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Y] SE Jl AASianads ERA, , Th PS A hua,- Ark ALI AAA AREA SRA Ñ AN «3 ; A E ANALES SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA ANALES DE LA y SOCIEDAD CIENTIFICA ARGENTINA Direcror : Docror HORACIO DAMIANOVICH TOMO LXXXII Segundo semestre de 1916 a HAS Fig. 37. — Cerca de las vegas del Leoncito á 3400 metros, con cactáceas 47 48 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA primidas en la punta de color lila obscuro; Sisyrimbrum ajf. macro- carpum Hieron., con flores lila-azuladas; Adesmía trijuga var., Fabiana denudata Miers, con flores sucio-blancas; Calceolaria plantaginea Sm. con flores amarillas, Mimulus luteus var., Epilobium sp., Veronica sp., Mulinum sp., Artemisia aff. Echegarayi Hieron., Solanum Echegarayi Hieron., Acaena Olosiana, algunas Senecio, Juncus balticus Willd. var.. y una serie «dle gramíneas, entre ellas Stipa humilis Cav. y- var. minor Speg., Stipa aj. Ibari Phil., ete. El5 de diciembre cabalgamos hacia la laguna Descubrimiento (3750 m.s. n. dl. m.). Aquí la vegetación se compone generalmente de dos muy dispersas gramíneas, muchos Cuernos, una mata de Adesmíia sp.., siendo su raíz leñoza, hasta un metro de profundidad, y otra mata de una linda cactácea, Opuntia sp., que forma una densa capa algo ele- vada del suelo. En las vegas del Descubrimiento Viejo levantamos nuestro campamento, para hacer nuevamente estudios especiales. En las cumbres se hallan guanacos aislados. El día 6 de diciembre estu- dié al pie de esta quebrada la zona hasta Tambillos con una diferente formación geológica. Encontramos en la cercanía de Tambillos, al lado derecho, las prolongaciones del Umango y del Cacho con gneiss y filita, en las cuales se hallan en las rocas muchos ejemplares de una grande Bromeliacea, con inflorescencia hasta uno y medio metros, Puya sp. pariente con P. chilensis Mol. Entre las dos fincas de Tam- billos se levantan algunas capas de areniscas coloradas con una vege- tación especial, HofFmannsegia af. falcaria, Bidens sp., Adesmia sp., Hypochoeris aff. taraxoides, Verbena erinoides, Plazia argentea, ete. El día 9 de diciembre trepé á la cumbre del cerro laguna Descu- brimiento, 4220 metros sobre el nivel del mar, gozando desde aquí un hermoso panorama sobre toda la cadena del cordón de la Punilla, al valle del río Blanco y sus afluentes coronados por las cordilleras fron- terizas hasta la nevada Gallina Muerta, al Leoncito, al Cacho, Uman- go, Famatina y á larga distancia la cresta extendida de la sierra de Velasco. Á la bajada encontré en las cuevas de las rocas vulcánicas muchas huellas de las chinchillas. Al día siguiente seguimos viaje sobre el Paso, 3720 metros, con una vegetación de Ephedra ochreata Miers, Chuquiraga, Verbena aj. eclanata Phil. y Pabiana denudata en algunos ejemplares hasta Agua pelada. De aquí eruzamos sobre las últimas colinas á la Pampa alta, que se extiende entre la cadena del cordón de la Punilla, la quebrada de Guandacolinos y el Cacho en el sudeste y el Leoncito en el nor- te, entre 3400 y 3500 metros sobre el nivel del mar. De importancia AN. SOC. MONTAÑAS RIOJANAS AL OESTE DEL FAMATINA Fig. 39. — Vegetación de Jarilla cerca de Punta Negra CIENT. ARG. — T. LXXXII gr 49 50 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA fitogeográfica es el hecho que aquí no encontramos ninguna Chu- quiraga. En la vegetación llama la atención el hábito de los arbolitos que alcanzan solamente medio metro de altura por falta de alimenta- ción suficiente. Al acercarnos al Leoncito encontramos nuevamente rocas arenis- cas coloradas, procedente de la cadena secundaria desde Guandacol y Tambillos (1). Es seguro que la cadena del cordón de la Punilla es una sierra por sí que se extiende desde la rodilla del río Blanco cerca de villa Ja- Chal hasta la planicie alta entre el Leoncito y el Cacho. Las alturas de esta cadena son la cumbre de la Punilla (con mayor altura, mas ó menos 4800 m.); después la Bolsa, con una altura de 4750 metros; la cumbre de la Longaria (Longaya) con 4650 metros; el cerro de Descu- brimiento, con 4500 metros. Las prolongaciones del Descubrimiento son ya pequeñas colinas, muchas de ellas formando únicamente conos de deyección (fig. 35). Más ó menos á las dos de la tarde del 10 de diciembre, llegamos al portezuelo del Leoncito, según mis observaciones el aneroide marcaba 3420 metros sobre el nivel del mar. Después de un rato de descanso salí solo para subir a pie al cerro Leoncito. Elegí una ruta directa escarpada á la derecha de la Quebrada que se extiende más ó menos hasta la cumbre entre rocas de la pendiente (con Adesmia, Mulinam, Oxalis, Senecio y Leuceria Salinae). Con un viento extraordinaria- mente fuerte acompañado de fuerte granizo llegué en estas ceon- diciones'a la cumbre según mis observaciones 4660. metros, y la cumbre norte 4665 metros. La cumbre presenta una espalda poco an- cha que se extiende de sur a norte componiéndose de dos zonas geo- lógicas distintas. La pendiente en dirección norte es muy escarpada, así que desde el punto exterior se puede mirar directamente al valle casi sin escalonadas. Á la derecha, es decir, en dirección oeste vemos (1) Sobre esta región en general, dice el doctor Bodenbender en su trabajo ya citado, página 17: « Así, por aquellas fracturas, se comprende como la morfolo- gía y la geología cambian totalmente al poniente del valle de los ríos Guandacol y Bermejo. Abrupto se levanta aquí formando la pendiente occidental del valle de Guandacol un cordón de caliza silúrica en parte como una muralla, al cual siguen al poniente otros cordones más ó menos paralelos -que suben hasta 3000 metros y más de altura. En el límite oriental de la precordillera que sigue desde Guandacol — su continuación hacia el norte no ha sido aún fijada — por Huaco ha- cia el sur, limitando primero el valle del río Guandacol y en seguida la llanura del río Bermejo hasta San Juan. » MONTAÑAS RIOJANAS AL OESTE DEL FAMATINA 21 Fig. 40. — Cuesta al este de Vinchina y el camino al Tocino (Famatina) Fig. 41. — Panorama desde la falda este del Tocino (Famatina) 52 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA las brillantes salinas de Leoncito. Golpes de viento barrían por mo- mentos la nieve y la garúa sobre mi punto de observación, de tal manera que se abría el magnífico panorama especialmente en di- rección á la cordillera fronteriza, con sus majestuosos nevados sin igual. Ellos se levantan claramente del zénit azul. El aire estaba tan cargado de electricidad, que me vi forzado de tirar mi pico alpino porque había recibido un golpe fuertísimo, que casi me hubiera de- rribado al suelo. En la cumbre misma encontré solamente algunos líquenes y dos pequeñas fanerógamas encalladas en el suelo. La ba- jada se verificó pasando la altura sudoeste por la quebrada escarpada. Ya era de noche cuando llegué al campamento ; mis botas de turismo habían prestado su último servicio. Con esto se había hecho por primera vez el trayecto del Leoncito á pie. : Cerca de las vegas del Leoncito, encontramos una vegetación con abundantes arbustitos; quiero mencionar entre ellos la Tola (Lepido- phyllum quadrangulare (Meyen) Benth. et Hook.) (6g. 36), Ephedra ochreata, Baccharis, Fabiana denudata, Adesmia en tres especies ha- biendo todos sufrido mucho por las cabras. En el costado izquierdo de la pendiente de una colina vemos en los conos de deyección mu- chas cactáceas altas con espinas blanco gris y otras pequeñas con grandes flores encarnadas debajo de algunos arbustitos (fig. 37). En- cima del terreno crecen dispersas Amaryllidaceas rojas. El 11 de diciembre salimos de las vegas de Leoncito para seguir viaje á Jagiiel. La larga Pampa alta que cruzamos se extiende entre las prolongaciones del Leoncito y del Alto á la izquierda, y el Cacho á la derecha. Una vegetación muy uniforme y estéril con arbustitos bajos nos acompaña en todo el trayecto declinándose lentamente; so- lamente en las orillas del lecho seco cambia la vegetación con arbus- tos altos de Molle de beber, de Salvia azul (S. Gilliesii), una serie de diferentes Senecios y Verbenas. Encontramos también en el lecho al- gunas especies provenientes de las alturas de la cordillera, así 4des- mia, la hermosísima Pachylaena gayophyta, etc. Un sol sofocante quema sobre nosotros. Después abandonamos el lecho del río Escondido; ahora sin aguas cruzamos algunas alturas, encontramos en 3050 metros la primeras Jarillas y hacemos parada en Agua cándida (fig. 38) donde existe una vegetación [entre ella Gutierresia ledifolia Gris. (con su dispersión más al sur aquí)] muy interesante entre las colinas, que mencionaré en mis publicaciones sobre este viaje. En gran cantidad rodean aquí 2 MONTAÑAS RIOJANAS AL OESTE DEL FAMATINA 53 pájaros parecidos a canarios salvajes con plumaje amarillo y negro las flores de Senecio, Oaesalpima, Jarilla y otras plantas. Al día siguiente cabalgamos por un paraje bonito, con preciosa perspectiva al cerro Bonete y á otros gigantes nevados. Nos rodea una vegetación abundante, hasta que nos encontramos otra vez entre la conocida sociedad de plantas de Jarilla, Pus pus, Lata, etc., en su monotonidad cerca de los 2600 metros. Solamente en la cercanía de la extendida y escarpada Punta Negra, hallamos vegetación abundante á causa de la proximidad del agua (fig. 39). Después seguimos bajan- do á una amplia llanura hasta llegar á Jagiiel, conocido por el terre- moto del año 1894. Todavía hoy se ven los rasgos de esto, especial- mente en la iglesia del pueblo. Las riberas con plantaciones de trigo y alfalfa son bastante exten- didas. Hay que lamentar que este paraje esté completamente aislado. Bajando el valle en dirección á la Troya, encontramos una verdadera zona de colinas de dunas. Á la derecha va un camino al valle Her- moso y á Tinogasta, mientras nosotros bajamos por la renombrada Troya. Un precioso paisaje con valles muy erodados que por la pers- pectiva al Famatina es aun más hermosa. Al día 16 de diciembre llegamos á Hornos y Vinchina con toda su riqueza agrícola. Deseo dar una pequeña comparación con el valle de Chilecito y el de Bermejo superior, resultando tal vez más favorecido este último. Chi- lecito agradece su adelanto como ya dijimos anteriormente á la in- dustria minera principalmente de la Mejicana. Así ha traído ya vida a este lugar la sobresaliente obra nacional del cablecarril. Con la pa- ralización de las minas, que ha costado al estado ya millones de pesos sin provecho para el país, todo movimiento en Chilecito cesó. Los habitantes descuidando la agricultura por su interés especial á4 la ri- queza minera y tal vez por falta de un reparto de las aguas bien po- sible en esta zona montañosa se ven ahora en parte expuestos á la miseria. Únicamente algunos altos empleados de estas mismas socie- dades se han enriquecido. Sería de desear que ésto pronto se resta- blezca y que se explote la riqueza minera de una manera digna, sin olvidar totalmente como hasta ahora la agricultura. En la situación actual también es lamentable que Chilecito sea la estación final en vez del pueblo Famatina, que está situado solamente cinco leguas más al norte con abundante agua en una región verda deramente apta para la agricultura intensiva. En comparación con esta zona el valle del Bermejo presenta un 34 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA movimiento basado únicamente en la agricultura con vid y frutienl- tura. Desde Pagancillo hasta Vinchina y más hacia el valle Hermoso tenemos pueblos con numerosa población indígena. Aquí no abunda, el capital extranjero, por una parte un hecho lamentable, por otra una ventaja; pero falta una buena organización en la repartición del agua; una ayuda para medios de comunicaciones, de buenos caminos para automóviles de carga y vías férreas y especialmente un mejor servi- cio de inspección contra las plagas que se propagan ya sobre las plan- taciones del valle Bermejo. Me parece oportuno en relación con estos datos dar una idea sobre el problema de una línea férrea en el valle del río Bermejo. Todos los habitantes de allí están de acuerdo que se necesita para el adelanto de esta región riojana un ferrocarril. La mayoría propone en Patquía un ramal del ferrocarril del estado, Cruz del Eje (San Juan), mientras otros piensan que sería de más prove- cho y exigiría menos fondos un túnel en combinación Vichigasta, Pa- gancillo, Villa Unión. Sin embargo, parece que el primer proyecto se- ría más eficaz. Hay otra posibilidad : de continuar el ferrocarril de San Juan hasta Vinchina, el valle del río Bermejo arriba. Esto daría un aumento en los fletes á causa del viaje más largo. También hay que pensar que el ramal de exportación de los productos agrícolos y de los minerales no es en general Buenos Aires, sino Córdoba y Rosario. En los dos casos el ferrocarril podría ser completamente nacional. Si faltan aún los fondos para ferrocarriles podría ser que se pre- sentara la posibilidad de ayudar á estas poblaciones con un arreglo dlel camino sobre la sierra de Sañogasta desde Nonogasta ó Chile- cito á Sañogasta, Trancas, Porto Alegre hasta el mismo valle del río Bermejo. Las condiciones son mucho mejores que en la Quebrada del Toro, donde tenemos ya un camino para automóviles y un servicio oficial con automóviles de lastre hasta el territorio de los Andes. El camino de San Juan hasta Villa Unión es relativamente largo y sería menos recomendable para el transporte de carga en gran escala. El viaje de Vinchina á Chilecito se verificó conforme álo proyectado. El 16 de diciembre cabalgamos por vía Tambillos hacia el Famati- na (fig. 40), donde en 3720 metros sobre el nivel del mar dormimos al aire libre como tan á menudo; marchando á la mañana siguiente sobre el Paso del Tocino á 4320 metros de altura, primeramente con un sol fuerte y después habiendo en el costado este y en la bajada, neblina. En el transcurso de la tarde se compuso el tiempo y teníamos una MONTAÑAS RIOJANAS AL OESTE DEL FAMATINA 55 preciosa vista al valle (fig. 41) y á la sierra de Velasco. En todo el trayecto sobre el Famatina se notaba una gran diferencia en la vege- tación con todas las demás partes de las dos provincias que hemos visto hasta ahora. Tenemos «quí una isla de vegetación en sí misma separada reinando en primer lugar una formación realmente andina con especies de Euphrasia, Gentiana, Taraxacum, etc. Es de lamentar que no existe una monografía botánica sobre esta cadena tan intere- sante con plantas muy raras y muy apropiadas, para el uso medicinal. Esta cadena nos hace recordar en mucho á la vegetación alpina. El valle de Corrales donde pasamos la noche, es como paisaje, her- mosísimo, siendo el suelo muy apropiado como ya dijimos en otro lu- gar, para la agricultura. En la cabalgata desde aquí 4 Famatina vi- mos en los dos costados del arroyo grandes y hermosas fincas. De Famatina á Chilecito llama nuevamente la atención las gigantescas cactáceas columniarias, que están ahora en toda su preciosura del flo- reo, con flores blancas, agrupadas encima de los troncos que alcazan seis metros y más. Con la vuelta á Chilecito quedaba terminado á grandes rasgos este viaje tan interesante, en el cual recibimos por parte de la población, sumamente generosa y amable, muchísimas atenciones. Al Instituto de Botánica y farmacología de la Facultad de ciencias médicas y especialmente su director, profesor Juan A. Domínguez, tengo que agradecer su amabilidad por haberme dado introducción á las autoridades de la provincia de La Rioja. Al mismo tiempo quisiera agradecer al señor Federico Graef quien me ayudó muchísimo en la resolución de los problemas de esta ex- cursión y al final ha puesto á mi disposición todo el material fotográfico para esta conferencia. No deseo terminar este relato sin mencionar con algunas palabras la «Puna ». El término existe en el sentido geográfico y fitogeográfi- co. Pero «Puna » tiene también otra significación muy conocida en el léxico médico, el cual se puede tratar de dos diferentes puntos de vista, según mi opinión : 1* La enfermedad del lugar; 2 La propia «Puna» ó enfermedad de las alturas, en el sentido común. La primera no se recibe 4 una altura determinada. Así tenemos, por ejemplo, habitantes en Chilecito (1000 m.), en Guandacol, en Ti- nogasta, que sufren todo el año más ó menos los mismos sinto- mas como el que es atacado de la verdadera Puna. Si los enfermos 56 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA cambian el aire y se trasladan de Guandacol á Tambillos, que es más de mil metros más alto, ó delo contrario trasladándose de Tam- billos para abajo, se hallan mas aliviados y prontamente restablecidos, estando atacados por la enfermedad local aun desde años. Completamente diferente se presenta la « Puna» como enfermedad de las alturas que tiene su origen por el cambio de lugar desde pun- tos bajos á elevados. Conocemos esta descompostura, en los Alpes, en el Himalaya, en las montañas de África. Tiene los mismos síntomas del mareo ó la enfermedad del minero que baja por primera vez á la profundidad de las minas. Silbido de orejas, hemorragia nasal y auri- cular, vómito, fuerte dolor de cabeza y una descompostura general. Pero hay casos tan graves que provocan la muerte. Así, hay ejem- plos de ingenieros extranjeros que falleciergn en las minas de Méji- cana apenas después de su llegada. Pude observar en este viaje algunos casos de interés general : 1* Motivado por cansancio; 2* Por falta de una alimentación adaptada; 3” Motivado por el alcohol; 4% Y casos que se produjeron, porque el hombre, bajando del animal que lo había llevado hasta ciertas alturas, efectuó en seguida otro trabajo pesado, sea en el campamento mismo ó sea trepando una cumbre. Como nos acercamos á la fiesta del glorioso centenario y siendo ésta tal vez la última reunión antes de su celebración, me ha sido es- pecialmente grato describir una de las partes más interesantes con lugares hermosísimos de la hospitalaria república y agradezco el in- terés con que habéis seguido mis sencillas explicaciones. PELIGROS DE LAS CORRIENTES ALTERNAS INDUSTRIALES Y MANERA DE AMINORARLOS Mucho se está hablando de los peligros de la electricidad, factor de progreso que lleya aparejados, como tantos otros, sus graves disgus- tos. En esta capital, más que en cualquier parte, ocurren demasiado á menudo casos fatales atribuídos á las corrientes eléctricas de tensión baja, tales como la reciben los consumidores y que llamaremos ¿ndus- triales. Se producen dichos accidentes no solamente sobre obreros electricistas, de modo que harían parte de los inevitables riesgos pro- fesionales conocidos bajo el nombre de «accidentes de trabajo », sino con mayor frecuencia entre los que sin conocimientos técnicos utili- zan la luz eléctrica, y máxime entre la gente modesta. Todas las corrientes eléctricas dan origen en ciertas y determinadas condiciones á otros muchos efectos dañinos, pero los que resultan de las corrientes alternas industriales, como suelen usarse entre nosotros, revisten bastante importancia para que nos pareciese útil estudiar detenidamente aquel peligro y sus remedios. Sucede desgraciadamente que el complejo problema abarca á la vez una fase técnica y otra fisiológica. Necesitaríase, pues, la colaboración de un médico y de un electricista. Á falta de competencia en medicina, nos contentaremos con valernos de los resultados conocidos y de rese- nar los efectos comprobados sin buscar cuál es el proceso fisiológico. El punto de partida de esta memoria reside en una larga lista de accidentes fatales acaecidos en los últimos años en esta capital y sus alrededores, tales como llegaron á nuestro conocimiento por la prensa, y todos debidos exclusivamente á las corrientes alternas industriales. Examinaremos luego los estudios hechos por peritos acerca de la AN. SOC. CIENT, ARG. — T. LXXXII 1 DS ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA influencia de las varias condiciones del cirenito eléctrico sobre la ful- minación. En virtud de la diácultad de explicar, en circunstancias al parecer análogas, efectos mortales al lado de inocuidad absoluta, hemos creído necesario esbozar ligeramente los principios de la teoría de los fenó- menos transitorios en corrientes alternas, indispensables para demos- trar el motivo de muchos accidentes. Á la luz de estas ideas examinaremos el sistema de distribución adoptado en esta ciudad por una de las empresas productoras; la forma de las instalaciones eléctricas oficiales y privadas, comparán- dolos con los reglamentos y las costumbres en el extranjero y notando sus defectos principales. Estaremos luego capacitados para indicar brevemente en qué sen- tido debemos buscar los remedios, los que, á nuestro parecer, necesi- tan la cooperación benéfica de los poderes públicos, de las empresas, «dle los instaladores y del mismo público. Creemos útil principiar este estudio con una lista por cierto incom- pleta, de las desgracias fatales acaecidas durante los últimos años en esta Capital, en la misma forma como los periódicos las publicaron y sin comentario alguno. LISTA DE ACCIDENTES CON CORRIENTE TRIFÁSICA DE 220 y. 50 PERÍODOS 1908, diciembre 21. Un albañil, al tocar un caño de desagiie en una casa en refacción en la avenida Alvear, cayó muerto, habiéndose comprobado después que la culpa era de la C. A, T. E., que no había cortado la corriente al sacar el contador. 1909, enero 19. La señora Emilia C. de Hurtado, viviendo en la calle Olleros 2034, encuentra la muerte por haber tocado una lámpara portátil en un cuarto de baño. Un vecino, al ver á esta señora extendida en el suelo, llamó la Asistencia Pública, pero todos los esfuerzos resultaron vanos. 1909, mayo 10. En la penitenciaria nacional, el conseripto Aníbal Gil, al proponerse encender lámparas eléctricas, tocó por casualidad un conductor y quedó fulminado. 1909, octubre 29. Con esta fecha el diario La Prensa relata dos casos de muerte ocurridos : uno en el paseo Colón 1328, por haber el obrero Antonio Romero tocado uno de los tirantes del armazón de un galpón ; y el otro en el 4% piso de una casa en construcción, calles Melo y Junín donde el obrero José V. de Salvadores tocó un cable eléctrico con igual mala suerte. 1909, diciembre 4. En la quinta de Díaz Vélez se había instalado un sis- tema de hilos conductores de tal manera que, al ser tocados por cualquiera, PELIGROS DE LAS CORRIENTES ALTERNAS INDUSTRIALES 59 hicieran sonar una campanilla. Pero, siendo la corriente alterna, un tal Ave- lino Freyguedo fué hallado muerto en aquel sitio aferrado con una mano á, dichos hilos. 1909, diciembre 13. Un empleado del telégrafo de la provincia, Pablo Cha- ves, al colocar un hilo en la eruceta de un poste en Avellaneda, recibió una descarga eléctrica con la cual quedó sin vida. 1910, febrero 6. Un motorista José Ferrari, al ocuparse de arreglar una lámpara en su casa, falleció en el acto. 1910, marzo 16. En la casa Fitz-Roy, 2384, el obrero Francisco Saporitti, de la C. A. T. E., se ocupaba en refaccionar la instalación eléctrica. Al apo- varse en unos cables que no habían sido previamente aislados, recibió una descarga que le causó la muerte. .- 1911, febrero 25. En la fábrica de masas de Manuel Álvarez, Defensa, 1139, un peón al querer trasladar una lámpara á otro sitio encontró la muerte. 1911, abril 5. En la calle Callao, 930, un obrero albanil que efectuaba reparaciones tocó un caño y murió en el acto. 1911, mayo 4. En la usina de la Exposición ferroviaria, el sereno Jorge Blanco fué encontrado muerto á la mañana siguiente. 1911, julio 4. En el sótano del teatro Moderno (Rivadavia y Paraná) el joven Cayetano Pierotti, colocaba una casilla de hierro contra la pared, cuando el cordón flexible de una lámpara portátil tocó la casilla, producién- dose un contacto de cuyas consecuencias resultó fulminado el obrero. 1911, septiembre 9. En una casa en demolición, Victoria, 757, el peón Eugenio Badiani mientras transportaba materiales apoyó inadvertidamente la mano derecha en un aparato eléctrico y recibió una descarga tan fuerte que quedó fulminado. E 1911, noviembre 13. Arturo Leybnitz, enfermero del hospital Alemán, cayó muerto al tocar la verja del establecimiento. El electricista llamado in- formó que la verja estaba en contacto con un cable eléctrico. 1912, enero 5. En una fábrica de cemento armado, calle Aristóbulo del Valle, 385, un maquinista, José Bairo, al efectuar una inspección de los aparatos tocó un tubo transmisor y recibió una descarga mortal. 1912, febrero 22. En una panadería, Almirante Brown, 116, el operario José Varela tocó distraídamente un cable de las instalaciones eléctricas y re- cibió una descarga que le dió muerte. 1912, abril 24. En una casa en refacción, Patricios, 1636, un obrero en- contró el cadaver de su compañero de trabajo Juan Chiesa, el cual tenía la mano derecha adherida á un caño de gas en contacto con un conductor elée- brico. 1912, febrero 23. En los talleres de la « Cantábrica », Martín García, 584, Juan Poiza al eruzar un tirante de hierro á 5 metros de altura, se tomó del brazo de un eluster aparentemente sin corriente y quedó fulminado. 1913, febrero 26. En el « Parque Japonés », Francisco, Traverso, conce- A 60 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTIÑA sionario de un quiosco, al intentar arreglar una lámpara, recibió una des- carga mortífera. 1912, marzo 20. El obrero Gregorio Marcovich se recostó en un deseuido contra un cable eléctrico en la esquina del Riachuelo y de Almirante Brown y fué muerto en el acto. 1913, marzo 28. Muerte del peón Baldomero Palide en la Confitería del Molino, al limpiar una lámpara eléctrica. É 1913, abril 20. En una zanja practicada por las obras de salubridad en la esquina de Vera y Malabia, trabajaba el obrero Salvador Mistardo, quien, ienorando el peligro, se aproximó á un cable eléctrico, lo tomó con la mano y quedó fulminado. 1913. abril 26. Muerte del obrero César Alejandri, en la fábrica de embu- tidos, Rioja, 1659, al intentar encender una lámpara. 1913, abril 29. El menor de 15 años, Agapito Lavallén, descendía al sótano del almacen, Cabildo 202, donde era empleado ; pretendió encender una lámpara ; siendo el piso muy húmedo, recibió una descarga que lo ful- minó. 1913, mayo 2. José Yuinle, operario del Frigorífico Argentino en Avella- neda, colocaba chapas de hierro en un tacho, empleando una lámpara elée- trica, y en tales circunstancias recibió una descarga fulminante. 1913, mayo 21. En el edificio en construcción, calle Santa Fe, 750, se mató el obrero Francisco Lía que se alumbraba con una lamparita. 1913, septiembre 26. Muerte del electricista Pascual Mercurio al arreglar la instalación calle Mansilla, 396. 1913, septiembre 28. Muerte del peón Salvador Sayarés, ocupado en ha- cer limpieza en el cinematógrafo, Lavalle, 865. 1913, septiembre 4. En la casa, Dean Funes, 1931, el vecino Antonio Otero salió de su habitación para dirigirse á una pieza de altos. No bien hubo pi- sado aquél en la escalera de hierro, recibió una descarga que lo mató; al examinar la escalera se halló un trozo de alambre de la instalación eléctrica que la tocaba y había producido el caso de fatales consecuencias. 1913, septiembre 12. En la casa de construcción, Florida y Paraguay, el obrero José Seolezzi, al bajar un tirante de hierro que tenía contacto con un hilo eléctrico quedó fulminado. 1913, diciembre 23. En el sótano de la calle Asunción, 4738, el obrero Segundo Costa, efectuaba algunas reparaciones con una lámpara portátil euyo contacto le resultó fatal. 1914, enero 4. En la licorería, Luna, 174, el peón Manuel Martínez, al pre- tender cerrar una puerta metálica, recibió una descarga y quedó fulminado. 1914, enero 20. En las obras del puente trasbordador, calle Pedro Men- doza, el operario Felipe Calvo, en un descuido se tomó de una llave que sirve para suministrar corriente y fué muerto en el acto. 1914, julio 11. En la panadería, San Eduardo, 3437, tocó por descuido el PELIGROS DE LAS CORRIENTES ALTERNAS INDUSTRIALES 61 operario José Gamonale un hilo conductor de electricidad que tenía la capa aisladora en mal estado, y sufrió una descarga que lo dejó fulminado. 1915, marzo 14, En el comercio, calle Almirante Brown, 1254, el peón Luis Solimano, al cerrar una puerta de hierro recibió una descarga, debido al contacto que se había producido por el desgaste de un cable de luz adhe- rido á la puerta. 1915, agosto 28. Francisco Neri, electricista, al hacer una compostura en la casa donde vivía, México, 1028, tocó el culot de una lámpara, pudo gritar, pero la Asistencia Pública no llegó á tiempo para evitar el fallecimiento. 1915, octubre 17. Calle Montaneses, 2067, el encargado dela casa, Andrés Gaddi, después de haber efectuado unas reparaciones en la instalación eléc- trica de un aposento, se retiró dejando pendiente del techo un cordón en descubierto. Aprovechando un descuido de sus padres, penetró la niña de 2 años de edad, Elena Gaddi, trepó sobre una pila de ladrillos y puso su mano en el cordón metálico ; al producirse el contacto, la niña cayó fulminada. 1915, noviembre 30. Á las 4 de la madrugada fué hallado muerto un peón de la mueblería, calle Patricios, 950, llamado Ernesto Morero, de 26 años, tendido enel suelo del cuarto de baño y conservando en una mano una lám- para incandescente, causa del siniestro. 1916, febrero 10. En el hospital Alemán, un visitante Erik Naumann, en circunstancias en que había tomado una lámpara portátil para iluminar y servir una taza de te 4 un enfermo á quien visitaba, cayó al suelo y falleció en el acto. 1916, febrero 23. Á las 8 a. m., en la fábrica de la C. A. T. E., calle Giúemes, 4435, fué hallado muerto el ayudante guarda cable Julio Posarino. El accidente ocurrió mientras barría el piso de la cámara de transformación. y al pisar en una chapa de hierro existente en el pavimento, colocó la mano izquierda en una llave de baja tensión cuya corriente le fulminó. 1916, abril 22. Alas 5 p. m., en los talleres de la «Cantábrica», calle Mar- tín García, 665, el peón Severino Aranz, al tratar de atornillar una lámpara en un portátil para iluminar un foso, fué fulminado por el choque recibido, cayendo después al suelo, cuando se hubo cortado la corriente. Todos los esfuerzos para reanimarle fueron inútiles. 1916, mayo 31. En el vivero municipal de Palermo, varios obreros se en- contraban en un sótano, ocupados en levantar un caño de hierro por medio de un guinche eléctrico. El caño tomó casualmente contacto con dos cables eléctricos y el obrero Alberto Alesandri que se hallaba recostado sobre el caño, recibió una descarga, falleciendo instantáneamente. Esta larga lista de 43 accidentes fatales sugiere de por sí algunas conclusiones que formularemos aquí brevemente : a) Por más que hayamos buscado, no nos ha sido dado encontrar 62 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA un solo caso de muerte producida directamente por corriente continua. Los únicos accidentes conocidos son quemaduras, y casi siempre su- cedieron á electricistas, profesionalmente descuidados ó á aficionados ignorantes. Una vez el doctor Eudoro Cisneros leyó en un diario la noticia de la muerte de un obrero producida por un contacto con corriente con- tinua. Interesado, fué á interrogar personalmente al dueño de la casa y supo que la lámpara donde se había producido el golpe se AS ban con corriente alterna ; b) Notaremos que casi todos los desgraciados eran gente obrera ó bien sirvientes, personas modestas, cuya desaparición no podía llamar la atención á la clase dirigente ; / c) Todos los ejemplos comprueban de la manera más evidente lo ¿n- sidioso del ataque, lo desprovisto que encontraron al fulminado, la im- posibilidad absoluta en la cual aquél desgraciado se encontraba para adivinar aún que podía correr peligro. Hacían todos aquellos gestos acostumbrados que habían vuelto á hacer miles de veces sin sospechar inconveniente. Generalmente aún no podían suponer que iban á encon- trarse en la proximidad de la corriente eléctrica ; d) Las víctimas casi nunca gritaron, y los soeorros, cuando vinie- ron, fueron siempre ineficaces; e) Los resultados de las OS policiales sobre la razón del suceso no varían : «accidente casual », y con esto se archiva el expe- diente sin mayor trámite. Sin duda á causa de los modestos recursos de los parientes de las víctimas, y de su ignorancia de que tal accidente podía no haber sido puramente casual, no creemos que haya sido juzgado todavía por los tribunales la cuestión de responsabilidad de parte de las empresas de luz. Pero por falta de capacidad para ello, mo estudiaremos aquí ni el mecanismo fisiológico de la muerte por electrocución, ni el punto de vista responsabilidad. Sin embargo, aun cuando tal responsabilidad no fuese sino moral y desprovista de sanción penal, somos convenci- dos de que las compañías de luz que distribuyen corriente alterna son las primeras en interesarse en la materia y que su sincero deseo es cooperar en atenuar lo más posible la frecuencia y la gravedad de su- cesos tan emocionantes. PELIGROS DE LAS CORRIENTES ALTERNAS INDUSTRIALES 63 INELUENCIA DE LAS VARIAS CONDICIONES DEL CIRCUITO ELÉCTRICO SOBRE LA FULMINACIÓN Como no nos consideramos calificados para tratar el asunto todavía muy discutido del complejo proceso fisiológico, cuyo término puede llegar á ser la muerte de la víctima, no trataremos de discutir sus va- rias fases, notando en todo caso que no se produce con la corriente alterna ni electrolisis ni por lo general arco ni quemaduras consecu- tivas, como suelen producirse con la continua. El primer efecto, al recibir la corriente por la mano, es producir una contracción muscular que hace luego muy difícil y peligroso para el salvador alejar el paciente del contacto fatal. Á la vez se nota también casi siempre una paralización de la faringe que imposibilita eritar para pedir socorro. La cara se vuelve exangiie: si en aquel instante no llega auxilio, aparecen fenómenos más graves y muchas veces insal- vables. Se admite generalmente que la acción se manifiesta en parte por la paralización del corazón, en parte por la de la respiración. Sin entrar en mayores explicaciones al respecto, para las cuales nos referimos al notable folleto del doctor Eudoro Cisneros (1), trata- remos de definir brevemente la influencia de la variación en las cons- tantes del circuito eléctrico sobre el cuerpo humano. Tensión eficaz. — No parece que los médicos y fisiólogos se hayan preocupado de la tensión máxima, y encontramos tan sólo datos sobre la influencia de la tensión eficaz, tal como la registran los varios vol- tímetros industriales. Á principios del siglo XIX, aun desconocidas las corrientes alternas, Ritter notó que la brusquedad era la condición necesaria para la pro- ducción de la excitación galvánica de los nervios. La corriente de un elemento de pila no produce efecto sensible sobre el cuerpo humano ; siseintroducían luego sucesivamente más elementos en el circuito sin cortarlo, se notó que el experimentador podía soportar, sin sentir con- moción incómoda, tensiones que, introducidas de golpe, le hubieran determinado sacudidas violentas. Se ve pues que, aumentando paula- tinamente la tensión, se atrasa mucho la aparición del umbral de la percepción dolorosa. Más tarde, Du Bois Reymond supuso que la corriente producía efec- (1) Peligro de las corrientes eléctricas industriales. Informe en disidencia del doc- tor Eudoro Cisneros. 1911. 641 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA tos fisiológicos sino en los primeros instantes y que estos dependían de la derivada de la tensión con respeto al tiempo. Á pesar de las muchas tentativas para establecer leyes al respeto, estamos todavía en la misma duda. La teoría fundada por Nernst en 1908 sobre la hipótesis de que el cuerpo humano es un conductor elee- trolítico cortado por membranas semipermeables no basta para expli- car en forma satisfactoria las acciones de la corriente. Dejando, pues, á parte cualquier tentativa de explicación, veamos los efectos hoy día considerados verificados. ¿ Hay un límite inferior á la tensión alterna nociva, y cuál es este límite ? Hasta hace poco tiempo se consideraba razonable distinguir las zo- nas como sigue : debajo de 100 volt ningún peligro; de 100-150 volt principio de la zona peligrosa; de 150 á 600 peligros serios; de 600 volt arriba, altísimo peligro. Después los hechos han demos- trado que aún 100 volt no debía considerarse como el limite infe- rior de nocividad y señalaremos el caso de un obrero de líneas (1) que recibió, en el trabajo un choque mortal á 40 volt 60 períodos. Fe- lizmente tales accidentes son raros y suponemos que en aquel mo- mento se había producido una sobretensión anormal. En general las instalaciones eléctricas de 110 volt han de consi- derarse indemnes de peligro serio. El doctor J. P. Lanelois (2) cita solamente tres casos que han llegado á su conocimiento. «Sin em- bargo aun cuando no se puede establecer una estadística verdadera de los accidentes mortales observados con tensiones inferiores á 150 volt (entre conductores y tierra) será suficiente citar algunos ejem- plos : obrero empleado en el ferrocarril metropolitano, con los pies en el agua, las manos húmedas, fulminado al enganchar una lámpara con corriente de 170 volt entre conductor y tierra (3); una .cocinera, ocupada en lavar el piso, con manos húmedas, recibió un choque de 120 volt. Una señora en una bañadera, toca una llave mal aislada, sucumbe al paso de una corriente de 95 volt. » «Todas estas observaciones se refieren á personas que establecie- ron una fácil comunicación con la tierra, 4 consecuencia de la hume- (1) Electrical World, 15 de julio de 1911. (2) Doctor J. P. LANGLOIS, Les accidents d'électrocution. (Revue générale des sciences. 30 de abril de 1913.) (3) Los accidentes deben ser por cierto muy escasos, puesto que para señalar tres fulminaciones debajo de 150 volt el doctor Langlois tuyo que tomar uno producido con 170 volt. PELIGROS DE LAS CORRIENTES ALTERNAS INDUSTRIALES 65 dad...» Volveremos sobre este punto al hablar de la influencia de la resistencia. Recientes experiencias hechas por Berthon, Gagnieres y Hédon en Montpellier, y por una comisión del ministerio de Obras públicas en la Escuela superior de electricidad de París confirman que las proba- bilidades de eleetrocución suben en proporción más rápida que la ten- sión, en todo caso, hasta 2000 volt. Los americanos, á consecuencia de las desavenencias halladas con corriente de muy alta tensión, han decidido usar para la electrocución legal una primera tensión de 2000 volt y luego otra de 500 volt y 60 períodos. Intensidad. — La intensidad de la corriente que atraviesa el cuerpo depende de la tensión y de la resistencia ofrecida por aquél. El profe- sor (Arsonval había indicado 100 miliampere como siempre mortal ; nuevos estudios de Zacon presentados por él al Congreso de las apli- caciones eléctricas en Marsella (1908) hacen suponer que este límite inferior debe rebajarse á 75 ú SO miliampere. Si consideramos solamente tensiones industriales, creemos que el - papel importante en esta clase de accidentes corresponde á la intensi- dad. El aumento de la tensión tendría, á nuestro parecer, por objeto principal aumentar la intensidad á través del conductor humano. Las cosas ya cambian completamente de aspecto con altas tensiones, donde, según el doctor Langlois, la intensidad interviene solamente como efecto destructor de los tejidos en el trayecto de la corriente. Resistencia. — La resistencia del cuerpo varía en alto grado no sola- mente de una persona á otra, sino tambien en una misma persona se- eún las circunstancias. Esta resistencia debe, en efecto, considerarse como formada de dos partes : la de contacto y la interior. El tamaño de los electrodos, el es- tado más ó menos córneo, más ó menos húmedo de la piel, el sitio del contacto hacen oscilar la resistencia de contacto en condiciones sor- prendentes. La forma de la corriente hace tal vez variar algo la resis- tencia, pero por la misma nocividad de la corriente, las experiencias no pueden tener lugar con las tensiones industriales, y no ha razón de creer que el organismo humano se conduce como un conductor metálico y que su resistencia sea independiente del todo de la d. d. p. entre los electrodos. Los resultados más seguros sobre la resistencia se obtienen con el empleo del puente de Kohlrausch (puente de Wheatstone con mierófo- no). En esta forma la corriente utilizada no puede ser nociva. Prévost 66 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA y Battelli indican 1000 Q como resistencia del cuerpo, abstracción hecha de la de contacto. Estamos nosotros de acuerdo con los resulta- dos obtenidos por el profesor Ernesto Drago (1) el cual indica 600 á S00 Q como valor mediano; son los que obtuvimos dejando varios mi- nutos las manos cada una en un vaso con agua salada. Sin embargo, la resistencia del conjunto puede variar de 1000 á 100.000 Q. Las rebuscas de Monmerqué y Trotter hacen ver que la resistencia de contacto depende en alto grado de la dimensión del contacto con los electrodos, y de la humedad. Dichos físicos han ha- llado los siguientes resultados : Un obrero puesto sobre un terreno conductor tocaba con un dedo (1 em? de superficie) y luego con la ma- no cerrada (15 cm”) un mismo conductor; la resistencia ha variado : Con corriente HA continua alterna ohm ohm Superficie 1 centímetro cuadrado .... 51.000 15.000 Superficie 15 centímetros cuadrados... 6.000 2.000 Con electrodos de 50 centímetros cua- drados y Manos Setas... ..ooooo.o.. 347.000 3.000 Con electrodos de 50 centímetros cua- drados y manos húmedas......... 244.000 1.500 No sabemos á qué atribuir tal diminución de resistencia con la co- rriente alterna; sería este un factor más para explicar los peligros de esta forma de corriente. Desde luego, debemos insistir sobre este punto: no conocemos la resistencia del cuerpo humano baja una d. d. p. capaz de ser mortífera. ni como esta calidad se modifica con corrientes relativamente inten- sas (S0 Ó más miliampere). Sabemos solamente que con corrientes de 34 10 miliampere usados en electricidad médica, la resistencia dis- minuye bastante rápidamente después de pocos momentos de aplicada la corriente. Precuencia. — La frecuencia de las corrientes alternas usuales varía solamente de 15 á 69 períodos. Zacon, en el informe al cual nos re- ferimos antes, admite que la nocividad crece para las tensiones indus- triales hasta 150 períodos, decreciendo luego, lo que nos demostraron también las clásicas experimencias de Tesla. Con 50 períodos, la in- (1) Profesor Ernesto Drago, de la universidad de Catania: £ pericoli delle co- rrente elettriche. (L*elettricista, 15 de abril de 1915.) PELIGROS DE LAS CORRIENTES ALTERNAS INDUSTRIALES 67 tensidad sorpotada por perros era más ó menos tres veces inferior á la que los mataba con corriente continua. Posición de los electrodos. — Es este también un factor muy impor- tante. Muchos autores aseguran que los accidentes más graves tienen lugar cuando el corazón está directamente en el trayecto de la co- “rriente. Pero por lo demás no concuerdan entre sí las experiencias hechas sobre animales por varias comisiones. Duración del contacto. — El doctor vienés Jellinek había estable- cido una fórmula que, según él, agrupa los varios factores que inter- vienen en la electrocución. Admite que el accidente depende en pri- mera instancia del trabajo producido por la corriente. Llamando T este trabajo, E, L, y K las constantes del circuito, t la duración del contacto, P un factor que depende de los contactos, extensión y sitio, y K, K, K, otras constantes personales escribe : MFETES Do 1 AS o Y Notemos solamente la poca verosimilitud de esta fórmula. Parece dudoso que sea así, tanto en lo que concierne á uno ú otro de los factores. Lo único que hoy día podemos deducir de las experien- cias de Prévost y Battelli es que una duración de 0,3 segundo basta para la electrocución ; es pues de suponer que para los efectos de la práctica, por pronto que intervenga el socorro, la corriente habrá pro- ducido sus destrozos irremediables, sean lo que sean. . LOS FENÓMENOS TRANSITORIOS EN CORRIENTES CONTINUA Y ALTERNA Cuando consideramos una corriente continua en régimen perma- nente, las únicas nociones que se requieren para el estudio de los fe- nómenos eléctricos y magnéticos producidos, derivan de la aplicación sencilla de las leyes de Ohm, de Kirchhoff y de Lentz, en que inter- vienen de un modo elemental y bien conocida resistencia, intensidad y diferencia de potencial. Modificaciones notables ocurren solamente en tales circuitos en el acto de abrir ó de cerrar la corriente (extra-corriente de cierre y de ruptura). En tales casos nacen variaciones bruscas y generalmente muy breves, y un conjunto de fenómenos oscilatorios que el profesor 68 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA C. P. Steinmetz ha estudiado magistralmente bajo el nombre de fenó- menos transitorios. Estos mismos fenómenos revisten un carácter mucho más grave, y más variado en circuitos de corrientes alternas, interviniendo en ellos á más autoinducción, indueción mutua y capacidad. El estudio completo de las condiciones variables y transitorias en un circuito de corriente alterna es asunto sumamente complicado que el cálculo no puede resolver sino en condiciones particulares. Exa- minaremos solamente algunos casos sencillos, los cuales nos darán una idea de la importancia que reviste en la práctica. Tomaremos como punto de partida el caso sencillo de estableci- miento de una corriente continua en un circuito no inductivo, de luz por ejemplo. Sea ¿ el valor de la intensidad variable de un circuito al tiempo ?, ¡y é 1, sus valores al principio y en el estado permanente. Sean r la re- sistencia, L la inductancia del circuito, €, la f. e. m. aplicada. En el momento t, la d. d. p. producida en el circuito por la resisten- l Cde AS z E di Z S cia r será: 2r, y la variación de la intensidad En habrá producido una dt di Sy d. d. p. E dE Teudremos pues la relación general : di A PS MESS Al: o o (1) Como por otra parte no interviene inducción cuando no hay más variación de intensidad, en el estado permanente, tendremos : =D 9) Si substituímos en la (1), obtendremos : y di e (¡ir ==L>G (3) ó bien r di — dí = 4 a (4) cuya integral general es : Y ¿—108 (i—4,) — log e. (5) L donde c es una constante de integración. Esta fórmula (5) puede escribirse : .. PELIGROS DE LAS CORRIENTES ALTERNAS INDUSTRIALES 69 p z L , 1—%, = Ce : (6) Las condiciones iniciales nos permiten calcular el valor de c. En efecto, con t= 0 tenemos ¿=¿4,; substituyendo estos valores en (6), tendremos : ta — U= 0 de donde sacamos la ecuación de la corriente : == (4, — 1,)ce ci (7) La intensidad aumenta, pues, en forma exponencial desde su valor primitivo hasta su valor final. Aplicando esos resultados á un circuito de luz donde : €, =22590 . 1, =1000A. La resistencia de este circuito es Supongamos una pérdida de 10 por ciento en los circuitos del fee- der y de alimentación, una inductancia de 10 milihenry por ohm en la línea. L= 0,000225 henry. En el acto de cerrar el circuito supongamos ¿, = 0. Busquemos des- pués de cuánto tiempo la corriente ha llegado á la mitad de su valor ó sea 500 A. 500 = 1000 (1 — e 10) dle donde : UE t=0,00069 segundo. Demuestra esto que el estado variable en tal caso es sumamente corto, y en la práctica despreciable. Ya no sucede lo mismo tratándose de la excitación en el campo de un motor, pero ese caso no nos interesa á este punto de vista especial. Si ahora tomamos el caso de un circuito de corriente alterna mono- fásica, intervienen resistencia, inductancia y capacidad. Nos interesa especialmente el caso donde están en serie y que vamos 4 examinar. Sea con las mismas notaciones del caso anterior, € la capacidad del condensador, definido por la relación : 70 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Qe NAL, que nos da : de == idt de donde : le e=-= | idt. (1) Laf. e. m. aplicada e consta pues de tres términos, una que proviene : z e : A di de la resistencia : 72, la segunda de la inductancia: L ae Y la tercera dit : dul: SE de la capacidad : G 1dt. Podemos desde luego escribir: o id DE y) di. (2) Si diferenciamos esta ecuación con respeto al tiempo, tendremos: y E "TN Rda a A NDA (8) ecuación general de un circuito que contiene resistencia, inductancia y capacidad en serie. Esta ecuación diferencial bien conocida del segundo orden, con coe- ficientes constantes y segundo miembro variable, es la base principal dle los estudios de los fenómenos oscilatorios. Para simplificar esta rápida reseña, supongamos que el segundo miembro sea nulo (e constante, ó sea corriente continua) la ecuación diferencial (3) dividida por L, se escribe: dei O di SAL ALO A a? Vas Mes > 4) de la cual conocemos una solución particular == e (5) Diferenciado (4) dos veces con respeto á t, y substituyendo los va- lores así obtenidos en la ecuación (5) obtenemos : y un Cm at (v HS (17 -- 0 == 0. (6) Los valores de a que satisfacen á la ecuación diferencial son las que anulan el trinomio. PELIGROS DE LAS CORRIENTES ALTERNAS INDUSTRIALES 71 Según el signo de la cantidad bajo radical : y? 1 41? 0 OL «tendrá valores imaginarios ó reales. SIA < o, aes una imaginaria y la solución general de la ecuación (3) es una expresión de la forma ¡=Mez “ sen (bt-- m) (7) en que b?=— A y M y n dos constantes de integración que depen- den dle las condiciones impuestas. Es, pues, un movimiento periódico amortiguado. Si al contrario Á==0 el movimiento es aperiódico y no se produce fenómeno de interés para nosotros. En el movimiento periódico amortiguado expresado por (7), Jas elon- gaciones sucesivas siguen una ley logarítmica, y el período resulta ser: 27 27 1=*%= : b EE (S) ¡PAE Examinaremos ahora el caso en que el segundo miembro de la ecua- ción diferencial (3) en lugar de ser nulo sea una función sinuosidad, es decir la forma más sencilla de una función periódica. La ecuación diferencial será pues : dir di ea 12 de Lada "LO" LG sen (dt-—- 9). (9) Tenemos una solución particular de (8) con la expresión : í, =YF, sen (dt + o — 4). Si derivamos +, dos veces con respeto á t, y que substituímos en (9) hallamos los valores de 1", y de y que satisfacen á ésta. Son: . > po ) il E) y? olla La (o ) | L:* red UA) == === 0 VEAS Por otra parte, en el caso del movimiento periódico, el único que 72 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA nos interesa, tenemos otra solución particular, la que hemos hallado en el caso del segundo miembro nulo ó sea: iy =Me- * sen (bt o) (10) 1 de modo que la solución general será : == lb. +1, (11) En la expresión (11) +, reprezenta la parte transitoria del movi- miento, la cual se sobrepone á la parte sinusoidal permanente 7, del mismo. El período de ?, es generalmente distinto del de ¿,; depende exclusivamente de las relaciones entre las varias constantes del cir- cuito. Si en fin consideramos el caso general de una f. e. m. periódica que puede desarrollarse en serie de Fourier, de tal modo que: Le Es Jo =E y P,, sen (ndt —- 2,). (19) 1 de LC La solución general de la ecuación diferencial seguiría siendo : con la condición que: ln = F,, sen (ndt + 0, — Y) en la cual En y y, se definen como F, y y, en el caso anterior. Según las condiciones de resonancia de las armónicas de mayor im- portancia, pueden producirse elevaciones momentáneas considerables de la intensidad y de la tensión. Resumiendo el estudio anterior, vemos que la ley de variación de la tensión con el tiempo consta de la superposición á la curva periódica de régimen permanente de otras curvas ondulatorias amortiguadas, de periodicidades distintas, y generalmente superiores á la periodiei- dad de la fundamental. Según las relaciones entre las constantes de dichos circuitos, se originan sobre-tensiones cuyos valores no podemos establecer exactamente, aumentando probablemente los peligros de los choques por los factores tensión, intensidad y frecuencia. En general se han estudiado estos fenómenos para líneas de trans- misión muy largas y de alto potencial, en los cuales pues la conden- sación produce efectos nada despreciables. Sin embargo las constan- PELIGROS DE LAS CORRIENTES ALTERNAS INDUSTRIALES 15 tes de circuitos á 225 volt parcialmente aislados de la tierra son susceptibles de dar lugar á sobretensiones notables, como lo veremos en el caso citado por el profesor Drago. Sería seguramente de alta importancia, llegar á estudiar prácti- camente los fenómenos que acabamos de esbozar teóricamente y de hacer experiencias directas que nos indicasen las variaciones de las tensiones al cambiar las características de las corrientes industriales de que disponemos aquí; pero eso exigiría el empleo de oscilógrafos ó dle otros aparatos de igual. índole, con los cuales, aún cuando los hu- biera aquí, sería tal vez incómodo trabajar fuera del laboratorio. Para aclarar mejor los conceptos anteriores, sacamos algunos ejem- plos de lo obra ya citada de C. P. Steinmetz. La figura 1 indica los fenómenos transitorios al momento de cerrar el circuito, cuyas constantes son : E= 35.000 y r=b0 12M 100 y 1 p == Q Da = 10000. Represéntese por ¿, el valor permanente de la intensidad y con ¿el Volt € =2000 Y Pa un Lau 300 mh C= i0mef Amp: Ll] €= tor seg mi 19. 2 fenómeno transitorio, cuyo período es: f, = 10f. La diferencia de po- tencial llega en este caso casi al doble de su valor normal: Enseña la figura 2 los fenómenos transitorios en un condensador AN. SOC. CIUNT, ARG. — T. LXNXXII! 5 res ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA colocado en una línea cuyas constantes se indican. En aquel ejemplo el fenómeno transitorio es aperiódico, muy breve y sería pues sin pe- ligro, tratándose de una duración de 4.10? segundo hasta su desapari- ción casi completa. Muy distinta, la figura 3 hace ver la variación de la diferencia de potencial al arranque en una línea donde hay en paralelo, de una parte resistencia y capacidad (intensidad ¿,) y de la otra parte resis- tencia é inducción (intensidad 7,). Las formas de las 3 curvas hacen ver las enormes irregularidades producidas tanto en la tensión como en las intensidades. La presencia del hierro en el campo magnético del circuito eléctrico conduce á términos transitorios de intensidad muy grande, compara- dos con los de reactancias sin hie- rro; no siguen una curva exponen- cial. Á veces producen corrientes excesivas especialmente con fre- a cuencias bajas. La figura 4 es el oscilograma de un transformador de 25 períodos, demuestra así la duración muy larga y la importancia del fenómeno transitorio. En fin, examinemos uno de los casos interesantes de la práctica ó sea la resonancia debida á una tierra accidental. Sea un circuito sin el punto neutro conectado á tierra, y en la cual se produce en la fase 1 una tierra con resistencia de contacto débil (fig. 5). Sean O, y O, las capacidades de las fases II y III con respecto á la tierra, despreciaremos la capacidad del alternador, y sea L la autoin- PELIGROS DE LAS CORRIENTES ALTERNAS INDUSTRIALES 15 ducción del alternador (ó del transformador) con respecto al cual des- preciaremos la autoinducción de los cables. El defecto Y ha creado dos circuitos L,FO,L, y L,FO,L, en cada uno de los cuales la autoinducción de dos fases del alternador está en serie con la capacidad de un cable con respecto á la tierra. Como esta capa- cidad .es muy superior á la que existe entre dos conductores, hay posibilidad de resonancia; aun si no se produce resonancia perfecta, JE Fig. 5 se originarán sobretensiones tanto más elevadas que el punto á tierra sea más cerca del alternador, es decir, cuanto menor la resistencia interpuesta. Sucede también á veces que en lugar de una tierra franca y perma- nente, aparecen tierras intermitentes, es decir que se forman y rom- pen alternativamente. Habrá en este caso chispas ó arcos intermiten- tes que provocarán en el conductor oscilaciones de tensión y de corriente, y se ha visto casos en que hubieron descargas convyectivas ó rupturas del aislamiento (1). (1) L. van Dam, Les surtensions dans les distributions d'énergie électrique. 1913. 76 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA La gravedad de las descargas en tales condiciones explica el inte- rés que llevamos á la puesta á tierra franca y permanente del punto neutro de la red de distribución, y del cual nos ocuparemos al tratar dle los medios de protección. Nos proponemos estudiar más detenidamente el dispositivo adop- tado en esta capital, y que consiste en poner á tierra una de las fases "dela red de distribución : dejamos, por lo tanto, este punto muy impor- tante para otra oportunidad. DEL USO DE LAS CORRIENTES ALTERNAS INDUSTRIALES DE BAJA TENSIÓN Las varias naciones, al desarrollarse con tan formidable ímpetu todas las aplicaciones de la electricidad y con preferencia el transpor- te de la energía á grandes distancias, han tenido la obligación de re- olamentar su uso y de clasificar sus modalidades. Dichas reglamentaciones son muy variadas y su mayor ó menor severidad podría indicar la época donde han sido redactados. Una de las más recientes es la circular del ministro de Obras públicas en Francia, en que se dice (1): «Las distribuciones de energía eléctrica deben comportar disposi- ciones de seguridad en relación con la tensión máxima entre condue- tores y tierra. Según el valor de esta tensión, las distribuciones de energía eléctrica se dividen en dos categorías : «1* Categoría: A, Corriente continua: distribuciones en las cuales la mayor tensión de régimen entre conductores y tierra no pasa de seiscientos volt (600 v.) «B, Corriente alterna: distribuciones en las cuales la mayor ten- sión eficaz entre conductores y tierra no pasa de ciento cincuenta volt (150 y.) <«2* Categoría: Distribuidores con tensiones respectivamente su- periores á las anteriores. » En Norte América, se sabe que cada estado de la Unión tiene sus leyes y que las reglamentaciones sobre el funcionamiento de las em- presas de servicio público varían con cada uno de ellos. Llama, pues, sobre manera la atención de que se haya adoptado en todos el empleo - dle corriente alterna de 110 ó 120 volt. Débese tal vez esta sorpren- (1) P'électricien, 29 de abril de 1911. PELIGROS DE LAS CORRIENTES ALTERNAS INDUSTRIALES 17 dente concordancia al papel importantísimo desarrollado en los Esta- dos Unidos por las compañías dle seguros, cuyo órgano técnico, el Na- tional Board of Fire Undermwriters publica reglamentos que hace fe en todas partes, y á los cuales se sujetan estados, compañías y par- ticulares. Accidentes en la red de distribución son allá, por las informaciones recibidas, contadísimas, y todas las precauciones publicadas sobre electrocución se refieren solamente á tensiones elevadas (500 á 600 y. para tranvías) y tensiones peligrosísimas (trasporte de energía has- ta 120.000 v.) Los accidentes, pues, ocurren casi sin excepción en el personal obrero de las empresas, entre las cuales se van difundiendo las precauciones contra los choques y el tratamiento de los asfixiados. Es en Alemania que se ha inaugurado el uso de la corriente de 220 volt tanto continua como alterna, en vista de la gran economía de co- bre que tal forma de distribución representa para las empresas. Sin embargo el número de accidentes no es tan elevado relativamente co- mo lo es aquí, debido á las precauciones muy severas edictadas por el Verband deutscher Elektrotechniker, cuyas reglas obedecen todos con el rigor acostumbrado, bajo la vigilancia, severa también, de los inspectores del trabajo. Á pesar de eso, debemos notar que una parte considerable de las instalaciones más recientes se hicieron en el imperio alemán á 110 volt. En esta república debemos seguramente á la energía comercial de los introductores alemanes, y á la falta absoluta: de reglamentación de parte del superior gobierno, de las provincias y de las municipali- dades, la implantación de la tensión de 220 volt en todo el país. Casi no se encuentra ningún material eléctrico para otras tensio- nes, de modo que las comodidades de la corriente alterna y el menor costo de los motores son poderosas razones para implantar la forma dle corriente más barata. Debemos ahora examinar con alguna detención los sistemas de dis- tribución usados en esta república y los peligros que arrastran, ya en sí, ya por las condiciones elimatéricas capaces de aumentarlos más todavía. Las usinas de producción de corrientes alternas por alternadores trifásicos, los dispositivos de transformadores elevadores de tensión en las usinas, las redes primarias, y la instalación de las subusinas de transformación, constituyen un conjunto al que solamente los obre- ros de las empresas deben tener acceso. Basta, pues, que los poderes 78 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA públicos vigilen á sustraer cualquier parte de este conjunto delalcan- ce de los profanos, y que las empresas estén obligadas á disminuir en la mejor forma posible los peligros á que se halla expuesto su personal. Con todo, no desaparecerán por cierto las desgracias, pero, habiendo limitado este estudio á las corrientes alternas en la forma como se su- ministran á los consumidores, no insistiremos sobre la reglamenta- ción que se impone para las redes primarias y las usinas. Las redes de distribución constituyen circuitos alimentados desde transformadores de los cuales salen las derivaciones domiciliarias. Fuera de las grandes ciudades, los circuitos secundarios son general- mente aéreos; en los centros de vida activa los cables son subterrá- neos. En la práctica todas las distribuciones se hacen en triángulo, y la tensión usada entre conductores suele ser de 225 volt. Tal forma de distribución sería tal vez admisible en uno de los ca- sos siguientes: a) la red secundaria está completamente aislada de la tierra; b) se constituye un punto neutro el cual está en contacto permanente con la tierra. En el caso a no habiendo corriente entre los conductores y la tie- rra, una derivación á tierra produciría el efecto de una descarga elec- trostática, y sería probablemente sin peligro; sin embargo, constitui- ría una gran dificultad obtener que una red compleja de distribución sea tan perfectamente aislada como para evitar que se establezcan corrientes permanentes. Es, pues, más lógico adoptar el sistema bh eon el cual la diferencia de potencial entre un conductor y la tierra se re- 225 duce a eo = - 130 volt, tensión considerada por muchos autores como casi inofensiva, y siempre mucho menos peligrosa que la de 225 volt. Empero, aquí no se ha adoptado ninguno de estos dos sistemas, empleándose un procedimiento que por lo menos merece ser tratado de original. En efecto, para utilizar cables destinados á otra clase de corriente, la empresa de luz ha conectado á tierrauno de los tres con- ductores de su red secundaria: resulta que independientemente de los fenómenos de resonancia, el valor de la d.d.p. eficaz entre un con- dluctor y tierra es de 225 volt ó bien cerca de cero. ¿Cuál puede ser el efecto de tal desequilibrio sobre el rendimiento de los alternadores ? no es el caso de estudiar este punto, sino de ha- cer ver que á más de tener como base una tensión en sí peligrosa, el dispositivo empeora todavía las cosas, puesto que existe entre con- «ductores la misma tensión que entre uno de ellos y la tierra. 79 PELIGROS DE LAS CORRIENTES ALTERNAS INDUSTRIALES l+ Defectos en la colocación de esta red secundaria, y todavía más en la parte de los ramales caseros antes de los contadores, y por consiguiente no registrados por dichos aparatos han de ser algo fre- cuentes y contribuyen por su buena parte á las oscilaciones de ten- sión más ó menos fuertes que percibimos más en las horas de carga mayor. Sin embargo, las causas principales, á mi juicio, de sobretensiones peligrosas y de accidentes originadas por ellas, derivan de las instala- ciones interiores. El profesor Drago señala un caso de accidente mortal que estudió por encargo de la autoridad judicial. Se trataba de establecer la can- sa de muerte de un jovencito fulminado al poner el dedo en el inte- rior de un porta lámpara. «De mis rebuscas, dice el profesor Drago, resulta que el desgraciado, parado con pies descalzos sufrió la elec- trocución con una tensión de cerca de 290 volt como ya lo he refe- tido. Medidas de resistencias hechas por mí sobre muchos individuos me indicaron cifras no menores á 4000 ohm que la corriente debía atravesar al pasar de la tierra al cuerpo humano y de allí á la lámpa- ra. La impedancia de la línea entre las dos fases medida con el voltí- metro y amperímetro y tensión del sistema trifásico era de 60 ohm, mientras por la resistencia de la tierra en el sitio del siniestro he ob- tenido 45 ohm como valor mediano... Pero para encontrar la causa de la sobredicha diferencia de potencial anormal capaz de producir la electrocución entre fase y tierra, fué necesario instituir una serie de largas y penosas investigaciones para localizar el punto donde un hilo de línea hubiera sido puesto á tierra y por cual motivo. Los re- sultados demostraron que, en un viejo lampadario de gas transforma- do á luz eléctrica en una casa remota, el pedúnculo de una lamparita rota estaba cubierto con un pedazo de hojalata. De este modo, uno de los hilos de fase se había puesto en comunicación con la canalización del gas, y había vuelto peligrosísimo un radio bastante extenso de la ciudad, produciéndose afortunadamente un solo accidente á cerca de un kilómetro de distancia. » El caso es de rara precisión, y los resultados de las investigaciones del perito bien concluyentes para explicar la sobretensión y luego el aumento del peligro que originó la desgracia. Comprueba este ejem- plo, la exactitud de nuestra opinión sobre la importancia de capaci- dades en paralelo para modificar los constantes del circuito. Sin embargo las condiciones de las instalaciones en Catania han de ser diferentes de las de esta capital, las que solamente me propongo s0 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA estudiar; y es de suponer que la red secundaria en aquella ciudad no ha sido puesta permanentemente á tierra. Insistiremos ante todo sobre los gravísimos defectos de las instala- ciones privadas que no están en su mayoría hechas como para preca- verlos habitantes contra los peligros insidiosos de la corriente alterna de 225 volt. Entre las causas más frecuentes de accidentes, debemos citar en primer término: porta lámparas, cordones flexibles, llayes y toma corrientes embutidas con tapas metálicas. Los porta lámparas deberían en efecto ser provistos todos das un anillo aislante (de ebonita ó de porcelana), ser bastante profundos para que toda la base metálica de la lámpara esté hundida y fuera del alcance de la mano de una persona descuidada. En fin los portalám- paras deberían llevar también un nippel aislante que evite un contae- to entre su forro exterior y uno de los hilos de alimentación. Los cordones flexibles usados en plaza apenas son adecuados para corriente continua de 110 volt. Su aislación es generalmente tan deficiente que es de extrañarse que no produzcan mayores daños. Fe- lizmente cuando los dos conductores se desnudan á corta distancia, se produce un corto circuito, y las más de las veces salta el fusible. Si un solo conductor se halla pelado, y que la persona que la toca esté aislado de la tierra, no sentirá nada. Llaves y toma corrientes embutidas han llegado á ser consideradas en esta capital como una necesidad estética. En casas privadas como en negocios no se instala otro material, exigido casi siempre por los mis- mos arquitectos. No creemos necesario insistir sobre la escasa estéti- ca de estas famosas tapas rectangulares niqueladas, que casi nunca se colocan verticales y afean sin razón los interiores más elegantes. Una buena parte de las sacudidas más ó menos graves proviene también de la forma como se colocan las cañerías embutidas. Tales cañerías, que deberían ser reservadas para sitios de lujo y bien se- eos, podrían en condiciones así reducidas, construirse con caños de acero, cuidadosamente esmaltados exterior é interiormente, bastante amplios para quelos conductores pasen libremente, enroscados entre sí y con las cajas de pase ó de derivación, también del mismo material. de tal modo que el conjunto forme una masa puesta á tierra de modo permanente y sólido. De lo aconsejado nada se hace aquí, salvo excepciones contadísi- mas, y de allá resultan un sinnúmero de incomodidades, cuando no se trata de graves peligros. PELIGROS DE LAS CORRIENTES ALTERNAS INDUSTRIA LES 81 Dichos peligros tienen, sobre otras ciudades, una importancia ma- yor en esta capital á causa de su clima. El estado higrométrico de la atmósfera, que casi saturado de día, lleva consigo la condensación de agua sobre las paredes frías durante la noche, es demasiado conoci- do y notorio para que sea necesario insistir sobre tal punto. Son las paredes húmedas relativamente buenos conductores de la electricidad y producen así derivaciones á tierra; sus resultados motr- tíferos se demuestran ampliamente con la lista anterior. Empero, no basta con esto; pueden formar también verdaderos condensadores de capacidad generalmente elevada en serie con la resistencia del cuer- po y que deben explicar muchas veces la violencia de estos choques inesperados y traidores, eracias al aumento transitorio de tensión en la red, y pues de intensidad en el circuito derivado así formado ca- sualmente. Una lista completa de los defectos en las instalaciones privadas, capaces de aumentar los peligros ya de por sí serios, debidos á la clase de corriente suministrada á una enorme extensión «dle los barrios de esta capital y prácticamente á todos sus suburbios, sería tarea fasti- diosa é inútil. Cada cual tiene á la vista prueba de los conceptos po- co científicos con que trabajan la mayor parte de los instaladores, ba- sándose las más de las veces en criterios puramente comerciales. PRECAUCIONES CONTRA LOS PELIGROS Existe en este país la corriente trifásica de 225 volt y no hay utilidad en averiguar las razones que indugeron 4 la Municipalidad de la Capital, luego á otras muchas más, en aceptar tal forma de corriente. Creemos haber demostrado que hay peligro insidioso, que las victi- mas son muchas, y hemos tratado dle examinar los varios factores que influyen sobre la nocividad de esta forma de distribución. Ahora, nos queda para resolver este problema de gran importan- cia: ¿Es posible suprimir estos peligros, Ó al menos reducirlos áme- ras casualidades, de tal modo que parezca necesitarse una impruden- cia de una persona para danarse ? Distiguiremos dos formas de remedios: públicos y privados. Los primeros, que llamamos públicos no dependen sino de las empresas y de las municipalidades ; los llamados privados, cada cual en sus talle- res ó en su casa los puede adoptar. 