; el núm. 4 de la “Aca- demia;” el núm. 8 de la “Crónica oftalmológica” de Cádiz; la entrega 564 de la “Revista minera” de Madrid; las 1040 y 1041 del “Siglo médico” de 1d.; el núm. 6 de la “Fé científica;” el 11 del “Genio científico;” los 21 y 22 del “Anfiteatro ana- tómico español,” .de Madrid; y un volúmen que, por condue- to del Dr. R. Cowley, regala su autor el Sr. C. B. Heller, in- titulado “Viaje á Méjico, 1845—48” y escrito en aleman; acordáudose las gracias, Tambien quedó enterada la Corporacion de que el Dr, 341 Aguilera (hijo) regalaba una mazorca de maiz con curiosas particularidades en su desarrollo; —y de que el Dr. G. del Valle (D. Ambrosio) habia remitido una nota acerca del mo- vimiento médico necrológico de los hospitales civiles en 1873, con la proporcion de la mortandad y la clasificacion de las en- fermedades cimóticas, que se publicaría en los, Anales; y habia ademas donado para la Biblioteca un ejemplar de las Tablas obituarias de 1873 y quince volúmenes correspondientes á di- versas Obras particularmente de Medicina,—mereciendo las gracias que se le acordaron. (Véase pág. 302). - Hombres PeLuDOSs.—El Dr. Cutierrez (Presidente) presen— ta dos fotografías del hombre peludo y su hijo que llaman actualmente la atencion en la capital de Francia, manifestan- do que no se trata de hombres de bosques teniendo algo de comun con los monos antropormofos, y mucho ménos con una especie cualquiera de perros como se lo ha figurado el vulgo de Paris. Son simples individuos de la raza humana que pre— sentan en la cara un desarrollo considerable de pelos, y que por esto y por el modo que cow intencion se les peina éstos y los de la cabeza, simulan mejor la fisonomía de esa clase de perros que aquí conocemos con el nombre de “ratoneros.” En el caso de que se trata hay de interesante que en ambos suje— tos existe un número muy limitado de dientes, —lo que invita al estudio de las relaciones entre los diversos sistemas orgáni— cos, —y que tambien se refiere al problema de la herencia no sólo en el hombre sino en las plantas, ofreciéndonos numero— sos ejemplos, ya en los períodos de la evolucion de los órga— nos ó de los aparatos, ya en el estado adulto, ora presentán- dose en el órden teratológico, donde las anomalías de ciertos aparatos acarrean la produccion de trastornos correlativos en un aparatos conexo con el primero.—Esas relaciones se han observado desde muy atras por Meckel, Goethe, Is. Geoff. St. Hilaire, y últimamente por Darwin bajo el nombre de “le yes de variabilidad correlativa.” Los pelos, así como los dien- tes, las uñas, los cuernos, los cascos en los solípedos, los epi- telios, etc., constituyen, segun sesabe, una clase de tejidos que 342 están bajo la dependencia del sistema tegumentario y qne se relacionan no sólo por sus caractéres fisiológicos, sino por notables analogías anatómicas y por su modo de evolucion; pero donde más marcados están dichos fenómenos es entre el sistema piloso y el dentario: existe, conforme asevera el Dr. Magitot, una suerte de equilibrio armónico, y en ciertas es- pecies animales una verdadera sustitucion 6 mezcla. En los perros sin lana (perros chinos) se han apuntado perturbacio- nes en el sistema dentario consignadas en los autores. Las AGUAS CORRIENTES Y EL CÓLERA.—En eluso de la pala- brael Dr. Pinlay, para contestar al último discurso del Dr. Babé, con nuevas pruebas en apoyo de la trasmision del cóle- ra por aguas contaminadas por las deyecciones ar lo hizo en los términos siguientes: “He dicho que la estadística presentada por el Dr. Babé con- firma mi aserto, porque de ella resulta que el uso del agua de la Zanja durante las epidemias de cólera ha acrecentado el número delos casos; la divergencia entre su Señoría y yose limita á la interpretacion delos hechos observados: el Dr. Ba- bé opina que esas aguas obraron como causa predisponente alterando las funciones digestivas, miéntras que, admitida su contaminacion por las deyecciones coléricas, yo considero que su Influencia fué más directa, sirviendo de vehículo al princi plo tóxico cuya existencia creo" haberse ya demostrado en las evacuaciones del cólera. La contradiccion que encuentro en— tre la admision de ese principio tóxico y la repugnancia de SS. á aceptar que una agua mezclada con deyecciones coléricas. pueda trasmitir el cólera, es demasiado evidente para que me detenga en explicarla. De ella hubo de tener conciencia el mismo Dr, Babé al exponer, en su primeraimpugnacion, “la razones que le asisten para no aceptar la trasmision del cólera por las aguas corrientes”—( Anales, tomo X pág. 255) —sin mencionar entón- ces otra razon que la misma que he criticado en mi anterior comunicacion: que la sustancia especifica, segun S. $,, podría acumularse en las aguas corrientes en cantidad suficien- te para producir los efectos que yo les atribuyo, áun admitien- 343 do mis premisas; mas ahora nos dice que no es éste el motivo por quese niega á aceptar dicho modo de trasmision, pero que “duda de la eficacia de las aguas corrientes como agentes de trasmision del cólera, porque no está probado hasta hoy que la ingestion de las deyecciones específicas en el estómago sea cau- sa bastante para determinarlo.” Veo con gusto que el Dr. Ba- bé haya deslindado tan terminantemente el punto en litigio, pues afortunadamente he obtenido en estos últimos dias la prue- ba que él solicita; y no dudo que reunida 4 los argumentos án- tes presentados, logre con ellos llevar el convencimiento al áni- mo de todo el que, como $. $., tiene por principal objeto en la discusion hacer que resplandezca la verdad. Para mí no eran necesarias más pruebas que los experimentos ya citados, pues considero como confirmacion lo que para $. $. es una ob- jecion, á saber: que no todos los animales que ingieren las de— yecciones especificas, en periodo de actividad, experimentan accidentes coléricos; y que entre los casos que se presentan al- go.refractarios á este modo de trasmision, se obtienen sin em- bargo los mismos resultados cuando la cantidad ingerida: es crecida. Pues ¿no sucede lo mismo con la trasmision del có- lera entre los hombres? ¿No es un hecho que entre un -núme- ro de personas que se exponen una sola vez á las mismas cau- sas de contagio sólo una proporcion relativamente pequeña es la que contrae la enfermedad? En el caso tan evidente del Dr. Macnamara, que más adelante citaré, queda muy claramente demostrada esta proposicion: de 19 individuos, que todos be- bieron agua mezclada con deyecciones coléricas, sólo cinco centrajeron la enfermedad. Esa circunstancia está perfec- tamente acorde con la teoría de Robin respecto á la influen- cia de la digestion estomacal, sentando que cuando ésta llega á transformar la materia especifica ingerida, la deja sin accion virulenta. La misma diversidad se observa en la digestion de cualquiera sustancia difícil de digerir: entre un número de in— dividuos que comieran de ella en condiciones, al parecer, igua- les, sólo alguno que otro experimentará los fenómenos de una indigestion, porque las fuerzas digestivas de los jugos gástricos 344 varian notablemente de un individuo á otro y tambien en el mismo individuo por multitud de circunstancias, muchas de ellas difíciles de apreciar; ¿con cuánto más motivo no deberán pues variar entre animales distintos, omnivoros, carnívoros y her- bivoros? En todos los casos es evidente que con la cantidad de materia indigesta aumentan las probabilidades de que no sea di- gerida, pero de ninguna manera será indispensable esa canti- dad considerable en el caso de la materia especifica del cólera, como tampoco lo es con otras sustancias difíciles de digerir, cuando las fuerzas digestivas se hallan ya debilitadas ó embar- gadas por cualquiera cireunstancia permanente Ú$ momentá- nea. Mas aquí encuentro un aserto del Dr. Babé que no he vis- to confirmado en ninguno de los autores que he podido con— sultar, y es que “los mismos accidentes (producidos por la . ingestion de las deyecciones especificas) ,han 'sobrevenido “cuando se ingerian materias diarreicas ordinarias coloreadas por la bilis.” Es de sentirse que su Sría no haya expuesto las razones en que se funda para contradecir la autoridad de Robin y otros, quienes declaran terminantemente que en los casos observados por ellos los síntomas fueron característicos. Tambien debió su Sría. ser más explícito al hablar de las razo- nes que inclinan su ánimo “4 aceptar una infeccion pútrida más bien que una intoxicacion colérica especifica” en los re sultados de los experimentos de Thiersch y de Burson Sander son; pues considero á ambos experimentadores demasiado competentes en la materia para que sea permitido echar á un lado sus observaciones sin haber ántes demostrado que ellos hicieron un diagnóstico erróneo. Por único argumento se apo- ya el Dr. Babé en “las investigaciones bien conocidas de Stich,” que por mi parte ignoro, pero que siendo tan conocidas hubo de tener muy presentes el Dr. Burson Sanderson al re— petir los experimentos de Thiersch. Entre los motivos que menciona el Dr. Babé y que lo indu- jeron á creer que yo exigía la ingestion de cantidades crecidas de sustancia específica para producir el cólera, cita el título 845 de mi primer trabajo, en que empleo la frase “cargadas de principios especificos.” Ienoro aún que esta expresion signifi- que: precisamente que la cantidad de principios especificos en el agua haya de ser crecida; pero si tal es su significacion cas— tiza, creo que el texto explica ne el sentido en que la he usado. Respecto á la volatilidad del principio tóxico, al argumento que yo le pongo sólo contesta su Sría."con esta pregunta: “¿De que el miasma palúdeo, agente productor de las fiebres de ese nombre, se desprende de los pantanos, se deduce que la inges- tion del agua de esos mismos pantanos origine dichas fiebres?” Ya en la última sesion he contestado, recordando de memoria que en un buque llegado 4 Marsella y que traía para el consu- mo aguas recogidas en lugares pantanosos, los pasajeros que hicieron uso de ellas experimentaron fiebres palúdeas, librán- dose los que no las bebieron; mas no encuentro de momento los detalles del caso: citaré, pues, para satisfaccion de su Sría. las palabras de una autoridad que no puede tacharse de incompe- tente: Michel Levy, en su Higiene (5% edicion, tomo 1? pág. 820), dice al hablar de los pantanos: “El uso interno de esas aguas produce los mismos efectos de intoxicacion, rápida ó lenta, que la absorcion de sus miasmas por las superficies pulmonar y cutánea: esto ya lo habia observado Hipócrates.” Continuando su impugnacion el Dr. Babé no se ha hecho cargo de mis explicaciones anteriores, pues persiste en llamar contradictorios los resultados de Legros, Goujon y Robin com— parados con los de Thiersch y Burson Sinderson, porque unos operan con cantidades crecidas y los otros con pequeñas, y tambien los experimentos de los dos últimos comparados entre si, porque Thiersch observó sus resultados con deyecciones que tenían de 24 9 dias de fecha, miéntras que Burdon Sander son los obtuvo desde el primer dia hasta el quinto; siendo así que todos estos experimentos confirman mi aserto de que la ingestion de la materia especifica, en su periodo activo, produ- ce el cólera siempre que exista la predisposicion necesaria. Respecto ¿ este punto, noto en la primera comunicacion de su 346 + Sría. una apreciacion, que considero errónea, de las materias eñi- pleadas por Thiersch y por Legros y Goujon. Los resultados obte- nidos por el primero no fueron efecto de deyecciones “viejas de muchos dias” pues solo contaban de dos á nueve dias, miéntras que Legros y Goujon, en sus experimentos Comparativos, sí em- plearon deyecciones viejas y descompuestas (de uno á dos me- ses de fecha), confirmando la observacion de Thiersch en cuan—. to demuestran que al cabo de algun tiempo la materia especí- fica queda destruida y sin accion virulenta. Debo aqui rectificar el sentido en que su Sría. ha tomado algunas de mis palabras. Al decir que el Dr. Babé hacía caso omiso de los experimentos de Burson Sanderson quizás por- que Griesinger no los conocía etc., quise aludir á las exigen- cias de S. S. en materia de experimentos, pues al parecer no había considerado dignos de su atencion los del experimenta- dor inglés, ni autoridad suficiente el párrafo del Lancet de Lon- dres que me sirvió para darlos á conocer. No puede atribuirse á mis palabras ninguna acusacion de ignorancia, pues el sabio más erudito no puede observar todo lo que sobre una cuestion dada se haya dicho ó escrito. Mal pudiera yo acusarle cuan- do hoy mismo me veo en el caso de declarar que por primera vez en un artículo de la Revue Scientifique he venido á cono- cer las observaciones de los Dres. Macnamara, Cutcliffe, Murray y Macpherson en la India, que tanta luz vierten sobre la pre- sente discusion. Me recuerda 5, $. que he olvidado las experiencias de Lau- der Lindsay citadas en su primer trabajo, en que desenvolvió síntomas “muy análogos” á los del cólera “sometiendo perros á las emanaciones de las materias fecales, de la sangre de coléri- cos, 6 4 las que procedían de pedazos de sus vestidos empapa- dos en su sudor.” Haré observar al Dr. Babé que en estos ex- perimentos se contenta con la declaracion de síntomas análo- gos á los del cólera, despues de haberse negado á aceptar co- mo concluyentes los fenómenos característicos del cólera obser- dos por Robin, Thiersch y Burson Sanderson; mas admitiendo como exacta e observacion de Lauder Lindsay no encuentro pu 347 : en ella otra cosa que la confirmacion de uno de los medios de propagacion mencionados en mi primer trabajo(Anales, tomo X pág. 165), tomándolo de Snow: “19 Las excreciones húmedas en la ropa ó en las cubiertas de cama de los coléricos pueden ser arrastradas por el vapor de agua hasta penetrar en las narices ó la boca y de allí llegan á los órganos digestivos.” Ese arrastre de partículas sólidas ó líquidas por el vapor acuoso no puede efectuarse sino 4 distancias muy limitadas y difiere por tanto de los miasmas conocidos, cuya esfera de ac- cion está calculada en unos 300 metros de radio horizontal cuando el aire está encalmado y hasta 1500 cuando los favo- rece el viento. (Michel Levy, loc. cit. tomo 1? págs. 418 y 420.) El fenómeno á que atribuyo ese modo de trasmision se funda en el hecho de que la evaporacion del agua puede arrastrar par- tículas de materia orgánica fija, pues así lo ha comprobado la observacion (Véase Lefort, Chimie hydrologique, pág. 69;) pe- ro la eficacia de este modo de trasmision deberá siempre ser considerada incomparablemente inferior á la de la ingestion directa en el estómago de la misma sustancia infectante mez- clada con otro liquidos ó sólidos. Al hacer observar al Dr. Babé que él no habia demostrado esa accion tan nociva del agua de la Zanja, en que se funda para atribuirle una influencia predisponente que explica, en su concepto, los resultados de su estadística y de la mía, no he pretendido que esas aguas fueran buenas, pero sí que ,ocu- pándose en este momento una comision de la Academia en averiguar las condiciones de potabilidad de las mismas, él no debió prejuzgar la cuestion sin traer pruebas directas que co- honestaran su aserto; como tambien, para darle algun valor co- mo argumento, debió demostrar que su influencia fué superior á la de las malas condiciones en que se encontraron, por ejem- plo, los moradores de las casas de detencion citadas en mi úl- timo trabajo, pues éstas fueron ineficaces para determinar el cólera en los detenidos privados de comunicacion directa con el exterior, | T, x.—40 ada 7 O Termina el trabajo de $. S. negándose á admitir mi enmienda porque no he llegado 4 convencerle “de la influencia que ejer- cen las aguas corrientes conteniendo las deyecciones caracte- rísticas del cólera como agente de trasmision de esta enferme- dad” y espera “que nuevos hechos y experiencias más convin- centes vengan á disipar las nubes que oscurecen el camino que se ha de seguir.” Cuando los casos citados por el Sr. Sau- valle en la Revista que dió márgen á la presente discusion, y otros que he dejado de mencionar, porque supongo que $. 5. tiene ya noticia de ellos, no lo han convencido, se comprende que la repugnancia que experimenta proviene toda de la ra- zon que anteriormente expuso, á saber: “que duda de la efica- cia de las aguas corientes como agentes de trasmision del cóle- ra, porque no está probado hasta hoy que la ingestion de las de- yecciones especificas en el estómago sea causa bastante para determinarlo.” A este punto se halla pues reducida toda la discusion. Afortunadamente uno de los númieros de la Revue des Cours scientifiques (el del 30 de Agosto,) que los demas su- critores habrán como yo recibido en éstos últimos dias, trae precisamente los “nuevos hechos y experiencias más convin- centes” que S. $, solicita. Enun trabajo muy” interesante leido en el Congreso de Lyon por el Dr. H. Blanc, cirujano ma- yor del ejército británico en la India, sobre “Los medios de preservarse del cólera: estudio fundado en el conocimiento de sus causas y modos de propagacion,” el autor, quese ha en- contrado en circunstancias tan favorables para observar la en- fermedad con detencion, cita tambien los trabajos de sus co- legas los Dres. Macnamara, Murray, Macpherson y Cutcliffe, quienes han estudiado minuciosamente el desarrollo de las epidemias en la India y particularmente la de 1867, cuyo ort- gen presenció alguno de ellos en el campamento de Hurdwar, al Gispersarse los tres millones de peregrinos allí reunidos para la ceremonia religiosa de bañarse en el Ganges. Las deducio- nes del Dr. Blanc están todas acordes con las que yo en mi . primer trabajo presenté. Para demostrar queel cólera es trasmisible por medio del agua 349 con la cual han sido mezcladas evacuaciones coléricas, cita Mr. Blanc la siguiente observacion del Dr. Macnamara (pág. 199): “Voy á mencionar un hecho en que sabemos bajo el testi- monio más positivo y más evidente que unas evacuaciones co- léricas se hallaron mezcladas en una vasija que contenía agua para beber, quedando todo expuesto á los rayos del sol dm- rante un dia entero. Temprano, el dia siguiente, una pequeña parte de esa agua fue bebida por 19 personas (al tiempo de beberse nada anormal presentaba el agua en su olor, sabor ni color); todos los que la bebieron siguieron gozando de buena salud el resto del dia; comieron, bebieron y durmieron como de costumbre; la mañana siguiente uno de ellos al despertar fué atacado del cólera, los demas pasaron el dia sin novedad; pe- ro al siguiente dos más fueron invadidos, continuando los otros | en buena salud hasta la mañana del cuarto día, en que ocur- rieron dos nuevos casos. Despues no hubo ningun otro, que- dando los 14 individuos restantes completamente librados sin haber experimentado diarreas ni siquiera malestar.” El ejemplo que acabamos de referir, sigue diciendo el autor; “se reduce á demostrar: que entre unos hombres que beben una sola vez agua que contiene evacuaciones coléricas, cinco son atacados del cólera en el término de setenta y dos horas, sin que los catorce restantes sean afectados en manera alguna por el principio tóxico. Estos detalles no permiten dudar que el agua contaminada por evacuaciones recientes de un enfermo ata- cado del cólera, ha provocado la enfermedad en cinco de los diez y nueve individuos que la bebieron; y esto ocurrió in- dependiente de la estacion, de la naturáleza del terreno, y de cualquiera otra circunstancia, que todas eran favorables. No existía el cólera en la localidad, ni se había declarado ningun caso desde varios años, y segun mis indagaciones, el cólera no ha vuelto 4 presentarse despues.” Cita luego el informe oficial del Dr. Murray presentado en Junio de 1869, que es un resúmen de informaciones obtenidas por los diferentes gobiernos de la India de los médicos emplea- 4 dos por el Gobierno inglés. : 350 El informe citado contiene en forma concisa la contestacion de los quinientos cinco médicos que correspondieron al: llama- miento y sus respuestas á las preguntas del Gobierno. Respecto 2 la propagacion del cólera por medio del agua usada para be- ber, el inforine se expresa en estos términos: ' “El cuerpo humano parece ser el nredio principal de repro- duccion y diseminacion del principio tóxico. Esto ha sido ple- namente comprobado por la historia de las epidemias que han reinado en las Indias, en Europa y en América. La historia de la epidemia de Hurdwar en 1867 demuestra que la enferme— dad se irradia desde un solo punto en muchas direcciones que varían en una extension desde 300 hasta 700 millas, avan- zando en estricta conformidad con la marcha de los viajeros y aceleradas por la línea de ferro-carril que conduce á Mooltan. Hay hechos muy numerosos y perfectamente comprobados que demuestran que el principio tóxico habia sido mezclado con el agua de ciertos pozos ó estanques, y que los que bebieron de esa agua contrajeron el cólera.” “La epidemia que principió en Hurdwar ofrece ejemplos notables de aldeanos que fueron atacados del cólera al se- gundo dia de haberse mezclado el principio tóxico con el agua de los tanques en sus aldeas. En un caso fué un pere- grino, quien atacado del cólera se bañó en el tanque pasan- do el dia en las orillas: en el segundo caso, se lavó en el tan- que la ropa de un hombre que había fallecido del cólera.” Estos ejemplos demostrarán al Dr. Babé que no es tan inve- rosímil como él supone el orígen que yo he atribuido á la ex- tension del cólera por el barrio del Cerro en Noviembre de 1867. Más adelante dice Mr. Blanc: “Creo útil mencionar que las evacuaciones coléricas que hacen tóxica el agua, y que de cualquier modo que se introduzcan en la economía siempre son el principio contagioso del cólera, nada contienen de es— pecial. Dos médicos del ejército de las Indias, los Dres. Lewis y Cunnighan, desde algunos años ya, han sido encarga- dos por el Gobierno deestudiar á fondo esta cuestion. Re- 351 sulta de una manera evidente de sus numerosos experimen- tos é investigaciones que las evacuaciones coléricas nada con- tienen que el microscopio óla química pueda revelar como indicio de cualidades especiales en el principio tóxico del có lera.—Nada de anormal se encuentra en la sangre de los co- léricos; las evacuaciones contienen sobre todo múcus y ma- sas de células epiteliales. ¿De qué manera obran estas ma— terias orgánicas? No lo sabemos: ellas comunican el cólera; y, lo que es no poca fortuna, es fácil impedir el desarrollo de esa materia y destruir su principio deletéreo.” Las transformaciones experimentadas por la materia orgá— nica de las evacuaciones coléricas han sido estudiadas por el Dr. Macnamar, aquien ha hecho muchos experimentos sobre este particular. : “Supongamos, dice, que en un galon de agua se mezcle canti- dad suficiente de evacuaciones coléricas para dar al líquido un tinte ligeramente opalino, que se coloque en tubos largos de vidrio y se ponga al sol. Siel experimento se hace bajo la influencia del sol delas Indias, encontraremos al examinar el agua al cabo de 24 horas—principalmente por la mañana temprano—que el período vibrionario de la descomposicion, ó de transformacion de la materia orgánica, se halla en plena ac- tividad—la superficie del líquido se encuentra cubierta de grandes vibriones. El dia siguiente por la mañana, podía observarse de nuevo el mismo fenómeno, pero al tercer dia empiezan á notarse infusorios ciliados en el líquido, y hácia el octavo, á veces ántes, se ven burbujas de aire que ascienden á la superficie del líquido, y las paredes de la vasija se ha- llan cubiertas de confervóides.” Agrega el Dr. Macnamara: “Puedo atestiguar que el agua, que es tóxica durante el pe- * ríodo vibrionario de la descomposicion, puede beberse con im- punidad absoluta cuando las burbujas de aire empiezan á formarse y las vegetaciones confervoides han reemplazado la mayor parte de los infusorios ciliados.” Más adelante encontramos en el artículo de Mr. Blanc la siguiente asercion: “Todos los otros modos de trasmision soy 352 raros comparados con el que se efectúa por medio del agua usada para beber. Aquí tambien las evacuaciones son el vehículo del contagio. Los quinientos médicos, cuyas respues- tas se hallan consignadas en el informe del Dr. Murray, es- tan todos acordes en un punto importante: que el cólera no ha sido jamas trasmitido por el aliento ni por el contacto de los coléricos; pero si el cuarto que ocupan es pequeño, con ventilacion insuficiente, Óó cuando muchos enfermos se hallan reunidos, el aire contendrá cierta cantidad de partículas ó emanaciones coléricas que, llegando á ponerse en contacto con las mucosas, se introducirán en la economía.” Aquí se vé que el autor va más allá de mis deducciones: para él, en casi todos los casos, es el agua: el principal medio de trasmision, miéntras que yo opino que si bien sucederá así en circunstancias como las que he señalado en el barrio del Cerro, en otros casos se efectúa por el contacto de las manos, | cuando despues de haber sido contaminadas por las evacua: ciones coléricas, no se ha cuidado de lavarlas ántes de llevar á la boca ciertos alimentos como el pan, las frutas etc., que se introducen directamente de los dedos ála boca, ó al prepa- rar cigarros para llevarlos á los labios, y en otras circunstan- cias análogas. En estos casos es evidente que las partículas tóxicas llegarán al -estómago lo mismo que si hubiesen sido ingeridas con el agua potable. - is: Paso muchas otras observaciones importantes, cuya medi- tacion recomiendo á los que se interesan en esta discusion, para citar lo que segun Mr. Blanc constituye los principios fundamentales de la profiláxis del cólera; estos son: 1? Destruir por medio-de agentes químicos ú otros el principio tóxico que reside en las evacuaciones coléricas,—Es- to es dele mayor importancia. 22 Evitar el hacinamiento de enfermos del cólera. 32 Cuidar que el agua potable no se impregne de mate- terlas coléricas, 42 Establecer una buena ventilacion donde quigra que se encuentren enfermos del cólera, y hacer que prevalezcan 353 | | . enla comunidad, como tambien en los individuos, los precep- tos de una buena higiene. Y agrega el autor: “con toda la confianza que da.la experiencia, personal, puedo decir que oponiendo al cólera medidas sanitarias serias, serán recom- pensados nuestros esfuerzos y veremos que pocas epidemias pueden evitarse tan fácilmente como las del cólera, si quere: mos tomarnos el trabajo de hacerlo.” Al leer esas declaraciones tan terminantes, hechas por tan competente autoridad, no puedo ménos de congratular á nues: tro digno Vice-Presideute por haber llamado de nuevo la atencion de la Academia hacia esta cuestion en su Revista del mes de Setiembre. Vuelvo pues á insistir en la realidad del peligro que he- señalado en la Zanja y sus ramales, tales como hoy pasan descubiertos por el barrio del Cerro, reci- biendo en su curso cuantos objetos contaminados é inmun- dicias los vecinos quieren arrojar en sus aguas, sin que la policía pueda.impedirlo, aunque lo intentase secundada con las mejores intenciones. En vista de los medios de comuni- cacion que en la actualidad existen entre la isla de Guba y los demas paises de América, Europa y Asia, no es de esperar- se que el cólera epidémico deje de reproducirse algun dia en- tre nosotros, por cuanto debemos considerar como uno de los requisitos de nuestra Higiene pública no dejar abierta esa brecha que tanto ha facilitado en las epidemias pasadas su rápida propagacion de un extremo á otro de la jurisdiccion Si dejáramos de insistir, al punto en que han llegado las en- señanzas de la experiencia, enla primera epidemia de cólera que nos invadiese veríamos justamente reprobada nuestra inaccion, pues grande sería nuestra responsabilidad no bha- biendo puesto en conocimiento dela "Autoridad competente un peligro que fácilmente puede remediarse en tiempos nor— males, pero que en vano se trataría de apartar una vez declara— da la epidemia.” -Discusion.