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ANALES
SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
ANALES
DE LA
y
SOCIEDAD CIENTIFICA
ARGENTINA
Direcror : Docror HORACIO DAMIANOVICH
TOMO LXXXII
Segundo semestre de 1916
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HAS
Fig. 37. — Cerca de las vegas del Leoncito á 3400 metros, con cactáceas
47
48 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
primidas en la punta de color lila obscuro; Sisyrimbrum ajf. macro-
carpum Hieron., con flores lila-azuladas; Adesmía trijuga var., Fabiana
denudata Miers, con flores sucio-blancas; Calceolaria plantaginea Sm.
con flores amarillas, Mimulus luteus var., Epilobium sp., Veronica sp.,
Mulinum sp., Artemisia aff. Echegarayi Hieron., Solanum Echegarayi
Hieron., Acaena Olosiana, algunas Senecio, Juncus balticus Willd. var..
y una serie «dle gramíneas, entre ellas Stipa humilis Cav. y- var.
minor Speg., Stipa aj. Ibari Phil., ete.
El5 de diciembre cabalgamos hacia la laguna Descubrimiento (3750
m.s. n. dl. m.). Aquí la vegetación se compone generalmente de dos
muy dispersas gramíneas, muchos Cuernos, una mata de Adesmíia sp..,
siendo su raíz leñoza, hasta un metro de profundidad, y otra mata de
una linda cactácea, Opuntia sp., que forma una densa capa algo ele-
vada del suelo. En las vegas del Descubrimiento Viejo levantamos
nuestro campamento, para hacer nuevamente estudios especiales. En
las cumbres se hallan guanacos aislados. El día 6 de diciembre estu-
dié al pie de esta quebrada la zona hasta Tambillos con una diferente
formación geológica. Encontramos en la cercanía de Tambillos, al lado
derecho, las prolongaciones del Umango y del Cacho con gneiss y
filita, en las cuales se hallan en las rocas muchos ejemplares de una
grande Bromeliacea, con inflorescencia hasta uno y medio metros,
Puya sp. pariente con P. chilensis Mol. Entre las dos fincas de Tam-
billos se levantan algunas capas de areniscas coloradas con una vege-
tación especial, HofFmannsegia af. falcaria, Bidens sp., Adesmia sp.,
Hypochoeris aff. taraxoides, Verbena erinoides, Plazia argentea, ete.
El día 9 de diciembre trepé á la cumbre del cerro laguna Descu-
brimiento, 4220 metros sobre el nivel del mar, gozando desde aquí un
hermoso panorama sobre toda la cadena del cordón de la Punilla, al
valle del río Blanco y sus afluentes coronados por las cordilleras fron-
terizas hasta la nevada Gallina Muerta, al Leoncito, al Cacho, Uman-
go, Famatina y á larga distancia la cresta extendida de la sierra de
Velasco. Á la bajada encontré en las cuevas de las rocas vulcánicas
muchas huellas de las chinchillas.
Al día siguiente seguimos viaje sobre el Paso, 3720 metros, con
una vegetación de Ephedra ochreata Miers, Chuquiraga, Verbena aj.
eclanata Phil. y Pabiana denudata en algunos ejemplares hasta Agua
pelada. De aquí eruzamos sobre las últimas colinas á la Pampa alta,
que se extiende entre la cadena del cordón de la Punilla, la quebrada
de Guandacolinos y el Cacho en el sudeste y el Leoncito en el nor-
te, entre 3400 y 3500 metros sobre el nivel del mar. De importancia
AN.
SOC.
MONTAÑAS RIOJANAS AL OESTE DEL FAMATINA
Fig. 39. — Vegetación de Jarilla cerca de Punta Negra
CIENT. ARG. — T. LXXXII
gr
49
50 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
fitogeográfica es el hecho que aquí no encontramos ninguna Chu-
quiraga. En la vegetación llama la atención el hábito de los arbolitos
que alcanzan solamente medio metro de altura por falta de alimenta-
ción suficiente.
Al acercarnos al Leoncito encontramos nuevamente rocas arenis-
cas coloradas, procedente de la cadena secundaria desde Guandacol
y Tambillos (1).
Es seguro que la cadena del cordón de la Punilla es una sierra por
sí que se extiende desde la rodilla del río Blanco cerca de villa Ja-
Chal hasta la planicie alta entre el Leoncito y el Cacho. Las alturas
de esta cadena son la cumbre de la Punilla (con mayor altura, mas ó
menos 4800 m.); después la Bolsa, con una altura de 4750 metros; la
cumbre de la Longaria (Longaya) con 4650 metros; el cerro de Descu-
brimiento, con 4500 metros. Las prolongaciones del Descubrimiento
son ya pequeñas colinas, muchas de ellas formando únicamente conos
de deyección (fig. 35).
Más ó menos á las dos de la tarde del 10 de diciembre, llegamos al
portezuelo del Leoncito, según mis observaciones el aneroide marcaba
3420 metros sobre el nivel del mar. Después de un rato de descanso
salí solo para subir a pie al cerro Leoncito. Elegí una ruta directa
escarpada á la derecha de la Quebrada que se extiende más ó menos
hasta la cumbre entre rocas de la pendiente (con Adesmia, Mulinam,
Oxalis, Senecio y Leuceria Salinae). Con un viento extraordinaria-
mente fuerte acompañado de fuerte granizo llegué en estas ceon-
diciones'a la cumbre según mis observaciones 4660. metros, y la
cumbre norte 4665 metros. La cumbre presenta una espalda poco an-
cha que se extiende de sur a norte componiéndose de dos zonas geo-
lógicas distintas. La pendiente en dirección norte es muy escarpada,
así que desde el punto exterior se puede mirar directamente al valle
casi sin escalonadas. Á la derecha, es decir, en dirección oeste vemos
(1) Sobre esta región en general, dice el doctor Bodenbender en su trabajo ya
citado, página 17: « Así, por aquellas fracturas, se comprende como la morfolo-
gía y la geología cambian totalmente al poniente del valle de los ríos Guandacol
y Bermejo. Abrupto se levanta aquí formando la pendiente occidental del valle
de Guandacol un cordón de caliza silúrica en parte como una muralla, al cual
siguen al poniente otros cordones más ó menos paralelos -que suben hasta 3000
metros y más de altura. En el límite oriental de la precordillera que sigue desde
Guandacol — su continuación hacia el norte no ha sido aún fijada — por Huaco ha-
cia el sur, limitando primero el valle del río Guandacol y en seguida la llanura
del río Bermejo hasta San Juan. »
MONTAÑAS RIOJANAS AL OESTE DEL FAMATINA 21
Fig. 40. — Cuesta al este de Vinchina y el camino al Tocino (Famatina)
Fig. 41. — Panorama desde la falda este del Tocino (Famatina)
52 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
las brillantes salinas de Leoncito. Golpes de viento barrían por mo-
mentos la nieve y la garúa sobre mi punto de observación, de tal
manera que se abría el magnífico panorama especialmente en di-
rección á la cordillera fronteriza, con sus majestuosos nevados sin
igual. Ellos se levantan claramente del zénit azul. El aire estaba
tan cargado de electricidad, que me vi forzado de tirar mi pico alpino
porque había recibido un golpe fuertísimo, que casi me hubiera de-
rribado al suelo. En la cumbre misma encontré solamente algunos
líquenes y dos pequeñas fanerógamas encalladas en el suelo. La ba-
jada se verificó pasando la altura sudoeste por la quebrada escarpada.
Ya era de noche cuando llegué al campamento ; mis botas de turismo
habían prestado su último servicio.
Con esto se había hecho por primera vez el trayecto del Leoncito
á pie. :
Cerca de las vegas del Leoncito, encontramos una vegetación con
abundantes arbustitos; quiero mencionar entre ellos la Tola (Lepido-
phyllum quadrangulare (Meyen) Benth. et Hook.) (6g. 36), Ephedra
ochreata, Baccharis, Fabiana denudata, Adesmia en tres especies ha-
biendo todos sufrido mucho por las cabras. En el costado izquierdo
de la pendiente de una colina vemos en los conos de deyección mu-
chas cactáceas altas con espinas blanco gris y otras pequeñas con
grandes flores encarnadas debajo de algunos arbustitos (fig. 37). En-
cima del terreno crecen dispersas Amaryllidaceas rojas.
El 11 de diciembre salimos de las vegas de Leoncito para seguir
viaje á Jagiiel. La larga Pampa alta que cruzamos se extiende entre
las prolongaciones del Leoncito y del Alto á la izquierda, y el Cacho
á la derecha. Una vegetación muy uniforme y estéril con arbustitos
bajos nos acompaña en todo el trayecto declinándose lentamente; so-
lamente en las orillas del lecho seco cambia la vegetación con arbus-
tos altos de Molle de beber, de Salvia azul (S. Gilliesii), una serie de
diferentes Senecios y Verbenas. Encontramos también en el lecho al-
gunas especies provenientes de las alturas de la cordillera, así 4des-
mia, la hermosísima Pachylaena gayophyta, etc. Un sol sofocante
quema sobre nosotros.
Después abandonamos el lecho del río Escondido; ahora sin aguas
cruzamos algunas alturas, encontramos en 3050 metros la primeras
Jarillas y hacemos parada en Agua cándida (fig. 38) donde existe una
vegetación [entre ella Gutierresia ledifolia Gris. (con su dispersión
más al sur aquí)] muy interesante entre las colinas, que mencionaré
en mis publicaciones sobre este viaje. En gran cantidad rodean aquí
2
MONTAÑAS RIOJANAS AL OESTE DEL FAMATINA 53
pájaros parecidos a canarios salvajes con plumaje amarillo y negro
las flores de Senecio, Oaesalpima, Jarilla y otras plantas.
Al día siguiente cabalgamos por un paraje bonito, con preciosa
perspectiva al cerro Bonete y á otros gigantes nevados. Nos rodea
una vegetación abundante, hasta que nos encontramos otra vez entre
la conocida sociedad de plantas de Jarilla, Pus pus, Lata, etc., en su
monotonidad cerca de los 2600 metros. Solamente en la cercanía de la
extendida y escarpada Punta Negra, hallamos vegetación abundante
á causa de la proximidad del agua (fig. 39). Después seguimos bajan-
do á una amplia llanura hasta llegar á Jagiiel, conocido por el terre-
moto del año 1894. Todavía hoy se ven los rasgos de esto, especial-
mente en la iglesia del pueblo.
Las riberas con plantaciones de trigo y alfalfa son bastante exten-
didas. Hay que lamentar que este paraje esté completamente aislado.
Bajando el valle en dirección á la Troya, encontramos una verdadera
zona de colinas de dunas. Á la derecha va un camino al valle Her-
moso y á Tinogasta, mientras nosotros bajamos por la renombrada
Troya. Un precioso paisaje con valles muy erodados que por la pers-
pectiva al Famatina es aun más hermosa.
Al día 16 de diciembre llegamos á Hornos y Vinchina con toda su
riqueza agrícola.
Deseo dar una pequeña comparación con el valle de Chilecito y el de
Bermejo superior, resultando tal vez más favorecido este último. Chi-
lecito agradece su adelanto como ya dijimos anteriormente á la in-
dustria minera principalmente de la Mejicana. Así ha traído ya vida
a este lugar la sobresaliente obra nacional del cablecarril. Con la pa-
ralización de las minas, que ha costado al estado ya millones de pesos
sin provecho para el país, todo movimiento en Chilecito cesó. Los
habitantes descuidando la agricultura por su interés especial á4 la ri-
queza minera y tal vez por falta de un reparto de las aguas bien po-
sible en esta zona montañosa se ven ahora en parte expuestos á la
miseria. Únicamente algunos altos empleados de estas mismas socie-
dades se han enriquecido. Sería de desear que ésto pronto se resta-
blezca y que se explote la riqueza minera de una manera digna, sin
olvidar totalmente como hasta ahora la agricultura.
En la situación actual también es lamentable que Chilecito sea la
estación final en vez del pueblo Famatina, que está situado solamente
cinco leguas más al norte con abundante agua en una región verda
deramente apta para la agricultura intensiva.
En comparación con esta zona el valle del Bermejo presenta un
34 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
movimiento basado únicamente en la agricultura con vid y frutienl-
tura. Desde Pagancillo hasta Vinchina y más hacia el valle Hermoso
tenemos pueblos con numerosa población indígena. Aquí no abunda,
el capital extranjero, por una parte un hecho lamentable, por otra una
ventaja; pero falta una buena organización en la repartición del agua;
una ayuda para medios de comunicaciones, de buenos caminos para
automóviles de carga y vías férreas y especialmente un mejor servi-
cio de inspección contra las plagas que se propagan ya sobre las plan-
taciones del valle Bermejo. Me parece oportuno en relación con estos
datos dar una idea sobre el problema de una línea férrea en el valle
del río Bermejo. Todos los habitantes de allí están de acuerdo que se
necesita para el adelanto de esta región riojana un ferrocarril. La
mayoría propone en Patquía un ramal del ferrocarril del estado, Cruz
del Eje (San Juan), mientras otros piensan que sería de más prove-
cho y exigiría menos fondos un túnel en combinación Vichigasta, Pa-
gancillo, Villa Unión. Sin embargo, parece que el primer proyecto se-
ría más eficaz.
Hay otra posibilidad : de continuar el ferrocarril de San Juan hasta
Vinchina, el valle del río Bermejo arriba. Esto daría un aumento en
los fletes á causa del viaje más largo. También hay que pensar que el
ramal de exportación de los productos agrícolos y de los minerales no
es en general Buenos Aires, sino Córdoba y Rosario. En los dos casos
el ferrocarril podría ser completamente nacional.
Si faltan aún los fondos para ferrocarriles podría ser que se pre-
sentara la posibilidad de ayudar á estas poblaciones con un arreglo
dlel camino sobre la sierra de Sañogasta desde Nonogasta ó Chile-
cito á Sañogasta, Trancas, Porto Alegre hasta el mismo valle del
río Bermejo. Las condiciones son mucho mejores que en la Quebrada
del Toro, donde tenemos ya un camino para automóviles y un servicio
oficial con automóviles de lastre hasta el territorio de los Andes. El
camino de San Juan hasta Villa Unión es relativamente largo y sería
menos recomendable para el transporte de carga en gran escala.
El viaje de Vinchina á Chilecito se verificó conforme álo proyectado.
El 16 de diciembre cabalgamos por vía Tambillos hacia el Famati-
na (fig. 40), donde en 3720 metros sobre el nivel del mar dormimos al
aire libre como tan á menudo; marchando á la mañana siguiente sobre
el Paso del Tocino á 4320 metros de altura, primeramente con un sol
fuerte y después habiendo en el costado este y en la bajada, neblina.
En el transcurso de la tarde se compuso el tiempo y teníamos una
MONTAÑAS RIOJANAS AL OESTE DEL FAMATINA 55
preciosa vista al valle (fig. 41) y á la sierra de Velasco. En todo el
trayecto sobre el Famatina se notaba una gran diferencia en la vege-
tación con todas las demás partes de las dos provincias que hemos
visto hasta ahora. Tenemos «quí una isla de vegetación en sí misma
separada reinando en primer lugar una formación realmente andina
con especies de Euphrasia, Gentiana, Taraxacum, etc. Es de lamentar
que no existe una monografía botánica sobre esta cadena tan intere-
sante con plantas muy raras y muy apropiadas, para el uso medicinal.
Esta cadena nos hace recordar en mucho á la vegetación alpina.
El valle de Corrales donde pasamos la noche, es como paisaje, her-
mosísimo, siendo el suelo muy apropiado como ya dijimos en otro lu-
gar, para la agricultura. En la cabalgata desde aquí 4 Famatina vi-
mos en los dos costados del arroyo grandes y hermosas fincas. De
Famatina á Chilecito llama nuevamente la atención las gigantescas
cactáceas columniarias, que están ahora en toda su preciosura del flo-
reo, con flores blancas, agrupadas encima de los troncos que alcazan
seis metros y más.
Con la vuelta á Chilecito quedaba terminado á grandes rasgos este
viaje tan interesante, en el cual recibimos por parte de la población,
sumamente generosa y amable, muchísimas atenciones.
Al Instituto de Botánica y farmacología de la Facultad de ciencias
médicas y especialmente su director, profesor Juan A. Domínguez,
tengo que agradecer su amabilidad por haberme dado introducción á
las autoridades de la provincia de La Rioja.
Al mismo tiempo quisiera agradecer al señor Federico Graef quien
me ayudó muchísimo en la resolución de los problemas de esta ex-
cursión y al final ha puesto á mi disposición todo el material fotográfico
para esta conferencia.
No deseo terminar este relato sin mencionar con algunas palabras
la «Puna ». El término existe en el sentido geográfico y fitogeográfi-
co. Pero «Puna » tiene también otra significación muy conocida en
el léxico médico, el cual se puede tratar de dos diferentes puntos de
vista, según mi opinión :
1* La enfermedad del lugar;
2 La propia «Puna» ó enfermedad de las alturas, en el sentido
común.
La primera no se recibe 4 una altura determinada. Así tenemos,
por ejemplo, habitantes en Chilecito (1000 m.), en Guandacol, en Ti-
nogasta, que sufren todo el año más ó menos los mismos sinto-
mas como el que es atacado de la verdadera Puna. Si los enfermos
56 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
cambian el aire y se trasladan de Guandacol á Tambillos, que es
más de mil metros más alto, ó delo contrario trasladándose de Tam-
billos para abajo, se hallan mas aliviados y prontamente restablecidos,
estando atacados por la enfermedad local aun desde años.
Completamente diferente se presenta la « Puna» como enfermedad
de las alturas que tiene su origen por el cambio de lugar desde pun-
tos bajos á elevados. Conocemos esta descompostura, en los Alpes, en
el Himalaya, en las montañas de África. Tiene los mismos síntomas
del mareo ó la enfermedad del minero que baja por primera vez á la
profundidad de las minas. Silbido de orejas, hemorragia nasal y auri-
cular, vómito, fuerte dolor de cabeza y una descompostura general.
Pero hay casos tan graves que provocan la muerte. Así, hay ejem-
plos de ingenieros extranjeros que falleciergn en las minas de Méji-
cana apenas después de su llegada.
Pude observar en este viaje algunos casos de interés general :
1* Motivado por cansancio;
2* Por falta de una alimentación adaptada;
3” Motivado por el alcohol;
4% Y casos que se produjeron, porque el hombre, bajando del animal
que lo había llevado hasta ciertas alturas, efectuó en seguida otro
trabajo pesado, sea en el campamento mismo ó sea trepando una
cumbre.
Como nos acercamos á la fiesta del glorioso centenario y siendo
ésta tal vez la última reunión antes de su celebración, me ha sido es-
pecialmente grato describir una de las partes más interesantes con
lugares hermosísimos de la hospitalaria república y agradezco el in-
terés con que habéis seguido mis sencillas explicaciones.
PELIGROS DE LAS CORRIENTES ALTERNAS INDUSTRIALES
Y MANERA DE AMINORARLOS
Mucho se está hablando de los peligros de la electricidad, factor de
progreso que lleya aparejados, como tantos otros, sus graves disgus-
tos. En esta capital, más que en cualquier parte, ocurren demasiado á
menudo casos fatales atribuídos á las corrientes eléctricas de tensión
baja, tales como la reciben los consumidores y que llamaremos ¿ndus-
triales. Se producen dichos accidentes no solamente sobre obreros
electricistas, de modo que harían parte de los inevitables riesgos pro-
fesionales conocidos bajo el nombre de «accidentes de trabajo », sino
con mayor frecuencia entre los que sin conocimientos técnicos utili-
zan la luz eléctrica, y máxime entre la gente modesta.
Todas las corrientes eléctricas dan origen en ciertas y determinadas
condiciones á otros muchos efectos dañinos, pero los que resultan de
las corrientes alternas industriales, como suelen usarse entre nosotros,
revisten bastante importancia para que nos pareciese útil estudiar
detenidamente aquel peligro y sus remedios.
Sucede desgraciadamente que el complejo problema abarca á la vez
una fase técnica y otra fisiológica. Necesitaríase, pues, la colaboración
de un médico y de un electricista. Á falta de competencia en medicina,
nos contentaremos con valernos de los resultados conocidos y de rese-
nar los efectos comprobados sin buscar cuál es el proceso fisiológico.
El punto de partida de esta memoria reside en una larga lista de
accidentes fatales acaecidos en los últimos años en esta capital y sus
alrededores, tales como llegaron á nuestro conocimiento por la prensa,
y todos debidos exclusivamente á las corrientes alternas industriales.
Examinaremos luego los estudios hechos por peritos acerca de la
AN. SOC. CIENT, ARG. — T. LXXXII 1
DS ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
influencia de las varias condiciones del cirenito eléctrico sobre la ful-
minación.
En virtud de la diácultad de explicar, en circunstancias al parecer
análogas, efectos mortales al lado de inocuidad absoluta, hemos creído
necesario esbozar ligeramente los principios de la teoría de los fenó-
menos transitorios en corrientes alternas, indispensables para demos-
trar el motivo de muchos accidentes.
Á la luz de estas ideas examinaremos el sistema de distribución
adoptado en esta ciudad por una de las empresas productoras; la
forma de las instalaciones eléctricas oficiales y privadas, comparán-
dolos con los reglamentos y las costumbres en el extranjero y notando
sus defectos principales.
Estaremos luego capacitados para indicar brevemente en qué sen-
tido debemos buscar los remedios, los que, á nuestro parecer, necesi-
tan la cooperación benéfica de los poderes públicos, de las empresas,
«dle los instaladores y del mismo público.
Creemos útil principiar este estudio con una lista por cierto incom-
pleta, de las desgracias fatales acaecidas durante los últimos años en
esta Capital, en la misma forma como los periódicos las publicaron y
sin comentario alguno.
LISTA DE ACCIDENTES CON CORRIENTE TRIFÁSICA DE 220 y. 50 PERÍODOS
1908, diciembre 21. Un albañil, al tocar un caño de desagiie en una casa
en refacción en la avenida Alvear, cayó muerto, habiéndose comprobado
después que la culpa era de la C. A, T. E., que no había cortado la corriente
al sacar el contador.
1909, enero 19. La señora Emilia C. de Hurtado, viviendo en la calle
Olleros 2034, encuentra la muerte por haber tocado una lámpara portátil en
un cuarto de baño. Un vecino, al ver á esta señora extendida en el suelo,
llamó la Asistencia Pública, pero todos los esfuerzos resultaron vanos.
1909, mayo 10. En la penitenciaria nacional, el conseripto Aníbal Gil, al
proponerse encender lámparas eléctricas, tocó por casualidad un conductor
y quedó fulminado.
1909, octubre 29. Con esta fecha el diario La Prensa relata dos casos de
muerte ocurridos : uno en el paseo Colón 1328, por haber el obrero Antonio
Romero tocado uno de los tirantes del armazón de un galpón ; y el otro en
el 4% piso de una casa en construcción, calles Melo y Junín donde el obrero
José V. de Salvadores tocó un cable eléctrico con igual mala suerte.
1909, diciembre 4. En la quinta de Díaz Vélez se había instalado un sis-
tema de hilos conductores de tal manera que, al ser tocados por cualquiera,
PELIGROS DE LAS CORRIENTES ALTERNAS INDUSTRIALES 59
hicieran sonar una campanilla. Pero, siendo la corriente alterna, un tal Ave-
lino Freyguedo fué hallado muerto en aquel sitio aferrado con una mano á,
dichos hilos.
1909, diciembre 13. Un empleado del telégrafo de la provincia, Pablo Cha-
ves, al colocar un hilo en la eruceta de un poste en Avellaneda, recibió una
descarga eléctrica con la cual quedó sin vida.
1910, febrero 6. Un motorista José Ferrari, al ocuparse de arreglar una
lámpara en su casa, falleció en el acto.
1910, marzo 16. En la casa Fitz-Roy, 2384, el obrero Francisco Saporitti,
de la C. A. T. E., se ocupaba en refaccionar la instalación eléctrica. Al apo-
varse en unos cables que no habían sido previamente aislados, recibió una
descarga que le causó la muerte. .-
1911, febrero 25. En la fábrica de masas de Manuel Álvarez, Defensa, 1139,
un peón al querer trasladar una lámpara á otro sitio encontró la muerte.
1911, abril 5. En la calle Callao, 930, un obrero albanil que efectuaba
reparaciones tocó un caño y murió en el acto.
1911, mayo 4. En la usina de la Exposición ferroviaria, el sereno Jorge
Blanco fué encontrado muerto á la mañana siguiente.
1911, julio 4. En el sótano del teatro Moderno (Rivadavia y Paraná) el
joven Cayetano Pierotti, colocaba una casilla de hierro contra la pared,
cuando el cordón flexible de una lámpara portátil tocó la casilla, producién-
dose un contacto de cuyas consecuencias resultó fulminado el obrero.
1911, septiembre 9. En una casa en demolición, Victoria, 757, el peón
Eugenio Badiani mientras transportaba materiales apoyó inadvertidamente
la mano derecha en un aparato eléctrico y recibió una descarga tan fuerte
que quedó fulminado. E
1911, noviembre 13. Arturo Leybnitz, enfermero del hospital Alemán,
cayó muerto al tocar la verja del establecimiento. El electricista llamado in-
formó que la verja estaba en contacto con un cable eléctrico.
1912, enero 5. En una fábrica de cemento armado, calle Aristóbulo del
Valle, 385, un maquinista, José Bairo, al efectuar una inspección de los
aparatos tocó un tubo transmisor y recibió una descarga mortal.
1912, febrero 22. En una panadería, Almirante Brown, 116, el operario
José Varela tocó distraídamente un cable de las instalaciones eléctricas y re-
cibió una descarga que le dió muerte.
1912, abril 24. En una casa en refacción, Patricios, 1636, un obrero en-
contró el cadaver de su compañero de trabajo Juan Chiesa, el cual tenía la
mano derecha adherida á un caño de gas en contacto con un conductor elée-
brico.
1912, febrero 23. En los talleres de la « Cantábrica », Martín García, 584,
Juan Poiza al eruzar un tirante de hierro á 5 metros de altura, se tomó del
brazo de un eluster aparentemente sin corriente y quedó fulminado.
1913, febrero 26. En el « Parque Japonés », Francisco, Traverso, conce-
A
60 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTIÑA
sionario de un quiosco, al intentar arreglar una lámpara, recibió una des-
carga mortífera.
1912, marzo 20. El obrero Gregorio Marcovich se recostó en un deseuido
contra un cable eléctrico en la esquina del Riachuelo y de Almirante Brown
y fué muerto en el acto.
1913, marzo 28. Muerte del peón Baldomero Palide en la Confitería del
Molino, al limpiar una lámpara eléctrica. É
1913, abril 20. En una zanja practicada por las obras de salubridad en la
esquina de Vera y Malabia, trabajaba el obrero Salvador Mistardo, quien,
ienorando el peligro, se aproximó á un cable eléctrico, lo tomó con la mano
y quedó fulminado.
1913. abril 26. Muerte del obrero César Alejandri, en la fábrica de embu-
tidos, Rioja, 1659, al intentar encender una lámpara.
1913, abril 29. El menor de 15 años, Agapito Lavallén, descendía al
sótano del almacen, Cabildo 202, donde era empleado ; pretendió encender
una lámpara ; siendo el piso muy húmedo, recibió una descarga que lo ful-
minó.
1913, mayo 2. José Yuinle, operario del Frigorífico Argentino en Avella-
neda, colocaba chapas de hierro en un tacho, empleando una lámpara elée-
trica, y en tales circunstancias recibió una descarga fulminante.
1913, mayo 21. En el edificio en construcción, calle Santa Fe, 750, se mató
el obrero Francisco Lía que se alumbraba con una lamparita.
1913, septiembre 26. Muerte del electricista Pascual Mercurio al arreglar
la instalación calle Mansilla, 396.
1913, septiembre 28. Muerte del peón Salvador Sayarés, ocupado en ha-
cer limpieza en el cinematógrafo, Lavalle, 865.
1913, septiembre 4. En la casa, Dean Funes, 1931, el vecino Antonio Otero
salió de su habitación para dirigirse á una pieza de altos. No bien hubo pi-
sado aquél en la escalera de hierro, recibió una descarga que lo mató; al
examinar la escalera se halló un trozo de alambre de la instalación eléctrica
que la tocaba y había producido el caso de fatales consecuencias.
1913, septiembre 12. En la casa de construcción, Florida y Paraguay, el
obrero José Seolezzi, al bajar un tirante de hierro que tenía contacto con un
hilo eléctrico quedó fulminado.
1913, diciembre 23. En el sótano de la calle Asunción, 4738, el obrero
Segundo Costa, efectuaba algunas reparaciones con una lámpara portátil
euyo contacto le resultó fatal.
1914, enero 4. En la licorería, Luna, 174, el peón Manuel Martínez, al pre-
tender cerrar una puerta metálica, recibió una descarga y quedó fulminado.
1914, enero 20. En las obras del puente trasbordador, calle Pedro Men-
doza, el operario Felipe Calvo, en un descuido se tomó de una llave que
sirve para suministrar corriente y fué muerto en el acto.
1914, julio 11. En la panadería, San Eduardo, 3437, tocó por descuido el
PELIGROS DE LAS CORRIENTES ALTERNAS INDUSTRIALES 61
operario José Gamonale un hilo conductor de electricidad que tenía la capa
aisladora en mal estado, y sufrió una descarga que lo dejó fulminado.
1915, marzo 14, En el comercio, calle Almirante Brown, 1254, el peón
Luis Solimano, al cerrar una puerta de hierro recibió una descarga, debido
al contacto que se había producido por el desgaste de un cable de luz adhe-
rido á la puerta.
1915, agosto 28. Francisco Neri, electricista, al hacer una compostura en
la casa donde vivía, México, 1028, tocó el culot de una lámpara, pudo gritar,
pero la Asistencia Pública no llegó á tiempo para evitar el fallecimiento.
1915, octubre 17. Calle Montaneses, 2067, el encargado dela casa, Andrés
Gaddi, después de haber efectuado unas reparaciones en la instalación eléc-
trica de un aposento, se retiró dejando pendiente del techo un cordón en
descubierto.
Aprovechando un descuido de sus padres, penetró la niña de 2 años de
edad, Elena Gaddi, trepó sobre una pila de ladrillos y puso su mano en el
cordón metálico ; al producirse el contacto, la niña cayó fulminada.
1915, noviembre 30. Á las 4 de la madrugada fué hallado muerto un peón
de la mueblería, calle Patricios, 950, llamado Ernesto Morero, de 26 años,
tendido enel suelo del cuarto de baño y conservando en una mano una lám-
para incandescente, causa del siniestro.
1916, febrero 10. En el hospital Alemán, un visitante Erik Naumann, en
circunstancias en que había tomado una lámpara portátil para iluminar y
servir una taza de te 4 un enfermo á quien visitaba, cayó al suelo y falleció
en el acto.
1916, febrero 23. Á las 8 a. m., en la fábrica de la C. A. T. E., calle
Giúemes, 4435, fué hallado muerto el ayudante guarda cable Julio Posarino.
El accidente ocurrió mientras barría el piso de la cámara de transformación.
y al pisar en una chapa de hierro existente en el pavimento, colocó la mano
izquierda en una llave de baja tensión cuya corriente le fulminó.
1916, abril 22. Alas 5 p. m., en los talleres de la «Cantábrica», calle Mar-
tín García, 665, el peón Severino Aranz, al tratar de atornillar una lámpara
en un portátil para iluminar un foso, fué fulminado por el choque recibido,
cayendo después al suelo, cuando se hubo cortado la corriente. Todos los
esfuerzos para reanimarle fueron inútiles.
1916, mayo 31. En el vivero municipal de Palermo, varios obreros se en-
contraban en un sótano, ocupados en levantar un caño de hierro por medio
de un guinche eléctrico. El caño tomó casualmente contacto con dos cables
eléctricos y el obrero Alberto Alesandri que se hallaba recostado sobre el
caño, recibió una descarga, falleciendo instantáneamente.
Esta larga lista de 43 accidentes fatales sugiere de por sí algunas
conclusiones que formularemos aquí brevemente :
a) Por más que hayamos buscado, no nos ha sido dado encontrar
62 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
un solo caso de muerte producida directamente por corriente continua.
Los únicos accidentes conocidos son quemaduras, y casi siempre su-
cedieron á electricistas, profesionalmente descuidados ó á aficionados
ignorantes.
Una vez el doctor Eudoro Cisneros leyó en un diario la noticia de
la muerte de un obrero producida por un contacto con corriente con-
tinua. Interesado, fué á interrogar personalmente al dueño de la casa
y supo que la lámpara donde se había producido el golpe se AS
ban con corriente alterna ;
b) Notaremos que casi todos los desgraciados eran gente obrera ó
bien sirvientes, personas modestas, cuya desaparición no podía llamar
la atención á la clase dirigente ; /
c) Todos los ejemplos comprueban de la manera más evidente lo ¿n-
sidioso del ataque, lo desprovisto que encontraron al fulminado, la im-
posibilidad absoluta en la cual aquél desgraciado se encontraba para
adivinar aún que podía correr peligro. Hacían todos aquellos gestos
acostumbrados que habían vuelto á hacer miles de veces sin sospechar
inconveniente. Generalmente aún no podían suponer que iban á encon-
trarse en la proximidad de la corriente eléctrica ;
d) Las víctimas casi nunca gritaron, y los soeorros, cuando vinie-
ron, fueron siempre ineficaces;
e) Los resultados de las OS policiales sobre la razón del
suceso no varían : «accidente casual », y con esto se archiva el expe-
diente sin mayor trámite.
Sin duda á causa de los modestos recursos de los parientes de las
víctimas, y de su ignorancia de que tal accidente podía no haber sido
puramente casual, no creemos que haya sido juzgado todavía por los
tribunales la cuestión de responsabilidad de parte de las empresas
de luz.
Pero por falta de capacidad para ello, mo estudiaremos aquí ni el
mecanismo fisiológico de la muerte por electrocución, ni el punto de
vista responsabilidad. Sin embargo, aun cuando tal responsabilidad
no fuese sino moral y desprovista de sanción penal, somos convenci-
dos de que las compañías de luz que distribuyen corriente alterna son
las primeras en interesarse en la materia y que su sincero deseo es
cooperar en atenuar lo más posible la frecuencia y la gravedad de su-
cesos tan emocionantes.
PELIGROS DE LAS CORRIENTES ALTERNAS INDUSTRIALES 63
INELUENCIA DE LAS VARIAS CONDICIONES DEL CIRCUITO ELÉCTRICO
SOBRE LA FULMINACIÓN
Como no nos consideramos calificados para tratar el asunto todavía
muy discutido del complejo proceso fisiológico, cuyo término puede
llegar á ser la muerte de la víctima, no trataremos de discutir sus va-
rias fases, notando en todo caso que no se produce con la corriente
alterna ni electrolisis ni por lo general arco ni quemaduras consecu-
tivas, como suelen producirse con la continua.
El primer efecto, al recibir la corriente por la mano, es producir una
contracción muscular que hace luego muy difícil y peligroso para el
salvador alejar el paciente del contacto fatal. Á la vez se nota también
casi siempre una paralización de la faringe que imposibilita eritar para
pedir socorro. La cara se vuelve exangiie: si en aquel instante no
llega auxilio, aparecen fenómenos más graves y muchas veces insal-
vables. Se admite generalmente que la acción se manifiesta en parte
por la paralización del corazón, en parte por la de la respiración.
Sin entrar en mayores explicaciones al respecto, para las cuales
nos referimos al notable folleto del doctor Eudoro Cisneros (1), trata-
remos de definir brevemente la influencia de la variación en las cons-
tantes del circuito eléctrico sobre el cuerpo humano.
Tensión eficaz. — No parece que los médicos y fisiólogos se hayan
preocupado de la tensión máxima, y encontramos tan sólo datos sobre
la influencia de la tensión eficaz, tal como la registran los varios vol-
tímetros industriales.
Á principios del siglo XIX, aun desconocidas las corrientes alternas,
Ritter notó que la brusquedad era la condición necesaria para la pro-
ducción de la excitación galvánica de los nervios. La corriente de un
elemento de pila no produce efecto sensible sobre el cuerpo humano ;
siseintroducían luego sucesivamente más elementos en el circuito sin
cortarlo, se notó que el experimentador podía soportar, sin sentir con-
moción incómoda, tensiones que, introducidas de golpe, le hubieran
determinado sacudidas violentas. Se ve pues que, aumentando paula-
tinamente la tensión, se atrasa mucho la aparición del umbral de la
percepción dolorosa.
Más tarde, Du Bois Reymond supuso que la corriente producía efec-
(1) Peligro de las corrientes eléctricas industriales. Informe en disidencia del doc-
tor Eudoro Cisneros. 1911.
641 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
tos fisiológicos sino en los primeros instantes y que estos dependían
de la derivada de la tensión con respeto al tiempo.
Á pesar de las muchas tentativas para establecer leyes al respeto,
estamos todavía en la misma duda. La teoría fundada por Nernst en
1908 sobre la hipótesis de que el cuerpo humano es un conductor elee-
trolítico cortado por membranas semipermeables no basta para expli-
car en forma satisfactoria las acciones de la corriente.
Dejando, pues, á parte cualquier tentativa de explicación, veamos
los efectos hoy día considerados verificados. ¿ Hay un límite inferior
á la tensión alterna nociva, y cuál es este límite ?
Hasta hace poco tiempo se consideraba razonable distinguir las zo-
nas como sigue : debajo de 100 volt ningún peligro; de 100-150
volt principio de la zona peligrosa; de 150 á 600 peligros serios;
de 600 volt arriba, altísimo peligro. Después los hechos han demos-
trado que aún 100 volt no debía considerarse como el limite infe-
rior de nocividad y señalaremos el caso de un obrero de líneas (1) que
recibió, en el trabajo un choque mortal á 40 volt 60 períodos. Fe-
lizmente tales accidentes son raros y suponemos que en aquel mo-
mento se había producido una sobretensión anormal.
En general las instalaciones eléctricas de 110 volt han de consi-
derarse indemnes de peligro serio. El doctor J. P. Lanelois (2) cita
solamente tres casos que han llegado á su conocimiento. «Sin em-
bargo aun cuando no se puede establecer una estadística verdadera
de los accidentes mortales observados con tensiones inferiores á 150
volt (entre conductores y tierra) será suficiente citar algunos ejem-
plos : obrero empleado en el ferrocarril metropolitano, con los pies en
el agua, las manos húmedas, fulminado al enganchar una lámpara con
corriente de 170 volt entre conductor y tierra (3); una .cocinera,
ocupada en lavar el piso, con manos húmedas, recibió un choque de
120 volt. Una señora en una bañadera, toca una llave mal aislada,
sucumbe al paso de una corriente de 95 volt. »
«Todas estas observaciones se refieren á personas que establecie-
ron una fácil comunicación con la tierra, 4 consecuencia de la hume-
(1) Electrical World, 15 de julio de 1911.
(2) Doctor J. P. LANGLOIS, Les accidents d'électrocution. (Revue générale des
sciences. 30 de abril de 1913.)
(3) Los accidentes deben ser por cierto muy escasos, puesto que para señalar
tres fulminaciones debajo de 150 volt el doctor Langlois tuyo que tomar uno
producido con 170 volt.
PELIGROS DE LAS CORRIENTES ALTERNAS INDUSTRIALES 65
dad...» Volveremos sobre este punto al hablar de la influencia de la
resistencia.
Recientes experiencias hechas por Berthon, Gagnieres y Hédon en
Montpellier, y por una comisión del ministerio de Obras públicas en
la Escuela superior de electricidad de París confirman que las proba-
bilidades de eleetrocución suben en proporción más rápida que la ten-
sión, en todo caso, hasta 2000 volt.
Los americanos, á consecuencia de las desavenencias halladas con
corriente de muy alta tensión, han decidido usar para la electrocución
legal una primera tensión de 2000 volt y luego otra de 500 volt y 60
períodos.
Intensidad. — La intensidad de la corriente que atraviesa el cuerpo
depende de la tensión y de la resistencia ofrecida por aquél. El profe-
sor (Arsonval había indicado 100 miliampere como siempre mortal ;
nuevos estudios de Zacon presentados por él al Congreso de las apli-
caciones eléctricas en Marsella (1908) hacen suponer que este límite
inferior debe rebajarse á 75 ú SO miliampere.
Si consideramos solamente tensiones industriales, creemos que el
- papel importante en esta clase de accidentes corresponde á la intensi-
dad. El aumento de la tensión tendría, á nuestro parecer, por objeto
principal aumentar la intensidad á través del conductor humano.
Las cosas ya cambian completamente de aspecto con altas tensiones,
donde, según el doctor Langlois, la intensidad interviene solamente
como efecto destructor de los tejidos en el trayecto de la corriente.
Resistencia. — La resistencia del cuerpo varía en alto grado no sola-
mente de una persona á otra, sino tambien en una misma persona se-
eún las circunstancias.
Esta resistencia debe, en efecto, considerarse como formada de dos
partes : la de contacto y la interior. El tamaño de los electrodos, el es-
tado más ó menos córneo, más ó menos húmedo de la piel, el sitio del
contacto hacen oscilar la resistencia de contacto en condiciones sor-
prendentes. La forma de la corriente hace tal vez variar algo la resis-
tencia, pero por la misma nocividad de la corriente, las experiencias
no pueden tener lugar con las tensiones industriales, y no ha razón
de creer que el organismo humano se conduce como un conductor
metálico y que su resistencia sea independiente del todo de la d. d. p.
entre los electrodos.
Los resultados más seguros sobre la resistencia se obtienen con el
empleo del puente de Kohlrausch (puente de Wheatstone con mierófo-
no). En esta forma la corriente utilizada no puede ser nociva. Prévost
66 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
y Battelli indican 1000 Q como resistencia del cuerpo, abstracción
hecha de la de contacto. Estamos nosotros de acuerdo con los resulta-
dos obtenidos por el profesor Ernesto Drago (1) el cual indica 600 á
S00 Q como valor mediano; son los que obtuvimos dejando varios mi-
nutos las manos cada una en un vaso con agua salada.
Sin embargo, la resistencia del conjunto puede variar de 1000 á
100.000 Q. Las rebuscas de Monmerqué y Trotter hacen ver que la
resistencia de contacto depende en alto grado de la dimensión del
contacto con los electrodos, y de la humedad. Dichos físicos han ha-
llado los siguientes resultados : Un obrero puesto sobre un terreno
conductor tocaba con un dedo (1 em? de superficie) y luego con la ma-
no cerrada (15 cm”) un mismo conductor; la resistencia ha variado :
Con corriente
HA
continua alterna
ohm ohm
Superficie 1 centímetro cuadrado .... 51.000 15.000
Superficie 15 centímetros cuadrados... 6.000 2.000
Con electrodos de 50 centímetros cua-
drados y Manos Setas... ..ooooo.o.. 347.000 3.000
Con electrodos de 50 centímetros cua-
drados y manos húmedas......... 244.000 1.500
No sabemos á qué atribuir tal diminución de resistencia con la co-
rriente alterna; sería este un factor más para explicar los peligros de
esta forma de corriente.
Desde luego, debemos insistir sobre este punto: no conocemos la
resistencia del cuerpo humano baja una d. d. p. capaz de ser mortífera.
ni como esta calidad se modifica con corrientes relativamente inten-
sas (S0 Ó más miliampere). Sabemos solamente que con corrientes de
34 10 miliampere usados en electricidad médica, la resistencia dis-
minuye bastante rápidamente después de pocos momentos de aplicada
la corriente.
Precuencia. — La frecuencia de las corrientes alternas usuales varía
solamente de 15 á 69 períodos. Zacon, en el informe al cual nos re-
ferimos antes, admite que la nocividad crece para las tensiones indus-
triales hasta 150 períodos, decreciendo luego, lo que nos demostraron
también las clásicas experimencias de Tesla. Con 50 períodos, la in-
(1) Profesor Ernesto Drago, de la universidad de Catania: £ pericoli delle co-
rrente elettriche. (L*elettricista, 15 de abril de 1915.)
PELIGROS DE LAS CORRIENTES ALTERNAS INDUSTRIALES 67
tensidad sorpotada por perros era más ó menos tres veces inferior á la
que los mataba con corriente continua.
Posición de los electrodos. — Es este también un factor muy impor-
tante. Muchos autores aseguran que los accidentes más graves tienen
lugar cuando el corazón está directamente en el trayecto de la co-
“rriente. Pero por lo demás no concuerdan entre sí las experiencias
hechas sobre animales por varias comisiones.
Duración del contacto. — El doctor vienés Jellinek había estable-
cido una fórmula que, según él, agrupa los varios factores que inter-
vienen en la electrocución. Admite que el accidente depende en pri-
mera instancia del trabajo producido por la corriente. Llamando T
este trabajo, E, L, y K las constantes del circuito, t la duración del
contacto, P un factor que depende de los contactos, extensión y sitio,
y K, K, K, otras constantes personales escribe :
MFETES
Do 1 AS o
Y
Notemos solamente la poca verosimilitud de esta fórmula.
Parece dudoso que sea así, tanto en lo que concierne á uno ú otro de
los factores. Lo único que hoy día podemos deducir de las experien-
cias de Prévost y Battelli es que una duración de 0,3 segundo basta
para la electrocución ; es pues de suponer que para los efectos de la
práctica, por pronto que intervenga el socorro, la corriente habrá pro-
ducido sus destrozos irremediables, sean lo que sean.
.
LOS FENÓMENOS TRANSITORIOS EN CORRIENTES
CONTINUA Y ALTERNA
Cuando consideramos una corriente continua en régimen perma-
nente, las únicas nociones que se requieren para el estudio de los fe-
nómenos eléctricos y magnéticos producidos, derivan de la aplicación
sencilla de las leyes de Ohm, de Kirchhoff y de Lentz, en que inter-
vienen de un modo elemental y bien conocida resistencia, intensidad
y diferencia de potencial.
Modificaciones notables ocurren solamente en tales circuitos en el
acto de abrir ó de cerrar la corriente (extra-corriente de cierre y de
ruptura). En tales casos nacen variaciones bruscas y generalmente
muy breves, y un conjunto de fenómenos oscilatorios que el profesor
68 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
C. P. Steinmetz ha estudiado magistralmente bajo el nombre de fenó-
menos transitorios.
Estos mismos fenómenos revisten un carácter mucho más grave, y
más variado en circuitos de corrientes alternas, interviniendo en ellos
á más autoinducción, indueción mutua y capacidad.
El estudio completo de las condiciones variables y transitorias en
un circuito de corriente alterna es asunto sumamente complicado que
el cálculo no puede resolver sino en condiciones particulares. Exa-
minaremos solamente algunos casos sencillos, los cuales nos darán
una idea de la importancia que reviste en la práctica.
Tomaremos como punto de partida el caso sencillo de estableci-
miento de una corriente continua en un circuito no inductivo, de luz
por ejemplo.
Sea ¿ el valor de la intensidad variable de un circuito al tiempo ?,
¡y é 1, sus valores al principio y en el estado permanente. Sean r la re-
sistencia, L la inductancia del circuito, €, la f. e. m. aplicada.
En el momento t, la d. d. p. producida en el circuito por la resisten-
l Cde AS z E di Z S
cia r será: 2r, y la variación de la intensidad En habrá producido una
dt
di Sy
d. d. p. E dE Teudremos pues la relación general :
di
A PS MESS Al:
o o (1)
Como por otra parte no interviene inducción cuando no hay más
variación de intensidad, en el estado permanente, tendremos :
=D 9)
Si substituímos en la (1), obtendremos :
y di e
(¡ir ==L>G (3)
ó bien
r di
— dí = 4
a (4)
cuya integral general es :
Y ¿—108 (i—4,) — log e. (5)
L
donde c es una constante de integración.
Esta fórmula (5) puede escribirse :
..
PELIGROS DE LAS CORRIENTES ALTERNAS INDUSTRIALES 69
p z L ,
1—%, = Ce : (6)
Las condiciones iniciales nos permiten calcular el valor de c. En
efecto, con t= 0 tenemos ¿=¿4,; substituyendo estos valores en (6),
tendremos :
ta — U= 0
de donde sacamos la ecuación de la corriente :
== (4, — 1,)ce ci (7)
La intensidad aumenta, pues, en forma exponencial desde su valor
primitivo hasta su valor final. Aplicando esos resultados á un circuito
de luz donde :
€, =22590 . 1, =1000A.
La resistencia de este circuito es
Supongamos una pérdida de 10 por ciento en los circuitos del fee-
der y de alimentación, una inductancia de 10 milihenry por ohm en la
línea.
L= 0,000225 henry.
En el acto de cerrar el circuito supongamos ¿, = 0. Busquemos des-
pués de cuánto tiempo la corriente ha llegado á la mitad de su valor
ó sea 500 A.
500 = 1000 (1 — e 10)
dle donde :
UE t=0,00069 segundo.
Demuestra esto que el estado variable en tal caso es sumamente
corto, y en la práctica despreciable.
Ya no sucede lo mismo tratándose de la excitación en el campo de
un motor, pero ese caso no nos interesa á este punto de vista especial.
Si ahora tomamos el caso de un circuito de corriente alterna mono-
fásica, intervienen resistencia, inductancia y capacidad. Nos interesa
especialmente el caso donde están en serie y que vamos 4 examinar.
Sea con las mismas notaciones del caso anterior, € la capacidad del
condensador, definido por la relación :
70 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Qe
NAL,
que nos da :
de == idt
de donde :
le
e=-= | idt. (1)
Laf. e. m. aplicada e consta pues de tres términos, una que proviene
: z e : A di
de la resistencia : 72, la segunda de la inductancia: L ae Y la tercera
dit
: dul: SE
de la capacidad : G 1dt. Podemos desde luego escribir:
o
id DE y) di. (2)
Si diferenciamos esta ecuación con respeto al tiempo, tendremos:
y E "TN Rda a
A NDA (8)
ecuación general de un circuito que contiene resistencia, inductancia
y capacidad en serie.
Esta ecuación diferencial bien conocida del segundo orden, con coe-
ficientes constantes y segundo miembro variable, es la base principal
dle los estudios de los fenómenos oscilatorios.
Para simplificar esta rápida reseña, supongamos que el segundo
miembro sea nulo (e constante, ó sea corriente continua) la ecuación
diferencial (3) dividida por L, se escribe:
dei O di SAL ALO A
a? Vas Mes > 4)
de la cual conocemos una solución particular
== e (5)
Diferenciado (4) dos veces con respeto á t, y substituyendo los va-
lores así obtenidos en la ecuación (5) obtenemos :
y un
Cm at (v HS (17 -- 0 == 0. (6)
Los valores de a que satisfacen á la ecuación diferencial son las que
anulan el trinomio.
PELIGROS DE LAS CORRIENTES ALTERNAS INDUSTRIALES 71
Según el signo de la cantidad bajo radical :
y? 1
41? 0 OL
«tendrá valores imaginarios ó reales.
SIA < o, aes una imaginaria y la solución general de la ecuación (3)
es una expresión de la forma
¡=Mez “ sen (bt-- m) (7)
en que b?=— A y M y n dos constantes de integración que depen-
den dle las condiciones impuestas. Es, pues, un movimiento periódico
amortiguado. Si al contrario Á==0 el movimiento es aperiódico y no
se produce fenómeno de interés para nosotros.
En el movimiento periódico amortiguado expresado por (7), Jas elon-
gaciones sucesivas siguen una ley logarítmica, y el período resulta ser:
27 27
1=*%= :
b EE (S)
¡PAE
Examinaremos ahora el caso en que el segundo miembro de la ecua-
ción diferencial (3) en lugar de ser nulo sea una función sinuosidad,
es decir la forma más sencilla de una función periódica.
La ecuación diferencial será pues :
dir di ea 12
de Lada "LO" LG
sen (dt-—- 9). (9)
Tenemos una solución particular de (8) con la expresión :
í, =YF, sen (dt + o — 4).
Si derivamos +, dos veces con respeto á t, y que substituímos en (9)
hallamos los valores de 1", y de y que satisfacen á ésta. Son:
.
>
po
) il E) y?
olla La
(o ) | L:*
red
UA) == === 0
VEAS
Por otra parte, en el caso del movimiento periódico, el único que
72 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
nos interesa, tenemos otra solución particular, la que hemos hallado
en el caso del segundo miembro nulo ó sea:
iy =Me- * sen (bt o) (10)
1
de modo que la solución general será :
== lb. +1, (11)
En la expresión (11) +, reprezenta la parte transitoria del movi-
miento, la cual se sobrepone á la parte sinusoidal permanente 7, del
mismo. El período de ?, es generalmente distinto del de ¿,; depende
exclusivamente de las relaciones entre las varias constantes del cir-
cuito.
Si en fin consideramos el caso general de una f. e. m. periódica que
puede desarrollarse en serie de Fourier, de tal modo que:
Le
Es Jo =E y P,, sen (ndt —- 2,). (19)
1
de LC
La solución general de la ecuación diferencial seguiría siendo :
con la condición que:
ln = F,, sen (ndt + 0, — Y)
en la cual En y y, se definen como F, y y, en el caso anterior.
Según las condiciones de resonancia de las armónicas de mayor im-
portancia, pueden producirse elevaciones momentáneas considerables
de la intensidad y de la tensión.
Resumiendo el estudio anterior, vemos que la ley de variación de la
tensión con el tiempo consta de la superposición á la curva periódica
de régimen permanente de otras curvas ondulatorias amortiguadas,
de periodicidades distintas, y generalmente superiores á la periodiei-
dad de la fundamental. Según las relaciones entre las constantes de
dichos circuitos, se originan sobre-tensiones cuyos valores no podemos
establecer exactamente, aumentando probablemente los peligros de
los choques por los factores tensión, intensidad y frecuencia.
En general se han estudiado estos fenómenos para líneas de trans-
misión muy largas y de alto potencial, en los cuales pues la conden-
sación produce efectos nada despreciables. Sin embargo las constan-
PELIGROS DE LAS CORRIENTES ALTERNAS INDUSTRIALES 15
tes de circuitos á 225 volt parcialmente aislados de la tierra son
susceptibles de dar lugar á sobretensiones notables, como lo veremos
en el caso citado por el profesor Drago.
Sería seguramente de alta importancia, llegar á estudiar prácti-
camente los fenómenos que acabamos de esbozar teóricamente y de
hacer experiencias directas que nos indicasen las variaciones de las
tensiones al cambiar las características de las corrientes industriales
de que disponemos aquí; pero eso exigiría el empleo de oscilógrafos ó
dle otros aparatos de igual. índole, con los cuales, aún cuando los hu-
biera aquí, sería tal vez incómodo trabajar fuera del laboratorio.
Para aclarar mejor los conceptos anteriores, sacamos algunos ejem-
plos de lo obra ya citada de C. P. Steinmetz.
La figura 1 indica los fenómenos transitorios al momento de cerrar
el circuito, cuyas constantes son :
E= 35.000 y r=b0 12M 100
y
1 p
== Q
Da = 10000.
Represéntese por ¿, el valor permanente de la intensidad y con ¿el
Volt
€ =2000 Y
Pa un
Lau 300 mh
C= i0mef
Amp:
Ll] €= tor seg
mi 19. 2
fenómeno transitorio, cuyo período es: f, = 10f. La diferencia de po-
tencial llega en este caso casi al doble de su valor normal:
Enseña la figura 2 los fenómenos transitorios en un condensador
AN. SOC. CIUNT, ARG. — T. LXNXXII! 5
res ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
colocado en una línea cuyas constantes se indican. En aquel ejemplo
el fenómeno transitorio es aperiódico, muy breve y sería pues sin pe-
ligro, tratándose de una duración de 4.10? segundo hasta su desapari-
ción casi completa.
Muy distinta, la figura 3 hace ver la variación de la diferencia de
potencial al arranque en una línea donde hay en paralelo, de una
parte resistencia y capacidad (intensidad ¿,) y de la otra parte resis-
tencia é inducción (intensidad 7,). Las formas de las 3 curvas hacen
ver las enormes irregularidades producidas tanto en la tensión como
en las intensidades.
La presencia del hierro en el campo magnético del circuito eléctrico
conduce á términos transitorios de
intensidad muy grande, compara-
dos con los de reactancias sin hie-
rro; no siguen una curva exponen-
cial. Á veces producen corrientes
excesivas especialmente con fre-
a cuencias bajas. La figura 4 es el
oscilograma de un transformador
de 25 períodos, demuestra así la duración muy larga y la importancia
del fenómeno transitorio.
En fin, examinemos uno de los casos interesantes de la práctica ó
sea la resonancia debida á una tierra accidental. Sea un circuito sin
el punto neutro conectado á tierra, y en la cual se produce en la fase 1
una tierra con resistencia de contacto débil (fig. 5).
Sean O, y O, las capacidades de las fases II y III con respecto á la
tierra, despreciaremos la capacidad del alternador, y sea L la autoin-
PELIGROS DE LAS CORRIENTES ALTERNAS INDUSTRIALES 15
ducción del alternador (ó del transformador) con respecto al cual des-
preciaremos la autoinducción de los cables.
El defecto Y ha creado dos circuitos L,FO,L, y L,FO,L, en cada uno
de los cuales la autoinducción de dos fases del alternador está en serie
con la capacidad de un cable con respecto á la tierra. Como esta capa-
cidad .es muy superior á la que existe entre dos conductores, hay
posibilidad de resonancia; aun si no se produce resonancia perfecta,
JE
Fig. 5
se originarán sobretensiones tanto más elevadas que el punto á tierra
sea más cerca del alternador, es decir, cuanto menor la resistencia
interpuesta.
Sucede también á veces que en lugar de una tierra franca y perma-
nente, aparecen tierras intermitentes, es decir que se forman y rom-
pen alternativamente. Habrá en este caso chispas ó arcos intermiten-
tes que provocarán en el conductor oscilaciones de tensión y de
corriente, y se ha visto casos en que hubieron descargas convyectivas
ó rupturas del aislamiento (1).
(1) L. van Dam, Les surtensions dans les distributions d'énergie électrique. 1913.
76 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
La gravedad de las descargas en tales condiciones explica el inte-
rés que llevamos á la puesta á tierra franca y permanente del punto
neutro de la red de distribución, y del cual nos ocuparemos al tratar
dle los medios de protección.
Nos proponemos estudiar más detenidamente el dispositivo adop-
tado en esta capital, y que consiste en poner á tierra una de las fases
"dela red de distribución : dejamos, por lo tanto, este punto muy impor-
tante para otra oportunidad.
DEL USO DE LAS CORRIENTES ALTERNAS INDUSTRIALES
DE BAJA TENSIÓN
Las varias naciones, al desarrollarse con tan formidable ímpetu
todas las aplicaciones de la electricidad y con preferencia el transpor-
te de la energía á grandes distancias, han tenido la obligación de re-
olamentar su uso y de clasificar sus modalidades.
Dichas reglamentaciones son muy variadas y su mayor ó menor
severidad podría indicar la época donde han sido redactados. Una de
las más recientes es la circular del ministro de Obras públicas en
Francia, en que se dice (1):
«Las distribuciones de energía eléctrica deben comportar disposi-
ciones de seguridad en relación con la tensión máxima entre condue-
tores y tierra. Según el valor de esta tensión, las distribuciones de
energía eléctrica se dividen en dos categorías :
«1* Categoría: A, Corriente continua: distribuciones en las cuales
la mayor tensión de régimen entre conductores y tierra no pasa de
seiscientos volt (600 v.)
«B, Corriente alterna: distribuciones en las cuales la mayor ten-
sión eficaz entre conductores y tierra no pasa de ciento cincuenta
volt (150 y.)
<«2* Categoría: Distribuidores con tensiones respectivamente su-
periores á las anteriores. »
En Norte América, se sabe que cada estado de la Unión tiene sus
leyes y que las reglamentaciones sobre el funcionamiento de las em-
presas de servicio público varían con cada uno de ellos. Llama, pues,
sobre manera la atención de que se haya adoptado en todos el empleo
- dle corriente alterna de 110 ó 120 volt. Débese tal vez esta sorpren-
(1) P'électricien, 29 de abril de 1911.
PELIGROS DE LAS CORRIENTES ALTERNAS INDUSTRIALES 17
dente concordancia al papel importantísimo desarrollado en los Esta-
dos Unidos por las compañías dle seguros, cuyo órgano técnico, el Na-
tional Board of Fire Undermwriters publica reglamentos que hace fe
en todas partes, y á los cuales se sujetan estados, compañías y par-
ticulares.
Accidentes en la red de distribución son allá, por las informaciones
recibidas, contadísimas, y todas las precauciones publicadas sobre
electrocución se refieren solamente á tensiones elevadas (500 á 600 y.
para tranvías) y tensiones peligrosísimas (trasporte de energía has-
ta 120.000 v.) Los accidentes, pues, ocurren casi sin excepción en el
personal obrero de las empresas, entre las cuales se van difundiendo
las precauciones contra los choques y el tratamiento de los asfixiados.
Es en Alemania que se ha inaugurado el uso de la corriente de 220
volt tanto continua como alterna, en vista de la gran economía de co-
bre que tal forma de distribución representa para las empresas. Sin
embargo el número de accidentes no es tan elevado relativamente co-
mo lo es aquí, debido á las precauciones muy severas edictadas por
el Verband deutscher Elektrotechniker, cuyas reglas obedecen todos
con el rigor acostumbrado, bajo la vigilancia, severa también, de los
inspectores del trabajo.
Á pesar de eso, debemos notar que una parte considerable de las
instalaciones más recientes se hicieron en el imperio alemán á 110
volt.
En esta república debemos seguramente á la energía comercial de
los introductores alemanes, y á la falta absoluta: de reglamentación
de parte del superior gobierno, de las provincias y de las municipali-
dades, la implantación de la tensión de 220 volt en todo el país.
Casi no se encuentra ningún material eléctrico para otras tensio-
nes, de modo que las comodidades de la corriente alterna y el menor
costo de los motores son poderosas razones para implantar la forma
dle corriente más barata.
Debemos ahora examinar con alguna detención los sistemas de dis-
tribución usados en esta república y los peligros que arrastran, ya en
sí, ya por las condiciones elimatéricas capaces de aumentarlos más
todavía.
Las usinas de producción de corrientes alternas por alternadores
trifásicos, los dispositivos de transformadores elevadores de tensión
en las usinas, las redes primarias, y la instalación de las subusinas
de transformación, constituyen un conjunto al que solamente los obre-
ros de las empresas deben tener acceso. Basta, pues, que los poderes
78 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
públicos vigilen á sustraer cualquier parte de este conjunto delalcan-
ce de los profanos, y que las empresas estén obligadas á disminuir en la
mejor forma posible los peligros á que se halla expuesto su personal.
Con todo, no desaparecerán por cierto las desgracias, pero, habiendo
limitado este estudio á las corrientes alternas en la forma como se su-
ministran á los consumidores, no insistiremos sobre la reglamenta-
ción que se impone para las redes primarias y las usinas.
Las redes de distribución constituyen circuitos alimentados desde
transformadores de los cuales salen las derivaciones domiciliarias.
Fuera de las grandes ciudades, los circuitos secundarios son general-
mente aéreos; en los centros de vida activa los cables son subterrá-
neos. En la práctica todas las distribuciones se hacen en triángulo, y
la tensión usada entre conductores suele ser de 225 volt.
Tal forma de distribución sería tal vez admisible en uno de los ca-
sos siguientes: a) la red secundaria está completamente aislada de
la tierra; b) se constituye un punto neutro el cual está en contacto
permanente con la tierra.
En el caso a no habiendo corriente entre los conductores y la tie-
rra, una derivación á tierra produciría el efecto de una descarga elec-
trostática, y sería probablemente sin peligro; sin embargo, constitui-
ría una gran dificultad obtener que una red compleja de distribución
sea tan perfectamente aislada como para evitar que se establezcan
corrientes permanentes. Es, pues, más lógico adoptar el sistema bh eon
el cual la diferencia de potencial entre un conductor y la tierra se re-
225
duce a eo = - 130 volt, tensión considerada por muchos autores
como casi inofensiva, y siempre mucho menos peligrosa que la de
225 volt.
Empero, aquí no se ha adoptado ninguno de estos dos sistemas,
empleándose un procedimiento que por lo menos merece ser tratado
de original. En efecto, para utilizar cables destinados á otra clase de
corriente, la empresa de luz ha conectado á tierrauno de los tres con-
ductores de su red secundaria: resulta que independientemente de
los fenómenos de resonancia, el valor de la d.d.p. eficaz entre un con-
dluctor y tierra es de 225 volt ó bien cerca de cero.
¿Cuál puede ser el efecto de tal desequilibrio sobre el rendimiento
de los alternadores ? no es el caso de estudiar este punto, sino de ha-
cer ver que á más de tener como base una tensión en sí peligrosa, el
dispositivo empeora todavía las cosas, puesto que existe entre con-
«ductores la misma tensión que entre uno de ellos y la tierra.
79
PELIGROS DE LAS CORRIENTES ALTERNAS INDUSTRIALES l+
Defectos en la colocación de esta red secundaria, y todavía más
en la parte de los ramales caseros antes de los contadores, y por
consiguiente no registrados por dichos aparatos han de ser algo fre-
cuentes y contribuyen por su buena parte á las oscilaciones de ten-
sión más ó menos fuertes que percibimos más en las horas de carga
mayor.
Sin embargo, las causas principales, á mi juicio, de sobretensiones
peligrosas y de accidentes originadas por ellas, derivan de las instala-
ciones interiores.
El profesor Drago señala un caso de accidente mortal que estudió
por encargo de la autoridad judicial. Se trataba de establecer la can-
sa de muerte de un jovencito fulminado al poner el dedo en el inte-
rior de un porta lámpara. «De mis rebuscas, dice el profesor Drago,
resulta que el desgraciado, parado con pies descalzos sufrió la elec-
trocución con una tensión de cerca de 290 volt como ya lo he refe-
tido. Medidas de resistencias hechas por mí sobre muchos individuos
me indicaron cifras no menores á 4000 ohm que la corriente debía
atravesar al pasar de la tierra al cuerpo humano y de allí á la lámpa-
ra. La impedancia de la línea entre las dos fases medida con el voltí-
metro y amperímetro y tensión del sistema trifásico era de 60 ohm,
mientras por la resistencia de la tierra en el sitio del siniestro he ob-
tenido 45 ohm como valor mediano... Pero para encontrar la causa de
la sobredicha diferencia de potencial anormal capaz de producir la
electrocución entre fase y tierra, fué necesario instituir una serie de
largas y penosas investigaciones para localizar el punto donde un
hilo de línea hubiera sido puesto á tierra y por cual motivo. Los re-
sultados demostraron que, en un viejo lampadario de gas transforma-
do á luz eléctrica en una casa remota, el pedúnculo de una lamparita
rota estaba cubierto con un pedazo de hojalata. De este modo, uno de
los hilos de fase se había puesto en comunicación con la canalización
del gas, y había vuelto peligrosísimo un radio bastante extenso de la
ciudad, produciéndose afortunadamente un solo accidente á cerca de
un kilómetro de distancia. »
El caso es de rara precisión, y los resultados de las investigaciones
del perito bien concluyentes para explicar la sobretensión y luego el
aumento del peligro que originó la desgracia. Comprueba este ejem-
plo, la exactitud de nuestra opinión sobre la importancia de capaci-
dades en paralelo para modificar los constantes del circuito.
Sin embargo las condiciones de las instalaciones en Catania han de
ser diferentes de las de esta capital, las que solamente me propongo
s0 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
estudiar; y es de suponer que la red secundaria en aquella ciudad no
ha sido puesta permanentemente á tierra.
Insistiremos ante todo sobre los gravísimos defectos de las instala-
ciones privadas que no están en su mayoría hechas como para preca-
verlos habitantes contra los peligros insidiosos de la corriente alterna
de 225 volt.
Entre las causas más frecuentes de accidentes, debemos citar en
primer término: porta lámparas, cordones flexibles, llayes y toma
corrientes embutidas con tapas metálicas.
Los porta lámparas deberían en efecto ser provistos todos das un
anillo aislante (de ebonita ó de porcelana), ser bastante profundos
para que toda la base metálica de la lámpara esté hundida y fuera del
alcance de la mano de una persona descuidada. En fin los portalám-
paras deberían llevar también un nippel aislante que evite un contae-
to entre su forro exterior y uno de los hilos de alimentación.
Los cordones flexibles usados en plaza apenas son adecuados para
corriente continua de 110 volt. Su aislación es generalmente tan
deficiente que es de extrañarse que no produzcan mayores daños. Fe-
lizmente cuando los dos conductores se desnudan á corta distancia, se
produce un corto circuito, y las más de las veces salta el fusible. Si
un solo conductor se halla pelado, y que la persona que la toca esté
aislado de la tierra, no sentirá nada.
Llaves y toma corrientes embutidas han llegado á ser consideradas en
esta capital como una necesidad estética. En casas privadas como en
negocios no se instala otro material, exigido casi siempre por los mis-
mos arquitectos. No creemos necesario insistir sobre la escasa estéti-
ca de estas famosas tapas rectangulares niqueladas, que casi nunca se
colocan verticales y afean sin razón los interiores más elegantes.
Una buena parte de las sacudidas más ó menos graves proviene
también de la forma como se colocan las cañerías embutidas. Tales
cañerías, que deberían ser reservadas para sitios de lujo y bien se-
eos, podrían en condiciones así reducidas, construirse con caños de
acero, cuidadosamente esmaltados exterior é interiormente, bastante
amplios para quelos conductores pasen libremente, enroscados entre sí
y con las cajas de pase ó de derivación, también del mismo material.
de tal modo que el conjunto forme una masa puesta á tierra de modo
permanente y sólido.