32 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA REMEDIOS PÚBLICOS arece natural examinar en qué forma podríamos gozar aquí del grado de seguridad alcanzando fuera; en otras palabras : ¿ Puede mo- dificarse útilmente la clase ó la tensión de la corriente distribuída á los consumidores ? Podrían emplearse dos sistemas: a) substitución de los transformadores estáticos por convertidores; b) reducción de la tensión eficaz de la red secundaria. a) No cabe duda que la producción de corriente continua haría desaparecer los peligros señalados, sin que se produjera otra inconye- niencia, salvo gastos considerables, tanto de parte de la empresa (eos- to de los convertidores, de los contadores, modificación en las canaliza- ciones), como de los abonados (cambio de motores, lámparas de arco...) Parece, pues, que este sistema ha de limitarse á extensiones ó con- cesiones nuevas donde las municipalidades tengan el derecho de exi- sir para dar la concesión una determinada forma de corriente ; 1) Del conjunto de este estudio resulta que con una tensión eficaz de 110 volt los peligros de fulminación son muy reducidos. Si se agregara que el punto neutro de la estrella fuese puesto permanente- mente á tierra, de tal suerte que la d.d.p. entre un conductor y tierra 10 no sea en ningún caso superior á = 65 v., podría considerar- se tal instalación como bastante segura. Quedarían solamente á cargo de los abonados las reglas de precaución siempre necesarias para evi- tar la producción de sobretensiones. No podemos desconocer que una transformación semejante traería aparejado un gasto considerable y sensibles dificultades para el mis- mo público. Habría en efecto necesidad de duplicar la sección de los :'ables en toda la red secundaria, á la vez que cambiar una parte de los actuales para que en lugar de una fase, sea el punto neutro co- nectado á tierra. á Aun cuando algo menos costoso que el anterior, tampoco nos pare- ce lógico este sistema en las redes ya existentes. Pero en barrios ó ciudades todavía sin luz que dependerían de una nueva subestación estática consideramos este dispositivo como el más indicado, ya que las más de las veces los gastos elevados de compra y mantenimiento de una usina con convertidores serían prohibitivos para explotarla sin pérdida. PELIGROS DE LAS CORRIENTES ALTERNAS INDUSTRIALES 83 REMEDIOS PRIVADOS Quedan, pues, á nuestra disposición los remedios privados, ó sean las modificaciones individuales en el uso de la electricidad en casa. No nos preocupamos de saber en este asunto en qué forma podrían intervenir las empresas de luz ni las municipalidades, miramos sola- mente lo que ha de hacerse para poner instalaciones privadas en las mejores condiciones de seguridad contra la electrocución. El primer deber de cada persona que usa corriente alterna es saber en qué condiciones se halla la instalación. Hemos indicado anteriormente las deficiencias capitales que provienen de caños em- butidos de mala clase ó de sección insuficiente, de cables mal aisla- dos, de llaves y toma corrientes embutidas con tapas metálicas, de cordones flexibles, de porta lámparas de mala construcción. Agrega- remos también uniones y derivaciones hechas sin precaución alguna, y más de todo agregados ó remiendos titulados provisionales. ¿ Ouántas veces ha sucedido una desgracia por uno de aquellos dis- positivos de fortuna, destinados según sus autores á durar solamente unos días ? No existe entre nosotros reglamento oficial análogo al de las com- pañías de seguros norteamericanos (Fire Underwriters) porque los dictados por las empresas de luz ó ciertas compañías de seguros ca- recen del grado de valor técnico, como de sanción oficial. Aun incom- pletas, dichas reglas indicadas no se cumplen, sino en casos conta- dísimos, y pocos son los propietarios que consienten adoptar las severas medidas necesitadas en todas partes por la corriente alterna de 225 volt, pero más todavía en ciudades como ésta donde las condiciones climatéricas aumentan el peligro en forma asombrosa. Sin embargo, estimamos que todas las precauciones para que la instalación esté en excelentes condiciones no bastan para evitar pe- ligros é insistiremos en el uso de trasformadores reductores de tensión. La reducción de la tensión en instalaciones privadas no puede lle- var consigo ningún inconveniente: las líneas son demasiado cortas para que la pérdida óhmica en los circuitos produzca una baja de ten- sión apreciable al punto extremo, ó un calentamiento exagerado en las líneas de alimentación. Produce al contrario ventajas muy serias: las lámparas de filamen- to metálico para una misma intensidad luminosa tienen el filamento Sd ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA tanto más grueso y más sólido cuanto más baja la tensión. Por la misma razón, se fabrican lámparas de 10 watt 110 volt, mientras la de 16 watt es la de menor consumo para 225 volt. La vida de la lámpara es también superior con tensión menor. Queda pues la influencia del gasto propio del transformador. Sien- do bien calculado este aparato, su consumo es casi despreciable. En ciertos Casos, convendrán transformadores trifásicos, en otros mono- fásicos; unas veces será más práctico usar un solo transformador; en otras ocasiones, tipos pequeños uno en cada ramal. El único punto im- portante es constituir el secundario en estrella con el punto neutro tie- rra, tratándose de corriente trifásica, y en monofásica conectar á tie- rra uno de los hilos por medio de una resistencia calculada de tal mane- ra que la intensidad sea mayor que el máximo de la carga admisible. ¿ Ouál tensión debe elegirse ? Creemos que no hay razón hoy día para rebajar la tensión á menos de 110 volt, tensión para la cual se encuentran toda clase de lámparas, y de aparatos de calefacción, de ventiladores, de motores, etc. TRATAMIENTO DE LOS FULMINADOS La descarga de corriente alterna obra, según parece, sobre los sis- temas circulatorio y respiratorio. En el primer caso, la paralización dlel corazón es tan repentina que no hay auxilio que pueda llegar bas- tante pronto y salvar al fulminado. Si al contrario los accidentes son respiratorios, es decir que haya asfixia, deben emplearse los métodos conocidos de Sylvestar (respira- ción artificial) y de Laborde (tracción rítmica de la lengua). Desgra- ciadamente los varios sistemas inventados para reanimar á personas asfixiadas (ahogados por ejemplo), raras veces han producido efecto útil. Sin embargo no deben despreciarse, y no cabe duda que, llegado el caso, sea necesario tratar por todos los medios á nuestro alcance el despertar de los movimientos del pulmón. El doctor J. P. Langlois, profesor de la Facultad de medicina de París y miembro consultor de la Inspección del trabajo, aconseja tam- bién el uso de la adrenalina para estimular el corazón, pero reconoce que los resultados sobre perros han sido contradictorios. La ciencia se demuestra, pues, todavía muy impotente contra los últimos resultados de estos choques eléctricos. PELIGROS DE LAS CORRIENTES ALTERNAS INDUSTRIALES 35 Debemos desde luego y ante todo evitar las causas de estos cho- ques, y por otra parte llamar la atención sobre estos peligros : En ca- so de suceder un contacto eléctrico, lo más indispensable es cortar en seguida la corriente, y si no se puede, apartar al desgraciado del contacto fatal. Para eso es preciso que el salvador se aisle cuidado- samente de la tierra, para lo cual basta una tabla de madera seca. Las contracciones nerviosas de las manos hacen siempre difícil tal salva- mento, y si hay que cortar un cable debe hacerse con precaución. Los consejos que se encuentran para el salvamentos de los electro- cutados en todas las publicaciones extranjeras se refieren casi exclu- sivamente á los accidentes producidos por la alta tensión. Se dirigen desde luego á los agentes de las compañías de distribución eléctrica, cuyo personal obrero debe conocer los peligros y las maneras dle sal- var á sus compañeros, problema mucho más arduo cuando se trata de altísimas tensiones. CONCLUSIONES Creemos haber demostrado la notable gravedad que reviste en este país y particularmente en la Capital federal la fulminación insidiosa por corrientes alternas industriales de 225 volt. ¿ Cuántos son los casos que no han sido registrados por los diarios y los que nos escaparon? Y aquéllos son solamente los casos morta- les, sin tener en cuenta las muchas dolencias de mayor ó menor dura- ción producidas por las mismas corrientes. Queda también demostrado por los hechos que suelen tener lugar las descargas entre una fase y tierra. La preponderancia del factor tensión al originar lesiones mortíferas nos ha inducido á examinar más de cerca las sobretensiones transitorias en redes de corriente alterna y darnos cuenta de la influencia de las capacidades en la ob- tención de curvas de tensión eficaz y de frecuencia mayor que las normales. Desaparecido por la descarga el fenómeno de condensación las más de las veces, aun una investigación inmediata no daría resul- tado seguro. Por esta razón reviste especial interés el caso tan curio- so observado por el profesor Drago en Catania. No basta sin embargo hacer ver las deficiencias, y es preciso á la yez estudiar todas las causas capaces de aminorar los peligros. Una lucha muy severa y un control repetido contra las malas instalacio- nes á base de ordenanzas rigurosas vigiladas por un personal técnico S6 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA competente, disminuirían sin duda la probabilidad de estos acciden- tes fatales ; pero son éstos solamente paliativos, porque no se evitarán nunca las instalaciones llamadas provisionales. El único sistema yer- daderamente seguro es pues el transformador reductor de tensión unido permanentemente á tierra. Hemos debido hacer resaltar los pobres resultados obtenidos hasta la fecha para tratar de salvar á los falminados, y esto nos induce una vez más en insistir sobre los peligros tan insidiosos y pregonar para que se tome en fin en debida consideración un tema de tan alta reso- nancia. Hemos oído la siguiente reflexión sobre este particular: «Cada progreso industrial lleva consigo los correspondientes peligros ; no se prohibe el uso de automóviles en las ciudades porque aleunos chaut- feurs ocasionan á veces la muerte de un pasajero ó de un transeunte. Y los accidentes debidos á exceso de velocidad ó á maniobras inco- rrectas son mucho más numerosas que los originados por la corriente alterna. » No es este sitio de discutir los sistemas que podrían emplearse para reducir las desgracias automovilísticas; nos contentaremos con hacer observar lo siguiente : si bien es cierto que la distribución de la energía eléctrica por corrientes trifásicas ha sido un indiscutible ade- lanto en la técnica, no sucede lo mismo con la adopción de la tensión de 225 volt provechosa hasta la fecha única y exclusivamente para los intereses de las compañías distribuidoras. Ellas han tenido la ventaja pecuniaria; hoy día, y esto será nuestra última conclusión, cuando queda demostrado el error cometido de bue- na fe por parte de las empresas como de las municipalidades, hoy día dleben empeñarse en aminorar los peligros creados por su defectuoso sistema de distribución. H. M. LEVYLIER. DATOS SOBRE LOS INDIOS TERENAS DE MIRANDA Por J. BACH (1) Miranda ha sido fundada en el año 1797 por Caetano Pinto de Miranda. La posición topográfica tomada por el Baráo de Melgaco, es como sigue : 20214/ latitud sud, 5822416" longitud oeste de París. Elevaron á Miranda á villa el 30 de mayo de 1857. Completamente destruída en el año 1865 por los paraguayos, fueron incendiados los campos y las casas y los habitantes que no pudieron huir, fueron ase- sinados; el ganado vacuno, la principal riqueza de este municipio, fué transportado, casi por completo, al Paraguay, en número superior 4.300.000 cabezas. Así desvastado encontraron á Miranda, los que volvieron en el año 1871. Los campos son excelentes y están bien situados para la industria pastoril. El municipio tiene cerca de 15.000 habitantes; la villa de Miranda tiene 18 casas con techo de tejas y un buen número de ran- (1) Los apuntes que hoy publicamos, me fueron entregados por el comerciante señor J. Bach en el año 1898, antes de que emprendiera nuevo viaje al norte de Mattogrosso. Desde esa época no se tiene noticia de él, ni siquiera en el seno de su familia; no cabe duda de que haya perecido en el curso de su exploración. Creemos cumplir con un deseo del desaparecido, entregando á la publicidad sus apuntes sobre indígenas tan poco conocidos del Brasil. Ha sido menester corre- vir estos apuntes, que fueron escritos al correr de la pluma, pero no se ha efec- tuado cambio alguno, ni en el contenido ni en la disposición. Recordamos de pa- so, que los indios Terena pertenecen, desde el punto de vista lingiiístico ú los indios Guaná, y éstos 4 su vez son del grupo lingiiístico Moxo-Aruak. (Véase: MAx SCHMIDT, Guaná. Zeitschoift fir Ethnologie, tomo XAXXV, púgin: 324-336, 560-604. 1903). (Robert Lehmann-Nitsche.) SS ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA chos, además una iglesia, un cementerio, dos escuelas públicas para ambos sexos y un colegio particular, « Christovao Colombo », dividi- do en dos secciones, para ambos sexos, dirigido por el señor Francis- co Augusto Ribeiro, siendo premiado como segundo colegio del curso primario en la República Brazileira. El río Miranda es muy pequeño y desemboca en el rjo Paraguay ; es navegable por embarcaciones de poco calado; desde su desembo- cadura hasta la villa de Miranda hay 180 kilómetros, más ó menos. La única embarcación que navega este río hasta Miranda, es un pe- queño vapor llamado Erba, perteneciente al señor Giasone Rebna. quien es el único que sostiene el municipio de Miranda con su comer- cio. El clima es regular, la temperatura marca en los días de más ca- lor 3420. en la sombra, y baja hasta cinco grados; en el invierno marca de 222 4 28 €. Miranda tiene terrenos fertilísimos para la agricultura. Hay minerales en grandes cantidades, como ser oro, hierro, carbón de piedra, cristal de roca, mármol, malacacheta, queno se han explo- tado aún. En el munipio de Miranda, existen varias tribus de indios, siendo la más numerosa de ellas, la de los indios Terenas, quienes ocupan diversas aldeas, como ser: Agachy, Cachoeira, Cachoeirinha, Bocai- na, Ipeque, Morinha y Santa Ana. Los Terenas son agricultores, y se ocupan, sobre todo, de la fabri- cación de la harina de mandioca; en general son muy laboriosos, te- jen el aleodón haciendo redes y otras telas; de la palmera trenzan sombreros, canastos, cernidores y esteras; de la pita y otras plantas fibrosas, el cordón para tejer bolsas, en las cuales tansportan sus pro- ductos al mercado; de barro fabrican fuentes, platos, ollas y muchas otras vasijas para el uso doméstico. Canjean sus productos por bebi- das y artículos de fantasía. Para llevar sus productos al mercado van en grandes turmas, dirigidas por el cacique. En lo que á su talla se refiere, los hay de estatura alta, mediana y baja. Son muy pocos los altos, pero todos son fuertes y musculosos. Los hombres son muy feos en su mayor parte, las mujeres pasables y alcanzan una edad muy avanzada. La proporción de los dos sexos es una tercera parte para el masculino y dos terceras partes para el femenino. La mayor parte de ellos andan completamente desnudos y los más civilizados se cubren con ropa que les regalan los extranjeros. Nacimiento. — Acostuambran matar al primer hijo, si es varón, pa- LOS INDIOS TERENAS DE MIRANDA 89 ra que los cristianos no puedan tomarlo como esclavo; las mujeres son muy apreciadas entre ellos. Acompañan al nacimiento de una criatu- ra con grandes fiestas, que terminan siempre con borracheras. Para dar á luz, la mujer va al monte, donde hace una excavación de unos 45 centímetros de largo por 35 centímetros de ancho aproxi- madamente, á la cual forran de hojas de palmera. En esta excavación dan á luz, y si la criatura es varón la matan en seguida, tomando á la misma excavación por enterratorio, después de lo cual van al río á ba- nñarse y se someten luego á una dieta rigurosa, comiendo únicamente el corazón de la palmera llamado palmita. Casamiento. — No se casan con parientes respetando la sangre. Acostumbran casarse muy jóvenes, á cualquier edad, no consideran- do el desarrollo físico. Á la aparición de la menstruación, hacen gran- «les fiestas, acompañadas de borracheras. Sientan á la joven india en una hamaca muy adornada, casi completamente desnuda, cubren á la joven solamente con la tanga ó julata, pintando el cuerpo con diversos colores. Encima de la cabeza hacen pender una campana, que hace repicar de minuto en minuto, una pariente anciana; á derecha é iz- quierda de la joven, se sientan los padres de ella, la demás parentela baila y canta alrededor de la joven, quien permanece en ayunas todo el día. La poligamia es permitida entre estos indios, habiendo algu- mos que tienen cinco, ocho y aun más mujeres, y depende esto del nú- mero de hermanas que tiene la primera mujer. Realizan el casamien- to con mucha facilidad, deshaciéndolo del mismo modo y volviendo á casarse otras. Sólo festejan el primer matrimonio; para éste los no- vios reunen la parentela de ambas partes contrayentes, convidando á todos con una comilona y bebidas, fiesta que termina con cantos y bailes, y dura dos ó tres días. Óbito. — Cuando muere un indio lloran todos, sin distinción de pa- rentela. Acostumbran enterrar al muerto con todo lo que poseía en vida, y lo que no pueden enterrar se lo reparten entre ellos ; los anima- les que poseyera el difunto, son canjeados por bebidas; por fin pren- «len fuego á la casa que habitó, y su llanto termina recién con la com- pleta desaparición de los bienes dejados por el difunto. : Los parientes llevan el luto de la siguiente manera: se cortan el cabello, algunos se arrancan las pestañas y se rasguñan la cara, de suerte que se desfiguran por completo; este luto lo conservan duran- te cinco á siete lunas. Cuando muere un cacique también lo entierran con todo lo que poseía, con excepción del vestuario, que es heredado por el hijo, quien continúa en el poder. AN. SOC, CIENT. ARG. — T. LXXXII 6 90 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Sobre el enterratorio del cacique, construyen un pequeño rancho de hojas de palmera, en seña de distinción. Cóchómonety ó Cacique. — El poder de cacique se hereda de padres á hijos. Cuando nace el primer hijo ó hija del cacique, éste, pocos mo- mentos después, echa su aliento en la boca del recién nacido, lo cual significa que á la edad de 15 años, aproximadamente, recibirá el poder y será ordenado á cacique, siguiendo al padre en el poder apenas muera éste. Cuando los herederos llegan a la edad de 15 años, el ca- cique realiza una gran fiesta reuniendo, con este objeto, á todos los caciques de las demás aldeas. Vestido con una simple julata y pinta- do todo el cuerpo con diversos colores, el festejado es rodeado por todos los caciques invitados, quienes formando un círculo cerrado, dan vuelta alrededor del joven, cantando por espacio de dos á tres horas. Terminada esta ceremonia se pasa á comer y beber, y dura la fiesta de dos á cuatro días, es decir, hasta que se hayan terminado comes- tibles y bebidas. Astronomía. — Cada luna nueva es un mes y catorce lunas son un año. El sol se llama paphúyty; la luna : calipahúquethy; el mes pa- phuyty ; las estrellas: perphaty ; el cielo: pipháyty ; la tierra: pi- phéytó. Aldeas. — En el municipio de Miranda existen aproximadamen- te de doce á catorce mil indios Terenas y un gran número de aldeas, entre las cuales solo cito las que visité, siendo las principales las que se llaman: Agachy, Boquehina, Marro, Marrinho, Ipeque, Santa Ana y Caytapé. Todas las aldeas presentan el mismo tipo de construe- ción, que es rústico, consistiendo las casas ó ranchos en tabiques de bambú con techo de paja ú hojas de palmera. Se diferencia una aldea de otra solamente, por el mayor ó menor número de ranchos. Aldea Agachy. — Tiene esta aldea 26 ranchos, siendo los más gran- des de 83410 metros de largura, por 3 4 5 de anchura; es habitada. por 367 indios. Aldea Boquehina. — Tiene 18 ranchos, unos de 6 á 8 metros de lar- gura por 3 ó 4 de anchura; es habitada por 298 indios. Aldea Marro. — Tiene 24 ranchos, unos de 9 á 10 metros de lar- gura, por 4 4 5 de anchura y otros más pequeños; la habitan 386 indios. Aldea Marrinho. — Tiene 15 ranchos, los más grandes de S410 metros de largura, por 2 4 4 metros de anchura; demoran allí 257 indios. Aldea Ipéqué. — Tiene 11 ranchos, unos de 5 á 7 metros de largo., LOS INDIOS TERENAS DE MIRANDA 91 por 2 44 metros de anchura, y otros más pequeños. Viven en ella 246 indios. Aldea Santa-Ana. — Tiene 23 ranchos, unos de 6 410 metros de largura por 3 4 4 metros de anchura, con 379 indios. Aldea Caytapé. — Tiene 19 ranchos unos de 8 4 10 metros de lar- gura por 3 á 5 metros de anchura, y 3515 indios. Datos somáticos. — Los Terenas tienen el cutis color cobre obscu- ro, cara fea, chata, frente baja, cabello negro, lacio y grueso, poca barba, ojos negros, nariz pequeña, boca pequeña, dientes resistentes y muy blancos, orejas pequeñas, manos y pies pequeños. El rancho. — El interior del rancho de estos indios, presenta camas rústicas de bambú, cubiertas con un cuero de vaca ú otro animal sal- vaje. El cuero sirve de colchón, las almohadas son unas bolsitas chi- cas rellenadas con paja, hay además en la choza varias hamacas, di- versas vasijas de barro para agua y algunos bancos rústicos, mesa no tienen, su mesa es el suelo. La cocina. — Es un sencillísimo rancho, ó mejor dicho techo de paja, de unos dos metros cuadrados y un metro y medio de altura, debajo del cual guardan platos, vasijas y demás enseres que corres- ponden á la cocina. Culto. — Los Terenas creen que hay un Dios en el cielo y creen en las virtudes de la cola de la víbora cascabel, que tiene el don de comunicarse con las almas del otro mundo. La única fiesta religiosa que celebran, es la que concuerda con nuestra semana santa, es el pasaje de las siete estrellas ; esta fiesta dura siete días. En todas las aldeas, delante de cada rancho, construyen un techo de dos aguas, de paja y de dos metros cuadrados por un metro y ochenta centímetros de altura, apoyado sobre seis bambúes. Debajo de este techo fijan una horquilla de bambú, de la cual penden un penacho y una calabaza. Van en grandes turmas, de rancho á rancho, y de media hora en me- día hora, cantando y haciendo ruido con la calabaza. Al cuarto día, en la madrugada, arman un grande barullo con bocinas, lanzan gri- tos y descargan con pólvora; es un ruido imponente, tan imponente que hasta los animales se asustan, acompañando la música con sus gritos y quejidos. El quinto día se presenta un enmascarado, con una bolsita en la mano, haciendo payazadas y pidiendo contribución á to- dos para el gran banquete que celebrarán todos ellos. Acompañado de música y de tambores y flautas celebran el ban- quete y bailes, que terminan el séptimo día con grandes libaciones. Thadique. — Es un juego de mano muy grosero, que consiste en 92 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA trompadas entre hombres y entre mujeres, formados en dos grandes turmas que disponen los caciques, quienes deshacen también álas mis- mas, pues después de un pequeño combate todos desfilan en buena armonía. Corrida de caballos. — De un pedazo de cuero hacen un caballo, al cual adornan con plumas y trapitos, montando luego sobre este caba- llito, como sobre caballito de palo. Á unos 35 metros del punto de partida colocan un aro y en el medio de éste cuelgan á un pajarito muerto, debiendo asir al pajarito con un palito duro y bien puntiagu- do. Salen al mismo tiempo, corriendo á todo escape, debiendo pagar una botella de caña, el que pierde, y recibiendo dos botellas de caña el ganador. Esta fiesta dura generalmente dos á tres días, y no tiene tiempo marcado, festejándose en cada aldea en diversa época. Bailes. — Presencié cuatro distintos bailes y todos ellos eran muy armoniosos; todos ellos fueron acompañados por una orquesta de tambores y flautas. Frente á los danzantes se ubican dos parejas de caciques, quienes presencian el baile. Acostumbran tomar parte en la danza desde el más pequeño indio hasta el más anciano; las pa- rejas se juntan hombre con hombre y mujer con mujer, los hombres á diestra y las mujeres á siniestra de la música; llegando frente á los caciques, cada pareja está obligada á saludar; dura el baile, en esta forma, tres cuartos de hora. Presencié este baile en Agachy, cuando tomaron parte 48 parejas, quienes bailaban marcando bien el compás de la música. En el segundo baile las parejas de hombres formaron un arco frente á la música, pero dándole la espalda. Las parejas de mujeres pasaban por el medio del arco, y al salir de éste se desprendían, una á diestra y otra á siniestra, volviendo á unirse frente á los caciques. En esta forma se continuaba el baile durante media hora, volviendo los hombres á pasar por delante de los caciques para el desfile. Tam- bién fué en Agachy que presencié esta danza. El tercer baile, que ví allí mismo, se asemejaba al primero, pero los danzantes llevaban en sus manos, ramos de flores y gajos de plan- tas silvestres, con los cuales saludaban al pasar por delante de los caciques ; Este cuarto baile, fué presenciado por mí en la aldea Santa Ana. Frente á las dos parejas de caciques y cuatro músicos con sus tam- bores y flautas, formáronse 22 parejas, hombres y mujeres á partes iguales. Llevaban, los danzantes, en las manos un pedazo de tacuara de más de un metro y medio de largo. En fila, los hombres á dies- LOS INDIOS TERENAS DE MIRANDA 93 tra y las mujeres á siniestra, y dando sus dobles pasos al compás de la música, batían alternativamente las tacuaras unos con otros. Ofre- cía esto un bonito aspecto; lo hacían tan bien y con tanta presteza que parecían verdaderos artistas. Esta danza duraba hora y media, sin descanso, quedando, al finalizar, completamente rendidos los dan- Zamtes. Recorrí todas las aldeas mencionadas, emprendiendo mi gira el 21 de febrero y terminándola el 14 de abril del año presente (1896). VOCABULARIO TERENA Hombre, oyhénó. Mujer, sénó. Criatura, calihónó. Cabeza, tuty. Ojos, uqué. Escroto, ayháquid. ANO, acicicó. Barba, achenoyhó. Esqueleto, hopétha). Trasero, curócunan. Nariz, guirij. Cementerio, petyayháquid. Boca, pahó. Dios, tupá. Dientes, ohé. Padre o sea cacique, cóchómonetl). Lengua, nené. Casa, pet). Orejas, quenó. Paredes, yévépeta). Pescuezo, docó. Techo, tunucunanpeti). Cabello, tutijé. Puerta, pahápeta). Frente, uhónhó. Cama, ypé. Brazo, daqui). Red, tuyty. Mano, mohúm. Pelota, uthó. Dedos, coawva móhúm. Ollas, chórónd. Cuerpo, anninho. No, acó. Pecho, chéné. Si, está bien, honaijti). Leche, atuchéné. Pequeño, cali). Corazón, omisconé. Pote o tinaja de agua, camuchy. Hígado, apacaná. Cuchillo, peritau. Pulmones, japahytinán. Collar, chúrópé. Intestinos, ocóho. Flechas, chumé. Piernas, anunzéré. Arco, chequa). Pie, jévé. Cocina, oyécótique. Miembro masculino, quaú. Fuego, jucú. Miembro femenino, syuguaú. Dinero, tiuqueti). 94 ANALES DE LA SOCIEDAD Género, cotorohyta). Alcohol, cumá. Agua, uné. 1, añ. 2, cal. 3, sjatúlé. 4, pacahé. CIENTÍFICA ARGENTINA 5, sjutohé. 6, petequé. 7, chipahé. 8, chachámé. 9, charquihé. 10, chatijhómé. BIBLIOGRAFÍA PUBLICACIONES ARJENTINAS. Anales de psicología (1911, 1912 ¡ 1913), órgano de la Sociedad de psicolojía de Buenos Aires, volumen III. La Sociedad de sicolojía bonaerense, cuyo número de socios, relativamente re- ducido por la naturaleza de sus funciones, constituye un grupo selecto de inte- lectuales, al que bien podríamos aplicar el antiguo aforismo pauca sed bona, nos ha remitido el tercer volumen de sus 4nales, que consta de más de 600 pájinas, en 82 mayor, de nutrido material, exornado con varias figuras esquemáticas i los retratos de sus dos insignes consocios fallecidos : los doctores Florentino Ameghino i José María Ramos Mejía. La importancia de los temas desarrollados por los distinguidos observadores de las energías cerebrales del hombre vinculadas a sus funciones fisiológicas, se desprende fácilmente del siguiente índice : ; V. Mercante, La efectividad en la composición por edades i sexos. C. Rodríguez Etchart, El sentimiento estético. Chr. Jacob, La sicolojía orgánica ¿ su relación con la biolojía cortical. H. P. Areco, Los temperamentos humanos. J. M. Ramos Mejía, Contribución al estudio de las obsesiones medicamentosas. La bromomanía de los epilépticos. J. Ingenieros, Sobre la clasificación sicolójica de los delincuentes. N. Roveda, Trastornos nerviosos por los traumatismos de la cabeza. R. Senet, Los sentimientos estéticos. L. Merzbacher, Sobre algunas leyes de la herencia en la patolojía humana. Chr. Jacob, La sicopatojenia de los ninos retardados. Sicojénesis dejenerativa i su tratamiento biolójico. . P. Areco, El loco moral. . Rodríguez Etchart, Vida efectiva. . Gómez, Concepto del delito pasional. . Chiabra, La función de la lójica contemporánea. . G. Angulo, Programa para un estudio del tatuaje en la Anjentina. POS HEOoH . Vidal. Los factores sicolójicos del movimiento educacional contemporáneo. (No- tas i esbozos). 96 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Completa el volumen el siguiente Apéndice : F. Ameghino (retrato). Sesión especial en honor de F. Ameghino. Discursos del profesor Senet i del doctor Ingenieros. Sesión especial en honor de D. F. Sarmiento. Discurso del doctor Rodríguez Etchart. Discurso del profesor R. Rojas. Discurso del doctor Ingenieros. J. M. Ramos Mejía (retrato). Necrología del doctor Ramos Mejía. Discurso del doctor A. M. Centeno. : Esta publicación ha aparecido durante la presidencia del doctor Rodríguez Etchart, siendo director de publicaciones el doctor Areco. No corresponde a nosotros juzgar del mérito real, del acierto de las memorias publicadas en estos Anales de sicolojía; pero los nombres que las suscriben son suficiente garantía de la seriedad de tales trabajos. El estudio de la siquis humana es asaz complejo, como causa i como efecto, siendo tan difícil establecer lá primera, como dilatado cl campo de las manifesta- ciones que de ésta se derivan. | para nosotros, para quienes dicho campo está vedado, nos basta la satisfac- ción de ver tanto espíritu selecto empeñado en hallar las relaciones fisiosico- lójicas en el hombre, en beneficio del mismo. S. E. BARABINO. Relación entre la parte liviana i la pesada de la litoesfera i de sus res- pectivas elasticidad i densidad media, por GALDINO NEGRI. Memoria publicada en la Revista del Centro estudiantes de injeniería, folleto de 16 pájinas con 3 figuras en el testo. Buenos Aires, 1916. Conocida es la actuación del doctor Galdino Negri como sismólogo, la que le ha dado fama bien merecida aquí i en Europa. Es, aparte de su competencia es- pecial en este jénero de fenómenos jeolójicos, un intelectual laborioso, como lo prueba la larga serie de trabajos que lleva publicados sobre las perturbaciones dinámicas de la corteza terrestre, de muchas de las cuales nos hemos ocupado oportunamente en esta misma sección de los ANALES. El autor tratando de determinar el espesor de la corteza terrestre — que llama litoesfera — Mega teóricamente a la conclusión de que ella es de unos 70 kiló- metros; dato que concuerda mui aproximadamente con el que el doctor Laukas- chewitz, del Instituto jeolójico de Petrogrado, determinó fundándose en el grado jeotérmico, en los esfuerzos orojénicos i en las variaciones de la gravedad. Los valores deducidos por el profesor ruso son 65, 70 1 68, o sea en media 68 kiló- metros. Ahora, es indiscutible que la corteza debe tener diferentes densidades, que au- mentan con la profundidad de los terrenos que la constituyen. El doctor Negri, en este nuevo trabajo, estudia, en una forma jeométrica mui elegante, el modo «le determinar la relación existente entre la parte más densa i,la más liviana, fundado en consideraciones sismolójicas. Adopta como distancia del hipocentro al epicentro la por él determinada, 70 kilómetros; la lonjitud máxima del arco en BIBLIOGRAFÍA 97 que supone sensiblemente constante la yelocidad de la onda sísmica, la estima en mil kilómetros; establece el peso medio de las rocas más livianas en 2,50 i en 3,05 el de las más graves; i llega a este resultado : que entre los espesores de la parte pesada i liviana de la corteza existe la relación 39 : 31, esto es, que la den- sidad de la pesada es sólo 0,25 veces mayor que la de la liviana. En cuanto a la elasticidad media de cada parte de la litoesfera deduce que la de la pesada es aproximadamente el doble de la liviana. Así, pues, la velocidad real de los primeros temblores a través de la corteza debe aumentar, aunque poco, al pasar de la parte liviana a la pesada, lo que revela bien la discusión de las fórmulas. Estudiando la densidad media de la tierra, i adoptando el valor 5,745 promedio de los valores dados por diversos autores, llega a la conclusión de que la elasti- cidad en el centro de la misma es 6,66 veces superior a la de la parte más elás- tica del material rocoso de la corteza; mientras que la densidad sólo es 2,64 ve- ces mayor que la de la parte más densa de dicha corteza. Trata en seguida de la eficacia que los aparatos sismográficos han probado te- ner en la revelación de la gran elasticidad terrestre, tanto que echaron por tierra la creencia de que las ondas sísmicas no se propagaban más allá de pocas cente- nas de kilómetros. El perfeccionamiento de estos aparatos rejistradores i su aplica- ción en mayor escala, han demostrado que la tierra es a la vez un cuerpo ríjido i elástico que da paso a una onda sísmica, la cual en 2]. minutos llega al punto antípoda del epicentro. El terremoto de San Juan en 1894, lo rejistraron los sismógrafos de Roma 14 minutos después, a una distancia epicentral de 11.400 kilómetros. Para nosotros que tenemos rejiones sísmicas en la República (Mendoza, San Juan, etc.), los estudios del doctor Negri revisten 'una importancia digna de ser tomada en cuenta por los gobiernos, nacional i provinciales. Creemos que debe darse un conveniente desarrollo a los observatorios sismológicos, creándolos donde sea menester i dotándolos de todos los elementos necesarios de personal i útiles. S. E. BARABINO. La obra de Florentino Ameghino. La importancia de los hallazgos paleolíticos de Chapalmalán (Miramar). El orijen del caballo en América, por el teniente co- ronel ANTONIO A. ROMERO. Un folleto de 95 pájinas, con una lámina agregada al testo. Buenos Aires, 1915. Este trabajo que el autor se ha servido dedicarnos con afectuosa frase, inme- recida, que le agradecemos como rasgo de su amable amistad por nosotros, trae un prólogo en el que con palabras algo severas protesta contra el aprovecha- miento de sus trabajos propios por elementos estránjeros que se los han apropia- do, sin indicar su verdadero autor. Todos sabemos que el coronel Romero es un grande, un sincero admirador del malogrado doctor Ameghino. Encuentra que la reacción trata de demoler la obra «dlel eminente sabio i a fuer de militar naturalista, abre el fuego contra los demo- ledores. Después de hacer el elojio del malogrado sabio, como hombre de ciencia je- nial, como trabajador infatigable, como filósofo independiente, sia doblez, como AN. SOC. CIENT. ARG. — T. LXXXII 7 98 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA creador de nueva escuela e iniciador de nuevos rumbos en las ciencias que in- vestigan los complejos fenómenos telúricos i los biolójicos de los organismos que poblaron nuestro planeta en las pretéritas épocas, de su solidificación a partir del momento en que los fenómenos jeofísicoquimicos, con el condensarse de los vapores que ajitaban la primitiva atmósfera terrestre i el enfriamiento de la cos- tra, pudieron dar lugar a la primera célula vital; después de hacer justicia, de- cía, a las virtudes intelectuales i personales del sabio arjentino, entra el antor a estudiar la fauna del horizonte Chapalmalense, donde Ameghino halló numero- sos vestijios de la existencia del hombre, i a estudiar especial i detenidamente el famoso fémur de un toxodón con un flechazo, que a tanta controversia diera lugar. Pasa luego a tratar sobre el orijen del caballo actual en América. Como es sa- bido, el autor, de acuerdo con Florentino Ameghino, von Ihering, Troussart, ete., rechaza en absoluto la afirmación de algunos naturalistas que admiten el orijen americano de nuestros equinos, sin desconocer por lo demás, la influencia de los traídos de Europa por los españoles. Según aquéllos, el caballo prehistórico en América se estinguió durante el pleistoceno. El actual es el importado. No podemos en una simple bibliografía, seguir al coronel Romero en el des- arrollo de su tesis, pues no entendemos hacer crítica científica, sino simplemente esponer el plan del trabajo para que los interesados puedan consultarle. Con este objeto indicamos a continuación el indice de los capítulos : Prólogo — Al César lo que es del César. I, Florentino Ameghino, su obra i su patriotismo. II, Los problemas planteados por Ameghino. III, La fauna del cha- palmalense. IV, Los descubrimientos sensacionales de Miramar. Cómo se honra al sabio Ameghino. V, Del Chapalmalense. El famoso fémur de toxodón con un flechazo. VI, Del Chapalmalense. Análisis del fémur de toxodón con un flechazo. VII, Orijen del caballo en América. Investigación paleontológica. VIM, Del ori- gen del caballo en el Plata. Consideraciones prehistóricas. IX, Análisis histórico. Sebastián Caboto. Alejo García. Lope de Souza. X, Esploración de la Patagonia en 1535. XI, Esploración de la rejión norte de la República i del Pacífico (Chile) por Diego de Almagro. XII, Los esploradores i colonos del norte. XIII, Carta del escribano de gobierno Martín de Orué, escrita en la Asunción del Paraguai el 14 de abril de 1573. XIV, La fundación de Buenos Aires, por Pedro de Mendoza, fué malograda por la obra del tirano Irala i sus secuaces. XV, Interés demos- trado por los conquistadores en el estudio de la fauna i flora de las tierras que descubrían. Tal es el plan de la obra, escrita con la fe i el calor que pone en todos sus trabajos el coronel Romero. A los entendidos, pasando por alto la forma briosa, juzgar del fondo de las opiniones del autor. S. E. BARABINO. Los grandes problemas nacionales. Marina mercante argentina, por ALBERTO I. GacnE. Un folleto de 70 pájinas. Barcelona, 1916. El consul jeneral de la Arjentina en España, don Alberto 1. Gache, es uno de nuestros representantes en el exterior — ya lo hemos dicho en otra ocasión — que no se concreta a cumplir, diremos automáticamente, con su deber en lo que atañe a nuestro comercio internacional, sino que, arjentino ante todo, vale de- cir, patriota de buena cepa, se preocupa de estudiar los problemas que tienen o BIBLIOGRAFÍA 99 pueden tener alguna influencia benéfica para su país. A €l se debe en gran parte — como lo han reconocido los mismos economistas españoles en reciences publi- caciones — el asombroso crecimiento del comercio internacional hispanoarjen- tino. Su propaganda sana, sincera, circunspecta, constante, a la que prestan fe los políticos 1 el comercio españoles, precisamente por su veracidad í la buena intención que la anima, ha estendido i consolidado las relaciones entre los mer- cados de ambas naciones. I no es sólo en la propaganda pública que Gache revela esta plausible idiosin- erasia, sino que también en la que podríamos llamar reservada, por lo oficial. I de tal jénero es lo que constituye esta publicación que glosamos con verdadero placer. En el « prólogo» hace notar el autor que la inmensa producción arjentina no tiene una marina mercante nacional que la alivie o independice de la onerosa servidumbre estranjera, no sólo por lo que económicamente representa de pér- dida para el país el renglón de los fletes — que se cuenta por millones que yan a parar a las arcas de otras naciones — sino, i más aún, por el peligro que para el comercio nacional importa, como acaba de ocurrir, la carencia de medios ma- rinos de trasporte para nuestros artículos de esportación i aún de importación. « Percatado — dice el señor Gache — desde hace muchos años de la trascen- dencia de este problema, me he permitido en diversas ocasiones dar el grito de alarma a mis compatriotas, hacer un llamado a la prensa arjentina, a las fuerzas vivas de mi país, acerca de la urjente necesidad de resolverlo mediante el con- curso de todos, según podrá informarse el lector pasando la vista por las pájinas de este folleto que contiene apreciaciones e indicaciones que son hoi de actuali- dad a pesar de haber sido escritas hace trece años. I en verdad que mucho la- mento que no hayan sido tomadas en cuenta oportunamente por mis compa- triotas. «Aun cuando en estos momentos se retraen los capitales a causa de la guerra, pienso que esto no es óbice para iniciar los primeros trabajos preparatorios ten- dientes a la creación de una poderosa flota arjentina, pues la grandeza de las na- ciones se mide hoi por el tonelaje de sus buques mercantes. » I tiene razón nuestro previsor cónsul ¡eneral. En 1903 proponía desde Barcelona al entonces ministro de Relaciones exterio- res entre nosotros — en vista de la necesidad de una marina mercante arjentina — la adquisición de trasportes i, en tanto, disponer de los de la escuadra para llenar ese objeto. Un año después insistía ante el mismo ministro en la necesidad de tener una flota comercial, que los capitalistas arjentinos podrían fácilmente constituir, lo que tendría asegurado un pingiie resultado; i para abundar en pruebas, echaba una ojeada retrospectiva a lo hecho en otros países. Al año siguiente (marzo 1905), daba cuenta al mismo superior del desarrollo de la marina mercante en otras naciones, e insistía en la necesidad de imitarlas por la trascendencia económica que una marina nacional tendría para nuestro país. 1 llamaba la atención de que durante el año 1904 en los puertos de la pe- nínsula hispana «no se ha visto ondular el pabellón arjentino en los mástiles de buque alguno mercante » ! Hoi, analizando las dificultades del presente, relacionadas con nuestra produe- ción i los fletes, contestando con fecha 3 de febrero próximo pasado, al mismo ministerio, un cablegrama que éste le dirijiera en ese sentido, hace notar, las di- 100 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA ficultades creadas por la actual conflagración europea, que ha anulado el comer- cio internacional de Alemania i Austria, bloqueadas; i restringido el de los demás beligerantes, por la requisa de buques para su empleo en las necesidades de la guerra; i en una amplia i bien documentada esposición de hechos relativos a la marina mercante española, llega a los siguientes resultados : Que en lo tocante a España poco puede ésta contribuir a solucionar las difi- cultades de la esportación arjentina, estando ella en igual caso que nosotros. Que acelerando la construcción de barcos, dando primas i buenos salarios, se hará bajar los fletes. Que las restricciones adoptadas por la Gran Brotaña respecto del carbón son transitorias, pues a ella misma la perjudican. Que las construcciones navales por activar para la República Arjentina deben permitir el empleo del petróleo. Que debe, en suma, fomentarse por todos los medios el desarrollo de la marina mercante arjentina. No pudiendo dar mayor estensión a una bibliografía, terminaremos enviando nuestro más caluroso aplauso al señor cónsul jeneral arjentino en España, A. I. Gache, i aconsejando a nuestros hombres de estado, por un lado, de la banca iel comercio, por el otro, el estudio i, sobre todo, la realización inmediata del problema naviero arjentino, vale decir, del porvenir comercial del país. Al nuevo gobierno que se halla tan plausiblemente animado de la reforma i del fomento económico de la Nación, se le presenta en estos momentos, este caso clásico, podríamos decir, para dar un impulso vigoroso a la economía nacional. S. E. BARABINO. La gruta sepulcral del Cerrito de las Calaveras, por FÉLIx F. OUTES, con un Examen anátomopatolójico, por Angel H. Roffo. Un folleto de 35 pájinas, acompañado de 7 láminas fuera del testo i 4 figuras intercaladas en el mismo. Imprenta Coni hermanos. Buenos Aires. Se ocupa el autor en esta memoria, que ha sido publicada en los 4nales del Museo nacional de historia natural de Buenos Aires (t. XXVIL, páj. 365 a 400), de un hallazgo hecho por el profesor Doello Jurado en el litoral marítimo de puerto Madryn (Chubut). Se trata de una gruta sepuleral existente en el Cerrito de las Calaveras, donde se hallaban aglomerados cuatro cráneos i huesos diversos, de color blanco marfilino, pertenecientes a cinco individuos por lo menos. Uno de los cráneos presenta manchas pardoverdosas i pardoamarillentas; otros dos están esfoliados por la intemperie. Algunas piezas conseryan rastros de pintura roja. En otras se notan lesiones superficiales, al parecer de arma cortante. En un fé- mur hai restos de adherencias tendinosas; i una tibia presenta residuos del re- vestimiento cartilajinoso. El profesor Doello sólo halló dos puntas de flecha. En la otra parte de la gruta, de mínima altura i profundidad, encontró un sesto individuo, masculino, de 30 a 35 años de edad, en estremo interesante por su ajuar funerario i forma de sepultura. Cubrían los restos una capa delgada de tierra, superpuesta a otra de matas de gramíneas. Su posición era la de de- cúbito supina, con las estremidades inferiores dirijidas hacia la menor altura i fondo. Faltaban elementos esqueléticos; otros estaban quebrados i todos tan BIBLIOGRAFÍA 101 friables que el profesor Doello Jurado sólo pudo recojer la mandíbula, la escá- pula izquierda, los húmeros, los cúbitos, el radio derecho, la tibia izquierda i 14 vértebras. Estas últimas, formaban tres grupos ensartados en tres ramas de Berberis sp. Este sesto individuo no presenta rastros de pintura roja como los primeros i su coloración es amarillo-ocrácea. Se observa en alguna de las piezas numerosas lesiones intencionales. En cuanto al ajuar funerario de este sesto individuo constaba de tres armas ofensivas arrojadizas, flechas o jabalinas, con sus astiles, bien conservadas, de tacuarilla de Chile (Chusquea coleu Ds. v.). La sepultura de este sujeto estaba intacta; la de los otros cinco, no. El es- plorador Doello Jurado cree que su trasporte hasta la carretera se debe a desmo- ronamiento de los calcáreos i margas subyacentes, corroídos por las aguas. El doctor Outes sigue examinando detenidamente estos restos bajo otros aspee- -bos; pero en una somera bibliografía nos parece suficiente lo dicho para reyelar la importancia arqueolójica del hallazgo i llamar la atención de los lectores so- bre tan interesante trabajo del laborioso arqueólogo. S. E. BARABINO. Las hachas insignias patagónicas. Examen crítico del material conocido i descrición de nuevos ejemplares, por FÉrnix F. Outes. Un folleto de 46 pá- jinas, con 27 figuras i un mapa intercalados i una lámina doble fuera del testo. Coni hermanos, editores. Buenos Aires, 1916. Describe el autor cuatro ejemplares nuevos de las hachas insignias de piedra, pertenecientes al acervo arqueolójico de nuestros territorios australes, hacien- do el análisis crítico de los mismos. Respecto de estas hachas, el doctor Outes no concuerda ni con el profesor Ambrosetti, ni con el doctor Lehmann-Nitsche, ni con el señor Lafone Quevedo. Para las personas a quienes pueda interesar el trabajo del doctor Outes, indi- camos que él no fué publicado en los 4nales del museo, sino en una edición he- cha por el autor, debido a diverjencias de opiniones con la dirección del museo. Como todos los trabajos del señor Outes, está bien escrito, en un estilo atra- yente i acompañado de numerosas citas que denuncian la erudición del joven profesor. En cuanto a la controversia... agli archeologi l'ardua sentenza ! S. E. BARABINO. Ensayo de hagiografía arjentina, por CLEMENTE ONELLI. Un folleto de 23 pájinas i 10 láminas. Imprenta de Guillermo Kraft. Buenos Aires, 1916. El autor comienza su memoria manifestando que su hagiografía no puede alar- mar a los incrédulos, ni ofender a los creyentes. Su obra es respetuosa con todos. En cuanto a los supersticiosos les endilga unas frases latinas, sin duda para que no las entiendan... Luego, entrando en materia, aplaude sin reservas la reacción que se está pro- duciendo en el país en pro de la conservación, o más bien, de la propagación de las viejas industrias coloniales, como las randas de Tucumán, las alfombras de 102 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Tulumba, los ponchos de vicuña, etc., porque su rehabilitación ha de dar al país mucho provecho, como ocurre en Italia con los encajes de Venecia. Pero el señor Onelli no entiende ocuparse de « cimelios » (léase « objetos pre- ciosos »), sino de hagiografía moderna, vale decir, no de la tratación de vidas de santos en su esencia ideolójica, relijiosa, sino de análisis de esos elementos de culto, su origen, naturaleza i atributos que se les reconocía i aún, en parte, se les reconoce. Pasa así en revista a Santa Lucía, curandera de la vista; Ramón Nonato, be- névolo partero; San Benito, protector de los negros; Santa Rita, patrona de lo imposible, pues que salvó del infierno a su marido; una Santa Magdalena de madera, con cara, pies i manos de piedra, a quienes invocan las descarriadas, etc. El autor presenta en las diez láminas que exornan su monografía, los clisés de unos veinte santos que recojió en Córdoba i Tucumán : Nuestro Señor de la Salud, la Vírjen del Valle de Catamarca, Santa Lucía, San Benito de Palermo, San Miguel Arcanjel, el lanceador de Satanás, San Antonio ino pocos más, en- tre otros un curioso crucifijo de plomo sin cruz, exhumado en una chacra de la señora A. Isla de Anasagasti. Se comprende que el señor Onelli, con ese espíritu de fina observación e inten- cionada crítica que le distingue, hace el estudio arqueolójico, folkloriano, de to- das estas piezas más o menos antiguas del culto católico en la Arjentina. Se tra- ta, pues, de un curioso trabajo de crítica histórico-descritiva, sin toque alguno de filosofía relijiosa; por esto, más que « hagiografía » debió llamarlo «iconografía», puesto que no se trata de historiar la vida de los santos, sino los íconos que les representan. Sea como fuere, el autor no se demuestra iconoclasta, sino que, por el contrario, como buen arqueólogo, colecciona éstos i otros dijes, que si no al- canzan a ser obras de arte, son elementos etnográficos que traducen con su in- jenuo o malicioso simbolismo el estado ideosicolójico de los pueblos que los fabri- caron, a la vez que su capacidad artística. S. E. BARABINO. Alfombras, tapices i tejidos criollos, por CLEMENTE ONELLI. Un folleto de 54 pájinas, con 10 láminas conteniendo 38 ilustraciones fototipiadas i- otras ocho láminas con 28 tricomías. Imprenta de G. Kraft. Buenos Aires, 1916. La pasión arqueolójica en el señor Onelli parece ser injénita. Por lo menos es cultivada por él con fervor de anticuario; pero de anticuario entendido, que co- noce las piezas que caen bajo su vista investigadora, i que las conoce porque las estudia no sólo en su estructura, sino también en su simbolismo social. Hemos visto como tratara de los íconos arcaicos arjentinos en otro trabajo por él realizado sobre santos de la comunión católica. Ahora nos manifiesta tener una rica colección de más de doscientas piezas de industria suntuaria, vulgo, tapices, acumuladas en más de veinte años de vida arjentina, sin: más limitación que la de sus personales finanzas. Cree el señor Onelli, en virtud de que tanto el ex gobernador de Córdoba, doe- tor Cárcano, cuando lo era, i el gobernador de Tucumán doctor Padilla, han tentado rehabilitar la industria de los tejidos que cultivaban con tanta pacien- cia como constancia las mujeres de las coloniales poblaciones de aquellas provin- cias; cree el señor Onelli, decíamos, que los tiempos son propicios para reanu- BIBLIOGRAFÍA 103 dar la labor de aquellos primitivos telares, próximos a desaparecer por completo con la desaparición de aquellas criollas, indias o mestizas, que la civilización europea con sus hábiles manufacturas, va eliminando o trasformando. Opina el autor que deben conservarse los tapices criollos existentes i, conti- nuarse tejiendo nuevos para que sirvan de auxilio a los etnógrafos en sus estudios arqueolójicos americanos i den trabajo al pueblo. Posee el señor Onelli más de doscientas piezas de varios tejidos; pero sólo presenta al lector una parte mínima, como prototipos, esperando con ello infundir en el pueblo arjentino i en sus gobiernos un patriótico interés por la reanuda- ción de los trabajos de nuestra primitiva tapicería nacional, i la conservación de los aun existentes en el país. I no es sólo en Córdoba i Tucumán donde los tapices constituían el trabajo i, por ende, el pan de una gran parte de sus pobladores. En Jujui, por ejemplo, una cuarta parte de la población vivía de los telares. Famosos son los pon- chos de vicuña de Catamarca, así como los tejidos de Salta, La Rioja, San- tiago, etc. El autor, como complemento de su trabajo, agrega la rauda o filet de Tu- cumán. I, a propósito de las tintas que los indíjenas empleaban para sus tejidos, inserta un interesante capítulo sobre las sustancias tintóreas. Dice Onelli que tal vez sea algo « engorroso » el leerlo, pero asegura que más engorroso es « escribirlo ». La primera parte de esta proposición es falsa; la segunda, cierta. Basta dar un vistazo por la larga i valiosa bibliografía que anexa el autor, para comprender la labor intelectual que se impuso para escribir conscientemente su trabajo. No podemos seguir al autor en la detallada descrición de las piezas que pre- senta; pero sí podemos aconsejar al lector que trate de conseguir un ejemplar de la monografía del erudito director de nuestro Jardín Zoolójico, que glosamos lijeramente, en la seguridad de que por su estilo — mui personal de Onelli — vivaz, atrayente, salpicado de oportunísimas e intencionadas observaciones, i por su fondo histórico, técnico i práctico, no ha de pesarle leerle i releerle con atención. S. E. BARABINO. Breves noticias i tradiciones sobre el orijen de la boleadora i del caba- llo en la República Arjentina, por ANÍBAL CARDOSO. Folleto de 28 pájinas. Imprenta de Coni hermanos. Buenos Aires, 1916. Artículo publicado pour el señor Cardoso en los 4nales del Museo de historia na- tural de Buenos Aires (t. XXVIII, páj. 153 a 181), en vista de un trabajo publi- cado en los mismos 4nales por el profesor F. F. Outes, i para aclarar las con- clusiones a que este señor llega al tratar de la gruta sepulcral del Cerrito de las Calaveras. Para comprensión del lector trascribo las conclusiones del doctor Outes con la aclaración (en bastardilla) del señor Cardoso : 1% Los patagones de la costa montañosa del mar, durante los siglos XVI iXxVH usaron únicamente el arco i la flecha como arma ofensiva arrojadiza; 20 En el primer tercio del siglo XVIII, se vió por primera vez a los patagones de la costa oceánica usar el caballo orijinario de alli o importado tal vez de las rejio- 104 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA nes setentrionales donde los puelches i araucanos ya lo usaban desde el siglo XVI, imitando a los conquistadores ; 3% Consecutivamente al uso del caballo, los patagones de la costa abandonaron el arco i la flecha i comenzaron a emplear los diversos tipos de boleadoras. En cuanto al uso de la bola i la boleadora por los patagones, el señor Cardoso opina que éstos no usaron la segunda, sino la bola perdida; que se han encon- trado piedras de bolas i boleadoras en todas las rejiones de la Patagonia; que los patagones de la costa no tenían caballos, que fueron llevados allí mucho después ; i, por último, que los datos referentes al interior de la Patagonia, en los siglos mencionados, inesplorada aún, son de carácter dudoso. El punto, que presenta un manifiesto interés arqueolójico, merece ser diluci- dado. Al profesor Outes, la palabra. S. E. BARABINO La ensenanza i la esperimentación agricolas en la República Arjentina, por Tomás AMADEO, director jeneral de enseñanza e investigaciones agrícolas. Un volumen de 210 pájinas, con 70 fotograbados intercalados en el texto. Buenos Aires, 1916. Publicación hecha por la Dirección jeneral de enseñanza e investigaciones agrícolas, del ministerio de agricultura de la Nación. Vaya ante todo el índice que indica el plan del trabajo del injeniero Amadeo : I, Antecedentes de los institutos de enseñanza agrícola en la República Arjen- tina. Primer plan de enseñanza agrícola : sus resultados. El impulso de 1915- 1916. II, 1. Organización actual de la enseñanza agrícola : a) Enseñanza superior ; b) Dependencia de la Dirección jeneral de enseñanza : escuelas especiales, ídem prácticas, estaciones agronómicas i esperimentales, enseñanza estensiva, escuela del hogar agrícola i enseñanza para las mujeres, secretaría i contaduría; c) Or- ganizaciones complementarias ; instituciones nacionales con secciones agrícolas ; enseñanza agrícola en las provincias; instituciones partículares de enseñanza agrícola. 2. La organización burocrática i la enseñanza agrícola; la lei de con- tabilidad i la lei de los ministerios. 3. El personal de la enseñanza agrícola : dificultades para su selección i mayor estímulo. 4. Los terrenos para la escuela de agricultura. TH, Los presupuestos de enseñanza agrícola; los gastos en cons- trucciones; adquisición de terrenos; remuneración del personal; gastos de ma- quinaria i planteles de producción i de renta, etc.; el inventario de la enseñanza agrícola. IV, Instituto central de investigaciones agrícolas; la lei de enseñanza agrícola; el deber i la acción de los poderes públicos; un dreadnought para la enseñanza agrícola. Anexo I, Avaluación de los establecimientos dependientes de la Dirección je- neral de enseñanza e investigaciones agrícolas (inventario jeneral). Anexo ll, Renuncia del director interino de enseñanza agrícola. Circular dirijida al perso- nal de la repartición. Anexo III, El costo de las instituciones de enseñanza agrí- cola. Anexo IV, El instituto central de investigaciones agrícolas. Anexo V, La enseñanza agrícola en las escuelas normales i primarias i en la enseñanza jeneral. Anexo VI, La enseñanza agrícola para mujeres en las universidades i en las es- cuelas especiales de varones. BIBLIOGRAFÍA 105 Ante todo, el injeniero Amadeo tributa una frase de caluroso elojio al ex mi- nistro de Agricultura de la Nación, doctor Horacio Calderón, por su patriótica, entusiasta i decidida cooperación en pro de la enseñanza agrícola, a pesar de la estrechez económica en que tuyo que actuar. Luego agrega una. palabra de en- comio a los agrónomos i empleados administrativos de la Dirección jeneral, mo- destos i esforzados obreros de labor fecunda, digna de estímulo i consideración de parte de los gobernantes. Luego entra a historiar la enseñanza agrícola en el país desde que Rivadavia — (como no había de aparecer el jenial don Bernardino!) — creó una en 1823, en lo que es hoi el cementerio del Norte, suprimido pocos años después por don Manuel Dorrego, hasta lo realizado por el doctor Calderón. Estudia los planes formulados, las escuelas creadas, los escasos medios de que siempre se ha dis- puesto, los resultados más o menos halagiieños obtenidos ; lo que es i lo que de- biera ser la enseñanza agrícola, la leyes que la han rejido hasta hoi, en una pa- labra, lo hecho i lo por hacer para que la enseñanza agrícola sea fecunda i con- tribuya debidamente al progreso del país. No es posible en una simple noticia bibliográfica entrar en el detalle, que abarca tantos puntos de capital interés; por esto nos limitamos agregar que el programa desarrollado por el injeniero Tomás Amadeo, responde a su culta per- sonalidad técnica, que ha podido aquilatar los beneficios i las deficiencias de las escuelas agrícolas, por sus ya largos años de enseñanza técnica i por su práctica administrativa en el ministerlo de Agricultura. La obra del señor Amadeo merece que los gobernantes nacionales i provincia- les i especialmente el actual ministro de Agricultura, doctor Pueyrredón, la to- men debidamente en consideración, pues hallarán en ella ideas sanas i patrióti- cas, como programa agrícola, i un fondo científico en correspondencia con el al- cance del mismo. S. E. BARABINO. PUBLICACIONES AMERICANAS : CHILE. Anales de zoolojía aplicada (agrícola, médica i veterinaria) dirijida por su fundador i redactor el doctor CarLOs E. PORTER, profesor de la materia en Santiago de Chile. Hemos recibido varios números de estos 4nales, verdadera « publicación inter- nacional americana », como la titula su director, pues en ella colaboran muchgs i mui distinguidos naturalistas de las repúblicas americanas. En ellos, como en su Revista chilena de historia natural, el profesor Porter, demuestra de una ma- nera continua, sin solución de continuidad, no sólo sus altas dotes intelectuales, no sólo su pericia en las ciencias naturales, sino que también su incansable labo- riosidad profesional. En efecto, para corroborar lo que es una verdad comprobada por todos los na- buralistas americanos i europeos, bastaría pasar una rápida revista a los trabajos realizados por el ilustrado profesor chileno; muchos de los cuales no han sido aun dados a la publicidad. Concretándonos a los que ya lo fueron, nos bastará 106 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA decir que hasta abril de 1914 — i ya van dos años largos — el profesor Porter llevaba publicados unos 160 trabajos sobre investigaciones histolójicas i biolóji- cas, jeografía zoolójica 1 fitojeografía, bibliografía de ciencias naturales, historia de las ciencias naturales en América, biobibliografías de naturalistas, trabajos didácticos, zoolojía sistemática americana, zoolojía económica, botánica, terato- lojía vejetal i animal, administración, coleccionamientos, estadística, catálogos, vulgarizaciones, glosas de las revistas estranjeras, etc., etc. En cuanto a obras en publicación mencionaremos la Revista chilena de historia natural, la Fauna de Chile, el Memorándum de zoolojía, el Diccionario ornitolójico de Chile, el Curso de zoolojía jeneral, agrícola e industrial, las Lecciones de morfolojía i fisiolojía del hom- bre, las Lecciones de zoolojía, los Anales de zoolojía aplicada, ete., ete. : Agregando las publicadas en los últimos dos años podemos decir, que el pro- fesor Porter es uno de los hombres de ciencia americanos más digno de aplauso. Conviene señalar que en las revistas dirijidas por el docto naturalista chileno figura una colaboración asidua e importante de los científicos de las demás repú- blicas hermanas, especialmente de distinguidos miembros del importante cuerpo de naturalistas arjentinos, estableciendo así una mancomunidad de propósitos sumamente conveniente para las ciencias naturales en las repúblicas hispano- americanas. I como no queremos seguir hiriendo la modestia de nuestro estimado amigo, el profesor Porter, dejo de tomar en cuenta muchas otras útiles actividades del infatigable trabajador. S. E. BARABINO. Conferencias sobre antropolojía, etnolojía i arqueolojía, por RICARDO LATCHAM, correspondiente del real Instituto de antropolojía de la Gran Bre- taña e Irlanda. Primera parte : Lo que son estas ciencias, 1 volumen de 206 pájinas, in-8 grande, exornado con XX láminas fotográficas. Editado en San- tiago de Chile. El autor ha formado este su libro con las conferencias dadas por él en la So- ciedad chilena de historia i jeografía, la cual resolvió su publicación. Se trata de un trabajo de síntesis, descriptivo, de lo que al hombre atañe, his- tórica, fisiolójica i socialmente considerado. Ninguna ciencia puede ser más atrayente para el hombre que la que nos ocu- pa del conocimiento racional de su orijen, de su evolución, de su transforma- ción, de su actuación en el mundo, desde su existencia troglodita hasta su vida actual en los grandes centros urbanos, en los elevados arañacielos de la vivienda moderna; de sus triunfos artísticos desde los prehistóricos utensilios pétreos hasta la artística producción industrial moderna; desde la basta piragua troncal arbórea que merodeaba por las orillas de las aguas hasta los grandes piróscafos que surcan los océanos; desde sus toscos petroglifos hasta el grabado moderno; desde sus monolíticos menhires hasta la torre de Eiffel; desde el alarido del sal- vaje hasta el habla i el del canto moderno; desde el simple taparrabos hasta el traje moderno de corte elegante; en fin, desde el hombre bestia hasta el ser pensante que ha trasformado paulatinamente, merced a su lento perfeccionamien- to, la vida humana en toda la tierra. ¿Quién no ha leído con fruición L*homme selon la science, de Biichner; el Orijen BIBLIOGRAFÍA 107 de la civilización, de sir Lubbock ; la Historia de la civilización, de Seignobos? 