Library of the Museum OF COMPARATIVE ZOOLOGY, AT HARVARD COLLEGE, CAMBRIDGE, MASS, MEN [The giftot de 3 milo Matinal. | ES No. 8249: l/ E / ONLILIVI/Y 3,1894 y > ANALES HISTORIA NATURAL. ANAIS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL. SEXE TOMO SEGUNDO. (RESTA) SÉ A pan MADRID: DON I. BOLÍVAR, TESORERO. CATE IDE A O AA h, 1893. Artículo 27 del Reglamento. Las opiniones emitidas en las Memorias publica- das en los ANALES son de la exclusiva responsabilidad de sus autores. IMP. DE FORTANET, LIBERTAD, y MEMORIAS DE HISTORIA NATURAL. MOVIMIENTOS PLIOCÉNICOS Y POST-PLIOCÉNICOS EN EL VALLE DEL GUADALQUIVIR. POR DON SALVADOR CALDERÓN. (Sección de Sevilla. — Sesión del 8 de Febrero de 1892.) Los trabajos geológicos realizados en el valle del Guadal- quivir desde la aparición de la Memoria clásica del Sr. Mac- pherson sobre el N. de la provincia de Sevilla (1), han puesto de manifiesto que dicho valle forma un gran geosinclinal en cuyos terrenos antiguos dominan los arrumbamientos dirigi- dos de SO. á NE. reemplazando á las dislocaciones al O. 30” N. que atraviesan la Península desde Galicia hasta el Guadalqui- vir. Es sabido también que desde el principio de los tiempos secundarios la actual Sierra Morena formaba el límite septen— trional del mar que por dicho valle y por la zona sub-bética ponía en comunicación hasta los tiempos del miocénico supe— rior al Mediterráneo con el Atlántico. Una antigua falla esta— blecía el límite costero, impidiendo penetrar á los depósitos terciarios 4 mucha distancia en el interior de la Sierra. Más tarde, á consecuencia del alzamiento de los depósitos miocénicos, quedó interrumpida la unión entre los dos mares (1) Estudio geológico y petrográjico del N. de la provincia de Sevilla. (Bozetín de la Com. del Mapa geol. de España; t. vi, 1879.) 6 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (2 por la cuenca del Guadalquivir, estableciéndose en el valle golfos de facies lagunares hasta la emersión definitiva de dicho valle. Las edades miocénica y pliocénica aparecen claramente dis- tintas y sin transición de una á otra en la cuenca que me ocupa, indicando una interrupción en la sedimentación de ambas, bien al contrario de lo que se observa en tantas regio- nes terciarias de Europa. Quizás un reconocimiento prolijo de las antiguas costas miocénicas del pie de la Sierra descubriera las huellas de la erosión del mar pliocénico que azotara las rocas Ú dejara allí la obra de los moluscos perforantes, si bien al N. de Sevilla poco deben de haber dejado de estos restos los grandes trabajos posteriores de denudación que esta parte de la provincia ha sufrido. : En suma, el valle del Guadalquivir no es más que una len- gua de tierra cortada por fallas y comprimida entre la Sierra Morena y la serie de sierras meridionales, en la que los anti- guos depósitos han sido alzados y deprimidos diversas veces durante el periodo secundario. Este valle parece jugar, entre la antigua meseta y la cadena bética, un papel análogo al del valle del Ródano entre la meseta central francesa y los Alpes. La serie bosquejada de movimientos y de acciones mecánicas de que fué teatro la región bética, ha sido sistematizada ma- gistralmente por el eminente profesor Suess (1). A las oscila- ciones acaecidas al fin del cretácico corresponden las discor— dancias de estratificación, á veces marcadísimas, que se obser- van al SE. del valle del Guadalquivir, como dicen acontece en la cordillera del Atlas entre el nummulítico y las formaciones subyacentes. Más tarde, en los tiempos comprendidos entre el nummulítico y el miocénico se acentuaron los relieves de la parte occidental del actual Mediterráneo, al parecer como efecto del contragolpe de las presiones que actuaban sobre el Pirineo, hasta que entre el miocénico inferior y el medio se inició un movimiento inverso de progresión del Mediterráneo. En fin, después del miocénico medio se produjo el gran levan- tamiento principal del Atlas como contragolpe del principal de los Alpes, y desde entonces el Mediterráneo fué empujado (D) Das Antlitz der Erde, 1885. (3, Calderón.—MOVIMIENTOS DEL VALLE DEL GUADALQUIVIR. 7 al pie de la cordillera africana mientras se producía el canal actual del Estrecho de Gibraltar por un hundimiento en sen- tido del eje de dislocación del litoral argelino entre las costas españolas y marroquíes. Muy poco se sabe todavía con respecto á los movimientos del suelo de Andalucía de fecha posterior á estos últimos de que acabo de hablar, y á contribuir á su esclarecimiento he dirigido mi atención en estos últimos años. Recordaré como precedentes que el Sr. Macpherson (1) ha encontrado en la provincia de Cádiz testimonios seguros de que en la zona costera el suelo ha sufrido hondas perturbacio- nes en época reciente, geológicamente hablando. En efecto, los depósitos diluviales aparecen allí ocupando lugares relati- vamente altos, con frecuencia la cima de las colinas, en vez de cubrir las actuales depresiones del terreno, siendo mani- fiesto que el origen de dichos depósitos es anterior a las ero- siones que rebajaron á sus niveles actuales el terreno última— mente plegado, formando los más profundos valles actuales, y que no había ocurrido aún el quebrantamiento que agrieteó y alteró después todas las capas de esta región en angulo recto á su dirección primitiva. Es decir, que las concavidades de los pliegues, entonces antiguos valles por donde corrían las aguas, son hoy, á consecuencia de tan hondos trastornos post-dilúvi- cos, las cumbres de las colinas. El Sr. Orueta (2) y nosotros (3) hemos comprobado al N. de la provincia de Málaga y al S. de la de Sevilla, la obra de grandes movimientos post-miocénicos, que produjeron plie- gues en sentido normal á los que se fraguaron antes del depó- sito de los primeros sedimentos terciarios. Por su virtud, casi todos los ríos y arroyos de dicha región corren por lechos que se han socavado nuevamente, practicando erosiones y corta— duras de carácter moderno manifiesto, por cuyos nuevos cau— ces se verificó el desagúie de las lagunas que hacían antes de la región un país esencialmente pantanoso. » (D) Bosquejo geo!l. de la prov. de Cádiz, 1873. (2) Bosquejo fis. y geol. sobre el N. de la prov. de Malaga. (Bol. de la Com. del Mapa gcol. de España; t. 1v, 1877.) (3) La region épigenigue de 1" Andalousie el 1 origine de ses ophites. (Bull. de la Soc. géo!. de France; 3.2 serie, t. xvIr, 1888.) 8 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (4) En esta época de perturbaciones estratigráficas y de profundo cambio en el régimen de las aguas superficiales se desarrollan por excelencia en Andalucía, como en el Mediodía de Túnez, según las investigaciones de M. Ph. Thomas (1), las activida- des hidrotermales, geiserianas y solfatáricas. Pero estas sólo pudieron obrar donde el suelo ofrecía los materiales necesarios para desarrollar tal quimismo y donde las acciones orogénicas actuaron con mayor energía, que es en la vasta zona que en otro trabajo he descrito con el dictado de epigénica, zona que se extiende entre la veguada del Guadalquivir y la costa me- diterránea. Recorriendo los depósitos miocénicos y pliocénicos de la provincia de Sevilla llama la atención el contraste de su hori-- zontalidad:casi perfecta en Utrera, Mairena del Alcor, Alcalá de Guadaira y el Aljarafe con los notables pliegues y pequeñas sierras que los mismos estratos manifiestan á corta distancia entre Arcos y Montellano, donde adquieren también mucho más espesor que en la parte próxima al río. Los mismos depósi- tos miocénicos se alzan en Alhama de Granada y en la Serra- nía de Ronda hasta alturas que oscilan entre 1.000 y 1.100 m. y desde allí descienden, describiendo una serie de pliegues más 6 menos pronunciados, para volverse horizontales en la misma veguada del Guadalquivir. La línea de separación entre los depósitos horizontales y los plegados no es rectilínea, como ya lo ha notado el Sr. Macpherson (2), sino que forma una serie de escalones con marcado retroceso al $S., corriendo desde Lebrija y Sanlúcar en la provincia de Cádiz hasta el Mediodía de la loma de Chiclana en la de Jaén. Semejante contraste entre la accidentación y altura del miocénico en los sitios mencionados y su horizontalidad en la veguada del río haría creer que en esta última parte ningún movimiento post-plioceno haya dejado su huella. Mas esta es una apariencia engañosa, como voy á tratar de demostrar, poniendo de manifiesto una serie de movimientos alternativos importantes en la vertical en la veguada misma del Guadal- quivir. (1) Recherches sur quelques roches ophitigues du Sud de la Tunisie. /Bull. de la Soc, géol. de France; 3.? serie, t. xix, 1891.) (2) Relaciones entre la forma de las depresiones oceánicas y las dislocaciones geo ógicas. 1888; pág. 11. 37 TT. Estudiando la serie de ca— pas que afloran en torno de Sevilla en los bordes del es— peso manto de diluvium y aluviones en que se asienta esta capital, es dado com- probar las huellas de una serie de fenómenos geológi- cos del mayor interés. El Guadalquivir corre en esta parte en un anchuroso valle limitado por una serie de colinas margo-arenosas que le cercan al NO. y otra de calizas detríticas en el lado opuesto. Ambas forma- ciones pertenecen al terreno pliocénico y están limitadas bruscamente por calizas mio- cénicas, las cuales á su vez, cortadas repentinamente, ce- den su puesto á rocas más antiguas. El adjunto corte general da idea de esta dis— posición y de otras circuns— tancias que examinaré des- pués. Partiendo del NO. de Gui- llena en el arroyo del Moli- nillo á 60 m. de altitud, se ven sucesivamente las piza— rras cámbricas levantadas á veces casi hasta la vertical, y en contacto con los gra= nitos porfídicos atravesados por diabasas cristalinas. So— dlela da, Suadlanra 1. Granito porfídico atravesado por diabasas.—2. Pizarra cámbrica.—3. Conglomerado calizo miocénico (helveciense) con grandes Ostreas, Clypeuster, etc.— ) Calderón.—MOVIMIENTOS DEL VALLE DEL GUADALQUIVIR. 4, Calizas miocénicas (helvecienses) con areniscas ricas en Pectenes.—5. Marga azulada pliocénica con (ythereas, Corbulas, Naticas, etc., y muchos foraminiferos.— 6. Arenisca margosa pliocénica con Dentalium, Cardium, etc., y muchos foraminiferos.—“7. Caliza pliocénica detrítica fosilífera.— 8. Diluyium y aluviones, 10 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (6) bre este conjunto de rocas profundamente trastornadas des— cansa una estrecha faja de capas horizontales consistentes en un conglomerado calizo-siliceo cuya edad helveciense y carác- ter costero declaran los abundantes y ricos fósiles que encierra, entre ellos los siguientes: Pecten cf. Besseri Andrz., P. Beu— danti Bast., P. gigas Schl., Ostrea crassisima Lmk., O. Velaini Mum.-Ch., Clypeaster insignis Seg., Cl. altus Lamk. y Cl. pira- imridalis Mich., determinados por el Dr. W. Kilian (1) en vista de los ejemplares que le entregué á su paso por Sevilla. Una falla, por la que corre la ribera de Huelva, interrumpe rápidamente la extensión meridional de dichos sedimentos miocénicos, que vienen á chocar en contacto anormal con las margas pliocénicas de Guillena, hasta el punto de que á pri- mera vista parecería que estas últimas penetraban debajo de aquellas. La formación margo-arenosa pliocénica continúa al Medio— día hasta ocultarse en Sevilla bajo el diluvium. En el extremo opuesto es reemplazada por las formaciones calizas detríticas de Dos Hermanas y Alcalá de Guadaira, de las cuales trataré a continuación con mayor detalle. Detrás del castillo de esta última villa el diluvium cubre al terreno subyacente después del cual afloran bancos horizontales de caliza con otros de arenisca interestratificados ricos en restos fósiles y particular- mente Ostreas. El nivel del terreno sigue elevándose gradual- mente al Mediodía y á Oriente con la misma composición y estructura, hasta llegar en Morón á los 150 m., siendo allí bruscamente cortado y sustituido por calizas eocénicas fuerte- mente plegadas y dislocadas de mil modos por acciones de empuje lateral que no ha obrado al parecer sobre los sedimen- tos miocénicos ni pliocénicos. Voy á examinar ahora más en particular la composición y estructura de las capas pliocénicas cuyos movimientos consti- tuyen el asunto especial de la presente investigación. Partiendo de la serie de colinas que al N. y NO. de Sevilla, desde el cerro de Santa Brígida que por ser el más empinado de aquella (112 m.) figura en el corte, hasta Coria forman en (1) Études paléont. sur les terrains second. et tertiair. de 1*Andalousie. (Mem. de 1'Acad. des Srienres. t. xxx; 1889.) (y Calderón.—MOVIMIENTOS DEL VALLE DEL GUADALQUIVIR. 11 la margen del río una especie de dique á sus avenidas, se hallan, viniendo hacia la población, capas horizontales esen— cialmente arcillosas, margosas y arenosas. Al descender al nivel del valle los rellenos cuaternarios con Zlephas antiquus y los aluviones del Guadalquivir ocultan la citada formación, como queda dicho, hasta que al alzarse el terreno á unos 30 metros reaparecen los sedimentos pliocénicos que se elevan á más de 70 m. en el castillo de Alcalá de Guadaira. Pero es lo singular que estos últimos en nada se parecen ni por su com-— posición ni por el aspecto de su fauna á los del lado opuesto; pues en tanto que allí dominaba el elemento arcilloso, aquí lo hace el calizo y sus fósiles están triturados y dispersos en pedazos por la roca. El sedimento margo-arenoso ocupa una banda relativamente estrecha, siendo reemplazado en Sierra Morena por las calizas y arenas gruesas del helveciense antes mencionado. Compone el primero el territorio conocido con el nombre de Aljarafe, que desde la Rinconada y la isla Mayor va á la provincia de Huelva (1), y en estrecha banda corre por toda la extensión de la margen derecha del Guadalquivir. Esta formación particu— larmente interesante y poco estudiada todavía, se halla cons— tituida por dos series de capas: 1.* Arcillas arenosas de grano fino de Tomares; 2.” Margas arcillosas azuladas compactas de la Cuesta de Castilleja. Ambas divisiones, que pasan insensiblemente de una á otra, componen una formación cuyo espesor excede seguramente de 130 m., sin que se conozca su límite inferior. La marga arcillosa gris azulada que se ve extenderse en el corte desde la cuesta de Castilleja hasta Guillena, es un barro azulado, compacto y homogéneo, excelente para modelar y que se explota para la alfarería en una cantera abierta al pie de dicha cuesta. Durante la estación lluviosa todo el terreno barroso que ocupa se encharca y se pone resbaladizo en tér— minos de hacerse imposible el tránsito en algunos sitios. En— cierra la roca en cuestión muchos moluscos y tan bien conser- (1) Esta formación que corre hasta Sanlúcar de Barrameda, es igual por sus rocas y por los fósiles que encierra á la de los Cabezos de Huelva, descritos por el Sr. Gon- Zalo y Tarin. 12 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (8) vados, que sus conchas enteras presentan casi siempre el paño marino y aun ofrecen el color que tenían durante la vida del animal que las produjo. Los géneros y especies contenidos en este interesante depó- sito pliocénico, no son muy variados: en su mayoría consisten en especies de Cytherea, Corbula, Pectunculus, Venus y Denta— liuwm, abundantes fragmentos de testas de equinodermos gran- des y numerosísimos foraminíferos, muy bien conservados, que es fácil separar mediante lavados sucesivos y tamizacio— nes, y de los cuales he tenido ocasión de decir algo anterior mente (1). El Dr. Schrodt, á quien he enviado ejemplares que está estudiando, me comunica que entre la multitud de espe- cies de este yacimiento rizopódico unas son comunes al de Garrucha, en la provincia de Almeria, que él ha descrito (2) y otras son distintas (3). Entre los moluscos recogidos y que ca- racterizan bien la edad pliocénica del horizonte en cuestión, citaré las siguientes especies: Ostrea lamellosa Brocch. Dosima ezxoleta Lmk. Corbula gibba Oliv. Pecten cristatus Bronn. Venus multilamellata Lmk. Arca diluvii Lmk. Cytherea islandicoides Lmk. Nassa semistriata Brocch. Tapes aurea Gm. ' Natica helicina Brocch. Petricola ceratophaga Retz. Dentalium sezangulare Lk. (4). El Sr. Paul ha extraido de la misma roca una diatomea, pero estas algas parecen escasear bastante en ella. Sobre dichas capas vienen las de la arenisca margosa, con- sistentes en una roca homogénea, de fino grano y de color (1) Foraminiferos fósiles de Andalucía. (ANAL. DE LA Soc. Esp. DE HisT. NAT.; t. xvi1, Actas, pág. 52 y siguientes.) (2) Beitráge zur Kenntniss der Pliocenfauna Sidd-Spaniens. (Disertación inaugural.) Con dos láminas. Berlín, 1890. (3) Después de entregado este trabajo he dado cuenta en esta SOCIEDAD de la de- terminación hecha por el Dr. Schrodt de los foraminíferos extraídos de la marga arci- llosa gris azulada de Sevilla. Dicha lista comprende 30 especies, y muchas de ellas son comunes á las de los Cabezos de Huelva. (4) Delos cabezos de Huelva posee la colección de la Universidad de Sevilla las siguientes especies comunes á las de la Cuesta de Castilleja: Ostrea lamellosa Brocch., Venus multilamellata Lmk., Cytherea islandicoides Lmk., Pecten cristatus Bronn., Arca diluvii Lmk., Vatica helicina Lmk. y Dentalium sezangulare Lmk. (9 Calderón.—MOVIMIENTOS DEL VALLE DEL GUADALQUIVIR. 13 amarillento; se deshace entre los dedos, resolviéndose en una arena silícea fina, micácea, un barro pegajoso que los traba y una parte caliza. En las secciones transparentes se ven al microscopio algunos granos formados por fragmentos de rocas antiguas, cristalitos raros de piroxeno y anfibol y con ellos encontramos un cristalito perfecto de cuarzo hialino bipiramidado. Hay en la Cuesta de la Mascareta canteras abiertas para la explotación de esta roca, pues por su estruc— tura y favorable proporción en que se hallan en ella el ele- mento silíceo y el calizo, constituye un material de tan exce- lentes condiciones para la metalurgia del hierro, que en con— cepto de algunos á ella se debe el desarrollo que esta industria ha adquirido en Sevilla desde tiempos remotos. En las citadas canteras se ven bastantes fósiles, sobre todo de bivalvas y equinodermos; pero, al contrario que en la división margosa, están mal conservados y en un estado de gran fragilidad ó reducidos á moldes por haber sido disueltas y arrastradas las conchas por el agua infiltrada en la roca porosa que las encie- rra. Sólo los foraminíferos han resistido merced á su pequeñez y al inmenso número en que se hallan, siendo fácil separarlos para su estudio. Examinando ahora la otra roca pliocénica que constituye los bancos calizos del lado opuesto del valle, sobre los que se asientan Alcalá de Guadaira y Dos Hermanas se encuentra, como he dicho, un material completamente distinto. Consiste en una caliza arenácea amarillenta, detrítica, constituida en su mayor parte por fragmentos de conchas de moluscos, brio— z0o0s y equinodermos. Como fósiles característicos y perfecta— mente determinables citaré Pecten cristatus Bronn., P. opercu- laris L., P. cf. scabrellus Lmk., P. jacobaeus L., Ostrea plica—- tula L., Terebratula ampulla Brocch., Retepora cellulosa Lmk. y Ozxyrhina hartalis Ag. Á estos fósiles, que recogí en Alcalá de Guadaira y que figuran en las colecciones de la Universi- dad de Sevilla, acompañan otros que no acreditan menos el carácter mediterráneo de la formación en que se encuentran. Las dos formaciones pliocénicas de tan distinta /acies ahora descritas, se alzan á cada lado del manto diluvial del Guadal— quivir, estando una y otra en posición horizontal, prescin- diendo de pequeñas alteraciones puramente locales. Parecería. á primera vista que no han sufrido movimiento aleuno desde 14 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (10) la época de su sedimentación; y, sin embargo, basta prolongar las líneas de sus niveles superiores á través del valle, para advertir que la formación de Alcalá de Guadaira vendría á corresponder al centro del cerro de Santa Brígida, lo cual no se explica sino por un descenso en sentido vertical de uno de los dos macizos pliocénicos. Es indudable, por consiguiente, que debajo del diluvium de Sevilla corre una falla paralela á la de Guillena, falla que aprovecharía el río en su antiguo CUTSO. La petrografía y la paleontología vienen también en apoyo de esta suposición exigida por la estratigrafía. El carácter del sedimento y la fauna que cada una de las dos formaciones pliocénicas indicadas contienen, no puede á mi juicio expli- carse por un mero cambio gradual de las condiciones en que se efectuara la sedimentación, conforme suele acontecer en los actuales depósitos litorales en vía de formación, donde estos van variando de composición con la dirección de las corrientes y con la mayor 6 menor distancia de las costas. En el valle del Guadalquivir no se observa tránsito de una á otra formación, y sobre todo las faunas respectivas atestiguan la muy distinta profundidad y diversidad de condiciones en que ambas se sedimentaron: así las calizas de la orilla izquierda por su aspecto detrítico, sus moluscos costeros y sus bancos de Pectenes, indican depósitos terrígenos y quizás vecinos á una costa escarpada, al paso que la formación margosa del lado opuesto, tan análoga por su aspecto al limo gris azulado del Mediterráneo, llamado por los franceses limo y/uant, revela por la tenuidad de sus elementos, la obra de la sedimentación en un mar bastante profundo. El Dr. Schrodt encuentra que este material es casi idéntico al del horizonte piacontino, tan conocido por su bella fauna pliocénica. Es natural que las conchas encerradas en estos barros finos, á diferencia de las que contienen formaciones de sustancias gruesas como las calizas de Alcalá de Guadaira, se hallen en buen estado de conservación; las bivalvas del barro de la Castilleja poseen sus dos valvas, lo que muestra que vivieron donde hoy se encuentran, y esto se confirma por no estar trituradas ni rodadas, como acontece en los parajes que fueron playas Ú en los individuos precedentes de capas anteriores removidas; antes bien conservan, como se ha dicho muchas veces, el paño (11) Calderón.—MOVIMIENTOS DEL VALLE DEL GUADALQUIVIR. 15 marino y casi siempre los adornos en las que los tenían. Algunos de los fósiles más abundantes en dicha roca (47ca, Limopsis, Leda, Dentalivm y corales), no dejan lugar á duda sobre el carácter mediterráneo y bastante profundo de la citada formación. Por lo que se refiere al horizonte margo-arenoso superpuesto al barro ahora mencionado, quizás corresponda ya á un mar de menor profundidad, á juzgar por el carácter de su: fauna en lo poco que aún he podido recoger de ésta, y sobre todo por la naturaleza del sedimento. En los dos horizontes mencionados del Aljarafe se ve ese tránsito gradual é€ insensible de que antes hablaba como hecho corriente y conocido en los sedimentos mediterráneos, en los que se ha intentado diferentes veces establecer una división entre dos edades, una margosa azul y otra arenosa amarillenta y nunca se ha podido establecer el límite de su separación. Esta división no es sostenible aquí tampoco, pues aparte de la perfecta concordancia de estratificación de los dos horizontes, las diferencias litológicas señaladas entre ambos se explican por variaciones en la profundidad del mar y consiguiente—- mente en la naturaleza del fondo, lo que implica cambios en las condiciones biológicas. Por el contrario, entre estas dos formaciones y la caliza detrítica de la banda izquierda del río no existe transición alguna. TI. Todos los hechos que acabo de exponer referentes á la com—- posición litológica, á la estratigrafía y á la fauna de las for— maciones terciarias que atraviesa el Guadalquivir en la pro- vincia de Sevilla, indican que esta parte de Andalucía ha estado sujeta durante los tiempos pliocénicos y post-miocéni- cos á la influencia de los agentes orogénicos que han obrado sobre ella, produciendo ascensos y descensos, y sobre todo esto último, en el sentido vertical. Los sedimentos miocénicos, que en forma de estrecha banda corren de E. 40. al pie de la Sierra Morena marcando el límite septentrional de la cuenca en dicha provincia, ofrecen el mismo carácter terrígeno que la anchurosa banda del mismo terreno que se desarrolla en la 16 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (12) orilla opuesta viniendo de la provincia de Córdoba y yendo estrechando al SO. á morir después de Jerez. Ese antiguo golfo empezó por emergir y más tarde en la parte próxima á la Sierra Morena hubo de deprimirse descendiendo en la vertical para dar entrada al mar pliocénico. He dicho también que entre la banda miocénica de Sierra Morena, terrígena, como lo es siempre aquí este terreno, y el pliocénico terrígeno también de la orilla opuesta del rio, mar- cha paralelamente el pliocénico margoso del Aljarafe y de Sevilla, con los caracteres de un depósito de mar de fondo, y poco á poco se va transformando hacia la parte superior en un sedimento arenáceo que revela un ascenso del fondo de dicho mar. Es de notar que en toda la mencionada serie de rocas de uno y otro lado del Guadalquivir no se ha hallado hasta ahora ningún depósito de agua dulce, lo cual indica que la serie de movimientos pliocenos del valle no produjo ninguna emersión, por lo menos prolongada, y que estos consistieron principal- mente en ascensos y descensos bajo el mar. En definitiva, las vicisitudes post-miocénicas del valle del Guadalquivir en la provincia de Sevilla pueden sintetizarse del modo siguiente: 1.2 Descenso del macizo miocénico comprendido en el corte precedente entre el N. de Guillena, ú sea la vertiente meridio- nal de la Sierra Morena, y el S. de Alcalá de Guadaira; 2.” Depósito del pliocénico costero de Alcalá de Guadaira, Dos Hermanas, etc.; 3.” Nuevo descenso de este depósito desde el N. de Guillena hasta el S. de Sevilla y sedimentación sobre él en un mar bastante profundo; 4. Elevación del mismo macizo por lo menos hasta la altura del cerro de Santa Brígida (112 m.). Toda esta serie de fenómenos consecutivos, que se verificó sin producir notables cambios en la topografía de la región, puede explicarse bien por alternativos ascensos y descensos del fondo de la bahía que entonces constituía la actual ve- guada del Guadalquivir. Mas estos no se hubieran verificado á no producirse un sistema de fallas aproximadamente paralelas á la principal de Sierra Morena, de las cuales unas se obser— van directamente, al paso que otras, ocultas bajo los depósitos (13) Calderón.—MOVIMIENTOS DEL VALLE DEL GUADALQUIVIR. 17 diluviales 6 modernos, sólo es dado adivinar por razones estratieráficas. Este sistema debe constar en la vaguada del Guadalquivir y en la región descrita y representada en el precedente corte, de las fallas siguientes: una al N. de Guillena, que pone en contacto anormal el miocénico con el pliocénico; otra al Me- diodía de Sevilla, cubierta por el cuaternario del Guadalquivir, que separa el pliocénico de mar profundo del pliocénico terri- geno; falla al Mediodía de Alcalá de Guadaira por la que se tocan el pliocénico y el miocénico, también oculta por depósi- tos modernos, y falla de Montellano y Morón donde cesa brus- camente el miocénico horizontal para ceder su puesto al eocé- nico comprimido entre las sierras liásicas del S. de la provin— cia de Sevilla (1). De esta suerte el valle del Guadalquivir desde que se dobla al SO. cerca de Cantillana hasta su desembocadura, consiste en una serie de segmentos paralelos al río cortados por fallas que han jugado libremente en la vertical diferentes veces desde el comienzo de los tiempos secundarios hasta después de los pliocénicos de carácter mediterráneo, permitiendo la entrada del mar al pie de Sierra Morena por un canal cada vez más estrecho y más corto que acabó por obstruirse al comienzo de la época cuaternaria. Sin dificultad se comprende que las mismas capas falladas en la veguada del Guadalquivir aparezcan horizontales, al paso que describen pliegues acentuados más lejos, como se ha indicado. Bajo la influencia de las fuerzas orogénicas que em- pujaron al Mediterráneo y le hicieron ocupar su actual em- plazamiento, las capas eocénicas y miocénicas se plegaron donde tenían espacio para hacerlo y otras capas flexibles bajo ellas; pero donde chocaron con un macizo resistente, como ocurrió al pie de Sierra Morena, los pliegues acortados y vio= lentamente estrujados habrían de convertirse inmediatamente (1) Este terreno eocénico de Morón, confundido generalmente de un modoindebido con el triásico, merced á las formaciones epigénicas que contiene, pertenece al hori- zonte medio, como he tenido ocasión de indicar en otros trabajos; asi lo demuestra la presencia de los Nummulites Murchisoni y atessica en sus calizas. Las formaciones de moronita interestratificadas en estas calizas y en los yesos pasan insensiblemente á un barro de Globigerinas, que indica un mar profundo, en oposición á la formación miocénica que está en su contacto, la cual es esencialmente terrígena. ANALLUS DE HIST. NAT.—XXII. 2 18 ' ANALES DE HISTORIA NATURAL. (14) en fallas paralelas. Ahora bien, una vez recortado por ellas el suelo en segmentos, estos pudieron jugar libremente en el sentido vertical y ascender y descender diferentes veces sin perder su horizontalidad bajo el impulso de las presiones que hacían doblarse en pliegues diclinales á la porción de las ca- pas mismas situadas más lejos de la invencible resistencia. De todo lo dicho parece deducirse que el valle del Guadal- quivir es un sinclinal descompuesto en una serie de fallas, análogamente á las dislocaciones dadas á conocer reciente— mente por el Sr. Michel-Lévy en los movimientos terciarios emanados de la región alpina que han obrado sobre los maci- zos hercinianos previamente plegados (valle del Ródano, Cha- rollais, valle del Allier, etc.). Sería, sin duda, de la mayor importancia ampliar este bos— quejado estudio y seguir las líneas de dislocación para precisar las investigaciones aquí apuntadas, extendiéndolas á toda la cuenca del Guadalquivir; pues, como ha dicho el Dr. Nicklées (1), las cuestiones referentes á esta antigua comunicación entre los dos mares que hoy establece el Estrecho de Gibraltar, son capitales, no ya sólo para el estudio de nuestra Península, sino para la geología de Europa entera. (1) Recherches géologiques sur les terrains secondaires et tertiaires de la province d'Alicante y du Sud de la province de Valence. Lille, 1891. CONTRIBUCIONES A LA FLORA DE LA PENÍNSULA IBÉRICA NOTAS CRÍTICAS ACERCA DE LA FLORA ESPAÑOLA (PRIMERA SERIE), POR EAS AA AS OE SAR (Sesión del 6 de Abril de 1892.) Para que el conocimiento de la flora de un país pueda llegar á completarse, es preciso que su estudio pase sucesivamente por varios aspectos ú fases, que en síntesis pueden reducirse á dos grandes períodos. En el primero se inicia la reunión de los datos, el reconocimiento de las especies que en él existen para formar un catálogo de su flora que se aproxime á la rea- lidad, la evaluación de su riqueza fitográfica del modo más aproximado posible. El segundo se caracteriza por la crítica, y en él se lleva á cabo la selección y comprobación de los datos que se hayan publicado, adicionando las pocas especies que antes hayan podido ocultarse á los investigadores, pero sobre todo, perfeccionando las características, distinguiendo bien las especies que puedan prestarse á confusión, estudiando las variedades y formas locales con que cada especie aparece, mar- cando bien las áreas, razonando su distribución geográfica, aclarando las indicaciones dudosas y rectificando los errores en que haya podido incurrirse en publicaciones anteriores. Aunque estos dos períodos no se separen de un modo abso- luto, por la imposibilidad de que el estudio de una flora tan rica como la española avance con idéntica progresión respecto 20 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (2) de todos los STUpos y por la dificultad de que este género de trabajos se cultiven con igual intensidad en todas las regio- nes de un país tan variado como es el nuestro, parécenos que tomando la cuestión en su conjunto y por lo menos en lo que a los vegetales vasculares se refiere, el estudio de la flora espa- ñola va saliendo ya del primer periodo y entrando en su fase crítica y de comprobación. No puede decirse que el primer período haya terminado ya por completo en nuestro país, que la exploración botánica haya dado ya todos los frutos que pueden esperarse de ella y que no puedan encontrarse aún especies nuevas, pero es indu- dable que ya estas escasean y que hoy más que nada debemos tender á comprobar y completar los datos reunidos y, al par que se adicione cuanto posible sea, se cuide más especialmente de distinguir bien las variedades, determinar las áreas de las especies, buscando nuevas localidades de las plantas que no son comunes en nuestra flora y mencionando las localidades nuevas en que se encuentren plantas que, aunque conocidas antes, sólo hayan sido citadas en otras regiones de España 6 fuera de nuestro país. | Pensando así, las notas que ahora tengo el honor de presen- tar á la Sociedad Española de Historia Natural y que forman la primera serie de un trabajo más extenso, tendrán en lo posible este carácter crítico que es el que juzgamos más ade— cuado en el estado actual de esta cuestión. Interesa también cuanto tienda á examinar con sentido crí- tico las indicaciones que hasta hoy se han hecho, una vez que deseraciadamente no todas puedan considerarse como incues-- tionables, aun cuando en este género de indicaciones debe marcharse con gran prudencia por lo difícil que es siempre toda rectificación referente á hechos. Dos obras descriptivas existen que al presente pueden con—- siderarse de capital interés para cuantos practiquen estudios acerca de la flora española, y son el Prodromus flore hispanice, de los Sres. Willkomm y Lange, con su complemento natural Icones flore hispanice insularumque balearicum, obras que re- unidas forman el mejor conjunto y la base de todo estudio práctico y descriptivo que á nuestra flora haya de referirse; pero aparte de que siendo ambas valiosísimas, sólo se atiende en ellas á las plantas vasculares, no pueden ser completas en 43) Lázar0.—FLORA DE LA PENÍNSULA IBÉRICA. 21 lo que á la distribución geográfica y á la distinción de las va— riedades se refiere, deficiencias que nacen de no estar el es- tudio fitográfico de nuestra patria todo lo avanzado que de- biera en comparación con otros países europeos, no de los au- tores de ellas que han realizado empresa de tal valor, que estas dos obras son y serán por muchos años la base de todos los trabajos que se publiquen. Otra obra se ha dado á luz en estos últimos años, la de mi querido y respetado maestro Sr. Colmeiro, Knumeración y revi- sión de las plantas de la Peninsula hispano-lusitana é islas Ba- leares, que por el cúmulo de datos en ella reunidos, que la hacen completísima hasta la fecha de su publicación, y por el cuidado con que estos han sido recogidos, ahorra considera- blemente el trabajo de consultar muchos libros y facilita de un modo eficaz cuanto á bibliografía, sinonimia y enumera- ción de localidades se refiere. Si esta obra fuese al propio tiempo descriptiva y si á las citas en ella acumuladas se uniese aleún examen crítico, constituiría por sí sola indudablemente un resumen completo de cuanto se conoce al presente respecto de nuestra flora. Con la base de estas obras, cuyo manejo cuotidiano se im- pone hoy á cuantos se ocupan de un modo activo de la flora española, y procurando siempre referirnos á ellas en estas notas, cuando no se trate de fioras ó especies respecto de las cuales se haya publicado algo con posterioridad, podemos simplificar la enumeración de estas observaciones, dandoles la forma de adiciones, ampliaciones ó análisis críticos con ellas relacionados. Finalmente, debemos advertir que cuantas observaciones aparezcan en este trabajo y en su continuación, son fruto de trabajo personal y de investigación propia, no utilizando datos de otras publicaciones ni refiriéndonos á ellas sino en aquellos puntos en que la crítica lo exige. Llevarán, pues, todos los datos consignados, aun cuando se trata solamente de observa- ciones modestísimas, el sello de una perfecta autenticidad. Hydrodyction utriculatum Roth. (17. pentagonum Vauch., lá- mina 1x, fig. 1-6. Conférva reticulata Pluk., Phyt., lámi- na XxIv, fig. 2.) 20 q ANALES DE HISTORIA NATURAL... (4) Alga cloroficea no citada en Madrid y de la que no se conocen sino contadisimas localidades en España, probablemente por falta de observación. Existe en la Moncloa donde la recogí en el invierno de 1890-91 y la tuve en cultivo hasta fin de la pri mavera de 1891. (v. v.) FEOFÍCEAS NO CITADAS HASTA HOY EN LA COSTA DE GUIPÚZCOA. Cystosira barbata Ag. (Cystosira Hoppei Ag.; Fucus barbatus Good. et Woodw.) Guetaria. Agosto y Septiembre. (v. v.) Sargassum linifolium Ag. (Fucus linifolius Turn.; Sargassum Boryanum Mont.; $. obtusatum Borg.; $. coarctatum Kútz.) San Sebastián. Agosto. (v. v.) Padina Pavonia Gaill. (U/va Parvonia L.; Zonaria Pavonta Kútz.; Z. temuis Kútz.) Guetaria. Septiembre. (v. v.) Dictyopteris polypodioides Lamour. (Pucus polypodioides Desf.; Halyseris polypodioides Ag.) Guetaria y San Sebastián. Agosto y Septiembre. (v. v.) Entre los Agaricineos de pequeño tamaño, y que por esto suelen ser poco estudiados y respecto de los cuales no abundan las citas precisas de localidad determinada, podemos mencio- nar las tres especies siguientes que abundan hacia el final del otoño, sobre todo si éste ha sido lluvioso: Schyzophyllum commune L. (Agaricus multifidus Batsch.; A. al- neus Schceff.) Especie que sólo se había citado en Castilla por Lagasca, quien le halló en el Jardín Botánico de Madrid, y que se en- cuentra en la Moncloa y en la Casa de Campo, especialmente sobre los céspedes formados por musgos. (v. v.) (5) Lázaro.—FLORA DE LA PENÍNSULA IBÉRICA. 23 Collybia velutipes Curt. (Agaricus mgripes Bull.) Citado ya en Madrid en el Catálogo que publiqué en colabo- ración con mi malogrado amigo el Sr. Tubilla en 1881, y que durante el último otoño he podido hallar en abundancia en los jardines de la Moncloa. Esta localidad y las de Aragón (Loscós)" y Vertizarana (Lacoizqueta) son las únicas en que hasta hoy ha sido mencionado en nuestra patria. (v. v.) / Mycena gypsea Fr. Hallado en primavera entre los musgos y raices de árboles que revisten algunos trayectos de los canalillos de conducción de aguas en la Casa de Campo. No citado nunca en la Penín- sula. (v. v.) Mycena Epipterygia Scopt. (Ag. epipterygius Scopt.; Ag. plica—- tus Schaeff.) Sobre los fondos de bosque y pradera en la Moncloa y Casa de Campo. Aparece en Noviembre y Diciembre. Esta especie sólo se había indicado en España por los seño- res Loscos y Pardo en Aragón. (v. v.) Mycena nivea (). Este pequeño y notable Agaricíneo, nuevo para la flora es— pañola, existe en la Casa de Campo durante los meses de No- viembre y Diciembre según he podido apreciar por ejemplares recogidos en diversos años. Los caracteres mejores para distinguir esta especie de sus congéneres más próximos son los siguientes: Hongo sin zumo latescente, de 2 á 3 cm. de altura, con el pedicelo no viscoso, encorvado en la base y no bulboso y el sombrerillo de un color blanco puro exteriormente, de 1 á 2 centímetros de diámetro, acampanado, ligeramente estriado, y las laminillas himeniales muy espaciadas. Es una especie afine, sobre todo, á la Mycena lactea Pers. de la que difiere principalmente porque el sombrerillo no se abre ni se distiende en la maduración como ocurre en esta última especie. (v. v.) 2 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (6) También entre los Agaricáceos de mayor talla los hay que han pasado desapercibidos hasta el día, y en este caso se hallan las especies indicadas en las tres notas siguientes: Lepiota procera Scop. (Agaricus colubrinus Bull.; A. extincto— rius L. Fr.) . Especie que únicamente se había citado en la Península en algunas localidades de Portugal y Cataluña, y la cual se en- cuentra alguna vez en las inmediaciones de Madrid, en el Canal, Moncloa y Casa de Campo. (v. v.) Coprinus stercorarius Fr. (C. ephemerus Fr.; A. stercorarius Bull.; 4. radiatus Bolt.; Ag. crenulatus Flor. Dan., lámina 832 1190.) Citado ya en Castilla la Nueva por el Sr. Colmeiro, aunque sin mencionar localidad. Se encuentra alguna vez en la Casa de Campo. (v. v.) Hypholoma fasciculare Huds. Hongo que no se ha mencionado nunca en España y del que he recogido bastantes ejemplares en la Casa de Campo durante la primavera actual. Sphagnum acutifolium Ehrb. /S. capillifolium Hed.; Schimper, lám. 13 y 14.) Este musgo tan interesante y que creo no ha sido citado hasta hoy en España, sino en muy pocas localidades de la cordillera pirenáica, ha sido hallado por mí en Julio en la sierra de Guadarrama, en la vertiente SO. del Pico de la Cierva (Madrid) y en término del Espinar (Segovia) próximo al puerto de Guadarrama. No hay en estas localidades verdaderas turberas, pero hay en los remansos formados por los arroyuelos cerca de los ma- nantiales en la parte más alta de la montaña, sitios encharca— dos en los cuales aparece este musgo, propio de las formacio— nes turbosas. (v. v.) E) Lázaro.—FLORA DE LA PENÍNSULA IBÉRICA. | 2 Cystopteris regia Presl. (Roze, Les Fougeres, tomo 1, lám. 205; Polypodium regium L.; Aspidium regium Sw.; Cyathea regia Forst.; Cycopteris regia Gray.) Según puede verse en la nota publicada en 1880 (Memorias de la Sociedad Linneana Matritense) esta especie fué ya indi- cada por mí como propia de la flora española por haberla hallado sobre una de las estribaciones del NO. de la Sierra de Villarroya en el término de Malanquilla (Zaragoza). Posteriormente mi malogrado amigo el Sr. Tubilla la recogió en las alturas próximas á Panticosa, y los ejemplares por él recogidos se hallan en el herbario español del Jardín Botánico de Madrid. En la misma colección existen también otros enviados por el Sr. Zubia, por quien fueron recogidos en el Pico de Urbión, los que me parece pertenecen también á la misma especie. Como Willkomm describe sólo dos especies de este género como propias de España (el C. fragilis Bernh. y el €. montana Link.) en su Prodromus y como tampoco en la Znumeración del Sr. Colmeiro aparece mencionado el €. regia Presl., cree—- mos que puede ofrecer algún interés la publicación de estos datos según los que esta especie debe figurar entre las propias dle nuestra flora por hallarse representada en las montañas del NE. de España. En cuanto á los ejemplares citados como de C. regia que fueron recogidos en el Escorial por el Sr. Cutanda, me parece que pertenecen más bien al C. /ragilis Bernh., especie que he recogido con alguna frecuencia en dicha localidad y en otras próximas. (v. v.) Gymnadenia densiflora Dietr. (Orchis conopsea L. v. densiflora.) En el herbario español del Jardín Botánico de Madrid existen ejemplares de un Orchis que he determinado como correspon- dientes á esta especie, los cuales fueron recogidos en el término de Rasillo de Cameros (Logroño) por el profesor de esta Univer- sidad Sr. Iñiguez, que hizo donación de ellos á dicho estable— cimiento. Es la primera vez que esta orquídea ha sido citada en España, donde ni siquiera como probable había sido indicada hasta ahora, y aun cuando la especie es afine al O. conopsea L., difiere de ella lo bastante para ser considerada como distinta. 26 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (Sy Ophrys iricolor Desf. Esta especie se indica en Willkomm, Prodromus fore his— panice, como sinónima de la Ophrys fusca Lk., especie, ésta última, que ya se ha citado en varios puntos de Andalucía, aunque no en la Serranía de Ronda, de donde procede el ejemplar de Ophrys tricolor que, recogido por el Sr. Pérez de Guzmán en la primavera de 1891, he tenido ocasión de estudiar. Estas dos especies difieren notablemente, y toda la cuestión estará en si se deben considerar como distintas ó si puede ad— mitirse la primera como variedad de la segunda, pero en todo caso, variedad ó especie, no ha sido indicada hasta hoy como planta española. Para facilitar la distinción de estas dos formas, indicaremos la sinonimia de cada una y sus caracteres diferenciales. Ophrys fusca Lk. (Rehb., Ic. fl. germ., tomo xt, lám. 444, figuras 1 á 3; Ophrys insectiflora L. pars; O. lutea Viv.; O. funerea Viv.; O. myodes Lap.; Arachnites fusca Tod.) Labelo pardo purpurescente, con manchas pardas Ú negruz— cas en su centro; lóbulos laterales marcadamente obtusos. Ophrys tricolor Desf., Choix des plantes du corollaire des Inst. Tournef. (Rchb., Ic. fl. germ., tomo xt, lám. 444, figuras 4 y 5; Ophrys fusca Reg. non Lk.) Labelo pardo, violáceo, solamente en el margen, y verdoso, en el resto; manchas grises 6 azuladas y aun azules, bordeadas siempre por una línea de color pardo-oscuro; lóbulos laterales poco obtusos. (v. v.) Limodorum abortivum Sw. (Rchb., Ic. fl. germ., tomo xt11, lá— mina 129. Orchis abortiva L.) Esta interesante orquídea, de la Europa mediterránea, citada ya en diversas localidades de España, no ha sido hallada hasta hoy en Castilla la Nueva y aun en la Vieja tan sólo ha sido indicada en Peñafiel por el Sr. Pérez Minguez. Existe en la misma provincia de Madrid en la dehesa de Arganda, aun cuando es en ella rarísima. (v. v.) (9) Lázaro.—FLORA DE LA PENÍNSULA IBÉRICA. 27 Merendera Bulbocodium Ramond. Creemos que este es el nombre que debe adoptarse para de— sienar la especie conocida por M. montana Lge. por ser aquel muy anterior (1801) y el más antiguo de los sinónimos que á esta especie corresponden dentro del género JMerendera. Esta especie, propia de los Pirineos franceses y de la Penín- sula Ibérica, comprende en realidad dos formas bien diferen ciadas. : a. genuina. (Colchicum montanum Clus.; C. hezapetalum et C. pyrenaicum Pourr.; Bulbocodium autumnale Lapeyr.) Esta forma es la representada en Red. Lil. lám. 25, y la des— crita por los autores como tipo. pe g. Bulbocodioides Lee. (Colchicum Bulbocodioides Brot. non Bicb.; Merendera Bulbocodioides Stend.) Esta forma es la representada por Brotero en su Phyt. lus. tab. 50, fig. 3, la que difiere notablemente de la anterior por su menor tamaño, sus sépalos y pétalos bastante más estre— chos, casi lineales y apenas rosados y por presentar siempre las flores solitarias. Ambas formas existen en España y Portugal con bastante abundancia sin que sea aun posible fijar el área de cada una. En los Pirineos, 6 al menos en los españoles, no se ha encon— trado hasta hoy más que la forma tipo. (v. v.) Dioscorea Pyrenaica Bubani et Bordere. No indicada ni siquiera como probable en nuestro territorio en el Prodromus de Willkomm, pero que existe indudable— mente entre los ejemplares procedentes del Sr. Campo y ad- .quiridos por el Jardín Botánico. (Herbario español.) Dicho recolector la halló en Bielsa y de ella dice «muy rara en la gran roca de Montinier, hacia la Estiviella.—Julio y Agosto.» Merece mención especial este hallazgo, de cuya certidumbre puedo certificar por haber estudiado los ejemplares. (v. s.) 28 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (10) Allium nigrum L. (All. fi. Ped., tomo 11, lám. 25; Redouté, Lil., tomo 11, lám. 102; Rehb., Ic. fl. Germ., tomo x, lá- mina 505; 4/lum magicum Brot., Phyt., lám. 47 y 48; A. monspessulanum Gou., Ul., lam. 16; Sibth., Fl. grec. 323; Webb, Phyt. Canar., lám. 234.) Esta especie, que es una de las mejor caracterizadas del gé- nero, no se cita por los Sres. Willkomm y Lange (Pr. A. hisp.) sino en el Mediodía de España. En la Xaumeración del señor Colmeiro se menciona en otras localidades de Portugal, Valen- cia y Cataluña y aun en una de Castilla la Vieja, pero lo cierto es que no se ha citado en esta provincia ni en ninguna de Castilla la Nueva. El Sr. Andrés y Tubilla recogió ejemplares indudables de ella cerca de Ribas; posteriormente tuve ocasión de recoger ejemplares al E. de Vicálvaro, y el año último el Sr. Aterido me presentó ejemplares recogidos también en Ribas, los que determiné como pertenecientes á esta especie. Es, pues, indudable la existencia de esta especie en el centro de España. (v. v.) Dipsacus laciniatus L. (Rchb., Ic. fl. germ., tomo x11, lám. 705; Jacq., Fl. austr., tomo v, lám. 403.) Esta especie, fácil de confundir por los principiantes con el D. sylvestris Dod., que es la más común en casi toda España, sólo aparece citada en cuatro localidades y ninguna de ellas en la cordillera carpetana, en la que, sin abundar, hay ejem- plares en diversos prados y arroyos de la falda de la sierra (Guadarrama) mezclados con los muy abundantes que de la especie últimamente nombrada se presentan. Como es muy posible que exista en varias otras localidades, para que el número de estas pueda ir aumentando, indicaré que los caracteres diferenciales que encuentro más fáciles de apreciar son, que la primera tiene las hojas caulinares pinna- tifidas, espinas en los nervios secundarios, las corolas blancas y las anteras ligeramente azuladas ú violáceas. (v. v.) Artemisia Villarsi Gr. Godr. (Rchb., Ic. fl. germ., t. xvI, lámi- na 150, figuras 1 y 2; 4. rupestris Vill. non L.) (11) Lázar0.—FLORA DE LA PENÍNSULA IBÉRICA. 29 Indicada ya como probable en las Inguerende del Willkomm. pero de la cual no se ha publicado hasta hoy ninguna mención positiva, siendo la primera la que se refiere á los ejemplares adquiridos por el Jardín Botánico del Sr. Campo, quien los recogió en Marmorés. Son ejemplares que representan la espe- cie de un modo indudable. (v. s.) Leuzea raponticoides Graells (Wk. Ic. fl. hisp., tomo 1, lá- mina 150; £Z. exaltata Cut.) Recogida en Emperador (montes de Toledo) en Julio de 1884, y no citada hasta hoy fuera de la cordillera carpetana y la Sierra de Guadalupe. Como se ve esta nueva localidad aumenta considerablemente el área hasta hoy conocida de esta notable especie de nuestra flora. (v. v.) Saussurea macrophylla Sant. (Rehb., Ic. fl. germ., tomo xv, lá-— mina 817; Serratula alpina Lap. non L.) Especie que figura en las listas del Inguerende del Pr. fl. hisp. de Wk. et Lge. y cuya existencia en España puedo afirmar por figurar en el herbario español del Jardín Botánico, proce— dente de las recolecciones hechas en Bielsa por el Sr. Campo y adquiridas por el indicado establecimiento. Está recolectada en el término conocido por el Bradamar de Pineta y es indudablemente de la especie mencionada según he podido observar. (v. s.) Cirsium heterophyllum All. (Fl. ped., tomo 11, lám. 34. Rehb., Ic. fi. germ., tomo xv, lam. 838; Carduus heterophyllus L., Flora danica, tomo 1, lám. 109; Engl., Bot., tomo x, lá- mina 675; Carduus polymorphus Lap.) Indicado como probable en las listas de /nguerende del Pr. fl. hisp. de Willkomm. Los ejemplares remitidos al Jardín Botánico desde Vergara por el Sr. Mieg, y que he tenido oca— sión de estudiar al formar el herbario español del mencionado 30 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (12) establecimiento, representan de un modo indudable el tipo genuino de esta especie, quedando así afirmada su existencia en nuestro suelo. (v. s.) Cirsium oleraceum Scop. (Rchb., Ic. fi. germ., tomo xv, lá- mina 834; Dietr., Fl. Bor., tomo vur, lam. 552; Chicus ole raceus L.; Cardwus oleraceus Will.) Esta planta que no había sido citada en España, existe sin duda en ella, pues el Sr. Mieg remitió al Jardín Botánico ejem- plares de un Cirsium que en mi opinión corresponde á esta es- pecie y que habían sido recogidos en las inmediaciones de Vergara. En Agosto de 1891 la he hallado abundantemente en la costa de Guipúzcoa, desde Zarauz á Zumaya, y con todos los carac— teres que distinguen á esta especie. No debe alejarse mucho de la costa ni existir en los lugares elevados de esta región, pues no la he visto fuera de los sitios indicados. Tampoco el Sr. Lacoizqueta la cita en su catálogo del valle de Vertizarana, lo que confirma esta opinión. El Sr. Colmeiro la cita de Durango y Aloña, según ejempla- res que le fueron remitidos por el Sr. Mieg. Willkomm la in- dica sólo como probable en España. (v. v.) Viburnum Opulus L., Engl. Bot., tomo v, lám. 332. (Aíder, Flora danica, tomo 1v, lám. 661; Rchb., Ic. fl. germ., tomo XviI, lám. 1.171.) Esta especie, que no ha sido citada por Cutanda en su flora de la provincia de Madrid y que posteriormente se ha indicado en algunos puntos de ella, es bastante frecuente en la primera parte del curso del río Guadarrama. Desde los Molinos al pue- blo de aquel nombre y aun hasta bastante más abajo son fre— cuentes los arbustos de esta especie. La flora forestal le cita concretamente en algunos puntos de esta cordillera, en los Pirineos y provincias vascongadas, y podría citarle en las de Santander y Asturias, en donde se en— cuentra con alguna frecuencia. (v. v.) 413) Lázaro.—FLORA DE LA PENÍNSULA IBÉRICA. 31 Lonicera implexa Ait. (Bot. Mag., tomo xvir, lám. 640; Rchb., Ic. fl. germ., tomo xvHn, lám. 1:173; £. balearica Viv.; Ca- prifoliwm balearicum Dum.) Especie no citada nunca en la provincia de Madrid, y lo más cerca de ella en Sierra Morena y los montes de Toledo. En el herbario español del Jardín Botánico existen ejempla- res que he determinado como pertenecientes á esta especie, y los cuales fueron recogidos por el Sr. Isern en Guadarrama, localidad cuidadosamente explorada por mí, sin haber visto en ella ningún representante de esta madreselva. Tanto por esto como por hallarse la mencionada localidad bastante fuera del área que según todos los datos recogidos hasta ahora se atri- buía á esta planta en la Península, yo no me había decidido á publicar esta observación, no obstante lo caracterizado de los ejemplares del Sr. Isern, por mi temor de que no procediesen de la localidad mencionada. Hoy ya creo muy verosímil que esta especie pueda encon- trarse en la próxima sierra por haberla visto y recogido en abundancia en la dehesa de Arganda en una de las cañadas abierta al NE., observación que me permite agregar esta espe- cie á las mencionadas como de la flora matritense y demostrar al propio tiempo que esta especie tiene entre nosotros área más extensa de lo que se había creído. (v. v.) Solanum sufruticosum Schousb. in Willd., Enum. Berol., 1, 1236. (Solanum nigrum L. £. induratum Boiss., Fl. or.; S. mMigrum v. sufruticosum Moris., Fl. sard., tomo 11, p. 148; 5. Memphiticum Mart.?) Hay cuestión pendiente sobre si esta especie existe 6 no en España. Boissier le cita como de Portugal y Mediodía de Es- paña, por ejemplares que existen en el herbario de De Candolle con indicación de esta procedencia, sin citar localidad en. que él personalmente la haya recogido. Lange atribuyó á esta especie los ejemplares recogidos en la Coruña y Pontevedra (Pugillus, pag. 197), pero esta indicación ha sido puesta en duda por Willkomm, porque la descripción que de esta planta hace Lange se compagina mal con la de la especie de Schousboe. 32 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (147 En este estado nada puede ser más útil para decidir sobre esta cuestión, que buscar nuevos datos sobre el terreno, y ha- biendo tenido ocasión de visitar diversas veces y en estación oportuna la parte de Galicia en que Lange ha citado esta planta, he buscado alguna explicación de esta divergencia entre las descripciones de Schousboe y Lange. Lo que de mis observaciones resulta, es que la especie de Schousboe, con todos los caracteres que éste le asigna, y con— forme también con lo que de ella dice Boissier en su Flora orientalis refiriéndose á los ejemplares recogidos en Judea y en la Persia meridional, existe efectivamente en la costa de Galicia, por lo menos en Pontevedra. Pero la descripción que Lange pone á continuación de este nombre, y que Willkomm, con su excelente criterio, repugna admitir como de la especie de Schousboe, corresponde á otra planta bien distinta, y opino que ésta podría referirse á otra especie del mismo género, también fruticosa pero muy dis— tinta, que he visto y recogido, no sólo en la Coruña, sino en. algún otro punto de la costa fuera ya de Galicia, y que creo sea un Solanum exótico, introducido en nuestra flora, y acerca de cuya determinación abrigo aún algunas dudas que no per- mite resolver el estado en que yo he hallado los ejemplares. Linaria viscosa Dum. (Antirrhimim viscosum L.; Linaria spi— cata Kze.; L. aparinoides Boiss.) Ya Cutanda consideraba dudosa la existencia de esta especie en la provincia de Madrid, y con más razón habremos de dudar hoy de su existencia no habiéndola hallado ni Cutanda ni Willkomm que omite toda mención de las localidades en que los antiguos la habían indicado en esta provincia, ni Lan- ge, ni Boissier, ni ninguno de los contemporáneos. Todo hace sospechar que las citas de esta ZLinaria deban referirse á alguna otra de las congéneres que con ella tienen mayor afinidad, y tal creo que debe ser la opinión de los que tantos años la hemos buscado inútilmente en las localidades mencionadas. Pero como las negativas en estas cuestiones han de fundarse en razones de gran valor, y aun así sólo deben hacerse en 415) Lázaro.—FLORA DE LA PENÍNSULA IBÉRICA. 33 muy contadas ocasiones, como cosa probable y no como nega- ciones absolutas, es conveniente manifestar las razones que tengo para considerar probable que nuestros antiguos botáni- cos hayan sufrido un error en esta cuestión. Si la especie á que ellos se referían es la representada como Antirrhinum viscosum L. en la lám. 368 del tomo x1 del Botanical Magazine de William Curtis, que es la que también cita Cutanda al hablar de esta especie, nada es más cierto que la existencia de esta especie en muchos puntos de nuestra provincia con todos los caracteres que allí se la representa y describe, pero lo curioso del caso es que la mencionada espe- cie no es la que Curtis creyó al incluirla en su notabilísima obra, sino que aquella lámina corresponde al Antirrhinum hirtum L. 6 sea la Linaria hirta Moench (Antirrhinum ara gonense Pour.), error que vale la pena de desvanecer. No es este el único error padecido por Curtis acerca de esta especie, pues transcribe en la explicación que acompaña á la lámina una descripción que dice ser del 42tirrhinum hirtum de Jacq. al cual considera como sinónimo del Antirrhinum hirtum L. y aun cita la lám. 30 de los Zcones plantarum rario- rum de Jacq., y no es la lám. 30 de esta obra, sino la 117 la que debiera citar. En efecto, la lám. 117 coincide en un tode con la 368 del Botanical Magazine, pero en el texto que la acompaña dice Jacquin que es el Antirrhimim hirtum de L. y la descripción dice está transcripta del Systema natwre del mismo autor. No hay, pues, tal 4. hirtum de Jacquin, sino de Linneo, y la descripción transcripta por Curtis como de un sinónimo de su pretendido A. viscosum corresponde, como la lámina, al A. hirtum L., 6 sea á la Linaria hirta Moench. Se comprende que en el Botanical Magazine, cuyo tomo XI lleva la fecha de 1797 se haya padecido un error de esta natu- raleza por tratarse de una planta española mal conocida en- tonces en Inglaterra, en cuyo Jardín de Kew fué introducida en 1786 por Monseñor Thouin, quien la llevó de España, según en la mencionada obra se refiere. Este error fué tanto más ex- plicable cuanto que la Zinaria hirta Moench. es también vis- cosa, como ya lo hacía notar antes de Linneo nuestro botánico Salvador, al decir de ella «Linaria hispanica arvensis latis- simo folio, viscosa et villosa, flore luteo magno.» ANALES DE HIST. NAT.—XXIL. 3 34 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (16) Nadie puede confundir hoy la Z. viscosa y la L. hirta, que tan marcadamente difieren, pero cabe que, atribuyendo como lo hizo Curtis el nombre de 4. viscosum de Linneo al que era el A. hirtum del mismo autor, al citar la primera de estas especies en los campos de esta provincia se refiriesen á la segunda que tan frecuente es en ellos. Por lo demás, la L. viscosa Dum. es planta propia de África, Portugal y S. de España, pero no parece que llega al centro de la Península, mientras la Z. /hirta Moench, que hasta hoy es exclusiva de España, se encuentra abundante en casi todas nuestras provincias. Tales son las razones que nos inducen á sospechar que el error del Botanical Magazine haya hecho considerar alguna vez. como £. viscosa ejemplares de la L. hirta. Conviene además, aparte de esta posibilidad, llamar la atención respecto de la lám. 368 del Botanical Magazine, lamina que ni Colmeiro ni Willkomm citan, sin duda por haber notado que no era del 4. viscosum como Curtis creyó al publicarla, y que representa exactamente la Linaria hirta Moench. Odontites tenuifolia G. Don. /LZuphrasia tenuifolia Pers.; Brot., Phyt., lám. 124; Zuphrasia linifolia Brot. non L.; Zasiopera tenvifolia Lk. et Hoffm., Fl. port., tomo 1, lám. 60.) Esta especie, que tan común es en el N. de la provincia de Madrid, no ha sido citada en Aragón de donde tengo ejempla- res indudables recogidos en diversos lugares montuosos de los pueblos de Clares y Aranda de Moncayo (Zaragoza). (v. v.) Primula Elatior Jacq. (P. veris 8. elatior L., Rehb. Ic. fl. germ., tomo vin, lám. 49, fig. 1; Dietr., Flora Bor., tomo xr, lá- mina 793; Sturm, Flora, tomo Iv, lám. 14; Engl., Bot., tomo vu, lám. 513; Eder, Flora danica, tomo 11, lám. 433.) Esta planta se cita en diversas localidades del N., E. y Centro de España, pero de Andalucía sólo existía una indicación de Fernández Navarrete (1742) sin citar localidad determinada. Al determinar unos ejemplares recogidos por el Sr. Sáinz Gutiérrez en las inmediaciones de Granada y regalados al Jardín Botánico de Madrid, pude notar que entre ellos había (17) Lázaro.—FLORA DE LA PENÍNSULA IBÉRICA. 35 aleuno que indudablemente pertenecía á esta especie entre varios de la P. vulgaris Huds., de lo que juzgo de interés por ser la primera cita determinada que de la P. Klatior se hace en Andalucía. (v. s.) Cachrys levigata Lam. (C. Zibanotis a. L.) Siendo muy pocas las localidades en que esta planta se cita en Castilla la Vieja, estimo interesante mencionar que los ejemplares fructificados que tuve ocasión de ver en Junio de 1890, recogidos en dicha época en el valle de Tejadilla (Segro— via) por el farmacéutico de esta corte D. Gregorio Gómez y García, pertenecían indudablemente á dicha especie. (v. v.) Anthriscus silvestris Hoffm. (Rchb., Ic. fl. germ., tomo XXI, lám. 183; Cherophyllum sylvestre L., (Eder., Fl. dan., tomo xr, tab. 2.050, Engl., Bot., tomo x1, lám. 752; Cere— Jolium sylvestre Grisl.) Las localidades en que esta planta se ha indicado en España ofrecen la particularidad de que perteneciendo á todas las regiones de la Península, Portugal inclusive, no se ha indicado nunca ni siquiera en una localidad de Castilla la Nueva. Tal excepción sería difícil de explicar si, realmente existiese, por tratarse de una planta que habita en toda Europa y llega hasta nuestras provincias más meridionales, pero, como era de suponer, esta especie existe también en Castilla la Nueva y sólo por lo deficiente que aún es la observación de nuestra flora ha podido pasar hasta hoy sin indicarse en la región mencionada. La primera localidad en que me ha sido posible comprobar su existencia ha sido en la inmediata de Arganda. (v. v.) Reutera gracilis Boiss. v. catalaunica Costa. Algunos ejemplares de Reutera recogidos hace años en Aranda de Moncayo, en una garganta de la conocida con el nombre de Peña Maginera, creo deben referirse á la especie y variedad con cuyo nombre encabezo esta nota. 36 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (18) La forma genuina de esta especie es hasta hoy exclusiva de nuestras provincias del Mediodía y la variedad creo no haya sido citada hasta hoy en Aragón. (v. v.) Circea lutetiana L. (Eder, Fl. dan., tomo 11, lam. 210.) Esta onagrariea, no hallada jamás en Castilla la Nueva, y sólo en contadísimas localidades de la Vieja, localidades que por otra parte no se encuentran próximas á esta provincia, existe sin embargo, aunque es muy escasa, en la cordillera carpetana. En esta misma provincia, en el término de Guada- rrama, en los pinares que cubren las laderas del Pico de la Cierva, y los que al N. de esta altura corresponden al término del Espinar (Segovia) se encuentra alguno que otro ejemplar de esta especie, que siendo común en el N. no se había citado nunca por esta región. Aunque tampoco es frecuente en el Moncayo he recogido también algún ejemplar en el hayedal que hay próximo al santuario de dicho nombre, siendo una de las pocas especies de la flora aragonesa que no fueron conocidas del Sr. Loscos, quien no la incluyó en los catálogos tan completos que le debe la flora de esta región, sin duda por no haber visitado nunca esta importante localidad. Extraño que no la hayan hallado ninguno de los botánicos que anteriormente han recogido plantas en la cordillera del Moncayo. Estos datos amplían considerablemente el área de esta espe- cie por lo que á nuestro país se refiere, resultando de los datos recogidos hasta hoy que es comunísima en el Norte, muy rara en el Centro y falta completamente en el Mediodía. (v. v.) Cotoneaster tomentosa lLindl. (Iespilus tomentosa W. non Lamk.) Esta especie se cita hoy en varias localidades del Pirineo aragonés, en la sierra de Santa Ana, Soria y en Monserrat (Costa). Dentro de este triángulo se halla situado el Moncayo, y los ejemplares que recogí hace algunos años en el hayedal que existe en la parte alta de la vertiente NE. de dicha cordi- l/era, sobre el pueblo de San Martín, corresponden indudable- mente á esta especie y no difieren en nada de los recogidos en (19) Lázar0.—FLORA DE LA PENÍNSULA IBÉRICA. 37 Bielsa por el Sr. Campo. Los ejemplares de ambas procedencias han sido comparados detenidamente con los de la forma ge- nuina del €. vulgaris Lindl., de los que difieren notablemente y no dejan lugar á duda respecto á corresponder a la especie cuyo nombre encabeza esta nota. (v. v.) Crategus maura L., fil. (Crategus maroccana Webb, Bot. Reg, 1855. , Especie norte-africana que únicamente se ha citado en el Peñón de Gibraltar y la cual debe existir en otros puntos de Andalucía, pues por mediación del Sr. González Fragoso lle— earon á mi poder unos ejemplares recogidos por nuestro con— socio D. Manuel Paul en el término de Dos Hermanas (Sevilla) y que corresponden á la mencionada especie, cuya área en la Península se ensancha notablemente con solo este dato. (v. s.) Alchemilla alpina L. (Eder, Fl. dan., tomo 1, lám. 79.) Planta no citada hasta hoy en la provincia de Madrid, ni creo que en toda Castilla la Nueva, y aun en la Vieja sólo ha sido hallada en la vertiente N. de Gredos (Isern) y en el valle de Salazar (Née) y hallada por mí en Julio de 1890 en el Pico de la Cierva, término municipal de Guadarrama. (v. v.) Astragalus Boissieri Fisch. (Syn. Astr. Trag., p. 11, tab. A, núm. 1; Astragalus creticus Boiss., Voy.; A. Hehinus Boiss., herb.; A. siculus, v. nebrodensis Guss.) Durante el verano de 1890 encontré en Guadarrama un rodal pequeño de esta interesante especie, que llamó mi atención por no haberse indicado nunca sino en localidades muy dis tantes de la sierra de Guadarrama. Creí en un principio que se trataría del 4stragalus Clusit Boiss. Reut., que ya había sido indicado próximo á los límites meridionales de la provincia de Madrid; pero bien pronto me convencí de que no era así por los caracteres que tan marcada diferencia establecen entre estas dos especies. En la flora de la provincia de Madrid, del Sr. Cutanda, no se menciona más que una especie espinosa de este género, de- 38 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (20) signada allí como 4. Zragacantha L., indicada con duda de Aranjuez, y que sin duda no fué recogida por dicho autor, y como los caracteres que allí se indican no le convenían, ni el verdadero A. Tragacanta existe en España, tampoco pudimos referirle á esta especie. El Astragalus por mí hallado entonces y observado después con frecuencia y repetidamente en diversas estaciones del año, le he hallado formando un solo rodal en el término de Guada- rrama, entre los sitios llamados Los Picetos y Peña Cervera. Es planta perenne, fruticosa, muy ramosa, con los ramos ten— didos algo crasos, hasta de un centímetro de grueso, los cua= les forman céspedes redondeados que llegan á tener un metro de diámetro. Los ramos están recubiertos por los peciolos de años ante— riores, que son espinosos, de 2 6 3 cm. de longitud, y llevan adheridas las bases de las estípulas. Las hojas existen en las terminaciones de los ramos y resultan de yemas axilares que se desenvuelven en Agosto y Septiembre, después de la flora—- ción, siendo en las axilas de estas ya bien desarrolladas, en las que aparecen las flores al año siguiente. Las hojas jóvenes tienen uno ó dos pares de hojuelas menos que las adultas, son más tomentosas y menos espinescentes; las adultas tienen el peciolo rígido y punzante y llevan seis, rara vez siete, pares de foliolas; estas son lanceolado-lineales, y terminadas en un mucrón espinescente de cerca de un milímetro; presentan un color verde pálido ú blanquecino, por estar cubiertos por am- bas caras por largos pelos blancos, y están siempre plegados por su nervio medio en forma de canal, disposición que adop- tan igualmente todas ellas sobre el peciolo común. Las estípu- las están libres entre sí, soldadas hasta su mitad al peciolo, amarillentas, coriáceas, y son anchas en la base, lanceolado- lineales en la parte libre, lampiñas por ambas caras, brillantes por el haz y con largas pestañas blancas marginales. Las flores nacen en glomérulos, formados por dos ó tres flo- res en la axila de cada hoja, flores todas sentadas é insertas separadamente cada una con bracteas verdoso-amarillentas, ligeramente coriáceas, naviculares, la quilla erizada de pelos blancos. El cáliz con los dientes tan largos como el tubo, linea- les, iguales y terminados en una brocha blanca, formada por la reunión de los pelos numerosos largos y blanquísimos que (21) Lázaro.—FLORA DE LA PENÍNSULA IBÉRICA. 29 recubren toda la cara exterior del cáliz. La corola es persis— tente y tiene doble longitud que el cáliz poco más de un cen— tímetro, y es de un color blanco levemente amarillento, con las alas espatuladas estrechísimas y el estandarte pandurifor— me y la quilla en forma de cuchara, plegada por medio, esco— tada en su ápice y algo sombreada de pardo en la parte inte— rior de su terminación donde está en contacto con las anteras; estas de color anaranjado; los filamentos son rectos. El cáliz no es acrescente ni se infla en la fructificación; la lezumbre es tan corta 4 más que el cáliz, dentro del cual queda inclusa, recubierta de tomento blanco plateado, con una sola cavidad, y ésta monosperma. Esta descripción, hecha con repetidos ejemplares estudiados en fresco y en la época conveniente para cada órgano, es lo suficiente para afirmar que se refiere al Astragalus Boissieri Fich., cuya sinonimia ponemos á la cabeza de esta nota; mas quedaría alejada toda duda haciendo notar la imposibilidad de referirla á ninguna otra especie de Astragalus espinosos que puedan hallarse en nuestro país. Difiere la especie por mí observada en Guadarrama de los Astragalus aristatus L'Hérit., Vevadensis Boiss. y Clusit Boiss. et Reut., por tener todas estas especies varias flores sobre un pedúnculo común, formando en la axila un racimo de pocas flores, y los cálices fructíferos acrecidos 6 inflados, y se distin- gue no menos marcadamente del 4 stragalus Massiliensis Lamk., porque en esta especie las flores forman un racimo con un pe- dúnculo relativamente largo, los pelos son ahorquillados, las corolas caedizas y las legumbres salientes, doble más largas que el cáliz y con dos cavidades dispermas. Estas son las úni- cas especies espinosas que de este género han sido halladas en España. Es, pues, indudable que esta interesante especie que se men- ciona en esta nota, no puede referirse sino al 4. Boissieri Fisch., de la que difiere en algún detalle que creemos no justificaria su consideración como especie distinta, dado el severo criterio que es preciso mantener en la fitografía, y la importancia del hallazgo nace de que esta especie no ha sido indicada nunca en la provincia de Madrid, y sólo en una localidad de una de las provincias colindantes, habiéndose citado primeramente en Andalucía y en el Bajo Aragón; y por último, la Comisión 40 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (225 de la Flora forestal española la recogió en la provincia de Gua- dalajara (Rincón de Orea). Por eso creemos que la localidad ahora descubierta viene á aumentar el área de una especie interesante, encontrandola no solamente en la provincia de Madrid, sino en la misma Sie- rra de Guadarrama, que tanto dista de las demás localidades en que hasta hoy se la había indicado. Cierto que en la provincia de Madrid se ha citado ya algún otro Astragalus espinoso, pues el mismo Cutanda cita uno con duda de que sea de Aranjuez; supongo que la duda se refiera á que el ejemplar fuese recogido dentro de la provincia, por tratarse de un pueblo fronterizo con la de Toledo, y bajo el nombre de Astragalus Tragacantha L. No hubiera venido mal en esta denominación el interrogante que el mencionado autor puso en la localidad, pues se trata de una especie indicada varias veces en España por los antiguos, por confusión con otras que tienen un porte parecido, pero cuyo tipo genuino no parece existir en nuestro país. Lástima es que el Sr. Cutanda no indique si llegó á ver 6 no el ejemplar que le indujo á incluir esta especie entre las de la provincia de Madrid, y que en su herbario no se hallen ejem-= plares de este ni de ningún otro Astragalus espinoso, pero en buena crítica debe suponerse que le vió y que á él corresponde la descripción que hace en su flora de la mencionada provin— cia (pág. 241), y en este caso no tiene duda que no se refiere tampoco al A. Boissieri, pues la planta indicada por Cutanda tenía 13-25 foliolas, flores en racimos y legumbres salientes, ca= racteres que imposibilitan su referencia al 4. Bossieri, como puede verse por la descripción hecha, y creemos que se refiere á algún ejemplar del 4. Clusii que le trajesen de las inmedia- ciones de Aranjuez, sin poder afirmar si de esta provincia ó de la de Toledo. Creemos esto porque los caracteres mencionados por Cutanda parecen convenir al 4. Clusii, y porque esta especie fué ya citada de Aranjuez á Urda por Quer, y en el mismo Aranjuez por García Ortega. Se trata, pues, de una es— pecie que es común en el Centro, E. y S. de España, y que ha sido citada también por Loefling y por Rodríguez en la Man- cha y la Alcarria, y por los autores modernos; pero que no puede ser la misma que creemos haber hallado por primera vez en esta provincia, por tener la especie citada por Cutanda (23) Lázaro.—FLORA DE LA PENÍNSULA IBÉRICA. 41 como la verdadera Zragacantha las flores dispuestas en racimo. En cuanto al nombre de Astragalus Tragacantha L., aplicado á plantas cogidas en España es inadmisible, pues el tipo ge— nuino de esta especie no alcanza á nuestro país, y aunque puede considerarse como una parte de desmembración de esta especie linneana el 4. massiliensis Lam., éste tampoco existe más que en algunos puntos de la costa catalana sin avanzar hacia el Centro. Ya el Sr. Willkomm indica que las citas de A. Tragacantha en España deben atribuirse al 4. massiliensis y al 4. aristatus, y más generalmente aún creo que ha podido dar margen á este error el A. Clusit, que es bastante más común que las dos indicadas por Willkomm. Así en el caso de Cutanda creemos más posible que se tratase de esta especie que de las dos anteriores, que nadie ha visto ni indicado por aquellos contornos. Lo dicho basta para que se comprenda que el 4Asiragalus hallado en Guadarrama no puede ser otro que el 4. Boissieri Fisch., y que no pueden referirse á él ninguna de las citas de plantas espinosas que de este género se hayan hecho más ó menos cerca de la provincia de Madrid, y de las que ninguna tampoco se refiere á localidades próximas á la mencionada sierra. Esta especie es afine al verdadero 4. Tragacantha L., pero admitido unánimemente por los autores como distinta de ella, si bien figurando en el mismo subgénero ZTragacantha, mien- tras que los demás Astragalus espinosos de España correspon— den á los subgéneros Calycophysa y Cercidothriz. Lupinus leucospermus Boiss., Reut. Esta especie, formada por Boissier según los caracteres nota- dos en unos ejemplares existentes en el herbario de Pavón, procedentes de los alrededores de Madrid, sin determinar loca- lidad, carecía hasta hoy de localidad determinada, pues nin- gún otro autor la ha mencionado desde entonces. Puedo citar la localidad de la Casa de Campo y la de Car- mena (Toledo), esta última según ejemplares indudables que debo al Sr. Fragoso. Probablemente la especie no es rara en esta parte de Castilla la Nueva, pero puede pasar fácilmente desapercibida por su gran semejanza con el Z. angustifolius L. 42 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (24) Las diferencias más precisas que entre estas dos especies existen, son las siguientes: El Z. angustifolius tiene las estípulas lanceoladas y las semi- llas con la texta decorada por manchas jaspeadas de negro y amarillento, mientras en el Z. leucospermus las estípulas son lineales y las semillas enteramente blancas. Es difícil distinguir bien estas dos especies mientras no tie- nen legumbres granadas, pero llegado este caso cesa toda dificultad, y convencido de esto he procurado recoger semillas en Junio y Julio, resultando que no es raro encontrar en las inmediaciones de Madrid ejemplares genuinos del Z. leucos- permus, y al pie de la sierra próxima, en el término municipal de Guadarrama, en praderas que se agostan por el verano, le he hallado muy abundante, habiendo podido recoger semillas en cantidad suficiente para los cambios del Jardín botánico. Erodium carvifolium B. R. Esta geraniácea, exclusiva de España hasta hoy, no se ha citado más que en los montes de Ávila y en Gredos; pero existe también en la provincia de Madrid, en la parte baja de la sierra de Guadarrama, entre el pueblo de este nombre y los Molinos. Observada en flor en Abril y Mayo. (v. v.) Malope trifida Cav. (Diss. II, lám. 27, fig. 2.”) Esta planta figura entre las especies interesantes que he re— cibido del Sr. González Fragoso, y procedente de la localidad de Dos Hermanas (Sevilla), en que hasta hoy no se había cita- do. Aunque esta localidad está dentro del área que anterior— mente se había señalado en España, es siempre de interés adi- cionar una localidad tratándose de una especie tan rara. Por cierto que las indicaciones hechas por algunos botáni - cos de haber hallado esta especie en alguna localidad arago- nesa y aun navarra, me parece algo difícil de admitir, y con todo el respeto que las indicaciones de personas competentes me merecen, creo sería interesante confirmar este hecho ó re- solverle negativamente, pues no habiéndose citado en la Pe- (25) Lázaro.—FLORA DE LA PENÍNSULA IBÉRICA. 43 nínsula más que en contadas localidades de las provincias de Sevilla y Cádiz y del S. de Portugal, sería curiosa la existen— cia de esta especie en región tan diversa de ella. De todos modos, una negación ó una afirmación terminante, sólo podría hacerse teniendo ante la vista los ejemplares que han motivado la indicación. (v. s.) Malope multiflora Trig. in Cav. Esta notable malvácea, que parece ser hasta hoy exclusiva de nuestro suelo, y de la que tampoco se citan localidades de— terminadas, pues sólo poseemos la indicación hecha por Tri- gueros, existe entre las plantas de que me hizo donación el botánico sevillano Sr. González Fragoso. El ejemplar que obra en mi poder, y en el que he compro- bado cuidadosamente los caracteres de esta interesante espe— cie, procede de Dos Hermanas, en la provincia de Sevilla, en Abril de 1883. Ya hay, pues, una localidad más de esta especie, que proba- blemente existe en otras de la misma región, pero que fácil- mente pasa desapercibida. Su aspecto es el de una malva co— mún, pues la forma y tamaño de sus hojas y sus flores peque—. ñas, que no llaman la atención como en otras congéneres, la hacen asemejarse mucho á la M. silvestris y otras especies vulgares del mismo género y para distinguirla de estas es preciso examinar el fruto. (v. s.) Myricaria germanica Desv. (Zamariz germanica L.; Tamariscus 'germanicus Desv.; Myrica silvestris Clus.) Esta tamariscínea, que parece ser bastante rara y escasa en España, existe además de los contados puntos que se citan en la Flora forestal, recientemente publicada, en el término de Ateca (Zaragoza), en el valle del Jalón, de donde tuve ocasión de recoger ejemplares que existen en mi herbario y en el de la Sociedad Linneana Matritense. Como se trata de una especie bien caracterizada y descrita en los libros corrientes, no creo necesario indicar sus caracte— res, pero sí juzgo conveniente indicar esta localidad donde positivamente existe, aunque es rara, por ser la localidad más 44 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (26) próxima al centro de la Península que las que se citan en la mencionada flora, y por lo que pueda contribuir este dato po- sitivo á fijar el área de una planta no común en nuestro país. (v. v.) Silene mellifera Boiss. et Reut. (Ic. et descr. pl. nov., crit. et rar., tomo 1, lám. 46; S. nutans G. Ort. et Lag. non L.; S. italica Duf. non Pers.) - Planta de la Península ibérica y de la Argelia, y citada ya en diversas localidades de las provincias orientales, centrales y meridionales. Es planta menos rara en el centro de España de lo que pu— diera pensarse por las localidades hasta hoy publicadas. En la provincia de Madrid se había ya hecho de ella alguna mención aunque sin gran certidumbre. Sin embargo, es indudable su existencia, por lo menos en la parte baja de la provincia, pu- diendo citarla concretamente en Aranjuez y en Arganda. También en Aragón, donde únicamente se la mencionaba en Tolocha y Javalambre, avanza bastante más, pudiendo afirmar por mi propia cuenta su existencia en la provincia de Zarago- za, en el lugar denominado La Serrezuela, que constituye la prolongación de la sierra de Villarroya hacia el NO. En la por- ción más elevada de la Serrezuela, en la divisoria de los pue blos de Clares y Aranda de Moncayo, tuve ocasión de recogerla en Julio de 1880. (v. v.) Erysimum repandum L. (Rehb., Ic. fl. germ., tomo 11, lám. 62; Jacq., fl. austr., tomo 1, lám. 22; Y. ramosissimum Ortz.; Cheiranthus ramosissimus Lam.; Cheirinia repanda Lk.) Opina Willkomm que la planta citada aleunas veces con este nombre por los botánicos españoles, debe referirse al E. Kunzeanun Boiss. et Reut., que efectivamente no es rara en gran parte de nuestro país. Pero los ejemplares que en diversas ocasiones he podido re— coger en diversas localidades de las inmediaciones de Madrid (La Moncloa, El Pardo, Chamartin), son indudablemente 4. re- pandum L., bien diverso del Z. Kunzeanum, por carecer de tomento ceniciento verdoso, por los dientes que manifiesta— 2 (27) Lázar0.—FLORA DE LA PENÍNSULA IBÉRICA. 45 mente ostentan sus hojas, sus flores abiertas poco numerosas y no apretadas en la inflorescencia, limbo de los pétalos más corto que el cáliz, silicuas largas patentísimas y sostenidas por pedicelos cortos y tan gruesos como las mismas silicuas, y estas no recubiertas de pelos ramificados sino lampiñas. Como dados estos caracteres no cabe confundir estas dos es— pecies, y como ambas las hemos recogido en las inmediaciones de la capital, creemos de interés afirmar que ambas habitan en nuestro país y que en este punto no carecían de razón nues- tros antiguos botánicos al citar en España el 4. repandum L. (v. v.) Turritis planisiliqua Pers. (47. sagitata DC.; A. plamisiliqua Rchb.) En el herbario de Cutanda hallé sin determinar ejemplares de un 4rabis recogido por dicho botánico en el Nuevo Baztán. los que presentan todos los caracteres del 4. planisiligua Pers., especie que no creo haya sido indicada hasta hoy en España. Los ejemplares forman hoy parte del herbario español del Jar- dín botánico. (v. s.) Draba incana L. (Engl. Bot., tomo vr, lám. 388; Eder, Fl. Dan., tomo 1, lám. 130; Rchb., Ic. Fl. germ., tomo 11, p. 14.) Especie citada en la Península únicamente, y con alguna vaguedad en el Pirineo catalán y aragonés y con duda en Por- tugal. Willkomm ante estos datos pregunta si realmente existe en España esta planta. Con estos antecedentes se comprende que el hallazeo de una localidad del interior ofrece interés evidente. Debo á mi amigo el Sr. Estébanez y Mazón un ejemplar bien caracterizado de esta especie, el'cual fué recogido en Soncillo, en las montañas de Burgos próximas á la provincia de Santander. (v. s.) Peonia peregrina Mill. B. leiocarpa (2. oficinalis Ass. et Cav. non L.; 2. microcapia Boiss., Reut.) La variedad de este nombre se halla citada en la parte cen- tral de España, en la provincia de Madrid, en su parte sud— 46 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (28) oriental (Carabaña), en algunos puntos de la de Guadalajara y en algunos otros de la próxima de Ávila. En la primavera y verano últimos he tenido ocasión de observar que en la parte más alta de la vertiente $. de la altura que domina el puerto de Guadarrama por la parte de Poniente, en la cañada donde se recogen las aguas que afluyen al lla— mado Arroyo de la Barraca, es esta variedad de la P. peregrina Mill., la que abunda, y no la 2. Broteri Boiss. et Reut., como generalmente ocurre en esa parte de la sierra carpetana. La variedad á que me refiero contrasta marcadamente con esta última especie, por ser diversa la división de sus hojas, como hacen notar las descripciones, y sobre todo por tener los carpelos enteramente lampiños y no cubiertos de tomento den so, de color leonado, como los de la P. Broteri. (v. v.) CATALOGUE RAISONNÉ ISOPODES TERRESTRES DE L'ESPAGNE, AD ES E A O A AUS (4% SUPPLÉMENT) (1) (Sesión del 5 de Abril de 1893.) Les exemplaires qui m'ont été soumis á la fin de 1892 par M. I. Bolívar et qui appartiennent au Musée de Madrid, ne modifient pas les caracteres de la faune Isopodique espagnole que j'avais indiqués dans mon premier travail. Il y a une es pece nouvelle, Bathytropa hispana, appartenant á la micro- faune de la région méditerranéenne (Valencia). L'aire géogra- phique de quelques autres espéces se trouve étendue, ainsi qw'on le verra par la liste ci-dessous oú je conserve le numé-— rotage du premier Catalogue. 1.—Armadillo officinalis Desm. Zaragoza (déja signalé a Zuera dans la méme province).— Valencia. 15.—Porcellio pulverulentus Budde-Lund. Madrid (V'avait été rencontré jusqu'a présent que dans les provinces de Málaga et de Granada). (1) V. ANAL. DE LA SOC. ESP. DE HIST. NAT , tomo XXI, páginas 161-190, 1892. 48 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (2) 16.—Porcellio dilatatus Brandt. Pasaje et Rocas del Arenal (Coruña). 22.—Porcellio ornatus M. Edw. Dehesa de la Albufera (Valencia). C'est la localité la plus septentrionale du continent oú on ait trouvé cette espéce. 24.—Porcellio violaceus Budde-Lund. Valencia (déja signalé a Murviedro par Budde—Lund). Ops. Ce Porcellion, que je n'avais pas encore vu, est voisin du 2. Bolivari; il en differe par les caracteres suivants: Corps moins large, plus petit (dimens. maxima des exemplaires vus: 19 X< 9 mill.); granulations moins fortes, plus réguliéres, et non coniques, méme sur le bord postérieur des somites; lobe médian du front tres-peu accentué, arrondi; troisiéme article des antennes présentant une dent forte, mais non divergente; uropodes a exopodite beaucoup moins développé, méme chez le $. Couleur, d'un gris violacé, presqu'uniforme, cephalon plus foncé; le reste du corps est plus rarement presque blan- chátre. 27.—Porcellio Bolivari Dollfus ? Valencia. Os. Sagit-il bien du ?. Bolivari, qui serait dans ce cas assez polymorphe: les exemplaires de Valencia que j'ai sous les yeux different du type (de la province d'Alicante) par leur corps moins large, le lobe frontal médian moins accentué et surtout moins large, les lobes latéraux plus larges et presque quadrangulaires-arrondis, la coloration générale presqu'uni— forme, les taches foncées étant á peu pres effacées. Ce v'est la, il est vrai, que des différences de degrés, et les caracteres plus importants: fortes granulations coniques sur la partie postérieure des somites, uropodes si développés, dis— position des antennes et de l'épistome, sont les mémes. 30.—Porcellio lugubris Koch. Teruel, Soria. (3) Dollfus.—ISOPODES TERRESTRES DE L'ESPAGNE. 49 Os. Voilá une nouvelle extension de P'aire géographique de cette espece septentrionale que nous v'avions signalée jus- qwa présent en Espagne que dans les hautes vallées des Pyré- nées (Bielsa). Elle est donc aussi répandue au Sud de l'Ebre, dans le grand massif montagneux qui sépare l'Aragon de la Castille, de la Sierra de Moncayo aux Montes Universales. 32.—Porcellio De Bueni Dollfus. Pasaje, Rocas del Arenal, El Burgo (Coruna). Ops. Reste confiné dans la méme région de la province de La Corogme, od il parait du reste tres-commun. 33.—Porcellio scaber Latr. Localités diverses de la province de La Corogne.—San Se- bastián.—Teruel. Os. Cette derniére localité est intéressante a noter, car elle confirme le caractére septentrional de la faune de la région montueuse oú P'on trouve aussi P. luguoris. 4(0.—Porcellio levis Latr. Zaragoza.—Pozuelo de Calatrava (Ciudad-Real). 49.—Metoponorthrus cingendus Kinalh., sp. Villa Rutis, El Burgo, Pasaje (Coruña). 50.—Metoponorthrus rufocinctus Dollfus. San Roque (Coruña). Ons. J'avais décrit cette espéce d'apres un seul exemplaire provenant de Villa Rutis. Sa coloration varie et celle qui ca— ractérisait lexemplaire décrit et figuré parait la moins fré— quente. Au contraire, elle présente plus souvent, dans les exemplaires de San Roque, des bandes claires longitudinales. bien nettes surtout sur le pleon et un granule perliforme blanc de chaque cóté des somites péréiaux; cette disposition rappelle celle du M4. sezfasciatus B. L., mais le M. rufocinctus s'en dis— tingue absolument par le prosépistome dépouwrvu de relief trans- versal et par le pleotelson bien plus court. ANALES DE HIST. NAT.—XXII. 4 50 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (4) 53 bis.—Bathytropa hispana, nova species. Description: Corps allongé, étroit, finement sétacé et couvert de fortes granulations disposées en reliefs longitudinaux qui deviennent de chaque coóté de véritables cótes.—Cephalon: Lo- bes frontaux latéraux assez courts, lareement arrondis, lobe médian peu accentué. Epistome fortement bombé et proéminent. Yeux sim- ples, circulaires, tres-noirs. An— tennes courtes, fouet bi-articulé, le premier article environ deux fois plus court que le second.— Perecion: Premier somite á bord pos- térieur tres-faiblement sinueux, —Pleon. Telson: Pleotelson trape— zoidal a cótés incurvés. Uropodes a base tres-large, atteignant l'ex- trémité du pleotelson, á bord laté- ral arrondi prolongés en processus obtus (moins développé cependant que dans Chavesia et Armadilloniscus); exopodites médiocres, coniques: endopodites appliqués lun contre Pautre et dépas- sant beaucoup le sommet du pleotelson.—Coulewr: blanche.— Dimensions: 31/, sur 11*/, millimetre. Plusieurs exemplaires, Valencia. Ops. Cette petite espece est la premiere du genre Ba1/y!tropa qui ait été trouvée en Espagne. Il est regrettable que l' habitat v'on ait pas été indiqué; car toute la 2icrofaune isopodique donne lieu á ce sujet a de tres-curieuses observations. 58.—Philoscia elongata Dollfus. Madrid.—Dehesa de la Albufera (Valencia). 61 bis. —Trichoniscus pusillus Brandt. Pasaje (Coruña). Ons. Cette petite espéce n'avait pas encore été signalée en Espagne. Elle doit cependant étre commune dans tout le NO.; (5) Dollfus.—ISOPODES TERRESTRES DE L'ESPAGNE. 51 elle vit dans les lieux frais, sous la mousse, les feuilles mortes, dans le bois pourri, etc. Le total des especes d'Isopodes terrestres trouvées jusqu'á ce jour en Espagne s'éleve donc a 69. Je recommande encore tout particuliérement de faire des recherches dans les régions montagneuses du Sud et de P'Est et aux Baléares; ces régions ont été peu explorées au point de vue des Isopodes, et les espéces qui y ont été recueillies sont toutes /rés intéressantes. se ¿ “yá E E ESTRUCTURA DEL ASTA DE AMMON POR SIIERAD EDI EPALVS ALT (Sesión del 5 de Abril de 1893.) Nuestras primeras investigaciones relativas á la textura del asta de Ammon se remontan al año 1888. En ellas nos servi— mos tanto del método de Weigert como del de Golgi (proceder lento), y los resultados obtenidos, aunque algo incompletos, persuadiéronnos de que, como afirman Golgi y su discípulo L. Sala, el asta de Ammon y Vascia dentata son quizás las partes nerviosas donde más facilmente se logra la reacción negra, y donde con más comodidad pueden perseguirse las fibras nerviosas y sus colaterales. La aparición del trabajo de L. Sala (1), que venía á completar notablemente las observaciones clásicas de Golgi, y la urgencia de terminar otras indagaciones no menos interesantes tocante a la médula, cerebelo, etc., nos obligaron á aplazar la publi- cación de nuestros ensayos. El tiempo transcurrido desde que abandohamos el estudio del asta de Ammon no ha sido estéril para la ciencia. Nuestro concepto sobre la morfología y relaciones de las células ner— viosas se ha esclarecido, y se han ampliado notablemente los datos concernientes á la corteza típica. Gracias á los trabajos de His, Forel, Kólliker, von Lenhosseck, Retzius, van Gehuch- ten, P. Ramón, Martinotti y los nuestros, muchas cuestiones () LuiGi Sata: Zur Anatomie des grossen Seepferdefusses (Zeitschr. f .wissenschaftl. Zo00l. L. 11. Leipzig, 1891. 54 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (2)- generales, que embarazaban al investigador en todo estudio parcial de los centros, pueden darse como definitivamente resueltas, y la tarea del anatómico consagrado al examen de un órgano nervioso particular queda circunscrita á determinar en qué condiciones y modalidades de detalle se cumplen las leyes fundamentales que rigen la distribución y conexiones de las células nerviosas. Bajo este aspecto, el asta de Ammon, que pasa por ser una corteza típica, pero simplificada, puede ofrecernos, ya que no la solución de problemas generales, detalles de estructura que proyecten alguna luz en la interpretación de disposiciones todavía oscuras 6 difícilmente interpretables de la trama de otras provincias del sistema nervioso. Con estas esperanzas reanudamos nuestras indagaciones durante el pasado año; y cuando, dando de mano á otros tra- bajos, nos disponlamos á coordinar los datos recogidos, apare- ció una notable monografía de Schaffer (1) que amplía nota- blemente las indagaciones de Golgi (2) y de L. Sala, y en la cual, dicho sabio, movido de un sentido generalizador muy plausible, interpreta la textura de aquel órgano con la clave que las nuevas ideas sobre la construcción de la corteza típica proporcionan. Para no perder por completo el fruto de nuestra labor, re— dactamos una nota que se leyó el 7 de Diciembre de 1892 ante la Sociedad Española de Historia Natural (3). El presente es— crito representa una ampliación de dicha nota ilustrada con dibujos que consienten la comprensión del texto, y adicionada con algunos nuevos datos, fruto de posteriores pesquisas. Indicaciones técnicas. A Tres métodos hemos utilizado en la ejecución de las prepa— raciones del asta de Ammon y Fascia dentata: el de Weigert- Pal, el de Golgi rápido y el de Cox. (1) K. SCHAFFER: Beitrag zur Histologie der Ammons Hornformation. (Archiv. f. itikros. Anat. Bd. xxxIx; 1. Heft, 1892.) (2) GoLat: Sulla fina Anatomia degli organi centrali del sistema nervoso. Milano, 1886. (3) CaJaL: Observaciones anatómicas sobre la corteza cerebral y asta de Ammon. fÁctas de la Sociedad Española de Historia Natural, Segunda serie. Tomo 1. Sesión de Diciem-- bre de 1892.) (3) Cajal. —ASTA DE AMMON. 55 El método de Weigert-Pal es sobrado conocido para que nece- sitemos insistir sobre él. Diremos solamente, que lo hemos aplicado al asta de Ammon del hombre, conejo común, cone— jillo de Indias y ratón. Recientemente hemos aprovechado también con buen resultado el metodo rápido de Berkley (1) en que la induración preliminar se efectúa con el líquido de Flemming. El método de Golgi rápido proporciona preparaciones esplén- didas, pero á condición de aplicarlo en animales jóvenes: el conejillo de Indias recién nacido, el conejo común de 8á 15 días y el ratón de 15 á 20, son particularmente favorables á la obtención de impregnaciones finas bastante completas, reca= yentes tanto en las células como en las fibras nerviosas. En cuanto aparece la mielina, la reacción negra se torna incom- pleta é inconstante, particularmente en lo que respecta á los cilindros-ejes y colaterales de las células del asta de Ammon y región central (hileo) de la fascia dentata. En cambio, pue- den obtenerse coloraciones bastante completas de los cilindros- ejes y células de los granos de la fascia dentata aun del conejo adulto, lo que se explica por carecer dichos cilindros-ejes de envoltura medular. | El tiempo de induración en la mezcla osmio-bicrómica oscila entre dos y cuatro días. Con frecuencia hemos utilizado el método de doble impregnación en vez del proceder ordinario 6 sencillo: se obtienen así preparaciones muy completas donde casi todas las células y fibras aparecen teñidas. En general, cabe tentar una segunda impregnación solamente cuando, por exceso de induración, ó por hallarse el asta de Ammon en una fase evolutiva demasiado temprana, fuera escaso el nú— mero de células impregnadas; en otro caso, nos arriesgamos á provocar coloraciones demasiado generales y completas, donde la persecución individual de las fibras nerviosas es punto menos que imposible. El método de Cox (2), preconizado por W. Krause (3), quien lo ha aplicado con buen éxito á la retina, es de éxito constante (D J. BERKLEY: Die Osmium-Iupfer-Hamatozylin-Farbung. Neurologisches Central- blatt. 1822, núm. 9. (2) Cox: Vederlandseh Tijdschrift woor Genceskunde, 1890. D. x11, núm. 15.— Jahres- terich f. d. ges. Medicin von Virchow u. Hirsch. 1891. Bd. 1. (3) Krause: Die Retina. (Intern. Monatschrift f. Anat. u. Physiol. vir, 1891.) 56 ANALES DE. HISTORIA NATURAL. (5 y tiñe un eran número de células y fibras. Posee, sobre todo, la inapreciable ventaja de no suscitar precipitados irregulares en la superficie de las piezas, y la no menos importante de permitir la coloración subsiguiente de los cortes con los car— mines (carmín aluminoso por ejemplo) y hematoxilina. Consiste el método de Cox en indurar trozos no muy grandes de centros nerviosos en la mezcla siguiente: Bicromato de potasa al 5 por 100....... VA AD Solución de sublimado al 5 POr OO o e 20 Apua destilada... deta: ¿ee leo as ai cds 30640 Cromato de potasa (con reacción fuertemente alca- lina) disuelto al 5 por 100............ A ES 16 En este líquido permanecerán las piezas de dos á tres meses en invierno, y un mes por lo menos en verano. Se corta como en el método de Golgi, previa inmersión de los trozos nerviosos (durante media 0 una hora) en alcohol de 36"; se recogen y lavan los cortes en alcohol fuerte (de 40%); se aclaran en esen- cia de clavo, y finalmente se montan al descubierto, sobre un porta-objetos, á beneficio de la goma de mar disuelta en xilol. El método de Cox da también mejores resultados en los animales jóvenes que en los adultos. Nuestras mejores prepa= raciones corresponden al conejo de un mes. El precipitado mercurial se deposita, de preferencia, en los plexos nerviosos amedulares, cuyas fibrillas impregna mucho mejor que el mé- todo de Golgi. La reacción recae, á menudo, en las mismas fibras meduladas, que aparecen espesadas en el punto corres- pondiente á su vaina de mielina. En general, el método de Cox sirve de contraprueba al de Golgi, cuyas revelaciones confirma plenamente. Cuando se trata de fibras nerviosas gruesas y de cuerpos y expansiones protoplasmáticas, aquél lleva ventaja a éste; pero en la impreg- nación de las más delicadas colaterales, el método al cromato de plata es más eficaz que el de Cox, no porque éste no las colore igualmente bien, sino porque la palidez del depósito mercurial no consiente una distinción tan perfecta de los contornos de las mismas. En tres secciones dividiremos el presente trabajo: asta de Ammon, fascia dentata y circunvolución del hipocampo (subi- culum). 5) Cajal.—ASTA DE AMMON. -) a Asta de Ammon. El asta de Ammon con la fascia dentata 6 cuerpo abollonado, se consideran muy diversamente por los autores. Para Golgi (1) y Sala (2) que han utilizado primeramente el método de colo— ración negra, y puesto de manifiesto las propiedades de las células nerviosas de aquellos óreanos, se trataría de dos circunvoluciones adheridas por su cara superficial 6 capa molecular: la una, delgada y modificada en sus elementos, estaría representada por la fascia dentata; la otra más espesa, continuada con el subiculum, sería el asta de Ammon propia— mente dicha. Esta opinión, que había sido ya emitida por Du— val (3), fundándose en sus indagaciones embriológicas, es la más conforme con los resultados que arroja el examen de la es- tructura de dichos órganos; pero para que pueda ser aceptada sin reservas, es preciso no dar á la palabra circunvolución un sentido demasiado exclusivo, por cuanto, como ha hecho notar atinadamente Giacomini (4), el asta de Ammon aparece nota— blemente desenvuelta en animales como el conejo y ratón que carecen de circunvoluciones. La conclusión general que se desprende de nuestro trabajo coincide con la aserción de Giacomini. En nuestro concepto, el asta de Ammon ó hipocampo mayor y la Jascia dentata, representan dos formaciones distintas y discontinuas de corteza cerebral, pero afectando modificaciones tales, particularmente la fascia dentata, que hay méritos bastantes para estimarlas como órganos especiales del cerebro, con igual título, por ejemplo, que el bulbo y lóbulo olfatorios. Las principales dife- rencias entre el asta de Ammon y la corteza estriban en la morfología de algunas células y en las propiedades de ciertos (1) GoLa1: Sulla Ana Anatomia degli Organi centrali del sistema nervoso. Milano, 1886. (2) Lula1 SALA: Zoco citato. (3) Duvaz: Za corne de Ammon. (Arch. de Neurologie. Tome 11 et 111, 1881 et 1882.) (4) GIACCOMINI: Fascia dentata del grande hippocampo del cervello umano. (Giornale della R. Accad. de Med. di Torino. Fasc. 11 et 12. 1883.) 58 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (67 cilindros-ejes (los emanados de las células ovoideas de la fascia dentata); en cuanto al número de capas y composición general de las mismas, el acuerdo con la corteza es casi perfecto, conforme ha demostrado circunstanciadamente Schaffer. Las capas del asta de Ammon, han sido bien distinguidas y reseñadas por los anatómicos que han trabajado con los anti-. guos métodos, tales como Kupffer (1), Meinert (2), Krause (3), Todlt y Kahler (4), Obersteiner (5). Para evitar confusiones adoptaremos la nomenclatura clásica así como el número de zonas más admitidas por los neurólogos. Y con el fin de que pueda apreciarse mejor la correspondencia existente entre las zonas de la corteza cerebral y las del asta de Ammon y /ascia dentata, pondremos al lado de la nomenclatura corriente la de las capas análogas de la corteza. 1.2 CAPA Ó ZONA EPITELIAL.—A partir de la cavidad ventri- cular, el asta de Ammon presenta una hilera de células epite- liales cortas, prismáticas ú cúbicas, que han sido impregnadas por L. Sala. Del cabo profundo de tales células brota un tallo radial cuyo comportamiento varía según la época evolutiva. En el recién nacido (conejo, ratón) la mayor parte de estas células suministran, por su cara profunda, un breve penacho de ramitas horizontales varicosas que terminan por debajo mismo del ependimo. Pero entre los apéndices de esta rami- ficación se ve una muy espesa, verdadera prolongación de la célula que, atravesando oblicuamente las zonas subyacentes y trazando un escalón en la de las pirámides, se ramifica amplia- mente en el espesor de la zona molecular. A veces, el tallo se bifurca 6 ramifica cumplidamente al ingresar en la zona de las pirámides, como se veía en la fig. 1.*e. Las últimas ramitas ascendentes las hemos seguido no pocas veces hasta la vecin— dad de la superficie del asta de Ammon, donde se arquean ceneralmente para terminar en el espesor de la corteza. No habiendo notado aquellos conos terminales que las células epiteliales de la corteza típica forman debajo de la pia-mater, (1) KUPFEER: De cornu ammonis textura. 1859. (2) MEINERT: Handbuch von Stricker, p. 712. 1871. (3) Krause: Handbuch der menschlichen Anatomie. Bd. 1. Hannover, 1876, p. 411, (4) TóbLT u. KAaHLER: Zehrbuch der Gewebelehre. 1888. (5) OBERSTEINER: Anleitung beim Studium des Baues der nervósen Centralorgane, €. 2 Autlage, 1892, (7) Cajal. —ASTA DE AMMON. 59 juzgamos probable que, en el conejo recién nacido, han desaparecido ya, retrayéndose y absorbiéndose muchas expan- siones periféricas. Por lo demás, la orientación oblicua (como Fig. 1.—Células neuróglicas del asta de Ammon (región superior) del conejo recién nacido. a, cuerpos de las células epiteliales; b, d, células neuróglicas alargadas; c, Célula en araña; e, tallo ramificado del corpúsculo epitelial. en dirección del subiculum) del tallo radial, sólo se comprueba en el epitelio de la región superior del asta de Ammon; en la vecindad de la fimbria dichos tallos suelen ramificarse profu- samente apenas llegados al stratum oriens, sin dar lugar á la disposición escalonada. En el conejo de ocho días, las ramitas periféricas del tallo radial se atrofian, y las que éste suministra se extienden casi exclusivamente en el espesor del stratum oriens y alvens. En esta fase sin duda han sido vistas dichas expansiones por L. Sala, pues dice que pueden alcanzar hasta cerca de las grandes pirámides. Finalmente, en el conejo y conejillo de Indias adultos, el penacho del tallo radial se acorta y sus ramas fuer- temente espinosas y como penniformes se pierden entre las fibras medulares del 4 veus. $0 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (8) Por lo demás, en el conejo recién nacido existen ya esparci- das por el espesor del asta de Ammon muchas células de neuroglia. Algunas de ellas presentan todavía el alargamiento y dirección radial que denuncian su origen epitelial (fig. 1.