De lo aconsejado nada se hace aquí, salvo excepciones contadísi-
mas, y de allá resultan un sinnúmero de incomodidades, cuando no se
trata de graves peligros.
PELIGROS DE LAS CORRIENTES ALTERNAS INDUSTRIA LES 81
Dichos peligros tienen, sobre otras ciudades, una importancia ma-
yor en esta capital á causa de su clima. El estado higrométrico de la
atmósfera, que casi saturado de día, lleva consigo la condensación de
agua sobre las paredes frías durante la noche, es demasiado conoci-
do y notorio para que sea necesario insistir sobre tal punto.
Son las paredes húmedas relativamente buenos conductores de la
electricidad y producen así derivaciones á tierra; sus resultados motr-
tíferos se demuestran ampliamente con la lista anterior. Empero, no
basta con esto; pueden formar también verdaderos condensadores de
capacidad generalmente elevada en serie con la resistencia del cuer-
po y que deben explicar muchas veces la violencia de estos choques
inesperados y traidores, eracias al aumento transitorio de tensión en
la red, y pues de intensidad en el circuito derivado así formado ca-
sualmente.
Una lista completa de los defectos en las instalaciones privadas,
capaces de aumentar los peligros ya de por sí serios, debidos á la clase
de corriente suministrada á una enorme extensión «dle los barrios de
esta capital y prácticamente á todos sus suburbios, sería tarea fasti-
diosa é inútil. Cada cual tiene á la vista prueba de los conceptos po-
co científicos con que trabajan la mayor parte de los instaladores, ba-
sándose las más de las veces en criterios puramente comerciales.
PRECAUCIONES CONTRA LOS PELIGROS
Existe en este país la corriente trifásica de 225 volt y no hay
utilidad en averiguar las razones que indugeron 4 la Municipalidad
de la Capital, luego á otras muchas más, en aceptar tal forma de
corriente.
Creemos haber demostrado que hay peligro insidioso, que las victi-
mas son muchas, y hemos tratado dle examinar los varios factores
que influyen sobre la nocividad de esta forma de distribución.
Ahora, nos queda para resolver este problema de gran importan-
cia: ¿Es posible suprimir estos peligros, Ó al menos reducirlos áme-
ras casualidades, de tal modo que parezca necesitarse una impruden-
cia de una persona para danarse ?
Distiguiremos dos formas de remedios: públicos y privados. Los
primeros, que llamamos públicos no dependen sino de las empresas y
de las municipalidades ; los llamados privados, cada cual en sus talle-
res ó en su casa los puede adoptar.
32 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
REMEDIOS PÚBLICOS
arece natural examinar en qué forma podríamos gozar aquí del
grado de seguridad alcanzando fuera; en otras palabras : ¿ Puede mo-
dificarse útilmente la clase ó la tensión de la corriente distribuída á
los consumidores ? Podrían emplearse dos sistemas: a) substitución
de los transformadores estáticos por convertidores; b) reducción de
la tensión eficaz de la red secundaria.
a) No cabe duda que la producción de corriente continua haría
desaparecer los peligros señalados, sin que se produjera otra inconye-
niencia, salvo gastos considerables, tanto de parte de la empresa (eos-
to de los convertidores, de los contadores, modificación en las canaliza-
ciones), como de los abonados (cambio de motores, lámparas de arco...)
Parece, pues, que este sistema ha de limitarse á extensiones ó con-
cesiones nuevas donde las municipalidades tengan el derecho de exi-
sir para dar la concesión una determinada forma de corriente ;
1) Del conjunto de este estudio resulta que con una tensión eficaz
de 110 volt los peligros de fulminación son muy reducidos. Si se
agregara que el punto neutro de la estrella fuese puesto permanente-
mente á tierra, de tal suerte que la d.d.p. entre un conductor y tierra
10
no sea en ningún caso superior á = 65 v., podría considerar-
se tal instalación como bastante segura. Quedarían solamente á cargo
de los abonados las reglas de precaución siempre necesarias para evi-
tar la producción de sobretensiones.
No podemos desconocer que una transformación semejante traería
aparejado un gasto considerable y sensibles dificultades para el mis-
mo público. Habría en efecto necesidad de duplicar la sección de los
:'ables en toda la red secundaria, á la vez que cambiar una parte de
los actuales para que en lugar de una fase, sea el punto neutro co-
nectado á tierra. á
Aun cuando algo menos costoso que el anterior, tampoco nos pare-
ce lógico este sistema en las redes ya existentes. Pero en barrios ó
ciudades todavía sin luz que dependerían de una nueva subestación
estática consideramos este dispositivo como el más indicado, ya que
las más de las veces los gastos elevados de compra y mantenimiento
de una usina con convertidores serían prohibitivos para explotarla
sin pérdida.
PELIGROS DE LAS CORRIENTES ALTERNAS INDUSTRIALES 83
REMEDIOS PRIVADOS
Quedan, pues, á nuestra disposición los remedios privados, ó sean
las modificaciones individuales en el uso de la electricidad en casa.
No nos preocupamos de saber en este asunto en qué forma podrían
intervenir las empresas de luz ni las municipalidades, miramos sola-
mente lo que ha de hacerse para poner instalaciones privadas en las
mejores condiciones de seguridad contra la electrocución.
El primer deber de cada persona que usa corriente alterna es
saber en qué condiciones se halla la instalación. Hemos indicado
anteriormente las deficiencias capitales que provienen de caños em-
butidos de mala clase ó de sección insuficiente, de cables mal aisla-
dos, de llaves y toma corrientes embutidas con tapas metálicas, de
cordones flexibles, de porta lámparas de mala construcción. Agrega-
remos también uniones y derivaciones hechas sin precaución alguna,
y más de todo agregados ó remiendos titulados provisionales.
¿ Ouántas veces ha sucedido una desgracia por uno de aquellos dis-
positivos de fortuna, destinados según sus autores á durar solamente
unos días ?
No existe entre nosotros reglamento oficial análogo al de las com-
pañías de seguros norteamericanos (Fire Underwriters) porque los
dictados por las empresas de luz ó ciertas compañías de seguros ca-
recen del grado de valor técnico, como de sanción oficial. Aun incom-
pletas, dichas reglas indicadas no se cumplen, sino en casos conta-
dísimos, y pocos son los propietarios que consienten adoptar las
severas medidas necesitadas en todas partes por la corriente alterna
de 225 volt, pero más todavía en ciudades como ésta donde las
condiciones climatéricas aumentan el peligro en forma asombrosa.
Sin embargo, estimamos que todas las precauciones para que la
instalación esté en excelentes condiciones no bastan para evitar pe-
ligros é insistiremos en el uso de trasformadores reductores de tensión.
La reducción de la tensión en instalaciones privadas no puede lle-
var consigo ningún inconveniente: las líneas son demasiado cortas
para que la pérdida óhmica en los circuitos produzca una baja de ten-
sión apreciable al punto extremo, ó un calentamiento exagerado en
las líneas de alimentación.
Produce al contrario ventajas muy serias: las lámparas de filamen-
to metálico para una misma intensidad luminosa tienen el filamento
Sd ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
tanto más grueso y más sólido cuanto más baja la tensión. Por la
misma razón, se fabrican lámparas de 10 watt 110 volt, mientras
la de 16 watt es la de menor consumo para 225 volt. La vida de la
lámpara es también superior con tensión menor.
Queda pues la influencia del gasto propio del transformador. Sien-
do bien calculado este aparato, su consumo es casi despreciable. En
ciertos Casos, convendrán transformadores trifásicos, en otros mono-
fásicos; unas veces será más práctico usar un solo transformador; en
otras ocasiones, tipos pequeños uno en cada ramal. El único punto im-
portante es constituir el secundario en estrella con el punto neutro tie-
rra, tratándose de corriente trifásica, y en monofásica conectar á tie-
rra uno de los hilos por medio de una resistencia calculada de tal mane-
ra que la intensidad sea mayor que el máximo de la carga admisible.
¿ Ouál tensión debe elegirse ? Creemos que no hay razón hoy día
para rebajar la tensión á menos de 110 volt, tensión para la cual se
encuentran toda clase de lámparas, y de aparatos de calefacción, de
ventiladores, de motores, etc.
TRATAMIENTO DE LOS FULMINADOS
La descarga de corriente alterna obra, según parece, sobre los sis-
temas circulatorio y respiratorio. En el primer caso, la paralización
dlel corazón es tan repentina que no hay auxilio que pueda llegar bas-
tante pronto y salvar al fulminado.
Si al contrario los accidentes son respiratorios, es decir que haya
asfixia, deben emplearse los métodos conocidos de Sylvestar (respira-
ción artificial) y de Laborde (tracción rítmica de la lengua). Desgra-
ciadamente los varios sistemas inventados para reanimar á personas
asfixiadas (ahogados por ejemplo), raras veces han producido efecto
útil. Sin embargo no deben despreciarse, y no cabe duda que, llegado
el caso, sea necesario tratar por todos los medios á nuestro alcance
el despertar de los movimientos del pulmón.
El doctor J. P. Langlois, profesor de la Facultad de medicina de
París y miembro consultor de la Inspección del trabajo, aconseja tam-
bién el uso de la adrenalina para estimular el corazón, pero reconoce
que los resultados sobre perros han sido contradictorios.
La ciencia se demuestra, pues, todavía muy impotente contra los
últimos resultados de estos choques eléctricos.
PELIGROS DE LAS CORRIENTES ALTERNAS INDUSTRIALES 35
Debemos desde luego y ante todo evitar las causas de estos cho-
ques, y por otra parte llamar la atención sobre estos peligros : En ca-
so de suceder un contacto eléctrico, lo más indispensable es cortar
en seguida la corriente, y si no se puede, apartar al desgraciado del
contacto fatal. Para eso es preciso que el salvador se aisle cuidado-
samente de la tierra, para lo cual basta una tabla de madera seca. Las
contracciones nerviosas de las manos hacen siempre difícil tal salva-
mento, y si hay que cortar un cable debe hacerse con precaución.
Los consejos que se encuentran para el salvamentos de los electro-
cutados en todas las publicaciones extranjeras se refieren casi exclu-
sivamente á los accidentes producidos por la alta tensión. Se dirigen
desde luego á los agentes de las compañías de distribución eléctrica,
cuyo personal obrero debe conocer los peligros y las maneras dle sal-
var á sus compañeros, problema mucho más arduo cuando se trata de
altísimas tensiones.
CONCLUSIONES
Creemos haber demostrado la notable gravedad que reviste en este
país y particularmente en la Capital federal la fulminación insidiosa
por corrientes alternas industriales de 225 volt.
¿ Cuántos son los casos que no han sido registrados por los diarios
y los que nos escaparon? Y aquéllos son solamente los casos morta-
les, sin tener en cuenta las muchas dolencias de mayor ó menor dura-
ción producidas por las mismas corrientes.
Queda también demostrado por los hechos que suelen tener lugar
las descargas entre una fase y tierra. La preponderancia del factor
tensión al originar lesiones mortíferas nos ha inducido á examinar
más de cerca las sobretensiones transitorias en redes de corriente
alterna y darnos cuenta de la influencia de las capacidades en la ob-
tención de curvas de tensión eficaz y de frecuencia mayor que las
normales. Desaparecido por la descarga el fenómeno de condensación
las más de las veces, aun una investigación inmediata no daría resul-
tado seguro. Por esta razón reviste especial interés el caso tan curio-
so observado por el profesor Drago en Catania.
No basta sin embargo hacer ver las deficiencias, y es preciso á la
yez estudiar todas las causas capaces de aminorar los peligros. Una
lucha muy severa y un control repetido contra las malas instalacio-
nes á base de ordenanzas rigurosas vigiladas por un personal técnico
S6 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
competente, disminuirían sin duda la probabilidad de estos acciden-
tes fatales ; pero son éstos solamente paliativos, porque no se evitarán
nunca las instalaciones llamadas provisionales. El único sistema yer-
daderamente seguro es pues el transformador reductor de tensión
unido permanentemente á tierra.
Hemos debido hacer resaltar los pobres resultados obtenidos hasta
la fecha para tratar de salvar á los falminados, y esto nos induce una
vez más en insistir sobre los peligros tan insidiosos y pregonar para
que se tome en fin en debida consideración un tema de tan alta reso-
nancia.
Hemos oído la siguiente reflexión sobre este particular: «Cada
progreso industrial lleva consigo los correspondientes peligros ; no se
prohibe el uso de automóviles en las ciudades porque aleunos chaut-
feurs ocasionan á veces la muerte de un pasajero ó de un transeunte.
Y los accidentes debidos á exceso de velocidad ó á maniobras inco-
rrectas son mucho más numerosas que los originados por la corriente
alterna. »
No es este sitio de discutir los sistemas que podrían emplearse
para reducir las desgracias automovilísticas; nos contentaremos con
hacer observar lo siguiente : si bien es cierto que la distribución de la
energía eléctrica por corrientes trifásicas ha sido un indiscutible ade-
lanto en la técnica, no sucede lo mismo con la adopción de la tensión
de 225 volt provechosa hasta la fecha única y exclusivamente para
los intereses de las compañías distribuidoras.
Ellas han tenido la ventaja pecuniaria; hoy día, y esto será nuestra
última conclusión, cuando queda demostrado el error cometido de bue-
na fe por parte de las empresas como de las municipalidades, hoy día
dleben empeñarse en aminorar los peligros creados por su defectuoso
sistema de distribución.
H. M. LEVYLIER.
DATOS SOBRE LOS INDIOS TERENAS DE MIRANDA
Por J. BACH (1)
Miranda ha sido fundada en el año 1797 por Caetano Pinto de
Miranda. La posición topográfica tomada por el Baráo de Melgaco, es
como sigue : 20214/ latitud sud, 5822416" longitud oeste de París.
Elevaron á Miranda á villa el 30 de mayo de 1857. Completamente
destruída en el año 1865 por los paraguayos, fueron incendiados los
campos y las casas y los habitantes que no pudieron huir, fueron ase-
sinados; el ganado vacuno, la principal riqueza de este municipio,
fué transportado, casi por completo, al Paraguay, en número superior
4.300.000 cabezas. Así desvastado encontraron á Miranda, los que
volvieron en el año 1871.
Los campos son excelentes y están bien situados para la industria
pastoril. El municipio tiene cerca de 15.000 habitantes; la villa de
Miranda tiene 18 casas con techo de tejas y un buen número de ran-
(1) Los apuntes que hoy publicamos, me fueron entregados por el comerciante
señor J. Bach en el año 1898, antes de que emprendiera nuevo viaje al norte de
Mattogrosso. Desde esa época no se tiene noticia de él, ni siquiera en el seno de
su familia; no cabe duda de que haya perecido en el curso de su exploración.
Creemos cumplir con un deseo del desaparecido, entregando á la publicidad sus
apuntes sobre indígenas tan poco conocidos del Brasil. Ha sido menester corre-
vir estos apuntes, que fueron escritos al correr de la pluma, pero no se ha efec-
tuado cambio alguno, ni en el contenido ni en la disposición. Recordamos de pa-
so, que los indios Terena pertenecen, desde el punto de vista lingiiístico ú los
indios Guaná, y éstos 4 su vez son del grupo lingiiístico Moxo-Aruak.
(Véase: MAx SCHMIDT, Guaná. Zeitschoift fir Ethnologie, tomo XAXXV, púgin:
324-336, 560-604. 1903). (Robert Lehmann-Nitsche.)
SS ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
chos, además una iglesia, un cementerio, dos escuelas públicas para
ambos sexos y un colegio particular, « Christovao Colombo », dividi-
do en dos secciones, para ambos sexos, dirigido por el señor Francis-
co Augusto Ribeiro, siendo premiado como segundo colegio del curso
primario en la República Brazileira.
El río Miranda es muy pequeño y desemboca en el rjo Paraguay ;
es navegable por embarcaciones de poco calado; desde su desembo-
cadura hasta la villa de Miranda hay 180 kilómetros, más ó menos.
La única embarcación que navega este río hasta Miranda, es un pe-
queño vapor llamado Erba, perteneciente al señor Giasone Rebna.
quien es el único que sostiene el municipio de Miranda con su comer-
cio. El clima es regular, la temperatura marca en los días de más ca-
lor 3420. en la sombra, y baja hasta cinco grados; en el invierno
marca de 222 4 28 €. Miranda tiene terrenos fertilísimos para la
agricultura.
Hay minerales en grandes cantidades, como ser oro, hierro, carbón
de piedra, cristal de roca, mármol, malacacheta, queno se han explo-
tado aún.
En el munipio de Miranda, existen varias tribus de indios, siendo
la más numerosa de ellas, la de los indios Terenas, quienes ocupan
diversas aldeas, como ser: Agachy, Cachoeira, Cachoeirinha, Bocai-
na, Ipeque, Morinha y Santa Ana.
Los Terenas son agricultores, y se ocupan, sobre todo, de la fabri-
cación de la harina de mandioca; en general son muy laboriosos, te-
jen el aleodón haciendo redes y otras telas; de la palmera trenzan
sombreros, canastos, cernidores y esteras; de la pita y otras plantas
fibrosas, el cordón para tejer bolsas, en las cuales tansportan sus pro-
ductos al mercado; de barro fabrican fuentes, platos, ollas y muchas
otras vasijas para el uso doméstico. Canjean sus productos por bebi-
das y artículos de fantasía. Para llevar sus productos al mercado van
en grandes turmas, dirigidas por el cacique.
En lo que á su talla se refiere, los hay de estatura alta, mediana y
baja. Son muy pocos los altos, pero todos son fuertes y musculosos.
Los hombres son muy feos en su mayor parte, las mujeres pasables y
alcanzan una edad muy avanzada. La proporción de los dos sexos es
una tercera parte para el masculino y dos terceras partes para el
femenino.
La mayor parte de ellos andan completamente desnudos y los más
civilizados se cubren con ropa que les regalan los extranjeros.
Nacimiento. — Acostuambran matar al primer hijo, si es varón, pa-
LOS INDIOS TERENAS DE MIRANDA 89
ra que los cristianos no puedan tomarlo como esclavo; las mujeres son
muy apreciadas entre ellos. Acompañan al nacimiento de una criatu-
ra con grandes fiestas, que terminan siempre con borracheras.
Para dar á luz, la mujer va al monte, donde hace una excavación
de unos 45 centímetros de largo por 35 centímetros de ancho aproxi-
madamente, á la cual forran de hojas de palmera. En esta excavación
dan á luz, y si la criatura es varón la matan en seguida, tomando á la
misma excavación por enterratorio, después de lo cual van al río á ba-
nñarse y se someten luego á una dieta rigurosa, comiendo únicamente
el corazón de la palmera llamado palmita.
Casamiento. — No se casan con parientes respetando la sangre.
Acostumbran casarse muy jóvenes, á cualquier edad, no consideran-
do el desarrollo físico. Á la aparición de la menstruación, hacen gran-
«les fiestas, acompañadas de borracheras. Sientan á la joven india en
una hamaca muy adornada, casi completamente desnuda, cubren á la
joven solamente con la tanga ó julata, pintando el cuerpo con diversos
colores. Encima de la cabeza hacen pender una campana, que hace
repicar de minuto en minuto, una pariente anciana; á derecha é iz-
quierda de la joven, se sientan los padres de ella, la demás parentela
baila y canta alrededor de la joven, quien permanece en ayunas todo
el día. La poligamia es permitida entre estos indios, habiendo algu-
mos que tienen cinco, ocho y aun más mujeres, y depende esto del nú-
mero de hermanas que tiene la primera mujer. Realizan el casamien-
to con mucha facilidad, deshaciéndolo del mismo modo y volviendo á
casarse otras. Sólo festejan el primer matrimonio; para éste los no-
vios reunen la parentela de ambas partes contrayentes, convidando á
todos con una comilona y bebidas, fiesta que termina con cantos y
bailes, y dura dos ó tres días.
Óbito. — Cuando muere un indio lloran todos, sin distinción de pa-
rentela. Acostumbran enterrar al muerto con todo lo que poseía en
vida, y lo que no pueden enterrar se lo reparten entre ellos ; los anima-
les que poseyera el difunto, son canjeados por bebidas; por fin pren-
«len fuego á la casa que habitó, y su llanto termina recién con la com-
pleta desaparición de los bienes dejados por el difunto. :
Los parientes llevan el luto de la siguiente manera: se cortan el
cabello, algunos se arrancan las pestañas y se rasguñan la cara, de
suerte que se desfiguran por completo; este luto lo conservan duran-
te cinco á siete lunas. Cuando muere un cacique también lo entierran
con todo lo que poseía, con excepción del vestuario, que es heredado
por el hijo, quien continúa en el poder.
AN. SOC, CIENT. ARG. — T. LXXXII 6
90 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Sobre el enterratorio del cacique, construyen un pequeño rancho
de hojas de palmera, en seña de distinción.
Cóchómonety ó Cacique. — El poder de cacique se hereda de padres
á hijos. Cuando nace el primer hijo ó hija del cacique, éste, pocos mo-
mentos después, echa su aliento en la boca del recién nacido, lo cual
significa que á la edad de 15 años, aproximadamente, recibirá el poder
y será ordenado á cacique, siguiendo al padre en el poder apenas
muera éste. Cuando los herederos llegan a la edad de 15 años, el ca-
cique realiza una gran fiesta reuniendo, con este objeto, á todos los
caciques de las demás aldeas. Vestido con una simple julata y pinta-
do todo el cuerpo con diversos colores, el festejado es rodeado por
todos los caciques invitados, quienes formando un círculo cerrado, dan
vuelta alrededor del joven, cantando por espacio de dos á tres horas.
Terminada esta ceremonia se pasa á comer y beber, y dura la fiesta
de dos á cuatro días, es decir, hasta que se hayan terminado comes-
tibles y bebidas.
Astronomía. — Cada luna nueva es un mes y catorce lunas son un
año. El sol se llama paphúyty; la luna : calipahúquethy; el mes pa-
phuyty ; las estrellas: perphaty ; el cielo: pipháyty ; la tierra: pi-
phéytó.
Aldeas. — En el municipio de Miranda existen aproximadamen-
te de doce á catorce mil indios Terenas y un gran número de aldeas,
entre las cuales solo cito las que visité, siendo las principales las que
se llaman: Agachy, Boquehina, Marro, Marrinho, Ipeque, Santa Ana
y Caytapé. Todas las aldeas presentan el mismo tipo de construe-
ción, que es rústico, consistiendo las casas ó ranchos en tabiques de
bambú con techo de paja ú hojas de palmera. Se diferencia una
aldea de otra solamente, por el mayor ó menor número de ranchos.
Aldea Agachy. — Tiene esta aldea 26 ranchos, siendo los más gran-
des de 83410 metros de largura, por 3 4 5 de anchura; es habitada.
por 367 indios.
Aldea Boquehina. — Tiene 18 ranchos, unos de 6 á 8 metros de lar-
gura por 3 ó 4 de anchura; es habitada por 298 indios.
Aldea Marro. — Tiene 24 ranchos, unos de 9 á 10 metros de lar-
gura, por 4 4 5 de anchura y otros más pequeños; la habitan 386
indios.
Aldea Marrinho. — Tiene 15 ranchos, los más grandes de S410
metros de largura, por 2 4 4 metros de anchura; demoran allí 257
indios.
Aldea Ipéqué. — Tiene 11 ranchos, unos de 5 á 7 metros de largo.,
LOS INDIOS TERENAS DE MIRANDA 91
por 2 44 metros de anchura, y otros más pequeños. Viven en ella 246
indios.
Aldea Santa-Ana. — Tiene 23 ranchos, unos de 6 410 metros de
largura por 3 4 4 metros de anchura, con 379 indios.
Aldea Caytapé. — Tiene 19 ranchos unos de 8 4 10 metros de lar-
gura por 3 á 5 metros de anchura, y 3515 indios.
Datos somáticos. — Los Terenas tienen el cutis color cobre obscu-
ro, cara fea, chata, frente baja, cabello negro, lacio y grueso, poca
barba, ojos negros, nariz pequeña, boca pequeña, dientes resistentes y
muy blancos, orejas pequeñas, manos y pies pequeños.
El rancho. — El interior del rancho de estos indios, presenta camas
rústicas de bambú, cubiertas con un cuero de vaca ú otro animal sal-
vaje. El cuero sirve de colchón, las almohadas son unas bolsitas chi-
cas rellenadas con paja, hay además en la choza varias hamacas, di-
versas vasijas de barro para agua y algunos bancos rústicos, mesa no
tienen, su mesa es el suelo.
La cocina. — Es un sencillísimo rancho, ó mejor dicho techo de
paja, de unos dos metros cuadrados y un metro y medio de altura,
debajo del cual guardan platos, vasijas y demás enseres que corres-
ponden á la cocina.
Culto. — Los Terenas creen que hay un Dios en el cielo y creen
en las virtudes de la cola de la víbora cascabel, que tiene el don de
comunicarse con las almas del otro mundo. La única fiesta religiosa
que celebran, es la que concuerda con nuestra semana santa, es el
pasaje de las siete estrellas ; esta fiesta dura siete días. En todas las
aldeas, delante de cada rancho, construyen un techo de dos aguas, de
paja y de dos metros cuadrados por un metro y ochenta centímetros
de altura, apoyado sobre seis bambúes. Debajo de este techo fijan una
horquilla de bambú, de la cual penden un penacho y una calabaza.
Van en grandes turmas, de rancho á rancho, y de media hora en me-
día hora, cantando y haciendo ruido con la calabaza. Al cuarto día,
en la madrugada, arman un grande barullo con bocinas, lanzan gri-
tos y descargan con pólvora; es un ruido imponente, tan imponente
que hasta los animales se asustan, acompañando la música con sus
gritos y quejidos. El quinto día se presenta un enmascarado, con una
bolsita en la mano, haciendo payazadas y pidiendo contribución á to-
dos para el gran banquete que celebrarán todos ellos.
Acompañado de música y de tambores y flautas celebran el ban-
quete y bailes, que terminan el séptimo día con grandes libaciones.
Thadique. — Es un juego de mano muy grosero, que consiste en
92 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
trompadas entre hombres y entre mujeres, formados en dos grandes
turmas que disponen los caciques, quienes deshacen también álas mis-
mas, pues después de un pequeño combate todos desfilan en buena
armonía.
Corrida de caballos. — De un pedazo de cuero hacen un caballo, al
cual adornan con plumas y trapitos, montando luego sobre este caba-
llito, como sobre caballito de palo. Á unos 35 metros del punto de
partida colocan un aro y en el medio de éste cuelgan á un pajarito
muerto, debiendo asir al pajarito con un palito duro y bien puntiagu-
do. Salen al mismo tiempo, corriendo á todo escape, debiendo pagar
una botella de caña, el que pierde, y recibiendo dos botellas de caña
el ganador. Esta fiesta dura generalmente dos á tres días, y no tiene
tiempo marcado, festejándose en cada aldea en diversa época.
Bailes. — Presencié cuatro distintos bailes y todos ellos eran
muy armoniosos; todos ellos fueron acompañados por una orquesta
de tambores y flautas. Frente á los danzantes se ubican dos parejas
de caciques, quienes presencian el baile. Acostumbran tomar parte
en la danza desde el más pequeño indio hasta el más anciano; las pa-
rejas se juntan hombre con hombre y mujer con mujer, los hombres á
diestra y las mujeres á siniestra de la música; llegando frente á los
caciques, cada pareja está obligada á saludar; dura el baile, en esta
forma, tres cuartos de hora. Presencié este baile en Agachy, cuando
tomaron parte 48 parejas, quienes bailaban marcando bien el compás
de la música.
En el segundo baile las parejas de hombres formaron un arco
frente á la música, pero dándole la espalda. Las parejas de mujeres
pasaban por el medio del arco, y al salir de éste se desprendían, una
á diestra y otra á siniestra, volviendo á unirse frente á los caciques.
En esta forma se continuaba el baile durante media hora, volviendo
los hombres á pasar por delante de los caciques para el desfile. Tam-
bién fué en Agachy que presencié esta danza.
El tercer baile, que ví allí mismo, se asemejaba al primero, pero
los danzantes llevaban en sus manos, ramos de flores y gajos de plan-
tas silvestres, con los cuales saludaban al pasar por delante de los
caciques ;
Este cuarto baile, fué presenciado por mí en la aldea Santa Ana.
Frente á las dos parejas de caciques y cuatro músicos con sus tam-
bores y flautas, formáronse 22 parejas, hombres y mujeres á partes
iguales. Llevaban, los danzantes, en las manos un pedazo de tacuara
de más de un metro y medio de largo. En fila, los hombres á dies-
LOS INDIOS TERENAS DE MIRANDA 93
tra y las mujeres á siniestra, y dando sus dobles pasos al compás de
la música, batían alternativamente las tacuaras unos con otros. Ofre-
cía esto un bonito aspecto; lo hacían tan bien y con tanta presteza
que parecían verdaderos artistas. Esta danza duraba hora y media,
sin descanso, quedando, al finalizar, completamente rendidos los dan-
Zamtes.
Recorrí todas las aldeas mencionadas, emprendiendo mi gira el 21
de febrero y terminándola el 14 de abril del año presente (1896).
VOCABULARIO TERENA
Hombre, oyhénó.
Mujer, sénó.
Criatura, calihónó.
Cabeza, tuty.
Ojos, uqué.
Escroto, ayháquid.
ANO, acicicó.
Barba, achenoyhó.
Esqueleto, hopétha).
Trasero, curócunan.
Nariz, guirij. Cementerio, petyayháquid.
Boca, pahó. Dios, tupá.
Dientes, ohé. Padre o sea cacique, cóchómonetl).
Lengua, nené. Casa, pet).
Orejas, quenó. Paredes, yévépeta).
Pescuezo, docó. Techo, tunucunanpeti).
Cabello, tutijé. Puerta, pahápeta).
Frente, uhónhó. Cama, ypé.
Brazo, daqui). Red, tuyty.
Mano, mohúm. Pelota, uthó.
Dedos, coawva móhúm. Ollas, chórónd.
Cuerpo, anninho. No, acó.
Pecho, chéné. Si, está bien, honaijti).
Leche, atuchéné. Pequeño, cali).
Corazón, omisconé. Pote o tinaja de agua, camuchy.
Hígado, apacaná. Cuchillo, peritau.
Pulmones, japahytinán. Collar, chúrópé.
Intestinos, ocóho. Flechas, chumé.
Piernas, anunzéré. Arco, chequa).
Pie, jévé. Cocina, oyécótique.
Miembro masculino, quaú. Fuego, jucú.
Miembro femenino, syuguaú. Dinero, tiuqueti).
94 ANALES DE LA SOCIEDAD
Género, cotorohyta).
Alcohol, cumá.
Agua, uné.
1, añ.
2, cal.
3, sjatúlé.
4, pacahé.
CIENTÍFICA ARGENTINA
5, sjutohé.
6, petequé.
7, chipahé.
8, chachámé.
9, charquihé.
10, chatijhómé.
BIBLIOGRAFÍA
PUBLICACIONES ARJENTINAS.
Anales de psicología (1911, 1912 ¡ 1913), órgano de la Sociedad de psicolojía
de Buenos Aires, volumen III.
La Sociedad de sicolojía bonaerense, cuyo número de socios, relativamente re-
ducido por la naturaleza de sus funciones, constituye un grupo selecto de inte-
lectuales, al que bien podríamos aplicar el antiguo aforismo pauca sed bona, nos
ha remitido el tercer volumen de sus 4nales, que consta de más de 600 pájinas,
en 82 mayor, de nutrido material, exornado con varias figuras esquemáticas i
los retratos de sus dos insignes consocios fallecidos : los doctores Florentino
Ameghino i José María Ramos Mejía.
La importancia de los temas desarrollados por los distinguidos observadores
de las energías cerebrales del hombre vinculadas a sus funciones fisiológicas, se
desprende fácilmente del siguiente índice : ;
V. Mercante, La efectividad en la composición por edades i sexos.
C. Rodríguez Etchart, El sentimiento estético.
Chr. Jacob, La sicolojía orgánica ¿ su relación con la biolojía cortical.
H. P. Areco, Los temperamentos humanos.
J. M. Ramos Mejía, Contribución al estudio de las obsesiones medicamentosas. La
bromomanía de los epilépticos.
J. Ingenieros, Sobre la clasificación sicolójica de los delincuentes.
N. Roveda, Trastornos nerviosos por los traumatismos de la cabeza.
R. Senet, Los sentimientos estéticos.
L. Merzbacher, Sobre algunas leyes de la herencia en la patolojía humana.
Chr. Jacob, La sicopatojenia de los ninos retardados. Sicojénesis dejenerativa i su
tratamiento biolójico.
. P. Areco, El loco moral.
. Rodríguez Etchart, Vida efectiva.
. Gómez, Concepto del delito pasional.
. Chiabra, La función de la lójica contemporánea.
. G. Angulo, Programa para un estudio del tatuaje en la Anjentina.
POS HEOoH
. Vidal. Los factores sicolójicos del movimiento educacional contemporáneo. (No-
tas i esbozos).
96 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Completa el volumen el siguiente Apéndice :
F. Ameghino (retrato).
Sesión especial en honor de F. Ameghino.
Discursos del profesor Senet i del doctor Ingenieros.
Sesión especial en honor de D. F. Sarmiento.
Discurso del doctor Rodríguez Etchart.
Discurso del profesor R. Rojas.
Discurso del doctor Ingenieros.
J. M. Ramos Mejía (retrato).
Necrología del doctor Ramos Mejía.
Discurso del doctor A. M. Centeno. :
Esta publicación ha aparecido durante la presidencia del doctor Rodríguez
Etchart, siendo director de publicaciones el doctor Areco.
No corresponde a nosotros juzgar del mérito real, del acierto de las memorias
publicadas en estos Anales de sicolojía; pero los nombres que las suscriben son
suficiente garantía de la seriedad de tales trabajos.
El estudio de la siquis humana es asaz complejo, como causa i como efecto,
siendo tan difícil establecer lá primera, como dilatado cl campo de las manifesta-
ciones que de ésta se derivan.
| para nosotros, para quienes dicho campo está vedado, nos basta la satisfac-
ción de ver tanto espíritu selecto empeñado en hallar las relaciones fisiosico-
lójicas en el hombre, en beneficio del mismo.
S. E. BARABINO.
Relación entre la parte liviana i la pesada de la litoesfera i de sus res-
pectivas elasticidad i densidad media, por GALDINO NEGRI. Memoria
publicada en la Revista del Centro estudiantes de injeniería, folleto de 16 pájinas
con 3 figuras en el testo. Buenos Aires, 1916.
Conocida es la actuación del doctor Galdino Negri como sismólogo, la que le
ha dado fama bien merecida aquí i en Europa. Es, aparte de su competencia es-
pecial en este jénero de fenómenos jeolójicos, un intelectual laborioso, como lo
prueba la larga serie de trabajos que lleva publicados sobre las perturbaciones
dinámicas de la corteza terrestre, de muchas de las cuales nos hemos ocupado
oportunamente en esta misma sección de los ANALES.
El autor tratando de determinar el espesor de la corteza terrestre — que llama
litoesfera — Mega teóricamente a la conclusión de que ella es de unos 70 kiló-
metros; dato que concuerda mui aproximadamente con el que el doctor Laukas-
chewitz, del Instituto jeolójico de Petrogrado, determinó fundándose en el grado
jeotérmico, en los esfuerzos orojénicos i en las variaciones de la gravedad. Los
valores deducidos por el profesor ruso son 65, 70 1 68, o sea en media 68 kiló-
metros.
Ahora, es indiscutible que la corteza debe tener diferentes densidades, que au-
mentan con la profundidad de los terrenos que la constituyen. El doctor Negri,
en este nuevo trabajo, estudia, en una forma jeométrica mui elegante, el modo
«le determinar la relación existente entre la parte más densa i,la más liviana,
fundado en consideraciones sismolójicas. Adopta como distancia del hipocentro al
epicentro la por él determinada, 70 kilómetros; la lonjitud máxima del arco en
BIBLIOGRAFÍA 97
que supone sensiblemente constante la yelocidad de la onda sísmica, la estima
en mil kilómetros; establece el peso medio de las rocas más livianas en 2,50 i en
3,05 el de las más graves; i llega a este resultado : que entre los espesores de
la parte pesada i liviana de la corteza existe la relación 39 : 31, esto es, que la den-
sidad de la pesada es sólo 0,25 veces mayor que la de la liviana.
En cuanto a la elasticidad media de cada parte de la litoesfera deduce que la de
la pesada es aproximadamente el doble de la liviana.
Así, pues, la velocidad real de los primeros temblores a través de la corteza
debe aumentar, aunque poco, al pasar de la parte liviana a la pesada, lo que
revela bien la discusión de las fórmulas.
Estudiando la densidad media de la tierra, i adoptando el valor 5,745 promedio
de los valores dados por diversos autores, llega a la conclusión de que la elasti-
cidad en el centro de la misma es 6,66 veces superior a la de la parte más elás-
tica del material rocoso de la corteza; mientras que la densidad sólo es 2,64 ve-
ces mayor que la de la parte más densa de dicha corteza.
Trata en seguida de la eficacia que los aparatos sismográficos han probado te-
ner en la revelación de la gran elasticidad terrestre, tanto que echaron por tierra
la creencia de que las ondas sísmicas no se propagaban más allá de pocas cente-
nas de kilómetros. El perfeccionamiento de estos aparatos rejistradores i su aplica-
ción en mayor escala, han demostrado que la tierra es a la vez un cuerpo ríjido
i elástico que da paso a una onda sísmica, la cual en 2]. minutos llega al punto
antípoda del epicentro. El terremoto de San Juan en 1894, lo rejistraron los
sismógrafos de Roma 14 minutos después, a una distancia epicentral de 11.400
kilómetros.
Para nosotros que tenemos rejiones sísmicas en la República (Mendoza, San
Juan, etc.), los estudios del doctor Negri revisten 'una importancia digna de ser
tomada en cuenta por los gobiernos, nacional i provinciales. Creemos que debe
darse un conveniente desarrollo a los observatorios sismológicos, creándolos
donde sea menester i dotándolos de todos los elementos necesarios de personal i
útiles.
S. E. BARABINO.
La obra de Florentino Ameghino. La importancia de los hallazgos paleolíticos
de Chapalmalán (Miramar). El orijen del caballo en América, por el teniente co-
ronel ANTONIO A. ROMERO. Un folleto de 95 pájinas, con una lámina agregada
al testo. Buenos Aires, 1915.
Este trabajo que el autor se ha servido dedicarnos con afectuosa frase, inme-
recida, que le agradecemos como rasgo de su amable amistad por nosotros, trae
un prólogo en el que con palabras algo severas protesta contra el aprovecha-
miento de sus trabajos propios por elementos estránjeros que se los han apropia-
do, sin indicar su verdadero autor.
Todos sabemos que el coronel Romero es un grande, un sincero admirador del
malogrado doctor Ameghino. Encuentra que la reacción trata de demoler la obra
«dlel eminente sabio i a fuer de militar naturalista, abre el fuego contra los demo-
ledores.
Después de hacer el elojio del malogrado sabio, como hombre de ciencia je-
nial, como trabajador infatigable, como filósofo independiente, sia doblez, como
AN. SOC. CIENT. ARG. — T. LXXXII 7
98 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
creador de nueva escuela e iniciador de nuevos rumbos en las ciencias que in-
vestigan los complejos fenómenos telúricos i los biolójicos de los organismos que
poblaron nuestro planeta en las pretéritas épocas, de su solidificación a partir
del momento en que los fenómenos jeofísicoquimicos, con el condensarse de los
vapores que ajitaban la primitiva atmósfera terrestre i el enfriamiento de la cos-
tra, pudieron dar lugar a la primera célula vital; después de hacer justicia, de-
cía, a las virtudes intelectuales i personales del sabio arjentino, entra el antor
a estudiar la fauna del horizonte Chapalmalense, donde Ameghino halló numero-
sos vestijios de la existencia del hombre, i a estudiar especial i detenidamente el
famoso fémur de un toxodón con un flechazo, que a tanta controversia diera lugar.
Pasa luego a tratar sobre el orijen del caballo actual en América. Como es sa-
bido, el autor, de acuerdo con Florentino Ameghino, von Ihering, Troussart, ete.,
rechaza en absoluto la afirmación de algunos naturalistas que admiten el orijen
americano de nuestros equinos, sin desconocer por lo demás, la influencia de los
traídos de Europa por los españoles. Según aquéllos, el caballo prehistórico en
América se estinguió durante el pleistoceno. El actual es el importado.
No podemos en una simple bibliografía, seguir al coronel Romero en el des-
arrollo de su tesis, pues no entendemos hacer crítica científica, sino simplemente
esponer el plan del trabajo para que los interesados puedan consultarle.
Con este objeto indicamos a continuación el indice de los capítulos :
Prólogo — Al César lo que es del César. I, Florentino Ameghino, su obra i su
patriotismo. II, Los problemas planteados por Ameghino. III, La fauna del cha-
palmalense. IV, Los descubrimientos sensacionales de Miramar. Cómo se honra
al sabio Ameghino. V, Del Chapalmalense. El famoso fémur de toxodón con un
flechazo. VI, Del Chapalmalense. Análisis del fémur de toxodón con un flechazo.
VII, Orijen del caballo en América. Investigación paleontológica. VIM, Del ori-
gen del caballo en el Plata. Consideraciones prehistóricas. IX, Análisis histórico.
Sebastián Caboto. Alejo García. Lope de Souza. X, Esploración de la Patagonia
en 1535. XI, Esploración de la rejión norte de la República i del Pacífico (Chile)
por Diego de Almagro. XII, Los esploradores i colonos del norte. XIII, Carta del
escribano de gobierno Martín de Orué, escrita en la Asunción del Paraguai el 14
de abril de 1573. XIV, La fundación de Buenos Aires, por Pedro de Mendoza,
fué malograda por la obra del tirano Irala i sus secuaces. XV, Interés demos-
trado por los conquistadores en el estudio de la fauna i flora de las tierras que
descubrían.
Tal es el plan de la obra, escrita con la fe i el calor que pone en todos sus
trabajos el coronel Romero. A los entendidos, pasando por alto la forma briosa,
juzgar del fondo de las opiniones del autor.
S. E. BARABINO.
Los grandes problemas nacionales. Marina mercante argentina, por ALBERTO
I. GacnE. Un folleto de 70 pájinas. Barcelona, 1916.
El consul jeneral de la Arjentina en España, don Alberto 1. Gache, es uno de
nuestros representantes en el exterior — ya lo hemos dicho en otra ocasión —
que no se concreta a cumplir, diremos automáticamente, con su deber en lo que
atañe a nuestro comercio internacional, sino que, arjentino ante todo, vale de-
cir, patriota de buena cepa, se preocupa de estudiar los problemas que tienen o
BIBLIOGRAFÍA 99
pueden tener alguna influencia benéfica para su país. A €l se debe en gran parte
— como lo han reconocido los mismos economistas españoles en reciences publi-
caciones — el asombroso crecimiento del comercio internacional hispanoarjen-
tino. Su propaganda sana, sincera, circunspecta, constante, a la que prestan fe
los políticos 1 el comercio españoles, precisamente por su veracidad í la buena
intención que la anima, ha estendido i consolidado las relaciones entre los mer-
cados de ambas naciones.
I no es sólo en la propaganda pública que Gache revela esta plausible idiosin-
erasia, sino que también en la que podríamos llamar reservada, por lo oficial.
I de tal jénero es lo que constituye esta publicación que glosamos con verdadero
placer.
En el « prólogo» hace notar el autor que la inmensa producción arjentina no
tiene una marina mercante nacional que la alivie o independice de la onerosa
servidumbre estranjera, no sólo por lo que económicamente representa de pér-
dida para el país el renglón de los fletes — que se cuenta por millones que yan
a parar a las arcas de otras naciones — sino, i más aún, por el peligro que para
el comercio nacional importa, como acaba de ocurrir, la carencia de medios ma-
rinos de trasporte para nuestros artículos de esportación i aún de importación.
« Percatado — dice el señor Gache — desde hace muchos años de la trascen-
dencia de este problema, me he permitido en diversas ocasiones dar el grito de
alarma a mis compatriotas, hacer un llamado a la prensa arjentina, a las fuerzas
vivas de mi país, acerca de la urjente necesidad de resolverlo mediante el con-
curso de todos, según podrá informarse el lector pasando la vista por las pájinas
de este folleto que contiene apreciaciones e indicaciones que son hoi de actuali-
dad a pesar de haber sido escritas hace trece años. I en verdad que mucho la-
mento que no hayan sido tomadas en cuenta oportunamente por mis compa-
triotas.
«Aun cuando en estos momentos se retraen los capitales a causa de la guerra,
pienso que esto no es óbice para iniciar los primeros trabajos preparatorios ten-
dientes a la creación de una poderosa flota arjentina, pues la grandeza de las na-
ciones se mide hoi por el tonelaje de sus buques mercantes. »
I tiene razón nuestro previsor cónsul ¡eneral.
En 1903 proponía desde Barcelona al entonces ministro de Relaciones exterio-
res entre nosotros — en vista de la necesidad de una marina mercante arjentina
— la adquisición de trasportes i, en tanto, disponer de los de la escuadra para
llenar ese objeto. Un año después insistía ante el mismo ministro en la necesidad
de tener una flota comercial, que los capitalistas arjentinos podrían fácilmente
constituir, lo que tendría asegurado un pingiie resultado; i para abundar en
pruebas, echaba una ojeada retrospectiva a lo hecho en otros países.
Al año siguiente (marzo 1905), daba cuenta al mismo superior del desarrollo
de la marina mercante en otras naciones, e insistía en la necesidad de imitarlas
por la trascendencia económica que una marina nacional tendría para nuestro
país. 1 llamaba la atención de que durante el año 1904 en los puertos de la pe-
nínsula hispana «no se ha visto ondular el pabellón arjentino en los mástiles
de buque alguno mercante » !
Hoi, analizando las dificultades del presente, relacionadas con nuestra produe-
ción i los fletes, contestando con fecha 3 de febrero próximo pasado, al mismo
ministerio, un cablegrama que éste le dirijiera en ese sentido, hace notar, las di-
100 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
ficultades creadas por la actual conflagración europea, que ha anulado el comer-
cio internacional de Alemania i Austria, bloqueadas; i restringido el de los demás
beligerantes, por la requisa de buques para su empleo en las necesidades de la
guerra; i en una amplia i bien documentada esposición de hechos relativos a la
marina mercante española, llega a los siguientes resultados :
Que en lo tocante a España poco puede ésta contribuir a solucionar las difi-
cultades de la esportación arjentina, estando ella en igual caso que nosotros.
Que acelerando la construcción de barcos, dando primas i buenos salarios, se
hará bajar los fletes.
Que las restricciones adoptadas por la Gran Brotaña respecto del carbón son
transitorias, pues a ella misma la perjudican.
Que las construcciones navales por activar para la República Arjentina deben
permitir el empleo del petróleo.
Que debe, en suma, fomentarse por todos los medios el desarrollo de la marina
mercante arjentina.
No pudiendo dar mayor estensión a una bibliografía, terminaremos enviando
nuestro más caluroso aplauso al señor cónsul jeneral arjentino en España, A. I.
Gache, i aconsejando a nuestros hombres de estado, por un lado, de la banca
iel comercio, por el otro, el estudio i, sobre todo, la realización inmediata del
problema naviero arjentino, vale decir, del porvenir comercial del país.
Al nuevo gobierno que se halla tan plausiblemente animado de la reforma i
del fomento económico de la Nación, se le presenta en estos momentos, este caso
clásico, podríamos decir, para dar un impulso vigoroso a la economía nacional.
S. E. BARABINO.
La gruta sepulcral del Cerrito de las Calaveras, por FÉLIx F. OUTES, con
un Examen anátomopatolójico, por Angel H. Roffo. Un folleto de 35 pájinas,
acompañado de 7 láminas fuera del testo i 4 figuras intercaladas en el mismo.
Imprenta Coni hermanos. Buenos Aires.
Se ocupa el autor en esta memoria, que ha sido publicada en los 4nales del
Museo nacional de historia natural de Buenos Aires (t. XXVIL, páj. 365 a 400), de
un hallazgo hecho por el profesor Doello Jurado en el litoral marítimo de puerto
Madryn (Chubut). Se trata de una gruta sepuleral existente en el Cerrito de las
Calaveras, donde se hallaban aglomerados cuatro cráneos i huesos diversos, de
color blanco marfilino, pertenecientes a cinco individuos por lo menos. Uno de
los cráneos presenta manchas pardoverdosas i pardoamarillentas; otros dos están
esfoliados por la intemperie. Algunas piezas conseryan rastros de pintura roja.
En otras se notan lesiones superficiales, al parecer de arma cortante. En un fé-
mur hai restos de adherencias tendinosas; i una tibia presenta residuos del re-
vestimiento cartilajinoso. El profesor Doello sólo halló dos puntas de flecha.
En la otra parte de la gruta, de mínima altura i profundidad, encontró un
sesto individuo, masculino, de 30 a 35 años de edad, en estremo interesante por
su ajuar funerario i forma de sepultura. Cubrían los restos una capa delgada
de tierra, superpuesta a otra de matas de gramíneas. Su posición era la de de-
cúbito supina, con las estremidades inferiores dirijidas hacia la menor altura i
fondo. Faltaban elementos esqueléticos; otros estaban quebrados i todos tan
BIBLIOGRAFÍA 101
friables que el profesor Doello Jurado sólo pudo recojer la mandíbula, la escá-
pula izquierda, los húmeros, los cúbitos, el radio derecho, la tibia izquierda i
14 vértebras. Estas últimas, formaban tres grupos ensartados en tres ramas de
Berberis sp. Este sesto individuo no presenta rastros de pintura roja como los
primeros i su coloración es amarillo-ocrácea. Se observa en alguna de las piezas
numerosas lesiones intencionales.
En cuanto al ajuar funerario de este sesto individuo constaba de tres armas
ofensivas arrojadizas, flechas o jabalinas, con sus astiles, bien conservadas, de
tacuarilla de Chile (Chusquea coleu Ds. v.).
La sepultura de este sujeto estaba intacta; la de los otros cinco, no. El es-
plorador Doello Jurado cree que su trasporte hasta la carretera se debe a desmo-
ronamiento de los calcáreos i margas subyacentes, corroídos por las aguas.
El doctor Outes sigue examinando detenidamente estos restos bajo otros aspee-
-bos; pero en una somera bibliografía nos parece suficiente lo dicho para reyelar
la importancia arqueolójica del hallazgo i llamar la atención de los lectores so-
bre tan interesante trabajo del laborioso arqueólogo.
S. E. BARABINO.
Las hachas insignias patagónicas. Examen crítico del material conocido i
descrición de nuevos ejemplares, por FÉrnix F. Outes. Un folleto de 46 pá-
jinas, con 27 figuras i un mapa intercalados i una lámina doble fuera del testo.
Coni hermanos, editores. Buenos Aires, 1916.
Describe el autor cuatro ejemplares nuevos de las hachas insignias de piedra,
pertenecientes al acervo arqueolójico de nuestros territorios australes, hacien-
do el análisis crítico de los mismos. Respecto de estas hachas, el doctor Outes
no concuerda ni con el profesor Ambrosetti, ni con el doctor Lehmann-Nitsche,
ni con el señor Lafone Quevedo.
Para las personas a quienes pueda interesar el trabajo del doctor Outes, indi-
camos que él no fué publicado en los 4nales del museo, sino en una edición he-
cha por el autor, debido a diverjencias de opiniones con la dirección del museo.
Como todos los trabajos del señor Outes, está bien escrito, en un estilo atra-
yente i acompañado de numerosas citas que denuncian la erudición del joven
profesor.
En cuanto a la controversia... agli archeologi l'ardua sentenza !
S. E. BARABINO.
Ensayo de hagiografía arjentina, por CLEMENTE ONELLI. Un folleto de 23
pájinas i 10 láminas. Imprenta de Guillermo Kraft. Buenos Aires, 1916.
El autor comienza su memoria manifestando que su hagiografía no puede alar-
mar a los incrédulos, ni ofender a los creyentes. Su obra es respetuosa con todos.
En cuanto a los supersticiosos les endilga unas frases latinas, sin duda para que
no las entiendan...
Luego, entrando en materia, aplaude sin reservas la reacción que se está pro-
duciendo en el país en pro de la conservación, o más bien, de la propagación de
las viejas industrias coloniales, como las randas de Tucumán, las alfombras de
102 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Tulumba, los ponchos de vicuña, etc., porque su rehabilitación ha de dar al país
mucho provecho, como ocurre en Italia con los encajes de Venecia.
Pero el señor Onelli no entiende ocuparse de « cimelios » (léase « objetos pre-
ciosos »), sino de hagiografía moderna, vale decir, no de la tratación de vidas
de santos en su esencia ideolójica, relijiosa, sino de análisis de esos elementos
de culto, su origen, naturaleza i atributos que se les reconocía i aún, en parte,
se les reconoce.
Pasa así en revista a Santa Lucía, curandera de la vista; Ramón Nonato, be-
névolo partero; San Benito, protector de los negros; Santa Rita, patrona de lo
imposible, pues que salvó del infierno a su marido; una Santa Magdalena de
madera, con cara, pies i manos de piedra, a quienes invocan las descarriadas, etc.
El autor presenta en las diez láminas que exornan su monografía, los clisés
de unos veinte santos que recojió en Córdoba i Tucumán : Nuestro Señor de la
Salud, la Vírjen del Valle de Catamarca, Santa Lucía, San Benito de Palermo,
San Miguel Arcanjel, el lanceador de Satanás, San Antonio ino pocos más, en-
tre otros un curioso crucifijo de plomo sin cruz, exhumado en una chacra de la
señora A. Isla de Anasagasti.
Se comprende que el señor Onelli, con ese espíritu de fina observación e inten-
cionada crítica que le distingue, hace el estudio arqueolójico, folkloriano, de to-
das estas piezas más o menos antiguas del culto católico en la Arjentina. Se tra-
ta, pues, de un curioso trabajo de crítica histórico-descritiva, sin toque alguno de
filosofía relijiosa; por esto, más que « hagiografía » debió llamarlo «iconografía»,
puesto que no se trata de historiar la vida de los santos, sino los íconos que les
representan. Sea como fuere, el autor no se demuestra iconoclasta, sino que, por
el contrario, como buen arqueólogo, colecciona éstos i otros dijes, que si no al-
canzan a ser obras de arte, son elementos etnográficos que traducen con su in-
jenuo o malicioso simbolismo el estado ideosicolójico de los pueblos que los fabri-
caron, a la vez que su capacidad artística.
S. E. BARABINO.
Alfombras, tapices i tejidos criollos, por CLEMENTE ONELLI. Un folleto de
54 pájinas, con 10 láminas conteniendo 38 ilustraciones fototipiadas i- otras
ocho láminas con 28 tricomías. Imprenta de G. Kraft. Buenos Aires, 1916.
La pasión arqueolójica en el señor Onelli parece ser injénita. Por lo menos es
cultivada por él con fervor de anticuario; pero de anticuario entendido, que co-
noce las piezas que caen bajo su vista investigadora, i que las conoce porque las
estudia no sólo en su estructura, sino también en su simbolismo social.
Hemos visto como tratara de los íconos arcaicos arjentinos en otro trabajo por
él realizado sobre santos de la comunión católica. Ahora nos manifiesta tener una
rica colección de más de doscientas piezas de industria suntuaria, vulgo, tapices,
acumuladas en más de veinte años de vida arjentina, sin: más limitación que la
de sus personales finanzas.
Cree el señor Onelli, en virtud de que tanto el ex gobernador de Córdoba, doe-
tor Cárcano, cuando lo era, i el gobernador de Tucumán doctor Padilla, han
tentado rehabilitar la industria de los tejidos que cultivaban con tanta pacien-
cia como constancia las mujeres de las coloniales poblaciones de aquellas provin-
cias; cree el señor Onelli, decíamos, que los tiempos son propicios para reanu-
BIBLIOGRAFÍA 103
dar la labor de aquellos primitivos telares, próximos a desaparecer por completo
con la desaparición de aquellas criollas, indias o mestizas, que la civilización
europea con sus hábiles manufacturas, va eliminando o trasformando.
Opina el autor que deben conservarse los tapices criollos existentes i, conti-
nuarse tejiendo nuevos para que sirvan de auxilio a los etnógrafos en sus estudios
arqueolójicos americanos i den trabajo al pueblo.
Posee el señor Onelli más de doscientas piezas de varios tejidos; pero sólo
presenta al lector una parte mínima, como prototipos, esperando con ello infundir
en el pueblo arjentino i en sus gobiernos un patriótico interés por la reanuda-
ción de los trabajos de nuestra primitiva tapicería nacional, i la conservación de
los aun existentes en el país.
I no es sólo en Córdoba i Tucumán donde los tapices constituían el trabajo i,
por ende, el pan de una gran parte de sus pobladores. En Jujui, por ejemplo,
una cuarta parte de la población vivía de los telares. Famosos son los pon-
chos de vicuña de Catamarca, así como los tejidos de Salta, La Rioja, San-
tiago, etc.
El autor, como complemento de su trabajo, agrega la rauda o filet de Tu-
cumán.
I, a propósito de las tintas que los indíjenas empleaban para sus tejidos, inserta
un interesante capítulo sobre las sustancias tintóreas. Dice Onelli que tal vez
sea algo « engorroso » el leerlo, pero asegura que más engorroso es « escribirlo ».
La primera parte de esta proposición es falsa; la segunda, cierta. Basta dar un
vistazo por la larga i valiosa bibliografía que anexa el autor, para comprender
la labor intelectual que se impuso para escribir conscientemente su trabajo.
No podemos seguir al autor en la detallada descrición de las piezas que pre-
senta; pero sí podemos aconsejar al lector que trate de conseguir un ejemplar
de la monografía del erudito director de nuestro Jardín Zoolójico, que glosamos
lijeramente, en la seguridad de que por su estilo — mui personal de Onelli —
vivaz, atrayente, salpicado de oportunísimas e intencionadas observaciones, i
por su fondo histórico, técnico i práctico, no ha de pesarle leerle i releerle con
atención.
S. E. BARABINO.
Breves noticias i tradiciones sobre el orijen de la boleadora i del caba-
llo en la República Arjentina, por ANÍBAL CARDOSO. Folleto de 28 pájinas.
Imprenta de Coni hermanos. Buenos Aires, 1916.
Artículo publicado pour el señor Cardoso en los 4nales del Museo de historia na-
tural de Buenos Aires (t. XXVIII, páj. 153 a 181), en vista de un trabajo publi-
cado en los mismos 4nales por el profesor F. F. Outes, i para aclarar las con-
clusiones a que este señor llega al tratar de la gruta sepulcral del Cerrito de las
Calaveras.
Para comprensión del lector trascribo las conclusiones del doctor Outes con la
aclaración (en bastardilla) del señor Cardoso :
1% Los patagones de la costa montañosa del mar, durante los siglos XVI iXxVH
usaron únicamente el arco i la flecha como arma ofensiva arrojadiza;
20 En el primer tercio del siglo XVIII, se vió por primera vez a los patagones de
la costa oceánica usar el caballo orijinario de alli o importado tal vez de las rejio-
104 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
nes setentrionales donde los puelches i araucanos ya lo usaban desde el siglo XVI,
imitando a los conquistadores ;
3% Consecutivamente al uso del caballo, los patagones de la costa abandonaron
el arco i la flecha i comenzaron a emplear los diversos tipos de boleadoras.
En cuanto al uso de la bola i la boleadora por los patagones, el señor Cardoso
opina que éstos no usaron la segunda, sino la bola perdida; que se han encon-
trado piedras de bolas i boleadoras en todas las rejiones de la Patagonia; que los
patagones de la costa no tenían caballos, que fueron llevados allí mucho después ;
i, por último, que los datos referentes al interior de la Patagonia, en los siglos
mencionados, inesplorada aún, son de carácter dudoso.
El punto, que presenta un manifiesto interés arqueolójico, merece ser diluci-
dado. Al profesor Outes, la palabra.
S. E. BARABINO
La ensenanza i la esperimentación agricolas en la República Arjentina,
por Tomás AMADEO, director jeneral de enseñanza e investigaciones agrícolas.
Un volumen de 210 pájinas, con 70 fotograbados intercalados en el texto.
Buenos Aires, 1916.
Publicación hecha por la Dirección jeneral de enseñanza e investigaciones
agrícolas, del ministerio de agricultura de la Nación.
Vaya ante todo el índice que indica el plan del trabajo del injeniero Amadeo :
I, Antecedentes de los institutos de enseñanza agrícola en la República Arjen-
tina. Primer plan de enseñanza agrícola : sus resultados. El impulso de 1915-
1916. II, 1. Organización actual de la enseñanza agrícola : a) Enseñanza superior ;
b) Dependencia de la Dirección jeneral de enseñanza : escuelas especiales, ídem
prácticas, estaciones agronómicas i esperimentales, enseñanza estensiva, escuela
del hogar agrícola i enseñanza para las mujeres, secretaría i contaduría; c) Or-
ganizaciones complementarias ; instituciones nacionales con secciones agrícolas ;
enseñanza agrícola en las provincias; instituciones partículares de enseñanza
agrícola. 2. La organización burocrática i la enseñanza agrícola; la lei de con-
tabilidad i la lei de los ministerios. 3. El personal de la enseñanza agrícola :
dificultades para su selección i mayor estímulo. 4. Los terrenos para la escuela
de agricultura. TH, Los presupuestos de enseñanza agrícola; los gastos en cons-
trucciones; adquisición de terrenos; remuneración del personal; gastos de ma-
quinaria i planteles de producción i de renta, etc.; el inventario de la enseñanza
agrícola. IV, Instituto central de investigaciones agrícolas; la lei de enseñanza
agrícola; el deber i la acción de los poderes públicos; un dreadnought para la
enseñanza agrícola.
Anexo I, Avaluación de los establecimientos dependientes de la Dirección je-
neral de enseñanza e investigaciones agrícolas (inventario jeneral). Anexo ll,
Renuncia del director interino de enseñanza agrícola. Circular dirijida al perso-
nal de la repartición. Anexo III, El costo de las instituciones de enseñanza agrí-
cola. Anexo IV, El instituto central de investigaciones agrícolas. Anexo V, La
enseñanza agrícola en las escuelas normales i primarias i en la enseñanza jeneral.
Anexo VI, La enseñanza agrícola para mujeres en las universidades i en las es-
cuelas especiales de varones.
BIBLIOGRAFÍA 105
Ante todo, el injeniero Amadeo tributa una frase de caluroso elojio al ex mi-
nistro de Agricultura de la Nación, doctor Horacio Calderón, por su patriótica,
entusiasta i decidida cooperación en pro de la enseñanza agrícola, a pesar de la
estrechez económica en que tuyo que actuar. Luego agrega una. palabra de en-
comio a los agrónomos i empleados administrativos de la Dirección jeneral, mo-
destos i esforzados obreros de labor fecunda, digna de estímulo i consideración
de parte de los gobernantes.
Luego entra a historiar la enseñanza agrícola en el país desde que Rivadavia
— (como no había de aparecer el jenial don Bernardino!) — creó una en 1823,
en lo que es hoi el cementerio del Norte, suprimido pocos años después por don
Manuel Dorrego, hasta lo realizado por el doctor Calderón. Estudia los planes
formulados, las escuelas creadas, los escasos medios de que siempre se ha dis-
puesto, los resultados más o menos halagiieños obtenidos ; lo que es i lo que de-
biera ser la enseñanza agrícola, la leyes que la han rejido hasta hoi, en una pa-
labra, lo hecho i lo por hacer para que la enseñanza agrícola sea fecunda i con-
tribuya debidamente al progreso del país.
No es posible en una simple noticia bibliográfica entrar en el detalle, que
abarca tantos puntos de capital interés; por esto nos limitamos agregar que el
programa desarrollado por el injeniero Tomás Amadeo, responde a su culta per-
sonalidad técnica, que ha podido aquilatar los beneficios i las deficiencias de las
escuelas agrícolas, por sus ya largos años de enseñanza técnica i por su práctica
administrativa en el ministerlo de Agricultura.
La obra del señor Amadeo merece que los gobernantes nacionales i provincia-
les i especialmente el actual ministro de Agricultura, doctor Pueyrredón, la to-
men debidamente en consideración, pues hallarán en ella ideas sanas i patrióti-
cas, como programa agrícola, i un fondo científico en correspondencia con el al-
cance del mismo.
S. E. BARABINO.
PUBLICACIONES AMERICANAS :
CHILE.
Anales de zoolojía aplicada (agrícola, médica i veterinaria) dirijida por su
fundador i redactor el doctor CarLOs E. PORTER, profesor de la materia en
Santiago de Chile.
Hemos recibido varios números de estos 4nales, verdadera « publicación inter-
nacional americana », como la titula su director, pues en ella colaboran muchgs
i mui distinguidos naturalistas de las repúblicas americanas. En ellos, como en
su Revista chilena de historia natural, el profesor Porter, demuestra de una ma-
nera continua, sin solución de continuidad, no sólo sus altas dotes intelectuales,
no sólo su pericia en las ciencias naturales, sino que también su incansable labo-
riosidad profesional.
En efecto, para corroborar lo que es una verdad comprobada por todos los na-
buralistas americanos i europeos, bastaría pasar una rápida revista a los trabajos
realizados por el ilustrado profesor chileno; muchos de los cuales no han sido
aun dados a la publicidad. Concretándonos a los que ya lo fueron, nos bastará
106 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
decir que hasta abril de 1914 — i ya van dos años largos — el profesor Porter
llevaba publicados unos 160 trabajos sobre investigaciones histolójicas i biolóji-
cas, jeografía zoolójica 1 fitojeografía, bibliografía de ciencias naturales, historia
de las ciencias naturales en América, biobibliografías de naturalistas, trabajos
didácticos, zoolojía sistemática americana, zoolojía económica, botánica, terato-
lojía vejetal i animal, administración, coleccionamientos, estadística, catálogos,
vulgarizaciones, glosas de las revistas estranjeras, etc., etc. En cuanto a obras
en publicación mencionaremos la Revista chilena de historia natural, la Fauna de
Chile, el Memorándum de zoolojía, el Diccionario ornitolójico de Chile, el Curso de
zoolojía jeneral, agrícola e industrial, las Lecciones de morfolojía i fisiolojía del hom-
bre, las Lecciones de zoolojía, los Anales de zoolojía aplicada, ete., ete. :
Agregando las publicadas en los últimos dos años podemos decir, que el pro-
fesor Porter es uno de los hombres de ciencia americanos más digno de aplauso.
Conviene señalar que en las revistas dirijidas por el docto naturalista chileno
figura una colaboración asidua e importante de los científicos de las demás repú-
blicas hermanas, especialmente de distinguidos miembros del importante cuerpo
de naturalistas arjentinos, estableciendo así una mancomunidad de propósitos
sumamente conveniente para las ciencias naturales en las repúblicas hispano-
americanas.
I como no queremos seguir hiriendo la modestia de nuestro estimado amigo,
el profesor Porter, dejo de tomar en cuenta muchas otras útiles actividades del
infatigable trabajador.
S. E. BARABINO.
Conferencias sobre antropolojía, etnolojía i arqueolojía, por RICARDO
LATCHAM, correspondiente del real Instituto de antropolojía de la Gran Bre-
taña e Irlanda. Primera parte : Lo que son estas ciencias, 1 volumen de 206
pájinas, in-8 grande, exornado con XX láminas fotográficas. Editado en San-
tiago de Chile.
El autor ha formado este su libro con las conferencias dadas por él en la So-
ciedad chilena de historia i jeografía, la cual resolvió su publicación.
Se trata de un trabajo de síntesis, descriptivo, de lo que al hombre atañe, his-
tórica, fisiolójica i socialmente considerado.
Ninguna ciencia puede ser más atrayente para el hombre que la que nos ocu-
pa del conocimiento racional de su orijen, de su evolución, de su transforma-
ción, de su actuación en el mundo, desde su existencia troglodita hasta su vida
actual en los grandes centros urbanos, en los elevados arañacielos de la vivienda
moderna; de sus triunfos artísticos desde los prehistóricos utensilios pétreos
hasta la artística producción industrial moderna; desde la basta piragua troncal
arbórea que merodeaba por las orillas de las aguas hasta los grandes piróscafos
que surcan los océanos; desde sus toscos petroglifos hasta el grabado moderno;
desde sus monolíticos menhires hasta la torre de Eiffel; desde el alarido del sal-
vaje hasta el habla i el del canto moderno; desde el simple taparrabos hasta el
traje moderno de corte elegante; en fin, desde el hombre bestia hasta el ser
pensante que ha trasformado paulatinamente, merced a su lento perfeccionamien-
to, la vida humana en toda la tierra.
¿Quién no ha leído con fruición L*homme selon la science, de Biichner; el Orijen
BIBLIOGRAFÍA 107
de la civilización, de sir Lubbock ; la Historia de la civilización, de Seignobos? 1
nombro éstas, porque no todos somos naturalistas para aprovechar los trabajos
de Lyell, Darwin, Ameghino, Haeckel, etc.
El tema, pues, de las conferencias del señor Latcham, no puede ser ni más
atrayente ni más interesante. Se comprende, pues, por qué la Sociedad chilena
de historia resolvió publicarlos.