—Terminado el discurso del Sr. Finlay, dijo el Dr. Babé que no: veía en él sino una nueva edicion de sus anteriores opiniones y una apreciacion diferente de la que 354 éste último daba de los hechos. La teoría que aquel sostiene ho la considera como inverosímil, sino coro poco importante: son los primeros cimientos de un edificio que comienza á levan- tarse, pero que áun no está levantado, y no deben darse por ciertas, cosas que sólo pueden estimarse como probables. En cuanto á la cita de Griesinger, es tomada de Mayer y á ella únicamente se ha referido el Sr. Babé. El Dr. Finlay contesta que no ha puesto en duda dicha cita, sino que no encontraba comprobado en los autores el sentido en que la ofrece su contradictor. En los experimentos de Robin y Goujon se ve que terminantemente se habla de los sínto mas del cólera provocados en las circunstancias anteriormente expresadas; no- sucede así tratándose de la ingestion de ma- terias coloreadas por la bilis. El Dr. Babé lee en los Anales dicha cita, y cómo las mate— rias feculentas en circunstancias dadas son capaces de origi- nar accidentes coleriformes; agregando que ya se han dado á conocer suficientemente ámbos pareceres, y sería inútil pro- longar más la discusion. El D». Finlay replica que, en efecto, son accidentes cole— riformes, pero nó los síntomas característicos del cólera, lo que constltuye nna gran diferencia; y está de acuerdo con el Sr. Babé en que de una y otra parte se han suministrado los datos para que pueda formarse unaopinion en el asunto. ACCION DE LOS PRODUCTOS CIANOGENADOS.—Despues de la anterior “discusion, y en el uso de la palabra el Dr. Cowley (D. Rafael), expuso lo que sigue: “Cuando defendió el Sr. Rey- nés el trabajo del Sr. Oxamendi, juzgado por mí de poco im- portante y, más que todo, censurado por la tenacidad del au- tor en mostrarnos productos ciánicos, como si la importancia de ellos fuese tanta qne mereciera tal tenacidad, he dijo el expresado académico, “que tenía contraido un grave compro- miso con la Academia y que me hallaba en el deber de pro- barlo.” Sin que crea que las opiniones de un Académico lo obliguen á tener que sostenerlas, mucho más cuando no se las ataca, yo lo acepté y voy á ocupar un momento vuestra -355 benévola atencion, advirtiendo que siempre quisiera que mis compromisos académicos tuviesen' la gravedad del presente, porque al expresar lo que manifesté en la sesion á que nos re- ferimos, sólo me hice eco de la opinion de autorizados prácti— cos, tornándose pues en ligera y muy ligera la tarea que, por complacencia al Dr. Reynés, tomo á mi cargo.—En el estado actual de la Ciencia, pocos, muy pocos, son los medicamentos completamente estudiados; pero ¿esta oscuridad transitoria nos dará derecho, de una manera absoluta, para relegar al ol- vido cuanto sabíamos sobre su accion terapéutica y quedar— nos silenciosos ó mudos hasta que la Fisiología experimen— . tal nos la interprete? Creo que no: así, alejemos de la dis— cusion el dunno se conoce bien, porque si nose conoce, mal podemos discutir, en razon de que mo cabe discusion ni jui— cio sobre lo quese ignora. Los que, como yo, crean que bas— ta para dilucidar lo que ventilamos lo que hasta ahora sabe- mos, bien pueden darnos sus razones, que si mañana se les descubre una propiedad y una actividad terapéutica, que hoy se ignora, yo seré el primero en dejarme arrastrar tras: las legítimas conquistas. Hecha esta aclaracion, hasta cierto punto innecesaria, porque los preparados ciánicos han sido suficientemente estudiados por Mr. Rabuteau y por Mr. Mas- sul, y teniendo en cuenta lo que prácticos como Bouillaud, Valleix, Lorain, Niemeyer, Graves, Grisolle y otros nos han dicho, no temo asegurar, asociándome unicamente á ellos co— mo eco, que la dudosa é incierta accion medicamentosa de los cianogenados es tal, que bien pudieran borrarse del catálogo farmacológico sin que se resienta la Terapéutica, Como la cuestion ha de resolverse por resultados prácti— cós y experimentales, he acudido á las obras clásicas de Clínica y á los datos de la Fisiología, viendo en el desden de los más y en las razones de la segunda el por qué de su abandono. El peligro que ofrecen algunos preparados cianogenados es para casi todos los prácticos un motivo de desuso, pero yo creo que no es el peligro lo que nos pueda hacer abandonar una sus- tancia de enérgicos y reconocidos efectos; y si nó ¿por qué no T, x,—46 356 se han desterrado la estricnina, el bicloruro de mercurio de.62? Un algo más habrá, y en los resultados clínicos y en el modo de actuar de algunos de ellos veo el por qué justificado de su abolicion. Poco, muy poco me voy á a para combatir la preten- dida accion de las aguas ciánicas, porque el mismo autor de los trabajos sobre la Yuca agria, el mamey colorado, el cua- Janí y el cuajanicillo no le reconoce tanta importancia; y así me expreso, porque en las memorias sobre esos hidrolados, niuna sola palabra se dice sobre indicaciones, Yo he leido con interés el último trabajo del Sr. Oxamendi, y en resúmen sólo veo que él cree poder destronarcon el agua de Cuaja- ní á la de Laurel cerezo, lucha que no podrá aceptar el Pru— nus, por no haber ocupado nunca el trono y por lo tanto no tener cetro que abdicar.—Pero supongamos por un momen- to que se estableciese la lucha; sólo quedaría derribada para el Sr. Oxamendi, pues ode él para obtener una agua clánica de Chas (como prescribe el Códex) que su prepa=. rador destile partes iguales de hojas y agua, de la de Laurel cerezo basta una parte de hojas para cuatro de agua, lo que por sí solo publica su mayor riqueza. Cuando se prepara el agua destilada de laurel cerezo con igual cantidad de hojas y agua, da una agua clánica que, segun el análisis de Geiger, contiene 30 centígramos de acido cianhídrico por 30 gramos de agua, Respecto á la mayor estabilidad del agua destilada de Cua- janí, nos sorprende que lo diga el Sr. Figueroa y que el Sr. - Oxamendi lo haya aceptado, porque no tiene razon científica que lo garantice. Toda agua que contenga ácido cianhídrico lo pierde, porque éste es un principio volátil. Si lanzamos una mirada histórica sobre las aguas ciánicas Ó sustancias que lo contienen, veremos cómo el tiempo juz- gándolas, las ha desterrado, explicándonos de este modo el cambio de domicilio qne la fortuna ó su importancia les ha obligado á efectuar; y s) ayer vivieron en las farmacias, hoy se han avecindado en las confiterías 6 tiendas de alambique 357 " para aromatizar y prestar su especial sabor á los confites, pas- teles, horchatas y ciertos helados, Ó bien para otorgárselo asímismo al marrasquino de Zara, etc. | Pero ¿á qué otro fin pudieran llegar si el que va á conocer su accion, se encuentra con las frases de Cazenave, Trousseau, _Rabuteau y de Bouchardat, etc., que son las siguientes? Merat y Delens.—T. 22, pág. 549.—De lo que precede y de los numerosos hechos. recogidos en la Clínica de Mr. Bally por el Dr. Sandras, hechos cuyo resúmen presenté no ha mu- cho á la Sociedad de Medicina, nos creemos autorizados á concluir, que las pruebas clínicas sobre las cuales reposan las . propiedades medicinales que se atribuyen al ácido cianhídri- co, estan muy distantes de ser convincentes. ó Cazenuve.—Dict. en 30 vol.—A pesar de la enérgica accion de este agente, Ó tal vez á causa de ella, se han determinado por todos lados á administrarlo en una multitud de enferme- dades. Las afecciones más graves, las que estaban reputadas como incurables, no.debían resistir á este medio. Con todo, hoy dia el uso de este medicamento es muy restringido en Medicina, y los prácticos parecen haber sido conducidos á este resultado, de una parte por el poco éxito bien demostrado que se ha obtenido, y por otra, por sus numerosos inconvenientes. Pareciéndole poco cuanto hemos dicho, en el párrafo final del estudio terapéutico, pág. 519, se lee lo siguiente: “Cuan- do se estudian con cuidado los hechos numerosos que han ser- vido á este resúmen clínico, se ve uno conducido á concluir que los elogios dados al ácido cianbídrico han sido exagera- dos; que las ventajas que en ciertos casos han parecido seguir á su aplicacion terapéutica, admitiendo que fuesen mucho más positivas y no hubiesen podido ser obtenidas tan bien ó me- jor acaso por otros agentes. más conocidos y fáciles de mane- nejar, son muy poco importantes para balancear los numero- sos y graves inconvenientes de su empleo; por lo que creemos que las propiedades terapéuticas atribuidas á este ácido es- tan muy léjos de ser demostradas.” Trousseau,—A pesar de los inmensos peligros unidos á la 358 administracion de este medicamento, muchos prácticos han buscado en este medio una vía de curacion para la mayor pat- te de las afecciones rebeldes y contra las cuales el 4rte ha si- do hasta aquí impotente; estas tentativas no tienen nada que no sea loable y legítimo; pero no podemos igualmente apro- bar los ensayos que han sido hechos para sustituir el ácido prúsico á otras sustancias, cuya eficacia en ciertas enfermeda- des no ha sido negada por nadie.... Si nos referimos al tra— bajo de Mr, Becquerel, de que ya hemos hablado y que es el resultado de las numerosas experiencias de Mr. Andral en el Hospital de la Caridad, llegamos á esta conclusion: á menudo peligroso, casi siempre inútil y muy rara vez curativo. Bouchardat.—Despues de referir los elogios que para algu- nos merece, dice: “Debo agregar.ántes de terminar esta lar- ga enumeracion, que el ácido cianhídrico es un medicamento poco fiel, y no produce siempre el alivio que se esperaba. El hecho es cierto: el ácido cianhídrico no ha realizado las espe- ranzas que su introduccion en la terapéutica hizo nacer.” Andral nos dice: —“Los efectos fisiológicos no dan ninguna indicación que pueda conducirnos á emplear este medicamen- to contra tal ó cual síntoma, ó contra tal ó cual enfermedad: el ácido cianhídrico no tiene ninguna influencia contra la ma- yor parte de los síntomas de las enfermedades en los cuales se ha empleado, y puede ser considerado como perjudicial más bien que útil. Estas frases creo que le bastan al que sólo pretende ser eco, para negar la importancia de los preparados ciánicos.” Discusion.—El Dr. Reynés se congratula de haber sido oca- sion para la nota del Sr. Cowley, aunque al emitir un deseo no creía haber hecho nacer para éste un compromiso: pero es- peraba algo más que la indicacion de autores contrarios al uso de los cianogenados, una noticia de su enérgica accion fisioló— gica, para deducir de ella su importancia terapéutica en cier— tos casos: él podría citar otras autoridades que los recomien= dan, y entre ellas al Dr. West, de Lóndres, quien lo emplea. en las enfermedades de los niños y particularmente en la coquelu- 359 , che. Rabuteau lo considera como muy eficaz en dichá enfer— medad, así como enla gastralgia y en ciertas afecciones con- vulsivas como el asma, Es indudable que esas preparaciones ejercen una gran influencia en el sistema nervioso, hasta ha- cerse tóxicas elevando la dósis, que puede aprovechar se en cantidades adecuadas, como se efectúa con el curare, la estricnina, etc. En cuanto á lá dificultad de manejarlas, para eso están el saber y la práctica del médico, que-no las em- pleará sino en las proporciones debidas. Las aguas se alteran fácilmente, mas no sucede así con el ácido cianhidrico medici- nal; el Dr. Oxamendi se encargará de defender las primeras; pero de todos modos ha hecho un beneficio señalando un buen sucedáneo de un producto que viene de léjos y se altera pron- to. —El cianuro de hierro ha sido administrado por muchos clínicos y en el país, no pudiendo atribuirse su accion, como quiere el Dr. Cowley, al hierro que sirve de base, pues los fer- ruginosos simples no curan una afeccion intermitente, mién— tras que con el azul de Prusia se han combatido ventajo— samente fiebres que habian resistido á la quinina, al arséni- co etc. El Dr. R. Cowley contesta que sólo se- habia hecho eco de las autoridades que citaba y en que descansa para negar la importancia terapéutica de los cianogenados. Nose conoce la accion fisiológica del ácido prúsico. En la coqueluche, con, sin y á pesar de todo, se observa una marcha siempre idén- tica é invariable, tratándose de una enfermedad cuya natura— leza permanece aún desconocida y mirada ya como una néuro— sis, ya como una inflamacion. La experimentacion fisiológi- ca ha permitido conocer la accion del curare y de la estricni- na, lo que no sucede con los preparados ciánicos. Las fiebres intermitentes se curan 4 menudo sól con el reposo, la dieta ó el cambio de lugar; y el cianuro de hierro es un cuerpo in- soluble que no se absorbe, y que, si se absorbiera á la dósis en que se administra, . sus efectos serían tóxicos. Para Rabuteau es una sustancia completamente inerte, mezclada con la alúmi- na y el hierro. Es cierto que algunos prácticos del país lo em- 360 plean; pero Hasse lo ha dado despues de la quinina, es decir, cuando la fiebre habia perdido su intensidad y á ésta debe atribuirse la curacion. Se sabe por otra parte, que esas fiebres se acompañan con frecuencia de un estado cloro-anémico, que ce- de á las preparaciones ferruginosas. No pocos lo han emplea— do asociado con la nuez vómica, el piperino, el calomel, el cloruro de zinc,—en cuyas circunstancias el medicamento aso- ciado hacía más en beneficio del enfermo. El cianuro de po- tasio aconsejado por Trousseau contra las neuralgias, sólo da buenos efectos en las superficiales, y esto se explica fácilmente por la accion epispática debida al carbonato de potasa que se forma y se obtendría por cualquier otro medio: es un medica— mento peligroso, y el Dr. Cowley concluye, que no habiendo encontrado ninguna indicacion especial para los ciánicos, ya sintomática, ya patológica, espera el mañana para una opinion - definitiva. El Dr. Reynés replica que bajo el punto de vista de la accion fisiológica es innegable que la tiene en ciertos fenómenos refle- jos y esto da razon de su eficacia en las afecciones indicadas. El Sr. Cowley asegura que el cianuro de hierro es insoluble, pero no podrá dosar la cantidad que se reduce, pues es muy dificil calcular esas descomposiciones en la economía viva cual si ocurrieran en un matraz. Interrogando los hechos clínicos, se vé que la sal mencionada ha producido buenos efectos; y se- ría un verdadero milagro que fiebres que habian resistido á la quinina y al arsénico, y que han cedido muchas veces al cia- nuro férrico, se hubieran curado por sí mismas. El Dr. Rey- nés lo ha empleado siempre solo, sin asociarlo á otro producto farmacológico, y durante más de 16 años de práctica en el campo ha comenzado por él á menudo, cuando no se trata— ba de calenturas perniciosas. La explicacion del modo de obrar localmente el cianuro de potasio, no le parece aceptable: si se tratara nada más que de un efecto rubefaciente, bastaría un sinapismo, y esto no se ha demostrado: hay algo más, que es la absorcion de una sustancia activa y á ella debe darse la importancia que merece, toda vez que ciertas neuralgias su= 361 a perficiales no cederían seguramente á un sinapismo'ó al lini- mento amoniacal por ejemplo. El Dr. Cowley expone que no es un simple acto de rubefac— cion, sino un acto químico con gran desarrollo de calor; que las neuralgias son, como las néurosis, un verdadero Proteo, que ceden ó resisten á las más diversas indicaciones; y si puede dis- poner el práctico de otros medios, -el último“á que en su con— cepto debiera acudirse es á la aplicacion del cianuro de po- taslo. | El Dr. Gonzalez Echeverría indica que ha tenido ocasion muchas veces de combatir los vómitos más pertinaces con el acido prúsico medicinal; que la proporcion en que puede em- plearse el cianuro de potasio en una pomada para combatir las neuralgias, no permite considerarlo como un verdadero- epispático: él mismo ha padecido de una neuralgia que jamas ha cedido á los sinapismos; y no puede negarse que sea brillan- te el éxito con la aplicacion de aquel á las neuralgias superfi- ciales y á las gastralgias. Respecto al cianuro de hierro, lo ha empleado en casos de epilepsia. El Dr. Gutierrez ha administrado muchas veces el azul de Prusia en casos rebeldes no sólo á todas los medicaciones, sino hasta al abandono de éstas, y el efecto ha sido siempre favora- ble. Pero no habiéndose tenido por una sustancia inocente, no lo daba sino en los casos desesperados. Sus efectos no se deben al hierro, porque en un dia no es posible recomponer la sangre alterada por las fiebres: lo administra tres dias consecu- tivos, empezando por 18 granos el 1?, 9 el 2? y la mitad el 32; pero donde lo ha usado desde el principio es en el tic doloroso con resultados admirables. El Dr. Cowley insiste en que siendo el cianuro férrico un producto insoluble, no se absorbe y es inerte: algunos autores atribuyen su accion á las materias que lo acompañan, siendo 4 menudo impuro, ó á los medicamentos á que se asocia. Es evidente que todos los dias vemos fiebres en que se administra la quinina, y en que sólo despues de suspendido su uso, ce— san aquellas, —en cuyos ejemplos si se administrara entónces el 362 azul de Prusia, cargaría con la fama de haber determinado la curacion. Su Sr. padre lo aplicó infructuosamente contra el reumatismo palúdeo, y el Dr. D. V. Antonio de Castro tampoco ha obtenido mejores efectos. El Dr. Rocamora,con objeto de ilustrar la cuestion relativa á la asociacion de los medicamentos, recuerda que en Matan- zas, lugar calenturiento, y en un establecimiento en donde ha- bia fiebres graves y rebeldes, se comenzaron á emplear las pil- doras de Masó, compuestas de hidroferrocianato de quinina y sulfato de quinina, con el mejor éxito. Modificada la prepara- cia y sustituida la primera sal. con otra de hierro más activa, asociada siempre á la quinina, no se obtuvieron los mismos -re- sultados; de donde se deduce una prueba á favor del Pro CaN cilanogenado. Ea las horas de Reglamento, y acordado á mocion del Secretario enterar al Dr. Oxamendi de la nota del Sr. Cowley,— dió el Presidente por terminada la sesion, constituyéndose la Academia en otra de gobierno. Defuncion.—En sesion de gobierno del 11 de Enero del 1874 dió cuenta el Sr. Presidente del fallecimiento del Dr. D. JosE GuinLerMO Diaz con sentidas frases: la Corporacion ha perdido en él un socio útil y laborioso; y el Cuerpo médico un ciruja— no distinguido. El Sr. Presidente desea, no habiendo hecho esta manifestacion en público por un olvido, que conste como si asi se hubiese verificado al imprimirse las actas: lo que se acordó. . El Secretario expuso que á pesar del dia y hora del enterra— miento y de cierta precipitacion en éste, asistieron á nombre de la Academia el Dr. Castellauos y él en homenaje á los mé- ritos y virtudes del malogrado socio. El Dr. Rocamora dijo tambien que debía sentir su pérdida como académico y como compañero en el Hospital de San Fe—- lipe y Santiago, en donde era muy apreciado como profesor ca- “ritativo y por seruno de los más reputados cirujanos de dicho establecimiento; pero las circunstancias referidas por el Secre tario y el no haberse hecho la invitacion sino muy tarde y con poco órden impidieron que acudiesen á acompañarlo todos los otros profesores, quienes lo hubieran: efectuado con el mayor gusto. SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 25 DE Enero DE 1874 SEÑORES ACADEMICOS CONCURRENTES.—Dr, Gutierrez, Presi- dente; E. del Valle (D. Fernando), Suuvalle, Lebredo, Reynes, Cowley (D. Rafael), Górdon, Martinez y Sanchez, G. del Valle (D. Ambrosio), García, Arantave, Gonzalez Echeverria, Aguí- lera (padre é hijo), Machado, Rocamora, Plasencia, Babe, Riva, Miranda, GFovantes, Benasach, Pénlay; Mestre, Secre- tario, Lectura y aprobacion del acta de la sesion anterior. El Sr. Presidente pone en conocimiento de la Corporacion: que se hallan presentes los Dres. D. Fernaudo G. del Valle y D,: Manuel G. Echeverria, socio de mérito el primero y corres- ponsal el segundo, yace DELS po en seguida por el Secretario gene- ral: 19'un decreto del Excmo. Sr, Gobernador Político en el expediente promovido por D. Bernardo Campos para prestar los auxilios médicos necesarios en Arroyo Naranjo, Calabazar y Calvario, —que pasó á la Seccion de Medicina y Cirugía pa— ra el informe respectivo; —2? una comunicacion del Sr. Go- vantes, Presidente de la Sub-Comision de Vacuna, participan- do que los Sres. Hondares y Sauvalle han donado, aquel 4,000 y éste 3,000 tubos para recoger el virus, y proponiendo se les den las gracias más atentas en nombre de la Academia; acor- dándolo así ésta por unanimidad;—37 un oficio del Dr. Nuvar- ro, que necesitando acreditar aute el Gobierno Superior su nombramiento de académico, ruega se le provea de la corres- pondiente certificacion; y se le expidió por decreto marginal del Sr. Prccidentos ade otro oficio del mismo socio participan— do que, sus prolongadas dolencias le han impedido últimamen- T. X.—47 364 te asistir 4 las sesiones del instituto v le obligan á ausentarse de esta capital.—Con este motivo expuso el Secretario que el Dr. Escarrá, en la necesidad de partir para Francia temporal- mente, le había recomendado lo hiciese presente á la Acade— “mia, al mismo tiempo que se le ofrecía en cuanto pudiera serle útil; —52 una comunicacion del Sr. Beauville, disculpando sus faltas de asistencia en virtud de la inspeccion de ganados de que estaba encargado. El Dr. Reynés, Secretario de la correspondencia nacional y extranjera, presentó: el núm. 9 del tomo HI de la Crónica of- talmológica de Cádiz; el 7 de la Fé científica; el 1? delos Ana- les de la Sociedad Anatómica Española; el 565 de la Revista Minera de Madrid; el 23 del Anfiteatro Español; la tésis del Dr. D. José Néstor Maceo y Chamorro, ante la Universidad de la Habana (1873), regalada por el Dr. Aguilera (hijo); tres vo- lúmenes sobre asuntos diversos de Medicina, regalados á la Bi. blioteca por el Dr. G. del Valle D. (Ambrosio), —como los do— cumentos relativos al movimiento diario de los hospitales civi- les de hombres y mujeres en 1872 y 73, y un ejemplar del Re- glamento y Tarifa delnuevo Cementerio de Matánzas,—por cuyo presente se le acordaron las gracias;—y finalmente, seis entregas del “American journal of insanity” (1872-73) de New York, remitidas por el Dr. Gz. Echeverría, y en las que se ven algunos trabajos de dicho socio, que revelan sus conocimientos en el ramo á que más especialmente se ha dedicado. 4 Cano aximaL.—Terminada la correspondencia, leyó el Dr. Le- bredo, como ponente de turno de la Comision de Medicina le- gal é Higiene pública, un informe sobre la mejor clase de cal” do animal que debe administrarse á los enfermos del hospital de San Felipe y Santiago, á consecuencia de una mocion presentada al Excmo Ayuntamiento por el Sr. Concejal Inspector de dicho asilo para que se dé la preferencia al caldo hecho con la carne roja.—El problema es dietético, pero enlazado con una cues- tion económica. A pesar de los ataques dirigidos contra esa sustancia, que algunos no consideran siquiera como un alimen- to, ella continúa satisfaciendo las exigencias del enfermo y del 365 convaleciente, consagrando su uso la práctica universal, y muy particularmente despues del reinado de la Medicina fisiológica, - por constituir la alimentacion un elemento en la terapéutica de las enfermedades agudas y crónicas, y tratarse de un recur- so bastante ligero para no perturbar el proceso patológico, y bastante nutritivo para evitar la inanicion. Consta en la cien- cia que la carne de buey es superior á las otras, sobre todo por su poder alible; que la de ternera es poco nutritiva; la de puer- co de ménos fácil digestion, aunque agradable al paladar, etc.: que las carnes rojas son sin duda las más sanas y sustanciales; que el mejor modo de preparacion será aquel que agote con mayor seguridad sus principios solubles, aunque para el uso económico, conviene obtener no sólo un caldo útil al diario consumo, sino tambien un resíduo no tan despojado de aquellas sustancias que sea preciso desecharlo por completo. El Dr. Lebredo señala las circunstancias que exige la confeccion*de un buen caldo en cuanto á la temperatura y tiempo de la pre— paracion, á las materias que deben agregarse, —indica los cal- dos medicinales más usados, y las partes del animal á que haya de darse la preferencia;—el desgrasamiento de unos y otros; la clase y capacidad de las vasijas. Si se administran con un ob- jeto terapéutico, toca al facultativo la. eleccion; pero si es con un fin alimenticio, debe atenderse á la consulta del Sr. Inspec- tor del Municipio; —concluyendo con las reglas siguientes: 1? carnes sanas y convenientemente desgrasadas; 2” vasijas de barro con preferencia á las de metal; 32 doble cantidad de peso de agua á la de la carne empleada; 4? suficiente cantidad de sal comun; 5* temperatura capaz de sostener la mezcla en ebu- llicion durante el tiempo que la espuma se reuna en la superfi- “ cie del liquido y separacion completa de esta espuma; 6* tem-— peratura más baja, despues de la precedente operacion, y siem— pre constante, á fin de que el líquido no haga más que vibrar ligeramente; 7* adicion de legumbres de fácil digestion; 8% du- racion de la aplicacion del calor, de cinco á siete horas; y 9* operar en vasijas cuya capacidad no exceda de cincuenta á se— senta litros, 366 ' Locura eriePrica.