AÑ y EN 1 CI IÓN de 5 u AN . MS Al Y) 5 ú y Al ' Ie ¡ pl UN , K ve ' és Ci 05d o A 4 y qdo. Y DN , 0 o ANALES ON LA ACADEMIA DE CIENCIAS MEDICAS, FISICAS Y NATURALES DE LA HABANA. ¡__ REVISTA CIENTIFICA. DIRECTORES, DD. D ANTONIO MESTRE Y D, FELIPE E. RODRIGUEZ, ENTREGA CXIIT. AS TOMO X. DICIEMBRE 15. HABANA, IMP. “LA ANTILLA,” DE CACHO-NEGRETE, CALLE DE CUBA NUMERO 51. | 1873, ANALES ACADEMIA ll CIENCIAS NADIA, FISICAS Y NATURALES | DE LA HABANA. | —_ a REVISTA: CIENTIFICA. i LIBRARY ANALES SN BOTANI“ 4al CARD DE LA ACADEMIA DE CIENCIAS MEDICAS, FISICAS Y NATURALES DE LA HABANA. — z_-— _—_———-. REVISTA CIENTIFICA. DIRECTORES, DD. D ANTONIO MESTRE Y D, FELIPE F, RODRIGUEZ. TOMO X. HABANA. IMP. “LA ANTILLA,” DE CACHO-NEGRETE, CALLE DE CUBA NUMERO 051. 1873. Y E 4d A: cd - A cor var: ex A y yA ny ANALES DE LA ACADEMIA DE CIENCIAS MEDICAS, FISICAS Y NATURALES DE LA HABANA, REVISTA CIENTIFICA. JUNIO DE 18783. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA. I SESION SOLEMNE DEL 19 DE MAYO DE 1873. Abierta la sesion á las siete y media de la ncche, bajo la presidencia del Excmo. Sr. Rector de la Universidad de la Habana D. José Montero Rios, en quien delegó el Excmo. Sr. Gobernador Superior Político, segun oficio fecha del mis- mo dia 19, las facultades que le confiere el art. 59 del Regla- mento vigente; y estando presentes los Sres Académicos de mérito Dres. Gutierrez, Q. del Valle (D. Fernando), Poey (D: Felipe), Hernandez (D. José de la Luz), y R. P. Viñes; + los de número Sres. Sauralle, Albear, Lebredo, Diaz Alberti- ni, Miranda, G. del Valle (D. Ambrosio), Oxamendi, Melero, García, Lastres, Rodriguez, Reynés, Cowley (D. Luis y D. Rafael), «Martinez Sanchez, Várgas Machuca, Donoso, Pla- sencia, Cerero, Finlay, Babé, Benasach, Navarro, Górdon, Auber, Mestre; el socio corresponsal Sr. Rosain; individuos 6- de diversas corporaciones, como el Consejo de Administracion, la Excma. Audiencia, la Junta Superior de Instruccion pú- blica, la Universidad literaria, Ja Sociedad Económica, el Instituto de segunda enseñanza, las Escuelas Profesiona— les, el Colegio seminario de $. Cárlos, el Colegio de Belen, periodistas entendidos, etc., y una numerosa y escogida concurrencia, —leyó el Dr. D. Nicolas J. Gutierrez, Pre- sidente de la Academia, un discurso en que, despues de sig: nificar que ésta celebraba el duodécimo aniversario de su fun- dacion, la vida creciente del instituto, la buena opinion y fa- ma que iba alcanzando, y que, poniendo á la vista de todos el cuadro de nuestros O) os y de nuestros afanes de cada año, “sentíamos con orgullo ese lítito placer, ese regalado bien es: tar del alma, que viene á la conciencia del: que ha llenado satisfactoriamente los deberes contraidos, cumpliendo la mi- sion que se impuso á nuestra responsabilidad,”—dirige una mirada retrospectiva sobre el estado en que se hallaba en la Habana el estudio de la Medicina á principios de este siglo, cuando por los años de 1817 á 1823 reinaban todavía en la enseñanza universitaria las doctrinas de Hipócrates y Galeno, reducida la instruccion á las asignaturas de Fisiología, Pato- logía general, Methodus medendi y Anatomía, y sirvieudo de texto los Prolegómenos de Lázaro Riverio y la obra de Juan de Dios Lopez, ademas de los Aforismos del ancia- no de Cos con los cómentarios de Piquer y Gólter. La Medicina no constituia una verdadera ciencia, ni siquiera un arte; sino un empuisma más ó ménos ad segun el talen- to del que la ejercía. Señala en seguida el Dr. Gutierrez los hombres.que más influyeran en sacarla de tan lamentable atraso; lo que se debió á las comunicaciones más frecuentes y numerosas que proporcionara el fomento del comercio y de la industria en la Isla, á las ideas profesadas en el Colegio Se- minario de S. Cárlos y á la lectura de autores muy recomien- dables, que hicieron abandonar las añejas doctrinas per las de Bichat, Dumas, Richerand, Pinel 4; y ¿lo que contribuyeron no poco el establecimiento en la Habana de la primera libre- ” Í ría científica que hemos tenido, la apertura del curso de Anato- mía descriptiva en 1819, los esfuerzos de la Sociedad Patrió- tica de Amigos del País á favor de las ciencias físicas y na- -turales, en que tuvieron participio los Sres. de la Osa y la Sa- gra;los del Dr, D. José de la L. Hernandez por despertar el deseo de estudiar la Higiene pública y privada; los del Dr. G. del Valle (D. Fernando) en beneficio de la enseñanza de la Cirujía; y los del Dr. Gutierrez por crear una asociacion mé- dica, una Academia que no solo sostuviera el entusiasmo por el cultivo de las ciencias, sino que dedicase su preferente atencion á nuestra Topografía médica: redactó el Dr. Romay la primera representacion al Supremo Gobierno; pero hasta el año de 1860, y despues de nuevas instancias, no se logró su establecimiento, siendo sensible que no hallasen un puesto en ella todos los aspirantes, deseosos de trabajar en pro de la ciencia, en beneficio del pais y por el prestigio y nobleza de la profesion á que siguen dedicados; pues la ciencia médica no puede ni debe confundirse con las que solo sirven para . medrar, y “ojalá todos tuvieran un patrimonio, que ponién- dolos en una posicion independiente, pudieran ejercer su pro- fesion por solos los principios de la beneficencia!” Terminado el discurso del Sr. Presidente titular de la Acade- mia, leyó el Secretario general Dr. D. Antonio Mestre el Re- súmen de las tareas en que se ha ocupado durante el último año: hizo la reseña de los trabajos realizados por la corpora- cion, de los informes ministrados por.las Comisiones de Medici- na legal, Higiene pública, Remedios nuevos y secretos, Patolo- gía médica, de las discusiones más importantes que han tenido lugar en su seno, de las diversas comunicaciones, memorias y piezas patológicas presentadas por sus socios numerarios, cor- responsales, y por otras personas amantes de las ciencias, de las opciones á sus premios anuales, del movimiento ocurrido en el personal del instituto, de la pérdida sufri- da en el Dr. D. Guillermo Michelena, á quien se tributan al. gunas palabras de justo y merecido elogio, y de las últimas elecciones que se han hecho para el bienio de 18753 á 1875; con- 8 cluyendo el Secretario por aseverar que, si por un momento la marcha de la Corporacion se habia visto algo perturbada, en la actualidad debíamos estar todos complacidos al contemplar- la siguiendo su camino sin tropiezos ni vacilaciones. Despues del Secretario, leyó el Dr. D. Joaquin Francisco Lastres, socio fundador y de número. de la Seccion de Farma- cia, un estudio acerca de las Ciencias físicas y naturales en la . Edad media.—La desmoralizacion de los romanos hizo indis- pensable la invasion de los bárbaros, concurriendo al orígen de nuestra civilizacion, que no debe atribuirse exclusivamente á este elemento ni al cristiano. Losusos y prácticas del gen- tilismo subsistieron uo obstante la predicacion de la buena nueva, por lo que Roma murió pagana; pero el ascetismo de los primeros tiempos era incompatible con el estudio de las ciencias.—Trata en seguida el citado académico de la encar- nacion del A en la organizacion social de la Edad media; del estado de los conocimientos científicos en esos tiempos tocante á Astronomía, Geografía, Física, Química, Mi- neralogía, Botánica y a de la rehabilitacion del Dante como hombre deciencia por César Cantú, siendo de opinion que los que juzgan la Edad media como una época infecunda para las ciencias, reniegan de la ley del Progreso; y de la influencia benéfica de la Iglesia, sirviendo de mediadora entre una civiliza- cion espirante y la barbarie, y constituyendo el fundamento del derecho internacional. « El cultivo de la cabala y dela magia demuestra el predominio de lo sobrenatural y de lo fantásti- co sobre la verdadera interpretacion de los hechos. El estado político de los pueblos influyó más en retardar la marcha de la ciencia, que las exageraciones del principio religioso. Has- ta fines del siglo XVII no puede decirse con propiedad que ha empezado la regeneracion científica, demostrada con datos irrecusables por Cuvier, habiendo sido Condorcet el que diera la verdadera fórmula del progreso, al estudiar la historia bajo el punto de vista positivo de la sucesion de los descubrimien- tos cientificos. Por último, el Dr. Lastres concluye su discur— so con una oportuna comparacion, representando al siglo XIX 9 por medio de un hombre montado en una veloz locomotora, con un aparato telegráfico en una mano y una máquina foto: gráfica en la otra; y considerando las ciencias como las colum. nas de fuego que guian á la bumanidad hácia la tierra de promision. Terminado dicho discurso, y la lectura hecha por el Secre- tario del Programa de los premios para el concurso de 1873 á 74, declaró levantada la sesion el Excmo. Sr. Presidente De- legado del Superior Gobierno, á las nueve y media de la noche. Discurso DEL Dr. D. Nicolas J. Gutierrez, PRESIDENTE DE La ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA. Eecmo. Sr. Sres: —Celebramos en esta sesion solemne el duodécimo aniversario de la inauguracion de nuestra Acade- mia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales: cumplimos así con una disposicion del dont que la rige; y aun cuando el mandato no existiera, no podriamos ménos de marcar este dia memorable por más de un título, porque en actos como éste renovamos anualmente aquellos sentimientos que tan gratos nos fueron el 19 de Mayo de 1861;saboreamos con expansi- vo gozo la vida creciente de la institucion; contemplamos en- tusiasmados el crédito y opinion que la van esmaltando; y en fin, porque poniendo á la vista de todos el cuadro de nuestros trabajos y nuestros afanes de cada un año, siempre en aumen- to y siempre tan beneficiosos como estimables, sentimos con orgullo ese lícito placer, ese regalado bien-estar del alma, que viene á la conciencia del que ha llenado satisfactoriamente los deberes contraidos, cumpliendo la mision que se impuso á nuestra ona: Al cuidado de nuestro digno- Secretario” general queda el ofrecerlos hoy á vuestra Henerola consideracion: despues que los conozcais y juzgueis, lo doy por cierto, ho dejaréis de con- T. x.—2 10 venir en que con alguna razon he podido decir que con orgu- llo nos complacemos con nuestros lauros. Pero ántes permitidme echar una mirada retrospectiva, aunque rápida, sobre el estado ó situacion en que se encon- traba el estudio de la Medicina y su ejercicio en la Habana, á principios de nuestro siglo; permitídmelo, para comprobar cuanto manifesté en mi primer discurso, en aquel dia de la inauguracion de esta Academia, sobre la necesidad que tenia- mos de una sociedad dedicada al honor de la Medicina y sobre los beneficios que tanto la ciencia como la humanidad habian ' de reportar de ella; y especialmente cuando me ocupé del mo- do eventual con que alcanzábamos á adquirir noticias y cono- cimientos del espléndido progreso que hicieran las ciencias del otro lado de los mares, preludios del advenimiento de me- jores dias científicos. Era por los años de 1817 á 1823 cuando el estudio de la Medicina en esta Ciudad, así como la profesion de ella apa- recian rezagadas, por lo ménos, con más de medio siglo de atraso, no obstante los ricos adelantamientos que hacian en Europa las ciencias físicas y naturales.—Aun vivian entón- ces en la Universidad, aunque condenados á muerte segura desde muy atras, los cuatro elementos, el Are, el Agua, la Tierra y el Fuego; los cuatro humores, la Sangre, la Pituita, la Bilis y la Atrabilis; los cuatro temperamentos que á ellos. se referian, el Carlor innato, el Húmedo radical, los Humores pecantes; en fin, los Espíritus animales, vitales y naturales. A cuatro asignaturas estaba reducida la enseñanza de la Medicina: una de menguada Fisiología, que por darse por las mañanas se llamaba de prima; otra de Patología general, que se decia de vísperas porque se daba por las tardes; y con ellas alternaban cada dos dias la "de Methodus medendi y la de Anatomía; ademas, el catedrático de vísperas estaba obliga- do á explicar diariamente uno ó más aforismos de Hipócrates, segun los comentos y traducciones que de ellos habian hecho tanto Piquer como Gólter. Servian de texto para las tres prime: ras asienaturas, los Prolégomenos de Lázaro Riverio, que dió 11 ála estampa en latin; y para la Anatomía, pos supuesto teórica, la obra de Juan de Dios López. La teoría de los cuatro elementos y de Jos cuatro humores representaba el juego íntimo de los órganos del cuerpo vivo en la doctrina de Lázaro Riverio, tal como se lo figuraba Gale- no para el ejercicio de las funciones normales; así como la fal- ta de equilibrio entre ellos unas veces, y otras su aumen: to ó disminucion, ó sus variadas y complicadas alteracio-. nes, caidas y sostenían las enfermedades que afligen la especie humana. Con tan baladí, caduca y errónea enseñanza, no era la Me- dicina entónces en esta ciudad una verdadera ciencia en el sentido propio de la palabra, pues no descansaba sobre prin- -cipios ciertos y positivos; nitampoco era un arte, pues ca- recia del conjunto metódico de preceptos y reglas que la cons- tituyeran tal. ¿Qué era pues en' la práctica? Un empirismo más ó ménos glosado, segun el talento del que la ejercía. Algunos hombres extraordinarios, sin embargo, como los Dres. D. Tomás Romay, D. Luis Genebriera, D. Simon Vicente de Hevia, D. Pablo Marin, D. Andrés Terriles y algun otro, hallaron en su propio genio recursos para levantar su repu- tacion profesional en medio de circunstancias tan desfavora- bles.—A las luces que alcanzaran por simple tradicion, aña— dian todo lo que la asidua meditacion y una esmerada obser- vacion pueden desarrollar y crear por sus propias fuerzas; —y hasta donde pueden conducir el sagaz talento y el genio ob— servador, más de una vez durante mis estudios prácticos tuve ocasion, como testigo, de admirar ese tino y saberen mi res— petable maestro el Dr. Terriles, tanto en el diagnóstico como en el tratamiento de muchas enfermedades, pues obrabá en- tónces con tanto acierto como si hubiera poseido la instrue- cion de hoy y á su disposicion tuviera cuanto recursos nos facilita la ciencia en la actualidad. En tanto atraso influia tal vez que los médicos de aquella época, así como los que les precedieron, ni conocian las len- guas vivas, en las que se publicaban yá las obras científicas, ni 12 estaban en relaciones con profesores ilustrados que arribaran á nuestras playas; pues con excepcion de algunos jóvenes pro- fesores de la Armada, discípulos del justamente acreditado Colegio de Cádiz, y Sir otro extranjero, los más eran char- latanes, embaucadores, que aprovechándose de la escasez de buenos y entendidos médicos, eran otros tantos Dulcamaras, calificados algunos de Brujos, ya por el misterio con que os- tentaban la aplicacion desus drogas, ó porque de acuerdo con paniaguados, éstos les proporcionaban informes de los en- fermos que luego debieran ver y que, con solo tomarles el pul- so, les adivinaban sus padecimientos; ni tuvieron, en fin, un estimulo cualquiera que los impulsara á estudiar, procuran do llenar el vacío que no podian ménos de encontrar á cada paso, siempre y cuando quisieran darse razon del ejercicio de nues: tras funciones y de los fenómenos que se presentaban á su ob- servacion en el curso de las enfermedades. Pero una educacion más esmerada de la que hasta entónese recibiera la juventud, y las comunicaciones más frecuentes y numerosas que proporcionara el fomento de la industria y comercio, que á pasos agigantados entraban en la Isla, no po- dian dejar de incitar el desarrollo tambien de la intel en los nacidos de nuevo, y «lar ocasion á que las semillas del saber, trasportadas aquí por estos medios, como lo hacen por otros las de muchas plantas para su diseminacion, acerca- sen el momento en que la necesidad de una regeneración or- gánica se hiciera sentir en todos los ramos de los conocimien— tos humanos, y en que á las decrépitas teorías reemplazaran otras más jóvenes, más potentes y que se armonizasen mejor con el conjunto de los fenómenos que se observaban.—Este momento, señores, llegó; y para la Medicina estaba reservado á los jóvenes entónces D. Agustin E. de Abreu, D. Angel J. Cowley, D. Bernardo del Riesgo, D. Joaquin Santos Suarez, D. Francisco Serrano, D. Serapio Mojarreta, y algunos otros que hoy tambien son sus compañeros de eterno descanso, el hacer salir á la Medicina del deplorable estado á que se en— contraba tristemente reducida. y 13 y Edncados en el Colegio Seminario de S. Cárlos de esta ciu- dad; despejadas sus inteligencias con las doctrinas de Vives, Bacon, Descartes y Condillac; y bajo la direccion de un clarí- -— simo ingenio, no podian resignarse á las añejas doctrinas ar— | raigádas: en la libros de texto que habian de servirles de guia en su educacion médica.—A sus manos habian legado y yá las obrárde Stahl, Cabanis, Bichat, Dumas, Alibert, Barbieri y Richerand, que más que leian, dia y noche devoraban sus pá- ginas, y que despertaron en ellos el entusiasmo y el amor á la ciencia, que conservaron hasta la muerte. ¡Ah! la muerte! ella - pudo herirlos como. hombres; pero sus almas, sus inteligencias, sus trabajos en fin, vivirán siempre en los fastos de nuestra Medicina, sin que haya un solo amigo de la ilustracion y de la humanidad, que no les conserve un prolongado y fiel re- cuerdo.— Estos hombres, Sres., hicieron á la Medicina aquí, en su corta carrera, muchos más servicios de los que ellos mis- mos previeron. Como no podia ménos de suceder, los catedráticos de en- tónces D. Simon Vicente de Hevia, D. Pablo Marin, D. An- tonio Viera, D. Lorenzo Hernandez y D. Antonio Machado, tuvieron que abandonar las viejas doctrinas con la prontitud que demandaban las nuevas exigencias de aquellos sus alum- nos, dedicándose á la par de éstos al estudio de todos los ra- mos que hasta esa época de transicion constituyera el de la Medicina. El beneficio de ese movimiento científico, no solo fué en provecho de maestros y discípulos; pues franqueando las puertas de la Universidad, se extendió de un modo sor- prendente entre todos los que entónces ejercieran la profesion: yá no se oyeron más, ni en las aulas, nien las consultas, el húmedo radical, los humores pecantes, el cálido innato de: las propiedades vitales, la sensibilidad y contratilidad animales y orgánicas, las doctrinas químicas sobre el calor animal y la respiracion, el estímulo de Brown, la teoría de las fiebres esen- ciales de Pinel, d vinieron á reemplazarlas, y como era lógi- co, la Terapéutica y Materia médica experimentaron otras transformaciones. -. 14 : m..: ; Y como no con poca frecuencia una casúalidad, un aconte- cimiento al parecer insignificante, un hecho, en fin, trivial, sencillo por demas, proporciona un descubrimiento, ó encuen- tra una verdad, ó cuando ménos facilita las más veces:los me- dios de abreviar el trabajo de investigacion, no debo pasar en - silencio, á fuer de prolijo historiador, lo que ocurriera en la época á que me refiero y que no poco contribuyó á avivar el fervoroso entusiasmo que se despertara, no solo por el estu— dio de la Medicina, sí que tambien por el de las otras ciencias y por el de la literatura. . D, Mariano Botella, aunque de pocas letras, amaba hasta no más el culto de la ilustracion.—A establecer aquí un mo- desto comercio habia venido de la Península, y no cesaba de lamentar el lentísimo progreso que en esta ciudad hacian las ciencias, atribuyendo la rémora entre otras causas á la falta de bibliotecas y librerías: con esta idea y sin parar mientes en la poca Ó ninguna utilidad que darle podia como negocio, el traer libros donde estaba por formarse el gusto en esa direccion hizo venir obras nacionales 'y extranjeras y abrió la primera librería científica en esta ciudad, que no por ser la primera, fué inferior relativamente á las muchas que hoy poseemos, no obs- tante la diferencia de tiempos y la facilidad, que al presente se tiene, de surtirlas con profusion.—El Sr. Botella, que duerme en paz, merece un recuerdo de gratitud de los amantes de la Wdustracion del pais: su nombre no debe olvidarse. A alentar tambien, proporcionando al mismo tiempo los medios de la instruccion que necesitaba el que habia de dedi. carse al estudio dela Medicina, contribuyó la nueva apertura del curso de Anatomía descriptiva en el Hospital militar de esta plaza el año de 1819, á impulsos del siempre memorable y digno prelado D. Juan J. Diaz de Espada y Landa y del ilustrado Intendente de ejército D. Alejandro Ramirez, secun- dados por los esfuerzos de la Sociedad Patriótica de ami- gos del país. Hedicho nueva apertura, porque yá en el año de 1797, habiendo entrado el estudio de la Anatomía en el plan de enseñanza trazado entónces por la Sociedad, el lllmo. 15 Sr. D. Pablo Valiente que estaba el frente dela Hacienda en esos dias, hombre de letras y amante de las ciencias, hizo abrir un curso de Anatomía en el Hospital militar, profesada por su cirujano mayor el Licdo. D. Francisco de Córdova; curso, que más que de Anatomía, lo fué de Cirujía teórico- práctica. Tuvo por discípulos á los practicantes de dicho Hospital que aspiraban á la licenciatura en Cirujía romancis- ta, así titulados los que pasaban solo 3 6 4 años de práctica hospitalaria y hacian el estudio de la pequeña Cirujía por la obra de Martin Martinez.—Entre estos discípulos se distin- guieron notablemente los Sres. D. Francisco López, D. José Cameran, D. José Casabuena y D. Tomás Montes de Oca: es: te último, con genio á propósito para la carrera que abrazó, hubiera alcanzado sin duda, ademas del crédito que con justi- cia conquistó aquí, un puesto elevado aun en Europa, si sus conocimientos hubieran estado basados en cimientos iguales á los que hoy empleamos con tan buen resul- tado. Volvió á abrirse, decía, la cátedra de Anatomía descriptiva bajo la direccion del Dr. D. José Antonio Tasso, hombre de grandes conocimientos anatómicos y quirúrgicos, como adqui- ridos con los muy célebres profesores Scarpa y Bichat,- de quienes fué distinguido discipulo.—AÁ este curso asistieron co- mo alumnos los practicantes del hospital, lss estudiantes de medicina de la Universidad y algunos jóvenes que, sin embar- go de estar cursando aún filosofía, aprovecharon esta ocasion favorable para poner el cimiento de la ciencia médica que se proponían estudiar, y no sin temor de que, llegado ese no muy cercano dia, se encontrasen con que la'cátedra había desapa- recido como la primera que fué instalada.-—El Dr. Tasso dió en el mismo establecimiento algunas lecciones de Química en el laboratorio pequeño, escaso y deteriorado por la influencia del clima y la falta de cuidados que con él se tuvieran; labora- torio costeado por la Sociedad Patriótica ya hacía algun tiem- po, y en el que debió dar pruebas de sus no comunes conoci- mientos químicos el ilustre patricio D. José Estévez; pero por 16 causas que no son ahora de referirse, solo quedó la cátedra en proyecto. Inauguróse tambien en esos dias un curso de Botánica en el jardin preparado con este objeto en los terrenos que hoy ocupa en el Campo de Marte la estacion de Villanueva del camino de hierro de la Habana. Allí tambien intervino la Sociedad Pa- triótica, costeándolo y dándole su direccion al entendido botá- nico D. José A. de la Ossa. Tuvo por profesor 4 D. Ramon de la Sagra, y á el concurrieron, no solo los estudiantes, sino muchos aficionados y muchos profesores tambien de Medicina. Cundía el entusiasmo por las ciencias en aquellos-dias; to- dos deseaban saber; unos procurándose las obras y periódicos que los pusieran al corriente de las nuevas doctrinas médicas, . de los nuevos descubrimientos; y otros distribuyendo entre la juventud con mano generosa los conocimientos especiales que acopiaban, dedicándose al estudio de uno ó de otro ramo de la ciencia médica á que los llevaran sus particulares aficiones y gusto. Deeste número fueron los Dres. D. José de la Luz Hernandez y D. Fernando Gonzalez del Valle.—Abrió el pri- mero un curso de Higiene pública y privada en el pequeño Museo anatómico que se estaba creando en el Hospita-Militar. La concurrencia fué numerosa, más por el gusto de instruirse en un ramo que no atañe solo al médico, que por la obligacion que impusiera el Gobierno 4 los alumnos de Medicina de ga- nar el curso como si fuera universitario. Lástima fué, que por la Reforma del plan de estudios que tuvo luego lugar, esta asig- natura se dividiera entre los profesores de fisiología y de pato- logía de la Universidad. El segundo, el Dr. Gonzalez del Valle, que siempre señaló desde sus primeros pasos en el estudio de la Medicina, su es- pecial inclinacion al ramo de Cirugía, pues así lo cultivaba con esmero como lo enseñaba en el Hospital de Caridad de San Felipe y Santiago de esta ciudad, despues de grandes esfuerzos, que obtuvieron los auspicios de la Sociedad Patriótica, por cuanto á que siempre tomaba parte activa eñ todo lo condu- cente 4 la ilustracion pública, logró establecer la cátedra de Ci- 17 rugía en la Universidad- y que fuese incorporada á las otras asignaturas que en ella se constituyeron. Un jóven entónces, en cuyo pecho ardía el amor á la profe— sion médica que había abrazado, y en cuya cabeza bullian las ilusiones propias de su corta edad, no encontraba en su alrede- dor pábulo bastante para satisfacer sus deseos de saber: sin bi- bliotecas, sin museos, sin clínicas donde observar y adquirir “conocimientos prácticos; sin periódicos donde se publicaran los hechos más ó ménos bien observados en el espíritu de algunos médicos que solo los trasmitían á algun discípulo privilegiado, tuvo la idea de crear una Sociedad Médica que llenara siguie- ra algun tanto ese gran vacío y en la que, reunidos los profeso- res más notables de entónces, jóvenes y ancianos, se comunica- sen reciprocamente los frutos de sus meditaciones, de su expe- riencia y de su observacion, y de comun acuerdo y sirviéndose unos á otros de estímulo, se hicieran investigaciones sobre pun- tos dudosos y oscuros; se estudiasen de preferencia nuestros males endémicos, lás aguas minerales, las plantás medicinales indigenas, la Topografía médica en fin; y como la Medicina ne- cesita de las Ciencias Físicas y Naturales, que como otros tan- tos arroyos vienen á enriquecer su cauce, creyó que eran de agregarse á la asociacion los pocos profesores que de esas cien- cias en aquel tiempo existían, así como los que á ellas por me- ra aficion las cultivaban; asociacion, que sirviéndole á la vez á la Medicina, les servía tambien 4 ellos mismos para estimular— los más á su estudio. No se ocultaba á este jóven, que sin prestigio y sin más opi- nion entre sus compañeros que la de ser aplicado, no le sería posible dar cima por sí solo á tamaña empresa, y comunicó desde luego este su pensamiento á su maestro y amigo el Dr. D. Francisco Alonso y Fernandez, que ya gozaba de merecido crédito, y sobre ser persona ilustrada, era decidido por las cien- cias. Asociarse y poner manos á la obra sin demora, fué el resultado de la comunicacion; y autorizados competentemente por el Gobierno, invitaron á los que creyeron á propósito para llenar los fines de la institucion proyectada; y como todos se T..1.—8 d 18 5 el proyecto de Reglamento que debiera regir á la Sociedad.— El Dr. D. Tomás Romay, que hacia de Presidente, ofreció su bien cortada pluma para extender la representacion con que había de acudirse al Supremo Gobierno para la aproba cion. | Elevóse, en efecto, con recomendacion de la primera Auto- ridad de la Isla; pero ni en esta ocasion, ni en otras varias re- petidas, descendió resolucion favorable.—Sin embargo, la es- peranza no se marchitó; la idea de la promocion duraba y no fué perdida.—Asociándose luego al Dr. D. Ramon Zambrana por haber fallecido el Dr, Alonso y Fernandez, y con la venia del Gobierno, celebraron nueva reunion y se redactó nuevo Re- glamento, que con encarecida representacion, apoyada por el Gobernador Superior Político, se elevó al Supremo Gobierno, que ya en esta ocasion y por Real órden de 6 de Noviembre de 1860, mandó crear en esta ciudad una Academia de Ciencias Médicas, Fisicas y Naturales bajo su proteccion, obligada á consultarle cuando tuviera á bien ordenárselo, así como á los - Tribunales de Justicia de toda la Isla. Todo el Cuerpo Médico aceptó con aplauso la creacion de la Academia, segun lo consignó cada uno de sus individuos en la circular que les pasó el Gobierno: todos ansiaban el momento de su inauguracion, todos querian pertenecer á ella; y para conseguirlo, muchos echaron mano de los recursos á que se presta el sufragio tratándose de elecciones. —lístas tuvieron lu- gar; mas siendo el número de socios que señalaba el Regla- mento el de 30, fué sensible que no todos alcanzaran este ho- . nor, que no por eso les eximió del deber de trabajar en pro de la ciencia, en beneficio del país y por el prestigio y nobleza de la profesion 4 que siguen dedicados. Porque si bien las profe- siones, así como las artes, se abrazan en general como medios de subvenir á las necesidades de la vida, la de la Medicina, que no es una pura invencion del genio del hombre, que debe su origen, por un lado, al instinto invencible que nos obliga á.re- chazar el dolor y á buscar recursos para librarnos de él, y por otro, á esta tendencia eminentemente sociable que se llama 19 prestaran de buena voluntad, pronto se reunieron y formaron simpatia y que nos impele á socorrer á nuestros semejantes cuando sufren, y á tener por dicha propia lo que se rebaja á la desgracia ajena, no puede ni debe confundirse con las que so- lo sirven para medrar: otro sentimiento más lavantado, más. digno, debe sobreponerse en el corazon del médico: el de la humanidad; y ojalá que todos tuvieran un patrimonio, que po- niéndolos en una posicion independiente, pudieran ejercer su profesion por solo los principios de la beneficencia; entónces con justa razon merecerían la aplicacion .de estas bellas pala- bras del orador romano: /lomines ad Deos nulla se propius acce- dant quam salutem hominibus dando. * Esto no obstante, tengo fé y esperanza en el porvenir: el pro- greso, la ilustracion y la justicia de los tiempos, que es la que aquilata el verdadero mérito, cambiarán la indiferencia en ac- tividad, el desden en entusiasmo y el valer que da la fortuna por la aureola de la inteligencia. Entre tanto, queridos cole- «gas, marchemos con paso firme y seguro en la vía que nos he- mos trazado, cumpliendo con las obligaciones que nos impusi- mos, de ciencia, de experiencia, de humanidad, de desinterés y de abnegacion; ellas están basadas sobre principios inflexi- bles como el deber, sagrados como la conciencia. Mis intensiones y propósitos en esto nunca menguaron; mi idea fija es y ha sido la del adelantamiento de la ciencia médi- ca; mis aspiraciones, en fin, son y fueron siempre acompañadas del sentimiento de su dignidad.—Testigos sois vosotros de ello, y ¿esa prueba y al cariño que generosamente venis dispensán- dome, debo atribuir esta sexta reeleccion, para continuar aún, por dos años más, siendo vuestro Presidente. Dignaos pues aceptar, por este reiterado testimonio de tanta benevolencia, mi sincero y cordial reconocimiento, que durará tanto tiempo como mi vida dure. 20 RESUMEN DE LAS TAREAS EN QUE SE HA OCUPADO La CORPORACION DU— RANTE EL AÑO ACADEMICO DE 1872 A 73; POR SU SECRETARIO GE NERAL Dr. D. Antonio Mestre. Muy diversamente han sido apreciadas las instituciones aca- démicas desde las épocas más remotas; pero cualesquiera que sean los defectos s,—y entre otros, la pérdida de tiempo en discusiones ads y sin Mo real para la ciencia,—ellas excitan la emulacion, esparcen las luces y multiplican las relaciones, —ventajas que es imposible poner en duda, que se acrecientan, á pesar de sus detractores, con el número cada dia mayor de ie sociedades sabias, y que sobre todo resplandecen alli donde los cuerpos enseñantes pue- den ser sus más decididos tributarios, donde los museos, las clínicas, los anfiteatros, las bibliotecas, brindan á los trabaja- dores una rica cosecha de estudios é investigaciones. hs Sin esos poderosos resortes y en sus modestas aspiraciones esta Academia, harto ha tenido que luchar para mantener siempre vivo el fuego sagrado de la ciencia, esforzándose cons= tantemente y sin descanso por reunir hechos bien observados, ántes que suscitar en su seno ciertas cuestiones doctrinales, que distan mucho de llevar el espiritu humano al estableci- miento de las leyes que dominan todo lo creado y constituyen á menudo el paso más agigantado que pueda darse en órden á nociones verdaderamente positivas. De aquí tambien, que en el decurso de sus tareas se busquen gn vano esas discusiones generales y brillantes, y se encuentren á cada instante las par- ticulares sobre cada punto cientifico, sobre cada comunicacion presentada, sobre cada informe redactado por las respectivas Comisiones. Esto no obstante, al número de las primeras debe referirse aquella que por breves dias sacó ála Academia de sus habitua- les ejercicios, y que por un contraste apénas visto en otros tiempos, dejó de ocuparse en el hombre al estado normal ó pa- tológico, para fijar toda su atencion en ese fiero y fogoso ani- mal, como dice Bufton, que parte con él las fatigas de la guer— 21 ra y la palma de los combates; que tan intrépido como su due * ño, ve el peligro y lo arrostra, y se acostumbra al estruendo de las armas, y se anima con el mismo ardor del gincte; pero que, tan dócil como esforzado, no se deja llevar de su aliento, y no sólo obedece á la mano del que le guía, sino que parece consul. tar sus deseos. La errzootra que en los vecinos Estados atacó á gran número de caballos, se hizo muy pronto extensiva á esta Isla, y la Aca- demia no podía permanecer indiferente ante su desarrollo.— Iniciada la discusion por el Dr. Gonzalez del Valie (D. Ambro- sio) con el Programa de temas que habían de ser sometidos á un escrupuloso exámen, y desenvolviéndolos segun sus opinio- nes particulares, juzgó exótico el origen de la enfermedad, sus sintomas principales el flujo nasal y la fiebre, más grave en los caballos americanos, habiendo sido importada de los Estados Unidos y propagándose por vía de infeccion.—Colocándose el Dr. Cowley (D. Luis) en el terreno de las condiciones, que sl no determinan la aparicion del mal, pueden contribuir 4 su desarrollo y. propagacion, señaló la mala construccion é instala- cion de los establos y caballerizas, el mal trato que se da á las bestias y la necesidad de proporcionarles aire que respirar en abundancia.—El Dr. Várgas Machuca pone en conocimiento de la Academia la opinion que atribuye la causa de la afec- cion á espórulos microscópicos defúngus ó setas y los recursos más enérgicos con que cuenta la Química para destruirlos ó 1m- pedir su nacimiento; y una,Comision encargada de analizar el múcus de los caballos indigenas informa, por conducto del Dr. Rodriguez, no haberse encontrado en él los menores vestigios de los indicados micrófitos.—El Dr. Miranda ilustra la mate- ria con una observacion detallada, indicando las analogías que se notan entre la epizootia equina y la enfermedad que epidé- micamente padece la especie humana y se designa en la.cien- cia con el nombre de gripa ó influenza.—El Dr. Mestre discu- te el problema bajo el punto de vista de la Medicina compara— da, hallando una completa identidad con el catarro epidémico, toda vez que éste ataca tambien á los caballos, conforme se 99 «a consigna en obras muy recomendables, segun lo sostienen hom- bres entendidos respecto á la epizootia de los Estados Unidos y de acuerdo con los fenómenos estudiados en la Habana, y de que han hablado distinguidos miembros de la Academia;— y el Sr. Sauvalle, en una interesante nota, trata de las virtudes medicinales que se suponen en el bejuco Ubi para combatir la enfermedad, aseverando que en esta capital se han salvado, co- mo en otras partes, la generaiidad de los atacados sin ese re— curso, que debe relegarse cual otros muchos á que gratui—- “tamente se conceden efectos maravillosos que no acepta la ciencia. La HIGIENE PUBLICA ha sido, como en años santeriores, un punto de vista importante para la Academia. Los Dres. Ro- vira y Govantes, á nombre de la Comision respectiva, han pre- sentado un informe acerca del. establecimiento intramuros de la Habana de un depósito de aparatos portátiles destinados al uso del aceite de nafta: tratándose de una materia que, da das ciertas condiciones, muy fáciles de reunir por desgracia, es inflamable y explosiva, y á in de no poner óbice al desar- rollo de la Industria, se acordó que no debian tenerse sino las cantidades indispensables para el consumo diario, haciéndose responsable al empresario aute las autoridades.— El Dr. Cowley (D. Luis María) al ocuparse acerca de los depósitos de heno y aceite de carbon en poblado, recuerda las diversas dis- posiciones que se han emitido para prevenir el riesgo de los incendios; y como el peligro se reconoce sin vacilacion de nin— gun género, opina que deben quedar aquellas en todo su vi- gor, pues con sobrado fundamento lanzan fuera de poblado los depósitos de semejantes sustancias. —El Dr. E. del Valle (D. Ambrosio) estudia algunos puntos que merecen especial mencion para la construccion de hospitales, sobre todo la aerea- cion, problema que entraña otros más que dicen relacion al si- tio, orientacion, dimensiones, forma de construccion de, consi- derando por último que el lujo en esta materia es cosa secun— daria, pues un hospital debe distinguirse por lo modesto en su forma como el mejor y más adecuado para asistir 4 los enfer: 1 23 mos. Asociando la Estadística á la Higiene pública, exami- na el aspecto sanitario del año de 1872 comparado en ambos semestres, y con el año de 1871, dando una diferencia de 2143 defunciones ménos que éste, aunque con más poblacion fija que los precedentes, y la proporcion de la mortandad para las personas de color de 321 y para las blancas de 351. Ob- servaciones análogas, aplicadas al estudio sanitario de la veci- na villa de Guanabacoa y a] movimiento médico necrológico de los hospitales civiles, acusan asímismo una disminucion fa— vorable bajo uno y otro eoncepto.—Es ademas digna de ci- tarse aquí, en punto ála constitucion médica reinante, una animada discusion habida entre los Sres. Fonzalez del V. alle (D. Ambrosio), Lebredo, Rodriguez, Reynés de sobre los numero- sos casos de diarreas, que revistiendo á menudo el aspecto cole- riforme, se desarrollaron en una vasta extension desde princi- pios del corriente año, despertando la alarma en muchas per- sonas: la coexistencia de otras enfermedades y las circunstan- cias en que se vieron presentarse, hicieron admitir para la ge- neralidad el influjo de una constitucion cata1ral, que tambien se acusaba en esas otras afecciones, y referirlos á la forma espo- rádica propiamente tal y á las relaciones que guardaron mu- chos de los enfermos con los asiáticos de las últimas expedicio- nes arribadas á la Habana. ) La vAcuNa, ramo tan esencial para la salud pública, bené- fico preservativo en que siempre se ha detenido la Academia con la mayor solicitud y esmero, ha seguido administrándose semanalmente por los Sres. (Farcía y Hondares, decano este último de la extinguida Junta. Desde el mes de Mayo de 1872 á Abril del actual, han sido inoculados con buen éxito 293 in- dividuos, los blancos el mayor número de ellos, y se han distribuido 89 tubos con vírus vacuno á las personas que los han solicitado para esta ciudad y otros lugares de la Isla. To- dos los esfuerzos loables de la citada Comision tienden á es- tablecer de un modo regular la trasmision de la vacuna de brazo á brazo, porque la experiencia viene demostrando cada dia la superioridad del procedimiento dado á conocer por 24 Jenner sobre los que modernamente se han preconizado, co- mo más seguro y rápido en su accion profiláctica; y el Sr. Hondares ha procurado demostrarlo, aduciendo algunos ejem- plos comparativos recogidos en los hospitales de Paris; recor- dando ademas, como prueba palpable de la virtud preventi- va del vírus vaccinal, que en 27 pueblos europeos fallecian 61,830 individuos cada año ántes del descubrimiento de la vacuna, y despues de él solamente 7;544, segun el cómputo re- mitido por el Dr. Evans á la Comision Sanitaria de los Esta— dos Unidos de América. . ' Llevado sin duda de un impulso filantrópico, que Si á me- nudo es el orígen de las más bellas acciones, no es siempre en las ciencias el obligado precedente de los grandes descubrimien- tos ni de los éxitos más brillantes, — y movido tambien por aquella aficion que desde sus juveniles años hubo de inspirar- le la diosa Higia, que á traves del mar proceloso vela conti- nuamente por el arrojado navegante, —el Dr. D. José de la Luz Hernandez ha concebido el proyecto de un salvavidas que en las alturas del Océano arranque del peligro al mayor. número posible de náufragos, —dirigiendo todos sus esfuerzos á hacerlo, no individual, sino colectivo, y-asociando algunas nociones útiles de antemano adquiridas en el arte del salva- mento marítimo. Al aparato de Stoner que conserva á flote el individuo, al bote de doble forro que facilita la pronta ac- cion de los hombres de mar, con mas ó ménos resguardo de la vida, agrega una balsa compuesta de colchones impermea- bles, provistos de marcos ligeros é insumergibles, en número suficiente aquellos para que puedan tener cabida todos los tripulantes y viajeros. —Nada ha faltado al proyecto del Dr. Hernandez para cumplir con su propósito, teóricamente ha- blando: todo lo ha tenido presente; el abasto de los alimentos y bebidas, el alumbrado durante la oscura noche, los medios que le han parecido más apropiados para avisar á distancia el siniestro, el órden que debe seguirse para llegar á saberlo sin pérdida de tiempo, y hasta las aplicaciones que con seme- jante objeto pudieran darse, con grandísimas ventajas, al telé- 25 grafo tanto terrestre como submarino. Y es evidente que si el buen deseo, el más humanitario sentimiento y la noble pa- sion por la Ciencia de la salud pública y privada fueran capa- ces de realizar por sí solos un portento, éste sería seguramen- te el caso de proclamar sus conquistas.—De muy diverso sen- tir ha sido el Sr. Melero, cuando en una Nota leida á la Cor- poracion, declaró en vista de la bibliogr afía del ramo, que sal- vo algunas modificaciones secundarias é ea liables, todo lo demas que se indicaba en el invento no ofrecía ninguna nove- dad, 6 mejor dicho, da única que ofrecía era la imposibilidad material de ponerlo en práctica. Pero si tal cosa fuera cierta ¿no sería ahora el momento de condolernos de la ilusion y del desengaño, á ejemplo de uno de los Argensolas, - porque ese cielo azul que todos vemos, ni es cielo, ni es azul. ¡Lástima grande que no sea verdad tanta belleza! Continuando el Dr. Oxamendí sus investigaciones sobre TERAPEUTICA indígena, ha dedicado su atencion al aceite del nogal de la India (Oleum aleurites trilobe), oriundo del Asia tropical y perfectamente aclimatado en nuestro suelo. El acei- te que se extrae de las nueces tiene propiedades purgantes, la accion vomitivasgpuede desarrollarse en ciertos casos; y conve: nientemente emulsionado es grato al paladar. La nuez de esta euforbiácea es tan oleaginosa que, segun el Ledo. D, Francisco A. Figueroa, rinde el 50 p.S, y el aceite debe colocarse, respecto á su energía, al lado del de ricino, aunque sus efectos se producen á dósis ménos considerables. La Cirusra ha sido objeto de comunicaciones importantes. El Dr. Diaz (D. José Guillermo) ha interesado á la Corpora- cion con un caso de talla prostática bilateral, practicada dos ocasiones en un individuo de 60 años, volviéndole la “salud despues de crueles y continuos padecimientos y de haberse ántes intentado la litotricia sin consecuencias favorables para el enfermo;—el Dr. Dumont, socio correspondiente en Puerto Rico, con una observacion de osqueotomía, efectuada en la mujer, por motivo de una elefantiásis monstruosa y cuya cura: TX A y 26 cion fué completa á los 25 dias; y otras dos operaciones por la misma enfermedad en el hombre, complicada en una de hernia irreductible, siendo tambien felices los efectos; el Dr. Amussat, corresponsal en Paris, sobre las enfermedades de las vías génito-urinarias y las operaciones que reclaman, es- pecialmente con relacion á la galvano-cáustica térmica; y el Dr. Reynés ha dado cuenta de una reseccion completa del maxilar superior que recientemente se ha practicado en esta ca- pital por el Dr. D. Serafin Gallardo, siendo esto ocasion de que se apreciaran los peligros que el arte ha sabido vencer y se recordasen otras operaciones del mismo género efectuadas en- tre nosotros. Ni tampoco son de olvidar las comunicaciones del Dr. G. del Valle (D. Fernando) sobre un pólipo uterino curado por la ligadura y cauterizaciones sucesivas, y el resú- men de las ablaciones que ha hecho de la glándula mamaria al estado de cáncer. | Respecto de la Ixpusrrra, tenemos un trabajo del S». Per nandez de Castro (D. José) sobre el procedimiento de Julio Robert para fabricar el azúcar, estudiando las ventajas é in- convenientes que presentaría su adopcion entre nosotros. Los métodos usados hoy para exprimir el jugo de las plantas saca— riferas no pueden llamarse perfectos en cuantg no dan, ni con mucho, toda la cantidad del jugo que aquellas contienen. Con la maceracion de la planta reducida á trozos de no muy peque- ñas dimensiones, y verificada á cierto grado de temperatura, — cada una de las celdillas vegetales que salen intactas de las operaciones mecánicas á que se somete aquella, viene á ser un vaso dialisador, cuyas paredes darán paso átodo el azúcar, que es un cuerpo cristaloide, y retendrán los coloides como la albúmina, goma, materias colorantes etc. Con este procedimien- to, basado en el principio de la difusion ó de la diálisis de los cuerpos, que ha hecho célebre el nombre de Graham, y cuyas ventajas han sido comprobadas y son incontestables respecto de la remolacha, segun-los informes dados recientemente en las Indias Orientales, — resultan mayores y más evidentes para la caña, pues ya se ha visto que con él no solo se extrae de 20 á = 27 30 p.= más de guarapo que con los medios perfeccionados que actualmente se emplean, sino tambien que aquel es más puro, ménos cargado de sales y de materias extrañas, economizándo- se útiles y mano de obra. E Clasificando los informes y consultas redactadas por la Cour SION- DE MEDICINA LEGAL E HIGIENE PUBLICA, segun los diversos gru- pos admitidos en la ciencia, vemos que relativamente á las «cuestiones sobre lromicidio y lesiones corporales, nos cumple enumerar un trabajo del Dr. García, en que este académico hu- bo de estudiar las relaciones que pudieran existir entre una contusion del vientre y una congestion pulmonar á que se atrl- buia la muerte, deduciendo por fin que en el caso indicado no existían aquellas, y no podia considerarse la primera como cau- sa de la segunda; otra consulta del mismo socio sobre. califica- cion de una herida de la region temporal, diversamente descrita en los reconocimientos periciales, pero que siendo de 5 á4 10 centímetros de extension, interesando sólo la piel, sin la menor complicacion ni accidente, y cuya curacion pudo tardar de ocho á quince dias, estaba debidamente considerada como simple;— y otra del Dr. Riva, dada la luxacion de la apófisis odontóides, comprobando que un golpe asestado á la parte posterior el cue- llo puede producirla sin dejar profundas lesiones en las partes blandas, pero con la distension ó dislaceracion mayor Ó menor de sus ligamentos.—En cuestiones referentes 4 la Obstetricia, presentó dos informes el -Dr. Miranda con motivo de un caso de distocia, para demostrar que la muerte fué pro- ducida por la ruptura considerable del útero acusada en la autopsia; pero que, por la deficiencia de los datos, no era posible fijar la causa que dió lugar á tan grave lesion, ni graduar el socorro másó ménos eportuno que hubiera podido prestársele, aunque sí aceptar la falta de auxilios facultativos, tanto más necesarios, cuanto que se habian presentado los sin- tomas de una inercia de la. matriz.—En cuestiones pertenecien- tes á la Toxicologia, los Dres. Donoso y Castellanos, ministraron una consulta químico y médico-legal á consecuencia de un en- venenamiento atribuido al verdin de unos dulces, estableciendo Le 28 la diferencia con respecto á la sustancia tóxica, segun se trate del acetato ó del arsenito de cobre, este último de una ac- cion mucho más enérgica y funesta en.sus efectos.—De asun- tos relacionados con el estado mental de los individuos, hay que señalar seis informes: en uno de ellos, por cierto memorable por la forma de la enfermedad así como por el brillante modo como fué tratada la cuestion, el Dr. Lebredo dejó comprobada la existencia de la locura de un individuo encausado por ten- tativas de violacion en sus hijas; —en otro caso, de uxoricidio, el Dr. Badé sentó la conclusion de que no siendo bastantes los antecedentes conocidos del hechor, para afirmar ni negar un trastorno de sus facultades intelectuales, debia ser someti- do á una observacion conveniente en un asilo apropiado;—en el 39, el Dr. Martinez Sanchez pudo, á nombre de la Comi- sion encargada deexaminar directamente al delincuente de par- ricidio, aseverar que actualmente se hallaba en plena posesion de sus facultades intelectuales, aunque éstas pudieran estar más ó ménos perturbadas en época anterior .al nuevo recono cimiento; —en el 4%, el S”. Benasach, hecho tambien el exámen personal respectivo y 4 nombre de otra Comision ad hoc nom- brada, llegó á deducir la no existencia de causas capaces de influir en la perturbacion de las facultades de un sujeto, que gozaba completamente de las perceptivas y reflexivas, así co- mo de los instintos y sentimientos; que la falta de palabras con que expresar sus ideas sólo acusaba falta de instruccion y de comunicacion con sus semejantes; que se trataba, en fin, de un hombre inculto hasta la evidencia, nunca de un imbé- cil; —en el 5% (ó sea una consulta del Dr. Mestre), vista la di- versidad é incertidumbre en las opiniones de los peritos, y existiendo un conjunto de fenómenos que pudieran hacer sos- pechar la simulacion, y algunos otros la demencia paralítica, fué necesario pedir, de acuerdo con los preceptos de la cien cia, que se prolongara por más tiempo la observacion del pro- cesado en el Asilo respectivo.—En el 6? el Dr. Fórdon creyó tambien necesaria esa circunstancia para dirimir la responsa» bilidad de un epiléptico, con motivo de un hurto, procurando S 29 diferenciar bien los casos en que éste tiene lugar accidental- mente durante el estado de enajenacion mental, Ó es el carác- ter dominante de la vesania, constituyendo la verdadera klep- tomanía.— Sobre honorarios facultativos, en un litigio por embalsamamiento, aceptó la Academia con el Dr. Rodri- guez, que siendo una operacion de puro lujo, sin utilidad en tales casos para la ciencia ni para la humanidad, debia consi- derársela como de un valor estimativo, segun el juicio del pro- fesor; y que, para evitar reclamaciones á menudo infundadas, era conveniente para las partes el ajuste previo—A un grupo de cuestiones complexas referimos el informe del Dr. Mar- tinez Sanchez sobre sevicia en un individuo cuya enferme- dad habitual era la epilepsia, no pareciéndo imposible que el castigo diera lugar á la aparicion de los: ataques y que la muerte fuera susceptible de explicarse por éstos y.sin la intervencion de aquel; —y otro del Dr. Babé, en inda- gacion de si la muerte fué consecuencia próxima ó leja- na de una herida de vientre, y de si el hechor se hallaba fuera de sí bajo el impulso de la pasion, por una congestion cerebral determinada por una inmersion anterior en el mar.ó por golpes recibidos en la cabeza.—Debemos tambien men- cionar aquí, si nó por su objeto, por su fin, que fué ilustrar al Tribunal competente, un informe del Sr. Melero relativo á la explosion de una retorta, al extraerse el oxígeno en un labora- torio de Matanzas, significando la Comision de Física y Quími- ca que no se llenaron en la ejecucion del experimento las con- diciones que la ciencia prescribe, y que ésta podia explicar la causa de dicha explosion en virtud de las precauciones que dejaron de tomarse ántes y durante la operacion. Como se ha visto, dos de los trabajos indicados, aunque es- critos por miembros de la Comision de Medicina legal, han re- querido juntas especiales para verificar el exámen directo de personas, en observacion de su estado mental, siendo en ambos casos positivo el resultado: la no existencia de la locura pro- piamente dicha, la no existencia de la imbecilidad, Pero ú pesar de los buenos deseos de la Academia, y por muy dispues- 30 ta que se sintiera á servir de este modo á la recta administra- cion de justicia, ha comprendido que no debía, sino en muy raras ocasiones, ocupar esa situacion, por oponerse á ello la ín- dole misma de su institucion, llamada á consultar más bien que á observar directamente en tales ocurrencias, por evitar que se diera alguna vez la peregrina coincidencia de hacer de juez y parte al mismo tiempo, y porque no hay la menor razon para que desempeñe el papel que compete á los médicos de se- mana, municipales ó forenses. —Promulgado hace algun tiempo entre nosotros el Decreto que dejó establecida la clase de estos últimos, numerosos han sido los informes evacuados por la Sec- cion de Medicina y Cirujía para valorar los méritos y anteceden- tes de los pretendientes á esas plazas, y debidos á su entendi- do secretario el Dr. Rodriguez, quien por la exactitud, acierto y eficacia con que ha desempeñado siempre su cometido, Há merecido bien de la Corporacion y sido objeto en su seno de un condigno voto de gracias. —Pero si todos no han podido mé- nos de elogiar una institucion que tanto beneficio reporta á las clases desvalidas, llevando al hogar doméstico todo género de recursos y con ellos la salud y la vida; si las relaciones del ser- vicio médico y de los Tribunales quedan por lo tanto mejor y más ordenadamente establecidas; —y si ese sistema funciona ya hasta en multitud de poblaciones rurales ¡cuánto no debemos deplorar que así no suceda en esta culta capital, en donde se formuló la ley, pero en donde tal parece que no se ha hallado aún el medio de aplicarla! Porque una de sus ineludibles con- secuencias debiera ser aqui y allá y en todas partes la desapa— ricion de ese oneroso tributo que la clase médica ha venido rin- diendo á la justica: oneroso, porque buscando los más motivos de exencion para esa clase de servicios, todo el trabajo, toda la tarea, todos los sacrificios recaen sobre los ménos, y tal vez so- bre aquellos que por las condiciones de su existencia no pue- den sobrellevar tan fácilmente los sinsabores y los gastos que les irroga el abandono inoportuno de sus habituales y á menudo apremiantes ocupaciones: oneroso, porque hay no pocos que no vacilan en declarar su incompetencia para las investigaciones e 0l y dictámenes á que son requeridos y que indudablemente ne- cesitan estudios especiales y por largo tiempo continuados.— . De esto resultan documentos y piezas procesales que en la gran mayoría de los casos parecen detestables por falta de práctica ó conocimientos, .ó lo que es más comun, por la precipitacion ó mala voluntad con que se extienden; y de esto tambien, la ur- gencia de poner fin cuanto ántes á una situacion tan anómala como desfavorable para la ciencia, para la profesion y para las pesquisas judiciales. “Cada dia es mayor, es más imperiosa la necesidad de que, como otras veces-lo ha recomendado esta Academia, quede por último planteada la institucion de los médicos forenses: de este modo los reconocimientos tendrían otro aspecto, las consultas se contraerían á las únicas cuestiones que pueden sobrevenir en lo civil ó en lo criminal, la inocencia contaría con una ga- rantía más, y la criminalidad no hiciera caudal de la impericia de los que, testigos curiosos, se confunden, sin merecerlo,”con los hombres de la ciencia.”—Y si asi se ha explicado con har- ta frecuencia la Academia, ¿no deberá hoy exclamar: Si pues la ley existe, cúmplase la ley? La Comision de Remebios NUEVOS Y sECRETOS ha tenido que in— formar al Superior Gobierno acerca de una instancia presenta- da con objeto de que se permita vender públicamente un licor depurativo y un chocolate de nueva invencion: con el primero, se dice, segun informe del Dr. Navarro, haber obtenido “resul- tados maravillosos, combatiendo y venciendo enfermedades re- putadas hasta ahora como incurables,” pero sin mencionar cuá- les sean ni acompañar ninguna prueba de esas sorprendentes curaciones; y en cuanto al segundo, se le considera, á pesar de contener una sal de amoniaco, higiénico hasta el punto de po- derse administrar á personas sometidas á un tratamiento ho- meopático. Inútil sería exponer aquí largamente el sentido en que ha consultado la Academia, cuando ya en años anterio— res ha dado todás las pruebas necesarias sobre la poca novedad é importancia de semejantes solicitudes. Si los efectos estu- vieran de acuerdo con las promesas de los inventores, la huma- 4 32 nidad se veria ya al estrecho en el mundo conocido; pero ese lenguaje no es para la ciencia sino la caracteristica de la ilu- sion algunas veces, del engaño y de la explotacion las más: la inteligencia, sin embargo, del hombre permanece á menudo, tocante á ciertas cuestiones, en un periodo relativamente atra— sado, en que, á la par que se duda del verdadero. progreso y de los adelantos por aquella realizados, se acepta lo sobrena- tural, un Deus ex machina, que resuelve todas las dificultades, pero que deja subyugado el ánimo ante la gárrula ostentacion de victorias imposibles. | Rápidamente debemos mencionar, para no hacer demasiado cansada esta Reseña,—los análisis microscópicos del Dr. Ro- driguez de un lipoma y para comprobar la existencia de la co- lesterina en el líquido de los hidroceles y de los cisticercos en la carne alimenticia: las comunicaciones de los Sres. Beaunille y Poey (D. Felipe) acerca de la posibilidad de la concepcion en las mulas, 4 consecuencia de un caso de aborto;-las del Dr. Cowley (D.Rafael) sobre la aspiracion como método terapéutico ventajo- samente aplicado en varias afecciones, —del alcohol considera= do como sustancia tóxica, á la inversa de los que lo clasifican - entre los alimentos respiratorios, y de la aplasia laminosa pro- gresiva como una alteracion autopática del elemento celular: las observaciones del Dr. Dumont referentes á un ejemplo de deformidad conocida con el nombre de microftalmia ó anoftal- mia, y á la exoftalmia que estima ser una afeccion de natura- leza reumática; las piezas anatómicas y notas explicativas en dos casos de aborto en la mujer por enfermedades del huevo y de la placenta, remitidas por el Dr. Beato y Dole; los errores populares en Medicina, combatidos por el Sr. D. Felipe Poey de un modo gráfico y expresivo; la Revista científica extranje- ra, en que el Sr. Sauvalle ha recorrido muy importantés aplica- ciones de la ciencia moderna en química, biología, antropología y medicina, haciendo resaltar las que pudieran prestar más utilidad entre nosotros; —la hoja histórica de la primera cátedra de Cirujía creada en la Universidad de la Habana, gracias á los esfuerzos de su fundador el Dr. D. Fernando Gonzalez del 33 Valle, bajo los auspicios de la Sociedad Patriótica de Amigos del País, etc. ' Terminada la publicacion de la FLora Cuzaxa del Sr. Sauval- le, inclusas las Orquideas tales como se encuentran en el “Ca- “talogus Plantarum Cubensium” de Grisebach, á reserva de in- sertar más tarde la descripcion de aquellas especies que sean admitidas como nuevas por los botánicos europeos: 4 término de publicacion actualmente el Indice de nombres vulgares co- nocidos de dicha Flora, así como el Indice científico general, con demarcacion de las familias, géneros, especies y sinoni- mia, —con cuyo trabajo improbo y laborioso ha hecho el Sr. Sauvalle un verdadero servicio á los amantes de la ciencia, faci- litando sus indagaciones, —la Academia ha continuado la tarea que le demarca su Reglamento, con dar á luz la OrwrroLocía Cu- BANA, Obra debida á su socio de mérito, el eminente naturalista Dx. GuwbLacn, escrita despues de treinta años de observaciones propias en este pais, que se distingue por la exactitud de las descripciones y de las"costumbres de las aves, y se inserta al mismo tiempo en aleman en el “Diario para la Ornitología” del Dr. J. Cabanis.—Algunas de las especies descritas en la “Flo— ra Cubana” como nuevas, han sido aceptadas como tales por sabios europeos y los célebres botánicos Bentham y Hooker de Lóndres, en la excelente obra “Genera Plantarum” que están publicando en la actualidad, han adoptado como nuevo el gé- nero Margaritopsis Sauvalle, y de consiguiente su única espe- cie Margaritopsis acuifolia Sauvalle. Las PLAZAS VACANTES que existian entre los socios numerarios de la Corporacion, han sido dignamente ocupadas por los Sres. D. Rafael Cerero, Comandante del Cuerpo de Ingenieros, y los Dres. D. Manuel Antonio de Aguilera, D. Antonio de Gór- don, D. Cárlos Finlay y D. José Rocamora. El primero de dichos académicos esco gió por asunto de su discurso inaugu— ral las relaciones que tienen las ciencias naturales con la pro- fesion del Ingeniero, demostrando sus vastos y profundos cono- cimientos al disertar asimismo sobre el afan con que trata el hombre de investigar las causas de los fenómenos naturales, T. 1,—0 34 | de establecer leyes para todos ellos y generalizarlas. No mé- nos elocuente, no ménos oportuno y rico en datos científicos fué la contestacion del Sr. Albear á nombre de la Academia, en la: que, al intentar demostrar que habria sido inacabable la tarea del nuevo socio, si dejándose llevar del encanto propio del asun- to, se hubiese extendido á tanto como el ofrece útil y bello, le sirvió de ejemplo la Higiene, el lazo más íntimo que une las dos profesiones del Médico y del Ingeniero; y mantuvo hasta el último momento despierto el interés, que una frase selecta y llena de saber, logró inspirar desde el comienzo de su discur— so.—El Dr. Aguilera (hijo) trazó en su memoria las diversas bases de las clasificaciones biológicas, los servicios que han ren- dido y la preferencia que debe darse al método de las ramifi- caciones como el más satisfactorio, siendo el final resultado la combinacion de la línea recta con la divergente, y concilian— do los pareceres de dos grandes hombres, Cuvier y de Blain= ville. Designado el Sr. Melero para responderle, reconoce que el tema elegido es uno de los más trascendentales y difíciles de resolver en la ciencia biológica, toda vez que no existe ver- dadera línea de demarcacion entre ambos reinos orgánicos, y que la idea de especie no ha logrado todavía una definicion exacta; inclinándose á que si la naturaleza organizada se ofre- ciera con la mayor regularidad, y el estado de la ciencia per- mitiera decidirse por tal ó cual método, habria de proclamarse la doctrina de la escala de los séres, la pirámide biológica que comienza con el vegetal y tiene por remate el Hombre, “esa admirable concepcion de la gerarquía orgánica, una de las más eminentes creaciones de la Filosofía positiva. ”—El Sr. Fórdon dedicó su atencion al análisis químico de la sangre en la Beri- beri, enfermedad que con alguna frecuencia hace estragos en las dotaciones de nuestras fincas, encontrando en dicho líqui- do un aumento notable en la “proporcion del agua, aumento tambien de las materias grasas, disminucion coa de la fibrina y de los glóbulos, leucocitos en mayor cantidad que en el estado normal y los verdaderamente patológicos ó nucleados. Al cumplimentar al nuevo académico el Dr. Cowley (D. Luis), 35 despues de establecer la diferencia entre el humorismo anti- guo y el moderno, y de consignar los escasos estudios hechos con la sangre de los atacados de beriberi, se pregunta si esta afeccion no es debida á los distomas hepáticos, en atencion á la analogía que se observa con los caracteres asignados por Mr. Fonssagrives á la caquexia acuosa, —opinion que abre desde luego un nuevo horizonte á las investigaciones que en lo ade- lante se practiquen bajo el punto de vista de la anatomía pato- lógica. —El Dr. Finlay, en una serie de interesantes experi- mentos destinados 4 comprobar la alcalinidad del aire, ha lle- gado á descubrir que en la Habana es 33 veces superior á la que corresponde al máximum de amoniaco encontrado por el químico Kemp; y el Sr. Sauvalle, que ha repetido dichos expe- rimentos, deduce que es el primero en haber revelado el ex- ceso de alcalinidad que predomina en la atmósfera de esta Is— la comparada con la que se ha notado en Europa.—Al Dr». Finlay debemos tambien una exposicion original de la nueva teoria de la gravitacion, que sin quebrantar en nada las leyes de Newton, la explica más satisfactoriamente, de acuerdo con fisicos eminentes y con lo ya apuntado en el seno mismo de la Academia por los Sres. Fernandez de Castro (D.. José) y Cerero. -Como socios CORRESPONSALES del Instituto, han ingresado los Sres Hernandez Poggio y Rosuín, de antemano conocidos por - sus repetidas y apreciables comunicaciones. Señalaremos aho- ra del primero una nota que fué origen de discusion y que, atravesando los mares, halló eco en el suelo de Francia: la in- gestion de los mangos seguida de libaciones alcohólicas, suele ser orígen de gravísimos trastornos digestivos, que muchos atri- buyen al uso de aquel fruto ántes de la madurez, y que requie— re sin duda un análisis químico en los diversos periodos de su desarrollo, á fin de precisar la cantidad de la sustancia á que se refieren las mencionadas perturbaciones. Y del segundo, esto es, del Ldo. Rosaín, sus “Apuntes históricos” acerca de la introduccion y propagacion de la vacuna en nuestra localidad. Encomendado al D», Auber, por la Comision de ParóLoGía MEDICa, un informe relativo á varias memorias sobre fiebres 36 graves de la isla de Cuba, con opcion al título de socio corres— ponsal, tuvo ocasion de consignar la existencia de la fiebre ti- foidea, desarrollándose casi siempre el ciclo morboso con la misma regularidad que en Europa: que la fiebre biliosa grave es un estado patológico complejo, que se refiere á diversas es- “ pecies morbosas; que en la fiebre amarilla la hemoglobina no sufre ningun cambio cuando se la somete al análisis espectral; y que solo la aplicacion del termómetro vendria á alejar las causas de error y de confusion originadas por la divergencia dela marcha del pulso y la temperatura, y las grandes oscila- ciones de la curva termométrica, independientes de toda obser- vacion niédica. Pero la mayor distincion que la Academia puede conceder, el nombramiento de socio DE MÉRITO, ha recaido en el R. P. Be- niúto Viñes en una votacion unánime:—la exactitud de sus ob- servaciones meteorológicas, de mucho atras publicadas en los Anales, —la memoria sobre los dos últimos huracanes que azo— taron rudamente esta Isla; los estudios sobre auroras boreales y el electro-magnetismo, y por último, sobre las variaciones á que está sujeto el barómetro bajo nuestro clima,—todo en bus- ca de las leyes, que 4 menudo se formulan y por las cuales se rigen estos y aquellos fenómenos, —son evidente testimonio del mérito y de la justa recompensa. No ha llegado esta vez para la Academia la ocasion, por - ella siempre anhelada, de premiar siquiera modestamente á los aspirantes á sus premios; y no por falta de competidores, sino por el retardo con que ha recibido la Corporacion el anun- cio de sus deseos y los trabajos enque éstos se fundan.—El Dr. Dumont, socio corresponsal residente en la vecina Isla de Puerto Rico, incansable obrero que á menudo ha ocupado nuestra atencion con el fruto de su laboriosidad y saber, sobre todo en el ramo de Cirujía, opta á uno de ellos:—el Dr. De- -clat, autor de varios libros interesantes publicados en la capi- tal de Francia, tiene la misma pretension; y si el exámen de las numerosas memorias y comunicaciones por el primero re- mitidas demanda tiempo y larga tarea por parte de la Co- 31 q mision á que ha de encomendarse su análisis, la nota del se gundo requiere una escrupulosa experimentación, como que tiende nada mén os que á erigir en método terapéutico, en tra- * tamiento de las fiebre s intermitentes, aún las más graves, con preferencia al bisulfato de quinina, á lo ménos en muchos ca- sos, las inyecciones subcutáneas de ácido fénico; porque ade- mas del lugar en que bajo el punto de vista histórico haya de colocarse semejante procedimiento, la consideracion de las sustancias cuyos efectos deberán estudiarse de un modo prác- tico y comparativo, como tambien la vía de absorcion del me- dicamento,—acumulan las dificultades para la resolucion del problema, y han decidido á la Academia á dejar vigentes “tales estudios para el próximo concurso. Al lado de tan valiosas adquisiciones, al lado del regocijo que ellas han debido causarnos, es doloroso señalar una pér- dida con el fallecimiento de nuestro socio corresponsal en la ciudad de NuevaYork el Dr. D. GuinLerRmMo MicHELENA Tan ilustrado hombre de letras como hábjl cirujano, Dr. en. Medi- cina y Cirugía de las Universidades de Paris, Carácas y la Habana, Rector y Catedrático de partos y eediciha operato- ria en la segunda de las nombradas, médico del hospital de la misma, miembro de la Sociedad ibi de Nueva York, Pre- sidente dela Comision de Medicina legal de esta Academia, en cuyoseno ha dejado los mejores recuerdos y una prueba de sus variados talentos y gran saber al promover la discusion sobre las fiebres consideradas como una 'intoxicacion de la sangre, —ha bajado á la tumba legándonos escritos muy reco- mendables sobre la ligadura de las arterias, el organicísmo pa- tológico y el mecanismo del parto. Surecuerdo es para noso- tros nosolo un tributo rendido al compañero, sino al ilustre médico venezolano que más de una vez hizo resonar este modes- torecinto con sus elocuentes palabras en pro de nuestras cosas y de nuestro hombres. “La astuciosa envidia, decia él con oca: sion de colocarse en el salon de la Academia el retrato de nues- tro digno Presidente, en el año de 1867,-la astuciosa envidia, ba- jo mil diferentes disfraces, se oponeáquese honre en vida á los . o e. 38 bienhechores de los hombres; pero los nobles corazones se go- zan en ceñirles en la sien, palpitante aún, el laurel de los inmor- tales, diciéndoles: sacrificásteis por nosotros los años felices de la fuerza y del placer, y nosotros queremos aliviar las penas de vuestros últimos años, haciéndoos respirar los inciensos de nues- tro reconocimiento!” Y la Academia ha correspondido al vaticinio del apreciable socio cuya memoria honramos en este momento, eligiendo por sexta vez para su Presidente al Sr. Gutierrez, que por el afecto é interés que siempre ha mostra- do á favor del instituto, así como por la dignidad y elevacion de su carácter, ha merecido ocupar en él doce años seguidos un lugar tan honroso, —En las últimas elecciones, ha dado tam- bien la Academia una muestra de confianza y de simpatías á los Sres. Tesorero Sr. D. Ramon L. Miranda y Vice Presiden- te Sr. D. Francisco A. Sauvalle, nombrándolos de nuevo para los cargos que con tanta honradez como distincion han desem- peñado. Tales fueron, —Excmo. Sr. y Sres, —las tareas emprendidas; tales han sido los trabajos realizados por esta Corporacion en el año que ha fenecido. Con muy escasos recursos, con un local en que no le ha sido posible, por sus estrechos límites, fundar museos, ni ofrecer al ánimo estudioso las producciones de nues- tra naturaleza, en que á menudo han sido interrumpidas sus sesiones por el tormentoso tráfico exterior; contrariada en sus mejores deseos, casi sin más ayuda, por decirlo así, que el sen- timiento de su dignidad y de su decoro,—el milagro se ha hecho: ella ha sabido mantener el estimulo cientifico y estrechar el lazo de union de sus asociados; ha irradiado su luz á los es- pacios en que se consideraba necesaria; ha sostenido su perió- dico uficial, que acaba de publicar el 9? volúmen; tiene muy adelantada la impresion de los trabajos importantes que duran- te doce años ha llevado á cabo su Comision de Medicina legal y de Higiene pública; y continúa serena é inmutable en el no- ble propósito de trabajar por la ciencia y para la ciencia.—Si en el año anterior y en una solemnidad como la presente, vela- mos .esta preciada nave combatida por vientos contrarios y A 39 por las olas de un mar embravecido, fluctuar aunque sin su- mergirse, hoy han cambiado los tiempos para dicha nuestra, y al contemplarla, gozosos, seguir su derrotero sin tropiezos ni vacilaciones, no podemos ménos de decirle aquellas palabras en otro tiempo dirigidas al bajel de la República romana; —“En nombre de tantas inquietudes y quebrantos como hace poco me causaste, y en nombre tambien del tierno afecto que me inspi- ras, te ruego no te alejes mucho del puerto, no te lances á la alta mar, no vayas á perderte en las blancas Ciclades.” ProGrAMA DE LOS PREMIOS QUE LA ACADEMIA HA ACORDADO PARA LOS AUTORES DE LAS MEMORIAS QUE SE PRESENTEN EN EL CONCURSO DE 1873 4 1874. E Deseosa la Corporacion de facilitar en el mayor grado posible la presentacion de trabajos que opten á los premios anuales, y comprendiendo la necesidad que existe sobre todo entre noso— tros, de dar la más grande amplitud para su desempeño á los Sres. Concurrentes, ha determinado dejar á la libre eleccion, de éstos los asuntos que hayan de servirles de temas ó proposicio— nes para las memorias; en el concepto de que se asignará el premio á aquella que sea considerada como superior á las otras por la importancia de su objeto y el modo de realizarlo, dándo- se siempre la preferencia á las que se distingan por su carácter práctico ó sus aplicaciones 4 nuestro pals. Habrá un premio para cada uno de los ramos siguientes: Me- dicina. Cirugía, Farmacia, Medicina Veterinaria, Física y Qui- mica y Ciencias naturales. No pudiendo la Academia recompensar dignamente los tra— bajos que promueve, cada premio consistirá en la cantidad de cien pesos, como un simple estímulo á aquellos, siendo por otra parte un buen antecedente para las plazas vacantes el haber si- do laureado por la Academia. En su sesion se 12 de Marzo de 1872; dispuso esta Corpora= cion anunciar al público la generosa oferta que hizo su Presi- 40 dente el Dr. D, Nicolas J. Gutierrez, de la suma de 150 pe— sos para premiar la mejor memoria que se presente en este - concurso sobre la “Topografía médica de una localidad impor tante de la isla de Cuba”. Premio Zayas. —Destinado al autor de la mejor memoria que desenvuelva la proposicion siguiente: “Consejos higiénicos sobre el uso de las bebidas espirituosas en los paises cálidos, con algunas observaciones prácticas; escritos al alcance de to= dos.” En sesion celebrada por la Academia el 25 de Abril de 1869, acordó distinguir dicho premio, que constará de 50 pe— sos, con el nombre de su fundador el Dr. D. Juan Bruno Zayas en prueba de la gratitud que le es debida por su genero- so desprendimiento. Los que aspiren á dichos premios podrán dirigir sus mermo— rias acompañadas de un pliego cerrado, que contenga el nombre del autor y lleve escrito el lema que las distingue ála morada del Secretario general, calle de Jesus María núm. 26 hasta. el 19 de Mayo de 1874. COMISOINES PERMANENTES PARA EL BIENIO DE 1873 A 1875. Comision 1. *—Anatomia y Fisio- Sres. Diaz, Presidente. logia. ”7.Reynés. Sres. Bustamante. ” Babé, Secretario. ” Martinez Sanchez. 