El autor ha dividido su trabajo en tres grandes secciones : la antropolojía, la
etnografía i la arqueolojía, como quien dice su orijen isus condiciones físicas,
vale decir, su aparición en la tierra, su constitución orgánica, su funcionamiento
fisiolójico ; luego su desarrollo mental, social i moral; i por último, su actuación
artística industrial, desde la edad de la piedra hasta la actual del acero, reye-
lada por los restos prehistóricos de sus obras, las ruinas protohistóricas de sus
obras, hasta alcanzar la civilización contemporánea.
Analiza el señor Latcham, en la primera parte, el lugar del hombre en la na-
turaleza, su antigiiedad, su cuna, su evolución, migracion, herencia morfolójica;
su estatura, piel, pigmentación, craneolojía i craneometría; su fisiolojía, su pa-
tolojía, etc. Luego le describe etnolójicamente siguiendo su evolución mental
desde las épocas paleo i neolítica, siguiéndole en sus monumentos mono-megalí-
ticos; en su iniciación en la vida agrícola, en sus progresos por el conocimiento
de los metales (edades de cobre, de bronce, de hierro); le estudia en su sociabi-
lidad, en sus relaciones sexuales (poliandria, polijinia, poligamia, monogamia);
en sus agrupaciones (fratrías, matriarcado, patriarcado, tribus); en su exogamia
i endogamia; por fin, en su constitución, desde las pequeñas aldeas hasta su con-
federación, hasta el nacimiento del Estado.
Continúa a analizarle en su moralidad i relijiosidad (animismo, fetichismo,
magia, demonismo, teísmo, poli imonoteismo, etc.); en sus usos, costumbres, le-
Jislación, etc.
Le sigue después en sus manifestaciones arqueolójicas, restos de sus artes e
industrias, revelados por los descubrimientos de los residuos hallados en los
terrenos de la época terciaria i cuaternaria, en las cavernas, en las sepulturas,
en las construcciones lacustres, en sus monumentos de tierra o piedra, etc., para
llegar a la edad de los metales, que dan un gran impulso a su civilización i le
conducen paulatinamente a crear el comercio i la navegación, fundamento del
más rápido progreso de las incipientes naciones.
Pero ¿ha sido feliz el señor Latcham en el desarrollo de tan simpáticos temas ?
En jeneral, sí; aunque como ellos abarcan una vasta serie de conocimientos,
ha tenido que sintetizar mucho i más aun, pasar por alto mo pocos problemas
relacionados con la jeografía, la paleontolojía, la historia, etc., materias que ne-
cesariamente se correlacionan con las vicisitudes del hombre desde sus remotí-
simos oríjenes, sin constancias completas, hasta las épocas más recientes en los
que la escritura i la imprenta, han dado carácter realmente histórico a sus ma-
nifestaciones mentales, artísticas, industriales.
Por lo demás, el autor sólo ha entendido hacer obra de vulgarización; aunque
en muchos puntos entra en la discusión de los hechos i espone sus opiniones per-
sonales, antagónicas con los naturalistas que, como el doctor Florentino Ame-
gbino, han conquistado por su propia labor fama i honra mundial.
No entraremos a discutir aquí si el doctor Ameghino erró o no en sus afirma-
ciones sobre la antigiiedad del hombre en América; sólo vamos a hacer notar que
108 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
la forma en que se espresa el señor Latcham, es simplemente despectiva. No son
el señor doctor Hardlicka, ni el señor Baley Willis, que en un paseo por nuestras
rejiones pampeanas pueden acumular pruebas científicas para destruir la labor
de 40 años del doctor Ameghino, cuya competencia, cuya honestidad científica,
cuyo potencial talentoso, sin mengua para nadie, está por lo menos al mismo
nivel de los indicados señores. El doctor Ameghino puede haber errado; pero no
porque se haya basado en datos imperfectos ¡mal interpretados, i en muchos casos en
premisas falsas. Según dichos críticos demoledores las pruebas del doctor Ame-
ghino se basaban en determinaciones jeolójicas imperfectas; en consideración imper-
fecta de las condiciones en que se hallaron los restos; en atribuir un valor indebido a
las alteraciones orgánicas e inorgánicas que presentaban los diferentes huesos; ¡ el
examen i juicio de los restos por personas que no eran antropólogos espertos, quienes
aceptaron variaciones individuales, o causadas por deformación artificial, como norma-
les i distintivas.
En suma : una ignorancia supina, una falta de criterio absoluta, una lijereza
vituperable.
No es así como se juzga la obra ajena: i mucho menos cuando se trata de un
naturalista jenial que durante casi medio siglo ha estudiado i ha escrito sendas
e importantísimas obras científicas que le han valido el calificativo de sabio en
todos los países civilizados. Precisamente, por esto, lamentamos que el señor
Latcham sn haya hecho eco de aquellos señores aceptando la forma ofensiva por
ellos adoptada para decir que Ameghino erró. Lo que ellos dicen no es que erró,
sino que falseó los hechos. I esto, tratándose de Ameghino, es escupir al cielo...
Tengo entendido que personas competentes en estas materias i que conocen la
mentalidad i los procedimientos del doctor Ameghino, van a refutar esas pre-
tendidas rectificaciones de los indicados críticos.
Yo por mí, me concreto a decir que el bello trabajo del señor Latcham queda
mui afeado por ese desliz de crítica irrespetuosa.
S. E. BARABINO.
Bibliografía chilena de las ciencias antropolójicas, por RICARDO E. Lat-
CHAM. Dos folletos de 41 i 35 pájinas respectivamente. Imprenta Universita-
ria, Santiago de Chile, 1915.
El señor Latcham ha publicado en los números 6 i 7 del año III, de la Revista
chilena de bibliografía, dos series de nomenclatura de obras relativas a la antro-
polojía, obsequiándonos con un ejemplar, que mucho agradecemos i que hemos
presentado al Congreso de bibliografía e historia realizado en julio próximo pa-
sado.
La catalogación de libros de antropolojía fueron iniciados en Chile por el pro-
fesor Porter, i continuados por el señor Latcham en 1914; pero lo incompleto
del trabajo, ante las numerosas obras diseminadas en revistas, diarios i bibliote-
cas, que no figuraban en esas colecciones, le indujeron a publicar este nuevo
índice de libros, folletos i artículos relacionados con la antropolojía, la arqueo-
lojía, la lingitística, la sicolojía, el folklore i la historia etnográfica.
La primera serie consta de 625 títulos; la segunda de 547, o sea un total de
1172 trabajos que demuestran, como dice el señor Latcham, la riqueza de la lite-
ratura antropolójica chilena.
BIBLIOGRAFÍA 109
Es indudablemente un trabajo mui útil para los cultores de la ciencia del hom-
bre, no sólo chilenos, sino también de las demás nacionalidades.
S. E. BARABINO.
Bibliografía de bibliografías chilenas, por RAMÓN A. LavaL. Un folleto de
70 pájinas. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1915.
El autor nos ha remitido un ejemplar de su trabajo, que agradecemos debida-
mente. También presentamos este catálogo al reciente Congreso de historia 1 bi-
bliografía, realizado en esta capital.
El índice de los trabajos comporta 360 títulos bibliográficos sobre bibliografías
chilenas, en los que se da cuenta sucinta de las mismas.
Ante el número de bibliografías presentadas, el señor Laval, hace notar que
pocos países podrán exhibir tan gran copía de ellas como Chile: ni presentar bi-
bliógrafos de la talla de don José Toribio Medina, de fama mundial, consultado
por todos los que desean escribir sobre cualquier materia relacionada con el Nue-
yo Mundo, de su prehistoria, colonización postcolombiana, emancipación, etc.
Opinamos como el señor Laval. Las numerosas obras catalogadas representan
una producción bibliográfica mui importante, que honra a la cultura chilena.
Es un aporte mui útil para la bibliografía mundial.
S. E. BARABINO.
El molle o pimiento de Bolivia (Schinus molle L.). Apuntes sobre la repobla-
ción forestal del norte de Chile, por RobriGo Dírz K. Un folleto de 46 páji-
nas, exornado con un fotograbado de un Schinus molle existente en el Parque
de las delicias, de Santiago, i una ramita del mismo. Imprenta América. San-
tiago de Chile, 1915.
Ante todo, nuestro agradecimiento al señor Díez K., por el ejemplar de su
trabajo con que nos ha obsequiado.
Ahora, para presentar al Molle, nada nos parece más apropiado que trascribir
lo que a su respecto manifiesta el autor : «El pimiento de Bolivia, dice, no tie-
ne la exuberancia de follaje, símbolo de fortaleza, ni la elegancia de la palme-
ra; no evoca el recuerdo de una tumba como el ciprés i el sauce, i sin embargo,
es un árbol estraordinario.
Soporta el ardiente sol de los trópicos i las heladas inclemencias del sur de
Chile; se le ve en las altiplanicies bolivianas i en las bajas playas del Pacífico,
en el desierto de Atacama i a orillas de los ríos. Se le halla en la caleta de Gua-
yacán, entre áridas piedras i escorias, sin una gota de agua, lo mismo que en el
desamparado puerto de Huasco, en igual estado de aridez, sequía i abandono.
¿De donde es originario este árbol? El autor se decide por Bolivia. Traspor-
tado a Europa se estendió pronto en todo el mediodía de la misma (España, Ita-
lia, Francia, Grecia). Hoi se halla el molle en todas las rejiones del mundo. En
América abunda en Bolivia, Perú, Arjentina i Méjico.
El autor hace el estudio botánico de esta anacardiácea, mencionando las opi-
niones de diversos botánicos americanos ji europeos.
He aquí algunos datos sobre este pimiento :
110 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Altura, variable de 15 a 20 i más metros.
Diámetro, correspondiente de 0%8 a 1,20.
Tronco, recto en jeneral. Los hai torcidos i deformes.
Ramas madres, gruesas, vigorosas.
Ramas menores, delgadas, mui flexibles i elásticas.
Raíz, poderosa i profunda.
Hojas, persistentes, verdes, con 20 6 30 foliolos lanceolados, lijeramente ase-
rrados, con olor a pimienta si frotadas.
Flor, pequeña, blanca o verdosa, en racimo.
Fruto, una drupa. Mesocarpo resinoso, sabor azucarado con olor a pimienta;
persistente, de coloración rosada.
El autor aboga por la plantación de este sufrido árbol en las rejiones desier-
tas, secas, como medio de trasformarlas para su población, tratando de captar
mediante perforaciones el agua de los estratos inferiores de la tierra. El arbolado
es fácil porque el molle se presta a ser reproducido por retoños. Su madera es
buena para leña i para postes de gran duración; se la emplea con ventaja en
construcciones rurales, en traviesas para ferrocarriles, por su resistencia a la
putrefacción; en la construcción de arados. El carbón de molle es de primer
orden.
Los naturales del Perú i Bolivia hacen bebidas refrescantes con el fruto. Pro-
vée una chicha mui buena e inofensiva, que podría reemplazar a los venenosos
alcoholes. Las hojas dan productos medicinales mui interesantes. Las flores son
melíferas, mui buscadas por las abejas.
Suministra, además, el molle una gomorresina aromática, medicamentosa, pur-
gante, diurética, etc. Su corteza también es medicinal como cocimiento ; i da una
materia colorante, de color café, empleada para teñir redes de pescadores. La ajea
de los tintoreros mejicanos, es dada por una cochinilla que se cría en el molle.
Sirve como árbol de adorno i sombra para paseos, como ocurre en Estados
Unidos, Perú, Chile, etc.
Establecidos así los grandes servicios que puede prestar el molle, el autor pasa
a la técnica de su cultivo, que no seguiremos. Bástanos haber señalado las ven-
tajas de su propagación, especialmente en las rejiones secas, despobladas i des-
arboladas, como se desprende del interesante trabajo del señor Rodrigo Díez K.
A las reparticiones del ministerio de Agricultura corresponde estudiar debida-
mente el punto, si es que ya no lo han hecho, cosa que no nos consta.
S. E. BARABINO.
EUROPEAS (1).
CASA EDITORIAL GAUTHIER-VILLARS ET COMPAGNIE.
Théorie générale des nombres, Définitions fondamentales, par E. DUMONT,
capitaine du Génie Belge. Un volumen in-8* (20 X 13) de 194 pages, ayec 10
figures, cartonné. Gauthier-Villars etcompagnie, éditeurs. Paris. Prix, 3 frances.
,
(1) Debido a un cúmulo de atenciones no hemos podido hacer conocer antes de los lectores de
los Anales una serie de libros, que hemos examinado i que creemos de real utilidad para nues-
tros consocios el dar de ellos una somera idea, como lo hacemos hoi.
BIBLIOGRAFÍA 111
El autor entiende demostrar cómo puede ¡jeneralizarse la teoría de log núme-
ros absolutos i relativos fundado en la definición del número, lei de formación de
las magnitudes jeométricas, sintetizando fundamentalmente todas las definicio-
nes, unificándolas, apoyándose sólo en la jeometría euclideana, sin necesidad de
nuevos postulados como requiere la aritmética lójica.
También es su propósito demostrar que el cálculo de los cuaterniones es
exacto. A este respecto insiste en la diferencia que debe establecerse entre « yec-
tores jeométricos » i « cuaterniones », siendo” éstos sólo una homografía de los
primeros, pero más fácil i sin restricciones jeométricas.
En la primera parte de su trabajo trata el autor de los números absolutos (seg-
mentos de recta, jeneralidades, números enteros, complemento 4 la teoría de los
segmentos de recta, números comensurables e incomensurables); en la segunda,
se ocupa de los números relativos (vectores ¡jeométricos, jeneralidades, números
calificados, ángulos dirijidos, números imajinarios, cuaterniones, vectores, bicua-
terniones). Conclusión jeneral.
El libro es pequeño, pero el tema mui interesante, por lo que puede importar
para el progreso de la aritmética jeneral.
S. E. BARABINO.
Le principe de relativité, par E. M. LÉMERAY. Cours libre professé á la Fa-
culté de sciences de Marseille. Un volume in-16% (19 X 12), de 1v-156 pages,
avec 13 figures, 1916. Gauthier- Villars et compagnie, éditeurs. Paris, 1916.
Prix, 3,75 franes..
Es un hecho que casi todas las ciencias se hallan actualmente, debido a los
progresos i descubrimientos realizados por los sabios de todo el mundo, en un
período de franca evolución; i aunque la labor científica es por su naturaleza
lenta, prudente, no puede negarse que sus triunfos son notorios i muchos de
gran peso. . y
El principio de independencia de lo absoluto o sea el principio de relatividad,
aunque sólo se está estudiando desde hace unas dos décadas, lleva ya mucho
terreno ganado, gracias a los profesores Lorentz, Eenstein i pocos más, entre
ellos el autor de este trabajo, quien espone el principio de la nueya teoría en
esta forma :
«La velocidad de la luz en el vacío es constante e independiente de la velo-
cidad del foco, por lo menos cuando éste se mueve uniformemente. Las leyes de
los fenómenos naturales son independientes del estado de movimiento del siste-
ma de coordenadas al que se refieren los fenómenos observados, siempre que este
sistema no esté animado de un movimiento acelerado (principio de relatividad)...»
Limita su estudio a los campos de fuerza; establece la dinámica de la relati-
vidad en los casos de los estados casi estacionarios, en completa independencia
de la electrodinámica i apoyándonos en tres principios: el primero, poco dife-
rente del principio de la constancia de la velocidad de la luz; el segundo, el de
los trabajos virtuales; i el tercero, el de la inercia, modificado.
He aquí su índice sumario : Introducción. 1, Trasformación de Lorentz. 1, Ci-
nemática del punto. TIL, Estática. YV, Dinámica. V, Trasformación de las fuerzas:
Fuerzas que se ejercen entre cuerpos en movimiento. VI, Fuerzas centrales. VIL, Fuer-
112 : ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
zas repulsivas. VII, Elementos de la dinámica del electrón. YX, Fuerzas atractivas.
Gravitación, inercia de la enerjía.
Agrega una bibliografía pertinente i termina con una nota sobre lo ecuación
E =D
S. E. BARABINO.
GEBhuvres de G. H. Halphen, publiées par les soins de C. JORDAN, H. Porx-
CARÉ, E. PICARD, avec la collaboration de E. Vessiot. Tomo 1, volume de XLIV-
570 pages. Gauthier-Villars et compagnie, éditeurs. Paris, 1916. Prix, broché,
20 frances.
Nos concretaremos a trascribir sintéticamente lo que respecto del autor dice
uno de sus compiladores, el reputado matemático E. Picard.
«Parece que hoi se puede distinguir entre los matemáticos dos tendencias de
espíritu diverso. Unos se preocupan de ampliar el campo de las nociones cono-
cidas; otros prefieren permanecer — para profundizarlo mayormente — en el
dominio de las nociones mejor elaboradas. Estas dos direcciones del pensamien-
to sistemático se observan en las diferentes ramas de la ciencia. Se puede
decir, sin embargo, de una manera jeneral, que la primera tendencia se halla
con más frecuencia en los trabajos que se refieren al cálculo integral i a la teo-
ría de las funciones; mientras los de áljebra moderna i jeometría analítica co-
rresponden a la segunda. A ésta se vincula” especialmente la obra de Halphen.
Este profundo matemático fué sobre todo un aljebrista. Los difíciles problemas
de áljebra i jeometría numerativa, con los que se inició en la ciencia, en los que
una solución no tiene mérito alguno si no es completa i definitiva, habituáronle
a profundizar las cuestiones que estudiaba. Se encuentra en todos sus escritos el
euidado constante de no dejar nada sin acabar. Aprovechando, con habilidad con-
sumada, el apoyo que pueden prestarse las diversas partes de las matemáticas,
ha sabido lleyar hasta su último término, las soluciones de los problemas que se
planteaba. Su obra — tan perfecta — dejará en la ciencia una traza durable. »
El índice del tomo I que sería largo transcribir contiene numerosas memorias
de Halphen sobre temas los más variados que revelan, en verdad, una mentali-
dad jenial, un insigne cultor de las disciplinas matemáticas.
El tomo II se halla ya en prensa. La obra completa constará de cuatro tomos.
S. E. BARABINO.
A
7
BIBLIOTECA DE LA SOCIEDAD CIENTIFÍCA ARGENTINA
PUBLICACIONES RECIBIDAS EN CANGE
EXTRANJERAS (conclusión)
Italia
Atti della I. R. Accad. di Scienze Lettere
ed Artí degli Agiati, Rovereto — Atti della
R. Accad. del Fisiocritici, Siena. — Biv. Li-
gure, Genova. — Riv di Artiglieria e Genio,
Roma. — Boll. della Soc. Geografica Italiana,
Roma. — Ann. della Soc. degli Ing. e. degli
Architetti, Roma. — Holl della Soc Zoolo-
gica Italiana. Boma — Gazz. Chimica ltalra-
na, Roma. — Atti della Soc. dei Naturalisti,
Modena. — Boll. della Soc. Médico Chirur=
gica, Pavia. — Atti della Soc. Ligustica,
Genova. — Boll. del R. Comtato Geologico d
Utalia, Roma — Boll. della R. Scuola Super.
dV'Agricultura, Portici. — Atti della Assoc.
Elettioleenica Italiana, Roma — ll monitore
Tecnico. Milano. — Boll. del R. Orto Bota=
nico, Palermo. — Boll. Mensuale dell'Osser=
-valorio Centrale del R. Colegio Alberto in
Moncalieri, Torino. — Atti del R. Instituto
d'Incoraggiamento, Napoli. — Atti della Soc.
Toscana di Scienze Naturali, Pisa. — Osser--
vatorio Vaticano, Roma. — Atti della R. Accad.
di Sejenze, Lettere ed Arti, Modena. — Atti
del Collegio degli Ingegneri e Architetti, Pa-
lermo. — La Navigazione Aerea, Koma, —
Giornale del Genio Civile. Roma. — Rendi-
conte degli Studi ed Esperienze ese guite
del Laboratorio de Costruzione auronautiche
del Pattaglione Specialiste, Roma. — Bolletti-
no bimensuale della Societá Meteorologica
ltaliana. Torino. — Att della Reale Accade-
mia dei Lincei, Roma. — Societá 1taliana per
11 progreso delle Scienze, Roma. — Rendi-
conte del Circolo Matematico di, Palermo. —
11 Pitagora, Palermo.
5 Japón
The Botanical Mayazine, Tokyo. — The
Journal. of Geography, Tokyo. — Annota-
tions Zoological Japaness, Tokyo. — The
Zoological Society, Tokyo.
Méjico
Bol. del Observ. Astronómico Magnético
Metereológico Central Méjico. — bol. del
Observ. Nacional, Tacubhaya. — An. del Museo
Nacional, Méjico. — Memoria y Rev. de la
Soc. científica, Antonio Alzate. — An. del
Inst. Médico Nacional, Méjico — Bol. del
Inst. Geológico, Méjico. — Anales del Museo
de Arqueología, Historia y Etnología, Mejico:
— Informes y men:orias del Instituto Mexi-
cano de Minas y Metalurgía, México.
Nalal y
Geological Survey of the Colony, of Natal,
Pietermaritzburg.
Nueva Gales del Sur
Record of the Geological Survey (Depart-
ment of Mines), Sydney.
Nueva Zelandia
Transaction and proceeding of the New
Zealande Institute, Wellingston.
Paraguay
An. de la Universidad, Asunción.
Perú (Lima)
An. de Minas. — Bol. de la Soc. Geográ-
fica. — Informaciones y Memorias de la Soc.
de Insenieros del Perú. — Rev. de Ciencias.
— Boletin del Ministerio de Fomento.
Portugal
Bol. da Soc. Broteriana, Coimbra. — Jor=
nal da Soc. das Sciencias Médicas, Lisboa. —
Acad. R das Sciencias, Lisboa. — Bol. da
Soc. de Geograpbia, Lisboa. — 0 Insttiuto
Rev. Scient. é Litteraria, Coimbra. — Bol.
do Observ. Metereológico é Magnético, Goim-
bra — Bol.- do- Observ. da Universidade,
Coimbra. — Bol. do Observ. Meterológico do
Infante Dom Louis. Lisboa. — Annaes Scien=
tilicos da Academia Polytecnica do Porto,
Coimbra.
Rumania
Bol de la Soc. Geourálica, — Bueuresci. —
Buletinul Societatti Regale Romaue de Geo-
gralie, Bucuresti.
Rusia
Bul. de la Soc. de Geographie, Hel-=
sinefors. — Memoires de la Acad. Imperdes
Sciences, Petrogrado. — Bull. de la Soc.
Polithécnique, Moscow. — Rev. des Seien-
ces Mathématiques, Moscow. — La Biblio=
teca Politecnica, Petrogrado, —Soc. pro Fau- z
na et Flora, Fennica, Helsinefors,— Bull. de
la Soc. Impér. des Naturalistes, Moscow. —
An. de la Soc. Phisico Chimique, Petrogrado.
— Bull. de la Soc. Imper de Geographie,
Petrogrado. — Phisicalische Central Obser=
vatorium. Petrogrado. — Bull du Jardin Im-
per. de Botanique. Petrogrado. — Korres-
pondensblat de Natufors Vereins, Kiga. —
Bull. du Comité Geologique, Petrogrado. —
Polytechnischen Vereins, Petrogrado
San Sulvador ,
Observ. Meteor. y Astron. El Salvador.
Suecia y Noruega
Sveriges geologisca Underskning, Stoc-
kolm. — Kongl Vetenskaps. Akademiens.
Stockolm. — Forhandl et Vidensk Selska-
bet, Cristiania, :
NACIO
Buenos Aires
Rev. de la Fac. de Agronomía y Veterina-
ria, La Plata — An. del Museo, La Plata.
Rev. Mensual de la Cámara Mercantil, Barra-
cas al Sud. — Revista del “entro de Inge-
niería, La Plata. — Revista del Centro Estu-
diantes de Química y Farmacia, La Plata —
Archivos de Pedagogía y Ciencias Afines,
La Plata.
Capital
An. del Círculo Médico Argentino. — An.
de la Universidad de Buenos Aires — Ar-
chivos de Criminalogía, Medicina legal y
Psiquíatria. — Bol. de Estadística Municipal.
— Rev. Farmacéutica. — La Ingeniería. —
An. del Depart Nacional de Higiene. — Rev.
Técnica. — An. de la Soc Rural Argentina.
— An del Museo Nacional de Buenos Aires.
— Rev de la Soc. Médica Argentina — Rev.
de la Asociacion Estudiantes de Ingeniería.
— Rey. de la Liga Agraria. — Bol. de la
Union Industrial Argentina. — Bol. del Cen-
tro Naval. — El Monitor de La Educacion Co=
mún. — La Semana Médica. — Anuario de
a Direccion de Estadística. — Boletin del
SUBSCRI
Francia:
Annales des Ponts et (haussées. — « Re-
vue » — Contes Rendus de l'Académie des
Sciences. — Annales de Chimie et de Physi-
que. — Nouvelles Annales de Mathématiques.
— « La Nature ». -— Nouvelles Annales de la
Construction (Oppermann). — Revue Scien-
tifique. — Revue de Deux-Mondes. — Revue
gévérale des sciences, (Paris). :
Italia
Trattato Generale dell'Arte dell'Ingegnere,
- Suiza Pe
Gengraphich Ethnographiche gesellse
Zurich. — Soc. Hevéltique des Sciences A
turelles, Berna. — Bull, de la Soc. Neufeha=
teloise de Geographie, Neuchatel. — Obser-
vatoire Meteorologique, Neuchatel, — Biblio-
thek des eidgenossischen Polytechnikims,
Zurich. Archives Suisse d'anthropologie
genérale, Genevé, ¿
Uruguay (Montevideo)
Rev, de la Asociacion Rural. — Bol. de la
Enseñanza Primaria. — An. de la Universi-
dad. — Bol, del Observ. Metereorológico Mu--
nicipal. — Revista de la Asociación de Inge=
nieros y Arquitectos del Uruguay, — Revista
del Centro Farmacéutico Uruguay. — Revis-
ta del Ministerio de Industrias.
NALES
Museo Social Argentino — Boletín da la So-
ciedad Physis. — Germinal. — Anales de Psi=
cología. — Anales de la Sociedad Química
Argentina. — Boletín y Anales de la Direc=-
ción de Minas, Geología e Hidrología. — Re-
vue de la clinique Obstétricales et Gynéco=
logique. — Boletín de la Sociedad de Oftal-
mología de Buenos Aires — Revista de Cien=
ciasEconómicas. — Boletín del Departamento
Nacional de) Trabajo —Revista dela Sanidad
Militar. — Revista del Jardín Zoolósico =
La Universidad Popular. — Boletín y Memo
rias del Ministerio de Agrícultura. — Revis-
ta Zootécuica. — Revista de Agronomía.
«
Córdoba
2 Bol y Actas de la Academia Nacional. - 5
Revista de la Universidad Nacional.
Entre-HKios
An. de la Soc. Rural.
Tucumán z 2
Anuario Estadístico.
PCIONES > >
(Roma). — Memorie de archittetura practica,
(Torino). — L*Industria Chimica, (Torino).
— Scientia (Rivista di Scienza), (Milano). —
Nuovir Enciclopedia de Chimica, (Roma). —
Il Costruttore (Milano).
Iuglaterra
The Builder, (Londres).
“España E
Enciclopedia Universal ilustrada, (Barce=
lona. IS
Dinecron B Doctor HORACIO: DAMIANOVICH
Presidenie... 2d Ingeniero Nic
ES Vicepresidente 4%...... ... 2 Doctor Cristóba
Eo Vacepreslente a doi. ass Doctor Francis:
e Secretario de actas............ Doctor Alfredo
Secretario de correspondencia. . E
ESE y Ingeniero cdo o ea
Protesorero .ococccao no noc no. Doctor Eduardo Carette
26 EBADIOLECatIO os Ingeniero Pedro A. Kossell soler
j Doctor Guillermo Schaefer
Señor José M. Orús. y E
E Ingeniero Juan -fosé Carabelli
z ola Ingeniero Emilio Mallol
de EEE, UN e Coronel ingeniero Arturo M- Lugones
A 7 E : Ingeniero Domingo Selva ES
A : z Ingeniero Emilio Kebuelto AS
: ; Ingeniero Enrique Butty 53
CER Rd OS Señor Juan Botto ES
A y A a
a 4 mm de
Ñ E E 4 > ER Ds
A - E >
Los colaboradores de los Anales, que deseen tirada apar te is 50 OS de susa
tículos deben solicitarlo por escrito. Por mayor número de ejemplares deberán enter
derse con los editores señores Coni hermanos.
Tienen, además, derecho a la corrección de dos pruebas. ,
Los manuscritos, correspondencia, etc., deben enviarse a la Enón Cevallos,
269.
“ Cada colaborador es personalmente responsable de la tesis que sustenta en sus escritos.
. - z La Dirección.
O PUNTOS Y PRECIOS DE SUBSCRIPCIÓN.
Local de la Sociedad, Cevallos 269, y principales lib: ria;
g oo cab abo or cora page OR
A poco RA SU ES
Número alrasadO.......oommoooo... ESA 2.00 -
= para los. socios. aa TS - 1.00
PA Da
PA eL.
LA SUBSCRIPCIÓN SE PAGA ADELANTADA
* ESTUDIO FITO-ZOOLÓGICO
SOBRE ALGUNOS
LEPIDOPTEROS ARGENTINOS PRODUCTORES DE AGALLAS
POR JUAN BRETHES
(Con 16 figuras en el texto)
CONFERENCIA LEÍDA EN LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA EL 12 DE JUNIO DE 1916
Y REPENIDA CON NUEVOS DATOS EN LA ESCUELA NORMAL PRESIDENTE ROQUE SÁENZ PEÑA
EL 12 DE OCTUBRE DE 1916
El caso de mariposas productoras de agallas es sumamente raro.
Houard, en su bello catálogo de las agallas europeas y de la región
circunmediterránea, llega a un total de casi 8000 especies de las cua-
les apenas unas 60 son producidas por mariposas.
Pero ninguna de estas últimas tiene nada de elegante, de geomé-
trico, ni tampoco de la forma esférica tan conocida y clásica produci-
da por Cymips tinctoriac o Cymips Kollari : son simples abultamientos
dle las ramas en que se alojan esos insectos.
Para tener un caso de esfera perfecta o de ánfora delicada, es ne-
cesario trasladarse a la República Argentina : aquí sólo hay maripo-
sas artistas (1).
De las que registramos hoy, una era ya conocida hace más de
ochenta años. El naturalista inglés John Curtis, la publicó en las Tran-
sactions of the Zoological Society of London, en 1835, asignándole el
nombre de Cecidoses eremita. Desde entonces no se hizo más referen-
cia a tan extraño animal. Pero de repente, en estos últimos años, pa-
rece haber habido como un renacimiento a su respecto, como un pe-
sar de haber silenciado a esta obra de arte por más de un concepto
(1) De Europa tan sólo se conocen las agallas producidas por Oecocesis Guyo-
mella y Amblypalpis Olivierella que tienen alguna semejanza con las que aquí se-
ñalo, pero ¡cuán diferentes son bajo varios puntos de vista!
AN. SOC. CIENT, ARG. — T. LXXXII S
114 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
maravillosa : Ihering en Sáo Paulo, Lugones en Buenos Aires, Tava-
res en la revista Brotería, etc., han proporcionado varios datos que
le conciernen.
Como he tenido también la oportunidad de estudiar de cerca la vi-
da y maravillas de esta extraña mariposa, relataré lo más completa-
mente posible cuanto se sabe sobre ella. Los elaros que se notaren se
llenarán en el porvenir con observaciones propias o ajenas.
Estamos en abril. El verano tiene prisa para perfeccionar su obra
Fig. 1. — b, fotografía de una tama de Schinus dependens cargada de agallas producidas por
Oecidoses eremita Curt.; a, rama de Sehínus dependens con agallas de Bucecidoses minutanus
Bréthes, Más o menos ”/, del tamaño natural (Fotografías del profesor C. Villalobos a quien
agradezco).
antes que las inclemencias invernales no destruyan las plantas o ani-
males tardíos. El Molle de incienso (Schinus dependens) ostenta como
unas frutas perfectamente esféricas cuyo diámetro oscila alrededor de
centímetro y medio. En su mayoría se nota una abertura circular de
cuatro milímetros de diámetro. Algunas de esas frutas pueden estar
cerradas, pero se distingue muy bien el opérculo que tapa la entrada.
Muchas de las que están abiertas guardan todavía a la salida el pelle-
jo de un insecto que se evadió. Estudiado con detención, vese bien
que ese pellejo es el de una mariposa. Con todo, la duda subsiste so-
bre si la havitación vacía corresponde a una mariposa, o si ésta no
aprovechó una casa ajena.
LEPIDÓPTEROS ARGENTINOS PRODUCTORES DE AGALLAS 115
Por otra parte, no es solamente en abril que se pueden observar
esas frutas extrañas, sino en cualquier época del año; pero entonces
sólo se conseguirán algunas mariposas.
Llamamos frutas a esas deformaciones porque su exterioridad así
parecería caracterizarlas : es la impresión que a uno le asalta, sobre
todo si es la primera vez que se las observa; ¡son tan numerosas en el
mismo árbol! Sin embargo, veamos su interior en busca de semillas:
abramos una, dos... diez. No hay semillas... Abramos cien... Nunca
hay semillas : están huecas y solamente ocupadas a veces por arañas
que las han elegido por sitial protector, por algún coleóptero vaga-
bundo o cualquier otro insectillo; en ningún caso hay rastro de semi-
lla. ¿Qué árbol será éste que no tiene semilla en fruta tan aparente?
O sino, ¿cuándo y cómo la semilla ha evacuado la fruta ?
Vayamos por partes. No apresuremos nuestros juicios. Sino nos
pasará el caso de aquél que había visto una araña indefensa e inofen-
siva sobre una hoja de yerba mate. Ese maldito animal en el acto fué
acusado de producir una deformación foliar, abarquillando sus bor-
des, reduciéndola a bolsa informe, hasta el punto que ya se ha habla-
do de este caso patológico en la yerba mate. Tendremos ocasión de
volver sobre este punto, con todos los detalles que comporta, pues es
también muy interesante.
Un poco de observación, pues, para la fruta del Molle de incienso,
y todo se nos aparecerá a su momento. Una fuente de errores está en
la precipitación.
Al lado de esas esferas de tamaño regular, hay otras más peque-
ñas, no mayores que un grano de pimienta, y de un color morado has-
ta violáceo. Éstas son las verdaderas frutas: tienen semillas perfee-
tamente individualizadas. Su reducido tamaño excluye que se utilicen
como alimento.
¿ Cuál es, pues, la naturaleza de aquellas esferas mayores que, como
hemos observado, no son frutas ? ¿Qué son y cómo se han formado ?
¿Cómo atribuir su presencia sobre el Molle? Si seecionamos una
cualquiera cuando aun está verde, en invierno por ejemplo, invariable-
mente la encontraremos hueca, pero conteniendo en su seno un ser
diminuto que por sus movimientos desacompasados e inquietos nos
manifestará en su mudo lenguaje que lo hemos molestado en su vida
solitaria, un gusanillo blanquizco y alargado que un naturalista ave-
zado reconocerá como larya de mariposa.
Esta esfera que creíamos ser una fruta es, pues, el habitáculo de
un animalito, y es lo que se ha llamado una agalla, o técnicamente una
116 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Cecidia, de Cecidomias, pequeñas moscas que originariamente se ob-
servaron como productoras de estas deformaciones vegetales.
En tesis general, una agalla o cecidia es el resultado de la acción
de un insecto sobre un planta.
Vulgarmente se cree que las agallas son producidas por la picadu-
ra de los insectos. La esfera que ahora sabemos producida por el Ce-
cidoses eremita habría sido por lo tanto el resultado fitopatógeno de
la picadura de esa mariposa? ¿ Sería capaz el Cecidoses de picar al
árbol del incienso? Admitiremos el dato fiando sobre la honradez y .
buen ojo de los observadores anteriores hasta que podamos cerciorar-
nos personalmente de la verdad de lo dicho.
Veamos antes lo que es el Cecidoses y si está organizado para pi-
car. Mariposa pequeña, de algo más de un centímetro de largo; sus
alas extendidas miden un poco más de dos centímetros de punta a
punta. Nada de vistoso: ni blanco de un blanco puro, ni mucho me-
nos con los colores llamativos y a veces tan preciosos de sus compa-
neras las mariposas diurnas, a propósito para adornar los sombreros
del bello sexo, si no fueran tan «mírame y no me toques »; el ropaje
del Cecidoses es de un grisáceo indefinible que un Rafael difícil-
mente expresaría. Los hay que le han notado un matiz color madera,
y tal vez tengan razón. En ese color uniforme y difícilmente defini-
ble se destacan algunos átomos (escamas) parduzco obscuro, forman-
do manchitas esparcidas sin orden aparente. En una palabra: mari-
posa pequeña, grisácea, nada vistosa.
Antes de proseguir, determinaremos su posición en la escala zooló-
gica. Se me permitirá insistir sobre este punto, pues ni Curtis, cuan-
do dió a conocer a este animal, ni Walker, en su gran catálogo de
las mariposas le han señalado familia entre los Lepidópteros, y nin-
gún autor posterior tampoco ha hablado a este respecto. Curtis lo
colocó entre los Tortricidae, pero con dudas.
Cecidoses se aproxima mucho por su estructura de las Phaloninae,
(Tortricidae) pero por lo que veremos después (en el apéndice), las
larvas de esta última familia tienen sus patas perfectamente desarro-
lladas, mientras que la larva de Cecidoses es completamente ápoda.
Tendremos oportunidad de encontrar varios otros caracteres impor-
tantes que me hacen fundar una nueva familia, la de los Cecidosidae
que comprenderá desde ya cuatro géneros, monotípicos cada uno de
ellos : Cecidoses, con €. eremita; Clistoses con C. artifex (1); Bucecido-
(1) No conozco esta mariposa de Mendoza, descripta por Kietfer, cuya aga-
LEPIDÓPTEROS ARGENTINOS PRODUCTORES DE AGALLAS des
ses, con E. minutamus ; Oliera, con O. argentinana, en cuyo estudio me
particularizaré más adelante.
Aprovecho esta ocasión para dar algunas explicaciones acerca de
la clasificación en historia natural. Ella es un trabajo ímprobo, poco
lucido, para el cual el clasificador tiene que entregarse a una tarea de
romano en investigaciones bibliográficas para llegar al resultado: es-
te animal se llama A.
La sistemática o la clasificación no es una ciencia subordinada a
las divisiones políticas: no hay una clasificación argentina, brasileña,
norteamericana, inglesa, francesa o China, ete. Es una ciencia unifor-
me que rige idénticamente en todas las regiones del mundo, cualquie-
ra sea su ubicación o su civilización. El clasificador deberá reconocer
si el animal fué ya bautizado, sin agua por cierto, en otro país, en cu-
yo caso debe conservarle el nombre técnico entonces impuesto. El
caso es particularmente aplicable a las plantas. Es necesario para
que nos podamos entender que un vegetal tenga un nombre uniforme
«de París a Pekín, del Japón hasta Roma». Lo mismo para los ani-
males. De ahí que la nomenclatura sistemática no reconoce los lími-
tes políticos de los estados. Sería también necesario que se eliminaran
los nombres vulgares: por ciertas similitudes a veces difíciles de
comprender, el vulgo designa con el mismo vocablo a plantas muy
distintas sin embargo. Bástenos citar el Roble; esta palabra se ha
aplicado a Quercus, a Ptedoron pubescens, a Ilex tucumana, el primero
de la familia de las Cupuliferas, el segundo, una Leguminosa, y el ter-
cero, dado a conocer por el distinguido botánico argentino, doctor Mi-
guel Lillo, una Aquifoliacea.
Es una señal inequívoca de la inferioridad de un país el uso exclu-
sivo de los nombres vulgares, pues éstos son de una acepción nece-
sariamente circunscrita, y nada significan para los lejanos : es un país
encerrado en las brumas polares; de balde por momentos aparecerá
una aurora boreal, su clima no cambiará, su cielo ignorará el sol ca-
liente y fecundante de la ciencia universal.
Concordamos en que es conveniente, útil y necesario que todo ser
tenga su nombre técnico. La cuestión no está en si es largo y difícil
a veces llegar a la meta. La palabra «imposible » no debería estar en
el diccionario, se ha dicho alguna vez.
Esta es la misma cuestión que la de la oficina central de correos.
lla parece en un todo idéntica con la de Cecidoses eremita y producida sobre la
misma planta.
118- ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
¿Cómo una carta llegará a su destinación, y cómo varias cartas no se
extraviarán ? Según las indicaciones del sobre, se hace una primera
repartición que los ferrocarriles se encargarán de llevar a la provin-
cia respectiva. Las sucursales harán una nueya repartición y así su-
cesivamente hasta llegar a su destino. Así en la historia natural. Las
señas para los grandes grupos las dan los caracteres del animal estu-
diado. Las reparticiones secundarias se hacen según los caracteres
que suministra siempre. Así se llega a individualizar cada animal o
planta.
La clasificación es el mismo trabajo de la oficina dactilográfica : no
hay L. C. que pueda engañar por más que varíe su nombre, se afeite,
vista trajes diferentes.
No hay duda que a veces el trabajo es engorroso, y que los errores
son siempre posibles: errare humanum est, dice el adagio. Pero no
faltará algún «sacerdote del saber » que rectifique los entuertos.
Ahora bien, diré yo: ¿la clasificación es el último término de la
ciencia? No, por cierto, es sólo un escalón, pero escalón necesario,
imprescindible. El objeto de la historia natural es descubrir la rela-
ción que tienen entre sí los seres de la naturaleza, los caracteres con
que podemos reconocerlos y sus propiedades, si nos pueden ser útiles
o perjudiciales, la medida de aprovecharlos; en una palabra, con la
idea antropocéntrica que es innata en el hombre, hasta qué punto nos
podemos servir de ellos.
La sistemática es en la historia natural lo que la topografía anató-
mica en la medicina, la geometría y demás matemáticas en la inge-
niería, el Código civil en la abogacía.
No será naturalista el que desconozca la sistemática, como no hay
labrador sin arado. La anatomía, la geometría, el código y el arado
no son más que un medio, pero medio indispensable.
El Cecidoses eremita será pues el tipo de una nueva familia de Le-
pidópteros que llamarase Cecidosidae.
Esta digresión sobre la clasificación del Cecidoses nos dejó en la
cuestión de si esta mariposa está organizada para picar la planta y
producir las agallas. Se dice corrientemente que éstas son provoca-
das por la picadura de un insecto. En el caso presente parece que
el Cecidoses se empeña en probarnos lo contrario. La extremidad de
su abdomen no tiene aguijón ni oviducto sólido, ni aparato cualquiera
de mediana consistencia siquiera para poder perforar. La abeja y las
avispas tienen un aguijón ponzoñoso y firme, las langostas tienen un
oviducto muchas veces muy duro y fuertemente musculoso capaz de
LEPIDÓPTEROS ARGENTINOS PRODUCTORES DE AGALLAS 119
perforar los terrenos secos y resistentes como piedra. En cambio nues-
tro Uecidoses no puede ni siquiera perforar la epidermis de un pétalo:
su abdomen es blando; sus segmentos entran-uno en otro con movi-
miento de telescopio, y nada más. ¿Será la trompa entonces que des-
empeñará el papel de perforadora? Así lo hacen los gorgojos con su
pico, así el carpintero que a tremendos picotazos fabrica su nido en
el corazón de los árboles. Aquí también estamos desorientados. El
Cecidoses no tiene trompa de mediana consistencia, ni siquiera tiene
trompa.
Adjunto va el dibujo (fis. 2) que representa sus partes bucales. Tan
sólo hay los palpos labiales casi atrofiados, recuerdo apenas de la orga-
nización de las mariposas. Maravilloso
nudo gordiano. Sin aguijón ni trompa,
y sin embargo allí está el resultado: una
agalla, una geométrica agalla, una obra
de arte digna del estudio de Lugones y .--
de Fabre, si la hubiera conocido.
No hay nada de nimio en la naturale-
za; desde lo infinitamente pequeño que
estudió Pasteur hasta lo infinitamente
grande que preocupó a Galileo, desde el
microscopio hasta el telescopio, la natu- pi. >. — rigora esquematizada de la
raleza es simplemente maravillosa. A ca- cabeza de Cecidoses eremita en que
da paso nuestro espíritu encuentra nuevo daa A
pos y la espiritrompa que no exis
motivo de estudio y de admiración. La tenen este animal.
división cariocinética explicada por Ga-
Mardo, la migración de los mamíferos que existieron en los millones
dle años que nos- precedieron, descubierta por Ameghino, la burbuja
de jabón cuyo espesor se ha determinado, todo, todo en la naturaleza
es objeto de la preocupación humana. Y con relación a nuestro tema,
¿dónde están, pues, los aparatos perforadores del Cecidoses ?
La respuesta es muy sencilla, tan sencilla como el huevo de Colón.
Lo que queríamos atribuir a la madre, lo tenemos que cargar al hijo.
That is the question.
El huevo es depositado en la extremidad de los tiernos brotes aún
por desarrollar... ¿ Cuántos días tarda en nacer el insectito ? No lo sa-
bemos exactamente. Lo que está fuera de duda es que este gusanito
ínfimo, tan vecino de la nada, tiene que pensar por sí. Su madre ya
no vive y ¡quién sabe donde reposan sus restos! Es el gusano
quien provocará la agalla. En su trabajo inconsciente, aplica el famo-
120 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
so struggling for life. Amimáleulo apenas mayor que un átomo, ¿qué
necesita para vivir? Algo sin duda en relación con su tamaño, algo
como la nada también ; pero ese algo representa una cantidad, y será
el brote leñoso que se la proporcionará.
Aquí empieza el milagro, milagro semejante al del crecimiento de
la semilla del trigo. La humedad y el calor, dice la botánica, provo-
can la producción de la diastasa. Ésta cambia el almidón de la semi-
lla en glucosa que alimenta las células embrionarias; éstas se multi-
plican, y la planta crece, produciéndose en los puntos correspondientes
tallo, hojas, flores y frutas. Nunca hay inversión de esos elementos ;
Fig. 3. — Corte parcial y transversal de una rama de Schinus dependens para
hacer ver su medula, madera, corteza y vasos, aumentado unos 50 diámetros
(original).
nunca las flores crecen en el lugar de los tallos, sino en su punto de
antemano determinado. Si el problema es tan sencillo —y lo debe
ser ya que está tan bien explicado — ¿ por qué no hay la industria de
la cría artificial del trigo? No todavía, pero pecando de optimista,
creo que vendrá día en que el hombre fabricará trigo sin semilla de tri-
go, y manzanas sin manzanos. Hasta entonces el milagro del ereci-
miento del trigo se repite en el trabajo del gusanillo del Cecidoses.
¿No tenía razón de hablar de milagros ?
Su diente ataca el brotecito del Molle : éste se irrita; la irritación
provoca la formación de un divieso; y como no se detiene el ani-
málculo, el divieso crece cada día más.
Aquí el milagro se vuelve aun más extraño, más obscuro, si cabe.
El divieso forma una corona alrededor del gusano ; esa corona crece
hasta el punto que llega a cubrir al animalillo, a rodearlo por todas
partes, a envolverlo completamente : es la agalla. El divieso esférico
LEPIDÓPTEROS ARGENTINOS PRODUCTORES DE AGALLAS 121
es grande como una semilla de mijo, y en su centro, aprisionado, en-
carcelado, está el gusano Oecidoses.
La planta quiso defenderse de su atacante encerrándolo en tena-
zas mortíferas a la manera de aquel ejército potente que rodea a su
enemigo y lo envuelve y aniquila. Pero ello es precisamente lo que
favorece al Oecidoses. De hoy en adelante éste vivirá tranquilo en el
regazo que la misma planta se encargó de preparar: tendrá casa y
comida sin moverse siquiera. Con solo comer provocará una super-
producción de elementos
: /Dn
vegetales con los cuales as lo
qe : y ela
seguirá comiendo. Y la ¿0% o 3%
4 Ala? le]
esfera aumentará de ta- [2 e:
ye IL Q lala
maño : al principio no 0) S 2000
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mayor que una semilla ese EaSds
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de mijo, al fin grande ca- ala LODOHA
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si como una nuez. 5% ES
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rama con sus hojas, flo- SEPOSQLOS
a a 2 SO OSA0007
res y frutas queda redu- SOCOLDOOn0o
E 28 lo) Do
cido a un cortísimo pe- 088 00 SEO IoO
, 20000 SOLE
dúnculo rematado en una 200 0000050!
: e 288D DEBO
esfera. Las hojuelas dimi- 9 2ordeS |
. Eo SA 0
nutas del brote primitivo Cocca
se notan perfectamente Fig. 4. — Parte de la madera representada en el dibujo
cuando la agalla es aun anterior, donde se ven varias células y algunos vasos
muy pequeña, pero más con un aumento de más de 600 diámetros (original).
tarde esas hojuelas des-
aparecen y la esfera es perfecta, su superficie completamente lisa.
Era interesante darse cuenta de la estructura íntima de la agalla,
de los tejidos vegetales que la forman. Si es una rama modificada se
confirmarán los datos que nos suministra la botánica y no existirán
diferencias esenciales entre la composición celular de los tallos, de
las hojas, del pistilo, ete. Si la agalla es una rama modificada, debe-
mos encon trar en ella, la corteza, el tejido liberiano, el tejido lenoso,
los vasos, las células, etc. Es cierto que en esta constatación poco ha-
bremos adelantado en el misterio que preside la formación de la aga-
lla. Lo decíamos hace un rato. ¿Cómo no se produce flor en lugar de
hoja, y pistilo en lugar de pétalo o de sépalo ? ¿Qué incósnita orde-
na el cielo invariable de cáliz, corola, androceo y gineceo ? ¿ Por qué
algunas de esas partes no se invierten en cualquier momento ? Si el
122 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
pistilo, así como los pétalos, son hojas modificadas, ¿por qué nO Vemos
al azar un pistilo en lugar de los sépalos ? En principio el hecho en sí
no es inverosímil, pero nos resta la comprobación del fenómeno. Las
leyes botánicas y físicas, químicas y astronómicas, etc., se me figu-
ran palabras felices que satisfacen nuestro espíritu poco exigente...
Veamos, pues, la estructura de la rama y de la agalla respectiva-
mente.
El corte transversal de la rama del año muestra una conformación
generalmente uniforme en todas las plantas dicotiledóneas. Lo que .
E ERE E
HE
HERA y
EE
+
Fig. 5. — Figura esquemática del tallo del Mo- Fig. 6. — Corte transversal (esquematizado) del
lle de incienso, representando la medula, la pedúnculo de la agalla de Eucecidoses mi-
madera y la corteza (original). nutanus Brethes (original).
aquí llama la atención es la cantidad de vasos esparcidos abundante y
simétricamente desde el centro hasta la periferia. Esta disposición se
ve bien en el dibujo que representa la figura 3. Es una maravilla la
estructura íntima de los tejidos vegetales; y sino, basta ver el dibujo 4
que sólo representa una parte muy aumentada de un tallo leñoso del
amo. Estos dibujos nos autorizan a representar en esquema (lo que se
ve en la fig. 5) la corteza, madera y medula del Molle de incienso.
Presumimos que la composición íntima de la agalla, aparte el abulta-
miento, no debe ser distinta de la rama... Error. Es una modificación
completa, y tan completa, que un botánico, envejecido en la bella cien-
cia de las flores, no reconocería al incienso. Éste es un verdadero rom-
pecabezas botánico. He aquí dos cortes, uno del pedúnculo de la aga-
lla (esquematizado) (fig. 6), otro de la base de la agalla (fig. 7). Se ve
bien que el cilindro medular se ha modificado de una manera funda-
mental. Allí el cilindro medular era sencillo, completamente rodeado
LEPIDÓPTEROS ARGENTINOS PRODUCTORES DE AGALLAS 123
por la madera; aquí el cilin-
dro medular se ha expandido
en cinco radios medulares,
para formar, debajo de la
corteza, una corona que abar-
ca los haces lemosos; es la
forma exacta de la estructu-
ra de la raíz. En el corte de
la base de la agalla, Ja mo-
dificación se ha llevado a un
grado superlativo: los yasos
toman su origen de los radios
medulares; éstos están en nú-
mero indefinido y alternan, se
confunden, se anastomosan
entre sí dejando entre sus
mallas los tejidos leñosos.
AN
Fig. 7. — Corte transversal (semi-esquematizado) del
pedúnculo de la agalla de Lucecidoses minutanus
en la base misma de la agalla (original).
Un botánico puede reconocer generalmente las especies vegetales
Fig. 8. — Corte longitudinal de una agalla de Cecido-
ses eremita cuando es todavía muy pequeña, midien-
do la cavidad interna tan sólo un milímetro de diá-
metro. Aumento de unos 25 diámetros (original).
por la inspección de un cor-
te transversal. En el caso
presente todas las leyes bo-
tánicas están quebrantadas.
¿Será necesario una nueva
ciencia para explicar el fe-
nómeno que relatamos? No
desconozco que la teratolo-
gía estudia las anomalías
animales y vegetales : ¿le
tocarían las agallas tam-
bién? ¿La Cecidología ha-
brá sospechado el proble-
ma que aquí señalo? Este
es un asunto de la Patolo-
gía que tal vez se desmem-
brará para aplicarse estric-
tamente a la cuestión de
¡¿Sertame permitido des-
correr un poco el velo que puede ocultarnos este nuevo misterio de la
naturaleza ? Cuando un turista por vez primera se interna en una
!
124 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
gruta desconocida, ¡cuántos tanteos y cuán poca seguridad tiene
dle conocer esa gruta, ni aun aproximadamente! Así me ocurre ante
esta sencilla agalla del Molle de incienso. Como simple suposición
diré que el gusano misterioso encerrado en ella produce una saliva
que será un fermento, una diastasa, una toxina para los tejidos ve-
getales. Así me explicaría que, diminuto y cercano dela nada, pro-
voque el principio de la deformación vegetal; cuando mayor, su
acción más eficiente lleva esa deformación al estado que conocemos.
Hágome la ilusión que se nos ofrece ahora uno de esos problemas .
vegetales que puede ser de consecuencias teóricas y tal vez más tarde
prácticas. Se me viene ahora en la idea el recuerdo de Pasteur. Cuan-
do ese benefactor de la humanidad trataba de probar la imposibili-
dad de la generación espontánea, ¿ preveía él mismo el mundo de los
microbios, el saneamiento de todo el orbe terrestre y principalmente
de las ciudades, la desaparición de la peste, de la fiebre amarilla, del
chucho ? Creo que no, y sin embargo ahora palpamos el resultado de
toda esa teorización : filtros, obras de salubridad y saneamiento.
"Es seguramente mucho asignar ala agalla del Cecidoses atribuyén-
dole una importancia tan grande, pero... ¿quién limita al cerebro en
sus impulsos de amplificación y de sorpresas ?
Veamos otra maravilla que sólo las agallas de estas mariposas at-
gentinas nos proporcionan. No tengo conocimiento que las demás
agallas repitan este caso singular. Es el de la salida de la mariposa
cuando ha llegado a su completo desarrollo.
El Cynips tinctoriae, aprisionado en su agalla clásica, había ya pre-
parado su salida royendo casi hasta afuera los tejidos de su cárcel yo-
luntaria. Este procedimiento es bien conocido por los penados de to-
das las penitenciarías. La libertad, el sol de la libertad nos hace
suspirar a todos hacia ella. Y el penado, mediante unos cuantos
puñados de tierra removida, llega con todo su afán a la libertad de-
seada: es tan consolador y deslumbrante el pensamiento de tener a
tan poca distancia esa libertad anhelada, esa divina libertad, ese sol
nacido para todos.
Pero nuestro Cecidoses no tiene instrumentos con que llegar al ob-
jetivo común. No tiene aparato perforador, no tiene aguijón, no tiene
siquiera mandíbulas. Es la misma negación de los medios para ese
objeto. ¿ Estará por lo tanto condenado a morir en su prisión ? No. Ya
sabemos que para él se abre su cárcel: «Sésamo, ábrete» dirá en su
lenguaje mariposil. Y Sésamo se abre al instante. Y ¡qué puerta más
delicada y maravillosamente redonda !
LEPIDÓPTEROS ARGENTINOS PRODUCTORES DE AGALLAS 125
He querido también darme cuenta de la estructura íntima de ese
opérculo cortado al parecer con una lima de precisión. No he encon-
trado diferencia anatómica entre el opérculo y el resto de la agalla.
Cuando está verde, no hay rastro de división, no hay señal de separa-
ción entre las dos partes como no hay señal de ulteriores modificacio-
nes en el arranque de las hojas sobre el tallo cuando éstos están
verdes; pero con el tiempo se dibuja una separación que se hace pau-
latinamente más pronunciada termi-
nando con la caída automática del
opérculo al menor empuje que la mari-
posa ejerce desde adentro. Acabo de
comparar la caída del opérculo con la
caída de las hojas cuando ha llegado
su momento: en uno y otro caso se ha
formado una región de células subero-
sas, como se dice en botánica, es decir LS ES cion
de células muertas. Ya vemos aquí Nótense en la parte interna las célu-
las diminutas de que se alimenta la
Fig. 9. — Corte longitudinal del opércu-
cuán sabia es la naturaleza que viene a eE
en ayuda de la débil mariposa. de células alargadas y por fin células
Se ha hecho resaltar también la for an cc metas
ma extraña que presenta el tapón que región se hallan los vasos (original).
acabamos de ver saltar automática-
mente. Se ha hecho notar que ese tapón se compone de dos partes
íntimamente unidas (fig. 16 b): una interior de forma de cono trunca-
do y otra exterior que sobrepasa a aquella formándole un ribete per-
fectamente definido. Todo eso es cierto cuando se le estudia en es-
tado seco; pero cuando verde, no hay nada del ribete que ya señala-
mos: es un tronco de cono en toda su extensión. Aquí se tiene el
dibujo correspondiente (fig. 9).
Es fácil darse cuenta de cómo se forma la pieza sobresaliente.
Mientras las células exteriores del tapón están secas y endurecidas
desde tiempo, como corresponde a una simple corteza, las células in-
teriores quedan blandas (relativamente por cierto), y éstas se con-
traen por lo tanto en una mayor proporción que aquéllas, de donde el
resultado que apuntamos.
Hasta aquí he vinculado en una misma explicación la historia de
dlos mariposas completamente diferentes. La mayor es el Cecidoses
eremita que dió a conocer el naturalista John Curtis, en 1535. Sale
de su agalla en el mes de abril, a lo menos según lo que he podido ob-
126 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
servar en el clima de Buenos Aires. Sería posible que tenga diferen-
te época de eclosión según los climas de Sao Paulo, de Comodoro Ri-
vadavia o de la Tierra del Fuego, regiones donde se le ha observado.
La otra mariposa fabrica agallas de un tercio más pequeñas, y-la
mariposa es también bastante menor.
Al principio creí que el propietario de las agallas grandes fuera el
mismo de las pequeñas, representando sólo el bello sexo. Pero cuál
no sería mi extrañeza cuando, consiguiendo crías de abril, sólo obtu-
ve mariposas mayores sin que ningún ejemplar de las menores acom- .
pañara a aquéllas. Llegaron los últimos días del mes de mayo y el
frío anunciaba ya su venida. Ningún Cecidoses pequeño aparecía...
¿ Habría muerto la cría en su prisión ? Abrí algunas agallas : casi to-
dos sus habitantes estaban en buen estado.
Según mi suposición, ¿las hembras de abril esperarían a sus Com-
pañeros hasta la primavera próxima? Suposición inverosímil... pero
¿cómo resolver el problema ? :
Estaba inquieto con la idea que mis pensionistas prisioneros no
llegarían hasta allí, y para favorecer su eclosión en lo posible armé
un pequeño aparato que coloqué en el calor de la cocina. La tempe-
ratura favorecería sin duda mi objeto.
Pasaron los meses y me olvidé también de mis pensionistas.
Las agallas pequeñas que por otra parte guardaba en una caja or-
dinaria me proporcionaron por fin varias maripositas allá a fines de
octubre y principios de noviembre. Recordé entonces las instaladas
en la cocina: muchas habían salido desde tiempo atrás y sus cadáve-
res estaban cubiertos de una espesa capa de polvo. La temperatura
había en efecto favorecido su eclosión.
En resumen si la cría de abril y la de noviembre hubiesen sido la
misma especie animal, era difícil pensar que las hembras primogéni-
tas hubieran esperado a sus compañeros de última hora, sobre todo
con un crudo invierno de por medio. Se imponía la dualidad especí-
fica. Además, despertada mi atención, encontré los dos sexos en los
dos grupos de animales. Proseguí más adelante mis investigaciones
y noté una diferencia absoluta en las nervaduras alares de los dos
grupos. Varios otros detalles se aumentaron para convencerme que
hasta la fecha se han confundido a dos animales : el de la agalla eran-
de, Cecidoses eremita, bien reconoscible en las descripciones de Curtis,
y el de la agalla pequeña que será el Hucecidoses minutanus.
A la misma familia Cecidosidae que hoy establezco pertenece
una tercera mariposa, cuya construcción agallar, completamente
LEPIDÓPTEROS ARGENTINOS PRODUCTORES DE AGALLAS 127
diferente de las dos anteriores, se encuentra también en el Molle del
incienso. Aquí (fig. 10,4) hay representadas varias agallas: son simples
bultitos más o menos distanciados en una misma rama. El nido de la
mariposa se encuentra en una expansión extraleñosa y debajo de la
corteza (fig. 10 bh). Generalmente esta agalla está dispuesta perpendi-
cularmente al eje de la rama. El animal, bien distinto de los dos an-
teriores cuyo color, dije, es de un gris indefinible, es aquí bastante
más vistoso: ha tomado al cobre bruñido su color uniforme. Es lásti-
Fig. 10. — 4, ramita de Schinus dependens con varias agallas de Oliera ar-
gentinana, casi de tamaño natural; b, corte transversal de la rama para
mostrar el habitáculo de la mariposa; ce, Oliera argentinana, aumentada
casi 3 diámetros; d, nervación alar de la misma; e, larva de la misma; f,
ninfa de la misma, por debajo; gy, ninfa de la misma de lado (original).
ma que su tamaño sea tan reducido, pues solo mide 4 milímetros de
largo y 8 milímetros de punta a punta de las alas. El gusano de esta
mariposa es también ápodo, como el de las anteriores. Llamaré a esta
mariposa: Oliera argentinana.
¿ Terminaremos de una vez con el Molle del incienso ? Permítanme
insistir aquí sobre mi Benjamín. ¡ Es tan diminuta la mariposa: 3 mili-
metros de largo ! Sus escamas alares ya no son escamas : son pelillos
negros. Es un ser imperceptible (fig. 11) para el cual os pido vuestra be-
nevolencia. No vayan con redes a cazar esta mariposa, no la encontra-
rán. Os aconsejo cosechar sus agallas a fines de octubre: a principios
de noviembre tendréis vuestras cajas llenas de Ridiaschina congrega-
tella según el registro civil de hoy : seré el padrino, seréis los testigos.
Lo llamo Ridtaschina por vivir sobre el Schinus, y con el nombre
dle pila congregatella, por estar congregados en un mismo punto una
128 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
verdadera colonia (fig. 12) de esas miniaturas de la naturaleza. Es-
tas mariposas son tan delicadas que su existencia es completamente
efímera: al otro día de haber nacido ya no viven.
Y sin embargo vean ustedes hasta qué punto su acción es extraor-
dinaria. Según una ley ya establecida en cecidología, una agalla solo
puede producirse en una parte de planta muy tierna, como una hoja
en el momento de su crecimiento, un brote en sus comienzos. Ahora
bien las agallas de la Ridias-
china se encuentran en ramas.
que parecen tener unos tres
o cuatro años por lo menos.
Deberemos pues admitir que
cuando conseguimos una ¿i-
diaschina adulta, había unos
tres o cuatro años que su lar-
va minaba insensiblemente
la rama del Schinus. ¡ Y eran
colonia los animalejos así
empeñados! Sería entonces
al segundo o al tercer año
que recién se nota el abulta-
Fig. 11. — a, CS comregaie Bree, au- miento de la rama, tal como
mentada unos 6 diámetros; b, nervación alar de la
misma; e y d, crisálida de la misma, por debajo y lo representa el primer dibu-
de lado; e, larva de la misma, por debajo (original). jo (fig. 12, a). Si en ese mo-
mento se saca la corteza que
esconde el trabajo de minas que se realizó debajo (fig. 12, d), se ob-
servará la madera torcida y retorcida como para dejar pasar desde la
misma medula los tejidos vegetales que han de proteger al zapador.
De todas las direcciones se ven llegar fibras leñosas hasta el punto
céntrico donde se alberga cada gusanito. Estas fibras se alargarán
más tarde para constituir la armazón de la vivienda de cada hués-
ped, la armazón de ese cilindro que aquí vemos representado.
El dibujo b (fig. 12) representa las agallas y el habitáculo de cada
mariposita en el momento de su desarrollo completo. Más tarde los
tejidos esponjosos de esas agallas se secan hasta el grado de dejar una
idea imperfecta de su estado primitivo. (Véase dibujo e, fig. 12.)
Si se hace el estudio anatómico de las agallas y de las ramas en
que aquéllas están implantadas, llegaremos al mismo resultado que
con Cecidoses eremita y Bucecidoses minutanus: una modificación pro-
ER
E
funda de los tejidos vegetales.
LEPIDÓPTEROS ARGENTINOS PRODUCTORES DE AGALLAS 129
El dibujo que aquí se ve (fig. 13) es un corte efectuado paralelamente
al eje de la rama. Allí se ven unos quince habitáculos de Ridiaschina
cortados a diferentes alturas. Se observa un círculo central en cuyo
medio se encuentra el cuartito donde vive el animálculo. Luego hacia
NAIY)
Fig. 12. — Ramas (a los */, más o menos del tamaño natural) de Schinus de-
pendens cuando las larvas de Ridiaschina congregatella están minando (en
a), en el momento de evadirse las maripositas (en b) y cuando hace tiempo
que se han evadido las mariposas y que todo se ha secado (en c). En d, se ha
representado una rama sin la corteza para demostrar la dirección de los ha-
ces libero-leñosos hacia cada habitáculo de las mariposas (original).
la corteza hay una región más o menos extensa y de tejido celular
mucho más laxo. Por fin hay una parte cortical por donde corren al-
gunos vasos en medio de un tejido celular mucho más fino, el que es-
tá cargado de la esencia que le da a la planta el olor característico
del incienso, de donde su nombre vulgar; hacia la periferia hay la re-
gión delas células clorofílicas, y por fin las células exteriores ya
muertas. Se ve que la región externa de células aromáticas llena
los espacios que dejan entre sí los habitáculos propiamente dichos.
Cuando llegue la madurez de la agalla, todo el conjunto de células
del tejido laxo y del tejido aromático se negrosan pronto, se mueren.
Este otro corte (fig. 14) es la repetición, en una escala mayor, de los
tejidos que acabo de señalar, a partir del cuartito céntrico hasta la pe-
AN. SOC. CIENT. ARG. — T. LXXXII 9
130 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
riferia. Allí se ven los diferentes tejidos celulares y sus tamaños relati-
vos. En el ceritro y en la parte externa hay sólo células pequeñas, las
que están separadas
por una región de célu-
las grandes, las que for-
man un tejido semies-
ponjoso, o laxo, y que
cuando viene el mo-
mento de la madurez,
son las primeras en mo-
rir y desaparecer. En la
parte exterior de cada
habitáculo — nótese
bien que éste es lo
esencial en toda la aga-
lla, y que forma una
entidad propia — se
distizgue un tejido de
poco espesor (unos 12
centésimos de milíme-
tro) constituído espe-
Fig. 13. — Corte de agallas de Ridiaschina congregatella eje- cialmente por tejido
cutado paralelamente al eje de la rama. Allí se notan 12 z EY
habitáculos de una mariposa cada uno, rodeados de un te- vascular libero-leñoso.
jido laxo representado por punteado; en los bordes y entre Esta estructura tan sin-
los habitáculos se ve el tejido subcortical (atravesado por ps z
vasos) y dérmico representados por rayitas. Aumentado gular nOs ensena bien,
moy OU ss (osfztnal). según acabo de expre-
sar, que aquí reside lo
principal de toda la formación cicedógena. Si recordamos lo que diji-
mos en el momento que presenté la agalla sin su corteza, nos daremos
cuenta que este círculo es de formación infracortical.
Dejo a su imaginación el reflexionar sobre las varias observaciones
que tendrían aquí cabida, pues vislumbramos bien que el asunto está
apenas esbozado. ¡Cuánto nos puede enseñar una diminuta mariposa
como la Ridiaschina congregatella ! z
Resumiendo lo que acabo de explayar sobre estas agallas del Mo-
lle de incienso, tenemos :
1” Hasta hoy se conocía una sola mariposa, el Cecidoses eremita;
desde ahora tendremos tres mariposas más ;
2% El Cecidoses eremita, el Olistoses artifex, el Eucecidoses minuta-
LEPIDÓPTEROS ARGENTINOS PRODUCTORES DE AGALLAS 131
mus y la Oliera argentinana formarán
una nueva familia de mariposas, la
de Cecidosidae ;
3 La Ridiasehina formará otra fa-
milia, Ridiaschimdae.