* d). 2. CAPA (ALVEUS Ó SUSTANCIA BLANCA).—Esta zona se com- pone de los cilindros-ejes de las pirámides y de algunos cor— púsculos polimorfos dislocados de la capa inmediata (stratumn oriens) como han demostrado Golgi, Sala y Schaffer. La dirección de las fibras es distinta, según el paraje del Alveus que se examine. Al nivel de la región superior del asta de Ammon (encima y detrás de la fimbria) se dirigen hacia fuera y atrás para doblarse y hacerse longitudinales, precisamente en el paraje en que el subiculum se continúa con dicho cuerpo. En tal sitio, como ha hecho notar L. Sala, aparece un grueso haz de sustancia blanca orientado en la misma dirección del asta de Ammon (fis. 2 G). En la región Fig. 2.—Corte antero-posterior del asta de Ammon del conejillo de Indias adulto. Co- loración de las fibras de mielina por el método de Weigert-Pal. A, capa molecular de la fascia dentada; B, capa de los granos; C, zona de las gruesas pirámides; D, zona de las pirámides pequeñas ó superiores; F, fimbria; G. manojo blanco postero-superior; H, fibras finas, probablemente continuadas con el cuerpo calloso; I, región inferior del asta de Ammon; P, región superior de la misma; E, fibras meduladas del stratum lacunosum; S, subículo; R, región occipital de la corteza. de la fimbria y del hileo, 6 porción del asta de Ámmon que se sumerge en la concavidad de la /ascia dentata, las fibras van hacia la fimbria, donde ingresan para hacerse longitudinales. (9) Cajal.—ASTA DE AMMON. 61 Hay, por tanto, dos corrientes nerviosas, cada una nacida en distinta porción de la circunferencia del asta de Ammon; la fimbria (fig. 2 F) y el manojo blanco postero-superior (fig. 2 G.) Para evitar circunloquios, en adelante designaremos región superior del asta de Ammon á la semicaña superior cuyas fibras se reunen hacia fuera en el manojo postero-superior de subs— tancia blanca; mientras que llamaremos, región inferior á la semicaña inferior cuyas fibras se acumulan en la fimbria. Esta distinción descansa además, como más adelante veremos, en los caracteres especiales que muestran las pirámides residentes en cada una de estas regiones. Cuando se examina la sustancia blanca del alveo en pre- paraciones bien impregnadas por el cromato de plata, se ad— vierte que no todas las fibras nerviosas poseen igual espesor, cabiendo distinguirlas en gruesas y finas. Las gruesas marchan, por lo común, á distancia del epitelio en la vecindad del stra— tum oriens y se continúan con los cilindros-ejes de las pirámides. Las finas son muy numerosas en la región superior del asta de Ammon y yacen de preferencia junto al epitelio. La capa perifé- rica construida de estas fibrillas se engruesa notablemente al nivel del subiculum, donde constituye un manojo espeso bien distinto del formado por el hacinamiento de las fibras grue- sas (fio. 2H). Jamás las fibras finas se continúan con cilindros- ejes de pirámides; por su aspecto y delicadeza diríase que son fibras colaterales, tanto más cuanto que, en los cortes teni— dos por el método de Weigert exhiben el aspecto delicado, varicoso, en un todo semejante al de los tubitos del cuerpo calloso. ¿Cuál es el origen de estas fibrillas? Cuestión es ésta que no puede resolverse con los métodos anatómicos, pues, la extra- ordinaria longitud de las tales impide toda pesquisa fructuosa de su origen y terminación. No obstante, y á título de conje- tura, nosotros nos inclinamos á pensar que, sino todas, una buena parte de dichas fibras representa la continuación de ciertas finas colaterales procedentes de aleunos cilindros-ejes de pirámides á su arribo á la sustancia del alveus. Acaso estas fibras ingresan en el cuerpo calloso, representando un modo de conexión establecido entre el asta de Ammon de un lado y el hemisférico cerebral del otro. Colaterales de la substancia blanca.— Son escasas, notable— 62 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (10) mente finas y parten en angulo recto de las fibras gruesas del alveo ó cilindros—ejes de las pirámides. La región donde pueden demostrarse mejor dichas colatera- les, es la del hileo, 6 sea la parte del asta de Ammon que se sumerge ó está 4 punto de hundirse en la concavidad de la Jascia dentata (ie. 2 1. La mayor parte de las colaterales parecen ramificarse y per— derse en el stratum oriens, pero se ven también otras que re- montan la capa de las pirámides para perderse y ramificarse en la zona supra-piramidal. Probablemente representan también colaterales de la subs- tancia blanca ciertas fibras finas que, en considerable número, se las ve ascender por entre las pirámides en la región supe- rior del asta de Ámmon para ramificarse y acabar en todo el espesor de la zona radiada y parte del estrato lacunoso (stra- tum lacunosum) (fis. 3 d, e). Algunas de estas fibras se siguen facilmente hasta la substancia blanca (e); otras, al llegar al stratum oriens, se inflexionan siguiendo un trayecto más 6 me- nos tortuoso, y pareciendo representar filamentos terminales de gruesas colaterales destinadas de manera especial á dicha capa (fig. 3 d). 3. CAPA Ó STRATUM ORIENS (Zona de los Corpúsculos polimorfos de la corteza típica). —Algunos de los elementos de esta zona han sido descritos por L. Sala; pero las propiedades de los cilindros-ejes que de ellos emanan son conocidas circunstan— ciadamente gracias á las indagaciones de Schaffer, que ha encontrado en este estrato del asta de Ammon las mismas especies celulares que en la zona profunda de la corteza típica. El siratum oriens debe distinguirse en dos subzonas: subzona imferior 6 de las células fusiformes é irregulares: subzona supe- rior 6 plexiforme. A. La subzona inferior, rayana de la sustancia blanca en— cierra, por lo común, células fusiformes d triangulares parale— lamente dirigidas á las fibras del a/vevs, y cuyas ramas proto- plasmáticas se pierden entre los tubos de mielina. El cilindro- eje de tales elementos nos ha parecido, por lo menos en algunos casos, comportarse como el de las células llamadas sensitivas de Golgi, es decir, que dirigiéndose más ú menos oblicuamente hacia arriba, pierde su individualidad á fuerza de ramificarse. Las ramas más altas, cuando fueron seguidas en trecho sufi- 11) Cajal.—ASTA DE AMMON. 63 ciente se vió que terminaban entre las pirámides por arboriza- ciones pericelnlares (fig. 8 b). En otros casos, las células yacentes casi en plena substancia — Fig. 3.—Corte del asta de Ammon del conejo de ocho días. Método doble al cromato de plata. La parte izquierda de esta figura muestra las fibras colaterales de la subs- tancia blanca; la derecha contiene las fibras probablemente terminales llegadas del alveo y arborizadas en b; A, alveo; B, capa de las células polimorfas; C, capa de las pirámides; D, stratum radiatum; E, lacunosum; F, moleculare; a, fibra nerviosa terminal; c, colaterales de la substancia blanca. blanca (fig .8a) exhibían un cilindro-eje ascendente (véase más adelante). En fin, en muchas células no pudo ser determinada la marcha del cilindro-eje, á consecuencia de la complicación de las fibras nerviosas que cruzan esta parte del asta de Ammon. B. La subzona superior de la capa de las células polimorfas, 61 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (12) es mucho más espesa, y por su aspecto podría llamarse zona plexiforme. Es el punto de reunión de los penachos inferiores de las pirámides y de las colaterales de los cilindros-ejes de estas. Contiene también, conforme á la descripción de Schaffer, células especiales que cabe distinguir en tres especies: células de cilindro-eje ascendente, células de cilindro-eje descendente, células de cilindro-eje horizontal, extensa y profusamente arborizado entre las pirámides. 1. Las células de cilindro eje ascendente han sido descubiertas por Schaffer, quien con buen acuerdo las ha identificado con las que Martinotti y nosotros describimos en la corteza típica. Trátase de células generalmente poco voluminosas, ya fusi- formes, ya triangulares, situadas acá y allá, en todo el espesor de la zona que estudiamos, aunque prefiriendo las porciones vecinas á la capa de las pirámides. Sus expansiones protoplás- máticas caminan ora horizontales, ora descendentes, divi- diéndose y perdiéndose, de preferencia, en la proximidad de la substancia blanca. Estas expansiones son rugosas y aparecen provistas de espinas cortas para adaptarse á las colaterales que cruzan por el stratum oriens. Tocante al comportamiento del cilindro-eje ascendente hay que distinguir dos variedades: 1.* Células cuyo cilindro-eje ascendente se ramifica y consume en lo alto de la zona mole— cular, al nivel sobre todo de las fibras meduladas horizontales (stratum lacunosum). Estas células indicadas por Schaffer son, á nuestro juicio, poco abundantes; pues en unas 30 impregna- ciones del asta de Ammon del conejo y conejillo de Indias, sólo se nos han mostrado 8 6 10 bien caracterizadas (fig. 4 A). 2.* Células cuyo cilindro-eje ascendente se arquea á distintas alturas del espesor de la zona suprapiramidal 6 radiada, para acabar ramificándose entre las pirámides subyacentes. Este tipo interesante, es más común que el precedente y ha sido impregnado aunque incompletamente por Schaffer, quien no ha logrado ver, á juzgar por sus dibujos, ni la terminación de la expansión nerviosa, ni la de las numerosas colaterales des- cendentes. Como puede verse en la figura 4. B, C y E, el cilindro- eje parte de lo alto de la célula, cruza verticalmente la capa de las pirámides, y, á nivel variable del stratum radiatum, traza un arco más d menos abierto, para descender en línea recta y para- lelamente á sí mismo hasta la zona de las pirámides ú hasta lo (13) Cajal —ASTA DE AMMON. 65 alto del stratum oriens. Este cilindro-eje acaba por una esplén- dida arborización de fibras horizontales ú recurrentes que pene- Fig. 4. Corte del asta de Ammon del conejo de un mes. Método de Cox y de Golgi. A, célula cuyo cilindro-eje ascendente se termina en el síratum lacunosum; B, C, E, células cuyo cilindro-eje arciforme se termina en plexos nerviosos interpiramida- les; F, capa de las pirámides con el plexo nervioso intercelular; G, H, dos células de cilindro-eje corto del stratum radiatum; 1, Fibras horizontales del estrato lacu- noso; J, célula fusiforme, sin expansiones nerviosas, de la zona molecular. (La le- tra c, quiere decir cilindro-eje.) tran entre los cuerpos de las pirámides y constituyen en torno de estas un plexo riquísimo de ramúsculos flexuosos y fuerte— ANALES DE HIST. NAT.—XXII. 5 66 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (14) mente varicosos. Algunas ramas pueden perderse también en la subzona plexiforme del stratum oriens, aunque esta dispo— sición debe considerarse como excepcional (fig. 4). Las colaterales de estos cilindros-ejes ofrecen un curso y una terminación por demás interesantes. De lo alto del arco parten ya una Úd dos ramitas ascendentes, que se ramifican por lo alto del stratuwm radiatum y que pueden alcanzar el stratum lacu- nosuwm donde marchan más ó menos horizontalmente. Schaffer ha tomado equivocadamente estas colaterales como la termi- nación del cilindro-eje, sin duda porque no ha logrado impreg- nar el tallo descendente. Pero las colaterales más numerosas é importantes proceden del trayecto ascendente del cilindro— eje, del que nacen en ángulo recto, apartándose horizontal- mente un buen trecho para descender bruscamente y acabar, entre los cuerpos de las pirámides, á beneficio de tupidas y varicosas arborizaciones que se juntan á las suministradas por las ramas terminales del cilindro-eje (fig. 4 B, C). El plexo así formado (fig. 4 F). á cuya construcción colaboran también otros elementos, representa una de las disposiciones más interesantes del asta de Ammon; este plexo puede com- pararse solamente, en cuanto á riqueza y proligidad con el que rodea las células de Purkinge del cerebelo. Las mejores impregnaciones del mismo obtiénense con el método de Cox; el de Golgi lo revela también, pero con menos constancia y casi siempre de manera fragmentaria. Como las fibrillas colaterales y terminales de los cilindros— ejes que acabamos de describir abarcan una zona tan extensa de la corteza del asta de Ammon, cada célula de donde parten puede, merced á los citados ramillos terminales, ponerse en comunicación con un número considerable de pirámides. Los células de cilindro-eje descendente son fusiformes d trian- culares y representan pirámides dislocadas. Raras en número en la proximidad de la fimbria, son más frecuentes en las cercanías del subiculum. Sus expansiones protoplasmáticas infe- riores se ramifican y terminan en el siratum oriens 0 zona plexiforme, en tanto que el tallo cruza la línea de las pirámi- des y se termina por un penacho espinoso en lo alto de la zona molecular. Respecto al cilindro-eje, se comporta como el de las pirámides, desciende más 6 menos oblicuamente y se continúa con una fibra del álveo, después de suministrar, (15) Cajal. —ASTA DE AMMON. 67 para la zona de las células polimorfas, algunas colaterales. Las celulas de cilindro-eje horizontal pertenecen á las células de Golgi, y es probable hayan sido vistas por Sala y Schaffer aunque en impregnaciones incompletas. Yacen en todo el espesor de la zona de las células polimorfas, pudiendo residir algunas hasta en el espesor de la substancia blanca; pero en general, ocupan la parte media Ú superior del stratum oriens. Caracterizanse estos corpúsculos por su gran estatura, su forma estrellada y la orientación radiada de sus expansiones protoplasmáticas que alcanzan gran longitud y exhiben un aspecto fuertemente varicoso. Entre estos apéndices se halla siempre uno ó dos ascendentes muy varicosos que, cruzando la zona superpuesta, ganan la capa molecular donde termi- nan ora sin ramificarse, ora dividiéndose muy sobriamente en ramos arrosariados. Las expansiones plotoplasmáticas descen- dentes tienden á orientarse paralelamente al álveo, alcan- zamdo una gran extensión, sin mostrar nunca el aspecto espinoso propio de las expansiones de las pirámides. El cilindro-eje posee una disposición sumamente interesante: es grueso, y marcha ya horizontal, ya oblicuamente, descom- poniéndose luego en varias ramas gruesas, que divergen en todos sentidos, aunque propendiendo á ascender hacia la zona de las pirámides. La enorme extensión recorrida por estas ramas y su orientación divergente é irregular explican que muy rara vez aparezcan en los cortes teñidas por entero; no obstante, es muy frecuente sorprender el curso y comporta— miento terminal de una óú dos de las mencionadas gruesas ramas, como podra notarse en las células a, b, d, representa— das en la fig. 5. Semejantes ramas, en vez de disminuir de diametro á medida de su alejamiento del origen, se espesan y tornan varicosas, subiendo oblicuamente hasta la zona de las pirámides, por debajo de la que corren horizontalmente un gran trecho. En su curso horizontal emiten un gran número de colaterales verticales, flexuosas y varicosas, las cuales, en unión de las ramitas finales en que se resuelven las ramas horizontales, forman un plexo nervioso apretadísimo, en cuyas mallas se alojan los cuerpos de las células piramidales. A este plexo colaboran, como ya hemos expuesto anteriormente, los 'amitos terminales de la prolongación funcional de las células de cilindro-eje ascendente. 68 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (16) En general, nos ha parecido que estas últimas células pro- veen la porción superior del plexo, mientras que la inferior provendría de los corpúsculos de cilindro-eje horizontal. b Fig. 5.—Corte del asta de Ammon del conejo de un mes. Método de Cox. a, b, d, célu- las de cilindro-eje horizontal; e, f, células de cilindro-eje corto para el stratum ra- diatum; g, h, pirámides dislocadas; i, célula cuyo cilindro-eje suministra ramas para el plexo interpiramidal; j, célula de la capa lacunosa; m, n, dos pequeñas cé- lulas del stratum moleculare. (La letra c, en ésta como en otras fisuras, marca la expansión nerviosa de toda célula.) B, substancia blanca; O, stratum oriens; P, capa. de las pirámides; R, stratum radiatum; L, stratum lacunosum; M, stratum moleculare. 417) Cajal.—ASTA DE AMMON. 69 4.*% CAPA Ó DE LAS PIRÁMIDES (corresponde á la zona de las pirámides grandes y pequeñas de la corteza típica). —Los cor púsculos de esta zona fueron bien descritos por Golgi, quien puso primeramente de manifiesto sus dos especies de expan- siones protoplasmáticas á saber: las ascendentes ó ramas, y las descendentes 6 raíces; así como las propiedades del cilindro- eje que logró seguir hasta la substancia blanca. Los estudios posteriores de L. Sala y Schiffer han confirmado los asertos del histólogo de Pavía, y añadido algunos detalles importantes. En el conejo, conejillo de Indias y ratón, la capa de las pirámides es espesa, aparece correctamente limitada de las zonas limítrofes y contiene tres ú cuatro hileras de cuerpos celulares, entre los cuales no existe más espacio que el nece— sario para contener el plexo nervioso antes descrito. En el hombre los cuerpos celulares yacen á distancia, constituyendo una zona amplia, mal limitada, que recuerda completamente las de las pirámides grandes y medianas del cerebro. Por punto general, las hileras más altas de esta zona contie- nen células más pequeñas que las más bajas, por lo que no es irracional pensar con Schaffer que en esta parte del asta de Ammon están representadas las pirámides pequeñas y grandes de la corteza típica. Los caracteres generales de las pirámides del asta de Ammon recuerdan los de las del cerebro, pero discrepan de estas por dos caracteres morfológicos: el alargamiento fusi- forme ú ovoídeo del cuerpo protoplasmático, y la falta de colaterales protoplasmáticas de éste. En cambio, los apéndices basilares adquieren gran desarrollo, constituyendo un penacho descendente que ingresa en el stratum oriens, donde se pone en relación con el plexo de fibrillas colaterales de esta zona. El tallo ascendente se conserva indiviso hasta que llega á la 204 radiada; una vez en ella suministra numerosos apéndices colaterales y, á diversas alturas del asta de Ammon, se descom- pone en un penacho de fibras divergentes que pueden remon- tar hasta el límite superior de la corteza /stratum moleculare). “Tanto el penacho protoplasmático inferior, como el tallo y penacho en que éste se resuelve, contienen fibras varicosas y fuertemente espinosas, circunstancia ya indicada por Schaffer, y que ha servido á este sabio para establecer un estrecho paralelo entre las pirámides del asta de Ammon y las de la 70 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (a18$ corteza típica, donde nosotros descubrimos las espinas colate— rales. Por lo demás, la existencia de estos cortos apéndices colaterales, marca siempre la presencia en torno de las fibras protoplasmáticas de numerosas arborizaciones nerviosas ter— minales. El cilindro-eje brota, ya del cuerpo, ya de una gruesa expan- sión protoplasmática, des— ciende más ó menos oblicua- mente y se continúa con una fibra nerviosa del álveo. no sin haber suministrado an— tes, durante su curso por el stratum oriens. dos, tres 6 más colaterales ramificadas y terminadas entre las célu- las polimorfas. La reunión de estas colaterales, así como de muchas ramitas emana- das de las células sensitivas de Golgi, da lugar á la for— mación en el stratum oriens de un plexo nervioso tupidi— simo que se complica toda— vía por su mezcla con algu— nas colaterales llegadas de la substancia blanca. En general, cuando dicho Me ls seis 08 20 ciliadro-eje aborda a subs ción superior; B, células grandes ó de la tancia blanca, se continúa región inferior del asta de Ammon; a, co- con un tubo de ésta por sim- Esad: ple acodamiento (8.6) pero gruesas pirámides; d, ramitas espinosas €Nn algunos casos se aprecia del tallo de las pequeñas; f, colateral fina — (claramente una bifurcación e oc en ramas desiguales: la más musgosas en relación con las gruesas pi- delgada, con aspecto de co— rámides. lateral, dirígese hacia arri- ba y adentro; la más espesa continuación del cilindro-eje, camina en dirección contraria. 6 al menos bastante distinta. Es preciso no confundir la fibra fina de bifurcación con aquellas colaterales más profun— (19) Cajal.—ASTA DE AMMON. 71 das que el cilindro-eje envía á la trama del sratum oriens. ¿stas se pueden seguir siempre en el espesor de éste, sorpren- diéndose su terminación por arborizaciones libres; mientras que aquella, después de descender profundamente en el álveo se continúa con una de las fibras finas meduladas que lo cons- tituyen. La mencionada bifurcación sólo la hemos hallado hasta ahora en aleunas pirámides de la región superior del asta de Ammon. Esto en cuanto á los caracteres comunes de las pirámides. Pero si se examinan atentamente las células de esta especie que habitan en cada semi-caña del asta de Ammon (regiones superior é inferior), pronto echaremos de ver algunos signos diferenciales. Las pirámides de la región inferior, alcanzan, como ya de- mostró Golgi, una estatura mayor, y exhiben, conforme se aproximan al hileo de la fascia dentata un cuerpo más irregu- lar y unos penachos protoplasmáticos más cortos, reclos y gro- seros. Otro carácter distintivo muy interesante, descubierto por Schaffer y de cuya exactitud podemos certificar, consiste en que, á corta distancia del arranque del cilindro-eje, emite éste una colateral tan espesa que a menudo representa una rama de bifurcación; este robusto ramo después de suministrar una 6 dos ramillas que se arborizan en lo alto del stratum oriens (fig. 6 a) asciende por el stratum radiatum, gana el lacu- nosum y tórnase horizontal continuándose con una de las fibras nerviosas meduladas que cruzan esta parte del asta de Ammon (figuras 3 E y 2 E). En la región subyacente á la fimbria la reunión de las cola- terales ascendentes constituye un conjunto de hacecillos verti- cales, los cuales disócianse, en cuanto abordan el stratum radia- tum, continuandose sus fibras, en radios distintos, con los tubos medulados del referido estrato lacunoso. Un examen atento de estas colaterales durante su curso horizontal y superior, per mite seguirlas hasta cerca del subiculum, donde se terminan por ramificaciones libres que abarcan una extensión bastante considerable de la corteza. Es también posible advertir en buenas impregnaciones que, del curso horizontal de tales colaterales brotan, ya en ángulo recto, ya en ángulo agudo, finas ramitas que se arborizan de preferencia en la zona radiada subyacente y en el espesor del mismo estrato lacunoso. A favor 2 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (20) de las colaterales ascendentes, una gruesa pirámide de la re- gión inferior del asta de Ammon puede ponerse en relación con infinidad de penachos protoplasmáticos de las pirámides de la región superior. Otro carácter distintivo de las gruesas pirámides de la región inferior del asta de Ammon es el siguiente: el contorno del cuerpo y tallo ascendente, en aquella parte en que se pone en relación con los cilindros-ejes de la /ascia dentata, exhibe excrecencias colaterales groseras, verdaderas berrugas que dejan entre sí escotaduras destinadas á alojar los mencionados cilindros-ejes (fig. 6 e). Estas excrecencias faltan en los cuerpos y tallos periféricos de las pirámides de la región superior, lo que nada tiene de extraño, pues no se conexionan con fibras gruesas sino con finísimas colaterales; en su lugar, estos tallos ofrecen multitud de expansiones protoplasmáticas cortas, naci- das ya oblicua ya perpendicularmente, y bordeadas de espinas delicadas (fig. 6 d). ¿Existen colaterales ascendentes en los cilindros-ejes de las pirámides de la región superior del asta de Ammon? No es raro ver, en impregnaciones bien correctas de esta parte de la corteza, y al nivel de la zona de las pirámides, multitud de fibrillas nerviosas, finas, flexuosas que, remontando á la zona radiada inmediata, acaban por algunas ramificaciones de gran delicadeza. El origen de estas fibras, que ya mencionamos más atrás, no parece estar en el trayecto vertical de los cilin- dros-ejes de dichas pirámides, sino en los tubos de la substancia blanca, es decir, en el trayecto horizontal, á lo largo del álveo, de las expansiones nerviosas de los mencionados corpúsculos. Cuando se examina la zona de las células polimorfas, la de los corpúsculos piramidales y el stratum radiatum, en cortes del asta de Ammon teñidos por el método de Weigert-Pal, se aprecian coincidencias y discordancias con las preparaciones ejecutadas por el método de Golgi. Desde luego se advierte que los cilindros-ejes de las pirámides poseen una vaina de mielina que, en muchas células, no comienza sino hacia la parte media del stratum oriens. Aparecen cubiertos asimismo de una vaina medular el trayecto ascendente de la expansión nerviosa de las células de cilindro-eje ascendente, y el tronco y ramas gruesas más 4 menos horizontales de la prolongación funcional de los corpúsculos de cilindro-eje horizontal. En Q1) Cajal.—ASTA DE AMMON. 73 cambio, carecen de mielina las colaterales finas de todos estos cilindros-ejes y el plexo nervioso tupidisimo de la zona de las pirámides (fig. 7). De las cola- terales ascendentes, las volu- minosas nacidas de la región inferior del asta de Ammon y debajo de la fimbria poseen vaina de mielina, mientras que las finas colaterales de la región superior están exentas de dicha envoltura. En el trayecto de la mielina se ven constantemente inte- rrupciones correspondientes á las estrangulaciones de Ran- vier. 5.* CAPA Ó STRATUM RADIA— TUM.—FEsta zona junto con las subsiguientes, llamadas s/ra—- tum lacunosum y stratum m0 leculare representan la capa más superficial 6 molecular de la corteza típica. El estrato radiado consti- tuye una faja concéntrica li- mitada por arriba por el stra—- tum lacunosum 0 substancia blanca intermedia del asta de Ammon, y hacia abajo por la zona de las pirámides (figu- ra 7 E). En esta región se ob- servan los tallos periféricos de las pirámides, de cuya reunión asi como del entrecruzamien— to de sus ramas colaterales es- pinosas se forma un riquí- E RS o9uv0gO0VYI0pUVVwVw Rig. 7.— Corte del asta de Ammon y .fas- cia dentata del conejillo de Indias. Mé- todo de Weigert-Pal. A, epitelio; B, al- veus; C, stratum oriens; D, capa de las pirámides; E, siratum radiatum; Y, stratum lacunosum; G, stratum molecu- lare; H, zona molecular de la /ascia dentata; 1, capa de los granos; a, fibras noduladas del tercio externo de la zona molecular de la Jascia dentata; b, plexo horizontal supragranular; c, cilindros- ejes ascendentes partidos de la capa de células polimorfas de la fascia dentata; d, cilindro-eje que desciende al a/veus; e, cilindros-ejes ascendentes de células yacentes en la capa de las células poli- morfas; f, fibras nerviosas de las célu- las de cilindro-eje horizontal. simo plexo protoplasmático. Este plexo ha sido bien estu diado por Golgi, Sala y Schaffer cuyas opiniones, sin embargo, no concuerdan completamente en lo relativo á la disposición terminal de las ramas protoplasmáticas. Los dos primeros 74 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (22) sabios suponen que las ramas protoplasmaticas alcanzan la superficie del stratum moleculare, poniéndose en relación con la neuroglia y vasos capilares: en tanto que Schaffer, que no ha logrado confirmar semejante conexión, afirma que las expansiones terminales del tallo ganan el estrato molecular donde marchando, ya horizontal, ya oblicuamente, acaban por una nudosidad vecina de la fascia dentata. Nuestras observa= ciones concuerdan con las de Schaffer con ligeras diferencias. En general, las ramas protoplasmáticas terminales del tallo de las pirámides se acumulan en la zona molecular y lamina medullaris involuta; pero una gran parte de estas ramas, asl como la totalidad de las colaterales nacidas del trayecto verti- cal del tallo, acaban también á distintos niveles del espesor de las zonas radiada y lacunosa. Las más bajas de estas colatera— les protoplasmáticas proceden del tallo ó tallos áscendentes en el momento mismo en que estos abordan el siratum radiatum (fia. 6 d). Ni Sala ni Schaffer describen células nerviosas en la zona radiada. No son en verdad muy abundantes pero existen cons— tantemente, pudiéndose distinguir cuatro especies. 1. Pirámides dislocadas.—Son células ovoideas ú piramidales de dirección análoga á la de las pirámides subyacentes con una Ó varias ramas descendentes para el stratum oriens, con un tallo vertical ramificado en lo alto de los estratos lacunoso y mo- lecular, y un cilindro-eje vertical que se pierde en el 4/vexs. En la figura 5, h, e, el cilindro-eje procedía de lo alto del cuerpo celular, arqueándose luego para tomar curso descendente. 2. Células estrelladas 0 triangulares (fig. 5 e, f).—Yacen en todo el espesor del stratum radiatum y son más abundantes que las anteriores; de su cuerpo brotan tres, cuatro 4 más prolonga- ciones protoplasmáticas divergentes que presentan abundantes dicotomias y un aspecto fuertemente varicoso. Las más robustas de estas expansiones suelen extenderse paralelamente á la corteza, recorriendo gran distancia, y no faltan tampoco ramas descendentes susceptibles de llegar, cruzada la zona de las pirámides, hasta el stratum oriens. El cilindro-eje procede comunmente de un lado del cuerpo ó de una espesa rama pro- toplasmática, y dirigiéndose ya oblicua, ya horizontalmente, se descompone en una extensa arborización nerviosa de fibras finas, varicosas, sin orientación determinada, acabadas libre- (23) Cajal.—ASTA DE AMMON. 5 mente en el espesor del stratum radiatum. En la célula repre- sentada en e, fig. 5, la terminación del cilindro-eje no pudo ser determinada pues ú aparecía éste cortado 6 incompleta— mente teñido; pero en otros elementos, por ejemplo, en los representados en H y G, fig. 4, se podía seguir fácilmente toda la arborización terminal. Algunas de las fibrillas nerviosas terminales del cilindro-eje de la célula G, se perdían en el espesor del stratum lacunosumn. 3. Células triangulares 0 fusiformes provistas de expansiones descendentes prolongadas hasta el síratum oriens, de apéndices ascendentes que se ramifican profusamente alcanzando la capa molecular, y de un cilindro-eje ascendente, el cual, lle— gado al stratum lacunosum, se descompone en ramillas varico— sas en gran parte horizontales. Estos corpúsculos se podrían considerar como idénticos á los de la zona lacunosa (véase más adelante), sólo que se habrían dislocado de su residencia habi- tual, descendiendo más ó menos en la capa subyacente (figu—- ra 8 e, f). 4. Células de cilindro-eje descendente, para la zona de las pirámides. En ciertas células fusiformes ó triangulares, el cilindro-eje después de emitir ramitas que se consumen en la zona radiada, desciende verticalmente para arborizarse en la capa de las pirámides, colaborando al plexo nervioso tupido que aquí existe (fig. 8 d, y y fig. 5, 1). Algunas veces, una ó varias ramillas nerviosas parecen ramificarse en lo más bajo del stratum oriens (fis. 8 e). En otros casos, la expansión ner- viosa, antes de bajar y ramificarse, puede remontar hasta la zona lacunosa á la que provee de algún ramillo (fig. 5, 1). Para terminar el estudio del presente estrato, añadiremos que contribuyen á complicarlo multitud de fibras nerviosas, entre las cuales deben mencionarse: 1.* Las ramitas colaterales de los cilindros-ejes de las células de expansión nerviosa ascen- dente; 2.*, ramillas finas emanadas de las colaterales gruesas ascendentes que marchan por el stratum lacunosum; 3.*, ramifi- caciones de la expansión funcional de las células estrelladas especiales habitantes en el stratum radiatum; 4.*, ramifica—- ciones de las colaterales finisimas ascendentes que se advierten en la región superior del asta de Ammon; 5.*, ramificaciones colaterales terminales de cilindros-ejes ascendentes arribados de la sustancia blanca ó alveus (véase fig. 3 a, Y). 76 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (24) Fig. 8.—Corte del asta de Ammon del conejo de diez días. Método al cromato de plata. Impregnación doble. A, substancia blanca; B, capa de las células polimorfas; C, capa de las pirámides; D, stratum radiatum; E, stratum lacunosum; F, stratum moleculare; a, célula de cilindro-eje ascendente; b, otra de cilindro-eje arborizado entre las pirámides; d, célula cuyo cilindro-eje da ramas al plexo nervioso interpi- ramidal; e, f, células cuyo cilindro-eje se pierde ramificándose en el stratum la- cunosum; 5, 1, h, m, células del stratum lacunosum, cuyo cilindro eje se arboriza en éste y en el stratum moleculare; g, célula cuyo cilindro-eje descendente suminis” traba ramas para el plexo interpiramidal. (25) Cajal.—ASTA DE AMMON. 7 6. STRATUM LACUNOSUM (siratum medullare medium).—En- cierra esta capa células irregularmente dispuestas, y numero- sas fibras meduladas concéntricas al asta de Ammon. a. Fibras nerviosas. — Constituyen haces paralelos que, arrancando de la zona inferior del asta de Ammon, se prolon- gan hasta el subiculum. Dichas fibras sólo se disponen en capa independiente en la región superior del asta de Ammon, es decir, por encima de la fimbria; al nivel de ésta y en la región inferior ocupan indistintamente todo el intervalo que separa el estrato de las pirámides de la capa de corpúsculos polimot- fos de la fascia dentata. El origen de estas fibras es múltiple. El cromato de plata demuestra, como ha probado Schaffer, que una buena parte de ellas representa un grupo de colaterales ascendentes naci- das del trayecto vertical de los cilindros-ejes de las gruesas pirámides (región inferior del asta de Ammon). Otra proceden- cia, también señalada por dicho sabio, es el conjunto de rami- ficaciones terminales de los cilindros-ejes ascendentes de los elementos del s/ratum oriens. Nuestras observaciones están de acuerdo con las de Schaffer. No obstante, vamos á añadir aleunos detalles. Las fibras que toman participación en la construcción del estrato lacunoso son numerosas. Pueden contarse desde luego las siguientes especies: 1.? Hebras colaterales finiísimas ascendentes, proce— dentes de la substancia blanca del a4/veus. Una parte de ellas se ramifica y pierde en el stratum oriens, ó entre los cuerpos de las pirámides, pero otra porción se prolonga más arriba, ingre- sando en los fasciculos de la zona lacunosa. Estas colaterales se hallan en ambas regiones (superior é inferior) del asta de Ammon, pero son particularmente numerosas en la inferior, sobre todo al nivel del hileo. Es de notar que las colaterales de esta última región llenan toda la zona radiada, lacunosa y molecular, es decir, que no constituyen un estrato fibrilar especial, como el de la región superior y borde anterior del asta de Ammon. Véase la figura 14, donde se ha representado el conjunto de las colaterales de la región inferior incluyendo también las fibras de Schaffer (colaterales gruesas). 2.* Colate- rales espesas nacidas exclusivamente en la región inferior del asta de Ammon, del trayecto vertical de los cilindros-ejes de las gruesas pirámides. Tales fibras bien descritas por Schaffer, 8 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (26) son en número de una ó dos por expansión funcional, se rami- fican en el espesor del stratum radiatum 6 más arriba, de modo que, á menudo, una colateral forma dos d más ramillas de los manojos del stratum lacunosum. 3.* Fibras nerviosas termina- les llegadas de la substancia blanca. Estas fibras son también espesas y suelen suministrar colaterales para el s/ratum oriens, y zona radiada. Sus ramificaciones finales, al nivel del estrato lacunoso, suelen ser varicosas y forman un plexo tupido que rodea los corpúsculos yacentes en esta zona (fig. 3, b). 4.” Ra- mas terminales de aquella variedad de cilindros-ejes ascenden- tes que no suministran colaterales para el plexo interpiramidal. Distínguense estas fibras por lo espesas, por no emitir ramifi- caciones en el estrato de las células polimorfas. y por acabar veneralmente á favor de una bifurcación, cuyas ramas mar— chan en dirección opuesta por el plano del estrato lacunoso (véanse las células a, fig. 8 y 4, fig. 4). 5. Fibras nerviosas terminales de los corpúsculos nerviosos de la zona radiada, cuya expansión funcional es ascendente (fig. Se, f). 6.” Fibras nerviosas terminales de los elementos residentes en el s/ratum lACUNOSUM. Como se ve, la construcción de la zona lacunosa es muy compleja, bastante más de lo que resulta de la descripción de Sala. Para este sabio las fibras paralelas de semejante estrato representarían en su mayoría la continuación de los cilindros- ejes de aquellas células piramidales gigantes que residen en el hileo. Tras un curso variable, estas expansiones nerviosas podrían bajar y prolongarse con los tubos del 4/veus y fimbria. Este aserto nos parece ser una equivocación nacida verosímil- mente de haber tomado por cilindros-ejes de pirámides las robustas colaterales ascendentes de la región inferior del asta dle Ammon (colaterales de Schaffer). bh. Células nerviosas (fig. 8 m, 1, h).—Estos corpúsculos son muy numerosos y se disponen en una faja irregular concén- trica al asta de Ammon y entremezclada de fibras meduladas. Su forma es, por lo común, triangular, con la base hacia arriba, pero afectan también, á menudo, configuración estrellada. De ' sus angulos parten expansiones protoplasmáticas descenden— tes y ascendentes. Las primeras proceden generalmente de un tallo grueso común que se bifurca á poco trecho de su arranque; otras veces nacen separadamente del ángulo inferior de la cé— (27) Cajal.—ASTA DE AMMON. “9 lula; y, de todos modos, descienden casi en línea recta por la zona radiada, cruzan la de las pirámides, y se terminan en el stratum oriens, después de alguna dicotomia. Las segundas parten de lo alto de la célula y divergen para hacerse más ó menos horizontales en el mismo espesor de la zona lacunosa. Sus últimas ramitas, nunca muy largas, acaban ya en esta zona, ya en la molecular inmediata, ya en ambas. El cilindro-eje procede, á menudo, de un lado del cuerpo y, extendiéndose más 0 menos horizontalmente entre las fibras nerviosas de la capa lacunosa, se termina en el espesor de ésta, por una extensa arborización de hebras divergentes, en gran parte horizontales. Muchas de estas fibras toman parte en la construcción de los manojos horizontales de la capa lacunosa; otras ascienden para terminar á distintas alturas de la mole— cular. Cuando el cilindro-eje es muy largo y grueso, rara vez aparece entero en un corte; generalmente, antes quese resuelva en la arborización terminal, resulta seccionado, ocupando el mismo nivel que las células antedichas. Hemos visto alguna vez ciertos elementos cuyo cilindro-eje se reparte en la zona de las pirámides (fig. 8 9). Estos corpúsculos nos parecen ser idénticos á los que, con el nombre de células de cilindro—eje descendente. hemos descrito en el s/ratum radiatum. Por lo demás, las células de la capa lacunosa son difíciles de impregnar, y, cuando lo son, es raro que pueda enteramente perseguirse el curso de la expansión funcional. En los cortes del asta de Ammon del conejillo de Indias y conejo común, previa coloración por el método de Welgert, no es raro ver descender de la zona lacunosa algún tubo nervioso robusto interrumpido por dos ú tres estrangulaciones y pro- longado hasta el álveo. Estos tubos que residen de preferencia en la región superior del asta de Ammon ¿corresponden á - aleún cilindro-eje ascendente partido de células del estrato de los corpúsculos polimorfos, 6 representan más bien expansiones nerviosas terminales llegadas de la substancia blanca y nacidas de células de asociación? No podemos actualmente pronunciar- nos sobre este punto, aunque estimamos más verosímil la última opinión (fig. 7 d). 7.? STRATUM MOLECULARE. —Es la zona más superficial del asta de Ammon, y el paraje donde se terminan las expansio—- nes más altas del penacho de las pirámides. 80 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (28) Contiene esta capa además de multitud de fibras nerviosas cuyo origen es difícil de establecer, dos tipos de células: estre- lladas y fusiformes. a. Las células estrelladas son pequeñas y emiten várias expansiones protoplasmáticas delgadas, fuertemente varicosas, que se extienden en todos sentidos, particularmente en el paralelo á la corteza. El cilindro-eje es fino, recorre más 6 menos horizontalmente una parte del estrato, y se resuelve en una riquísima arbori- zación terminal de hilos finos, varicosos, preferentemente orientados en el sentido de la capa molecular (fig. 5, n, m). La célula representada en 2, fig. 5, exhibía una arborización ner- viosa de eran riqueza; mientras la copiada en 2, presentaba una ramificación mucho más simple. Las células estrelladas del stratum moleculare han sido ya mencionadas por Schaffer, quien figura una de ellas provista de una expansión nerviosa ramificada en lo alto de dicha zona (lamina medullaris involuta). b. Las células fusiformes son delgadas, se extienden parale- lamente á la zona molecular y corresponden probablemente á las fusiformes pluripolares que nosotros describimos en la corteza típica. El carácter más notable de estos elementos consiste en que sus dos tallos polares se adelgeazan sucesiva— mente suministrando ramitas que afectan, á medida que se alejan de su origen, el aspecto de fibrillas nerviosas (fig. 4 J). . Por lo demás, semejantes células son rarísimas en el asta de Ammon, hasta el punto que sólo hemos logrado encontrar dos bien caracterizadas, en algunos centenares de cortes bien impregnados. La representada en la fig. 4 J era típica y residía en la porción superior del stratum moleculare. La parte más superficial de la capa molecular ha tomado el nombre de loja nuclear 0 lamina medullaris involuta. Esta porción contiene fibras medulares que en las preparaciones ejecutadas según el método de Weigert, constituyen una capa de cada vez más espesa, á medida que se aproxima al subículo. En la proximidad de éste, las fibras meduladas de la capa lacunosa y las de la hoja nuclear se juntan, y la corriente espesa que resulta se prolonga con la masa de fibras medula- das de la capa molecular del subículo. Las fibras de la hoja nuclear provienen, según Schaffer, de . (29) Cajal.—ASTA DE AMMON. 81 tres partes: del subiculum, de las ramas más altas de los cilindro-ejes ascendentes y de las arborizaciones nerviosas de las células estrelladas de la capa molecular. Los dos orígenes primeros son positivos, según resulta de nuestras observacio- nes; en cuanto al tercero, lo juzgamos dudoso, pues no es de creer que posean vaina espesa de mielina las últimas ramitas de las delicadas arborizaciones nerviosas de las células men— cionadas. La corriente principal dimana verosímilmente del subiculum, pues como ya veremos más adelante, la parte supe- rior de este órgano aparece surcada por cilindro-ejes ascen- dentes que, después de abordar la zona molecular, ingresan en el asta de Ammon, ramificándose repetidamente á lo large'o de la lamina-medullaris involuta. 06 Fascia dentata. Como ya expusimos más atrás, la fascia dentada debe esti- marse como una faja acanalada de corteza cerebral sobre— añadida á la zona molecular del asta de Ammon, y de tal modo dispuesta, que abraza por su concavidad el remate 6 borde delgado de este último cuerpo. (Véase la fig. 2.*) Consta la fascia dentada de las tres capas fundamentales de la corteza típica y del asta de Ammon: la 20240 molecular 0 externa, la de los granos (correspondiente á las pirámides del cerebro), y la zona de células polimorfas. ZONA MOLECULAR (fig. 9 A).—Es la más excéntrica de las que componen la fascia dentata y, de conformidad con todas la zonas que llevan dicho nombre, se compone de dos especies de fibras íntimamente entremezcladas: expansiones protoplas- máticas espinosas nacidas en células subyacentes, y fibrillas nerviosas terminales. Encierra además corpúsculos nervioscs especiales, una. de cuyas variedades ha sido señalada por L. Sala. Los corpúsculos nerviosos que nosotros hemos logrado ob- servar son: a. Células triangulares ó granos dislocados.— Estos corpús- culos semejan enteramente á los que forman el s/ratum granu- ANALES DE HIST. NAT.— XXIL. 6 82 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (307 losuim subyacente, salvo que son triangulares ú semilunares y habitan en planos diversos de la zona molecular (fig. 10a). De la parte exterior del cuerpo brotan tres 4 más apéndices ascendentes que se pierden en dicha capa, después de mostrar en su contorno fuertes desigualdades y, en ciertos puntos, ver- daderas espinas. El cilindro-eje desciende unas veces directa— mente, otras traza antes un escalón horizontal extenso encima de la capa granulosa, para bajar luego de un modo vertical á través de los granos y continuarse, en definitiva, como la expansión nerviosa de los granos, es decir, con una fibra musgosa de la zona lucida ú suprapiramidal (fis. 10a). Cuando el grano dislocado yace en nivel bastante alto, como se puede ver en la fig. 12 a, no es raro que el cilindro-eje suministre en plena zona molecular algunas colaterales que se ramifi-- can y consumen en el tercio inferior de ésta. b. Células de cilindro-eje corto.— Deben distinguirse en superficiales y profundas: Las superficiales son piriformes, ovoideas ú fusiformes, de talla diminuta, exhibiendo finas expansiones protoplasmáticas en su mayor parte horizontales y descendentes (fig. 9 f, e, h). La prolongación nerviosa, sumamente fina, se termina á poca distancia en la parte externa de la zona molecular, á beneficio de una arborización delicada y de corta extensión. Una de estas células ha sido representada por Sala en la lámina anexa á su trabajo. Las células profundas son más voluminosas, afectan una figura triangular d estrellada y residen en la mitad inferior de la capa molecular (fig. 9 e). Sus ramas protoplasmáticas diver- cen en todos sentidos, dicotomizándose sucesivamente; entre ellas es frecuente ver una ó6 dos expansiones descendentes que, después de cruzar la capa de los granos, se dispersan y acaban en la zona de las células polimorfas. La expansión funcional, más robusta que la de los corpúsculos superiores, afecta una dirección variable, descomponiéndose en numero— sas ramas finas y varicosas que se extienden por la zona molecular. La mayor parte de estas ramitas nerviosas marchan paralelamente á la fascia dentata, alcanzando notable longitud y contribuyendo á complicar el plexo nervioso que comprende todo el espesor de la zona molecular. En general, todas las células de la capa molecular se distin- (3D Cajal.—ASTA DE AMMON. 83 euen por la delgadez de las expansiones protoplasmáticas y la carencia de apéndices espinosos 6 de notables desigualdades en el contorno de estas. En ocasiones, la diferencia entre el Fig. 9.—Corte de la fascia dentata del conejo de un mes, Método de Cox. a, pequeña célula de la capa molecular; f, y, h, e, células nerviosas de cilindro-eje corto; j, cé- lula cuyo cilindro-eje corto se arborizaba en la capa de las células polimorfas; m, DO abs células de cilindros-ejes descendentes; p, célula fusiforme horizontal. cilindro-eje y dichos apéndices es tan escasa, que cuesta trabajo pronunciarse acerca de su existencia; reconocién— dose aquel más que por su delgadez y lisura, por la propie— dad de emitir colaterales en ángulo recto. En muchos corpús— culos la expansión funcional no puede ser apreciada; sin embargo, no cabe excluir en este caso un defecto de impreg- nación (figuras 9 a, b, d). En suma, las células nerviosas de la capa molecular, exceptuando los granos dislocados, son los corpúsculos de los centros cuyo cilindro-eje es más corto y exhibe una arborización terminal más pobre. CAPA DE LOS GRANOS Ó DE LAS CÉLULAS OVOIDEAS.—Consta 84 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (32; esta zona en los pequeños mamiferos (conejo, rata, etc.) de varias hileras de corpúsculos apretados, tan pobres en proto— plasma que. en las preparaciones al carmín, apenas muestran otra cosa que los núcleos. Estos elementos representan morfo- lógicamente los piramidales de la corteza típica y asta de Ammon, pero poseen también rasgos especiales que autorizan á estimarlos como una variedad de células nerviosas. Carecen, en primer término, de expansiones protoplasmáticas basilares, O si las poseen (como ha indicado recientemente Schaffer) es sólo de manera excepcional; no muestran tampoco tallo proto- plasmático radiado, por lo que el penacho terminal espinoso sufre una suerte de anticipación de origen, brotando del mismo cuerpo celular. Exceptúanse, no obstante, los granos más profundos, que son también los más exiguos, los cuales exhiben un verdadero tallo radial aunque exento de ramifica— ciones y de apéndices espinosos. Por lo demás, nuestras observaciones tocante á la forma, dimensiones, comportamiento de los apéndices protoplasmá- ticos y nervioso de los granos, confirman plenamente las des— cripciones de Golgi, L. Sala y Schaffer. En concordancia con la opinión de este último sabio, nosotros no hemos visto nunca, al menos de manera regular y constante, las expan- siones protoplasmáticas acumularse en torno de vasos ni enlazarse con filamentos de neuroglia; en general, las ramifi- caciones de dichas ramas se distribuyen y terminan en todo el espesor de la zona molecular, aunque la mayor parte llevan un curso más 4 menos ascendente, y acaban junto al límite de la fascia dentata, en un paraje rico en vasos y'en células neuróglicas. Tales ramificaciones ostentan un aspecto fuerte— mente varicoso, ofreciendo en muchos sitios asperezas latera— les espinosas 6 claviformes, conforme ha descrito Schiffer, dis- posición que, por otra parte, no falta jamás en toda zona ner- viosa donde se ponen en contacto apéndices protoplasmáticos con fibras nerviosas terminales ameduladas (véase fig. 10 A). El cilindro-eje es descendente y fino, atraviesa flexuosa— mente la zona de las células polimorfas, gana en espesor al llegar á la capa molecular de las gruesas pirámides y, unas veces al nivel de estas y otras en un plano más superior, se continúa con una fibra musgosa horizontal (fig. 10 b). No es raro ver dicho cilindro-eje dicotomizarse encima de (33) Cajal. —ASTA DE AMMON. 85 las gruesas pirámides del hileo, marchando cada rama en dirección opuesta: una de ellas (por lo común la más delgada) Fig. 10.—Corte de la fascia dentata y región del hileo del asta de Ammon. A, capa molecular; B, capa de los granos; C, zona plexiforme ó parte superior de la de las células polimorfas; D, capa molecular del asta de Ammon; E, capa de las gruesas pirámides de este órgano; a, grano dislocado; b, fibra musgosa; d, grano con expan- sión protoplasmática descendente; c, cilindros-ejes; e, colaterales ascendentes de los cilindros ejes de los granos; f, cilindro-eje de un grano dislocado; h, bifurca- ción del cilindro-eje de los granos; i, fina rama colateral inferior de una de estas expansiones. camina hacia el interior del hileo, perdiéndose entre los cuer— pos ú tallos de dichas células; y la otra se extiende hacia fuera €6 ANALES DE HISTORIA NATURAL. j (31) ó sea en la dirección de la región anterior del asta de Am-— mon (h). Durante el paso de este cilindro-eje por la mitad externa de la zona de las células polimorfas (capa plexiforme 6 molecular profunda) suministra 4,56 más colaterales finas, flexuosas, varicosas, en ocasiones engruesadas por fuertes granos y aun por verdaderas rosáceas. Semejantes colaterales, que han sido bien descritas por Golgi, Sala y Schaffer, constituyen en la porción externa de la capa de los corpúsculos polimorfos, un plexo tupidisimo (fig. 10 C) especialmente acumulado en torno de los elementos de esta zona. En el trayecto ulterior del cilin- dro-eje las colaterales son muy raras: con todo, alguna vez se las observa, advirtiéndose que siguen un curso recurrente, aca- bando por ingresar en la zona de los corpúsculos polimorfos para colaborar en la construcción del mencionado plexo (figu— ra 10 e). Como ha indicado L. Sala, el trayecto ulterior de estos cilin- dros ejes (desde la zona molecular de las gruesas pirámides del hileo en adelante) presenta un aspecto varicoso, suma—- mente característico. En buenas impregnaciones del asta de Ammon del conejo de ocho días 6 del conejillo de Indias recién nacido, se echa fácilmente de ver que no se trata solamente de excrecencias redondeadas 6 irregulares, sino de acúmulos pro- toplasmáticos ya triangulares, ya estrellados, de cuyos angulos brotan, unas veces apéndices divergentes cortos y groseros, otras hilos finos bastante largos acabados á favor de una nu— dosidad. En suma, aquí vemos reproducida de manera perfecta (acaso menos acentuadamente) la disposición que nosotros des- cubrimos en ciertas fibras ramificadas, las llamadas M4sy0sas del cerebelo; por lo cual en adelante y para evitar perifrasis aplicaremos esta misma designación á los cilindros—ejes de los granos de la fascia dentata. En algún caso, de dichos espesa= mientos parte una fibra descendente terminal que alcanza hasta la parte inferior del cuerpo de las gruesas pirámides, acabando libremente. ¿Dónde terminan las fibras musgosas de la fascia dentata? Según L. Sala, dichas fibras dirígense hacia la parte gruesa del asta de Ammon, donde constituyen un robusto haz, que caminaría por encima de las pirámides gigantes, para bifur— carse al nivel del borde supero-anterior de la /ascia dentata y (35) Cajal.—ASTA DE AMMON. 87 formar dos corrientes: una inferior, que se pierde en las fibras del alveus y fimbria; otra superior, que origina el fascículo blanco superficial de la fascia dentata y zona muclearis del asta de Ammon. En opinión de Schaffer, todos los cilindros—ejes de los granos, una vez llegados á las gruesas pirámides del hileo, serpentea—- rían, ya por encima, ya por debajo de estas para dirigirse hacia adelante, es decir, hacia la región del asta de Ammon subya- cente á la fimbria, donde constituirían, doblándose repentina— mente, un manojo longitudinal, colocado por cima de las grue— sas pirámides, en una región que podría llamarse vacuolada por presentarse sembrada en los cortes teñidos al carmín ó hematoxilina, de numerosos huecos 0 vacuolas. Esta región supra-piramidal ha sido ya notada y distinguida por los auto- res y corresponde á la capa lucida de Honeggers. Los resultados de nuestras observaciones recaídas en muchos centenares de cortes perfectamente teñidos, coinciden comple— tamente con la descripción de Schaffer. En nuestro concepto, todos los cilindros-ejes de los granos, sin excepción (para Sala algunos se comportarian como los de las células sensitivas de Golgi), descienden sin perder su individualidad á la capa de las gruesas pirámides (región inferior del asta de Ammon) en donde marchan reunidos en fascículos horizontales, ya por entre los cuerpos de estas, ya por debajo de sus bases, pero sobre todo por entre el arranque de sus tallos radiales. Fórmase en estos sitios un plexo apretadísimo, cuyas mallas están ocu— padas por las pirámides ód sus tallos, plexo que se prolonga hasta más allá del nivel de la fimbria, terminando brusca— mente en el comienzo de las pirámides pequeñas (región supe— rior del asta de Ammon); en este punto casi todas las fibras musgosas se hacen longitudinales. Un examen minucioso de este interesante plexo, tal y como aparece en los cortes paralelos á la zona de las gruesas pirá— mides, revela aleunos detalles importantes: en primer término, el camino de las fibras musgosas no es directo hacia adelante, sino que presenta grandes flexuosidades para acomodarse á las convexidades é irregularidades de las pirámides; en segundo lugar, dichas fibras no se limitan á pasar por cima de estos corpúsculos, sino que se encajan ó incrustan en las irregulari- des 6 escotaduras que, según más atrás expusimos, exhibe una 38 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (367 parte del cuerpo y sobre todo el tallo ascendente de los mismos; en aleún caso hemos logrado comprobar que el contacto entre las fibras y células tiene lugar, de preferencia, al nivel de las excrecencias musgosas, las cuales se engastan en las escota— duras del contorno protoplasmático a fin de establecer una rela- ción tan intima como la que se mantiene en el cerebelo entre las fibrillas paralelas y las escotaduras colaterales de la arbo- rización protoplasmática de los elementos de Purkinje (1). Es frecuente ver fibras que descienden hasta el 4/veus, tra— zando inflexiones en escalera, pero si se las persigue suficien- temente se advierte que todas sin excepción suben nueva- mente para ingresar en la zona vacuolada del asta de Ammon y constituir el manojo longitudinal de Schaffer. Jamás se logra seguir una fibra musgosa, ni hasta las fibras de la fimbria, ni hasta la zona lacunosa del asta de Ammon, por lo cual nosotros creemos que Sala ha caído en el error de tomar por musgosas, ya fibras colaterales ascendentes de la región de las gruesas pirámides, ya cilindros-ejes de la zona de las células polimorfas de la /ascia dentata, los cuales son real- mente descendentes y se pierden en el 4/vevs y fimbria. Como acabamos de decir, las fibras musgosas, una vez llegadas enfrente de la fimbria, cambian su dirección postero- anterior por la longitudinal, construyendo un ancho manojo, de sección semilunar, que ocupa la zona vacuolada. 1£l examen de los cortes seriados de toda el asta de Ammon, pone de manifiesto que el tal manojo se extiende á toda el asta, desde su remate superior, debajo del cuerpo calloso, hasta su termi- nación inferior en la región esfenoidal de la corteza, ¿Pero, cómo y dónde terminan las fibras del manojo longi- tudinal? Cuestión es esta que ha atraido vivamente nuestra atención, obligándonos á prolijos estudios de todas las regiones del asta de Ammon, principalmente en sus cabos superior é inferior. Ahora bien, de nuestras numerosisimas preparacio— nes resulta que ni en el cabo superior ni en el inferior de la zona de las gruesas pirámides, sale de la región vacuolada . (1) Esta observación nos sugiere la idea de que acaso en el cerebelo las rosáceas ó: excrecencias musgosas de ciertas fibras vengan á encajar en el hueco de la pequeña arborización protoplasmática de las expansiones de los granos, por cuyo medio seria transmitida á estos la corriente originada en otros centros. (37) Cajal.—AsTA DE AMMON. 89 una sola fibra musgosa, y que hay motivos bastantes para estimar dicho haz longitudinal y sus excrecencias musgosas como una verdadera arborización nerviosa terminal super— puesta al cuerpo y tallos de las gruesas pirámides. Las principales consideraciones que nos han movido á pronunciarnos en tal sentido son: 1.% Las fibras musgosas carecen de mielina, circunstancia que ya han señalado L. Sala y Scháffer; á lo que añadiremos que jamás se ven emerger manojos de fibras meduladas ni de los dos cabos (superior é€ inferior) del haz longitudinal, ni del curso de éste á lo largo del asta de Ammon: 2." Las fibras MUEYOSAS del cerebelo representan arboriza— ciones terminales, ya que jamás se prolongan con cilindro- ejes de células de este órgano. Discurriendo por analogía, parece muy probable que las del asta de Ammon representen también arborizaciones terminales, y que, como las cerebelo- sas, acaben tras un curso más ú menos largo á favor, ya de una varicosidad, ya de una rosácea ú intumescencia orlada de apéndices irradiados y groseros. En muchas fibras se com- prueba que la impregnación cesa positivamente al nivel de una excrecencia. 3." No existe fibra musgosa que tarde Ó temprano no se ponga en íntimo contacto con cuerpos ó tallos de las gruesas pirámides, y, recíprocamente, no hay gruesa pirámide que no se conexione al nivel de sus excrecencias verrucosas con un número considerable de fibras musgosas. 4.* En todas las alturas del asta de Ammon, la región de las gruesas pirámides tiene enfrente la concavidad de la /ascia dentata, como si ambas regiones constituyesen un todo anató- mico y funcional invariable. De las anteriores consideraciones se deriva una conclusión importante: que los granos de la fascia dentata, si por un lado tienen caracteres morfológicos que les aproximan á las pirá- mides cerebrales, por otro les separan de éstas diferencias notables. La más saliente consiste en que los cilindros-ejes de los granos no van á la sustancia blanca ni colaboran á la formación de los sistemas de fibras de proyección y comisu- ral, sino que representan un sistema particular de fibras desti- nado á relacionar los granos de la /ascia dentata con las gruesas pirámides de la región inferior del asta de Ammon. 20 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (38) CAPA DE LAS CÉLULAS POLIMORFAS.—Esta zona, que Schaffer ha comparado acertadamente con la del mismo nombre de la corteza cerebral, limiítase hacia la superficie por la hilera más profunda de los granos, y por abajo toca y se adhiere intima- mente á la capa molecular ó plexiforme de la porción terminal adelgazada del asta de Ammon. La zona de las células polimorfas puede subdividirse en tres estratos secundarios que son, de fuera adentro: capa limitante ó de las células piramidales, capa media ó plexiforme, capa profunda ó de las células fusiformes. Excepto la limitante, que está en gran parte confundida con la de los granos, estas subzonas aparecen más 6 menos correctamente separadas en los cortes teñidos al carmín 6 hematoxilina. En ellos se mues- tra la subzona media. ancha, de aspecto plexiforme y pobre en células, mientras que la subzona inferior se revela como una faja estrecha compuesta de corpúsculos fusiformes ó estrella— dos arreglados en una d dos hileras desiguales. Fig. 11.—Corte de la fascia dentata del conejo de un mes. Método de Cox. a y b, cuer- pos celulares; c, cilindros-ejes. A, capa molecular; B, capa de los granos. Subzona limitante.— Contiene una hilera discontinua de corpúsculos que pueden distinguirse en dos especies: células (39) Cajal.—ASTA DE AMMON. 91 de cilindro-eje ascendente y células de cilindro-eje des- cendente. a. Las células de cilindro-eje ascendente poseen caracteres muy típicos. Son en su mayor parte piramidales, con la base inferior enclavada en la parte externa de la zona de células polimorfas y el cuerpo y tallo radial alojado entre los granos (fig. 11). En ellas hay que considerar el tallo ú tallos periféri—- cos, las expansiones basilares y el cilindro-eje. El tallo radial es grueso, casi liso, penetra perpendicular— mente en la capa de los granos, y, ya en ésta, ya en plano más periférico, se divide en dos 6 más ramas lisas que se separan en ángulo agudo y terminan, después de tornarse varicosas, en lo alto de la capa molecular. No es raro ver el tallo radial dividirse, en su mismo arranque, en dos gruesas ramas ascendentes lisas que conservan su individualidad hasta el remate superior. A veces, los dos tallos ascendentes dimanan de puntos algo dlistantes del cuerpo celular, con lo cual este adquiere, en vez «le la forma piramidal típica, una figura más ó menos estre— Mada (fig. 12 d). Las expansiones basilares son tres 6 más, siendo frecuente ver que dos proceden de los lados y una del centro de la base celular. Estas ramas se distinguen por un aspecto fuertemente varicoso, y por su relativa cortedad. En ocasiones, las varico— sidades son tan gruesas y los puentes de unión tan cortos, que dichas ramas semejan un rosario. La terminación de los apéndices laterales tiene lugar en la zona limitante misma, descendiendo rara vez, mientras que el basilar central puede bajar ramificándose hasta la subzona profunda. El cilindro-eje nace pocas veces del cuerpo celular; lo común es que proceda, ora de la parte lateral del tallo ascendente, ora del paraje en que éste aborda la capa molecular. Durante su curso ascendente, dicha expansión funcional es delgada y no suministra colaterales; pero en cuanto gana la parte más profunda de dicha zona adquiere mayor espesor y se dobla bruscamente para correr horizontalmente, y durante grandí- simo trecho, por encima de los granos. En ciertos casos, al nivel de su inflexión, el cilindro-eje se bifurca, apartándose las ramas en opuesta dirección. Cualquiera que sea la forma de esta primera ramificación, 92 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (40) el comportamiento ulterior de los gruesos ramos es el mismo; tras un curso, á menudo larguísimo y flexuoso, se descomponen en una arborización varicosa descendente que se pierde entre LA 7 Ne DE cd aDol E ASIA 7 > G Vo Fig. 12.—Corte de la fascia dentata del conejo de ocho días. Método de Golgi. A, capa molecular; B, capa de los granos; C, subzona plexiforme; D, subzona de las célu- las irregulares. a, grano dislocado; b, célula de cilin*ro-e,e corto; d, célula de- cilindro eje ascendente ramificado entre los granos; e, f, otras cuyas expansiones nerviosas se arborizan en la capa molecular; h, célula de cilindro-eje corto; j, g, cé-- Julas de prolongación nerviosa descendente. los granos subyacentes; mientras que de su trayecto horizon— tal proceden, en ángulo recto, numerosas colaterales descen— dentes que, dividiéndose y subdividiéndose repetidamente, acaban por resolverse en ramúsculos varicosos libremente ter- minados en los intersticios de la zona de los granos. Del conjunto de las ramas gruesas y de los ramúsculos terminales de los cilindros-ejes ascendentes, se forman dos plexos nerviosos de gran riqueza y complicación: UNO, $upra- granular, situado en el cuarto inferior de la zona molecular, y constituido por la reunión y entretejimiento de multitud de ramas nerviosas horizontales; otro, intergranular, mucho más fino y tupido, compuesto del entrecruzamiento de los infinitos ramúsculos secundarios y terciarios de las ramas horizontales. (41) Cajal.—ASTA DE AMMON. 93 Este último plexo no abarca todo el espesor de la zona de los granos, sino la mitad ó los dos tercios externos; y es tan tupido, que en los cortes bien teñidos por el método de Cox ó el de Golgi, aparece como un fieltro apretadísimo en cuyos huecos ovoideos y claros se alojan los cuerpos de los granos. Hacia abajo el plexo ofrece más laxitud y se termina por multitud de hilitos varicosos descendentes ú oblicuos, acabados por una intumescencia (fig. 11 y 12 m, y sobre todo la 14 B). Las células piramidales que acabamos de exponer, corres— ponden completamente á una de las dos variedades de corpús- culos de cilindro-eje ascendente que residen en el asta de Ammon (aquellas cuyas ramitas nerviosas forman plexos peri- celulares). Su misión parece ser asociar ó poner en acción un número considerable de granos. b. Las células de cilindro-eje descendente son mucho más raras que las precedentes; su figura es estrellada ó fusiforme, y sus apéndices protoplasmáticos marchan más 6 menos hori- zontales, dividiéndose y subdividiéndose en la subzona media ú plexiforme y mostrando un contorno dentellado. Alguna de estas expansiones puede ingresar en la zona de los granos, como se verá en la célula de la fig. 9, m. En cuanto al cilindro- eje, brota unas veces del cuerpo, otras de una rama protoplas- mática, y, descendiendo á través de las zonas subyacentes, in- gresa en el 4/veus. Subzona plexiforme.—Es espesa, de aspecto plexiforme en las preparaciones teñidas al carmín, y contiene esparcidos irregu- larmente en su trama tres especies de corpúsculos nerviosos: células de cilindro-eje ascendente; células de cilindro-eje des— cendente; células de cilindro-eje corto ú sensitivas de Golgi. a. Las celulas de cilindro-eje ascendente son de forma varia, dominando la elobulosa con expansiones divergentes (figu- ra 12 d, o, e). Excepcionalmente afectan figura en huso, dirigida ya vertical, ya oblicuamente (fig. 12 f). Los apéndices protoplas- maáticos divergen en todos sentidos, ramificándose en el espesor de la zona plexiforme; pero es frecuente encontrar células que además de los apéndices horizontales y divergentes, emiten uno, dos ó más de curso ascendente, ramificados, á la manera de los de los corpúsculos piramidales más atrás descritos, en lo alto de la capa molecular. Finalmente, alguna vez se en— cuentran células exactamente iguales á las piramidales de 94 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (42) cilindro-ascendente sin otra diferencia que, en lugar de yacer en la capa limitante, residen más abajo en plena subzona ple- xiforme (fig. 11 b). El cilindro—eje de casi todas estas células surge de lo alto del cuerpo 6 de una gruesa rama protoplasmática, cruza la capa de los granos, aborda la molecular y, á distintas alturas de ésta, se bifurca para producir una extensa ramificación de ramitas horizontales (fig. 12 n). Los cilindros-ejes cuya bifurcacion 6 ramificación ocurre en el cuarto inferior de la zona molecular contribuyen á formar el plexo que en este paraje existe y pueden suministrar ramificaciones descendentes para el plexo intergranular. b. Las células de cilindro-eje descendente, residen en todo el espesor de la subzona media ó plexiforme, aunque abundan más hacia su mitad profunda. Exhiben aspecto fusiforme 6 estrellado y sus expansiones protoplasmáticas, notables por su eran longitud y aspecto velloso, marchan por lo común hori— zontalmente sin invadir jamás la zona de los granos. El cilin— dro-eje es robusto, baja casi rectilíneamente hasta la región del hileo, y se continúa con una fibra del 4/vevs; en su trayecto por la región subyacente (zona molecular superpuesta á las grandes pirámides del asta de Ammon) emite una, dos d tres colaterales finas recurrentes, que, ascendiendo hasta la sub- zona plexiforme de la /ascia dentata, se terminan en ésta por una extensa ramificación varicosa (fig. 9 m, n). c. Células de cilindro-eje corto.— Son, por lo común, de forma estrellada, y sus expansiones protoplasmáticas marchan en todos sentidos; algunas de ellas ganan la capa molecular de la fascia dentata, donde se ramifican dicotómicamente. Su cilindro-eje ofrece una dirección variable, á menudo algo hori- zontal, y se resuelve en seguida en un número considerable de ramitas varicosas, que contribuyen á complicar el plexo intercelular de la subzona plexiforme. Las ramitas de esta arborización marchan, á veces, en dirección paralela á la /ascia dentata, alcanzando una gran longitud y suministrando rami- tas ascendentes que se consumen en la zona molecular, es decir, por encima de los granos. Subzona de las células fusiformes.—Es la capa límite de la fascia dentata y se relaciona por abajo con la zona molecular de las gruesas pirámides del asta de Ammon. Contiene esta (43) Cajal.—ASTA DE AMMON. 95 subzona varios tipos celulares: los corpúsculos estrellados de cilindro-eje descendente; los fusiformes de cilindro descen— dente; y células estrelladas ú sensitivas de Golgi, de amplia arborización nerviosa. a. Las células estrelladas o triangulares, son aplastadas en sentido vertical y sus expansiones protoplasmáticas, muy nu- merosas y dicotomizadas, marchan de preferencia en el mismo sentido que la zona en que habitan, ramificándose por el espe- sor de la subzona plexiforme y mostrando un contorno nota— blemente espinoso. El cilindro-eje es grueso y parte comunmente de la cara inferior del cuerpo celular (fig. 12 e, j); desciende en seguida a través de la zona molecular del asta de Ammon, cruza las gruesas pirámides é ingresa en el a/veus. En su trayecto sumi- nistra alguna que otra colateral, que remonta la zona molecular del asta de Ammon y retrocede hasta la misma subzona de las células que estudiamos, donde se resuelve en finas ramitas. b. Células fusiformes horizontales.—Son corpúsculos de me- diano tamaño situados concéntricamente en el confín inferior de la zona de las células polimorfas; de sus polos surgen expan- siones, primero simples, luego ramificadas que se pierden en el espesor de la subzona que estudiamos. Sus ramas protoplas- máticas difieren de las de los corpúsculos triangulares d estre- llados en que no exhiben el contorno espinoso ni tienen ten— dencia á ascender. El cilindro-eje es descendente, partiendo comunmente de un tallo polar, y baja luego más 6 menos oblicuamente para ingresar en el 4/veus. En su camino sumi- nistra, para la zona molecular del asta de Ammon 0 acaso tam- bién para zonas más altas, dos ú tres colaterales (fig. 9 p). Por lo demás, estas células fusiformes han sido ya mencionadas por Sala y Schaffer, pero sin precisar su situación, ni haber puesto en claro el comportamiento del cilindro-eje. Es cierto que L. Sala parece haberlo impregnado, pero la cortedad del que representa en una de sus figuras, y la opinión que expone de que dichos cilindros-ejes pertenecen al segundo tipo de Golgi, resolviéndose en una red que vendría á complicar la existente al nivel de la subzona plexiforme, nos parecen demostrar que no ha logrado impregnarlos suficientemente. c. Células triangulares d estrelladas de cilindro—eje corto.— Tal aparecía el corpúsculo representado en /, fig. 12. Hacia lo 96 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (14) alto, dirigía un apéndice protoplasmático que se terminaba en la parte superior de la capa molecular, y de un lado nacía un cilindro-eje que no tardaba en consumirse en numerosas rami- tas destinadas á la subzona plexiforme. Como podrá verse en la fis. 13, ciertos cilindros-ejes cuyas ramas radiadas se espar- cen por la zona molecular, provienen verosímilmente de estos mismos, 6 de una variedad muy próxima de estos corpúsculos. Finalmente, se ven células piramidales 6 triangulares pro- vistas de uno ó dos apéndices protoplasmáticos destinados á la zona molecular (fig. 10 r, q) y de varios horizontales y descen- dentes, que se consumen, ya en la subzona que estudiamos, ya en la capa subyacente del asta de Ammon. El cilindro- eje es descendente y marcha al //veus. Probablemente, ciertas células alargadas y radiales, que Schaffer ha descrito en la zona de los corpúsculos polimorfos, corresponden á esta varie— dad morfológica. Fibras nerviosas de la capa molecular de la fascia dentata — Esta zona contiene un número infinito de ramificaciones ner- viosas finas, más 6 menos horizontales, que constituyen un plexo tupidísimo cuyas mallas rellenan las expansiones proto- plasmáticas de los granos y las de algunos corpúsculos de la zona de las células polimorfas. Estas fibras reconocen los si- guientes origenes: 1.?”, ramificaciones terminales nerviosas de los corpúsculos yacentes en la misma zona molecular; 2.*, ra— mitas colaterales de la expansión nerviosa de algunos granos dislocados; 3.”, ramas terminales nerviosas de las células de cilindro-eje ascendente; 4.”, ramas terminales de cilindros-ejes del tipo sensitivo de Golgi, cuyas células de origen yacen en la zona de los corpúsculos polimorfos; 5.”, fibras nerviosas Co- laterales y terminales de la substancia blanca del álveo. Sobre estas dos últimas especies de fibras vamos á apuntar algunos detalles. Como puede verse en la fig. 13 a, e, de la zona de las células polimorfas surgen ciertas fibras nerviosas gruesas, amplia- mente ramificadas, cuyos robustos ramos caminan ya oblicua, ya horizontalmente, en una extensión considerable de la subzona plexiforme; tales ramos, después de abandonar algu- nas colaterales para esta última, ganan, siguiendo distintos y á veces muy distantes radios, la capa molecular, donde se terminan á favor de extensas arborizaciones especialmente (45) Cajal. —ASTA DE AMMON. ¡ 97 acumuladas en la mitad externa de dicho estrato. En ciertos casos, la ramificación terminal de los tales cilindros-ejes alcanza Fig. 13.—Corte de la fascia dentata. a, b, e, cilindros-ejes de arborización complicada cuyas ramas ascendían á la zona molecular; e, granos inferiores embrionarios; f, célula estrellada de la capa molecular (conejo de cuatro días). tanta latitud, que puede extenderse á un tercio 6 más de la circunferencia de la fascia dentata (fig. 13 C). ¿De dónde proceden semejantes cilindros-ejes? La circuns- tancia de no rebasar nunca los tallos de origen la subzona de los corpúsculos fusiformes (por excepción llegan algo más abajo), y la observación, varias veces confirmada de la existen- cia, en esta subzona 6 en la superpuesta inmediata (capa plexiforme), de células estrelladas cuyo cilindro-eje se ramifica en gran extensión de la capa de los corpúsculos polimorfos, produciendo ramitas que tienden á subir hacia los granos, nos inclinan á estimar las extensas arborizaciones citadas de la capa molecular, como la continuación de las ramitas nerviosas de estos últimos elementos. Además de estas fibras, á la /fascia dentata Megan también colaterales y terminales de la substancia blanca, aunque la mayoría de estas fibras no pasa de la capa molecular del asta de Ammon subyacente (fig. 14). 0] ANALES DE HIST. NAT. — XXII. 98 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (46) Las ramitas colaterales se distinguen en finas y gruesas: estas proceden generalmente del trayecto descendente del cilindro-eje de las gruesas pirámides del hileo, y se ramifican Ñ NS ES Ln e DEN 4 ins SN E OSA SS IS 7 EIN e AS E ad CAS SS SÓ A y) Lar SA SON LT h YA Pa! 159 A y / EL a Fig. 14,—Fibras nerviosas de la fascia dentata y asta de Ammon subyacente. Método de Golgi. Conejo de diez días. A, capa molecular de la fascia dentata; B, capa de los granos; C, capa de los corpúsculos polimorfos; D, capa molecular del asta de Ammon (región del hileo); E, capa de las gruesas pirámides cruzada por las fibras musgosas; F, stratum oriens; G, substancia blanca continuación del álveo. a, fibras probablemente terminales para la zona molecular; b, colaterales de la substancia blanca; c, colaterales de la substancia blanca para la subzona plexiforme de la fas- cia dentata; d. plexo de colaterales en la capa molecular del asta de Ammon; €, £, colaterales que cruzan las gruesas pirámides; f, colaterales para el stratum oriens; i, alveus; m, cilindros de los granos y su plexo superpuesto de colaterales; o, plexo nervioso supra é intergranular.—Nota: la izquierda de la figura contiene las cola- terales y terminales de la substancia blanca, y la parte derecha los plexos forma- dos por los cilindros-ejes (y colaterales de estos) pertenecientes á las células ner- viosas autoctonas de la fascia dentata. ampliamente por todo el espesor de la zona molecular de la región inferior del asta de Ammon, donde constituyen un plexo apretadísimo (fig. 14 h, d); las colaterales finas dimanan (47) Cajal. —ASTA DE AMMON. 99 (en su mayor parte al menos) de las fibras de la substancia blanca, y se terminan asimismo en la citada capa molecular, no sin haber emitido algunos ramitos para el siratum oriens. Algunas colaterales agotarían sus ramillas en este estrato sin abordar las zonas superpuestas. El plexo de colaterales de la región del hileo del asta de Ammon no termina bruscamente hacia arriba, es decir, en la frontera profunda de la /ascia dentata. in las buenas impreg- naciones, donde las colaterales de la substancia blanca se muestran casi exclusivamente tenidas, se advierte que, del plexo de la capa molecular superpuesta á las pirámides del hileo, surgen siempre algunos finos ramitos que, salvando la subzona de los corpúsculos fusiformes de la /ascia dentata, se terminan por delicadas y flexuosas arborizaciones en la sub- zona plexiforme, complicando así el plexo tupidísimo de fibras nerviosas existentes en este paraje. Semejantes finas fibritas no traspasan nunca la zona de los granos (fig. 14 c). En cuanto a las fibras nerviosas terminales llegadas de la substancia blanca, son pocas en número, difíciles de impregnar y todavía más de perseguir, por consecuencia del curso tortuoso y complicadisimo que muchas de ellas afectan al nivel de la subzona plexiforme de la /ascia dentata (fig. 14 a). En los casos más afortunados, estas fibras fueron seguidas por abajo hasta la substancia blanca, y por arriba hasta la zona molecular donde acababan por una extensa arborización varicosa y más 0 menos horizontal. La fibra reproducida en « (fig. 14), era espesa y representaba verosímilmente un tubo ascendente de la substancia blanca; las fibras representa- das en 6 eran mucho más finas, no parecian ramificarse en la zona molecular, y aunque fueron seguidas hasta la substancia blanca, no pudo resolverse de manera categórica si represen- taban tubos nerviosos terminales 6 colaterales muy robustas y largas del álveo. Por lo demás, estas fibras no parecen suministrar ninguna colateral en su tránsito por la subzona plexiforme, en lo que se diferencian de los cilindros-ejes de los granos y de las fibras nerviosas de las células del tipo sensitivo ó de Golgi. Luigi Sala ha mencionado también la existencia de fibras nerviosas ascendentes, distribuidas por la capa de las células polimorfas de la fascia dentata y procedentes del álveo donde 100 ANALES DE HISTORIA NATURAL. y se continuarian con tubos nerviosos sensitivos. Al nivel de la subzona plexiforme de aquel órgano, dichas fibras se anasto— mosarian con las colaterales de los cilindros-ejes de los granos, y de la red asi formada podrían originarse filamentos ascen— dentes que se ramificarían en el espesor de la zona molecular.. lenoramos si algunas de esas fibras ascendentes llegadas del a/veus, que Sala describe, corresponde á nuestras fibras terminales del álveo 6 á colaterales de la substancia blanca cuyo origen no fué determinado. En los dibujos de este sabio, una de las fibras ascendentes parece continuarse con un tubo varicoso descendente, análogo al cilindro-eje de los granos. Por nuestra parte, no hemos podido nunca comprobar la exis— tencia de la citada red ni la de esas fibras musgosas ascenden-- tes que se comportarian en la /ascia dentata á la manera de los tubos nerviosos del tipo sensitivo de Golgi. Tampoco nos: ha sido dable confirmar otro aserto de Sala, a saber: que una parte de las fibras meduladas más periféricas de la zona mole- cular de la fascia dentata (capa blanca superficial de L. Sala) reconocerían por origen cilindros-ejes de pirámides gigantes del asta de Ammon. En nuestra opinión, la mayor parte de las fibras meduladas de la citada región, dimanan ya de las células de cilindro-eje ascendente, ya de las fibras terminales arribadas de la substancia blanca: no excluímos en absoluto las arborizaciones nerviosas de los corpúsculos estrellados de la capa supradicha, aunque la delicadeza de las mismas no deponga muy en favor de la admisión de un revestimiento medular. ¿Participarian también, como asegura Schiffer, en la cons— trucción de la capa molecular de la /ascia dentata, colaterales recurrentes del cilindro-eje de los granos, suministradas al nivel de la subzona plexiforme de este órgano? Un atento examen de dichas colaterales no parece autorizar esta partici- pación: de existir, debe ser cosa notablemente rara. Si, después de examinar atentamente las fibras nerviosas reveladas por el cromato de plata, estudiamos el comporta— miento de los tubos medulares de la /ascia dentata en prepara- ciones ejecutadas por el proceder de Weigert-Pal, pronto echa- remos de ver, que la mayor parte de aquellas fibras carecen de vaina medular. Poseen, sin embargo, como ya hemos dicho, cubierta de mielina los cilindros-ejes ascendentes de la sub—- (49) Cajal. —ASTA: DE AMMON. 101 zona limitante y subzona plexiforme, así como muchas de las ramas horizontales constitutivas del plexo nervioso supragra— nular (fig. 7b); la contienen también verosímilmente las ramas terminales destinadas á la capa molecular emanadas tanto de la substancia blanca como de los cilindros-ejes de las células sensitivas de Golgi; añadamos aún los cilindros-ejes descen— dentes de todas las células de la capa de los corpúsculos poli- morfos. Pero carecen de vaina medular, como han hecho notar Sala y Schaffer los cilindros-ejes de los granos, así como sus colaterales, las ramillas del tupido plexo intereranular, y probablemente también las arborizaciones diminutas de los pequeños corpúsculos nerviosos de la zona molecular. En fin; toda rama fina varicosa con caracter de terminal está exenta de mielina; todo cilindro-eje (excepto el de los granos) de paso, ó rama espesa lejana de su arborización varicosa final, posee dicha cubierta. Neuroglia de la fascia dentata (fig. 15).—Contiene la /ascia dentata dos especies de células neuróglicas: las estrelladas y las fusiformes ó alargadas. Las estrelladas yacen de preferencia en el limbo periférico de la capa molecular; han sido bien estudiadas por Sala que ha comparado oportunamente estos corpúsculos con los que se ven en la zona molecular de la corteza típica. Las células fusiformes 6 alargadas residen entre los granos, pero más especialmente por debajo de estos, constituyendo una ó dos hileras irregulares (fig. 15 e, b). Estos corpúsculos se im- pregnan facilmente en el conejo recién nacido, y por su forma y dirección, pueden compararse con los alargados de la zona de los corpúsculos de Purkinje del cerebelo. Los hay ovoideos, provistos de una sola expansión radial que, penetrando en la capa molecular, se descompone en un penacho de hilos, fuerte- mente varicosos y guarnecidos de excrecencias laterales; otros “son fusiformes ú triangulares, prolongándose inferiormente -£on uno ú dos apéndices cortos, groseros, fuertemente varico— sos y emitiendo hacia la periferia un tallo radial arborizado en forma de escoba. Cualquiera que sea la figura del cuerpo HAS 2 > $ NES > e A ANO MS BOSA SINN y 22 >=> == AS Fig. 16.—Corte frontal del cuerpo calloso y de la unión de las dos astas de Ammon del conejo. La sección pasa un poco por delante del contacto medio de estos órganos. Método de Golgi. A, cuerpo calloso; B, comisura de las dos astas de Ammon; C, manojo longitudinal de substancia blanca; D, colaterales ascendentes de la co- misura; G, región inferior ó de las gruesas pirámides del asta de Ammon; E, región superior ó de las pirámides pequeñas; F, plexo de fibras musgosas. culos nerviosos, fusiformes ú estrellados, cuyas expansiones marchan entre las fibras nerviosas que cortan en todas direc— ciones; sus cilindros—ejes, bastantes espesos, nos ha parecido que caminaban en sentido antero—posterior, es decir, en la dirección de los citados fascículos. A este ganglio intermedio (fio. 16 C) vienen á parar algunas colaterales ascendentes del manojo comisural (D). Los cortes frontales más posteriores ofrecen los extremos del asta de Ammon casi en intimo contacto, reservándose por arriba un espacio triangular estrecho para el manojo comisu— ral más débil en este paraje. La /ascia dentata se muestra á los lados cortada oblicuamente y constituyendo una eminencia en la cara inferior del asta de Ammon. Si el corte interesa un plano más posterior, la /ascia dentata ocupa la parte inferior é interna, y ofreciendo, como siempre, dos paredes ó lados, 4 inferior 6 periférico, superior ó intersticial. La concavidad (33) Cajal.—ASTA DE AMMON. 105 mira hacia fuera, y en ella ingresa la región de las gruesas pirámides del asta de Ammon. El manojo calloso longitudinal está netamente dividido en dos partes, exhibiendo 4 6 5 islotes celulares, mientras que el manojo comisural aparece notable— mente disminuido de espesor. Finalmente, los cortes frontales que pasan por detrás de la Jascia dentata muestran junto á la línea media la sección transversal de aquella prolongación adelgazada que, según expusimos más atrás, envía dicho órgano hacia la parte poste- rior. Se advierte, sobre todo en el ratón, donde los picos de las Jfascias dentatas se aproximan notablemente, que las capas moleculares están separadas por un fino tabique medio, no continuandose los elementos del lado derecho con los del izquierdo. Los cortes horizontales y antero-posteriores son también muy demostrativos. Los más altos y superficiales muestran en la línea media los manojos transversales del cuerpo calloso, y á los lados la sección tangencial de la corteza superior del asta de Ammon. Las secciones más profundas, es decir, las que no interesan ya al cuerpo calloso, presentan admirablemente claras las fibras comisurales del asta de Ammon, comprobán— dose que provienen de toda la región superior de la corteza de este órgano. Estas fibras, que son finas y varicosas á la manera de las callosas, se asocian en fascículos que se entrecruzan en la línea media para pasar á regiones algo distintas de la superficie alta del asta del lado opuesto. Las fibras comisurales suministran alguna vez, en cuanto llegan al territorio del asta de Ammon y después de cruzar la línea media, algunas finas colaterales que ingresan en el alveus de la región de las pirámides pequeñas óÚ superiores. En la sustancia del álveo, las fibras comisurales suelen ocupar la capa más superficial, distinguiéndose generalmente de los cilindros-ejes de las pirámides por ser mucho más delicadas y varicosas. Como ya en otra ocasión manifestamos, este carácter presta verosimilitud á la hipótesis de que, si no todas, una buena parte de dichas fibras comisurales representan colaterales de los cilindros-ejes de las pirámides. - Después de cruzar la línea media, pasando las posteriores adelante y las anteriores atrás, estas fibras comisurales podrían 106 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (54) poner en presencia regiones, no sólo simétricas sino asimétri- cas, de las dos astas de Ammon. Puede también admitirse que, á semejanza de lo que ocurre en la médula espinal y verosií- milmente en la corteza cerebral, se incorporen á la comisura algunos cilindros-ejes directos. No sabemos si en la construcción de esta comisura partici- pan las gruesas pirámides de la región inferior de la corteza; en caso afirmativo, deben ser pocas las fibras que de este pa— raje provengan, pues en los cortes, tanto frontales como hori- zontales de la zona de unión de ambas astas, la inmensa ma- yoría de las fibras comisurales emana de la región superior 0 de las pirámides pequeñas. (Véase fig. 16). Por lo demás, no deben confundirse estas fibras comisurales con aquellas otras que, proviniendo del cuerpo calloso, consti- tuyen en el subiculum un grueso haz que se extiende, adelga- zándose, por la parte superior del «4/veus. Estas fibrillas deben tener por misión poner en relación el asta de Ammon de un lado con los diversos territorios de la corteza cerebral del opuesto. TERMINACIÓN INFERIOR DEL ASTA DE AMMON.—En su trayecto descendente, el asta de Ammon, fuertemente aplanada junto á la línea media, va tornándose casi cilíndrica, disminuyendo gradualmente de espesor hasta acabar en punta en la cara supero-interna del lóbulo esfenoidal. Los cortes paralelos al asta de Ammon y fascia dentata nos presentan esta última terminando bruscamente en un pico 6 reborde superficial, sin transición ni continuación, ni con la corteza cerebral ni con las pirámides del asta de Ammon. En su concavidad, es decir, dentro del gancho terminal, recibe, como siempre, las gruesas pirámides del asta de Ammon, á las que, según ley invariable, envían los granos próximos sus fibras musgosas. Ninguna de estas fibras salva el hueco de la Jascia dentata para iral álveo ó al subículo. Debajo del reborde terminal de la fascia dentata se ve la corteza del lóbulo esfe- noidal cuyas células, á la manera de las del subículo, se con= tinúan por suaves transiciones con las pirámides pequeñas del asta de Ammon (región superior de este órgano). Para terminar el estudio del asta de Ammon, diremos dos palabras de las propiedades que sus diversas células ofrecen en presencia de los agentes colorantes. (55) Cajal.—ASTA DE AMMON. 107 Ya hace tiempo que Bellonci distinguía las células nervio— sas, según su comportamiento, bajo la acción del ácido ósmico, en corpúsculos que se ennegrecen por este reactivo y corpús- culos que se conservan claros, tomando los primeros por moto- res y los segundos por sensitivos. Otros autores, particular— mente Flesch (1), han llamado la atención sobre estas dife- rencias tintoriales, estableciendo la distinción en células cromoófilas y cromofobas, es decir, elemerttos cuyo protoplasma se tiñe intensamente por la hematoxilina, etc., y elementos que no se coloran. Estas diferencias las atribuye Flesch á estados diversos funcionales de los corpúsculos nerviosos. Anna Gittis (2) ha confirmado estos hechos, y recientemente ha insistido sobre ellos F. Vas (3), con ocasión del estudio de los elementos del gran simpático, tenidos por el proceder de Nissl (4). Nosotros hemos ensayado la coloración de Nissl en el asta de Ammon con resultados parecidos á los anunciados por Schaffer; pero se nos ha manifestado mucho más propicio, para la dis- tinción de las células cromofilas y cromofobas, el carmín de índigo usado según la fórmula de Merckel, aconsejada por Max Flesch (5), en que se combina el carmín borácico con el indio carmín. También aplicamos de preferencia el carmín de índigo después de coloración preliminar con el carmín lítico de Orth. En estas condiciones, y operando sobre cortes finos proce- dentes de cerebros indurados en bicromato potásico, hemos notado que, en casi todos los casos, tanto los granos como las células de cilindro-eje corto del asta de Ammon, permanecen incoloros, mientras que las pirámides y todas las células de cilindro-largo se coloran en azul intenso. En el cerebelo sucede lo propio: casi siempre las células de Purkinje (únicas células (1) FLescH: Bemerkungen uber die Structur d. Ganglienzellen. (Neurol. Centralbl., 1886. ) ' (2) ANNA GuitrTIS: Beitr. z. verglei. Histologie d. periph. Ganglien. Dissert., 1887. (Virchow-Hirsch. Berichte, 1888.) (3) F. Vas: Studien ueber den Bau des Chromatins in der sympathischen Ganglien— zelle. (Arch. f. mikros. Anat. B. 40, H. 3. 1892.) (4) NissL: Tageblatt der 58. Versammlung. (Deutscher Naturforscher und Aerzte. 1885. Strassburg.) (5) M. FLESCH, Zeil. wiss, Mik.; 1884, p. 566; et 1885, p. 349. 103 A ANALES DE HISTORIA NATURAL. (56) de cilindro-largo) se muestran cromófilas, en tanto que las otras (eranos, células de la capa molecular, células de Golgi de la zona de los granos) resultan cromófobas. No rechazamos en absoluto la idea de que estas diferencias dependan de que la muerte sorprendió a las dos especies de células en estado fun- cional diferente; pero, de todos modos, será preciso admitir, que el estado cromófilo es más común en las células de cilin—- dro-largo que en las de cilindro—corto. Un examen atento del protoplasma de las cromófobas y cro- moófilas, enseña que el cuerpo de las primeras es muy transpa- rente, y aparece retraido en el hueco de la substancia intersti- cial; mientras que el de las segundas es más refringente y llena completamente el hueco de dicha substancia. Esta dife— rencia se marca también en las expansiones. Diríase que las cromófilas son ricas en albuminoides y en retículo; mientras que las cromófobas contendrían una débil cantidad de retículo y de inclusiones. ¿Es que las cromófilas son células en reposo que no han gastado sus reservas alimenticias, y las cromófo- bas células á quienes sorprendió la muerte en plena función y cuando sus inclusiones estaban casi agotadas? Sólo ulterio— res investigaciones podrán esclarecer este punto. TT. Subiculum. En los pequeños mamiferos (conejo, conejillo de Indias, ratón) el subiculum no es una verdadera circunvolución, sino una región poco extensa de la corteza elevada en ángulo detrás del asta de Ammon, y sirviendo de tránsito entre este órgano y la cara interior del lóbulo occipital. La porción más saliente del subículo posee todos los carac teres de la corteza típica. En los cortes perpendiculares se observan las capas: molecular, de las pirámides pequeñas, de las pirámides grandes, de los corpúsculos polimorfos, y la de substancia blanca. Al nivel de la unión del subiculum con el asta de Ammon, se advierte el tránsito de las zonas de ambos cuerpos. Las hileras espesas de pirámides del asta de Ammon se aclaran abarcando los cuerpos una zona más extensa; el (57) Cajal.—ASTA DE AMMON. 109 stratum oriens se puebla de células piramidales y de corpúscu- los polimorfos, mientras que la zona molecular (conjunto de las capas radiada, lacunosa y molecular del asta de Ammon), se angosta sucesivamente para adquirir el espesor que dicha capa posee en la corteza típica. Cuando se estudia la capa molecular del subiculuwm en las preparaciones ejecutadas según el método de Weigert-Pal, se ve que la constituyen un gran número de fibras meduladas relativamente espesas, las cuales, ingresando en el asta de Ammon, se continúan tanto con las de la /l4mina nuclearis como con las de la subzona lacunosa. Este estrato fibrilar disminuye de espesor en el ángulo saliente del subiculum, para crecer nuevamente en la proximidad de la región occipital de la corteza. Las fibras meduladas de la capa molecular del subículo pro- ceden, á nuestro juicio, de tres orígenes principales: de cilin— dros—-ejes ascendentes, emanados de células del stratum radia- tum, situadas en la proximidad de aquel órgano; de cilindros ascendentes nacidos de pirámides yacentes en la mitad pro- funda de la corteza del subículo; y de cilindros-ejes ramifica— dos, más Ó menos horizontales, producidos por corpúsculos sensitivos de Golgi, residentes tanto en el siratum lacunosim, como en el espesor de la zona molecular del órgano mencio- nado. Las fibras ascendentes dimanadas de pirámides del subiculum, aparecen muy abundantes en el punto de transición de éste y la región occipital; el cromato de plata los muestra notablemente ramificados y patentiza que, muchas de las ramas terminales que suministran á su ingreso en la zona molecular, se prolongan hasta las capas lacunosa y molecular del asta de Ammon, corriendo más ó menos horizontalmente. La substancia blanca del subículo es muy espesa y consta, como puede verse en las preparaciones de Weigert, de dos planos de fibras meduladas: el profundo, próximo al ventrículo lateral, es grueso, ovoideo 6 triangular y se compone de fibras finas envueltas en débil capa de mielina (fig. 2 H); el externo 6 superficial verdadera representación de la substancia blanca de esta región, es más delgado, afecta forma semilunar, pro— longándose con el a/veus, y consta de tubos espesos, muchos de los cuales ascienden para perderse en distintos pisos de la corteza (fig. 2G). Este manojo superficial recibe la mayor parte 110 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (58) de los tubos del 4/veus, es decir, de los continuados con el cilin- dro-eje de las pirámides de la región superior; pero contiene también fibras nerviosas nacidas de las pirámides del subículo y acaso de regiones todavía más lejanas de la corteza, fibras que pueden seguirse bastante adentro en la substancia blanca del asta de Ammon. Del curso de estas fibras, y tanto de las que vienen como de las que van al subículo, brotan finas colaterales ascendentes, que se pierden ramificandose sobriamente en las zonas más hondas de la corteza de este cuerpo, y que acaso lleguen, aun- que nosotros no hemos podido seguirlas, hasta la misma zona molecular. En suma: muchas de las fibras de la zona superficial de substancia blanca del subículo (fascículo externo longitudinal de Sala) nos parecen representar un sistema de asociación establecido entre este cuerpo y el asta de Ammon. Por su me- diación, los cilindros-ejes de las pirámides pequeñas ú de la región superior del asta de Ammon se pondrían en relación con las pirámides de la corteza cerebral inmediata (subículo y acaso parte de la región occipital): y recíprocamente, fibras nerviosas emanadas de la corteza entrarían en la composición del alveus y se relacionarían con las pirámides del asta de Ammon. Las fibras del manojo profundo fronterizo del ventrículo lateral, representarían la continuación de los tubos del cuerpo calloso. Esta continuación puede notarse claramente en los cortes transversales y oblicuos del encéfalo, previa coloración por el método de Weigert (fig. 2 H). En la inmediación de la región occipital de la corteza, el subiculum se adeleaza notablemente, se puebla en todo su espesor de numerosas fibras meduladas y muestra debajo de las pequeñas pirámides, una faja medular intermedia corres— pondiente á la estría de Gennarl. Consideraciones generales. 1.? El asta de Ammon representa una corteza cerebral simplificada en sus zonas profundas y complicada en la super- ficial 6 molecular. (29) Cajal.—ASTA DE AMMON. 11 La complicación consiste en que, así como en la zona pri- _mera de la corteza típica, los cilindros-ejes ascendentes, las colaterales de la substancia blanca y las arborizaciones nervio- sas de corpúsculos autóctonos de cilindro-eje corto, constitu— yen un plexo difuso relacionado con los penachos de las pirámides; en el asta de Ammon aquellas fibras ocupan alturas diferentes de la zona plexiforme d molecular, formando plexos superpuestos bastante deslindados, lo que permite á las pirá—- mides establecer relaciones más individualizadas. Estas relacio- nes 6 contactos nervioso-protoplasmaticos son, en junto, par: las pirámides de la región superior del asta de Ammon: por las raices 4 penacho inferior protoplasmático, con las colatera- les nacidas del cilindro-eje de pirámides inmediatas y finas colaterales de la substancia blanca; por el cuerpo, con las arborizaciones nerviosas pericelulares de las dos especies de corpúsculos sensitivos de Golgi del stratum oriens; por el tallo ascendente con colaterales de la substancia blanca y fibrillas terminales de las células de cilindro-eje corto del estrato radiado; por el arranque del penacho periférico (punto donde comienzan las dicotomias del tallo), con las gruesas colaterales ascendentes de Schaffer, las arborizaciones horizontales de los más largos cilindros-ejes ascendentes y fibras terminales de la substancia blanca; por las ramas más periféricas del pena- cho, con la arborización terminal nerviosa de las células autóctonas del stratum moleculare, las ramitas nerviosas de células del estrato lacunoso, etc. Estas conexiones no las damos como exclusivas en cada zona, sino como predomi- nantes. 2.* La representación de la zona molecular del asta de Ammon (estrato radiado, lacunoso, molecular) aparece mucho más rica que la corteza típica en corpúsculos sensitivos de Golgi, pues á parte los elementos que nosotros describimos en la primera zona cerebral, encierra dos tipos nuevos: los cor púsculos triangulares de la zona lacunosa, cuyas expansiones protoplasmáticas bajan hasta el stratum oriens, y las células fusiformes de cilindro-eje descendente arborizado entre las pirámides. En cambio, las células fusiformes 6 triangulares pluripolares son mucho más raras que en la corteza típica, y no residen sino en el estrato molecular propiamente dicho y acaso en el llamado lacunoso. 112 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (60) 3. Las gruesas colaterales ascendentes de Schaffer que, como hemos visto más atrás, caminan concéntricamente al. nivel del estrato lacunoso, representan probablemente un lazo de unión entre las gruesas pirámides de la región inferior y las pequeñas de la superior. 4.” Las gruesas pirámides de la región inferior poseen, además de las conexiones generales de las pirámides de la superior, una relación de contacto con los cilindros-ejes de los granos. >.” Las fibras nerviosas emergentes del asta de Ammon son verosimilmente, á semejanza de la corteza típica, de asociación, proyección y comisurales. Las de proyección son espesas, ingresan en la fimbria y proceden de las gruesas pirámides (región inferior del asta de Ammon). Las de asociación proceden de las pequeñas pirámides (región superior) y se dirigen al subiculuiím 6 acaso más allá, donde terminan. Las comisurales deben distinguirse en cortas y largas: las cortas 6 directas representan verosímilmente ciertas colaterales 6 ramas de bifurcación de cilindros-ejes de pirámides del asta de Ammon de un lado, que se ponen en relación con los penachos protoplasmáticos de las células pira- midales del otro: las 2ardas provienen del cuerpo calloso y establecen relaciones entre el asta de Ammon y la corteza del otro lado. Esta categorización de fibras es en gran parte hipo- tética y descansa en el supuesto, admitido por varios autores, de que los pilares del trígono, después de abordar las eminen- cias mamilares, pueden ganar el tálamo óptico é ingresar en el sistema de proyección. 6. La fascia dentata 6 cuerpo abollonado puede asimilarse en lo fundamental al asta de Ammon, pues que posee las mismas zonas esenciales y encierra los elementos más impor- tantes de este órgano. Pero la fascia dentata ofrece simplifica- ciones y particularidades que podrían autorizar á considerarla como un tipo aparte de corteza nerviosa. Las diferencias más esenciales son: 1.* La capa molecular de dicha fascia carece de las diferenciaciones en subzona lacunosa, radiada, lúcida, molecular propiamente dicha, etc. 2.* Las pirámides 6 granos carecen de penacho descendente y de tallo periférico, aproxi- mándose morfológicamente á las pirámides cerebrales de los batracios. 3.” El cilindro-eje de los granos exhibe propiedades (61) Cajal.—ASTA DE AMMON. 113 especiales, á saber: engrosamientos musgosos, terminación pericelular en la capa de gruesas pirámides, etc. 7.2 Puede, por tanto, admitirse como muy probable que los granos representen un sistema especial de células de asocia= ción destinado á obrar principalmente sobre las gruesas pirá— mides de la región inferior del asta de Ammon. 8." Los granos y pirámides de los pequeños mamíferos tienen de común el exhibir un cuerpo desnudo y ponerse en - relación con arborizaciones nerviosas terminales emanadas de células subyacentes de cilindro-eje corto. Bajo el punto de vista del tamaño, forma y conexiones de la arborización terminal nerviosa, cabe distinguir las células de asociación (sensitivas de Golgi) del asta de Ammon y /ascia dentata en tres especies: 1.*, grandes, estrelladas Ó6 piramida- les, con .arborizaciones terminales próximas destinadas á formar plexos perisomáticos ú pericelulares;+2.