—Aprobado por unanimidad el informe an- terior, leyó el Dr. Qz. Echeverría una memoria sobre la locura epiléptica. Tres fenómenos principales caracterizan la epilep- sia: la inconciencia, las convulsiones musculares y el trastorno. mental; ninguno de ellos, aislado, bastaría para probar la exis- tencia de dicha enfermedad; pero constituyendo á veces el pri- mero todo el ataque, puede considerársele como su más nota- ble exponente. La locura epiléptica es para todos una indivi= dualidad morbosa, á pesar de las dudas y vacilaciones de algu- nos alienistas para señalar su orígen y trazar su descripcion, de- bido esto á que no han partido directamente de los hechos, sino de ideas especulativas, de teorías y doctrinas diversas. Los es- tudios del Dr. Gz. Echeverría tienen por base su experiencia personal, durante trece años de tratar á más de 700 epilépti- cos, de los cuales ha analizado clínicamente y anotado escrupu- lo8amente la historia en 532, en cuyo número figuran 267 de locura epiléptica. - Bajo el punto de vista etiológico, la epilep- sia precede á la locura, no ésta 4 aquella; —se indican las rela— ciones numéricas en esos casos tocante al sexo, á las enferme- dades anteriores en la familia, á los matrimonios consanguí—- neos, consignándose la trasformacion de la tísis en epilepsia, ó viceversa, de una generacion á otra; ú las causas determinantes de la afeccion-—cuando data desde la infancia, la depresion de las facultades intelectuales por lo comun no progresa rápida mente, sino que se observa una excesiva irritabilidad 0 irregu- laridad en las condiciones morales é intelectuales del sujeto; — á la intemperancia, los golpes y heridas de cabeza, etc., ett. No siempre la vesania ocurre regularmente despues del ataque convulsivo, pues hay ocasiones en que éste es precedido ya por. un aura intelectual, ya por una manía más ó ménos prolonga- da y violénta. La locura epiléptica puede revestir las formas intermitente, remitente y continua, cuyos fenómenos y sintomas principales se describen, en relacion con lo que se ha llamado por los autores franceses el pequeño mal y el gran mal, auuque para muestro socio no sea sino una de las manifestaciones, per se, de la néurosis espasmódica, reconociendo su fuente primera y - 867 a esencial, no.en los ataques, sino en los elementos etiológicos de la afeccion. La epilepsia larvada de Morel corresponde á la forma intermitente, si bien se estima como demasiado absoluto el principio de que tales enfermos llegan al cabo de algun tiem- po á ofrecer los ataques convulsivos. El gran peligro de los epilépticos está, más que en su perturbacion mental, en sus im- pulsos insólitos, toda vez que el aumento anómalo de su facul- tad refleja los hace actuar sin reflexion. La inconciencia cons- tituye uno de los caractéres principales de la locura epiléptica, hecho que hasta ahora no habian establecido de un modo for— mal los especialistas en la materia; y el Dr. Echeverría relata varios casos interesantes que vienen á comprobar esta verdad, en algunos de los cuales no se habian desarrollado de un modo cercano los ataques convulsivos. Las conexiones de la epilep- sia cerebral con la monomanía religiosa y la erotomania;—las diferencias entre la forma intermitente no acompañada de ata- que visible, y otras variedades de manía periódica; la relacion manifiesta entre la intensidad y duracion de la vesania epilépti- ca; y el grado de impedimento á la circulacion cerebral, que se resuelve por último en meningitis, etc., han merecido conside- raciones especiales en la memoria mencionada, cuya. termina cion quedó aplazada para la subsecuente sesion. ASPECTO SANITARIO.—AÁntes de quedar la Academia constitui- da en sesion de gobierno, para proceder á la eleccion de algu= nos miembros, habló el Dr. (4. del Valle (D. Ambrosio) del as- pecto sanitario del 22 semestre de 1873: la fiebre amarilla y las palúdeas, las bronquitis, reumatismos y afecciones neurálgicas y nerviosas; —notándose que despues de las descargas eléctri- cas de Setiembre, hubo una baja notable en las invasiones y mortalidad del vómito. El otoño ha sido mucho más benigno que el verano: las diarreas y disenterias han coincidido con la importacion de asiáticos, cuya raza ha perdido este año 600: «individuos. Se acompaña la estadistica mortuoria de la po- blacion de la Habana en el año próximo pasado, con referen— cia á las enfermedades y á cada mes, con la comparacion por estaciones, dando la mortalidad un aumento de 724 defuncio- 368 nes sobre las del año de 72, cuya proporcion es 3'82 p. S;— por razas, edades, sexos y procedencias, así como los fetos na— cidos y extraidos muertos en diferentes períodos de su des— arrollo.—( V. pág. 332.) Despues de lo cual se dió por concluido el acto. Arroaris Pogvii, NuEvA ESPECIE FÓSIL PROCEDENTE DE LA ÍsLA DE Cura; por el Sr. D. Manuel Fernandez de Castro, Inspec- tor general del Cuerpo de Ingenieros de minas, Socio cor- responsal de la Academia de Ciencias de la Habana ete. (V. Anales, t. IX, pág 12.-V. Anales de la Sociedad Española de Historia Natural, t. 1.) .Es muy frecuente encontrar en el terreno terciario de la is- la de Cuba restos de peces fósiles pertenecientes á uno de los dos órdenes en que se dividen los Placoides, el de los Plagiós- tomos; pero toGos ó casi todos los recogidos ántes de 1872 cor- responden al sub-órden de los Mscuálidos (1); en cuanto al de los Kájidos, si bien las tres familias que comprende están hoy representadas en los mares que rodean á la isla de Cuba, no se conocia resto fósil de ninguna de ellas, hasta que se halló en los términos del ingenio Constancia, situado á orillas del Damují, el que es objeto:de esta nota. Y por cierto que su hallazgo pu- so en gran confusion al que estas líneas escribe, confusion dis- culpable si se tiene en cuenta este párrafo del geólogo inglés Dixon: “Pocos restos fósiles, dice, habrian puesto en mayor perplejidad á una persona delicada ¿4 la anatomía comparada, (1) Segun la determinacion hecha por mi amigo el profesor D. Justo Egozcue y Cia, de cuantos pudieron reunirse en las dos colecciones paleontológicas remitidas á la Exposicion Universal de Paris en 1867, figuraban, entre otros indeterminables, los siguientes géneros y especies: Carcharodon megalodon, C. heterodon, C. auriculatus, C. angustidens, Hemipristis serra, Sphirna» prisca, Oxyrhina quadrans, O. hastalis, O plicatilis y Odontaspis ó Lamna Hopei: todos ellos en perfecto estado de conservacion, El Carcharodon megalodon es el más abundante, y de tan considerable tamaño algunos dientes, que llegan á tener hasta 11 centímetros de alto, por 13 de ancho y 2 de es- pesor. 369 que los dientes de un Miliobatis extinguido, si no le hubiera si- do dado conocerlos géneros que áun viven” (1). Felizmente nie sacó muy pronto de la duda el sabio naturalista D. Felipe Poey, manifestando, apénas llegó 4 sus manos el fósil de Cien- fuegos, que correspondía á la familia de los Miliobátidos ó Ra- yas armadas, que tienen uno ó varias aguijones en la cola. Puesto ya en la vía, no me fué dificil venir en conocimiento de que era del género Aétobatis, y atendido el corto número de especies descritas, no parece aventurado asegurar que corres- ponde á una nueva; si bien pudiera dar lugar á dudas sobre esa y las demas ya admitidas, la respetable opinion del naturalista Giinther (2), quien combatiendo las de Agassiz(3)y Dumeril (4), sostiene que no hay más que una especie viviente de Aétobatis, y que son caractéres individuales los que aquellos autores han dado por especificos y áun por genéricos, y les ha servido para distinguir entre los vivientes el Aétobatis Narinar: del A. fla- gellum y del A. latirostris: á las cuales pueden añadirse el A. laticeps de Gill (5) y el Foniobatis Meleagrís, del que ha hecho Agassiz, como lo indica sa nombre, nada ménos qué un género nuevo. Los individuos de la familia de los Miliobátidos están carac- terizados por tener anchos dientes de corrona chata, justapues- tos ó reunidos por sus bordes, y soldados unos á otros por suturas muy finas, de manera que forman anchas placas, semejantes 4 las baldosas de un suelo, iguales unas veces, des- iguales otras, segun la forma y la disposicion de cada uno de los dientes que componen ese embaldosado. Pero por extraor- dinaria que parezca esta denticion, dice Agassiz (6), se puede reconocer en sus dientes el tipo general de la de las Rayas, sobre todo si se comparan las especies que tienen varias filas de (1) The Geology and Fossils of the Tertiary and Cretaceous of Sussex, by Frederick Dixon. pág. 196. London, 1850. (2) Catálogo de los Peces del Museo Británico. T. VII. Lóndres, 1870. (3) Recherches sur les Poissons fossiles T,TMI, pág. 228. Neufchatel, 1833-184£. (4) Histoire naturelle des Poissons. TL, pág. 640 643. Paris 1865. (5) Annals of the Lyceum of Natural History of New York T. VII, pág. 137. 1867, (6) Recherches sur les Poiss, foss. T. YU, pág. 79 370: láminas dentales con los dientes globulosos y redondeados de las Rayas comunes: lo que en éstas se presenta como dientes pequeños en forma de maza, se convierte en los Miliobatidos en. . anchas láminas cuya superficie exteriores plana y lisa y dis- puestas unas al lado de otras, segun se ha dicho, como las bal- dosas de pavirnento. Cada una de estas láminas ó dientes consta de dos partes formadas de sustancias de aspecto diferente. La externa, que es muy dura, parece compuesta de fibras verticales, Ó más bien de tubos microscópicos, formando una tapa más densa hácia la superficie, que parece de esmalte. Esta porcion del diente está separada de la otra por un surco profundo ó hendidura horizontal, que tambien se encuentra en los dientes de todos aquellos Escuálidos que los tienen chatos y redondeados, como son los Cestracion, Acrodus, etc., es pues, evidente que di par- * te interna de las placas dentarias de los Miliobátidos debe considerarse como su raiz; tiene esta grande analogía con la de los dientes de Escualos, y como la de todos los Placoides es muy porosa y ósea. En el estado fósil, añade Agassiz, las dos, partes que componen el diente, se separan sin esfuerzo en pe- queñas lúnninas, más ó ménos regulares; pero en el ejemplar de Cuba, la corona y la raiz están tenazmente adheridas, miéntras, que los dientes que formaban la placa dentaria se separaban facilmente unos de otros. | Estas ligeras explicaciones bastan para que tomando en. la mano el ejemplar de Cienfuegos ó examinando las figuras que lo representan (Lám. m1, figuras 1%, 2* y 38%) no quede la menor duda de que pertenece á un Miliobátido. Para determinar, el: género á que corresponde, diré en pocas palabras cuáles son los caractéres esenciales que distinguen entre sí los cinco en que dividen esta familia los paleontologistas (1), siguiendo el órden que me parece más sencillo para hacerse cargo de ellos, nó el que adoptan los autores que he consultado. Primer género. —Aetobatis.—Los individuos de este. género (1) PicrrT. Traité de Paléontologie, T.1l, pág. 279. Paris, 1834, Lám.. Mein ¡ A y y HE DO " CES qe” eiii in da LU a - Aétobatis «Narinari Euphr. (Ex Agassiz), Kraus JE 5 Lan IE RIAS : Aétobatis Narinari Euphr. (Ex Pocy !) 44 o 3. Kraus lit 371 están. perfectamente caracterizados, porque sus placas dentarias, tanto la de la quijada iuferior como la de la superior, no tienen sino una fila. de dientes que van de lado á lado, es decir, que el ancho de cada uno de éstos es el nismo que tiene toda la placa, cuya longitud es igual, por consiguiente, á la suma de la de todos los dientes, segun se ve en las figuras 1% y 2% de la Lám. 1, que reprentan un Aétobatis Narinari, tomado de la obra de Agassiz, ó en las figuras 1? y 2% de la lám. 11, que son una reproduccion exacta y de tamaño natural de las man- dibulas de un Aétobatis cogido en los mares de Cuba. Segundo género.—Mitiobatis. Difiere este género del ante- rior, en que ademas de la fila de anchos dientes, semejantes 4 los del Aétobatis, que corre á lo largo de toda la placa, tiene á cada lido de ella otras tres filas de dientes mucho más pe- queños, cono que conservando el mismo largo que los de la fi- la de en medio, suancho se reduce hasta el punto de formar hexágonos casi regulares. Tercer género.—Zygobatis. ¿Ayassiz ha creido deber formar us género con los individuos de esta familia, cuyas placas den- tarias están formadas, como en el Miliobatis, por varias filas de dientes hexagonales; pero los de la fila de en medio no son tan desproporcionadamente anchos con respecto 4 su longitud, y los laterales van disminuyendo gradualmente de ancho del centro hácia los bordes, Cuarto género.— Tr -ygonobatus (Blainville), Zriggon (Adan- son), Pastenagos (Pictet). Se ha constituido este género con los Miliobátidos cuyos dientes son todos pequeños y están co- locados al tresbolillo, es decir, que los centros de los dientes de cada fila, corresponden á los espacios, ó mejor dicho 4 las juntas de los dientes en las filas inmediatas. Quinto género.—Janasa (Munster.) Aunque este género se parece al de los Miliobatis y al de los Zygobatis en que sus placas dentarias constan de varias filas de dientes, se distingue en que tiene en medio tres principales ó más anchas que las laterales; ademas, los dientes anteriores son los más pe- queños. T. x.- 18 372 En vista de los caractéres que preceden, no puede caber du- da acerca del género á que pertenece el diente fósil encontrado en Cil Cgds: pero si alguna hubiera, se desvaneceriía co1m- Pletkmienté! leyendo los siguientes renglones que transcribo de la grande obra de Alsa ya citada (1), porque son de gran interés para la comparacion que me propongo hacer del fósil cubano con la especie viviente de Cuba, que parece diferir al- gun tanto del Aétobatis Narinari, descrito por el naturalista de Netfchatél (2). , - “M. de Blainville designó con el nombre genérico de Aétoba- tis el conjunto de los Miliobátidos conocidos en la época en que publicaba su obra. Más tarde los Sres. Miiller y Henle subdi- vidieron este grupo en varios géneros y restringieron el nombre de Attobatis á aquel cuya especie más antigua es el Nuriínar: de Margeraf.” “Este género, dice Agassiz, está caracterizado por la forma de sus mandíbulas, de las cuales la inferjor es saliente hácia adelante, miéntras que la superior es más corta y como trunca- da, sin afilarse ni redondearse en la extremidad anterior. Am- bas están armadas de una sola fila de dientes transversales, s ninguna lateral (3). s “La mandibula inferior es, como en el género Miliobatis, más larga que la superior (Lám. 1, figuras '1* y 2*). El hueso en-ella es tan largo como ancho. La placa dentaria, cuya su- perficie es casi plana, no cubre toda la de la mandíbula por la (1) T.1NL pág. 325. (2) Si se compara el Aétobatis que vive en los mares de Cuba con los que describe Dumeril en su obra. se vendrá en conocimiento de que más bien que al A. Nurinari se parece al A. flagellum 6 al A. latirostris. que pertenecen al sub-género Goniobatis, ¿reado por Agassiz para aquellos en que los dientes de la placa inferior forman un ángulo, con el vértice más ó ménos redondeado, en vez de ser arcos abiertos como en el A. Narinari. í (3) Enel ejemplar que poseo del Aétobatis que vive en los mares de Cuba, se ob- serva, como accidente, vn dientecillo irregular y muy pequeño junto á los bordes de la placa dentaria, siu hacerle perder á ésta su forma característica (véase en la fig. 1.9, Lám. ID. Al hacerse cargo de esta circunstancia, conviene tener presente la que men— ciona Dixon en sn obra (pág. 198), al hablar del Myliobatis Dixoni: dice que en nD individuo de esta especie ó muy próxima á ella, los pequeños dientes laterales sólo estaban desarrollados en un lado, y los grandes ó principales se prolongaban por.el otro hasta el borde de la placa dentaria. 373 parte posterior; pero en cambio por la anterior sobresale cori-' siderablemente; y como los dientes son arqueados esto hace que él borde anterior sea más saliente aún.” “Siendo todos los dientes paralelos entre sí, su superficie ofrece el aspecto de unos listones encorvados y encajados unos en otros. Sólo el último diente es el que está truncado tras- versalmente. La mitad anterior de la placa dentaria, ligera- mente sombreada en la fig. 2? de la Lám. 1, está gastada por el rozamiento de las dos mandíbulas una con otra.” “La mandibula superior, Lám. 1, fig. 1%, es más ancha que larga. La placa dentaria de que está armada difiere de la in- ferior en que sus listones, ó mejor dicho sus dientes, son casi rectos, no se encorvan sino hácia los extremos y. además en- vuelven el borde anterior de la mandíbula, de manera que forman una superficie abovedada sobre la parte delantera de la boca. Esta"parte de la placa dentaria está gastada por el rozamiento, como la punta de la mandibula inferior.” Las figuras 3? y 4% de la Lám. 1 representan un diente de la mandíbula superior, visto en la 3? por la parte anterior y en la 4? por la superficie triturante, aunque algo inclinada para que deje percibir una de sus caras laterales en escorzo. Por la descripcion que hace Agassiz del Aétobatis rider y que me ha movido á trascribir la circunstancia de ser el tipo de la especie, ha podido verse que las dos placas dentarias, inferior y superior del mismo individuo, difieren notablemente, no sólo por su tamaño, sino tambien por su forma y la de cada uno de los dientes. Esto hace que no pueda caber duda alguna cuando se tienen á la vista las dos mandíbulas más ó ménos completas de un mismo individuo fósil; pero como lo comun ha sido hasta ahora no encontrar sino fragmentos de.una sola placa dentaria ó dientes sueltos, paréceme de la mayor impor- tancia señalar cuantos caractéres puedan hacer diferenciar la su- perior de la inferior: no bastando, á mi modo de ver, decir, co- mo dice Agassiz, que los dientes de esta última sean arqueados y los de la primera simplemente encorvados en los extremos, porque esto no es siempre exacto, como se desprende de las 374 descripciones que el mismo autor ha hecho de varias especies fósiles; y porque siendo uno de los» caractéres que distinguen las especies entre sí, la mayor 6 menor curvatura de los dientes, puede haber lugar 4 dudas, como parece habérselas ofrecido al propio Agassiz el fragmento de placa dentaria que le sirvió pas ra establecer la especie denominada Aétobatís irregularis. En efecto, aunque se inclina 4 creerlo, no está seguro de que sea de la mandíbula superior, y atribuye la diferencia entre su ejemplar y otro figurado por Dixon 4 que éste debe provenir de la mandíbula inferior (1). Insisto, pues, en señalar las partieula- ridades que he observado en las placas dentarias del Aétobatis viviente de Cuba, segun sean de la mandibula superior:ó de Ja inferior: tal vez de su comparacion con los dibujos de la espe- cie viviente que se encuentran en la obra de Agassiz y se repro- ducen en las figuras 19, 22, 3% y 4% de la Lám. 1, se podrán sacar algunos datos para el estudio de la cuestion ya enunciada, de saber si tienen valor los caractéres especificos conque: ha: dis- tinguido este sabio las especies fósiles que ha determinado, y de que se han valido tambien Dumeril y otros para admitir va: rias vivientes, Ó si está la razon de parte de Giinther al decir que no existe más que una sola de las últimas. (Continuará. ) Revista cientrrica; por el Sr. D. Francisco A. Sauvalle. HiprocLorATO DE APOMORFTa.—Este nuevo emético se ha some- tido últimamente 4 una serie de experimentos por el Dr. Mórz, y de éstos resulta que es muy superior á todos los que comun- mente se usan. La dósis empleada es de 0,006 á 0,012 de gra- mo. Se produce la “émesis” de los 3 4 17. minutos despues de (DL El exámen de las figuras 3,2 4.2 y 5.2 de la Lám, XLVIL en que representa Agassiz esta especie de Aetobatis, sobre todo la fig. 32%, me hace sospechar que dicho fragmento pertenece á la quijada inferior por las razones que se dan más adelante. 375 + haber administrado el medicamento. El método que se adop- tó con preferencia fué la inyeccion subcutánea en el brazo. Es- ta inyeccion-se hace sin dolor y casi sin ninguna irritacion lo cal. Los efectos inmediatos fueron los siguientes: A los pocos minutos sintió el enfermo una ligera sensacion de calor, un poco de desvanecimiento, una leve disposicion apatética; se notó á veces un pequeño cambio de color, un au— mento de excrecion de saliva, una ó dos arqueadas, y de repen- te un vómito copioso. Si las náuseas continúan, no tarda en presentarse una nueva “émesis,” despues de la cual un sueño corto y tranquilo se apodera del paciente, que despierta luego sin el más leve sintoma desagradable. Las ventajas de la apomorfia son las siguientes: 1.92 -La comodidad en su admibistracion. 2. Se emplea una dósis mucho más pequeña que la de cualquier otro emético; para los adultos 12 centígramos es la cantidad que en todos los casos promueve los vómitos. ] 3.2 Es inocente; cualidad que no puede concederse en absoluto ni al tártaro emético, ni 4 la ipecacuana, ni al sulfato de cobre, | 4.2. Susefectos son inmediatos y seguros. La apomorfia puede usarse en todos los casos en que se em- plean los otros eméticos; se recomienda con más especialidad en las afecciones de los niños, sobre todo para prevenir los ata- ques de laringitis. Bastan las más veces 4 miligramos para combatir el peligro de la sofocacion. ¿Se recomienda tambien en la medicacion de los dementes; pero donde más brillantes resultados se consiguen es.en los vasos agudos de envenena miento. Llama asimismo la atencion sobre la eficacia de este remedio como expectorante cuando, en condiciones de gran de- bilidad, se desea desembarazar los conductos respiratorios co- mo, por ejemplo, en las neumonías en individuos débiles ó de avanzada edad. Cunpuraxco.—En “Lo Sperimentale” de Octubre de 1872, se: lee lo siguiente: —El profesor Giannazi y el Dr. Bugalini han hecho en su laboratorio una serie de experimentos con el cun | 376 durango, y han hallado que es un veneno muy activo. Una decoccion concentrada (por ejemplo, 12 gramos de la sustan- cia por 600 de agua, reducidos á 30 gramos), ó unos 10 gramos de la corteza pulverizada y amasada con un poco de pan, bas- tan para matar un perro. Produce convulsiones tónicas,-con _paroxismos semejantes á los que se observan en los envenena= mientos por la estricnina; luego se presenta un estado tetánico que precede ála muerte. Creen los Sres. Giannazi y Bugali- ni, que el cundurango no tene aplicacion en la terapéutica, á ménos que se emplee como sucedáneo de preparaciones de es- tricnina, en casos de parálisis y otros males, que requieren re- medios capaces de producir el tétano. ; Por otra parte, el “Medical Examiner” de 1873 publica los experimentos practicados por el Dr. Edmundo Andrews de Chicago y otros, con el extracto fluido de cundurango aplica- do á 23 casos de úlceras, cáncer, chancros blandos, erupciones y ulceraciones de sífilis terciaria, y de ellos deducen que el cun- durango no tiene .igual en la Materia médica en cuanto á la virtud que posee para promover la granulacion y acelerar la ci- catrizacion de las úlceras. Obra favorablemente en los chan- cros blandos despues de la cauterizacion, asi como en las úlce- ras y erupciones de la sífilis terciaria. Los experimentos hechos en los chancros duros, no han sido en número suficiente para considerarlos como decisivos; pero en el curso de sus observa= ciones nada había indicado que-el cundurango tuviese influen- cia alguna en ellos, ni en las primeras erupciones de la sífilis secundaria. Nose notó tampoco efecto alguno en cuanto-al progreso y crecimiento de los tumores cancerosos; pero con fre- cuencia alivia el dolor, contiene la supuracion, y una vez extic— pado el tumor, acelera la curacion. Greneralmente aumenta el apetito, disminuye la constipacion y obra en muchos indiyi- duos como un tónico poderoso. gp [a Z8l0 61 “aus-alo 9/€8|S9|88 [11 '02/00'p le lev 6 va |v6a eg eclor'z lopipelos oclp¿s1lO'Z «e lez |pe ¡ses jog cp 9 sjo'pI “auu-9u-ele 9210829128 |1S'17 vo leva gos [eo ¿cipr'r [OZ 9c|ve 8 8's g4 loz. lo“6p jo'9s Je yz6v0'T! :9-9098'82161129/98 [EL TW 6% eze lee loca os ltechre'r [erecios'edo tor lr? 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Aureliano Maestre de San Juan, ca— tedrático de Anatomía general y descriptiva de la Facultad de Granada y D. Tomás Santero y Moreno, catedrático de Clínica Médica en el Colegio de San Cárlos de Madrid; y-socios de nú- mero, en sesion tenida el 25 de Enero del presente año, los T, X,—49 . 380 Dres. D. Miguel Franca y Mazorra y D. Domingo Fernandez Cubas, ex-alumno interno de los hospitales de Paris el primero y Catedrático este último de Patología médica en la Universi- dad de la Habana, para la Seccion de Medicina y Cirugía; y para la de Ciencias Físicas y Naturales los Sres. Dr. D. José Benito Riera, Catedrático que ha sido de Física y Química y Director del Instituto de 2? enseñanza de Santiago de Cuba y en la actualidad catedrático del de la Habana; el Sr. D. Ma- nuel A. Montejo, Ingeniero de la Escuela Central y miembro de las Sociedades de Ingenieros Civiles y de Estímulo de Pa- ris; el Sr. D. Francisco Paradela, Ingeniero 1? del Cuerpo na- cional de Caminos, canales y puertos; y el Sr. D. Domingo €. de Arozarena, Bachiller en Filosofía de nuestra Pontificia Uni- versidad y conocido por su aficion y aprovechamiento en el cultivo de las ciencias físicas. Correspoxnescra.—Leyéronse en seguida por el Secretario: 1 Undecreto del Gobierno Spenor Político en el expe— diente promovido por el Ldo. D. Antonio Ruiz y Rodriguez, para que se le conceda la plaza de médico de los pobres que, por cuenta de la Municipalidad, pasan á tomar los baños de San Diego; dándose traslado á la Seccion de Medicina y Ci- rugla; 22 Otro decreto del mismo Gobierno en el expediente relativo á la provision de dos plazas de practicantes vacantes en el Hospital de Cienfuegos, que pasó 4 dicha Seccion; 32 Una invitacion de la Asociacion de católicos de la Habana para el acto de inaugurarse, á que asistió el Sr. Presidente; 4? Un oficio del Dr. D. Rafael Cowley para que se ponga á la ór— den del dia el informe relativo á las materias orgánicas conte- nidas en el agua de la Zanja, como ponente de la Comision nombrada al efecto; 52 Unoficio del Dr. Franca y Mazorra, dando las gracias por el nombramiento de socio numerario en él recaido y prometiendo hacer todos los esfuerzos “para ser -digno de un título que tanto ha ambicionado y que tanto le honra;” 6. “ Otro oficio del Sr. Paradela manifestando el más profundo reconocimiento “al aceptar tan envidiable y poco me- recida distincion;” 7, Otro idem del Sr. Arozarena en el mis- 381 mo sentido, expresando que procurará “hacerse digno de tan marcada muestra de benevolencia hácia su persona. ”—Por úl- timo presentó el Secretario el número 8 de la Fé cientifica; el cuaderno 12 del Genio Científico y 6 volúmenes sobre di- versos asuntos de Medicina, regalados á la Biblioteca por el Dr. D. Ambrosio Gonzalez del Valle, acordándosele las más expre- sivas gracias. Hallándose presente el Excmo. Sr. D. Julian de Zulueta, en la actualidad Gobernador Politico interino de esta capital, ocupó un asiento á la derecha del Sr. Presidente por invitacion reiterada de éste, quien hizo sentar tambien entre los Académ!- cos al nuevo socio Sr. Paradela. Rewmebios yuevos Y secreros.— ÁAntiodontálgico.