4 Sólo en la República Argentina
se encuentran esta clase de agallas
verdaderamente artísticas, produci-
das por mariposas ;
5” El Cecidoses eremita se puede
conseguir en el mes de abril; las
otras tres mariposas en los meses de
octubre y noviembre;
6” No es la mariposa, sino su cría,
la que provoca la formación de las
agallas; -
7% Las larvas de estas mariposas
son todas ápodas ;
S” Las agallas de Cecidoses, Clis- ro de un solo habitáculo hasta la perife-
toses y Enucecidoses son terminales, ria de la agalla y mucho más aumentado.
> dia DLLED Aquí se ven los tamaños relativos de las
impidiendo el crecimiento de los ta- células de cada región. Al centro, el cuar-
llos: las de Oliera y de Ridiaselina titodela Ridiaschina rodeado de células
, pequeñas las que están rodeadas por te-
son laterales (1) ) jido libero-leñoso (de negro en el dibujo) ;
9% El opérculo de la agalla de Ce- luego un tejido de células! grandes, laxo
E $ (representado en el dibujo anterior por
cidoses es un tronco de cono, adqui- punteado); luego un tejido de células pe-
riendo cuando seco la forma de tapón queñas subepidérmicas (representado en
¿ el dibujo anterior por rayitas), atravesadas
con relieve en su parte externa , por vasos y por fin la cutícula (original).
10 Este opérculo se forma natural-
mente, sin la intervención del insecto, pudiéndose comparar exacta-
mente al fenómeno de la caída de las hojas;
11” La saliva de las larvas de las distintas mariposas debe ser co-
mo un fermento, una diastasa, una toxina específica, o algo parecido,
que provoca la. formación de las agallas ;
Fig. 14. — Corte semejante al anterior, pe-
12” La saliva de cada especie animal debe tener propiedades dis-
(1) La palabra terminal tiene aquí el único sentido de que si cada brotecito, en
un vegetal, implica el posible desarrollo de una rama, la formación de la agalla
sobre el brotecito imposibilita el crecimiento de esa rama; es por lo tanto una
posición bien distinta de las agallas de Oliera y de Ridiaschina que se forman
sobre la.rama entre los brotes y sin que éstos se hayan de considerar : éstas son
verdaderas agallas laterales.
132 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
tintas, pues a cada especie animal corresponde una formación agallar
distinta ;
13 Estas salivas modifican fundamentalmente la estructura de los
tallos del Schinus, dándoles la estructura de la raíz, lo que se ha vyis-
to especialmente en las agallas de Cecidoses y de Bucecidoses. La mo-
dificacion debida a la Ridiaschina es tal vez aún más profunda.
Aquí se abre un nuevo capítulo, me parece, para la química bioló
gica, la química zoofitopatogénica o parasitología : como existe una
relación íntima entre los protoplasmas vegetales y los humores, fer- .
mentos, diastasas o toxinas producidos por losinsectos que a esos vege-
tales atacan, no sería raro y extraño tener agallas de Cecidoses pro-
vocadas sin la intervención de este:animal sobre el Molle de incienso.
Seráme permitido vislumbrar el día en que los floricultores nos
venderán rosas y claveles monstruosamente desarrollados a la par
que delicados y divinamente perfumados, pero no al acaso sino yo-
luntaria y sistemáticamente modificados; el día en que cambiaremos
en plantas útiles todos aquellos vegetales que por hoy nos son com-
pletamente inservibles; el día en que se nos dará la clave de las
transformaciones botánicas en el transcurso de los siglos. Esta mi
sospecha puede ser exagerada, pero ¿ hemos llegado tal vez al finis de
la ciencia ?
'" APPENDICE
Fam. CECIDOSIDAJE Breothes, n. fam.
J'établis cette famille pour un groupe de papillons cécidogénes
dont les larves sont parfaitement apodes et qui comprendra des main-
tenant les genres Cecidoses Curt., Clistoses Kieff., EHucecidoses Bre-
thes et Oliera Brethes. É
D'un autre cóté, ce sont les seuls papillons connus jusqwa ce jour,
que je sache, qui produisent des galles géométriques, du moins les
trois premiers.
Gen. CECIDOSES Curt.
Je ne saurais mieux faire que de copier Particle publié a ce sujet
par John Curtis dans les Transactions of the Zoological Society of
London, vol. L, 1835, pp. 311-314 :
LEPIDÓPTEROS ARGENTINOS PRODUCTORES DE AGALLAS 133
Tam induced to lay the following observations and the accompanying dra-
wing before the Society, rather with a desire of drawing the attention of
those naturalists to the subject who may visit the country from whence the
materials were brought, than with any hope of being able to explain the
remarkable facts connected with the «economy of the insect which is the
object of those investigations.
Mr. Howship, who first showed me the curious galls and presented me
with specimens, informed me at the same time that they were collected by Mr.
Earle, who acecompanied captain Fitzroy in the Beagle gun-brig : he found
them, I understand, in December, on aspot fifteen miles to the west of Mon-
te Video, Rio de la Plata. The plant bearing the galls, which Mr. David
Don thinks may be a species of Oelastrus, forms a sort of underwood shrub,
observed only in that part of the country.
The branch represented at B (Plate XL) (1) shows the situation of two
galls : they are frequently smaller, and sometimes five or six are clustered to
gether, but I have never seen more than two issuing from the same point. Tho-
se in the plate are wrinkled, owing, 1 suspect, to their having been ina young
state when gathered, for many of the examples are smooth. The galls arise
where the attachment of leaves or flowers is indicated, and are therefore
most probably produced by the transformation of the buds themselves. On
the side of the gall is a round aperture, with an operculum beautifully fit-
ted to it (fig. B., 0) (2) which may be easely picked out with the point of
a penknife : this operculum is equally convex with the rest of the gall and
is of the same thickness with it, but the diameter of the inside is less than
that of the external surface, which forms a broader rim (fig. 12, 0) (3). In
fig. 11, the opereulum has been removed to show the orifice, round which the
margin is thickened and a little raised. At fig. 13 (4) a gallis divided longitu-
dinally, showing its texture and the internal cavity, with the aperture on the
opposite side, from which the operculum has been removed. At fig. 14 (5),
another section is given to show the situation of a pupa that is attached by
its tail to the base, with its head close to the operculum, which of course gi-
ves way by a slight expansion or elongation of the pupa when the insect
is ready to hatch, and the skin is then left sticking in the passage.
Having explained the structure of these galls, it is necessary to observe
that many insects belonging to the order Hymenoptera have the power of
forming these excrescences; one of which, the Diplolepis Gallae-tinctoriae, is
well known as the fly causing the galls employed in the manufacture of
(1) Remplacé ici par la photographie figure 1 b.
(2) Figure 16 a du présent article.
(3) Figure 16 b du présent article.
(4) Figure 16 e du présent article.
(5) Figure 16 d du présent article.
134 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
ink, ete. : but there is only one instance on record, Í believe, of any Lepi-
dopterous Insect having this property; and not being aware of it at the time
Í was pursuing my investigations, Í was very much astonished, on exami-
ning the pupae, to find that they belonged to the order Lepidoptera, none
of which are parasitic in their ceconomy; and this rendered the fact still
more anomalous and perplexing. The under side of one of these magnified
at fig. 15 (1), shows the antennae, legs, and wings, folded in the usual
manner, and fig. 16 (2) represents the back of the same.
Remarkable as these facts must appear to the naturalist, they are not more
so than the astonishing contrivance for inclosing and protecting the pupa.
In what way the operculum is formed to fit so beautifully that there is litt-
le doubt, when the plant is alive, this suture would be with difficulty dis-
covered, isa question that nothing but actual observation can solve. It
may certainly be fairly inferred that it is the operation of the caterpillar,
since there are no galls wanting opercula, and the existence of the dead
pupae within them proves that it is not the work of the moth; neither have
the Lepidoptera the means of cutting or biting except in the caterpillar state.
On reviewing the subject it appears probable that the female moth de-
posits her eggs in the buds; that the secretions of the caterpillars cause the
formation of the galls, which, when fully grown, form, as it were, cocoons
for the protection of the chrysalides; and that, in order that themoth may es-
cape when hatched, the caterpillar cuts out an operculum, which forms a plug
that can be easily removed by the moth when it bursts from the chrysalis.
I shall not speculate further on the wonderful ceeconomy of this little in-
sect; but in order to identify it 1 shall proceed to give its characters as
well as I am able from the imperfect state in which it is found in the galls.
Ordo LePIDOPTERA. Fam. TORTRICIDAE? Genus CECIDOSES. — Caput pat-
vum. Antennae corpus longitudine aequantes, graciles, ciliatae, articulis
elongatis numerosis, in capitis vertice prope oculos insertae. Thorax squa-
mulis depressis vestitus. Abdomen subrobustum, ovato-conicum. Pedes
longi : tibúis anticis spiná prope apicem munitus, intermediis posticisque
ad apicem calcaratis, his dense squamulatis et in medio praeterea bi-spino-
sis; tarsis 5-articulatis, articulo basali longissimo; unguibus pulvillisque mi-
nutis. Alae sublanceolatae.
Observation. — A Vépoque ou travallait Curtis, on n'avait pas en-
core considéré la vénation alaire pour la distribution des familles des
Lépidopteres. Aujourd'hui que ce travail est réalisé, il me sera peut-
étre possible Vavancer quelque peu la classification des papillons qui
nous occupent.
(1) Figure 16 y du présent article.
(2) Figure 16 f du présent article.
LEPIDÓPTEROS ARGENTINOS PRODUCTORES DE AGALLAS 135
Il me paraít hors de doute que la classification de ces animaux
doit se réaliser entre les Tortricidae et los Tineídae. Mais leurs ailes
postérieures ont qwune seule veine anale, et leur frange west nulle-
ment bien développée, ce qui du coup ne nous permet pas de les in-
Fig. 15. — Vénation alaire de: a, Oecidoses eremita Curt.
b, Eucecidoses minutamus Brethes (original)
elure ni dans une famille ni dans Vautre. Pour cette raison je propo-
serai la nouvelle famille : Oecidosidae.
CECIDOSES EREMITA. - Uec. cinereus: alis anticis saturate, brunneo-macu-
latis, dense ciliatis; posticis albidis. Hab. prope Monte Video. Pupa in gallis
Celastri? abscondita.
From the stoutness of the body I am inclined to tbink that this moth is
one of the Tortricidae, but it may perhaps belong to the family of Pyra-
lidae or to that of Crambidae; if so, however, one would expect to find
the palpi more strongly developed, but I have not been able to discover
either them or the maxillae. Although not analogous in its economy, it may
be here remarked that the maggot so often met with in apples is one of the
Tortricidae, and that there are many of the Tineidae that feed only on the
parenchyma of plants.
The recorded instance of a similar occurrence to which I have referred
above is that of an insect described and figured by Reaumur, which evi-
dently belongs to the same group as the Cec. Eremita. This may be regar-
ded as a most interesting coincidence, because Reaumur's insect was a na-
tive of the Isle of Cyprus. It differs, however, from the South American
one in some material points, which 1 shall briefly notice.
Reaumur?s insect formed galls, on what he terms a species of Limonium,
about the size of those of Cec. Hremita; but although they have a sort of
little head or crown opposite to the stalk, no mention is made of an oper-
culum. In his figure 1 a circular space is marked, and there is either a
small excrescence in the centre, or the pupa is represented stickins out.
This acute observer never saw the caterpillar alive, but he has no doubt of
lts piercing the gall to allow of the subsequent escape of the moth. The ca-
136 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
terpillars spin a cocoon of white and shining silk, which oceupied the in-
side of the galls, and formed a beak that entered the outlet. It appears to
Fig. 16. — a,b, c, d (copiados de Curtis), agalla seca, opérculo, agalla see-
cionada dejando ver el agujero de salida y agalla seccionada mostrando la
ninfa en su interior; e, f y g, ninfa de Oecidoses eremita, de lado, de dor-
so y por debajo; h, larva de Cecidoses eremita; ¿, mandíbula de la primera
larva de Cecidoses eremita; j, partes anterior y posterior, muy aumen-
tadas, de la larva segunda de Oecidoses eremita, vista ventral; k, crisá-
lida de Buececidoses minutamus, vista dorsal (original).
Le a larger insect than ours; and it is worthy of remark, that in more than
three fourths of the galls silk was discovered, formed by the larvae of
other insects which had devoured the caterpillars of the moth.
LEPIDÓPTEROS ARGENTINOS PRODUCTORES DE AGALLAS 137
This cireumstance gives rise to another question, namely, Are the insects
of temperate climates more subject to the attacks of parasites than those
inhabitins more tropical regions; or were the Oriental galls so frequently
infested owing to the pupae being only protected by a cocoon at the outlet,
rendering the ingress of parasitic insects more easy than in the others,
which were completely inclosed and protected by the gall? This, however,
not forming a part of our present inquiry, may be deferred for future dis-
cussion. I shall therefore only add, that I found nothing but perfect chrysa-
lides in all the galls that I had an opportunity of examining, which amoun-
ted to six or seven, from the liberality with which I was supplied with ad-
ditional specimens by A. B. Lambert, Esq., during my investigations.
Par ce qui précéede on peut voir que déja Curtis avait reconnu un
cas singulier de Cécidologie due a un papillon.
Je donnerai á présent brievement la deseription des papillons ob-
jet de cette note.
CECIDOSES EREMITA Curt. — Imago. Envergure : 26 mm. Ailes
VPun gris perle clair, parfois avec un teint canelle, les supérieures
avec atomes épars brunátres. Le premier article des antennes avec
une toufte d'écailles en dessus , les suivants sétacés; palpes maxillai-
res muls, les labiaux constitués par un moignon rudimentaire; spiri-
trompe nulle. Ocelles indistincts.
Ailes (fig. 15, a) supérieures paralleles, leur bord externe oblique;
12 nervures, toutes séparées, la 1" bifurquée á la base, la 2* sortant
de la cellule vers le '/, postérieur. Ailes inférieures plus larges que
les supérieures, leur bord externe oblique, Vangle postéro-externe
arrondi; 8 nervures, les 3 et 4 sortant du méme point ou presque,
ainsi que les 5 et 6; la S est bifurquée a la base. Tibias postérieurs
avec écailles longues. Antennes longues de 7 millimetres.
Le mále a une ligne de cils tres fins en dessous des antennes.
Larve (fig. 16, h, j). Je erois qwil wWy a que deux états larvaires :
el premier dont la dépouille est collée contre le bord interne de la
galle : Jai dessiné de cette premiére larve une mandibule (fig. 16, 2)
qui est 4-dentée a son extrémité. La larve seconde est blanche, le
plus large au 2* segment thoracique, assez abruptement amincie vers
la téte et progressivement vers extrémité postérieure. Ce quí carae-
térise du premier coup cette larve, c?est le manque absolu de pattes
doni la place est représentée par des élévations assez peu remarqua-
bles. Des poils fins épars de chaque cóté des segments, mais non
sur le dos ni sous la ventre.
Olrysalide (ig. 16, e, f, 9). La echrysalide est subeylindrique, assez
138 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
brusquement atténuée aux extrémités. Les ptérotheques et les podo-
theques atteignent Vextrémité de Vabdomen. Ce qui caractérise spé-
cialement cette chrysalide, c'est la surface dorsale des segments de
Vabdomen qui ont une région couverte de spinules sans ordre appa-
rent et de couleur brunátre. La couleur de la ehrysalide est d'un jau-
ne-ochracé ou canelle uniforme.
Au moment que le papillon abandonne la galle, la dépouille chry-
salidaire reste en partie en dehors et en partie en dedans de sa de-
meure.
EUCECIDOSES Brethes, n. gen.
Téte lisse, écalles apprimées : le premier article des antennes
grossi avec touffe d'écailles dirigées en bas; palpes et spiritrompe
nuls; ocelles indistincts. Ailes (fig. 15, b) supérieures paralleles, leur
cóté externe oblique, a 11 nervures, la 1 bifurquée á la base, la 2 sor-
tant de la cellule vers le */, postérieur, les 3 4 6 4 peu pres équidis-
tantes, les 7 et 8 un peu plus voisines. Les ailes postérieures un peu
aigués a Pextrémité, nervure anale unique, les 3 et 4 coalescentes
ainsi que 5 et 6, la S bifurquée á la base. A noter une veine trans-
verse entre 7 et 8 apres la cellule.
Eucecidoses minutanus Brethes, n. sp.
Imago. Envergure : 12 mm. Ailes Vun marron clair, la frange un
peu plus obscure; chez certains exemplaires, la majeure partie des
écailles des ailes supérieures ont leur partie apicale un peu plus obs-
cure que la basale d'oú1 il résulte que les ailes paraissent claires sau-
poudrées une grande quantité de points plus obscurs. Sur les pattes,
les écailles sont d'un blane d'argent. Comme chez Vespece précédente,
le mále se distingue de la femelle par une ligne de fins poils érects
sous les antennes.
Larve. Je ne tronve pas de caracteres saillants entre la larve de
cette espece et celle de Cecidoses eremita. Cependant les poils de la
larve d'Bucecidoses minutanus paraissent étre plus nombreux que
chez autre espece. ,
Chrysalide (fig. 16, k). Egalement tres semblable a celle de Pespece
de Curtis, mais les segments dorsaux de abdomen n'ont chacun
qwune file de spinules noirátres.
Cette espece apparait en octobre-novembre.
LEPIDÓPTEROS ARGENTINOS PRODUCTORES DE AGALLAS "139
OLIERA Bretbes, n. gen.
Téte lisse, écailles apprimées, antennes a article basilaire grossi
avec une toufte d'"écailles dirigées vers le bas, les articles suivants
sétacés; palpes nuls ainsi que la spiritrompe. Ocelles indistincts. Ai-
les (fig. 16, d) supérieures paralleles, a bord externe oblique, a 12 ner-
vure : Vanale bifurquée a la base, la 2 sortant de la cellule vers le '/,
postérieur, les veines suivantes toutes libres et a peu pres équidis-
tantes. Ailes inférieures assez arrondies, a 7 nervures : Vanale man-
que, la 8 est bifurquée a la base.
Oliera argentinana Brethes, n. sp.
Imago (fig. 10, c). Envergure : 12 mm. Les ailes, le corps et les pattes
sont recouverts d'écailles d'un cuivreux uniforme. Les tibias posté-
rieurs sont garnis de longues écailles.
Vole en novembre.
Larve (fig. 10, e). Longueur maxima : environ 3 mm. Elle est relati-
vement épaisse, ses trois segments thoraciques avec la région des
pattes légerement grossie ou, á leur place, on voit une marque marron
ellipsoidale, sans d'autres indices de pattes. Les segments dorsaux de
abdomen 2 a 8 avec une file basale de spinules.
Chrysalide (fig. 10, f, 9). Longueur : environ 3 mm. Ovale, plus large
vers le */, postérieur, les mucrons céphaliques en deux files: 3 sur un
plan supérieur, les latéraux aigus, et deux sur un plan antérieur. Six
files d'épines dorsales au bord antérieur des segments, une file au
bord postérieur d'un segment et un mueron apical.
RIDIASCHINIDAJNE Bróthes, n. fam.
Dans la poursuite de mes études sur la famille antérieure (Cecido-
sidae), j'étais loin de supposer que pour le papillon que j'étudie ici
J'aurais encore besoin de fonder une nouvelle famille. Et cependant
je m'y vois obligé, vu les caracteres insolites de ce petit animal. Il wy
a pas de doute que Ridiasehina congregatella correspond aux dernie-
res familles des Lépidopteres, Micropterygidae et voisines. Mais la
nervation alaire que j'appellerai incipiente, ajoutée au manque de
parties buccales et 4 celui de pattes vraies chez la larve, réunissent
140 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
un ensemble de caracteres que l'on ne voit pas chez Micropterygidae,
Eriocraniidae, etc., nWobligeant a créer la famille que je propose.
Pilis capitis plus minws erectis, haud appressis, palpis, lingua,
ocellisque nullis; antenmis dimidio alarum plus minus aequelongis, alis
vena basali vera, ceteris spuriis, tibiis mediis posticisque apice bicalca-
ratis, istis in medio haud calcaratis.
Pour le moment la famille se composera du seul genre
RIDIASCHINA Brethes, n. gen.
Caput pilis plus minus erectis, palpis, lingua, ocellisque nullis; an-
tennis dimidio alarum anticarum plus minus aequantibus, 20-articulatis,
articulo basali modice incrassato et deorsum versus appresse piloso, ar-
ticulis ceteris plus minus aequalibus, pilosulis, alis (fig. 11, b) lanceola-
tis, posticis apicem versus magis acutis, basi vena unica munitis, venis
spuriis (anticis 6, posticis 4) cellula haud formantibus, venis radialibus
apice furcatis, tibiis anticis haud calcaratis, tibiis mediis posticisque
apice solum bicalcaratis, tarsis 5-articulatis, protarsis quam articulos
sequentes vix -aequelongis.
Ridiaschina congregatella Bréthes, n. sp.
Imago (fig. 11, a). Envergure, 7 mm. Tout le corps et les ailes sont
couverts d'écailles noires uniformes et piliformes.
Larve (fig. 11, e). Elle atteint au maximum environ 5 millimetres.
Elle est toute blanche, excepté les sutures céphaliques qui sont noi-
res. Aux segments thoraciques elle porte des pseudopodes assez sail-
lants et fins: Vextrémité de ces pseudopodes est légerement rem-
brunie, mais (vu méme au microscope, n” 1* Reichert) sans ongles ni
appendices quelconques. Sur le bord supéro-externe des méso et
métathorax il y a aussi une petite tache légerement rembrunie.
Ohrysalide (fig. 11, c, d). Elle a environ 5 millimetres de longueur.
Elle est toute blanche d'abord, puis le mucron céphalique et ensuite
progressivement tout le corps prennent une couleur obscure presque
noire. Elle se distingue par son mucron céphalique qui est constitué
de 7 épines, les deux externes les plus grandes. Le dos des segments
abdominaux porte de petites épines. Le 11* segment porte deux épi-
nes cornées, assez divergentes et aigués.
LA INDUSTRIA DE LOS PRODUCTOS QUÍMICOS MEDICAMEMOSOS
CONFERENCIA LEÍDA EN LOS SALONES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA BAJO EL PATROCINIO
DE LA SOCIEDAD QUÍMICA ARGENTINA, EL 24 DE AGOSTO DE 1914
POR EL DOCTOR JORGE MAGNIN
Director del Instituto de química del Departamento
nacional de higiene
Pocos días después de iniciarse la gran contienda europea, comen-
zÓ á notarse la influencia que tenía sobre su desarrollo el mayor ó
menor grado de adelanto de las industrias de los países beligerantes
y en especial de sus industrias químicas. Pero lo que aquel entonces
tenía sólo importancia para las naciones en guerra, pronto tuvo un
valor grande para todos los países neutrales que en épocas de paz
habían descuidado el desarrollo de dichas industrias, y podemos de-
cir, sin temor de equivocarnos, que sólo los Estados Unidos de Norte
América habían llegado, y eso parcialmente, á la verdadera indepen-
dencia económica y sólo ellos pudieron entonces sacar provecho, en
la forma que todo sabemos, de una situación anormal que todo buen
gobierno debe prever.
Y es que ningún país es realmente soberano mientras dependa de
la producción de otros y nosotros los argentinos más que ninguno nos
encontramos en esa situación. Con un clima variable entre los mayo-
res límites, desde el trópico hasta las regiones polares, con las mayo-
res elevaciones del globo hasta los valles más dilatados, con bosques
impenetrables, poblados por una vegetación exhuberante y una fauna
que es toda una riqueza, la República Argentina está en condiciones
dle tener uno de los primeros puestos entre las más aventajadas nacio-
nes del mundo.
142 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
¿Qué hemos hecho y qué debemos hacer aún? Por de pronto re-
salta, sin contradicción posible, la exportación agrícola y ganadera y
es tan grande su desarrollo que bien podemos decir que constituye
uno de los mayores emporios de carne y de granos del mundo entero.
Podemos estar orgullosos de nuestro desarrollo agropecuario que ha
tomado un incremento tal que ha logrado tener influencia en el mer-
cado mundial.
¿Basta nuestro adelanto en agricultura y ganadería para asegurar
el porvenir del país? Debemos declarar terminantemente que no. La
guerra europea, que tantas enseñanzas nos está dando, nos señaló
de una manera que no deja lugar á dudas el camino á seguir y nos
demuestra con toda claridad que la era de la industria ha principiado
para nosotros y que debemos dedicarle todas nuestras energías, si
queremos transformar á este hermoso país en un emporio de riquezas
para el mayor bienestar y felicidad de sus habitantes.
¿Qué influencia ha de tener el gobierno en el desarrollo de 'nues-
tras industrias ?
Indudablemente que la influencia que ha de ejercer el gobierno
debe ser grande. Los países mal gobernados son atrasados y débiles,
en cambio aquellos que tienen rumbos bien definidos y que tienen á
su frente personas previsoras y bien intencionadas progresan y llegan
á su destino con toda facilidad.
En el pueblo está toda la fuerza necesaria para la preparación y
desarrollo de las más grandes obras; sólo hace falta quien dirija y
oriente sus destinos. Á veces la más ligera indicación de parte de las
autoridades, la más pequeña presión sobre la masa trabajadora, basta
y sobra para determinar un poderoso esfuerzo que se traduce pronto
en un adelanto de la Nación.
La industria química es indudablemente la más importante de to-
das las industrias. Es la madre de todas, puesto que derivan directa-
mente ó indirectamente de ella. Cuando Puiggari decía en una de sus
obras que sin ácido sulfúrico no puede haber industrias, decía también
con toda claridad que todas ellas son ramas de la industria química.
Es indudable que la industria nació con el hombre y aun antes
que el hombre, pues los animales tratan á menudo de mejorar sus
condiciones de vida, creando materiales y objetos adecuados para su
mejor empleo.
Para satisfacer sus primeras necesidades el hombre primitivo puso
á prueba su naciente inteligencia originándose así el espíritu inven-
tivo. Es natural que las primeras industrias fueron la caza y la pesca
INDUSTRIA DE LOS PRODUCTOS QUÍMICOS MEDICAMENTOSOS 143
y en ellas llegó el hombre á un manifiesto grado de adelanto. Más
tarde dándose cuenta de la insuficiencia de ese modo de vida, se de-
dicó á domesticar los animales necesarios para ella y como conse-
cuencia natural de esta evolución, tuvo que dedicarse al cultivo de
la tierra para alimentar el ganado así obtenido.
Creada la agricultura poco tardó el hombre en darse cuenta de su
importancia y las variedades de plantas comestibles aumentaron pau-
latinamente mejorando su situación.
Para el mejor desarrollo de la ganadería y de la agricultura se
crearon herramientas de todas clases y nacieron así una infinidad de
industrias entre las que no fueron poco importantes el labrado de la
piedra, el trabajo de la madera y la obtención de los metales.
En esa forma y paulatinamente, el hombre fué dominando á la na-
turaleza y como bien dice Daniel Bellet en su libro sobre la Evolu-
ción de la industria «cada acto industrial era realmente una manifes-
tación, un continuo esfuerzo hacia una existencia mejor » ó como dice
Ives Guyot «era la dominación siempre preponderante del hombre
sobre las cosas, lo que asegura un máximo de satisfacción con un
mínimo de trabajo. Bellet dice también que la evolución social es
condicionada y lo ha sido siempre por la evolución industrial y que
todo progreso material y como consecuencia todo progreso moral, han
sido debidos á los progresos de la industria al mismo tiempo que de
la técnica.
Las primeras industrias creadas por el hombre fueron esencialmen-
te domésticas; siendo escasas las vías de comunicación, cada pueblo
tenía que bastarse á sí mismo y aun las familias permanecían en un
aislamiento industrial casi completo.
Poco era el intercambio y sólo nació mucho más tarde debido al
mayor contacto y conocimiento de los demás y á causa de la sobre-
producción originada por el perfeccionamiento del material y del
obrero. Una de las causas que mantuvieron durante mucho tiempo
el carácter familiar de la industria fué la esclavitud, pues permitió
crear en la familia una serie de industrias que eran mantenidas por
los esclavos.
Sin embargo fué el esclavo el factor quizá más eficiente en el des-
arrollo de la industria, pues permitió la especialización, lo que trajo
consigo el perfeccionamiento y la mayor producción. De esta última
nació el intercambio por serle imposible á la familia consumir todo lo
producido, y con el intercambio la industria tuvo rumbos inespera-
dos, entrando desde entonces en su verdadero desarrollo.
144 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Una de las causas no menos importantes para el progreso de la in-
dustria fueron las frecuentes guerras entre los diversos pueblos y
tribus; ellas permitieron el conocimiento de lejanos países cuyas pro-
ducciones eran á menudo muy distintas; sabemos que eran ellas las
que proporcionaban los esclavos necesarios para alimentar la produc-
ción familiar. Hay más aún y como lo dice también Bellet : «La gue-
rra en las primeras edades y durante mucho tiempo no era más que
una forma de la producción, entendiéndose esta palabra en el sentido
económico ó sea operación que consiste en poner á nuestro alcance
lo que no lo está» y agrega «la guerra que había de llegar á ser tan
costosa y tan perjudicial para los mismos vencedores, ha sido en sus
comienzos un medio de procurarse riquezas y productos creados en
los países á que se atacaba. Era ciertamente una manera violenta.
pero en realidad era un procedimiento para conseguir la actividad
de un gran número de gentes, pues no contentos con la de los pro-
ductores nacionales, se iban á buscar productos fabricados por los
vecinos. » Nosotros podríamos agregar que eso mismo es lo que su-
cede actualmente, solamente que ya no se lucha para obtener del ye-
cino lo que ha creado por su industria, sino que la necesidad de ex-
tender á ésta, obliga á la guerra para ensanchar el marco en el cual
se desenvuelve y para crear también nuevos mercados para el exceso
de la producción.
Las guerras aumentan así el intercambio que fué en buena parte
creado por ellas. La influencia de las guerras no se hace sentir úni-
camente en los países beligerantes y á menudo los demás países neu-
trales benefician en ellas en mayor escala. En la época actual estamos
asistiendo al nacimiento en nuestro país de una infinidad de indus-
trias, hijas de la necesidad en que nos ha colocado la contienda eu-
ropea. El gobierno también se ha preocupado de crear un órgano
nuevo para evitar el malestar producido por la falta de muchos pro-
ductos industriales, y en la rama de los productos químicos y medi-
cinales ha creado en el Departamento nacional de higiene un órgano
nuevo dedicado á la fabricación de dichas substancias.
Es indudable que el trabajo esclavo no era el más conveniente y
fué poco á poco substituído por el trabajo libre que permite mayor
iniciativa y despierta más interés, además las costumbres fueron dul-
cificándose con la civilización y con esto desapareció poco á poco la
esclavitud.
Desaparecido el esclavo, la familia no pudo ya continuar su fun-
ción industrial por carecer de los brazos necesarios. El trabajo libre
INDUSTRIA DE LOS PRODUCTOS QUÍMICOS MEDICAMENTOSOS 145
trajo consigo el salario y la necesidad de aumentar la esfera de acción
de la fábrica para aumentar las ganancias. Para eso se necesitaron
capitales cada vez mayores y se constituyó así la gran industria, la
la que permite, á causa de los poderosos medios que pone en juego,
obtener mucho, bueno y barato á bajo precio. La gran industria crea
á su vez la necesidad de desarrollar las vías de comunicación para
facilitar el intercambio y de alli derivan mejoras sociales y morales
de gran importancia para la civilización.
El factor más importante para la creación de la gran industria es
indudablemente el capital. Esta es la razón por la cual todo país que
se inicie en el trabajo industrial tiene que empezar por crear la pe-
queña industria, menos costosa, pero no menos importante, puesto
que por su crecimiento se llega á la gran industria. En este momento
histórico nos encontramos nosotros ahora y toda nuestra actividad
debe desarrollarse en crear y multiplicar la pequeña industria, ma-
dre de industrias mayores que pronto se obtendrán por evolución na-
tural de las cosas. Bellet dice con toda claridad entre otras cosas :
« Y esto es un fenómeno natural, porque capital quiere decir acumu-
lación, ahorro, y para acumular y ahorrar es preciso haber producido
más de lo suficiente y para esto se necesita un cierto tiempo; supo-
niendo una producción que exceda en mucho á las necesidades y al
consumo diario.
Paul Leroy-Beaulieu dice: «que las sociedades han pasado por fa-
ses sucesivas desde el punto de vista de la formación de capitales.
En la primera fase con las sociedades y la industria en su principio,
no hay avances ni reservas; se vive al día, no existiendo más que un
segundo período que llega con bastante lentitud y penosamente, don-
dle el capital puede acumularse y crecer ».
Según Salvioli «la emulación era progresiva pero lenta; por otro
lado los capitalistas romanos se dedicaron especialmente á las opera-
ciones de préstamos, persiguiendo el acaparamiento de la tierra y
desdeñando ser los comanditarios de la naciente industria. Esto mis-
mo pudo escribirse en la época actual para nosotros y se aplica muy
especialmente á nuestros capitalistas argentinos.
Es indudable que no existe industria sin comercio y al crearse la
industria es necesario también crear la clientela. Nacieron así el ven-
dledor ambulante y luego el viajante de comercio, la propaganda en
todas sus formas y á la cual la imprenta no dió pocos impulsos. Más
tarde acordaron los vendedores y compradores reunirse en un sitio
«dleterminado y se crearon los mercados y ferias. Estas últimas tan en
AN. SOC, CIENT, ARG. — T. LXXXII 10
146 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
boga en la antigiiedad, no son menos importantes hoy en día y pode-
mos citar entre otras las muy importantes de Lyon en Francia, la de
Leipzig en Alemania y la de Nijni-Nowgorod en Rusia.
Una forma de la feria más aparatosa y que se celebró en ciertas
ocasiones, es la exposición; de ellas fueron célebres las de París, de
Gante, de San Francisco y las nuestras del pasado centenario de 1910.
La creación de la gran industria en Europa se debe en buena parte
á iniciativas gubernamentales y cuando el gobierno no era el capita-
lista que implantaba la industria, como en el caso de las fábricas de
porcelana de Sevres en Francia y de Berlín y Meissen en Alemania,
intervenían indirectamente, reglamentando su funcionamiento y Be-
Met pudo decir que «la creación y buena marcha de las manufacturas
reales habían llamado la atención de los capitalistas y ricos negocian-
tes que se entregaron á esa nueva forma de actividad ». Pero es in-
dudable que el desarrollo de la gran industria se debe muy especial-
mente al adelanto de la mecánica, el que permitió aumentar en una
forma sorprendente el rendimiento, disminuyendo proporcionalmente
el costo. Marn y Adam Smith están de acuerdo en reconocer la in-
fluencia de la máquina en la gran industria y dicen entre otras cosas
que trae precisión, rapidez, baratura, más orden y regularidad en la
producción, menos mano de obra y una baja de los precios.
La gran industria trae consigo el aumento de capital, debido al
costo grande de las instalaciones, necesita pues mayor atención de
parte del gobierno para fomentar y vigilar estos capitales. Trae tam-
bién una superproducción y se necesita dar salida á estos productos
fabricados.
De nuevo la influencia del gobierno debe hacerse sentir en sus re-
laciones comerciales con los demás países, facilitando así las transac-
ciones.
Uno de los medios más poderosos de fomento industrial y comer-
cial es el de transporte. Los caminos, los ríos y canales navegables,
los ferrocarriles y los diferentes aparatos modernos de transporte ta-
les como el camión automóvil á nafta y á vapor, son indudablemente
los factores más eficientes del progreso comercial. Sin ellos la indus-
tria no se desenvuelve con soltura y tiene que vegetar.
Á su fomento deben, pues, dedicarse los gobiernos si quieren rea-
lizar una obra protectora. M. de Foville en su trabajo La transforma-
tion des moyens de transport, señala la diferencia de precio del trans-
porte por kilómetro de una tonelada de carga. Así para el buhonero
es de 3,50 francos, si se emplea una bestia de carga 85 á 90 céntimos
INDUSTRIA DE LOS PRODUCTOS QUÍMICOS MEDICAMENTOSOS 147
y si se emplea el ferrocarril es de 4 céntimos y aun en algunos casos
1 á 2 céntimos.
No menos importante es la influencia que la ciencia ha tenido so-
bre la industria y ello se comprende fácilmente si se tiene en cuenta
que ella es la que ha creado todo el instrumental, la máquina y el
método. Sin embargo, la rutina su enemiga inconciliable, ha hecho
muchas veces que su acción sea muy lenta. El hombre, como bien se
ha dicho, es un animal de costumbre y le cuesta abandonar los méto-
dos viejos por otros más racionales y modernos. Las naciones que
han sabido fomentar la acción del hombre de ciencia sobre sus indus-
trias marchan hoy día á la cabeza de las demás.
Emilio Levasseur dice «que lo que se ha llamado el conocimiento
razonado de las leyes de la naturaleza, que esclarece la práctica in-
dustrial y penetra en la manufactura, se ha generalizado, establecién-
dose íntimas relaciones entre el laboratorio y la fábrica» y sigue di-
ciendo : « Esto es verdad en todos los dominios: la ciencia substituye
por la fuerza del vapor por la muscular del hombre ó de los anima-
les; la ciencia ha permitido toda una preciosa serie de transformacio-
nes químicas; la ciencia nos ha dado la electricidad y otras tantas
cosas que han modificado las prácticas industriales, haciéndolas más
científicas, más económicas y más fructíferas ».
H. le Chatelier decía que á últimos del siglo xvIH1, la Academia
de ciencias de París, que marchaba á la cabeza del movimiento in-
dustrial, era consultada por los particulares y los poderes públicos
sobre todas las aplicaciones de las ciencias y aludía á los innumera-
bles informes industriales de Lavoisier que forman una gran parte
de sus obras completas, y añadía que esta aproximación entre la in-
dustria y la ciencia había sido extremadamente fecunda.
Haller en sus informes sobre la exposición de Chicago y de París
decía : «El desarrollo progresivo de la industria sigue paralelamente
al de la ciencia y las naciones donde la producción intelectual es
más intensa, mejor utilizada, son las que terminan por tener la su-
premacía desde el punto de vista industrial, y añade Bellet : « Los
industriales que no se dan cuenta de estas verdades, no por eso dejan
de ser deudores á la ciencia de todos los grandes progresos que han
transformado su industria y la industria en general; sí que son muy
egrandes ingratos, cuando en una información hecha por la Revue
scientifique sobre las industrias químicas francesas osaron decir que
la gestión de su industria, sobre todo comercial, no necesitaba de qui-
mica ni de la colaboración de sabios.» En presencia de esas afirma-
148 ANALES DE LA SOCIKDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
ciones presuntuosas de ciertos industriales ignorantes, es bueno acor-
darse de las palabras de Balard : « La ciencia no tiene sólo por misión
satisfacer al hombre esa necesidad de conocerlo todo, de profundi-
zarlo todo, que caracteriza la más noble de sus facultades, tiene tam-
bién otra menos brillante, pero quizá más moral, que consiste en
coordinar las fuerzas de la naturaleza para aumentar la de la produc-
ción y aproximar los hombres á la igualdad por la universalidad del
bienestar. »
Muchos son los trabajos científicos que han aprovechado á la in-
dustria y podemos citar muy especialmente los de Lavoisier, Scheele,
Sainte-Claire, Deville, Chevreuil, Dumas, Sckeurer-Kestner, Solvay,
Ebrlich, Sobrero, Nobel, Moissan, Pasteur y muchos otros. Por otra
parte no se puede negar la influencia que ha tenido la industria sobre
la ciencia y sin ir más lejos la obtención industrial del frío (aire líqui-
do, hidrógeno líquido, ete.), ha permitido la realización de experi-
mentos científicos que hubieran sido en otra forma de imposisle ó di-
fícil realización.
La fábrica moderna necesita laboratorio y no se concibe hoy día
una fábrica sin él. En los países más adelantados esa unión es estre-
cha y forman los dos un sólo organismo que constituye la fábrica
científica. La importancia que se da al laboratorio en Alemania es
tan grande, que nada se hace, nada se inicia sin haber efectuado an-
tes un concienzudo trabajo científico de laboratorio. En esa forma se
evitan esfuerzos inútiles y pérdidas materiales grandes. Es entonces
una verdadera economía gastar dinero en investigaciones previas y
en pagar buenos sueldos á aquellos que van á poner á punto un pro-
cedimiento. Con esa manera de pensar la industria alemana en todas
sus manifestaciones y muy en especial la química, ha hecho progre-
sos enormes y marcha hoy día á la cabeza de las demás. Por no ha-
berlo creído así en Francia y en Inglaterra se ha producido un decai-
miento que sólo hace pocos años se trata de remediar; por no haberlo
creído así también hubieron de crear durante la actual contienda infi-
nidad de organismos nuevos, modernos, cambiando sus métodos ruti-
narios por los que la ciencia enseña.
Nada podría darnos mejor idea de la influencia de la ciencia en la
industria que la fabricación moderna de los colorantes derivados del
alquitrán. En los laboratorios alemanes se gastaron millones en in-
vestigaciones científicas sobre este punto, se crearon verdaderas usi-
nas tintoreras para estudiar la aplicación delos colorantes obtenidos y
como resultado se ha logrado que dicho país sea casi exclusivamente
INDUSTRIA DE LOS PRODUCTOS QUÍMICOS MEDICAMENTOSOS 149
el único productor de colorantes, y eso no puede discutirse cuando
un país industrial como los Estados Unidos de Norte América, tuvo
que hacer intervenir la diplomacia para conseguir durante la actual
guerra unos cargamentos de materias tintoreras traídas de Alemania
y nosotros sabemos más que nadie la penuria de colorantes que ha
sufrido nuestra industria de tejidos. En cambio, en Inglaterra, país
de Perkins y de muchos otros iniciadores de la industria de los colo-
res derivados de anilina, no se han tenido en cuenta estas verdades
y por esa razón se hizo tributaria en ese renglón de Alemania, que
logró suplantarla con toda facilidad. He tenido ocasión de visitar en
Alemania varias fábricas, entre otras las de Bayer, Merck, Badische
Anilin-un Soda-Fabrik, Goertz, Meister Luciur und Briining, etc., y
todas ellas están dotadas de grandiosos laboratorios con instalacio-
nes muy completas y donde se halla un verdadero ejército de quími-
cos, ingenieros y médicos, que ponen á contribución su ciencia inven-
tiva para generar nuevos procedimientos y nuevos productos que se-
rán pronto fuentes de riqueza para ellos y para los que los han con-
tratado.
Debemos, sin embargo, reconocer que no sólo en Alemania se si-
gue este sistema y queen Francia, en Austria, en Inglaterra, en Ita-
lia y muy especialmente en Suiza y en varios países existen muchas
fábricas modernas, dotadas de amplios laboratorios y es que la verdad
se impone, debido á la prédica constante de espíritus selectos entre
los cuales podemos mencionar muy especialmente á Moissan, á Sol-
vay, á Haller y á Trillat.
Una de las páginas más bellas de la industria química es la que
trata de la síntesis orgánica, y la obtención de la úrea hecha por
Woehler en 1828, abrió una nueva era para la industria química;
ella fué la que permitió más tarde la obtención de muchos otros cuer-
pos, entre los que citaremos el alcanfor artificial, la vainilla, los co-
lorantes de anilina, la mayor parte de los medicamentos modernos
tales como el benzonatftol, el ácido acetil-salicílico (aspirina) la anti-
pirina, el arseno-benzol, el caucho artificial y muchos otros productos
no menos importantes.
La síntesis de las substancias minerales es también interesante y
sin ir más lejos, la fabricación del ácido nítrico por el arco eléctrico,
la del amoníaco, la del carborundum, la del carburo de calcio, ete.,
da la idea de lo que la ciencia ha podido hacer en favor de la in-
dustria.
En la usina moderna debe trabajarse con extraordinaria rapidez;
150 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
en esta forma se puede vender barato, contentándose con un pequeño
beneficio utilitario. Esta manera de trabajar se debe al enorme capi-
tal empleado en máquinas, las que deben rendir un interés corres-
pondiente á su costo, por esa razón las transformaciones deben ha-
cerse lo más automáticas posible y en una sola ó en el menor número
de operaciones.
La fuerza motriz es el alma de la fábrica y debe ser abundante y
barata. Podemos decir que la utilización adecuada de las caídas de
agua transformando su fuerza en energía eléctrica, es la forma más
conveniente dle su obtención. Pero no es indudablemente la única y
en muchos casos el carbón y el petróleo son insubstituíbles. La Repú-
blica Argentina es pobre en carbón, pero es excepcionalmente rica
en petróleo y en caídas de agua y debemos fomentar por todos los
medios su utilización. En toda fábrica bien instalada las operaciones
deben hacerse evitando inútiles desplazamientos de objetos y de per-
sonas; deben, pues, disponerse las cosas de manera que constituyan
-un todo armónico y que las piezas y materiales que han de juntarse se
encuentren en el mismo sitio automáticamente y con el menor trans-
porte posible, y como dice Bellet: « Los profanos no pueden imagi-
narse la ganancia de tiempo y de dinero que supone el que una pieza
en enrso de fabricación á la salida de una máquina encuentre inme-
diatamente la otra adonde ha de irá pasar para sufrir una nueva
transformación.» Fraser habla en ese sentido de «la idea fundamen-
tal de concordancia de movimientos ».
El industrial moderno debe saber en todo momento el costo exacto
de todos los productos que se elaboran en su fábrica y eso no es siem-
pre fácil y sólo un método riguroso y un orden minucioso le permiten
obtener ese resultado. Existen en Bélgicaingenieros comerciales que
se dedican exclusivamente en la perfección de esos métodos, lo que
nos da una idea de la importancia que se da en ese país esencialmente
industrial á esos detalles de la fabricación.
El transporte en el interior de la fábrica debe ser fácil y económico
y el industrial no debe ahorrar esfuerzo para facilitarlo. Muchos son
los métodos modernos utilizados en ese sentido: los Decauville, los
puentes grúas, los alambre-carriles, cadenas sin fin, cintas transpor-
tadoras, ascensores, aceras movibles, tubos neumáticos, son otros
ejemplos de los medios modernos empleados.
La industria moderna y muy especialmente las industrias químicas
deben utilizar los subproductos para poder obtener provecho en su
fabricación; es esa una condición esencial para su existencia, es nece-
INDUSTRIA DE LOS PRODUCTOS QUÍMICOS MEDICAMENTOSOS 151
saria para poder producir barato. Un ejemplo clásico de esta utiliza-
ción lo tenemos en la fabricación del gas de alumbrado ; la utilización
cada vez mayor de los residuos de fabricación, el amoníaco, el benzol,
el fenol, el toluol, la naftalina y muchos productos sin excluir la trans-
formación en ácido sulfúrico del azufre residual. El procedimiento de
Solvay para la obtención de la soda, es un ejemplo de la mayor utili-
zación de los residuos que forman en él un verdadero ciclo y citare-
mos también la utilización del azufre de las blendas ó sulfuro de zinc
en la fabricación de ácido sulfúrico en los establecimientos belgas de
Vieille Montagne.
Tenemos aquí en nuestro país aplicado ese procedimiento en nues-
tras refinerías de azúcar, tratándose dle obtener por medio de apara-
tos de diversos grados de vacío el mayor rendimiento posible. Los
altos hornos aprovechan hoy los gases que antes escapaban á la atmós-
fera y se ha calculado que en Alemania sólo la energía recuperada
en esa forma alcanza á la enorme cifra de 1.200.000 caballos vapor.
En algunas fábricas inglesas se transforma el aserrín en una especie
«le madera aglomerada que se utiliza para hacer cajas.
Es tal la utilización de los residuos de la fabricación en los mata-
deros de cerdos americanos, que se ha dicho con razón que en el puer-
eo no se pierde más que el gruñido, y la razón de esa utilización es
evidente, si se sabe que sin ella los matadores perderían con sólo la
venta de la carne un 19,3 por ciento del precio de la compra de los
animales, y que las utilidades obtenidas en Chicago solamente con
los subproductos del cerdo alcanzan á la bonita suma de 500.000.000
dle francos. Bellet cita a nuestros mataderos ó saladeros, donde no
hace mucho tiempo se utilizaba sólo la carne y hoy se benefician todos
los subproductos con pingiies beneficios. Por último diremos que mu-
chos de los productos farmacéuticos modernos no son sino transfor-
maciones de subproductos inteligentemente preparados.
La acción de las aduanas obra poderosamente sobre las industrias
de un país y es que ella tiene repercusión sobre la competencia, crea-
dora de todo progreso en la fábrica moderna. No es con la imposición
de altos derechos de aduana á los productos extranjeros que se impulsa
el desarrollo de la industria nacional, porque en ese caso, suprimida
la competencia, no se implantan sino simulacros de esa industria,
empleando métodos inadecuados, obteniendo productos de calidad
inferior, tratando solamente de hacer dinero á costilla del público que
no puede pagar el producto extranjero bien elaborado.
Eso ha pasado aquí con una infinidad de productos y en especial
152 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
con nuestros vinos. Y eso es aun más molesto cuando se pagan primas
á la exportación de productos que deberían ser consumidos en el país
en beneficio de los habitantes.
Hay que convencerse que si se hace industria, no es seguramente
para proteger á los habitantes de los demás países en detrimento de
los propios, y que el beneficio de unos cuantos no puede ser causa
suficiente para perjudicar á todos los demás. En definitiva la indus-
tria debe implantarse y fomentarse para el mayor beneficio de los
habitantes del país, y no es con el cargo en los derechos aduaneros
de los productos correspondientes que se obtiene este resultado, y
para demostrarlo podemos citar el ejemplo de Inglaterra, cuyas indus-
trias han prosperado eficazmente sin el apoyo aduanero mencionado.
En cambio el gobierno debe preocuparse de otro asunto no menos
importante. Se trata de la liberación de los derechos á la materia
prima que no exista en el país Ó cuya explotación no pueda hacerse
aún en una forma conveniente. Los nitratos y eliodo de Chile, el bis-
muto de Bolivia, y tantos otros productos necesarios en la fabricación
de substancias químicas deben ser objeto de especial estudio para
fomentar su transformación industrial en el país.
Por otra parte, la liberación de esos derechos podría hacerse previa
recíproca concesión de los gobiernos extranjeros, redundando todo
ello en beneficio del pueblo de ambos países.
Debemos mencionar además la constitución de los trusts ó kartels,
instituciones á menudo perjudiciales que anulan la competencia y que
se forman al amparo de la protección aduanera. En las naciones nue-
vas como lo es la nuestra, estos trusts son altamente perjudiciales,
pues cierran la puerta á nuevas iniciativas en beneficio exclusivo de
unos cuantos, cuando no sucede el caso como lo hemos tenido con el
trust del tabaco, que industrias eminentemente nacionales se trans-
forman en extranjeras con directorios fuera del país, que se manejan
con leyes que no son las nuestras y que tratan de llevará su patria
los mayores beneficios en detrimento de los nuestros.
Los trust y kartels establecidos en Norte América y en Alemania
constituyen organizaciones poderosas que tratan de producir mucho
y barato para aplastar toda competencia interior, que es la única
contra la cual no están protegidos. En estas se producen monstruo-
sas anomalías, citándose el caso del dumpig, que consiste en vender
barato en el extranjero, manteniéndose los precios en el interior. Dan
así salida á la mayor producción y se enriquecen á costa de sus com-
patriotas y menos mal cuando lo son, porque á veces son extranjeros,
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154 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
como en el caso ya citado del trust del tabaco de Buenos Aires. Así
para no citar más que algunos ejemplos; el hierro en barras cuesta
en Alemania 125 marcos y 100 en el exterior y los clavos se pagan
allí 250 marcos y sólo 100 marcos si salen del país. Como dice bien
Bellet, de este modo se conquista el mercado extranjero cargándoselo
al consumidor nacional.
Una traba no menos importante para el comercio y para la indus-
tria consiste en los impuestos nacionales y provinciales, á menudo
excesivos, que graban dichos productos. Una juiciosa revisión y mayor
nacionalización de estos impuestos se impone como obra de buen
gobierno.
La influencia de la industria sobre el bienestar del hombre es inne-
gable y las comodidades que poseemos hoy día son enormes si las
comparamos con las que tuvieron nuestros antepasados. Es necesario
que nos veamos privados por un momento de algunas de ellas para
darnos cuenta de su importancia; así el transporte rápido y barato
por el ferrocarril, el tranvía eléctrico y el automóvil, la iluminación
eléctrica y á gas incandescente, la habitación cómoda y hasta lujosa,
el alimento, el vestido y el calzado á bajo precio y tanta otras cosas
que nos proporciona la industria moderna nos prueban terminante-
mente su importancia é influencia sobre nuestro bienestar.
Seguin ha dicho: « La evolución del mundo se ha conseguido gra-
cias á la evolución de la industria », nosotros diríamos que la evolu-
ción del mundo es la evolución de la industria, pues todo adelanto
material y moral deriva de ella.
LA INDUSTRIA DE LOS PRODUCTOS QUÍMICOS
No se puede hablar de fabricación de productos farmacéuticos sin
hacerlo de los productos químicos en general; ahora bien, los medi-
camentos modernos son muy especialmente orgánicos y se comprende
eso, pues hay así en ellos un principio de elaboración para su mejor
asimilación por el organismo. La química orgánica y sus complejas
transformaciones debe atraernos muy especialmente y constituirá
seguramente uno de los ramos más fecundos de nuestra incipiente
industria nacional.
La unión de la fábrica con el laboratorio de investigación es indis-
pensable, si se quiere tener éxito, porque el adelanto que se efectúa
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156 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
día á día en todos los ramos de la química es tan grande, que se
requieren continuos trabajos científicos para mantenerse a un nivel
conveniente y obtener el resultado apetecido.
Debe también tenerse un gran espíritu de iniciativa, aun á trueque
de pecar por excesivo, para poder llevar á término la futura obra de
transformación industrial, y toda la energía que se gaste en tan
importante asunto será poca, si se consideran los beneficios grandes
que se obtendrán.
Es indudable que debemos empezar por implantar pequeñas indus-
trias, las que se ayudarán mutuamente, puesto que cada una de ellas
dará á la otra el producto que le haga falta. Se conseguirá así formar
el personal técnico necesario, del cual carecemos casi en absoluto. Se
obtendrán de este modo por una sucesión de esfuerzos pequeños y
progresivos los dos factores más importantes para el desarrollo de la
industria química: el personal y las materias y aparatos necesarios
para la elaboración de nuevos productos.
Hay que tener en cuenta que en nuestro país debemos crearlo todo
y que al plantear cualquier problema industrial, nos encontramos con
la falta de toda clase de elementos. Al querer abordar en el Instituto
de química del Departamento nacional de higiene la fabricación del
iodo, asunto aparentemente sencillo, tropezamos con la dificultad de
la falta de retortas de gres, que son las únicas hasta ahora que dan
un resultado conveniente; pues bien, lo que se hace en el país es el
barro cocido y no se-han construído hornos especiales para cocer la
arcilla hasta fusión de sus elementos para obtener el gres. Vemos
que un sencillo problema químico se ha transformado en un problema
dle otro orden que debemos resolver primero.
Para vencer todas estas dificultades el gobierno ha creído necesa-
rio crear en el Departamento nacional de higiene, y como parte inte-
grante de su Instituto de química, una sección de fomento de la
industria química y en especial de la industria química medica-
mentosa.
Otra ha sido también la causa de esa creación. Con motivo de la
guerra europea se habían encarecido de tal modo los medicamentos
más necesarios, que llamó la atención de las autoridades del Depar-
tamento nacional de higiene, y su presidente, doctor Penna, creyó
necesario tomar medidas para mejorar este estado de cosas. Como la
escasez de drogas se debía muy especialmente á la falta de fabrica-
ción nacional, desde el momento que todo lo recibíamos de Europa,
se pensó inmediatamente en fomentar su preparación. La ley 9652
158 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
ordenó la entrega dle una pequeña suma (100.000 $ m/n) para los pri-
meros ensayos, y con este dinero se ha creado una sección industrial
que funciona ya en forma conveniente y puede entregar al comercio
diversos productos que por primera vez se fabrican en el país y que,
sin embargo, no desmerecen en nada con sus similares extranjeros.
ORGANIZACIÓN DE LA SECCIÓN INDUSTRIAL
DEL INSTITUTO DE QUÍMICA DEL DEPARTAMENTO NACIONAL
DE HIGIENE
Como acabo de decirlo y merced á una suma votada por el Con-
greso nacional, pudo crearse en el Instituto de química, que tengo-el
honor de dirigir, una sección industrial, donde pueden ya fabricarse
en una escala no muy reducida algunas substancias medicamentosas,
estudiándose actualmente la fabricación de otras. No quiero decir
con eso que no nos hayamos ocupado anteriormente de este asunto
tan importante, pero es indudable que debido á razones financieras,
poco habíamos podido adelantar prácticamente. Hace ya varios años
que en nuestro Instituto venimos ocupándonos de cuestiones de quí-
mica industrial, pero podemos decir que les dimos una importancia
realmente grande sólo al comienzo de la actual guerra, la que pro-
vocó, como todo el mundo sabe, un alza notable en los precios de los
productos químicos que antes nos llegaban en su mayor parte de Ale-
mania.
Nos dimos cuenta entonces de la necesidad de reaccionar indus-
trialmente, creando para nuestro país una nueva fuente de riqueza y
afianzando su soberanía, la cual no puede ser absoluta si depende del
extranjero. Recuerdo aún los primeros ensayos que hicimos para
obtener glicerina, la que nos era reclamada con urgencia por nuestro
Conservatorio de vacuna antivariólica, el que la necesita para la pre-
paración y conservación de Cow-Pox. Podía mencionar cómo los quí-
micos del Instituto, armándose de martillos y con una fragua impro-
visada, crearon con fierros viejos un aparato original, que aun con-
servamos, y cuyos resultados podemos considerar como muy buenos.
Más tarde fueron otros productos los que nos llamaron la atención y,
entre otros, podemos citar la preparación de la aspirina, la que se
logró con lisonjero éxito, venciendo obstáculos que parecían insupe-
rables. En ese ínterin, nuestro traslado al edificio moderno, que inau-
INDUSTRIA DE LOS PRODUCTOS QUÍMICOS MEDICAMENTOSOS 159
guramos en este centenario, nos facilitó enormemente la tarea y pudo
crearse una sección especial de química industrial, donde se verifica-
ron ensayos de fabricación de muchos de los productos que empeza-
ban a faltar en nuestra plaza. Pudo así prepararse, entre otros, sub-
nitrato de bismuto con mineral de Bolivia; dicho subnitrato, analizado
en nuestra sección especial de ensayos de drogas, no desmerecía en
nada, por su blancura, fineza y pureza, á cualquiera de los importa-
dos del extranjero. Fabricamos también un sulfato de magnesia con
dolomita de sierra Baya (provincia de Buenos Ajres), cuyos hermosos
cristales pudieron apreciar los miembros de la comisión de industria-
les, citada por la presidencia del Departamento de higiene para dar-
nos su opinión sobre el alza de los precios de las drogas. Obtuvimos
yodo puro, empleando yodos brutos de Chile; amoníaco puro, em-
pleando sulfato de amonio bruto de la fábrica de gas; con el mismo
mineral utilizado para fabricar sulfato de magnesio, preparamos mag-
nesia calcinada y carbonato de magnesio. Con el yodo obtenido reali-
zamos la preparación de yoduros de sodio y de potasio. Preparamos
con el sulfato de amonio bruto del gas un sulfato de amonio absolu-
tamente puro, del cual el Instituto bacteriológico hace un gasto bas-
tante grande. De los líquidos residuales del gas, llegamos á la obten-
ción del benzol, del toluol y del xilol, que son los puntos de partida
de una infinidad de medicamentos modernos, tales como el benzonaf-
tol, el ácido salicílico, acetil-salicílico (aspirina), arsenobenzol (Sal-
varsán) y muchos otros. Obtuvimos, empleando un método moderno
modificado, alcohol absoluto partiendo del alcohol diluído, á un pre-
cio que no excede en mucho al de este último; y principiamos el estu-
dio de la preparación de muchos otros productos, tales como el éter,
el cloroformo, la quinina, la cocaína, los derivados del petróleo, em-
pleando nuestro producto nacional de Comodoro Rivadavia; el nitro-
benzol, el ácido fénico, sulfato ferroso puro, etc., etc. Además, y por
indicación del doctor Penna, nos empeñamos en la obtención en gran
escala de la esencia de eucaliptus, la que hemos logrado ya con entera
satisfacción.
Era natural que estos estudios necesitaban su complemento y su
consagración en la industria misma y después de no pocas luchas, en
las que fuimos ayudados muy eficazmente por el secretario técnico
del Departamento nacional de higiene, doctor Nicolás Lozano, obtu-
vimos del gobierno el apoyo necesario para trabajar en debida forma.
Construímos un galpón adecuado al fin que nos proponíamos y tuvi-
mos la suerte de hacer esta construcción al lado del Instituto, lo que
160 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
nos permitió realizar el ideal de la fábrica en unión con el laborato-
rio científico.
Obtenido el local, tratamos de conseguir el personal idóneo nece-
sario, lo que no era fácil, dado nuestro sistema de nombramientos,
pero debo agradecer al doctor Penna su buena voluntad para con-
migo al permitirme elegir ese personal, seleccionándolo lo más posi-
ble. Y no era poco importante este asunto, si se tiene en cuenta que
se trataba de un ensayo cuyo fracaso hubiera sido de lamentar.
Tratándose de una repartición perteneciente á nuestra administra-
Fig. 4. — Laboratorio de la sección ensayos industriales
ción nacional, era necesario evitar la lentitud que siempre tiene el
expediente, por más rápido que sea su trámite, y para eso debía de
obtenerse una cierta autonomía, por lo menos para la obtención y
transformación de materiales. Se logró esto organizando un taller en
el cual se puede obtener la mayor parte de la maquinaria utilizada.
No es esta la única ventaja proporcionada por este taller; nos permite
la realización inmediata de cualquier idea, con una rapidez que no
tiene comparación con la que obtendríamos, si tuviéramos que hacer
construir al exterior. Es indudable, además, que teniendo el químico
á su lado al ejecutor de sus concepciones, puede obtener una realiza-
ción más perfecta, sin contar con las transformaciones paulatinas
£
que puede hacer sufrir á sus procedimientos. Y si agregamos á eso
INDUSTRIA DE LOS PRODUCTOS QUÍMICOS MEDICAMENTOSOS 161
que las maquinarias obtenidas en esa forma son más perfectas y eco-
nómicas que las fabricadas en talleres particulares, creo dejamos
establecidas su utilidad é importancia.
No hace aún tres meses que nos fué entregado por la empresa cons-
tructora el galpón para establecer nuestras maquinarias y ya pode-
mos presentar varias dle ellas perfectamente instaladas y en pleno
funcionamiento.
Presentamos un plano detallado con la indicación del sitio de cada
una de ellas y varias fotografías ilustrativas.
Fig. 5. — Taller de precisión
En el sitio marcado con el número 1 tenemos instaladas dos calde-
ras pequeñas, instalación provisoria, mientras licitamos una caldera
tubular definitiva. Dichas calderas pertenecen á las estaciones portá-
tiles de desinfección del Departamento de higiene y serán devueltas
oportunamente.
De las calderas parte un caño de distribución que recorre todas las
dependencias del galpón, el cual se ramifica según las necesidades,
para lo cual se le ha provisto de abundantes bocas de salida para
poder sacar ramales en momento oportuno. En la dependencia men-
cionada con el número 2 se encuentra el taller de calderería y herre-
ría con sus fraguas, 3 y 4, de herrero y calderero respectivamente y
que reciben aire de una máquina soplante, 5, movida por un motor
AN. SOC. CIENT, ARG. — T. LXXXIL 11
162 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
eléctrico, 6. En el taller se han establecido diversos aparatos y dispo-
sitivos que no menciono y que permiten realizar los diversos trabajos
allí efectuados. En 7 se ha instalado una moledora de gran poder,
movida por la polea 8, que á su vez recibe la fuerza del motor elée-
trico 9, de cinco caballos de fuerza. En 10 hemos construído un horno
para la fabricación del vidrio y muy especialmente del vidrio cientí-
fico, el que no se hacía anteriormente en el país; en efecto, los tími-
dos ensayos efectuados por varios industriales con motivo de la gue-
rra, no han dado los resultados apetecidos, debido probablemente á
Fig. 6. — Sección ensayos industriales. Estudio del petróleo de Comodoro Rivadavia
la falta de colaboración del hombre de ciencia con el industrial. El
horno que hemos construído es pequeño, pues se trata de un ensayo,
pero es indudable que una vez obtenido el resultado buscado, levan-
taremos otro de mayor tamaño. En 11 tenemos el horno de destem-
ple del vidrio, donde se dejan enfriar por largo tiempo las piezas de
vidrio fabricadas. En 12 se ha instalado el aparato destilatorio desti-
nado á la obtención de la esencia de eucaliptus, el cual funciona con
toda regularidad, destilándose más de 500 kilos de hojas por semana,
pudiéndose aumentar esta cantidad más de diez veces. En 15 hemos
colocado la máquina productora de amoníaco, en la cual se transforma
el sulfato de amonio bruto del gas en amoníaco puro para análisis. En
INDUSTRIA DE LOS PRODUCTOS QUÍMICOS MEDICAMENTOSOS 163
14 se halla la bomba centrífuga elevadora del agua de lluvia que se
recoge en los tanques a y se manda á los tanques hb para repartirla
luego bajo presión en todo el edificio. En 15 y en una habitación espe-
cial destinada á inflamables se ha instalado el alambique con el enal
yo
Fig. 7. — Sección ensayos industriales. Destilación de esencia de eucalipto
se obtiene el alcohol absoluto. En 16 se ha colocado el aparato de
purificación del benzol, y en 17 el aparato de rectificación á columna
para el mismo y para su separación del toluol y xilol. En la galería
exterior y en 18 se puede ver el sitio ocupado por el generador de
acetileno, utilizado para los sopletes oxiacetilénicos que se emplean
164 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
para la soldadura autógena. En 19 y en otra habitación se halla la
instalación de cubas para la preparación del subnitrato de bismuto.
En 20 hemos construído una cámara secadora por medio del aire
caliente. En 21 se han colocado varias cubas c que se emplean para
la cristalización de sales. Se está procediendo actualmente á la fabri-
cación y colocación de varios otros aparatos que no figuran aún en el
plano.
Como puede notarse, el galpón está dividido en toda su longitud
por una pared de material y á su vez uno de los costados está frae-
Fig. 8. — Sección ensayos industriales. Fabricación del subnitrato de bismuto
cionado en tres partes. Se ha logrado así aislar el taller, el local del
subnitrato, cuya fabricación es delicada, el benzol y el alcohol y
demás inflamables, y lo demás que puede juntarse en el mismo local.
Además, en todo lo largo y á ambos lados de la pared divisoria se ha
construído un sólido altillo que permite colocar elevadas ciertas má-
quinas cuyos productos deben seguir hacia abajo para una nueva ela-
boración. Sobre este altillo y en 22 se puede ver el aparato americano
de destilación de agua, aparato perfeccionado y de nuevo modelo que
permite obtener 50 litros de agua por hora, agua que se halla así en
un plano superior y puede repartirse por caños á las distintas partes
del edificio.
Á lo largo de todo el galpón y en su parte interna d y externa e se
INDUSTRIA DE LOS PRODUCTOS QUÍMICOS MEDICAMENTOSOS 165
ha establecido un sistema de vías Decauville que va hasta el portón
de salida á la calle y permite el fácil desplazamiento de la materia
prima y elaborada; además en 23 se halla un tanque subterráneo para
la neutralización de los líquidos evacuados de la fábrica y que se diri-
Fig. 9. — Sección ensayos industriales. Destilación fraccionada del benzol, toluol y xilol
gen luego al sistema de cloacas domiciliarias de la ciudad. Se han
establecido en todo el edificio cañerías de agua común, de agua de
lluvia, de gas, de vacío, de presión, además de las de vapor ya men-
cionadas y tiene además una perfecta canalización eléctrica para la
fuerza motriz y la iluminación, la que se efectúa con lámparas moder-
166 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
nas de filamento metálico de */, watt y de 1000 bujías de intensidad
luminosa. Para la perfecta ventilación se han construído varias chi-
meneas giratorias, las que por la acción del viento absorben el humo
mandándolo al exterior.
CÓMO DEBEN CONCEBIRSE LOS PROCEDIMIENTOS
Y CONSTRUIRSE LAS MÁQUINAS
Para poner en marcha un sistema de obtención de un producto
cualquiera, procedemos del siguiente modo :
Empezamos por hacer ensayos de laboratorio en nuestra sección
industrial. Estos ensayos son en pequeña escala, en aparatos de vidrio
y los más variados posible; repetimos todos los métodos señalados en
los mejores textos, los ponemos á prueba y sólo una vez obtenido un
resultado concluyente y después de haberse logrado un producto per-
fecto, pensamos en preparar en escala mayor. Naturalmente que todos
los productos obtenidos durante los ensayos son analizados eserupu-
losamente en la sección reconocimiento de drogas farmacéuticas y no
son aceptados sino cuando responden á todas las exigencias de pureza.
Obtenido este resultado se construyen en nuestro taller pequeños
aparatos metálicos de una capacidad algo mayor que los empleados
anteriormente y ensayamos así el procedimiento que nos ha dado el
mejor resultado en vidrio. Vemos así prácticamente la acción de las
substancias sobre los metales y elegimos así el más conveniente.
Recién entonces y después de obtener un resultado intachable, se
construye el aparato definitivo, que naturalmente es de un tamaño
prudente, dado el carácter semiindustrial que solamente queremos
darle á nuestra sección de ensayos. También en este caso, nuestro
taller de calderería y herrería se encarga de construir la mayor parte
de estas máquinas y, lo que es también muy importante, de ajustar-
las y ponerlas en marcha.