*, fusiformes 6 triangulares, cuyo cilindro-eje más largo constituye extensas arborizaciones destinadas á los penachos de las pirámides; 3.*, células estrelladas 0 irregulares cuya arborización ner- viosa, mucho más corta, se relaciona con los tallos ú arboriza- ciones protoplasmáticas más próximas. Estas últimas dominan, y pueden considerarse como características de las zonas moleculares. ó 9.* Del comportamiento de las células de asociación del asta de Ammon y fascia dentata pueden sacarse algunas con— elusiones que acaso pudieran tener alguna aplicación para la interpretación de la corteza típica: 1.*, cada célula de asociación pone en conflicto funcional un número considerable de pirá— mides; 2.*, toda pirámide es quizás influída por células de asociación, y acaso por varias de ellas; 3.*%, la asociación se realiza, ya por los cuerpos, ya por los tallos, ya por los pena= chos; 4.*, la arborización nerviosa de las células de asocia- ción se subordina á la forma y posición de los cuerpos celula- res: así, en la corteza cerebral es difusa é irregular, porque los cuerpos de pirámides que deben conexionarse están dispersos y apartados, mientras que en el asta de Ammon y fascia den— tata es apretada y regular, dejando huecos lineales, por cuanto los cuerpos de las pirámides y granos se ordenan en hileras apretadas. Un hecho singular, que no osamos generalizar todavía, ANALES DE HIST. NAT. — 8 114 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (62) consiste en que, mientras los cuerpos de toda célula de cilindro-eje largo (pirámides cerebrales, células de Purkinje del cerebelo, células motrices de la médula, etc.) está rodeada de espesas arborizaciones nerviosas colaterales y terminales, las células de cilindro-eje corto no poseen jamás arborizacio- nes pericelulares (al menos bien ostensibles). 10. El asta de Ammon evoluciona en la serie de los mami- feros, no sólo multiplicando sus pirámides y células de asocia- ción, sino acrecentando sus expansiones protoplasmáticas la- terales y basilares, así como las fibrillas nerviosas de toda es— pecie que constituyen el plexo intersticial. Como estos plexos nervioso-protoplasmáticos, cuanto más ricos son, más deben apartar los cuerpos celulares, de ahí que, hasta en las prepa- raciones ordinarias al carmín, cabe apreciar el grado de per- feccionamiento estructural de un centro nervioso. No existiendo neuroglia, 6 siendo esta muy escasa, puede aceptarse como valedera esta proposición: á mayor apartamiento de cuerpos celulares corresponde una diferenciación mayor de las expan— siones, y en consecuencia, una actividad funcional superior. 11. La /ascia dentata no evoluciona apenas en el hombre y mamiferos superiores, al revés de lo que sucede con el asta de Ammon. Bajo este respecto, la /ascia dentata puede compa- rarse al cerebelo, el cual, aunque en los vertebrados superio- res aumenta en masa total y número de laminillas, no modifica sustancialmente su estructura, lo que, dicho sea de pasada, parece anunciar que ninguno de estos dos órganos tiene rela— ción con las funciones intelectuales. . Madrid, 1. de Abril de 1893. e ESTRUCTURA DE LA CORTEZA OCCIPITAL INFERIOR DE LOS PEQUEÑOS MAMÍFEROS POR OI SS EAN CATA (Sesión del 5 de Abril de 1893.) Como es sabido, no toda la corteza cerebral exhibe exacta- mente la misma estructura. Ya hace tiempo que los neurólogos han mencionado en el cerebro de los mamiferos superiores ciertas regiones en las cuales experimentan variaciones de consideración, ora en el número de capas, ora en el volumen y abundancia de las células y fibras nerviosas. Tales territorios, en los mamiferos de gran talla, uniríanse entre sí por suaves transiciones de estructura, mientras que en el conejo y demás mamiferos de corteza cerebral lisa, si hemos de creer á Bewan Lewis (1), estarían correcta y riguro— samente separados. Entre los territorios corticales que más desvían de la textura de la región psico-motriz, cuéntase la substancia gris de la cuña é inmediaciones de la cisura calcarina, donde, como ya indicaron Gennari y Vicq d'Azyr, la corteza aparece surcada por rayas blancas concéntricas. Broca (2) ha confirmado la presencia de dicha capa blanca intermedia, y ha manifestado que se trata de una disposición constante del piso inferior del lóbulo occipital. (1) Lewis (BewaAx): Researches on the comparative Structure of the Cortez cerebri, (Phyl. Trans., 1850, y Texbook of mental diseases, 1589.) (2) Broca: Bulletin de la Société d'anthropologie. Tom, 1, p. 313. 1861. 116 “ANALES DE HISTORIA NATURAL. (2) En los mamiferos de pequeña talla, tales como el conejo, conejillo de Indias y rata (donde preferentemente han recaído nuestras observaciones), dicha zona es sumamente larga y extensa, dilatándose por casi toda la corteza occipital inferior, es decir, por la extensa faja de substancia gris situada detrás del subículo. La raya blanca de Vicq d'Azyr se observa ya á la simple vista, resaltando correctamente en los cortes impreg- nados por la hematoxilina de Weigert-Pal. En el hombre, han descrito detenidamente esta región cortical, entre otros, Meinert' (1), Schwalbe (2) y Oberstei—- ner (3). Meinert, por ejemplo, menciona ocho capas concéntri- cas, entre las que se comprenden sus cinco zonas clásicas de la corteza, aumentadas de una nueva zona de pirámides gigan- tes (capa 6.* 6 de gruesas células solitarias) y de dos zonas de núcleos 6 corpúsculos pequeños. La descripción de Meinert, aceptada por Hugenin, Obers— teiner, etc., se armoniza tan difícilmente con los resultados de nuestras pesquisas en los pequeños mamíferos, que nos vemos obligados á prescindir de ella por ahora, hasta que logrémos estudiar detalladamente dicha región en los cerebros de circunvoluciones y particularmente en el humano. Es, de todos modos, indudable que los métodos imperfectos utilizados por los mencionados sabios, les han hecho caer en graves equivocaciones. Ási, para Obersteiner, la capa molecular es sumamente deleada, cuando sucede que, en el conejo y cone- jillo de Indias, es mucho más espesa que en ninguna otra parte de la corteza. La zona blanca intermedia, que en sentir de Meinert, corresponde á las capas 4.* 6 de células gigantes raras, 5.* 4 de los núcleos, y 6.? 6 de la neuroglia y células gigantes solitarias, yace, según nuestras observaciones, al nivel de la 3.*, es decir, en la capa de las pequeñas pirámides. Los cambios más notables que, con relación á la corteza típica, presenta la región occipital inferior, afectan á la-zona molecular y á la 2.* y 3.* capas. La zona molecular se hace notar por su gran espesor y “() MEINERT: Vom Gelirne der Siúugethiere. ¡Handbuch von Stricker, 1811, p. 110.) (2) SCHWALBE: Lehrbuch der Neurologie. 1889. (3) OBERSTEINER: Anleitung beim Studiuin des Baues der nervósen Centralorgane, €. 2 Auflage, 1892. : ao Cajal. —CORTEZA OCCIPITAL. INFERIOR, 117 porque entre sus elementos abundan notablemente los fusi- formes y triangulares pluripolares. Tales corpúsculos se im-= pregnan también más fácilmente que en otros parajes de la corteza, lo que nos ha consentido ampliar con algunos datos nuevos la historia de tan enigmáticas células. La 2.* capa (6 de las pequeñas pirámides de otros puntos de la corteza) aparece sustituida por varios estratos de menudísi- mos corpúsculos fusiformes que no se encuentran, que sepa— mos, en ninguna otra provincia cerebral. Hé aquí las zonas de la región cortical occipital: 1.*, molecu- lar; 2.*, capa de las células fusiformes verticales; 3.*, capa fibrilar media Ó capa de pirámides pequeñas; 4.*, capa de pirámides grandes; 5.*, capa de corpúsculos polimorfos. 1. ZONA MOLECULAR. Como ya hemos dicho, es muy espesa y contiene extraordinaria cantidad de fibrillas nerviosas. En ella cabe establecer una subdivisión en dos subzonas: externa, pobre en fibras meduladas y rica en células poligonales; interna, abundante en fibras meduladas y provista de nume- rosos elementos fusiformes. Subzona interna.—a, cé/ulas.—Casi todas son del tipo fusi- forme pluripolar, yaciendo horizontalmente en la proximidad de la zona de las fusiformes verticales. Las ramas polares son de gran longitud y tienen la notable particularidad de emitir, á guisa de colaterales, hebras finísimas, horizontalmente dirigidas, ramificadas en ángulo recto y con todas las propie— dades de los cilindros-ejes. Los tallos gruesos, de apariencia protoplásmica, acaban también, tras larguísimo trayecto, por transformarse en fibras de aspecto nervioso (figuras 1 y 2). Para exponer brevemente lo que nuestras nuevas investiga- ciones arrojan tocante á los corpúsculos pluripolares del cere— bro, nada mejor que copiar aquí las principales proposiciones del trabajo leído en Diciembre último ante la Sociedad española de. Historia Natural. Para aquilatar las modificaciones intro- ducidas en nuestra antigua opinión, es preciso recordar que nosotros no habíamos logrado anteriormente seguir hasta su remate más que las finas fibras, de aspecto nervioso, de las células pluripolares; los apéndices polares espesos no pudieron serlo sino en un espacio relativamente corto, por lo cual no habiamos acertado á revelar todas sus propiedades. 1. Las expansiones gruesas más ó menos horizontales que (m0 113 ANALES DE HISTORIA NATURAL. brotan, ya de los polos, ya de los ángulos de estas células, si son seguidas hasta su término, se advierte que adquieren "019.199 [9 SIUOLÍIALSB)U!]SIp U9 SOPB[[8Y “SEIp OYdO ap OÍ9UO) [9P BZ9).09 B| 9P AL[NI HOW O ¿*[ ele) 81 ap so¡nosnd.os sos19a Id — [31H *1e1q9190 etoyiedns e] ap e] t1anSy e[ Uu9 to1pur eq rule eroey O 1099t1p YT "SesotA tau setqu 9p $e] uo) oju9urezo duros uerprouros sapepardold seno Se[[ruel Sse[ Bo.JBul “Y 8.1J9[ BT :8J0N —"S3JUIL9 HP O3[8 SBULIOJ Sp ANbunE seSo]¡2ue se n199 4: O “Y tus3ito ns ap 21008]sip eun 3(e e solo -soIputrp to ap oj9adse ustoimbpe sa.e¡od sewel sop seáno eno “y paulatinamente las cualidades de fibras nerviosas, por cuanto se vuelven notablemente delgadas, varicosas y suministran (5) Cajal.—CORTEZA OCCIPITAL INFERIOR. 119 finas colaterales en ángulo recto. La extensión horizontal que tales expansiones recorren, no baja en muchos casos de un milímetro, siendo, por tanto, muy difícil que un corte muestre de un modo completo la arborización de los tallos polares y de sus finas colaterales. En ocasiones, las ramas ascendentes nacidas en ángulo recto de los tallos principales, se dividen y subdividen, adquiriendo á su vez apariencia de fibrillas nerviosas, y marchando las ramitas secundarias y terciarias en dirección más ó menos horizontal. Aleunas expansiones colaterales ascendentes parecen terminar en la misma super ficie cerebral, por dos ÚÓ tres ramitas cortas. No podemos asegurar, sin embargo, que semejante disposición no se deba á una impregnación incompleta (fig. 2 d). 2. La forma de las células especiales de la primera capa cerebral es á menudo alargada y en huso, pero abunda tam-= bién la configuración triangular 6 asteriforme de varios radios, los cuales se dirigen más ó menos paralelamente á la superfi— cie libre. 3. Las células de que hablamos yacen en todas las regiones cerebrales. La región del lóbulo olfatorio, la circunvolución del asta de Ammon (subiculum), el lóbulo occipital, etc., las contienen en proporción variable, así como la región psico motriz del lóbulo frontal. En la corteza de los mamiferos de pequeña talla (conejo, conejillo de Indias) las células fusifor— mes mencionadas no adoptan sólo una dirección antero-poste- rior, sino todas las demás, exceptuando la perpendicular á la corteza. De aquí la extrema dificultad de conseguir en los cortes verticales células completas. 4. En la epoca embrionaria, el contraste entre las expansio- nes gruesas y finas es poco notable, pues todas ellas aparecen varicosas y con aspecto de gruesos cilindro-ejes (cerebro de feto de vaca, perro, conejo). >. De lo expuesto se sigue que las células especiales de la primera capa cerebral constituyen un tipo original, irreduc— tible, hoy por hoy, á las categorías conocidas de corpúsculos nerviosos. Debemos, no obstante, declarar que sus propiedades aproximan algo dichos corpúsculos cerebrales á los llamados granos del bulbo olfatorio y á los espongioblastos de la retina, puesto que todos ellos tienen de común el carecer de una ex— pansión fina, más larga que las otras y relacionada con una 120 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (6) categoría especial de células nerviosas. Difieren, sin embargo, en un carácter importante: las fibras finas de apariencia ner= Fig. 2.—Células fusiformes horizontales de la ].? capa cerebral del conejo de ocho días. Método de Golgi doble. A, célula cuyas expan- siones polares adquieren paulatinamente aspecto de cilindros ejes; B, C, D, otros tipos celulares. La letra c, marca las expansiones que exhibian todos los caracteres de cilindros-ejes, siendo probable que en su término las otras expansiones, de ser seguidas sufi- cientemente, hubiesen mostrado también análogas propiedades. viosa están representa- das en ciertos espon— gioblastos (nuestras cé- lulas amacrinas radia- das de la retina) por las últimas ramificaciones de uno ó varios tallos originarios; mientras que, en los corpúseulos cerebrales, tales fila- mentos pseudonervio- sos proceden unas ve- ces del trayecto y otras de la terminación de los tallos polares. : 6. Es interesante, de todos modos, la. ob— servación de que todas estas células (corpúscu- los especiales de la pri- mera capa cerebral, es- pongioblastos, etc.), se 'amifican precisamen- te entre penachos pro- toplasmáticos de célu— las subyacentes, y al nivel de zonas plexifor- mes (moleculares de los autores) en donde existe un empalme ó articulación nervioso- protoplasmática. Las figuras -1.y 2, muestran algunos cor- púsculos especiales de la capa molecular ha- llados en la cabeza del conejo de cuatro á quince días. En la figura 2, hemos representado los que adoptaban una forma en (7) Cajal. —CORTEZA OCCIPITAL INFERIOR. - 191 huso; y en la fig. 1, los que afectaban otras figuras, tales como la triangular y estrellada. Obsérvase en algunas de estas célu- las que no existe una correcta separación entre las expansio- nes finas 0 con aspecto de cilindros-ejes y las gruesas Ó con aspecto de protoplasmáticas, ya que existen todas las transi- ciones de finura de contorno y delgadez. La letra c, marca aquellas expansiones cuyos caracteres coinciden absoluta— mente con los de fibras nerviosas. Con la mira de ver si dichas interesantes células se hallan también en los animales de circunvoluciones, hemos ejecu— tado diferentes ensayos en cerebros de ternera y perro recién nacidos d en estado fetal. Las impregnaciones son dificilísimas, pero en algún caso, los resultados han sido concluyentes. Las células representadas en la fig. 3, proceden de un feto de Fig. 3.—Células especiales de la 1.? capa cerebral de un feto de vaca. Las expansiones pseudo-nerviosas ó finas están marcadas con una Cc. vaca en que el cerebro estaba bien desarrollado. Como puede " verse las expansiones poseen todavía cierto aspecto embriona— rio mostrándose fuertemente varicosas y pobres en ramifica— ciones secundarias; pero cabe reconocer, especialmente en las células a, b, y y c, los tipos descritos en el conejo común. Es indudable que Retzius ha visto también en el cerebro humano algunas de estas células (1). b. Fibras.—La subzona interna es el punto de terminación de numerosas fibras ascendentes, las cuales ramificándose (1) Así nos lo comunica en una carta que ha tenido la bondad de remitirnos. 122 : ANALES DE HISTORIA NATURAL. (8) constituyen un plexo tupidísimo en torno de los corpúsculos pluripolares. Muchas de estas fibras son espesas, corren hori- zontalmente y poseen espesa vaina medular. Luego veremos cuál es el principal origen de estas fibras. Subzona externa.—Contiene también numerosas fibrillas ner- viosas ramificadas, que constituyen un tupido fieltro en cuyas mallas se alojan algunas células nerviosas sensitivas de Golgi (tipo 2.* de las células de la capa molecular). Son estas células estrelladas y están esparcidas irregularmente en el espesor de la subzona externa; sus expansiones protoplásmicas se dividen y subdividen repetidamente, mostrando un aspecto dentellado é irregular que contrasta con la lisura de las prolongaciones de las células pluripolares; su cilindro-eje corre paralelamente á la corteza y, á poco trecho, se descompone en una arboriza- zación terminal complicada (fig. 4 a), cuyas ramitas varicosas no traspasan nunca las fronteras de la zona molecular. También en esta subzona pueden hallarse, aunque rara- mente, aleunos corpúsculos pluripolares. En el cerebro del conejo, rata y conejillo de Indias dicha subzona está casi exenta de fibras meduladas. En resumen: la zona molecular de la región occipital exhibe los rasgos fundamentales de la corteza típica. En ella se hallan: cóálulas sensitivas de Golgi; células pluripolares; los penachos terminales de las pirámides; y un número infinito de fibrillas nerviosas procedentes ya de los elementos ganglionares autóc— tonos, ya de cilindros-ejes ascendentes. l. ZONA DE LAS CÉLULAS FUSIFORMES VERTICALES. Debajo de la zona molecular hay una faja de células diminutas, apreta— dísimas, dispuestas en tres ó cuatro hileras irregulares. Estas células se caracterizan por su cuerpo ovoideo, verticalmente prolongado, de cuyos polos surgen dos expansiones protoplás- micas: ascendente, que gana la capa molecular donde se rami- fica; y descendente, la cual constituye una arborización hori- zontal de tres 6 cuatro ramas, en cuanto aborda la zona tercera ó de las fibras medulares medias. El cilindro-eje es de extra- ordinaria finura (acaso el más fino que se conoce), procede de la expansión descendente al nivel de la arborización terminal, cruza la capa fibrilar media á la que abandona dos ó tres cola- terales y baja hasta el tercio inferior de la corteza. (Quizás llega hasta la substancia blanca, como el cilindro-eje de las (9) Cajal. —CORTEZA OCCIPITAL INFERIOR. 123 pirámides pequeñas, pero en nuestras preparaciones no puede nunca seguírsele por entero. Aleuna vez, después de abando— nar una gruesa colateral. parece cambiar de rumbo oblicuán— dose notablemente (fig. 4 d). Entre las fusiformes verticales se hallan, á veces, células que por carecer de expansión ascen— dente, semejan espongioblastos de la retina. Por lo demás, el cilindro-eje que es de gran finura, nace también de la arbori- zación protoplásmica inferior (fig. 4 €). CAPA DE LAS FIBRAS MEDULARES MEDIAS (estrig externa de Baillarger, raya de Gennarii). Contiene células nerviosas y numerosas fibras meduladas y no meduladas. a. Las células, son de tres clases: pirámides pequeñas que se comportan como las de igual nombre de la corteza típica (figura 4 j); fusiformes verticales análogas á las de la zona pre- cedente (fig. 4 h); triangulares ó fusiformes más gruesas, carac- terizadas por su cilindro-eje ascendente terminado, mediante extensa arborización, en la capa molecular (fig. 41). Este cilin- dro-eje suministra siempre, antes de abordar la capa de las células fusiformes, algunas colaterales que se ramifican y marchan horizontalmente por la zona fibrilar media. En esta zona fibrilar 6 en la subsiguiente se encuentran también ciertas células ovoideas, triangulares ó estrelladas, más voluminosas que las citadas, cuyo cilindro-eje ascendente tiene la particularidad de marchar, en su trayecto inicial, ya hacia abajo, trazando un ángulo redondeado, ya más d menos horizontalmente. Estas expansiones nerviosas son muy robus- tas y emiten un gran número de extensas y robustas colate- rales para la capa fibrilar media. La ramificación final, diri- gida á la capa molecular, es extensísima y se sitúa, de prefe— rencia, al nivel de las células pluripolares (fig. 4 u). Las fibras de la capa que estudiamos son numerosísimas, y en su mayor parte caminan horizontalmente extendiéndose á grandísima distancia. El método de Weigert revela que mu- chas de ellas poseen vaina de mielina, y marchan en todas direcciones, constituyendo un plexo tupido en cuyos huecos yacen las células nerviosas. Exceptuando las fibras que cruzan verticalmente esta zona, que representan cilindros-ejes ascen- dentes 4 descendentes de corpúsculos nerviosos, todas las demás representan colaterales de cilindros-ejes, sin que pueda tampoco negarse la posibilidad de que acabe también en tal 124 ANALES: DE -HISTORIA NATURAL. (10) estrato alguna arborización terminal de células de cilindro-eje ascendente. Las colaterales son tan numerosas y tan ricamente TELAS LS Y mM, El NN NO IS Es za (73 Sé SA : AN ; RE A AN sx E Fig. 4 —Corte de la corteza occipital inferior del conejo de ocho días. Método doble de Golgi. A, capa molecular; B, capa de las células fusiformes; C, capa de las fibras medulares medias; D, capa de pirámides medianas; E, capa de pirámides grandes; F, capa de corpúsculos polimoríos. a, células estrelladas de la 1.2 capa cerebral; b, fusiformesó células especiales de la corteza; d, fusiformes verticales; f, pequeña pirámide; e, corpúsculo piriforme; g, célula de expansión nerviosa ascendente; h, fusiforme vertical de la 3.2 capa; j, pirámide pequeña; r, pirámide gigante; s, cé.ulas de cilindro eje ascendente. (11) Cajal. —CORTEZA OCCIPITAL INFERIOR. 125 arborizadas, que, en las buenas preparaciones de Golgi, las células se ven envueltas en un fieltro fibrilar apretadísimo. En general las colaterales más robustas y prolijamente rami- ficadas proceden de los cilindros-ejes ascendentes; mientras que las hebras más delicadas proceden del trayecto de la ex—- pansión funcional de las fusiformes verticales y pirámides pequeñas. Por lo expuesto se ve cuánta razón tienen los autores que, como W. Krause y Schwalbe, atribuyen la raya de Vic d'Azyr á un plexo de fibras nerviosas meduladas. Igualmente cabe sostener con Krause que la tal raya no representa otra cosa que la exageración de un plexo nervioso (plexo externo de Krause yacente en la cuarta capa cerebral) que existiría ya en estado rudimentario en toda la corteza. En cambio, la zona de las fusiformes superficiales debe estimarse como un factor de construcción completamente nuevo. CAPA DE LAS GRUESAS PIRÁMIDES. No parecen muy nume-— rosas y se comportan como las de la corteza típica. Se trata de elementos robustos, ovoideos 6 piramidales (fig. 4 r) cuyo tallo sube á formar en la zona molecular un penacho protoplásmico espinoso, y cuya expansión funcional descendente puede seguirse hasta la substancia blanca. Como sucede en la corteza típica, por encima de las gruesas pirámides yace una faja de transición cuyos corpúsculos dis— minuyen sucesivamente de tamaño hasta igualarse con los piramidales pequeños. CAPA DE LOS CORPÚSCULOS POLIMORFOS. En ella abundan las pequeñas pirámides cuyo tallo radial no parece alcanzar la zona molecular y se ven también no pocos elementos fusifor- mes 6 triangulares. Entre los fusiformes llaman la atención, sobre todo, los provistos de cilindro-eje ascendente (fig. 4 s). Esta expansión nerviosa termina en la capa molecular, según la disposición bien conocida desde los trabajos de Mar— tinotti, los de Retzius y los nuestros, y suministra numerosas colaterales para la capa fibrilar intermedia. _Es indudable que en la construcción de las citadas capas entran también cilindros-ejes arribados de la substancia blanca y numerosas colaterales de ésta; pero nuestros estudios no nos permiten todavía detallar el comportamiento de estos factores. " 7 ¿Y ho e E Ms Les la! 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G. 90. Limosa Briss. 162. Limosa x*egocephala L. Scolopaz egocephala L. 208 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (587 En ciertos inviernos es frecuente en los alrededores de la. La guna. (Berthelot, Ledrú.) En mi colección varios A. 163. Limosa ruía Briss. Scolopaz lapponica L. En mi colección dos A obtenidos en la misma época que la. especie anterior. Berthelot y Serra mencionan esta especie de las islas. G. 91. Scolopax L. 164. Scolopax rusticula L. Rusticula vulgaris Vieill.—Nombre vulgar: chocha perdiz. Especie citada por la mayor parte de los autores, y que en efecto se encuentra con frecuencia en los montes de laurel, donde cría. En mi colección A y O, obtenidos en los montes de la parte NE. de Tenerife. G. 92. Gallinago Leach. 165. Gallinago major Gmel. Scolopaz major Gmel. Especie de paso accidental, sumamente rara. En mi colec— ción un ejemplar obtenido en la Laguna. 166. Gallinago scolopacinus Bp. Scolopazr gallinago L.—Nombre vulgar: gachona. Viajera periódica, algo frecuente en invierno. En mi colec— ción existen varios ejemplares. Ha sido citada por casi todos los autores. 167. Gallinago gallinula L. Seolopaz gallinula L. Es menos frecuente que la S. scolopacinus Bp.; sin embargo, se presenta antes que las anteriores, estacionándose próxima á los montes. En mi colección varios /1 recogídos en el monte de las Mercedes. G. 93. Calidris Illlig. 168. Calidris arernaria L. Tringa arenaria L.—Nombre vulgar: Zarapico. (69 Cabrera y Díaz.—AVES DEL ARCHIPIÉLAGO CANARIO. 209 Viajera accidental citada por Berthelot, Bolle, Serra. En mi colección existe un ejemplar recogido en la Punta del Hidalgo. G. 91. Pelidna Cuv. 169. Pelidna subarquata Gild. Scolopaz subarquata Gúld. Especie accidental citada por Berthelot, Godman y Serra. En mi colección varios A. G. 95. Machetes Cuv. 170. Machetes pugnax L. Tringa pugnaz L. Especie viajera accidental. En mi colección un A obtenido en las charcas que existen en las inmediaciones de la Laguna. G. 96. Totanus Bechst. 171. Totanus griseus Briss. Limosa grisea Briss.; Glottis natans Koch. Viajera accidental citada por Meade-Waldo. Recogida por mí; varios Y en los alrededores de la Laguna. 172. Totanus ochropus Temm. Tringa ochropus L. Viajera accidental citada por Bolle y Ledrú. En mi colección varios A. G. 97. Actitis Bote. 173. Actitis hypoleucos L. Tringa hypoleucos L.—Nombre vulgar: Patito de África. Especie frecuente en invierno y casi todo el año, citada por la mayoría de los autores. En mi colección varios A. G. 98. Recurvirostra Ll. 174. Recurvirostra avocetta L. Mencionada de Canarias por Busto. ANALES DE HIST. NAT. —XXIUI. 210 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (60) G. 99. Himantopus Briss. 175. Himantopus candidus Bonn. Charadrius Himantopus L. Especie rara en Canarias, citada por Berthelot y Bolle. RBaLLiDa Zeach. G. 100. Rallus L. 176. Rallus aquaticus L. Rallus germanicus Brehm. Especie citada como accidental en Canarias. (Mompó y Serra.) C. 101. Crex Bechst. 177. Crex pratensis Bechst. Rallus crer L.—Nombre vulgar: guión de codornices. Viajera accidental. (Berthelot y Serra.) En mi colección 4 A procedentes de Tenerife. GALLINULIDAE Blas. G, 102. Porzana Vieill. 178. Porzana maruetta Leach. Rallus porzana L. En mi colección existen dos ejemplares recogidos en las in— mediaciones de la Laguna. 179. Porzana Baillonii Vieill. Poseo en mi colección un ejemplar que cacé en la misma localidad que los anteriores. 180, Porzana minuta Pall. He obtenido dos /1 en la primavera, en los barrancos de la Laguna. <61) Cabrera y Diaz.—AVES DEL ARCHIPIÉLAGO CANARIO. 211 G. 103. Gallinula Briss. 181. Gallinula chloropus L. FPulica chloropus L. Especie de paso accidental, siendo algo frecuente cuando arriba á las islas. Todos los autores la citan. He recogido va- rios ejemplares en las proximidades de la Laguna. G. 104, Porphyrio Barr. 182. Porphyrio ceesius Barr. Pulica porphyrio Pall. Especie de paso accidental, sumamente rara, citada por Mompó. Yo he visto también un ejemplar recogido en la isla de Tenerife. G. 105. Fulica L£. 183. Fulica atra L. Nombre vulgar: gallinuela de agua. Viajera accidental y abundante entonces, citada por la ma— yoría de los autores. En mi colección varios A. 184, FPulica cristata Gmel. Especie sumamente rara en Canarias, pero que suele encon- trársela en compañía de la anterior. GrUDE Viy. G. 106. Anthropoides Vig. 185. Anthropoides virgo L. GErus virgo L. Especie citada de Canarias por Busto. ARDEDAE Leach. G. 107, Ardea L. 186. Ardea cinerea L. Nombre vulgar: garza. 2R ANALES DE HISTORIA: NATURAL. (62) Se encuentra frecuentemente la garza en todas épocas en el archipiélago, creyéndose que anida en los islotes desiertos. Ha sido citada por la mayoría de los autores. En mi colección varios A, con plumaje de invierno y primavera. 187. Ardea purpurea L. He cazado un ejemplar en los alrededores de la Laguna. 188. Ardea Goliath Brehm. Especie sumamente rara citada por Serra. G. 108. Egretta Bp. 189. Egretta alba L. Ardea alba L. Un ejemplar en mi colección, procedente de un bando que apareció en el verano de 1889 en los Rodeos de Tenerife. 190. Egretta garzetta L. Ardea garzetta L. Viajera accidental en invierno. (Viera, Berthelot, Bolle y Serra.) G. 109. Buphus Boie. 191. Buphus ralloides Scop. Ardea ralloides Scop. Viajera accidental en Canarias. (Viera, Berthelot, Bolle y Serra.) Poseo en mi colección dos A procedentes de los alre— dedores de la Laguna. G. 110, Ardeola Bp. 192, Ardeola minuta L. Ardea minuta L. Especie accidental rara, citada de Tenerife por Bolle. En mi colección un A recogido en primavera. 193. Ardeola Sturmi Wagl. En mi colección un Y procedente de los alrededores de la. Laguna. «63, Cabrera y Diaz.—AVES DEL ARCHIPIÉLAGO CANARIO. 213 G. 111. Nycticorax Stph. 194. Nycticorax europzeus Stph. Ardea nycticoraz L. Especie viajera accidental, rara. En mi colección un A, y en la Laguna, en el Gabinete del Instituto provincial de Ca— narias, otro A, obtenido en la localidad. G, 112, Botaurus Stph. 195. Botaurus stellaris L. Ardea stellaris L. Viajera accidental citada por Viera, Berthelot y Serra. En mi colección un /, cazado en la Laguna. 196. Botaurus Freti-Hudsonis Briss. En mi colección un ejemplar muerto en la Madre del Agua, en las inmediaciones de la Laguna. CiconiDE Selys. G. 113, Giconia Briss. 197. Ciconia alba Willung. Ardea ciconia L.—Nombre vulgar: cigiieña. Especie viajera, más frecuente en el grupo oriental que en el occidental, citada por Berthelot, Bolle y Serra. En el invierno de 1891 apareció un bando en las inmediaciones de la Laguna. PLATALEIDE Bp. G. 114, Platalea L. 198. Platalea leucorodia L. Nombre vulgar: pajaro espátula. Se ha citado de Canarias, como viajera accidental. (Berthe- lot, Bolle y Serra.) Yo he visto tres ejemplares recogidos en la isla de Tenerife. 214 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (61) ANSERES Z.. PELECANIDE Leach. . G. 115. Pelecanus L. 199. Pelecanus onocrotalus L. Este pelícano, viajero y sumamente raro en Canarias, ha sido citado por Berthelot del grupo oriental. G. 116. Sula Briss., 200. Sula bassana L. Pelecanus bassanus L. Especie muy rara citada por Bolle. 201. - Sula fulva Vieill. De paso accidental, según Serra. Se encuentran dos ejem— plares, cogidos en la costa de Tenerife, en el Gabinete cientí— fico de la capital. G. 117. Phalacrocorax Briss. 202. Phalacrocorax carbo L. Pelecanus carbo L. Especie citada por Busto. 203. Phalacrocorax cristatus Fabr. Pelecanus graculus L.; Pelecanus cristatus Fabr. Más escaso que la especie anterior, y citado por Busto. PROCELLARIDE Bote. G. 118. Diomedea L. 204. Diomedea exulans L. *' Plautus albatrus Klein. Serra la menciona como recogida en las Canarias. (65) — Cabrera y Díaz.—AVES DEL ARCHIPIÉLAGO CANARIO. 215 G. 119. Puffinus Briss. 205. Puffinus cinereus Kubhl. Procellaria cinerea Kuhl.—Nombre vulgar: pardela. Especie común y abundante, que cría en las islas Canarias. En mi colección A y €. 206. Puffinus anglorum Kulh!. Común en las islas del grupo occidental, anidando en los roquedales desiertos. (Berthelot y Godman.) 207. Puffinus major Fabr. Suele encontrarse en compañía con las especies anterior mente citadas. G. 120. Thalassidroma Vig. 208. Thalassidroma pelagica L. Procellaria pelagica L.—Nombre vulgar: bailarin. Suele presentarse con frecuencia, aunque en ciertas épocas sea rara. (Viera, Berthelot, Ledrú y Tristram.) En mi colec— ción un A recogido en la Punta del Hidaleo, en Tenerife. G. 121. Occeanites Keys. 209. Occeanites Wilsoni Keys. Procellaria occeanica Kuh!l. | Citada por Meade-Waldo y Tristram. G. 122, Bulweria Bp. 210.. Bulweria columbina Bp. Pupfimus columbinus Moquin. Especie peculiar de las islas Canarias. En mi colección A. G. 123. Procellaria L. 211. Procellaria marina Lath. Nombre vulgar: bailarin. Sedentaria y localizada en ciertas costas de las islas. (Ber— 216 , ANALES DE HISTORIA NATURAL. (66) thelot, Bolle y Serra.) En mi colección un A recogido en las costas de Tegina. 212. Procellaria gigantea Gmel. Citada por Serra, de Tenerife. PuaEToNTIDE Selys. G. 124. Phaéton L. 213. Phaéton «ethereus L. Especie citada como de Canarias por Serra. Larma Zeach. G. 125. Larus L. 214. Larus marinus L. Nombre vulgar: gaviota. Sedentaria en las islas del grupo oriental. (Berthelot, Bolle y Godman.) 215. Larus fuscus L. Especie de paso y común en el invierno. (Godman, Busto, Ledrú y Serra.) 216. Larus gelastes Licht. Especie citada por Mompó, de Tenerife. 217. Larus tridactylus L. Nombre vulgar: gaviotilla. Viajera accidental; suele presentarse en la isla de la Palma, según Koennig, y en la de Tenerife según Godman. También la mencionan Bolle, Busto y Serra. 218. Larus ridibundus L. Xema ridibundus L.—Nombre vulgar: gabina. Especie de paso accidental y rara, citada por Serra. 219. Larus minutus Pall. Especie viajera citada por Mompó. (67) Cabrera y Díaz.—AVES DEL ARCHIPIÉLAGO CANARIO. 217 220. Larus cachinnans Pall. Nombre vulgar: gaviota. Común en Tenerife. En mi colección A y O. G. 126, Sterna L. 221. Sterna cantiaca Gmel. Nombre vulgar: yarajao. Especie sedentaria y oriental citada por Berthelot y Godman. 222. Sterna hirundo L. Nombre vulgar: garajao. Especie sedentaria citada por casi todos los autores. En mi colección A y €. 223. Sterna senegalensis Sws. Suele presentarse en las islas Canarias. 224. Sterna minuta L. Nombre vulgar: garajatto. Especie de paso que se encuentra con frecuencia en las islas del grupo oriental. G. 127. Hydrochelidon Boie. 225. Hydrochelidon fissipes L. Sterna fissipes L. Especie de paso accidental, citada por opos PHOENICOPTERIDE BP. G. 128. Phoenicopterus L. 226. Phoenicopterus roseus Pall. Viajero accidental en las islas del grupo oriental. (Bolle y Busto.) Mi amigo Mr. Meade-Waldo.me ha comunicado que encontró en las playas de la isla de Fuerteventura un ejem- plar muerto de este flamenco, del cual aprovechó la cabeza que forma hoy parte de su colección. 218 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (68) ANATIDAE Leach. G. 129. Anser Barr. 227. Anser cinereus Mey. Anas anser Gmel. Esta especie, mencionada por Viera y Manrique, fué en un tiempo frecuente en las lagunas de la isla de Tenerife. G. 130. Spatula Boie. 228. Spatula clypeata L. Anas clypeata L. Especie viajera. (Berthelot, Bolle y Serra.) En mi colec— ción A- G. 131. Anas L. 229. Anas boschas L. Nombre vulgar: pato salvaje. Especie viajera y frecuente en los inviernos que ha sido mencionada por la mayor parte de los autores como de la fauna canaria. En mi colección poseo un A. G. 132. Mareca Steph. 230. Mareca penelope L. Anas penelope L. En mi colerción figuran dos ejemplares recogidos en la Laguna. G. 133. Querquedula Steph. 231. Querquedula circia L. Anas circia L. Especie viajera accidental en Canarias. 232. Querquedula crecca L. Anas crecca L.—Nombre vulgar: patito. Viajera frecuente. (Berthelot, Bolle, Mompó y Serra.) En mi colección varios A recogidos en distintas localidades de la isla de Tenerife. (69, Cabrera y Diaz. — AVES DEL ARCHIPIÉLAGO CANARIO. 219 AER AS 233. Querquedula an USGbO Sta Ménét. Anas angustirostris Ménét. Especie citada como viajera accidental. (Bolle y Serra.) En mi colección un Y, recogido en la Laguna. G. 134, Puligula Steph. : 234. Fuligula ferina L. Anas ferina L. Especie citada por Mr. Meade-Waldo. 235. Fuligula africana Gmel. Nombre vulgar; pato derberisco. : En invierno de paso accidental. (Berthelot, Bolle y Serra.) G. 135. Nyroca Flemm. 236. Nyroca leucophthalmos Bechst. Anas leucophrtalmos Bechst. Bolle menciona este pato como cazado en la isla de Gran Canaria. G. 136. Oidemia Flemm., 237. Oidemia nigra L. Anas nigra L. Viajera accidental, citada como las anteriores por Bolle. Uribe Kaup. G. 137. Uria Briss. 238. Uria troile L. Colymbus troile L. Especie viajera accidental. (Berthelot, Bolle y Manrique.) 239. Uria grylle L. Nombre vulgar: tahorce. Citada como accidental por Viera. 220 ANALES DE HISTORIA NATURAL. : (10), G. 138. Mergulus Vieill. 240. Mergulus alle L. Alca alle L. Viajero accidental, mencionado por Godman. ALcina Vaig. G. 139. Alca L. 241. Alca torda L.. Citada como viajera accidental en Canarias. (Berthelot, Bolle y Serra.) RECUERDOS DE LA FAUNA DE GALICIA. INSECTOS LEPIDOPTEROS OBSERVADOS EN DICHA COMARCA, POR DON JERÓNIMO MACHO VELADO. (Sesión del 2 de Agosto de 1893.) La existencia de determinadas especies animales en un país supone la de otras vegetales 6 animales, á expensas de las que aquellas han de vivir. Esto no obstante, hay otros términos del círculo biológico que completan el cuadro, tales son: todos los relativos á las condiciones del clima, latitud, estado higro- métrico del aire, etc. Así se explica por qué no he hallado en Galicia los Yylocopa Latr., insectos que son frecuentes en el interior de España, sobre todo en las dos Castillas; y no será porque falten á estos himenópteros las plantas de donde toman sus alimentos, y el de sus larvas, sino tal vez por no poder taladrar con sus mandíbulas el tejido leñoso de las maderas de los aleros de las cases donde hacen sus nidos, 6 no poderse desarrollar sus crías en un país húmedo y lluvioso. A este país montañoso y accidentado no llegan las gallináceas de países Manos, Pterocles Temm., ni las zancudas de países secos y lla- nos, Otis L.; alguno que otro año, en la época del regreso de la emigración, he muerto en el otoño aleún individuo joven del Otis tetraz L., tal vez extraviado en su camino. La perdiz roja es abundante en Galicia; pero el año de 1850, subiendo el puerto de Piedrafita en el mes de Diciembre, los aldeanos me ofrecían á docenas la perdiz gris, que cogían entre la nieve. De entonces data el conocimiento de dicha especie en nuestro 222 ANALES DE HISTORIA NATURAL. j (2) país, puesto que los ejemplares que había en la citada época en el Museo de Ciencias naturales procedían de Francia; los que hay en la Universidad de Santiago los llevé yo de Piedra- fita. No se hallan tampoco en Galicia las cigtieñas; alguna que otra pareja llega hasta la provincia de Orense, pero sólo en el punto limitrofe con la de Zamora, donde ya las condi- ciones del clima son parecidas á las de Castilla (1). El Fypat— tus Darbatus L. anida en algunos peñascos inaccesibles de la provincia de Orense (2), pero no se interna en el resto de Ga- licia. Los abejarucos Merops apiaster L. no pasan del Vierzo, en la provincia de León; acaso no encuentran en las márge— nes de los ríos caudalosos de Galicia, que surcan terrenos gra- níticos y pizarrosos, condiciones para hacer sus nidos. El rui- señor Sylvia luscinia L. se extiende por las provincias de Orense y Pontevedra, pero no llega á la parte montañosa; siendo de notar que, avanzando algunos individuos hasta el valle del Ulla y Villagarcía, no suben hasta Santiago, que está á corta distancia de los puntos citados, y hay pequeña diferencia de altura sobre el nivel del mar. En la parte montañosa le susti- tuye la Sylvia cinerea Lath., que los aldeanos conocen con el nombre de papuda, sin duda porque al cantar eleva las plumas de debajo del pico. | No se halla en Galicia el vencejo de vientre blanco, Cypselus alpinus Scop., que se queda en los peñascos elevados de Gi- braltar, U se interna poco en las provincias meridionales; y del Cypselus murarius Temm. he visto un individuo albino cogido en el mes de Julio de 1867 en un nido en la capilla de Ánimas de Santiago, pero próximo a volar. La fauna herpetológica de Galicia es notable por la abun- dancia de ciertos anfibios. El Zriton punctatus Latr. se le en- cuentra con frecuencia en los pequeños charcos, y aun debajo de las piedras, como el 7. marmoratus Latr., en las fuentes. No es difícil encontrar el curioso anfibio Chioglossa lusitami- cum Barb. en los sitios húmedos y próximos á los arroyos, en— (1) En el mes de Abril de 1861 llegaron á San Cristobal de Beseño, partido judi- cial de Arzúa, distante 20 km. al E. de Santiago, siete cigúeñas, que se posaron en un prado, y los aldeanos las destrozaron á tiros y á pedradas. á (2) De este punto procede un ejemplar deteriorado que hay en la Universidad de Santiago. (3) Macho Velado.—INSECTOS LEPIDÓPTEROS. 223 tre los detritus vegetales. El 4/ytes obstetricans Laur. hace sentir su monótono silbido desde los primeros días de prima= vera, y la Salamandra maculosa Laur., tan temida de los aldea- nos, abunda entre las piedras de los setos húmedos. Sobre las frondes del Peris aguilina L., y en sitios próximos á algún arroyo 6 fuente, he cogido con frecuencia la bonita Hyla viridis L. a En las laderas de los montes, y deslizándose por entre los brezos, abunda el Seps chalcides Cuv., notable por su repro- ducción vivipara (1), como la de las víboras; por la tarde, al anochecer, es facil sorprenderles debajo de las piedras, siendo . de notar que la Q se encuentra metida en un agujero y el y «simplemente debajo de la piedra. La víbora del país, Pelias berus Merr., no es temible bajo nineún concepto, puesto que en más de una docena de casos de mordedura de este ofidio, en individuos de distintas edades y sexos, nunca ha ocasionado la muerte, aunque presentando los lesionados síntomas alarmantes. El Anguis fragilis L. es tan abundante entre las piedras de las cercas de las hereda— des como el Seps chalcides en las laderas de los montes. No escasea el Zropidonotus natriz L.; Úun poco menos abundante es el 7. viperinus Latr. No hay en Galicia la salamanquesa de las paredes, Ascalabotes mawritanicus L., tan abundante en Zamora y Portugal. Los mamiferos de Galicia merecen ser mejor estudiados; pues aunque son bien conocidos los de más tamaño, los peque- ños insectivoros y los roedores creo que no lo están tanto, y podría acaso descubrirse alguna especie nueva. El día 28 de Noviembre de 1870, D. Jesús Varela, ayudante de la Facultad de Farmacia de Santiago, mató un individuo Q del Herpestes Widdringtonii Gray en la margen del río de La- bacolla, á unos 6 km. al E. de Santiago, único ejemplar de que tengo noticia en Galicia. La liebre del país es el Zepus meridionalis Géné. No tengo noticia de que la ardilla común viva en Galicia; los ejempla— res que hay en el Gabinete de la Universidad no son del país. (1) En las disecciones que hecho en las Q preñadas del Seps chalcides Cuv. nunca he hallado mas que dos fetos, arrollados sobre sí mismos; mientras que en las de la víbora del país he encontrado nueve y hasta diez viboreznos. 224 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (4) Es verosímil que no se encuentre en un país tan húmedo. y lluvioso. . Las fieras más abundantes en los campos, prescindiendo de los lobos y los zorros, que no escasean, son: los turones Mus- tela putorius L., la gineta Viverra genetta” L., la comadreja Mustela vulgaris L. No he visto en este país la garduña común Mustela foina L., abundante en los desvanes de los caseríos y aun de las poblaciones grandes de Castilla. Los ejemplares que hay en el Gabinete de la Universidad los llevé yo de Castilla. La nutria común, Mustela lutra L., no escasea en Galicia, no sólo en las rías y ríos caudalosos, sino también en los pe-- queños arroyuelos, como el Sar y el Sarela de las inmediacio—- nes de Santiago. Alguno que otro gato montés, Felis catus L., se encuentra todavía en los bosques. El Sr. López Seoane, en su Fauna mastológica de Galicia, cita al lobo negro Canis Lycaon L.; pero yo no he visto ningún individuo, ni nadie me ha dado noticia de dicha especie, que es del N. de Europa. Tampoco he visto el Felis pardina Oken, que el Sr. Barbosa cita de Portugal. De los quirópteros he visto el Vespertilio murinus Schreb.; Vesperugo pipistrellus Schreb.; Plecotus auritus L.; este último escaso. Los insectivoros más frecuentes son: los topos Talpa euro—- pea L., que al hacer sus galerías subterráneas en los prados producen desviaciones en las aguas destinadas á los riegos. Se encuentra alguna variedad albina. Los erizos Erinaceus europeus L. van escaseando, por la guerra inconsciente que se les hace. Las musarañas Sorex araneus L., no sólo son abun- dantes, sino que son pasto habitual de las aves de rapiña noc- turnas. En las piedras salientes de una excavación hecha para sacar cuarzo para el firme de la carretera en el valle de Santa Lucía, á unos 6 km. al S. de Santiago, cogi en Diciembre de 1867 hasta siete individuos que las lechuzas habían dejado allí la noche anterior estrangulados, pero en perfecto estado para que aumentasen la colección de la Universidad. Los in— dividuos jóvenes producen un estridor parecido al del grillo doméstico. Revolviendo piedras, y guiado por este ruido, cre— yendo encontrar aleún insecto, me he hallado con musarañas jóvenes. (5) Macho Velado.—INSECTOS LEPIDÓPTEROS. 225 No he hallado en Galicia el Myogale pyrenaica E. Geoffr., que Barbosa cita de Portugal. Si acaso hubiese alguna proba- bilidad de hallarle, sería en la provincia de Orense, por donde pasa el Támega, antes de internarse en Portugal, puesto que el que figura en el Museo de Lisboa fué cogido en un afluente a este rio. No cito ningún molusco terrestre ni de agua dulce de Gali- cia, por figurar todos ellos en mis dos catálogos, á los que no tengo que añadir ninguna especie nueva. Las observaciones hechas en los moluscos marinos del lito- ral gallego se las he remitido con los ejumplares á D. Joaquín González Hidalgo, cuyos trabajos en la materia son ya bien conocidos. Los articulados de Galicia, si todos estuviesen ya estudiados en su parte analítica, formarían acaso algunos volúmenes; pero, aun apreciados en conjunto, se observan también algu— nas diferencias respecto á la fauna de Castilla. No se halla en las aguas cristalinas y de rápida corriente de los ríos de Galicia el cangrejo de río Astacus fluviatilis Fabr., propio solamente de las aguas turbias, calizas y de curso lento de los ríos del interior. Ninguna de las dos especies de escorpiones que viven en el Mediodía de España se hallan en Galicia; ni el terreno, ni la excesiva humedad del país, son propios para la vida de estos arácnidos. El vulgo llama alacranes á las larvas de algunas mariposas. Los Acarus L. se desarrollan fácilmente sobre los objetos de historia natural en un país húmedo y templado; como el Gamasus coleopterorum Dug., chupa con ansia á algunos la— melicornios coprófagos, GFeotrupes corruscans Chv., stercora rius L., ete. Debajo de las piedras son frecuentes algunos miriápodos: Lithobius forcipatus Gerv. (que en este clima sustituye á la Scolopendra morsicans L., tan abundante en Madrid); GFeophilus Gabrielis Gerv.; Polydesmus complanatus Latr., y varias espe— cies del género Julus L. En las casas, entre las tablas de los tabiques y del pavimento (1), no escasea la Seutigera araneo— (1) En las casas antiguas de Galicia hay alguno que otro tabique construido con tablas de castaño. ANALES DE HIST. NAT. —XXII. 15 226 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (6) des Latr., que aparece en las paredes de las habitaciones cuando amenaza lluvia, después de una temporada de sequía. Es un verdadero higrómetro vivo que indica el máximum de saturación y la próxima condensación del vapor acuoso. Los insectos coleópteros de Galicia han sido estudiados par— cialmente. Un examen general de las condiciones del clima y la vegetación hacen conocer que no han de escasear los cará- bicos. Sólo del género Carabus L. tengo en mi colección siete especies del país (1). Del género Calosoma Weber no he hallado más que una es- pecie, C. indagator Fab., en los prados turbosos y en el mes de Julio. Los insectos ortópteros de Galicia han sido ya estudiados muchos de ellos por el sabio profesor de Entomología de la Universidad Central, D. Ignacio Bolívar; pero una inspección detenida en el país haría acaso conocer nuevas especies. No escasean los grílidos ni los 7etriz Latr. en algunos valles hú- medos. El Mantis religiosa L., así como algunos Bacillus Latr., se encuentran ya en estado completo de desarrollo en el mes de Junio. En este mismo mes la Zocusta viridissima L. «7 se anuncia ya con el molesto estridor de sus alas, ocultando su vestidura verde entre el follaje del Sambucus nigra L., tan abundante en los setos; mientras que, monte arriba, y sobre el abundante y espinoso Tojo (Ulez europeus L.), los Ephippi- gera Latr., hacen sentir hasta fin de Noviembre su casi triste y compasado ruido de las alas, sirviendo algunos individuos para entretener el hambre de algún perro de aldea, y aun del astuto zorro, cuando los víveres escasean. No llegan á este país las langostas, que tantos daños ocasionan en las provin— cias meridionales y en las dos Castillas (2). Acaso aquí se llena la ley del justo equilibrio en las producciones; ninguna espe— (1) Carabus Deyrollei Gory, en los montes, en toda Galicia, escaso; celtidericus Dej., Puente Ledesma (Orense), poco abundante; cantabricus fmacrocephralus Dej.), en los montes en todo el país; gallecianus Gory, provincia de Orense; melancholicus Fabr., en toda Galicia, en sitios bajos, en las zanjas; errans Gory, en todo el país, poco abun- dante; lineatus /lateralis Dej.), abundante en toda Galicia, principalmente en las huertas. (2) Algunos años, y ya en los meses de Noviembre y Diciembre, he encontrado en los campos y en el jardín de la Universidad alguno que otro individuo del Pachy!y- lus cinerascens Fabr., pero muy raros. (7) Macho Velado.—INSECTOS LEPIDÓPTEROS. 227 cie vegetal supera sobre las demás en grande escala para que el Creador interponga un intermediario que mantenga el justo equilibrio. Tal vez lo accidentado del país y su posición occi- dental se oponen á la invasión de tan terrible huesped. De los neurópteros del país son frecuentes en las orillas de los ríos los HJemerobius chrysops L. et fuscatus; Ephemera vul- gata L. et bioculata; Sialis niger Latr.; Libellula coerulescens de Sélys; Perla bicaudata Latr., etc. No se siente en Galicia el monótono ruido de las cigarras, porque no hay en el país estos hemipteros; pero con la manga de arrastre se coge con frecuencia en los prados el Centrotus cornutus L., del mismo orden. La Votonecta glauca L. y al- guna de sus variedades se la encuentra nadando en todas di- recciones en las fuentes. No escasean tampoco en las aguas de los arroyos la Velia currens Latr. y el Gerris lacustris L. La Nepa cinerea L. se pasea lentamente en el fondo de las aguas de los charcos y arroyos. Los himenópteros y dípteros son acaso los dos órdenes de insectos menos estudiados hasta la fecha en Galicia. Los insectos lepidópteros han llamado siempre la aten- ción de los coleccionistas por sus brillantes colores, pero su conservación es difícil, porque pierden fácilmente las antenas y las patas. Su estudio es de grande importancia en agricul- tura, por los daños que, en estado de larva, algunas especies ocasionan en las plantaciones. Otras, en estado de insecto perfecto, contribuyen á la fecundación vegetal, llevando en los palpos pelosos de su boca el polen de una flor á otra, pro- duciendo así el hibridismo. Los naturalistas han reproducido las transformaciones mito- lógicas de la antigúedad, con aplicación á los nombres gené- ricos y específicos de los lepidópteros. Todavía se encuentran en los bosques los sátiros y faunos, pero convertidos en elegantes y ligeras mariposas. Si los poetas de la antigúedad nos han contado que las lásrimas de Arethusa, al caer en el Éridan (1), se convertían en succino, los naturalistas han sacado á flote á la Venus emer- gente, y sus diversos nombres les han aplicado á los géneros Argymnis y Colias. (1) Nombre antiguo del Pó. 228 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (8) Las musas Pierides, hijas de Pierius, rey de Macedonia, revolotean todavía entre las flores de las crucíferas de nues tros jardines, y las metamorfosis, supuestas de entonces, son reales ahora, por los daños que causan sus larvas en las plan-- tas de esta familia. Las especies que voy á enumerar, aunque en- reducido número, han sido cazadas por mi en el país, de suerte que no puede quedar duda de su existencia en Galicia. Las observa- ciones que acerca de las mismas hago, así como de todo lo consignado en este pequeño trabajo, son fruto de algunos anos. En cada especie expreso las observaciones que sobre la misma he podido hacer; en algunas quedan reducidas á la determinación de la misma, sitio y mes en que la he cazado. Prescindo de los micro-lepidópteros, para: cuyo estudio no bastaría la vida de un hombre, si ha de ser resultado de obser-- vación propia; siendo necesario además un caudal para em- plearlo en revistas y memorias de que, por desgracia, carecen nuestras bibliotecas. Se necesita en España mucha fe y una abnegación a toda prueba para dedicarse á este género de estudios; en un país en que las personas menos ilustradas, y las que, aunque: parezcan ilustradas, no suelen serlo, consideran al naturalista, a lo más, como una persona curiosa, y lo comparan, tal vez, con el coleccionista de sellos de franqueo ó de láminas de' cajas de fósforos...! Al entrar en el gabinete de un naturalista y ver sus mine- rales y rocas clasificados y colocados con cierto orden, los insectos prendidos con alfileres y las plantas secas en un herbario, no alcanzan á ver en el estudio de los seres natura- les, el origen de la agricultura, de la mayoría de las industrias y hasta de la filosofía. Siendo la naturaleza la parte visible de la divinidad, su estudio no puede conducir sino á un fin moral. En las condiciones de la: vida humana, las pasiones suelen ser, por desgracia, el timón que empuja nuestra pasajera exis- tencia en el torbellino social. En la atmósfera limitada de artesonados salones no han nacido nunca las sublimes inspiraciones del genio; allí las miserias humanas oprimen el corazón y abaten el espíritu; 49) Macho Velado.—INSECTOS LEPIDÓPTEROS. 229 aquel, hastiado tal vez del material sensualismo, y éste, humi- llado acaso con los remordimientos. Bajo la sombra del corpulento roble, viendo al diminuto pulgón, que se oculta en la axila de una hoja, y el águila que se mece en los espacios aéreos, el genio desarrolla sus grandes pensamientos, no liado ya con los compromisos sociales ni la ceremoniosa política. La vanidad no tiene ya con quien luchar, el espiritu queda absorto, y la fingida afectación ha desapare- cido ante la sublime verdad, ante el majestuoso espectáculo de la Creación. LEPIDÓPTEROS. Diurnos 4Auc!.; Achalinoptera Blanch. Papilio L. P. PODALIRIUS Z. En toda Galicia: San Nicolás de Neda, Puentedeume, Santia- go, en el mes de Julio. En los pinares de Puente Ledesma una variedad la mitad más pequeña que el tamaño ordinario, Abril. La larva sobre los Prunus, Amygdalus, Berberis, etc. P. MACHAON L. Santiago, Mayo, en los jardines. Orense. La larva sobre las umbelíiferas Daucus, Feniculum y algunas compuestas, Á chillea millefolium. Thais Fabr. Th. HyesireE 4407. Orense, Julio. Pieris Bdv. P. BrassicC4 £. En toda Galicia, desde el mes de Abril á Octubre. La mari- posa de la col deposita los huevos en las hojas de varias plan— tas de la familia de las Crucíferas, á expensas de las que vive la larva, pero principalmente en las diversas especies de coles cultivadas: Brassica oleracea, rapa, etc. En ciertos años el nú- 230 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (10) mero de orugas es incalculable, y dejan las hojas de las coles reducidas á los nervios; pero tienen también sus enemigos en aleunos ichneumones. Microgaster glomeratus, que depositan los huevos en el cuerpo de estas orugas. Las aves se encargan, por último, de mantener el justo equilibrio, comiéndose las larvas de la mariposa y del ichneumon. P. NAPL UL. En todo el país, desde primavera á principios de invierno. PARADE: Frecuente en toda Galicia, en las huertas, jardines y prados, desde Mayo á Septiembre. La larva, comv la de la anterior, sobre las Crucíferas; pero no ocasionan tantos daños en las plantaciones como la de la 2. Brassice, sin duda porque no viven muchas reunidas. P ¡DAPLIDICE E. Santiago, de Abril á Agosto. La larva sobre las Resedáceas y Crucíiferas. Leucophasia Step). L. SINAPIS L£. Santiago, Agosto, en los prados de Sar. Rara. La larva en las Leguminosas. Rhodocera Bdv. R. RHAMNI L. En todo el país, en primavera y verano, á veces en algunos días de Noviembre. La larva sobre los Quercus et Rhamnus. Colias Bdv. C. Epusa .Bdo. En toda Galicia, Abril á Septiembre. La larva sobre las Le— euminosas. En los prados y jardines. Gr YATE SL: Frecuente en el país, Mayo á Julio. En los jardines y en los prados, sobre las leguminosas principalmente. (11) Macho Velado.— INSECTOS LEPIDÓPTEROS. 231 Argynnis 0c!l. A. LATHONIA L£. Santiago, Junio, Agosto. La larva sobre la Viola arvensis et tricolor. A. PAPHIA L£. Al N. de Santiago (Chayán), Julio, en las flores de la rosa silvestre. San Nicolás de Neda, Puentedeume. A. SELENE Fabr. Santiago, Junio, en los bosques y en los prados. La larva sobre las violetas y los llantenes. Melitheea Fabr. M. ArTEMIS Fabr. Santiago, Mayo, Julio, en los prados y en las márgenes de los bosques. La larva sobre la Lonicera periclymenium et Seabiosa Succisa. M. DICTYNNA £Sp. Galicia, Junio, Julio, en los prados; rara. M. ATHALIA BorfA. Galicia, en los prados y en los sitios descubiertos de los bos— ques; Mayo, Julio. La larva sobre los llantenes. Vanessa 0ch. V. CARDUI L. Galicia, abundante, Abril, Octubre. La larva vive principal mente sobre los cardos. La mariposa vuela con mucha rapidez y se complace en ponerse al sol, posándose en sitios áridos, elevando y bajando las alas. NERO: Abundante en todo el país, desde la primavera á otoño. La larva vive en sociedad, principalmente sobre las ortigas (Ur?ti- ca diotca). 232 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (12) V. ÁTALANTA L. Frecuente en los jardines y prados de Abril á Septiembre. La larva sobre las ortigas. Ve: UntICA LE Santiago (soto de Conjo), Abril, Junio. Las larvas viven en familia sobre las ortigas. V. AÁNTIOPA Z. Santiago, 'Abril, en el bosque de la Sionlla; Julio y Agosto en el Faramello. Las larvas sobre los Salix, Populus. Es difícil coger la mariposa porque vuela muy alto. Los individuos que han invernado y vuelan en los primeros días de primavera, tienen el borde de las alas blanco en vez de amarillo. V. POLYCHLOROS ZL. Santiago, Orense, Abril, Julio. La larva de esta mariposa es una de las más perjudiciales para los árboles frutales (cerezos y perales), sobre los que viven. Forman una especie de tela, en la que viven muchas en sociedad, destruyendo las yemas y las hojas. Los ichneumones matan muchas, depositando en ellas los huevos. Los gorriones y los Parus, destruyen también mu- chos huevos y larvas. V. TRIANGULUM Fabr. Santiago, Agosto. V. C-ALBUM L. Orense, Santiago, Julio. La larva sobre las ortigas, el lúpu- lo, el grosellero, etc. Charaxes Ocl. Cu. JASIUS, L£L. Esta especie es rara en toda Galicia. En la provincia de Orense, donde no escasea el 4rbutus unedo, sobre cuyo arbusto vive la larva, no abunda tampoco. En Santiago no he cogido más que un ejemplar, el día 29 de Septiembre de 1867, posado en la arena húmeda, orilla del Sar. (13) Macho Velado.— INSECTOS LEPIDÓPTEROS. 233 Arge Bdv. A. LACHESIS 170. Santiago, Mayo y Junio, en los prados. Satyrus Latr. S. JANIRA Och. Galicia, en los prados y montes, de Junio á Septiembre. La larva sobre las Gramíneas. S. ALGERIA L. Santiago, Junio, Agosto, en los caminos estrechos y hondos (corredoiras) y en los lindes de los montes en sitios abrigados. La larva sobre Gramíneas (Triticum repens, etc.) S. FAUNA Fabr. Galicia, en los montes, de Julio á Septiembre, poco abun— dante. S. TITHONUS L£. Santiago, de Junio á Septiembre, en los setos, en sitios abri- gados. La larva sobre la Po4 ainva. S. MARA L. Abundante en toda Galicia, en las laderas áridas de los mon- tes, de Mayo á Agosto. La larva sobre las Gramíneas. S. (Epipus Fabr. Agosto, en los prados pantanosos y de poca hierba, al NE. de Santiago. S. ÁRETHUSA Fabr. Santiago, Agosto, en los montes. S. MEGARA L. Galicia, Mayo, Agosto. La larva sobre las Gramíneas. 224 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (14) S. CIRCE Fabr. Santiago, Julio, Agosto, en los montes altos, en sitios pedre- g'0S0S. S. PAMPHILUS L. Galicia, Junio, Agosto, en los prados. La larva vive sobre el Cynosurus cristatus. S. SEMELE L£. Portonovo (Pontevedra), en terrenos áridos. Julio, Agosto. La larva sobre las Gramineas. S. IDA £sp. Santiago, Julio. Thecla Fabr. T.ARUBL LD. Galicia, Abril, Mayo, sobre las flores de los brezos. La larva sobre las zarzas y retamas. Cuando esta mariposa está posada sobre las partes verdes de los vegetales es difícil verla, por el color verde mate de la parte inferior de sus alas. T. LyNceUS Fabr. y €. Santiago, Julio. La larva sobre los robles. Polyommatus Bdv. P. PHLxAAS £. En toda Galicia, en los sitios abrigados y descubiertos de los montes, Abril, Mayo. La larva sobre los Rumez. P. GORDIUS L£sp. Santiago, Julio, Agosto, en los montes. P. XANTHE Fabr. Galicia, en sitios descubiertos de los montes y en los prados, de Junio á Septiembre. La larva sobre los Rumez et GFenista. Po ARGOS! LL. 0 Y: Galicia, en los montes, sobre los brezos: también en los jar— (15) Macho Velado.— INSECTOS LEPIDÓPTEROS. 235 dines y en los prados, de Mayo á Agosto. La larva sobre las Genista. Lycena Bdv. 1. BrETICA Y. Galicia, Julio, Agosto, en los jardines y en los prados. IEMENELAS Fab?. En todo el país, en los montes; rara en los jardines, Julio, Agosto. L. AGO0N Borf. En sitios descubiertos y abrigados de los montes, entre los tojos, brezos y retamas, Julio, Agosto. La larva sobre las (fe- MISta. L. AmYNTAS? Fabr. Santiago, Agosto. EFUARBGIOLUS. Ls Galicia, Mayo, Julio. La larva sobre la Hedera heliz. Hesperia Bdv. H. CommMa ZL. Galicia, Julio, Agosto, en los sitios descubiertos de los montes. H. LineA abr. Santiago, Junio, Julio, en sitios descubiertos de los montes. La larva sobre las Gramineas. H. SYLvanus Fabr. Galicia, Julio, Agosto. Syricthus Bdv. S. ALVEOLUS 170. Santiago, Julio, Agosto. La larva sobre la Fragaria vesca. 236 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (16) S. MaLva Fabr. Galicia, frecuente, Mayo, Agosto. La larva sobre las Malvá- ceas. Crepusculares y nocturnas 4uc!. Chalinoptera Blanch. Trochilium Scop. T. APIFORMIS? LZ. Santiago, Julio, en la Trisca. Zygeena Latr. Z. FILIPENDULA L. Galicia, Mayo, Junio, en los prados. La larva sobre varias especies de plantas, principalmente de la familia de las Legu- minosas: 777folium, Lotus corniculatus, etc. La mariposa vuela por el día, como todas las especies del género; pero su vuelo es incierto, y.se posa sobre las flores de los prados. Macroglossa 0cl. M. STELLATARUM L. En todo el país, en primavera y otoño. Tiene un vuelo muy rápido, y se introduce á veces en las habitaciones. La larva vive sobre los Gallium. M. BOMBYLIFORMIS Oc/. Santiago, Mayo, Junio, rara. Vuela en pleno día sobre las flores. Sphinx Och. S. VespPErTILIO Fabr. Santiago, Mayo, Junio, rara. (17) Macho Velado.— INSECTOS LEPIDÓPTEROS. 237 Deilephila 0Och. D. Neru Zabr. Santiago, Septiembre de 1875, rara. La larva vive sobre la Adelfa, Verium oleander. D. PorcELLUS ZL. Santiago, Julio, en el jardín botánico. La larva sobre los Gallium, Epilobium, etc. D. ELPENOR L. Santiago, Mayo, Junio, en el jardín botánico, volando al anochecer sobre las flores de la Sapornaria oficinalis. La larva sobre los Hpilobium, Lythrum et Lappa. D. CELERIO L£. Santiago, de Septiembre á Noviembre, cogida en las habita- ciones. La larva sobre la Vitis vinifera et Gallium verum. Acherontia 0cl. A. ATROPOS L£. Galicia, Mayo á Septiembre inclusive. La larva, no vive sólo sobre las plantas de la familia de las Solandceas, aunque es frecuente encontrarla en las patatas, sino también en las de otras familias: Convallaria majalis, Daucus carota, etc.; y no es de las más perjudiciales á la agricultura; pero dicen que, en estado de insecto perfecto, se introduce en las colmenas á chupar la miel, ocasionando su presencia la dispersión de las abejas, lo que necesitará confirmación. Smerinthus 0c!l.. SN: OCELLATA L£: Santiago, Julio. La larva vive sobre varios árboles y arbus— tos: Salix, Populus, Prunus, Quercus robur, etc. S. PoPULI L£. Santiago, Mayo. La larva sobre los Populus, Salix, Rhamnus. 238 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (18) De LILA L, Galicia, Junio, Julio. En Santiago la he cogido en el paseo de Bobeda, y en las aldeas de la izquierda del crucero de Sar. La larva vive sobre la Tilia europea, Saliz alba, Castanea vesca, Ulmus campestris, etc. Saturnia Schr. S. Pyri Bork. Santiago, Mayo, Julio, en las huertas del camino nuevo; capilla de Leijo (Santa Lucía); Portomouro, en Mayo de 1868. La larva vive ordinariamente sobre las especies del género Ulimus, y sobre los árboles frutales. Es la mariposa de más tamaño de Europa. S. SpinI Bork. Amio, Angrois (Santiago), Mayo, Julio. S. CARPINI BorA. Santiago, en el monte Dalmásico, Abril, Junio. Cossus Bdv. C. LIGNIPERDA 4407. Santiago, Mayo, Julio, Agosto, en los robles del camino de Sar. Es una de las mariposas más perjudiciales á los bosques, por los árboles que destruyen las larvas. Estas, después de haber permanecido dos Úú tres años en las galerías que han hecho en el tronco, para transformarse en ninfa, se entierran al pie del árbol. Acabadas de salir de la cáscara, que habían dejado en el agujero, cogí dos en los robles que hay á la izquierda del crucero de Sar. La OQ tiene un oviducto retráctil, con el que introduce los huevos en las resquebrajaduras de la corteza de los árboles. - Platypterix Lasp. P. HamuLA Zsp. Santiago, Agosto. (19) Macho Velado.— INSECTOS: LEPIDÓPTEROS. 239 Dicranura lLatr. DA VINULA LD. Santiago, Julio, sobre el alamo blanco, en el camino de la Coruña y en el paseo de la Alameda. La larva vive sobre varias especies de los géneros Populus, Salix et Tilia. Para transformarse en ninfa se construye una cáscara con detritus vegetales, y en este estado, 6 queda pegada al árbol ú al pie del mismo, entre los restos de hojas y cortezas. Pygera Bdv. P. BUCEPHALA L. Santiago, Junio. La larva que vive sobre varios arboles, Tilia europea, Quercus robur, Salix alba, etc., ocasiona algunos años mucho daño, porque deja á los árboles sin hojas. Callimorpha Bdv. C. JACOBHEA L. En todo Galicia, Julio, Agosto. Las larvas se encuentran a millares sobre el Sexecio jacobea, abundante en el país, del que se comen hasta los tallos. GC. HERA. L. En todo el país, Santiago, Puentedeume, San Nicolás de Neda, Julio, Agosto, en las corredoiras (1). La he cogido libando en pleno día las flores del Zupatorium cannabinum, en la mar- gen del río Sar, en el soto de Conjo, 1 km. al SO. de Santiago. Chelonia Latr. (E AVILA Lo. Orense, Junio, Julio. CH. DEJEANI God. Santiago, Julio. (1) Llaman así en Galicia á los caminos estrechos y hondos. 240 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (20) CH. Pupica £sp. Santiago, Septiembre. CH. FasciaTa Esp. Santiago, Mayo, Junio. CH. CAJA Z. Santiago, Junio, en la Alameda. Esta especie, que no sólo se la encuentra en Europa, sino también en Asia y América, no debe escasear en Galicia, aunque yo no la he cogido más que en las inmediaciones de Santiago. La larva vive sobre varias plantas herbáceas: Solanum tuberosum, Tarazacum dens leonis, etc. Dichas larvas no viven asociadas, y por eso no ocasionan daños en los jardines. Muchas ninfas son atacadas por los ichneumones. Arctia Bdv. A. MENTHASTRI Fabr. y. Santiago, Junio, Julio. A. LUBRICIPEDA Fabr. Santiago. Junio, en los setos. La larva vive sobre varias plantas herbáceas: Mentha, Plantago, Gallium, y arbóreas Sam- bucus nigra, Rubus fruticosus, etc.; y causan algunos daños en los árboles frutales, principalmente en los albaricoqueros. A. FULIGINOSA L. Santiago, Julio, Septiembre. Liparis Bdv. de. SALICIS: Santiago, Julio, Agosto. Esta especie es abundante en toda España, sobre los Salix et Populus. Tengo también ejemplares de Madrid, Agosto. L. CHRYSORHAA L. Santiago, Julio. La larva de esta especie ocasiona muchos (21) Macho Velado.—INSECTOS LEPIDÓPTEROS. 24] daños en los árboles frutales; pero los gorriones destruyen muchas, por cuya razón se debía respetar más á estos pobres pajarillos. Zeuzera Latr. LS TESCULL L. 2. Santiago, Junio. Bombyx Bdv. B. Quercus L. y Y. Santiago, Julio, (casal de Horta). La larva la he cogido en primavera sobre el roble del país, Quercus pedunculata, aunque vive también sobre las retamas y árboles de otras familias. B. TriroLu Fadr. Santiago, Julio. B. Rubr?, L. Santiago, Mayo, Junio. Tripheena 0Och. T. PRONUBA L. Santiago, Julio. La larva sobre las Cruciferas. T. ORBONA abr. Galicia, Julio. La he cogido dentro de las habitaciones. Plusia Och. P. GAMMA L£. Galicia, Mayo, Agosto. Frecuente en los campos y jardines. Vuela por el día, ya espontáneamente, ú bien que se la levante de las plantas sobre las que está fija. Tiene sobre las alas supe— riores un signo que imita bien la letra y de los griegos. Catocala 0Och. €; Nupra L. Santiago, Agosto. La larva, sobre los sauces, álamos, etc. ANALES DE HIST. NAT.—XXIH. 16 242 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (22) Phlogophora Och. PH. METICULOSA L£. Santiago, Junio. Hadena 0c). H. OLERACEA ZL. Santiago, Mayo, Julio. La larva que es de un color verde obscuro, vive sobre las coles en las que hace algunos daños. Cucullia Ocl. C. UMBRATICA L. Galicia, Junio, Julio. Anarta Och. A. MYRTILLI R0€s. Santiago, Junio, Julio. La larva sobre varias Erica, Vaccintum myrtilus, etc. Abrostola 0ch. - Ap. TRIPLASIA L£. Santiago, Mayo, Julio. La larva sobre la Urtica dioica. Cabera Dup. C. PusArra 4/0. Galicia, Mayo, Junio. SANGUIJUELAS DE LA PENÍNSULA IBÉBICA, DON RAFAEL BLANCHARD. (Sesión del 2 áe Agosto de 1893.) Muy poco se sabe aún acerca de la fauna de las aguas dulces de la Península Ibérica, y, por lo que respecta á los Hirudineos, la ignorancia es completa. Creemos que la presente nota es la primera que trata de esta cuestión especial. Los animales que hemos estudiado son de procedencia muy diversa. El catedrático D. Ignacio Bolívar nos ha comunicado los ejemplares pertenecientes al Museo de Madrid. El Sr. Don V. López Seoane nos ha hecho importantes envíos de Galicia. Debemos también ejemplares de los alrededores de Valencia al catedrático D. Eduardo Boscá, y por último el profesor señor Paulino d Oliveira nos ha enviado diversos ejemplares de Por- tugal. También han contribuido á este trabajo, suministrán- donos algunos Hirudineos españoles, otras personas cuyos nombres citaremos más adelante. Hé aquí, por provincias, y siguiendo la dirección de N. 4 S., la enumeración de las localidades, de donde proceden los ani- males que hemos estudiado. Los ejemplares pertenecientes al Museo de Madrid, van designados de un modo especial. 244 ANALES DE HISTORIA NATURAL. 2) España. Estación núm. 1. Vilaboa, alrededores de la Coruña (envio: del Sr. D. V: López Seoane). Núm. 2. Vilaboa, Coruña (Museo de Madrid, regalo del Sr. D. I. Bolívar, 1893). Núm. 3. Betanzos, provincia de la Coruña (Sr. Seoane). vúm. 4. Río Eume en Caabeiro, Coruña (Sr. Seoane). Núm. 5. Erines y Caabeiro (Sr. Seoane). Núm. 6. Cabañas, cerca de Puentedeume, Coruña (señor Seoane). Núm. 7. Regato en las Nieves, Capela, Coruña (Sr. Seoane). Núm. 8. Órdenes, Coruña (Sr. Seoane). Núm. 9. Ardemil, Órdenes (Sr. Seoane). Núm. 10. Torres de Allo, entre Carballo y Corcubión, pro- vincia de la Coruña (Sr. Seoane). Núm. 11. Alrededores de Santiago de Compostela, provincia de la Coruña (Sr. Seoane). Núm. 12. Monte Pedroso, cerca de Santiago de Compostela (Sr. Seoane). Núm. 13. Padrón Santa María, en el límite meridional de la provincia de la Coruña (Sr. Seoane). Núm. 14. Alrededores de Lugo (Sr. Seoane). Núm. 15. Rio da Ponte dos Pazos, en Lanzós, Villalba, pro= vincia de Lugo (Sr. Seoane). Núm. 16. Rego do Porto, en Lanzós, Villalba (Sr. Seoane). Núm. 17. Lago de la Limia 6 Laguna Antela, provincia de Orense, á una altitud de 736 varas castellanas (próximamente 611 metros), (Sr. Seoane). Núm. 18. Gijón, en el mar Cantábrico (Museo de Madrid; ejemplar adquirido de Sanz). Núm. 19. Las Hurdes, cerca. de Ciudad-Rodrigo (Museo de Madrid; adquirido de Sanz). Núm. 20. Ciudad-Rodrigo, provincia de Salamanca (Museo de Madrid; ejemplar adquirido de Sanz, Enero de 1883). Núm. 21. Castroceniza, cerca de Burgos (Museo de Madrid; ejemplar adquirido de Sanz). 43) Blanchard.—sANGUIJUELAS DE LA PENÍNSULA IBÉRICA. 215 Núm. 22. Alrededores de Madrid (regalo de M. E. Traizet, miembro de la Sociedad entomológica de Francia). Núm. 23. Alrededores de Madrid (Museo de Madrid, regalo del Sr. Bolívar, 1893). Núm. 24. El Escorial (Museo de Madrid, regalo del señor Graells). Núm. 25. Ciudad-Real (Museo de Madrid, regalo del señor Boscá, Marzo de 1880). Núm. 26. Alrededores de Valencia (diversos ejemplares recogidos por el Sr. Boscá, y pertenecientes, unos al Museo de Madrid y otros á nuestra colección). Núm.27. Albufera, cerca de Valencia (envío de M. Ouellard). Núm. 28. Buñol, provincia de Valencia (Museo de Madrid, regalo del Sr. Boscá). Núm. 29. Siete aguas, provincia de Valencia. Núm.30. Játiva (diversos ejemplares recogidos por el señor Boscá, y pertenecientes, unos al Museo de Madrid, y otros á nuestra colección). | Núm..31. Aguas del Pego, cerca de Alicante (Museo de Madrid, regalo del Sr. Boscá.). Núm. 32. Aguas del Sallent (Museo de Madrid, regalo del Sr. Boscá, Diciembre de 1885). Núm. 33. Arroyo de los alrededores de Granada (regalo de M. Adrien Dollfus, miembro de la Sociedad zoológica de Francia). Núm. 34. Sevilla (Museo de Madrid, regalo del Sr. D. Fran- cisco de las Barras de Aragón, 1893). Portugal. Núm. 35. Serra do Gerez, provincia de Traz-0s—-Montes (envío del Sr. Paulino d'Oliveira). Núm. 36. Serra da Estrella, provincia de Beira (Museo de Góttingen). Núm. 37. Esmoriz, provincia de Beira (Beira mar), en el litoral (Sr. Paulino d'Oliveira). Núm. 38. Buarcos, provincia de Beira (Beira mar), en el litoral (Sr. Paulino d'Oliveira). 246 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (9 Núm. 39. Sáo Thiago de Cacem, provincia d'Extremadura (Sr. Paulino d'Oliveira). Núm. 40. Sines, provincia d'Extremadura (Sr. Paulino VOliveira). Hé aquí ahora la enumeración de los Hirudineos recogidos: en diversas localidades: 1. PONTOBDELLA MURICATA (Linneo), 1761.— Un ejemplar adulto, cogido por el Sr. Seoane en un pescado de altura, de especie indeterminada; otros, también adultos, del Museo de Madrid procedentes de Valencia (Gonzalez Linares, Gogorza). 2. (GLOSSIPHONIA BIOCULATA (Bergmann), 1757.— Estación número 2, diez y siete ejemplares. Cinco de ellos llaman espe— cialmente nuestra atención, á causa del aspecto velloso parti- cular que presenta la región cervical; en dicho punto se ha desarrollado una especie de copete blanquizco, que, se deja arrancar facilmente, con ayuda de una aguja, y que exami- nado al microscopio se resuelve en una colonia de Lpistylis, que se ha fijado en la glándula del cuello. Hemos observado una disposición enteramente semejante en dos (1. bioculata del gran lago de Plón (Holstein) comuni cadas por el Dr. O. Zacharias, y en gran número de ejemplares recogidos en Siria por el Dr. Th. Barrois. Hasta el presente no hemos logrado observar este comensalismo singular sino en dos individuos recogidos en Francia, á pesar de que hemos examinado cientos de ellos. Estación núm. 28, un ejemplar. 3. GLOSSIPHONIA MARGINATA (0. F. Miller), 1774. —Estación número 2, dos ejemplares de pequeñas dimensiones. Son idénticos á los de Francia y presentan una particularidad que merece ser notada. En uno de ellos los ojos del primer par han abortado por completo; por lo tanto, el animal no tiene sino los dos ojos posteriores. En el otro, el ojo anterior iz- quierdo también ha abortado. He observado una anomalía enteramente análoga en un (5) Blanchard.—sANGUIJUELAS DE LA PENINSULA IBÉRICA. 247 individuo hallado en el Allier, en Vichy, sólo que era el ojo anterior derecho el que faltaba. 4. (GLOSSIPHONIA SEXOCULATA (Bergmann), 1757.—Estacio— nes: núm. 28, un ejemplar; núm. 35, un ejemplar. 5. (GLOSSIPHONIA ALGIRA (Moquin—-Tandon), 1846. Sinoni- mia: Batracobdella Latastii Viguier, 1879.—Estación núm. 23, diez y ocho ejemplares recogidos sobre un Discoglossus pictus. Esta especie. que vive parásita sobre eran número de Batra- cios de Argelia, fué exactamente descrita por Moquin—-Tandon por un ejemplar vivo que le fué enviado por Guyon, cirujano- jefe del ejército de África, acompañando su descripción con buenos dibujos del referido ejemplar (1), el cual medía de 17 a 18 mm. de largo por 345 mm. de ancho, alcanzando á.23 y hasta 24 mm. en su mayor distensión. Viguier en 1879 (2) describió, bajo el nombre de Batraco—- bdella Latastíi, una pequeña sanguijuela, de la que el señor F. Lataste había encontrado numerosos ejemplares sobre Dis- coglossus procedentes de Argelia, y el mismo Viguier recogió más tarde esta especie en Argel sobre los Batracios que pue— blan las charcas del Jardin d'essai. Desde entonces no ha vuelto á ser indicada esta especie por ningún observador, á menos de que pertenecieran á ella unas pequeñas sanguijuelas que Héron-Royer me participó hace tiempo que había visto con frecuencia sobre Discoglossus espa- noles que le había enviado de Galicia el Sr. López Seoane. Si así fuese, podría deducirse la presencia de esta Glossiphonia donde quiera que se encuentre el Batracio indicado, es decir, por lo que á la fauna que estudiamos respecta, en casi toda España, en Portugal y en las Baleares. Hé aquí en qué términos describe Viguier la forma externa del animal: (1) Moquin-TANDON: Monographie des Hirudindes. Paris, 20 édition, 1816. Véase pág. 354, pl. x11r, fisuras 10-15. (2) C. VIGUIER: Mémoire sur 1organisation de la Batracobdelle, Batracobdella Latastii (C. Vig.) «Archives de zoologie expérimentale», t. vir, páginas 373-330, 1880. 2418 d ANALES DE HISTORIA NATURAL. (6) «Comme la (Flossiphonia algira, la Batracobdelle présente deux yeux seulement, tres rapprochés, et de forme irrégulié— rement quadrangulaire. Le corps, tres aplati en dessous, est de largeur a peu pres réguliére, et moins atténué en avant que chez lV'autre espece. Il porte, sur le vingt—uniéme anneau, la verge tres peu développée, et réduite, comme celle des GFlossiphonia, a un simple bouton; lPorifice femelle se trouve entre le vingt-troisieme et le vingt-quatrieme anneau. Le corps entier contient de soixante-cinq á soixante-dix anneaux, assez distincts, sauf vers la tete et vers l'extrémité postérieure du corps. La ventouse postérieure est proportionnellement plus large que chez les Glossiphonies. Il n'existe pas de glande dorsale; enfin, les dimensions de l'animal sont de 7á 8 milli- métres sur 1 0u 1,5, au lieu de 17 a 18 millimeétres et méme 23 ou 24, sur3 a 5. La couleur de la Batracobdelle est plutót verte que brune, du moins sur la plupart des sujets, et lopa- cité du corps est presque absolue.» El autor agrega que ha encontrado en Argelia ejemplares mayores, pero cuya talla no pasaba de 15 mm. Describe suce- sivamente el aparato digestivo, los órganos genitales, el apa- rato circulatorio y el sistema nervioso, y deduce «que la Batracobdelle se range parmi les Hirudinées siphoniennes, et qw'elle ressemble beaucoup aux Glossiphonies par son appareil vasculaire et son systeme nerveux. La disposition générale de ses appareils génitaux (1) la rapproche au contraire des Pon- tobdelles. Quant a Pappareil digestif, la disposition des poches vastriques (2) est completement différente de ce que Pon voit non seulement chez les Clepsines, mais chez toutes les autres Hirudinées.» De donde, según Viguier, nace la necesidad de sacar este hirudineo del género Glossiphonia y de crear en su favor el nuevo género Batracobdella. A pesar de esto Viguier pensó ya, pero sin aceptarla, en la identidad de su especie con la GFlossiphonia algira. No seguiré á este autor, por lo menos ahora, en el terreno de la anatomía descriptiva, y me concretaré exclusivamente (1) Seis pares de testículos que alternan con los seis primeros de los ciegos intes- tinales. (2) En número de once pares. (17 Blanchard.—sANGUIJUELAS DE LA PENÍNSULA IBÉRICA. 219 al estudio morfológico. Este estudio demuestra que la especie en cuestión corresponde sin duda alguna al género Glossipho- mia, tal como hoy puede definírsele, y que es idéntico á la Glossiphonia algira; por lo tanto el establecimiento del género Batrachobdella nos parece prematuro. Además de los diez y ocho ejemplares recogidos en los alre- dedores de Madrid, hemos estudiado algunos otros de Argelia que forman parte de nuestra colección, á saber: cuatro envia- dos de Blidah en Julio de 1891 por M. Blaise, veterinario de la remonta, cogidos por los soldados sobre unas ranas que se encontraron en el forraje verde destinado á los caballos de la enfermería; tres recibidos en Junio de 1893 de M. Edouard Chevreux, que los había encontrado en la Bouzaréah, cerca de Argel, en las orillas de un arroyo, bajo las piedras; dos de es- tos ejemplares llevaban otros jóvenes bajo la ventosa. Todos estos individuos, de procedencia tan diversa, son por completo semejantes entre sí, y á todos ellos convienen la des- cripción y las figuras de Moquin—-Tandon. Tenemos, pues, la seguridad de que los ejemplares de Argelia y los de España pertenecen á una misma y única especie. Los ejemplares españoles que he estudiado estaban sumer— gidos en alcohol desde hacía tres 6 cuatro días, y se hallaban en estado de semiextensión, presentando una dimensión má= xima de 10 mm. en cuanto á la longitud, y de 3,5 mm. en cuanto á la anchura, cifras que están sensiblemente de acuer- do con las que Viguier atribuye al animal vivo. El alcohol había adquirido un ligero tinte verde, pero el animal presen- taba aún una coloración que verosímilmente diferiría poco de la normal. El color 6 tinte fundamental es el verde suave más ú menos combinado con el color de castaña obscuro, según las regiones. La cabeza y cara inferior de la ventosa posterior presentan un matiz verde sin mezcla; la superficie ventral es por completo de los mismos colores obscuro y verde; el verde puro reaparece, sin embargo, al nivel de los poros genitales y del contorno de la ventosa bucal. En la superficie dorsal el color castaño obscuro está dispuesto en fajas longitudinales más 6 menos anchas, entre las que el color fundamental queda reducido al estado de estrechas líneas verdes: una de ellas ocupa siempre la línea del medio. 250 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (8) No se cuentan menos de 14 líneas, bandas ú fajas de color castaño y de anchura muy desigual, alternando con 13 líneas verdes estrechas. Partiendo de la línea media, se encuentran primero dos bandas entre las que se ven las papilas segmentarias internas en forma de puntitos verdosos; después sigue una banda estrecha que algunas veces puede abortar; está seguida de una banda bastante ancha y de otra estrecha entre las cuales se ven las papilas intermediarias; por último, las partes late— rales están ocupadas por dos bandas muy anchas, fusionadas frecuentemente en parte, y entre las que se observan las papilas externas. Las bandas de color de castaña conservan esta regularidad hasta la extremidad posterior del cuerpo; en la parte anterior se fusionan más ó menos y luego desapare— cen al nivel del somita 1, al paso que el tinte ó color verdóso invade la cabeza. La ventosa posterior es ligera- mente oblicua; su faz superior tiene un color verde uniforme. Debido á una contracción óÓ es- trechamiento considerable que presenta la extremidad posterior del cuerpo, hay entre éste y la ventosa una estrechez más gran- de que en ningún otro Glosifó— nido, y en breve indicaremos el motivo. Se cuentan dos anillos pre— oculares. Los dos ojos (fig. 1.*) son grandes y muy visibles. La región cervical no presenta huella de un órgano análogo á la glándula característica de la (Flossiphonia bioculata. Las papilas segmentarias, según dejamos dicho, son muy aparentes, siendo fácil distinguir el límite de los diferentes somitas. El somita 1 está constituido únicamente por el anillo oculífero; el somita 11 comprende dos anillos; el somita 11 y los demás, hasta el xx11 inclusive (figuras 1.* y 2.*), están forma- dos cada uno por tres anillos. El somita xx comprende los dos anillos 64 y 65, siendo este último más estrecho que el anterior. Glossiphonia algira. Esquema de la extremidad anterior. (9 Blanchard.—sSANGUIJUELAS DE LA PENÍNSULA IBÉRICA. 251 El somita xx1v y el xxv no tienen la misma constitución en todos los individuos; hemos observado los dos casos siguientes: 1. ejemplar (fig. 2.*).—El somita xxIv está formado por dos anillos, siendo el segundo muy estrecho; el somita xxv está formado de un solo anillo ancho, pero que presenta por cada lado, á partir del borde lateral, huellas 0 señales manifiestas de desdoblamiento. 2." ejemplar.—El somita xxtv está formado por un solo ani- llo desdoblado en toda su anchura; el somita xxv comprende un solo anillo sin huellas de desdoblamiento. Glossiphonia algira. Glossiphonia algira. Extremidad posterior Esquema de la extremidad posterior (1). oral El ano desemboca en la parte posterior del anillo que re- presenta el somita xxv; se abre, pues, detrás del anillo 68, en el primer caso, y detrás del 67, en el segundo. Detrás de él se Observa un anillo muy desarrollado, que está en contacto con la ventosa posterior en el animal visto de espaldas; pero el cuerpo no se detiene allí, estréchase considerablemente y se insinúa hacia adelante y hacia abajo, entre el anillo post- anal y la ventosa, para insertarse finalmente sobre ésta por medio de una porción muy estrechada (fig. 3.%). Esta prolon- (1) Obsérvese que en esta figura se ha cometido la errata de indicar como x1v el somita XXIV. 252 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (10) gación post-anal, de que no conocemos ningún otro ejemplo en los F1ossifónidos, comprende cuatro anillos que representan Ad aparentemente el somita xXvI, Es Xx por más que no se encuentre en === su superficie ninguna huella de XI papilas segmentarias. aa El orificio genital masculino (fig. 4.*%) desemboca entre los anillos 2 y 3 del somita x, es decir, entre los anillos 26 y 27. La vulva se abre entre los anillos 1 y 2 del somita x1, es de- cir, entre los anillos 28 y 29. Fig. 4.2 Glosssiphonia algira. Posición de los orificios genitales. 6. PLACOBDELLA CATENIGERA (Moquin-Tandon), 1846.—Esta_ ción núm. 25, un ejemplar. 7. HIRUDO MEDICINALIS (Beremann), 1757.—Estaciones: nú- mero 3, dos ejemplares; núm. 14, dos ejemplares; núm. 17, tres ejemplares. Según me escribe el Sr. López Seoane, «son las sanguijuelas oficinales de que se hace uso en el país.» 8. HIRUDO TROCTINA (Johnson), 1816.—Estaciones: núm. 1, dos ejemplares; núm. 4, cuatro ejemplares; núm. 11, un ejemplar; núm. 12, un ejem- plar joven; núm. 15, dos ejemplares; nú- mero 37, un ejemplar que presenta una anomalía del somita xxu (fig. 5.*). Es interesante hacer constar que esta especie, considerada como particular del Norte de África, remonta hasta el NO. de la Península Ibérica, más allá del gra- do 43 de latitud N. Hemos señalado recien- temente (1) su existencia en Cerdeña; de- berá, por lo tanto, encontrarse también en Sicilia, Córcega, las Baleares y al S. de la Italia continental. Hirudo troctina. Ejemplar anormal. (Dl R. BLANCcHARD: Revision des Hirudinées du Musde de Turin. «Bollettino dei Musei di Zool. ed Anat. comp.», t. vii, núm. :45, 1893. (11) Blanchard.—sANGUIJUELAS DE LA PENINSULA IBÉRICA. 253 9. HEMOPIS SANGUISUGA (Bergmann), 1757. Sinonimia: Aulastoma gulo Moquin-Tandon, 1846.— Estaciones: núm. 1. siete ejemplares; núm. 4, cinco ejemplares; núm. 5, cinco ejemplares; núm. 6, cuatro ejemplares; núm. 7, siete ejem— plares; núm. 8, cuatro ejemplares; núm. 9, cuatro ejemplares; núm. 10, cinco ejemplares; núm. 13, dos ejemplares; núm. 15, dos ejemplares; núm. 16, dos ejemplares; núm. 21, un ejem— plar; núm. 24, un ejemplar; núm. 26, tres ejemplares; núm. 27, tres ejemplares; núm. 29, un ejemplar joven; núm. 39, un ejemplar; núm. 40, trece ejemplares. Esta especie es, pues, común en el N. y E. de la Península. Ya la habíamos señalado en Portugal (1) en vista de dos ejem- plares del Museo de Turín, procedentes de la Serra da Gerez. Según el Sr. Boscá, en los alrededores de Valencia se le da el nombre de Sanguijuela borriquera. El individuo de la estación núm. 1 es muy notable. Su color general es amarillo leonado, su dorso está adornado de siete líneas obscuras longitudinales, de una ancha banda en el medio, de dos bandas marginales bastante anchas que bordean la banda lateral amarilla y de otras cuatro bandas más estre— chas. En la superficie ventral la banda lateral amarilla está bordeada de negro, que se esfuma y borra muy pronto; el resto de la superficie 6 cara ventral es concoloro. Podría con— fundirse facilmente este ejemplar con la Zimnatis nilotica, si la posición del ano y la carencia de surco labial no demostra— sen su verdadera naturaleza. 10. LIMNATIS NILOTICA (Savigny), 1820. Sinonimia: Mamo pis sanguisuga Moquin-Tandon, 1846.—Estaciones: núm. 2, dos ejemplares, uno joven y otro adulto; núm. 20, dos ejemplares grandes; núm. 22, dos ejemplares jóvenes; núm. 26, tres ejem- plares jóvenes (Museo de Madrid); núm. 26, dos hermosos ejemplares (Museo de Madrid); núm. 26, otros dos ejemplares (de mi colección); núm. 27, un ejemplar; núm. 29, un ejem- plar muy joven; núm. 32, un ejemplar joven; núm. 34, un ejemplar muy joven, con banda amarilla sobre los costados y seis líneas negras sobre el dorso. (1) R. BLANCHARD: Revision des Hirudinées du Musce de Turin. «Bollettino dei Musei di Zool. ed Anat. comp.», t. vir, núm. 145, 1893, 254 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (12) Según el Sr. Boscá esta especie es llamada Sanguijuela fina en los alrededores de Valencia. Después de permanecer diez años en el alcohol los dos ejem- plares de la estación núm. 20, tienen un tinte leonado unifor— me, algo más claro en la superficie ventral, y están despro- vistos de bandas ventrales. El clitelo comprende los anillos 25 a 39 inclusive, es decir, que deja á un lado el primer anillo del somita 1x, pero comprende, en cambio, el primer anillo del somita x1t1. El ano se abre detrás del anillo 102 que está unido al 101 en la parte media. Los tres ejemplares jóvenes de la estación núm. 26 conser— van aún un tinte leonado uniforme, pero presentan bandas laterales color de naranja. El Fig. 6.2 clitelo comprende también los anillos 25 4 39. Uno de los ejem- par 3 plares presenta anomalías de x segmentación que interesan los A somitas XI, x1 y xvu (fig. 6.*). En los otros dos individuos de la estación 26, que pertenecen e al Museo de Madrid, el cuerpo ME es de un color gris uniforme; las bandas laterales son de un color amarillo paja y están muy marcadas. La Zimnatis nilotica se halla probablemente repartida en to- UL 1 Ñ I el AAA (ASA | | l Í si B da la Península Ibérica. Hasta Timnatis nilotica. franquea los Pirineos y llega á Francia; el Museo de París Ejemplar anormal.—A, superficie ; dorsal; B, superficie ventral. (frasco núm. 18), posee cuatro ejemplares pequeños, recogi- dos en Abril de 1878 en los riachuelos de los alrededores de Collioure (Pirineos orientales). El área de distribución de esta especie, que señalábamos recientemente (1) en el Cáucaso y el Turkestán, se extiende más y más. Sabido es que la Zimuatis nilotica ataca con facilidad á los (1) R. BLANCHARD: Révision des Hirudinees du Musée de Turin. «Bollettino dei Musei di zool. ed anat. comp.», t. vir, núm. 145, 1893. (13) Blanchard.—sANGUIJUELAS DE LA PENÍNSULA IBÉRICA. 25 animales que van á abrevarse en las aguas que le sirven de habitáculo; se fija especialmente en la boca ú en la faringe del caballo y del buey. El hombre mismo no está al abrigo de sus ataques y se la ha encontrado varias veces en la garganta de los soldados que, á consecuencia de una larea marcha, habían bebido agua en los arroyos ú6 lagos. En su relación de la campaña de Egipto, Larrey señala la frecuencia de seme- jantes accidentes, y, á partir de aquella fecha, los médicos militares los han observado muy frecuentemente en Argelia y Túnez. Ahora bien, se han señalado ú observado accidentes de esta misma naturaleza en las Baleares y en Sicilia, y hasta en la Italia continental, y nosotros los consideramos, sin ningún género de vacilación, como una prueba de la presencia de la Limnatis nilotica en las citadas regiones. Acaso se encontraría también esta especie en Cerdeña, donde se conoce ya la exis tencia de la Hirudo troctina. Passerat de la Chapelle (1) observó cuatro casos en Mahón (Baleares) en soldados franceses; resumámoslos brevemente: 1.” Soldado de 35 años. El vinagre tomado como gar- garismo le hizo devolver ó arrojar una sanguijuela que tenía lo menos seis pulgadas y se hallaba á la entrada de la faringe. 2.” Soldado de 42 años. Gracias á la observación anterior, el diagnóstico se hizo sin dificultad: la sanguijuela estaba agarrada detrás de la campanilla. 3." Soldado de 21 años. Desde hacía cuatro 6 cinco días escupía un poco de sangre. El diagnóstico se hizo con la misma exactitud, y se vió en la garganta una sanguijuela de 8410 líneas de larga. 4.” Soldado de 21 años. Desde hacía siete días escupía sangre con abundancia y estaba atacado de una tos obstinada. El diagnóstico se hizo con exactitud y se vió en la garganta una sanguijuela de unas dos pulgadas de larga. Hé aquí de qué manera refieren y aprecian estas observacio- nes Dujardin y Peyrilhe (2): (1) PassERAT DE LA CHAPELLE: Hémorragies occasionnees par des Sangsues. «Jour- nal de méd., chir., pharm., etc.», t. vir, pág. 127, 1758. (2) DUJARDIN et PEYRILEE: Histoire de la chirurgie depuis son origine jusqu'a nos Jours. Paris, 2 vol. in-4.9, 1774-1780. Vol. 11, pág. 51. 256 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (14) «La sangsue avalée, s'attache á l'arriere-bouche, Virrite, et produit un sentiment désagréable. On fera lácher prise a cet insecte, par une abondante boisson de vinaigre pur, ou dans lequel on aura dissout du sel de nitre, ou fait infuser des racines de laser: des boules de neige avalées en grand nombre, produisent le méme effet. Ce cas, qui doit étre fort rare, repa—- rut a Mahon pendant qu'il étoit au pouvoir des Francois, en 1757, accompagné de crachement de sang; circonstance dunt Scribonius ne parle point. Les différens remedes employés par le Médecin, et douze livres de sang rendu par les crachats, sans compter celui qui fut tiré par quatre saignées, mirent un malheureux soldatá la veille de périr d'une maladie, qui cesse Ven étre une, dés qu'on la reconnoít. Ce qu'il y a de plus singulier et de plus remarquable dans l'observation moderne, c'est que tandis que tous les remedes ordonnés par le Médecin Francois portoient a faux, le malade demanda lui-méme celui qui devoit opérer la guérison, et précisément celui-la méme que lui eút prescrit le Chirurgien Romain, le vinaigre.» Los casos observados en Italia no son menos demostrativos. En Caltagirone (Sicilia) Clementi (1) ha descubierto con el laringoscopio, una sanguijuela fijada en el borde posterior del cartílago aritenoides, en una mujer de 58 años; la extracción se hizo con facilidad. Otro caso del mismo observador se halla citado por Calandruccio (2) al cual aseguró F. Pettinato, de Troina, haber observado un término medio anual de cuatro casos de sanguijuelas implantadas en la faringe, durante veintiocho años de práctica médica, 6 sea un total de más de 100 casos. En Misterbianco, cerca de Catana, Condorelli Francaviglia (3) vió en la ventana izquierda de la nariz de un muchacho de 12 (1) G. CLemM NT1: Caso raro di mignatta della glottide e della trachea. «Osservatore medico , Palermo, números 5 y 6, 18714.—Idem, Caso rarissimo di una sanguisuga, adesa allo interno della glottide e della trachea, segnalata dal laringoscopio e felicemente estrat- ta. «Gaze:ta med ital., provincie venete», t. xvi1, pág 381, 1874. (2) CALANDRUCCIO: Animali parassi!i dell uomo in Sicilia «Atti dell Accad. gioenia disc. nat. in Catania» (4), t. 11, 18 9. Véase pág. 33. (3) M. CONDORELLI FRANCAVIGLIA: A proposito di un grave caso di epistassi prodotta da puntura dell” Hirudo sanguisuga Bergmann. «Lo Spallanzani», t. xxx, núm. 10, 1892. «Bollettino della Soc. romana per gli studi zoologici», t. 1, pág. 233, 18:12,— Este autor copia una página entera de mi artículo Hirudinces del Dictionnaire encyclopedique des sciences médicales, por supuesto sin hacer alusión á dicho trabajo. (15) Blanchard.—sANGUIJUELAS DE LA PENÍNSULA IBÉRICA. 257 años una sanguijuela pequeña, que, desde hacía unos diez días, producía epistaxis casi constantes: se la pudo extraer con unas pinzas, después de haber cocainizado la membrana pitui- taria. El parásito fué clasificado como /Zirudo sanguisuga, de- terminación que nos parece exacta q priori si se entiende por este nombre la especie así llamada falsamente por Moquin- Tandon, es decir, la Zúumnatis milotica (Savieny ). Esto por lo que respecta á Sicilia. En cuanto á la Italia con- tinental, podemos citar el caso observado en Nápoles en 1874 por Massei (1): en el surco faringolaríngico de un hombre de 33 años que habitaba en San Antonio, cerca de Nápoles, encontró una sanguijuela de color gris y de algo más de 4 cm. A este propósito Fr. Vizioli, uno de los redactores del perió- dico 11 Morgagni, refiere que su padre observó por sí mismo, en un zapatero, una sanguijuela que vivía en la garganta del mismo hacía dos meses. El paciente la había tragado por equi- vocación 6 descuido: creyendo durante la noche, beber en un frasco lleno de una poción, bebió en otro que contenía tres san- euijuelas; al día siguiente el frasco sólo contenía dos sanguijue- las. Este caso que mencionamos aquí por curiosidad, se refiere evidentemente á la /Zirudo medicinalis; mientras que en el anterior creemos que se trata, por el contrario de la Zimmatis mlotica. El Dr. Creus ha dado a conocer en la Faceta Médica de Cata- uña, núm. 11 del año 1, correspondiente al 20 de Abril de 1878, algunos casos observados por él en España de sanguijuelas que habían llegado á fijarse en diversos puntos de la laringe y que fueron fácilmente arrojadas al exterior en accesos de tos después de desprendidas por un sencillo procedimiento operatorio; pero como nada dice respecto á la procedencia de los sujetos operados, no podemos utilizar este trabajo para el objeto que nos proponemos. 11. NEPHELIS OCTOCULATA (Bergmann), 1757.—HEstación nú- mero 2, un ejemplar de 8 cm. de largo. Por este solo dato puede observarse lo raras que parecen () F. Mass: Corpo estraneo nella laringe. Estrazione per le vie naturali. «11 Mor- gagni», t. xvi, pág. 749, 1871. ANALES DE HIST. NAT. —XXII. 17 258 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (16) ser las verdaderas Vephelis en las regiones meridionales; en el S. de Europa y en el N. de Africa estos Hirudineos desapare- cen para ceder el puesto al género Dina. 12. DixaA BLarseE1r R. Blanchard, 1892.—Estaciones: núm. 18, un ejemplar: núm. 19, dos ejemplaros: núm. 29, siete ejempla- res; núm. 30, nueve ejemplares (Museo de Madrid); núm. 30, veintiseis ejemplares de mi colección: núm. 31, seis ejempla- res; núm. 32, dos ejemplares: núm. 33, cinco ejemplares. Creemos que deben referirse á esta especie tres Nefélidos de la estación núm. 38, que llegaron en seco por un accidente del viaje. La presencia de la Dina Blaisei en Portugal nos la ha demostrado, por otra parte, un Hirudíneo que figura en el Mu— seo zoológico de Góttingen, con el nombre de Zrocheta y que procede de la Serra da Estrella (estación núm. 36). Referiremos también á la Dina Blaisei, hasta tanto que po- damos hacer un estudio más profundo, tres individuos de la es— tación 11 y tres de la estación 21 (Museo de Madrid). Diferén— cianse del tipo en que los orificios sexuales están separados por tres anillos llenos; la vulva se abre detrás del tercer anillo del somita xI. La Dina Blaisei vive también en el extremo SO. de Francia, en los confines de España. El Sr. D. G. Neumann, catedrático en la Escuela de medicina veterinaria de Tolosa, nos ha enviado un ejemplar joven de Socoa, cerca del camino de Sokori, y otros cuatro ejemplares del arroyo de Billitorte (alrededores de San Juan de Luz). APUNTES PARA LA FAUNA PUERTO-RIQUENA, POR DON. FU AN" GUN DE A EJ, (Sesión del 6 de Septiembre de 1893.) OCTAVA PARTE, % ORDEN NEURÓPTEROS. La colección de los Neurópteros, tanto de los verdaderos como de los Pseudo-Neurópteros, formada por el Sr. Leopoldo Krug, y por mí en la isla de Puerto-Rico no es tan completa como las colecciones de los otros órdenes de insectos, porque como los ejemplares son muy frágiles después de estar secos, muchos se han descompuesto. Los salvados se han regalado al Real Museo Zoológico de Berlín, con la condición de que sean clasificados. Pasaron muchos años antes de haber un naturalista especia- lista para el estudio de los Neurópteros. En 1888 emprendió el Sr. H. J. Kolbe el estudio de las espe- cies de este orden y publicó en el 47chio. fivw Natuwgyeschichte, del año 1888, tomo 1, cuaderno 2.”, el resultado de sus estudios con el título «Distribución geográfica de los Neurópteros y Pseudo-Neurópteros de las Antillas», con una Revista sobre las especies recogidas por el Cónsul Sr. Krugs en Puerto-Rico. (1) Véanse para las Partes primera, segunda, tercera, cuarta, quinta, sexta y séptima, los tomos vir, páginas 135 y 313; x, pág. 35; x11, páginas 5 y 41l; xvI, pág. 115; y xx, páginas 109 y 323. Léase lo que he dicho en la Introducción á los Insectos en la pág. 317 de estos Apun= tes, Ó sea pág. 137 del tomo xvr, 1887, de los ANALES. 260 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (574) En el mismo año 1888 empezó la publicación mía sobre los Neurópteros de la Isla de Cuba en el tomo n de mi Contribución dla Pauna cubana, Entomología (1). No me era posible comparar la colección puerto-riqueña con la cubana, la cual ha sido clasificada por el Dr. H. Hagen en Kónigsberg (hoy en Cambridge, Mass.), uno de los mejores neuropterólogos. La publicación del Sr. Kolbe me ha sido muy útil para estos mis Apuntes, así como he usado en los anteriores los trabajos de los especialistas de cada parte, tratada en mis Apuntes. Las consideraciones sobre la distribución geográfica cam- biarán cuando se hayan podido colectar y clasificar las espe- cies de las otras Antillas. Así dice el Sr. Kolbe, que el género Mantispa no existe en las Antillas, pero yo he cogido dos espe- cies, las M4. brunnea Say é interrupta Say, citadas por el señor Hagen en su 5y20psis, páginas 207 y 209. Las Antillas menores ofrecerán aún especies desconocidas y darán otro resultado respecto de la distribución geográfica de las Antillas. Cito en las especies las obras que tratan de las que existen en Puerto-Rico. Son las siguientes: Burm.—Burmeister, Handbuch der Entomologie. Neuroptera, 11, 1839. Drury.—Drury, lllustrations of Natural History, 1779-1782, tomo 11. Fab., Syst. Ent.—Fabricius, Systema Entomologiae, 1775. Fab., Ent. Syst —Fabricius, Entomologia Systematica, 1792-1795; supple- mentum, 1798. Gundl., Contr.— Gundlach, Contribución á la Entomología cubana, tomo 11, 2.2 parte, Neurópteros. Hagen, en Linnea.— Hagen, en Linnea Entomol., 12.” tomo (1885-1860). Monographie von Termes. Hagen, Syn.—Hagen, Synopsis of Neuroptera of North-America, 1861. Es parte de Smithsonian Miscellaneous Collections. Hagen, en Stett. Ent. Zeit. —Hagen, en el periódico, Stettiner Entomolo- gische Zeitung, 1867. (D) Desde hace muchos años empecé á publicar mis observaciones sobre la Fauna cubana con el título Contribución á la Fauna cubana. Se publicó y se publica aún, en pliegos mensuales especiales, como parte de los Anales de la Academia de Ciencias médicas, físicas y naturales de la Habana. Comencé con la Ornitología y seguí con la Mammalogía, Erpetología y Entomología. De la Entomología contiene el tomo 1 los Lepidópteros, el tomo 11 los Himenópteros, Neurópteros y Ortópteros. El tomo In prin- cipió con los Coleópteros. (575) Gundlach.—rAUNA PUERTO-RIQUEÑA. 261 Hagen, Proc.—Hagen, en Proceedings of Boston Society of Nat. Hist, vo- lumen x1, 1867, sobre Odonat. Fauna of the Island of Cuba. Hagen, en Canadian Entomologist, vol. xvir, 1885. Heer.—0O. Heer, Die Insectenfauna der Tertiargebilde von Oeningen und Radoboj, 1845. Kolbe, Archiv.—Kolbe, Archiv. fir Naturgeschichte, 1888, tomo 1, cuader- no 2. (Neuroptera de la colección del Sr. Krug.) Latr., in Humboldt, Recueil, 1. Latr., Hist. —Latreille, Histoire naturelle etc., des Insectes, 1792-1805. Leach.—Hist. of Entomology. Linné.—Linné, Syst. Nat., editio x11, 1767. Rambur.—Rambur, Histoire Naturelle des Neuropteres, 1842. Scudder.—Scudder, Notes upon some Odonata from the isle of Pines, in Proceedings of Boston Society of Natural History, x; addicional marks, xt. Selys, en Sagra.—Selys Longchamps, autor de la parte sobre Neurópteros de la obra Historia física, política y natural de la isla de Cuba, por Ramón de la Sagra. Tomo vir, 1856. Edición española. Selys, Syn. Agr.—Selys Longchamps, Synopsis des Agrionines, en Bulle- tin de l'Académie royale de Belgique, 1862-1877. Selys, Rev.—Selys Longchamps, Revision du Synopsis des Agrionines. Primera parte. Walk., Cat.—Walker, Catalogue of the Specimens of Neuropterous Insects, in the British Museum. Parte 1.2, 1882; parte 2.2-4,1, 1853. SECCIÓN I.—NEURÓPTEROS VERDADEROS. F1iumia Hemerobideae. GENERO Chrysopa, Leach. Chrysopa externa. Chrysopa externa, Hagen, Syn., p. 221. — — — ; Kolbe, Archiv., 1888, p. 173. No he observado esta especie en Cuba; acaso es una de las indeterminadas que hoy no poseo. Se encuentra en el Conti- nente norte-americano hasta Méjico. 