2 DIAZ. Comision 4, * —Terapéutica y Far- ” Rodriguez. macología. » Benasach. Sres, Oxamendi. ” Lastres. Comision 22—Patologia médica. ” Cowley (D. Luis) Sres. Mestre, Presidente, ” Escarrá ” Govantes. : ” Plasencia, ” Lebredo. ” Auber, Secretario. Comision 5.* —Medicina operato- » Castellanos. ria. : Sres. André, Comision 3 * —Patología quirúrgi- ” García. ca. ” Babé. Sres. Bustamante. . ” Miranda. ”- Diaz Albertini. 0 DIAZ 3 41 Comision 6 * —Anatomía patológi- ca. Sres. Górdon. ” Reynés, ” — Auber. ” Plasencia. ” Benasach. Comision 7. + —Partos. Sres, André. 22 Miranda. ” Rodriguez. » Oxamendi. ” Riva. Comision. 8. * —Higiene pública, Medicina legal y Policía. Sres. Miranda, Presidente. ” García, Secretario. ” Mestre. ” - Martinez Sanchez. ” Rodriguez. ” Lebredo. ” Cowley (D. Rafael) ”.. Castellanos. 7. Riva ”. Babe. » Górdon. > Govantes. ” Cowley (D. Luis) ” Várgas Machuca ” Donoso. ” Rovira Sub-comision de Vacuna. Sres. García ” Govantes “ Miranda “ Cowley (D. Rafuel) Comision 9. * —Medicina veteri- naria, Sres. Moreno ” Beauville Comision 10.* —Farmacia y Qui- mica legal Sres. Aguilera- (D. Cayetano) ” Donoso Várgas Machuca Lastres Rocamora Comision 11.% —Aguas y baños minerales. Sres. Donoso ” Rovira ” Diaz Albertini ” - Escarrá ” Aguilera (D. Manuel) Comision 12.% —Remedios nue- VOS y secretos. Sres. Oxamendi, Presidente ' Melero ” Donoso Benasach Lastres Navarra, Secretario. ” Cowley (D. Rafael) Comision 13.* —Física y Quimi- ca. Sres. Aguilera (D. Cayetano) Melero Finlay Navarro . Cerero ” Rovira Rocamora Comision 14.% — Zoología, Botá- nica y Geología Sres. Sauvalle ” _Albear Cerero ” Aguilera (D. Manuel) Navarro T. x.—6 42 ALCALINIDAD ATMOSFÉRICA. | Sres. Directores de los Anales de la Academia. Muy señores mios y distinguidos compañeros: les estimaré mucho se sirvan dar cabida en el número inmediato del pe- riódico científico de su cargo, á la siguiente comunicacion y al cuadro de observaciones alcalimétricas y metelerológicas que la acompaña. Reciban Vds. las to gracias de su afectísimo s, s q. b. s. m.—Cárlos Finlay. Antes de presentar mis observaciones alcalimétricas corres” pondientes al mes de Mayo próximo pasado, creo conveniente entrar en alguna explicacion respecto al modo de expresar la alcalinidad, que en el presente cuadro he adoptado. Cuando, en Setiembre de 1872, dí cuenta á la Academia de Ciencias de mis experimentos anteriores (Véase, “Anales de la Academia, entrega correspondiente 4 Octubre de 1872), quise dejar en salvo la determinacion del úlcali ó alcaloide que ocasionara la reaccion observada en nuestra atmósfera, miéntras no le hubie- sen sido aplicados los procedimientos más rigorosos de la quimi- ca orgánica analítica. Este fué el motivo que me indujo á adoptar por base de comparacion la cantidad de acido sulfúrico monohidratado neutralizado por cada centímetro cúbico del aire ensayado. Enefecto los quebrados contenidos en la co— lumna (£=0.000,288 SO. HO) de aquel primer cuadro, expre- san las fracciones de gramo 0.000288 S0, HO, que han sido saturadas por un centímetro cúbico de aire. Mas ahora, reflexionando en que muchos lectores no querran tomarse el trabajo de hacer los cálculos necesarios para apre— ciar las cantidades de amoniaco que correspondan á tal 6 cual proporcion de acido neutralizado, se me ha ocurrido sustituir aquella expresion con otra que dice los gramos de amoniaco * (N H, ) que, diluidos en diez mal litros de asre, darían lugar á una alcalinidad ¿qual á la que el experimento Riola (1) (1) Como hay quien trata de ridiculizar la alcalinidad atmosférica por mí demostra- da, diciendo que ésta corresponde á una descomunal proporcion de amoniaco, sin men- nionar cual sea la cantidad de ese álcali que mis experimentos denotan, no será inútil re- cordar Jos datos siguientes, para el uso especial de los atónitos. Un litro contiene mil 43 Esa cantidad constante de diez mil litros que he elegido p or base de diluicion, es precisamente la cantidad de alre que un adulto sano inspira y espira en las 24 horas, y nos proporciona un dato importante para comparar las cantidades de amoniaco correspondientes á la alcalinidad atmósférica con la del mismo álcali que normalmente existe en el aliento humano. Para fi- jar este punto de comparación tenemos los experimentos de los afamados químicos Viale y Latini, quienes han demostrado que el hombre adulto espira cada día, por los pulmones, unos 8 gramos de amoniaco. (Jaccoud-Nouveau Dictionnaire de Med. et de Chir. pratiques, Tome Il p. 42); y siendo diez mil litros la cantidad en que se calcula el aire espirado en las 24 horas por un adulto sano, resulta que la cantidad de amoniaco conteni- do en el aliento humano, en su estado normal, es de unos ocho gramos en diez mal litros de aire espirado; debiéndose conside- rar esta proporcion como un promedio entre máximas y mini- mas más ó ménos distantes. | Para facilitar la comparacion, he reproducido en el cuadro que acompaña la presente entrega los experimentos anteriores hechos en el interior de la ciudad, reduciéndolos 4 mi nueva escala amoniacal. : Del exámen de todas las observaciones así presentadas se deduce: 1% que el premedio de las 19 observacio— nes hechas en el estío durante los meses de Agosto y Setiembre 1864 y Mayo 1873 equi- vale á la alcalinidad que resultaría de la y E A RD ts gramos 8. 16 de amonia- co en diez mil li tros de aire. 2? que el promedio de las 8 observaciones gramos hechas en invierno durante los mesesde Mar-f 2.00 de N H en zo 1859, Noviembre y Diciembre 1864, Ene-( diez mil litros ro y Fbro. de 1865, equivale enalcalinidad á. / de aire. centímetros cúbicos. Diez mil litros son diez millones de centímetros cúbicos*ó diez metros cúbi- cos. Diez mil litros de aire [4 309 cent. y 760=m Bar,] pesan 11650 gramos. Una parte de amoniaco. [N H; 6 A,Hs ] satura 452.882 partes de acido sulfurico morohidratado [SO, HO] Una parte de SO¿HO satura17—0.347 parte de amoniaco. 24 44 37 que el máximum de todas mis observa- gramos ciones ha sido obtenido el dia 31 de Mayo 413.50 N H, en promo: pasados si El 2 10.000 lit. aire. gramos 4? que el minimum ha sido hasta ahora el 0. 52 NH obtenido en Noviembre de 14 de 1864.... 0,32 NATA 10.000 lit. aire: De los datos que preceden resulta que el aliento humano en su estado normal es tan amoniacal como la atmósfera de la Habana, y casi idéntico en este particular con el promedio de los meses de mayor alcalinidad, siempre que ésta sea ocasionada por el - amoniaco simple (N H, ): y ademas es de suponer que para ob- tener aquel promedio de 8 gramos, los Sres. Viále y Latini ha- yan encontrado casos extremos tan distantes como la máxima y la minima de mis experimentos (13.5 “y 3.56 gramo por 10000 litros). La comparacion de la alcalinidad con los apuntes meteoroló- gicos que acompañan mis observaciones relativas al mes de Ma- yo de 1873, parece á primera vista no suministrar ningun dato que señale relacion alguna entre la cantidad de alcali existente en la atmósfera y los demas fenómenos meteorológicos obser— vados. Pero hay una coincidencia muy notable en la circuns— tancia de que los cuatro experimentos que han dado por resul- tado las máximas del citado mes, todas corresponden á un mis- mo grado de humedad relativa, Las observaciones del cuadro que adjunto se dividen en dos series, la primera desde el primero hasta el nueve de Mayo, la segunda desde el 26 hasta el 31. En la primera serie hay dos maximas una el dia 3 que presenta 10 gramos de N H, por diez mil li- tros de aire y cuya influencia dura áun el dia siguiente; la otra máxima es la del dia 8, en que la alcalinidad asciende hasta 11. 90 gramos por 10000 litros. Ambas máximas coinci- den con el 'guarismo 66 en la columna que señala la humedad relativa. Lo mismo sucede en la segunda serie pues, ésta tam- bien presenta dos máximas, una el dia 28 expresada por 12.5 ¿ 45 gramos N H, en 10000 litros, la otra el dia 31, que es la más fuerte hasta aqui observada, pues asciende á 13.5 gramos por diez mil litros de aire. Estas máximas de la segunda serie, como las de las primera, coinciden con el guarismo 66 de humedad re- lativa. La mencionada coincidencia es tanto más digna de con- sideracion cuanto que las variaciones que ha presentado la mis- ma humedad relativa en los momentos de practicar mis obser—:* vaciones, se han extendido entre los guarismos 44 hasta 85, sin que se observe influencia notable de la humedad respecto al grado de alcalinidad, cuando aquella quedara expresada por otros guarismos que el 66 y tambien el de 67. Por lo de- mas comprendo que estos escasos experimentos no bastan ni con mucho para autorizar conclusiones generales. Sila coin cidencia que he citado no es puramente casual, ella indicaría que ese grado de humedad relativa designada por el número 66, es el más á propósito para mantener en suspencion el álcali atmosférico, quizas porque siendo ménos húmeda la atmósfera es ménos ávida del álcali que se desprenda en su inmediacion y cuando al contrario la humedad es excesiva el álcali se conden- sa y se precipita 4un en los casos en que la condensacion del va- por acuoso no llega 4 presentar el carácter de lluvia ni siquiera de llovizna. : Respecto á las observaciones meteorológicas del presente cua- dro, debo mencionar que vienen bien autorizadas, por la cir— cunstancia de que los experimentos alcalimétricos fueron to- dos practicados en el mismo Observatorio del Colegio de Belen; y aprovecho esta Oportunidad para manifestar mi agradecimien- to á su distinguido Director, nuestro digno socio de mérito el R. P, Viñes, por su amabilidad en proporcionarme esos apun- tes, y tambien por el interés que tuvo á bien manifestar en mis experimentos, practicados todos (ménos uno) en su presencia» 46 248 3P SOL 00001 US SOWIBIÍ Z¿['p “quo Yue) )09 QU JU) GO “7 1L4RR CCC O COL 661 "O Eo E€ 'Z2L8L 9P 9IQUIIO Y ayuerpuodsa1100 e39.1 qua Z61 del X] 010] 'erui9peoy *] ap sajeuy ase3A (1) .. .o .. 06 v A A naco. cn trorrnor rr osstarrs oo. . A a e SA AA y “p1 “PI .. .. .. .. 321 a NOA A O A cacosnoasao E A 019 Y "PI .. .. .. .. 03H O O o E a io pI "PI .. .. -. -4 0US O NN AA OO Ns e MS A A A O 019UH "COBI .. .- .. .. vb"1 O Is IS AA AO A a a A “214 “PT da .. .. >. cvz $0 o MA aaa 008 A O .. .....o cm... RO OS A "pl PI .. .. .. 400 o a O AS ....... .. A e Ue A A "SIN “PI . .. .- .- 19 PA AN no... ......n.e..oo. tesorero odo oo po... y Ad Oe a RS "pl “PI sel .. .- .. 2801 A e **** (Gp dao oe A A AD o...» Z "318 » .» -. -- .- a o IO AT A RR CR RICO nro: DOT IO da. el “pl “PI .. E .. .- 086 as o a .. A e E . 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Al llegar á su casa hallé á todo el vecindario en una gran excitacion y el cuarto del enfermo lle- no de gente; oíanse desde léjos los aullidos de éste, á quíen encontré tendido sobre la cama donde apénas podian sujetarle ocho ó diez hombres. Me quedé contemplando esta terrible escena, dando tiem- po á que disminuyeran las convulsiones y á que el paciente se tran- quilizara un poco; observaba al mismo tiempo la expresion peculiar de sus facciones, en las que estaba pintado el azoramiento; sus ojos tenían un brillo extraordinario y las pupilas dilatadas en extremo; suspiraba de vez en cuando, y en un momento de remision, al reco- nocer á algunos amigos, preguntó qué hacian allí. El pulso, algo intermitente, marcaba 95 pulsaciones: se quejaba de una sensacion penosa alrededor del epigastrio, de tiesura en el cuello y de dolor en la garganta. De cuando en cuando arrojaba por la boca una mucosi- dad espumosa, y se lamentaba en medio de sn delirio. Despues de un corto intervalo le ofrecí un poco de té; miró la bebida con una ri- sa convulsiva y despues de alguna hesitacion tragó con mucho traba- jo una corta cantidad. En seguida su respiracion se hizo muy fatigo- sa por la accion espasmódica del diafragma y de los músculos de la laringe y faringe; de repente se incorporó, arrojando espuma por la boca; bajo la influencia de una furiosa enajenacion movia los brazos en todas direcciones, dando alaridos y gritos espantosos y lra- ciendo esfuerzos desesperados para saltar de la cama, hasta que, completamente exhausto, se dejó caer, cubriéndose la cabeza con la sábana y quedando, en un estado completo de estupor. A poco rato volvió la inquietud, y señalando la boca del estómago, dijo con voz temblorosa: siento que vuelve! está subiendo! ¡sujétenme! Presentó- sele. gran dificultad eu la respiracion y al mismo tiempo una .Con- traccion de la garganta: rechinaba los dientes, escúpia y hacia es- fuerzos para arrojar los esputos; se enfureció y casi quedó sofocado. Estos paroximos se sucedian cada diez minutos con padecimientos muy agudos; en uno de éstos mostró propensivn á morder. Durante uno de los ataques más fuertes cogió con los dientes la manga de mi sobre-todo, de paño muy doble, y tronchó el pedazo. He aquí algunos de los sintomas más prominentes, y no podia yo poner en duda que eran los peculiares de la hidrofobia, tanto más cuanto que recordaba haberle cauterizado unos 4 6 5 meses ántes una herida en la mano que prevenía de- la mordedura de su propio perro. Poco despues de haber sido llamado, oyendo al enfermo quejarse de náuseas, fuí á mi casa en busca de un vomitivo y al regresar en- 48 contré al Dr: C. J. Sanford, médico del ejército, 4 quien propuse me acompañara. , El vomitivo no hizo efecto hasta que hubo tomado 2 onzas de vino de ipecacuana en dos partes; el enfermo pareció aliviarse y disminu- yó la violencia de los espasmos. Sin embargo, pasado un momento volvieron á presentarse con más fuerza y frecuencia, al punto que parecia probable que poco más podria resistir el paciente. Indiqué entónces á mi colega el uso del hidrato de cloral; y le ad- ministramos 20 granos en jarabe simple cada hora. Despues de la tercera dósis fué disminuyendo la violencia de los ataques; á la cuar- ta la mejoría era ya manifiesta y la quinta produjo sueño, mantenién- dose este estado soporifico merced á la repeticion del cloral en dósis iguales, pero á intervalos mayores. Las 24 horas siguientes se pasa- ron sin presentarse nuevos accidentes, con excepion de algunas con- tracciones de la cara y movimientos de los brazos y piernas, miéntras dormia, los cuales se calmabaw al momento con otra nueva dósis del cloral. De tiempo en tiempo se le daba caldo ligero y té que tragaba sin mayor dificultad. En la madrugada del quinto dia se despertó y dijo á su mujer: “siento como si quisiera morder á alguno; ”y éste fué el último sintoma de carácter hidrofóbico. Al sesto suspendí la administracion del cloral; habiendo tomado el enfermo 360 granos por todo. En el presente caso noté que la sed era ménos intensa y no tan abundante la espuma de la boca como en otros que habia asistido, ni la repugnancia tanta al tragar líquidos; y no parecía que le: afecta- ban, como generalmente sucede, ni los sonidos, ni las corrientes de aire. Algunas semanas necesitó el enfermo para reponerse del estado .de depresion nerviosa y postracion general en que habia quedado; y du- rante este tiempo se procuró mantener su espíritu en un estado de completo reposo, evitando toda alusion á la naturaleza de su enfer- medad, y en cuanto pudo emprender viaje sus amigos le llevaron al campo. Hace poco volvió en excelente estado de salud y entónces pude saber por él mismo algunos particulares acerca de los síntomas premonitores de su enfermedad. Dijo que quince dias áutes de pre- sentarse el ataque sintió una picazon en la parte de la mano mordida por el perro; queá losdos ó tres dias ésta se le hinchó y experimentó un dolor que le subia por todo el brazo, quedándose este miembro completamente adormecido, todo lo cual atribuyó á reumatismo: que los mismos síntomas se repitieron despues con más intensidad y principió entónces á resentirse su salud; que posteriormente le entró un fuerte desgano y experimentaba alternativamente escalofríos y calor, así como dolores de cabeza; que se sentía confuso, inquieto, irascible, asustado y alarmado por cualquiera cosa; que el domingo anterior á su ataque, hallándose en la iglesia, experimentó un velhe- mente deseo de saltar la division de su palco y para contenerse tuvo que asirse fuertemente al banco con las dos manos. “ANALES ACADEMIA DE CIENCIAS MEDICAS, FISICAS Y NATURALES - DE LA HABANA. REVISTA CIENTIFICA. JULIO DE 1873. ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA. SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 11 pe Mayo pe 1873. SEÑORES ACADEMICOS CONCURRENTES.—Dr. (Futierrez, Presiden- te; Várgas Machuca, Farcía, Aguilera (hijo), Reynés, Mar- tinez Sanchez, Babé, Sauvalle, A. Gonzalez del Valle, P. Viñes, Govantes, Plasencia, Hernandez [D. José de la Luz], Cowley (D. Rafael), G. del Valle (D. Fernando), Oxamend:?, Bena— sach, Melero, Miranda, Cerero; Mestre, Secretario. Lectura y aprobacion del acta de la sesion anterior. Correspownexcia.—Leyéronse en seguida: 1? una comunica— cion del Sr. Escribano de Cámara Ldo. D. Juan Antonio Por- tocarrero, acompañando la causa seguida por homicidio de D. José Barrio; la que fué remitida á la Comision de Medici- * na legal para el informe que pide. 22 Un oficio del Sr. Al- calde Mayor de Guadalupe remitiendo testimonio relativo á 2 50 la causa formada por sevicia en el negro Gerónimo; habiendo tambien pasado á la citada Comision. 3 Un oficio de los Dres. García y Hondares con el Estado de los vacunados en el salon de la Academia durante:el mes de Marzo último; los que han ascendido á 26 párvulos blancos y 3 de color libres, repartiéndose ademas 8 tubos con vírus vacuno. 4? Otro oficio de los mismos facultativos, incluyendo el Estado de los vacunados en el mes de Abril, que han sido en núm. de 20, de los cuales 18 párvulos tao uno de color libre y uno adulto blanco, distribuyéndose siete tubos con vírus; y tam- bien el Estado general de los que han recibido tan importan te beneficio desde Mayo de 1872 á Abril del corriente año, cuyo total es 293, con 81 tubos gratuitamente repartidos. 5 Un oficio del Sr. Fernandez de Castro (D. José), quien participa á la Corporacion su próxima partida para Europa á consecuencia del mal estado de su salud, ofreciéndole siem- pre sus servicios para, “la grande obra que ha emprendido del progreso intelectual de esta provincia y que con tanto acierto y rapidez lleva á cabo.” La Academia escuchó con gusto las expresiones afectuosas de socio tan distinguido, aun- que por otra parte con el pesar de verlo alejarse de entre no— sotros por motivo tan desagradable. 6% Un oficio del Dr. Aguilera (hijo) donando á la Biblioteca de la Academia 79 tésis para el Doctorado en las diversas facultades, sosteni- das en la Universidad de la Habana durante el plan de 1863; y se acordó darle las más atentas gracias. 7% Una carta del Dr. Górdon, Sub-direcrtor del periódico político “La España,” en viando el prospecto, y proponiendo el cange con los “Anales” de este instituto: al que se dieron las gracias, acordándose sa- tisfacer sus deseos. 8% Finalmente el Secretario presenta el cuaderno 3 del Genio científico que dirige el Sr. Melero. MINISTROS OFICIALES PARA EL NUEVO BIENIO.—Terminada la cor- respondencia, participó el Sr. Presidente quese hallaban pre- sentes los socios de mérito Dres. D. Fernando G. del Valle y R. P. Vines:—que las elecciones de los ministros oficiales pa- ra el bienio de 1873 á 75 habian tenido lugar en sesion de 51 gobierno del 27 de Abril, con el resultado siguiente y segun el art. 33 del Reglamento: Presidente, el Dr. Gutierrez, por 26 votos, con uno dado al Sr. Sauvalle; siendo 27 el número de los socios concur— rentes. Vice- Presidente, el Sr. Sauvalle por 25 votos: con uno da— do al Sr. Albear y otro al Dr. Oxamendi. Secretario general, el Dr. Mestre por 26 votos: con uno da- do al Dr. Rodriguez. - Secretario de correspondencia nacional y extranjera, el Dr. Reynés por 25 votos: con dos dados al Dr. Auber. . Vice-Secretario, el Dr. D. Ambrosio G. del Valle, por 18 votos: con 8 al 09 Rodriguez y 1 al Dr. Lebredo. Tesorero, el Dr. Miranda, por 26 votos: con uno dado al Dr. Babé. Bibliovecario, el Sr. Melero, por 25 votos: con un voto al Dr. Oxamendi, y otro en blanco. - DirecToRES Y SECRETARIOS DE LAS LECCIONES. —Con arreglo al ar— tículo 49 de los estatutos, designó el Sr. Presidente para di- rectores delegados de las diversas Secciones, así como para Secretarios, á los miemos que habian o dichos car- gos en el último bienio, esto es: Dr. Reynés para Director de la Seccion de Medicina y Ct- rugía. Dr. Rodriguez para Secretario de la misma. Dr. Lastres para Director de la Seccion de Farmacia. Dr. Donoso para Secretario de la misma. Sr. Sauvaile para Director de la Seccion de nes físicas y naturales. Dr. Finlay para Secretario de la misma, por ausentarse de esta Isla el Sr. Fernandez de Castro (D. José). - Voro ne cracia.—La Academia aprobó estos nombramien— tos, de que se ha dado cuenta al Gobierno Superior, así como el voto dezgracias propuesto por el Sr. Presiden— te y á que se habia hecho merecedor el Dr. Rodriguez con los numerosos informes sobre médicos municipales y forenses 52 - que con el mayor acierto é imparcialidad habia despachado en el seno de la Seccion de Medicina y Cirugía. Habiendo manifestado el Dr. Hernandez, que la Academia estaba toda de acuerdo en que el Dr. Gutierrez debia :ser Presidente perpetuo de ella, siendo por lo tanto inútil la elec- cion respecto de ese cargo, contestó el último dando las gracias por esa distincion, pero que, exigiéndolo el Regla— mento, se habia procedido y se procedería siempre á la citada eleccion en la forma y modo allí consignados. E RESECCION DEL MAXILAR SUPERIOR.—En el uso de la palabra el * Dr. Reynés, se expresó del modo siguiente: “Tengo el gusto de presentar á la Academia una mujer en quien el digno catedrático de Terapéutica de esta Universi- dad, Dr. D. Serafin Gallar do, ha practicado con brillante re— sultado una de las operaciones más terribles y más difíciles de la Cirugía; la extirpacion completa del maxilar superior. “He aquí en breves palabras la historia de la enfermedad que exigió esta operacion. : “La morena Agustina empezó á sentir los síntomas de su afeccion en 1857. Desde entónces paulatinamente fueron au— mentándose todos ellos: sintió un cuerpo extraño ó algo que le producía el mismo efecto, en la fosa nasal izquierda, su voz se iba alterando, tenía algunas epístaxis, alguna cefalalgia; su sentido olfatorio disminuido y"no mucho tiempo despues aumento de volúmen de la mejilla del mismo lado y un tumor rojizo que aparecía por la abertura anterior de la fosa nasal correspondiente. Estas manifestaciones de la enfermedad obligaron á los profesores que la vieron á intervenir, y en 1868, 1870 y 1871 le hicieron varias operaciones, que segun se desprende de la relacion que de ellas hace la enferma, con- sistieron tan solo en la avulsion de una parte del tumor que obstruia la nariz una vez, y las restantes en la excision de la parte de él que por la nariz salia. “En Abril del presente año las manifestaciones de la enfer- medad eran las mismas, áun cuando considerablemente au— mentadas, añadiéndose á ellas la exoftalmia muy pronunciada 93 del ojo izquierdo, que se hallaba proyectado arriba y afuera y su funcion casi completamente extinguida. “El diagnóstico que hicieron cuantos profesores la examina: ron fué el de un tumor fibroso de la fosa nasal vequierda, con probable implantacion en la cueva de Higmoro. “Consideróse necesaria su extirpacion y áun cuando al prin- cipio hubo alguna divergencia de pareceres sobre el modo de llevarla á cabo, una- vez descubierto el tumor, visto su consi— derable desarrollo y la degeneracion del hueso, que no se ha- - bia creido más que deformado, se juzgó indispensable la re- seccion completa del maxilar superior, que fue practicada el diez y siete de Abril por el Dr. Gallardo con la cooperacion delos Dres. Martinez, Gordillo, Bango, Figueroa, Bucero, y Reynés. —Erizada de dficiliados se presentó la operacion, pe- ro fueron vencidas todas por el Dr. Gallardo con un tino, se- renidad y destreza que demuestran las incontestables y bri- llantes dotes de cirujano que posee. El accidente más terri- ble fué la hemorragia que sobrevino durante el primer tiem— po de la operacion por el enorme desarrollo del sistema vas- cular que el tumor habia determinado. Fué ésta tan copiosa que la enferma cayó en un estado de colapso, que hizo temer que la operacion no podria llevarse á feliz término; pero se dejó descansar á la operada despues de cohibida la pérdida de la sangre con la compresion y Hgaduras necesarias, se la abri- gó y empleando el calórico al rededor del cuerpo y dándole algunos caldos y vino caliente se pudo obtener una saludable reaccion que permitió continuarla felizmente sin que hubiese reaparecido la hemorragia que se temía al desprender el hueso. “Se afrontaron perfectamente los bordes de la herida hecha en las partes blandas, reuniendo el colgajo por puntos de su- tura metálica sin cell otro apósito, y siete dias despues se retiraron estos puntos y se hallaba ya el colgajo completa- mente adherido, presentando á la vez un aspecto satisfactorio - y hada sospechoso el interior de la vasta herida consiguiente á la pérdida de sustancia que habia tenido lugar. » “Hoy, sin haber cumplido aún un mes de la operacion, ten- 34 go el honor de presentar á esta sabia Corporacion la enferma completamente curada y el tumor junto con el hueso maxilar extraidos en su totalidad, registrando así un nuevo triunfo obtenido por la Cirugía en una operacion que en esta ciudad solo dos veces ha sido practicada con buen éxito.” El Dr. Rey- nés recuerda con este motivo la estadística publicada por -Follin. : -El Dr. Gutierrez cree que deben darse las gracias á nom- bre de la Academia y publicarse la observacion en los Anales, así como que hubiera sido muy útil sacar el molde del tumor ántes de verificarse la operacion, como se hizo con la que prac- ticó hace muchos años (1844) el Dr. D. Fernando G. del Va. lle por primera vez en la Habana. El D». G. del Valle (D. Fernando) expone que se trata de una operacion inusitada y que prueba el poderío de la cien- cia: en el caso de que se habla se presentó una copiosa he- morragia que, afortunadamente, detuvo el síncope que sobre- vino. En la Habana se ha scudo otra vez, aunque fué preciso interrumpirla por aquel accidente, no dd siempre el cirujano dueño de contenerla. El Dr. Miranda traeá la memoria otro'caso operado por el Dr. D. José Guillermo Diaz, en 1856,4 consecuencia de un os- teosarcoma del maxilar superior; la estadística publicada por el Dr. Mestre en el Eco de Paris, de 308 resecciones parciales y totales reunidas por el Dr. Oscar Heyfelder, ascendiendo á 112 el número de éstas, de un solo maxilar, con 46 resultados fa. vorables, y á 9 el de los dos maxilares superiores con 4 éxitos tambien prósperos; y una reseccion total del maxilar inferior, operada en Paris en 1856 por el Dr. Maisonneuve, teniendo ocasion el Dr. Mestre y él de observar al individuo, que po- día ejercer perfectamente la masticación gracias á un apa- rato especial aplicado por los célebres dentistas americanos Preterre y Fowler (1), (1) El Eco Paris. pág. 256. t. 1.2 periódico publicado en la capital de Francia, “años de 1858 y 59, por los Sres. Valdés, Cowley [D. Luis], García, Hevia [D. Pedro], Mestre y Miranda.—Clinique chirurgicale, par Maisonneuve; t. 1, pág. 544. 55 El Dr. Cowley (D. Rafael) recuerda tambien que el Sr. Du- pierris ha hecho dicha operacion en una negra; y el Dr. Oxa- mendi que en una ocasion acompañó al Dr. D. Antonio Diaz Albertini en Garcini, y otra al Dr. Galvez para otras dos operaciones del mismo género. Meniciya LEGAL.-—2 ¿nforme en un caso de distocia.—Pre- sentó despues el Dr. Miranda, á nombre de la Comision de Medicina legal, un 2? informe relativo á la muerte de Doña M....C....L.... de B.... por distocia, en que despues de examinar los datos remitidos á la Corporacion con vista de las preguntas formuladas por el Sr. Juez de 1* instancia de Guanajay, deduce las siguientes conclusiones: 1? Que las de- claraciones de D? R.... F.... G.... no están ajustadas á los principios de la ciencia, y si las del Ldo. B....., yen parte las del Dr. M..... , á pesar de las falsas apreciaciones señaladas en el cuerpo del informe; 2? Que de dichas decla— raciones puede deducirse que ha habido falta de auxilios fa- cultativos, pero no asegurarse de un modo absoluto que la muerte de la mensionada Sra. fuese ocasionada por esta falta, porque tambien pudo determinarla la considerable lesion de la vagina, acusada por la autopsia. : Herida de vientre —Contusion en la cabeza.— Aprobado el anterior informe, leyó otro el /)r. Bubé, en contestacion á la Sala de Guerra y Marina, en la causa que se sigue por homi.- cidio de Augusto Chantoissel.—Tratando de averiguarse si el hechor se hallaba fuera de sí en el momento del acto acrimina- do, á efecto de una inmersion en el mar, de una pasion exci- tada, como la cólera, y de golpes recibidos en la cabeza, con- cluye la Comision, despues de ventilar detenidamente todas las cuestiones indicadas, así como las referentes á la causa de la muerte: 1? que las causas alegadas como capaces de haber producido en B....una enajenación mental, no son bastantes para explicarla; y 22 que no es posible determinar si la muer- te de Chantoissel provino de la herida. Cuestion de sevicia.—Por último, el Dr. Martinez Sanchez, como ponente de la misma Comision, leyó otro informe én 56 un caso de sevicia en un negro que padecía ataques epilép- ticos; y estudiando los accidentes traumáticos á que éstos pue- den dar lugar, y la contusion descrita en el reconocimiento y autopsia de G+...., deduce: 12 Que la muerte del esclavo es susceptible de explicarse sin la intervencion del castigo; 22 No es imposible que éste diera lugar á la aparicion de ataques epilépticos; 32 No es tampoco imposible que el fallecimiento fuera debido al golpe que dicho esclavo recibió al caer; pu- diendo la caida depender ya del mismo castigo, ya del der- rame cerebral que suele funestamente complicar no pocas epi- lepsias. ' Despues de lo cual y aprobados los dos últimos informes, quedó la Academia constituida en sesion de gobierno. SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 25 DE MAYO DE 1873. SEÑORES ACADEMICOS CONCURRENTES.—Sauvalle, Vice-Presi- dente; Fovantes, García, Reeynés. Finlay, A. G. del Valle, R. Cowley, Oxamendi, Plasencia, Melero, Miranda, Rodri. guez, Ivocamora: Mestre, Secretario. Lectura y aprobacion de las actas de la sesion pública ordi- naria anterior y de la solemne del 19 de Mayo. : CorrEsPoNDENCIA.—Leyéronse en seguida: 1.9 el oficio en que el Excmo. Sr. Gobernador Superior Político autorizaba al Excmo. Sr. Rector de la Universidad de la Habana pa: ra que en su nombre presidiera el acto que debia celebrar la Academia al conmemorar su fundacion; 2.9 Otro oficio del mismo Gobierno, aprobando el cambio del distintivo que de- ben usar los miembros de esta Corporacion, con sujecion al modelo que se acompañó, á reserva de la aprobacion definitiva del Gobierno Supremo, á quien se da cuenta; 3. Otro oficio de la misma procedencia,. remitiendo á informe el expedien- te promovido para proveer la plaza de médico municipal y forense de Vereda Nueva y Ceiba del Agua; el que pasó á la 57 Ñ Seccion de Medicina y Cirugía; 4. 2 una comunicacion del Dr. Rodriguez, Secretario de dicha Seccion, acompañando el - expediente citado, con el informe recaido; 5.2 una comunica- cion del Sr. Juez de 1? instancia de Belen, enviando por exhor- to del de Pinar del Rio la providencia dictada en la causa que se sigue contra D. J..7. y D?R.... F.... por infanti- cidio; habiéndose dado traslado á la Comision de Medicina le- gal á los fines oportunos; 6.9 un oficio del Excmo. Sr, Rector de la Universidad literaria, participando que con el objeto de corresponder á la invitacion que por la Academia se hizo á aquel cuerpo docente, habia nombrado á los Dres. D. Felipe F. Rodriguez y D. Manuel Bango bajo la presidencia del Sr. D. Felipe Poey, Decano de la Facultad de Ciencias, para que re- presentaran á la Universidad en la sesion solemne del 19 de Mayo; 7.9 una comunicacion del Sr. D. Felipe Poey, agente del Instituto Smithsoniano de Washington, anunciando ha- ber recibido muchas obras para la Academia: las que se reco- * gerán y serán presentadas en la siguiente sesion.—Por últi- mo, el Secretario da cuenta de haberse tambien recibido los números 1008 y 1009 del Siglo médico de Madrid; las entre- gas 7 y 8 del Antifiteatro anatómico español; la.S* de los Trabajos de la Comision de Medicina legal é Higiene pública y la obra de Mr. Boussingault sobre Economía rnral, en 2 to- mos, regalada por el Sr. D. José M* Echegóyen; acordándose las gracias. | QueLoroma.—Enterada despues la Academia de una obser- vacion de hernia inguinal estrangulada que operó el Dr. Min- teguiaga con el mejor éxito despues de haber tentado infrue- tuosamente la táxis y de presentarse fenómenos muy graves en el enfermo, manifestó el Secretario que, aunque no ofrecie- se nada de notable la observacion, se le habia dado Jectura por tratarse de un caso grave y de una operacion verificada en el campo, sin que el cirujano tuviera por decirlo así más auxilios y consejos que sus propios conocimientos. . ' El Dr. Cowley (D. Rafael) fué de opinion que hubiera podi- do excusarse dicha lectura, toda vez que la observacion no pre- T. x.—8 58 sentaba nada de particular y que, ademas, se dice en ella que ocurrieron vómitos de materias excrementicias, cuando la ana- tomía demuestra que ésto es imposible con la presencia de la válvula íleo-cecal, que se opone al retroceso de los residuos de la digestion, y cuando la fisiología enseña que solo en el in- testino grueso existen materias verdaderamente excremen- ticias. E El Secretario acepta esta explicacion; mas no le extraña que el autor repita lo que todavía se lee consignado en obras bas- tante recientes, á pesar de que probablemente quiso decir fe- _caloídeas,—término introducido en la ciencia por Malgaigne. El Dr. Reeynés no encuentra tampoco nada de notable en el caso referido á la Academia; pero se trata de una operacion que requiere ciertos conocimientos en el arte quirúrgico, y se debe aceptar con benevolencia las observaciones que procedan del interior de la Isla, no sólo para alentar á los que allí ejer- cen la profesion, sino para que pueda algun dia hacerse el Ca- tálogo de las operaciones practicadas en este suelo y'sus resul- tados; porque de otro modo quedarían desconocidas. Axvarisis microscopico.—Meniciva LeGaL.—El 7). Rodriguez comunica» haber hecho el análisis microscópico del líquido contenido en un quiste de la glándula tiroides, encontrando cristales de colesterina,—y lee, á nombre de la Comision de Medicina legal, un informe relativo al homicidio de D. J.. B....,tratando de indagar la Sala 3? de Justicia “ si la muerte fué ó no consecuencia mediata 6 inmediata de la le— sion que le fué inferida por el procesado ó del tétano que so- brevino.” Vistos los antecedentes de la causa, se trata de una herida del lado izquierdo de la cara, como de cuatro pulgadas de largo, desde la articulacion témporo-maxilar hasta la sínfi- sis de la barba, de una pulgada de latitud, profundizando has- ta la AO que fracturó A hecha con instru: mento cortante, que produjo una A considerable y una GA que se extendió hasta la garganta. Cicatriza- da ya la herida, fueron desarrollándose todos los síntomas del tétano; y curado éste; los de una flegmasía aguda de los órga- 59 nos torácicos que, por la necropsia, se demostró ser una pleu- roneumonía. - La circunstancia de haber ocurrido la muerte á - los 44 dias de recibida la lesion, el carácter de simplicidad de dicha herida, el haberse vencido el tétano, que cuando más era un accidente, y no hallarse correlacion entre la pleuro-neumonía y el daño señalado, traen por conclusion que el resultado fatal no fué la consecuencia inmediata de la lesion.—Habiendo comprobado la autopsia que la causa de la muerte fué la flegmasía intra-torácica, aunque no se hubiese abiérto la cavidad craneal, ni estudiado las alteraciones que acompañan al tétano en ciertos casos, seguido en el actual, é inmediatamente, de una neumonía que haría suponer que es- taba eslabonada con aquella néurosis—se deduce que no hay los elementos necesarios para aseverar que la muerte fuese la consecuencia del tétano que sobrevino. Por lo cual concluye la Comision: que la herida hecha á B ... nofué la causa in- mediata ni la mediata de su muerte, no pudiendo tampoco comprobarse si fué debida al tétano. a Cuestiones de Obstetricia.—-Aprobado sin discusion el ante- rior informe, presentó otro el Dr. Lt. Cowley. para contestar á varias preguntas dirigidas por el Sr. Juez de 1? instancia de Pinar del Rio, en la causa que se sigue á D.J.... y D R.... _F.... porinfanticido. Despues de recordar algunos datos científicos y de práctica obstétrica para la mejor solucion de cada problema, sostiene el Sr, Ponente á medida que va enun- ciando los particulares que debe solventar: que no todas las mu- jeres pueden hallarse en todos los casos en aptitud de socor- rer ásus hijos; que la respiracion puede establecerse ántes que el feto haya salido por completo del claustro materno; que la presencia del meconio es compatible con una respiracion pul- monar completa; y que la Comision se abstiene de resolver la última cuestion por deficiencia de datos, pues preguntándose. si por ser el parto laborioso pueden ocurrir hundimientos, 1n- movilidad ó fractura en los huesos del feto, despegamiento del periostio ó rasgaduras en las membranas, —no se indican las regiones, los huesos, las lesiones de los tegumentos etc., ni 60 se concreta la interrogacion á un caso especial y bien deter— minado. Terminada la lectura del anterior informe, expuso el Dr. Valle (D. Ambrosio) que en el informe no se notan conclu- siones, ni se resuelve una de las preguntas con arreglo á lo que se observa diariamente: el parto constituye una funcion natu- ral, y toda mujer puede auxiliarse y socorrer al hijo: se tra— ta de una ley natural por la universalidad de los casos, de una ley que siempre se ha cumplido, pues ántes que hubiese Me- dicina habia partos, y en el estado salvaje multitud de muje- res pueden atenderse perfectamente, —sin que deban sacarse en prueba de lo contrario las anomalías, que soy la excepcion y no la regla, | El D». Cowley (D. Rafael) contesta que como el Juzgado pregunta si una mujer de 19 años, en su primer parto, pue— de hallarse en todos los casos en aptitud de socorrer á su hijo en el acto «le nacer, ha tenido que citar lo favorable y lo ad- verso, la regla y la excepcion. El D». Valle replica que en todos los casos, mujeres y ani: males pueden llenar por sí mismas esa funcion; porque la hem. bra tiene que reproducirse, y lo hace como digiere y como respira. El Dr. Cowley recuerda que esa funcion normal se convier- te á veces en un verdadero acto patológico: no es posible ol. vidar los casos de distocia y la necesidad de la intervencion en el parto al asentar una regla tan absoluta; sucediendo lo mismo que con la digestion, la marcha etc, que no siempre se efectúan sin obstáculo. : | El Dr. Miranda cree que el informe se contrae perfecta- mente al contenido de la pregunta; refiriéndose ésta 4 todos los casos, la opinion del Sr. Valle es demasiado absoluta, cuando es preciso tener tambien en cuenta la inercia uterina, las malas presentaciones de la pélvis etc. Para los casos más comunes y normales se podrá estar de acuerdo con el Sr. Va- le; pero aquí se trata de un caso concreto, en que sin embar— go la pregunta se hace de un modo general y sin acompañar 61 todos los antecedentes necesarios.—El Dr. Miranda echa de ménos las conclusiones del informe. El Dr. Cewley advierte queá continuacion de cada pregunta ba dado la respuesta respectiva. : K El Dr. Miranda objeta que se trata de una construccion propia de los informes, y que el resultado de las premisas y apreciacion de antecedentes debe condensarse al fin del traba- jo para mayor claridad. El Dr. Valle insiste en que en todos los casos el parto es una funcion natural; y la prueba es, que cuando por aparecer alguna anomalía, se deja á la naturaleza el arreglo, se observa que las malas presentaciones se transforman en buenas, por- que como decia Mme. La Chapelle, las presentaciones del hom- bro y espalda no son otra cosa que presentaciones cefálicas exageradas, y se hace eutónces más, que interviniendo el arte. Nose habla de ciertos hechos nerviosos citados en el informe, ni de condiciones especiales; en todos los casos naturales la mujer puede parir por sí, ay udándose ella y ayudando á la criatura. El Dr. Rodriguez opina que discutir si el parto es un acto natural, es colocarse fuera de la vuestion y sostener una vul- garidad. El Juez pregunta si en todos los casos una mujer puede sin ajenos auxilios cumplir el acto del parto; y la Co— mision está sin duda en la verdad al contestar que no en to-— dos, pues hay circunstancias morbosas en que tal cosa es im- posible. El Dr. Valle e que el sentimiento y el instinto de la maternidad son más fuertes en sus consecuencias que el par— to, y ellos pueden vencer todas las diticultades que lleguen á presentarse. El Dr. Miranda hace notar que el Sr. Valle ha modificado la pregunta que se ha dirigido á la Academia, suponiendo que se refiere solamente á todos los partos nistaralós, cuando este calificativo no existe en ella. ¡Olvida acaso el accidente de las hemorragias, que á menudo los complican y exigen la inmediata intervencion del médico? ed 62 El Dr. Valle sostiene que en ese sentido debió hacerse la pregunta y en ese sentido” redactarse la respuesta. Lo queel Dr. Rodriguez llama “vulgaridad” es la ley misma, igual para la mujer del campo y de la ciudad. Si así no fuera, no se comprendería la cuestion presentada á la Academia. El S». Sauvalle cree que entónces la cuestion gira sobre una sola palabra; el Dr. Mestre pide quese lea cada pregunta con su respuesta correspondiente: verificado esto por el Dr. Cowley, indicó de nuevo el Dr. Miranda que no habia tales conclusio— nes, careciendo el documento de la contextura de un informe; y el Dr. Rodriguez echó de ménos la transcripcion completa de lcs documentos ántes de la apreciacion de los hechos: á lo cual contestó el Sr. Cowley que, aun cuando no crela- necesa- rio sujetarse á esa “plantilla” y de próposito la -habia dejado á un lado, no tenía el menor inconveniente en satisfacer los deseos expresados por algunos académicos y agregar dichas conclusiones. E Sometido á votacion el informe, fué aprobado con la en— mienda propuesta y aceptada por el Sr. Ponente. PropPIEDADES MEDICAMENTOSAS DE LAS ZARZAPARRILLAS.—N O hallán- dose presente el Dr. Hernandez, que estaba á la órden del dia, —leyó6el Dr. Cowley (D. Rafael) un discurso escrito con motivo del ataque dirigido por el Dr. Oxamendi, en una se- sion anterior, al uso terapéutico «le las zarzaparrillas. que no considera más útil que una infusion gomosa Ó un agua almi- donada. Partiendo de que debe entenderse por útil toda sus- tancia Ó medio capaz de llenar un fin terapéutico, entra el Sr. Cowley en numerosas consideraciones para dejar consignado : que en todas las obras de materia médica, materia farmacéu— tica, formularios y prontuarios figura la zarzaparrilla; cita las opiniones de autores muy distinguidos, sin que por esto de- fienda que merece el primer puesto en el grupo de los sudo- ríficos, sino que, cumpliendo ciertas indicaciones en el trata- miento de las enfermedades, no es dable asegurar que sea una sustancia inútil, inerte; ó indiferente para el organismo. El mismo Dr.,Oxamendi la ha usado muchas veces; y los ele— 63 mentos que entran en su composicion, en especial la esmilaci- na, dotada de cierta accion fisiológica que ha sido bien com- probada, no permiten colocarla al lado de otras sustancias hoy completamente abandonadas. El Dr. Cowley termina con algunas palabras á favor de la vulgarizacion de la medicina y en son de protesta contra las aseveraciones del Dr. Oxamen- di para que se redacten las recetas en el idioma latino y se emplee un lenguaje del todo ignorado por el médico y por el farmacéutico. Despues de expresar el Dr. Oxamendi que en una próxima sesion se ocuparía de contestar al Sr. Cowley, quedó la Acade- mia constituida en sesion de gobierno. SESION PUBLICA ORDINARIA DEL $ DE JUNIO DE 1873 SEÑORES ACADEMICOS CONCURRENTES.—D)r. Gutierrez, Presiden— te; Miranda, Govantes, Garcia, Górdon, Reynés, Sauvalle, Cowley (D. Rafael), Rocamora, Bolo, Mero, Riva, Hernan- dez (D. José de la Luz), Fintay, Benasach, erero; Mestre, Secretario. : Lectura y aprobacion del acta de la sesion anterior. CorresPONDENCIA.—1% Una comunicacion del Gobierno Su— perior Político, remitiendo un pomo que contiene una prepa- racioA antitetánica, un pliego cerrado con su fórmula, una memoria sobre sus” efectos y una instancia producida por D. Francisco Arroyo Heredia, en solicitud de que se le autorice pa- ra expenderlo como medicamento útil; todo lo cual pasó á la Comision de Remedios nuevos y secretos para el informe que se pide. 22 Un oficio del Sr, Escribano de Cámara D. José Soroa, acompañando por acuerdo de la sala 2? de Justicia, certifica- cion de varios lugares de la causa seguida en el Juzgado de 1? instancia del Distrito Norte de Matánzas por homicidio de D. Francisco Pavon; de que se dió traslado á la Comision de Medina legal para el informeTespectivo. 32 Un oficio de los 64 Sres. Hernandez y García, dando cuenta del número de vacu— nados en el mes de Mayo último en el salon de la Academia, que asciende á 20, y 7 tubos con vírus repartidos á varias per- sonas. 4? Una comunicacion del Sr. Cónsul General de los Estados Unidos en la Habana, participaudo haber recibido una carta del Sr. Cirujano general de dichos Estados, en que acusa recibo de las obras enviadas por esta Academia, da á ésta las gracias por su valiosa coleccion y abriga la esperanza de que en lo adelante se le envíen otras publicaciones. 52 Un oficio del Dr. D. Juan Marsillac, remitiendo un ejemplar del tomo 2? del “Relámpago médico” de Barcelona, que dirige, en prueba de deferencia y aprecio á nuestra Corporacion: se acor—. dó darle las gracias, enviarle el último volúmen delos Anales en cange con cl Deriódico citado y un ejemplar del Reglamento, por haber manifestado el Sr. Marsillac en carta al Dr. Pre te el deseo de ser socio correspondiente.—6% Un oficio del Sr. D. Juan M. Sauvalle remitiendo 43 tomos en 8. 2 de “Informes de la Oficina de patentes de los Estados Unidos,” desde el año de 1856 470, en inglés, como “un débil testimonio de aprecio hácia una Corporacion cuyos perseverantes esfuerzos han con tribuido tan eficazmente á la propagacion de las ciencias en Cuba:”—se acordó contestar atentamente al Sr. remitente, dando las más expresivas gracias por su rico donativo.—El Secretario dió tambien cuenta: 7. * de que el socio numerario Sr. Govantes habia regalado para la Biblioteca las obras de Sydenham, 2 vols en inglés, y el Diccionario de mediciha de Dunglison, enel mismo idioma, 1 vol., y se acordó darle las gracias; 8. 2 de que, por conducto del Sr. D, Felipe Poey, se habian recibido numerosas obras del Instituto Smithsoniano de Washington, de la Academia Imperial de Viena, del Ob— servatorio naval de los Estados Unidos, del Departamento de Agricultura de estos Estados, de la Academia Imperial de $. Petersburgo, de la Sociedad de Ciencias naturales de Bré- men, de la Sociedad Zoológica de Lóndres, ds, —obras ya anun- ciadas muchas de ellas en una comunicacion del Sr. Secretario de la Academia Imperial de Ciencias de Viena, que se acor- 65 dó contestar con las más atentas gracias.—Por último, el Se-' cretario presenta los números 1010 y 1011 del “Siglo médico” de Madrid, el cuaderno 4? del “Genio Científico,” la entrega 9% de los “Trabajos de la Comision de Higiene pública y Me- dicina legal” y el tomo 9? de los “Anales de la Academia.” ComIsIoNES PERMANENTES. —Quedó en seguida enterada la Aca- demia de las Comisiones permanentes para el bienio de 1873 á 1875 y de los socios que las componían; como tambien, de que con el objeto de afianzar cada vez más la administracion de la vacuna, se agregaban los Dres. Govantes, Miranda y Cow- ley (D. Rafael) á los Sres. Hondares y García, que desde hace tiémpo vienen desempeñando este útil servicio; quedando así constituida una Sub-comision de vacuna en el seno de la Co- mision de Higiene pública á que pertenecen todos los socios nombrados. (V. pág. 41.) : HerNta ISGUINAL: ASPIRACION.—Habló despues el Dr. Cowley (D. Rafael) de un caso de hernia inguinal del lado derecho, irreductible por atasco de gases, en un individuo de 22 años de edad y de fuerte constitucion, que desde su niñez tenía una dilatacion del anillo ingujnal correspondiente, permitien- do la salida de una corta porcion de intestino, que formaba un pequeño tumor sin molestia ninguna para el enfermo. El 6 de Junio por la mañana comenzó á aumentar dicho tumor, acompañándose de sensacion dolorosa este aumento de volú- men, que fué haciéndose cada vez más grande, hasta llegar á ofrecer 23 centímetros de longitud, 20 de latitud, con tension considerable de la piel de dicha region y del escroto, sin que se dibujasen ni los testículos ni el surco divisor de ellos; hi- po, vómitos incoercibles, pulso á 80, ansiedad extrema y fe— nómenos de excitacion. Varias tentativas de táxis fueron hechas por los Sres. Diaz Albertini (D. Antonio), Porto y otros profesores; pero habiendo sido del todo infructuosas, fué invitado el Dr. Cowley (D. Rafael) á emplear el proce— dimiento de la aspiracion: aplicado el aparato de Dieulafoy, y despues de elegido por medio de la percusion el punto que daba mayor sonoridad, se introdujo el trocar número 1, que -T.x.—9 66 dejó salir gran cantidad de gases, y unos 90 gramos de un lí- quido sero-sanguinolento; miéntras el aparato iba sustrayen— do los gases, se notaba la retraccion del tumor, pudiendo for- marse pliegues con el escroto: terminada la aspiracion y redu- cido aquel á más de un tercio de sus dimensiones, intentó el Sr. Cowley practicar la táxis, y no bien hubo conglobado el tu- mor bajo sus manos, al elevarlo se sintió un gorgoteo muy pronunciado, reduciéndose en seguida. Dicho académico pre- senta al enfermo, D. Juan V. Menendez, natural de Astúrias y de oficio dependiente de fonda: no cuenta más que dos dias de operado, y por la noche del de su operacion tuvo un poco de excitacion; mas despues de un sueño reparador, pudo á la mañana siguiente dedicarse otra vez á sus quehaceres; ya no - se conoce el punto en que se verificó la puncion, y el Sr. Cow- ley invita á los socios concurrentes á examinar la region; lo que hicieron algunos, manifestando el Dr. Miranda que no era extraño no se descubriera la herida de la puncion toda vez que se había hecho con un trocar capilar. Neumocene.—Terminada la anterior comunicacion, dió cuen- ta el Secretario de una observacion remitida por el Zdo. D. Francisco [Rroyero y recogida en el hospital de San Felipe y Santiago: trátase de un caso de neumocele espontáneo en el curso de una bronquitis sub-aguda en un escrofuloso; durante un violento acceso de tos, sintió el enfermo un dolor agudo en el pecho y notó que se le formaba un bulto por debajo y por fuera de la tetilla izquierda, al nivel de la parte media del quinto espacio intercostal, sin cambio de color en la piel, que al ser examinado á los tres dias de su aparicion, era del tamaño de la mitad de un limon grande, cuyo diámetro tras— versal era el mayor, apénas sensible á la presion, pero mucho al toser, sin cambio de sonoridad en él ni en su perifería, re— sistente en su circunferencia, blando y sin fluctuacion algu- na, algo reductible; cerca de su parte externa se notaba al tacto una depresion en el espacio intercostal que daba amplia cabida á la yema del dedo. Los Dres Reynés y Bango, que vieron al enfermo, admitieron tambien la existencia de una 67 hernia pulmonar espontánea. Es probable que una violenta expiracion, precedida de una inspiracion profunda, diera lugar á una desgarradura de los intercostales, Ó que se efectuara aquella en varios tiempos; pero es de advertirse que la extre- midad interna de los espacios intercostales es la porcion más débil por presentar un solo plano muscular. El pronóstico no era desde luego grave, y el tratamiento consistió primero en la aplicacion del colodion ricinado, despues puro, y sobre esa capa emplástica desecada una almohadilla ó pelota de hi- las muy apretadas, sostenida por un vendaje de tronco: bien ceñido. El Ldo. D. Francisco Gutierrez, á cuyo cuidado es- tuvo más tarde el enfermo, continuó el mismo tratamiento, y á beneficio de compresas graduadas, trasversales y verticales, que se superponían en forma de cruz, y encima un vendaje bien apretado, se consiguió mantener reducida la hernia y cu- rar completamente al enfermo, como al mes de ocurrido el ac- cidente.—La Academia acordó dar las gracias al Sr. Royero por su interesante observacion. | Menicisa LEGAL.— Cuestion de homicidio.—En el uso de la palabra el Dr. Riva, leyó un informe de la Comision de Me. dicina legal para contestar ála pregunta hecha por el Sr. Juez de 1* instancia del Distrito Norte de Matánzas en la causa que sigue por asalto, robo y homicidio de D. Francisco Pavon, con el objeto de averiguar “si pudo por sí mismo y sin auxi- lio de otra persona volver á montar á caballo y contestar á las preguntas que Reyes le hizo, segun éste manifiesta."—De los datos consignados en el informe, resulta que al cruzar dicho sujeto por la entrada de un ingenio, recibió de manos del ne- gro Fermin un golpe con cuerpo contundente que le derribó del caballo, y ya en el suelo las otras lesiones que allí se apun- tan. La accion de dichos cuerpos sobre la cabeza se refieren ála conmocion cerebral, caracterizada por la pérdida del cono- cimiento, de la sensibilidad y del movimiento, que sigue inme- diatamente al traumatismo, pero que van desapareciendo - gradualmente, con más ó ménos rapidez, segun sea ligera Ó - grave la conmocion, 6 sus estados intermedios; solo así se 68 comprende que despues de haber recibido los golpes, pudiese volverá montar, hablar con Reyes una hora despues, y lle— gar á las dos horas del suceso á la Cidra, donde no pudo de—” cir palabra, ni hacer seña que pudiera comprenderse, sobre- viniendo el fallecimiento ántes de las 40 horas que siguieron á su reconocimiento y curacion: no era pues una lesion ligera del encéfalo; pero tampoco transcurrió el suficiente tiempo pa- ra que se desarrollara la meningo-encefalitis, complicacion tan comun en las heridas del cráneo: la autopsia comprobó una extravasacion sanguínea correspondiente*á un tumor del oc -eipucio, que comprimía la sustancia cerebral, estando toda és- ta ingurgitada de sangre por la dilatacion de los vasos, —lesio- nes que indican, á más de la conmocion caracterizada por la apoplegía capilar, la contusion y la hemorragia, aunque no se fijen su asiento y cantidad, ni los síntomas de parálisis dí que pudo acusar el herido, siempre en relacion 'eon aquella y con el calibre de los vasos. La Comision concluye por último, y despues de preguntarse si la muerte no pudo ser la conse- cuencia de la pérdida de sangre experimentada por las solu— ciones de continuidad:—1? que Pavon, con lesiones ligeras del encéfalo, debidas ya á la conmocion, ya á la contusion y pequeña Hemorragia, pudo montar á caballo, hablar con Re- yes y llegar hasta la tienda de la Cidra; y 2? que la pronti- tud dé su muerte, no siendo compatible con el estado de altera- ciones ligeras en la cavidad cefálica, la falta de datos en el do- cumento pericial nos obliga á permanecer en la duda de si Pavon pudo por sí mismo y sin auxilio de otra persona vol- ver ámontar á caballo y contestará las preguntas que Re- yes le hizo, segun éste manifiesta. La prupora pe Ucarre.—A probado sin discusion él informe que precede, leyó el Dr. Miranda por el S». D. Jose de la L. Hernandez, presente, una memoria de este socio acerca del uso terapéutico de la píldora de Ugarte.-— Á pesar del trabajo publicado en 1824 por el Dr. D. José Antonio Bernal, se abs- tuvieron los hombres de ciencia de prescribir y ni áun siquie- ra de aceptar como remedio una sustancia desconocida, anun- 69 ciada por el vulgo con un nombre arbitrariamente puesto, ve- lada su composicion, y cuyos efectos, en la mayoría de casos mal observados, eran funestos. Hecho el análisis por el dis: tinguido Estévez, se dióóá conocer con los nombres de turbit mineral nitroso y de subnitrato de mercurio; é invitado tam: bien á practicarlo Mr. Kane, le puso el de subnitrato bibási- sico de mercurio. Fué introducido en la Habana por el Sr. D. Jose Angel Ugarte, que atacado en Madrid de un cólico bilioso, le asistió con buen éxito un médico inglés, admi- nistrándole una pifdora y aplicándole una untura con el acel- te pildorado; y no solo hubo de facilitarle el remedio, sino la fórmula para prepararlo, el método que debia observarse du- “rante su uso y las enfermedades en que lo creía indicado, co- mo las fiebres palúdeas, las disenterías y diarreas de los pal- ses cálidos, las hidropesías etc. Asociado el Sr. Ugarte á un facultativo de su amistad, guardó el secreto de su composl- cion, lo ensayó en varios enfermos tambien del hígado, y lo gró salvará algunos que se creían perdidos,—ayudándole _ luego en esta propaganda el Sr. D.Juan Montalvo y O-farrill en sus fincas de campo. Peru dado el remedio casi siempre cuando se habian agotado todos los recursos, las más veces fracasaba; y propinado comunmente por o los mé- -dicos y el público temían con razon la aplicacion empírica de una sustancia no empleada fuera de la Habana, rechazada por profesores muy distinguidos, repugnada por la Escuela fisiológica entónces en voga, y que siendo de accion enérgi—- ca, requería la mayor destreza y discrecion en su manejo. Por otro lado, la práctica del Dr. Bernal dejaba apun-— tar casos ergo: de gastro--hepatitis aguda, exacerba— dos por su tratamiento y curados despues por el plan anti flogístico. Su uso fué haciéndose, sin embargo, más y más extensivo, y los médicos comprendieron la necesidad, vista la curacion de muchos casos gravísimos, de examinar más de cerca las cosas y evitar los desengaños de la práctica en com- petencia con hombres destituidos de conocimientos cientifi- cos: algunos de ellos tuvo ocasion de observarlos el Dr. Her- TA ya 70 nandez, siguiendo la enseñanza y el ejemplo de Montes de Oca, que administraba la píldora contra las disenterías y la Eeoie hemitrítica; y enjuntas con el Dr. Bernal, la ocasion de ver muchos casos favorables, citando” otros en su práctica particular, referentes al asma hepático, á la calentura ataxo- adinámica, al cólico bilioso, á cáleulos hepáticos, á hipertro- fia del corazon etc. etc.: la disenteria es uno de los males en que, exceptuando la forma inflamatoria, está tan indicado el subnitrato de mercurio como la quina en las fiebres palúdeas $ intermitentes—Recuerda en seguida la Primer fórmula pro- puesta por el facultativo mencionado, indica el método de usarlo el Dr. Hernandez, éntus et extra, las afecciones en que debe emplearse, sus contraindicaciones é incompatibilidades: es un medicamento que mueve todas las secreciones, adorme- ciendo á la vez el eretismo nervioso, y que puede tambien administrarse al hombre por medio de la leche pildorada, en cuyo caso suele darse ántes á algunas hembras de mamiferos herbívoros, con las precauciones que se aconsejan; dado en es- pecie ó en agua, es un emeto-catártivo, así como un diurético y un sudorífico, y aplicable como excelente anti-elmíntico. El Dr. Hernandez concluye aseverando que no hay remedio has- ta hoy conocido que tenga sus virtudes; y habiendo hecho un estudio serio de ellas, ha querido corresponder al deseo expre- sado” por muchos compañeros de profesion, dando á conocer el método que sigue en suempleo. : Discusion.—Concluida su lectura, manifestó el Dr. Cowley (D. Rafael) que la había escuchado con honda pena, al ver que en lugar de ofrecer el Dr. Hernandez. una verdadera mono- grafía del subnitrato de mercurio, digna de su ilustracion y á la altura de la ciencia y del cuerpo académico, á que se diri— gía, no había hecho otra cosa que trazar el elogio de la píldo- ra de Ugarte, más bien al alcance de los ca Al oitr- lo el Sr. Cowley se ha creido trasladado á la época de las ta— blas votivas, al período de infancia de la Medicina, y piensa que ese trabajo no es aceptable en nuestros tiempos y con nuestros actuales conocimientos. Respetando los diagnósti- 71 cos hechos por el Dr. Hernandez, no es posible sin embargo aceptar sus observaciones, pues ó se refieren á entidades noso- lógicas, que hoy no existen como tales, v. g. el asma hepáti- co, las hidropesías, las obstrucciones, etc.; Ó los signos que se mencionan no sirven á caracterizarlas por completo, como su- cede al señalar en la hipertrofia la macidez precordial, que es un fenómeno fisiológico; Ó se indica el remedio contra enfer— medades, como la fiebre álgida, en la que merecería 2pso facto “una excomunion el facultativo que fuese bastante osado para combatirla de ese modo. Pocas enfermedades se verían fuera de su uso; pero por la memoria del Dr. Hernandez no se llega á saber el grupo de medicamentos á que pertenece una sus- tancia que solo se halla en los libros de Química, que no figu- ra para nada en la industria y comercio, que no se sabe sea más bien un evacuante, que un sudorífico, que un vermífugo, etc. No se ha hecho la comparacion con los efectos fisioló- gicos y terapéuticos provocados por los otros mercuriales, ba- jo el punto de vista del ptialismo, de las diarreas, de los cóli- cos, dela fiebre y caquexia mercurial, de los experimentos hechos en los animales, á parte de carecer las observaciones recogidas de los datos que bnbieran podido suministrar el esfigmógrafo, las autopsias cadavéricas, los exámenes micros y macroscópicos, y de aconsejarse el uso de sinapismos sin la intervencion del agua fria, necesaria para que se desprenda el principio activo de la mostaza: en una palabra, es un tra- bajo escrito en el año 19, no en el de 1873; y el que, si no se modifica, debe quedar sobre la mesa para ser criticado con, más detenimiento. El Dr. Hernandez contesta que para llenar los deseos ex- presados por el Sr. Cowley, sería menester escribir algo más que una memoria, varios volúmenes en folio: dicho académi- co, al volver los ojos hácia atras y medir la distancia que nos separa del pasado, se olvida de que todavía estamos muy atrasados y de la distancia que nos aleja del porvenir. Al- gunos amigos desearon saber cómo empleaba el Dr. Hernan— dez en su práctica la pildora de Ugarte, y ése es el objeto que 72 se ha propuesto alcanzar con su trabajo. Creería hacer poco favor álos socios de la Academia, explicándoles lo que es un cólico bilioso, una disentería, una fiebre álgida; y para los que fuera de ella no lo supieran, están los diccionarios especiales de Medicina, pues sería á la verdad ridículo descender á esos pormenores. A pesar del lenguaje pomposo de la fisiología moderna, la ciencia no ha llegado todavía á la experimenta—* cion pura, por más que diga el Sr. Cowley, y debe considerar: se como medicamento toda sustancia que modifique la condi- cion del enfermo: en este sentido el subnitrato de mercurio es un agente reaccionario, protector de la vitalidad, con accion especial en el sistema nervioso. ¿Qué importa, al lado de es- ta consideracion, que las secreciones seán verdes ó amarillas? ¿No son éstos fenómenos secundarios y subordinados á esa accion general? Y por lo que respecta á la aplicacion á los piés de sinapismos, se hace de acuerdo con la direccion de las corriente eléctricas en el interior del organismo. El Dr. Cowley replica que no se le ha entendido bien: fue— ra del sulfato de quinina, es un grave error emplear otro me- dicamento contra la fiebre álgida, que es una perniciosa como la coleriforme: tocante á los sinapismos, es una aberracion quí- mica usarlos tales como se aconsejan en la memoria, toda vez que no se desprende la sustancia acre, y que producirían el mismo efecto que si fueran de serrin con sebo: se necesita del agua por intermedio. Estamos en la víade experimenta: cion: la terapéutica es pobre por la diversidad de los métodos .empleados; pero los medicamentos no son otra cosa que poten- cias destinadas á combatir las potencias morbosas, que no des- envuelven leyes nuevas en el estado patológico, siendo los efectos fisiológicos la estrella polar que guía al hombre de ciencia en sus indicaciones: lo demas es colocarse en un punto de vista retrógrado. O el Dr. Hernandez se contenta con dar nombre á las afecciones que ha asistido, y respetamos entón- ces sus juicios; ó si quiere hacer la historia de los casos, tiene que presentarla con todos sus detalles y á la altura de la cien— ya que de paso ha cia, para que no dejen lugar á la duda, 13 hecho la crítica de lo observado por otro señor académico, — indicando las dósis precisas en que ha usado la píldora en ta- les y cuales casos. El Dr. Hernandez responde que no podía indicar esas dósis, como lo ha hecho, sin referirse á las observaciones y á su ra- reza, segun el aforismo “Quidquid recipitur, etc.” puesto que ni siquiera son indiferentes para el estímulo electivo la hora del dia, las estaciones, la altura de los terrenos y otras condicio nes que deben fijarse en la administracion de los medicamen— tos. —Tocante á la fiebre álgida, diga el Sr. Cowley lo que quiera; pero el Dr. Hernandez asegura haber visto casos en que, fracasando la accion de la quinina, ha quedado la victoria por el subnitrato de mercurio: lo que aquella no ha podido curar, lo ha podido éste; y como tal cosa ha ocurrido tambien con otros recursos terapéuticos, de aquí que se le deba considerar como el más heroico en sus efectos. : El Dr. Cowley sostiene que, tratándose de una calentura palúdea de forma perniciosa, lo que no cura la quinina es porque la muerte sobreviene,—siu que él niegue que los efec- tos de aquella dejen de faltar muchas veces; pero puede esta- blecerse como una regla general, que “ Dada una fiebre perni- ciosa, debe ántes que nada acudirse al antiperiódico por exce- lencia.” El Dr: Hernandez pregunta si el Sr. Cowley es capaz de de- cirle cuál sea la partícula medicamentosa que vuelva su pola- ridad al enfermo? El Dr. Cowley responde que ya pasó el tiempo de los fan— tasmas: que más facil es explicar hoy el hecho del paludis-- mo por la intervencion de los micrófitos, y la accion tera— péutica dicha específica, porque el sulfato de quinina destru— ye las materias orgánicas contenidas en el agua de los pan— tanos. El Dr. Hernandez recuerda la influencia antiparasitaria, muy enérgica, de los mercuriales, y por lotanto del sub- nitrato. h El Dr. Reynés, refiriéndose á la manifestacion del Dr. T.x.—10 74 Cowley, de que dicho medicamento no se hallaba citado en las obras de medicina, expone que con el mismo nombre de subnitrato de mercurio está aconsejado contra las hidropesías en el tratado de Medicina de Hufeland; contestando ála cita el Sr. Cowley, que era un producto muy desigual en su composi- cion, como el kérmes, obteniéndose por diversos químicos re— ds tambien A El Dr. Gutierrez llama la atencion sobre un punto tE sante: se trata de un compuesto mercurial, que convendría compararlo en sus efectos con los otros para fijar sus indica- ciones y saber á cuál debe darse la preferencia. Esto no se ha hecho. Al principio de su uso en la Habana, los malos - diagnósticos del que lo trajo y al que se asoció cierto faculta tivo que, por respeto á los muertos, no se menciona, se dieron casos numerosos y desgraciados: el OS y las precauciones de que se rodeaba su administracion, como aconteció despues para la homeopatía, hicieron creer que setrataba de un vene- no: unos médicos lo han usado y otros nó; y la comunicacion del Dr. Hernandez puede ser motivo de que se estudie de un modo completo y verdaderamente científico, pues es induda- ble que con él se han conseguido á menudo los más brillan- tes resultados. Despues de manifestar el Dr. Hernandez que sentía que su próxima ausencia de la Habana le impidiera seguir tomando parte en la discusion, —quedó la Academia constituida en se- sion de Gobierno. ASPECTO MEDICO SANITARIO DEL PRIMER SEMESTRE DE 18 ; por el Dr. D. Ambrosio E, del Valle. (Sesion DEL 13 DE JULIO DE 1873.) Las enfermedades catarrales del Otoño de 1872 han pasado al año actual, predominando con carácter alarmante hácia el 15 ' canal intestinal, tanto que consideraron algunos prácti- cos que las diarreas eran coléricas al ver que la mortañ— dad clasificada entónces subió en el mes de Febrero á 22, llegando á 43 las defunciones con el postrer caso apuntado en Junio. No por ello cesó la constitucion médica catarral, porque con los frios, brisotes de Marzo y lluvias, reaparecieron los catarros bronquiales, pulmonares y neumonías; haciendo esta última enfermedad 34 víctimas en dicho mes; sosteniéndose á su vez las fiebres palúdeas, que empezaron á aumentar su número en los dias húmedos del anterior Otoño, recogiéndose hasta la fecha 148 casos funestos, no sin complicarse con la forma tifoidea en escala ascendente de mortalidad mensual de la manera más acentuada, dando márgen en la Estadística nosológica á una clasificacion especial segun los partes de prácticos de reconocida ciencia, resultando de fiebre tifoidea 79 de funciones. La influencia del calor de primavera en este clima no podia dejarse de manifestar por la forma flogística de las enfermeda- des, y así se han observado: fiebres más agudas, paperas, an- ginas, oftalmías y meningitis; éstas casi todas mortales en ni- ños de tierna edad. La fiebre amarilla, que se sostenía con cifras desconsoladoras de muerte en los últimos meses del año pasado, ha tomado al . presente proporciones de mayor calamidad por el considera- ble número deinvadidos, refiriendo los facultativos que su gravedad mortal reviste la forma comatosa por congestio— nes encefálicas á la par que se muestra en muchos Órganos más. Para más cabal conocimiento del estado sanitario reinante acompañamos el cuadro de la Estadística médica mortuoria hasta la fecha. 76 : Estadistica médica mortuoria de la Habana, del primer jenáibre de 1873, comparada con el respectivo semestre de 1872, 0 s : :
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suarinas pasaron á los Alamos (especie exótica de Ficus) para comet
las fruticas. Despues de haber preparado los individuos cazados por
el jardinero, amigo mio, quise seguir observándolos al dia siguiente,
pero se habían alejado, y no he vuelto á hallar otrosindividuos. Esta
especie es, pues, un ave de paso accidental, pero entónces abundante.
No conozco el nombre vulgar, y dudo que lo tenga por ser especie tan
rara, :
XI FAMILIA HIRUNDINIDAE.
GENERO PROGNE Boie.
; . E .
Progne cryptoleuca Baird. Golondrina.
Mr. Baird en su “Review of American Birds,” part I, p. 277, distin-
gue la especie cubana de la del continente norte-americano por tener
el centro de las plumas del ano puramente blanco, en lugar de teni-
ciento-blanco y por su cola más profundamente ahorquillada. Mr.
Baird cree que la especie procedente de los Cayos de la Florida es la
misma, é indica que la de las islas de Jamaica, Puerto Rico y acaso
Santo Domingo, es la dominicensis Gmel. Creo que se necesitan más
observaciones para fijar la distribucion geográfica; pues aunque no du-'
do de la clasificacion hecha por tan eminente ornitólogo creo que de-
be encontrarse en Jamaica, si no siempre, á lo ménos en cierto tiem-
po, como tambien la especie cubana, porque desaparece durante los
meses del invierno.—Trataré aquí de las costumbres observadas.
En la Habana, donde muchos anidan en los huecos que dejan los
andamios de las paredes de las iglesias, aparece á veces á mediados
de Febrero (con más seguridad á fines de este mes) y desaparece en el
otoño. Además los he visto anidando en huecos de peñas de mon-
tañas y de la costa del mar, en canales de las azoteas (de donde
los primeros aguaceros botaron un nido con cria) y en palmas se-
cas, donde aprovechaban los huecos abandonados que habían servido
para nidos de Carpinteros. Forma su nido de ramitas finas, de yer-
bas, hojas, plumas, lana vegetal, etc., y pone 4-6 huevos blancos de
las dimensiones 0,0257-0,0774 milímetros. Deja oir su canto, no sola-
menté cuando está posado, sino tambien volando; y cuando amenaza
una turbonada se ven volando individuos en parajes donde en buen
tiempo no se hallan. Los he visto en todos los puntos de la Isla.
ANALES, — ORNITOLOGÍA CUBANA. 11
A
GENERO HIRUNDO Linn.
Hirundo horreorum Bart. Golondrina.
iS
. No es especie que pasa el invierno en esta Isla; la visita en
gran número en dos épocas: la primera en Agosto, cuando viene del
Norte, y la segunda en Mayo, cuando vuelve. Jín la primera visita no
se ven individuos con el plumaje perfecto, pero en la segunda ya todos
lo tienen. Casi siempre se ven volando reunidas perono es ra-
ro ver individuos, en mayor ó menor número, posados en ramas sin
hojas, en los alambres del telégrafo ó en cualquier otro lugar franco.
Segun los insectos que cazan vuelan alto ó bajo, vuelan ellas tam-
bien persiguiéndolos. En Agosto solamente se Oye su voz para
avisar á los compañeros, pero en Mayo deja oir su canto, parecido al
de la Hirundo rústica de Europa. Frecuentan solamente los terrenos
desprovistos de bosques. No comprendo como esta especie falta en la
lista de Jamaica, adonde debería ir cuando en Setiembre deja la isla de
Cuba.
GENERO PETROCHELIDON Cab.
Petrochelidon fulva (Hirundo) Vieill. Golondrina:
Aunque esta especie desaparezca en otoño de los lugares de la par-
te septentrional de la Isla, parece que se retira solamente á puntos
más meridiovales, pues he visto ejemplares en invierno en el departa-
mento oriental. Ademas de Cuba vive tambien en Santo Domingo, de
donde provenía el tipo. Y como la especie de. Jamaica fué considera-
da por Mr. Gosse en 1847, y despues en 1865 por Mr. Baird en su “Re-
view of American Birds,” como diferente, y nombrada poeciloma Gosse
(aunque Mr. Selater en 1861 y Mr. March en 1863 usan el nombre ful-
va) es de suponer que la especie enbana no llega allá.
En Marzo se nota esta especie en ciertos parajes y en otros nó; y es
de extrañar, pues nó encuentro diferencia topográfica. En Matanzas
mismo, en los almacenes “Tumbadero de Canimar,” en el paradero
“Navajas” y algunas fincas vecinas, en la entrada de ciertas cuevas de
las montañas altas, en los departamentos occidental y oriental, en
una cueva debajo del Morro de Santiago de Cuba, en otras cuevas del
Cabó Cruz, cercanas al mar, he observado gran número anidando, pe-
ro jamas en Cárdenas y sus fincas vecinas, ni en la Habana, etc., ete.