Una cuestión muy interesante es la que se refiere á la fuerza mecá-
nica, la cual he mencionado ya anteriormente. Creo que debe tenerse
como norma de conducta la de efectuar todas las operaciones posibles
por medio de la máquina, economizando la mano del hombre, reser-
vándola solamente para los casos de imprescindible necesidad. Sólo
así se llega á producir mucho y barato, y si á veces ciertas cosas se
obtienen más perfectas confeccionadas á mano, esto es debido á que
INDUSTRIA DE LOS PRODUCTOS QUÍMICOS MEDICAMENTOSOS 167
no se han perfeccionado suficientemente las máquinas necesarias para
obtenerlas. El factor humano es demasiado variable y debe evitarse
en lo posible; el que trabaja con este factor se encuentra frente á la
buena ó mala voluntad de otros; en cambio la máquina obedece cie-
Fig. 10. — Sección ensayos industriales, Fabricación del alcohol absoluto
gamente á nuestra voluntad, sólo depende de su buena calidad y de
su mejor instalación, y eso no es imposible conseguirlo.
Es indudable que el hombre no puede suprimirse totalmente, pero
es más fácil encontrar buenos elementos cuando son pocos que cuan-
do son muchos los que se necesitan. En esta forma es también posible
pagar mejores sueldos, lo que permite ser más exigente y dar al obre-
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA
ARGENTINA
ión ensayos industriales. Herrería y calderería
INDUSTRIA DE LOS PRODUCTOS QUÍMICOS MEDICAMENTOSOS 169
ro una situación desahogada que aumenta su amor al trabajo. Por
otra parte, siempre se necesitarán obreros, pero obreros de un nivel
Fig. 13. — Sección ensayos industriales. Fabricación del amoníaco puro
intelectual más elevado, que deberán tener ciertos conocimientos
técnicos para poder manejar con conciencia las maquinarias más ó
170 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
menos complicadas de una usina así concebida. Estos mismos obreros
deberán ingeniarse en modificar y perfeccionar los mecanismos de
dichas máquinas y crearán seguramente así otros más perfectos, lo
que producirá un aumento en la producción, y por consiguiente, au-
mentarán los beneficios obtenidos.
En mi reciente viaje por Europa he tenido ocasión de observar el
resultado alcanzado en algunos países á causa de la aplicación con-
veniente y metódica de la fuerza mecánica. En nuestra sección hemos
aplicado en lo posible ese procedimiento. Cada máquina es moyida
por un motor eléctrico independiente, evitándose el uso de ejes de
transmisión que originan una pérdida de energía. Los movimientos
de líquidos de toda clase se efectúan por medio de montalíquidos que
funcionan por medio del aire comprimido ó por medio de cañerías de
vacío y la circulación de substancias sólidas se halla asegurada por
medio de un sistema Decauville convenientemente dispuesto.
Una de las razones que se han tenido muy en cuenta para estable-
cer por cuenta del estado una pequeña usina para la fabricación de
productos químicos fué sin duda alguna la posibilidad de formar per-
sonal idóneo para las industrias privadas. Hemos tomado ya disposi-
ciones convenientes para que puedan participar en el trabajo alum-
nos de nuestras escuelas intermedias é industriales y aun de nuestra
escuela de química, los cuales encontrarán allí lo necesario para fa-
miliarizarse con la usina científica, aquella que busca siempre mejo-
rar sus procedimientos basándose en la ciencia y no vive de rutinas
como ha sucedido muchas veces (1).
ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE LAS CAUSAS DEL DESARROLLO
DE LA INDUSTRIA QUIMICA EN DIVERSOS PAÍSES
La industria química alemana debe su desarrollo á la organización
de su enseñanza técnica.
Esta se da en :
1” Las universidades;
(1) Debemos dejar constaneia que eso no se aplica en todos los casos y existen
ya en el país fábricas modelos de las cuales podemos citar entre otras La Sulfú-
rica creada por el químico italiano ingeniero Humberto J. De Paoli, en Sarandí
(provincia de Buenos Aires) y que se ha instalado siguiendo todos los principios
de la ciencia moderna.
INDUSTRIA DE LOS PRODUCTOS QUÍMICOS MEDICAMENTOSOS 171
27 Las altas escuelas (Hochschulen) ;
3” Las escuelas profesionales (Fachschulen) ;
4% Los technicum y escuelas de aplicación.
Todos estos institutos de enseñanza dan á la química una gran
importancia y especialmente los últimos. Están organizados con am-
plitud de miras, sin economías, sabiéndose muy bien que el dinero
gastado allí producirá elevados intereses. No entraré en la descrip-
ción completa de todas esas escuelas, porque no corresponde á la ín-
dole de este trabajo y está, por lo demás muy bien descripto en la
obra de J. A. Trillat L'industrie chimique en Allemagne; quiero sólo
dejar constancia de su sólida organización y del papel importante
que han desempeñado en el desarrollo de la industria química de di-
cho país.
Se ha tenido en cuenta allí que si el estado tiene tanto interés en
que la industria química prospere, debe formar los químicos compe-
tentes necesarios. Debe, pues, dar á las instituciones correspondien-
tes los medios que precisen, teniendo en cuenta que todo el dinero
gastado allí no es sinó un anticipo que volverá aumentando en las
arcas del estado con la creación de nuevas industrias y la ampliación
de las existentes.
El diputado Bóttinger en sus discusos en el Reichstag dice : « Una
cuestión que persigo desde hace varios años es la del aumento del
número de nuestros químicos y la del perfeccionamiento de su ins-
trucción. Vuelvo á tratarla sin cesar porque es de las más importan-
tes para nosotros. La química es una ciencia que ha sufrido en Ale-
mania un desarrollo considerable desde hace un siglo. Nos interesa-
mos de más en más por esta ciencia y su importancia va siempre
creciendo no solamente en el dominio industrial pero también en to-
das las clase sociales.
«No hay ministerio en Alemania en el cual la química no se halla
representada. Se emplean químicos en el ministerio del Interior, para
la oficina de patentes, para el análisis de los productos alimenticios
en el ministerio de Instrucción pública, en el de Justicia, ete. En el
ministerio de la Guerra hacen falta para los ensayos de pólvoras, en
las fábricas de municiones. ete. La presencia del químico es también
necesaria en el ministerio de Obras públicas para las construcciones
y en el de Hacienda para las monedas y para la administración de
aduanas. Estos hechos demuestran cuán útiles son los químicos en
las diferentes administraciones del estado y cuanto debemos ocupar-
nos de ellos. »
172 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
El diputado Bóttinger constata que, de una manera general, los
químicos no ocupan un rango bastante elevado en comparación con
la importancia de los servicios que prestan. Y sin embargo en 1895, no
había en Alemania más que 47 químicos no diplomados empleados en
fábricas; todos los demás en número de más de 4000 tenían diplomas.
El triunfo de las escuelas técnicas en Alemania ha sido una buena
parte el triunfo de sus industrias. Esas escuelas consideradas por los
demás como inferiores fueron equiparados á las universidades, otor-
gándose á sus egresados el título de doctor ingeniero. Hubo protes-
tas, pero fueron vencidas.
Las escuelas técnicas no sólo tenían un papel industrial que llenar
sino también social, mejorando las condiciones del obrero, levantando
su nivel intelectual y poniéndolo más en contacto con las demás cla-
ses de la sociedad.
Trillat se expresa en esta forma : «El desarrollo de las industrias
químicas en Alemania no es solamente sinónimo de prosperidad in-
dustrial, en general significa que los útiles que han contribuído á la
formación de esa prosperidad son poderosos» y al hablar de útiles
alude muy especialmente al químico mismo y á su especial forma-
ción en las escuelas politécnicas. «La industria química, dice un
rapport oficial, ha sido una de las causas de la prosperidad comer-
cial de Alemania, pero es necesario que por la organización especial
de sus escuelas de aplicación que Alemania tome tal adelanto, que el
mundo entero le sea tributario », y si bien esa pretensión era exage-
rada, no se puede negar que tuvo una buena parte de ejecución y bien
sabemos el tributo que pagaban y pagan aún muchos países á dicha
nación.
Sigue diciendo Trillat : « Alemania se transformó así poco á poco
en un vasto laboratorio y es para dar satisfacción á la industria ale-
mana y á los votos del cuerpo enseñante que se han creado cátedras
para la enseñanza de la química aplicada y que las más altas perso-
nalidades del imperio han presidido la ceremonia de la creación del
nuevo doctorado prusiano (Rerum Technicarum).
Pero ála par de su enseñanza técnica los alemanes han sabido or-
ganizar su enseñanza comercial para facilitar así la venta de los pro-
ductos elaborados.
Fundaron además una infinidad de cámaras de comercio y dictaron
acertadas leyes sobre patentes y marcas de fábrica. Haller cita diver-
sas causas de la prosperidad de la industria química en Alemania, en-
tre ellas las de orden político, moral, económico y científico.
INDUSTRIA DE LOS PRODUCTOS QUÍMICOS MEDICAMENTOSOS 173
Las de orden político se relacionan á la guerra de 1870 que dió á4los
alemanes mayor seguridad para emprender negocios á largos plazos.
Las de orden moral piden espíritu práctico, talento de organización
división racional del trabajo, perseverancia en el trabajo y en la lu-
cha, hábito de disciplina, deseo de superar.
La admirable organización de muchas de las fábricas alemanas
hace decir 4 Haller que podrian inscribir en su frontispicio la ins-
eripción que existe en la escuela politéenica de Aix-la Chapelle :
Mens agitat molem.
Son inmensas colmenas en las cuales no se es aceptado definitiva-
mente más que después de una estadía de prueba. Cada uno además,
desempeña la función que conviene á sus aptitudes. .
En todas ellas la dirección superior se halla en manos de una tri-
logia, compuesta de un químico, de un ingeniero y de un comercian-
te, probados todos.
La mayor parte de las usinas tienen un servicio especial de paten-
tes y marcas, dirigido por un químico competente que goza de cierto
renombre el cuál es secundado por varios abogados que han comple-
tado su educación química familiarizándose con los nombres técnicos.
Hay varios laboratorios de investigación especialmente provistos
de todo lo necesario y lo más moderno. Sólo en vidrio y porcelana de
laboratorio la « Badische Anilin» de Ludwigshafen gasta término
medio 125.000 francos por año.
Poseen una biblioteca central que contiene todo lo que se public:
ó6 se ha publicado sobre química ó ciencias conexas en el mundo en-
tero; así la biblioteca de la casa Bayer en Elberfeld-Leverkus no po-
see menos de 14.000 volúmenes y 23.000 folletos, tesis, etc., babiendo
sido constituída en parte por la de Kekulé y Víctor Meyer.
Tienen cuerpos médicos, farmacéuticos y veterinarios anexos para
el ensayo previo de los medicamentos; grandes talleres de tintorería
é impresión donde se ensayan los colorantes nuevos. Una vez es-
tudiado un producto, se elabora en pequeña escala primeramente
hasta saber hasta dónde llega su aceptación por el público. Para eso
hacen una reclame conveniente. Luego en caso de éxito se efectúan
las instalaciones definitivas.
Los viajantes de comercio son todos químicos competentes que han
trabajado en uno ó más departamentos de la fábrica; pueden en esa
forma asesorar al cliente en una forma verdaderamente eficaz.
Publican catálogos y noticias que explican en todas las formas la
utilidad y manera de usar las drogas ó aparatos ofrecidos.
174 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Se adaptan á las costumbres de cada país manufacturando los ar-
tículos en la forma solicitada en cada caso y no esperan que se lo
digan, si no que consiguen saberlo por medio de sus cónsules y per-
sonal técnico que los rodean. Además muchos de los alemanes que
habitan en país extranjero remiten á su patria relaciones sobre cos-
tumbres y necesidades, naturaleza del país, ete., como podemos verlo
en el Chem. Zeitung bajo el nombre de Stimme aus dem Auslande.
En Alemania más que en ninguna parte se ha puesto en práctica
el antiguo proverbio siempre verdadero «la unión hace la fuerza» y
son muchas las asociaciones gremiales que trabajan para la defensa
delos intereses de sus socios. La consideración que se tiene en Ale-
mania para el hombre de ciencia, por el profesor, es muy grande. Esto
trae como consecuencia mayor empeño en el trabajo para poder ocu-
par ese rango y resulta así un adelanto de la ciencia que se traduce
en un adelanto industrial.
No hay una usina en Alemania que no tenga uno ó más químicos,
cuando no tienen un centenar ó más. Todos estos químicos son elegi-
dos cuidadosamente y no basta que una persona tenga un diploma
para obtener un puesto en una fábrica, sino que debe haber puesto á
contribución su ciencia efectuando y publicando uno ó más trabajos
de importancia. Como dice Haller: «Los industriales están siempre
al acecho y al corriente de originalidades que se revelen y están pron-
tos para hacer ofrecimientos brillantes á los laboratorios que por sus
descubrimientos puedan agregar algo á la prosperidad de sus estable-
cimientos ». Además todo técnico de una usina al hacer un descubri-
miento sabe que una parte de las ganancias obtenidas con él le serán
atribuídas.
Las fábricas alemanas tienen también la costumbre de mantenerse
en relación con los profesores universitarios que los aconsejan ámenu-
do y no tienen reparo en venderles sus patentes de invenciones.
Es, como dice Haller, «un verdadero drenaje de la produción cien-
tífica en provecho de la industria ».
Hay que reconocer además que la industria ha sabido devolver á
la ciencia los beneficios que le ha dado, pues muchos perfecciona-
mientos no se habrían obtenidos sin los medios poderosos puestos á
su disposición por la industria.
El engrandecimiento de la industria y los grandes beneficios obte-
nidos por ella han traído además una enorme mejora en la situación
del obrero, el cual ha podido ser mejor retribuído y rodeado de mayor
bienestar.
INDUSTRIA DE LOS PRODUCTOS QUÍMICOS MEDICAMENTOSOS 175
En AJemania la mayoría de las grandes usinas están situadas á la
vez sobre una línea férrea y sobre un canal navegable. Esto permite
la carga y la descarga de los productos en los mismos talleres, los
cuales están unidos por ramales á las vías principales.
La organización del trabajo en el interior de la usina es admirable.
Se forman así cuadros de obreros y contramaestres que conservan en
cada una las tradiciones de disciplina y los procedimientos de fabri-
cación.
En Inglaterra, á pesar del sentido práctico de los negocios, á pesar
de la mucha energía desplegada y sus enormes capitales, de ¡a orga-
nización comercial y de su espíritu de solidaridad, la industria quími-
ca ha decaído notablemente y eso es debido en su mayor parte á la
poca atención que se ha prestado á la enseñanza técnica en sus Uni-
versidades y á la poca importancia que dieron los industriales al
hombre de ciencia, prefiriéndole el práctico rutinario. Y eso sucedió á
pesar de su riqueza hullera, de sus muchas colonias que le aseguran
un importante comercio y le dan infinidad de materias primas, y de
su poderosa flota mercante que le permite obtener fletes acomo-
dados.
No basta, como dice Haller, suponer ser la primera nación del
mundo, tener energía, constancia y tenacidad, para vencer en el cam-
po de batalla de la industria; es necesario también saber, tener espí-
ritu de iniciativa y observación, todo eso servido por un trabajo per-
severante y metódico. Hacer del comercio, de la industria, de la
agricultura, una especie de sport, no podría tener éxito indefinida-
mente, si se tiene en cuenta, además, que nos encontraremos tarde ó
temprano con pueblos jóvenes, vigorosos y tenaces y con un alto
grado de espíritu de independencia y audacia.
Hombres eminentes como lord Roseberry, lord Balfour y varios
industriales importantes como Tyrer, Levinstein y Stanley Kipping
han dicho y repetido que era necesario en Inelaterra poner en movi-
miento las fuerzas intelectuales. Para no citar más que un caso : se
consideraba en Inglaterra que el conocimiento del mercado del benzol
era más importante que el conocimiento de la teoría del benzol y eso
es particularmente extraño si se tiene en cuenta que los colorantes
derivados de este importante cuerpo de la química aromática fueron
descubiertos en su infancia por ingleses eminentes como Hotman,
Perkins, Nicholson. Pero el ejercicio de la industria pasó desgracia-
damente en manos de hombres que no apreciaron la ciencia en su
. justo valor y sólo pensaban en los beneficios inmediatos, sin darse
176 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍEICA ARGENTINA
cuenta que mataban así á la gallina de los huevos de oro. Esos indus-
triales despreciaban á aquellos que se dedicaban á estudios teóricos,
ridiculizándolos, considerando una pérdida de dinero y de tiempo el
que empleaban en su trabajo. Los consideraban como personas exen-
tas de espíritu práctico y sin utilidad para una empresa industrial.
Debe reconocerse sin embargo, que en estos últimos tiempos la reac-
ción operada ha sido grande y la influencia de la guerra se hará pronto
notar, abriendo los ojos á aquellos que permanecieron ciegos durante
tantos años. d
Los Estados Unidos de Norte América han desarrollado su indus-
tria con una rapidez vertiginosa. Los grandes capitales que pusieron
á contribución, su alto espíritu de iniciativa, su suelo virgen y de
constitución tan variada y la dedicación que prestaron en todo mo-
mento al fomento de la enseñanza en todas sus fases, dieron los resul-
tados que podemos admirar hoy día. En plena organización aún, con
algunas industrias en adelanto sobre las otras, no tardarán mucho
tiempo en ocupar el primer puesto. Debemos hacer notar sin embargo
que no han llegado en el producto fino á la perfección que se ha aican-
zado en Alemania y eso se comprende si se tiene en cuenta que han
tenido que organizar primeramente su gran industria y que sus uni-
versidades tenían sobre las alemanas un atraso de muchos años.
En ningún país del mundo la beneficiencia privada ha sido más
importante y las donaciones hechas para la creación y fomento de
colegios y Universidades se sumaron por miles. El americano John
Rockefeller solo ha donado más de 50 millones de francos para la
Universidad de Chicago. Algunas de las Universidades americanas
tienen una renta anual no menor de cinco millones de francos.
Sin embargo el utilitarismo exagerado ha desnaturalizado más de
una vez el sentido de la enseñanza. Como dice Haller, el norteameri-
cano no cultiva la ciencia por sí misma, sino únicamente para asimi-
lar la dosis que él juzga necesaria para el éxito de su carrera. No se
da cuenta que el objeto de la enseñanza y especialmente de la enseñan-
za secundaria no es el de dar muchos conocimientos especiales, sino
el de formar y abrir el espíritu. El estudiante americano tiene así un
bagaje científico voluminoso, pero no tiene la reflexión ni las ideas
personales del estudiante alemán.
Esto se debe, según Haller, á la mala organización de su enseñanza
secundaria, la cual está aún en el período de ensayo. Estas reflexiones
del eminente químico y profesor francés, pintan de una manera precisa
el estado de nuestra enseñanza secundaria encielopédica, y debemos
INDUSTRIA DE LOS PRODUCTOS QUÍMICOS MEDICAMENTOSOS WET
tomar buena nota de su significado para corregirlo á la mayor breve-
dad. Nuestros colegios secundarios deben enseñar á pensar y no á
recopilar y es precisamente lo contrario lo que se hace.
Dotado nuestro estudiante de una capacidad retentiva realmente
prodigiosa, abusamos de su buena memoria y olvidamos de culti-
var su inteligencia. Esto se nota luego desgraciadamente en nuestras
Universidades, donde al encontrarse el estudiante librado á sus pro-
pias fuerzas, se halla desorientado — y el número de los que fracasan
es realmente aterrador y no está en relación con los sacrificios que
hace el estado.
La industria química en Rusia, tiene un desarrollo no despreciable.
El eslavo, como dice Haller, no es utilitarista y su característica es
su amor á la ciencia. Es amante del saber real, del saber juzgar, del
saber resolver, y esto solo es realmente provechoso y susceptible de
preparar eficazmente á los pueblos para la lucha pacífica en el terreno
industrial.
En Rusia la industria química se desarrolla rápidamente gracias á
la educación industrial de una buena cantidad de personas ; muchas
dle estas han estudiado en Francia, Inglaterra, Austria, Alemania y
Suiza.
En Alemania tuvieron que limitar la asistencia en sus Universida-
dades al estudiante ruso. En Viena la cantidad es enorme y ha llegado
el caso de hacerse una parte de la enseñanza en ruso. He tenido oca-
sión de notar en algunas clases prácticas del Instituto de química de
Viena que muchos de los jefes de trabajos prácticos eran rusos y
escribían en las pizarras sus anotaciones en ruso. Por lo demás se
quejaban allí también lo mismo que en Ginebra del gran número de
estudiantes rusos.
En Francia se ha descuidado mucho la parte científica de la indus-
tria y eso se debe muy especialmente á la barrera infranqueable que
han levantado entre ellos los hombres de ciencia y los industriales.
El primero se encierra en su laboratorio, el segundo no cree necesitar
el auxilio del primero. Nos encontramos así en presencia de muchos
industriales que con tener iniciativa, inteligencia comercial y activi-
dad, no poseen los conocimientos científicos necesarios. Es cualidad
y defecto al mismo tiempo del industrial francés, el querer trabajar
solamente el artículo de buena calidad y no se preocupa mucho de la
fabricación mecánica hecha en gran escala que permite obtener mu-
cho, de calidad no siempre superior, pero á un precio excepcional-
mente bajo. He tenido ocasión de conversar, hace unos tres años, con
AN. SOC. CIENT. ARG. — T. LXXXII 11
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
178
o
industriales directores de casas antiquísimas y reputadas é indicar-
les la necesidad de una reacción en ese sentido y me contestaron que
ellos no tenían interés en ganar más y sí en manufacturar bien lo
que actualmente producían.
Uno de los grandes males de la industria francesa consiste en la
poca disciplina del obrero. El mal entendido socialismo y hasta el
anarquismo se han apoderado de muchos de ellos y eso hace difícil
la situación del director de la usina que se ve obligado á supeditar
á las fantasías del personal las mejores iniciativas. Es indudable que
hay muchas veces abusos del patrón hacía el obrero, pero es muy
cierto también que para llevar á bien una obra provechosa se necesita
disciplina y es precisamente esa disciplina la que ha colaborado en
el éxito de la industria alemana.
La cuestión de los transportes está también á la orden del día en
Francia y es necesario reaccionar allí para mejorar muchos servicios.
Algunos establecimientos son demasiado personales, han pasado
de padres á hijos y éstos no siempre han cultivado la ciencia, se
comunican de generación en generación los procedimientos y fórmulas
y conservan el mismo personal que poco ápoco se va haciendo rutina-
rio. Es común que ese personal sin instrucción superior, criado desde
joven en la casa, haya franqueado escalón por escalón los diferentes
grados gerárquicos, conoce muy bien la usina, hasta es parte de ella,
pero es incapaz de hacer una mejora en la fabricación; hay más, son
hostiles á toda iniciativa en ese sentido y cuando sucede á veces que
el industrial nombra un químico para dirigir su fabricación, encuen-
tra de parte de contramaestres y jefes de servicio toda clase de dificul-
tades.
Edmundo Thery dice en el Économiste européen, tomo X, página
682, 1896: « La industria del porvenir no será ya estacionaria, reali-
zará incesantes progresos, siempre más numerosos, siempre más rápi-
dos. En una palabra, la industria del porvenir es la industria cientí-
fica en toda la extensión de la palabra y desgraciadas las naciones
imprevisoras que queden debajo de la nueva situación. Serán absor-
bidas por sus rivales. » Otro de los defectos del industrial y comer-
ciante francés es su exagerado espíritu de independencia, lo que
anula el de asociación y hace que todos ellos se odien cordialmente y
se arruinan así en beneficio del extranjero.
Además el viajante de comercio francés y especialmente en el ramo
de química, no siempre tiene los conocimientos téenicos necesarios
para asesorar al comprador y explicarle los detalles de su utilización,
INDUSTRIA DE LOS PRODUCTOS QUÍMICOS MEDICAMENTOSOS 179
y eso se comprende si se tiene en cuenta la repugnancia que tiene allí
el hombre de ciencia para todo lo que es utilitario.
Es indudable, sin embargo, que la guerra actual ha modificado
esencialmente esa manera de proceder y la reacción que ya ha sido
erande, será aun mayor después de la contienda, cuando todos se den
cuenta de la necesidad de reponer lo que ha sido destruído, renovan-
do los procedimientos y operando con métodos modernos y adecuados
para el mejor éxito en el resultado.
Bélgica, país industrial por excelencia, no descuidó sus industrias
químicas, y sus progresos en algunos ramos fueron realmente asom-
brosos; citaremos las industrias del zine, del vidrio, de la soda, del
hierro, etc., etc.
Ttalia se halla hoy día en pleno resurgimiento industrial, especial-
mente el norte de la península. Turín, Milán y Génova son los cen-
tros fabriles más importantes.
En Suiza, las industrias han llegado á un grado de adelanto sólo
comparable á la admirable organización de sus universidades y escue-
las técnicas, tanto cantonales como federales.
España misma, que tantos años ha necesitado para despertar de su
sueño colonial, empieza á sacudirse y las necesidades de la guerra
actual no han sido factor sin importancia en el resurgimiento de sus
industrias.
En las conferencias que el padre Eduardo Vitoria ha dado en la
Universidad de Valencia, señala la riqueza de su país en materias
primas de todas clases y cita, entre otras, los minerales de hierro,
cobre, plomo y zinc que se exportan por millones de toneladas á
Inelaterra, Bélgica y Alemania, y que vuelven luego elaborados á la
madre patria. « Ahora bien, exclamó, la ciencia química española, la
industria química española, reclama á voz en cuello la permanencia
en la patria de esos tesoros que se le arrancan y que van á rendir
cuantiosos intereses en el extranjero, en donde sostienen sus más flo-
recientes industrias, bases de otras muchas, y se convierten en ma-
nantiales de prosperidad material para los distintos países. »
El Japón ha desarrollado considerablemente su industria química,
y tiene en el mundo entero corresponsales repartidos en las diferen-
tes usinas, los cuales remiten periódicamente á su país los planos
de las instalaciones y la descripción de los diferentes métodos me-
pleados.
Suecia es un país destinado á desarrollar cada vez más sus indus-
trias químicas y eso es debido á la riqueza de su suelo en materias
180 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
primas y á la cantidad de caídas de agua que le dan así la energía
barata. La soda electrolítica, la cianamida, los nitratos sintéticos, los
carburos, los cloratos, el aceite de arenque, etc., son algunas mues-
tras de los muchos productos que allí se elaboran.
En Rumania la ley fomenta la industria química de la manera más
eficaz y los industriales que poseen un capital no menor de 50.000
francos, con un mínimo de 25 obreros por día durante cinco meses
del año ó que introducen en sus fábricas las máquinas más perfeccio-
nadas y cuyos dos tercios de obreros son rumanos, tienen las siguien-
tes ventajas :
1* El derecho de obtener en propiedad ó por 90 años, según sean
rumanos ó extranjeros, una á cinco hectáreas de tierra en todas las
propiedades del estado, comunas ó dominios de la corona;
2* La supresión de toda indemnización hacia el estado, comunas ó
dominios de la corona para el establecimiento de vías de comunica-
ción (calzadas, vías férreas, tranvías) destinadas á unir la fábrica á
un camino carretero importante, á una estación de ferrocarril. á un
canal ó á un río navegable;
3" La restitución de los derechos de aduana pagados por los produc-
tos importados que no tengan similares en el país, si deben ser reex-
portados y si han sufrido una transformación industrial en Rumania;
4* La supresión durante 15 años de todo impuesto directo nacio-
nal, departamental ó comunal;
5* Reducción durante 15 años del precio de los transportes por
ferrocarriles rumanos para los productos fabricados, las máquinas y
las materias primas, y del precio de las encomiendas, y por último la
ley prevee que los productos indígenas sean preferidos en iguales
condiciones á los productos extranjeros para las provisiones del esta-
do, departamentos y comunas.
Crearon además sabios tratados de comercio con las naciones
extranjeras.
ORGANIZACIÓN COMERCIAL
Es indudable que la industria solamente tiene vida con una buena
organización comercial. ¿ Ouántas fábricas han tenido que cerrar sus
puertas debido á la falta de práctica comercial de sus directores,
encontrándose en un momento dado con una superproducción que los
arruinaba ?
INDUSTRIA DE LOS PRODUCTOS QUÍMICOS MEDICAMENTOSOS 181
En los países mejor organizados existen con profusión cámaras
especiales de comercio y cámaras de industria. Su acción para el
fomento de la industria es activísima y han logrado un éxito lison-
jero. Se ocupan de las condiciones de transporte de las materias pri-
mas y elaboradas, modificaciones de tarifas, crean mercados de venta,
fomentan el transporte del carbón, la creación de canales navegables
y muchos otros asuntos interesantes. Dirigen al gobierno proposicio-
nes, avisos, consejos, etc.
Se crean también en los países más adelantados sindicatos y aso-
ciaciones que se ocupan de la defensa de los intereses industriales.
Tratan cuestiones aduaneras, de higiene, de tarifas, estadísticas,
leyes, decretos y ordenanzas y relaciones con otras industrias que
tienen contacto con la química, organizan museos, exposiciones,
muestrarios, etc.
Trillat, al hablar de la organización comercial, dice entre otras
cosas: «Los progresos de la industria química están íntimamente
ligados al comercio de los productos fabricados; pero el comercio á
su vez está sometido á la influencia de los tratados de comercio. »
Estos tratados deben ser manejados con prudencia por el gobier-
no, haciendo intervenir en todos los casos las cámaras comerciales é
industriales y las asociaciones respectivas, pulsando así todas las
opiniones competentes.
Debe partirse de este principio: que toda concesión que se haga á
un país extranjero debe ser á base de una amplia reciprocidad. El
gobierno tiene el deber de proteger los habitantes del país y no puede
de ninguna manera dar lo que sólo á ellos pertenece, y si lo hace, sólo
debe ser cuando con ello se consigue alguna ventaja.
La duración de los tratados de comercio debe estudiarse con pru-
dencia y los plazos calculados, teniendo en cuenta la evolución indus-
trial y comercial.
INFLUENCIA DE LA CIENCIA Y DEL LABORATORIO
SOBRE LA FÁBRICA
Hemos dicho ya y volveremos á repetirlo que la unión del labora-
torio y de la fábrica debe ser íntima; todos los autores modernos
están contestes en reconocerlo.
Smidt dice que la industria debe estar esencialmente constituida
182 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
por un laboratorio científico, alrededor del cual viener á agruparse
algunos talleres de fabricación. Señala, como vemos, la importancia
capital del laboratorio en su colaboración con la fábrica y lo consi-
dera como el troneo principal, cuyas ramas son las distintas usinas
que de él derivan.
E. Fourneau dice á su vez: «Tanto ó más que ninguna otra la
industria farmacéutica necesita de los químicos, que emplean un
conocimiento profundo de la química teórica.» Y Claude Bernard
escribe: «El adelanto de todas las ciencias se hace por dos vías dis-
tintas : primero por el impulso que les comunican los descubrimien-
tos y las ideas nuevas, y en segundo lugar por la potencia de los me-
dios de trabajo. Si hace falta un buen obrero, hace falta también un
buen instrumento. Á medida que la ciencia avanza se siente cada
vez más la necesidad de instalaciones especiales donde se hallen reu-
nidos los útiles necesarios para las experiencias. La mayor parte de
las cuestiones científicas se resuelven por el invento de los útiles
apropiados. :
Es en el laboratorio que germinan todos los descubrimientos para
desbordarse luego y cubrir el mundo con sus aplicaciones útiles. La
ciencia pura ha sido siempre la fuente de todas las riquezas que el
hombre adquiere, la de todas las conquistas que ha hecho sobre los
fenómenos naturales.
Fourneau vuelve á decir: «Es en el laboratorio solamente que se
encuentra el secreto de la fuerza industrial y que no me hablen ya
de la alianza necesaria entre la ciencia y la industria. Ciencia éindus-
tria son hermanas. La alianza es no sólo necesaria, sino que su des-
unión es anormal. Si se las ha creído separadas durante largo tiempo,
es debido á que la industria había cesado de ser científica. »
La industria química sólo puede desarrollarse en un país cuya acti-
vidad agrícola y minera sea grande. Nosotros hemos desarrollado la
primera, falta pues dar impulso á la segunda.
Muchos son los productos obtenidos por el cultivo que sirven de
materia primaen la industria química y sin ir más lejos, la transfor-
mación industrial del grano de maíz en alcohol no es poco importante
para nosotros. En el momento actual nuestra crisis en el precio de los
cereales podría haber sido resuelta, si la capacidad productora de
nuestras fábricas de alcohol hubiese sido mayor.
La agricultura necesita, además, abonos químicos y en esa forma
crea la industria de su fabricación. Bajo ese punto de vista, la Repú-
blica Argentina se encuentra en inmejorables condiciones y tiene más
INDUSTRIA DE LOS PRODUCTOS QUÍMICOS MEDICAMENTOSOS 183
que nadie el material vegetal necesario para la elaboración de un sin-
número de productos. Citaremos, entre otros, los derivados de la des-
tilación de la madera, punto del cual he tenido ocasión de ocuparme
en mi tesis doctoral en el año 1904 y pude poner en evidencia la
excepcional riqueza que teníamos acumulada en nuestros frondosos
bosques tropicales. La fabricación de la celulosa con la pulpa de la
madera tiene una importancia grande para la fabricación del papel y
es increíble que nosotros, que somos tan ricos en maderas de todas
clases, seamos aún tributarios del extranjero. La industria de las
esencias deberá tomar en nuestro país un desarrollo muy grande,
pues con todas las latitudes podemos fácilmente ocuparnos del cul-
tivo de las flores necesarias para dicha fabricación. Hemos iniciado
ese estudio en el Instituto de química del Departamento nacional de
higiene para poner en evidencia la posibilidad de su implantación, y
hemos empezado á destilar unas tres toneladas de hojas de eucalip-
tus por mes, cantidad que iremos aumentando á medida de las nece-
sidades.
En cuanto á la minería, si bien es cierto que no se ha desarrollado
mucho, algo se ha hecho ya, y dada la organización que le ha dado á
la División de minas é hidrología del ministerio de Agricultura el
distinguido ingeniero señor Enrique Hermitte, pronto veremos que
tomará incremento.
CONCLUSIONES
¿Qué conclusiones podemos deducir de lo que acabamos de exponer?
Por de pronto se destaca la necesidad que tenemos de fomentar el
estudio de la química y muy en especial de la química aplicada. Dire-
mos, con Trillat, que no se exagera cuando se dice que los conoci-
mientos químicos son la trama sobre la cual se tejen una infinidad de
otras industrias. Las industrias químicas tienen de particular que no
prosperan sino por una buena organización científica apoyada, se
entiende, por el buen funcionamiento de otras instituciones. Luego
cuando un país posee todos estos elementos 4 un grado grande de
perfeccionamiento, no está lejos de la prosperidad general. Además
esta manera de concebir la influencia de las industrias químicas sobre
la prosperidad de una nación no es nueva. Se ha dicho ya que el valor
industrial de un país estaba en proporción con la cantidad de ácido
sulfúrico empleado. Luego, decir que el progreso químico es el erite-
184 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
rio del valor industrial de un pueblo, no es sino una extensión de
esta idea.
Pero no basta la organización científica, es necesario también fo-
mentar el desarrollo de la agricultura y de la minería. Hemos hecho
lo primero, nos falta ejecutar lo segundo.
Deben además constituirse cámaras de industria y de comercio y
asociaciones de fabricantes que se ocupen del fomento de las indus-
trias y provoquen una mayor solidaridad entre los industriales.
Estas cámaras y estas asociaciones son el eje sobre el cual se mueve
la industria alemana que tantos progresos ha hecho en estos últimos
tiempos.
El gobierno debe preocuparse además y muy especialmente del
fomento de los medios de transporte. Los ferrocarriles, la navegación
fluvial y marítima, los canales navegables, los caminos carreteros y
muy especialmente los que dan acceso á las estaciones de ferrocarri-
les, los camiones automóviles y todo otro medio de transporte, deben
ser fomentados sin reserva y sin economía. Es por ellos que entra la
riqueza á los hogares y debemos darles la parte que les corresponde.
Las aduanas deben ser manejadas con prudencia por nuestros legis-
ladores para evitar que por su medio se maten las iniciativas más feli-
ces. Deben anularse los derechos á la materia prima que no pueda
producir el país, sin recargar excesivamente á los productos elabora-
dos, lo cual, sin ser beneficioso para la industria, no hace sino enca-
recer la vida del pueblo, sin ventajas de ninguna clase,
Debe evitarse toda clase de trabas en concepto de impuestos y espe-
cialmente de aquellos de carácter provincial que vienen á sumarse á
los nacionales y dificultan grandemente el desarrollo industrial.
Por último el gobierno debe de concertar prudentes acuerdos comer-
ciales con las naciones extranjeras, consultando en todos los casos las
necesidades del país y protegiéndolo contra toda explotación.
WILLIAM RAMSAY
CONFERENCIA LEÍDA EN LA INAUGURACIÓN DE LA SECCIÓN
CIENCIAS FÍSICO-QUÍMICAS DE LA ACADEMIA EL 26 DE AGOSTO DE 1916
Por HORACIO DAMIANOVICH
La ciencia ha experimentado una gran pérdida con la muerte del
genial físico-químico inglés sir William Ramsay, acaecida reciente-
mente en Londres.
Por su amplitud y originalidad, la obra realizada por este investi-
gador ocupa en la ciencia contemporánea los primeros puestos entre
los de los cultores de la filosofía natural, pues William Ramsay per-
tenece al selecto grupo de sabios que hacen descansar su especialidad
en los sólidos cimientos de una cultura general indispensable para
encauzar la experimentación por un sendero racional.
Estudiar, aunque más no sea de una manera sucinta, la obra de
uno de estos grandes hombres, es ante todo penetrar en uno de los
más atrayentes y difíciles problemas de la psicología, pues dicho es-
tudio proporciona con mayor nitidez y exactitud que ciertas reglas
fijas, hoy en uso, los elementos de juicio de que se ha de disponer si
se quieren deducir las complicadas leyes que sigue el intelecto huma-
no en su noble afán de extraer uno á uno los grandes secretos del
mundo fenomenal.
Sucede muy á menudo, que el observador imparcial, contempla con
cierta extrañeza, las diferencias profundas que separan á los cultores
que se dedican á intensificar una misma rama del conocimiento. Alli
donde el tipo común del especialista no halla más que diferencias
irreducibles entre los hechos de la rama que él trata de catalogar,
sin el menor esfuerzo de correlación, sin una elaboración mental su-
perior, el hombre de la talla del que nos ocupa halla analogías subli-
AN. SOC. CIENT. ARG. — T. LXXXII 132
186 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
mes, gérmenes insospechados de los más trascendentales descubri-
mientos, que por la aplicación consciente de estos instrumentos po-
derosos de la razón que se denominan hipótesis y de los métodos mo-
dernos de la experimentación, han de llevar, paso á paso, á sus fer-
vientes cultores, á la conquista de los grandes principios de la ciencia.
orgullo legítimo de la raza humana.
A este tipo elevado y selecto de hombres de ciencia pertenecía el
sabio inglés cuya vida y obra trataremos de delinear á grandes rasgos.
Sir William Ramsay nació en Glasgow el 2 de octubre de 1852.
Siguió su educación general hasta los 14 años en la Academia de
Glasgow, para continuar sus estudios en la universidad del mismo
nombre (de 16 a 19 años) donde cursó el latín, griego, lógica, metafí-
sica, filosofía física, matemáticas y química, para completar después
en Alemania (Universidad de Tubingen) (de los 19 á 21 años) sus
estudios de física y química.
En una y otra etapa de su carrera, sobresalió de un modo que de-
jaba fundar las más grandes esperanzas, como lo atestiguan los cer-
tificados de profesores de la talla de lord Kelvin (sir William Thom-
son) y Anderson, en Inglaterra, y R. Fitig y Reus, en Alemania.
Esta cultura clásica general que recibió sir William Ramsay en su
juventud, tuvo grande influencia en las amplias miras filosóficas con
que encauzó más tarde su obra científica, iniciada en 1574 cuando
contaba apenas 22 años de edad.
A su regreso de Alemania (1872) entró como ayudante del profesor
G. Bischof, de la Anderson's University; después de dos años pasó
á serlo del profesor Fergusson y sucesivamente desempeñó con brillo
los puestos de repetidor de química orgánica y química aplicada á la
geología, y de instructor del laboratorio de química, hasta el año 1880.
En todo este período publicó diversos trabajos, entre los cuales po-
demos mencionar: Pirolina y sus derivados; Productos de oxidación de
la quina ; Sobre el etilsulfato de sodio; Deshidratación de las sales:
Color de las soluciones y volúmenes moleculares.
Después de su estada en Bristol como profesor de química en el
University College, donde publicó varios trabajos de verdadero mé-
rito (Fenómeno crítico, EHvaporación y disociación, Presión de vapor de
varias substancias orgámicas y la ley que lleva su nombre y del fisi-
co Young), pasó al University College, de Londres, en cuya institu-
ción fué profesor de la misma materia desde 1587 hasta su ingreso
en la Universidad (1906).
Este cambio favorable, fué para el infatigable y talentoso investi-
WILLIAM RAMSAY 187
eador, un nuevo pretexto para continuar con tesón la obra ya inicia-
da, toda ella inspirada en un elevado concepto teórico y sustentada
con eran habilidad experimental.
Podemos citar entre otros, los siguientes trabajos producidos en
la nueva fase de su vida científica: Pesos moleculares de los metales ;
Sus célebres investigaciones sobre gases raros de la atmósfera; Descu-
brimiento del argón con Rayleigh, del criptón, neón y xenón con Travers ;
Descubrimiento del helio en la cleveíta y otros minerales; Investigacio-
nes sobre la transmutación de la emanación del radio en helio (con E.
Soddy); y en estos últimos años, estudio sobre las causas de la radio-
actividad y la degradación de los elementos.
Abrimos aquí un paréntesis á fin de hacer resaltar los conceptos é
investigaciones principales de Ramsay relativas al descubrimiento de
los gases raros de la atmósfera, á la estequiometría (rama de la físico-
química que se ocupa, como sabemos, de las relaciones entre la cons-
titución de los cuerpos y sus propiedades) y á la desintegración ató-
mica de los cuerpos radioactivos y en general de los elementos.
Uno de los hechos más interesantes en la fecunda vida científica
de Ramsay es el descubrimiento del argón y de otros gases raros de
la atmósfera.
Ya se creía completamente resuelto el problema de la constitución
de nuestra atmósfera, cuando lord Rayleigh y Ramsay descubrieron
que el gas denominado nitrógeno atmosférico, era en realidad una
mezcla de nitrógeno con un nuevo gas al cual dieron el nombre de
«argón» (que en griego significa perezoso, inactivo) en vista de su
inercia química.
Cuando se trata de un hecho de esta naturaleza, lo mismo que del
descubrimiento de un principio ó ley, del establecimiento de un nue-
vo concepto, conviene dar una ojeada histórica, pues sólo ella pue-
de darnos el hilo del desenvolvimiento y las dificultades vencidas
por el ingenio del homhre y lo que es más importante, darnos los ele-
mentos necesarios para sentar las leyes psíquicas que se sigue en la
adquisición gradual del conocimiento.
Sólo me concretaré á la época moderna del problema de la atmós-
fera donde han tomado parte tan activa los dos sabios mencionados y
sus respectivas escuelas.
188 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Lord Rayleigh en su discúrso presidencial de la Asociación Britá-
nica en 1882, dió cuenta de sus investigaciones acerca de las densi-
dades del oxígeno obtenido por diversos métodos y del nitrógeno
«químico » y «atmosférico » en los cuales hizo notar que la densidad
de este último, cuando se le extraía de la atmósfera, era dos centési-
mos mayor que la correspondiente al «nitrógeno químico » extraído
del amoníaco. Este resultado, que no se debía á un error de expe-
riencia, pues era posible hallar la densidad con una aproximación del
diez milésimo (diferencia 59 veces menos que aquélla), fué comuni-
cado por el físico citado por carta al diario Nature en la que hacía su
llamado á los químicos para hallar la razón de esta curiosa anomalía.
Pero desgraciadamente esa carta permaneció sin respuesta.
Cuando ya había rechazado la hipótesis de la impureza del nitró-
geno y de la formación de una especie de nitrógeno-ozono (N.) por
efecto de la descarga eléctrica silenciosa, Ramsay en aquel entonces
profesor de "University College de Londres (1894), solicitó permiso á
Rayleigh y comenzó una serie de experiencias á fin de aislar en el
oxígeno del aire mismo, el nitrógeno combinándolo con el magnesio.
Desde los primeros ensayos empezó á obtener los resultados de-
seados empleando para ello un aparato de manejo bastante delicado
y prolongando las experiencias de absorción del nitrógeno hasta diez
días. Al principio, la densidad del gas así separado, era de 16,1 y á
pesar de que ya se podía casi asegurar que se trataba de un nueyo
gas, siguiendo los dictados de la prudencia, característica de todo
investigador prolijo, se inclinó más bien á pensar en una modifica-
ción alotrópica del nitrógeno. Pero observó con verdadero placer que
la densidad de las nuevas porciones era de 19.086 y que el gas en
cuestión no era absorbido por el hidrato de sodio cuando se le apli-
caba el método de Cavendish y daba su espectro en los tubos de Plue-
ker completamente distinto al de todos los gases hasta entonces co-
nocidos.
Casi exactamente al mismo tiempo, Rayleigh obtuvo igual resulta-
do que Cavendish respecto al gas residual de la atmósfera, y es enton-
ces que ambos investigadores aunan sus esfuerzos.
Después de largas y pacientes investigaciones que se comunicaban
por correspondencia casi diaria, resuelven de común acuerdo, presentar
ante la Asociación Británica de Oxford (1895) el nuevo gas de cuya
existencia ya no dudaban. Según refiere Ramsay en su obra sobre los
gases de la atmósfera, los químicos se resistían todavía á creer que
habiendo sido estudiado el aire desde la época de Priestley, Scheele
WILLIAM RAMSAY 189
y Lavoisier, se pudiera hallar algo nuevo y no faltó un miembro del
auditorio que preguntara si lo que ellos habían descubierto era el
nombre de la substancia!
Una vez dado este paso venciendo toda clase de obstáculos, de los
cuales, no era el menor la indiferencia del medio, no sólo confirmó
Ramsay la existencia del argón con la ayuda de sus discípulos, y uti-
lizando los medios físico-químicos más exactos para su estudio (sepa-
ración por difusión, pesos moleculares por velocidad del sonido, etc.),
sino que basándose en la existencia del helio (extraído por él de la
cleveíta (1895) y hallado genialmente por observación espectroscópica
por Lokyer en el sol 30 años antes) y en la clasificación periódica de
Mendeleef, previó genialmente el neón (nuevo) asignándole de ante-
mano sus principales propiedades; gas monatómico, químicamente in-
diferente y de peso atómico = 20.
Como ya el sistema de Mendeleef se había puesto á prueba con los
célebres descubrimientos del galio, germanio y escandio y guiado por
la creencia de que cuando la obra de la inteligencia humana, después
de larga elaboración, deja sentado un sistema, ello obedece la mayor
parte de las veces á algo real y debe tenérsele muy en cuenta, Ram-
say y Travers, se pusieron en la pesquisa del nuevo astro que á modo
dlel Neptuno de Le Verrier, debiera forzosamente aparecer en el fir-
mamento del mundo atómico.
Las primeras indagaciones fueron infructuosas; los minerales que
contenían helio (cleveíta) y argón (ciertas aguas minerales, vapores de
los yacimientos de ácido bórico, en aguas, meteoritos, etc.), dieron
resultados negativos. Pero ellos no desmayaron y conservando plena
fe en su hipótesis de trabajo, tuvieron la idea feliz de concentrar el
argón por medio del aire líquido y luego examinar el residuo de la
evaporación; de este modo no hallaron el neón pero aislaron el «crip-
tón ». Insistieron por tercera vez, volvieron á licuar todo el argón de
que disponían mediante un recipiente de 30 centímetros cúbicos de
capacidad, rodeado de otro Dewar, en el que se hizo hervir aire
líquido á presión reducida (10 á 15 m.) y hecho lo cual lo sometieron
á la destilación fraccionada, recogiendo los productos en pequeños
gasómetros de mercurio.
Cuál no sería, no el asombro, porque ya se estaba seguro del resul-
tado, pero sí la alegría, al comprobar por el espectroscopio y otros
métodos igualmente exactos, que en la primera fracción se hallaba el
neón con las mismas propiedades adjudicadas de antemano y hasta
el mismo peso atómico, y además, el criptón y el xenón. Parece que
190 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
la naturaleza, gran creadora con todos pródiga, hubiese querido pre-
miar los esfuerzos que estos grandes hombres y á la vez humildes rea-
lizaban á espaldas del mundo, enviándoles los nuevos huéspedes, co-
mo lo hiciera al transportar desde los espacios infinitos, el meteorito
con las partículas del cuerpo hallado, en la sublime atmósfera del
astro rey, 30 años antes de ser extraído del seno nuestro pequeño
planeta.
Y una cosa de las que más admira en toda esta obra, es la intensa
asociación entre el espíritu teórico elevado que la inspira y las condi-
ciones de prolijidad extremas llevadas por el hombre encargado de
aplicar con éxito el importante experimento puesto al servicio de la
idea. Lo primero lo hemos podido observar al describir el origen de
aquellos conceptos, y en cuanto á lo segundo, bástenos decir, que las
dificultades experimentales han sido grandes debido á que sólo dis-
puso de 15 centímetros cúbicos de criptón y de 5 de xenón para todos
los experimentos.
II
La estequiometría del estado gaseoso y líquido fué una de las prin-
cipales preocupaciones de este físico-químico. Tomando como punto
- E z E
de partida la ley de Despretz — constante, á la ebullición y á la
v = Vi
misma presión (L = calor latente de evaporación; v y v,, volúmenes
del gas y del líquido).
Ramsay (1877, Philosophy Soc. of Glasgow) llega á la relación
MZ
E
tarde fué establecida por Trouton (1854) de acuerdo con los principios
deducidos por la termodinámica. Esta relación lleva hoy el nombre
de Trouton y permite calcular el peso molecular conociendo el calor
latente de vaporización y la temperatura absoluta de ebullición, siem-
= constante, independientemente de Pictet (1576) y que más
pre que no haya asociación molecular.
De la constancia de aquella expresión se deduce por la termodiná-
- : : : a,
mica, la constancia de la diferencial de la presión dz que Amagatb
denominaba coeficiente de presión, y por consiguiente la relación
p=KT—.c, lo cual nos muestra, que la presión es una función lineal
de la temperatura con aproximación de una constante, cuando el
WILLIAM RAMSAY 191
volumen permanece invariable (isocoras). Tal es el enunciado de otra
ley formulada por Ramsay y Young en 1885 (Phil. mag.), ley que ha
sido verificada para un gran número de substancias. Fácil es ver,
que dicha relación (en la que e disminuye cuando crece el volumen
en ambas para los gases perfectos) puede deducirse de la ecuación
de Van der Waals, relativa á los gases fuertemente comprimidos.
Las experiencias realizadas, concuerdan en su mayor parte, con esta
ley de gran importancia para la teoría cinética de los gases; en gene-
ral, las isocoras (anhídrido carbónico, etileno, pentano é isopentano)
son líneas rectas (en el volumen crítico) y sólo algunos presentan
eijertas curvaturas. La intersección de la línea correspondiente á la
presión del vapor con las isotérmicas alejadas del punto crítico, deter-
mina dos áreas iguales (Ramsay y Young). A bajas presiones las isó-
coras (1000 á 4000 ce. c.), tanto las teóricas como las observadas, co-
rresponden á líneas rectas si no hay disociación (isopentano) y 4 cur-
vas que se separan para temperaturas inferiores á 1509 en el caso del
NO,. Estudiando la variación de la densidad de vapores se puede
hallar el porcentaje de moléculas disociadas.
También se ocupó Ramsay de la estequiometría de las mezclas y
de los líquidos. Para estos últimos ideó una modificación de la fórmu-
la de Eotvos que permite, por medio de la tensión superficial en fun-
ción de la temperatura, determinar el grado de asociación. El método
“así fundado ha dado excelente resultado en el estudio de la transposi-
ción de estructuras reversibles que caracterizan los importantes fe-
nómenos del tantomeria (método capilarimétrico).
Uno de los capítulos más interesantes y de mayor proyección de la
radioactividad se debe también á la habilidad experimental y pro-
fundidad de conceptos de Ramsay. Conjuntamente con Sody, físico-
químico inglés, en el año 1903 descubrió el hecho de extrema impotr-
tancia de la producción de helio á partir de radio (Nature, 1903, y
Traité de radioactivité, de M. P. Curie, t. I, pág. 390. 1910).
Basándose en este hecho y en las investigaciones de Rutherford,
relativas á la transformación de los cuerpos radioactivos (que actual-
mente caen dentro de la categoría estudiada por la cinética química
bajo el título de monomoleculares irreversibles), Ramsay esboza de
una manera clara y precisa la teoría de la degradación de los ele-
mentos.
Primeramente admite la relatividad del concepto de elementos.
haciendo notar que el absolutismo de la noción de cuerpos simples
indescomponibles no se debe á Lavoisier, quien expresamente consi-
192 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
deraba á los elementos como cuerpos «relativamente simples », sino
á los discípulos en general más afirmativos que los mismos grandes
maestros. Esto último es un hecho psicológico muy frecuente en otros
órdenes de ideas.
Luego él trata de «dirigir» hacia un objeto de alto alcance la
energía enorme «concentrada» en la emanación de los elementos
radioactivos: este objeto es la degradación de los elementos. Tal des-
integración no se produciría al azar de un modo cualquiera, sino si-
guiendo leyes, de las cuales desde ya, á pesar de lo prematuro de su
generalización, el da los primeros rudimentos al proponer las siguien-
tes proposiciones (1):
1* El helio y las partículas de la emanación no son idénticas;
2* El helio que se forma espontáneamente á partir dela emanación
es el resultado de la degradación por el bombardeo de las partícn-
las a, de la pesada molécula que constituye la emanación;
3* La degradación de la emanación se hace por grados, dando pro-
bables y necesariamente los diversos términos de la familia natural
dle elementos á la cual pertenece; espontáneamente (ó en presencia de
oxígeno ó hidrógeno) la degradación es completa y se efectúa hasta
el helio, primer término de otra familia; en presencia de moléculas
más pesadas (agua), la degradación de la emanación se detiene en el
segundo término, el neón; en presencia de moléculas todavía más pe-
sadas y más complejas (nitrato de cobre) ella se detiene en el tercer
término, el argón ;
4* Por otra parte, la degradación de un elemento extraño, puesto
en presencia de la emanación, fenómeno que absorbe una gran parte
de la energía disponible en esta última, parece también hacerse por
grados, dando sucesivamente los diferentes terminos de la familia na-
tural á la cual pertenece, para llegar fácilmente al primer término;
la formación del litio (y probablemente del sodio) á partir del cobre y
la del carbono á partir del torio, son las primeras demostraciones.
Las conclusiones relativas á la transformación del cobre en litio
han sido revisadas por M. Curie y M. Gleditsche en 1908, quienes
después de prolijas investigaciones demuestran, que usando recipien-
tes de platino y reactivos libres de todo vestigio de litio, no se obtiene
semejante transmutación.
La mayor cantidad de calor desarrollado espontáneamente por las sa-
les de radio, se debe (S0 á 100 peq. cal.) á los fenómenos que se produ-
(1) Journal de Chimie et Physique, de Guye, tomo V, página 652. 1907.
WILLIAM RAMSAY 193
cen durante la transformación de la emanación de radio; la emanación
proveniente de un gramo de radio (354 en 4 días por gramo de radio)
desarrolla, según Cameron y Ramsay, 75 calorías por hora (Ruther-
ford). De aquí se deduce que el calor emitido durante la vida de un
centímetro cúbico de emanación es dlel orden de siete millones de pe-
queñas calorías, en tanto que la proveniente de la combinación del
H y O contenido en un centímetro cúbico de mezcla detonante es de
tres pequenas calorías, es decir, 2,5 millones de veces mayor la primera
que la segunda. En vista de esta enorme concentración de energía que
se presenta en la emanación del radio, es que Ramsay desde 1905 em-
prendió aquellas investigaciones, las cuales á pesar de las críticas
mencionadas, insinuaron al mismo físico-químico a un estudio ya céle-
bre, Alquimia moderna, que tuvo eco en la Royal Society 4 propósito
de su discurso presidencial (año 1914).
De este modo él consiguió también hacer avanzar mucho el estudio
«le la constitución, de dicha emanación que además de helio 5 por
ciento, da entre otros productos el radio A, B, €, ete., 95 por ciento.
Esta emanación, como Ramsay y Rutherford lo han demostrado, obe-
dece á la ley general de los gases, se condensa en aire líquido á 1859
posee espectro característico, es soluble en ciertos disolventes y tiene
un peso molecular próximo á 200 y resiste al ataque de los agentes
químicos más enérgicos. Puede considerarse como perteneciente á la
familia natural del helio, constituida de gases nobles monoatómicos.
He Ne Ar Kr Z
Ce emanación (?)
4. 20 39,9 S1,S 128
S 2004216,5 (2)
En estos últimos años, después de un estudio detenido, llegó á con-
siderar al electrón como un elemento (electrones de valencia, ete.).
Además de los trabajos de investigación arriba citados, sir William
Ramsay ha producido una serie de obras de enseñanza de verdadero
mérito y provecho, en las cuales resalta en íntima asociación, la am-
plitud y profundidad de conceptos y el espíritu metódico. Se encuen-
tran entre ellas las siguientes: Pruebas experimentales de la teoria
química (1884); (Juémica sistemática elemental (1891); Los gases de la
atmósfera (1897); Química moderna (teoría y sistemática, en dos volú-
menes), donde el autor preconiza el método de clasificación y estudio
dle la química inoreánica por funciones; Introducción al estudio de la
JFísico-quémica, como base de una de las bibliotecas más completas que
actualmente existen sobre ésta importante ciencia. Á partir de 1904,
AN. SOC. CIENT. ARG. — T. LXXXII 13
194 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
él dirigió la publicación de esta serie de obras, entre las cuales se
pueden contar: Estequiometría, por Young; La regla de las fases,
por Findlay; Estática y dinámica química, por Mellor; Termoquímica,
por Thomsen; Electroquímica, por Lehfeld; Totoquímica; Relación
entre la constitución de los cuerpos y sus propiedades físicas, por Smi-
les; Espectroscopia, por Baly; Estereoquímica, por Stewart; Metalo-
grafía, por Desch; La teoría de la valencia, por Fried.
Y esta obra, que basta para dar gloria á más de un hombre, no es
todo lo que ha realizado el eminente físico-químico. Él comprendió des-
de un principio, que la ciencia traspasa los límites estrechos del labo-
ratorio que algunos erróneamente tienden á ponerle, pues tiene á su
cargo el desempeño de una altísima y noble misión social. Por eso lo
vemos al hombre de fama ya mundial, descender al llano para diyul-
gar los más elevados conocimientos en forma elementalísima, á pesar
de las injustas críticas de los pocos que aun creen en el descrédito
de una ciencia así transportada al público, que anhela enterarse
de los grandes principios y descubrimientos. Ramsay llegó á con-
vencer á muchos escépticos, que era posible enseñar las ciencias fí-
sico-químicas en las escuelas elementales y colegios, de una mane-
ra sencilla y con los elementos más rudimentarios que imaginarse
pueda.
Cumplió otra noble misión también. Dejó un selecto núcleo de
alumnos que se encargan actualmente de elevar el nivel cultural de
su país y el adelanto de la ciencia universal, continuando la obra efi-
caz de su gran maestro. Figuran en esta lista : Dobbi, profesor en
Bangar; S. Young, profesor en Dublín; W. Travers, director del Ins-
tituto de investigaciones; Soddy, profesor de físico-química en Glas-
sS0w; Baly, profesor de química en el University College.
Numerosas instituciones de su país le han conferido merecidos
honores y posee además títulos de las instituciones similares del
extranjero: de Tubingen (doctor en ciencias naturales), de Cracovia
(doctor en filosofía), de Heidelberg (doctor en medicina), de Dublín,
Cambridge, Oxford, Columbia, University of New York, Liverpool
(doctor en ciencias), de Glasgow (doctor leg).
Era miembro honorario de muchas instituciones : Instituto de
Francia, Academia de ciencias, Academia de Berlín, Viena, Copenha-
gue, Cristiania, Estocolmo, Petrogrado. Madrid, Roma, Génova, Flo-
rencia, Rotterdam, Bristol, Glasgow, Manchester, etc. Y en Inglate-
rra : miembro de la Sociedad real de Londres, de la Sociedad química
de Londres, del Instituto de química, de la Sociedad física, de la
WILLIAM RAMSAY 195
Bristish Association, presidente de la sección química, 18597; de la
Sociedad química industrial, presidente 1903-4; presidente de la So-
ciedad química de Londres (1907-1909).
Ha sido acreedor á los siguientes premios: Hodg King, 1895, 5000
dólares; Lecompte, 1895, 25.000 francos; medalla Bernard, de la uni-
versidad de Colombia, 1895; medalla Longstaff, de la Sociedad quí-
mica, 1596; medalla de Hoffman, 1905; medalla Davy, de la Sociedad
real, 1896; premio Nobel, 1904; medalla Leblane, dela Sociedad quí-
mica de Francia; medalla de Roma, 1907.
Una de las cosas que se observa con verdadera satisfacción al
leer la biografía de los investigadores modernos, es la ayuda mutua
que en todo país civilizado se prestan los hombres de ciencia (y en
general todos los que se hallan empeñados en la alta cultura) y el
medio social en que viven. Aquéllos, aplicando con acierto y cons-
tancia sus descollantes aptitudes para llegar después de largas y cos-
tosas investigaciones al descubrimiento de los grandes principios y
leyes que más tarde han de beneficiar á las ramas «lel conocimiento
teórico y práctico y como una consecuencia lógica y necesaria, á la
ciencia especulativa, á la técnica y en general á las instituciones
sociales. Y los gobiernos y las sociedades científicas é industriales,
premiando con honores, dinero ó creación de laboratorios é institutos
de investigación los nobles esfuerzos de los que con tanto afán y tan
encomiablemente se dedican á aquella obra beneficiosa. Nuestras ins-
tituciones oficiales y particulares que con verdadero acierto, la mayor
parte de las veces, tratan de imitar lo bueno de las demás naciones,
deben tomar nota de este hecho y prestar una ayuda más eficaz al
estudioso, generalmente abandonado á su propia iniciativa, en un
medio poco propicio y bastante indiferente en casi todo lo que se
refiere á esta clase de obras, donde á menudo no se ve la utilidad
inmediata.
Por esta breve exposición se puede comprobar lo magno, genial y
fructífera que ha sido la obra realizada por sir William Ramsay, cuya
desaparición deja un gran vacío en la ciencia universal.
Si la tarea experimental ha sido enorme y de realización extrema-
damente prolija y costosa, los descubrimientos de leyes y principios
y el establecimiento de teorías que él ha llevado á cabo son de un
gran alcance filosófico por las concepciones generales sobre el mundo
fenomenal así establecidas.
Como tuve ocasión de hacer notar con motivo de la recepción que
en el año 1914 le hicieron las sociedades químicas y cientificas al sabio
196 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
profesor de la Universidad de Berlín, doctor Walter Nernst (1), el fí-
sico-químico inglés William Ramsay, es de los pocos investigadores
modernos que forman parte de la escuela experimental racionalista,
una de cuyas principales características, es el hábil y exacto manejo
dle los instrumentos de la razón, muchas veces más poderosos que los
del laboratorio, el hábil y exacto manejo de la hipótesis, esos fermen-
tos activos de la vida científica (según la expresión de Friedel), sin
los cuales es imposible encaminar la experimentación por un sendero
fructífero, capaz de llevar á la rama del conocimiento donde se aplica
á la conquista de principios de más en más generales. La historia de
la ciencia y de la filosofía muestra que el espíritu humano ha necesi-
tado siempre valerse de imágenes para acercarse á la realidad cog-
noscible y tentar la conquista de la verdad relativa, y sólo aquellas
concepciones profundas, que acompañan al símbolo, pueden permi-
tirle buscar bajo la diversidad asombrosa de les fenómenos, una uni-
dad primordial, asociando elementos de los más diversos, para llegar
de este modo al establecimiento de leyes y principios universales.
aspiración legítima de la filosofía natural.
El profesor Nernst, en su célebre tratado de química teórica, que
además de ser una obra didáctica y de verdadera metodología cientí-
fica, ha sugerido un gran número de investigaciones, reconoce la gran
importancia que ha tenido en todos los tiempos, y que aun tendrá para
el progreso científico, el método de investigación puramente indue-
tivo, pero afirma que es indudable que penetramos más profunda-
mente en la esencia de los fenómenos, cuando por vía deductiva, so-
bre la base de ideas razonables y de consecuencias que se deducen
lógicamente, llegamos á una ley nueva de la naturaleza y por esta
razón, esta vía nos parece más seductora. « La utilidad, dice Nernst.,
de una nueva hipótesis, consiste esencialmente en profundizar y en-
sanchar nuestros conocimientos de los fenómenos, es decir, en pres-
tarnos los mismos servicios que la ley natural.» Si en todas las épo-
cas, aunque en grados muy diferentes, el espíritu humano siempre se
ha dirigido con predileccion hacia las hipótesis, ello se debe á que el
conocimiento de una ley nos produce mayor satisfacción si á él se
(1) Vernst, su obra científica. Conferencia leída ante los miembros de la Sociedad
Científica Argentina y Sociedad química argentina, el día 9 de mayo de 1914,
con motivo de la recepción realizada en homenaje al profesor de la Universidad
de Berlín, doctor W. Nernst. El profesor Nernst fué invitado por la Universidad
nacional de La Plata, para que diese una serie de conferencias sobre tesis elegi-
das de físico-química y termodinámica, en el Instituto de física de la misma.
WILLIAM RAMSAY 197
llega por vía deductiva, que por vía inductiva después de una serie
de experiencias largas y penosas.
Pero para llegar á esto hay que hacer una selección feliz de las no-
ciones que puedan servir de base á un razonamiento teórico, en cuyo
acto intervienen operaciones del intelecto poco conocidas. como la
intuición, esa especie de relámpago interno que proyecta luz sobre
las penumbras de nuestra subconciencia, y mediante las cuales es
posible el acto espontáneo de creación que caracteriza al hombre de
genio. Esta cualidad primordial para la producción científica elevada
se hallaba en alto grado en Ramsay y se haliía en Nernst, Le Cháte-
lier y otros investigadores, como puede comprobarse penetrando el
espíritu que inspira sus obras respectivas.
Es con toda esta obra grandiosa que Ramsay nos preparaba con-
juntamente con investigadores notables como Le CUhátelier, Perrin,
Langevin, Ostwald, Nernst y otros, la nueva era de la química racional
fundada en la física y en la mecánica. No está muy lejos el día en
que se dicten verdaderos cursos de mecánica química, como lo haría
un profesor de mecánica celeste, desarrollando con el poderoso auxi-
lio de las matemáticas, las órbitas de los «satélites» del «mundo
atómico». Y aun hoy existen físico-químicos que desde su gabinete
de estudio dan, como lo hacía el célebre Poincaré en la mecánica as-
tronómica, la resolución de problemas que después el prolijo investi-
gador de laboratorio se encarga dle someter al veredicto de la expe-
riencia.
Y esto que parecería puro sueño y fantasía tiene ya una base ex-
perimental sólida. Perrin lleva á cabo sus célebres investigaciones
sobre el tamaño molecular, llegando por trece métodos distintos á una
maravillosa coincidencia, que no deja duda acerca de la existencia de
estas partículas. Nernst y su excelente escuela sorprende en las mis-
teriosas regiones del frío absoluto, donde la materia parece condenada
á una muerte definitiva, leyes y principios que permiten valorar los
movimientos de esos mismos corpúsculos infinitesimales y resolver
los problemas planteados por la dinámica del mundo invisible. Y
Ramsay, verdadero modelo de hombre de ciencia, cuya muerte nunca
dejaremos de lamentar, escudriña los maravillosos fenómenos del ra-
dio y traza en una concepción genial, el esquema de la desintegración
que parece operarse en la indefinida evolución de los elementos.
LAS INVESTIGACIONES DE M. CHARLTON BASTIAN
SOBRE BIOGÉNESIS (1)
NUEVAS EXPERIENCIAS CON SOLUCIONES SALINAS SOBRECALENTADAS
POR LOS DOCTORES
SALVADOR MAZZA y HORACIO DAMIANOVICH
Después de las célebres discusiones con Pasteur y Tindail, el pro-
fesor Charlton Bastian, que sostuvo con tesón la doctrina de la arque-
biosis, volvió con nuevos argumentos, empleando para tal objeto, solu-
ciones salinas calentadas á temperaturas que variaban entre 1009
y 130% (2).