—Terminada la correspondencia y en el uso de la palabra el Dr. Oxamenda, le- yó 4 nombre de la Comision de Remedios Nuevos y Secretos un informe redactado en union del Dr, Lastres y referente á una preparacion antiodontálgica de los Sres. Ubiols y Vazquez. La base de dicho remedio es la corteza del moruro (Acacia Cal- liandra Portiricensis), de propiedades astringentes bien deter - minadas. La dosificacion de la fórmula no es exacta, y olvida- ron la maceracion previa, que está aconsejada para la: obten— cion de los decoctos. La aplicacion de un decocto astringente para calmar los dolores de muelas no es una novedad y mucho ménos un secreto. La Comision reconoce la necesidad de unas ordenanzas enérgicas para reglamentar el ejercicio de la Farmacia, tan descuidada entre nosotros, y califica la prepara- eion de que se trata, con arregló á las disposiciones vigentes sobre medicamentos nuevos y secretos, entre los equivalentes á los ya conocidos, sin la eficacia que aquellas requieren, y por lo tanto no acreedora de recompensa. Ademas, debe tenet- se en cuenta que el charlatanismo se ostenta en nuestros pe- riódicos con mengua del decoro científico y con: desprestigio de los subdelegados de Farmacia. Despues de consiguarse el uso que en este pais se hace del moruro contra los ffujos mueosos intestinales y vaginales, —-que no es un narcótico,—que todas sus propiedades se deben al ácido tánico,—que las odontalgias 382 reconocen causas muy diversas, —y que varios miembros de la Corporacion han empleado el nuevo preparado con éxito varia- ble, —concluye la Comision que no constituyendo una novedad terapéutica, debe desestimarse la solicitud de los interesados. Refiriéndose á tina alusion hecha en el cuerpo del informe, manifestó el 12. Aguilera (padre) que habia visto con el mayor gusto el informe negativo de la Comision, pero que existían ordenanzas muy precisas contra esa falange de especuladores que explotan al público. Ademas del Reglamento para los re— medios nuevos y secretos, hay otro de Farmacia que no se ha tenido en cuenta en el informe, y segun el cual ninguna perso— na puede preparar ni vender remedio alguno, 4no ser el far- macéutico, circunstancia que no se observa en los supuestos imventores. Ese Reglamento de Farmacia prohibe todos los abusos, y como por otra parte es vergonzoso el que se nota en los periódicos, cuyos anuncios, conforme á una disposicion del Gobierno Superior Político, sólo pueden estar sancionados por el Subdelegado de Farmacia,—el Dr. “Aguilera, que lo es ac— tualmente, aprovecha la oportunidad de hallarse presente lá Autoridad, para decir que estaba cansado de ocurrir al Go- bierno Politico con el objeto de poner coto á los excesos de la prensa, que considerándose como una potencia infringe diaria- mente la ley, á pesar de los esfuerzos queen su tiempo hiciera el Excmo. Sr. D. José Gutierrez de la Vega. Acua DE La Zansa.—Aceptadas dichas observaciones por el Dr. Oxamendi, y aprobado por la Academia el informe, leyó despues el Dr. R. Cowley, á nombre de la Comision designada pura examinar el agua de la Zanja, y compuesta de los Sres. Mirauda, G. del Valle (D. Ambrosio), Cowley (D. Luis y D. Rafael), Melero, Várgas Machuca y Donoso, asociándose á ella para Jos estudios microscópicos los Dres. Rodriguez. y Fin- lay,—el informe relativo á las materias orgánicas en ella con- tenidas. Despues de consignar el papel importante que de- sempeña el agua en la naturaleza y particularmente en la eco- nomía humana, traza la historia de las aguas potables de la Habana en sus 355 años de fundada, desde que en 1519 se 383. — provela de las del rio Jagiiey, yéndose á buscar en botes, has- ta que en 1547 se estableció el arbitrio de sisa de la Zanja y se empezó la obra en 1562, que concluyó el ingeniero Antonel- li, aunque en este respecto existan algunas dudas;—obra que ha sido de todos celebrada por su sencillez y el esmerado es— tudio de los puntos de nivelación, pues “por una simple Zanja abierta en el terreno, se consiguió traer las aguas 4 las faldas del Castillo del Príncipe, lugar el más elevado de la pobla- cion.”—El acueducto de Fernando VII satisfizo únicamente sus exigencias . desde 1835 4 1850: la escasez y el as- pecto turbio de las aguas hicieron pensar en las de los manantiales de Vento, cuyos trabajos son dignos de admirarse y honran á su Director; pero el retardo de su aprovechamiento y la posibilidad de atilizar las que por más de dos siglos y me- dio habian usado nuestros mayores, indujo á nuestro Municipio al encañonamiento y adecuada filtracion de las de la Zanja.— Con tal motivo e+Sr. ingeniero Obeso Quevedo dirigió una co- municacion á la Academia, acusando una gran cantidad de ma- teria orgánica en dichas aguas, pues hecho el análisis cuantita- tivo por el Sr. Arozarena, pudo fijar 30 miligramos en ellas si- guiendo el método de Monier. El Sr. ponente refiere las dudas suscitadas en el seno de la Academia y luego en el de la Comi- sion en vista de los anteriores análisis (1), las circunstancias, de su recoleccion, los datos meteorológicos debidos en su mayor par- te á nuestro socio de mérito el R. P. Viñes, los sitios en que se verificaron los tomas, las precauciones que se tuvieron presentes, el procedimiento y los cálculos empleados: muestra en dos cua- dros los análisis practicados, y despues los resultados del exámen microscópico. Hechos los análisis con aguas recogidas en su esta-— do de normalidad, pues en la época delas lluvias sufren modifica- ciones transitorias y de poca duracion, como todas las conduci- das por medios descubiertos ó naturales, haciéndose * necesario en ellas la filtracion ó el reposo para que adquieran su traspa— rencia accidentalmente perdida, —las encontraron casi siempre claras, inodoras, incoloras y de fresco y agradable sabor, con (1) V. Anales, T. VII, págs. 440 y 603; y T. X. pág. 208. 384 poca cantidad de materia orgánica, tanto para el exámen quí- nico como para el microscópico, aunque con este último se ob- servase una cantidad notable de fosfato aruoniaco-magnesiano; quedando asi demostrada la potabilidad de las aguas, toda vez que el máximum de materia orgánica fué de 16 miligramos por litro y 20'4 grados hidrotimétricos en las tomadas en el puente junto á la casa de salud “La Integridad.” La Comision, por último, concluye: 1.9 Que las aguas de la Zanja recientemen- te encañonadas y las que se han examinado que corren al aire libre, acusadas por el Sr. Obeso de impotables por su cantidad 'de materia orgánica, son por el contrario potables;—2. % que los grados hidrotimétricos, así como el residuo mineral y mate- ria orgánica obtenidos por evaporación y calcinacion, colocan las aguas de-la Zanja en el número de las potables;—3.* que respecto al fosfato amoniaco magnesiano, señalado por el microscopio, atendiendo á su poca solubilidad, á no ser una sal tóxica, ni siquiera de accion fisiológica enérgica,—no lo considera el resto de la Comision como capaz de producir ac cidentes nocivos en el organismo, ni de hacer colocar dichas aguas en la clase de las impotables (1). Habiendo expresado el Dr. Valle (D. Ambrosio) que ya en el seno de la Academia se habia discutido suficientemente el asunto, en vista de la informacion, que es la base fundamental en las cuestiones de potabilidad de las aguas, y que los análisis efectuados por la Comision no habian hecho otra cosa que venir 4 comprobar lo que entónces se habia dicho,—fué aprobado sin discusion el informe. Eser ó el Dr. Rodriguez una consulta al Gobierno Superior Político, tocante á la pre- tension de cierto farmacéutico práctico que pide se le au- -' torice para asistir en Medicina los casos que ocurran en los patr- tidos donde no haya médicos—cirujanos. La Seccion de Medi- cina y Cirugía opina que los datos en que se apoya el solici- tante son insuficientes para acordarle dicha autorizacion; y co-- (1) V. Trabajos de la Comision de Medicina legal € Higiene pública, T. Il, pag 443. 385 mo que el manto de la Autoridad no puede amparar el escán- dalo, concluye que debe desestimarse la instancia de D. Ber- nardo C.... y C....;yasl se aceptó por unanimidad (1). Locura ErmeprIcA—Por último, concluyó el Dr. Conzalez Echeverría sua memoria acerca de la locura epiléptica, ocupán- dose más especialmente, en esta parte, de sus relaciones con la Medicina legal: una particularidad digna de atencion es el eco ó repeticion por el enfermo de la misma frase presente á su es- pívitu, ó de las palabras que se le dirigen, signo que Romberg con sideraba como de reblandecimiento cerebral, pero que el autor estima como el resultado frecuente de una voluntad pervertida; señalando algunos ejemplos de su práctica en que se observa fácilmente el eco, y entre ellos uno publicado por el Dr, Eastman en “The american journal of insanity.” Acepta la opinion de Buknill, que lá responsabilidad depende del poder, no del cono- cimiento y todavía ménos del sentimiento; y no siendo posible evitar las consecuencias delos actos reflejos, deduce que los epilépticos son irresponsables de cualquier hecho criminal que cometan durante los ataques; pero es preciso no olvidar .que la inconciencia puede presentarse sin relacion inmediata con éstos, perpetrándose entónces v. g. homicidios, por los que sería irracional'imponer castigo alguno, ú otras acciones más ó ménos independientes de su voluntad, sin haber sido precedi- das de la forma convulsiva: de donde, en conclusion, la nece- sidad de conocer los principales fenómenos de la locura epilép- tica en sus distintas apariencias, á fin de poder apreciar de una manera completa la naturaleza de los actos atribuidos á la epilepsia. Despues de la lectura interesante del Dr. Gz. lod declaró el Sr. Presidente cerrada la sesion. SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 22 pe FreBRERO DE 1874. SEÑORES ACADEMICOS CONCURRENTES.- Dr. Gutierrez, Presiden- Sauvalle, GE. del Valle (D. Fernando), Oxamend:, Fovantes, (1) V. Trabajos de la Comision etc. t.II. pág. 445. | 386 Miranda, García; Cowley (D. Rafael), Gonzalez Echeverría, Pla- sencia, G. del Valle (D, Ambrosio), Aguilera (hijo), Reynés; Mestre, Secretario, Lectura y aprobacion del acta de la sesion anterior. El Presidente advierte que asiste á la sesion el socio de mé- rito Sr. Dr. D. Fernando G. del Valle. CorrEsponDENCcIa.—Leyéronse en seguida por el Secretario: 1? Una comunicacion del Gobierno Superior Político remi- tiendo la instancia presentada por los Sres. Rasback y C? para establecer en el Cerro una fábrica de agua de soda y otras mi-* nerales; habiendo pasado á la Comision de Higiene pública; —29 Otra idem de la misma procedencia, expresando que por equi- vocacion se habia enviado á informe de la Academia una ins— tancia documentada del farmacéutico D. Bernardo Campos, á fin de que se devolviera sin aquel requisito; informe que ya habia evacuado la Corporacion, remitiéndolo al Gobierno;—37 un oficio del Excmo. é Tllmo. Sr. D. Julian de Zulueta, en la actualidad Presidente del Ayuntamiento de esta capital, expre- sando el deseo de que se le remita copia del resultado del exá- men químico á que se han sometido las aguas dela Zanja hoy encañonadas para el consumo público. Debiendo insertarse próximamente el trabajo de la Comision nombrada á ese efec— to entre los otros de Higiene en via de publicacion, se acordó enviarle algunos ejemplares del informe integro; —42 una co- municacion del Dr. Oxamendt para que se le pusiera 4 la ór— den del dia con motivo de un caso de cuerno cutáneo implan— tado en el labio inferior, que desea presentar al instituto;—5% un oficio del Ldo. Rosain, Director de la Casa Quinta de $. Antonio, invitando al entierro del Ldo, D. Pedro Armona y Larrazábal, miembro de la Comision de Higiene anexa á dicho establecimiento; siendo designados para llenar ese co- metido los Dres. Rodriguez, Garcia y R. Cowley;—6? una co- - municacion del Dr. D. Leopoldo Martinez y Reguera, que acompaña un vólumen intitulado “Apuntes para la Monogra- fía de las aguas sulfídricas de Arenosillo” y la nota de sus títu— 387 los y antecedentes científicos y literarios, —de que se da tras— lado á la Comision de Aguas y Baños Minerales;-7” un oficio del Sr. Secretario de la Sociedad Española de Historia natural, en la que se acusa recibo de las entregas de Ornitología Cubana por el Dr. Gundlach, que le fueron remitidas, manifestándole al propio tiempo el deseo de que se estableciesen relaciones en—- tre ambas corporaciones, y se dice que la Sociedad habia acor- dado, junto con las gracias por aquella obra, “la más gustosa aceptacion de las indicadas relaciones, á cuyo fin tiene el honor: de proponer el cambio mutuo de sus Anales.” La Academia acordó lo mismo con la mejor voluntad.—8? Un oficio del Sr. D. Manuel Gúera anunciando el envío de un manuscrito, el “Catecismo odontológico,” á fin de que la Academia exponga su opinion ántes de darlo á la prensa; habiéndose acordado pasarlo 4 la Comision de Patología externa tan luégo como se reciba por conducto del Gobierno.—9? una carta de Mr, Dé- clat, de Paris, anunciando la remision de una caja con todo lo necesario para proceder á ensayar el nuevo tratamiento contra las fiebres intermitentes, la fiebre amarilla, el cólera, etc, por medio del ácido fénico y el fenato de amoniaco en inyecciones subcutáneas, con varias notas explicativas sobre el asunto; acordándose remitir dichas comunicaciones á la Comision de premios, como se ha hecho con las anteriores;—10? una carta del Sr. D. Joaquin Sanchez Arregui, quien adjunta con desti= no á nuestra Biblioteca una coleccion del “Boletin de Coloniza- cion,” acordándose las gracias, así como al Dr. R. Cowley por una piedra jaspeada de Isla de Pinos para el Museo. ] Enterada asimismo la Academia de que el Dr. D. A. G. del Valle habia hecho otra remesa de libros sobre diversos asuntos de Medicina y Cirugía, quedándole aquella muy reconocida por sus reiterados donativos, —presentó el Dr. Reynés, Secre tario de la Correspondencia nacional y extranjera: el número . 980 (año 20) de “El Genio médico-quirúrgico,” el número 566 de la “Revista minera,” y los números 24 y 25 (año II) de “El Anfiteatro anatómico español,”—de Madrid; la entrega 10 de la Independencia médica, de Barcelona; los núms. 1044, T. x,—50 388 45 y 46 del Siglo .médico; el 9. de la “Fé científica;” y la en- trega 11 de los “Trabajos de la Comision de Higiene pública y Medicina legal,” tom. Il. Fractura comPLICADA.— Terminada la correspondencia, dió cuenta el Dr. D. Fernando G. del Valle de un caso de su prácti- ca: fractura conrplicada del fémur, en la union de los dos tercios superiores con el tercio inferior, por encima de los cóndilos, con salida del fragmento superior perforando el músculo recto ante— rior; curacion á los cinco meses de operado, 4 expensas de una falsa articulacion y anquilosis completa de la articulacion de la rodilla: “D. Justo Sanfelis, á la edad de 20 años, de buena consti- tucion y disfrutando de una cabal salud, sufrió una fuerte con— tusion en el muslo izquierdo que le fracturó el fémur y con tal motivo fué llevado al Hospital de Caridad de S. Juan de Dios y colocado en la sala de S. Sebastian, donde estuvo por 80 dias, hasta que el Dr. Gz. del Valle (D. Fernando), como catedráti- co de Clínica Quirúrgica entónces, pidió ú los facultativos de la sala le permitieran pasar el enfermo á la de Clínica, como ca- so interesante para el estudio y práctica de los alumnos y ver si podía lograrse su curacion sin amputarle el muslo como se habia opinado. Suestado en aquel dia era el siguiente: hin- chazon enorme del muslo, pierna y pié, en términos de no po- derse reconocer la forma de la articulacion, ni notarse el lugar que ocupaban la rótula y cóndilos y mucho ménos el tercio in - ferior del muslo; supuracion abundante por las aberturas fistu— losas que existian principalmente por la parte inferior de la porcion saliente del fémur, cuya porcion saliente era de dos y media pulgada, en forma de pico de clarinete, ó sea oblicua, de- nudada del periostio y de color de cera vieja: dolores insoporta- bles 4 los menores movimientos, 4 pesar de estar colocada en una caja de madera rodeada de compresas la parte inferior de musloy pierna planas, notóse una ligera mancha negruzca en el calcáneo por la continua posicion que llevaba hacia 80 dias, que era el tiempo de haber entrado en la sala; movimiento febril por las tardes, el cual se aumentaba cuando no tenía fácil salida 389 la supuracion ó se le formaba algun abcesito en las partes la— terales del muslo. El paciente dijo que la causa desu mal ha- bia sido que al salir con alguna precipitacion de uno de los va- pores del tráfico de la bahía para Regla, cayó boca arriba, que- dándole el muslo colgando del borde del muelle; que los facul- tativos del Hospital habian por varias veces intentado reducirle la parte saliente del hueso para colocarlo hácia adentro y unir- lo con la otra parte, y no les fué posible, por lo cual sólo se con- tentaron con ponerle unas planchuelas con ungiientos y baños de aseo. | “Colocado en la sala de Clínica, el plan siguiente se observó por 5 dias: un vendaje enrollado ligeramente compresivo, desde la punta del pié hasta el muslo, planchuela de hila seca al rededor de la fractura, algunas mechas muy holgadas en los senos fistulo- sos, inyecciones con vino aromático y dos fanones falsos, con sus tablitas, una al lado externo desde la cadera hasta la planta del pié y otra interna. desde los isquiones hasta la planta del pié, y almohada suave para colocar el muslo, pierna y- pié, y suprimir la caja de fracturas; dilataciones de los senos fistulosos para dar sarida al pus y evitar la infiltraciones y absorcion de éste. Interiormente una. buena alimentacion y por bebida por la mañana una tintura de quina y * centaura para, sostener las fuerzas y oponernos al movimiento febril. “Cuando la tumefaccion del muslo habia disminuido mu- cho, se habian consumido las carnes fungosas que rodeaban á la porcion saliente del hueso, y la supuracion era de buen aspec- to, nos decidimos á hacer la reseccion de aquella porcion del fé- mur que estaba sin periostio y servía de obstáculo á la cu- racion: con efecto, preparado el aparato conveniente se. comen- z9 por descubrir bien la parte del fémur hasta encontrarle la parte cubierta por el periostio, paraje donde debia separarse; di- secando algun tanto las partes laterales, se introdujo una aguja curva portadora de la sierra de cadena, con la cual tuvo lugar la reseccion. “Aunque sin esperanzas de la union de la fractura, se colocó el miembro llenando las indicaciones generales para esta clase 390 E de lesiones físicas; las ulceraciones y conductos fistulosos fue— ron cicatrizándose, se concluyeron los movimientos febriles, el gran edema desapareció y 4 los cinco meses el enfermo anda= ba con muleta, aunque con una verdadera anquilosis de la ar— ticulacion de la rodilla con el muslo y pierna: Salió del Hospi- tal con alta, coutinvó con el uso de las muletas por un año, des- pues con una sola, hasta que tomando fuerza los músculos, apo- neurosis, ligamentos y nuevos tejidos fibrosos de la parte, el pa- ciente es dueño hace más de 10 años de andar con toda liber— tad y se apoya perfectamente sobre esta extremidad sin nece— sidad ni de baston, efectuando los movimientos del muslo y pierna con agilidad, apoyándose las partes del hueso fractura— do entre sí y completamente adherida y sin movimiento la artt- culacion.”—El Dr. Valle concluye exponiendo, que, por no po- der permanecer el sujeto en la Habana para ser visto en sesion de la Academia, hacia algunos dias que se habia presentado en ésta, donde fué examinado por los Dres. Mestre, Miranda y OLFOS SOCIOS. i Fanrica DE aGua DE soba. —Leyó en seguida el Ldo. (rovantes, á nombre de la Comision de Hiviene pública, un informe re— lativo á la instancia de los Sres. Rasbach y C”* para establecer una fábrica de agua de soda y otras minerales en el Cerro. La sencillez de la operacion, que se reduce 4 combinar los carbo- natos con los ácidos; el hecho de no estar comprendida eutre los establecimientos insalubres y molestos; la costumbre de es- tar confiada su elaboracion á los farmacéuticos; y debiendo por otra parte situarse aquella en una casa aislada del Cerro, permiten concluir á la Comision que puede concederse ese per- miso, sierupre que sea bajo la inspeccion facultativa de un far— macéutico ó químico competentemente autorizado (1). Cuerxo curaxro.—-En el uso de la palabra el Dr. Oxamenda, se expresó en estos términos: “Bajo el norabre de cuerno cutá- neo (cornu—cutaneum ) han «descrito los dermatólogos una produccion de estructura córnea que se presenta tan Ta-- ramente en la piel, que muchos prácticos envejecidos con (1) V.Trabajos de la Comision de Medicina legal é Higiene pública, t. II pág. 471. 391 una clientela numerosa han dejado de verla tanto en su práctica particular como durante sus estudios médicos, 4un en aquellas ciudades que por su gran poblacion ofrecen un contingente más numeroso y variado á4 la clínica. En esta misma corporacion ha sucedido otro tanto con algunos de sus apreciables miembros que cuentan ya medio siglo de experiencia propia. Tan rara es esta anomalía hipertrófica de la piel, que muchos médicos especialistas de las enfermedades cutáneas en sus obras refieren no haber visto ni un caso y sólo la citan por vía de erudicion. Aunque todavía no pertenezco á la categoría de los que por su larga experiencia forman autóri- dad en la ciencia, puedo asegurar que el caso que presento á la Academia es el primero que he visto, en atencion tambien á su rareza, pues el cuerno cutáneo de que se trata se encuentra implantado en lugar no acostumbrado, y lo está más bien en el terreno de la mucosa del labio inferior que en su piel cutánea, sin embargo de que ésta participa de la dicha implan- tacion. Debo advertir, sin embargo, que el individuo que presento á la Academia habia sido visto ántes por dos inse- parables miembros de esta Corporacion, por los Dres. Miranda y García, que se habian prestado gustosos 4 operarlo. Yo no sé si mis colegas han tenido la misma intencion que yo, sl habian pensado presentarlo á la Academia ántes de operarlo ó venir despues con. el cuerno ya separado de las conexiones que lo unían al tegumento muco-cutáneo del labio inferior. Asi, pues, ya que el paciente se ha prestado benévolamente á ser examinado en la sesion de hoy, he preferido que asi sea y que despues sea operado, cediéndole muy gustoso á mis colegas Miranda y García el cargo de enuclear del labio in- ferior la produccion córnea que afea el rostro de mi pa- ciente. ; “Describamos pues el caso: en la estancia conocida con el nombre de “Mazon ,” situada al lado del fuerte pirotécnico de San Nazario se encontraba hasta la semana pasada D. Pedro Rondo, de estado soltero, de 36 años de edad, de oficio labrador, ocupado en las faenas agrícolas de esa estancia, siendo 392 este individuo natural de Asturias, militar que tomo su licencia en 1866. Refiere que hace como nueve meses que ordeñando á una vaca notó en el pezon de la teta una es- pecie de excrecencia córnea 4 modo de un hilo blanco atrave- sado. Al cabo de cierto tiempo notó que en el borde libre de su labio inferior, hácia su parte izquierda, muy cerca de la co- misura del mismo lado empezó 4 salir una produccion córnea que ha llegado á tener dos pulgadas de largo, habiendo observado el paciente que una parte de esta produccion se habia ablandado 4 causa de haberla cauterizado con piedra in- fernal y se desprendió de ella como un poco ménos de una pul- gada. AN “Esteindividuo no experimenta ningun dolor aunque se moje, solamente ha notado que cuando hace frio le duele un poco en el punto donde la produccion córnea se fija al labio inferior. A no ser porlo que afea el rostro, el sujetorque lle- va este cuerno no se decidiría 4 CapreES pues no le molesta en lo más minimo. “En la figura 27, pág. 255-de la 2* edicion del tratado de enfermedades cutáneas del Dr. Isidoro Newmann, docente de la Imperial y Real Universidad de Viena, publicado en dicha ca- pital en 1870, se vé representado un cuerno cutáneo pertene- ciente al Museo de Anatomia patológica de Viena. Aunque esta obra ha sido vertida al frances del original aleman, segun recuerdo haberla visto indicada en un catálogo, no he encontra- do ningun ejemplar en la Habana, por cuyo motivo presento en este momento á los Académicos y al benévolo público que nos oye la imágen del cuerno cutáneo que posee la Universidad de Viena; y espero hacer igual donativo á nuestro mezquino Museo, comparado con el de aquella celebérrima Escuela, si se llega 4 operar á D. Pedro Rondo. “No le consagra el Dr. Isidoro Neumaun boda de 62 líneas al cornu cutaneum, “hauthorn” en aleman, en su ya citada obra. Y como las consideraciones patológicas del cuerno cutáneo vie- nense muy bien se pueden aplicar al nuestro, ¿donde mejor que de esa mano maestra en Patología cutánea trasportar deba al 393 castellano las juiciosas consideraciones que sobre esta hipertro- fia hace? “Dice así: “este (el cuerno cutáneo) representa una protu- berancia epidérmica cónica ó redondeada, encorvada ó enro- llada “ modo de espiral, la cual llega 4 menudo á tener muchas pulgadas de largo y provista en su superficie de crestas prominentes y de canales trasversales superficiales. Mu- chas veces forma el cuerno cutáneo un tubérculo achatado de color amarillo, gris, pardo ó negruzco, el cual está. formado por capas de epidérmis circunscritas. Su consistencia es la del cuerno. | “La investigacion microscópica hace reconocer en el cor- nu cutaneum partes elementales que concuerdan con las dela epidérmis y de las uñas. Sémon encontró en urr cuerno una sustancia cortical y una medular, igual á los cuernos de los rumiantes. Investigando con más prolijidad se encuentra un tejido recorrido por muchos canales, en el cual aparecen por la desecacion ruuchas grietas semilunares. «Jamas se ha en- contrado que la masa se halle penetrada de sales calcáreas. Con un ligero aumento se encuentran las partes centrales compactas; haciendo una seccion trasversal considerable, que las pequeñas aberturas ya dichas aparecen como tubos ci- lindricos seccionados, esto es, como vasos sanguíneos, los que están en parte coloreados de rojo todavía. Cada vaso esta ro- deado por un halo claro «mbarino, igualmente circular, entre los que se encuentra la sustancia granulosa que forma el esque- leto, la que no se puede separareu la parte compacta del cuerno en sus últimos elementos primitivos. ¡Se reconoce en la seccion vertival del borde que el tumor positivamente tiene la constitucion vascular y papilar. Los vasos corren bastante dilatados en el eje de las papilas, los límites del cilindro claro parecen corresponder sólidamente á la membrana fundamen- tal. La parte media del cuerno es más compacta y no tan vascular como la externa. (A. M. Edwards). “Segun nuestra opinion hav que considerar al cuerno cutá- neo como una verruga semamente aumentada; así lo da á en- 394 - tender su aspecto, miéntras que en ambos casos la totalidad del cuerno cutáneo estaba compuesta de piramiditas colocadas compactamente unas sobre otras. En los dos casos que cono- cemos no era posible distinguir la capa cortical de la medular; tampoco se pudo comprobar que las papilas penetraban en la base del cuerno, más bien se observaba allí mismo una fo- sita enteramente superficial... En todos casos no proviene tal cuerno de una papila, sino de un grupo entero de las mismas. Cuernos verdaderos que provengan de las glándulas. se- báceas, como los han descrito algunos autores, no los hemos vis-+* to. Aparecen particularmente en la piel de la cubeza peluda, más raramente en la cara y en las extremidades, más raras veces en el tronco, especialmente en las mujeres, se Peret len- tamente y sin dolores.” “Terapia. —El cuerno cutáneo se-extirpara juntamente con la matriz en su base yse cauterizará repetidas veces con pie- dra infernal la superficie cruenta.” Discusion.