Su canto es variado y suave y las más veces lo deja vir mientras vuela,
No las he visto posadas en árboles, pero sí en el suelo recogiendo fan-
go para el nido, Desde Marzo hasta* Junio forma su nido en cagas y
is
A
almacenes, encima de una pared, ó madera, en huecos de las paredes de
las cuevas, y lo forma de. yerbas secas, pelos y lana vegetal mezcla-
dos con fango para darles firmeza, así que sé necesita emplear fuerza
para arrancarlo. Los 4-5 huevos son en general blancos con manchi-
tas liláceas, rojizo-pardas más ó ménos intensas, y olivado-cenicientas
pálidas. Los diámetros son 0,020-+-0,015 6 0,022--0,014 milímetros, -
GENERO TACHYCINETA Cab.
Tachycineta bicolor (Hirundo) VieilT. Golondrina.
Esta especie viene del Norte mucho más tarde que la Hirundo hor-
reorum, pero en cambio permanece aquí durante el invierno. Casi
siempre vuelan en reuniones numerosas .y se ven algunos á cier-
tas horas en los mismos parajes. Yo las he observado desde el acla-
rar sobre las ciénagas, sobre los lugares donde se seca el bagazo ó
caña de azúcar molida que atrae muchísimos ivsectos, y sobre los
campos; al medio dia se las ve mas bien sobre las lagunas y bañándose
tocando al vuelo la superficie del agua. Se retira en Abril al Norte;
es decir, nn mes ántes de la Hirundo horreorun. Nola he visto nun-
ca posada. z .
GENERO CoTYLE Boie.
Cotyle riparía (Hirundo) Linn. Golondrina.
«Solamente en la primavera de 1843 observé y maté algunos indivi-
duos entre muchísimos ejemplares de Tachycineta bicolor volando so-
bre una laguna en las inmediaciones de Cárdenas. Nada he podido
observar acerca de sus costumbres, que, siendo la especie tambien euro-
pea, son bien conocidas.
- XIL FAMILIA CYPSELIDAE
Aunque en Españs nombran Vencejo á la especie de Cypselus, no
he oido este nombre aplicado á las especies cubanas, sino el de Golon-
drina.
GENERO NEPHOCAETES Baird.
Nephocaetes collaris (Cypselus) Pr. Max. | Golondrina.
Nunca he visto esta especie en la parte occidental de la, Isla, aun-
que tenga montañas bien altas, En Setiembre de 1856, estando en
<
DN
Cienfuegos, ví un gran número volando sobre un terreno cenagoso.
Volví allí con la escopeta los dias siguientes, pero no pude ver ni un
solo individuo. -Bien'claro habia yo reconocido su collar blanco Más
tarde, en Noviembre y Diciembre, la ví en la montaña de Trinidad y
en Febrero en la Vigía de la misma ciudad, pero solamente por corto
tiempo y en singulares ocasiones, (ón sumo disgusto por no haber
podido cazarla, salí de esta jurisdiccion y llegué más tarde á Bayamo.
No la observé en ningun lugar intermedio. En un dia de Mayo, for-
mándose una fuerte turbonada, la observé de nuevo volando sobre una
sabana cercana á Bayamo. Tambien aquí tuve mala suerte, pues el
mismo deseo de matarla hizo errar mis tiros.—En 13 de Junio llegué
al cafetal “Buenavista,” en la montaña, al Sudoeste. Siendo ya el
tiempo de las aguas, en que se forman cada dia turbonadas, ví llegar
desde la altura de la montaña una bandada y revolotear sobre el batey,
situado en la cúspide de una loma, en persecucion de los insectos. + En
esta ocasion quedé victorioso, habiéndose colmado mi vehemente
deseo de matar muchos individuos en los dias subsecuentes, puss llega-
ban en gran número, tanto de esta especie como de la siguiente, cada.
vez que amenazaba un chubasco ó que caía. Permanecieron corto tiempo
en un mismo lugar, lo que atribuyo á que el viento se llevaba los in-
sectos reunidos á otras regiones.Más tarde observé y maté individuos en
las montañas de las jurisdieciones de Santiago de Cuba, de Guantána—
mo y de Baracoa. Queda, pues, asegurada suexistencia en las montañas
entre Cienfuegos y Trinidad y en toda la Sierra-Maestra. No puedo
decir si existe en las montañas de la costa del Norte del departamen-
to oriental, por no haberme demorado allí mucho tiempo.
Cuando aparece se ven los individuos volando en todas direcciones,
pero sin salir de un paraje determinado y elevándose más y más.
De repente se oyen sus gritos y todos vuelan en direccion á otro lugar
cercano, vuelven á subir y gritan de nuevo, para seguir así sa marcha.
Nunca la he visto posada. Nada se sobre su propagacion, pero todas
las observaciones me hacen creer que anida un los riscos de las monta-
ñas más elevadas, y que vive sedentaria en esta Isla y en otras, (pues
Mr. Gosse la indica en Jamaica) He matado tambien individuos
jóvenes que tienen las plumas de la frente con un ribete fino blancuz-
co. Se nota ademas una corta ceja fina blanca. Las plnmas del vien-
tre y las tapadas del ala en el mismo borde, son igualmente orilladas
de blanco. Las timoneles tienen punta,
Nephocaetes niger (Hirundo) Gmel. Golondrina.
Creo que este es el verdadero nombre de la especie cubana, y los or-
nitólogos norteamericanos le han dado la misma clasificacion,
— SH sm
Estando en la orilla del rio Bayamo, en Mayo de 1857, ví esta espe-
cie revoloteando, pero reconocí al momento que no era la especie vis-
ta en Trinidad. Un tiro bueno me proporcionó un, buen ejemplar;
despues he conseguido muchos más y entre ellos algunos jóvenes,
que como la espetie anterior tienen ribetes blancuzcos en las plumas de
la frente. Las bandadas no eran tan grandes como las de collaris, ni gri-
taba para trasladarse á otro paraje, solamente le ot unos sonidos sim-
ples. Segun mis observaciones vive solamente en la Sierra-Maestra y
desciende de allí á la vecina tierra llana. En Julio había muchos so-
bre la ciudad de Baracoa.
GENERO TACHORNIS, (GO5s8€.
Taochornis Iradii (Cypselus) Lemb. - Golondrina
Esta especie parece tener muchísima semejanza con Tach. phoenico-
bia Gosse de Jamaica y esto causó la aceptacion de este nombre en mis,
Notas impresas en el “Journal” IV pág. 5.
Pero segun noticias de Mr. Baird exísten diferericias y queda el nom-
bre dado por Lembeye
Esta especie vive en toda la isla de Buba, en los parajes que le con-
vienen, como las sabanas, principalmente las que tienen Palmas ca-
nas (Sabal umbracalifera Mart.) donde frecuentan las llanuras cultiva-
das, los bateyes de las fincas, cazando en continuas y rápidas evolu-
ciones, cuya direccion á veces cambian de repente segun el vuelo
“de-los insectos que persiguen, unas veces cerca del suelo; otras á cierta
altura, segun la atmósfera. Durante estos ejercicios deja oir á menu-
do su canto ó chillido variado y no desagradable. Nunca se posa so-
bre ramitas ú otros objetos, y por muchos años he quedado en la duda
de si descansaban algunas veces durante el dia. Aifin, en Junio de
1857 encontré en una sabana una Palma cana con muchas ojas secas
colgantes, en cuyo rededor volaba un gran número de individuos
de esta especie. Reparé que sin disminuir el impulso de su vuelo,
varios individuos se introducían en medio de las hojas reunidas
en la base y en su parte superior divididas por las hojuelas, en
forma de abanico entreabierto. Noté que ullí permanecían algun
tiempo, y sospechando que hubiesen formado sus nidos entre estas ho-
jas, mandé subir á un montuno, le hice reunir y amarrar cada hoja ó
penca, cortarlas luego y bajarlas con cuidado. Hallé efectivamente,
varios nidos, unos vacios, otros con polluelos y algunos con huevos
frescos; pero no con la abundancia que me había hecho presumir el
gran número de individuos que hubía visto entrar; algunos sin duda
se agarrarían á las costillas de las hojuelas para descansar algun tiem-
¿a Bs
po. El nido estaba formado de lana vegetal y algunas plumas; era
grueso y en forma de relogera, pegado á la pared lisa de la penca co!-
gante de la palma, es decir, en posicion horizontal, pero con su con-
cavidad necesaria entre el pliegue, dejando solamente un espacio
pequeño para subir. No he podido averiguar si esos materiales se ha-
bían pegado.con saliva, ó mediante un líquido particular. Los hue-
vos son enteramente blancos y de 0,017 4-0,011 ó 0,01644-0,0113 mi-
límetros.
Las observaciones indicadas, que en general son iguales á las dadas
por Mr. Gosse en sus “Birds of Jamaica,” prueban que la especie es su-
mamente social, anidando y durmiendo en reunion. d
Descripcion. —La segunda remera es la más larga. y la cola, que
consta de diez timoneles, es un poco ahorquillada, siendo la diferencia
de las plamas media y exterior 0,015 milimetros.
El macho tiene un color pardo-ferruginoso, más oscuro sobre la ca-
beza y con reflejos débiles verdes sobre el dorso y la cola. Garganta,
pecho y vientre blancos y brillantes como seda. Mejillas y lados del
pecho parduscos. |
La hembra tiene los lados del pecho más claros y todas las partes
inferiores, ménos las tapadas de las alas y de la cola, de un blanco su- -
cio sedeño. e
Los jóvenes difieren solamente por las partes inferiores más oscuras.
XIIl FAMILIA CAPRIMULGIDAE.
GENERO CHORDEILES Swains.
Chordeiles popetue (Caprimulgus) Vieill. Crequeté, Caracatey.
Parece ser especio de paso y muy rara. Cuando Lembeye publicó
sus Aves de Cuba, creíamos reconocer en la especie cubana el Ch. po-
petue ó sea el virginianus Pr., Bon., pero viendo que el Dr. Cabanis la
distinguía, é igualmente Mr. Lawrence en el mismo año de 1856, exa-
miné mis individuos preparados, y encontré una Q mayor, declara-
da despues por Mr. Lawrence como la verdadera popetue. Mi amigo
Forns tenía otro ejemplar, pero sin saber, lo mismo que yo, el tiempo
de su adquisicion. Solamente queda asegurado que ambos eran de las
inmediaciones de Cárdenas y de la Habana.
Chordeiles minor Cab. Crequeté, Caracatey.
En el mes de Abril y procedente del Sur, llega de paso esta especie
que es abundante en las sabanas de toda la Isla, A finesde Agosto va
a
desapareciendo insensiblemente. Párece que se va en los meses de frio
á Jamaica donde, segun Mr. March, se encuentra en todas las épocas
del año.
Por la tarde, cuando el cielo está nublado ó despues de un aguace-
ro fuerte, se les ve volando en todas direcciones y se les oye gritar
á menudo durante su vuelo: (este grito se parece á su nombre vulgar).
En el tiempo de los amores se persiguen los machos ó se tiran desde
los aires hasta el suelo, donde está la hembra, con las alas entreabier-
tas, pero á poca distancia del suelo cambian la direccion del vuelo há-
cia arriba, produciendo este movimiento repentino un sonido zumban-
te. Coge los insectos al vuelo, y á veces se ve que con la misma rapi-
dez cambia repentinamente de direccion hácia un insecto. «En noches
oscuras no vuela, pero sí en las de luna clara y siempre durante el cre-
púsculo matutino. De dia duerme principalmente en una rama, ó en-
cima de un,tronco ó piedra y hasta en el mismo suelo, muchas veces
sin sombra alguna, levantando el vuelo solamente cuando le amena-
za un peligro cercano y posándose á más ó menos distancia. ES
Desde principios de Mayo hasta Julio, pone.sus dos huevos en el
mismo suelo en uña pequeña concavidad, á veces sin ningun material
blando. Son cenicientos con muchísimos puntos y manchitas violado-
cenicientas y verdoso-pardas. Las dimensiones son 0,029 A NS mi-
límetros. ñ HE
Copio aqui la traduccion de la descripcion original, hecha por Mr.
Lawrence; pues el Dr. Cabanis no la dió, indicando solamente los mo-
tivos para considerarla especie nueva, y propuso el nombre “minor.”
“El plumaje superior es moreno, las plumas bordadas y salpicadas
de rojo, cuyo color es más pronunciado y hermoso en el vértice y en
las plumas escapulares; las cobijas chicas del ala ribeteadas de un her-
moso rojo; las mayores y las del tercer órden salpicudas de ceniciento-
blanco y pálido-rojo; las remeras son pardo-oscuras, con una faja
blanca trasversal que cruza las cinco primeras remeras por el medio,
exceptuando la primera, en la cual ocupa solamente la barba interior,
pero con una mancha blanca en la exterior; cola pardo-oscura, con
una faja blanca casi en la punta que cruza las timoneles, ménos las
dos intermedias, y que no llega en algunas hasta el ribete dela barba
exterior. La cola tiene ademas fajas angostas irregulares pálido-ro-
jas; la garganta tiene una mancha triangular blanca y debajo de ésta
son las plumas oscuro-pardas con puntas rojas; pecho pálido—rojizo-
blanco, cruzado por fajas morenas bien marcadas; vientre y tapadas
lia de la cola de un rojo más claro y o ñida con fajas trasver-
sales oscuras; en cada tapada de la cola hay nna mancha blanca pura,
casi en la punta, que sigue á la faja negra; ribeto exterior de los hom-
bros blanco; las cobijas interiores del ala, alternativamente fajadas
— 88 — A
con pálido-rojo y pardo; pico negruzco; tarsos y dedos rojizo-pardos
en ejemplares preparados,” (y tambien en los frescos.)
“La hembra adulta difiere por su mayor tamaño, por la mancha de
la garganta pálido—roja, (no blanca) y la cola sin la faja blanca.
“El jóven es pardo con las pintas rojas, pero sin el color ceniciento
y le falta la mancha de la garganta y la faja blanea de la cola. Las
fajas blancas de las remeras son más reducidas; las partes inferieres y
las cobijas de la cola son rojo-osenras; en la garganta y el cuello con
un tinte pardo; el pecho, el vientre y las tapadas de la cola tienen las
fajas pardas más angostas y en mayor número.”
“Longitud total del Y (tomada de una piel) 82 pulgadas (inglesas);
alas, desde el pliegue, 67”; cola 37”; tarso 1”: pico, desde la frente,
5)”. anchura del mismo +”: dedo del medio con uña 12”: dedo exte-—
EAS 169 6 >
11 >
rior 7”; dedo posterior x£”.
Medidas tomadas en el ave recien-muerta: longitud total del Y -
0,222 milímetros; de la Q 0,233. ¿
-
"GENERO ANTROSTOMUS Gould.
Antrostomus cubanensis Lawr. Guabatiro.
En todos los tratados de Ornitología cubana figura el nombre vocife-
rus Wils. Habiendo yo notado que la mancha blanca de las plumas
timoneles exteriores era mucho mas chica que la indicada para vocife-
rus, y que su voz ó canto no se parecía al de la especie nombrada, re-
mití varios ejemplares á Mr. Lawrence de New-York para su exámen,
el cual, encontrando las diferencias, la describió con el nombre cuba-
nensis Lawr. Ann. N. Y. Lyc. 1860.—Daré aquí la traduccion de las
descripciones de ambos sexos.
“Macho adulto.—Plumaje superior oscuro—ceniciento, finamente sal-
picado de rojo opaco y gris; las plumas claramente marcadas con es- -
trías longitudinales negras por el centro; una línea ceniciento—blanca,
teñida de pálido-rojo y salpicada de negro, se extiende desde el pico por
encima del ojo á lo largo del vértice; las remeras terceras de un ocre-
blanco con bonitos dibujos negros, y cada una, cerca de la punta, con
una mancha irregular de un negro aterciopelado; cobijas del aia del
mismo color que el lomo, algunas con manchas ocráceas cerca de la
extremidad; remeras primarias de un rojizo-pardo oscuro, salpicadas
en su punta con rojo-opaeo y gris y con manchas rojas regulares en
sus barbas exteriores, tambien con manchas más oscuras y variadas én
las interiores;las secundarias-pardo-oscuras, variadas de gris en sn bar-
ba exterior y teñida de rojo en las interiores; cola fuerte de un pardo-
oscuro, las dos plumas intermedias con fajas encorvadas, aproximadas y
+
ANALES
- ACADEMIA DE CIENCIAS MEDICAS, FISICAS Y NATURALES
DE LA HABANA,
REVISTA CIENTIFICA. ;
AGOSTO DE 1873.
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA. -
SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 22 pe Junto pe 18783.
SEÑORES ACADEMICOS CONCURRENTES.—Dr. (Futierrez, Presiden-
te; Miranda, Corwley (D. Rafael), Fovantes, Babe, Górdon, Ro-
camora, Finlay, Sauvalle, A. CPonzalez del Valle, P. Viñes,
* Castellanos, Plasencia, Melero, Benasach; Mestre, Secretario.
Lectura y aprobacion del acta de la sesion anterior.
CorresPONDENCIA.—1? Una comunicacion del Gobierno Supe-
rior Político, transcribiendo un oficio del Sr. Alcalde Mayor de
Monserrate, que remite testimonio de varios lugares de la cau-
sa formada contra D. Ramon Quintero por hurto, á fin de que
por la Academia se den informes acerca del estado mental del
procesado; habiendo pasado dicho documento á la Comision
de Medicina legal. 2:92 Un oficio del Sr. Alcalde Mayor de
Jesus María, quien por exhorto del Juzgado de Colon, envía
T, 11
82
testimonio de varios lugares de la causa seguida al negro Quin-
tin, criollo, por homicidio del de su clase Pascual; que pasó á
la citada Comision. 3. Un oficiodel Sr. Melero, pidiendo se
le pusiera á la órden del dia con una “Nota acerca de los ex—
perimentos del Dr. Finlay relativos á la que él llama alcalinidad
atmosférica de la Habana.” 4. 2 Una carta del socio correspon-
sal Sr. Rosain, médico administrador del “Hospital de Higie—
. ne pública” para las mujeres atacadas de sífilis, dando cuenta
de su instalacion, siendo médicos externos los Sres. facultati-
vos Galuzzo, Arteaga, Camejo y Reyes, y contando con la coo-
peracion de los Sres. Académicos. 5.9 Una carta de la Sra.
D* Brigida Delgado de Gonzalez, madre de nuestro malogrado
compañero, donando á la Academia multitud de objetos de his-
toria natural, pertenecientes á la coleccion del Sr. Gonzalez y
Delgado, y deseando se acepten otros en calidad de depósito;
acordándose darle las más cumplidas gracias por su valioso
presente y acceder á lo por dicha Sra. solicitado.
MoxstruosipaD.—El Dr. Miranda presentó en un frasco y
conservado en alcohol un feto monstruoso, que segun carta del
Sr. D. Lino Martinez, con otro que no tenía mandíbulas infe—
riores los dió muertos á luz una puerca el dia 11 de Marzo del
corriente año: era del 2. % parto, y en él tuvo dos más natura-
las, que han sobrevivido: ““créese, agrega el Sr. Martinez, que
estando encerrada donde hay un perro, ésta sea la causa de lo
extraño de su parto, SN razon á que en el primero parió ocho
y todos ellos los crió.' |
Consultado el Sr. D. Felipe “Poey, a en una nota,
que en los puercos es caso frecuente el que actualmente se ob-
serva, esto es, la nariz desprendida en forma de trompa en la
parte superior dei cráneo, y los ojos confundidos al parecer en
un solo globo, situados en la parte inferior de la base de dicha
trompa; poseyendo dos ejemplares el Gabinete de la Universi-
dad de la Habana. :
El Dr. Rocamora cree, como el Sr. Poey, que esas monstrúo-
sidades son bastante comunes en los puercos: hace algun tiem-
po que regaló 4 la Academia de Ciencias naturales de Barcelo-
P 83
na un individuo compuesto de dos cuerpos unidos y una sola
cabeza, con la nariz en forma de trompa y las orejas implanta-
das en la mandibula inferior: habia ocurrido el suceso en $5.
Juan de los Remedios, muriendo la puerca de resultas del par-
to. El mencionado socio cita otro caso que figura en el esta-
blecimiento de Farmacia del Sr. Le Riverend.
Mebnicisa LEGAL. — Cuestion de homicidio.—En el uso de la pa-
labra el Dr. Castellanos, leyó en nombre de la Comision de*
Medicina legal un inforrae relativo á la causa seguida contra el
negro Quintin, criollo, por homicidio del de su clase Pascual,
para averiguar si la muerte fué el resultado de no haberse'so-
corrido á tiempo, ó si por el contrario la herida era la que ne-
cesariamente pudo causarle la muerte. Segun los documentos
remitidos á la Corporacion,-y los datos que se discuten con la
mayor atencion, se trata de una herida de la parte anterior y
superior del pecho, inclinándose á la derecha, transversal, como
de una pulgada de longitud y unas tres líneas de ancho, hecha al
parecer con instrumento cortante y punzante, que atravesó la
piel, el tejido celular subcutáneo, fibras del pectoral mayor, dan—
do lugar á una gran cantidad de sangre negra en la pleura, sin las-
timar el pulmon, cortando la arteria intercostal, con estado de
vacuidad de los vasos encefálicos, con replecion del estómago,
cuyas sustancias despedian un olor perceptible de alcohol y su
mucosa aparecia flogoseada;—y creyéndose que la muerte fué
ocasionada por la asfixia que produjo aquel vasto derrame, y
que se refiere el caso á una herida mortal por falta de SOCOYTO,
toda vez que no se contuvo oportunamente. Despues de seña-
lar la Comision las deficiencias de las piezas periciales, que
cónsigna en la primera conclusion, asienta en la 2* que, en
efecto, la herida indicada de la arteria intercostal, que se com-
probó por la autopsia, es de las consideradas en la ciencia como
mortales por falta de socorro. ;
ALCALINIDAD ATMOSFERICA.—Áprobado sin discusion el anterior
informe, leyó el Sr. Melero, la siguiente Nota acerca del descubri-
miento y de los experimentos del Dr. Finlay relativos á ¡a que él
lama alcalinidad de la atmósfera de la Habana:
84
“En el discurso inaugural del Dr. D. Cárlos *Finlay, leido en
sesion pública de esta Academia el 22 de Setiembre de 1872,
dado á luz en los Anales, tomo IX, páginas 183 y siguientes,
entrega correspondiente 4 Octubre de 1872, anunció dicho Sr.
Acádemico el descubrimiento hecho por él de una descomunal
cantidad de amoniaco en la atmósfera de la Habana, en los tér-
minos siguientes:
“Fuéen el año de 1858 cuando por casualidad se fijó mi
atencion en unos cristales microscópicos, que observé en una
lámina de vidrio al evaporar'se una gota de ácido hidroclórico.
Era natural suponer que estos cristales serian de hidroclorato
de amoniaco; pero me llamaba la atencion que la atmósfera
ambiente ofreciera cantidad suficiente de ese álcali para satu-
rar partes apreciables del ácido. etc.”— Anales, IX, 184.
“Partiendo de aquella observacion casual de la formacion de
hidroclorato de amoniaco, etc. ”— Anales, IX, 185.
“Ya no me quedaba duda acerca de la alcalinidad excesiva
de nuestra atmósfera etc. —“Anales, IX, 185.”
“Queriendo averiguar el Dr. Finlay “si nuestra atmósfera,
dice, presentaba una reaccion alcalina apreciable,”— Anales,
IX, 185,—empleó un “método alcalimétrico” que desechó por
un “procedimiento” mediante el cual pretende haber demos-
trado calitativa v cantitativamente la existencia del amoniaco
en la atmósfera de la Habana, —Anales, IX, 186;—resultando
“¿que el término medio, dice el Dr. Finlay en la 6? de sus con-
clúsiones, es 33 veces superior á la que corresponde al máxi-
mum de amoniaco encontrado por el químico Kemp.”— Anales,
IX, 189.
“Ena última entrega de los Anales, tomo X, páginas 41 y sl-
guientes, entrega correspondiente al presente Junio, aparece
un artículo del Dr. Finlay dando cuenta de sus “observaciones
alcalimétricas correspondientes al mes de Mayo próximo pasa-
do,” y entre otros medios de justificar su descubrimiento y
los resultados de sus experimentos, cita el Dr. Finlay á Viale
y Latini por lo único que de ellos conoce, que es el pasaje
siguiente que trae Jaccoud ex su Vouwveau dict. de méd. et da
85
chir. prat., 11, 42: Les expériences de Viale et Latini prou-
vent que U' homme adulte expire chaque jour par les pou-
mons environ 8 gr. d' ammoniaque. Y prueba de que el Dr.
Finlay no conoce los trabajos de Viale y Latini es que dice más
adelante: y ademas Es DE SUPONER que para obtener aquel pro-
medio de 8 gramos, tan distantes como la máxima y la minima
de miis experimentos, los Dres. Viale y Latini hayan encontrado
casos extremos (13,5 y 3.56 gramo por 10.000 litros;)” su-
posicion por demas gratuita no teniendo á la vista los trabajos
de aquellos autores.
“De tales antecedentes toma pié el Dr. Finlay para decir, con
motivo tambien de una “nueva escala amoniacal” que ha idea-
do:—“Esa cantidad constante de diez mil litros que he elegido
por base de diluicion, es precisainente la cantidad de aire que
un adulto sano inspira y espira en las 24 horas, y nos propor-
ciona un dato importante para comparar las: cantidades de
amoniaco correspondientes á la alcalinidad atmosférica con la
del mismo álcali que normalmente existe en el aliento huma-
OS co... . y siendo diez mil litros la cantidad en
que se calcula el aire inspirado en las 24 horas por un adulto
sano, resulta que la cantidad de amoniaco contenida en. el aliento
humano, en estado normal, es de unos ocho gramos en diez mal
litros de atre espirado; debiéndose considerar esta proporcion
como un promedio entre máximas y minimas más 6 ménos dis-
tantes.”
“Pero, lo canta del caso es que ignorando el Dr. Finlay
que los experimentos de Viale y Latini que solo conoce, repito,
por la cita brevísima que de ellos hace Jaccoud, se refieren no
al aire ambiente que entra sano por inspiracion, sino al aire que
sale viciado por espiracion, al aliento humano, dice: resulta que
el aliento humano en su estado normal es tan amontacal como
la atmósfera etc.” /
“Y no es esto aún lo peor, sino que olvidando el Dr. F inlay
que Viale y Latini han hecho sus experimentos en Europa en
el aliento humano, en el aire espirado; en el aire que sale vicia-
do, pretende aplicar dichos experimentos al aire ambiente de
86
la Habana; y en tan lamentable confusion de ideas no advierte
que al decir: resulta que el aliento humano en su estado normal
es tan amontacal como la atmósfera de la Habana, echa á rodar
sus raros experimentos, sus alegres cálculos, que lo han conduci-
do al cuento de “que el término medio de alcalinidad del aire
en la Habana es 33 veces superior á la que corresponde al
múximum de amoniaco encontrado por el químico Kemp.”
“Y, en efecto, Kemp encontró en Europa como máximum 50
gramos de amoniaco en diez mil metros cúbicos de aire; el Dr.
Finlay dice haber encontrado hasta hace poco por término me-
dio treinta y tres veces más en la Habana, ó sean 1650 gramos;
pero, se le ocurre al Dr. Finlay formar “una nueva escala amo-
niacal;” se encuentra en Jaccoud una cita que cree que le vie-
ne bien y echa mano de ella; equivócase en la aplicacion con-
fundiendo el aire que entra sano, por inspiracion, con el que
sale viciado, por espiracion; acepta el dato de 8 gramos por
cada diez mil litros de aire que en 24 horas espira un adulto
sano; y como dice que el aliento humano en su estado normal es
tan amoniacal como la atmósfera de la Habana, resulta que el
amoniaco que el Dr, Finlay supone existente en la atmósfera
de la Habana, no es ya, término medio, una cantidad 33 veces
mayor que la encontrada por Kemp, sino una cantidad infi-
nitamente más elevada, puesto que si diez mil litros, que son
diez metros cúbicos, contienen 8 gramos de amoniaco, diez millo-
nes de litros, que son diez mil metros cúbicos, contendrán 8000
gramos de amoniaco. No habiendo encontrado Kemp más que
50 gramos de amoniaco en la misma cantidad de aire en que
el Dr. Finlay halla 8000 gramos mediante sus novísimos cálcu-
los, pues con los anteriores solo obtuvo 1650; hay que confesar
que el mismo Dr. Finlay está empeñado en desacreditar sus cál-
culos y experimentos.
“El Dr. Finlay concluye su artículo dando cuenta de haber
practicado sus experimentos en el Observatorio del Colegio de
Belen á presencia del R. P. Viñes, pero lo hace de manera que
los que no están versados en esta cuestion pueden creer que los
tales experimentos están bajo la garantía del KR. P. Director del
s7
Observatorio; siendo así que dicho R. P. podrá responder que
los experimentos hechos á su presencia se han verificado de tal
ó cual modo, pero no se atreverá, de seguro, á sostener que con
esos experimentos se demuestra calitativa y cantitativamente la
existencia del amoniaco atmosférico, en las proporciones indi-
cadas por el Dr. Finlay, sin necesidad de recurrir á ningun otro
procedimiento químico.
“En vista, pues, de lo que antecede: considerando que se tra-
ta de un asunto sumamente trascendental para la ciencia y pa-
ra la humanidad; teniendo en cuenta que en este asunto está
todavía más interesado el país, y que la Academia porlo mismo
está obligada á tomar parte en esta justa intelectual, sin que
pueda alegar el más mínimo motivo para justificar un retral-
miento; considerando que el descubriraiento del Dr. Finlay-es
una pura fantasía, vistas las condiciones en que se anuncia ha-
berlo verificado y que tanto este descubrimiento como los expe-
rimentos que con tal motivo ha practicado y practica el Dr.
Finlay carecen de importancia científica: vengo ante la Aca-
demia, ante el ilustrado público que honra con su asistencia
nuestras sesiones, fundado yo en lo que se sabe en la ciencia,
con todo el valor de mis convicciones científicas y en la persua-
sion de que cumplo con un deber, vengo, repito:
“Primero, á negar la observacion de cristales microscópicos
de hidroclorato de amoniaco como resultado de la evaporacion
de una gota de ácido clorhídrico, orígen del descubrimiento
anunciado por el Dr. Finlay.
“Segundo, á negar que se pueda demostrar calitativa ni can-
titativamente, en las proporciones que dice haber hallado el
Dr. Finlay, mediante su titulado procedimiento alcalimétrico,
la existencia del amoniaco en la atmósfera de la Habana.
“Y pues urge que recaiga en este grave asunto científico una
decision que tenga todo el carácter de precision que la solu-
cion de semejantes problemas exige, propongo á la Academia:
“10 Que se.forme un expediente científico que conste: de la
entrega de los Anales correspondiente al 15 de Octubre de
1872, en cuyas páginas 183 y siguientes se encuentra el dis-
Y
88
curso inaugural del Dr. Finlay acerca de lo que él llama alca-
linidad atmosférica observada en la Habana; de la entrega de
los Anales correspondiente al 15 del presente Junio, en cuyas
páginas 42 y siguientes se halla un articulo del Dr. Finlay refe-
rente á la materia; de la presente nota que leo en estos mo-
mentos.
“22 Que se nombre una comision de personas competentes
del seno de esta Academia, para que entienda en este asunto.
“32 Que se invite al Dr. Finlay para que practique ante la
Comision: primero, el experimento de la gota de ácido hidro-
clórico; segundo, los experimentos titulados alcalimétricos, y á
todos los cuales es mi deseo asistir á presenciarlos;
“42 Que se haga entrega á la Comision nombrada del ex-
pediente cientifico 4 que se refiere el artículo 1., para que
con su vista y la de los experimentos que se verifiquen informe
4 la Academia: Primero, si es posible que la evaporacion de
una gota de ácido clorhídrico en nuestra atmósfera suministre
cristales de clorhidrato de amoniaco; Segundo, si con el proce-
dimiento alcalimétrico del Dr. Finlay es posible demostrar, ca-
litativa y cantitativamente, sin apelar á ningun otro método
químico de investigacion, la existencia del amoniaco en nues-
tra atmósfera, en las proporciones indicadas por el Dr. Finlay;
Tercero, si tiene algun valor científico de carácter positivo la
aplicacion que á su descubrimiento hace el Dr. Finlay de la
teoría de la formacion de los amoniacos compuestos de Mr.
Ad. Wurtz, con cuanto más se le ofrezca y parezca á la Comi-
sion. :
“52 Que al citado informe se le dé lectura en sesion públi-
ca de la Academia y despues se inserte integro en los Anales,
“6? (Que esta nota se inserte integra en la entrega inmedia-
ta de los Anales correspondiente al15 de Julio del año actual.
Discusion. —El Dr. Finlay pide la palabra para una rectifica-
cion. La diferencia que se observa en los dos promedios se
explica perfectamente, pues el de los primeros experimentos se
refiere á un año entero y el de los más recientes á unos cuan—
tos dias de observacion, Son dos cosas muy distintas é incom-
89
parables. Ademas, en.la estacion del invierno desciende de 8
gramos la cantidad hallada. Peroes á la verdad extraño que
durante seis ó siete años que el Sr. Melero se ha ocupado en esta
materia, no haya hecho todavía un solo experimento; que á
haber repetido los del Dr. Finlay, tal vez los hubiera compro
bado y confirmado; siendo tarea muy fácil negar sus resultados
sin haber procedido á hacerlo asi.
- El Sr. Melero replica que no ha hecho más que comprobar
que con los últimos experimentos practicados por el Dr. Fin-
lay, él mismo se hu empeñado en desacreditar sus cálculos y
experimentos anteriores. Siente que haya tocado el particular
de los siete años, pues demasiado sabe el Sr. Finlay queno se ha
ocupado en dicha cuestion desde entónces, es decir, desde que -
ocurrió un antecedente que perjudicaría al Dr. Finlay, cuan-
do con otra memoria quiso optar al título de supernume-
PAÑO: 0. ó '
El Sr. Presidente interrumpe al Sr. Melero: no le es posible
permitirle siga usando de la palabra tocante á un asunto -que
está sub judice; y cuando la Academia hace en privado, una ré—
clamacion al Sr. Melero, no corresponde á la dignidad de ella ni
ásu decoro aceptar una situacion que siempre constituiría un
mal precedente. * .
El Sr. Melero cree que hay parcialidad en el Sr. Presidente
desde el momento que deja al Dr. Finlay hacer alusiones á la
cuestion de que se trata, y no tolera que el Sr. Melero las
conteste.
El R. P. Viñes y el Sr. Pepin hacen observar que el
Dr. Finlay puede decir lo que le parezca respecto á un traba-
jo que es suyo, miéntras que el Sr. Melero no puede referirse
á dicho trabajo por su carácter an
El Sr. Melero sostiene que lo que más importa es dejar con—
signado, como acaba de verificarlo, el poco valor de los expe—
rimentos del Dr. Finlay y del proceder operatorio que ha em-
pleado para llegar 4 descubrir una descomunal cantidad de
amoniaco en la atmósfera de la Habana. Ademas, no se nece-
sita de nuevos experimentos para pensarlo así, sino saber qui-
T, x—12
90 z
mica, y el Sr. Melero sabe algo de química, por lo cual asegu—
ra.que el Dr. Finlay no puede Penas su aserto cualitati-
va ni cuantitativamente.
EL R. P. Viñes, refiriéndose á uno de los puntos atacados -
en la nota del Sr. Melero, advierte que el Dr. Finlay ha querido
decir que la cantidad de álcali, 8>gramos, que como término
medio ha hallado en la atmósfera de la Habana, es la misma
que el hombre adulto espira en Europa por los pulmones: ha
establecido una comparacion; pero no ha dicho que sea lo mis-
mo una cosa que otra, el aire ambiente que el aire expirado;
no habiendo por lo tanto contradiccion en $us opiniones. —Cree
tambien que el Dr. Finlay está perfectamente en su derecho al
reclamar del Sr. Melero experimentos para contradecirle, pues
á los hechos no se contesta sino con hechos. |
El Dr. Finlay explica que al aducir esa cita no tuvo otro
motivo que responder á la asercion de que habia señalado una
“descomunal” proporcion de álcali en la atmósfera de la Haba-
na, cuando no es mayor que la que habitualmente espira un
hombre adulto.
El Sr. Melero recuerda que no sólo ha atacado en. ese con-
cepto los experimentos y el método alcalimétrico referidos, si-
no el-hecho que sirvió de punto de partida á las investiga—
ciones, los cristales microscópicos de hidroclorato de amoniaco
observados en una lámina de vidrio al evaporarse una gota de
ácido hidroclórico,—cosa que niega enteramente el Sr. Me—
lero; y agrega, que el R. P. Viñes ha hablado de lo que el
Dr. Finlay “ha querido decir,” pero nó de lo que “ha dicho.”
A esta observacion contestó el socio de mérito aludido, que
habia querido dar á entender que en realidad el Sr. Melero no
habia comprendido bien las palabras del Dr. Finlay, bastante
claras para el P. Viñes. |
El Sr. Melero pide que se tome en consideracion su nota, to-
da vez que se: trata de un asunto sumamente importante para
la ciencia y para la humanidad.
El R. P. Víñes hace notar que es una custich econ la mis-
ma Academia, Un miembro de ésta practicó los experimentos
91
sobre la alcalinidad atmosférica de la Habana, y entónces, que
era la ocasion de discutir el particular, no dijo nada el Sr. Me-
lero. El P. Viñes se enteró de esos experimentos con el ma
yor interés, con tanto más motivo cuanto que es evidente la
existencia de un álcali en el agua lluvia, pues con ella ha po—
dido lograr que desaparezcan a manchas de su hábito, pro—
ducidas al caerle casualmente algunas gotas de ácido. Sostiene
que con los liquidos graduados (titrés) se pueden apreciar can-
tidades muy pequeñas, centésimos y milésimos de milígramo
de amoniaco, y propone al Sr. Melero que explique la reac—
cion señalada por el Dr. Finlay y que ha sido vista porel Sr.
Várgas Machuca, sin duda muy entendido en química: ni ha
icho tampoco el Sr. Melero qué álcali sea, si no es el amoniaco.
—El Sr. Viñes ignora si al presentarse la memoria inaugural del
Dr. Finlay, se sometió al exámen de una Comision que infor—
mara en el asunto.
Habiendo manifestado el Sr. Melero que esto no habia suce—
dido, por no ser la práctica de la Academia con esa clase de
discursos, y que no hallándose él presente cuando esa lectura, no
pudo decir su parecer, sorprendiéndole despues ver publicada
dicha memoria en los “Anales” de la Academia, —expuso el Sr.
Presidente que, segun los estatutos de la Corporacion, remiti—
da á ésta la memoria escrita por un nuevo académico, designa—
ba el Presidente uno entre los socios de número que, en nom-
bre de todos, le contestase y le diera la bienvenida. De aquí
que esos discursos no hayan sido nunca sometidos á discusion,
porque no sería oportuno hacerlo en el momento mismo del
ingreso y de la congratulacion; siendo ahora el Sr. Melero el
- primero que ha faltado á esa costumbre.
El Dr. Mestre, como co-Director de los “Anales,” expresó que
al publicarse en este periódico la memoria del Dr. Finlay, no
sólo se habia tenido en cuenta sus buenos antecedentes, sino
que, nombrada para contestarle una persona ilustrada y verí-
dica, cual es el Sr. Vice-Presidente, no vino á hacerlo ante la
Academia sino despues de repetir con la atmósfera de la Ha-
bana y de Guanabacoa los experimentos, que comprobaban
a
92
los de aquel, cuya inteligencia y laboriosidad se elogiaban.
Por otra parte, no es posible que dichos directores asuman la
responsabilidad de aprobar ó de rechazar tales trabajos cuando
tienen ya la garantía de un socio de la Academia, miembro muy
distinguido de su Seccion de Ciencias.
El Dr. Finlay cree que debe quedar sobre la mesa la nota
leida por el Sr. Melero.
El Sr. Melero sostiene que la Acadefnia está tolignda ante el
pais, ante el público y ante la ciencia, á aceptar su mocion, y
pide que se someta á votacion.
El Dr. Rocamora opina que ya está bastante dilucidado el
particular, y por lo tanto conviene que el Sr. Melero formule
con toda claridad su conclusion ántes de votarse.
El 7). Miranda propone que se lean las conclusiones redac-
tadas por el Sr. Melero, y mucho se alegraría de que el punto
se decidiera en sesion privada ó de gobierno.
El Dr. G. del Valle (D. Ambrosio) y el Sr. Presidente dicen:
que siguiendo las fórmulas establecidas, lo primero que debe
preguntarse es sl se toma ó nó en consideracion la mocion del
Sr. Melero. | |
Siendo de parecer los Sres. Presidente, Valle, Malla y
Secretario. que la votacion debía ser secreta, esto es, por bolas
blancas ó negras, —pidió el Sr, Melero que fuese nominal, por-
que en estas cuestiones científicas debía procederse con toda
diafanidad, y repitió que la Academia estaba comprometida á
hacerlo y tenía una gran responsabilidad ante el país, ante la
ciencia y ante la humanidad..-
El Dr. Mestre se adhirió entónces 4 lo propuesto por el Sr,
Melero, y declaró que no debía tomarse en consideracion la no-
ta de este socio, por no ofrecer, segun se desprendía de la dis-
cusion, bases verdaderamente científicas, pues solo estaba apo-
yada en aseveraciones y razonamientos más ó ménos filosóficos,
si se quiere, sin pruebas de ninguna especie, y no en el méto-
do propio de las ciencias experimentales.
Interrogada la Academia, y estando todos de acuerdo en
que fuese la votacion nominal, segun lo había pedido el mismo
?
93
Sr. Melero, fué preguntando el Secretario general, uno por
uno, á los Sres. Académicos si se tomaba en consideracion la
nota de dicho socio, contestando todos, sin excepcion, negativa-
mente.
Quedó, pues, desestimada dicha mocion por unanimidad.
El Sr. Presidente declaró en seguida terminada la sesion pú-
blica, constituyéndose la Academia en otra de gobierno.
..
SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 13 DE JULIO DE 1873.
SEÑORES ACADEMICOS CONCURRENTES.—Dr. Gutierrez, Presi—
dente; Tovantes, Machado, Aguilera (hijo), Babe, Górdon,
Sauvalle, R. P. Viñes, A. E. del Valle, García, Hocamora,
Melero, Castellanos, R. Cowley, Cerero; Mestre, Secretario.
Lectura y aprobacion del acta de la sesion anterior.
CorRrEsPONDENCIA.—1% una comunicacion del Sr. Escribano
de Cámara D. Jose Soroa, acompañada de certificado de varios
lugares relativos á la causa formada contra el asiático José el
Inglés y otros por muerte de D. Martinez Perez; habiendo pa-
sado á la Comision de Medicina legal para el informe pedido
por el Ministerio fiscal. 22 Una comunicacion del Sr. Al-
calde Mayor de Monserrate, remitiendo testimonio de los
lugares conducentes de la causa seguida por muerte del
asiático Tirso; devolviéndose dicho testimonio, á fin de que el
merrcionado Juez se sirviera dirigirlo ála Academia por uno
de los conductos prescritos en el artículo 24 de sus estatutos.
32 Otro oficio del mismo Juez, pidiendo un ejemplar del - Re—
- glamento de la Corporacion; el que se le envió con la mayor
brevedad. 4% Una comunicacion del Sr. Escribano de Cáma—
ra Ldo. D. Juan Antonio Portocarrero, remitiendo la causa se—
guida contra los asiáticos Alipio y Bibiano por lesiones al ne-
gro Cosme, lucumí; causa de que se dió traslado 4 la Comision
respectiva. 5? Un oficio del Ldo. D. Pantaleon Machado, so-
cio numerario, con remision de su discurso inaugural sobre el
94
“mecanismo de lWinteligencia;” designando el Sr. Presidente
para contestarle al Dr. Auber. 6 Una comunicacion de los
Sres. Hondares y García, dando noticia de los vacunados en el
mes próximo pasado en el salon de la Academia, cuyo número
asciende á 21, de los cuales 18 párvulos blancos, 2 de color -]i-
bres y 1 esclava; así como de haberse repartido once tu-
bos con vírus vacuno.
El Secretario presenta ademas:—los números 549 y 552 de
la Revista minera de Madrid; el núm. 11 (año VI) del Progre-
so médico de Cádiz; el cuaderno 5% del Genio Cientifico; y una
tésis del Dr. D. José Antonio Galarraga,'que regala el Sr.
Aguilera (hijo) para ir completando la coleccion de nuestra
Biblioteca; y comunica que el Sr. Presidente ha donado para
ésta cerca de 300 volúmenes, —acordándose, dar las gracias á
los Sres. dunantes.
ALCALINIDAD ATMOSFERICA.—Enteróse la Academia de un ofi-
cio del Dr. Finlay en estos términos concebido: “Tengo el *
honor de remitir á V. $. siete preparaciones de ácido clorhidri-
co evaporado al aire libre, para que en su vista la Academia juz-
gue el aserto del Sr. Melero, quien en la última sesion declaró
ser errónea mi observacion de que el ácido clorhídrico evapora-
do al aire libre en esta ciudad, suele dejar cristales que presen-
tan los caractéres del clorhidrato de amoniaco, fundándose el
Sr. Melero únicamente en sus conocimientos de química, pues
dijo que consideraba innecesario repetir el experimento, porque
le bastaba saber química para comprender que la formacion de
los mencionados cristales indicaría la presencia de una desco-
munal cantidad de amoniaco que haria irrespirable nuestra at-
moósfera.
El ácido empleado en cada preparacion fué obtenido:
El núm. 1 de la caja de reactivos del Dr. D. M. Várgas Ma—
chuca. :
El núm. 2 de la caja de reactivos químicos del Dr. D. C.
- Aguilera.
El núm. 3 del laboratorio de química del Colegio de Belen.
El núm. 4 de un pomo de ácido puro, comprado al efecto
95
en la droguería de Sarrá y C*, con la marca de Calderon—
Paris.
Todos estos ácidos son A E por. sus dueños como
químicamente puros.
Los vidrios de reloj fueron evaporados al sol: los números 1,
2 y 4 en el mirador de mi casa, calzada de Galiano núm, 101,
colocados sobre una hoja de papel blanco y protegidos con un
plato sobre cuatro copas para evitar la caida de alguna gota
de lluvia ú otra causa de error.
El vidrio número 4 fué evaporado, tambien al sol, en el Ob-
servatorio del Colegio de Belen, repitiéndose el ácido cuando
quedara evaporado.
Las otras tres preparaciones montadas para el microscopio,
fueron evaporadas en el balcon de mi casa, al sol, entre dos y
tres de la tarde del dia de ayer, y empleando en cada caso una
sola gota de ácido. |
En todas estas siete preparaciones se distingue á la simple
vista un depósito con brillo cristalino, que examinado al micros-
copio presenta las formas prismática, dendrítica y de octaedros
descritas como caracteristicas del clorhidrato de amoniaco.”—-
Con motivo de dicha comunicacion se nombró una Comision
compuesta de los Dres. Rodriguez, Rovira y Górdon para exa-
minar los preparados del Sr. Finlay, é informar á la Academia
acerca de la naturaleza del producto, repitiendo tambien los ex-
perimentos. :
El S. Melero manifestó que en la comunicacion del Dr. Fin-
lay se veian alterados los hechos; que sus experimentos no tie-
nen bases verdaderamente científicas; y que, sin que ésto obste
para el informe de la Comision, él consignará en su oportuni-
dad su voto aparte, á cuyo Sócto flojos se le suministre copia .
certificada del oficio de su contradictor: lo que acordó la Aca-
demia. :
Huevos pe uN monusco.—El Sr. Sauvalle manifestó que “algu-
nos de los Sres. Académicos recordarán haber visto una masa
euriosa por su forma simétrica y graciosa, que les enseñé habrá
“unos dos ó tres meses, la que se habia sacado del fondo del
96
mar en los arrecifes de los Colorados, en frente del Morrillo, ju-
risdiccion de Bahia-Honda. Tenía un poco más de media va-
ra de largo y sobre doce pulgadas de diámetro. Cuando se ex-
trajo del mar era blanca como la nieve, y con el tiempo se pu-
so amarilla. Algunos creían que era una especie de esponja,
otros que debía ser una planta marina, pues á primera vista pa--
recla efectivamente formada por una aglomeracion de flores te-
trapétalas. Unexámen más detenido me hizo reconocer que
cada uno de estos supuestos pétalos, era una celda que contenía-
un número muy crecido de huevitos apénas visibles que nada-
ban en un licor blancuzco. Las observaciones microscópicas
del Dr. D. Felipe Rodriguez corroboraron esta opinion, y lue-
go nuestro socio de mérito, el eminente naturalista Sr, D. Feli-
pe Poey, me dijo que debían ser los huevos de algun molusco.
“Remiti una tercera parte de este producto á Europa, otra al
distinguido naturalista de Cambridge (E. Unidos) el Sr. Agas-
siz y la otra quedará depositada en la Academia, á quien tengo
el gusto de presentarla.
“El profesor Agassiz ha contestado que era el receptáculo de
los huevos de un molusco de la familia de las “Buccinidem,”
probablemente de los géneros Buccinum ó Purpura. Agrade-
ce la remesa, la colocó con mi nombre en el Museo de Anato-
mía comparada que está á su cargo en Cambridge, éindica que
objetos de esta naturaleza son de sumo interés para él y para
las ciencias.”
Fora cupana.—El S”. Sauvalle continuó exponiendo que “la
especie que lleva en los “Anales” el núm. 1119, “clasificada por
Grisebach “Rondeletia? verbenacea,” evidentemente no perte-
necia á este género, y se asemejaba más á los Phialanthus, por
cuyo motivo la hice figurar en la Flora como P. spicatus; pero
los Sres Bentham y Hooker le han hallado caractéres peculiares
suficientes para formar un género nuevo y la han denominado
en su Genera plantarum “Ceratopyxis verbenacea” Hook.
“Nuestro Yamaguey aparece enla Flora con la clasificacion
de Grisebach “Pictetia ternata” D. €. Es un error del Sr, Gri-
sebach, La “P, ternata” D, C, es la de Sto. Domingo, difiere
*
97
de la nuestra en que tiene los ramos más fuertes y más coposos;
hojas sentadas, hojuelas sesiles más ángostas y más largas, con
el nervio medio más fuerte y los marginales fuertes y gruesos;
venas ménos marcadas, mucro- terminal más espiniforme y de
color oscuro; pedúnculos ménos flexibles; bracteolas más peque-
ñas; cáliz hendido hácia el, centro, con segmentos agudos.
Ademas la “P. ternata” D. €. difiere de la nuestra por sus ra-
mas más delgadas; hojas pecioladas: el ráquis visiblemente pro—
longado más allá de las hojuelas; éstas son lanceoladas, rema-
tando en punta en ambos extremos; venas delgadas en el már-
gen con un mucro ménos fuerte, de color verde; pedicelos del-
gados; bracteolas angostas, revueltas; lóbulos del cáliz redondea-
dos, más cortos que el tubo. La especie cubana es evidentemen-
te nueva y la he denominado “Pictetia marginata” por sus ner—
vios marginales fuertes y más pronunciados, que constituyen la
diferencia más marcada con la especie de D. C.”
ASPECTO SANITARIO DEL. PRIMER SEMESTRE DEL 73.—El Dr. (G. del
Valle (D. Ambrosio) habla del aspecto médico sanitario del
primer semestre de 1873, caracterizándose éste por las afec-
ciones catarrales, con localizacion á veces muy grave en el
tubo intestinal, de que se apuntan 43 defunciones; por las fie-
bres palúdeas con 148 casos funestos, complicándose á menu-
do de la forma tifvidea; por la fiebre amarilla, que ha invadido
á un número considerable de personas, y cuya gravedad mor-
tal se refiere á la variedad comatosa. El Dr. Valle ofrece la
estadistica de todo el semestre, por meses, señalando las cau—
sas principales de defuncion, las circunstancias de raza, edad,
sexo y procedencia mortuoria, con noticia de los casos de lon-
gevidad, y comparacion con las estaciones del año anterior;
consignándose un aumento total de 452 en 1873. (V. Anales,
tom. X. pág. 77.) A
Mebnicixa LEGAL. — Heridas contusas de cabeza.— En el uso de
la palabra el Dr. García, leyó como ponente de turno de la
Comision de Medicina legal, un informe relativo 4 la causa se-
guida contra los asiáticos. Alipio y Bibiano por lesiones al ne-
gro Cosme, lucumi, sobre la naturaleza y calidad de las heri-
7, x,—13
98
das, teniendo en cuenta la necropsia, para precisar la califica-
cion de si la muerte pudo ocurrir por necesidad ó por acci-*
dente.—Constando del reconocimiento que el facultativo lo
halló de bastante gravedad y sin poder articular una sola paía-
bra, con varias heridas en la parte lateral izquierda y anterior
de la cabeza, cuyas dimensiones y profundidad no se describen
á causa de su estado, hasta que pasando á otro sea posible un
exámen minucioso de las lesiones, hechas probablemente con
un instrumento duro y contundente y por mano extraña; cons-
tando asimismo de la autopsia que toda la porcion escamosa
del temporal izquierdo estaba destruida, penetrando las es—
quirlas en la masa encefálica, y que en el frontal se observaba
otro gran golpe con hundimiento y fractura de dicho hueso, —
deduce el perito que la muerte fué producida, no tan solamen-
te porque las esquirlas penetraron dentro del cerebro, sino por
el gran derrame de la base de él, y coloca las heridas en la cla-
se de “mortales por accidentes, si no en la mayoría de los casos.”
—La Comision señala las omisiones y defectos de ambos docu-
mentos, la importancia que tienen las complicaciones que tan
á menudo ocurren en las fracturas del cráneo, las observacio-
nesconsignadas en la ciencia con éxito favorable 4 pesar de
permanecer largo tiempo en la cavidad craneal cuerpos extra—
ños más 6 ménos voluminosos, las dudas que asaltan en vista
de los ocho dias transcurridos desde el momento del suceso has-
ta el de la muerte, sin que se acusen los fenómenos observados
en el herido, sin que se indique la naturaleza del derrame, y sin
que se hiciera la menor tentativa para extraer los fragmentos
y esquirlas, cuando son numerosos los casos en que bien aplica-
dos los recursos del arte, han dado los mejores resultados; y
concluye, por último: (Que tratándose de una herida contusa
de cabeza, con penetracion de fragmentos óseos en el interior
de la masa encefálica y produccion de un derrame cuya natu-
raleza no se fija, dando lugar á la muerte al cabo de un tiempo
suficiente para el desarrollo de la meningo-encefalitis traumá-
tica, que no se describe, sin que por otra parte se intentara la
extraccion de los citados fragmentos, —puede decirse que es
99
una herida mortal en la mayoría de los casos, y en el presente
señalarse la falta de socorro por no haberse verificado aquella
extraccion.
Discusion.—Terminada la lectura del anterior informe, ex-
puso el Dr. Rodriguez que el informe envolvia una acusa—
cion al facultativo que actuaba como perito, cosa que la
Academia debía alejar por todos los medios posibles, sobre to—
do cuando en el caso presente faltan los datos necesarios para
resolver, pues no es dable asevérar ni que la muerte ha sido la
consecuencia de la falta de socorro, ni que, si se hubiera socor-
rido al citado Cosme, se habría seguramente salvado, pues
desconociéndose la naturaleza del derrame, quizás éste fué la
causa de la muerte y hubiera hecho inútiles todos los auxilios
que se prestasen. | j
El Dr. García contesta que no ha tratado de acusar al mé-
dico forense que intervino en el asunto, sino señalar una falta
que no es posible disimular por su importancia; pues si es cier-
to que, en virtud de la deficiencia é imperfeccion de los-docu-
men periciales, nadie es capaz de asegurar que con el socorro
prestado se salvaria el herido, tampoco podrá decirse lo contra-
rio, es decir, que perecería infaliblemente, si se tienen en cuen-
ta los casos que registran los anales de la ciencia.
El Dr. Rodriguez recomienda que se ande con el mayor es-
crúpulo, á fin de evitar esas acusasiones que 4 menudo atraen
sobre los médicos la severidad de los jueces, alejándola de los
criminales y delincuentes.
El Dr. Rocamora pide que se lea la pregunta del Juez; he-
cho lo cual por el Dr. García, opinó aquel socio que encerraba
dos extremos la respuesta de la Comision, y en la segunda po-
día, para evitarse esa fiscalizacion en que parecía incurrir,
introducirse alguna enmienda y formularse de otra manera,
expresándose por- ejemplo, que si las esquirlas no fueron ex-
traldas, pudieran acarrear accidentes más ó ménos graves; pero
no explicarse por esa omision la muerte.
El Dr. García hace presente que en la conclusion del infor-
forme, si bien es verdad que no ha debido prescindir de seña-
100
lar una falta qne considera muy notable en la asistencia del he-
rido, la Comision se ha guardado muy bien de atribuirle la
muerte: los documentos son en extremo defectuosos: no exis-
te en realidad un verdadero reconocimiento con descripcion de
las heridas, no hay una hoja clínica en quese apunten los sin-
tomas que se desarrollaron en el agredido hasta la hora de su
muerte, y la autopsia no sirve para desvanecer las dudas; agre-
gándose á estó la inaccion del facultativo, que no atiende á co-
locar la cabeza en una buena posicion, á extraer los fragmentos
que penetraron en el interior del cráneo, á hacer en una pala-
bra las operaciones aconsejadas en casos semejantes.
El Dr. Rodriguez advierte que el Juez pide la clasificacion
de Ja herida, y en la respuesta que se le da se incurre en una
contradiccion, al considerarse aquella mortal en la mayoría de
los casos primero, y despues por falta de socorro. ¿Es:una co-
sa Ú otra? pregunta el Dr. Rodriguez: ¿es mortal ut plurimam,
ó por falta de socorro?
El Dr. Mestre cree que no hay la menor contradiccion, por dos
razones: es la primera, que la Comision no ha hecho dos califica—
ciones, sino una, la de una herida las más veces mortal, aun—
que al propio tiempo señalase un vacio en la asistencia faculta-
tiva; para dicha clasificacion hay datos suficientes en el proce-
so, miéntras que no los hay para la otra que atribuye, sin fun—
damento, el Dr. Rodriguez 4 la Comision: es la segunda, que
preguntando el Juez “si la muerte pudo ocurrir por necesidad
ó por accidente,” al dilucidar este último punto, no debía la
Comision de hacer caso omiso de los auxilios prestados, cues-
tion intimamente ligada con él.
11 Dr. Rodriguez emite algunas dudas en ese respecto, pues
existe una grandísima diferencia entre la hemorragia que acom-
paña una herida y que el cirujano puede cohibir ligando una
arteria, y el tétano que, como accidente, puede presentarse:
en un caso hay responsabilidad para el perito de no aplicar el
socorro necesario; en .el otro, el accidente no depende de su
ciencia ó de la falta de sus cuidados.
El Dr. Babé sostiene que los Tribunales de Justicia, al con—
101
sultar á la Academia, lo que desean es ilustrarse para aplicar la
pena: cuando la muerte ha podido acaecer por falta de socorro,
no es el mismo el castigo que se impone al agresor; y en el ca-
so de que se trata, quizas si se hubiesen empleado los recursos
del arte, se hubiera salvado el herido.
El Dr. Rodriguez replica que en todas ocasiones procuran
los Jueces ilustrarse; pero proponen cuestiones que tienen sus
límites; y es preciso no salir de ellos, porque pudiera muy
bien suceder que en vez de un reo, hubiese dos.
El Dr. Babé agrega que la Academia tiene el derecho de in-
dicar todos los vacios que encuentre en los documentos que le
sean remitidos, para que su juicio pueda esclarecer más com-
pletamente á la justicia. E
El Dr. Mestre se permite dirigir algunas preguntas al Dr.
Rodriguez. ¿Noes un hecho que ha existido esa falta de so-
corro? ¿No es tambien un hecho que permanece el ánimo en
la duda acerca del resultado que hubiera podido dar el auxilio
oportunamente prestado? ¿No lo es asimismo que, por no po—
der aseverar otra cosa la Comision, califica la herida de un mo-
do que deja á cubierto la responsabilidad del médico, pues con
señalar su omision no dice que esta sea la causa de la muerte?
El Dr. Mestre siente ademas que el Sr. Rodriguez se deje ar-
rastrar por un celo exagerádo á favor de la clase médica, cuan-
do en el informe no se hace más que exponer la verdad.
El Dr. Rodriguez contesta al Sr: Mestre con otras preguntas.
¿No es cierto que la moral médica nos impone el deber de no
calificar la conducta de un comprofesor cuando no somos re—
queridos con ese objeto? ¿No es cierto que pudo ser tal el es-
tado de gravedad del herido que sólo el perito. estuviera en
capacidad de graduar. la oportunidad de la intervencion qui-
rúrgica? ¿Y noes cierto tambien que no hay constancia de
que aquel haya dejado despues de brindarle los cuidados que
su estado reclamaba?—Por otra parte, en la consulta no se
comprenden dos preguntas, sino una; y léjos de dejarse arras
trar el Dr. Rodriguez por cierto sentimiento injustificado á
favor de los médicos, recuerda que en informes presentados
102
á la Academia, con motivo de asuntos bastante delicados, co-
mo por ejemplo de locura simulada, ha demostrado su im-
parcialidad hablando en contra de aquellos.
El Dr. Gutierrez manifiesta que la pregunta del Tribunal
abraza dos extremos, que debieron naturalmente discutirse:
sl la muerte pudo ocurrir por necesidad ó por accidente. Ca-
lificada la herida de mortal uz plurómum, 6 en la generalidad
de los casos, por la Comision,—no basta ésto, hay que resol.
ver otras cuestiones: ¿por qué en unos casos el éxito es favo-
rable y en otros adverso? si lo primero ¿á qué se debe? ¿á la
intervencion del arte? Si lo segundo ¡á la falta de socorro,
v. g? Jn el ejemplo actual esa intervencion era oportuna,
hubo tiempo suficiente para ella, para la extracion de las es—
quirlas, la aplicacion del trépano dd, y la ciencia cuenta
- con triunfos debidos á esa intervencion. :
Dr. García recuerda que ocho dias mediaron entre el acon-
tecimiento y la muerte, sin que en los datos proporcionados á
la Corporacion conste la menor noticia acerca del herido du—
rante todo ese tiempo, ni que se intentara lo más mínimo en
su beneficio. $
El Dr. Mestre siente que el Dr. Rodriguez haya «eludido
las preguntas que le dirigió, formulando á la vez otras que se
refieren 4 un asunto muy diverso.— En su sentir muy á me-
nudo la divergencia de opiniones se resuelve en una cuestion
de palabras, y acaso quedarian satisfechos los escrúpulos del
Dr. Rodriguez, haciendo desaparecer de la conclusion del in—-
forme la frase que tanto le impresiona, sin por eso sacrificar la
verdad, consignando en su lugar, que hubiera sido muy útil
efectuar la extraccion de los fragmentos óseos. j
El Dr. Rodríguez cree que las cosas quedarían idénticas en
el fondo, y más valdría borrar todas las palabras que acusan
la falta de socorro.
El Dr. Gutierez sostiene que eso no puede hacerse sin per—
juicio de la verdad. Es preciso tener presente que es el mis-
mo facultativo quien al verificar el reconocimiento del herido
teme primero y no hace nada, y quien al cabo de algunos dias
103
practica la autopsia. ¡Hubo ó nó esquirlas que extraer? ¿Por-
- qué se omitió la intervencion facultativa? ¿Pudo ó no pudo
salvarse? ¿Por qué en este caso sobrevino la muerte?
El D». Rodriguez contesta, que 4un cuando pudiéra salvarse,
esto no sesabe con toda seguridad, como tampoco se sabe que
no haya habido esa intervencion, sino que no se ha consignado
en los atestados periciales: lo único que consta es que el facul-
tativo no juzgó oportuno mover al herido vista su gravedad.
El Dr. Mestre pretende haber comprendido algo más el de-
seo del Dr. Rodriguez, y es de parecer que pudiera salvarse la
dificultad, intercalando en la conclusion una frase, de manera
que al mencionarse la falta de socorro, se advierta que, por lo
ménos, no consta en las piezas procesales remitidas á la Aca—-
demia, que se haya prestado ese socorro. |
e CuerromanIa.—Aceptada esta enmienda por el Dr. Rodri-
guez, y aprobados con ella el informe y su conclusion por la
Academia, leyó otro el Dr. Górdon, consultando al Sr. Alcal-
de Mayor de Monserrate sobre el estado mental de D. R
Q.... en la causa que por hurto se sigue. Por falta de
datos para asegurar que fuese un cleptomaniaco á consecuen—
cia de lós ataques epilépticos que padece, se hicieron las pre-
guntas en el órden indicado porla Academia en anterior con-
sulta; pero las nuevas declaraciones contradicen á las prime—
ras en muchos lugares; y despues de juzgarlas la Comision,
estudiando las relaciones que existen entre la epilepsia y la ten-
dencia al robo, señalando sus omisiones y deficiencias, —con—
cluye que no habiendo datos suficientes para juzgar acerca
del estado mental del procesado, no puede decir con comple—
ta satisfaccion de conciencia si se encuentra en uso de razon
y con ella ha cometido el hurto, ó si es un enajenado porque
sus facultades intelectuales están alteradas.
Aprobado sin discusion dicho informe, quedó la Academia
constituida en sesion de gobierno.
104
De LA ACCION TERAPEUTICA DEL ACEITE DE LA Nuez DEL NoGAL DE LA
Ispra (Oleum Aleurites, Trilobae); Por eL Dr. D. Juan Ca-
liato Oxamenda.
(Sesrox DEL 23 DE FesrERO DE 1875.)
Sr. Presidente.—Sres. Académicos.—Sres.—Constante en
mi propósito, en cuanto me sea permitido, de sustituir la Mate-
ria Médica indígena á la exótica,- porque la supera en el trata-
miento de las dolencias más comunes de este clima, voy á lla
mar hoy vuestra atencion sobre el aceite de las nueces de una
planta que, aunque oriunda del Asia tropical, se ha aclimatado
perfectamente en nuestro privilegiado suelo; y aunque hasta
ahora no sepa yo que la industria ni la Medicina hayan utiliza-
do sus virtudes, aquí voy 4 ocuparme de ésta última, ya por los
datos, si bien escasos, que me han suministrado los autores que
he podido consultar, ya por los que he podido recoger por mi
propia experiencia en algunos casos, aplicando el aceite de esta
euforbiácea tanto interior como exteriormente.
El nogal de Indias de Cuba (Aleurites Triloba, Forst.), Ban-
coulier, noix de bancoul de los franceses de las Antillas, Candel
nut-tree de los ingleses de idem, es un árbol del género Aleu-
rites, de la familia de las euforbiáceas, cuya especie Aleurites
Triloba, llamada Candleberry en la India inglesa, forma un ár-
bol de alta talla, de treinta á cuarenta piés de alto y que, ori-
ginario de lasislas Molucas y de otras del Pacífico, se cultiva
en casi todos los paises intertropicales con varios fines econó-
micos, ménos entre nosotros, en donde no es más que un árbol
de ADEnO y de sombra.
No me detendré en hacer la descripcion botánica de esta
planta, la que no es desconocida sino de aquellos que no van
al campo 4 menudo.
Solo diré que lo que aquí llamamos las nueces de la India,
cuando se secan y se ensartan en una varilla, son usadas por los
isleños polinesios en lugar de velas,
105 , .
Tambien sirven de alimento en la Nueva Georgia. Estas
nueces, en efecto, tienen un sabor muy parecido al de la ave-
llana y dan un aceite que los ingleses llaman Country walnut
oil and Artists oil, que se emplea en la pintura. Tambien en
la isla de Ceilan se le llama Kekune oil, y en las islas de Sand-
wich, en que se emplea como mordiente vegetal, Kukuil oil.
Segun el autor inglés de quien tomo estos datos, Tomás Moore,
asociado á John Sindley en su “The treasury of botany,” Lon-
don 1866, estas islas producen 10,000 galones de este aceite
anualmente. No es, sin embargo, objeto de un comercio activo,
y se asegura que la torta que queda despues de extraido el
aceite, es buena para el ganado y para abono. Tambien usan
los habitantes de las islas de Sandwich la raiz como mordiente
de sus primitivos vestidos. Asímismo es conocida esta planta
en la India con el nombre de India Akhront.
Poco encontramos en los autores de Materia médica to-
cante á esta planta: figura más bien en las botánicas mé-
dicas.
Así es que encontramos en Griffith medical Botany, Phila-
delphia 1847, solamente estos tres renglones, que traducidos
dicen así: “las nueces del Aleurites Triloba se consideran co-
mo afrodisiacas cuando se tuestan; son purgantes en estado
fresco. Se usa su aceite en Tahiti para quemar.”
'Tocante á su accion purgante recuerdo haber leido en uno
de los Anuarios de Bouchardat que obra como laxante á la dó-
sis de treinta gramos.
Segun D. Renato de Grosourdy en el Médico botánico crio-
llo “el aceite que se saca de las nueces de este arbusto,
que se ha naturalizado muy bien en las Antillas, tiene
propiedades purgantes legítimas sin nada de émetico.”
Preparado como.el de ricino, es color de ámbar, sin sabor ni
olor: se vuelve mantecoso á 4%, y ya está bien sólido á 0%; no
es soluble en el alcohol, es muy secante y los álcalis le vuel-
ven jabon con mucha facilidad: Las almendras comidas nunca
producen vómitos, aunque purgan suavemente. La accion
_purgante del aceite es tan segura y tan suave como la del
T, x.-14
106
de higuereta; pero le es muy superior por ser mas fluido y ca
recer de olor y sabor. 3
“Se administra en las mismas cireuntancias, en dósis de
“ana á dos onzas, dos Ó cuatro cucharadas de.las de sopa, ya
“solo, ya emulsionado con una yema de huevo, azúcar y agua
“caliente, ó vuelto ponche, como se dice vulgarmente. Es
“tambien el mejor método para administrar el de ricino á los
“niños, que ordinariamente se niegan á tomarlo. El efecto
““purgante se presenta á las tres ó cuatro horas, si el enfermo
“hace algun ejercicio; de lo contrario tarda mucho más: las
“deposiciones son abundantes, biliosas, coloreadas y semilí-
“quidas. Será magnífico en las afecciones inflamatorias, por-
«que Sy ataca es todavía más suave que el del aceite de
“ricino.” -
El resultado de mis observaciones tocante á lo que dice el
Sr. Grosourdy como evacuante no concuerda con lo que dice
este autor. Creo que es demasiado dar treinta gramos (una
onza) como manda Bouchardat, y mucho ménos dos onzas
(sesenta gramos) como quiere Grosourdy. En efecto, guiado
por el consejo del Profesor de Higiene de Paris, habiéndole
dado á una negra de nacion treinta gramos de este aceite
emulsionado con la cantidad suficiente de goma arábiga para
formar una bebida agradable con cuatro onzas (120 gramos)
de agua, más una onza de agua de azahar y otra de jarabe
comun, administrada la mezcla emulsiva por terceras partes
con veinte minutos de intervalo, puedo asegurar que el efecto
catártico fué tan considerable que hizo más de veinte de-
posiciones como si hubiera tomado dos gotas de aceite de
cróton. En vista de esto he disminuido la dósis y puedo
aseverar ingenuamente que con veinte gramos se obtiene tan-
to efecto como con treinta Ó cuarenta y cinco gramos de acel-
te de ricino.
En cuanto á que no produce vómitos, no es tampoco cons-
tante, pues los he visto manifestarse en dos individuos en
quienes no se hallaba irritable el estómago.
El aceite de la nuez de la India tiene la gran ventaja de
— AO
ser agradable para tomar, pues convenientemente emulsiona-
do lo toman los enfermos sin repugnancia; no así sucede con
el de ricino, cuya administracion es inadmisible para muchos
pacientes.
Así como se recomienda prudentemente administrar el
aceite de ricino en dósis fraccionadas, otro tanto recomiendo
con el Oleum aleurites trilobee,
¿Cuál será pues la accion purgante de este aceite? ¿Habrá, co-
mo creen muchos, una resina que en el de ricino opera irritan-
do la mucosa gastro-intestinal, ú obrará como aquel que, sien-
do graso, en virtud de esta propiedad lubrifica mecánicamen—
te el trayecto pordonde deben pasar las heces,ó en virtud de
una pequeña porcion de sustancia resinosa ó Acida como re—
sulta en el de ricino, que por esto goza el singular pl
de poderse emplear eh las enfermedades inflamatorias del
canal intestinal?
Yo creo, y así me lo tiene acreditado la experiencia, que el
aceite del nogal de la India posee las mismas aplicaciones que
el de ricino, pero en ménos dósis, creyendo pues que con res-
pecto ásu accion purgante, debe coles se entre el aceite de rl-
cino y el del piñon botija de que me ocuparé en otra ocasion.
Así pues, emplearemos el Oleum aleurites trilobe en todos
aquellos casos en que se trate de evacuar el canal intestinal,
pero en los que, á causa de la irritacion de las vísceras abdo-
minales, estén los purgantes contra-indicados; así tendrá bue-
na cabida en la peritonitis puerperal, en la metritis y en el
puerperio, en la gastritis, en la enteritis, en la cistitis y en la
nefritis, en la litiasis, en las úlceras intestinales, en las obs:
trucciones pertinaces; ademas como cooperativo para expulsar
la lombriz solitaria, asociado al opio para combatir el espas-
mo del canal intestinal ocasionado por estreñimientos, así co-
mo en la disentería inflamatoria.
Preparados de nuez del nogal de la India, de Ouba.—El Sr.
Ldo. D. Francisco A. Figueroa me ha asegurado que es tan olea-
ginosa la semilla, ó mejor dicho, la nuez de esta euforbiácea,
que rinde el cincuenta por ciento.
108
Cito este dato porque es muy esencial, pues dado el caso que
se quisiese administrar este aceite, sobre todo en el campo, y no
se tuviese á mano, como ya he dicho que bastan veinte gramos
de este precioso aceite para producir el efecto catártico, que se
haga una emulsion con cuarenta gramos de la semilla de nuez
que deberán contener los veinte de aceite, segun el citado far-
macéutico, para que á muy poca costa se obtenga un purgan—
te fácil y agradable de administrar. ;
A imitacion de Parola, que ha propuesto una tinctura semi-
num ricini para administrar este aceite, debido 4 que son di-
versos los procedimientos que se emplean en la industria para
obtenerlo; dado que igual suerte llegara á tener la droga
que nos ocupa, y ademas para tener 4 mano un purgante listo,
obteniendo así un oleum s. extractum nucis aleurites trilobe,
veremos que, siguiendo ad pedem littera el proceder que este
autor recomienda para obtener su ya mencionada tintura, ha-
riamos digerir y macerar durante dos dias las nueces de que
tratamos en alcohol de 36% á la temperatura de 309 C., espri-
miendo el residuo y filtrando el alcohol, que nada. Con una
tintura preparada de este modo á la dósis de cuatro gramos
(una dracma) tendríamos el mismo efecto que con veinte gra—
mos (cinco dracmas) del aceite.
Dósis y forma de administracion.— Interiormente: de diez á
veinte gramos para el adulto; en los niños una cucharadita
de café y más, cada tres ó cuatro horas, ya sola 6 en media ta-
za de infusion teiforme de manzanilla con azúcar, 6 en emul-
sion con goma arábiga; para veinte gramos de aceite diez de
goma; Ó con yema de huevo, ó en café si no hay contra-indi-
cacion. |
Fórmulas que recomiendo: para purgante de un niño.
R. Olei nucjs aleurites trilobe 10,00
Gummi mimos. pulv. q. 8:
AU PO 60,00
SMA A O 30,00
M, f Emulsio.
109
Una cucharadita de café cada media hora hasta que opere.
Purgante para un adulto:
R. Olei aleurites trilobe........ SERA 20,00
Vitell. ovi 1; terendo sensim misce c. Aq. flor. Aurant.