262 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (576) Chrysopa collaris. Chrysopa collaris, Schneider; Hagen, Syn., p. 218. — — — ; Kolbe, Archiv., 1888, p. 173. Esta especie, observada ya en Santo Tomás, no la he reco- nocido entre las varias especies cubanas. Chrysopa thoracica. Chrysopa thoracica, Walk., Cat. 243, 15, 1852. — — — ; Kolbe, Archiv., 1888, p. 173. — — — ; Gundl., Contr. 1, p. 198. Se encuentra también en Santo Domingo y Cuba. Chrysopa Krugii. Chrysopa Krugii, Kolbe, n. sp., Archiv., 1888, p. 173. Hasta ahora es conocida solamente de Puerto-Rico. GínNeErRO Protochrysopa, Kolbe, n. gen. Protochrysopa insularis. Chrysopa insularis, Walk., Cat., 1852. Protochrysopa insularis, Wall.; Kolbe, Archiv., 1888, p. 174. No se encuentra en Cuba. Famiria Myrmeleontidee. Grínero Acanthaclisis, Ramb. Acanthaclisis fallax. Myrmeleon fallax, Ramb., 385, 1. -- impostor, Walk., Cat., 324, 41. Acanthaclisis fallax, Ramb.; Hagen, Syn., p. 223. — — — ; Gundl., Contr., 11, p. 199. (577) Gundlach.—rFAUNA PUERTO-RIQUEÑA. 263 Es una especie que se encuentra, no solamente en varias Antillas, sino también en Méjico, Colombia, Guayana y Brasil. GÉNERO Myrmeleon, Linn. Myrmeleon insertus. Myrmeleon insertus, Hagen, Syn., p. 233. — — — ; Kolbe, Archiv., 1888, p. 174. — — — ; Gundl., Contr., 11, p. 200. Vive también en Cuba y Santo Domingo. Es especie común. GÉNERO Ascalaphus, Fab. Ascalaphus hyalinus. Ascalaphus hyalinus, Latr., en Humb. Rec., 11, p. 118, tab. x1, Í. 7. — senex, Burm., 1, 1001, 7. Ulula o — ; Selys, en Sagra, p. 201. Ascalaphus — — ; Hagen, Syn., p. 238. Ulula hyalina, Zatr.; Kolbe, Archiv., 1888, p. 174. Ascalaphus hyalinus, Latr.; GFundl., Contr., 11, p. 201. Se encuentra además de varias Antillas también en los Es- tados meridionales de los Estados-Unidos y en Méjico. Famiita Phryganidee. GENERO Setodes, Ramb. Setodes candida. Setodes candida, Ifagen, Syn., p. 280. — — — Kolbe, Archiv., 1888, p. 174. Hasta ahora se encontró de las Antillas solamente en la isla de Puerto-Rico, pero se la conoce en varios Estados del Conti- nente norte-americano. 261 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (578) GÉNERO CGhimarrha, Leach. Chimarrha albomaculata. Chimarrha albomaculata, HKolbe, n. sp. Archiv., 1888, p. 175. Es una especie nueva y solamente conocida hoy en Puerto- Rico. Es parecida á C4. pulchra, Hagen, Syn., p. 298, que es especie cubana. SECCIÓN 1.—PSEUDO-NEURÓPTEROS. Fiminria Termitideoe. GENERO Calotermes, Hagen. Calotermes castaneus. Termes castaneus, Burm., t. 11, p. 764, Nr. 3. anticus, Wall., Cat., 523, 31, 1853. — Guatemalae, Wall., Cat., 528, 38, 1853. Calotermes castaneus, Burm.; Hagen, en Linnea, x11, 38, 1; tab. 11, fig. 2; ur, fig. 2. — — ; Hagen, Syn., p. 1. ; Gundl., Contr., 11, p. 204. Esta especie no está en la colección que llevó el Sr. Krug, pero yo la he visto en Puerto-Rico. Existe también en Cuba, Cayo-Hueso, Florida, el Continente meridional americano y en las islas Sandwich. Vive escondida dentro de las maderas muertas. Calotermes brevis. Walk., Cat., 524, 33, 1853. — 524, 32, 1853. Termes brevis, — 502 (parte), 1, el insecto perfecto, 503 soldado. indecisus — flavicollis — lucifugus — — 505, 3 (parte). (579) Gundlach.—rFAUNA PUERTO-RIQUEÑA. 265 Calotermes brevis, Wall.; Hagen, en Linnea, x15, 68, 16; tab. 11, fig. 6; 111, fig. 5. — — — ;¡ Hagen, Syn., p. 2. -— — — ; Kolbe, Archiv., 1888, p. 172. — — — ; Gundl., Contr., 11, p. 205. Es una especie observada también en Cuba, Santo Tomás, Jamaica, Méjico, América Central, Santa Fe de Bogotá y Bra= sil. Vive como la precedente. GÉNERO Eutermes, Hagen. Futermes morio. Termes morio, Latr., Hist., x11It, p. 69, Nr. 3. = —= — ; Hagen, en Linnea, x11, p. 201, Nr. 34; tab. 111, fig. 29. - — — ; Hagen, Syn., p. 4. Eutermes — — ; Kolbe, Archiv., 1888, p. 173. Termes — — ; Gundl., Contr., 11, p. 206. Se encuentra también en Santo Domingo, Martinica, Guate- mala, Panamá, Venezuela, Brasil. En Cuba es muy común y causa mucho daño cuando se ha fijado en habitaciones del campo. Su nido es visible y consiste en una masa pardo-oscura, dura, alcanzando un gran tamaño. Eutermes debilis. Termes debilis, Heer. El Sr. Kolbe menciona esta especie de la América meridio- nal como existente en Puerto-Rico, pero no la hemos cogido. Cuba tampoco la tiene. Fimiura Embididee. GÉNERO Oligotoma, Westw. Oligotoma cubana. Oligotoma cubana, Hagen, en Canadian Entomologist, vol. xv11, p. 142, 1885. Olynthia especie? larva, Hagen, Syn., p. 7. 266 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (580) Oligotoma cubana, Hagen; Kolbe, Archiv., 1888, p. 173. — — — ; Gundl., Contr., 1, p. 208. El ejemplar típico era de la isla de Cuba. Fama Libellulidee. TRIBU AGRIONINE. GÉNERO Protoneura, Selys. Protoneura capillaris. Agrion capillaris, Ramb., 280, 30. Protoneura — — ;Selys, en Sagra, p. 200. - — — ;¡ Hagen, Syn., p. 73. = = — ;Kolbe, Archiv., 1888, p. 170. — ; Gundl., Contr., 11, p. 218. Se encuentra también en la isla de Cuba. m GÉNERO Ceratura, de Selys. Ceratura capreola. Agrion capreolus, Hagen, Syn., p. 78. Ceratura — — ;Selys, Syn. Agr., 1876, p. 8, Nr. 31. — — — ; Kolbe, mencionada solamente en la lista, p. 165. = — — ; Gundl., Contr., 11, p. 233. Kolbe ha puesto esta especie en la lista como que se ha ob- servado en Puerto-Rico y con razón, pero no la tiene apuntada en la p. 170 entre los números 14 y 15. Vive también en Cuba y Brasil. GENERO Ischnura, Charp. Ischnura Ramburii. Agrion Ramburii, Selys, Rev., p. 1€6. = — — ¡en Sagra, p. 199. (581) Gundlach.—rAUNA PUERTO-RIQUEÑA. 25 Agrion (Ischnura) Ramburii, Selys; Hagen, Syn., p. 76. — — = — ;Kolbe, Archiv., 1888, p. 170. — = — — ; Gundl., Contr., 11, p. 223. Se encuentra también en Cuba, Santo Tomás, Martinica, etc., y en Yucatán, Méjico, Campeche, Cayena y los Estados-Unidos norte-americanos. GENERO Enallagma, Charp. Enallagma civile. Agrion civile, Hagen, Syn., p. 88. Enallagma civile, Hagen; Selys, Syn. Agr., 1876, p. 97, Nr. 102. — — — ; Kolbe, Archiv., 1888, p. 170. Agrion — — ¡'Gundl., Contr., 1, p. 226. Esta especie vive también en Cuba y en los Estados-Unidos de la América septentrional. Enallagma cocum. Agrion cceecum, Hagen, Syn., p. 84. —= = — ;Scudder, Proceed., x, p. 189. Enallagma cozcum, Hagen; Kolbe, en Archiv., 1888, p. 165, pero no en p.170. Agrion — — ; Gundl., Contr., 11, p. 224. Se encuentra también en Cuba y Santo Tomas. Enallagma Krugii. Enallagma Krugii, Kolbe, n. sp. en Archiv., 1888, p. 171. Kolbe dice que es parecida al cultellatum de Cuba, pero dife- rente por el color del pterostigma, del mesotorax y del tercer segmento del abdomen; además por el número de las nervia- ciones postcubitales de las dos alas. 268 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (582) GÉNERO Erythragrion, de Selys. Erythragrion dominicanum. Agrion dominicanum, Selys, en Sagra, p. 198. -- — — ; Hagen, Syn., p. 86. Erythragrion — — ;Kolbe, Archiv., 1888, p. 172. Agrion = — ; Gundl., Contr., 11, p. 229. No he observado esta especie en Cuba, pero Selys y Hagen le asienan Cuba y Haití como patria. Erythragrion vulneratum. Agrion vulneratum, Hagen, Syn., p. 86. Erythragrion vulneratum, Hagen; Kolbe, Archiv., 1880, p. 165, pero no en p. 172, porque no estaba en la colección. Agrion (Pyrrhosoma) vulneratum, Hagen; Gundl,, Contr, 11, p. 228. Se la ha observado también en Cuba, Guayana y Esequibo. GÉNERO Leptobasis, de Selys. Leptobasis vacillans. Agrion vacillans, Hagen, mss.; Selys, Syn. Agr., 1877, p. 7, Nr. 209. — (Leptobasis) vacillans, Hagen; Gundl., Contr., 11. p. 231. Esta especie no estaba en la colección de Krug' pero fué co- gida por Moritz en Puerto-Rico, según la colección del Real Museo Zoológico de Berlín. Kolbe la indica en la p. 172. GÉNERO Lestes, Leach. Lestes spumaria. Lestes spumaria, Hagen. — = — ;Selys, Syn. Agr., 1862, p. 25. = - — ;Kolbe, Archiv., 1888, p. 172. == — — ; Gundl., Contr., 11, p. 215. Esta especie vive también en Cuba. (583) Gundlach.—FAUNA PUERTO-RIQUEÑA. 26) TRIBU ¿ESCHNINA. GÉNERO Gynacantha, Rambur. Gynacantha trifida. Gynacantha trifida, Rambur, Neur. 210, 3. — — Selys, en Sagra, p. 194. — — Gundl., Contr. 11, p. 240. Se ha observado esta especie también en Cuba, Jamaica y Brasil: suele volar al anochecer. Gynacantha nervosa. Gynacantha nervosa, Ramb., 213, 7. — — — ;Kolbe, Archiv., 1888, p. 168. Hagen reunió en su Synopsis, pág. 315, €. nervosa Ramb. con E. gracilis Burm. 11, 837, 6, pero Kolbe las encontró dife- rentes y describe las dos y además (G. robusta del Museo de Berlín, cuya descripción no estaba publicada. Yo en mi Con- tribución, 11, p. 242, he seguido á Hagen. E. nervosa vive según Kolbe en Cuba, Puerto-Cabello, Guayana y Puerto-Rico; y7a—- cilis en Brasil, Bahía, Rio-Janeiro y Surinam: robvsta en el Brasil, Río-Janeiro y Surinam. TRIBU LIBELLULINA. GENERO Pantala, Hagen. Pantala flavescens. Libellula flavescens, Fab., Ent. Syst. suppl. 285, 18-19. — —- — ; Selys, en Sagra, p. 186. = analis, Burm., 11, 852, 28. — terminalis, Burm., 11, 852, 24. Pantala florescens, Fab.; Hagen, Syn., p. 142, 1. — — — ; Gundl., Contr., 11, p. 245, 270 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (594) Esta es una especie cosmopolita, pues se la encuentra en Asia, África, Oceanía y América; hay ejemplo de su existencia accidental en Europa (Inglaterra). GÉNERO Tramea, Hagen. Tramea abdominalis. Libellula abdominalis, Ramb., 37, 8. — basalis, Burm.; Selys en Sagra, p. 185. — abdominalis, Ramb.; Hagen, Syn. Tramea insularis, Scudder; p. 191, pero no ins. Hagen. — abdominalis Ramb.; Hagen, en Stett, Ent. = — Hay., Zeit., xxvtr, p. 224. — — — ; Kolbe, Archiv., 1888, p. 167. — — — ; Gundl., Contr., 11, p. 251. Se encuentra también en las islas de Cuba, Guadalupe y en Méjico. GÉNERO Libellula, Linné. Libellula umbrata. Libellula umbrata, Linn., S. N., edit. x11, p. 903, 13. — — — ; Selys, en Sagra, p. 189. — tripartita, Burm., 11, 856, 47 ($ ad.), de Cuba. — umbrata, Linn.; Hagen, Syn., p. 158. = = — ; Hagen, en Stett. Ent. Zeit., xxvIt1, p. 274. = — — ;XKolbe, Archiv., 1888, p. 167. = — — ; Gundl., Cont., 11, p. 257. Es una especie no solamente muy distribuida sobre muchas Antillas, América meridional, y rara en la septentrional, sino también muy variable según la edad y sexo. A ella pertenecen los nombres unifasciata de Geér, de Surinam; /allaz Burm., de Surinam (el joven); subfasciata Burm., de Río Janeiro (el macho joven); ruralis Burm., de Santo Tomás (la hembra); fAa— vicans Ramb., (la hembra). (585) Gundlach.—rFAUNA PUERTO-RIQUEÑA. 271 GÉNERO Orthemis, Hagen. Orthemis discolor. Libellula discolor, Burm., Handbuch, 11, 856, 51. — macrostigma, Ramb., 57, 54. —- discolor, Burm., Selys, en Sagra, p. 188. Orthemis — — ;¡ Hagen, Syn., p. 161. = = — ; Hagen, en Stett. Ent. Zeit., xxvI11, p. 279. = = — ;XKolbe, Archiv., 1888, p. 168. — — — ; Gundl., Contr., 11, p. 262. Además de Puerto-Rico ha sido observada en Cuba, Santo Domingo, Jamaica, Santo Tomás, Martinica y otras Antillas menores, en Tejas, Méjico y en casi toda la América meridio— nal, pero no en los Estados-Unidos, excepto Tejas occidental. GÉNERO Lepthemis, Hagen. Lepthemis vesiculosa. Libellula vesiculosa, Fab., S. E., 121, 7; E. 11, 377, 12. = == — ; Selys, en Sagra, p. 187. Lepthemis vesiculosa, Fab.; Hagen, Syn., p. 161. = — — ; Kolbe, Archiv., 1888, p. 168. Ss = — ; Gundl., Contr., 11, p. 264, Se encuentra también en Cuba, Santo Domingo, Santo To— más, Méjico, Guayana y Brasil. GÉNERO Dythemis, Hagen. Dythemis rufinervis. Libellula rufinervis, Burm., Handb., 1, 815, 15. — conjuncta, Ramb., p. 91, núm. 34. — rufinervis, Burm.; Selys, en Sagra, p. 187. Dythemis — — ; Hagen, Syn., p. 162. — -— — ;XKolbe, Archiv., 1888, p. 168. =- — — ; Gundl., Contr., 11, 266. 212 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (586) Se la encuentra también en Cuba, Santo Domingo con Haiti. Es especie común. Dythemis dicrota. Dythemis dicrota, Hagen, Syn., p. 166. Mesothemis Poeyi, Scudder, p. 194. Dythemis dicrota, Hagen; Kolbe, Archiv., 1888, p. 108. = = — ; Gundl., Contr., 11, p. 269. Hasta ahora se conoce la especie solamente de Cuba y de Puerto-Rico, pero existirá también en Santo Domingo y otras Antillas. Observada también en la América central. GÉNERO Macrothemis, Hagen. Macrothemis celeno. Libellula celeno, Selys, en Sagra, p. 192. Dythemis pleurosticta, Hagen, Syn,, p. 165 (pero no es Lib. pleurosticta Burm.) -- -- — ;¡Scudder, p. 194. Macrothemis celeno, Selys; Hagen, en Stett. Ent. Zeit., xxvIm, p. 281. —- — — ; Kolbe, Archiv., 1888, p. 168. — = — ; Gundl., Contr., 11, p. 273. Esta especie vive también en Cuba, Santo Domingo, Santo Tomás y Brasil, según Hagen en su Synopsis. GÉNERO Diplax, Charpentier. Diplax ambusta. Diplax Justiniana, Hagen, Syn., p. 181 (pero no es Zibellula Justimana Selys, que vive también en Cuba.) — = Selys; Scudder, p. 197. — ambusta, Hagen, Proceedings, p. 293. — — — ; Kolbe, Archiv., 1888, p. 168. —_ = — ; Gundl., Contr., 11, p. 279. (587) Gundlach.—rAUNA PUERTO-RIQUEÑA. 273 Observada también en las islas de Cuba y de Pinos. El Dr. Hagen consideró esta especie igual á Libellula Justi- mana Selys, en Sagra, p. 190, y reunió con ella la Zidellula minuscula Ramb.; pero más tarde reconoció que sus ejemplares no eran iguales á la Justiniana y les dió el nombre D. ambusta, en Proceedings, p. 293. El Dr. Hagen describe la minuscula, en Syn., p. 183, aunque la había considerado en p. 181, sinó- nimo de la Justiniana. Diplax portoricensis. Diplax portoricensis, Kolbe, Archiv., 1888, p. 168. El Sr. Kolbe comparó esta especie con minuscula y dice que tiene, longitud del cuerpo 24,5 mm. y la anchura entre las puntas de las alas abiertas 43 mm., cuando en minuscula la longitud es 21-26 y la anchura 34-36 mm. D. portoricensis tiene 9-10 nerviaciones antecubitales, minuscula 8. GENERO Perithemis Hagen. Perithemis domitia. Libellula domitia, Drury, Ins., 11, 83; pl. x1v, p. 4. = = — ; Ramb., 124, 132. — chora, Ramb., 125, 133. — metella, Selys, en Sagra, p. 190. Perithemis domitia, Dr.; Hagen, Syn., p. 185. — — — ; Kolbe, Archiv., 1888, p. 168. — — — ; Gundl., Contr., 1, p. 280. El Sr. Hagen no está aún seguro si la especie de Cuba, y de consiguiente también de Puerto-Rico, es 6 no desigual á la nombrada por Drury £. domitia. Si fuese igual debía tener el nombre dado por Drury. La patria es muy extensa, desde Maryland y New-Jersey. bahía de Campeche, algunas Antillas hasta Brasil. ANALES DE HIST. NAT. — XXII. 18 274 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (588) ORDEN HEMÍPTEROS. Muchas especies de la colección de Hemipteros puerto-rique- nos he podido nombrar comparándolas con los ejemplares de mi colección cubana, la que fué clasificada primeramente por mi, usando la obra de la Sagra, en la cual publicó Guerin Me— naville las especies llevadas á Europa por la Sagra, y luego clasificó el Dr. Uhler la colección mía, mandada al efecto á Baltimore. Este sabio entomólogo clasificó todos los Heterópte— ros y de los Homópteros solamente las especies bien conserva- das y mayores, dándome de las menores los nombres genéricos. No teniendo esperanza de que pronto sean examinados y clasificados los Hemipteros puerto-riqueños, he preferido dar noticia de lo que sé de seguro para no demorar tanto la publi- cación sobre los Hemipteros y Coleópteros. Las obras que tratan sobre especies puerto—riqueñas y que he citado son las siguientes: Burm.— Burmeister, Handbuch der Entomologie.—Hemíptera. Dal!.—Dallas, List of Hemipterous Insects, Brit. Museum, part. 1. Drury.—Drury, Illustrations of Natural History, 1779-1782. Fabr.—Fabricius, Syst. Entomolog. Fitch.—Catalogue of Homopt. Cab. of N. H. Germ.—Germar, Entomologische Zeitschrift, t. 1. Guér. en Sagra.—Guérin Méneville, en la obra de la Sagra. — Historia política, física y natural de la isla de Cuba. — Hemípteros en tomo vr, de la edición española, 1856. Guér., Iconogr.— Guérin, Iconographie du regne animal. Insectes. Herbts.—Gem. Nat. Herr. Sch.—Herrich Schaeffer. Die Wanzen. Linn., Syst. Nat.—Linneus, Systema naturae, editio xIL Pal. de Beaw.—Palisot de Beauvais, Insects d'Afrique et d' Amérique. St. Fargeau.—Enc. x. Say.—New. Harm. Ind. Jan. 1832. Signoret.—Revue icon. des Tettigonides. Thunberg.—Nova insect. spec. Uhler, mss.— Uhler, Clasificación manuscrita de los Hemípteros cubanos de la colección mía. Westwood.—Ann. Soc. Ent. France, 1.2 serie, t. 111. Voet, Cat. Syst.—Voet, Catalogus systematicus, t. Iv. (589) Gundlach.—FAUNA PUERTO-RIQUEÑA. 275 HEMÍPTERA HETERÓPTERA SECCIÓN 1.—GEOCORISAZ.. Famiia Pentatomidee. GruNeRO Pachycoris, Burm. Pachycoris Fabricii. Scutellera Fabricii, Pal. de Beauv., p. 31, pl. v, figuras 1 y 2. Pachycoris guttula, Herrich. Sch., t. 14, p. 7, pl. cxt, f. 350. — nitens, Dall.; Guér. en Sagra, p. 150. — Fabricii, Linn.; Uhler, mss. Se encuentra también en la isla de Cuba. GÉNERO Augocoris, Burm. Augocoris sexpunctatus. Cimex sexpunctatus, Fabr. — cretaceus, Voet, Cat. syst., 1v, 110, 8; 4. xLvrr, f. 8. Augocoris unicolor, Burm., 11, p. 396. Scutellera pallida, Pal. de Beauv., p. 234, pl. v, 6, fig. 8. Augocoris — — ; Guér., en Sagra, p. 149. — sexpunctatus, Fabr.; Uhler, mss. Esta especie varía mucho en su colorido. Vive también en Cuba. GrENERO Mesotrypa, Burm. Mesotrypa sinuosa. Mesotrypa sinuosa, Uhler, mss. n. sp. El tipo es de Cuba. 26 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (590) GÉNERO Sphyrocoris, Mayr. Sphyrocoris obliquus. Pachycoris obliquus, Germ., 1, p 94. — — — ; Herr. Sch., t. v, p. 54, pl. cuvir, f. 491. Sphyrocoris — — ; Uhler, mss. Está también en Cuba y en Martinica. GÉNERO Amnestus, Dallas. Amnestus pusillus. Amnestus pusillus, Uhler, mss. Parece que el Sr. Uhler lo encontró diferente de spini- Frons Say. En la isla de Cuba vuela á menudo hacia las luces encendi- das en las casas. GÉNERO Nezara, Am. et Serv. Nezara marginata. Pentatoma marginata, Pal. de Beau»v., p. 147, pl x, f. 1. — (Nezara) marginata, Pal. de Beauv.; Guér., en Sagra, p. 155. — — — : Uhler, mss. Además de Puerto-Rico vive en Cuba, Santo Domingo y Gua- dalupe. GÉNERO Thyanta, Stál. Thyanta perditor. Cimex perditor, Fab., Ent. Syst., t. 1v, p. 102. Pentatoma fascifera, Pal. de Beauv., p. 150, pl. x, f. 9. (591) Gundlach.—rAUNA PUERTO-RIQUEÑA. 271 Pentatoma (Mormidea) perditor, Fab,; Guér., en Sagra, p. 152. Thymota — — ; Uhler, mss. Existe también en la Florida y en la isla de Cuba. GÉNERO CEbalus, Stál. (Ebalus pugnax. Cimex puenax, Fabr., Syst. Ent., p. 704. — typhceus, Fab., Syst. Rhyng., p. 162. Pentatoma orthacantha, Pal. de Beawv., p. 130, pl. 1x, f. 94. = (Mormidea) typheus, Fab.; Guér., en Sagra, p. 153. GThalus puenax, Fab.; Uhler, mss. Habita también en Cuba y Santo Domingo. GENERO Prooxys, Spin. Prooxys punctulatus. Halys punctulata, Pal. de Beauv., p. 188, pl. x1, fig. 9. Pent. (Prooxys) punctulata, Pal. de Beauv.; Guér., en Sagra, p. 154, lámi- na xi, f. 3. — — — ; Uhler, mss. Esta especie es también habitante de Cuba. GENERO Arvelius, Spin. Arvelius albopunctatus. Cimex albopunctatus, de Geér., Mém., t. 1, p. 331, pl. v, fig. 6. — gladiator, Fabr., Syst. Rbyng., p. 162, Nr. 36. Pentatoma gladiator, Fabr.; Pal. de Beauv., p. 127, pl. 1x, £. 1. Acanthosoma — — ; Burm., t. 11, p. 359. Arvelius = — ; Herr. Schceff., t. v, p. 104, pl. cLxxx, figuras 557, 558. — albopunctatus, Am. et Serv., Hemipt., p. 150. Pent. (Arvelius) — de Geer; Guér., en Sagra, p. 155. Arvelius — — ; Uhler, mss. Existe también en Cuba, Santo Domingo y Méjico. 278 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (592) GÉNERO Loxa, Am. et Serv.. Loxa flavicollis. Cimex flavicollis, Drury, 11. 2, p. 67. Loxa zz — ; Uhler, mss. y Se encuentra también en Cuba y otras localidades. GÉNERO Edessa, Fab. Edessa bifida. Ascra bifida, Say, New. Harm., Ind. Jan. 1832, p. 7. Edessa cornuta, Burm., 11, p. 356. Pent. (Aceratodes) cornuta, Burm.; Guér., en Sagra, p. 156. Edessa — — ; Uhler, mss. Se encuentra también en Cuba. GENERO Mutyca, Stil. Mutyca phymatoptera. Pentatoma phymatoptera, Pal. de Beawv., p. 112, pl. virr, f. 2. Canthecoma = --- : Guérin, en Sagra, p. 151. Mutyca — — ; Uhler, mss. Además de la isla de Puerto-Rico vive en Santo Domingo y Cuba. GÉNERO Podysus, Herr. Scl. Podysus sagitta. Cimex sagitta, Fabr., Ent. Syst. 4, p. 99. Podysus — — ; Uhler, mss. Es también habitante de Cuba. (593) Gundlach.—rAUNA PUERTO-RIQUEÑA. 219 Faminia Goreideae. GÉNERO Zicca, Am. et Serv. Zicca teniola. Clavigrallia teeniola, Dallas, List. hem. ii, p. 514. Zicca — — ; Uhler, mss. Se encuentra también en toda la isla de Cuba. GÉNERO Corizus, Fall. Corizus Side. Coreus Sidee, Fab., Syst. Rhyng., p. 201. Lygeus — — Ent. Syst., 1v, p. 169. Cor. (Rhopalus) Sid«e, Fab.; Guérin, en Sagra. p. 160. Corizus — — ; Uhler, mss. Existe en la isla de Cuba. GÉNERO Spartocera, lap. Spartocera fusca. Cimex fuscus, Thunberg, Nov. ins. sp. li, p. 44; Uhler, mss. Vive también en toda la isla de Cuba. GENERO Leptoglossus, Guér. Leptoglossus stigma. . Cimex stigma, Herbst, Gens. Nat. vi, p. 258. Anisoscelis serrulatus, Herr. Scheeff., vu, p. 10, pl. ccxx, figuras 687, 688. — — — ; Guér., en Sagra, p. 160. Leptoglossus stigma; Herbst; Uhler, mss. Habita también la isla de Cuba. 280 ANALES DE HISTORIA NATURAL. Leptoglossus balteatus. Cimex balteatus, Linn ; Fabr., Sp. 1ns., 11, p. 352. Anisoscelis thoracicus, Guér., en Sagra, n. sp. p. 160, tab. xt, £. 7. Leptoglossus balteatus. Fabr.; Uhler, mss. Esta especie es rara en Cuba. Leptoglossus gonagra. Cimex gonagra, Fabr., Syst. Rhyng., p. 210. Anisoscelis gonagra, Fabr.; Guér., en Sagra, p. 161. Leptoglossus — — ; Uhler, mass. Se encuentra también en la isla de Cuba. GENERO Phthia, 5tal. Phthia picta. Cimex pictus, Drury, 1ns., 1, p. 107. Anisoscelis (Leptoscelis) annulipes, GFuér., en Sagra n. sp., p. 161. Phthia picta, Drury; Uhler, mss. Se encuentra en toda la isla de Cuba. Phthia lunata. Lygeeus lunatus, Fabr., Ent. Syst., t. 1v, p. 142; Syst. Rhyng., p. 212. Anisoscelis fastuosus, Herr. Schaeff., t. vit, p. 8 pl. ccxtx, f. 684. — (Leptoscelis) lunatus, Fab ; Guér., en Sagra, p. 161. Phthia lunata, Fabr.; Uhler, mss. Esta especie vive también en Cuba. GENERO Alydus, Fabr. Alydus pallescens. Alydus pallescens, Stal, Río Jan., Hem., 1, p. 34. — -- — ; Uhler, mss. (594) (595) Gundlach.—rFAUNA PUERTO-RIQUEÑA. 281 Ienoro si el 4. signatus, Herr. Schaeff., citado por Guérin en la Sagra es otra especie ú sinónimo. Vive en toda la isla de Cuba. GÉxerOo Chariesterus, Lap. Chariesterus gracilicornis. Chariesterus gracilicornis, Stal. — — — ; Uhler, mss. Lo he cogido también en la isla de Cuba. GENERO Leptocorisa, Fa). Leptocorisa filiformis. Cimex filiformis, Fab. , Syst. Ent., p. 727. Leptocorisa — — ; Uhler, mss. Es posible que el Z. tipuloides de Geer, citado por Guérin en Sagra sea sinónimo. Se encuentra también en Cuba. GÉNERO Jadera, Stal. Jadera sanguinolenta. Cimex sanguinolentus, Fab., Syst. Ent., p. 721. Leptocoris coturnix, Burm., t. 11, p. 305. Serinetha — — ; Dall., un, p. 467. Lyg. (Serinetha) coturnix, Burm.; Guér., en Sagra, p. 163. Jadera sanguinolenta, Fab ; Uhler, mss. Creo que coturnir es un sinónimo y no otra especie. Es muy común en la isla de Cuba. 282 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (596) Fama Lygecidee. GÉNERO Lygeeus, Fabr. Lygeus fasciatus. Lygeeus fasciatus, Dallas, part. 11, p. 538. — aulicus, Herr. Schaeff., t. vt, p. 76, pl. ccvi, f. 646. — fasciatus, Dall.; Guér., en Sagra, p. 164. — — — ; Uhler, mss. Guérin dice en Sagra que esta especie, muy común en la isla de Cuba, no es el Zyyeus aulicus, de Fabricius. GENERO Pamera, Say. Pamera longula. Pamera longula, Dallas. Lygeeus (Plociomerus) Dohrnii, Gué»., en Sagra n. sp., p. 166. Pamera longula, Dall.; Uhler, mss. Es también habitante de la isla de Cuba. Pamera vincta. Pamera vincta, Say. Lygeeus (Plociomerus) Amyotii, Guér., en Sagra n. sp., p. 166. Pamera vincta, Say; Uhler, mss. Se encuentra también en la isla de Cuba. GÉNERO Clerada, Sign. Clerada apicicornis. Clerada apicicornis, Signoret. Clerada — ==. 5 Uhler, m88. Se encuentra en toda la isla. (597) Gundlach.—rAUNA PUERTO-RIQUEÑA. 283 GENERO CEdancala, Am. et Serv.. (Edancala cubana. (Edancala cubana, Stal, En. Hem. 1v, p. 139. — — — , Uhler, mss. Habita en toda la isla de Cuba. Fama Gapsidee. GéNERO Pycnoderes, Guérin-Méneville. Pycnoderes quadrimaculatus. Pyenoderes quadrimaculatus, Guér., en Sagra, n. s., p. 168, lám. xt, fig. 12. — = — ; Uhler, mss. En la isla de Cuba no es raro en el Solanum torvum. GÉNERO Lygus, Hahn. Lygus Salle i. Lygus Salleei, Stal, Stett. Ent. Zeitschr. xxt1, p. 321. — — — yar.; Uhler, mss. Lo he cogido también en la isla de Cuba. Famiia Phymatidee. GÉNERO Phymata, latr. Phymata erosa. Cimex erosa, Linn., Syst. Nat., 11, p. 718. Syrtis — — ; Fabr., Syst. Rhyng., p. 121. 281 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (598) Phymata erosa, Linn.; Westrw., t. 111, p. 21, pl. 11, fig. 3. Syrtis (Phym.) erosa, Linn.; Guér., en Sagra, p. 169. Phymata — — ; Uller. Existe también en Cuba. Phymata emarginata. Syrtis (Phymata) emarginata, Gué»., en Sagra, n. sp., p. 170. E -n = — ; Uhler, mss. El tipo de la especie era de Cuba. Fama Reduvidee. GÉNERO Zelus, Fabricius. Zelus rubidus. Zelus rubidus, St. Farg., Enc., x, p. 278. ES = — ;Uhler, mss. Se encuentra en Cuba. GÉNERO Diplodus, Stál. Diplodus subimpressus. Zelus (Diplodus) subimpressus, Stal, Enum., Hém., 11, p. 91. Diplodus — — ; Uhler, mss. Vive también en toda la isla de Cuba. GÉNERO Stenopoda, Lap. Stenopoda culiciformis. Cimex culiciformis, Fabr., Syst., Ent., p. 728. Stenopoda — — ; Uhler. msg. (599) Gundlach.—rFAUNA PUERTO-RIQUEÑA. 285 En la isla de Cuba vuela á menudo hacia las luces encen— didas. GÉNERO Emesa, Fabr. Emesa affinis longipes. Emesa afinis longipes, De (Greer. Con este nombre devolvió el Sr. Uhler la especie. Tenoro si la palabra latina afínis es verdadero nombre dado por De Geer, Ú si es sinónimo de parecido del idioma español, es decir, Emesa que se parece á la longipes. Fama Hydrometridee. GÉNERO Limnotrechus. Limnotrechus marginatus. Gerris marginatus, Guér., Iconogr., 351, pl. Lvi1, f. 2. = — — en Sagra, p. 173. Limnotrechus marginatus, Guér., Uhler, mss. Se encuentra también en toda la isla de Cuba. GÉNERO Microvelia, Westw. Microvelia pulchella. Microvelia pulchella. Westwood, Annales de Soc. ent. de Fr., 1.* serie, t. 11, p. 647, pl. 11, É. b. Hydroessa reticulata, Burm., 11, p. 213. — pulchella, Herrich-Schaeffer, v1, p. 37, pl. cxciu, f. 595. Microvelia — Westw.; Guér., en Sagra, p. 174. — — — ; Uhler, mess. Se encuentra también en las islas de Cuba y San Vincente. 286 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (600) SECCIÓN 11.—HYDROCORISAE. Faminia Nepidee. GÉNERO Belostoma, Latr. Belostoma medium. Belostoma medium, Guér., en Sagra, n. sp.. p. 175. — — — ; Uhler, mss. Lo he cogido también en la isla de Cuba. GENERO Zaitha, Am. et Serv. Zaitha anura. Zaita anura, Herr.-Schaeff. — — — : Uhler, mss. También en la isla de Cuba en las lagunas. Firma Gorixidee. GENERO Corixa, Oliv. Corixa reticulata. Corisa reticulata, Guér., en Sagra, n. sp., p. 177. — — — MM AURIe»m8s: HEMIPTERA HOMOPTERA. Fama Jassidee. Gíxero Deltocephalus, Burn. Deltocephalus contestus. Deltocephalus contestus, Uhler, mss. Se encuentra también en Cuba. (601) Gundlach.—rAUNA PUERTO-RIQUEÑA. 287 Deltocephalus Harrisii. Deltocephalus Harrisii, Fitch. Esta especie es común en Cuba. GÉNERO Tettigonia, Ol. Tettigonia geometrica. Tettigonia geometrica, Signoret, Uhler, mss. Es una especie rara en Cuba. GruNERO Agallia, Curt. Agallia fumosa. Agallia fumosa, Uhler, mss. (acaso nueva especie). Se encuentra también en la isla de Cuba. ORDEN COLEÓPTEROS. La clasificación de los Coleópteros puerto-riqueños, recogi— dos por el Sr. Krug y yo, es aún muy incompleta, por no haberse encontrado un entomólogo especialista para muchas familias que quisiera hacerse cargo de la clasificación. Com- parando con mi colección cubana, he podido nombrar muchas especies que son iguales, pero no todas, pues mi colección tiene muchas familias bien clasificadas por autores compe- tentes, y también muchas enteramente sin clasificación. Apun- taré en este tratado las especies nombradas. Si más tarde se encontrasen más entomólogos para clasificar el resto, se dará un suplemento. Por petición del Dr. Davitz, del Museo Zooló- gico de Berlín, se hizo cargo el Sr. G. Guedenfeldt de un número de Heterómeros y publicó su lista en el Berliner Ento- mologische Zeitschrift, xxx, 1886, Heft 1, p. 119. Después des- 288 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (602) cribió el profesor Dr. Fischer tres nuevas especies del género Anthonomus, también en el mismo periódico, xXxXIr, 1888, Hef. 1, p. 487. Pero más importante es una contribución «Beitrag zur Chrysomeliden und Coccinelliden Fauna von Portorico», von J. Weise, en el 4rchio fir Naturgeschichte, 11, tomo 1, con una lámina. M. Auguste de Chevrolat, de Paris, publicó en Annales de la Sociéte Entomologique de France, en 1876, p. 243, la lista de once curculiónidos, de los cuales cinco eran de especies nuevas; y en 1877, p. vr, ocho especies de diferentes familias, de ellas seis nuevas. En la sinonimia citaré solamente los autores y sus publica— ciones, que tienen relación con especies puerto-riqueñas, ya traten de especies indígenas de Puerto-Rico solo, 6 ya de las que también viven en la isla de Cuba ú otras Antillas y el Continente americano. Los autores citados en la sinonimia de las especies son: Aubé.—Aubé, Species des Hydrocanth. Bohem., en Schh. —Boheman, en Schonherr. — Mon. Cassid.—Boheman, Monographia Cassid. Burmeister, Handb. — Burmeister, Handbuch der Entomologie. Co- leópteros. Candéeze, Mon. El. —Candeze, Monographia Elateridum. Chaudoir, Mém.— Chaudoir, Mémoires sur les Carabides. = Bull. — = Bulletin de Moscou. Chevr., Rev.—Cheyrolat, Revue zoologique. — Col. Méx. — Chevrolat, Coléopteres du Méxique. — Sp.—Cheyrolat, Species Coléopt. — — Bull.—Chevrolat, Bulletin de la Société Entomol. de France. — Col.—Chevrolat, Coléopteres de l'ile de Cuba. Dejean, Spec.—Dejean, Species des Coléopteres. — Cat— — Catalogue, 3*édition. Er. ó6 Erichs., en Germ.—Erichson, en Germar's Zeitschrift. — Ins. Deutschl.—Erichson, Insecten Deutschlands. Fabr., Ent. Syst.—Fabricius, Entomologia systematica. — Syst. Eleuth.—Fabricius, Systema Fleutheratorum. — Spec.—Fabricius, Species Coleopterorum. Fischer.—Fischer, en Berl., Entomol. Zeitschrift, xxxI1. Germar, Zeitsch.—Germar, Entomologische Zeitschrift. — Sp. Inms— — Species Insectorum. Gerstaecker.—Gerstaecker, citado en Fam. Rhipicerides. Grav.—Gravenhorst, Col. microp. (603) Gundlach.—rFAUNA PUERTO-RIQUEÑA. 289 Grouvelle.—Grouvelle. Guér., Icon.—Guérin, Iconceraphie du Regne animal de Cuvier. — Rev. zool.—Guérin, Revue zoologique. Herbst, Col.—Herbst, Coléopteres. Jacg ó Jacq. Duv.—Jacquelin-Duval, en la obra Historia física, política y natural de la isla de Cuba, por Ramón de la Sagra, tomo vir. Edición española, 1856. Klug, Nov. Act.—Klug, Nova Acta E. Leopold. — Dej. Cat— — en Dejean Catalogo Ins. Col. Lacord. Mém. Phyt.—Lacordaire, Mémoire des Phytophages. Laport. ó Lap., Et. Ent.—Laporte, Études Entomologiques. — Hist. Nat.—Laporte, Histoire naturelle des Coléopteres. SS Mon. Diap.— — Monographia des Diaperides. Latreille ó Latr., Voy.—Latreille, Humboldt Voyage. Leconte 6 Le Conte.—Proceedings. Linné.—Linné, Systema Naturae, edit xII. Dannerh.—Mannerheim, citado en el género Brachinus. Mars., Mon. Hist.—Marseul, Monographia Histeridum. — Suppl. Cat—= — Supplement au Catalogue. Melsheimer.—Melsheimer, Proceedings Acad. N. H. Philadelphia. Mulsant.—Mulsant, Essai monographique, en Annales. — Sp. Sec.—Mulsant, Species des Securipalpes. Oliv., Ent.—Olivier, Entomologia. y — Col— — Coleoptera. Poey, Mem.—Poey, Memorias. Pal. de Beauv.—Palisot de Beauv., Insectes d'Afrique et d' America. Panzer.—Panzer, Fauna, Ins. Germ. Payhull 6 Payk.—Paykull, Monographic Iisterid. Putz., Mon.—Putzeys, Monographie des Clivinides. (ued.—Quedentfeld, en Berliner Entomologische Zeitschrift, xxx, 1886. Reiche.—Reiche, citado en el género Rhombodera. Say, Phil.—Say, Transanctions of the Society at Philadelphia. — Journ.—Say, Journal. Schónh.ó Schh.—Schónherr, citado en el género Allecula. — Curc.—Schónher, Genera et Species Curculionidum. Sturm.—Sturm, Insecten Catalog. Suffr., Linn. — Suffrian, en Linnea. — Arth— — Archiv. fúr Naturgeschichte. Serville.—Ann. de la Soc. ent. de France, 1835. Thumberg, en Schónh. Syn. Ins. 1. Weise.—Weise, Archiv. fiir Naturgeschichte, LI. ANALES DE HIST. NAT.—XXII. 19 290 ÁNALES DE HISTORIA NATURAL. (601) COLEOPTERA. Fruta Gicindelidee. GuNERO Tetracha, Hope. Tetracha infuscata. Megacephala infuscata, Chaud., Bull., 1837, p 6. — = — ;Jacq., en Sagra, p. 2. Tetracha — — ; Chevr., Col., 11, Mémoire, p. 184, Nr. 82. Aunque Jacquelin Duval y Chevrolat la indican como exis— tente también en Cuba, no lo creo, pues no la he observado en cincuenta y tres años de mi residencia en Cuba, y visitando toda la isla. Vive, según Chevrolat, en Santo Domingo y Santo Tomás. , GéNeErO Cicindela, Latr. Cicindela tortuosa. Cicindela tortuosa, Dejean, Spec., 1, 87, 71. — — — ;¡Jacg., en Sagra, p. 3. — ,Chevr., Col., 1 Mém., p. 185, Nr. 84. Es muy probable que sea la Cicindela trifasciata Fab. Se encuentra también en Cuba, Méjico, otras Antillas, Nueva Granada y Perú. Cicindela hebrea. Cicindela hebreca, Aug, Jahrb. 1, p. 20. No existe en Cuba. (605) Gundlach.—FAUNA PUERTO-RIQUEÑA. 291 Firma Carabidee. GENERO Galosoma, Fab. Calosoma alternans. Calosoma alternans, Fab., Syst. Eleuth. 1, 211, 1. — — — ; Dejean, Spec. 11, 200, 8. — — — ;Jacq., en Sagra, p. 9. — — — ; Chevr., Col., 11 Mém., p. 186, Nr. 89. Se encuentra también en Cuba y probablemente en otras Antillas. GENERO Casnonia, Latr. Casnonia insignis. Casnonia insienis, Chawd., Bull. Mosc., 1848, 1, p. 41. — rufipes, Dejean, Spec. 1, p. 172. : ; No existe en Cuba. GÉNERO Brachinus, Fab. Brachinus gilvipes. Brachinus gilvipes, Mannerh, Bull. Moscou, 1837, 11, p. 41. Se encuentra también en Cuba. GÉNERO Apenes, Lecont. Apenes marginalis. Cymindis marginalis, Dej., Spec. v, p. 315, según carta escrita á mí por Chevrolat. No existe en Cuba. 292 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (606) GENERO Rhombodera, Reiclre. Rhombodera atrorufa, Reiche. Rhombodera atrorufa, Reiche, Revue Zool. 1842, p. 313. Didetus bicolor, Le Conte, New Spec., Col. 1, 1863, p. 7. No se encuentra en Cuba. GÉNERO Zuphium, lLatr. Zuphium americanum. Zuphium americanum, Dej., Spec. v, p. 298. No observado en Cuba. GÉNERO Morio, Latr. Morio monilicornis. Harpalus monilicornis, Latr., Gen. 1, 206, 12. Morio — — ; Dejean, Spec. 1, p. 429. — — — ;Jacq., en Sagra, p. 9. - — — ; Chevr., Col., 11, Mém., p. 190, Nr. 1C3. Existe también en Cuba, Georgia, Luisiana, Brasil, Cayena. GÉNERO Aspidoglossa, Puíz. Aspidoglossa bipustulata. Scarites bipustulatus, Fab., Syst. Eleutb. 1, 125, 14. Clivina bipustulata — ; Dejean, Spec. 1, 417, 5. — — — ;Jacqg., en Sagra, p. 8, lam. vr, £ 12. Aspidoglossa — — ; Chevr., Col., 11, Mém.,:p. 193, Nr. 113: Se encuentra también en Cuba, Georgia y Luisiana. (607) Gundlach — FAUNA PUERTO-RIQUEÑA. GENERO Stenous, Chaud. Stenous tibialis. Amara tibialis, Chevr., Col. du Mexique 1, fasc. 2, Mars. 1834. : Chaud. Mém., 1857, p. 40, 2. : Chevr., Col., 11, Mém., p. 104, N* 117. Stenous — Existe en Cuba, Méjico y Perú. GUNERO Panageus, Latr. Panageus fasciatus. Panageeus fasciatus, Say, Trans. Am. Phil. 11, p. 70. No existe en Cuba. GENERO Selenophorus, Dejean. Selenophorus pyritosus. Selenophorus pyritosus, Dejean, Spec. tv, p. 84, 2. — — : Jacg., en Sagra, p. 10. : Chevr., Col., 11, Mém., p. 195. Nr. 120. Vive también en Cuba. Selenophorus discopunctatus. Selenophorus discopunctatus, Dejean, Spec. 1v, p. 92, 10. = ; Jacq., en Sagra, p. 10. — ;Chevr., Col., 11, Mémoire, p. 196, Nr. 124. Existe también en Cuba y otras Antillas. Selenophorus parumpunctatus. Selenophorus parumpunctatus, Dejean, Spec. 1v, p. 104, 20. ; Chevr., Col., 11, Mémoire, p. 196, NDS: Esta especie vive también en Cuba y otras Antillas. 294 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (608) Selenophorus alternans. Selenophorus alternans, Dejean, Spec. 1v, p. 86, según carta escrita á mi por Chevrolat. No observado en Cuba. GÉNERO Trechicus, Leconte. Trechicus substriatus. Trechicus substriatus, Chevr.—Acaso nombre inédito. Existe también en Cuba. GÉNERO Tachys, Schaum. Tachys macrodenterus. Tachys macrodenterus, Chevr.—Acaso nombre inédito. No he encontrado esta especie en la isla de Cuba. Tachys vittiger. Tachys vittiger, Leconte, Ann. Lyc. v, p. 193. Tampoco he encontrado esta especie en la isla de Cuba. Faminra Dytiscidee. GéxerROo Hyphydrus, lll. Hyphydrus obniger. Hyphydrus obniger, Chevr., n. sp. Col., 11, Mém., p. 199. Nr. 132. Se encuentra en Cuba. (609) Gundlach.—rAUNA PUERTO-RIQUEÑA. 295 GENERO Laccophilus, Leach. Laccophilus proximus. Laccophilus proximus, Say, Phil. Trans. 11, 101. - americanus, Aubé, Spec. des Hyd., p. 422, 6. — — — ; Dejean, Cat. 1, p. 63. — — —- ; Jacq., en Sagra, p. 13. — proximus, Say; Chevr., Col., 11. Mém., p. 199, Nr. 135. Esta especie es muy común en Cuba y vive también en los Estados-Unidos, la isla Guadalupe y probablemente en otras Antillas. GENERO Copelatus, Er. Copelatus posticatus. Dytiscus posticatus, Fab., Syst. Eleuth. 1, 268. Copelatus — — ; Aubé, Sp. des Hydr., p. 372, 5. = — — ; Dejean, Cat. 1, p. 63. : == = — ; Chevr., Col., 11, Mém., p. 200, Nr. 139. Existe también en Cuba y otras Antillas. Copelatus angustatus. Copelatus angustatus, Chevr., n. sp., Col., 11, Mém., p. 201, Nr. 150. He sabido que esta especie tiene en la colección del Museo Zoológico de Berlín el nombre manuscrito C. 2anus. Se encuentra en Cuba. GENERO Cybister, Curtis. , Cybister L'Herminieri. Dytiscus L'Herminieri, Guér., Icon. R. an. pl. 8. Oybister — — ; Aubé, Spec. des Hyd., p. 47, 3. Trochalus ellipticus, Dej., Cat., 3.2 edit., p. 61, es yq. 296 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (610) Oybister L'Herminieri, Jacq. Duv.. en Sagra, p. 12. ) q gra, p = — — ; Chetr., Col., 11, Mém., p. 201, Nr. 142. + Es en Cuba una especie rara. Existe también en Guadalupe. Cybister levigatus. Dytiscus? leevigatus, Fab., Syst. El. 1, p. 260. — marginethorax, Perty, Del. Anin., p. 15. Lo encontré en Cuba y existe también en la América sep- tentrional. GENERO Acilius, Leach. Acilius circumscriptus. Dytiscus circumscriptus, Latr., Voy. Humb., p. 223, t. xx1, f. 5. Acilius — — ; Aubé, Spec. des Hyd., p. 145, 11. Hydaticus insularis et havaricensis, Zaport de Cast., Et. Ent., p. 96. Thermonectus insculptus, Dej.. Cat., 3 edit., p. 61, es Q. — subfasciatus, Dej., Cat., 3 edit., p. 61, es /. Acilius circumscriptus, Latr.; Jacq. Duv., en Sagra, p. 12. — — — ; Chevr., Col., 11, Mém., p. 202, Nr. 145. Parece que por errata está el nombre científico en la sinoni- mia circumflerus en lugar de circumscriptus. Esta especie tiene una distribución muy lata, pues se la en— cuentra además de Puerto-Rico en Cuba, Guadalupe, Méjico, Brasil, Cayena, Nueva Granada. Acilius margineguttatus. Acilius margineguttatus, Aubé, Spec. des Hydr., p. 149, 1838. Se encuentra también en Cuba. Favminia Gyrinidee. GÉNERO Dineutes, Mac Leay. Dineutes longimanus. Gyrinus longimanus, Oliv, Ent. 11, 41, p. 11, pl. 1, £ 3. (611) Gundlach.—rAUNA PUERTO-RIQUEÑA. 297 Dineutes longimanus, Oliw.; Aubé, Spec. des Hydr., p. 782, 16. — —- ; Dej., Cat., 3 edit., p. 66. — = — ;Jacq., en Sagra, p. 14. = — — ; Chev., Col., 11, Mém., p. 203, Nr. 147. Esta especie es común en todos los arroyos de Cuba. Se en— cuentra también en otras Antillas. Dineutes metallicus. Dineutes metallicus, Aubé, Spec. des Hydr., p. 781, 15. =S =- — ; Dej., Cat., 3.* édit., p. 66. — — — ;Jacq., en Sagra, p. 14. — = — ; Chevr., Col., 11, Mém., p. 203, Nr. 148. Se encuentra también en Cuba. Faminia Hydrophilidee. Gúxero Hydrophilus, Geoftr. Hydrophilus insularis. Hydrophilus insularis, Lap. de Cast., Hist., 11, p. 50, 6. — — — ; Jacg., en Sagra, p. 22. — — ; Chev., Col., 11, Mém., p. 204, Nr. 151. Existe también en Cuba. Es raro. Hydrophilus intermedius. Hydrophilus intermedius, Jacq. Duval, en Sagra, n. sp., p. 22. — = = ; Chevr., Col., 11 Mém., p. 204, Nr. 151. En Cuba no es rara. GÉNERO Tropisternus, Solier. Tropisternus lateralis. Hydrophilus lateralis, Fab., Syst. Eleuth., 1, 251, 6. 293 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (612) Tropisternus lateralis, Fab.; Lap. de Cast., Hist. 1, 53, 5. — — — ;Jacg., en Sagra, p. 24. = = — ; Chev., Col., 11 Mém., p. 205, Nr. 156. Es una especie común en Cuba. Vive también en los Estados- Unidos. Tropisternus collaris. Hydrophilus collaris, Fab., Syst. Eleuth., 1, 252, 14. Tropisternus — — ; Lap., Hist. 1, p. 54, 7. — — — ;Jacq., en Sagra, p. 34, lám. vr, f. 5. — — -- ; Chev., Col., 11 Mém., p: 205. Se encuentra en Cuba y en el Brasil. GreNERO Hydrous, Brullé. Eydrous tenebrioides. Hydrous tenebrioides, Jacq., n. sp., en Sagra, p. 23. —- .— — ,Chevr., Col., 11 Mém., p. 205. Se halla también en la isla de Cuba. Gríxero Philhydrus, Solier. Philhydrus melanocephalus. Hydrophilus melanocephalus, Fab., Syst. Eleuth., 1, 253, 23. — testaceus, Fab., Syst. Eleuth., 1, 252, 15. Philydrus (sic) melanocephalus, Fab., Jacg., en Sagra, p. 25. Phylhydrus (sic) melanocephalus, Fab.; Chevr., Col., 1 Mém., p. 206. El nombre genérico Philhydrus es el correcto. Esta especie es muy común en las aguas tranquilas de Cuba. Es cosmopolita, pues vive en Europa, las Indias orientales, Nueva Holanda, Cuba y probablemente otras Antillas. (613) Gundlach.—rAUNA PUERTO-RIQUEÑA. 209 Gíxero Hydrochus, Leach. Hydrochus pallipes. Hydrochus pallipes, Chevr., n. sp., Col., 11 Mém., p. 207. Es especie cubana que llega á menudo á las velas encen— didas. GiNeErROo Cyclonotum, Dejean, Erichson. Cyclonotum flavicorne. Cyclonotum flavicorne, Muls., Essai, p. 8, Nr. 7. - — — ;Jacq., en Sagra, p. 24. — = — ; Chevr., Col., 1 Mém., p. 208, Nr. 165. No es raro en la isla de Cuba. Fama Staphylinidee. GíNERO Lithocharis, Lac. Lithocharis ochracea. Lithocharis ochracea, Grav., Micr., p. 59. Existe en Cuba. No está citado por Jacquelin ni por Chevrolat. GÉNERO Pinophilus, Grav. Pinophilus latipes. Pinophilus latipes, Gra», Micr., p. 202. — caliginosus, Hrichs., Gen., p. 671. Este tampoco está mencionado por Jacquelin ni por Chevrolat. 300 ANALES DE HISTORIA NATURAL. GENERO Trogophlcoeus, Mannerheim. Trogophleus aridus. Trogophlceeus aridus, Jacg., n. sp. en Sagra, p. 20. — — ; Chev., Col., 11 Mém., p. 439, Nr. 195. Esta pequeña especie vive también en Cuba. Trogophlweus equalis. Trogophlceus «equalis, Jacq., n. sp., en Sagra, p. 21. — ; Chevr., Col., 11 Mém., p. 441, Nr. 200. Se encuentra también en la isla de Cuba. Fiminra Histeridee. GríNErRO Leioderma, Mars.-Lioderma. Leioderma ruptistria. Leioderma ruptistria, Mars., Supp. Cat., p. 704. Leionota interrupta, Mars., Mon., 1853, p. 214, 11, 3, pl. 5,f. 11. — — ;Jacg., en Sagra, p. 15. Lioderma ruptistria, Mars.; Chevr., Col., 1y Mém., p. 520, Nr. 208. Se encuentra también en Cuba. GENERO Omalodes, Erichson. Omalodes Klugii. Omalodes Klugii, Mars., Suppl, 1861, p. 182, 7. - leevigatus, Jacg., en Sagra, p. 45. — Klugii, Mars.; Chevr., Col., 1vy Mém., p. 592, Nr. 213. Habita también la isla de Cuba. (614) (615) Gundlach.—rFAUNA PUERTO-RIQUEÑA. 301 GÉNERO Carcinops, Mars. Carcinops troglodytes. Hister troglodytes, Payk., Mon. 46, 34,t. x, f. 1,1811. Paromalus — — ; Erichs., 169, 2. — -— — ;Jacqg., en Sagra, p. 47. Carcinops — — ; Mars., Mon., 1855, p. 92, 5, 22, pl. 8, f. 5. — ; Chevr., Col., 1v Mém., p. 594, Nr. 219. Observado también en Cuba. GENERO Acritus, Leconte. Acritus analis. Acritus analis, J. Le Conte, Proc. 1853, p. 290. — ; Mars., Mon., 1856, p. 628. ; Chevr., Col., 1v Mém., p. 599, Nr. 234. Esta especie muy pequeña (no pasa de 1 mm. de longitud) vive también en la isla de Cuba. Fama Nitidulides. Género Conotelus, Erichson. Conotelus fuscipennis. Conotelus fuscipennis, Erichs., en Germ. Zeits. 1v, p. 251, 1. — — ;Jacg., en Sagra, p. 41. — ; Chevr., Col., 1v Mém., p. 601, Nr. 238. Vive también en Cuba y se la encuentra á menudo en el caliz de las flores. 302 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (616) GriNERO Epurea, Erichson. Epurza luteola. Epureea luteola, Erichs., en Germ. Zeit., 1v. p. 272, 22. == == — ;Jacg., en Sagra, p. 42. = — — ;Chevr., Col., 1v Mém., p. 602, Nr. 245. Existe también en la isla de Cuba. GENERO Lobiopa, Erichson. Lobiopa decumana. Lobiopa decumana, Erichs., en Germ. Zeit., 1v, p. 205, 5. — — — ¡Jacq., en Sagra, p. 42. = — — ; Chevr., Col., 1v Mém., p. 602, Nr. 245. Se encuentra en Cuba en los restos secos de carnes. GENERO Stelidota, Erichson. Stelidota geminata. Stelidota geminata, Erichs., en Germ. Zeit., 1v, p. 302, 1. — = —' ;Jacq., en Sagra, p. 42. -— — — ; Chevr., Col., 1v Mém., p. 603, Nr. 24%. Esta especie existe además en Cuba, el Continente septen— trional de América, Colombia y Perú. Stelidota ruderata. Stelidota ruderata, Erichs., en Germ. Zeif., v, p. 303, 4. — — — ;Jacq., en Sagra, p. 43. -- -— — ;Chevr., Col., rv Mém. p. 60:, Nr. 249. Vive en varias otras Antillas, Cuba, Santo Domingo, Santo Tomás. (617) Gundlach.—- FAUNA PUERTO-RIQUEÑA. 303 Famrta Trogositidee. GENERO Trogosita, Olivier. Trogosita transversicollis. Trogosita transversicollis, Jacq. Duv., en Sagra, p. 106. += = — ; Chevr., Col., iv Mém. p. 697, Nr. 255. Se encuentra también en Cuba, Guadalupe, Méjico. Fama Golydidee. GÉNERO Aulonium, Erichson. Aulonium bidentatum. Colydium bidentatum, Fab., Syst. Eleuth., 2, 556, 4. re) Aulonium -— — ;Jacq., en Sagra, p. 103. 20 = — ; Chevr., Col., 1v Mém., p. 607, Nr. 259. Existe también en la isla de Cuba. GENERO Eulachus, Erichson. Eulachus semifuliginosus. Eulachus semifuliginosus, Chev»., n. sp., Col, 1vr Mém., p. 609. Nr. 260. M. Chevrolat pone un ? al nombre genérico, por tener duda si pertenece 0 no la especie al género Zulachus. Se encuentra en Cuba. 304 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (618) Famiia Gucujidee. GENERO Leemophloeus, Erichson. Lemophleus adustus. Lsemophlceus adustus, Le Conte, Proc. Ac. Phil. 1854, p. 74. — Chevrolati, Grouvelle. Esta especie no está mencionada por Chevrolat en sus C6- déopteres. Se encuentra también en Cuba. GÉxerO Silvanus, Latr. Silvanus advena. Silvanus advena, Waltl, Faunus 1, p. 169, según noticias de Berlín. Esta especie tampoco está mencionada por Chevrolat. GÉNERO Nausibius, Redtenb. Nausibius dentatus. _ Lyctus dentatus, Fab., Syst. Eleuth., 2, 561, 5. Silvanus — — ; Jacq., en Sagra, p. 104. Nausibius — — ; Chevr., Col., 1v Mém., p. 613, Nr. 274. Faimiia Latrididee. Lathridius fasciatus. Lathridius fasciatus; es su nombre en la colección del Museo de Berlín. Se encuentra también en Cuba. (619) Gundlach.—rFAUNA PUERTO-RIQUEÑA. 305 Fama Mycetophagidee. GÉNERO Typheea, Kirby. Typhea semirufa. Typheea semirufa, Chevr., n. sp. Col., 1v Mém., p. 614, Nr. 277, Existe también en Cuba. Famiria Dermestidee. GÉNERO Dermestes, Linn. Dermestes vulpinus. Dermestes vulpinus, Fub., Spec. Ins., 1, 64, 9. = — — ; Erichs., p. 426, 1. = — — ;Jacq., en Sagra, p. 43. — — — ; Chevr., Col., 1vy Mém. p. 615, Nr. 279. Se encuentra también en Cuba, Europa, Argelia, Senegal y en el Continente americano septentrional y meridional. Dermestes carnivorus. Dermestes carnivorus, Fabr., Syst. Eleuth., 1, 312, 2. — — — ;Jacq., en Sagra, p. 44. — — — ; Chevr., Col., 1v Mém., p. 615, Nr. 280. Esta especie es en Cuba muy dañina por comer los cueros de los animales si no están curtidos. GÉNERO Trogoderma, Latr. Trogoderma insulare. Trogoderma insulare, Chevr., n. sp., Col., 1v Mém., p. 617, Nr. 284. El tipo que sirvió á Chevrolat era de Cuba. ANALES DE HIST. NAT.— XXI. 20 7 306 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (620) Trogoderma fulvipes. Globicornis fulvipes, Guér., Rev. Zool., 1838. p. 138. Trogoderma — — ;Chevr., Col., 1v Mém., p. 617, Nr. 286. Se encuentra también en la isla. de Cuba. en la de Guada- lupe, en el Brasil. Es dañino para las pieles; en Museos, etc. Frimira Chelonariidee. GENERO Chelonariunm, Fabr. Chelonarium punctatum. Chelonarium punctatum, Fab., Syst. Eleuth., 1, 102, 2. i — — — ; Jacg., en Sagra, p. 30, lám. vrr, f. 11. =— = — ; Chevr., Col., 1v Mém., p. 618, Nr. 288. No es especie rara en Cuba. Fimuia Passalidee. GÉNerRO Passalus, Fab. Passalus. Especie que yo creia ser P. pentaphyllus, Chevr., Col., v Mém., p. 410, por tener también cinco artejos en el ápice de las antenas, pero es mucho más chica, y según Chevrolat es—- pecie diferente, que él no ha nombrado. Fimiia Scarabeeidee. GENERO Auperia, Jacq. Duv. Auperia stercorator. Aphodius stercorator, Fab., Syst. Eleuth., t. 1, 681, 58. Euparia — .— ; Erich., Ins. Deutsch., p. 791. 4621) Gundlach.—FAUNA PUERTO-RIQUEÑA. 307 Auperia stercorator, Fab.; Jacq., en Sagra, p. 51. = = — ; Chevr., Col., v Mém., p. 413, Nr. 306. Existe también en Cuba y en los Estados-Unidos. Auperia rhyticephala. Auperia rhyticephala, Chevr., Col., y Ménm., p. 413, Nr. 307, Se encuentra también en Cuba. GÉNERO Psammodius, Latr. Psammodius gracilis. Psammodius gracilis, Jacg., en Sagra, p. 51. — — — ; Chevr., Col., v Mém., p. 414, Nr. 310. Se encuentra en Cuba. Viene por las noches á las velas de las casas. GÉNERO Trox, Fab. Trox crenatus. Trox crenatus, Oliv., Ent., t. 1, Nr. 4, p. 7, 4, pl. 1, fig. 4. — punctatus, Germ., Sp. Ins., p. 113, Nr. 194, — muricatus, Dejean, Cat., 3.2 edit, — punctatus, Germ.; Jacq., en Sagra, p. 52. — Crenatus, Oliv.; Chevr., Col., y Mém., p. 416, Nr. 314. No es raro en la isla de Cuba. GENERO Strategus, Hope. Strategus levipennis. Strategus leevipennis, Chevr. (acaso nombre manuscrito). No existe en Cuba donde está Str. anachoreta, Dejean, pero los élitros son muy punteado-estriados. Strategus Titanus. Scarabxus Titanus, Oliv., Ent. 1, 3, 26, 2%, pl. 5, fig. 38, 308 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (622) Scarabzeeus Ahenobarbus, Oliv., Ent. 1, p. 3, 28. — Ajax, Oliv., Ent. 1, 3, 27, pl. 2, f. 15 var. minor. Geotrupes Titanus, Fab., Syst. El. 1, 13, 39. — Ahenobarbus. Fab., Syst. El. 1, 13, 40 var. minor. Strategus Titanus, Oliv.; Burm., v, p. 136, 10. — — — ;Jacg.. en Sagra, p. 54. — - — ; Chevr., Col., vr Mém., p. 32, Nr. 344. Se encuentra en Cuba donde no es raro. Varía en tamaño y con los tubérculos del protórax más 6 menos marcados. GENERO Ligyrus, Burm. Ligyrus fossulatus. Ligyrus fossulatus, Latr.—Según carta escrita por Chevrolat. Esta especie no existe en Cuba, donde vive otra muy pare— cida, Ligyrus tumulosus, Burmeister. ¿Será /ossor Latr.? GÉNERO Chalepus, Mac. Leay. Chalepus picipes. Chalepus picipes, Burm., Handb. v, p. 79, 8, 1847. — geminatus, Jacg., en Sagra, n. sp., p. 54. — picipes, Burm.; Chevr., Col., vi Mém., p. 31. Nr. 340. Existe en Cuba. Chalepus barbatus. Geotrupes? barbatus, Fab., Syst. El. 11, p. 167. No lo he observado en Cuba. Recibí la clasificación por Che- vrolat. GÉNERO Phileurus, Latr. Phileurus quadrituberculatus. Phileurus quadrituberculatus, Burm., v, 162, 20, 1857. Scarabeus — Pal. de Beauv., p. 42, pl. 1,6, f. 5. (623) Gundlach.—FAUNA PUERTO-RIQUEÑA. 309 Phileurus quadrituberculatus, Burm.; Jacg., en Sagra, p. 53. — —= — ; Chevr., Col., vr Mém., p. 34. Nr. 349. Existe también en Cuba. La larva vivió en el nido ó bulto de Termes morio. Famiia Buprestidee. GENERO Ancylochira, Eschsch. Ancylochira lineata. Buprestis lineata, Fab., Ent. Syst., 11, p. 192, 37. Bup. (Ancylochira) lineata, Fab.; Chevr., Col., vu Mém., p. 577. Nr. 360. Se encuentra también en Cuba, América septentrional y Guadalupe. Ancylochira decora. Buprestis decora, Oliv., Ent. 11, gén. 32, p. 18. Nr. 17, pl. 8, fig. 82. — — Fab., Syst. Ent., p. 217. Nr. 6. Ancylochira — — ; Chevr., Col., vin Mém., p. 578. Nr. 361. GENERO Chrysobothris, Eschsch. Chrysobothris lepida. Chrysobotbris lepida, Jacqg., en Sagra, p. 28. — — — ; Chevr., Col., vir Mém., p. 585. Nr. 375. Vive también en la isla de Cuba. Chrysobothris impressa. Buprestis impressa, Fabr., Syst. Ent., p. 220. Chrysobothris tumida, Chevr., Col., vir Mém., n. sp., p. 585. Nr. 376. M. Chevrolat considera los ejemplares de Cuba como especie diferente de la ¿mpressa. Otros los nombraron C/. impressa. 319 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (624) * Famia Monommidee. GÉNERO Monomma, Klug. Monomma marginatum. Monomma marginatum, Fabr.. Syst. El., 11, 572. — = — ;Jacg., en Sagra, p. 60. Vive también en Cuba. Fiminia Elateridee. GÉNERO Aeolus, Eschsch. Aeolus elegans. Elater elegans, Fab., Ent. Syst. 1, 2, 250, 64. Aeolus — — ; Candeze, Mon. El. 1, 1859, p. 286, 4, pl. y, f. 3. Variedades son: Elater circumscriptus, Germ., Sp. Ins. n. sp., p. 46, 75. Cryptohypnus circumescriptus, Germ., Zeits. v, p. 146, 18. — — Jacg., en Sagra, p. 33. Aeolus elegans, Fab.; Chevr., Col., vn Mém., p. 606. Nr. 420. Se encuentra en Cuba. GÉNERO Pyrophorus, Illis. Pyrophorus luminosus. Pyrophorus luminosus, 1//ig., Mag. Nat. Freund. 1, 2, p. 149. Elater phosphoreus var. minor, Fab., Syst. El. 11, p. 223. Pyrophorus pyralis, Germ., Mon., p. 35. - luminosus, 11lig.; Chevr., Col. vit. No existe en Cuba. (625) Gundlach.—rFAUNA PUERTO-RIQUEÑA. 31 Farma CGleridee. Género Opilo, Latr. Opilo unifasciatus. Opilo unifasciatus, Erichs. Recibí el nombre sin cita del autor por Chevrolat. Existe en Cuba. Famimia Gioidee. GENERO Ennearthron, Mellié. Ennearthron delicatulum. Ennearthron delicatulum, Jacg., n. sp. en Sagra, p. 101, Habita también en la isla de Cuba. Faminia Bostychidee. GÉNERO Dorcatoma, Herbot. Dorcatoma bibliothecarum. Arobium bibliothecarum, Poey, Mem. 1, p. 228, lám. 22, f. 7-14, 17-21: Es un insecto sumamente dañino, porque su larva perfora libros y destruye colecciones de historia natural, tanto zooló— gicas como botánicas. GENERO Apate, Fab. Apate carmelita. Apate carmelita, Fab., Syst. El. 11, 379, 4, S.—A. Francisca, 379, 2, Q. — — — ;Jacq., en Sagra, p. 99. 312 ANALES DE HISTORIA NATURAL. 626) Es dañino á los árboles, perforando la larva los troncos y ramas. No es raro en la isla de Cuba. GENERO Xylopertha, Steph. Xylopertha longicornis. Bostrychus longicornis, Oliv., Ent. 1v, 77, p. 15, t.3, f. 18 a-c. Existe también en Cuba. Famini Lymexylonide. GÉNERO Atractocerus, Palisot de Beauvais. Atractocerus brasiliensis. Atractocerus brasiliensis, Serv., Enc. x, p. 309. En Cuba es especie rara. Solamente la he cogido cuando voló á la vela encendida en las casas de campo. Su vuelo es . ruidoso 4 acompañado de un zumbido. Fimiia Tenebrionidee. GENERO Diastolinus, Muls. et Rey. Diastolinus fuscicornis. Blapstinus scutellaris, Chevr., mss. olim. Diastolinus fuscicornis Chevr., Bull. Soc. Ent. Fr. 1877, p. vu. Diastolinus fuscescens, — (probablemente nombre mss.) No se ha encontrado en Cuba. GÉNERO Heledona, Latr. Heledona pectinicornis. Eledona pectinicornis, en el Museo de Berlín, acaso manuscrito. Existe también en Cuba. (627) Gundlach.—FAUNA PUERTO-RIQUEÑA. GÉNERO Diaperis, Geoffr. Diaperis hydni. Diaperis hydni, Fab., Syst. El. 11, 585, 2. — maculata, Oliv., Col. 111, 55, p. 5, 2, pl. 1, f. 2. — hydni, Fab.; Jacq., en Sagra, p. 62. Es en Cuba una especie rara. GENERO Platydema, Lap. et Br. Platydema picicornis. Mycetophagus picicornis, Fab., Syst. El., 11, p. 568. Nr. 18. Platydema = — ,Jacq., en Sagra, p. 61. Se encuentra también en Cuba. Platydema apicalis. Platydema apicalis, Laporte, Mon. des Diaparides, p. 35. Nr. 10. — —= — ;Jacq., en Sagra, p. 61. También en Cuba. GÉNERO Margus, Redt. Margus ferrugineus. Margus ferrugineus, Fab., Spec. Ins. 1, p. 324. Habita también la isla de Cuba. GENERO Phaleria, Latr. Phaleria variabilis. Phaleria variabilis, Moritz, in literis; Qued., p. 128, Nr. 17. ¿314 7 ANALES DE HISTORIA-NATURAL: +. (628) El Sr. Quedenfelt dice que esta especie varía mucho en su colorido que puede ser totalmente el pálido amarillo hasta casi el solo negro 6 amarillo con una niáancha común oscura en forma de luna sobre el disco de los élitros. GÉNERO Heterophaga, Redt. Heterophaga fagi. Heterophaga fagi, Panzer, Fauna, 61, 3. Tenebrio mauritanicus, Fab., Syst. El., 1, 114, 27. — oryz:ze, Herbst., Kaf.«v111, p. 18, t. 118, f. 10 e. Heterophaga fagi, Panz.; Jacq , en Sagra, p. 62. En Cuba la he encontrado en almacenes de víveres y en lu- cares donde existen substancias descompuestas, secas. ' GÉNERO Hypogena, Dej. Hypogena hololeptoides. Hypogena hololeptoides, Zap., Hist. Col. 11, p. 220, 9. Se encuentra también en la isla de Cuba. GÉNERO Zophobas, Blancl. Zophobas morio. Zophnbas morio, Fab., Gen. Ins., p. 241. Vive también en Cuba y se encuentra en las casas debajo de tablas, cajones, etc. Nunca lo he visto en el campo. (629) Gundlach.— FAUNA PUERTO-RIQUEÑA. GÉNERO Adelina, Woll. Adelina livida. Adelina livida, Chevr.—Acaso el nombre es manuscrito. Vive también en Cuba. GÉNERO Cymatothes, Blanch. Cymatothes tristis. Helops tristis, Laporte, Hist. Col. 11, p. 236, 9. Cymatothes lugubris, Dej., Cat., 3.2 edit, p. 230. — tristis, Lap.; Jacq., en Sagra, p. 64. Está también en Cuba. Fama Gistelidee. GÉNERO Allecula, Fabr. Allecula fuscula.' Allecula fuscula, Schónh. Catops flavipes, Fab., Syst. El. 1, p. 564. Allecula fuscula, Schh.; Qued., p. 119. Nr. 1. Se encuentra también en Cuba y en otras Antillas. GÉNERO Cteniacantha. Cteniacantha marginata. Cteniacantha marginata, Qued., n. sp., p. 121. Nr. 2. Parece ser especie propia de Puerto-Rico. 316 ANALES DE HISTORIA NATURAL. Fama Anthicidee. GENERO Anthicus, Payk. Anthicus floralis. Anthicus floralis, Fab., Syst. El. 1, p. 291. a e — ;Jacq., en Sagra, p. 68. — — — ; Qued., p. 121. Nr. 3. Esta especie es común en Cuba. Anthicus fulvomicans. Anthicus fulvomicans, Qued., n. sp., p. 122. Nr. 5. No se ha encontrado en Cuba. GÉNERO Notoxus, Geoffroy. Notoxus dentipennis. (630) Notoxus dentipennis, Chevr., nov. sp., Bull. Soc. Ent. Fr. 1876 (December) — —Krugii, Qued., n. sp. p. 121. Nr. 4. 1886. No existe en Cuba. Famiia Rhipidophoridee. GÉNERO Emenadia, Laporte. . Emenadia melanoptera. Emenadia melanoptera, Chevr., Bull. Soc. Ent. Fr. 1877. No'observada en Cuba. (631) Gundlach.—rAUNA PUERTO-—RIQUEÑA. ES a: GENERO Rhipiphorus Fab. Rhipiphorus sordidus. Rhipiphorus sordidus (Gerst., Mon, p. 28. = — — ; Qued., p. 128, Nr. 12. — — — ;var. major, Qued., p. 128, Nr. 13. Se ha encontrado en la isla de Cuba. Rhipiphorus basalis. Rhipiphorus basalis, Gerst., Mon., p. 21. = — Qued., p. 128, Nr. 14. Esta especie existe también en la isla de Cuba y en el Brasil. Rhipiphorus mutilatus. Rhipiphorus mutilatus, Gerst., Mon., p. 32. — = — ; Qued., p. 128, Nr. 15. No se encontró en la isla de Cuba, pero sí en Antillas meno- res. M. Chevrolat nombró una variedad Emenadia melanoptera en 1887 en la Rev. Zool. Rhipiphorus quadrimaculatus. Phipiphorus quadrimaculatus, Gerst., Mon., p. 33. — — — ; Qued., p. 128, Nr. 16. He cogido también en Cuba esta especie y en algunas varie- dades de color, como existen en Puerto-Rico. Prmiira Mordellidae. GÉNERO Mordella Linn. Mordella signaticollis. Mordella signaticollis, Qued., n. sp., p. 25, Nr. 9. No se encuentra en la isla de Cuba. 318 , ANALES DE HISTORIA -NATURAL. (632) Mordella basifulva. Mordella basitulva, Qued., n. sp., p. 125, Nr. 8. No la he observado en la isla de Cuba. . Mordella leucocephala. Mordella leucocephala, Qued., n. sp., p. 124, Nr. 7: Esta especie existía en el Museo Zoológico de Berlín pero aún sin nombre. Nosotros no la hemos colectado. No está en Cuba; Mordella scutellaris. Mordella scutellaris, Fab.?; Qued., p. 124, Nr. 6. Se encuentra también en la isla de Cuba. GÉNERO Mordellistena, Costa. Mordellistena annuliventris. Mordellistena annuliventris, Qued., p. 126, Nr. 10. Parece ser propia de la isla de Puerto-Rico. Mordellistena ferruginea. Mordella ferruginea, Fab., Syst. Eleuth., t. 11, p. 124. Mordellistena ferruginea, Fab.; Qued., p. 127, Nr. 11. Se encuentra también en Cuba, Santo Tomás y en Colombia. Famiia Meloidee. GÉNERO Tetraonyx, lLatr. Tetraonyx quadrimaculatus. Tetraonys quadrimaculatus, Fab. (según Gerstaecker), E. $. 1, 2, p. 50» (633) Gundlach.—FAUNA PUERTO-RIQUEÑA. 319 Mylabris ruficollis, Oliv., Ent. 3, 47, p. 14, 19, pl. 2, f. 17. Lytta bimaculata, K/uy., Nov. Act. E. Leop. x1t, p. 448. Nemotognatha cub:ecola, acg. Duv., en Sagra, p. 68, lám. vir, f. 18. Tetraonyx cubensis, Chev., Rev. Zool., 1858, p. 210. — quadrimaculatus, Fabr.; Chevr., Rev. Zool., 1877. Se encuentra también en la isla de Cuba. Estoy convencido que toda esta sinonimia pertenece á una sola especie. GENERO Epicauta, Redt. Epicauta annulicornis. Epicauta annulicornis, Chevr., n. sp., Rev. Zool., 1877. No se ha observado en Cuba. Epicauta obscuricornis. Epicauta obscuricornis, Chev., n. sp., Rev. Zool., 1877. Tampoco esta se ha cogido en la isla de Cuba. FamiLia CEdemeridee. GÉNERO Ananca, Fairm. et Germain. Ananca vittata. Dryops vittata, Fab., Syst. El., 2, 2, 76. (Edemera vittata, Fab.; Oliv., Ent., 3, 50, tab. 1, f. 6. Ananca — — ; Chevr., Rev. Zool., 1877. No en Cuba. GÉNERO Oxacis, Leconte. Oxacis geniculata. Oxacis geniculata, Chevr., n. sp., Bull. Soc. Fr., 1877. No se ha encontrado en Cuba. 320 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (631) Faimiua Gurculionidee. SUBFAMILIA BRUCHID E. GÉNERO Bruchus, Linn. Bruchus cinerifer. Bruchus cinerifer, (Chev.), Schh., Curc., 1, 1, v, 21, Nr. 32. = — — ; Suffr., Arch., fúr Nat., xxxv1, 1 Bd., p. 153. También se encuentra en la flor del Júcaro (Zerminalia) en la Ciénaga de Zapata en Cuba. SUBFAMILIA BRENTHIN/E. GÉNERO Brenthus, Fab. Brenthus turbatus. Brenthus turbatus, Sehh., Curc., v, 533, Nr. 7. — — — ;Jacg. Duv., en Sagra, p. 73. = — — ; Suffr., Arch. fir Nat., xxxv1, Bd. 1, p. 206. Se encuentra también en Cuba. GÉNERO Belophorus, Schh. Belophorus militaris. Brenthus militaris, Olv., Ent. v. 84, p. 439, tab. 11, f. 1x. Belophorus militaris, Olir.; Schh., 1, 1, 1, 336, Nr. 3. = — — ;Jacg. Duv., p. 13. — = — ; Suffrian, Archiv. xxxv1, Bd. 1, p. 211. Debajo de la corteza muerta en toda la Isla y en Puerto- Rico. (635) Gundlach.—FAUNA PUERTO-RIQUEÑA. 321 GÉNERO Trachelizus, Sch!l. Trachelizus linearis. Trachelizus linearis, Suffr., Arch. xxxv1, Bd. 1, p. 218. Vive en toda la isla de Cuba y en Puerto-Rico debajo de cortezas. SUBFAMILIA ATTELABINA. GÉNERO Attelabus, Linn. é Attelabus sexmaculatus. Attelabus sexmaculatus, Chewr., Bull. Soc. Ent. Fr., 1876, ccxxvmt (Di- ciembre). No vive en la isla de Cuba, donde le representa aureolus Schh. SUBFAMILIA RYNCEGPHCOR A. GÉNERO Anchonus, Scl!). Anchonus suillus. Rhynchenus suillus, Fub., Syst. El. 11, p. 442, 22; Ent. Syst. 11, 402, 35. Anchonus — — ; Schh., t. 111, 31, p. 508. =- — 2 Supra) Arch. "Nat xxxyir, 1Bd., p. 174. Existe también en la isla de Cuba. Anchonus angulicollis. Anchonus angulicollis, Chev»., Bull. Soc. Ent. Fr., 1876 (Diciembre). No en Cuba. ANALES DE HIST. NAT. —XXII. 21 322 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (636) GÉNERO Anthonomus, Germ. Anthonomus dentipennis. Anthonomus dentipennis, Chev., Bull. Soc. Ent. Fr., 1876, ccxxvni (Di- ciembre). - Krugii, Fischer, n. sp., Berl. Ent. Zeit, xxx1r, 1888. No lo he observado en Cuba. Anthonomus annulipes. Anthonomus annulipes, Fischer, n. sp., Berl. Ent. Zeit., xxxu, 1888. No vivirá en Cuba. Anthonomus nigrovariegatus. Anthonomus nigrovariegatus, Fischer, n. sp., Berl. Ent. Zeit., xxx11, 1888, No encontrado en Cuba. GENERO Derelomus, schón!. Derelomus albidus. Derelomus albidus (Mus. Ber.), Suffr., Arch. fúr Nat. xxxvu, Bd. 1, p. 159. Se encuentra también en Cuba (en Enero y Febrero en Cár— denas). GÉNERO Nanus, Schónh. Nanus uniformis. Nanus uniformis, Schh., Curc., t. viu, 1, p. 89, 476. = = — ;Jacg. Duv., en Sagra, p. 84 Se encuentra frecuentemente en la parte interior de una llagua de Palma real fresca en ambas islas. (637) Gundlach — FAUNA PUERTO-RIQUEÑA. Y b o) GENERO Peridinetus, schón). Peridinetus maculatus. Cryptorhynchus maculatus, Sturm, Ins. Cat., 1826, p. 128. Heilipus Roeselii, Schh., Cure., t. 111, 1, p. 206, 57. Peridinetus maculatus, Schh., Gen. et Sp. Curc., t. 1v, 1, p. 467, 344. — — — ; Jacq. Duv., en Sagra, p. 93. Se encuentra en Cuba. Peridinetus signatus. Peridinetus signatus, Schh., Ourc., t. 1v, 1, p. 472, 4. =- — — ; Jacq. Duv., en Sagra, p. 94. lám. vin, f. 25. — concentricus, Oliv., según Chevr., Bull. Soc. Ent. Fr. 1876. También en Cuba. GÉNERO Baridius, Schónh. Baridius torquatus. Baridius torquatus, Oliv., Ent. v, 83, p. 145. No existe en Cuba. SUBFAMILIA CURCULITONIN A. GENERO Diaprepes, Schón). Diaprepes distinguendus. Diaprepes distinguendus, Bohm. in Schh., 2, 10. — festivus, Oliv., Ent. v, 83, p. 312. — distinguendus, Bohm.; Chevr., Bull. Soc. Ent. Fr. 1876, p. 243, No lo he encontrado en Cuba. Diaprepes comma. Diaprepes comma, Bohm. in Schh., 2, 8. Se encuentra también en Guadalupe, pero no en Cuba. 321 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (638) —GÉxrErRO Prepodes, Schónh. Prepodes 15 punctatus. Prepodes? 15 punctatus, Oliv., t. v, 85, p. 300, pl. 20, f. 264. No se ha encontrado en Cuba. GéxerOo Lachnopus, Schónh. Lachnopus valgus. Curculio valgus, Fab., Syst. Ent., p. 150. Lachnopus curvipes, Schh. (nec Fab.) No existirá en la isla de Cuba. Lachnopus curvipes. Curculio curvipes, Fab. (nec Sehh.), Mant. 1, p. 113. Aún no conocido en Cuba. Lachnopus trilineatus. Lachnopus trilineatus, Chevr,, n. sp. Bull. Soc. Ent. Fr. 1876, p. 243. No se ha observado en Cuba. GíNeErRO Pachneeus, Schónh. Pachneus roseipes. Pachneeus roseipes, Chevr., n. sp. Bull. Soc. Ent. Fr. 1876, p. 243. ista especie tampoco se ha observado en Cuba. (639) Gundlach.—FAUNA PUERTO-RIQUEÑA. 32 (9) | SUBFAMILIA CALANDRINE. GENERO Sphenophorus, Schónh. Sphenophorus sericeus. Calandra sericea, Latr., Humb. Voy. v. Nr. 41,4. xx11, Í. 4. Sphenophorus sericeus, Latr.; Schónh., Cure., t. N. 11, p. 896, 23. — — — ;Jacg., Duv. en Sagra, p. 96, lám. 1x, f. 20. En toda la isla y en Puerto-Rico, en los troncos muertos de plátano (Musa). GíxeErO Sitophilus, Schónh. Sitophilus oryzz. Calandra oryzze, Zinn., Amoen. Ac. vi, p. 395. Sitophilus — — ;Jacg. Duv., en Sagra, p. 97. Especie muy dañina por la destrucción de los granos del maiz. Se encuentra en todas partes de Cuba y Puerto-Rico. Sitophilus linearis. Rhynchophorus linearis, Herbst, Col., vir, p. 5, 25, t. 100, f. 1. Sitophilus — — ;Schónh., Curc., t. 1v, 11, p. 979, 12. = = — ; Jacq. Duv., en Sagra, p. 97. Come las semillas del tamarindo en todas partes de Cuba y Puerto-Rico. : Faminra Scolytidee. GÉNERO Xyleborus, Kichh. Xyleborus ferrugineus. Bostrichus ferrugineus, Fab., Syst. El. 11, p. 388. En ambas islas viene por la noche á las luces de las casas. 326 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (640) GENERO Platypus, Herbst. Platypus Poeyi. Platypus Poeyi, Guér., Icon., p. 183, pl. x1, £. 6. — — — ; Jacq. Duv., en Sagra, p. 98. Es común en ambas islas. Taladra la madera en dirección de la corteza al corazón. Platypus subcostatus. Platypus subcostatus, Jacq. Duv., en Sagra, p. 99, lám. 1x, f. 16. Lo dicho en la especie precedente vale para esta también. Fama Gerambycidee. SUBFAMILIA LAMIINA. GENERO Lagochirus, De). Lagochirus araneiformis. Cerambyx araneiformis, Linn., Syst. Nat. 1, 11, p. 625. Nr. 22. Lamia — — ; Fabr., Syst. El. 11, p. 288, 37. Lagocheirus = — ; Dej., Cat., 3.2 edit., p. 362. Acanthoderus — — ;¡Jacg. Duv., en Sagra, p. 112. — — ; Chevr., Col., 1 Mém., p. 247. Nr. 5. Existe también en Cuba. GÉNERO Leptostylus, Leconte. Leptostylus sagittatus. Amniscus sagittatus, Klug. — =— — ; Jacq. Duv., en Sagra, p. 113. — dissimilis, Dej., Cat., 3.2 edit., p. 364. Se encuentra también en Cuba. (641) Gundlach.—FAUNA PUERTO-RIQUEÑA. GENERO Probatius (Dej.) Thoms. Probatius umbraticus. Probatius umbraticus, Dej., Cat., 3.* edit., p. 363. — = — ;Jacg. Duv., en Sagra, p. 113. o E — ; Chevr., Col., 1 Mém. Se encuentra también en Cuba. GENERO Euthuorus, Jacq. Duval.—Eutheia, Guér. Euthuorus filum. Eutheia filum, Klug.; Dej., lat., 3.2 edit., p. 379, 7. — basilaris, Klug.; Dej., Cat., 3.* edit., p. 379. — precatoria, Reichenbach, Dej. Cat. l. c. Euthyorus filum, Klug.; Jacq. Duv., en Sagra, p. 115. = — — ; Chevr., Col., 1 Mém., p. 256. Nr. 27. Se encuentra también en la isla de Cuba. GÉNERO Methia, Newm. Methia punctata. Methia punctata, Zeconte; Chevrolat. No se ha encontrado en Cuba. GÉNERO Oreodera, Serv. Oreodera lateralis. Cerambyx lateralis, Oliv., Ent. 1v, 67, p. 129, según Chevrolat en carta. La he observado también en la isla de Cuba. 328 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (642) GÉNERO Monohammus, Serv. Monohammus titillator. Lamia titillator, Fab., Syst. Ent., p. 172. Se ha cogido esta especie también en la isla de Cuba, en un solo ejemplar. SUBFAMILIA CERAMBYCINE. GENERO Odontocera, Serv. Odontocera abdominalis. Cerambyx abdominalis, Oliv., Ent. 1v, 74, p. 8. No se ha observado en Cuba, donde vive 0d. brachypte— 1, Chevr. GENEROJElaphidiom, Serv. Elaphidiom bidens. Callidium bidens, Oliv., Ent. 1v, 67, p. 42. Cerambyx irroratum, Linn., Syst. Nat. 1, 11, p. 633, Nr. 62. Cuba posee El. irroratum L., pero no lo creo igual á bidens. Elaphidiom spinicorne. Callidium spinicorne, Drury, 1. 1, 1173. No se ha observado en Cuba. Elaphidiom cinereum. Callidium cinereum, Oliv., Ent. 4, 70, p. 96, pl. 18, f. 104. Elaphidiom fuscatum, Dej., Cat., 3.2 edit., p. 352. — cinereum, Oliv.; Chevr., Col., 1 Mém., p. 261. Vive también en Cuba. (643) Gundlach.—FAUNA PUERTO-RIQUEÑA. GÉNERO Lampromerus, Thonms. Lampromerus pilicornis. Callidium pilicornis, Fab., Syst. El. 2, 327, 37. Onchomerus — — ; Dej., Cat., 3.2 edit., p. 358. Lampromerus — — ; Chevr., Col, 1 Mém., p. 263. 4 Se encuentra también en Cuba. Lampromerus attenuatus. Lampromerus attenuatus, Chev., Col., 1 Mém., p. 263. Se encuentra también en Cuba. GuNErRO Chlorida, Serv. Chlorida festiva. Cerambyx festivus, Linn., Syst. Nat., 2, 623. Stenocorus — Fab.,'Syst. El. 2, 305. Cerambyx sulcatus, Oliv., Ent. 4, 6728, pl. 16, f. 113. Chlorida festiva, Linnm.; Jacq. Duv., en Sagra, p. 108. — — — ; Chevr., Col., 1 Mém. p. 267. Abunda en Cuba. GÉNERO Neoclytus, Thoms. Neoclytus araneiformis. Cerambyx araneiformis, Oliv., Ent. 1v, 70, p. 61. No se ha observado en Cuba. 329 330 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (641) SUBFAMILIA PRIONINA. GíNerRO Prosternodes, Thoms. Prosternodes lateralis. Selenoptera lateralis, Chev»., Ann. Soc. Ent., 1877, CxvIt. No se encuentra en Cuba. GÉNERO Mallodon, Serv. Mallodon maxillosum. Prionus maxillosus, Fab., Syst. Ent., p. 163. Juba posee 1. carptor, muy parecido ó acaso el otro sexo. GÉNERO Stenodontes, Serv. Stenodontes mandibularis. Prionus mandibularis, Fab., el y”. Syst. El. 11, p. 261. — Cinnamomeus, Dej., la Q. Cat. 1 ed., p. 104. No existe en Cuba, donde vive St. damicornis, Linn. GÉNERO Orthomegas, Serv. Orthomegas sericeus. Prionus sericeus, Oliv., Ent., t. 1v, 1795, 66, p. 16, pl. 8, f. 26, q”. Orthomegas — — ; Serv., Ann. Soc. Ent. Fr., 1, 149, 1831. =- — — ;Jacg. Duv., en Sagra, p. 107. — — — ; Chevr., Col., 1 Mém., p. 274, Nr. 78. se encuentra en Cuba. (645) Gundlach.— FAUNA PUERTO-RIQUEÑA. SUBFAMILIA PARANDRINE. GÉNERO Parandra, Latr. Parandra Cubecola. Parandra Cubeecola, Chevr., Col., 1 Mém., p. 275, Nr. 80. Se encuentra también en Cuba. Famiiia Chrysomelidee. SUBFAMILIA CRIOCERINA. GENERO Lema, Fabr. Lema dorsalis. Crioceris dorsalis, Oliv., Ent. vi, p. 743, 27, pl. 1d 27 Lema —= — ; Lacord., Mém. Phytoph. 1, p. 499, 209. -— — — ; Jacq. Duv., en Sagra, p. 119. — = -— , Sujffr., Arch. xxx151, t. 1, p. 286. Se encuentra también en Cuba. Lema nigripes. Lema nigripes, Weise, n. sp., Arch. £I, t. 1. p. 144. 331 No la hemos observado en Cuba. Parece mucho á Poey?, de Cuba. SUBFAMILIA CRYPTOCEPHALINE. GÉNERO Cryptocephalus, Geoftr. Cryptocephalus nigrocinctus. Cryptocephalus nigrocinctus, Su/fr., en Linn., vi, 282, 28. — — — ; Weise, Arch. 11, t. 1, p. 146. No lo he cogido en Cuba. (616) 332 ANALES DE HISTORIA NATURAL. Cryptocephalus tristiculus. Cryptocephalus tristiculus, Weise, Arch. LI, t. 1, p. 147 No existe en Cuba. Cryptocephalus Krugi. Cryptocephalus Krugi, Weise, Arch. Lr, t. 1, p. 148. No observado en Cuba. Cryptocephalus stolidus. Cryptocephalus stolidus, Weise, Arch. Li, t. 1, p. 149. Tampoco se le ha cogido en Cuba. Cryptocephalus perspicax. Cryptocephalus perspicax, Weise, Arch. ui, t. 1, p. 151. No existe en Cuba. Cryptocephalus tortuosus. Cryptocephalus tortuosus, Suffr., Linn., vi, 59, 100; x11, 383, 113. — A ACA: EXIT bp. LOs ; Jacg. Duv., en Sagra, p. 123. — ;¡ Weise, Arch. Li, t. 1, p. 152. Es especie común en Cuba. Cryptocephalus nothus. Cryptocephalus nothus, Weise, Arch. Li, t. 1, p. 152. No en Cuba, donde vive €. pusio, Suffr., que es muy parecido. GÉNERO Pachybrachys, Sulftr. Pachybrachys mendicus. Pachybrachys mendicus, Weise, Arch. LI, t. 1, p. 183. No observado en Cuba. (647) Gundlach.—rAUNA PUERTO-RIQUEÑA. SUBFAMILIA EUMOLPINE. GuiNerRO0 Lamprosoma. Lamprosoma longifrons. Lamprosoma longifrons, Lacord., Mon. Phytoph., p. 629. — — _.; Weise, Arch. Lx, t. 1, p. 154. No observado en Cuba. GÉNERO CGolaspis, Fabr. Colaspis alcyonea. Colaspis alcyonea, Suffr., Arch. xxxu1, t. 1, p. 326. == — — ; Weise, Arch. £1,t. 1, p. 155. Se encuentra en Cuba. GÉNERO Metachroma, Chevr. Metachroma antennalis. Metachroma antennalis, Weise, Arch. L1, t. 1, p. 155. No observado en Cuba. SUBFAMILIA CHRYSOMELEN E GÉNERO Leucocera, Chevr. Leucocera levicollis. Leucocera leevicollis, Weise, Arch. 11, t. 1, p. 156. No la encuentro entre las muchas especies cubanas. 333 331 ANALES DE HISTORIA NATURAL. SUBFAMILIA GALLERUCIN AX. GÉNERO Diabrotica, Erichs. Diabrotica 4 guttata. Galleruca 4 guttata, Oliv., En. méth. v, p. 703. Diabrotica — 5 Weise, Arch. 11, t. 1, p. 156. No observada en Cuba. Diabrotica innuba. Crioceris innuba, Fab., Syst. El., t. 1, p. 451, 11. Diabrotica — — ;Jacg. Duv., en Sagra, p. 127. = = — ;Suffr., Arch. xxxu1, t. 1, p. 305. = = — ; Weise, Arch. LI, t. 1, p. 157. Se encuentra en Cuba. Diabrotica bivittata. Crioceris bivittata, Fab., Syst. El., t. 1, p. 455, 26. Galleruca pallipes, Oliv., Ent., t. vr, p. 633, 93, pl. 3, fig. 39. Diabrotica bivittata Fab ; Jacq. Duv., en Sagra, p. 127. — == — ; Suffr., Arch. xxxtu, t. 1, p. 306. — = — ; Weise, Arch. LI, p. 157. Se encuentra también en Cuba y América meridional. Diabrotica impressa. Diabrotica impressa, Suffr., Arch. xxxu1, t. 1, p. 309. = — — ; Weise, Arch. Li, t. 1, p. 157. Existe también en Cuba. GENERO Cerotoma, Erichson. Cerotoma denticornis. Crioceris denticornis, Fab., Ent. Syst. 11, 24, Nr. 52. (648) (649) Gundlach.—FAUNA PUERTO-RIQUEÑA. 235 Crioceris denticornis, Fab., Syst. Eleuth., 1, p. 457, 37, 7. Cerotoma — — ; Jacq. Duv., en Sagra, p. 120. =. —= IST ALCAN XI AS = — — ; Weise, Arch. Li, t. 1, p. 157. Es común en Cuba. GENERO Galerucella, Crotch. Galerucella varicornis. Galerucella varicornis, Weise, Arch. £1, t. 1, p. 157. No se encuentra en Cuba. GuNErRO Blepharida, Chevr. Blepharida irrorata. Blepharida irrorata, Chevr., en Gruér., Rev. et Mag. de Zool., 1864, Nr. 6, p. 180. —= FISU[AA., Arch: XXXuz, $. 1, p. 323. — — a VW e1s6, Arch. La, tp. 1D. Existe en Cuba. Género COEdionychis, Latr. Edionychis cyanipennis. Galleruca cyanipennis, Fab., Syst. El., 1, 494, Nr. 86. Haltica = — ; Oltw., Ent. vr, p. 676, 12, tab. 1, y £ 12. Omophoita — — ;Jacg. Duv., en Sagra, p. 128. (Edionychis — == ; Suffr., Arch. xxxItr, 6. 1, p. 165. — — ==) Weise, Arch: Eb. 109. Es especie común en Cuba. (Edionychis bicolor. Chrysomela bicolor, Linn., Syst. Nat. ed x11, 598. (Edionychis — = Wetse, Arch: rt: 1 pp. 159 336 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (650) Suffrian no encontró bicolor entre las especies cubanas, sino Galleruca fasciata, Fab., Syst. El. Parece que las dos serán variedades de una sola especie. (Edionychis 10 guttatus. Galleruca 10 guttata, Fab., Syst. El. 1, p. 492. (Edionychis 10 guttatus, Weise., Arch. L1, t. 1, p. 159. No se ha observado en Cuba. SUBFAMILIA MALTICIN.E. GÉNERO Omototus, Clark. Omototus ferrugineus. Hadropoda ferruginea, Suffr., Arch. xxxtv, t. 1, p. 174. Omototus — — ; Weise, Arch. 11, t. 1, p. 169. Vive también en Cuba. Gíxero Disonycha, Chevr. Disonycha chlorotica. Galleruca chlorotica, Oliv., Ent. vi, p. 690, Nr. 37, t. 11, f. 37. Haltica o — ; Suffr., Arch. xxx1v, t. 1, p. 181. Disonycha — — ; Weise, Arch. 11, t. 1, p. 159. En Cuba no es especie rara. Disonycha interstitialis. Haltica interstitialis, Suffr., Arch. xxx1v, t. 1, p. 187. Disonycha — — ; Weise, Arch. Lr, t. 1, p. 159. Existe también en Cuba. Disonycha pallipes. Disonycha pallipes, Weise, Arch. L1, t. 1, p. 159. (651) Gundlach.—rAUNA PUERTC=RIQUEÑA. 337 No existe en Cuba, donde viven Z7.pyritosa y robusta, Suítr.. que son muy semejantes. GENERO Lactica, Erichson. Lactica scutellaris. Galleruca scutellaris, Oliv., Ent. vi, p. 699. Lactica = — ; Weise, Arch. Lr, t. 1, p. 160. Yo tenía una especie bajo el nombre 4Arabala seutella— ris, Oliv., pero Suffrian dice que mi ejemplar no conviene á este nombre y la llamó 1. ambulans, Suffr., en pág. 182. Dice que Olivier indica su especie como de Francia meridional, y que hay algunas diferencias entre el insecto y la descripción. GÉNERO Haltica, Illiger. Haltica plebeja. Galleruca plebeja, Oliv., Ent. vi, p. 621, Nr. 19, t. 11, £. 27. — jamaicensis, Fab., Ent. Syst. 11, p. 16, 14. Graptodera plebeja, Oliv.; Jacq. Duv., en Sagra, p. 128. Haltica -- — ;Suffr., Arch. xxx1v, t. 1, p. 195. — == — ; Weise, Arch. ur, t. 1, p. 160. Es en Cuba muy común. Haltica occidentalis. Haltica occidentalis, Suff., Arch. xxx1v, t. 1, p. 196. => = — ; Weise, Arch. 11, t. 1, p. 160. Existe también en la isla de Cuba. Haltica gravidula. Haltica gravidula, Suffr., Arch, xxxtv, t. 1, p. 201. = = — ; Weise, Arch. L1, t. 1, p. 160. Els también especie cubana. ro a ANALIS DE HIST. NAT.— XX]I. 338 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (652) Géxero Hermeeophaga, Foudras. Hermeophaga cylindrica. Hermeophaga eylindrica, Weise, Arch. 11, t. 1, p. 160. No se ha observado en Cuba. GéxerOo Phyllotreta, Chevr. Phyllotreta fallax. Haltica fallax, Suffr., Arch. xxxtv, t. 1, p. 214. > .= — ; Weise, Arch. ur, t. 1, p. 162. Existe en Cuba. Bom. Cassidid. Guxero Longitarsus, latr. Longitarsus varicornis. Longitarsus varicornis, Suffr., Arch. xxx1v, t. 1, p. 215. > »] 0! , ) 1 = = — ; Weise, Arch. Li, t. 1, p. 162. También en Cuba. GÉNERO Aphthona, Chevr. Aphthona compressa. Haltica compressa, Su/fr., Arch. xxx1v, t. 1, p. 211. Aphtona — — ; Weise, Arch., 11, t. 1, p. 162. Existe en Cuba. GÉNERO Megistops, Bol.en. Megistops fictor. Megistops fictor, Weise, Arch. 11, t. 1, p. 162. No existe en Cuba. (653) Gundlach.—rAUNA PUERTO-RIQUEÑA. 339 GÉNero Homophyla, Harold. Homophyla Krugii. Homophyla Krugi, Weise, Arch. 11, t. 1, p. 163. No se encuentra en Cuba. GiNErRO Systena, Chevr. Systena basalis. Systena basalis, Jacg. Duv., en Sagra, p. 129. Haltica — — ;¡Suffr., Arch. xxxtv, t. 1, p. 212. Systena — — ; Weise, Arch. L1, t. 1, p. 164. Es especie común en Cuba. Ambos sexos difieren mucho. Systena varia. Systena varia, Weise, Arch. Lr, t. 1, p. 164. No se ha encontrado en Cuba. GríxeErRO Crepidodera, Chevr. Crepidodera asphaltina. Haltica asphaltina, Suffr., Arch. xxx1v, t. 1. p. 201. Orepidodera — — ; Weise, Arch. Lt, t. 1, p, 165. GENERO Epitrix, Foudras. Epitrix fuscata, Crepidodera fuscata, Dej., Cat, 3.2 edic., p. 415. =- = — ; Jacq. Duv., en Sagra, p. 130. Haltica pubescens, Ent. Hefte, 11, 37, Nr. 17. o — = — ¡Suffr., Arch. xxxIV, t. 1, p. 208. Epitrix fuscata, Dej.; Weise, Arch. Li, t. 1. 310 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (651) Suffrian creyó que la especie cubana era igual á la 17. pubes- cens, E. H., de Europa, pero Weise dice que no es igual. Epitrix parvula. Crioceris parvula, Fab., Syst. El., 1, p. 468, Nr. 94. Haltica hirtipennis, Melsheimer, Proc. Acad. Phil. 111, p. 165. =- — - ; Suffr., Arch. xxxtv, t. 1, p. 209, Epitrix parvula, Fab.; Weise, Arch. 11, t. 1, p. 166. El nombre dado por Fabricio no conviene, pues es posterior á una especie parvula, de Paykull, según Suffrian. Existe en Cuba. GrÉNerO Plectroscelis, Redt. Plectroscelis apricaria. Plectroscelis apricaria, Suffr., Arch. xxxi1v, t. 1, p. 219. — = — .; Werse, Arch. 11, 6. 1, p. 166. Es especie común en Cuba. SUBFAMILIA MISPIN.E. GÉNeErO Odontota, Chevr. Odontota axillaris. Odontota axillaris, Dej., Cat., 3.2 edic., p. 388. — — — ; Jacq. Duv., en Sagra, p. 130, Linn. 1x, f. 2. =— — — ;¡ Suffr., Arch. xxx1v, t.1, p. 226. — — — ; Weise, Arch. Li, t. 1, p. 166. Se encuentra en Cuba. GÉNERO Octispa. Octispa loricata. Octispa loricata, Weise, Arch. Li, t. 1, p. 166. No se encuentra en Cuba. (655) Gundlach.—rAUNA PUERTO-RIQUEÑA. 311 SUBFAMILIA CASSIDINE. GÉNERO CGhelymorpha, Bohem. Chelymorpha geniculata. Chelymorpha geniculata, Dej., Cat., 3.2 edic., p. 370. — Argus, Herbst, Nat. vi, p. 278, tab. cxvxu, f. 9. — = — ¡Jacg. Duv., en Sagra, p. 131. = — — ;¡Suffr., Arch. xxxiIv, t. 1, p. 241. — geniculata, Dej ; Wetse, Arch. Lt, t. 1, p. 166. Suffrian dice que los ejemplares cubanos convienen bien con la geniculata, pero duda que los del Continente con el nombre 47yus sean iguales. Chelymorpha polysticta. Chelymorpha polysticta, Bohem., Cassididee, p. 183. = == — ; Wetse, Arch. LI, t. 1, p. 167. No observada en Cuba. GÉNERO Mesomphalia, Hope. Mesomphalia exclamationis. Cassida exclamationis, Zinn., Syst. Nat., ed. x11, p. 577. Mesomphalia — — ; Weise, Arch. LI, t. 1,-p. 167. No observada en Cuba. Géxero Goptocycla, Bohem. Coptocycla bisbinotata. Coptocycla bisbinotata, Bohem., Cassid. 11, 144, Nr. 48. — — — ¡Suffr., Arch. xxxtv, t. 1, p. 245. — — = y Wetse, Arch. Li ti 1, p 167. Se encuentra en Cuba, 312 ANALES DE HISTORIA NATURAL. Coptocycla guttata. Cassida guttata, Oliv., Enc. méth. v, p. 383. Coptocycla guttata, Oliv.; Bohem., Cassid. 111, 314, Nr. 213. = E — ; Suffr., Arch. xxx1v, t. 1, p. 251. — = — ; Wetse., Arch. L1, t. 1, p. 167. Especie muy común en Cuba. (6 Deloyala signifer, Herbst: Jacq. Duv., en Sagra, es igual. Famiia Goccinellidee. GÉNERO Megilla, Mulsant. Megilla innotata. - Megilla innotata, Muls., Sp. Securip., p. 24. == — — ; Weise, Arch. Lt, t. 1, p. 167. No en Cuba. GrxerROo Psyllobora, Chevr. Psyllobora nana. Psyllobora nana, Muls., Sp. Securip., p. 181. — — — ;¡dJacg. Duv., en Sagra, p. 134. — — — ;¡ Weise, Arch. 11, t. 1, p. 167. También en Cuba. Psyllobora lineola. Coccinella lineola, Fab., Ent. Syst. 1, p. 283. == = — ; Weise, Arch. £1, t. 1, p. 167. No se ha encontrado en Cuba. 1) 6) (65). Gundlach.—FAUNA PUERTO-RIQUEÑA. GíNerO Neda, Muls. Neda ferruginea. Coccinella ferruginea, Oliv., Ent. vi, p. 991. == = — ; Weise, Arch. 11, t. 1, p. 167. No existe en Cuba. Neda sanguinea. Coccinella sanguinea, Zinn., Amoen. Ac. vi, p. 393. Neda = — ; Weise, Arch. Lt, t..1, p. 167. Especie muy común en Cuba. GrínerRo Hyperaspis, Chevr. Hyperaspis connectens. Hyperaspis connectens, Thanberg., Schónh. Syn. Ius. 1, 2, p. 157. == a e Weise, “Arch; IM palo 7. No se encuentra en Cuba. Hyperaspis apicalis. Hyperaspis apicalis (festivus var.), Muls., Sp. Securip. iS — Muls.; Weise, Arch. 11, t. 1, p. 167. No existe en Cuba. GÉNERO Scymnus, Herbst. Scymnus thoracicus. Seymnus thoracicus, Fab., Syst. El. 1, p. 378. - ochroderus, Muls., Sp. Securip., p. 951. — — — ; Weise, Arch. 11, t. 1, p. 168. Se encuentra en Cuba. 313 311 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (€58) Scymnus floralis. Coccinella floralis, Fab., Ent. Syst. 1, 1, p. 260. Scymnus =— — ;Weise, Arch. £r, t. 1, p. 168. No se ha observado en Cuba. Scymnus phlous. Seymnus phleeus, Muls., Sp. Securip., p. 983. = — — ; Weise, Arch. Li, t. 1, p. 168. No se ha observado en Cuba, aunque podrá ser que esté entre las muchas especies de Seymaus aún no clasificadas. ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL. Sesión del 4 de Enero de 1893. PRESIDENCIA DE DON MÁXIMO LAGUNA. —Se leyó y aprobó el acta de la sesión anterior. —El Sr. Presidente dió las gracias á la Sociedad por haberle reelegido para aquel cargo. —(Quedaron admitidos como socios numerarios los señores Treizet (D. Emilio), de Paris, propuesto por D. Ignacio Bolivar; Cuesta y Martínez (D. José), propuesto por D. F. Quiroga. —Se hizo una nueva propuesta de socio, y consultada la So- ciedad por el Sr. Presidente acerca de si acordaba el reingreso en su seno como socio numerario del Sr. Vila y Nadal (D. An— tonio) que lo había solicitado, acordó acceder á su deseo, pro- clamando en su consecuencia el Sr. Presidente que quedaba admitido de nuevo el Sr. Vila y Nadal. —Estaban sobre la mesa las publicaciones recibidas, acor- dando la Sociedad que se diesen las gracias á los donantes de las regaladas. —El Sr. Hernández (D. Carlos) leyó el adjunto dictamen de ACTAS DE LA $0C. ESP.—XXII. 1 9 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA la Comisión nombrada en la sesión anterior para revisar las cuentas presentadas por el Sr. Tesorero. «Los que suscriben, nombrados por la Sociedad Española de »Historia Natural en sesión ordinaria de 7 de Diciembre de 1892 »para revisar las cuentas de dicho año, presentadas por el socio »Tesorero Sr. D. Ignacio Bolívar, é informar acerca de ellas á »la Sociedad; habiéndolas examinado debidamente, encuen- »tran todas las partidas con sus debidos justificantes, dispuesto »todo con el mayor orden y claridad. »La Comisión estima que no sólo debe la Sociedad aprobar- »las, sino además otorgar un voto de gracias al Sr. Tesorero, y »felicitarse por su reelección. »Madrid, 4 de Enero de 1893.—S. Ramón y y cat los »Hernández.— José Maria Dusmet.» —El Sr. Presidente preguntó á la Sociedad si de acuerdo con el dictamen de la Comisión aprobaba las cuentas presentadas por el Sr. Tesorero y el voto de gracias que en él se proponía, lo que hizo la Sociedad por unanimidad. —Il Sr. Ramón y Cajal leyó la nota siguiente del Sr. Calleja (D. Carlos), alumno interno y ayudante de Histología en la Facultad de Medicina de Madrid, acerca de LA REGIÓN OLFATORIA DEL CEREBRO. «Nuestras indagaciones, no terminadas aún, tocante á este interesante tema, recayeron primeramente sobre los urodelos y ulteriormente, sobre los pequeños mamiferos (ratón, conejo, conejillo de Indias). Hé aquí un resumen de los resultados obtenidos. 1.—Urodelos. »Como es bien sabido, en los urodelos el bulbo olfatorio no constituye un lóbulo especial, sino una simple eminencia de la región antero-externa é inferior de la vesícula cerebral an- terior. Esta parte del cerebro denominase región olfatoria, y DE HISTORIA NATURAL. 3 ha sido bien estudiada por Edinger (1), que se ha servido al efecto del método de Weigert-Pal. »Pero hace falta un análisis más completo (basado en la aplicación de métodos más expresivos) de los corpúsculos de la región olfatoria de los urodelos; pues el método de teñido al carmín ó con las anilinas no puede esclarecer, sino de ma- nera muy imperfecta, el problema de las formas y relaciones de los corpúsculos receptores de las impresiones olfativas. Además tiene interés examinar si en los urodelos, cuyo apa- rato olfativo representa la forma más rudimentaria en la serie de los vertebrados, se confirma el plan estructural hallado en los mamiferos con el método de coloración de Golgi, por éste (2), S. Ramón y Cajal (3), van Gehuchten y Martin (4), Retzius (5) y Kólliker (6), y en las aves y reptiles por P. Ra- món (7). »Nuestros estudios han recaido preferentemente sobre un urodelo español muy afine de la salamandra, llamado vulgar- mente gallipato y en el lenguaje científico Pleurodeles Waltli. Muchas de nuestras preparaciones provienen del cerebro de larvas de distintas edades; otras han sido obtenidas en anima- les adultos. El método de coloración que hemos empleado ha sido el llamado ¿impregnación doble, imaginado por nuestro sabio maestro Ramón y Cajal para aquellos casos en que el método ordinario de Golgi se muestra harto inconstante é incompleto. »Un corte longitudinal de la región olfatoria del gallipato revela casi las mismas capas que el bulbo olfatorio de los ma- miferos: 1.”, zona externa 6 fibrilar; 2.”, zona de los gloméru- los olfatorios; 3.”, zona de las células empenachadas: 4.”. zona (1) EDINGER: Untersuchungen úder die vergleichende Anatomie des Gehirns. 1. Das Vorderhirn. ¡Abhanadl. d. Senckenberg. naturforsch. Gesellsch. Frankfurt n. M. 1888. (2) GoLc1: Sulla fina struttura des bulbi olfatorii. (Regio-Emilia; 1879.) (3) CaJaL: Origen y terminación de las fibras nerviosas olfatorias. (Gaz. san. de Barcelona; Diciembre, 1890.) (4) Van GEHUCHTEN ET MARTIN: Le bulde olfactif de quelques mammiferes. (La Cellule; t. vir, 2 fasc., 1891.) (5) G. ReTzIUS: Biologische Untersuchungen. ¡Neue Folge; t. 111, 1892.) (6) KOLLIKER: UVever den feineren Bau der Bulbus olfactorius. (Aus. d. Sitzungber. der Wurzburg Phys. med. Gesellschaft.; Dec., 1891.) (1) P. Ramón: Estructura de los bulbos olfatorios de las aves. (Gaz. san. de Barcelona; Julio, 1890.—21 encéfalo de los reptiles; Septiembre, 1891.) 4 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA de los granos; 5.”, zona epiteliar confinante con la cavidad cerebral. »1. Zona externa d fibrilar.—Está constituida por hacecillos entrecruzados que aparecen en los cortes, ya seccionados á lo largo, ya de través. Estos haces constan de los finos cilindros ejes de las células olfatorias de la mucosa nasal, los. cuales conservan constantemente su diámetro y no se ramifican du- rante su curso por la capa que estamos tratando. »2. Zona de los glomérulos.—Es bastante espesa y se forma de la reunión, en tres Ó más series irregulares, de multitud de islotes granulosos de contorno incorrecto y de tamaño varia- ble, conocidos desde hace mucho tiempo con la designación de glomérulos olfatorios. »En los urodelos, como en los reptiles, aves y mamiferos, el elomérulo representa un territorio donde se ponen en íntimo contacto dos especies de ramificaciones: por fuera las arbori- zaciones de las fibrillas nerviosas olfatorias; por dentro los penachos en que rematan las expansiones de ciertas células nerviosas profundas (empenachadas de Cajal). Aquí como en todos los vertebrados se confirma con claridad absoluta que dicha relación es de contacto ó de contigúidad, no de anasto- mosis 6 de continuidad; de suerte que la excitación nerviosa sensorial depositada en el glomérulo por las fibras nerviosas, es recogida por expansiones protoplasmáticas. La importancia de esta disposición para el estudio del papel funcional de las expansiones protoplasmáticas ha sido primeramente señalada por Cajal, cuyas ideas en este punto se han aceptado plena- mente por cuantos han estudiado posteriormente la estructura del bulbo olfatorio (P. Ramón, van Gehuchten y Martín, Ret- zius, Kólliker, etc.) »En cada glomérulo, aun en los más pequeños, penetran varias fibras nerviosas que se descomponen bruscamente en una arborización corta, varicosa y poco complicada. No hemos visto hasta hoy que dichas fibras olfativas se bifurquen antes de entrar en los glomérulos, disposición señalada para el bulbo de los mamíferos por Van Gehuchten y Martín. En cambio es fácil notar divisiones dicotómicas dentro de un mismo glomé- rulo, originándose dos pequeñas arborizaciones muy próximas. 23. Zona de las células empenachadas.—No existe en los urodelos una zona molecular bien limitada entre la capa sez DE HISTORIA NATURAL. 5 gunda y tercera como la que se ve en las aves y mamiferos. Las células empenachadas yacen inmediatamente por den- tro de los glomérulos y se extienden hasta cerca del epéndimo constituyendo una ancha faja semilunar. La forma, así como el tamaño de estas células, es muy variable. En general cabe decir que son ya fusiformes, ya triangulares, ya globulosas. No constituyen ni puede distinguirse una zona comparable con la de las células mitrales de los mamiferos. . »Las células empenachadas suministran por fuera y hasta por los lados, dos, tres Ó más expansiones protoplasmáticas gruesas, que no tardan en dividirse y subdividirse, marchando flexuosamente hacia la periferia, y en ocasiones caminando tan intrincadamente que cuesta trabajo determinar su para- dero. Á menudo se ven expansiones protoplasmáticas que des- pués de correr cierto trecho hacia dentro, se doblan en arco para extenderse hasta la región de los glomérulos. Á nuestro entender, todas estas expansiones están destinadas á gloméru- los, por lo cual una sola célula puede proveer de penachos terminales á cuatro, cinco y más de dichos órganos, como ha demostrado también P. Ramón en el bulbo de las aves y rep- tiles. »El cilindro-eje emerge ya del cuerpo, ya de una rama proto- plasmática; al principio es grueso, pero no tarda en adeloea— zarse, dirigiéndose flexuosamente hacia dentro, abordando la zona de los granos, por entre los que discurre en curso antero- posterior. La mayor parte de estos cilindros-ejes se disponen en plexo apretado en el espesor de la pared externa é inferior de la vesícula anterior; pero los hay también, particularmente los que provienen de células habitantes en la parte anterior de la región olfatoria, que ganan la pared interna de aquella, ter- minando de una manera desconocida. En su trayecto dichos cilindros-ejes suministran colaterales que parecen acabar en- tre las mismas células empenachadas. »4. Capa de los ygranos.—Es poco espesa y está mal limitada de la precedente, pero la circunscribe muy bien hacia dentro el epitelio con quien confina. Los granos constituyen islotes 6 agrupaciones de cuatro, seis 4 más células, separadas por ha- cecillos plexiformes de fibras nerviosas, que no son otra cosa, al menos en su mayor parte, que la reunión de cilindros-ejes procedentes de las células empenachadas. 6 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA »La figura de los granos es harto variable: unas veces apa- recen fusiformes y alargados de delante atrás, otras elobulosos y no pocas piriformes. Por dentro carecen de expansión, en lo que coinciden con los granos de los reptiles (P. Ramón); pero hacia fuera envían generalmente dos prolongaciones que no tardan en ramificarse y marchar hacia la periferia para termi- narse entre las células empenachadas, de preferencia en la proximidad «le la zona de los glomérulos. Al principio, dichas expansiones son lisas Ó poco ásperas, pero en cuanto se hacen algo externas emiten en ángulo recto infinidad de espinas co- laterales, por cuyo carácter se distinguen perfectamente de las ramas protoplasmáticas, casi lisas, de los corpúsculos empena- chados. »En las demás regiones de la vesícula anterior, nuestras observaciones no están todavía terminadas. Podemos, sin em-— bargo, afirmar, que la disposición de las células nerviosas y epiteliales no «dliscrepa en el gallipato, de la que las indagacio- nes de Oyarzum (1) y de Cajal (2), han mostrado en la rana y salamandra. »Las células nerviosas pueden distinguirse en cuatro espe- cies: 1.” Células poligonales 6 estrelladas, cuya expansión ner- viosa se desliza de delante atrás, por el espesor de la sustancia grís, para formar parte de un fascículo medulado antero-pos- terior, que sale de la vesícula anterior (fascículo del ganglio primordial de Edinger). Estas células se ven solamente en la parte infero-posterior (Stamganglion de Edinger). 2.” Células sumamente numerosas, provistas de un extenso penacho espi- noso, terminado en la zona molecular análogamente á las pi- rámides de los mamiferos. Su cilindro-eje, después de emerger de la parte inferior del cuerpo y de seguir un trayecto más ó menos horizontal, asciende bruscamente á la capa molecular, donde forma una arborización de grande amplitud. Durante su curso esta expansión nerviosa suministra varias colaterales, algunas de las que parecen esparcirse por los estratos más in— mediatos al epitelio. 3.” Células ovoideas ó poligonales multi- (1) OYARZUM: UVeber den feineren Bau des Vorderhirs des Amphibien. (Arch. f. mik. Anat., Bd. xxxv, 1890.) (2) CajaL: Pegueñas contribuciones al conocimiento del sistema nervioso. Estructura Fundamental de la corteza cerebral de los datracios, reptiles y aves. Agosto, 1891, DE HISTORIA NATURAL. 7 polares, sin orientación marcada, yacentes en la capa molecu- lar ó en el confín superior de la zona de pirámides, y cuyo cilindro-eje, sumamente ramificado, pierde inmediatamente su individualidad, abarcando con sus ramillas una buena parte de la mitad externa de la corteza. Semejantes elementos, com- parables á los sensitivos de Golgi, ú de cilindro-eje corto de Cajal, sólo se nos han mostrado hasta hoy en la pared interna de la vesícula cerebral anterior. 4.” Células fusiformes ú Ovoi- deas, yacentes en lo alto de la zona molecular, y cuyos carac— teres coinciden con los de los corpúsculos fusiformes señalados por Cajal en la corteza cerebral de los batracios y reptiles. En cuanto á las células epiteliales, son enteramente iguales á las de la rana, pues poseen un cuerpo ovoideo voluminoso, situado en la superficie ventricular, y un tallo externo rápidamente ramificado en multitud de expansiones flexuosas, de contorno espinosísimo é irregular, las cuales se terminan á favor de espesamientos cónicos, por debajo de la pía—mater. »En la región olfatoria, dichas células epiteliales se mues- tran con iguales caracteres; solamente nos ha parecido que las expansiones externas no terminaban en la superficie cerebral, sino en el espesor de la zona de las células empenachadas. De todos modos, no hacemos sobre esto afirmación categórica, pues pudiera tratarse muy bien de una impregnación incom- pleta. »1.—Región olfatoria de los mamiferos. »La región olfatoria de la vesícula anterior de los mamiferos, es más complicada que la de los urodelos, y está representada por un aparato cuyas principales partes son: el bulbo y tractus olfatorius, las raices del tractus, el tubérculo olfativo y el nú- cleo amigdalino. »De todos estos órganos, los que han sido objeto preferente de nuestras investigaciones, son: el ¿ubérculo olfatorio, el trac- tus y la región de la ratz externa. »Tubérculo olfatorio.—Es una eminencia grís muy desarro- llada en los mamiferos en que domina el sentido del olfato, situada delante de la substancia perforada anterior, por dentro de la raíz externa y detrás de la terminación del /ractus. En el conejo, conejillo de Indias y rata, objetos preferentes de nues 8 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA tras pesquisas, el tubérculo olfatorio se presenta de forma ovoi- dea, y correctamente limitado de las partes inmediatas. La cir- cunstancia de que una gran parte de las fibras del tractus se hunden y parecen terminar en dicho tubérculo, presta singular interés al estudio de los elementos que le integran. Un examen de la textura del tubérculo olfatorio, es tanto más necesario cuanto que hasta la fecha no ha sido objeto, que sepamos, de indagaciones histológicas especiales. Las brevísimas descrip- ciones que neurólogos modernos hacen de dicho órgano, por ejemplo las de Schwalbe (1) y Obersteiner (2), se refieren más al punto de vista macroscópico que al microscópico. El estudio que Golgi (3), apoyado en su valioso método analítico, consa= era al origen del nervio olfatorio, versa no sobre el menciona- do tubérculo, sino sobre el tractus y substancia grís subyacente á la raíz externa, donde este histólogo ha podido confirmar la existencia de ramificaciones terminales de fibras llegadas del , tractus, así como una corteza cerebral compuesta de sus dos tipos clásicos de corpúsculos nerviosos. »Nuestras observaciones han tenido lugar sobre cortes, ya antero-posteriores, ya transversales del tubérculo olfatorio, cuyas células fueron coloreadas por uno de los tres métodos siguientes: teñido al carmín 6 hematoxilina; método de Wei- gert-Pal para la coloración de la mielina; proceder de Golgi, rápido. »Los cortes coloreados al carmín ú hematoxilina revelan desde luego que el tubérculo olfatorio consta de una corteza de substancia gris, análoga en el fondo á la del resto de la cor- teza cerebral, pero con especiales modificaciones que le pres- tan una fisonomía característica. »Las capas que aparecen, de la superficie al centro son: zona molecular, zona de las pequeñas y medianas pirámides, zona de los hacecillos nerviosos é islotes celulares, zona de substan— cia blanca continuada con los manojos que penetran en el cuerpo estriado. (1) SCHWALBE: Zehrbuch der Neurologie, Erlanger, 1881. (2) OBERSTEINER: Anleitung beim Studium des Baues der nervósen Centralorgane, 2e Auflage. Leipzig u. Wien, 1892. (3) GoLa1: Sulla fina Anatomia degli Organi centrali del sistema nervoso. Milano, 1886, pág. 120 y siguientes. DE HISTORIA NATURAL. 9 »1.2 Zona molecular.—Es de espesor muy desigual y comun- mente más delgada que la del resto de la corteza, aparece for- mada del entrelazamiento de los penachos periféricos de pirá- mides subyacentes y de un número extraordinario de fibrillas nerviosas ramificadas. Entre estas fibrillas cabe distinguir dos especies: fibras finas ramificadas que parecen provenir de cilindro-ejes ascendentes como los hallados en la corteza típica por Martinotti (1), Cajal (2) y Retzius (3) y fibras gruesas antero-posteriores, llegadas probablemente del tractus. Estas últimas se hunden en la corteza, y se terminan, como luego veremos, por arborizaciones libres. La zona molecular contiene también células triangulares fusiformes y poligonales que corresponden probablemente á las descritas por Cajal en la corteza típica. 2." Zona de las pequeñas y medianas pirámides.—Estas cé- lulas aparecen más irregulares que en las otras regiones de la corteza, casi todas son ya triangulares, ya fusiformes, aun- que enviando un tallo 6 varias expansiones á la capa molecu— lar; sus cilindro-ejes descienden, suministrando colaterales hasta la zona de los haces plexiformes donde se continúan con una fibra nerviosa. »/slotes olfativos.—Las pirámides pequeñas y medianas se presentan en algunos sitios, constituyendo acúmulos apreta- dísimos perfectamente limitados de los parajes de la misma capa, en que dichas células yacen más ú menos apartadas. Estos islotes constituyen la caracteristica del tubérculo olfato- rio, y son perfectamente denunciables, en las preparaciones al carmín, como conglomerados rojos compuestos de infinidad de núcleos sumamente próximos. »La figura de estos islotes es sumamente variable; los hay de figura semilunar y extraordinariamente próximos á la super— ficie cerebral, adelgazándose notablemente á su nivel la zona molecular superpuesta; otros son más profundos y aparecen ora ovoideos, ora esferoidales; algunos de grande extensión (1) MARTINOTTI: Beitrag zum Studium der Hirnrinde €. [ntern. Monatschr. f. Anat. n. Physiol.; Bd. 1, 1890.) (2) CaJaz: Sur la structure de P'écorce cérebrale de quelques mammiféres. (La Cellule; t. vir, 1891.) (3) ReTzIUS: Veber den Bau der Oberfáchenschichit des Grosshirnrinde beim Mens- chen €, Stockholm; 1891. 10 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA están provistos de vegetaciones 0 cordones profundos ramifi- cados. Es indudable que muchos de aquellos islotes olfativos profundos que aparecen aislados, no representan otra cosa que la sección de un apéndice de los islotes más grandes con cordones dendríticos. Finalmente, se ven islotes aislados hasta en la substancia blanca subyacente, advirtiéndose aleuna vez que son atravesados por una arteria central, y que los núcleos de sus células constituyentes se disponen en corona periférica. »Como es natural, nuestra atención se ha fijado en los men— cionados acúmulos habiéndoles estudiado tanto en las prepa- raciones ejecutadas según el proceder Weigert-Pal como en las efectuadas con el de Golgi. »En las primeras, y cuando se trata de islotes aislados y su- perficiales, se advierte que las fibras medulares, raras y Obli- cuas en las zonas ordinarias Ó interinsulares, son numerosas en la base de aquellos, de donden surgen en haz más Ó menos vertical que se pierde en la zona de manojos plexiformes sub- yacentes. Algunas veces, la porción más alta del islote mues- tra algunas fibras de mielina cortas y flexuosas. »En las preparaciones al cromato de plata se observa que las células constituyentes de los islotes no son otra cosa que pirá— mides pequeñas y medianas notablemente próximas y como simplificadas; pues que las expansiones basilares y laterales del cuerpo protoplasmático son delgadas y rudimentarias. En cambio la prolongación externa ó radial es robusta y marcha más Ó menos oblicuamente hasta la zona molecular, donde forma un penacho pobre en ramas. El cilindro-eje dirígese hacia abajo y penetra en la capa de fibras nerviosas subya- centes. Las células más superficiales del islote, son pequeñí—- simas, estrelladas, de expansiones protoplasmáticas delicadas y muestran un finísimo cilindro-eje cuyo curso no hemos po- dido perseguir, aunque creemos que es descendente. »Es de advertir que, en general, las expansiones protoplas- máticas laterales y basales no salen nunca de los límites del islote; y que las células más voluminosas de éste yacen cons- tantemente en la región más profunda del mismo. Los tallos y penachos periféricos muestran esa disposición espinosa des- cubierta por Cajal en las células de la corteza típica. »Los islotes olfativos son asiento de un plexo especial sin- eularmente rico y tupido de fibrillas nerviosas terminales. DE HISTORIA NATURAL. 11 Este plexo se pone de manifiesto, sobre todo en aquellos islotes en que, por exceso de induración preliminar, el cromato de plata no se ha depuesto en las células. En cuanto al origen de dicho intrincado plexo, nuestros estudios no han terminado. Diremos, no obstante, que una gran parte de las fibras que le forman provienen de la capa molecular, y son continuación probable de los cilindro-ejes del tractus, es decir, de las ex- pansiones nerviosas de las células empenachadas. Algunas de tales fibras descienden muy oblicuamente de la zona molecu- lar, y á gran distancia de su inflexión ingresan en los islotes, en donde forman una amplia y complicada arborización ner— viosa terminal. El resultado de todas las arborizaciones intra— insulares es la constitución de un plexo intercelular de hebras finas varicosísimas de difícil persecución. Este plexo no parece continuarse con el mucho más laxo existente en los espacios interinsulares. 33. Zona de los hacecillos nerviosos y células estrelladas.