1 nombro éstas, porque no todos somos naturalistas para aprovechar los trabajos de Lyell, Darwin, Ameghino, Haeckel, etc. El tema, pues, de las conferencias del señor Latcham, no puede ser ni más atrayente ni más interesante. Se comprende, pues, por qué la Sociedad chilena de historia resolvió publicarlos. El autor ha dividido su trabajo en tres grandes secciones : la antropolojía, la etnografía i la arqueolojía, como quien dice su orijen isus condiciones físicas, vale decir, su aparición en la tierra, su constitución orgánica, su funcionamiento fisiolójico ; luego su desarrollo mental, social i moral; i por último, su actuación artística industrial, desde la edad de la piedra hasta la actual del acero, reye- lada por los restos prehistóricos de sus obras, las ruinas protohistóricas de sus obras, hasta alcanzar la civilización contemporánea. Analiza el señor Latcham, en la primera parte, el lugar del hombre en la na- turaleza, su antigiiedad, su cuna, su evolución, migracion, herencia morfolójica; su estatura, piel, pigmentación, craneolojía i craneometría; su fisiolojía, su pa- tolojía, etc. Luego le describe etnolójicamente siguiendo su evolución mental desde las épocas paleo i neolítica, siguiéndole en sus monumentos mono-megalí- ticos; en su iniciación en la vida agrícola, en sus progresos por el conocimiento de los metales (edades de cobre, de bronce, de hierro); le estudia en su sociabi- lidad, en sus relaciones sexuales (poliandria, polijinia, poligamia, monogamia); en sus agrupaciones (fratrías, matriarcado, patriarcado, tribus); en su exogamia i endogamia; por fin, en su constitución, desde las pequeñas aldeas hasta su con- federación, hasta el nacimiento del Estado. Continúa a analizarle en su moralidad i relijiosidad (animismo, fetichismo, magia, demonismo, teísmo, poli imonoteismo, etc.); en sus usos, costumbres, le- Jislación, etc. Le sigue después en sus manifestaciones arqueolójicas, restos de sus artes e industrias, revelados por los descubrimientos de los residuos hallados en los terrenos de la época terciaria i cuaternaria, en las cavernas, en las sepulturas, en las construcciones lacustres, en sus monumentos de tierra o piedra, etc., para llegar a la edad de los metales, que dan un gran impulso a su civilización i le conducen paulatinamente a crear el comercio i la navegación, fundamento del más rápido progreso de las incipientes naciones. Pero ¿ha sido feliz el señor Latcham en el desarrollo de tan simpáticos temas ? En jeneral, sí; aunque como ellos abarcan una vasta serie de conocimientos, ha tenido que sintetizar mucho i más aun, pasar por alto mo pocos problemas relacionados con la jeografía, la paleontolojía, la historia, etc., materias que ne- cesariamente se correlacionan con las vicisitudes del hombre desde sus remotí- simos oríjenes, sin constancias completas, hasta las épocas más recientes en los que la escritura i la imprenta, han dado carácter realmente histórico a sus ma- nifestaciones mentales, artísticas, industriales. Por lo demás, el autor sólo ha entendido hacer obra de vulgarización; aunque en muchos puntos entra en la discusión de los hechos i espone sus opiniones per- sonales, antagónicas con los naturalistas que, como el doctor Florentino Ame- gbino, han conquistado por su propia labor fama i honra mundial. No entraremos a discutir aquí si el doctor Ameghino erró o no en sus afirma- ciones sobre la antigiiedad del hombre en América; sólo vamos a hacer notar que 108 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA la forma en que se espresa el señor Latcham, es simplemente despectiva. No son el señor doctor Hardlicka, ni el señor Baley Willis, que en un paseo por nuestras rejiones pampeanas pueden acumular pruebas científicas para destruir la labor de 40 años del doctor Ameghino, cuya competencia, cuya honestidad científica, cuyo potencial talentoso, sin mengua para nadie, está por lo menos al mismo nivel de los indicados señores. El doctor Ameghino puede haber errado; pero no porque se haya basado en datos imperfectos ¡mal interpretados, i en muchos casos en premisas falsas. Según dichos críticos demoledores las pruebas del doctor Ame- ghino se basaban en determinaciones jeolójicas imperfectas; en consideración imper- fecta de las condiciones en que se hallaron los restos; en atribuir un valor indebido a las alteraciones orgánicas e inorgánicas que presentaban los diferentes huesos; ¡ el examen i juicio de los restos por personas que no eran antropólogos espertos, quienes aceptaron variaciones individuales, o causadas por deformación artificial, como norma- les i distintivas. En suma : una ignorancia supina, una falta de criterio absoluta, una lijereza vituperable. No es así como se juzga la obra ajena: i mucho menos cuando se trata de un naturalista jenial que durante casi medio siglo ha estudiado i ha escrito sendas e importantísimas obras científicas que le han valido el calificativo de sabio en todos los países civilizados. Precisamente, por esto, lamentamos que el señor Latcham sn haya hecho eco de aquellos señores aceptando la forma ofensiva por ellos adoptada para decir que Ameghino erró. Lo que ellos dicen no es que erró, sino que falseó los hechos. I esto, tratándose de Ameghino, es escupir al cielo... Tengo entendido que personas competentes en estas materias i que conocen la mentalidad i los procedimientos del doctor Ameghino, van a refutar esas pre- tendidas rectificaciones de los indicados críticos. Yo por mí, me concreto a decir que el bello trabajo del señor Latcham queda mui afeado por ese desliz de crítica irrespetuosa. S. E. BARABINO. Bibliografía chilena de las ciencias antropolójicas, por RICARDO E. Lat- CHAM. Dos folletos de 41 i 35 pájinas respectivamente. Imprenta Universita- ria, Santiago de Chile, 1915. El señor Latcham ha publicado en los números 6 i 7 del año III, de la Revista chilena de bibliografía, dos series de nomenclatura de obras relativas a la antro- polojía, obsequiándonos con un ejemplar, que mucho agradecemos i que hemos presentado al Congreso de bibliografía e historia realizado en julio próximo pa- sado. La catalogación de libros de antropolojía fueron iniciados en Chile por el pro- fesor Porter, i continuados por el señor Latcham en 1914; pero lo incompleto del trabajo, ante las numerosas obras diseminadas en revistas, diarios i bibliote- cas, que no figuraban en esas colecciones, le indujeron a publicar este nuevo índice de libros, folletos i artículos relacionados con la antropolojía, la arqueo- lojía, la lingitística, la sicolojía, el folklore i la historia etnográfica. La primera serie consta de 625 títulos; la segunda de 547, o sea un total de 1172 trabajos que demuestran, como dice el señor Latcham, la riqueza de la lite- ratura antropolójica chilena. BIBLIOGRAFÍA 109 Es indudablemente un trabajo mui útil para los cultores de la ciencia del hom- bre, no sólo chilenos, sino también de las demás nacionalidades. S. E. BARABINO. Bibliografía de bibliografías chilenas, por RAMÓN A. LavaL. Un folleto de 70 pájinas. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1915. El autor nos ha remitido un ejemplar de su trabajo, que agradecemos debida- mente. También presentamos este catálogo al reciente Congreso de historia 1 bi- bliografía, realizado en esta capital. El índice de los trabajos comporta 360 títulos bibliográficos sobre bibliografías chilenas, en los que se da cuenta sucinta de las mismas. Ante el número de bibliografías presentadas, el señor Laval, hace notar que pocos países podrán exhibir tan gran copía de ellas como Chile: ni presentar bi- bliógrafos de la talla de don José Toribio Medina, de fama mundial, consultado por todos los que desean escribir sobre cualquier materia relacionada con el Nue- yo Mundo, de su prehistoria, colonización postcolombiana, emancipación, etc. Opinamos como el señor Laval. Las numerosas obras catalogadas representan una producción bibliográfica mui importante, que honra a la cultura chilena. Es un aporte mui útil para la bibliografía mundial. S. E. BARABINO. El molle o pimiento de Bolivia (Schinus molle L.). Apuntes sobre la repobla- ción forestal del norte de Chile, por RobriGo Dírz K. Un folleto de 46 páji- nas, exornado con un fotograbado de un Schinus molle existente en el Parque de las delicias, de Santiago, i una ramita del mismo. Imprenta América. San- tiago de Chile, 1915. Ante todo, nuestro agradecimiento al señor Díez K., por el ejemplar de su trabajo con que nos ha obsequiado. Ahora, para presentar al Molle, nada nos parece más apropiado que trascribir lo que a su respecto manifiesta el autor : «El pimiento de Bolivia, dice, no tie- ne la exuberancia de follaje, símbolo de fortaleza, ni la elegancia de la palme- ra; no evoca el recuerdo de una tumba como el ciprés i el sauce, i sin embargo, es un árbol estraordinario. Soporta el ardiente sol de los trópicos i las heladas inclemencias del sur de Chile; se le ve en las altiplanicies bolivianas i en las bajas playas del Pacífico, en el desierto de Atacama i a orillas de los ríos. Se le halla en la caleta de Gua- yacán, entre áridas piedras i escorias, sin una gota de agua, lo mismo que en el desamparado puerto de Huasco, en igual estado de aridez, sequía i abandono. ¿De donde es originario este árbol? El autor se decide por Bolivia. Traspor- tado a Europa se estendió pronto en todo el mediodía de la misma (España, Ita- lia, Francia, Grecia). Hoi se halla el molle en todas las rejiones del mundo. En América abunda en Bolivia, Perú, Arjentina i Méjico. El autor hace el estudio botánico de esta anacardiácea, mencionando las opi- niones de diversos botánicos americanos ji europeos. He aquí algunos datos sobre este pimiento : 110 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Altura, variable de 15 a 20 i más metros. Diámetro, correspondiente de 0%8 a 1,20. Tronco, recto en jeneral. Los hai torcidos i deformes. Ramas madres, gruesas, vigorosas. Ramas menores, delgadas, mui flexibles i elásticas. Raíz, poderosa i profunda. Hojas, persistentes, verdes, con 20 6 30 foliolos lanceolados, lijeramente ase- rrados, con olor a pimienta si frotadas. Flor, pequeña, blanca o verdosa, en racimo. Fruto, una drupa. Mesocarpo resinoso, sabor azucarado con olor a pimienta; persistente, de coloración rosada. El autor aboga por la plantación de este sufrido árbol en las rejiones desier- tas, secas, como medio de trasformarlas para su población, tratando de captar mediante perforaciones el agua de los estratos inferiores de la tierra. El arbolado es fácil porque el molle se presta a ser reproducido por retoños. Su madera es buena para leña i para postes de gran duración; se la emplea con ventaja en construcciones rurales, en traviesas para ferrocarriles, por su resistencia a la putrefacción; en la construcción de arados. El carbón de molle es de primer orden. Los naturales del Perú i Bolivia hacen bebidas refrescantes con el fruto. Pro- vée una chicha mui buena e inofensiva, que podría reemplazar a los venenosos alcoholes. Las hojas dan productos medicinales mui interesantes. Las flores son melíferas, mui buscadas por las abejas. Suministra, además, el molle una gomorresina aromática, medicamentosa, pur- gante, diurética, etc. Su corteza también es medicinal como cocimiento ; i da una materia colorante, de color café, empleada para teñir redes de pescadores. La ajea de los tintoreros mejicanos, es dada por una cochinilla que se cría en el molle. Sirve como árbol de adorno i sombra para paseos, como ocurre en Estados Unidos, Perú, Chile, etc. Establecidos así los grandes servicios que puede prestar el molle, el autor pasa a la técnica de su cultivo, que no seguiremos. Bástanos haber señalado las ven- tajas de su propagación, especialmente en las rejiones secas, despobladas i des- arboladas, como se desprende del interesante trabajo del señor Rodrigo Díez K. A las reparticiones del ministerio de Agricultura corresponde estudiar debida- mente el punto, si es que ya no lo han hecho, cosa que no nos consta. S. E. BARABINO. EUROPEAS (1). CASA EDITORIAL GAUTHIER-VILLARS ET COMPAGNIE. Théorie générale des nombres, Définitions fondamentales, par E. DUMONT, capitaine du Génie Belge. Un volumen in-8* (20 X 13) de 194 pages, ayec 10 figures, cartonné. Gauthier-Villars etcompagnie, éditeurs. Paris. Prix, 3 frances. , (1) Debido a un cúmulo de atenciones no hemos podido hacer conocer antes de los lectores de los Anales una serie de libros, que hemos examinado i que creemos de real utilidad para nues- tros consocios el dar de ellos una somera idea, como lo hacemos hoi. BIBLIOGRAFÍA 111 El autor entiende demostrar cómo puede ¡jeneralizarse la teoría de log núme- ros absolutos i relativos fundado en la definición del número, lei de formación de las magnitudes jeométricas, sintetizando fundamentalmente todas las definicio- nes, unificándolas, apoyándose sólo en la jeometría euclideana, sin necesidad de nuevos postulados como requiere la aritmética lójica. También es su propósito demostrar que el cálculo de los cuaterniones es exacto. A este respecto insiste en la diferencia que debe establecerse entre « yec- tores jeométricos » i « cuaterniones », siendo” éstos sólo una homografía de los primeros, pero más fácil i sin restricciones jeométricas. En la primera parte de su trabajo trata el autor de los números absolutos (seg- mentos de recta, jeneralidades, números enteros, complemento 4 la teoría de los segmentos de recta, números comensurables e incomensurables); en la segunda, se ocupa de los números relativos (vectores ¡jeométricos, jeneralidades, números calificados, ángulos dirijidos, números imajinarios, cuaterniones, vectores, bicua- terniones). Conclusión jeneral. El libro es pequeño, pero el tema mui interesante, por lo que puede importar para el progreso de la aritmética jeneral. S. E. BARABINO. Le principe de relativité, par E. M. LÉMERAY. Cours libre professé á la Fa- culté de sciences de Marseille. Un volume in-16% (19 X 12), de 1v-156 pages, avec 13 figures, 1916. Gauthier- Villars et compagnie, éditeurs. Paris, 1916. Prix, 3,75 franes.. Es un hecho que casi todas las ciencias se hallan actualmente, debido a los progresos i descubrimientos realizados por los sabios de todo el mundo, en un período de franca evolución; i aunque la labor científica es por su naturaleza lenta, prudente, no puede negarse que sus triunfos son notorios i muchos de gran peso. . y El principio de independencia de lo absoluto o sea el principio de relatividad, aunque sólo se está estudiando desde hace unas dos décadas, lleva ya mucho terreno ganado, gracias a los profesores Lorentz, Eenstein i pocos más, entre ellos el autor de este trabajo, quien espone el principio de la nueya teoría en esta forma : «La velocidad de la luz en el vacío es constante e independiente de la velo- cidad del foco, por lo menos cuando éste se mueve uniformemente. Las leyes de los fenómenos naturales son independientes del estado de movimiento del siste- ma de coordenadas al que se refieren los fenómenos observados, siempre que este sistema no esté animado de un movimiento acelerado (principio de relatividad)...» Limita su estudio a los campos de fuerza; establece la dinámica de la relati- vidad en los casos de los estados casi estacionarios, en completa independencia de la electrodinámica i apoyándonos en tres principios: el primero, poco dife- rente del principio de la constancia de la velocidad de la luz; el segundo, el de los trabajos virtuales; i el tercero, el de la inercia, modificado. He aquí su índice sumario : Introducción. 1, Trasformación de Lorentz. 1, Ci- nemática del punto. TIL, Estática. YV, Dinámica. V, Trasformación de las fuerzas: Fuerzas que se ejercen entre cuerpos en movimiento. VI, Fuerzas centrales. VIL, Fuer- 112 : ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA zas repulsivas. VII, Elementos de la dinámica del electrón. YX, Fuerzas atractivas. Gravitación, inercia de la enerjía. Agrega una bibliografía pertinente i termina con una nota sobre lo ecuación E =D S. E. BARABINO. GEBhuvres de G. H. Halphen, publiées par les soins de C. JORDAN, H. Porx- CARÉ, E. PICARD, avec la collaboration de E. Vessiot. Tomo 1, volume de XLIV- 570 pages. Gauthier-Villars et compagnie, éditeurs. Paris, 1916. Prix, broché, 20 frances. Nos concretaremos a trascribir sintéticamente lo que respecto del autor dice uno de sus compiladores, el reputado matemático E. Picard. «Parece que hoi se puede distinguir entre los matemáticos dos tendencias de espíritu diverso. Unos se preocupan de ampliar el campo de las nociones cono- cidas; otros prefieren permanecer — para profundizarlo mayormente — en el dominio de las nociones mejor elaboradas. Estas dos direcciones del pensamien- to sistemático se observan en las diferentes ramas de la ciencia. Se puede decir, sin embargo, de una manera jeneral, que la primera tendencia se halla con más frecuencia en los trabajos que se refieren al cálculo integral i a la teo- ría de las funciones; mientras los de áljebra moderna i jeometría analítica co- rresponden a la segunda. A ésta se vincula” especialmente la obra de Halphen. Este profundo matemático fué sobre todo un aljebrista. Los difíciles problemas de áljebra i jeometría numerativa, con los que se inició en la ciencia, en los que una solución no tiene mérito alguno si no es completa i definitiva, habituáronle a profundizar las cuestiones que estudiaba. Se encuentra en todos sus escritos el euidado constante de no dejar nada sin acabar. Aprovechando, con habilidad con- sumada, el apoyo que pueden prestarse las diversas partes de las matemáticas, ha sabido lleyar hasta su último término, las soluciones de los problemas que se planteaba. Su obra — tan perfecta — dejará en la ciencia una traza durable. » El índice del tomo I que sería largo transcribir contiene numerosas memorias de Halphen sobre temas los más variados que revelan, en verdad, una mentali- dad jenial, un insigne cultor de las disciplinas matemáticas. El tomo II se halla ya en prensa. La obra completa constará de cuatro tomos. S. E. BARABINO. A 7 BIBLIOTECA DE LA SOCIEDAD CIENTIFÍCA ARGENTINA PUBLICACIONES RECIBIDAS EN CANGE EXTRANJERAS (conclusión) Italia Atti della I. R. Accad. di Scienze Lettere ed Artí degli Agiati, Rovereto — Atti della R. Accad. del Fisiocritici, Siena. — Biv. Li- gure, Genova. — Riv di Artiglieria e Genio, Roma. — Boll. della Soc. Geografica Italiana, Roma. — Ann. della Soc. degli Ing. e. degli Architetti, Roma. — Holl della Soc Zoolo- gica Italiana. Boma — Gazz. Chimica ltalra- na, Roma. — Atti della Soc. dei Naturalisti, Modena. — Boll. della Soc. Médico Chirur= gica, Pavia. — Atti della Soc. Ligustica, Genova. — Boll. del R. Comtato Geologico d Utalia, Roma — Boll. della R. Scuola Super. dV'Agricultura, Portici. — Atti della Assoc. Elettioleenica Italiana, Roma — ll monitore Tecnico. Milano. — Boll. del R. Orto Bota= nico, Palermo. — Boll. Mensuale dell'Osser= -valorio Centrale del R. Colegio Alberto in Moncalieri, Torino. — Atti del R. Instituto d'Incoraggiamento, Napoli. — Atti della Soc. Toscana di Scienze Naturali, Pisa. — Osser-- vatorio Vaticano, Roma. — Atti della R. Accad. di Sejenze, Lettere ed Arti, Modena. — Atti del Collegio degli Ingegneri e Architetti, Pa- lermo. — La Navigazione Aerea, Koma, — Giornale del Genio Civile. Roma. — Rendi- conte degli Studi ed Esperienze ese guite del Laboratorio de Costruzione auronautiche del Pattaglione Specialiste, Roma. — Bolletti- no bimensuale della Societá Meteorologica ltaliana. Torino. — Att della Reale Accade- mia dei Lincei, Roma. — Societá 1taliana per 11 progreso delle Scienze, Roma. — Rendi- conte del Circolo Matematico di, Palermo. — 11 Pitagora, Palermo. 5 Japón The Botanical Mayazine, Tokyo. — The Journal. of Geography, Tokyo. — Annota- tions Zoological Japaness, Tokyo. — The Zoological Society, Tokyo. Méjico Bol. del Observ. Astronómico Magnético Metereológico Central Méjico. — bol. del Observ. Nacional, Tacubhaya. — An. del Museo Nacional, Méjico. — Memoria y Rev. de la Soc. científica, Antonio Alzate. — An. del Inst. Médico Nacional, Méjico — Bol. del Inst. Geológico, Méjico. — Anales del Museo de Arqueología, Historia y Etnología, Mejico: — Informes y men:orias del Instituto Mexi- cano de Minas y Metalurgía, México. Nalal y Geological Survey of the Colony, of Natal, Pietermaritzburg. Nueva Gales del Sur Record of the Geological Survey (Depart- ment of Mines), Sydney. Nueva Zelandia Transaction and proceeding of the New Zealande Institute, Wellingston. Paraguay An. de la Universidad, Asunción. Perú (Lima) An. de Minas. — Bol. de la Soc. Geográ- fica. — Informaciones y Memorias de la Soc. de Insenieros del Perú. — Rev. de Ciencias. — Boletin del Ministerio de Fomento. Portugal Bol. da Soc. Broteriana, Coimbra. — Jor= nal da Soc. das Sciencias Médicas, Lisboa. — Acad. R das Sciencias, Lisboa. — Bol. da Soc. de Geograpbia, Lisboa. — 0 Insttiuto Rev. Scient. é Litteraria, Coimbra. — Bol. do Observ. Metereológico é Magnético, Goim- bra — Bol.- do- Observ. da Universidade, Coimbra. — Bol. do Observ. Meterológico do Infante Dom Louis. Lisboa. — Annaes Scien= tilicos da Academia Polytecnica do Porto, Coimbra. Rumania Bol de la Soc. Geourálica, — Bueuresci. — Buletinul Societatti Regale Romaue de Geo- gralie, Bucuresti. Rusia Bul. de la Soc. de Geographie, Hel-= sinefors. — Memoires de la Acad. Imperdes Sciences, Petrogrado. — Bull. de la Soc. Polithécnique, Moscow. — Rev. des Seien- ces Mathématiques, Moscow. — La Biblio= teca Politecnica, Petrogrado, —Soc. pro Fau- z na et Flora, Fennica, Helsinefors,— Bull. de la Soc. Impér. des Naturalistes, Moscow. — An. de la Soc. Phisico Chimique, Petrogrado. — Bull. de la Soc. Imper de Geographie, Petrogrado. — Phisicalische Central Obser= vatorium. Petrogrado. — Bull du Jardin Im- per. de Botanique. Petrogrado. — Korres- pondensblat de Natufors Vereins, Kiga. — Bull. du Comité Geologique, Petrogrado. — Polytechnischen Vereins, Petrogrado San Sulvador , Observ. Meteor. y Astron. El Salvador. Suecia y Noruega Sveriges geologisca Underskning, Stoc- kolm. — Kongl Vetenskaps. Akademiens. Stockolm. — Forhandl et Vidensk Selska- bet, Cristiania, : NACIO Buenos Aires Rev. de la Fac. de Agronomía y Veterina- ria, La Plata — An. del Museo, La Plata. Rev. Mensual de la Cámara Mercantil, Barra- cas al Sud. — Revista del “entro de Inge- niería, La Plata. — Revista del Centro Estu- diantes de Química y Farmacia, La Plata — Archivos de Pedagogía y Ciencias Afines, La Plata. Capital An. del Círculo Médico Argentino. — An. de la Universidad de Buenos Aires — Ar- chivos de Criminalogía, Medicina legal y Psiquíatria. — Bol. de Estadística Municipal. — Rev. Farmacéutica. — La Ingeniería. — An. del Depart Nacional de Higiene. — Rev. Técnica. — An. de la Soc Rural Argentina. — An del Museo Nacional de Buenos Aires. — Rev de la Soc. Médica Argentina — Rev. de la Asociacion Estudiantes de Ingeniería. — Rey. de la Liga Agraria. — Bol. de la Union Industrial Argentina. — Bol. del Cen- tro Naval. — El Monitor de La Educacion Co= mún. — La Semana Médica. — Anuario de a Direccion de Estadística. — Boletin del SUBSCRI Francia: Annales des Ponts et (haussées. — « Re- vue » — Contes Rendus de l'Académie des Sciences. — Annales de Chimie et de Physi- que. — Nouvelles Annales de Mathématiques. — « La Nature ». -— Nouvelles Annales de la Construction (Oppermann). — Revue Scien- tifique. — Revue de Deux-Mondes. — Revue gévérale des sciences, (Paris). : Italia Trattato Generale dell'Arte dell'Ingegnere, - Suiza Pe Gengraphich Ethnographiche gesellse Zurich. — Soc. Hevéltique des Sciences A turelles, Berna. — Bull, de la Soc. Neufeha= teloise de Geographie, Neuchatel. — Obser- vatoire Meteorologique, Neuchatel, — Biblio- thek des eidgenossischen Polytechnikims, Zurich. Archives Suisse d'anthropologie genérale, Genevé, ¿ Uruguay (Montevideo) Rev, de la Asociacion Rural. — Bol. de la Enseñanza Primaria. — An. de la Universi- dad. — Bol, del Observ. Metereorológico Mu-- nicipal. — Revista de la Asociación de Inge= nieros y Arquitectos del Uruguay, — Revista del Centro Farmacéutico Uruguay. — Revis- ta del Ministerio de Industrias. NALES Museo Social Argentino — Boletín da la So- ciedad Physis. — Germinal. — Anales de Psi= cología. — Anales de la Sociedad Química Argentina. — Boletín y Anales de la Direc=- ción de Minas, Geología e Hidrología. — Re- vue de la clinique Obstétricales et Gynéco= logique. — Boletín de la Sociedad de Oftal- mología de Buenos Aires — Revista de Cien= ciasEconómicas. — Boletín del Departamento Nacional de) Trabajo —Revista dela Sanidad Militar. — Revista del Jardín Zoolósico = La Universidad Popular. — Boletín y Memo rias del Ministerio de Agrícultura. — Revis- ta Zootécuica. — Revista de Agronomía. « Córdoba 2 Bol y Actas de la Academia Nacional. - 5 Revista de la Universidad Nacional. Entre-HKios An. de la Soc. Rural. Tucumán z 2 Anuario Estadístico. PCIONES > > (Roma). — Memorie de archittetura practica, (Torino). — L*Industria Chimica, (Torino). — Scientia (Rivista di Scienza), (Milano). — Nuovir Enciclopedia de Chimica, (Roma). — Il Costruttore (Milano). Iuglaterra The Builder, (Londres). “España E Enciclopedia Universal ilustrada, (Barce= lona. IS Dinecron B Doctor HORACIO: DAMIANOVICH Presidenie... 2d Ingeniero Nic ES Vicepresidente 4%...... ... 2 Doctor Cristóba Eo Vacepreslente a doi. ass Doctor Francis: e Secretario de actas............ Doctor Alfredo Secretario de correspondencia. . E ESE y Ingeniero cdo o ea Protesorero .ococccao no noc no. Doctor Eduardo Carette 26 EBADIOLECatIO os Ingeniero Pedro A. Kossell soler j Doctor Guillermo Schaefer Señor José M. Orús. y E E Ingeniero Juan -fosé Carabelli z ola Ingeniero Emilio Mallol de EEE, UN e Coronel ingeniero Arturo M- Lugones A 7 E : Ingeniero Domingo Selva ES A : z Ingeniero Emilio Kebuelto AS : ; Ingeniero Enrique Butty 53 CER Rd OS Señor Juan Botto ES A y A a a 4 mm de Ñ E E 4 > ER Ds A - E > Los colaboradores de los Anales, que deseen tirada apar te is 50 OS de susa tículos deben solicitarlo por escrito. Por mayor número de ejemplares deberán enter derse con los editores señores Coni hermanos. Tienen, además, derecho a la corrección de dos pruebas. , Los manuscritos, correspondencia, etc., deben enviarse a la Enón Cevallos, 269. “ Cada colaborador es personalmente responsable de la tesis que sustenta en sus escritos. . - z La Dirección. O PUNTOS Y PRECIOS DE SUBSCRIPCIÓN. Local de la Sociedad, Cevallos 269, y principales lib: ria; g oo cab abo or cora page OR A poco RA SU ES Número alrasadO.......oommoooo... ESA 2.00 - = para los. socios. aa TS - 1.00 PA Da PA eL. LA SUBSCRIPCIÓN SE PAGA ADELANTADA * ESTUDIO FITO-ZOOLÓGICO SOBRE ALGUNOS LEPIDOPTEROS ARGENTINOS PRODUCTORES DE AGALLAS POR JUAN BRETHES (Con 16 figuras en el texto) CONFERENCIA LEÍDA EN LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA EL 12 DE JUNIO DE 1916 Y REPENIDA CON NUEVOS DATOS EN LA ESCUELA NORMAL PRESIDENTE ROQUE SÁENZ PEÑA EL 12 DE OCTUBRE DE 1916 El caso de mariposas productoras de agallas es sumamente raro. Houard, en su bello catálogo de las agallas europeas y de la región circunmediterránea, llega a un total de casi 8000 especies de las cua- les apenas unas 60 son producidas por mariposas. Pero ninguna de estas últimas tiene nada de elegante, de geomé- trico, ni tampoco de la forma esférica tan conocida y clásica produci- da por Cymips tinctoriac o Cymips Kollari : son simples abultamientos dle las ramas en que se alojan esos insectos. Para tener un caso de esfera perfecta o de ánfora delicada, es ne- cesario trasladarse a la República Argentina : aquí sólo hay maripo- sas artistas (1). De las que registramos hoy, una era ya conocida hace más de ochenta años. El naturalista inglés John Curtis, la publicó en las Tran- sactions of the Zoological Society of London, en 1835, asignándole el nombre de Cecidoses eremita. Desde entonces no se hizo más referen- cia a tan extraño animal. Pero de repente, en estos últimos años, pa- rece haber habido como un renacimiento a su respecto, como un pe- sar de haber silenciado a esta obra de arte por más de un concepto (1) De Europa tan sólo se conocen las agallas producidas por Oecocesis Guyo- mella y Amblypalpis Olivierella que tienen alguna semejanza con las que aquí se- ñalo, pero ¡cuán diferentes son bajo varios puntos de vista! AN. SOC. CIENT, ARG. — T. LXXXII S 114 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA maravillosa : Ihering en Sáo Paulo, Lugones en Buenos Aires, Tava- res en la revista Brotería, etc., han proporcionado varios datos que le conciernen. Como he tenido también la oportunidad de estudiar de cerca la vi- da y maravillas de esta extraña mariposa, relataré lo más completa- mente posible cuanto se sabe sobre ella. Los elaros que se notaren se llenarán en el porvenir con observaciones propias o ajenas. Estamos en abril. El verano tiene prisa para perfeccionar su obra Fig. 1. — b, fotografía de una tama de Schinus dependens cargada de agallas producidas por Oecidoses eremita Curt.; a, rama de Sehínus dependens con agallas de Bucecidoses minutanus Bréthes, Más o menos ”/, del tamaño natural (Fotografías del profesor C. Villalobos a quien agradezco). antes que las inclemencias invernales no destruyan las plantas o ani- males tardíos. El Molle de incienso (Schinus dependens) ostenta como unas frutas perfectamente esféricas cuyo diámetro oscila alrededor de centímetro y medio. En su mayoría se nota una abertura circular de cuatro milímetros de diámetro. Algunas de esas frutas pueden estar cerradas, pero se distingue muy bien el opérculo que tapa la entrada. Muchas de las que están abiertas guardan todavía a la salida el pelle- jo de un insecto que se evadió. Estudiado con detención, vese bien que ese pellejo es el de una mariposa. Con todo, la duda subsiste so- bre si la havitación vacía corresponde a una mariposa, o si ésta no aprovechó una casa ajena. LEPIDÓPTEROS ARGENTINOS PRODUCTORES DE AGALLAS 115 Por otra parte, no es solamente en abril que se pueden observar esas frutas extrañas, sino en cualquier época del año; pero entonces sólo se conseguirán algunas mariposas. Llamamos frutas a esas deformaciones porque su exterioridad así parecería caracterizarlas : es la impresión que a uno le asalta, sobre todo si es la primera vez que se las observa; ¡son tan numerosas en el mismo árbol! Sin embargo, veamos su interior en busca de semillas: abramos una, dos... diez. No hay semillas... Abramos cien... Nunca hay semillas : están huecas y solamente ocupadas a veces por arañas que las han elegido por sitial protector, por algún coleóptero vaga- bundo o cualquier otro insectillo; en ningún caso hay rastro de semi- lla. ¿Qué árbol será éste que no tiene semilla en fruta tan aparente? O sino, ¿cuándo y cómo la semilla ha evacuado la fruta ? Vayamos por partes. No apresuremos nuestros juicios. Sino nos pasará el caso de aquél que había visto una araña indefensa e inofen- siva sobre una hoja de yerba mate. Ese maldito animal en el acto fué acusado de producir una deformación foliar, abarquillando sus bor- des, reduciéndola a bolsa informe, hasta el punto que ya se ha habla- do de este caso patológico en la yerba mate. Tendremos ocasión de volver sobre este punto, con todos los detalles que comporta, pues es también muy interesante. Un poco de observación, pues, para la fruta del Molle de incienso, y todo se nos aparecerá a su momento. Una fuente de errores está en la precipitación. Al lado de esas esferas de tamaño regular, hay otras más peque- ñas, no mayores que un grano de pimienta, y de un color morado has- ta violáceo. Éstas son las verdaderas frutas: tienen semillas perfee- tamente individualizadas. Su reducido tamaño excluye que se utilicen como alimento. ¿ Cuál es, pues, la naturaleza de aquellas esferas mayores que, como hemos observado, no son frutas ? ¿Qué son y cómo se han formado ? ¿Cómo atribuir su presencia sobre el Molle? Si seecionamos una cualquiera cuando aun está verde, en invierno por ejemplo, invariable- mente la encontraremos hueca, pero conteniendo en su seno un ser diminuto que por sus movimientos desacompasados e inquietos nos manifestará en su mudo lenguaje que lo hemos molestado en su vida solitaria, un gusanillo blanquizco y alargado que un naturalista ave- zado reconocerá como larya de mariposa. Esta esfera que creíamos ser una fruta es, pues, el habitáculo de un animalito, y es lo que se ha llamado una agalla, o técnicamente una 116 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Cecidia, de Cecidomias, pequeñas moscas que originariamente se ob- servaron como productoras de estas deformaciones vegetales. En tesis general, una agalla o cecidia es el resultado de la acción de un insecto sobre un planta. Vulgarmente se cree que las agallas son producidas por la picadu- ra de los insectos. La esfera que ahora sabemos producida por el Ce- cidoses eremita habría sido por lo tanto el resultado fitopatógeno de la picadura de esa mariposa? ¿ Sería capaz el Cecidoses de picar al árbol del incienso? Admitiremos el dato fiando sobre la honradez y . buen ojo de los observadores anteriores hasta que podamos cerciorar- nos personalmente de la verdad de lo dicho. Veamos antes lo que es el Cecidoses y si está organizado para pi- car. Mariposa pequeña, de algo más de un centímetro de largo; sus alas extendidas miden un poco más de dos centímetros de punta a punta. Nada de vistoso: ni blanco de un blanco puro, ni mucho me- nos con los colores llamativos y a veces tan preciosos de sus compa- neras las mariposas diurnas, a propósito para adornar los sombreros del bello sexo, si no fueran tan «mírame y no me toques »; el ropaje del Cecidoses es de un grisáceo indefinible que un Rafael difícil- mente expresaría. Los hay que le han notado un matiz color madera, y tal vez tengan razón. En ese color uniforme y difícilmente defini- ble se destacan algunos átomos (escamas) parduzco obscuro, forman- do manchitas esparcidas sin orden aparente. En una palabra: mari- posa pequeña, grisácea, nada vistosa. Antes de proseguir, determinaremos su posición en la escala zooló- gica. Se me permitirá insistir sobre este punto, pues ni Curtis, cuan- do dió a conocer a este animal, ni Walker, en su gran catálogo de las mariposas le han señalado familia entre los Lepidópteros, y nin- gún autor posterior tampoco ha hablado a este respecto. Curtis lo colocó entre los Tortricidae, pero con dudas. Cecidoses se aproxima mucho por su estructura de las Phaloninae, (Tortricidae) pero por lo que veremos después (en el apéndice), las larvas de esta última familia tienen sus patas perfectamente desarro- lladas, mientras que la larva de Cecidoses es completamente ápoda. Tendremos oportunidad de encontrar varios otros caracteres impor- tantes que me hacen fundar una nueva familia, la de los Cecidosidae que comprenderá desde ya cuatro géneros, monotípicos cada uno de ellos : Cecidoses, con €. eremita; Clistoses con C. artifex (1); Bucecido- (1) No conozco esta mariposa de Mendoza, descripta por Kietfer, cuya aga- LEPIDÓPTEROS ARGENTINOS PRODUCTORES DE AGALLAS des ses, con E. minutamus ; Oliera, con O. argentinana, en cuyo estudio me particularizaré más adelante. Aprovecho esta ocasión para dar algunas explicaciones acerca de la clasificación en historia natural. Ella es un trabajo ímprobo, poco lucido, para el cual el clasificador tiene que entregarse a una tarea de romano en investigaciones bibliográficas para llegar al resultado: es- te animal se llama A. La sistemática o la clasificación no es una ciencia subordinada a las divisiones políticas: no hay una clasificación argentina, brasileña, norteamericana, inglesa, francesa o China, ete. Es una ciencia unifor- me que rige idénticamente en todas las regiones del mundo, cualquie- ra sea su ubicación o su civilización. El clasificador deberá reconocer si el animal fué ya bautizado, sin agua por cierto, en otro país, en cu- yo caso debe conservarle el nombre técnico entonces impuesto. El caso es particularmente aplicable a las plantas. Es necesario para que nos podamos entender que un vegetal tenga un nombre uniforme «de París a Pekín, del Japón hasta Roma». Lo mismo para los ani- males. De ahí que la nomenclatura sistemática no reconoce los lími- tes políticos de los estados. Sería también necesario que se eliminaran los nombres vulgares: por ciertas similitudes a veces difíciles de comprender, el vulgo designa con el mismo vocablo a plantas muy distintas sin embargo. Bástenos citar el Roble; esta palabra se ha aplicado a Quercus, a Ptedoron pubescens, a Ilex tucumana, el primero de la familia de las Cupuliferas, el segundo, una Leguminosa, y el ter- cero, dado a conocer por el distinguido botánico argentino, doctor Mi- guel Lillo, una Aquifoliacea. Es una señal inequívoca de la inferioridad de un país el uso exclu- sivo de los nombres vulgares, pues éstos son de una acepción nece- sariamente circunscrita, y nada significan para los lejanos : es un país encerrado en las brumas polares; de balde por momentos aparecerá una aurora boreal, su clima no cambiará, su cielo ignorará el sol ca- liente y fecundante de la ciencia universal. Concordamos en que es conveniente, útil y necesario que todo ser tenga su nombre técnico. La cuestión no está en si es largo y difícil a veces llegar a la meta. La palabra «imposible » no debería estar en el diccionario, se ha dicho alguna vez. Esta es la misma cuestión que la de la oficina central de correos. lla parece en un todo idéntica con la de Cecidoses eremita y producida sobre la misma planta. 118- ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA ¿Cómo una carta llegará a su destinación, y cómo varias cartas no se extraviarán ? Según las indicaciones del sobre, se hace una primera repartición que los ferrocarriles se encargarán de llevar a la provin- cia respectiva. Las sucursales harán una nueya repartición y así su- cesivamente hasta llegar a su destino. Así en la historia natural. Las señas para los grandes grupos las dan los caracteres del animal estu- diado. Las reparticiones secundarias se hacen según los caracteres que suministra siempre. Así se llega a individualizar cada animal o planta. La clasificación es el mismo trabajo de la oficina dactilográfica : no hay L. C. que pueda engañar por más que varíe su nombre, se afeite, vista trajes diferentes. No hay duda que a veces el trabajo es engorroso, y que los errores son siempre posibles: errare humanum est, dice el adagio. Pero no faltará algún «sacerdote del saber » que rectifique los entuertos. Ahora bien, diré yo: ¿la clasificación es el último término de la ciencia? No, por cierto, es sólo un escalón, pero escalón necesario, imprescindible. El objeto de la historia natural es descubrir la rela- ción que tienen entre sí los seres de la naturaleza, los caracteres con que podemos reconocerlos y sus propiedades, si nos pueden ser útiles o perjudiciales, la medida de aprovecharlos; en una palabra, con la idea antropocéntrica que es innata en el hombre, hasta qué punto nos podemos servir de ellos. La sistemática es en la historia natural lo que la topografía anató- mica en la medicina, la geometría y demás matemáticas en la inge- niería, el Código civil en la abogacía. No será naturalista el que desconozca la sistemática, como no hay labrador sin arado. La anatomía, la geometría, el código y el arado no son más que un medio, pero medio indispensable. El Cecidoses eremita será pues el tipo de una nueva familia de Le- pidópteros que llamarase Cecidosidae. Esta digresión sobre la clasificación del Cecidoses nos dejó en la cuestión de si esta mariposa está organizada para picar la planta y producir las agallas. Se dice corrientemente que éstas son provoca- das por la picadura de un insecto. En el caso presente parece que el Cecidoses se empeña en probarnos lo contrario. La extremidad de su abdomen no tiene aguijón ni oviducto sólido, ni aparato cualquiera de mediana consistencia siquiera para poder perforar. La abeja y las avispas tienen un aguijón ponzoñoso y firme, las langostas tienen un oviducto muchas veces muy duro y fuertemente musculoso capaz de LEPIDÓPTEROS ARGENTINOS PRODUCTORES DE AGALLAS 119 perforar los terrenos secos y resistentes como piedra. En cambio nues- tro Uecidoses no puede ni siquiera perforar la epidermis de un pétalo: su abdomen es blando; sus segmentos entran-uno en otro con movi- miento de telescopio, y nada más. ¿Será la trompa entonces que des- empeñará el papel de perforadora? Así lo hacen los gorgojos con su pico, así el carpintero que a tremendos picotazos fabrica su nido en el corazón de los árboles. Aquí también estamos desorientados. El Cecidoses no tiene trompa de mediana consistencia, ni siquiera tiene trompa. Adjunto va el dibujo (fis. 2) que representa sus partes bucales. Tan sólo hay los palpos labiales casi atrofiados, recuerdo apenas de la orga- nización de las mariposas. Maravilloso nudo gordiano. Sin aguijón ni trompa, y sin embargo allí está el resultado: una agalla, una geométrica agalla, una obra de arte digna del estudio de Lugones y .-- de Fabre, si la hubiera conocido. No hay nada de nimio en la naturale- za; desde lo infinitamente pequeño que estudió Pasteur hasta lo infinitamente grande que preocupó a Galileo, desde el microscopio hasta el telescopio, la natu- pi. >. — rigora esquematizada de la raleza es simplemente maravillosa. A ca- cabeza de Cecidoses eremita en que da paso nuestro espíritu encuentra nuevo daa A pos y la espiritrompa que no exis motivo de estudio y de admiración. La tenen este animal. división cariocinética explicada por Ga- Mardo, la migración de los mamíferos que existieron en los millones dle años que nos- precedieron, descubierta por Ameghino, la burbuja de jabón cuyo espesor se ha determinado, todo, todo en la naturaleza es objeto de la preocupación humana. Y con relación a nuestro tema, ¿dónde están, pues, los aparatos perforadores del Cecidoses ? La respuesta es muy sencilla, tan sencilla como el huevo de Colón. Lo que queríamos atribuir a la madre, lo tenemos que cargar al hijo. That is the question. El huevo es depositado en la extremidad de los tiernos brotes aún por desarrollar... ¿ Cuántos días tarda en nacer el insectito ? No lo sa- bemos exactamente. Lo que está fuera de duda es que este gusanito ínfimo, tan vecino de la nada, tiene que pensar por sí. Su madre ya no vive y ¡quién sabe donde reposan sus restos! Es el gusano quien provocará la agalla. En su trabajo inconsciente, aplica el famo- 120 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA so struggling for life. Amimáleulo apenas mayor que un átomo, ¿qué necesita para vivir? Algo sin duda en relación con su tamaño, algo como la nada también ; pero ese algo representa una cantidad, y será el brote leñoso que se la proporcionará. Aquí empieza el milagro, milagro semejante al del crecimiento de la semilla del trigo. La humedad y el calor, dice la botánica, provo- can la producción de la diastasa. Ésta cambia el almidón de la semi- lla en glucosa que alimenta las células embrionarias; éstas se multi- plican, y la planta crece, produciéndose en los puntos correspondientes tallo, hojas, flores y frutas. Nunca hay inversión de esos elementos ; Fig. 3. — Corte parcial y transversal de una rama de Schinus dependens para hacer ver su medula, madera, corteza y vasos, aumentado unos 50 diámetros (original). nunca las flores crecen en el lugar de los tallos, sino en su punto de antemano determinado. Si el problema es tan sencillo —y lo debe ser ya que está tan bien explicado — ¿ por qué no hay la industria de la cría artificial del trigo? No todavía, pero pecando de optimista, creo que vendrá día en que el hombre fabricará trigo sin semilla de tri- go, y manzanas sin manzanos. Hasta entonces el milagro del ereci- miento del trigo se repite en el trabajo del gusanillo del Cecidoses. ¿No tenía razón de hablar de milagros ? Su diente ataca el brotecito del Molle : éste se irrita; la irritación provoca la formación de un divieso; y como no se detiene el ani- málculo, el divieso crece cada día más. Aquí el milagro se vuelve aun más extraño, más obscuro, si cabe. El divieso forma una corona alrededor del gusano ; esa corona crece hasta el punto que llega a cubrir al animalillo, a rodearlo por todas partes, a envolverlo completamente : es la agalla. El divieso esférico LEPIDÓPTEROS ARGENTINOS PRODUCTORES DE AGALLAS 121 es grande como una semilla de mijo, y en su centro, aprisionado, en- carcelado, está el gusano Oecidoses. La planta quiso defenderse de su atacante encerrándolo en tena- zas mortíferas a la manera de aquel ejército potente que rodea a su enemigo y lo envuelve y aniquila. Pero ello es precisamente lo que favorece al Oecidoses. De hoy en adelante éste vivirá tranquilo en el regazo que la misma planta se encargó de preparar: tendrá casa y comida sin moverse siquiera. Con solo comer provocará una super- producción de elementos : /Dn vegetales con los cuales as lo qe : y ela seguirá comiendo. Y la ¿0% o 3% 4 Ala? le] esfera aumentará de ta- [2 e: ye IL Q lala maño : al principio no 0) S 2000 z S99Do mayor que una semilla ese EaSds Lo a o OI OD de mijo, al fin grande ca- ala LODOHA | ACERO SO si como una nuez. 5% ES DO Lo que nabía de ser 59 (e/a] 28 RO 5% rama con sus hojas, flo- SEPOSQLOS a a 2 SO OSA0007 res y frutas queda redu- SOCOLDOOn0o E 28 lo) Do cido a un cortísimo pe- 088 00 SEO IoO , 20000 SOLE dúnculo rematado en una 200 0000050! : e 288D DEBO esfera. Las hojuelas dimi- 9 2ordeS | . Eo SA 0 nutas del brote primitivo Cocca se notan perfectamente Fig. 4. — Parte de la madera representada en el dibujo cuando la agalla es aun anterior, donde se ven varias células y algunos vasos muy pequeña, pero más con un aumento de más de 600 diámetros (original). tarde esas hojuelas des- aparecen y la esfera es perfecta, su superficie completamente lisa. Era interesante darse cuenta de la estructura íntima de la agalla, de los tejidos vegetales que la forman. Si es una rama modificada se confirmarán los datos que nos suministra la botánica y no existirán diferencias esenciales entre la composición celular de los tallos, de las hojas, del pistilo, ete. Si la agalla es una rama modificada, debe- mos encon trar en ella, la corteza, el tejido liberiano, el tejido lenoso, los vasos, las células, etc. Es cierto que en esta constatación poco ha- bremos adelantado en el misterio que preside la formación de la aga- lla. Lo decíamos hace un rato. ¿Cómo no se produce flor en lugar de hoja, y pistilo en lugar de pétalo o de sépalo ? ¿Qué incósnita orde- na el cielo invariable de cáliz, corola, androceo y gineceo ? ¿ Por qué algunas de esas partes no se invierten en cualquier momento ? Si el 122 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA pistilo, así como los pétalos, son hojas modificadas, ¿por qué nO Vemos al azar un pistilo en lugar de los sépalos ? En principio el hecho en sí no es inverosímil, pero nos resta la comprobación del fenómeno. Las leyes botánicas y físicas, químicas y astronómicas, etc., se me figu- ran palabras felices que satisfacen nuestro espíritu poco exigente... Veamos, pues, la estructura de la rama y de la agalla respectiva- mente. El corte transversal de la rama del año muestra una conformación generalmente uniforme en todas las plantas dicotiledóneas. Lo que . E ERE E HE HERA y EE + Fig. 5. — Figura esquemática del tallo del Mo- Fig. 6. — Corte transversal (esquematizado) del lle de incienso, representando la medula, la pedúnculo de la agalla de Eucecidoses mi- madera y la corteza (original). nutanus Brethes (original). aquí llama la atención es la cantidad de vasos esparcidos abundante y simétricamente desde el centro hasta la periferia. Esta disposición se ve bien en el dibujo que representa la figura 3. Es una maravilla la estructura íntima de los tejidos vegetales; y sino, basta ver el dibujo 4 que sólo representa una parte muy aumentada de un tallo leñoso del amo. Estos dibujos nos autorizan a representar en esquema (lo que se ve en la fig. 5) la corteza, madera y medula del Molle de incienso. Presumimos que la composición íntima de la agalla, aparte el abulta- miento, no debe ser distinta de la rama... Error. Es una modificación completa, y tan completa, que un botánico, envejecido en la bella cien- cia de las flores, no reconocería al incienso. Éste es un verdadero rom- pecabezas botánico. He aquí dos cortes, uno del pedúnculo de la aga- lla (esquematizado) (fig. 6), otro de la base de la agalla (fig. 7). Se ve bien que el cilindro medular se ha modificado de una manera funda- mental. Allí el cilindro medular era sencillo, completamente rodeado LEPIDÓPTEROS ARGENTINOS PRODUCTORES DE AGALLAS 123 por la madera; aquí el cilin- dro medular se ha expandido en cinco radios medulares, para formar, debajo de la corteza, una corona que abar- ca los haces lemosos; es la forma exacta de la estructu- ra de la raíz. En el corte de la base de la agalla, Ja mo- dificación se ha llevado a un grado superlativo: los yasos toman su origen de los radios medulares; éstos están en nú- mero indefinido y alternan, se confunden, se anastomosan entre sí dejando entre sus mallas los tejidos leñosos. AN Fig. 7. — Corte transversal (semi-esquematizado) del pedúnculo de la agalla de Lucecidoses minutanus en la base misma de la agalla (original). Un botánico puede reconocer generalmente las especies vegetales Fig. 8. — Corte longitudinal de una agalla de Cecido- ses eremita cuando es todavía muy pequeña, midien- do la cavidad interna tan sólo un milímetro de diá- metro. Aumento de unos 25 diámetros (original). por la inspección de un cor- te transversal. En el caso presente todas las leyes bo- tánicas están quebrantadas. ¿Será necesario una nueva ciencia para explicar el fe- nómeno que relatamos? No desconozco que la teratolo- gía estudia las anomalías animales y vegetales : ¿le tocarían las agallas tam- bién? ¿La Cecidología ha- brá sospechado el proble- ma que aquí señalo? Este es un asunto de la Patolo- gía que tal vez se desmem- brará para aplicarse estric- tamente a la cuestión de ¡¿Sertame permitido des- correr un poco el velo que puede ocultarnos este nuevo misterio de la naturaleza ? Cuando un turista por vez primera se interna en una ! 124 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA gruta desconocida, ¡cuántos tanteos y cuán poca seguridad tiene dle conocer esa gruta, ni aun aproximadamente! Así me ocurre ante esta sencilla agalla del Molle de incienso. Como simple suposición diré que el gusano misterioso encerrado en ella produce una saliva que será un fermento, una diastasa, una toxina para los tejidos ve- getales. Así me explicaría que, diminuto y cercano dela nada, pro- voque el principio de la deformación vegetal; cuando mayor, su acción más eficiente lleva esa deformación al estado que conocemos. Hágome la ilusión que se nos ofrece ahora uno de esos problemas . vegetales que puede ser de consecuencias teóricas y tal vez más tarde prácticas. Se me viene ahora en la idea el recuerdo de Pasteur. Cuan- do ese benefactor de la humanidad trataba de probar la imposibili- dad de la generación espontánea, ¿ preveía él mismo el mundo de los microbios, el saneamiento de todo el orbe terrestre y principalmente de las ciudades, la desaparición de la peste, de la fiebre amarilla, del chucho ? Creo que no, y sin embargo ahora palpamos el resultado de toda esa teorización : filtros, obras de salubridad y saneamiento. "Es seguramente mucho asignar ala agalla del Cecidoses atribuyén- dole una importancia tan grande, pero... ¿quién limita al cerebro en sus impulsos de amplificación y de sorpresas ? Veamos otra maravilla que sólo las agallas de estas mariposas at- gentinas nos proporcionan. No tengo conocimiento que las demás agallas repitan este caso singular. Es el de la salida de la mariposa cuando ha llegado a su completo desarrollo. El Cynips tinctoriae, aprisionado en su agalla clásica, había ya pre- parado su salida royendo casi hasta afuera los tejidos de su cárcel yo- luntaria. Este procedimiento es bien conocido por los penados de to- das las penitenciarías. La libertad, el sol de la libertad nos hace suspirar a todos hacia ella. Y el penado, mediante unos cuantos puñados de tierra removida, llega con todo su afán a la libertad de- seada: es tan consolador y deslumbrante el pensamiento de tener a tan poca distancia esa libertad anhelada, esa divina libertad, ese sol nacido para todos. Pero nuestro Cecidoses no tiene instrumentos con que llegar al ob- jetivo común. No tiene aparato perforador, no tiene aguijón, no tiene siquiera mandíbulas. Es la misma negación de los medios para ese objeto. ¿ Estará por lo tanto condenado a morir en su prisión ? No. Ya sabemos que para él se abre su cárcel: «Sésamo, ábrete» dirá en su lenguaje mariposil. Y Sésamo se abre al instante. Y ¡qué puerta más delicada y maravillosamente redonda ! LEPIDÓPTEROS ARGENTINOS PRODUCTORES DE AGALLAS 125 He querido también darme cuenta de la estructura íntima de ese opérculo cortado al parecer con una lima de precisión. No he encon- trado diferencia anatómica entre el opérculo y el resto de la agalla. Cuando está verde, no hay rastro de división, no hay señal de separa- ción entre las dos partes como no hay señal de ulteriores modificacio- nes en el arranque de las hojas sobre el tallo cuando éstos están verdes; pero con el tiempo se dibuja una separación que se hace pau- latinamente más pronunciada termi- nando con la caída automática del opérculo al menor empuje que la mari- posa ejerce desde adentro. Acabo de comparar la caída del opérculo con la caída de las hojas cuando ha llegado su momento: en uno y otro caso se ha formado una región de células subero- sas, como se dice en botánica, es decir LS ES cion de células muertas. Ya vemos aquí Nótense en la parte interna las célu- las diminutas de que se alimenta la Fig. 9. — Corte longitudinal del opércu- cuán sabia es la naturaleza que viene a eE en ayuda de la débil mariposa. de células alargadas y por fin células Se ha hecho resaltar también la for an cc metas ma extraña que presenta el tapón que región se hallan los vasos (original). acabamos de ver saltar automática- mente. Se ha hecho notar que ese tapón se compone de dos partes íntimamente unidas (fig. 16 b): una interior de forma de cono trunca- do y otra exterior que sobrepasa a aquella formándole un ribete per- fectamente definido. Todo eso es cierto cuando se le estudia en es- tado seco; pero cuando verde, no hay nada del ribete que ya señala- mos: es un tronco de cono en toda su extensión. Aquí se tiene el dibujo correspondiente (fig. 9). Es fácil darse cuenta de cómo se forma la pieza sobresaliente. Mientras las células exteriores del tapón están secas y endurecidas desde tiempo, como corresponde a una simple corteza, las células in- teriores quedan blandas (relativamente por cierto), y éstas se con- traen por lo tanto en una mayor proporción que aquéllas, de donde el resultado que apuntamos. Hasta aquí he vinculado en una misma explicación la historia de dlos mariposas completamente diferentes. La mayor es el Cecidoses eremita que dió a conocer el naturalista John Curtis, en 1535. Sale de su agalla en el mes de abril, a lo menos según lo que he podido ob- 126 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA servar en el clima de Buenos Aires. Sería posible que tenga diferen- te época de eclosión según los climas de Sao Paulo, de Comodoro Ri- vadavia o de la Tierra del Fuego, regiones donde se le ha observado. La otra mariposa fabrica agallas de un tercio más pequeñas, y-la mariposa es también bastante menor. Al principio creí que el propietario de las agallas grandes fuera el mismo de las pequeñas, representando sólo el bello sexo. Pero cuál no sería mi extrañeza cuando, consiguiendo crías de abril, sólo obtu- ve mariposas mayores sin que ningún ejemplar de las menores acom- . pañara a aquéllas. Llegaron los últimos días del mes de mayo y el frío anunciaba ya su venida. Ningún Cecidoses pequeño aparecía... ¿ Habría muerto la cría en su prisión ? Abrí algunas agallas : casi to- dos sus habitantes estaban en buen estado. Según mi suposición, ¿las hembras de abril esperarían a sus Com- pañeros hasta la primavera próxima? Suposición inverosímil... pero ¿cómo resolver el problema ? : Estaba inquieto con la idea que mis pensionistas prisioneros no llegarían hasta allí, y para favorecer su eclosión en lo posible armé un pequeño aparato que coloqué en el calor de la cocina. La tempe- ratura favorecería sin duda mi objeto. Pasaron los meses y me olvidé también de mis pensionistas. Las agallas pequeñas que por otra parte guardaba en una caja or- dinaria me proporcionaron por fin varias maripositas allá a fines de octubre y principios de noviembre. Recordé entonces las instaladas en la cocina: muchas habían salido desde tiempo atrás y sus cadáve- res estaban cubiertos de una espesa capa de polvo. La temperatura había en efecto favorecido su eclosión. En resumen si la cría de abril y la de noviembre hubiesen sido la misma especie animal, era difícil pensar que las hembras primogéni- tas hubieran esperado a sus compañeros de última hora, sobre todo con un crudo invierno de por medio. Se imponía la dualidad especí- fica. Además, despertada mi atención, encontré los dos sexos en los dos grupos de animales. Proseguí más adelante mis investigaciones y noté una diferencia absoluta en las nervaduras alares de los dos grupos. Varios otros detalles se aumentaron para convencerme que hasta la fecha se han confundido a dos animales : el de la agalla eran- de, Cecidoses eremita, bien reconoscible en las descripciones de Curtis, y el de la agalla pequeña que será el Hucecidoses minutanus. A la misma familia Cecidosidae que hoy establezco pertenece una tercera mariposa, cuya construcción agallar, completamente LEPIDÓPTEROS ARGENTINOS PRODUCTORES DE AGALLAS 127 diferente de las dos anteriores, se encuentra también en el Molle del incienso. Aquí (fig. 10,4) hay representadas varias agallas: son simples bultitos más o menos distanciados en una misma rama. El nido de la mariposa se encuentra en una expansión extraleñosa y debajo de la corteza (fig. 10 bh). Generalmente esta agalla está dispuesta perpendi- cularmente al eje de la rama. El animal, bien distinto de los dos an- teriores cuyo color, dije, es de un gris indefinible, es aquí bastante más vistoso: ha tomado al cobre bruñido su color uniforme. Es lásti- Fig. 10. — 4, ramita de Schinus dependens con varias agallas de Oliera ar- gentinana, casi de tamaño natural; b, corte transversal de la rama para mostrar el habitáculo de la mariposa; ce, Oliera argentinana, aumentada casi 3 diámetros; d, nervación alar de la misma; e, larva de la misma; f, ninfa de la misma, por debajo; gy, ninfa de la misma de lado (original). ma que su tamaño sea tan reducido, pues solo mide 4 milímetros de largo y 8 milímetros de punta a punta de las alas. El gusano de esta mariposa es también ápodo, como el de las anteriores. Llamaré a esta mariposa: Oliera argentinana. ¿ Terminaremos de una vez con el Molle del incienso ? Permítanme insistir aquí sobre mi Benjamín. ¡ Es tan diminuta la mariposa: 3 mili- metros de largo ! Sus escamas alares ya no son escamas : son pelillos negros. Es un ser imperceptible (fig. 11) para el cual os pido vuestra be- nevolencia. No vayan con redes a cazar esta mariposa, no la encontra- rán. Os aconsejo cosechar sus agallas a fines de octubre: a principios de noviembre tendréis vuestras cajas llenas de Ridiaschina congrega- tella según el registro civil de hoy : seré el padrino, seréis los testigos. Lo llamo Ridtaschina por vivir sobre el Schinus, y con el nombre dle pila congregatella, por estar congregados en un mismo punto una 128 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA verdadera colonia (fig. 12) de esas miniaturas de la naturaleza. Es- tas mariposas son tan delicadas que su existencia es completamente efímera: al otro día de haber nacido ya no viven. Y sin embargo vean ustedes hasta qué punto su acción es extraor- dinaria. Según una ley ya establecida en cecidología, una agalla solo puede producirse en una parte de planta muy tierna, como una hoja en el momento de su crecimiento, un brote en sus comienzos. Ahora bien las agallas de la Ridias- china se encuentran en ramas. que parecen tener unos tres o cuatro años por lo menos. Deberemos pues admitir que cuando conseguimos una ¿i- diaschina adulta, había unos tres o cuatro años que su lar- va minaba insensiblemente la rama del Schinus. ¡ Y eran colonia los animalejos así empeñados! Sería entonces al segundo o al tercer año que recién se nota el abulta- Fig. 11. — a, CS comregaie Bree, au- miento de la rama, tal como mentada unos 6 diámetros; b, nervación alar de la misma; e y d, crisálida de la misma, por debajo y lo representa el primer dibu- de lado; e, larva de la misma, por debajo (original). jo (fig. 12, a). Si en ese mo- mento se saca la corteza que esconde el trabajo de minas que se realizó debajo (fig. 12, d), se ob- servará la madera torcida y retorcida como para dejar pasar desde la misma medula los tejidos vegetales que han de proteger al zapador. De todas las direcciones se ven llegar fibras leñosas hasta el punto céntrico donde se alberga cada gusanito. Estas fibras se alargarán más tarde para constituir la armazón de la vivienda de cada hués- ped, la armazón de ese cilindro que aquí vemos representado. El dibujo b (fig. 12) representa las agallas y el habitáculo de cada mariposita en el momento de su desarrollo completo. Más tarde los tejidos esponjosos de esas agallas se secan hasta el grado de dejar una idea imperfecta de su estado primitivo. (Véase dibujo e, fig. 12.) Si se hace el estudio anatómico de las agallas y de las ramas en que aquéllas están implantadas, llegaremos al mismo resultado que con Cecidoses eremita y Bucecidoses minutanus: una modificación pro- ER E funda de los tejidos vegetales. LEPIDÓPTEROS ARGENTINOS PRODUCTORES DE AGALLAS 129 El dibujo que aquí se ve (fig. 13) es un corte efectuado paralelamente al eje de la rama. Allí se ven unos quince habitáculos de Ridiaschina cortados a diferentes alturas. Se observa un círculo central en cuyo medio se encuentra el cuartito donde vive el animálculo. Luego hacia NAIY) Fig. 12. — Ramas (a los */, más o menos del tamaño natural) de Schinus de- pendens cuando las larvas de Ridiaschina congregatella están minando (en a), en el momento de evadirse las maripositas (en b) y cuando hace tiempo que se han evadido las mariposas y que todo se ha secado (en c). En d, se ha representado una rama sin la corteza para demostrar la dirección de los ha- ces libero-leñosos hacia cada habitáculo de las mariposas (original). la corteza hay una región más o menos extensa y de tejido celular mucho más laxo. Por fin hay una parte cortical por donde corren al- gunos vasos en medio de un tejido celular mucho más fino, el que es- tá cargado de la esencia que le da a la planta el olor característico del incienso, de donde su nombre vulgar; hacia la periferia hay la re- gión delas células clorofílicas, y por fin las células exteriores ya muertas. Se ve que la región externa de células aromáticas llena los espacios que dejan entre sí los habitáculos propiamente dichos. Cuando llegue la madurez de la agalla, todo el conjunto de células del tejido laxo y del tejido aromático se negrosan pronto, se mueren. Este otro corte (fig. 14) es la repetición, en una escala mayor, de los tejidos que acabo de señalar, a partir del cuartito céntrico hasta la pe- AN. SOC. CIENT. ARG. — T. LXXXII 9 130 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA riferia. Allí se ven los diferentes tejidos celulares y sus tamaños relati- vos. En el ceritro y en la parte externa hay sólo células pequeñas, las que están separadas por una región de célu- las grandes, las que for- man un tejido semies- ponjoso, o laxo, y que cuando viene el mo- mento de la madurez, son las primeras en mo- rir y desaparecer. En la parte exterior de cada habitáculo — nótese bien que éste es lo esencial en toda la aga- lla, y que forma una entidad propia — se distizgue un tejido de poco espesor (unos 12 centésimos de milíme- tro) constituído espe- Fig. 13. — Corte de agallas de Ridiaschina congregatella eje- cialmente por tejido cutado paralelamente al eje de la rama. Allí se notan 12 z EY habitáculos de una mariposa cada uno, rodeados de un te- vascular libero-leñoso. jido laxo representado por punteado; en los bordes y entre Esta estructura tan sin- los habitáculos se ve el tejido subcortical (atravesado por ps z vasos) y dérmico representados por rayitas. Aumentado gular nOs ensena bien, moy OU ss (osfztnal). según acabo de expre- sar, que aquí reside lo principal de toda la formación cicedógena. Si recordamos lo que diji- mos en el momento que presenté la agalla sin su corteza, nos daremos cuenta que este círculo es de formación infracortical. Dejo a su imaginación el reflexionar sobre las varias observaciones que tendrían aquí cabida, pues vislumbramos bien que el asunto está apenas esbozado. ¡Cuánto nos puede enseñar una diminuta mariposa como la Ridiaschina congregatella ! z Resumiendo lo que acabo de explayar sobre estas agallas del Mo- lle de incienso, tenemos : 1” Hasta hoy se conocía una sola mariposa, el Cecidoses eremita; desde ahora tendremos tres mariposas más ; 2% El Cecidoses eremita, el Olistoses artifex, el Eucecidoses minuta- LEPIDÓPTEROS ARGENTINOS PRODUCTORES DE AGALLAS 131 mus y la Oliera argentinana formarán una nueva familia de mariposas, la de Cecidosidae ; 3 La Ridiasehina formará otra fa- milia, Ridiaschimdae. 