AQ MERC PAD ORO DEIA 8,00
le ds pd: EA A 120,00
Adde sueci citri rec. expr. et colati.... 4,00
M. En dos tomas con media hora de intervalo.
R. Olei aleurites trilobe....... no. ¿2000
Gummi arabicl........... e ADO
A O . 90,00
CI TAL ES 20,00
Tinct. fol. dature arborz....... 1 LADO
Así como el aceite de ricino se emplea no solo interiormen-
te sino tambien exteriormente, como puede verse en el Com-
pendio de Materia médica quirúrgica para médicos y ejruja-
nos prácticos del Dr. C. G. Burger, escrita en aleman en 1871,
en la que encuentro que el aceite de ricino se usa exterior—
mente en fricciones en el vientre contra los infartos glandula-
res para hacer frente á la constipacion, así como para calmar
los dolores que ocasionan los cálculos vesicales, contra los do-
lores reumáticos y contra la sarna y otras úlceras húmedas
que salen entre los cabellos. |
Siguiendo el ejemplo de este autor he tenido ocasion de
comprobar los buenos éfectos de un linimento que prescribo
sustituyendo el aceite que nos ocupa al de ricino:
R. Olei nucis aleurites trilobxe ....... 15,00
Tineb. Cantharidae
hasi e A O A 8,00
M. £ Linimentum
Untese cuatro veces al dia.
Nota.—Existe una preocupacion, sobre todo en los negros
de Africa, de que es necesario dar una purga( Ellos dicen la pru-
ga) despues de una grave enfermedad. Como semejante preo:
110
cupaeion está tan arraigada entre ellos, tiene el médico que
acceder algunas veces á esta idea tan descabellada, de modo
que si no se les da la consabida pruga, no quedan satisfechos
del buen resultado obtenido, y aún hay muchos que á pesar
de lo que les diga el facultativo, lo toman por su cuenta, ha-
ciendo uso hasta de purgantes enérgicos como del célebre
Le-Roy. En estos casos, no pudiendo. poner coto á tan arral-
gada preocupacion humorística, se les podrá administrar un
ligero laxante del aceite que nos ocupa, el que no les causará
seguramente ningun daño, salvo.el caso en que esté comple-
tamente contraindicado, en el cual el médico deberá persua-
dir al paciente que desista de su injustificada pretension.
OPERACIONES PRACTICADAS EN CASOS DE CANCER POR EL Dr.
D. José Guillermo Diaz.
192—1858, Marzo 13.—Reseccion del maxilar superior izquier-
do á consecuencia de un enorme tumor canceroso, al
moreno Casimiro del Portal: á los 21 dias se reprodu-
jo en el lado opuesto y murió.
20—Mayo 14.—Amputacion de un pecho canceroso ulcerado á
D? Rosalía Ponce: álos cuatro años se reprodujo en el
ala izquierda del esfenoides y murió.
3 Junio 19.—Amputacion de las dos últimas falanges del
dedo anular izquierdo, á D? M? Martin, (madre de
D* Rosalía Ponce), por un tumor canceroso desarrolla.
do en dichas fálanges: al año murió á consecuencia de
“úna enteritis Cancerosa.
4% —Dbre. 3.—Estirpacion de un tumor canceroso sobre la ma-
ma derecha, ála morena Antonia Morales, y á su con-
secuencia murió, al año, en S. Antonio de los Baños.
501859. Febro 16.—Amputacion del pecho izquierdo á D*
M? del Rosario Dodera, á consecuencia de un tumor can-
ceroso desarrollado en él. Al año se reprodujo y murió.
6% —Febro. 21.—Amputacion del dedo medio de la mano iz-
quierda, por un tumor canceroso desarrollado en él, al
moreno Felipe, lucumí, en el hospital: á los 20 dias
murió de una enteritis cancerosa.
79 —Marzo 31.—Estirpacion de un tumor canceroso en el ante-.
MEGANE
111
brazo derecho, al moreno Joaquin Landa: se cicatrizó,
pero no pude seguirle despues de su salida del hospital.
S9—A bril. 30. -Amputacion del antebrazo derecho, por una de-
generacion cancerosa de la mano del mismo lado, al
moreno José Rafael Rico, de 70 años, (en el hopital).
Cicatrizó, pero no volví 4 verlo.
92 —Agosto 2.—Estirpacion dela glándula parótida derecha,
degenerada en un tumor canceroso voluminoso, prece-
diendo la ligadura de la arteria carótida del mismo la-
do primitivo, al moreno Cipriano del Rey (en el hos-. -
pital): á los dos meses falleció, reproducido el mal en
la cicatriz, que parecía estar. al término de-su curacion.
10.—1860. Junio 6. —Estirpacion del ojo derecho degenerado en
un tumor canceroso, al moreno Benito, esclavo de- D.
José Gabriel Alderete: se curó, pero no he sabido más
de él.
11.—1862. Marzo 22.—Estirpacion de un tumor canceroso á
- D* Dolores Gomez, en el pecho izquierdo: se reprodujo
y murió álos ocho meses.
12.—Abril 9.—A mputacion de un pecho canceroso á D? Isabel
Mesa: curó de la operacion, pero no supe más de ella.
13.—1863. Marzo 26. —Estirpacion de un pecho canceroso á la
parda Candelaria Martinez: reproducido y muerta á los
dos meses.
14.—Abril 4.—Estirpacion de un tumor cancetoso en el carrillo
izquierdo á D* Ines Riera: se reprodujo á los cuatro me-
ses y murió.
15.—1865. Febro. 17. —Estirpacion de un cancroides en el la
bio superior á D. Manuel de Paula: reproducido á los
sels meses en los ganglios cervicales y murió.
16.—Marzo 24. —Estirpacion de un tumor canceroso por encinta
de una mama á D* Teresa Prusi: reproducido y muerta
. á los seis meses en Paula (hospital).
17.—Abril 4 —Estirpacion del labio inferior y autopsia de éste
por un cancroidesá D. José M. Betancourt; reprodu-
ciéndose á los cuatro meses en los ganglios cervicales y
murió.
18.—A bril 18.—Estirpacion de un tumor canceroso del labio
superior á D. Juan Sanchez (hospital): se curó y no lo ví
, Más.
19.—1866. Marzo 22, — stirpacion de un labio canceroso á D,
Juan García: se curó y no lo ví más,
112
20.—A bril 15.—Estirpacion de un pecho cancerosoá D? Mer-
ced Barrios, reproducido el mal ex la misma cicatriz y
muerta. A
21.—1867. Setbre. 13—Estirpacion de un tumor cancerosu sú-
pra-parotideo á D? Josefa Mendez: reproducido en la
misma cicatriz y muerta. %
22.—1868. Dbre. 9.—Amputacion de un antebrazo por un cán-
cer de la mano á D. Domingo Valdés: reproducido y
muerto.
23.—1870. Enero 2.—Estirpacion de un enorme tumor cance-
roso sobre el arco superciliar derecho, al niño de 5 años
, — deedad Juan B. Rojas, natural de'S. Juan de los Reme-
dios; ántes de concluir la cicatriz, fué invadido por la
viruela confluente y murió de ésta; no estaba vacunado.
24.—Febro 2.—Estirpacion de un cancroides del labio inferior
4 D. Antonio Rodriguez: reproducido y muerto.
25.—1871. Agosto 2.—Estirpacion de un cancroides del labio -
inferiorá D. Eligio Castellanos: se curó y no he sabido
más de él.
Consideraciones generales acerca del cáncer:
12 En unos cincuenta casos que hemos asistido en
diez y siete años, ninguno se ha curado; pues aunque en
los operados no hemos podido seguir unos pocos casos,
creemos se habrá reproducido. ;
Son atacados de esta enfermedad, máslos adultos y
viejos que los niños.
3 Los individuos atacados del cáncer todos han mani-
festado no haber tenido otros padecimientos.
4% Enlos individuos inoculados por la sífilis jamas he-
mos visto afecciones cancerosas.
El cáncer en el hombre toma como sitio de preferen-
cia la cabeza y el cuello; en las mujeres, las mamas y el
útero.
62 En las mujeres lo hemos observado con más frecuen-
ela en las que han parido y no han criado á sus hijos,
que en las otras. |
72 y úlfimo. Muy larga sería la tarea si describiéramos
los tratamientos á que han sido sometidos estos enfer—
mos por los numerosos profesores que los asistieron, y-
que abrazan la terapéutica: sólo diremos, que las sustan-
cia irritantes y cateréticas siempre son dañosas, —
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ANALES
ACADEMIA DE CIENCIAS MÉDICAS, FISICAS Y NATURALES
; DE LA HABANA.
REVISTA CIENTIFICA. -
: SETIEMBRE DE 18783.
» ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA.
SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 27 DE JuLio DE 1873.
SEÑORES ACADEMICOS CONCURRENTES.—Dr. (Gutierrez, Presiden-
te; Sauvalle, Fovantes, Cerero, E. del Valle (D. Fernando y
D. Ambrosio) Aguilera (hijo), Babe, Reynés, Machado, Ro-
driguez, Miranda, Rocamora, Plasencia, Castellanos, Cowley
(D. Rafael), Melero, Vargas Machuca; Mestre, Secretario.
Lectura y aprobacion del acta de la sesion anterior.
El Sr. Presidente indica que asiste á la sesion el socio de
mérito Dr. D. Fernando G. del Valle.
CorresPoNDENCIA.—Leyéronse en seguida: 1. 9 Una comuni
_cacion del Gobierno Superior Político, recordando el informe
relativo 4 las cucharadas anti-tetánicas del Dr. Arroyo Here-
dia. El Secretario manifestó que, debiendo ensayarse dicho re-
medio en los atacados de tétano, y no estando al arbitrio de la
7. x.—15
: 114
Comision de Bemedios nuevos y secretos el proporcionarse los
casos, se comprendía desde luego la demora en que, por nece—
sidad, habia de incurrir para dar su dictámen con pleno co-
nocimiento de los hechos... El Dr. Cowley (D. Rafael), como
ponente de la citada Comision, prometió entónces que en la
próxima sesion se presentaría el recordado informe; acordán- -
dose responder ámbas cosas al Gobierno. 2.9% Un oficio del
Sr. Alcalde Mayor del Pilar, que por exhorto del Sr. Juez de
1* instancia de S. Juan de los Remedios, remite testimonio pa-
ra que informe la Academia en la causa que se sigue por
heridas á D, Vicente de la Higuera; de que se dió tras-
lado 4 la Comision de Medicina legal. 3,9 Un oficio del
Dr. García, con el Estado de los Vacunados durante el
primer semestre. del corriente año; 156, de los cuales 133
párvulo blancos, 3 adultos id., párvulos de color 13, y adultos
7. Solo 7 han sido revacunados, presentando el resto los carac-
téres de la verdadera vacuna. 4.9 Otro oficio del Dr.. Agui-
-- lera (D. Manuel) remitiendo para la” Biblioteca dos tésis del
Doctorado en la Universidad de la Habana y la obra de Mr.
TaYdien acerca del infanticidio. 5.9 El Secretario presenta
ademas un ejemplar del Proyecto de Reglamento para el ór-—
den y administracion del nuevo Cementerio de Cristóbal Colon-*
por el Dr. D. Ambrosio G. del Valle, y regalado por el mismo;
los números 1016 y 1017 del Siglo médico de Madrid; y 15
ejemplares de la “Noticia sobre las aguas sulfurosas termales de
S. Vicente, I. de Cuba,” que por conducto del Dr. Lebredo re-
mite á la Academia su autor el Dr. D. José de Argumosa desde
Madrid. ;
La Academia acordó se dieran las gracias á los Sres. donan-
tes, despues que el Secretario leyó de AnES párrafos de dicho
cala, para indicar cuál era el objeto del autor: —“ofrecer á
la isla de Cuba un débil tributo de gratitud y cariño, contribu-
yendo á dar á conocer sus muchas riquezas naturales,” y hon-
rar la memoria desu Sr. Padre, el Dr. D. Juan José de Argu-
mosa, tratando de imitarle;—señalar su composicion, despren-
diéndose los gases ácido carbónico, sulfuroso y sulfidrico, y con-
115
teniendo sulfatos de magnesia y de cal, cloruros de sodio y cal-
cio etc.;—y las aplicaciones de dichas aguas en las afecciones
- reumáticas, catarrales crónicas, cutáneas, sifilíticas' ete.
Farrecimiento.—Terminada la correspondencia, expuso el Dr.
Reynés que con el mayor sentimiento participaba 4 la Acade-
mia el fallecimiento ocurrido en Paris el 30 de Junio último
del socio numerario 5». D. José Fernandez de Castro, á conse-
cuencia de una afeccion del higado: secretario de la Seccion de
Ciencias fisicas y naturales, por la extension de sus trabajos,
por su laboriosidad y conocimientos es una gran pérdida para
la Corporacion; y propone el Dr. Reynés que se dirija en este
sentido una comunicacion á su familia.
El Sr. Presidente manifestó que era sin duda un aconteci-
miento verdaderamente triste el que acababa de participar al
Sr. Reynés, y creía ser el eco fiel de los sentimientos y de los
deseos de todos los miembros de la Academia, asociándose á la
mocion hecha por dicho socio, como un lenitivo, aunque pe-
queño, á la pena que se experimentaba con tamaña pérdida,
dirigiéndose á la Sra. Viuda de Fernandez de Castro: lo que
- se acordó unánimemente.
ACCION DEL PLATANO Y DEL ALCOHOL EN LA ECONOMIA.-—Leyó despues
el Dr. Miranda una carta del socio corresponsal Dr. Hernan
dez Poggío, residente en Cádiz, concebida en estos términos:
“Sr. Dr. D. Ramon Luis Miranda.—Mi estimado amigo y
querido comprofesor: disimule V. si le molesto, distrayendo su
atencion, para fijarla en un hecho clínico que ha tenido lugar
hará seis años en esta ciudad por si algun dia puede utilizarlo
en alguno de sus trabajos académicos.
«En la sesion del 9 de Febrero último se dignó V. dar cuenta
á la respetable Real Academia de Ciencias médicas, físicas y
naturales de esa ciudad de una nota mia sobre las dudas que ha-
bía manifestado el Dr. Rey acerca de la accion tóxica de los
mangos y el aguardiente, nota que se dignó acoger con su pro-
. verbial benevolencia esa sabia Corporacion, por lo que le estoy
sumamente reconocido, favor que tantas veces me ha dispeñsa-
do, tal como en la sesion del 28 de Junio de 1872 al dignarse
116
. y
V. participarle mi escrito sobre los efectos observados de la
mezcla del aguardiente de caña y los mangos. En la citada se-
sion recuerdo que el Sr. Dr. Oxamendi manifestó á la Academia
que los mismos efectos se observaban cuando el plátano se unía
en el estómago con el citado liquido, citando en su discurso las
observaciones del Sr. Casaseca, que probaban el endurecimien-
to del plátano cuando se maceraba en alcohol: sin embargo, el
Dr. Oxamendi no pudo aducir hechos de su práctica que com-
probasen su cita y la opinion generalmente admitida en Cuba,
Puerto Rico y Canarias de las terribles consecuencias que pro-
duce en el hombre la mencionada ingestion; pues bien, cir-
cunstancias especiales, hijas de misinvestigaciones cientificas, me
han proporcionado la ocasion de examinar una figura anatówmi-
ca, vaciada en cera, existente en el Gabinete anatómico de la
Facultad médica de Cádiz, que representa á un jóven como de
20 á4 24 años de edad, que tiene de manifiesto todos los intes—
tinos, apareciendo gangrenadas varias porciones del cólon; le—
sion producida por la ingestion en su estómago simultánea-, .
mente de plátanos y aguardiente.
“Es sensible que solo existan estos datos y todos los esfuerzos
del Dr. Sanchez Bustamante, Director de dicho Gabinete, pa-
ra obtener la historia detallada de este caso clínico hayan sido
infructuosos, asi como en la preparacion no se hubiera puesto
de manifiesto la mucosa gástrica é intestinal. Pero de todos
modos este hecho, que tuvo lugar en esta ciudad hará sobre
seis años, es una prueba palmaria de los ineficaces que son
los esfuerzos de la quimica para explicar muchos actos orgáni-
de nuestra economía, pues si se fija la atencion en el aná-
lisis químico del plátano efectuado por M. B. Corenwinder, no
se puede explicar cómo ocasionen la muerte los siguientes prin-
cipios que contiene dicho fruto.
A E , 73,900
Albímina vegetabiiiin a 4,820
A A A A 0,200
117
IE FRESTE ooo os SIRO
MAPA ar LD RA A 0,632
Azúcar de caña..... ia
CUELA IEA IAE
Acido orgánico, pectosa, il de al- + nt
o AO Pes id
Acido fosfórico..... TOGTIE, 0,062 0.791
Cal, álcali, cloro, hierro..... 9,729
78 100,000
(El azúcar de caña es el único que se halla en los plátanos
que maduran en el árbol. Véase Repertoire de Pharmacie,
Dbre. 1863.) á
“Los conocimientos químicos fisiológicos que se poseen acer-
ca dela accion del alcohol en la albúmina, es su coagulacion
y que los jugos gástricos la transforman en peptona, bajo cuya
forma pasa á la sangre. Las materias grasas tratadas por el
alcohol á una temperatura elevada, separan la estearina, pal-
mitina y oleina, que es soluble por el citado líquido, siendo
emulsionadas por el jugo pancreático ántes de su asimilacion
al organismo. El alcohol con el azúcar no forma ningun prin-
cipio nocivo á la vida como tampoco con el almidon; los de-
mas principios hallados por Mr. Corenwinder existen en can—
tidades mínimas, y no estando determinada la clase del ácido
orgánico hallado, no puede apreciarse su efecto en el organis-"
mo; de manera que no es posible determinar la accion tóxica
del aguardiente y plátano. (1)
“Por más que los adelantos de la química sean portentosos,
hayan hecho progresar considerablemente á la medicina y de
que ésta deba recurrir á ella para ilustrarse, nunca, esto, podrá
descifrar los actos vitales de nuestra organizacion, pues en el
- terreno puramente químico hay misterios que aun no ha pene-
[1] Como se ha dado en Francia una viciosa clasificacion al hecho citado de los
mangos, debo manifestar que entiendo con los Sres. Monneret y Fleury por intoxicricion
“* un estado morboso que resulta de la introduccion en el órganismo, por cualquier vía,
de un ageute capaz de alterar la salud ó producir la muerte, no siendo mecánicamente.”
118
trado, como son, entre otros, los nuevos principios que se for=
man en el organismo vivo en sus variadas funciones: sirva de
ejemplo lo que acontece con la tirosina, principio que abunda
enel bazo y páncreas, en muchas alteraciones patológicas del
hígado y en la orina, que se desdobla en esencia de almendras
amargas y glicocola, pudiendo la primera desarrollada en cier-
ta cantidad ocasionar graves trastornos en la vida; de modo
que aceptando las luces de la química para el estudio médico, '
reconociendo sus adelantos y lo mucho que se le debe, es preci-
so convenir con mi ilustrado amigo el Dr. Maestre de 5. Juan
cuando dice en su excelente tratado de Anatomía general:
“Así pues, el organismo animal es un laboratorio infinitamente
complexo y en donde las metamorfosis más sorprendentes y va-
riadas se efectúan en momentos sumamente cortos; la química
entera se desarrolla en este laboratorio, los principios inme-
diatos que entran en la economía bajo formas dadas salen bajo
otras, pero no pasando de repente á este segundo estado; en to-
do el curso de las combustiones respiratorias experiméntanse mi-
les de modificaciones isoméricas y transformaciones especifi-
cas, de las que solo sorprendemos el principio y el fin del fe-
nómeno, quedando el medio totalmente ignorado; resultando
que estas metamorfosis intravásculares son, segun la feliz ex—
presion de Papillon, verdaderas ecuaciones químicas en movi-
miento y las series matemáticas de la vida análogas á las que
estudia el cálculo infinitesimal.”
“¿En el caso presente se podrá explicar la gangrena por la ac-
cion mecánica del plátano endurecido por el aguardiente? ¿Pe-
ro cómo no se efectuó dicha alteracion patológica en los intes-
tinos delgados ántes que en los gruesos? Me parece que será ne-
cesario buscar en otro órden de causas la productora de la gan-
grena intestinal que produjo el plátano unido al aguardiente
en el sujeto en cuestion: si se poseyera la historia detallada del
padecimiento, se encontrarian probablemente datos que ilus-
traran para apreciar la causa de la gangrena. Se ignora como
se halló el plátano en los intestinos gruesos y en el estómago,
las modificaciones que habia experimentado por los jugos gás-
119
tricos y otros que contribuyen á la digestion, así mismo no se
“sabe el estado de la mucosa y ee del Abe digestivo por
donde pasó el citado fruto, en fin, es un hecho incompleto para
estudiar medicamente el efecto del plátano unido al aguardien-
te; pero es un caso indudable que prueba palmariamente las
terribles consecuencias que pueden seguir á la mencionada
mezcla en el aparáto digestivo del hombre.
“Si el análisis químico es importante para explicar la muerte
del individuo que me ocupa, desgraciadamente ella-vino á pro-
bar la creencia popular, fundada en la observacion, que el plá-
tano ingerido á la vez en el estómago que.el aguardiente com-
promete la vida del hombre; asi es que por analogía se es-
tá en el caso de desechar las dudas que-.existen en algunas
personas de aceptar estos hechos así como los parecidos que
produce el citado líquido con los mangos, cuestion sobre la
que se ha dignado fijar su benévola atencion esa respetable.
Academia. :
“Disimule V., amigo querido, lo haya molestado tanto-tiempo;
hubiese deseado acompañar la historia del caso menciona-
do y una reproduccion fotográfica de la figura anatomo-patoló-
gica del Gabinete de esta Facultad médica; mas las tristes cir—
cunstancias por que atravesamos se han opuesto á este propósi-
to, asícomo la falta de los detalles clinicos el poder contribuir
para trabajos ulteriores de la Academia á que se honra .perte-
necer su afectisimo amigo Q. B. S. M.”
Usando de la palabra el Dr. Cowley (D. Rafael) llamó la
atencion sobre dos particulares: 1% que la glicocola es el pro—
ducto del desdoblamiento de los dos ácidos de la bilis, el cóli-
co y el coléico, uno azufrado y el otro nó, ó bien sea el ácido
bilico azufrado y el ácido bilico no azufrado: que estos ácidos
se transforman en presencia de los' ácidos concentrados y de
los álcalis en ácido coloídico y coloálico, dando uno la dislisi-
na y otro la taurina y como término final la glicocola;—2?
que los azúcares para librarse á la absorcion no se transforman
-en pepióna, fenómeno que solo corresponden 4 las sustancias
azoadas ó albuminoideas, y sí en glicósis.
: 120
CoNsERVACION PROLONGADA DE UN CADAVER.—Dió cuenta en se-
guida el 1). E. del Valle (D. Ambrosio) de un caso raro: de
huberse hallado en el Cementerio de Espada un cadáver com-
pletamente conservado sin snterupolos á los 20 años y medio
de sepultura:
“En sesion del 14 de Mayo de 1871, con motivo de los es—
_tudios sobre construccion de Osarios, tuve ocasion de comuni
car á la Academia que, entre los cadáveres exhumados de los
nichos del Cementerio de Espada, los embalsamados no habian
obtenido la deseada conservacion á pesar de los diversos pro-
cedimientos y de las sustancias empleadas con ese fin; encon-
trándose los huesos en un líquido turbio que desprendia olor
balsámico, y quesolo mereció excepcion singular el cadáver
de D. Miguel Arangúren sumergido en rom habia 12 años, que
se trajo de los Estados Unidos en una caja metálica.
“Para estar al tanto de las exhumaciones, que anualmente
se van practicando, merecíal bondoso capellan del Cemen-
terio D. Mariano Rodriguez me diera aviso de cualquier caso
digno de estudiarse. :
“El dia 15 del corriente se sirvió informarme de cómo acaba-
ba de sacarse de su nicho un cadáver en un sarcófago que
conservaba en buen estado la cara despues de 20 años y me-
dio de sepultado en el cementerio. Pasé inmediatamente al
lugar, dando cuenta del caso á los miembros de esta Acaderxia
y al químico Dr. V. Machuca para examinar el cadáver, y no-
té por la ventanilla del sarcófago, fuertemente adherida la tapa
con tornillos, que el rostro bien conservado allí encerra-
do era de un hombre blanco, cubierto con serrin de ma-
dera; é interesado para examinar todo el cuerpo, se proce-
dió á levantar la tapa en presencia del capellan y del profesor
D. Antonio Romay que casualmente se halló en la inspeccion
del caso.
“Abierta la caja hallé el cuerpo envuelto en unasábana de
lienzo de hilo blanco teñida por algunos puntos de un color
pardo y sumamente mojada, pero sin olor alguno. Levantada
la sábana que ofrecia resistencia, se halló el cadáver vestido
ts dede
121 s
con una camisa blanca y corbata de seda negra, todo en buen
estado, y el cuerpo vendado con tiras de franela, y por todas
partes serrin muy húmedo y como 300 gramos de un líquido
hácia los piés, rojizo á mi ver del mismo serrin y del hierro del
sarcófago y completamente inodoro.
“Separada la venda de franela, camisa y corbata, noté que el
brazo y pierna izquierda, pecho, vientre, asicomo el rostro
conservaban la redondez de las formas naturales, que el co-
lor era el del barro oscuro, y que al tacto ofrecia la con-
sistencia de la cera, y que aunque se hallaban las- costillas se-
paradas del esternon, era tal la integridad del cuerpo que los
estremecimientos que de intento se imprimian bruscamente al
sarcófago, se repetian en el todo del cadáver como” compuesto”
de una pieza entera. |
“Despues de este exámen comparecieron en presencia del
Médico inspector del Cementerio varios profesores, miembros
de la Academia, su Presidente y el Dr. V. Machuca, quien lle-
vó para el exímen quimico, serrin, parte de las vendas y el
líquido que se hallaba á los piés del cadáver, y deteniéndose
algunos en estudiar los órganos de la cavidad torácica, por
permitirlo la separacion fácil de algunas costillas, encontraron
el corazon completa é integramente conservado aunque con
11 gramos más de su peso natural, (1) sin duda, á mi juicio
de la saturacion de la sal metálica que sirvió para el embalsa—
mamiento.
“Entónces supimos que este caso de conservacion se referia
á los restos del Teniente Coronel D. José Manuel Carrillo y
Arango, que nació en esta ciudad el dia 10 de Enero de 1802,
fallecido en Paris el 17 de Diciembre de 1852 y sepultado en
el Cementerio de Espada el 16 de Febrero del siguiente año
de 1853 en el nicho número 570 del 2? patio del Departamen-
to del Norte, embalsamado sin duda en la capital de Francia.
““Avisada la familia, se nos presentó su hijo legitimo D. Ju-
lio, y nos comunicó que el cadáver áque nos contraemos fué
(1) De paso recordarémos que el peso natural del corazon, atendida la edad de Ga-
rrillo, es de 280 gramos.
T, x.—16
122 ,
embalsamado en Paris por Mr. Martin de Saint-Ange; y segun
recuerda el Dr. Gutiérrez, fué allí Carrillo 4 curarse de una
enteritis crónica. . | |
“La familia, despues de los cuatro dias que estuvo expuesto
el cadáver en la sala mortuoria, acordó se volviese á depositar,
como se depositó el dia 19, en el nicho de su esposa D* Fran-
cisca Hernández y Aloy, número 21, en el centro del 2? patio
del mismo cementerio, tomado por 20 años de usufructo el 27
de Agosto de 1868; de modo que vencerá de aqui á 15 años,
es decir, en 1888. |
“El exámen químico del Dr. V. Machuca practicado en el
serrin, líquido encontrado, y en los pedazos de franela dió por
resultado, que el cloruro de zínc era el agente conservador que,
penetrando en todos los tejidos, llegó á dar no sólo la incorrup-
tibilidad á todos los órganos, sino tambien esa completa nor
malidad de las formas tan notable despues del trascurso de
más de 20 años.
“No entraremos ahora 4 historiar los diferentes medios de
que se ha valido la ciencia para la conservacion de los difun—
tos, ni á discernir las múltiples condiciones á que está someti- '
da y hacen variar la marcha de la descomposicion de los cuer-
pos organizados; baste solo consignar por hoy que entre los
sistemas modernos de embalsamar los cadáveres, el cloruro de
zinc lo introdujo en Inglaterra el año de 1840 Sir Willian Bur-
net como sustancia conservadora: que en 1845 lo aplicó y lo
hizo extensivo á los embalsamamientos por inyeccion el Dr.
Sucquet de Paris: método que ha alcanzado en nuestro clima
hasta la fecha el crédito merecido de ser una preparacion emi-
nentemente conservadora.
“Testimonio sea el de mantenerse incorrupto el cadáver de
Carrillo y Arango, depositado más de 20 años en un nicho del
Cementerio de Espada.” ;
El Dr. Várgas Machuca explicó que el serrin que cubria el
cuerpo contenia cloruro de zinc; y que el liquido encontrado
en el sarcófago era una solucion acuosa abundante en materia
orgánica, y conteniendo cloruro de zinc y hierro, inodoro, con
123
una reaccion ácida muy notable. Probablemente fué embal-
samado el cadáver segun el sistema de Mr. Sucquet; y en los
peodnctos analizados no hay el menor vestigio de arsénico,
que á menudo se usa tambien para evitar la invasion de los
Insectos.
El Dr. Cowley (D. Rafael) cree que no debe epi co-
mo quiere el Sr. Valle, 4 un inglés el empleo en tales casos
del cloruro de zinc, toda vez que segun consta en la obra de
Patología quirúrgica de Mr. Fort, publicada en 1873, ya des—
de 1840 se valia Sucquet de dicha sal para sus PA
mientos.
El Dr. Valle cala que en materia de fechas se necesita
comparar los datos con mucha escrupulosidad para descubrir
la verdad, no bastando que una obra sea del año de 73 para
que tenga la razon. Tal cosa se vé siempre en todos los in-
ventos, en que no faltan quienes se disputen la prioridad; pe-
ro ya muertos los co-opositores, la tarea es más fácil. Aqui
se trata ademas.de dos cosas muy diferentes: Sir Willian Bur-
net aplicó en 1840 el cloruro de zinc para conservar las caár-
nes; y Sucquet en 1845 para embalsamar los cadáveres. Con-
signalo de este modo Dechanel, y en el Dicc. de cien
cias y Bouillet: opiniones que sin duda habrá leido Mr. Suc-
quet, pero que no ha desmentido en su última publicacion,
porque no ha tomado agravio de ellas. Al principio no era
conocido sino el método egipcio; despues, en el año de 30, co-
menzaron á hacerse las inyecciones, método que se debe á
Gannal, aunque algunos lo atribuyen al Dr. Tronchina. El
debate ocurrido en la Academia de Medicina de Paris, enter-
rando dos cadáveres embalsamados por los procedimientos de
Gannal y de Sucquet vino á dará este último la ventaja.
El Dr. R. Cowley se pregunta en qué ha descansado el Sr.
Valle para dar la prioridad á Sir Burnett. El Diccionario de
industrias no puede tener la fuerza de conviccion que la obra
por él citada y de la que lee algunos párrafos; y en cuanto al
Dr. Tronchina, segun Tardieu, Fort y otros, Gannal ha usado
lo que ya el otro habia ensayado en los anfiteatros.
124
El Dr. Valle no alcanza los motivos por qué el Sr. Cowley
concede más valor é importancia al voto de Fort que al de
Bouillet; y en cuanto á la cita de Tardieu, es una simple men
cion la que en su Diccionario de Higiene pública se hace, sin
compulsar las fechas.
El Dr. Rodríguez opina que debe tenerse muy en cuenta la
enfermedad de que falleció el sujeto cuyo cadáver se conserva,
pues si fué de enteritis crónica, segun aparece enla nota leida
por el Sr. Valle, puede decirse que dichos enfermos se momi-
fican en vida, continuándose despues ese estado con el embal-
samamiento por no haber elementos que contribuyan á soste-
ner la putrefaccion. Hay otros procedimientos más seguros
y científicos que el de Sucquet, y consisten en hacer lavados
con inyecciones de agua, alcohol, éter, para inyectar despues
ácido fénico, tanino y otras sustancias curtientes,—procedi- *
- mientos que se jgnora si aquí se han usado: el cloruro de
- zinc tiene el gran defecto de comunicar á la. piel una colora-
cion anormal.
El Dr. Miranda participó, por haberlo oido del Edo. Brito,
médico inspector del Cementerio de Espada, que una religiosa
se habia conservado 18 años sin que se presentara la putrefac-
cion, no habiendo sido embalsamada; y este hecho es bastante
curioso, para que merezca algunas investigaciones por parte
del Dr. D. Fernando G. del Valle, que se halla en aptitud de
proporcionárselos.
El Dr. G. del Valle (Ambrosio) advierte que en el caso de
que se trata conservaba el cadáver la redondez de las formas
naturales. En Paris no se ha hablado sino de la conservacion
de los cadáveres por 2 ó 3 años; el nuestro es importante por
datar de 203 á pesar del calor y de la humedad.
El Dr. Gutiérrez expuso que ántes de partir el Sr. Carrillo
de la Habana tuvo ocasion de verlo: estaba fuerte y grueso,
pues su enfermedad no era otra gosa que el flujo crónico de
Sydenham, una evacuacion ventral mucosa y frecuente, sin
fenómenos disentéricos.
El Dr. Rodríguez recuerda que las formas redondeadas se
125
conservan á beneficio dela inyeccion, dando fácies distintas
y hasta cierta animacion al semblante.
El Dr. Cowley manifiesta, en cuanto ála temperatura, que
el cadáver del Sr. Carrillo fué inyectado en Paris en el mes de
Diciembre, es decir, con una baja termométrica muy nota—-
ble, —condicion del todo favorable 4 su embalsamamiento y con-
servacion.
A cuya observacion replicó el Dr. Valle, que en Paris sólo
permaneció un mes, fué embalado en tres cajas y trasportado á
la Habana en la centina del buque, donde sin duda no hay una
temperatura muy baja.
Mebiciva LEGAL —Herida penetrante de pecho por “arma de
fuego. - Despues de la anterior discusion, leyó el Dr. Miranda,
como ponente de la Coruision de Medicina legal, un informe
relativo á la herida penetrante de pecho, inferida 4 D. Vicente
de la Higuera con un arma de fuego y permanencia probable
del proyectil en Ja cavidad torácica. Preguntando el Sr. Juez
de primera instancia de S. Juan de los Remedios: si al indivi-
duo que tiene en su interior ese proyectil y en la localidad que
se indica, desprendido éste puede ocasionarle la muerte, ó por lo
ménos algun padecimiento que le inutilice para el trabajo; y si
es dudoso que un proyectil lanzado con arma de fuego pueda
existir en un pulmon;— la Comision, despues de apreciar los
datos remitidos, de examinar todos los documentos, y de seña-
lar algunos casos curiosos que registra la ciencia, referentes á la
penetracion y permanencia de balas en los pulmones, —conclu-
ye:—1.9 Que un individuo puede tener en el pulmon un pro-
yectil, y desprendido curarse sin ocasionarle ningun padeci-
miento que lo inutilice para el trabajo; y 2. 2 Que un proyec-
til lanzado por arma de fuego puede existir en el pulmon.
Herida penetrante de vientre.—Aprobado sin discusion el
informe del Sr. Miranda, leyó otro el Dr. Babé relativo á
la herida penetrante de vientre de D. Martin Perez, califi-
cada de grave en un primer reconocimiento, y en la autop-
sia de mortal por la peritonitis y la perforacion intestinal
que la complicaba. A pesar de la deficiencia que se no—
126
ta en los atestados facultativos, se observa que el de autop-
sia no contradice, sino que completa el del reconocimiento,
aunque comprobadas la herida del peritoneo y la del intestino
grueso no sean bastantes los datos necroscópicos para afirmar
de un modo positivo la existencia de la peritonitis, por proba-
ble que sea. Contestando al Ministerio fiscal en vista de sus pre-
guntas y del juicio que se hace de los antecedentes, deduce la
Comision: que dicha herida corresponde á las mortales las más
de las veces; que no es posible afirmar en términos absolutos si
la causa de la muerte fué producida fatalmente por la natura-
leza de la herida, si bien la inflamacion del peritoneo es su con-
secuencia más frecuente, y su terminacion más ordinaria la
muerte.
RavisTa EXTRANJERA. —Aprobado unánimemente el anterior
informe, dió cuenta el Sr. Sauvalle en una Revista científica
de los experimentos hechos por los Drs. Giannazi y Bugalini
con el cundurango, hallando que es un veneno muy activo,
convulsivante; de los verificados por el Dr. Andrews y favo—
rables á su accion cicatrizante en las úlceras sifilíticas sobre
todo; y.de la conferencia del profesor Clerk Maxwell en el
Instituto Real de Lóndres sobre la trasmision de las fuerzas,
concluyendo que algunas de las propiedades ya descubiertas.
de aquello que durante tanto tiempo se llamó el vacio ó la na-
da, nos permiten convertir varias especies de acciones á dis-
tancia en acciones entre partes contiguas de sustancias conti—.
nuas.—Despues de lo cual, y visto lo avanzado de la hora, se
dió por terminado el acto.
SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 10 DE AGOSTO DE 1878.
SEÑORES ACADEMICOS CONCURRENTES.—Dr. Gutierrez, Presi—
dente; Sauvalle, E. del Valle (D. Fernando), Lebredo, CFonzalez
del Valle (D. Ambrosio), Oxamendt, (Fovantes, Reynés, Cowley
(D. Rafael), Machado, Aguilera (hijo), Donoso, Rodriguez, Ba-
127
bé, Castellanos, Auber, Díaz (D. Jowé ee Melero, Ho
camora; Mestre, Secretario.
Lectura y aprobacion del acta de la sesion anterior.
El Sr. Presidente participa á la Corporacion que se halla
presente el socio de mérito Dr. D. Fernando 3. del Valle.
CONSERVACION PROLONGADA DE UN CADAVER.—KRefiriéndose des-
pues el Dr. Futierrez á ciertos particulares del acta concer
nientes al cadáver conservado del Sr. Carrillo, manifestó que
al partir éste sujeto de la Habana, habia consignado el Dr.
Abreu en una nota, que se hallaba enfermo del hígado y del
corazon, con el flujo intestinal de que ántes se ha hecho men—
cion. Asistiólo en Paris el Dr. Martin Saint-Ange, y. murió
casi hidrópico y con disnea: se le abrió el pecho despues de
muerto, encontrándose que el corazon estaba hipertrofiado; y
esto explica la facilidad con que recientemente, en la Haba-
na, se ha podido examinar dicho Órgano separando las cos-
tillas. .
El D». Lebredo expuso entónces que, segun le habia noti—
ciado el Sr. Marqués de Montelo, fué en efecto Mr. Saint-An-
ge el facultativo que asistió y embalsamó al-Sr. Carrillo,
quien habia ofrecido los síntomas de obstruccion de un vaso
grueso en una de las piernas, y probablemente de otras arte-
rias con calcificacion de sus tejidos. Por conducto de la mis—
ma persona que ha suministrado estos datos, pudiera acaso
obtenerse todos los más que fuesen necesarios; —aunque el Dr.
Cowley (D. Rafael) indicó que en su concepto había ya falle-
cido el Sr. Saint-Ange.
La peprosa y La cLicocoLa.—Aludiendo el Dr. Mestre á cier—
to pasaje del acta, en que el Sr. Cowley (R.) parecía rectificar
algunas ideas emitidas en una nota del Dr. Hernandez Pog-
glo, expuso que habiéndola leido con alguna atencion, no ha—
llaba que hubiese la menor contradiccion entre ambos pare—
- Ceres, pues por un lado en ninguna parte habia dicho nuestro
ilustrado socio corresponsal que los azúcares se transformasen
en peptona; y por otro, que la glicocola sea el producto del
128
desdoblamiento de los ácidos cólico y coleico, no invalida el
aserto del Sr. Hernandez Poggio, de que la tirosina se desdo—
ble en esencia de almendras amargas y en glicocola, no sien—
do este el único ejemplo de que una sustancia sea el- produc
to del desdoblamiento de otras varias. :
- El Dr. Cowley (R.) contestó que en la lectura rápida que
se habia hecho de la nota del Sr. Hernandez Poggio le habia
parecido oir señalada aquella transformacion; pero que si en
realidad no se habia indicado, retiraba sus palabras. En
cuanto á la glicocola, su intencion fué manifestar que sobre
todo y con más frecuencia se producía por el desdoblamiento -
de los ácidos cólico y coléico, sin negar que tambien lo fuera
por otros; y que con la tirosina, hay que recordar que muchos
de esos principios orgánicos son el resultado de las manipu—
laciones químicas. y !
CorresponDeNCcIa.—Leyéronse en seguida por el Secretario
general: 12 un oficio del Excmo. é Ilmo. Sr. Presidente de la
Audiencia Pretorial de esta capital, remitiendo el testimo:
nio elevado por el Juez de primera instancia de Alacranes,
en la causa seguida por muerte del asiático Tirso; pasando á
la Comision de Medicina legal para el informe respectivo: 29
una comunicacion de los Sres. Hondares y García, dando
cuenta de los vacnnados en el salon de la Academia durante
el mes de Julio. último, habiendo recibido tan importante
beneficio 16 párvulos blancos, 4 de color libres y 3 adultos
esclavos, repartiéndose á distintas personas 11 tubos con vi-
rus vacuno; 32 un oficio del Dr. Aguilera (hijo), quien remi-
te para la Biblioteca de la Academia la obra de Higiene pú-
blica y privada de Mr. Levy, en francés, 5% edicion, Paris,
1869; por cuyo donativo se acordaron las gracias; 4? una co-
municacion del Sr. Presidente de la Sociedad Económica de
Amigos del País, acompañando el acta de la sesion en que
tan apreciable Corporacion acordó por unanimidad ceder á:
la Academia para la instalacion de su Museo la cantidad de
2,000 pesos, tomada del remanente de los fondos consigna:
dos álas exposiciones de Paris y de Viena.—El Secretario
129
dijo que se habia dado lectura en público á dichos documentos,
porque, atendiendo á la forma en que venian redactados:y á su
generoso propósito, honraban á la vez al Cuerpo patriótico que
hacia tamaño beneficio y á la Academia que lo recibia con la
mayor gratitud; designando el Sr. Presidente, con aceptacion
de ella, al Sr. Sauvalle para dar todos los pasos conducentes
á conseguir ese objeto.—He aquí dichos documentos:
- Doxativos.—“Sociedad Económica.—Tengo cumplida satis
faccion en comunicar á V. $. el acuerdo unánime tomado por
esta Corporacion en la sesion de primero del corriente mes,
destinando 4 la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y
Naturales de su digna presidencia y aplicacion más conve-
niente la cantidad de dos mil pesos de los sobrantes que ha:
yan podido resultar de la suma consignada para la Exposi-
cion de Paris y de la recientemente acordada para la de Vie-
na, confiriéndole al efecto los poderes necesarios para que
e obtener su incautacion.
“En tales términos se propone el Cuerpo Económico corres:
ponder á sus tradiciones de cooparar al mayor bien del país,
considerando que esta Institucion hermana llena satisfacto-
riamente tan patrióticos fines.
“La aceptacion de tan espontánea muestra de simpatía será
estimada como honra para esta Sociedad.
“Dios guarde á VS. muchos años.—Habana Agosto 8 de
1873.—El Director, Kafael R. Torices.—Sr. Presidente de la
Academia de Ciencias Médicas.”
ÁAcuerdo.“Luego el Sr. Ecay leyó la siguiente mocion.—“Sres:
La Sociedad Económica de Amigos del País de la Habana, que
en sus patrióticos anales revistra tan honrosos títulos á la
pública gratitud por su eficaz cooperacion al desarrollo de
todos los elementos civilizadores así en la esfera de los prin:
cipios, como en el de las experiencias, fundando planteles de
educacion, fomentando útiles industrias, aclimatando todos
los progresos sociales; si ha podido carecer de medios para
continuar su meritoria propaganda, no ha desmayado por
cierto en sus aspiraciones,
T.x, —17
130
“En su mismo seno, bajo su generosa sombra ha visto sur-
gir y desarrollar sus resplandores á otra institucion herma.
na y por demas simpática, como que se consagra al estudio
de los grandes problemas humanos; nuestra Academia de
Ciencias médicas, físicas y naturales. |
“En ocasion de favorecerla, sin reuegar desu orígen, sin
abdicar el título de Amigos del Pais, ninguno de nosotros
podria negarle sus simpatías.
“Atento el Gobierno Superior de la Isla á su conveniente
desarrollo y cumpliendo disposiciones del Gobierno Supre- -
mo de la Nacion, ha acordado recientemente el ensanche de
la localidad que le tiene destiuada, para el mejor servicio de
su Biblioteca y la instalacion de un Museo indígena, y en ta-
les circunstancias acogeria con gratitud el obsequio que en
honra propia esta Sociedad le dispensase. -
“Para la realizacion de este propósito, ni gravará sus fon-
dos, ni pondrá á contribucion los de los amigos, utilizará ex-
clusivamente los que de sus arcas fueron trasladados á las
del Tesoro con destino á las exposiciones extranjeras:
“De ellos, pues, proponemos que se dedique á la Academia
de Ciencias médicas, físicas y naturales de :la Habana hasta
la cantidad de dos mil pesos, confiriéndole al efecto los pode-
res necesarios para que gestione sú incautacion y nos congra-
tularemos de que esta mocion tenga favorablé acogida.”
“Enterada la Junta con satisfaccion de la anterior mocion
presentada por el Sr. D. Antonio A. Ecay, acordó unánime-
mente de conformidad con ella ceder á la referida Academia
de Ciencias los dos mil pesos que se indican, confiriéndole al
efecto los poderes necesarios para que proceda al cobro de
ellos y que así se comunique al Sr. Presidente, rogándole vea
en este proceder los deseos de esta Sociedad de cooperar
siempre al bien del país.”
Despues de expresar el S». Sauvalle que probablemen-
te ofreceria grandes dificultades la incautacion de dicha
suma si estaba, como era de suponerse, en arcas reales,
leyó un atento oficio del Sr, D, Antonio López Prieto, ofre-
131
ciendo á la Academia como”auxilio paralos gastos que acar-
reara el planteamiento del Museo, la cantidad de 250 pesos,
que donaba graciosamente. ElSr. Sauvalle agregó que este
presente tenia tanto mayor mérito, cuanto que no se trataba
de-una persona pudiente y acaudalada, cuyo buen ejemplo
servirla quizá de estímulo á otras que seguramente se halla-
ban en mejores circunstancias. —Publicamos á continuacion
el oficio indicado:
“Enterado de que esa ilustre Academia, gloria y orgullo
del país por sus trabajos y su constante celo por la propaga-
- cion de las ciencias, se propone formar un Museo digno dela
importanciá de la Corporacion y del cual carece esta capital;
amante de todo lo que marca en Cuba un verdadero progre
so para su ilustracion, me atrevo á ofrecer la cantidad de dos-
cientos cincuenta pesos, para ayudar en los gastos que la ins--
talacion del referido museo origine.
“Pobre es la ofrenda; mas espero sea aceptada por la res—
petable Academia, de que es V. S. con muy valiosos títulos
Presidente, considerando los sentimientos que me inspiran.
“Lo que tengo el gusto de comunicar á V.S. 4 fin de que
sesirva dar cuenta, para la resolucion que juzguen conve
niente.
“Dios guarde á V. $. dilatados años. —Habana, Agosto 10
de 1873.—Antonio López Prieto.—“Sr. D. Nicolás Y. Gutier-
rez, Presidente de la Academia de Ciencias.”
Habiendo manifestado el Dr. Valle (D. Ambrosio) que,
segun tenia entendido, el sobrante de los fondos para la ex-
posicion de Viena estaba todavía en las cajas del Municipio,
en donde seria más fácil tomar el dinero cedido á la Acade-
mia, respondió el Sr. Sauvalle que la remision que última:
mente debió hacerse para esa Exposicion no llegó nunca á
realizarse por haberse negado el Sr. Intendente á dar nada;
pero, á pesar de todo, no dejaba de tener alguna esperanza de
allanar los inconvenientes. €
MECANISMO DE LA INTELIGENCIA. —Terminada la corresponden-
cia, y despues de haber presentado el Secretario: el prospecto
132
del “Magisterio,” periódico científico y literario dedicado al
profesorado de la Isla de Cuba, bajola direccion del Sr. D.
Ramon Codina y Muñoz; el número 554 de la Revista mine-
ra de Madrid; el cuaderno 6? del Genio científico y el número
25 (año VIII) de la “Independencia Médica” de Barcelona, —
leyó el Sr. Ldo. D. Pantaleon Machado su discurso inaugu-
ral, al ingresar como socio de número en la Seccion de Medi-
cina y Cirujía, proponiéndose examinar en él “¿de qué modo
se verifica el mecanismo de la inteligencia?”—Toda la forma—
cion de esta facultad reside en la de sentir y de adquirir ideas,
y la adquisicion de éstas se funda en la necesaria relacion que
hay entre nuestros órganos sensibles y los objetos externos:
para que el principio sensitivo, ó sea el yo, actúe sobre las sen.
saciones, se requiere un encéfalo más o ménos complicado y
tanto más enérgico en su actividad cuanto más centralizado
esté. Ocupando toda la cavidad craneal, en lo alto del edif.-
cio humano, producto de todos los nervios del cuerpo, ya sen-
sitivos Ó concéntricos, ya motores Ó excéntricos por interme-
dio de la médula espinal, ya de la vida orgánica, no teniendo
con él sino ligeros puntos de contacto, el encéfalo se compone
de cuatro partes principales: médula oblongada, tubérculos
cuadrigéminos, cerebelo y hemisferios cerebrales. Sirviendo
de paso entre el eje espinal y la masa encefálica, la médula
oblongada, segun los trabajos y experimentos de Lorry, Legal-
lois y Flourens, encierra el nudo de la vida, el primer motor
de la respiracion, exactamente al nivel del orígen del 8. * par
y tres líneas más abajo, y es la única parte del cerebro capaz
de excitar convulsiones: á ella van á parar las impresiones que
conducen los nervios, y las trasmite al cerebro, único centro
de las percepciones.—La lesion de los tubérculos cuadrigémi-
nos da lugar tambien al dolor y á las convulsiones, aunque la
excitabilidad'no se manifiesta en ellos al mismo grado que en
la médula oblongada: quitando á un animal los de un lado
queda destruida la vision en el ojo opuesto por el quiasma de
los nervios ópticos, con parálisis del iris, parálisis que no se
observa en la ablacion del lóbulo cerebral, evidenciándose
133
así el orígen de dichos nervios en los mencionados tubérculos,
que no siendo sino órganos conductores, la pérdida de la vis-
ta se debe á que el ojo pierde su comunicacion con el cere-
bro.—El cerebelo no responde con el dolor ni con la con-
vulsion á las excitaciones: á él está confiada la regularizacion
de los movimientos: éstos pueden existir despues de su mu-
tilacion en los animales, pero nó generales y coordinados; y
sus efectos son cruzados.—La lesion de las partes indicadas
deja intacta la alta funcion de la inteligencia; mas no sucede
igual cosa con los hemisferios cerebrales, porque si llega á
herirse cualquiera de las tres secciones de que se componen, el
cuerpo estriado, el tálamo optico ó las circunvoluciones, se
debilita y altera la inteligencia, y aún se pierde para siempre
segim la extension de la lesion: desaparece toda percepcion,
todo juicio, todo movimiento voluntario, y solo persiste la
vida orgánica. En la escala animal se echa de ver que, á pro-
porcion del desarrollo en la inteligencia, los hemisferios son
las únicas partes del encéfalo que aumentan de volúmen. La
inteligencia reside, pues, en todo el cerebro; y enferma Ó mu-
tilada una parte, el resto la reemplaza; pero ademas si se
corta el cuerpo estriado en el punto en que sale de los pedún-
culos, experimenta el animal un impulso irresistible á diri—
girse hacia adelante. La naturaleza, siempre que ha querido
perfeccionar un ser, ha desarrollado el aparato de la intelec—
cion, favoreciendo ménos las porciones correspondientes á la
base que las superiores, para que pudiese percibir mejor las
impresiones y obrar sobre ellas con más eficacia; y el carácter
distintivo por excelencia del hombre consiste en la ampliacion
retativa de sus hemisferios cerebrales, con sus numerosas,
profundas y bien separadas circunvoluciones, en continuidad
fibrilar con la médula oblongada, y sin que á cada una de
ellas pueda asignarse una funcion especial; en conexion ám-—
bos cerebros por medios de union que aseguran la comunidad
de accion del sistema nervioso, cuales son las comisuras lla=
madas protuberancia anular, cuerpo calloso y bóveda de tres
pilares. —“Así pues, el sistema cerebral se halla fundado en
134
un tipo muy sencillo (dice el Sr. Machado al conclir su traba-
jo,) cuyas proporciones están arregladas á la conformacion del
organismo entero; y este grande aparato de órganos encefáli—
- COS, en apariencia tan variado y distinto, descansa en este
principio úpico: la necesidad de la union. Aun más, si el
cerebro vá creciendo por grados en la serie de los seres anima-
dos, lo hace para adquirir mayor suma de fuerzas, y no para
adquirir muchas facultades en otras partes que se desarrollen
de nuevo.” ' :
Discurso de contestacion.—Designado por el Sr. Presidente
el Dr. Auber para contestar al discurso inaugural anterior,
despues de considerar como un dia de verdadero regocijo para
la Academia aquel en que abresus puertas á un nuevo miem-
bro de méritos tales como se reunen en el Sr. Machado, que
pertenece á la medicina militante, —reconoce la dificultad de
un asunto que se halla en los límites de Ja Fisiología y de la
Psicología y personifica esa ineludible é inconciente aspiracion
de la humanidad hacia el desbubrimiento de una verdad tras-
cendental, que reduce á una z indescifrable la Filosofía positi-
va, miéntras que la Escuela inglesa representada por Herbert
Spencer, y hasta cierto punto por Huxley y Darwin, estudia
esas cuestiones con cierta mesura, separando lo inconocible
de lo conocible. Desprestigiados los dogmas del eclecticis-
mo preconizado por Victor Cousin, fluctúa la Escuela france-
sa entre el ideologismó O de Thiebergien, el racio-
nalismo confuso y abigarrado de Laurent y la secta positi-
vista de Comte, la cual ha llegado al ápice de su-preponde—
rancia gracias á los trabajos de Littré y otros de sus discípu-
los. No es posible negar los grandes servicios que ésta últi-
ma ha reportado; pero al establecer la marcha gerárquica del
progreso científico, cuando cree que el período positivista,
merced al laborioso trabajo de la experimentacion que enlaza
los hechos particulares á los generales y los concretos á los
abstractos, ha logrado plantar sus sólidas bases, levánta—
se sin embargo, y más fuerte que nunca, el período teológico-
metafísico. En la cuestion relativa á -la correlacion de las
a
135
fuerzas, mirados hoy los-antiguos flúidos imponderables co-
mo diversos modos de ser de una misma causa, el movimien-
to, hay sin duda progreso; mas el positivismo tropieza entón-
ces con algo de trascendental é inconcebible que se llama
“Puerza.”—En la docta y estudiosa Alemania se ha verifica-
do un movimiento de reaccion materialista representada por
hombres tan notables como Moleschott, Biichner y Haeckel:
para ellos todo se reduce á Fuerza y Materia: ésta es la base
fundamental, y aquella un modo de ser particular, una pro-
piedad, que guarda con la primera la misma relacion que la
funcion con el órgano, y no puede concebirse la una sin la
otra, como no se puede comprender una circunferencia sin
un punto céntrico. Todas esas creencias, confirmadas en la
práctica por la observacion y el método experimental, no son
empero, á los ojos de muchos todavía, más que una verdadera
hipótesis indemostrable.—El Sr. Machado se ha colocado ex-
clusivamente en el punto de vista fisiológico, y bajo el tema
aristotélico, llegando á poner el asiento de la inteligencia en
los hemisferios cerebrales y principalmente en las circunvolu-
ciones corticales. La doctrina frenológica de Gall solo tiéne
ya un valor histórico, así como la de Lavater, pues los expe-
rimentos de Flourens, Vulpian, Philipeaux y otros han de-
mostrado su completa falsedad. La fisiología no ha podido
ir más allá de situar en esas pequeñas células multipolares el
aparato de la ideacion; pero admitiendo con Spencer que la
inteligencia es un resultado complejo de actos parciales, la
sensacion, percepcion, comparacion y deduccion,—resulta que
la idea más insignificante es la suma total de una infinidad
de operaciones que exigen la perfécta integridad del aparato
donde se recibe Ja sensacion, de aquel donde ésta se transfor—
ma en percepcion, dela memoria y del juicio, —sin que hasta
el presente se haya podido explicar satisfactoriamente el me-
canismo de todos esos fenómenos, la conversion de la impre—
sion externa devuelta en impresion interna, y las trasmutacio- -
nes que ocurren en la célula cerebral. El Sr. Auber termina
diciendo que tiene fé ciega en el porvenir, el que se encarga-
%
3
-
136
rá de descifrar esos enigmas de hoy, y dando la bienvenida, en
nombre de la Academia, al nuevo y distinguido socio.
TALLA PROSTATICA.—Despues de la lectura de dichos dis:
cursos, que escuchó la Academia con muestras de interés, —di6
cuenta el Dr. D. José Guillermo Diaz de dos casos de talla
prostática bilateral, segun el método de Dupuytren, por él
practicadas en Enero de 1872 y Agosto del 73. En uno de
ellos, no pudiendo extraerse el cálculo por hallarse adherido
en la parte superior de la vejiga, fué preciso aplicar tambien
la litotricia. El Dr. Diaz ofrece presentar ála Academia las
observaciones detalladas de ámbos casos.
REMEDIOS NUEVOS Y SECRETOS. —Pocion auntitetánica. —En el
uso de la palabra el Dr. Corley (R.) como ponente de la Co-
mision de Remedios nuevos y secretos, leyó un informe relati-
vo á las cucharadas antitetánicas del Dr. D. Francisco Arroyo
Heredia. Empieza el Dr. Cowley estimando como una blasfe-
mia médica el epíteto de “infalible” que lleva el medicamento;
recorre los trabajos modernos relativos al tétano, en especial
sobre anatomía patológica, patogenia y terapéutica, para de-
mostrar que miéntras la primera no nos suministre datos más
coustantes y seguros, es un error sustentar que la fórmula esté
“basada en su concordancia científica” con la afeccion; y detener-
se sobre todo en el hidrato de cloral que formabase la de dicha
pocion, con la belladona y el sulfato de atropina. Prueba en
seguida que no hay ninguna novedad en el secreto, que la dó-
sis de esta última sustancia es algo exagerada, segun la receta
del autor; pero hecho el análisis por el Dr. Donoso, se vé que
en el ejemplar remitido 4 la Academia no se obtienen las reac-
ciones de la atropina, y síen la preparacion hecha por la Co-
mision, demostrándose que aquel es una simple solucion de
hidrato de cloral en agua, y que los dos preparados tienen
caracteres físicos diferentes. En el exámen de la memoria
descubre, en virtud de los hechos que alega y son obtenidos
de buena fuente, que muchas de las observaciones son supues-
tas y falsas; que la estadística de los casos de curacion, cuya
veracidad ha quedado fuera de toda duda, no ha suministra-
0S | 137
do una menor mortandad que la conocida; que, á juzgar por
la fecha de uno, habría comenzado á ensayarse en esta Isla el
hidrato de cloral cuando apénas habia tiempo para que
llegaran á ella los conocimientos adquiridos en Francia y
Alemania; que las observaciones no están ajustadas á los
preceptos de la ciencia. Porúltimo, y despues de discu—
tir algunas aseveragiones erróneas del supuesto inventor, v. g.
la referente al estado febril, que niega en los tetánicos, cuan—
do es frecuente en ellos, y de señalar algunos párrafos que no
son propios de los hombres de ciencia, sino de los más vulga-
res explotadores, concluye la Comision: 1.% Que no es deac-
cederse á lo solicitado por prohibirlo nuestra legislacion en los
artículos 84 hasta el 89 de la Ley de Sanidad del Reino: 2? Que
áun dado el caso qué se permitiese la venta y explotacion de
fórmulas secretas, no constituyendo la presentada, cuyo aná-
lisis ha demostrado su falsedad, una novedad farmacológica,
-por tratarse de drogas conocidas, y ya ántes que por él por
otros empleadas y asociadas, es tambien de desestimarse su
pretension; 3. * Que tampoco podría accederse á su deseo,
porque figurando en ella el sulfato de atropina en dósis eleva-
das, pudiera ocasionar graves peligros en ciertos estados que
á su principio simulan algunas formas del tétano; y 4. Que
probada la falsedad de 21 de:sus observaciones y el éxito des-
graciado que han tenido tanto él como algunos que han ensa-
yado sus cucharadas, mal puede otorgársele la eficacia que re-
clama. |
Aprobados por unanimidad el informe y sus conclusiones,
y pasadas con usura las horas de Reglamento, se dió por ter--
minada la sesion.
DiscusioN ACERCA DE LA PUNCION DE LA VEJIGA.
- Sres. Directores de los Anales de la Academia de ciencias
médicas, físicas y naturales de la Habana. -
Muy señores mios; He tenido el gusto de leer en los Ana.
les de la Academia el concienzudo discurso inaugural del D»,
x.—18
138
D. Juan Babé al tomar posesion del puesto de socio de nú-
mero con que le distinguió la ilustre Corporacion; cuyo tra:
bajo titula “Estudios quirúrgicos de la retencion de orina.”
No siéndome posible tomar parte en sus sesiones por estar
alejado de aquélla, he creido de oportunidad extractar la dis- *
cusion que tuvo lugar en el seno de la Sociedad Real de Cien-
cias médicas y naturales de Brusélas en sus sesiones de 4 de
Marzo, 8 de Abril y 6 de Mayo del corriente año, acerca de
las indicaciones de la puncion de la vejiga en general, sus pe-
ligros y sus resultados, con motivo de una comunicacion del
Dr. Tirifahy en que dió cuenta del buen éxito que obtuvo
por la puncion de la vejiga en un caso de retencion de orina;
para que apreciando las razones expuestas en pro y en contra
los médicos jóvenes, puedan serles útiles cuando” se encuen-
tren al frente de tan apremiantes circunstancias, como en las
que por dos ocasiones me he hallado, consiguiendo felices re-
sultados; de los cuales he dado cuenta en la “Revista médica”
de esta ciudad cuando publicaba dicho periódico en el año de
1854, muy en consonancia con las ideas emitidas en el
discurso inaugural de nuestro estudioso y aprovechado com-
pañero el Dr. Babé.—(V. Anales, t. 1YX, págs. 126, 208, 241
y 426.) | ¡ ye
En tal concepto, si Vds., Sres. Directores de los Anales, con-
sideran de algun valor las ideas emitidas por los Sres. Aca-
démicos de la Sociedad médica de Brusélas, y por tanto dig-
nas de ocupar un lugar en dicho periódico, como consecuen-
cla de las que expuso en su discurso inaugural el Dr. Babé,
quedarán satisfechos los deseos desu A.S.S. Q. B. S. M.
Justino Valdés Castro. (1)
Entrando en el fondo de la cuestion, expondré las razones
en pro y en contra emitidas por los Sres. que tomaron parte en
la discusion. Al efecto el Dr. Thirry dijo, que los buenos resul-
tados en medicina como en cirugía son muy seductores, pero
(1) Presentamos ahora nuestras excusas al Sr. Valdés Castro por el retardo cof que
publicamos su interesante comunicacion; debido, nó á falta de voluntad, sino á la abun-
dancia de materiales y al corto nfímero de pliegos de que podemos disponer.—Los DD, .
139
tambien pueden dar origen á consecuencias deplorables, si la
ciencia y el tiempo no los legitiman. La puncion de la veji-
ga, dígase lo que se quiera, es una operacion peligrosa. No
tiene más que un objeto definido, que es el de atender á un
síntoma, sin ocuparse de la causa; esto es, de las alteraciones
patológicas que lo han determinado. La puncion de la ve-
“ jiga tiene por objetivo la retencion de orina. Impotente con-
tra las causas de la retencion, si el cirujano no poseyera más
recurso que esta operacion, estaría reducido en la mayoría de
casos á repetirla contantemente sin ninguna esperanza de cu-
racion definitiva, y con el triste desconsuelo de verá un des-
graciado colocado con frecuencia entre la vida y la muerte.
En los casos más favorables, como en el referido por el Dr.
Tirifaby, dijo el Dr. Thirry, se podrá obtener la probabilidad
de que se establezca en la region del bajo-vientre (el Dr. Ti
rifahy practicó en el caso en cuestion la puncion supra-pubi-
ana,) una fístula urinaria que crearia una situacion deplora-
* ble pura el paciente y comprometida para el cirujano. (En
el referido por dicho Dr. se estableció una fístula vésico-hipo-
gástrica, que el individuo quiso conservar, no obstante la li-
bertad absoluta que se consiguió del curso de la orina por la
uretra, por el temor que tenía á una nueva retencion de orl:
na.) En tal sentido, una fístula vesical será siempre una en-
fermedad penosa, que si bien hace padecer cuando se produ:
ce espontáneamente, no se perdonaría si fuese la obra «del ci-
rujano, y tanto más, cuanto que es posible evitarlo. Jn su
consecuencia, científicamente dijo el Dr. Thirry, “yo repruebo .
de una manera absoluta la puncion vesical, porque no veo
en la práctica más que raras excepciones en que pueda ocur:
rirse á ella.”
Para hacer comprender sus principios, y resolver convenien-
temente tan delicada cuestion, el Dr. Thirry examina los casos
en que se acostumbra ocurrir ¿ la puncion vesical. Un indi-
viduo, dice, encontrándose bueno se entrega á libaciones; toma
con especialidad bebidas ácidas no fermentadas, para calmar
la sed durante los grandes. calores; d bien toma de éstas de di-
140
ferentes especies; Ó se expone imprudentemente á la accion
del frio. En estas condiciones puede determinarse una reten-
cion de orina, tanto más segura, cuanto que haya descuidado
satisfacer la primera necesidad de evacuar el liquido. En
efecto, esta necesidad, despues de haber sido más ó ménos ul:
gente, desaparece luego: la orina, acumulándose en la vejiga,
la distiende; sus fibras musculares longitudinales, vencidas en
su elasticidad natural, cesan de contraerse, y con esta cesacion
se interrumpe la influencia cerebral y el cuello de la vejiga
queda completamente cerrado. Hé aqui una retencion de orl-
na bien acondicionada, que demanda una intervencion pronta y
decisiva. ¿Qué hacer en tal situacion? En primer lugar es
preciso darse cuenta de lo que pasa exactamente; reconocer la
causa de la retencion, lo cual no ofrece ninguna dificultad. La
capacidad del canal uretral conserva sus dimensiones natura-
les; no hay ninguna alteracion patológica que obstruya la libre
emision de la orina; la razon de ser de la retencion se encuen—
tra enteramente en el cuello de la vejiga, que no puede dila-
tarse. Si no hubiera en él más que su contraccion, las dificul-
tades para vencerla no serían grandes, pero por el hecho de la
distension considerable de la vejiga, las relaciones de este re-
ceptáculo con el canal de la uretra se modifican: el fondo.vesi-
cal se hunde en la concavidad del sacro, miéntras que su vér-
tice se eleva dirigiéndose hácia las partes médias y superiores
del abdómen: á consecuencia de esta doble distension en sen-
tido inverso, la abertura del cuello de la vejiga es arrastrado
hácia arriba, de tal modo, que la pared posterior de la mucosa
uretral forma un ángulo saliente delante del mencionado cuello.
Esto es lo que pasa, y lo que hace con frecuencia difícil é impo-
tente el cateterismo, cuyo cambio de relacion, haciendo infruc-
tuosas las tentativas para vencer dichas dificultades, desalienta;
y por poco que el enfermo se irrite ó impaciente, se practica la
puncion. El Dr. Thirry proclama que tal conducta, cualesquie-
ra que sean los resultados de la operacion, no es justificable,
porque no se armoniza con las condiciones que han precedido
á la produccion de la retencion urinaria: ella denota un com-
141
pleto olvido. Se dirá ¿y qué hacer en un: caso semejante si no
sé puede llegar con una sonda á la vejiga? Esta objecion no
la admite el Dr. Thirry, porque revelaría, dice, una ignorancia
que no puede suponer en ningun cirujano, y nadie está auto-
rizado á practicar una operacion peligrosa, sobre todo cuando
con un poco de reflexion es posible hacerla de otro modo, sin
comprometer la vida del paciente. Dicho Dr. sostiene que no
hay un cirujano, que dándose cuenta de las modificaciones que
la uretra ha padecido en su direccion por el hecho de la reten—
cion de orina, determinada en las condiciones que ha estableci-
do, que no pueda con un poco de habilidad y paciencia intro—
ducir en la vejiga una sonda; bien entendido que para llegar á
este objeto, se tendrá cuidado de calmar la irritabilidad del en-
fermo, ponerle en una posicion conveniente, y modificar la encor-
vadura de su sonda, segun la inflexion conocida del canal ure—
tral. Como se ve, continúa el Dr. Thirry, mi oposicion á la
puncion de la vejiga es tan completa como posible, y sin em-
bargo debo haceros una confesion, y es, que en las circunstan—
cias de que acabo de hablar, en rigor la puncion vesical tiene
su razon de ser; es solo el caso en que yo le concedo una. En
efecto, si esta operacion no fuera tan comprometida para la
vida del individuo que la sufre, se podría sostener que vacian-
do la vejiga se alejan todas las dificultades. No debiendo re-
novarse la retencion, no hay necesidad de dejar una sonda
permanente: ademas, evacuando la orina, la vejiga se re-
trae; la corMtraccion del canal cesa espontáneamente, y por
último, la uretra vuelve ásus relaciones normales y no opo-
ne ya más obstáculo ú4 las tentativas ulteriores de catete-
rismo. Pero esta concesion de mi parte es toda teoría, porque
no admito, dice el Dr. Thirry, que en la práctica se pueda en-
contrar retenciones urinarias esenciales, donde el canal de la
uretra no esté de ningun modo alterado en su capacidad, no
haya sufrido más que una desviacion, que no se le pueda des-
conocer, que no ceda 4 un cateterismo metódico hecho con
instrumentos apropiados. |
Sopóngase ahora una retencion de orina por estrecheces de
e A
e
142
la uretra. Las dificultades en este caso, dice el Dr. Thirry,
son mayores, pero cualesquiera que sean, no pueden reclamar
la puncion de la vejiga. Aun voy más léjos: diré que-la ex-
tension, resistencia y lugar que ocupe la estrechez, no autorizan
para crear una indicacion favorable á la puncion, que rechazo
absolutamente en la práctica como en la teoría. Yo tendría
alguna indulgencia para esta operacion en el caso de retencion
por consecuencia de estrechez.espasmódica del cuello de la ve-
jiga, porque en este caso particular da un resultado definitivo;
pero en las retenciones que resultan de estrecheces orgánicas
me. parece tan irracional como peligrosa. En la estrechez del
“canal de la uretra, dos condiciones se presentan; aquella en
que el calibre no está enteramente borrado y permite la evacua-
cion de la orina; y la en que el conducto es insuficiente y pue-
de de un momento á otro crear graves peligros, En el primer ca-
so no tiene lugar la puncion de la vejiga, y es sólo á la estre-
chez á la que debe atenderse; pero no sucede asi en el segun—
do: bajo la influencia de un exceso ó mal régimen, sobreviene
una retencion de orina. El individuo que la sufre, hará vanos
esfuerzos para orinar; nada sale, sino son algunas gotas acom-
pañadas de muchos dolores: la vejiga se distiende, toma pro-
porciones considerables, y el paciente afligido, desalentado
reclama vuestro auxilio. En estas circunstancias ¿haréis la pun-
cion vesical?—Si la practicais ¿creeréis haber justificado la
confianza del enfermo?.—Sin duda, habeis evacuado la orina,
habeis quizas evitado un peligro inmediato; pero al dia siguien-
te, ó á los pocos despues, volverá, á ménos que no se pretenda
condenar al desgraciado paciente á una fístula urinaria, supo—
niendo que otros accidentes, resultados de la puncion, no ven
gan á destruir vuestras esperanzas. Sin duda que rechazaréis
una práctica tan ilógica; no atenderéis al efecto, sino á la causa.
Esta se resume en la estrechez del canal de la uretra; á esta
alteracion os debeis dirigir para hacer desaparecer la reten-
cion. Adoptaréis tanto más fácilmente esta conducta, cuanto
que es la sola racional.
(Continuará.)
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ANALES
DE LA
ACADEMIA DE CIENCIAS MEDICAS, FISICAS Y NATURALES
-DE LA HABANA,
¡_—.-
REVISTA CIENTIFICA.
ENERO DE. 1874.
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA.
(SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 30 DE NOVIEMBRE DE 1873).
SEÑORES ACADEMICOS CONCURRENTES.—D)r. Gutierrez, Presiden-
te; Reynés, E. P. Viñes, Hernandez (D. José de la L.), Sauval:
le, Finlay, Aguilera (hijo), Babe, Miranda, Govantes, HR.
Cowley, GF. del Valle (D. Ambrosio), Rovira, Machado, Melero,
Castellanos, Cerero; Mestre, Secretario. E
Lectura y aprobacion del acta de la sesion anterior.
CoRRESPONDENCIA.—Despues de haber manifestado el Sr.
Presidente que asistían á la sesion los socios de mérito Dr.
D. José de la Luz Hernandez y R. P. Viñes, —leyéronse por el
Secretario general: 12 una comunicacion del Gobierno Superior
Político en el expediente sobre la provision de tres plazas de
practicantes en el hospital de $, Felipe y Santiago, que se reral-
tió á informe de la Seccion de Medicina y Cirugía; 2? dos oficios
7, X.—$0
268
del Dr. D. Rafael Cowley presentando como candid atos paralas.
plazas vacantes en la Seccion de Ciencias físicas y naturales á
los Sres. D. Manuel A. Montejo y D. Domingo G.de Arozarena;
32 un oficio del Dr. Plasencia presentando con el mismo objeto
al Sr. D. Francisco Paradela; 4% otro idem del Dr. García
presentando como candidato para una de las plazas vacantes
en la Seccion de Medicina y Cirugía al Dr. D. Miguel Franca
y Mazorra; 5% otro idem del Dr. Miranda, presentando con el
mismo objeto al Dr. D. Domingo Fernandez Cuba; 6% otro id.
del Ldo. D. José Rafael Montalvo optando á uno de dichos
puestos; 72 otro idem del Dr. D. Beato y Dolz en idéntico
sentido: comunicaciones que, con los documentos que las
acompañan, se acordó remitirlas á las Secciones respectivas.
El Dr. Reynés, Secretario de la correspondencia nacional y
extranjera, dió cuenta 'en seguida de haberse recibido: el nú-
mero 561 de la Revista minera; el 19 del Anfiteatro anatómi-
mico español; el 1034 y el 1035 del Siglo médico, de Madrid;
la entrega 3” (año 9) de la Independencia médica, de Barcelo-
na; el cuaderno 10 del Genio científico; y las entregas 5 y 6
de los Trabajos de la Comision de Medicina legal é Higiene
pública. |
Quedó, por último, enterada la Academia de una memoria
del Ldo. Rosaín acerca del establecimiento recien fundado en
la Habana con el nombre de “Hospital de Higiene pública,”
aunque la localidad no reuna todas las condiciones que ésta
exige; trazando la historia de los pasos dados para conseguir
ese objeto, así como de los tropiezos que ha sido preciso ven-
cer, y de las personas que hasta ahora han sido allí asistidas,
con especificacion de sus enfermedades, diversos tratamientos
empleados y otras noticias interesantes.