—El Dr. Gz. del Valle (D. Ambrosio) recuerda haber. visto dos casos: uno en D. Manuel Zapatero, que lo llevaba en el cuello, por detras, á manera del espolon de un ga- llo, que le estorbaba y fué operado con buen éxito: otro en la Sra. D? Cármen Gonzalez de Guillem sobre el ala de la nariz, que llegó á tener una pulgada de largo, curvo, cilíndrico y adelgazado simétricamente hasta terminarse en punta; extirpa- do una primera. vez por el Dr. Valle, se reprodujo y volvió4 crecer bastante, siendo necesario entónces separarlo enucleán— dolo para conservar el cartilago, y se ha curado perfectamente: despues de la operacion se cauterizó con el percloruro de hier- ro, asistiendo á ella los Dres. André y Le Roy. Al Dr. R. Cowley no le parece tan extraño como al Sr. Oxa- mendi la implantacion del cuerno en la mucosa, pues en ella hay las células epiteliales que corresponden á las epidérmicas de la piel. Insistiendo el Dr. Oxamend: en que, sin embargo, eran más frecuentes esos productos en la piel y mucho más raros del la- do de las mucosas, —replicó el Sr. Cowley que todos esos casos 395 eran raros y no constituían sino meros cambios en la produc— cion genésica de los blastemas. | El Dr. Reynés recuerda tambien un caso de cuerno cutáneo situado en el dorso del pene, detras de la corona del glande, operado por el Dr. Pujadas en Barcelona, sin reproduceion, habiéndose couterizado la.superficie cruenta con el nitrato de plata; pero el Dr. Reynés preferiría á éste, que es un coagulan- te superficial, el ácido crómico que posee una accion especial sobre las células epiteliales. El Dr. Valle (D. Ambrosio) hace reminicencia de una obser- vación recogida, cuando él era estudiante, por el Dr. D. José de la Luz Hernandez y publicada en un periódico del Dr. Valdés Miranda, en que se trataba de un diente implantado en el ano. El Dr. R. Cowley niega que se tratase de un verdadero dien— : te, toda vez que en esa region no existe la dentina, sin la cual no hay diente. Tambien se ha hablado de los pelos en la len— gua, cuando no eran más que células epiteliales enroscadas; y tal vez, en el caso señalado, habia una concrecion calcárea afectando la forma de diente. El Dr. Valle advierte que los dientes no dejan ser una pro- duccion de la mucosa. ; El Dr. Gonzalez Echeverría está de acuerdo con el Dr. Cow- ley en que, si no se ha examinado suficientemente el caso, no debe aceptársele incontinenti; pero nó porque falte la dentina, pues á consecuencia de un cambio en la génesis de los elemen— tos anatómicos puede haber heterntopia, es decir, la formacion de ciertos productos en otros lugares distintos y distantes de aquellos en que habitualmente sé encuentran; y un ejemplo de ello lo tenemos en los quistes del ovario, que pueden encerrar á veces huesos, dientes, pelos, y hasta piel, como se observa en los llamados dérmicos por esta circunstancia. ' ) El Dr. R. Cowley opina que semejantes ejemplos correspon— den á la inclusion fetal, segun los teratologistas, y no le pare- cen enteramente comparables al caso de que se trata. El Dr. Gutierrez considera exagerada la exigencia de los que T. x.—51 396 quieren que una observacion tomada hace largos años reuna to- das las cireunstancias que sólo al presente hubiera podido al- canzar. En aquella época bastaba con estudiar la figura, la consistencia, el aspecto exterior etc.: hoy, gracias á la inter vencion del microscopio, el exámen histológico se verifica, y á él debemos la aceptacion de la heterotopia, que sirve sin duda para explicar muchos de esos casos. Caso DE HEMOFILIA.—Seguidamente leyó el Dr. R, Cowley la siguiente carta dirigida al Secretario, en consulta á la Acade— mia, porel Dr. Dumont, socio corresponsal en Puerto-Rico: “Sr. Dr. Mestre, Secretario general de la Academia de Cien- cias Médicas, Físicas y Naturales.-—Puerto Rico, Noviembre 27 de 1873.—Querido Compañero y amigo: —Fiel á la palabra que le he dado de dirigirle todos los datos que interesan á la práctica y la ciencia en mis viajes, tengo el honor de exponer á la sabiduría de le Academia un caso digno: de toda su aten- cion.—Le suplico que tenga la bondad de presentar esta ob- servacion á la crítica y al aprecio de sus dignos compañeros de la Academia, á fin de que su experiencia y conocimientos nos ayuden á salvar un niño atacado de diátesis hemorrágica con- génita. “En la Villa de Ponce, de esta Isla, el niño de un amigo ha sido confiado á mi asistencia: está atacado de una diátesis he- morrágica congénita, llevada á un grado de los más intensos; desde la edad de tres meses la enfermedad se reveló muy á me- nudo; hoy el niño tiene cuatro años, vive y nació en la villa de Ponce, costa del Sur de la isla de Puerto-Rico. “El clima de esta villa es muy cálido, la temperatura média parece ser de 28? centígrados; la higrometría acusa un esta- do de sequedad acostumbrado del aire, llueve poco en estos parajes y la caña de azúcar vive de sus riegos.—El síntoma más marcado de la enfermedad se revela bajo la forma de manchas equimóticas de dimensiones variables, que nacen ba- jo los pretextos más frívolos. Estas equímosis alcanzan á me- nudo el tamaño de un tumor sanguíneo, semejante á unas nuecesitas, otras veces á un limoncito; el tumor último que 397 apareció hace ocho dias, tenía el tamaño de la mitad de una - naranja, situado entrelas costillas y la cadera, del lado izquierdo. “El nacimiento de esos tumores sanguíneos es repentino, y no necesita la manifestacion de una causa evidente para de- sarrollarse. “En tanto se ha podido notar como causa predisponente una ligera indisposicion de algunos dias, como una afeccion que ha parecido preparar el desarrollo de un tumor sanguí- neo sin duda; á consecuencia de la debilidad suma añadida por la inmovilidad forzada y la dieta á los motivos anterio- res de debilidad. A menudo estos tumores desaparecen como se desarrollan, pronto: otras veces de una manera repentina; siendo dificil darse cuenta del sitio donde se halla la sangre que componía el tumor, uno se pregunta si no se habrá der- ramado en una gran cavidad interior; pero como faltan los signos de la compresion sobre los órganos interiores, queda la necesidad de admitir que la sangre que componía el tumor formado sobre las paredes del vientre ha roto de repente las barreras que le oponiar unas fibras resistentes y-se ha derra- mado en el tejido celular intersticial. “En el caso actual forzoso es suponer, que la sangre fluida del voluminoso tumor se ha derramado capa por capa debajo de la piel y entre las capas musculares. “En su lugar el tumor deja un color violáceo de 15 centí- metros de dimension en lo ancho y 6 en el otro sentido, y que pierde sus colores á la vez que se aleja de la época de su prin- cipio.—Un dolor vivo existe sobre toda lá extension del tu- mor y no permite su exploracion con los dedos; á la vez so- bre toda la extension del cuerpo se desarrolla una sensibili- dad exagerada que no deja manejar al niño sin provocar gritos.” “La cara, en el momento del ataque, se cubre de un color pá- lido, lívido, que luego se extiende al cuerpo entero; á la vez la cabeza parece como hinchada, pero no existe hidropesiía, los tobillos no ofrecen ninguna depresion comprimiéndolos con el dedo. La presencia de la hinchazon de la cara despierta 398 la sospecha de la albúmina en la orina; pero el análisis de ésta no la manifiesta ni por el hervor ni por la adicion de gotas suficientes de ácido nítrico. “Los orines son pálidos, parecen agua pura al principio del ataque; más tarde, mejorándose el enfermo, visten los orines poco á poco su tinte amarillo normal. “Al rededor del tumor, único 6 múltiple, se- manifiestan to- dos los signos de una inflamacion circunscrita; color rojo, hinchazon, elasticidad de los alrededores: cualquiera creería - que va á presenciar la formacion de un abceso, y quizás ha podido suceder así en algunos casos; pero no hemos presen- clado el hecho.—A la vez que estos signos locales se desar- rollan otros generales: el pulso se vuelve muy acelerado, nc baja de 140 y puede elevarse hasta 150 para bajar luego acusando en la convalecencia 120 y 110, frecuencia que no debe sorprender en- una afeccion donde las manifestaciones nerviosas de parte de todos los órganos tienen un papel tan evidente. El volúmen del pulso es muy desarrollado y se encuentra en contradiccion con los otros signos de debilidad y anemia. Exacerbacion por la tarde de los síntomas febrl- les y demas padecimientos; porla mañana al apuntar el sol, Ó poco ántes, enfriamiento dela cara, de las manos, sudorcitos frios, algunos vómitos, ansiedad, respiracion difícil y frecuen- te en lugar de su estado de quietud en las demas épocas del dia y de la noche. (El número de las respiraciones es de 36 en las demas épocas.) Lengua blanca, poco húmeda, de co- lor de cera, dura, áspera como la-de un gato; gases en el vien- tre, por lo tanto aumento de la disnea, sed viva, á cada rato grita por agua, desgana, ligera oscuridad dej sonido en el hi- pogastrio, paredes muy tensas, estrelimiento que desaparece álos6 6 7 dias del mal con los demas signos graves. —Deli- rio ligero cuando la fiebre es más fuerte; dura apénas algunas horas, para dejar una inteligencia muy clara y superior á la comun. > “Ningun signo crítico; entre tanto á los 7 dias orina muy abundante y evacuaciones repetidas, claras y. con olor fétido, 399 - sueños entrecortados como las palabras, fuerza muscular per- dida: tal es el cuadro del último ataque; todos no aparecen se- mejantes; éste duró 8 dias; la convalecencia se estableció pro- gresivamente. El método en los intervalos ha sido el uso de los tónicos, el percloruro de hierro, baños frios; duranté el ataque aplicacion de líquidos frios, agua sedativa, zumo de naranjas -agrias, los antiespasmódicos, la digital, belladona, acónito, baños, unturas calmantes, resolutivas, redaños al vien- tre, purgantes ligeros. “El método para la convalecencia ha sido el siguiente. Per: cloruro de hierro á pequeñas dósis, limonada sulfúrica, vino de quinium, hielo,” friegas generales con zumo de limon y agua con vinagre; purgantes de manito repetidos, alimentos tónicos, berros, vegetales frescos cocidos, carne tostada, ba— ños frios de rio, baños sulfurosos frios en el mismo aposento del niño. Lactato de hierro, bebidas amargas. Aquí están los pormenores de una afeccion poco comun en nuestros climas frios y en estos mismos paises cálidos. Se diferencia del púr- pura porque no es curable nuestro mal actual como lo es el púrpura. | “Tales son los antecedentes de la observacion cuyo trata— miento se consulta al parecer de los Sres. Académicos.—Dr. Dumont.” Discusion.—El Dr. Mestre ha tenido ocasion de observar dos casos de hemofilia 6 diátesis hemorrágica, disposicion con- génita y hereditaria á pérdidas sanguíneas difíciles de con- teneráun por heridas muy pequeñas y superficiales: uno de ellos se refiereá un jóven, hijo de un distinguido profesor de música de la Habana, de buena complexion aparente, pero con la coloracion, debilidad y otros signos del estado cloro-ané:- mico; en el último ataque, de regreso de la Península á donde lo habia enviado su padre con objeto de modificar aquella tendencia que, cual una espada de Damocles, pende constante- mente sobre él, y habiéndosele hecho á pesar suyo una emision de sangre por medio de sanguijuelas, no fué posible contener la hemorragia hasta su llegada 4 la Habana, gracias á la compre- a 400 sion prolongada que verificó el Dr. André; y cuando lo visitó el Dr. Mestre, en consorcio con este facultativo y el Dr. L. Cowley, ofrecía todos los caractéres de una anemia profunda, que fué combatida eficazmente con un plan tónico y recons- tituyente, en que predominaron los ferruginosos. El otro ca- so es el de una jóven cuya observacion ha tenido la bondad de recoger el Dr. Beato y Dolz, y es la que sigue: “Observacion de un caso de hemofilia.—La enferma, objeto de esta observacion, nació el 14 de Enero de 1854, yá las pocas horas de nacida tuvo un vómito de sangre á la vez que advirtió la comadrona que los pañales estaban tambien te— ñidos, pudiendo evaluarse la cantidad en dos ó tres cucha— radas. | “A los ocho años de edad tuvo una angina diftérica asis tida por el Dr. Belot, que le aplicó tres cáusticos consecutivos en la region del cuello. “Tres ó cuatro meses despues, al llegar la niña de la es- cuela le notó su madre varios cardenales en los antebrazos, muslos, tobillos y uno enorme en la parte anterior del pecho. Estas manchas, cuyos diámetros variaban, eran de forma circu- lar y la coloracion seguia los mismos cambios que sufren las contusiones, es decir, quelas habia moradas, verdes, amarillas etc. etc., segun el período desu evolucion. La mancha del pe- cho, que tendría como cuatro pulgadas y más, liamó sobre manera la atencion; creía la familia que eran golpes y mal trato á la niña y dos médicos consultados fueron de este pa- recer, ordenándole un cáustico loco dolenti. “La niña tuvo fiebre despues de esta aplicacion y llamado el Dr. D. Leon Giretté¿diagnosticó el primero púrpura he- morrágica grave. : “Esta fiebre duró siete ú ocho dias y despues apareció una erupcion confluente de petequias en todo el cuerpo; al mismo tiempo las encías sangraban al menor contacto. “Un año despues empezaron las hemorragias por la boca y Ja nariz, guardando el tipo de cada ocho dias, cada quince dias, y las manchas continuaban siempre, ya bajo la forma de equí- 401 mosis múltiples, ya bajo la de petequias, con la única diferen- cia que cuando las hemorragias eran abundantes la manifesta- cion de estas últimas era ménos aparente y en menor nú- mero. “A los diez años tuvo la niña una angina gangrenosa clasifi- cada por los Dres. André, Ledo, Valle (D. Estéban) y Oxamen- di, cuya angina terminó por una hemorragia abundante por la nariz, boca y curso, acompañada de dolor en el vientre y cade- ra, calculándose la cantidad de sangre arrojada en más de media palangana y cuya hemorragia duró seis horas. El Dr. Oxa- mendi le administró una receta alemana preparada por el Dr. Aguilera y el percloruro de hierro, empezando por una gota hasta tomar quince diarias en un vaso de agua, por terceras partes. Se le administraron baños de mar, limonadas, los ferruginosos y una buena alimentacion. “El año de 1866, tenía la niña 12 años, tuvo otra hemorra= gia intestinal con dolores en la region del cólon, y el Dr. Ruz que la asistió diagnosticó hemorragias intestinales con fenóme- nos disentéricos. ala “En esa época la vieron los Dres. Giralt, Valle y Cowley (D. Rafael) y el primero de ellos clasificó la enfermedad de púrpura hemorrágica como no habia visto más que otro caso en Paris, y administró los baños de mar y el percloruro de hier- ro. El año de 1867, tenía la niña 13 años, cuando la ví por pri- mera vez; estaba bien desarrollada, gruesa, pero muy pálida (anemia en alto grado), la cara edematosa y las carnes flácidas, presentando variasequimosis en distintas partes del cuerpo y una erupcion de petequias tan confluentes que sólo las he ob- servado en un caso de fiebre tifoidea en su último período. Si la niña se rascaba una de éstas ó bien era picada de un mosqui- to, inmediatamente salian tres ó cuatro gotas de sangre; si en la piel, que parecía buena, se pellizcaba, la equímosis no tardaba en presentarse. El aspecto que presentaba la erupcion de la ni- ña parecía ser la de un prúrigo cuyas pápulas fuesen mucho mayores y que sangrasen al menor contacto. * | - “Le administré baños frios de esponja y unas píldoras de 402 "d Cornezuelo de centeno recientemente aliado | sql Ergotina.. RRA e 1 Extr. blando de E e ¿a l- 1d. H. s. a. 20 píldoras Para tomar una cada dos horas. : > “Aconsejé á la familia el reconocimiento de la niña para ver si existía alguna imperforacion del hímen, “La mejoría no se hizo esperar muchos dias y el año” 68 apareció por primera vez el período menstrual: la niña siguió su tratamiento durante tres meses y entró á educarse en el Colegio de las monjas Ursulinas, “A fines del 69 la menstruacion fué tan abundante que el Dr. Gutierrez fué llamado y tuvimos una consulta: la mens truacion duró 21 dias y se le ordenó: baños frios de inmer— sion, más tarde baños de Baréges artificiales y las píldoras de centeno. “Al año siguiente una disentería, ó mejor dicho. hemorra- gias intestinales. Estando en la Union la vió el Ldo. Enrique Casabuena, y al tercer dia de tomar las píldoras cesaron completamente. “A los tres ó cuatro meses una nueva hemorragia intesti- nal: el mismo plan. El año de 1872, despues de un largo pa- seo á caballo (cuatro leguas), se encontró con el cuerpo pesa do, muy estropeada, fiebre, vómitos biliosos, diarreas de san— gre: la asiste el Dr. Plasencia como si se tratase de una fiebre disentérica, y por último le administró el. hierro mangánico; mas agravándose diariamente la enferma, la trajeron á la Ha- bana, donde fueron consultados los Dres. Mestre, Lebredo, Oxamendi y el que suscribe, despues de cuatro meses de en— fermedaad. | “Las diarreas, de diez 4 12 diarias, eran de sangre descom- puesta, abundantes, fétidas las unas, las otras eran de sangre pura y no era raro encontrar holos fecales naturales. Se le ad- ministraron varios purgantes salinos á la enferma, ya in ex- tremis por falta de sangre, y viendo inminente su 1muerte le hice aplicar una lavativa con un gramo de nitrato de plata, 403 . que produjo dolores horrorosos durante media hora, á los que siguió un sueño tranquilo, hasta el siguiente dia en que que ella mismo pidió una nueva lavativa. Interiormente se le siguió administrando durante ocho dias un grano de nitra- to de plata en dos pildoras 4 mañana y tarde. “Al tercer dia, es decir, el 9 de Octubre de 1872, hizo la última diarrea, en la que se encontraban pedazos de cuatro pulgadas de la forma de un dedo de guante de mucosa intes- tinal. Desde entónces continuó el uso de las píldoras durante tres meses, disminuyendo poco á poco el número de ellas, y - hoy 22 de Febrero del 74, es decir, 16 meses del último ata- que, la niña está perfectamente desarrollada, gruesa, sus fun— ciones menstruales sólo le duran tres ó cuatro dias sin el me- nor anticipo, cuando ántes tenía hasta dos hemorragias por mes que le duraban ocho ó diez dias. “Creo y estoy completamente convencido de que el centeno cornezuelo es el único medicamento que alivia y que quizas cure esta afeccion. Las preparaciones ferruginosas han agra- vado siempre á esta enferma.” El Dr. Mestre continúa exponiendo que en ambos casos se observan las hemorragias externas y por causa traumática, miéntras que en el del Dr. Dumont sólo las subcutáneas, que, en la apariencin, lo aproximan más á la púrpura que á la hemo- filia; que en dos de ellos los ferrúginosos han dado buenos re- sultados, miéntras que en el del Dr. Beato el centeno ha obte- nido la ventaja. Cree desgraciadamente que dicha enfermedad es de muy difícil, si no imposible, curacion; dependiendo segun algunos histologistas de la tardanza con que se forma el tejido cicatricial; y recuerda que se han aconsejado los viajes como medio profiláctico. Los ataques pueden dominarse y lograr- se que desaparezcan sus consecuencias; pero ¿es tan fácil de- sarraigar la predisposicion congénita y hereditaria? El Dr. Valle (D. Ambrosio) es de parecer que deben dis- tiñiguirse los casos en que existe una alteracion de la sangre de otros en que padecen los capilares, los cuales, como se sa- be, están bajo la accion del sistema nervioso: lo que explica T, x.—92 404 por qué unas veces se han obtenido buenos resultados con el percloruro le hierro y por qué otras es más lógico dirigirse al centeno. El Dr. Cowley (D. Rafael) cree que la administracion del centeno es racional durante el ataque de púrpura, por ejem- plo; pero nó despues, pues no despierta la contracion de la fibra muscular, sino sólo la aumenta cuando-ya existe aquella: por eso se le ha aplicado como obstétrico una vez que ya se han desarrollado las contracciones uterinas para avivarlas y - excitarlas, y poreso se comprende su accion más enérgica so- bre los capilares, cuya fibra muscular es más abundante que en los gruesos vasos. El sécale es un hipostenizante que, en ciertas circunstancias, da lugar á la gangrena que se ha lla- mado senil por algunos, vista su semejanza con la que se ob- serva en los ancianos. El D». Valle (D. Ambrosio) disiente de la opinion del Sr. Cowley en cuanto al modo de obrar el - centeno como obsté- trico: recuerda que en la práctica de Dubois se citan casos en que, á consecuencia de estrecheces de la pélvis, ha sido necesa- rio provocar el parto anticipado, administrando aquel medica: mento, queentónces ha despertado contracciones que áun no se habian presentado. En las parálisis musculares y en las hemorragias, es conveniente no olvidar el modo de accion de las sustancias, segun que se curan por uno ú otro re- Curso. El Dr. Gz. Echeverría sostiene que la accion del sécale es la de excitar los nervios vaso-motores. Segun los experimen- tos de un fisiólogo aleman, destruida esa excitabilidad por medio del óxido de carbono, la hace renacer una inyeccion de ergotina. Cuando existen hemorragias capilares, la influen- cia del centeno provoca la contraccion de las fibras muscula- res; y áun supuesta la intoxicacion de la sangre, es preciso no olvidar que sin la parálisis no se presenta la hemorragia, y que contra esa parálisis va á obrar el medicamento men- cionado. El Dr. Oxamendi no acepta que haya la paridad indicada 405 por el Dr. Cowley entre la gangrena senil y los fenómenos de- terminados por el centeno, que siempre se han considerado como un efecto del “ergotismo.” El Dr. R. Cowley cita la obra de Giacomini, de Terapéutica y Materia médica, en comprobacion de que el abuso de di- cha sustancia puede dar lugar á la gangrena del útero y de las extremidades, estableciéndose en dicha obra el cotejo que ataca el Dr. Oxamendi. El Dr. Gz. Echeverría observa que cuando la accion de una sustancia excitante se prolongá demasiado y es constante, el resultado es la parálisis de los nervios vaso-motores, la inter- rupcion circulatoria y por último la gangrena. Liroma DEL vienTrE.—Terminado el anterior particular, y á reserva de que otros Sres. Académicos emitiesen opinion so- bre la comunicacion interesante del Dr. Dumont,—dió cuenta el Sr. Gz. Echeverría de un caso que considera como único en su género.—Una mujer de 26 años, que desde hacía 8 se habia hecho abortar, vió á los pocos meses desarrollarse un tumor en la fosa iliaca derecha, que fué gradualmente creciendo sin dolores y sin perturbar las funciones. Hace tres” semanas que la examinó el Dr. Echeverría en union de los Dres. Bus- tamante y Diaz Albertini: la enferma presentaba la respira- cion difícil, el pulso frecuente, se hallaba demacrada y ofrecía todos los caractéres de la fácies ovárica. Tres punciones explo- radoras habian sido héchas sin dar salida á ningun líquido; aunque, moviéndose ampliamente la cánula introducida, no se creyó que fuese sólido: su circunferencia medía dos metros seis centímetros. Deseosa la enferma de salir de un estado que inevitablemente la conducía á la muerte, aceptó con gus- to la operacion. Se estuvo de acuerdo en que era un quiste del ovario: la orina con el aspecto de vino de Jerez, sin sedi- mento, ni albúmina, sin signo alguno de afeccion renal. El Dr. Gonzalez Echeverría hizo notar que ínterin no se abriese el vientre, no se determinaría de un modo seguro la naturale- za de la enfermedad: habia ciertos síntomas, como el edema delas regiones inferiores del vientre y de las extremidades in- 406 feriores que suelen presentarse en el 4? grado de dicha afec- cion; y la duda estaba indicada en el momento de la opera—- cion por una sonda metálica, colocada entre los instrúmen— tos, que debia pasarse por debajo del tumor, en busca del. pedículo hácia arriba Ó abajo; pero la magnitud suya no permitió esta investigacion. La puncion con un trocar peque- ño no dió salida á nada; la incision dejó reconocer sus pare— des de naturaleza adiposa, pero la profundidad á quese hallaba esta materia, hizo pensar en un tumor del omento. Están acordes los ovariotomistas en que, una vez abierto el abdómen, si se encuentra la degeneracion de los tejidos, debe cerrarse la incision; mas, siendo grasiento, no notándose he- morragia alguna, y recordando que Bodmann, en un caso de fibroma del mesenterio, separó los intestinos y enucleó el tu- mor, y que Spencer Wells despues de cerrar el vientre en un tumor del ovario, obligado á suspender la operacion, á los ocho dias de la sutura pudo operar á su enferma,—se continuó la extraccion de las masas adiposas. Piensa el Dr. Echeverría que en ningun caso debe aventurarse la vida del paciente; pero que, no habiendo vascularidad y tratándose de un inmenso lipoma, debió seguir el ejemplo de aquellos que, una vez empezada la operacion, nose detienen hasta el fin, si van guiados por las indicaciones de la ciencia: á esa Escuela, si existe, pertenece él. La muerte, ocurrida duran- te la operacion, tuvo lugar por hemorragia de la arteria renal y dle una de las mesentéricas: habia una degeneracion coloide del riñon derecho, que nadie hubiera supuesto, y el bígado se ballaba tambien degenerado. El Dr. Gz. Echevería concluye Mamando la atencion sobre las dificultades que á menudo pre- senta el diagnóstico de los tumores ováricos, y advirtiendo que el peso del lipoma era de 166 libras. Transcurridas las horas de Reglamento, quedó constituida la Academia en sesion de gobierno. y : 407 DiscusioN ACERCA DE LA PUNCION DE LA VEJIGA; por el Ldo. D. Jus- "tino Valdés Castro. Ñ Continúa.— Véase Anales, T. X, pág. 332.) he Otro hecho: M, L...., negociante, de 50 años de edad, se presenta á mi consulta el 14 de Marzo último. No puede orinar: pongo la sonda y encuentro en el bulbo una estrechez dura, que no da paso á ningun instrumento, Esta alteracion, consecuen- cia de uretritis numerosas. ha principiado hay más de 20 años y ha marchado progresivamente. Al cabo de un cuarto de hora de maniobra, he franqueado la estrechez cor una sonda de 0,005 milímetros. El paciente me suplica suspenda el cateterismo hasta el dia siguiente. El 15 pasa la orina por rebosamiento. En diez minutos adelanto cerca de un centí- metro en la estrechez, que me parece comprender toda la re- gion membranosa. El enfermo tuvo necesidad de ausentarse el 16 hasta el 23 en que volvió. En este tiempo la orina sale gota á gota. La vejiga se eleva hasta el ombligo á veces. Pro- cedo nuevamente al cateterismo, y en ménos de 30 minutos el instrumento penetra en la vejiga, donde lo fijo. La he- morragia ha sido insignificante, y los dolores soportahles. Te: miendo el paciente que la sonda le moleste durante el sueño se la retiró; cuando quiso reponerla, se hizo una falsa vía, que determina una hemorragia abundante. Al dia siguiente en— sayo en vano más de dos horas hacer penetrar en la vejiga sondas de curvaturas y dimensiones variadas; todas se intro- ducían en la falsa vía, despues de haber fácilmente atravesado la estrechez, más allá de donde se encuentra el traumatismo. Felizmente el enfermo puede orinar.