Con el deseo de hacer una síntesis en la doctrina de la generación
espontánea desde su comienzo hasta las última investigaciones, uno
de nosotros (5), llevó á cabo una serie de ensayos con tubos cerrados
como lo aconsejaba Bastian en su obra 17évolution de la vie, utili-
zando fosfato de amonio, silicato de sodio y ácido fosfórico puros de
Kahlbaun. Después de someterlos á una calefacción que varió de
100% 4 1309, se dejaron en reposo durante más de un año y se exa-
minaron los diferentes sedimentos al microscopio. Por este examen
no se pudo comprobar en dichos sedimentos, la presencia de ningún
microorganismo y sí solamente un ligero precipitado eristalino de si-
(1) Recién al entrar en prensa este trabajo tuvimos conocimiento de un estudio
del doctor Maumus del Instituto Pasteur de París, cuyas conclusiones son con-
trarias a las de Bastian (Revue scientifique, agosto 1916).
(2) 1? Evolution de la vie.
(3) H. DAMIANOVICH, La doctrina de la generación espontánea : ideas antiguas e
investigaciones modernas, conferencia dada en la Sociedad científica argentina y
publicada en los 4nales de la misma (1911).
INVESTIGACIONES SOBRE BIOGÉNESIS 199
lice coloidal que mostraba las formas más diversas. La conclusión
que parecía desprenderse de todo esto, es que Bastian, no se hallaba
en condiciones de asegurar la producción de microorganismos, pues
no había eliminado todas las causas posibles de error. Pero faltaba en
nuestro trabajo el examen bacteriológico.
El autor recibió una extensa y explicativa carta del profesor Bas-
tian en contestación al trabajo remitido, donde al mismo tiempo tra-
taba de levantar algunas objeciones que se le hacían, lo invitaba á
que repitiera sus experiencias asociándose á un colega bacteriólogo y
con los líquidos que enviaría desde Inglaterra.
Una vez obtenidos los líquidos, emprendimos en conjunto el tra-
bajo que á continuación detallamos, siguiendo la técnica descrita en
la obra reciente (1) que M. Bastian tuvo la amabilidad de enviarnos
junto con su carta de fecha 16 de junio de 1913 y con una solución
coloidal de silice preparada por Otto Rosenheim (2).
Transcurrido próximamente un año, recibimos otra carta (octubre
24 de 1914) donde nos manifestaba el deseo de conocer el resultado
de nuestras experiencias especialmente porque al mismo tiempo, el
(1) CHARLTON BASTIAN, L*origine de la vie, comptes rendu d'expériences faites
ayec certaines solutions salines surchauftées dans des vases hermétiquement clos.
Traduit sur le manuscrit de la deuxiéme édition anglaise par Léon Guinet. 1913.
(2) Copia de la carta del profesor Charlton Bastian :
I am sending you some of a very good solution ot colloidal silica wich Dr. Otto
Rosenheim has again prepared for me.
It is distinctly stronger than previous solutions which he has given me.
For a dozen tubes, and putting 3 v of the fluid into each of them, I make up the
solutions as follows :
(Dist raton IN A LOóS Sviij
D 3 a rraj
Cubanos Edo Ea Phos... aude robe Vs Roope 48 grains
/ DIES AA UNO 48 drops
y Colloidal Silica. om... .. 48 dlrops
The tubes should be reposed just unside a N a NE or an E window: but not un-
side a S window, where they would get too much heat and diret sumlight.
My incubation is heated by electricity, but the current here is running only for
about 12 hours daily. With it I have had very many good results.
I am now however, very doubt ful whethen an ordinary continously heated incuba-
tor atabout 2790 would answer as well. Except for some terminal periode of the ex-
posure.
lam heating muy tubes for 20 on 3 suecessive days, and Lam hopina that you
wilr be induced to make some trials with the materials l am sendino.
The contents of the tubes should not be examined under sise months.
I have sent you a copy of Z'origine de la vie and also of the English Review, con-
taining an article by me on .
Dr. Mario Isola +;
Dr. Germán Burmeister +.
. Benjamín A. Gould +.
Dr. R. A. Philippi y
Dr. Guillermo Rawson +*
Dr, Carlos Berg +
Uan aa a,
Arteaga, Rodolfo de.......
Alfonso Paulino... ......
-Ballyé, Horacio ...........
- Bodenbender, Guillermo...
Bolívar, Ignaci0...........
des Bertoni, Moisés ...........
A AMIA
Bruce, William...
Carvalho, José Carlos......
AONIMTTOSELO NS raise cido
Delage, Oe VNEASaÓS
Fuenzalida, José del C..
Fontana, Luis Jorge.......
Guignard, León...........
Kinart, Fernando..........
Lafone Quevedo, Samuel A,
Lillo, Miguel....... ke
E AE
Gjertsen Hjalmar Fredrik ..
Dr. Valentín Balbin +.
"Dr. Florentino Ameghino +.
Dr. Carlos Darwind +
Dr. César Lambroso +
Ing. Luis A. Huergo +
Ing. Vicente Castro +-
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Dr. Juan J. J. Kyle.
Méjico.
Montevideo.
Sgo. de Chile.
L de Ano N.
Córdoba.
Madrid.
P. Bertoni (P.).
Washingtón.
Edimburgo.
Río Janeiro.
Mendoza.
París.
Sgo. de Ghile.
San Juan.
París.
Amadora (P.).
Corrientes.
Noruega.
Amberes.
La Plata.
Tucumán.
Roma.
Santo Domingo.
Bordeos. >
Lima.
Villa Golón (U).
Filadelfía.
SOCIOS CORRESPONDIENTES
Martinenche, Ernesto......
Moore, John Bros os
Montané, Luis... ......-..
Medina, José Toribio.......
Montessus de Ballore......
Nordenskjiold, Otto........
Nilsen Fhowal............
Paterno, Manuel........ E
Pena, Carlos M. de........
Poirier, Eduardo ..........
Pérez Verdia, Luis ........
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Reid; Walter F-..........-
Risso Patrón, Luis.........
Reiche, CarloS............
Sklodonska, Curit.........
Spegazzini, Carlos.........
Shepherd, Williams R.....
Tobar, Carlos Rias
Torres Quevedo, Leonardo. .
WALES a
Villareal, Federico... .....
Von Ihering, Hermán......
OJEDA da
t
Dr. Estanislao S. Zebellos.
Dr. Walther Nernst.
Dr. Eduardo L, Holmberg.
Ing. J. Mendizabal Tamborre!.
Ing. Guillermo Marconi.
Dr. Enrique Ferri.
París.
Nueva York.
Habana.
Sgo. de Chile.
Sgo. de Chile.
Gothemburgo.
Noruega.
Palermo (It.).-
Lima.
Valparaíso.
Montevideo,
Sgo. de Chile.
Méjico.
Noruega.
Londres.
Sgo. de Chile.
Sgo. de Chile.
París.
La Plata.
Colum. Univer.
Nueva York.
Quito.
Madrid.
Lima.
Lima.
San Paulo (B)
Roma.
Acevedo Díaz Eduardo.
Adamoli, Pedro A.
Adamoli, Santos S.
Aguilar, Félix.
Aguirre, Pedro.
Alberdi, Francisco.
Aldunate, Julio €.
Almanza, Felipe G.
Alvarez Raul.
Alvarez, Agustin J.
Amadeo, Tomás.
Amoretti, Alejandro.
Anasagasti. Horacio.
Anchorena, Juan E.
Anastasi, Camilo.
Ambrosetti, Juan B.
Anon Suarez, Vicente.
Angli, Gerovimo.
Arrillaga, Francisco C.
Aráoz Alfaro, Gregorio.
Arata, Pedro N.
Arce, Manuel J.
Arditi, Horacio.
Atarez, Guillermo.
Ayerza, Rómulo
Aztiria, Ignacio.
Bado, Atilio A
Bade, Fritz.
Bachmann, Alois.
Baldassarre, Juan F.
Ballester, Rodolfo E.
Barabino, Santiago E.
Barzi, Federico P.
Barrera, Raúl.
Bazterrica, Enrique.
Battilana, Pedro.
Bernaola, Víctor J.
Benítez, Norberto,
Bergara, Ulises.
Besio Moreno, Nicolás.
Bialet Laprida, Amado.
Bianchedi. Rómulo.
Biraben, Federico.
Bolognini, Héctor.
Bonino, Alfredo (h.).
Bordenave, Pablo E.
Bosch, Eliseo P.
Bosch, Jorge E.
Bosisio, Anecto.
Bonanni, Cayetano.
SOCIOS ACTIVOS
Bonneu Ibero, León M.
Bonarelli. Guido.
Botto, Alejandro.
Botto, Armando P.
Bréthes, Juan.
Brian, Santiago.
Briano, Juan. A.
Brindani, Medardo.
'Bruch, Carlos.
| Broggi, Hugo.
Buadá y Morant, Antonio.
Bunge, Carlos.
Buschiazzo, Juan A.
Butty, Enrique. *
Calvo, Edelmiro.
Calcagno. Oreste.
Camus, Nicolás.
Candioti, Marcial R.
Canonica, Mauricio.
Cano, Roberto.
Carresco, Benito J.
Carabelli, Juan José.
Carniglia, José.
Carbonell, José.
Caride Massini, Pedro.
Carossino, Jacinto T.
Carboneschi, Carlos L.
Carvalho, Antonio J.
Carette, Eduardo,
Castaneda, Vega R.
Castro, Eduardo B.
Castro Zinny, Horacio.
Cynalewski, E. S.
Chanourdie, Enrique.
Chaudet, Augusto.
Clérice, Eduardo E.
Cock, Guillermo.
Collo, José.
Contin, Diego T. R.
Compte, Riqué Julio.
Correa Morales, Elina G. A. de.
Cornejo, Abel F. y
Corti, Emilio A.
Cremona, Andrés.
Crinin, Demetrio.
Damianovich, Horacio.
Darquier, Juan A.
Dassen, Claro C.
Dehenedetti, Salvador.
Delfino, Juan Carlos.
.
| Dellepiane, Luis J. 3
Deletang, Luis. : E
Demarchi, Marco.
Demarchi, Alfredo (hijo).
Delgado, Agustín. . S
Doello Jurado, Martín. e
Dobranich, Jorge W.
Domínguez, Juan A.
| Dolder, Julio.
Dubecg, Raúl E. PR
Dubau, Luis. ;
Duncan, Carlos D.
Durrieu, Mauricio. É
Eguia. Máximo. E
Elía, Nicanor A, de.
Elordi, Juan J.
Escudero, W. E.
Esteban, Francisco. -
Esteves, Luis P. >
Fablet, Luis E.
Faverio, Fernando.
Fernández, Alberto J.
Fernández Díaz, A.
Fernández, Daniel. Ñ
Fernández, Francisco J.
Fernández Basualdo, Gerardo.
Ferrario, Alfredo E.
Flores, Emilio M..
Flores. Agustina J. e
Font, Jaime. > :
Frank, Paul. E
Galtero, Alfredo. $
Gallardo, Angel.
Gándara, Federico W..
Garbet, Adolfo.
Garay Ponce, Filemón.
García, Jesús M.
García, Daniel A.-
Gatti, Julio J. É
Gerardi. Donato. - . E
Ghigliazza, Sebastián. 38
Giménez, Eleodoro L.
Girado, Francisco J.
Girado, Alejandro.
Godoy, Sebastian. >
Gonzáles, Arturo. ,
González, Juan B.
González Litardo, Donato.
González Litardo, Justo.
González, Agustín. ñ
Director : Docror HORACIO DAMIANOVICH
"CARLOS SPEGAZZINI, Espigando en el herbario... .oooooooconocoreccrcccrntn ros
—HorAcIO DAMIANOVICH, Observaciones sobre la estructura y formación de los
eo aerisenica de ioduro de OS com luz ultravioleta... ode ala e ;
taiitáataos mirmecóñilos.....o00o coco ONDA NACO EA
Fárix F. Ounus, El primer Eo arqueológico en la isla de Martín ER cía...
Fézix F. Ourus, Valor del hallazgo de una pipa de piedra tallada en la provin-
z cia de Entre Ríos ....... CO DETa Oil lts
Inauguración de la Sección ciencias físico- «químicas dé la Academia el 19 de agos-
to de 1916. Discurso del presidente de la Sociedad científica argentina inge-
_niero Nicolás Besio MorOnO..occooocncncorencrrnioos IS SO E
y ME o solera o ooo de ESE e
a a AO OEA CO Al AO qe
Índice a de las ES contenidas en el tomo octogésimo ASuIdo. o
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z da . BUENOS AIRES
"Y A A IMPRENTA Y CASA EDITORA DE CONI HERMANOS
q 68d — CALLE PERÚ — 68d
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IMTONaL musto:
JUNTA DIRECTIVA
Presidente... mo... lo apo Ingeniero Nicolás Besio Moreno
VA Cep LESCANO Doctor Cristóbal M. Hicken
Vecenres lente il Doctor Francisco P. Lavalle
Secretario de actas....... SALE Doctor Alfredo Sordelli
Secretario de correspondencia.. Doctor Alfredo E. Ferrario
VESONERNO IAN A A ale o Ingeniero Arturo Hoyo
ROLES ONDAS ENT Sn Doctor Eduardo Carette e
BLU NOEL do ae Ingeniero Pedro A. Rossell Soler
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Vocales. coman Coronel ingeniero Arturo M. Lugones
Ingeniero Domingo Selva
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Los colaboradores de los Anales, que deseen tirada aparte de 50 ejemplares de sus ar-
tículos deben solicitarlo por escrito. Por mayor número de ejemplares deberán enten-
derse con los editores señores Coni hermanos.
Tienen, además, derecho a la corrección de dos pruebas.
Los manuscritos, correspondencia,-etc., deben enviarse a la Dirección Cevallos.
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La Dirección.
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LA SUBSCRIPCIÓN SE PAGA ADELANTADA
El local social permanece abierto de3 4 7 y de 8 á 11 pasado meridiame
ESPIGANDO EN EL HERBARIO
Por CARLOS SPEGAZZINI
Revisando mi pobre herbario fanerogámico que desde tantos años
duerme en su estantería polvorienta, descubro con frecuencia cosas
interesantes, fruto de desvelos de mis años juveniles... he resuelto,
pues, no abandonarlas á la polilla y dejarlas perder, y aquí va una pri-
mer muestra de lo que los botánicos suelen llamar riquezas...
La Plata, 10 de febrero de 1917.
1. Portulaca cryptopetala Speg. (n. sp.).
Diag. Euportulaca, annua, erecta, caulibus simplicibus v. parcissi-
me ramulosis elabris cylindraceis virescentibus, foliis caulinis alter-
nis obovato-spathulatis carnosis viridibus glaberrimis sed ad axillam
longe albo-villosis, apicalibus saepius quinatis rosulatisque anguste
elliptico-lanceolatis obtusiusculis, floribus acrogenis medio rosulae
sessilibus parvis omnino clausis, sepalis 2 imbricatis fere indistinetis
subcoalitis non carinatis purpureolis serius cum petalorum stami-
numque rudimentis calyptratim deciduis, ovario ultra mediun libero
acervulo obconico styloram minuto coronato, pyxidio 1-loculari oper-
culo eximie hemisphaerico tecto, seminibus parvis e subeloboso vix
subreniformibus leniter papulosis plumbeis nitidulis.
Hab. Bastante frecuente al pie de las matas en los lugares áridos
y pedregosos de los alrededores de Mendoza y cultivada en mi casa
en La Plata.
AN. SOC. CIENT, ARG. — T. LXXXII 15
218 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Obs. Planta que por su aspecto se parece mucho á la P. plano-oper-
culata OK. y á la P. argentinensis Speg. de ambas las cuales se aparta
ante todo por su ovario muy claramente semiínfero y cuya mitad su-
perior libre ovalado-hemisférica forma más tarde la tapa de la cáp-
sula. Es anual y provista de una raíz pivotante carnosa algo engro-
sada (10-5 cm lrg. por 2-4 mm diám.) blanco-rojiza por afuera con
algunas escasas barbas finas en su mitad inferior; del cuello de la
raíz suele nacer un solo tallo (pe-
ro si el primario muere nacen
dos opuestos) derecho cilíndrico
(15-20 cm lrg. por 1,5-2,5 mm
diám.) simple ó con una ramita
axilar á cado una de las dos ó tres
últimas hojas superiores, lampi-
ño, en su mitad inferior rosado-
verdoso, en la otra mitad superior
verde; las hojas algo acercadas y
menores en la parte inferior son
tanto más separadas y grandes
cuanto más altas, de forma tras-
ovado-espatuladas redondeado-
subtronchadas al ápice, adelga-
zándose suavemente en cúneo
hasta la base (8-18 mm lrg. por
4,5-9 mm anch.) donde se adhieren
al tallo por un pecíolo semicilín-
drico muy corto (1-2 mm lrg. por
0,75-1 mm diám.) algo rojizo; en
Portulaca exyptopetala Speg. (/, tam. nat) las axilas se observa un mechón
dle pelos blancos muy largos (5-10
mm lrg.); la parte suprema del tallo larga y desnuda (20-50 mm Ire.
por 1,5 mm diám.) se engrosa algo al ápice (3 mm diám.) y termina en
una roseta (generalmente) de cinco hojas un poco diferentes, más an-
gostas sésiles y oblanceoladas pero terminadas en punta redondeada
(14-18 mm Irg. por 4-4,5 mm anch.) muy poco peludas en las axilas; las
flores varían en número de 1 á 3, halléndose sentados en el ápice del
tallo y de las ramas cireundadas por las cinco hojas de la roseta: son
lampiñas pequeñas elíptico-conoideas (5-6 mm lrg. por 2-2,5 mm diám.)
y muy poco aparentes siendo siempre cleistógamas y nunca pude ha-
llarlas abiertas : tienen la mitad inferior hemisférica verde con el ova-
ESPIGANDO EN EL HERBARIO 219
rio soldado íntimamente con las envolturas florales y la mitad supe-
rior conoidea aguda morada, y allí el ovario está del todo libre de di-
chas envolturas, las cuales constan de dos sépalos no aquillados empi-
zarrados en los bordes y casi entresoldados que más tarde caen bajo
forma de un cono morado que al interior lleva pegados los rudimentos
petalinos y de 3 4 5 estambres subabortivos blanquecinos; al mismo
tiempo cae también la borlita estigmática amarillenta por lo general
formada de tres cortas ramitas más ó menos adherentes; el período del
dlesarrollo floral es sumamente breve. Una vez que el ovario queda
desnudo no tarda en madurar (4-4,5 mm lrg. por 2,5 mm diám.) y en-
tonces la mitad superior cae como una tapa hemisférica dejando la
parte inferior abierta como una fuente 1-locular y llena de semillas
pequeñas (200-250 y. diám.) entre globosas y arriñonadas, al principio
rojizas más tarde plúmbeas algo lustrosas y granulosas.
ATTE j
ARAN DI,
Y y
CHIOVENDAEA Speg. (n. gen.). o
Y OETTE MOZA
Char. Leguaminoidea; papilionacea; galegea; robiniea. € "dear mMUSÉ
ls p inaequalibus ge acuminatis superis parum infra apicem
bis parum inaequalibus, longe acuminatis superis parum infra api
usque connatis; petalis subaequilongis longe graciliterque unguicu-
latis, vexillo glaberrimo suborbiculato, basi vix plicato, alis obovato-
oblongis liberis, carina lata incurva obtusa; staminibus glaberrimis,
vexillari plane libero, ceteris ultra medium in vagina ore obliqua
connatis, filamentoraum parte supera libera semper tenui, antheris
parvis linearibus emucronatis eglandulosisque; ovario lineari basi
eximie longiusculeque pedicellato, leniter subsigmoideo, apice abrup-
te geniculatimque stylifero, stylo sursum arcuato e latere compresso
pro ratione latiusculo apice oblique torquato-barbato, stigmate lon-
egtusculo unguiculiformi etiam e latere compresso, vertice minute pa-
pillulato donato; leguamine breviter stipitato, lineare compresso 2-val-
ve, dehiscente, suturis erassiusculis non alatis, extus laevi, inter
semina coarctato, intus transverse septato; seminibus lenticulari-
subreniformibus, minutissime strophiolatis, radicula brevi erassa in-
curva non biplicata. Frutex foliis alternis petiolatis simplicibus pin-
nato-nervosis, nervis secundariis remotiuscule sed eximie parallelis,
margine integerrimis; stipulis setaceis; floribus racemosis coeruleis
pedicellatis ebracteolatis, racemis axillaribus paucifloris.
Genus Craccae Bnth. proximo sed notis plurimis recedens, folio-
220 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
rum fabrica ad Tephrosiam Prs. nonnihil vergens, praeclaro phytologo
Emilio Chiovenda jure merito dicatum.
2. Chiovendaea hypoleuca Speg. (n. sp.).
Diag. Frutex validus a basi multiramosus, ramis erectis rubescenti-
cinereis sursum farinosis, folioram limbis firmulis ex elliptico orbicn-
laribus basi subcordatis atque pseudopeltatis apice retusis, epiphyllo
elabro viride v. subglaucescente, hypophyllo dense tenuiter adpres-
seque pubescenti-canescente nervis, primario et utrimque S-12 secun-
dariis remotiuscule parallelis marginem non attingentibus, ad utram-
que paginam perspicuis, petiolis canescenti-puberualis quadruplo bre-
vioribus dorso rotundatis ventri caniculatis suffultis, stipulis basali-
bus liberis acuminatis canescentibus; inflorescentiae racemis in
axillis superioribus solitariis plus minusve longe pedunenlatis, folia
non v. parum superantibus, alterne 3-9-floris; floribus nutantibus pe-
dicello cinerascente monantho ebracteolato breviore suffultis, calice
adpresse denseque canescente, corolla mediocri pulcbre coerulea;
legumine lineari e latere compresso subtorulose 10-15 seminifero
elabro laevi; seminibus sublenticularibus leniter reniformibus mar-
gine obtusiusculis castaneis laevibus non nitentibus, strophiolo mi-
nuto poculiformi apicem funiculi vaginante auctis.
Hab. En las barrancas del río Guachipas, cerca de las Tres Cruces,
Salta, diciembre 1597.
Obs. Planta que de lejos, acuerda algo á la Laseguea erecta (Vell.)
M. Arg. Arbusto ó arbolito tal vez de 2 á 3 metros de altura, cuya
base media unos 10 cm de diámetro cubierto de cáscara lisa de
color ceniciento obscuro uniforme; sus ramas arqueadas y ascen-
dientes son numerosas poco ramificadas cilíndricas, en las partes api-
cales pulverulentas y obscuramente estriadas á lo largo, con inter-
nodios de 15 430 mm de largo y nudos ligeramente anguloso-sa-
lientes marcados á cada lado del pulvínulo por dos lineítas arqueado-
decurrentes más ó menos visibles. Las hojas son alternas en orden
fillotáxico '/,; los pecíolos bastante divergentes (10-15 mm lrg. por
1-1,5 mm diám.) son redondeados al dorso y caniculados al vientre.
más ó menos pubescentes; las estipulas triangular-aleznadas (4 mm
Ire. por 1 mm anch. bas.) son libres é independientes; los limbos fir-
mes opacos elíptico-subdiscoidales (50-75 mm Ire. por 40-60 mm anch.)
planos, con la cara superior lisa lampiña verde 6 ligeramente azuleja
ESPIGANDO EN EL HERBARIO 221
y la inferior blanquecina ó cenicienta por un vello muy fino adheren-
te y tupido que las recubre, redondeados en ambos extremos, siempre
bastante escotados á la punta y escotado-subacorazonados, donde si-
mulan ser hasta ligeramente peltadas, en la base; el borde enterí-
simo agudo ofrece, cuando se mira contra la luz, una margen angos-
tísima subtransparente; las nervaduras son visibles en ambas caras,
pero mejor en la inferior, y constan de un nervio primario central que
muere en una glandulita lige-
ramente saliente del seno api-
cal y que lleva á cada lado de
sá 12 nervaduras secunda-
rias alternas ú opuestas, que
se apartan bajo un ángulo de
más Ó menos 459 rectas y Ca-
si paralelas (distanciadas de
345 mm unas de otras) para
desaparecer formandoun arco
haciaarribaantes de alcanzar
el borde. Las inflorescencias
nacen en las axilas de las ho-
jas Superiores; son racimos
más largos ó más cortos de
las hojas (25-100 mm lrg.
por 1-1,5 mm grs.) que en la
mitad superior sustentan de
3 á 9 flores, bastante alejadas
entre sí las inferiores y acer-
cadas las superiores, osten-
tando á cada origen de pe-
Chiovendaea hypoleuca Speg. ('/, tam. nat.)
dicelo un pulvínulo bien marcado anuliforme pero sin bráctea ; los
pedicelos más ó menos horizontales (S-11 mm Ire. por 0,5 mm grs.)
son simples unifloros y ceniciento-pubescentes; las flores, cuando
abiertas de tamaño mediocre (15-20 mm lrge.), son por lo general
inclinadas hacia abajo; su cáliz densamente ceniciento-pubescente
obconoideo (7-S mm lre. por 4 mm diám.) abrupta é inequilateral-
mente (algo giboso del lado superior) adelgazados en la base y adhe:
rido al pedicelo; los cinco lóbulos calicinos (4 mm lre.) lanceolado-
aleznados son más ó menos del mismo largo pero los dos superiores
están entresoldados hasta un poco debajo de su punta; los pétalos
todos son lampiños y tienen uñas muy delgadas y lareas (4-5 mm lra.
222 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
por 0,5 mm anch.); el estandarte de color azul ó morado obscuro es
casi orbicular (15 mm diám.) con los bordes ínfero-posteriores ligera-
mente plegados; las alas (12-13 mm lrg. por 5-6 mm anch.) son libres y
de color más pálido; la quilla es ancha arqueada y obtusa (12-13 mm
lrg. por 5-6 anch.); los estambres de filamentos blanco-verdosos ofre-
cen el vexilar totalmente libre desde la base y los demás entresolda-
dos en tubo (11-12 mmlrg. por 1 mm diám.) tronchado oblicuamente
hacia adelante dejando libre los filamentos en su parte superior (5 mm
lrg.) donde llevan las anteras blanquecinas lineales, todas unifor-
mes, basifijas (1 mm lrg. por 0,20-0,25 mm anch.) lampiñas eglandulo-
sas; el ovario todo lampiño está sostenido por un pedicelo delgado y
recto (1,5 mm Irg.) y es ligeramente ondulado en S (10 mm lIrg. por
0,5 mm anch.) terminando bruscamente por un codito de donde se
eleva el largo estilo (S-9 mm lrg.) arqueado-ascendiente, comprimido
por los lados y casi de igual grueso del ovario, acabando en un anillo
oblicuo de pelos blanquecinos algo decurrente por su parte superior:
del medio de este anillo se eleva el estigma casi en forma de garra
obtusa (1 mm lrg.) aplastado lateralmente, cuyo vértice ofrece en
la línea superior varias papilas estigmáticas. La legumbre es lineal lar-
ga (60-75 mm Ire. por 5 mm anch. y 2,5-3 mm esp.) lampiña lisa compri-
mida lateralmente con 10 6 15 cavidades seminíferas, túmidas al ex-
terior separadas por otras tantas estrangulaciones más Ó menos mat-
cadas, correspondientes á anchos tabiques internos, sostenida por un
pedicelo bien desarrollado (6 mm lre.) que se prolonga en dos ner-
vaduras suturales algo engrosadas pero no aladas; las semillas son
:asi lenticulares (3-3,5 mm lrg. por 1,5 mm esp.) de borde bastante ob-
tuso con el lado funicular recto ó algo escotado y entonces ligeramen-
te arriñonadas, provistas de un pequeño estrofíolo blanquecino en
forma de copita al ápice del hilo, de color castaño más ó menos su-
bido, lisas pero no brillantes; el embrión ofrece una pequeña raiz
casi doblemente conoidea corta gruesa y encorvada.
CAVARAEA Speg. (n. gen.).
Char. Leguminoidea; caesalpiniacea; cassiea. Calicis tubus disci-
fer longe obeonico-turbinatus; segmenta 4 valde imbricata. Petala 3
subses
silia oblonga basi angustata laeviter imbricata. Stamina 5, ul-
tra medium in vagina superne late aperta connata, filamentis sursun
ESPIGANDO EN EL HERBARIO 223
liberis crassiusculis apiceque uncinato-recurvis; antheris oblongis
pendulis basifixis, loculis longitudinaliter dehiscentibus; staminodia
0 y. vix rudimentaria. Ovarium glabrum e latere compressum stipi-
tatum, stipite calyeis tubo brevissime adnato margineque supero vil-
loso, pluriovulatum; stylus filiformis adscendens subeylindraceus,
margine infero longitudinaliter villoso, stigmate apicali rotundato
vix dilatató terminatus. Legumen et semina adhuc ignota.
Arbuscula inermis. Folía paripinnata, foliolis oppositis vix rigidu-
lis. Stipulae 0. Flores cum pedicello basi articulati, mediocres, au-
rantiaci in racemis paucifloris valde relaxatis apicalibus dispositi,
symphylli. Bracteae majusculae subvaginantes mox deciduae ad api-
cem pedicellorum annulum cicatricosum elandulosum? prominulum
relinquentes.
Genus ab omnibus longe recedens, vix ad Apuleiam Mart. procul ac-
cedens, amico et phytologo praeclaro Fridiano Cavara libenter dicatum.
3. Cavaraea elegans Speg. (n. sp.).
Diag. Arborea, glaberrima, foliis abrupte pinnatis, foliolis 6-12-
Jugis, omnibus eximie oppositis late elliptico-linearibus, marginibus
integerrimis subparallelis, apice subtruncato-rotundatis non y. vix
subretusis non mucronatis, basi modice inaequilateralibus, dimidio
superiore leniter latiore pinnatim nervuloso basi late cuneato, dimi-
dio inferiore nervulo laterali secundario, mediano subparallelo, ultra
medium percurso basi anguste rotundato-cuneato, petiolulo brevissi-
mo latere infero depresso-subelanduloso fultis, firmulis subchartaceis,
racemis acrogenis longiuscule pedunculatis, dissite 6-12-floris, floribus
superis adscendentibus, mediis patentissimis, inferis retrorsis, lon-
ejuscule pedicellatis, apice pedicelli annulatim calloso, ante anthesin
fusoideo-subelavatis, post anthesin oblique rotato-expansis, calicis
rubro-incarnati tubo longe obceonico, sepalis 4 lanceolatis reflexis,
petalis 3 subaurantiacis margine dense undulato-crispatis, columna
staminea horizontaliter patente extus canescenti-villosa oppositis, fi-
lamentorum parte libera apice uncinatoancurvata, antheris pendulis,
ovario mediocri e latere compresso elaberrimo, pedicello recto sublon-
giore adl marginem superum canescenti-villoso suftulto, stylo suberas-
siusculo margine infero eximie lanoso-barbato, stigmate minuto vix
inerassato subpapilloso coronato; ovula cavitate continua inclusa
oblique monosticha 6-8...
224 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Hab. En los bordes del río San Antonio, Misiones, marzo 1907.
Obs. Arbolito de unos seis metros de altura, de copa redondeada
bastante regular y tupida; ramas muy ramulíferas cilíndrico-angnlo-
sas pardo-cenicientas casi ásperas por el gran número de pequenísi-
Cavaraca elegans Speg. «4, ramita con botones de
flores (*'/, tam. nat.); b, hojuela separada; c,
sección longitudinal esquemática de una yema
tloral (aum. 3 veces); d, sección transversal es-
quemática de una yema floral (aum. 3 veces);
2, diagrama de una flor; .f, una flor (*/, tam.
nat.); y, ginéceo (aumentado); h, andróceo (au-
mentado); ¿, rudimentos de los dos pétalos au-
sentes?
mas lenticelas que revientan la
epidermis. Las hojas más ó me-
nos horizontales nacen de pul-
vínulos rameales de los ramitas
del año verde-rojizas, siendo
bastante cercanas unas de otras
(merit. 5-25 mm); los raquis son
rectos (4-8 mm lrg.) con podo-
fillo moderadamente largo y en-
erosado y muy corta parte basal
cilíndrica y desnuda, estando
lateralmente comprimidos con
canalículo ventral casi invisible
(por connivencia de los bordes)
mediando unos 56 6 milímetros
entre cada par de hojuelas; ca-
da hoja lleva de 6 á 10 pares de
hojuelas, perfectamente opues-
tas, muy cortamente peciolula-
das, cuyo peciolillo en el lado
que mira hacia la base ofrece
una área elíptica plana glandu-
losa; las hojuelas bastantes fir-
mes pero no coriáceas son alar-
gadas (14-20 mm lre. por 5-7 mm
anch.) de márgenes enterísimas
casi paralelas ó ligeramente en-
angostadas superiormente, de
ápice redondeado ó redondeado-
tronchado, á veces ligeramente
escotadas sin rastro de mucrón,
de base inequilateral, más ancha abrupta y largamente cuneadas
por el lado superior, más angostas y cortamente cuneiforme por el
inferior; ambas caras son planas y recorridas por la nervadura pri-
maria sólo en la base algo excéntrica, con nervaduras secundarias
pinadas en la mitad superior y una submarginal más larga de la mi-
ESPIGANDO EN EL HERBARKIO 225
tad de la hojuela en la mitad inferior. Las inflorescencias aparecen
algo después que las hojas han llegado á su completo desarrollo y
terminan siempre las ramas ó ramitas; al principio son contraídas de
estructura casi estrobiliforme, pareciendo estar entonces formadas
por un solo botón, pero abriendo esta yema floral se descubre estar
constituida por una serie sucesiva de muchas flores envueltas en
erandes brácteas (10 mm lrg. por 5 mm anch.) involventes rojizas suce-
sivas; estas brácteas no tardan en caer basifugamente poniendo pau-
latinamente en libertad á todo el racimo de flores, de las cuales las
del ápice son dirigidos arriba, las del medio horizontalmente y las de
la base hacia abajo; cada racimo es desnudo y pedunculiforme en la
mitad inferior y en la mitad superior lleva de 6 á 12 flores bastante
distanciadas unas de otras. Los botones florales son fusoideo-clavifor-
mes (10 mm Irg. por 3,5 mm diám.) agudos, sostenidos por un pedi-
celo recto que presenta en el punto de conexión con la base del cáliz
un callo saliente anular oblicuo glandular ?, dejado por la bráctea caí-
da; el cáliz rojizo-naranjado, en su tercio inferior es obcónico (3 mm
lIrg.) entero y en los dos tercios superiores ovalado-agudo (6,5 mm
lrg. por 3 diám.) ofreciendo 4 sépalos imbricados (1 lateral derecho
todo externo, 1 lateral izquierdo todo interno, 1 superior y 1 inferior
por mitad externos y mitad internos) que al abrirse se doblan abrup-
tamente para abajo, de color amarillo rojizo rectos, algo cóncavos, de
bordes enteros y de punta aguda (6-7 mm lrg. por 2,5-2,75 mm anch.
bas.); los pétalos (la flor expandida ostenta un diámetro de más ó me-
nos 15 mm) son tres, en el lado superior de la flor, en el botón empi-
zarrados con el vexilar del todo interno y los dos laterales externos;
en la base de la columna estamínea á cada lado suele haber (pero no
siempre) un cortísimo filamento delgado libre algo oblicuo velloso
(1 mm Ire. por 0,25 mm grs.), que bien podrían ser los rudimentos de
los dos pétalos ausentes (6 simples estaminodios?); los pétalos son
todos tres más ó menos del mismo tamaño, en la flor abierta bien ex-
tendidos ó ligeramente encorvados hacia atrás, elíptico-espatulados
(7-S mm lrg. por 3 mm aneh.) con bordes muy enerespados pero ente-
ros, lampiños y de un lindo color naranjado; los estambres están redu-
ducidos a 3 del lado inferior de la flor de frente á los pétalos, hallándo-
sesus filamentos entresoldados casi hasta la mitad en vaina (5 mm lre.
por 1,25 mm anch.) anchamente abierta del lado superior algo espesa
y ceniciento-lanuda por el lado exterior ó inferior; los tres filamentos
en la parte superior libre (7 mm Ira.) no son muy gruesos pero bas-
tante rígidos, lampiños y en el cuarto supremo (también en el boton)
226 ANALES DE LA SOCIKDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
doblados en gancho hacia el centro de la flor; al ápice de la vaina es-
taminal donde se sueltan los filamentos, á cada lado de la base del
filamento mediano, se observan (pero no siempre) un pequeñísimo pe-
lito ó fibrilla muy corto obtuso pálido y lampiño (estaminodio?); las
anteras todas tres fértiles, pero las dos laterales fácilmente caducas,
son amarillas elípticas (2,5 mm lrg. por 1 mm anch.) pendientes de de-
hiscencia longitudinal, de conectivo cóncavo al dorso que termina en
un pequeñísimo mucrón apical: el ovario lineal (4 mm lrg. por 1 mm
anch. y 0,30 mm espes.) es lampiño verde muy comprimido por los la-
dos, en la base formando codo (algo tumefacto) con el largo pedúnculo
(5 mm Ire. por 0,75 mm anch. y 0,50 mm esp.) densamente velloso en
el borde superior, y anteriormente se adelgaza en el estilo bastante
recto y no muy delgado (5,5 mm lrg. por 0,30 mm diám.) muy velloso
en casi todo su borde inferior, terminando en un estigma redondeado
ligeramente oblicuo y papiloso; la cavidad ovárica es continua y con-
tiene de seis á ocho óvulos sobrepuestos en una sola serie y algo obli-
Cuos.
PIROTTANTHA Speg. (n. gen.).
Char. Leguminoidea; mimosacea; adenantherea. Flores 5-meri, pedi-
cellati. Calyx brevis subeampanulatus 5-lobatus, lobis valvatis; petala
demun soluta, valvata; stamina 10 libera, longiuscule exerta; anthe-
rae glandula majuscula per anthesin mox decidua coronatae; pollinis
eranula 2-3-mera; ovarium stipitatum, e-ovulatum; stylus filiformis,
stigmate terminali truncato concavo; legumen et semina adhuc igno-
ta. Frutex v. arbor inermis; folia bipinnata, foliolis paripinnatis par-
vis alternis; eglandulae petiolares nullae, interjugales parvulae; spi-
cae cylindricae, pedunculis supraxillaribus; flores parvi uniformes,
hermaphroditi, pedicellati; ovarium villosum.
Genus Plathymentae Bnth. peraftine sed floribus pedicellatis, sta-
minibus longiuscule exertis, foliolis jugarum alternis distinctum., exi-
mio Botanices cultori et amico Romualdo Pirotta merito dicatum.
4. Pirottantha modesta Speg. (a. sp.).
Diagy. Frutex excelsus glaberrimus; pinnis 3-6-jugis oppositis v.
alternis, elandulis juealibus parvulis hemisphaerico-patellaribus inter
ESPIGANDO EN EL HERBARKIO 227
juea supera tantum, foliolis 6-10-jugis alternis, elliptico-ovatis, park
inaequilateralibus, latere infero leniter angustiore cuneatoque, obtu-
siusculis rigidis utrimque opacis et tenuiter pinnato-nervulosis, spicis
ad folia suprema superaxillaribus majuseulis subeylindraceis, floribus
densissime constipatis, petalis roseolis.
Hab. Al borde de la selva 4 lo largo del río San Antonio, orilla bra-
silera, marzo 1907.
Obs. Arbolito de 4 á 6 metros de altura, de un lindo color verde
obscuro, lampiño en todas sus
partes, menos en el ovario que
es muy velloso; las ramas bas-
tante rectas y tupidas ofrecen
una cáscara rojiza ó morada
completamente lisa sin lentice-
las. Las hojas son alternas mo-
deradamente alejadas (interv.
15-20 mm) bastante abiertas son
di-pari-pinadas; el raquis prima-
rio casi cilíndrico (10-15 cm Ire.
por 1 mm diám. bas.) en sus 4
óÓ 4,5 centímetros basales está
desnudo pecioliforme sin gelán-
dulas; las estípulas faltan y se
hallan substituídas por una pe-
queña callosidad subelandular á
cada lado del pecíolo; las esti-
pelas faltan en absoluto; las pi-
nas son en número de 3 46 pa-
res, siendo en los dos primeros Pirottamtha. modesta, Speg. (), tam: nat.)
pares inferiores no opuestas, ca-
reciendo además de elándula interyugal, mientras las demás son casi
siempre opuestas y ostentan una pequeña glándula lenticular interyu-
gal; el raquis de cada pina (4-S em Ire.) casi cilíndrico algo hinchado
en la base, ofrece una parte basilar de más ó menos un centímetro des-
nuda y después se halla cubierto de hojuelas en número de 6 4104
ada lado y siempre bien alternas, terminando á la punta en un par
(le opuestas, que á veces por abortamiento de una de ellas viene á si-
mular una pina imparipinada; las hojuelas divergen más ó menos del
raquis en 459 y están sostenidas por un corto peciolillo (más ó menos
1 mm lrg.); el limbo muy firme, casi coriáceo, es eliptico-ovalado
228 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
(12-15 mm lrg. por 6,5 mm anch.) ó lanceolado de ápice redondeado,
pero ni escotado ni mucronado, inequilateral con la parte inferior más
angosta y (le base cuneiforme, mientras la superior es más ancha y
tiene la base claramente redondeada y nada decurrente; ambas caras
son lisas y lampiñas, al epifillo de color verde obscuro, al hipofillo
mucho más pálidas y en ambos lados recorridas por numerosas ner-
raduras pinadas, cuyos arcos de anastómosis no alcanzan al borde,
muy entero con callo (nervadura ?) marginal algo saliente al hipofillo.
Las inflorescencias nacen algo más arriba de la axila de las hojas
superiores y son racimos (5-S em lrg. por 15 mm diám.) tupidamente
tfloríferos, sostenidos por una parte desnuda peduncular (20-30 mm
lrg.) de ántesis basífuga; las florcitas desprovistas en absoluto de
brácteas y de bracteolas se hallan sostenidas por pedicelos casi hori-
zontales (1-1,5 mm lrg.); el cáliz hemisférico-campanulado (1,5 mm
Ire. por 1,75 mm diám.) ofrece desde su medio arriba 5 lóbulos triangu-
lares anchos cortos pero relativamente agudos morado-verdosos lampi-
nos; los 5 pétalos rojizos lanceolados valvares (3 mm lrg. por 0,75 mm
anch.) bastante agudos y con uña relativamente larga, son lampiños
agudos enteros uniformes y libres entre sí; los estambres en número
dle 10 son derechos, todos más ó menos de la misma longitud (6-7 mm
lrg.), sobresaliendo de la corola por casi 4 milímetros, sus filamentos
son derechos lampiños rosados y completamente libres desde su base;
las anteras apicales uniformes casi elípticas (0,5 mm lrs.) amarillas,
están adornadas de una gruesa glándula purpúrea casi globosa (150 y.
diám.) en la extremidad conectival; los granos de polen son globoso-
lenticulares ó subtrapezoides y se hallan por lo general formados de
3 células lisas amarillentas ; el ovario cilíndrico-fusiforme (2 mm Ire.
por 0,5 mm diám.), cubierto de largo y tupido vello lanoso blanquecino,
está sostenido por un pedunculillo casi lampiño bien visible (0,75-1
mm lrgo.), se prolonga en un estilo algo hinchado en su medio, vello-
so en la parte inferior y lampiño en la superior, donde termina en un
estigma obcónico casi en forma de taza; el interior del ovario ofrece
una cavidad continua rellenada por 106 12 óvulos alternos muy apre-
tados...; el fruto y las semillas me son desconocidas.
5. Jaborosa leptophylla Speg. (n. sp.).
Diag. Prostrata, repens, obscure viridis, glabra, pilis nonmullis ma-
jusculis mollibus remotissime adspersa, foliis longe petiolatis limbo
ESPIGANDO EN EL HERBARIO 229
cireumseriptione ovato bipinnato-partito, lobis omnibus angustis hine
inde denticulo notatis apice acuminatis longiusculeque mucronatis,
floribus ad axillas pauci-fasciculatis longe pedunculatis cernuis, cali-
ce 5-partito, corolla alba campanulata 5-fida, lobis attenuatis acutis
intus extusque puberulis, staminibus inclusis filamentis prope basin
adfixis, ovario glabro, fructu baccato parvo glabro livescente, calice
parum acereto suftulto.
Hab. Frecuente en los
lugares áridos del valle
Calchaquí, cerca de Moli-
nos y Cafayate, y en los
alrededores de Trancas, en
la provincia de Tucumán,
verano 1596-1.
Obs. Planta muy próxi-
ma á la J. Bergi Hieron.,
de la cual difiere por una
mayor robustez, por una
pubescencia mucho menor
y sobre todo por la forma
de las corolas; para todo
el grupo de estas plantas
me he resuelto adoptar el
nombre genérico de Jabo-
rosa Lam. sensu ampliora,
pues los límites asignados Q
por los tores o e os momd 0 tores abiertas: dle com ginécoo; 6
rentes géneros cercanos corola abierta, mostrando la inserción de los estambres:
mus pace O
muy inciertos. Este vege- (tam. nat); 2, semillas (tam. nat.).
tal forma matitas casi se-
miesféricas (30-50 cm diám.) con sus ramas rastreras que salen ra-
dlialmente del cuello de la raíz; las ramas mayores son cortas casi
carnosas verdes lampiñas con costillas irregulares y numerosos nu-
dos, de los cuales salen ramitas más delgadas (10-20 cm lrg.), con
largos internodios (25-40 mm lre. por 2-4 mm diám.) lampiñas y de
color muy pálido; las hojas nacen de 2 4 3 por cada nudo, siendo en-
derezadas ó arqueado-ascendientes, provistas de un largo peciolo
(30-40 mm lrg. por 1,5-2 mm anch.) algo comprimido y ligeramente
alado en su parte superior y con una lámina de cireunseripceión ovala-
230 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
da ó anchamente lanceolada (50-100 mm lrge. por 25-50 mm anech.),
irregularmente bipinatipartido, con lóbulos por lo común opuestos
con frecuencia ligeramente arqueado-subfalciformes de nervadura
pálida poco aparente; los primarios (10-20 mm lrg. por 1,5-2 mm auch.)
en número de 5 á S pares, los secundarios (5-10 mm lrg. por 1-1,5 mm
anch.) de 143 pares; los lóbulos secundarios con frecuencia son soli-
tarios y varias veces presentan uno que otro diente (1-3 1mm Ire. por 1
mm anch.); tanto los dientes como los lóbulos son planos con una sola
nervadura central pálida visible y todos terminan en punta aguda,
rematada por un mucrón blanquecino, largo y muy fino; las varias
partes de las hojas suelen ofrecer pelos solitarios esparcidos irregu-
larmente grandes blancos muy blandos; las flores nacen en ramille-
tes de 3 á 10 en las axilas de las hojas, llevadas por largos pedúncu-
los doblados hacia abajo (6-3 mm lrg. por 0,5 mm diám.), lampiños; el
cáliz subhemisférico (2 mm lrg. por 2,5 mm diám.) verde pubescente
está partido hasta su tercio inferior en 5 lóbulos iguales triangulares
que terminan en punta larga y aleznada; la corola blanca campanu-
lada (5 mm lrg. por 3-4 mm diám.), en su tercio superior está dividida
en 5 lóbulos valvares triangulares, muy agudos, por afuera y por den-
tro pubescentes; los estambres uniformes en número de 5 alternipéta-
los no sobresalen de la corola, sus filamentos son cortos lampiños y se
insertan cerca de la base corolina y sostienen anteras lineales largas
amarillas y lampiñas; el ovario es casi globoso verde lampiño, coro-
nado por un corto estilo cilíndrico más pálido que remata en un
estigma semiesférico bilobulado de color verde obscuro; el fruto es
una baya subglobosa (6-8 mm diám.) lampiña, envuelta en su parte
inferior por el cáliz algo aumentado, de color verde al principio y
después morada; posee dos cavidades y en cada una de ellas lleva 4
semillas Jenticulares muy achatadas algo arriñonadas (4,5 mm aneh.
por 3,5 mm alt. y 1,5 mm esp.) lampiñas de color blanco verdoso sucio.
6. Jaborosa oxipetala Speg. (n. sp.).
Diay. Prostrata, repens, obscure viridis, glaberrima, foliis saepius
ternatis modice petiolatis, limbo cireumscriptione oblanceolato pin-
nati-lobato, lobis acutis integris v. plus minusve dentatis, floribus se
ad axillas dense fasciculato-constipatis pedunculis longiusculis sut-
fultis, calice glabro 5-partito, sepalis angustis acutis, corolla campa-
nulata ad medium usque 5fida lobis ovato-acuminatis longeque
o
ESPIGANDO EN EL HERBARIO 251
aristato-attenuatis extus intusque pubescentibus, staminibus inclusis
filamentis prope basin adfixis, ovario glabro stylo longiuseulo apice
capitato-stigmatoso aucto, fructu baccato subgloboso glabro oliva-
ceo, calice sat aecreto basi cincto.
Hab. Bastante común á lo largo de las barrancas del río Guachi-
pas, entre Tala-pampa y
el valle Calchaquí, verano
1596-7.
Obs. Especie que al pri-
mer golpe de vista recuer-
da bastante la Y. sativa
Miers, de la cual, pero
pronto, se puede distin-
guir por sus caracterís-
ticas inflorescencias y la
forma de sus flores. Las ra-
mas, Tastreras sobre el
suelo, lampiñas verdes,
son más ó menos obtusa
mente triangulares (40-50
em lrg. por 5-8 mm diám.),
con las tres caras planas ó
á veces más Ó menos aca-
naladas y cóncavas ofre-
ciendo los ángulos una lí-
nea (6 alita) longitudinal
saliente, siendo los inter-
nodios algo arqueados y
por lo general bastante
largos (4-8 cm lrg.); de
cada nudo salen 3 hojas
Jaborosa oxipetala Speg. a, rama con hojas y tores ('
enderezadas lampiñas ver- tam. nat.); b, botón foral; c, for abierta; d, cáliz
mostrando el ginéceo desnudo; e, corola abierta, mos-
des, cuyas láminas de cir- trando la inserción de los estambres; f, estambre (au-
eunscripción oblanceolada mentado).
y á veces casi espatulada
(10-15 cm lre. por 4-7 em anch.), redondeadas al ápice y adeleazado-de-
currentes á la base, prolongándose en un pecíolo superiormente más ó
menos alado bien distinto (20-30 mm lre. por 4-5 mm aneh.) pálido; los
bordes de la lámina son irregularmente pinati-lobados, con lobos en-
£ z
teros Ó más ó menos groseramente dentados, terminando cada lóbulo ó
232 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
diente en punta aguda rematada por un pequeño callo ó muerón sub-
elandular; las flores fasciculadas en las axilas de las hojas forman grue-
sos ramilletes casi globosos (4-6 cm diám.), conteniendo cada ramillete
de 50 á 100 flores; los pedúnculos simples y unifloros son muy delga-
dos (S-10 mm lrg. por 0,5 min diám.) Jampiños verdes enderezados 6
encorvados; el cáliz subcampanulado verde y lampiño está formado de
5 sépalos libres casi desde la base (3-4 mm lrg. por 1-1,25 mm anch.)
terminados en punta muy aguda; la corola más ó menos morada (5-9
mm Ire. por 5-6 mm diám.) se halla partida hasta la mitad en 5 lóbulos
ovalados que se prolongan en un apéndice muy largo, delgado y agu-
do (5 mm lra.), siendo todos pubescentes tanto al exterior como al
interior; los 5 estambres nacen algo más arriba de la mitad de la
corola y ofrecen filamentos blanquecinos algo gruesos y pubescentes
en la mitad inferior, delgados y lampiños en la superior, sosteniendo
gruesas anteras elíptico-lineales amarillas lampiñas; el ovario globoso
lampiño pequeño termina en un estilo filiforme del largo de los sépa-
los, rematado por un estigma ovalado verdoso. El fruto es una gruesa
baya (10 mm diám.) globoso-deprimida, revestida en la parte inferior
por el cáliz bastante aumentado cuyos lóbulos lineales agudos (10-12
mm Ire. por 1,5-2 mm anch.) están extendidos como rayos de una estre-
lla; cada una de las dos cavidades internas del fruto contiene de 6 á
S semillas irregularmente ovalado-lenticulares (3 mm lrg. por 2 mm
anch. y 1,25 mm esp.) á veces ligeramente arriñonadas ó levemente an-
eulosas por la presión mutua, de color ladrillo, con superficie densa y
finamente puntuada y los márgenes provistos de una especie de an-
eosta alita pálida.
OBSERVACIONES
SOBRE LA
ESTRUCTURA Y FORMACIÓN DE LOS MICROCRISTALES DE TODERO DE PLOMO
COMUNICACIÓN PRELIMINAR LEÍDA EN LA SESIÓN
DEL 23 DE AGOSTO DE 1916, EN LA SECCIÓN DE CIENCIAS FÍSICO-QUÍMICAS
DE LA ACADEMIA DE BUENOS AIRES (SOC. CIENT. ARG.)
Por HORACIO DAMIANOVICH
Profesor de fisico-química en la Universidad de Buenos Aires
El problema de la estructura íntima y modo de formación de los
microcristales ha despertado mucho interés, sobre todo en estos últi-
mos tiempos, á raíz de las notables investigaciones de Lehmann sobre
los llamados cristales líquidos.
Este interés se explica, porque de la resolución del mencionado
problema depende el establecimiento definitivo de las leyes de uno
dle los principales fenómenos de la eristalografía físico-química, que
por sus aplicaciones, beneficia directamente á los métodos de análisis
microquímicos.
Á pesar de los múltiples esfuerzos realizados por los investigado-
res modernos, nos hallamos muy lejos «un de dejar sentadas, de un
modo preciso, las bases de este atrayente problema, pues faltan llenar
algunos vacíos, sobre todo en lo que se refiere á la estructura, génesis
y variaciones dle forma de los cristales, en los diferentes medios de
desarrollo.
Mi propósito ha sido contribuir en pequena escala á la dilucidación
dle algunos de estos puntos, que pasaré á describir en la presente
comunicación preliminar.
Antes de comenzar á describir el método empleado y los resulta-
dos obtenidos en estos primeros ensayos, quiero dejar constancia de
mi agradecimiento al senor Flick, de la casa Otto Hess, por las úti-
AN. SOC. CIENT, ARG. — T. LXXXII 16
234 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
les indicaciones que me proporcionara una vez hecha la instalación
del aparato microfotográfico del doctor Kohler de Jena, en el gabi-
nete de Físico-química de la Facultad de ciencias exactas, físicas y
naturales, y á los señores Guglialmelli y Marco por la ayuda que me
han prestado en el presente trabajo.
DISPOSITIVO EXPERIMENTAL
Para llevar á cabo el propósito arriba indicado, he elegido, como
material, los microcristales de ioduro de plomo por la regularidad de
su forma, por su estructura laminar de debilísimo espesor y por su
opacidad para los rayos ultravioletas y la microfotografía con estas
radiaciones, debido á que ella presenta mayor delicadeza de detalles
á causa de su gran poder resolvente y además porque se trabaja con
luz monocromática y actinica.
¡0 El método ideado por el doctor August Kohler
: en el año 1904 (1) todavía no se ha generalizado
OS L lo que sería de desear, á pesar de que, por las cir-
u cunstancias señaladas, aventaja en muchos casos,
|
al método común de la luz blanca con filtros de
color y especialmente por la diferencia de opaci-
|
|
)
0 dad que las substancias químicas presentan res-
pecto á aquellas radiaciones.
Fig. 1 Sólo hago aquí una breve descripción del apa-
rato que he utilizado en mi trabajo y para los
detalles aconsejo al lector la serie de interesantes artículos del señor
Domingo Orueta, publicados en la Revista de la Real academia de
ciencias exactas, físicas y naturales de Madrid (2), donde el autor pre-
coniza su empleo en la técnica histológica como complemento del
método clásico y hace un resumen de las prolijas observaciones por
él realizadas durante los años 1911 y 1912.
Merece citarse, por lo ingeniosa, la manera cómo Kohler llegó á
(1) AucusT KOHLER, Microfotographische Untersuchungen mit ultravioleten Licht.
Zeits : fiiracissenschaftliche mikroscopie und fúr mikroscopische Technik, Band XXI,
páginas 129, 165, 273-304. 1904.
(2) DOMINGO DE ORUETA, La luz ultravioleta y sus aplicaciones en microscopta,
FORMACIÓN DE LOS MICROCRISTALES DE IODURO DE PLOMO 235
fundar su procedimiento. En efecto, el origen de este precioso apa-
rato ha sido la discusión de una fórmula que establece el poder resol-
vente en función de la apertura mumérica y de la longitud de onda.
az jen la que 1 = índice de refrac-
3
La fórmula aludida: KR ==
ción de los medios atravesados por la luz (desde el objeto hasta que
sale de la lente frontal del objetivo), «== ángulo que forma el eje
óptico con el rayo límite OL y += longitud de onda] fué el resultado
dle la teoría físico-matemática de la visión microscópica del profesor
Carlos Abbe (Universidad de Jena). Para aumentar KR basta aumen-
tar a sen u (ósea lo que él denomina apertura numérica del objetivo) 6
disminuir 4. El numerador da para valores máximos de sen 4 una cifra
algo menor que la unidad, es decir, 4 < 909: en los objetivos moder-
nos se ha llegado á4 valores 0,90 y hasta 0,95 para sen uv, lo cual
corresponde á distancias de uno á dos décimos de milímetro entre el
con un resumen de los trabajos hechos en el laboratorio del autor durante el año
1911 y primer semestre de 1912. Revista de la Academia de ciencias de Madrid,
tomo XI, números 7, 8, 9 y 10. 1915.
236 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
cubre y la frontal del objetivo. Y en lo que se refiere á n no ha sido
posible pasar de 2 para los medios vítreos y 1,40 para las substan-
cias de inmersión, siendo estas últimas corrosivas. En vista de estas
dificultades se ensayó disminuir + y después de varias tentativas con
luces monocromáticas azules, violetas, obtenidas con filtros ó por dis-
persión, Kohler llegó á un resultado bueno empleando luz ultravio-
leta, proveniente de los eléctrodos de un metal apropiado (magnesio
A=0,280, cadmio 1 0,275).
EJ X
La instalación completa consta de las siguientes partes (fig. 2): 1*
aparatos productores de la corriente eléctrica de alta tensión necesa-
ria para la obtención de la chispa entre eléctrodos de cadmio ó mag-
nesio; 2* sistema de alumbrado y descomposición cromática de la luz;
3% microscopio y accesorios; 4* cámara fotográfica.
1% Aparato productor de la corriente eléctrica de alta tensión. — Pue-
de utilizarse la corriente continua, en cuyo caso se le hace pasar por
el circuito primario de una bobina de inducción F (fig. 5) de 10
á4 12 centímetros de chispa, la cual transforma en corriente alter-
nada elevando su potencial de 7 4 8000 volts. En el circuito pri-
mario de esta bobina se intercala una resistencia variable y un
interruptor a de la misma. El interruptor I de. la bobina es del tipo
FORMACIÓN DE LOS MICROCRISTALES DE IODURO DE PLOMO 237
Simons (electrólito ácido sulfúrico D = 1,15), el cual se coloca
dentro de un cajón ó en cuarto aparte para que no moleste por el
ruido y los vapores que emite. Una vez transformada la corriente á
alta tensión va del circuito secundario de la bobina al excitador E, es
decir, al pequeño aparato que soporta los eléctrodos de cadmio o de
magnesio entre los cuales salta la chispa. La capacidad necesaria se
Fig. 4
consigue haciendo que dichos eléctrodos se asocien á masas metáli-
cas relativamente grandes, unidas á su vez (en derivación) á un sis-
tema de dos condensadores Leyden K unidos en cantidad, lo que da
por resultado una capacidad de 0,004 mierofarados.
2% Separación de las radiaciones ultravioletas. — El sistema emplea-
do para este objeto se compone del excitador E (fig. 4) del colimador
K, con lente de cuarzo, dos prismas también de cuarzo P. Las ma-
238 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
sas de bronce que soportan los electrodos prismáticos de cadmio ó
magnesio descansan sobre dos columnas de porcelana, movibles por
medio de tornillos micrométricos á fin de que la distancia entre ellos
sea siempre alrededor de 2 milímetros. El haz ultravioleta que sale
del segundo prisma se dirige al prisma á reflexión total (de cuarzo)
colocado en la base del microscopio (fig. 5).
200
3 Microscopio, cámara fotográfica y accesorios. — El tipo de este
microscopio pertenece al más perfecto de la casa Zeiss. El haz de luz
ultravioleta, después de reflejarse en el prisma P (fig. 5 y 6), se dirige
en el sentido del eje óptico si ha sido centrado perfectamente con el
vidrio de urano D (y á la vez centrado el condensador de cuarzo) y
por último atraviesa la preparación, la serie de lentes del objetivo
ocular para llegar al «visor» ú ojo fluorescente E (fig. 6) que tiene
por objeto hacer visibles por fluorescencia los rayos invisibles que
FORMACIÓN DE LOS MICROCRISTALES DE IODURO DE PLOMO 239
240 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
han atravesado las partes del objeto para ellos transparente, y ade-
más centrar y enfocar este último. Su construcción es tal que la posi-
ción de cualquier parte del objeto en el campo iluminado de color
verde catódico se halla también en foco y centrado respecto á la placa
fotográfica.
El resto queda explicado con la sola inspección de la figura.
El enfoque se hace primero con luz blanca ó amarilla y después con
luz ultravioleta. Para los aumentos de 700 ó superiores á 1000 se
necesita acudir al chassis de prueba, y sobre todo si la iluminación no
es muy clara y la preparación difícil de enfocar, pero para 500 basta
con un poco de práctica en el enfoque por medio del visor. El apa-
rato viene acompañado de
6 oculares, 3 objetivos de
6 milímetros, 2%%5 y 1%*7
de distancia focal y 0,35.
0,85 y 1,25 de apertura
numérica, todo lo cual co-
rresponde á un poder re-
solvente relativo 0,70, 1,70
y 2,50 respectivamente.
Ellos han sido construídos
Fig. 7 especialmente con cuarzo
fundido para eliminar la
estructura cristalina del cristal de roca, por un procedimiento de la
vidriería científica de la casa Zeiss. Debido á esto el objetivo de ma-
yor poder resolvente (1,7”" que con la combinación del ocular y la
cámara da hasta 3600 diámetros) cuesta 750 francos.
El portaobjeto puede ser de cristal de roca tallado perpendicu-
larmente al eje óptico ó sino del vidrio uviol U. V. En cambio el
cubre de 12 milímetros de diámetro y 0,17 40,20 milímetros de es-
pesor es de cuarzo fundido y de construeción muy delicada, por lo
cual su precio es elevado (4 francos c/u).
Las operaciones principales sobre cuyos detalles no nos deten-
dremos son: a) arreglo de la chispa, para lo cual conviene tener
siempre bien limados los eléctrodos para evitar la capa aisladora
de óxido de magnesio ó de cadmio y regular bien el amperaje que
no debe pasar de 5; b) dirigir el haz de rayos ultravioleta (A==
0,275 y. para Cd y 0,280 para Mg) de modo que dé una imagen neta
en la pantalla de urano y que coincida con el círculo del vidrio de
urano colocado en el eje óptico en el trayecto del prisma á reflexión
FORMACIÓN DE LOS MICROCRISTALES DE IODURO DE PLOMO 241
total y el condensador: para este objeto se procede por medio de
los tornillos del banco óptico correspondiente al chispero y á los
prismas; c) centraje del condensador por medio de los dos tornillos
que se hallan en su parte inferior; d) regulación de la luz á expensas
del condensador y de su diafragma; e) enfocamiento de la imagen
primero con luz común, para lo cual se puede operar con el sistema
óptico de cuarzo con la condición de inclinar el espejo, cerrar el dia-
fragma de tal modo que se evite un exceso de luz, y por lo tanto, los
fenómenos de dispersión y difracción, y luego con el visor y luz ultra-
Fig. 8
violeta; f) adaptación de la cámara fotográfica con el chassis de
prueba para obtener cuando se trata de grandes aumentos 7 focos
y 7 tiempos de exposición; esto puede suprimirse cuando debido
al ejercicio prolongado se llega al foco directo con el visor.
La luz usada por mí fué la de longitud de onda 4 = 0,280 y. corres-
pondiente al grupo principal de las rayas del magnesio del espectro
ultravioleta. El tiempo de exposición ha variado de 457 á 1/30”.
Material de experimentación. — Se ha procedido á la obtención de
microcristales de ioduro de plomo tratando en caliente á la ebullición
soluciones de nitrato ó acetato de plomo con cantidades variables de
solución de ioduro de potasio : la concentración variaba de 1 por cien-
to á 1 por mil. Hecho lo cual, se dejaba enfriar en los mismos tubos
de ensayo lentamente ó se provocaba la precipitación rápida por en-
242 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
friamiento brusco. Se obtienen diferentes categorías de cristales de
formas variadas, pero entre ellos se destacan dos principales: a) los
que podríamos denominar cristales de primera sedimentación, de ma-
yor magnitud en el ancho y largo (1), pero de espesor débil (forma tri-
angular simple, triangular estriada y radiada, triangular con vértices
truncados por caras exagonales, exágonos perfectos, exágonos con
vértices redondeados y radiaciones que parten de un punto visible
Fig. 9 Fig. 10
central) y los comunes provenientes de la cristalización brusca de
menor tamaño (desde 5 y. hasta 20 y.) y de espesor algo sensible á pri-
mera vista con mayor refringencia. Las observaciones se hacían inme-
diatamente ó después de transcurridos algunos días.
TI
RESULTADOS
Son de tres órdenes los resultados que he obtenido, á saber:
«) absorción por la luz ultravioleta; b) fenómenos de interferencias
de láminas delgadas; c) figuras de corrosión : sobre todo con las
diferentes formas de los cristales de primera sedimentación; d cambio
de forma por adición de substancias extrañas á la reacción.
(1) En algunos casos, haciendo cristalizar lentamente la solución en NO,K
5 por ciento se han obtenido cristales hasta de 2 milímetros.
FORMACIÓN DE LOS MICROCRISTALES DE IODURO DE PLOMO 243
1, Absorción por la luz ultravioleta. — Éste fué el primer hecho
observado: la opacidad comple-
ta de este grupo de radiaciones
cuando los cristales alcanzan un
espesor determinado (cristales
de segunda sedimentación). En
ciertos casos como en el de los
cristales de primera sedimenta-
ción exagonales y de ángulos
redondeados se notó una trans-
parencia bastante acentuada
(fig. 7): en iguales condiciones
se hallan ciertas láminas infor-
mes sumamente delgadas (fig. S).
Todavía me falta determinar el
espectro de absorción visible y
ultravioleta, cosa que podré quizá realizar con los cristales de 2 mi-
límetros de altura y el espectrógrafo de cuarzo.
2. Fenómenos de interferencia. — Estos fueron los que motivaron
las primeras sospechas de
que la estructura de los mi-
erocristales de ioduro de
plomo no era tan simple co-
'—mose había considerado has-
j
!
i
1
1
:
_—x__ o
ta ahora.
| En las observaciones pre-
¡| liminares un hecho curioso
llamó mi atención: un gru-
po de microcristales (fig. 9:
aumento 1000 d.) (1) presen-
| taban rayitas rigurosamente
| e equidistantes y en algunos
di : Z '— deellos llegaban 4 contarse
Fig. 12 hasta 20 en un espacio re-
ducidísimo de 0,01 milime-
tros. Creí en un principio que se trataba de una diferenciación
en la misma substancia del cristal, pero su escasa relación con
(1) Los dos microcristales de mayor tamaño tienen una altura de sólo un con-
tésimo á um centésimo y medio de milímetro.
244 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
la simetría del mismo y el reducido número de cristales que presen-
taba este fenómeno y el hecho que no saliera esta estructura con
la luz común á pesar de ser transparente á ella, me hicieron sospe-
char en un fenómeno de orden puramente físico de interferencia
originado por la formación de láminas delgadas de aire ó líquido
entre dos microcristales geométricamente superpuestos. Para confir-
mar esta suposición busqué en el campo de una preparación hecha
ex profeso para provocar láminas delgadas cualquiera que fuera su for-
ma, si existían estas líneas de interferencia. De acuerdo con esta pre-
visión hallé las figuras representadas en la microfotografía S, donde
sólo se observa líneas obscuras de interferencia cuando hay super-
posición de láminas de la materia cristalina. Estos hechos que
indican la existencia de cristales complejos formados por capas
dobles diferentemente inclinadas (de otro modo no sería posible
observar interferencia con luz monocromática Casi paralela y nor-
mal) que dejan entre sí delgadísimas capas de aire cuyo espesor 10s
proponemos calcular más adelante, no los hubiesemos hallado con el
empleo de la luz blanca ó la común usada en microfotografía (filtro ver-
de á base de bieromato y sulfato de cobre) que no es rigurosamente
FORMACIÓN DE LOS MICROCRISTALES DE IODURO DE PLOMO 245
monocromática. En este caso la observación con luz ultravioleta pre-
senta la doble ventaja de ser rigurosamente monocromática y actímica.
3. Figwras de corrosión y disgregación. — La observación anterior
me llevó á la idea de que era conveniente tener muy en cuenta la más
mínima particularidad de estructura, si se quería llegar á profundi-
Zar más los conocimientos sobre este problema. Este plan así trazado
pudo comenzar á realizarse gracias al poderoso auxilio de este pre-
cioso método de investigación, el cual mostró desde el principio aquel
hecho y además otra particularidad como los puntos de desgaste ó
ataque del cristal como los que se obser-
van en la fotografía 9.
Por esta razón dejé conservada una
preparación donde había conseguido eris-
tales exagonales algo redondeados en
sus vértices (fig. 7) en el porta, durante
algunos días. Al cabo de cierto tiempo
observé con cierta sorpresa que algunos
cristales, sobre todo los de los bordes,
se hallaban algo diseregados, llegando á
dejar sólo el esqueleto, constituído por
líneas cortas pero rectas y rigurosamente
paralelas á los lados del exágono (fig. 10).