TempPorAL.—Terminada la correspondencia, y acordadas
las gracias al Sr. Rosain, leyó el P. Vimes la continuacion de
su trabajo sobre el temporal del 6 de Octubre, indicando desde
luego que usaba por ahora dicha palabra, nó en contraposicion
con la de huracan, sino en sentido genérico para significar el
mal tiempo que tuvimos desde el 28 de Setiembre y singu-
269 +
larmente el 6 de Octubr1e.—Es verdad que ha habido hura-
can al O., pero los datos referentes al que se dice ocurrió al E.
son muy vagos y escasos y el hecho meteorológico hu tenido
un carácter de generalidad tal, que nunca ha ofrecido ni pue-
de ofrecer el huracan. La teoría de Redfield es por otra par-
te tan verdadera en sus fundamentos como la rotacion misma
dela tierra; siendo un error el querer explicar todo género de
tormentas por vientos ciclónicos. No basta que baje el baró-
metro, se anuble el cielo y el viento arrecie, ni áun el que se
noticie la pérdida de algun buque, para caracterizarlo luego
de huracan. El exámen de los diversos caracteres físicos tanto
de las corrientes generales como de las ciclónicas da mucha
luz en el caso actual, atendiendo á su temperatura, á su densi-
dad, á su peso y presion, á la cantidad de vapores en suspen-
sion á los cambios del barómetro, á las lluvias que ocurren, á
la fuerza del viento, á la marcha del termómetro, á la-rutacion
de aquel, al aspecto del cielo etc. Despues de estudiar esas y
otras propiedades, deduciendo de ellas los principales fenóme-
nos que deben observarse en una ú otra emergencia, se ocupa
el Sr. Viñes en la discusion, clasificacion y explicacion de los
diversos vientos y demas fases y fenómenos que presentó el
temporal de que se trata, que encuentran una explicacion muy
obvia y natural en el solo embate de las corrientes generales,
segun se demuestra con la aplicacion de los datos enunciados,
y se pone en evidencia el dominio de la corriente polar al
empezar y finalizar el metéoro, comotambien el predominio,
en los vientos del segundo y tercer cuadrante, de la corriente
ecuatorial.—(V. pág. 280)
Ex CÓLERA Y Las AGUAS CORRIENTES. —En el uso de la palabra
el Dr. Finlay para responder al Dr. Babé, lo hizo en estos
términos: “Con motivo de mis reflexiones relativas á la tras-
mision del cólera por aguas corrientes cargadas de principios
específicos, el Dr. Babé nos leyó en la última sesion un tra-
bajo, que más bien considero como confirmacion implícita del
mio, que una impugnacion. Para demostrarlo basta compa-
rar lo que $. S. admite con lo que yo he dicho.
270
El Dr. Babé admite, como yo, la opinion de Lauder Lind-
say, que el gérmen colérico engendrado en el organismo resi-
de en la sangre y que su eliminacion se efectúa si no exclusi-
va, al ménos especialmente, por medio de las excreciones
gastro-intestinales; esta opinion la acepta S. S. “no como una
“verdad demostrada, sino -como una hipótesis aceptable, la
“más aceptable quizas de cuantas hayan sido emitidas para
“explicar la propagacion del cólera.”
Consecuente con esta admision, el Dr. Babé recuerda los in-
fusorios encontrados en las deyecciones coléricas por-el malo-
grado Dr. Pouchet, de Rouen, cuyo nombre he de pronunciar
siempre con veneración y cariño; menciona tambien los vibrio-
nes observados por Pacini, “las ustilogíneas de Hallier y
y otros micrófitos vistos por Swayne, Britten y Bald. La di-
versidad de estos resultados es su propia condenacion, pues
el gérmen verdadero del cólera, una vez reconocido, habrá de
encontrarse siempre el mismo en igualdad de circunstancias,
así como el acurus scabies nunca deja de encontrarse en la sar-
na. Estas citas demuestran que el Dr. Babé está de acuerdo
conmigo en que la causa específica del cólera ha de buscarse
en las deyecciones características de esa enfermedad, pero que
su naturaleza es aún desconocida,
Respecto al objeto esencial de mi trabajo, cual era demos=
trar la influencia nociva de la Zanja como modo de trasmision
del cólera durante las epidemias, S. S., sin admitir mis razo-
nes, confirma mi aserto demostrando con un cuadro extenso
de los casos ocurridos en todos los demas barrios de la juris-
diccion, que los atravesados por la Zanja ofrecieron una pro-
porcion mayor con relacion á sus habitantes, tanto bajo el as-
pecto de las invasiones como de las defunciones; y concluye
con estas palabras;
“Vése, pues, que los: barrios bañados por la Zanja, en los
que sus vecinos se proveen de ella para sus necesidades, han
sido relativamente los más azotados por la epidemia. Esto
viene á confirmar una vez más, que las aguas cargadas de ma-
terias orgánicas, si bien no producen el cólera, preparan y de:
271 .
terminan su desarrollo por las perturbaciones gastro-intesti-
nales que con frecuencia originan, comprobando así la opinion
del Dr. Farr, para quien la violencia de las epidemias del có-
lera está en relacion con la cantidad de impurezas contenidas
en el agua.” ]
Resulta pues, que para S. S. duraute las epidemias de cólera
los mismos efectos han de producirse con el uso de aguas car-
gadas de materias orgánicas ordinarias como si estuvieran vi-
ciadas con las deyecciones mismas de los coléricos, y vice-ver-
sa: esta deduecion parece una contradiccion dela opinion de
Lauder Lindsay estimada por el Dr. Balé como la más acep-
table de cuantas hayan sido emitidas; mas $. $. se explica al
impugnar la facultad que yo admito en las aguas corrientes de
trasmitir el cólera cuando llevan en suspension la sustancia
específica de las deyecciones, dudando de su eficacia, primero
porque no cree que en el agua corriente pueda acumularse esa
sustancia en cantidad suficiente para ser tóxica, y segundo,
porque segun los experimentos de Thiersch se necesitan tres
dias para que las deyecciones adquieran propiedades específi-
cas. Ya he demostrado en la última discusion, que el Dr.
Babé estaba equivocado al decir que yo exigía cantidades
grandes de deyecciones virulentas introducidas en el estóma-
go para que se produjese el cólera, jamas he pensado siquiera
semejante absurdo; pero sí consta en el trabajo de $. $. que él
es quien requiere cantidades algo crecidas, puesto que duda
de Ja eficacia de las aguas corrientes porque en ellas no pue—
de acumularse la sustancia específica. Esta objeccion es ente-
ramente contraria á mi modo de ver, pues creo suficiente una
cantidad insignificante de esa sustancia, cuando el que la in-
giere está ya predispuesto; pero se concibe ménos aún que la
presente el Dr. Babé, quien aboga por la volatilidad de la
materia infectante del cólera y su trasmision por la atmósfera.
La forma líquida es, en efecto, una condensación enorme de
la forma gaseosa; veamos, por ejemplo, lo que sucede con el
agua: —una gota de agua destilada pesa, segun Bouchardat, 35
milígramos, lo mismo que los 46,4 centímetros cúbicos de va:
.
ve 272
por acuoso en que se convierte al vaporizarse á los 257C. Esta
cantidad, para mantenerse en suspension en nuestra atmósfera
á la temperstara media de 25” C. y con la humedad para noso-
tros moderada de 60 p.S de saturacion, tendría que diluirsecon 4
litros del aire ambiente (1): de tal manera que un adulto en-
_plearía ocho inspiraciones completas para aspirar el vapor
acuoso emanado de esa sola gota de agua destilada. De ahí se ve,
que al abogar por la eficacia de las emanaciones valátiles que
se desprenden de las excreciones coléricas, S. S. implícitamen-
te admite la de cantidades pequeñas de la misma materia in-
fectante, ántes de su volatilizacion, miéntras se halla conden-
sada bajo la forma líquida y más aún si fuese sólida. Res
pecto á la otra objeccion, que se funda en el tiempo necesario
para que las deyecciones adquieran propiedades deletéreas,
segun las observaciones de Thiersch, Delbruck y otros, los
experimentos de Burdon Sanderson demuestran que desde el
primer dia las tienen, aunque en menor grado que los dias si-
guientes, y recordaré al Dr. Babé que en un párrafo citado por
él mismo se ve que Griesinger admite como posible que la
transformacion ó fermentacion de la materia infectante se efec-
túe dentro del intestino. $. S. ademas no ha tenido presente
que las deyecciones específicas, ú objetos por ellos contamina-
dos, suelen con frecuencia no ser arrojados ó caer en las aguas
corrientes hasta despues de algunos dias. |
Por lo demas, siempre que S. S. pueda comprobar su aser-
to respecto á las aguas de la Zanja, la discusion verbal habi-
da en la última sesion debe haberle convencido de que tam—
bien estamos de acuerdo con respecto á la influencia de aguas
impotables, puesto que he señalado como la causa predispo-
nente más eficaz cualquiera circunstancia capaz de alterar las
fanciones gástricas; de donde se desprende que una agua in-
salubre, lo mismo que las frutas ú otros alimentos indigestos,
[1] Los elementos de este cálculo son los siguientes: á la temperatura de 25% C. un
metro cúbico de da saturado contiene 23 gramos de vapor acuoso; la atmósfera snpues-
ta ya con 60 p S de esa cantidad, quédale tan'sólo capacidad para 9,2 gramos,de vapor
acuoso por metro cúbico, equivalente á 35 milígramos por 3,9 litros de aire.
273
6 cualquier alimento tomado con exceso, coloca al individuo
en las circunstancias mencionadas en mi 2* conclusion, en que
no le sobra jugo gástrico suficiente, ó bien el que segrega es
impropio para neutralizar ó digerir la sustancia específica que
accidentalmente en esos momentos se introdujera en el estó—
mago por cualquier vehículo y áun en cantidades tan peque—
ñas que hubiera pasado desapercibida 4 no haber coincidido
con aquellas complicaciones.
Hasta aquí llegan las concordancias entre el Dr. Babé y
yo;—las. divergencias son de tres clases: 1? impugnaciones
contra las deducciones que yo he presentado como consecuen-
cias forzosas de los experimentos practicados en Europa. 2*
Repugnancia por parte de $. S. á aceptar las interpretaciones
de Ch. Robin. 3? Motivos que le inducen á invertir mi
proposicion, deque el cólera es trasmisible por alguna sus-
tancia sólida 6 líquida contenida en las deyecciones coléricas,
miéntras que su trasmision por emanaciones volátiles es pro-
blemática;—asentando S. S. la proposicion inversa, de que
existen mayores probabilidades de que sea volátil el principio
específico que ocasiona el cólera.
Al tratar de los experimentos citados por mí, los de Lauder
Lindsay, de Robin, Thiersch, Legros y Goujon, Guttmann y
Baginsky, y Burdon Sanderson, su Sría. ha creido sin duda
que yo me hacía solidario de las interpretaciones dadas por
esos autores, miéntras que en realidad no he hecho más que
consignar los resultados inmediatos de la experimentacion, pa-
ra de ahí fundar mis deducciones en el conjunto de los hechos
observados. De este error resulta que el Dr. Babé niegue mi
aserto de que los experimentos de Legros y Goujon dieron
resultados análogos á los demas que he citado, cuando efecti-
vamente presentan esa analogía considerados bajo el punto de
vista de los resultados inmediatos, esto es, si lograron ó nó
producir fenómenos propios del cólera, que era lo único que
requería mi primera conclusion: —1* “Que el cólera es trasmi-
sible por medio de una sustancia específica contenida en las
“evacuaciones intestinales, en los. vómitos y en el suero de la
274
sangre de los enfermos atacados del cólera, cuando esa sus-
tancia es introducida debajo de la piel, ó en las venas, ó en
la tráquea de animales;”—y tambien la 2* en que he tratado
de condensar los resultados de Thiersch, de Burdon Sander-
son y los de Robin;—mas veo ahora que he debido expresar-
me mal, puesto que no se ha comprendido mi idea: esa 2? con-
clusion quizás quedaría más inteligible modificada de la ma-
nera siguiente: —2* “que tambien es trasmisible cuando la sus-
tancia específica se introduce en el estómago, con tal que el
jugo gástrico sea insuficiente Ó impropio para digerir ó trans-
formar la totalidad de materia virulenta ingerida, lo cual pue-
de resultar excepcionalmente por ser excesiva la cantidad de
materia específica introducida, pero generalmente porque el
jugo gástrico no alcanza sino para digerir los demas alimen-
tos presentes en el estómago.
S $. cita las críticas de Griesinger á los experimentos hechos,
pero en ningun caso se vé que dejen de ser legítimas mis de-
ducciones ni tampoco niega los resultados positivos obteni-
dos. El mismo Griesinger (citado por Burral, p. 35) dice: “es
“posible que la enfermedad se propague por otros medios; mas
“esto es problemático, miéntras que es seguro que las deyec-
ciones contienen la sustancia infectante.” Esta certidumbre
no ha podido alcanzarla Griesinger-sino fundándose en los
mismos experimentos que yo he citado. Debo hacer notar,
sin embargo, que el Dr. Babé hace caso omiso de los experi:
mentos más recientes y tambien más concluyentes de Burdon
Sanderson, sin duda porque eran desconocidos de Griesinger
cuando escribió su tratado de “Maladies infectieuses.” Pase-
mos á la explicacion de Robin, de como la introduccion de
deyecciones coléricas en el estómago unas veces produce sín-
tomas coléricos y otras veces nó. El hecho es positivo, pues
vemos que de tantos experimentos hechos por Thiersch, Robin
y Burdon Sanderson, sólo una vez (en los de Burdon Sanderson
el tercer dia) ha sucedido que todos los animales sometidos
á la vezá ese género de experimentacion hayan presentado
los fenómenos del cólera, En presencia de estos resultados
275
consignados por la experiencia, era natural buscar una inter-
pretacion, y por cierto la de Ch. Robin parece satisfacer los re-
-quisitos mucho mejor que la que el Dr. Babé quiere sustituir-
le y que es sólo aplicable, cuando más, al perro citado por Roa-
bin. Aquí suponeS $. que lo que experimentó el animal fué
una simple indigestion de deyecciones coléricas, que obrando
como causa predisponente le preparó á contraer el cólera, sin
decirnos de donde lo contrajo, pues no está demostrado que
los perros resientan la influencia epidémica cuando ésta azo-
ta á los hombres. Séame pues permitido continuar mi adhe-
sion á la opinion de Robin, que me parece explicar satisfac-
toriamente los hechos observados hasta aquí, y entre ellos
cómo cualquiera causa que ocasionaría en tiempos normales
simples trastornos de la digestion, es bastante durante las
epidemias para predisponer el individuo á contraer el cólera
siempre que á ello se exponga. :
La última divergencia entre el Dr. Babé y yoes la relativa
á la volatilidad del principio especifico del cólera; fundán-
dose únicamente en dos asertos tomados de Desnos en el Dic-
cionario de Jaccoud, y en otro del informe de Briquet.
12 La diseminacion rápida en una localidad atacada.
22 La simultaneidad de un gran número de ataques en
una aglomeracion dada, cuando no ha sido posible un con-
tacto inmediato Ó mediato con los primeros enfermos.
32 Los hechos que desmuestran que algunas personas
han podido ser atacadas á pequeñas distancias de un foco.
Respecto á la diseminacion rápida en una localidad ataca-
da, el Dr. Babé no necesita que yo le recuerde que esa dise-
minacion es siempre proporcional á las comunicaciones que
existen entre los habitantes, comunicaciones que favorecen
precisamente la contaminacion -mediata Ó inmediata, inde-
pendiente de la volatilidad de la causa morbífica. El infor-
me tan completo de Briquet suministra datos importantes
sobre este particular. (Téngase presente, sin embargo, que me
refiero á los hechos observados prescindiendo de las interpre-
taciones que se les haya dado.) Resulta, en efecto, que los “hos-
T, x,—36
Sr 276
picios,” los asilos de mendigos, las casas de detencion y en ge-
neral los establecimientos en que se dificultan las comunicacio-
nes con el exterior, aunque situados en medio de ciudades azo-
tadas por el cólera epidémico, han sido las más veces exentas,
6, cuando más, sufrieron poco. Esto no ha ocurrido por falta
de predisposicion individual, pues dice Briquet (p. 205.):
“Mas si la mayor parte de los hospicios quedó librada, se
“ha averiguado que cuando por una causa cualquiera la epide-
““mia habia penetrado en alguno de ellos, causaba grandes
“estragos.” | |
Respecto á los asilos de mendigos, dice (p. 206): “á pesar de
“sus condiciones peores que las de los hospicios, tuvieron casi
“la misma suerte enla epidemia de 1849...... o
“Entre los siete establecimientos de esta clase de los cuales
“Se tienen noticias, sólo los de Saint-Denis y de Laon, fueron
“invadidos; pero en ellos la epidemia fué intensa.” ,
De las casas de detencion dice el mismo informe (p. 207):
“Estas casas son generalmente húmedas, estrechas, mal venti-
“ladas. El régimen alimenticio se compone las más veces de
las.legumbres más groseras. La constitucion de los detenidos se
“halla generalmente deteriorada; sin embargo, á pesar de estas
“condiciones desfavorables, en Francia lo-mismo que en la In-
“dia y en el extranjero, los detenidos se han visto las más veces
“exentos de la epidemias de cólera.”
Más adelante dice Briquet (p. 209): “Pasemos á otra cla-
“se de establecimientos que no se asemejan á los anteriores sino
“con respecto á la vida comun, una disciplina regular y pocas
“comunicaciones con el exterior: nos referimos á los estableci-
“mientos de instruccion pública y á las comunidades reli-
“giosas,
“Todos estos establecimientos han gozado de una inmunidad
“casi completa; asi es que en Paris, entre un total de 4,500 dis-
“cipulos de Liceos y de grandes escuelas (“pensionnats”) no hu-
“bo sino 4 defunciones, no ocurriendo ninguna en los Liceos.
“En los Asilos de huérfanos y en los Institutos agrícolas, la
“mortandad, aunque pequeña, fué más considerable,
277
“En las comunidades religiosas que no admiten pensionis-
“tas, y que observan la vida enclaustrada, la mortandad por
“el cólera fué casi nula.”
Permíitasenos recordar tambien el ejemplo del vapor Atlanta,
que llegó 4 Nueva York el 2 de Noviembre de 1865, proceden-
te del Havre. En ese vapor el cólera fué traido por unos emi-
orantes venidos de hoteles donde prevalecia la enfermedad; pero
ésta quedó limitada entre los pasajeros de proa, sin extenderse
á la cámara de popa donde venían otros pasajeros, á pocos me-
tros, por tanto, de los atacados y á pesar de la circunstancia que
+*l movimiento del buque obliga los pasajeros de popa á respl-
rar la misma atmósfera en que momentos ántes se encontraran
los de proa: Aquií no se habian colocado filtros al aire, como
se nos ha dicho que sería necesario para -evitar la trasmision;
por tanto, no se comprende que una- materia infectante que
fuese volátil, dejara de atravesar el corto espacio que separa la
cámara de proa de la de popa en condiciones tan favorables.
Otros ejemplos pudiera citar, pero creo que estos bastan pa—
ra demostrar que la diseminacion del cólera noes rápida, ni
hay simultaneidad en las invasiones cuando se dificultan las:
comunicaciones con los atacados. Todas estas razones sin em-
bargo, y las largas-discusiones habidas ó por haber entre emi-
nencias europeas sobre este particular, serían puramente ocio-
sas si el Sr. Babé, ó el mismo Desnos, en quien él se apoya, pu-
dieran probar su segundo aserto, citando, no diré “un gran nú-
mero de casos,” pero uno sólo, cuya autenticidad fuera incon-
trovertible, de invasiones del cólera cuando no ha sido posible
un contacto inmediato d mediato con otros atacados. El mis-
mo Desnos, pocas lineas más abajo del párrafo citado por su
Sria., (Dictionnaire de Jaccoud, art. Choléra, págs. 381-382),
dice: “Los casos de propagacion desde los lazaretos á la ciu-
“dad vecina,. que serian de tanto peso para decidir esta cues-
“tion, no se presentan desgraciadamente en condiciones de ob-
““servacion tales que la atmósfera sola pueda ser acusada de
“haber trasportado la enfermedad. Casi siempre, si no siem—
. “pre, ha sido posible descubrir contravenciones ó demostrar la
278
“insuficiencia de las medidas preventivas. Lo único que pue-
“de decirse es que la trasmision por la atmósfera queda limita-
“da, en la inmensa mayoría de los casos, á una distancia muy
“corta del foco de infeccion.” ¿Quién podrá afirmar, pregunto
yo, que ese contagio á distancias tan reducidas no entra en la
categoría de los casos previstos por el Dr. Snow, en que la at=
mósfera agitada ó el vapor acuoso pueden arrastrar partículas só-
lidas ó líquidas contaminadas? El Dr. Briquet, aunque parti-
dario de la tevuría miasmática del cólera, tampoco se atreve á
afirmar que haya habido ningun caso en que haya sido imposi
ble toda comunicacion mediata óinmediáta, distinta de la atmos-
férica. En fin, Desnos (loc. cit.), si bien persiste en considerar el
aire como principal vehículo de contagio, admite que tambien
puede serlo el agua y continúa en estos términos: “Snow, Mi-
“ler, Frankland en Inglaterra y Pettenkoffer en Alemania,
"Insisten particularmente en la influencia del agua considerada
“como agente de difusion del cólera. Atravesando terrenos en
““que han sido vertidas las deyecciones coléricas, recibiendo el
“contenido de sumideros, ó comunicando directa ó indirecta—
“mente (por infiltracion) con letrinas donde hayan caido esas
“evacuaciones especificas, cantidades considerables del agua que
““se emplea para los usos domésticos, como las de algunos pozos
“6 de rios que atraviesan ciudades grandes, pueden cargarse
“del principio morbifico en tiempo de epidemia.”
Al concluir el Dr. Babé cree haber demostrado más eficaz-
mente que yo la influencia nociva de las aguas de la Zanja du-
rante las epidemias de cólera, considerando más probatoria una
estadistica numerosa de casos tomados de bulto, sin pormenores
de ninguna clase, que otra más exigua en que se presentan
minuciosamente detallados los pormenores de 130 casos ob-
servados con respecto al punto en litigio. Esta es cuestion de
apreciación que no nos corresponde determinar; pero haré ohy
servar á S. S., que al asentar la proposicionde que la influencia
de la Zanja en tiempo de cólera es solamente debida 4 sus ma-
las condiciones de potabilidad, obrando como causa predisponen-
te por razon de los trastornos digestivos que ellas ocasionan, no
279
ha demostrado ninguno de estos dos asertos. La cuestion de
potabilidad de esas aguas está aún en tela de juicio, y respecto 4
los trastornos que dice el Sr. Babé ellas ocasionan, deberían
observarse igualmente en tiempos normales, lo cual no está pro-
bado. Pero dado el caso que $. $. lograse despejar ambas in—
cógnitas, demostrando hasta la evidencia su proposicion, yo pro-
pondria una enmienda ála conclusion de su trabajo, para que
constara que las aguas de la Zanja, empleadas en los nsos do-
mésticos, siendo por sí mismas una causa predisponente del có-
lera asiático, cuando ademas arrastran deyecciones coléri-
cas con su principio especifico deberán ser consideradas como
una receta infalible para determinar el cólera en todo el que
sea susceptible de contraerlo, puesto que presentarán reunidas
las dos condiciones esenciales para el caso, la causa predis—
ponente y la causa determinante.”
Revisra crentirica.—Finalizado el discurso del Dr. Finlay,
que prometió contestar el Sr. Babé, se ocupó el Sr. Sauvalle
en una Revista científica: del hidroclorato de apormofia, nuevo
emético de cómoda administracion, á dósis mucho más peque—
ña que la de cualquier otro vomitivo, inocente en su accion y
cuyos efectos son inmediatos y seguros;—de la apormorfina,
diametralmente opuesta á la morfina y con propiedades emé-
ticas; —de la causa de la muerte de James Fisk, herido por E.
Stokes, penetrando una de las balas en el abdómen y atrave—
sando oblicuamente los intestinos, pero en cuyo caso se efec—.
tuó la exploracion de la herida con una sonda v se administra-
ron ciertas dósis de opio, á que algunos peritos atribuyeron la
muerte; —y del juicio formado en Lóndres acerca de las publi-
caciones del Observatorio meteorológicode la Habana, en 1871
y 1872: “el esmero y habilidad con que se compilan les obser-
vaciones, dan fundados motivos para creer que las investiga-
ciones asi meteorológicas como magnéticas han de recibir un
valioso auxilio de esta estacion de las Antillas.”
Despues de lo cual y trascurridas las horas de Reglamento,
dió el Sr. Presidente por terminada la sesion.
280
TewroraL DeL 6 pe Ocrusre De 187 3; por el K£. P. Benito
Vines.—(Continúa. V. pág. 177).
(SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 30 DE NovIEMBRE DE 1873).
Al pronunciar hoy de nuevo la palabra temporal, paréceme
oir á alguno que me está interpelando en estos ó semejantes
términos: “¿Por qué no se ha de llamar á las cosas por sus pro-
pios nombres? Lo que todo el mundo sabe que ha sido un ver-
dadero huracan, ¿por qué se ha de insistir en llamarlo todavía
temporal?” A lo que yo respondo por ahora que esto es precisa-
mente lo cuestionable; y asi la palabra temporal, hasta despues
de probada la proposicion, no deberá de tomarse en contra-po-
'sicion con la palabra huracan, sino simplemente en sentido ge-
nérico para significar el mal tiempo que hemos tenido desde el
28 de Setiembre y singularmente el 6 de Octubre.
Otros pudiera haber quizas que juzguen inútil, fuera de pro-
pósito y hasta temerario el que yo prosiga en querer demostrar
una proposicion “que aparece falsa 4 todas luces; pues todo
el mundo sabe hoy que esto no ha sido otra cosa que un hura-
can que ha pasado al O, y otro que pasó ántes al E de la Ha-
bana, pudiendo quizas ser estos dos uno sóio y mismo ciclon.”
A éstos contestaria por de pronto, que es verdad que ha habido
huracan al O, y tengo datos preciosos no sólo para afirmarlo,
sino áun para poder fijar con alguna aproximacion algunos de
los puntos de su trayectoria; no “asi con respecto al huracan
que se dice haber tenido lugar al E, pues los datos que de ello
tengo son muy vagos y escasos. A pesar de esto digo que, no
sólo no me parece inútil el proseguir tratando esta cuestion,
sino que ahora me parece de mayor utilidad que nunca; pues
sl otras veces nos ha tocado examinar el metéoro en sus efectos,
al presente creo que nos hallamos en condiciones ventajosas pa-
ra poderlo examinar en sus propias causas.
Es un error muy vulgar y muy generalizado por desgracia, el
atribuir al huracan cualquiera fenómeno extraordinario, cual-
281.
quier mal tiempo que se haya sentido, aunque sea á4 muchA
distancia de él. Es preciso ser muy miope para no ver que un
fenómeno tan terrible como el huracan ha de reconocer tambien
causas poderosas, por aquella sencilla razon filosófica de que
el efecto debe de estar contenido en alguna manera en sus cau-
sas. ¿Y quién no ve que el influjo de estas mismas causas de un
órden más general podrá extenderse á grandisimas distancias?
¿No está hoy dia casi universalmente recibida la opinion de
que los huracanes resultan del choque de dos corrientes con-
trarias, y esto principalmente en momentos en que la corriente
ecuatorial va invadiendo los dominios de su antagonista la cor-
riente polar? ¿Y en este caso, podrá negarse que miéntras el
huracan ya formado va devastando cuanto encuentra á su paso
en la relativamente estrecha zona de su trayecto; podrá negarse,
digo, el que se sientan fuera de esta misma zona las corrientes
generales que le hayan dado orígen, y que mantienen quizas su
energía? ¿Y dejarán éstas de sentirse con todo su poder y gran-
deza, con su carácter de universal dominio y con aquella su
fuerza invasora que al entrar avasallando á su rival produce esa
regular sucesion de fenómenos, de cambios de tiempo, etc., etc.,
que les es propio? ¿Y será ata en tal caso, atribuir estos
cambios al huracan, que haya causado estragos en regiones más
ó ménos lejanas? Esto sería tanto como nd de un. modo
lastimoso las nociones de causalidad, llamando causa á4 lo que
es efecto, y efecto 4 lo que es causa. Sería como si el marino
que se deja llevar de la corriente de un gran rio, al ver zozobrar
un frágil leño en medio de un remolino en él formado, atribu-
yera á este remolino la corriente misma del rio que él está ex-
perimentando. El argumento, pues, que se aduce prueba de-
masiado, y por consiguiente nada prueba. Si por el solo hecho
de que haya habido huracan, ó si se quiere huracanes, se dedu—
ce que huracan ha sido el temporal del S que hemos tenido, se
deberá deducir por la misma razon que el temporal de S que se
ha sentido en toda la Isla, desde Santiago de Cuba hasta Conso-
lacion del Sur por lo ménos, ha sido tambien huracan; y como
yo no creo que haya quien quiera sostener este absurdo, por es-
282
tó dije que el argumento prueba demasiado. ¿Quién no ve en
este hecho que acabo de enunciar, un carácter de generalidad
que nunca ha tenido ni puede tener el huracan? ¿Quién no ve
en esto algo que no es ni puede ser huracan, y que es más que
huracan? |
Contesto ademas que cuando yo presenté en sesion anterior
á la consideracion de la Academia aquel trabajo incompleto,
en donde refería con sencillez los hechos, resultado de la obser—
vacion, y emitía francamente mi opinion, la crei fundada. Pues
bien: digo yo ahora, que si entónces habia fundamentos sólidos
en que apoyar mi proposicion, no veo ciertamente por qué no-
ticias ulteriormente recibidas hayan de debilitar en nada es—
tos fundamentos basados en hechos irrefragables y en razones
físicas de las más palmarias. Porque hayaó nó habido hura-
can al O ó al E, ¿dejarán de ser ciertos los hechos obrervados?
¿Quedarán por esto desvirtuadaslas observaciones hechas? ¿O
serán tal vez ménos ciertas las conclusiones que de ellas lógi-
camente se deduzcan? ¿O habrá que violentar ó falsear los he—
chos mismos para que se ajusten al huracan, y donde no se
pueda negar la evidencia de los hechos, habrá que decir que
estas son anomalías inexplicables, que presenta el meteoro? Nó:
que esto sería tanto como dar armas á los adversarios de la teo-
ría de Redfield, que yo tengo por tan verdadera en su hecho fun-
damental como la rotacion misma de la tierra. ¿Cuántas ve-
ces por querer explicar por esta teoría hechos que nada tienen
que ver con ella, se han hallado sus defensores atascados y con-
fusos ante los argumentos de sus contrarios? El mismo Red—
field, al querer explicar por rmovimientos ciclónicos los terribles
nortes de Veracruz, tuvo que modificar de tal suerte su teoría,
que puede decirse que la anuló; pues redujo el círculo girato-
rioá elipse y luego á línea recta. Es un error, en que confie-
sa haber caido el mismo Dove, el querer explicar todo género de
tormentas por vientos ciclónicos. Una teoría exclusivista las
más de las veces se hace sospechosa: así yo no creo, por ejem—
plo, que el agua sedativa sea una panacea universal, bien que
en algunos casos podrá ser útil. Un hombre que ve las cosas
Ú
283
todas por un solo lado, y por un solo prisma no puede formarse
de ellas adecuado concepto.
Concluyamos pues diciendo que si una teoría es cierta, sl
ciertos son los hechos en un caso particular observados y legí-
timas las deducciones que de ellos se desprendan; una noticia
ulteriormente adquirida ni puede contrariar la teoría, ni des—
virtuar los hechos, mi enervar las conclusiones. Lo que sí ha-
rá, es arrojar una nueva luz sobre algunos de los puntos en los
que podía caber la duda. Cuando yo dudaba por ejemplo de
sicon el mal tiempo pasado iba ó nó envuelto huracan al O,
tenía para ello razones de conjetura en pro y razones encontra,
que esto es propio de una duda razonable; entónces yo no me
atreví á resolver la duda, si bien podía inclinarme: másá una
- parte que á otra segun el peso de las razones. Estos son preci-
samente los puntos sobre los que un nuevo dato adquirido
puede arrojar torrentes de luz. Por entónces era prudente la
reserva: y así es que al ser yo preguntado en la tarde del 6, de
parte de la Empresa de vapores que hacen la travesía 4 Nievkl
Orleans, si me parecia ó nó prudente el que saliera 4 aquella
hora el vapor, que estaba ya á punto de levar anclas, contesté
que en ninguna manera se lo aconsejaba; que, habiendo razo—
nes aunque no convincentes de la existencia actual de huracan
al O, no creia prudente el quese fuera derecho el buque á
atravesar su misma ruta; que, si se tratara de hacer rumbo al
E, no hallaría yo este mismo inconveniente, como no lo hallé al
hacerme una pregunta análoga en la mañana del mismo dia el
empresario de la línea de vapores 4 Santiago de Cuba, á quien
dije que no veía inconveniente en la salida del buque, como le
había dicho ya el dia anterior: que tal era m1 opinion bien
que no infalible: el resultado fué, que él anunció luego la sali-
del vapor para las diez de la mañana
Pasado el temporal se arralgó más en mi, como antes he die
cho, la conviccion de que en ninguna manera podía éste expli-
carse por vientos ciclónicos, y de que la Habana no se habia sa-
lido del dominio de las corrientes generales. Más aun: atendida
la regularidad de los fenómenos y su generalidad segun no-
T, x,—87
284
ticias que ya se tenían en la Isla, me parecía ya ménos
probable el que hubiera habido simultáneamente huracan
por lo ménos en las inmediaciones de la Habana, y así
lo indiqué aunque dejando en pié la duda. En todo esto
y á cuantos me han preguntado no he querido afirmar ni más
- ni ménos que lo que arrojaban los datos y una prudente discu-
sion de ellos en aquellos precisos momentos; ni he rehusado,
ántes he tenido y tengo siempre un gusto especial en dar mis
razones y entrar en discusion con las personas entendidas en
estas materias. |
Creo que no basta, como algunos piensan, el que baje el baró-
metro, el que se anuble el cielo y el viento arrecie, ni áun el
que se reciba la noticia de la pérdida de algun buque para
caracterizarlo luego de huracan; para esto se necesita algo más.
Por fortuna nuestra es que la mayor parte de las veces que an-
dan en el pueblo alarmas y temores de huracan, son infunda-
dos tales temores; que si nó, desgraciados de nosotros. El año
71 se presentó por Octubre el primer norte con tiempo parecido
al de este año: la alarma fué tan general que los periódicos tu-
vieron que calmar los ánimos; y áun este año, hasta el mismo
dia 6, han estado haciendo lo mismo. Dando ya fin á esta digre-
sion, que he creido necesario poner como preliminar, preciso es
ya reanudar de nuevo el hilo de mi interrumpido discurso.
Decía pues, que el exámen de los diversos caracteres físicos
tanto de las corrientes generales como de las corrientes cicló-
nicas había de dar mucha luz para la discusion del caso que
nos ocupa. Entremos pues de lleno en este exámen.
Y no se vaya á creer que para ello sea necesario penetrar en
los arcanos más recónditos de la ciencia; no: bastan para ello
las nociones más elementales de la Fisica. Y si tan fácil es
deducir estos diversos y encontrados caracteres, no lo es mé:-
nos el reconocer por ellos las diversas corrientes donde quiera
que se las encuentre, ya que, como vaá verse, las diferencias
son notabilísimas. Fijemos nuestra atencion desde luego en
los principales caracteres de las dos corrientes ecuatorial y po-
lar que son de todos bien conocidas.
285
Atendida la procedencia 6 el punto de orígen de ambas;
192—La corriente ecuatorial por precision habrá de ser cá-
lida y la polar fría.
22—Como el calor tiende á dilatar. y consiguientemente á
enrarecer el aire, y el enfriamiento por el contrario disminu-
ye su fuerza expansiva y tiende á condensarle; se deduce que
en la corriente ecuatorial se hallará el aire enrarecido y en la
polar condensado.
32—Siendo menor la densidad de la corriente ecuatorial,
será tambien menor su peso y menor por consecuencia la
presion ejercida; lo contrario puede decirse de la corriente
polar.
4% —Como el calor por una parte favoreee la evaporacion del
agua aumentando la tension de los vapores, y por otra aleja el
punto de saturacion del aire aumentando así la capacidad de
una masa dada de este elemento para absorber el vapor de
agua, de aqui es que la corriente ecuatorial deberá contener
una cantidad máxima absoluta de vapores en suspension; por
el contrario el enfriamiento, al par que se opone á la evapora-
cion, acerca el punto de saturacion del aire precipitando los va-
pores contenidos en la atmósfera; así es que la helada corrien-
te polar podrá solo contener en suspension una cantidad mí-
nima absoluta de vapor de agua.
52—La corriente ecuatorial 4 medida que vaya avanzando
en su curso, se irá enfriando por su contacto con regiones meé-
nos cálidas, y debido 4 este enfriamiento, irá aumentando la
humedad del aire, hasta el punto de condensarse los vapores en
espesas nubes, para precipitarse luego en copiosas lluvias. La
corriente polar por el contrario, á medida que vaya descen-
diendo para el ecuador irá aumentando en temperatura, alejará-
se su punto de saturación y -se presentará el aire extremada—
mente seco y ávido de vapor de agua, acelerando por doquiera
la evaporacion y absorbiendo los vapores que encuentre á su
paso.
67 —5S1 en un punto cualquiera llegan á mezclarse en parte
las dos corrientes, el rápido enfriamiento producido por la cor-
' 286
riente polar precipitará en abundantes lluvias Óó en copiosas
nieves los vapores arrastrados por la corriente ecuatorial. De
aquí es que, atendida esta sola razon del choque de las .dos
corrientes, las precipitaciones acuosas tendrán lugar princi-
palmente algo al $ del E y al N del O, es dedtr, en el paso de
una corriente 4 otra.
De este modo miéntras la atmósfera está en perpetuo *mo-
vimiento del ecuador al polo y de los polos al ecuador, pudién-
dose así comparar á una gran máquina de aire caliente en
perpetua actividad; ei vapor de agua á su vez se halla tam-
bien en una constante circulacion por medio de sucesivas
transformaciones y cambios de estado, constituyéndose de este
modo la tierra en un vasto alambique cuyo generador son
principalmente las regiones ecuatoriales, y cuyo condensador
lo constituyen las medias y altas latitudes, donde el agua se
precipita en benéficas lluvias Ú en ióndimtás nieves que sur
ten los grandes rios y corrientes que han de alimentar de nue-
vo el vasto y siempre activo generador.
Examinadas ya las principales propiedades de las corrien-
tes generales, pasemos ahora á discutir las de las corrientes
circulares en los ciclones.
17 En primer lugar: una vez que el barómetro se halle ba-
Jo la influencia de laa espiras de un ciclon, lo mismo bajará
con vientos del N que con vientos del S; puesto que la altura
barométrica en un remolino no depende de la direccion del
viento, y sí principalmente de su distancia al centro; y la ra-
zon de esto es sencilla, porque un viento del N en un ciclon só-
_lo es viento N por accidente; puesto que el mismo viento si-
guiendo su curso en espiral, pasa bien pronto á ser O y lue—
go S; así que, no es la corriente propiamente dicha la que hace
bajar el barómetro, sino la fuerza centrifuga desarrollada en
el movimiento giratorio.
2* La temperatura en un ciclon tampoco puede ser in-
fluenciada por la direccion del viento, puesto que el aire mez-
clado y revuelto en las espiras del ciclon quedará en un todo
homogéneo; y asi, ni por ser N será frio ni por ser $ será ca—
287
liente. Esta distincion entre los vientos ciclónicos y las cor-
rientes generales es tan capital, que el solo termómetro que pa-
ra muchos pasa en estos casos desapercibido, puede bastar á
decidir si un temporal cualquiera, que se experimenta en una
localidad, es ó nó de carácter ciclónico. Este por lo ménos es
el sentir de Dove, quien despues de haber sentado muy bien su
teoría se expresa asi: “Una señal distintiva y muy característica
“de los temporales que deben su orígen á la lucha de dos cor—
““rientes contrarias, es que las oscilaciones del barómetro que
““se observan cuando el viento cambia de direccion, van acom-
“pañadas de grandes variaciones de temperatura. Durante la
““marcha de un ciclon la direccion del viento varía de un rum—
“bo á otro opuesto, y despues de la calma el barómetro empieza
“4 ascender con tanta> rapidez como habia descendido ántes;
“empero la temperatura queda invariable; puesto que el aire en
“movimiento, describiendo espirales, puede pasar dos veces -
“sobre cada una de las estaciones que recorre el ciclon. En
“este caso pues no hay relacion alguna entre la temperatura y la
“direccion del viento.” rl
Unas líneas más abajo añade. “No hay pues excusa posi-
ble para confandir un ciclon con el torbellino local producido
por la lucha de las dos corrientes que forcejan para desalojarse
mutuamente.”
(La loi des tempétes par H. W. Dove, traduit par A. Le Gras. .
Paris, 1864, pág. 236.)
3% Otra de las propiedades de las corrientes ciclónicas
que deduzco de las explicaciones de Dove, y que por mí mismo
he podido observar, es que la temperatura en el interior de
las espiras será algo menor que la de la corriente en donde se
mueve el ciclon. La razon que apunta el citado Autor es, que
á4 causa de la inclinacion del eje del ciclon hácia la parte an—
terior, el plano superior del disco tormentoso se halla inclina-
do con respecto al horizonte; así es que el viento al girar en la
parte más elevada se enfria notablemente y lleva luego este en-
friamiento á las capas inferiores, y mediante las copiosas con—
densaciones que allí determina, este mismo enfriamiento se
288
propaga hasta la parte más baja. De aquí es que el baróme—
tro y el termómetro bajarán simultáneamente al sentirse in-
fluenciados por el huracan. De hecho así sucedió en los dos
huracanes del 70 como puede verse en las curvas de ellos pu=
blicadas y segun lo hice yo mismo notar en la descrip-
cion que de a di, precisamente por ser esta una excep-
cion á la marcha generalmente contraria de los dos instru=
mentos.
4” Pudiéndose comparar el ciclon á un racha condón
en el que constante y rápidamente se renuevan las corrientes
para despojarse cada una á su vez del nuevo contingente de
vapores que trajo al entrar; resultará que el disco tormentoso
deberá de aparecer formado de negros y espesos nubarrones,
que descargarán con furia continuos chubascos ó torrenciales
lluvias.
a
o:
Con la proximidad del vórtice crecerá la fuerza del
viento, ya sea como dicen unos que el aire éntre aspirado por
la base, Ó ya sea como otros pretenden, que el aire aspirado
en la region superior se precipite hácia la parte más baja para
ser luego expulsado con violencia. El curso de las moléculas en
la parte inferior quedará representado por una série de curvas
convergentes en el primer caso y divergentes en el segundo. De
todos modos sin embargo, se tendrá un máximum de condensa-
cion de las diversas y diseminadas corrientes en la region há-
cia donde todas converjan, ó desde donde todas diverjan: esta
region es la vortical; á medida pues que esta region vortical
vaya aproximándose á una localidad cualquiera, irá por grados
aumentando “relativamente á ella la condensacion de las cor
rientes y consiguientemente la fuerza resultante y efectiva
del viento.
6 De lo dicho se infiere que la fuerza del viento en un
ciclon puede variar desde un simple bri isote hasta el más vio
lento huracan. : (
De la diversidad de caracteres queacabo de exponer se des-
prenden las siguientes deduciones relativamente á la marcha
de los instrumentos y demas fenómenos locales en un punto
289
dado, segun se halle este expuesto al choque de las corrientes
ya inde ya ciclónicas.
1% El termómetro sube al influjo de la corriente ecuatorial
y baja por el contrario en sintiendo la influencia de la cor
riente polar.
2? El barómetro sigue opuesta marcha.
37 Las oscilaciones barométricas, en el choque de las dos
corrientes van acompañadas de grandes y ú las veces repenti-
nos cambios de temperatura.
4% Con la corriente ecuatorial aumentará la humedad
enturbiándose el cielo; la polar por el contrario vendrá gene-
ralmente seca y serenando la atmósfera.
5% El paso de una corriente á otra las más de las veces
irá acompañado de lluvias ó aparato de lluvia al E gal O de
la rotacion. |
6% La corriente ecuatorial por sí misma y atendido sólo -
su propio enfriamiento, abstraccion hecha de la intrusion de
la corriente polar, podrá dar lugar á precipitaciones acuosas.
7% La rotacion del viento en cada localidad, debida 4 la
sola lucha de las dos corrientes y aparte todo movimiento ci-
clónico, será siempre directa, es decir: de E, S, O, N.
8” Las oscilaciones en sentido inverso nunca podrán abra-
zar mucho más de un cuadrante, si se prescinde de las causas
meramente locales y que pueden fácilmente descubrirse.
92% La rotacion no sólo será siempre directa, pero será tam-
bien completa siempre que llegue á dominar con fuerza la cor
riente S. Es decir, que el viento en el tercer cuadrante nunca
volverá atras.
10% El grado de fuerza del viento puede variar desde la
más leve brisa hasta el golpe de huracan.
11 En la lucha de las dos corrientes, 6 en la intrusion par-
cial de una en otra, podrán originarse movimientos ciclónicos
de mayor ó menor extension, que se rijan por leyes especiales,
sin que por esto dejen de seguir su DAJRStuEaO curso las cor
rientes generales. a
12 Al aproximarse un movimiento ciclónico irá bajando el
290
barómetro, y podrá seguir bajando cualquiera que sea el
viento con que haya empezado; por el contrario, al alejarse
el vórtice, subirá rápidamente el barómetro, cualesquiera sean
los cambios de vientos subsiguientes.
13. El termómetro indicará un ligero descenso, á medida
que vaya internándose en las espiras del huracan; empero
los cambios de temperatura no serán ni grandes ni bruscos,
sino graduales y poco sensibles, quedando por decirlo así el
termómetro por mucho tiempo casi estaciohario.
14. La humedad rápidamente creciente. |
15. El cielo'cubierto; nubes negras, bajas y fugaces en un
fondo aplomado oscuro que de noche presenta á las veces una
fosforescencia y claridad siniestra, los chubascos frecuentes y
á torrentes la lluvia azotando con violencia, 4 medida que
vaya aproximándose el vórtice.
16 Este aspecto terrífico del cielo, característico del hura-
can, será el mismo cualquiera que sea la direccion de los
vientos.
17. El viento arreciando Ó amainando conforme á la ma-
yor ó menor distancia del vórtice.
18. La rotacion del viento será directa Ó ¿nversa segun
sea la marcha del huracan y las posiciones respectivas del vór=
tice y de la localidad de observacion. Atendida la marcha
general de los huracanes en las Antillas, la rotacion del vien-
to en la Habana será directa ó inversa segun que el vórtice
pase al O ó al E.
19. El viento dará un salto repentino de un rumbo á otro
opuesto despues de pasada la calma vortical, siempre que el
vórtice pase por el lugar mismo de observacion. |
20. Fuera de este caso, el viento irá variando por grados
en direccion y fuerza;de manera que cuando se sientan las rá—
fagas más violentas, no puede el viento cesar de repente y mu-
cho ménos quedando estacionario en el mismo rumbo. La ra-
zon de esto es muy sencilla: porque en el momento en que el
viento adquiera su mayor fuerza, el vórtice estará en el pun—
to más cercano á la localidad de observacion; y así como no.
291
puede el vórtice alejarse de repente, sino por grados, así tam-:
poco puede el viento cesar instantánea, sino gradualmente;
y así como las coordenadas de la trayectoria varían no por
salto, sino de un modo gradual y suave; así la fuerza del
viento, que en alguna manera de ellas depende, tampoco po-
drá variar saltando de repente de un maximum á un- mini-
mum. Ademas tampoco puede cesar el viento á consecuencia
de irse alejando el huracan, sin que vaya al propio tiempo
cambiando de direccion; pues aparte el caso de que el vórti-
ce pase por la localidad, en cuya suposicion puede seguir por
mucho tiempo un rumbo fijo, demorando siempre hácia un
mismo punto del horizonte; en todos los demas casos el vór—
tice eruza cortando diversos rumbos, y ora demora en uno,
ora en otro de los puntos del horizonte; y por consecuencia el
viento cambia gradualmente y con mayor ó menor rapidez
segun la velocidad del metéoro, la mayor ó menor inclinacion
de la trayectoria con relacion á los diversos rumbos que atra-
viesa el vórtice, y la mayor Ó menor distancia que le separa
del observador. ad
21. Se concibe que un viento ecuatorial, áun estando en
su mayor fuerza, calme casi de repente, quedando la direc-
cion la misma, como para preparar el cambio de corriente,
que va á seguirse muy en breve; pues siendo un viento expi-
rado debido á la expansion producida por el calórico, se con-
cibe que á una fuerte expansion se siga un abatimiento y, por
decirlo asi,un aniquilamiento de fuerza, debido al enrarecimien-
to mismo del aire; á la manera que sucede en las expansiones
producidas artificialmente, que ocasionan una fuerte onda y
corrientes en todas direcciones, pasada la cual, se sucede la
calma y luego una serie de corientes aspiradas y de sentido
contrario, que restablecen el equilibrio, llenando el vacío que
se habia originado.
22. Cualquiera que sea la direccion del vórtice, nunca un
viento ciclónico podrá darla vuelta entera al compas en una
localidad dada, y pocas veces recorrerá más de la mitad de la
rosa de los vientos en uno ú otro sentido; de manera que —
T, x.—38
292
siempre que la veleta dé una vuelta entera, habrá algunas
de las direcciones del viento que en ninguna manera podrán
pertenecer á las espiras del ciclon. i
23. Al cambiar el viento gradualmente en el paso de un
ciclon, rara vez podrá detenerse por mucho tiempo en un
rumbo fijo y con la misma intensidad; y dado caso que esto
suceda una vez, nunca podrá suceder dos veces en un mismo
huracan. La razon de esto es clara; porque para que esto su-
ceda, es preciso que el huracan suspenda su curso, y como es-
to no sucede sino en el momento de hallarse en el vértice de
la trayectoria, y á punto de tomar una nueva direccion que
se halla casi en ángulo recto con la primera; de aquí es que el
hecho ántes mencionado nunca podrá suceder más de una so-
la vez en un mismo huracan, y esto solamente con respecto á
aquellas localidades quese hallen próximas al vértice de la
parábola. En la lucha de las corrientes generales por el con-
trario el viento podrá quedar fijo en una misma direccion y
casi con la misma inteusidad por mucho tiempo y áun por al-
gunos dias, y esto no en un solo rumbo de la rotacion, sino
ea dos Ó más, es á saber, en los rumbos que corresponden al
pleno dominio de cada una de las corrientes ya perfectamente
establecidas, y en los rumbos donde empieza la lucha.
Despues de esta rápida ojeada sobre las propiedades carac-
terísticas de las diversas corrientes, y deducidos de ellas en
resúmen, á priori y de una manera bien sencilla los principa-
les fenómenos, que cada una de ellas deberá desplegar á su
paso ánte nuestra vista, y puestas de relieve las notabilísimas
diferencias que deberán de ofrecer á un observador atento;
no será difícil, mediante la observacion y discusion de estos
mismos fenómenos, el reconocerlas, distinguirlas y clasificar-
las en un caso particular cualquiera, pudiendo quedar apénas
lugar á la duda, si no es en casos muy excepcionales y de ob-
servacion dudosa é incompleta. Llegados pues á este punto
de nuestro trabajo, la cuestion capital que nos ocupa, es á sa:
ber la discusion, clasificacion y explicacion de los diversos
vientos y demas fases y fenómenos que presentó el temporal
293
del 6 de Octubre desde el 28 de Setiembre, no pueden yá
ofrecer dificultad, teniendo como tenemos, por base de nues-
tras investigaciones una observacion atenta y minuciosa, y
siendo este simplemente un caso particular, que deberá dis
cutirse y resolverse con arreglo á las leyes, principios y dedue-
ciones generales fijas é inflexibles que acabamos de enumerar
y exponer, y que el hecho mismo de sn generalidad pone al
abrigo de toda parcial interpretacion.
Con arreglo pues á estas leyes y principios digo en primer
lugar, que las diversas fases del temporal pasado, atendidas
las solas observaciones hechas en la Habana, tienen una expli-
cacion muy obvia y natural en el solo embate de las corrien-
tes generales, á parte todo movimiento ciclónico.
22 Que en intentando explicar por corrientes ciclónicas
los diversos vientos y demas fenómenos observados, se tropieza
al punto con no pocas contradicciones en oposicion con los prinel-
pios y deducciones generales antes expuestas, que obligan al
entendimiento á retroceder y á rechazar semejante hipótesis.
32 Que áun teniendo á la vista los yá hoy numerosos da-
tos recogidos acerca del huracan que pasó al O, NO y N dela
Habana, del que segun parece tuvo lugar al Ey N de Santia-
go de Cuba, y de los vientos generales que al propio tiempo
reinaron en todala extension de los Estados Unidos, en el
golfo de Méjico y en nuestra Isla, datos todos muy importan-
tes y preciosos; léjos de inducirnos á creer que el temporal que
nos ocupa hayasido debido á huracan ninguno, ponen por el
contrario de manifiesto el que la Habana se halló fuera de la
esfera de accion de entrambos huracanes.
4? A este último aserto debo sin embargo añadirle una:
restriccion y es que al afirmar conforme á estos ulteriores da-
tos que la Habana se halló fuera de la esfera de actividad del
ciclon, me refiero principalmente á los vientos ciclónicos; pues
hoy tengo por indudablemente averiguado que alguno de los
fenómenos observados y particularmente la terrible marejada
de la tarde del 6 fué un reflejo del metéoro, áun cuando este ha-
ya tenido lugar á respetable distancia al O y NO dela Habana.
o
291
Sabido es que la marejada producida por el huracan puede ex-
tenderse á algunos centenares de millas del vórtice, y que á las
veces llega el oleaje uno, dos y hasta tres dias ántes de que
se sientan las primeras fugadas del huracan. En nuestro caso.
concurieron ademas circunstancias especiales, que luego trata—
remos de exponer, las que contribuyeron á quela marejada
fuese más terrible, á pesar de la distancia del vórtice del
ciclon,
Empezando pues por probar mi primer aserto, ¿qué cosa
más natural y obvia y conforme á los principios expuestos
puede haber, que el que en la Habana domine el alíseo del
NE ya muy inclinado al E, modificado ordinariamente por las -
brisas; y el que en un momento dado, aumentando en fuerza,
esta modificacion se haga apénas sensible, y quede el viento
fijo al E y ENE con velocidad de unos 10 á 18 metros por se-
gundo, que es lo que calificamos de brisote y estamos acostum-
brados 4 experimentar? Si al propio tiempo empieza por do-
minar en la parte superior la corriente ecuatorial descendiendo
gradualmente á las capas inferiores, se presentará el cielo cir-
roso pudiendo dar lugar á hermosos halos, miéntras que el ba-
rómetro se declarará en decisivo descenso. Esto es precisa-
mente lo que sucedió en los dias 28, 29 y 30 de Setiem—
bre, ly 2 de Octubre. El 3 y 4, en que el viento in—
clina al ESE y el tiempo entra en lluvias, se presenta una
nueva fase: es el momento en que se entabla la lucha de
las dos corrientes en la region inferior, y la ecuatorial
empieza ú llevar la ventaja: el barómetro tiene qué con—
tinuar bajando, el viento resultante de las dos corrientes, al
par que aumentará en fuerza, tendrá que ir inclinando al $S del
E. Este es el momento en que la mezcla de las dos corrientes
dará lugar á densas nubes y tal vez á precipitaciones acuosas
abundantes. Esto, que con tanta claridad nos dice la teoria, es
precisamente la descripcion gráfica de lo que sucedió el 3 y 4
de Octubre. El 5 y 6 se establece definitivamente la corriente
ecuatorial inclinando por de pronto el viento al SE y SSE. Si--
gue bajando el barómetro, como es natural, al propio tiempo
295
que el termómetro sube y se mantiene elevado, y la sensacion
que se experimenta es de un calor pesado, en el que la expe—
riencia nos hace reconocer y distinguir fácilmente, bien que 4
nuestro pesar, el enojoso viento S de otro cualquiera. Ademas,
no existiendo ya la causa de condensacion debida á la intru-
sion de una corriente en otra, las precipitaciones acuosas que
tengan lugar serán sólo debidas á la sola corriente ecuatorial,
y asi pueden muy bien cesar las lluvias, como cesaron por al-
gun tiempo. El barómetro seguirá bajando y la fuerza del vien-
to irá en aumento, hasta que la corriente ecuatorial llegue á te-
ner su direccion propia de SSO y SO y desfogue toda su vio-
lencia: pasado este periodo de esfuerzo supremo amainarán las
ráfagas, quedando el viento en los mismos rumbos dispuesto
ya á ceder el campo á la corriente polar, Al establecerse ésta,
rolará el viento por el O al NO y N, subiendo rápidamente el
barómetro y bajando el termómetro á la par, 4 medida que va-
ya el viento fijándose al N. Esta es precisamente la historia de-
tallada de los fenómenos que se han ido sucediendo en los 5, 6
y 7 de Octubre. ; -
De todo lo cual deduzco mi primer aserto, y es que las diver-
sas fases del temporal pasado tienen la más obvia y natural ex—
plicacion en el embate de las corrientes generales, aparte todo mo-
vimiento ciclónaco. .
Veamos ahora si con igual sencillez y naturalidad se expli-
can losmismos fenómenos por vientos giratorios, ó si por el
contrario se tropieza al intentarlo con no pocas dificultades en
oposicion con la teoria, que es lo que me propongo demostrar
en mi segundo aserto.
Desde luego hay que notar que el giro completo del viento
desde el dia 28 de Setiembre hasta el 7 de Octubre, no puede
en manera alguna explicarse por solos vientos giratorios pet-
tenecientes á uno solo y mismo ciclon, segun consta evidente-
“ mente de lo expuesto. Y asi, si introducimos como causa de
los fenómenos observados la hipótesis de un solo huracan, ne—
cesariamente deberémos concluir que algunas de las direccio-
nes del viento habrán de pertenecer á las corrientes generales,
296
Digo ademas que no seria prudente ni lógico introducir como
causa de dichos fenómenos más de un huracan: pues en la su-
posicion de que hubiera influido el huracan al E de los dias 28
y 29 de Setiembre, mal pudo aquel ser causa del brisóte al E,
que tuvimos por aquelloselias y siguientes; pues un huracan al
E nos hubiera dado el viento al N rolando al NO. Añádase á
esto que en la misma regularidad de los fenómenos observados
resplandece una cierta unidad, que hace de todo punto im-
probable, por no decirimposible, el que pudiera ser efecto de
dos ciclones distintos admirablemente combinados. Raya para
mien la imposibilidad el poder hallar dos ciclones tales, que
sin faltar á las leyes fijas de su rotacion y marcha progresiva,
pudieran darnos la rotacion completa del viento combinada con
el ascenso y descenso del barómetro, cual se observó en la Ha-
bana. Luego la hipótesis de dos ciclones, 0 simultáneos ó su-
cesivos, introducidos para explicar los hechos observados, la re-
chazo como absurda. Réstanos, pues, sólo discutir siesó nó ad-
misible la hipótesis de un solo ciclon como causa del temporal
en cuestion. Supongamos en efeeto, por un momento, que la
Habana se haya visto envuelta en las espiras de este ciclon.
Así y todo, concluyo de lo dicho, que por lo ménos algunas de
las direcciones del viento observadas, no podrán en manera algu-
na formar parte de'dicho ciclon, y así habrá que relegarlas á las
corrientes generales.
Yo sé bien que fácilmente se me concederá que el viento N
del 7 fué un verdadero norte con todos los caractéres de tal, y
que nada tuvo que ver, por consiguiente, con los vientos circu-
lares del ciclon, que estaba ya por lo ménos á la altura del ca=
bo Hateras. Admito gustoso esta concesion, tanto más, cuanto
que el no hacerla, ó el no admitirla, sería tanto como negar la
evidencia misma. Pero ahora exijo ademas en nombre de la
misma evidencia, que de los vientos giratorios del supuesto cl-
clon se elimine tambien el brisote del E, que tuvimos desde el
28 de Setiembre hasta el 2 de Octubre inclusive, es decir, por
espacio de cinco dias consecutivos: porque éste evidentemente
pertenece tambien á los vientos generales. En efecto, para ex-
297
plicar este viento por medio del supuesto huracan, debería éste
haber estado fijo por espacio de cinco dias alS de la Haba-
na, y áun con esta suposicion, que explicaría la fijeza del vien-
to, no pudiera fácilmente explicarse el descenso progresivo del
barómetro. Esta suposicion es ademas absurda, 1” porque es
improbable que un huracan nos venga del Sen condiciones de
que en el momento de empezar á sentirse, se halle precisamen—
te en el vértice de su parábola;—2 porque atendida la mar-
cha general de los huracanes, se concibe áun ménos que un ci-
clon verifique el vértice de su trayectoria en semejante punto
y en condiciones de poder estar allí detenido por espacio de
cinco dias;—3% porque ¿un dado y no concedido que esto su-
cediera, no sería tal la fijeza del viento, que no tuviera á uno y
otro lado del E oscilaciones bien notables y en armonía con las
oscilaciones barométricas, como sucedió en el primer huracan
del 70 al fijarse el viento al NNO, que fué cosa admirable y en
gran consonancia con la teoría;—4 porque de haberse dete-
nido el viento al E por espacio de cinco dias, no se hubiera
luego vuelto á detener al ESE por espacio de dos dias, y al $ y
SSO por más de diez horas. (Véase lo expuesto en la deduccion
23);—5% porque todos los indicios, la fijeza del viento, su
fuerza casi constante, sus ráfagas mismas, el estado de cielo, el
barómetro, etc., nos indicaban un simple brisote, y si aquello
no lo fué, digo que no conocemos en la Habana lo que son bri-
sotes.
- De consiguiente, si es que hubo huracan en la Habana, en
los dias 3, 4, 5 y 6 de Octubre debió de ser: inmediatamente
ántes, y despues de estos dias dominaron vientos generales del
primer cuadrante, incluso el N y el E. De manera es que el do-
minio de la corriente polar, en sus diversas fases al principiar y
finalizar el temporal, está puesto fuera de toda duda.
Tócanos ahora entrar en lo más escabroso y difícil de la cues-
tion. Los vientos del segundo y tercer cuadrante que soplaron
los dias 3, 4, 5 y 6 de Octubre, ¿son debidos á la corriente ecua-
torial, como yo pretendo, ó deberán más bien explicarse por un
huracan que haya pasado al O de la Habana en la direccion
298
próximamente de SSO 4 NNE, como de positivo sucedió y hoy
no debe ser ya problemático para nadie? Hé ahi la cuestion en
términos los más claros y explícitos. Sólo me resta ya atacarla
de fuerte, afirmando que no puedo ménos de reconocer á la
la corriente ecuatorial en los precitados vientos del segundo y
tercer cuadrante, resistiéndose mi mente á ver en ellos las hue-
llas de ninguna corriente ciclónica, por las razones que voy á
exponer:
1%—La primera razon sea. de congruencia, que bien que in-
directa, no carece de fuerza. Segun lo probado en el primer
aserto, los fenómenos aducidos se explican todos de la manera
más obvia y natural por el solo embate de las corrientes gene- -
rales. Ahora bien: la sencillez y naturalidad de una explica-
cion, ó de una hipótesis que todo lo aclara, es en los fenóme-
nos naturales una de las mejores garantías de la verdad de la
explicacion misma. ¿A qué, pues, irá excogitar explicaciones
especiosas, difíciles y llenas de anomalías inexplicables, cuando
las tenemos tan sencillas y 4 mano?
2*—Por razones análogas á las que paco há acabo de enu-
merar, no se concibe cómo un viento ciclónico pueda quedar
fijo al ESE, y sin aumento notable de fuerza, por espacio de
dos dias consecutivos y con baja de barómetro; y esto, sin em—
bargo, sucedió en los dias 3 y 4 de Octubre.
3”—-Ménos aún concibo, que habiendo llovido continuamen-
te en los dias 3 y 4, dejara precisamente de llover el dia 5, en
que, por estar más bajo el barómetro y arreciar más el viento,
debiera de haber estado el vórtice 4 menor distancia de noso-
tros: y con todo, el dia 5 nada llovió, como tampoco en la no-
che del 5 al 6.
4* —El cariz del tiempo el dia 5 no era de huracan, y ni aún el
mismo dia 6; pues al traves de los nubarrones que á las veces
no eran ni abundantes ni apiñados, se dejaba ver un cielo cir-
roso, y esta capa de cirrus aparentemente fijos, rasgándose por
varios puntos, dejaba entrever por entre los claros, unas veces
un cielo azul puro, y otras los hermosos rayos:del sol.
5"—El termómetro indicaba una temperatura elevada pro-
299
pia de la corriente ecuatorial; y en la pesadez del tiempo y la:
abundante traspiracion que provocaba, nadie podía dejar de re-
conocer el viento $.
6*—Los cambios barométricos se verificaron con notables
variaciónes de temperatura, lo que no sucede en un huracan.
7:—El barómetro y el termómetro siguieron como «de ordi-
nario su marcha antagonista; en un huracan sucede lo con-
trario. |
8*—El viento se mantuvo casi con la misma fuerza en la no-
che del 5 al 6 yen la mañana de este último dia, á pesar de
sus cambios de direccion y del rápido descenso del barómetro;
y esto ciertamente no hubiera sucedido ni podido suceder, á
haber sido aquel un viento ciclónico. |
92—El viento, estando en su mayor fuerza, cesó casi de re-:
pente en la tárde del 6; y esto, segun lo demostrado, no puede
suceder en un ciclon que pasa á distancia, como en nuestro ca-
sO suponemos.
10*—El viento quedó fijo durante unas tres horas en el $,
y más de siete en el SSO, lo que es imposible en un viento ci-
clónico; pues estos rumbos los tiene que pasar con rapidez.—
Véase lo escrito acerca de este caso en la descripcion que di
del segundo huracan del 70, que pasó como el del dia '6, aun-
que mucho más próximo á nosotros, y siendo quizas tambien
de mayores dimensiones que el presente.
11*—Sería verdaderamente una rara coincidencia, que una
serie de fenómenos, que dependen de corrientes en parte gene-
rales y en parte ticlónicas, produjeran una rotacion completa
y directa del viento con la misma unidad y regularidad en el
conjunto de fenómenos, de “ascensos y descensos de barómetro
y termómetro, cambios de tiempo, etc., que suelen producir
por si solas las corrientes generales. A bien que para ello sería
preciso poner enjuego una serie de coincidencias bien difici-
les hasta de concebir. Ya hemos dicho que el brisote con que el
temporal se inició, y el norte último, pertenecen con toda evi-
dencia á..los vientos generales; si, pues, los demas vientos fue—
ron ciclónicos, habrá que combinar la regularidad de la rota—
T. x.—39
300 :
cion y demas fenómenos, y la unidad del conjunto con corrien-
tes generales unas y ciclónicas otras, lo cual es de todo punto
inadmisible. |
Este cúmulo de dificultades es pues lo que me ha “inducido
áno admitir en el temporal del 6 otros vientos que los ge—
nerales, y esta conviccion sube de punto si se considera que
en la Habana no hay norte alguno con todos los caracteres de
tal, sin que preceda el S, y el 7 tuvimos un verdadero norte;
que poco despues se siguió otro norte y luego otro hasta el
punto de haberse sentido á mediados de Noviembre uno de
los más frios, apénas comparable con los de Enero, pues bajó
el termómetro á 12 grados centígrados: que en eso de nortes
la experiencia nos muestra que todo es empezar una vez: al
primero” ordinariamente le cuesta romper, más luego van su
cediéndose unos á otros sin dificultad: que el hecho mismo
de haberse originado ciclones, léjos de hacernos improbable
la presencia y la violenta lucha de las corrientes generales,
por el contrario la suponen y exigen, como el efecto supone
su causa: por fin, que dejando yá á un lado las observaciones
hechas en una sola localidad, que hasta ahora nos ha servido -
como de base única en nuestra discusion, y que ha sido por de-
cirlo así como un leve resquicio altraves del cual nos ha sido
dado entrever la verdad; esta misma verdad aparecerá en to—
dosu esplendoroso brillo desde el momento en que vayan
desplegándose á nuestra vista los hechos mismos y en toda
su universalidad, valiéndonos para ello de los datos que hoy
poseemos relativos á este asunto. Y henos aquí llegados ya á
nuestro tercer aserto. La materia es abundantísima y la dis—
cusion muy del gusto mio; con todo ni lo mucho que he abu-
sado ya de vuestra atencion, ni la escasez del tiempo, ni mi
estado de salud me permite hoy poner fin á este trabajo, se—
gun era mi deseo. Cuento por lo tanto con vestra indulgen—
cia al prorogar para otra de las inmediatas sesiones la con-
clusion de él,
.
301
RevisTa CIENTIFICA; por el Sr. D. Francisco A. Sauvalle.
(Continúa.)
Anestesico LocaL.—El Dr. Hodge recomienda la siguiente
fórmula como un agente local poderoso en las afecciones neu-
rálgicas y para aliviar todos los dolores en general,
R. Albúmen (clara de huevo) 1 onza.
Rigoleno (6 O 4 dracmas.
- Aceite de yerba-buena.... 2 id.
Colodion y cloroformo, aná 1 id.
Sacúdase de cuando en cuando y aplíquese, bien en friccio—
nes fuertes con la mano, ú ligeramente con un pincelito a lo
largo del nervio atacado.
Nuevo siexo DE LA PieLrris.—En su número del 10 de Ma-
yo último el “Mouvement Médical” publicó io siguiente:
Cuando se nota alguna alteracion en el carácter de la orina
es muy importante saber si la lesion que la produjo se halla
en el riñon ó en su pélvis. Varios signos han sido indicados
por diferentes autores para determinar la diagnósis de la pielitis
y de éstos el más importante es la presencia en la orina de las
* celdas epiteliales que revisten la pélvis y los cálices. Por los
reactivos se determina con facilidad la presencia de la albúmi-
na ó se averigua si la proporcion de la urea es la que ha de
tener en el estado normal. ñ
La reaccion ácida de la orina es, segun Oppolzer, el sintoma
más concluyente de la pielitis: pero el Sr. Pascallucci, conven-
cido de la insuficiencia de estos medios, cree haber hallado un
signo más seguro, cual es la presencia de los cristales de nitrato
de urea. - Despues del exámen del epitelio, indica que se aña-
da ácido nítrico y que se examine el precipitado con un mi-
croseopio. Si el catarro se limita á la vejiga, la formacion de
los cristales será normal, es decir que se presentarán bajo la
forma de laminitas hexágonas de figura romboidal, empizarra-
302
das. En la pielitis, estas laminitas son irregulares, los ángulos
truncados, teniendo algunas la forma de pequeños lápices,
escobas ó plumas. Estos signos, cuando son constantes, son más
seguros que cuantos otros se han indicado hasta ahora. .
1
1
MovIMIENTO MEDICO NECROLOGICO DE Los HospPrITALES CIVILES EN
1873; por el Dr. D. Ambrosio Gonzalez del vi alle. (1)
Hospital de hombres de $. Fue y Santiago. Hospital de mujeres de S, Francisco de Paula.
Curados. Muertos. || Exist.? ¡Entrada.| Suma, ¡Curados, Muertos.
20) ccoo LE E ol A E
35 283 67||- 164. * 70|., 234 41 23
Febro....|:+3471. 4341. 1811. 357 TIN. 1701 781, 243 55 17
Meses. | Exist.* ¡[Entrada.| Suma.
Marzo ...| 347| 450| 797 397 738) 171 611 232 57] 24
Abril....| 327| 445| 772| 359 571 151 651 -216/ : 54, 14
Mayo 356. 501 857| 448 7511 1481; 921 ,240| . 46]. -,27
Junio | 334| 620| 954; '479| 121] 167; 70| 237 57 24
Julio .... 354| 707| 1061|: 559 145| 156) .73/ 229) -:68|/ 18:
Agosto .| 357| .532| 889| 464! 114 148| :62| 210 :36|. 15
Setbre. .| 311 519| 830| 392| 77|| 159 58, 217| 57 23
Ocbre.. .. 361| 445 806| 394| ' 68|| 135] -57| 1921: 87
Novbre.| :344|: 470| :814| 868.78] 137: , 48] 180]. 82
Dicbre . 873] 882 755 875| 64, 186 67208 38|., 22
SUMASs. uaccios - 6202 ..0;000 -4875| MLOV linmucic 95D iraraa! 575|, 237
En 1872... JADDL copan AE BAR o sono] Dl oe repo / -568| 241
Aumento, le Toco PODIDO: sos leniciolados chidas
Dientmue 1d dedito Deo eE | eras: EN Mei 4
Existencia para 189874............. 916 Existencia para 1874... 143
Proporcion de mortalidad......... 16:30 'Proporcion de mort.** 2481
Máximo de camas ocupadas...... 441
ENFERMEJADES ZiMÓTICAS.
Asistidos. Curados. Fallecidos. Existencia.
$, Felipe y Santiago. — — EE Und
Viruelan.oilit. 15 12 Buzstl 89
Fiebre amarilla... 383 234 149 or il IS
398 246 192 ¡% IAN
[1] Véase el tom. IX, pág. 373.
cgl6 1,S'b 98 3U-U-AG PL LG 936 [S6 0B/E0'3 129 GUY 1388 (UL 0 vé JUL [ee 6S168 L |LO'GS)O6'ONG'V9MZS ¡L6SI8 Pgrp PS iS ¡9 TS pozo ¿Le
ope Tis E '9-u-esic'e2/08/L9 16 jp3'03/8rz lo0'6Nerrajres rs lega [rte fri'oglts tr jostes is omp estis's [Sosts TO HL PS lg feto fo'zs [Os
elo Top | :s-oures-os-osle'6z63/8g|Zs [324 03|80'v [1681166 aaj1za lee |ruva 16% [rrroglze"r [os t6ci8r role este Tr [6 3er la vorfe'es loz |46r le za [63
ZO ele ass ¡e88-a-9ur-s-018 "TA pElocio6 [6961 L0'8 98'21136'03|8' 20 136 Juez 193€ j90'09/98'T £8'829/69'09/1'ZS1 [608 G.9b1[S99n8'€S lo'9 Ios leg [83
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e'alo'els rl | :as-o-oss-u-a-as]p'G ¿[3329 /v8 [os'ori6a'E |r8rlo0o raza 149 lee [00€ [o 6c06'T [ac sclas o9lv'e9r]o'6r jeestlelza1fe'pS lg9 |90s [pizs [95
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- "VIO TEC SVU0H SALNTUAAIC 10d SVOLDOTOTOILEN A
SYOLLT
DVM SENOIOVATUSIÓ
ANALES
DE LA
ACADEMIA DE CIENOIAS MEDICAS, FISICAS Y NATURALES
DE LA HABANA,
REVISTA CIENTIFICA.
NOVIEMBRE DE 1873.
'ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA.
SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 14 DE SETIEMBRE DE 1873.
SEÑORES ACADÉMICOS CONCURRENTES.—r. Sauvalle, Vice—Presi-
dente; Melero, Rocamora, Oxamendi, Cowley (D. Rafael), €.
del Valle(D. Ambrosio), R. P. Viñes, Finlay, Reynés, Cerero,
CFovantes, Donoso, Fodriguez; Mestre, Secretario.
Lectura y aprobacion del acta de la sesion anterior.
Asiste á la sesion el socio de mérito R. P. Viñes.
CoRRESPONDENOIA.—Leyéronse en seguida: 19 Una comuni-
cacion del Gobierno Superior Político remitiendo el expe-
diente de D. Manuel Sanjurjo y Sanchez y D. Fernando Min-
teguiaga, aspirantes á las plazas de médicos municipales de
los partidos del Padre las Casas y Camarones (jurisdiccion
de Cienfuegos); del que se dió traslado á la Seccion de Medi:
cina y Cirugía para el informe respectivo; 22 otra idem de la
7, 1.24
186
misma procedencia, incluyendo la instancia documentada del
Dr. D. Leonardo Auzquia, en solicitud de la plaza de médico
municipal del partido de Alvarez (jurisdiccion de Ságua la
Grande), la que se remitió 4 la Seccion mencionada; 3? otra
idem de idem, acompañando los documentos pertenecientes
al Ldo. D. Vicente de la Guardia y Mádan, que pretende una
plaza de médico en el hospital de San Felipe y Santiago de
esta ciudad: con igual tramitacion; 4? dos oficios del Dr. Ro--
driguez, Secretario de la Seccion de Medicina y Cirugía, en
donde manifiesta, que no acompañando los Sres. Sanjurjo,
Minteguiaga y la Guardia los documentos que acrediten su
aptitud legal para el ejercicio de la profesion, ni originales,
ni en copias certificadas, la Seccion no puede ni debe dar su
dictámen hasta tanto que no obren dichos datos en los res-'
pectivos expedientes; 52 una comunicacion del Sr. D. Anto-
nio Lopez Prieto, remitiendo á la Academia la cantidad ofre-
cida para ayudar á los gastos que ocasione la instalacion del
Museo, á quien se contestó con atento oficio, dándole á nom-
bre de aquella las más expresivas gracias por su generoso
desprendimiento; 62 otra idem del Sr. D. Francisco Groyrl y
Adot, ofreciendo al Instituto la suma de mil pesos como pre-
mio de las memorias que se escriban sobre enfermedadas de
los países cálidos, en especial la diarrea crónica y su trata—'
miento, por cuotas de 250 pesos en cada concurso, aumentán—
dose con las que no se hayan invertido por falta de concur-
rentes 6 de asignación de la Academia: se contestó aceptando
su valiosa oferta, que ha de redundar en Provecho de la cien-
cias, de la humanidad y en honra del fundador del premio.—
Presentó, por último, el Secretario el cuaderno 7 del “Genio
Científico;” los núms. 1020, 1022, 1023 y 1024 del “Siglo
Médico” de Madrid, y las entregas 27 y 28 de la “Indepen—
dencia Medica” de Barcelona. |
Lrrorricra.——Enteróse despues la Corporacion de una nota
enviada por el Dr. D. Fernando G. del Valle, con objeto de
contribuir en algo para la historia de la Cirugía en esta Ísla,
y relativa á un caso de litotricia efectuada en una mujer de
187
cincuenta años, por el año de 1860, en el Hopital de S. Fran—
cisco de Paula. Habia en ella un descenso de la matriz y los
síntomas de un catarro vesical crónico: el cateterismo demos:
tró la existencia de un cálculo; reconocidos su tamaño, pues
medía 16 líneas de diámetro, y su naturaleza, que era terro
sa, se hizo su trituracioh con el rompe-piedras de Heurteloup,
repitiéndose al cabo de cinco dias, —con lo que pudo la enfer-
ma arrojar los fragmentos hasta la cantidad de 149 gramos y
quedar completamente curada desde entónces.