—Pero, me direis, esas es- trecheces duras, poco dilatables, eran bastante blandas para dejarse dilatar por el catéter, y se comprende vuestro resulta- do. ¿Pero no se puede encontrar estrecheces más duras aún, que no permitan la entrada de ninguna sonda? ¿En estos ca- sos, la retencion de orina no exige imperiosamente la puncion 408 vesical? Se puede, sin embargo, en estas circunstancias pres- cindir de dicha operacion. En efecto, ¿no tenemos á nuestra disposicion la uretrotomía interna y la externa si la primera no es aplicable? Evidentemente estos recursos operatorios os harán vencer, sin puncion vesical, las retenciones de orina de la clase de las que nos ocupan en este momento. 32 La bipertrofia é infarto crónico de la próstata traen á veces la retencion de orina. En estos estados morbosos la próstata comprime la porcion del canal de la uretra que le da su nombre y el cuello de la vejiga, paralizando de algun mo- do el movimiento de las fibras longitudinales de dicho cuello. El orificio vesical, por consiguiente, no puede abrirse espon- táneamente: de aquí una retencion de orina. ¿Debe conducir- nos á la puncion de la vejiga? No. Porque si la próstata hi- pertrofiada, comprimiendo la parte posterior del canal de la uretra y el cuello de la vejiga, disminuye el conducto, aumen- . ta tal vez la longitud del canal, paraliza los movimientos del cuello, no es ménos cierto que, no obstante esto, el canal ure- tral está siempre anatómicamente en el mismo sitio, que es un conducto más ó ménos hueco, que el cuello vesical no deja de ser un anillo tambien más ó ménos hueco; que si sus pare- des yustapuestas una con la otra son incapaces de entreabrir- se como en el estado fisiológico, an instrumento de metal ó de guta-perca, de forma y volúmen apropiado, deberá sin duda recorrer la vía que la naturaleza ha trazado. Teóricamente el razonamiento nos conduce pues á admitir que la hipertrofia general y uniforme y el infarto total simple de la próstata permitirán vaciar la vejiga por el cateterismo. Admitimos tambien que en la práctica el cateterismo sua ve, lento, continuv y progresivo, se haga de acuerdo con la teoría y sea coronado con un buen éxito. ¿Pero será lo mismo en la hipertrofia parcial, ó desigual, en el infarto duro crónico desi- gualmente extendido ó limitado á una porcion de la próstata? (Continuard.) 98100289021 9%1S 26'9/0'01 gano“ P8 ZO 31 go |S'b8 HO'31 eo 0 v0'Elo'8 0'€lZ'el0'8 y El6€ OPIO 0 S'hjo' gE€lR' AS as 1051) o co 0'ele Gícl€ G'gl3a'a 0€19€ SD 27 0Bsr (IPAES e [S Elbe 0 ld 7 xi aja a == Po “UOY9D94 UT [UPOM| “11980 [*WLLO YA "VIE MA "epopc l 11980 [corales | 1980 [ura] ra empow | 11990 | ua] urea] apo | “1980 [Upa] *UX BA vpo | “11980 [UA *DIFXPY = 3 7 "PRDV 9p J 'OLNITA "DOMDIIL PVPIUMNAIT JOdpa 19p UOISUAJ, *— *OLQUQUIAR Y, "OMQUQIDET "IOJUOZALOY DZLINH YUOLIPUNINT "v1IC "IEC SV40n SELNEVSIO Yu0d SVOIDOTOVOMLAN A SVOLLENDVN SENOIOV AIZSEO de ANALES DE LA ACADEMIA DE CIENCIAS MEDICAS, FISICAS Y NATURALES DE LA HABANA. ¡iO AC — , REVISTA CIENTIFICA. 242 > MAYO DE 1874. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA. (SEsION PUBLICA ORDINARIA DEL 8 DE MARZO DE 1874). SEÑORES ACADEMICOS CONCURRENTES.—Dr. Gutierrez, Presiden- te; Sauvalle, GE. del Valle (D. Ambrosio), Miranda, García, Melero, GFovantes, Machado, iron (hijo), Rocamora; Mes— tre, rolas Lectura y aprobacion del acta de la sesion anterior. CorrespoxDENcIa.—Leyéronse en seguida: 1? Los decretos marginales del Gobierno Superior Político, remitiendo los ex- pedientes relativos á la provision de dos plazas de médicos mu- nicipales, una en el partido de Alacranes y otra en el de Sto.. Domingo, jurisdiccion de Sagua la Grande; de que se dió +tras- lado á la Seccion de Medicina y Cirugía para los informes res- pectivos :—22 Otro idem del mismo bic sometiendo al juicio de la Academia el “Catecismo odontológico,” redactado T, x.—-08 412 por el cirujano dentista D. Manuel Griera, por haberlo así soli- citado el autor; el cual pasó á la Comision de Patología exter na; —32 Un oficio del Illmo. Sr. Presidente del Ayuntamien- to de Regla, manifestando que esta Ilustre Corporacion habia acordado se diesen las gracias á-la Academia por los tubos de vacuna que le fueron remitidos; —4? Un oficio del socio de nú- mero Dr. Miranda, regalando para el Museo y Biblioteca de la Academia una preparacion en cera, hecha en Paris, de las di- versas partes que constituyen el ojo humano; tres pélvis, una en que los diámetros son normales, y las otras con estrecheces notables de sus diámetros ántero-posterior y trasverso; un coco- drilo y una iguana disecados; y siete volúmenes de la “Gazette des hópitaux” de 1854 4 60; acordándose darle las gracias por tan valioso presente;—5% Una comunicacion del Dr. Dumont, socio corresponsal en Puerto-Rico, anunciando el envío de una memoria sobre la Patología de dicha Ísla. Enterada la Academia de que el Dr. G. del Valle (D. Am- brosio) habia remitido para la Biblioteca cuatro volúmenes so- bre asuntos diversos, acordó se le dieran las gracias: —de que el Dr. Franca y Mazorra habia hecho llegar á la Secretaría ge- neral su memoria inaugural sobre las “inyecciones subcutáneas de sulfato de quinina )” fué designado por el Sr. Presidente el Dr. García para contestarle el dia de su recepcion. Presentó tambien el Secretario: 12 El número 13 del “Genio Cientíifico;"—22 Un ejemplar de la Gaceta oficial,” en que, á consecuencia de una discusion promovida recien- temente en el seno de la Academia, hallándose presente el Excmo. é Illmo. Sr. Gobernador Político interino, se lee un decreto de fecha 27 de Febrero, prohibiendo los anuncios en los periódicos de medicamentos con “ponderados encomios, exageradas relacioñes de sus portentosas virtudes, catálogos de enfermedades infaliblemente curadas, y otros mil recursos con que el charlatanismo explota la credulidad pública con perjui- cio de la salud y de los intereses de los consumidores,” y dis- poniendo que ningun Director de periódico admita para su in- sercion en el mismo, anuncio de la clase del que nos ocupa sin . 413 que éste lleve la aprobacion de la Academia de Ciencias médi- cas y autorizacion del Gobierno Superior,” segun prescribe la circular de 4 de Noviembre de 1862; disposicion que recomien- da el celo y eficacia del Sr. de Zulueta y que acordó la Acade- mia publicar en sus Anales;—3? dos comunicaciones de la Academia de Medicina y de la Sociedad Filiátrica de Méjico, manifestando su Presidente el Sr. D. Lauro María Jimenez, el deseo de que se establezcan relaciones entre ellas y nuestra Corporacion, y anunciando el envío de sus respectivos periódi- cos en cambio de las producciones científicas de ella. La Aca- demia oyó con el mayor placer semejante lectura, y acordó re- mitir á dichas beneméritas sociedades las publicaciones realiza- das en su seno; y 4? Una nota del Dr. D. Fernando GE. del Valle, socio de mérito, refiriendo dos casos de cuerno cutáneo, uno de la obra de enfermedades quirúrgicas por Boyer, en que era de más de diez pulgadas de largo”y tres de ancho en su ba- se, situado en la parte média é interna del muslo derecho, sir- viendo de molestia al opuesto; desprendido por la raiz, se for-- mó una úlcera cancerosa, y falleció la mujer á los 6 meses; el otro, citado por Fabricio de Hilden, encorvado, en la cabeza. Terminada la correspondencia, expuso el Sr. Presidente que" dos facultativos extranjeros, Mrs. Selsis y Pasqual, habian querido presentar á la Corporacion unos aparatos con aplica- ciones al tratamiento de las enfermedades, aprovechando su residencia en esta capital, á lo cual habia accedido gustoso en atencion £ que una de las atribuciones de la Academia era propender á la vulgarizacion de los conocimientos. Purverizacion.—Concedida la palabra al Dr. Selsis, de Paris, incorporado en 1857 á la Universidad de la Habana, expresó que la pulverizacion producida por el tubo inspirador es tan tenue que “tiene todas las propiedades expansivas de los gases, como lo ha demostrado Sales-Girons, pudiéndose hacer pene— trar los líquidos medicinales y las aguas minerales hasta los bronquios. En el aparato que presenta y haze funcionar, se ha propuesto reunir las condiciones siguientes: poder á volun— tad dar inhalaciones y duchas pulverizadas 4 temperatura va— 414 riable sin alterar los medicamentos: el indicado profesor ex- plica las partes de que se compone su aparato, asi como su mecanismo y sus ventajas sobre el del inventor de la pulveriza- cion: con él pueden darse duchas para las enfermedades de la boca y de la garganta, y con una ligera modifica- cion para las de las fosas nasales; se-dan tambien duchas no pulverizadas y de mucha potencia. En este clima las inhalaciones pierden ménos calórico v las duchas apénas la cuarta parte, tomando por punto de partida los experimentos practicados de acuerdo con el Dr. Chateau. Debe advertirse que con tales aparatos el médico tiene 4 su disposicion dos co- sas múy importantes: el tratamiento por medio de la tempera— tura y el tratamiento por medio del medicamento pulverizado: El autor señala las principales afecciones á que puede aplicar- se: la tísis, el asma, la tos ferina, las hemorragias pulmonares, las inflamaciones agudas y crónicas de la faringe, laringe, trá- quea y bronquios; las anginas y parálisis consecutivas Q. d., citando aleunos casos de su práctica, y no olvidando decir que no se prescinde del tratamiento general oportuno, para hacer patente, al terminar, que un método que introduce de un modo seguro y fácil los medicamentos en el torrente de la circulacion al momento mismo en que se efectúa uno de los actos más 1m- portantes de la fisiología, tiene un porvenir tan vasto que na- die se puede atrever á fijar sus límites.” Execrro-TeRAPIA.—Acto seguido presentó el Dr. Pisset de Pascual, expresándose en francés, dos aparatos electro-médicos cuyo pequeño volúmen los hace muy portátiles y usuales: el uno volta-farádico, de corriente inducida, compuesto de dos pares de cloruro de plata y una bobina ó electro-¡man con un regulador que pone la pila en movimiento, regula las intermi- tencias y detiene la corriente á voluntad sin necesidad de qui- tar las pilas: puede estar funcionando 24 horas seguidas sin vol- verse á cargar, pues no se gasta su accion cuando la corriente no permance cerrada: es justo recordar que el hábil fabricante Mr. Gaiffe es el inventor del aparato volta-farádico de cloruro de plata, asi como del de sulfato de mercurio. 415 Su pequeño volúmen, su fuerza y constancia los han hecho construir de modo que la corriente fuese contínua: á este gene- ro pertenece el 2? aparato presentado por el Sr. Pisset, pila eléc- trica de corriente contínua y constante, compuesta de 60 ele- mentos de cloruro argéntico y en extremo manual, cuyo meca- nismo y disposicion explica, del mismo modo que sus ventajas: no se consume su accion cuando no funciona, no hay en ella desprendimiento de gas, ni oscilacion, ni manchas, se carga fá- cilmente. Los trabajos de Onimus y Legros, de Cyon «+, seña- lan el gran porvenir médico de las corrientes continuas, las cuales gozan á la vez de propiedades mecánicas, físicas, quimi- cas y fisiólogicas. El empleo de las pilas con pares de peque- ña superficie, dando corrientes eléctricas de poca intensidad, modera singularmente los efectos químicos y caloríficos, de- biendo por -lo tanto adoptarse para obtener sobre todo efectos fisiológicos; y como la electricidad es una especie de síntesis de todas las otras fuerzas físicas y químicas de la naturaleza, se co- lige la importancia de desarrollar, perfeccionar y multiplicar los modos de aplicacion y de transformacion de esa fuerza. Las aplicaciones de la corriente continua son mucho más nume- rasas que las de la corriente inducida: ésta da buenos resulta- dos en las parálisis esenciales, las atrofias musculares, las neu— ralgias antiguas y algunos reumatismos; mas es perjudicial y está contraindicada en las afecciones nerviosas y musculares de forma aguda, en las de la médula, en las enfermedades conges- tivas é inflamatorias, miéntras que la corriente contínua presta en ellas señalados servicios sin contar con los que ha dado la electrólisis. Para el Sr. Pisset de Pascual la corriente contínua es el mejor remedio contra las neuralgias más intensas y rebel- des, los reumatismos musculares agudos y muchas otras -afec— ciones congestivas é inflamatorias, la ataxia locomotriz, la rigi- dez, las odontalgias 4.: él combate los accesos de gota, el reu- matismo articular agudo con gran éxito segun una teoría cien- tífica que pronto publicará, ofreciendo un ejemplar á la Acade- mia; y termina diciendo que el tratamiento eléctrico no exclu- ye los otros medios terapéuticos, sino 4 menudo los favorece, 416 Revisra crewrírica.—Despues de dar el Sr. Presidente las: gracias á ambos profesores por sus interesantes comunicaciones, y ademas al Dr. Selsis por la dedicatoria á la Academia puesta al frente de su nota impresa, algunos de cuyos ejemplares se distribuyeron á los socios concurrentes;—trató el Sr». Sauvalle en una Revista cientifica: de la aplicacion local del clorato de potasa en las úlceras cancerosas; de la administracion del agua de café contra la gota; del tratamiento del asma por la inhala— cion del protóxido de ázoe; de dos casos de pólipos uterinos intermitentes; del empleo de las cañerías de plomo en el enca- ñonamiento de las aguas potables; y de la historia de las cien— cias y de los subios en éste y los dos últimos siglos segun 4/ph. De Candolle. El Dr. Mestre manifestó que en la interesante Revista del Sr. Sauvalle se tocaba un punto doblemente importante; pues ade- mas de aseverarse la cdsi inocuidad de los tubos de plomo para acarrear las aguas usadas como bebida, en contra de lo. que sostuvo Lefévre y con él Dutroulau y otros médicos de la Ma- getal ó nervioso de los paises cálidos, que habia desaparecido por decirlo así del cuadro nosológico, reduciéndose al saturnino, á pe- sar de que Fonssagrives trazase su diagnóstico diferencial, tiene una verdadera existencia como especie morbosa distinta, toda vez que hoy se niegan las condiciones que más comunmente lo engen- draban al decir del primero de los autores citados. Dutroulau, ar- rebatado no ha mucho á la ciencia, se habia adherido á la opi- nion de Lefevre en la segunda edicion de una obra llena de util enseñanza sobre las enfermedades que padec: en los euro- peos en las zonas intertropicales. Pasadas las horas de Reglamento, quedó constituida la Aca- demia en sesion de gobierno. SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 22 pe Marzo pe 1874. SEÑORES ACADEMICOS CONCURRENTES.—D). Gutierrez, Presi- dente; Sauvalle, Reynés, Rodriguez, R. Cowley, Babé, García, 417 Finlay, A. E. del Valle, Benasach, GFovantes, Riva, Miranda, Rovira, Plasencia, Melero, Oramend:, Cerero; Mestre, Secretario. Lectura y aprobacion del acta de la sesion anterior. CorREsPONDENCIa.—Leyéronse en seguida: —1% Una circular del Gobierno Superior Político, transcribiendo una comunica— cion del Excmo. é Illmo. Sr. Ministro de Ultramar, relativa á la formacion de un cuadro detallado, claro y completo del pro- fesorado; á cuyo efecto se piden los datos necesarios. No sien- do la Academia un cuerpo docente, ni estando subvencionadas sus plazas, no le comprende por lo tanto dicha circular, y se acordó decirlo así al Gobierno.—22 Otras dos comunica- ciones del mismo origen, remitiendo el expediente sobre-la plaza de médico municipal del Perico y la instancia del Ldo. D. Casimiro Aced, solicitando la de aspirante en el hospital de “S. Felipe y Santiago;” de las que se dió traslado á la Seccion de Medicina y Cirugía para los informes que se piden.—32 Un oficio del Excmo. Sr. Presidente del Ayuntamiento, dando en nombre de éste las más expresivas gracias á la Academia, .por los ejemplases que se le enviaron del informe sobre la potabili- + dad del agua de la Zanja.—42 Un oficio de D. Enrique R. Lourtau, Comisario de entradas en el hospital de “S. Felipe y Santiago,” deseando se faciliten para el M. I. Ayuntamiento de Remedios algunos tubos con vírus vacuno; acordándose comu— nicarlo á la «Comision encargada de administrarla.—52 Un oficio del Dr. Riera, nombrado poco ha socio numerario de la Corporacion, quien, en atencion á verse obligado á ausentarse de esta Isla, al mismo tiempo que da las gracias por aquel honor, desea ocupar un lugar entre los corresponsales, á cuyo efecto acompaña algunos trabajos para llenar este requisito re- glamentario:lo que se: acordó someter á informe de la Seccion de Ciencias físicas y naturales. El Dr. Reynés, Secretario de la correspondencia nacional y extranjera, leyó: —1? Un oficio del Dr. D. Aureliano Maestre de S. Juan, acompañando un ejemplar de su obra de Anato- mía general: se acordó darle atentas gracias por una obra que 418 ha servido de digno antecedente para su nombramiento de so- cio corresponsal;—2 Un oficio del Dr. D. Tomás Santero y Moreno, dando las gracias por el nombramiento en él recaido de socio corresponsal, el cual le llena de satisfaccion pgr la es- pontaneidad con que ha sido acordado. El Secretario presen- ta además un ejemplar de la Clinica médica del Sr. Santero, acordándose darle las gracias por su atencion;—las entregas 13 y 14 con que termina el 2? tomo de-los Trabajos de la Comi- sion de Medicina legal é Higiene pública, los núms. 568 y 569 de la Revista Minera; 1051 y 1052 del Siglo médico, 26 del Aníi- teatro anatómico, —de Madrid; las entregas 12, 13 y 14 de la Independencia médica de Barcelona, y 11 (año 2?) de la Cró- nica oftalmológica de Cádiz. ParoLosía De Puerto-Rico.—Terminada la correspondencia, leyó el Sr. Oxamendi una memoria del Dr. Dumont, socio cor- responsal en Puerto-Rico, sobre la afeccion calculosa en dicha Isla, ofreciendo algunos pormenores de los casos más impor- tantes, entre ellos un ataque de cólico nefrítico con hematuria en un sujeto que despues tuvo accesos de gota, tos incesante, erupcion forunculosa, fenómenos gastro-intestinales, enflaqueci- miento progresivo, siendo tratado eficazmente con el uso de los alcalinos al interior y de los baños sulfurosos al exterior: — dos niños con cálculos vesicales, el más pequeño, no operado, falleció; el otro, practicada la talla bilateral, se restableció; un anciano de más de 70 años, con un gran cálculo calcáreo pros- tático, fué operado por el proceder de la talla perineal pre-rec- tal con el cistótomo de una lámina, y recobró por completo la salud cinco semanas despues de la operacion. CAUTERIOS EN LAS ARTRITIS. —Dió lectura en seguida el Sr. Pla- sencia á una de las memorias remitidas por nuestro socio cor- responsal en Paris Dr. Amussat, refiriéndose la presente ú los efectos de los pequeños cauterios volantes en las artritis agudas ó crónicas, y comprende: la observacion de un caso de artritis aguda de la rodilla, curado sin anquilosis por medio de la apli- cacion sucesiva de aquellos, la inmovilidad de la articulacion y los baños de mar; y otro caso de artritis crónica de la rodilla, 419 tratada por el mismo recurso, despues de haberse ensayado an- teriormente varios otros sin éxito completo, y con aparatos es— peciales para la extension gradual del miembro, quedándole ¿ á la enferma cierto grado de anquilosis. Liroxma DEL viesreE.—Con motivo de lo manifestado por el Dr. Gonzalez Echeverría en una sesion anterior tocante á un tu- * mor lipomatoso del vientre, tomado por un quiste del ovario, expuso el Dr. Mestre, que eran muy contados los casos de esa naturaleza, y por lo tanto nada más natural que la obscuridad del diagnóstico. Hace algunos años que en la Sociedad de Biología daba cuenta el Dr, Moynier de un ejemplo de esos tumores, situado en la region iliaca izquierda, debajo y un poco por fuera del riñon, adhiriendo á éste;—Mr. Lebert ha visto otro sobre la superficie peritoneal del intestino delgado, y constituido tambien por vesículas grasientas formando un teji- do contínuo atravesado por fibras celulares, finas y tortuosas, reunidas en haces; y Mr. Broca ha descrito un tumor enorme de la fosa iliaca izquierda, llenando la mitad inferior del abdó- men y echando hácia arriba el intestino; descansaba sobre el psóas iliaco. En esos tres casos sólo el tamaño revelaba la exis- tencia del tumor; en el enfermo de Broca, se notó una consti- pacion habitual, mecánicamente diaria: y en la enferma de Moynier, la dificultad para la emision de la orina. Concluida la anterior comunicacion, quedó la Academia reu- nida en sesion de gobierno. SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 12 pe ABRIL DE 1874. SEÑORES ACADEMICOS CONCURRENTES.—D7. Qutierrez, Presidente; Sauvalle, E. del Valle (D. Ambrosio), Reynés, Aguilera (D. Ca— yetano), Finlay, García, Rodriguez, Fovantes, Oxamendi, Agui— lera(D. Manuel), Rocamora, Mrnz. Sanchez, Benasach, Cowley (D. Rafael), Machado, a y Mazorra; Mestre, ol Lectura y aprobacion del acta de la sesion anterior. Hallándose presente el nuevo socio Dr. Franca y Mazorra, el Sr. Presidente le invitó á tomar asiento entre los demas. T. x,—-94 420 CorRrEsPONDENCIA. —Leyéronse en seguida: 12 Una invitacion del Gobierno Superior Político para la toma de posesion del Excmo. Sr. Capitan General D. José Gutierrez de la Concha, asistiendo á dicho acto el Sr. Presidente;—2? Dos decretos del mismo Gobierno en los expedientes relativos á las plazas de médicos municipales y forenses de Camarioca y Rancho Ve- loz, —de que se dió traslado á la Seccion de Medicina y Ciru—- gía para los informes respectivos; —3% Una comunicacion de igual procedencia, remitiendo á la Academia el expediente so- bre la construccion de un hospital civil en esta ciudad, así co- mo el informe que acerca del particular ha emitido la Junta consultiva de Obras públicas; pasando á la Comision de Higie- ne para que dé su voto en el asunto; —4* Un oficio del Sr. Alcalde Mayor del distrito de la Catedral, en la causa que ins- truye contra el moreno Domingo Fina por hurto, dirigiendo á la Academia dos preguntas referentes al mayor intervalo lúci- do que puede transcurrir en un demente y al tiempo de observa- ción para aseverar,que un individuo es ó no demente; las que se transcribieron para su respuesta á la Comision de Medicina legal; —52 Un oficio del Sr. Inspector del Hospital de $. Fe- lipe y Santiago, con motivo de que habiendo dispuesto el Excmo. Ayuntamiento - que se recomiende la vacuna- cion y revacunacion, el Sr. Admistrador de dicho esta- blecimiento desea que se proceda á inocular 4 los que en él ingresaren, á fin de prevenir el desarrollo de las viruelas, y á ese efecto pide por el expresado conducto algunos tu— bos de virus vacuno á la Academia, dándose anticipadamente las gracias por ese señalado servicio. Se contestó que con— fiando esta Corporacion sobre todo en la linfa trasmitida de brazo á brazo, ó inoculada inmediatamente despues de recogida, debia la persona encargada acercarse á ella los sábados, de once á doce, dia y hora en que se ad- ministra al público la vacuna;—6% Un oficio del Dr. García, Secretario de la Comision de Medicina legal é Higiene pública, poniendo en conocimiento de la Academia que ha si- do nombrado por unanimidad Presidente de dicha Comision 421 el Dr D. Antonio Mestre; —72 Una comunicacion del Dr. Cowley (D. Luis), concebida en estos términos: “He recibido la atencion comunicacion de V. $. fecha 28 de Marzo, en que se sirve hacerme saber lo resuelto en Junta de Gobierno de esa ilustre Corporacion, respecto á la remision á la misma del retrato que existe en mi poder del venerable 'Obis- po que fué de esta diócesis, el Sr, Dr. Juan José Díaz de Es— pada y Landa, para colocarlo en un lugar preferente del salon respectivo de esa Academia, como tributo debido á las emi— nentes virtudes cívicas que adornaron á tan digno Prelado, cu- yo recuerdo no puede ménos que ser muy grato para toda Corporacion cientifica, y. mucho más para la que representa hoy en el país tan dignamente el cultivo y adelanto de las ciencias médicas, habiendo sido, como fué el ilustrado Espada, uno de los más fervorosos Mecenas que tuvo la juventud estudiosa de su época; el que más propendió á la difusion de las luces entre nosotros; el que con verdadero convencimiento de la bienhe— chora influencia de la Higiene pública en elbien estar de-los pueblos, rompió con las envejecidas y pernitiosas creencias, y contribuyó de una manera eficaz á librar á la poblacion del in— minente riesgo de la sepultacion de cadáveres en el seno de los templos, extendiendo su fervor aún mus allá, constituyén- dose en entusiasta y decidido propagador del benéfico virus vacinal, llevando su decidido empeño por la generalizacion de su administracion al extremo de recomendarlo en multitud de sus pastorales, conduciendo personalmente á los que en visita episcopal recorría, aquel poderoso antídoto del mal terrible de la viruela: Por todo lo cual, y asociándome, como debo asociar- me con el mayor interés á la realizacion del pensamiento que ahora se revive, de que me cabe la satisfaccion de haber sido uno de sus iniciadores, la tengo muy cumplida al remitir 4 V. 5. el retrato de tan esclarecido varon, que he hecho colocar en un modesto marco dorado, conforme lo tenia ofrecido. El Dr. Reynés, Secretario de la Correspondencia nacional y extranjera, presentó: los núms. 27 y 28 del Anfiteatro anatómi- co español, el 570 de la Revista minera, los ns. 1053 y 1054 de 422 “El Siglo médico,”—de Madrid; las entregas 15 y 16 de la In- dependencia médica de Barcelona, el Cuaderno 14 del “Genio Cientifico,” la entrega 10 de la “Fé Científica;” y un ejemplar de la tésis para el Doctorado en Derecho civil y canónico del Dr. D. Cárlos Carrillo de Albornoz y Cárdenas, remitido por el Sr. Aguilera (hijo) para completar la coleccion de nuestra Bibliote- ca, por el cual se le acordaron las gracias. Rerraro De Espana.