— Esta zona nos parece corresponder á la de las grandes pirámi- des y de las células polimorfas de la corteza ordinaria. »Los haces de fibras son, en gran parte, antero-posteriores, entrecruzándose á menudo y dejando espacios de substancia eris de varia extensión. Las fibras en cuestión poseen una vaina de mielina y parecen estar, por lo menos en su mayor parte, en continuación, hacia afuera, con los cilindro-ejes de las pirámides (pequeñas, medianas y agrupadas en islotes) y, por dentro, con los fascículos del cuerpo estriado (corona radiante). »Los intervalos limitados por los haces son de extensión varia y están llenos de dos especies celulares; células peque- ñas estrelladas; células fusiformes piramidales ó triangulares de gran talla. »Las células estrelladas son las que principalmente forman los aglomerados interfibrilares y deben reputarse como los elementos característicos de la zona que estudiamos. Son de pequeña talla y de forma poligonal; sus expansiones protoplas- máticas, delgadas y flexuosas, en número de 5, 6 0 más, bro— tan de todos los lados del cuerpo celular y divergen en todos sentidos para terminar, tras alguna dicotomía, á no muy larga distancia. El cilindro-eje, que muestra una gran finura, nace indiferentemente de cualquier lado de la célula, marcha unas 12 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA veces horizontalmente, otras hacia arriba, no pocas hacia abajo, y no tarda en dividirse y subdividirse para terminar, en el seno de la misma zona fascicular, entre los cuerpos de las células que pueblan los espacios interfibrilares. Trátase proba- blemente, como acabamos de ver, de células de cilindro-eje corto (sensitivas de Golgi); aunque, no habiendo hasta ahora podido seguir en gran extensión más que un número reducido de dichas expansiones nerviosas, no damos el aserto como conclusión categórica. »Las células voluminosas son más raras y están provistas de una Ó varias expansiones radiadas. El cilindro-eje nos ha pa- recido ir á la substancia blanca subyacente. Entre estas células, así como entre las pirámides más hondas de la zona precedente, hemos visto varios corpúsculos fusiformes ú triangulares cuyo cilindro-eje, provisto de muchas colaterales, seguía un tra- yecto ascendente ingresando y ramificándose en la capa mo- lecular. »Región de la raiz externa.—YEsta región ha sido particular— mente inquirida por Golgi (1), cuyos resultados hacemos nues- tros en gran parte. La capa molecular situada por debajo de la zona de las fibras de la raíz externa es de notable espesor y las capas subyacentes de pirámides forman una curva de con- cavidad superficial, pero sin mostrar los acúmulos caracteris- ticos del tubérculo olfativo. Nuestros estudios sobre esta zona no han terminado aún. »Expondremos, no obstante, en breves proposiciones los resultados más importantes. »1,” Las fibras de la raíz externa caminan paralelamente por fuera de la capa molecular, pudiendo seguirse hasta la circunvolución del hipocampo, y entre ellas no penetran las expansiones de las pirámides. »2,” De cuando en cuando se ven, como ha indicado Golgi, algunas de tales fibras descender á la capa subyacente ó mo- lecular, donde terminan á favor de ricas é intrincadas arbori- zaciones libres, situadas entre los penachos de las pirámides. La relación entre dichas arborizaciones y las células se efectúa por contacto, de suerte que cada tallo periférico de pirámide (D) Loc. cit., pág. 127. DE HISTORIA NATURAL. 13 toca varias ramillas terminales de fibras de la raiz externa olfatoria. »3." Durante todo el trayecto de las fibras del tractus (capa blanca inferior de éste), así como en la extensión total de la raíz externa brotan, en ángulo recto, infinidad de colaterales finas que, penetrando en la capa molecular subyacente forman un plexo nervioso terminal de una gran riqueza. Cada fibra del tractus ú de la raíz externa puede suministrar un número considerable de colaterales, las cuales no suelen pasar del límite inferior de la capa molecular que aparece en la región de la raíz externa, notablemente engruesada. »4.” El plexo nervioso yacente en la zona molecular, con- tiene un gran número de células nerviosas estrelladas y trian- gulares, cuyo cilindro-eje parece arborizarse en el espesor de dicha capa, y está cruzada por los penachos de las pirámides subyacentes. De donde resulta una importante consecuencia, á saber: que en la región que estudiamos, como en el lóbulo óptico de los pájaros (Cajal, Van Gehuchten), como en el mismo bulbo olfatorio (Cajal, Van Gehuchten, Retzius, etc.), como en la retina (Dogiel, Cajal), las expansiones protoplasmáticas son las destinadas á recibir las impresiones sensoriales, y las capas llamadas moleculares (6 disposiciones de análogo aspecto), son siempre las destinadas al empalme nervioso-protoplasmático. »Por lo demás, el descubrimiento de las colaterales de la raíz externa del nervio olfatorio, que constituyen una de las dispo- siciones más importantes que estudiamos, se debe á Cajal (1), que indicó sumariamente su existencia en una de sus notas sobre el cerebro. Si, como es de suponer, tas fibras de la raíz externa son prolongación de los cilindros-ejes de las células empenachadas, la difusión de la impresión olfatoria que re- cogen en los glomérulos debe ser considerable, pues que com- prende acaso una zona de muchos milímetros de extensión en la corteza gris de la región olfatoria. »En resumen: las fibras nerviosas del ¿ractus acaban por ar- borizaciones libres en tres partes principales: en la misma cor- teza del tractus; en la que descansa bajo la raíz externa (región (1) CAJAL. Sobre la existencia de bifuircaciones y colaterales en los nervios sensitivos eraneales y substancia blanca del cerebro. (Gaz. Sanit. de Barcelona, Abril, 1891.) El ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA externa del espacio perforado anterior); en la que reviste el tubérculo olfatorio. Las células encargadas de la recepción de las impresiones son pirámides cerebrales, y el punto principal, sino exclusivo, del empalme, reside en la zona molecular; es decir, al nivel de las expansiones protoplasmáticas espinosas de aquellos corpúsculos. »Nuestros experimentos sobre la raiz interna, tubérculo amigdalino, conexión olfativa de la comisura anterior, no son todavía suficientes para establecer conclusiones de algún va- lor. Tampoco estamos en el caso de discutir las opiniones y esquemas que los autores (Obersteiner y Ganser, etc.) exponen sobre el conjunto de las conexiones establecidas por las fibras del tractus. Acaso abordemos este difícil tema cuando nuestras observaciones sean más numerosas é importantes. »Réstanos, para concluir, dar las más sinceras gracias á nuestro sabio maestro el Dr. Cajal, bajo cuya inspiración he- mos ejecutado este trabajo, y cuyos consejos nos han sido de mucho provecho, tanto en la técnica de los preparados obteni- dos como en la-acertada interpretación de los mismos. »Madrid, 28 de Diciembre de 1892.» El Sr. González y Fernández leyó la nota siguiente: «Un caso de microcefalia. »Entre los cráneos de la provincia de Santander, que existen en el Museo Antropológico de Madrid, hay, señalado con el núm. 1 entre los de dicha provincia, uno que me parece digno de estudio. »Se trata de un ejemplar masculino, adulto y extremada- mente braquicéfalo, puesto que según la más moderna nomen- clatura alemana deben considerarse ya como hiperbraquicéfa- los los que tengan un indice de 85,1, y el que me ocupa le tiene de 85. »Pero lo que llama la atención es la capacidad craneana ex- traordinariamente reducida, y que coloca al ejemplar entre los casos de microcefalia. »Deben, en efecto, considerarse como tales microcéfalos, se- eún Broca, y sin que, si hemos de creer á Manouvrier, sirva este límite para señalar las fronteras del idiotismo, los cráneos cuya capacidad sea menor que 1150 cm.*, correspondiendo á DE HISTORIA NATURAL. 15 un encéfalo de 1305 er., según la fórmula de Manouvrier: cifras á las que no llega ni aun aproximadamente el cráneo en que me ocupo, que arroja, cubicado por el procedimiento de Broca, 1070 cm.* de capacidad, correspondiendo á un encéfalo de 930 gr. »El caso es tanto más notable, cuanto que se citan pocos que arrojen cifras semejantes, hasta tal punto que Hovelac— que y Hervé, que ciertamente no son sospechosos en la ma- teria, citan en su Zratado de Antropología como capacidad mínima individual la de un andamanita, cuyo sexo no preci- san, y que daba una capacidad de 1095 cm.?, es decir 25 más que el que estudiamos; y Flandinette, en 400 observaciones, ha encontrado la mínima capacidad en un negro africano que tenía 1120 cm.* »Como capacidades menores recuerdo únicamente la de 1060 cm.?, citada por Manouvrier en su trabajo sobre La c4m- tidad de encéfalo, publicado en el tomo 11 de la 2.* serie de las Memorias de la Sociedad de Antropología de Parts, como corres- pondiente á un cráneo femenino procedente de Nueva Guinea, cuya capacidad, como se ve, difiere de la del que estudiamos únicamente en 10 cm.*, diferencia despreciable si se tiene en cuenta la diferencia de sexos, y más despreciable aún conside- rando la probable diferencia de razas. »No entro en la descripción de nuestro ejemplar por no ser este mi objeto, y únicamente consignaré los índices principa- les, que son los siguiente: cefálico, 85; vertical, 68,1; vértico= parietal, 80,1; estefánico, 78; facial, 69,45; orbitario, 81,58; na= sal, 47; palatino, 78. »Aprovechando la circunstancia de estar en el uso de la pa- labra, me voy á permitir hacer una liserísima indicación res- pecto á un trabajo que he de traer á la Sociedad, y que me parece de gran interés. Se trata de un estudio acerca de la sinostosis de algunas suturas craneales, y muy especialmente - de sus relaciones con la edad de los sujetos, estudio de cierta importancia por el número y calidad de los materiales estudia- dos, que pertenecen á la colección de la Facultad de Medicina de Madrid, y han sido coleccionados con extraordinario esmero por el sabio profesor Dr. Oloriz, siquiera parte de su importan- cia pueda perderse por impericia, en este caso, del observador. »Claro es que no he de hacer hoy sino un mero anticipo, con- 16 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA sienando lo que á primera vista se observa; desde luego de- jando para ocasión más apropiada, cuando traiga el trabajo completo, el probar mis afirmaciones, limitándome hoy á con- signar que la relación entre la sinostosis y la edad que de an- tiguo venía estableciéndose, hasta el punto de servir la pri- mera para la determinación de la segunda, no es tan exacta, ni mucho menos, como se había supuesto; hasta tal punto, que al paso que puedo citar un cráneo masculino de un indi- viduo de 30 años de edad, con todas sus suturas obliteradas, puedo también hacerlo con otros de edades entre 80 y 90 años, en que la sinostosis está á penas ú nada iniciada. »Teniendo en cuenta esta única consideración, podría ya qui- tarse mucho valor á las afirmaciones que Topinard hace en su Manual de antropologia, fijando límites precisos de edad para cada fase de invasión de suturas por la sinostosis; pero aún hay otra multitud de razones mucho más convincentes, que se oponen por completo á las leyes por él sentadas, y he de con- signar únicamente como ejemplo, que en contra de lo que afirma respecto á que la sinostosis no se inicia en nuestras razas hasta los 35 años, existen suturas osificadas antes de esa edad en el 25 por 100 de los cráneos masculinos, y si á esto se agrega un número aún mayor de cráneos de edades superio- res con mucho á la citada, en que la sinostosis no se inicia, veremos que se transforma en excepción y excepción rara lo afirmado como regla general por el antropólogo francés que he citado. »Como entiendo que estas y otras afirmaciones análogas no tienen, viniendo de mi sobre todo, ningún valor sin que los hechos las demuestren, dejo para cuando traiga los necesarios datos tan interesante cuestión, y termino aquí agradeciendo á la Sociedad su atención.» El Sr. Secretario leyó la nota siguiente, remitida por el señor Pau, de Segorbe: »Iter in Hispania, 1, 1891, A. E. Lomaz. »El distinguido farmacéutico de Liverpool, Sr. Lomax, há llevado á cabo en los años 1891-92, dos exploraciones por el Mediodía, Centro y N. de España. Notables son sus descubri- DE HISTORIA NATURAL. 1% mientos, y, por esta causa, me apresuro á comunicar un extrac- to, con el fin de que sean conocidos de todos. »Con fecha 14 del pasado mes me escribe diciéndome que piensa pasar otro verano por España, y así indica sus deseos de herborizar en Cercedilla, Ávila, Cuenca y Despeñaperros. »Del año 1891 remitióme lista completa; del 92 comunicóme las muestras. De todas daré el nombre, y aleuna observación añadiré, si, 4 mi entender, lo necesitan. PROPE «STATIONEM» AD PORTALEGRE, LUSITANIA. Asphodelus albus L. Anacyclus radiatus Lois. Verbascum sinuatum L. Polypogon maritimum Wild. Phalaris bulbosa Cav. Lavandula pedunculata Cav. Rumezx induratus B. et R. Lactuca viminea Link. Gaudinia fragilis P. B. BADAJOZ (PROPE VIAM AD ELVAS). Allium pallens L. Anchusa ttalica Retz. (in agro). Hypericum tomentosum L., f. dissitiflorum. Mentha Pulegium L. Origamuún virens H. et L. Pulicaria hispanica Bss. Scirpus Holoschenus L. Lythrum flezuosum Lag. Avena barbata Brot. Gastridium lendigerum Gaud. Tolpis barbata Gaertn. Andryala integrifolia L., v. si- anuata. Erythrea pulchella Han. E. spicata P., fl. alo. Anacyclus radíatus, Lois. (in J0SSd.) Verium Oleander L. Preslia cervina Fres. ACTAS DE LA SOC. ESP. — XXII, Andryala ragusina, V. Minor Lge. Thymus Mastichina L. Eryngium gallioides Lam. Onopordon nervosum Boiss. Ruta montana L. Paronychia argentea Lam. Verbascum sinuatum L. Centaurea castellana B. et Rt.? (In ripis fut Guadiana). Cartina corymbosa L. Heliotropium europeum L. Kentrophyllum lanatum DC. (In. muros). Andropogon hirtum L. Asphodelus fistulosus L. Pallenis spinosa Cav. Ecballium Elaterium Rich. Convolvulus altheoides L. (San Cristobal). 18 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA MERIDA (JUXTA PONTEM). Hyoscyamaus albus L. Solanum villosum Lam. Andryala ragusina, Y. MINO”. Eryngium galioides Lam. Delphinium peregrinum. Marrubium vulgare L. (In ri- pis fuvii Guadiana.) Ballota hirsuta Bth. Centaurea melitensis L. C. Calcitrapa L. Nerium Oleander L. Euphorbia Chamesyce L., v. ca- NESCONS. Phoeniz humilis Cav. Empalme ad estationem. PROPE Cynodon Dactylon P. Agave americana L. SEVILLA. Punica GEranatum L. (cult.) Pulicaria hispanica Boiss. INTER GRANATAM ET JUGUM DORNAJO. Pruca sativa Lam. Centawrea ornata NW. Delphinium peregrinaum L. Teucrium capitatum L. Reseda Phyteuma L. R. lutea L. Phlomis Lychnitis L. Putoria hispanica Boiss. Linum tenue Desf. Helichrysum serotinum Bss. nula montana L. Sideritis hirsuta L. Thymus Zigis L. Th. Mastichina L. Teucrium aureuwm L., f. angus- t¡folium. T. Polium L. T. Webbiamnum Boiss. Plantago Cynops L. Crupina vulgaris Boiss. Santolina rosmarinifolia L.., v. canescens Boiss. Seabiosa monspeliensis Jacq. Jasonia tuberosa DO. Trifolium fragiferum L. Euphorbia falcata L., v. rubra Cav. Campanula rapunculus Lou. verruculosa. Paronychia argentea Lam. Helianthemum glutinosum P. H. egyptiacum M. H. glaucum Bss., v. herba- CeUm. Plantago Lagopus L. Bupleurum spinosum L. Coris monspeliensis L. Pimpinella Tragium L. Linum sufruticosum L. Lavandula lanata Bss. DE HISTORIA NATURAL. 19 Euphorbia Chamesyce, Y. cd NESCenSs. Cleonia lusitamica L. Crepis albida Vill., v. Wk. MINOY Artemisia... Passerina annua Wistrk. Chamepeuce hispanica DC. Anchusa italica Retz. Velezia rigida L. IN DORNAJO ET COL. SIERRA NEVADA. Vicia polyphylla Desf. V. onobrychoides L. Hypericum tomentosum L. H. veronense Schk. Lotus glareosus B. et R., v. v1- llosus. , Erylhrea centauriumn P. E. Pulchella H. Eryngúm dilatatum Lam. E. campestre, f... Verbascum nevadense Bss. Ononis procwrrens Walls. O. viscosa L. Convolvulus arvensis L. Cirsium flavispina Bss. Arenaria armeriastrum Bss. Catananche cerulea L. Lactuca tenerrima Pourr. Samolus Valerandi L. Orobanche minor Latt. Cuscuta planiflora Ten. Polygala Boissier? Coss. Armeria allioides Boiss. Phlomis Herbaventi L. Ph. crinita Cav. Añnagallis arvensis, v. longifo- lia Wk. Campanula mollis L. Sedum glanduliferum Cyr. Linaria villosa DC. Teucrium granatense Bss., Rt. Euphorbia miceensis All. E. serrata L. Echium albicans L. et R. Micropus bombycinus Lag. Prunella alva Pall. Mercurialis tomentosa L. Dianthus brachyantus Bss. Lythrum fleruosum Lag. Alyssum serpyllifolium Desf. Senecio Doria L. , Allium sperocephalum L. Linaria viscosa L. Thymus granatensis Bss. Prope rivulum: Zhapsia villosa L. SUPRA ET PROPE CORTIJO DE SAN JERÓNIMO. Salvia hispanorum Lag. Digitalis obscura L. Centawrea granatensis Boiss. Calamintha granatensis Boiss. Trichera subscaposa B. et R. Helianthemum viscidulum Bois. Daphne Enidium L. Seorzonera graminifotia L. Marrubium supinum L. Cachrys levigata Lam. Ligusticum pyrenevwm Gon. 20 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA IN VALLE FLUVII MONACHIL SUPRA SAN JERÓNIMO. Cistus lawrifolius L. Senecio Duriel Gay. NVepeta granatensis Boiss. Andryala corymbosa Lam. Reseda complicata Borg. Plantago subulata L.. v. yra- NATensis. Sedum amplexicaule DC. Carum verticilatum L. Cochlearia glastifolia L. Digitalis purpurea L., v. neva- densis Amo. Komiga spinosa Spach. Butima bunioides Bss. Agulegia nevadensis Bss. Brassica montana DC. PEÑÓN DE SAN FRANCISCO. Cirsium gregarium Wilk. Carduus carlinoides Gon. Senecio Boissieri DC. Ss. Touwrnefortíi Lap., V. yrana- tensis. Hieracium castellanum Bss., v. pilosum Scheele. GFremista Boissieri Sp. Silene rupestris L. Jurinea humilis DC. Pyrethrum radicans Cav. Jasione amethystina Lag. Lepidium stylatum. Anthyllis Arundana B. et R. A. Webbiana Hook. Campanula Herminit Lk. Cerastium Boissier?. Dianthus brachyanthus Bss. Sempervirum tectorum., Lv. na- num Kze. Euphorbia falcata, Y. Cav. Plantago nivalis Bss. Helianthemum glaucum Bss. Arenaria tetraquetra L., v. Un- bricata. Thymus serpylloides Borg. Linaria villosa DC. L. viscosa L. Leontodon Boryi Boiss. Sideritis ylacialis Bs., V. VIYens. Biscutella laxa Bss., v. glacia- lis Bss. rubra BORREGUIL DE (SAN JERÓNIMO?) Raminculus demissus DC. KR. acetosellefolius Bss. R. angustifolius DC., v. alis- moides Bory. Cerastium trigynúm Vill. DE HISTORIA NATURAL. 21 IN MONTE PICACHO DE VELETA. Leontodon microcephalus Bss. Armeria splendens Bss. Festuca Clemente Boiss. Linaria glareosa Bss. Viola nevadensis Boiss. GFentiana alpina Vil. Artemisia granatensis Bss. Sarifraga nevadensis Bss. Linaria viscosa L. Erigeron frigidus Bss. Koniga Lagasce Webb. IN VALLE FLUVIl DARRO PROPE GRANATAM. Adianthum capillus Veneris L. Trachelium coruleum L. Linaria villosa L., v. pusilla Bss. Putoria hispanica Bss. Antirrhinum glutinosum et R. 18 Ononis viscosa L. Buplewum fruticosum L. Capparis spinosa L. Gnaphalium luteo-album L. Coriaria myritifolia L. Campanula Rapunculus L., v. cymoso-spicata Lge. TOLEDO. Peganum Harmala L. Camphorosma monspeliaca L. Xanthium spinosum L. IN LOCIS RUPESTRIBUS PROPE VIAM AD BÉJAR, ÁVILA. Digitalis Thapsi L. Reseda lutea L. Senecio gallicus Chx., v difici- lis DC. Santolina rosmarimfolia L. Dianthus lusitanicus Brot. Centawrea ornata NW. IN RIPIS FLUVII Preslia cervina Fres. Thalictrum glaucum Desf. Hypericumundulatum Schousb Linaria spartea Hoft., v. ramo- sissima Bss. Linaria melanantha Bss. et R. Verbascum pulverulentum Vill. Salvia Aethiopis L. Thymus Zygis L. Andryala ragusinaL.,v.lyrata. Plantago carinata L. Bromus rubens L. ADAJA, ÁVILA. Senecio Doria L. Hypericum montanum L. Cirsium favispina Bss., var. longespinosum Lge.? ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA ro ww IN AGRO. Pulicaria vulgaris Gaertn. Anchusa undulata L.; v. angus- Hypecoum glandiflorum Bth. tissima DO. »Con ligerisimas variantes, tal es el Catálogo que de su puño y letra me remitió su autor. El mes próximo terminaré el del año 92, pues encuentro no pocas dificultades que vencer para presentar un trabajo digno de la colección presentada por nuestro amigo Sr. Lomax.» —El Sr. Bolivar leyó lo que sigue: AD COGNITIONEM ORTHOPTERORUM EUROPA ET CONFINIUM. I.—Sobre el genero Locusta De Geer. «Con ocasión de clasificar una especie de este género que me ha enviado D. Jerónimo Olcese, de Tánger, he revisado los numerosos ejemplares españoles de mi colección procedentes en su mayor parte de mis excursiones por la Perrínsula y entre los que figuran varios de San Ildefonso en la provincia de Se- govia de la misma especie que los que motivaron una obser— vación que hice al describir la Zocusta cantans Fuessly en la Sinopsis que publiqué en estos mismos ANALES (tomo vI, pá- gina 347) y en la que manifestaba que una especie muy aná- loga á la £. cantans Fuessly vive en los alrededores de La Granja, pero que se diferencia de ésta por la forma del ovis- capto y también por los élitros que son notablemente más es- trechos; no atreviéndome entonces á considerarla como dis- tinta, por no saber si estas diferencias serían ó no constantes, pues sólo poseía en aquella época una Q y dos y”. Esta especie la he recogido después en cuantas excursiones he hecho á la localidad indicada, y la he recibido también de otras localida- des, encontrando siempre constantes aquellas diferencias, por lo que la conceptúo distinta de la especie indicada—la cual en la Península está limitada á la cordillera Pirenáica, mientras que la de San Ildefonso pertenece á un tipo más meridional, representado también en el N. de África, al que corresponde DE HISTORIA NATURAL. 23 el ejemplar de Tánger y otros de Argelia, si bien estos últimos deben considerarse como especies diferentes. »Para facilitar su distinción y señalar sus relaciones con las demás especies europeas, reproduzco aquí el cuadro sinóptico de las del género, según Brunner (Prodromus der europaischen Orthopteren, pág. 306) ampliándole con la característica de las nuevas especies. 1. Elytra femora postica valde superantia. 2. Femora postica spinulis nigris, basi haud colo- ratis. Cerci (yy stylis multo longiores. Ovipo- sitor apicem elytrorum haud attingens...... 2. 2. Femora postica spinulis basi atro-circumda- tis. Cerci y” stylos eequantes, Ovipositor CINTIA SUPEraOS. dotes sao DE 1,1. Elytra femora postica subeequantia. Ovipositor apicem elytrorum valde superans. 3. Elytralatiora, apicem versus parum angustata, apice late rotundata. Ovipositor rectus vel subincurvus femoribus posticis vix longior. Cerci elongati, subrecurvi, acuminati, stylos parum superantes, dente interno basali bre- VILScUlo dec VO anita docto ota A 3. 3. Elytra augustiora a medio distincte augus- tata, apice anguste rotundata. Ovipositor rectissimus, femoribus posticis multo longior. 4. Femora postica spinulis apice tantum ni- gris. Cerci dente interno basali parum elongato, plus minusve decurvo. Lamina subgenitali Q bilobata, lobis late rotun- datis. 5. Statura minore. Cerci subrecurvi, stylos parum superantes. Pronotum carinula media, prope marginem anticum obso- leta, pone sulcum transyersum com- Presslscula. da. motel. OOO DAR 5.5. Statura majore. Cerci rectissimi stylos valde superantes. Pronotum tantum pone sulcum transversum obsolete 1. viridissima L. . 2. caudata Charp. 3. cantans Fuessly. 4. Hispanica mibi. carinulato......oooooooo......... 5, Maroccana mihi. 4, 4. Femora postica spinulis nigris basi atro- circumdatis. Cerci Y dente interno ba- 21 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA sali longe acuminato apice nigro. La- mina subgenitali Q profunde fissa, lobis sensim angustatis apice anguste rotundatis. ...... A O .. 6. Algerica mihi. 1. Locusta viridissima L.—Brunner, Prodr., p. 307. Es la especie más común en toda Europa, desde Suecia hasta el N. de África y desde España hasta el Asia menor y el río AÁmur. Común en toda España y Portugal. 2. Locusta caudata Charp.—Brunner, Prodr., p. 308 (fig. 72.) Especie propia de la Europa oriental, también se encuentra en Esmirna, Efeso, Alepo y Persia. En mi colección la hay de Viena (Brunner) y de Georgia rusa (Mlokoziewitz). 3. Locusta cantans Fuessly.—Brunner, Prod7., p. 309. Especie del centro de Europa, desde Finlandia hasta los Alpes, Pirineos y Apeninos, también se encuentra en Mehadia, Transilvania y Kasan. En España está limitada á la cadena pirenáica. Según Brunner también existe en la región del Amur, y los ejemplares de esta localidad tienen el oviscapto más largo. En mi colección la hay de Viena (Brunner), Lituania (Tac- zanowski), Cauterets (Finot), Premol, Isere (Dr. Bonnet). 4. Locusta Hispanica Bol., sp. 200. Viridis. Pronotum disco carina media prope marginem anticum oblitterata, pone sulcum posticum compressiuscula; lobis deflexis margine inferiore valde rotundato. Elytra angustiora a medio distincte angustata, apice anguste rotundata, femora postica haud vel viz superantia, campo tympanali y infuscato, pone spe- culum plaga magna albida. Femora postica base parum incras: sata, subtus spinis minutis concoloribus apice nigris armata. Segmentum anale y antice obsolete sulcatum, postice emargina— tum lobis triangularidus parum productis. Cerci y subrecuroi apice obtusati stylos parum superantes, dente interno basal bre= viusculo, decurvo. Ovipositor rectissimus femoribus posticis multo longior. Lamina subgenitali O bilobata, lobis latis apice suban gulato-rotundatis. y Q. DE HISTORIA NATURAL. 25 Long. corporis o” 26mm O 32mm - pronoti Y= 75 8 - elytrorum 25 — 30 29 - fem. postic. 22 - 24 25 - Ovipositoris 31 Habitat. Cordillera carpetana; San Ildefonso. Cepeda (Sala- manca). Común desde mediados de Agosto en los alrededores de San Idefonso y en las estribaciones de las grandes montañas pró- ximas, principalmente sobre los arbustos. Es la más afine á la L.cantans Fuessly de todas las especies aquí descritas. 5. Locusta Maroccana Bol., sp. 200. Saturate viridis. Pronotum carimula subobsoleta tantum pone sulcum posticum conspicua, antice nulla; lobis deflexis margine imferiore rotundato. Elytra angustiora a medio distincte angus—- tata, apice anguste rotundata, femora postica haud superantia, campo tympanall y mfuscato. Femora postica base modice im- crassata, sublus spinis minutis apice nigris armata. Segmentum anale $. postice ezcavatum lobis triangularibus obtusis retrorsum productis. Cerci recti, elongati, apice subeylindrici, obtusati stylos valde superantes, dente interno basali parvo parum de- curvo d. Long. corporis O 14m - pronoti 10 - elytrorum 32 - fem. postic. 21 Habitat. Tánger (Marruecos). Olcese. 6. Locusta Algerica Bol., sp. 20%. Viridis fusco varia. Pronotum supra fusco-ferrugineo-macula- tum medio obtuse carinulatum, carina pone sulcum transversum valde distinguenda, lobis deflezis margine imferiore rotundato. Elytra angustiora a medio distincte angustata, apice anguste rotundata, apicem femorum viz superantia, campo tympanall $ infuscato. Femora postica viridia vel longitrorsum fuscoviltata base robustiora, sublus spinulis nigris atro circumdatis, apice acuto plerumque pallido. Segmentwm anale o” profunde sulcatum, 26 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA margine postico utrimque in lobos triangulares deorsum inflexas » producto. Cerci y subrecurvi acuminati stylos parum superantes, dente interno basali valde elongato, acutissimo, apice nigro. Ovi- positor longissimus rectus vel deorsum subcurvatus. Lamina sub— genitalis O profunde fissa, lobis angustis, apice anguste rotundatis. Long. corporis or 33m OQhi34an - pronoti 8 8 - elytrorum 30 30 - fem. postic. 25 30 - Ovipositoris 35 Habitat. Argelia. —El Sr. Secretario dió lectura al acta siguiente: SECCIÓN DE SEVILLA. Sesión del 9 de Diciembre de 1892, PRESIDENCIA DE DON SALVADOR CALDERÓN. — Asistió el Sr. Martínez Escalera, de Madrid. —Se leyó y aprobó el acta de la anterior. —$Se repartió el cuaderno 2.” del tomo xx1 de los ANALES. —Se leyó y aprobó el siguiente presupuesto para el año 1893. Pesetas. Un libro talonario de recibos..... O o Za fl 7,50 Mozo para repartir las citacioneS........oooo.oo... 30 Gastos de Secretaría y Tesorería. ..... OT E 10 DOTA ar etaro to tala aletoj OO —Se procedió á la elección de la Junta directiva de la Sec- ción para el próximo año, quedando constituida en la forma siguiente: DE HISTORIA NATURAL. 21 Presidente: D. Salvador Calderón. Vicepresidente: D. Miguel Iborra. Tesorero: D. Manuel de Paul. Secretario: D. Manuel Medina. Vicesecretario: D. José Puiggener. —El Sr. Medina leyó la nota siguiente: «Recientemente he tenido ocasión de consultar los ejempla- res que poseo en mi colección de la familia de los tentredíni- dos (himenópteros) con el reputado especialista alemán señor Konow: y aunque la lista de las especies no sea grande, es importante, sin embargo, si se tiene en cuenta que en ella figuran tres especies nuevas y dos variedades, una de las cuales ha tenido la bondad de dedicarme dicho señor, por lo cual me complazco en hacer pública aquí mi gratitud. »Hé aquí la lista de las especies, todas ellas procedentes de localidades españolas: Amasis jucunda Kle.—y. Ciudad-Real (La Fuente!). Arge Pyrenaica André.—Q. Idem. Cladius pectinicornis Geoffr.—Q. Fuente-Piedra (Málaga) (Cal- derón!). — diformis Panz.—0Q. Cazalla (Rio!). Pteronus sp. nov., pavidus Lep. affinis.—Coruña (Bolívar!). Emphytus Viennensis Schrank var. Medine Konow, var. nov.— Huévar (Paul !). A thalia spinarum F.—2Q (y. Ciudad-Real (La Fuente!). — glabricollis Thom.—Q y. Sevilla!, Huévar (Paul!), Chiclana (López Cepero!), Ciudad-Real (La Fuente!). — aimidata F.—Q. Sevilla! — Rose L. var. cordata Lep.—9 $. Sevilla!, Dos Herma- nas! , Cazalla (Río!). — — var. liverta Klg.—y. Dos Hermanas!, Coruña (Bolívar!). Macrophya neglecta Kle. var. nigra Konow, var. nov.—Alcalá de Guadaira! Állantus fulviventris? Mocs.—9. Sevilla! — sp. nov.—Q. Sevilla!, Benacazón (Centeno!). Tomostehus sp. nov.—Chiclana (López Cepero!). 28 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA —E]l Sr. Gonzalez Fragoso leyó las notas siguientes: «I. Estudiando, há pocos días, algunas algas de agua dulce recogidas en los alrededores de Sevilla, al buscar en unos fila- mentos de Vaucheria los órganos reproductores, noté en uno de aquellos una protuberancia, Ó por mejor decir, una excre- cencia algo irregular, de dimensiones relativamente consi- derables—"/, á 1/, de milímetro—que confundi al pronto con un oogonio. No era así, se trataba de una agalla formada por un parásito al que servía de alojamiento, y que, confusa- mente se distinguía, moviéndose con dificultad, en aquella cavidad algo pequeña para su volumen. Aun cuando prolon- gué por bastante tiempo la observación, no lo ví salir, como hubiera podido hacer, pues ningún tabique cerraba la comu- nicación de la agalla con el interior del filamento. En otro ejemplar, por el contrario, el animalillo se paseaba por el interior del alga, descomponiendo la distribución de los cro- matóforos, giraba rápidamente sobre su extremidad posterior cuando tropezaba con algún obstáculo, recorriendo entonces la luz del filamento en sentido contrario, 6 bien introducía su boca, rodeada de pestañas vibrátiles, en una agalla, más pe- queña que la anteriormente citada y que llevaba este ejemplar de Vaucheria. En otras pude notar la presencia de agallas, si bien desprovistas del parásito, del cual pude observar otros ejemplares nadando libremente en el agua, con bastante rapi- dez, ó arrastrándose por la superficie de las Vaucheria y Spiro- gyra que se hallaban en la preparación. »Bien hubiera querido fijar algunos ejemplares del parásito, tanto para conservarlos definitivamente como para poder es— tudiarlo y dibujarlo más detenida y detalladamente de lo que he podido hacerlo. Desgraciadamente los agentes fijadores usados para tan pequeños seres—el ácido ósmico, el cloruro de oro, el cloruro de oro y paladio, particularmente éste último— no suelen encontrarse en laboratorios tan modestos como el mío, ni es fácil proporcionárselos en Sevilla, en un momento dado. Careciendo de estos medios traté de usar un reactivo colorante, la safranina; fácil y rápidamente la absorbieron, mas sólo consegui que á los pocos instantes murieran, contra- yéndose y quedando reducidos á pequeñas masas informes teñidas en anaranjado por la solución de safranina. Igual suerte tuvieron otras especies de infusorios que se hallaban DE HISTORIA NATURAL. 2) en la misma preparación. En vista de esto estoy cultivando otros ejemplares de las mismas algas con objeto de completar estas observaciones, con mayores medios. »La explicación de este caso de parasitismo es bien facil, pues no es ciertamente nuevo ni mucho menos desconocido. Se trata de un rotífero, la Votommata Werneckit Ehr., parásito de las Vaucheria. Ya en 1803 y con el nombre de Cyclops lupula la describió Vaucher (1); también lo menciona Lyngbye como excrecentia Vaucherio dichotome en 1819 (2); lo coloca en 1834 Werneck en su verdadero género (3), y Ehrenberg en 1838 lo «describió con el nombre específico Werneckii (4). Muy poste— riormente, en 1878, Balbiani le dedicó un trabajo (5) y mi amigo el Dr. Debray, profesor en la Escuela superior de Cien- cias de Argel, escribió en 1890 una Memoria muy interesante sobre el mismo asunto (6). Otros casos análogos podría citar, por ejemplo, los infusorios parásitos de las Spirogyra que Pringsheim (7) describió como segunda forma de esporas de la dicha alga, y cuya verdadera naturaleza demostró Cien- kowski (8); así como el caso descrito por mi amigo el doctor Ed. Bornet con respecto á la Valonia utricularis Ag. (9). Y para que se vea cuán castigadas se hallan las algas por los parásitos, basta decir que há dos años publicó Wildemann una mono- grafía de las C/ytudiaceas de Bélgica, en la cual se citan 21 es- pecies de estos hongos que infestan las algas de aquel país (10). »Acaso no hubiera hecho públicas mis cortas observaciones si no pensara ampliarlas, y si todo se hubiera dicho ya acerca del fenómeno en cuestión. Mas no es así, pues existen dudas y contradicciones entre las investigaciones de Balbiani y De- (1) Hist. des conferves d'eau douce. Genéve, 1803; p.39, pl. 111, lg.8, r.f.11,5 (C. p. Ebrenberg.) (2) Tent. hydrophyt. danice. Hafnie, 1819; p. 82. (c. p. Ehr.) (3) En carta á Ehrenberg. (c. p. Ehr.) (4) Rech. sur Porganis. des anim. infus. Paris, 1839; p. 384, (5) Ann. des Sciences nat. Zool. et Paleont. 6* série, t. vir, 22 mém. (c. p. Debray.) (6) Sur Notommata Werneckii Ehr., parasite des Vauchériées. Bull. scient. de la France et de la Belgique. París, 1890; págs. 222 á 243 inclusive. (7) Algologische Mittheilungen, in Flora, 1852; p. 416 y siguientes. (7. p. Bornet.) (8) Die Pseudogonien, en Jahrbicher fir Wissenschaftliche Botanik, 1857; vol. 1, p. 371. (c. p. Bornet.) (9) Obs. sur le dével. d'infus. dans le Valonia utricularis Ag., Extr. del t. vi de las Mém de la Soc. des Sciences nat. de Cherburgo. (10) V. Recensiones in Notarisia, núm. 19, 30 Guigno 1890. Venezia. 30 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA bray, tanto acerca de la penetración del rotífero en la planta, como con respecto á la formación de las agallas. Tanto de estos puntos como de la descripción del gusano me ocuparé otro día si, con más datos, puedo completar esta nota. »II. Recientemente he recogido en mis excursiones por los alrededores de Sevilla las siguientes especies de algas de agua dulce: ' Conferva bombycina (Ag.) Lagerh. — — var. elongata Rabenh. En un pozo. Cuarto. Sevilla. Cladophora fracta (Dillw.) Kuetz. - — var. capillaris Mont. En una fuente, Delicias, Sevilla. Hydrodictyon reticulatum (L.) Lagerh. En un arroyo, Prado de Santa Justa, Sevilla. »II. Las resoluciones relativas á la nomenclatura botánica acordadas por los Sres. P. Ascherson, A. Engler, K. Schumann y J. Urban, y aceptadas por Alph. de Candolle, son las si- guientes: »1. La prioridad de los géneros y especies datará de 1752 a 1753. »2. Los nombres nuda y seminuda serán rechazados. Las figuras dadas sin diagnosis no darán derecho para la prioridad de un nombre genérico. »3. Los nombres de géneros semejantes entre sí se conser- varán, aun cuando sólo se distingan por las desinencias. »4. Algunos géneros grandes ú generalmente conocidos, conservarán sus nombres aun cuando, en rigor, deberían des- echarse. Añádase que, para algunos de estos géneros, no es evidente la necesidad de cambiar, por razón de prioridad las denominaciones aceptadas hasta el presente. » —El Sr. Calderón participó á la Sección el fallecimiento del reputado malacólogo Morelet, autor de la Zestacea novissima Cubane el Americe centralis y de la Description des mollusques terrestres et fuviatiles du Portugal, París, 1845; obra clásica para la malacología del vecino reino y en la que se dan muchas noticias referentes á la de España. DE HISTORIA NATURAL. 3 —El mismo Sr. Calderón dió lectura á la siguiente nota sobre Foraminiferos pliocenos de Andalucia. «Habiendo remitido al Dr. Schrodt, bien conocido por sus estudios sobre la fauna pliocena de Almería, de que di cuenta en otra sesión, muestras de las rocas rizopódicas del Aljarafe y de los Cabezos de Huelva, para que las comparase con las analogas descritas por él, ha tenido la bondad de co- municarme la lista de sus determinaciones, que proporcionan datos estimables sobre un asunto poco conocido aún en España. Por esta razón he creído útil reproducir la lista en cuestión con las observaciones que se ha servido acompañarla tan com- placiente sabio. Marga azulada de la cuesta de Castilleja (Sevilla). Miliolina seminulum Lin. sp.; bastante escasa. Adelosina levigata d'Orb.; escasa. Textilaria sagittula Defr.; bastante abundante. —- subangulata d'Orb.; escasa. Bulimina aculeata d'Orb.; escasa. — af. ovata d'Orb.; escasa. No es completamente típica y se aproxima á la Bul. pyrula d'Orb. Virgulina Schreibersiana Ezig.; no escasa. Bolivina punctata d'Orb. (tipo y var.) Abundantes. — af. robusta Brdy.; bastante abundante. Es algo más comprimida que la forma típica. E — dilatata Ros.; escasa. — af. textilaroides Rss.; escasa. Cassidulina levigata d'Orb.; abundante. Lagena sulcata W. et Jac.; escasa. — gracillima Seg. sp.; escasa. Nodosaria scalaris Batsch. sp.; abundante. Cristellaria inornata d'Orb.; bastante escasa. — cultrata Montf. sp.; escasa. — calcar Lin. sp.; no escasa. Sagrina virgula Brdy.; escasa. Globigerina bulloides d'Orb.; abundante. 30 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Orbulina universa d'Orb.; bastante abundante. Pullenia spheroides d'Orb. sp.; escasa. Discorbina orbicularis Terq. sp.; no escasa. Truncatulina lobatula W. et Jac. sp.; no escasa. — Haidingeri d'Orb.; bastante abundante. — Hungeriana d'Orb. sp.; escasa. — Dutemplei d'Orb. sp.; bastante abundante. Rotalia Soldanii d'Orb.; escasa. Nomonina Boucana Lin. sp.; abundante. — scapha Ticht. et Moll.; bastante abundante. Arenisca margosa de Tomares (Sevilla). »Sin duda los trozos remitidos al Dr. Schrod hubieron de ser por excepción de los pobres en foraminiferos, pues éste pa- leontólogo no pudo encontrar en aquellos sino escasos ejem- plares y mal conservados, al paso que tanto nuestro consocio D. Manuel de Paúl como yo los habíamos hallado abundantes y frescos en las muestras de la misma procedencia que exami- namos. Entre tanto que subsano esta falta, examinando pre- viamente los trozos que haya de enviar á mi sabio y compla- ciente colega, indicaré las formas que ha podido comprobar en la muestra remitida. Bolivina cf. robusta Brdy. Texrtilaria sp. Elobigerina bulloides d'Orb. Sagrina virgula Brdy. Truncatulina lobatula W. et Jac. sp.? Rotalia Beccarit Lin. sp. NVonionina Boucana Lin. sp. — scapha Ticht. et Moll. Cabezos de Huelva. »Del sedimento margoso sacado del interior de un Pecten cristatus Bronn. Psammosphera fusca Schulze.; bastante abundante. ¿Rhabdammina abyssorum M. Sars.; abundante, pero sólo en fragmentos. DE HISTORIA NATURAL. 33 Textilaria sagittula Defr.; no escasa. Clavulina communis d'Orb.; abundante. Bulimina pupoides V'Orb.; escasa. — pyrula d'Orb.; escasa. Virgulina Sehreibersiana Ezis.; bastante abundante. Bolivina punctata d'Orb.; tipo y variedad bastante fre- cuentes. — af. robusta Brdy.; más comprimida que el tipo; abun- dante. — testilaroides Rss.; escasa. Marginulina Pecketi Schr.; abundante. Cristellaria calcar Lin. sp.; abundante. GFlobigerina bulloides d'Orb.; no escasa. Pullemia sphacroides d'Orb. sp.; escasa. Truncatulina Haidingeri; no escasa. — Dutemplei d'Orb. sp.; bastante escasa. Rotalia Beccar Lin. sp.; bastante abundante. Nomionina Boucana Lin. sp.; abundante. — scapha Ticht. et Moll.; no escasa. »Con posterioridad ha publicado el mismo Dr. Schrodt una carta dirigida al Dr. C. A. Tenne en la que le da cuenta de los foraminíferos contenidos en la marga de Orán, pliocena proba- blemente, con análogo conjunto de especies é indicando un depósito de igual profundidad que los mencionados» (1). —El Sr. Gonzalez y Garcia de Meneses comunicó á la Sección que el 29 de Septiembre del corriente año se sintió en Huelva entre doce y cuarto y doce y media de la noche un temblor de tierra intenso, precedido de ruido subterráneo como el del paso de un carruaje pesado y acompañado de una fuerte tre— pidación en sentido vertical que se hizo notar en las casas por el movimiento de los objetos, tan perceptible, que ONSRIDnO general alarma en dicha población. El Sr. Paúl dijo que próximamente á la misma hora se hizo sentir el mismo movimiento seísmico en Sevilla, siendo percibido por muchas personas y despertando á no pocas que dormían á la sazón. (1) Zeitschr. d. Deutschen geolog. Gesellschaft, 1892. ACTAS DE LA SOC. ESP. — XXII. 3 34 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Sesión del 1.? de Febrero de 1893. PRESIDENCIA DE DON MÁXIMO LAGUNA. —Se leyó y aprobó el acta de la sesión anterior. —(Quedó admitido como socio numerario el P. Zacarías Mar- tinez, Religioso Agustino, presentado en la sesión anterior por D. I. Bolívar, y se hicieron dos nuevas propuestas. —Estaban sobre la mesa las publicaciones recibidas, acor— dando la Sociedad que se diesen las gracias á los donantes de las regaladas. —El Sr. Hoyos envió la nota siguiente, remitida por el señor Puiggari de San Paulo en el Brasil, y que fué leída por el se- ñor Secretario: | «Las antigiiedades de este país son de dos clases: indígenas y portuguesas; en cuanto á las primeras, hay los llamados Sambachis, que corresponden con los Kitf'chen—-Middens, de Dinamarca. He visto alguno de ellos en las orillas del río Iguape, que desagua en el mar junto á la ciudad de Iguape, situada entre Santos y Parnaguá; pero hay muchisimos, tanto en las orillas de este río como en todo el litoral: son montones de mariscos, particularmente ostras iguales á las que se en— cuentran vivas en las orillas del mar, si bien alguno de estos mariscos hay sospechas de que sea nuevo ó desconocido; el vulgo los llama Casqueras, y los utilizan para la fabricación de cal; aleunos de ellos se encuentran á mucha distancia del mar. Es opinión mía que en época remota había en este punto una gran bahía que posteriormente fué llenándose con los detritus acarreados por el río; y fundo esta opinión en que en los alrededores de Iguape, hasta una considerable distancia río arriba, la tierra es arena fina, está cubierta de una fron- dosa vegetación y no tiene foraminíferos. Estos montículos ¿4 Sambachis son poco. elevados, escasamente alcanzan la al- tura de un hombre y profundizan en el suelo, formando líneas comparativamente estrechas, pero muy largas. Las conchas se encuentran las más de las veces adheridas unas con otras, siendo de difícil separación, y junto con ellas restos de indus— tria, como son hachas de piedra pulida de diferentes formas y DE' HISTORIA NATURAL. 30 tamaños, según las localidades, manos de almirez, puntas de flechas (una existe enviada por mí en el Museo de Historia Natural de Madrid), aunque raras, restos de cerámica confor— mes con el adelanto que demuestran las piedras pulidas y huesos humanos. En puntos un poco distantes del río expre- sado, pero á orillas de sus afluentes, se encuentran varios Sambachis, con la notable particularidad de estar formados por grandes Bulimus análogos 6 iguales á los que viven en los bosques. Uno que visité estaba en terreno cultivado y no pre- sentaba elevación alguna, hallándose el suelo cubierto de pe- queños fragmentos de Bulimus y alguno entero; este Sambachi profundizaba mucho. Un habitante de allí me presentó, á más de alguna piedra pulida, un pedazo de pizarra con una cavi- dad elíptica que supuso que servía de almirez á los indígenas, lo que encontré probable. Mi opinión en cuanto á los Samba— chis de Bulimus es, que los indígenas de las orillas del mar se internaron, y no pudiendo procurarse ostras ni otros mariscos, hicieron uso de Bulimus, que se encontrarían en grande abun- dancia en aquella época, cuando actualmente son muy raros; no tengo noticia de que haya en la actualidad persona alguna que se sirva de ellos como alimento. He visto también, proce- dentes de Sambachis, algún marisco y fragmento de hueso humano con incrustaciones de políperos y Serpulas bien mar- cadas; en cuanto á los huesos, á primera vista noté el mucho espesor que tenía un coronal. En Apiahy recogí, procedentes de varios puntos de estos alrededores, varias piedras pulidas muy bien trabajadas que correspondían a dos tipos diferentes por su tamaño; eran hachas y manos de almirez, más perfec— tas las pequeñas, hechas las primeras de piedra muy dura y las segundas de piedra más fácil de trabajar. Se encontró tam- bién en la ribera del Iguape un hacha de bronce, ejemplar único conocido, que regaló al Museo de Historia Natural de Río Janeiro mi amigo D. Enrique Bauer, quien me enseñó una piedra durísima, encontrada también por allí, de color rojo vivo, transparente, en forma de “F, que supone pertenecía á un jefe de los Botucudos, que acostumbran á llevarlas en—- gastadas en el labio inferior. De lo que antecede deduzco que los indígenas en los puntos expresados formaban un todo muy compacto y numeroso, pero perteneciente á diferentes tribus y razas; que estaban adelantados en civilización, que han ido 36 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA perdiendo, lo que se comprueba por su estado actual y su len- cguaje tan cultivado y perfecto que tiene algo del estilo griego. »Los indígenas que acostumbran á transitar alguna vez por: este país son los Guaranies, los Botucudos y los Coronados; los que ví de los primeros, aunque formando tribu, estaban civili-- zados desde hacía largo tiempo, de manera que los más de ellos ienoraban su lenguaje primitivo, entre los cuales el capitán, título dado por el Gobierno y alguno que otro de los más viejos sabían el lenguaje primitivo, y una mujer de la comitiva no: sabía hablar portugués; acampaban cerca de la población, su campamento tenía algo de carácter primitivo y del que usan en la actualidad los arrieros, pero con más comodidad, puesto que extendían cubiertas de telas para resguardarse; algunos de ellos usaban cajas para el equipaje, traían algunas caballe- rías, ya de montería, ya de carga; iban vestidos según uso del país y se presentaban muy afables y corteses y demostraban tener buenas costumbres; su aspecto era agradable, pero pa— reciían endebles; al llegar hicieron bautizar una porción de criaturas y vendían hamacas fabricadas por ellos, y caballos. » En cuanto á costumbres y naturaleza de los indígenas, se pueden consultar las obras del novelista Aleucar y la obra Cuadro histórico de la provincia de Sáo Paulo, por Machado y Oliveira, obra magnífica, desgraciadamente agotada. »Respecto á los Botucudos y Coronados poca cosa le podré decir, pues solo vi dos tribus que venían de San Pablo y se: recogían á su población; el Gobierno les había dado vesti- dos y armas, y su aspecto era tosco y arisco. Los hombres iban con la escopeta al hombro y las mujeres con un gran fardo en las espaldas, que las obligaba á caminar encor— vadas, sujeto con cuerdas que les pasaban por los soba- cos; acampaban debajo de un árbol sin abrigo ni cama. Los Coronados tienen fama de mentirosos, traidores y crueles; en cuanto á los Botucudos se puede confiar más en su palabra. He oído contar que muchas veces al recibir vestidos y armas del Gobierno guardan las armas y municiones, pero los vesti- dos los abandonan, coleándolos de los árboles del camino. Un sujeto quería tratar con una tribu salvaje y conocerla, para lo: que se hizo acompañar por un indígena manso, es decir, más ó menos civilizado; al atravesar un bosque encontraron en el camino una flecha clavada en medio del camino, y el indíge— DE HISTORIA NATURAL. 37 na le explicó que aquello significabaque no pasasen más allá, pues de lo contrario había peligro de muerte. Sesentaron en el suelo y esperaron; al cabo de algunas horas comparecieron algunos indígenas que les preguntaron qué querían, y después de dadas las explicaciones les dejaron pasar. Contó un italiano que iba con su organillo que una vez se encontró con indige- nas; que de pronto creyeron que aquella caja que llevaba con- tenía objetos para vender, pero que cuando se puso á tocar todos se alegraron, dando grandes saltos y pernadas; que le trataron muy bien, dandole de comer; que de pronto, al ver el puchero, pensó que contenía macarrones, pero después supo que eran gusanillos que se criaban en los troncos de los árbo- les, y como se mostrase disgustado, uno de ellos tomó el arco y mató un pájaro, lo desplumaron y asaron; pero que ningu- no de los indígenas lo quiso probar. Cuentan que un viajero fué acogido en una tribu de Botucudos que le trataban muy bien, particularmente el cacique, y que una vez, entrando de “sorpresa en la tienda de éste, lo encontró que estaba sin la pie- dra en el labio y que esto le hizo un efecto de pudor mayor que si á un civilizado le hubieran encontrado sin camisa; no contestó al saludo ni dijo una palabra, huyó, y después de un corto espacio, se presentó con la piedra en el labio y le trató cortésmente, como de costumbre. El uso de la piedra entre los Botucudos no es general, sino una señal de grande distinción, porque cuesta mucho trabajarlas y hay pocos que puedan ha- cerlo, resultando cara su obtención. »Corre aquí como cosa comprobada la existencia de una raza de indígenas de pequeña estatura, muy inteligentes, pero muy rebeldes á la civilización europea, que presentan el ca— racter fenomenal de poseer una cola, ú bien sea un coxis, com- puesto de más piezas que las normales á las razas humanas y visible al exterior de la piel, cosa muy dudosa y que encuen— tro poco comprobada; sin embargo, algo semejante se cuenta también del centro de África, donde se dice que existe en las inmediaciones de los montes de la Luna una raza negra, an— tropófaga con iguales caracteres que los atribuidos á estos in— digenas. »En cuanto á antigúedades portuguesas, son de fecha muy reciente; consisten en restos de tapias pertenecientes á casas, con señales de puertas y ventanas, tejas iguales á las de ahora, <9 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA restos de cercas de mucha extensión, formadas por cavaguatás (planta de la familia de las Bromeliáceas), aleuna que otra vez se encuentran mezcladas con ellas alguna Opuntia; creo yo que los primeros portugueses cerraron sus huertas con estas plan— “tas, costumbre que podían haber traído de la Península, pero viendo que cerraban mal, tomaron de los indígenas el cerrar- las con Cavaguatás. También se encuentra á veces alguna palmera, llevada de localidades próximas: grandes grupos de membrillos, formando un todo muy agreste por su poca eleva- ción y lo muy ensortijado de sus numerosos ramos que florecen todos los años y fructifican tan bien como lo permite la vora— cidad de los muchachos; varios naranjos amargos, y supongo que si no hay dulces ni de otras razas, es por haberlos des— truido con el tiempo para apoderarse de su fruto. Si bien los naranjos, limas, limones y cidras, á pesar de nacer bien, cre— cer y dar sazonados frutos, duran pocos años cultivados en las huertas de Apiahy por motivo de enfermedad muy general; pero en cambio los naranjos agrios tienen una muy notable resistencia; se encuentra además alguna planta pequeña, res- to de antiguas plantaciones é€ indicio de terreno cultivado, como llantén, verdolaga, manzanilla, mil hojas (4 chillea), etc. Á este conjunto de restos dan el nombre de Zaperas, y en los alrededores de Apiahy hay muchísimos que los viejos del país conservan memoria de las personas que los ocuparon. Hállan- sa también restos de la antigua explotación del oro, pero este trabajo es ahora poco productivo: asíes que si alguno comien- za á dedicarse á él, pronto lo abandona en vista de su escaso resultado. Estos restos son grandes montones de pedrezuelas é indicios de conducción de aguas para el lavado del oro; algunos de estos canalizos están formados con paredes de piedra. Consta que se pagó derecho al Gobierno por 420 arrobas de oro lo que no da á conocer el oro extraído, pues que mucho más se explotó de una manera furtiva. Los primitivos pobladores, ya sea como alimentos, ya como remedios 6 como recreo ú otros usos, acli- mataron diferentes plantas, ya de la Península, ya de otras par- tes del mundo, y muchas otras emigraron adheridas á los ob- jetos que transportaban; además hay otras que se encuentran ya sea en América, ya en Europa y cuya primitiva proceden— cia es muy difícil deslindar. Es interesante y muy útil el estu—- dio de las plantas aclimatadas por los portugueses, aunque DE HISTORIA NATURAL. 39 también aclimataron algunas antes que ellos los indígenas, estudio muy erizado de dificultades que no sé que nadie haya emprendido. Es indudable que los indígenas, por motivo de alimentación, para curarse sus enfermedades y otros usos de- bieron transportar de unas á otras partes diferentes plantas, sin contar las que, adheridas á diferentes objetos, transporta— ban inconscientemente. En la actualidad hay alguna población indígena que tiene árboles de ornamentación para resguardar- se de los ardores del sol, siendo estos árboles ajenos á la flora de aquella localidad. »Es muy notable la diferencia de acampar entre los indígre- nas y las personas llamadas civilizadas; los primeros entran en las selvas y escogen un árbol frondoso que esté aislado y debajo de él arreglan su campamento. Cuando los arrieros y demás viajeros no tienen proporción de guarecerse en alguna casa al atravesar estas inmensas selvas, escogen cuando quie- ren acampar un gran claro para descargar y cargar las acémi- las, recogen estacas que plantan en el suelo y que después abandonan, cerrando con ellas el camino para que los anima- les sueltos no las puedan atravesar; con los arreos se arreglan su cama, y con parte de ellos y con las cargas, se forman un recinto para guarecerse del aire; con cuatro piedras arreglan su fogón y procuran mantener todo el tiempo de su campamen- to el fuego encendido; comen habichuelas negras con harina de tapioca, condimentadas con tocino, lo que es un alimento sano, barato, gustoso y nutritivo y alguna vez después toman café; se sientan en el suelo alrededor de la lumbre hasta que el sueño les rinde, y á la mañana siguiente van á buscar los animales en la selva que les rodea, los que hallan fácilmente, á no ser alguna que otra vez que se haya extraviado alguno, lo que les hace perder algún tiempo. »En cuanto á medicina popular, se puede decir que no exis- te, pues los conocimientos que trajeron los portugueses res- pecto á ella de su país, de poco les podían servir, puesto que no encontraban aquí las plantas que estaban acostumbrados á usar, y las noticias tradicionales de los indígenas eran de muy difícil adquisición por motivo de la falta de comunicaciones y la reserva de estos últimos. Así es que la medicina popular puede decirse se halla reunida en la obra de Chernoviz Formulario y Guia Médico, que se halla en manos de los curiosos, los curan- 40 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA deros y de todos los médicos y farmacéuticos. Por lo demás, hay aquí muchas plantas medicinales conocidas, pero poco ú nada usadas, como por ejemplo, una Copaiba, que sin ser la ofi- cinal, me parece que daría el mismo resultado que ella; lo mismo podría decirse de un Sassafrás, cuya madera cortada deja percibir inmediatamente el olor característico de esta planta; entre los Siilaz de aquí hay quizá alguno que podría sustituir á la zarzaparrilla; Sangre de Drago, Croton salutaris, Quina, Solanum; Pseudo-quina, etc. »Á propósito de creencias y preocupaciones, es curioso lo siguiente: »Corre muy válida la creencia de que el dar leche á los gatos y también tirarla al fuego, hace parar la secreción de la leche de las vacas, y digo vacas y no incluyo las cabras, por no haber costumbre de tomar leche de cabra, porque dicen que despide mal olor /catinga), lo que no es de extrañar, pues an- dan sueltas las cabras y machos cabrios. Hay también muy ex- tendida la creencia en Zobishome, que me parece que corres— ponde al Compadre Lobo de las consejas de nuestra primera infancia y al Zouwp-garon de los franceses. El ganado vacuno está expuesto 4 dos enfermedades muy comunes aquí produc:- das ambas por picaduras de ciertas moscas; en ambas se for— man tumores, que en la una contiene un solo gusano corto, rollizo, blanquizco y con punta aguda en sus extremos; en la otra el tumor es mucho mayor, desigual, formado de varias cavidades. Generalmente estos tumores están situados en el cuello, á veces sueltan mucha sangre, que en ocasiones llega hasta el suelo, y hay personas que hacen sus operaciones Ca— balísticas sin comunicación con el ganado enfermo muy en secreto, y dicen que curan el ganado, á esto llaman curar por simpatía; también emplean medios semejantes para la curación de las personas. »Los caballos alguna vez se presentan con las crines del pescuezo sumamente enmarañadas, que no pueden desenre- darse, y dicen que esto es producido por las vampiros, lo que, no obstante no tener una explicación satisfactoria, encuentro probable. Los vampiros abundan aquí, particularmente en verano, y á lo mejor se entran en las casas atraídos por la luz. Estos ensortijamientos de crines son muchas veces producidos por frutos diferentes cubiertos de espinas ganchudas. DE HISTORIA NATURAL. 41 Cuadrumanos hay aquí pertenecientes á tres géneros: monos, vugios y macacos; de estos últimos cuentan, dándolo como cosa muy sabida y comprobada, que atacan las plantaciones de maíz en gran número, poniendo de centinela á uno de ellos encima de un árbol, y en caso de ser sorprendidos, antes de huir, cogen dos 6 cuatro espigas, vuelven las cubiertas al revés y las atan unas con otras y se las cuelgan al cuello, y después al que estaba de centinela todos le castigan con golpes; en cuanto á lo del centinela puede pasar, pues otros animales también lo hacen; pero esto de atar las espigas lo pongo en cuarentena. Dicen de los monos que abundan aquí, que lle— gan hasta las orillas del río Iguape, pero que nunca pasan á le* otra parte: esto todos los ribereños lo confirman; pero un habitante de las cabeceras del río, en donde es muy estrecho, de manera que los árboles de una orilla se ponen en contacto con los de la otra, me dijo que había observado que algún mono pasaba á la otra parte del río, pero esto accidentalmente y al poco tiempo volvía á pasar. »Uno de los grandes peligros de Apiahy son las culebras ve- nenosas. Hay las llamadas jararacas, que, según mi opinión, con este nombre van incluídas diferentes especies que sería interesante estudiar. Entre las raras que yo he visto, figura una negra óÓ negruzca y otra de un rojo de ladrillo, pero am- bas bien caracterizadas como jararacas. Hay también la lla—- mada jararacusú, con caracteres que la hacen distinguir fácil- mente de las demás, y son también abundantes. No pasa año sin que sean estas culebras causa instantánea, Ú poco menes, de la muerte de una persona. Un año causaron tres víctimas en este municipio, que, á pesar de ser muy extenso, es muy poco poblado. Este peligro es mucho mayor que el de las onzas, ya sea de las pintadas que son las comunes, ya sean “las negras, ya las pardas, estas dos últimas más raras. Hay además la jabutirica, que es una onza pequeña, y los llamados gatos do mato, de los que creo que hay más de una especie; una de grande y otra de pequeño tamaño como el del gato doméstico. En todo el tiempo que residí en Apiahy (catorce años) no tuve noticia de la muerte de persona alguna causada por la onza, pero se conserva la tradición de la muerte de dos personas en tiempo remoto; ahora heridos hay algunos, pero estos Casos cada día son más raros. Entre las culebras vene— 42 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA nosas de aquí, la opinión vulgar incluye á la llamada coral, aunque con este nombre se designan varias especies, según mi entender, poseyendo todas un color vivo de coral; una de ellas tiene anchos anillos completos negrós que en otra forman series de tres; hay algunas en que los anillos se interrumpen en su parte abdominal ó inferior, siendo algo desiguales 6 bien formando zig-zag; ví una en Iporanga, sin anillos, ex- cepto la cabeza, de color de coral uniforme, y otra en Apiahy, con anillos, pero de tamaño descomunal, que pasaba del doble de las comunes. Basta dar solamente una ojeada á la cabeza de estas culebras para ver que no son venenosas; sin embargo, he oído contar casos tan detallados por personas dignas de: crédito que podrían hacer dudar á cualquiera. Consideran también como venenosa la llamada aquí cobra ciega, 6 de dos cabezas, que es una Amphisbena, y la llamada cobra cabello, que es el Fordíus aqguaticus Duj. De esta última cuentan que es producida por cabellos humanos, que cayendo en el agua se transforman en este gusano. En cuanto á la culebra de cas— cabel, no se ve en Apiahy, pues es sabido que no se encuentra en las matas vírgenes, sino en los campos, hallándose las más cercanas en Faxina á 12 leguas de Apiahy; lo mismo acontece con el tamandud, bandeira, 6 bien sea hormiguero, á pesar de encontrarse aquí otra especie más pequeña del mismo género. »Cuentan aquí que á los mordidos por culebra y que han sido emponzoñados y curados, hay personas que poseen la facultad de que, con sólo mirarles involuntariamente y des- pués de mucho tiempo de haber recibido la mordedura, les renuevan todos los síntomas que con la mordedura sufrieron. En cuanto á esto, sólo creo que alguno de los mordidos, al cabo de algún tiempo, pueden sufrir muchos de los síntomas subsiguientes á la mordedura, asunto éste que convendría averiguar. »Hay aquí una costumbre absurda y bárbara que merecía ser prohibida por medio de una ley especial. Consiste en que cuando una persona sufre al morir una agonía muy prolon— gada, dicen que le falta fuerza para morir, y en este caso emplean, si se trata de una criatura pequeña, el medio de colpearles fuertemente en diferentes partes del cuerpo; á otras personas les dan un alimento muy sustancioso, y entre ellos merece su preferencia la carne de mono; pero lo más DE HISTORIA NATURAL. 43 común, y esto es inocente, es aplicarles en las muñecas un emplasto formado de carne de membrillo. »Consideran aquí días aciagos, muchos días del año que corresponden á ciertos días del Calendario, que hay la costum- bre de no trabajar y en los que tampoco se frecuentan las es- cuelas, de manera que entre estos días, los domingos y fiestas religiosas, las políticas, los días en que por mucha lluvia ó tempestuoso viento ú otras causas climatológicas no puede trabajarse, los de enfermedad ó creencia de tenerla, los viajes, los fandangos, los San Gonzalo y los Puchirons, restan pocos días para el trabajo, y aun de estos, muchos no se trabaja por falta de voluntad de hacerlo. »Hay personas que por motivo de enfermedad suya ú de alguno de sus allegados, hacen voto de que en caso de curarse bailarán un San Gonzalo. Para ello arreglan en una sala un altar del modo que saben Ú pueden, y organizan un baile colocándose en dos filas, en una los hombres y en otra las mujeres en número igual; al principio de cada fila se pone un tocador de guitarra y cantador, después va el que ha hecho el voto con una vela en la mano, y hacen diferentes y complica- das evoluciones que duran mushas veces más de una noche, y cada vez que pasan por delante del santo, le hacen un aca- tamiento; de cuando en cuando hacen un pequeño alto, y en— tonces se reparte aguardiente á los danzantes y concurrentes. Las canciones que acompañan al baile son por este estilo: «San Gonzalo de Amarantha , casamentero de vellas, ¿por qué no casais las mozas, qué mal os fixeron ellas? San Gonzalo n' era santo, mas agora es mariñeiro, se ha embarcado de pasagen para ó Rio de Janeyro.>» Y otros disparates por el estilo que nada tienen de religión, pero que mucha gente piensa que esto es un acto muy piadoso. »Cuando muere una criatura la visten de blanco, con mu- chos lazos de colores ó flores; alguna vez la pintan las mejillas de color encarnado, la colocan encima de una mesa, y muchos hombres y mujeres pasan la noche bailando el fandango á su 44 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA alrededor, acompañados de cantos á grandes voces; estos can- tos, como todos los del país, consisten en que uno canta el verso en tono regular y muchos al final de cada verso dan un oran grito prolongado, todos con el mismo tono, pero cam- biando este cada vez; oído esto de noche causa buen efecto; á lo mejor paran y beben aguardiente, quedando las más veces, algunos de ellos, completamente borrachos. »Por Semana Santa se reunen varias partidas de hombres y mujeres y van por las noches por las calles y caminos, y muy en particular en donde hay cruces, que de antemano las han adornado con coronas de flores naturales y cantan; á esto llaman recomendar las almas, y también va acompañado con la bebida de aguardiente, y muchas veces acontece acabar la función á trancazos. ; »Los Puchirons los llevan á cabo los que quieren hacer una gran plantación de maíz; empiezan por derribar una gran porción de elevados árboles, les pegan fuego y después plan- tan lo que quieren; para esta fatigosa tarea convidan á todos los de los alrededores, se reune mucha gente, muchas mujeres y muchos que no van allí sino porque aquello es una fiesta; por la noche hay el fandango. Muchas veces resulta que el gasto ha sido grande y el provecho poco. »Existe aquí un monstruo terrible que tiene horrorizado á la gente, es conocido con el nombre de Feguitiranaboya, vuela rápida y descompasadamente, no retrocede delante de ningún obstáculo y mata 6 muere. ¿Qué es este tan temido animal? Es un simple hemíptero, conocido con el nombre de Pu lgora, Lanterna de Surinan 4 Lanternaria, género que tiene diferen- tes especies. He recogido algunos ejemplares de Iporanga. Un autor de aquí, el Sr. Manoel Ferreira Lagos, escribe en 1861. «Donde naceria esta tradicion a respeito de Getiranaboia, que tanto voga no Pará, e attestada ati pelos propios indios, que náo se arreceiáo de animal algun, mesmo das mais pego- nhentas serpentes, e todavia se horrorisáo quando faltáo da- quelle insecto? Que verdade se ocultara envolta neste mysterio ou enigma, cuja palabra ainda ignoramos? En quanto espera- mos un Oedipo será bom suspendermos nosso juizo: e sem acceitarmos o facto como real por falta de provas incontesta— veis, apezar de sua inverosimelhanza náo lhe votemos desprezo absoluto, pois á incredulidade, que nada prova tambem, ca— DE HISTORIA NATURAL. 45 racteriza Os semi-sabios; e as tradicóes e historias fabulosas do vulgo tem sempre mais 0 menos un fundo de verdade, é muy- tas veces se procede mal rejeitando-as completamente. Náo sirváo de corollario estas minhas palavras para induzir-se que eu pretendo authenticar a fabula da Getiranaboia; o que desajamos é achár quem nos esplique á moralidade dessa fabula.» El Sr. Ferreira da á esta creencia el nombre de fábula, y soy de su misma opinión; vaya esta conseja á reunirse con las de Lobishome, con las sirenas, los centauros, la eran ser— piente de los mares, las águilas austriacas, las apariciones de almas, etc., etc.» —El Sr. Bolívar leyó la nota siguiente: VIAJE DE M. CH. ALLUAUD Á LAS ISLAS CANARIAS. (Noviembre 1889 á Junio 1890.) Ortopteros de las islas Canarias. «Los insectos de este orden han sido objeto recientemente de una interesante publicación del Dr. H. Krauss, de Tubinga (Systematisches Verzeichnis der canarischen Dermapteren und Orthopteren mit Diagnosen der neuen Gattungen und Arten), en la que este entendido entomólogo, no sólo ha enumerado las especies recogidas en la excursión que efectuó por dichas islas en compañía del Sr. Brunner de Wattenwyl, de Viena, y del Sr. Pictet, de Ginebra, en Mayo y Junio de 1889, y las del viaje del profesor O. Simony, de Viena (1888-90), y del Dr. A. Kónig de Bonn, de Enero á Abril de 1889, sino que ha recopilado las anteriormente citadas. Por numeroso que sea el catálogo del Dr. Krauss, puede ase— gurarse que no representa la totalidad de las especies propias de estas interesantes islas, cuya fauna importa mucho conocer para ulteriores estudios sobre la geografía zoológica de una región cuyos orígenes son tan debatidos; y á la natural sospe- cha de la imperfección del conocimiento de la fauna ortopte— rológica de estas islas, nacida de la falta de una exploración metódica é intensiva de ellas, puedo yo añadir la seguridad de aquella deficiencia por el conocimiento de especies del mis- 46 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA mo origen que me ha comunicado nuestro distinguido conso- cio de Sevilla D. Anatael Cabrera, no citadas aún como cana— rias 6 nuevas enteramente para la ciencia, pero de las que no he de ocuparme ahora porque para el estudio de muchas de ellas se necesita mayor número de ejemplares de los que exis- ten en poder del Sr. Cabrera, y también porque quisiera reser- var este estudio á nuestro entusiasta amigo, interesándole en la exploración de una fauna que, á pesar de cuanto acerca de ella se ha escrito, es aún muy poco conocida. Voy á ocuparme sólo en este escrito en enumerar los ortóp- teros recogidos por M. Ch. Alluaud en su viaje á las Canarias, citando las especies que ha recogido y describiendo las nue— vas, valiéndome de la colección que el distinguido y sabio via- jero ha cedido al Museo de Historia Natural de Madrid, en la que, como he dicho, hay algunas que por primera vez se de— signan como de las islas Afortunadas. Dermaptera. Forficulidee. 1. Zabidura riparia Pallas.—Gomera, Lanzarote, Las Salinas y Playa Confital (Gran Canaria), Fuerteventura. Amnisolabis maritima Gené.—Fuerteventura. 3. Anisolabis maxima Brulé.—Tenerife, Gran Canaria. w La descripción que Brullé dió de esta especie en la obra de Webb y Berthelot es tan incompleta que no puede servir para distinguirla de sus afines, á pesar de ser esta especie la más notable del género y la que mayores diferencias presenta con sus congéneres; por esto me ha parecido conveniente descri- birla de nuevo, aprovechando la ocasión de poder examinar los ejemplares recogidos por el Sr. Alluaud y los que me ha enviado el Sr. Brunner, recogidos durante su expedición á las islas Canarias. Anisolabis maxima Brallé: Magna, nitida, aptera, supra picea, pedes cum pectore fulvis. Caput supra inter oculos punctis duobus callosis rufis. Antenne 25-articulate, grisee, pubescentes, articu- lis primis nitidiusculis. Pronotum retrorsum distincte ampliatum suavissime ruguloso-punctatum, sulco medio subdtilissimo instruc- tum, marginibus lateralibus limbatis subsinuatis, angulis posticis DE HISTORIA NATURAL. 47 rotundatis, margine postico truncato vel subsinuato. Abdomen segm. tertio et quarto levissime vel subindistincte plicatis: Seg mentis ultimis lateribus fortiter rugoso-punctatis. Segmento anali magnño, subquadrato, medio distincte canaliculato, longitrorsum substriato et inter strias suaviter ruguloso-seriato, lateribus in S plus quam in Q compresso-carinato, carina rugulosa antice abbreviata et im tuberculum in $ magis prominulum terminata;: margine postico rugis transversis sinuatis sculpto. Pygidio con- caviusculo medio plus mimusve fossulato, apicem versus angus- tato et apice ipso subbituberculato. Abdomen subtus pilis erectis rufis vestito. Cruribus forcipis y et Q a basi subcontiguis usque medium valde triquetris, carina superiore a punclis impressis cre- mulata, margine interno dentibus triangularibus obtusis crenulato; a. medio incurvis, in y valde quam in Y decussatis. Long. corporis ¿y 30mm OZ yaa - pronoti 3,5 ÓN - forcipis 8 6,5 La Porficula (Forficesila) major Brullé es distinta de esta es- pecie? Aun cuando he visto, según dejo dicho, varios ejemplares de la especie anterior, y entre ellos algunos jóvenes, no puedo decidir nada respecto á esta cuestión. 4. FPorficula awricularia L.—Tenerife, Lanzarote, isla de Hie— rro, Gran Canaria. 5. Forfiecula Cabrere sp. nov. Pusco-ferruginea, caput supra fuscum postice ferrugineum. Antenne 13 articulate, pallide rufe. Pronotum fuscum margini- bus lateralibus palidioribus, subquadratum, angulis posticis ro— tundatis. Elytra obscure testacea apice conjunctim emarginala, margine externo anguste reflexo. Ale nulle. Pedes pallidi; fe- mora dimidio apicali cum tibiis maxima parte fusco-castancis. Abdomen minutissime impressopunctatum, segmentis 3 et 4 plicis valde compressis, segmentis 5 et 6 ceteris latioribus, deinde api—- cem versus sensim angustatum. Á. Segmento anali angusto medio breviter canaliculato, mar— gine postico subbituberculato; cruribus forcipis subsemicirculari- ter curvatis in basi ipsa intus breviter dilatata, contigua; margine 48 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA interno minute crenulato, dehinc divergentibus, edentulis, pone medium obtuse angulatis,apice haud tangentibus; lamina subge— mtalis rotundata. Q. Segmento anali retrorsum valde angustato, tuberculis minus distinctis; cruribus forcipis, elongatis, parum curvatis, apice de- cussatis, margimibus integris. Long. corporis q” 122 0 13mm - pronoti 1,8 ls - elytrorum 1,5 2 2 forcipis 3,9 4 Gran Canaria. Esta especie tiene aspecto de Chelidura por la forma del abdomen; pero las pinzas del Y, en contacto por el tubérculo de su base, la llevan al género Forficula, aceptando la distinción establecida por el Sr. Brunner en su Prodromus. Sin esta particularidad quizás hubiera referido esta especie á la Chelidura edentula Woll. de Madera, especie poco conocida y con la que tiene algunos caracteres comunes, y para mejor asegurarme en mi determinación he pedido al Sr. Bormans, el naturalista más competente hoy en esta materia, los datos que tuviera respecto á la especie de Wollaston, facilitáandome este señor, con la amabilidad que le distingue, copia del di- bujo que de la expresada especie le hizo el dibujante del Mu- seo británico, y por el que he podido asegurarme más de la distinción de ambas especies, pues aun prescindiendo del ta= maño de las pinzas, que como es sabido varía con frecuencia dentro de la especie, ofreciendo muchas de ellas las formas macro y cyclolabia, ni su forma ni su disposición general per— miten sospechar que ambas formas puedan referirse á una misma especie, la de Wollaston es una verdadera Chelidwra, mientras que la Cabrere corresponde realmente al género /+'o7- ficula, muy afine, salvo la escotadura posterior de los élitros y la falta de alas á la Forficula lurida Fisch. Dedico la especie al Sr. D. Anatael Cabrera, de quien ya había recibido un ejem- plar hembra y de quien puede esperar la ciencia española in— teresantes descubrimientos, á juzgar por el entusiasmo y acti- vidad con que ha emprendido la exploración de las islas Ca- narias. 10. ne 13. 14. 15. 16. 17 18. 19. 20. DE HISTORIA NATURAL. 49 Orthoptera. Blattidee. Aphlebia bivittata Brullé.—Gran Canaria, Tafira. Periplaneta orientalis L.—Gran Canaria. Esta especie no la cita el Dr. Krauss. Periplaneta Americana L.—Gran Canaria, Tafira. Rhyparobvia Madere Fabr.—Gran Canaria, Tafira. Mantidece. Mantis religiosa L.—Gran Canaria. Bblepharis mendica Fabr. — Gran Canaria, Guananteme (principios de Marzo). Acrididee, Epacromia thalassina Fabr.—Gran Canaria. Especie que ya cité de Canarias en la Sinopsis de los Ortópteros de España, pag. 142, y en el Viaje del Sr. Quiroga por el Sahara (ANALES DE LA SOC. ESP. DE HisT. NAT., tomo X, pág. 514). Epacromia strepens Latr.—Gran Canaria, Tenerife. Stawronotus maroccanus Th.—Tenerife. Sphingonotus cerulans L.—Gran Canaria. Sphingonotus canariensis Sauss.—Gran Canaria. Esta es- pecie, que el Sr. Saussure duda en su Additamenta ad Prodromus cedipodiorum, se encuentre en Canarias, por no haberla recibido sino de Cabo Verde, existe realmente en estas islas; el Dr. Krauss la ha citado además de Te- nerife y Lanzarote. Acrotylus insubricus Scop.—Fuerteventura. Edipoda canariensis Krauss. — Gran Canaria. Con igual nombre la tenía yo en mi colección desde hace algu- nos años. Quizás no sea mas que una variedad de la (E. cerulescens L. Pachytylus cinerascens Fabr.—Las Palmas, Gran Canaria, Tenerife. Citado por mí en la Sinopsis, p. 150, y en el Viaje al Sáhara. Quiroguesia miniata Brullé.—Tenerife. ACTAS DE LA SOC. ESP.—XXII. 4 50 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA 21. Caloptenus vulcanius Krauss.—Gran Canaria, Tenerife. — - var. bifasciata Krauss.—Con el an— terior. 22. Dericorys lobata Brullé.—Fuerteventura. Esta especie es, en efecto, distinta de la que se encuentra en Río de Oro, y que el Sr. Krauss propone se designe con el nombre: de D. Bolivari Krauss; las diferencias, sin embargo, son de tal naturaleza, que se necesita conocer ejemplares de una y otra procedencia para poder apreciarlas, por no estar especificadas hasta ahora en las descripciones. El vértice es más estrecho en el D. lobata, nada 'd breve- mente carinulado en el medio; la quilla frontal más igual en toda su extensión, menos bruscamente estre— chada por debajo del estemma medio; el pronoto, aun cuando es granoso, no lo es tan fuertemente como en el D. Bolivari Krauss; es al mismo tiempo más agudo por detrás y más alta y comprimida la quilla media. El área escapular de los élitros no está ensanchada cerca de la base ni tiene la vena adventicia que se ve en la especie de Río de Oro, los fémures posteriores son más largos y estrechos; y, por último, el tubérculo prosternal no es bilobo. 23. Paratettiz meridionalis Rb.—Gran Canaria. Locustidee. 24. Phaneroptera nana Fieb.—Gran Canaria. 25. Calliphona Alluaudi sp. nov. Statura robusta. Colore viridi. Fastigium verticis sulcatum. Antennis articulo primo excepto rufo-castaneis. Pronotum dorso deplanatum subconcaviusculum, carina media subtili prope mar— ginem anticum evanescente; prozona rugosa, metazond suaviter rugulosa, carinis lateralibus castaneis, rotundatis, antice im pressorugosis; lobis deflexis perpendiculariter insertis. Elytra abdomine valde longiora apicem versus leviter angustata, campo marginali pellucido, laxe reticulato, venis viridibus: campo anal Fusco-castaneo. Femora postica gracilia, basi leviter incrassata, subtus spinis fuscis pone medium biseriatim armata. Ovipositor rectissimus, corporis longitudine. Lamina subgenitalis postice arcuatim excisa, angulis posticis acutis sed haud productis €. DE HISTORIA NATURAL. 51 Long. corporis ds - pronoti 9 - elytrorum 54 =- oOvipositoris 28 El género Calliphona Krauss reemplaza en las islas Canarias al Zocusta De Geer y encierra como éste especies de élitros cor- tos, como la C. Kónigi Krauss, y macropteras como la €. 4 //uan- di Bol. Esta última es un poco más robusta que la L. viridissi- ma L., y semejante á ella por sus formas y aspecto. El macho de esta especie me es desconocido. 26. 2d 28. 29. 30. 31. Platycleis intermedia Serv.—Tenerife. Esta especie no la enumera el Dr. Krauss, y sin embargo la había citado yo como de Canarias en mi Sinopsis, pág. 249. Decticus albifrons Fabr.— Tenerife. También la he citado anteriormente como de Las Palmas (véase Viaje al Sá- hara por el prof. Quiroga). Gryllidee. GFryllus bimaculatus De Geer.— Gran Canaria, Gomera, Tafira, Tenerife. También la había citado en el Viaje al Sáhara como de las Palmas. GFryllus Guanchicus Krauss.—Gran Canaria. Gryllus hispanicus Ramb.—Gran Canaria. Otra especie de Gryllus existe en la colección 4 que me refiero; pero como no he visto más que un solo ejemplar yg”, y las es- pecies de este género son tan variables, no me decido á darla nombre. Es especie análoga al (Ff. conspersus Schaum. GEryllotalpa africana Palisot.—Gran Canaria. Esta especie sólo la cita el Sr. Krauss por una antigua indicación mía. Probablemente el GFryllotalpa vulgaris Latr. que cita Brullé se refiere 4 la misma especie. Además de las especies que he indicado tenía yo cita- das como de Canarias, por ejemplares que recogió mi buen amigo D. Salvador Calderón, el 7ryzalis unguicu— lata (Sinopsis, 104), Acrotylus patruelis Sturm, (Viaje al Sáhara), Edipoda cerulescens L. (Viaje al Sáhara). 52 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Caloptenus italicus L. y var. marginellus Serv. Monte- verde y Las Cañadas (Viaje al Sáhara), Platycleis gri—- sea Fab. (Viaje al Sáhara). Después de la enumeración que antecede, creo útil resumir las especies citadas hasta hoy como de las islas Canarias, y de las que algunas sólo se incluyen por la indicación que de ellas hace Brullé en la obra citada. 09) Labidura riparia Pallas. Amisolabis anmulipes Lucas maritima Géné. maxima Brullé. major Brullé?(1) Labia minor L. . FPorficula awricularia L. Cabrere Bol. . Aphlebia bivittata Brullé. . Loboptera fortunata Kraus. . Blatta Germanica L. . Periplaneta orientalis L. Americana L. truncata Brun. Australasie Fabr. . Rhyparobia Madera Fabr. . Leucophea surinamensis L. . Nauphoeta levigata Pal. CI7CUMVPAJANS Burm. . Holocompsa Simonyi Kraus. vestita Brullé. . Mantis religiosa L. . Ameles limbata Brullé. gracilis Brullé? (2). . Blepharis mendica Fabr. 6. Empusa egena Charp. (3). . Hypsicorypha Julie Kraus. Tryzalis unguiculata Rb. Oxycoryphus compressicor- mis Latr. (4). . Stenobothrus Simonyi Krauss. (5). . Stenobothrus epacromioides Krauss. var. Migrovit- tata Krauss. . Epacroma strepens Latr.(6) thalassina Fabr. - Stauronotus maroccanas Th. >. Sphingonotus cerulans L. Véase la observación que hemos hecho al tratar de la 4. maxima Brull. (2) Esta especie no ha sido observada recientemente, así es que estamos en duda respecto á su verdadero valor. (3) ¿Existe esta especie en Canarias, ó se refiere el dato de Brullé á la especie si- guiente? M. de Saussure refiere el Mantis pauperata Brullé á la especie de Charpen- tier, que muy bien podría existir en esta región, puesto que es una especie meri- dional. (3) Tryzalis tereticornis Brullé. (5) ¿Podrá referirse á esta especie el Acridium biguttatum de Brullé? (6) Probablemente se refiere á esta especie el Acridium letum Br., así como el Acrt- dium vittatum Br ; de esta última así lo afirma Brunner /Prodromus). DE HISTORIA NATURAL. 53 36. Sphingonotus canariensis | 53. Paratettizmeridionalis Rb. Sauss. d4. Phaneroptera nana Fieb.(4) 37. — asper Brullé(1) | 55. Orophila mubigena Krauss. 38. Acrotylus insubricus Scop. | 56. Conocephalus mandibularis 39. — patruelis Sturm. Charp. (5). 40. — longipes Charp. | 57. Calliphona Kónigi Krauss. 41. ZThalpomena Picteti Kraus. | 38. — Á lluanudi Bol. 42. Oedipoda canariensis | 59. Ariagona MargariteKraus. Krauss. 60. Platycleis grisea Fabr. 43. — fusco-cincta | 61. — intermedia Serv. Lucas. 62. = laticauda Bruna 44. Pachytylus cinerascens | 63. — tessellata Charp. Fabr. (2). 64. Decticus albifrons Fabr. 45. Oedaleus senegalensis | 65. Oecanthus pellucens Scop. Krauss. 66. Trigonidium cicindeloides 46. Quiroguesta mintata Brullé Serv. 47. Sehistocerca peregrina Ol. 67. Eryllus bimaculatus de 48. Caloptemus italicus L. Geer: — var. 68. Eryllus Brunneri de Sélys. marginellus Serv. 69. — hispanicus Ramb. 49. Caloptenus vulcanius | 70. — domesticus L. Krauss. 11. — guanchicusKrauss. — — 72. — Sp. var. bifasciata Krauss. | 13. Gryllomorpha longicauda 50. Arminda Brunner Krauss. Ramb. 51. Dericorys lobata Brullé. 14. Gryllotalpa africana Pal. 22. Tettizx subulata L. (3). 75. — vulgaris Latr. —El Sr. Hernández (D. Carlos) leyó lo que sigue: «La tribu de los Gecarcininos, establecida por Milne Edwards en la familia de los catometopos de los crustáceos decápodos braquiuros ofrece los caracteres siguientes: (1) Acridium asperum Brullé. (2) Acridium migratorium Brullé. (3) Esta especie la incluyo sólo por la indicación de Brullé. ¿Podrá esta cita refe- rirse al 7. Ceperoi Bol.? (4) Es de suponer que esta sea la especie citada por Brullé bajo el nombre de Ph. falcata y en la lámina con el de P». Webbíz. (5) Á esta especie refiere Redtenbacher /Monogr. der Conoceph.)la Locusta brevi- cauda Brullé. 54 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA » Caparazón ovoideo, muy elevado y convexo por encima; re- giones branquiales bombeadas, ocupando casi los dos tercios de la superficie del caparazón. Frente casi tan ancha como el área bucal, que es cuadrada. Orbitas ovales y muy profundas. Antenas internas, alojadas bajo la frente y replegadas trans- versalmente en fositas estrechas y á menudo lineales; maxilí- pedos variables, unas veces el cuarto artejo se inserta en el angulo externo del precedente y queda descubierto y otras se oculta por completo bajo su cara interna. »Las patas del primer par son largas y robustas. »El pleon del macho se aleja en una ancha fosa de la placa external y su segundo artejo alcanza casi siempre la base de las patas posteriores, siendo tan largo, en general, que llega hasta la base de la boca. »Las branquias son nueve á cada lado generalmente, aun— que á veces se cuentan sólo siete, de las cuales dos son rudi- mentarias. »El aparato respiratorio está muy desarrollado y se aloja en una cavidad muy abovedada por encima de las branquias de modo que queda mucho espacio vacio. La membrana tegumen- taria de que está tapizada es bastante esponjosa y forma algu- nas veces á lo largo del borde superior de la cavidad una es— pecie de canalito que le sirve para contener el agua cuando el animal está en seco. »Habitan en las regiones cálidas de los dos hemisferios. »El género Cardisona Latreille, comprende dentro de la tribu los de caparazón más elevado y cuyos maxilípedos externos es- tán escotados por su borde interno de modo que dejan entre sí en medio del área bucal un espacio vacio en forma de rombo; el tercer artejo, que es casi cordiforme, está escotado en su bor- de anterior y en su angulo externo se inserta el cuarto artejo, que lo mismo que los siguientes, queda siempre á descubierto. »El tercero y cuarto par de pereiópodos son los más largos y los tarsos son de sección cuadrilatera y bastante espinosos. » Las dos especies principales son el (. carnifez Herbst y el C. Guantamni Latreille, de las que la primera se distingue por tener el caparazón con los bordes laterales señalados por una línea saliente y elevada, un dientecito en el ángulo orbitario externo y los dedos que forman las pinzas tocándose en casi toda su longitud: habita en la India. DE HISTORIA NATURAL. 55 »La segunda, C. Cuanhumi Latr., tiene muy poco marcada la línea que indica el borde lateral del caparazón; la mayor de las pinzas es extremadamente grande, los dedos muy encorva- dos y no se tocan más que por su extremo: habita en las An— tillas. »Los individuos de la tribu, cuyos caracteres hemos expues- to, debieron indudablemente llamar mucho la atención de los primeros europeos que pudieron observarlos, lo cual se ex- plica si se tiene en cuenta la costumbre de relacionar todo lo nuevo que velan con lo que conocían de Europa, comparacio— nes que se ven en los tres reinos naturales: así nada tiene de extraño que relacionasen los Cardisoma con los Cancer, Carci— nus y otros decápodos braquiuros que sólo viven en el mar, y que les chocase encontrarlos á grandes distancias tierra adentro. »El historiador Gonzalo Hernández de Oviedo y Valdés, en en su obra Sumario de la Natural Historia de las Indias, capl- tulo Lx, que en el orden cronológico es el primero de los autores que hemos podido consultar, dice hablando de estos animales: «Cangrejos son unos animales terrestres que salen de unos »agujeros que ellos hacen en tierra, y la cabeza y cuerpo es »todo una cosa redonda que quiere mucho parescer capirote »de halcon, y del un costado le salen cuatro piés y otros tan— »tos del otro lado, y dos bocas como pincetas, la una mayor »que la otra, con que muerden, pero su bocado no duele mu- »cho ni es ponzoñoso; su cáscara 6 cuerpo y lo demás, es liso »y delgado como la cáscara del huevo, salvo que es más dura, »La color es parda ó blanca 6 morada que tira á azul, y andan »de lado, y son buenos de comer, y los indios se dan mucho á »este manjar, y aun también en Tierra Firme muchos cristia— »nO0s porque se hallan muchos, y no son manjar costoso ni de »mal sabor: y cuando los cristianos van por la tierra adentro, »es manjar presto y que no desplace, y cómense asados en las »brasas. Finalmente, la hechura de ellos es de la misma ma- »nera que se pinta el signo de Cáncer. »En el Andalucía, á la costa de la mar y del río de Guadal- »quivir, donde entra en ella, en Sant Lúcar y en otras partes »muchas, hay cangrejos, pero son de agua, y los que he dicho »de suso son de tierra. Algunas veces son dañosos y mueren »los que los comen, en especial cuando los dichos cangrejos 36 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA »han comido algunas cosas ponzoñosas ó manzanillas de aque-— »llas de que se hace la yerba con que tiran los indios caribes, »precheros, de la cual se dirá más adelante; pero por esto se »guardan los cristianos de comer de ellos cuando los hallan »cerca de donde hay los dichos árboles de la manzanilla: aun— »que se coman muchos de aquellos que son buenos no hacen »mal ni es vianda que empacha.» »En la obra Descripción de diferentes piezas de Historia Na- tuwral, las más del ramo maritimo, de D. Antonio Parra, lám. 57, año de 1787, se dibujan y describen distintos gecarcininos, siendo lamentable la poca precisión de las descripciones y de. los dibujos. »Dice así en su libro: «Cangrejos terrestres. —Estos tienen los bordes del carapacho »romos, y tienen de particular, que no se nota en los marinos, »las cavidades de los ojos, ú órbitas, ovaladas de una pulgada »de largo y poco ménos de ancho, desproporcionadas al tama- » ño que tienen. La boca derecha es mucho más chica que la »izquierda, aunque suelen en esto variar, pero de la misma » figura que la de los marinos; lo mismo decimos de las patas. »En estas se notan unas líneas de pelos bastantemente negros; »las uñas no son tan duras ni consistentes como las de los »marinos, pero tienen dos bordes dentados. En las partes late- »rales de la boca tienen un pelo amarillo obscuro, que se puede »llamar barba; el color del cuerpo y de las bocas blanco, algo. »rosado; el de las piernas verde, aunque en otros es blanco. »Estos hacen unos hoyos bastantemente profundos en donde »se esconden y llevan las presas para comer. »Se comen, y se hace gran uso de ellos en toda la Isla de »Cuba; de modo, que los traen á esta ciudad de la Havana, en »costales, á su tiempo, para venderlos al público. Se hallan á »distancia de más de 10 leguas del mar; y los hay todos blan— »cos, y todos azules; de estos no se presenta ninguno, porque »al disecarlos y extraher la carne, se arranca una túnica azul »que es la que les da dicho color.» »D. Ramón de la Sagra en su obra /Tistoria fisica, politica y natural de la isla de Cuba. Paris, año de MDCCCLVI, tomo vit, pág. vir, en la parte correspondiente á los crustáceos, cuyo estudio y clasificación están hechos por Guerin Meneville, no habla de las costumbres de estos animales. DE HISTORIA NATURAL. 57 »Siguiendo Guerin Meneville á Latreille, admite el género Cardisoma de este autor, descrito en la Encyel. méthod., tomo X, pág. 685, y describe el €. Guanhumi, Marcgr. »Igual deficiencia en cuanto á las costumbres y utilización por el hombre de estos animales, he encontrado en otras mu-— chas obras antiguas y modernas que he consultado, por lo que me ha parecido oportuno dar algunas noticias acerca de estos animales, tan conocidos por los naturales de las Antillas. »Los géneros Fecarcinus y Cardisoma viven generalmente en la proximidad de las playas, en terrenos arenosos, donde fabrican cuevas, 6 sea agujeros bastante profundos, en los que se guarecen: dichos agujeros llegan por lo general á una capa más húmeda del suelo, consiguiendo tener una atmós- fera más saturada de vapor de agua, cuyo medio les es bene— ficioso, 6 por lo menos atenuar la temperatura elevada del suelo y la evaporación producida por el aire y el sol. »Prefieren los bosques frondosos, por lo mismo de suelo más húmedo, aunque no es raro encontrarlos á bastante altura y á distancias considerables del mar en rocas calizas y con muy poca vegetación. »Los que viven próximos á las playas, en los bordes de los pantanos 6 en las aguas estancadas, no abandonan la residen- cia durante el año, pero los que habitan en terrenos poco hú— medos y no muy distantes del mar, emprenden el viaje hacia la costa por los meses de Febrero 6 Marzo, con cuyo motivo se forman legiones tan numerosas, y producen tal ruido al con tacto de las pinzas y los caparazones unos contra otros, que según historiadores de América, se dió el caso de desbandarse un ejército de soldados españoles, atemorizados por creer que se trataba de un gran número de enemigos que con las armas causaban aquel ruido. »Prosiguen su viaje, y llegados á la costa, acampan en la proximidad de ella y entran en el mar algunas veces, pero sólo por momentos y casi sin perder tierra, pues son malos nadadores; así que parece no tienen razón los viajeros que afirman se abandonan á las olas, aunque añaden que evitan los sitios en que estas baten con mucha fuerza. »Hay un hecho que no he podido observar y acerca del que se emiten distintas opiniones. Es indudable que la hembra, como la de casi todos los decápodos tiene el pleon conformado 58 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA de manera que puede replegarse y llevar los huevos después de la puesta; en el género de que nos ocupamos, cuyo pleon se repliega contra el pereion, sirviendo la forma de aquel para distinguir al macho de la hembra, se verifica lo mismo; pero lo que no hemos podido observar, ni saber por otros observa— dores, es si abandona la hembra en la proximidad del mar los huevos ya fecundados ó si los lleva consigo hasta el nacimiento de los hijos, encargándose de cuidarlos. »En los meses de Mayo ó Junio emprenden el viaje de vuelta: en esta época enflaquecen considerablemente, y lo que gene- ralmente se llama higado, mejor glándula gástrica, segrega eran cantidad de un líquido amargo, lo que comunica al ani- mal sabor muy desagradable en la parte comestible del capa- razón y poca carne en las pinzas que son las que casi se esti- man más para comer, como sucede con las llamadas «bocas de la Isla», aunque no hay costumbre de mutilar al animal. »Pocos días bastan para restablecerse, así que á mediados ú fines de Julio ya ha podido hacer provisión de sustancias ali- menticias en su organismo y se encuentra en condiciones de sufrir la muda, fenómeno que no he podido observar, pero cuyo estudio no dejaría de ser interesante. Oculto en la cueva se despoja de los tegumentos externos, pareciendo tardar bas- tante en verificarse el endurecimiento del nuevo tegumento y no es raro encontrarlos con la cubierta blanda, en cuyo caso se dice que están Zoninos. »A fines de Agosto ú Septiembre vuelven á encontrarse en condiciones normales y á poco entran en celo. Son muy poco sociables y casi -siempre andan solos 6 en parejas, y sólo se ven reunidos en gran número cuando emigran. »Con respecto á su alimentación existen bastantes fábulas ú creencias más 6 menos infundadas. Así se dice por algunos viajeros que sólo viven en sitios donde haya materias en des— composición, y hasta llegan á afirmar que en la proximidad de los cementerios fabrican galerías que llegan hasta los ca= dáveres, de los cuales se alimentan. Aun cuando estos anima- les son carnívoros, y pudieran llegar tal vez á nutrirse con la carne humana en descomposición, no puede afirmarse de una manera general que así sea, sino más bien que, de verificarse, constituiría un caso aislado. Además, es bien sabido el régi- men alimenticio á que se los somete para desaziguatarlos cuan- DE HISTORIA NATURAL. 59 do se les supone envenenados por el manzanillo, y que con— siste sencillamente en alimentarlos con legumbres crudas 6 cocidas y con los restos de la comida sobrante en las casas du- rante algunos días (1). »El alimentarse con estas frutas y otras distintas partes de vegetales, como hojas, tallos tiernos, etc., parece venir en con- firmación de lo que dijimos antes refiriéndonos á lo expuesto por distintos viajeros con respecto á la vida de estos animales. »No obstante su respiración branquial, perecen asfixiados al poco tiempo de encontrarse sumergidos en el agua. Así es que cuando llega la estación de las lluvias se les ve por el campo andar de un lado para otro, á causa de haberse inundado la cueva en que vivían, y de esta circunstancia se aprovechan los que se dedican á cazarlos, pues echando agua en las gale— rías los obligan á abandonarlas, y luego con la mano, aunque no sin exposición, por la enorme presión que ejercen con sus robustas pinzas, pueden apoderarse de ellos para venderlos en el mercado, donde se aprecian bastante, tanto que se les cría y se atiende á su reproducción en cercados ó parques cons— (1) Con motivo del envenenamiento de estos crustáceos, y de casi todos los peces, por haber comido las frutas del manzanillo (Hippomane Mancinella L.), de que habla ya Hernández de Oviedo, citaré algunas de las observaciones de M. Grosourdy en su obra El médico botánico criollo, tomo 1v, pág. 105. Dice asi: «Las frutas del manzanillo parecen, á primera vista, manzanitas llamadas api, »cuyo olor agradable tienen, mientras que su sabor es acre algún rato después de »probadas; partidas transversalmente tienen en su centro uz hueso único, mientras »las manzanas legítimas tienen en el mismo lugar cuatro ó cinco pepitas contenidas »en otras tantas celdillas de paredes cartilaginosas, carácter suficiente para diferen- ciar unas de las otras y evitar accidentes de mayor gravedad » «Los peces y cangrejos que se alimentan con los frutos de este árbol se aziguatan Ó »se vuelven venenosos, según dicen; lo que ha sido causa de muchas desgracias, por- »que los que los comen en ese estado, sin tener el cuidado de alimentarlos en casa »durante algún tiempo con plátanos ú otros frutos, se envenenan, y se ha visto mo- »rirse á algunos con cólicos atroces y deposiciones muy repetidas , casi como acome- »tidos del cólera.» Describe después los síntomas del envenenamiento que producen las frutas del manzanillo comidas y los experimentos que hizo en distintos animales; así observó que el jugo lechoso de dicha euforbiácea, ingerido en el aparato de un perro, lo mata casi instantáneamente, pero que no envenena tomada junto con algún alimento; con lo que se explica que los peces y los C. Guanhumi, vulgarmente hueyes Ó jueyes, pue- dan comerlos sin perjuicio para ellos, y sean venenosos para las personas. Algunas otras observaciones hace también sobre las propiedades y aplicaciones terapéuticas de esta planta en ciertas enfermedades, entre ellas la elefantiasis, de las que no nos ocuparemos. 60 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA truídos á este efecto, y de los que se obtienen grandes rendi— mientos; la construcción casi queda reducida á buscar lugares algo húmedos y de vegetación abundante, y á cercarlos con estacadas que entran en tierra lo bastante para evitar que puedan escaparse, abriendo galerías más 4 menos profundas.» —El Sr. Secretario leyó el acta de la última sesión de la Sección de Sevilla que va á continuación. SECCIÓN DE SEVILLA. Sesión del 12 de Enero de 18983. PRESIDENCIA DE DON SALVADOR CALDERÓN. —Se leyó y aprobó el acta de la anterior. —El Sr. González Fragoso leyó la nota siguiente: Especies de algas de agua dulce recientemente encontradas por mt. Chara aspera Willd.—Sevilla, Delicias. En una fuente. Microspora fontinalis De Toni.—Sevilla, San Bernardo. En un estanque. Eudorina elegans Ehr.—Sevilla. En una vasija abandonada con agua al aire libre. Hematococcus lacustris Rostaf.—Sevilla. Como la anterior. Protococcus botryoides Kirchn.—Sevilla. Como la anterior. Spirogyra porticalis Cleve. — var. Juergensis Kirchn.—Sevilla. Fuente de la Uni- versidad. Nostoc muscorum Ae. .—Sevilla. Después de las lluvias en las azoteas y tejados, entre los musgos. —Se dió lectura á la siguiente nota remitida por D. Felicia- no Candau: DE HISTORIA NATURAL. 61 «Un yacimiento prehistórico en Carmona. »Excepcional interés despiertan las investigaciones que per— sigue el Sr. D. Juan Pelaez en Carmona, de cuyo nuevo yaci- miento ha extraído materiales bastante abundantes para reunir un pequeño pero curiosísimo museo local, que honra por ex- tremo a la diligencia y amor científico de este arqueólogo español. »A 4 km. al NO. de la población, que tantos restos de las edades pasadas contiene, en una pequeña altura, á la izquierda de la carretera general de Madrid y limitado al lado opuesto por hondo tajo de arenisca terciaria roja, se extiende el campo de túmulos, de donde se han extraído las aludidas riquezas arqueológicas. Cerca de veinte han sido excavados, y desde luego puede hacerse de ellos dos grupos: unos, más antiguos, en los que se recogen objetos de silex, huesos grabados y tro— zos de vajilla mezclados con huesos humanos y que no encie— rran el menor rastro de metal, y otros en menor número, más recientes, en los cuales los restos aparecen calcinados y de los que se han extraído los ejemplares de bronce y oro con que cuenta el museo. »Aunque perteneciendo á distintas épocas unos y otros tú- mulos ofrecen construcción muy semejante: á veces se hicieron abriendo en la arenisca una cavidad rectangular en la cual colocaban el cadáver, rellenando luego el interior de la cavidad de arena fina, que cubrían con un gran montón de piedreci- llas, y cubriendo el todo con una capa de tierra de bastante espesor; otras veces, en vez de excavar la sepultura en la roca, formaban la cavidad con piedras, que en algunos túmulos se ven cementadas con barro, y sobre dicha cavidad se construía el montículo. De acuerdo con el culto al sol, que revelan todos los enterramientos primitivos, estas sepulturas están orienta- das de E. á O., al paso que los cadáveres en unas se hallan tendidos á lo largo de la cavidad y mirando á Oriente, pero en otras fueron enterrados sentados con la cabeza junto á las rodillas, como se observa en muchas momias americanas, y en este caso mirando al N. »Por último, encuéntrase en la parte exterior de cada ente— rramiento una ó varias piedras de hechura especial, que, tos— 62 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA camente talladas, reproducen las formas del cuerpo ó de la cabeza de un animal, y obsérvase en muchos casos señales de hogueras que arderían sobre los túmulos antes de cubrirlos con la capa de tierra que forma su exterior. Mas sería prema— turo entrar en demasiados pormenores de esta indole, y aun en lo referente á las medidas de los enterramientos, cuando aun faltan muchos por descubrir, que serán explorados con mayor detenimiento, dada la pericia adquirida en estas em-— presas por el Sr. Pelaez. »Desde la base de la meseta se extiende en suave declive, abriéndose hacia la vega, un campo ocupado por trozos volu— minosos de roca desprendidos de la altura y en él se recogen facilmente muchísimos objetos de silex tallado; allí se ven asimismo en dos sitios algo apartados el uno del otro, restos de construcciones formadas de enormes piedras, lugar de ha- bitación de los hombres que fabricaron para sus muertos los túmulos descritos. »Visitando el museo, aún no arreglado definitivamente del Sr. Pelaez, llama la atención el número crecido de pequeños. y finos buriles de silex terminados en punta aguzada, porción de raspadores, lindos cuchillitos delicadamente tallados, nú- cleos en los que aún se distinguen las huellas de las astillas separadas, angulosos rompe-cabezas, discos muy retallados y algunas, muy pocas, puntas de flecha. Es de notar la abun- dancia de buriles, los cuales servían á aquellos hombres para erabar dibujos sobre placas de hueso. Estos dibujos son por todo extremo notables: representan un animal solo ó varios uno detrás de otro. »Otro grupo, quizás el más importante, y desde luego el más completo del museo en cuestión, es el de la vajilla, por la abundancia que se observa en sus restos de grabados en los cuales se pueden seguir, casi paso á paso, todas las evolucio— nes y el desarrollo del adorno, desde el más rudimentario, limitado á impresiones hechas con la uña ó con una punta sobre el barro blando, hasta el más complicado, consistente en fajas de puntos y de líneas rectas, en zig-zag Ó cruzadas, que forman muy bellas combinaciones, aunque sin llegar jamás á la línea curva y mucho menos al círculo. Treinta ejemplares, todos de diversa decoración, proporcionan una riqueza sin igual en su género al museo de Carmona. DE HISTORIA NATURAL. 