Cuasant.—En el uso de la palabra el Dr. Oxumend?, leyó
una memoria sobre el agua destilada de las hojas del Cuaja-
ní (Aqua destillata foliorum Pruni occidentalis, Sw.) y del
fruto del cuajanicillo (Ag. destáll. drupe Pruni spherocarpe
Sw). Despues de recordar que al Sr. Sauvalle debia el co-
nocimiento de que en dichas especies botánicas se hallaba el
ácido cianhídrico en cantidad notable; que Swartz y Jacquin
-son,segun Grisebach, los autores fundamentales de los produc:
tos vegetales de las Antillas inglesas; que el Catálogo del
autor aleman, revisado por el Sr. Sauvalle, es el más cemple-
to que existe asia el dia respecio á las plantas de esta Ísla:
despues de indicar las especies comprendidas en el gen. Pru-
nus, —que Grossourd y considera como remedios inocentes los
preparados del cuajaní, cuyas flores y hojas pueden emplearse
en tisanas pectorales; que los Sres. Husemann, en su impor-
tante obra publicada en 1871, no mencionan dicha especie ni
el cuajanicillo: de señalar todas las que contienen amigdalina,
deteniéndose en el Cerasus brasiliensis, que es un sinónimo
del Prunus spherocarpa, conforme lo consigna el Sr. Lang-
gaard, médico danés establecido en el Brasil y autor del
“Novo Formulario” publicado en portugués en 1868; y el
análisis que de ella dió el Dr. Peckolt enla Gaceta médica de
1864, demostrando que sus frutos dan amigdalina cristaliza-
ble,—expone el Dr. Oxamendi que el Sr. Ldo. Figueroa ha
encontrado 50 miligramos de acido ciguhídrico por onza del
agua destilada de las hojas del Cuajaní, cantidad que exige
el Códex para la de laurel cerezo, pero que no tiene la que -
188
corre en la Habana, pues se desvirtúa con el tiempo, lo mis-
mo que el agua de la semilla de mamey colorado, siendo más
estable aquella; y concluye que debe reemplazar á las
demas.
Discusion.—El Dr. Cowley (D. Rafael) manifiesta que, áun
cuando se atribuya á un espíritu de contradiccion, si por una
parte celebra de todas véras los buenos deseos del Sr. Oxa-
mendi en las memorias que ha presentado á la Academia, al
ocuparse de cinco productos indígenas, siendo uno de ellos
un purgante oleoso y los otros cuatro plantas cianogenadas,
no puede ménos de estar en desacuerdo con dicho académico
respecto al modo y forma de sus comunicaciones. Llama des-
de luego la atencion una cosa que raya en ingratitud, y es la
facilidad con que pasa del agua destilada de yuca agria á la
del mamey colorado para abandonarla pronto por otia que
merece su preferencia, sin pensar que así se desvirtúan sus
anteriores opiniones. Pero ¿es tal la importancia de las aguas
ciánicas que merezcan la predileccion que el Sr. Oxamendi les
concede? No, ciertamente: ellas no valen algo sino por el
ácido cianhídrico: éste es su elemento principal, el que les da
sus propiedades; y en cuanto á las plantas que lo contienen,
son numerosas, pero Ja cantidad de principio activo es
en extremo variable y depende de su edad, de la época en
que se verifica su recoleccion, de las partes de la planta que se
aprovechan, de otra multitud de circunstancias y hasta de la
conciencia farmacéutica. Ademas el cuajani, segun le ha ma-
nifestado el Sr. Sauvalle, pierde con suma presteza el ácido
prúsico; el ácido cianhídrico medicinal puede reemplazar to--
das esas aguas ciánicas, unas inocentes y otras tóxicas segun
el tiempo de su preparacion, porque todas son alterables con
el tiempo, y áun el ejemplar de la del Cuajaní presentado por
el Sr. Oxamendi á la vista de todos, destapado ha disminuido
bastante -su olor. Ha dicho el Sr. Figueroa que la citada
agua es más estable que las otras; pero puede asegurarse que
le sucederá lo mismo que á las demas: conteniendo el mismo
ácido volátil, la ley es idéntica para todas. El Sr. Oxamendi,
189
+ en sentir del Dr. Cowley, debió de limitarse á señalar su pro-
cedencia, cuando se trataba de productos cianogenados, acep-
tados y desechados todos sucesivamente, sin los cuales puede
uno pasar, que cuando no son infieles son peligrosos y cuyo
número está indicando con la riqueza en los remedios la po-
breza de la terapéutica. Si el mencionado académico hubiera
tratado de reemplazar la monesia, la quina, la ipecacuana,
ete. con productos indígenas, habría hecho algo útil y digno
de la Corporacion; pero se refiere á un medicamento que es
muy raro administrarlo solo, sino asociado á otros, á quienes
puede atribuirse toda la accion curativa, como se observa con
el kermes suspendido en el looch: blanco.
- Alas observaciones que preceden, contestó el Dr. Oxamen-
- dí que no había hablado de las aguas destiladas del Prunus
occidentalis y sphorocarpa como si fuera una panacea, ha-
biendo manifestado ya en una de sus memorias anteriores
cuáles fueran sus indicaciones más importantes. Todos sus
esfuerzos tienden á reemplazar con productos indígenas los
exóticos empleados en Medicina, en lo cual hay ventaja para
la ciencia por la facilidad de tener las plantas frescas y de
preparar á cada paso las formas en que se aplican, y tambien
bajo el punto de vista de su valor monetario, siendo muy no-
table la diferencia. En Europa, por otra parte, son comunes
las sustituciones del agua de laurel real por la de almendras
amargas; y es sensible que el Sr. Cowley, en quien la Farma-
cología, segun él mismo cree, es hereditaria, no le ayude en '
esa propaganda, toda vez que “Nobleza obliga.”
El Dr. Cowley replicó que estaba en la firme conviccion de
- que se perdía lastimosamente el tiempo no reemplazando cosas
útiles, sino medicamentos que no tienen valor, como los ciano-
genados, y no presentáundolos con estudios y experimentos á la
altura de la ciencia, sino en comunicaciones que no permiten
concederle la sancion académica.
El Dr. Oxamendi explica que, al fijar su atencion en las
plantas medicinales de la isla de Cuba, ha empezado por las
que contienen clanógeno, por la facilidad con que en ellas se
AÑ
e
190
acusa el principio que les comunica esas propiedades, siendo
entónces tambien fácil deducir sus aplicaciones.
El Sr. Sauvalle cree que los estudios del Dr. Oxamendi son
de gran utilidad, por cuanto facilitan considerablemente eu
los campos la práctica de la medicina y de la farmacia, sir-
viéndose de plantas indígenas que pueden suministrar los re-
medios que se necesiten.
El Dr. Cowley repone que, tocante á los productos cianoge-
nados, no hay en primer lugar ventaja alguna que no pueda
obtenerse con otros medicamentos; y en segundo, hay peligro
en dejar su uso á merced de cualesquiera.
El D». Mestre manifiesta que la poca importancia que el Sr.
Cowley atribuye á los preparados ciánicos crean para él un
compromiso, el de demostrar que ese grupo de medicamentos
puede sustituirse en Terapéutica con otro gupo que ofrezca
sus mismos efectos fisiológicos y terapéuticos: que respecto al
trabajo del Dr. Oxamendi, no puede exigírsele que sea per-
fecto y completo, pues su objeto no ha sido que la Academia
le dé su sancion en este sentido, sino 1r abriendo el surco en
un terreno en que deberían seguirle muchos trabajadores, á fin
de llegar á constituir una obra semejante á la que en francés '
publicó el Dr. Cazin sobrelas plantas medicinales indígenas de
Francia, que alcanzó un premio y varias ediciones, aunque
muchos de sus capítulos no tengan ese grado de perfeccion
que quiere el Sr. Cowley y que no siempre es dado conseguir.
El Dr. fieynés se asocia á las palabras vertidas por el Dr.
Mestre, en cuanto á que el Sr. Cowley se explique más exten-
samente acerca del valor terapéutico de los medicamentos
ciánicos, puesto que en otra ocasion y en el seno mismo de la
Academia, se ha expresado el Sr. Reynés á favor de ellos. |
El Dr. Cowley procura fijar bien la cuestion: él está dispues-
to á probar que son tan poco importantes sus propiedades te-
rapéuticas, que podemos pasar sin ellos.
El Dr. Rodriguez opina que deben alentarse los trabajos
por el estilo del que ha leido el Sr. Oxamendi, porque con
esas sustituciones se facilita la práctica, y con aquellos se des-
: | 191.
pierta el estímulo de todos y hasta del Sr. Cowley: recuerda
con este motivo que al ingresar el Sr. Sauvalle en la Corpora-
cion, lo hizo con una memoria de esa naturaleza, muy estimada,
sobre las plantas medicinales, y despues redactó un plan de in-
vestigaciones que seinterrumpieron desgraciadamente y que
bueno sería continuar, siendo el Dr. Oxamendi el único que,
con una constancia digna del mayor elogio, prosigue hacién-
dolas.
El Dr. Oowley trata de demostrar que para los esfuer-
zos del Sr. Oxamendi no ha tenido más que elogios; pero no
así en lo que se refiere á la realizacion de su trabajo, que no
puede merecer la sancion académica, llamando particularmen-
te su atencion que la última planta estudiada sea superior á
las que le han precedido en el exámen que de ellas se ha efec-
tuado. q
Léjos de estimarse como un trabajo perdido, considera el
Dr. Rodriguez que se ha ganado con él el descubrimiento de
una planta más rica que 1 otras sometidas hasta ahora al
análisis, lo que dará lugar á una sustitucion ventajosa. - No es
posible todavía reclamar sino una perfeccion relativa, que sir-
va de guía á ulteriores investigaciones.
El Dr. Rocamora se adhiere á los expuesto por los Sres.
Sauvalle, Reynés, Rodriguez y Mestre: pero si debe estimular-
se al hombre estudioso en sus trabajos, no deja por eso de
llamar la atencion la rara casualidad de que cada una de esas
plantas sea más rica en ácido ciahídrico que las anteriormente
estudiadas por el mismo profesor. Todas las rosáceas contie-
nen ese principio, en más ó ménos cantidad, y lo que impor-
taría es hacer un estudio comparativo de ellas. Los trabajos
emprendidos por el Dr. Oxamendi no son nulos ni acabados:
son problemas que se plantean y que más tarde podrán str
resueltos por otros, queá su turno estudiarán las rubiáceas,
las gramíneas, las asparragíneas ete. Por lo que hace á la bue-
na Ó mala fé de los farmacéuticos, á que se ha'hecho referen-
cia, —protesta el Dr. Rocamora contra todo lo que se diga sin
suministrar las pruebas, pues si hay nombres honrosísimos en
/
.
192
ese gremio, el público sabrá eliminar á los que no sean dig
nos de consideracion, pero que deben ser señalados para que
se les forme expedientes, y no atacados de una manera ambí-
gua que parece comprender pon á cuantos ejercen tan be:
nemérita profesion.
El D». Cowley insiste en que lo que para el Dr. Rodriguez
es un adelanto, para él es un retroceso, por no existir verda—
deros motivos que den la preferencia á una de esas aguas des- .
tiladas sobre las otras, y porque todas se adulteran, perdien-
do el ácido á que deben sus propiedades.
El Dr. Oxamend: advierte que esa preferencia tiene su ra-
zon de ser en la mayor cantidad de ácido cianhídrico que el
análisis químico ha demostrado y en la mayor facilidad de -
preparar el medicamento á cada paso por la abundacia de la
planta y la comodidad de tenerla fresca siempre que sea me-
nester. Por otra parte, el Dr. Mestre ha herido la dificultad
al decir.que el trabajo no se ha sometido á la aprobacion de
la Academia: ésta no puede aprobar ó desaprobar en una cues-
tion que se halla al estudio y que está aún sobre el tapete.
Revista OIENTIFICA.—Hallándose presente el socio de mé-
rito R. P. Viñes, le suplicó el Sr, Sauvalle que ocupara la pre-
sidencia, para leer, como lo hizo, una Revista científica, en
que se ocupaba del hidrato de cloral contra la tos ferina, la
incontinencia de orina y el mareo; de un nuevo signo de la pie-
litis, cual es la presencia en la orina de cristales de nitrato de
urea; de un nuevo método de conservacion de los cadáveres;
de-una fórmula que se recomienda como muy eficaz para ob—
tener la anestesia local, y en la que sirve de base el rigoleno;
y de las aguas potables, considerando los efectos de las mate—
rias animales disueltas en ellas, la influencia que puede tener
eb uso del agua de la Zanja en la salud pública, —la engañosa
apariencia de algunas, que las hace estimar como muy- bue-
nas para ser bebidas á pesar de encerrar sustancias venenosas
que, en pequeñas dósis, obran con la mayor actividad—las
-infiltraciones de las cloacas y letrinas,—la produccion de las
diarreas y disenterías, la propagacion del cólera, el desarrollo
| 193 ]
de las hidátides hepáticas, de la fiebre tifoidea,—estando hoy
generalmente admitido que “la mejor agua potable es la que
ménos materias orgánicas contiene.” (1)
- El Dr. Finlay recuerda con este motivo. que ahora cinco
años se desarrolló en el Cerro el cólera, siguiendo el curso del
agua de un lado, miéntras del otro no se observaron los mis-
mos casos á pesar de las malas condiciones en que allí se en-
cuentran los moradores, entre otras el hacinamiento de las
casas; y promete presentar en la próxima sesion un trabajo en
ese sentido.
Despues de lo cual quedó la Academia constituida en se—
sion de gobierno.
SEsION PUBLICA ORDINARIA DEL 23 DE SETIEMBRE DE-1873.
SEÑORES ACADEMICOS CONCURRENTES.—£r. Sauvalle, Vice-
Presidente; Reynés, R. P. Viñes, V. Machuca, Cowley (D. Ra—-
fael), Garcia, Babé, Fovantes, Finlay, G. del Valle (D. Ambro-
sio), Oxamendi, Rocamora. Castellanos, Machado, Plasencia
Miranda, Rodriguez; Mestre, Secretario,
b)
Lectura y aprobacion del acta de la anterior sesion.
El Sr. Presidente comunica á la Corporacion que asiste á la
sesion el socio de mérito R. P. Viñes.
CORRESPONDENCIA. —Leyéronse en seguida por el Secretario:
1% Una comunicacion del Gobierno Superior Político remi-
tiendo el título de Licenciado en Medicina de D. Vicente de
la Guardia y Mádan, que solicita una plaza de médico en el
hospital de S. Felipe y Santiago de esta ciudad; documento
que fué enviado á exámen de la Seccion respectiva;—2. 9 otra
comunicacion del Gobierno Superior, decretando se informe por
la Academia acerca de una instancia de los Sres, Ubiols y
Vazquez, en solicitud de que se le permita expender un reme-
dio anti-odontálgico; acordándose la remision de dicha ins-
(1) V, Anales, t. X, pág, 152.
T, x.—26
194
tancia y del frasco que la acompañaba á la Comision de Re-
medios nuevos y secretos; —3? Otra id. del Excmo. é Tllmo.
Sr, Regente de la Audiencia, recordando el despacho del in-
forme relativo al estado mental de D. Ramon Quintero, pro-
cesado por delito de hurto: manifestando el Secretario, que
desde el 16 de Julio último habia sido elevado al Excmo. Sr. *
Gobernador Superior Político, por cuyo conducto lo pidió á
la Academia el Sr. Alcalde Mayor de Monserrate,—se acordó
decirlo así al Sr. Regente; 4% Un oficio del Dr. Rodriguez,
adjuntando el expediente de D. Vicente de la- Guardia y Má:
dan, así como el informe evacuado por la Seccion de Medicina
y Cirugía; al que se daría lectura en sesion de Gobierno; y 52
un oficio del Dr. Lebredo, participando su nuevo domi-
cilio.
El Dr. Rieynés, Secretario de correspondencia nacional y
extranjera, presentó: el núm. 29 (año 8%) de la Indeperden-
cia médica de Barcelona; el número 557 de la Revista Minera:
de Madrid; los 1025 y 1026 del Siglo médico de dicha capi—
tal; la entrega 15 del Anfiteatro anatómico español, de la mis-
ma; algunos números de La Nacion, periódico universal, de
Méjico; y una circular referente á un filtro desinfectante eco—
nómico, de Palacio, y á otros aparatos químico-industriales.
Donny o.—El S». ¡Sauvalle manifestó que despues de algu-
nas dificultades, se habia logrado por fin recibir la cantidad
cedida á la Academia por la Sociedad y Económica, y en prue-
ba de ello leyó un oficio del Excmo. Sr. Gobernador Político,
Presidente del Ayuntamiento y de la Comision provincial de
la Exposicion de Viena, transcribiendo otro del Superior Go-
bierno en que aprueba la concesion de dos mil pesos de lo so-
brante de la Exposicion de Paris, á fin de. que la Academia
de Ciencias “atienda con ellos á la creacion de una Biblioteca
pública y Museo indígena,” y se ordena la entrega de dicha
suma al Presidente ó su delegado de la referida Corporacion.
El Dr. Miranda expuso entónces que, como todos sabian,
el éxito de la empresa se debia sobre todo á los estuerzos y á
la abnegacion de nuestro digno Vice-Presidente, el Sr. Sau—
y
195
valle, quien se habia hecho merecedor á un voto de gracias,
que tenia el honor de proponer á la Academia.
Acordado por unanimidad, —contestó el Sr. Sauvalle dando
las más expresivas gracias, aunque “estaba ya más que remu-
nerado con el gusto de haber sido útil 4 la Academia, inician--
do la idea de la asiguacion que con tanta generosidad consig-
nó por unanimidad á esta Corporacion la Sociedad Econó-
mica de Amigos del País, y de haber llevado á cabo con feli-
cidad una empresa que presentaba no pocas dificultades, Es
verdad, Señores, (agregó el imencionado socio), que he hallado
en nuestras ilustradas autoridades, así como en todos los que
han intervenido en el expediente formado con este objeto, las
mayores simpatías por la Academia y por nuestro digno Pre-
sidente tan generalmente apreciado. Sería una ingratitud de
mi parte si dejara de recordar aquí algunas de las personas
que más interes han mostrado por servirá la Academia. En
primer lugar mencionaré al Excmo. Sr. D. Rafael Rodriguez
Torices. Director general de la Sociedad Económica y el Vo-
cal de la misma Sr. D. Antonio A. Ecay. Iguulmente debo
tributar las gractas al Excmo. Sr. D, José Montero Rios, Rec-
tor de la Universidad, al Sr. Ustáriz del Consejo de Adminis:
tración y á nuestro respetable y dignísimo Gobernador Polí-
tico el Excmo. Sr. Conde de Cañongo. Ruego á la Academia
se sirva acordar un voto de gracias á los ilustrados y bene-
méritos patricios que han dado pruebas de su amor á las cien-
cias y del aprecio en que tienen á esta Corporacion.”—Así lo
acordó ella unánimenente.
FarLecinrento.—Habiendo participado el Dr. Rodriguez
el fallecimiento del Dr. Vélaton, recientemente ocurrido en
Francia, —expresó el Secretario que, como académico y como
discipulo, había ya pensado dedicar un recuerdo á aquel so-
cio de mérito que vino á ocupar la plaza que dejó vacante el
ilustre Velpeau, y cuya pérdida comunica tambien con sumo
pesar: recordó las principales obras que había publicado, —
sus “Investigaciones acerca de la tuberculizacion de los hue-
sos (1837),” el “Pratado de los tumores de las mamas (1839),”
196
el “Paralelo de los diversos modos operatorios (1850),” la
“Influencia de la- posicion en las enfermedades quirúrgicas
(1851),” los “Elementos de patología quirúrgica,” en colabo-
racion con el Dr. Jamain, que hace pocos años precedió al maes-
tro en el camino de la muerte, (1844-58), cuya 2? edicion se
había empezado con la ayuda del Dr. Péan; los “Progresos de.
la Cirugía en Francia,” memoria en colaboracion con otros
distinguidos cirujanos; —llamando sobre todo la atencion el
trabajo primeramente citado, y que forma época en la histo-
ria de la afeccion á que se refiere, despues de Boyer y ántes
de la Escuela histológica en Francia, que cuenta entre sus ex-
presiones la tésis inaugural de nuestro socio corresponsal el
Dr. M. G. Echeverría, hecha bajo la direccion del jefe de aque-
lla, Ch. Robin (1). Pero ademas de esas publicaciones, y aca-
so las más útiles é importantes, son sus lecciones clínicas, nu:
merosas, recogidas por sus discípulos é insertas en muchos y
diversos periódicos, lecciones que convendría reunir, como lo
hizo en parte en inglés el Dr. Atlee (2), y entre las cuales re-
cuerda el Dr. Mestre, por haberlas oido, las referentes á los
tumores sanguíneos de los músculos, á los venosos del cráneo
en comunicacion con la circulacion interior, á los glandulares
de la bóveda palatina, á los mielopláxicos del maxilar supe-
rior, álos del teste, etc., etc. En esa época Velpeau, en la
Caridad, atraía gran número de oyentes con sus sabias y “eru-
ditas conferencias; Jobert en el Hótel-Dieu sólo por la rap1-
dez y la limpieza en el manual operatorio; y Nélaton en la
Clínica de la Facultad veía siempre llenos todos los asientos
por las cualidades que enaltecían sus lecciones: la claridad y
la sencillez, las explicaciones gráficas con auxilio del trazado,
la preeminencia en la ciencia del diagnóstico, y el genio in-
ventivo para las operaciones, pudiendo seguirle, á virtud de
esa claridad y de ese talento, aún los ménos avanzados en los
estudios médicos. Entre otras pruebas de esa inventiva, que
á cada paso se ejercitaba con motivo de los procedimientos
(1) Sur la nature des affections dites tubercules des vertébres.—Paris, 1860.
(2) Clinical lectures on surgery.—Philadelphia, 1855.
A
quirúrgicos, señala el Dr. Mestre: la talla pre-rectal, que ha
realizado un- verdadero progreso en esa materia, y que por
primera vez se dió á conocer en la tésis inaugural del Dr. Her-
nandez (1), entrando casi inmediatamente en la práctica y de
que-son ejemplos las operaciones verificadas entre nosotros
desde hace algun tiempo, y últimamente por el Dr. Busta:
mante con éxito feliz; la tienta de porcelana no bruñida
para reconocer en la herida de Garibaldi la presencia del pro-
yectil, de antemano diagnosticada por Nélaton;la enfermedad
del Principe Imperial, en que su bisturí vino á demostrar la
existencia de un absceso, cuando todos aceptaban una .coxal-
gia; el mismo Emperador de los franceses, que más de una vez
le debió la mejoría de sus males,para fallecer despues de una
doble litotricia efectuada en Inglaterra por el célebre especia-
lista Thompson,—aunque los médicos de Francia hubiesen se-
ñalado ántes una pielitis calculosa. “La Cirugía, en fin, aca-
ba de perder un hombre eminente, la humanidad un utilísimo
servidor, y las Corporaciones, sobre todo nuestra" modesta
Academia, un socio que sin duda las honraba con el prestigio
de su nombre.” E
QuistE PiLos0.—Leyó despues el Secretario un caso curioso
remitido por el socio de mérito Dr. D. Fernando Gouzalez
del Valle, y en que se trata de un quiste piloso extirpado en
un jóven de quince años: se hallaba situado cerca del ángulo
superior y posterior del parietal derecho, con el volúmen
próximamente de un huevo de paloma, un poco de sensibili-:
dad al tacte y"los caractéres de un simple quiste seroso: data-
ba desde la niñez, aunque en los dos últimos meses se nota-
ra su más rapido aumento: hecha la puncion, dió alguna'sero-
sidad clara; practicada una incision longitudinal, paralela á
su mayor diámetro, salió primero serosidad y luego un poco
de SAngraza; y profundizando más la incision, se encontró
una sustancia extraña, de color negro, que, extraida la bolsa
ó membrana en que se hallaba encerrada, resultó ser abun-
(1) Exámen des différents procédés de taille sous-pubienne, et description spécia-
le dan nouveau procédé, la taille pré-rectale.—Paris, 1856.
198
dantes cabellos enroscados. observacion recogida y operacion
hecha por el alumno de 4.9 año, D. Juan Bta. Ferrari.
MORTANDAD POR LA FIEBRE AMARILLA—El Dr. G. del Valle
(D. Ambrosio) da cuenta del curso de la mortalidad de la fiebre *
amarilla desde su incremento hasta su declinacion, observado
en la Habana en los meses de Mayo, Junio, Julio, Agosto y Se-
tiembre próximo pasado, cuyos totales son 127, 378, 416, 127
y 34; habiéndole incitado á esta estadística particular, que
en un periódico de la capital se haya hablado con suma lige-
"reza de “calumniosa clasificacion,” y hallándose ajustada aque-
lla á las certificaciones de defuncion dadas por los mismos
facultativos, y enviadas por los respectivos párrocos á la Jun-
ta Superior de Sanidad, donde deben encontrarse.
Cuadro del curso de la mortalidad de la fiebre amarilla desde su
incremento hasta su declinacion, observada en la Habana
en 1873.
DIAS, Mayo, Jumio. Julio. Agosto. Setbre. DIAS. Mayo. Junio. Julio, Agosto. Setbre.
1 2-19, 19* 1074: Ant.” 0 AL 158: 0234
2 1 DO 7 1 17 3 Dd 9 6 1
5) SE EZ 8 Z 18 6s Aca 1 2
4 Ss + AE E GA 19 Da 60 LO Di
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6 E A A O! 21 a PIS TeEer LS
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1 E ss Ma a EG les 2 1 29 o A 8 ss
15 O ASAS 1 JO tie 90. 19 205 Y
16553. "14 9 6 1 A 13 1
Sumas... 41 158 234 85. 21 Suwmas.. 127 378 416 127 34
'TrRASMISION DEL COLERA POR MEDIO DEL AGUA.—En el uso de
199
la palabra el Dr. Finlay, leyó un trabajo sobre la trasmision
del cólera por las aguas corrientes cargadas dé principios es-
pecíficos. Empieza con un resúmen de los datos principales
en que se funda la ciencia para aceptar ese medio como uno
de los más poderosos de propagacion, desde Lauder Lindsay
queen 1854 dedujo de sus experimentos que el gérmen co-
lérico reside en la sangre y que su eliminacion se efectúa
especialmente por las excreciones intestinales, —los ensayos de
Thiersch en 1859, dando el cólera á unos ratones mediante la.
ingestion de sustancias impregnadas de deyecciones coléricas,
—los de Robin, inyectando éstas en las venas y tráquea, —las
de Legros y Goujon, practicando ademas inyecciones hipodér-
micas; los experimentos de Guttmann y Baginsky, con resul-
tados análogos, y por último los de Burson Sanderson,—todos
los cuales comprueban la trasmision del cólera por las evacua-
ciones, vómitos y suero de la sangre de dichos enfermos, 1n-
. troducidas las materias específicas debajo de la piel, en la piel
6 en la tráquea de los animales, —-por su ingestion en el estó-
mago si no hay jugo gástrico bastante 4 transformarlas,—no
dejándose penetrar la piel, ni 4un despojada de su epidérmis,
y destruyéndose la virulencia al cabo de algun tiempo. Ca-
so de trasmitirse el cólera por medio de la atmósfera, no se le
debe conceder sino una influencia muy secundaria, segun lo
prueban ejemplos numerosos y bien observados, no faltando
tampoco para demostrar la propagacion merced al contacto
de los objetos contaminados, citando el Sr. Finlay algunos,
así como la opinion de médicos muy entendidos. En la idea,
por consiguiente, de que el modo de trasmision más frecuente
deberá consistir en su introduccion por las vias digestivas en
forma de partículas sólidas ó líquidas contaminadas y la
coexistencia de una alteracion de las funciones. de aquel apa-
rato, capaz de disminuir la secrecion del jugo gástrico, se
detiene á considerar la epidemia del cólera de 1867 en sus
relaciones con la barriada del Cerro y las ramificaciones de
la Zanja, á cuyo efecto ha trazado el plano de éstas y formado
al propio tiempo un cuadro de todos los casos ocurridos en el
200
Cerro,—con que se demuestra que el número de los invadidos
guardó proporcion con la inmediacion de las casas'á la Zanja
ó6áalguno de sus ramales descubiertos, concluyendo por últi-
mo el autor, al señalar un peligro que se haría extensivo á la
Habana con la reciente introduccion de las aguas en las de-
mas casas, por recomendar la conveniencia de que se cubran
la Zanja y sus ramales, para que no se viertan en ellas las im-
purezas queen la actualidad arrastra. (1) *
Concluida la lectura del Dr. Finlay, y despues de haceria el
Secretario de una comunicacion del Sr. Obeso de Quevedo, inge-
niero, que remite dos frascos, resultado del análisis químico, Ó
mejor dicho, de la investigacion de las materias orgánicas con-
tenidas en las aguas de la Zanja Real, las que arrojen á 30
milígramos por litro, y sin embargo son las ya destinadas á ser
distribuidas como potables á una parte del vecindario, —mani-
festó el Dr. Várgas Machuca, que no era posible apreciar el
valor científico de dichas investigaciones, pues era de toda
necesidad saber los puntos en que aeron recogidas las aguas
sometidas al análisis, sus propiedades físicas, si eran tri Ó
claras, así como el renta empleado y el cálculo que ha
ser 0 de fundamento para descubrir la cantidad de materia
orgánica que acusa la citada comunicacion.—A propuesta del
Secretario acordó la Academia, á la vez que dar las gracias al Sr-
Obeso, suplicarle suministrase los datos indicados por el Sr.
Várgas Machuca.
El Dr. Valle expone que una cosa es el agente especifico y
otra los medios coadyuvantes, el cólera y las mercancías ó las
corrientes que lo propagan, ó el rio limpio ó revuelto que sirva
para la trasmision; porque si no hay el agente, no hay la enfer-
medad ni la epidemia, aunque la insalubridad del lugar aumen-
te la gravedad de los casos y sea la mortandad en proporcion.
—La obra del encañonamiento de la Zanja, recientemente rea-
lizada, es de reconocida utilidad, no sólo porque corregirá las
Aleron: que hacen insalubre una gran parte de las habita-
ciones situadas hácia el N, de extramuros, cuya prueba se re-
(DD V, Anales t X pág. 159.
201
conoció cuando con motivo de la construccion de la cloaca de
lá calle de la Lealtad, se detuvo la corriente de dicha Zanja, —
sino porque tambien se aprovechará para muchos usos domés-
ticos esa agua, regadío y y hasta para beberse, pues su potabili-
dad la reconocieron nuestros antepasados por más de dos siglos
que la bebian, no pudiendo ménos de ser así, cuando procede-
del rio As: cuyas buenas DOES nadie ha desmen-
tido hasta ahora, si no se contaminan por el abandono é incu-
ria de los vecinos por donde corre.—Respecto á la materia or—
gánica que la química pueda encontrar en dichas aguas, en las
cuales está incluida la de la Zanja, hay que admitir sólo que
ella no puede darnos más. que su presencia y que su cantidad
nunca podrá ser la real, sino la aproximada, porque las transi-
ciones y transformaciones por que pasa, nos llevan á otra clase
de investigaciones que son del dominio de la microscopia, cien-
cia que aún no puede resolver los grandes problemas que ne-
cesita la higiene en el órden de las endemias y de las epide-
mias: miéntras tanto ésta, con los hechos recogidos del uso de
tales aguas y sus propiedades físicas y fisiológicas, resuelve su
potabilidad y eso le basta.—Toda agua nueva impresiona las
vías digestivas, promueve cólicos y diarreas; pero despues de
“purgarse las aguas,” como dice el vulgo, se restablece la sa-
lud. La instalacion de los filtros, por su buena estructura y
por la naturaleza de la materia filtrante, las depura; los tubos
de hierro, por la fri iccion del agua en su tránsito, las hacen
perder la materia orgánica, ado expresion popular que “el
agua corriente nada consiente,” y demostrándolo los análisis
que se hicieron del agua en el ingenio de Durañona y despues
de su transcurso, cuya diferencia fué de 30,"m 4 3; y ademas,
segun Malaguti, el hierro es un medio de desinfeccion.—Por
un lado el Dr. Finlay no ha hablado de esas infiltraciones, y ha
olvidado que 4 menudo se presentan los casos en direccion
opuesta al curso de las aguas, y por otro la estadística necesita
ser más escrupulosa, y poder explicar cómo de un lado del
Cerro se han presentado los casos del cólera y nó del otro. La
magnitud de las obras de Vento, la bondad de sus aguas, la
T, X,26
202
abundancias de sus caudales son ventajas del porvenir, no del
presente; á ellas aspiramos todos, pero sin demérito de las que
actualmente pueden y deben aprovecharse,—inspirando algu-
na desconfianza el análisis enviado 4 la Corporacion, por no
presentar todas las garantias cientificas apetecibles.
El Dr. Finlay siente que nose le haya comprendido: es evi-
dente que para la trasmision del cólera, se necesita que ántes
exista éste, porque nilas aguas lo engendran ni se convierten
en él, siendo solamente el medio más seguro para propagarlo.
En el informe de Mr. Briquet, citado en su memoria, se de—
muestra claramente el influjo de la direccion de las corrientes,
sin que ésto sea negar otros medios de trasmision: los filtros y
el encañonamiento constituyen sin duda una mejora; pero
falta demostrar que priven al agua del principio especí-
fico, como falta tambien que se cubra toda la Zanja para evitar
que en ella se viertan las inmundicias que con frecuencia la
hacen dañosa á la salud y un peligro inminente en caso de epi-
demia.—En cuanto á la Estadística, es extraño que quien cono-
ce su valor, así como sus dificultades, no le dé ahora la impor—
tancia que se merece, sobre todo cuando en el fondo las obser-
vaciones del Dr. Valle tienden 4 comprobar las del Sr. Finlay.
El Dr. Mestre quisiéra saber cuál es la opinion del Dr. Valle
tocante 4 la medida sanitaria que propone el Sr. Finlay, toda
vez que parece muy útil y practicable.
El Dr. Valle la aprueba por completo; pero insiste en que
la Química no puede resolver la cuestion interesante de la ma—
teria orgánica que, ora produce el cólera, ora la fiebre, etc., ni
siquiera distingue la de origen animal ó vegetal: ella se pierde
ó se transforma á cada paso, —la diversidad de condiciones ex-
perimentales sirve de explicacion á los químicos para la diver—
sidad de sus resultados; el microscopio no puede tampoco re-
solver la cuestion; y en esa disidencia ve la Higiene que se tra-
ta de un agua trasparente, sin olor, con buen sabor, y tiene ya
la prueba de su potabilidad desde el momento en que bebida
no hace daño alguno.
El Dr. Várgas Machuca advierte que los filtros nose han
< 203
puesto para impedir el cólera, sino para que el agua sea más
limpia: que la química posee medios de distinguir los produc-
tos animales de los vegetales en la mayoría de los casos, por la
presencia de la clorofila en los gérmenes criptogámicos, v. g.;
que para evitar la propagacion de ciertas enfermedades, sería
preciso poner otro filtro en la atmósfera, que tanto contribuye
- ála propagacion de ellas; y que el análisis presentado á la Aca-
demia está en desacuerdo con el que ésta hizo en otra ocasion
de las aguas del Almendares, tomadas en otros puntos.
El Dr. Finlay sostiene que hoy no se considera la atmósfera
como la principal via de trasmision para la enfermedad men-
cionada, y cita como prueba algunos ejemplos; aduciendo el Sr.
Várgas Machuca otros á favor de la opinion contraria.
El P. Viíñes manifiesta que las aguas habrán mejorado con
los filtros y los nuevos caños: son puras en la apariencia, como
lo son otras muchas; pero ¿son ó nó potables? El exceso de
materia orgánica las hace perniciosas á la salud; y ni los filtros
ni el hierro se la quitan, pues al cabo forma una capa de muco-
sidades que acusa su presencia en gran cantidad. Si estuviese
probado que antiguamente era potable, queno hacía daño al
vecindario el agua de la Zanja,—con las precauciones que se
han tomado y se tomarán en lo sucesivo, recobrará las mismas
cualidades: mas éste es un punto que debiera invéstigarse.
El Dr. Várgas Machuca explica la accion del hierro, trans
formando el ázoe de la materia orgánica en ácido nitroso y úl-
timamente en ácido nítrico, que es un poderoso agente de com-
bustion: recuerda que es necesario limpiar los filtros, como se
hace con las vasijas y alcarrazas, en cuyas paredes se deposita
esa sustancia mucilaginosa.
Habiendo manifestado el P. Viñes que se referia particular-
mente á los tubos, en que tambien se encontraban esas mate-
rias y con mal olor,—contestó el Dr. V. Machuca que son ar-
rastradas por las corrientes de agua, que el contacto del agua
ayuda su desaparicion, y que lo que sobre todo se descubre á
veces en las cañerias son verdaderas incrustaciones.
Siendo ya muy avanzada la hora, dió por terminada el Sr.
204
—
Presidente la sesion, no sin expresar ántes que quedaba abierta
la discusion sobre el mismo asunto. á
SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 12 DE OCTUBRE DE 1873.
SEÑORES ACADEMICOS CONCURRENTES.—Dr. Gutierrez, Presidente;
Sauvalle, E. del Valle (D. Ambrosio), Govantes, Cowley (D.
Rafael), Várgas Machuca, Aguilera (padre é hijo), Finlay, Es-
carrá, Cerero, Melero, Miranda, Machado, Castellanos, Babe,
Oxamendi, Reynés; Mestre, Secretario.
Lectura y aprobacion del acta de la anterior.
CorrEsPoNDENCIA. —Leyéronse en seguida: 12 una comunica:
cion del Gobierno Superior Político remitiendo la copia del tí-
tulo de Licenciado en Medicina y Cirugía expedido 4 favor de
D. José Eustaquio Fina y Mauri, y reclamado por esta Corpo-
racion: dándose traslado á la Seccion respectiva; 22 un decre-
to del misme Gobierno para que la Academia informe acerca
de los expedientes que se acompañan, relativos á la provision
de la plaza de practicante en el Hospital de Cienfuegos, á las
de médico municipal en la Villa de San Juan de los Remedios
y su jurisdiccion, y á la de vacunador del partido de Taguaya-
bon y egidos,—á cuyo efecto se han trasmitido 4 la citada Sec-
cion de Medicina; 32 otro decreto marginal con el expediente
sobre la provision de una plaza de médico municipal en*Jiba-
coa (jurisdiccion de Jaruco), que pasa 4 informe de la Seccion;
49 un oficio del Dr. Oxamendi, Presidente de la Comision de
Remedios nuevos y secretos, manifestando que para poder ésta
informar acerca de la preparacion anti-odontálgica de los Sres.
Ubiols y Vazquez, están dichos señores en el caso, segun las
disposiciones vigentes, de acompañar la fórmula de su remedio,
el modo de prepararlo y la memoria de las observaciones que
demuestran sus virtudes, y asi se acordó expresarlo al Supe-
rior Gobierno; 52 un oficio del Excmo. é llmo. Sr. Rector de
la Universidad ne la Habana, invitando en nombre del Claustro
205
á los socios de la Academia para la solemne apertura del curso
de 1873474. El Secretario participó que habiéndose recibi-
do esa atenta comunicacion una hora ántes de aquel acto, sólo
hubo tiempo para indicar á los Dres. Reynés, Rodriguez y Las-
tres, que se sirvieran representar tambien á la Academia al
asistir al Claustro universitario; 62 un oficio del Sr. Director de
la Escuela Profesional, invitando á este instituto al acto solemne
“de inaugurarse el nuevo curso: fueron nombrados en Comision
los Dres. Oxamendi, Castellanos y Garcia; 72 un oficio de la
Junta Central directiva de la Asociacion médico-farmacéutica
española, sita en Madrid, remitiendo todos los trabajosllevados
á cabo por la Asambleas y la mencionada Junta, como prueba
de compañerismo y acendrado afecto á la clases médicas: se
acordó dar las más atentas gracias y enviar en buena corres-
pondencia, ademas de los Anales, las otras publicaciones de la
Academia; 8, “ un oficio del Dr. Rodriguez, Secretario de la,
Seccion de Medicina y Cirugía, manifestando que en: virtud de
no haber acompañado D Facundo Ramos, pretendiente á la
plaza de médico municipal y forense de S. Juan de los Reme-—
dio, el titulo original ó copia certificada del mismo, que acre—
diten su aptitud legal, no evacuaría su informe la Seccion Íín-
terin no se llenara ese requisito; —se acordó decirlo asi al 3u—
perior Gobierno; 9. una carta del Sr. Director del Estableci-
miento Naciomal de Vacuna, de Lóndres, remitiendo, á peti-
cion de la Academia, seis tubos con linfa vaccinal;acordándose
darle las más atentas gracias; 10, 2 un oficio del socio de miéri-
to R. P. Viñes, excusando su inasistencia á la sesion por ha=
llarse indispuesto, aunque acompaña una parte desu trabajo
sobre el temporal sufrido en la Habana.
Presentó en seguida el Secretario: 19% La entrega 8? del Ge-
nio cientifico; 2? el primer tomo y las dos primeras entregas
del 2? de los trabajos de la Comision de Medicina legal é Hi-
giene pública; 32 la oracion inaugural pronunciada en la Uni-
versidad de la Habana, con motivo de la solemne apertura de
los cursos, por el Dr. D. José Ramirez y Ovando, y enviada por
el mismo; 4? Trescientos ejemplares de las cinco láminas anexas
206
á la memoria leida en esta Academia por el Sr. D. Manuel Fer-
nandez de Castro sobre el “Aétobatis,” y remitida desde Madrid
por dicho socio corresponsal; 3. “ una obra en francés, “Alimen-
tacion del cerebro y delos nervios,” por Tamin, regalada por el
Dr. D. Tomás M. Govantes, socio numerario. E Academia
acordó dar las gracias 4 los Sres, remitentes.
TRABAJO EN CERA. —Terminada la correspondencia y despues
que el Dr. R. Cowley presentó á nombre del Sr. Montejo un"
-opúsculo sobre los molinos de caña de azúcar con tornillos de
O acordándosele las gracias, expuso el Dr. Miran-
da, “que tenía el gusto de presentar á la-Corporacion á nom-
ul de D. Benito Vilá, un trabajo en cera hecho por dicho $r.,
el que representa un tumor canceroso de tamaño natural, del
pecho de una Sra., natural de Canarias, que le fué recomenda—
da por el Dr. D. Tomás Mateo Govantes, de 35-años de edad,
casada, sin hijos; dicha señora refiere que hace 14 años recibió
un golpe en la region indicada, desarrollándose poco tiempo
despues el tumor, cuyo volúmen es igual al del modelo en ce-
ra. El Dr. Miranda agrega que encontrándose la referida Sra.
en las mejores condiciones para la operacion, procedió el 1.9
del corriente mes á la extirpacion del tumor, despues de es—
tar convenientemente cloroformada por los Dres. D. Gabriel
María García, D. Miguel Riva y el estudiante en medi-
cina D. Eduardo Echarte; que la hemorragia consecutiva fué
facilmente cohibida por la compresion, no habiendo tenido que
ligar ningun vaso; que unió los labios de la herida por medio
de la sutura ensortijada, que á la fecha se encontraba en su ma-
yor parte cicatrizada por primera intencion, quedándole sola—
mente en su centro un pequeño espacio que estaba en vía de
cicatrizacion; la base del tumor media 15 centrimetros y su
peso era de tres libras, presentando en su parte inferior una
ulceracion, como se vé en la pieza en cera, asi como la retrac-
cion considerable del pezon:—que el Sr Vilá lo ha autorizado
para que ofrezca en su nombre, que está dispuesto á hacer to-
dos los trabajos en cera que la Academia juzgue conveniente
para la formacion de su Museo.”
207
TewroraL.—Leyó en seguida” el mencionado académico el
trabajo del 2. P. Viñes sobre el temporal del 6 de Octubre,
empezando por un bosquejo de los fenómenos ocurridos desde
el 28 de Setiembre próximo pasado, los cuales no inspiraban
recelo ninguno de huracan: era: sólo un viento general, un
fuerte brisote que pararía probablemente en S, que en ninguna
manera ha podido ser efecto de un ciclon. La perpetua lucha
que reina entre las dos grandes corrientes polar y tropical es
la causa ordinaria de todos los grandes cambios atmosféricos,
siendo el N E y el SO como los dos polos sobre los que gira el
viento, y la rotacion ordinaria y directa de éste en el mismo
sentido en que se mueven las manecillas de un .reloj, subordi—
nada á la rotacion diurna de la tierra. Por otro lado, en la
época de los nortes, constantemente despues de haber domina-
do con fuerza la corriente del $., el viento pasa irremisiblemen-
te al N. por el O al cabo de poco tiempo, lo que puede explicar-
se atendiendo á que en la Habana el alíseo del N E es el que
domina, y á que la corriente del S. obra como un viento expi-
. rado, que deja en pos de sí un vacio reemplazado por la -cor—
riente polar. El P. Viñes se detiene á establecer las diferen—
cias que existen entre un viento general y un viento ciclónico:
éste en nuestro hemisferio, considerado absolutamente y en si
mismo, es un viento que está en actual y perfecto-giro de Ná
O.S. E. N en sentido contrario de las agujas de un reloj; un
viento general, por el contrario, es una inmensa y caudalosa
corriente que va paulatinamente ganando terreno sobre otra y
haciendo así que el viento en una localidad dada vaya cambian-
. do despacio de N. 4 E. $. O. N, es decir, en sentido inverso de
de lo que es en si el movimiento ciclónico (1).
Habiendo manifestado el Sr. Presidente que por ser de actua-
lidad el interesante trabajo que acababa de leerse, convendría
publicarlo en la próxima entrega de los Anales, dijo el Dr.
Mestre, como co-director del citado periódico, que á pesar de
hallarse algo adelantada su impresion, asi se haría. |
AGUA DE La Zansa. —Concluida la lectura de la anterior me-
(1) V. Anales t.X. pág. 171. |
208
moria, leyó el Secretario una comunicacion del 8». de Obeso,
en respuesta al oficio que le fué dirigido, en la que expresa que
el agua examinada fué cogida gn la superficie del caudal que
corre por la Zanja abierta al pié del Castillo del Principe y al
extremo fival del paseo de Tacon, 4 proximidad de los nuevos
filtros, verificándose la expresada toma como á las 12 de la
mañana del 20 de Setiembre: el agua era de un color terroso,
algo turbia. Con el cloruro de oro pudo convencerse de que di-
cha agua correspondía á las calificadas por Dupasquier de im-
potables é insalubres, —pues perdió su color el reactivo en
cuanto se le sometió al calor de una lámpara de alcohol encen-
dida, fué reemplazado por el morado oscuro y apareció en bre-
ve el precipitado —Demostrada la abundaucia de la materia
orgánica, se hizo cargo del análisis cuantitativo el Sr. D. Do-
mingo G. de Arozarena: las operaciones se efectuaron por el.
sistema de los licores titres y en especial por el procedimiento
de Mr. Monier que se funda en la decoloracion “del per 4d
nato de potasa por la materla orgánica.
Leyó despues el Dr. R. Cowley la nota del Sr. Arozarena re—.
lativa al análisis por él practicado del agua de la Zanja y que
acompaña el Sr. Obeso. Copia textualmente el párrafo de la obra
de Química hidrológica que le ha servido de fundamento, seña-
lando cierta ambigiiedad respecto al modo de calcular en milí-
gramos el peso del permanganato descompuesto por un litro de
agua: describe el procedimiento empleado, que como se ha di—-
cho fué el de Monier, acusando en el agua de la Zanja la canti-
dad de 30 miligramos de materia orgánica. Refiriéndose alexá-
men verificado por una Comision de la Academia en 1870, la
divergencia se explica, porque siguiendo lá indicacion de Mr.
Motard se ha calculado que 1”” de permanganato reducido cor-
responde á 5”" de materia orgánica, en tanto que el Sr. Aroza-
rena habia tomado la proporcion de uno de materia orgánica por
uno de permanganato, deducida de los antecedentes que deja
expuestos, —y sobre cuyo punto existe no” poca oscuridad en
los autores; pero recordando los equivalentes químicos del per-
manganato y del ácido oxálico, así como el número de los
209
últimos que se necesitan para descomponer uno del primero,
el peso de la sal estará con el del ácido en la proporcion de 1
4 2 próximamente, como expresa Monier; y raultiplicando por
2 los miligramos del permanganato descompuesto por un litro
de agua, se tendrá en miligramos la cantidad de materia orgá—
nica contenida en el litro. Al finalizar:su interesante comuni—
cacion, da cuenta el autor de los ensayos de las muestras de
agua recogidas, especificando los dias y los lugares en que lo
fueron, sin encontrar en ninguna de las cuatro muestras vesti-
gios de hidrógeno sulfurado; en cuyo cuadro se anotan tambien
los grados del termómetro é hidrotímetro. (1)
Discusion.—Acordadas las gracias al Sr. Obeso, y á peticion
del Dr. R. Cowley que pasáran dichos trabajos á la respectiva
Comision, —expuso+l Sr. Vargas Machuca que habia escucha-
do con el mayor placer el del Sr. Arozarena, de cuyo interés á
favor de la ciencia y conciencia en las investigaciones estaba
persuadido. Cuando la Academia hizo el análisis de las aguas en
1870 dijo lo que podía con arreglo al estado de los conocimien-
tos, haciendo todas las salvedades posibles. A una simple cues-
tion de apreciacion se reducen las diferencias originadas por el
diverso modo de calcular lac antidad de permanganato descom-
puesto; pero lo que interesa sobre todo es repetir los ensayos.
Por lo que hace á la indicacion del ácido oxálico, cuyo equi-
valente es conocido así como el de aquella sal, es preciso
recordar que la cuestion es dudosa respecto de las materias or- '
gánicas cuyos equivalentes se ignoran,—asunto tanto más im-
portante, cuanto que son combinaciones proporcionales, Es cier-
to que nose habrán hallado vestigios de hidrógeno sulfurado y de
sulthidratos, pero hay nitratos y nitritos reductores, como
tambien sales ferrosas. En las muestras remitidas ála A-
cademia se trataba de aguas turbias, y esto explica per-
fectamente la cantidad excesiva de permanganato que fué
necesario emplear; pero ¿qué las enturbiaba? pregunta que no
puede ménos que hacerse.—El Dr. Várgas Machuca insiste en
[1] Este y los demas trabajos acerca de la importante cuestion de aguas potables
se publicarán íntegramente,
T, Xx —27
210
*”
que la repeticion es la mejor garantía de los trabajos analíticos;
y la Academia será la primera en tener en cuenta los que se
le han dirigido en esta ocasion.
En: el uso de la palabra el Dr. Finlay, desea saber si son rea-
les ó hipotéticas las indicaciones que ha hecho en la anterior '
sesion, pues en su concepto le corresponde á la Academia de—
cidir en un particular tan interesante. |
El Sr. Presidente manifiesta que semejante decision no pue-
de tomarla la Academia hasta que concluyan de hablar to-
dos los Sres. que tienen pedida la palabra.
El Dr. R. Cowley se alegra de que la cuestion de las aguas ha-
ya venido á la Academia, en cuyo seno se encuentran los diver-
sos elementos para dilucidarla y cuya competencia no es dudo-
sa. Para muchos higienistas, como el Dr. A. G. del Valle, la
resuelve el organismo, en vista de la multitud de condiciones
requeridas por la experimentacion química. Bouchardat se
declara por la intervencion médica y la cree más del resorte
del fisiólogo que del químico.
El Sr. Cowley opina que los filtros son más perjudiciales que
útiles, porque contribuyendo al estancamiento de las aguas, se
deposita la materia orgánica, y descomponiéndose los sulfatos
en sulfuros les comunican ese olor desagradable, efecto de los
productos de esa descomposicion por el estancamiento: así la
Academia dió pruebas de discrecion científica al no atender las
excitaciones de los diarios en una época en que, por venir des-
compuesta el agua, se atribuia ésto 4 chinos y perros muertos.
Muchos quieren que el agua sea la causa de todas las enferme-
dades, pero olvidan la parte queen ellas toma la accion del
aire, del suelo etc. El Sr. Cowley no rechaza la intervencion de
la química, pues no puede negarse que hay aguas agradables
al paladar, que no son potables, ni desconocerse la debida sepa-
racion de las aguas minero-medicinales.
El Dr. Valle dijo que á sus opiniones expresadas en el ac
ta y á la desconfianza que le inspiran las cifras que el análisis
química asienta en cuanto á la materia orgánica y á los resul-
tados de la microscopia, que aún no resuelve los problemas de
211
las endemias y epidemias con sus investigaciones, agregaba
que la más amplia informacion ha fallado la bondad de las
aguas de la Zanja, que son las mismas del Almendares, bebién-
dola como la han bebido hasta ahora los alumnos del Colegio
de Carraguao, los vecinos del Cuartel de madera, los de la
Quinta de Garcini, y de que se sirvió la fábrica de hielo que sur-
tía.á todos las cafés y puestos de refresco de la ciudad, sin riesgo
alguno de la salud.-—A la química, sin la experimentacion fisio-
lógia, no le es posible discernir algunos secretos, tales como los
de que, atravesando el agua diferentes capas geológicas, por.
su variada naturaleza no pueden ménos que imprimir cualida—
des diversas á las aguas procedéntes de manantiales; y así es
que las pesquisas de su análisis no dan razon tampoco de que
el agua que se bebe del Lozoya vaya desarrollando las dispep—
, sias en Madrid, segun se le ha referido.—Respecto á los filtros
y materias filtrantes, manifestó el Dr. Valle no conocer perfec—
tamente el mecanismo de los colocados en la Zanja, inclinán—
dose 4 conceder mejores resultados á las materias inertes,
como á la arena, grava y carbon, y abrigando desconfianza en
cuanto á las materias orgánicas como medios de depuracion
por la posibilidad de ser arrastrados en las aguas los filamentos
de lana y de estopa que sirven para la filtracion, no sin re—
cordar que los higienistas acusan á las lanas de apropiarse y
abrigar los gérmenes morbíificos, al punto de ser esas materias
las que con más solicitud y esmero se fumigan y orean por
más tiempo en los Lazaretos.—Que asi y todo, la Higiene no
desconfía, siempre que se prodiguen á las aguas sus consejos y
cuidados, y los filtros llenan su fin clasificando las aguas de la
Zanja.
El Dr. Gutierrez á este particular agregó que, efectivamente,
esos cuidados “se llenarían, porque persona bien enterada del
*caso le ha informado que la materia filtrante se renovará fácil—
mente todos los meses. |
El Dr. Finlay advierte que esas precauciones no resguardan
á la Habana de las aguas que vienen sucias ó contaminadas
del Cerro. No se comprende, por otra parte, que si era -tan
212
buena el agua de la Zanja, se procurara la del Acueducto; y
aduce varias citas del Diccionario de Pezuela, en prueba de
que durante la estacion de las lluvias traía agua casi impota-
ble, dedicándose despues casi exclusivamente para regadío y
limpieza, pues continuó viniendo como ántes descubierta y su-
cia casi siempre, acarreando cuerpos extraños é inmundicias.
Desde ese tiempo el daño se ha acrecentado en razon de la po—
blacion aumentada del Cerro, de los ramales y sangrías late-
rales y de la facilidad que existe de arrojar á dichas aguas to-
da clase de basuras.
A propósito dela Zanja Real, cuya construccion duró unos
- 50 años y que fué concluida á principios del siglo XVII, dice
Pezuela—Diccionario, tom. III, pág. 124—:
“Aunque terminada y corregida por Antonelli, la obra se
“redujo 4 una ancha acequia que traía agua casi impotable
“durante la estacion de las lluvias, y que había de reparar cons-
“tantemente.”
Más adelante, respecto al receptáculo del Husillo:
“En 1833—34 se construyó de nuevo, dotándole de los fil-
“tros que tanto han contribuido á mejorar la condicion del agua
“destinada al consumo público, si bien la que trae la Zanja
““sirve casi exclusivamente para regadío y limpieza; porque
- “despues de la construccion del Acueducto continuó viniendo,
“como ántes, descubierta y sucia casi siempre.”
Dice el mismo autor:
“Las aguas traidas para el consumo de la Habana del río
““Almendares por la sangría abierta 4 su márgen en el punto
“llamado del Husillo” (esto es la Zanja) “venían sucias y acar—
““reando cuerpos extraños é inmundicias.”
Finalmente leemos en el mismo artículo:
“Para el reintegro de esta suma....se asignaron los lentos
“ingresos del antiguo derecho llamado de la “Sisa de la Zan=
“5a....” sin provecho “ninguno del procomun, para los conti-
“nuos reparos que exigía aquella sucia é insalubre acequia.”
Desde la época en que tan duros epitetos mereció la Zanja
Real, se ha poblado el Barrio del Cerro de tal manera que, á
213
parte de sus ramales y sangrías laterales, la Zanja misma cor—
re descubierta por debajo de un depósito de colonos Asiáticos,
por muchas casas de la calle de Zaragoza, por la tenería de la
calle del Peñon, por la nueva fosforería de la del Tulipan, ofre-
ciendo á los vecinos amplias facultades, de que es notorio apro-
-vechan,para arrojar en esas aguas basuras é inmundicias, que no
pueden ménos de afectar sus cualidades pS en todos tiem-
pos, pero especialmente en el caso particular á que se ha con-
traido el Dr. Finlay.
El Dr. Valle replicó qne le bastaba refri que los hechos
demostraban la. utilidad de la Zanja cuando los vecinos del
Cerro habian practicado muchas sangrias á ese cauce para ser-
virse de sus aguas, no por cierto maléficas:—que á las citas del
Diccionario de Pezuela, reiteraba que la incuria y abandono
sólo explicaban lo revuelto y malo de las aguas, y recordaba
que en ese precioso documento de Pezuela se estudia minucio-
samente no sólo la abundancia sino la rapidez de la Zanja de
Antonelli, que proveyó mucho tiempo de agua á la Habana
hasta el callejon del Chorro, sito en la Catedral. Léjos de re-
pugnar la idea del Dr. Finlay, de cubrir las zanjas que corren
por el Cerro, fué siempre de parecer que mucho mejor sería ha-
ber encañonado las aguas ántes de su llegada al citado barrio.
Transcurridas las horas de Reglamento y despues que los
Sres. Aguilera (padre) y V. Machuca emitieron su modo de
pensar acerca de los filtros, sosteniendo el primero que eran
más bien perjudiciales, pues no quitan de las aguas sino ma-—
terias sólidas, insolubles; las sustancias minerales no las sepa—
ran sino las descomposiciones químicas, y las aguas, aunque
trasparentes, las arrastran á pesar de los filtros; las otras, es de-
cir, las orgánicas, desaparecen por la accion del oxigeno del aire:
el carbon tan celebrado absorbe el oxigeno disuelto en el
agua: sólo la piedra isleña, superficie mineral, relativamente
poco soluble, llena las condiciones apetecibles de permitir la
aereacion del agua y la lentitud del paso, que va separando las
materias extrañas; —y el Dr. Várgas Machuca, que á pesar de
sus defectos, siempre se mejoraban 'con los filtros las condicio-
214
nes del agua; si es cierto que el carbon le hace perder su oxi-
geno, tambien es que vuelve 4 absorberlo en su contacto con-
tacto con el aire y que el carbon la priva de ciertas sustancias
nocivas, como el hidrógeno sulfurado, sulfuros, etc.;—que-
dó aplazada la discusion y constituida la Academia en sesion
de gobierno.
DeL PAPEL QUE CORRESPONDE A LA QUIMICA EN LA CUESTION RELATI—
VA A LA POTABILIDAD DELAS AGUAS; por el Dr. D. Rafael
Cowley.
(Sesion DEL 26 DE OOTUBRE DE 1873. )
Tenemos sobre el tapete una de las más interesantes y tras-
cendentales cuestiones de la Higiene pública, la de las aguas po-
tables, limitada hoy 4 averiguar la potabilidad de una, mar-
cada de ¿2msalubre ó ¿mpotable por haberle hallado una vez
treinta miligramos de materia orgánica en disolucion un apre-
ciable amante de la Ciencia, cuya instruccion, inteligencia y
moralidad reconocemos: pero nuestro distinguido amigo, cre-
yendo que era la Química la llamada á resolver el problema,
preguntó por medio de los reactivos, y descansando en la res—
puesta expresada en la reduccion de 30 centímetros cúbicos
de permanganato de potasa (licor graduado), la condenó bajo
la fé de un solo experimento de insalubre ó impotable; califica-
ciones, que vienen á chocar contra la irrecusable y garantiza-
da contra—prueba de que nuestros antepasados la bebieron,
que muchos la siguen bebiendo, y más que todo, de que jamas
se la haya señalado como causa productora de una endemia.
Las aguas se estudian en sus condiciones normales, y desde
el momento que se nos anunció la necesidad de filtrarlas por
el papel Berzelius, tenemos el derecho de creer que se han
analizado unas aguas potables, pero que por las malas condicio-
nes del medio por donde corren han adquirido excepcionalmen-
te ciertas cualidades que las hacen repugnantes para beberse.
215
Los que en las cuestiones de potabilidad doblegan todo an-
te la pretendida é injustificada autoridad que la Química ha
querido imponer, si aceptan la presencia de tal número de mi-
lígsramos de materia orgánica disuelta, tienen que reconocer la
que hoy nos ocupa como insalubre ó impotable Pero ¿qué res-
ponderán ante la observacion y el hecho de su continuo uso
sin que jamas se la haya reconocido como perjudicial? Discu-
tir si el agua de la Zanja es potable, despues que sabemos que
es la misma del Almendares, que muchos la han bebido y que
la beben, sería igual á si discutiésemos si un feto era ó no via—
ble, a 20
pa aguas que hoy se han encañado no llegaron á las faldas
de la loma de Aróztegui ni á la plazoleta de la Catedral por
sus propias leyes de equilibrio, ni siguiendo por lo tanto la vía
que le prestase un plano natural de inclinacion: allí las lleva
ron nuestros mayores, allí las llevó Antonelli en su tránsito
hasta el Chorro, satisfaciendo despues y por más de dos siglos
todos los servicios á que se destinan las aguas. Mas ya oimos
una pregunta que de antemano responderemos. ¿Cómo, si era
tan buena, se estableció el acueducto de Fernando VIT? En
primer lugar, las de ese acueducto son las mismas de la Zanja,
pues ambas son del río Casiguaguas, hoy. Almendares, y se de—
terminó y ejecutó la obra del acueductó porque á pesar de la
inteligencia de Antonelli, cuyo valer, más que nuestros labios
lo pregonan sus obras, éste en aquella época no podía alcanzar
en Hidrología lo que más tarde con el concurso progresivo de
las Ciencias auxiliares se llegaría 4 saber: así es, que los males
de la Zanja nunca fueron por las condiciones de sus aguas, sl-
no porque conducidas éstas de un modo muy natural, tal vez
por razones que áun hoy se crean preferibles, cuales son las de
aereacion, esta clase de conduccion accidentalmente las entut-
biaba; accidente, que en esos dias anuncia que ha perdido una
de las condiciones fisicas de las aguas potables, su transparen-
cia, pregonando ella misma que no debe beberse sino despues
de reposada ó filtrada; y esto no le pasa únicamente á la Zanja,
otro tanto sucede enel Támesis, en el Sena y en todos los ríos
216
que, áun á pesar de este inconveniente, siguen alimentando de
agua á las poblaciones por donde cruzan. En París está el Sena
179 dias revuelto.—Tampoco pensaría Antonelli, cuando es-
tudió el trazado hasta la Catedral, que la Habana desierta é in-
habitada que él conoció, llegase en su aumento á invadir su
cauce, ni que léjos de respetar para mejores usos su clara lin—
fa, habria criminales que hasta su propio lecho lo transforma-
sen en tanques balnearios.
Las cuestiones de abastecimiento de aguas potables son gra—
ves, gravísimas, porque no se limitan 4 remediar las exigencias
de un estado excepcional; se trata de proporcionar el único
medio con que se calma una sensacion imperiosa, intensa é in—
dispensable: ¿y cómo la ha de brindar, no tan sólo buena, sino
en armonía con el crecimiento racional de los pueblos? Son obras
que no se hacen sólo para los de hoy, sino para las generacio—
nes que nos sucedan; por lo que, teniendo algo de eternas y de
decisivas, bien merece que se las juzgue y discuta con detencion.
Yo me congratulo de ver el levantado espiritu con que aquí
se discute, porque ajenos á toda pasion y sin otras miras que
el bien de la humanidad, de nuestro debate sólo resplandecerá.
la luz. )
No hay pueblo habitado que no haya retlexionado con ma-
duro exámen sobre el agua que debía facilitar á sus moradores.
Poggiale, cuando informaba en la Academia de Medicina de
Paris sobre la bien conocida memoria de Mr. Lefort, y cuya dis-
cusion me ha brindado todos los materiales de este trabajo, se
expresaba así: “Ninguna cuestion es seguramente más digna
de fijar la atencion de la Academia, que el estudio de las aguas
potables: el agua es necesaria para nuestras necesidades do—
mésticas; desempeña un papel-tan considerable en la industria
y la alimentacion dal hombre y los animales; sus cualidades hi-
giénicas tienen tanta influencia en la salud de las poblaciones,
que esta cuestion ha preocupado siempre á los más grandes hi-
gienistas y á los gobiernos de los pueblos civilizados.—Desde
Hipócrates hasta nuestros dias se han buscado las aguas que
reunan las mejores condiciones de salubridad..,, Los nume-
217
rosos estudios hechos por las Corporaciones sábias, los Conse-
jos de higiene, los químicos y los médicos, atestiguan que nada
puede interesar más á la ciencia y á la administracion, “que la
eleccion y abundancia de aguas potables.” “Nadie negara, di-
jo refiriéndose á la animada discusion que se suscitó, la gran
autoridad de la Academia en semejante materia; sin que nos
preocupen de ninguna manera las ardientes polémicas de
estos últimos tiempos, harémos este estudio sin pasion, á nom-
bre de la ciencia y guiados por el amor del bien.”
Mr. Bouchardat, que tomó parte en el debate y cuya compe-
tencia era superior á la de todos los demas miembros, tanto por
su calidad de Profesor titular de Higiene en la Facultud, cuan-
to por sus reconocidos y bien demostrados conocimientos en
Química, en medio de su brillantísimo discurso no pudo mé-
nos que declarar: “Tal como comprendo hoy la cuestion de
las aguas potables, es una de las más arduas que se pueden
abordar en Higiene, bajo el doble punto de vista de la impor-
tancia de este modificador de cada dia, y de las dificultades
considerables que presenta la investigacion de las causas de la
accion nociva ejercida por ciertas aguas.” :
En los tiempos de epidemias todo se quiere atribuir á las
aguas, como si en esa epoca todo lo que hiciésemos fuera beber
agua, olvidándose que podemos respirar un aire contamina-
do ó infeccioso y que ingerimos producciones del mismo local
epidemiado, etc., etc. | |
Joly, al terciar en el litigio, comienza declarando que es, sin
contradiccion, una de las más grandes y graves materias de Hi-
drología médica la de las aguas potables, “por ser una cuestion
que toca á los más caros intereses de un país, á la salud de las
poblaciones: una cuestion cuyo sólo título merece en el más
alto grado toda la solicitud de la ciencia y de la Adminis-
tracion;” y no puedo ménos que seguir copiando las palabras
. de Mr. Joly, porque cuando él subía á la tribuna, parece que
acontecian escenas-iguales á las que pasan hoy entre nosotros:
—siempre la Química invadiendo nuestro terreno, á pesar de
lo mucho que le hemos cedido;—oigámosle: “Lo que debemos
T, x.—28
218
sentir es, que llegando por primera vez ¿ este tribunal como á
su verdadero destino, se encuentre colocada desde el principio
sobre un terreno poco práctico, sobre el terreno más elevado
de la física y de la química, más bien que en el de la Higiene
propiamente dicha.”
Cuando á su turno hizo uso de la palabra Mr. Chatin, co-
menzó manifestando que la discusion abierta en la Academia
tocaba en la opinion de todos los tiempos y en la universalidad
de los hombres: ¡cuánta verdad encierran estas pocas frases!
“Que era una de las cuestion2s más principales de la Higiene;
que gustoso diría la más principal, porque si el aire y los luga-
res pueden, absolutamente hablando, reclamar un valor igual
al de las aguas, en realidad su importancia es menor, por la
consideracion que las aguas participan de su constitucion por
muchos lados esenciales.”
No sólo las corporaciones sábias, y que por la índole de ellas
deben intervenir en la cuestion de potabilidad de tal ó cual
agua, se han ocupado de ese asunto: la atencion pública, ese
juez compuesto de elementos tan heterogéneos en apariencia y
tan compactos en realidad, se preocupa y se ha ocupado de
ellas. El elemento municipal, voz genuina de esa misma
atencion pública, recoge y suministra datos que ilustran la ma-
teria. Asi es que esta discusion, cuya importancia ha llenado
las sillas de nuestro público, se hace interesante y ventajosa; y
esas sillas desocupadas casi en su totalidad, cuando aquí nos
ocupábamos de otros asuntos, vienen hov á comprobar una vez
más, que sólo la Academia puede declarar si una agua estima-
da como dudosa es ó nó potable; y es la Academia la llamada,
porque aqui está el elemento Higiene, que es el único que de—
cide; porque aqui está el elemento química, que puede, sí, Sres.,
solamente que puede auxiliar; porque aqui, en fin, está el ele—
mento física, que tambien interviene; y reunidos todos estos se-
parados medios en este conjunto, que sólo forma una entidad,
es la Academia la que cuenta con más garantías para sancio-
nar la cuestion.
Pero la Academia sabe cuanto se debe á la observacion y”
a
s 348
que ésta exige tiempo; razon por la cual no precipitará sus jui-
cios, basándolos en lo que puede acontecer en un dia que tal
vez sea la excepcion de todos los demas.
Demostrado el interés del asunto, toca ahora á nuestro úni-
co objeto desenvolver un punto cuya importancia la estimamos
capital, y nos vamos á detener intencionalmente, advirtiendo
ántes que en las frases que dirigimos á la Química, es sólo á la
Ciencia, y que espero que la susceptibilidad de sus represen-
tantes y aficionados no se crea herida.
La Academia acaba de nombrar una Comision que tiene en
estudio la negada potabilidad de las aguas que corren por la
Lanja; impotabilidad apoyada por el resultado de un análisis -
químico que dió 30M de materia orgánica por litro. Pero, ¿con
qué caudal de razones se atreve la Química á sacar conclusio-
nes de premisas que no le' som conocidas? ¿Sabe acaso, por
ventura, la cantidad máxima de materia orgánica que puede
tener en disolucion una agua para estimarse como potable? Mas
¿cómo ha de saberlo, si ella no ha podido dosificarla de una
manera precisa? —Bueno es que recuerden sus fanáticos devo—
tos, que ántes que la Química supiese analizar, ántes que ella
naciera, la vieja Roma mostró sus monumentales acueductos,
que áun hoy se admiran á4 despecho del tiempo, vertiendo sus
excelentes aguas escogidas por los medios sensoriales de apre—
ciacion, tanto ó más delicados, para acusar todo lo que el agua
pueda encerrar de maléfico.
Cuando yo bebia en Roma la excelente y fresca agua Mar—
cia en la Piazza de la Colonna, ella me decia en sus exquisitas
cualidades que bien merecía que se hubiese acometido la em-
presa de traerla de 90 kilómetros de distancia, de los cuales
nueve están sobre arquerías que majestuosamente adornan una
de las campiñas de Roma, advirtiendo que fueron conducidas
por el Pretor (Q. Marcius Rex, 145 años ántes de J. C.; y con
respecto á antigiiedad, otro tanto podemos decir del acqua Ju-
lia Claudia y Virgo que alimenta las fuentes del Popolo de la
Barcaccia y la de las plazas Navona del Panteon de Campo de
Tiori y la monumental fontana Trevi, fuente de gran efecto
220
tanto por su enorme masa de agua como por su ostentosa de—
coracion teatral.
Qué análisis hay tan exacto que aprecie la cantidad de ma-
teria orgánica?-Ninguno: y entónces ¿con qué derecho se fija tal
ó cual dósis?
No se extrañe que me limite al modo de apreciar las mate—
rias orgánicas, porque quiero encerrarme en el mismo círculo
donde se han colocado Jos que han creido que, dada tal ó cual
cantidad de materia orgánica, de hecho resultaba potable 6 im—
potable.
Autores, químieos ellos, manifiestan sus reservas respecto á
los análisis de agua; y con placer hemos oido de los labios de
nuestro ilustrado y bien querido amigo el Dr. Várgas Machuca
expresar iguales ideas. Mr. Bouchardat cree que si la Quimi—
ca ha hecho mucho para instruirnos sobre la composicion de
las aguas, ha hecho bien poco para esclarecer las causas noci—
vas de ciertas aguas, asegurando que para apreciar el valor hi-
giénico de las aguas potables es indispensable no descuidar el
método que no ha cesado de dirigir 4 nuestros maestros, desde
Hipócrates, en la investigacion de la verdad:...... la observacion.
La recusacion que Mr. Bouchardat ha dado á la Química en
cuestiones de aguas llega á tal punto, que en sus conclusiones
se expresa asi: “Designo bajo el nombre de aguas potables,
todas las aguas naturales agradables al beberlas.—No se pue—
de hasta aquí pronunciarse con certeza sobre su salubridad, si-
no por la observacion de las poblaciones que han hecho un lar—
go uso de ellas.
- “Las aguas potables, cuyo continuo uso determina endemias,
no deben sus propiedades nocivas á la ausencia de ningun cuer-
po quimicamente definido......... : :
“Las aguas potables, cuyo continuo uso determina la forma-
cion del bocio endémico y por filiacion el cretinismo, encierran
en disolucion materias orgánicas procedentes de la descomposi-
cion de ciertas partes vegetales en presencia de terrenos dolo-
miticos ó de las principales especies minerales, que constituyen
estos terrenos.
221
“Estas aguas proceden lo más á menudo de estanques, mares,
pantanos, lagunas, que infiltrándose en el suelo, pueden consti-
tuir manantiales de aguas trasparentes en regiones más de—
clives.
“Una agua sospechosa puede ser bebida sin inconveniente,
haciéndola hervir, despues de echar en infusion té, café ú otros
productos vegetales, que tengan sobre el agua hirviendo la mis-
ma accion.” | | BA
Pocas aguas habrán sido más estudiadas que las del Sena, y
con todo dice Mr. Robinet que áun no hay análisis completo,
que todos constituyen su historia química; y la historia de una
ciencia, dice con razon Mr. Beclard, no es más que la rela-
cion de sus errores é incertidumbres.
La hidrotimetria, nacida ayer, es otra prueba de la descon—
fianza ó poco valor que inspiran los análisis. Nadie ignora que
el grado hidrotimétrico no da más que ciertas condiciones del
agua; pero para Mr. Boudet, basta para que cualquiera, sin
ser químico, aprecie el valor de las aguas, porque el grado hi—
drotimétrico responde á casi todas las cuestiones que interesan
en la cualidad y en la eleccion de las aguas. Mr. Boudet
pasa por alto los medios de apreciar las materias orgánicas, y
exclama con razon: “Los métodos propuestos para la deter—
minacion de las materias orgánicas, no han recibido aún la
sancion de la Ciencia.”