4 Sólo en la República Argentina se encuentran esta clase de agallas verdaderamente artísticas, produci- das por mariposas ; 5” El Cecidoses eremita se puede conseguir en el mes de abril; las otras tres mariposas en los meses de octubre y noviembre; 6” No es la mariposa, sino su cría, la que provoca la formación de las agallas; - 7% Las larvas de estas mariposas son todas ápodas ; S” Las agallas de Cecidoses, Clis- ro de un solo habitáculo hasta la perife- toses y Enucecidoses son terminales, ria de la agalla y mucho más aumentado. > dia DLLED Aquí se ven los tamaños relativos de las impidiendo el crecimiento de los ta- células de cada región. Al centro, el cuar- llos: las de Oliera y de Ridiaselina titodela Ridiaschina rodeado de células , pequeñas las que están rodeadas por te- son laterales (1) ) jido libero-leñoso (de negro en el dibujo) ; 9% El opérculo de la agalla de Ce- luego un tejido de células! grandes, laxo E $ (representado en el dibujo anterior por cidoses es un tronco de cono, adqui- punteado); luego un tejido de células pe- riendo cuando seco la forma de tapón queñas subepidérmicas (representado en ¿ el dibujo anterior por rayitas), atravesadas con relieve en su parte externa , por vasos y por fin la cutícula (original). 10 Este opérculo se forma natural- mente, sin la intervención del insecto, pudiéndose comparar exacta- mente al fenómeno de la caída de las hojas; 11” La saliva de las larvas de las distintas mariposas debe ser co- mo un fermento, una diastasa, una toxina específica, o algo parecido, que provoca la. formación de las agallas ; Fig. 14. — Corte semejante al anterior, pe- 12” La saliva de cada especie animal debe tener propiedades dis- (1) La palabra terminal tiene aquí el único sentido de que si cada brotecito, en un vegetal, implica el posible desarrollo de una rama, la formación de la agalla sobre el brotecito imposibilita el crecimiento de esa rama; es por lo tanto una posición bien distinta de las agallas de Oliera y de Ridiaschina que se forman sobre la.rama entre los brotes y sin que éstos se hayan de considerar : éstas son verdaderas agallas laterales. 132 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA tintas, pues a cada especie animal corresponde una formación agallar distinta ; 13 Estas salivas modifican fundamentalmente la estructura de los tallos del Schinus, dándoles la estructura de la raíz, lo que se ha vyis- to especialmente en las agallas de Cecidoses y de Bucecidoses. La mo- dificacion debida a la Ridiaschina es tal vez aún más profunda. Aquí se abre un nuevo capítulo, me parece, para la química bioló gica, la química zoofitopatogénica o parasitología : como existe una relación íntima entre los protoplasmas vegetales y los humores, fer- . mentos, diastasas o toxinas producidos por losinsectos que a esos vege- tales atacan, no sería raro y extraño tener agallas de Cecidoses pro- vocadas sin la intervención de este:animal sobre el Molle de incienso. Seráme permitido vislumbrar el día en que los floricultores nos venderán rosas y claveles monstruosamente desarrollados a la par que delicados y divinamente perfumados, pero no al acaso sino yo- luntaria y sistemáticamente modificados; el día en que cambiaremos en plantas útiles todos aquellos vegetales que por hoy nos son com- pletamente inservibles; el día en que se nos dará la clave de las transformaciones botánicas en el transcurso de los siglos. Esta mi sospecha puede ser exagerada, pero ¿ hemos llegado tal vez al finis de la ciencia ? '" APPENDICE Fam. CECIDOSIDAJE Breothes, n. fam. J'établis cette famille pour un groupe de papillons cécidogénes dont les larves sont parfaitement apodes et qui comprendra des main- tenant les genres Cecidoses Curt., Clistoses Kieff., EHucecidoses Bre- thes et Oliera Brethes. É D'un autre cóté, ce sont les seuls papillons connus jusqwa ce jour, que je sache, qui produisent des galles géométriques, du moins les trois premiers. Gen. CECIDOSES Curt. Je ne saurais mieux faire que de copier Particle publié a ce sujet par John Curtis dans les Transactions of the Zoological Society of London, vol. L, 1835, pp. 311-314 : LEPIDÓPTEROS ARGENTINOS PRODUCTORES DE AGALLAS 133 Tam induced to lay the following observations and the accompanying dra- wing before the Society, rather with a desire of drawing the attention of those naturalists to the subject who may visit the country from whence the materials were brought, than with any hope of being able to explain the remarkable facts connected with the «economy of the insect which is the object of those investigations. Mr. Howship, who first showed me the curious galls and presented me with specimens, informed me at the same time that they were collected by Mr. Earle, who acecompanied captain Fitzroy in the Beagle gun-brig : he found them, I understand, in December, on aspot fifteen miles to the west of Mon- te Video, Rio de la Plata. The plant bearing the galls, which Mr. David Don thinks may be a species of Oelastrus, forms a sort of underwood shrub, observed only in that part of the country. The branch represented at B (Plate XL) (1) shows the situation of two galls : they are frequently smaller, and sometimes five or six are clustered to gether, but I have never seen more than two issuing from the same point. Tho- se in the plate are wrinkled, owing, 1 suspect, to their having been ina young state when gathered, for many of the examples are smooth. The galls arise where the attachment of leaves or flowers is indicated, and are therefore most probably produced by the transformation of the buds themselves. On the side of the gall is a round aperture, with an operculum beautifully fit- ted to it (fig. B., 0) (2) which may be easely picked out with the point of a penknife : this operculum is equally convex with the rest of the gall and is of the same thickness with it, but the diameter of the inside is less than that of the external surface, which forms a broader rim (fig. 12, 0) (3). In fig. 11, the opereulum has been removed to show the orifice, round which the margin is thickened and a little raised. At fig. 13 (4) a gallis divided longitu- dinally, showing its texture and the internal cavity, with the aperture on the opposite side, from which the operculum has been removed. At fig. 14 (5), another section is given to show the situation of a pupa that is attached by its tail to the base, with its head close to the operculum, which of course gi- ves way by a slight expansion or elongation of the pupa when the insect is ready to hatch, and the skin is then left sticking in the passage. Having explained the structure of these galls, it is necessary to observe that many insects belonging to the order Hymenoptera have the power of forming these excrescences; one of which, the Diplolepis Gallae-tinctoriae, is well known as the fly causing the galls employed in the manufacture of (1) Remplacé ici par la photographie figure 1 b. (2) Figure 16 a du présent article. (3) Figure 16 b du présent article. (4) Figure 16 e du présent article. (5) Figure 16 d du présent article. 134 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA ink, ete. : but there is only one instance on record, Í believe, of any Lepi- dopterous Insect having this property; and not being aware of it at the time Í was pursuing my investigations, Í was very much astonished, on exami- ning the pupae, to find that they belonged to the order Lepidoptera, none of which are parasitic in their ceconomy; and this rendered the fact still more anomalous and perplexing. The under side of one of these magnified at fig. 15 (1), shows the antennae, legs, and wings, folded in the usual manner, and fig. 16 (2) represents the back of the same. Remarkable as these facts must appear to the naturalist, they are not more so than the astonishing contrivance for inclosing and protecting the pupa. In what way the operculum is formed to fit so beautifully that there is litt- le doubt, when the plant is alive, this suture would be with difficulty dis- covered, isa question that nothing but actual observation can solve. It may certainly be fairly inferred that it is the operation of the caterpillar, since there are no galls wanting opercula, and the existence of the dead pupae within them proves that it is not the work of the moth; neither have the Lepidoptera the means of cutting or biting except in the caterpillar state. On reviewing the subject it appears probable that the female moth de- posits her eggs in the buds; that the secretions of the caterpillars cause the formation of the galls, which, when fully grown, form, as it were, cocoons for the protection of the chrysalides; and that, in order that themoth may es- cape when hatched, the caterpillar cuts out an operculum, which forms a plug that can be easily removed by the moth when it bursts from the chrysalis. I shall not speculate further on the wonderful ceeconomy of this little in- sect; but in order to identify it 1 shall proceed to give its characters as well as I am able from the imperfect state in which it is found in the galls. Ordo LePIDOPTERA. Fam. TORTRICIDAE? Genus CECIDOSES. — Caput pat- vum. Antennae corpus longitudine aequantes, graciles, ciliatae, articulis elongatis numerosis, in capitis vertice prope oculos insertae. Thorax squa- mulis depressis vestitus. Abdomen subrobustum, ovato-conicum. Pedes longi : tibúis anticis spiná prope apicem munitus, intermediis posticisque ad apicem calcaratis, his dense squamulatis et in medio praeterea bi-spino- sis; tarsis 5-articulatis, articulo basali longissimo; unguibus pulvillisque mi- nutis. Alae sublanceolatae. Observation. — A Vépoque ou travallait Curtis, on n'avait pas en- core considéré la vénation alaire pour la distribution des familles des Lépidopteres. Aujourd'hui que ce travail est réalisé, il me sera peut- étre possible Vavancer quelque peu la classification des papillons qui nous occupent. (1) Figure 16 y du présent article. (2) Figure 16 f du présent article. LEPIDÓPTEROS ARGENTINOS PRODUCTORES DE AGALLAS 135 Il me paraít hors de doute que la classification de ces animaux doit se réaliser entre les Tortricidae et los Tineídae. Mais leurs ailes postérieures ont qwune seule veine anale, et leur frange west nulle- ment bien développée, ce qui du coup ne nous permet pas de les in- Fig. 15. — Vénation alaire de: a, Oecidoses eremita Curt. b, Eucecidoses minutamus Brethes (original) elure ni dans une famille ni dans Vautre. Pour cette raison je propo- serai la nouvelle famille : Oecidosidae. CECIDOSES EREMITA. - Uec. cinereus: alis anticis saturate, brunneo-macu- latis, dense ciliatis; posticis albidis. Hab. prope Monte Video. Pupa in gallis Celastri? abscondita. From the stoutness of the body I am inclined to tbink that this moth is one of the Tortricidae, but it may perhaps belong to the family of Pyra- lidae or to that of Crambidae; if so, however, one would expect to find the palpi more strongly developed, but I have not been able to discover either them or the maxillae. Although not analogous in its economy, it may be here remarked that the maggot so often met with in apples is one of the Tortricidae, and that there are many of the Tineidae that feed only on the parenchyma of plants. The recorded instance of a similar occurrence to which I have referred above is that of an insect described and figured by Reaumur, which evi- dently belongs to the same group as the Cec. Eremita. This may be regar- ded as a most interesting coincidence, because Reaumur's insect was a na- tive of the Isle of Cyprus. It differs, however, from the South American one in some material points, which 1 shall briefly notice. Reaumur?s insect formed galls, on what he terms a species of Limonium, about the size of those of Cec. Hremita; but although they have a sort of little head or crown opposite to the stalk, no mention is made of an oper- culum. In his figure 1 a circular space is marked, and there is either a small excrescence in the centre, or the pupa is represented stickins out. This acute observer never saw the caterpillar alive, but he has no doubt of lts piercing the gall to allow of the subsequent escape of the moth. The ca- 136 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA terpillars spin a cocoon of white and shining silk, which oceupied the in- side of the galls, and formed a beak that entered the outlet. It appears to Fig. 16. — a,b, c, d (copiados de Curtis), agalla seca, opérculo, agalla see- cionada dejando ver el agujero de salida y agalla seccionada mostrando la ninfa en su interior; e, f y g, ninfa de Oecidoses eremita, de lado, de dor- so y por debajo; h, larva de Cecidoses eremita; ¿, mandíbula de la primera larva de Cecidoses eremita; j, partes anterior y posterior, muy aumen- tadas, de la larva segunda de Oecidoses eremita, vista ventral; k, crisá- lida de Buececidoses minutamus, vista dorsal (original). Le a larger insect than ours; and it is worthy of remark, that in more than three fourths of the galls silk was discovered, formed by the larvae of other insects which had devoured the caterpillars of the moth. LEPIDÓPTEROS ARGENTINOS PRODUCTORES DE AGALLAS 137 This cireumstance gives rise to another question, namely, Are the insects of temperate climates more subject to the attacks of parasites than those inhabitins more tropical regions; or were the Oriental galls so frequently infested owing to the pupae being only protected by a cocoon at the outlet, rendering the ingress of parasitic insects more easy than in the others, which were completely inclosed and protected by the gall? This, however, not forming a part of our present inquiry, may be deferred for future dis- cussion. I shall therefore only add, that I found nothing but perfect chrysa- lides in all the galls that I had an opportunity of examining, which amoun- ted to six or seven, from the liberality with which I was supplied with ad- ditional specimens by A. B. Lambert, Esq., during my investigations. Par ce qui précéede on peut voir que déja Curtis avait reconnu un cas singulier de Cécidologie due a un papillon. Je donnerai á présent brievement la deseription des papillons ob- jet de cette note. CECIDOSES EREMITA Curt. — Imago. Envergure : 26 mm. Ailes VPun gris perle clair, parfois avec un teint canelle, les supérieures avec atomes épars brunátres. Le premier article des antennes avec une toufte d'écailles en dessus , les suivants sétacés; palpes maxillai- res muls, les labiaux constitués par un moignon rudimentaire; spiri- trompe nulle. Ocelles indistincts. Ailes (fig. 15, a) supérieures paralleles, leur bord externe oblique; 12 nervures, toutes séparées, la 1" bifurquée á la base, la 2* sortant de la cellule vers le '/, postérieur. Ailes inférieures plus larges que les supérieures, leur bord externe oblique, Vangle postéro-externe arrondi; 8 nervures, les 3 et 4 sortant du méme point ou presque, ainsi que les 5 et 6; la S est bifurquée a la base. Tibias postérieurs avec écailles longues. Antennes longues de 7 millimetres. Le mále a une ligne de cils tres fins en dessous des antennes. Larve (fig. 16, h, j). Je erois qwil wWy a que deux états larvaires : el premier dont la dépouille est collée contre le bord interne de la galle : Jai dessiné de cette premiére larve une mandibule (fig. 16, 2) qui est 4-dentée a son extrémité. La larve seconde est blanche, le plus large au 2* segment thoracique, assez abruptement amincie vers la téte et progressivement vers extrémité postérieure. Ce quí carae- térise du premier coup cette larve, c?est le manque absolu de pattes doni la place est représentée par des élévations assez peu remarqua- bles. Des poils fins épars de chaque cóté des segments, mais non sur le dos ni sous la ventre. Olrysalide (ig. 16, e, f, 9). La echrysalide est subeylindrique, assez 138 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA brusquement atténuée aux extrémités. Les ptérotheques et les podo- theques atteignent Vextrémité de Vabdomen. Ce qui caractérise spé- cialement cette chrysalide, c'est la surface dorsale des segments de Vabdomen qui ont une région couverte de spinules sans ordre appa- rent et de couleur brunátre. La couleur de la ehrysalide est d'un jau- ne-ochracé ou canelle uniforme. Au moment que le papillon abandonne la galle, la dépouille chry- salidaire reste en partie en dehors et en partie en dedans de sa de- meure. EUCECIDOSES Brethes, n. gen. Téte lisse, écalles apprimées : le premier article des antennes grossi avec touffe d'écailles dirigées en bas; palpes et spiritrompe nuls; ocelles indistincts. Ailes (fig. 15, b) supérieures paralleles, leur cóté externe oblique, a 11 nervures, la 1 bifurquée á la base, la 2 sor- tant de la cellule vers le */, postérieur, les 3 4 6 4 peu pres équidis- tantes, les 7 et 8 un peu plus voisines. Les ailes postérieures un peu aigués a Pextrémité, nervure anale unique, les 3 et 4 coalescentes ainsi que 5 et 6, la S bifurquée á la base. A noter une veine trans- verse entre 7 et 8 apres la cellule. Eucecidoses minutanus Brethes, n. sp. Imago. Envergure : 12 mm. Ailes Vun marron clair, la frange un peu plus obscure; chez certains exemplaires, la majeure partie des écailles des ailes supérieures ont leur partie apicale un peu plus obs- cure que la basale d'oú1 il résulte que les ailes paraissent claires sau- poudrées une grande quantité de points plus obscurs. Sur les pattes, les écailles sont d'un blane d'argent. Comme chez Vespece précédente, le mále se distingue de la femelle par une ligne de fins poils érects sous les antennes. Larve. Je ne tronve pas de caracteres saillants entre la larve de cette espece et celle de Cecidoses eremita. Cependant les poils de la larve d'Bucecidoses minutanus paraissent étre plus nombreux que chez autre espece. , Chrysalide (fig. 16, k). Egalement tres semblable a celle de Pespece de Curtis, mais les segments dorsaux de abdomen n'ont chacun qwune file de spinules noirátres. Cette espece apparait en octobre-novembre. LEPIDÓPTEROS ARGENTINOS PRODUCTORES DE AGALLAS "139 OLIERA Bretbes, n. gen. Téte lisse, écailles apprimées, antennes a article basilaire grossi avec une toufte d'"écailles dirigées vers le bas, les articles suivants sétacés; palpes nuls ainsi que la spiritrompe. Ocelles indistincts. Ai- les (fig. 16, d) supérieures paralleles, a bord externe oblique, a 12 ner- vure : Vanale bifurquée a la base, la 2 sortant de la cellule vers le '/, postérieur, les veines suivantes toutes libres et a peu pres équidis- tantes. Ailes inférieures assez arrondies, a 7 nervures : Vanale man- que, la 8 est bifurquée a la base. Oliera argentinana Brethes, n. sp. Imago (fig. 10, c). Envergure : 12 mm. Les ailes, le corps et les pattes sont recouverts d'écailles d'un cuivreux uniforme. Les tibias posté- rieurs sont garnis de longues écailles. Vole en novembre. Larve (fig. 10, e). Longueur maxima : environ 3 mm. Elle est relati- vement épaisse, ses trois segments thoraciques avec la région des pattes légerement grossie ou, á leur place, on voit une marque marron ellipsoidale, sans d'autres indices de pattes. Les segments dorsaux de abdomen 2 a 8 avec une file basale de spinules. Chrysalide (fig. 10, f, 9). Longueur : environ 3 mm. Ovale, plus large vers le */, postérieur, les mucrons céphaliques en deux files: 3 sur un plan supérieur, les latéraux aigus, et deux sur un plan antérieur. Six files d'épines dorsales au bord antérieur des segments, une file au bord postérieur d'un segment et un mueron apical. RIDIASCHINIDAJNE Bróthes, n. fam. Dans la poursuite de mes études sur la famille antérieure (Cecido- sidae), j'étais loin de supposer que pour le papillon que j'étudie ici J'aurais encore besoin de fonder une nouvelle famille. Et cependant je m'y vois obligé, vu les caracteres insolites de ce petit animal. Il wy a pas de doute que Ridiasehina congregatella correspond aux dernie- res familles des Lépidopteres, Micropterygidae et voisines. Mais la nervation alaire que j'appellerai incipiente, ajoutée au manque de parties buccales et 4 celui de pattes vraies chez la larve, réunissent 140 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA un ensemble de caracteres que l'on ne voit pas chez Micropterygidae, Eriocraniidae, etc., nWobligeant a créer la famille que je propose. Pilis capitis plus minws erectis, haud appressis, palpis, lingua, ocellisque nullis; antenmis dimidio alarum plus minus aequelongis, alis vena basali vera, ceteris spuriis, tibiis mediis posticisque apice bicalca- ratis, istis in medio haud calcaratis. Pour le moment la famille se composera du seul genre RIDIASCHINA Brethes, n. gen. Caput pilis plus minus erectis, palpis, lingua, ocellisque nullis; an- tennis dimidio alarum anticarum plus minus aequantibus, 20-articulatis, articulo basali modice incrassato et deorsum versus appresse piloso, ar- ticulis ceteris plus minus aequalibus, pilosulis, alis (fig. 11, b) lanceola- tis, posticis apicem versus magis acutis, basi vena unica munitis, venis spuriis (anticis 6, posticis 4) cellula haud formantibus, venis radialibus apice furcatis, tibiis anticis haud calcaratis, tibiis mediis posticisque apice solum bicalcaratis, tarsis 5-articulatis, protarsis quam articulos sequentes vix -aequelongis. Ridiaschina congregatella Bréthes, n. sp. Imago (fig. 11, a). Envergure, 7 mm. Tout le corps et les ailes sont couverts d'écailles noires uniformes et piliformes. Larve (fig. 11, e). Elle atteint au maximum environ 5 millimetres. Elle est toute blanche, excepté les sutures céphaliques qui sont noi- res. Aux segments thoraciques elle porte des pseudopodes assez sail- lants et fins: Vextrémité de ces pseudopodes est légerement rem- brunie, mais (vu méme au microscope, n” 1* Reichert) sans ongles ni appendices quelconques. Sur le bord supéro-externe des méso et métathorax il y a aussi une petite tache légerement rembrunie. Ohrysalide (fig. 11, c, d). Elle a environ 5 millimetres de longueur. Elle est toute blanche d'abord, puis le mucron céphalique et ensuite progressivement tout le corps prennent une couleur obscure presque noire. Elle se distingue par son mucron céphalique qui est constitué de 7 épines, les deux externes les plus grandes. Le dos des segments abdominaux porte de petites épines. Le 11* segment porte deux épi- nes cornées, assez divergentes et aigués. LA INDUSTRIA DE LOS PRODUCTOS QUÍMICOS MEDICAMEMOSOS CONFERENCIA LEÍDA EN LOS SALONES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA BAJO EL PATROCINIO DE LA SOCIEDAD QUÍMICA ARGENTINA, EL 24 DE AGOSTO DE 1914 POR EL DOCTOR JORGE MAGNIN Director del Instituto de química del Departamento nacional de higiene Pocos días después de iniciarse la gran contienda europea, comen- zÓ á notarse la influencia que tenía sobre su desarrollo el mayor ó menor grado de adelanto de las industrias de los países beligerantes y en especial de sus industrias químicas. Pero lo que aquel entonces tenía sólo importancia para las naciones en guerra, pronto tuvo un valor grande para todos los países neutrales que en épocas de paz habían descuidado el desarrollo de dichas industrias, y podemos de- cir, sin temor de equivocarnos, que sólo los Estados Unidos de Norte América habían llegado, y eso parcialmente, á la verdadera indepen- dencia económica y sólo ellos pudieron entonces sacar provecho, en la forma que todo sabemos, de una situación anormal que todo buen gobierno debe prever. Y es que ningún país es realmente soberano mientras dependa de la producción de otros y nosotros los argentinos más que ninguno nos encontramos en esa situación. Con un clima variable entre los mayo- res límites, desde el trópico hasta las regiones polares, con las mayo- res elevaciones del globo hasta los valles más dilatados, con bosques impenetrables, poblados por una vegetación exhuberante y una fauna que es toda una riqueza, la República Argentina está en condiciones dle tener uno de los primeros puestos entre las más aventajadas nacio- nes del mundo. 142 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA ¿Qué hemos hecho y qué debemos hacer aún? Por de pronto re- salta, sin contradicción posible, la exportación agrícola y ganadera y es tan grande su desarrollo que bien podemos decir que constituye uno de los mayores emporios de carne y de granos del mundo entero. Podemos estar orgullosos de nuestro desarrollo agropecuario que ha tomado un incremento tal que ha logrado tener influencia en el mer- cado mundial. ¿Basta nuestro adelanto en agricultura y ganadería para asegurar el porvenir del país? Debemos declarar terminantemente que no. La guerra europea, que tantas enseñanzas nos está dando, nos señaló de una manera que no deja lugar á dudas el camino á seguir y nos demuestra con toda claridad que la era de la industria ha principiado para nosotros y que debemos dedicarle todas nuestras energías, si queremos transformar á este hermoso país en un emporio de riquezas para el mayor bienestar y felicidad de sus habitantes. ¿Qué influencia ha de tener el gobierno en el desarrollo de 'nues- tras industrias ? Indudablemente que la influencia que ha de ejercer el gobierno debe ser grande. Los países mal gobernados son atrasados y débiles, en cambio aquellos que tienen rumbos bien definidos y que tienen á su frente personas previsoras y bien intencionadas progresan y llegan á su destino con toda facilidad. En el pueblo está toda la fuerza necesaria para la preparación y desarrollo de las más grandes obras; sólo hace falta quien dirija y oriente sus destinos. Á veces la más ligera indicación de parte de las autoridades, la más pequeña presión sobre la masa trabajadora, basta y sobra para determinar un poderoso esfuerzo que se traduce pronto en un adelanto de la Nación. La industria química es indudablemente la más importante de to- das las industrias. Es la madre de todas, puesto que derivan directa- mente ó indirectamente de ella. Cuando Puiggari decía en una de sus obras que sin ácido sulfúrico no puede haber industrias, decía también con toda claridad que todas ellas son ramas de la industria química. Es indudable que la industria nació con el hombre y aun antes que el hombre, pues los animales tratan á menudo de mejorar sus condiciones de vida, creando materiales y objetos adecuados para su mejor empleo. Para satisfacer sus primeras necesidades el hombre primitivo puso á prueba su naciente inteligencia originándose así el espíritu inven- tivo. Es natural que las primeras industrias fueron la caza y la pesca INDUSTRIA DE LOS PRODUCTOS QUÍMICOS MEDICAMENTOSOS 143 y en ellas llegó el hombre á un manifiesto grado de adelanto. Más tarde dándose cuenta de la insuficiencia de ese modo de vida, se de- dicó á domesticar los animales necesarios para ella y como conse- cuencia natural de esta evolución, tuvo que dedicarse al cultivo de la tierra para alimentar el ganado así obtenido. Creada la agricultura poco tardó el hombre en darse cuenta de su importancia y las variedades de plantas comestibles aumentaron pau- latinamente mejorando su situación. Para el mejor desarrollo de la ganadería y de la agricultura se crearon herramientas de todas clases y nacieron así una infinidad de industrias entre las que no fueron poco importantes el labrado de la piedra, el trabajo de la madera y la obtención de los metales. En esa forma y paulatinamente, el hombre fué dominando á la na- turaleza y como bien dice Daniel Bellet en su libro sobre la Evolu- ción de la industria «cada acto industrial era realmente una manifes- tación, un continuo esfuerzo hacia una existencia mejor » ó como dice Ives Guyot «era la dominación siempre preponderante del hombre sobre las cosas, lo que asegura un máximo de satisfacción con un mínimo de trabajo. Bellet dice también que la evolución social es condicionada y lo ha sido siempre por la evolución industrial y que todo progreso material y como consecuencia todo progreso moral, han sido debidos á los progresos de la industria al mismo tiempo que de la técnica. Las primeras industrias creadas por el hombre fueron esencialmen- te domésticas; siendo escasas las vías de comunicación, cada pueblo tenía que bastarse á sí mismo y aun las familias permanecían en un aislamiento industrial casi completo. Poco era el intercambio y sólo nació mucho más tarde debido al mayor contacto y conocimiento de los demás y á causa de la sobre- producción originada por el perfeccionamiento del material y del obrero. Una de las causas que mantuvieron durante mucho tiempo el carácter familiar de la industria fué la esclavitud, pues permitió crear en la familia una serie de industrias que eran mantenidas por los esclavos. Sin embargo fué el esclavo el factor quizá más eficiente en el des- arrollo de la industria, pues permitió la especialización, lo que trajo consigo el perfeccionamiento y la mayor producción. De esta última nació el intercambio por serle imposible á la familia consumir todo lo producido, y con el intercambio la industria tuvo rumbos inespera- dos, entrando desde entonces en su verdadero desarrollo. 144 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Una de las causas no menos importantes para el progreso de la in- dustria fueron las frecuentes guerras entre los diversos pueblos y tribus; ellas permitieron el conocimiento de lejanos países cuyas pro- ducciones eran á menudo muy distintas; sabemos que eran ellas las que proporcionaban los esclavos necesarios para alimentar la produc- ción familiar. Hay más aún y como lo dice también Bellet : «La gue- rra en las primeras edades y durante mucho tiempo no era más que una forma de la producción, entendiéndose esta palabra en el sentido económico ó sea operación que consiste en poner á nuestro alcance lo que no lo está» y agrega «la guerra que había de llegar á ser tan costosa y tan perjudicial para los mismos vencedores, ha sido en sus comienzos un medio de procurarse riquezas y productos creados en los países á que se atacaba. Era ciertamente una manera violenta. pero en realidad era un procedimiento para conseguir la actividad de un gran número de gentes, pues no contentos con la de los pro- ductores nacionales, se iban á buscar productos fabricados por los vecinos. » Nosotros podríamos agregar que eso mismo es lo que su- cede actualmente, solamente que ya no se lucha para obtener del ye- cino lo que ha creado por su industria, sino que la necesidad de ex- tender á ésta, obliga á la guerra para ensanchar el marco en el cual se desenvuelve y para crear también nuevos mercados para el exceso de la producción. Las guerras aumentan así el intercambio que fué en buena parte creado por ellas. La influencia de las guerras no se hace sentir úni- camente en los países beligerantes y á menudo los demás países neu- trales benefician en ellas en mayor escala. En la época actual estamos asistiendo al nacimiento en nuestro país de una infinidad de indus- trias, hijas de la necesidad en que nos ha colocado la contienda eu- ropea. El gobierno también se ha preocupado de crear un órgano nuevo para evitar el malestar producido por la falta de muchos pro- ductos industriales, y en la rama de los productos químicos y medi- cinales ha creado en el Departamento nacional de higiene un órgano nuevo dedicado á la fabricación de dichas substancias. Es indudable que el trabajo esclavo no era el más conveniente y fué poco á poco substituído por el trabajo libre que permite mayor iniciativa y despierta más interés, además las costumbres fueron dul- cificándose con la civilización y con esto desapareció poco á poco la esclavitud. Desaparecido el esclavo, la familia no pudo ya continuar su fun- ción industrial por carecer de los brazos necesarios. El trabajo libre INDUSTRIA DE LOS PRODUCTOS QUÍMICOS MEDICAMENTOSOS 145 trajo consigo el salario y la necesidad de aumentar la esfera de acción de la fábrica para aumentar las ganancias. Para eso se necesitaron capitales cada vez mayores y se constituyó así la gran industria, la la que permite, á causa de los poderosos medios que pone en juego, obtener mucho, bueno y barato á bajo precio. La gran industria crea á su vez la necesidad de desarrollar las vías de comunicación para facilitar el intercambio y de alli derivan mejoras sociales y morales de gran importancia para la civilización. El factor más importante para la creación de la gran industria es indudablemente el capital. Esta es la razón por la cual todo país que se inicie en el trabajo industrial tiene que empezar por crear la pe- queña industria, menos costosa, pero no menos importante, puesto que por su crecimiento se llega á la gran industria. En este momento histórico nos encontramos nosotros ahora y toda nuestra actividad debe desarrollarse en crear y multiplicar la pequeña industria, ma- dre de industrias mayores que pronto se obtendrán por evolución na- tural de las cosas. Bellet dice con toda claridad entre otras cosas : « Y esto es un fenómeno natural, porque capital quiere decir acumu- lación, ahorro, y para acumular y ahorrar es preciso haber producido más de lo suficiente y para esto se necesita un cierto tiempo; supo- niendo una producción que exceda en mucho á las necesidades y al consumo diario. Paul Leroy-Beaulieu dice: «que las sociedades han pasado por fa- ses sucesivas desde el punto de vista de la formación de capitales. En la primera fase con las sociedades y la industria en su principio, no hay avances ni reservas; se vive al día, no existiendo más que un segundo período que llega con bastante lentitud y penosamente, don- dle el capital puede acumularse y crecer ». Según Salvioli «la emulación era progresiva pero lenta; por otro lado los capitalistas romanos se dedicaron especialmente á las opera- ciones de préstamos, persiguiendo el acaparamiento de la tierra y desdeñando ser los comanditarios de la naciente industria. Esto mis- mo pudo escribirse en la época actual para nosotros y se aplica muy especialmente á nuestros capitalistas argentinos. Es indudable que no existe industria sin comercio y al crearse la industria es necesario también crear la clientela. Nacieron así el ven- dledor ambulante y luego el viajante de comercio, la propaganda en todas sus formas y á la cual la imprenta no dió pocos impulsos. Más tarde acordaron los vendedores y compradores reunirse en un sitio «dleterminado y se crearon los mercados y ferias. Estas últimas tan en AN. SOC, CIENT, ARG. — T. LXXXII 10 146 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA boga en la antigiiedad, no son menos importantes hoy en día y pode- mos citar entre otras las muy importantes de Lyon en Francia, la de Leipzig en Alemania y la de Nijni-Nowgorod en Rusia. Una forma de la feria más aparatosa y que se celebró en ciertas ocasiones, es la exposición; de ellas fueron célebres las de París, de Gante, de San Francisco y las nuestras del pasado centenario de 1910. La creación de la gran industria en Europa se debe en buena parte á iniciativas gubernamentales y cuando el gobierno no era el capita- lista que implantaba la industria, como en el caso de las fábricas de porcelana de Sevres en Francia y de Berlín y Meissen en Alemania, intervenían indirectamente, reglamentando su funcionamiento y Be- Met pudo decir que «la creación y buena marcha de las manufacturas reales habían llamado la atención de los capitalistas y ricos negocian- tes que se entregaron á esa nueva forma de actividad ». Pero es in- dudable que el desarrollo de la gran industria se debe muy especial- mente al adelanto de la mecánica, el que permitió aumentar en una forma sorprendente el rendimiento, disminuyendo proporcionalmente el costo. Marn y Adam Smith están de acuerdo en reconocer la in- fluencia de la máquina en la gran industria y dicen entre otras cosas que trae precisión, rapidez, baratura, más orden y regularidad en la producción, menos mano de obra y una baja de los precios. La gran industria trae consigo el aumento de capital, debido al costo grande de las instalaciones, necesita pues mayor atención de parte del gobierno para fomentar y vigilar estos capitales. Trae tam- bién una superproducción y se necesita dar salida á estos productos fabricados. De nuevo la influencia del gobierno debe hacerse sentir en sus re- laciones comerciales con los demás países, facilitando así las transac- ciones. Uno de los medios más poderosos de fomento industrial y comer- cial es el de transporte. Los caminos, los ríos y canales navegables, los ferrocarriles y los diferentes aparatos modernos de transporte ta- les como el camión automóvil á nafta y á vapor, son indudablemente los factores más eficientes del progreso comercial. Sin ellos la indus- tria no se desenvuelve con soltura y tiene que vegetar. Á su fomento deben, pues, dedicarse los gobiernos si quieren rea- lizar una obra protectora. M. de Foville en su trabajo La transforma- tion des moyens de transport, señala la diferencia de precio del trans- porte por kilómetro de una tonelada de carga. Así para el buhonero es de 3,50 francos, si se emplea una bestia de carga 85 á 90 céntimos INDUSTRIA DE LOS PRODUCTOS QUÍMICOS MEDICAMENTOSOS 147 y si se emplea el ferrocarril es de 4 céntimos y aun en algunos casos 1 á 2 céntimos. No menos importante es la influencia que la ciencia ha tenido so- bre la industria y ello se comprende fácilmente si se tiene en cuenta que ella es la que ha creado todo el instrumental, la máquina y el método. Sin embargo, la rutina su enemiga inconciliable, ha hecho muchas veces que su acción sea muy lenta. El hombre, como bien se ha dicho, es un animal de costumbre y le cuesta abandonar los méto- dos viejos por otros más racionales y modernos. Las naciones que han sabido fomentar la acción del hombre de ciencia sobre sus indus- trias marchan hoy día á la cabeza de las demás. Emilio Levasseur dice «que lo que se ha llamado el conocimiento razonado de las leyes de la naturaleza, que esclarece la práctica in- dustrial y penetra en la manufactura, se ha generalizado, establecién- dose íntimas relaciones entre el laboratorio y la fábrica» y sigue di- ciendo : « Esto es verdad en todos los dominios: la ciencia substituye por la fuerza del vapor por la muscular del hombre ó de los anima- les; la ciencia ha permitido toda una preciosa serie de transformacio- nes químicas; la ciencia nos ha dado la electricidad y otras tantas cosas que han modificado las prácticas industriales, haciéndolas más científicas, más económicas y más fructíferas ». H. le Chatelier decía que á últimos del siglo xvIH1, la Academia de ciencias de París, que marchaba á la cabeza del movimiento in- dustrial, era consultada por los particulares y los poderes públicos sobre todas las aplicaciones de las ciencias y aludía á los innumera- bles informes industriales de Lavoisier que forman una gran parte de sus obras completas, y añadía que esta aproximación entre la in- dustria y la ciencia había sido extremadamente fecunda. Haller en sus informes sobre la exposición de Chicago y de París decía : «El desarrollo progresivo de la industria sigue paralelamente al de la ciencia y las naciones donde la producción intelectual es más intensa, mejor utilizada, son las que terminan por tener la su- premacía desde el punto de vista industrial, y añade Bellet : « Los industriales que no se dan cuenta de estas verdades, no por eso dejan de ser deudores á la ciencia de todos los grandes progresos que han transformado su industria y la industria en general; sí que son muy egrandes ingratos, cuando en una información hecha por la Revue scientifique sobre las industrias químicas francesas osaron decir que la gestión de su industria, sobre todo comercial, no necesitaba de qui- mica ni de la colaboración de sabios.» En presencia de esas afirma- 148 ANALES DE LA SOCIKDAD CIENTÍFICA ARGENTINA ciones presuntuosas de ciertos industriales ignorantes, es bueno acor- darse de las palabras de Balard : « La ciencia no tiene sólo por misión satisfacer al hombre esa necesidad de conocerlo todo, de profundi- zarlo todo, que caracteriza la más noble de sus facultades, tiene tam- bién otra menos brillante, pero quizá más moral, que consiste en coordinar las fuerzas de la naturaleza para aumentar la de la produc- ción y aproximar los hombres á la igualdad por la universalidad del bienestar. » Muchos son los trabajos científicos que han aprovechado á la in- dustria y podemos citar muy especialmente los de Lavoisier, Scheele, Sainte-Claire, Deville, Chevreuil, Dumas, Sckeurer-Kestner, Solvay, Ebrlich, Sobrero, Nobel, Moissan, Pasteur y muchos otros. Por otra parte no se puede negar la influencia que ha tenido la industria sobre la ciencia y sin ir más lejos la obtención industrial del frío (aire líqui- do, hidrógeno líquido, ete.), ha permitido la realización de experi- mentos científicos que hubieran sido en otra forma de imposisle ó di- fícil realización. La fábrica moderna necesita laboratorio y no se concibe hoy día una fábrica sin él. En los países más adelantados esa unión es estre- cha y forman los dos un sólo organismo que constituye la fábrica científica. La importancia que se da al laboratorio en Alemania es tan grande, que nada se hace, nada se inicia sin haber efectuado an- tes un concienzudo trabajo científico de laboratorio. En esa forma se evitan esfuerzos inútiles y pérdidas materiales grandes. Es entonces una verdadera economía gastar dinero en investigaciones previas y en pagar buenos sueldos á aquellos que van á poner á punto un pro- cedimiento. Con esa manera de pensar la industria alemana en todas sus manifestaciones y muy en especial la química, ha hecho progre- sos enormes y marcha hoy día á la cabeza de las demás. Por no ha- berlo creído así en Francia y en Inglaterra se ha producido un decai- miento que sólo hace pocos años se trata de remediar; por no haberlo creído así también hubieron de crear durante la actual contienda infi- nidad de organismos nuevos, modernos, cambiando sus métodos ruti- narios por los que la ciencia enseña. Nada podría darnos mejor idea de la influencia de la ciencia en la industria que la fabricación moderna de los colorantes derivados del alquitrán. En los laboratorios alemanes se gastaron millones en in- vestigaciones científicas sobre este punto, se crearon verdaderas usi- nas tintoreras para estudiar la aplicación delos colorantes obtenidos y como resultado se ha logrado que dicho país sea casi exclusivamente INDUSTRIA DE LOS PRODUCTOS QUÍMICOS MEDICAMENTOSOS 149 el único productor de colorantes, y eso no puede discutirse cuando un país industrial como los Estados Unidos de Norte América, tuvo que hacer intervenir la diplomacia para conseguir durante la actual guerra unos cargamentos de materias tintoreras traídas de Alemania y nosotros sabemos más que nadie la penuria de colorantes que ha sufrido nuestra industria de tejidos. En cambio, en Inglaterra, país de Perkins y de muchos otros iniciadores de la industria de los colo- res derivados de anilina, no se han tenido en cuenta estas verdades y por esa razón se hizo tributaria en ese renglón de Alemania, que logró suplantarla con toda facilidad. He tenido ocasión de visitar en Alemania varias fábricas, entre otras las de Bayer, Merck, Badische Anilin-un Soda-Fabrik, Goertz, Meister Luciur und Briining, etc., y todas ellas están dotadas de grandiosos laboratorios con instalacio- nes muy completas y donde se halla un verdadero ejército de quími- cos, ingenieros y médicos, que ponen á contribución su ciencia inven- tiva para generar nuevos procedimientos y nuevos productos que se- rán pronto fuentes de riqueza para ellos y para los que los han con- tratado. Debemos, sin embargo, reconocer que no sólo en Alemania se si- gue este sistema y queen Francia, en Austria, en Inglaterra, en Ita- lia y muy especialmente en Suiza y en varios países existen muchas fábricas modernas, dotadas de amplios laboratorios y es que la verdad se impone, debido á la prédica constante de espíritus selectos entre los cuales podemos mencionar muy especialmente á Moissan, á Sol- vay, á Haller y á Trillat. Una de las páginas más bellas de la industria química es la que trata de la síntesis orgánica, y la obtención de la úrea hecha por Woehler en 1828, abrió una nueva era para la industria química; ella fué la que permitió más tarde la obtención de muchos otros cuer- pos, entre los que citaremos el alcanfor artificial, la vainilla, los co- lorantes de anilina, la mayor parte de los medicamentos modernos tales como el benzonatftol, el ácido acetil-salicílico (aspirina) la anti- pirina, el arseno-benzol, el caucho artificial y muchos otros productos no menos importantes. La síntesis de las substancias minerales es también interesante y sin ir más lejos, la fabricación del ácido nítrico por el arco eléctrico, la del amoníaco, la del carborundum, la del carburo de calcio, ete., da la idea de lo que la ciencia ha podido hacer en favor de la in- dustria. En la usina moderna debe trabajarse con extraordinaria rapidez; 150 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA en esta forma se puede vender barato, contentándose con un pequeño beneficio utilitario. Esta manera de trabajar se debe al enorme capi- tal empleado en máquinas, las que deben rendir un interés corres- pondiente á su costo, por esa razón las transformaciones deben ha- cerse lo más automáticas posible y en una sola ó en el menor número de operaciones. La fuerza motriz es el alma de la fábrica y debe ser abundante y barata. Podemos decir que la utilización adecuada de las caídas de agua transformando su fuerza en energía eléctrica, es la forma más conveniente dle su obtención. Pero no es indudablemente la única y en muchos casos el carbón y el petróleo son insubstituíbles. La Repú- blica Argentina es pobre en carbón, pero es excepcionalmente rica en petróleo y en caídas de agua y debemos fomentar por todos los medios su utilización. En toda fábrica bien instalada las operaciones deben hacerse evitando inútiles desplazamientos de objetos y de per- sonas; deben, pues, disponerse las cosas de manera que constituyan -un todo armónico y que las piezas y materiales que han de juntarse se encuentren en el mismo sitio automáticamente y con el menor trans- porte posible, y como dice Bellet: « Los profanos no pueden imagi- narse la ganancia de tiempo y de dinero que supone el que una pieza en enrso de fabricación á la salida de una máquina encuentre inme- diatamente la otra adonde ha de irá pasar para sufrir una nueva transformación.» Fraser habla en ese sentido de «la idea fundamen- tal de concordancia de movimientos ». El industrial moderno debe saber en todo momento el costo exacto de todos los productos que se elaboran en su fábrica y eso no es siem- pre fácil y sólo un método riguroso y un orden minucioso le permiten obtener ese resultado. Existen en Bélgicaingenieros comerciales que se dedican exclusivamente en la perfección de esos métodos, lo que nos da una idea de la importancia que se da en ese país esencialmente industrial á esos detalles de la fabricación. El transporte en el interior de la fábrica debe ser fácil y económico y el industrial no debe ahorrar esfuerzo para facilitarlo. Muchos son los métodos modernos utilizados en ese sentido: los Decauville, los puentes grúas, los alambre-carriles, cadenas sin fin, cintas transpor- tadoras, ascensores, aceras movibles, tubos neumáticos, son otros ejemplos de los medios modernos empleados. La industria moderna y muy especialmente las industrias químicas deben utilizar los subproductos para poder obtener provecho en su fabricación; es esa una condición esencial para su existencia, es nece- INDUSTRIA DE LOS PRODUCTOS QUÍMICOS MEDICAMENTOSOS 151 saria para poder producir barato. Un ejemplo clásico de esta utiliza- ción lo tenemos en la fabricación del gas de alumbrado ; la utilización cada vez mayor de los residuos de fabricación, el amoníaco, el benzol, el fenol, el toluol, la naftalina y muchos productos sin excluir la trans- formación en ácido sulfúrico del azufre residual. El procedimiento de Solvay para la obtención de la soda, es un ejemplo de la mayor utili- zación de los residuos que forman en él un verdadero ciclo y citare- mos también la utilización del azufre de las blendas ó sulfuro de zinc en la fabricación de ácido sulfúrico en los establecimientos belgas de Vieille Montagne. Tenemos aquí en nuestro país aplicado ese procedimiento en nues- tras refinerías de azúcar, tratándose dle obtener por medio de apara- tos de diversos grados de vacío el mayor rendimiento posible. Los altos hornos aprovechan hoy los gases que antes escapaban á la atmós- fera y se ha calculado que en Alemania sólo la energía recuperada en esa forma alcanza á la enorme cifra de 1.200.000 caballos vapor. En algunas fábricas inglesas se transforma el aserrín en una especie «le madera aglomerada que se utiliza para hacer cajas. Es tal la utilización de los residuos de la fabricación en los mata- deros de cerdos americanos, que se ha dicho con razón que en el puer- eo no se pierde más que el gruñido, y la razón de esa utilización es evidente, si se sabe que sin ella los matadores perderían con sólo la venta de la carne un 19,3 por ciento del precio de la compra de los animales, y que las utilidades obtenidas en Chicago solamente con los subproductos del cerdo alcanzan á la bonita suma de 500.000.000 dle francos. Bellet cita a nuestros mataderos ó saladeros, donde no hace mucho tiempo se utilizaba sólo la carne y hoy se benefician todos los subproductos con pingiies beneficios. Por último diremos que mu- chos de los productos farmacéuticos modernos no son sino transfor- maciones de subproductos inteligentemente preparados. La acción de las aduanas obra poderosamente sobre las industrias de un país y es que ella tiene repercusión sobre la competencia, crea- dora de todo progreso en la fábrica moderna. No es con la imposición de altos derechos de aduana á los productos extranjeros que se impulsa el desarrollo de la industria nacional, porque en ese caso, suprimida la competencia, no se implantan sino simulacros de esa industria, empleando métodos inadecuados, obteniendo productos de calidad inferior, tratando solamente de hacer dinero á costilla del público que no puede pagar el producto extranjero bien elaborado. Eso ha pasado aquí con una infinidad de productos y en especial 152 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA con nuestros vinos. Y eso es aun más molesto cuando se pagan primas á la exportación de productos que deberían ser consumidos en el país en beneficio de los habitantes. Hay que convencerse que si se hace industria, no es seguramente para proteger á los habitantes de los demás países en detrimento de los propios, y que el beneficio de unos cuantos no puede ser causa suficiente para perjudicar á todos los demás. En definitiva la indus- tria debe implantarse y fomentarse para el mayor beneficio de los habitantes del país, y no es con el cargo en los derechos aduaneros de los productos correspondientes que se obtiene este resultado, y para demostrarlo podemos citar el ejemplo de Inglaterra, cuyas indus- trias han prosperado eficazmente sin el apoyo aduanero mencionado. En cambio el gobierno debe preocuparse de otro asunto no menos importante. Se trata de la liberación de los derechos á la materia prima que no exista en el país Ó cuya explotación no pueda hacerse aún en una forma conveniente. Los nitratos y eliodo de Chile, el bis- muto de Bolivia, y tantos otros productos necesarios en la fabricación de substancias químicas deben ser objeto de especial estudio para fomentar su transformación industrial en el país. Por otra parte, la liberación de esos derechos podría hacerse previa recíproca concesión de los gobiernos extranjeros, redundando todo ello en beneficio del pueblo de ambos países. Debemos mencionar además la constitución de los trusts ó kartels, instituciones á menudo perjudiciales que anulan la competencia y que se forman al amparo de la protección aduanera. En las naciones nue- vas como lo es la nuestra, estos trusts son altamente perjudiciales, pues cierran la puerta á nuevas iniciativas en beneficio exclusivo de unos cuantos, cuando no sucede el caso como lo hemos tenido con el trust del tabaco, que industrias eminentemente nacionales se trans- forman en extranjeras con directorios fuera del país, que se manejan con leyes que no son las nuestras y que tratan de llevará su patria los mayores beneficios en detrimento de los nuestros. Los trust y kartels establecidos en Norte América y en Alemania constituyen organizaciones poderosas que tratan de producir mucho y barato para aplastar toda competencia interior, que es la única contra la cual no están protegidos. En estas se producen monstruo- sas anomalías, citándose el caso del dumpig, que consiste en vender barato en el extranjero, manteniéndose los precios en el interior. Dan así salida á la mayor producción y se enriquecen á costa de sus com- patriotas y menos mal cuando lo son, porque á veces son extranjeros, vojoze X oype osid “ofonsqns ]9p SOue[T “vorund) 9p 00 — +1 2 0/1 YIVIS => oO ar ae E ; l e masa Listin Sp q aL = f ¡EA | la L- al 1 Ú FILOZY oy OSld TIAS -LAS á 154 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA como en el caso ya citado del trust del tabaco de Buenos Aires. Así para no citar más que algunos ejemplos; el hierro en barras cuesta en Alemania 125 marcos y 100 en el exterior y los clavos se pagan allí 250 marcos y sólo 100 marcos si salen del país. Como dice bien Bellet, de este modo se conquista el mercado extranjero cargándoselo al consumidor nacional. Una traba no menos importante para el comercio y para la indus- tria consiste en los impuestos nacionales y provinciales, á menudo excesivos, que graban dichos productos. Una juiciosa revisión y mayor nacionalización de estos impuestos se impone como obra de buen gobierno. La influencia de la industria sobre el bienestar del hombre es inne- gable y las comodidades que poseemos hoy día son enormes si las comparamos con las que tuvieron nuestros antepasados. Es necesario que nos veamos privados por un momento de algunas de ellas para darnos cuenta de su importancia; así el transporte rápido y barato por el ferrocarril, el tranvía eléctrico y el automóvil, la iluminación eléctrica y á gas incandescente, la habitación cómoda y hasta lujosa, el alimento, el vestido y el calzado á bajo precio y tanta otras cosas que nos proporciona la industria moderna nos prueban terminante- mente su importancia é influencia sobre nuestro bienestar. Seguin ha dicho: « La evolución del mundo se ha conseguido gra- cias á la evolución de la industria », nosotros diríamos que la evolu- ción del mundo es la evolución de la industria, pues todo adelanto material y moral deriva de ella. LA INDUSTRIA DE LOS PRODUCTOS QUÍMICOS No se puede hablar de fabricación de productos farmacéuticos sin hacerlo de los productos químicos en general; ahora bien, los medi- camentos modernos son muy especialmente orgánicos y se comprende eso, pues hay así en ellos un principio de elaboración para su mejor asimilación por el organismo. La química orgánica y sus complejas transformaciones debe atraernos muy especialmente y constituirá seguramente uno de los ramos más fecundos de nuestra incipiente industria nacional. La unión de la fábrica con el laboratorio de investigación es indis- pensable, si se quiere tener éxito, porque el adelanto que se efectúa VXQUE SO]_YLUSOPUL SOÁBRNO 9P U9LODOS 8 Op A afeq ezunad | 9p song cvormunb ep 030319807 DIA y are ara] 156 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA día á día en todos los ramos de la química es tan grande, que se requieren continuos trabajos científicos para mantenerse a un nivel conveniente y obtener el resultado apetecido. Debe también tenerse un gran espíritu de iniciativa, aun á trueque de pecar por excesivo, para poder llevar á término la futura obra de transformación industrial, y toda la energía que se gaste en tan importante asunto será poca, si se consideran los beneficios grandes que se obtendrán. Es indudable que debemos empezar por implantar pequeñas indus- trias, las que se ayudarán mutuamente, puesto que cada una de ellas dará á la otra el producto que le haga falta. Se conseguirá así formar el personal técnico necesario, del cual carecemos casi en absoluto. Se obtendrán de este modo por una sucesión de esfuerzos pequeños y progresivos los dos factores más importantes para el desarrollo de la industria química: el personal y las materias y aparatos necesarios para la elaboración de nuevos productos. Hay que tener en cuenta que en nuestro país debemos crearlo todo y que al plantear cualquier problema industrial, nos encontramos con la falta de toda clase de elementos. Al querer abordar en el Instituto de química del Departamento nacional de higiene la fabricación del iodo, asunto aparentemente sencillo, tropezamos con la dificultad de la falta de retortas de gres, que son las únicas hasta ahora que dan un resultado conveniente; pues bien, lo que se hace en el país es el barro cocido y no se-han construído hornos especiales para cocer la arcilla hasta fusión de sus elementos para obtener el gres. Vemos que un sencillo problema químico se ha transformado en un problema dle otro orden que debemos resolver primero. Para vencer todas estas dificultades el gobierno ha creído necesa- rio crear en el Departamento nacional de higiene, y como parte inte- grante de su Instituto de química, una sección de fomento de la industria química y en especial de la industria química medica- mentosa. Otra ha sido también la causa de esa creación. Con motivo de la guerra europea se habían encarecido de tal modo los medicamentos más necesarios, que llamó la atención de las autoridades del Depar- tamento nacional de higiene, y su presidente, doctor Penna, creyó necesario tomar medidas para mejorar este estado de cosas. Como la escasez de drogas se debía muy especialmente á la falta de fabrica- ción nacional, desde el momento que todo lo recibíamos de Europa, se pensó inmediatamente en fomentar su preparación. La ley 9652 158 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA ordenó la entrega dle una pequeña suma (100.000 $ m/n) para los pri- meros ensayos, y con este dinero se ha creado una sección industrial que funciona ya en forma conveniente y puede entregar al comercio diversos productos que por primera vez se fabrican en el país y que, sin embargo, no desmerecen en nada con sus similares extranjeros. ORGANIZACIÓN DE LA SECCIÓN INDUSTRIAL DEL INSTITUTO DE QUÍMICA DEL DEPARTAMENTO NACIONAL DE HIGIENE Como acabo de decirlo y merced á una suma votada por el Con- greso nacional, pudo crearse en el Instituto de química, que tengo-el honor de dirigir, una sección industrial, donde pueden ya fabricarse en una escala no muy reducida algunas substancias medicamentosas, estudiándose actualmente la fabricación de otras. No quiero decir con eso que no nos hayamos ocupado anteriormente de este asunto tan importante, pero es indudable que debido á razones financieras, poco habíamos podido adelantar prácticamente. Hace ya varios años que en nuestro Instituto venimos ocupándonos de cuestiones de quí- mica industrial, pero podemos decir que les dimos una importancia realmente grande sólo al comienzo de la actual guerra, la que pro- vocó, como todo el mundo sabe, un alza notable en los precios de los productos químicos que antes nos llegaban en su mayor parte de Ale- mania. Nos dimos cuenta entonces de la necesidad de reaccionar indus- trialmente, creando para nuestro país una nueva fuente de riqueza y afianzando su soberanía, la cual no puede ser absoluta si depende del extranjero. Recuerdo aún los primeros ensayos que hicimos para obtener glicerina, la que nos era reclamada con urgencia por nuestro Conservatorio de vacuna antivariólica, el que la necesita para la pre- paración y conservación de Cow-Pox. Podía mencionar cómo los quí- micos del Instituto, armándose de martillos y con una fragua impro- visada, crearon con fierros viejos un aparato original, que aun con- servamos, y cuyos resultados podemos considerar como muy buenos. Más tarde fueron otros productos los que nos llamaron la atención y, entre otros, podemos citar la preparación de la aspirina, la que se logró con lisonjero éxito, venciendo obstáculos que parecían insupe- rables. En ese ínterin, nuestro traslado al edificio moderno, que inau- INDUSTRIA DE LOS PRODUCTOS QUÍMICOS MEDICAMENTOSOS 159 guramos en este centenario, nos facilitó enormemente la tarea y pudo crearse una sección especial de química industrial, donde se verifica- ron ensayos de fabricación de muchos de los productos que empeza- ban a faltar en nuestra plaza. Pudo así prepararse, entre otros, sub- nitrato de bismuto con mineral de Bolivia; dicho subnitrato, analizado en nuestra sección especial de ensayos de drogas, no desmerecía en nada, por su blancura, fineza y pureza, á cualquiera de los importa- dos del extranjero. Fabricamos también un sulfato de magnesia con dolomita de sierra Baya (provincia de Buenos Ajres), cuyos hermosos cristales pudieron apreciar los miembros de la comisión de industria- les, citada por la presidencia del Departamento de higiene para dar- nos su opinión sobre el alza de los precios de las drogas. Obtuvimos yodo puro, empleando yodos brutos de Chile; amoníaco puro, em- pleando sulfato de amonio bruto de la fábrica de gas; con el mismo mineral utilizado para fabricar sulfato de magnesio, preparamos mag- nesia calcinada y carbonato de magnesio. Con el yodo obtenido reali- zamos la preparación de yoduros de sodio y de potasio. Preparamos con el sulfato de amonio bruto del gas un sulfato de amonio absolu- tamente puro, del cual el Instituto bacteriológico hace un gasto bas- tante grande. De los líquidos residuales del gas, llegamos á la obten- ción del benzol, del toluol y del xilol, que son los puntos de partida de una infinidad de medicamentos modernos, tales como el benzonaf- tol, el ácido salicílico, acetil-salicílico (aspirina), arsenobenzol (Sal- varsán) y muchos otros. Obtuvimos, empleando un método moderno modificado, alcohol absoluto partiendo del alcohol diluído, á un pre- cio que no excede en mucho al de este último; y principiamos el estu- dio de la preparación de muchos otros productos, tales como el éter, el cloroformo, la quinina, la cocaína, los derivados del petróleo, em- pleando nuestro producto nacional de Comodoro Rivadavia; el nitro- benzol, el ácido fénico, sulfato ferroso puro, etc., etc. Además, y por indicación del doctor Penna, nos empeñamos en la obtención en gran escala de la esencia de eucaliptus, la que hemos logrado ya con entera satisfacción. Era natural que estos estudios necesitaban su complemento y su consagración en la industria misma y después de no pocas luchas, en las que fuimos ayudados muy eficazmente por el secretario técnico del Departamento nacional de higiene, doctor Nicolás Lozano, obtu- vimos del gobierno el apoyo necesario para trabajar en debida forma. Construímos un galpón adecuado al fin que nos proponíamos y tuvi- mos la suerte de hacer esta construcción al lado del Instituto, lo que 160 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA nos permitió realizar el ideal de la fábrica en unión con el laborato- rio científico. Obtenido el local, tratamos de conseguir el personal idóneo nece- sario, lo que no era fácil, dado nuestro sistema de nombramientos, pero debo agradecer al doctor Penna su buena voluntad para con- migo al permitirme elegir ese personal, seleccionándolo lo más posi- ble. Y no era poco importante este asunto, si se tiene en cuenta que se trataba de un ensayo cuyo fracaso hubiera sido de lamentar. Tratándose de una repartición perteneciente á nuestra administra- Fig. 4. — Laboratorio de la sección ensayos industriales ción nacional, era necesario evitar la lentitud que siempre tiene el expediente, por más rápido que sea su trámite, y para eso debía de obtenerse una cierta autonomía, por lo menos para la obtención y transformación de materiales. Se logró esto organizando un taller en el cual se puede obtener la mayor parte de la maquinaria utilizada. No es esta la única ventaja proporcionada por este taller; nos permite la realización inmediata de cualquier idea, con una rapidez que no tiene comparación con la que obtendríamos, si tuviéramos que hacer construir al exterior. Es indudable, además, que teniendo el químico á su lado al ejecutor de sus concepciones, puede obtener una realiza- ción más perfecta, sin contar con las transformaciones paulatinas £ que puede hacer sufrir á sus procedimientos. Y si agregamos á eso INDUSTRIA DE LOS PRODUCTOS QUÍMICOS MEDICAMENTOSOS 161 que las maquinarias obtenidas en esa forma son más perfectas y eco- nómicas que las fabricadas en talleres particulares, creo dejamos establecidas su utilidad é importancia. No hace aún tres meses que nos fué entregado por la empresa cons- tructora el galpón para establecer nuestras maquinarias y ya pode- mos presentar varias dle ellas perfectamente instaladas y en pleno funcionamiento. Presentamos un plano detallado con la indicación del sitio de cada una de ellas y varias fotografías ilustrativas. Fig. 5. — Taller de precisión En el sitio marcado con el número 1 tenemos instaladas dos calde- ras pequeñas, instalación provisoria, mientras licitamos una caldera tubular definitiva. Dichas calderas pertenecen á las estaciones portá- tiles de desinfección del Departamento de higiene y serán devueltas oportunamente. De las calderas parte un caño de distribución que recorre todas las dependencias del galpón, el cual se ramifica según las necesidades, para lo cual se le ha provisto de abundantes bocas de salida para poder sacar ramales en momento oportuno. En la dependencia men- cionada con el número 2 se encuentra el taller de calderería y herre- ría con sus fraguas, 3 y 4, de herrero y calderero respectivamente y que reciben aire de una máquina soplante, 5, movida por un motor AN. SOC. CIENT, ARG. — T. LXXXIL 11 162 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA eléctrico, 6. En el taller se han establecido diversos aparatos y dispo- sitivos que no menciono y que permiten realizar los diversos trabajos allí efectuados. En 7 se ha instalado una moledora de gran poder, movida por la polea 8, que á su vez recibe la fuerza del motor elée- trico 9, de cinco caballos de fuerza. En 10 hemos construído un horno para la fabricación del vidrio y muy especialmente del vidrio cientí- fico, el que no se hacía anteriormente en el país; en efecto, los tími- dos ensayos efectuados por varios industriales con motivo de la gue- rra, no han dado los resultados apetecidos, debido probablemente á Fig. 6. — Sección ensayos industriales. Estudio del petróleo de Comodoro Rivadavia la falta de colaboración del hombre de ciencia con el industrial. El horno que hemos construído es pequeño, pues se trata de un ensayo, pero es indudable que una vez obtenido el resultado buscado, levan- taremos otro de mayor tamaño. En 11 tenemos el horno de destem- ple del vidrio, donde se dejan enfriar por largo tiempo las piezas de vidrio fabricadas. En 12 se ha instalado el aparato destilatorio desti- nado á la obtención de la esencia de eucaliptus, el cual funciona con toda regularidad, destilándose más de 500 kilos de hojas por semana, pudiéndose aumentar esta cantidad más de diez veces. En 15 hemos colocado la máquina productora de amoníaco, en la cual se transforma el sulfato de amonio bruto del gas en amoníaco puro para análisis. En INDUSTRIA DE LOS PRODUCTOS QUÍMICOS MEDICAMENTOSOS 163 14 se halla la bomba centrífuga elevadora del agua de lluvia que se recoge en los tanques a y se manda á los tanques hb para repartirla luego bajo presión en todo el edificio. En 15 y en una habitación espe- cial destinada á inflamables se ha instalado el alambique con el enal yo Fig. 7. — Sección ensayos industriales. Destilación de esencia de eucalipto se obtiene el alcohol absoluto. En 16 se ha colocado el aparato de purificación del benzol, y en 17 el aparato de rectificación á columna para el mismo y para su separación del toluol y xilol. En la galería exterior y en 18 se puede ver el sitio ocupado por el generador de acetileno, utilizado para los sopletes oxiacetilénicos que se emplean 164 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA para la soldadura autógena. En 19 y en otra habitación se halla la instalación de cubas para la preparación del subnitrato de bismuto. En 20 hemos construído una cámara secadora por medio del aire caliente. En 21 se han colocado varias cubas c que se emplean para la cristalización de sales. Se está procediendo actualmente á la fabri- cación y colocación de varios otros aparatos que no figuran aún en el plano. Como puede notarse, el galpón está dividido en toda su longitud por una pared de material y á su vez uno de los costados está frae- Fig. 8. — Sección ensayos industriales. Fabricación del subnitrato de bismuto cionado en tres partes. Se ha logrado así aislar el taller, el local del subnitrato, cuya fabricación es delicada, el benzol y el alcohol y demás inflamables, y lo demás que puede juntarse en el mismo local. Además, en todo lo largo y á ambos lados de la pared divisoria se ha construído un sólido altillo que permite colocar elevadas ciertas má- quinas cuyos productos deben seguir hacia abajo para una nueva ela- boración. Sobre este altillo y en 22 se puede ver el aparato americano de destilación de agua, aparato perfeccionado y de nuevo modelo que permite obtener 50 litros de agua por hora, agua que se halla así en un plano superior y puede repartirse por caños á las distintas partes del edificio. Á lo largo de todo el galpón y en su parte interna d y externa e se INDUSTRIA DE LOS PRODUCTOS QUÍMICOS MEDICAMENTOSOS 165 ha establecido un sistema de vías Decauville que va hasta el portón de salida á la calle y permite el fácil desplazamiento de la materia prima y elaborada; además en 23 se halla un tanque subterráneo para la neutralización de los líquidos evacuados de la fábrica y que se diri- Fig. 9. — Sección ensayos industriales. Destilación fraccionada del benzol, toluol y xilol gen luego al sistema de cloacas domiciliarias de la ciudad. Se han establecido en todo el edificio cañerías de agua común, de agua de lluvia, de gas, de vacío, de presión, además de las de vapor ya men- cionadas y tiene además una perfecta canalización eléctrica para la fuerza motriz y la iluminación, la que se efectúa con lámparas moder- 166 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA nas de filamento metálico de */, watt y de 1000 bujías de intensidad luminosa. Para la perfecta ventilación se han construído varias chi- meneas giratorias, las que por la acción del viento absorben el humo mandándolo al exterior. CÓMO DEBEN CONCEBIRSE LOS PROCEDIMIENTOS Y CONSTRUIRSE LAS MÁQUINAS Para poner en marcha un sistema de obtención de un producto cualquiera, procedemos del siguiente modo : Empezamos por hacer ensayos de laboratorio en nuestra sección industrial. Estos ensayos son en pequeña escala, en aparatos de vidrio y los más variados posible; repetimos todos los métodos señalados en los mejores textos, los ponemos á prueba y sólo una vez obtenido un resultado concluyente y después de haberse logrado un producto per- fecto, pensamos en preparar en escala mayor. Naturalmente que todos los productos obtenidos durante los ensayos son analizados eserupu- losamente en la sección reconocimiento de drogas farmacéuticas y no son aceptados sino cuando responden á todas las exigencias de pureza. Obtenido este resultado se construyen en nuestro taller pequeños aparatos metálicos de una capacidad algo mayor que los empleados anteriormente y ensayamos así el procedimiento que nos ha dado el mejor resultado en vidrio. Vemos así prácticamente la acción de las substancias sobre los metales y elegimos así el más conveniente. Recién entonces y después de obtener un resultado intachable, se construye el aparato definitivo, que naturalmente es de un tamaño prudente, dado el carácter semiindustrial que solamente queremos darle á nuestra sección de ensayos. También en este caso, nuestro taller de calderería y herrería se encarga de construir la mayor parte de estas máquinas y, lo que es también muy importante, de ajustar- las y ponerlas en marcha. Una cuestión muy interesante es la que se refiere á la fuerza mecá- nica, la cual he mencionado ya anteriormente. Creo que debe tenerse como norma de conducta la de efectuar todas las operaciones posibles por medio de la máquina, economizando la mano del hombre, reser- vándola solamente para los casos de imprescindible necesidad. Sólo así se llega á producir mucho y barato, y si á veces ciertas cosas se obtienen más perfectas confeccionadas á mano, esto es debido á que INDUSTRIA DE LOS PRODUCTOS QUÍMICOS MEDICAMENTOSOS 167 no se han perfeccionado suficientemente las máquinas necesarias para obtenerlas. El factor humano es demasiado variable y debe evitarse en lo posible; el que trabaja con este factor se encuentra frente á la buena ó mala voluntad de otros; en cambio la máquina obedece cie- Fig. 10. — Sección ensayos industriales, Fabricación del alcohol absoluto gamente á nuestra voluntad, sólo depende de su buena calidad y de su mejor instalación, y eso no es imposible conseguirlo. Es indudable que el hombre no puede suprimirse totalmente, pero es más fácil encontrar buenos elementos cuando son pocos que cuan- do son muchos los que se necesitan. En esta forma es también posible pagar mejores sueldos, lo que permite ser más exigente y dar al obre- ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA ión ensayos industriales. Herrería y calderería INDUSTRIA DE LOS PRODUCTOS QUÍMICOS MEDICAMENTOSOS 169 ro una situación desahogada que aumenta su amor al trabajo. Por otra parte, siempre se necesitarán obreros, pero obreros de un nivel Fig. 13. — Sección ensayos industriales. Fabricación del amoníaco puro intelectual más elevado, que deberán tener ciertos conocimientos técnicos para poder manejar con conciencia las maquinarias más ó 170 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA menos complicadas de una usina así concebida. Estos mismos obreros deberán ingeniarse en modificar y perfeccionar los mecanismos de dichas máquinas y crearán seguramente así otros más perfectos, lo que producirá un aumento en la producción, y por consiguiente, au- mentarán los beneficios obtenidos. En mi reciente viaje por Europa he tenido ocasión de observar el resultado alcanzado en algunos países á causa de la aplicación con- veniente y metódica de la fuerza mecánica. En nuestra sección hemos aplicado en lo posible ese procedimiento. Cada máquina es moyida por un motor eléctrico independiente, evitándose el uso de ejes de transmisión que originan una pérdida de energía. Los movimientos de líquidos de toda clase se efectúan por medio de montalíquidos que funcionan por medio del aire comprimido ó por medio de cañerías de vacío y la circulación de substancias sólidas se halla asegurada por medio de un sistema Decauville convenientemente dispuesto. Una de las razones que se han tenido muy en cuenta para estable- cer por cuenta del estado una pequeña usina para la fabricación de productos químicos fué sin duda alguna la posibilidad de formar per- sonal idóneo para las industrias privadas. Hemos tomado ya disposi- ciones convenientes para que puedan participar en el trabajo alum- nos de nuestras escuelas intermedias é industriales y aun de nuestra escuela de química, los cuales encontrarán allí lo necesario para fa- miliarizarse con la usina científica, aquella que busca siempre mejo- rar sus procedimientos basándose en la ciencia y no vive de rutinas como ha sucedido muchas veces (1). ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE LAS CAUSAS DEL DESARROLLO DE LA INDUSTRIA QUIMICA EN DIVERSOS PAÍSES La industria química alemana debe su desarrollo á la organización de su enseñanza técnica. Esta se da en : 1” Las universidades; (1) Debemos dejar constaneia que eso no se aplica en todos los casos y existen ya en el país fábricas modelos de las cuales podemos citar entre otras La Sulfú- rica creada por el químico italiano ingeniero Humberto J. De Paoli, en Sarandí (provincia de Buenos Aires) y que se ha instalado siguiendo todos los principios de la ciencia moderna. INDUSTRIA DE LOS PRODUCTOS QUÍMICOS MEDICAMENTOSOS 171 27 Las altas escuelas (Hochschulen) ; 3” Las escuelas profesionales (Fachschulen) ; 4% Los technicum y escuelas de aplicación. Todos estos institutos de enseñanza dan á la química una gran importancia y especialmente los últimos. Están organizados con am- plitud de miras, sin economías, sabiéndose muy bien que el dinero gastado allí producirá elevados intereses. No entraré en la descrip- ción completa de todas esas escuelas, porque no corresponde á la ín- dole de este trabajo y está, por lo demás muy bien descripto en la obra de J. A. Trillat L'industrie chimique en Allemagne; quiero sólo dejar constancia de su sólida organización y del papel importante que han desempeñado en el desarrollo de la industria química de di- cho país. Se ha tenido en cuenta allí que si el estado tiene tanto interés en que la industria química prospere, debe formar los químicos compe- tentes necesarios. Debe, pues, dar á las instituciones correspondien- tes los medios que precisen, teniendo en cuenta que todo el dinero gastado allí no es sinó un anticipo que volverá aumentando en las arcas del estado con la creación de nuevas industrias y la ampliación de las existentes. El diputado Bóttinger en sus discusos en el Reichstag dice : « Una cuestión que persigo desde hace varios años es la del aumento del número de nuestros químicos y la del perfeccionamiento de su ins- trucción. Vuelvo á tratarla sin cesar porque es de las más importan- tes para nosotros. La química es una ciencia que ha sufrido en Ale- mania un desarrollo considerable desde hace un siglo. Nos interesa- mos de más en más por esta ciencia y su importancia va siempre creciendo no solamente en el dominio industrial pero también en to- das las clase sociales. «No hay ministerio en Alemania en el cual la química no se halla representada. Se emplean químicos en el ministerio del Interior, para la oficina de patentes, para el análisis de los productos alimenticios en el ministerio de Instrucción pública, en el de Justicia, ete. En el ministerio de la Guerra hacen falta para los ensayos de pólvoras, en las fábricas de municiones. ete. La presencia del químico es también necesaria en el ministerio de Obras públicas para las construcciones y en el de Hacienda para las monedas y para la administración de aduanas. Estos hechos demuestran cuán útiles son los químicos en las diferentes administraciones del estado y cuanto debemos ocupar- nos de ellos. » 172 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA El diputado Bóttinger constata que, de una manera general, los químicos no ocupan un rango bastante elevado en comparación con la importancia de los servicios que prestan. Y sin embargo en 1895, no había en Alemania más que 47 químicos no diplomados empleados en fábricas; todos los demás en número de más de 4000 tenían diplomas. El triunfo de las escuelas técnicas en Alemania ha sido una buena parte el triunfo de sus industrias. Esas escuelas consideradas por los demás como inferiores fueron equiparados á las universidades, otor- gándose á sus egresados el título de doctor ingeniero. Hubo protes- tas, pero fueron vencidas. Las escuelas técnicas no sólo tenían un papel industrial que llenar sino también social, mejorando las condiciones del obrero, levantando su nivel intelectual y poniéndolo más en contacto con las demás cla- ses de la sociedad. Trillat se expresa en esta forma : «El desarrollo de las industrias químicas en Alemania no es solamente sinónimo de prosperidad in- dustrial, en general significa que los útiles que han contribuído á la formación de esa prosperidad son poderosos» y al hablar de útiles alude muy especialmente al químico mismo y á su especial forma- ción en las escuelas politécnicas. «La industria química, dice un rapport oficial, ha sido una de las causas de la prosperidad comer- cial de Alemania, pero es necesario que por la organización especial de sus escuelas de aplicación que Alemania tome tal adelanto, que el mundo entero le sea tributario », y si bien esa pretensión era exage- rada, no se puede negar que tuvo una buena parte de ejecución y bien sabemos el tributo que pagaban y pagan aún muchos países á dicha nación. Sigue diciendo Trillat : « Alemania se transformó así poco á poco en un vasto laboratorio y es para dar satisfacción á la industria ale- mana y á los votos del cuerpo enseñante que se han creado cátedras para la enseñanza de la química aplicada y que las más altas perso- nalidades del imperio han presidido la ceremonia de la creación del nuevo doctorado prusiano (Rerum Technicarum). Pero ála par de su enseñanza técnica los alemanes han sabido or- ganizar su enseñanza comercial para facilitar así la venta de los pro- ductos elaborados. Fundaron además una infinidad de cámaras de comercio y dictaron acertadas leyes sobre patentes y marcas de fábrica. Haller cita diver- sas causas de la prosperidad de la industria química en Alemania, en- tre ellas las de orden político, moral, económico y científico. INDUSTRIA DE LOS PRODUCTOS QUÍMICOS MEDICAMENTOSOS 173 Las de orden político se relacionan á la guerra de 1870 que dió á4los alemanes mayor seguridad para emprender negocios á largos plazos. Las de orden moral piden espíritu práctico, talento de organización división racional del trabajo, perseverancia en el trabajo y en la lu- cha, hábito de disciplina, deseo de superar. La admirable organización de muchas de las fábricas alemanas hace decir 4 Haller que podrian inscribir en su frontispicio la ins- eripción que existe en la escuela politéenica de Aix-la Chapelle : Mens agitat molem. Son inmensas colmenas en las cuales no se es aceptado definitiva- mente más que después de una estadía de prueba. Cada uno además, desempeña la función que conviene á sus aptitudes. . En todas ellas la dirección superior se halla en manos de una tri- logia, compuesta de un químico, de un ingeniero y de un comercian- te, probados todos. La mayor parte de las usinas tienen un servicio especial de paten- tes y marcas, dirigido por un químico competente que goza de cierto renombre el cuál es secundado por varios abogados que han comple- tado su educación química familiarizándose con los nombres técnicos. Hay varios laboratorios de investigación especialmente provistos de todo lo necesario y lo más moderno. Sólo en vidrio y porcelana de laboratorio la « Badische Anilin» de Ludwigshafen gasta término medio 125.000 francos por año. Poseen una biblioteca central que contiene todo lo que se public: ó6 se ha publicado sobre química ó ciencias conexas en el mundo en- tero; así la biblioteca de la casa Bayer en Elberfeld-Leverkus no po- see menos de 14.000 volúmenes y 23.000 folletos, tesis, etc., babiendo sido constituída en parte por la de Kekulé y Víctor Meyer. Tienen cuerpos médicos, farmacéuticos y veterinarios anexos para el ensayo previo de los medicamentos; grandes talleres de tintorería é impresión donde se ensayan los colorantes nuevos. Una vez es- tudiado un producto, se elabora en pequeña escala primeramente hasta saber hasta dónde llega su aceptación por el público. Para eso hacen una reclame conveniente. Luego en caso de éxito se efectúan las instalaciones definitivas. Los viajantes de comercio son todos químicos competentes que han trabajado en uno ó más departamentos de la fábrica; pueden en esa forma asesorar al cliente en una forma verdaderamente eficaz. Publican catálogos y noticias que explican en todas las formas la utilidad y manera de usar las drogas ó aparatos ofrecidos. 174 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Se adaptan á las costumbres de cada país manufacturando los ar- tículos en la forma solicitada en cada caso y no esperan que se lo digan, si no que consiguen saberlo por medio de sus cónsules y per- sonal técnico que los rodean. Además muchos de los alemanes que habitan en país extranjero remiten á su patria relaciones sobre cos- tumbres y necesidades, naturaleza del país, ete., como podemos verlo en el Chem. Zeitung bajo el nombre de Stimme aus dem Auslande. En Alemania más que en ninguna parte se ha puesto en práctica el antiguo proverbio siempre verdadero «la unión hace la fuerza» y son muchas las asociaciones gremiales que trabajan para la defensa delos intereses de sus socios. La consideración que se tiene en Ale- mania para el hombre de ciencia, por el profesor, es muy grande. Esto trae como consecuencia mayor empeño en el trabajo para poder ocu- par ese rango y resulta así un adelanto de la ciencia que se traduce en un adelanto industrial. No hay una usina en Alemania que no tenga uno ó más químicos, cuando no tienen un centenar ó más. Todos estos químicos son elegi- dos cuidadosamente y no basta que una persona tenga un diploma para obtener un puesto en una fábrica, sino que debe haber puesto á contribución su ciencia efectuando y publicando uno ó más trabajos de importancia. Como dice Haller: «Los industriales están siempre al acecho y al corriente de originalidades que se revelen y están pron- tos para hacer ofrecimientos brillantes á los laboratorios que por sus descubrimientos puedan agregar algo á la prosperidad de sus estable- cimientos ». Además todo técnico de una usina al hacer un descubri- miento sabe que una parte de las ganancias obtenidas con él le serán atribuídas. Las fábricas alemanas tienen también la costumbre de mantenerse en relación con los profesores universitarios que los aconsejan ámenu- do y no tienen reparo en venderles sus patentes de invenciones. Es, como dice Haller, «un verdadero drenaje de la produción cien- tífica en provecho de la industria ». Hay que reconocer además que la industria ha sabido devolver á la ciencia los beneficios que le ha dado, pues muchos perfecciona- mientos no se habrían obtenidos sin los medios poderosos puestos á su disposición por la industria. El engrandecimiento de la industria y los grandes beneficios obte- nidos por ella han traído además una enorme mejora en la situación del obrero, el cual ha podido ser mejor retribuído y rodeado de mayor bienestar. INDUSTRIA DE LOS PRODUCTOS QUÍMICOS MEDICAMENTOSOS 175 En AJemania la mayoría de las grandes usinas están situadas á la vez sobre una línea férrea y sobre un canal navegable. Esto permite la carga y la descarga de los productos en los mismos talleres, los cuales están unidos por ramales á las vías principales. La organización del trabajo en el interior de la usina es admirable. Se forman así cuadros de obreros y contramaestres que conservan en cada una las tradiciones de disciplina y los procedimientos de fabri- cación. En Inglaterra, á pesar del sentido práctico de los negocios, á pesar de la mucha energía desplegada y sus enormes capitales, de ¡a orga- nización comercial y de su espíritu de solidaridad, la industria quími- ca ha decaído notablemente y eso es debido en su mayor parte á la poca atención que se ha prestado á la enseñanza técnica en sus Uni- versidades y á la poca importancia que dieron los industriales al hombre de ciencia, prefiriéndole el práctico rutinario. Y eso sucedió á pesar de su riqueza hullera, de sus muchas colonias que le aseguran un importante comercio y le dan infinidad de materias primas, y de su poderosa flota mercante que le permite obtener fletes acomo- dados. No basta, como dice Haller, suponer ser la primera nación del mundo, tener energía, constancia y tenacidad, para vencer en el cam- po de batalla de la industria; es necesario también saber, tener espí- ritu de iniciativa y observación, todo eso servido por un trabajo per- severante y metódico. Hacer del comercio, de la industria, de la agricultura, una especie de sport, no podría tener éxito indefinida- mente, si se tiene en cuenta, además, que nos encontraremos tarde ó temprano con pueblos jóvenes, vigorosos y tenaces y con un alto grado de espíritu de independencia y audacia. Hombres eminentes como lord Roseberry, lord Balfour y varios industriales importantes como Tyrer, Levinstein y Stanley Kipping han dicho y repetido que era necesario en Inelaterra poner en movi- miento las fuerzas intelectuales. Para no citar más que un caso : se consideraba en Inglaterra que el conocimiento del mercado del benzol era más importante que el conocimiento de la teoría del benzol y eso es particularmente extraño si se tiene en cuenta que los colorantes derivados de este importante cuerpo de la química aromática fueron descubiertos en su infancia por ingleses eminentes como Hotman, Perkins, Nicholson. Pero el ejercicio de la industria pasó desgracia- damente en manos de hombres que no apreciaron la ciencia en su . justo valor y sólo pensaban en los beneficios inmediatos, sin darse 176 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍEICA ARGENTINA cuenta que mataban así á la gallina de los huevos de oro. Esos indus- triales despreciaban á aquellos que se dedicaban á estudios teóricos, ridiculizándolos, considerando una pérdida de dinero y de tiempo el que empleaban en su trabajo. Los consideraban como personas exen- tas de espíritu práctico y sin utilidad para una empresa industrial. Debe reconocerse sin embargo, que en estos últimos tiempos la reac- ción operada ha sido grande y la influencia de la guerra se hará pronto notar, abriendo los ojos á aquellos que permanecieron ciegos durante tantos años. d Los Estados Unidos de Norte América han desarrollado su indus- tria con una rapidez vertiginosa. Los grandes capitales que pusieron á contribución, su alto espíritu de iniciativa, su suelo virgen y de constitución tan variada y la dedicación que prestaron en todo mo- mento al fomento de la enseñanza en todas sus fases, dieron los resul- tados que podemos admirar hoy día. En plena organización aún, con algunas industrias en adelanto sobre las otras, no tardarán mucho tiempo en ocupar el primer puesto. Debemos hacer notar sin embargo que no han llegado en el producto fino á la perfección que se ha aican- zado en Alemania y eso se comprende si se tiene en cuenta que han tenido que organizar primeramente su gran industria y que sus uni- versidades tenían sobre las alemanas un atraso de muchos años. En ningún país del mundo la beneficiencia privada ha sido más importante y las donaciones hechas para la creación y fomento de colegios y Universidades se sumaron por miles. El americano John Rockefeller solo ha donado más de 50 millones de francos para la Universidad de Chicago. Algunas de las Universidades americanas tienen una renta anual no menor de cinco millones de francos. Sin embargo el utilitarismo exagerado ha desnaturalizado más de una vez el sentido de la enseñanza. Como dice Haller, el norteameri- cano no cultiva la ciencia por sí misma, sino únicamente para asimi- lar la dosis que él juzga necesaria para el éxito de su carrera. No se da cuenta que el objeto de la enseñanza y especialmente de la enseñan- za secundaria no es el de dar muchos conocimientos especiales, sino el de formar y abrir el espíritu. El estudiante americano tiene así un bagaje científico voluminoso, pero no tiene la reflexión ni las ideas personales del estudiante alemán. Esto se debe, según Haller, á la mala organización de su enseñanza secundaria, la cual está aún en el período de ensayo. Estas reflexiones del eminente químico y profesor francés, pintan de una manera precisa el estado de nuestra enseñanza secundaria encielopédica, y debemos INDUSTRIA DE LOS PRODUCTOS QUÍMICOS MEDICAMENTOSOS WET tomar buena nota de su significado para corregirlo á la mayor breve- dad. Nuestros colegios secundarios deben enseñar á pensar y no á recopilar y es precisamente lo contrario lo que se hace. Dotado nuestro estudiante de una capacidad retentiva realmente prodigiosa, abusamos de su buena memoria y olvidamos de culti- var su inteligencia. Esto se nota luego desgraciadamente en nuestras Universidades, donde al encontrarse el estudiante librado á sus pro- pias fuerzas, se halla desorientado — y el número de los que fracasan es realmente aterrador y no está en relación con los sacrificios que hace el estado. La industria química en Rusia, tiene un desarrollo no despreciable. El eslavo, como dice Haller, no es utilitarista y su característica es su amor á la ciencia. Es amante del saber real, del saber juzgar, del saber resolver, y esto solo es realmente provechoso y susceptible de preparar eficazmente á los pueblos para la lucha pacífica en el terreno industrial. En Rusia la industria química se desarrolla rápidamente gracias á la educación industrial de una buena cantidad de personas ; muchas dle estas han estudiado en Francia, Inglaterra, Austria, Alemania y Suiza. En Alemania tuvieron que limitar la asistencia en sus Universida- dades al estudiante ruso. En Viena la cantidad es enorme y ha llegado el caso de hacerse una parte de la enseñanza en ruso. He tenido oca- sión de notar en algunas clases prácticas del Instituto de química de Viena que muchos de los jefes de trabajos prácticos eran rusos y escribían en las pizarras sus anotaciones en ruso. Por lo demás se quejaban allí también lo mismo que en Ginebra del gran número de estudiantes rusos. En Francia se ha descuidado mucho la parte científica de la indus- tria y eso se debe muy especialmente á la barrera infranqueable que han levantado entre ellos los hombres de ciencia y los industriales. El primero se encierra en su laboratorio, el segundo no cree necesitar el auxilio del primero. Nos encontramos así en presencia de muchos industriales que con tener iniciativa, inteligencia comercial y activi- dad, no poseen los conocimientos científicos necesarios. Es cualidad y defecto al mismo tiempo del industrial francés, el querer trabajar solamente el artículo de buena calidad y no se preocupa mucho de la fabricación mecánica hecha en gran escala que permite obtener mu- cho, de calidad no siempre superior, pero á un precio excepcional- mente bajo. He tenido ocasión de conversar, hace unos tres años, con AN. SOC. CIENT. ARG. — T. LXXXII 11 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA 178 o industriales directores de casas antiquísimas y reputadas é indicar- les la necesidad de una reacción en ese sentido y me contestaron que ellos no tenían interés en ganar más y sí en manufacturar bien lo que actualmente producían. Uno de los grandes males de la industria francesa consiste en la poca disciplina del obrero. El mal entendido socialismo y hasta el anarquismo se han apoderado de muchos de ellos y eso hace difícil la situación del director de la usina que se ve obligado á supeditar á las fantasías del personal las mejores iniciativas. Es indudable que hay muchas veces abusos del patrón hacía el obrero, pero es muy cierto también que para llevar á bien una obra provechosa se necesita disciplina y es precisamente esa disciplina la que ha colaborado en el éxito de la industria alemana. La cuestión de los transportes está también á la orden del día en Francia y es necesario reaccionar allí para mejorar muchos servicios. Algunos establecimientos son demasiado personales, han pasado de padres á hijos y éstos no siempre han cultivado la ciencia, se comunican de generación en generación los procedimientos y fórmulas y conservan el mismo personal que poco ápoco se va haciendo rutina- rio. Es común que ese personal sin instrucción superior, criado desde joven en la casa, haya franqueado escalón por escalón los diferentes grados gerárquicos, conoce muy bien la usina, hasta es parte de ella, pero es incapaz de hacer una mejora en la fabricación; hay más, son hostiles á toda iniciativa en ese sentido y cuando sucede á veces que el industrial nombra un químico para dirigir su fabricación, encuen- tra de parte de contramaestres y jefes de servicio toda clase de dificul- tades. Edmundo Thery dice en el Économiste européen, tomo X, página 682, 1896: « La industria del porvenir no será ya estacionaria, reali- zará incesantes progresos, siempre más numerosos, siempre más rápi- dos. En una palabra, la industria del porvenir es la industria cientí- fica en toda la extensión de la palabra y desgraciadas las naciones imprevisoras que queden debajo de la nueva situación. Serán absor- bidas por sus rivales. » Otro de los defectos del industrial y comer- ciante francés es su exagerado espíritu de independencia, lo que anula el de asociación y hace que todos ellos se odien cordialmente y se arruinan así en beneficio del extranjero. Además el viajante de comercio francés y especialmente en el ramo de química, no siempre tiene los conocimientos téenicos necesarios para asesorar al comprador y explicarle los detalles de su utilización, INDUSTRIA DE LOS PRODUCTOS QUÍMICOS MEDICAMENTOSOS 179 y eso se comprende si se tiene en cuenta la repugnancia que tiene allí el hombre de ciencia para todo lo que es utilitario. Es indudable, sin embargo, que la guerra actual ha modificado esencialmente esa manera de proceder y la reacción que ya ha sido erande, será aun mayor después de la contienda, cuando todos se den cuenta de la necesidad de reponer lo que ha sido destruído, renovan- do los procedimientos y operando con métodos modernos y adecuados para el mejor éxito en el resultado. Bélgica, país industrial por excelencia, no descuidó sus industrias químicas, y sus progresos en algunos ramos fueron realmente asom- brosos; citaremos las industrias del zine, del vidrio, de la soda, del hierro, etc., etc. Ttalia se halla hoy día en pleno resurgimiento industrial, especial- mente el norte de la península. Turín, Milán y Génova son los cen- tros fabriles más importantes. En Suiza, las industrias han llegado á un grado de adelanto sólo comparable á la admirable organización de sus universidades y escue- las técnicas, tanto cantonales como federales. España misma, que tantos años ha necesitado para despertar de su sueño colonial, empieza á sacudirse y las necesidades de la guerra actual no han sido factor sin importancia en el resurgimiento de sus industrias. En las conferencias que el padre Eduardo Vitoria ha dado en la Universidad de Valencia, señala la riqueza de su país en materias primas de todas clases y cita, entre otras, los minerales de hierro, cobre, plomo y zinc que se exportan por millones de toneladas á Inelaterra, Bélgica y Alemania, y que vuelven luego elaborados á la madre patria. « Ahora bien, exclamó, la ciencia química española, la industria química española, reclama á voz en cuello la permanencia en la patria de esos tesoros que se le arrancan y que van á rendir cuantiosos intereses en el extranjero, en donde sostienen sus más flo- recientes industrias, bases de otras muchas, y se convierten en ma- nantiales de prosperidad material para los distintos países. » El Japón ha desarrollado considerablemente su industria química, y tiene en el mundo entero corresponsales repartidos en las diferen- tes usinas, los cuales remiten periódicamente á su país los planos de las instalaciones y la descripción de los diferentes métodos me- pleados. Suecia es un país destinado á desarrollar cada vez más sus indus- trias químicas y eso es debido á la riqueza de su suelo en materias 180 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA primas y á la cantidad de caídas de agua que le dan así la energía barata. La soda electrolítica, la cianamida, los nitratos sintéticos, los carburos, los cloratos, el aceite de arenque, etc., son algunas mues- tras de los muchos productos que allí se elaboran. En Rumania la ley fomenta la industria química de la manera más eficaz y los industriales que poseen un capital no menor de 50.000 francos, con un mínimo de 25 obreros por día durante cinco meses del año ó que introducen en sus fábricas las máquinas más perfeccio- nadas y cuyos dos tercios de obreros son rumanos, tienen las siguien- tes ventajas : 1* El derecho de obtener en propiedad ó por 90 años, según sean rumanos ó extranjeros, una á cinco hectáreas de tierra en todas las propiedades del estado, comunas ó dominios de la corona; 2* La supresión de toda indemnización hacia el estado, comunas ó dominios de la corona para el establecimiento de vías de comunica- ción (calzadas, vías férreas, tranvías) destinadas á unir la fábrica á un camino carretero importante, á una estación de ferrocarril. á un canal ó á un río navegable; 3" La restitución de los derechos de aduana pagados por los produc- tos importados que no tengan similares en el país, si deben ser reex- portados y si han sufrido una transformación industrial en Rumania; 4* La supresión durante 15 años de todo impuesto directo nacio- nal, departamental ó comunal; 5* Reducción durante 15 años del precio de los transportes por ferrocarriles rumanos para los productos fabricados, las máquinas y las materias primas, y del precio de las encomiendas, y por último la ley prevee que los productos indígenas sean preferidos en iguales condiciones á los productos extranjeros para las provisiones del esta- do, departamentos y comunas. Crearon además sabios tratados de comercio con las naciones extranjeras. ORGANIZACIÓN COMERCIAL Es indudable que la industria solamente tiene vida con una buena organización comercial. ¿ Ouántas fábricas han tenido que cerrar sus puertas debido á la falta de práctica comercial de sus directores, encontrándose en un momento dado con una superproducción que los arruinaba ? INDUSTRIA DE LOS PRODUCTOS QUÍMICOS MEDICAMENTOSOS 181 En los países mejor organizados existen con profusión cámaras especiales de comercio y cámaras de industria. Su acción para el fomento de la industria es activísima y han logrado un éxito lison- jero. Se ocupan de las condiciones de transporte de las materias pri- mas y elaboradas, modificaciones de tarifas, crean mercados de venta, fomentan el transporte del carbón, la creación de canales navegables y muchos otros asuntos interesantes. Dirigen al gobierno proposicio- nes, avisos, consejos, etc. Se crean también en los países más adelantados sindicatos y aso- ciaciones que se ocupan de la defensa de los intereses industriales. Tratan cuestiones aduaneras, de higiene, de tarifas, estadísticas, leyes, decretos y ordenanzas y relaciones con otras industrias que tienen contacto con la química, organizan museos, exposiciones, muestrarios, etc. Trillat, al hablar de la organización comercial, dice entre otras cosas: «Los progresos de la industria química están íntimamente ligados al comercio de los productos fabricados; pero el comercio á su vez está sometido á la influencia de los tratados de comercio. » Estos tratados deben ser manejados con prudencia por el gobier- no, haciendo intervenir en todos los casos las cámaras comerciales é industriales y las asociaciones respectivas, pulsando así todas las opiniones competentes. Debe partirse de este principio: que toda concesión que se haga á un país extranjero debe ser á base de una amplia reciprocidad. El gobierno tiene el deber de proteger los habitantes del país y no puede de ninguna manera dar lo que sólo á ellos pertenece, y si lo hace, sólo debe ser cuando con ello se consigue alguna ventaja. La duración de los tratados de comercio debe estudiarse con pru- dencia y los plazos calculados, teniendo en cuenta la evolución indus- trial y comercial. INFLUENCIA DE LA CIENCIA Y DEL LABORATORIO SOBRE LA FÁBRICA Hemos dicho ya y volveremos á repetirlo que la unión del labora- torio y de la fábrica debe ser íntima; todos los autores modernos están contestes en reconocerlo. Smidt dice que la industria debe estar esencialmente constituida 182 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA por un laboratorio científico, alrededor del cual viener á agruparse algunos talleres de fabricación. Señala, como vemos, la importancia capital del laboratorio en su colaboración con la fábrica y lo consi- dera como el troneo principal, cuyas ramas son las distintas usinas que de él derivan. E. Fourneau dice á su vez: «Tanto ó más que ninguna otra la industria farmacéutica necesita de los químicos, que emplean un conocimiento profundo de la química teórica.» Y Claude Bernard escribe: «El adelanto de todas las ciencias se hace por dos vías dis- tintas : primero por el impulso que les comunican los descubrimien- tos y las ideas nuevas, y en segundo lugar por la potencia de los me- dios de trabajo. Si hace falta un buen obrero, hace falta también un buen instrumento. Á medida que la ciencia avanza se siente cada vez más la necesidad de instalaciones especiales donde se hallen reu- nidos los útiles necesarios para las experiencias. La mayor parte de las cuestiones científicas se resuelven por el invento de los útiles apropiados. : Es en el laboratorio que germinan todos los descubrimientos para desbordarse luego y cubrir el mundo con sus aplicaciones útiles. La ciencia pura ha sido siempre la fuente de todas las riquezas que el hombre adquiere, la de todas las conquistas que ha hecho sobre los fenómenos naturales. Fourneau vuelve á decir: «Es en el laboratorio solamente que se encuentra el secreto de la fuerza industrial y que no me hablen ya de la alianza necesaria entre la ciencia y la industria. Ciencia éindus- tria son hermanas. La alianza es no sólo necesaria, sino que su des- unión es anormal. Si se las ha creído separadas durante largo tiempo, es debido á que la industria había cesado de ser científica. » La industria química sólo puede desarrollarse en un país cuya acti- vidad agrícola y minera sea grande. Nosotros hemos desarrollado la primera, falta pues dar impulso á la segunda. Muchos son los productos obtenidos por el cultivo que sirven de materia primaen la industria química y sin ir más lejos, la transfor- mación industrial del grano de maíz en alcohol no es poco importante para nosotros. En el momento actual nuestra crisis en el precio de los cereales podría haber sido resuelta, si la capacidad productora de nuestras fábricas de alcohol hubiese sido mayor. La agricultura necesita, además, abonos químicos y en esa forma crea la industria de su fabricación. Bajo ese punto de vista, la Repú- blica Argentina se encuentra en inmejorables condiciones y tiene más INDUSTRIA DE LOS PRODUCTOS QUÍMICOS MEDICAMENTOSOS 183 que nadie el material vegetal necesario para la elaboración de un sin- número de productos. Citaremos, entre otros, los derivados de la des- tilación de la madera, punto del cual he tenido ocasión de ocuparme en mi tesis doctoral en el año 1904 y pude poner en evidencia la excepcional riqueza que teníamos acumulada en nuestros frondosos bosques tropicales. La fabricación de la celulosa con la pulpa de la madera tiene una importancia grande para la fabricación del papel y es increíble que nosotros, que somos tan ricos en maderas de todas clases, seamos aún tributarios del extranjero. La industria de las esencias deberá tomar en nuestro país un desarrollo muy grande, pues con todas las latitudes podemos fácilmente ocuparnos del cul- tivo de las flores necesarias para dicha fabricación. Hemos iniciado ese estudio en el Instituto de química del Departamento nacional de higiene para poner en evidencia la posibilidad de su implantación, y hemos empezado á destilar unas tres toneladas de hojas de eucalip- tus por mes, cantidad que iremos aumentando á medida de las nece- sidades. En cuanto á la minería, si bien es cierto que no se ha desarrollado mucho, algo se ha hecho ya, y dada la organización que le ha dado á la División de minas é hidrología del ministerio de Agricultura el distinguido ingeniero señor Enrique Hermitte, pronto veremos que tomará incremento. CONCLUSIONES ¿Qué conclusiones podemos deducir de lo que acabamos de exponer? Por de pronto se destaca la necesidad que tenemos de fomentar el estudio de la química y muy en especial de la química aplicada. Dire- mos, con Trillat, que no se exagera cuando se dice que los conoci- mientos químicos son la trama sobre la cual se tejen una infinidad de otras industrias. Las industrias químicas tienen de particular que no prosperan sino por una buena organización científica apoyada, se entiende, por el buen funcionamiento de otras instituciones. Luego cuando un país posee todos estos elementos 4 un grado grande de perfeccionamiento, no está lejos de la prosperidad general. Además esta manera de concebir la influencia de las industrias químicas sobre la prosperidad de una nación no es nueva. Se ha dicho ya que el valor industrial de un país estaba en proporción con la cantidad de ácido sulfúrico empleado. Luego, decir que el progreso químico es el erite- 184 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA rio del valor industrial de un pueblo, no es sino una extensión de esta idea. Pero no basta la organización científica, es necesario también fo- mentar el desarrollo de la agricultura y de la minería. Hemos hecho lo primero, nos falta ejecutar lo segundo. Deben además constituirse cámaras de industria y de comercio y asociaciones de fabricantes que se ocupen del fomento de las indus- trias y provoquen una mayor solidaridad entre los industriales. Estas cámaras y estas asociaciones son el eje sobre el cual se mueve la industria alemana que tantos progresos ha hecho en estos últimos tiempos. El gobierno debe preocuparse además y muy especialmente del fomento de los medios de transporte. Los ferrocarriles, la navegación fluvial y marítima, los canales navegables, los caminos carreteros y muy especialmente los que dan acceso á las estaciones de ferrocarri- les, los camiones automóviles y todo otro medio de transporte, deben ser fomentados sin reserva y sin economía. Es por ellos que entra la riqueza á los hogares y debemos darles la parte que les corresponde. Las aduanas deben ser manejadas con prudencia por nuestros legis- ladores para evitar que por su medio se maten las iniciativas más feli- ces. Deben anularse los derechos á la materia prima que no pueda producir el país, sin recargar excesivamente á los productos elabora- dos, lo cual, sin ser beneficioso para la industria, no hace sino enca- recer la vida del pueblo, sin ventajas de ninguna clase, Debe evitarse toda clase de trabas en concepto de impuestos y espe- cialmente de aquellos de carácter provincial que vienen á sumarse á los nacionales y dificultan grandemente el desarrollo industrial. Por último el gobierno debe de concertar prudentes acuerdos comer- ciales con las naciones extranjeras, consultando en todos los casos las necesidades del país y protegiéndolo contra toda explotación. WILLIAM RAMSAY CONFERENCIA LEÍDA EN LA INAUGURACIÓN DE LA SECCIÓN CIENCIAS FÍSICO-QUÍMICAS DE LA ACADEMIA EL 26 DE AGOSTO DE 1916 Por HORACIO DAMIANOVICH La ciencia ha experimentado una gran pérdida con la muerte del genial físico-químico inglés sir William Ramsay, acaecida reciente- mente en Londres. Por su amplitud y originalidad, la obra realizada por este investi- gador ocupa en la ciencia contemporánea los primeros puestos entre los de los cultores de la filosofía natural, pues William Ramsay per- tenece al selecto grupo de sabios que hacen descansar su especialidad en los sólidos cimientos de una cultura general indispensable para encauzar la experimentación por un sendero racional. Estudiar, aunque más no sea de una manera sucinta, la obra de uno de estos grandes hombres, es ante todo penetrar en uno de los más atrayentes y difíciles problemas de la psicología, pues dicho es- tudio proporciona con mayor nitidez y exactitud que ciertas reglas fijas, hoy en uso, los elementos de juicio de que se ha de disponer si se quieren deducir las complicadas leyes que sigue el intelecto huma- no en su noble afán de extraer uno á uno los grandes secretos del mundo fenomenal. Sucede muy á menudo, que el observador imparcial, contempla con cierta extrañeza, las diferencias profundas que separan á los cultores que se dedican á intensificar una misma rama del conocimiento. Alli donde el tipo común del especialista no halla más que diferencias irreducibles entre los hechos de la rama que él trata de catalogar, sin el menor esfuerzo de correlación, sin una elaboración mental su- perior, el hombre de la talla del que nos ocupa halla analogías subli- AN. SOC. CIENT. ARG. — T. LXXXII 132 186 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA mes, gérmenes insospechados de los más trascendentales descubri- mientos, que por la aplicación consciente de estos instrumentos po- derosos de la razón que se denominan hipótesis y de los métodos mo- dernos de la experimentación, han de llevar, paso á paso, á sus fer- vientes cultores, á la conquista de los grandes principios de la ciencia. orgullo legítimo de la raza humana. A este tipo elevado y selecto de hombres de ciencia pertenecía el sabio inglés cuya vida y obra trataremos de delinear á grandes rasgos. Sir William Ramsay nació en Glasgow el 2 de octubre de 1852. Siguió su educación general hasta los 14 años en la Academia de Glasgow, para continuar sus estudios en la universidad del mismo nombre (de 16 a 19 años) donde cursó el latín, griego, lógica, metafí- sica, filosofía física, matemáticas y química, para completar después en Alemania (Universidad de Tubingen) (de los 19 á 21 años) sus estudios de física y química. En una y otra etapa de su carrera, sobresalió de un modo que de- jaba fundar las más grandes esperanzas, como lo atestiguan los cer- tificados de profesores de la talla de lord Kelvin (sir William Thom- son) y Anderson, en Inglaterra, y R. Fitig y Reus, en Alemania. Esta cultura clásica general que recibió sir William Ramsay en su juventud, tuvo grande influencia en las amplias miras filosóficas con que encauzó más tarde su obra científica, iniciada en 1574 cuando contaba apenas 22 años de edad. A su regreso de Alemania (1872) entró como ayudante del profesor G. Bischof, de la Anderson's University; después de dos años pasó á serlo del profesor Fergusson y sucesivamente desempeñó con brillo los puestos de repetidor de química orgánica y química aplicada á la geología, y de instructor del laboratorio de química, hasta el año 1880. En todo este período publicó diversos trabajos, entre los cuales po- demos mencionar: Pirolina y sus derivados; Productos de oxidación de la quina ; Sobre el etilsulfato de sodio; Deshidratación de las sales: Color de las soluciones y volúmenes moleculares. Después de su estada en Bristol como profesor de química en el University College, donde publicó varios trabajos de verdadero mé- rito (Fenómeno crítico, EHvaporación y disociación, Presión de vapor de varias substancias orgámicas y la ley que lleva su nombre y del fisi- co Young), pasó al University College, de Londres, en cuya institu- ción fué profesor de la misma materia desde 1587 hasta su ingreso en la Universidad (1906). Este cambio favorable, fué para el infatigable y talentoso investi- WILLIAM RAMSAY 187 eador, un nuevo pretexto para continuar con tesón la obra ya inicia- da, toda ella inspirada en un elevado concepto teórico y sustentada con eran habilidad experimental. Podemos citar entre otros, los siguientes trabajos producidos en la nueva fase de su vida científica: Pesos moleculares de los metales ; Sus célebres investigaciones sobre gases raros de la atmósfera; Descu- brimiento del argón con Rayleigh, del criptón, neón y xenón con Travers ; Descubrimiento del helio en la cleveíta y otros minerales; Investigacio- nes sobre la transmutación de la emanación del radio en helio (con E. Soddy); y en estos últimos años, estudio sobre las causas de la radio- actividad y la degradación de los elementos. Abrimos aquí un paréntesis á fin de hacer resaltar los conceptos é investigaciones principales de Ramsay relativas al descubrimiento de los gases raros de la atmósfera, á la estequiometría (rama de la físico- química que se ocupa, como sabemos, de las relaciones entre la cons- titución de los cuerpos y sus propiedades) y á la desintegración ató- mica de los cuerpos radioactivos y en general de los elementos. Uno de los hechos más interesantes en la fecunda vida científica de Ramsay es el descubrimiento del argón y de otros gases raros de la atmósfera. Ya se creía completamente resuelto el problema de la constitución de nuestra atmósfera, cuando lord Rayleigh y Ramsay descubrieron que el gas denominado nitrógeno atmosférico, era en realidad una mezcla de nitrógeno con un nuevo gas al cual dieron el nombre de «argón» (que en griego significa perezoso, inactivo) en vista de su inercia química. Cuando se trata de un hecho de esta naturaleza, lo mismo que del descubrimiento de un principio ó ley, del establecimiento de un nue- vo concepto, conviene dar una ojeada histórica, pues sólo ella pue- de darnos el hilo del desenvolvimiento y las dificultades vencidas por el ingenio del homhre y lo que es más importante, darnos los ele- mentos necesarios para sentar las leyes psíquicas que se sigue en la adquisición gradual del conocimiento. Sólo me concretaré á la época moderna del problema de la atmós- fera donde han tomado parte tan activa los dos sabios mencionados y sus respectivas escuelas. 188 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Lord Rayleigh en su discúrso presidencial de la Asociación Britá- nica en 1882, dió cuenta de sus investigaciones acerca de las densi- dades del oxígeno obtenido por diversos métodos y del nitrógeno «químico » y «atmosférico » en los cuales hizo notar que la densidad de este último, cuando se le extraía de la atmósfera, era dos centési- mos mayor que la correspondiente al «nitrógeno químico » extraído del amoníaco. Este resultado, que no se debía á un error de expe- riencia, pues era posible hallar la densidad con una aproximación del diez milésimo (diferencia 59 veces menos que aquélla), fué comuni- cado por el físico citado por carta al diario Nature en la que hacía su llamado á los químicos para hallar la razón de esta curiosa anomalía. Pero desgraciadamente esa carta permaneció sin respuesta. Cuando ya había rechazado la hipótesis de la impureza del nitró- geno y de la formación de una especie de nitrógeno-ozono (N.) por efecto de la descarga eléctrica silenciosa, Ramsay en aquel entonces profesor de "University College de Londres (1894), solicitó permiso á Rayleigh y comenzó una serie de experiencias á fin de aislar en el oxígeno del aire mismo, el nitrógeno combinándolo con el magnesio. Desde los primeros ensayos empezó á obtener los resultados de- seados empleando para ello un aparato de manejo bastante delicado y prolongando las experiencias de absorción del nitrógeno hasta diez días. Al principio, la densidad del gas así separado, era de 16,1 y á pesar de que ya se podía casi asegurar que se trataba de un nueyo gas, siguiendo los dictados de la prudencia, característica de todo investigador prolijo, se inclinó más bien á pensar en una modifica- ción alotrópica del nitrógeno. Pero observó con verdadero placer que la densidad de las nuevas porciones era de 19.086 y que el gas en cuestión no era absorbido por el hidrato de sodio cuando se le apli- caba el método de Cavendish y daba su espectro en los tubos de Plue- ker completamente distinto al de todos los gases hasta entonces co- nocidos. Casi exactamente al mismo tiempo, Rayleigh obtuvo igual resulta- do que Cavendish respecto al gas residual de la atmósfera, y es enton- ces que ambos investigadores aunan sus esfuerzos. Después de largas y pacientes investigaciones que se comunicaban por correspondencia casi diaria, resuelven de común acuerdo, presentar ante la Asociación Británica de Oxford (1895) el nuevo gas de cuya existencia ya no dudaban. Según refiere Ramsay en su obra sobre los gases de la atmósfera, los químicos se resistían todavía á creer que habiendo sido estudiado el aire desde la época de Priestley, Scheele WILLIAM RAMSAY 189 y Lavoisier, se pudiera hallar algo nuevo y no faltó un miembro del auditorio que preguntara si lo que ellos habían descubierto era el nombre de la substancia! Una vez dado este paso venciendo toda clase de obstáculos, de los cuales, no era el menor la indiferencia del medio, no sólo confirmó Ramsay la existencia del argón con la ayuda de sus discípulos, y uti- lizando los medios físico-químicos más exactos para su estudio (sepa- ración por difusión, pesos moleculares por velocidad del sonido, etc.), sino que basándose en la existencia del helio (extraído por él de la cleveíta (1895) y hallado genialmente por observación espectroscópica por Lokyer en el sol 30 años antes) y en la clasificación periódica de Mendeleef, previó genialmente el neón (nuevo) asignándole de ante- mano sus principales propiedades; gas monatómico, químicamente in- diferente y de peso atómico = 20. Como ya el sistema de Mendeleef se había puesto á prueba con los célebres descubrimientos del galio, germanio y escandio y guiado por la creencia de que cuando la obra de la inteligencia humana, después de larga elaboración, deja sentado un sistema, ello obedece la mayor parte de las veces á algo real y debe tenérsele muy en cuenta, Ram- say y Travers, se pusieron en la pesquisa del nuevo astro que á modo dlel Neptuno de Le Verrier, debiera forzosamente aparecer en el fir- mamento del mundo atómico. Las primeras indagaciones fueron infructuosas; los minerales que contenían helio (cleveíta) y argón (ciertas aguas minerales, vapores de los yacimientos de ácido bórico, en aguas, meteoritos, etc.), dieron resultados negativos. Pero ellos no desmayaron y conservando plena fe en su hipótesis de trabajo, tuvieron la idea feliz de concentrar el argón por medio del aire líquido y luego examinar el residuo de la evaporación; de este modo no hallaron el neón pero aislaron el «crip- tón ». Insistieron por tercera vez, volvieron á licuar todo el argón de que disponían mediante un recipiente de 30 centímetros cúbicos de capacidad, rodeado de otro Dewar, en el que se hizo hervir aire líquido á presión reducida (10 á 15 m.) y hecho lo cual lo sometieron á la destilación fraccionada, recogiendo los productos en pequeños gasómetros de mercurio. Cuál no sería, no el asombro, porque ya se estaba seguro del resul- tado, pero sí la alegría, al comprobar por el espectroscopio y otros métodos igualmente exactos, que en la primera fracción se hallaba el neón con las mismas propiedades adjudicadas de antemano y hasta el mismo peso atómico, y además, el criptón y el xenón. Parece que 190 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA la naturaleza, gran creadora con todos pródiga, hubiese querido pre- miar los esfuerzos que estos grandes hombres y á la vez humildes rea- lizaban á espaldas del mundo, enviándoles los nuevos huéspedes, co- mo lo hiciera al transportar desde los espacios infinitos, el meteorito con las partículas del cuerpo hallado, en la sublime atmósfera del astro rey, 30 años antes de ser extraído del seno nuestro pequeño planeta. Y una cosa de las que más admira en toda esta obra, es la intensa asociación entre el espíritu teórico elevado que la inspira y las condi- ciones de prolijidad extremas llevadas por el hombre encargado de aplicar con éxito el importante experimento puesto al servicio de la idea. Lo primero lo hemos podido observar al describir el origen de aquellos conceptos, y en cuanto á lo segundo, bástenos decir, que las dificultades experimentales han sido grandes debido á que sólo dis- puso de 15 centímetros cúbicos de criptón y de 5 de xenón para todos los experimentos. II La estequiometría del estado gaseoso y líquido fué una de las prin- cipales preocupaciones de este físico-químico. Tomando como punto - E z E de partida la ley de Despretz — constante, á la ebullición y á la v = Vi misma presión (L = calor latente de evaporación; v y v,, volúmenes del gas y del líquido). Ramsay (1877, Philosophy Soc. of Glasgow) llega á la relación MZ E tarde fué establecida por Trouton (1854) de acuerdo con los principios deducidos por la termodinámica. Esta relación lleva hoy el nombre de Trouton y permite calcular el peso molecular conociendo el calor latente de vaporización y la temperatura absoluta de ebullición, siem- = constante, independientemente de Pictet (1576) y que más pre que no haya asociación molecular. De la constancia de aquella expresión se deduce por la termodiná- - : : : a, mica, la constancia de la diferencial de la presión dz que Amagatb denominaba coeficiente de presión, y por consiguiente la relación p=KT—.c, lo cual nos muestra, que la presión es una función lineal de la temperatura con aproximación de una constante, cuando el WILLIAM RAMSAY 191 volumen permanece invariable (isocoras). Tal es el enunciado de otra ley formulada por Ramsay y Young en 1885 (Phil. mag.), ley que ha sido verificada para un gran número de substancias. Fácil es ver, que dicha relación (en la que e disminuye cuando crece el volumen en ambas para los gases perfectos) puede deducirse de la ecuación de Van der Waals, relativa á los gases fuertemente comprimidos. Las experiencias realizadas, concuerdan en su mayor parte, con esta ley de gran importancia para la teoría cinética de los gases; en gene- ral, las isocoras (anhídrido carbónico, etileno, pentano é isopentano) son líneas rectas (en el volumen crítico) y sólo algunos presentan eijertas curvaturas. La intersección de la línea correspondiente á la presión del vapor con las isotérmicas alejadas del punto crítico, deter- mina dos áreas iguales (Ramsay y Young). A bajas presiones las isó- coras (1000 á 4000 ce. c.), tanto las teóricas como las observadas, co- rresponden á líneas rectas si no hay disociación (isopentano) y 4 cur- vas que se separan para temperaturas inferiores á 1509 en el caso del NO,. Estudiando la variación de la densidad de vapores se puede hallar el porcentaje de moléculas disociadas. También se ocupó Ramsay de la estequiometría de las mezclas y de los líquidos. Para estos últimos ideó una modificación de la fórmu- la de Eotvos que permite, por medio de la tensión superficial en fun- ción de la temperatura, determinar el grado de asociación. El método “así fundado ha dado excelente resultado en el estudio de la transposi- ción de estructuras reversibles que caracterizan los importantes fe- nómenos del tantomeria (método capilarimétrico). Uno de los capítulos más interesantes y de mayor proyección de la radioactividad se debe también á la habilidad experimental y pro- fundidad de conceptos de Ramsay. Conjuntamente con Sody, físico- químico inglés, en el año 1903 descubrió el hecho de extrema impotr- tancia de la producción de helio á partir de radio (Nature, 1903, y Traité de radioactivité, de M. P. Curie, t. I, pág. 390. 1910). Basándose en este hecho y en las investigaciones de Rutherford, relativas á la transformación de los cuerpos radioactivos (que actual- mente caen dentro de la categoría estudiada por la cinética química bajo el título de monomoleculares irreversibles), Ramsay esboza de una manera clara y precisa la teoría de la degradación de los ele- mentos. Primeramente admite la relatividad del concepto de elementos. haciendo notar que el absolutismo de la noción de cuerpos simples indescomponibles no se debe á Lavoisier, quien expresamente consi- 192 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA deraba á los elementos como cuerpos «relativamente simples », sino á los discípulos en general más afirmativos que los mismos grandes maestros. Esto último es un hecho psicológico muy frecuente en otros órdenes de ideas. Luego él trata de «dirigir» hacia un objeto de alto alcance la energía enorme «concentrada» en la emanación de los elementos radioactivos: este objeto es la degradación de los elementos. Tal des- integración no se produciría al azar de un modo cualquiera, sino si- guiendo leyes, de las cuales desde ya, á pesar de lo prematuro de su generalización, el da los primeros rudimentos al proponer las siguien- tes proposiciones (1): 1* El helio y las partículas de la emanación no son idénticas; 2* El helio que se forma espontáneamente á partir dela emanación es el resultado de la degradación por el bombardeo de las partícn- las a, de la pesada molécula que constituye la emanación; 3* La degradación de la emanación se hace por grados, dando pro- bables y necesariamente los diversos términos de la familia natural dle elementos á la cual pertenece; espontáneamente (ó en presencia de oxígeno ó hidrógeno) la degradación es completa y se efectúa hasta el helio, primer término de otra familia; en presencia de moléculas más pesadas (agua), la degradación de la emanación se detiene en el segundo término, el neón; en presencia de moléculas todavía más pe- sadas y más complejas (nitrato de cobre) ella se detiene en el tercer término, el argón ; 4* Por otra parte, la degradación de un elemento extraño, puesto en presencia de la emanación, fenómeno que absorbe una gran parte de la energía disponible en esta última, parece también hacerse por grados, dando sucesivamente los diferentes terminos de la familia na- tural á la cual pertenece, para llegar fácilmente al primer término; la formación del litio (y probablemente del sodio) á partir del cobre y la del carbono á partir del torio, son las primeras demostraciones. Las conclusiones relativas á la transformación del cobre en litio han sido revisadas por M. Curie y M. Gleditsche en 1908, quienes después de prolijas investigaciones demuestran, que usando recipien- tes de platino y reactivos libres de todo vestigio de litio, no se obtiene semejante transmutación. La mayor cantidad de calor desarrollado espontáneamente por las sa- les de radio, se debe (S0 á 100 peq. cal.) á los fenómenos que se produ- (1) Journal de Chimie et Physique, de Guye, tomo V, página 652. 1907. WILLIAM RAMSAY 193 cen durante la transformación de la emanación de radio; la emanación proveniente de un gramo de radio (354 en 4 días por gramo de radio) desarrolla, según Cameron y Ramsay, 75 calorías por hora (Ruther- ford). De aquí se deduce que el calor emitido durante la vida de un centímetro cúbico de emanación es dlel orden de siete millones de pe- queñas calorías, en tanto que la proveniente de la combinación del H y O contenido en un centímetro cúbico de mezcla detonante es de tres pequenas calorías, es decir, 2,5 millones de veces mayor la primera que la segunda. En vista de esta enorme concentración de energía que se presenta en la emanación del radio, es que Ramsay desde 1905 em- prendió aquellas investigaciones, las cuales á pesar de las críticas mencionadas, insinuaron al mismo físico-químico a un estudio ya céle- bre, Alquimia moderna, que tuvo eco en la Royal Society 4 propósito de su discurso presidencial (año 1914). De este modo él consiguió también hacer avanzar mucho el estudio «le la constitución, de dicha emanación que además de helio 5 por ciento, da entre otros productos el radio A, B, €, ete., 95 por ciento. Esta emanación, como Ramsay y Rutherford lo han demostrado, obe- dece á la ley general de los gases, se condensa en aire líquido á 1859 posee espectro característico, es soluble en ciertos disolventes y tiene un peso molecular próximo á 200 y resiste al ataque de los agentes químicos más enérgicos. Puede considerarse como perteneciente á la familia natural del helio, constituida de gases nobles monoatómicos. He Ne Ar Kr Z Ce emanación (?) 4. 