63 »Algunos restos óseos de aquellos primitivos fabricantes han sido también encontrados; pero desgraciadamente los cráneos recogidos no son tan numerosos como para asentar con ellos un juicio definitivo sobre la raza á que pertenecen. Parecen corresponder á una superior, como la de Cro-Magnon ó de Furfooz, pero conviene aplazar el juicio hasta fundarle en nuevos hallazgos. »No faltan algunos objetos de adorno, tales como un collar de conchas horadadas, trozos de minerales, que como el cina- brio y la hematites, servirían para obtener colores y que prue- ban que aquellas gentes acostumbraban á adornar su cuerpo con pinturas, más otras muchas piezas de uso diverso, de que no hablamos por no hacer interminable esta relación. »A primera vista el examen en conjunto de los materiales reunidos en el museo, sobre todo las laminitas tan abundantes de silex, los raspadores, las serretas y particularmente los grabados en hueso, haría ver en todo este material la conocida industria de Madelaine; pero al fijarse en el adelanto que señalan la perfección de los grabados, en las formas de algu— nos objetos y, sobre todo, la vajilla, se modifica la primera opinión, atribuyendo estas obras á razas más modernas. Diríase que los objetos fueron fabricados dentro de la edad neolítica por hombres de Cro-Magnon que conservaban la tradición de Madelaine; suposición perfectamente admisible y que explica- ría la aparente paradoja de la fusión de dos civilizaciones tan diversas en un mismo yacimiento. La tribu de Carmona pudo muy bien salvarse en medio de la irrupción de la raza de Cro- Magnon conservando la tradición artística de sus antepasados y admitiendo después de los invasores la vajilla en el orden material y las ideas religiosas en el moral, de que dan testi- monio los túmulos antes descritos. De todos modos, una cosa resulta clara y totalmente probada: la excepcional importancia de este yacimiento, cuyos hallazgos son los más valiosos de cuantos las modernas exploraciones han suministrado.» —El Sr. Calderón dió lectura á una nota de M. Tardy sobre La acción de la lluvia sobre las calizas y los fosfatos de cal. inserta en el Compte rendu de 4 de Abril de 1892 de la Sociedad Geológica de Francia, y citó algunos casos en apoyo de la idea sostenida en dicha nota sobre la acción disgregante del agua de imbibición de las rocas al evaporarse rápidamente. 64 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Sesión del 1.2? de Marzo de 1893. PRESIDENCIA DE DON CARLOS DE MAZARREDO. —Leida el acta de la sesión anterior quedaron admitidos como socios numerarios los señores Hernández Pacheco y Esteban (D. Eduardo), de Madrid, propuesto en la sesión anterior por el Sr. Gditia, y González Pérez (D. Lino Victoriano), de Sisante (Cuenca), propuesto en igual fecha por los Sres. Lázaro, Her- nández Alvarez y Fernández Navarro. —Se hicieron dos nuevas propuestas. —Estaban sobre la mesa las publicaciones recibidas, acor— dando la Sociedad se diesen las gracias á los donantes de las regaladas. —El Sr. Secretario leyó la nota siguiente del Sr. Pau, de Segorbe. Nota sobre la «Cervia saturejefolia» Rodr. «La importancia de este sinónimo es de tal naturaleza, que nos ha parecido necesaria una observación detenida y completa de la planta apenas descrita por Lagasca en la pág. 7 de su notabilísima obra Fenera et species plantarum bajo el nuevo género Cervía. Este sinónimo, así como otros muchos que colecciono, verán la luz en una obra que pienso publicar bajo el título de Synonima plantarum hispanienstum; de manera, que aquí únicamente debe verse el ensayo de lo que más ade- lante daré. »Cuanto de esta planta se sabía, encuéntrase en la obra y sitio indicados, así: G. ÑN. «Cervia» Rodr. »0Ord. nat. Borraginee Juss. »Char. gen. Caliz liber, 5-partitus. Corolla infundibuliformis, fauce nude: limbo quinquelobo, hyppogina. Stamina tria. Styli duo. Capsula bilocularis. DE HISTORIA NATURAL. 65 »98. Cervía saturejefolia Rodríguez. »Planta herbacea á spithama ad pedem alta, Satwreje hor tensis facie. »H. circa Hispalim.—O. (v. v.)» »Y en llamada al pie de la página, añade Lagasca: «Genus novum ex Borraginearum ordine natwali Hidrolee L. afine, á cel. D. Josepho Rodriguez detectum, qui Cerviam dixit in memo- riam clar. D. D. Josephi Cervi, Archicatri, hispani, Academise medice alliarumque Scienciarum Hispalensis fundatoris, atque Botanices promotoris.» »Los autores que de este género se ocuparon tan solamente sirvieron para desorientarnos, y algunos que no leyeron el Systema vegetabilium de Sprengel, ú el Prodromus systematis nat. regni vegetabilis de A. P. De Candolle, no llevando a las convolvuláceas la especie en cuestión, nada nuevo indicaron con sus citas ni tampoco aclararon el asunto. »Sprengel, Sys., t. 1, pág. 138, lo lleva á las convolvuláceas y lo mismo De Candolle, Prodr. syst. nat., t. 1x, pág. 462, pues lo incluye en la sección «Genera ignota aut ordinis ignoti, ad convoivulaceas a nomnullis auctoribus relata.» »En este estado el problema, dirigíme primeramente á las cortísimas indicaciones dadas por Lagasca; y, dando por su— puesto el ser planta española la propuesta por Rodríguez, averigiié la existencia de la borraginácea con hábito de Satu- reja hortensis y no encontré otra en toda la familia más que Rochelia stellulata Rehb. : »Un defecto grande noto en la obra citada de nuestro insigne aragonés, sin que por esto el mérito sea menor. Las descrip- ciones son cortas y muchas veces imperfectas. Los nombres, hasta los genéricos, escritos con descuido; asi por fortuna su— ceda rara vez.—No gozaba Lagasca ciertamente de tranquili- dad y su estado de ánimo no parece fuera lo bastante tranquilo y sereno que esta clase de trabajos requieren. La política le llegó á interesar; cartas he leído dirigidas á mi paisano Rojas Clemente en las que no habla más que de lo borrascosas que se esperaba fueran las sesiones de la Cámara. »Esto por delante, necesario es mirar con indulgencia estos errores de pluma (que por tal los tengo, según dije en otra parte). »Lagasca dice: «Calix liber 5-partitus». ACTAS DE LA SOC. ESP. —XXII. a 66 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA »La descripción del género Rochelía lleva cáliz hasta la base, ¿ desde la base (ad basim usque) mejor dicho, partido en cinco divisiones. Que es libre no hay que decirlo. «Carolla infundibuliformis» Lagasca.—Lo mismo sucede en el Rochelia, pero añadiendo que la garganta lleva cinco doble- ces pequeños y Lagasca arma que es desnuda. »No hay duda que Lagasca despreció por insignificantes los espolones corolinos no encontrando la longitud notable obser- vada en otros géneros de la familia. «Limbo quinquelobo, hyppogina» Lagasca.—Nada tiene que objetar. «Stamina tria. Styli duo.» Lagasca.—En efecto, aquí se hace imposible toda semejanza si no atribuímos á error de pluma 0 defecto de observación. Estoy por lo último: las hidrofiláceas tampoco poseen tres estambres, aunque tengan algunos dos estilos. »Es muy posible que Lagasca contara por estambres los tres únicos que llevaban anteras en la flor observada y tomara por estilos los dos restantes que de ellas carecían: cosa probable y no imposible si se tiene en cuenta la cortedad del estilo con el género Rochelia. «Capsula bilocularis» Lagasca.—Ovarium carpellis 2... frue- tus in nuculas 2. (auct.) «Planta herbacea a spithama ad pedem alta, Satureje horten— sis L. facie» Lagasca.—Exactísima y sin poder decir cosa me-— jor en menos palabras. A no existir más datos, era lo suficiente para descubrir y predicar la identidad del género Cervia con el Rochelia. »Unicamente falta ahora descubrirla en las cercanías de Se- villa, cosa difícil por parecerme que no deberá encontrarse la planta en región tan baja. No obstante; pudo encontrarse y puede descubrirse en el día si se tiene presente la presencia del Guadalquivir, que bien pudo traerla de las sierras cercanas.» —El Sr. Secretario leyó el acta de la Sección de Sevilla que se inserta á continuación. DE HISTORIA NATURAL. 67 SECCIÓN DE SEVILLA. Sesión del 11 de Febrero de 1893. PRESIDENCIA DE D. SALVADOR CALDERÓN. —$e leyó y aprobó el acta de la anterior. —El Sr. Calderón participó la muerte reciente del distinguido mineralogista y geólogo el abate A, F. Renard, profesor en la Universidad de Gante. —A continuación el mismo señor dió lectura á la comunica- ción siguiente: Una carta de A. P. de Candolle. «Entre varias cartas que por extraña coincidencia llegaron a poder de un discípulo mío muy querido, y que ha tenido la complacencia de entregarme, se encuentra una dirigida por el gran botánico A. P. de Candolle al entonces recién nombrado profesor y director del Jardín Botánico de Madrid D. Mariano Lagasca. Este documento tiene á mi juicio dos cosas intere- santes: una el hacer alusión á los revueltos tiempos de la guerra de la Independencia y mostrar la perturbación que esta produjo en nuestro país en el orden científico, como en todos los demás órdenes; otra el fraternal consorcio y comercio de ideas en que vivían antes de aquellos sucesos los sabios espa- ñoles con los del otro lado de los Pirineos. »Hé aquí la carta, que por su índole exclusivamente cienti- fica, no contiene nada en que pueda pecar de indiscreta su publicidad. «Montpellier, 11 Février 1814. >»MONSIEUR ET AMI: »Je viens d'apprendre par une lettre de notre ami commun M. Léon Dufour que vous étes enfin échappé á tous les malheurs qui ont tourmenté votre pays et que vous étes tranquille a Madrid: je m'empresse de vous en témoigner ma joye et de vous exprimer combien je serai satisfait de 68 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA pouyoir reprendre avec vons les relations que cette guerre malencontreuse avait interrompues; j'ai pendant sa durée—et a plusieurs reprises cherché á vous écrire et á avoir de yos nouvelles de maniére ou d'autre: ignore si mes lettres vous sont parvenues, mais je sais bien que je v'ai recu aucune des vótres et que j'ai été dans l'ignorance absolue de votre sort. Depuis notre séparation la mien a changé: il y a environ sept ans que jai été nommé professeur de Botanique á la faculté de Médecine de Montpellier et directeur du Jardin des plantes: nous voilá par conséquent beaucoup plus voisins que nous n'étions et chargés l'un et l'autre á ce qu'il me paroit d'apres la lettre de Dufour de fonctions analogues: les jardins de Madrid et de Montpellier ont été longtemps en correspondance intime et je serais bien charmé, si nous pouvions la rétablir: soyez assuré de l'empressement avec lequel je vous adresserai les grains ou autres objets que vous pourrez désirer et du plaisir avec lequel je recevrai ce dont vous pourriez disposer en notre faveur. Depuis l'époque oú j'ai cessé de correspondre avec vous j'ai beaucoup voyagé en France et en Italie, et je puiss vous offrir d'assez belles especes de ces voyages: des que j'aurai recu votre réponse, je me ferai un plaisir de vous en adresser une pacotille, pourvu que vous m'indiquiez la voye et la maniére par laquelle vous désirez que je vous fasse cet envoit: ¡imagine que vous avez aussi mis vos courses á profit pour la botanique, et je recevrai ayec bien de la reconnaissance ce que vous voudrez bien me communiquer en plantes seches. J'ai mis aussi en réserve pour vous un exemplaire de quelques ouvrages que j'ai publiés pendant l'interruption de nos communications, savoir: un Recueil de mémoires botaniques, la Théorie élémentaire de la Botanique et le Catalogue du jardin de Montpellier accompagné de notes descriptives: je ne me souviens plus si je vous ai envoyé dans le temps mes lZcones plantarum Galli rariorum et, dans le cas oú vous ne les auriez pas, je me ferais aussi un plaisir de vous les adresser. >Au moment ou la guerre d'Espagne commencoit, je terminois un mémoire sur les Composées á corolle labiée et je la lus a l'Institut: M. Bonpland me montra alors un mémoire manuscrit que vous lui aviez envoyé sur le méme-sujet et j'y vis avec beaucoup de satisfaction l'accord qui regnoit entre nos idées et nos maniéres de voir: je pensai qu'il étoit inutile de charger la botanique d'une double nomenclature et qu'il seroit plus avantageux de réunir nos deux mémoires en un pour donner de suite une histoire un peu complete de ce nouveau groupe: je vous écrivis plusieurs fois pour vous le proposer et je ne reus aucune réponse de vous: enfin au bout de cinq ans ignorant absolument votre sort, je pris le parti de publier mon mémoire en y ajoutant les genres á moi inconnus et décrits dans le vótre, et en relatant ce que vous aviez fait pour cette partie de la Botanique: depuis lors M. Dufour, a son retour d'Espagne, a bien youlu me donner un exemplaire du primer cahier de vos Amenidades DE HISTORIA NATURAL. 69 naturales et y ai retrouvé le mémoire manuscrit dont Bonpland vavait donné communication; a quelque changements de nom pres, il se trouve semblable á ce que j'ai cité de vous: je ferai en sorte de vous envoyer mon mémoire aussitót que je le pourrai, et, comme je le dis, je désire guwil vous parvienne et que vous ratifiez cette espece d'association sur laquelle je n'ai pu vous consulter. S'il a paru plusieurs cahiers des Ameni- dades, vous seriez bien aimable de me les faire parvenir: le seul que je possede est intitulé tome 1, num. 1, et se termine a la page 44. Si vous avez quelque chose a m'expédier, veuillez le faire par la messagerie, s'il en existe en Espagne actuellement: sinon, vous pourriez profiter d'une occasion quelconque pour une ville de la France dans laquelle il seroit mis á la messagerie, ou bien enfin envoyer votre paquet a quelque ami á Barcelone ou l'on trouveroit súrement un moyen de l'expédier ici. Veuillez cependant me dire comment vous désirez que je vous adresse les objets que vous pourriez désirer: veuillez, je vous prie, me donner de vos nou- velles qui me seront fort prétieuses: nous avons souvent parlé de vous avec le bon M. Mociño qui est ici depuis pres d'un an et que j'ai le plaisir de voir tres-souvent. 11 est bien malheureux, et ce sera un vrai bonl.eur pour moi que de voir une amélioration dans son sort: la sérénité de son carac- tére le soutient dans ses revers, et nous admirons tous ce caractére á la fois sensible et ferme, gai et résigné, insouciant et courageux. En atten- dant que j'aye de vos nouvelles, je suis, monsieur et ami, avec les senti- ments d'estime et de considération que vous sont dús, votre tres-humble et aflectionné serviteur A. $. DE CANDOLLE, professeur de Botanique et directeur du Jardin Royal des Plantes á Montpellier, département de l'Hérault.» —El Sr. Chaves leyó la nota siguiente: Nota sobre una macla de cerusita. «Existe en las colecciones del Museo de Historia Natural de esta Universidad un ejemplar curioso de cerusita de localidad desconocida, pero que supone el Sr. Cal- derón ser de Linares. Aunque sólo ofrece un grupo de cristales de dicho mineral, sin que apenas se distinga la totalidad de las formas cristalinas que presenta, á cau- sa de su mal estado, puede distinguirse muy bien en el mayor de los cristales 0 0 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA una macla cuyo plano de composición es un macrodomo, que según el cálculo, formaría con el macropinacoide un ángulo de 92” 48”. He podido hacer las medidas necesarias con el go— niómetro y valiéndome de la incidencia rasante, deducir que se trata de una ley de geminación que no he visto citada á propósito de la cerusita. El dibujo adjunto da una idea fiel de este cristal que sólo mide 7 mm. de longitud. »Hé aquí las medidas halladas: mom (110) = 60* 80' Ri y (ooPoo) = 1759 51" (1. »El valor de 4! ¡y corresponde casi al valor de 0 59 (174? 35') que da Des Cloizeaux (2) para la macla de los cristales de cerusita de Altai. /1 y m están fina y ligeramente estriados en el ejemplar en cuestión. » —El Sr. Vinsac dijo que en las Votas carcinológicas comuni- cadas por el Sr. Calderón á la Sección y que aparecen en el acta del 3 de Junio de 1891 había visto consignado un dato que creía deber rectificar. Tratando nuestro Presidente de la escasez, si no ausencia completa del cangrejo de río en Anda- lucía, le había parecido digna de notarse la abundancia rela— tiva con que se presenta dicha especie en Loja, de donde había recibido ejemplares para las colecciones que están á su cargo. El Sr. Vinsac observó que no podía sacarse ninguna conse- cuencia para la geografía zoológica de la existencia de dicho cangrejo en el indicado sitio, por cuanto se trata de una im— portación realizada hace unos treinta años por iniciativa del general Narvaez en su posesión y que luego se ha propagado algún tanto. De aquí se deduce la natural escasez, por lo me-— nos del cangrejo de río en Andalucía y el hecho de ser cono— cida desde hace tiempo, lo demuestra la referida importación. Añadió el mismo señor que él había llevado individuos á Málaga y que allí había obtenido su reproducción, y terminó vfreciendo á la Sección hacer mayores averiguaciones sobre fechas y otros pormenores referentes á la introducción y pro— pagación del cangrejo de río en Loja, siempre que se juzgasen útiles estos datos. (1) Término medio de 10 medidas. (2) Manuel de Minéralogie. DE HISTORIA NATURAL. “1 —El Sr. González Fragoso leyó la siguiente nota: Especies de algas de agua dulce recientemente encontradas por mt. Edogonium undulatum A. Br. En un estanque, San Benito, Sevilla. Conferva rigida Reinsch. Como la anterior. Seenedesmus bijugatus Kuetz. Con la anterior. EFonatonema ventricosum Wittr. Patio de los Naranjos, Sevilla. En+una fueñte. Zygnema pectinatum Ag. En una charca. Cuesta de Castilleja (Medina!). Hormiscia subtilis De Toni. Fuente del Patio de los Naranjos, Sevilla. Gleotila protogenita Kuetz. En una vasija abandonada con agua al aire libre, Sevilla. Sesión del 5 de Abril de 1893. PRESIDENCIA DE D. MÁXIMO LAGUNA. —Se-leyó y aprobó el acta de la sesión anterior. —(Quedaron admitidos como socios numerarios los señores Fernández Duro (D. Gabriel), de Madrid, presentado por los Sres. Martínez de la Escalera y Be- cerra y Fernández, y Ibáñez Puerta (D. Amador), Religioso dominico, de Madrid, propuesto por los Sres. Barras y Becerra. —Se hizo una nueva propuesta de socio. — Estaban sobre la mesa las publicaciones recibidas, acor— dando la Sociedad se diesen las gracias á los donantes de las regaladas. —El Sr. Secretario leyó la nota siguiente del Sr. Uhagón. 2 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA - Nota acerca de las especies españolas del género Pimelia. «Nuestro consocio el Sr. Prado y Sainz leyó en la sesión del 1. de Octubre de 1890 una interesante nota sobre las especies españolas del género Pimelia F. existentes en el Museo de Madrid, consignando los resultados del examen que de ellas hizo el difunto Dr. Senac, á quien debe la ciencia una exce— lente monografía de este género. »Con el deseo de contribuir al mejor conocimiento de algu- nas de las especies que en dicha nota se mencionan, voy á ocupar por breve tiempo la atención de la Sociedad comuni— cándola las noticias siguientes: Pimelia Perezi Senac. »El Dr. Senac ha visto tan sólo tres ejemplares de esta espe- cie encontrados en Águilas (Murcia) por el Sr. Ehlers y proce- dentes de la colección del Sr. Pérez Arcas. En la mía figuraban desde hace tiempo dos de Almería, regalados por D. Carlos Oberthiir, pero en el verano de 1881 la encontré en considera— ble número entre Villaricos y Garrucha, puertos de la misma provincia, en la playa de Palomares, también conocida con el nombre de Puerto del Rey. »Durante las horas de gran calor se guarecía al pie de las plantas crasas que crecen á orillas del mar, enterrándose Casi en la arena, y en cada planta podían recogerse dos, tres y aun mayor número de ejemplares. La he hallado asimismo en Abril de 1891 en la playa de Parazuelos, cerca de Mazarrón (Murcia) y tiendo á creer que es una especie que se aparta muy poco del litoral, pues más al interior de dicha última localidad, hacía el Valle de Morata, sólo he hallado la ?. betica Sol. y más comunmente aun la ?. brevicollis Sol. »0omo la generalidad de las especies del género, la P. Perezt Senac, es muy variable en cuanto al tamaño, la forma, el brillo de los tegumentos y la disposición de las costillas de los élitros. De estas, la primera dorsal constituye á veces una línea sa—- liente y seguida hasta llegar á la declividad posterior, adel- gazándose luego poco á poco y convirtiéndose en granulosa; la segunda dorsal, formada por una fila de granulaciones, es la más débil, se señala poco al principio y aparece más sa— DE HISTORIA NATURAL. 13 liente, por estar las granulaciones más apretadas, desde el tercio de la longitud hasta la declividad posterior; la costilla lateral, más pronunciada que la segunda dorsal y también más larga, continúa elevada aún después de la declividad hasta poco antes de su terminación; la marginal, siempre granulosa, es saliente en todo su trayecto y separa de un modo evidente la parte superior del élitro del borde epipleural. »Pero otras veces las granulaciones de las costillas son iguales á las de los intervalos y se confunden con estas últi- mas de tal suerte, que las costillas se obliteran y llegan á des- aparecer casi por completo, sobre todo las dorsales. Poseo un ejemplar en el que la primera dorsal es sólo perceptible hacia la declividad posterior, reducida á una docena de granulacio- nes colocadas en fila; la segunda dorsal falta totalmente; la lateral es tan borrosa en su parte anterior, que no sin dificul- tad puede seguirse allí su trayecto, siendo la marginal la única bien definida en toda ó casi toda su extensión. »Esta última variedad se asemeja mucho á la 2. variolosa Sol. típica; sin embargo, en la 2. Perezi Senac, los bordes laterales del protórax, en su última parte, son un poco entran- tes ú ligeramente escotados, y este carácter, que me ha pare- cido constante, unido á la mayor elevación de la costilla mar- ginal, permiten distinguirla bastante fácilmente. »En la numerosa serie de ejemplares que he tenido ocasión de observar, ninguno he encontrado completamente lampiño, como parece serlo uno de los examinados por el Dr. Senac, así es que entiendo que á esta expresión ha de darse tan sólo un valor relativo. Con buen aumento puede observarse que todos 0 casi todos los tubérculos ú granulaciones de los élitros, aun los del dorso, tienen en su parte posterior un pelito amari- llento, dirigido hacia atrás, y también los tubérculos de los lados del protórax presentan una cerdita ó pelo análogo, aun- que inserto más bien en su vértice. Es un carácter común, á mi juicio, á la generalidad de nuestras especies, si bien menos aparente en algunas de ellas, como en la cribra Sol., brevicollis Sol., punctata Sol., monticola Rosenh.; pero en muchos ejem- plares de la P. Perezi Senac, los pelos adquieren en el cuarto intervalo y en la última parte del tercero extraordinaria lon— gitud, sirviendo también esta particularidad, cuando existe, de carácter distintivo. 74 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA »Pudiera quizás explicarse el mayor 6 menor desarrollo de los pelos de los élitros, 6 mejor dicho, su mejor ú peor conser— vación en la especie que nos ocupa, como resultado del roce por los esfuerzos hechos al enterrarse en la arena en donde se oculta durante las horas de gran calor, como antes he indicado. Pimelia castellana Pérez Arcas. »A las localidades citadas por el Sr. Prado y Sáinz tengo que añadir: Las Navas (Ávila), Donhierro (Segovia), Alcorcón (Ma- drid), según ejemplares de mi colección. »En la segunda parte de mi Catálogo de los Coleópteros de Badajoz, publicado en los AxNALEs de nuestra Sociedad, t. xv1, pág. 375, referí á esta especie cuatro ejemplares de aquella procedencia y de ellos vuelvo á ocuparme después del nuevo examen á que los he sometido, utilizando los elementos de estudio que desde entonces he conseguido reunir. Por su forma general pueden referirse tanto á la P. castellana Pérez Arcas, como á la P. betica Sol.; por la de los ángulos posteriores del protórax se asemejan más bien á la primera; las costillas de los élitros son tan salientes como en los ejemplares normales de la segunda y aun de su variedad distincta Sol.; en los in— tervalos, sobre todo en los dos más próximos á la sutura, las eranulaciones se reunen formando verdaderas arrugas, unas en sentido transversal, otras en sentido oblicuo, algunas de las cuales corren de una á otra costilla sin interrupción; las eranulaciones resultan más definidas, más separadas, hacia la extremidad y en los intervalos externos. »Otro ejemplar de mi colección, procedente de Salamanca, tiene las costillas de los élitros tan pronunciadas como los extremeños de que acabo de hacer mención; en los intervalos las granulaciones son muy apretadas, desiguales, bien defini- das, aunque no obliteradas en el primer intervalo y en la parte anterior del segundo, como ocurre en los ejemplares normales de la P. castellana Pérez Arcas. »En otros de Alcorcón, que debo á la amabilidad de nuestro consocio el Sr. Martínez de la Escalera, las granulaciones de los élitros tienden á obliterarse en la base de los intervalos primero y segundo y son también desiguales, pero más sepa- radas unas de otras, asemejándose más, por lo tanto, á la P. betica Sol. DE HISTORIA NATURAL. 79 »Por fin, poseo ejemplares de Valladolid, que por la granu- lación de los intervalos y la elevación de las costillas de los élitros ocupan un lugar intermedio entre la ?. castellana y la P. Vetica. »Aun cuando el Dr. Senac al tratar de la 2. castellana Pérez Arcas (LEssai monographique swr le genre Pimelia F., 2* partie, p. 80), no hace mención de estas variaciones, es lo cierto que ha devuelto algunos ejemplares de la colección del Museo de Madrid, indicando en la etiqueta que son más próximos á la P. betica Sol. que á la P. castellana Pérez Arcas (Prado y Sáinz, loc. cit., pág. 109) y en efecto es por todo extremo difícil, si se pasa revista á un número algo considerable de ejemplares el establecer de un modo preciso los límites de ambas especies. »En la P. betica Sol. los bordes laterales del protórax ofrecen al llegará los ángulos posteriores una sinuosidad más d menos pronunciada que hace que el ángulo, siempre anchamente obtuso, sea más perceptible, mientras que en la generalidad de los ejemplares de la P. castellana Pérez Arcas, los bordes laterales carecen de esta sinuosidad y los angulos posteriores resultan redondeados 6 indicados apenas. Poseo, no obstante, un ejemplar de esta última especie, encontrado en los alrede- dores de Madrid, en que el mencionado carácter está tan indi- cado y aun más que en la mayor parte de los de la P. betica Sol. que he podido examinar. Pimelia brevicollis Sol. »Almería (R. Oberthiúr), Valle de Morata! (Murcia); á añadir á las localidades indicadas por el Sr. Prado y Sáinz. »El Dr. Senac la cita también de Badajoz, y considero esta última localidad digna de mención, pues la especie parece más bien propia de la zona oriental del Mediodía de nuestra Península. Pimelia modesta Hbst. »Como tal considero un ejemplar de mi colección procedente de Chinchilla, en la provincia de Albacete. Pimelia betica Sol. »Córdoba (C. Oberthiúr), Valle de Morata! (Murcia); según ejemplares de mi colección. 76 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Pimelia betica Sol. var. distincta Sol. »Torrevieja (Tejerizo), Aranjuez!; en mi colección. »Poseo también tres ejemplares, regalados por el Sr. Pérez Arcas y procedentes de Valencia, y á otros análogos se refirió, sin duda, el Dr. Senac al decir (Loc. cif., pag. 75) que le parecen establecer una forma intermedia entre la ?. betica var. dis- tincta y la P. cribra var. elevata Senac. Se asemejan, en efecto, á esta última por la fuerte elevación de las costillas y por la egranulación saliente, irregular y rugosa de los intervalos; pero la forma de los élitros, deprimidos por encima, ayuda á distinguirlos de la referida especie, la cual, á juzgar por la numerosa serie de ejemplares de mi colección (Mallorca, Me- norca, tipo; Ibiza, Islas Columbretes, var. elevata), resulta siempre más oblonga y más regularmente convexa. Pimelia punctata Sol. »Localidades á añadir: Albarracín (Zapater), Illescas (M. de Uhagón), Munera (Arenas), Chinchilla (Fernández), Aranjuez! »Dos ejemplares de Chinchilla y uno de Aranjuez, que figu- ran en mi colección, se separan del tipo por la notable eleva- ción de las costillas de los élitros. En aquellos la primera dorsal forma una línea saliente y seguida en casi toda su ex- tensión, no convirtiéndose en granulosa sino hacia el fin de su trayecto; la segunda dorsal, más 6 menos obliterada en su nacimiento, es también saliente y seguida en toda su longitud, si bien un poco más delgada que la primera; la lateral empieza por una fila más ó menos confusa de granulaciones y se con- vierte asimismo poco después en línea saliente y seguida hasta su último tercio, desde donde gradualmente van indicándose más las granulaciones que la forman; la marginal, al princi- pio constituida por una aglomeración de pequeños gránulos aplastados, se conserva saliente en todo su extensión y estos van poco á poco reduciéndose en número para formar una sola serie de granulaciones muy apretadas. En el ejemplar de Aranjuez, las costillas dorsales ofrecen una disposición casi igual á los de Chinchilla, la lateral se manifiesta más franca- mente tuberculosa y los gránulos aglomerados al comienzo de la marginal son mucho menos numerosos, sin que esto no obstante pueda decirse que constituyen allí una serie única. »En unos y otros el fondo de los élitros es finamente granu- DE HISTORIA NATURAL. Ti ciento, carácter que me ha parecido constante en la especie que nos ocupa y á ella refiero los anteriores ejemplares á título de curiosa variedad. Pimelia monticola Rosenh. »Un ejemplar de Córdoba, regalado por D. C. Oberthúr. Los demás de mi colección proceden de Granada. Pimelia scabrosa Sol. »Muy frecuente en Azimur, á unos 12 km. de Mazagán (costa occidental de Marruecos). La he recibido en abundancia de mi primo D. Enrique de Vedia, Cónsul de España en dicho último puerto. Pimelia fornicata Hbst. »También muy frecuente en Mazagán, según envíos del Sr. Vedia. »En Mazagán y Azimur es asimismo abundantísima la Pi- melia Pairmaireí Kraatz, si bien esta especie no figura ya en el número de las de España.» —El Sr. Secretario leyó la nota siguiente remitida por el Sr. Pau, de Segorbe. Plantas españolas recogidas el año pasado por mi distinguido amigo y colega Sr. A. E. Lomax, de Liverpool, según muestras enviadas por el mismo. «Preciosa colección logró el Sr. Lomax, y si mi dicho de algo sirve, sirva al menos este trabajo de felicitación.—Sus plantas por la rareza son notables; y buenos estudios lleva hechos de nuestra flora, cuando vienen los pliegos propia mente determinados. Salvo rarísimas excepciones, sus mismas determinaciones copio á ciegas, tal es la confianza que me inspira; y, si de algunas nada digo, débese á la falta de abun- dantes muestras, que impiden dar con certeza el nombre especifico. »Comienzo la lista, copiando al pie de la letra sus etiquetas y sin meterme en honduras, salvo raros casos, pues en otros procuro dejar el asunto sin resolver á fin de que el Sr. Lomax 78 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA dé su opinión, pues no quiero hurtar a nadie lo que de hecho 1 á él pertenece. Aquilegia pyrenaica DO. var. (4. discolor Ler. et Lev.? ex Lo- max, pl. exs.—Véase Pau, notas Iv, 12.—In valle, supra Pajares, Asturias. Cardamine latifolia Wabl.—Inm valle, supra Arvas, León; et supra Pajares. Peonia Broteri B. et R.—Cerro de las Machotas, Escorial. Aconitum Napellus L.—In ripis fluvii, prope urbem León. Aquwilegia vulgaris L.—Prope pagum Pajares, Asturias: juxta viam. Ranunculus A lee Wk.—In monte, Pico de Peñalara, Castilla. Delphinivm peregrinum L.—Prope urbem Avila, Castilla. Thalictrum glaucum Desf.—Prope urbem Avila, Castilla. Seutellaria galericulata L.—In ripis fluvii, prope urbem León. Cardamine sylvatica L.—In valle, supra Pajares, Asturias. Biscutella levigata L. var. integrata.—In valle, supra Pajares, Asturias. Iberis conferta Lag.—In monte, Pico de Arvas, Asturias. Hutchinsia Avuerswaldii Wk.—In monte, Pico de Arvas, As- turias. Lepidium heterophyllum Bth.—Juxta viam ferream, Busdongo, León. Brassica setigera Gay.—In monte, Pico de Arvas, Asturias. Reseda lutea L.—In locis saxosis, Avila, Castilla. Diplotaxis erucastrum G. et G. var. (Sinapis subbipinnati- fida Lag.) —In valle, supra Pajares, Asturias. Crucianella angustifolia L.—Prope pagum, La Granja, Castilla. Helianthemum criocaulon Dun.—In collibus, prope La Granja. Cucubalus baccifer L.—Inm ripis fluvii, prope urbem León. Dianthus monspessulanus L.—In pratis prope Arvas et Pajares. León et Asturias. Copiosa. Arenaria montana L.—In monte, supra Busdongo, León; et prope Pajares, Asturias. Dianthus brachianthus Boiss. var. alpinus Wk.—In monte, Pico de Arvas, Asturias. D. lusitanicus Brot.—In rupibus, prope Avila, Castilla. D. laricifolius B. et R.—In arvis, prope La Granja. D. Armeria L.—Cerro de las Machotas, Escorial. DE HISTORIA NATURAL. 79 D. Toletanus Bss.—Cerro de las Machotas. Escorial. Malva fastigiata Cav.—Cerro de las Machotas, Escorial. Hypericum montanum L.—In locis saxosis, Avila, Castilla. H. tomentosum L.—In fossa pr. Badajoz. H. Bwrseri Sp.—Prope pagum Busdongo, León. H. unmdulatum Schomb.—In silva, Pico de Peñalara, Castilla. Ruta montana L.—Cerro de las Machotas, Escorial. Hypericum humifusum L.—Prope pagum, Busdongo, León. Pegamum Harmala L.—Inm locis saxosis, Toledo. trenista leptoclada Gay.—In valle, supra Busdongo, León; prope pagum Pajares: juxta viam, Asturias. G. florida L.—In montis, Pico de Peñalara, Castilla. G. obtusiramea Gay.—In valle, supra Arvas, León. G. hispanica L.—In valle, supra Pajares, Asturias. Cytisus purgans Wi1i1k.—In montis, Pico de Peñalara, Castilla. Potentilla hirta L. var. obscura K.—Cerro de las Machotas, Es- corial. Lythrum fleruosum Lag.—In fossa, prope Badajoz. Umbilicus pendulinus L.—Cerro de las Machotas, Escorial. Sedum brevifolium DC.—In montis, Pico de Arvas. 5. hirsutum AU.—In valle, supra Pajares, Asturias. 5. dasyphyllum L.—In valle, supra Pajares. Umbilicus sedoides.—In cacumina montis, Pico de Peñalara. Sedum anglicum Huds. £. pyrenaicum Lge.—In valle, supra Pajares. 5. amplexicaule DC.—Prope pagum, La Granja. 5. pruinatum Brot.—Prope pagum, Pajares. Saxifraga trifurcata Scload.—Inm rupibus, prope Pajares. - $. Aizoon Jacq. 8. recta Ser.—In valle, supra Pajares. S.umbrosa L.var. serratifolia (Mackay).—In valle, supra Pajares. 5. umbrosa L. var. punctata Mackay!—In valle, supra Pajares. Bryngium Bouwrgati Gou.—In valle, supra Pajares. Sazxifraga hirsuta L.—In valle, supra Pajares. Prangium tenue L.—Prope urbem, Avila. Caucalis leptophylla L.—Prope urbem, Avila. Tordyliwm maximum L.—Cerro de las Machotas, Escorial. Ligusticum pyrenevwm Gou.—Juxta viam, prope Pajares, As- turias. Laserpitium latifolium L. forma aspera.—In valle, supra Ar— vas, León. 80 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Thapsia villosa L.—Ad pedem montis, Pico de Peñalara, Castilla. Conopodium subcarnewm Boiss.—Prope pagum, La Granja. Asperula aristata L. f. var. macrosiphon Lge.—Prope urbem, Avila. Pulicaria hispanica Bss.—In fossa, prope Badajoz. Anacyclus radiatus Lois.—In fossa, prope Badajoz. Helichrysum serotiniúm Boiss.—Cerro de las Machotas, Escorial. Micropus erectus L.—Prope urbem, Avila. Pyrethrum corymbosum W.—Peñalara in sylva montis. Artemisia Absinthium L.—In ripis fiuvii, prope urbem León. sSenecio gallicus Chaix. var. dificilis DC.—Inm ripis fluvii, prope - urbem León, Avila et La Granja. Cirsium flavispina Bss. v.—In ripis fluvii, prope León et Avila. Senecio Durievwi Gay.—In sylva, in montis Pico de Peñalara. Carduus tenwiflorus Curt.—Prope pagum Pajares, juxta viam. Carduncellus mitissinvis DC.—Prope pontem, supra Árvas. Centaurea castellana Boiss.—In ripis fluvii, prope urbem León. C. alda L. 8. deusta DC.—In ripis fluvii, prope urbem León et prope La Granja. Microlonchus Clusii Sp.—In ripis fluvii, prope urbem León. Prigeron acre L.—Cerro de las Machotas, Escorial. Hieracium Pilosella L. var. incanum DC.—Cerro de las Ma- chotas, Escorial. Scolymus hispanicus L.—In ripis fluvii, prope urbem León. Lactuca viminea Link.—Prope pedem montis, Pico de Peñalar: et in ripis fluvii prope urbem León. Crepis Lampsanoides Froel.—Juxta viam, prope pagum Pajares. Andryala ragusina L.—In ripis fluvii, prope urbem León. Wahlenbergia hederacea Rehb.—In montis, Pico de Peñalara et Cerro de las Machotas. Jasione humilis Lois. var. pyymea Lee.—In montis, Pico de Peñalara. Campanaula Herminii H. et L.—In montis, Pico de Peñalara. Daboecia polifolia Don.—In montis, supra Busdongo, León. Monotropa Hypopitys L. var. hirsuta Roth.—In pineto montis, Pico de Peñalara. Amnagallis linifolia L.—In ripis fluvii, prope urbem León. Armeria cespitosa Boiss.—In cacumine montis, Pico de Peña- lara. Prazxinus angustifolia Vah1.—Cerro de las Machotas, Escorial. DE HISTORIA NATURAL. 8] Cynroglossum pictum A1.—In ripis fluvii, prope urbem León. Linaria minor Duf.—In ripis fluvii, prope urbem León. L. melanantha B. et. R.—Prope urbem Avila. L. mivea B. et R.—In sylva montis, Pico de Peñalara. L. Towrnefortii Lee,—Pico de Peñalara et Cerro de las Machotas. L. supina Duf. var. pyrenaica Duby.—In valle, supra Pajares. L. triornithophora Willd.—In valle, supra Pajares. L.spartea L. et H. var. ramosissima Bth. —Prope urbem Avila. Serophularia alpestris J. Gay.—In valle, supra pagum Arvas. S. canina L.—Prope pagum Pajares. Digitalis Thapsi L.—In locis saxosis, Avila. D. purpwrea L.—In valle, supra Arvas. Veronica Añagallis L. var. anagalloides (Guss.) —Prope pagum Zarzalejo, Castilla. V. appenina Tsch.—In montis, Pico de Peñalara. V. Poue Gou.—In valle, supra Pajares. Pedieularis verticillata L.—Juxta viam prope pagum Pajares. Pedicularis mixta G. et G.—In monte, Pico de Arvas. P. silvatica L.—In monte, Pico de Peñalara. Phelipea corulea O. A. Mey.—In Cerro de las Machotas, Escorial. Teucrium pyrenaicum L.—In valle, supra Pajares et prope Arvas. Thymus Mastichina L.—In ripis fluvii, prope urbem León et prope Avila, La Granja et Escorial. Lavandula peduneutata Cav.—Cerro de las Machotas, Escorial; La Granja. Copiosa. Prunella grandiflora Jacq.—In valle, supra Pajares. Salvia ethiopis L.—In ripis fluvii, prope urbem León. Origamam virens H. et L.—In valle, supra Pajares. Stachys alpina L.—In valle, supra Arvas. Rumezx induratus B. et R.—Prope urbem Avila. Dapime Guidium L.—Cerro de las Machotas, Escorial. D. Laureola L.—In valle, supra Arvas. Enphorbia amygdaloides L.—In valle, supra Pajares. Thesium pratense Ehrh.—In valle, supra Pajares. Euphorbia hiberna L.—In valle, supra Arvas. Iris riphioides Ehrh.—In valle, supra Pajares, Asturias. Arnoseris pusilla Gárt.—In monte, Pico de Peñalara. Lychnis macrocarpa Boiss.—In sylva, prope et Escorial. ACTAS DE LA SOC. ESP.—XXII. 6 82 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Verbascum phiomoides L.—Prope et Escorial. Habita también en la Alcarria. Epilobium alpinum L.—In valle. supra Pajares. Trifolivm ochroleucum L.—In valle, supra Pajares. : Galiuinm verum L.—Prope pagum Pajares. Veronica fruticulosa L.—In valle, supra Pajares; Pico de Pe- ñnalara. Epilobiam tetraquetrum L.—In valle, supra Pajares. Malva moschata L. var. geraniifolia Gay.—In valle, supra Paja- res, Asturias. Hermniaria cinerea DC.—In valle, supra Pajares et Cerro de las Machotas. Geranium pyrenaicum L.—In valle, supra Pajares. Valeriana montana L.—In valle, supra Pajares. Phleum alpinum L.—In valle, supra Pajares. Vicia pyrenaica Pourr. (Lotus tetragonolobus Cav. Peñagolosa!). —ÍIn valle, supra Pajares et Pico de Peñalara. Lotus corniculatus L.—In valle, supra Pajares. Campanula Rapunculus L.—In valle, supra Pajares. Homogine alpina Cass.—In valle, supra Pajares. Scilla verna Huds.—In monte, Pico de Arvas. Lilium Martagon L.—In valle, supra Arvas. Merendera Bulbocodium Ram.—In valle, supra Arvas (15 Julio). Luzula lactea E. Mey.—In valle, supra Arvas. Cyperus longus L.—In ripis fluvii, prope urbem León. Scirpus lacustris L.—Inm ripis fluvii, prope urbem León. Calamagrostis littorea DC.—In ripis fluvii, prope urbem León. Elymus Caput-Meduse L.—In ripis fluvii, prope urbem León et Avila. Vulpia Myurus Gmal.—In ripis fluvii, prope urbem León. Carez setifolia Godr.—Prope urbem Ávila. Scirpus Holoschenus L.—Prope urbem Avila. Hordeum maritimum L.—Prope urbem Avila. Avena barbata Brot.—Prope urbem Avila. Cynosurus elegans Desf.—Prope urbem Avila. Piptather multiflorum P. B.—Prope urbem Avila. REgilops triuncialis L.—Prope urbem Avila. Deschampsia flezuosa Grisb.—In valle, supra Arvas. Agrostis truncatula Parl.—Ad pedem montis, Pico de Peñalara et prope caminum montis forma pumila. DE HISTORIA NATURAL. 83 Lagurus ovatus L.—1In litore prope Gijón. Brachypodium pinnatum P. B.—Prope Gijón, Asturias. Macrochloa arenaria Kth.—Prope pagum La Granja. Nardus stricta L.—In monte, Pico de Peñalara. Bromus rubens L.—In locis saxosis Avila. Ñ Asplenium septentrionale Hull.—Cerro de las Machotas, Escorial. Carezx glauca Scop.—Prope pagum Pajares. Allosorus crispus Brnhd.—In monte, Pico de Peñalara, Castilla. Rosa tomentosa L.—In valle, supra Pajares. Juncus lamprocarpus Ebrh.—In valle, supra Pajares. Campania glomerata L.—In valle, supra Pajares. Meum athamanticum Jacq.—In valle, supra Pajares. Silene maritima With.—In litore prope Gijón, Asturias. Lamium maculatum L.—In valle, supra Pajares. Narthecium oxifragum Huds.—In valle, supra Pajares. Pyrethrum hispanicum Wk. var. versicolor Wk.—In monte, Pico de Peñalara. Spergula vernalis W.—In monte, Pico de Peñalara. Teesdalia nudicaulis R. Br.—In monte, Pico de Peñalara. Drosera rotundifolia L.—In monte, Pico de Peñalara. Braya pinmatifida Koch.—In monte, Pico de Peñalara. Silene Legionensis Lag.—Prope urbem Avila. Heliotropiuin europeum L.—Prope urbem Ávila. Trifotium Lagopus L.—Prope urbem Avila. Rumez scutatus L.—Prope urbem Avila. Plantago Cynops L.—Prope urbem Avila. Smyritvn perfoliatum L.—Prope urbem Avila. Trifolium arvense L.—In ripis fluvii, prope urbem León. T. scabrum L.—Prope urbem Avila. Lysimachia vulgaris L.—In ripis fluvii, prope urbem León. Corrigiola telephiifolia Pourr.— In ripis fluvii, prope urbem León. Aconitum pyrenaicum Lam.—In valle, supra Arvas. Polygonum Bistorta L.—In valle, supra Arvas. Epilobium Dwriet Gay.—In valle, supra Arvas. Ceterach oficinarum L.—Prope pagum Pajares. Alchemilla alpina L.—In valle, supra Arvas. Blechnum Spicant Rth.—In valle, supra Pajares. Galium rotundifolium L.—In valle, supra Pajares. Sagina subulata L.—In valle, supra Arvas. 84 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Calamintha alpina Benth.—In valle, supra Pajares. Brimus alpinus L.—In valle, supra Pajares. Crepis albida Vill. var. minor.—Prope pagum Pajares, juxta viam. Hieracium legionense Coss.—In muros et rupibus prope viam ferream Busdongo, León. Hieracium Pilossella L. var. incasum.—Cerro de las Machotas. Escorial. Hieracium Pilosella L. a. pullchellum Schesle.—In valle, supra Pajares. La forma común en España y que abunda sobre manera por las regiones exploradas por mi se refiere á la variedad ¿nca— mun DC. H.myriadenum B. et R.—4H. Pilosella X amplezicaula Pau in litt. ad amicos.—In monte, Pico de Peñalara. También he recibido el 27. castellanum B. et R., considerado por algún autor como especie subordinada; es mi opinión de ser forma autónoma buena é independiente de las conocidas hasta hoy. Hieracium amplezxicaule L.—In valle, supra Arvas. 7s tal el número de especies propuestas por Schesle, Jordan y Arvez-Touvetz principalmente, pertenecientes á esta especie, que renuncio á mentar el tipo. Doronicum carpetanun Bss. et R.—In valle supra puerto de Pa- jares. Jurinea pyrendica G. et G.—In monte, Pico de Arvas. A esta forma no pertenece la Serratula mollis Cav., sino á la forma /. Bocconi Guss.—Carduus mollis Ásso. Teesdalia nudicaulis R. Br.—In valle, supra Arvas, León, etiam in Castilla. y Silene portensis L.—Prope pagum La Granja, in Cordillera Car- petana, Castilla. DE HISTORIA NATURAL. 85 Helianthemum alyssoides Vent. var. vulgare Wk.—Inm valle, supra Pajares. Sarifraga granilata L.—In monte, Pico de Arvas. Santolina rosmarinifolia L.—In ripis fluvii, prope urbem León. Senecio Doría L.—In ripis fiuvii, prope Avila et León. S. Towrnefortii Lap. £. carpetanus Wk.—Pico de Peñalara. S. Doronicum L.—In monte, Pico de Arvas. Campanula asturica Lomax (sp. nov.) pl. exs. ad me: Planta de raíz perenne: tallos capilares, derechos, rectos, in- divisos y estriados ligeramente, con pocos pelos blancos; hojas desiguales, enteras, sentadas, elípticas 6 ligeramente aovadas, ligeramente pestañosas en la base, mucronuladas, eminerves, con los bordes apenas revueltos, pequeñisimos en la base del tallo, bracteiformes las del ápice. Inflorescencia reducida á una sola flor; cáliz cónico al revés, lacinias triangulado-linea- res, doble mayores que el cáliz y cinco veces menores que la corola tubulosa que lleva cinco lóbulos cuatro veces menores que el tubo, su color es blanquecino menos los lóbulos que son azules. Cápsula desconocida. Su clasificación en el grupo de la Campanaula linifolia Lamk. que no se cita en España á pesar de existir en Castanesa y valle de Aran y Vielsa. De la especie de Lamarck dice Timbal-Lagrave: «Le CO. lini- Solía, tel que nous venons de la décrire, et d'apres la synony- mie que nous venons d'établir, a été confondue par les auteurs avec une foule d'espéces voisines, qu'on a tantót placé, comme nous lP'avons dit, dans les C. rotundifolia, Scheuzert, cespitosa, lanceolata.» Etude sur quelques campanules des Pyrénees: extrait des Memoires de 1'Académie des Sciences, Inscriptions et Belles Lettres de Toulouse, Te serie, t. v, p. 259-277. De todas las especies propuestas por Timbal únicamente con la C. ficarivides guarda un remoto parecido. Anchusa undulata L.—Prope urbem Avila. Verbascum virgatum With.—In valle, supra Pajares. Pedicularis pyrenaica Gay. var. lasiocalyz G. et G.—In monte, Pico de Arvas. P. sylvatica L.—In monte, Pico de Peñalara. Orobanche Rapum Thuill.—In valle, supra Árvas. 86 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Teucrium pyrenaicum L.—In valle, supra Pajares et prope Arvas. Prunella grandiflora Meth.—In sylva Peñalara et in valle su- pra Pajares. Rumezr Acetosa L.—In ripis fluvii, prope urbem León. Iris riphivides Ebrh.—In valle, supra Pajares. Mentha rotundifolia L.—Prope el Escorial. Viola palustris L.—In monte, Pico de Peñalara. Ranunculus bulbosus L. var. hispanicus Freyn.—Pico de Arvas. Phyteuma orbiculare L. Heracleum pyrenaicum Lamk.—In valle, supra Arvas. Allium oleraceum L.—In valle, supra Pajares. A. Sehenoprasum L.—Prope pagum La Granja. A. (Sehenoprasum) foliosum Clar.—In monte, Pico de Arvas. A. carinatum L.—Ad pedem montis, Pico de Peñalara. A. pallens L.—Prope urbem Avila. A. spherocephalum L.—Prope pagum La Granja. Alchemilla alpina L.—In valle, supra Arvas. Según los trabajos analíticos del ginebrino R. Buser, publi— cados en el Bulletin de la Société Delphynoise, 1892, y muestras repartidas por la misma, esta forma pudiera pertenecer á su A. pallens. Daría buenamente la crítica de estos estudios si no temiera apartarme de mi idea. Generalmente estos trabajos tan dete= nidos producen muy buen efecto entre los naturalistas de vabinete. Carduus medius Gou.—Prope pagum Pajares, Asturias. Phyteuma hemispherica L.—In monte, Pico de Peñalara, Cas— tilla. Erica arborea L.—In valle, supra Arvas, León; in monte, Pico de Peñalara, Castilla. Pyrola minor L.—In monte, Pico de Peñalara. Erica vagans L.—Prope pagum Pajares. E. cinerea L.—Prope pagum Pajares. E. tetralyzx L.—Prope pagum Arvas. E. aragonensis Wk.—In valle, supra Arvas. Anagallis linifolia L.—In ripis fluvii, prope urbem León. Vincetozicum nigrum Mónch.—In sepe prope La Granja. DE HISTORIA NATURAL. 87 Erythrea Centaurim P.—In ripis fluvii, prope urbem León. Lithospermum prostratum Lois.—In valle, supra Pajares. Biscutella levigata L. var. integrata Gr. et Godr.—In valle, supra Pajares. Biscutella levigata var. dentata.—Prope pagum Zarzalejo, Castilla. Festuca spadicea L.—In valle, supra Arvas. Carex Reuteriana Boiss.—In monte, Pico de Peñalara. Agrostis truncatula Parl.—In monte, Pico de Peñalara. Galactites tomentosa Mch. var.? microcephala Lomax in sch.— GF. Lomazxii Mihi.—Gijón, Asturias, 12 Julio 1892. Planta sumamente parecida á la GF. tomentosa y diferente por carecer de estrías los aquenios, por el ápice de las anteras triangular y menos puntiagudas, color de las flores, senos de las lacinias notablemente mayores, tamaño de las cabezuelas Menores, elc: Sazifraga moschata Wulf. —Pico de Arvas. Leucanthemún montanam DC.—In valle, supra Arvas. Pilago spathulata Presl.—Prope urbem Avila. Polygala vulgaris L.—In valle, supra Pajares. Viola sp. nov. V. cornmuta? Lomax in sch.—In valle, supra Pajares. Intermedia entre la Y. calcarata y V. lutea. De la primera tiene el hábito y de la otra las hojas. Los sépalos de la Viola de Pajares son más estrechos que los de la Y. calcarata, pero se presentan redondeados y obtusos en el ápice, lo contrario su— cede en la Y. lutea que los presenta acuminados. La Viola del Sr. Lomax lleva los sépalos con el margen membranoso y éste ligeramente aserrado pestañoso. De la Y. cormuta se aparta por completo. Más cercana es por sus sépalos de la Y. sudetica Willd. pero la longitud de sus pedúnculos ya son mayores que la muestra asturiana, pues no tiene de altura desde el primer par de hojas rudimentarias hasta la flor inclusive más de 0,10 de metro. V. (canina) lucorum. La planta colectada por el Sr. Lomax en Peñalara parecióme 88 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA al principio pertenecer á especie nueva para España, pues á pesar del parecido que guarda con Y. lancifolia de ninguna manera lo es. En vista de una muestra que poseo colectada y etiquetada por F. Schultz (F. Schultz ipse legit et scripsit) la doy con el nombre dicho. Varios son los géneros descuidados y despreciados por los botánicos españoles, y el Viola es uno de tantos. No ignoro lo difícil de su estudio y la desesperación que nos causa deter- minar el nombre específico; mas creo, que, todos estos traba- jos y desvelos, serían premiados con el descubrimiento de muchas especies nuevas. Quizás sea una de estas la violeta de Pajares que no me atrevo á nombrar por no poseer más que un miserable pie. Otro de los inconvenientes con que lucha el naturalista es el descuido en la preparación. Adenostyles Lomaxit sp. nov.—A. pyrenaica? (Lomax non Lge. in sched.)—In valle, supra Pajares. Planta que únicamente puede compararse con la 4. albi- JFrons y Á. pyrendica. Se aparta de la primera por sus hojas reniformes, simple- mente dentadas, seno basilar ancho y cabezuelas doble ó triple mayores y por lo tanto con mayor número de escamas. De la A. pyrendica que presenta el margen de la hoja igual, por el seno basilar ancho, orejuelas de las hojas superiores notable- mente desarrolladas, abrazando casi el tallo y por sus escamas no lanceoladas y agudas, sino redondeadas y obtusas en el ápice. Respecto á la 4. pyrenaica debo manifestar mi conformidad con lo dicho por Costa en las páginas 118 y 119 de la 7/ora catalana en vista de las muestras repartidas con el núm. 2.225 pertenecientes á la Mora selecta exsiccata de C. Magnier, pues lleva una muestra las escamas redondeadas y obtusas y la otra lanceoladas y agudas. Por el seno ancho de las hojas se parece la 4. Zomazxú á la A. alpina Bl. et Jing., pero la forma general de sus hojas es bien diversa. Myosotis (cespitosa $) stolonifera Gay.—Inm valle, supra Arvas. In rivulis copiosa. Melampyrum arvense L.—Castellee vel Asturise lectum. Sine schedula. DE HISTORIA NATURAL. 89 Anarrhinum bellidifolium Desf.—In valle, supra Pajares, As— turias. Erylhrea tenviflora H. et L.—Prope Gijón, Asturias. Orobanche minor Sult. (/orma?).—Prope urbem Avila. Entre las plantas no determinadas se encuentran dos formas del género Cuscuta y una Euphorbia; probablemente la 4. an— gulata Jacq. No la he comparado con las muestras de mi her— bario por parecerme en un principio que las remitidas perte— necían á dos especies diferentes, pues una lleva las hojas aserraditas y la otra enteras; no obstante, según los herbori- zadores nada indica este carácter, pues la exsiccata de Reichem- bach también da las hojas aserradas en el núm. 1.294.» —El Sr. Secretario leyó el acta siguiente de la Sección de Sevilla. SECCIÓN DE SEVILLA. Sesión del 10 de Marzo de 4893. PRESIDENCIA DE DON SALVADOR CALDERÓN. —5Se leyó y aprobó el acta de la anterior. —Se repartió el cuaderno 3.” del tomo 1 (xx1) de los ANALES. El Sr. González Fragoso dió lectura á la siguiente enumera- ción de algas de agua dulce últimamente observadas por él. Hormiscia subtilis. (Kuetz). De Toni, Var. variabilis. (Kuetz), Kuchn var. compacta. (Roth).—En una fuente; Delicias, Sevilla. Hormiscia Kochit, Kuetz.—En un estanque; Cartuja, Sevilla. Cladophora fracta. (Dillw), Kuetz, var. leptoderma, Lewin.— En un estanque; Cartuja, Sevilla. Cladophora crispata. (Roth), Kuetz, var. genuina. (Kuetz), Rabenh.—En una fuente; Delicias, Sevilla. Protococcus olivaceus. (Rabenh), Hansg.—Sobre un fruto de acacia, en una fuente; Delicias, Sevilla. Spirogyra nitida. (Dillw), Linck.—En una fuente; Delicias, Sevilla. 90 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Spirogyra ajinis. (Hassall), Petit.—En un estanque, Cartuja, Sevilla. Spirogyra laza, Kuetz. —En una fuente; Delicias, Sevilla (escasa). Spirogyra decimina. (Muller), Kuetz, var. laza. Kuetz. —En una fuente; Sevilla (Medina!) Docidium Baculum, Brét.—En una fuente: Delicias, Sevilla. (Hydrococus) rigidula, Kuetz.—Sobre la Cladophora fracta. (Dillw), Kuetz.—Cartuja, Sevilla. Vostoc rufescens. Ae.—En las paredes de una vasija expuestas con agua al aire libre; Sevilla. —El Sr. Medina leyó la siguiente nota bibliográfica. Quelques fourmis de la Faune mediterrandenne, PAR AUGUSTE FOREL, Professeur 4 Zúrich. Con este título acaba de publicar el distinguido mirmecólogo suizo (1) la descripción de algunas especies y variedades nue— vas de formicidos, de las cuales pertenecen unas á la fauna española y otras á la del archipiélago canario. Por tratarse de especies interesantes para el conocimiento de nuestra fauna voy á permitirme copiar sus descripciones. «El Sr. Dr. M. Medina de Sevilla, me ha enviado un cierto número de hormigas muy interesantes de Andalucía (2) y Canarias, y mi amigo y colega Sr. Dr. Ris me ha traído dos curiosas formas de estas últimas islas. Hé aquí la descripción de lo que es nuevo para la fauna mediterránea: Aphenogaster (Messor) barbara L. y: sordida n. st. % L.6 mm. (% media?) Aspecto de un Messor structor, $ media. Las mandíbulas tienen de 11 á 12 dientes, de los cuales los tres anteriores son fuertes y los 8 Ó 9 posteriores pequenos, pero muy puntiagudos y de longitud irregular (este hecho no (1) Extrait des Ann. de la Soc. Entomol. de Belgique. Tome xxxvr, 1892, pág: 452. (2) El Sr. Forel ha consignado como de Andalucía estas especies, por un error. DE HISTORIA NATURAL. 91 excluye la existencia de individuos con mandíbulas gastadas como en todos los Messor.) Por lo demás las mandíbulas son exactamente como en la forma ordinaria. Epistoma no escotado en el centro, convexo por delante, groseramente estriado y fuertemente acanalado en su borde anterior, que presenta en el centro seis dientes ú fuertes canales, de los que cada uno está excavado en su cara anterior. El insecto es liso y brillante, la cabeza muy débil, muy fina y vagamente estriada con impre- siones borradas sobre el vértice. El pronoto y el mesonoto son muy gibosos, lisos y brillantes. El metanoto estriado transver- salmente. Por lo demás idéntico al M. darbarus ordinario pero de un color pardo sucio, bastante claro, idéntico al del 1%. strue- tor del cual se distingue en seguida por su brillo, su forma exterior y su pelosidad más débil. Esta forma se parece un poco al M. +7ufo-testaceus pero se distingue de él por sus antenas y sus patas mucho más delga- das, así como por su color más opaco y oscuro. Su color, su epístoma acanalado y sus dientes lo distinguen del M4. barba TUS L. SP.» Localidad.—Pozuelo de Calatrava (Ciudad-Real). Recogida por el Sr. Lafuente y enviada por mí al Sr. Forel en consulta. «Aphenogaster striola. Roger, var: levior, n. var. 6 L. 4 mm. A primera vista parece una 4. sublterranea, tanto por el color como por la forma. Sin embargo, cuando se examina atentamente se conoce por la forma de las antenas, por la cabeza estrecha y alargada y por la forma del metanoto que se trata de una 4. síriola de forma y color completamente aberrantes. Su color es de un pardo rojizo sucio con las ante- nas, las patas y las mandíbulas de un amarillo testáceo. El tórax es liso y brillante así como el peciolo; solamente el metanoto y los lados del mesonoto son rugosos. La mitad pos terior de la cabeza es brillante y débilmente reticulada.» Localidad.—Pozuelo de Calatrava (Ciudad-Real). Lafuente! «Aphenogaster hispanica, André. 5 L. 3,7 4 4 mm.—Caracteres de la Q pero el diente terminal de las mandíbulas es mucho más corto, de forma ordinaria y 92 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA los ojos son alargados, terminados por abajo en una prolon- gación puntiaguda casi tan acentuada como en la 4. Blanci; pero los ojos están más alejados de la articulación de las man- díbulas que en la 4. Blanci. El epistoma es lo que distingue mejor estas dos especies tan próximas: en la 4. Blanci es extremadamente corto, de suerte que las aristas frontales alcanzan casi el borde anterior de la cabeza y están además muy aproximadas, no dejando entre sí más que la porción media estrecha del epistoma y un área frontal muy estrecha. En la 4. hispanica las aristas frontales, el área frontal y el epistoma están dispuestos como en las otras especies. El tórax es robusto; el pronoto y el mesonoto forman una eminencia uniforme (el mesonoto no es prominente en ningún punto). El metanoto no forma escalón, es como en las 4. 4. síriola y splendida. La cara basal es más larga que la cara declive, las espinas están separadas, son agudas y más cortas que la distancia de sus bases. El metanoto está transversalmente estriado: como en la 9 las estrías cuando llegan á los lados se dirigen longitudinalmente hacia adelante lo que hace que los lados del tórax sean longitudinalmente estriados. El resto del tórax es grosera é irregularmente rugoso así como el peciolo: en todo lo demás es semejante a la Q. Localidad.—Pozuelo de Calatrava (Ciudad—Real). Lafuente! La % de la 4. hispanica era todavía desconocida y la que acabo de describir ha sido recogida sin O ni ¿/ correspondien— tes. No la refiero, pues, sin temor á la especie de André. M. André ha tenido la bondad de comunicarme un ejemplar de la O. He podido apreciar que los ojos de la Q sin ser tan alargados y sobre todo tan puntiagudos hacia abajo como los de la $, tienen, sin embargo, una forma alargada y una posi- ción antero-lateral bien marcadas, que M. André no había señalado en su descripción aunque reconoció las afinidades de esta especie con la 4. Blanci. La diferencia del diente anterior de las mandíbulas es muy singular; quizás este diente se ha wastado por el uso en las $. Todos los detalles de forma, pelo— sidad y color, concuerdan por lo demás tan plenamente, que estoy obligado á determinar esta % como una 4. hispanica hasta que se pruebe lo contrario. Además, el Dr. Medina ha recogido también el y de la 4. hispanica en Andalucía, en otra localidad.» DE HISTORIA NATURAL. 93 »Monomorium Medine, dh. Sp. 23 L. 2,3 mm.—Muy afine al MZ. Salomonis L., del cual se dis- tingue por los caracteres siguientes: El metanoto es muy bajo: su cara basal no forma ángulo con el dorso del mesonoto, como en el MY. Salomonis, sino que se encuentra en el mismo plano horizontal que ella; la escotadura entre el mesonoto y el metanoto es sin embargo muy distinta; la cara declive del metanoto es muy corta, muy oblicua y pasa por una curva tan insensible á la cara basal que apenas se pueden distinguir las dos caras; el cuerpo es enteramente liso y brillante, excepto los lados del mesotórax y del metatórax, asi como la cara de- clive del metanoto, que son reticuladas, punteadas y sub-opa— cas 6 mates; de un pardo castaño muy oscuro con el tórax y el peciolo, sobre todo muy cerca de las suturas y de las articula— ciones, de un pardo más rojizo; patas, antenas y mandíbulas de un pardo rojizo Y amarillento, más claro en las articulaciones, más oscuro en la parte media de los miembros; las mandíbu- las, muy estrechas, tienen cuatro pequeños dientes; la cabeza es más corta y más ancha que la del 1%. Salomonis; la cara ba- sal del metanoto es larga y estrecha, más larga que el meso- noto, al menos tan larga como el pronoto. »Esta especie se parece mucho al M. gracillimum Sm., pero en el M. gracillimum la cara basal del metanoto es distinta, perfectamente limitada por delante y por detrás, mucho más corta, casi rectangular, estriada transversalmente. Los áneu- los anteriores del pronoto son también más redondeados, me- nos levantados en el M4. Medine, en el que todo el cuerpo es más estrecho y alargado. Además el M4. gracillimum está eri- zado de pelos y es pubescente en la parte dorsal de la cabeza, tórax y abdomen, mientras que estas partes son casi comple— tamente lampiñas en el Medine (como en el Salomonis ); ape—- nas si se ven uno ó dos pequeños pelos buscando atentamente. Las patas no tienen más que una pubescencia adyacente bas— tante separada. La cabeza del 1%. Medine es muy lisa y muy brillante, solamente en la parte anterior de las mejillas se observan algunas estrías muy cortas; en el M. gracillimum la parte anterior de la cabeza es más estriada, los ojos son pe- queños, lo que le distingue del darbatulum. En fin, nuestra 91 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA especie no tiene relación con los M4. minutum, carbonarium y clavicorne, cuyas antenas, metanoto y nudos del peciolo están conformados de otra manera. Las antenas y los nudos del pe- ciolo del M4. Medine están conformados como en el Y. Salomo- m5, pero el primer artejo del funículo es sensiblemente más largo, casi tan largo como los cuatro siguientes reunidos. En el MZ. gracillimum los artejos 2 á 8 del funículo son más estre— chos, más distintos los unos de los otros (más redondeados) y más claramente separados de la maza. En el M4. Medine, el último artejo de la maza es apenas más largo que los dos pre- cedentes reunidos. »Las diferentes especies del género l/onomorivm no son muy faciles de distinguir, y las dos vecinas de nuestra especie están sujetas á variar mucho. Un examen atento muestra que el M. Medine se acerca en realidad al Salomonis y no al gracilli—- mun, a pesar de su aspecto liso y brillante. Hasta nueva orden creo, sin embargo, sus caracteres bastante marcados para dis- tinguirla especificamente del Salomonis. »Laguna (Canarias). . »Esta especie ha sido recogida por mi distinguido amigo D. Anatael Cabrera y enviada por mí en consulta al Sr. Forel. Después de las descripciones que acabamos de copiar, con= siena M. Forel una raza y una especie nuevas, el 7etramorium cespitum L., var, depressum y el Leptothoraz Risti, ambas de las Palmas (Canarias), y recogidas por el Dr. Ris, cuyas descrip- ciones podrá ver quien lo desee en dicho trabajo. Réstame tan sólo manifestar mi gratitud más profunda al eminente Dr. Forel, por la especie que ha tenido la galantería de dedicarme.» —El Sr. Chaves leyó la siguiente «Nota cristalográfica sobre las celestinas de la Peninsula. «En una monografía cristalográfica sobre las celestinas, es— crita por C. Bárwald (1), último trabajo especial sobre este asunto de que tengo noticia, se mencionan y describen como de la Península, cuatro localidades en que se halla el mineral (1) Zeitschr. f. Kryst. u. Min., t. x11, 1887, pág. 228-233. —El extracto de este trabajo en Veues Jahwrbuch. f. Min., Geol. u. Pal., 1888, t. 1, pág. 403. DE HISTORIA NATURAL. 95 en cuestión: Morón (Sevilla), Conil (Cádiz) y La Garrucha (Al- mería), en España, y la costa de Guiaios y Buarcos (al O. de Coimbra), en Portugal. ; »Habiendo tenido ocasión de estudiar unos cristales de celes- tina, que debo á la amabilidad del eminente geólogo Sr. Mac- pherson, procedentes del túnel del Rocío en Lisboa, localidad no citada por el Sr. Bárwald, así como otros de Morón y Conil, me ha parecido útil presentar brevemente el resultado de mis medidas en dichos ejemplares como materiales para el estudio de la mineralogía española. »Ante todo debo advertir que para determinar la relación áxica, me he valido siempre de la combinación o P(110)4Pz basándome en que dichas formas se hallan constantemente en todos los cristales que he observado, y en la mayor facilidad que para las medidas goniométricas presentan á causa de su mucho brillo. »Celestina de Morón. »Proceden estos cristales de la Dehesa de los Charcos, lin— dante con la hacienda de los Gatos, á 3 km. de Montellano, y yacen en la marga oscura inmediata á los volcanes fangosos (1). Forman unas veces geodas en esta marga muy caliza, y otras se hallan sueltos y empotrados en ella. En este último caso se les desembaraza fácilmente de la marga tratándola con ácido clorhídrico diluido. Están desarrollados según el eje a y alcan- zan á veces unos 9 6 10 mm. »La relación áxica es: PASA A OU »Las formas observadas son: co P (110); P x% (011) domin.; 4 Pu (102); OP (001); 4 P2 (24). »Ángulos medidos: (110) A (110) = 38" 27 (102) A (102) = 104" 23' (1) Véanse para el yacimiento los ANALES de esta Sociedad, S. Calderón, Zos volca- nes fangosos de Morón, t. xx, cuad. 1.%, pág. 5. 96 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Los cristales de las geodas son muy limpios é incoloros a veces, pero los separados mediante el ácido clorhídrico, no se prestan bien á las medidas con el goniómetro. En estos últi- mos no se observa la forma 4 P 2 (124). Celestina de Conil. »Estos cristales están mezclados con otros de calcita y aso— ciados al azufre. Se hallan muy desarrollados según «4 y son ceneralmente incoloros y muy pequeños. Sin embargo, el Sr. Macpherson posee un ejemplar de esta localidad, en el cual se presentan implantados y muy comprimidos, cristales lecho- sos de 1 cm. próximamente, pero de caras poco brillantes. »Relación áxica: O — DIEZ IO »Formas observadas: so P (110); + Poo (102); oo P 35 (010). »Ángulos medidos: (110) A (110) = 78* 39"; (102) A (102) = 103* 47. »Celestina de Lisboa. »Como he dicho, estos cris- tales proceden del túnel del Rocío. Forman geodas en una arcilla, y son incoloros, muy limpios y brillantes. Están des- arrollados también según /. »Relación áxica: a: b:c=0,8493 : 1: 1,0128. »Formas observadas: so P (110); co P2 (210); oo P 5 (010); P 3 (011) domin.; + P 0 (102); 1 P2 (124); y la forma representada por z en el dibujo adjun— to (1), que es una braquipirámide, y que no ha podido ser exactamente medida á causa de su pequeñez y poco brillo. A A A A AAA -- -_— zz oo —++44 (1) Este dibujo está hecho habida cuenta de la posición del plano de los ejes ópti- cos. (Véase Dana, System of Mineralogy, 1892, pág. 905.) DE HISTORIA NATURAL. 97 Los ángulos medidos son los siguientes: I (110) A (10) (210) A (10) (124) A (124) Sa 18'; ZAz 27 6' aproximada; (MODA IOD— LOS O HOSEDO:> AO: l El examen de estos cristales recuerda en cierto modo las formas de los de La Garrucha, dibujados por Schrauf (1), pero se presenta además en los de Lisboa la forma (210), que no ha sido mencionada hasta ahora en ninguna celestina de la Pe- ninsula. La pequeñez de estos cristales me ha impedido la determinación del valor del ángulo de los ejes ópticos. Resumiendo: si se comparan las relaciones áxicas de los cristales de estas tres localidades, se observa que perman«— ciendo constantes los valores de 6 y c, a varía en la progresión siguiente: CONTI tt SOESTZO LISO Pa. a) 3403 Moron o bio ala ISO O cuya diferencia es sensiblemente 0,03. De los cristales de las dos localidades restantes de la Penin- sula, 6 sean La Garrucha y la costa de Guiaios y Buarcos, no he podido proporcionarme ejemplares.» —El mismo Sr. Chaves leyó lo siguiente: «Involuntariamente se han omitido en la Vota sobre unos cristales de fuchsina, publicada en el cuaderno 3. del tomo xx1 de los ANALES, pág. 155, las cifras que expresan las medidas obtenidas. Dichas cifras, correspondientes á la fig. 1.*, son las siguientes: ao "616: DO=—60 20% DI A Ne El Sr. Calderón dió lectura á las siguientes (D) Atlas der IXrystallf, Wien, 1878; taf. xLv11, fig. 4. ACTAS DE LA SOC. ESP. — XXII. " 98 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA «Notas bibliográficas: En la segunda parte, aparecida recientemente de la impor— tante obra del profesor H. P. Pohlig'«Dentition und Kranologie des Elephas antiquus» al dar cuenta (pág. 300 y siguientes) de los ejemplares de molares de esta especie existentes en los museos de Europa hace con respecto á los de España las siouientes consideraciones: «Los únicos molares completos de los museos españoles (1) »los he representado ya en la lám. 4, fig. 1, 1.?%, y su descrip—. »ción se encuentra en la primera parte de esta obra (pág. 204, »nota 2). Hoy puedo completar aquella descripción, hecha en »vista de vaciados, con mi ulterior examen de los originales »del Museo de Sevilla. El ejemplar representado como uno de »los mayores y más pesados de su especie, debe incluirse, sin »duda, entre los de ZL/ephas antiquus, y enriquece el conoci—- »miento de la especie con un nuevo documento muy intere— »sante á causa de la anchura de su sección: ésta, que llega á su márimum, coexiste con el minimum de láminas en los »terceros molares de la especie, que se reducen á 14 7 (un poco »más de 0,02 m. de largo las coronas por una lámina + 1 inter- »valo de cemento!): por esto ocupa el ejemplar en cuestión, »con otros de diversas y distintas localidades, un lugar comple- »tamente original dentro de la especie. Además, en este molar »maxilar gieantesco, como en los fragmentos laterales del de »Jena. es sólo anormal la anchura máxima de casi 1 dm. debida »á una aglomeración de tres fuertes láminas digitales externas »adosadas hacia la extremidad, mientras que el diente ofrece »una anchura muy uniforme de 0,091 á 0,098 á lo más.» «Procede de los antiguos estuarios, planos y bajos del »Guadalquivir junto al cementerio de Sevilla, donde se halló »también un tercer molar superior de Rhinoceros Merchianus »perteneciente al mismo Museo» (2). «Los demás restos de molares fósiles de elefantes de España (1) Restos del mammout que se suponen de España han sido mencionados por L. Adams en el Quart. Journa. Geol. Soc, 1977, pig. 58. /Nota del Sr. Pohl'g.) (2) Es la primera prueba cierta de la existencia del Zhinoceros Merckianus en España, y como tal de un grandisimo interés /Vota del Si. Pohlig.) DE HISTORIA NATURAL. 99 »existentes en los museos españoles, que son escasos, perte— »necen todos á la misma especie. En Sevilla hay, además del »descrito, otros mandibulares perfectamente conservados de »Brenes y un par de molares terceros encajados en una man— »díbula inferior; el Museo de Historia Natural de Madrid tiene »algunos fragmentos procedentes de molares de los alrededores »de la capital, y la Comisión del Mapa geológico posee otros de »tamaño mediano de las minas de Santander. El molar segundo »superior representado por Busk y Falconer (1) se encuentra »bien instalado en una de las colecciones de Londres, y en »cuanto al molar maxilar izquierdo último de África (Tánger), »representado por Ramsay y perfectamente conservado, debe »ofrecer análogos caracteres al citado de Sevilla, si bien según »la descripción dada por este naturalista, mide 15 z en solo »0,2 X 0,0875 m., siendo, por tanto, diminuto y relacionado »por tanto con la raza enana mediterránea á que pertenecen los »molares de Roma representados en la primera parte de esta »obra (fig. 93); hecho de interés capital. En Dublin existen al »decir de L. Adams (2) restos de mammut del Norte de España.» - Estas interesantes noticias que he creido útil comunicar á la Sociedad, dado lo costoso y raro de la obra del Sr. Pohlis, me han sugerido algunas observaciones que voy a exponer breve- mente. Parece definitiva la opinión del distinguido paleontólo- go sobre la reducción de todos los restos españoles del citado gré- nero al Y. antiguas; pero entonces, ¿cuál es su opinión definitiva en punto a los molares de Brenes y Cantillana existentes en la Universidad de Sevilla, sobre los que me expresó una manera de ver tan distinta de la que ahora consigna en su obra, du— dando entonces hasta de que se tratase de verdaderos fósiles? Por lo que se refiere al Rhinocerus Merckianus ni fué hallado en el diluvium del cementerio de Sevilla con el molar famoso de elefante, ni es la primera vez que se menciona de España. Ya he tenido ocasión de decir en esta Sociedad que el citado ejemplar fué recogido en un relleno de d¿lurium rojo de Alcalá de Guadaira en una de nuestras excursiones, hace cinco años. La misma especie se había citado ya por D. Casiano de Prado como hallada en la caverna de Mudá, en Palencia. (1) Quart. Journ. Geol. Soc.; 1865, pág. 366. (2) Zvidem, 1871, pág. 537, 100 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA En cuanto á la existencia del mammut en España, no acierto por qué se ha fijado el Sr. Pohlig en el dato tan vago de Mr. Adams, cuando esta especie ha sido mencionada diversas veces como hallada en la Península, desde el mismo Cuvier, y hay una cita precisa de los geólogos ingleses Sullivan y O'Reilly que la mencionan de la caverna de San Bartolomé de Udias (Santander). No por estas rectificaciones. que á mi juicio convenía hacer notar, trato de rebajar la importancia de las noticias que revela el trabajo del Sr. Pohlig referentes á España, de uno de los s'éneros más importantes que hayan existido, sino el más im- portante de todos, bajo el punto de vista paleontológico. El mismo Sr. Calderón dió aleunas noticias sobre el nuevo Mapa geológico de los Pirineos francés y español publicado por los Sres. de Margerie y Schrader en el tomo xvm del 44muaire du club alpina francais. A este mapa, cuidadosamente trazado, y sin embargo, de dimensiones manejables, acompaña una inte- resante memoria: Apercu de la structure géologyique des Pyrénées. Por lo que se refiere á la vertiente española distinguen los autores á partir de la zona central, las siguientes: 1.* zona del Mont Perdu (cretácico superior y nummulítico), sin. equiva— lente en la vertiente francesa; 2.* zona de Aragón (eocénico), y 3.* zona de las Sierras (Monsech, Guara, etc.), formada por el triásico, el cretácico y el eocénico; homóloga á los Pequeños Pirineos franceses. Un hecho muy interesante viene á establecer la conclusión orogénica de este importante trabajo. Citan los autores 30 ejemplos de trastornos, estiramientos 6 recubrimientos en la vertiente francesa, y de ellos 27 miran al N.; al contrario los 13 casos análogos señalados hasta ahora en la vertiente española, se dirigen todos hacia el S. De aquí deducen que existe en los Pirineos una tendencia á la producción de la estructura en abanico compuesto, como acontece en la mitad oriental de los Alpes. Los cortes de la zona del Mont Perdu ponen de manifiesto la importancia de los movimientos hori- zontales que han impreso su estructura actual á la vertiente meridional de la cadena. Terminó el Sr. Calderón insistiendo en la importancia de este trabajo, inspirado en los más recientes adelantos de la ciencia orogénica. DE HISTORIA NATURAL. 101 Sesión del 3 de Mayo de 1893. PRESIDENCIA DE DON CARLOS DE MAZARREDO. —Se leyó y aprobó el acta de la sesión anterior. —(Quedó admitido como socio numerario el señor Cortijo y Alvarez (D. Angel), de la Coruña; presentado en la sesión anterior por el Sr. Bolívar. —Se hicieron tres nuevas propuestas de socio numerario y una de agregado. —Estaban sobre la mesa las publicaciones recibidas, acor— dando la Sociedad que se diesen las gracias á los donantes de las que son regaladas. —El señor Secretario dijo que en reunión del 11 del pasado Abril la Junta directiva acordó proponer á la Sociedad para su aprobación las siguientes cuestiones: 1.%) Poxer á la venta para los socios, y por un solo ejem- plar, las existencias de los 20 tomos de la 1.* serie de los Axa— LEs, á precios reducidos y variables para cada uno de ellos, según la cantidad que exista en depósito de los mismos, ex- cepto aquellos tomos de que hubiese un número reducido de ejemplares, y aumentar para el público el precio de los que se encuentren en este caso. 2.) No vender ni facilitar cuadernos sueltos de los ANALES sino en el caso de que existan ejemplares descabalados, ni en- tregar otro número en caso de pérdida 6 extravío, si la recla— mación no se hace dentro de los seis meses siguientes á la re— partición del cuaderno. 3.2) Poner á la venta, en iguales condiciones que las que se dejan señaladas, la tirada aparte que existe de la Memoria del Sr. Masferrer, titulada Recuerdos botánicos de Tenerife, que no ha sido retirada por la familia del autor, á pesar de las ges- tiones hechas con tal objeto por la Junta directiva y del largo tiempo transcurrido desde su publicación, é igualmente el Índice de las materias contenidas en los 20 tomos que forman la 1.* serie de los ANALES, y el facsímile de una carta de Humboldt, 102 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA haciendo una rebaja del 50 por 100 á los socios sobre el precio asignado á dichas publicaciones. 4.*) Ampliar el cambio de los ANALES con otras publicacio— nes análogas de Sociedades extranjeras que lo han solicitado, dejando al criterio de la Junta decidir las proposiciones de este género que deben ser aceptadas. Asuntos que fueron unánimemente aprobados por la Socie— dad, como también la tarifa de los precios de todas estas pu- blicaciones, que se acordó fuese publicada en la cubierta de los ANALES. —El Sr. Quiroga leyó la siguiente nota: Sobre la existencia de la humita en algunas calizas aredicas de la Sierra de Guadarrama. «Los silicatos fiuoriferos de magnesio fueron reconocidos por primera vez en calizas arcáicas españolas por los señores Michel Lévy y Bergeron en la Serranía de Ronda (1). Poste- riormente yo encontré un mineral de este grupo en algunas de las calizas granulares intercaladas en el yacimiento de magnetita de Marbella, en la misma comarca (2). El verano pasado, durante una excursión que llevé á cabo por la Sierra de Guadarrama en compañía de los Sres. Mazarredo y Hernán- dez (D. Carlos). hallamos en el Collado de la Felecha, situado á 1.883 m. sobre el nivel del mar entre los puertos de Reventón y Mal Agosto, una bellísima falla transversa, en virtud de la que se pone en contacto anormal el gneis glandular, inferior, con el micáceo ú superior. y formando parte de éste encontra— mos una caliza cristalina cuyo estudio me reveló la existencia de la humita. Asimismo he hallado este mineral en la caliza eranular que aflora, gracias también á una falla por encima del macizo granítico del Carro del Diablo, bajando desde el Puerto del Reventón á Rascafría en el pintoresco valle del Paular, falla y materiales que vimos el Sr. Hernández y yo durante la misma excursión de este verano, y por último, acabo de encontrar la misma sustancia en las calizas cristali- nas de Robledo de Chavela, explotadas como mármoles grises (1) Mission d*Andalousie, pág. 190. ; (2) ANAL. DE La Soc. Esp. DE HIS. NAT., XX, Actas, pág. 34. DE HISTORIA NATURAL. 103 y que, de igual modo que las anteriores, aparecen en la su— perficie, merced á una falla. Son ya, pues, tres las localidades de la próxima Sierra donde he reconocido humita en las cali— Zas arcáicas, a saber: Collado de la Felecha, Carro del Diablo y Robledo de Chavela. En todas tres, como he dicho, la pre— sencia de este material en la superficie se debe á fallas que producen contactos anormales y bruscos entre los horizontes más antiguos y los más modernos de la serie gnelsica, fenó— menos interesantes que describiré en detalle en trabajos pos- teriores, y cuya indicación general ha sido ya hecha por el Sr. Macpherson en sus importantes publicaciones acerca del arcáico español. »La mayoría de estas calizas son de color gris ceniza claro y grano fino, a excepción de la del Collado de la Felecha, cuyos granos son mayores y el color amarillento. A simple vista se reconocen en ellas sobre todos los demás elementos hojuelas de mica blanca plateada 6 bastante dorada en ocasiones por alteración, sobre todo en la superficie de los estratos del ma- terial de Robledo. A más de esto se ven particularmente en las de esta localidad, granillos oscuros elipsoidales y algunos otros metálicos. En la caliza de la Felecha se perciben ade- más otros granitos muy pequeños de color canela claro redon- deados, que son de humita; es el único de estos materiales en que se nota á simple vista este elemento. »La observación microscópica de sus secciones delgadas muestra que á más de la calcita granular, con frecuencia en maclas polisintéticas según —3 X£, y constituyendo el elemento dominante, existen humita, serpentina, mica, magnetita, ilmenita y pirrotita. »La humita constituye granos elipsoidales redondeados, que conservan muy rara vez cierta forma prismatoidea que recuerda la de sus cristales. Sus caracteres ópticos y químicos bien marcados no dejan duda alguna acerca de la colocación de este mineral en el grupo de las humitas, si bien la carencia de contornos cristalinos de sus individuos impiden una espe- cificación más detallada, á causa de la imposibilidad de fijar con exactitud las relaciones que guarden sus elementos de simetría con los ópticos. Haré, sin embargo, notar que aquellos granos de este mineral que posean algún resto de forma pris- matoidea, se extinguen paralela y normalmente á su mayor 104 " ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA longitud, perpendicularmente á la cual existen algunas grie= tas que pudieran referirse á la exfoliación según (001). Los individuos prismatoideos de humita son más abundantes en las calizas de Robledo de Chavela y Collado de la Felecha, y en cambio sumamente raros en la del Carro del Diablo donde abunda, por el contrario, la forma de pequeños granos elip= soidales. Las inclusiones de este mineral son pequeñísimos eranitos de magnetita y poros gaseosos. »Con mucha frecuencia está en un principio de serpentini- zación que comienza en la superficie externa y se propaga por las grietas, proceso en un todo análogo al del olivino, siendo frecuente en la caliza de Robledo hallar granillos totalmente convertidos en serpentina, que casi siempre yacen en el sitio en que se han formado, pseudomorfizando los individuos de humita, pero que en otras ocasiones, como acontece en las calizas del puerto de Malagón, en el Escorial, ha emigrado la sustancia serpentínica de su yacimiento originario, exten= diéndose por la roca é impregnándola y formando á veces un espejo de serpentina noble, verde amarillenta, en las superfi— cies de separación de los estratos calizos, sobre todo si han resbalado algo. »La producción de esta serpentina lleva consigo la de mag— netita secundaria en granitos sumamente pequeños que se acumulan en la proximidad de aquel mineral deutógeno, y bien distinta de la magnetita primaria que también encierra la roca. »Estas calizas llevan además cantidades variables de mica, que abunda sobre todo en algunas de Robledo de Chavela. Constituyen escamitas aisladas, de contorno exagonal redon— deado, más abundantes en las proximidades de los planos de separación de los estratos que en el seno de la masa; de color blanco plateado en general y dorado más ó menos intenso en las que se hallan próximas á superficies expuestas al aire por efecto de una peroxidación del hierro. Esta mica, que es blanca en secciones delgadas y exhibe una brillante polarización cromática, corresponde por sus propiedades químicas y ópticas y figuras de percusión a las flogopitas. »Tres son los minerales opacos que contienen estas rocas en forma de pequeños granos irregulares, que son: magnetita rodeada á veces de escamitas de oligisto, ilmenita convertida DE HISTORIA NATURAL. 105 parcialmente en titanita gris casi opaca, y por último, pirrotita bien caracterizada por su color, propiedades magnéticas y químicas.» ¡ —El Sr. Secretario leyó el acta de Sevilla que se inserta á continuación: SECCIÓN DE SEVILLA. Sesión del 14 de Abril de 41893. ) PRESIDENCIA DE DON SALVADOR CALDERÓN. Se leyó y aprobó el acta de la anterior. —El Sr. Cabrera (D. Anatael) presentó un trabajo titulado: Catálogo de las aves del Archipiélago canario, del cual leyó algunos párrafos. —$Se acordó pasara á la Comisión de publicación. —5$Se dió lectura á la siguiente comunicación remitida por D. Francisco de Asís Vera, de Cádiz: La polilla de mar en Cadiz. «A instancia de mi distinguido amigo D. Salvador Calderón me propongo reunir cuantos datos me sea posible coleccionar sobre la interesante cuestión que encabeza esta ligera nota. Entre tanto, y en contestación á las indicaciones que dicho profesor me ha hecho en carta particular, me voy á permitir comunicar á esa Sociepab en extracto las noticias que hace tiempo poseo. »El Teredo, molusco perforante llamado vulgarmente polilla de mar 6 simplemente polilla, es conocido aquí de tan antiguo, que es notable no se haya citado esta localidad por los natura- listas que se han ocupado de la fauna española, y que nunca se haya tomado medida alguna para evitar su propagación. No se trata, pues, de una plaga introducida recientemente, ni siquiera que haya alcanzado un desarrollo inusitado en la época moderna, pues tengo datos de que el año 1500 aleuna fortaleza avanzada en el mar hubo de resentirse grandemente por los ataques de esta polilla. 106 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA »Lo que ha hecho fijarse aquí en los tiempos modernos más que en otras épocas en la existencia del molusco perforante, es el hacerse mayor número de obras de madera sumergidas, las cuales constituyen el medio más á propósito para el des— arrollo del Zeredo. Yo he visto trozos de madera desbaratados que tenían en algunos sitios tres pulgadas de diámetro y estaban totalmente acribillados como un panal. Lo mismo sucedía á las estacas que sostenían los baños de Nuestra Se— nora del Carmen, hace poco derribados, cuyas estacas han tenido que ser sustituidas por esta causa por soportes de hie— rro. Tales son los estragos que la polilla causa en las embar— caciones que no limpian sus fondos por falta de medios 6 en las que sirven de pozas, que al cabo de pocos años necesitan Ccarenarse, pues quedan imposibilitadas para navegar. »Como he dicho, ninguna precaución ha partido de los po- deres públicos ni de la iniciativa particular para tratar de des- truir el parásito ó de aminorar al menos sus efectos destructo- res. Lo único que se practica á veces es bañar de alquitrán las estacas de madera ú durmientes destinados á sumergirse, á pesar de lo cual el molusco acaba por abrir en ellos sus ga— lerías. »Terminaré por hoy haciendo notar que el 7eredo está bas tante extendido en la costa gaditana, abundando excesiva— mente en la Ribera del Puerto de Santa María,“Trocadero, Ar- senal, Matagorda, el Dique y los Caños de Puerto Real.» El Sr. Calderón manifestó que había pedido estos datos al Sr. Vera, vocal naturalista en la Junta de Pesca de la provin= cia de Cádiz. y persona sumamente aficionada á los estudios referentes á zoología marina, por haber recibido de nuestro consocio, el Sr. Ferrand, noticias de los importantes daños que causaba en Cádiz la polilla de mar. El mismo señor había do- nado un trozo de madera de esta localidad para las colecciones de la Universidad, completamente atravesado por los tubos revestidos de caliza, aunque sin contener ejemplares de la concha que serian necesarios para poder determinar la espe- cie. Del interior de estos tubos se extrajeron varios ejemplares de Vereis, ese anélido marino carnicero que vive en común con las polillas de mar, royendo sus tegumentos para penetrar en el cuerpo del molusco perforante, al cual va devorando poco á poco. DE HISTORIA NATURAL. 107 Insistió el Sr. Calderón en que era notable no se hubiese aún mencionado la existencia de estos moluscos dañinos en la costa gaditana, pues según el trabajo de recopilación del Sr. Hidalgo (1), sólo aparecen citados de España el Zeredo Phi- lipii de Menorca y el 7. norvegica y pedicellata de Pasajes. In- dudablemente los datos deben ser muy insuficientes, dado el número de especies que se mencionan de Francia, donde se sabe que existen en casi todas las costas. De todos modos, en- tendía el Sr. Calderón, importaba el dato del Sr. Vera, de que no se podía imputar á una importación moderna la existencia en Cádiz de la polilla de mar, cuestión que se relaciona con la muy debatida en otra época respecto á si los Zeredos europeos son autóctonos d mera importación por los navíos de indivi- duos procedentes de las Indias orientales y occidentales. El conocimiento que hoy se tiene de las especies fósiles parece decidir la cuestión en contra de esta segunda opinión. Indicó, por último, el Sr. Calderón, la dificultad que ofrece la destrucción de los Zeredos y la ineficacia de casi todos los medios propuestos para lograrlo; podría, sin embargo, ensa— yarse la impregnación de las maderas destinadas á estar su— mergidas en el aceite de creosota, agente económico y al pare- cer de bastante resultado para evitar su ataque por los molus- cos perforantes citados. , Sesión del 7 de Junio de 1893. PRESIDENCIA DE D. MÁXIMO LAGUNA. Leída el acta de la sesión anterior fué aprobada. —Hl Sr. Presidente dió cuenta del fallecimiento del profesor y miembro fundador y Presidente que había sido de la Socie dad, Sr. D. Juan Vilanova, acaecido á las cuatro de la madru- gada de aquel mismo día, é interpretando los sentimientos de la Sociedad propuso que se levantara la sesión en señal de duelo y se nombrase una Comisión que, además de asistir al entierro, manifestara personalmente á la familia del finado el (D) Estudios preliminares sobre los moluscos terrestres y marinos de España, Portugal y Baleares. (Mem. de la Real Academia de Ciencias, tomo xv, 1890.) 108 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA sentimiento con que la Sociedad había sabido la desgracia que la afligia, y que se designase también el socio que había de redactar la noticia necrológica del sabio maestro para inser— tarla en las 4c7as. La Sociedad, aprobando en un todo unánimemente lo pro— puesto por su Presidente, le designó para que representase á la Sociedad en el entierro del Sr. Vilanova y diera el pésame a la familia de éste en nombre de aquella, y al Secretario para que redactase la noticia biográfica que, acompañada, á ser posible, de un retrato de tan ilustre consocio, se insertara en las Actas de la Sociedad. Sesión del 5 de Julio de 1893. PRESIDENCIA DE: DON MÁXIMO LAGUNA. —El Secretario accidental Sr. Fernández Navarro, en ausen- cia del Secretario, leyó el acta de la anterior, que fué aprobada. —(Juedaron admitidos como socios numerarios los señores siguientes: D. Vicente Guillén, de Valencia, propuesto por D. Eduardo Boscá; D. Felipe Arana, de Madrid, propuesto por D. Manuel Antón; D. Pedro Antiga, de Barcelona, propuesto por D. Ignacio Bolívar; y como agregado, D. Abdón Sánchez, de Madrid, propuesto por D. Francisco Angulo. —Se hicieron tres nuevas propuestas de socios. —Estaban sobre la mesa las publicaciones recibidas, acor= dando la Sociedad que se diesen las gracias á los donantes de las regaladas. —El Sr. Fernández Navarro leyó la siguiente nota: DE HISTORIA NATURAL. 109 Minerales de España existentes en el Museo de Historia Natural. «Con motivo de la Exposición de Minería verificada última— mente en Madrid, hubo de reunir el profesor Sr. Quiroga los diferentes minerales de localidad española que hasta entonces se hallaban dispersos por las numerosas colecciones existentes en nuestro Museo. Estos ejemplares, que entonces no pudieron ser estudiados con detenimiento, y á los cuales se han ido agregando los que desde dicha fecha se han adquirido por donativos de particulares, forman actualmente un núcleo con- siderable que puede constituir una colección de minerales es- pañoles digna de ser atendida con esmero; pues ya que nues tra penuria no nos permita competir en las colecciones gene— rales con los Museos extranjeros, debemos aspirar por lo menos áno pasar por la vergiienza de carecer de aquello que se puede fener casi sin otro trabajo que alargar la mano. »Entendiéndolo así, y contando para ello con la ayuda de mis sabios profesores, y muy especialmente de D. Francisco Quiroga, me propuse hace algún tiempo emprender el arreglo de esta colección y su estudio, ejemplar por ejemplar, siendo la presente nota el fruto de los primeros trabajos verificados, y la primera de una serie de ellas que iré presentando a la Sociedad en las sesiones sucesivas. No serán estos trabajos la historia detallada de cada ejemplar, pues ni esto sería de uti- lidad alguna, ni los ÁNALES DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HIs— TORIA NATURAL disponen de espacio para tarea tan extensa y de ninguna oportunidad. Esto será consignado en el catálogo que á la vez voy formando, limitándome aquí á dar cuenta de los resultados generales, sin descender al estudio de ejempla— res mas que en el caso de encontrar alguno de excepcional valor. De esta manera, sin recargar mis notas de detalles in— útiles, podrán mis consocios formar una idea de la riqueza mineralógica de nuestro país, débilmente reflejada por la co- lección harto incompleta que poseemos. »Al mismo tiempo dirijo á mis consocios una excitación para que en las localidades que tengan ocasión de visitar procuren recoger ejemplares con que aumentar esta colección, cuya importancia no se ocultará á ninguno. No olviden que hoy por hoy es muy poco numerosa, sobre todo en minerales no metá- 1:0 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA licos, y que por el esfuerzo de todos se la podría hacer muy rica é interesante. »Por último, antes de entrar en materia advertiré que la clasificación adoptada es la que sigue el Profesor P. Groth (1) y que casi todos los ejemplares proceden de las colecciones de Parga y de la llamada de estudio, no contando entre ellos los que pertenecen á las colecciones del público por estar ya cata- logados. »La clase Hlementos de la clasificación de Groth está repre— sentada en nuestra colección por grafito, azufre, arsénico, antimonio, oro, plata, mercurio y cobre. »Azufres.—Hay 29 ejemplares, procedentes en su mayoría de Conil y de Hellín, habiendo algunos de Lorca, Sierra de Gador, Petrel (Alicante), Arcos de la Frontera, Grávalos y Cervera de Río Alhama. »Los del primer punto son generalmente de un color amarillo puro, llevan como ganga una marga en que frecuentemente se destacan cristales escalenoédricos de calcita y se presentan á veces muy bien cristalizados; en ellos he podido reconocer las formas (111), (113), (001), (011) y (101), predominando en gene- ral la pirámide fundamental (111). »No se presentan tan bien terminados los ejemplares proce— dentes de Hellín, cuyos cristales suelen $er indeterminables cuando existen y que generalmente son masas, á veces con= crecionadas, con una ganga margosa 6 arcillosa. Estos no son nunca del color amarillo de limón que los anteriores sino que pueden ser pardos, blancos 6 de un color rojizo melado. Los de color pardo ó blanco tienen interpuesta en su masa una gran cantidad de arcilla que dejan libre cuando se les disuelve en sulfuro de carbono. Los de color ligeramente rojizo tal vez deban esto á la presencia del selenio, como es hoy la opinión más generalizada, pero debe estar dicho cuerpo en pequeñí— sima cantidad pues no le he podido hacer patente por ningún medio; solo el espectroscopio habría podido sacarme de la duda, pero en nuestro Museo no tenemos medios para usar tan precioso instrumento de análisis. Acompaña á algunos de estos ejemplares el yeso cristalizado. (D Zatellarische Uebersicht der Mineralier. Braunschweig, 18€9. DL HISTORIA NATURAL. 112 »Los dos ejemplares procedentes de Lorca se presentan en cristales bastante informes de un color amarillo ligeramente melado, acompañados de caliza en menudísimos cristales. Los de la provincia de Almería están siempre en masa, ya uniforme y con abundante arcilla interpuesta, ya formando capas alter— nantes de azufre bastante puro y otras de azufre negruzco (bituminoso y arcilloso). El de Petrel se encuentra impreg- nando una marga bituminosa. Con mucha arcilla interpuesta é imperfectamente cristalizado en la superficie, el de Arcos de la Frontera. El de Logroño aparece formando capas inter— puestas entre otras arcillosas, ó6 bien depositado en cristales sobre la superficie de las margas. Por último, el de Cervera de Río Alhama, se halla en el interior de unas vetas yesosas que á su vez atraviesan una marga. P A »GErafito.—Nada de particular presentan los 8 ejemplares de esta sustancia que existen en la colección. Todos están for— mando masas compactas y hay algunos de ellos, procedentes de Marbella, que pueden competir con los mejores ejemplares que he visto. Algo peores son los de Huelma, Puerto de sahún y provincia de Soria, valiendo menos todavía un ejemplar de Yegua Grande (Toledo), escoriforme y muy ferruginoso. »Arsénico nativo.—Esta representado por un solo ejemplar, de aspecto testáceo y recubierto de plata roja antimonial, pro— cedente de Guadalcanal. »Antimonto nativo.—TYampoco de esta especie hay más que un ejemplar. El que nosotros poseemos procede de Viñuela (Málaga) y lo regaló D. Domingo de Orueta en Junio de 1885. El antimonio está en él formando pequeños filones entrecru— zados que impregnan una cuarcita muy ferruginosa, tiene bien marcado su crucero básico y no está nada empañado en la superficie. No da indicios del arsénico, la plata, ni el hierro, que tan frecuentemente le acompaña. »0r0.—Aunque los mejores ejemplares del apreciado metal se encuentran en las colecciones del público, quedan sin em- bargo en esta 16 de diferentes localidades, de los cuales son los mejores los procedentes de los ríos Sil, Darro y Miño. Entre los del Sil hay dos pepitas de bastante tamaño, esferoidales y tuberculosas, una de ellas erizada de tubérculos que á su vez lo están de pequeñísimos cristales; también proceden de este río numerosas escamitas y unas arenas de magnetita con 112 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA muy poco oro. Los ejemplares procedentes del Darro están constituidos por escamitas que dejan un gran residuo de plata en el agua regia ó por dendritas depositadas sobre Cuarzo. Por último, el ejemplar procedente del Miño es una pepita bastante grande, de aspecto análogo al de la descrita prime- ramente. »Hay otros ejemplares sobre cuarzo, procedentes de Filipinas, la provincia de León, La Nava de Jadraque (Guadalajara), Caniles, y uno dendrítico y en masas laminosas depositadas sobre cuarzo finisimamente cristalizado, precioso ejemplar cuya localidad exacta no me es conocida. También de Las Hurdes y Escambrax hay ejemplares generalmente en escamas 0 pepitas. »Plata mativa.—Entre los 17 ejemplares de esta especie, son notables, en primer lugar, los de Herrerías, que se pre- sentan generalmente formando una masa esponjosa que frecuentemente aprisiona granos feldespáticos; otras veces son dendríticos, sobre una brecha formada principalmente de ar— cilla y ocres rojo y amarillo, á veces con baritina. Los ejem- plares de El Horcajo se presentan en forma capilar sobre gale- nas y alguna vez en planchuelas sobre cuarzo. Los de Hiende- laencina acusan bien su procedencia por el gneis que les sirve de ganga y pueden presentarse en alambres, en planchuelas y en dendritas. Además de estas tres localidades, clásicas en España para los minerales de plata, está representada también aleuna otra por ejemplares de escaso valor. Es muy notable un ejemplar en planchuelas depositadas sobre una arcilla muy pura del grupo de las haloisitas, de Cartagena. »Mercurio nativo.—Procediendo este metal de la reducción del cinabrio, sólo se encuentra en las localidades en que éste es abundante; asi que todos los ejemplares de la colección proce- den de Almadén ú Almadenejos. En la mayoría de los 13 ejemplares que poseentos, el mercurio ocupa las cavidades de la cuarcita, frecuentemente acompañado de la pirita y la bari- tina y casi siempre con el cinabrio, ya en masa, ya cristali- zado. Alerúín ejemplar está constituido por una pirita impreg- nada del mercurio y otros suelen estar recubiertos de silicato de cobre, procedente tal vez de las piritas. »Cobre nativo.—De esta especie hay numerosísimos ejem- plares, sobre todo de Villa del Cobre (Isla de Cuba), entre los DE HISTORIA NATURAL. 113 cuales he escogido para formar parte de la colección los 17 que me han parecido más notables. Los hay como el prece- dente de Huerce (Cuenca), alguno de Linares, Villa del Cobre y Río Tinto, que están depositados sobre cuprita 4 acompaña— dos de dicho mineral, que á su vez suele estar cristalizado. También es frecuente en los de Cuba y Linares yacer el me- tal depositado por cementación sobre limonita compacta más ó menos testácea; y por último es frecuente en otros como el de Biel (Zaragoza) el ir acompañados del cuarzo y la malaquita. Muchos ejemplares de estós son cristalizados, dominando en ellos la forma octaédrica, á veces perfectamente terminada y á la que suelen acompañar cubos que frecuentemente se alargan y parecen entonces prismas cuadráticos apuntados por la pirá- mide tetragonal. También se presenta en masas de tamaño considerable, en planchas, en dendritas y en alambres más 6 menos finos, erizados de pequeños octaedros.» El señor Secretario leyó el acta siguiente: SECCIÓN DE SEVILLA. Sesión del, 40 “de “Maso. de 1893. PRESIDENCIA DE DON SALVADOR CALDERÓN. Se leyó y aprobó el acta de la anterior. —El Sr. González Fragoso leyó la siguiente: Nota bibliográfica. «El distinguido botánico francés M. Auguste de Coincy, cuyo nombre es bien conocido y estimado de cuantos se dedican á estudios fitográficos, y á quien España debe interesantísimos trabajos acerca de su flora, acaba de publicar bajo el título de Ecloga plantarum Hispanicarum, en un fascículo elegantemente editado, ocho diagnosis y dos notas, referentes á plantas de la Península Ibérica. La colaboración en esta obra de otro botá= nico, también de gran autoridad, M. Georges Rouy, daría aun ACTAS DE LA SOC. ESP.—XXII. 8 114 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA más valor al trabajo de cuya publicación damos cuenta, si el solo nombre de M. Coincy no bastara. Las diagnosis, admira— blemente hechas, con descripciones claras y suficientemente detalladas son, tres de plantas descritas ahora por vez primera, y cinco de especies raras ó poco conocidas. Las nuevas: 47+abis Malinvaldiana, Rouy et De Coiney, forma « glabra, del Monte del Lloro (Cieza); forma £ hirsuta, de Batna (Argelia); Sazifra- ga Aliciana, Rouy et De Coincy, de Alcaraz y Robledo (Alba- cete); y Teucrium Franchetianum, Rouy et De Coincy, de la misma localidad que la 47abis española antes citada. Las des- cripciones de especies raras se refieren á la Coincya rupestris, Rouy, curiosísima crucifera descubierta por M. de Coincy en Alcaraz, y que ha sido el tipo de un nuevo género próximo al Brassica, del que difiere, principalmente, por la reducción de la parte valvar de su silicua, á expensas del mayor desenvol- vimiento de su pico; Carthamus Dianius, De Coincy (Cardunce= llus Dianius, Webb.), de Denia (Alicante); Senecio Coincyi, Rouy, del Pinar de Hoyo-Quesero (Avila); Z/ymus Antonine, Rouy et De Coincy, tomillo muy curioso que parece deber for— mar una sección aparte en el extenso género á que pertenece y que ha sido encontrado en Azaroque (Albacete), Calasparra (Murcia) y al pie de la sierra de Muyron (Porta y Rigo); y por último, al Ornithogalum subeucullatum, Rouy et De Coincy, de Avila, Hoyo-Quesero y Bejar. Las notas se refieren al 4pteran— thes Grussoneana, Mik, y Cheilanthes hispanica, Metten, helecho este último de no fácil diagnóstico y que muchas veces se con- fundió con su congénere el 0%. odora. Acompañan las descrip- ciones y notas, diez láminas perfectamente dibujadas y graba- das, donde se figuran minuciosamente las especies antes cita- das, y aun, en alguna, aquellas especies con quienes pudieran confundirse. | »Para terminar esta ligera reseña bibliográfica, y parafra—- seando el lema que va al frente de su última producción (1), sólo puedo decir al distinguido botánico, con cuánto gusto veremos sea grande su recolección en nuestra Península, seguros de que en la rica naturaleza de nuestro suelo aún (1) ... Ce champ ne se peut tellement moissonner Que les derniers venus n'y trouvent á glaner. DE HISTORIA NATURAL. 115 quedará mucho por espigar á los botánicos españoles que, con trabajos como el que acabamos de ocuparnos podrán estudiar con mayor facilidad la variada flora de nuestros feraces campos.» —El Sr. Calderón presentó un ejemplar de jaspe completa— mente plagado de cristales claros de pirita, el cual le había sido entregado para las colecciones locales en la Universidad, como procedente de la provincia de Huelva, pero sin localidad detallada. Dijo que la presencia de dichos cristales en el seno del jaspe no podía explicarse sino por un fenómeno geiseriano. El proceso consiste en la consolidación de una arcilla ferrugi- nosa hasta convertirse en jaspe en presencia del azufre en una fumarola, el cual, reaccionando sobre el hierro de la pri- mitiva arcilla habría dado lugar á los cristales de pirita. Casos enteramente análogos ha descrito Des Cloizeaux en los depósi- tos gelserianos de Islandia (1). —El mismo Sr. Calderón dió cuenta en extracto de una reciente tesis doctoral, de M. Moynier de Villepoix, titulada Recherches sur la formation et Paccroissement de la coguille des mollusques. Recordó que en otra sesión había tratado delante de la Sociepab de las opiniones y experiencias de algunos alema- nes, según las cuales los moluscos, los pólipos y los forami- niferos no segregaban sus esqueletos calizos, sino que deter— minaban la precipitación de las sales que los constituyen disueltas en el medio en que viven. También entonces hizo mérito de la inmensa transcendencia de semejantes puntos de vista para los problemas múltiples y obscuros de la formación de las rocas de sedimento químico. Las experiencias químico-fisiológicas hábilmente realizadas por M. de Villepoix le llevan á formular la hipótesis de que el carbonato de cal es conducido por la sangre y derramado al exterior por las células epiteliales en estado de bicarbonato, en disolución en el mucus, para cristalizar en seguida mez- clado con la materia orgánica después de la eliminación del ácido carbónico. Hay que reconocer, sin embargo, que ni las experiencias son concluyentes, ni el autor ha logrado completar el cuestio- (1) Annales de Chimie et de Physique, 3.2 serie, t. x1x. 116 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA nario de la historia de las formaciones calizas en el organismo, pudiéndose concluir en definitiva que el problema no está resuelto y que quizás se den procesos de formación endógena y exógena en la constitución de los esqueletos de los animales acuáticos. —El Sr. Vinsac dijo que en los alrededores de Sevilla se había desarrollado una enfermedad en las patatas y los toma- tes calificada de gangrena por los hortelanos, la cual ocasionaba el iennegrecimiento de las hojas y tubérculos, acabando por determinar la putrefacción de estos últimos. El Sr. Paul manifestó que con el nombre de gangrena se designan varias enfermedades que producen manchas negras ¿en el tubérculo; pero la de que se trata hoy es nueva en Anda- lucía, aunque hace tiempo existe en la Mancha y está descrita en Europa desde el año 1842, Se trata del Phytophtora infestans Bary, el cual ataca á la hoja que empieza por ponerse amarilla y más tarde negra, permaneciendo sano el tubérculo en el primer período de la invasión, á diferencia de lo que sucede en la gangrena. A sim- ple vista el parásito, poco perceptible, se confunde entre los pelos de la hoja. El Sr. Calderón añadió que los señores socios podían exami- nar la preparación de una hoja de patata atacada por el pará—- sito en cuestión procedente de Huévar, hecha por el Sr. Paul y donada á las colecciones del Museo de Historia Natural de la Universidad. Sesión de 2 de Agosto de 1893. PRESIDENCIA DE DON MÁXIMO LAGUNA. —El señor Secretario accidental leyó el acta de la sesión anterior, que fué aprobada. —(Quedaron admitidos como socios los señores siguientes: D. Daniel Múller, de Barcelona; D. Luís Truán, de Gijón; R. P. Eduardo Capelle, de Uclés (Cuenca); propuestos por D. Ignacio Bolívar. DE HISTORIA NATURAL. 