Nos encontramos aquí en presencia de un nuevo caso de corrosión
del microcristal entero, el cual se puede considerar como constituído
por una sola cara, dado que dos de sus dimensiones son despropor-
cionadamente mayores que la tercera. Esta corrosión especial que se
distingue netamente de la común de cristales negativos obtenida con
macrocristales, se observa con mucha más nitidez con luz ultravioleta
que con luz común, como puede verse comparando las microfotogra-
fías 10 y 11. No sólo se destacan con bordes más rectos y definidos
las rayitas, sino que con el primer método se observa un número ma-
yor de las mismas, cuyo espesor medido directamente es menor que
la semilongitud de onda del extremo violeta y mayor que la semilon-
situd de onda del ultravioleta correspondiente á la raya del magne-
sio. Aquí interviene con eficacia el mayor poder resolvente del micros-
copio ultravioleta.
Por dos métodos distintos he llegado á hallar que la relación entre
cualquiera de las dos dimensiones de la cara exagonal y la tercera 0
y pe El primer método consiste en
SU0* 1000
sea el espesor varía entre
246 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
obtener un cristal de ioduro de plomo maecroscópico mediante una
cristalización lenta de solución acuosa de dicha sal con exceso de ni-
trato de potasio y luego observar al microscopio con escaso aumento
(100 d.) el perfil de uno de los vértices doblado: con un eristalito
exagonal de 2 milímetros de altura obtuve 02 de espesor con 100
diámetros de aumento, es decir, 2 y lo que equivale á una relación de
v
Fig. 15
1000' El otro método menos directo se funda en la siguiente hipóte-
sis: debido á la estructura fibrilar ó reticular del microcristal, al pro-
ducirse la corrosión de la capa cementaria que lo llena y le da el aspec-
to perfectamente plano á la cara, dichas fibras cilíndricas no sufren des-
gaste visible y en tal caso el ancho visto en la mierofotografía daría la
medida del diámetro de la fibra primitiva y por consiguiente del es-
pesor del cristal así constituído. Un cristal (fig. 10) cuya mierofoto-
grafía con 500 diámetros de aumento daba 5 centímetros de altura
para el exágono, tiene las rayitas de un espesor medio aproximada-
FORMACIÓN DE LOS MICROCRISTALES DE IODURO DE PLOMO 247
mente de 007, lo que equivale á una relación más ó menos de
300
Con un mayor número de medidas se podría constituir un método
aproximado para medir espesores de microcristales por las figuras de
corrosión.
Las microfotografías 12, 15, 14
y 15, muestran diversos aspectos
de estos fenómenos de corrosión
obtenidos experimentalmente con
diferentes formas y estructuras de
microcristales de ioduro de plomo.
La microfotografía 16 sacada 15
días después, muestra que la « re-
tracción» de la materia interfi-
brilar ha continuado de un modo
intenso.
Algunos de ellos presentan un
aspecto tal que podríamos deno-
minar estructura d cemento wrma-
do (fig. 13 y 15) y desde ya po-
dríamos emitir la hipótesis que
tal estructura está destinada á
Fig. 16 (la 15 reducida)
<«dlefender» al cristal de espesor tan ínfimo, contra la acción de los
agentes exteriores físicos ó mecánicos. Un hecho que vendría en apoyo
dle esta hipótesis es el de la elasticidad y resistencia grande á la flexión
que presentan los cristales de dos milímetros, de brillo muy luciente y
aspecto físico parecido al de la mica. Si tal hipótesis fuera cierta, de-
berá hallarse la siguiente ley de formación de los microcristales :
248 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
cada vez que en el seno de una solución ó líquido tome nacimiento un
microcristal una de cuyas dimensiones (espesor) sea desproporcionada-
mente inferior á las otras dos, dicho cristal presentará una estructura
fibrilar reticulada, revelable por los agentes de corrosión. Para llegar
á esta ley me propongo generalizar el caso particular del ¡oduro de
plomo, estudiando un gran número de microcristales laminares de
naturaleza inorgánica y Orgánica.
Otro aspecto de corrosión es el presentado por las microfotografías
17 y 18 obtenidas con luz común y proveniente de los microcristales
pequeños que nos sirvieron para deter-
IS == Minar el espesor y que habían sido y2
- — tratados con agua pura después de sepa-
rarlos del agua madre. En esta microfo-
tografía se ha sacado una región con va-
rios cristales negativos pertenecientes á
un cristal de dos milímetros. Este aspee-
to es del todo análogo al que se observa
en las figuras de corrosión de los macro-
| €ristales (cuarzo con ácido fluorhídrico,
carbonato de calcio con ácidos, ete.). El
Fig. 19 otro tipo se aproxima más bien al halla-
do en el fierro de algunos meteoritos.
He comenzado ya á averiguar la causa del fenómeno y aun cuando
todavía no tengo resultados definitivos, puedo anticipar que el agua
y las soluciones madres donde ellos se producen, desempeñan un pa-
pel muy importante.
En resumen, los fenómenos observados constituyen un tipo espe-
cial de corrosión completa de microcristales, destinados á prestar gran-
dles servicios en lo que se refiere al interesante problema de la estruc-
tura y formación de los mismos.
IV
CAMBIO DE FORMA POR LA ADICIÓN DE SUBSTANCIAS EXTRAÑAS
Como este método permite revelar los más finos detalles, tuve el
propósito desde el principio, de estudiar el posible cambio de forma
y de estructura de dichos microcristales cuando al medio donde ellos
se producen se añaden substancias extrañas.
FORMACIÓN DE LOS MICROCRISTALES DE IODURO DE PLOMO 249
Basándose en los trabajos de Curie, Lehmann, Wulff, Berthoud y
de otros investigadores (1) que hacen ver teórica y experimental-
mente la influencia que ejercen sobre la forma la tensión superficial,
la difusión y viscosidad del medio, ensayé la acción de la glicerina,
substancia capaz de provocar cambios intensos en las propiedades
mencionadas.
Desde los primeros ensayos obtuve resultados positivos con solu-
ciones concentradas, provocando la recristalización del ¡oduro de
Fig. 20
plomo por el procedimiento ya descripto, fenómeno que tiene lugar
con tanto más lentitud, cuanto mayor es la cantidad de elicerina pre-
viamente adicionada.
El cambio que se produce hacia la forma estrellada con simetría
también exagonal es notable en las soluciones concentradas (fig. 19 y
20). Existe una concentración dada á partir de la cual recién comien-
(1) Véase el trabajo de GEORGES PrIBDEL, Examen critique de la théorie de Cuwrie-
Wulf sw les formes cristalines. Application aux liquides anisotlwopes. (Jowr. de Ch.
Ph., €. 11, n* 13.)
AN. SOC. CIENT. ARG. — T. LXXXI! 16
250 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
za á notarse dicho cambio, que se verifica á expensas de una depre-
sión de los lados del exágono primitivo y un pronunciado crecimiento
de los vértices. Las corrientes de difusión que parecen dirigirse del
centro del cristal hacia los vértices desempeña en el fenómeno papel
preponderante. Las microfotografías 21 y 22 representan un caso
curioso de derivación de la forma estrellada y triangular á partir de
la exagonal.
Fig. 21 Fig. 22
El número de observaciones que he practicado es escaso todavía
para poder sacar conclusiones generales acerca del crecimiento y
cambios de forma de los microcristales. Pero desde ya se puede an-
ticipar que estas investigaciones pueden prestar útiles servicios es-
pecialmente en el caso particular de la génesis y estructura de los
llamados cristales líquidos y en general en el establecimiento de las
leyes y teorías de este importante capítulo de la cristalografía físico-
química.
Trabajo realizado en el Laboratorio de físico-química de la Facultad de
ciencias exactas, físicas y naturales de la Universidad de Buenos Aires.
METAMÓRFOSIS DE <«TAPHROCERUS ELONGATUS > ory
(COLEÓPTERO BUPRÉSTIDO)
Por CARLOS BRUCH
OBSERVACIONES BIOLÓGICAS
Este bupréstido es muy abundante en los bosques ribereños de Río
Santiago (cerca de La Plata), donde lo encontramos en todos sus es-
tados de desarrollo sobre Scirpus giganteus Kth., una ciperácea co-
mún en aquellos terrenos anegados.
Los coleópteros se alimentan de la misma planta, refugiándose or-
dlinariamente entre sus hojas, donde pasan también la estación de in-
vierno. En los días templados de la primavera corren sobre la planta,
comiendo el borde de las hojas más tiernas, el que aparece después
como irregularmente dentado.
Las larvas, en cambio, se nutren del parénquima, por consiguiente
van minando entre las dos paredes, formando galerías ó minas alar-
gadas perfectamente visibles en la superficie de las hojas : sobre su
fondo verde se destacan como ampollas ó vesículas blanquecinas.
La hembra deposita los huevos aislados y solamente en la parte
superior de la hoja; las larvas dirigen sus galerías siempre hacia la
punta y jamás en sentido contrario. Á menudo, y en plantas más fre-
cuentadas por bupréstidos, se encuentran varias minas en una misma
hoja; entonces están ya separadas, ya más ó menos contiguas, para-
lelas ó entrecruzadas, cuando los huevos fueron depositados demasia-
dlo juntos.
Normalmente mide una mina (fig. 1) unos 12 centimetros de lar-
252 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
)))))
Y
2)
S
Figura 1, Hoja de Scirpus con una mina, */, : 4, huevo; b, orificio de salida del coleóptero. 2.
huevo, *?/,; 3, contorno de la larva, '%/, ; 34, cabeza de la larva; 3b, antena y mitad del
labio; 3 c, lengiieta y maxilar; 3d, mandíbula; 4 y 44, ninfa vista dorsal y ventral, '/,; 5,
exuvias de la ninfa y larva, '"/,; 6, coleóptero, '/,.
1
METAMÓRFOSIS DE « TAPHROCERUS ELONGATUS » GORY 255
go. En su comienzo es muy estrecha, de medio ó apenas de un milí-
metro de ancho, ocupando solamente el espacio entre las fibras grue-
sas longitudinales de la hoja, atravesándolas de vez en cuando, des-
cribiendo en su trazado una línea en zigzag. Con el crecimiento de
la larva, la mina va aumentando, hasta que ocupa casi siempre toda la
mitad de la hoja (entre borde externo y nervadura central), y tiene,
término medio, un centímetro de ancho. En casos de hojas muy estre-
chas, o de aglomeración de varias galerías, éstas son mucho más an-
gostas, pero tienen á veces más de 20 centímetros de largo. La hoja
resulta entonces demasiado afectada, y al secarse se separan sus dos
paredes epidérmicas hasta la misma punta, formando una sola vesí-
cula. Por todo el camino minado, la larva deja detrás de sí sus deyec-
ciones en forma de gránulos semejantes á aserrín.
Al parecer experimenta solamente dos mudas ó cambios de piel; se
deduce esto por uno que otro vestigio, encontrados entre aquellos
residuos. Examinando gran número de minas, he visto solamente en
algunas, restos de pieles abandonados; una vez muy próximas, como
á un centímetro del huevo, y otras veces á los 4 6 5 centímetros de
distancia; ambas considero como de la primera y segunda muda.
El insecto pasa también su ninfosis dentro de la misma hoja; pero
anteriormente, la larva adulta ha retrocedido del extremo de su ga-
lería, preparándose un amplio espacio, en donde se transforma en
ninfa. Su color, algo verdoso, se vuelve después más blanquecino, su
forma más cilíndrica y más acortada.
La ninfa queda con los tres últimos segmentos ventrales envaina-
dos en la exsuvia ó piel larval; al nacer la imagen, la exsuvia ninfal
se abre por una hendedura longitudinal, que separa en dos mitades 4
la cabeza y tórax. Por fin, la imagen tiene que hacer todavía una per-
foración en la pared de la vieja vesícula, por la cual puede salir de
su encierre. Esta perforación es un agujero circular de dos milíme-
tros de diámetro.
Si bien no me ha sido posible investigar detenidamente la duración
dle todas las fases de desarrollo de nuestro bupréstido, me limitaré
á dar cuenta de algunas observaciones, hechas en los mismos lu-
gares.
El 2 de abril de 1916 encontré muchísimos Taphrocerus, alimen-
tándose de la ciperácea; entre el gran número de hojas minadas que
examiné, solamente hubo aleunas ninfas, y ninguna larva. Hasta
principios de noviembre del mismo año, los coleópteros se mantenian
254 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
aun entre las hojas, pero quince días después ya hallé muchos co-
miendo, otros apareados. El 3 de diciembre pude recoger las prime-
ras hojas minadas; las galerías tenían 4 á 6 centímetros de largo.
Durante los meses de diciembre y enero quedaron interrumpidas
mis observaciones; cuando volví en febrero á Río Santiago, junté
unas doscientas hojas con minas, en su mayor parte con laryas, com-
pletamente desarrolladas y entre ellas apenas una veintena de nin-
fas. Los coleópteros eran ese día muy escasos. Hubo también, en nú-
mero inferior, minas á medio terminar, producidas por larvas jóvenes,
las que atribuyo á una segunda generación.
Avispas parásitas. — No obstante la vida oculta que llevan nues-
tras larvas de Taphrocerus, ellas no escapan á sus perseguidores. Es
muy común al abrir una mina, de encontrar á pequeñas larvas de hi-
menópteros devorando el cuerpo de aquellas.
Careciendo de la- documentación necesaria, me es imposible por
ahora de clasificar esos himenópteros.
El más abundante es un pequeño calcídido negro azulado, con ca-
beza, parte superior del tórax, ancas y fémures de un lindo verde me-
tálico; el ápice de estos últimos, tibias y tarsos son blanquecinos, el
último artejo tarsal es pardusco.
Otro pertenece probablemente á los bracónidos.
Es una bonita avispa con alas ligeramente ahumadas é irisadas,
con antenas muy largas, parduscas. Su color es de un testáceo rojizo,
los miembros amarillentos, el último artejo tarsal pardusco.
Las ninfas de estas avispas se desarrollan también entre las gale-
rías larvales del bupréstido. Las del caleídido son libres, negro azu-
ladas; las otras encerradas en un capullo alargado de tejido blanco,
confeccionado por la larva.
DESCRIPCIÓN DE LOS DIVERSOS ESTADOS DEL INSECTO
Huevo. — El huevo de color castaño obscuro es liso y lustroso ; de
forma elíptica aplanada; de 1 milímetro de largo, 6,5 milímetros de
ancho y menos de 0,1 milímetro de espesor. Además está provisto
de un angosto margen, que corresponde á la substancia viscosa, la
que fija el huevo sobre la hoja; este margen presenta finísimas estrías
radiales.
METAMÓRFOSIS DE « TAPHROCERUS ELONGATUS » GORY 255
Larva. — La larva es ápoda, tiene forma alargada y comprimida;
su cuerpo sublinear, es casi cinco veces más largo que ancho, la ma-
yor anchura corresponde al tórax y va estrechándose paulatinamente
hacia la extremidad posterior.
Su color es blanquecino, algo verdoso en individuos jóvenes; la
cabeza es amarillo castaño, las placas quitinosas del protórax (dorsal
y ventral) son de color amarillo muy pálido.
Todo el tegumento es muy fino y densamente reticulado, subgra-
nulado; los bordes de los segmentos, costados y región posterior del
cuerpo están cubiertos por una granulación distinta y negra, la que
da á estas partes un ligero tinte pardusco.
La cabeza es muy pequeña, subtriangular y muy encogida en el
pronoto; sus apéndices y piezas bucales son apenas visibles. El labio
es transversal con los ángulos redondeados, los que llevan cilias com-
primidas y truncadas. Las antenas son cortas, triarticuladas, con el
artejo terminal diminuto, fusiforme. Sobre el artejo mediano hay una
larga seta y algunas cilias en la punta. Detrás de las antenas y sobre
una leve prominencia lateral se destaca un punto transparente, semi-
esférico, que debe corresponder á las ocelas. Las mandíbulas son pe-
queñas pero robustas, tridentadas con el diente basal más ancho y
obtuso. Las maxilas tienen el lóbulo interno alargado, erizado por al-
gunas setas comprimidas y truncadas en el ápice; los palpos son pe-
queños, biarticulados. La lengiieta es subcuadrada, en los ángulos re-
dondeada; sus palpos rudimentarios, formados por un sólo artículo
cilíndrico.
El protórax es transversal, casi tan largo como los dos otros seg-
mentos torácicos juntos; hacia adelante es estrechado y redondeado
en sus ángulos anteriores. Estos dos segmentos, como el primero del
abdomen son más cortos que los subsiguientes y éstos más ó menos
iguales; todos ellos tienen los costados redondeados y están provistos
de unos cuantos pelos claros. El segmento anal es pequeño, en el ápi-
ce hendido, bilobado.
Los orificios de los estigmas están situados en la parte anterolate-
ral de los segmentos; el primer par en el mesotórax y es lateroven-
tral, los otros en los ocho segmentos del abdomen son dorsolate-
rales.
Ninfa. — La ninfa es de un vivo rojo castaño, lustrosa, y comple-
tamente elabra; su tegumento es finísimamente reticulado, más bien
suberanulado, la cutícula gruesa y resistente.
256 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
No presenta nada de particular : es alargada, plana, más ó menos
hexagonal, y como un tercio más corta que la larva, pero más ancha,
y una cuarta parte más larga que la imagen.
La cabeza es muy inclinada hacia el lado ventral, los dos pares
anteriores de patas, normalmente plegadas, dejan todo el mesosterno
libre; de las patas posteriores asoman solamente los tarsos entre el
metasterno y las pterotecas. Estas son bastante angostas y dejan en
el dorso todo el abdomen descubierto. Por este lado se ven solamente
los codos de las dos patas anteriores. Los orificios de los estigmas:son
dorsales.
Con la formación del coleóptero, la ninfa se obscurece y adquiere
un color negruzco con reflejos bronceados.
Imago. — Los primeros ejemplares de este bupréstido los encon-
tré hace unos veinte años; fueron clasificados per Kerremans como
Taphrocerus elongatus. Esta especie era ya conocida desde 1841, des-
crita por Gory en so» Monographie des Buprestides, supplément IV.
página 327, lámina 55, figura 320. Los ejemplares típicos procedían
de Montevideo.
El coleóptero mide 5 milímetros de largo por 1,4 de ancho. Nuestra
figura 6 reproduce su forma general. Es de un color verde bronceado
bastante obscuro y uniforme. Toda la superficie, incluso las antenas,
patas y parte inferior está cubierta por un reticulado sumamente
denso, pero bien impreso; además lleva gruesos puntos en forma de
fosetas, con cilias microscópicas, blanquecinas. Dichas fosetas son
más gruesas en los lados del pronoto; en el abdomen son poco pro-
fundas, marcadas por un semicírculo impreso. Sobre la frente hay una
pubescencia dorada y densa. Los élitros llevan puntos seriales. más
gruesos en la parte anterior y muy finos en la posterior; en el ápice
son finamente dentados.
DESCRIPCIÓN DE UN NUEVO GÉNERO
Y DE
DOS NUEVAS ESPECIES DE ESTAFILÍNIDOS MIRMECÓFILOS
Por CARLOS BRUCH
DINARDOPSIS 1. gen.
Corpus fusiforme latum compressum. Caput transversum convexcum
subtrapezoideum angulatum; postoccipite courctatum. Oculi infero-late-
rales non prominentes.
Antennae 11 articulatae breves fusoideae.
Mandibulae subtriangulares, apice falciformes non dentatae; prosthe-
ca angusta.
Maxillae protrudentes; mala interna spinulis compressis armata, ma-
la externa ciliata. Palpi maxillares triarticulati, articulo terminala lon-
yo atque cylindraceo.
Limgula bifida; palpi labiales biarticulati, articulo apical parro
oblongo.
Mentum transversum conicum antice truncatum.
Pronotum transversum, antrorse amgustum, amgulis posticis rugulosis.
Seutellum imperspicuum.
Elytra lata ad angulos posticos acuta marginibusque lateralibus ca-
rinata.
Prosternum transversum triangulare longitudinaliter carinatum.
Processum mesosternale amgustum elongatum; coxae medianae amplae
approximatae.
Abdomen conoideum, seymentis subaequilongis.
AN. SOC. CIENT. ARG. — TD. LXXXII
258 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Pedes breves; femura compressa late elliptica; tibiae tenues; tarsi
anteri et medi 4-, postici 5- articulati.
Typus : D. solenopsidicola »n. spec.
Long. : 3 mm., antenmás inclusis. Lat. : 100n.
Sericeo-nitens; flavo-castanea; caput rufum, abdominis dorsum tix
fuscum, buccales partes favicantes; antennae fusculae, articulis apicali
Dinardopsis solenopsidicola Bruch
Y _
(40 vec. aum.)
ac duobus basalibus pallide flavidulis.
Corpus totum dense punctulis pilife-
ris conspersum : pilis pertenues flato-
awrei, super abdomen longiores; abdo-
minis segmenta terminalia setis validis
nigris donata.
Características del género. — El nue-
vo género pertenece á la subfamilia
Aleocharinae y corresponde á la tribu
de los Dinardini neotrópicos, los cua-
les no son directamente emparentados
con los Dinardimi del viejo mundo.
Por su hábito, ó simple convergencia
se asemeja mucho al género Dinarda
Leach, por la forma comprimida del
cuerpo, los ángulos posteriores del
pronoto, su margen lateral y el de los
élitros, que son carenados, y por la
forma de las antenas. También po-
dríamos acercarlo al género Myrmeco-
chara Kraatz (Buthorax Solier), del
cual se conocen ya varias especies,
huéspedes de Solenopsis.
El cuerpo es fusiforme, bastante
ancho y comprimido.
La cabeza moderadamente convexa es dos veces más ancha que
larga, angulosa, de forma subtrapezoidal; su borde anterior es bi-
sinuado; una extrangulación postoccipital determina un cuello corto.
Los ojos están situados en la región inferobasal de la cabeza, no
prominentes, son invisibles desde arriba.
NUEVAS ESPECIES DE ESTAFILÍNIDOS MIRMECÓFILOS 259
Las antenas son cortas, espesas y fusiformes; sus 11 artículos son
Figura 1, Dinardopsis solenopsidicola Bruch, según preparación on bálsamo canadá, .,; 2, an-
tenaz; 3. mandíbula; 4, maxila, lengiieta y mentón; 5, lengueta y palpos labiales; 6, tórax
visto por debajo; 7, tarso de la pata anterior; 8, tarso de la posterior.
transversales, menos el apical, que es cónico y tan largo como los 4
precedentes juntos.
260 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Las mandíbulas son triangulares, falciformes hacia el ápice, el bor-
de no dentado, provisto de membrana (prostheca) angosta.
Las maxilas son salientes; el lóbulo interno lleva espinas compri-
midas, algo curvas; el externo es abundantemente ciliado. Los palpos
maxilares son triarticulados; el artículo basal es obcónico, subglobu-
lar, el mediano cilíndrico, lo mismo que el terminal mucho más del-
gado.
La lengiieta es bífida; los palpos labiales son biarticulados con el
artículo apical pequeño y oblongo. El mentón es transversal, cónico,
adelante truncado.
El pronote es dos veces más ancho que largo, hacia adelante estre-
chado; su borde anterior anchamente escotado, el posterior recurvo
con los ángulos bastantes avanzados; el margen pleural es algo re-
plegado.
El escudete es invisible.
Los élitros anchos, tienen los ángulos posteriores agudos, el mar-
gen pleural también replegado y carenado.
El prosterno es transversal, triangular y presenta una finísima ca-
rena longitudinal. El proceso mesosternal delgado, alargado: las
ancas medianas son amplias, muy aproximadas.
Los segmentos del abdomen cónico, son subiguales en largo y trun-
cados en el ápice.
Las patas son relativamente cortas; los fémures comprimidos, an-
chamente elípticos; las tibias son delgadas, algo más cortas que los
fémures.
Los tarsos anteriores y medianos poseen cuatro, los posteriores
cinco artículos con las uñas simples.
Características de la especie. — Esta especie es de color castaño
amarillo. La cabeza es apenas más obscura, algo rojiza, el dorso del
abdomen ligeramente pardusco; las antenas son pardas con los dos
artículos basales y el terminal amarillento pálidos, lo mismo que los
órganos bucales.
Todo el insecto tiene aspecto sedoso y está cubierto de puntos pi-
líferos; los pelillos son tenues, adyacentes y de un lindo amarillo
de oro.
En los segmentos posteriores del abdomen esta pubescencia es más
fuerte y más separada, mezclada con pelos setosos, negros y algo en-
corvados.
NUEVAS ESPECIES DE ESTAFILÍNIDOS MIRMECÓFILOS 261
Procedencia. — La Plata. Este interesante y bonito estafilínido vive
en los nidos de nuestra hormiga Solenopsis saevissima Sm., y debe ser
considerada como mirmecófilo típico. :
No es raro en ciertos lugares de los alrededores de esta ciudad :
hemos encontrado ya más de cien ejemplares, siempre en nidos donde
abunda también el gracioso pseláfido PFustiger elegans Raffr., y la
chinche Neoblissus parasitaster Bergroth. Cuando lo descubrí, en el
invierno pasado (15, VI, 1916), hallé los primeros individuos refugia
dos en las cámaras inferiores del nido y entre las hormigas aglomera-
das. Durante la estación templada, lo encontramos en la parte supe-
rior del hormiguero, muchas veces debajo de la misma costra que cu-
bre la cúpula. Es sumamente lucífuga y desaparece en seguida de la
superficie del suelo.
En diciembre pasado guardé varios ejemplares en un pequeño nido
artificial, sin que pudiera observar cuidado alguno por parte de las
hormigas. Éstas los toleran, pero no parecen preocuparse mayormen-
te de sus huéspedes, los cuales saben aprovecharse de sus alimentos
ó de los desperdicios. Jamás he visto que una hormiga llevara ó trans-
portara á un estafilínido, mientras que lo hacen á menudo con los
pseláfidos, quienes se prenden á sus miembros.
Myrmecochara (Euthorax) solenopsidis 1. spec.
Long. : 2 mm., antenmis cxclusis; lat. : 1,2 mm.
PFlavo-testacea subnitens, abdomen nonnihál obscurius atque magis ni-
tidum; caput fuscum.
Corpus latum sat compressum.
Caput, thorax atque elytra pubescentia densa tenui brevi adpressa ves-
tita. Abdomen laeve lateribus pilosum atque ad margines omnium seg-
mentorum serie setularum nigrarum simplice ornatum.
Pubescentia leniter magis robusta ad superficem inferam et ad pedum
partes.
De un flavo-testáceo, el abdomen algo más obseuro y más lustroso,
la cabeza pardusca. Cuerpo ancho y bastante comprimido.
Cabeza, tórax y élitros están cubiertos por una pubescencia ama-
rillenta, sumamente tenue, corta y adyacente. El abdomen es liso,
provisto de pelos en su borde marginal y en los segmentos termina-
les, y de una hilera de setas negras, que nacen sobre el borde poste-
262 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
rior de cada segmento. La pubescencia es algo más gruesa en la par-
te inferior y sobre los miembros.
Myrmecochara (Buthorazx) solenopsidis Bruch (40 vec. aum.)
La cabeza es normalmente muy inclinada, bastante más ancha que
larga. Las antenas sobresalen al protórax, son delgadas, apenas más
engrosadas hacia el ápice; el tercer artículo es doble más largo que
NUEVAS ESPECIES DE ESTAFILÍNIDOS MIRMECÓFILOS 265
el segundo, los siguientes subiguales, obcónicos; el terminal es agu-
do cónico y dos veces más largo que el tercero. Los órganos bucales
pueden verse en nuestras figuras.
El pronoto es dos veces más ancho que largo, estrechado hacia
adelante, con el margen anterior anchamente escotado, el posterior
truncado con los ángulos bastante ayanzados hacia atrás.
a, cabeza vista por arriba; hb, maxila y palpo maxilar; c, lengiieta y palpos labiales
d, tarso de la pata posterior
Los élitros son anchos, poco convexos; casi tan largos como el pro-
noto, algo estrechados en la base y en el ápice tan anchos como aquél:
tienen su margen posterior hacia los ángulos ligeramente escotado y
estos últimos bastante agudos.
El escudete es pequeño, triangular, casi oculto debajo del pro-
noto.
El abdomen es corto, subtriangular, tan ancho como largo en el in-
secto secado.
264 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Las patas son delgadas, las tibias y los tarsos posteriores dos ye-
ces más largos que los anteriores.
Procedencia. — Humahuaca (provincia de Jujuy, 20, VIIL 1904).
El único ejemplar hallado io fué debajo de una piedra y en compañía
de Solenopsis saevissima Sm. Me fué indicado por el distinguido es-
pecialista doctor Bernhauer como especie nueva, por lo cual me de-
cidí á describirla. He aprovechado mis preparaciones de los órganos
bucales, agregando los dibujos, que pueden servir para la compara-
ción con los de la especie precedente.
La Plata, enero de 1917.
EL PRIMER HALLAZGO ARQUEOLÓGICO
EN LA ISLA DE MARTÍN GARCÍA (1)
Por FÉLIX F. OUTES
Á Juan Nielsen.
Tenía para mí, que la isla de Martín García, del punto de vista ar-
queológico, constituía un campo de investigación absolutamente es-
téril. Y fundaba mi creencia en razones atendibles.
En primer término, de las informaciones histórico-documentales á
nuestro alcance, inferíase, con sobrado fundamento, que en el mo-
mento dle la conquista española, la isla estaba despoblada.
No quiero referirme, desde luego, al momento inicial : es sabido
que de la malograda expedición de Juan Díaz de Solís (1515-1516),
sólo se han conservado la versión de su epílogo trágico y los itinera-
rios hechizos que corren en conocidas crónicas; mientras los escuetos
informes contenidos en el cuaderno de bitácora de Francisco Albo,
aquel contramaestre de la«nao» Trinidad, bien poco aclaran las cit-
cunstancias del reconocimiento que, por enero de 1520, hiciera la
«nao» Santiago, de la misma escuadra del inmortal Magallanes, has-
ta la boca del Uruguay.
En los documentos de fecha posterior era donde encontraban asi-
dlero mis sospechas.
Luis Ramirez, de la expedición de Sebastián Caboto (1527), que
llegó de arribada á la isla en el curso de una excursión realizada á lo
largo del litoral oriental del estuario, en procura de alimentos para
(1) Comunicación á la Sociedad argentina de Ciencias Naturales, leída en su
reunión del 17 de febrero de 1917.
AN. SOC. CIENT. ARG. — T. LXXXII 18
266 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
remediar las escaseces que se experimentaban en San Lázaro, da á
entender claramente, que estaba deshabitada, y afirma que le fué im-
posible encontrar recurso alguno, no obstante haber permanecido allí
cuatro días (1).
Algunos años más tarde, en 1551, Pero Lopes de Souza, recala
también en la isla, que llama de Santa Ana; y de su interesante relato
de viaje, puede inferirse, asimismo, y con plena certeza, que aquella
se hallaba deshabitada. En efecto, el descubridor portugués durante
los tres días que permaneció en Martín García, llegó á internarse en
la isla; sus hombres hicieron grandes fogatas en tres lugares distin-
tos para ver — dice — se nos acudía gente, pero sólo divisaron huma-
redas lejanas, que, desde lo alto de los grandes árboles, pudieron
constatar se elevaban de tierras arboladas y anegadizos esfumados
en el horizonte (2).
Por último, las instrucciones que en 1541 dejara Domingo Martí-
nez de Irala al despoblar á Buenos Aires, contienen ciertas insinua-
ciones respecto á la conveniencia de criar ganado porcino en la isla
de Martín García, que surge de ello la convicción de que se trataba
también por entonces, de un lugar deshabitado en absoluto (3).
En segundo término, y corroborando, siquiera en parte, los apre-
ciables elementos de juicio á que me he referido, nunca había sido
hecho en el pequeño territorio de la isla hallazgo arqueológico algu-
no, no obstante tratarse de una localidad muy frecuentada en los úl-
timos tiempos y donde se han levantado, también, amplias construc-
ciones que dieron lugar á grandes removidas del suelo.
Mas, si la isla de Martín García estaba despoblada cuando llega-
ron los descubridores y conquistadores del siglo XVI, el interesante
hallazgo arqueológico de que voy á ocuparme, demuestra, sobrada-
mente, que en ella hubo, con anterioridad al momento histórico alu-
dido, un núcleo aborigen que, al parecer, la habitó con cierta perma-
nencia desde que dejó depositados allí, á sus caros muertos.
(1) Luis RAMÍREZ, Carta, en EDUARDO MADERO, Historia del puerto de Buenos
Aires, 1, 339. Buenos Aires, 1892.
(2) Pero LoPES DE SOUZA, Diario da navegagáo da armada que foi d terra do
Brasil em 1530 sob a capitania-mor de Martim AÁffonso de Souza, 42 y siguiente.
Lisboa, 1839.
(3) E. S. ZEBALLOS, Orígenes nacionales. Despoblación de Buenos Ayres [sic] por
Trala.el 10 de abril de 1541, en Boletín del Instituto geográfico argentino, XIX, 266.
Buenos Aires, 1898.
EL PRIMER HALLAZGO ARQUEOLÓGICO 267
Corresponde al personal del Museo nacional de Historia Natural
de Buenos Aires, en cuyo haber figuran tan interesantes descubri-
mientos y constataciones verificados en los últimos tiempos, la buena
suerte de haber realizado el primer hallazgo; augural, sin duda, de
otros más importantes.
Las circunstancias de lugar y de modo que rodean el descubri-
miento, son las que voy á recordar á continuación, tal cual me las ha
referido el señor don Antonio Pozzi, preparador del Museo, quien ob-
tuvo, ocasionalmente, el material arqueológico.
Hacia el noroeste de la isla, en las proximidades del antiguo mue-
lle que sirvió para facilitar la carga de la arena que en otra época de
allí se extraía, existe un grupo de médanos, cuya altura no excede
de 10 metros. Esa acumulación detrítica fué removida ampliamente
mientras se realizó la explotación referida; y tales trabajos, quizá,
pusieron al descubierto el cementerio indígena cuyos restos ha en-
contrado el senor Pozzi.
El material traído á Buenos Aires, fué obtenido superficialmen-
te, se hallaba mezclado y destruído por completo; y aunque esca-
so por su número, puede considerarse altamente representativo.
Comprende algunos restos óseos humanos (1), 42 fragmentos de al-
farería, 2 fragmentos de roca y varios moluscos marinos y de agua
dulce (2).
Voy á resumir las observaciones que me sugiere el referido ma-
terial.
Los restos lumanos carecen de importancia : se trata, simplemen-
te, de un pequeño fragmento, quizá de parietal, de una vértebra cer-
vical y de otra lumbar, sumamente destruida. Estos huesos ofrecen
una coloración blanco marfilina ó grisácea y están mal conservados,
pues parece han permanecido largo tiempo á la intemperie.
La alfarería, en cambio, forma una serie interesante, que comprende
ejemplares lisos y otros con ornamentos grabados ó pintados.
Considerada en su conjunto, representa á una industria bastante
avanzada, dadas sus particularidades tecnológicas.
Observaré, en primer término, que no existe homogeneidad per-
fecta entre las partes componentes de la pasta cerámica empleada,
(1) Números 4823 á 4825 de las colecciones del Museo nacional de Historia Na-
tural de Buenos Aires.
(2) Números 4826 á 4873 de las colecciones del Museo nacional de Historia Na-
tural de Buenos Aires.
268 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
pues se ha agregado como dégraissant á la materia plástica esencial,
la misma arena, regularmente gruesa, de los médanos del lugar, y
cuyos elementos de tamaño variable — especialmente cuarzo y sílice
— se ven difundidos en la pasta. No se crea que la alfarería encon-
trada en Martín García, ofrezca, por ello, un carácter primitivo. Por
el contrario, la introducción de materias «áridas » en las pastas, 1m-
plica el conocimiento de un procedimiento tecnológico avanzado. En
efecto, los dégraissants actúan sobre las pastas cerámicas como me-
dios mecánicos ó físicos de división, ejercen una influencia apreciable
sobre su fusibilidad y con la falta de homogeneidad que ellos origi-
nan, contribuyen á hacerlas menos frágiles y más resistentes, por lo
tanto, á los golpes y variaciones de temperatura; vale decir, y esto
es lo más importante, evitan los diversos inconvenientes determina-
dos por una plasticidad exagerada.
El modelado dela mayor parte de los vasos, se ha verificado me-
diante el conocido procedimiento de la superposición de rodetes, más
Ó menos gruesos, de la pasta cerámica. La altura de esos rodetes os-
cila entre 18 y 10 milímetros.
La cocción siempre es incompleta, notándose, por ello, en las sec-
ciones, tres zonas bien definidas : bermeja ó parda, la externa; ne-
era, la media; y bermeja ó parda, la interna. Conviene hacer notar.
sin embargo, que la superficie externa de los vasos con ornamentos
grabados, es, casi siempre, de color pardo; y que, excepcionalmente.
las superficies interna ó externa ofrecen una coloración negra ó terra-
cotta franca.
Todos los fragmentos son duros, verdaderamente tenaces, tanto,
que no pueden rayarse con la uña.
En fin, la totalidad de los vasos, ya sean lisos Ó con ornamentos
erabados ó pintados, han sido bien pulimentados, en especial su su-
perficie interna, aunque á las veces, se notan estrías finas ó asperezas
poco mani fiestas.
Tratándose de piezas muy destruídas, menudamente fragmenta-
das, es casi imposible determinar la forma de todos los vasos ó in-
tentar su reconstrucción. En general, sólo puede asegurarse, que los
más de ellos, corresponden á tipos zonarios ventricosos, constituidos
por una gran zona inferior campanuliforme ó hemisférica y una, dos
Ó tres superiores de menor altura. La zona inferior y la que la sigue.
se unen, siempre, por su base mayor; mientras, por lo general, la ter-
cera, cuando existe, lo hace por la menor, mediante una estrangula-
ción sensible.
EL PRIMER HALLAZGO ARQUEOLÓGICO 269
Por la causa apuntada, tampoco es posible fijar en la mayoría de
los casos, ni aun aproximadamente, el diámetro de la boca: sólo en
uno he podido obtenerlo y alcanza á 542 milímetros. Con todo, puedo
insinuar que muchos fragmentos corresponden á urnas de gran tama-
]
Fig. 1 (4849) Fig. 2 (4853) Fig. 3 (4847)
Colec. Mus. Nac. Hist. Nat., +'/,
ño y otros, á pequeños vasos, destinados á usos domésticos. Estas in-
ferencias se corroboran al examinar el espesor de las paredes : así,
en los fragmentos que considero como pertenecientes á urnas, oscila
Fig. 6 (4826), colec. Mus. Nac. Hist. Nat., +'/,
entre 17 y 10 milímetros; mientras en el segundo caso, varía entre
9 y 5 milímetros.
Entre las alfarerías de que vengo ocupándome. figuran un buen
número de bordes. Casi todos ellos son sencillos y redondeados, las
más de las veces ligeramente plegados hacia el exterior (fig. 1 y 2), y,
270 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
pocas formando un labio pronunciado (fig. 3), ó verticales al plano de
la boca (fig. 4). En un solo caso el borde está constituído por una
banda saliente que determina una garganta pronunciada (fig. 5).
Tales son las diversas particularidades de la alfarería hallada en
Martín García por el señor Pozzi, pues, la verdad es que no existen
caracteres diferenciales entre los ejemplares lisos y los ornamenta-
dos con grabados ó pintados.
Los ornamentos consisten, co-
mo lo he dicho al pasar, en grabia-
dos y pinturas.
En el primer caso, es lo cierto
que sólo por extensión puede ha-
blarse de grabados, pues, en rea-
lidad, se trata de impresiones he-
chas con Jos dedos ó uñas del
Fig. 7 (4835), colec. Mus. Nac. Hist. Nat.
25, alfarero.
Este procedimiento tan elemen-
tal, ofrece tres grupos bien marcados. El primero está constituido
por series rítmicas de impresiones digitales, hechas sobre los rodetes
de pasta aun fresca, con ayuda de la yema y de la uña del dedo pul-
gar (fig. 6). En el segundo caso, las presiones se han producido tan
sólo con la uña y el borde de la yema (fig. 7). Ahora bien, como en
ambos casos las presiones se han ejercido siempre oblicuamente., han
determinado un tipo de ornamentación imbri-
cada sumamente característico, que parece ha
cubierto casi la totalidad de la superficie ex-
terna del vaso hasta el mismo borde. Por últi-
mo, en el tercer grupo sólo intervienen impre-
siones unguiculares en series rítmicas (fig. S).
Respecto al empleo de la pintura, observo
y Fig. S (4848), colec. Mus.
que, en ciertos Casos, se trata únicamente, de Nac. Hist. Nat., =*'
la aplicación de un color uniforme en determi-
nada parte del vaso; mientras en otros, aquella aplicación se comple-
menta mediante verdaderos motivos ornamentales trazados con la
ayuda de otro color.
Juando la aplicación de pintura es uniforme, se ha cubierto con
ella la superficie interna de los vasos lisos y se ha empleado el rojo
vivo ó un rojo violáceo; ó forma una banda — en este caso blanca —
que comprende las zonas superiores de los grandes vasos. Pero haré
notar, que, en ningún caso, la alfarería con ornamentación imbricada
EL PRIMER HALLAZGO ARQUEOLÓGICO 271
ó con impresiones unguiculares muestra el menor rastro de pintura.
Los fragmentos de alfarerías correspondientes á vasos con verda-
«dleros ornamentos pintados, parecen ser sumamente escasos ; el señor
Pozzi ha recogido sólo dos ejemplares.
Del punto de vista tecnológico no ofrecen — repito — caracteres
diferenciales que los distingan de la alfarería lisa ó de la ornamen-
tada con grabados.
Los colores empleados son el blanco y el rojo; el primero, aplicado
como fondo y el segundo, utilizado tan sólo para los ornamentos.
Al parecer, ambos colores cubren, únicamente, las estrechas Zonas
superiores de los vasos y no
llegan al vientre de los mismos.
Por aquella circunstancia, los
ornamentos forman registros
horizontales coincidentes con
el ancho de las zonas, y se ha-
llan separados entre sí, por una
estrecha faja roja. Rodeando la
periferia dlel borde y cubriendo
á este mismo, se nota, también,
una faja roja.
En cuanto á los ornamentos,
en sí mismos, mis observacio-
nes no pueden ser sino limita-
das, pues uno de los ejempla-
res los tiene borrados casi por Fiz 9 (4810), colec. Mus. Nac. Hist. Nat, + '/,
completo.
Justamente en la pieza á que acabo de referirme, el registro infe-
rior parece haber comprendido cuadrados ó rectángulos «concéntri-
cos» — permítaseme tal expresión — dispuestos en forma de greca:
en cambio, en el registro superior, próximo al borde, se notan rastros
dle elementos curvilíneos.
En el otro ejemplar traído por el señor Pozzi, los ornamentos se
conservan en muy buenas condiciones. El registro inferior comprende
un elegante motivo formado por curvas sigmoides, cuyo desarrollo de
composición es imposible determinar por la pequenez del fragmento:
y, en el superior, un amplio reticulado (fig. 9).
Conviene se sepa, por último, que los ornamentos en el primer caso
á que me he referido, están formados por líneas gruesas, y en el se-
gundo, por finos y seguros trazos.
272 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Posteriormente a la lectura de esta comunicación ante la Sociedad
argentina de Ciencias Naturales, el profesor don Juan B. Ambrosetti
recibió de Martín García una pequeña serie de alfarerías, obtenida
en el mismo yacimiento descubierto por ei señor Pozzi. Mi distin-
guido colega ha tenido la fineza de facilitármelas; y, entre ellas, he
encontrado un pequeño fragmento pintado de blanco y con ornamen-
to rojos, consistentes en líneas quebradas que ocupan la estrecha zona
próxima al borde (fig. 10), las que determinan un motivo de aspecto
eskeiomórfico. :
Del resto del material reunido por el señor Pozzi, bien poco tengo
que decir. Las rocas á que aludí, al iniciar esta comunicación, son
Fig. 10 (22.789), colec. Mus. Etnog. Fac. Fil. y Let., =*/
dos fragmentos informes de sílice, extraños desde luego, á la isla; de
los moluscos marinos y fluviales, se ha ocupado — con su habitual
competencia — el profesor don Martín Doello-Jurado, quien ha pun-
tualizado hechos importantísimos (1); y sólo me quedaría por añadir
que junto con los objetos, fué hallado un fragmento de mandíbula de
«dentudo ».
Quiero, sin embargo, antes de pasar á precisar la procedencia cul-
tural del hallazgo de Martín García, resumir las interesantes observa-
ciones malacológicas del profesor Doello- Jurado.
Los moluscos traídos por el senor Pozzi son : un ejemplar de 4m-
pullaria megastoma Sow.; un fragmento, quizá de Ampullaria insula-
rum "Orb., ó de A. canaliculata Lmk.; un fragmento de Diplodon sp.,
(1) MartíN DorLLo-JURADO, Conchyliologia archaeologica. Moluscos hallados en
el cementerio indígena de Martín García. Esta comunicación, aun inédita, se publi-
cará, posiblemente, en revista Physis, órgano de la Sociedad argentina de Ciencias
Naturales,
EL PRIMER HALLAZGO ARQUEOLÓGICO 215
y un ejemplar, que comprende sólo el último anfracto, de Urosalpinx
Rushi Pilsbry.
La presencia de los tres primeros elementos, no tiene mayor sig-
nificación; acaso sólo resulte sugerente el hecho de haberse encon-
trado A. megastoma en Martín García, si se recuerda que dicha especie
vive, actualmente, en el río Uruguay. Si dicho elemento no existiera
en realidad en la isla, habría sido traído par los indígenas desde el
litoral uruguayo que constituye su actual habitat.
En cambio, el hallazgo de Urosalpinx Rushi reviste singular ¡m-
portancia, por lo que representa en sí mismo y por los hechos arqueo-
lógicos á que se halla vinculado.
Ante todo, se trata de una especie que vive actualmente en el mar,
fuera de la embocadura del río de la Plata, y que se presenta subfósil
en los depósitos pleistocenos de Punta Carretas (alrededores de Mon-
tevideo) y de Concepción del Uruguay (Entre Ríos); además, se la ha
encontrado en yacimientos arqueológicos distribuídos en una área
territorial sumamente extensa.
En efecto, el profesor don José H. Figueira, encontró ejemplares
de Urosalpinx Rushi, junto con otros moluscos, debajo de los cráneos
indígenas hallados en los túmulos de San Luis (departamento de Ro-
cha, República Oriental del Uruguay) (1); el doctor Luis María To-
rres, ha obtenido la misma especie en los enterratorios aborígenes
llel Delta paranaense (2), y el profesor Doello-Jurado ha tenido opot-
tunidad de ver en Tucumán, algunos ejemplares que se suponía pro-
cedieran de yacimientos indígenas de la provincia.
Los ejemplares procedentes de los túmulos de San Luis, el obtenido
en el cementerio de Martín García y los conservados en el Museo de
Pucumán, presentan todos la misma fractura, que es intencional,
como lo constata Martín Doello-Jurado, y hecha con el propósito de
(1) A propósito de los interesantes cementerios indígenas de la región de San
Luis, consúltese el relato publicado por el profesor José Arechavaleta (Hiaje ú
San Luis, en El Uruguay en la exposición histórico-americana de Madrid, 100 y si-
guientes. Montevideo, 1892). Conviene se sepa, que el profesor Arechavaleta no
menciona á Urosalpinx Rushi (Ibid, 104), cuyo hallazgo y ejemplares ha conocido
y examinado el profesor Doello-Jurado, debido á las circunstancias que menciona
en su interesante nota.
(2) Luis María TorkRES, Los primitivos habitantes del Delta del Parand, 435 y
siguiente. Buenos Aires, 1913. Es sensible que el doctor Torres no haya deter-
minado con precisión, el yacimiento en el cual obtuvo los ejemplares de Urosal-
pins : su referencia es sólo general.
274 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
que la extremidad inferior del uno se introduzca en el hueco determi-
nado por la fractura en el ápice del otro (1). Puede, pues, afirmarse con
plena certeza que se trata de elementos para collares, brazaletes, etc.
Por otra parte, el hallazgo de Urosalpinx Rushi en yacimientos
tan distantes entre sí, induce á suponer amplios intercambios, que en
el caso de haber sido obtenida la especie en las playas marinas del
Atlántico y proceder de un yacimiento tucumano los ejemplares con-
servados en el museo de aquella provincia argentina, representarían
una corriente de comercio primitivo de oriente hacia occidente, cuya
existencia se señalaría por vez primera.
¿Puede establecerse, con relativa certeza, la procedencia cultural
dle los diversos materiales obtenidos en Martín García?
La verdad es que si el señor Pozzi hubiere reunido allí sólo los
fragmentos de alfarería lisa, y aun los con ornamentos imbricados ó
impresiones unguiculares, su descubrimiento no tendría valor indi-
cador alguno. Ese tipo de ornamentación elemental, se presenta en la
alfarería indígena de Martín García como en la de los Chiriguanos de
Bolivia; se ha señalado en los cementerios del nordeste de la Repú-
blica Oriental del Uruguay; en las estaciones neolíticas bonaerenses
del litoral atlántico, al norte del 379 de latitud sur; en los enterrato-
rios de la región meridional de Entre Ríos; o domina, casi en abso-
luta, en la cuenca del Alto Paraná.
La verdadera « etiqueta» del hallazgo, la proporciona la alfarería
con ornamentos pintados; esos fragmentos de vasos que ofrecen un
bello fondo blanco, sobre el cual se han trazado dibujos rojos más 6
menos complicados. En este caso, no se trata de posibles convergen-
cias, sino de una ecuación étnica que cobra singular valor indicador.
La alfarería pintada á que aludo, se ha señalado, hasta ahora, á lo
largo de la cuenca del Paraná y en algunas localidades situadas en
el curso inferior del Uruguay. Son otros tantos jalones, de importan-
cia desigual, es cierto, pero que permiten fijar el área de dispersión de
la cultura que representan y hasta determinar, si acaso, su proceden-
cia étnica.
(1) El doctor Torres no proporciona, en su libro, referencia alguna respecto
á las condiciones como fueron hallados los ejemplares de Urosalpinx, su estado,
ete. ; ejemplares que Martín Doello-Jurado no había podido examinar hasta el mo-
mento de redactar su nota. Por estos motivos, es imposible saber si presentan la
misma fractura de los obtenidos en los otros yacimientos á que aludo en el texto.
EL PRIMER HALLAZGO ARQUEOLÓGICO 275
En la cuenca del primer río nombrado, los hallazgos extremos, rea-
lizados en la región del Delta bonaerense próximo al partido de Las
Conchas (1) y en Tacurú Pucú (Paraguay), Yaguarazapá (Paraguay)
y Colonia militar brasilera del Iguazú (estado de Paraná) (2), sobre
el Alto Paraná, tienen verdadera importancia, pues se trata de cemen-
terios en los cuales se han presentado, asociadas, la alfarería con or-
namentos imbricados ó unguiculares y la pintada de blanco y rojo.
Por desgracia, los otros hallazgos verificados en una construcción
tumular del río Carabelas (Delta bonaerense); en lugares indetermi-
nados, situados sobre ese mismo río y el Paraná Miní; en la isla de
Paycarabí (3) y los alrededores de Puerto Gómez (provincia de Santa
Fe) (4), son «manifestaciones» esporádicas, que apenas constituyen
otros tantos eslabones.
He dicho que la alferería blanca y roja también se ha señalado en
la cuenca del Uruguay, pero en su curso inferior. En efecto, el profe-
sor José H. Figueira ha divulgado un fragmento elegantemente or-
namentado, que obtuvo «en las ruinas de la antigua reducción de
Santo Domingo de Soriano» (5); y durante sus investigaciones en
la isla del Vizcaíno, próxima á la desembocadura del río Negro y á la
antigua población citada, tuvo la fortuna de hallar en un mismo en-
terratorio, dos urnas : una con ornamentación imbricada típica y la
otra, que ofrecería las pinturas rojas características (6).
Sea como fuere, los ejemplares de alfarería pintada de blanco
y rojo obtenidos en las diversas localidades nombradas se les halla
(1) BURMEISTER, Swr les cránes, les mours et Vindustrie des anciens Indiens de
la Plata, en Congres international d' Anthropologie et d' Archéologie prehistoriques.
Compte vendu de la 6* session, Bruxelles, 1872, 348 y siguiente. Bruxelles, 1875.
(2) JUAN B. AMBROSETTI, Los cementerios prehistóricos del Alto Paraná (Misio-
nes), en Boletín del Instituto geográfico argentino, XVI, 229, 243, 244, 247, 248,
249, 251, figuras 5, 13 y 14 de la lámina, y K del texto. Buenos Aires, 1895.
(3) TorkREs, Ibid., 92 y siguiente; 391, nota 2; 408 y siguiente, figura 165.
(4) Luis María TokrkES, Arqueología de la cuenca del río Paraná, en Revista
del Museo de La Plata, XIV, 115, figura 37. Buenos Aires, 1907.
(5) JosÉ H. FIGUEIRA, Chanás, en ORESTES ARAÚJO, Diccionario geográfico del
Uruguay, 223, figura 2. Montevideo, 1900.
(6) FIiGUEIRA, Chanás, ete., 222, fig. 1; Torkus, Los primitivos, ete., 402 y
siguiente. Nada dice Figueira respecto á la urna pintada, hallada en la isla del
Vizcaíno (Chanás, etc., 223, nota 2); y la referencia que de ella hace Torres en
su obra, es tan ambigua — « de superficie lisa y pintada de rojo con ornamentos
geometrizados » — que ello justifica mis reservas al mencionarla en el texto.
276 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
asociados, cuando se trata de yacimientos primarios, á las grandes
urnas funerarias y vasos infundibuliformes ó campanuliformes orna-
mentados con elementos imbricados é impresiones unguiculares; y,
asimismo, ofrecen entre sí una unidad estilística absoluta. Estos son
los hechos esenciales que es menester puntualizar y recordar.
Ahora bien, la cultura representada por las referidas « manifesta-
ciones », es una cultura exclusivamente litoral. Se ha desarrollado á
lo largo de la cuenca del Paraná y quizá también del Uruguay, ocu-
pando sólo determinadas islas ó lugares ribereños cireunseriptos de
las márgenes de ambos ríos, y no existe el menor indicio de que pue-
da haber llegado á penetrar en la región interior mesopotámica entre-
rriana ó correntina.
Posee, además, y como lo he puntualizado, caracteres propios tan
marcados que es fácil singularizarla entre otras culturas primitivas.
cuyos rastros se señalan en las mismas regiones: así, no existe punto
alguno de contacto entre sus restos materiales y los pertenecientes á
las agrupaciones indígenas, que en el curso inferior del Paraná, ente-
rraban á sus muertos en construcciones tumulares; ni tampoco lo hay,
si se les compara con los dejados desde el 299 de latitud sur en la
cuenca de ese río, por otro pueblo que sabía modelar hermosas figuras
dle animales, pájaros y aun groseras representaciones humanoides (1).
¿Cuál es, pues, dicha cultura ?
José H. Figueira y Luis María Torres entienden que la alfarería
pintada de blanco y rojo debe referirse á los Chanás.
Ienoro las razones que pueda invocar el primero en apoyo de su
afirmación : acaso el descubrimiento del fragmento, á que he aludido,
en el lugar de Santo Domingo de Soriano, haya determinado su infe-
rencia. Si así lo fuere, estaría desprovista de fundamento, pues me
bastaría recordar que la reducción Chaná de aquel nombre sufrió va-
rios desplazamientos, hasta quedar instalada en definitiva, sobre la
margen izquierda del río Negro, es decir, en un lugar que fué fre-
cuentado en diversas épocas por distintas agrupaciones étnicas (2).
En cuanto á los argumentos que podía haber aportado el doctor Luis
(1) Ya en 1897 establecía los caracteres diferenciales de las culturas á que me
refiero en el texto (conf. FéLIx F. OutTEsS, Los Querandies, Breve contribución al
estudio de la etnografía argentina, 11 y siguientes. Buenos Aires, 1897).
(2) Tengo á la vista un extracto del interesante Diario que Andrés de Oyar-
vide redactó durante su viaje de Buenos Aires al arroyo de la China, en el río
Jruguay (MS. British Museum, Buenos Ayres, Tratados varios. Mus. Brit. Jure
EL PRIMER HALLAZGO ARQUEOLÓGICO 277
María Torres para dar asidero á su tesis, no existen en rigor de ver-
dad, pues su vaguedad es tal — y en una cuestión como la que me
ocupa, que ha menester de hechos positivos que sean otros tantos
elementos de corroboración — que no constituyen una demostración,
ni mucho menos una prueba (1).
Comparto, en cambio, la opinión del profesor don Juan B. Ambro-
setti, quien, desde el momento en que realizó sus interesantes hallaz-
sos del Alto Paraná, con verdadera perspicacia, no sólo los vinculó á
los verificados en el Delta bonaerense, sino los consideró también co-
mo «manifestaciones » atribuíbles á una cultura de procedencia Tu-
pí-Guaraní. Creo, vuelvo á repetirlo, que Ambrosetti ha estado en lo
cierto; y lo pienso así, apoyándome en las mismas pruebas que adu-
jera en 1905: «enterraban sus muertos — dice Ruíz de Montoya,
refiriéndose á los Guaraníes del Paraguay — en vnas grandes tinajas.
poniendo vn plato en la boca», las que — agrega — «enterrauan
hasta el cuello» (2). Y, en tal caso, el cementerio de Martín García
señalaría, en el momento actual, la incursión más lejana hacia el ver-
dadero estuario del Plata, realizada por aquellos pueblos en sus pere-
erinaciones seculares á través de las selvas y a lo largo de nuestros
grandes ríos históricos.
Buenos Aires, febrero de 1917.
emptionis. Add. 17607. Plut. CXCVIITI. C). En él se incluye la declaración de
un viejo indio Chaná, que contiene pormenores interesantes respecto á los des-
plazamientos que sufrió su pueblo. Según ese individuo, los Chanás, más ó me-
nos á mediados del siglo xvI1, vivían en las proximidades del río San Salvador,
dle donde, compelidos por los Yaros y Bohanes, debieron trasladarse á la isla Ya-
guarí y, de allí, 4 la del Vizcaíno. Según esa misma declaración, que se corro-
bora por documentos conocidos, los indígenas fueron trasladados al antiguo pueblo
de Santo Domingo de Soriano, sobre la margen izquierda del río Negro y próxi-
mo á la desembocadura, para de ahí ser nuevamente desplazados una y media
millas más al interior, donde se fundó el nuevo caserío de aquel mismo nombre
(conf., asimismo, IsiporRO Dr-María, Páginas históricas de la República Oriental
del Uruguay desde la época del coloniaje, 6 y siguientes. Montevideo, 18992).
(1) Torres, Los primitivos, ete., 452 y 572.
(2) ANTONIO RyIZ, Conqvista espiritval hecha por los religiosos de la Compañia
de Tesus en las prouincias del Paraguay, Parana, Vruguay, y Tape, folio 14. Madrid,
1639. Véaso, asimismo, FLix F. OutEs, Observaciones dá dos estudios del señor
Eric Boman sobre paleoetnología del noroeste argentino, en Anales de la Sociedad
científica argentina, LX, 162 y siguiente. Buenos Aires, 1905.
VALOR DEL HALLAZGO
DE
UNA PIPA DE PIEDRA TALLADA
EN LA PROVINCIA DE ENTRE RÍOS (1)
Por FÉLIX F. OUTES
Quiero llamar la atención sobre un objeto cuyo hallazgo, hecho ha-
ce ya largo tiempo en la región septentrional de la provincia de En-
tre Ríos, en un lugar próximo al litoral paranaense, posee el valor
de una «etiqueta» indicadora.
Se trata de una hermosa pipa de piedra tallada que, junto con otros
objetos también de piedra, fué encontrada en las proximidades de la
ciudad de La Paz (departamento de La Paz), al practicarse una ex-
cavación en el curso de los estudios realizados sobre el terreno par:
el trazado del ferrocarril proyectado á aquel centro urbano (2).
El objeto á que me refiero es de pequeño tamaño. El cuerpo, pro-
piamente dicho, está formado por una pirámide exagonal truncada,
dle 63 milímetros. El hornillo situado hacia la base, lo constituye una
cavidad infundibuliforme de 18 milímetros de profundidad, que se
define exteriormente mediante un reborde espeso (6 mm.) y de poca
altura (10 mm.). El diámetro interno de la excavación referida es de
18 milímetros y el externo de 28. El ángulo formado por el cuerpo y
el hornillo aparece cubierto — diré así — por una banda netamente
(1) Comunicación a la Sociedad argentina de Ciencias Naturales, leída en su
reunión del 20 de enero de 1917.
(2) El hallazgo á que me refiero en el texto, fué hecho por el ingeniero don
Francisco Schindler, quien obsequió con una parte del mismo á su amigo el se-
ñor don Carlos I. Salas, quien á su vez, me ha comunicado la pipa aludida.
VALOR DEL HALLAZGO DE UNA PIPA DE PIEDRA TALLADA 219
destacada de ambos y que termina pocos milímetros antes de la línea
determinada por la unión del borde del hornillo con el cuerpo de la
pipa (fig. 1). En cuanto al agujero que debió servir para introducir
la boquilla de la pipa, si la tuvo, tiene 5 milímetros de diámetro. Por
último, la longitud total del objeto, incluso el espesor de la banda,
alcanza á 71 milímetros. La anchura, comprendido el mismo espesor,
llega á 21 milímetros y la altura máxima no excede de 28 milímetros.
El trabajo es muy esmerado y toda la superficie del objeto aparece
bien pulimentada, tanto
cuanto lo puede permitir
la roca utilizada que es
bastante porosa. Además,
en algunas partes, se no-
tan rastros de cierto ma-
terial rojizo de lo cual po-
dría inferirse que la pie-
Za estuvo primitivamente Fig. 1
pintada de aquel color :
no lo creo, sin embargo, y me ipclino á considerar dicho material co-
mo simples restos terrosos del yacimiento.
La pipa que acabo de describir, es un ejemplar angular bien carac-,
terizado; y ese detalle de alto valor tipoiógico, es, precisamente, el que
permite determinar el valor indicador del hallazgo.
En efecto, las pipas angulares caracterizan las provincias cultura-
les primitivas sudamericanas orientales, y, especialmente, el Kultu»-
lcreis del Brasil meridional. Por ello, los hallazgos verificados en Río
rande del Sur son numerosos y se mencionan de largo tiempo
atrás (1). Pero, como lo he dicho, el tipo de pipa aludido se le en-
cuentra en otras regiones del este de Sud América. Se conocen ejem-
(1) LapisLaU NETTO, Investigagoes sobre a archeologia brazileira, en Archivos do
Museu nacional do Rio de Janeiro, VI, 447, figura incluída en la misma página, 448,
figura incluída en la misma página. Río de Janeiro, 1885; [A.] Kunrkrt, Rio
grandenser Alterthimer, en Verhandlungen der Berliner Gesellschaft fúr Anthropolo-
yie, Ethnoloyie und Urgeschichte, 1890. 37, figura 16. Berlin, 1890; A. KUNERT,
Caximbos in Siid-Brasilien, en Verhandlungen citadas, 1891, 696 y siguientes, fisu-
ras 1, 2, 3, 4 y 5. Berlin, 1891; H. von IHERING, 4 civilisagdo prehistorica do
Brazil meridional, en Revista do Museu Paulista, Y, SO, figura 12. Sao Paulo, 1895;
A. SCHUPP, Breves noticias sobre uns objectos interessantes feitos pelos indigenas do
Brazil, en Revista citada, VI, 489, lámina XVII, B, figuras 2 y 4. Sáo Paulo,
1904; GUSTAVO VON KOENIGSWALD, Die indianischen Muschelberge in Siúdbrasilion,
280 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
plares de Paraná (1), Sáo Paulo (2) y Bahía (3), también en el Brasil;
y hasta las pipas faliformes y antropomórficas, obtenidas en las pro-
ximidades del lago Valencia, en Venezuela, ofrecen igual disposición
morfológica (4).
En el resto de la extremidad austral de América, las pipas angula-
res Ó se presentan muy esporádicamente, como sucede en la provincia
de Buenos Aires (5) y en la región andina de la gobernación del Chu-
but (6); o se señalan con mayor abundancia, como acontece con Chile.
aunque los ejemplares, las más de las veces, no son muy típicos (7).
Se me ocurre, á propósito de las pipas chilenas angulares, que ellas
quizá pertenezcan á estratos culturales todavía no determinados y
cuyas vinculaciones se ignoran por lo tanto; pero no sería extraño
que dichas «manifestaciones» fueran debidas, asimismo, á influencias
orientales, si se recuerda las grandes pipas angulares para ceremonias
que con tanta abundancia se recogen en los yacimientos de las pro-
vincias argentinas del noroeste (8).
en Globus, LXXXVII, 345, figura 36. Braunschweig, 1905; ERLAND Frhr.
VON NORDENSKIOLD, Súdamerikanische Rauchpfeifen, en Globus, XCITI, 295, figu-
ras 10e y 10d (ex Kunert). Braunschweig, 1908.
(1) KOENIGSWALD, £bid., 345, figura 35.
(2) KOENIGSWALD, 1bid., 345, figura 34.
(3) Nerro, lbid., 448, figura incluída en la misma página; H. voN IHMERING,
Archeologia comparativa do Brazil, en Revista do Museu Paulista, VI, 553, lámina
XXIII, figuras 36 y 41. Sáo Paulo, 1904.
(4) A. ERNST, Archeologische Gegenstande, namentlich 2 neplvitische, aus Vene-
zuela, en Verhandlungen der Berliner Gesellschaft fir Antlwopologie, Ethnologie und
Urgeschichte, 1884, 455, figura 6. Berlin, 1884; KARL VON DEN STEINEN, 4Áusgra-
bungen am Valenciasee, en Globus, LXXXVI, 106, figura 12. Braunschweig, 1904.
(5) FLORENTINO AMEGHINO, La antigiiedad del hombre en el Plata, 1, 296 y si-
guientes, lámina VII, figuras 271 y 272. Paris-Buenos Aires, 1880.
(6) FéLIx F. OutEs, La edad de la piedra en Patagonia. Estudio de arqueología
comparada, en Anales del Museo nacional de Buenos Aires, serie 111, Y [XII]. 465 y
siguiente, figura 171. Buenos Aires, 1905.
(7) José ToribBI0 MEDINA, Los aboríjenes de Chile, 209 y siguiente, figura S5.
Santiago [de Chile], 1882; Tomás GUEVARA y AURELIANO OYARZÚN, El tabaco
y las pipas prehispanas en Chile, en Actas del XVII" Congreso internacional de ame-
ricanistas. Sesión de Buenos Aires, 17-23 de mayo de 1910, múmeros 1, 2, 5, 6, 7,
12, 21, 457, 460, 1525 y 1525 a, especialmente los números 5, 12, 21, 457 y 460.
Debo hacer notar que el ejemplar que lleva el número 12, obtenido en un yaci-
miento antiguo en Imperial, ofrece una estrecha semejanza con el procedente de
La Paz, que me ha dado tema para esta comunicación.
(8) Véase, inter alia, JUAN B. AMBROSETTI, Notas de arqueología Calchaquí, en
VALOR DEL HALLAZGO DE UNA PIPA DE PIEDRA TALLADA 281
Si las pipas angulares son propias de las culturas orientales, en
cambio, el tipo de pipa que predomina por completo hacia occidente
de Sud América austral y en las mismas gobernaciones argentinas
del Río Negro, CObubut y Santa Cruz, es el llamado «monitor » (1).
Los ejemplares coleccionados en Chile son numerosísimos (2) y los
indígenas de nuestro lejano sur, quienes, según todos los indicios, re-
cién comenzaron á fumar hacia la segunda mitad del siglo xvrt1, las
fábrican aun en la actualidad (3).
La pipa encontrada en las proximidades de La Paz significa, pues
una nueva «manifestación» de influencias orientales en nuestras
provincias del litoral. Recordaré con este motivo, que junto con la
pieza de que me he ocupado, fueron hallados otros objetos; uno de
ellos es altamente sugerente. Se trata de un fragmento de piedra, más
ó menos rectangular, cubierto por ornamentos meandroides dispues-
tos en igual forma que los que cubren las superficies principales de
otra pieza semejante hallada en las barrancas del río Mocoretá, al
nordeste de Entre Ríos (4); motivos ornamentales que se presentan,
absolutamente idénticos, en objetos brasileros (5).
Boletín del Instituto geográfico argentino, XX, 285 y siguientes, figuras 244, 246,
247 y 248. Buenos Aires, 1899. A
(1) Considero como de tipo «monitor » á las pipas cuyo hornillo se halla si-
tuado hacia la mitad de la longitud del cuerpo ó próximo á una de las extremi-
dades, de la que debe siempre estar separado por un espacio libre. Hago esta
aclaración, porque noto que McGuire considera impropiamente, como pipas
«monitor», á ejemplares que no pueden referirse, en manera alguna, á un tipo
de caracteres tan bien definidos (cfr. JoserH D. McGuikrE, Pipes and smoking
customs of the american aborigines, based on material in the U. S. National Musewn,
en Annual Reporl of the Board of Regents 0f the Smithsonian Institution... for the
yea ending june 30, 15897. Report of the U. S. National Museum, parte L, 468 y
siguientes. Washington, 1899. En tal caso, se hallarían los ejemplares represen-
tados en las figuras 89, 96, 97, 98, etc.