20 39,9 S1,S 128 S 2004216,5 (2) En estos últimos años, después de un estudio detenido, llegó á con- siderar al electrón como un elemento (electrones de valencia, ete.). Además de los trabajos de investigación arriba citados, sir William Ramsay ha producido una serie de obras de enseñanza de verdadero mérito y provecho, en las cuales resalta en íntima asociación, la am- plitud y profundidad de conceptos y el espíritu metódico. Se encuen- tran entre ellas las siguientes: Pruebas experimentales de la teoria química (1884); (Juémica sistemática elemental (1891); Los gases de la atmósfera (1897); Química moderna (teoría y sistemática, en dos volú- menes), donde el autor preconiza el método de clasificación y estudio dle la química inoreánica por funciones; Introducción al estudio de la JFísico-quémica, como base de una de las bibliotecas más completas que actualmente existen sobre ésta importante ciencia. Á partir de 1904, AN. SOC. CIENT. ARG. — T. LXXXII 13 194 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA él dirigió la publicación de esta serie de obras, entre las cuales se pueden contar: Estequiometría, por Young; La regla de las fases, por Findlay; Estática y dinámica química, por Mellor; Termoquímica, por Thomsen; Electroquímica, por Lehfeld; Totoquímica; Relación entre la constitución de los cuerpos y sus propiedades físicas, por Smi- les; Espectroscopia, por Baly; Estereoquímica, por Stewart; Metalo- grafía, por Desch; La teoría de la valencia, por Fried. Y esta obra, que basta para dar gloria á más de un hombre, no es todo lo que ha realizado el eminente físico-químico. Él comprendió des- de un principio, que la ciencia traspasa los límites estrechos del labo- ratorio que algunos erróneamente tienden á ponerle, pues tiene á su cargo el desempeño de una altísima y noble misión social. Por eso lo vemos al hombre de fama ya mundial, descender al llano para diyul- gar los más elevados conocimientos en forma elementalísima, á pesar de las injustas críticas de los pocos que aun creen en el descrédito de una ciencia así transportada al público, que anhela enterarse de los grandes principios y descubrimientos. Ramsay llegó á con- vencer á muchos escépticos, que era posible enseñar las ciencias fí- sico-químicas en las escuelas elementales y colegios, de una mane- ra sencilla y con los elementos más rudimentarios que imaginarse pueda. Cumplió otra noble misión también. Dejó un selecto núcleo de alumnos que se encargan actualmente de elevar el nivel cultural de su país y el adelanto de la ciencia universal, continuando la obra efi- caz de su gran maestro. Figuran en esta lista : Dobbi, profesor en Bangar; S. Young, profesor en Dublín; W. Travers, director del Ins- tituto de investigaciones; Soddy, profesor de físico-química en Glas- sS0w; Baly, profesor de química en el University College. Numerosas instituciones de su país le han conferido merecidos honores y posee además títulos de las instituciones similares del extranjero: de Tubingen (doctor en ciencias naturales), de Cracovia (doctor en filosofía), de Heidelberg (doctor en medicina), de Dublín, Cambridge, Oxford, Columbia, University of New York, Liverpool (doctor en ciencias), de Glasgow (doctor leg). Era miembro honorario de muchas instituciones : Instituto de Francia, Academia de ciencias, Academia de Berlín, Viena, Copenha- gue, Cristiania, Estocolmo, Petrogrado. Madrid, Roma, Génova, Flo- rencia, Rotterdam, Bristol, Glasgow, Manchester, etc. Y en Inglate- rra : miembro de la Sociedad real de Londres, de la Sociedad química de Londres, del Instituto de química, de la Sociedad física, de la WILLIAM RAMSAY 195 Bristish Association, presidente de la sección química, 18597; de la Sociedad química industrial, presidente 1903-4; presidente de la So- ciedad química de Londres (1907-1909). Ha sido acreedor á los siguientes premios: Hodg King, 1895, 5000 dólares; Lecompte, 1895, 25.000 francos; medalla Bernard, de la uni- versidad de Colombia, 1895; medalla Longstaff, de la Sociedad quí- mica, 1596; medalla de Hoffman, 1905; medalla Davy, de la Sociedad real, 1896; premio Nobel, 1904; medalla Leblane, dela Sociedad quí- mica de Francia; medalla de Roma, 1907. Una de las cosas que se observa con verdadera satisfacción al leer la biografía de los investigadores modernos, es la ayuda mutua que en todo país civilizado se prestan los hombres de ciencia (y en general todos los que se hallan empeñados en la alta cultura) y el medio social en que viven. Aquéllos, aplicando con acierto y cons- tancia sus descollantes aptitudes para llegar después de largas y cos- tosas investigaciones al descubrimiento de los grandes principios y leyes que más tarde han de beneficiar á las ramas «lel conocimiento teórico y práctico y como una consecuencia lógica y necesaria, á la ciencia especulativa, á la técnica y en general á las instituciones sociales. Y los gobiernos y las sociedades científicas é industriales, premiando con honores, dinero ó creación de laboratorios é institutos de investigación los nobles esfuerzos de los que con tanto afán y tan encomiablemente se dedican á aquella obra beneficiosa. Nuestras ins- tituciones oficiales y particulares que con verdadero acierto, la mayor parte de las veces, tratan de imitar lo bueno de las demás naciones, deben tomar nota de este hecho y prestar una ayuda más eficaz al estudioso, generalmente abandonado á su propia iniciativa, en un medio poco propicio y bastante indiferente en casi todo lo que se refiere á esta clase de obras, donde á menudo no se ve la utilidad inmediata. Por esta breve exposición se puede comprobar lo magno, genial y fructífera que ha sido la obra realizada por sir William Ramsay, cuya desaparición deja un gran vacío en la ciencia universal. Si la tarea experimental ha sido enorme y de realización extrema- damente prolija y costosa, los descubrimientos de leyes y principios y el establecimiento de teorías que él ha llevado á cabo son de un gran alcance filosófico por las concepciones generales sobre el mundo fenomenal así establecidas. Como tuve ocasión de hacer notar con motivo de la recepción que en el año 1914 le hicieron las sociedades químicas y cientificas al sabio 196 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA profesor de la Universidad de Berlín, doctor Walter Nernst (1), el fí- sico-químico inglés William Ramsay, es de los pocos investigadores modernos que forman parte de la escuela experimental racionalista, una de cuyas principales características, es el hábil y exacto manejo dle los instrumentos de la razón, muchas veces más poderosos que los del laboratorio, el hábil y exacto manejo de la hipótesis, esos fermen- tos activos de la vida científica (según la expresión de Friedel), sin los cuales es imposible encaminar la experimentación por un sendero fructífero, capaz de llevar á la rama del conocimiento donde se aplica á la conquista de principios de más en más generales. La historia de la ciencia y de la filosofía muestra que el espíritu humano ha necesi- tado siempre valerse de imágenes para acercarse á la realidad cog- noscible y tentar la conquista de la verdad relativa, y sólo aquellas concepciones profundas, que acompañan al símbolo, pueden permi- tirle buscar bajo la diversidad asombrosa de les fenómenos, una uni- dad primordial, asociando elementos de los más diversos, para llegar de este modo al establecimiento de leyes y principios universales. aspiración legítima de la filosofía natural. El profesor Nernst, en su célebre tratado de química teórica, que además de ser una obra didáctica y de verdadera metodología cientí- fica, ha sugerido un gran número de investigaciones, reconoce la gran importancia que ha tenido en todos los tiempos, y que aun tendrá para el progreso científico, el método de investigación puramente indue- tivo, pero afirma que es indudable que penetramos más profunda- mente en la esencia de los fenómenos, cuando por vía deductiva, so- bre la base de ideas razonables y de consecuencias que se deducen lógicamente, llegamos á una ley nueva de la naturaleza y por esta razón, esta vía nos parece más seductora. « La utilidad, dice Nernst., de una nueva hipótesis, consiste esencialmente en profundizar y en- sanchar nuestros conocimientos de los fenómenos, es decir, en pres- tarnos los mismos servicios que la ley natural.» Si en todas las épo- cas, aunque en grados muy diferentes, el espíritu humano siempre se ha dirigido con predileccion hacia las hipótesis, ello se debe á que el conocimiento de una ley nos produce mayor satisfacción si á él se (1) Vernst, su obra científica. Conferencia leída ante los miembros de la Sociedad Científica Argentina y Sociedad química argentina, el día 9 de mayo de 1914, con motivo de la recepción realizada en homenaje al profesor de la Universidad de Berlín, doctor W. Nernst. El profesor Nernst fué invitado por la Universidad nacional de La Plata, para que diese una serie de conferencias sobre tesis elegi- das de físico-química y termodinámica, en el Instituto de física de la misma. WILLIAM RAMSAY 197 llega por vía deductiva, que por vía inductiva después de una serie de experiencias largas y penosas. Pero para llegar á esto hay que hacer una selección feliz de las no- ciones que puedan servir de base á un razonamiento teórico, en cuyo acto intervienen operaciones del intelecto poco conocidas. como la intuición, esa especie de relámpago interno que proyecta luz sobre las penumbras de nuestra subconciencia, y mediante las cuales es posible el acto espontáneo de creación que caracteriza al hombre de genio. Esta cualidad primordial para la producción científica elevada se hallaba en alto grado en Ramsay y se haliía en Nernst, Le Cháte- lier y otros investigadores, como puede comprobarse penetrando el espíritu que inspira sus obras respectivas. Es con toda esta obra grandiosa que Ramsay nos preparaba con- juntamente con investigadores notables como Le CUhátelier, Perrin, Langevin, Ostwald, Nernst y otros, la nueva era de la química racional fundada en la física y en la mecánica. No está muy lejos el día en que se dicten verdaderos cursos de mecánica química, como lo haría un profesor de mecánica celeste, desarrollando con el poderoso auxi- lio de las matemáticas, las órbitas de los «satélites» del «mundo atómico». Y aun hoy existen físico-químicos que desde su gabinete de estudio dan, como lo hacía el célebre Poincaré en la mecánica as- tronómica, la resolución de problemas que después el prolijo investi- gador de laboratorio se encarga dle someter al veredicto de la expe- riencia. Y esto que parecería puro sueño y fantasía tiene ya una base ex- perimental sólida. Perrin lleva á cabo sus célebres investigaciones sobre el tamaño molecular, llegando por trece métodos distintos á una maravillosa coincidencia, que no deja duda acerca de la existencia de estas partículas. Nernst y su excelente escuela sorprende en las mis- teriosas regiones del frío absoluto, donde la materia parece condenada á una muerte definitiva, leyes y principios que permiten valorar los movimientos de esos mismos corpúsculos infinitesimales y resolver los problemas planteados por la dinámica del mundo invisible. Y Ramsay, verdadero modelo de hombre de ciencia, cuya muerte nunca dejaremos de lamentar, escudriña los maravillosos fenómenos del ra- dio y traza en una concepción genial, el esquema de la desintegración que parece operarse en la indefinida evolución de los elementos. LAS INVESTIGACIONES DE M. CHARLTON BASTIAN SOBRE BIOGÉNESIS (1) NUEVAS EXPERIENCIAS CON SOLUCIONES SALINAS SOBRECALENTADAS POR LOS DOCTORES SALVADOR MAZZA y HORACIO DAMIANOVICH Después de las célebres discusiones con Pasteur y Tindail, el pro- fesor Charlton Bastian, que sostuvo con tesón la doctrina de la arque- biosis, volvió con nuevos argumentos, empleando para tal objeto, solu- ciones salinas calentadas á temperaturas que variaban entre 1009 y 130% (2). Con el deseo de hacer una síntesis en la doctrina de la generación espontánea desde su comienzo hasta las última investigaciones, uno de nosotros (5), llevó á cabo una serie de ensayos con tubos cerrados como lo aconsejaba Bastian en su obra 17évolution de la vie, utili- zando fosfato de amonio, silicato de sodio y ácido fosfórico puros de Kahlbaun. Después de someterlos á una calefacción que varió de 100% 4 1309, se dejaron en reposo durante más de un año y se exa- minaron los diferentes sedimentos al microscopio. Por este examen no se pudo comprobar en dichos sedimentos, la presencia de ningún microorganismo y sí solamente un ligero precipitado eristalino de si- (1) Recién al entrar en prensa este trabajo tuvimos conocimiento de un estudio del doctor Maumus del Instituto Pasteur de París, cuyas conclusiones son con- trarias a las de Bastian (Revue scientifique, agosto 1916). (2) 1? Evolution de la vie. (3) H. DAMIANOVICH, La doctrina de la generación espontánea : ideas antiguas e investigaciones modernas, conferencia dada en la Sociedad científica argentina y publicada en los 4nales de la misma (1911). INVESTIGACIONES SOBRE BIOGÉNESIS 199 lice coloidal que mostraba las formas más diversas. La conclusión que parecía desprenderse de todo esto, es que Bastian, no se hallaba en condiciones de asegurar la producción de microorganismos, pues no había eliminado todas las causas posibles de error. Pero faltaba en nuestro trabajo el examen bacteriológico. El autor recibió una extensa y explicativa carta del profesor Bas- tian en contestación al trabajo remitido, donde al mismo tiempo tra- taba de levantar algunas objeciones que se le hacían, lo invitaba á que repitiera sus experiencias asociándose á un colega bacteriólogo y con los líquidos que enviaría desde Inglaterra. Una vez obtenidos los líquidos, emprendimos en conjunto el tra- bajo que á continuación detallamos, siguiendo la técnica descrita en la obra reciente (1) que M. Bastian tuvo la amabilidad de enviarnos junto con su carta de fecha 16 de junio de 1913 y con una solución coloidal de silice preparada por Otto Rosenheim (2). Transcurrido próximamente un año, recibimos otra carta (octubre 24 de 1914) donde nos manifestaba el deseo de conocer el resultado de nuestras experiencias especialmente porque al mismo tiempo, el (1) CHARLTON BASTIAN, L*origine de la vie, comptes rendu d'expériences faites ayec certaines solutions salines surchauftées dans des vases hermétiquement clos. Traduit sur le manuscrit de la deuxiéme édition anglaise par Léon Guinet. 1913. (2) Copia de la carta del profesor Charlton Bastian : I am sending you some of a very good solution ot colloidal silica wich Dr. Otto Rosenheim has again prepared for me. It is distinctly stronger than previous solutions which he has given me. For a dozen tubes, and putting 3 v of the fluid into each of them, I make up the solutions as follows : (Dist raton IN A LOóS Sviij D 3 a rraj Cubanos Edo Ea Phos... aude robe Vs Roope 48 grains / DIES AA UNO 48 drops y Colloidal Silica. om... .. 48 dlrops The tubes should be reposed just unside a N a NE or an E window: but not un- side a S window, where they would get too much heat and diret sumlight. My incubation is heated by electricity, but the current here is running only for about 12 hours daily. With it I have had very many good results. I am now however, very doubt ful whethen an ordinary continously heated incuba- tor atabout 2790 would answer as well. Except for some terminal periode of the ex- posure. lam heating muy tubes for 20 on 3 suecessive days, and Lam hopina that you wilr be induced to make some trials with the materials l am sendino. The contents of the tubes should not be examined under sise months. I have sent you a copy of Z'origine de la vie and also of the English Review, con- taining an article by me on . Dr. Mario Isola +; Dr. Germán Burmeister +. . Benjamín A. Gould +. Dr. R. A. Philippi y Dr. Guillermo Rawson +* Dr, Carlos Berg + Uan aa a, Arteaga, Rodolfo de....... Alfonso Paulino... ...... -Ballyé, Horacio ........... - Bodenbender, Guillermo... Bolívar, Ignaci0........... des Bertoni, Moisés ........... A AMIA Bruce, William... Carvalho, José Carlos...... AONIMTTOSELO NS raise cido Delage, Oe VNEASaÓS Fuenzalida, José del C.. Fontana, Luis Jorge....... Guignard, León........... Kinart, Fernando.......... Lafone Quevedo, Samuel A, Lillo, Miguel....... ke E AE Gjertsen Hjalmar Fredrik .. Dr. Valentín Balbin +. "Dr. Florentino Ameghino +. Dr. Carlos Darwind + Dr. César Lambroso + Ing. Luis A. Huergo + Ing. Vicente Castro +- SOCIOS HONORARIOS Dr. Juan J. J. Kyle. Méjico. Montevideo. Sgo. de Chile. L de Ano N. Córdoba. Madrid. P. Bertoni (P.). Washingtón. Edimburgo. Río Janeiro. Mendoza. París. Sgo. de Ghile. San Juan. París. Amadora (P.). Corrientes. Noruega. Amberes. La Plata. Tucumán. Roma. Santo Domingo. Bordeos. > Lima. Villa Golón (U). Filadelfía. SOCIOS CORRESPONDIENTES Martinenche, Ernesto...... Moore, John Bros os Montané, Luis... ......-.. Medina, José Toribio....... Montessus de Ballore...... Nordenskjiold, Otto........ Nilsen Fhowal............ Paterno, Manuel........ E Pena, Carlos M. de........ Poirier, Eduardo .......... Pérez Verdia, Luis ........ Prestrud Christian......... Reid; Walter F-..........- Risso Patrón, Luis......... Reiche, CarloS............ Sklodonska, Curit......... Spegazzini, Carlos......... Shepherd, Williams R..... Tobar, Carlos Rias Torres Quevedo, Leonardo. . WALES a Villareal, Federico... ..... Von Ihering, Hermán...... OJEDA da t Dr. Estanislao S. Zebellos. Dr. Walther Nernst. Dr. Eduardo L, Holmberg. Ing. J. Mendizabal Tamborre!. Ing. Guillermo Marconi. Dr. Enrique Ferri. París. Nueva York. Habana. Sgo. de Chile. Sgo. de Chile. Gothemburgo. Noruega. Palermo (It.).- Lima. Valparaíso. Montevideo, Sgo. de Chile. Méjico. Noruega. Londres. Sgo. de Chile. Sgo. de Chile. París. La Plata. Colum. Univer. Nueva York. Quito. Madrid. Lima. Lima. San Paulo (B) Roma. Acevedo Díaz Eduardo. Adamoli, Pedro A. Adamoli, Santos S. Aguilar, Félix. Aguirre, Pedro. Alberdi, Francisco. Aldunate, Julio €. Almanza, Felipe G. Alvarez Raul. Alvarez, Agustin J. Amadeo, Tomás. Amoretti, Alejandro. Anasagasti. Horacio. Anchorena, Juan E. Anastasi, Camilo. Ambrosetti, Juan B. Anon Suarez, Vicente. Angli, Gerovimo. Arrillaga, Francisco C. Aráoz Alfaro, Gregorio. Arata, Pedro N. Arce, Manuel J. Arditi, Horacio. Atarez, Guillermo. Ayerza, Rómulo Aztiria, Ignacio. Bado, Atilio A Bade, Fritz. Bachmann, Alois. Baldassarre, Juan F. Ballester, Rodolfo E. Barabino, Santiago E. Barzi, Federico P. Barrera, Raúl. Bazterrica, Enrique. Battilana, Pedro. Bernaola, Víctor J. Benítez, Norberto, Bergara, Ulises. Besio Moreno, Nicolás. Bialet Laprida, Amado. Bianchedi. Rómulo. Biraben, Federico. Bolognini, Héctor. Bonino, Alfredo (h.). Bordenave, Pablo E. Bosch, Eliseo P. Bosch, Jorge E. Bosisio, Anecto. Bonanni, Cayetano. SOCIOS ACTIVOS Bonneu Ibero, León M. Bonarelli. Guido. Botto, Alejandro. Botto, Armando P. Bréthes, Juan. Brian, Santiago. Briano, Juan. A. Brindani, Medardo. 'Bruch, Carlos. | Broggi, Hugo. Buadá y Morant, Antonio. Bunge, Carlos. Buschiazzo, Juan A. Butty, Enrique. * Calvo, Edelmiro. Calcagno. Oreste. Camus, Nicolás. Candioti, Marcial R. Canonica, Mauricio. Cano, Roberto. Carresco, Benito J. Carabelli, Juan José. Carniglia, José. Carbonell, José. Caride Massini, Pedro. Carossino, Jacinto T. Carboneschi, Carlos L. Carvalho, Antonio J. Carette, Eduardo, Castaneda, Vega R. Castro, Eduardo B. Castro Zinny, Horacio. Cynalewski, E. S. Chanourdie, Enrique. Chaudet, Augusto. Clérice, Eduardo E. Cock, Guillermo. Collo, José. Contin, Diego T. R. Compte, Riqué Julio. Correa Morales, Elina G. A. de. Cornejo, Abel F. y Corti, Emilio A. Cremona, Andrés. Crinin, Demetrio. Damianovich, Horacio. Darquier, Juan A. Dassen, Claro C. Dehenedetti, Salvador. Delfino, Juan Carlos. . | Dellepiane, Luis J. 3 Deletang, Luis. : E Demarchi, Marco. Demarchi, Alfredo (hijo). Delgado, Agustín. . S Doello Jurado, Martín. e Dobranich, Jorge W. Domínguez, Juan A. | Dolder, Julio. Dubecg, Raúl E. PR Dubau, Luis. ; Duncan, Carlos D. Durrieu, Mauricio. É Eguia. Máximo. E Elía, Nicanor A, de. Elordi, Juan J. Escudero, W. E. Esteban, Francisco. - Esteves, Luis P. > Fablet, Luis E. Faverio, Fernando. Fernández, Alberto J. Fernández Díaz, A. Fernández, Daniel. Ñ Fernández, Francisco J. Fernández Basualdo, Gerardo. Ferrario, Alfredo E. Flores, Emilio M.. Flores. Agustina J. e Font, Jaime. > : Frank, Paul. E Galtero, Alfredo. $ Gallardo, Angel. Gándara, Federico W.. Garbet, Adolfo. Garay Ponce, Filemón. García, Jesús M. García, Daniel A.- Gatti, Julio J. É Gerardi. Donato. - . E Ghigliazza, Sebastián. 38 Giménez, Eleodoro L. Girado, Francisco J. Girado, Alejandro. Godoy, Sebastian. > Gonzáles, Arturo. , González, Juan B. González Litardo, Donato. González Litardo, Justo. González, Agustín. ñ Director : Docror HORACIO DAMIANOVICH "CARLOS SPEGAZZINI, Espigando en el herbario... .oooooooconocoreccrcccrntn ros —HorAcIO DAMIANOVICH, Observaciones sobre la estructura y formación de los eo aerisenica de ioduro de OS com luz ultravioleta... ode ala e ; taiitáataos mirmecóñilos.....o00o coco ONDA NACO EA Fárix F. Ounus, El primer Eo arqueológico en la isla de Martín ER cía... Fézix F. Ourus, Valor del hallazgo de una pipa de piedra tallada en la provin- z cia de Entre Ríos ....... CO DETa Oil lts Inauguración de la Sección ciencias físico- «químicas dé la Academia el 19 de agos- to de 1916. Discurso del presidente de la Sociedad científica argentina inge- _niero Nicolás Besio MorOnO..occooocncncorencrrnioos IS SO E y ME o solera o ooo de ESE e a a AO OEA CO Al AO qe Índice a de las ES contenidas en el tomo octogésimo ASuIdo. o Xx z da . BUENOS AIRES "Y A A IMPRENTA Y CASA EDITORA DE CONI HERMANOS q 68d — CALLE PERÚ — 68d » IMTONaL musto: JUNTA DIRECTIVA Presidente... mo... lo apo Ingeniero Nicolás Besio Moreno VA Cep LESCANO Doctor Cristóbal M. Hicken Vecenres lente il Doctor Francisco P. Lavalle Secretario de actas....... SALE Doctor Alfredo Sordelli Secretario de correspondencia.. Doctor Alfredo E. Ferrario VESONERNO IAN A A ale o Ingeniero Arturo Hoyo ROLES ONDAS ENT Sn Doctor Eduardo Carette e BLU NOEL do ae Ingeniero Pedro A. Rossell Soler Doctor Guillermo Schaefer Señor José M. Orús Ingeniero Juan «Sosé Carabelli Ingeniero Emilio Mallol Vocales. coman Coronel ingeniero Arturo M. Lugones Ingeniero Domingo Selva Ingeniero Emilio Rekuelto Ingeniero Enrique Butty ARS O RRE Señor Juan Botto y ADVERTENCIA Los colaboradores de los Anales, que deseen tirada aparte de 50 ejemplares de sus ar- tículos deben solicitarlo por escrito. Por mayor número de ejemplares deberán enten- derse con los editores señores Coni hermanos. Tienen, además, derecho a la corrección de dos pruebas. Los manuscritos, correspondencia,-etc., deben enviarse a la Dirección Cevallos. 269. ' Y Cada colaborador es personalmente responsable de la tesis que sustenta en sus escritos. La Dirección. PUNTOS Y PRECIOS DE SUBSCRIPCIÓN Local de la Sociedad, Cevallos 269, y principales librerias Pesos moneda nacional POR ME ei iones Na 1.00 OS OSO CORSO 12.00 Número atrasado Na 2.00 = para los SOCiOS.......... 1.00 LA SUBSCRIPCIÓN SE PAGA ADELANTADA El local social permanece abierto de3 4 7 y de 8 á 11 pasado meridiame ESPIGANDO EN EL HERBARIO Por CARLOS SPEGAZZINI Revisando mi pobre herbario fanerogámico que desde tantos años duerme en su estantería polvorienta, descubro con frecuencia cosas interesantes, fruto de desvelos de mis años juveniles... he resuelto, pues, no abandonarlas á la polilla y dejarlas perder, y aquí va una pri- mer muestra de lo que los botánicos suelen llamar riquezas... La Plata, 10 de febrero de 1917. 1. Portulaca cryptopetala Speg. (n. sp.). Diag. Euportulaca, annua, erecta, caulibus simplicibus v. parcissi- me ramulosis elabris cylindraceis virescentibus, foliis caulinis alter- nis obovato-spathulatis carnosis viridibus glaberrimis sed ad axillam longe albo-villosis, apicalibus saepius quinatis rosulatisque anguste elliptico-lanceolatis obtusiusculis, floribus acrogenis medio rosulae sessilibus parvis omnino clausis, sepalis 2 imbricatis fere indistinetis subcoalitis non carinatis purpureolis serius cum petalorum stami- numque rudimentis calyptratim deciduis, ovario ultra mediun libero acervulo obconico styloram minuto coronato, pyxidio 1-loculari oper- culo eximie hemisphaerico tecto, seminibus parvis e subeloboso vix subreniformibus leniter papulosis plumbeis nitidulis. Hab. Bastante frecuente al pie de las matas en los lugares áridos y pedregosos de los alrededores de Mendoza y cultivada en mi casa en La Plata. AN. SOC. CIENT, ARG. — T. LXXXII 15 218 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Obs. Planta que por su aspecto se parece mucho á la P. plano-oper- culata OK. y á la P. argentinensis Speg. de ambas las cuales se aparta ante todo por su ovario muy claramente semiínfero y cuya mitad su- perior libre ovalado-hemisférica forma más tarde la tapa de la cáp- sula. Es anual y provista de una raíz pivotante carnosa algo engro- sada (10-5 cm lrg. por 2-4 mm diám.) blanco-rojiza por afuera con algunas escasas barbas finas en su mitad inferior; del cuello de la raíz suele nacer un solo tallo (pe- ro si el primario muere nacen dos opuestos) derecho cilíndrico (15-20 cm lrg. por 1,5-2,5 mm diám.) simple ó con una ramita axilar á cado una de las dos ó tres últimas hojas superiores, lampi- ño, en su mitad inferior rosado- verdoso, en la otra mitad superior verde; las hojas algo acercadas y menores en la parte inferior son tanto más separadas y grandes cuanto más altas, de forma tras- ovado-espatuladas redondeado- subtronchadas al ápice, adelga- zándose suavemente en cúneo hasta la base (8-18 mm lrg. por 4,5-9 mm anch.) donde se adhieren al tallo por un pecíolo semicilín- drico muy corto (1-2 mm lrg. por 0,75-1 mm diám.) algo rojizo; en Portulaca exyptopetala Speg. (/, tam. nat) las axilas se observa un mechón dle pelos blancos muy largos (5-10 mm lrg.); la parte suprema del tallo larga y desnuda (20-50 mm Ire. por 1,5 mm diám.) se engrosa algo al ápice (3 mm diám.) y termina en una roseta (generalmente) de cinco hojas un poco diferentes, más an- gostas sésiles y oblanceoladas pero terminadas en punta redondeada (14-18 mm Irg. por 4-4,5 mm anch.) muy poco peludas en las axilas; las flores varían en número de 1 á 3, halléndose sentados en el ápice del tallo y de las ramas cireundadas por las cinco hojas de la roseta: son lampiñas pequeñas elíptico-conoideas (5-6 mm lrg. por 2-2,5 mm diám.) y muy poco aparentes siendo siempre cleistógamas y nunca pude ha- llarlas abiertas : tienen la mitad inferior hemisférica verde con el ova- ESPIGANDO EN EL HERBARIO 219 rio soldado íntimamente con las envolturas florales y la mitad supe- rior conoidea aguda morada, y allí el ovario está del todo libre de di- chas envolturas, las cuales constan de dos sépalos no aquillados empi- zarrados en los bordes y casi entresoldados que más tarde caen bajo forma de un cono morado que al interior lleva pegados los rudimentos petalinos y de 3 4 5 estambres subabortivos blanquecinos; al mismo tiempo cae también la borlita estigmática amarillenta por lo general formada de tres cortas ramitas más ó menos adherentes; el período del dlesarrollo floral es sumamente breve. Una vez que el ovario queda desnudo no tarda en madurar (4-4,5 mm lrg. por 2,5 mm diám.) y en- tonces la mitad superior cae como una tapa hemisférica dejando la parte inferior abierta como una fuente 1-locular y llena de semillas pequeñas (200-250 y. diám.) entre globosas y arriñonadas, al principio rojizas más tarde plúmbeas algo lustrosas y granulosas. ATTE j ARAN DI, Y y CHIOVENDAEA Speg. (n. gen.). o Y OETTE MOZA Char. Leguaminoidea; papilionacea; galegea; robiniea. € "dear mMUSÉ ls p inaequalibus ge acuminatis superis parum infra apicem bis parum inaequalibus, longe acuminatis superis parum infra api usque connatis; petalis subaequilongis longe graciliterque unguicu- latis, vexillo glaberrimo suborbiculato, basi vix plicato, alis obovato- oblongis liberis, carina lata incurva obtusa; staminibus glaberrimis, vexillari plane libero, ceteris ultra medium in vagina ore obliqua connatis, filamentoraum parte supera libera semper tenui, antheris parvis linearibus emucronatis eglandulosisque; ovario lineari basi eximie longiusculeque pedicellato, leniter subsigmoideo, apice abrup- te geniculatimque stylifero, stylo sursum arcuato e latere compresso pro ratione latiusculo apice oblique torquato-barbato, stigmate lon- egtusculo unguiculiformi etiam e latere compresso, vertice minute pa- pillulato donato; leguamine breviter stipitato, lineare compresso 2-val- ve, dehiscente, suturis erassiusculis non alatis, extus laevi, inter semina coarctato, intus transverse septato; seminibus lenticulari- subreniformibus, minutissime strophiolatis, radicula brevi erassa in- curva non biplicata. Frutex foliis alternis petiolatis simplicibus pin- nato-nervosis, nervis secundariis remotiuscule sed eximie parallelis, margine integerrimis; stipulis setaceis; floribus racemosis coeruleis pedicellatis ebracteolatis, racemis axillaribus paucifloris. Genus Craccae Bnth. proximo sed notis plurimis recedens, folio- 220 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA rum fabrica ad Tephrosiam Prs. nonnihil vergens, praeclaro phytologo Emilio Chiovenda jure merito dicatum. 2. Chiovendaea hypoleuca Speg. (n. sp.). Diag. Frutex validus a basi multiramosus, ramis erectis rubescenti- cinereis sursum farinosis, folioram limbis firmulis ex elliptico orbicn- laribus basi subcordatis atque pseudopeltatis apice retusis, epiphyllo elabro viride v. subglaucescente, hypophyllo dense tenuiter adpres- seque pubescenti-canescente nervis, primario et utrimque S-12 secun- dariis remotiuscule parallelis marginem non attingentibus, ad utram- que paginam perspicuis, petiolis canescenti-puberualis quadruplo bre- vioribus dorso rotundatis ventri caniculatis suffultis, stipulis basali- bus liberis acuminatis canescentibus; inflorescentiae racemis in axillis superioribus solitariis plus minusve longe pedunenlatis, folia non v. parum superantibus, alterne 3-9-floris; floribus nutantibus pe- dicello cinerascente monantho ebracteolato breviore suffultis, calice adpresse denseque canescente, corolla mediocri pulcbre coerulea; legumine lineari e latere compresso subtorulose 10-15 seminifero elabro laevi; seminibus sublenticularibus leniter reniformibus mar- gine obtusiusculis castaneis laevibus non nitentibus, strophiolo mi- nuto poculiformi apicem funiculi vaginante auctis. Hab. En las barrancas del río Guachipas, cerca de las Tres Cruces, Salta, diciembre 1597. Obs. Planta que de lejos, acuerda algo á la Laseguea erecta (Vell.) M. Arg. Arbusto ó arbolito tal vez de 2 á 3 metros de altura, cuya base media unos 10 cm de diámetro cubierto de cáscara lisa de color ceniciento obscuro uniforme; sus ramas arqueadas y ascen- dientes son numerosas poco ramificadas cilíndricas, en las partes api- cales pulverulentas y obscuramente estriadas á lo largo, con inter- nodios de 15 430 mm de largo y nudos ligeramente anguloso-sa- lientes marcados á cada lado del pulvínulo por dos lineítas arqueado- decurrentes más ó menos visibles. Las hojas son alternas en orden fillotáxico '/,; los pecíolos bastante divergentes (10-15 mm lrg. por 1-1,5 mm diám.) son redondeados al dorso y caniculados al vientre. más ó menos pubescentes; las estipulas triangular-aleznadas (4 mm Ire. por 1 mm anch. bas.) son libres é independientes; los limbos fir- mes opacos elíptico-subdiscoidales (50-75 mm Ire. por 40-60 mm anch.) planos, con la cara superior lisa lampiña verde 6 ligeramente azuleja ESPIGANDO EN EL HERBARIO 221 y la inferior blanquecina ó cenicienta por un vello muy fino adheren- te y tupido que las recubre, redondeados en ambos extremos, siempre bastante escotados á la punta y escotado-subacorazonados, donde si- mulan ser hasta ligeramente peltadas, en la base; el borde enterí- simo agudo ofrece, cuando se mira contra la luz, una margen angos- tísima subtransparente; las nervaduras son visibles en ambas caras, pero mejor en la inferior, y constan de un nervio primario central que muere en una glandulita lige- ramente saliente del seno api- cal y que lleva á cada lado de sá 12 nervaduras secunda- rias alternas ú opuestas, que se apartan bajo un ángulo de más Ó menos 459 rectas y Ca- si paralelas (distanciadas de 345 mm unas de otras) para desaparecer formandoun arco haciaarribaantes de alcanzar el borde. Las inflorescencias nacen en las axilas de las ho- jas Superiores; son racimos más largos ó más cortos de las hojas (25-100 mm lrg. por 1-1,5 mm grs.) que en la mitad superior sustentan de 3 á 9 flores, bastante alejadas entre sí las inferiores y acer- cadas las superiores, osten- tando á cada origen de pe- Chiovendaea hypoleuca Speg. ('/, tam. nat.) dicelo un pulvínulo bien marcado anuliforme pero sin bráctea ; los pedicelos más ó menos horizontales (S-11 mm Ire. por 0,5 mm grs.) son simples unifloros y ceniciento-pubescentes; las flores, cuando abiertas de tamaño mediocre (15-20 mm lrge.), son por lo general inclinadas hacia abajo; su cáliz densamente ceniciento-pubescente obconoideo (7-S mm lre. por 4 mm diám.) abrupta é inequilateral- mente (algo giboso del lado superior) adelgazados en la base y adhe: rido al pedicelo; los cinco lóbulos calicinos (4 mm lre.) lanceolado- aleznados son más ó menos del mismo largo pero los dos superiores están entresoldados hasta un poco debajo de su punta; los pétalos todos son lampiños y tienen uñas muy delgadas y lareas (4-5 mm lra. 222 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA por 0,5 mm anch.); el estandarte de color azul ó morado obscuro es casi orbicular (15 mm diám.) con los bordes ínfero-posteriores ligera- mente plegados; las alas (12-13 mm lrg. por 5-6 mm anch.) son libres y de color más pálido; la quilla es ancha arqueada y obtusa (12-13 mm lrg. por 5-6 anch.); los estambres de filamentos blanco-verdosos ofre- cen el vexilar totalmente libre desde la base y los demás entresolda- dos en tubo (11-12 mmlrg. por 1 mm diám.) tronchado oblicuamente hacia adelante dejando libre los filamentos en su parte superior (5 mm lrg.) donde llevan las anteras blanquecinas lineales, todas unifor- mes, basifijas (1 mm lrg. por 0,20-0,25 mm anch.) lampiñas eglandulo- sas; el ovario todo lampiño está sostenido por un pedicelo delgado y recto (1,5 mm Irg.) y es ligeramente ondulado en S (10 mm lIrg. por 0,5 mm anch.) terminando bruscamente por un codito de donde se eleva el largo estilo (S-9 mm lrg.) arqueado-ascendiente, comprimido por los lados y casi de igual grueso del ovario, acabando en un anillo oblicuo de pelos blanquecinos algo decurrente por su parte superior: del medio de este anillo se eleva el estigma casi en forma de garra obtusa (1 mm lrg.) aplastado lateralmente, cuyo vértice ofrece en la línea superior varias papilas estigmáticas. La legumbre es lineal lar- ga (60-75 mm Ire. por 5 mm anch. y 2,5-3 mm esp.) lampiña lisa compri- mida lateralmente con 10 6 15 cavidades seminíferas, túmidas al ex- terior separadas por otras tantas estrangulaciones más Ó menos mat- cadas, correspondientes á anchos tabiques internos, sostenida por un pedicelo bien desarrollado (6 mm lre.) que se prolonga en dos ner- vaduras suturales algo engrosadas pero no aladas; las semillas son :asi lenticulares (3-3,5 mm lrg. por 1,5 mm esp.) de borde bastante ob- tuso con el lado funicular recto ó algo escotado y entonces ligeramen- te arriñonadas, provistas de un pequeño estrofíolo blanquecino en forma de copita al ápice del hilo, de color castaño más ó menos su- bido, lisas pero no brillantes; el embrión ofrece una pequeña raiz casi doblemente conoidea corta gruesa y encorvada. CAVARAEA Speg. (n. gen.). Char. Leguminoidea; caesalpiniacea; cassiea. Calicis tubus disci- fer longe obeonico-turbinatus; segmenta 4 valde imbricata. Petala 3 subses silia oblonga basi angustata laeviter imbricata. Stamina 5, ul- tra medium in vagina superne late aperta connata, filamentis sursun ESPIGANDO EN EL HERBARIO 223 liberis crassiusculis apiceque uncinato-recurvis; antheris oblongis pendulis basifixis, loculis longitudinaliter dehiscentibus; staminodia 0 y. vix rudimentaria. Ovarium glabrum e latere compressum stipi- tatum, stipite calyeis tubo brevissime adnato margineque supero vil- loso, pluriovulatum; stylus filiformis adscendens subeylindraceus, margine infero longitudinaliter villoso, stigmate apicali rotundato vix dilatató terminatus. Legumen et semina adhuc ignota. Arbuscula inermis. Folía paripinnata, foliolis oppositis vix rigidu- lis. Stipulae 0. Flores cum pedicello basi articulati, mediocres, au- rantiaci in racemis paucifloris valde relaxatis apicalibus dispositi, symphylli. Bracteae majusculae subvaginantes mox deciduae ad api- cem pedicellorum annulum cicatricosum elandulosum? prominulum relinquentes. Genus ab omnibus longe recedens, vix ad Apuleiam Mart. procul ac- cedens, amico et phytologo praeclaro Fridiano Cavara libenter dicatum. 3. Cavaraea elegans Speg. (n. sp.). Diag. Arborea, glaberrima, foliis abrupte pinnatis, foliolis 6-12- Jugis, omnibus eximie oppositis late elliptico-linearibus, marginibus integerrimis subparallelis, apice subtruncato-rotundatis non y. vix subretusis non mucronatis, basi modice inaequilateralibus, dimidio superiore leniter latiore pinnatim nervuloso basi late cuneato, dimi- dio inferiore nervulo laterali secundario, mediano subparallelo, ultra medium percurso basi anguste rotundato-cuneato, petiolulo brevissi- mo latere infero depresso-subelanduloso fultis, firmulis subchartaceis, racemis acrogenis longiuscule pedunculatis, dissite 6-12-floris, floribus superis adscendentibus, mediis patentissimis, inferis retrorsis, lon- ejuscule pedicellatis, apice pedicelli annulatim calloso, ante anthesin fusoideo-subelavatis, post anthesin oblique rotato-expansis, calicis rubro-incarnati tubo longe obceonico, sepalis 4 lanceolatis reflexis, petalis 3 subaurantiacis margine dense undulato-crispatis, columna staminea horizontaliter patente extus canescenti-villosa oppositis, fi- lamentorum parte libera apice uncinatoancurvata, antheris pendulis, ovario mediocri e latere compresso elaberrimo, pedicello recto sublon- giore adl marginem superum canescenti-villoso suftulto, stylo suberas- siusculo margine infero eximie lanoso-barbato, stigmate minuto vix inerassato subpapilloso coronato; ovula cavitate continua inclusa oblique monosticha 6-8... 224 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Hab. En los bordes del río San Antonio, Misiones, marzo 1907. Obs. Arbolito de unos seis metros de altura, de copa redondeada bastante regular y tupida; ramas muy ramulíferas cilíndrico-angnlo- sas pardo-cenicientas casi ásperas por el gran número de pequenísi- Cavaraca elegans Speg. «4, ramita con botones de flores (*'/, tam. nat.); b, hojuela separada; c, sección longitudinal esquemática de una yema tloral (aum. 3 veces); d, sección transversal es- quemática de una yema floral (aum. 3 veces); 2, diagrama de una flor; .f, una flor (*/, tam. nat.); y, ginéceo (aumentado); h, andróceo (au- mentado); ¿, rudimentos de los dos pétalos au- sentes? mas lenticelas que revientan la epidermis. Las hojas más ó me- nos horizontales nacen de pul- vínulos rameales de los ramitas del año verde-rojizas, siendo bastante cercanas unas de otras (merit. 5-25 mm); los raquis son rectos (4-8 mm lrg.) con podo- fillo moderadamente largo y en- erosado y muy corta parte basal cilíndrica y desnuda, estando lateralmente comprimidos con canalículo ventral casi invisible (por connivencia de los bordes) mediando unos 56 6 milímetros entre cada par de hojuelas; ca- da hoja lleva de 6 á 10 pares de hojuelas, perfectamente opues- tas, muy cortamente peciolula- das, cuyo peciolillo en el lado que mira hacia la base ofrece una área elíptica plana glandu- losa; las hojuelas bastantes fir- mes pero no coriáceas son alar- gadas (14-20 mm lre. por 5-7 mm anch.) de márgenes enterísimas casi paralelas ó ligeramente en- angostadas superiormente, de ápice redondeado ó redondeado- tronchado, á veces ligeramente escotadas sin rastro de mucrón, de base inequilateral, más ancha abrupta y largamente cuneadas por el lado superior, más angostas y cortamente cuneiforme por el inferior; ambas caras son planas y recorridas por la nervadura pri- maria sólo en la base algo excéntrica, con nervaduras secundarias pinadas en la mitad superior y una submarginal más larga de la mi- ESPIGANDO EN EL HERBARKIO 225 tad de la hojuela en la mitad inferior. Las inflorescencias aparecen algo después que las hojas han llegado á su completo desarrollo y terminan siempre las ramas ó ramitas; al principio son contraídas de estructura casi estrobiliforme, pareciendo estar entonces formadas por un solo botón, pero abriendo esta yema floral se descubre estar constituida por una serie sucesiva de muchas flores envueltas en erandes brácteas (10 mm lrg. por 5 mm anch.) involventes rojizas suce- sivas; estas brácteas no tardan en caer basifugamente poniendo pau- latinamente en libertad á todo el racimo de flores, de las cuales las del ápice son dirigidos arriba, las del medio horizontalmente y las de la base hacia abajo; cada racimo es desnudo y pedunculiforme en la mitad inferior y en la mitad superior lleva de 6 á 12 flores bastante distanciadas unas de otras. Los botones florales son fusoideo-clavifor- mes (10 mm Irg. por 3,5 mm diám.) agudos, sostenidos por un pedi- celo recto que presenta en el punto de conexión con la base del cáliz un callo saliente anular oblicuo glandular ?, dejado por la bráctea caí- da; el cáliz rojizo-naranjado, en su tercio inferior es obcónico (3 mm lIrg.) entero y en los dos tercios superiores ovalado-agudo (6,5 mm lrg. por 3 diám.) ofreciendo 4 sépalos imbricados (1 lateral derecho todo externo, 1 lateral izquierdo todo interno, 1 superior y 1 inferior por mitad externos y mitad internos) que al abrirse se doblan abrup- tamente para abajo, de color amarillo rojizo rectos, algo cóncavos, de bordes enteros y de punta aguda (6-7 mm lrg. por 2,5-2,75 mm anch. bas.); los pétalos (la flor expandida ostenta un diámetro de más ó me- nos 15 mm) son tres, en el lado superior de la flor, en el botón empi- zarrados con el vexilar del todo interno y los dos laterales externos; en la base de la columna estamínea á cada lado suele haber (pero no siempre) un cortísimo filamento delgado libre algo oblicuo velloso (1 mm Ire. por 0,25 mm grs.), que bien podrían ser los rudimentos de los dos pétalos ausentes (6 simples estaminodios?); los pétalos son todos tres más ó menos del mismo tamaño, en la flor abierta bien ex- tendidos ó ligeramente encorvados hacia atrás, elíptico-espatulados (7-S mm lrg. por 3 mm aneh.) con bordes muy enerespados pero ente- ros, lampiños y de un lindo color naranjado; los estambres están redu- ducidos a 3 del lado inferior de la flor de frente á los pétalos, hallándo- sesus filamentos entresoldados casi hasta la mitad en vaina (5 mm lre. por 1,25 mm anch.) anchamente abierta del lado superior algo espesa y ceniciento-lanuda por el lado exterior ó inferior; los tres filamentos en la parte superior libre (7 mm Ira.) no son muy gruesos pero bas- tante rígidos, lampiños y en el cuarto supremo (también en el boton) 226 ANALES DE LA SOCIKDAD CIENTÍFICA ARGENTINA doblados en gancho hacia el centro de la flor; al ápice de la vaina es- taminal donde se sueltan los filamentos, á cada lado de la base del filamento mediano, se observan (pero no siempre) un pequeñísimo pe- lito ó fibrilla muy corto obtuso pálido y lampiño (estaminodio?); las anteras todas tres fértiles, pero las dos laterales fácilmente caducas, son amarillas elípticas (2,5 mm lrg. por 1 mm anch.) pendientes de de- hiscencia longitudinal, de conectivo cóncavo al dorso que termina en un pequeñísimo mucrón apical: el ovario lineal (4 mm lrg. por 1 mm anch. y 0,30 mm espes.) es lampiño verde muy comprimido por los la- dos, en la base formando codo (algo tumefacto) con el largo pedúnculo (5 mm Ire. por 0,75 mm anch. y 0,50 mm esp.) densamente velloso en el borde superior, y anteriormente se adelgaza en el estilo bastante recto y no muy delgado (5,5 mm lrg. por 0,30 mm diám.) muy velloso en casi todo su borde inferior, terminando en un estigma redondeado ligeramente oblicuo y papiloso; la cavidad ovárica es continua y con- tiene de seis á ocho óvulos sobrepuestos en una sola serie y algo obli- Cuos. PIROTTANTHA Speg. (n. gen.). Char. Leguminoidea; mimosacea; adenantherea. Flores 5-meri, pedi- cellati. Calyx brevis subeampanulatus 5-lobatus, lobis valvatis; petala demun soluta, valvata; stamina 10 libera, longiuscule exerta; anthe- rae glandula majuscula per anthesin mox decidua coronatae; pollinis eranula 2-3-mera; ovarium stipitatum, e-ovulatum; stylus filiformis, stigmate terminali truncato concavo; legumen et semina adhuc igno- ta. Frutex v. arbor inermis; folia bipinnata, foliolis paripinnatis par- vis alternis; eglandulae petiolares nullae, interjugales parvulae; spi- cae cylindricae, pedunculis supraxillaribus; flores parvi uniformes, hermaphroditi, pedicellati; ovarium villosum. Genus Plathymentae Bnth. peraftine sed floribus pedicellatis, sta- minibus longiuscule exertis, foliolis jugarum alternis distinctum., exi- mio Botanices cultori et amico Romualdo Pirotta merito dicatum. 4. Pirottantha modesta Speg. (a. sp.). Diagy. Frutex excelsus glaberrimus; pinnis 3-6-jugis oppositis v. alternis, elandulis juealibus parvulis hemisphaerico-patellaribus inter ESPIGANDO EN EL HERBARKIO 227 juea supera tantum, foliolis 6-10-jugis alternis, elliptico-ovatis, park inaequilateralibus, latere infero leniter angustiore cuneatoque, obtu- siusculis rigidis utrimque opacis et tenuiter pinnato-nervulosis, spicis ad folia suprema superaxillaribus majuseulis subeylindraceis, floribus densissime constipatis, petalis roseolis. Hab. Al borde de la selva 4 lo largo del río San Antonio, orilla bra- silera, marzo 1907. Obs. Arbolito de 4 á 6 metros de altura, de un lindo color verde obscuro, lampiño en todas sus partes, menos en el ovario que es muy velloso; las ramas bas- tante rectas y tupidas ofrecen una cáscara rojiza ó morada completamente lisa sin lentice- las. Las hojas son alternas mo- deradamente alejadas (interv. 15-20 mm) bastante abiertas son di-pari-pinadas; el raquis prima- rio casi cilíndrico (10-15 cm Ire. por 1 mm diám. bas.) en sus 4 óÓ 4,5 centímetros basales está desnudo pecioliforme sin gelán- dulas; las estípulas faltan y se hallan substituídas por una pe- queña callosidad subelandular á cada lado del pecíolo; las esti- pelas faltan en absoluto; las pi- nas son en número de 3 46 pa- res, siendo en los dos primeros Pirottamtha. modesta, Speg. (), tam: nat.) pares inferiores no opuestas, ca- reciendo además de elándula interyugal, mientras las demás son casi siempre opuestas y ostentan una pequeña glándula lenticular interyu- gal; el raquis de cada pina (4-S em Ire.) casi cilíndrico algo hinchado en la base, ofrece una parte basilar de más ó menos un centímetro des- nuda y después se halla cubierto de hojuelas en número de 6 4104 ada lado y siempre bien alternas, terminando á la punta en un par (le opuestas, que á veces por abortamiento de una de ellas viene á si- mular una pina imparipinada; las hojuelas divergen más ó menos del raquis en 459 y están sostenidas por un corto peciolillo (más ó menos 1 mm lrg.); el limbo muy firme, casi coriáceo, es eliptico-ovalado 228 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA (12-15 mm lrg. por 6,5 mm anch.) ó lanceolado de ápice redondeado, pero ni escotado ni mucronado, inequilateral con la parte inferior más angosta y (le base cuneiforme, mientras la superior es más ancha y tiene la base claramente redondeada y nada decurrente; ambas caras son lisas y lampiñas, al epifillo de color verde obscuro, al hipofillo mucho más pálidas y en ambos lados recorridas por numerosas ner- raduras pinadas, cuyos arcos de anastómosis no alcanzan al borde, muy entero con callo (nervadura ?) marginal algo saliente al hipofillo. Las inflorescencias nacen algo más arriba de la axila de las hojas superiores y son racimos (5-S em lrg. por 15 mm diám.) tupidamente tfloríferos, sostenidos por una parte desnuda peduncular (20-30 mm lrg.) de ántesis basífuga; las florcitas desprovistas en absoluto de brácteas y de bracteolas se hallan sostenidas por pedicelos casi hori- zontales (1-1,5 mm lrg.); el cáliz hemisférico-campanulado (1,5 mm Ire. por 1,75 mm diám.) ofrece desde su medio arriba 5 lóbulos triangu- lares anchos cortos pero relativamente agudos morado-verdosos lampi- nos; los 5 pétalos rojizos lanceolados valvares (3 mm lrg. por 0,75 mm anch.) bastante agudos y con uña relativamente larga, son lampiños agudos enteros uniformes y libres entre sí; los estambres en número dle 10 son derechos, todos más ó menos de la misma longitud (6-7 mm lrg.), sobresaliendo de la corola por casi 4 milímetros, sus filamentos son derechos lampiños rosados y completamente libres desde su base; las anteras apicales uniformes casi elípticas (0,5 mm lrs.) amarillas, están adornadas de una gruesa glándula purpúrea casi globosa (150 y. diám.) en la extremidad conectival; los granos de polen son globoso- lenticulares ó subtrapezoides y se hallan por lo general formados de 3 células lisas amarillentas ; el ovario cilíndrico-fusiforme (2 mm Ire. por 0,5 mm diám.), cubierto de largo y tupido vello lanoso blanquecino, está sostenido por un pedunculillo casi lampiño bien visible (0,75-1 mm lrgo.), se prolonga en un estilo algo hinchado en su medio, vello- so en la parte inferior y lampiño en la superior, donde termina en un estigma obcónico casi en forma de taza; el interior del ovario ofrece una cavidad continua rellenada por 106 12 óvulos alternos muy apre- tados...; el fruto y las semillas me son desconocidas. 5. Jaborosa leptophylla Speg. (n. sp.). Diag. Prostrata, repens, obscure viridis, glabra, pilis nonmullis ma- jusculis mollibus remotissime adspersa, foliis longe petiolatis limbo ESPIGANDO EN EL HERBARIO 229 cireumseriptione ovato bipinnato-partito, lobis omnibus angustis hine inde denticulo notatis apice acuminatis longiusculeque mucronatis, floribus ad axillas pauci-fasciculatis longe pedunculatis cernuis, cali- ce 5-partito, corolla alba campanulata 5-fida, lobis attenuatis acutis intus extusque puberulis, staminibus inclusis filamentis prope basin adfixis, ovario glabro, fructu baccato parvo glabro livescente, calice parum acereto suftulto. Hab. Frecuente en los lugares áridos del valle Calchaquí, cerca de Moli- nos y Cafayate, y en los alrededores de Trancas, en la provincia de Tucumán, verano 1596-1. Obs. Planta muy próxi- ma á la J. Bergi Hieron., de la cual difiere por una mayor robustez, por una pubescencia mucho menor y sobre todo por la forma de las corolas; para todo el grupo de estas plantas me he resuelto adoptar el nombre genérico de Jabo- rosa Lam. sensu ampliora, pues los límites asignados Q por los tores o e os momd 0 tores abiertas: dle com ginécoo; 6 rentes géneros cercanos corola abierta, mostrando la inserción de los estambres: mus pace O muy inciertos. Este vege- (tam. nat); 2, semillas (tam. nat.). tal forma matitas casi se- miesféricas (30-50 cm diám.) con sus ramas rastreras que salen ra- dlialmente del cuello de la raíz; las ramas mayores son cortas casi carnosas verdes lampiñas con costillas irregulares y numerosos nu- dos, de los cuales salen ramitas más delgadas (10-20 cm lrg.), con largos internodios (25-40 mm lre. por 2-4 mm diám.) lampiñas y de color muy pálido; las hojas nacen de 2 4 3 por cada nudo, siendo en- derezadas ó arqueado-ascendientes, provistas de un largo peciolo (30-40 mm lrg. por 1,5-2 mm anch.) algo comprimido y ligeramente alado en su parte superior y con una lámina de cireunseripceión ovala- 230 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA da ó anchamente lanceolada (50-100 mm lrge. por 25-50 mm anech.), irregularmente bipinatipartido, con lóbulos por lo común opuestos con frecuencia ligeramente arqueado-subfalciformes de nervadura pálida poco aparente; los primarios (10-20 mm lrg. por 1,5-2 mm auch.) en número de 5 á S pares, los secundarios (5-10 mm lrg. por 1-1,5 mm anch.) de 143 pares; los lóbulos secundarios con frecuencia son soli- tarios y varias veces presentan uno que otro diente (1-3 1mm Ire. por 1 mm anch.); tanto los dientes como los lóbulos son planos con una sola nervadura central pálida visible y todos terminan en punta aguda, rematada por un mucrón blanquecino, largo y muy fino; las varias partes de las hojas suelen ofrecer pelos solitarios esparcidos irregu- larmente grandes blancos muy blandos; las flores nacen en ramille- tes de 3 á 10 en las axilas de las hojas, llevadas por largos pedúncu- los doblados hacia abajo (6-3 mm lrg. por 0,5 mm diám.), lampiños; el cáliz subhemisférico (2 mm lrg. por 2,5 mm diám.) verde pubescente está partido hasta su tercio inferior en 5 lóbulos iguales triangulares que terminan en punta larga y aleznada; la corola blanca campanu- lada (5 mm lrg. por 3-4 mm diám.), en su tercio superior está dividida en 5 lóbulos valvares triangulares, muy agudos, por afuera y por den- tro pubescentes; los estambres uniformes en número de 5 alternipéta- los no sobresalen de la corola, sus filamentos son cortos lampiños y se insertan cerca de la base corolina y sostienen anteras lineales largas amarillas y lampiñas; el ovario es casi globoso verde lampiño, coro- nado por un corto estilo cilíndrico más pálido que remata en un estigma semiesférico bilobulado de color verde obscuro; el fruto es una baya subglobosa (6-8 mm diám.) lampiña, envuelta en su parte inferior por el cáliz algo aumentado, de color verde al principio y después morada; posee dos cavidades y en cada una de ellas lleva 4 semillas Jenticulares muy achatadas algo arriñonadas (4,5 mm aneh. por 3,5 mm alt. y 1,5 mm esp.) lampiñas de color blanco verdoso sucio. 6. Jaborosa oxipetala Speg. (n. sp.). Diay. Prostrata, repens, obscure viridis, glaberrima, foliis saepius ternatis modice petiolatis, limbo cireumscriptione oblanceolato pin- nati-lobato, lobis acutis integris v. plus minusve dentatis, floribus se ad axillas dense fasciculato-constipatis pedunculis longiusculis sut- fultis, calice glabro 5-partito, sepalis angustis acutis, corolla campa- nulata ad medium usque 5fida lobis ovato-acuminatis longeque o ESPIGANDO EN EL HERBARIO 251 aristato-attenuatis extus intusque pubescentibus, staminibus inclusis filamentis prope basin adfixis, ovario glabro stylo longiuseulo apice capitato-stigmatoso aucto, fructu baccato subgloboso glabro oliva- ceo, calice sat aecreto basi cincto. Hab. Bastante común á lo largo de las barrancas del río Guachi- pas, entre Tala-pampa y el valle Calchaquí, verano 1596-7. Obs. Especie que al pri- mer golpe de vista recuer- da bastante la Y. sativa Miers, de la cual, pero pronto, se puede distin- guir por sus caracterís- ticas inflorescencias y la forma de sus flores. Las ra- mas, Tastreras sobre el suelo, lampiñas verdes, son más ó menos obtusa mente triangulares (40-50 em lrg. por 5-8 mm diám.), con las tres caras planas ó á veces más Ó menos aca- naladas y cóncavas ofre- ciendo los ángulos una lí- nea (6 alita) longitudinal saliente, siendo los inter- nodios algo arqueados y por lo general bastante largos (4-8 cm lrg.); de cada nudo salen 3 hojas Jaborosa oxipetala Speg. a, rama con hojas y tores (' enderezadas lampiñas ver- tam. nat.); b, botón foral; c, for abierta; d, cáliz mostrando el ginéceo desnudo; e, corola abierta, mos- des, cuyas láminas de cir- trando la inserción de los estambres; f, estambre (au- eunscripción oblanceolada mentado). y á veces casi espatulada (10-15 cm lre. por 4-7 em anch.), redondeadas al ápice y adeleazado-de- currentes á la base, prolongándose en un pecíolo superiormente más ó menos alado bien distinto (20-30 mm lre. por 4-5 mm aneh.) pálido; los bordes de la lámina son irregularmente pinati-lobados, con lobos en- £ z teros Ó más ó menos groseramente dentados, terminando cada lóbulo ó 232 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA diente en punta aguda rematada por un pequeño callo ó muerón sub- elandular; las flores fasciculadas en las axilas de las hojas forman grue- sos ramilletes casi globosos (4-6 cm diám.), conteniendo cada ramillete de 50 á 100 flores; los pedúnculos simples y unifloros son muy delga- dos (S-10 mm lrg. por 0,5 min diám.) Jampiños verdes enderezados 6 encorvados; el cáliz subcampanulado verde y lampiño está formado de 5 sépalos libres casi desde la base (3-4 mm lrg. por 1-1,25 mm anch.) terminados en punta muy aguda; la corola más ó menos morada (5-9 mm Ire. por 5-6 mm diám.) se halla partida hasta la mitad en 5 lóbulos ovalados que se prolongan en un apéndice muy largo, delgado y agu- do (5 mm lra.), siendo todos pubescentes tanto al exterior como al interior; los 5 estambres nacen algo más arriba de la mitad de la corola y ofrecen filamentos blanquecinos algo gruesos y pubescentes en la mitad inferior, delgados y lampiños en la superior, sosteniendo gruesas anteras elíptico-lineales amarillas lampiñas; el ovario globoso lampiño pequeño termina en un estilo filiforme del largo de los sépa- los, rematado por un estigma ovalado verdoso. El fruto es una gruesa baya (10 mm diám.) globoso-deprimida, revestida en la parte inferior por el cáliz bastante aumentado cuyos lóbulos lineales agudos (10-12 mm Ire. por 1,5-2 mm anch.) están extendidos como rayos de una estre- lla; cada una de las dos cavidades internas del fruto contiene de 6 á S semillas irregularmente ovalado-lenticulares (3 mm lrg. por 2 mm anch. y 1,25 mm esp.) á veces ligeramente arriñonadas ó levemente an- eulosas por la presión mutua, de color ladrillo, con superficie densa y finamente puntuada y los márgenes provistos de una especie de an- eosta alita pálida. OBSERVACIONES SOBRE LA ESTRUCTURA Y FORMACIÓN DE LOS MICROCRISTALES DE TODERO DE PLOMO COMUNICACIÓN PRELIMINAR LEÍDA EN LA SESIÓN DEL 23 DE AGOSTO DE 1916, EN LA SECCIÓN DE CIENCIAS FÍSICO-QUÍMICAS DE LA ACADEMIA DE BUENOS AIRES (SOC. CIENT. ARG.) Por HORACIO DAMIANOVICH Profesor de fisico-química en la Universidad de Buenos Aires El problema de la estructura íntima y modo de formación de los microcristales ha despertado mucho interés, sobre todo en estos últi- mos tiempos, á raíz de las notables investigaciones de Lehmann sobre los llamados cristales líquidos. Este interés se explica, porque de la resolución del mencionado problema depende el establecimiento definitivo de las leyes de uno dle los principales fenómenos de la eristalografía físico-química, que por sus aplicaciones, beneficia directamente á los métodos de análisis microquímicos. Á pesar de los múltiples esfuerzos realizados por los investigado- res modernos, nos hallamos muy lejos «un de dejar sentadas, de un modo preciso, las bases de este atrayente problema, pues faltan llenar algunos vacíos, sobre todo en lo que se refiere á la estructura, génesis y variaciones dle forma de los cristales, en los diferentes medios de desarrollo. Mi propósito ha sido contribuir en pequena escala á la dilucidación dle algunos de estos puntos, que pasaré á describir en la presente comunicación preliminar. Antes de comenzar á describir el método empleado y los resulta- dos obtenidos en estos primeros ensayos, quiero dejar constancia de mi agradecimiento al senor Flick, de la casa Otto Hess, por las úti- AN. SOC. CIENT, ARG. — T. LXXXII 16 234 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA les indicaciones que me proporcionara una vez hecha la instalación del aparato microfotográfico del doctor Kohler de Jena, en el gabi- nete de Físico-química de la Facultad de ciencias exactas, físicas y naturales, y á los señores Guglialmelli y Marco por la ayuda que me han prestado en el presente trabajo. DISPOSITIVO EXPERIMENTAL Para llevar á cabo el propósito arriba indicado, he elegido, como material, los microcristales de ioduro de plomo por la regularidad de su forma, por su estructura laminar de debilísimo espesor y por su opacidad para los rayos ultravioletas y la microfotografía con estas radiaciones, debido á que ella presenta mayor delicadeza de detalles á causa de su gran poder resolvente y además porque se trabaja con luz monocromática y actinica. ¡0 El método ideado por el doctor August Kohler : en el año 1904 (1) todavía no se ha generalizado OS L lo que sería de desear, á pesar de que, por las cir- u cunstancias señaladas, aventaja en muchos casos, | al método común de la luz blanca con filtros de color y especialmente por la diferencia de opaci- | | ) 0 dad que las substancias químicas presentan res- pecto á aquellas radiaciones. Fig. 1 Sólo hago aquí una breve descripción del apa- rato que he utilizado en mi trabajo y para los detalles aconsejo al lector la serie de interesantes artículos del señor Domingo Orueta, publicados en la Revista de la Real academia de ciencias exactas, físicas y naturales de Madrid (2), donde el autor pre- coniza su empleo en la técnica histológica como complemento del método clásico y hace un resumen de las prolijas observaciones por él realizadas durante los años 1911 y 1912. Merece citarse, por lo ingeniosa, la manera cómo Kohler llegó á (1) AucusT KOHLER, Microfotographische Untersuchungen mit ultravioleten Licht. Zeits : fiiracissenschaftliche mikroscopie und fúr mikroscopische Technik, Band XXI, páginas 129, 165, 273-304. 1904. (2) DOMINGO DE ORUETA, La luz ultravioleta y sus aplicaciones en microscopta, FORMACIÓN DE LOS MICROCRISTALES DE IODURO DE PLOMO 235 fundar su procedimiento. En efecto, el origen de este precioso apa- rato ha sido la discusión de una fórmula que establece el poder resol- vente en función de la apertura mumérica y de la longitud de onda. az jen la que 1 = índice de refrac- 3 La fórmula aludida: KR == ción de los medios atravesados por la luz (desde el objeto hasta que sale de la lente frontal del objetivo), «== ángulo que forma el eje óptico con el rayo límite OL y += longitud de onda] fué el resultado dle la teoría físico-matemática de la visión microscópica del profesor Carlos Abbe (Universidad de Jena). Para aumentar KR basta aumen- tar a sen u (ósea lo que él denomina apertura numérica del objetivo) 6 disminuir 4. El numerador da para valores máximos de sen 4 una cifra algo menor que la unidad, es decir, 4 < 909: en los objetivos moder- nos se ha llegado á4 valores 0,90 y hasta 0,95 para sen uv, lo cual corresponde á distancias de uno á dos décimos de milímetro entre el con un resumen de los trabajos hechos en el laboratorio del autor durante el año 1911 y primer semestre de 1912. Revista de la Academia de ciencias de Madrid, tomo XI, números 7, 8, 9 y 10. 1915. 236 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA cubre y la frontal del objetivo. Y en lo que se refiere á n no ha sido posible pasar de 2 para los medios vítreos y 1,40 para las substan- cias de inmersión, siendo estas últimas corrosivas. En vista de estas dificultades se ensayó disminuir + y después de varias tentativas con luces monocromáticas azules, violetas, obtenidas con filtros ó por dis- persión, Kohler llegó á un resultado bueno empleando luz ultravio- leta, proveniente de los eléctrodos de un metal apropiado (magnesio A=0,280, cadmio 1 0,275). EJ X La instalación completa consta de las siguientes partes (fig. 2): 1* aparatos productores de la corriente eléctrica de alta tensión necesa- ria para la obtención de la chispa entre eléctrodos de cadmio ó mag- nesio; 2* sistema de alumbrado y descomposición cromática de la luz; 3% microscopio y accesorios; 4* cámara fotográfica. 1% Aparato productor de la corriente eléctrica de alta tensión. — Pue- de utilizarse la corriente continua, en cuyo caso se le hace pasar por el circuito primario de una bobina de inducción F (fig. 5) de 10 á4 12 centímetros de chispa, la cual transforma en corriente alter- nada elevando su potencial de 7 4 8000 volts. En el circuito pri- mario de esta bobina se intercala una resistencia variable y un interruptor a de la misma. El interruptor I de. la bobina es del tipo FORMACIÓN DE LOS MICROCRISTALES DE IODURO DE PLOMO 237 Simons (electrólito ácido sulfúrico D = 1,15), el cual se coloca dentro de un cajón ó en cuarto aparte para que no moleste por el ruido y los vapores que emite. Una vez transformada la corriente á alta tensión va del circuito secundario de la bobina al excitador E, es decir, al pequeño aparato que soporta los eléctrodos de cadmio o de magnesio entre los cuales salta la chispa. La capacidad necesaria se Fig. 4 consigue haciendo que dichos eléctrodos se asocien á masas metáli- cas relativamente grandes, unidas á su vez (en derivación) á un sis- tema de dos condensadores Leyden K unidos en cantidad, lo que da por resultado una capacidad de 0,004 mierofarados. 2% Separación de las radiaciones ultravioletas. — El sistema emplea- do para este objeto se compone del excitador E (fig. 4) del colimador K, con lente de cuarzo, dos prismas también de cuarzo P. Las ma- 238 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA sas de bronce que soportan los electrodos prismáticos de cadmio ó magnesio descansan sobre dos columnas de porcelana, movibles por medio de tornillos micrométricos á fin de que la distancia entre ellos sea siempre alrededor de 2 milímetros. El haz ultravioleta que sale del segundo prisma se dirige al prisma á reflexión total (de cuarzo) colocado en la base del microscopio (fig. 5). 200 3 Microscopio, cámara fotográfica y accesorios. — El tipo de este microscopio pertenece al más perfecto de la casa Zeiss. El haz de luz ultravioleta, después de reflejarse en el prisma P (fig. 5 y 6), se dirige en el sentido del eje óptico si ha sido centrado perfectamente con el vidrio de urano D (y á la vez centrado el condensador de cuarzo) y por último atraviesa la preparación, la serie de lentes del objetivo ocular para llegar al «visor» ú ojo fluorescente E (fig. 6) que tiene por objeto hacer visibles por fluorescencia los rayos invisibles que FORMACIÓN DE LOS MICROCRISTALES DE IODURO DE PLOMO 239 240 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA han atravesado las partes del objeto para ellos transparente, y ade- más centrar y enfocar este último. Su construcción es tal que la posi- ción de cualquier parte del objeto en el campo iluminado de color verde catódico se halla también en foco y centrado respecto á la placa fotográfica. El resto queda explicado con la sola inspección de la figura. El enfoque se hace primero con luz blanca ó amarilla y después con luz ultravioleta. Para los aumentos de 700 ó superiores á 1000 se necesita acudir al chassis de prueba, y sobre todo si la iluminación no es muy clara y la preparación difícil de enfocar, pero para 500 basta con un poco de práctica en el enfoque por medio del visor. El apa- rato viene acompañado de 6 oculares, 3 objetivos de 6 milímetros, 2%%5 y 1%*7 de distancia focal y 0,35. 0,85 y 1,25 de apertura numérica, todo lo cual co- rresponde á un poder re- solvente relativo 0,70, 1,70 y 2,50 respectivamente. Ellos han sido construídos Fig. 7 especialmente con cuarzo fundido para eliminar la estructura cristalina del cristal de roca, por un procedimiento de la vidriería científica de la casa Zeiss. Debido á esto el objetivo de ma- yor poder resolvente (1,7”" que con la combinación del ocular y la cámara da hasta 3600 diámetros) cuesta 750 francos. El portaobjeto puede ser de cristal de roca tallado perpendicu- larmente al eje óptico ó sino del vidrio uviol U. V. En cambio el cubre de 12 milímetros de diámetro y 0,17 40,20 milímetros de es- pesor es de cuarzo fundido y de construeción muy delicada, por lo cual su precio es elevado (4 francos c/u). Las operaciones principales sobre cuyos detalles no nos deten- dremos son: a) arreglo de la chispa, para lo cual conviene tener siempre bien limados los eléctrodos para evitar la capa aisladora de óxido de magnesio ó de cadmio y regular bien el amperaje que no debe pasar de 5; b) dirigir el haz de rayos ultravioleta (A== 0,275 y. para Cd y 0,280 para Mg) de modo que dé una imagen neta en la pantalla de urano y que coincida con el círculo del vidrio de urano colocado en el eje óptico en el trayecto del prisma á reflexión FORMACIÓN DE LOS MICROCRISTALES DE IODURO DE PLOMO 241 total y el condensador: para este objeto se procede por medio de los tornillos del banco óptico correspondiente al chispero y á los prismas; c) centraje del condensador por medio de los dos tornillos que se hallan en su parte inferior; d) regulación de la luz á expensas del condensador y de su diafragma; e) enfocamiento de la imagen primero con luz común, para lo cual se puede operar con el sistema óptico de cuarzo con la condición de inclinar el espejo, cerrar el dia- fragma de tal modo que se evite un exceso de luz, y por lo tanto, los fenómenos de dispersión y difracción, y luego con el visor y luz ultra- Fig. 8 violeta; f) adaptación de la cámara fotográfica con el chassis de prueba para obtener cuando se trata de grandes aumentos 7 focos y 7 tiempos de exposición; esto puede suprimirse cuando debido al ejercicio prolongado se llega al foco directo con el visor. La luz usada por mí fué la de longitud de onda 4 = 0,280 y. corres- pondiente al grupo principal de las rayas del magnesio del espectro ultravioleta. El tiempo de exposición ha variado de 457 á 1/30”. Material de experimentación. — Se ha procedido á la obtención de microcristales de ioduro de plomo tratando en caliente á la ebullición soluciones de nitrato ó acetato de plomo con cantidades variables de solución de ioduro de potasio : la concentración variaba de 1 por cien- to á 1 por mil. Hecho lo cual, se dejaba enfriar en los mismos tubos de ensayo lentamente ó se provocaba la precipitación rápida por en- 242 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA friamiento brusco. Se obtienen diferentes categorías de cristales de formas variadas, pero entre ellos se destacan dos principales: a) los que podríamos denominar cristales de primera sedimentación, de ma- yor magnitud en el ancho y largo (1), pero de espesor débil (forma tri- angular simple, triangular estriada y radiada, triangular con vértices truncados por caras exagonales, exágonos perfectos, exágonos con vértices redondeados y radiaciones que parten de un punto visible Fig. 9 Fig. 10 central) y los comunes provenientes de la cristalización brusca de menor tamaño (desde 5 y. hasta 20 y.) y de espesor algo sensible á pri- mera vista con mayor refringencia. Las observaciones se hacían inme- diatamente ó después de transcurridos algunos días. TI RESULTADOS Son de tres órdenes los resultados que he obtenido, á saber: «) absorción por la luz ultravioleta; b) fenómenos de interferencias de láminas delgadas; c) figuras de corrosión : sobre todo con las diferentes formas de los cristales de primera sedimentación; d cambio de forma por adición de substancias extrañas á la reacción. (1) En algunos casos, haciendo cristalizar lentamente la solución en NO,K 5 por ciento se han obtenido cristales hasta de 2 milímetros. FORMACIÓN DE LOS MICROCRISTALES DE IODURO DE PLOMO 243 1, Absorción por la luz ultravioleta. — Éste fué el primer hecho observado: la opacidad comple- ta de este grupo de radiaciones cuando los cristales alcanzan un espesor determinado (cristales de segunda sedimentación). En ciertos casos como en el de los cristales de primera sedimenta- ción exagonales y de ángulos redondeados se notó una trans- parencia bastante acentuada (fig. 7): en iguales condiciones se hallan ciertas láminas infor- mes sumamente delgadas (fig. S). Todavía me falta determinar el espectro de absorción visible y ultravioleta, cosa que podré quizá realizar con los cristales de 2 mi- límetros de altura y el espectrógrafo de cuarzo. 