117 —$Se hizo una nueva propuesta de socio. El señor Vicesecretario presentó una Memoria de D. Jeró- nimo Macho de Velado titulada Recuerdos de la fauna de Ga- licia, otra remitida desde París por su autor el Dr. R. Blan- chard, con el nombre de Sanguijuelas de la Peninsula ibérica, y finalmente la última parte de los Apuntes sobre la fauna Puerto-riqueña, de D. Juan Gundlach, que envía dicho señor desde la Habana, acordando la Sociedad que los tres trabajos pasaran á la Comisión de publicación. —El Sr. Fernández Navarro leyó la siguiente nota: Excursión a Cercedilla. «Saliendo de Madrid á las siete de la mañana en el tren de Galicia, se llega á las nueve y media á la estación de Cerce— dilla, pueblo situado en la Sierra de Guadarrama, al pie de Siete-Picos y no lejos del Puerto de Navacerrada. Á las ocho puede tomarse el tren de vuelta, que llega á Madrid á las diez y veinte minutos de la noche, quedando, por lo tanto, unas diez horas disponibles para explorar los extensos pinares que rodean al pueblo y hacer la subida, bien al puerto antes cita- do, bien al de la Fuenfría, que está aún más cerca. »Esta excursión hicimos el día 9 de Julio los Sres. Bolívar, Fernández Duro, Hernández, Blanco, Murillo, Aterido, Mar- tínez, y el que suscribe, acordando dar la presente nota á la Sociedad con el objeto de que, por los ejemplares recogidos, pueda formarse idea de. lo fecunda que puede ser, sobre todo para los principiantes, que difícilmente encontrarán en la pro- vincia de Madrid otro punto en que, con más facilidad, pue- dan recoger plantas é insectos propios de ciertas alturas. »La lista de las plantas me ha sido facilitada por el ilustrado jardinero del Botánico, D. Luís Aterido; la de los lepidópteros, por el distinguido aficionado D. Gabriel Fernández Duro, y los demás insectos han sido determinados por D. Ignacio Bo- lívar. Desde luego debo advertir que las listas serán muy incompletas, tanto porque no hubimos de recoger todo cuanto encontramos, como por limitarnos á permanecer en los pina—- res próximos al pueblo, sin subir, como pensábamos al prin- cipio, y puede hacerse con facilidad, hasta la Fuenfría. 1.8 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA »Plantas vistas el día 9 de Julio de 1893, subiendo á la Fuenfría desde Cercedilla. Peonia Broteri Boiss. et Reut. Ranunculus aquatilis L. — carpetanus Boiss. et Reut. -- chrerophyllus L. = Flammula L. — Jluitans Lam. Cardamine pratensis L. Lepidium campestre R. Br. Nasturtium hispanicum Boiss. et Reut. Teesdalia Lepidium DO. Thlaspi arvense L. Astrocarpus Clusii Gay. Reseda luteola L. Cistus ladaniferus L. — laurifolius L. Helianthemum glaucum Pers. — guttatum Mill. Viola odorata L. — palustris L. Drosera rotundifolía L. Parnasia palustris L. Polygala vulgaris L. Arenaria montana L. Dianthus prolifer L. — hispanicus Asso. Lychnis macrocarpa Boiss. et Reut. Sulene bipartita Desf. — italica Pers. — hirsutissima Ott. Spergularia rubra Fenzl. Stellaria graminea L. Malva Alcea L. Hypericum humifusum L. — perforatum L. — quadrangulum L. Geranium columbinum L. — lucidum L. Geranium Robertianum L. — sanguineum L. Rhamnus Frangula L. Adenocarpus hispanicus DC. Genista cinerea DO. — florida L. — tinctoria L. Lotus corniculatus L. — pedunculatus Cav. Ornithopus perpusillus L. Sarothamnus vulgaris Wimm. Trifolium arvense L. — ochroleucum L. — pratense L. — repens L. Alchemilla microcarpa Boiss. Reut. Crategus Oxyacantha L. Fragaria vesca L. Geum urbanum L. Potentilla hirta L. — tormentilla Nestl. Prunus insititia L, ; =- spinosa. L. Rubus corylifolius Smith. — discolor Weihe. — fruticosus L. Spirea Filipendula L. Epilobium carpetanum Willk. — palustre L. Bryoma dioica Jacq. Montia fontana L. Corrigiola telephirfolia Pourr. Herniaria glabra L. — hirsuta L. Scleranthus annuus L. Sedum altissimum Poir. — amplexicaule DC. — drevifolium DC. et DE HISTORIA NATURAL. Sedum hirsutum All. hispanicum L. Umbilicus pendulinus DO. Bunium Bulbocastanum L. verticillatum Gr. et Godr. Cherophyllum nodosum Lam. Helosciadium nodiflorum Koch. (Enanthe crocata L. Thapsia villosa L. Tordylium maximum L. Torilis Anthriscus Gmel. Lonicera hispanica Boiss. et Reut. Sambucus Ebulus L. Crucianella angustifolia L. Galium Aparine L. — Broterianum Boiss. et Reut. Cruciata Scop. palustre L. rotundifolium L. vernum Scop. — verum L, Sherardia arvensis L. Knautia arvensis Coult. g collina. Achillea Millefolium L. Andryala macrocephala Boiss. — sinuata L. Arnoseris pusilla Gaertn. Bellis perennis L. Carduus Bourgeanus Boiss. et Rent. Centaurea alba L. 3 deusta. carpetana Boiss. et Reut. Cyanus L. ornata Willd. Erigeron acre L. — Evazx carpetana Lge. Hieracium castellanum Boiss. et Reut. Hispidella hispanica Lam. Micropus erectus L. Pyrethrum pulverulentum Lag. sulphureum Boiss. et Reut. Santolina Chamecyparissus L. Santolina rosmarinifolia L. Senecio foliosus Salzm. — gallicus Chaix. Thrincia tuberosa DO. Campanula decumbens Alph. DC. Rapunculus L. 119 Jasione carpetana Boiss. et Reut. —' montana L. Wahlenbergia hederacea Reichb. Erica arborea L. Anayallis tenella L. Cuscuta major DC. Caryolopha sempervirens Fisch. Eclium vulgare L. Lycopsis arvensis L. Myosotis lingulata Lehm. Solanum Dulcamara L. Digitalis purpurea L. Thapsi L. Euphrasia officinalis L. Linaria delphinioides Gay. Jfilifolia Lag. nivea Boiss. et Reut. Pedicularis sylvatica L. Rhinanthus minor Ehrh. Scrophularia aquatica L. — canina L, Veronica Beccabunga L. scutellata L. Orobanche cruenta Bertol. Verbena officinalis L. Calamintha alpina Lam. Clinopodium Benth. Lavandula pedunculata Cay. Mentha Pulegium L. sylvestris L. Nepeta latifolia DO. Prunella alba Pall. vulgaris L. Thymus Mastichina L. Serpyllum L. Teucrium Scorodonia L. saxatilis Link. et Hoffm. 120 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Armeria bupleuroides Gr. et Godr. Asphodelus albus Willd. Plantago lanceolata L. Allium pallens L. — media L. Juncus Bufonius L. — subulata L. — squarrosus L. Rumezx bucephalophorus L. Anthoxanthum ovatum Lag. — - papillaris Boiss. et Reut. Cynosurus cristatus L. — scutatus L. — echinatus L. Thesium ramosum Hayne. Macrochloa arenaria Kunth. Aristolochia longa L. Aspidium fragile Sw. Urtica dioica L. Athyrium Filix-foemina Roth. Orchis coriophora L. Folystichum Filix-mas Roth. — fragrans Pollin. Pteris Aquilina L. — Morio L. — Crispa All. Tamus communis L. ORTOPTEROS. Forficula auricularia L. Stauronotus maroccanus Th. — pubescens Géné. Arcyptera Tornosi Bol. Ectobia ericetorum Wesm. Oedaleus nigrofasciatus De Geer. Aphlebia carpetana Bol. Oedipoda fusco-cincta Luc. Loboptera decipiens Germ. — ccrulescens L. Leptinia hispanica Bol. — Charpentieri Fieb. Paracinema tricolor Th. Caloptenus italicus L. Stenobothrus stigmaticus Rb. Platyphyma Giornce Rossi. — festivus Bol. Locusta viridissima L. = Bolivari Brunn. Platycleis grisea Fabr. — morio Charp. — tessellata Charp. — Panteli Bol. Ephippigera Miegi Bol. (larva). — vazans Fieb. Oecanthus pellucens Scop. (larva). — bicolor Charp. Gryllus campestris L. — pulvinatus Fisch. — Burdigalensis Latr. — parallelus Zett. COLEÓPTEROS. Nebria andalusica Rb. Stilicus orbiculatus Payk. Lebia turcica F. Tachyporus hypnorum F. Aristus sphcerocephalus Ol. Platysoma oblongum F. Harpalus decipiens Dej. Hister sinuatus llig. Steropus globosus F. Paromalus flavicornis Herbst. Zabrus Seidlitzi Schm. Cerylon ferruyineum Steph. DE HISTORIA NATURAL... 121 Endophleus spinulosus Ltr. Bothryderes interstitialis Heyd. Gymnopleurus flagellatus F. Onthophaous fracticornis Preyssl. — furcatus E. Aphodius castaneus Illig. Geotrupes hypocrita lig. Anomala rugatipennis Grlls. Tropinota squalida L. Antaxia inculta Germ. Cardiophorus signatus Ol. Athous rufus DG. Hydrocyphon deflexicollis Múll. Telephorus melanurus Oliy. Malachius lusitanicus Er. Trichodes amnios F. Uroblaps hispanica Sol. Nalassus striutus Fourcr. Xilita Parreyssi Muls. Cneorhinus dispar Graells. Strophosomus erinaceus Chevr. Brachyderes lusitanicus Y. Phyllobius tuberculifer Chevr. | Dichotrachelus Graellsi Perr. Scytropus glabratus Chevl. Apion difficile Herbst. — nagritarse Kirb. Magdalinus aterrimus L. Rhyncolus porcatus Serm. Tomicus stenographus Dutft. — rectangulus Ferr. Spondylis buprestoides L. Criocephalus rusticus L. Leptura rubra L. — stragulata Germ. Clythra atraphaxidis 1. Cryptocephalus celtibericus Sufr. — larvatus Sutr. Chrysomela hceemoptera L. — menthastri Sutr. Malacosoma lusitanicum L. Luperus sulphuripes Grlls. — circumfusus Marsh. Thyamis verbasci Panz. Coccinella septem punctata L. HEMÍPTEROS. KEurygaster maura L. — hottentota Y. Graphosoma lineatum L. Podops dilatata Put. Brachypelta aterrima Forst. Sciocoris homalonotus Fieb. Elia acuminata L. — cribrosa Fieb. Carpocoris lynx F. — baccarum L. Piezodorus incarnatus Germ. Rhaphigaster grisea Y. Eurydema oleraceum L. Phyllomorpha laciniata Vill. Syromastes marginatus L. Verlusta sinuata. Fieb. Camptopus lateralis Germ. Alydus calcaratus L. Corizus parumpunctatus Schill. Ligeus apuanus Rossi. Cymus glandicolor Hahn. — melanocephalus Fieb. Macroplax fasciala H. $. Aphanus Pini L. — saturnius Rossi. Scolopostethus affinis Schill. Pyrrhocoris apterus L. Monanthia Wolffii Fieb. Megalocerea erratica L. Leptopterna pilosa Reut. Lopus sulcatus Fieb. Phytocoris varipes Boh. Strongylocoris obesus Perris. Heterocordylus tibialis Hahn. 122 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Leptopus echinops Dutf. Hysteropterum grylloides F. Harpactor erythropus L. Tettigometra sulphurea M. et R. Hydrometra stagnorum L. Lepyronia caleoptrata L. Centrotus chloroticus Fair. Gargara Geniste F. Acocephalus histrionicus Y. Gerris najas de G.' Velia currens F. Tibicina nigronervosa Fieb. Helicoptera sp. nov. Athysanus obscurellus Kb. Cixius stigmaticus Germ. Encontramos la Helicoptera citada en alguna abundancia debajo de las cortezas de los pinos. Según el Sr. Bolívar esta especie, que es del tamaño de la Parnasica, difiere notable- mente de ésta como de todas las especies europeas, por lo que se inclina á considerarla como nueva, reservando el hacer un estudio definitivo para cuando publique la Sinopsis de los he= mipteros de España que tiene en preparación. También es cu— riosa la observación que pudimos hacer acerca de la Phyllo— morfa laciniata Will.: este insecto produce una estridulación particular bastante intensa cuando se le coge, que es debida á la vibración de las antenas; dichos órganos vibran con tal ra— pidez, que dejan de ser visibles, y el ruido que producen es una especie de zambido muy apreciable aun á cierta distancia del insecto. No creo que semejante hecho haya sido observado muchas veces; nosotros mismos no lo hemos apreciado en otras especies de coreidos. LEPIDOPTEROS. Pieris Rape L. Aporia Cratwegi L. — v.b. Chlorodippe Bdv. Colias Edusa L. Melanargía Lachesis Hb. Rhodocera Rhamni L. Satyrus Circe Fab. Polyommatus v. Miegíi. — Briseis L. = v. Gordius Esp. — Semele L. Epiephele v. Hispulla Hb. Argynnis Niobe L. Lycena Agestis Esp. Lycena Cyllarus Fab. Limenitis Camilla Fab. Vanessa Cardui L. — Atalanta L. =— o L. — C. Album L. Melitea Parthenie Bork. Coenonympha Pamphalus L. Hesperia Lineola Och. Zygena Sarpedon Bdv. Emydia Striata L. Bombyx (Quercus L. Psilura Monacha Fab. Odesia Atrata L. DE HISTORIA NATURAL. 123 —El Sr. Secretario accidental leyó la siguiente acta: SECCIÓN DE SEVILLA. Sesión del 5 de Julio de 41893. PRESIDENCIA DE DON SALVADOR CALDERÓN. Se leyó y aprobó el acta de la anterior. —Se repartió el cuaderno 1.” del tomo xx11 de los ANALES. —Se hicieron dos propuestas de Socios. —El Sr. Calderón comunicó que, según noticias que había recibido, una nueva enfermedad se ha desarrollado en planta- ciones de tomate en Canarias. Las plantas atacadas presentan de trecho en trecho unas manchas negras en las que se des- cubre un hongo parásito: el Cladosporium fulvum. Así ha sido determinado en Londres, donde se han remitido ejemplares en consulta. Se ha aconsejado á los agricultores canarios para destruir el parásito, el empleo de una disolución de 3 gramos de sulfato potásico por 1 litro de agua; con ella se han de rociar las tomateras una vez cada tres días y antes que haya el menor indicio de la enfermedad; una vez desarrollado el hongo todo tratamiento es ineficaz. Sesión del 6 de Septiembre de 1893. PRESIDENCIA DE D. MÁXIMO LAGUNA. Se leyó y aprobó el acta de la anterior. —(Quedaron admitidos como socios los señores D. Emilio Heredia Santa Cruz, de Madrid, propuesto por el Sr. Fernández Navarro; D. Pedro Varenzow, de Aschabad Rusia transcaspiana, presentado por el Sr. Martínez de la Escalera. —D. Serafín de Uhagón dió lectura á la presente nota: «El distinguido naturalista M. E. Abeille de Perrin describió 124 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA en los Annales de la Société entomologique de Prance, 1881, Bulletin, pág. 1x, varias especies nuevas del género Bathyscia y entre ellas la B. tropica, descubierta, según su autor, por el difunto D. Guillermo Ehlers en las cercanías de Cartagena. »En Noviembre del año último de 1892, nuestro consocio el Sr. Martínez de la Escalera encontró con aleuna abundancia en las grutas conocidas con los nombres de «Sima del Aigua» y «Cueva de las Maravillas», no lejos de Carcagente, una espe- cie del mismo género, y habiéndome regalado, con su acos- tumbrada amabilidad, número suficiente de ejemplares para poderla estudiar con todo detenimiento, de este estudio ha resultado para mi el convencimiento de que la especie no es otra que la descubierta años atrás por el Sr. Ehlers. »Ocurrióseme con tal motivo la idea de que la semejanza relativa de los nombres Cartagena y Carcagente pudiera haber inducido en error al Sr. Abeille de Perrin, y recordando haber visto, si no la especie, otra muy próxima, en la colección. del Sr. Pérez Arcas, hoy propiedad del Museo de Madrid, encontré en efecto en ella un ejemplar, el cual, sometido á examen eracias á las facilidades que á tal fin me dió mi buen amigo el Catedrático de Entomología D. Ignacio Bolívar, resulta ser idéntico á los recogidos por el Sr. Martínez de la Escalera. La etiqueta de dicho ejemplar indica claramente que procede del Sr. Ehlers y es de Carcagente, sólo que por un lapsus calami sin duda, y siempre, según la etiqueta, debió el Sr. Ehlers remitirlo al Sr. Pérez Arcas con el nombre evidentemente erróneo de 5. Ehlersi Dieck, pues no es el Sr. Dieck, sino el Sr. Abeille de Perrin el autor de esta especie (Ltudes sur les Coléopteres cavernicoles, 1872, pág. 17), que, por otra parte, no es española, sino que procede de la gruta de Saleich, en el departamento del Ariége (Francia), y se distingue fácilmente por su gran tamaño y por las dos costillas longitudinales de sus élitros. | »Recorriendo también mi correspondencia con el Sr. Ehlers, he encontrado una carta de éste del 15 de Enero de 1877 en que me decía textualmente: «Debieran ustedes proyectar un viaje á Alcoy, Carcagente y »otros pueblos de las provincias de Alicante y Valencia, donde »hay muchas cuevas. Yo no he visitado más que la cueva de »San Julián, cerca de Alcoy, donde descubrí el Speleochlamys DE HISTORIA NATURAL. 125 »y una cueva cerca de Carcagente, donde encontré en abun— »dancia un Adelops también nuevo: hispanicaus, 1. l.» »Durante el curso de estas investigaciones había escrito asimismo al Sr. Abeille de Perrin por quien sabía ya que la especie le había sido dada por el Sr. Ehlers con el nombre inédito de hispanica, y últimamente volví 4 hacerlo remitién— dole varios ejemplares de los encontrados por el Sr. Martínez de la Escalera en las grutas antes citadas, cerca de Carcagente. El Sr. Abeille de Perrin me contesta: Zowrnés et retournés dans tous les sens, vos sujets, bien que de deuz origines diferentes ne n'ont rien presenté de disemblable entre euz et ils sont bien con— Jormes aux miens. »Queda así fuera de duda que la patria verdadera de la B. tropica Ab. es Carcagente, y debe parecer á todas luces disculpable el error del Sr. Abeille de Perrin, si se tiene en cuenta que el Sr. Ehlers, cuyo carácter de letra era muy ten— dido, con frecuencia escribía sus indicaciones de localidad al lápiz en etiquetas pegadas sobre tubos, las cuales, con el uso manual, podían borrarse en parte fácilmente; que la residencia habitual de nuestro sentido consocio era Cartagena y que Carcagente no es población tan importante que haya de ser necesariamente conocida por los naturalistas extranjeros de modo á precaverles contra tan natural confusión. »La B. tropica Ab. varía notablemente en cuanto al tamaño, habiendo entre mis ejemplares algunos que apenas tienen 1,60 mm., mientras que otros alcanzan 2 mm. Los ejemplares erandes parecen abundar más en la sima del Aigua que en la cueva de Las Maravillas. »En cierto número de ellos de una y otra procedencia, los élitros resultan algo dehiscentes en su extremidad y con el angulo sutural de cada uno más ó menos agudo; carácter que en un principio creí pudiera ser sexual, pero que después he visto se presenta lo mismo en los ” que en las Q, por lo cual no lo creo de importancia para la distinción de la especie que nOs Ocupa. »No había pasado desapercibida esta particularidad para el Sr. Abeille de Perrin, quien, observándola tan sólo en uno de sus ejemplares, hubo, según me escribe, de considerarla como anormal. »En sus Vecrophaga (pág. 37) el Sr. Reitter incluye la B. 17o- 126 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA pica Ab. en el número de las Zaubbewohner, suponiendo que vive entre las hojas caídas, y ciertamente que por su aspecto y la poca longitud relativa de sus antenas y de sus órganos de locomoción con dificultad, y de no conocer con exactitud las circunstancias de su hallazgo, se la haría figurar entre las GFrottenbewohner que, según es sabido presentan por lo común una forma más oblonga y tienen, sobre todo, aquellos órganos mucho más desarrollados.» —Se dió lectura á la siguiente acta: SECCIÓN DE SEVILLA. Sesión del 5 de Agosto de 1893. PRESIDENCIA DE DON SALVADOR CALDERÓN. Se leyó y aprobó el acta de la anterior. —(Quedaron admitidos como socios numerarios los señores Cañal y Migolla (D. Carlos); Fernández Pineda (D. Cayetano); presentados por D. Manuel Medina. —Se dió lectura á la siguiente comunicación remitida por el Sr. Relimpio (D. Federico): Sobre la piro-electricidad en el tetraborato sódico 0 boraz. «Al catálogo de las sustancias piroeléctricas hay que añadir una más, según he tenido ocasión de observar: el tetraborato sódico 6 borax, tanto natural como obtenido artificialmente por los procedimientos que la química enseña. »En efecto, cuando se someten los cristales de dicho cuerpo á una pulverización enérgica en un mortero cualquiera, ya sea de vidrio, de ágata, de porcelana Úú de hierro, se observa una fuerte adherencia á la mano y paredes de éste, al mismo DE HISTORIA NATURAL. 127 tiempo que se oyen chasquidos muy perceptibles. La adheren- cia es tal, que impide llevar la pulverización más allá de cierto límite, determinado por la formación de una capa con- sistente y que se pega con tenacidad á las paredes y mano del mortero, haciendo que esta segunda resbale sin producir efecto mecánico utilizable. »Aunque desde luego supuse que este fenómeno no podía ser atribuido á la humedad del cuerpo en cuestión, experi- menté con él después de haberle desecado cuidadosamente á 170”, obteniendo los mismos resultados. »Colocando en un vidrio de reloj, el cuerpo pulverizado y sometiéndole á la acción del calor, se observa ya á los 100” que las partículas se aglutinan, formando terrones bastante volu- minosos. »Estos mismos hechos, que noté primero en el borax artifi- cial, los he comprobado después en el natural, sirviéndome de ejemplares del Thibet y de China, proporcionados á este fin por mi compañero D. Salvador Calderón. »Semejantes fenómenos son completamente análogos y dependen de la misma causa, que los conocidos en la resina cuando se la pulveriza en un mortero de hierro; es decir que, dependen de la electricidad desarrollada por la acción del calor producido mediante el trabajo de trituración. »Réstame, por último, consignar que habiendo repetido las experiencias indicadas con el borax fundido, no se han pre- sentado los referidos fenómenos.» —El Sr. Calderón leyó una nota de M. Kilian sobre una sacu- dida sísmica sentida en Grenoble el día 8 de Abril, nota publi- cada en los Comptes rendus de la Academia de Ciencias de París. Uniendo el aparato invención de Kilian y Paulin, que en este estudio se describe, al sismógrafo de Angot, se puede reconocer la hora exacta inicial del fenómeno, el orden de sucesión de las sacudidas verticales y laterales, la dirección, duración y forma de estas. Además, con ayuda de un timbre de alarma, el aparato permite un estudio atento de los fend— menos que siguen ásla primera conmoción. Estas circunstan— cias y la sensibilidad del aparato, merecen fijar la atención para tratar de instalarle en las regiones de Andalucía castiga- das por los terremotos. —El Sr. González Fragoso leyó la siguiente comunicación: 128 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Algunas Cloroficeas del Brasil. «La rapidez con que he tenido que recorrer una buena parte del Brasil, y la circunstancia de hacerlo en tiempo no muy propicio para la recolección de algas, no me han permitido, cual era mi deseo, coleccionar número suficiente para un estudio de aleuna importancia. Además la hermosura de aquella naturaleza, de la que, con justa razón, pudo Darwin decir que nunca encontró palabras bastantes para expresar los sentimientos de admiración que le inspiraba, no consiente, á quien por poco tiempo la visita, más que extasiarse ante el espléndido espectáculo que, por todas partes nos ofrece la vegetación intertropical. Es preciso habituarse al constante deslumbramiento que el conjunto produce para fijarse en aleún detalle, y parece una profanación coger sólo algunos ejemplares de plantas en aquella flora riquísima. »Contingencias propias de todo viaje hiciéronme también perder buena parte de lo recolectado, y por salvar algo voy á dará conocer las Cloroficeas que hasta ahora he podido estudiar. 1.—Colechete soluta Pringsh. Cellulis vegetativis 10-30 y latis. Sobre las Ninfeaceas.—Jardín Botánico. Río de Janeiro. 2.—4idogonium crispum (Hassall) Wittz. Forma paulistana, nov. Cellulis vegetativis 10-15 £ crassis, 3-4-plo longioribus; 00s- poris 30-40 +; cellulis antheridium 8-8 z. En un depósito de agua.—Alto da Serra. Camino de hierro entre Santos y Sáo Paulo. 3.—4dogonium serangulare Cleve. Con la anterior. 4. —Enteromorpha lingulata J. Ag. Sobre las piedras bañadas por la marea.—Paquetá. Río de Janeiro. 5.—Hormiscia subtilis (Kuetz) De-Toni. Forma brasiliensis, noV. Mucosa, flavescens; cellulis 8-10 , 3-4-plo longioribus. En una fuente muy sucia.—Santos. DE HISTORIA NATURAL. 129 6.—Cladophora fracta (Dillw.) Kuetz, var. bahiana, nov. Fuscescens vel nigrescens, rigida; articulis filamentis pri- mariis 40-60 u crassis, 5-6-plo longioribus; secundis abbre- viatis. En una fuente.—Bahía. 7.—Cladophora crispata (Roth) Kuetz, var. genuina (Kuetz) Rabenh. En una charca.—Botafogo, Río de Janeiro. 8.—Pithophora Roettleri (Roth) Wittr. En un depósito de agua.—Sáo Paulo. 9.—Hematococcus lacustris (Girod) Rostaf. En las paredes del Acueducto.—Panieras, Río de Janeiro. 10.—Mougeotia levis Archer. Cellulis vegetativis 15-20 x latis, 2-3 longioribus. Con la Cladophora fracta.—Bahía, 11.—De Barya glyptosperma (De Bary) Wittz. Brasil (Bahía ?). 12.— Spirogyra jugalis (Dillw.) Kuetz. En un arroyuelo.—Barra, Bahía. 13.—Spirogyra neglecta (Hassall) Kuetz. Cellulis vegetativis 60-80 u latis, diámetro 2-3-plo lon- grloribus. En una fuente.—Passeio publico, Río de Janeiro. 14.—Spirogyra varians (Hassall) Kuetz. En una fuente.—Santos.» —El Sr. Barras leyó la siguiente nota: Peces de agua dulce de la parte occidental de la región dético-extremeña. «Habiendo recogido en mis recientes excursiones al río Gua- daira, con ayuda de los Sres. Cabrera y Pineda, bastantes peces de agua dulce, y proponiéndome clasificarlos, me acon— sejó mi maestro D. Salvador Calderón que revisara, al mismo tiempo que hacía este trabajo, todos los ejemplares de la misma y otras procedencias de la región bético-extremeña que exis- ten en las colecciones de la Universidad de Sevilla. Esta revi- sión constituye el asunto de la presente nota. ACTAS DE LA SOC. ESP.—XXII. 9 130 ACTAS DE La SOCIEDAD ESPAÑOLA »La serie en cuestión se compone, además de nuestras últi- mas recolecciones, de ejemplares procedentes del Guadalqui- vir y Guadaira, arroyos del Pedroso, Dos Hermanas y del Guadiana, recogidos en estos últimos años por los Sres. Cal- derón, Mota y Salado, G. Fragoso y D. Antonio Gutiérrez, de Badajoz; este último señor donante de todos los peces que habitualmente se pescan en el Guadiana y acompañados de los nombres vulgares con que se designan en la localidad y que figuran en la lista que va á continuación. »El total de especies no deja de ser relativamente de alguna importancia, si bien muchas de ellas fueron citadas ya en 1857 por mi maestro D. Antonio Machado en su Catálogo de los peces que habitan o frecuentan las costas de Cádiz y Huelva, con inclu- sión de los del 110 Guadalquivir, impreso en Sevilla en aquel año. »Es dieno de notarse que se encuentran en esta región representadas casi todas las especies que menciona el Sr. Cis—- ternas en un Zasayo descriptivo de los peces de agua dulce que habitan en la provincia de Valencia (1) y algunas no citadas por este distinguido naturalista. Sin embargo, el presente catá- logo, aun limitado á la parte occidental de la región bético extremeña, no puede ofrecer más valor que el de un trabajo preliminar, y para cuya terminación serían necesarios mate— riales de otras procedencias y, sobre todo, disponer de mayor número de obras de las que he podido consultar. CUENCA DEL GUADALQUIVIR. SubcLas. 1.? Euictios. Orp. Condrosteos. Fam. Acipenséridos. Acipenser sturio L. (Sollo).—Sevilla (Guadalquivir). (Cit. Ma- chado.) Or. Fisóstomos. Fam. Ciprínidos. Carassius vulgaris Nilss.—Sevilla (Guadaira). Barbus Bocagei Steind. (Albur.) —Sevilla (Guadalquivir, Gua—- daira). (1) ANAL. DE LA Soc. EsP. DE HisT. NAT., tomo vi. DE HISTORIA NATURAL. 131 Bardus comiza Steind.—Sevilla (Guadalquivir, Guadaira). Chondrostoma seva Cuv.—Sevilla (Guadalquivir, Guadaira). Covitis barbatula L. (Perro.) —Sevilla (Guadaira). Pedroso (Ri- bera de Guezua). Acanthopsis Tenia L.—Dos Hermanas (afluentes al Guadaira). Fam. Ciprinodóntidos. Lebias ibera Bonap. ” y 9.—Dos Hermanas (afluentes al Gua- daira). (Cit. Machado.) Hydrargyra hispanica Val. (Peje.) — Sevilla (Guadalquivir, Biar). (Cit. Machado.) Fam. Murénidos. Anguilla acutirrostris Riss.—Sevilla (Guadalquivir, Guadaira). Dos Hermanas (afluentes al Guadaira). (Cit. Machado.) Anguilla mediorostris Riss.—Sevilla (Guadalquivir). . Or. Acantopterigios. Fam. Aterinidos. Atherina, mochon Cuv.—Sevilla (Guadaira). (Cit. Machado.) Fam. Gasterosteidos. GFasterosteus aculeatus L., var. brachycentrus Cisternas.—Sevi- lla (Guadalquivir). SUBCLAS. 2.” Marsupibranquios. Orb. Ciclóstomos. Fam. Petromizóntidos, Petromyzon fiuviatilis L. (Lamprea).—Sevilla (Guadalquivir y afluentes). Muy escasa. (Cit. Machado.) GUADIANA (BADAJOZ). SuBCLASs. 1.* Euictios. Or. Fisóstomos. Fam. Ciprinidos. Cyprinus carpio L. (Carpa.) Barbus Bocagel Steind. Barbus comiza Steind. 132 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Leuciscus Arcasi Steind. (Jaramugo.) Leuciscus muticellus Ch. Bon. (Pardilla.) Squalius cephalus L. (Bordallo.) Tinca vulgaris Cuv. (Tenca.) Chondrostoma seva Cuv. (Boga.) Cobitis barbatula L. Fam. Clupeidos. A losa vulgaris Valenc. (Sabaleta.) Or. Acantopterigios. Fam. Gasterosteidos. Gasterosteus aculeatus L., var. leiurus Cisternas. SUBCLAS. 2.” Marsupibranquios. Or. Ciclóstomos. Fam. Petromizóntidos. Petromyzon fluviatilis L. (Lamprea.) —Fregenal (Ribera del Álamo, que por la de Ardila afluye al Guadiana). Sesión del 4 de Octubre de 1893. PRESIDENCIA DE DON MÁXIMO LAGUNA. —Se leyó y aprobó el acta de la sesión anterior. —Estaban sobre la mesa las publicaciones recibidas, acor— dando la Sociedad se diesen las gracias á los donantes de las regaladas. —Se hicieron dos nuevas propuestas de socios. —El Sr. Secretario accidental leyó la siguiente noticia ne- crológica escrita por el Sr. Quiroga: El profesor D. Juan Vilanova y Piera. «El 7 del próximo pasado Junio á las dos de su madrugada falleció en esta capital este sabio é incansable profesor, nues— tro maestro y amigo, cuando acababa de cumplir los 71 años DE HISTORIA NATURAL. 133 de edad, y llevaba veinte de explicar Paleontología y veintiuno Geología en nuestro Museo y Facultad de Ciencias. »Nació en Valencia, donde hizo sus estudios de Medicina y Cirugía y Ciencias con notable aprovechamiento, y licenciado en 1845 en esta última Facultad, cursó en el Museo de Madrid DON JUAN VILANOVA Y PIERA. el doctorado, abandonando la carrera de Medicina para consa- grarse por completo á las Ciencias naturales y su enseñanza. Después de haber hecho oposiciones á la Cátedra de Zoología de la Universidad Central, á la de Mineralogía y Botánica de 131 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Barcelona y de Historia Natural de Oviedo, y ya con el nom- bramiento de esta última Cátedra, recibió el de Ayudante del Museo y la comisión de ir á estudiar durante cuatro años al extranjero los progresos de la Geología y Paleontología. De regreso á España, adornado con gran cantidad de conocimien- tos geológicos adquiridos en el trato frecuente de los primeros vceólogos franceses, suizos, italianos y alemanes, cuyas leccio- nes orales escuchara y á quienes había acompañado en fre— cuentes excursiones por las localidades más clásicas de aque- llos paises y acompañado de numerosa y rica colección de materiales por él recolectados en su mayor parte, fué nom- brado catedrático de Geología y Paleontología en el Museo de Historia Natural y Facultad de Ciencias en Febrero de 1852, Cátedra que desempeñó hasta 1873, en que dividida esta asig- natura en Geología y Paleontología optó por esta última que ha desempeñado hasta su muerte. »Fué nota característica del profesor Vilanova una actividad incansable que no le abandonó ni aun en la enfermedad car- diaca que le llevara al sepulcro, pues que postrado en un sillón durante todo el año anterior á su fallecimiento, y en lucha con pertinaz disnea, dictaba á sus hijos el original, ya de alguno de los últimos Congresos científicos extranjeros á que había asistido, ya el de la Memoria geognostico-agricola y protohistórica de Valencia, que ha concluido de imprimirse después de su fallecimiento, 6 arreglaba sus notas para la descripción geológica de la provincia de Alicante, que llevaba muy adelantada, haciendo además que sus alumnos fuesen á su casa á recibir sus lecciones de Paleontología, ya que él se hallaba imposibilitado de ir á dárselas al Museo. Fruto de esta labor incesante han sido numerosas publicaciones bien cono- cidas de todos, entre las que figuran como principales, á más de numerosos artículos en multitud de periódicos y revistas, las siguientes: Manual de Geología y Memoria geognóstico- agricola de la provincia de Castellón, premiadas por la Academia de Ciencias; Zratado y Compendio de Geología; Geología agricola; Teoria y práctica de pozos artesianos y arte de buscar manantia- les; Origen, naturaleza y antigiiedad del hombre; Atlas geográfico universal; Ensayo de Diccionario geográfico-geológico español= francés y francées-español; Descripción geológico-agricola de la provincia de Teruel, de la de Valencia, publicaciones muchas DE HISTORIA NATURAL. 135 de ellas agotadas, á más de las referentes á conferencias y á dar cuenta de viajes y Congresos científicos como los de Berna, París, Londres, Viena, Berlín, etc., etc. »Por carácter, D. Juan Vilanova gustaba más que de la tran- quila y lenta investigación científica, de la propaganda activa y constante, según muestra la índole misma de la mayoría de sus publicaciones, pues que al lado de trabajos de investigra- ción tan notables y concienzudos como las descripciones geo- lógicas de las provincias de Castellón, Teruel y Valencia, y los numerosos artículos en que da cuenta de sus exploraciones geológicas y prehistóricas por nuestra Península, publicados la mayoría en los AnaALks de esta Sociedad, figura un número mucho mayor de libros, folletos, artículos y conferencias, dadas estas últimas sobre todo en el Ateneo Científico y Lite- rario de Madrid, al que era concurrente asiduo, así como en otros centros y en gran número de las poblaciones importantes por donde pasaba en sus expediciones. A D. Juan Vilanova deben muchas personas, ajenas á los trabajos científicos, el tener alguna idea de los más importantes fenómenos geológi- cos Ó de los descubrimientos prehistóricos de mayor transcen- dencia, así del extranjero como de España, y esta propaganda fué causa de la notoriedad que alcanzó en nuestro país; era el naturalista más conocido en Madrid y casi el único en provin- cias. Su amor á la propaganda científica le llevó á ser profesor de Geología en la Escuela de Institutrices desde su fundación por D. Fernando de Castro. Espíritu abierto á todo progreso científico, acaso en gran parte, probablemente como conse- cuencia de los viajes anuales del profesor Vilanova al extran- jero, en los que saliendo de esta atmósfera española asfixiante por su falta de amor, sentido y movimiento científicos, recibía el aura vivificadora de Europa, le vemos ser en Geología el paladín constante y decidido del hidrotermalismo, cuando en España no se hablaba de otras causas que las exclusivamente igneas en la producción de los materiales eruptivos de la corteza terrestre; aceptar con gozo y entusiasmo las primeras investigaciones microlitológicas del Sr. Macpherson y favore— cer su prosecución en el Museo; convertirse en defensor y propagandista decidido de la prehistoria, una vez que el inolvidable D. Casiano de Prado hubo llamado la atención allá por los años 1862 y 63, acerca de los silex tallados de San 136 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Isidro, y en los últimos años ser de los primeros en Europa en sostener la existencia indudable en el desarrollo de la civili- zación humana de un periodo del cobre precursor del de bronce y primero de la edad de los metales, período que en la actualidad está casi unánimemente admitido. Su ardor infati- gable en la propaganda de las investigaciones y estudios prehistóricos ha conducido á no pocos descubrimientos prehis- tóricos en España y abrió á nuestro sabio consocio en estos últimos años las puertas de la Academia de la Historia, siendo el primer naturalista miembro efectivo de aquella Corporación. »Es bien sabido que Vilanova fué el primer profesor de Geología y Paleontología en el Museo. Las colecciones de que se ha servido en esta enseñanza, creación suya han sido tam- bién, fruto de su pensión en el extranjero y de algunas de sus excursiones posteriores. Si bien no tan numerosas como las del mismo orden en otros Museos por no haber seguido teniendo el incremento debido, no son de las más pobres de este esta— blecimiento, y algunas, como las de los materiales volcánicos de Italia, de moluscos fósiles terciarios de la cuenca de Paris, restos de /cthiosaurus, etc., no dejan de contener bastantes y curiosos ejemplares. De desear sería que para enriquecerlas el Gobierno adquiriese los abundantes objetos geológicos y pre— históricos que él había recogido en sus excursiones por la Pe- nínsula y extranjero y que esperando la resolución del Minis- tro de Fomento se hallan guardados en cajones depositados en el Museo. »El profesor D. Juan Vilanova, que era miembro de la Academia de Ciencias desde 1875, y de las de Medicina y la Historia, fué también Socio fundador de nuestra Sociedad y su Presidente durante el año 1878, y antes y después de esa fecha individuo de la Comisión de publicación por espacio de varios años, asistiendo con puntualidad á nuestras reuniones, mien— tras su salud se lo permitió, á las que no dejaba de aportar con frecuencia noticias interesantes, ya sobre los resultados de sus correrías geológicas y prehistóricas por dentro y fuera de nuestro país, ya sobre trabajos acerca de los mismos asun- tos, tanto nacionales como extranjeros, noticias que constitu— yen gran número de notas que figuran en nuestros ANALES. »Esta Sociedad guardará siempre un recuerdo gratísimo é indeleble de tan activo como modesto sabio que tanto ha con DE HISTORIA NATURAL. . 131 tribuido á los fines de la Sociedad de Historia Natural como propagador infatigable y como profesor eminente.» —El Sr. Secretario accidental manifestó que el Sr. D. José Ma- ría de la Fuente enviaba para que se inserten en las actas de la Sociedad las diagnosis de dos especies nuevas de ortópteros que ha descubierto en Pozuelo de Calatrava (Ciudad Real), donde reside, manifestando que más adelante tendrá el gusto de pre- sentar un estudio más completo de estas especies, con ocasión del catálogo de los insectos de aquella localidad que está re— dactando. AMELES APTERA, 5). 200. Major, viridis. Latitudo capitis dimidiam longitudinem pronoti haud attingens. Vertex concavus. Oculi conici, valde acuminati. Scutellum frontale supra lateribus rotundatum, medio obtuse an- gulatum. Pronotum latiusculum, marginibus integerrimis. Elytra nulla, ale mulle. Pedes postici breviter griseo-pilosi. Abdomen o” parallelum, Q latiusculum, depressiusculum. Longitudo corporis: y 271,"m, pron. 6mn, = — Q 35 — $8. Es la especie de mayor tamaño de todas las europeas, y se distingue inmediatamente por su completa carencia de alas y de élitros. GRYLLODES MACROPTERUS, SP. 200. Testaceus, castaneomaculatus. Caput incrassatum fascia fusco- castanea transversa inter oculos. o” Pronotum antrorsum angustatum, margine antico sinuato; lobis deflezis pallidis. Elytra abdomine valde longiora, harpa venulis obliguis duabus subrectis; campo apicali magno, sub- triangular, areolato. Tibie postice tertia parte femoribus bre— viores. Q Caput majusculum.Elytra abdomine fere toto tegentia, apice anguste rotundata intus sese tegentibus. Ovipositor femoribus posticis tertia parte brevior. Long. corporis: y 13-14", pron. 29m, elytr. 10, fem. posti- corum m5, — = Q 14-15, prom. 2,5, elytr. 1, fem. posticorum 8,5, ovipositor 6%, La especie viene á colocarse en la proximidad del (Fr. late— ralis Fieb. y del Kerkennensis Finot, distinguiéndose del pri- 138 ACTAS.DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA mero, entre otros caracteres, por tener dos venas oblicuas en el harpa, en vez de cuatro que tiene el €. lateralis Fieb.; espe- cie que, por otra parte, habita en el Sur de Rusia y en el Tur- questán. Más difícil es señalar las diferencias entre la nueva especie y el Gr. Kerkennensis Finot. Ha sido esta especie des= crita en el Bulletin de la Société entomologique de France, Séance du 12 juillet del año corriente, y la frase descriptiva es tan breve, que no hace mención de caracteres muy importantes para el conocimiento y distinción de las especies de este gé- nero: ni siquiera indica si tiene campo apical en los élitros del $, ni si estos son anchamente redondeados en el ápice, como en la mayoría de las especies, Ó si son prolongados y estrechamente redondeados en el ápice, dando lugar á un campo apical subtriangular, como sucede en nuestra especie, que bajo este respecto es, sin duda alguna, la mejor dotada de todas las conocidas, siendo comparable, según me asegura el Sr. Bolivar, con las especies americanas del tipo del Carai- beus Sauss. Por ciertos detalles de proporciones de los órganos, como las tibias posteriores, que son poco más largas que la mitad de los fémures correspondientes, y la longitud del ovis- capto, sólo un tercio más corto que los dichos fémures, y por la patria, tan distinta y tan distante, puesto que el Gr. Kerken- nensis Finot es de Biskra, en Argelia, y de la isla de Kerken- nah, en Túnez, me inclino á considerar como distinta la espe- cie de Pozuelo de Calatrava; á diferencia de lo que dice de sus ejemplares el Sr. Finot, yo sí estoy segurísimo de que los ma- chos y hembras que he descrito pertenecen á la misma es- pecie. —El Sr. Secretario accidental leyó el acta siguiente: SECCIÓN DE SEVILLA. Sesión del 6 de Septiembre de 1893. PRESIDENCIA DE DON SALVADOR CALDERÓN. —Se leyó y aprobó el acta de la anterior. —El Sr. D. Anatael Cabrera leyó un trabajo titulado Un viaje dá Carmona, que se acordó pasara á la Comisión de publicación. DE HISTORIA NATURAL. 139 —Se leyó un trabajo de los Sres. D. Salvador Calderón y D. Federico Chaves, titulado Contribuciones al estudio de la glauconita, acordándose pasara también á la misma Comisión. —El Sr. González Fragoso leyó la siguieute nota biblio- gráfica: «El distineuido botánico y profesor de la Escuela de Ciencias de Argel, Dr. F. Debray, acaba de publicar un interesante catá- logo de las algas marinas y de agua dulce de Argelia (1). En ese excelente trabajo, á que da gran valor la reconocida com- petencia y el justo renombre que en ese género de estudios eoza su autor, se comprenden, no sólo las 224 especies y varie- dades descubiertas por él en aquella región tan rica, sino ade- más las 246 citadas por Montagne (2), y 10 citadas por Piccone, y procedentes de los dragados hechos por el crucero Corsaro en las costas de Argelia (3), formando un total de cerca de 500 es- pecies. Puede calcularse, en vista de ese número, que el catálogo resulta muy completo, y aun cuando los datos que, respecto á nuestra flora algológica, poseemos, son muy incompletos, fá— cilmente se aprecian las semejanzas que presenta comparada con la de Argelia. Es, en resumen, la Memoria del distinguido botánico un trabajo de gran interés para los españoles, que habrán de tenerlo presente cuando con más conocimiento de nuestra flora criptogámica, pueda hacerse un trabajo de con— junto. » Sesión del 8 de Noviembre de 1893. PRESIDENCIA DE D. MÁXIMO LAGUNA. —Leida el acta de la sesión anterior, fué aprobada. —Estaban sobre la mesa las publicaciones recibidas, acor— dando la Sociedad se dieran las gracias á los donantes de las regaladas. (1) F. DEBRAY.—ZListe des Algues marines et 'eau douce recoltees Jusqu'a ce jour en Algérie. Extr. du tome xxv du Bull. Scient. de la France et la Belgique. — París, Ju- . nio, 1893. (2) MONTAGNE.— Expl. scient. de U' Algérie. — Algues,—París, 1856. — Cryptogames algériennes. (In Ann. Scienc. nat., 2.e serie, t. x.) — París, 1838. (3) PiccoNE.—A lghe della crociera del «Corsaro» alle Azore.— In Nuovo Giornale vo- tanico italiano.—T. XXI. 140 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA —(Quedaron admitidos como socios numerarios los señores Dios Sampedro (D. Antonio de), Farmacéutico en Alcolea (Almería); y Rosa Abad (D. Ramón de la), Médico-cirujano en Alcolea (Almería), presentados por los Sres. Calderón y Medina. —Se hizo una propuesta de socio numerario. —El Sr. Secretario dió cuenta de un trabajo titulado Cata— logo de las Periantiadas cubanas, espontáneas y cultivadas, de que es autor el socio Dr. Gómez de la Maza, de la Habana, con- tinuación del que con el mismo título se publicó en el tomo xIx de los ANALES, acordando la Sociedad que pasase á la Comisión de publicación. —El Sr. Secretario leyó la nota que sigue, escrita por el se- ñor Uhagón (D. Serafín): «Con motivo de la revisión que se está llevando á cabo, del Diccionario de la Academia de la Lengua, nuestro digno Vice- presidente, el Excmo. Sr. D. Daniel de Cortázar, llamado á in- tervenir en dicho trabajo, ha tenido á bien consultarme sobre la palabra corocha, que, según el léxico nacional, tiene la si- guiente definición: Oruga pequeña , enemiga particular de la vid. »El Sr. Cortázar, desde luego y con propio criterio, había formado la opinión, á mi juicio exacta, de que: en el caso de usarse aquella palabra entre los viticultores de algunas de nuestras provincias, había de servir para designar la larva de la Eraptodera ampelophaga Guérin, coleóptero de la familia de los Crisomélidos, tribu de los Halticinos, que, no sólo en Es- paña, sino en el Mediodía de Francia y en otras localidades, ocasiona en los viñedos, en determinadas circunstancias, da— ños de gran consideración. »Como antecedentes de este aserto, recordaré que el Sr. Pé- rez Arcas había ya llamado la atención de la Sociedad sobre dicha plaga (ANALEs, tomo 1, 1872, actas, pág. 17), señalando los daños causados por el mencionado coleóptero en los viñe- dos de Lerma (Burgos) y de Requena (Valencia), así como en las islas Baleares y en las provincias de Castellón y de Huelva. » Yo mismo cité la especie como dañina en mi catálogo de los coleópteros de Badajoz, publicado también en nuestros ANALES (tomo XIII, pág. 398); pero he de confesar que debo la DE HISTORIA NATURAL. 141 noticia y los ejemplares que entonces estudié á nuestro conso- cio Sr. Sanz de Diego, y que ignoraba su nombre vulgar. »Según los datos que sobre este asunto me ha proporcionado el Sr. Cortázar, en el Diccionario dei P. Esteban de Terreros, tomo 1, Madrid, 1786, se inserta la definición siguiente: «Corocha. En Extremadura y otras partes, gusano á modo »de oruga pequeña, enemigo particular de las vides, y que »las va corroyendo y consumiendo la hoja y el fruto: en algu- »nas partes le llaman gusano absolutamente. El remedio que »le aplican, por lo común, es quitar la hoja á la vid; pero si »se quita toda, es notoriamente nocivo: dícese corocha, de »COFTOCT.» »Deseoso de comprobar si la referida palabra es de uso fre- cuente entre los viticultores de Extremadura, escribi á mis amigos de Badajoz encargándoles averiguasen la exactitud de tal indicación y que á todo evento me remitieran la larva y el insecto perfecto de la especie allí más conocida por los estragos que produce en los viñedos. »Mi súplica fué atendida, y poco después recibi del señor D. Manuel María Albarrán, ex diputado á Cortes, con quien me unen relaciones de parentesco, ejemplares del insecto y de su larva, los cuales pertenecen, en efecto, á la Eraptodera am- pelophaga Guér., y además una nota, que copio á continua— ción, pues aun cuando se trata de hechos conocidos, en parte al menos, no deja, á mi juicio, de ofrecer cierto interés, pri- mero por el espíritu de observación que su autor demuestra, y luego porque de ella se desprende que la larva del precitado Halticino no es conocida, al menos en Badajoz y sus cercanías, con el nombre de Corocha, sino con el de Zagarta, y con el de Pulgón el insecto perfecto. «Pulgón: Este insecto, del tamaño de un pequeño coco de »haba, de color brillante tornasolado, aparece en los viñedos »de determinadas comarcas de este país, en número conside— »rable, á la entrada de la primavera. Adelántase, si la tempe- »ratura es templada, pues algunos años se presenta ya en el »mes de Febrero. Tan luego como empieza á hinchar la yema »ú capullo de la vid, se introduce en ella por arriba, la ba- »rrena y se come y destroza el fruto antes de desenvolverse el »capullo Y yema. Se les persigue, y aminoran algo, con man- »gas de angeo, cuya operación precisa hacerla por la mañana 142 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA »temprano y en días frescos, pues luego que entra el día, 6 »cuando es más templada la temperatura, saltan mucho, y »aun vuelan, y ya no es facil cogerlos en los mangullos; para »matarlos hay que quemarlos, pues aunque se entierren, no »mueren; al quemarlos producen muy mal olor. —Atacan los »puleones, con preferencia á todas, á la uva negra, y en las »blancas prefieren las pedro-jiménez, jemén parda y la mosca »tel.—Ya desarrolladas las yemas, se alimentan lo mismo del »fruto que de la hoja que está más tierna. —Mucho es el daño »que causa el pulgón en los viñedos; mas á decir verdad, no »hay término de comparación con el que ocasiona y las con »secuencias que trae el sucesor del pulgón, que es, y le cono— »cemos con el nombre de Zagarta. Este segundo y más temi- »ble insecto lo procrea el pulgón, pues tan luego se presenta »la primavera y está ya la cepa con sus tallos y hojas, en el »reverso de la hoja deposita el pulgón, muy juntitos, multitud »de huevecillos blanquecinos, con algún tinte amarillento, los »cuales, al cabo de algunos días, más ó menos según más fría »0 más templada es la temperatura, y á medida de los días que van transcurriendo, se van poniendo más amarillos, hasta »que de cada huevecito se desenvuelve un bichillo negrito, »delgado, que es el que denominamos Zagarta, y que no llega »4 crecer más de lo que señala esta línea ——. En la hoja »en que depuso el pulgón, la Zagarta se alimenta, y crece »poco más 6 menos que la línea trazada, y queda la hoja en »que se desarrolla entera, pero sin más que las fibras, y lo »mismo todas las que invade, que generalmente son las del »casco de la cepa y sus tallos más tiernos, que son los sar- »mientos que han de servir de carga Ó para uveros al año si- »guiente, los cuales, una vez invadidos por la Zagarta, como »que ésta destruye su piel, se secan, y muchas cepas conclu—- »yen por enfermar y morir á la vez que los sarmientos.—Tam- »bién sufre mucho el fruto, pues obsérvanse muchos racimos »de uva fea donde hay lagarta, y es debido á que, según va »eomiendo la cáscara del sarmiento, al llegar al pezón del ra—- »cimo, come también de él y sécase el fruto.» »Para terminar, y con el fin de reunir en lo posible mayor número de datos sobre el insecto que nos ocupa, no me parece fuera de lugar el dar cuenta á la Sociedad de una carta, bas- tante original y curiosa, publicada en el Semanario de Agri- DE HISTORIA NATURAL. 143 cultura y Artes (tomo 11, pág. 51; Madrid, 1797), de la cual he venido en conocimiento gracias también á nuestro consocio el Sr. D. Daniel de Cortázar: «El Cura de Montuenga á los editores del Semanario: » Muy señores míos: Al venirme á mi lugar desde Madrid »pasé por Arganda el 20 de Mayo. y quise saber cómo estaban »las viñas: me respondieron que tenían excelente esquilmo, »pero que les había dado gusano; pregunté que cómo princi- »piaba el gusano, y de qué provenía, y me dixeron que de la »freza de ciertos insectillos nacían unos gusanos ú orugas que »corroían la pampana y el fruto: díxeles que si no hacían algo »para acabar con el gusano, y me contestó un hombre de »cierta edad que no había más medio que conjurarle y bende- »cir el campo: 4qui en Arganda, añadió, nos valemos del agua ¿de San Gregorio, que no hay remedio más eficaz; pero un joven »despejado, que estaba presente, dijo: «También á mi viña la »han bendecido y la han echado el agua de San Gregorio; »pero como yo creo que Dios no hace milagros cuando nosotros »queremos, y que al que madruga Dios le ayuda, he trabajado »como un negro en despampanar y desfollar las vides, quitán- »dolas las hojas dañadas; y la verdad es que mis viñas están »mejor que las de aquellos maltrabaja que esperan milagros »estándose en conversación al banco del herrador. Al que anda »listo, cuidadoso y aplicado, es al que ayuda Su Magestad, que »el que anda de viga larga sin trabajar, de seguro tiene á Dios »enfadado, y apuest usté. Lo peor es que, como los demás no »hacen el mismo trabajo que yo, no tardarán mis vides en vol- »verse á cubrir del mismo gusano.» Se me quedó tan impresa »esta sabia respuesta del mozo, que me parece harían ustedes »bien en publicarla en el Semanario, para que sirva de regla »áa los que se hallan en igual caso que los vecinos de Ar- anda.» »En resumen: el nombre de corocha no se conoce hoy en Ex- tremadura, al menos en Badajoz y su comarca; pero, según los datos del P. Terreros y lo que respecto al gusano de la vid dice la carta inserta en el Semanario de Agricultura y Artes, esta voz sólo puede designar, á nuestro juicio, la larva de la GFrapsodera ampelophaga Guer. » —El Sr. Macpherson (D. José), presentó y regaló á la Socie- dad una colección de diez y seis fotografías de los fenómenos 144 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA glaciares que observó este verano en los alrededores de San Ildefonso, leyendo acerca de este asunto la nota siguiente : Fenomenos glaciares en San Ildefonso (Segovia). «Que nuestra cordillera central no debe de haber sido una excepción á otras en condiciones análogas de nuestro Conti— nente durante la época cuaternaria, en que espeso manto de hielo las cubría, parece suposición lógica. »Que esto ha sido así en una de sus extremidades, lo ha puesto de manifiesto D. Wenceslao Lima en su trabajo sobre acciones glaciares en la Sierra de Estrella, en Portugal. »Pero en nuestra cordillera central sucede que, aunque son numerosos los hechos que ponen de manifiesto acciones gla- ciares, son estos con frecuencia tan ambiguos, y aun tan con- tradictorios, que cuando menos, hacen que el juicio se sus- penda, falto de una prueba concluyente. »A finales del actual verano tuve ocasión, en el Real Sitio de San Iidefonso, de visitar con alguna frecuencia el espacio com- prendido entre los dos arroyos llamados el Chorro grande y el Chorro chico, antes de juntarse ambos en la Dehesa de Nava- lizar. »Llamóme la atención en ese espacio la inmensa cantidad de cantos de grandes dimensiones que por entre la espesa vege- tación de la mata de roble que cubre esos lugares sobresalen, hasta el punto que con frecuencia tomaba por rocas de gneis in situ á algunos de estos cantos; pero las anomalías que su estratificación presentaba bien pronto hacían ver su verdadera naturaleza. »En efecto; al investigar con atención estos parajes, bien pronto se adquiere el convencimiento de que son cantos trans- portados y que se trata de un verdadero depósito de acarreo, formado por una aglomeración de cantos, casi siempre angu- losos, y de todas dimensiones, pues algunos de ellos tienen hasta 15 6 20 metros cúbicos. »Con frecuencia sus caras se encuentran labradas y bruñidas, y proceden de todas las rocas que forman la cumbre de la Sierra en este sitio, y todos mezclados sin orden ni concierto, y empastados en un barro más ó menos arenoso. »Dadas estas propiedades, se ve claramente que no se trata a DE HISTORIA NATURAL. 145 de un simple depósito diluvial, sino de un verdadero depósito elaciar, en un todo semejante á las acumulaciones morénicas de la actualidad. »Su extensión es considerable, pues en algunos sitios llegará a medir de 600 a 800 metros, y su espesor no bajará quizás, en algunos parajes, de 30 a 40 metros, á pesar de que la denuda- ción debe de haber sido considerable. »Sin embargo, en la actualidad los arroyos parecen limitarse á arrastrar las arenas y cantos menudos y á dejar en el cauce los grandes, los cuales forman una aglomeración irregular que contrasta con lo que se observa en los mismos cauces, tanto aguas abajo como aguas arriba. »Comparando la posición de este depósito con la estructura orográfica actual de la cordillera, se percibe, no sólo que du—- rante la formación de este depósito la estructura orográfica era idéntica á lo que es en la actualidad, sino que la existen cia de fenómenos glaciares en esta parte de la cordillera data de una época relativamente reciente. »En efecto; este depósito, como ya he indicado, se halla en la confluencia de los dos valles del Chorro chico y del Chorro grande; valles en que, á poco que se fije el observador, en- contrará pruebas en abundancia de que hasta considerable altura han sido cubiertos por los hielos. : »La misma estructura de estos valles indica también que á poco que bajase la temperatura 06 aumentara la nieve que so- bre ellos cayera, en ellos sería en donde de preferencia se for- marían las acumulaciones de nieve necesaria para la forma- ción de glaciares en toda esta parte de la cordillera Carpetana. »Estos valles presentan, no sólo las rocas graníticas de su parte inferior bruñidas y pulimentadas al perderse bajo el manto de depósito glaciar, sino que hasta considerable altura se hallan sus paredes abiertas en el gneis, por completo puli- mentadas y redondeadas en el sentido actual de su pendiente. »Como ejemplo de la acción preponderante de la fuerza ero- siva de los hielos en este sitio, puede citarse un dique de por- firita que atraviesa el granito en el fondo del valle del Chorro grande y á considerable distancia del cauce actual del arroyo en que, á pesar de su distinto índice de descomposición por los agentes atmosféricos, se hallan ambas rocas labradas y pulimentadas á nivel; hecho que, como facilmente se percibe, ACTAS DE LA SOC. ESP.— XxXIlI. 10 146 ACTAS DE LA: SOCIEDAD ESPAÑOLA sólo puede tener lugar como consecuencia de una fuerza que ha borrado las diferencias de ambas rocas á la acción de los agentes atmosféricos ordinarios. »Las aguas de estos ríos tienen su origen en el sitio llamado Regajos llanos. Estos parajes están formados por una serie de terrenos poco accidentados, y que se hallan comprendidos en— tre la cumbre principal del Guadarrama, que divide las aguas del Tajo de las del Duero, y un ramal paralelo á esta cumbre, y que es conocido en parte con el nombre de Peñas Buitreras. »Estos llanos se hallan elevados á más de 1.800 m. sobre el nivel del mar, y su extensión puede calcularse en 460 5 km. en su mayor anchura, paralela á ambas cumbres por más de 1 km. en su dimensión transversa. » Existe, pues, entre ambas cumbres un receptáculo, en donde pueden haberse acumulado las grandes cantidades de nieve que, convertidas en réré, daban alimento á los dos gla— ciares que á la sazón ocupaban los dos valles por donde en la actualidad corren los dos arroyos llamados el Chorro grande y el Chorro chico. »Estos glaciares, aunque considerables, son, sin embargo, de exiguas dimensiones, si se les compara á los que cubrían las montañas de Europa durante la época glaciar, pues si el depósito morénico que ocupa la confluencia de ambos valles era la morena terminal, como todo indica ser, desde allí á la cumbre en línea recta sólo hay 5 km., y el límite de los hielos se encontraría entonces á sólo 1.200 m. sobre el mar, altura muy superior á la que en otros lugares de Europa, y bajo aná- loga latitud, bajaban los hielos en aquella época. »Como al mismo tiempo sucede que las acciones glaciares, en la misma cordillera Carpetana, parecen haberse extendido : á alturas mucho más bajas durante el período cuaternario, todo lleva á considerar el depósito de que me estoy ocupando como de época posterior. » Por ejemplo: los depósitos de grandes cantos qne forman el borde de la laguna cuaternaria de la planicie madrileña, en donde linda con la sierra, y que pueden estudiarse en todos sus detalles en las trincheras del ferrocarril del Norte, entre las estaciones de Torrelodones y Las Rozas, estan sólo 44800 metros sobre el mar. »Estas acumulaciones todo indica que son los acarreos de DE HISTORIA NATURAL. 147 inmensos glaciares que vertieran sus detritus en esta laguna, que recibía los despojos de la vertiente meridional. »Como en la otra vertiente existen también indicios, en el mismo valle de Valsain, por ejemplo, de una acción glaciar en grande escala, todo induce á suponer que el depósito gla— ciar de que se trata es de época posterior á la cuaternaria, y puede considerarse como un remanente del antiguo manto de hielo que cubrió la cordillera Carpetana en aquellos tiempos. » Considero, pues, que el glaciar que rellenó los dos valles del Chorro grande y del Chorro chico, y cuyos campos de névé se hallaban en Regajos llanos, es un fenómeno posterior á la época glaciar, y que fué quizás el último en grande escala, de las grandes acumulaciones de hielo en la cordillera Car- petana. » —El Sr. Quiroga leyó también la nota siguiente: Sienita de San Blas, en el camino de Miraflores de la Sierra d Manzanares el Real (Madrid). «La primera y única noticia, hasta ahora, de este yacimiento de la sienita, se debe á Prado, quien se limitó á citar, después de señalar su existencia en otras localidades de la sierra de Guadarrama, la ermita de San Blas, térmivo de Miraflores (1). »Con efecto, en el lugar donde existió en lo antiguo una er- mita á San Blas, y hoy se ve un modesto cerradero de hierba y ganado, bajo la sombra de dos copudos olmos, á los 4 km. escasos en dirección SO., camino de Miraflores á Manzanares, a unos 4 á 6 km. del contacto de la masa granítica de las Pedrizas de Manzanares con la gneísica de la Najarra, pero dentro por completo del granito, en el mismo camino indi- cado, existe un manchoncillo de sienita, limitado por dicho camino y un barranquillo paralelo á él, de forma elíptica, y cuyo eje mayor medirá 8á 10 m., mientras que el menor no pasará de 3 6 4. La rodea por todas partes un granito de grano grueso, poco coherente y con grandes cristales de ortosa, el mismo que se extiende por aquel lado de la falda de las agres- tes Pedrizas de Manzanares. Cantos redondeados, de lá2m. (1) Descrip. fís. y geol. de la prov. de Madrid, pág. 47. 148 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA de diámetro los mayores de los que están sobre la superficie, constituyen el afloramiento sienítico. Por el N. y NE. del gra- nito que rodea la sienita se ven granitos gruesos térreos, en los que han abierto barrancos las aguas, atravesados por ve- nas y filones de granitos de filón y grano más grueso, así como pegmatitas, y también algún filoncillo de un lampro- firo casi totalmente convertido en arcilla; materiales que es- tan en contacto inmediato del gneis, también térreo y alte- rado en aquel punto. Existen dentro de éste en aquellas proxi- midades numerosos filoncitos de microgranito. »Esta sienita es, en general, de grano mediano y color gris, con excepción de algunos trozos, que se hallan sueltos casi siempre, de color tostado amarillento ferruginoso, por ser el del feldespato, y cuya hornblenda constituye prismas de un par de centímetros de largo á veces. Al lado de la sienita fresca, y sin que me haya sido dado hallar las relaciones que con ésta tenga, 4 causa de cubrir los contactos la tierra vegetal y el detritus de las mismas rocas, hallé otra, también granuda, de feldespato rosado y silicato ferro-magnésico de color verde, más claro que la hornblenda, clorítico. »En la sienita se reconocen á simple vista una materia blanca 6 gris verdosa, poco brillante, de facies feldespática, agujas y prismitas de hornblenda y laminillas de biotita. » El microscopio revela la existencia en esta roca de ortosa, plagioclasa, hornblenda, biotita, cuarzo, ilmenita, apatito, esfena. »La ortoclasa es el mineral más abundante entre los ele— mentos blancos de esta roca. Sus granos tienen más completa su forma cristalina que los de la ortosa de los granitos, y casi todos van maclados según la ley de Karlsbad, predominando sobre todas las demás formas el prisma y el clinopinacoide. Estas maclas casi siempre son de contacto, y es muy raro que haya alguna penetración de uno de los dos individuos en la masa del otro. La mayor parte de los cristales de ortosa están turbios en su centro y completamente limpios en la periferia. La porción central opalina está constituida por fibrillas que brillan mucho entre los nicoles cruzados, y que habrán de re- ferirse probablemente, á juzgar por su facies, más bien á las micas que al kaolín. En algunos cristales de este elemento la substancia que enturbia su centro tiene color ligeramente ver- DE HISTORIA NATURAL. 14) doso amarillento, forma masas y venas que se ramifican y anastomosan, propagándose por las grietas y líneas de exfo- liación hasta el exterior, de donde parecen proceder, en vista de su estrecha unión con materias analogas que ocupan algu- nos huecos que dejan los feldespatos. Estas masas y fibrillas no tienen débil acción sobre la luz polarizada y son atacadas por el ácido clorhídrico, debiendo referirse 4 productos cloríticos secundarios que han penetrado del exterior aprovechando las grietas y huecos existentes en la masa de la ortosa por su des- composición. Más raras que estas secciones de ortosa son otras de forma. cuadrada, que parecen corresponder á cristales desarrollados según 4 en que dominen la base y el clinopinacoide. Tales secciones no aparecen nunca macladas en estas rocas. »Muchas ortosas muestran una extinción zonar, sin que en luz natural se vean indicios siquiera de semejante estruc tura, ni aun bajando el condensador. Casi siempre son dos las zonas que existen, el centro y la periferia, mediando un án- gulo hasta de 35” entre las extinciones sucesivas de una y otra región: ángulo que en el mayor número de casos oscila alre— dedor de los 28”, bajando en algunos á 18”, en cuyo caso apa— rece extinguida toda la sección, aunque no enteramente con igual intensidad, durante el momento en que la extinción as— cendente de una zona y la descendente de la otra adquieren igual valor. De todos modos, el paso de una á otra zona de extinción es lento y sucesivo. Presentan á veces algunas sec— ciones, durante este fenómeno, el hecho curioso de que su zona central de extinción homogénea tiene distinta figura que el contorno de la totalidad de la sección cristalina. Así algunas secciones cuadradas de ortosa, más ú menos paralelas á (100), poseen un núcleo central octógono, de cuatro lados alternos mayores, paralelos á los cuatro lados que limitan la totalidad de la sección, y que pueden considerarse proyecciones de (001) y (010), formas que dominan en los cristales desarrollados se- gún /, mientras que los cuatro lados menores de este octógono que van opuestos á los ángulos del perímetro cuadrado exte- rior serían las trazas de (021). Esto parece demostrar que la zona central de extinción corresponde á un primer cristal de ortosa con (001), (010) y (021), forma esta última que en un crecimiento ulterior del cristal ha desaparecido mediante el 159 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA desarrollo de las dos primeras. En algunas secciones de ortosa hay tres zonas diferentes de extinción. »Al lado de la ortosa existen, aunque escasas, ciertas sec— ciones cristalinas, constituidas unas veces por dos y otras por más individuos, maclados según la ley de la albita, de los cua- les son bastante anchos los de los extremos, mientras que los del centro se hallan reducidos á finísimas estrías. Aquellos contienen siempre, en diversos puntos de su masa, maclas po- lisintéticas muy finas, también según la ley de la albita, vi- niendo á formar con la anterior una macla mixta albita-peri- clina. Esta disposición, unida a los valores de las extinciones máximas referidas al plano de combinación de los individuos mayores maclados según la ley de la albita, valores que han oscilado entre 30” y 38” en las pocas secciones de este carácter que contienen las diversas preparaciones que he hecho de esta sienita, me han hecho pensar si deberían referirse á la anor— tosa, por más que falta la macla según la ley de la periclina en cada uno de los grandes individuos unidos según la ley de la albita. Por efecto de su escasez no he podido separar granos de esta naturaleza para reconocer su composición. »A más de la ortosa, se halla también alguna oligoclasa enteramente igual á la que se encuentra en los granitos. »El cuarzo, que escasea en esta roca, tiene la facies grani- tica y rellena los huecos que dejan los demás elementos. »La hornblenda es el mineral ferro-magnésico más abun— dante en esta roca. Forma prismas que, en sección delgada y en luz natural, aparecen casi siempre constituidos por dos zo- nas: una mayor, central, pardo-rojiza, casi del color de la hornblenda basáltica, si bien un poco más claro, cuyo con— torno es paralelo al de la sección; y otra periférica, más estre— cha, que rodea á la anterior, y tiene color verde amarillento, nunca muy intenso. Cuando estas secciones están á 45” de sus direcciones de extinción, entre los nicoles cruzados, presentan diferencia muy marcada en las tintas de su polarización cro— mática, siendo, por el contrario, muy pequeño el ángulo que forman entre sí dos extinciones sucesivas de entrambas zonas. Los valores de los ángulos que forman una de las direcciones de extinción con la de alargamiento, no pasa de 25%, ni baja de 11”. El sentido de su alareamiento es siempre (4-). El poli- croismo es bastante marcado, pero 27 no toma nunca colora— DE HISTORIA NATURAL. 151 ción verde-azulada, sino la pardo-amarillenta más próxima á la que caracteriza las hornblendas ferríferas Úú basálticas. Un hecho interesante que presentan algunos cristales de esta horn- blenda es su tendencia á deshacerse en fibras, siendo frecuente que sus bordes estén como deshilachados, mientras que otras secciones ofrecen en toda su masa una textura fibrosa, ha- biendo regiones de la roca cubiertas de fibras de anfibol en todas las orientaciones posibles, pero la mayoría con el aspecto de la hornblenda, y alguna que otra completamente transpa- rente, pero con las extinciones indicadas, que se aproximan más á las de las hornblendas ferriferas que á las de las comu= nes. Parecen estas masas aciculares de hornblenda restos de cristales preexistentes. No dejan de hallarse de cuando en cuando cristales de hornblenda torcidos, aun rotos y hasta se- parados sus fragmentos por efecto de acciones mecánicas. Son muy raras en esta roca las maclas de este mineral. »En estrecha relación con la hornblenda van alguna clorita, escasa, y láminas de biotita, más abundantes, que no ofrecen de notable sino las finisimas agujas de rutilo, formando es- trellas de seis radios, que algunas contienen. No escasean en esta sienita, titanita muy bien cristalizada, con sus formas tan características; ilmenita, que suele ocupar el centro de colo- nias aciculares de hornblenda algo cloritizadas, y por último, el apatito, tanto en prismas bastante gruesos, ya rectos, ya quebrados, que atraviesan todos los demás elementos de la roca, cuanto en secciones exagonales. »Inmediatamente al lado de esta sienita, pero sin que me haya sido posible ver su contacto, á causa de la tierra que le cubre, hay otra roca, que al examen macroscópico muestra hallarse formada de dos elementos: el uno de color rosado y facies feldespática, aunque algo mate, y el otro mate también y de color verde más claro que el de la hornblenda. Enseña el estudio.con el microscopio de sus secciones delgadas que este material está Intimamente relacionado con la sienita anterior, de la cual deriva. En efecto; su estructura es también eranudo- cristalina, y sus componentes proceden de los de aquella roca. Los feldespatos son mucho más turbios, están rodeados de una costra rojiza de limonita, á la que deben su color rosado, y encierran abundante epidota en granos irregulares, sueltos unas veces y aglomerados con mucha frecuencia, y la horn- 152 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA blenda ha desaparecido por completo, siendo sustituida por clorita de birefringencia escasa, rica en granillos grises de ti- tanita deutógena, que no sólo se ha conservado dentro del pe- rimetro de prismas de hornblenda, pseudomorfizándolos, sino que ha emigrado, extendiéndose por la masa de la roca. El cuarzo es más abundante que en la sienita primitiva, formando venas y nidos irregulares y poco definidos, con todas las seña- les de ser un producto deutógeno separado de los minerales anteriores durante su evolución. La ilmenita primitiva de la sienita también se ha transformado, hallándose totalmente cambiada en productos grises opacos que conservan la forma del hierro titanado. El apatito es el único mineral de la sienita que ha pasado incólume á través de las acciones que transfor- maron todos los otros elementos de la roca. hd » Tal es la composición y estructura de la sienita de San Blas, enclavada en el granito en su contacto con el gneis, especie de roca que es bastante escasa en la inmediata sierra de Gua— darrama. » —El Sr. Secretario leyó las actas siguientes: SECCIÓN DE SEVILLA. Sesión del 7 de Octubre de 1893. PRESIDENCIA DE DÓN SALVADOR CALDERÓN. —Se leyó y aprobó el acta de la anterior. —El Sr. Cañal (D. Carlos), leyó la siguiente comunicación: La prehistoria en España. Notas historico-bibliográficas. «En la primera mitad de este siglo, cuando sustituyendo á las luchas de que habían sido teatro las naciones europeas, se produjo la calma que sigue necesariamente á los grandes pe- ríodos de agitación, del mismo modo que la luz aparece al ocultarse la obscuridad, cuando la actividad humana, sumida antes en los combates producidos por las revoluciones, se DE HISTORIA NATURAL. 153 aplicó de lleno al cultivo de la ciencia, apareció en el centro «dle Europa una nueva rama de conocimientos que había de ser fecunda en enseñanzas, útil á la humanidad y de resultados positivos y en alto grado reales. Nos referimos, como es fácil comprender, á la prehistoria. » No cumple á nuestro propósito hacer un estudio detenido de las vicisitudes, de los obstáculos y de los triunfos de la nueva ciencia hasta constituirse como tal. Hacia el año 1850, merced á los trabajos é investigaciones del francés Boucher de Perthes, en casi todas las naciones europeas buen número de sabios y hombres estudiosos consiguieron,tras una ruda cam- paña, implantar las investigaciones prehistóricas, que han ve- nido luchando hasta nuestros días contra prejuicios de escuela y preocupaciones infundadas de algunos que al cabo han lle— gado á comprender la perfecta armonía que puede existir, y efectivamente existe, á nuestro modo de ver, entre lo que ellos creían inconciliable. »En Congresos, Ateneos, Academias, Revistas y libros, los cultivadores de la nueva ciencia han expuesto sus doctrinas, dando cuenta de sus descubrimientos y emitiendo acerca de ellos, después de haberlos estudiado detenidamente, los jui- cios y las opiniones que tenían por más exactos. »Pero, fuerza es decirlo, mientras que los demás Estados, tanto europeos como americanos, trabajan sin cesar en la magna obra de reconstruir la historia primitiva del hombre, España ocupa en dicho orden de investigaciones un papel muy secundario, y si no yace por completo relegada al olvido en este respecto, es merced al esfuerzo individual, el cual ha pro- ducido libros que los gobiernos, por especiales circunstancias, no pueden amparar, ó realizado exploraciones que la nación no subvenciona. »Nuestra patria fué la última de toda Europa en tener hijos dedicados al estudio de la prehistoria, y mientras que en Fran- cia brillaban hacia la mitad de este siglo el ya citado Boucher de Perthes, Tournal, Bourgeois, Quatrefages, Lartet y Vibraye en Inglaterra Lyell y Lubbok, en Bélgica Schmerling, le Han y Shuermans, en Dinamarca Worsáe y Steenstrup, en Suiza Morlot, le y Pictet, en Italia Cocchi, de Rossi y Pigorini, en Alemania y Rusia de Bauer y Vogt, en el Nuevo Mundo Nott, Morton y Davis, y hasta dentro del suelo ibérico, en 151 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Portugal, Pereira da Costa, Delgado y Ribeiro, España no con- taba todavía con un solo nombre que poder citar al lado de los mencionados, que no son más que los principales de los dis—- tintos pueblos. »Aunque tardío, al fin se hace sentir entre nosotros el in— flujo de tan importante movimiento, originando investigacio— nes que motivan una literatura no desprovista ciertamente de interés, y acreedora á un trabajo de conjunto, todavía no rea- lizado, que motiva la ligera reseña que presento á continua- ción de las obras y escritos de prehistoria producidos por au- tores españoles. »El inolvidable D. Casiano de Prado fué el primero que en España trató con alguna extensión de cuestiones prehistóricas en su clásica Descripción fisica y geológica de la provincia de Madrid, Madrid, 1864, y en una circular que dirigió á todos los ingenieros de las provincias, señaló las cuevas, cavernas 0 grutas de que tenía noticias, recomendéndoles su explora- ción. Poco después, el profesor D. Juan Vilanova y Piera pu- blicaba una serie de artículos sobre Za antigiiedad del hombre en la Revista de Sanidad Militar (1), y luego la obra titulada Origen, naturaleza y antigiiedad del hombre, Madrid, 1872, des- tinada á exponer los descubrimientos más importantes reali—- zados hasta aquella fecha en nuestro suelo, si bien lo hace subordinando con exceso al geológico todos los demás aspec— tos de la cuestión. El Sr. Vilanova, cuya reciente muerte de- ploran todos los amantes de las ciencias naturales, ha sido durante treinta años el propagandista más activo de los estu— dios prehistóricos que ha existido en España. »Figura también entre los iniciadores de la nueva ciencia en nuestra patria el Sr. Góngora, profesor de Historia en la Universidad de Granada, el cual dió á luz las 42 tigiiedades prehistóricas de Andalucia, Madrid, 1868, obra lujosamente impresa, y que llamó mucho la atención en su tiempo (2), en la que su autor, sin entrar, como era muy natural en aquella (1) Vol. ni y 1v; Madrid, 18665 y 1867. (2) Posteriormente publicó su Carta sobre algunos nuevos descubrimientos. Ma- drid, 1870. DE HISTORIA NATURAL. ' 155 fecha, en ningún examen crítico de los objetos encontrados, describe estos minuciosamente y da noticias de muchas cuevas prehistóricas y monumentos megalíticos existentes en las pro- vincias de Málasa, Granada, Córdoba y Jaén. Por este tiempo, el profesor de la Universidad de Sevilla, Sr. D. Antonio Ma- chado, publicaba en esta capital andaluza varios artículos y folletos referentes á la ciencia prehistórica. El Sr. D. Francisco María Tubino, en sus Estudios prehistóricos, Madrid, 1868, re- unió aleunos escritos que acerca de los progresos de la arqueo- logia prehistórica y otros asuntos con éste relacionados, había dado á luz en distintas publicaciones. »Para el año siguiente, 1869, estaba convocada en Copenha- gue una de las sesiones del Congreso internacional de arqueo- logía prehistórica, á la cual habían de concurrir los más sa- bios arqueólogos, geólogos y antropólogos del mundo. Los pocos adeptos con que aun contaba la prehistoria entre nos- otros, viendo con disgusto que nuestra nación no estuviese dignamente representada en tan docta asamblea, hicieron cuanto les fué posible hasta conseguir que el Gobierno espa- nol nombrase sus comisionados: fueron estos los ya citados Vilanova y Tubino, los cuales intervinieron buen número de veces en las discusiones del Congreso y publicaron á su re— greso á España el Viaje cientifico d Dinamarca y Suecia, con motivo del Congreso prehistórico celebrado en Copenhague en 1869, Madrid, 1871. En tal ocasión nuestra patria ocupó por primera vez el puesto que nunca debió dejar de tener al lado de los de- más Estados europeos y americanos. » Desde este momento fueron familiares a los españoles las últimas noticias y descubrimientos prehistóricos y se despertó un verdadero afán por explorar todos los rincones del suelo hispano, siendo rara la provincia que no tuvo su prehistoria- dor, si se nos permite la palabra. En el decenio comprendido entre los años 1870 y 1880 se publicaron algunos folletos de diversa importancia, en los que se describen los hallazgos más valiosos realizados en varias regiones. En el año 1871 comenzó á ver la luz pública, bajo la dirección del Sr. D. Juan de Dios de la Rada y Delgado, la notable revista artística denominada Museo Español de Antigiedades (1), una de cuyas secciones (1) 10 vol. Madrid, 1871-1979. 156 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA estaba reservada á la aun naciente en España ciencia prehis- tórica: los escritores que más trabajos publicaron en ella fue- ron los Sres. Vilanova (1), Tubino (2) y Villa-amil (3). A la fe- cunda iniciativa de los dos primeros sabios, en unión con el Dr. Velasco, cuya casi coetánea muerte lloramos en estos mc- mentos, se debe la fundación, en el año 1874, de la Revista Antropológica Española, órgano de la Sociedad que llevaba el mismo nombre, y de la cual sólo aparecieron dos volúmenes. »Al llegar, pues, el año 1880 contaba ya la literatura pre- histórica española con no escaso número de obras. Mas. sin embargo, aún no se había dado á la estampa un libro en el cual el lector encontrase cuanto hasta entonces se hubiese des- cubierto, ni la exposición de las teorías que diariamente fun- daban ó iniciaban, en vista de los continuos hallazgos, los autores extranjeros. Esta necesidad, desde hacía largo tiempo sentida en España, fué satisfecha por el estudio, notable por muchos conceptos, titulado Prehistoria y origen de la civiliza- ción (4), debido á la pluma de nuestro sabio y querido maestro D. Manuel Sales y Ferré, quien prestó con él un verdadero servicio á la cultura patria, poniendo al alcance de todos los aficionados á estos estudios los conocimientos que antes sólo eran privilegio de los doctos (5). »Multiplicáronse los folletos en que se daba cuenta de los hallazgos prehistóricos realizados en nuestra Península, tanto de objetos como de monumentos, ambos abundantísimos en ella. A partir de tal fecha, año 1880, creemos que no se ha publicado Historia de España de alguna importancia que no lleve dedicadas sus primeras páginas á la prehistoria patria. Nótase, sin embargo, en aquellos la carencia de toda crítica al hacer la descripción de los objetos y yacimientos, y más que (1) Estudio sobre lo prehistórico español. Museo esp. de ant.; vol. 1, 1872, págs. 129 y 511. (Q2) Historia y progresos de la arqueología prehistórica. Muszo, etc.; vol. 1, pág. 1.*— Los monumentos megalíticos de Andalucía, Extremadura y Portugal, y los Aborigenes ibéricos. Museo; vol. vir, 1876, pág. 303. (3) Castros y mamoas de Galicia. Museo; vol. vi, pág. 195.-— Armas, utensilios y adornos de bronce recogidos en Galicia. Museo; vol. IV, pág. 99. (4) En publicación. Vol. 1, Sevilla, 1830. Con grabados. (5) La amistad que nos une con el =r. Sales védanos hacer de su Prehistoria los muchos elogios que merece; mas innumerables obras y Revistas, tanto españolas como extranjeras, se han encargado de fijar su verdadero valor y mérito. : DE HISTORIA NATURAL. 157 nada la falta de estudio comparativo de lo descubierto en el país con lo analizado y clasificado por los autores de otras na- ciones. Debido á esta causa, y para vergiienza nuestra, han tenido que venir los Lartet, los Siret, los Cartailhac y otros extranjeros á llenar tan importante laguna (1). »No dejan, sin embargo, de publicarse obras de prehistoria, Ó al menos que en parte de ella traten, y la Historia general del Arte, bajo la dirección de D. Luis Domenech (2); los notables Estudios de Sociologia, de D. Manuel Sales y Ferré (3); la His- toria general de España, escrita por individuos de número de (1) El Sr. Hoyos y Sáinz publicó, há poco tiempo, una nota bibliográfica de los autores extranjeros que han escrito de prehistoria española. (ANAL. DE La Soc. Esp. DE HisT. Nar.; vol. xx1, 1892; 4ctas, pág. 39-49), nota que vamos á permitirnos au- mentar con la indicación de algunos otros trabajos, de los cuales unos han visto la luz después de escrito el del Sr. Hoyos, en Julio de 1889, y con algunos pocos no: mencionados por dicho señor Hé aquí los nombres de los autores y de sus obras: VERNEUIL Y LARTET: Vote sur un sileo taillé trouvé dans le diluvium des environs de Madrid. Bull. de la Soc. géol. de France; París, 1863, 2 ? serie, vol. xx, pág. 698-702. HARLE: Za grotte 'Altamira, pres de Santander ¡Espagne ). Matériauz pour 'his- toire primit. et nat. de "homme; vol. xv1, 1881, pág. 275-233. ZABOROWSK1: L'homme prehistorique en Espagne et en Portugal. Revue scientifique, París, 1887, pág. 321. : SIRET: Les premiers áges du metal dans le sud-est de l' Espagne (a). Anvers, 1897, texto, 1 vol. en 4%; atlas, 1 vol. en f."— Revue des questions scientiflques; Bruse- las, 1888. — Collignon: Revue d'Anthropologie, 3.2 serie, vol. 111, París, 1888, pág. 597. JACQUES: L'ethnologie prehistorique dans le sud de Espagne. Bull. de la Société d'Anth. de Bruxelles, 1888. ENGEL: Fouilles executées auz environs de Séville. Revue archéologique, París, 1891, página 87. E. H.: Fovilles en Espagne L'Anmthropologie, vol. 1, París, 1890, págs. 153. SIRET: Vowvelle campagne de recherches archéologiques en Espagne. La Jin de l'ézoque neolithique. D'Anth., vol. 11, 1893, núm. 4.9, Julio-Agosto. E. C.: Decouvertes prehistoriques en Espagne. D'Anth., vol. 1v, pág. 123. (2) Barcelona, 1886; en publicación. La parte que en ella se dedica á la arqueolo- gía prehistórica es importante, m%s que por el texto, por el gran número de graba- dos y dibujos intercalados en el mismo, y que contribuyen en gran modo á ilustrar al lector. (3) En publicación. Vol. 1, Estado primitivo de la sociedad humana, Madrid, 1880. Puede considerarse este volumen, al que seguirán otros tres que en breve ha de dar á la estampa el Sr. Sales, como continuación de su Prehistoria. La nueva publicación de nuestro docto maestro encierra datos interesantísimos, y tiene más valor aún por ser la primera obra de Sociología qne ha visto la luz pública en España, como acer- tadamente dice el Sr. Altamira al hacer un juicio crítico de la misma en Za España Moderna, Madrid, 1889, pág. 193-203, y en el Boletín de la Institución libre de ense- ñanza, vol. xt111, Madrid, 1889, núm. 291, pág. 112-144, (a) Esta obra fué citada por el Sr. Hoyos; nosotros añadimos los extractos más completos que de ella se han hecho. 158 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA la Real Academia de la Historia y dirigida por el Excelentísimo Sr. D. Antonio Cánovas del Castillo (1); la 47gueología prehis- tórica, de D. Manuel de la Peña y Fernández (2), y la Z0eria protohistórica, Valladolid, 1891, del Sr. Cuveiro Piñol, bastan para comprobarlo. » Debemos, antes de terminar esta ligera reseña, hacer mé- rito de dos publicaciones que honran sobremanera á nuestra patria. Nos referimos á los ANALES DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HistTorIA NATURAL (3) y al Boletín de la Asociación de Ex- cursiones Catalana (4), que da cuenta muy á menudo de las excursiones realizadas por dicho Centro á los distintos puntos del Principado (5). »Para concluir estos apuntes no podemos menos de citar también dos corporaciones que han contribuido de una ma- nera eficaz al adelantamiento de las investigaciones prehistó- ricas en España, que son el Ateneo Científico y Literario de Madrid y el Ateneo y Sociedad de Excursiones de Sevilla. Hanse sostenido en el primero interesantes discusiones, y larga ha sido la serie de conferencias iniciada por el Sr. Vilanova en el curso de 1867 á 1868, pronunciadas desde su cátedra. Fundóse la segunda Sociedad el año 1886, merced á la iniciativa del profesor de Historia Universal de nuestro primer centro do- (1) Madrid, 1890; en publicación. Tiene e-ta obra dos partes relacionadas con nuestro estudio, que son las tituladas Geología y protohistoria ibéricas y Primeros pobladores historicos de la Peninsula Ibérica. Débese la primera, que, así como la se- gunda, está aun por terminar, á los Sres. D. Juan Vilanova y Piera y D. Juan de Dios de la Rada y Delgado. La referente á los Primeros pobladores... se encomendó al sabio orientalista, Excmo. Sr. D. Francisco Fernández y González, y en verdad que estuvo acertada la Real Academia al designar individuo tan docto para escribir la parte quizá más interesante de la Historia de España; el trabajo del Sr Fernández y González revela una erudición tan inmensa y unos conocimientos tan vastos, que creemos sería dificilmente sustituible sin gran perjuicio para la historia patria; ¡lás- tima grande que la muchedumbre de datos que su autor ha aportado introduzca alguna confusión en la forma del trabajo! A (2) Sevilla, 1892. Merece consultarse este libro como recopilación que es de lo más importante que hasta hoy se ha dicho en prehistoria, y que se halla esparcido en Re- vistas y obras extranjeras de no fácil consulta. (3) Esta interesante Revista ha terminado ya su primera serie, que consta de 20 volúmenes; Madrid , 1572-1891, conteniendo muchos trabajos de antropología y pre- historia, debidos á las plumas de los más versados en España en tales estudios. (4) Butlleti de P Associació a'Excursions Catalana, Barcelona. Lleva publicados 15 volúmenes, siendo el primero el correspondiente al año 1877. (5) También la Revista de Ciencias históricas , de Barcelona, se ocupa con frecuen- «cia de las investigaciones prehistóricas. ' DE HISTORIA NATURAL. 159 cente, Sr. Sales y Ferré, y desde entonces ha dado á conocer en innumerables excursiones no pocos restos prehistóricos que antes yaciían en el olvido; notables han sido, por último, las conferencias dadas por el mencionado Sr. Sales, por el sabio geólogo, nuestro Presidente, Sr. D. Salvador Calderón, y por algunos otros aficionados á estos estudios que, según frase ajena, tienen de nobles lo que de desinteresados y patrióticos.» —El Sr. Calderón dijo que acababa de hallar ejemplares del Buliminus ( Mastus) hispalensis, descrito recientemente por el Sr. Westerlund en su Vaunula de Sevilla, en la lama proce— dente de las crecidas del Guadaira en Morón. Como se trata de una especie y un género citado en España de una sola locali- dad, Alcalá de Guadaira, donde el Sr. Calderón lo recogió hace algún tiempo, el nuevo hallazgo es digno de mención. —A continuación el mismo señor dió lectura á algunas co- municaciones de eminentes botánicos sobre la simbiosis de los líquenes, insertas en el núm. 158 de Ze Vaturaliste, lo que motivó algunas observaciones de varios señores socios. SECCIÓN DE SEVILLA. Sesión del 4 de Noviembre de 1893. PRESIDENCIA DE DON SALVADOR CALDERÓN. —Se leyó y aprobó el acta de la anterior. —El Sr. Medina leyó la siguiente nota bibliográfica: Algunas hormigas de Canarias recogidas por el Sr. Cabrera y Diaz, por M. Auguste Forel. «El distinguido mirmecólogo de Zurich acaba de publicar una interesante nota (1) acerca de los formícidos recogidos por nuestro diligente consocio Sr. Cabrera, y que amplía los datos que tuve el honor de comunicar á esta SoCIÉDAD el pasado año, (1) Eztrait des Annales de la Sociéte Entomologique de Belgique, tomo xxxvI1, 1893. 160 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA para el conocimiento de la fauna mirmecológica canariense. »Hé aquí la nota integra del Sr. Forel. »Camponotus maculatus Fab., 7. hesperinus Emery. La Punta Tenerife (Cabrera y Díaz); Tenerife (Heer). »Leptothoraz Cabrere n. sp. $ L. 2,84 3,8 mm. Ocupa por su forma y su aspecto un lugar intermedio entre los £Z. Rotten— bergi Emery y Risit Forel. Tiene el color enteramente negro del Z. Rottendergi, y se aproxima también por los demás carac- teres á esta especie. »Se distingue de ambas especies por la ausencia completa de espinas en el metanoto; la $ major tiene en él dos pequeños dientes triangulares, más anchos que largos; la $ minor no tiene rastro de dientes. Esta última tiene la escultura más débil y la talla más estrecha que la $ major, como sucede en el Z. Rottenbergt. »La Punta en el tanquillo, Tenerife (Cabrera y Díaz). »Pheidole tenerigana n. sp. 4. L. 3,8 mm. Difiere de la P. me- gacephala por los caracteres siguientes: cabeza tan ancha como larga, más ancha que en la megacephala, fuerte y anchamente escotada por detrás (más anchamente que en la megacephala), fuertemente estriado-rugosa á lo largo, de un extremo al otro, excepto por detrás del occipucio (alrededor del agujero occipi- tal), donde es bastante lisa. Las arrugas son paralelas del occipucio al borde anterior y sus intervalos son lisos y brillan- tes. El centro del epistoma es liso y brillante. Las aristas fron- tales están prolongadas por una fuerte arruga hasta la extre— midad de los escapos. Estos últimos están alojados en un ca- nal distinto, apenas débilmente reticulado en el fondo. Los lados de la cabeza son bastante paralelos y la cabeza no se estrecha hacia el occipucio como en la megacephala, 6 no lo está sino un poco en los ángulos occipitales, inmediata- mente después de su porción más ancha. Pronoto apenas tu— berculado por encima. Una impresión transversal muy dis- tinta en el centro del mesonoto. Espinas del metanoto más anchas en su base que en la megacephala, formando una pirámide con tres aristas. Nudo del primer artejo del peciolo bastante grueso, obtuso, entero y redondeado en el vértice, mucho más grueso que en la megacephala. Segundo nudo, casi dos veces más ancho que largo (tan largo como ancho en la megacephala). Lo demás como en la megacephala, en particular DE HISTORIA NATURAL. 161 la pelosidad, el color y el resto de la escultura; pero la parte anterior del abdomen (la base) es de un amarillo parduzco, mientras que el resto del abdomen es de un pardo-oscuro. »Laguna, Tenerife (M. Medina). »G L. 2,8 mm. Relativamente al soldado, y aun de un modo absoluto, es más grande que la megacephala, de la cual se dis- tingue por su cabeza mucho más gruesa, por el segundo nudo del peciolo que es más ancho que largo, y por la impresión transversal muy distinta que se encuentra en el centro del mesonoto. Cabeza lisa y brillante, excepto por delante, donde presenta algunas estrías. Abdomen pardo-oscuro, con el tercio basal anterior amarillento. Pilosidad un poco más levantada 6 erizada y más larga que en la megacephala. Lo demás como en esta especie. »Las Palmas, Canarias (Cabrera y Díaz). »No estoy absolutamente cierto que esta $ pertenezca al sol- dado que acabo de describir, pero es más que probable porque los caracteres fundamentales son los mismos. Se parece bas— tante á la P2. striativentris Mayr, de la India, pero la cabeza se parece más á la de la 72ombinoda Mayr. »Solenopsis orbuloides André, 7. canariensis n. st. L. 1,3 mm. aproximadamente. El epistoma avanza mucho más hacia de- lante que en el orbuloides típico y se termina por dos dientes distintos; sus aristas están más aproximadas y divergen menos hacia delante; las aristas frontales están también más aproxi- madas. (En el orbuloides las aristas del epistoma están muy separadas y son muy divergentes; no se terminan por dos án- gulos, y el epistoma, bastante truncado, no avanza más que muy débilmente hacia el centro.) Último artejo de la antena fusiforme (en el orbuloides es grueso y obtuso en la extremi- dad). Los ojos son ligeramente más pequeños (en el orbuloides son relativamente tan grandes como en el S. fugaz). El pri- mer nudo del peciolo es más pequeño, menos elevado, y sobre todo menos largamente peciolado que en el orduloides (apenas peciolado). La base del abdomen, fuertemente atenuada en el orbuloides, lo es apenas en el canariensis; es un poco truncada. La pilosidad, y sobre todo la puntuación pilígera, son más fuertes que en el orbuloides. Lo demás como en el orbuloides, pero de un amarillo un poco menos claro. »Esta raza deberá probablemente formar una especie cuando ACTAS DE LA SOC. ESP. —XXII. 11 162 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA se la conozca mejor. La refiero al orbuloides que es muy vecina para no multiplicar las especies de un género ya tan difícil. »La Punta, Tenerife (Cabrera y Díaz). »Un y negro, con patas de un pardo amarillento, con dns hialinas y de una longitud próximamente de 3,4 mm.; me ha parecido pertenecer á esta especie; pero es preferible no des- cribirlo hasta que se haya encontrado la obrera correspon= diente. Proviene de Laguna, Tenerife (Cabrera y Díaz). »Las especies siguientes han sido además recogidas en Te- nerife por el Sr. Cabrera y Díaz: | Camponotus Fee Emery, erylhropes Emery dm. litt. Y Lasius miyer L. $ y Prenolepis longicornis Latr. 4 Plagiolepis pyymea Latr. $ Q Tetramorium cespitum L., raza depressum Forel. 4 Q Y Tetramorium cespitum L. var. Aphenrogaster (Messor) barbara, raza sordida Forel. % Monomorium Salomonis L. $ Monomorium Medine Forel. $ Cremastogaster Alluaudi Emery ím. litt.» —El Sr. González Fragoso leyó las siguientes Notas algológicas. Algas de la costa de Cádiz. Laminaria Phyllitis Lamour.—Cádiz! Chorda lomentaria Lyngb.—Idem. Cutleria multifida Sm.—Idem. Dictyota dichotoma Huds.—Idem. Asperococcus echinatus Mert.—Idem. Rhodomela lycopodioides L.—Idem. Jania rubens L.—Idem. Rhodymenia laciniata Huds.—Idem. Gracilaria compressa Ag.—Idem. Ceramium rubrum Huds.—Idem. C. acanthonotum Carm.—Idem. Ulva Linza L.—Idem. Porphyra laciniata Lightf.—Idem. P. mimata Ag.—Idem. DE HISTORIA NATURAL. : 163 Algas recogidas cerca de Laredo por D. Odón de Buen. Cystoscira fibrosa Huds.—Laredo. Striaria attenuata Grev.—Idem. Corallina oficinalis L.—Idem. C. squamata Parck.—Idem. Calliblefaris jubata (Woodw. et Good).—Idem. Gelidium corneum Huds. G. latifolius Harv.—Idem. Chondrus crispus L.—Idem. Ch. norvegicus Gm.—Idem. Algas de la provincia de Sevilla. Oscillaria tenvis Ag. En una charca con la Clodophora fracta. Carmona (Cabrera). Nostoc humifusum Carm. En tierra, después de lluvias. Sevilla! Lyngbya ochracea Thur. En un depósito de agua estancada. Sevilla! —Hl Sr. Calderón leyó la siguiente nota bibliográfica: Noticias de un trabajo de mecánica geológica del Sr. G. F. Becker. «El distinguido geólogo norte-americano, cuyo nombre enca- beza esta nota, ha publicado recientemente un trabajo trans- cendental, como todos los suyos, encaminado á examinar los resultados del esfuerzo de compresión homogéneo y circuns- crito sobre las rocas, el movimiento de corriente y la ruptura de las mismas bajo dicha acción compresora (1). Es un estudio transcendental, difícil de comprender en su totalidad por las personas no versadas en los estudios matemáticos, y que se presta poco á ser extractado con brevedad; á pesar de lo cual me ha parecido que podría interesar á mis consocios un breve cuestionario del contenido de trabajo tan importante. »Han sugerido al autor el pensamiento de las investigacio- nes que voy á reseñar, los trabajos de campo realizados por él mismo en la Sierra Nevada de California, que es una cadena (1) Finite homogeneus strain, low and rupture of rocks.—(Bulletin af the geological Society of America, vol. 1v, páginas 13-90. Rochester, 1893.) 161 ACTAS DE LA SCCIEDAD ESPAÑOLA cortada por fallas, planos de juntura y exfoliaciones imposi- bles de representar en una escala pequeña. En ciertas áreas las citadas manifestaciones dinámicas se presentan en una forma muy sistemática, como afectadas uniformemente por esfuerzos circunscritos, y son las que se toman en cuenta para el estudio del proceso mecánico que investiga el Sr. Becker. »El trabajo en cuestión puede dividirse en dos partes: una preliminar, que se refiere á la doctrina física y mecánica del problema; otra á las aplicaciones geológicas que pueden sacarse de las anteriores investigaciones. »Empieza el autor por considerar el trabajo de compresión limitado como un punto bajo el respecto cinemático, tomando en cuenta todos los casos posibles de un modo general. La consideración más importante se refiere á la teoría de los planos de esfuerzo tangencial máximo y á la manera según la cual se disponen estos con relación á la masa del sólido que sufre el esfuerzo. Esquematiza las relaciones de este trabajo mecánico con el de compresión y examina la ley de Hooke, aleo diferente de la formulada por él, diciendo que el esfuerzo es proporcional á la compresión cuando las deformaciones son limitadas. »Termina el autor esta parte preliminar dando los conceptos de viscosidad, corriente de masa, plasticidad, ductilidad y ruptura, y examinando las semejanzas del estado sólido plástico con el fluido. »La segunda parte del trabajo que reseño se refiere á las aplicaciones á la geología de la doctrina mecánica expuesta en la primera. Se hace cargo de los efectos de la simple pre- sión rotatoria, y muestra cómo una misma presión puede pro- ducir dos series de grietas Ú roturas que se crucen próxima—- mente en ángulo recto si obran sobre una roca frágil. Si ésta. en cambio, es plástica, se originan en vez de los dos sistemas de fractura, dos de hojosidad. La disposición paralela á las capas que adoptan los granos achatados de arena y las lami- nillas de mica se explica también por la misma causa. »Examina después el autor el caso de una masa rocosa que descansa sobre un cimiento dúctil y que está sometida á una fuerza inclinada, el cual se aproxima indudablemente al de una presión sencilla rotatoria. El resultado de ambas cosas parece ser la producción de una hojosidad asimétrica. DE HISTORIA NATURAL. 165 »En otro caso, aun más interesante que el anterior, sobre una masa que reposa sobre un cimiento rígido actúa una fuerza en dirección oblicua á dicho cimiento. La acción es en último término la de una simple presión rotatoria, pero los resultados variarán según que la materia rocosa afectada sea rigida y fragil, 0, por el contrario, plástica. En el primer caso, si la compresión obra gradualmente y el material no se hace, por tanto, viscoso, se romperá en columnas cuyos ejes serán paralelos al plano fijo del soporte y perpendiculares al esfuerzo; mas si la acción obra tan rápidamente que produce el reblan- decimiento de la roca, se origina una serie de grietas dirigi—- das según una línea intermedia entre la de fuerza y la pro-— yección de ésta sobre el plano fijo. Si se trata de una roca plástica, las fracturas que intersecan el ángulo formado por la línea de fuerza y el plano fijo serán remplazadas por exfolia— ciones planas de una extensión mayor ó menor, las cuales pueden adquirir el caracter hojoso (1) cuando conservan una dirección Casi constante. »Pasa el autor á discutir la cuestión del espaciamiento de las fracturas por la acción de presiones inclinadas, en la hipótesis de que su disposición determina una gran despotencialización de la energía. Semejante proceso se expresa por una sencilla fórmula que representa el espesor de una columna en una dirección perpendicular á cada par de planos límites, fórmula aplicable solamente cuando la ruptura no es producida por un empuje súbito. Como casos particulares comprende dicha fór— mula la formación de sistemas regulares de grietas paralelas y de fallas desordenadas. Cuando el esfuerzo es impulsivo, la interferencia de las vibraciones que siguen á la ruptura, pue- de causar otras rupturas paralelas, y quizás del mismo modo se origine la hojosidad grosera de las pizarras tegulares. »Las rupturas producidas por la tensión originan líneas encorvadas ó interrumpidas y no planos aislados. A este pro— ceso atribuye la estructura columnar de las lavas. (1) En realidad ni los adjetivos hojoso ni pizarroso expresan la idea de la estructura de que aquí se trata: la slaty de los ingleses y ardoisé de los franceses. Carecemos de palabras que distingan la pizarra arcillosa y la ardoisé, ésta de estructura más regular que la anterior y que se deja dividir fácilmente en un número ilimitado de láminas finísimas. Semejante estructura podría llamarse quizás »ojaldrada, palabra castiza y que se aproxima más que ninguna de las usadas entre nosotros para expre- sar dicha propiedad. 166 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA »En la última parte de su trabajo examina el autor las teo= rias y observaciones dadas á conocer por los geólogos sobre las junturas y la exfoliación pizarrosa, mostrando un amplio conocimiento de la literatura científica en la materia: Sostiene que las junturas van siempre seguidas de fallas macro y mi- croscópicas y que están íntimamente relacionadas con la ex- foliación laminar. Esta ha solido explicarse por la presencia de hojuelas de mica y de particulillas echadas en el seno de la roca; pero semejante explicación resulta inaceptable desde el momento en que se sabe que el vidrio, la cera y otras substan- cias han adquirido artificialmente la estructura pizarrosa sin necesidad de adicionarlas cuerpos extraños, y que, en cambio, se observan á cada paso rocas sedimentarias con partículas aplanadas y paralelas á la estratificación que no muestran, sin embargo, ninguna exfoliación pizarrosa. Esta resulta, según la teoría del Sr. Becker, de agentes dinámicos en de— terminadas condiciones, esto es, de presiones inclinadas bajo pequeños ángulos con respecto al plano de exfoliación y en ángulo recto á los granos de la pizarra, calculando en cada erano los lados y las terminaciones. Así los fósiles se prolon- gan por deformación mecánica en una dirección determinable, que es la del grano, y se contraen en los planos de exfoliación en ángulo recto á éste y por junturas principales que interse— can los planos de exfoliación á lo largo del grano. »Como se ve en el proceso mecánico de las deformaciones de las rocas por presión, tal como le estudia el Sr. Becker, se toman en cuenta, además de los movimientos generales, hasta ahora casi exclusivamente atendidos por los geólogos, los re— lativos y moleculares. Sin estos últimos no pueden fraguarse junturas, exfoliaciones ni hojosidades, y por tanto tienen tanta transcendencia orogénica como los movimientos generales de masa que producen las fallas más considerables. Tales conclu- siones son indudablemente las más importantes á que llega el autor, pues convierten el fenómeno local y aislado de las gran- des fallas en un caso particular de un número indefinido de fallas diminutas, la suma de cuyos efectos debe constituir un poderoso agente, cuya transcendencia podrán revelar los ulte- riores trabajos del eminente geólogo norte-americano.» DE HISTORIA NATURAL. 