—Refiriéndose al oficio del Dr. Cowley (D. Luis), manifestó el Secretario Sr. Mestre, que el retrato que se tenia á la vista del Obispo Espada habia sido donado por el Sr. Ledo. D. José María de la Torre, que hace poco ha- biamos tenido la desgracia de perder (V. Anales, t. V, pág. 135), y en el mismo salon debia tambien colocarse el busto del Dr. Romay, hecho en yeso por el Sr. Presidente Dr. Gutierrez despues de fallecer aquel de una penosa y prolongada dolencia. El Sr. Presidente expresó entónces que su deseo era ver adornando las paredes de la Academia los retratos de aquellos hombres que habian contribuido de algun modo notable á la difusion de las ciencias entre nosotros; y figurando entre ellos el Dr. D. Angel José Cowley, que tanto habia influido en la buena enseñanza de la Terapéutica y Materia médica, gracias al afecto filial del Dr. D. Rafael se podría llenar en parte aquel deseo para satisfaccion del instituto, que inauguraba en el dia de la fecha su nuevo salon de sesiones. CoNsTRUCCION DE UN HOSPITAL. —El Dr. (G, del Valle (D. Am- brosio), con motivo de haberse recibido el expediente sobre la construccion de un hospital civil en la Habana, hizo presente que ya venia con todos los antecedentes necesarios y de largo tiempo reunidos para que se pensase en plantear sin demora un proyecto basado sobre todo en los preceptos de la Higiene, y dejando á un lado los puntos aún no resueltos y en discusion. Por haber estudiado el particular, puede adelantar algunas ideas. El promedio de enfermos asistidos anualmente en el Hospital de S. Felipe y Santiago, segun los datos por él reco— gidos no bajan de 5500 á 6000, siendo la máxima de las ca- mas ocupadas de 450. La ubicacion en el barrio de la Punta 423 ofrece un lugar ventilado, próximo á los aires puros del mar, con un suelo duro, calcáreo, muy seco, sin cercanía de panta- nos, con vista amena y despejada, tomando el área necesaria, que hay sobrada de las murallas con inclusion del Teatro de Villanueva hácia el N.: proveerá al puerto, 4 S. Lázaro v Co- lon; y conviene recordar que el de Belot fué muy útil al pri- mero en el litoral de la ensenada de Regla:—en Pueblo Nuevo, al fondo de la Casa de las Viudas con frente al N., ó bien á la línea del N. ó del S. de la misma casa con frente al E., se en- cuentra un barrio de temperamento fresco y saludable, más elevado que la Calzada del Monte, con vistas despejadas y sir— viendo para gran parte de la poblacion situada al S. y O. de la Habana.—La capacidad del edificio debe ser como para 200 le- chos, de acuerdo con el Reglamento general de Beneficencia; lss salas, adaptadas al número y condiciones para la renovacion del aire por enfermo, su separacion individual y demas circuns- tancias que explicó el Sr. Valle en otra ocasion (Anales, t. IX, pág. 305), sin olvidar las salas de reserva.—Debe levantarse el piso un metro sobre el eje definitivo de las calles y alrededo- res para su mayor sanidad y perfectisimo desagúe, evitando en su acceso construir escalinatas, siempre molestas para lle- var enfermos graves. La Punta y Pueblo Nuevo son favora- bles al desagiie por pendientes naturales del suelo, el primero en descenso á aquel fuerte, el segundo al Puente de Chavez y Calzada del Monte: hay aguada muy cercana en ambas por ca- fierías, y que reconocer la necesidad de los aljibes, así como la facilidad de llevar el agua lluvia por bombas hidráulicas.—La construccion “con un solo piso para los enfermos se distingue por la mayor pureza y renovacion del ajre, evitando las infi- ciones hospitalarias: sencilla y modesta, desechará los ángulos entrantes y salientes, «donde se detienen los miasmas nosoco- miales con el aire. Los techos de tejas son más frescos, bara— tos y duraderos: es indispensable la natural purificacion del am- biente por medio de árboles resinosos y de jardines bien dispues- tos; y en cuanto á la forma, está ya aceptada por la ciencia la de pabellones separados con 20 ó 30 enfermos cada uno, en fi- 424 gura de estrella, en línea paralela y recta, ó siguiendo la obli- cuidad de una A, forma que obedece á la más cabal y perfecta ventilacion. ¿ Discusiox.—El Dr. Rodriguez advierte que se ha anticipado algo la discusion; y al recomendatse la prontitud en el despa - cho del informe, debe tenerse presente que hay dos premuras, una absoluta y otra relativa. En vista de un expediente tan copioso y de un asunto tan importante la precipitacion no es posible, cuando hay quienes sustenten opiniones contrarias á la fundacion de hospitales, por creerlos más bien perjudiciales á la salud pública. El Dr. Aguilera (D. Cayetano) expone que, áun cuando sea cierto que miéntras ménos enfermos haya reunidos habrá mejo- res condiciones higiénicas, es de toda necesidad no alejar de la mente el punto de vista administrativo: dos ó tres hospita— les pequeños son dos ú tres administraciones que compli- carían sin duda las atenciones del Municipio, ya sobremanera recargada. El Dr. Gz. del Valle (D. Ambrosio) replica que no se con- sulta á la Academia respecto á la administracion, sino á la cons- truccion de hospitales, y por otra parte, puesto que hay una ley vigente en esta Isla, que fija el número de enfermos (200) que deben asistirse, y esa ley está ajustada á la ciencia, es natural obedecerla. l El Dr. Aguilera (padre) insiste en que son dos cosas estre— chamente ligadas, y añade que un hospital por cada distrito sería un proyecto irrealizable á pesar de que se creyese muy cómodo para la asistencia de los enfermos. El Sr. Presidente indica que sería de desear que el expedien- te no sufriese en la Academia sino la demora indispensable pa- ra su estudio y resoluciones consiguientes, toda vez que lleva tantos años de iniciadu y que hoy parece próximo el dia en que se realice el proyecto enunciado; y emite el deseo de que al Sr. Ponente de turno de la Comision de Higiene pública se asocien el Dr. Gz. del Valle (D. Ambrosio), por sús estudios es- peciales en la-materia, y el Sr. Ingeniero Paradela, que ilustren 425 con sus consejos y faciliten el trabajo;—habiéndose acordado notificarlo así á dicha Comision. Mebiciva LeGAaL.—Demencia.—Terminada la anterior discu— sion y en el uso de la palabra el Dr. Martinez Sanchez, leyó 4 nombre de la Comision de Medicina legal un informe en res- puesta á las preguntas dirigidas por el Sr. Alcalde mayor del distrito de la Catedral, 4 consecuencia de la causa que instru— ye contra el moreno Domingo Fina por delito de hurto. De- seando saber dicho Juez “cuál es el mayor intervalo lúcido que puede transcurrir en un demente, y cuál, por lo tanto, el tiem- po de observacion que se necesita para poder afirmar con ente- - ra certeza si un individuo es ó no demente,” empieza el Sr. po- nente por sentar que esas cuestiones médico-jurídicas que así se enuncian en términos generales ó absolutos, nunca pueden ser tan satisfactoria y abstractamente resueltas como aquellas que se relacionan con hechos concretos y particulares;, fija el significado que debe darse á la palabra demencia, y correspon diendo á dos categorías de casos, unos de marcha aguda y otros de la crónica, en vano se pregunta á cuál de ellas pertenece la aberracion del procesado, porque en la primera podrá haber no sólo intervalos lúcidos sino una completa curacion, y en la 2” ni existirán esos períodos, ni será de esperar la desaparicion de la vesania. Si la demencia es pasajera ó transitoria, ó me- jor dicho, si las causas que la motivan son de las que, sin gran dificultad, se destruyen d corrigen, pocos dias, pocas horas se ne- cesitarán para reconocer si el individuo es ó no demente,—aslÍ comorespecto de lafrenopatía senil, el reblandecimiento cerebral, la esteatósis, etc; pero en los demas casos no siempre es concedi- do, á un despues de largo tiempo de concienzuda observacion, afirmar ni negar que la inteligencia de un hombre está comple- tamente íntegra, si por acaso experimentó ántes alguna aber racion.—De todo lo cual deduce la Comision que:—1? No es permitido fijar épocas en los intervalos lúcidos que ocurran en un demente, á ménos que el trastorno intelectual no sea debido á causas ó circunstancias pasajeras; —2% Tampoco es permiti- do fijar el tiempo de observacion que se necesite para poder ” 426 afirmar con entera certeza si un individuo es ó no demente. AGUAS MINERALES. —A probado en todas sus partes el anterior informe, leyó otro el Dr. R. Cowley, 4 nombre del Dr. D. Anto- nio Díaz Albertiniz, ponente de turno en la Comision de Aguas y Baños minerales, acerca de la memoria remitida por el Dr. D. Leopoldo Martinez y Reguera, que reside en Bujalance, con opcion al titulo de socio corresponsal en la Península. Hecho el exámen de la expresada memoria sobre las aguas sul- fidricas de Arenosillo (Provincia de Córdova), en donde se po- ne en evidencia la inmensa riqueza de manantiales que Espa—- ña encierra, cuyas virtudes no se utilizan por desgracia en el grado que debieran, no alcanzando la hidrología la posicion ventajosa que en otras potencias de Europa,—se traza la his- toria del descubrimiento de aquella fuente, la descripcion del lugar, su clima, geología, paleontología $. «.,—los caractéres fisicos y químicos de las aguas enunciadas, ricas en ácidos sulfi- drico y carbónico libres, ademas de otras sustancias; siendo su temperatura de 18” R, las aguas de Arenosillo son freseas é hi- drosulfurosas y por consiguiente de mineralizacion accidental. En las páginas relativas al origen, termalidad y mineralizacion resalta la ilustracion del autor, y su agradable lectura deja en el ánimo la conviccion de que el postulante conoce á fondo la his- toria de la materia y está al cabo de las ideas más modernas que la ciencia posee sobre tan debatido estudio. Su aplicacion es favorable en las enfermedades que generalmente reclaman el uso de las aguas sulfurosas frias, ocupando entre todas un lugar preferente el herpetismo, la escrófula, las afecciones ca- tarrales y la sífilis. —Si al mérito de la memoria se agregan los conocimientos cientificos y literarios del Dr. D. Leopoldo Marti- nez y Reguera, que la Comision enumera, el ilustrado colega de Bujalance no podrá ménos de ser admitido entre nosotros, acor— dándosele lo que pretende y lo que por tantos títulos merece. NoubramIENTO.—Constituida la Academia en sesion de gobier-: no para discutir el informe del Dr. Diaz Albertini y proceder á la votacion, fué aprobado aquel y admitido el candidato por unanimidad; quedando con esto terminado el acto. SESION PUBLICA ORDINABIA DEL 26 Dz ÁBRIL DE 1874. SEÑORES ACADEMICOS CONCURRENTES.—Dr. Gutierrez, Presidente; Gz. del Valle (D. Ambrosio), Fovantes, García, Reynés, Cowley (D. Rafael), Babe, Cerero, Diaz Albertina, Pia HRocamo- ra, Franca y Y Mázor ra; Mestre, Secretario. Se abrió la sesion 4 la hora de costumbre, asistiendo los Señores Académicos que arriba se expresan, con la lectura que hizo el Srio. general del acta de la anterior, que fué aprobada. CoRRESPONDENCIA.—Leyéronse en seguida por el Secretario: — 1? Una comunicacion del Juzgado de 1* instancia de Colon, remitiendo el expediente promovido por el Ledo. D. Matías Gispert contra D. Francisco Pell, en cobro de honorarios por asistencia médica; de que se dió traslado á la Comision de Medicina legal para el informe respectivo; —2? una invita- cion para la Comunion Pascual de los enfermos del Hospital Militar, —la que se recibió demasiado tarde para cumpli- mentarla;—3? un oficio del Dr. D. Rafael A. Cowley, acom- pañando una carta del Sr. D. Avelino Barrena, que regala para el Museo de lr Academia muchos objetos de Historia natural de la coleccion que posee; acordándose darle las más atentas y expresivas gracias por su generosidad y pu- blicar ambas comunicaciones en los Anales del instituto; — 42 un oficio del nuevo socio Sr. Paradela, poniéndose completamente á las órdenes de la Corporacion para el exámen. del expediente relativo 4 la construccion del nuevo Hospital Civil;—5% dos oficios recibidos por conducto del | Excmo. Sr. Rector de la Universidad de la Habana, uno del Sr. D. Aureliano Maestre de Sn. Juan, dando las gracias por el nombramiento de socio corresponsal y ofreciéndose 4 remi- tir “todos los trabajos que realize en el laboratorio de la Cate- dra de Histología” de su cargo en la Facultad de Madrid: se aan aceptar su precioso ofrecimiento, dándole por él las T. x.—-09 428 gracias; —en otro oficio, del Sr. D. José Ustariz, Secretario de la Sociedad Histológica de Madrid, se comunica el nombra- miento de-socio corresponsal con que se ha distinguido al Dr. D. Felipe F. Rodriguez, catedrático de Anatomia general de la Universidad de la Habana y Académico de número: se acompañan, ademas, seis ejemplares de los discursos pronun- " ciados en la solemne inauguracion de la mencionada Sociedad Histológica, por los que le queda reconocida esta Corpo= racion. a : y He aquí los documentos arriba apuntados y relativos al Museo: i : “Cábeme la grata satisfaccion de acompañar á V. $. la ad— junta carta, en la cual se me autoriza para ofrecer á nuestra Academia todas las aves indígenas que figuran en la coleccion del Sr. Barrena. Ademas nos regala un ejemplar de cada una de las especies de jutías, la Fournier y la Poey, y varias mues- tras de minerales del país. —Sabiendo el Sr. Barrena el objeto para que le proponía su compra, no ha querido aceptar ningu- na remuneracion, por lo que propongo se le den las gracias en el oficio de aceptacion..—Dios guarde á V. S. muchos años. — Habana v Abril 25 de 1874.—Dr. Raphael Cowley.—Sr. Presidente de la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales.” z “Sr. Dr. D. Rsrarí CoweY.— Habana, Abril 24 de 1874.— Muy Sr. mio: deseoso de contribuir en algo á la formacion del Museo indígena, léjos de aceptar remuneracion alguna au— torizo 4 V. para que á mi nombre ponga á disposicion de la . Academia de Ciencias médicas todos los ejemplares de aves in- dígenas que tengo en mi coleccion. | “Pequeña es mi ofrenda, esperando ia ss esa corsa como una débil prueba del amor que tanto á ella como á la Ciencia profeso. “Soy de V., con las consideraciones de mi respeto, atento s. s.' q. b. s. m.—Avelino Barrena.” El Dr. Reynés, Secretario de la Correspondencia nacional y extranjera, presentó: los números 1055 y 56 del Siglo mé- . 429 dico, el 4 de los Anales de la Sociedad anatómica española, el -17 (tom. 92) de la Independencia médica, el 12-de la Crónica oftalmológica (tom. 32), el 571 de la Revista minera, el 29 de El Anfiteatro anatómico español (tom. 11.), el 6 de la Tribu— na médica, y el 293 de la Tribune médicale. El Secretario general participó á la Academia, que enterado el Sr. D. Andrés Pego, editor de las publicaciones del Ldo. -D. José María de la Torre, de que aquella las vería con gusto figurar en su Biblioteca, como un digno tributo á persona tan laboriosa y entendida, que tanto.se habia interesado por la cau- sa de la ilustracion, tuvo la generosidad de remitir con ese ob- jeto una coleccion de las que poseía: deferencia que la Acade— mia ha estimado en mucho, acordando dar por ella las gra- cias al Sr. Pego. Tambien se instruyó la Corporacion por el mismo conducto de que, al ausentarse al extranjero el Sr. Tesorero Dr. D. Ramon L. Miranda, y nombrado interinamente en su lugar el Dr. D. Gabriel Maria García, se le habia acordado un voto unánime de gracias por sus buenos servicios prestados en aquel cargo, así como en las Comisiones de Medicina legal é Higiene públi- ca, de que era Presidente y co-Director en la publicacion de sus trabajos, de la Sub-Comision de Vacuna, en la que ha sido designado para reemplazarlo como vocal de la misma el Edo. Dr. Pantaleon Machado por sus conocimientos y habilidad en dicho ramo. El Sr. Presidente manifestó que habiendo fallecido la Sra. madre del Sr. Sauvalle, Vice—Presidente, habia asistido en Comision con los Sres. Secretario Mestre y Vice-Secretario Gonzalez del Valle (D. Ambrosio), no sólo al acto de la imhu- mación sino despues á la casa de aquel socio. La Academia, que no puede ménos de recibir pena con los duelos ocurridos | en las familias de sus miembros, ha tenido que sentir doble mente la pérdida que ha sufrido el Sr. Sauvalle, quien se ha distinguido siempre por su buena correspondencia, interes y afecto á favor del instituto. INYECCIONES HIPODERMICAS DE QUININA, —Términada la corres- 430 pondencia, leyó el Dr. D. Miguel Franca y Mazorra su dis-. curso inaugural “De las inyecciones subcutáneas de quinina en el tratamiento de las fiebres intermitentes y del reumatismo.” Despues de expresar su júbilo por haber ingresado en un insti- tuto que en tan poco tiempo ha sabido elevarse á tan grande altura, “aceptando el lema que constituye su alma, su vida y su todo, y que se resúmen en estas dos elocuentes y signifi cativas palabras: Trabajo y Fraternidad,”—y temiendo presen- te la utilidad que en el terreno de la práctica traería la gene— ralizacion del procedimiento terapéutico que es objeto de su memoria en un pais en el que casi se puede decir que hay sa- lud porque se da quinina, considera que el método hipodérmi- co es una via rápida y segura de administrar los medicamentos subtrayéndolos á influencias múltiples y obteniendo résultados terapéuticos con un rigor y una precision hasta él desconoci- das. A menudo el sulfato de quinina ingerido en el tubo di- gestivo lo atraviesa sin producir otro efecto que una irritación más ó ménos intensa; ésta es tal cuando se le propina en lava— tivas, que el enfermo no puede retenerlas el tiempo. necesario para su absorcion; y por la piel, la absorcion es lenta, imper- fecta y nula á veces, ya se hagan las aplicaciones con la epider- mis intacta ó levantada á beneficio de vejigatorios. Un recut- so moderno existe, pues, en las inyecciones subcutáneas, que empleadas hace ya muchos años, cayeron luégo en el olvido, para ser hoy motivo de serios estudios y nuevos experimentos. Cita el Sr. Franca y Mazorra los profesores que con buen éxi— to las habian usado, sin que otros obtuviesen las mismas ven tajas. En Francia, gracias á la iniciativa de Mr. Bourdon, emplezan á generalizarse las inyecciones hipodérmicas en to- dos aquellos casos en que se tiene que hacer uso de ese medica- mento, siendo el primero en practicarlas contra el reumatismo articular; y el nuevo académico las ha experimentado bajo tan entendida direccion, refiriendo dos casos de calenturas inter— mitentes y uno de reumatismo. La absorcion y eliminacion del medicamento se verifican con mucha regularidad y hasta con más precision que por los otros métodos: sus efectos se no— -481 tan regularmente á los tres cuartos de hora, á veces ántes, nun- ca despues; y en ese momento los riñones eliminan una canti- dad notable de la sal quínica. Miéntras más elevada es la dó— sis de quinina, más rápida es la absorción, y más tarda, la eli- minacion en efectuarse, por lo que debe de inyectarse la mi- tad de la que corresponda por la vía gástrica. La preparacion empleada, que es la misma de los experimentos de Mr. Bour- don, —Agua destilada, diez gramos. Sulfato de quinina bibá- sico, un gramo. Acido tártrico, cincuenta centígramos. M. s. a. —contiene este ácido en vez del sulfúrico, porque segun O. Bernard el organismo tolera mejor los acidos vegetales que los minerales. Dos conclusiones rematan el trabajo del Sr. Fran- ca: 1% La rapidez y la seguridad de accion del sulfato de qui- nina inyectado, es una gran ventaja que hace 4 este método superior á los otros conocidos y que en nuestro clima será un precioso recurso contra la perniciosidad palúdea, y más en aquellos casos especiales en que la via gastrointestinal se en— cuentra inerte á los afanes del médico y de la asistencia que rodea al enfermo; y 2* Otra ventaja presenta y es la de dejar intacta la via gástrica, lo que favorece notablemente la conva— lecencia del enfermo.—El nuevo socio termina haciendo votos por el progreso de la Acadernia, y expresando su admiracion y respeto hácia los que tuvieron la gloriosa idea de fundar una institucion que tan altamente honra al país. Designado por el Sr. Presidente para contestar a] anterior - discurso, el Dr. Farcía traza rápidamente los antecedentes del candidato, alumno externo que fué de los hospitales de Paris é interno provisional de la clínica del Dr. Bourdon durante el sitio y la Comuna de dicha capital, Doctor en Medi- cina y Cirugía de las facultades de Paris y de Barcelona, y au- tor de una interesante tésis sobre el empleo del hidrato de cloral en los pártos y en la eclampsia con el objeto de regulari- zar el trabajo: cuando son difíciles y demasiado largos. El método hipodérmico puede decirse que es tan antiguo como la Medicina, aunque en los tiempos pasados se ignorase la exis- tencia de la absorcion y de la circulacion, no viniendo á quedar pe 432 constituido el método zatraléptico hasta fines del siglo pasado y principios del presente: los liquidos más diversos han servido sucesivamente para las inyecciones, y ninguna serosa, ninguna cavidad cerrada ha escapado, en caso de derrame, á este gé— nero de tratamiento. El Dr. Garcia hace un breve resúmen de la memoria inaugural del Sr. Franca y Mazorra, y consi- dera que ese modo de administracion de la quinina sería entre nosotros de la mayor importancia, en un país donde la forma perniciosa de las fiebres palúdeas domina á menudo la patolo- gía cubana; pero recuerda que los operadores han tenido cui dado de estudiar las complicaciones inflamatorias que suelen ocurrir á consecuencia de la pequeña herida de la piel, acci- dentes que raras ocasiones son graves, y entre los cuales se ha señalado el tétano traumático, que, como se sabe, es mucho más frecuente en los climas cálidos. Segun el Dr. Basso-Ar- noux, de Turin, los accidentes primitivos de las inyecciones subcutáneas del sulfato de quinina se han limitado al dolor, á la formacion de una ámpula, á la hemorragia superficial y á la salida del líquido; los secundarios han sido el enquistamiento de éste, la equimosis, la inflamacion del tejido, la induracion, el absceso y la escara más 0 ménos profunda, como se puede comprobar sobre todo en una de las observaciones aducidas. por el mismo Dr. Franca, —contra cuyos inconvenientes se han dado algunos preceptos más ó ménos eficaces. En cuanto á la terrible néurosis, el Sr. Odevaine, cirujano militar, asegura haberse presentado el tétano en la India Inglesa con motivo de dichas inyecciones, terminándose por la muerte. Cual- quiera que sea la naturaleza del líquido, no son tan imo- fensivas toda vez que los operadores toman sus precauciones para evitar los peligros. La via gastrointestinal será siempre la .más natural y preferible en la mayoría de los casos para la introduccion de los medicamentos y la 1n- gestion por el estómago la más cómoda para la,administracion de la quinina; pero hay enfermos que la vomitan inmediata- mente y en otros una afeccion de aquella viscera se opo- ne á su uso, haciéndose menester ocurrir á la absorcion | 433 rectal: en las fiebres perniciosas cardiálgica, colérica, en que los vómitos y diarreas caracterizan la enfermedad; en la comatosa y en otras formas en que es imposible la deglucion y son devueltos los clisteres con suma rapidez, “puede decirse que llena una indicacion soberana el método hipodérmico.— El Dr. García concluye dando la enhorabuena al nuevo Acadé- mico, y le halaga la esperanza de que, por su asiduidad y disposi- cion en fávor del instituto, no podrá ménos de demostrar á cada paso la justicia y oportunidad de su nombramiento. Como Ponente de la Comision de Patología quirúrgica pre- sentó en seguida el Dr. Reynés un informe sobre el Catecismo odontológico que, a solicitud de su autor, remitió el Gobierno 4 exámen de esta Academia. Acompañada de láminas ilustra- das, la obra comprende desde la Anatomia descriptiva de los dientes naturales hasta la colocacion de los artificiales, ccupán- dose tambien en su fisiología, en sus enfermedades y terapénti- ca, en las operaciones que en aquellos se practican. Nada más 7 fácil que escribir un catecismo; nada, sin embargo, más difícil ¿que escribirlo bien, reuniendo da precision y la claridad. En el que se examina, habiéndose traducido literalmente pasajes de la obra de Harris, se nota por esto mismo cierta oscuridad de exposicion; es muy incompleto en la parte cientifica, faltan- do la explicacion que debe servir de base á las reglas prácticas que se establecen, y ofrece algunos anglicismos en los términos - y algun desaliño en el estilo; pero las ideas que en el Catecis- mo se vierten son útiles y arregladas al estado actual de la ciencia en este ramo, y podría servir como un prontuario para recordar algo de lo que se ha aprendido en tratados más com. pletos. “Tanto porque nada nuevo ni original contiene, como por ser asaz rudimentario é incompleto, no reune las condi- ciones necesarias para merecer una recomendacion expresa de la Academia, cuyo severo criterio debe reservarla únicamente para aquellos que, apartándose de vulgares y trillados sende- ros, extienden el campo de la ciencia y lo fecundan y enri- quecen con nuevos y útiles descubrimientos. Reconoce con todó' la Comision que es digno de elogio el celo y laboriosidad 434 con que el Sr. Gúera ha tratado de ser útil 4 los que desean aprender el arte del dentista, quienes realmente encontrarán en el catecismo odontológico un medio para recordar fácilmente los conocimientos que hayan adquirido en las obras clásicas que deben servir de base á sus estudios.” Cuyo dictámen fué aprobado por la Academia. Quiste DeL ovarto.—El Dr. Babé dió cuenta, segun lo habia ofrecido, de un caso de quiste hemático, multilocular, del ovario izquierdo. Hasta los 8 años gozó la paciente de buena salud, empezando entónces por sentir en el lado de- recho y parte inferior del vientre un pequeño tumor, que adquirió el tamaño de un huevo de gallina sin producirle dolor ni molestia: se le aplicó en el Campo un sedal y se le administraron varias medicaciones internas; más tat-, de sintió á ocasiones dolores, y de dos años acá el abdó- men fué aumentando de volúmen, aunque todas sus fun— ciones, inclusa la catamenial, se mantuvieron regulares. Exa- minada por el Dr. Gutierrez despues de su entrada en el hos- pital de Paula, se diagnosticó un quiste del ovario, estando en esto tambien de acuerdo el Dr. D. Fernando G. del Valle, quien trató de punzarlo desde luego, no sólo para confirmar dicho juicio, sino tambien para determinar por la naturaleza del líquido y la retraccion que pudiese experimentar el tumor el medio de tratamiento más adecuado. El Sr. Babé comprobó el aspecto de la anemia, un vientre más voluminoso que el de una préñez de término, conservando la piel su coloracion nor- mal, uniforme en su desarrollo,sin estreñimiento, retencion de orina, ni otros trastornos funcionales, ni edema en las extre- midades. La palpacion no permitía limitar el tumor; la per- cusion daba un sonido macizo ménos en el vacio derecho, en donde era más claro; la forma del vientre era siempre la misma en todas las posiciones de la paciente, y el sonido idéntico; ob- servándose ademas una fluctuacion bastante evidente, aunque no tanto como en los derrames asciticos.—Practicando la pun- cion á la izquierda, se encontró una gran resistencia, y se dió salida por la cánula á una pequeña cantidad de liquido claro y 435 de color rojo oscuro. Otra puncion en el mismo lado y á la altura del ombligo, como á un decimetro de éste, lugar en que el Dr. G. del Valle creyó era más notable la"fuctuacion, la resistencia que se oponía al instrumento era mucho mayor, bro- tando por la cánula un chorro de sangre arterial. Hecha la compresion con el dedo, aplicaciones frias y sustraida la cánu— la,—al siguiente dia se presentaron todos los sintomas de una peritonitis sub-aguda, sucumbiendo la enferma á los pocos dias no obstante el plan enérgico empleado.