2. Fenómenos de interferencia. — Estos fueron los que motivaron las primeras sospechas de que la estructura de los mi- erocristales de ioduro de plomo no era tan simple co- '—mose había considerado has- j ! i 1 1 : _—x__ o ta ahora. | En las observaciones pre- ¡| liminares un hecho curioso llamó mi atención: un gru- po de microcristales (fig. 9: aumento 1000 d.) (1) presen- | taban rayitas rigurosamente | e equidistantes y en algunos di : Z '— deellos llegaban 4 contarse Fig. 12 hasta 20 en un espacio re- ducidísimo de 0,01 milime- tros. Creí en un principio que se trataba de una diferenciación en la misma substancia del cristal, pero su escasa relación con (1) Los dos microcristales de mayor tamaño tienen una altura de sólo un con- tésimo á um centésimo y medio de milímetro. 244 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA la simetría del mismo y el reducido número de cristales que presen- taba este fenómeno y el hecho que no saliera esta estructura con la luz común á pesar de ser transparente á ella, me hicieron sospe- char en un fenómeno de orden puramente físico de interferencia originado por la formación de láminas delgadas de aire ó líquido entre dos microcristales geométricamente superpuestos. Para confir- mar esta suposición busqué en el campo de una preparación hecha ex profeso para provocar láminas delgadas cualquiera que fuera su for- ma, si existían estas líneas de interferencia. De acuerdo con esta pre- visión hallé las figuras representadas en la microfotografía S, donde sólo se observa líneas obscuras de interferencia cuando hay super- posición de láminas de la materia cristalina. Estos hechos que indican la existencia de cristales complejos formados por capas dobles diferentemente inclinadas (de otro modo no sería posible observar interferencia con luz monocromática Casi paralela y nor- mal) que dejan entre sí delgadísimas capas de aire cuyo espesor 10s proponemos calcular más adelante, no los hubiesemos hallado con el empleo de la luz blanca ó la común usada en microfotografía (filtro ver- de á base de bieromato y sulfato de cobre) que no es rigurosamente FORMACIÓN DE LOS MICROCRISTALES DE IODURO DE PLOMO 245 monocromática. En este caso la observación con luz ultravioleta pre- senta la doble ventaja de ser rigurosamente monocromática y actímica. 3. Figwras de corrosión y disgregación. — La observación anterior me llevó á la idea de que era conveniente tener muy en cuenta la más mínima particularidad de estructura, si se quería llegar á profundi- Zar más los conocimientos sobre este problema. Este plan así trazado pudo comenzar á realizarse gracias al poderoso auxilio de este pre- cioso método de investigación, el cual mostró desde el principio aquel hecho y además otra particularidad como los puntos de desgaste ó ataque del cristal como los que se obser- van en la fotografía 9. Por esta razón dejé conservada una preparación donde había conseguido eris- tales exagonales algo redondeados en sus vértices (fig. 7) en el porta, durante algunos días. Al cabo de cierto tiempo observé con cierta sorpresa que algunos cristales, sobre todo los de los bordes, se hallaban algo diseregados, llegando á dejar sólo el esqueleto, constituído por líneas cortas pero rectas y rigurosamente paralelas á los lados del exágono (fig. 10). Nos encontramos aquí en presencia de un nuevo caso de corrosión del microcristal entero, el cual se puede considerar como constituído por una sola cara, dado que dos de sus dimensiones son despropor- cionadamente mayores que la tercera. Esta corrosión especial que se distingue netamente de la común de cristales negativos obtenida con macrocristales, se observa con mucha más nitidez con luz ultravioleta que con luz común, como puede verse comparando las microfotogra- fías 10 y 11. No sólo se destacan con bordes más rectos y definidos las rayitas, sino que con el primer método se observa un número ma- yor de las mismas, cuyo espesor medido directamente es menor que la semilongitud de onda del extremo violeta y mayor que la semilon- situd de onda del ultravioleta correspondiente á la raya del magne- sio. Aquí interviene con eficacia el mayor poder resolvente del micros- copio ultravioleta. Por dos métodos distintos he llegado á hallar que la relación entre cualquiera de las dos dimensiones de la cara exagonal y la tercera 0 y pe El primer método consiste en SU0* 1000 sea el espesor varía entre 246 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA obtener un cristal de ioduro de plomo maecroscópico mediante una cristalización lenta de solución acuosa de dicha sal con exceso de ni- trato de potasio y luego observar al microscopio con escaso aumento (100 d.) el perfil de uno de los vértices doblado: con un eristalito exagonal de 2 milímetros de altura obtuve 02 de espesor con 100 diámetros de aumento, es decir, 2 y lo que equivale á una relación de v Fig. 15 1000' El otro método menos directo se funda en la siguiente hipóte- sis: debido á la estructura fibrilar ó reticular del microcristal, al pro- ducirse la corrosión de la capa cementaria que lo llena y le da el aspec- to perfectamente plano á la cara, dichas fibras cilíndricas no sufren des- gaste visible y en tal caso el ancho visto en la mierofotografía daría la medida del diámetro de la fibra primitiva y por consiguiente del es- pesor del cristal así constituído. Un cristal (fig. 10) cuya mierofoto- grafía con 500 diámetros de aumento daba 5 centímetros de altura para el exágono, tiene las rayitas de un espesor medio aproximada- FORMACIÓN DE LOS MICROCRISTALES DE IODURO DE PLOMO 247 mente de 007, lo que equivale á una relación más ó menos de 300 Con un mayor número de medidas se podría constituir un método aproximado para medir espesores de microcristales por las figuras de corrosión. Las microfotografías 12, 15, 14 y 15, muestran diversos aspectos de estos fenómenos de corrosión obtenidos experimentalmente con diferentes formas y estructuras de microcristales de ioduro de plomo. La microfotografía 16 sacada 15 días después, muestra que la « re- tracción» de la materia interfi- brilar ha continuado de un modo intenso. Algunos de ellos presentan un aspecto tal que podríamos deno- minar estructura d cemento wrma- do (fig. 13 y 15) y desde ya po- dríamos emitir la hipótesis que tal estructura está destinada á Fig. 16 (la 15 reducida) <«dlefender» al cristal de espesor tan ínfimo, contra la acción de los agentes exteriores físicos ó mecánicos. Un hecho que vendría en apoyo dle esta hipótesis es el de la elasticidad y resistencia grande á la flexión que presentan los cristales de dos milímetros, de brillo muy luciente y aspecto físico parecido al de la mica. Si tal hipótesis fuera cierta, de- berá hallarse la siguiente ley de formación de los microcristales : 248 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA cada vez que en el seno de una solución ó líquido tome nacimiento un microcristal una de cuyas dimensiones (espesor) sea desproporcionada- mente inferior á las otras dos, dicho cristal presentará una estructura fibrilar reticulada, revelable por los agentes de corrosión. Para llegar á esta ley me propongo generalizar el caso particular del ¡oduro de plomo, estudiando un gran número de microcristales laminares de naturaleza inorgánica y Orgánica. Otro aspecto de corrosión es el presentado por las microfotografías 17 y 18 obtenidas con luz común y proveniente de los microcristales pequeños que nos sirvieron para deter- IS == Minar el espesor y que habían sido y2 - — tratados con agua pura después de sepa- rarlos del agua madre. En esta microfo- tografía se ha sacado una región con va- rios cristales negativos pertenecientes á un cristal de dos milímetros. Este aspee- to es del todo análogo al que se observa en las figuras de corrosión de los macro- | €ristales (cuarzo con ácido fluorhídrico, carbonato de calcio con ácidos, ete.). El Fig. 19 otro tipo se aproxima más bien al halla- do en el fierro de algunos meteoritos. He comenzado ya á averiguar la causa del fenómeno y aun cuando todavía no tengo resultados definitivos, puedo anticipar que el agua y las soluciones madres donde ellos se producen, desempeñan un pa- pel muy importante. En resumen, los fenómenos observados constituyen un tipo espe- cial de corrosión completa de microcristales, destinados á prestar gran- dles servicios en lo que se refiere al interesante problema de la estruc- tura y formación de los mismos. IV CAMBIO DE FORMA POR LA ADICIÓN DE SUBSTANCIAS EXTRAÑAS Como este método permite revelar los más finos detalles, tuve el propósito desde el principio, de estudiar el posible cambio de forma y de estructura de dichos microcristales cuando al medio donde ellos se producen se añaden substancias extrañas. FORMACIÓN DE LOS MICROCRISTALES DE IODURO DE PLOMO 249 Basándose en los trabajos de Curie, Lehmann, Wulff, Berthoud y de otros investigadores (1) que hacen ver teórica y experimental- mente la influencia que ejercen sobre la forma la tensión superficial, la difusión y viscosidad del medio, ensayé la acción de la glicerina, substancia capaz de provocar cambios intensos en las propiedades mencionadas. Desde los primeros ensayos obtuve resultados positivos con solu- ciones concentradas, provocando la recristalización del ¡oduro de Fig. 20 plomo por el procedimiento ya descripto, fenómeno que tiene lugar con tanto más lentitud, cuanto mayor es la cantidad de elicerina pre- viamente adicionada. El cambio que se produce hacia la forma estrellada con simetría también exagonal es notable en las soluciones concentradas (fig. 19 y 20). Existe una concentración dada á partir de la cual recién comien- (1) Véase el trabajo de GEORGES PrIBDEL, Examen critique de la théorie de Cuwrie- Wulf sw les formes cristalines. Application aux liquides anisotlwopes. (Jowr. de Ch. Ph., €. 11, n* 13.) AN. SOC. CIENT. ARG. — T. LXXXI! 16 250 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA za á notarse dicho cambio, que se verifica á expensas de una depre- sión de los lados del exágono primitivo y un pronunciado crecimiento de los vértices. Las corrientes de difusión que parecen dirigirse del centro del cristal hacia los vértices desempeña en el fenómeno papel preponderante. Las microfotografías 21 y 22 representan un caso curioso de derivación de la forma estrellada y triangular á partir de la exagonal. Fig. 21 Fig. 22 El número de observaciones que he practicado es escaso todavía para poder sacar conclusiones generales acerca del crecimiento y cambios de forma de los microcristales. Pero desde ya se puede an- ticipar que estas investigaciones pueden prestar útiles servicios es- pecialmente en el caso particular de la génesis y estructura de los llamados cristales líquidos y en general en el establecimiento de las leyes y teorías de este importante capítulo de la cristalografía físico- química. Trabajo realizado en el Laboratorio de físico-química de la Facultad de ciencias exactas, físicas y naturales de la Universidad de Buenos Aires. METAMÓRFOSIS DE <«TAPHROCERUS ELONGATUS > ory (COLEÓPTERO BUPRÉSTIDO) Por CARLOS BRUCH OBSERVACIONES BIOLÓGICAS Este bupréstido es muy abundante en los bosques ribereños de Río Santiago (cerca de La Plata), donde lo encontramos en todos sus es- tados de desarrollo sobre Scirpus giganteus Kth., una ciperácea co- mún en aquellos terrenos anegados. Los coleópteros se alimentan de la misma planta, refugiándose or- dlinariamente entre sus hojas, donde pasan también la estación de in- vierno. En los días templados de la primavera corren sobre la planta, comiendo el borde de las hojas más tiernas, el que aparece después como irregularmente dentado. Las larvas, en cambio, se nutren del parénquima, por consiguiente van minando entre las dos paredes, formando galerías ó minas alar- gadas perfectamente visibles en la superficie de las hojas : sobre su fondo verde se destacan como ampollas ó vesículas blanquecinas. La hembra deposita los huevos aislados y solamente en la parte superior de la hoja; las larvas dirigen sus galerías siempre hacia la punta y jamás en sentido contrario. Á menudo, y en plantas más fre- cuentadas por bupréstidos, se encuentran varias minas en una misma hoja; entonces están ya separadas, ya más ó menos contiguas, para- lelas ó entrecruzadas, cuando los huevos fueron depositados demasia- dlo juntos. Normalmente mide una mina (fig. 1) unos 12 centimetros de lar- 252 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA ))))) Y 2) S Figura 1, Hoja de Scirpus con una mina, */, : 4, huevo; b, orificio de salida del coleóptero. 2. huevo, *?/,; 3, contorno de la larva, '%/, ; 34, cabeza de la larva; 3b, antena y mitad del labio; 3 c, lengiieta y maxilar; 3d, mandíbula; 4 y 44, ninfa vista dorsal y ventral, '/,; 5, exuvias de la ninfa y larva, '"/,; 6, coleóptero, '/,. 1 METAMÓRFOSIS DE « TAPHROCERUS ELONGATUS » GORY 255 go. En su comienzo es muy estrecha, de medio ó apenas de un milí- metro de ancho, ocupando solamente el espacio entre las fibras grue- sas longitudinales de la hoja, atravesándolas de vez en cuando, des- cribiendo en su trazado una línea en zigzag. Con el crecimiento de la larva, la mina va aumentando, hasta que ocupa casi siempre toda la mitad de la hoja (entre borde externo y nervadura central), y tiene, término medio, un centímetro de ancho. En casos de hojas muy estre- chas, o de aglomeración de varias galerías, éstas son mucho más an- gostas, pero tienen á veces más de 20 centímetros de largo. La hoja resulta entonces demasiado afectada, y al secarse se separan sus dos paredes epidérmicas hasta la misma punta, formando una sola vesí- cula. Por todo el camino minado, la larva deja detrás de sí sus deyec- ciones en forma de gránulos semejantes á aserrín. Al parecer experimenta solamente dos mudas ó cambios de piel; se deduce esto por uno que otro vestigio, encontrados entre aquellos residuos. Examinando gran número de minas, he visto solamente en algunas, restos de pieles abandonados; una vez muy próximas, como á un centímetro del huevo, y otras veces á los 4 6 5 centímetros de distancia; ambas considero como de la primera y segunda muda. El insecto pasa también su ninfosis dentro de la misma hoja; pero anteriormente, la larva adulta ha retrocedido del extremo de su ga- lería, preparándose un amplio espacio, en donde se transforma en ninfa. Su color, algo verdoso, se vuelve después más blanquecino, su forma más cilíndrica y más acortada. La ninfa queda con los tres últimos segmentos ventrales envaina- dos en la exsuvia ó piel larval; al nacer la imagen, la exsuvia ninfal se abre por una hendedura longitudinal, que separa en dos mitades 4 la cabeza y tórax. Por fin, la imagen tiene que hacer todavía una per- foración en la pared de la vieja vesícula, por la cual puede salir de su encierre. Esta perforación es un agujero circular de dos milíme- tros de diámetro. Si bien no me ha sido posible investigar detenidamente la duración dle todas las fases de desarrollo de nuestro bupréstido, me limitaré á dar cuenta de algunas observaciones, hechas en los mismos lu- gares. El 2 de abril de 1916 encontré muchísimos Taphrocerus, alimen- tándose de la ciperácea; entre el gran número de hojas minadas que examiné, solamente hubo aleunas ninfas, y ninguna larva. Hasta principios de noviembre del mismo año, los coleópteros se mantenian 254 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA aun entre las hojas, pero quince días después ya hallé muchos co- miendo, otros apareados. El 3 de diciembre pude recoger las prime- ras hojas minadas; las galerías tenían 4 á 6 centímetros de largo. Durante los meses de diciembre y enero quedaron interrumpidas mis observaciones; cuando volví en febrero á Río Santiago, junté unas doscientas hojas con minas, en su mayor parte con laryas, com- pletamente desarrolladas y entre ellas apenas una veintena de nin- fas. Los coleópteros eran ese día muy escasos. Hubo también, en nú- mero inferior, minas á medio terminar, producidas por larvas jóvenes, las que atribuyo á una segunda generación. Avispas parásitas. — No obstante la vida oculta que llevan nues- tras larvas de Taphrocerus, ellas no escapan á sus perseguidores. Es muy común al abrir una mina, de encontrar á pequeñas larvas de hi- menópteros devorando el cuerpo de aquellas. Careciendo de la- documentación necesaria, me es imposible por ahora de clasificar esos himenópteros. El más abundante es un pequeño calcídido negro azulado, con ca- beza, parte superior del tórax, ancas y fémures de un lindo verde me- tálico; el ápice de estos últimos, tibias y tarsos son blanquecinos, el último artejo tarsal es pardusco. Otro pertenece probablemente á los bracónidos. Es una bonita avispa con alas ligeramente ahumadas é irisadas, con antenas muy largas, parduscas. Su color es de un testáceo rojizo, los miembros amarillentos, el último artejo tarsal pardusco. Las ninfas de estas avispas se desarrollan también entre las gale- rías larvales del bupréstido. Las del caleídido son libres, negro azu- ladas; las otras encerradas en un capullo alargado de tejido blanco, confeccionado por la larva. DESCRIPCIÓN DE LOS DIVERSOS ESTADOS DEL INSECTO Huevo. — El huevo de color castaño obscuro es liso y lustroso ; de forma elíptica aplanada; de 1 milímetro de largo, 6,5 milímetros de ancho y menos de 0,1 milímetro de espesor. Además está provisto de un angosto margen, que corresponde á la substancia viscosa, la que fija el huevo sobre la hoja; este margen presenta finísimas estrías radiales. METAMÓRFOSIS DE « TAPHROCERUS ELONGATUS » GORY 255 Larva. — La larva es ápoda, tiene forma alargada y comprimida; su cuerpo sublinear, es casi cinco veces más largo que ancho, la ma- yor anchura corresponde al tórax y va estrechándose paulatinamente hacia la extremidad posterior. Su color es blanquecino, algo verdoso en individuos jóvenes; la cabeza es amarillo castaño, las placas quitinosas del protórax (dorsal y ventral) son de color amarillo muy pálido. Todo el tegumento es muy fino y densamente reticulado, subgra- nulado; los bordes de los segmentos, costados y región posterior del cuerpo están cubiertos por una granulación distinta y negra, la que da á estas partes un ligero tinte pardusco. La cabeza es muy pequeña, subtriangular y muy encogida en el pronoto; sus apéndices y piezas bucales son apenas visibles. El labio es transversal con los ángulos redondeados, los que llevan cilias com- primidas y truncadas. Las antenas son cortas, triarticuladas, con el artejo terminal diminuto, fusiforme. Sobre el artejo mediano hay una larga seta y algunas cilias en la punta. Detrás de las antenas y sobre una leve prominencia lateral se destaca un punto transparente, semi- esférico, que debe corresponder á las ocelas. Las mandíbulas son pe- queñas pero robustas, tridentadas con el diente basal más ancho y obtuso. Las maxilas tienen el lóbulo interno alargado, erizado por al- gunas setas comprimidas y truncadas en el ápice; los palpos son pe- queños, biarticulados. La lengiieta es subcuadrada, en los ángulos re- dondeada; sus palpos rudimentarios, formados por un sólo artículo cilíndrico. El protórax es transversal, casi tan largo como los dos otros seg- mentos torácicos juntos; hacia adelante es estrechado y redondeado en sus ángulos anteriores. Estos dos segmentos, como el primero del abdomen son más cortos que los subsiguientes y éstos más ó menos iguales; todos ellos tienen los costados redondeados y están provistos de unos cuantos pelos claros. El segmento anal es pequeño, en el ápi- ce hendido, bilobado. Los orificios de los estigmas están situados en la parte anterolate- ral de los segmentos; el primer par en el mesotórax y es lateroven- tral, los otros en los ocho segmentos del abdomen son dorsolate- rales. Ninfa. — La ninfa es de un vivo rojo castaño, lustrosa, y comple- tamente elabra; su tegumento es finísimamente reticulado, más bien suberanulado, la cutícula gruesa y resistente. 256 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA No presenta nada de particular : es alargada, plana, más ó menos hexagonal, y como un tercio más corta que la larva, pero más ancha, y una cuarta parte más larga que la imagen. La cabeza es muy inclinada hacia el lado ventral, los dos pares anteriores de patas, normalmente plegadas, dejan todo el mesosterno libre; de las patas posteriores asoman solamente los tarsos entre el metasterno y las pterotecas. Estas son bastante angostas y dejan en el dorso todo el abdomen descubierto. Por este lado se ven solamente los codos de las dos patas anteriores. Los orificios de los estigmas:son dorsales. Con la formación del coleóptero, la ninfa se obscurece y adquiere un color negruzco con reflejos bronceados. Imago. — Los primeros ejemplares de este bupréstido los encon- tré hace unos veinte años; fueron clasificados per Kerremans como Taphrocerus elongatus. Esta especie era ya conocida desde 1841, des- crita por Gory en so» Monographie des Buprestides, supplément IV. página 327, lámina 55, figura 320. Los ejemplares típicos procedían de Montevideo. El coleóptero mide 5 milímetros de largo por 1,4 de ancho. Nuestra figura 6 reproduce su forma general. Es de un color verde bronceado bastante obscuro y uniforme. Toda la superficie, incluso las antenas, patas y parte inferior está cubierta por un reticulado sumamente denso, pero bien impreso; además lleva gruesos puntos en forma de fosetas, con cilias microscópicas, blanquecinas. Dichas fosetas son más gruesas en los lados del pronoto; en el abdomen son poco pro- fundas, marcadas por un semicírculo impreso. Sobre la frente hay una pubescencia dorada y densa. Los élitros llevan puntos seriales. más gruesos en la parte anterior y muy finos en la posterior; en el ápice son finamente dentados. DESCRIPCIÓN DE UN NUEVO GÉNERO Y DE DOS NUEVAS ESPECIES DE ESTAFILÍNIDOS MIRMECÓFILOS Por CARLOS BRUCH DINARDOPSIS 1. gen. Corpus fusiforme latum compressum. Caput transversum convexcum subtrapezoideum angulatum; postoccipite courctatum. Oculi infero-late- rales non prominentes. Antennae 11 articulatae breves fusoideae. Mandibulae subtriangulares, apice falciformes non dentatae; prosthe- ca angusta. Maxillae protrudentes; mala interna spinulis compressis armata, ma- la externa ciliata. Palpi maxillares triarticulati, articulo terminala lon- yo atque cylindraceo. Limgula bifida; palpi labiales biarticulati, articulo apical parro oblongo. Mentum transversum conicum antice truncatum. Pronotum transversum, antrorse amgustum, amgulis posticis rugulosis. Seutellum imperspicuum. Elytra lata ad angulos posticos acuta marginibusque lateralibus ca- rinata. Prosternum transversum triangulare longitudinaliter carinatum. Processum mesosternale amgustum elongatum; coxae medianae amplae approximatae. Abdomen conoideum, seymentis subaequilongis. AN. SOC. CIENT. ARG. — TD. LXXXII 258 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Pedes breves; femura compressa late elliptica; tibiae tenues; tarsi anteri et medi 4-, postici 5- articulati. Typus : D. solenopsidicola »n. spec. Long. : 3 mm., antenmás inclusis. Lat. : 100n. Sericeo-nitens; flavo-castanea; caput rufum, abdominis dorsum tix fuscum, buccales partes favicantes; antennae fusculae, articulis apicali Dinardopsis solenopsidicola Bruch Y _ (40 vec. aum.) ac duobus basalibus pallide flavidulis. Corpus totum dense punctulis pilife- ris conspersum : pilis pertenues flato- awrei, super abdomen longiores; abdo- minis segmenta terminalia setis validis nigris donata. Características del género. — El nue- vo género pertenece á la subfamilia Aleocharinae y corresponde á la tribu de los Dinardini neotrópicos, los cua- les no son directamente emparentados con los Dinardimi del viejo mundo. Por su hábito, ó simple convergencia se asemeja mucho al género Dinarda Leach, por la forma comprimida del cuerpo, los ángulos posteriores del pronoto, su margen lateral y el de los élitros, que son carenados, y por la forma de las antenas. También po- dríamos acercarlo al género Myrmeco- chara Kraatz (Buthorax Solier), del cual se conocen ya varias especies, huéspedes de Solenopsis. El cuerpo es fusiforme, bastante ancho y comprimido. La cabeza moderadamente convexa es dos veces más ancha que larga, angulosa, de forma subtrapezoidal; su borde anterior es bi- sinuado; una extrangulación postoccipital determina un cuello corto. Los ojos están situados en la región inferobasal de la cabeza, no prominentes, son invisibles desde arriba. NUEVAS ESPECIES DE ESTAFILÍNIDOS MIRMECÓFILOS 259 Las antenas son cortas, espesas y fusiformes; sus 11 artículos son Figura 1, Dinardopsis solenopsidicola Bruch, según preparación on bálsamo canadá, .,; 2, an- tenaz; 3. mandíbula; 4, maxila, lengiieta y mentón; 5, lengueta y palpos labiales; 6, tórax visto por debajo; 7, tarso de la pata anterior; 8, tarso de la posterior. transversales, menos el apical, que es cónico y tan largo como los 4 precedentes juntos. 260 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Las mandíbulas son triangulares, falciformes hacia el ápice, el bor- de no dentado, provisto de membrana (prostheca) angosta. Las maxilas son salientes; el lóbulo interno lleva espinas compri- midas, algo curvas; el externo es abundantemente ciliado. Los palpos maxilares son triarticulados; el artículo basal es obcónico, subglobu- lar, el mediano cilíndrico, lo mismo que el terminal mucho más del- gado. La lengiieta es bífida; los palpos labiales son biarticulados con el artículo apical pequeño y oblongo. El mentón es transversal, cónico, adelante truncado. El pronote es dos veces más ancho que largo, hacia adelante estre- chado; su borde anterior anchamente escotado, el posterior recurvo con los ángulos bastantes avanzados; el margen pleural es algo re- plegado. El escudete es invisible. Los élitros anchos, tienen los ángulos posteriores agudos, el mar- gen pleural también replegado y carenado. El prosterno es transversal, triangular y presenta una finísima ca- rena longitudinal. El proceso mesosternal delgado, alargado: las ancas medianas son amplias, muy aproximadas. Los segmentos del abdomen cónico, son subiguales en largo y trun- cados en el ápice. Las patas son relativamente cortas; los fémures comprimidos, an- chamente elípticos; las tibias son delgadas, algo más cortas que los fémures. Los tarsos anteriores y medianos poseen cuatro, los posteriores cinco artículos con las uñas simples. Características de la especie. — Esta especie es de color castaño amarillo. La cabeza es apenas más obscura, algo rojiza, el dorso del abdomen ligeramente pardusco; las antenas son pardas con los dos artículos basales y el terminal amarillento pálidos, lo mismo que los órganos bucales. Todo el insecto tiene aspecto sedoso y está cubierto de puntos pi- líferos; los pelillos son tenues, adyacentes y de un lindo amarillo de oro. En los segmentos posteriores del abdomen esta pubescencia es más fuerte y más separada, mezclada con pelos setosos, negros y algo en- corvados. NUEVAS ESPECIES DE ESTAFILÍNIDOS MIRMECÓFILOS 261 Procedencia. — La Plata. Este interesante y bonito estafilínido vive en los nidos de nuestra hormiga Solenopsis saevissima Sm., y debe ser considerada como mirmecófilo típico. : No es raro en ciertos lugares de los alrededores de esta ciudad : hemos encontrado ya más de cien ejemplares, siempre en nidos donde abunda también el gracioso pseláfido PFustiger elegans Raffr., y la chinche Neoblissus parasitaster Bergroth. Cuando lo descubrí, en el invierno pasado (15, VI, 1916), hallé los primeros individuos refugia dos en las cámaras inferiores del nido y entre las hormigas aglomera- das. Durante la estación templada, lo encontramos en la parte supe- rior del hormiguero, muchas veces debajo de la misma costra que cu- bre la cúpula. Es sumamente lucífuga y desaparece en seguida de la superficie del suelo. En diciembre pasado guardé varios ejemplares en un pequeño nido artificial, sin que pudiera observar cuidado alguno por parte de las hormigas. Éstas los toleran, pero no parecen preocuparse mayormen- te de sus huéspedes, los cuales saben aprovecharse de sus alimentos ó de los desperdicios. Jamás he visto que una hormiga llevara ó trans- portara á un estafilínido, mientras que lo hacen á menudo con los pseláfidos, quienes se prenden á sus miembros. Myrmecochara (Euthorax) solenopsidis 1. spec. Long. : 2 mm., antenmis cxclusis; lat. : 1,2 mm. PFlavo-testacea subnitens, abdomen nonnihál obscurius atque magis ni- tidum; caput fuscum. Corpus latum sat compressum. Caput, thorax atque elytra pubescentia densa tenui brevi adpressa ves- tita. Abdomen laeve lateribus pilosum atque ad margines omnium seg- mentorum serie setularum nigrarum simplice ornatum. Pubescentia leniter magis robusta ad superficem inferam et ad pedum partes. De un flavo-testáceo, el abdomen algo más obseuro y más lustroso, la cabeza pardusca. Cuerpo ancho y bastante comprimido. Cabeza, tórax y élitros están cubiertos por una pubescencia ama- rillenta, sumamente tenue, corta y adyacente. El abdomen es liso, provisto de pelos en su borde marginal y en los segmentos termina- les, y de una hilera de setas negras, que nacen sobre el borde poste- 262 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA rior de cada segmento. La pubescencia es algo más gruesa en la par- te inferior y sobre los miembros. Myrmecochara (Buthorazx) solenopsidis Bruch (40 vec. aum.) La cabeza es normalmente muy inclinada, bastante más ancha que larga. Las antenas sobresalen al protórax, son delgadas, apenas más engrosadas hacia el ápice; el tercer artículo es doble más largo que NUEVAS ESPECIES DE ESTAFILÍNIDOS MIRMECÓFILOS 265 el segundo, los siguientes subiguales, obcónicos; el terminal es agu- do cónico y dos veces más largo que el tercero. Los órganos bucales pueden verse en nuestras figuras. El pronoto es dos veces más ancho que largo, estrechado hacia adelante, con el margen anterior anchamente escotado, el posterior truncado con los ángulos bastante ayanzados hacia atrás. a, cabeza vista por arriba; hb, maxila y palpo maxilar; c, lengiieta y palpos labiales d, tarso de la pata posterior Los élitros son anchos, poco convexos; casi tan largos como el pro- noto, algo estrechados en la base y en el ápice tan anchos como aquél: tienen su margen posterior hacia los ángulos ligeramente escotado y estos últimos bastante agudos. El escudete es pequeño, triangular, casi oculto debajo del pro- noto. El abdomen es corto, subtriangular, tan ancho como largo en el in- secto secado. 264 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Las patas son delgadas, las tibias y los tarsos posteriores dos ye- ces más largos que los anteriores. Procedencia. — Humahuaca (provincia de Jujuy, 20, VIIL 1904). El único ejemplar hallado io fué debajo de una piedra y en compañía de Solenopsis saevissima Sm. Me fué indicado por el distinguido es- pecialista doctor Bernhauer como especie nueva, por lo cual me de- cidí á describirla. He aprovechado mis preparaciones de los órganos bucales, agregando los dibujos, que pueden servir para la compara- ción con los de la especie precedente. La Plata, enero de 1917. EL PRIMER HALLAZGO ARQUEOLÓGICO EN LA ISLA DE MARTÍN GARCÍA (1) Por FÉLIX F. OUTES Á Juan Nielsen. Tenía para mí, que la isla de Martín García, del punto de vista ar- queológico, constituía un campo de investigación absolutamente es- téril. Y fundaba mi creencia en razones atendibles. En primer término, de las informaciones histórico-documentales á nuestro alcance, inferíase, con sobrado fundamento, que en el mo- mento dle la conquista española, la isla estaba despoblada. No quiero referirme, desde luego, al momento inicial : es sabido que de la malograda expedición de Juan Díaz de Solís (1515-1516), sólo se han conservado la versión de su epílogo trágico y los itinera- rios hechizos que corren en conocidas crónicas; mientras los escuetos informes contenidos en el cuaderno de bitácora de Francisco Albo, aquel contramaestre de la«nao» Trinidad, bien poco aclaran las cit- cunstancias del reconocimiento que, por enero de 1520, hiciera la «nao» Santiago, de la misma escuadra del inmortal Magallanes, has- ta la boca del Uruguay. En los documentos de fecha posterior era donde encontraban asi- dlero mis sospechas. Luis Ramirez, de la expedición de Sebastián Caboto (1527), que llegó de arribada á la isla en el curso de una excursión realizada á lo largo del litoral oriental del estuario, en procura de alimentos para (1) Comunicación á la Sociedad argentina de Ciencias Naturales, leída en su reunión del 17 de febrero de 1917. AN. SOC. CIENT. ARG. — T. LXXXII 18 266 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA remediar las escaseces que se experimentaban en San Lázaro, da á entender claramente, que estaba deshabitada, y afirma que le fué im- posible encontrar recurso alguno, no obstante haber permanecido allí cuatro días (1). Algunos años más tarde, en 1551, Pero Lopes de Souza, recala también en la isla, que llama de Santa Ana; y de su interesante relato de viaje, puede inferirse, asimismo, y con plena certeza, que aquella se hallaba deshabitada. En efecto, el descubridor portugués durante los tres días que permaneció en Martín García, llegó á internarse en la isla; sus hombres hicieron grandes fogatas en tres lugares distin- tos para ver — dice — se nos acudía gente, pero sólo divisaron huma- redas lejanas, que, desde lo alto de los grandes árboles, pudieron constatar se elevaban de tierras arboladas y anegadizos esfumados en el horizonte (2). Por último, las instrucciones que en 1541 dejara Domingo Martí- nez de Irala al despoblar á Buenos Aires, contienen ciertas insinua- ciones respecto á la conveniencia de criar ganado porcino en la isla de Martín García, que surge de ello la convicción de que se trataba también por entonces, de un lugar deshabitado en absoluto (3). En segundo término, y corroborando, siquiera en parte, los apre- ciables elementos de juicio á que me he referido, nunca había sido hecho en el pequeño territorio de la isla hallazgo arqueológico algu- no, no obstante tratarse de una localidad muy frecuentada en los úl- timos tiempos y donde se han levantado, también, amplias construc- ciones que dieron lugar á grandes removidas del suelo. Mas, si la isla de Martín García estaba despoblada cuando llega- ron los descubridores y conquistadores del siglo XVI, el interesante hallazgo arqueológico de que voy á ocuparme, demuestra, sobrada- mente, que en ella hubo, con anterioridad al momento histórico alu- dido, un núcleo aborigen que, al parecer, la habitó con cierta perma- nencia desde que dejó depositados allí, á sus caros muertos. (1) Luis RAMÍREZ, Carta, en EDUARDO MADERO, Historia del puerto de Buenos Aires, 1, 339. Buenos Aires, 1892. (2) Pero LoPES DE SOUZA, Diario da navegagáo da armada que foi d terra do Brasil em 1530 sob a capitania-mor de Martim AÁffonso de Souza, 42 y siguiente. Lisboa, 1839. (3) E. S. ZEBALLOS, Orígenes nacionales. Despoblación de Buenos Ayres [sic] por Trala.el 10 de abril de 1541, en Boletín del Instituto geográfico argentino, XIX, 266. Buenos Aires, 1898. EL PRIMER HALLAZGO ARQUEOLÓGICO 267 Corresponde al personal del Museo nacional de Historia Natural de Buenos Aires, en cuyo haber figuran tan interesantes descubri- mientos y constataciones verificados en los últimos tiempos, la buena suerte de haber realizado el primer hallazgo; augural, sin duda, de otros más importantes. Las circunstancias de lugar y de modo que rodean el descubri- miento, son las que voy á recordar á continuación, tal cual me las ha referido el señor don Antonio Pozzi, preparador del Museo, quien ob- tuvo, ocasionalmente, el material arqueológico. Hacia el noroeste de la isla, en las proximidades del antiguo mue- lle que sirvió para facilitar la carga de la arena que en otra época de allí se extraía, existe un grupo de médanos, cuya altura no excede de 10 metros. Esa acumulación detrítica fué removida ampliamente mientras se realizó la explotación referida; y tales trabajos, quizá, pusieron al descubierto el cementerio indígena cuyos restos ha en- contrado el senor Pozzi. El material traído á Buenos Aires, fué obtenido superficialmen- te, se hallaba mezclado y destruído por completo; y aunque esca- so por su número, puede considerarse altamente representativo. Comprende algunos restos óseos humanos (1), 42 fragmentos de al- farería, 2 fragmentos de roca y varios moluscos marinos y de agua dulce (2). Voy á resumir las observaciones que me sugiere el referido ma- terial. Los restos lumanos carecen de importancia : se trata, simplemen- te, de un pequeño fragmento, quizá de parietal, de una vértebra cer- vical y de otra lumbar, sumamente destruida. Estos huesos ofrecen una coloración blanco marfilina ó grisácea y están mal conservados, pues parece han permanecido largo tiempo á la intemperie. La alfarería, en cambio, forma una serie interesante, que comprende ejemplares lisos y otros con ornamentos grabados ó pintados. Considerada en su conjunto, representa á una industria bastante avanzada, dadas sus particularidades tecnológicas. Observaré, en primer término, que no existe homogeneidad per- fecta entre las partes componentes de la pasta cerámica empleada, (1) Números 4823 á 4825 de las colecciones del Museo nacional de Historia Na- tural de Buenos Aires. (2) Números 4826 á 4873 de las colecciones del Museo nacional de Historia Na- tural de Buenos Aires. 268 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA pues se ha agregado como dégraissant á la materia plástica esencial, la misma arena, regularmente gruesa, de los médanos del lugar, y cuyos elementos de tamaño variable — especialmente cuarzo y sílice — se ven difundidos en la pasta. No se crea que la alfarería encon- trada en Martín García, ofrezca, por ello, un carácter primitivo. Por el contrario, la introducción de materias «áridas » en las pastas, 1m- plica el conocimiento de un procedimiento tecnológico avanzado. En efecto, los dégraissants actúan sobre las pastas cerámicas como me- dios mecánicos ó físicos de división, ejercen una influencia apreciable sobre su fusibilidad y con la falta de homogeneidad que ellos origi- nan, contribuyen á hacerlas menos frágiles y más resistentes, por lo tanto, á los golpes y variaciones de temperatura; vale decir, y esto es lo más importante, evitan los diversos inconvenientes determina- dos por una plasticidad exagerada. El modelado dela mayor parte de los vasos, se ha verificado me- diante el conocido procedimiento de la superposición de rodetes, más Ó menos gruesos, de la pasta cerámica. La altura de esos rodetes os- cila entre 18 y 10 milímetros. La cocción siempre es incompleta, notándose, por ello, en las sec- ciones, tres zonas bien definidas : bermeja ó parda, la externa; ne- era, la media; y bermeja ó parda, la interna. Conviene hacer notar. sin embargo, que la superficie externa de los vasos con ornamentos grabados, es, casi siempre, de color pardo; y que, excepcionalmente. las superficies interna ó externa ofrecen una coloración negra ó terra- cotta franca. Todos los fragmentos son duros, verdaderamente tenaces, tanto, que no pueden rayarse con la uña. En fin, la totalidad de los vasos, ya sean lisos Ó con ornamentos erabados ó pintados, han sido bien pulimentados, en especial su su- perficie interna, aunque á las veces, se notan estrías finas ó asperezas poco mani fiestas. Tratándose de piezas muy destruídas, menudamente fragmenta- das, es casi imposible determinar la forma de todos los vasos ó in- tentar su reconstrucción. En general, sólo puede asegurarse, que los más de ellos, corresponden á tipos zonarios ventricosos, constituidos por una gran zona inferior campanuliforme ó hemisférica y una, dos Ó tres superiores de menor altura. La zona inferior y la que la sigue. se unen, siempre, por su base mayor; mientras, por lo general, la ter- cera, cuando existe, lo hace por la menor, mediante una estrangula- ción sensible. EL PRIMER HALLAZGO ARQUEOLÓGICO 269 Por la causa apuntada, tampoco es posible fijar en la mayoría de los casos, ni aun aproximadamente, el diámetro de la boca: sólo en uno he podido obtenerlo y alcanza á 542 milímetros. Con todo, puedo insinuar que muchos fragmentos corresponden á urnas de gran tama- ] Fig. 1 (4849) Fig. 2 (4853) Fig. 3 (4847) Colec. Mus. Nac. Hist. Nat., +'/, ño y otros, á pequeños vasos, destinados á usos domésticos. Estas in- ferencias se corroboran al examinar el espesor de las paredes : así, en los fragmentos que considero como pertenecientes á urnas, oscila Fig. 6 (4826), colec. Mus. Nac. Hist. Nat., +'/, entre 17 y 10 milímetros; mientras en el segundo caso, varía entre 9 y 5 milímetros. Entre las alfarerías de que vengo ocupándome. figuran un buen número de bordes. Casi todos ellos son sencillos y redondeados, las más de las veces ligeramente plegados hacia el exterior (fig. 1 y 2), y, 270 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA pocas formando un labio pronunciado (fig. 3), ó verticales al plano de la boca (fig. 4). En un solo caso el borde está constituído por una banda saliente que determina una garganta pronunciada (fig. 5). Tales son las diversas particularidades de la alfarería hallada en Martín García por el señor Pozzi, pues, la verdad es que no existen caracteres diferenciales entre los ejemplares lisos y los ornamenta- dos con grabados ó pintados. Los ornamentos consisten, co- mo lo he dicho al pasar, en grabia- dos y pinturas. En el primer caso, es lo cierto que sólo por extensión puede ha- blarse de grabados, pues, en rea- lidad, se trata de impresiones he- chas con Jos dedos ó uñas del Fig. 7 (4835), colec. Mus. Nac. Hist. Nat. 25, alfarero. Este procedimiento tan elemen- tal, ofrece tres grupos bien marcados. El primero está constituido por series rítmicas de impresiones digitales, hechas sobre los rodetes de pasta aun fresca, con ayuda de la yema y de la uña del dedo pul- gar (fig. 6). En el segundo caso, las presiones se han producido tan sólo con la uña y el borde de la yema (fig. 7). Ahora bien, como en ambos casos las presiones se han ejercido siempre oblicuamente., han determinado un tipo de ornamentación imbri- cada sumamente característico, que parece ha cubierto casi la totalidad de la superficie ex- terna del vaso hasta el mismo borde. Por últi- mo, en el tercer grupo sólo intervienen impre- siones unguiculares en series rítmicas (fig. S). Respecto al empleo de la pintura, observo y Fig. S (4848), colec. Mus. que, en ciertos Casos, se trata únicamente, de Nac. Hist. Nat., =*' la aplicación de un color uniforme en determi- nada parte del vaso; mientras en otros, aquella aplicación se comple- menta mediante verdaderos motivos ornamentales trazados con la ayuda de otro color. Juando la aplicación de pintura es uniforme, se ha cubierto con ella la superficie interna de los vasos lisos y se ha empleado el rojo vivo ó un rojo violáceo; ó forma una banda — en este caso blanca — que comprende las zonas superiores de los grandes vasos. Pero haré notar, que, en ningún caso, la alfarería con ornamentación imbricada EL PRIMER HALLAZGO ARQUEOLÓGICO 271 ó con impresiones unguiculares muestra el menor rastro de pintura. Los fragmentos de alfarerías correspondientes á vasos con verda- «dleros ornamentos pintados, parecen ser sumamente escasos ; el señor Pozzi ha recogido sólo dos ejemplares. Del punto de vista tecnológico no ofrecen — repito — caracteres diferenciales que los distingan de la alfarería lisa ó de la ornamen- tada con grabados. Los colores empleados son el blanco y el rojo; el primero, aplicado como fondo y el segundo, utilizado tan sólo para los ornamentos. Al parecer, ambos colores cubren, únicamente, las estrechas Zonas superiores de los vasos y no llegan al vientre de los mismos. Por aquella circunstancia, los ornamentos forman registros horizontales coincidentes con el ancho de las zonas, y se ha- llan separados entre sí, por una estrecha faja roja. Rodeando la periferia dlel borde y cubriendo á este mismo, se nota, también, una faja roja. En cuanto á los ornamentos, en sí mismos, mis observacio- nes no pueden ser sino limita- das, pues uno de los ejempla- res los tiene borrados casi por Fiz 9 (4810), colec. Mus. Nac. Hist. Nat, + '/, completo. Justamente en la pieza á que acabo de referirme, el registro infe- rior parece haber comprendido cuadrados ó rectángulos «concéntri- cos» — permítaseme tal expresión — dispuestos en forma de greca: en cambio, en el registro superior, próximo al borde, se notan rastros dle elementos curvilíneos. En el otro ejemplar traído por el señor Pozzi, los ornamentos se conservan en muy buenas condiciones. El registro inferior comprende un elegante motivo formado por curvas sigmoides, cuyo desarrollo de composición es imposible determinar por la pequenez del fragmento: y, en el superior, un amplio reticulado (fig. 9). Conviene se sepa, por último, que los ornamentos en el primer caso á que me he referido, están formados por líneas gruesas, y en el se- gundo, por finos y seguros trazos. 272 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Posteriormente a la lectura de esta comunicación ante la Sociedad argentina de Ciencias Naturales, el profesor don Juan B. Ambrosetti recibió de Martín García una pequeña serie de alfarerías, obtenida en el mismo yacimiento descubierto por ei señor Pozzi. Mi distin- guido colega ha tenido la fineza de facilitármelas; y, entre ellas, he encontrado un pequeño fragmento pintado de blanco y con ornamen- to rojos, consistentes en líneas quebradas que ocupan la estrecha zona próxima al borde (fig. 10), las que determinan un motivo de aspecto eskeiomórfico. : Del resto del material reunido por el señor Pozzi, bien poco tengo que decir. Las rocas á que aludí, al iniciar esta comunicación, son Fig. 10 (22.789), colec. Mus. Etnog. Fac. Fil. y Let., =*/ dos fragmentos informes de sílice, extraños desde luego, á la isla; de los moluscos marinos y fluviales, se ha ocupado — con su habitual competencia — el profesor don Martín Doello-Jurado, quien ha pun- tualizado hechos importantísimos (1); y sólo me quedaría por añadir que junto con los objetos, fué hallado un fragmento de mandíbula de «dentudo ». Quiero, sin embargo, antes de pasar á precisar la procedencia cul- tural del hallazgo de Martín García, resumir las interesantes observa- ciones malacológicas del profesor Doello- Jurado. Los moluscos traídos por el senor Pozzi son : un ejemplar de 4m- pullaria megastoma Sow.; un fragmento, quizá de Ampullaria insula- rum "Orb., ó de A. canaliculata Lmk.; un fragmento de Diplodon sp., (1) MartíN DorLLo-JURADO, Conchyliologia archaeologica. Moluscos hallados en el cementerio indígena de Martín García. Esta comunicación, aun inédita, se publi- cará, posiblemente, en revista Physis, órgano de la Sociedad argentina de Ciencias Naturales, EL PRIMER HALLAZGO ARQUEOLÓGICO 215 y un ejemplar, que comprende sólo el último anfracto, de Urosalpinx Rushi Pilsbry. La presencia de los tres primeros elementos, no tiene mayor sig- nificación; acaso sólo resulte sugerente el hecho de haberse encon- trado A. megastoma en Martín García, si se recuerda que dicha especie vive, actualmente, en el río Uruguay. Si dicho elemento no existiera en realidad en la isla, habría sido traído par los indígenas desde el litoral uruguayo que constituye su actual habitat. En cambio, el hallazgo de Urosalpinx Rushi reviste singular ¡m- portancia, por lo que representa en sí mismo y por los hechos arqueo- lógicos á que se halla vinculado. Ante todo, se trata de una especie que vive actualmente en el mar, fuera de la embocadura del río de la Plata, y que se presenta subfósil en los depósitos pleistocenos de Punta Carretas (alrededores de Mon- tevideo) y de Concepción del Uruguay (Entre Ríos); además, se la ha encontrado en yacimientos arqueológicos distribuídos en una área territorial sumamente extensa. En efecto, el profesor don José H. Figueira, encontró ejemplares de Urosalpinx Rushi, junto con otros moluscos, debajo de los cráneos indígenas hallados en los túmulos de San Luis (departamento de Ro- cha, República Oriental del Uruguay) (1); el doctor Luis María To- rres, ha obtenido la misma especie en los enterratorios aborígenes llel Delta paranaense (2), y el profesor Doello-Jurado ha tenido opot- tunidad de ver en Tucumán, algunos ejemplares que se suponía pro- cedieran de yacimientos indígenas de la provincia. Los ejemplares procedentes de los túmulos de San Luis, el obtenido en el cementerio de Martín García y los conservados en el Museo de Pucumán, presentan todos la misma fractura, que es intencional, como lo constata Martín Doello-Jurado, y hecha con el propósito de (1) A propósito de los interesantes cementerios indígenas de la región de San Luis, consúltese el relato publicado por el profesor José Arechavaleta (Hiaje ú San Luis, en El Uruguay en la exposición histórico-americana de Madrid, 100 y si- guientes. Montevideo, 1892). Conviene se sepa, que el profesor Arechavaleta no menciona á Urosalpinx Rushi (Ibid, 104), cuyo hallazgo y ejemplares ha conocido y examinado el profesor Doello-Jurado, debido á las circunstancias que menciona en su interesante nota. (2) Luis María TorkRES, Los primitivos habitantes del Delta del Parand, 435 y siguiente. Buenos Aires, 1913. Es sensible que el doctor Torres no haya deter- minado con precisión, el yacimiento en el cual obtuvo los ejemplares de Urosal- pins : su referencia es sólo general. 274 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA que la extremidad inferior del uno se introduzca en el hueco determi- nado por la fractura en el ápice del otro (1). Puede, pues, afirmarse con plena certeza que se trata de elementos para collares, brazaletes, etc. Por otra parte, el hallazgo de Urosalpinx Rushi en yacimientos tan distantes entre sí, induce á suponer amplios intercambios, que en el caso de haber sido obtenida la especie en las playas marinas del Atlántico y proceder de un yacimiento tucumano los ejemplares con- servados en el museo de aquella provincia argentina, representarían una corriente de comercio primitivo de oriente hacia occidente, cuya existencia se señalaría por vez primera. ¿Puede establecerse, con relativa certeza, la procedencia cultural dle los diversos materiales obtenidos en Martín García? La verdad es que si el señor Pozzi hubiere reunido allí sólo los fragmentos de alfarería lisa, y aun los con ornamentos imbricados ó impresiones unguiculares, su descubrimiento no tendría valor indi- cador alguno. Ese tipo de ornamentación elemental, se presenta en la alfarería indígena de Martín García como en la de los Chiriguanos de Bolivia; se ha señalado en los cementerios del nordeste de la Repú- blica Oriental del Uruguay; en las estaciones neolíticas bonaerenses del litoral atlántico, al norte del 379 de latitud sur; en los enterrato- rios de la región meridional de Entre Ríos; o domina, casi en abso- luta, en la cuenca del Alto Paraná. La verdadera « etiqueta» del hallazgo, la proporciona la alfarería con ornamentos pintados; esos fragmentos de vasos que ofrecen un bello fondo blanco, sobre el cual se han trazado dibujos rojos más 6 menos complicados. En este caso, no se trata de posibles convergen- cias, sino de una ecuación étnica que cobra singular valor indicador. La alfarería pintada á que aludo, se ha señalado, hasta ahora, á lo largo de la cuenca del Paraná y en algunas localidades situadas en el curso inferior del Uruguay. Son otros tantos jalones, de importan- cia desigual, es cierto, pero que permiten fijar el área de dispersión de la cultura que representan y hasta determinar, si acaso, su proceden- cia étnica. (1) El doctor Torres no proporciona, en su libro, referencia alguna respecto á las condiciones como fueron hallados los ejemplares de Urosalpinx, su estado, ete. ; ejemplares que Martín Doello-Jurado no había podido examinar hasta el mo- mento de redactar su nota. Por estos motivos, es imposible saber si presentan la misma fractura de los obtenidos en los otros yacimientos á que aludo en el texto. EL PRIMER HALLAZGO ARQUEOLÓGICO 275 En la cuenca del primer río nombrado, los hallazgos extremos, rea- lizados en la región del Delta bonaerense próximo al partido de Las Conchas (1) y en Tacurú Pucú (Paraguay), Yaguarazapá (Paraguay) y Colonia militar brasilera del Iguazú (estado de Paraná) (2), sobre el Alto Paraná, tienen verdadera importancia, pues se trata de cemen- terios en los cuales se han presentado, asociadas, la alfarería con or- namentos imbricados ó unguiculares y la pintada de blanco y rojo. Por desgracia, los otros hallazgos verificados en una construcción tumular del río Carabelas (Delta bonaerense); en lugares indetermi- nados, situados sobre ese mismo río y el Paraná Miní; en la isla de Paycarabí (3) y los alrededores de Puerto Gómez (provincia de Santa Fe) (4), son «manifestaciones» esporádicas, que apenas constituyen otros tantos eslabones. He dicho que la alferería blanca y roja también se ha señalado en la cuenca del Uruguay, pero en su curso inferior. En efecto, el profe- sor José H. Figueira ha divulgado un fragmento elegantemente or- namentado, que obtuvo «en las ruinas de la antigua reducción de Santo Domingo de Soriano» (5); y durante sus investigaciones en la isla del Vizcaíno, próxima á la desembocadura del río Negro y á la antigua población citada, tuvo la fortuna de hallar en un mismo en- terratorio, dos urnas : una con ornamentación imbricada típica y la otra, que ofrecería las pinturas rojas características (6). Sea como fuere, los ejemplares de alfarería pintada de blanco y rojo obtenidos en las diversas localidades nombradas se les halla (1) BURMEISTER, Swr les cránes, les mours et Vindustrie des anciens Indiens de la Plata, en Congres international d' Anthropologie et d' Archéologie prehistoriques. Compte vendu de la 6* session, Bruxelles, 1872, 348 y siguiente. Bruxelles, 1875. (2) JUAN B. AMBROSETTI, Los cementerios prehistóricos del Alto Paraná (Misio- nes), en Boletín del Instituto geográfico argentino, XVI, 229, 243, 244, 247, 248, 249, 251, figuras 5, 13 y 14 de la lámina, y K del texto. Buenos Aires, 1895. (3) TorkREs, Ibid., 92 y siguiente; 391, nota 2; 408 y siguiente, figura 165. (4) Luis María TokrkES, Arqueología de la cuenca del río Paraná, en Revista del Museo de La Plata, XIV, 115, figura 37. Buenos Aires, 1907. (5) JosÉ H. FIGUEIRA, Chanás, en ORESTES ARAÚJO, Diccionario geográfico del Uruguay, 223, figura 2. Montevideo, 1900. (6) FIiGUEIRA, Chanás, ete., 222, fig. 1; Torkus, Los primitivos, ete., 402 y siguiente. Nada dice Figueira respecto á la urna pintada, hallada en la isla del Vizcaíno (Chanás, etc., 223, nota 2); y la referencia que de ella hace Torres en su obra, es tan ambigua — « de superficie lisa y pintada de rojo con ornamentos geometrizados » — que ello justifica mis reservas al mencionarla en el texto. 276 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA asociados, cuando se trata de yacimientos primarios, á las grandes urnas funerarias y vasos infundibuliformes ó campanuliformes orna- mentados con elementos imbricados é impresiones unguiculares; y, asimismo, ofrecen entre sí una unidad estilística absoluta. Estos son los hechos esenciales que es menester puntualizar y recordar. Ahora bien, la cultura representada por las referidas « manifesta- ciones », es una cultura exclusivamente litoral. Se ha desarrollado á lo largo de la cuenca del Paraná y quizá también del Uruguay, ocu- pando sólo determinadas islas ó lugares ribereños cireunseriptos de las márgenes de ambos ríos, y no existe el menor indicio de que pue- da haber llegado á penetrar en la región interior mesopotámica entre- rriana ó correntina. Posee, además, y como lo he puntualizado, caracteres propios tan marcados que es fácil singularizarla entre otras culturas primitivas. cuyos rastros se señalan en las mismas regiones: así, no existe punto alguno de contacto entre sus restos materiales y los pertenecientes á las agrupaciones indígenas, que en el curso inferior del Paraná, ente- rraban á sus muertos en construcciones tumulares; ni tampoco lo hay, si se les compara con los dejados desde el 299 de latitud sur en la cuenca de ese río, por otro pueblo que sabía modelar hermosas figuras dle animales, pájaros y aun groseras representaciones humanoides (1). ¿Cuál es, pues, dicha cultura ? José H. Figueira y Luis María Torres entienden que la alfarería pintada de blanco y rojo debe referirse á los Chanás. Ienoro las razones que pueda invocar el primero en apoyo de su afirmación : acaso el descubrimiento del fragmento, á que he aludido, en el lugar de Santo Domingo de Soriano, haya determinado su infe- rencia. Si así lo fuere, estaría desprovista de fundamento, pues me bastaría recordar que la reducción Chaná de aquel nombre sufrió va- rios desplazamientos, hasta quedar instalada en definitiva, sobre la margen izquierda del río Negro, es decir, en un lugar que fué fre- cuentado en diversas épocas por distintas agrupaciones étnicas (2). En cuanto á los argumentos que podía haber aportado el doctor Luis (1) Ya en 1897 establecía los caracteres diferenciales de las culturas á que me refiero en el texto (conf. FéLIx F. OutTEsS, Los Querandies, Breve contribución al estudio de la etnografía argentina, 11 y siguientes. Buenos Aires, 1897). (2) Tengo á la vista un extracto del interesante Diario que Andrés de Oyar- vide redactó durante su viaje de Buenos Aires al arroyo de la China, en el río Jruguay (MS. British Museum, Buenos Ayres, Tratados varios. Mus. Brit. Jure EL PRIMER HALLAZGO ARQUEOLÓGICO 277 María Torres para dar asidero á su tesis, no existen en rigor de ver- dad, pues su vaguedad es tal — y en una cuestión como la que me ocupa, que ha menester de hechos positivos que sean otros tantos elementos de corroboración — que no constituyen una demostración, ni mucho menos una prueba (1). Comparto, en cambio, la opinión del profesor don Juan B. Ambro- setti, quien, desde el momento en que realizó sus interesantes hallaz- sos del Alto Paraná, con verdadera perspicacia, no sólo los vinculó á los verificados en el Delta bonaerense, sino los consideró también co- mo «manifestaciones » atribuíbles á una cultura de procedencia Tu- pí-Guaraní. Creo, vuelvo á repetirlo, que Ambrosetti ha estado en lo cierto; y lo pienso así, apoyándome en las mismas pruebas que adu- jera en 1905: «enterraban sus muertos — dice Ruíz de Montoya, refiriéndose á los Guaraníes del Paraguay — en vnas grandes tinajas. poniendo vn plato en la boca», las que — agrega — «enterrauan hasta el cuello» (2). Y, en tal caso, el cementerio de Martín García señalaría, en el momento actual, la incursión más lejana hacia el ver- dadero estuario del Plata, realizada por aquellos pueblos en sus pere- erinaciones seculares á través de las selvas y a lo largo de nuestros grandes ríos históricos. Buenos Aires, febrero de 1917. emptionis. Add. 17607. Plut. CXCVIITI. C). En él se incluye la declaración de un viejo indio Chaná, que contiene pormenores interesantes respecto á los des- plazamientos que sufrió su pueblo. Según ese individuo, los Chanás, más ó me- nos á mediados del siglo xvI1, vivían en las proximidades del río San Salvador, dle donde, compelidos por los Yaros y Bohanes, debieron trasladarse á la isla Ya- guarí y, de allí, 4 la del Vizcaíno. Según esa misma declaración, que se corro- bora por documentos conocidos, los indígenas fueron trasladados al antiguo pueblo de Santo Domingo de Soriano, sobre la margen izquierda del río Negro y próxi- mo á la desembocadura, para de ahí ser nuevamente desplazados una y media millas más al interior, donde se fundó el nuevo caserío de aquel mismo nombre (conf., asimismo, IsiporRO Dr-María, Páginas históricas de la República Oriental del Uruguay desde la época del coloniaje, 6 y siguientes. Montevideo, 18992). (1) Torres, Los primitivos, ete., 452 y 572. (2) ANTONIO RyIZ, Conqvista espiritval hecha por los religiosos de la Compañia de Tesus en las prouincias del Paraguay, Parana, Vruguay, y Tape, folio 14. Madrid, 1639. Véaso, asimismo, FLix F. OutEs, Observaciones dá dos estudios del señor Eric Boman sobre paleoetnología del noroeste argentino, en Anales de la Sociedad científica argentina, LX, 162 y siguiente. Buenos Aires, 1905. VALOR DEL HALLAZGO DE UNA PIPA DE PIEDRA TALLADA EN LA PROVINCIA DE ENTRE RÍOS (1) Por FÉLIX F. OUTES Quiero llamar la atención sobre un objeto cuyo hallazgo, hecho ha- ce ya largo tiempo en la región septentrional de la provincia de En- tre Ríos, en un lugar próximo al litoral paranaense, posee el valor de una «etiqueta» indicadora. Se trata de una hermosa pipa de piedra tallada que, junto con otros objetos también de piedra, fué encontrada en las proximidades de la ciudad de La Paz (departamento de La Paz), al practicarse una ex- cavación en el curso de los estudios realizados sobre el terreno par: el trazado del ferrocarril proyectado á aquel centro urbano (2). El objeto á que me refiero es de pequeño tamaño. El cuerpo, pro- piamente dicho, está formado por una pirámide exagonal truncada, dle 63 milímetros. El hornillo situado hacia la base, lo constituye una cavidad infundibuliforme de 18 milímetros de profundidad, que se define exteriormente mediante un reborde espeso (6 mm.) y de poca altura (10 mm.). El diámetro interno de la excavación referida es de 18 milímetros y el externo de 28. El ángulo formado por el cuerpo y el hornillo aparece cubierto — diré así — por una banda netamente (1) Comunicación a la Sociedad argentina de Ciencias Naturales, leída en su reunión del 20 de enero de 1917. (2) El hallazgo á que me refiero en el texto, fué hecho por el ingeniero don Francisco Schindler, quien obsequió con una parte del mismo á su amigo el se- ñor don Carlos I. Salas, quien á su vez, me ha comunicado la pipa aludida. VALOR DEL HALLAZGO DE UNA PIPA DE PIEDRA TALLADA 219 destacada de ambos y que termina pocos milímetros antes de la línea determinada por la unión del borde del hornillo con el cuerpo de la pipa (fig. 1). En cuanto al agujero que debió servir para introducir la boquilla de la pipa, si la tuvo, tiene 5 milímetros de diámetro. Por último, la longitud total del objeto, incluso el espesor de la banda, alcanza á 71 milímetros. La anchura, comprendido el mismo espesor, llega á 21 milímetros y la altura máxima no excede de 28 milímetros. El trabajo es muy esmerado y toda la superficie del objeto aparece bien pulimentada, tanto cuanto lo puede permitir la roca utilizada que es bastante porosa. Además, en algunas partes, se no- tan rastros de cierto ma- terial rojizo de lo cual po- dría inferirse que la pie- Za estuvo primitivamente Fig. 1 pintada de aquel color : no lo creo, sin embargo, y me ipclino á considerar dicho material co- mo simples restos terrosos del yacimiento. La pipa que acabo de describir, es un ejemplar angular bien carac-, terizado; y ese detalle de alto valor tipoiógico, es, precisamente, el que permite determinar el valor indicador del hallazgo. En efecto, las pipas angulares caracterizan las provincias cultura- les primitivas sudamericanas orientales, y, especialmente, el Kultu»- lcreis del Brasil meridional. Por ello, los hallazgos verificados en Río rande del Sur son numerosos y se mencionan de largo tiempo atrás (1). Pero, como lo he dicho, el tipo de pipa aludido se le en- cuentra en otras regiones del este de Sud América. Se conocen ejem- (1) LapisLaU NETTO, Investigagoes sobre a archeologia brazileira, en Archivos do Museu nacional do Rio de Janeiro, VI, 447, figura incluída en la misma página, 448, figura incluída en la misma página. Río de Janeiro, 1885; [A.] Kunrkrt, Rio grandenser Alterthimer, en Verhandlungen der Berliner Gesellschaft fúr Anthropolo- yie, Ethnoloyie und Urgeschichte, 1890. 37, figura 16. Berlin, 1890; A. KUNERT, Caximbos in Siid-Brasilien, en Verhandlungen citadas, 1891, 696 y siguientes, fisu- ras 1, 2, 3, 4 y 5. Berlin, 1891; H. von IHERING, 4 civilisagdo prehistorica do Brazil meridional, en Revista do Museu Paulista, Y, SO, figura 12. Sao Paulo, 1895; A. SCHUPP, Breves noticias sobre uns objectos interessantes feitos pelos indigenas do Brazil, en Revista citada, VI, 489, lámina XVII, B, figuras 2 y 4. Sáo Paulo, 1904; GUSTAVO VON KOENIGSWALD, Die indianischen Muschelberge in Siúdbrasilion, 280 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA plares de Paraná (1), Sáo Paulo (2) y Bahía (3), también en el Brasil; y hasta las pipas faliformes y antropomórficas, obtenidas en las pro- ximidades del lago Valencia, en Venezuela, ofrecen igual disposición morfológica (4). En el resto de la extremidad austral de América, las pipas angula- res Ó se presentan muy esporádicamente, como sucede en la provincia de Buenos Aires (5) y en la región andina de la gobernación del Chu- but (6); o se señalan con mayor abundancia, como acontece con Chile. aunque los ejemplares, las más de las veces, no son muy típicos (7). Se me ocurre, á propósito de las pipas chilenas angulares, que ellas quizá pertenezcan á estratos culturales todavía no determinados y cuyas vinculaciones se ignoran por lo tanto; pero no sería extraño que dichas «manifestaciones» fueran debidas, asimismo, á influencias orientales, si se recuerda las grandes pipas angulares para ceremonias que con tanta abundancia se recogen en los yacimientos de las pro- vincias argentinas del noroeste (8). en Globus, LXXXVII, 345, figura 36. Braunschweig, 1905; ERLAND Frhr. VON NORDENSKIOLD, Súdamerikanische Rauchpfeifen, en Globus, XCITI, 295, figu- ras 10e y 10d (ex Kunert). Braunschweig, 1908. (1) KOENIGSWALD, £bid., 345, figura 35. (2) KOENIGSWALD, 1bid., 345, figura 34. (3) Nerro, lbid., 448, figura incluída en la misma página; H. voN IHMERING, Archeologia comparativa do Brazil, en Revista do Museu Paulista, VI, 553, lámina XXIII, figuras 36 y 41. Sáo Paulo, 1904. (4) A. ERNST, Archeologische Gegenstande, namentlich 2 neplvitische, aus Vene- zuela, en Verhandlungen der Berliner Gesellschaft fir Antlwopologie, Ethnologie und Urgeschichte, 1884, 455, figura 6. Berlin, 1884; KARL VON DEN STEINEN, 4Áusgra- bungen am Valenciasee, en Globus, LXXXVI, 106, figura 12. Braunschweig, 1904. (5) FLORENTINO AMEGHINO, La antigiiedad del hombre en el Plata, 1, 296 y si- guientes, lámina VII, figuras 271 y 272. Paris-Buenos Aires, 1880. (6) FéLIx F. OutEs, La edad de la piedra en Patagonia. Estudio de arqueología comparada, en Anales del Museo nacional de Buenos Aires, serie 111, Y [XII]. 