Iguales 4 nuestras dudas y á las que hemos expuesto de otros
autores experimenta M. Gibert, y juzgando todo lo expuesto en
el seno de la Academia de Medicina de Paris durante la discu-
sion de las aguas potables, resume asi: “el discurso de M.
Bouchardat ha demostrado suficientemente que la Química es
impotente á establecer sin el registro de la experiencia la insa-
lubridad ó salubridad comparativa de las aguas potables, mién-
tras que la alocucion de M. Robinet ha probado que la Fisica
no es ménos apta, porque aguas declaradas mal sanas por la
hidrotimetría eran por el contrario reputadas excelentes por la
experiencia.”
Ante los rudos ataques que por do quier se dirigían á la
222
Química, el sabio M. Poggiale, ponente del trabajo de M. Le-
fort, defendió los fueros de ella, pero hijo de la verdad, confesó
que el concurso de la experiencia médica era indispensable y
que la dosificacion de las materias orgánicas presenta grandes
dificultades.
La discusion sostenida en la Academia de Medicina de Paris, á
más de la luz que arrojó, tiene ante mis ojos el gran valor de
haber fijado de una vez para siempre el papel que puede con—
cederse al exclusivo voto de la Química en la cuestion de po-
tabilidad de aguas. Estoy seguro que por mis frases se me
creerá por algunos enemigo declarado de ella: los que tal su-
pongan sufren un gravísimo error; mi tésis del Doctorado en la
facultad de Ciencias naturales es una prueba de mi afecto, un
verdadero himno á la Química, y mi condicion de médico. me
hace á cada instante reconocer cuanto le debemos, como tam-
bien hasta donde puede llegar; y si nunca el cansancio podrá
fatigarme al narrar sus legítimas conquistas, jamas tampoco
timido y cobarde me arredraré en tratar de combatir sus pre-
tensiosas ambiciones, que bien caro nos han costado: en su es-
fera de accion seré el más fiel de sus prosélitos; fuera de alli,
evitaré el caos 4 que pueda conducirnos.
Así pues, acepto de la Química lo que la Química da; y si
unida á la Higiene viene hoy á auxiliarnos, yo le doy la bien
venida; y la admito, porque sé cuánto puede decirnos, tenien-
do siempre presente que la ciencia que opera con retortas, ba-
lones y tubos de vidrio no puede explicar todo lo que pasa con
aparatos organizados.
Fijado en mi concepto el acceso que debemos darle á la
(Química, queda por mi parte y como legítima consecuencia del
modo con que aprecio su intervencion, muy en suspenso el ca—
lificativo que se ha dirigido á las aguas de la Zanja; pero
quiero ir un poco más léjos: deseo ver cuánto vale y cuánto sig-
nifica la presencia de las materias orgánicas en disolucion en
las aguas; nuevas pruebas que quiero adicionar y que nos ense-
ñan el poco valor que debemos dar á su voto en la cuestion.
Poygiale dice que las materias orgánicas aumentan conside-
223
rablemente despues de una grande seca y durante el estío, pe-
ro cree que no son perjudiciales sl no están alteradas, ó lo que
es lo mismo, experimentando un principio de fermentacion.
Dumas no cree indispensable un análisis químico muy refina-
do en lo que concierne á materias orgánicas, les otorga mucho
á los medios sensoriales de apreciarlas, estimando como sufi-
ciente que basta conservarla en una vasija durante cierto tiem-
po y en una pieza abrigada; que si ella no se altera y conserva
su gusto y trasparencia, de seguro que el agua es buena.
Mr. Bouchardat, al ver el rudo ataque que se dirige á las
materias orgánicas, dice: “¿Qué sabemos nosotros de bien pre-
ciso sobre la influencia en la salud de cada una de las materias
orgánicas que entran en la composicion de las aguas? ¡Qué
de incógnitas en estas cuestiones! —Salvo raras excepciones, las
aguas que contienen una proporcion notable de materias orgá-
nicas, se pudren más ó ménos rápidamente y adquieren pro-
piedades organolépticas que las hacen rechazar.”
La irresuelta cuestion de las materias orgánicas es sin dispu-
ta la que más hu llamado la atencion de los químicos, en ver-
dad como que se trata de un misterio; con todo, Mr. Bouchat-
dat ha declarado que él ha bebido muchas veces agua clarifica-
da y desinfectada por el carbon, en la cual había macerado la
carne hasta la putrefaccion, agua que no tenía olor ni sabor
desagradable despues de su depuracion, pero que precipitaba
abundantemente por una disolucion de tanino; que durante su
uso no experimentó novedad alguna, y que si la hizo filtrar, es
porque nadie bebe agua de sabor ni olor 4 podrido, sino en ex-
trema necesidad.
Un observador curioso y nada timorato de las materias orgá-
nicas, hace notar las que abundan en muchas fuentes de donde
recogen los aguadores sus barriles, sin que nunca hayan produ-
cido males.
En Burgo Franco hay dos fuentes, la una llamada múla fuen-
te, que proce el bocio: estas aguas, segun Chatin, no contie-
nen más que vestigios de materia orgánica; la otra, nombrada
buena fuente, que brinda una salubridad completa, conteniendo
994
tales proporciones de materia orgánica, que su taza se recubre
en seguida de un depósito pegajoso.
Mr. Boudet se pregunta, ¿de dónde provienen las materias
orgánicas en disolucion en las aguas, y qué modificaciones-pue-
den experimentar? No pueden ser otras que las que existan
en la superficie y en el interior del suelo, las que regularmente
no son insalubres miéntras que no estén alteradas; pero esta
descomposición se manifiesta por caractéres perceptibles al ol-
fato y al paladar.
¿Qué nos dirán los crédulos devotos de la infalibilidad quími-
ca, respecto álas aguas potables del Senegal, que tomadas in-
mediatamente son deliciosas, y pasado un dia adquieren un
olor y sabor á corrompidas, sin que se les acuse de insalubres?
Tan inoportunas nos parecen las pretensiones de la Química
para juzgar sobre la potabilidad, cuanto áun no ha podido re-
solver la más grosera de las cuestiones, ó sea si deben preferir-
se las de manantiales ó las de rios. Poggiale estima que tampo-
co puede resólverse sin que la experiencia médica lo acuerde.
La debatida y hoy aceptada condicion de la aereacion, tan in-
dispensable para las aguas, reclama la superioridad para la de
rios, miéntras que la fácil contaminacion por los lugares donde
pasan, hace temer, no con mucho fundamento, que esas ven-
tajas puedan trausformarse en perjuicios.
Quién puede dudar que un manantial no tenga su orígen en
un infecto pantano? Por lo que el entendido Bouchardat propo-
ne “que no debe adoptarse para una distribucion pública una
agua de manantial, sino despues que una informacion severa
haya probado que no ejerce ninguna influencia: perjudicial so-
bre las poblaciones que habitualmente la han usado, y la cues-
tion será mejor estudiada si se puede remontar la observacion
de este uso salubre á muchas generaciones.. Yo coloco, dice
él, escribiendo estas frases con letras bastardillas, esta ¿informa-
cion muy por encima del análisis químico, por exacto que nos parez-*
ca;” agregando despues, “si se le pide 4 un químico que analice
el aire, dirá que tiene oxigeno, ázoe, ácido carbónico, materias
orgánicas, etc.; pero si se le pregunta si esas materias orgánicas
225
contienen miasmas variolosos, escarlatinosos, etc., confesará su
impotencia: pues bien; en igualdad de circunstancias se en-.
cuentra cuando analiza una agua polo conteniendo materias
orgánicas.”
Mr. Joly, infatigable defensor de las aguas de rios, hace no-
tar que á ninguna se le acusa de endemias, e que por
el contrario, á muchos manantiales se les atribuyen; y respecto
4 materias orgánicas, tanto tienen las de rios como las de ma-
nantiales, con la ventaja por parte de los rios, que siendo más
oxigenadas, queman la materia orgánica.
“¿Y qué dirémos—exclama tambien Joly—sobre la incons-
tancia de los manantiales, reconocidas como son las variaciones
que sufren de un año á otro y en cada estacion? Los manantia-
les de Arcueil oscilan entre 920 y 6440 metros cúbicos por dia;
los de Belleville, entre 130 y 300. Joly lleva más allá su de-
clarada superioridad de las aguas de rios, y en sus conclusio-
nes expone que las aguas de rios que han recibido el beneficio
de la aereacion, son incomparablemente preferibles á la mayor
parte de las aguas de manantiales; que la trasparencia y-tem-
peratura de las de manantiales, no son condiciones tan preci-
sas é higiénicas, en razon de que ambas pueden darse artifi-
cialmente á las de rios, y que no justifican la eleccion que se
quiere por algunos á la aguas de manantiales en la alimen-
tacion.
Mr. Briquet no concebía cómo en Paris se tratase de dese-
char el agua del Sena, para ir 4 buscar á cincuenta leguas la
de los manantiales de Dhuis, miéntras que Versailles abandona
el agua de los manantiales que tiene muy-cerca, para ir á bus-
car la del Sena 4 ocho kilómetros de distancia; terminando que,
médicamente hablando, las aguas de manantiales no tienen
ninguna ventaja sobre las aguas de rios
Mr. Chatin considera bajo el punto de vista químico, que las
aguas de rios son preferibles. . ;
Por mi parte, no temo que una agua buena se enturbie, por-
que el placer de beber agua no se encierra en satisfacer la sen-
sacion interna que pide ese líquido; el goce es perfecto cuando
T. X.—-29
226
nuestros ojos comprueban su trasparencia y nuestro paladar
-su frescura y su sabor: nadie bebe aguas turbias; y si el domi-
nado por la sed acudiese, por ejemplo, á beber la que se supone
con 30 milígramos de materia orgánica, de seguro que no to-
mará más que treinta ó sesenta gramos, cantidad suficiente pa-
ra humedecer las fauces, que es el síntoma que más angustia al
sediento; y tomando esa dósis, no se preocupen los químicos,
que entónces tomará una agua con 2 6 3 miligramos, ó lo que
es lo mismo para ellos, una agua químicamente pura.
Resumamos: 12 Estimando que el solo ó aislado dato del
análisis químico es insuficiente para aceptar ó rechazar una
agua, en razon de que la Química no ha podido hasta añora do-
sar toda la cantidad de materias orgánicas que contiene, y que
á4un dosificadas, ignora la accion que ejerce en el organismo.
22 Que la vista, el olfato y el paladar bastan para juzgar de
la potabilidad de las aguas.
32 Que de todos los medios de juicio es sólo la informacion
la que sanciona la potabilidad.
4% Que pendientes de litigio las ventajas de las aguas de
rios y de manantiales, nos abstenemos de abrir opinion.
CONSERVACION DE CADAVERES.—La “Gazette hebdomadaire de Médecine et Chirur-
gie” de Paris refiere que el Dr. Mazini presentó en la Exposicion de Viena una serie
de piezas anatómicas conservadas desde hace muchos años sin alteracion alguna. Sus
dos procedimientos principales son la conservación en el estado coriáceo y otra en el es-
tado fresco. En este último caso los tejidos conservan su blandura y hasta su traspa-
rencia; pues se hizo una incision en un pié, preparado en.el año de 1864 en la Escuela
Práctica de Paris, y los tejidos subyacentes se hallaron, en apariencia, tan frescos como
los de un cadáver de un dia; tanto los tendones como los ligamentos y el tejido grasiento
presentaban los caractéres ordinarios, exceptuando sólo los músculos cuya congerva-
cion parecía algo ménos perfecta. Los sellos puestos en 1864 por los Dres. Nélaton y
Sappey garantizan la autenticidad de la fecha en varias de estas preparaciones.
El Sr. Mazini asegura que con la módica suma de dos á tres francos podía conser-
varse por este procedimiento un cadáver entero por más de quince dias, lo cual sería
una gran ventaja para las pequeñas Universidades, en las que escasean los cadáveres,
puesto que uno mismo pudiera servir durante muchos dias en las salas de diseccion.
Para la conservacion de las piezas de Anatomía patológica y de Historia natural, sería
éste un medio precioso y de poco costo.
El Dr. Mazini, hasta la fecha, no ha querido divulgar su secreto; pero negándose por
este motivo el Jurado ájuzgarle, indicó 4 la Comision laa sustancias que emplea en sus
preparaciones, pidiendo á los miembros de ella el secreto durante dos meses.
El mismo doctor dice haber empleado con buen éxito las mismas soluciones, pero
muy diluidas, en el tratamiento de llagas de mala índole. Estos experimentos se hicie-
ron en el Hospital de Nápoles, y algunos cirujanos de esa ciudad han dado de ellos in-
formes muy favorables Prontose hará pública la fórmula que, segun se dice, es muy
simple.—[ Extractado de una interesante “Revista” del Sr. Sauvalle.].
a
ANALES
DE LAS
ACADEMIA DE CIENCIAS MEDICAS, FISICAS Y NATURALES
DE LA HABANA.
REVISTA CIENTIFICA.
DICIEMBRE DE 1873.
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA.
SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 26 DE OCTUBRE DE 1873.
SEÑORES ACADEMICOS CONCURRENTES.—Kr. Gutierrez, Presiden-
te; Sauvalle, E. del Valle (D. Fernando), Miranda, Govantes,
Plasencia, García, Finlay, €. del Valle (D. Ambrosio), Aguilera
(hijo), cuales (D. Rafael), Ozamendi, Diaz (D. José Guillermo),
Várgas Machuca, HKovira, Cerero, Donoso, Rodriguez, Melero,
Castellanos; Mestre, Secretario.
Lectura y aprobacion del acta de la sesion anterior.
Asiste á la sesion el socio de mérito Dr. D. Fern: udo G. del
Valle.
CorrEsPONDENCIA.—Leyéronse en seguida: 1% una comunica—
cion del Gobierno Superior Político, remitiendo el expediente
sobre la provision de una plaza de médico municipal interino
del Perico (jurisdiccion de Jovellanos); 2% otra id. de la misma
T, x.—30
228
procedencia, con el expediente sobre una plaza de médico mu-
nicipal y forense de Sagua la Grande; el que, como el anterior,
pasó á la Seccion respectiva; 3% un oficio del Dr. Rodriguez,
Secretario de ésta, acompañando varios informes evacuados en
su seno sobre médicos municipales y forenses, vacunadores y
practicantes; de que se dará cuenta en sesion de gobierno;
4% un oficio del R. P. Viñes, socio de mérito, excusándose
de no asistir á la Corporacion para terminar su memoria acer—
ca del último temporal, á causa del estado de su salud.
El Secretario presenta ademas: 19 los números 1029 y 1030
del Siglo médico de Madrid; el núm. 16 del Anfiteatro anató-
mico español; las entregas 555 y 559 de la Revista minera; los
números de la Constancia en que se trata de la memoria sobre
el encañonamiento de la Zanja, remitidos por el Sr. Tomé; y
los dos primeros de la Fé cientifica, en cange con las publica-
ciones de la Academia.
Tarna Prosrarica. —Terminada la correspondencia, dió cuenta
el Dr. D. José Guillermo Diaz de otro caso de talla prostática
bilateral por él practicada recientemente en un individuo de
59 años de edad; y ofreció para más tarde una observacion
detallada.
Lañor DE UNA LOCA. —INTERVENCION DE LA (JUIMICA RESPECTO A PO-
TABILIDAD.—Despues de regalar el Dr. R. Cowley, 4 nombre tam-
bien del Dr. D. Fernando G. del Valle, una saya marcada con hi-
los y cabello por una monomaníaca, el todo escrito en francés
inconexo, cuya pieza curiosa pudieron examinar muchos de los
presentes, y de dárseles las gracias, —leyó aquel académico un
discurso relativo al papel que le corresponde á la química en
la cuestion de potabilidad de las aguas. La calificacion de in-
salubre ó impotable dada ú la de la Zanja por haberse hallado
en ella una vez 30”” de materia orgánica, está en contradic—
cion con la irrecusable y garantizada prueba de que nuestros
antepasados la bebieron, de que muchos la siguen bebiendo, y
más que todo, de que nunca se la ha señalado como causa pro-
ductora de endemias. Ls evidente que las muestras someti-
das al exámen químico, sin recordar que las aguas deben estu-
229
diarse en sus condiciones normales, se hallaban ya alteradas
por las malas condiciones del medio que atraviesan. Siendo
las de la Zanja las mismas que las del Almendares, la clase de
su conduccion, al aire libre, las enturbia accidentalmente, y su
falta de trasparencia indica la necesidad de no beberla sino ya
reposada ó filtrada; cosa que tambien se observa en el Támesis,
en el Sena, etc.—Tomando datos de una discusion en el seno de
la Academia de medicina de Paris, recordó el Dr. Cowley, entre
otras opiniones, la del sabio químico é higienista Mr. Bouchardat,
con el objeto de demostrar que si la química puede auxiliarnos
en esta clase de investigaciones y la física interviene, sólo la Hi-
giene es capaz de decidir. La químicaignora cuál sea la cantidad
máxima de materia orgánica que puede tener,en disolucion un
agua para estimase como potable, ni siquiera ha podido dosifi-
carla de una manera precisa: de ella no necesitó Roma para cons-
truir sus monumentales acueductos, vertiendo excelentes aguas.
Si dicha ciencia ha hecho mucho para instruirnos tocante á la
composicion, bien poco es ló que se le debe al señalar las cau-
sas nocivas de algunas; y para apreciar el valor higiénico de
las potables, es indispensable la observacion de sus efectos en
la economía. El grado hidrotimétrico, por otro lado, responde
4 casi todas las cuestiones que interesan en la cualidad y elec—
cion de las aguas; y sin embargo, aguas declaradas mal sanas
por este medio, han sido reputadas como excelentes por la
experiencia.—Ademas, las materias orgánicas no son perju-
diciales si no están alteradas, y cuando existen en gran abun—
-dancia, ocurre más ó ménos rápidamente la putrefacción con
propiedades organolépticas que hacen rechazar las aguas: la
práctica ha demostrado que cuando no existen estas condicio-
nes, pueden no ser dafiosas y coexistir una completa salubri-
dad —La aereacion y otras circunstancias hacen preferibles las
de rios á las de manantiales; pero la informacion es siempre ne-
cesarla y está por encima del análisis químico por exacto que
parezca. Nadie bebe aguas turbias; y la vista y el paladar con-
-curren á comprobar su transparencia, frescura y buen sabor.—
Resumiendo su trabajo, concluye el Dr. Cowley: que dicho
230
análisis es insuficiente para aceptar ó rechazar un agua; que los
órganos de los sentidos bastan para formar ese juicio; que sólo
la informacion sanciona la potabilidad; y que aún están pen—
dientes de resolucion las ventajas de las aguas de rios ó de ma-
nantiales.
Discusion. —En el uso de la palabra el Dr. Finlay, manifestó
que no hay motivos para separar la (Química de la Higiene, toda
vez que ésta debe 4 aquella gran número de sus nociones. Es ver-
dad que muchos han bebido el agua de que se trata; pero no es
posible aplicar el reactivo humano del Dr. Valle, faltando uno de
los términos de la comparacion, y no siendo la cuestion averi-
guar sl aquella es venenosa, sino si es saludable. Por otro la-
do, se sabe que en campaña muchas veces los militares se ven
en la necesidad de apagar la sed con agua de charcos y panta—
nos, y no por esto se enferman todos. Elencañonamiento lle—
vado á efecto no es más que una especie de embudo, y para lle-
nar mejor su objeto sería precisó que viniese de más allá del
Cerro ó desde el Almendares. En cuanto á la dosificacion de
la materia orgánica, es indudable que si la Química acusa
30.”” en un agua, ésta ha de ser nociva al que la beba.
El Dr. R. Cowley replica que no ha negado la utilidad de la
(Juímica, sino rechazado su autocratismo,- pues ella no se halla
en aptitud de decir si las materias orgánicas producen estas ó
las otras enfermedades. Los medios que emplea en sus análi-
sis tienen una significación dudosa, no siéndole dable señalar
con toda exactitud la cantidad de aquellas que se contienen en
tal ó cual agua, y habiendo casos inversos, de aguas muy salu-
dables á pesar de su abundancia, ó de otras que no lo son por
diversas circunstancias. El reactivo humano ó el estómago, es
decir, la informacion es la única llamada á sacarnos de la incer-
tidumbre.
El Dr. Pinlay advierte que no debe confundirse el ensayo
breve efectuado por medio del permanganato con el análisis
elemental, mucho más completo y exacto, pero cuya aplicacion
es dificil por demandar largo tiempo y aparatos adecuados. Al
hablarse de los buenos efectos del agua de la Zanja, se olvida
231
que no hay estadisticas de años atras que respondan á esa cues-
tion, y esto se comprende teniendo en cuenta las dificultades
que todavía hoy se puenentaa para formar las relativas á la
mortandad.
El Dr. R. Cowley replica que, 4 su entender, hay términos
de comparacion, pues las aguas insalubres producen siempre
alguna endemia; aquí no tenemos otra que la fiebre amarilla,
que no puede atribuirse á dicha causa, y la disentería se 20
rolla 4 menudo en los campos, es decir, alli donde no se bebe
el agua de que se trata.
El Dr. G. del Valle (D. Ambrosio) expuso que la potabili—
dad del agua de la Zanja era cuestion ya juzgada, no sólo por
el testimonio de los que la bebieron muchos años, sino por su
constante uso, no interrumpido aún, como lo acreditan los Ban-
dos prohibiendo 4 los aguadores tomarla dentro de poblado,
sino tambien por estar consignado. en los Presupuestos munici-
pales el cobro de plumás de agua tomadas de ese cauce; sería
ridículo hoy que se dijese que no es potable por una cifra defi-
nitiva, que es tan ocasionada á dudas y sólo serviria para satis—
facer ó complacer al vulgo, que pide una cantidad expresada
en número redondo.—Respecto 4 los que la acusan, como se
ha hecho en un periódico, de producir fiebres intermitentes y
perniciosas, es concepto muy aventurado, porque entre otras
enfermedades, como la disentería, bien sabemos que donde más
se cebaba era en el barrio de Jesus Maria, lugar bajo y cena-
goso, que si bien se surtió de la Zanja por la pila que se situó
en la plazuela de la lelesia, no podían atribuirse al agua sin
embargo, pues que tambien se bebía en los demas barrios sin
que en ellos se registráran esos casos. —Débense las fiebres pa-
lúdeas á causas telúricas: sin acudir á pruebas tomadas de los
libros de la ciencia, las tenemos cuando removidos los terrenos
parala construccion de las vías férreas, recordamos el aumento de
las fiebres y su mortalidad en los alrededores de la Habana. Las
aguas de la Zanja no han producido, por lo tanto, las disenterias
ni las fiebres intermitentes; y atribuirles el cólera ó la fiebre ama-
rilla es á todas luces fuera de esta cuestion de potabilidad,
e
232
El Dr. Finlay cree que convendría distinguir las aguas del
Acueducto de las de la Zanja: como procedentes del Almenda-
res son potables; pero respecto á las últimas, que atraviesan el
Cerro por establecimientos que las contaminan, los efectos se—
rán diversos y de acuerdo con la contaminacion artificial que
sufren: tal como viene descubierta hasta el paseo de Tacon,
siempre ha de infundir sospechas muy fundadas acerca de su ,
impureza.
El Dr. Rovira sostiene que el papel de la Química es primario
en la cuestion que se ventila; porque si es necesario que la expe-
riencia ayude á la ciencia, tambien es cierto que pueden ocur-
rir casos desagradables si aquella precede al análisis; y si esas
alteraciones del agua á que se ha aludido, no son suficientes
para originar endemias, no por eso dejarán de tener graves con-
secuencias en ciertos organismos.
El Dr. Várgas Machuca, hace notar que para poseer esa in—
formacion ó sean los resultados del agua bebida por un gran
número de individuos sería menester esperar uno ó dos siglos:
tanto valdria esto como aguardar á que se muriesen los enfer—
mos para indagar que el arsénico administrado era venenoso.
El Sr. Cowley recuerda que no se trata de aguas tóxicas, si-
no dudosas, y que la intervencion de la química sólo se refie—
re en el caso actual á sales ó 4 la materia orgánica contenidas
en ellas, siendo diversos los pareceres de hombres muy enten—
didos, miéntras que la experiencia médica da su fallo inape-
lable. ]
El Dr. Várgas Machuca agrega que á la química le sucede
lo.que á todas las ciencias: ella no puede dar más que lo que
posee: lo mismo se observa en la medicina. Tampoco deben
confundirse los efectos de la intoxicacion rápida y de la intoxi-
cacion lenta, pues esos efectos son diferentes. Dada una gran
cantidad de materia orgánica en el agua, cantidad acusada por
el análisis químico, no es posible se la considere como exce-
lente; y poreso el análisis debe preceder siempre á los traba-
«jos de conduccion de agua, sirviéndoles de guía y precursor en
cierto modo, |
233
El Dr. Rodriguez declara que ha visto con disgusto los ata-
ques lanzados 4 la química en cuestiones de potabilidad, en
- que es la llamada á resolver, pues únicamente ella puede decir
las cantidades aproximadas de sales y materia orgánica que
contienen las aguas y que las hacen más ó ménos insalubres:
la variedad de composicion se explica fácilmente por los cam-
bios isoméricos que ocurren continuamente en su interior: esas
sustancias se hallan, en efecto, en constantes descomposiciones
y transformaciones: segun Vocquelin, miéntras mayor sea el
número de sales en ese vehículo, más aumenta su poder disol-
vente, y este principio es de suma importancia para los cam-
bios que despues tienen lugar en el seno mismo del organismo.
Las aguas pueden ser muy agradables, parecer potables, no
molestar el estómago, y no obstante engendrar estados genera-
les morbosos, como la diátesis lítica que con tanta frecuencia
vemos en los enfermos que vienen de la Vuelta-abajo. Léjos
de rachazar la intervencion de la química, debe halagársela,
porque si no resuelve toda la cuestion, lo hace en gran parte:
si la excluimos, jamas lograremos esa resolucion que buscamos;
no se la puede exigir más de lo que da, sobre todo con los da-
tos escasos y de aplicacion que se consignan en las obras de
Higiene; y lo que ántes no se practicaba, se practica hoy,—el
análisis previo de las aguas ántes de su conduccion .y aprove-
chamiento como bebida. |
El Dr. Miranda, refiriéndose á la proporcion de materia or—
gánica calculada por el D. Cowley en la cantidad de agua in-
gerida durante las 24 horas, 4 razon de 30.”” por litro, —advier-
te que en un dia se toma más de un litro y puede ser muy al.
zada aquella proporcion.
El Dr. Cowley responde á las anteriores observaciones, que
no basta decir que el agua contiene mucha materia orgánica
para considerarla desde luego como impotable, miéntras no
hay en ella alteracion ó descomposicion, que desde luego acu—
san el olfato y el paladar, rechazándola entónces sin necesidad
de análisis. ¿Por qué el agua de la Vuelta Abajo produce tan-
tos casos de litiasis? ¿No le corresponde al químico decirlo?—
234
Es preciso ademas recordar que no se beben las aguas turbias,
y que para apagar la sed, esto puede hacerse con pequeñas
- cantidades de un líquido cargado de materia orgánica, segun lo
ha demostrado Bouchardat, como si fuera químicamente puro.
El Dr. Xodriguez, despues de expresar que tanto el olfato
como el paladar eran sentidos químicos, responde al Dr. Cowley
que siempre están en descomposicion las sustancias encerradas
en el agua, y esos caractéres organolépticos vienen á ser la úl-
tima faz, por decirlo así, de cambios primeramente demostrados
por la ciencia: miéntras mayor sea la cantidad de materia or-
gánica, más numerosas serán esas descomposiciones que dentro
ó en contacto con el organismo han de engendrar las fiebres in-
termitentes, las tifoideas, las toxemias, por exceso de tal ó cual
sustancia, —marcándose la correlacion entre las particularida—
des de las aguas y las de las enfermedades: correlacion que le
toca al médico señalar despues del dato suministrado por la
Química. y
El Dr. Cowley niega que en su memoria haya rechazado la
intervencion de la Química, por la que siempre ha sentido y
demostrado el mayor respeto en las cuestiones que le atañen,
sino que decida una cuestion que es sobre todo del resorte del
higienista, 4 quien no hace más que auxiliar; y si los: ca-
ractéres acusados por el olfato y el paladar son .tambien quí-
micos, cesó toda discusion y podrá prescindirse de la bureta.—
En algunos errores ha incurrido é ingurve el médico por esas
indicaciones: así, considerando el raquitismo como una afec—
cion en que faltan en los huesos ciertas sales calcáreas, se ha
estado administrando el fosfato y carbonato de cal sin resulta—
do, como los hipofosfitos en la tísis por la falta del fósforo: el
aceite de hígado de bacalao es sin duda el específico de aque—
lla enfermedad por la demostracion, no química, sino médica;
pues no es posible comparar con las pS los órganos de
la economía animal.
El Dr. V. Machuca manifiesta que la Química da 4 conocer
la constitucion del hueso y los cambios que sufre en tales
ó cuales enfermedades; pero no tiene la pretension de emplear
| "E
los mismos medios que usa la vida para asimilarse estas ó aque-
llas sustancias. La culpa es, pues, de la Medicina, ó mejor di-
cho, de los médicos, que se han apresurado á aplicar sus noclo-
nes de un modo inoportuno; pero ellos serán siempre incapa-
ces de explicarse, sin el auxilio de la Química, cómo es que el
aceite de higado de bacalao, que no contiene fosfato de cal, es
tan útil cuando falta esta sal en los huesos enfermos.
El Dr. Rodriguez apoya este parecer: una cosa es que se de-
muestre la ausencia de ese producto y otra el llevarlo alli don-
de sea necesario: ingeridas las materias, se transforman despues
de ser disueltas y determinan reacciones y nuevos cambios en
presencia de otros cuerpos numerosos: la (Juímica vendrá á ex-
plicarnos en su dia cómo ciertas sustancias se implantan en los
órganos; pero hasta entónces los médicos no han hecho otra co-
sa que aventurar una hipótesis: — si aquella anda vacilante
entre el más y el ménos, como lo asegura el Dr. Valle, esto se
explica perfectamente por las diversas condiciones en que sue-
len encontrarse los investigadores y por la necesidad de-repetir
los ensayos en busca de una media; por otra parte, está de
acuerdo con él respecto á que la Microscopia ha de desempe-
ñar un papel importante en las cuestiones referentes 4 la fer—
mentacion. |
Despues de manifestar el Dr. Cowley, que al hablar en su
memoria del agua descompuesta ó alterada, no se había referi— '
do á la serie de composiciones y descomposiciones, á los cam—
bios isoméricos á que ha aludido el Dr. Rodriguez, sino muy
claramente á la fermentacion pútrida,— dijo el Dr. Valle, con-
testando tambien á una alusion de este académico, que no nie-
ga absolutamente el voto-de la Química; pero que, atendiendo
á lo instable de la composicion de las aguas, como lo comprue—
ban los análisis, hechos yá 4 distintas horas, estaciones y por
cambios atmosféricos tan ocasionados á hacerlos variar, segun
la diversidad de las cifras, —juzga que la que se presente no
será la expresion fija y segura para sacar una consecuencia ab-
soluta; y ademas, que sin atacar por su base los medios de in—
vestigacion, duda de ellos desde el momento que hay muchos
T, X,—81
236
en busca del desideratum aritmético: diganlo, si no, el método
de Monier, el de' Dupasquier, Fauré, Péligot, etc. Pues qué,
¿no se ha encontrado aún el método más seguro y positivo para
hallar la cifra que tanto ocupa al Dr. Rodriguez?
Habiendo indicado, por último, el Dr. Oxamenda, que el tér-
mino ““medicalmente,” usado en la discusion por uno de sus co-
legas, constituía un verdadero galicismo,—y debía decirse y
se dice en castellano médicamente, de tal manera que el “Sapo
medicalis” se traducia por “Jabon medicinal,”—-y pasadas las
horas de Reglamento quedó aplazado el debate y reunida la
"Academia en sesion de gobierno, y
x
SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 16 DE NOVIEMBRE DE 1873.
SEÑORES ACADEMICOS CONCURRENTES.— Dr. (utierrez, Presidente;
Sauvalle, GH. del Valle (D. Ambrosio), Miranda, Cowley (D.
Rafael), Fovantes, Aguilera (D. Cayetano), Earcía, Finlay, Ma-
chado, Rovira, Melero, Rocamora, Oxamends, Babé, Aguilera
(hijo), Escarrá, Várgas Machuca, Rodriguez; Mestre, Secretario.
Lectura y aprobacion del acta de la anterior sesion.
-El Sr. Presidente manifestó que con motivo de las elecciones
municipales, que debieron celebrarse el domingo próximo pasa-
do, se había transferido para éste la sesion de la Academia.
CorrespPonDENCcIa.—Leyéronse en seguida por el Secretario:
12 una invitacion de la Secretaría del Superior Gobierno para
reconocer y cumplimentar al Excmo. Sr. Gobernador Capitan
general de esta Isla, D. Joaquin Jovellar, en su toma de pose-
sion; habiendo representado al instituto, en dicho acto, el Sr.
Presidente; 22 una comunicacion del mismo Gobierno, remi-
tiendo los datos concernientes á la preparacion anti-odontálgi-
ca de los Sres. Ubiols y Vazquez, antecedentes que pasaron á
la Comision de Remedios nuevos y secretos; —3? un oficio del
Sr. Director de la Sociedad Económica de la Habana, dando
237
las gracias á nombre de ella por las obras que la Academia,
por conducto de su Presidente, regaló á su Biblioteca;—4? Pre-
sentó despues: un ejemplar de la “Gaceta,” en que se inserta
la convocatoria para las plazas vacantes en esta Corporacion;
un prospecto de “La Academia,” nueva publicacion destinada
á los estudiantes; el cuaderno 9 del “Genio Científico;” los
números 3 y 4 de la “Fé Cientifica;” el 560 de la “Revista Mi-
nera de Madrid;” los números 1031, 1032 y 1033 del “Siglo
Médico;” y las entregas 3 y 4 de los “Trabajos de la Comision
de Medicina legal é Higiene pública.”
Hioraro pe cLoraL.—El Dr. Garcia ofreció, de parte de su
autor el Dr. Franca y Mazorra, un ejemplar de una tésis en la
Facultad de Paris—“ Etude sur 1 emploi de Y hydrate de chlo-
ral dans les accouchements et dans. P éclampsie” (1873), con
una serie de observaciones por las cuales se ve que el citado -
medicamento ha sido administrado en 20 casos de parto natu-
ral, como preservativo en 2 casos de eclampsia y en 21 como cu-
rativo, en 7 de manía aguda; ó sea un total de 50, con una so-
la defuncion en un caso de eclamipsia.
Con este motivo expuso el Dr. Miranda que en la sesion del
12 de Octubre último dió cuenta de la extirpacion del seno
derecho, que practicó en una señora, faltándole ese dia nuy
poco para que la cicatrizacion fuese completa; pero habiéndose
presentado el tétano al dia siguiente, es decir, á los trece de
operada, obtuvo el mejor éxito despues de 22 dias de un tra-
tamiento continuado con una pocion compuesta de 4 gramos '
de hidrato de cloral, 5 centígramos de clorhidrato de morfina,
120 gramos de agua y 30 de jarabe, una cucharada cada media
hora hasta producir el sueño, teniendo ademas cuidado deque el
vientre estuviese corriente y tomara caldo la paciente cuando su
estadolo permitia. Esta enferma, que fué asimismo observada por
los Dres. Govantes, García y Riva, no sólo presentó fuertes con-
tracciones en los músculos del cuello, region posterior del tron-
co y extremidad, sino tambien el trismo; pero todo fué cedien—
do á beneficio del plan indicado, alejándose la dósis á medida
que las convulsiones tónicas eran ménos frecuentes; y en la ac-
238
tualidad se halla la enferma enteramente puada y cicatrizada
del todo su herida.
El Dr. Mestre manifestó que el hidrato de cloral es, como el
bromuro de potasio, una verdadera adquisicion para la ciencia,
cuyos buenos efectos ha tenido ocasion de observar no sólo en
el tétano, sino en la corea aguda y la locura sensorial, en dos
casos de las últimas que debieron su curacion al uso de dicha
sustancia. Su asociacion con la morfina recuerda los experi—
mentos de Cl. Bernard y de Nussbaum sobre la accion simultá-
nea del cloroformo y los alcalóides del opio que continúan sus
efectos analgésicos: la observacion clínica y la experimentacion
fisiológica están conformes en este punto.—En un caso de té—
tano traumático, recogido en la práctica del malogrado fisiólo-
go Liégeois, en que ya se habian administrado el cloral, el opio
y el acetato de amoniaco sin conseguir el sueño, preseribió 3
gramos de la primera sustancia y el enfermo durmió; desde en-
tónces y por espacio de ocho dias, cada vez que se despertaba
se le administraba cloral y caldo, curándose por completo 4
los diez dias del tratamiento con una dósis de 6 4 10 gramos
diarios. Conviene, pues, insistir en la necesidad de una dósis
suficiente para reducir la médula á un reposo absoluto, pues á
menudo se han debido los malos resultados á las dósis frac—
clonadas.
El Dr. Fiday comunicó que habia cias en cel Cerro, abo-
ra dos años, 4 una negra recien—parida de jimaguas y con to—
dos los síntomas característicos de tétano idiopático en su for—
ma subaguda, cuya aparicion fué anterior al parto, con convul-
siones clónicas intensas, contractura completa de las quijadas,
opistótonos etc.; que cedieron al uso del hiárato de cloral, á
dósis de 20 centigramos cada cuatro horas, alternando con el
valerianato de zinc, durante cerca de un mes: la convalecen-
cia fué larga, quedando contraidos varios músculos por algunas
semanas. —Poco tiempo despues, tuvo el Dr. Finlay otro caso
de tétano, pero traumático, en que á pesar de haberse emplea-
do el mismo tratamiento, sobrevino la muerte á las cuarenta y
ocho horas.
239
Las AGUAS CORRIENTES Y EL CÓLERA. —Terminadas la correspon—
dencia y comunicaciones que preceden, leyó el Dr. Babé un
discurso relativo á la opiniones sustentadas por el Dr. Finlay
en cuanto á la influencia que pueda tener el agua de la Zan—
ja en la trasmision del cólera epidémico. Aduce el parecer de
Griesinger, de que hasta el dia no se han obtenido resultados
decisivos por las infecciones artificialmente provocadas en los
animales, siendo por otro lado iguales los efectos despues de la
ingestion en el estómago de sustancias diarréicas ordinarias te-
" ñidas por las bilis; y en ninguno se ha establécido de una ma-
nera definitiva la verdadera naturaleza de la enfermedad, que
pudiera más bien atribuirse á una infeccion pútrida: indica los
diferentes resultados obtenidos por Thiersch y Legros y Grou—
jon, que atribuyen el cólera á una intoxicacion por un princi—
plo diastásico que se encuentra en las frutas, v su trasmisión á .
la presencia en el aire de materias orgánicas de idéntica natu—
raleza, toda vez que la diastasa vegetal produce exactamente
los mismos síntomas que los líquidos coléricos. Los experi-
mentos de Robin y la explicacion de que el jugo gástrico hace
perder á los productos ingeridos sus propiedades específicas no
satisfacen las exigencias de la ciencia. El Dr. Babé cita algu-
nos pareceres en favor de la trasmision de la enfermedad por
medio de la atmósfera, y expone algunas razones en contra de
la trasmision del cólera por las aguas corrientes, deductiéndose
de los experimentos señalados por el Sr. Finlay que, para que
la ingestion de la sustancia especifica del cólera lo determine,
es indispensable que su cantidad sea considerable. El estudio
estadistico de dicho académico sólo comprende 16 de las 98
casas invadidas y 19 de los 130 enfermos, proporcion exigua
que no permite cimentar sobre ellas conclusiones generales; y
se echa de ménos la proporcionalidad con los habitantes de ca-
da division establecida, así como la indicacion de todas- las
causas que pudieron influir sobre cada una de los invadidos.
Los hechos de epidemias diezmando poblaciones que hacían
uso de aguas mál sanas, prueban solamente que las cor-
rompidas ó cargadas de materias orgánicas obran como cir-
240
cunstancia predisponente, como influencia dietética perju—
dicial que “contribuye al desarrollo de la enfermedad. El
autor concluye presentando bajo la forma de cuadro un li-
gero resúmen de la epidemia colérica de 1867 4 1868, en
demostracion de que los barrios bañados por la Zanja han sido
relativamente los más azotados, y comprobándose asi la opinion
del Dr. Farr, para quien la violencia de las epidemias coléricas
está en relacion con la cantidad de impurezas contenidas en el
agua. |
Discusion.—Despues de concluida la lectura del trabajo del
Sr. Babé, que pidió el Dr. Finlay quedara sobre la mesa para
contestar á sus observaciones, —manifestó el Dr. Rodriguez
que, segun tenia entendido, el último académico citado no
consideraba las aguas corrientes sino como uno de tantos me-
dios de propagacion del cólera, prestándose 4 eso más fácilmen-
te las aguas estancadas; pero no ha podido aseverarse que sólo
existiendo en gran cantidad la materia capaz de producir aque-
lla enfermedad, se le podrá dar orígen, pues si se supone que
actúe 4 manera de las miasmas y de los virus, por desdobla-
mientos y transformaciones isoméricas, no se necesita sino de
una mínima cantidad de la sustancia orgánica en cierto estado
molecular para que tenga lugar el Roa.
El Dr. Babe responde que ignora cuál sea la causa del có-
lera, aunque si sabe que existe en las diarreas; y si los experi-
mentos fisiológicos demuestran que es preciso una gran canti-
dad de ellas para provocar el cólera en algunos animales, suce-
derá lo mismo en el hombre; así por lo ménós es natural su-
ponerlo.
El Dr. Rodriguez cree que aún queda en pié su observacion:
“en primer lugar, ninguno de los experimentadores ha asegura-
do que sean necesarias grandes cantidades de vómitos y diar-
reas para obtener esos efectos, aunque estos sean más nota-
bles y más fáciles de determinar en semejante circunstancia,
porque con una simple molécula puede tambien darse idéntico
resultado; y por otro lado, si no se sabe cuál sea la causa las
mismas razones habrá para admitir como indispensable una pe-
241
queña que una gran cantidad de materia, pues todo es dudoso
y todo es problemático.
El Dr. Finlay considera que tratándose de un virus, bastan
pequeñas cantidades con tal que haya predisposicion por parte
del organismo. En vista de la anomalía observada por Robin,
se ha buscado la explicacion en la insuficiente porcion de jugo
gástrico para neutralizar los efectos de la sustancia ingerida, lo
que puede ocurrir en casos de enfermedad del estómago, que
disminuye su cantidad, ó por otras condiciones: un hombre que
acaba de comier no se halla seguramente en el mismo caso que
cuando lo ha efectuado muchas horas ántes.
El Dr. Babe replica que el Or. Finlay ha declarado las aguas
corrientes, sin dejar lugar á la duda, como el principal conduc-
to para la trasmision del cólera, y en la 2% de sus. conclusiones
menciona la cantidad como una condicion importante para lo-
grar los resultados. Ademas, el Sr. Babé no ha tomado por
punto de partida la causa más ó ménos hipotética de la enfer-
medad, sino los mismos hechos experimentales; en uno de los
referidos por Robin se ha necesitado emplear cantidades bas-
tante crecidas, y dósis enormes en algunos de Legros y Goujon.
El Dr. Rodriguez advierte, respecto á lo primeramente ex-
presado por el Sr. Babé, que el aire está en el agua; y el Dr.
Finlay, en cuanto á la otra indicacion, que quizas no haya sido
bastante explícito en la conclusion aludida, pues no cree que
sea indispensable esa gran cantidad. De un número conside-
rable de individuos sometidos á la influencia colérica, sólo una
proporcion relativa es la atacada, aquella en que existe la pre-
disposicion individual. Si en su conclusion ha hablado de la .
cantidad, es para explicar el caso de Robin, en que á causa de
ella no depriins neutralizarse los efectos por el jugo gástrico
entónces en deficiencia.
El Dr. Rodriguez hace notar que en la conclusion del Dr.
Finlay no se califica de grande ni de enorme la cantidad de
materia que deba ingerirse, y que es muy conveniente no refe—
rirse exclusivamente á una parte de la experimentacion: los
mismos efectos se han obtenido con pequeñas y con grandes
242
cantidades; y porque sólo en un caso, cuyas circunstancias han
debido ser diferentes, se ha acudido 4 un exceso de sustancia,
no ha de inferirse su necesidad para todos. |
El Dr. Miranda opina que desconociéndose la causa especi-
fica del cólera, no hay razon para decir que es un “virus,” co-
mo lo hace el Dr. Finlay; siendo un término mal empleado en
el presente caso, si se atiende 4 que la accion de un virus es
siempre seguida de idénticos fenómenos, y éstos son diversos
en el cólera.
Despues de contestar el 5». Fiínlay que había usado del
término de un modo genérico y. porque le pareció ser el que
daba mejor idea de la causa, leyó del periódico inglés “Natu-
re” un párrafo en que se consigna que el preparador de Vir—
chow, el Dr. Otto Obermeier, Neno de confianza en su fuerza
de resistencia á la infeccion, por no haber sido atacado de fie-
bre durante sus investigaciones acerca del cólera, colocó en
su gabinete algunos productos patológicos de personas que
habían fallecido de él, así como porciones de sus “excreta”, y.
aún se dice que hubo de inyectar en sus vasos alguna sangre
extraida de coléricos, examinando la suya despues al micros-
copio; murió por esto medio á las: siete horas del ataque y á
los 31 años de edad.
Habiendo expresado el Dr. Ke, vañeN que, segun le había
dicho personalmente Mr. Legros, los resultados no se obte-
nían sino con grandes cantidades de materias coléricas, —res-
pondió el Dr. Htodriguez que era preferible atenerse á lo pu-
blicado por dicho profesor, —y el Dr. Badé, que se remite á
los datos tales como los ha presenciado el Sr. Finlay en su
memoria; no mirando en la explicacion en que se hace inter
venir el jugo gástrico como neutralizante de la causa colérica,
sino una prueba más de que se necesita esa cantidad exceden-
te para promover los síntomas que se han e á los de
la mencionada afeccion.
En el uso de la palabra el Dr. G. del Valle (D. 4 mbrosio),
expuso que se había considerado el gérmen morbífico viajan-
do con el “agua y se había citado un distrito de Inglaterra en
243
que los que se abastecían de un agua mala fueron atacados
del cólera, existiendo la epidemia en aquel reino; pero el agua
en tales ocurrencias no pasa de ser una causa ocasional para
el desarrollo de la enfermedad reinante: es el helado, es el
mango, que á menudo hemos acusado entre nosotros, La ex:
perimentacion nos aporta tambien una teoría vaga, indecisa
cimentada en la muerte de alguno que otro raton, á quien se
le había administrado vómitos Ó diarreas de los coléricos.
Hay, empero, un dato importante suministrado por la clínica:
la diarrea es la manifestacion positiva de esa enfermedad, del
mismo modo que de la fiebre tifoidea y dela disentería, cuyo
carácter es secretorio, y en ella reside el “gérmen,” (expresion
más adecuada que la de “vírus”), pudiendo, por infiltraciones
y mezclas directas, contaminar las aguas, y habiéndole dado
toda la importancia que se merece la Comision sanita—
ria de Constantinopla.—En cuanto á la estadística retros-
pectiva, no se puede pedir allí donde falta, donde la tradicion
está vacía, aunque consigna que el agua de la Zanja se ha be—
bido siempre y se continúa bebiendo sin perjuicio para la po-
blacion.—“Lo hemos dicho: la significacion concluyente de la
potabilidad de tal 6 cual agua, está en que su constante uso
no haya alterado la salud, ni influido desfavorablemente en los
órganos digestivos de los pobladores que la beban. En este
órden experimental traemos hoy más testimonios en favor de
las aguas de la Zanja, cuyo consumo jamas se ha interrumpi-
do.—Las bodegas de la calzada de Belascoain se surten de la
Zanja, que llevan los aguadores en sus barriles de la quinta
de los Molinos, y nunca ha habido quejas que anotar de aquel
poblado vecindario, ni de los muchos transeuntes que tem-
plan con ella su sed.—Ademas, los ramales de la Zanja que
eruzan muchos trenes de carruajes situados por las calles de
Belascoain, Lucena, Marqués Gonzalez, San José, Zanja, ete.,
—y en que se cuentan más de diez y seis, —abastecen de be—
bida á más de 2,000 caballos, que se conservan siempre sanos
y fuertes; y es de notarse bien lo que son estas bestias para
distinguir la impotabilidad ó potabilidad de las aguas. —Pe-
T, X,—82
244
rO.... ¿para qué más informacion? El agua que define y cla-
sifica la Higiene es la potable: tocándole sólo á la química, —
cuando fuese necesario, —reconocer las diferentes sustancias
que contenga.—Olgamos al Dr. Monlau, por último, cuya ci-
ta es más que oportuna para disipar preocupaciones en la
cuestion, puesto que ya: se ha invocado su testimonio como -
de gran autoridad.—“La potabilidad de las aguas, ó el ser
un agua lo que se llama buena, depende de varias circunstan-
cias, y, en definitiva, no tiene más criterio fijo que el de la ez-
periencia, el de la nocuidad Ó inocuidad constante de su
uso, sea cual fuere, por otra parte, -su composicion quí
mica. Tales la tésis que sacó triunfante el profesor Bou-
chardat, excelente higienista á la par que distinguido quími-
co, en la célebre y larga discusion que sobre esta materia tu-
vo años pasados (en 1862) la Academia de Medicina de Pa-
ris."—Más adelante prosigue: “Recordemos ahora, porque im-
porta no olvidarlo nunca, que á veces el análisis «químico na:
da demuestra, áun cuando de fijo se experimente que el agua
es insalubre. -De ahí el que la exploracion higiénica de las
aguas, consideradas como bebida, haya de completarse nece-
sariamente por la observacion de los efectos que causan en
las personas, y áun en los animales.que las usan. Importa,
-pues, examinar si la accion de las aguas afecta su constitu-
cion; si entra para algo en la etiología de las enfermedades
endémicas del pueblo; si las soportan sin novedad los foraste-
ros; si turban alguna funcion y particularmente la digestiva,
3 Para el agua, lo mismo que para el aire, la organizacion
es un reactivo mucho más fino y más seguro que el color de
un precipitado.—La experiencia personal de lo que nos pasa,
es el gran criterio para decir si nos aprovecha, Ó nó, el tomar
las aguas tales, 6 el mudar de aguas.”
El Dr. Babé observa que la tradicion no parece revelar á
todos los mismos hechos, ya que en la memoria de los Dres.
Abreu y Gutierrez, relativa al cólera de 1833, se califica de
mal sana el agua de la Zanja.
El Dr. Valle estima como muy vaga la expresion de “mal
245
sanas.” ¿Qué significa ella? que son turbias? Ya desde el
año de 46 se ha insistido en este particular, asegurándose que
lo estaban las del Almendares seis meses, y más recientemen-
te, en el “Diario de la Marina”. ocho. El Sr. Valle, que ha
aLó la paciencia de apuntar las veces que venía turbia, ase-
gura que sólo sucede treinta ó cuarenta ocasiones al año.
El Dr. Rodriguez sostiene que la tradicion no está de acuer-.
do con las ilusiones del Sr. Valle. En los dos últimos cóleras |
que hemos atravesado, pudo notar que eran numerosísimos
los casos y mucho más graves á la orilla de la Zanja, azotando
extraordinariamente en el año de 50 á los barrios de San Lá-
zaro y Pueblo Nuevo; hubo dia de salir cinco cadáveres de
una sola casa, y los mismos caballericeros fueron atacados.
El Dr. Valle replica que una estadística individual es de
ningun valor al lado de la general, de la que está formada,
sobre todo si no se tienen en cuenta las otras circunstancias
que en tales barrios han concurrido á dar pábulo á la enfer—
medad, pues hasta sería ridícula la pretension de establecer
la potabilidad de nu agua en tiempo de una epidemia que á
todo se atribuye. El Sr. Babé muy discretamente se ha refe-.
rido á la existencia de un Hospital y de un Cementerio en el
primero de los. burrios indicados; y si el Dr. Rodriguez reco-
gilera los datos, hallaría que Atáres y Jesus del Monte, por
donde no pasa la Zanja, fueron los más castigados.
- El Dr. Rodriguez advierte que no ha venido con datos es—
tadísticos, sino con hechos, á contradecirle; y si ha dirigido
inculpaciones á la Zanja, es porque en su trayecto ha tenido
ocasion de observar gran número de casos.
Habiendo apuntado el Dr. Fíinlay que Jesus del Monte re-
cibía un ramal importante, explicó el Dr. Gutierrez que ese
ramal correspondía al Acueducto de Fernando 72
El Dr. Babé recuerda que, segun la estadística de La Sagra
para el año de 1833, el cólera fué dos veces más mortífero en
extramuros, á pesar de la menor poblacion, usándose allí el
“agua de la Zanja, que en intramuros, donde se abastecían de
pozos y aljibes: otras estadísticas más recientes le son tambien
246
desfavorables; y sin decir que ella fuese la causa exclusiva de
la enfermedad; no es dudoso que haya contribuido con otras
á su desenvolvimiento.
El Dr». Valle insiste en la conveniencia de separar la cues-
tion de potabilidad de la referente al cólera, en que el agua
no es sino como un conducto ó vehículo en determinadas con-
diciones, que no es fácil aislar de las otras concausas en la
propagacion del mal epidémico.
Trascurridas las horas de Reglamento, declaró el Sr. Presi-
nente cerrada la sesion, continuando el mismo asunto en la
próxima venidera.
INFLUENCIA QUE PUEDA TENER EL AGUA DE LA ZANJA EN LA TRASMISION
DEL CÓLERA; por el Dr. D. Juan Manuel Babe.
(SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 16 DE NOVIEMBRE DE 1873).
res. Académicos. —Sres.—En la sesion del
28 de Setiembre último el Dr. Finlay, que para ello habia pe-
dido la palabra en la sesion anterior á consecuencia de una
interesante Revista científica del Sr. Sauvalle, en la que este
* distingnido académico se ocupó de las aguas potables en re—
lacion con la salud pública, leyó un trabajo destinado á pro-
bar la trasmision del cólera por medio de las aguas carga-
das de principios específicos. Para contestar este trabajo pe:
dimos entónces la palabra, y hoy venimos 2 satisfacer esta
promesa.
Para ello fuerza será, en gracia del tiempo trascurrido, que
repitamos á cada paso lo que entónces nos expusiera el Dr.
Finlay. 3
Partiendo este laborioso académico de la opinion de Lau-
der Lindsay, que el gérmen colérico engendrado en el orga—
nismo reside en la sangre, y que su eliminacion se efectúa, sí
no exclusiva, al ménos especialmente por medio de las excre-
ciones gastro-intestinales, y apoyándose en las experiencias
247
de Ch. Robin, Thiersch, Legros, Goujon etc. deduce entre
otras conclusiones: |
22 “Que tambien es trasmisible (el cólera) cuando la sus-
tancia específica se introduce en el estómago, con tal que, ya
por razon de su cantidad, ya por deficiencias de las facultades
secretorias de la víscera, el jugo gástrico no sea suficiente pa—
ra transformar la totalidad de materia virulenta ingerida.”
Examinemos las premisas para deducir la legitimidad de
la consecuencia. Aceptando la opinion de Lauder Lindsay,
no como una verdad demostrada, sino como una hipótesis
aceptable, la más aceptable, quizas, de cuantas hayan sido
emitidas para explicar la propagacion del cólera, veamos las
experiencias que sirven de apoyo al Dr. Finlay para estable—
cer su conclusion. -
No nos ocuparémos de las de Ch. Robin, Legros, Goujon dx?,
trasmitiendo el cólera por la inyeccion de las evacuaciones
líquidas de“coléricos en las venas y la tráquea de perros ú
otros animales; detendrémosnos solamente en las que se refie-
ren á la ingestion en el estómago de estas mismas sustancias,
á las de Thiersch y Burson Sanderson. Estos autores han tras-
mitido el cólera á diversos animales por la ingestion de pe-
dacitos de papel de filtro impregnados de las evacuaciones
coléricas viejas de tres á seis dias.
Oigamos como se expresa Griesinger con relacion á este
particular. (Maladies infectieuses, pág. 411). No se han ob-
tenido, dice, hasta el dia resultados enteramente decisivos
á beneficio de infecciones producidas artificialmente en ani--
males y destinadas á probar directamente la propiedad con—
tagiosa de la sangre ó de algunas materias segregadas y en
particular de las evacuaciones: las inoculaciones de sangre he-
chas por Namias (1836) sobre conejos, las inyecciones sanguí-
neas de Magendiesobre un perro han dado resultados equívocos
y de ninguna utilidad; lo mismo sucede con las de C. Schmidtz
y de Lauder Lindsay. En las investigaciones de Meyer, la inges-
tion de grandes cantidades de diarreas feculentas frescas desen-
volvió en el estómago y los intestinos gruesos síntomas coleri-
248
formes, y las lesiones anatómicas recordaban del todo las del
cólera; sin embargo, los resultados eran los mismos cuando se
introducían en el estómago materias diarreicas ordinarias co-
loreadas por la bilis. En las investigaciones hechas tan có-
lebres del profesor Thiersch, síntomas coleriformes y lesiones
anatómicas propias del cólera fueron la consecuencia de la in-
gestion de diarreas feculentas, no en el estado fresco sino dese-
cadas y viejas de muchos dias (2 á 6). Desdichadamente la
experiencia contraria hace falta; sería necesario saber si es-
tos mismos resultados de envenenamiento nose hubieran pro-
ducido por otras materias fecales habiendo experimentado la
misma preparacion. Lauder Lindsay desenvolvió síntomas
muy análogos á los del cólera, sometiendo perros á: las ema-
naciones de las materias fecales, de la sangre de coléricos, 64 -
las que provenían de pedazos de vestidos empapados en su
sudor: habia previamente debilitado estos animales por
una alimentacion insuficiente y por el desaseo, predisponién-
dolos así á la infeccion....... En todos estos casos, sin excep-
cion, la naturaleza verdadera de la enfermedad no se ha esta-
blecido de una manera definitiva; las investigaciones bien co-
conocidas de Stich pueden hacernos pensar que estas lesio-
nes son el resultado de una infeccion pútrida, y no de una in-
toxicacion colérica específica;” y algo más adelante añade (1b-
pág. 414): “Las experiencias de Thiersch dejan sin embargo
duda sobre muchos puntos; hay por una parte gran número
de hechos que nos demuestran el desenvolvimiento del cólera
24 436 horas despues de la llegada de un enfermo á una
aglomeracion de hombres sanos ántes; y sí, como sucede á me-
nudo, transcurren tres ó cuatro dias entre la llegada del enfer-
mo y el desenvolvimiento del primer caso, es preciso admitir,
6 que no ha habido tiempo de incubacion para el nuevo en-
fermo, Ó que no lo ha habido para la descomposicion de los
excrementos. Podría sin embargo suceder, que á veces, por
excepcion, los excrementos poseyesen rápidamente su propie-
dad tóxica fuera del cuerpo, en el espacio de 24 “horas, y
tambien que la descomposicion, cuya naturaleza íntima es
249
desconocida, haya tenido lugar de antemano en el intestino
del enfermo; esta es, por otra parte, la hipótesis emitida por
Thiersch y por Delbr tick: en verdad no hay en estos casos nin-
gun medio de distinguir tales materias de las excrementicias
recientes, no habiendo experimentado aún la descomposicion
especial.”
Foy, Janichen y Ripault han ingerido en el estómago la
materia de los vómitos sin resultado; Foy ha inyectádo en el
recto la diarrea, igualmente sin resultado.
Para el Dr. Finlay las experiencias de Legros y Goujon con-
firman las de Thiersch, siendo así que ellas han dado resulta-
dos diferentes. Oigamos si nó á G. Lemattre (Griesinger, Ma-
ladies infectieuses, pág. 413, nota 4) “Las experiencias reciente-
mente emprendidas por Legros y Goujon han dado resultados
distintos de las del profesor Thiersch..... A
Estos autores han llegado á las gonclusiones siguientes, que
resumiremos así:
El líquido reciente incoloro; constituido por la trasudacion
intestinal Ó por el suero de un colérico, reproduce en el ani-
mal síntomas coleriformes, tales como vómitos, diarreas líqui-
das, enfriamientos etc. La inyeccion debe ser hecha bajo la
piel, en las venas ó en la tráquea.
La intoxicacion es tanto más acusada cuanto más al princi-
pio de la enfermedad es tomado el suero de la sangre.
El mismo resultado se ha obtenido, pero con mayor dificul-
tad, despues de la ingestion en el estómago de dósis más con-
atileialiles.
Cuando hacian uso de estas ERES antiguas y descom-
puestas, determinaban una infeccion pútrida y no una intoxi-
cacion coleriforme (resultado distinto del de Thiersch, pues
que este autor admite que las deyecciones sou perjudiciales
del tercero al noveno dia de su pucca
La ingestion de la diastasa ppal en las venas da lugar á
fenómenos coleriformes: de donde estos autores concluyen,
que “el cólera es debido á la presencia de la diastasa en la san-
250
gre, produciendo la diastasa vegetal efectos de la misma na:
turaleza.” (Legros et Goujon, Journal de l anatomie et de
la physiologie, novembre 1866). |
Y si no bastare lo ántes expuesto para convencerse que no
es la misma la opinion de Legros y Goujon que la de Thiersch,
oigamos á Garnier (Dictionnaire annuel des progrés desscien-
ces et institutions médicales, 1867, p. 108). De sus experien-
- cias sobre los animales sometidos á la accion de las deyecciones
de los coléricos, Legros y Goujon concluyen que el cólera es
una intoxicación por un principio diastásico, cuya fuente esta:
ría en las frutas que se comen ordinariamente. en gran canti-
dad cuando aparece el cólera. Segun ellos la trasmision del
azote es debida á la presencia en el Ein de sustancias orgáni-
cas de la naturaleza de la diastasa y á su absorcion por las
vías respiratorias: la presencia de la scr en la nin
plica todos los síntomas. Lainyeccion en las venas ó la trá-
quea de animales de un líquido recogido por condensacion en
la atmósfera de una sala de cólericos, provoca los síntomas
del mal indiano, miéntras que la inoculacion del suero ó de las
deyecciones no ocasiona accidentes característicos; pero inyec-
tados en las venas y la tráquea de los perros á cierta dósis, 6
introducidos en el estómago á dósis enormes, estos líquidos
específicos determinan accidentes coléricos: antiguos ó des-
compuestos, determinan la infeccion pútrida. Las sustan-
cias pútridas inyectadas en la sangre tienden á eliminarse
por el intestino y determinan la diarrea sin accidentes co-
léricos,
La diastasa vegetal produce exactamente los mismos sínto-
mas que los líquidos coléricos. De donde esta conclusion ca-
pital y final: el cólera es causado por la absorcion de una cier-
ta cantidad de diastasa introducida en el estómago con ali-
mentos 6 bebidas que encierran esta sustancia. Debe aten-
derse á destruirla ó eliminarla para llegar á la curacion del
cólera, (Journ. de 1 Anat et de la Phys., novembre et décem-
bre 1866).
Las experiencias de Ch, Robin, que tambien aduce el Dr,
251
Finlay para corroborar las de Thiersch, léjos de probar que el
cólera se produce por la ingestion en el estómago de las eva
cuaciones coléricas, tienden á demostrar lo contrario. En efec-
to, ante los hechos negativos de trasmision del cólera por la
ingestion de sustancias específicas, ¿qué quiere decir el caso
de un perro que bebió una cantidad bastante crecida de eva-
- cuaciones coléricas y sucumbió con los fenómenos morbosos
propios del cólera? La explicacion dada, que la digestion
gástrica transforma la sustancia virulenta haciéndola perder
sus propiedades específicas, y que en el caso citado, no pu-
diendo ser digerida la totalidad de materia infecciosa, la par-
te no transformada por el jugo gástrico, hubo de ser absorbi-
da con todas sus propiedades deletéreas,—no satisface las exi-
gencias de la ciencia: para ello sería forzoso aislar la materia
específica y estudiar las modificaciones que sobre ella pudie-
ra ejercer el jugo gástrico, y ya que esto no fuese dable, com-
probar por experiencias repetidas que la trasmision del cólera
no tiene lugar inyectando en las venas y la tráquea de
animales líquidos coléricos influenciados por el jugo gás-
trico.
Todos sabemos el papel que este líquido representa en la
digestion de las sustancias albuminoideas; tampoco nos es-
capa la composicion química de las evacuaciones coléricas; y si
bien para muchos autores, contrariamente á la opinion de
Becquerel y Andral, no contienen albúmina, ó sólo la contie-
nen en una cantidad rudimentaria, nosotros hemos tenido oca-
sion de comprobar su presencia casi constante, 13 veces sobre
15, en las diarreas coléricas. (Véase “Anales” tom. 4, pág.
350). Y áun cuando así no fuere, el precipitado blanquecino
que determina en ellas el acido acético, nos demuestra la pre-
sencia de la caseina y de la mucina. Pues bien: ¿no pudiera
fundadamente suponerse que en el perro infeccionado por la
ingestion de una cantidad bastante crecida de evacuaciones, la
cantidad de jugo gástrico no fué bastante para disolver y me-
tamorfosear, no ya el principio específico, sino la albúmina, la
caseina y la mucina, dando lugar de este modo á una indiges-
T. x,—38
252
tion y como consecuencia de ella, en tiempos de una epidemia
colérica, á un verdadero ataque de cólera?
Pero áun admitiendo la explicacion dada por Robin ¿es lo
mismo una cantidad bastante crecida de evacuaciones coléri-
cas, que pedacitos de papel de filtros ó migajas de pan im-
pregnadas del líquido de las evacuaciones? Comprendemos
pueda suponerse que en el primer caso el jugo gástrico no
pudiera transformar la totalidad de sustancia ingerida; pero
entónces, ¿cómo explicar los segundos?
En cuanto á los hechos negativos de ingestion de deyeccio-
nes coléricas por experimentadores que hasta ese extremo lle-
varon su amor á la ciencia, el Dr. Finlay cree con Marchal
(de Calvi) que la ingestion se efectuaría en cantidad muy re-
ducida; pero por pequeña que ella fuese ¿no sería mayor que
la que puede contenerse en pedacitos de papel de filtro:ó mi-.
gajas de pan?
Por otra parte ¡qué es esa sustancia contenida en las eva-
cuaciones coléricas y en la que reside la causa específica del
cólera? Para Thiersch, y con él el Dr. Finlay, es un fermen-
to; pero no debemos olvidar que Pouchet ha comprobado en
la diarrea colérica la presencia de numerosos infusorios que
se agitan en medio de los copos blanquecinos, y que Pacini
había reconocido ser el vibrio virgula; que Swayne Britten y
Bald han creido encontrar en ella criptógamos especiales, cuyos
caractéres no han dado; que Hallier ha encontrado en gran
abundancia en las deyecciones coléricas el urocystis occulta,
hongo de la familia de las Ustilogiíneas, el cual se desen-
vuelve en la India sobre el arroz, de tal manera que Tytler le
llamaba morbus oryzeus y el cual es considerado por muchos
médicos ingleses como la causa del cólera.
Si pues las experiencias de Thiersch carecen del valor posi-
tivo que les ha dado el Dr. Finlay ignorando, como se igno-
ra aún, la naturaleza de la causa específica del cólera, ya resi-
da ésta en las evacuaciones, ya en el aire, etc., no podremos
aceptar como una verdad demostrada la conclusion que veni-
mos examinando.
253
Pasemos adelante y sigamos al Dr. Finlay. Segun él, no
debe concederse sino una importancia muy secundaria á la
trasmision del cólera por medio de la atmósfera, cuando no
puede atribuirse á las partículas sólidas ó líquidas que ellas
pudieran arrastrar despues de haber sido contaminadas. Fún-
dase para ello en que en la India, como en otros paises, las epi-
demias se han propagado las más veces en direccion trans-
versal y hasta contraria á los vientos, y en que la ciudad de
Calcuta rara vez ha sido visitada por las epidemias, á pesar
de hallarse situada á la orilla izquierda del Hougly, en cuyas
riberas opuestas el cólera diezma á los indios que las habitan.
Para contestar esta opinion, dejemos hablar á L. Desnos
(Jaccoud-Nouveau Dictionnaire de Médecine et Chirurgie, art.
Choléra, tom. 7, pág. 381): “Entre los vehículos del contagio,
cuyos receptáculos hemos tratado de determinar, es incontes-
table que el aire ocupa el primer rango.
- “La diseminacion rápida en una localidad atacada, la simul-
taneidad de un gran número de ataques en una aglomeracion
dada, cuando no ha sido posible un contacto inmediato ó me-
diato con los primeros enfermos, los hechos que demuestran
que algunas personas han podido ser atacadas á pequeñas dis-
tancias de un foco, deponen en favor de esta proposición y
atestiguan al mismo tiempo que el principio del cólera es vo-
1át11.
“No se sigue de aquí que el gérmen colérico pueda necesa-
riamente ser trasportado á lo léjos por la atmósfera.”
Lorain en el artículo Apidemias del mismo diccionario (tom.
13, pág. 570), se expresa en estos términos: “El aire ambiente es
el vehículo principal del agente generador del cólera........
Las vías por las cuales el agente tóxico penetra en la econo-
mía, son principalmente las vías respiratorias y digestivas.”
Pellarin en su obra Contagion du choléra, pág. 347, nos dice:
“El modo más comun, si no el único, de la trasmision del có-
lera es el contagio mediato por el aire atmosférico, ó por el
vapor de agua que contiene.” El mismo Briquet citado por
el Dr, Finlay se expresa en estos términos (pág. 86): “Los
254
vientos pueden en rigor ser considerados como capaces de tras-
portar las emanaciones miasmáticas venidas de un lugar en
el cual reina una epidemia de cólera; pero todo prueba que
esta influencia no se extiende muy léjos,”
El ejemplo de la ciudad de Calcuta, pocas veces visitada
por el cólera, cuando las localidades vecinas del otro lado del
Hougly son diezmadas por él, nada prueba en favor de la no
trasmision de la enfermedad por el aire. Veamos cómo pue-
de explicarse este hecho. La orilla derecha del Hougly es ba-
ja y descarnada por las aguas; así los campos vecinos. cuyo
suelo es igualmente bajo, son inundados cada vez que se ele-
van las aguas del rio, y por consiguiente estos campos son
muy malsanos, y las ciudades indias que allí se hallan disper-
sas, son diezmadas por las epidemias del cólera. Esta comar-
ca es tan insalubre, que la parte que corresponde á la mitad
inferior de Calcuta, está completamente inhabitada y abando-
nada á los chacales. En la orilla izquierda, sobre la cual está
Calcuta, las cosas pasan de una manera enteramente distinta,
La orilla del rio es elevada, de modo que impide las inunda.
ciones y el ribazo es sostenido en perfecto estado de conser-
vacion, de modo que impida todo depósito de arenas y fango.
(Briquet, pág. 74). Ahora bien, ¡esta enorme desigualdad de
condiciones higiénicas, no pudiera darnos cuenta de ese he-
cho, cuando todos sabemos la influencia que las condiciones
físico-químicas exteriores ejercen como circunstancias adyu-
vantes dei cólera?
Dejando á un lado la atrevida hipótesis emitida por el Dr.
Finlay para explicar la infeccion de buques próximos á otras
naves, 6 á playas donde reinaba el cólera, pasemos á la parte
que pudiéramos llamar esencial de su trabajo. Aceptando
que el modo de trasmision más frecuente del cólera debe
consistir en su introduccion por las vías digestivas, en forma
de partículas sólidas 6 líquidas contaminadas, y que la pre-
disposicion, condicion importante aceptada por todos los au-
tores, consistirá principal, si no exclusivamente, en cualquie-
ra alteracion de las funciones digestivas capaz de disminuir la
255
secrecion del jugo gástrico, cree que el cólera puede ser pro-
pagado por las aguas corrientes, y que éstas deben ser su
principal conducto cuando, como en el Cerro, se distribuyen
por canales descubiertos, convertidos en receptáculos de ba-
suras é inmundicias y comunicándose á veces con los sumide-
ros y letrinas.
En apoyo de esta opinion nos presenta un cuadro ó plano
de la Zanja del Cerro y otro de los 130 casos conocidos de vó—
lera, que hubo allí en los 80 dias que duró la -epidemia. Del
exámen de estos cuadros resulta que 74, de los 130 casos de
cólera, ocurrieron en casas atravesadas por la Zanja, ó en las
que ésta pasa por delante de la puerta de la calle; 21 en casas
que de ella distan ménos de una cuadra; 16 en casas distantes
de una á dos cuadras de la Zanja, y en las que ésta es de difi—
cil acceso para los vecinos; y 19 en casas más distantes aún, y
en Jas que hay escasas probabilidades de que sus vecinos acu—
dan á ella.
Entremos de lleno en la cuestion y expongamos las razones
que nos asisten para no aceptar la trasmision del cólera por las
aguas corrientes, áun admitiendo las premisas que para llegar
á esa consecuencia acepta el Dr. Finlay. Bien comprendemos
que el agua estancada de un pozo ú otro depósito cualquiera,
sl éste se convierte en receptáculo de basuras é inmundicias, ó
se comunica con sumideros y letrinas, llegue á poseer por acu-
mulacion la sustancia específica del cólera en cantidad bastan—
tante notable; pero este cúmulo no podemos aceptarlo cuando
se trata de aguas corrientes, y como de las experiencias aduci-
das por el Dr. Finlay, se desprende que para que la ingestion de
la sustancia especifica del cólera determine esta enfermedad, es
indispensable que su cantidad sea considerable: de aquí que
áun aceptando sus premisas, dudemos de la posibilidad de la
trasmision de esta enfermedad por las aguas corrientes. Por
otra parte, si esta sustancia especifica permanece en suspension
en el agua y no adquiere sus propiedades tóxicas hasta del 32
al 67 dia, ¿cómo explicar, por muy suave que fuese la corriente,
que al cabo de ese tiempo el agua, llevando en suspension la
256
referida sustancia, permaneciese en el mismo lugar y no hubie-
se recorrido el espacio de algunos metros?
Para que la estadistica tuviese algun valor, sería preciso es—
tablecer una proporcion exacta entre el número de casos ocur-
ridos y el de casas correspondientes á cada una de las cuatro
divisiones establecidas. Así lo ha comprendido el Dr. Finlay;
pero no habiéndole sido dable satisfacer esta exigencia, hace
la comparacion con los casos ocurridos en la calzada principal
desde la calle del Auditor hasta el paradero del Ferro-carril ur-
bano. De dicha comparacion resulta que de 51 casas de la
acera derecha, las cuales reciben por el fondo un ramal impor
tante de la Zanja, 12 fueron invadidas, presentando 13 enfer—
mos, miéntras que de las 153 casas restantes, que no reciben
el agua de la Zanja, ni tienen fácil acceso á sus ramales des-
cubiertos, sólo 4 fueron atacadas presentando 6 enfermos. Co-
mo se ve, este estudio sólo comprende 16 de las 98 casas inva-
didas y 19 de los 130 enfermos, proporcion exigua que no per-
mite cimentar sobre ella conclusiones generales; acaso se hu-
biera observado todo lo contrario en las 82 casas y 111 enfer
mos restantes. Ni bastaría tampoco el conocimiento exacto
de la proporcion de las casas invadidas con relacion al número
total de las que correspondiesen á cada una de las cuatro divi-
siones establecidas; sería necesario además establecer la misma
proporcion entre el número de invadidos y el de habitantes en
relacion con cada una de las divisiones hechas, como tambien
un estudio de todas las causas que pudieron influir sobre
cada uno de ellos. Así, y sólo asi, pudiéramos aceptar como
un hecho, cuando este estudio comparativo nada revelase en
contrario, la posibilidad de la trasmision del gérmen colérico
por el agua de la Zanja.
Llamó la atencion del Dr. Finlay, que los primeros casos ob-
servados en el Cerro ocurrieran fuera del curso de la Zanja
(calle de Zaragoza n? 17); pero indagando los detalles del caso,
averiguó que el primero que enfermó del cólera fué el moreno
Benito, perteneciente á la cuadrilla dicha de la Zanja, la cual
se emplea en la limpia de ésta, siendo la casa en que enfermó
257
el depósito donde duermen los de esa cuadrilla. Habiendo es-
tado dicho moreno, el dia que. precedió á4 la noche de su imva-
sion, trabajando en la parte alta de la Zanja, explica el Dr.