(2) MEDINA, Lbid., figuras 86, 87. 88, 89, 90 y 91; GUEVARA y OYARZÚN, nú-
mero 3 y passim.
(3) GEORGE CHAWORTH MUSTERS, 41 home with the Patagonians, 169 y siguien-
te, figura 12 de la lámina comprendida en la pásina 167. London, 1871; R. Ver-
NEAU, Les anciens Patagons. Contribution a létude des races précolombiennes de
Y Amérique du Sud, 287 y siguiente, figuras 63 y 64. Monaco, 1903. OutEs, Ibid,
464 y siguientes, figuras 168, 169, 170 y 172.
(4) SAMUEL A. LAFONE QUEVEDO, Tipos de alfarería en la región Diaguito-
Calchaqué, en Revista del Museo de La Plata, XV, 311, figura 2. Buenos Aires,
1908.
(5) Compárense, por ejemplo, con los ornamentos de la placa elíptica de barro
AN. SOC. CIENT. ARG. — TD. LXXXII 19
282 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Cabe, pues, suponer que entre los yacimientos de las proximidades
de La Paz y los de la cuenca del Mocoretá, existen estrechas vinen-
laciones, las que demostrarían la existencia de una vasta y bien ca-
racterizada áreal cultural, cuya extensión es posible se desenvuelva
mucho más hacia el este (1).
Buenos Aires, enero de 1917.
cocido, hallada en Amargosa (Bahía) descripta por von Ihering (cfr. Archeolo-
gia, etc., 553 y siguiente, lámina XXITI, figura 35).
(1) No encuentro punto alguno de semejanza entre las manifestaciones eultn-
rales señaladas en la región septentrional de Entre Ríos y las de la zona meridio-
nal de la misma provincia. Un hornillo de pipa, de tierra cocida, obtenido en
Puerto Landa, traiciona la influencia europea (cfr. Luis María TORRES, Los
primitivos habitantes del delta del Paraná, 412, figura 167. Buenos Aires, 1915).
INAUGURACIÓN
DE LA
SECCIÓN CIENCIAS FÍSICO-QUÍMICAS DE LA ACADEMIA
EL 19 DE AGOSTO DE 1916
DISCURSO DEL PRESIDENTE DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA
ARGENTINA INGENIERO NICOLÁS BESIO MORENO
Señores :
Inauguramos hoy los trabajos de la Sección ciencias físico-químicas
«dle la Academia de ciencias organizada en la Sociedad Científica Ar-
gentina, segunda de las secciones que entra á funcionar y una de las
cinco que están ya instalándose de las diez que componen la aca-
demia. Marcha, pues, el pensamiento que debiéramos á la iniciativa
del vicepresidente de la sociedad en el período anterior, ingeniero
Alberto D. Otamendi, hacia su ejecución con visible éxito, merced
al patriotismo de un grupo de socios de la sociedad que se ha pro-
puesto dar forma á la idea y dejarla realizada en el corriente año del
centenario de la independencia nacional.
Al nacer en las aulas de la Facultad de ciencias de Buenos Aires,
entonces departamento de ciencias exactas, el propósito de fundar
una asociación científica, el primer nombre que se pensó en darle
fue el de Academia científica de Buenos Aires, y ésta fué la desig-
nación que se discutió en la primera sesión preparatoria del 30 de
junio de 1572; pareció entonces que el nombre propuesto era dema-
siado ampuloso y que no se estaba aun en condiciones de cumplir
con la labor que él imponía, se cambió en Estímulo científico pri-
mero y en Sociedad Científica Argentina después, el que ha quedado
consagrado por 44 años de esfuerzos y de difusión dentro del país
y fuera de él, en lo que no poca parte ha cabido á los S1 tomos de
sus Anales.
284 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Después de esta grande labor y sobre todo después de los tras-
cendentales progresos realizados por el país en todos los órdenes. en
ese lapso de tiempo, la idea prematura de 1572 podía pensar en
practicarse y la felicidad con que se han podido iniciar los trabajos
de la sección ciencias naturales y los de ésta de ciencias físicas, así
como el éxito con que se organizan las de mateméticas y astronomía.
y de enseñanza y bibliografía y de técnica de ingeniería, prueban
que el momento había llegado y todo dependerá ahora del amor con
que la nueva creación sea sostenida y que le permitirá concentrar
los esfuerzos afines de los especialistas, estudiosos y principiantes
que se agrupen alrededor de cada rama de la academia, antes dis-
persos en el conjunto demasiado extendido de una sociedad general
de ciencias. Porque á medida que las ciencias se entrelazan y con-
funden unas con otras, borrándose fronteras, ó por lo menos desapa-
recida casi totalmente la ignorancia en que cada rama de la ciencia
vivía respecto de las restantes, han crecido y se han desenvuelto
tan vigorosamente que es imposible á la mente humana abarcarlas
por entero, como abarcaran Aristóteles ó Leonardo casi todas las de
su tiempo. Nada, pues, más natural y oportuno que reunir en derre-
dor de ciertas especialidades científicas á los núcleos ya apreciables
que á ellas se dedican en el país; y si por ahora esto lo realiza la
sociedad entre los solos sus asociados, día llegará en que el orga-
nismo desborde de su seno y logre reunir á todos los que habitan en
el país, dedicados al estudio de las ciencias, independientemente,
claro está, de las agrupaciones de orden gremial ó profesional, de
funciones más complejas ó diferentes.
Esta sesión inaugural de la Sección ciencias físico-químicas se des-
tina á recordar la obra de un eminente cientista en este mes falle-
cido, sir William Ramsay, á cuyo acto se ha asociado la Sociedad
química argentina, tan joven y tan fecunda ya.
Ramsay es un exponente más de la magnificencia del pensamiento
inglés y del poderío espiritual de la incomparable Inglaterra. Nación
única entre los viejos estados, por la pureza de sus costumbres, por
la generosidad de su inmenso poder, por su amor á la justicia y por
la rectitud de sus gobernantes; heredera de Roma por su imperio
colosal, cada día más dilatado y coherente; madre de la libertad.
patria de Locke y precursora de Montesquieu y de la revolución
americana; debía darnos todavía á Thompson y Ramsay, dos eum-
bres en las ciencias físicas, de los tiempos contemporáneos. Manan-
tial inagotable de mentes esclarecidas, forjadas al calor de sus libé-
INAUGURACIÓN DE LA SECCIÓN CIENCIAS FÍSICO-()UÍMICAS 285
rrimas instituciones y cuyas órbitas no se entrechocan jamás en
su infinito escenario, es Inglaterra el más elevado exponente de la
cultura, del espíritu y de la conciencia humanos, y nosotros educados
en su escuela, y protegidos en las horas de nuestra debilidad y nues-
tros errores, por su grandeza de inspiraciones, hemos podido seguir
sus rumbos y ofrecer al mundo este espectáculo armonioso de nues-
tro férreo esqueleto nacional, fulgurante además de esplendor latino.
Ramsay pertenece á ese grupo de especialistas que al provocar un
progreso de la ciencia que cultivan no sólo logran dar un paso ade-
lante efectivo en el campo de los conocimientos humanos, sino que
también dan alimento y base para altas especulaciones filosóficas,
realizando así el verdadero sentido de la ciencia en lo que ésta tiene
dle más alto y trascendente y la etapa soberana en que alcanza sus
más augustos contornos; las adquisiciones que la filosofía ha reali-
zado, tomadas de la obra de Ramsay, son sin duda el aspecto más
fecundo de esta labor.
Finalmente las comunicaciones que hoy se hacen á la sociedad en
el seno de su Sección ciencias físico-químicas son ya un exponente
de lo que pueden realizar nuestros estudiosos, los hijos de nuestras
aulas, con el material propio del país, y ojalá que estos primeros
trabajos de valor rigurosamente científico que hoy se presentan
á esta sección sean los iniciales de una serie sin término y puedan
servir de estímulo y de aliento para los que se están ahora elabo-
rando en el silencio de los gabinetes y provocar otros muchos pat:
honra del país y de la ciencia.
La independencia de que gozan las secciones para su organización
les permite iniciar sus trabajos antes de que la academia se haya
establecido como institución, y cuando llegue la hora de que esto
ocurra tendrá ya un breve pero claro conocimiento del valor de las
creaciones realizadas y podrá establecer su programa general en pre-
sencia de valores efectivos como son estos esfuerzos y sus resultados.
Declaro, señores, inauguradas las sesiones de la Sección ciencias
físico-químicas de la Academia de la sociedad, y en presencia del
acontecimiento científico que esto representa, pues da carácter orgá-
nico á la presentación de comunicaciones y á su discusión filosófica,
no puedo menos de regocijarme por esta antigua casa que emprende
un nuevo vuelo y ensancha cada vez más su acción espiritual, vinen-
lándose otra y otra vez á la prosperidad de la patria, en su aspecto
más encumbrado y noble: el de la creación de la ciencia nacional.
He dicho.
ESTUDIO DE LOS FENÓMENOS MAGNETO-OPTICOS Y MAGNÉTICOS
CONFERENCIA LEÍDA EN LA SECCIÓN DE CIENCIAS FÍSICO-QUÍMICAS
DE LA ACADEMIA EL 4 DE OCTUBRE DE 1916
POR EL DOCTOR HÉCTOR ISNARDI
Jefe de trabajos de Trabajos prácticos en física
$ 1. Introducción
De los resultados publicados por Majorana (1) en el año 1902 se
desprende que una solución coloidal de hidrato de hierro adquiere en
el campo magnético las características de un cuerpo birrefringente.
De este fenómeno, que en adelante se llamó fenómeno de Majorana,
se ocupa Schmauss (2), llegando á comprobar, agregando gelatina para
aumentar el frotamiento del solvente, que se trata de orientaciones de
las partículas suspendidas, pues en estas condiciones la anisotropía
necesita tiempo para producirse y para desaparecer.
Majorana (3) observó, además, que ciertas soluciones coloidales de
hierro, que en campos débiles son birrefringentes negativas, adquie-
ren aumentando la intensidad del campo birrefringencia positiva, y
Schmauss, por su parte, encuentra una inversión de la birrefringencia
positiva á negativa, en campos constantes, aumentando la tempera-
tura. Este físico opina poder explicar el último de los fenómenos ano-
tados, suponiendo que á temperaturas bajas las partículas son dia-
(1) Q. MAJORANa, Rend. 4ec. Lincei, tomo 11, primer semestre, páginas 374,
463, 531; segundo semestre, páginas 90 y 139. 1902.
(2) A. SCHMAUSs, Ann. Phys. (4), página 186. 1903.
(3) Q. MAJORANA, Rend. Acc. Lincei, tomo II, primer semestre, página 333.
ESTUDIO DE LOS FENÓMENOS MAGNETO-ÓPTICOS Y MAGNÉTICOS 287
magnéticas respecto al solvente y paramagnéticas á temperaturas
altas, Ó viceversa.
Esta interpretación del fenómeno, que parece incorrecta por razo-
nes teóricas, como veremos más adelante, fué por Cotton y Mouton (1)
estudiada, los que mostraron experimentalmente que los amicrones
suspendidos son siempre paramagnéticos respecto al líquido que los
rodea. No hemos encontrado en nuestras bibliotecas los trabajos ori-
ginales de estos dos expe-
rimentadores, causa por la Sa
cual no podemos entrar en
detalles explicativos de su O P
consecuencia. |
Finalmente, sea citado EN / Fr
, )
el importante resultado 7 E Gr 'l 5
z Moo 5
que encuentran Diesse- JU JON ¿
N /
lhorst y Freundlich (2) por
su nuevo método de schlie- EH.
ren (3), que las partícu- Pa
las ultramicroscópicas de ' 4
Fe,O, no tienen ni la for- Fig. 1
ma de barras ni la de dis-
cos, sino que son más ó menos esféricas, y que por tanto, la birrefri-
gencia no se explica por la forma de las partículas, sino por la aniso-
tropía de la molécula.
Dado el interés de los trabajos anteriores, me fué propuesto por el
doctor RK. Gans, director del Instituto de física de La Plata, á quien
debo econ toda justicia agradecer el haberme guiado en el curso de
toda esta investigación : estudiar la birrefringencia y el magnetismo
de soluciones de hierro coloidal, en función del campo y la tempera-
tura, á objeto de pretender averiguar la constitución de las partículas
amicroscópicas.
(1) A. CorToN et MOouton, Les ultramicroscopes et les objets ultramicroscopiques,
página 198.
(2) DIESSELHORST et FREUNDLICH, Phys. Zeitschaift, 17, página 117. 1916.
(3) Sehlieren : Estrias ópticas accidentales producidas por ejemplo : al remover
una solución de azúcar en agua.
288 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
BIRREFRINGENCIA MAGNÉTICA
$2. Instalación (fig. 1 y 2)
En la figura 1 se indica con:
L, fuente luminosa.
M, Lente condensador.
O, Diafragma.
P, Nicol polarizador.
N, S. Polos del electroimán.
V, Cubeta para contener la solución.
O, Compensador de Babinet.
A, Nicol analizador.
Debido á la gran absorción de las soluciones fué indispensable em-
plear como fuente luminosa una lámpara de arco voltaico que consume
20 amperes, intercalando á ésta en un circuito provisto de amperóme-
tro y de una resistencia variable que permitía mantener más ó menos
constante la intensidad luminosa. Entre la lámpara y el nicol polari-
zador una lente condensador arreglada de manera que el haz emitido
sea de luz paralela, y un diafragma que sólo permite iluminar la cara
del nicol P. En esta forma me fué posible tener una intensidad lumi-
nosa muy grande y solamente en la región limitada por la cara de los
prismas, ya que la distancia de la lámpara al compensador de Babinet
es de 1,20 m y puede ser regulado el arco de manera que esté centrado
y en línea recta con las demás partes de la instalación.
El plano de polarización del nicol P forma un ángulo de 45% con
las líneas de fuerza, y el analizador A cruzado con el primero.
Campo magnético. — El campo magnético lo genera un gran elec-
troimán construído por Hartmann y Braun en Frankfurt (Alemania).
Dos bobinas corredizas sobre una plataforma que puede ser nivelada
por tres tornillos calantes: cada una con un arrollamiento de 1250
vueltas de alambre de cobre, que terminan en nucleos polares de forma
rectangular mide 50 mm de longitud por 15 mm de altura.
Intercaladas en el circuito del electroimán se encuentran dos resis-
tencias; la primera empleada para modificaciones grandes de intensi-
dad y la segunda para corregir la modificación de la resistencia debida
ESTUDIO DE LOS FENÓMENOS MAGNETO-ÓPTICOS Y MAGNÉTICOS 289
al calentamiento. En serie con los aparatos anteriores un amperómetro
Rubhstrat, y por último, un conmutador empleado para destruir el cam-
po remanente.
Oubeta y baño de temperatura. — Dos fueron las cubetas empleadas
en las medidas : una para observar birrefringencia en función del
campo á temperatura constante, la otra birrefringencia en función de
la temperatura.
La primera, de vidrio de caras paralelas de 36 mm de longitud por
Ss mm de ancho se colocó en un campo de 9 mm de entre hierro.
En las medidas en función de la temperatura
substituí la anterior por otra de cobre € (fig. 2)
niquelada interiormente, delongitud LL/de36mm
y dle 10 mm de ancho, colocada en un campo de
11 mm de entre fierro.
Las dos ventanas L y L/ (longitud S mm, ancho
3 mm) se taparon con láminas de vidrio de caras
paralelas y los ajustes entre éstas y el metal, he-
chos con láminas delgadas de goma, por no resistir altas temperaturas
Fig. 2
el mastic empleado para pegar las cubetas de Leybold.
Para poder hacer las medidas en función de la temperatura se su-
mergió la cubeta € hasta la parte inferior de las ventanas en una caja
prismática de cinc R, que comunica por dos orificios T y T' respecti-
vamente, con un recipiente y con una pequeña bomba centrífuga, que
establece una circulación muy activa.
En esta forma se pudo observar el fenómeno para temperaturas
comprendidas entre 22 y 509, midiendo para cualquiera de esas tem-
peraturas su variación con la intensidad del campo, además de poderlo
hacer á una temperatura dada, interesante por corresponder al punto
de inversión ó de máximo.
Aparato de medida. — En todas las medidas se empleó el compen-
sador de Babinet, resultando de su graduación para los rayos de la
lámpara de arco que pasaban por las soluciones de hierro Bravais que
una diferencia de fase de una longitud de onda corresponde á 2650
dlivisiones del tornillo micrométrico.
En estas medidas el líquido mismo funciona como filtro de rayos,
y por lo tanto, las medidas se refieren á la parte del espectro compren-
dida entre el rojo y el amarillo.
Si se quieren conocer los valores de la birrefrineencia observada en
longitudes de onda se tendrán que dividir en las tablas siguientes
todos los valores por 2680.
290 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
La medida del campo se efectuó en todos los casos según el método
balístico, sirviéndose al efecto de una pequeña bobina de dos vueltas
dle alambre de cobre desnudo, construída sobre un trozo de ebonita.
midiéndose su área-vuelta con el comparador de Zeiss : resultando el
largo del rectángulo igual á 42,457 mm y el ancho igual á 7,988 mm
y el diámetro del hilo igual á 0,393 mm.
La sensibilidad del galvanómetro balístico se determinó con una
bobina de inducción mutua de la casa Siemens y Halske.
Con una bobina de 3 mm de diámetro se midió la homogeneidad
del campo en la dirección de los rayos ópticos, resultando una cons-
tancia suficiente de la intensidad de éste en todo el largo de las cu-
betas usadas.
$3. Dependencia de la birrefringencia con el campo
Las soluciones usadas en esta investigación pertenecen todas á un
tipo único de hierro coloidal, el producto farmacéutico Bravais, librado
por diálisis del cloruro de hierro que contenía y llevado á la densidad
1,038 para ser tomado como solución tipo.
La primera de las medidas cuantitativas se hizo con una dilución
arbitraria de la solución tipo, observando la birrefringencia magnética
en función de la intensidad del campo á la temperatura constante
de 142.
En la tabla número 1 expresan A, y A, la birrefringencia magnética
en divisiones del tornillo micrométrico del compensador de Babinet. de
dos medidas efectuadas en orden inverso, es decir, para campos ascen-
dentes la primera y para descendentes la segunda, siendo Á su media
aritmética.
Tabla 1
H Gauss A A A =
en (Gauss > a e
6,200 — 41 — 38 — 39,5 1,026
10,340 = 112 — 109 — 110,5 1,033
13,960 — 205 — 204 — 204,5 1,048
18.040 — 332 — 337 — 334,5 1,025
18,730 — 359 — 367 — 363,5 1,035
La última de las columnas comprueba que yr es una constante.
ESTUDIO DE LOS FENÓMENOS MAGNETO-ÓPTICOS Y MAGNÉTICOS 291
como ya constató Majorana. La solución es bajo la influencia del cam-
po un cristal negativo de un eje.
Á objeto de conocer como la birrefringencia depende de la concentra-
ción se preparó una solución á la cual corresponde una concentración O,
áquien damos arbitrariamente el valor 1, y luego diluyendo en propor-
ciones medidas se prepararon dos más de concentraciones 0,44 y 0,19.
Midiendo luego la birrefrigencia de las tres soluciones obtuve así
la siguiente serie de observaciones á 15,59 (tabla n” 2).
Tabla 2
|
C=1 | C= 0,44 C = 0,19
A A A
A 10 A 10 | A palo
(áK>- << <—>>>—áÁ. |
11,180 — 272 — 2,175 — 106 — 849 | — 55 o 440
16,960 — 611 — 2,125 — 257 = 891 — 128 — 446
18,700 — 762 — 2,185 — 322 — 918 — 160 — 6459
A
Media 10” — 2,162 — 886 — 449
Medi z 19 2,162 1,969 2,274
edia 9 — 2,162 — 1,965 = 2.27
HC ¡
De los valores de la tabla anterior se desprende que la birrefrin-
o
E)
'encia es prácticamente proporcional á la concentración, es decir, no
existe una acción mutua entre las partículas.
Como Sehmauss, según se ha dicho en la introducción, quiere ex-
plicar el cambio de signo de la birrefringencia positiva en negativa á
cierta temperatura, suponiendo que las partículas sean paramagnéti-
cas respecto al líquido en que están suspendidas á cierta temperatura
y diamagnéticas á otras, he medido, para decidir si la hipótesis de
Sehmauss corresponde á los hechos, la birrefringencia en campos de
diferente entrefierro, puesto que la orientación de partículas para ó
diamagnéticas en un campo magnético, no depende de la dirección de
las líneas de fuerza sino de la distribución de su densidad (1). En un
'ampo uniforme no actúa ninguna fuerza apreciable.
Para aumentar la birrefringencia envejecí artificialmente la solu-
(1) Véase E. Conn, Das eleltromagnetische Feld, página 210. Leipzig, 1910; R.
GANS, EBinfiirhung in die Theorie des Maqnetismus, página 90. Leipzig y Berlín. 19085.
292 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
ción, calentándola á 709 durante tres horas en un recipiente cerrado
y medí luego á la temperatura de 52 su anisotropía, obteniendo los
datos numéricos de la tabla número 3.
Tabla 3
DE Corriente
stancia
, z en el H en Gauss A
polar FA
electroimán
11 4,0 9,172 309
18 11,2 9,460 340
26 23,0 8,813 315
Regulé la corriente en el electroimán de tal manera que las intensi-
dades de los campos fueran aproximadamente iguales. Sin embargo,
dadas las diferentes distancias polares, lainhomogeneidad de los cam-
pos variaba mucho, y si se tratara de orientación de partículas para
ó diamagnéticas, los resultados de las tres medidas serían muy dife-
rentes, lo que no se desprende de los valores observados.
En esta forma hemos comprobado que la birrefringencia depende
solamente de la intensidad del campo y no de su dispersión, ó que la
hipótesis de Schmauss debe ser incorrecta.
De la misma solución anterior medí la anisotropía en función del
campo á la temperatura de 129, resultando, como se ve, en la tabla
número 4 constante el cociente a
Tabla £
H en Gauss — A — -e 10* H en Gauss — A = > 10*
6,700 150 334 17,300 985 329
9,500 300 332 17,500 1,010 330
11,700 458 342 17,500 1,050 331
13,100 580 3817 18,000 1,080 333
14,000 645 329 18,300 1,115 333
14,900 751 338 18,600 1,135 327
15,500 820 341 18,800 1,160 328
16,000 858 335 18,900 1,190 333
16,500 924 339 19,000 1,210 335
16,900 945 330
ESTUDIO DE LOS FENÓMENOS MAGNETO-ÓPTICOS Y MAGNÉTICOS 293
Para ilustrar las variedades de hierro coloidal estudiadas sean men-
cionadas dos series de observaciones. En la primera Á era negativa
para campos débiles, invirtiéndose su signo para H = 7000 Gauss, lo
que ocasionalmente fué ya observado por Majorana. En este caso no
A
ale, pues la ley uv constante. En la otra de las muestras Á fué
proporcional á H”, pero de signo positivo, aunque las medidas se efec-
tuaron á la misma temperatura que las de la tabla 4.
Las dos muestras últimas son de partículas muy pequeñas y hubo
necesidad de calentarlas á 1009 durante largo tiempo, para poder
efectuar las medidas antedichas.
$ 4. Dependencia de la birrefringencia con la temperatura
De la misma solución, á la que se refiere la tabla 4, se midió la bi-
rrefringencia magnética en un campo constante de 7000 Gauss entre
las temperaturas comprendidas en 09 y S0?.
Los resultados de esta observación se encuentran en la tabla 5 y
en la figura 3.
Tabla 5
t AN t A
po + 1,000 350 = 1220
50 + 500 390 — 980
7,50 50 45o = 050
100 = 100 500 630
190 — 250 550 AO
170 — 650 609 = 2
209 — 810 650 O
950 — 1,050 709 50
309 — 1,300 S09 = en
De la tabla anterior, como de la gráfica correspondiente, se despren-
dle que la birrefringencia es positiva para temperaturas bajas, desapa-
rece á 8,59, luego se hace negativa, llegando 4 un valor minimun a
los 329, teniendo luego á temperaturas más altas al estado isotrópico.
Un dato nuevo, y del cual no hablan ninguno de los trabajos anterio-
res á éste, es punto de mínimum en función de la temperatura.
294 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Hechas las series de medidas anteriores intenté estudiar en un ma-
terial muy birrefringente, es decir, envejecido artificialmente, la ani-
sotropía en función del campo y de la temperatura. Para conocer al
mismo tiempo la influencia del envejecimiento efectué algunas obser-
vaciones en la solución no envejecida.
Á este efecto se dializó una solución de Bravais, cuya densidad á 152
7000
$00
1/00
300
1000
1500 l )
O H = 7000 Gauss O H = 16000 Gauss
Fig. 3 Fig. 4
era 1,026. Como la muestra así obtenida fuera muy absorbente fué in-
dispensable llevarla á la densidad 1,0045 y se observó luego la birre-
fringencia en un campo de 16000 Gauss en función de la temperatura.
Delos datos numéricos de la tabla 6, correspondiente á esta medida,
y de la gráfica número 4 se desprende que el punto de inversión de la
birrefringencia se encuentra á la temperatura de 129 y el minimum
dlel efecto más ó menos á los 302.
ESTUDIO DE LOS FENÓMENOS MAGNETO-ÓPTICOS Y MAGNÉTICOS 295
Tabla 6
t A
20 + 55
so + 15
140 = 5
220 — 50
339 — 70
150 — 55
Luego para envejecer la solución se calentó en recipiente cerrado
5000, -
2000
1000
1000
1000
20004 2000)
/ |
< <
1 '
3000 3000
2000 AR
7730 Gauss
3100 —
= 15600 —
Fig. 5
siete horas á la temperatura de 1009, adquiriendo por esto la muestra
un aspecto muy turbio.
296 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Tabla 7
¿ H =7,730 | H =13,100 | H =16,500 | H = 16,900
A A A A
30 + 526 | + 2,435 | + 3,892 | + 4,857
zo 10493 [E Sto E 3,370) | == 3,6738
220 A 5 ASS Om EOS
340 =2X0 |= 20|= 10|= 70
440 =((03 1= LES l= TUE = 2030
540 O AO A A EA
640 — 487 | = 1,357 | — 1,809 || — 2,039
740 =2M9 [== E|= 8
820 = 10 |= H0¡= XVOD|= SN
720 28 | = == 1,080 | = 1,92%
610 = 05 | = AL | = 8068 | = 338
450 = 4 | = 168 | = 2307 | = 257
350 == 40|= 160 |= 10
250 = 0 1 E-00|. 1% | 150
140 HE 240 | Y 1,360 | + 2,287] + 2,871
30 +4-720. | + 2,943 | + 4,410 | + 5,392
Tabla 7a
E H =7,730 | H =13,100 | H =16,509 | H 16,900
A A A A
30 + 432 | + 2,398 | + 3,880 | + 4,850
160 + 304 | + 1,480 | + 2,330 || E 2,914
250 2 ¿al 103|-= 120 |=> 1070
330 — XAII= Dit Bl 25
440 —= 200 |= 158 | => 129 | = 21083
520 — 967 | =— 2,325 | — 3,159 || — 3,665
57O TU E A 0 | = 3
6792 = 00 | = 1168 | = 1,619 | = 155
750 = MWI= Mm|= (M|= 4%
850 sE 0l= Mg|= NO0|= 28
730 == == R0|= 22 |= 1,05
640 — 5N0|-= 1/3 |= 1347 ]| = 97
530 =- 1,556 | — 2,654 | — 3,486 | — 3,800
450 = al = LE = 215 | = 2,250
350 = gml= g4l= S0|= un
260 56 169% | 4338 | 4 2036
160 AS O Si OS SES
30 + 786 | += 2933 | + 4,5390 + 5,373
ESTUDIO DE LOS FENÓMENOS MAGNETO-ÓPTICOS Y MAGNÉTICOS 297
Para cuatro campos de intensidades, 7750, 15110, 15600 y 16900
Gauss, en todo el intervalo comprendido entre 32 y 822 medi la aniso-
7
tropía de la solución. En las tablas 7 y 7a y en las gráficas 5 y 54 se
encuentran los resultados de dos se- 2000
ries de observaciones independien-
tes, efectuadas ambas á temperatu- 1
ras ascendentes y descendentes.
Para no complicar demasiado las
figuras 5 y base ha suprimido en
ellas la curva que corresponde á
H=16 900 Gauss.
De estas observaciones se puede
deducir :
1” Latemperatura que correspon-
de á la inversión de signo de la bi- 2000
rrefringencia aumenta con el enve- |
jecimiento. 9
En efecto, en la medida de la so- Lal
lución fresca, la temperatura de in-
versión es 12? y en ésta es de352pa-
ra el mismo campo de 16000 Gauss.
2 La temperatura de inversión 300
o . o O H = 9500 Gauss
de la birrefringencia aumenta un x H = 13000 —
A E + H = 15900 —
poco con la intensidad del campo. A
Mio. 6
3 La temperatura á la que co-
rresponde el mínimum aumenta por el envejecimiento.
En efecto, mientras era 309 para la solución fresca, es de 559 para
la envejida;
4% La temperatura de mínimum no depende de la intensidad del
campo.
5” Que pudiéndose considerar las curvas como líneas rectas entre 02
e 0
tH>
Terminado el estudio de la birrefringencia se instaló el aparato para
medir el magnetismo; como esto llevó mucho tiempo, y según mis ex-
4
y 55%, aproximadamente, vale la relación : = constante.
periencias, las soluciones se modifican con el envejecimiento, determi-
né nuevamente, terminada la instalación magnética, la birrefringencia
dle la solución Bravais, de la que medí la susceptibilidad. Por lo tanto,
los resultados de la tabla 8 y de la gráfica 6 son directamente compa-
rables con los datos sobre magnetismo que se darán más adelante.
AN. SOC, CIENT. ARG. — DT. LXXXIL 20
(99)
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Tabla 8
H = 9,509 | H =12,509 | H =15,900
Al A A
+ 875 | + 1,5560 | + 2,000
+ 696 | + 1,335 | + 2,043
LEAR Id EPI 1
+ 250 | + 655 | 1,100
ON SON PESE
0 | el es
= 28 = MO|= 29
= 28 1 = 5400 l|= 05%
000. 1= os | — 1,50
— 645 | — 1,050 | — 1,950
=%0 |= 1B|= 2
200. |= SH0|= 520
Sea todavía mencionado un fenómeno curioso, que en un principio
Fig.
7
me era incomprensible, pero que se explica
teniendo en cuenta el tipo de las curvas de
la figura 5.
Si se observa birrefringencia á tempera-
turas próximas á la de inversión, excitando
un campo H, se desplaza la raya central del
compensador de Babinet, de manera que in-
dica birrefringencia negativa, é inmediata-
mente después retrocede, llega al cero y
corre en sentido contrario indicando birre-
fringencia positiva.
Podemos explicarnos el fenómeno anota-
do, teniendo en cuenta que para un campo
H, < H, también la temperatura de inver-
sión 0, es menor que 0, (véase la fig. 7) y que
el campo H., por la selfinducción del electro-
imán necesita tiempo para establecerse, se
comprende que la birrefringencia de la solución para una temperatura
t<0),, sea negativa siendo HH, y positiva en el estado final H=H..
Por otra parte, esta observación muestra cualitativamente con toda
claridad, que la temperatura de inversión de signo de la birrefringen-
cia aumente con la intensidad del campo.
ESTUDIO DE LOS FENÓMENOS MAGNETO-ÓPTICOS Y MAGNÉTICOS 299
TI
MAGNETISMO DE LAS SOLUCIONES DE HIERRO
El primero de los métodos empleados para medir el magnetismo de
la soluciones fué el de Quincke, pero debido á la inseguridad de las
medidas hechas fundándose en él, aunque los valores de las tablas nu-
méricas parecen demostrar que las partículas permanecen siempre pa-
ramagnéticas en función de la temperatura, y la importancia de dilu-
cidar esta cuestión me indujo á emplear el método de Weiss (*) 4 objeto
de medir directamente el magnetismo de las partículas.
Se funda este método en el mismo principio que el empleado por
Curie (2) en su estudio de las propiedades magnéticas de los cuerpos
á diversas temperaturas. Consiste en deducir el coeficiente de imana-
ción específica de un cuerpo de la fuerza que ejerce sobre él un campo
magnético no uniforme, y para ello se dispone la experiencia de ma-
nera que esta fuerza tenga un máximo en un cierto punto.
Si se coloca el cuerpo á medir en esa región se pone uno al abrigo
del error que deriva de la pequeña modificación de posición relativa
del cuerpo y del electroimán.
Si es m la masa de un cuerpo cuyo coeficiente de imanación especí-
fica es y y lo colocamos en un punto donde la intensidad del campo
es H y la derivada del campo respecto á la dirección en que él puede
JH PE y ;
ES el momento magnético de la substancia será: m.y. HH
ha S
JH
da
Se puede deducir y de esta fórmula midiendo en manera absoluta H y
y la fuerza que ella soporta en la dirección de las v será: m.+y. H
Sa Ó también más fácilmente por comparación, llevando al punto de
máxima atracción una masa conocida de un cuerpo cuyo coeficiente
de imanación sea también conocido y medir la fuerza que el imán ejerce
sobre él.
La relación de las dos fuerzas medidas dará la relación de los mo-
(1) Étude de Vaimantation des corps ferromagnétiques au-dessus de point de Curie,
par P. Weiss et G. Forx. Extrait des Archives des sciences physiques et naturelles,
tomo XXXI, 4, 19, 89 y 117. Enero-febrero, 1911.
(2) P. Curitr, dun. Chim. Phys., tomo V, página 289. 1895.
300 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
mentos magnéticos de los dos cuerpos, y por tanto, la relación de sus
coeficientes de imanación específica.
En nuestro caso hemos adoptado como substancia tipo una solución
diluída de cloruro de manganeso cuya susceptibilidad específica era
igual á 1,775. 10-70.
$ 5. Instalación
La figura 8 representa en proyección horizontal las partes princi
pales de la instalación destinada á comparar coeficientes de imanación.
La curva dibujada sobre los palos representa la fuerza ejercida so-
bre la substancia en función de la distancia á las aristas de los núcleos
y el máximo de ésta es suficientemente plano para poder sin error de
importancia repetir la misma posición en las diferentes experiencias.
Campo magnético. — El campo magnético lo genera un electroimán
de P. Weiss, montado sobre
un carrito e (fig. 9) que puede
ser desplazado por medio de
un tornillo con respecto á la
substancia para buscar la po-
sición de máximo efecto.
Suspensión de la substancia
en el campo. — En un pilar de
mampostería independiente
del piso del laboratorio y se-
Je € parado de la tierra por una ca-
misa de aire, se fijó un tirante
de madera P, que lleva en su parte superior una regla p, á la cual por
cuatro láminas de plata muy delgadas (ancho 1,5 mm, longitud 350
mm) que convergen en forma de V se suspendió la varilla que lleva
en su extremo un tubito s destinado á contener la solución.
Todas las partes de la instalación están provistas de tornillos de
calaje que permiten centrar fácilmente la suspensión.
Este método de suspensión tiene la ventaja de suprimir los movi-
mientos laterales de la substancia en el campo, aparte de prestarse
muy bien para compensar los efectos electro-magnéticamente.
Aparato de compensación. — La compensación se hace por medio
de dos bobinas B y b coaxiales, una de ellas la b fija en la varilla de
vidrio, mientras la otra es independiente de la suspensión.
La bobina B está formada por 300 vueltas de alambre de cobre es-
ESTUDIO DE LOS FENÓMENOS MAGNETO-ÓPTICOS Y MAGNÉTICOS 301
maltado de 12 mm de diámetro, y la bobina b por 200 vueltas de alam-
bre también esmaltado de 0,2 mm de diámetro.
La corriente llega á la bobina b por una de las cintas y regresa por
la otra del mismo par.
En la instalación de Weiss la corriente llega por un par de cintas y
regresa por el otro, pero en nuestro caso los efectos del electroimán
sobre esta sección recorrida por la corriente fueron tan grandes que
fué indispensable adoptar el método expuesto. En esta forma, fuera
cualquiera el sentido del campo, se compensó siempre el efecto con
Fig. 9
una misma intensidad en la bobina B, teniendo en cuenta que la co-
rriente en b en toda la experiencia era constante.
Aparato de lectura. — El aparato de lectura empleado por Weiss no
dió los resultados deseados, esto se explica si recordamos que los va-
lores de y por el medidos, nunca bajan de 10.10-* y que en nuestro
caso nunca llegan al valor de 2.107 * y sobre todo por tener el aparato
que acusar diferencias ocasionadas por la modificación de la tempera-
tura que sólo llegan 4 0,5 .107" entre los valores extremos de éstas.
El método de lectura siguiente reemplazó con ventaja al de Weiss,
por ser mucho más sensible y por tenerse constancia absoluta en el cero.
La varilla de vidrio Y termina en una punta de acero afilada (una
aguja de coser) que toca excéntricamente en una lámina delgada de
bronce apoyando en un cojinete de rubí montado sobre una plaquita de
acero fija á la lámina por cuatro tornillos que permiten modificar la dis-
tancia de apoyo al eje del espejo y por tanto la sensibilidad (fig. 10).
La lámina de bronce, que lleva en su cara anterior al espejo e, esta
fija sobre un eje de acero montado sobre cojinetes de rubí colocados
302 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
en un marco de bronce m. Sobre el eje del espejo una espiral de acero
(las empleadas en los reguladores «de reloj de señora) cuya punta libre
se fija al marco m vuelve al espejo á su posición inicial después de un
desplazamiento cualquiera. El marco m se puede con un tornillo a co-
rrer paralelamente al espejo por otro M, fijo éste á una varilla móvil en
un tubo por medio del tornillo A. El mismo dispositivo se emplea para
dar al espejo movimiento según el tercero de los ejes coordenados.
Completan la instalación un amortiguador de aire L y un pequeño
contrapeso colocado entre los dos pares de cintas.
Fig. 10
Fórmulas para caleular la susceptibilidad. — Si llenamos el tubito de
vidrio s con m gramos de solución de hierro y después con la misma can-
tidad de agua, siendo Té I, respectivamente los amperajes de compensa-
ción en la bobina B, y la susceptibilidad de la solución, y, la del agua y
enambos casos la intensidad ¿ en la bobina b es constante, tendremos :
JH
br == 0% == 0/01 = 1;
m (y — yo) H E 07 ( )
JH E
donde H es el campo y 7 su gradiente.
7 -
Para conocer la susceptibilidad en medida absoluta, llené el tubito
con la solución diluída de cloruro de manganeso cuya susceptibilidad
p)
H
da
específica era igual á 1,775.10-* y calculé
ESTUDIO DE LOS FENÓMENOS MAGNETO-ÓPTICOS Y MAGNÉTICOS 303
$6. Las medidas
En todos los casos se hicieron las medidas estando las substan-
cias sumergidas en agua, la que se empleó como baño de tempera-
tura, y por esta causa se
18 ===
10*
ha determinado el magne- -z:
tismo de las partículas 7
mismas respecto á ese lí- 2
quido. Es
Las tablas 9 y 9a contie- 7
nenlosresultados de lasus- da l r
ceptibilidad de las partí- se E D
culas en función de la tem- da BARON Ya OT APRA y
peratura. En ambos casos e 0 de
I, se ha determinado pa- e I=16 —
Fig. 11
ra dos temperaturas extre-
mas, suponiendo su variación como lineal entre las mismas.
En la primera serie de medidas el campo fué excitado por una co-
rriente de S amp. y en la segunda serie por 16 amp.
Los resultados numéricos se encuentran representados gráficamente
en la figura 11.
Tabla 9
A I I—I, (= y) 107
amp. amp
659 4,40 3,24 1,094
57o 4,45 3,26 1,101
509 4,70 3,48 1,176
45,59 4,75 0] 1,182
40,30 4,83 3,57 1,206
36,59 4,90 3,63 12
33,59 5,00 3,12 1,286
29,99 5,19 3,89 1,314
210 5,26 3,93 1,327
16,29 5,40 1,05 1,378
120 5,52 1,15 1,402
109 OO) ¿En 1,408
o 5,70 4,31 1,456
5o 5,80 4,40 1,486
20 5,82 O OS
304 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Tabla 9a
I pt
; amp. EE 110
660 6,00 4,78 1,203
580 6,08 4,83 1,216
509 6,32 5,03
450 6,42 5,11
380 6,60 5,26
320 6,82 5,45 1,372
199 71 5,69 1,433
159 7,50 6,05 1,524
130 7,80 6,34 1,596
go 8,00 6,51 1,639
39 8,30 6,80 1,712
Las experiencias anteriores demuestran que las soluciones perma-
necen siempre paramagnéticas en función de la temperatura, y sobre
todo que el punto de inversión de la birrefringencia no es un punto
de inversión del magnetismo como lo supone Sehmauss.
Por otra parte también se comprueba que la susceptibilidad de las
partículas disminuye con la temperatura y aumenta con la intensidad
del campo.
Para asegurarme que efectivamente y — y. es la susceptibilidad de
las partículas, lo que podría ser dudoso puesto que no sabemos si en
efecto el líquido que las rodea es agua, he ultrafiltrado la solución, y
aunque el líquido obtenido era aun amarillo, su susceptibilidad fué
prácticamente igual á la del agua.
$ 7. Conclusiones
Se deduce de las observaciones anteriores que las partículas suspen-
didas no pueden ser esferas isotrópicas, resultado que ya manifiestan
Cotton y Mouton. ]
El comportamiento de la susceptibilidad de las partículas en fun-
ción de la temperatura hace posible la suposición que las partículas
sean isotrópicas pero no esféricas, de manera que éstas están sujetas
á fuerzas de orientacion en un campo uniforme, fuerzas que la agita-
ción térmica tiende á destruir.
ESTUDIO DE LOS FENÓMENOS MAGNETO-ÓPTICOS Y MAGNÉTICOS 305
Pero si bien es cierto que los amicrones pueden ser magnéticamente
Isotrópicos, no pueden serlo ópticamente por el comportamiento com-
plicado de la birrefringencia en función de la temperatura.
Probablemente la anisotropía de la molécula es una función poco
sencilla de la temperatura, de manera que por una modificación de
ésta, cambia no solamente la distribución de las direcciones de las
partículas ultramieroseópicas por los choques, sino también la misma
anisotropía de las moléculas.
Trabajo efectuado en el Instituto de física de la Universidad
de La Plata.
BIBLIOGRAFÍA
Sistema de ejecución de obras, por el ingeniero Mauricio DurrIgeU. Folleto
de 29 páginas, publicado por el Centro nacional politécnico. Buenos Aires,
1916.
Este folleto contiene la conferencia que patrocinada por el Centro nacional
politécnico, fué leída por el ingeniero Durrieu en la Sociedad Científica Argen-
tina.
El autor, con la solidísima posesión del tema, bien conocida en nuestro mundo
intelectual, ha presentado un estudio que arrancando del primitivo sistema de
ejecución de obras, que era esencialmente directo, llega hasta los sistemas actua-
les que son fundamentalmente indirectos debido, entre otras causas, 4 la despro-
porción creciente entre las aptitudes y capacidad ordinarias de un hombre, para
llevar á cabo la enorme variedad de concepciones que tienen aplicación en la
vida moderna y también por la misma magnitud de las obras que se ejecutan.
Tras las nociones históricas relativas al asunto, el ingeniero Durrieu, refirién-
dose á nuestro Código civil, dice que «contiene sobre la materia prescripciones
que por su espíritu y método aventajan á las de códigos aun posteriores de otros
países », y sobre nuestra ley nacional de obras públicas opina que «ha sido no-
tablemente concertada por sus autores, con las reglas del derecho común sancio-
nadas desde 1871 ».
Luego ocupándose en general de los contratos á que dan origen las formas de
ejecución de Jas obras, los considera, de acuerdo con el concepto jurídico más
moderno, como de una misma naturaleza, esto es, de la de una locación, bien de
servicios ó de obra, según que el objeto que se tenga en vista sea tan sólo de
operaciones personales por parte del prometiente ó bien la ejecución de una
obra. Además, el contrato de contrucción encierra fundamentalmente una obli-
gación de hacer que no es equiparable á la de transferir por un precio el domi-
nio de una cosa ya heeha.
Al ocuparse de la forma de ejecución de obras, estudia primero la ejecución
por economía ó administración, haciendo notar las ventajas é inconvenientes que
introduce la aplicación de este sistema, especialmente en los casos de construc-
ción de obras públicas. La ejecución por empresa ó por contrato, que da lugar a
las formas de pago por ajuste alzado ó bien por unidad; los contratos de precio
BIBLIOGRAFÍA 307
uvariable y aquellos sin pacto anticipado de precio invariable; el contrato úni-
co y los contratos separados; todas estas formas de ejecución y contratación de
obras, dan motivo al autor para hacer oportunas observaciones sobre legislación
comparada, y comentar disposiciones de nuestro Código civil, que tienen rela-
ción con esos asuntos.
Yl trabajo constituye al mismo tiempo una síntesis de algunos de los estudios
personales realizados con mucha perseverancia por el ingeniero Durrien.
Aparte del mérito intrínseco del contenido del folleto, no debe dejarse sin
mención el correcto estilo que campea en sus páginas.
JUAN JOSÉ CARABELLI.
Osservazioni sulla costituzione dei cislotiti del « Ficus elastica Roxb »,
por G. B. Dx Toni, en 4tti del Reale Istituto Veneto di Scienze, Lettere ed Arti,
año académico 1914-15, tomo LXXIV, segunda parte, página 1247 á 1252 (fe-
brero 28 de 1915).
Es un estudio encaminado á demostrar la naturaleza química y la estructura
de los pedúnculos y clavas de los cistolitos, llegando á la conclusión de que los
soportes son de pectocelulosa en la porción claviforme y callocelulosa en la re-
gión exterior.
AUGUSTO C. SCALA.
«Schizostoma montellicum » Sacec. Nuova aggiunta alla flora micolo-
gica modenese, por G. B. De Tont, en 4tti del Reale Istituto veneto de science,
lettere, ed arti, año académico 1915-1916, tomo LXXV, segunda parte, páginas
65 á 67 (octubre 31 de 1915).
Señala el autor la presencia de este Pirenomiceta entre la flora micológica mo-
denesa, dando todos los detalles de su constitución, forma y distribución geo-
gráfica.
AUGUSTO C. SCALA.
Materiali racolti nella campagna di esplorazione dei banchi di corallo
eseguita dalla r. nave « Volta » nell” estate del 1913, por I. G. B. Dre
Ton. Catalogo delle Alghe raccolte a Punta Licosa e in Sardegna, en Rivista di
Pesca e Idrobiologia, año X (XV), 1915, números 1-53. Pavia, 1915.
Contiene el estudio y descripción de todas las algas marinas recogidas durante
el viaje citado. Remitimos á los interesados al trabajo original, en la imposibi-
lidad de dar los nombres del material algológico.
AUGUSTO C. SCALA.
Spigolature Aldrovandiane XIV (Cinque lettere inedite di ANroNxto Com-
PAGNONI di Macerata ad Ulisse Aldrovandi, de la Rivista di Storia critica delle
Scienze mediche e natuwrali, año VI, número 3. Mayo-junio 1915.
308 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Con el deseo de dar á conocer mejor las relaciones científicas que con sus con-
temporáneos tuvo el célebre botánico italiano. Aldroyando, continúa el autor la
serie de publicaciones, dando á conocer en ésta cinco cartas inéditas dirigidas
por Compagnoni al mencionado, con fechas comprendidas entre mayo de 1554 á
mayo de 1563.
AUGUSTO C. SCALA.
Seconda contribuzione alla fiora algológica della Libia italiana, por 6.
B. De Tont y Acn. Forri, en Rivista Comitato Talassografico italiano. Memo-
ria XLI. (Venezia, 1914), 32 páginas. ,
Continuación de los trabajos hechos con el material recogido en la Tripolita-
nia y Cirenaica, por Trotter y Vaccari; el presente proviene del material traído
por Pampanini, uno de cuyos trabajos sobre la flora líbica hemos resumido en
estos mismos Anales.
Comprende 4lgas clorofíceas, Fucoideas, Florideas y un elenco de las Diatomeas
halladas sobre Lithophyllum byssoides, Enteromorpha crinita, Caulerpa prolifera y
otras algas marinas.
AUGUSTO C. SCALA.
Hyménopteres parasites de 1"Amérique méridionale por JuaN BRETHES,
en ÁJnales del Museo nacional de historia natural de Buenos Aires, tomo XXVII,
páginas 401 á4 430, con 19 figuras en el texto. (Apareció el 18 de enero de
1916). Editor, Coni hermanos. Perú 684. Buenos Aires.
Se refiere el trabajo á himenópteros parásitos de varios grupos entre los cua-
les algunos son parásitos de otros insectos conocidos, otros son hiperparásitos
cuyas víctimas es imposible conocer y otros en fin cuyas presas están aún por
descubrirse. (
Tiene interés para nosotros la cecidia producida sobre las ramas de Seutia bu-
xifolia por Minapis migra, y otras que fuera largo enumerar.
Los dibujos que acompañan el bien presentado trabajo son muy claros y ex-
plicativos. E
AUGUSTO C. SCALA.
Cours d'hydraulique, par J. GRIALOU, ingénieur des constructions civiles.
professeur a 1Ӄcole central lyonnaise. Un volume in-80 (25 X 16) de 1v-550
pages, avec 240 figures. Éditeurs, Gauthier-Villars eb compagnie. Paris, 1916,
Prix, broché, 20 frances.
Se trata de una importante contribución al estudio racional de los problemas
hidráulicos, de aplicación en las construcciones necesarias para la captación,
eleyación, conducción i aplicación del agua a las necesidades del hombre.
En realidad de verdad, la hidráulica es una ciencia de esperimentación, i el
injeniero al aplicarla procede muchas veces empíricamente.
El profesor Grialou, sin dejar de reconocer que los resultados son suficiente-
mente exactos para la práctica del injeniero, piensa, i piensa con razón, que con-
BIBLIOGRAFÍA 309
viene dar a la hidrodinámica científica la mayor intervención posible en todos
los casos.
Así en la Advertencia con que encabeza su obra dice : «Se observará que en
todos estos estudios hemos tratado constantemente de no separarnos de los prin-
cipios i emplear las ecuaciones de la hidrodinámica, aplicables tanto a los líquí-
dos perfectos como a los dotados de viscosidad. Si es cierto que no se puede es-
perar el progreso del análisis matemático para resolver los problemas, aun los
más elementales de la hidráulica i que hai que aceptar las fórmulas hoi en uso,
es necesario, sobre todo en la enseñanza de esta materia, hacer conocer al alum-
no la falta de base científica que caracteriza la mayor parte de las fórmulas que
en el estado actual de nuestros conocimientos nos vemos obligados a emplear en
la práctica ».
Hemos recorrido el trabajo del profesor Grialou, deteniéndonos en algunos de
los capítulos de más útil aplicación, i podemos aseverar que si bien en determi-
nados puntos hai superabundancia de análisis, vale decir, se mantiene en un
tren esencial matemático — lo que por otra parte constituye la fase teórica de su
tratado — en lo jeneral procede con método i claridad, dando a sus demostra-
ciones una comprensibilidad fácil, como sería en lo que atañe alos tubos de con-
ducción de agua, al derrame de la misma en los canales i ríos, en los receptores
hidráulicos, etc.
El autor ha dividido su trabajo en las siguientes secciones : I, Hidrostática.
II, Nociones de hidrodinámica. 1, Derrame de líquidos por orificios (foronomía).
IV, Tubos adicionales. V, Vertederos. VI, Tubos de conducción. VII, Derrame
en los canales i ríos. VIIN, Corrientes subterráneas. IX, Resistencia de los fluí-
dos. X, Movimientos ondulatorios i oscilatorios de los líquidos pesados incom-
XIII, Turbinas
hidráulicas. XIV, Bombas i arietes hidráulicos. XV, Estudio sobre el empleo de
prensibles. XI, Receptores hidráulicos. XII, Ruedas hidráulic
las coordenadas cilíndricas en el movimiento de los líquidos contenidos en las
ruedas o en las turbinas. XVI, Estudio sobre el movimiento de los líquidos per-
fectos. XVII, Estudio sobre el movimiento de los líquidos viscosos 1 aplicación
de la teoría de la elasticidad a los mismos. XVIII, Aplicación de esta teoría a la
determinación de la amplitud del remanso producido en un canal rectangular de
pendiente constante por el establecimiento de una presa de altura P. XIX, Ver-
tedero en pared delgada en un canal ilimitado agua arriba, de fondo horizontal
icon igual anchura que el vertedero. XX, Estudio sobre el problema de la lámi-
na delgada. Anexos : 4 notas.
Vése, pues, que como tratado de hidráulica teórica, matemática, el curso que
el profesor Grialou dicta en la Escuela central de Lyon, es de un mérito real-
mente apreciable. Por esto mismo voi a permitirme observarle que ganaría mu-
cho su trabajo si le agregara, en todos los casos de aplicación, ejemplos prácticos
que facilitan la comprensión de la teoría i habitúan al futuro profesional a su
aplicación consciente.
S. E. BARABINO.
Exercises et lecons de mécanique analytique, par R. DE MONTESSUS, pro-
fesseur á la Faculté libre des sciences de Lille. Un volume in-8% (23 Xx 14) de
vi-334 pages, avec 72 figures. Gauthier-Villars et compagnie, éditeurs, Paris,
1915. Prix, broché, 12 frances.
310 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
El profesor De Montessus desarrolla en su obra los siguientes temas : centro
de gravedad, atracción, potencial, momento de inercia, dinámica de los cuerpos
sólidos i de los sistemas ; las funciones elípticas en el dominio real.
Ha dividido su trabajo en dos grandes secciones : la Estática 1 la Dinámica.
En la primera trata de los centros de gravedad de las líneas, de las superficies
i de los volumenes; de la atracción de sistemas continuos sobre un punto exte-
rior; de un cuerpo sobre un punto mui lejano i sobre un punto que coincide con
uno de los puntos atractivos; del potencial. Estudia al respecto las ecuaciones de
Laplace i Poisson. Completan la teoría numerosos problemas resueltos 1 otros
propuestos como ejercicios.
En la segunda, discurre sobre los momentos de inercia, radios de jiro, cálculo
directo de los momentos de un prisma o cilindro recto, de un elipsoide referido
a sus propios ejes; de superficies de revolución respecto de su eje i de un plano
perpendicular al mismo ; de diversos artificios, considera el elipsoide de inercia ;
pasa luego al principio de los trabajos virtuales i al de D'Alambert; establece
las ecuaciones de Lagrange; estudia en seguida el movimiento de un cuerpo só-
lido alrededor de un punto fijo; el de los sistemas materiales; el equilibrio, es-
table; 1, por último, de los choques i percusiones.
Como para la estática, completan su trabajos muchos problemas resueltos o
por resolver.
Como apéndice, agrega una nota sobre las integrales elípticas en el dominio
real, dividida en dos capítulos. En el primero trata de las funcionns sn, cn, dí,
integrales de Legendre i D'Abel; estudia la fo, VE (0) dx, siendo f una fracción
racional i P (x) un polinomio en x de tercero o cuarto grado. En el segundo,
analiza las funciones pu, ¿u, su.
Los problemas han sido ordenadamente reunidos por grado de dificultad, re-
solviendo con las ecuaciones de Lagrange los relativos a la dinámicz. Las por
resolver han sido dispuestas en igual orden.
Bastan estas breves indicaciones para dar una idea de la importancia de estas
lecciones de análisis mecánico, a las que los numerosos ejemplos de aplicación
hacen realmente útil.
S. E. BARABINO.
z ÍNDICE GENERAL
DE LAS
MATERIAS CONTENIDAS EN EL TOMO OCTOGÉSIMO SEGUNDO
Sobre una difracción de los rayos Róntgen producida en las ranuras de cristales
y en las láminas metálicas, por J. LAUB .....co.o.oooooocccconncs ada Sa
En las montañas riojanas al oeste del Nevado de Famatina y en regiones limítro-
fes de la provincia de San Juan (nota preliminar), por C. C. HOSSBUS.......
Peligros de las corrientes alternas industriales y manera de aminorarlos, por H.
Wes IVAR oro Loc dVoroD po V0go doo oso acoso opDoraVVVO Va codorVocoson
Datos sobre los indios Terenas de Miranda, por J. BACH int OA EDOdAO
Estudio fito-zoológico sobre algunos lepidópteros argentinos productores de aga-
llas, por JUAN BRETHES.,....0.o.o.ooo.o.. pO0VOMSoVoVopdacoooo OUTODOTÓLODOLOLOS
La industria de los productos químicos medicamentosos; su posible deala
enfelipaís; por JORGE MAGNIN laa abÍOOOOPUBOAUOOS
William Ramsay, por Horacio DAMIANOVICH...ooooooococoo.. pS Dada dE Soo onoS
Las investigaciones de M. Charlton Bastian sobre biogénesis, por SALVADOR
Mazza y HoRACcIO DAMIANOVICH.cooococcoccccccoao 0000 NNo ron cono,
Cuestiones de nomenclatura paleoetnológica, por FéÉLix F. OUTES ..... pOVÓLPOE
Espigando en el herbario, por CARLOS SPEGAZZINT....ooooooccrccrorner
Observaciones sobre la estructura y formación de los mierocristales de ioduro
de plomo con luz ultravioleta, por Horacio DAMIANOVICH.....0...o.. ROO
Metamórfosis de ZTaphrocerus elongatus Gory (coleóptero bupréstido), por CARLOS
UC. a vrovopoonoopooa pavor dora vIrOIYIOO UR barcas ÍSLoRo
Descripción de un nuevo género y de dos nuevas especies de estafilínidos mirmi-
cófilos, por CARLOS BRUCH....... d00LNArIUR os carro OS
El primer hallazgo arqueológico en la isla de Martín García, por FéLix F. Outks.
Valor del hallazgo de una pipa de piedra tallada en la provincia de Entre Ríos.
por FéLIx F. Outks
Estudio de los fenómenos magneto-ópticos y magnéticos de soluciones de hierro
COLONIA ONE COR INARD dla
BIBLIOGRAFÍA
Anales de psicología (1911, 1912 1 1918) .......oooo. ELECO TEO RO dro catad
Relación entre la parte liviana i la pesada de la litoesfera di de sus respectivas
elasticidad i densidad media, por Galdino Negli......... SEA OO bE DA ALOOSGE
96
312 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Breves noticias i tradiciones sobre el orijen de la boleadora i del caballo en la HRe-
pública Arjentina, por Aníbal Cardoso
La enseñanza i la esperimentación agrícolas en la República Arjentina, por To-
más Amado ce a
Anales de zoolojía aplicada, por Carlos E. Portero. ooo
Conferencia sobre antropolojía, etnolojía i arqueolojía, por Ricardo Latcham....
Bibliografía chilena de las ciencias amtropolójicas, por Ricardo E. Latcham.....
Bibliografía de bibliografías chilenas, por Ramón A. Laval .:.0...oo.oooo..o.....
El molle o pimiento de Bolivia, por Rodrigo Díez K...ooooooocccoooroooooooo o.
Théorie génerale des nombres, por El Dun
Dep rRMcape de melo OO A
Duvres de 7. H. Halphen, por C. Jordan, H. Poincaré, E. Picard.............
Composición química de la «Grana » (cochinilla indígena), « Dactylopius argenti-
nus » NOV. Spec., por Juan A. Domínguez.......
La vegetación del lago Nahuel-Huapí y sus montañas, por €. Curt Hosseus ....
(Quelques données préliminaires sur une nouvelle mycocécidie de la « Sagyittaria
montevidensis» Cham. et Sehl., por Carlos LiZer. conoci
Les Alismatacées argentines, por Lucien HauMmad.....oocooocooo
Note sur < Hydromystria stolenifera» Mey., por Lucien Hauman........... Soo
Note sur les Joncacées de petits genres andins, por Lucien Hamad... ......-
Plantae fischerianae, por Cristóbal M. Hicked.....ooooooocccrrrror
Les Dioscoréacies de l' Argentine, por Lucien HauMaDd......oooocoorereco
Revista chilena de historia natural, director Carlos E. Porter....oooooooooooo..
Anales de zoología aplicada, director Carlos E. Porter ...o.oooooococrrooorr
Revista de Ciencias aaa dl he aaa oODOD0000coV a ooo sacon ooo oo
Sistema de ejecución de “obras, por el ingeniero Mauricio Durriel...o.oooooooooo..
Osservacioni sulla costituzione dei cislotiti del « Ficus elastica Roxb », por G. B.
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« Sehizostoma montellicum» Sace. Nuova aggiunta alla flora micologica modene-
629 1002 Ej 15 1D Momiloaoocososoonoccsoscooosposrocooc ardor poroso >:
Materiali racolti nella campagna de esplorazione dei banehi di corallo eseguita
dalla ». nave « Volta» nell' estate del 1913, por 1. G. B. De Toni. ........--
Spigolature- Aldrovandiane XIV, por Antonio CompagloOWM..ooooomoone rs
Seconda contribuzione alla flora algológica della Libia italiana, por G. B. De
Momia? Acho OR. 0o9000050000000090003900990000000ndc soso ocosasos AboDsoos
Hyménopteres parasites de l' Amérique méridionale, por Juan Brethes...........
COSA RAIN PA TC NS
Exercises et lecons de mécanique analylique, por R. de Montess
PO
radia, Carlos.:
Granel, Joaquín. —
-—Gregorina, Juan.
-Grieben, Arturo.
- Groeben, Pablo.
-—Groizard, Alfonso.
Guitarte, Manuel.
—Guglialmelli, Luis €.
Gutiérrez, Ricardo J.
Gutiérrez, Carlos.
¡Guesalaga, Alejandro.
Guerrero, Mariano A.
- Hauman Merck, Lucien.
Hermitte, Enrique.
Herrera Vega, Marcelino.
Hicken, Cristóbal M.
—Hosseus, Carlos Curt.
- Holmberg, Eduardo A.
Hoyo, Arturo.
- Huergo, Luis A. (hijo)
- Huergo, Eduardo.
Huergo, José M,
Ibarra, Luis de.
Isnardi, Hector.
Isnardi, Teófilo. -
Issouribehere, Pedro J.
Israel, Alfredo €.
Iturbe, Miguel.
Jesinghaus, Carlos.
Jijena, Delfin.
-Kock, Víctor.
- Kenny, E. G.
-Laclau, Narciso (.
-—Labarthe, Julio.
Lanfranco, Silvio.
_Landeira, Pedro, v.
Lara, Juan B.
; Larreguy, José.
—— Lathan Urtubey, Augusto.
Latzina, Eduardo.
aub, Jacobo J.
“Lea, Allan B.
: Lelli, Arduino.
mos, Carlos.
“SOCIOS AC'
. Lafone Quevedo, Samuel A.
Leguizamón, Pondal Martno.
VOS (001
Lozano, I 50, M
Lozano,
Lugones, rro
Lugones, Leonohlo
Luro, Ru inó.
Madrid, Eurique de.
Mainini, Carlos.
Mégy, Luis A.
Magnin, Jorge.
Magnin, Félix J.
Mallo], Emilio.
Mamberto, Benito.
Maradona, Santiago.
Marín, Plácido.
Marcó del Pont, Enrique.
Marcó del Pont, Ernesto (h.).
Marotta, Pedro.
Marti, Ricardo.
Massini, Estéban.
Maupas, Ernesto.
Mattos, Manuel E. de.
Medina, José A.
Melo, Carlos F.
Méndez Calzada, Luis.
Meoli, Gabriel.
Mercante, Victor.
Mercáu, Agustín.
Mermos, Alberto.
Meyer, Camilo.
Mignaqui, Luis P,
Monge Munoz, Arturo.
Molina Civit, Juan.
Molina, Eduardo.
Molinelli, Ernesto A.
Morales, Carlos María
Moreno, Evaristo Y. "
Moreno, José.
Móhring, Walther.
Morteo, Carlos E.
Moyano, Osman.
Mugica, Adolfo.
Narbondo, Juan L.
Nágera, Juan José.
Natale, Alfredo.
Negri, Galdino.
Negri, Mario L,
Nelson, Enrique M.
Nielsen, Juan.
Noceti, Domingo.
Nogués, Domingo.
Novillo, Andrés.
0'Conner, Eduardo,
Ochoa, Arturo. ]
urcoyen, Francisco.
Ortiz de Rosas, Jorge.
Orús, José M.
Orús, Antonio (hijo).
Ortwed, Villielm.
Otamendi, Eduardo.
Otamendi, Rómulo.
Otamendi, Alberto D.
Otamendi, Gustayo.
Otamendi, Belisario.
Outes, Felix E.
Paitoví Oliveras, Antonio.
Palacio, Emilio.
Palazzo, Pascual.
Palet, Luciano.
Panelo, Estéban.
Paoli, Humberto.
Paolera, Carlos M. della.
Parodi, Edmundo.
Pasman, Raúl G.
Pastore, Franco.
Paquet, Carlos.
Pardo, Rafael L,
Paz, José M.
Pelosi, Elías.
Pelleschi, Juan.
Peralta Ramos, Enrique.
Pértile, José €.
Petersen, Teodoro H.
Piana, Juan S..
Pouyssegur, Hipólito B.
Ponte, Federico N. del.
Puiggari, Miguel M.
Quiroga, Modesto,
Quiroga, Alejandro.
Rabinovich, Delfín.
Rana, Eduardo S.
Rebuelto, Emilio.
Rebuelto, Antonio.
Renacco, Ricardo.
Repossini, José.
Reyes, J. Miguel.
Rivarola, Rodolfo.
Riveros, Ernesto.
Rodríguez Aravena, Santos.
Rodriguez de Vicente, Roman.
Rodriguez Etchart, Carlos.
Rodríguez Larreta, Eduardo.
po
PENITA
Rojas, Juan R.
Rom, Carlos A.
Romero, Julián.
Romero, Antonio.
Rossell Soler, PedroA.
Rospide, Juan.
Rua, José M, de la.
Rumi. Tomás J.
Saavedra Lamas, Carlos.
Sabaría, Enrique.
Sabatini, Angel.
Sáenz Valiente, Eduardo.
Sáenz Valiente, Anselmo.
Sánchez Díaz, Abel.
Sánchez, Juan A.
Sánchez, Zacarías.
Sanromán, Iberio.
Santángelo, Rodolfo.
Segovia, Fernando.
Sarhy, José $.
Sarhy, Juan F.
Scala, Augusto.
Schaefer, Guillermo F.
Seguí, Francisco.
Schneidewind, Alberto.
Selva, Domingo.
Arias, Víctor J.
Bazterreix, Francisco.
Bavio, Héctor A.
Bes, Raúl.
Caminal, Martín A.
Casadeval, Domingo.
Cozzi, Honorio.
Glaria, César.
Colombo, Carlos A.
Cornejo Saravia, Joaquín.
Dietsch, Juan B.
Demichellis, Juan B.
a tn
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¿Hederico.
«¿Sénet, Rodolfo.
Senillosa, Juan A.
Serodino, Eduardo C.
Serra Renón, José.
Silva, Angel.
Silva Barros, Félix A.
Sires, Marcelo C.
Soldano, Ferruccio.
Sorondo, Alejandro.
Sordelli, Alfredo.
Sorsau, Walther.
Suárez, Eleodoro.
Storni, Segundo.
Stuart Pennington, A.
Tarelli, Carlos A.
Tello, Eugenio.
| Tieghi, Segundo.
Torre, Bertucci Pedro.
Ugarte, Trifón.
Uhart, Pedro,
Uriburu, Arenales.
Uriburu, David.
Vallebella, Colón B.
Vilar, Juan.
Valentini, Argentino.
Valerga, Orente A.
Sunblad Roseti, Gustavo.
h ACTIVOS (Conclusión) z E
| Valiente Noailles, Luis.
¡Valle Iberlucea, Enrique del
| Vallejo, Carlos. E
Varela, Rufino (hijo).
Vasquez de Navoa, Vicente.
Vico, Domingo.
Vignau, Pedro T.
Vidal, Antonio.
Virasoro, Valentín.
Vitoria, Gonzalo.
Volpatti, Eduardo.
VoJpi, Carlos A.
Wauters, Carlos
Windhausen, Anselmo.
Widakowich, Víctor.
Wernicke, Roberto.
Wernicke, Raúl.
Williams, Adolfo T. -
White, Guillermo. la
White, Guillermo J-. =
Wollenweide, Albino.
Zalkerzewski, Bernardo.
Zamboni, Agustín.
Zappi, Enrique V.
Zelada, José. _
Zorraquin, Guillermo.
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SOCIOS ADHERENTES z
Dorado, Luis.
Gotuzzo, Francisco G.
Grau, Carlos A:
Márquez Gómez, Adolfo.
Mordeglia, Domingo.
Niño, Bernardo J.
Parera Denis, Fortuno.
Peirano, Santiago F.
Pini, Aldo $,
Rojo, Jorge T.
Real, Enrique B,
Repetto, Cayetano,
Saforcada, Anibal.
Saravia González, Moisés.
Sáenz Valiente, Casto.
Sobral, Arturo.
Torres, Ricardo J.-
Trelles, Rogelio A.
Vernengo, Roberto E,
Vidal, Eduardo.
Zambrano, Víctor.
Zapata, Ciriaco L.
Zuleta, Enrique. *
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