465 y siguiente, figura 171. Buenos Aires, 1905. (7) José ToribBI0 MEDINA, Los aboríjenes de Chile, 209 y siguiente, figura S5. Santiago [de Chile], 1882; Tomás GUEVARA y AURELIANO OYARZÚN, El tabaco y las pipas prehispanas en Chile, en Actas del XVII" Congreso internacional de ame- ricanistas. Sesión de Buenos Aires, 17-23 de mayo de 1910, múmeros 1, 2, 5, 6, 7, 12, 21, 457, 460, 1525 y 1525 a, especialmente los números 5, 12, 21, 457 y 460. Debo hacer notar que el ejemplar que lleva el número 12, obtenido en un yaci- miento antiguo en Imperial, ofrece una estrecha semejanza con el procedente de La Paz, que me ha dado tema para esta comunicación. (8) Véase, inter alia, JUAN B. AMBROSETTI, Notas de arqueología Calchaquí, en VALOR DEL HALLAZGO DE UNA PIPA DE PIEDRA TALLADA 281 Si las pipas angulares son propias de las culturas orientales, en cambio, el tipo de pipa que predomina por completo hacia occidente de Sud América austral y en las mismas gobernaciones argentinas del Río Negro, CObubut y Santa Cruz, es el llamado «monitor » (1). Los ejemplares coleccionados en Chile son numerosísimos (2) y los indígenas de nuestro lejano sur, quienes, según todos los indicios, re- cién comenzaron á fumar hacia la segunda mitad del siglo xvrt1, las fábrican aun en la actualidad (3). La pipa encontrada en las proximidades de La Paz significa, pues una nueva «manifestación» de influencias orientales en nuestras provincias del litoral. Recordaré con este motivo, que junto con la pieza de que me he ocupado, fueron hallados otros objetos; uno de ellos es altamente sugerente. Se trata de un fragmento de piedra, más ó menos rectangular, cubierto por ornamentos meandroides dispues- tos en igual forma que los que cubren las superficies principales de otra pieza semejante hallada en las barrancas del río Mocoretá, al nordeste de Entre Ríos (4); motivos ornamentales que se presentan, absolutamente idénticos, en objetos brasileros (5). Boletín del Instituto geográfico argentino, XX, 285 y siguientes, figuras 244, 246, 247 y 248. Buenos Aires, 1899. A (1) Considero como de tipo «monitor » á las pipas cuyo hornillo se halla si- tuado hacia la mitad de la longitud del cuerpo ó próximo á una de las extremi- dades, de la que debe siempre estar separado por un espacio libre. Hago esta aclaración, porque noto que McGuire considera impropiamente, como pipas «monitor», á ejemplares que no pueden referirse, en manera alguna, á un tipo de caracteres tan bien definidos (cfr. JoserH D. McGuikrE, Pipes and smoking customs of the american aborigines, based on material in the U. S. National Musewn, en Annual Reporl of the Board of Regents 0f the Smithsonian Institution... for the yea ending june 30, 15897. Report of the U. S. National Museum, parte L, 468 y siguientes. Washington, 1899. En tal caso, se hallarían los ejemplares represen- tados en las figuras 89, 96, 97, 98, etc. (2) MEDINA, Lbid., figuras 86, 87. 88, 89, 90 y 91; GUEVARA y OYARZÚN, nú- mero 3 y passim. (3) GEORGE CHAWORTH MUSTERS, 41 home with the Patagonians, 169 y siguien- te, figura 12 de la lámina comprendida en la pásina 167. London, 1871; R. Ver- NEAU, Les anciens Patagons. Contribution a létude des races précolombiennes de Y Amérique du Sud, 287 y siguiente, figuras 63 y 64. Monaco, 1903. OutEs, Ibid, 464 y siguientes, figuras 168, 169, 170 y 172. (4) SAMUEL A. LAFONE QUEVEDO, Tipos de alfarería en la región Diaguito- Calchaqué, en Revista del Museo de La Plata, XV, 311, figura 2. Buenos Aires, 1908. (5) Compárense, por ejemplo, con los ornamentos de la placa elíptica de barro AN. SOC. CIENT. ARG. — TD. LXXXII 19 282 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Cabe, pues, suponer que entre los yacimientos de las proximidades de La Paz y los de la cuenca del Mocoretá, existen estrechas vinen- laciones, las que demostrarían la existencia de una vasta y bien ca- racterizada áreal cultural, cuya extensión es posible se desenvuelva mucho más hacia el este (1). Buenos Aires, enero de 1917. cocido, hallada en Amargosa (Bahía) descripta por von Ihering (cfr. Archeolo- gia, etc., 553 y siguiente, lámina XXITI, figura 35). (1) No encuentro punto alguno de semejanza entre las manifestaciones eultn- rales señaladas en la región septentrional de Entre Ríos y las de la zona meridio- nal de la misma provincia. Un hornillo de pipa, de tierra cocida, obtenido en Puerto Landa, traiciona la influencia europea (cfr. Luis María TORRES, Los primitivos habitantes del delta del Paraná, 412, figura 167. Buenos Aires, 1915). INAUGURACIÓN DE LA SECCIÓN CIENCIAS FÍSICO-QUÍMICAS DE LA ACADEMIA EL 19 DE AGOSTO DE 1916 DISCURSO DEL PRESIDENTE DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA INGENIERO NICOLÁS BESIO MORENO Señores : Inauguramos hoy los trabajos de la Sección ciencias físico-químicas «dle la Academia de ciencias organizada en la Sociedad Científica Ar- gentina, segunda de las secciones que entra á funcionar y una de las cinco que están ya instalándose de las diez que componen la aca- demia. Marcha, pues, el pensamiento que debiéramos á la iniciativa del vicepresidente de la sociedad en el período anterior, ingeniero Alberto D. Otamendi, hacia su ejecución con visible éxito, merced al patriotismo de un grupo de socios de la sociedad que se ha pro- puesto dar forma á la idea y dejarla realizada en el corriente año del centenario de la independencia nacional. Al nacer en las aulas de la Facultad de ciencias de Buenos Aires, entonces departamento de ciencias exactas, el propósito de fundar una asociación científica, el primer nombre que se pensó en darle fue el de Academia científica de Buenos Aires, y ésta fué la desig- nación que se discutió en la primera sesión preparatoria del 30 de junio de 1572; pareció entonces que el nombre propuesto era dema- siado ampuloso y que no se estaba aun en condiciones de cumplir con la labor que él imponía, se cambió en Estímulo científico pri- mero y en Sociedad Científica Argentina después, el que ha quedado consagrado por 44 años de esfuerzos y de difusión dentro del país y fuera de él, en lo que no poca parte ha cabido á los S1 tomos de sus Anales. 284 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Después de esta grande labor y sobre todo después de los tras- cendentales progresos realizados por el país en todos los órdenes. en ese lapso de tiempo, la idea prematura de 1572 podía pensar en practicarse y la felicidad con que se han podido iniciar los trabajos de la sección ciencias naturales y los de ésta de ciencias físicas, así como el éxito con que se organizan las de mateméticas y astronomía. y de enseñanza y bibliografía y de técnica de ingeniería, prueban que el momento había llegado y todo dependerá ahora del amor con que la nueva creación sea sostenida y que le permitirá concentrar los esfuerzos afines de los especialistas, estudiosos y principiantes que se agrupen alrededor de cada rama de la academia, antes dis- persos en el conjunto demasiado extendido de una sociedad general de ciencias. Porque á medida que las ciencias se entrelazan y con- funden unas con otras, borrándose fronteras, ó por lo menos desapa- recida casi totalmente la ignorancia en que cada rama de la ciencia vivía respecto de las restantes, han crecido y se han desenvuelto tan vigorosamente que es imposible á la mente humana abarcarlas por entero, como abarcaran Aristóteles ó Leonardo casi todas las de su tiempo. Nada, pues, más natural y oportuno que reunir en derre- dor de ciertas especialidades científicas á los núcleos ya apreciables que á ellas se dedican en el país; y si por ahora esto lo realiza la sociedad entre los solos sus asociados, día llegará en que el orga- nismo desborde de su seno y logre reunir á todos los que habitan en el país, dedicados al estudio de las ciencias, independientemente, claro está, de las agrupaciones de orden gremial ó profesional, de funciones más complejas ó diferentes. Esta sesión inaugural de la Sección ciencias físico-químicas se des- tina á recordar la obra de un eminente cientista en este mes falle- cido, sir William Ramsay, á cuyo acto se ha asociado la Sociedad química argentina, tan joven y tan fecunda ya. Ramsay es un exponente más de la magnificencia del pensamiento inglés y del poderío espiritual de la incomparable Inglaterra. Nación única entre los viejos estados, por la pureza de sus costumbres, por la generosidad de su inmenso poder, por su amor á la justicia y por la rectitud de sus gobernantes; heredera de Roma por su imperio colosal, cada día más dilatado y coherente; madre de la libertad. patria de Locke y precursora de Montesquieu y de la revolución americana; debía darnos todavía á Thompson y Ramsay, dos eum- bres en las ciencias físicas, de los tiempos contemporáneos. Manan- tial inagotable de mentes esclarecidas, forjadas al calor de sus libé- INAUGURACIÓN DE LA SECCIÓN CIENCIAS FÍSICO-()UÍMICAS 285 rrimas instituciones y cuyas órbitas no se entrechocan jamás en su infinito escenario, es Inglaterra el más elevado exponente de la cultura, del espíritu y de la conciencia humanos, y nosotros educados en su escuela, y protegidos en las horas de nuestra debilidad y nues- tros errores, por su grandeza de inspiraciones, hemos podido seguir sus rumbos y ofrecer al mundo este espectáculo armonioso de nues- tro férreo esqueleto nacional, fulgurante además de esplendor latino. Ramsay pertenece á ese grupo de especialistas que al provocar un progreso de la ciencia que cultivan no sólo logran dar un paso ade- lante efectivo en el campo de los conocimientos humanos, sino que también dan alimento y base para altas especulaciones filosóficas, realizando así el verdadero sentido de la ciencia en lo que ésta tiene dle más alto y trascendente y la etapa soberana en que alcanza sus más augustos contornos; las adquisiciones que la filosofía ha reali- zado, tomadas de la obra de Ramsay, son sin duda el aspecto más fecundo de esta labor. Finalmente las comunicaciones que hoy se hacen á la sociedad en el seno de su Sección ciencias físico-químicas son ya un exponente de lo que pueden realizar nuestros estudiosos, los hijos de nuestras aulas, con el material propio del país, y ojalá que estos primeros trabajos de valor rigurosamente científico que hoy se presentan á esta sección sean los iniciales de una serie sin término y puedan servir de estímulo y de aliento para los que se están ahora elabo- rando en el silencio de los gabinetes y provocar otros muchos pat: honra del país y de la ciencia. La independencia de que gozan las secciones para su organización les permite iniciar sus trabajos antes de que la academia se haya establecido como institución, y cuando llegue la hora de que esto ocurra tendrá ya un breve pero claro conocimiento del valor de las creaciones realizadas y podrá establecer su programa general en pre- sencia de valores efectivos como son estos esfuerzos y sus resultados. Declaro, señores, inauguradas las sesiones de la Sección ciencias físico-químicas de la Academia de la sociedad, y en presencia del acontecimiento científico que esto representa, pues da carácter orgá- nico á la presentación de comunicaciones y á su discusión filosófica, no puedo menos de regocijarme por esta antigua casa que emprende un nuevo vuelo y ensancha cada vez más su acción espiritual, vinen- lándose otra y otra vez á la prosperidad de la patria, en su aspecto más encumbrado y noble: el de la creación de la ciencia nacional. He dicho. ESTUDIO DE LOS FENÓMENOS MAGNETO-OPTICOS Y MAGNÉTICOS CONFERENCIA LEÍDA EN LA SECCIÓN DE CIENCIAS FÍSICO-QUÍMICAS DE LA ACADEMIA EL 4 DE OCTUBRE DE 1916 POR EL DOCTOR HÉCTOR ISNARDI Jefe de trabajos de Trabajos prácticos en física $ 1. Introducción De los resultados publicados por Majorana (1) en el año 1902 se desprende que una solución coloidal de hidrato de hierro adquiere en el campo magnético las características de un cuerpo birrefringente. De este fenómeno, que en adelante se llamó fenómeno de Majorana, se ocupa Schmauss (2), llegando á comprobar, agregando gelatina para aumentar el frotamiento del solvente, que se trata de orientaciones de las partículas suspendidas, pues en estas condiciones la anisotropía necesita tiempo para producirse y para desaparecer. Majorana (3) observó, además, que ciertas soluciones coloidales de hierro, que en campos débiles son birrefringentes negativas, adquie- ren aumentando la intensidad del campo birrefringencia positiva, y Schmauss, por su parte, encuentra una inversión de la birrefringencia positiva á negativa, en campos constantes, aumentando la tempera- tura. Este físico opina poder explicar el último de los fenómenos ano- tados, suponiendo que á temperaturas bajas las partículas son dia- (1) Q. MAJORANa, Rend. 4ec. Lincei, tomo 11, primer semestre, páginas 374, 463, 531; segundo semestre, páginas 90 y 139. 1902. (2) A. SCHMAUSs, Ann. Phys. (4), página 186. 1903. (3) Q. MAJORANA, Rend. Acc. Lincei, tomo II, primer semestre, página 333. ESTUDIO DE LOS FENÓMENOS MAGNETO-ÓPTICOS Y MAGNÉTICOS 287 magnéticas respecto al solvente y paramagnéticas á temperaturas altas, Ó viceversa. Esta interpretación del fenómeno, que parece incorrecta por razo- nes teóricas, como veremos más adelante, fué por Cotton y Mouton (1) estudiada, los que mostraron experimentalmente que los amicrones suspendidos son siempre paramagnéticos respecto al líquido que los rodea. No hemos encontrado en nuestras bibliotecas los trabajos ori- ginales de estos dos expe- rimentadores, causa por la Sa cual no podemos entrar en detalles explicativos de su O P consecuencia. | Finalmente, sea citado EN / Fr , ) el importante resultado 7 E Gr 'l 5 z Moo 5 que encuentran Diesse- JU JON ¿ N / lhorst y Freundlich (2) por su nuevo método de schlie- EH. ren (3), que las partícu- Pa las ultramicroscópicas de ' 4 Fe,O, no tienen ni la for- Fig. 1 ma de barras ni la de dis- cos, sino que son más ó menos esféricas, y que por tanto, la birrefri- gencia no se explica por la forma de las partículas, sino por la aniso- tropía de la molécula. Dado el interés de los trabajos anteriores, me fué propuesto por el doctor RK. Gans, director del Instituto de física de La Plata, á quien debo econ toda justicia agradecer el haberme guiado en el curso de toda esta investigación : estudiar la birrefringencia y el magnetismo de soluciones de hierro coloidal, en función del campo y la tempera- tura, á objeto de pretender averiguar la constitución de las partículas amicroscópicas. (1) A. CorToN et MOouton, Les ultramicroscopes et les objets ultramicroscopiques, página 198. (2) DIESSELHORST et FREUNDLICH, Phys. Zeitschaift, 17, página 117. 1916. (3) Sehlieren : Estrias ópticas accidentales producidas por ejemplo : al remover una solución de azúcar en agua. 288 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA BIRREFRINGENCIA MAGNÉTICA $2. Instalación (fig. 1 y 2) En la figura 1 se indica con: L, fuente luminosa. M, Lente condensador. O, Diafragma. P, Nicol polarizador. N, S. Polos del electroimán. V, Cubeta para contener la solución. O, Compensador de Babinet. A, Nicol analizador. Debido á la gran absorción de las soluciones fué indispensable em- plear como fuente luminosa una lámpara de arco voltaico que consume 20 amperes, intercalando á ésta en un circuito provisto de amperóme- tro y de una resistencia variable que permitía mantener más ó menos constante la intensidad luminosa. Entre la lámpara y el nicol polari- zador una lente condensador arreglada de manera que el haz emitido sea de luz paralela, y un diafragma que sólo permite iluminar la cara del nicol P. En esta forma me fué posible tener una intensidad lumi- nosa muy grande y solamente en la región limitada por la cara de los prismas, ya que la distancia de la lámpara al compensador de Babinet es de 1,20 m y puede ser regulado el arco de manera que esté centrado y en línea recta con las demás partes de la instalación. El plano de polarización del nicol P forma un ángulo de 45% con las líneas de fuerza, y el analizador A cruzado con el primero. Campo magnético. — El campo magnético lo genera un gran elec- troimán construído por Hartmann y Braun en Frankfurt (Alemania). Dos bobinas corredizas sobre una plataforma que puede ser nivelada por tres tornillos calantes: cada una con un arrollamiento de 1250 vueltas de alambre de cobre, que terminan en nucleos polares de forma rectangular mide 50 mm de longitud por 15 mm de altura. Intercaladas en el circuito del electroimán se encuentran dos resis- tencias; la primera empleada para modificaciones grandes de intensi- dad y la segunda para corregir la modificación de la resistencia debida ESTUDIO DE LOS FENÓMENOS MAGNETO-ÓPTICOS Y MAGNÉTICOS 289 al calentamiento. En serie con los aparatos anteriores un amperómetro Rubhstrat, y por último, un conmutador empleado para destruir el cam- po remanente. Oubeta y baño de temperatura. — Dos fueron las cubetas empleadas en las medidas : una para observar birrefringencia en función del campo á temperatura constante, la otra birrefringencia en función de la temperatura. La primera, de vidrio de caras paralelas de 36 mm de longitud por Ss mm de ancho se colocó en un campo de 9 mm de entre hierro. En las medidas en función de la temperatura substituí la anterior por otra de cobre € (fig. 2) niquelada interiormente, delongitud LL/de36mm y dle 10 mm de ancho, colocada en un campo de 11 mm de entre fierro. Las dos ventanas L y L/ (longitud S mm, ancho 3 mm) se taparon con láminas de vidrio de caras paralelas y los ajustes entre éstas y el metal, he- chos con láminas delgadas de goma, por no resistir altas temperaturas Fig. 2 el mastic empleado para pegar las cubetas de Leybold. Para poder hacer las medidas en función de la temperatura se su- mergió la cubeta € hasta la parte inferior de las ventanas en una caja prismática de cinc R, que comunica por dos orificios T y T' respecti- vamente, con un recipiente y con una pequeña bomba centrífuga, que establece una circulación muy activa. En esta forma se pudo observar el fenómeno para temperaturas comprendidas entre 22 y 509, midiendo para cualquiera de esas tem- peraturas su variación con la intensidad del campo, además de poderlo hacer á una temperatura dada, interesante por corresponder al punto de inversión ó de máximo. Aparato de medida. — En todas las medidas se empleó el compen- sador de Babinet, resultando de su graduación para los rayos de la lámpara de arco que pasaban por las soluciones de hierro Bravais que una diferencia de fase de una longitud de onda corresponde á 2650 dlivisiones del tornillo micrométrico. En estas medidas el líquido mismo funciona como filtro de rayos, y por lo tanto, las medidas se refieren á la parte del espectro compren- dida entre el rojo y el amarillo. Si se quieren conocer los valores de la birrefrineencia observada en longitudes de onda se tendrán que dividir en las tablas siguientes todos los valores por 2680. 290 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA La medida del campo se efectuó en todos los casos según el método balístico, sirviéndose al efecto de una pequeña bobina de dos vueltas dle alambre de cobre desnudo, construída sobre un trozo de ebonita. midiéndose su área-vuelta con el comparador de Zeiss : resultando el largo del rectángulo igual á 42,457 mm y el ancho igual á 7,988 mm y el diámetro del hilo igual á 0,393 mm. La sensibilidad del galvanómetro balístico se determinó con una bobina de inducción mutua de la casa Siemens y Halske. Con una bobina de 3 mm de diámetro se midió la homogeneidad del campo en la dirección de los rayos ópticos, resultando una cons- tancia suficiente de la intensidad de éste en todo el largo de las cu- betas usadas. $3. Dependencia de la birrefringencia con el campo Las soluciones usadas en esta investigación pertenecen todas á un tipo único de hierro coloidal, el producto farmacéutico Bravais, librado por diálisis del cloruro de hierro que contenía y llevado á la densidad 1,038 para ser tomado como solución tipo. La primera de las medidas cuantitativas se hizo con una dilución arbitraria de la solución tipo, observando la birrefringencia magnética en función de la intensidad del campo á la temperatura constante de 142. En la tabla número 1 expresan A, y A, la birrefringencia magnética en divisiones del tornillo micrométrico del compensador de Babinet. de dos medidas efectuadas en orden inverso, es decir, para campos ascen- dentes la primera y para descendentes la segunda, siendo Á su media aritmética. Tabla 1 H Gauss A A A = en (Gauss > a e 6,200 — 41 — 38 — 39,5 1,026 10,340 = 112 — 109 — 110,5 1,033 13,960 — 205 — 204 — 204,5 1,048 18.040 — 332 — 337 — 334,5 1,025 18,730 — 359 — 367 — 363,5 1,035 La última de las columnas comprueba que yr es una constante. ESTUDIO DE LOS FENÓMENOS MAGNETO-ÓPTICOS Y MAGNÉTICOS 291 como ya constató Majorana. La solución es bajo la influencia del cam- po un cristal negativo de un eje. Á objeto de conocer como la birrefringencia depende de la concentra- ción se preparó una solución á la cual corresponde una concentración O, áquien damos arbitrariamente el valor 1, y luego diluyendo en propor- ciones medidas se prepararon dos más de concentraciones 0,44 y 0,19. Midiendo luego la birrefrigencia de las tres soluciones obtuve así la siguiente serie de observaciones á 15,59 (tabla n” 2). Tabla 2 | C=1 | C= 0,44 C = 0,19 A A A A 10 A 10 | A palo (áK>- << <—>>>—áÁ. | 11,180 — 272 — 2,175 — 106 — 849 | — 55 o 440 16,960 — 611 — 2,125 — 257 = 891 — 128 — 446 18,700 — 762 — 2,185 — 322 — 918 — 160 — 6459 A Media 10” — 2,162 — 886 — 449 Medi z 19 2,162 1,969 2,274 edia 9 — 2,162 — 1,965 = 2.27 HC ¡ De los valores de la tabla anterior se desprende que la birrefrin- o E) 'encia es prácticamente proporcional á la concentración, es decir, no existe una acción mutua entre las partículas. Como Sehmauss, según se ha dicho en la introducción, quiere ex- plicar el cambio de signo de la birrefringencia positiva en negativa á cierta temperatura, suponiendo que las partículas sean paramagnéti- cas respecto al líquido en que están suspendidas á cierta temperatura y diamagnéticas á otras, he medido, para decidir si la hipótesis de Sehmauss corresponde á los hechos, la birrefringencia en campos de diferente entrefierro, puesto que la orientación de partículas para ó diamagnéticas en un campo magnético, no depende de la dirección de las líneas de fuerza sino de la distribución de su densidad (1). En un 'ampo uniforme no actúa ninguna fuerza apreciable. Para aumentar la birrefringencia envejecí artificialmente la solu- (1) Véase E. Conn, Das eleltromagnetische Feld, página 210. Leipzig, 1910; R. GANS, EBinfiirhung in die Theorie des Maqnetismus, página 90. Leipzig y Berlín. 19085. 292 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA ción, calentándola á 709 durante tres horas en un recipiente cerrado y medí luego á la temperatura de 52 su anisotropía, obteniendo los datos numéricos de la tabla número 3. Tabla 3 DE Corriente stancia , z en el H en Gauss A polar FA electroimán 11 4,0 9,172 309 18 11,2 9,460 340 26 23,0 8,813 315 Regulé la corriente en el electroimán de tal manera que las intensi- dades de los campos fueran aproximadamente iguales. Sin embargo, dadas las diferentes distancias polares, lainhomogeneidad de los cam- pos variaba mucho, y si se tratara de orientación de partículas para ó diamagnéticas, los resultados de las tres medidas serían muy dife- rentes, lo que no se desprende de los valores observados. En esta forma hemos comprobado que la birrefringencia depende solamente de la intensidad del campo y no de su dispersión, ó que la hipótesis de Schmauss debe ser incorrecta. De la misma solución anterior medí la anisotropía en función del campo á la temperatura de 129, resultando, como se ve, en la tabla número 4 constante el cociente a Tabla £ H en Gauss — A — -e 10* H en Gauss — A = > 10* 6,700 150 334 17,300 985 329 9,500 300 332 17,500 1,010 330 11,700 458 342 17,500 1,050 331 13,100 580 3817 18,000 1,080 333 14,000 645 329 18,300 1,115 333 14,900 751 338 18,600 1,135 327 15,500 820 341 18,800 1,160 328 16,000 858 335 18,900 1,190 333 16,500 924 339 19,000 1,210 335 16,900 945 330 ESTUDIO DE LOS FENÓMENOS MAGNETO-ÓPTICOS Y MAGNÉTICOS 293 Para ilustrar las variedades de hierro coloidal estudiadas sean men- cionadas dos series de observaciones. En la primera Á era negativa para campos débiles, invirtiéndose su signo para H = 7000 Gauss, lo que ocasionalmente fué ya observado por Majorana. En este caso no A ale, pues la ley uv constante. En la otra de las muestras Á fué proporcional á H”, pero de signo positivo, aunque las medidas se efec- tuaron á la misma temperatura que las de la tabla 4. Las dos muestras últimas son de partículas muy pequeñas y hubo necesidad de calentarlas á 1009 durante largo tiempo, para poder efectuar las medidas antedichas. $ 4. Dependencia de la birrefringencia con la temperatura De la misma solución, á la que se refiere la tabla 4, se midió la bi- rrefringencia magnética en un campo constante de 7000 Gauss entre las temperaturas comprendidas en 09 y S0?. Los resultados de esta observación se encuentran en la tabla 5 y en la figura 3. Tabla 5 t AN t A po + 1,000 350 = 1220 50 + 500 390 — 980 7,50 50 45o = 050 100 = 100 500 630 190 — 250 550 AO 170 — 650 609 = 2 209 — 810 650 O 950 — 1,050 709 50 309 — 1,300 S09 = en De la tabla anterior, como de la gráfica correspondiente, se despren- dle que la birrefringencia es positiva para temperaturas bajas, desapa- rece á 8,59, luego se hace negativa, llegando 4 un valor minimun a los 329, teniendo luego á temperaturas más altas al estado isotrópico. Un dato nuevo, y del cual no hablan ninguno de los trabajos anterio- res á éste, es punto de mínimum en función de la temperatura. 294 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Hechas las series de medidas anteriores intenté estudiar en un ma- terial muy birrefringente, es decir, envejecido artificialmente, la ani- sotropía en función del campo y de la temperatura. Para conocer al mismo tiempo la influencia del envejecimiento efectué algunas obser- vaciones en la solución no envejecida. Á este efecto se dializó una solución de Bravais, cuya densidad á 152 7000 $00 1/00 300 1000 1500 l ) O H = 7000 Gauss O H = 16000 Gauss Fig. 3 Fig. 4 era 1,026. Como la muestra así obtenida fuera muy absorbente fué in- dispensable llevarla á la densidad 1,0045 y se observó luego la birre- fringencia en un campo de 16000 Gauss en función de la temperatura. Delos datos numéricos de la tabla 6, correspondiente á esta medida, y de la gráfica número 4 se desprende que el punto de inversión de la birrefringencia se encuentra á la temperatura de 129 y el minimum dlel efecto más ó menos á los 302. ESTUDIO DE LOS FENÓMENOS MAGNETO-ÓPTICOS Y MAGNÉTICOS 295 Tabla 6 t A 20 + 55 so + 15 140 = 5 220 — 50 339 — 70 150 — 55 Luego para envejecer la solución se calentó en recipiente cerrado 5000, - 2000 1000 1000 1000 20004 2000) / | < < 1 ' 3000 3000 2000 AR 7730 Gauss 3100 — = 15600 — Fig. 5 siete horas á la temperatura de 1009, adquiriendo por esto la muestra un aspecto muy turbio. 296 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Tabla 7 ¿ H =7,730 | H =13,100 | H =16,500 | H = 16,900 A A A A 30 + 526 | + 2,435 | + 3,892 | + 4,857 zo 10493 [E Sto E 3,370) | == 3,6738 220 A 5 ASS Om EOS 340 =2X0 |= 20|= 10|= 70 440 =((03 1= LES l= TUE = 2030 540 O AO A A EA 640 — 487 | = 1,357 | — 1,809 || — 2,039 740 =2M9 [== E|= 8 820 = 10 |= H0¡= XVOD|= SN 720 28 | = == 1,080 | = 1,92% 610 = 05 | = AL | = 8068 | = 338 450 = 4 | = 168 | = 2307 | = 257 350 == 40|= 160 |= 10 250 = 0 1 E-00|. 1% | 150 140 HE 240 | Y 1,360 | + 2,287] + 2,871 30 +4-720. | + 2,943 | + 4,410 | + 5,392 Tabla 7a E H =7,730 | H =13,100 | H =16,509 | H 16,900 A A A A 30 + 432 | + 2,398 | + 3,880 | + 4,850 160 + 304 | + 1,480 | + 2,330 || E 2,914 250 2 ¿al 103|-= 120 |=> 1070 330 — XAII= Dit Bl 25 440 —= 200 |= 158 | => 129 | = 21083 520 — 967 | =— 2,325 | — 3,159 || — 3,665 57O TU E A 0 | = 3 6792 = 00 | = 1168 | = 1,619 | = 155 750 = MWI= Mm|= (M|= 4% 850 sE 0l= Mg|= NO0|= 28 730 == == R0|= 22 |= 1,05 640 — 5N0|-= 1/3 |= 1347 ]| = 97 530 =- 1,556 | — 2,654 | — 3,486 | — 3,800 450 = al = LE = 215 | = 2,250 350 = gml= g4l= S0|= un 260 56 169% | 4338 | 4 2036 160 AS O Si OS SES 30 + 786 | += 2933 | + 4,5390 + 5,373 ESTUDIO DE LOS FENÓMENOS MAGNETO-ÓPTICOS Y MAGNÉTICOS 297 Para cuatro campos de intensidades, 7750, 15110, 15600 y 16900 Gauss, en todo el intervalo comprendido entre 32 y 822 medi la aniso- 7 tropía de la solución. En las tablas 7 y 7a y en las gráficas 5 y 54 se encuentran los resultados de dos se- 2000 ries de observaciones independien- tes, efectuadas ambas á temperatu- 1 ras ascendentes y descendentes. Para no complicar demasiado las figuras 5 y base ha suprimido en ellas la curva que corresponde á H=16 900 Gauss. De estas observaciones se puede deducir : 1” Latemperatura que correspon- de á la inversión de signo de la bi- 2000 rrefringencia aumenta con el enve- | jecimiento. 9 En efecto, en la medida de la so- Lal lución fresca, la temperatura de in- versión es 12? y en ésta es de352pa- ra el mismo campo de 16000 Gauss. 2 La temperatura de inversión 300 o . o O H = 9500 Gauss de la birrefringencia aumenta un x H = 13000 — A E + H = 15900 — poco con la intensidad del campo. A Mio. 6 3 La temperatura á la que co- rresponde el mínimum aumenta por el envejecimiento. En efecto, mientras era 309 para la solución fresca, es de 559 para la envejida; 4% La temperatura de mínimum no depende de la intensidad del campo. 5” Que pudiéndose considerar las curvas como líneas rectas entre 02 e 0 tH> Terminado el estudio de la birrefringencia se instaló el aparato para medir el magnetismo; como esto llevó mucho tiempo, y según mis ex- 4 y 55%, aproximadamente, vale la relación : = constante. periencias, las soluciones se modifican con el envejecimiento, determi- né nuevamente, terminada la instalación magnética, la birrefringencia dle la solución Bravais, de la que medí la susceptibilidad. Por lo tanto, los resultados de la tabla 8 y de la gráfica 6 son directamente compa- rables con los datos sobre magnetismo que se darán más adelante. AN. SOC, CIENT. ARG. — DT. LXXXIL 20 (99) ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Tabla 8 H = 9,509 | H =12,509 | H =15,900 Al A A + 875 | + 1,5560 | + 2,000 + 696 | + 1,335 | + 2,043 LEAR Id EPI 1 + 250 | + 655 | 1,100 ON SON PESE 0 | el es = 28 = MO|= 29 = 28 1 = 5400 l|= 05% 000. 1= os | — 1,50 — 645 | — 1,050 | — 1,950 =%0 |= 1B|= 2 200. |= SH0|= 520 Sea todavía mencionado un fenómeno curioso, que en un principio Fig. 7 me era incomprensible, pero que se explica teniendo en cuenta el tipo de las curvas de la figura 5. Si se observa birrefringencia á tempera- turas próximas á la de inversión, excitando un campo H, se desplaza la raya central del compensador de Babinet, de manera que in- dica birrefringencia negativa, é inmediata- mente después retrocede, llega al cero y corre en sentido contrario indicando birre- fringencia positiva. Podemos explicarnos el fenómeno anota- do, teniendo en cuenta que para un campo H, < H, también la temperatura de inver- sión 0, es menor que 0, (véase la fig. 7) y que el campo H., por la selfinducción del electro- imán necesita tiempo para establecerse, se comprende que la birrefringencia de la solución para una temperatura t<0),, sea negativa siendo HH, y positiva en el estado final H=H.. Por otra parte, esta observación muestra cualitativamente con toda claridad, que la temperatura de inversión de signo de la birrefringen- cia aumente con la intensidad del campo. ESTUDIO DE LOS FENÓMENOS MAGNETO-ÓPTICOS Y MAGNÉTICOS 299 TI MAGNETISMO DE LAS SOLUCIONES DE HIERRO El primero de los métodos empleados para medir el magnetismo de la soluciones fué el de Quincke, pero debido á la inseguridad de las medidas hechas fundándose en él, aunque los valores de las tablas nu- méricas parecen demostrar que las partículas permanecen siempre pa- ramagnéticas en función de la temperatura, y la importancia de dilu- cidar esta cuestión me indujo á emplear el método de Weiss (*) 4 objeto de medir directamente el magnetismo de las partículas. Se funda este método en el mismo principio que el empleado por Curie (2) en su estudio de las propiedades magnéticas de los cuerpos á diversas temperaturas. Consiste en deducir el coeficiente de imana- ción específica de un cuerpo de la fuerza que ejerce sobre él un campo magnético no uniforme, y para ello se dispone la experiencia de ma- nera que esta fuerza tenga un máximo en un cierto punto. Si se coloca el cuerpo á medir en esa región se pone uno al abrigo del error que deriva de la pequeña modificación de posición relativa del cuerpo y del electroimán. Si es m la masa de un cuerpo cuyo coeficiente de imanación especí- fica es y y lo colocamos en un punto donde la intensidad del campo es H y la derivada del campo respecto á la dirección en que él puede JH PE y ; ES el momento magnético de la substancia será: m.y. HH ha S JH da Se puede deducir y de esta fórmula midiendo en manera absoluta H y y la fuerza que ella soporta en la dirección de las v será: m.+y. H Sa Ó también más fácilmente por comparación, llevando al punto de máxima atracción una masa conocida de un cuerpo cuyo coeficiente de imanación sea también conocido y medir la fuerza que el imán ejerce sobre él. La relación de las dos fuerzas medidas dará la relación de los mo- (1) Étude de Vaimantation des corps ferromagnétiques au-dessus de point de Curie, par P. Weiss et G. Forx. Extrait des Archives des sciences physiques et naturelles, tomo XXXI, 4, 19, 89 y 117. Enero-febrero, 1911. (2) P. Curitr, dun. Chim. Phys., tomo V, página 289. 1895. 300 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA mentos magnéticos de los dos cuerpos, y por tanto, la relación de sus coeficientes de imanación específica. En nuestro caso hemos adoptado como substancia tipo una solución diluída de cloruro de manganeso cuya susceptibilidad específica era igual á 1,775. 10-70. $ 5. Instalación La figura 8 representa en proyección horizontal las partes princi pales de la instalación destinada á comparar coeficientes de imanación. La curva dibujada sobre los palos representa la fuerza ejercida so- bre la substancia en función de la distancia á las aristas de los núcleos y el máximo de ésta es suficientemente plano para poder sin error de importancia repetir la misma posición en las diferentes experiencias. Campo magnético. — El campo magnético lo genera un electroimán de P. Weiss, montado sobre un carrito e (fig. 9) que puede ser desplazado por medio de un tornillo con respecto á la substancia para buscar la po- sición de máximo efecto. Suspensión de la substancia en el campo. — En un pilar de mampostería independiente del piso del laboratorio y se- Je € parado de la tierra por una ca- misa de aire, se fijó un tirante de madera P, que lleva en su parte superior una regla p, á la cual por cuatro láminas de plata muy delgadas (ancho 1,5 mm, longitud 350 mm) que convergen en forma de V se suspendió la varilla que lleva en su extremo un tubito s destinado á contener la solución. Todas las partes de la instalación están provistas de tornillos de calaje que permiten centrar fácilmente la suspensión. Este método de suspensión tiene la ventaja de suprimir los movi- mientos laterales de la substancia en el campo, aparte de prestarse muy bien para compensar los efectos electro-magnéticamente. Aparato de compensación. — La compensación se hace por medio de dos bobinas B y b coaxiales, una de ellas la b fija en la varilla de vidrio, mientras la otra es independiente de la suspensión. La bobina B está formada por 300 vueltas de alambre de cobre es- ESTUDIO DE LOS FENÓMENOS MAGNETO-ÓPTICOS Y MAGNÉTICOS 301 maltado de 12 mm de diámetro, y la bobina b por 200 vueltas de alam- bre también esmaltado de 0,2 mm de diámetro. La corriente llega á la bobina b por una de las cintas y regresa por la otra del mismo par. En la instalación de Weiss la corriente llega por un par de cintas y regresa por el otro, pero en nuestro caso los efectos del electroimán sobre esta sección recorrida por la corriente fueron tan grandes que fué indispensable adoptar el método expuesto. En esta forma, fuera cualquiera el sentido del campo, se compensó siempre el efecto con Fig. 9 una misma intensidad en la bobina B, teniendo en cuenta que la co- rriente en b en toda la experiencia era constante. Aparato de lectura. — El aparato de lectura empleado por Weiss no dió los resultados deseados, esto se explica si recordamos que los va- lores de y por el medidos, nunca bajan de 10.10-* y que en nuestro caso nunca llegan al valor de 2.107 * y sobre todo por tener el aparato que acusar diferencias ocasionadas por la modificación de la tempera- tura que sólo llegan 4 0,5 .107" entre los valores extremos de éstas. El método de lectura siguiente reemplazó con ventaja al de Weiss, por ser mucho más sensible y por tenerse constancia absoluta en el cero. La varilla de vidrio Y termina en una punta de acero afilada (una aguja de coser) que toca excéntricamente en una lámina delgada de bronce apoyando en un cojinete de rubí montado sobre una plaquita de acero fija á la lámina por cuatro tornillos que permiten modificar la dis- tancia de apoyo al eje del espejo y por tanto la sensibilidad (fig. 10). La lámina de bronce, que lleva en su cara anterior al espejo e, esta fija sobre un eje de acero montado sobre cojinetes de rubí colocados 302 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA en un marco de bronce m. Sobre el eje del espejo una espiral de acero (las empleadas en los reguladores «de reloj de señora) cuya punta libre se fija al marco m vuelve al espejo á su posición inicial después de un desplazamiento cualquiera. El marco m se puede con un tornillo a co- rrer paralelamente al espejo por otro M, fijo éste á una varilla móvil en un tubo por medio del tornillo A. El mismo dispositivo se emplea para dar al espejo movimiento según el tercero de los ejes coordenados. Completan la instalación un amortiguador de aire L y un pequeño contrapeso colocado entre los dos pares de cintas. Fig. 10 Fórmulas para caleular la susceptibilidad. — Si llenamos el tubito de vidrio s con m gramos de solución de hierro y después con la misma can- tidad de agua, siendo Té I, respectivamente los amperajes de compensa- ción en la bobina B, y la susceptibilidad de la solución, y, la del agua y enambos casos la intensidad ¿ en la bobina b es constante, tendremos : JH br == 0% == 0/01 = 1; m (y — yo) H E 07 ( ) JH E donde H es el campo y 7 su gradiente. 7 - Para conocer la susceptibilidad en medida absoluta, llené el tubito con la solución diluída de cloruro de manganeso cuya susceptibilidad p) H da específica era igual á 1,775.10-* y calculé ESTUDIO DE LOS FENÓMENOS MAGNETO-ÓPTICOS Y MAGNÉTICOS 303 $6. Las medidas En todos los casos se hicieron las medidas estando las substan- cias sumergidas en agua, la que se empleó como baño de tempera- tura, y por esta causa se 18 === 10* ha determinado el magne- -z: tismo de las partículas 7 mismas respecto á ese lí- 2 quido. Es Las tablas 9 y 9a contie- 7 nenlosresultados de lasus- da l r ceptibilidad de las partí- se E D culas en función de la tem- da BARON Ya OT APRA y peratura. En ambos casos e 0 de I, se ha determinado pa- e I=16 — Fig. 11 ra dos temperaturas extre- mas, suponiendo su variación como lineal entre las mismas. En la primera serie de medidas el campo fué excitado por una co- rriente de S amp. y en la segunda serie por 16 amp. Los resultados numéricos se encuentran representados gráficamente en la figura 11. Tabla 9 A I I—I, (= y) 107 amp. amp 659 4,40 3,24 1,094 57o 4,45 3,26 1,101 509 4,70 3,48 1,176 45,59 4,75 0] 1,182 40,30 4,83 3,57 1,206 36,59 4,90 3,63 12 33,59 5,00 3,12 1,286 29,99 5,19 3,89 1,314 210 5,26 3,93 1,327 16,29 5,40 1,05 1,378 120 5,52 1,15 1,402 109 OO) ¿En 1,408 o 5,70 4,31 1,456 5o 5,80 4,40 1,486 20 5,82 O OS 304 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Tabla 9a I pt ; amp. EE 110 660 6,00 4,78 1,203 580 6,08 4,83 1,216 509 6,32 5,03 450 6,42 5,11 380 6,60 5,26 320 6,82 5,45 1,372 199 71 5,69 1,433 159 7,50 6,05 1,524 130 7,80 6,34 1,596 go 8,00 6,51 1,639 39 8,30 6,80 1,712 Las experiencias anteriores demuestran que las soluciones perma- necen siempre paramagnéticas en función de la temperatura, y sobre todo que el punto de inversión de la birrefringencia no es un punto de inversión del magnetismo como lo supone Sehmauss. Por otra parte también se comprueba que la susceptibilidad de las partículas disminuye con la temperatura y aumenta con la intensidad del campo. Para asegurarme que efectivamente y — y. es la susceptibilidad de las partículas, lo que podría ser dudoso puesto que no sabemos si en efecto el líquido que las rodea es agua, he ultrafiltrado la solución, y aunque el líquido obtenido era aun amarillo, su susceptibilidad fué prácticamente igual á la del agua. $ 7. Conclusiones Se deduce de las observaciones anteriores que las partículas suspen- didas no pueden ser esferas isotrópicas, resultado que ya manifiestan Cotton y Mouton. ] El comportamiento de la susceptibilidad de las partículas en fun- ción de la temperatura hace posible la suposición que las partículas sean isotrópicas pero no esféricas, de manera que éstas están sujetas á fuerzas de orientacion en un campo uniforme, fuerzas que la agita- ción térmica tiende á destruir. ESTUDIO DE LOS FENÓMENOS MAGNETO-ÓPTICOS Y MAGNÉTICOS 305 Pero si bien es cierto que los amicrones pueden ser magnéticamente Isotrópicos, no pueden serlo ópticamente por el comportamiento com- plicado de la birrefringencia en función de la temperatura. Probablemente la anisotropía de la molécula es una función poco sencilla de la temperatura, de manera que por una modificación de ésta, cambia no solamente la distribución de las direcciones de las partículas ultramieroseópicas por los choques, sino también la misma anisotropía de las moléculas. Trabajo efectuado en el Instituto de física de la Universidad de La Plata. BIBLIOGRAFÍA Sistema de ejecución de obras, por el ingeniero Mauricio DurrIgeU. Folleto de 29 páginas, publicado por el Centro nacional politécnico. Buenos Aires, 1916. Este folleto contiene la conferencia que patrocinada por el Centro nacional politécnico, fué leída por el ingeniero Durrieu en la Sociedad Científica Argen- tina. El autor, con la solidísima posesión del tema, bien conocida en nuestro mundo intelectual, ha presentado un estudio que arrancando del primitivo sistema de ejecución de obras, que era esencialmente directo, llega hasta los sistemas actua- les que son fundamentalmente indirectos debido, entre otras causas, 4 la despro- porción creciente entre las aptitudes y capacidad ordinarias de un hombre, para llevar á cabo la enorme variedad de concepciones que tienen aplicación en la vida moderna y también por la misma magnitud de las obras que se ejecutan. Tras las nociones históricas relativas al asunto, el ingeniero Durrieu, refirién- dose á nuestro Código civil, dice que «contiene sobre la materia prescripciones que por su espíritu y método aventajan á las de códigos aun posteriores de otros países », y sobre nuestra ley nacional de obras públicas opina que «ha sido no- tablemente concertada por sus autores, con las reglas del derecho común sancio- nadas desde 1871 ». Luego ocupándose en general de los contratos á que dan origen las formas de ejecución de Jas obras, los considera, de acuerdo con el concepto jurídico más moderno, como de una misma naturaleza, esto es, de la de una locación, bien de servicios ó de obra, según que el objeto que se tenga en vista sea tan sólo de operaciones personales por parte del prometiente ó bien la ejecución de una obra. Además, el contrato de contrucción encierra fundamentalmente una obli- gación de hacer que no es equiparable á la de transferir por un precio el domi- nio de una cosa ya heeha. Al ocuparse de la forma de ejecución de obras, estudia primero la ejecución por economía ó administración, haciendo notar las ventajas é inconvenientes que introduce la aplicación de este sistema, especialmente en los casos de construc- ción de obras públicas. La ejecución por empresa ó por contrato, que da lugar a las formas de pago por ajuste alzado ó bien por unidad; los contratos de precio BIBLIOGRAFÍA 307 uvariable y aquellos sin pacto anticipado de precio invariable; el contrato úni- co y los contratos separados; todas estas formas de ejecución y contratación de obras, dan motivo al autor para hacer oportunas observaciones sobre legislación comparada, y comentar disposiciones de nuestro Código civil, que tienen rela- ción con esos asuntos. Yl trabajo constituye al mismo tiempo una síntesis de algunos de los estudios personales realizados con mucha perseverancia por el ingeniero Durrien. Aparte del mérito intrínseco del contenido del folleto, no debe dejarse sin mención el correcto estilo que campea en sus páginas. JUAN JOSÉ CARABELLI. Osservazioni sulla costituzione dei cislotiti del « Ficus elastica Roxb », por G. B. Dx Toni, en 4tti del Reale Istituto Veneto di Scienze, Lettere ed Arti, año académico 1914-15, tomo LXXIV, segunda parte, página 1247 á 1252 (fe- brero 28 de 1915). Es un estudio encaminado á demostrar la naturaleza química y la estructura de los pedúnculos y clavas de los cistolitos, llegando á la conclusión de que los soportes son de pectocelulosa en la porción claviforme y callocelulosa en la re- gión exterior. AUGUSTO C. SCALA. «Schizostoma montellicum » Sacec. Nuova aggiunta alla flora micolo- gica modenese, por G. B. De Tont, en 4tti del Reale Istituto veneto de science, lettere, ed arti, año académico 1915-1916, tomo LXXV, segunda parte, páginas 65 á 67 (octubre 31 de 1915). Señala el autor la presencia de este Pirenomiceta entre la flora micológica mo- denesa, dando todos los detalles de su constitución, forma y distribución geo- gráfica. AUGUSTO C. SCALA. Materiali racolti nella campagna di esplorazione dei banchi di corallo eseguita dalla r. nave « Volta » nell” estate del 1913, por I. G. B. Dre Ton. Catalogo delle Alghe raccolte a Punta Licosa e in Sardegna, en Rivista di Pesca e Idrobiologia, año X (XV), 1915, números 1-53. Pavia, 1915. Contiene el estudio y descripción de todas las algas marinas recogidas durante el viaje citado. Remitimos á los interesados al trabajo original, en la imposibi- lidad de dar los nombres del material algológico. AUGUSTO C. SCALA. Spigolature Aldrovandiane XIV (Cinque lettere inedite di ANroNxto Com- PAGNONI di Macerata ad Ulisse Aldrovandi, de la Rivista di Storia critica delle Scienze mediche e natuwrali, año VI, número 3. Mayo-junio 1915. 308 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Con el deseo de dar á conocer mejor las relaciones científicas que con sus con- temporáneos tuvo el célebre botánico italiano. Aldroyando, continúa el autor la serie de publicaciones, dando á conocer en ésta cinco cartas inéditas dirigidas por Compagnoni al mencionado, con fechas comprendidas entre mayo de 1554 á mayo de 1563. AUGUSTO C. SCALA. Seconda contribuzione alla fiora algológica della Libia italiana, por 6. B. De Tont y Acn. Forri, en Rivista Comitato Talassografico italiano. Memo- ria XLI. (Venezia, 1914), 32 páginas. , Continuación de los trabajos hechos con el material recogido en la Tripolita- nia y Cirenaica, por Trotter y Vaccari; el presente proviene del material traído por Pampanini, uno de cuyos trabajos sobre la flora líbica hemos resumido en estos mismos Anales. Comprende 4lgas clorofíceas, Fucoideas, Florideas y un elenco de las Diatomeas halladas sobre Lithophyllum byssoides, Enteromorpha crinita, Caulerpa prolifera y otras algas marinas. AUGUSTO C. SCALA. Hyménopteres parasites de 1"Amérique méridionale por JuaN BRETHES, en ÁJnales del Museo nacional de historia natural de Buenos Aires, tomo XXVII, páginas 401 á4 430, con 19 figuras en el texto. (Apareció el 18 de enero de 1916). Editor, Coni hermanos. Perú 684. Buenos Aires. Se refiere el trabajo á himenópteros parásitos de varios grupos entre los cua- les algunos son parásitos de otros insectos conocidos, otros son hiperparásitos cuyas víctimas es imposible conocer y otros en fin cuyas presas están aún por descubrirse. ( Tiene interés para nosotros la cecidia producida sobre las ramas de Seutia bu- xifolia por Minapis migra, y otras que fuera largo enumerar. Los dibujos que acompañan el bien presentado trabajo son muy claros y ex- plicativos. E AUGUSTO C. SCALA. Cours d'hydraulique, par J. GRIALOU, ingénieur des constructions civiles. professeur a 1”École central lyonnaise. Un volume in-80 (25 X 16) de 1v-550 pages, avec 240 figures. Éditeurs, Gauthier-Villars eb compagnie. Paris, 1916, Prix, broché, 20 frances. Se trata de una importante contribución al estudio racional de los problemas hidráulicos, de aplicación en las construcciones necesarias para la captación, eleyación, conducción i aplicación del agua a las necesidades del hombre. En realidad de verdad, la hidráulica es una ciencia de esperimentación, i el injeniero al aplicarla procede muchas veces empíricamente. El profesor Grialou, sin dejar de reconocer que los resultados son suficiente- mente exactos para la práctica del injeniero, piensa, i piensa con razón, que con- BIBLIOGRAFÍA 309 viene dar a la hidrodinámica científica la mayor intervención posible en todos los casos. Así en la Advertencia con que encabeza su obra dice : «Se observará que en todos estos estudios hemos tratado constantemente de no separarnos de los prin- cipios i emplear las ecuaciones de la hidrodinámica, aplicables tanto a los líquí- dos perfectos como a los dotados de viscosidad. Si es cierto que no se puede es- perar el progreso del análisis matemático para resolver los problemas, aun los más elementales de la hidráulica i que hai que aceptar las fórmulas hoi en uso, es necesario, sobre todo en la enseñanza de esta materia, hacer conocer al alum- no la falta de base científica que caracteriza la mayor parte de las fórmulas que en el estado actual de nuestros conocimientos nos vemos obligados a emplear en la práctica ». Hemos recorrido el trabajo del profesor Grialou, deteniéndonos en algunos de los capítulos de más útil aplicación, i podemos aseverar que si bien en determi- nados puntos hai superabundancia de análisis, vale decir, se mantiene en un tren esencial matemático — lo que por otra parte constituye la fase teórica de su tratado — en lo jeneral procede con método i claridad, dando a sus demostra- ciones una comprensibilidad fácil, como sería en lo que atañe alos tubos de con- ducción de agua, al derrame de la misma en los canales i ríos, en los receptores hidráulicos, etc. El autor ha dividido su trabajo en las siguientes secciones : I, Hidrostática. II, Nociones de hidrodinámica. 1, Derrame de líquidos por orificios (foronomía). IV, Tubos adicionales. V, Vertederos. VI, Tubos de conducción. VII, Derrame en los canales i ríos. VIIN, Corrientes subterráneas. IX, Resistencia de los fluí- dos. X, Movimientos ondulatorios i oscilatorios de los líquidos pesados incom- XIII, Turbinas hidráulicas. XIV, Bombas i arietes hidráulicos. XV, Estudio sobre el empleo de prensibles. XI, Receptores hidráulicos. XII, Ruedas hidráulic las coordenadas cilíndricas en el movimiento de los líquidos contenidos en las ruedas o en las turbinas. XVI, Estudio sobre el movimiento de los líquidos per- fectos. XVII, Estudio sobre el movimiento de los líquidos viscosos 1 aplicación de la teoría de la elasticidad a los mismos. XVIII, Aplicación de esta teoría a la determinación de la amplitud del remanso producido en un canal rectangular de pendiente constante por el establecimiento de una presa de altura P. XIX, Ver- tedero en pared delgada en un canal ilimitado agua arriba, de fondo horizontal icon igual anchura que el vertedero. XX, Estudio sobre el problema de la lámi- na delgada. Anexos : 4 notas. Vése, pues, que como tratado de hidráulica teórica, matemática, el curso que el profesor Grialou dicta en la Escuela central de Lyon, es de un mérito real- mente apreciable. Por esto mismo voi a permitirme observarle que ganaría mu- cho su trabajo si le agregara, en todos los casos de aplicación, ejemplos prácticos que facilitan la comprensión de la teoría i habitúan al futuro profesional a su aplicación consciente. S. E. BARABINO. Exercises et lecons de mécanique analytique, par R. DE MONTESSUS, pro- fesseur á la Faculté libre des sciences de Lille. Un volume in-8% (23 Xx 14) de vi-334 pages, avec 72 figures. Gauthier-Villars et compagnie, éditeurs, Paris, 1915. Prix, broché, 12 frances. 310 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA El profesor De Montessus desarrolla en su obra los siguientes temas : centro de gravedad, atracción, potencial, momento de inercia, dinámica de los cuerpos sólidos i de los sistemas ; las funciones elípticas en el dominio real. Ha dividido su trabajo en dos grandes secciones : la Estática 1 la Dinámica. En la primera trata de los centros de gravedad de las líneas, de las superficies i de los volumenes; de la atracción de sistemas continuos sobre un punto exte- rior; de un cuerpo sobre un punto mui lejano i sobre un punto que coincide con uno de los puntos atractivos; del potencial. Estudia al respecto las ecuaciones de Laplace i Poisson. Completan la teoría numerosos problemas resueltos 1 otros propuestos como ejercicios. En la segunda, discurre sobre los momentos de inercia, radios de jiro, cálculo directo de los momentos de un prisma o cilindro recto, de un elipsoide referido a sus propios ejes; de superficies de revolución respecto de su eje i de un plano perpendicular al mismo ; de diversos artificios, considera el elipsoide de inercia ; pasa luego al principio de los trabajos virtuales i al de D'Alambert; establece las ecuaciones de Lagrange; estudia en seguida el movimiento de un cuerpo só- lido alrededor de un punto fijo; el de los sistemas materiales; el equilibrio, es- table; 1, por último, de los choques i percusiones. Como para la estática, completan su trabajos muchos problemas resueltos o por resolver. Como apéndice, agrega una nota sobre las integrales elípticas en el dominio real, dividida en dos capítulos. En el primero trata de las funcionns sn, cn, dí, integrales de Legendre i D'Abel; estudia la fo, VE (0) dx, siendo f una fracción racional i P (x) un polinomio en x de tercero o cuarto grado. En el segundo, analiza las funciones pu, ¿u, su. Los problemas han sido ordenadamente reunidos por grado de dificultad, re- solviendo con las ecuaciones de Lagrange los relativos a la dinámicz. Las por resolver han sido dispuestas en igual orden. Bastan estas breves indicaciones para dar una idea de la importancia de estas lecciones de análisis mecánico, a las que los numerosos ejemplos de aplicación hacen realmente útil. S. E. BARABINO. z ÍNDICE GENERAL DE LAS MATERIAS CONTENIDAS EN EL TOMO OCTOGÉSIMO SEGUNDO Sobre una difracción de los rayos Róntgen producida en las ranuras de cristales y en las láminas metálicas, por J. LAUB .....co.o.oooooocccconncs ada Sa En las montañas riojanas al oeste del Nevado de Famatina y en regiones limítro- fes de la provincia de San Juan (nota preliminar), por C. C. HOSSBUS....... Peligros de las corrientes alternas industriales y manera de aminorarlos, por H. Wes IVAR oro Loc dVoroD po V0go doo oso acoso opDoraVVVO Va codorVocoson Datos sobre los indios Terenas de Miranda, por J. BACH int OA EDOdAO Estudio fito-zoológico sobre algunos lepidópteros argentinos productores de aga- llas, por JUAN BRETHES.,....0.o.o.ooo.o.. pO0VOMSoVoVopdacoooo OUTODOTÓLODOLOLOS La industria de los productos químicos medicamentosos; su posible deala enfelipaís; por JORGE MAGNIN laa abÍOOOOPUBOAUOOS William Ramsay, por Horacio DAMIANOVICH...ooooooococoo.. pS Dada dE Soo onoS Las investigaciones de M. Charlton Bastian sobre biogénesis, por SALVADOR Mazza y HoRACcIO DAMIANOVICH.cooococcoccccccoao 0000 NNo ron cono, Cuestiones de nomenclatura paleoetnológica, por FéÉLix F. OUTES ..... pOVÓLPOE Espigando en el herbario, por CARLOS SPEGAZZINT....ooooooccrccrorner Observaciones sobre la estructura y formación de los mierocristales de ioduro de plomo con luz ultravioleta, por Horacio DAMIANOVICH.....0...o.. ROO Metamórfosis de ZTaphrocerus elongatus Gory (coleóptero bupréstido), por CARLOS UC. a vrovopoonoopooa pavor dora vIrOIYIOO UR barcas ÍSLoRo Descripción de un nuevo género y de dos nuevas especies de estafilínidos mirmi- cófilos, por CARLOS BRUCH....... d00LNArIUR os carro OS El primer hallazgo arqueológico en la isla de Martín García, por FéLix F. Outks. Valor del hallazgo de una pipa de piedra tallada en la provincia de Entre Ríos. por FéLIx F. Outks Estudio de los fenómenos magneto-ópticos y magnéticos de soluciones de hierro COLONIA ONE COR INARD dla BIBLIOGRAFÍA Anales de psicología (1911, 1912 1 1918) .......oooo. ELECO TEO RO dro catad Relación entre la parte liviana i la pesada de la litoesfera di de sus respectivas elasticidad i densidad media, por Galdino Negli......... SEA OO bE DA ALOOSGE 96 312 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Breves noticias i tradiciones sobre el orijen de la boleadora i del caballo en la HRe- pública Arjentina, por Aníbal Cardoso La enseñanza i la esperimentación agrícolas en la República Arjentina, por To- más Amado ce a Anales de zoolojía aplicada, por Carlos E. Portero. ooo Conferencia sobre antropolojía, etnolojía i arqueolojía, por Ricardo Latcham.... Bibliografía chilena de las ciencias amtropolójicas, por Ricardo E. Latcham..... Bibliografía de bibliografías chilenas, por Ramón A. Laval .:.0...oo.oooo..o..... El molle o pimiento de Bolivia, por Rodrigo Díez K...ooooooocccoooroooooooo o. Théorie génerale des nombres, por El Dun Dep rRMcape de melo OO A Duvres de 7. H. Halphen, por C. Jordan, H. Poincaré, E. Picard............. Composición química de la «Grana » (cochinilla indígena), « Dactylopius argenti- nus » NOV. Spec., por Juan A. Domínguez....... La vegetación del lago Nahuel-Huapí y sus montañas, por €. Curt Hosseus .... (Quelques données préliminaires sur une nouvelle mycocécidie de la « Sagyittaria montevidensis» Cham. et Sehl., por Carlos LiZer. conoci Les Alismatacées argentines, por Lucien HauMmad.....oocooocooo Note sur < Hydromystria stolenifera» Mey., por Lucien Hauman........... Soo Note sur les Joncacées de petits genres andins, por Lucien Hamad... ......- Plantae fischerianae, por Cristóbal M. Hicked.....ooooooocccrrrror Les Dioscoréacies de l' Argentine, por Lucien HauMaDd......oooocoorereco Revista chilena de historia natural, director Carlos E. Porter....oooooooooooo.. Anales de zoología aplicada, director Carlos E. Porter ...o.oooooococrrooorr Revista de Ciencias aaa dl he aaa oODOD0000coV a ooo sacon ooo oo Sistema de ejecución de “obras, por el ingeniero Mauricio Durriel...o.oooooooooo.. Osservacioni sulla costituzione dei cislotiti del « Ficus elastica Roxb », por G. B. De e « Sehizostoma montellicum» Sace. Nuova aggiunta alla flora micologica modene- 629 1002 Ej 15 1D Momiloaoocososoonoccsoscooosposrocooc ardor poroso >: Materiali racolti nella campagna de esplorazione dei banehi di corallo eseguita dalla ». nave « Volta» nell' estate del 1913, por 1. G. B. De Toni. ........-- Spigolature- Aldrovandiane XIV, por Antonio CompagloOWM..ooooomoone rs Seconda contribuzione alla flora algológica della Libia italiana, por G. B. De Momia? Acho OR. 0o9000050000000090003900990000000ndc soso ocosasos AboDsoos Hyménopteres parasites de l' Amérique méridionale, por Juan Brethes........... COSA RAIN PA TC NS Exercises et lecons de mécanique analylique, por R. de Montess PO radia, Carlos.: Granel, Joaquín. — -—Gregorina, Juan. -Grieben, Arturo. - Groeben, Pablo. -—Groizard, Alfonso. Guitarte, Manuel. —Guglialmelli, Luis €. Gutiérrez, Ricardo J. Gutiérrez, Carlos. ¡Guesalaga, Alejandro. Guerrero, Mariano A. - Hauman Merck, Lucien. Hermitte, Enrique. Herrera Vega, Marcelino. Hicken, Cristóbal M. —Hosseus, Carlos Curt. - Holmberg, Eduardo A. Hoyo, Arturo. - Huergo, Luis A. (hijo) - Huergo, Eduardo. Huergo, José M, Ibarra, Luis de. Isnardi, Hector. Isnardi, Teófilo. - Issouribehere, Pedro J. Israel, Alfredo €. Iturbe, Miguel. Jesinghaus, Carlos. Jijena, Delfin. -Kock, Víctor. - Kenny, E. G. -Laclau, Narciso (. -—Labarthe, Julio. Lanfranco, Silvio. _Landeira, Pedro, v. Lara, Juan B. ; Larreguy, José. —— Lathan Urtubey, Augusto. Latzina, Eduardo. aub, Jacobo J. “Lea, Allan B. : Lelli, Arduino. mos, Carlos. “SOCIOS AC' . Lafone Quevedo, Samuel A. Leguizamón, Pondal Martno. VOS (001 Lozano, I 50, M Lozano, Lugones, rro Lugones, Leonohlo Luro, Ru inó. Madrid, Eurique de. Mainini, Carlos. Mégy, Luis A. Magnin, Jorge. Magnin, Félix J. Mallo], Emilio. Mamberto, Benito. Maradona, Santiago. Marín, Plácido. Marcó del Pont, Enrique. Marcó del Pont, Ernesto (h.). Marotta, Pedro. Marti, Ricardo. Massini, Estéban. Maupas, Ernesto. Mattos, Manuel E. de. Medina, José A. Melo, Carlos F. Méndez Calzada, Luis. Meoli, Gabriel. Mercante, Victor. Mercáu, Agustín. Mermos, Alberto. Meyer, Camilo. Mignaqui, Luis P, Monge Munoz, Arturo. Molina Civit, Juan. Molina, Eduardo. Molinelli, Ernesto A. Morales, Carlos María Moreno, Evaristo Y. " Moreno, José. Móhring, Walther. Morteo, Carlos E. Moyano, Osman. Mugica, Adolfo. Narbondo, Juan L. Nágera, Juan José. Natale, Alfredo. Negri, Galdino. Negri, Mario L, Nelson, Enrique M. Nielsen, Juan. Noceti, Domingo. Nogués, Domingo. Novillo, Andrés. 0'Conner, Eduardo, Ochoa, Arturo. ] urcoyen, Francisco. Ortiz de Rosas, Jorge. Orús, José M. Orús, Antonio (hijo). Ortwed, Villielm. Otamendi, Eduardo. Otamendi, Rómulo. Otamendi, Alberto D. Otamendi, Gustayo. Otamendi, Belisario. Outes, Felix E. Paitoví Oliveras, Antonio. Palacio, Emilio. Palazzo, Pascual. Palet, Luciano. Panelo, Estéban. Paoli, Humberto. Paolera, Carlos M. della. Parodi, Edmundo. Pasman, Raúl G. Pastore, Franco. Paquet, Carlos. Pardo, Rafael L, Paz, José M. Pelosi, Elías. Pelleschi, Juan. Peralta Ramos, Enrique. Pértile, José €. Petersen, Teodoro H. Piana, Juan S.. Pouyssegur, Hipólito B. Ponte, Federico N. del. Puiggari, Miguel M. Quiroga, Modesto, Quiroga, Alejandro. Rabinovich, Delfín. Rana, Eduardo S. Rebuelto, Emilio. Rebuelto, Antonio. Renacco, Ricardo. Repossini, José. Reyes, J. Miguel. Rivarola, Rodolfo. Riveros, Ernesto. Rodríguez Aravena, Santos. Rodriguez de Vicente, Roman. Rodriguez Etchart, Carlos. Rodríguez Larreta, Eduardo. po PENITA Rojas, Juan R. Rom, Carlos A. Romero, Julián. Romero, Antonio. Rossell Soler, PedroA. Rospide, Juan. Rua, José M, de la. Rumi. Tomás J. Saavedra Lamas, Carlos. Sabaría, Enrique. Sabatini, Angel. Sáenz Valiente, Eduardo. Sáenz Valiente, Anselmo. Sánchez Díaz, Abel. Sánchez, Juan A. Sánchez, Zacarías. Sanromán, Iberio. Santángelo, Rodolfo. Segovia, Fernando. Sarhy, José $. Sarhy, Juan F. Scala, Augusto. Schaefer, Guillermo F. Seguí, Francisco. Schneidewind, Alberto. Selva, Domingo. Arias, Víctor J. Bazterreix, Francisco. Bavio, Héctor A. Bes, Raúl. Caminal, Martín A. Casadeval, Domingo. Cozzi, Honorio. Glaria, César. Colombo, Carlos A. Cornejo Saravia, Joaquín. Dietsch, Juan B. Demichellis, Juan B. a tn ¿eo A Y ¿Hederico. «¿Sénet, Rodolfo. Senillosa, Juan A. Serodino, Eduardo C. Serra Renón, José. Silva, Angel. Silva Barros, Félix A. Sires, Marcelo C. Soldano, Ferruccio. Sorondo, Alejandro. Sordelli, Alfredo. Sorsau, Walther. Suárez, Eleodoro. Storni, Segundo. Stuart Pennington, A. Tarelli, Carlos A. Tello, Eugenio. | Tieghi, Segundo. Torre, Bertucci Pedro. Ugarte, Trifón. Uhart, Pedro, Uriburu, Arenales. Uriburu, David. Vallebella, Colón B. Vilar, Juan. Valentini, Argentino. Valerga, Orente A. Sunblad Roseti, Gustavo. h ACTIVOS (Conclusión) z E | Valiente Noailles, Luis. ¡Valle Iberlucea, Enrique del | Vallejo, Carlos. E Varela, Rufino (hijo). Vasquez de Navoa, Vicente. Vico, Domingo. Vignau, Pedro T. Vidal, Antonio. Virasoro, Valentín. Vitoria, Gonzalo. Volpatti, Eduardo. VoJpi, Carlos A. Wauters, Carlos Windhausen, Anselmo. Widakowich, Víctor. Wernicke, Roberto. Wernicke, Raúl. Williams, Adolfo T. - White, Guillermo. la White, Guillermo J-. = Wollenweide, Albino. Zalkerzewski, Bernardo. Zamboni, Agustín. Zappi, Enrique V. Zelada, José. _ Zorraquin, Guillermo. Ñ SOCIOS ADHERENTES z Dorado, Luis. Gotuzzo, Francisco G. Grau, Carlos A: Márquez Gómez, Adolfo. Mordeglia, Domingo. Niño, Bernardo J. Parera Denis, Fortuno. Peirano, Santiago F. Pini, Aldo $, Rojo, Jorge T. Real, Enrique B, Repetto, Cayetano, Saforcada, Anibal. Saravia González, Moisés. Sáenz Valiente, Casto. Sobral, Arturo. Torres, Ricardo J.- Trelles, Rogelio A. Vernengo, Roberto E, Vidal, Eduardo. Zambrano, Víctor. Zapata, Ciriaco L. Zuleta, Enrique. * DE. A a eS 7 ANIMA d Aa PERTNO A By A 0%), 2 , y y ] J Aja > 1%> dl IA AN A Apr rrrai " ANA met proa y hu Ls » port” pl ¿aba é AAR me mal ) “p propa 059 ¿qt Y] a! “a le eS 1590 Mar ss AA Qin Ar As a me »AÑADQ? poder» ALAS ha: ve ; 4904 A ' TY mi Aa a PA r par orPrapo FAN ap? a TIAS , »b A ¿aan TO E la Á Y ' LU op? Er y EA :4 Pa es PT a“. F1Tr 3 e ant Mp? mM A AN : AAA AA 0 so poal pao, A LM HP IA beta Le vay 4] ATA de AP dp a: 14 y A E ar” A AT Ma, Ana,” A AUT PA A Vu Aa ARCA AS Y SAA IATA AL 00n A ARA ETA 22D OEA LI ATT Y Ani ae 'h ” LA A o APN > PS P> ue a MAN e y Mag s Ba e PS NDA e AAA po ATA FET ARAS AU Pr, PIN Nesta A PASA s0.b 00 £ Y MAA A ta a Dres MIA TY A Pao PRA CA Mi 2 y A AA s An AL " ea Es PA SAD bird 437] e PA] ento ¡040 AA AA Pa a Un ARAS Y 4 ES ql O” AO > pá AAA ES E] en! E Y, 4 y 90) va pos 0854 Aa Mas Mr a GUA? Y e Mos Mp) Panas A, CAN h al q ? Ñ 4 419. 1q j E 3 Pur O A ES Ya A loa AE MAMMA a Treat NY a 4 e PRA Mea 4 A ÑN AAIARRAN) . IAE as es ve ¿AAA Y 3 y An, 0) E ñ AR: Y pa O NY e AS Ae MX A NAAA xx. A : a A 0 y st roer as Ol IT : ¿000 Ml pon y ¡Ñ A l 0 o? > hj MAL Y Sp 44114) NN IU Py ECO Ne enseé sÑe part la 33 P A, E Y ena + A pa q ha arte A CN a ? | reto PUT: Ar AN sun; pa £: 4 MA AL DA Er BLA CAS, eb, Ains PE ..r, ALÍ A eto FILED AAA A Sy n= CEJA EN, BA. » 5 El 5 ” » : Pm VILA TS a 2 NVI A 1 ARE oler IIA + » pt As es Sor, » VA, p al Dn z q Lo, mt E AS IA A AE A ; ñ dal q al, cel q T UT INTO 2% RAE NA LA PS O Be: Ad SN po % AS YY mi. rar AA Ea Sar y AAA y ERA SS - peer? yv Ae 00 yO ao. sn > ¡Da 4 007 AA TA AENA RT Mind A A MA, Pop? ein DA TO “SN k Y «PA 44) E, MAR SAA al y ' A P AÑ AN y las Y LENUND A E 2... e ba Y y PA por Mm ARO, a AM, .n9 cepo! A PPOPAA,,! 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