Finlay los casos subsecuentes que ocurrieron en casas situadas
en el curso de aquella, suponiendo que el moreno Benito, el
dia que por última vez fué á trabajar en la Zanja, estaba ya
afectado de la diarrea premonitora, considerada por muchos
autores tan virulenta como la especifica, contaminando así las
aguas 0 las orillas de la Zanja real;' pudiéndose explicar tam—
bien dichos casos, suponiendo que los compañeros de Benito
usaron ropas contaminadas al ir los dias siguientes á limpiar la
Zanja, principalmente el 11 de Noviembre, lúnes, dia destina-
do á la limpia desu fondo. Suposiciones ambas gratuitas, que
nada autoriza, y que sólo pueden admitirse aceptando previa-
mente como positiva la misma consecuencia que de ellas se
quiere deducir: la trasmision del cólera por el agua de la Zan—
ja contaminada.
¿No sería más natural suponer que, bajo el influjo epidémico,
Benito adquirió el cólera por: haber estado trabajando en la
Zanja, comprobada como se halla por la experiencia la predis-
posicion particular que á contraer esta enfermedad tienen los
obreros que trabajan en el agua? (Griesinger, pág. 440).
Los hechos con que concluye su trabajo el Dr. Finlay y los
que en su Revista enumera el Sr. Sauvalle, de epidemias de
cólera diezmando de una manera cruel á los individuos que ha-
cian uso de aguas malsanas, no prueban en manera alguna la
trasmision del cólera por una sustancia específica contenida en
dicha agua: ellos vienen 4 confirmar una verdad desde hace
mucho tiempo conquistada para la ciencia, y es que en todas
épocas y principalmente en tiempos de epidemias de cólera, el
uso de aguas corrompidas, 6 encerrando. materias orgánicas en
eran cantidad, obra como circunstancia individual predispo—
nente, como influencia dietética perjudicial, constituyendo así
un adyuvante eminentemente activo.
Antes de concluir permitasenos que presentemos, bajo la for-
ma de cuadro, un ligero resúmen de la epidemia colérica de
258
1867 4 1868: en él veremos que de los 35 barrios en que esta-
ba dividida la ciudad, los atravesados por la Zanja ofrecieron
una proporcion mayor con relacion á4 sus habitantes, bajo el as-
pecto de las invasiones como del de las defunciones; compro-
bando así las funestas influencias que las aguas de mala cali-
dad, entre las que colocamos las de la Zanja, ejercen como
causas predisponentes del cólera
En dicho cuadro llamará la atencion que los barrios de San
Lázaro, Casa Blanca, San Juan de Dios y Jesus del Monte, no
atravesados por la Zanja, hayan sido, sin embargo, más ataca—
dos que algunos de éstos. Este hecho puede explicarse recor—
dando que el barrio de San Lázaro, que ocupa el primer lugar,
tanto por su número relativo de invasiones como por el de de-
funciones, ofrecia en su seno numerosos elementos capaces de
favorecer el desarrollo de la epidemia: tales eran estableci-
mientos insalubres, aguas detenidas en las playas inmediatas;
la miseria y aglomeración en que vivía, y aún vive, el mayor
número de sus habitantes; la presencia de un Cementerio en—
clavado en el mismo, y en el que no siempre se hicieron las
inhumaciones siguiendo los consejos de la higiene; y por últi-
mo, la existencia de un Hospital de coléricos en el que fueron
asistidos 175 enfermos. Quizá tampoco haya sido extraño el
uso de las aguas del Pocito, de que se provee aquel vecinda—
rio, no analizadas que sepamos, y que muchos consideran co—
mo debidas á filtraciones de la Zanja.
Casa Blanca, barrio cuyas condiciones higiénicas conocemos,
y que ocupa el segundo lugar por el número relativo de defun-
ciones, y el tercero por el de las invasiones, fué el lugar donde
se manifestó la epidemia, permaneciendo casi limitada á él du-
rante quince dias.
Los barrios de San Juan de Dios y Jesus del Monte, los cua-
les corresponden respectivamente á los números 5 y 6 del Cua-
dro, tanto por su número relativo de invasiones como por el de
defunciones, contaron con hospitales destinados á los coléricos,
habiéndose asistido en el primero 555 enfermos y 94 en el se—
(Sigue al dorso del Ouadro).
259
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*(898T Y 2981) —'VNV4vH VI N4 Vuanoo 14d VIAAGIAA V1 4d NAMHASIY
260
guúndo. La presencia de estos hospitales, que consideramos
como focos de trasmision, puede darnos cuenta de la mayor in-
tensidad con que en dichos barrios ha reinado el cólera.
Vése, pues, que los bañados por la Zanja, en los que sus ve-
cinos se proveen de ella para sus necesidades, han sido relati-
vamente los más azotados por la epidemia. Esto viene á con-
firmar una vez más, que las aguas cargadas de materias orgánl-
cas, sl bien no producen el cólera, preparan y determinan su
desarrollo, por las perturbaciones gástricas é intestinales que
con frecuencia originan, comprobando así la opinion del Dr.
Farr, para quien la violencia de las epidemias de cólera está
en relacion con la cantidad de impurezas contenidas en el agua.
DiscusioN ACERCA DE La PUNCION DB La vEJiGa; por el Ldo. D. Jus-
tino Valdés Castro.
(Continúa.— Véase Anales T. X, pág. 180.)
Difícilmente el enfermo verificará una emision completa,
quedará siempre orina en la vejiga; de aquí inminencia de cis-
títis, catarro vesical, ete., sin contar con los peligros inmedia—
tos de la puncion, porque todos los conocen: ¡cuántos escollos
no se evitarán subordinando la práctica, dice el Dr. Thirry, á
los principios que defiendo! De lo manifestado cree el expresado
doctor concluir, que la operacion de la puncion de la vejiga de-
be rechazarse en el tratamiento de las retenciones consecutivas
de las estrecheces de la uretra; porque no es más que un paliati-
vo peligroso que no remedia: más que un síntoma y es impo-
tente contra las alteraciones patológicas que son su razon de ser.
Los infartos hipertróficos de la próstata son igualmente ca=
paces de provocar una retencion de orina. Para apreciar en
estos casos la conducta que se ha de observar, es necesario dat-
se fielmente cuenta de las modificaciones que hacen sufrir es-
tos infartos 4 la direccion y dimensiones del canal de la ure—
tra, anteriormente señalados por el Dr. Thirry, cuando la par-
261
te media de la próstata está muy ingurgitada; pero cuando la
. totalidad de la glándula ha padecido un aumento considerable
de volúmen, ó bien cuando la hipertrofia no se ha extendido
más que sobre una ú otra de las partes laterales (lóbulos late-
rales de los autores), he aquí cómo se explica el Dr. Thirry:
si la hipertrofia es total, por el hecho del desarrollo de la par
te media, la uretra es rechazada hácia arriba y la mucosa hace
una salida angulosa, que se coloca inmediatamente delante del
cuello de la vejiga, de tal modo que este último se oculta de-
tras de aquella. Las partes laterales, al mismo tiempo, tien-
den 4 aproximarse la una á la otra más 0 ménos Intimamente,
de donde resultan á la vez una modificacion de la direccion
y una contraccion más 0 ménos pronunciada del canal. En
tal situacion, bien se comprende que puede determinarse una
retencion de orina. Si el infarto no se extiende más que so—
bre una parte lateral de la glándula, y que sea muy pronun—
ciado, el canal de la uretra sufre una desviacion del lado inver-
so de aquel donde la próstata está hipertrofiada, describe una
verdadera sinuosidad lateral que puede tambien ser la'causa
de una retencion. ¿Qué hacer cuando tal cosa acontece? Las
dificultades se limitan aqui respecto á la cuestion del diagnós-
tico, porque desconociéndose las alteraciones indicadas, se
creerá que la retencion depeude de una estrechez, y obrándo-
se en este sentido los resultados serán fatales. Pero bien apre-
ciadas, las dificultades desaparecen. En efecto, basta, dice el
Dr. Thirry, para penetrar en la vejiga, colocar la pélvis sobre
un plano más elevado que el resto del cuerpo; las piernas en
semiflexion; emplear una sonda de goma elástica, con man
drin flexible, y empujarla con lentitud haciéndole seguir las
variadas sinuosidades del canal hasta insinuarla entre las par-
tes más intimamente aproximadas; á veces es útil, para obte-
ner este último resultado, retirar el mandrin, de modo que nou
llegue á la extremidad de la sonda. Algunas ocasiones el Dr.
Thirry, en iguales casos, dice haber reemplazado la sonda de
goma elástica por una núm. 7 ú 8 de plata; pero en estas Clr—
cunstancias, cuando el infarto ocupa el lóbulo medio de la
262
próstata, lo que es muy frecuente, es preciso exagerar la depre-
sion de la sonda, cuando se ha llegado contra la elevacion indica-
da por dicho cirujano, y despues, cuando cree que la extremi-
dad de la sonda ha llegado al nivel de esa eminencia, la levanta
rápidamente contorneando la base del ángulo saliente, pasándo-
la así 4 la vejiga. Aqui se ve una nueva causa de retencion de
orina; pero no debe motivar jamas la puncion vesical. Prac-
ticarla en estas condiciones, sería cometer una ligereza imper—
donable, que no se justificaría más que por la ignorancia de la
causa que determina la retencion.
Estos hechos, continúa el Dr. Thirry, son concluyen
tes, pues no favorecen la indicacion de la puncion de la ve—
jiga;—pero que, para no omitir nada, está en el deber de ma-
nifestar que habrá casos donde la perplejidad del cirujano pue-
da ser tan grande, que sea absolutamente imposible el catete=
rismo, Puede presentarse un individuo con estrechez conside-
rable de la uretra, y en consecuencia retencion de orina; pero
al mismo tiempo es de una sensibilidad extrema: desde que se
introduce la sonda en la uretra se agita, da gritos, se queja de
vivos dolores; en una palabra, está atacado de lo que se llama
neurosismo. Ln estas circunstancias, cualquiera que fuera la
habilidad en manejar la sonda, ¿se practicaría el cateterismo?
De ningun modo, porque se cometería una imprudencia, de la
cual podría ser victima el paciente. El uso del cloroformo, que
se emplearía para permitir opetar, sería peligroso en semejante
caso. Desde luego ocurriría, dice el Dr. Thirry, en tales cir-
cunstancias, á la uretrotomia externa; por este medio, como
por el cateterismo, se remediaria la retencion, asi como la es-
trechez que es su causa. El ejemplo siguiente hace ver las
ventajas de esta conducta racional y prudente.
Hay algunos años, dice el Dr. Thirry, que fui llamado en
union del Dr. Seutin para asistir á un gentil-hombre inglés,
Mr. C...., de 25 años de edad, de un temperamento nervioso,
que se entregaba 4 excesos de todo género. Desde mucho
tiempo venía padeciendo de una estrechez, cuyo asiento era la
region membranosa del canal de la uretra. Su extrema sensi-
263
bilidad le habia impedido emprender ningun tratamiento; por
lo que abandonada, la estrechez había adquirido grandes pro-
porciones, llegando al extremo de no poder orinar más que gota
á gota, y sucediendo un dia la retencion completa de la orina.
En este estado emprendimos el cateterismo, siendo imútil, por-
que áun no hubimos introducido la sonda en la uretra, cuando
el Sr. C.... entraba en una agitacion semejante á las convul-
siones. El Dr. Seutin creyó no deber insistir, decidiéndose por
la operacion de la uretrotomía, que fué practicada con la ma-
yor habilidad. Despues de haber dividido lentamente los te-
jidos estrechados, el Dr. Seutin consiguió deslizar con facilidad
una sonda en la porcion dividida del canal uretral y penetrar
en la vejiga que se vació inmediatamente. Las consecuencias
de esta operacion fueron las más felices, retornando el pacien-
te á su país algunas semanas despues. ¿Qué conclusion sacar,
dice el Dr. Thirry, de este hecho?—(Que en los casos de esta
clase, como en aquellos que ha explicado, debe rechazarse la
puncion vesical; sin que se entienda que deba borrarse de la
terapéutica quirúrgica. Lo que condeno es que el recurso fá-
cil de la puncion vesical pueda nunca dispensar al cirujano de
apreciar exactamente las condiciones que presiden á la produc-
cion de las retenciones de orina, y de familiarizarse con el mo-
do de sondar. Lo que no admito es que pueda nunca 1nvocar-
se la imposibilidad del cateterismo, para justificar -la puncion
vesical, que no existe; y de existir, pudiera reemplazarse por
la uretrotomía externa.
Replicando el Dr. Tirifahay al Dr. Thirry, manifestó que to-
da vez que se conocían sus ideas respecto á los hechos por los
cuales cree debe puncionarse la vejiga, estaba ¡igualmente en
el caso de ocuparse de las indicaciones de esta operacion**
12 Aqui se presenta, dijo, un individuo que se entrega á re-
petidos excesos de embriaguez. La conciencia de la necesi-
dad de orinar se ha perdido; la orina entre tanto se ha acumu-
lado en la vejiga y la ha distendido excesivamente; el cuello
de la vejiga no obedece á los mandatos del cerebro y resiste á
la presion de los músculos abdominales y del diafragma sobre
264
el receptáculo urinario; la retencion de orina es completa.
Allá un individuo se ha sentado sobre una piedra fria, sobre la
yerba, ó bien ha resistido largo tiempo á la necesidad apre—
miante de la miccion: cuando ha querido hacerlo, no ha podi-
do. Acullá es un paciente que no tiene conciencia de sus ne-
cesidades, como sucede en la fiebre tifoidea: por otro lado hay
un espasmo del cuello de la vejiga y de los músculos cercanos,
espasmo á veces doloroso, tanto más violento cuanto más inten-
so es. Este estado de contractura dolorosa impide al enfer-
mo orinar. En fin, hay otro atacado de parálisis de la médu-
la, ó de apoplegía cerebral, circunstancias que se acompañan
de parálisis del sentimiento y del movimiento en la. vejiga.
Este receptáculo se llena extraordinariamente: la retencion es
absolutamente completa; pero el canal está libre. ¿Verémos en
este estado, determinado por múltiples causas, una indicacion
para puncionar la vejiga? De ningun modo: es necesario prac-
ticar el cateterismo: nada se opone á que no sea hecho feliz-
mente: debe tener buen éxito. Ni científica, ni prácticamente
la puncion está autorizada.
2? Un individuo tiene una estrechez uretral más ó ménos
extensa.—A. Puede aún orinar cuando quiere: con el tiempo,
paciencia y esfuerzos, consigue vaciar su vejiga. Evidente—
mente, en este caso, no se pensará hacer la puncion bajo el pre-
texto de que evacuaria más fácilmente y con más rapidez el
contenido. Sólo el tratamiento de las estrecheces uretrales
será el que deberá ponerse en uso.—B. Pero 4 consecuencia
de un mal régimen, de una resistencia largo tiempo Opuesta á
la emision imperiosa, por erecciones, por circunstancias, en
una palabra, que hayan hecho afluir hácia el pene una canti-
dad de sangre considerable, el conducto de la estrechez ha dis-
minuido; la mucosa está hinchada; la orina no puede pasar; el
paciente sufre; hace esfuerzos considerables para desembara—-
zarse del liquido; sus esfuerzos congestionan y cierran un con—
ducto ya muy estrecho: una. retencion absoluta es la conse-
cuencia. ¿Es necesario puncionar la vejiga? No: se recurri-
rá al tratamiento de las estrecheces uretrales.—( Continuará.)
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ANALES
, DE LA
ACADEMIA DE CIENOIAS MEDICAS, FISICAS Y. NATURALES
DE LA HABANA,
REVISTA CIENTIFICA.
FEBRERO DE 1874.
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA HABANA.
(SESION PUBLICA ORDINARIA DEL 14 DE DicCIEMBRE DE 1873). *
SEÑORES ACADEMICOS CONCURRENTES.— 1). Gutierrez, Presiden-
te; Sauvalle, Reynés, Rodriguez, Miranda, Plasencia, Macha-
do, R. Cowley, (. Echeverría, Finlay, Aguilera (hijo), Mar-
tinez Sanchez, Caxtellanos, Garcia, Babe, Govantes; Mestre,
Secretario: |
Lectura y aprobacion del acta de la sesion anterior.
El Sr: Presidente participa que se halla entre los concur-
rentes el socio corresponsal en los Estados Unidos Dr. D. Ma-
nuel Gonzalez Echeverría. 9
CorresponDENCIa.—Leyéronse en seguida por el Secretario:
- 12 un decreto del Tllmo. Sr. Secretario del Gobierno Superior
Político en el expediente relativo 4 la plaza de practicante en
el Hospital de Caridad de Jaruco; del que se da traslado á la
T, X,—40
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Seccion de Medicina y Cirugía para el informe qúe se pide;
22 un oficio del Sr. Jefe de Policía, comisionado por el Go—
bierno para reunir los datos que deberán figurar en la “Guía
de forasteros” del año próximo venidero; acordando la Aca—
demia remitirle una nota expresiva del personal que la com-
pone, con la fecha de su instalacion y otras observaciones im-
portantes; —3% un oficio del Sr. D. Enrique Durége, emitiendo
el deseo de que por la Academia se haga la convocatoria á la
plaza de médico de los Baños de S. Diego;' de que es concesio—
nario, para el mejor acierto en su eleccion y garantia tanto de
los enfermos como de los Sres. facultativos. El Sr. Presidente
manifestó que, por su indole, se discutiría el particular en se—
sion de gobierno;—4? un oficio del Dr. Rodriguez, Secretario
de la Seccion de Medicina y Cirugía, remitiendo 4 nombre de
la misma un informe sobre las plazas de practicantes en el hos-
pital de S. Felipe y Santiago; á que se dará lectura en sesion de
gobierno; —57 un oficio del Dr. Górdon manifestando que, por
hallarse enfermo, no le es posible asistir á la Academia;—6?
otro idem del socio corresponsal Sr. Ldo. Grima, acompa-
ñando un trabajo sobre el tratamiento del tétano por me-.
dio de la nicociana y un caso raro de vermes en los senos fron-
tales.
El Dr. Reynés, Secrectario de la Correspondencia nacional
y extranjera, presentó: el núm. 20 del Anfiteatro español, el 52
de la Fé cientifica, los números 1.2 y 2.9 de la Academia,
la:entrega 562 de la Revista minera, las 1036 y 37 del Siglo
médico de Madrid, y el n? 4? de la Independencia médica de
Barcelona; y expuso que habiendo llegado á la Habana la
Sra. viuda de nuestro malogrado compañero Sr. D. José Fer—
nandez de Castro, podía ser nombrada la Comision que debia
hacerle la visita de duelo, —á cuyo efecto fueron designados
por el Sr. Presidente los doctores Valdés Castro, Reynés. y
Mestre.
Con este motivo indicó el Dr. Miranda que vista la gravedad
del Dr. D José Guillermo Diaz, otra Comision de la Academia
podía pasar á verlo, expresándole la parte que tomaba ésta: en
309
sus padecimientos; y fueron nombrados con dicho objeto los
Sres. Miranda, Rodriguez y Plasencia. - 1
EL TABACO Y EL TETANO.—(GUSANOS EN Las FOSAS yasaLes.—Leyó
despues el Dr. Miranda el escrito enviado por el Sr. Ldo. D.
Francisco de Paula GCrima, relativo á los buenos resultados
que obtenía el Ldo. D. Diego Jimenez empleando para comba:
tir el tétano, tanto traumático como espontáneo, al principio
_del mal ventosas escarificadas al dorso y sinapismos volantes,
y yá caracterizado una poción con dos granos de extracto de ni-
cociana, unturas y lavativas conteniendo esta sustancia etc.; lo-
grando salvar con su método el 75 p.2 de los enfermos que
asistía.—El Sr, Grima cita algunos de esos casos y otros que en
su práctica han tenido el mismo buen éxito, deteniéndose par-
ticularmente en tres observados en la misma familia, sin que
pueda explicarse esta coincidencia; y por último relata un ejem-—
- plo de expulsión de numerosos gusanos por las aberturas anterio-
res de las fusas nasales, precedida de dolor agudísimo en la fren-
te y en la nariz, con aumento de calor, sensacion de algo que se
movía, y sin fiebre, en un negro, congo, de 40 años de edad
y constitucion robusta, que padeció la afeccion por dos ve=
ces, y arrojó en la primera más de ciento de aquellos pará-
sitos. :
Terminada la anterior lectura, manifestó el Dr. Mestre que
esa Interesante comunicacion venta a demostrar, así como una
observacion que le habia remitido el Edo. Royero para su pu—
blicacion en los Anales, y en que la victoria parece haberse de-
bido sobre todo al bromuro de potasio, —que no son tan poco
numerosos los casos de curacion del tétano. Importa mucho no
confundir las formas, pues hoy se distingue el tétano benigno
y el abortivo (Kussmuul), caracterizado este último por su larga
duracion, la poca intensidad de las contracciones tónicas, su
desarrollo tardío, la ausencia de fiebre y de insomnio, y los su-
dores abundantes. Puede decirse, que tratándose del traumá-
tico, ese principio tardio despues de la lesion, es la regla en lu
forma bevigna: el tótano asfíxico ofrece accesos terribles y le-
siones pulmonares graves.—Por lo que hace á la presencia de
.s 310
vermes en los senos frontales, en el año de 1859 daba cuenta
el Dr. García en la Sociedad de Emulacion médica. hispano-
americana (1), del “Ensayo sobre Patología de los senos fron-
tales” por Mr. M. Bouyer, donde se reunen nueve observaciones
auténticas consignadas en los autores: unas veces'son lombrices,
otras la escolopendra, otras larvas de dipteros que introducidosen
los senos se desarrollan y son capaces de producir prontamente
la muerte: en cierta ocasion, en que los gusanos eran parecidos
á los que de Réaumur ha descrito en las fosas nasales de los
carneros, se supo que la enferma había apagado su sed en. un
charco en donde bebían aquellos animales.
El Dr. R. Cowley recuerda que el uso, del tabaco enla te-
rapéutica del pasmo data de una época bastante lejana entre
nosotros, y se le encuentra en la preparacion farmacológica co-
nocida por “extracto de chimo.” Dificil le parece que pueda
obtenerse la proporcion de curados que se ha dicho, á.no ser
A los casos verdaderamente ; oraves con-los de mar-
cha crónic
El Dr. gos acepta tambien esa division que reconoce la
existencia de casos benignos en el tétano: en su concepto hay
que tener en cuenta el influjo de ciertas constituciones médi-
cas, pues él ha observado en algunos años que con el mismo
tratamiento se morian casi todos los enfermos, miéntras que en
otros sucedía lo contrario.
El Dr. Mestre opina que el tratamiento por la nicociana es
racional: los efectos fisiológicos de la nicotina son parecidos á
los de los alcaloides pertenecientes áú las otras soláneas viro-
sas; acelera la circulacion y la respiracion, produce la contrac-
cion vascular, la dilatacion de la pupila y diarrea; —pero es pre-
ciso tener en cuenta que por la fermentacion pierde el tabaco
una gran parte del principio activo que contiene al estado fres-
co, —principio que, siendo por otro lado volátil, se elimina rápi-
[1] Asociacion establecida en la capital de Francia por los años de 1859 y 60, y
formada por estudiantes y médicos particularmente, á que pertenecieron los Sres. Mu-
noz (Presidente), García, Cowley (D. Luis), Piñera, Havá, Argilagos, Beato, Mestre
ete. ,—habiendo publicado un periódico del mismo nombre bajo la direccion del úl-
timo.
311
damente, haciendo á menudo que desaparezcan con igual pron-:
titud sus efectos tóxicos. |
El Dr. Gutierrez cree que la mayor proporcion de eurados
que se señala en nuestros campos es explicable atendiendo no
sólo á que se cuenta con los de marcha lenta é intermitente,
sino á que allí se emplea la hoja verde sin ninguna de las pre-
paraciones que sufren en las manufacturas, en tanto que en la
Habana no es el tabaco puro el que se emplea, sino mezclado á
una porcion de cosas; y esto da por necesidad resultados dife—
rentes,
El Dr. Gonzalez Echeverría advierte que respecto del tétano,
lo mismo, que de las otras néurosis, lo importante es el diagnósti-
co, —distinguir v. g. el tétano asfixico del tétano abortivo: un
sintoma que debe fijar mucho la atencion es el sudor; éste
existe 4 menudo en la primera de las formas mencionadas y en-
tónces la curacion es la excepcion. Despues de la administra=
cion del éter ha tenido ocasion de ver que, durante 6 ú8 ho-
ras, sobrevenía un estado tetánico sin sudor. Cuando al 4. S dia
de una herida se desarrolla el tétano sin sudores, la regla es la
salvacion. |
El Dr. Miranda no concede tanta importancia á ese sinto-
ma: con mucha frecuencia se presenta aquí el sudor con re-
_sultados enteramente favorables; y áun se provoca por medio
de los sudorificos empleados como base de tratamiento.
El Dr. Babé estima que más bien que signo diagnóstico
es el sudor en tales casos un signo pronóstico que indica el pe-
riodo avanzado de la enfermedad;—siendo ademas fácil de
provocar á cada paso.
El Dr. Gonzalez Echeverría siente no haber sido bien com-
prendido, —pues no se ha propuesto se considere dicho sinto—
ma como exclusivo, sino contribuyendo muy particularmente á
separar el tétano asfíxico del no asfíxico 0 abortivo: recuerda
que Thompson sostiene que el tétano es una intoxicacion de
la sangre; y adelauta que acaso en los Estados Unidos no se
presente el sudor con la misma facilidad que en estas la—
titudes. ?
312
El Dr. Rodriguez hace presente que en el émpleo terapéu-
tico del tabaco á menudo se ha hecho completa abstraccion de
la dósis; y el Dr. KE. Oowley agrega que, segun crela su Sr. pa—-
dre, muchos tetánicos habian fallecido intoxicados por la ni-
cociana.
Las AGUAS CORRIENTES Y EL COLERA.—Despues de la discusion .
que precede, hizo uso de la palabra el Dr. Babé para continuar
el particular de las aguas corrientes y su influjo en la trasmú-
sion del cólera -morbo, en los términos siguientes: —““En la se-
- sion pública del 30 del pasado, en el uso de la palabra el Dr.
Finlay, y contestando á las observaciones que hice á su discur-
so sobre la trasmision del cólera por las aguas corrientes cat-
gadas de principios especificos, considera mis observaciones
como confirmacion implícita, más bien que como una impug-
nacion de su trabajo; y para desvanecer esta creencia ocupo
hoy de nuevo este asiento.
Despues de manifestar S.S. que estamos de acuerdo en que
la causa específica del cólera ha de buscarse en las deyeccio-
nes caracteristicas de esa enfermedad, y en que la naturaleza
de esta causa es aún desconocida, expone «que en lo relativo al
objeto esencial de su trabajo, —la trasmision del cólera durante
las epidemias, —sin admitir sus razones confirmo su aserto al
demostrar que los barrios atravesados por la Zanja ofrecieron
una proporcion mayor con relación á sus habitantes, tanto bajo
el aspecto de las Invasiones como de las defunciones; y despues
de copiar la conclusion de esta parte de mi trabajo, que no es
otra que la confirmacion de una verdad ya de antiguo con-
quistada, a saber, —que las aguas cargadas de materias orgáni-
cas, si bien no producen el cólera, preparau y determinan su
desarrollo por las perturbaciones gastro-intestinales que con fre-
cuencia originan, —continúa en estos términos: “Resulta, pues,
que para S.S., durante las epidemias de cólera, los mismos efee-
tos han de producirse con el uso de aguas cargadas de materias
orgánicas ordinarias, como si estuvieran viciadas por las de-
yecciones mismas de los cólericos, y viceversa: esta deduccion
parece una contradiccion de la opinion de Lauder Lindsay .
813
aceptada por el Dr. Babé como bla biás aceptable PA cuantas
hayan sido emitidas.”
No comprendemos como el Dr. Finlay haya podido concluir
de la influencia que atribuyo á las aguas cargadas de materias
orgánicas, entre las que coloco las de la Zanja, como cáusa
predisponente del cólera, que esta influencia confirma su aserto:
la trasmision de esta enfermedad por medio de la Zanja; ni mu-
echo ménos puedo concebir la contradiccion de que me acusa,
porque admitiendo la opinion de Lauder Lindsay como la más
aceptable, crea que los mismos resultados han de producirse
con el uso de aguas. cargadas de materias orgánicas ordinarias,
que con el de aguas viciadas por las deyecciones mismas de los
coléricos. Comptenderiíamos esta contradiccion si la opinion de
Lauder Lindsay fuera la que sostiene el Dr. Finlay; pero no es
ésta la de ese autor ó, por lo ménos, no es la que hemos admi-
tido como más aceptable.
Prosigue S.S. manifestando que dudo de la eficacia de las
aguas corrientes como agentes de trasmision del cólera: 12
porque no creo que en ellas pueda acumularse la sustancia es-
pecífica en cantidad suficiente para ser tóxica, y 2. porque
segun los experimentos de Thiersch se necesitan tres dias para
que las deyecciones adquieran propiedades especificas. “Ya he
demostrado en la última discusion, añade, que el Dr. Babé es-
taba equivocado al decir que yo exigía cantidades grandes de
devecciones virulentas introducidas en el estómago, para que
se produjera el cólera. Jamas he pensado en semejante absurdo;
pero si consta en el trabajo de S.S. que él es quien requiere
cantidades algo crecidas, puesto que duda de la eficacia de las
aguas corrientes, posi en ellas no puede acumularse la. sus-
tancia especifica.” Antes de proseguir: permitame $. $. que: rec-
tifique un grave error en que incurre: dudo de la eficacia de las
aguas corrientes como agentes detrasmision del cólera, porque no
está probado hasta hoy que la ingestion de las deyecciones espe-
cificas en el estómago, sea causa bastante para determinarlo; y
digo que esto no está probado, porque las experiencias de Le-
gros, Goujon, Robin etc., han demostrado que sólo excepcio-
314
nialmente y en grandes cantidades esta ingestion ha sido 'segui-
da en algunos animales de accidentes; porque estós mismos'ac-
cidentes han sobrevenido cuando se ingerían materias diarrei-
cas ordinarias coloreadas por la bilis; porque tanto en las ex-
periencias de estos autores como en las de Thiersch y Burson
Sanderson, en las que tanto hincapié hace $.5., no se ha: esta-
blecido de una manera definitiva la verdadera naturaleza de
la enfermedad, habiendo razones que inclinan el ánimo á acep-
tar una infeccion pútrida más bien que una intoxicación co-
lérica específica. Vese, pues, que si dudo de la eficacia de las
aguas corrientes como agentes de trasmicion del cólera, noes
porque crea que en ellas no puede acumularse la sustancia espe-
cifica en cantidad suficiente para ser tóxica, ni tampoco porque
con Thiersch opine que las deyecciones necesitan tres dias para
adquirir sus propiedades especificas. Estas razones las expuse
en mi anterior trabajo para no aceptar la trasmision del. cólera
por las aguas corrientes, AUN ACEPTANDO las premisas que para lle-
gar á esa consecuencia habia admitdo el Dr. Finlay. Y en efee-
to; entónces creia que S.S. exigla como condicion para la tras-
mision de la enfermedad por las aguas, estas dos circunstancias:
cantidades algo crecidas de sustancia especifica; descomposi-
cion previa de esta misma sustancia. Creia lo primero, porque
asi lo enunciaba el título mismo de su trabajo, destinado 4.
probar la trasmisión del cólera por medio de las aguas corrien-
tes cargadas de principios específicos; lo creía porque así pare-
ce desprenderse de las siguientes palabras de-S.S.: “Con res-
pecto á la ingestion de deyecciones coléricas por experimenta-
dores áun más temerarios, opino con Marchal (de Calvi) que
se efectuarla en cantidades muy reducidas, por motivo de la
repugnancia que tales experimentos inspiran;” y finalmente,
creía que el Dr. Finlay exigía cantidades algo crecidas de mate-
ria especifica, porque en la segunda de sus conclusiones decía
“Que tambien es trasmisible (el cólera) cuando la «sustancia
especifica se introduce en el estómago, con tal que, ya por ra:
20n de su cantidad, ya por deficiencia de las facultades secreto-
rias de la viscera, el jugo gástrico no sea bastante para transfor:
315
mar la totalidad de materia virulenta ingerida. Pero en' su
nuevo trabajo el Dr. Finlay califica de absurda esta exigencia y
contraria enteramente 4 su modo de ver, no concibiendo que
la presente yo, que abogo por la volatilidad de- la materia 11-
fectante y su trasmisión por la atmósfera; y despues de un cál-
culo en el que no queremos detenernos v del que deduce que
un adulto emplearía ocho inspiraciones completas para aspi-
rar-el vapor acuoso emanado de una sola gota de agua destila.
da, concluye que al abogar por la eficacia de las emanaciones
volátiles que se desprenden de las excreciones coléricas, impli-
citamente admito la de cantidades pequeñas de la misma mate-
ria infectante ántes de su volatilizacion, miéntras se halla con-
densada bajo la forma líquida, y más aún si fuese sólida. Des-
de luego protesto contra esa consecuencia, y para convencer
al Dr. Finlay de la falta de relaciones entre ella y las premisas
delas que quiere hacerla derivar. permitame una sola pregun-
ta. De que el miasma palúdeo, agente productor de las fie-
bres de ese nombre, se desprenda de los pantanos, ¿se deduce
que la ingestion del agua de esos mismos pantanos origine dichas
fiebres? |
Continuando $.5S., al ocuparse del tiempo necesario para que
las deyetciones adquieran propiedades deletéreas, manifiesta que
los experimentos de Burson Sauderson demuestran que desde
el primer: dia las tienen, aunque en menor grado que los si-
guientes, recordándome que en un párrafo que cito de Grie-
singer, este autor admite como posible que la transformacion
de la materia infectante se efectúe dentro del intestino, y que
las deyecciones ú objetos por ellas contaminados suelen con fre-
cuencia no ser arrojados ó.caer en las aguas corrientes hasta des-
pues de algunos dias. Como:se vé, el Dr. Finlay no se decide en
este particular; pero si admite con Burson Sanderson que las
deyecciones poseen sus propiedades especificas desde el pri-
mer dia, las experiencias de este autor están en contradiccion-
con las de Thiersch y Delbruck, sin que valga para cohonestar
esta diferencia la explicacion que dice da Griesinger, pues es-
te autor solo la da como una hipótesis emitida ya por Thiersch
T, X,—41
316
y Delbruck y que sólo podría tener lugar excepcionalmente. Y
si por el contrario cree con Delbruck y Thiersch que se necesi
tan tres dias para que las evacuaciones adquieran sus propie=
dades específicas, queda en pié mi objecion.
Hasta aquí las concordancias que el Dr. Finlay cree hallar en-
tre sus opiniones y las mias: veamos ahora las divergencias.
Al estudiarlas comienza manifestando que los experimentos
de Lauder Lindsay, Robin, Thiersch, Legros, Goujon, Guttman
y Baginski y Burson Sanderson presentan analogía, considera—
dos bajo el punto de vista de los resultados inmediatos, esto es,
si lograron ó no producir fenómenos propios del cólera, que
era lo único que requerían sus dos primeras conclusiones, y
que las críticas de Griesinger, que cito, en ningun caso hacen
ver que dejen de ser legítimas sus deducciones.
Recapitulando lo que ya expuse en mi anterior trabajo, diré
que Legros, Goujon, Robin, Lauder Lindsay, Foy, Janichen,
Ripault etc., no han podido comprobar la trasmision del cóle-
ra por la ingestion de deyecciones coléricas, y en los casos que
estu trasmision ha tenido lugar han sido necesarias cantidades
crecidas, resultado contrario al obtenido por Thiersch, Delbruck
y Burson Sanderson, quienes siempre han trasmitido la enfer-
medad con pequeñas cantidades de sustancia especifica; y áun
entre estos últimos autores no existe el acuerdo, pues para
Thiersch y Delbruck se necesitan tres dias para que las deyec-
ciones adquieran las propiedades especificas, que para Bursom
Sanderson poseen desde el primer dia. Ni estará de más aña—
dir que Guttman y Baginski no han encontrado en la autopsia
de los animales que perecieron en sus experiencias las lesiones
anatómicas caracteristicas del cólera.
Prosigue S.S. manifestando que hago caso omiso de los expe-
rimentos más recientes de Burson Sanderson sin duda porque
eran desconocidos de Griesinger, cuando escribió su tratado
de las enfermedades infecciosas, lo que en términos más claros
quiere decir que no conozco las obras de Burson Sanderson,
ni tampoco las conocía Griesinger, único autor que he consulta-
do. cuando escribió la suya. Concedo á S,S. toda la razon no
,
317
sólo en cuanto á las obras de Burson Sanderson sino tambien
á las de Burral, Snow y otras que cita, las cuales sólo conozco
por lo que con relacion á ellas he visto consignado en otros
autores; pero la falta de conocimiento de estas obras probará
sl. se quiere mi ignorancia, mas nunca será una prueba de la
razon que en el particular que se discute asiste á S.S.
Pasa despues á ocuparse de la explicacion: dada por Robin,
y de la cual.se hace solidario, —del por qué las ingestion de las
_deyecciones coléricas en los animales, unas veces produce el
cólera y otras no, —y despues de manifestar que no está demos-
trado que los perros resientan la influencia epidémica cuando
azota á los hombres, termina pidiendo le sea permitido conti—
nuar su adhesión á la opinion de Robin; y dejando á S.S. en el
pleno uso de su derecho. pidole á mi vez me deje hacer uso del
mio, no aceptando dicha interpretacion hasta tanto que S.S. de-
muestre por experimentos convenientes la bienhechora in—
fluencia del jugo gástrico sobre la causa especifica del cólera y
explique por qué feliz coincidencia en 30 de los 36 ratones que
fueron para Thiersch objeto de sus experiencias, y en 53 de los
128 que lo fueron para Burson Sanderson, el jugo gástrico era
insuficiente ó impropio para transformar la mínima cantidad de
materia virulenta ingerida. |
Para concluir -esta parte de su trabajo se expresa asi el Dr.
Finlay:—-“La última divergencia entre el Dr. Babé y yo es la
relativa á la volatilidad del principio especifico del cólera, fun-
dándose únicamente en dos asertos tomados dle Desnos en el
Diccionario de Jaccoud y otro del informe de Briquet.” Pero el
Dr. Finlay olvida que tambien le hemos citado las opiniones de
Legros y Groujon, quienes despues de practicar las experiencias
de colerizacion que $S.S. nos ha aducido en su primer trabajo,
parecen darles muy poca importancia cuando concluyen que
la trasmision del azote (el cólera) es debida 4 la presencia en el
aire de sustancias orgánicas de la naturaleza de la diastasa, y
á su absorcion por las vias respiratorias, comprobando esta teo-
ría porla trasmision de la enfermedad á los animales á bene-
ficio de inyecciones en las venas ó la tráquea de un líquido re-
318
cogido por condensación en la atmósfera de una sala de colé-
ricos. Tambien ha olvidado $S.S. que en mit anterior trabajo
citaba las experiencias de Lauder Lindsay, quien desenvolvió
sintomas muy análogos á. los del cólera, sometiendo perros á
las emanaciones de las materias fecales, de la sangre de colé-
ricos, Ó 4 las que procedían de pedazos de sus vestidos empa=
pados en su sudor. Olvida asimismo las opiniones de Lorain
“y Pellarin, limitándose 4 contestar esta parte de mi trabajo:con
algunas citas de la obra de Briquet, relativas á la manera como
se han conducido las primeras epidemias de cólera en algunos
asilos, hospicios, casas de detención, conventos etc., citando por.
último el caso del vapor Atlanta; razones todas que á mi sentir
en nada atacan la teoría miasmática del cólera y de las que pu-
diera echarse mano y sin grandes esfuerzos ponerlas en contra
dela teoría del Dr. Finlay, para quien los ejemplos de «bu=-
ques 1nfestados al acercarse (siempre á corta distancia) 4 otras
naves ó á playas donde reinaba el cólera epidémico, podrían
explicarse por el uso que se hace del agua del mar para el aseo
de los buques, introduciendo asi la sustancias Infecciosas tral-
das por el oleaje del mar.
Termina S.S. su trabajo diciendo que creo haber demostra-
do más eficazmente que é] la influencia nociva de las aguas de
la Zanja durante las epidemias de cólera, pretension que jamas
he abrigado; y que no he probado las malas condiciones de po-
tabiiidad de las aguas de la Zanja. y los trastornos. que en su
consecuencia determinan. Para: contestar este particular no
haremos otra cosa que recordar al Dr. Finlay sus propias pa—
labras: “quiéw dudará, nos dice en su primer trabajo, que el có-
lera pueda ser propagado por las-aguas corrientes y que éstas
deben ser su principal conducto, cuando, como. enel Cerro
sucede, ellas se distribuyen por canales descubiertos conver
tidos, como es notorio, eh receptáculo de basuras é inmundi-
cias, comunicándose á veces con los sumideros y letrinas....?”
Y algunas líneas despues: “Tuve ocasion de veren algunas
delas calles poco frecuentadas, que en esas aguas suelen la-
varse, —horresco referens, —vasijas de todas clases, ya perte-
319
nezcan al dormitorio, ya á la mesa de comer....”¿Necesitaró
despues de estas citas probar al Dr. Finlay las malas condi-
ciones de potabilidad de las aguas de la Zanja, Ó cree SS.
que un agua en la que se vierte el contenido de letrinas y
Sib, en la que se arrojan basuras é inmundicias, en la
que se lavan vasijas de todas clases, ya pertenezcan al dormi-
torio ó á la mesa de comer ete., se. hallasen las condiciones
de una buena agua potable?
Vea, pues, él Dr. Finlay las razones-que nos asisten pare
no aceptar la enmienda que propone á la conclusion de mi
trabajo, pues áun no ha llegado á convencerme de la influen—
cla que ejercen las aguas corrientes conteniendo las deyeccio—
nes características del cólera, como «agente de trasmision de
esta enfermedad. —Densas nubes oscurecen el camino que ha
de seguirse para Hegar á esta conclusion, y espero que nuevos
hechos, experiencias más convincentes vengan á disiparlas,
penetrado como estoy. de la verdad del aforismo de Gau-
blue: Meltus estsistere gradu quam progredi per tenebras”.
A reserva de contestar más detenidamente á las observacio-
nes del Dr. Babé, el 5”. Pinlay se limita por ahora á sostener
que el aforismo de Ganbins noes oportuno, toda vez que an-
te la inarcha invasora del cólera no es posible detenerse, si-
no apresurarse ú salir de las tinieblas; y á aducir un ejemplo
de fiebres palúdeas provocadas por aguas de pantanos bras-
portadas á alguna distancia de su orígen.
Gon lo ed y brascurridas las horas de Reglamento, que-
dó la Academia constituida en sesion de gobierno.
MEMORIA SOBRE EL AGUA DESTILADA DE LAS HOJAS DEL (UA-
JANI (Agua destillata foliorum. Pruni ixeadentisios Sw.);
y sobre el
AGUA DESTILADA DEL PRUTO DEL CUUAJANICILLO. (Aqua des-
320
tillata drupae Pruni sphaerocarpae Sw. y por el Dr. D.
«Juan, Calixto Oxamendí.
(SestoN DEL 14 DE SETIEMBRE DE1873.— de es t. X, 188.)
Sr. Presidente.—Sres.—Cuando presenté á la Academia
aquel ligero, trabajó sobre el agua destilada de la semilla
del mamey colorado (Aqua destillata seminis Lucumae mam-
mosae), que propuse como succedánea en esta Antilla á la de
las almendras amargas y á la del laurel cerezo, y cuyas no-
menclaturas farmacéuticas latinas omito en este momento
por ser conocidas de casi todos los médicos y farmacéuticos de
ámbos mundos, áun de más que mediana instruccion farma-
cológica, no sucediendo así con la denominacion popular cu-
bana que se da al árbol majestuoso que designan los botáni-
cos con el nombre de Lucuma mammosa ó Lucuma Bonplan-
día, con que es más comunmente conocido en su clasificacion
botánica, —en la discusion que se entabló con motivo de mi
memoria me llamó mucho la atencion, pues lo ignoraba,
que hubiese en esta Isla dos especies del mismo género Pru-
nus (Cerasus) á que pertenece el laurel cerezo, en las que se
encontraba el ácido prúsico, (no es este el momento de discu-
tir si existe ya formado del todo ó sise forma bajo ciertas
condiciones), al que deben sus virtudes medicinales las aguas
destiladas de almendras amargas y de laurel cerezo, en las cna-
les casi exclusivamente se administra tanto en Europa como
América aquel terrible ácido. El Sr. Sauvalle fué quien me
comunicó la idea; y en la primera excursion que hice al
campo busqué ansioso ea un bosque al cuajaní y al cua:
janicillo como á dos objetos queridos que no ha mu-
cho no me habian ocupado más que como madera de cons-
truccion. Enefecto, pude cerciorarme sobre todo en el cuaja-
ní, que es más abundante en nuestros bosques que el cuajani-
cillo, de que todas sus partes estrujadas huelen, como dicen en
el campo por comparacion, á semilla de mamey colorado.. Sos-
pechada ya la presencia del cianógeno en este árbol, quise
321
ocuparme de una nueva preparacion farmacéutica, con la que
iba á derribar al agua de la semilla del mamey colorado que
estaba en camino de destronar á la de almendras amargas y :
la de laurel cerezo, que son casi las únicas aguas cianogenadas
que existen en nuestras boticas y que recetan los médicos.
Luego diré por qué me voy á ocupar del cuajanicillo,
- Pensé, pues, á imitacion de lo que se verifica con el laurel ce-
rezo, hacer destilar las hojas del cuajaní; y como no sabía si ya
esto se había hecho por algun farmacéutico de esta Antilla 6
de alguna otra de las que coustituyen este archipiélago, y más
que eso, si se habia determinado la cantidad de ácido prúsico
que contenían por ejemplo 100 6 1,000 gramos de esta agua
destilada, y seguro de que en Europa no se había hecho tal
cosa, porque las hojas no se prestan á esta clasa de investiga-
ciones si se trasportan de aquí á allá, —poco esperaba encontrar
del genio investigador de nuestros farmacéuticos que general-
mente, digo generalmente y no todos, convierten la oficina far- *
macéutica en el mostrador del mercader. Busqué en las obras
que están á mi alcance, tanto de á fines del siglo pasado como
en lo que va del presente, qué era lo que se había escrito sobre
las virtudes del cuajaní. Procediendo por la lógica natural y
no haciendo tabulam rasam como Aristóteles, ocupéme de la
cuestion botánica. A primera vista leo Prunus occidentalis
Sw. Esa Sw., abreviacion de Swartz (Ol.), botánico sueco de
quien y del baron austriaco Jacquin dice A. H. R. Grisebach
en la pág. VII del prólogo de su Flora of the british west
indian Islands (Flora de las Antillas inglesas), London, 1864,
“are the fundamental authors on the vegetable productions of
“the British West Indies; both had the advantage, which I had
“not, of collecting their specimens in the country, and many
“of their descriptions rave been taken “from the living
plants” (son los autores fundamentales de las producciones
vegetales de las Antillas inglesas: ámbos tuvieron la venta:
ja, que yo no he tenido, de colectar sus muestras en el país y
muchas de sus descripciones han sido tomadas de plantas vi
vas.) Como Swartz estuvo en Jamaica y eu Haiti así como
322
en algunas Antillas menores de 1784 á 1789 y publicó su
Flora Indiae occidentalis de 1797 4 1806, ya se echa de ver
que allá por el año de 1806 entraba el cuajaní conveniente-
mente en el cuadro taxonómico que le correspondía en la fa
milia delas Rosáceas. El Sr. Grisebach en su ya citada
Flora y nuestro colega el Sr. Sauvalle en los comentarios que
acaba de hacér de las plantas de esta Isla, revisando el catá-
logo del profesor aleman de Gotinga, mejorándolo en algunos
puntos y enriqueciéndolo con un catálogo de nombres vulga-
res el más completo que existe hasta el día sobre las plantas
de esta Isla, ámbos nos han señalado la sinonimia que la
planta que nos ocupa ha sufrido, hasta que llegue el dia en
que cese la anarquía botánica, esa manía de los géneros que
ha hecho ya indispensable que se escriban obras especiales
sobre la sinonimia de ellos.
El género Prunus en Grisebach abraza tres especies:
1. P. occidentalis Sw.—Cerasus Lois. (Cuajaní).
2. P. pleuradenia Gr.—Cerasus spiriero arpa Hook, (no
de Lois).
3. P. sphaerocarpa Sw.—Cerasus Lois.—Celastrus myr-
tifolius jamaicencis L. (Cuajanicillo.) |
Enterado ya de la clasificacion botánica del cuajaní, como
más bien trato de una cuestion farmacológica que farmacog-
nóstica no me detendré en dar todos los caracteres botánicos
de esta rosácea, que por sa nombre vulgar de cuajaní es bien
conocida de nuestros campecinos: as
Busqué entónces en los autores que se han ocupado de: las
plantas medicinales de las Antillas, acerca de las virtudes
médicas del cuajaní y nada encontré en Descourtiltz en su muy
conocida Flora. El mismo Grisebach, aunqueen su ya citada
obra no seocupa de botánica aplicada, dice sin embargo es
tas palabras en lacónico estilo inglés: “L'runus occidentalis
is an excellent timber—tree.” El Prunus occidentalis es un ex-
celente árbol para tablas.
El Dr. D. Renato de Grosourdy- en su Médico botánico
eriollo, tomo 1. (HI de la obra), artículo Medicamentos tem-
323
perantes ó refrescantes en el núm. 612 de la pág. 379, he
aquí todo lo que dice tocante á las RO pEnAdó terapéuticas
del cuajaní y que o al pié de | la letra 4 causa de su
brevedad:
“Cuajani, Cba.; Almendron Preo.—Prunus occidentalis Sw.
Cerasus Aca Lois. - (dice occidentales, pero debe ser
un error de imprenta que no veo ¡nisago en la fé de erra=
tas) —Cerisier des Antilles, noyau.”
“Los frutos pequeños de ese árbol y de las 2 otras espe—
cies del mismo género quese hallan con bastante frecuencia
en los montes de las Antillas, se parecen á las guindas pequeñas
y agrias de Europa, cerezas de Mahoma ó del monte, de cuyas
propiedades participan. Aunque poco ricos en carnes, po-
drían servir para preparar bebidas muy refrescantes y bastan-
te agradables. El hueso contiene una semilla Ó6 almendra
blanca cuyo sabor es amargo y prúsico bien pronunciado, con
la cual se prepara una horchata ó emulsion refrescante y seda:
tiva á la par, que se utiliza con mucha ventaja en las enferme-
dades del pecho y de los órganos digestivos. Las flores y
hojas pueden, bajo igual concepto, entrar en la preparacion de
las tisanas pectorales. En Martinica esos huesos entran en
la fabricacion de los licores.”
Creo que ha procedido el Sr. Grosourdy con ¡un poco de li—
gereza en calificar, segun seecha de ver, como si fuera un me-
-dicamento inocente el cuajaní que contiene en el agua desti-
lada de sus hojas tanto ácido prúsico como la del laurel ce-
rezo, por la lectura que acabamos de hacer de sus virtudes
fichó!
No encontrando más sobre este medicamento, aunque hace
más de un año que uso el agua destilada de sus hojas, no
quise presentar esta memoria á la Academia hasta que no lle-
gase á mis manos una obra que estaba por concluirse y que,
en efecto, se concluyó en su cuarta entrega en 1871 en Ber-
lin con el título que traducido al castellano dice así: “Las sus-
tancias vegetales consideradas química, fisiológica, farmacoló-
gica y toxicológicamente para médicos, farmacéuticos, quími:
T. X,—42
324
cos y farmacólogos, por los Drs. Aug. Husemann y Theod.
Husemann.” En esta obra tan importante y que quizas sea
hasta hoy dia el trabajo más completo que exista sobre esta
materia bajo muchos conceptos, al hacer la enumeracion de
las plantas que contienen ácido prúsico, se pasa por alto al cua-
janí y al cuajanicillo. Que del cuajaní así suceda nada tiene
de particular, pues, que yo sepa, hasta ahora sólo Grosourdy
ha indicado de un modo tan vago aquello de lo prúsico dela
semilla del cuajaní, y ademas aunque más hubiera dicho,
siendo francés, escribió en nuestra hermosa lengua que des-
graciadamente no es consultada, sin justicia, por los sabios de
la Europa anglo-sajona. Extraño sí me es, que el cuajanicillo
no figure en la lista de los medicamentos que tienen amigda-
lina, como lo ha demostrado ó mejor dicho indicado el Dr.
Teodoro Peckolt, farmacéutico de la córte imperial del Bra-
sil, en un opúsculo de 76 págs. que tuvo á bien hacer im-
primir en Viena en 1868 en lengua alemana (que es la lengua
en la que los Sres. Husemann han escrito su obra) la Asocia-
cion general de farmacéuticos austriacos, con el título de
Catálogo de la coleccion farmacognóstica, farmacéutica y quí-
mica de la Flora brasileña en la Exposicion nacional de Rio
Janeiro de 1866.
Segun los Sres. Husemann: “La amigdalina pura cristali-
zada, ademas de hallarse hasta ahora en las almendras amar-
gas, tambien se obtiene de los cuescos del melocoton, -Amyg-
dalus persica L. (Geiseler, Repert. Pharm. LXIX.), en los del
laurel cerezo, Prunus Lauro-cerasus L. ( Winckler), en la ci:
ruela, Prunus domestica L. (Winckler), en el cerezo de Ra:
cimo (Falso cerezo de Santa Lucía, Cirer bert en catalan)
Prunus Padus L. (Heumann Repert. Pharm. L. XXIX 82 y
L. XXXI 241), en el último tambien en la corteza, en las ho-
jas y en las flores (£e1gel, Jahrb. Pharm. IV. 342). Ademas
se segrega de otras partes de estas plantas conocidas, así como
de otras que pertenecen 4 las familias de las Amigdaláceas, una
sustancia resinosa amarillo-oscura, trasparente, la llamada
amigdalina amorfa, que puesta en contacto con leche de al-
325
mendra suministra los mismos productos que la amigdalina
eristalizada, segun Winkler de las hojas del Amygdalus persi—
ca, segun Widimann Winekler, Liebig y Wóhler y otros de las
- hojas del Prunus Lauro-cerasus L., segun (Teiseler y Win-
ckler de los cuescos de las cerezas, Prunus avium L., segun
Riegel, Winckler y otros de diversas partes del Prunus Padus
L. Finalmente suministran tambien otras numerosas plantas de
la familia de las amigdaláceas, de las pomáceas y de las espiz+
ráceas un destilado que contiene ácido prúsico, y por consi-
guiente contienen tambien probablemente amigdalina: así las
hojas del Prunus capricida Wall., la corteza del Pr. virginia
na L., las flores y cuescos del Prunus spinosa L., los brotes
jóvenes del Pr. domestica L., las flores del Cerasus acidus
(Rochleder), la corteza, los brotes jóvenes y las hojas tambien,
en parte las flores, pero particularmente las yemas del Sorbus
acuparia L., S. hybrida L., y S. torminalis L., del Amelan—
chier vulgaris Mnch. Cotoneaster vulgaris Lindl, los jóvenes bro-
tes del .Crataegus orycantha L., las hojas y tambien en parte
las flores. de las espiráceas, arbustos, Spiraea AruncusL., $, sor-
bifolia L. y S. japonica L., al contrario las espiráceas her-
báceas, como tampoco la corteza y la parte verde del Pru-
nus avium L. y Prunus Mahaleb L. (Melke). Wicke infiere de
sus experimentos que la amigdalina, análoga al almidon en oto-
ño,se deposita en las yemas y en la corteza en gran cantidad
y disminuye paulatinamente durante el periodo del creci-
miento.” én |
Las almendras amargas contienen amigdalina segun Wh6ó-
ler y Liebig de 13--2p.3 , segun Bette 22 p.S (en las pequeñas)
hasta 3.3 (en las grandes). 3p.S le dieron á GFeiseler los hue-
sos de melocoton. De los núcleos del Prunus Padus pudo ob-
tener Heumann 13p.S , de las flores, hojas y cáscaras Litegel
341p.S3 de amigdalina cristalizada, junto á la que tambien se
encuentra la amorfa en esta planta.
Creo que ha llegado el momento oportuno de dar el análisis
«del fruto del Cerasus brasiliensis Cham. et Schlecht, Amygda-
leae. (Fructos de gingeira:ou Crejeira do mato ou Guaresminha
326
(en portugues). Aunque Grisebach no trae en el Prunus (Ce-
rasus) sphaerococa (cuajanicillo) como sinónimo al Cerasus bra:
suliensis, háceme disipado esta duda de que es lo mismo uno
que otro, pues el Dr. Teodoro I. H. Langgaard, médico danes
establecido en el Brasil, autor del Novo Formulario Medico é
Pharmaceutico publicado en Rio de Janeiro en 1868, del
que poseo un ejemplar que perteneció al naturalista Martius,
pues en la cara interna de la primera hoja de la pasta del libro
hay un letrero en latin que dice asi: E biblotheca C. F. Ph.
Martii; en cuya obra leemos (vista la semejanza que hay entre
las lenguas portuguesa y española, no creo que para ser enten-
dido tenga que expresarme por la traduccion):
Jr á cerezo (do Brasil), Cerejerra, Eingeira brava (Bras. yA
Juá-ucú Juá-uva (Tupiuico). Prunus Sphaerocarpa Sw., Cerasus
Sphaerocarpa Loisel). Icosandria Monogynia L. Rosaceae J.
Arbusto do Brasil, habitante das provincias de S. Paulo, Minas
e Matto-Grosso, de folhas alternas e inteirissimas, pecioladas,
agudas na parte inferior, un poco acuminadas na superior,
oblongas ou oblongo-obovaes, coriaceas, face superior lusidia,
inferior desmalada e opaca, nervo mediano canaliculado na fa-
ce superior e resaltado na inferior, tecido venoso estriado,
n” uma e outra face: flores brancas de cinco petalas, dispostas
em pequenos racimos laxos sistuados nas axillas das folhas
e mais curtas que estas; fructo, pequena drupa quasl espherica,
de pericarpo tenue, e nuculo quasi espherico. As folhas e fruc-
tos friccionados exhalaó um cheiro muy semelhante ao das
amendoas amargas.
Parte us. As folhas e fructos recentes.
Prep. officin. A aqua destilata—das folhas e fructos, prepa—
rada pela mesma maneira e nas mesmas proporcóes que se pre—
para a do louro— cérejo,da Asia Menor; contem os mesmios prin-
cipios activos, goza as mesmas propriedades médicinaes, admi—
nistra-se na mesma dose, e substitue perfeitamente aquella.
El Dr. Peckolt publicó en la Gaceta médica de Rio de Ja-
nelro de 1864, pág. 85, el resultado del análisis del fruto. del
Cerasus brasiliensis. Estos frutos dan amigdalina cristaliza—
397
blé, son á propósito para preparar el agua del laurel credo
y cree el autor que se debe recomiéndar su cultivó. La éor=
teza de'éste 4rbol, con tal que sea reciente, da un aceite idénticó
al aceite-etéreo de almendras amargas (Oleo d' amendoas ámar-
gas do Brasil), cuyo peso especifico 44-13? C=1,046. 10 kilog. de
la corteza reciente dan por la destilación al fuego libre 4,600
grín. de aceite etéreo, el cual no se distingue del aceite etéreo
de almendrás amargas. La onza vale 5$ (reis). La amigda-
lina que se obtiene de la corteza no la púdo obtener el aitor
¿ristalizada. |
El agua destilada cb obtuvo de esta lgcalina y 4 la que
denomina Agua de louro cerejó national $ Agua de casco de
gingeira; contiene en 100 grm. 0,020 de ácido prúsico anhidro
y puede reemplazar ee inpTEtA MRS al agua de laurel cérezo
que traen de Europa. La libra vale 600. reis.
100 grm. de fruto: reciente descascarado contiene:
pad ¿slsina AT RR - 3,050
Almidon. . paladio 36,640
Principio extráctivo, , dextrina 86, 4,390
Glieosp.QlESBO, £QURIA, 22. 6,070
Aceite graso........ 2.0 24190 06,080
Amigdalina ... dare: - ¿ HURTO :1250,90
Celulosa. ....... BR, 1.Bpdl 5, 019732
ACA VIA 034,550
1000 grm. de cáscara reciente suministran 0,560 grim., de
aceite etéreo; 2, 150'grm. de amigdalina amorfa.
Antes que llegasen '4 mis manos estos preciosos datos que
acabo de enumerar y que nos ha ci dei el entendido far-
macéutico de la córté brasileña; ó brasilera cómo dicen en la
América Meridional, ya empleaba yo el agua destilada de las
hojas del cuajani, que hice preparar y. dosificar tocante á la can-
tidad de ácido prúsico por “aquel mismo farmacéutico, hoy Ldo.
D: Francisco Antonio Figueroa, quién en una nota que me
ha remitido dice así, dándome cuenta del tercer ensayo
r
328
que ha hecho del agua destilada que obtuvo de la última re-
mesa que le hice de dos arrobas de hojas de cuajani del cuar-
ton de Bermejales, Jurisdiccion de San Cristóbal, que me remi-
tió un cliente:
“Sr. Dr. D. Juan Calixto Oxamendi.
Mi muy- distinguido amigo: ya he destilado la mitad de la
primer porcion del cuajani que V. me envió, obteniendo de
él igual cantidad de agua al de hojas empleadas. Me ha dado
50 miligramos de ácido cianhídrico por onza de agua destilada,
igual á la que exige el Codex tenga de ácido la del laurel
cerezo, pero que por cierto no es así la que corre en la. Haba-
na. las primeras porciones destiladas empiezan con 70 milí-
gramos, luego rebajan hasta que por totalidad queda á 50 como
debe de ser.
De esencia no pude separar nada más que pequeñas gotas que
fué imposible separar y que quedargn en el filtro por el cual
pasó el agua.”
He creido tanto más necesario consignar en este mal elabo-
rado trabajo el del Sr. Figueroa, cuanto que su determinacion
del ácido prúsico había de ser la brújula que nos había de guiar
sin tropiezos á puerto seguro.
Como he dicho ántes y lo vuelvo á repetir, creo que este
apreciable farmacéutico es el primero que ha dosificado la canti-
dad de ácido cianhidrico que contenían las hojas del vegetal que
cautiva hoy nuestra atencion. He preferido que fuesen las hojas
que se destilasen y no el fruto, porque aquellas son más abun-
dantes que éstos, y ademas se encuentran en toda época del año,
lo: cual no sucede así con las del laurel cerezo, que hay que re-
cogerlas en determinadas épocas del año para despues poderlas
destilar. Si bien es cierto que es defecto comun, tanto 4 las ho-
jas de laurel cerezo, como á las del cuajani, el perder por la de-
secacion sus cualidades cianogenadas, este defecto es mayor en
aquel que en éste, por la muy sencilla razon de que no siempre
se presenta la ocasion de poder destilarlo inmediatamente.
329
Yo creo que para los, farmacéuticos que viven en el cam-
po y muy cerca de los bosques, convendría que ellos mis-
mos preparasen su agua de cuajani, que les vendría á salir por
casi nada, miéntras que para los de la ciudad convendría que
hubiese alguna fábrica ó droguería, que bien relacionada con
los del campo, vista la facilidad de nuestras vías férreas, se en-
cargue de preparar concienzudamente esta agua para que sur-
tiera á las demas .boticas. En la actualidad algunas fábricas
acreditadas de Francia son las que proveen á las droguerías de
este producto que con la mayor buena fé, por el tiempo que
media desde su primitiva preparacion hasta su expendio, no
tiene de agua cilanogenada más que el nombre.—El tiempo lle—
gará en que ésto asi sea; y si mis ojos llegaran á verlo, aunque
fuese nada más que con este sólo producto. de la industria, que-
darían satisfechos mis deseos.
El Sr. Figueroa me ha asegurado verbalmente que el agua
de la semilla del mamey colorado se desvirtúa al cabo de cierto
tiempo, lo mismo que la del laurel cerezo; pero que la de las
hojas del cuajaní es más estable, como ha podido convencerse
con una que preparó habrá cosa de seis meses, que al cabo de
este tiempo tenía la misma cantidad de ácido prúsico.
En los comentarios que los célebres farmacéuticos Hager por
un lado y Mohr por otro hacen de la Pharmacopaea Germa-
nise, 2* edicion, que acaba de salir á luz en el año próximo pa-
sado, presentan cada uno por su lado consideraciones sumamente
importantes sobre estas aguas cianogenadas, que muy bien pue-
den aplicarse á las dos que nos ocupan.
Concluyo mi trabajo diciendo que el agua destilada de las
hojas del cuajaní, así como las del cuajanicillo y la de sus
frutos, deben reemplazar con gran ventaja á la de las almen-
dras amargas y á la del laurel cerezo.
Presento á la Academia en este pomo 60 gramos del agua de
las hojas del cuajaní, ó Almendro de Puerto Rico, preservada
de la accion deseqmponedora de la luz.
Bueno sería que nuestro colega el Dr. D. Manuel de Vi áxgas
Machuca hiciese uso de sus profundos conocimientos de química
880
orgánica, no impunemente adquiridos en nueve años consecuti-
vos de un buen laboratorio, y que hiciera con el cuajaní lo que
el Dr. Peckolt ha hecho con el cuajanicillo.
Discusion ACERCA DE LA PUNCION DE LA VEJIGA; por el Ldo. D. Jus-
tino Valdés Castro. oi
(Continúa.— Véase Anales, T. X, pág, 264.)
Por tanto, es preciso armarse de un catéter de mediano calibre:
colocar el tronco del individuo en posicion perfectamente hori-
zontal, el sacro sobre un plano tal que la region ano-perineal esté
libremente accesible á la mano del operador, v practicar de este
modo segun las reglas conocidas el cateterismo lento, pertia—
nente y progresivo indicado por mí, dice el Dr. Thirry. Raros
serán los casos donde no se conseguirá por esta maniobra yen=
cer la estrechez al cabo de una, dos, ó tres horas, y más si el ca-
so lo exige. En la inteligencia que para hacer esta operacion,
como para toda las otras en general, es necesario conocer la
anatomía de la region sobre la cual se opera, darse cuenta de
las alteraciones que se tienen que combatir, su naturaleza, su
extension etc. y saber hacer con seguridad el cateterismo' nor=
mal; en una palabra, es preciso ser anatómico, anatomo-pato-
logista y operador; poseyéndose estos conocimientos, los resul—
tados serán favorables.
Hé aquí un hecho que corrobora lo que viene sostenién-
dose. | j
M.5.... de 62 años de edad, negociante, de una obesidad
exagerada, de un temperamento linfático, de buena constitu:
cion, tiene una estrechez fibrosa dura que mide cerca de 6
centímetros. En dicha época, 4 consecuencia una hemorragia
que le fué muy dolorosa durante la operacion, se negó á dejarse
sondar más, haciendo por tanto progreso la estrechez. Hay dos
años que M. $. . fué apremiado por la necesidad de orinar, nece-
331
sidad que no pudo satisfacer. Llamado para socorrerle, dice el Dr.
Tirifahay, procedi al cateterismo sin poder penetraren la vejiga;
sin embargo, mis instrumentos se introducian en la estrechez á
una profandidad que hoy no me es posible precisar, y queno
obstante fué suficiente para hacerle imposible la emision de la
orina, sin duda porque el obstáculo 4 esta funcion se encontraba '
en la parte anterior de la alteracion patológica. Desde luego
hice preserite al enfermo la posibilidad de la curacion radi-
cal, y la necesidad de someterse á la curacion definitiva. En
su consecuencia, le sondo de vez en cuando, y consigo fran-
quear con facilidad cerca de dos” centimetros de la estrechez
con una sonda de 0,” 005. El 2 de Marzo, con motivo de ha-
ber bebido algunos vasos de cerveza, tuvo una retencion de
orina. En este estado fui solicitado; y creo había llegado el
momento de tentar en una sesion la cura radical que meditaba
hacía tiempo. Hice aplicar ocho sanguijuelas, cuyas picadu-
ras aconsejé sangrasen algunas horas. Administré un purgan—
te de citrato de magnesia, prescribí un baño general prolon-
gado, y pedí asociarme con el Dr. Thirry. La sonda 0,” 005,
que uso generalmente, la puse en manos de dicho Sr., que con
una paciencia y destreza que celebro, hizo durante 45 minutos
el cateterismo lento, permanente y progresivo, franqueando
durante este tiempo cerca de tres centímetros de la estrechez.
Cansado de la maniobra, me suplicó que continuara. En 15 minu-
- tos-atravesé el resto de la estrechez, llegando á la parte posterior é
inferior media de la próstata, - considerablemente hipertrofiada,
lugar donde se ofrecieron nuevas dificultades. Estas dependían
de tres circunstancias diversas: 15 de la hipertrofia de la porcion
póstero-inferior media de la próstata, hipertrofia que, como
se comprende, disminuye la abertura de la region prostática
del canal de la uretra y rechaza adelante y arriba, hácia la:ca-
ra posterior del púbis, esta parte del canal: 20 del estado de ple-
nitud extrema de la vejiga, que en lugar de encontrarse en la
pequeña pélvis, ha subido á la region media de la gran pélvis,
y no podía haber ascendido sin ser modificada la direccion del
cuello de la vejiga y de la porcion cercana del canal uretral:
; T. x.—43
332
3% de la curvadura de la sonda, cuyo ángulo era muy grande,
y el pico chocaba hácia atras contra la próstata. El Dr. Thir-
ry comprende inmediatamente esta triple dificultad. No nece-
sitó más que un momento para vencerla, haciendo bascular la
sonda sobre la cara palmar de su indicador izquierdo introdu-
cido en el recto; é instantáneamente el paciente empezó á ori-
nar. “Hé aquí, pues, una estrechez fibrosa extremadamente du-
ra, larga, de cerca de seis centímetros, al traves de la cual no he
podido nunca hacer pasar una sonda número 1, ya de plata ó
de goma, que no permite arrojar la orina sino gota 4 gota, ven-
cida por el cateterismo lento, permanente y progresivo, en el
espacio de una hora.”
ASPECTO MEDICO SANITARIO DEL SEGUNDO SEMESTRE DEL AÑO DE 1873;
por el Dr. D. Ambrosio Gonzalez del Valle.
(SESION DEL 25 DE ENERO DE 1874).
La fiebre amarilla y las palúdeas, que se hacían graves y mortales
al finalizar la primavera, siguieron dando cifras fúnebres bajo la ac-
cion calurosa del verano, que entre nosotros se siente más cuando
no reinan constantes las brisas y no se mitiga con las lluvias torren-
ciales: éstas escasearon en Julio y Agosto; así el aire caliente y seco
determinó tambien el desarrollo de muchas bronquitis, reumatismos
y afecciones neurálgicas y nerviosas.—En tal estado de la atmosfera
vinieron Setiembre y Octubre con copiosas lluvias y detonaciones y
desprendimientos eléctricos, aterradores por «cierto el dia 14 de Se-
tiembre, en el cual contamos de 25 á 30 descargas eléctricas. de cuatro
y media á cinco de la tarde, coincidiendo en seguida con una baja no-
table en las invasiones y mortalidad de la fiebre amarilla, pues de 416
defunciones ocurridas en Julio. ya se registraban en Setiembre 35,
siguiendo en rápido y favorable descenso. E :
El otoño, que ha-sido benigno con pocos vientos de Norte frio, au-
mentó algo la cifra del tétano; y aunque al final de esta estacion se
recogieron datos de más defunciones de diarreas y de disentería, ellas
han provenido,—nó de la época,—sino de una importacion de asiáti-
cos ya enfermos desde abordo con esas enfermedades; cuya raza ha.
perdido, segun el adjunto cuadro, 600 indiyiduos este año, ó sean 245
más que el año anterior.
Y para formar concepto del estado sanitario, acompañamos la Esta.
distica médica mortuoria del año próximo pasado de 1873.
383:
Estadística médica mortuoria de la poblacion de la Habana
en 1873. (1)
Suma | Suma | Total
|
Julio, | Agosto, | Setbre. | Octbre | Novbre. | Dicbre. |. este | el1,* | ge
CAUSAS DE DEFUNCIÓN, / semtre, | semtre. | neral,
Cólera esporádico.... 3 SA rd e a 11 43 | 54
Id.infantil...... Fade E 11 8 4 ate 8 11 48 30 78
Diarrea de p. cálidos. 8 12 9 8 5 16 58 | 126 184
Dia sica 30 PS O 1 3 7 16 23
Disentería. - 7.20% 10 9 12 8 8 25 72 62 134
Eclampsia. ....... 10 2 ] 4 3 7. |: -27 32 59
Fiebre amarilla ...... 416 127 35 28 3 9| 620 | 624 | 1244
Idem biliosa........ 0. 1 5 2 5 3 20 14 34
Idem palúdea....... 39 30 22 22 14 20 | 147 | 148 295
Idem tifoidea........ 16 21 11 12 11 9 80 | 79 159
Idem puerperal...... 2 ] ds 2 2 8 4 12
Meningitis ......... 29 27 15 16 20 23 | 130.| 142 272
- Muerte repentina... 5 4 5 1 3 05 23 18 41
Nelmonia eches. 21 15 19 15 14 19 | 103 | 132 235
Part0dimmnatia -... 2 2 ll 1 4 3 10 6 16
Tétano infantil...... 20 33 29 32 42 23 1" 179|' 189 368
Idem en adultos..... 5 5 1 6 1 4 25 17 42
o A e 92 124716 | 102 | - 109 /* 101 114 | 634 | 705 | 1339
Viruela.- O ocn 6 3 2 5 3 1 20 27 47
De longevidad .... 2 e INEA 1 EN q 7 6 13
Deotrasenfermedades| .... | .. EE PS da a A, E, e
comunes y Crónicas.! 297 | 237 | 224 |. 224 | 304 | 358 | 1644 | 1462 | 3106
| 7755
COMPARACION ANUAL POR ESTACIONES
1001 664 | 498 | 501 | 554 | 655 | 3873 | 3882
Invierno de Prisa de Verano de Otoño de
1848..... 1763 MER 1667 187225 1783 1872.... . 1818
Id. de 1873... 1705 | Id. de 1873... 2177 | Idem de 1873 2163 Id. de 1873 1710
Dieron eE 758 | 510 380 108
Aumento en 1873, 724;—poblacion, 202,488; —proporcion de mortalidad, 3'82 p.S
Distribuidas las defunciónes del año por razas, corresponden á la
raza blanca 5141; á la asiática, 600, y ála africana 2014; siendo de
éstos 1646 libres y 263 esclayos, emancipados 18, y. de condicion 1g-
4
norada 87.
DisTrIBUCION:—Por edades.
Adultos blandos. :. ayas aboralouies 4,605
Párvulos idem.......... a A 1,136
Adultos de color....... 5 ARE A 1,364
Parral o A a 650—7,755
0) Véase T. X, pág. 76.
334
Por sexos. ,
Varones blanco atada II ia 4,425
Hembras. DISDCaS-.. ooo oca ene 1,316
Varones de color........... A 982
Piembras de idem ni e ros 1,032—7,755
PROCEDENCIA MORTUORIA.
Hospital civil de hombres........... 1,011
Hlem de HIUJereB.... <->... seems >= y
lA A A A 823.
Casas de Salud........ a 778
Hospital de Lazarin0s.............. 12
Maternidad y Beneficencia......... 72
A OL E RAS " 4,822—7,755
COMPARACION ANUAL POR RAZAS.
1872, 1873, Diferencias.
Blanca :....... or a59É mareo O
Asiática... . 355 600 - 245
AMTICAMA ada -2,145 2,014 — 131
PoR SEXOS.
Varones blancos.... 3,682 4425 - + 743
Hembras id..... ..« 1,204 1,316 - 112
Varones de color ... 1,046 982 — 64
Hembras de id...... 1,099 1,032 — 67
Relacion de fetos nacidos y extraidos muertos en diferentes
períodos de su desarrollo, en 1873. (1)
VILO As o O A 21
BLanNcos.. < Hembras ..... .... .... NTE 21
Sin determinacion de Sex0.... ..... - 42— 84
Vatones: NRO Ra FT 9
Paros... Hembra A A do 10
Sin determinacion de seXx0.......... 12— 31
Varones 2017 121 YE 17
MORENOS ... Hembras...,.. A A AS 11
Sin determinacion de sex0.......... 22—- 50
SUM 165
[1] En las papeletas de remision para sepultarlos no se determina, sino en muy
escaso número, el tiempo ó edad intra-uterina del feto.
336
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