—La autopsia des— cubrió, ademas de las lesiones propias de la peritonitis, que la cavidad abdominal estaba completamente ocupada por el tu- mor, rechazados arriba y atras los intestinos delgados, el cólon ascendente y el descendente íntimamente adheridos al tumor en toda su extension, el útero y la trompa del lado correspon— diente al quiste colocados por delante de él y adheridos, lo mismo que el ligamento redondo; adherencias entre el fondo del tumor y el epiploon; en su-cara externa, á la altura de la segunda de las punciones que fueron practicadas, una ancha escara que sólo interesa la capa superficial de las dos que constituyen sus pa- redes: á esta primera capa, peritoneal,.se halla unida otra más gruesa, fibrosa, que forma la pared interna del quiste, y de la cual se desprenden prolongaciones entrecruzadas con numero- sas cavidades intermedias, llenas de un líquido igual al de la gran cavidad del quiste, pero sin comunicacion con ésta. que contenía más de 20 quilógramos de un líquido claro, rojo oscuro, análogo al que salió por la primera de las punciones, que cayó seguramente en uno de los quistes secundarios. El pediculo, largo y ancho, no ofrecía á la vista arterias ni venas gruesas, ni se encontraban vestigios del ovario. Terminada la comuvicacion del Dr. Babé, quedó la Acade- mia constituida en sesion de gobierno para discutir dos infor- mes sobre médicos municipales y forenses. 436 SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 10 ne Mayo De 1874. SEÑORES ACADEMICOS CONCURRENTES.— Dr. Gutierrez, Presidente” Sauvalle, GF. del Valle (D. Ambrosio), Reynés, Babé, Franca y Mazorra, García, Melero, Cowley (D. Rafael), Oxamendi, Agut- lera (hijo), Rocamora, Govantes, Machado, Paradela; Mestre, Secretario. | Lectura y aprobacion del acta de la sesion anterior. CorrEsPONDENCIA.--Leyéronse en seguida: 12 una comunicacion de la Direccion Gral. de la Administracion Civil de la Isla, re- mitiendo testimonio del título de Ldo. en Medicina y Cirugía de D. Facundo Ramos, que solicita el destino de médico municipal y forense de San Juan de los Remedios; y se acordó remitirlo á la Seccion correspondiente para que obre sus efectos en el expediente del citado facultativo; —2% una carta del Sr. D. Es- téban Pichardo, enviando para la Academia un ejemplar de la Memoria justificativa que comprende las hojas 7?, s?, 9? y 10? de su Mapa Geotopográfico, obra de medio siglo de improbo trabajo y, segun expresó el Secretario, muy digna de merecer la proteccion de todos; acordándose dar las gracias al Sr. Pi- chardo por el ejemplar que acompañaba y colocar éste en la Biblioteca de la Corporacion. El Dr, Reynés, Secretario de la Correspondencia nacional y extranjera, presentó: 1% los números 572 de la Revista Mincra; 30 del Anfiteatro anatómico español; 5 de los Anales de la Sociedad anatómica, —de Madrid; las 4 primeras entregas de la Revista semanal, y el cuaderno 15 del Genio científico. Parses caLimos.—Terminada la correspondencia, leyó el Dr. Oxa- mendi una nota del Sr. Mestresobre diversos asuntosrelativos á la Historia natural y patológica de los paises cálidos, ocupándose de los órganos fosforescentes, torácicos y abdominales del Co- cuyo de Cuba, Elater noctilucus, que, segun los Sres. Robin yv Laboulbéne, está formado de una reunion de células poliédri— 437 tas conteniendo granulaciones muy finas, y en una de cuyas caras van á esparcirse las terminaciones nerviosas, miéntras que las tráqueas llegan á la opuesta, —disposicion que recuer- da la de los discos del tejido eléctrico, así como su excitabilidad por el intermedio de los nervios: —de la enfermedad cutánea Frambcesía ó yaws, observada en las Indias occidentales y sobre todo en Haití, en los negros, afeccion papulosa, más ó mé- nos confluente, pasando despues al estado de pústulas y ulce- raciones, inoculable y contagiosa:—de la calentura tifoidea en las Antillas, con motivo de las investigaciones del Dr. Batby- Berquin: en la Habana no es cosa muy comun la verdadera dotienenteria, aunque revistan á menudo el aspecto tifoideo las fiebres remitentes y pseudo-continuas que aquí se presentan, así como otras afecciones: —de la Dita, planta de la familia de las Apocíneas, que abunda en las Islas Filipinas, de donde se extrae una materia amarga que Gruppe ha llamado ditaína, y se ha empleado con muy buen éxito contra las fiebres inter- mitentes:—de las últimas observaciones”sobre la temperatura en la fiebre amarilla, recogidas por el Dr. Jones; el máximum se obtiene rápidamente en los tres primeros dias, variando de 387,88 4 43,38 para bajar despues constantemente hasta lle- gará la cifra normal Ó más inferiormente todavía:—de la diarrea endémica de Cochinchina, segun el Dr. Antoine, quien la considera como una forma especial de la intoxicacion palú— dea; á la cual puede aproximarse, bajo el punto de vista clíni- co, las diarreas que se padecen en Cuba por su tenacidad y es- tragos en la nutricion, y que en el seno de esta Academia die- ran, hace algunos años, márgen á una interesante discusion: — de la transformacion gránulo-grasienta de los tejidos muscula- res en dichas fiebres, alteracion histológica comparable á la que se encuentra en la tifoidea, en la viruela, la escarlatina, etc.:—del tétano como accidente en las inyecciones subcutá- neas de quinina, y del sulfovinato de esta base usado con ven— taja;—por último, el citado académico presenta un resúmen de un trabajo muy completo y notable del Sr. Bérenger—Féraud, sobre la fiebre biliosa melanúrica y sus diferencias con la ama- 438 rilla, recordando con este motivo otra discusion memorable en nuestra Academia. El Dr. Cowles y (D. Rafael), Sonido como muy importante la Revista del Dr. Mestre por referirse á puntos que ofrecen grandes relaciones con las enfermedades que aquí se padecen, creyendo por lo tanto muy conveniente que se publique sin pér- dida de tiempo en los Anales, como datos para ulteriores inves- tigaciones. El Dr. Ostirnbnds, haciendo alusion á un término empleado en dicha comunicacion, sostiene que debe decirse “cinchonina” y nó “cinconina,” por venir dicho nombre de la condesa del Cin- chon: con lo cual no estuvieron de acuerdo el Sr, Sauvalle y los Dres. Mestre y Cowley (D. Rafael), alegando principalmen- te, que siendo el nombre de orígen italiano, en. este idioma la ch no se pronunciaba como en castellano, sino como E. - PórrPos DeL recro.—El Sr. Aguilera (D Manuel) leyó unas consideraciones sobre los pólipos del recto en los niños y en los adultos, con motivo de una de las comunicaciones remitidas por el socio corresponsal, en Paris, Dr. Alfonso Amussat:—las más veces únicos, insertos á cuatro ó cinco centimetros del ano por un pedículo adelgazado que, 4 veces, se rompe espontánea- mente, están formados de . un tejido esponjoso poco resistente, del volúmen, color y aspecto de una cereza pequeña; se acom— pañan de tenesmo, salen durante los esfuerzos de la defeca - cion, y se caracterizan sobre todo porque se vierten algunas gotas de sangre despues de cada deyeccion, notándose las es- trías sobre las materias fecales, y por el surco que en éstas tra— za el pólipo cuando las primeras tienen cierta consistencia y el segundo se halla situado bastante alto en el recto. La hiper- trofia folicular de la mucosa los constituye en los niños, pero en los adultos se observa tambien la hipertrofia de la túnica musculosa, sana ó ulcerada, y áun el tejido canceroso en la edad madura. Lasimple abrasion, la ligadura y el magullamiento - lineal han dado resultados excelentes; y el Sr. Amussat los ha obtenido tambien con la cauterizacion potencial aplicada por medio de unas pinzas porta—cáustico. 439 Proróxipo pe azoz.—En virtud de su corta extension, y por in- dicacion del Secretario general, leyó el Dr. García una nota del Dr. Erastus Wilson, cirujano dentista de esta capital, sobre los magnificos efectos obtenidos en operaciones de corta duracion con el protóxido de ázoe, que considera como un excelente anes- tésico: gracias á los estudios y experimentos hechos en los E. Unidos, se puede obtenerlo puro y hacerle de fácil-é inocente iuhalacion; y creyendo el mencionado profesor que debe gene- ralizarse este procedimiento anestésico, se dirige á la Academia para que nombre una Comision que por sí misma, ó favore— ciendo sus gabinetes, ensaye dicho gas y sus efectos sobre el organismo. El Dr. Mestre manifestó que hacia algunos años que otro distinguido dentista de la capital (el Dr. Tinker) había dirigi- do una comunicacion á la Academia en el mismo sentido, usando el protóxido de ¿zoe en muchas de sus operaciones; y que, - á consecuencia de ella, el Dr. D. Fernando Gz. del Valle había participado un caso de muerte ocurrido en los Estados Uni- dos.—Otros casos fatales han acaecido despues, atribuyéndose al estado de impureza y á causas extrañas al agente anestésico; pero en algunos no ha podido darse esa explicacion, y si como aseveran los Sres Jolyet y Blanche, no produce la insensibili- dad sino determinando la asfixia por privacion del oxigeno en la sangre, —se comprende la importancia de lo comunicado por el Sr. Wilson, de que debe darse trasladó á la Comision de Patología quirúrgica, atendiéndolo como corresponde, para que proponga lo oportuno. | Y acordado así por la A quedó ésta constituida en sesion de gobierno. El 440 "0U 0 08 $19 ¿8/0 16 | 6 H0Z'3 . 0eja Sé [49 12% (687 [1319] 13 [30 09/81 3o 3 061 |p "83 [per |S 291 9 67 |N PS "8 958 ISA)" [898 LOE6 (NS 61 e ; alg ez 198 8 921 b py Ilo: 1S 30S ops » elo «aua-alo alza 69lr6 lneer6rz o6H3'v3 l2v [118 [voz | € 1990 [bs eolov' segle: ecilsz [everaollers loo (esp lotes 90 aseos 9 4 sul 9R al 18Ic6 [pe 81 GT 6lierz fra [33 |r ra Jen s9jo6 1 Tr P9160:99)0 E91|2 SI ecelló'ozile rs fos [eso [233 ouu uso "Ea 1|2L166 ¡90 SUSE P (69 S132:61 4.6% ce |93 [Luz lezeoeo€ [es ropsregrecilo lo zsrliiorja rs [3e [eos |o'ps 03 bp 63 [os ogjzovz | seciac ge corlaz foraerle ogrlo“1s [pe l36p (es ser [rez Jovrroz6 1 ro mglesaarscilez [zero 6ailias (op (vts le: 8 a L 6 y PULG 000€ 53 19441 [Sa 09/30 39/0 09 1/9 S 0 '9 9U yn y Ge 6Z 06 0S DAR Fl pos | la a ... +o01 O +01 do .... 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Nicolás José Gutierrez en el aniversario de la AcademiaB. oi .ocooonsorvononoss nescormoconeneios 9 —Resúmen de las tareas en que se ha ocupado la Corporacion durante el año académico de 1872 á 73; por su Secretario general el Dr. D. Antonio Mestre ....... A 20 —Programa de los premios para el concurso de 1873 á A A A A 39 —Comisiones permanentes para el bievio de 1872 á 1875...40 y 65 —Sesiones de la Academia, correspondencia, libros y perió- dicos remitidos á esta Corporacion durante el año de 1873: Sesiones dol 11 y 25: de May Di. isndonsiócios sénosnenacino es 49 y 56 La Sade DURO. dida ee vee 63 y. 81 sa AA A A 9%83y 113 5 MU A 126y 145 o 14 y 28 de Setiembre... ...rsoucioronconerosos 185 y 193 » mi LAY IO de CLIO tana adas dba 204 y 227 a 16 y 30 de Noviembre ....... salas .. 236 y 267 A 14 de Diciembre............... IN LA 307 ss 1 y 2d Ends ambos ses EN 339 y 363 A 8 y 22 de Febrero. ciómial aaa sernciasra o ¡ABU! O 1874.. pe IATA A A IÓ 4lly 416 y 12:y 26:de Abril coins ancivís AS 419 y 427 PA 10 de Mayo... Lila la a pa oder gio > BIO —Eleccion de nuevos A UNS AAA iS CITA 379,426 y 429 —Colocacion de los retratos del lisa Espada y del Dr. A O A A 421 y 422 —Inauguracion del salon alto de 12:Academia quatre ss saetas bledo 522 —Ministros oficiales para el nuevo bieni0.....ocomommonsorononnoes 5U —Directores y Secretarios de las TA o NES OS —Votos de gracias á los Sres. Rodriguez, Sauvalle, Miran- A A A O 52,195 y 429 ALCALINIDAD de la atmósfera de la Habana: nuevas observa-. ciones practicadas por el Dr, D, Cárlos FinlaY...oommunrrmsmmm» 42 TI PAGINAS. —Nota relativa a los experimentos del Dr. Finlay; por el Sr. DN O e 83 —Discusion sobre el mismo asunto entre los Sres. ES Me- lero, R. P. Viñes, Rocamora, Miranda, A. G. del Valle y A A A A e A 88 —Nuevos experimentos del Dr. Fínlay y Comision nombra- da para repetirlos (Rodriguez, Rovira y Górdon) ..oocomoommo:. 94 Cirucia.—Reseccion del maxilar superior: nota presentada porel Dr. D José Antonio LeYneS «Menaneaenca dnd qee sspatonasess 52 —Observaciones hechas por los Dres, Gutierrez, G. E Valle (D. Fernando), Miranda y R. Cowley... AAA E ao DA 54 —Quelotomía: hernia inguinal ba AA por el Dr. Minteguiaga y observaciones sóbre este asunto........ 57 —Hernia inguinal irreductible, tratada por la aspiracion; por EL Dr. D. Rafael ¡COW icooavaro abren Ala EI do do old 65 —Caso de neumocele; por el Zdo. D. Francisco ROYeFO.cioo.ionoo 66 —Operaciones practicadas en casos de cáncer; por el Dr. D. JUE Cuillermo” Dial o in dea a ERA 110 —Cuadro relativo al tratamiento quirúrgico del cáncer; por el.Dr..D. Fernando iGz. del Walle. In rnas l r as 113 —Dos operaciones de talla prostática bilateral, pri por el Dr. D. José Guillermo Diaz .. E 136 —Discusion acerca de la puncion de e Cáiea e Él Le D. Justino. Valdes CUSTO di aciiaiddes 137, 177, 260, 330 y 407 —Litotricia practicada por el Dr. D. Fernando Gonzalez del AR A A a a A As de 186 —Quiste piloso: por el Br. D. Juan Bautista Ferrarl...ooummmmomm 197 —Tumor canceroso de una mama; por el Dr. D. Ramon Luis Miranda.—Trabajo en cera, por el Sr. D. Benito Vilá....... 206 —Fractura complicada del fémur, tratada por el Dr. D. Fer- nando. Gonzalez dal: Walla exe oeste Mae ls erase . 388 —Lipoma del vientre tomado por un quiste del ovario; por el | O UTA y A A A A A E 405 —Casos raros de lipoma del vientre; por el Dr. Mestr8.....ooomo 419 —Quiste hemático multilocular del ovario; por el Dr. Babé. .. 434 —Afeccion calculosa en Pnerto Rico y operaciones practica- das por el Dr. Dumont......... A 418 —De los cauterios potenciales en las artritis; por el Dr. 41- fonso AMUSSAt ....o... A e O A A A do 418 —Informe sobre un Catecismo odontológico; por el Dr. Rey- A A A A 433 -—Otro caso de talla prostática bilateral, practicado por cl Dr. D, José Guillermo Diaz......oomm..... SURE ts 228 1004 —Pólipos del recto: observaciones del Dr. AMUSSAb .oooonnonoo.:. Donativos de la Sociedad Económica para el Museo de la Academia........ A O IN ar alla aaa od, dean gas 129 y . —de objetos para el Museo indígena; por el Sr. D. Avelino a A A A —del. Sr. D. Antonio López Prieto para el mismo objeto... EsTADISTICA médica mortuoria de la Habana en el MOE se- mestre de 1873 comparada con 1 el de 1872; por el Dr. D. Am- brosio (2..del VallO..ioscncoocosacoosonconoconanonos oncarancnocansosanenoo —Casos de longevidad; por ideM.....omomoococononcnarannnnano cenanenos : —Mortandad de la fiebre amarilla observada en la Habana en 1873; porel Dr. D. A. G. del Lalola aces eses Bote A atamto médico-necrológico de los hospitales civiles en 1873; por el Dr. D. Ambrosio G. del Valle...... Li E —Estadística médica mortuoria de la ed de la Habana en 1873; por idem. ...... Huercal ao de o AA e RO FisioLoG1Ia.—Discurso inaugural sobre el mecanismo de la inteligencia; por el Edo. D. Pantaleon Machado... eocmomooo... —Contestacion á dicho discurso; por el Dr. AUDEP ...oconononocoros FLORA CUBANA.—Rectificaciones y ampliaciones acerca de al- -gunos géneros y especies nuevas; por el Sr. Sauvalle......... PAGINAS. 438 HicreNE.—Aspecto médico sanitario del primer semestre de 1873; por el Dr. D. Ambrosio G. del Valle. ......o semcooo.. 74 y —Humo del tabaco como antipúdrido, segun Mr. Guizot.... .. —Aguas potables é influencia de la materia orgánica; por el PS A A A RA A Ed —Trasmision del cólera por las aguas corrientes cargadas de principios especificos; por el Dr. FiNlAY .ommcmononcnnosonnos 159 y —Comunicaciones del Sr. Obeso de Quevedo sobre el agua de A A A a A 200 y —Discusion con motivo de las mismas entre los Sres. Várgas Machuca, R. Cowley, A. G. del Valle, Finlay, P. Viñes y PM O 201 y —Del papel que corresponde á la Química en la cuestion de 209 la potabilidad de las aguas; por el Dr. D. Rafael Covley.... 214 y 228 —Discusion sobre este particular entre los Sres. Finlay, KR Cowley, G. del Valle (D. Ambrosio), Rovira, Várgas Machu- ca, Rodriguez y MITANdd ..ooconononcononnno ennrnennanannanenacanonanono —Discurso acerca de las opiniones del Dr. Finlay sobre la in- fluencia de las aguas corrientes en el cólera y resúmen de - Ja epidemia de la Habuna en 1867 y 68; por Dr. Babé.-239 y —Discusion promovida por dicho discurso entre los Sres. Fin- lay, Babé, Rodrigucz, R. Cowley y A. G. del Valll..oooommom.mm.... 230 246 Iv —Hospital de e noticia comunicada por el L£do. Ro- saín . dé opio Sntcstiolos le Sr. Fa al alosd call Dr. Babs. A Réplica del De.: Babe cacaos ad render danos CAPO ORO —Contestacion del Sr. Finlay al Dr. Babé y última Ol A A A Pole UE 3842 y —Del caldo animal que debe administrarse en los caia: informe del Dr. D. Joaquin G. Lebredo.. eos ¿E —Aspecto sanitario del 22 -semestré” de 1873; pas el Dr. p. Ambrosio Gz. del Valle.. : '"—Informe de la Comision de iccRa dla Sabas ds a de la Zanja; por el Dr. D. Rafael Cowley.......oomo oo.o.o ADE y —Informe sobre un establecimiento de aguas minerales; por el Ldo. D. Tomas QOvantes 3. mcociidicadagsidr o isso —Datos para la construccion de un hospital; por los Sres. Gonzalez del Valle (D. Ambrosio), Rodriguez y Aguilera (D. EN A A A A MEDICINA LEGAL.— Informe en un caso de distocia; por el Dr. Miranda ... ed ld dean — Informes en cas08 de tia cias E iS Eo ED A E IE 55 y —Informe en un caso de sevicia; por el Dr. Martinez San- A E A E E E RA —Informe en un caso de homicidio; por el Dr. Rodriguez...... —Cuestiones relativas al infanticidio; por el Dr. D. Rafael —Discusion sobre el mismo asnanto; por los Sres. A. E. del Va- lle, Miranda, R. Cowley y Rodriguez ....cooocoooiameanceneniicnasinn —Informe en cuestion de homicidio; por el Ldo. D. Miguel MA IR a oir Ar SN — Informe en cuestion de homicidio; por el Dr. Castellanos... —Informe en un caso de heridas contusas de la cabeza; por á INS UFI remeros pon ais vino EA eS E —Discusion sobre dicho informe por los Dres. Rodriguez, Gar- cia, Rocamora, Babé, Gutierrez y MestIC..ooo oooco oooconoomarminos —Relaciones entre la epilepsia y la cleptomania; porel Dr. A A —Informe en un caso de herida penetrante de pecho por ar- ma de fuego; por el Dr. MirandO....oomoomomco. A —Labor de una loca: presente hecho á la Academia por los Sres. Gonzalez del Valle (D. Fernando) y R. CowleY .....oo.... —Informe en un caso de muerte por contusiones en las pare- des:del tórax; por elDr. Mestre.ó..... eiórrecino sand ccoo PAGINAS. 268 269 312 - 358 364 v —Memoria sobre la locura epiléptica en sus relaciones con los Tribunales de Justicia; por el Dr. Gz. Echaverria.. 366 y —Ejercicio indebido dela profesion médica; por el Dr. D. Fe- A E RA Se PAGINAS. 385 —Intervalos lúcidos en los dementes: informe por el Dr. Mar-- O AAA MerTEoroLoG11.—Observaciones magnéticas y mateoroléglcas hechas en el Colegio de Belen en Diciembre de 1872......... e PRA E AREA A PA IE AP LA. AI O MAA talas pei A e an cds AR Ieraranr raro rana ro nono Apt is a o A ho laa SOLO ón se qcrnanaasroceon delo A AR, TON PE Octubre. ici. 36 RS est p Noviembre canas e ar AS ii y le Iza —Temporal-del 6 de Octubre de 1873; porel R. P. Benito A A AA E, 171, 207, 269 y MicrOGRAFIA.—Análisis del líquido contenido en un quiste de la glándula tiróides; por el Dr. Rodriguez.... .comooo ono... y NECROLOGIA. Machi del socio de número £r. D. José IA AA ys RA IN A e IA —Fallecimiento del socio de mérito Dr, NelatOM....omomomo. —Enfermedad y fallecimiento del socio de número Dr. D. José Guillermo Diaz .... ..oo. A 308 y PALEONTOLOGIA.—Nueva especie fósil procedente de la isla de Cuba; por el Sr. D. Manuel Fernandez de CastI0...ocomom.oo. ParoLoGIa.—Caso de vermes en las fosas nasales; por el socio DOT ponsal Dan: EUA id Dep laniddosas ipdncrol ¿dh ep o desen —Comunicacion del Dr, Mestre.. das ; —Cuestiones relativos á los ua Pálidos. ds Sl DA MES -—Caso de hemofilia observado por el Dr. Dumont ¿rada —Discusion sobre este caso y otro del Dr. Beato y Dolz entre los Sres. Mestre, G. del Valle (D. Ambrosio), R. Cowley, Gz. A AAA Quimica.—Análisis del plátano; por el Dr. Coremwiner mask REVISTA CIENTIFICA: por el Sr. D. Francisco A. Sauvalle.—El cloral en la rabia, 47.—Experimentos hechos con el cundu- rango.—Trasmision de las fuerzas, 126.—Hidrato de cloral contra la tos ferina, la incontinencia de orina y el mareo. Nuevo signo de la pielitis, 801 —Nuevyo método de conservar 362 309 310 436 396 399 116 vi los cadáveres. Fórmula para la anestesia local. Aguas po- tables, 192 y 226.—La apomorfina. Causa de la. muerte de James Fisk. Juicio sobre el Observatorio meteorológico dela Habana, 279.—Hidro clorato de apomorfina como emé- tico, 8375.—Experimentos hechos con el condurango, 375. Clorato de potasa en las úlceras gangrenosas: café contra PAGINAS. la gota: inhalacion del gas regocijante contra el asma: póli- * pos uterinos intermitentes: influencia del plomo en las a— e RA o ia io A 0 O - —Relaciones entro el cólico de los paises cálidos y las prepa— raciones de plomo. porel Dr, Mestre. masuanesuass cubatas TARICOLOGIA.—Conservacion prolongada de un cadáver; por elbr. D. Ambrosio Q2del Valle. oscila cansa oa aA —Discusion sobre este asunto entre los Sres. Várgas Machuca, R. Cowley, A. E. del Valle, Rodriguez, Miranda, Gutierrez y A A A ee Ap E A e 120 y TERAPEUTICA.—Propiedades medicamentosas de las zarza— purrillasipor ol oDr: Eo Cole dotes alien aos PARTE —Contestacion dol Dr, Oxamendi.—Importancia del latin en e RO —Discusion acerca de dicho particular entre los Sres. R. Cow- ley, Oxamendo, Mestre y Lebredo caida lado yaaa: —Del agua destilada de las hojas del cuajani y fruto del cua- janiciullo; por: OLamendiscmiocadin conan entes serios 187 y —Discusion sobre este asunto entre los Sres. R. Cowley, Oxa- mendi, Sauvalle, Reynés, Mestre, Rodriguez y Rocamora........ — Del uso terapéutico de la pildora de Ugarte; por el Dr. D. Jose de la “Luo ernandez 30 vols cat nico ap dato aa —Discusion con este motivo por los Sres. R. Cowley, Hernan- Der, ILEYIES y GHUITEIROR. coleta cola a nao e Ud Di so ae ESA —Accion del aceite de la nuez del nogal de la India; por el Dr OLAMENdi ccoo O e e E —Remedios nuevos y secretos: Informe relativo 4 ana pocion antitetánica; por los Dres. Donnso y R. CowleY.ooocoromocoomonoo —Informe sobre un nuevo antiodontálgico; por los Dres. Las- UFES Y OLAMBERALES ise RE O ION daban AS —Consideraciones del Dr, D. Cayetano Aguilera subre este Particular asar aaa qna Jan TOroao ER —Accion de los producios cianogenados y su poca impor- tancia; por al Dr. COOwIE) atarvze cil danos i ca oocn ina A ON —Discusion sobre el mismo asunto entre los 5 AN R. Cowley, Gutierrez, Rocamora y Gz. Eeheverría.. —Pulyerizacion para inhalaciones y duchas; pon ál Dr. Sel- MORT vI AA a INS Eye iS ls —Electro-terapia: comunicacion del Dr. Pisset de Pascual...... —Aguas hidrosulfurosas de Arenosillo. Informe sobre la me- moria del Dr. Martinez y Reguera; por el Dr. D. a EZ. ALDETTÍNT: «salian E. 100 a ES de —Inyecciones subcutáneas de quinina. —Disenrso inaugural del Dr. Franca y MazorrQ...ooocommviconvecnncnon comomosaros a : —Contestacion á dicho discurso; por el Dr. GarciQ....oomomo..o.. —Del hidrato de cloral en los partos, la eclampsia y el téta- no; por los Sres. Franca y Macatra, Miranda, Mestre y Fin- A A Lo AA A o E —Del tabaco en n el tratamiento del tétano; por el Ldo. D. ORCISCO dE EXP casara sete ooo a moco b ad e —Discusion relativa á este objeto; porlos Sres. Mestre, R. Cow- ley, Reynés, Gutierrez, Gz. Echeverría, Miranda, Babé.....o..o.. —Del protóxido de ázoe en las operaciones; por el Dr. Wilson. —Retlexiones del Dr, Mestre sobre este particular...... Pa TERATOLOGIA.—Casos de monstruosidad en los O por los Sres. D, Felipe Poey, Miranda y Rocamora.. Coon oal danes —Hombres peludos: comunicacion del Dr. o FeR. —Cuerno cutáneo implantado en el labio inferior; pe el Dr. CEBMENTA .. ¿enadana A e . —Discusion sobre este caso entre los Sres. 4. a. dl Valle, KR. Cowley, Reynés, Gz. Echeverria y Gutierrez . Ae ToxicoLoG1Ia.—Accion tóxica del mango y del Ai en ad economía; por el Sr. Hernandez POYiOroncroccorananan ono sinervos —Observacion del Dr. R. Cowley...o..ooooocnnonsmmmm. ... ie —Respuesta del Dr. Mestre á dicha observacion. Sea ZooLoG1a.—Receptáculo de los huevos de un molaaas E di familia de las “Buccinidex;” por los Sres. Sauvalle, Agassiz, Poey y Rodriguez .oomommmm...o EA AS LS e tm 2 FIN DEL TOMO DECIMO. FE DE ERRATAS, La páz. 19—Las 2 primeras líneas corresponden á la pág. 18. Las págs. 173, 174, 175 y 176 deben ser 181, 182, 183 y 184, La línea última dice Tiori—Léase Fiori. PAGINAS. 413 414 426 430 431 237 309 95 */ INDICE. SESIONES Dk La ACADEMIA.—Correspondencia ...... e la 0 07 SAY) —El tabaco y el tétano: gusanos en los senos frontales; por el Ldo. D. Fran- - ciBco de Po” CTRA O o E A —Las aguas corrientes y el cólera: segundo discurso del Dr. D. Juan M. ARA O DR SRA E ergo «¿3124 319 CiruGía.—Discusion acerca de la punción de la vejiga; por el Ldo. D. Justino Valdés Castro. (Continúa) .... ....... ATI E E ] EsTADÍSTICA.—Aspecto sanitario del 2.2 semestre del año de 1873, y Estadís- tica médica mortuoria de la poblacion dela Habana en dicho año; por el io DS DEAMPIOSTOS (AULA Vall e a OA SÍO les AS EE TA, ER E pss MtuTkoROLOGÍA.—Observaciones recogidas en el Colegio de Belen «durante los meses de Julia y. AÑOS: dis or oo Ran ap e O SAN ORNITOLOGÍA CUBANA.-Notas recogidas durante más de treinta años de observa- ciones; por el Dr. D. Juán Gundlach. [Continúa: 152 pliego aparte.] CONDICIONES Dz LA SUSCRICION. Los Anales de la Academia se publican el dia 15 de cada mes, y. los Trabajos de la Comision de Medicina legal 4 el dia 30. El precio de cada entrega de los Anales de la Academia es de cin- cuenta centavos pagaderos al recibirla. Los suscritores que residan fue- ra de la Habana abonarán €) semestre adelantado, enviando su impor- te (tres pesos cincuenta centavos para los primeros y cuatro pesos para los segundos) al Sr. Tesorero de la Academia Dr. D. Ramon Luis Miran- da, calle de S. Rafael núm. 50. ; Se admite suscricion y se venden los Trabajos de la Comision de Me- dicina lega! é Higiene pública, y los Anales, en el local de la Acade- mia de ciencias médicas, fisicas y naturales, calle de Cuba (ex-convento de 5. Agustin), desde las once del dia hasta las tres de la tarde,-—El precio de cada tomo de los “Anales” es de seís pesos; el de cada tomo de los “Trabajos dela Comision,” nueve pesos; el de la “Flora Cuba- na” del Sr, Sauvalle, ocho pesos; y los pliegos separados de la Ornitolo- gía Cuban1 del Sr, Gundlach, á razon “de veinte y cinco centavos cada uDo. : Y h Todas las comunicaciones, memorias, periódicos, libros, £c., deberán ser dirigidos al Secretario general dela Academia, calle de Jesus Maria número 26. ....-......... E 330 a dl A 4 UN Go CS AA: " Má 1 A £ E ee o ts Ya O _3 5185 00258 3852 NA