167 Sesión del 6 de Diciembre de 1893. PRESIDENCIA DEL SEÑOR D. FRANCISCO DE P. MARTÍNEZ Y SÁEZ. e —$Se leyó y aprobó el acta de la sesión anterior. : e l Mo E —(Quedó admitido como socio numerario el señor Dávila (D. Mariano), de Badajoz, propuesto en la sesión anterior por el Sr. Quiroga en nombre del Sr. Sáenz. —Se hicieron dos nuevas propuestas de socios. —El Sr. Fernández Navarro leyó la siguiente nota, remitida por el distinguido jardinero del Botánico D. Luis Aterido: Dos nuevas especies de la Flora de Madrid. «En una excursión que hice á primeros de Septiembre del corriente año por los alrededores del Cerro negro, en busca de algunas especies propias de dicha época é indicadas en la mis- ma localidad, llegué hasta el sitio denominado Pradera del Corregidor, y en las orillas del río Manzanares la casualidad me hizo fijar en una planta que me llamó la atención por su aspecto: se trataba de una Amarantácea, Amaranthus spino— sus L., cuya especie no ha sido citada como espontánea en la provincia de Madrid. De dicha planta recogí algunos ejempla- res, que poseo, cuando observé que no era una planta sola la que existía, y después de recorrer parte de la ribera, pude ver tres ejemplares bastante frondosos en una de las isletas que se forman en el Manzanares por esta época. »La especie no es indigena de España, ni menos de la pro— vincia de Madrid; pero muy bien pudiera encontrarse en el caso de otras que han llegado á considerarse espontáneas, de la misma familia, y aun del mismo género, como son algunos Amarantivus, y una Á lternanthera que abunda en las calles de Cádiz y Jerez. » Al mismo tiempo encontré por el sitio indicado otra planta de la familia de las Compuestas, Pascalia glauca Orteg., que si bien es americana, se ha propagado bastante en el Jardín 168 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Botánico hace algunos años, costando trabajo descastarla , y que puede considerarse como espontánea en dicho Jardín. Tal vez huída d escapada del mismo, haya encontrado sitio á pro- pósito para su vegetación. » Dos son, por lo tanto, las especies, que muy bien pudieran considerarse como espontáneas én la provincia de Madrid para el aumento de su flora, si, como es mi deseo, vuelvo á encon- trar en tiempo oportuno dichas especies, ya en el sitio indi- cado, 0 bien siguiendo el cauce del Manzanares hasta su unión con el Jarama en Vaciamadrid, por encontrarse las plantas indicadas en lugar donde las semillas pueden ser arrastradas por la corriente de las aguas á puntos más distantes del en que las he encontrado en el presente año. En este caso se po- drá asegurar la existencia de dichas especies como formando parte de la Flora de Madrid. » —El Sr. Hernández (D. Carlos), manifestó á propósito de la comunicación anterior que él también había visitado la loca- lidad á que se refiere el Sr. Aterido, aun cuando en época an- terior, esto es, á principios de Julio, en compañía del Sr. Bo- livar, y que habían obtenido un resultado análogo en lo relativo a la fauna entomológica, encontrando un ortóptero, Platycleis laticauda Brunn., que se tenía por más meridional, puesto que sólo se había citado de Mesina, Argelia, Andalucía y de las islas Canarias. Dicha especie se encontraba en alguna abun- dancia en la meseta del Cerro negro. Dijo, además, que en las laderas que bajan hacia el río habían hallado también dos hemípteros, no muy, frecuentes en los alrededores de Madrid, y que, si bien estaban citados de dicha localidad en la Enumeración de los hemipteros de los Sres. Bolívar y Chicote, publicada en estos mismos ANALES (tomo vi), lo habían sido tan sólo con referencia á la colección del señor Pérez Arcas, sin que después se hubiesen vuelto á encontrar. Son dichos hemipteros el Zrigonosoma eruginosum Cyrillo y el Orgerius Perezii Bolivar, de cuya última especie sólo se co- nocía el ejemplar que sirvió para la descripción. Añadió que no era el Platycleis laticauda Brunn. la única especie hallada durante el verano que acababa de transcurrir, y que había venido á aumentar la fauna ortopterológica de los alrededo- res de Madrid, sino que también se encontraban en el mismo caso la Labia minor L., de la que el Sr. Cazurro había cogido DE HISTORIA NATURAL. 169 un ejemplar, y el Stauronotus brevicollis Eversm., especie esta última que se encuentra á ambos lados del Manzanares, entre la Puerta de Hierro y el puente de San Fernando, y que pro— bablemente se extenderá á otras localidades de estos alrededo- res, de la cual se ha podido recoger suficiente número para resolver las dudas que respecto á ella tenían los Sres. Bolívar y Cazurro, que en años anteriores habían hallado aleún ejem- plar 9 aislado, mezclado con el Stauronotus maroccanus Thunb.; y por último, citó también como especies recogidas en las ex— cursiones á Ribas, en esta misma provincia, que se habían llevado á cabo por los Sres. Bolívar, Cazurro y varios alumnos del Museo, el Stauronotus crassiusculus Pantel, Ocnerodes Brun- neri Bol., Saga serrata Fabr., Platyblemmus lusitanicus Serv. y otras varias especies menos raras, y de las que las dos prime— ras son también adquisiciones nuevas para la fauna de Madrid, si bien el Ocnerodes no se encuentra sólo en Ribas, sino en las machotas de El Escorial.» —El socio D. Luis de Hoyos Sáinz leyó el siguiente estudio sobre Los campurrianos. «Llámase campurrianos á los habitantes del valle alto del Ebro, que en general comprende la mayoría del partido de Reinosa (Santander), y que aquí le incluimos totalmente, uniendo á los tres valles de Campóo y los ayuntamientos de Valdeolea, Valdeprado y Valderredible al Sur, y Pesquera, Santiurde y San Miguel de Aguayo al Norte. Esta región, muy bien limitada por caracteres geológico-topográficos, es intere- sante etnológicamente considerada, pues corresponde á los antiguos cántabros juliobrigenses, que eran considerados como los más puros, por ser los de la Cantabria central y hallarse menos mezclados, por tanto, al resto de las razas que poblaron la región norte ú céltica, probablemente. Habiendo reunido un regular número de observaciones sobre tal región , ayuda- do en parte por los doctores Rúbago y Viñals, y pudiendo am- pliarle hasta la cifra de 62 por el generoso ofrecimiento del Dr. Olóriz, que nos ha cedido las por él recogidas en indivi- duos de dicha procedencia, podemos adelantar aleunos datos antropométricos que aclararán lo que á la etnogenia de los 170 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA cántabros en general, y de los campurrianos especialmente, se refiere. »En primer lugar, puede afirmarse la dualidad de los indi-. viduos de tal región, pero debida á un antiguo cruzamiento que no ha conseguido fundir en una las dos razas componen- tes, como se observa por la yustaposición de caracteres en ciertos individuos, y la separación de los mismos en los repre- sentantes más puros de las dos razas elementales. »El ÍNDICE CEFÁLICO y sus elementos nos dan los resultados siguientes: como valor medio sintético de los índices obteni- dos, la cifra 78,21, exactamente igual en nuestras observacio- nes que en las del Sr. Olóriz, coincidencia de capital interés, pues indica una constancia que prueba la homogeneidad de la población, en dos series diversas de observaciones. Los va- lores del índice son: o AS 85,2 | Variación + 7 -+ 30 Medio. hot 78,2 29] Total, 12,2. Casos (1) E Mínimo. ...¿z0.. 73 | Variación — 5,2 Sd Corresponde el valor medio á un mínimo central que separa los dos elementos, dándose, como se ve, los máximos de fre- cuencia en 76 y en 80, aunque prolongándose más la variación en el sentido de la braquicefalia, como si esta fuera el ele- mento más antiguo. El mínimo de 73 corresponde además á un reinosano de poca pureza de sangre, como la mayoría de los dolicocéfalos que los da la villa, en donde seguramente han influido más los elementos extraños ú posteriores en el país; por el contrario, el máximo corresponde á Celada de los Cal- «lerones, que como todo Campóo de Suso, es más braquicéfalo en general que el resto del partido, coincidiendo con un indi—- viduo de índice gonio-cigomático mínimo que da la cara más triangular 6 estrecha por abajo, carácter que parece acompaña á la braquicefalia. La amplitud de la variación de 12,2 nos muestra una pureza de raza notable, pues en las poblaciones de Europa la variación es mayor, siendo de 20 unidades en - raza que se cita como homogénea que son los Auvernios, su- biendo á 27 en los Bávaros y quedando en 19 en las Kábilas y A AA A A AAA A AAA A AAA AAA AAA (1) Los positivos + son los que están por encima del valor medio, y los negati- vos — por bajo de él. ; DE HISTORIA NATURAL. 171 16 en varios distritos alemanes; de la única región de España que hay datos, que es la vasca, la variación es de 13, resultan- do igual por ser allí mayor el número de observaciones. La distribución serial es la siguiente: TUS ADA 16 TIAS. 19: -3081:. 82". 83) 84:85 MS e e a os lei: Y ME AS O en la que coinciden las hechas separadamente con las dos series y también la de cráneos de la misma región medidos por mí, previa la reducción de las dos unidades de exceso del índice en el vivo. La comparación con los datos de los vascos nos muestra una menor braquicefalia, pues el índice medio vasco es de 79,1 y los máximos con frecuencia son más altos en una unidad que, en Campóo. En el mapa inédito del Sr. Oloriz puede hacerse la comparación con los partidos circundantes, y vemos que por todas partes, excepto la SE. que corresponde á Sedano y Villarcayo, es mayor la braquicefalia, pues por el NO., que alcanza el máximo, llega á 84,56, término medio de la zona formada por los cuatro partidos de Cabuérniga....... o ra 284,46 BOE tato ato eds rn 4326 San Vicente ta 82,50 OC rro aa oe) que forman en toda la región Norte ú cantábrica uno de los núcleos de braquicefalia. Por el N., siguiendo la cuenca del Besaya y luego del Pas que comprende el partido de Torrela— vega, el índice se mantiene en 79,8, separando la región occi- dental de la oriental formada por el valle de Pas con los par— tidos de Villacarriedo. ........ Matt OS ¡Ramales aretes 3h eta AO . 82,64 que unidos dan un índice de 81,39, separado por los montes del Escudo y sierras de Espinosa, de la gran influencia dolico- céfala de los partidos de SOdanO nt as ts ESO VALATCaNO a to e atte ando O 2 172 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA que unidos dan 77,80, y que han influído más, como es natu— ral, en la región occidental subpirenaica formada por Cervera cool ota o 78,92 Villadiego a RS 79,01 que sin embargo se mantienen superiores á el de Reinosa por su valor medio de 78,96. Es de presumir, pues, que los dolicocéfalos subieron del SE. viniendo de Tierra de Campos, atravesando el valle por las vías más practicables que hoy coinciden con la carretera y el fe- rrocarril, se detuvieron pasada la sierra de Brañosera en las vegas y llanuras de Campóo dejando sentir su influencia, y continuaron por la cuenca del Besaya, si bien ya con menor intensidad hasta llegar á la costa, donde los índices vuelven a descender bastante. Los dos factores del índice cefalométrico corresponden, como es natural, á las propiedades del mismo: el diámetro antero pos- terior de la cabeza varía de 180 á 200 mm., siendo este máximo bastante frecuente, su valor medio es de 190,3, inferior en 3,7 al de los vascos, así como el diámetro transverso maximo lo es en 3,4 (cifra casi igual, lo que teniendo en cuenta la mayor medida del primero, ya nos indica que los campurrianos han de ser más dolicocéfalos), con un valor medio de 150 mm. y unos límites de 143 y 160, siendo esta cifra también frecuente. El ÍNDICE NASAL nos da una mayor diversidad, si bien es constante en todas las series la gran amplitud de sus límites, y más aun en las medidas del vivo. Su característica es la siguiente: MAXIMO ao 85,3 Variación q 18,5 ) e 34 Medio...... q OS Total, 30,2. Casos 55.1 Variación — 11,7 ) dB Lo que llama inmediatamente la atención es la gran plati- rrinia de Campóo, y aunque puede que se reduzca algo en pos- teriores observaciones, no bajará mucho del medio 66,8, pues el máximo con frecuencia en la serie está en 72, y como se ve tanto la diferencia por exceso, como el número de casos que exceden del valor medio, son más numerosos que el de los inferiores á él. Esta platirrinia tan extremada es más de notar cuanto los valores de los vascos varían de 43 :á 68 con un me- DE HISTORIA NATURAL. 173 dio de 56,9, cifra en la que casi empieza nuestra serie, que se prolonga en los valores altos de 70 á 80, indicando una gran intensidad y predominio de los platirrinos, no compensada con la cifra aislada de 49 que nos ha dado un individuo y que no podemos tomar en cuenta: esta es, pues, la diferencia esencial que puede separar á la región cantábrica de la vasca, cosa ya indicada por nosotros (1) y que se ve en la correlación de los índices del vivo con el cráneo, pues mientras en los cráneos vascos el índice máximo es de 53, el de los cántabros sube á 62, y el medio es respectivamente de 45,4 y 47,3. La altura media de la nariz es de 49,5 mm., que baja á 45 y sube á 55, lo que da una diferencia de 12 mm., que resulta bastante grande en magnitudes tan pequeñas: el ancho máxi- mo en la separación de las alas tiene un valor medio de 33, pero llega á 39 y baja á 30, dando por tanto las extremadas platirrinias que individualmente alcanzan á las de las razas negras y amarillas de nariz más ancha, si bien veremos que por la forma de la nariz y con un criterio meramente impre- sionista y morfológico, no se sospecha tal platirrinia en los habitantes de Campóo. La TALLA, aunque es un factor muy personal, nos da una de las caracteristicas de los individuos que estudiamos, y hacien- do la separación serial en cada uno de los grupos admitidos, tenemos: Tallas muy pequeñas, hasta 1.500.......... 00 Tallas pequeñas, á 1.600........... a LO Tallas medias, 1.600 4 1.650......... E o) Tallasialtas de 100 aros ass or a ZE Tallas muy altas, más de 1.700. ........... 16 La talla media es de 1.642,6, y las extremas y diferencias to- tales y parciales con relación á la media son las siguientes: Máxima . ol Variación == 116 Media its 1.642 Total, 256. Mínima........ 1.502 ' Variación — 140 Comparando con la región vascongada, resulta la sorpresa de ser la talla mayor, pues la determinada por el Sr. Aranzadi (1) Hoyos Y ARANZADI: Un avance á la Antropología de España. Madrid, 1892, 171 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA para los vascos es de 1.640, llegando á 1.779 y descendiendo sólo a 1.535, pero perteneciendo sus ejemplares á un regimiento de infantería, la selección propia de tal arma acorta la medida total y no da la mínima por la excepción de los que no llegan á la talla militar: así es que la aparente superioridad de los campurrianos depende de las causas indicadas, debiendo en realidad ser menor, si bien no excederá la vasca á la de la mon- taña y zona costera de Santander, sitios donde dominan los individuos de ojos verde-avellana y colores claros, que son los que dan las más altas tallas en la región que estudiamos. De los restantes datos métricos del tronco y extremidades, mencionaremos los cuatro siguientes: Latitud en los hombros ú biacromial que da el ancho general de la espalda y oscila de 318 a 452 mm., en relación como es natural con la talla y aun. probablemente con las profesiones, causas que pueden expli- car esta diferencia de 134 mm.; el valor medio es de 382,8, dándose en su decena la máxima de frecuencia de individuos. La braza (1) 6 separación de los extremos de los dedos me- dios, puestos los brazos horizontalmente y en cruz, excede á la talla, pues llega á 1.731,5 mm. de valor medio, teniendo como minimo 1.560 y como máximo 1.980, cifra como se ve superior á la estatura, y límites ambos lo suficientemente amplios para dar una diferencia de 420 mm.; hallada la relación á la talla nos da un valor de 114,1, que excede á lo que podía esperarse, si bien para comparar hay que tener en cuenta que no está tomada en proyección la braza; sin embargo, los vascos con igual procedimiento sólo dieron 105, pues su media es de 1.723 y los valores límites de 1.584 y 1.890, debido á la menor ampli- tud de su espalda, más que á la de sus brazos. La circunferencia del tórax, tomada á la altura de la tetilla, nos demuestra una amplitud satisfactoria en el desarrollo de esta parte, que también se confirma en el índice torácico ú vital: teniendo como límite inferior 830 mm. y valor medio 372, sube hasta 1.018 en un viejo de 78 años, representante de los más típicos y puros de la población que estudiamos. La longitud de la pierna varía de 308 4 420 mm., con un medio de 364. (1) Se ha tomado con la cinta métrica desde la horquilla esternal. DE HISTORIA NATURAL. 175 Además de los indices cefálico y nasal, hemos calculado los más importantes de los restantes elementos cefálicos que pue- den darnos la característica antropológica de los campurrianos, el más típico de todos ellos es el ÍNDICE FACIAL (1). Por él vemos ' que la cara es relativamente corta, pues los valores de este índice son: Maximo o 0707) Mediondadiocin o 97,1 MÍDIMO.: hos srz 99,9) ariación + 9,9 Total, 17,2. Casos 5 a AS ariación — 7,3 y distribuyéndose en dos grupos que corresponden á los braqui- céfalos platirrinos en los valores mínimos ó caras anchas, y á los dolicocéfalos de colores claros los máximos, dándose el mayor en el que presenta igual valor en el índice fronto-trans- versal. Los factores de este indice son: la altura mento-ofriaca, que varía de 121 á 148 con un valor medio de 130,3 mm. infe— rior en 14 unidades á el de los vascos, falta no compensada con los 2,1 en que la dicigomática excede también á los 134,2 mm. que aquí tenemos como valor medio, lo que explica la mayor altura de la cara vasca: los valores extremos son 146 y 125. En la cara nos da su perfil 4 forma el indice ó relación GONI0- CIGOMÁTICO, que cuanto más alto es indica cara más rectangu- lar y cuadrada porla mayor anchura hiyoniaca 0 de separación de las ramas de la mandíbula, que es aquí de 109,5 como tér— mino medio; los valores del índice son: MÁximÓO sos . 87,7 Variación EE 6,2 ] ' de 14 MediOna hood sie 81,5 Total. 11,7. Casos me Mínimo. ........ 76,05 HMem.... — 5,5 hs en ellos se ve que la cara es ancha más bien que estrecha hacia abajo, pues dominan los valores y casos elevados, siendo el máximo en un hombre de Matamorosa, de alta talla y colo— res claros, y el mínimo en otro de Celada, bajo, moreno, y el más braquicéfalo de la serie, lo que nos demuestra que la cara estrecha es debida al elemento claro, alto, braquicéfalo, que se asemeja al Vasco, pues el índice en estos es de 77,7. (1) El verdadero sería el en que se tomara como = 100 la altura de la cara; pero siendo más usado el inverso en que el divisor de la relación es la anchura bicigomá- tica, este damos; la altura es la mento-ofriaca, 176 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA El índice FRONTO PARIETAL que da la forma del cráneo por la parte anterior y posterior, relacionando el diámetro transverso máximo y el frontal mínimo, es de 74,9, siendo sus varia— ciones: MáxiMO ........ 85,8 ? Variación + 10,9 z ES 13 Medio e 14,9) Total. 17,1. Casos ' MÍNIMO: anios 68,7 $ Idem. ... — 6,2 ) A Los valores máximos corresponden á los dolicocéfalos lepto- rrinos que nos indica un cráneo elíptico, ancho por delante, y los mínimos á los braquicéfalos de cráneo algo triangular hacia la frente, dándose el inferior en uno de Celada de 84 de índice cefálico. El diámetro frontal mínimo es de 112,3, supe- rior al de los vascos en que es de-108,5, corroborando la rela- ción de la braquicefalia de frente estrecha, pues su índice es sólo de 70,3, y sus valores límites más inferiores que en los campurrianos. Como medio aproximado de conocer el desarrollo total de la cabeza, se toma la circunferencia horizontal máxima, que es aquí de 564 mm. por término medio, subiendo á 587 en los individuos altos claros y bajando á 530, diferencia que se distribuye en dos máximos en las decenas de 550 y 560; com- parando estos datos con los de los vascos, que son de 541, 571 y 602 respectivamente, puede sospecharse una menor capaci- dad cerebral en los campurrianos; pero como el módulo que pudiéramos llamar de las circunferencias y que daría más aproximación al cálculo del volumen total, no se completa si no se tiene en cuenta la curva ofrio-iniaca, á ella hay que acudir para calcular el volumen aproximado (1). Es la curva media vertical de la cabeza en los campurrianos y en los vascos la siguiente: MA O Campóo 396 ; Vascos....... 381 Medio... e jste > 363,9; E 345 IMEI O oo laael > > 340 ; > a LO quedando la mayoría de los casos en nuestra región por cima del valor medio, lo que demuestra una mayor hipsicefalia Ú (1) Por las cifras del módulo ó semisuma de los diámetros horizontales, del Avance a la Antropología de España, se deduce lo que decimos, pues da para Guipúzcoa 162,7 y para Santander 159,6, afirmándose aventuradamente el mayor volumen de los primeros. DE HISTORIA NATURAL. wi altura de la cabeza que en los vascos, marcadamente platicé- falos. Obteniendo la suma de los tres valores singulares (má- ximo, medio y mínimo) en las dos circunferencias, la hori- zontal y la vertical, vemos que su medio ú módulo es de 463,3 en los campurrianos y solo de 456 en los vascos; y hallando sólo el medio de los valores medios respectivos, por si lo individual de los valores extremos fuera causa de error, vemos confirmadas las cifras anteriores, pues el módulo de los medios es igual al obtenido con todos los valores en Campóo y sube á 458 en los vascos; si á esto añadimos el aumento proporcional que llevaría el sector inio-opístico y opisto-ofriaco, con los que se completaría la circunferencia vertical y tenemos en cuenta que el frontal mínimo es mayor en Campóo, podemos afirmar la mayor capacidad cerebral en esta región. La anchura bhiorbitaria externa es otro de los elementos de la forma de la cara y nos da una cifra media de 101,5 con límites de 117 y 83, dándose dos máximos de frecuencia en los valores de 100 á 105 y superiores á 115, coincidiendo estos con los individuos de ojos verde avellana. Lateralmente la magnitud de la cara, 6 mejor la de la mandíbula inferior, se mide por la distancia sinfisio-gomiaca de la barbilla á el ángulo posterior de la mandíbula, y sus valores oscilan entre 90 y 116 con un medio de 99,3 superior, así como los límites, á los de igual medida en Guipúzcoa y correspondiendo los mayores valores á los individuos bajos, morenos, en contraposición a la retrac- ción de la medida en los altos claros. De la latitud palpebral que da el ancho del ojo, sólo diremos que varía 6 unidades. La COLORACIÓN es con los índices cefálico y nasal y la talla los cuatro puntos cardinales para la separación de las razas, y fijándonos aquí en ella, trataremos primero de la de los ojos que podemos clasificar en tres grupos por la tinta 6 matiz y tres por la intensidad 6 tono (1). CASTAÑOS. AZULES. VERDES. CLOS al os AMO. 14 19 986" 5-3 4 12 (1) Los obscuros son los de las columnas 1 y 2 de la escala de Broca, los medios la 3 y los claros la 4 y 5. ACTAS DE LA SOC. ESP. — XXIl. 12 178 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Atendiendo sólo á la intensidad, tenemos que hay 26 de ojos oscuros, 16 de tono medio y 21 de color claro y por la duali- dad de coloración que algunos presentan, hallamos una mez- cla muy frecuente de pardo ú castaño medio que da un matiz que llamamos verde avellana en 14 individuos y una colora— ción azul verdosa en 7 que suele presentarse en la periferia formando círculos externos claros, azules y verdes. El ojo gris 6 pizarra, mezcla de los otros, sólo lo hemos hallado una vez; de fondo azul y radios amarillos hemos hallado otros dos, y con manchas irregulares dos también. El conjunto de la pro- vincia presenta algunas diferencias del resto de la región en que está comprendida; pues siendo la característica el predo- minio de los ojos castaños y claros, Santander muestra un ex- ceso de pardos, pues lo son el 52 por 100, como en la zona me- diterránea: los castaños y claros en general sólo dan el 20 por 100, y los azules y garzos reunidos el 16,6 por 100, igual á su media total de España, é inferior á la proporción que corres— ponde á la zona de la cuenca media y alta del Ebro, que es donde abundan. El color del pelo también permite hacer una separación aná- loga á la de los ojos y hallamos que por la intensidad hay 39 individuos de pelo negro 6 muy obscuro, 11 de tonos medios y 6 claros (1), y por el color podemos distribuirlos en 15 negros, 30 pardo Ú castaño obscuro y 9 castaños claros Ó rubios. La piel, sometida á más variaciones individuales da resultados de menor fijeza y valor, pero en general se forman dos grupos: el uno de los tonos más claros, 23 y 24 de Broca de una tercera parte de los observados, y el otro del resto del 25 y 26, presen— tándose además este segundo tono como accesorio en las colo- raciones dobles, así como el 32 y 33 y rara vez el 21 y 54; de modo que considerando como dos sencillas, separadas las colo- raciones dobles resulta un máximo en el 26 bastante marcado. CARACTERES MORFOLÓGICOS. Poco diremos de este grupo por el gran número de observaciones que necesita, limitáandonos á los más esenciales. La 2472 es en la gran mayoría recta de la raíz á la punta, pues así es en 33 casos y se distribuyen los (1) Obscuros son los números, 31, 41 y 48 de Broca; pardos ó medios los 27, 35, 42 y 49, y claros, castaños y rubios todas las coloraciones más claras, presentándose especialmente la 29, 36 y 45. DE HISTORIA NATURAL. 179 restantes muy igualmente en ocho veces cada una de las otras, aguileña, chata 6 aplastada y acaballada ú sinuosa; lo cual permite hacer pocas inducciones de la distribución de este carácter, si bien es característica en la parte alta la forma acaballada y saliente marcadísima. Los ojos son algo en forma de almendra con tendencia a la forma mogoloide, presentando cuatro veces la oblicuidad de ojos y cejas que son fuertes y suelen ser de cola. El sistema piloso es muy desarrollado y el cabello es fuerte y grueso, de inserción frontal cuadrangular en la mayoría. Los pómulos se marcan extraordinariamente en tres casos y el mentón ó barbilla se divide en dos. Lo más característico de la parte descriptiva de la cabeza es su curva media que se eleva gradualmente hacia arriba y atrás, siendo bajo el bregma y elevadísimo el obelio que sirve de vértice á un casquete que se compone de toda la parte obelico-lambdoidea, vulgarmente la coronilla, que es la región más desarrollada, dando desde allí una línea muy rápida y vertical hasta el occipital inferior Ó nuca, que rara vez es prominente; esta forma se presenta en los dolicocéfalos que parece ser el elemento propio del país, como veremos en la comparación de los diversos Caracteres. ES En el estudio de cada carácter, se esboza ya la división de la población campurriana en dos tipos ú elementos etnogénicos fundamentales, si bien por ahora todas las deducciones tienen un carácter provisional que fundamentará el estudio de toda la región que formaba la antigua Cantabria que nos propone— mos terminar. Por hoy, pues, imposible determinar si descen- demos de las primeras tribus sammitas 6 igletas que haciendo vida ribereña las unas y montaraz las otras, se asignan como las primitivas de la región; lo que sí aparece es que la com- pleta asimilación á los celtas, hasta componer los cántabros una rama de ellos, es algo prematura, como se ve comparando sintéticamente los anteriores datos. De la relación de los índices cefálico y nasal, obtenemos que la braquicefalia y platirrinia se combinan dando el factor más veneral é importante, pues se presenta en veinticuatro casos distribuidos por igual en las dos series de observaciones, $i- 180 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA guiendo después los dolicocéfalos leptorrinos ó sea el elemento completamente opuesto por ambos caracteres, como si ellos fueran los integrantes del país, resultando las otras dos com- binaciones y sobre todo la braquicefala-leptorrina que es la menos frecuente, como mezcla y fusión cruzadas de ambos tipos primitivos, si bien el elemento dolicocéfalo muestra una mayor influencia en el número de casos, que le hace aparecer como posterior. La forma ó largura de la cabeza comparada al color, nos prueba que se unen la cabeza corta y ancha de los braquicéfa- los á la coloración clara, coincidiendo en veintinueve Casos, que dan un máximo muy marcado y como á su vez la compa- ración anterior une la braquicefalia á la platirrinia, deducimos que los colores claros deben ir acompañados de narices anchas, y en efecto, combinando el índice nasal y el color, hallamos la prevista coincidencia de los platirrinos claros de ojos y pelo. Por el indice facial vemos que las caras largas 6 de índice alto son de dolicocéfalos, si bien por exclusión, pues la bra- quicefalia con los índices bajos de caras estrechas son las que más se presentan de ordinario; entiéndase estrechas totalmen- te, no por abajo, pues que la disminución del contorno inferior de la cara dado por la latitud bigoniaca en su relación á la bicieomática, nos da una combinación inversa por correspon- der los menores índices goniocigomáticos 6 sean las caras más triangulares á la braquicefalia extrema en individuos de color obscuro. Relacionando el índice frontal con el cefálico se observa una curiosa correlación de los índices frontales máximos con la dolicocefalia y leptorrinia, dando las curvas horizontales elíp- ticas por la anchura de la frente y la estrechez relativa de el diámetro parietal máximo; correspondiendo por el contrario las frentes estrechas que dan una apariencia triangular á la norma ó vista superior del cráneo que se estrecha. por delante en los braquicéfalos extremos, cosa análoga á lo observado en los vascos. La correspondencia de la coloración y la talla, aunque no muy acentuada, se manifiesta reuniendo los colores claros con los individuos altos é inversamente, cosa que no se ajusta á la distribución de los otros caracteres, pues hace que la braqui- cefalia corresponda al elemento alto y obscuro, dato no muy DE HISTORIA NATURAL. 181 —presumible. Tampoco resulta más satisfactoria la correlación del color de los ojos con la talla, ni con la misma del cabello más que en términos muy generales y por tanto de poco valor, pues los individuos de ojos verde-pardos ú verde-avellana se reparten casi por igual entre los de cabello obscuro y claro. También puede señalarse la relación entre la talla y la cir- cunferencia máxima horizontal, correspondiendo los valores mayores á los individuos altos: la curva ofrio-iniaca crece con la dolicocefalia como ya hemos visto. Después del análisis de los caracteres y como resultado del mismo, podemos sintetizar en una doble agrupación de carac- teres correlativos, el doble tipo que desde el principio hemos podido señalar; así como dar la característica de su fusión Ú mejor yustaposición que da por resultado el campurriano actual. Nada más difícil que calificar el uno y el otro é impo- sible por hoy darlos nombre y saber á cual corresponde cada uno; el primero, probablemente el más antiguo, no tenemos á quien compararle; el segundo, tal vez de procedencia celta, quédase también por calificar. as Dolicocéfalo. Índice cefálico, 76? Ojos y cabello obscuros. Leptorrinos. Índice nasal, 60. Cara larga. Índice facial, 100. Cara ancha por abajo: relación go- niocigomática, 85. Frente ancha. Índice frontal, 80. Talla alta, 1,670 m. Cabeza alta, prolongada hacia la coronilla: curva ofrio-iniaca, 378? 9,0 Braquicéfalo. Índice cefálico, 80? Ojos y cabello claros. Platirrinos. Índice nasal, 72. Cara corta. Índice facial, 92. Cara estrecha inferiormente; rela- ción goniocigomática, 77. Frente estrecha. Índice frontal, 70. Talla baja, 1,600 m. Cabeza baja, de región occipital sa- liente en la nuca: curva ofrio- iniaca, 345? De los dos elementos anteriores resulta la característica si- guiente del campurriano actual. Su cabeza es mesaticéfala por el índice de 78,2, inferior al de los vascos é igual entre las diversas poblaciones á quien interesa comparar, al departa- mento francés de los Bajos Pirineos, que viene á estar habi- tado en su totalidad por vascos franceses; es bastante más dolicocéfala la población, que las consideradas como celtas en Francia, pues su índice es de 84,9, y más braquicéfala que los 182 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA elementos semitas que pudieron influir en ella fueran árabes ú bereberes, cuyo índice es de 76 por término medio. Por la nariz es leptorrino el cántabro absolutamente consi— derado, pues su índice queda en 66,8, si bien comparado con las poblaciones que le rodean aparece de nariz chata y corta; también aquí su índice es más bajo que en los celtas que dan 67, coincidiendo con una tribu del Cáucaso, los galtchas; y siendo casi igual á él los semitas africanos, no explicándose, pues, el origen del elemento leptorrino que tanto se marca en los vascos. Son los restantes caracteres del campurriano, una talla de 1,642 m., una gran anchura de la espalda de 382,8 mm.; su extensa braza de 1,740 m.; la elevada curva media de la ca- beza de 364 mm., y los índices, facial de 97,1: frontoparietal muy alto de 74,9; elevado goniocigomático de 81,5 y gran desarrollo mandibular que se expresa por una distancia sinfi- sio-goniaca de 99,3. Tales son los datos que por hoy adelantamos sobre la pobla— ción cántabra en una de sus ramas, tal vez la más interesante, pues á ella en sus primitivos representantes débense los más antiguos vestigios humanos de la provincia exceptuados los pobladores de la cueva de Altamira, que bien pudiera estar representada en Campóo, por los que habitaron las de la Ojan- cana, las de Buellén y el Poyo en los puertos de Palombera y Sejos, la de la Raposa en Matamorosa y la de las Nieves en Monegro, y á ella indudablemente se deben el do/men funera- rio de Peña Labra en Ijer, las piedras oscilantes de la Boariza en Sejos y los menhires que representan probablemente la Peñona de Izara y la Peña Larga en Fresno, descubiertos todos ellos por uno de los mejores representantes de la raza que lo es, sin duda, D. Angel de los Ríos. —El Sr. Secretario leyó la nota siguiente del Sr. Vázquez (D. Aurelio), de Valladolid: El Bombyz Vandalicia Mill. «La oruga del B. Vandalicia es algo abundante en España; en cambio, la mariposa ha sido desconocida hasta que en Agosto de 1886 recogí en San Ildefonso, á la luz de una lám- para, dos pequeños Bómbices con las alas bastante estropea— DE HISTORIA NATURAL. 183 das y que me eran completamente desconocidos. Enviados al Dr. Staudinger para su determinación, me devolvió uno de ellos, manifestándome que creía que debía ser el B. Vandali- cia, determinación que hacía más bien por exclusión que por conocer la especie, que nunca había visto, siendo además di- fíciles de estudiar, por su mal estado, los individuos sometidos á su examen. »Consultado el gran catálogo de Staudinger de 1871, se en- cuentra en el lugar correspondiente: «B.? Vandalicia Mill. »Ic. IL, p. 93, Pl. 62, 6,7 (sec. larvam descripta, imago adhuc »ignota)... Castilla.» » Tanto el Sr. Staudinger como el Sr. Castro, que ha residido largo tiempo en El Escorial, me han manifestado repetidas veces que les ha sido imposible obtener mariposas de las oru— cas recogidas. El primero crió más de 300 en 1884 cuando es- tuvo en San Ildefonso, y aunque consiguió varios capullos, no pudo obtener ni una mariposa. El Sr. Castro, que ha podido dedicarse varios años á la cría de dicha oruga, tampoco ha obtenido resultado. » Esta circunstancia ha llamado vivamente mi atención, pues parecía imposible que no se hallara medio de criar unas orugas que se encuentran con bastante frecuencia; y hace unos cinco años que me he ocupado de ellas con gran cuidado. En los cuatro primeros años el resultado ha sido negativo; es verdad que el número de las que había cogido no era muy considera- ble, y además los medios empleados para criarlas no eran muy adecuados. »Por fin, este año, que he recogido unas 80 de todos tama- ños, he conseguido ver salir de sus capullos, en los primeros días de Agosto, 4 y” y 8 Y en perfecto estado, además de 3 y perdidos: el primero, porque no teniendo yo ninguna espe- ranza de conseguir el resultado, no noté su salida hasta que el ruido de sus alas llamó mi atención, y ya estaba completa- mente pelado (peor que los que cogí en San Ildefonso); los otros dos no pudieron extender las alas. »No me creo competente para hacer la descripción de esta especie, pues soy sólo un aficionado. Cuando el Dr. Staudin- ger la haya hecho la comunicaré á la Sociedad. Sólo diré por ahora que, al contrario de lo que ocurre en todas las especies del género Bombyz, la Q del Vandalicia es áptera, y por con— 184 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA siguiente, esta mariposa, tanto por esta razón como por varios caracteres de la oruga, tiene necesariamente que ser elimi- nada de este género, pasando á formar parte de otro inme- diato, que será probablemente el género Chondrostega Ld.» —Leídos que fueron por el Sr. Secretario, á indicación del Sr. Presidente, los artículos 12, 13, 16 y 21 del Reglamento, el Sr. Tesorero leyó el adjunto estado de Tesorería: Estado de los ingresos y gastos de la Sociedad Española de Historia Natural, desde 1.2 de Diciembre de 1892 á 30 de Noviembre de 1893. INGRESOS. PESETAS. Saldo en 1.9 de Diciembre de 1892......oooooorooncconcoroncrcnnoconaccoco.. 503,29 Cobrado por cuotas atrasadaS....oooocoonerccrcncannanncoroncorocararanc oso 405 ld. por cuotas corrientes. ........conmociecrcoororoccrosarcananonondr... 2.850 1d. porcuotas adelantadas... ..o.o.oooooooo roromrseranasnor arar e o 30 ld. por cuotas de socios agregadoS.....oooocoocororcorcconcinssosis..: 10 ld. - por SUSCIIPCIONES. ..coocecoccnocancocccc rar cn rca roca ro reo 925 Id. por gastos cobrados de tiradas aparte. ..ooooocooncorcommarcananan.. 133,65 ld. por venta de ANALES y otras publicaciones de la Sociedad....... . 150, 78 AA APODO O NORD GOA UADOOO 5.007,68 GASTOS. Abonado por papel para la impresión, cubiertas y láminas de los ANALES. 920,12 Id. porimpresiones y tiTadaS.....oooooccccrororarnancconcorcscconsso 1.889, 92 Td. por láminas y grabadoOS...oo.o.ooo .ooocoocococarorancnnronccocoso 720 Asignación del dependiente de la Sociedad...ooooococnccconreroronconom..o 480 Gastos de correos y reparto de ANALES.....ooooccnocrorcrorocrcrcrcrr ccoo. 215, 42 Id. menores, portes de libros y presupuestos de las Secciones......... 371,23 PODA letal e rea 0 4.597,29 RESUMEN. Suman los ingresoS......... ODO CASAR dOcoJÉ tbn IEd0nScoS 5.007,68 Suman los gastos. ....... A a codbusónane ¿vico AD 20 Saldo á favor de la Sociedad en 1.o de Diciembre de 1893, 410,39 —Para cumplir con el art. 16 del Reglamento, el Sr. Presi- dente propuso á los Sres. Artigas, Hoyos y Blanco para formar la Comisión revisora de las cuentas presentadas por el señor Tesorero; propuesta que fué aprobada por la Sociedad. DE HISTORIA NATURAL. 185 —El Sr. Secretario, en cumplimiento de lo que previene el artículo 21 del Reglamento de la Sociedad, leyó lo siguiente: «Al dar cuenta del estado en que se halla nuestra Sociedad, nada nuevo puedo decir que no sea repetición, poco más óú menos, de lo dicho en años anteriores, porque, como en ellos, su. vida ha transcurrido tranquila y modesta, consagrada á publicar las investigaciones acerca de la Historia Natural pa- tria realizadas por nuestros consocios, 6 que sabios extraños á la Sociedad han tenido á bien comunicarla, honrándola con su envío. Comenzando por la Zoología, de la cual, por su exten— sión, hay siempre mayor número de trabajos, y mencionando primero á los extranjeros, se ha publicado un suplemento al Catálogo razonado de los isópodos terrestres de España, escrito en francés por nuestro consocio de París, M. A. Dollfus, especia— lista en este grupo, que contiene numerosas adiciones al im- portante trabajo de nuestro sabio colega, publicado en el tomo xx1 de nuestros ANALES, en el que, á más de nuevos da- tos y observaciones sobre especies ya citadas en nuestro país, figura la descripción de una nueva de Valencia, la Bathy- tropa hispana, y aparecerá en el cuaderno 3.” un interesante trabajo que el Dr. Blanchard, de París, ha tenido la amabili- dad de comunicarnos, acerca de las Sanguijuelas de España, que hasta la fecha no habían sido objeto de ningún trabajo de conjunto. La Sociedad agradece mucho á tan ilustre naturalista la atención que con ella ha tenido. Interesantes son también por muchos conceptos la Memoria que, sobre los Zepidópteros de Galicia, ha escrito el distinguido catedrático de la Facultad de Farmacia de esta Corte y consocio nuestro, D. Jerónimo Macho de Velado, de quien ya hemos publicado en diferentes ocasio— nes estudios análogos sobre la fauna de Galicia, y la termina— ción del Catálogo de la Fauna puertoriqueña, del infatigable D. Juan Gundlach, que tanto ha enriquecido nuestra publica ción desde los primeros tomos de la misma. De no menor in— terés es el Catálogo de las aves del archipiélago canario, hecho por nuestro consocio el Sr. D. Anatael Cabrera, que con tanto fruto trabaja en todos los ramos de la Historia Natural. A la fecunda actividad del sabio profesor de Histología de la Facul- tad de Medicina de Madrid, el Dr. D. Santiago Ramón y Cajal, nuestro consocio, se deben dos Memorias, importantísimas como todos sus trabajos, tituladas Estructura del asta de Am- 186 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA món y Estructura de la corteza occipital inferior de los peque- ños mamiferos, que se han publicado acompañadas de figuras intercaladas, reproducción de los dibujos del autor, que éste ha creído necesarias para su mejor inteligencia. » Tras de varios años de silencio, aunque no de inactividad, como a todos nos consta, nuestro consocio el profesor de la Facultad de Farmacia de Madrid, Dr. D. Blas Lázaro, ha co- menzado á dar á luz el fruto de sus constantes é inteligentes investigaciones acerca de la flora patria, iniciando en sus C0n- tribuciones a la flora de la Peninsula Ibérica una serie de Votas críticas de la flora española, del mayor interés para su conoci- miento, siendo este el único trabajo botánico publicado entre las Memorias de los ANALEs de este año. La actividad del profesor de la Universidad de Sevilla, nues- tro consocio, D. Salvador Calderón, ha traído el único contin- cente á la sección geológica de las Memorias de Historia Na- tural de los ÁxaLes del año que concluye, con sus estudios sobre los Movimientos pliocénicos y postpliocénicos en el valle del Guadalquivir, su Nota preliminar sobre la clasificación geológica de las arcillas y su Estudio petrográfico del meteorito de Guareña (Badajoz), acompañado este último de cuatro láminas fototí- picas de los Sres. Hauser y Menet, en cuyo último trabajo he tenido el honor de colaborar. Sería tarea larga enumerar las notas que como en años an- teriores han aparecido en las Actas de nuestros ANALES de este año, notas que no por su brevedad dejan de contener muchos datos interesantes para la historia natural española, fruto á veces de largas horas de trabajo, así en el campo como en el laboratorio, y que por no abusar de la atención de mis conso— cios no enumero. Como siempre, tiene que lamentar la Sociedad en este año la muerte de aleunos de sus miembros. Este año han fa— llecido los Sres. Atienza y Silvent (D. Melitón), de Málaga; Benavides (Excmo. Sr. D. José R.), de Madrid; Delás y Gayolá (D. Francisco de $S.), de Barcelona; Irastorza (D. José), de San Sebastián; Valle del Pozo (D. Rafael), de Sevilla, y el Sr. Vila- nova y Piera, socio fundador, presidente que fué el año 1878, y acerca de quien, por encargo de la Sociedad, he redactado una noticia necrológica que, acompañada del retrato de tan infatigable naturalista, aparece en las Actas de estos ÁNA— DE HISTORIA NATURAL. 187 Les. De todos estos miembros conserva la Sociedad gratos recuerdos. El movimiento de socios durante el año que está conclu— yendo se halla resumido en el siguiente Estado del personal de la Sociedad en 1893. Socios que la formaban en 1.2 de Diciembre de 1892..........ooo.... AdAOBOGHO 298 Por fallecimiento. —Pdados: dea dr aora o alojar OA | e O 9 25 Por renuncia..... 20 213 O res adosieariS0O osas aos sie a sieicielo leía dodo reco parade OGCOmboaO 23 [ De Madrid...... 119 — existentes en 1. de Diciembre de 1893......... y De provincias... 151 ' 296 [ Del extranjero.. 26 ANUIES odo us ororoccnco po poda noo CONS OS NAS da: 291 ) 996 — O ado OSOAn ooo, AE Tengo el gusto de poner en conocimiento de mis consocios que la Biblioteca de nuestra Sociedad, ya importante, más que por el número de las obras que la forman, por ser estas en su mayor parte publicaciones periódicas acreditadas que con difi- cultad se hallan en otra biblioteca de Madrid, se ha instalado, si bien modestamente, de un modo ordenado, en un local del piso alto del Museo, que el Sr. Director de este establecimiento nos ha cedido para dicho fin, y que el Vicesecretario Sr. Janer se está ocupando asiduamente de su arreglo para terminar el catálogo que habrá de publicarse inmediatamente, con objeto de que todos los socios sepan los libros que encierra y puedan usar de ella. Numerosas han sido también este año las publicaciones, extranjeras principalmente, que la Sociedad ha recibido á cambio de las suyas Ó como donativo, todas las que figuran enumeradas á continuación ó por orden alfabético. Á cambio: Académie des Sciences de Cracovie.— Bulletin international. Comptes ren- dus des Séances de l'année 1892, Novembre, Decembre. 1893, Jan- vier-Octobre. Academia Real das Sciencias de Lisboa.— Jornal de Sciencias Mathema- ticas, Physicas e Naturaes. 2.2 serie. Tomo 111, núm. 1x, 1893, 188 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Academia de Ciencias y Artes de Barcelona.— Boletín. Tercera época. Año 11. Vol. 1, números 5 48. Academia de ciencias médicas, físicas y naturales de la Habana.—Anales. Entregas 338 á 347. Académie franco-hisp-port. de Toulouse. Année scolaire 1891-1892. Annuaire des Facultés (1892-1893). American Naturalist. Philadelphia.—Vol. xxvI. Décember 1892, núm. 312. Vol. xxvir, 1893, números 313 á 323. American association for the Advancement of Science.—Proceedings. For- tieth meeting held at Washington. D. C. August, 1891. Forty-First meeting held at Rochester. N. Y. August, 1892. Salem, 1892. Annuaire géologique universelle.— Paris. Tome vn. 27*-4"* fascicule (1893). Tome 1x. 1” fascicule. 1893. Archives néerlandaises des Sciences Exactes et Naturelles. Harlem, 1893. Tome xxv1, 4”? et 5% liyraisons. Tome xxvi1, 1%, 27" et 3" livraisons. Comisión del Mapa geológico de España.— Madrid. Memorias. Descripción fisica y geológica de la provincia de Vizcaya, por D. Ramón Adan de Yarza, 1892. (Boletín.) Tomo xvi (año 1891). — Mapa geológico de España en 16 hojas. (Hojas 3, 4, 7, 11, 15.) Commissáúo dos trabalhos geologicos do Portugal.—Lisboa. (Communicag0es.) Tome 11, fasc. 11. 1892, — Description de la Faune Jurasique du Portugal. — Molusques Lamellibranches, par Paul Choffat. Lisbonne, 1893. Connecticut Academy of Arts and Sciences. — New-Haven: Transactions, 1893. Vol. vin. Part. 2. Crónica Científica.—Barcelona. Año xv, números 362 y 363. Diciembre, 1892. Départment of Agriculture. U. S.—Division of Ornithology and mamma- logy. Washington, 1893. — Bary-Verxoy.— The Prairie Ground Squirrels or Spermophiles of the Mississippi. Valley. — Fismer (A. K.) —The Hawks and Ovls of the United States in Their relation to Agriculture. — North American fauna.—Núm. 7, Part. 1, 1893. — Division of Entomology. Reports of observations and esperiment in the practical wark of the division made Under the Direction of the Ento- mologist. Entomologisk Tidskrift. Stokholm.—Arg. 13, 1892. Háft. 14 4. Geological Survey (U. S.) —Mineral Resources of the U. S. Calendar years 1889 and 1890. David T. Day. Washington, 1892. La Naturaleza. México.—2.* serie. Tomo 1. Cuaderno núm. 2. 1892. Microscopical Society (Royal). London and Edimburgh. — Journal. 1892. Part. 6. 1893. Part. 1 á 5. DE HISTORIA NATURAL. 159 Museo cívico di Storia naturale di Genova.—Annali. Serie 2.* Vol. x (xxx), 1890-92. Vol. x1 (xxx1), 1891-92. Vol. x11 (xxxm), 1892. Musée Teyler. Haarlem.—Archives. Série 1. Vol. 1v. Premiere partie. 1893. Museum of Comparative Zoology at Harward College. Cambridge U. S. A.— Bulletin. Vol. xx111, núm. 4, 1892. Vol. xx1v, números | á 7, 1893. Vol. xxv, núm. 1. Vol. xvI, números 13 y 14. (Geological Series. Vol. 11.) 1893. — Annual Report for 1891-92. Cambridge U. S. A. 1892. Musei di Zoología e Anatomia comparata della R. Universita di Genova.— 1892, números 1 á 7. 1893, números 8 á 16. Physical Society (Royal). Edimbourgh.-—Proceedings. Session 1891-92. Physikalisch medicinischen Gesellschaft zu Wirzburg.—Sitzung-Berichte. Jahrgang 1893. Números 1 á 6. — Verhandlungen. N. F. xxv1 Bd. Nr.1á8.N. F. xxvu. Bd. Nr. 144. Revista de Sciencias Naturaes e Sociaes. (Orgáo da Sociedade Carlos Ribei- ro). Porto. Vol. 11. Num. 8. 1893. Sociedad científica «Antonio Alzate». México.—Memorias y revistas Tomo vi (1892-93), números 3 á 12. Tomo vi (1893-94), números 1 y 2. 1893. Sociedad Científica Argentina. Buenos-Aires.—Anales. Tomo xxx1tv, entre- gas 11 á vI, 1892. Tomo xxxv, entregas 1 á v. 1898. Sociedad Geográfica de Madrid.—Boletín. Tomo xxx1v. Números 1.2 á 6.2 Tomo xxxV. Números 1.” á 3.2 Sociedade broteriana. Coimbra.—Boletin. x fasc. 1 á 3. 1892. Societa di Naturalisti in Napoli.—Bolletino. Serie 1. Vol. vr. Anno vr, 1892. Vol. vir. Anno vit, 1893. Napoli, 1893. Societa entomologica italiana.—Bulletino. Firenze, 1893. Trimestre 1 y IL. Societa toscana di Scienze naturali. Pisa. — Processi verbali Vol. yn. (7 maggio-5 febbraio 1893.) — Memorie. Vol. x11, 1893. Société botanique de France. Paris.—Bulletin. Tome xxxvm (1892). Table des articles analyses dans la Revue bibliographique.—Tome xxXxXIX (1892). Revue bibliographique. B. C. D. Session extraordinaire 1% y 2"* partie. Tome xL (1893). Revue bibliographique. A. y B. Comptes rendus des Séances. 14 3. Société entomologique de Belgique. Bruxelles. — Annales. Tome XXxIV. 1890. Société entomologique de France. Paris.— Bulletin des Séances et Bulletin bibliographique. N“ 10 a 13. 1893. Société géologique de France. Paris.— Bulletin. 3”* série. Tomo xv11, 1889, n* 10. Tomo xvur, 1890, n* 9. Tomo x1x, 1891, n 4 410. — Compte rendu des Séances. N“ 12 a 16. 1893. — Reunion extraordinatre de la Société dans les Corbieres. (Extrait). 1892. 190 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Société linnéenne de Bordeaux. 1893.—Actes. 5”* série. Tome v. 1891-92. Société linnéenne de Normandie. Caen.—Bulletin. Année 1893. 1% et 2m* fascicules. Société impériale des Naturalistes de Moscou.—Bulletin. Année 1893. N.* 1. Société ouralienne d'amateurs des Sciences naturelles. Ekatherinemburg.— Bulletin. Tome x11. Livr. 1. 1891-92. Société scientifique du Chili. Santiago.—Actes. Tome 1 (1892). 2"* livraison. Société des Sciences historiques et naturelles de Semur.—Bulletin. 27* série, n* 6. 1891. Société zoologique de France. Paris.—Bulletin. Tome xvin et dernier. 1892, Smithsonian Institution. Washington, 1891.—Anual Report for the year ending. June 30. 1890. Zoologischer Anzeiger. Leipzig.—xv Jahrg. Números 407 á 420 y 422 á 434. Zoologisch. botanischen Gesellschaft in Wien. Verhandlungen. — 1892. xL11 Band. 1v Quartal. 1893. xLn1 Band. 1 a 111 Quartal. Como donativos: Australian Museum.—Sydney. Records. Vol. 11. Números 4 y 5, 1893, (Report of Trustees for the year, 1891). —Sydney, 1892. — (Rep. 0f Trustees for the year 1892), —New-south-Wales, 1893. Academia nacional de Ciencias en Córdoba (Rep. Arg.) Boletín. Tomos x y x1, entr. 4,2 Buenos-Aires, 1889-1890. Academy of science of. St. Louis, 1892.—Vol. v. Números 3 y 4, 1888-91. Vol. vi. Núm. 1. Alademia Umiejetnosci. W. Krakwie Nabitki-Biblioteki. Slyszeu, Luty, Marzec. 1893. Acuinera (D. J.) y Orvosez (E.)—Datos para la Geología de México.— Tacubaya. D. F. México. 1893. Don. de los autores. ABELLA y Casarirco.—Terremotos experimentados en la Isla de Luzón.— Manila, 1893. Don. del autor. Azcárate (D. G.)—Discurso leído en el Ateneo de Madrid, con motivo de la apertura de sus cátedras. —Madrid, 1893. Bere (C.)—Geotria macrostoma (Burm) Berg y Thalassophryne montevi- densis Berg. La Plata, 1893. — Las Cuestiones de Límites.—Buenos-Aires, 1892. Don. del autor. BeNDIRE (Charles).—Life Histories of North American Birds.—Washing- ton, 1892. Don. del autor. BLAxcHarD (Dr. Raphael). — Deuxiéme rapport sur la Nomenclature des étres organisés. Paris, 1893. Don. del autor. DE HISTORIA NATURAL. 191 BoLívar (1.)— Voyage de M. E. Simon au Venezuela. (Dic. 1887. Abril 1888). Orthopteres. — Liste des Orthopteres recueillis en Syrie, par le Dr. Th. Barrois. Lille, 1893. — Tableau pour la determination des especes du Gen. Tryxalis F. Paris, 1893. : — Orthopteres provenant des voyages de S. A. le Prince de Monaco dans les archipels de Madere et des Acores. Paris, 1892. (Don. del autor). Campagnes Scientifiques accompliés sur son Yacht, par le Prince Albert I, Prince de Monaco. — Fasc. 1. Contribution á la Faune Malacologique des Illes Aqores. Par P. Dautzenberg.1859.—Fasc. 11. Contribution ál'étude des Spongiaires de l'Atlantique Nord, par E. Topsen, 1892.—Fasc. 111. Brachiopodes de l'Atlantique Nord, par P. Fischer y D. P. GEhlert. 1892.—Fasc. 1v. Opisthobranches provenant des campagnes du yacht 1 Hirondelle, par Rudolph Bergh. 1893.—Fasc. v.—Bathyphysa Grimaldii (nova specie.) Siphonophore bathypelagique de l'Atlantique Nord, par Maurice Bedot, 1893. —Fasc. vi. Contribution a l'étude des Holo- thuries de l'Atlantique Nord, par E. von Marenzeller, 1893. Dona- tivo de S. A. Carez (L).— Géologie régionale. France (Extr. de l' Amn. géol. Univ., t. vir, 1891.—París, 1892-93). (Don. del autor.) — Systeme Jurassique et ¿les Britanniques. Paris, 1893. Cuorrar (P.)—Sur les niveaux ammonitiques du Malm inférieur dans la contrée du Monte junto (Portogal).— Phases peu connues du dévelop- pement des Mollusques. Paris, 1893. — Coup-d' cil sur les eaux minerales et les eaux thermales des regions meso- zovques du Portugal. 1893. Don. del autor. CrLesia (Paolo). — Della «Suberites domuncula» e della sua simbiosi coi Pagurt. Colegio de Farmacéuticos de Manila. —Memoria de los trabajos realizados por la corporación durante el año 1892. Da-RocHa Peixoto (A. A.) — Estacoes de Aquicultura. Memoria. Lisboa, 1892. Don. del autor. DoLzrus (Adrien).— Voyage de M. Ch. Alluaud aux ¿les Canaries. Isopodes terrestres. Paris, 1893. Fevuille des jeunes naturalistes.— Revue mensuelle. Números 267 á 278, 1893. (Don. del Sr. Dollfus.) Gómez De La Maza (Dr. M.)—Nociones de Botánica sistemática. Habana, 1893. Don. del autor. ] GIRARD (A. A)—Étude sur un Poisson des grandes profondeurs du genre Himantolophus «, 1893. Don. del autor. Great Barrier Reef of Australia.—(Entrega muestra). 1892-1893, 192 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Inspección general de Montes de Filipinas.—Catálogo de las plantas del Herbario recolectado por el personal de la suprimida Comisión de la Flora Forestal. Manila, 1892. Don. del Ministerio de Ultramar. Kansas University Quarterly. —Vol. 1, núm. 1. July, 1892. Maceraerson.—16 Fotografías de fenómenos glaciares en las inmediaciones de San Ildefonso. (Segovia, 1893.) (Don. del Sr. Macpherson.) Naturwissenschaftlichen Vereines fúr Steiermark. Jahrgang, 1891. Graz, 1892. Mittheilungen. New- York State Museum.— Albany, 1892.—Forty-fourth Annual Report of the Regents for the Year, 1890. Observatorio meteorológico de Manila.—Octubre 1891. El Magnetismo terrestre en Filipinas, por P. Ricardo Cirera. $. J. 1893. Preupuomme pe Borre.—Sur une capture, en Belgique, du Pholcus opilio- moides, Schrank. Don. del autor. Revista farmacéutica de Filipinas. Manila, año 1.0, 1893. Revue de Botanique.—Toulouse. Tome vi, números 81 á 84, 1889. Tome vit1, números 85 á 96, 1890. Tome 1x, números 97 á 106, 1891. Sehriften des Naturwissenschaftlichen Vereims. Kiel. 1893.— Band x. Erstes Heft. mit. 2. Tafeln. Société Royale Malacoloygique de Belgique. Bruxelles. — Procés verbal. 1882-1883-1887 á 90. 1891-1892. Tomes XvI-XVIEXXI A XXVI. Société d' Horticulture du Doubs.—Besangon.—Bulletin. Nouvelle série. Números 25 á 35. 1893. Société des Sciences naturelles de l'Ouest de la France.—Paris.—Bulletin. Tome 11, núm. 1. 1892. Societá dei naturalisti di Modena.—Atti 1893. Serie 111. Vol. x11. Anno xxvrr. Fasc. 1.” Societa Romana per gli Studi zoologici.—Anno 1. Vol. 1. Núm. vr. 1892. Anno 11. Vol. 11. Núméros 1 á vi. 1893. Semanario Farmacéutico. Madrid.—Año xx. Números 64 y 65. Año xxI. Números 1, 4, 6 48, 10 á 28, 30 á 42, 45 á 47. 1893. (Don. de su director D. Vicente M. Argenta.) SrossicH (M.)—11 genere Angiostomum Dujardin. — Note Elmintologiche. Trieste, 1893. — Osservazioni Elmintologiche. Zagreb, 1892. Don. del autor. Wisconsin Academy of Sciences, Arts and Letters.—Transaction. Madison. Wisconsin, 1892. Vol. vin. 1888-1891. Suspendida la sesión durante cinco minutos para proceder á la elección de los socios que hayan de desempeñar los cargos de la Junta Directiva en el año próximo, y verificada la vota— ción, resultó elegida la siguiente , DE HISTORIA NATURAL. Junta Directiva de la Sociedad española de Historia Natural para el año 1894, : Presidente: Excmo. Sr. D. Daniel de Cortázar. Vicepresidente: D. Marcos Jiménez de la Espada. Tesorero: D. Ignacio Bolívar. Secretario: D. Francisco Quiroga. Vicesecretario: D. Carlos Hernández. Bibliotecario: D. Manuel Janer y Ferrán. Comisión de publicación. D. Francisco de P. Martínez y Saez. D. José Macpherson. D. Blas Lázaro é Ibiza. ACTAS DE LA SOC. ESP.—XXII. 13 193 LISTA DE LOS SEÑORES QUE COMPONEN LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL. ( 1879. ABELA Y SAINZ DE ANDINO (D. Eduardo), Ingeniero agró- nomo, Director de la Estación Enotécnica de España en París, 6, rue des Fossés-S!-Bernard ó C. de Jardines, 40, 2.” derecha, Madrid. 1892 Acosta (D. Juan), Director del Colegio de la Unión (Car- tagena). 1872 Acuimera (D. Manuel Antonio), Doctor en Medicina.— C. de O'Reilly, 42, Habana. 1872. Awpbrés Y MoNTALBO (D. Tomás), Catedrático en la Uni- versidad.—C. de Ruedas, 4, Santiago (Galicia), ó Hart- .zenbusch, 9, bajo, Madrid. 1891. AncLaba (D. Joaquin), Teniente de Navío. 1886. AmncuLo y Suero (D. Francisco), Farmacéutico militar.— Plaza de Bilbao, 9, pral., Madrid.—/Botánica.) NOTAS.—1.? El nombre de los socios numerarios va precedido de la cifra que in- dica el año de su admisión en la Sociedad; el de los socios fundadores de la abrevia- tura S. F. y el de los socios agregados de la S. A. 2,2 Con el objeto de fomentar las relaciones científicas entre los socios, se indica «entre paréntesis y con letra bastardilla, después de las señas de su habitación, si el socio cultiva en la actualidad más especialmente algún ramo de la Historia Natural. 1893. 1885. 1887. 1873 1889 1873. 1872. 1872. 1891. LISTA DE LOS SEÑORES QUE COMPONEN AwxGuLoO Y Tamayo (D. Francisco).—Plaza de Bilbao, 9, pral.. Madrid. AntTIGa (D. Pedro).—C. de Claris, 100, Barcelona.—(Co- leópteros.) ANTÓN Y Ferráwbiz (D. Manuel), Doctor en Ciencias, Catedrático de Antropología en la Facultad de Ciencias de la Universidad Central.—C. de Villalar, 5, 2.” Ma- drid. —(Antropología.) ARANA (D. Felipe).—C. de la Libertad, 4, 3.* izquierda, Madrid. ARANZADI Y UnaMUNO (D. Telesforo), Doctor en Farmacia y en Ciencias naturales.—C. de la Corredera Baja, 22, 3., Madrid. Anticas (D. Primitivo), Ingeniero Jefe de Montes.— C. del Reloj, 9, pral. izq., Madrid.—( Silvicultura.) AscARaTE (D. Casildo). Ingeniero Agrónomo y Catedrá- tico de Fisiografía en la Escuela de Agricultura.—C. de Goya, 25, Madrid. AuLerT Y SoLEr (D. Eugenio), Doctor en Ciencias físico- químicas y Licenciado en naturales.—Ayudante en la Universidad, Zaragoza. ÁviLa (D. Pedro), Ingeniero de Montes.—Escorial. Baranbica (D. Torcuato), Ingeniero de la fábrica de Bo- lueta.—Bilbao. BarsBoza bu Bocace (Excmo. Sr. D. José Vicente), Direc- tor del Museo de Historia Natural. —Lisboa.—(Mamife- ros, aves y reptiles.) Barras DE AraGón (D. Francisco de las). —C. de Reinoso, 8, Sevilla. 1886. 1889. 1886. 1885. 1990. 1892. 1872. 1882, 1872. 1872. LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL. 197 Barrial Posana (D. Clemente), Propietario, Director del Museo de Historia Natural y Catedrático de Geología y Paleontología de la Universidad Calólica libre y del Colegio del Salvador, explorador geológico. — Hotel de la Concordia, Montevideo.—(Mineralogía, Geología y Paleontología.) Becerra Y Fernánbez (D. Antonio), Licenciado en Cien- cias naturales.—C. de Alejandro González, 3, Hotel, Ma- drid.—( Agricultura y dibujo científico.) BeLipO (D. Patricio), Ingeniero de Montes.— Zaragoza. BENET Y ANDREU (D. José), Doctor en Ciencias naturales, Catedrático de Física en el Instituto.—Teruel. BLanco DEL VaLLE (D. Eloy), Catedrático de Historia Na- tural en el Instituto.—Ciudad-Real. Banco y JusTE (D. Rafael), Licenciado en Ciencias natu- rales.—C. de Sandoval, 4, principal, Madrid. BoLivar Y Urrutia (D. Ignacio), Catedrático de Entomo- logía en la Facultad de Ciencias de la Universidad.— C. de Moreto, 7, 1.?, Madrid.—(Ortópteros, Hemipteros y Neurópteros. ) BoLivar y Urruria (D. José María), Licenciado en Medi- cina.—C. del Carbón, 2, 2.?, Madrid. Bonós (D. Ramón), Farmacéutico, Naturalista.—C. de San Rafael, Olot (Gerona).—(Botánica.) Boscá y Casanoves (D. Eduardo), Licenciado en Medici- na, Catedrático de Historia Natural en la Universidad, Director de paseos y arbolados.—Guillén de Castro, 58, Valencia.—(Reptiles de Europa.) BoreLLa Y DE Hornos (Excmo. Sr. D. Federico de), Ins= pector general del Cuerpo de Minas, de la Real Acade- mia de Ciencias.—C. de San Andrés, 34, Madrid. 198 1886. 1877. 1883. 13922 1891. ¡hop JH 1892, 1882. 1872. 1873. 1886. LISTA DE LOS SEÑORES QUE COMPONEN Borrixo (D. Luís Carlos), Farmacéutico.—C. de Basilio alta, 2, Santiago de Cuba. Breñosa (D. Rafael), Ingeniero de Montes de la Real Casa.—San Ildefonso (Segovia). Buen y DeL Cos (D. Odón), Doctor en Ciencias, Catedrá- tico de Historia Natural en la Universidad de Barcelo- na.—(Botánica.) CABALLERO (D. Ernesto), Catedrático de Física en el Insti- tuto de 2.* enseñanza de Pontevedra.—(Diatomeas.) CABRERA Y Díaz (D. Anatae)).—Plaza de la Universidad, 2, Barcelona. —(Himenópteros. ) CaDEvaLL Y Drars (D. Juan), Doctor en Ciencias natura- les, Licenciado en Ciencias exactas, Director del Real Colegio tarrasense.—Tarrasa.—(Botánica.) Cana Y SáncuEz (D. Miguel), Licenciado en Ciencias na— turales.—Aduana, 31 y 33, Madrid. CALANDRE Y Lizana (D, Luís). —Pasaje de Conesa, Carta- gena. CALDERÓN Y Arana (D. Laureano), Catedrático de Quí- mica biológica en la Facultad de Farmacia de la Uni- versidad.—C. de Carretas, 14, bajo, Madrid.—(Crista- lografía.) CALDERÓN Y ARANA (D. Salvador), Doctor en Ciencias; Decano y Catedrático de Historia Natural de la Facultad de Ciencias de la Universidad.—C. de Trajano, 20, Se- villa. —/Geología y Petrografía.) CanLeja y Ayuso (D. Francisco de la), Farmacéutico.— Talavera de la Reina. Cámara y Cámara (D. José María), Licenciado en Cien- cias naturales.—San Clemente (Cuenca). 1892. 1893. 1889. 1872: 1877. 1876. LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL. 199 Camino (D. Tadeo), Doctor en Farmacia, —Irún (Gui- púzcoa). Cams (Sr. Marqués de). —Barcelona. Caña Y MicoLLa (D. Carlos). —C. de Albareda, 14, Sevilla. Cáwovas (D. Francisco), Catedrático de Historia Natural en el Instituto. — Murcia. —/Paleontologia y Estudios prehistóricos.) CaAPELLE (R. P. D. Eduardo), S. J.—Convento de San- tiago, Uclés, Tarancón (Cuenca).—(Prehistoria.) CaAPDEBOU Y SincaLa (D. José), Profesor.—Palma de Ma- lorca. CArvaJaL Y Ruepa (D. Basilio), Catedrático en la Univer- sidad, Doctor en Ciencias y en Farmacia. —C. de la Reconquista, 155, Montevideo. CARVALHO MONTEIRO (Excmo. Sr. D. Antonio Augusto de), Bachiller en Derecho y en Ciencias naturales por la Universidad de Coimbra, y miembro de la Sociedad de Aclimatación de Río Janeiro.—72, Rua do Alecrim (Largo de Barao de Quintella), Lisboa.—(Lepidópteros.) Casas Y Abab (D. Serafín), Doctor en Ciencias naturales, Licenciado en Medicina y Cirugía, Catedrático de His- toria Natural en el Instituto.—Huesca. CasTEL (Ilmo. Sr. D. Carlos), Ingeniero de Montes, Ex- Director general de Beneficencia y Sanidad.—C. del Desengaño, 1, principal derecha, Madrid. CASTELLARNAU Y DE LLEOPART (D. Joaquín María de), In- geniero Jefe de Montes.—Segovia.—(Micrografía.) CAzuRRO Y Ruiz (D. Manuel), Doctor en Derecho y en 200 1886. 1972. 1891. 1886. 1873. 1878. 1877. LISTA DE LOS SEÑORES QUE COMPONEN Ciencias naturales, Catedrático de Historia Natural en el Instituto de Gerona.—C. de la Ballesta, 28, 3.2 dere- cha, Madrid.—(Ortópteros y dipteros de Europa, Micro- grafía.) | CERVERA Y BABIERA (D. Julio), Comandante de Ingenieros. CERVERA (Excmo. é Ilmo. Sr. D. Rafael), de la Real Aca— demia de Medicina.—C. de Jacometrezo, 66, 2.” dere- cha, Madrid. Chaves Y PÉREZ DEL PuLGar (D. Federico).—Jesús, 17, Sevilla. Chin Y NARANJO (D. Gregorio), Director del Museo cana- rio.—Las Palmas, Gran Canaria. Cobixa Y LancLIN (D. Ramón), Socio residente del CGole- gio de Farmacéuticos de Barcelona, numerario de la Academia de Ciencias naturales y de Artes de la misma, de la Academia de Medicina y Cirugía, Doctor en Far- macia.—C. de San Pablo, 70, Barcelona. Coporntu (D. Ricardo), Ingeniero de Montes. — Murcia. Cormerro (Excmo. Sr. D. Miguel), Caballero Gran Gruz de la Orden de Isabel la Católica, de las Reales Acade- mias de Medicina y de Ciencias, Doctor en Ciencias y en Medicina, Catedrático de Botánica y Director del Jardín Botánico. —C. del Barquillo, 8, 2.” izquierda, Madrid.—(Botánica.) ComerMA (D. Andrés A.), Ingeniero de la Armada.— Ferrol. CorraL Y Lastra (D. Rafael), Farmacéutico, Socio corres- ponsal del Colegio de Farmacéuticos de Madrid, Indivi- duo de la Academia Nacional de Agricultura, Industria y Comercio de París, de la Sociedad Linneana matri- tense y de la de Higiene.—C. de Daoiz y Velarde, 5, Santander. 1892. 1872. 1893. 1886. 1874, 1872. 1887. 1889. 1812; 1889. 1895. 1889. LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL. 201 CorraLes Hernánoez (D. Angel), Licenciado en Ciencias naturales.—Aduana, 31 y 33, Madrid. Corrázan (Exemo. Sr. D, Daniel de), Ingeniero Jefe del Cuerpo de Minas, de la Real Academia de Ciencias.— C. de Velázquez, 32, hotel, Madrid. Cortijo Y ALvarez (D. Angel), Médico cirujano, Licen- ciado en Ciencias.—Plaza de Orense, 7, 2.”, Coruña. CoscoLLano Y Burro (D. José), Licenciado en Ciencias naturales.—C. de los Leones, 2, Córdoba. Couper (D. Gerardo), Ingeniero de Montes.—A vila. Creserí (D. Antonio), Licenciado en Farmacia y en Gien- cias naturales, Catedrático de Agricultura en el Iusti- tuto.—C. de Peregrina, 80, 2.9, Pontevedra. Cuesta (D. Segundo), Ingeniero de Montes.—C. de Santa Teresa, 14, entresuelo, Madrid. Cuesta Y Martinez (D. José).—C. de Maures, 1, 2., Madrid. Cuni y MartTorELL (D. Miguel), Individuo de la Real Aca- demia de Ciencias naturales y Artes.—C, de Codols, 18, Barcelona.—(Botánica y Entomología.) DarGENT (D. Florismundo), Ingeniero Jefe del servicio de vía, Obras y construcciones de los ferrocarriles anda- ces.—Alameda de los Tristes, 7, Málaga. DáviLa (D. Mariano), Catedrático en el Instituto de Ba- dajoz. Deny (D. Julián), Miembro de la Real Sociedad de micro- grafía de Londres, de la Sociedad malacológica de Bél- gica, etc.—31, Belsire Avenue Soulh Hampstead.— Londres. 202 1891. S. A. 1890. 1890. 1890. 1888. 1875. 1875. 1888. 1877. S. A. 1890. 1874. LISTA DE LOS SEÑORES QUE COMPONEN DeL6AbO Y LLORENTE (D. Julián). —C. del Amor de Dios, 12, principal, Madrid. Díaz DeL ViiLar (D. Manuel), Catedrático en la Escuela de Veterinaria.—C. de Osío, 6, duplicado, Córdoba. DoLLrus (D. Adriano), Director de la Feuille des Jeunes Naturalistes.—Rue Pierre Charron, 35, París. —(1só- podos.) DusmeT Y ALows0 (D. José María), Licenciado en Ciencias naturales.—Piaza de Santa Cruz, 7, entresuelo izquier- da, Madrid. ELIizaLDE Y EsLava (D. Joaquín), Licenciado en Ciencias naturales, Ayudante por oposición en la Facultad de Ciencias.—Valladolid. Espejo (Excmo. Sr. D. Zoilo), Catedrático numerario de Ciencias naturales en el Instituto agrícola de Alfonso XII y Secretario general de la Asociación de Agricultores.— C. de Fuencarral, 97, principal, Madrid.—( Agricultura y Botánica.) EsPLugA Y Sancho (D. Faustino), Licenciado en Ciencias naturales, Director del Colegio de primera y segunda enseñanza.—Quintanar de la Orden. Esquivias Y Pérez (D. Antonio), Ingeniero agrónomo.— C. de Santa Clara, 21, Sevilla. Fañié (Excmo. Sr. D. Antonio María), de la Real Acade- mia de la Historia, ex-Ministro de Ultramar.—C. de la Reina, 43, 2.? derecha, Madrid. FerNánbez Y Cavapa LomMELINO (D. Pedro).—C. del Limón, 7, Santander. FERNÁNDEZ DE CasTRO (D. Angel), Ingeniero de Montes.— Cádiz. LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL. 203 1872. FERNÁNDEZ DE CasTRO (Excmo. Sr. D. Manuel), Inspector general del Cuerpo de Ingenieros de Minas, de la Real Academia de Ciencias.—C. de Jorge Juan, 23, 1.”, Ma- drid.—/Mineralogía y Geología.) s.F. FERNÁNDEZ DE Losava (Excmo. Sr. D. Cesáreo), Caballero Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica, Gran cor- dón de la de Metjidié, Comendador de número de la de Carlos TIT, condecorado con la Cruz de primera clase de Beneficencia y con otras de distinción por méritos cien- tíficos y de guerra, socio de varias corporaciones cientí- ficas nacionales y extranjeras, Inspector, Médico Mayor del cuerpo de Sanidad Militar, Doctor en Medicina.— C. de Valencia, 1, principal, Madrid. 1893. Fervánbez Duro (D. Gabriel), C. de Monte Esquinza, 7, triplicado, 3.”, Madrid.—(Lepidópteros.) 1890. FerNÁáNDEZ NAVARRO (D. Lucas), Ayudante por oposición en el Museo de Ciencias naturales.—C. de Monteleón, 6, duplicado, 2. izquierda, Madrid. 1893. Fernánoez Pinena (D. Cayetano), Farmacéutico. —Puerta de Osario (Sevilla). 1872. Fernánwnez RobriGuez (D. Mariano), Doctor en Ciencias y en Medicina, ex-Profesor auxiliar y ex-Secretario del Instituto del Noviciado.—C. de Pontejos, almacén de papel, Madrid. 1875. FerranD Y Goucuoub (D. Julio), Ingeniero Jefe de la primera sección de vía y obras de los ferrocarriles anda- luces.—C. de Infanzones, 5, Estación de San Bernardo, Sevilla. 1885. Ferrer (D. Carlos). —Ronda de la Universidad, 16, 1.*, Barcelona. 1879. FLorez Y GonzáLez (D. Roberto). — Cangas de Tineo (Oviedo). —(Entomología.) 204 1877. 1872. 1887. 1517 1888. 1892, 1888. 1886. 1984. LISTA DE LOS SEÑORES QUE COMPONEN FortaneET (D. Ricardo).—C. de la Libertad, 29, Madrid. FuentE (D. José María de la), Presbítero.—Pozuelo de Calatrava (Ciudad-Real).—(Entomología.) Fumouze (Dr. A.) —78 Faubourg Saint-Denis, París. Fuser Y Tunrá (D. José), Licenciado en Ciencias natura- les. —Virgen, 11, Sueca (Valencia). —(Gusanos. ) Gano (Excmo. Sr. D. Manuel María José de), Caballero Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica, Doctor en Ciencias, Director y Catedrático de Historia Natural en el Instituto del Cardenal Cisneros, Consejero de Instruc- ción pública.—C. de Alcalá, 36, 2.” izquierda, Madrid. Gancía Y ARENAL (D. Fernando), Ingeniero del puerto de Vigo.—Pontevedra. Garcia Y Baza (D. Regino), Ayudante de Montes.— Manila. Garcia Mencer (D. Ricardo), Farmacéutico de Sanidad Militar.—Manila.—(Coleópteros y dipteros de Europa.) García Parra (D. Bernardino), Coronel retirado.—C. del Almirante Lobo, 14, principal, Sevilla. Garripo Barrón (D. Joaquín), Catedrático de materia farmacéutica animal y mineral en la Universidad de Manila. Gascó (D. Luís G.), Catedrático de análisis matemático en la Facultad de Ciencias de la Universidad.—Zaragoza. Gaspar Y Lostg (D. Francisco), Licenciado en Ciencias naturales.—C. de Mendizabal, 39, pral. derecha, Madrid. Giia Y FivaLco (D. Félix), Doctor en Ciencias naturales, Catedrático de Historia Natural en- el Instituto de 2.* enseñanza de Santiago (Galicia). 1887. 1878. 1877. 1890. 1886. 1889. 1886. 1889. S. A. 1881. 1887. 1872. 1893. LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL. 205 GIRONA Y VILANOVA (D. Ignacio).—Paseo de Gracia, 8, 1.”, Barcelona. GoberT (Dr. D. Emilio), Oficial de Academia, Comenda- dor de la Orden de Isabel la Católica, Miembro de las Sociedades Entomológicas de Francia, Béigica é Italia, de la Zoológico-botánica de Viena y de otras corporacio- nes científicas. —Rue de la Prefécture, Mont-de-Marsan (Landes), Francia.—(Entomología general.) Gocorza Y GonzáLez (D. José), Catedrático en el Instituto de 2.* enseñanza de Salamanca.—(Himenópteros.) Gorrra (D. Alejandro), Alumno de la Facultad de Cien- cias. —C. de San Quintín, 4, principal derecha, Madrid. Gómez Carrasco (D. Enrique).—C. de Don Martín, 25, principal, Madrid .—/Coleópteros.) Gomez DE La Maza (D. Manuel), Doctor en Medicina.— C. de la Amistad, 81, Habana.—/(Botánica.) GowzáLez (R. P. D. Juan Crisóstomo), Profesor en las Escuelas Pías de San Antonio Abad.—C. de Hortaleza, Madrid. GonzáLez FervánDEz (D. Anselmo).—C. de la Montera, 22, Madrid. GonzáLez Fracoso (D. Romualdo, Licenciado en Medi- cina.—C. de San José, 17, Sevilla.—(Musgos.) GonzáLez Y Garcia DE MenNEsEs (D. Antonio), Ingeniero Industrial.—C. de Martinez Montañés, 15, Sevilla. GonzáLez Linares (D. Augusto), Catedrático de Historia Natural en la Facultad de Ciencias y Director de la Estación de biología marina.—Santander. GonzáLez Pérez (D. Lino Victoriano), Farmacéutico.— Sisante La Roda (Cuenca). 1882. 1887. 1890. 1893. 1874. 1872. 1874. 1893. 1890. 1890. 1893. LISTA DE LOS SEÑORES QUE COMPONEN Gorbón (D. Antonio María), Catedrático de la Facultad de Medicina en la Universidad.—Habana. GREDILLA Y Gauna (D. Apolinar Federico), Profesor auxi- liar en la Facultad de Ciencias de la Universidad, Ayu- dante por oposición en el Museo de Historia Natural.— C. de los Dos Amigos, 7, 3.” Madrid. GuaLLarT Y ELías (D. Eugenio), Ingeniero de Montes, Profesor en la Escuela.—+Escorial. GUERRERO (D. León), Farmacéutico. — Manila. — (Botá- nica.) GuiLLÉN (D. Vicente), Médico cirujano, jardinero mayor del Botánico.—Valencia. GUILLERNA Y DE Las Heras (D. César de), Ingeniero de Montes. GunbLacH (D. Juan), Doctor en Filosofía.—C. de Virtu- des, 109, Habana (Cuba). HENRIQUES (Excmo. Sr. D. Julio Augusto), Director del Jardín Botánico de Coimbra, Socio del Instituto de la misma ciudad, Individuo de la Sociedad Económica Matritense.—Coimbra (Portugal). Heregbnia Santa Cruz (D. Emilio).—C. de las Minas, 14 y 16, segundo derecha, Madrid. | Hernánbez Y ALVAREZ (D. José), Licenciado en Ciencias naturales.—C. de Monteleón, 6 duplicado, 2.” izquierda, Madrid.—(Botánica.) Hernánbez Y Martinez (D. Carlos), Licenciado en Cien- cias naturales, Ayudante por oposición del Museo de Ciencias naturales.—C. de Bordadores, 5, 3.” Madrid. HerwánDEz Pacheco Y EsTEBAN (D. Eduardo), C. de Jaco- metrezo, 30, 2.*, Madrid. 1875. 1888. 1893. LSOZ: 1873. 1888. 1890. 1884. 1872. 1889. LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL. 207 HeYDbeEN (D. Lucas von), Mayor de reserva, Doctor en Filosofía, honoris causa, individuo de las Sociedades Entomológicas de Alemania, Francia, San Petersburgo, Suiza, Italia, etc., Caballero de las Órdenes del Águila Roja prusiana, de la Cruz de Hierro y de San Juan.— (Frankfurt an Main), Schlosstrasse, 54, Bockenheim. Horos (D. Luís), Licenciado en Ciencias naturales.— C. del Barquillo, 36, Madrid.—( Antropología.) IsaÑez Puerta (R. P. D. Amador), Licenciado en Cien- cias naturales, —C. de la Pasión, 15, Madrid. IBORRA Y GADEA (D. Miguel), Farmacéutico militar.— Chafarinas. ISarra Y Ecnevarría (D. Fermín), Profesor auxiliar, por oposición, de la sección de Ciencias físico-químicas y naturales en el Instituto del Cardenal Cisneros.—G. de Fuencarral, 35 y 37, 3.2 derecha centro, Madrid. IrRIBARREN Y ELías (D. Ricardo), Catedrático de Historia natural en el Instituto.—C. de Pachecos, 2, Sevilla. JANER Y FERRÁN (D. Manuel), Doctor en Ciencias natura- les, Ayudante por oposición del Museo de Ciencias na- turales.—C. de las Infantas, 8, 2.0, Madrid. JIMÉNEZ DE CISNEROS (D. Daniel), Catedrático en el Insti- tuto de 2.* enseñanza de Jovellanos.—Gijón. JIMÉNEZ DE La EsPaDA (D. Marcos).—C. de Ayala, 15 2.”, Madrid.—/(Mamíiferos, aves, reptiles y batracios.) JIMÉNEZ DE PEDRO (D. Justo), Doctor en Medicina, Licen- ciado en Farmacia, Director de los baños de Urberuaga de Ubilla (Marquina).—C. de Doña a de Bra- ganza, 18, 3.2 izquierda, Madrid. Jiménez Rico (D. Antonio). —Ingeniero de Montes.— Burgos. 208 1873. 1872. 1872. 1884. 1889. 1880. 1886. 1872. 1891. 1889. 1891. LISTA DE LOS SEÑORES QUE COMPONEN - KraaTz (D. Jorge), Doctor en Filosofía, Presidente de la Sociedad Entomológica de Berlín. — Linkstrasse, 28, Berlín. Lacuna (Excmo. Sr. D. Máximo), Ingeniero de Montes, de la Real Academia de Ciencias.—Travesía de la Ba- llesta, 8, 2.” izquierda, Madrid.—(Botánica.) LARRINÚA Y Azcona (D. Angel), Doctor en Derecho.— Plaza de las Escuelas, 1, 2.”, San Sebastián (Guipúzcoa). —(Ornitología y Coleópteros.) LaurFeEr (D. Jorge), Miembro de la Sociedad de Historia Natural de Augsburgo.—C. de Silva, 40 y 42, principal izquierda, Madrid.—(Lepidópteros y Coleópteros.) Laza Y HerrerA (D. Enrique).—C. de San Francisco, 8, Velez-Málaga. Lázaro E Iniza (D. Blas), Doctor en Farmacia y en Cien- cias, Catedrático en la Facultad de Farmacia.—C. de Carranza, 10, 3.”, Madrid. —(Botánica. ) Lemus y OLmo (D. Eugenio), Director regente de la Calco- grafía nacional.—C. del Piamonte, 19, 2,”, Madrid. Luc Y Draz (D. José María), Cónsul de España en Bal- timore (Estados-Unidos de N. A.) —(Geografia.) Lo Branco (D. Salvador), Comendador.—Estación zooló- gica, Nápoles (Italia). LoHer (D. Augusto), Farmacéutico.—C. de la Escolta, 25, Botica de Sartorius, Manila.—(Botánica.) Lórez Y FernánDez (D. Luís), Doctor en Medicina, Bachi- ller en Ciencias, Médico director de Baños minerales.— C. de Jacometrezo, 58, Madrid.—(Estudios biológicos y paleontológicos.) 1887. 1886. 1890. 1372. 1872: 1889. 1892. LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL. 209 Lórez CaÑizaReES Y Diez DE Tejana (D. Baldomero), Cate— drático de Historia natural en el Instituto.—Á vila. Lórez Cerero (D. Adolfo). —Jerez de la Frontera (Cádiz). (Entomología, coleópteros de Europa.) López DE LinaReES Y MenbDIzZáBaL (D. Luís).—C. de la"Sar- ten, 8, principal derecha, Madrid. Lórez SeoanE (Ilmo. Sr. D. Victor), Abogado del Ilustre Colegio de la Coruña, Jefe superior honorario de Ad- ministración, Comisario Regio de Agricultura, Indus- tria y Comercio, de la Real Academia de Ciencias de Madrid, del Congreso internacional de Antropología y Prehistoria, de las Sociedades Imp. y Real Zool-bot. de Viena, Senkenb. de Francfort, Geolog. y Zoolog. de Francia, Entom. de Francia y Bélgica, Suiza, Berlín y Stettin, fundador de la de Alemania y otras.—Coruña. —( Vertebrados.) Lórez De Siiva (D. Esteban), Doctor en Medicina y en Ciencias naturales, subdelegado de Sanidad del distrito de Palacio.-—C. de Ferraz, 52, Hotel, Madrid. Lórez be Zuazo (D. José), Licenciado en Ciencias natura- les.—C. del Soldado, 11, Madrid, ó Cercas Bajas, 57, Vitoria. Machabo (D. Antonio), Doctor en Ciencias y en Medicina, Catedrático de Malacología y Actinología en la Facul- tad de Ciencias de la Universidad.—C. de Fuencarral, 96, principal, Madrid. Macmo DE Veiano (D. Jerónimo), Doctor en Ciencias, Catedrático en la Facultad de Farmacia de la Universi- dad, Comendador ordinario de la Orden de Isabel la Católica. —Pelayo, 43 y 45, 3.”, Madrid. Macías Y DEL RraL (D. Antonio), Doctor en Farmacia, Farmacéutico de la Armada y de Sanidad militar, Indi- ACTAS DE LA SOC. ESP. —XXII. 14 210 1878. 1872. 1872. 1889. 1887. sg 1882. 1873. 1878. 1872. LISTA DE LOS SEÑORES QUE COMPONEN viduo de varias Sociedades cientificas extranjeras, autor de varias obras, etc.—C. de San Andrés, 1, duplicado, principal, Madrid. Mac-LeNNaAN (D. José), Ingeniero.—Portugalcte (Bilbao). MacePHERrSON (D. Guillermo), Cónsul de Inglaterra.—G. de Claris, 62, Barcelona.—/(Geología.) MaceHErsoN (D. José). —C. de la Exposición, 4, Barrio de Monasterio, Madrid.—(Mineralogía y Geología.) ManartaGa (D. Juan Angel de), Ingeniero de Montes.— Murcia. MabriD MoreN0 (D. José), Doctor en Ciencias naturales. —C. de las Huertas, 21, principal, Madrid. —(Micro- grafía.) MarncoT (D. F. J.)—Lower Prince Street 19.—Port of Spain (Isla de la Trinidad). MarsTERRA (D. Miguel), Catedrático de Ampliación de la Mineralogía en la Facultad de Ciencias, Director del Gabinete de Historia Natural.--C. de Alcalá, 102, 1.* iz- quierda, Madrid. Marín Y Sancho (D. Francisco), Licenciado en Farmacia. —C. de la Luna, 28, 30 y 32, -2.? izquierda, Madrid. Martí Y LLeorAarT (D. Francisco María de), Licenciado en Derecho civil y canónico.—C. de Santa Ana, 8, prin- cipal, Tarragona. MARTÍN DE ARGENTA (Excmo. Sr. D. Vicente), Individuo de número de la Real Academia de Medicina de Madrid, Doctor en Ciencias y en Farmacia, Socio del Colegio de Farmacéuticos de Madrid, Catedrático de la Facultad de Ciencias.—C. de San Lorenzo, 6, 2.”, Madrid. 1893. 1874. 1874. 1889. 1892. 1889. 1873. 1885. 1882. 1884. LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL. 211 Martínez (R. P. D. Zacarías). —Real Colegio, Escorial. MARTÍNEZ Y ANGEL (D. Antonio), Doctor en Medicina.— C. de Goya, 8, Madrid. MARTÍNEZ AÑÍBARRO (D. José), Doctor en Ciencias, Miem- bro de las Sociedades Entomológicas de Francia y de Bélgica, correspondiente de la Española de Antropolo- gía y de las Económicas de León y Gerona, Presidente de la Comisión antropológica de la provincia de Burgos. —Lain Calvo, 20, Burgos, ó Serrano 4, bajo derecha, Madrid.—(Mineralogía y Geología.) Martínez EscaLERA (D, Manuel).—Quinta de Cervantes. Alcalá de Henares.—(Coleópteros de Europa.) Martínez FernánDEz (D. Antonio). —C. del Mediodia Chica, 14, principal, Madrid. Martinez Pacueco (D. José), Doctor en Farmacia.—C. de San Lorenzo, 6, 2.2 izquierda, Madrid. MarTÍNEZ Y Sárz (D. Francisco de Paula), Catedrático de Zoografía de los vertebrados en la Facultad de Ciencias de la Universidad.—Plaza de los Ministerios, 5, 3." 1z- quierda, Madrid.—(Coleópteros de Europa.) MARTÍNEZ ViGtL (Ilmo. Sr. D. Ramón), Obispo de la dio- cesis, ex-Catedrático de Historia Natural en la Univer- sidad de Manila.—Oviedo. MasrERRER Y RIEROLA (D. Mariano).—C. de Escudillers, Barcelona, MazarreDO (D. Carlos), Ingeniero de Montes. — €. de Claudio Goello, 22, principal, Madrid.—(Neurópteros y Arácnidos.) Meberos Y Manzanos (D. Pedro), Licenciado en Ciencias naturales.—San Lorenzo (Gran Canaria). 212 1888. 1892. 1876. 1872. 1881. LISTA DE LOS SEÑORES QUE COMPONEN Mebina Ramos (D. Manuel), Doctor en Medicina, Profesor clínica de la Escuela provincial.—C. de Luzara, 2, Se- villa. —(Himenópteros.) Menboza (D. Antonio), Jefe del Laboratorio provincial en el Hospital de San Juan de Dios.—Madrid. MeErcaDo y GONZÁLEZ (D. Matías), Licenciado en Medicina y Cirugía, Médico cirujano titular. — Nava del Rey (Valladolid). —(Entomología.) Mir Y Navarro (D. Manuel), Catedrático de Historia Na- tural en el Instituto.—Paseo de Gracia, 43, 2.” 1,*, Bar- celona. MIRALLES DE ImPERIAL (D. Clemente).—Rambla de Estu- dios, 1, 2." 1.*, Barcelona. MonserRRaT Y ArcHs (D. Juan), Licenciado en Medicina, Secretario general de la Sociedad Botánica Barcelonesa. —C. del Hospital, 47, Barcelona.—/Botánica.) MoNTES DE Oca (D. José), Gobernador de las Carolinas. —C. de Alcalá, 178, hotel, Madrid. Moracues E Isarra (D. Ignacio).—C. de San Francisco, 18, Palma (Mallorca).—/Coleópteros y moluscos.) MokraGues Y DE Manzanos (D. Fernando), Presbítero.— C. del General Barceló (Palma Mallorca).—/Coleópteros, himenópteros, dipteros, hemipleros y ortópteros de las Baleares y conchas de Europa y exóticas. Admite con- chas á cambio de cualquiera orden de insectos de la isla.) Moxtana (Sr. Conde de). —C. de Fuencarral, 55, principal izquierda, Madrid, ó en Las Fraguas (Reinosa). Múnter (D. Daniel), Paseo de San Juan, 165, 4.”, Bar- celona —(Coleópteros.) MOTA, 1888. 1889. 1889. 1892. 1873. 1886. Io" 1872. 1886. 1872. 1889. LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL. 213 Muñoz Coso Y ARREDONDO (D. Luís), Licenciado en Cien— cias naturales y en Derecho, Director y Catedrático de Historia Natural en el Instituto.—Jaén. Murca Y Macao (D. Leopoldo), Doctor en Medicina, Director del Laboratorio médico-legal.—C. de Zaragoza, 9, Sevilla. Musso y MorENO(D. José), Ingeniero de Montes.—Murcia. NacHER Y VILAR (D. Pascual), Colegio de San Clemente. — Bolonia (Italia). NavarreTE (D. Adolfo), Teniente de Navío.—C. del Barco, 5, 3.2, Madrid. k NrETO Y SERRANO (Excmo. é Ilmo. Sr. D. Matías), Secre- tario perpetuo de la Real Academia de Medicina, Con- sejero de Instrucción pública.—C. de Génova, 11, Madrid. NOREÑA Y GUTIÉRREZ (D. Antonio), Licenciado en Cien- cias naturales.—C. de Alcalá, 80, Madrid. OberTHUR (D. Carlos), de la Sociedad Entomológica de Francia. — Faubourg de Paris, 20, Rennes (Ile-et- Vilaine), Francia.—/Lepidópteros.) Osertuúr (D. Renato), de la Sociedad Entomológica de Francia. — Faubourg de Paris, 20, Rennes (Ile-et- Vilaine), Francia. —(Coleópteros.) Ochoa Y Ecuacien (D. Lucio), Catedrático de Agricultura en el Instituto.—Logroño. OLavipE (Excmo. Sr. D. José), Caballero Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica, de la Real Academia de Medicina, Doctor en Medicina. —C. de Alcalá, 49, Madrid. OLga Y CóroBA (D. Gregorio), Farmacéutico del Hospi- tal militar. —Manila. 214 1887. 1890. 1881. 1890. 1882. 1873. 1881. 1873. LISTA DE LOS SEÑORES QUE COMPONEN Onis (D. Mauricio Carlos)j.—C. de Nuestra Señora, 17, Peñaranda (Salamanca). OrTtEGA Y Mayor (D. Enrique). —C. de Trujillo, 9, 3." derecha, Madrid. PaLacios Y RobrícuEz (D. José de), Farmacéutico.—Plaza de Santa Ana, 11, Madrid. PaLou Y Forks (Ilmo. Sr. D. Eduardo), Consejero de Instrucción pública, Doctor y Catedrático de Derecho en la Universidad.—C. de la Manzana, 4, 2.”, Madrid. PanrEL (R. P.D. José), S. J.—Monasterio de Uclés, Ta- rancón (Guenca).—(Coleópteros, Ortópteros.) Pau (D. Carlos), Farmacéutico.—Segorbe (Castellón).— (Botánica.) PauL Y AROZARENA (D. Manuel José de). —C. de Alfon- so XII, 27, Sevilla. Paurnino D'OLIVeIRA (Ilmo. Sr. D. Manuel), Profesor en la Facultad de Filosofía de la Universidad. — Coimbra (Portugal). Pérez Arcas (D. Laureano), de la Real Academia de Ciencias, Decano y Catedrático de Zoología en la Facul- tad de Ciencias de la Universidad.—C. de las Huertas, 14, 3.”, Madrid.—( Peces y coleópteros de Europa.) PÉrEz DE Arce (D. Facundo), Licenciado en Ciencias na- turales, Catedrático de Historia natural en el Instituto. —Guadalajara. Pérez Lara (D. José María), Jerez de la Frontera (Cádiz). —(Botánica.) Pérez OrtEG0 (D. Enrique), Doctor en Ciencias.—C. de Atocha, 95, Madrid. 1886. 1887. 1874. 1890. 1872. 1892. 1883. LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL. 215 PreLTaIN Y BartoLr (D. José María), Abogado.—C. de Moreto, 1, principal, Madrid. Pixo y Vivo (D. José), Farmacéutico.—Murcia. Pouso (D. Antonio), Socio fundador del Ateneo científico, literario y artístico de Vitoria, Licenciado en Farmacia, Doctor en Ciencias nalurales, Catedrático de Historia natural en el Instituto.—C. de San Antonio, 1 duplica- do, Vitoria. Prapo Y Sarwz (D. Salvador), Catedrático de Historia na- tural en el Instituto de 2.* enseñanza de Soria.—Plaza de San Ildefonso, 6, Madrid.—(Mineralogía.) PREUDHOMME DE BorrE (D. Alfredo), Individuo de varias Sociedades.—Rue Seutin, 11, Schaerbeek, Bruxelles.— (Entomología general, geografía entomológica, coleópte— ros y principalmente heterómeros é hidrocántaros.) Puic Y Larraz (D. Gabriel), Ingeniero de Minas.—C. de Fomento, 1 duplicado, 1.” derecha, Madrid. Purccanrí (D. Juan Ignacio), Médico, Coresponsal del Museo de Ciencias de Madrid.—San Paulo (Brasil).— (Botánica.) Quabras (D. José Florencio). -— Manila. — (Malacología.) Quiroga Y Robrícuez (D. Francisco), Doctor en Ciencias y en Farmacia, Catedrático de Cristalografía en la Fa- cultad de Ciencias de la Universidad.—C. de Orellana, 10, 3.*, Madrid. Ramón Y Cajal (D. Santiago), Catedrático en la Facultad de Medicina.— Atocha, 131 duplicado, 2.” izquierda, Madrid.—( Histología.) Reyes y Prosper (D. Eduardo), Doctor en Ciencias natu- rales.—C. de D. Juan de Austria, 12, principal derecha, Madrid.—(Dibujo científico, Cristalografía.) 1886. 1886. 1872. 1890. 1891. 1890. LISTA DE LOS SEÑORES QUE COMPONEN Reyes y ProsPER (D. Ventura), Doctor en Ciencias natu- rales, Catedrático de Historia natural en el Instituto de 2.* enseñanza de Guenca.—( Ornitología y Mulacología. ) Reinoso (D. Fernando J.) Director y Catedrático del Ins- tituto.—C. del Obispo, 37, principal, Habana. Rioja Y Martín (D. José), Auxiliar de la Estación de biología marina.—Santander. Rio (D. José), Ingeniero de.Montes, Catedrático de la Escuela.—Escorial. Riva PaLacio (Excmo. Sr. D. Vicente de la), General del ejército mejicano, Ministro plenipotenciario de Méjico. —C. de Serrano, 3, Madrid. Rivera (D. Emilio), Doctor en Ciencias naturales, Secre- tario y Catedrático de Historia natural en el Instituto. —Plaza de la Aduana, 13, Valencia. Rivera (Excmo. Sr. Marqués de la), ex-Consejero de Es- tado, Miembro de la Sociedad Geológica alemana.—Plaza del Conde de Miranda, 3, Madrid.—(Mineralogía.) Rivera Y Ruiz (D. Miguel), Licenciado en Ciencias natu- rales.—C. de las Beatas, 10, principal, Madrid. Roca y Carchán (D. Ignacio). —Barcelona. Roca Y Vecino (D. Santos), Licenciado en Ciencias natu- rales, Doctor en Farmacia. —Cuesta de Javalquinto, 3, Madrid.— (Mineralogía. ) Robrícuez (D. Calixto), Ingeniero de Montes.—C. de Al- calá, 87, entresuelo, Madrid. Robricugz (D. Ulpiano), Farmacéutico.—Manila.—(Botd- nica.) 1884. 1873 1872. 1880. 1880. 1890. 1893. 172 1878. 1883. 1888. LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL. 217 RobricGuez Acuano (D. Enrique), Doctor en Medicina, Profesor auxiliar de la Facultad de Ciencias.—C. del Reloj, 1 y 3, principal, Madrid. Robríicuez Y CEPEDA (Excmo. Sr. D. Antonio), Decano y Catedrático de la Facultad de derecho en la Universi- dad.—Valencia. RobricGuez Y Femenías (D. Juan J.)—C. de la Libertad, 48, Mahón (Menorca).—(Botánica.) Robriguez MoureLo (D. José).—C. de Serrano, 96, 3.”, Madrid. Robrícuez Núñez (D. Eduardo), Licenciado en Medicina, Socio Corresponsal de la Linneana Matritense, Nume- rario del Gabinete Científico.—C. del Castillo, 32 y 34, Santa Cruz (Tenerife). Robricuez Pérez (D. Telipe), Licenciado en Ciencias naturales.—Largo Fernandina.—Palazo Bivona.—Nápo- les (Italia). Rosa Añpab (D. Ramón de la), Médico cirujano.—Alcolea (Almería). Rusio Y GaLí (Excmo. é Ilmo. Sr. D. Federico), de la Real Academia de Medicina.—Paseo de Recoletos, 25, Madrid. Ruiz CasavieLLa (D. Juan), Licenciado en Farmacia.— Caparroso (Navarra). —/(Botánica, en especial plantus navarras, Ornitología y Taxidermia.) Ruíz Chamorro (D. Eusebio), Catedrático de Psicología en el Instituto del Cardenal Cisneros.—GC. de Serrano, 76, 3.2, Madrid. Ruíz De Luzuriaca (D. Vicente). —Habana. 218 1872. 1873. 1890. 1889. 1872. 1891. 1893. 1891. 1889. 1888. LISTA DE LOS SEÑORES QUE COMPONEN Ruíz DE SaLazar (Ilmo. Sr. D. Emilio), Director del perió- dico El Magisterio Español, Licenciado en Derecho, Doctor en Ciencias, Catedrático en la Facultad de Cien- cias de la Universidad.—C. del Barco, 20, principal, Madrid. SAAVEDRA (Excmo. Sr. D. Eduardo), Ingeniero de Cami- nos, Individuo de las Reales Academias de la Lengua, de Ciencias y de la Historia.—C. de Valverde, 22, 2.”, Madrid. Sáenz Y López (D. Juan), Licenciado en Ciencias natura- les.—Zafra (Badajoz). Sarnz DE BaranDa (D. José), Ingeniero de Montes.—C. de Jorge Juan, 5, 2.”, Madrid. SáInz GuTIÉRREZ (D. Pedro), Catedrático de Organogralía y Fisiología vegetal en la Facultad de Ciencias de la Universidad.—C. de Jacometrezo, 28, 2.?, Madrid. Sates Y Ferré (D. Manuel), Catedrático de Historia Universal en la Universidad.—C. del Almirante Lobo, 6, Sevilla. SáncHez HERNÁNDEZ (D. Abdón), Alumno de Medicina.— G. de Alcalá, 36, 2.”, Madrid. SAMPEDRO (D. Antonio de Dios), Farmacéutico.—Alcolea (Almería). SáncHez NAVARRO Y NEUMANN (D. Emilio), Doctor en Cien- cias naturales. — Baluarte, 10, Cádiz. —(Entomología.) SÁNCHEZ NaVARRO Y NEUMANN (D. Manuel), Doctor en Me- dicina, Miembro de la Sociedad española de Higiene.— Baluarte, 10, Cádiz.—(Paleontología y antropología.) Sáncuez Y Robriícuez (D. Antonio), Licenciado en Cien- cias naturales.—C. de Eslava, 1, Sevilla. 1885. 1872. 1885. 1889. 1879. 1881. 1886. 1874. 1890. LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL. 219 SÁNCHEZ Y SáNcHEz (D. Domingo), Licenciado en Ciencias naturales, Ayudante de la Comisión de la Flora flores- tal.—Manila (Filipinas). San Martín (Ilmo. Sr. D. Basilio), de la Real Academia de Medicina.—C. del Arenal, 16, Madrid. San MiLLáN Y ALonso (D. Rafael), Médico cirujano.— C. de San Lorenzo, 15, Madrid. SANTERVASs Y MoLiNa (D. José), Alumno de Medicina.— C. de Espronceda, Sevilla. Sanz DE DieGO (D. Maximino), Naturalista.—C. de San Bernardo, 94, principal, Madrid.—(Comerciante en obje- tos y libros de Historia natural y en utensilios para la recolección, preparación y conservación de las coleccio- nes, cambio y venta de las mismas en todos los ramos.) SeoiLLoT (D. Mauricio), Abogado, Miembro fundador de la Sociedad Zoológica de Francia, de las Entomológicas de Francia, de Bélgica, etc.—Rue de l'Odéon, 20, París. (Coleópteros del antiguo mundo y exóticos, especial- mente hidrocántaros, erotilidos, trogosítidos, cléridos y heterómeros.) SeeñBoLo (D. Teodoro), Ingeniero civil de la Sociedad de Ingenieros civiles de París, representante de la casa F, Krupp, Comendador de la Orden de Carlos I1I, Ca- ballero de varias ordenes extranjeras.—C. de Henao, 8, Bilbao.—(Lepidópteros.) SíLYs-LonccHamPs (Sr. Barón Edmundo de), Senador, Individuo de la Real Academia de Bélgica y de otras Academias y Sociedades.—Boulevard de la Sauvennit- re, 34, Lieja (Bélgica). —(Neurópteros (principalmente odonatos) y lepidópteros de Europa.) Serrano Y Senés (D. Emilio), Licenciado en Medicina y Cirugía.—C. de Ximenez Enciso, 14, Sevilla. 220 1889. 1880. 1890. 1893. 187%. 1893. LISTA DE LOS SEÑORES QUE COMPONEN SIMaRRO (D. Luís), Doctor en Medicina.—G. del Arco de Santa María, 4l, 1.” izquierda, Madrid.—( Histología.) SimóN (D. Eugenio). —Villa Said, 16, París. —(Arác- nidos.) SireT (D. Luís), Ingeniero.—Águilas (Murcia).—(Geolo- gía y antropología.) SOLANO Y EuLaTE (D. José María), Marqués del Socorro. Catedrático de Geología en la Facultad de Ciencias.— C. de Jacometrezo, 41, Madrid.—(Mineralogía y Geo- logía.) Suarez (D. Sergio), Ingeniero, Inspector facultativo de Hacienda.—C. del Prado, 3, 2.”, Madrid.—(Botánica y Entomología.) Tió y SaLvaDor (R. P. D. Dionisio). —Canet, Barcelona. TorrepPAaNDO (Sr. Conde de), Ingeniero de Montes.—C. de Ferraz, 48, Hotel, Madrid. Torres Y Perowa (D. Tomás), Catedrático de Química orgánica en la Facultad de Farmacia y en el Real Co- legio de San José, Socio corresponsal del Colegio de Farmacéuticos de Madrid.—Manila. TraizeT (D. Emilio).—42 rue Notre Dame de Nazareth, París. —(Coleópteros de Europa.) TremoLs Y BorrELL (D. Federico), Catedrático de Quí- mica inorgánica aplicada en la Facultad de Farmacia de la Universidad.—C. de la Princesa, 1, 3.”, Barcelona.— (Botánica.) Truán (D. Luís), Gijón (Asturias).—/Coleópteros.) Unacón (D. Serafín de), Miembro de las Sociedades En- tomológicas de Francia y Berlín.—C. de Velázquez, 30, 2., Madrid.—(Coleópteros de Europa.) 1888. 1893. 1880. 1888. 1872. 1872. 1883. 1881. 1890. SHE: LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL. 221 VarrEbDa Y ViLa (D. Estanislao), Licenciado en Farmacia.— Lladó, Casa Olivas (Gerona).—(Ornilología y Botánica.) VAzQUuEez FIGUEROA Y CanaLes (D. Aurelio), Director Jefe de Telégrafos, —Valladolid.—(Lepidópteros de Europa.) VeLaz DE MEDRANO (D. Fernando), Ingeniero de Montes. —Soria. VipaL Y ComPAIrE (D. Pío), Licenciado en Ciencias natu- rales.—C. del Piamonte, 6, principal, Madrid. Vina Y NapaL (D. Antonio), Profesor auxiliar en la Uni- versidad.—Fagera de Afuera, 13, 2.9, Santiago (Galicia). VILARÓ (D. Juanm).—C. de la Reina, 40, Habana. Vixsac (D. Casimiro), Ingeniero civil. —Pasage de Andreu, 1, principal izquierda, Sevilla. Vizcaya Y ConDE (D. Alilano Alejandro), Licenciado en Ciencias naturaies.—C. de Don Martín, 6, 3., Madrid. WakRENzOWw (D. Pedro). —Aschabad, Rusia transcaspiana, y en el invierno, Uzun-Ada.—(Coleópteros.) Yañez (Excmo. Sr. D. Teodoro), Catedrático de la Facul- tad de Medicina de la Universidad, de la Real Academia de Medicina.—C. dela Magdalena, 19, principal, Madrid. ZAPATER Y MarncoveLL (D. Bernardo), Presbítero.—Alba- rracín (Teruel). —(Lepidópteros.) Socios que han fallecido. ATIENZA Y SILVENT (D. Melitón), de Málaga. Bexavipes (Excmo. Sr. D. José R.), de Madrid. DeLas Y DE GaAYoLÁ (D. Francisco de 5.), de Barcelona. IrAsTorza (D. José), de San Sebastián. VALLE DEL Pozo (D. Rafael), de Sevilla. VILANOVA Y Prera (D. Juan), de Madrid. 222 1888. 1888. 1885. 1889. 1890. 1889. 1890. 1883. 1885. 1886. 1892. 1880. 1887. 1890. 1892. 1889. 1891. 1888. 1890. 1890. SOCIOS DE LA ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL. Socios que han renunciado á formar parte de la Sociedad. ALVAREZ QUINTERO (D. Pedro), de Madrid. DaGuerrE D'OsprTaL (D. Alejandro), de Sevilla. EscaLERA (D. Justino), de Gijón. Esteva RaAvasa (D. Gaspar), de Motril. García Y García (D. Manuel), de Burgos. García Núñez (D. Manuel), de Albacete. García Prieto (D. Cayetano), de Madrid. (Socio agregado.) Grau Acuno (D. José María), de Madrid. GUERRA EstToPE (D. Jaime), de Barcelona. GUTIERREZ SOLANA (D. José), de Madrid. JEREZ GÓMEZ DEL VaLLE (D. José), de Madrid. LAcoIzquerTa (D. José María), de Navarte. Lozano (D. Eduardo), de Barcelona. Nacusia Y Riven (D. Esteban), de Madrid. PERaLes (D. Julio), de Valencia. PLaAza y EscoBAr (D. Francisco), de Madrid. Poxs vw MunxÉ (D. Domingo), de Malgrat. PUIGGENER Y SÁNCHEZ (D. José), de Sevilla. SáxcHez ARJONA (D. Rodrigo), de Sevilla. Sáxcuez García (D. Miguel), de Sevilla. Madrid 1. de Diciembre de 1893. El Secretario, Francisco QUIROGA. UN DECE DE LO CONTENIDO EN EL TOMO 11 DE LA SERIE 11 (XXI). MEMORIAS. CALDERÓN.— Movimientos pliocénicos y postpliocénicos en el valle ena al eta cia M0 Lázaro É I51za.—Contribuciones á la Flora de la Península ibérica. —Notas críticas acerca de la Flora española. (Primera serie). DoLtrus.—Catalogue raisonné des Isopodes terrestres de 1 Espagne. ERAS A A A O A A ATA RAmMóN Y CaJaL.—Estructura del Asta de Ammo0N.........o.ooooo.. — Estructura de la corteza occipital inferior de los pequeños: manllerosS. ss cartas es de deta oa le CALDERÓN Y QuiroGA.—Estudio petrográfico del meteorito de Gua- reña' (Badajoz) (Laminas TT UL IO). ¿ci eee CALDERÓN.—Nota preliminar sobre la clasificación geológica de las arcillas:y+su papeltenteltolobo it a e it aaa CABRERA Y Díaz.— Catálogo de las aves del archipiélago canario.... MacHo VeLaDO.—Recuerdos de la Fauna de Galicia.— Insectos lepi- dópteros observados en dicha comarca..........o.o....... BLANCHARD.—Sanguijuelas de la Península.............ooo.oooo.... GUNDLACH.—Apuntes para la Fauna Puerto-Riqueña.............. ACTAS. CaLLrJa.—La región olfatoria del cerebro......ooooooomoooicor.os. GONZÁLEZ Y FervNÁáNDez.—Un caso de microcefali2a.........o..oo.... BoLívAr. —Ad cognitionem orihopterorum Europe et confinium.—So- brerelicénero Locusta. Do:Géer eta ao Ma a aaa MenDIxa.—Lista de algunos tentredínidos españoleS............ 6 Págs. 221 ÍNDICE DE LO CONTENIDO EN EL TOMO II, SERIE 1 (XXI. Goxzárnez Fracoso.—Notas sobre algas. ......ooooooooomoomomo... CaALDERÓN.—Foraminíferos pliocénicos de Andalucía........ Sa GowxzÁLEz Y García DE MeNEsEs.—Noticia sobre un temblor de tierra (3 NA A A A a ooo o Puiccar!.—Relación de algunas costumbres de los habitantes de San Paulo (Brasil pre. ot ao ta oo ole eo CN BoLívar.—Viaje de M. Ch. Alluaud á las Canarias.— Ortópteros de lastislas Canarias teta la o A HervínDEz.—Noticias sobre los cangrejos de tierra de las Antillas.. GonzáLez Fracoso.—Especies de algas de agua dulce encontradas pla EE RI e A E Caxbav.—Un yacimiento prehistórico en Carmona. . AI SS Pav.—Nota sobre la Cervia saturejefolia Rodr........o......... , CALDERÓN.—Una carta de A. P-de:CandoMe..........ooooo.«ooiona ChHaves.—Nota sobre una macla de cerusita........oooooooroo... . Vixsac.—Observaciones sobre la existencia del cangrejo de río en ¿Andaluces nes io relajo lease casada aaa pea le A NANI GowxzáLez Fracoso.—Especies de algas de agua dulce encontradas recientemente a lolo oleada le ale dario Unacon.—Nota acerca de las especies españolas del género Pimelia. Pau.—Plantas españolas recogidas por el Sr. Lomax.............. Goxzátez Fracoso.—Noticia de algunas algas de Sevilla.......... Mubixa.— Quelques fourmis de la Faune méditerranéenne, por A. Porlier lí Cuaves.—Nota cristalográfica sobre las celestinas de la Península... — Corrección á la nota sobre cristales de fuchsina publicada en el tomo anterior de estos ÁNALES.....o..o.< 2.2... +3... CALDERÓN.—Notas bIbllOgráficas, 0130 ojo e laianto a o O (Quiroca.—Sobre la existencia de la humita en algunas calizas arcai- cas de la sierra: de Guadarfama.: eo» restos dia aora al Vara. —La poillade mar 00 CádiZ dsp poo ojo ola ae enero de OR FerNíNDEZ NavarrR0o.—Minerales de España existentes en el Museo de. Madrid: ico nt a tt E GowzAtez Fraqoso.—Nota bibliográfica... ...2a caso. 50 e CALDERÓN.—Sobre la presencia de la pirita en un ejemplar de jaspe. — Sobre el crecimiento de la concha de los moluscos, con motivo de la tesis doctoral de M. Moynier de Villepoix.... Vixsac Y PauL.—Sobre la gangrena de las patatas en Sevilla. ...... FeryÁáNDEZ Navarro.—Excursión á Cercedilla...........oo.oo..... CaLDERÓN.—Sobre una enfermedad producida en el tomate en Cana- rias por el Cladosporium fulvuM..... tn lo 1 e Unacox.—Nota sobre especies españolas del género Bathyscia..... ReLimp10.—Sobre la piro-electricidad en el tetraborato sódico ó borax. 28 31 94 ÍNDICE DE LO CONTENIDO EN EL TOMO II, SERIE IM (XXI). 25 CALDERÓN.—Nota breve sobre observaciones sÍísmicasS............. 127 GowzáLez Fracoso.—Algunas clorofíceas del Brasil............... » Barras.—Peces de agua dulce de la parte occidental de la región bético-extremeña....... PEOR NENA Le ARAS roo 129 Quiroca.— Noticia necrológica de D. Juan Vilanoya y Piera........ 132 FuenTe.—Dos nuevos ortópteros de España... ......ooooooomo.... 137 GonzáLez Fracoso.—Nota bibliográfiCa.........ooomeocomosorror.o. 139 UnacoN.—Sobre la palabra corocha aplicada á un insecto que ataca ¡Saa OA O oe RS OT 140 MacrPHersoN.—Fenómenos glaciares en San Ildefonso (Segovia)..... 144 QuiroGa. — Sienita de San Blas, en el camino de Miraflores de la Sierra á Manzanares el Real (Madrid)...:...o.o.ocoooo.... A 147 CaÑaL Y MicoLLA.—La prehistoria en España.— Notas histórico-bi- A A O AR 152 CALDERÓN.—Hallazgo del Buliminus hispalensis en MorónN.......... 159 MrDINA.—Algunas hormigas de Canarias recogidas por el Sr. Cabrera ADE e A o A O E 159 GonzáLez Fracoso.—Notas algológicas. .....o.oooosrrormoonssos 162 CaLDeEróN.—Noticia de un trabajo de mecánica geológica del Sr. G. F. O A A AR ARA O CN 163 AmterIDo.—Dos especies de plantas no citadas de los alrededores de E A o o O O OOO 167 HerNÁNDEZ.— Ortópteros y hemípteros nuevos para la fauna matri- WD ooo IO can Pas OO OSOS OO 168 Ho xos "LOS Cam purrianoS cule iso e je los inde rola callada 6d 508 Soob 169 Vízquez Ficueroa.—Noticia sobre el Bombyx Vandalicia.......... 182 Lista de los señores socios de la Española de Historia natural...... 195 Índice de lo contenido en el tomo 11 de la serie 11 (XxIM............ 223 Índice alfabético de los géneros y especies descritos, ó acerca de cuya patria ó sinonimia se dan noticias interesantes....... 227 ISE o e a RS A Ran A NS 243 ACTAS DE LA SOC. ESP. —XXII 15 O eo No Mie La dl ¡00% FRA tas y q K ' WM ÍNDICE ALFABÉTICO DE LOS GÉNEROS Y ESPECIES DESCRITOS, Ó ACERCA DE CUYA PATRIA Ó SINONIMIA SE DAN NOTICIAS INTERESANTES EN ESTE TOMO. Acanthopsis Teenia, 131”. Eegilops triuncialis, 82”. Achilea Millefolium, 119". Alia acuminata, 121”. Acipenser sturio, 130”. — cribrosa, 121'. Acocephalus histrionicus, 122”. Agave americana, 18”. Aconitum Napellus, 78”, Agrostis truncatula, 82”, 87”. — pyrenaicum, 83”, 125”, Albita, 133. Acrotylus insubricus, 49”, 53”, 58”, Alchemilla alpina, 37, 83”, 86', — longipes, 53”. — microcarpa, 118, — patruelis, 51”, 53'. Allantus fulviventris, 27”. Adelosina leevigata, 31”. Allium carinatum, 86”. Adenocarpus hispanicus, 118”. — foliosum, 86'. Adenostyles albifrons, 88”. — nigrum, 28. — alpina, 88". — oleraceum, 86”. — Lomaxii, 88”, — pallens, 17', 86”, 120”. — pyrenaica, 88'. — Schoenoprasum, 86/. Adianthum capillus Veneris, 211. — spheerocephalum, 19”. ¿Fdogonium crispum, 128. Allosorus crispus, 83”. — sexangulare, 128”. Alosa vulgaris, 132”. NOTAS.—1.? Los nombres vulgares van escritos con letra cursiva; los de géneros ó especies ya conocidos, pero descritos en este tomo, van precedidos de un asterisco, y de dos los que se dan á conocer como nuevos para la ciencia. 2,2 Los números que indican páginas de las Actas llevan después este signo”. 3.2 Nose incluyen en este índice los nombres de los géneros y especies que apare_ cen agrupados formando catálogos ó listas en el cuerpo de los ANaLEs. Los catálogos excluidos de este índice en el presente tomo son los siguientes: Lázaro.—Flora de la Península, pág. 19. Cabrera y Díaz.—Aves de Canarias, pág. 151. Macho Velado.—Lepidópteros de Galicia, pág. 221. Gundlach.—Neurópteros, Hemípteros y Coleópteros de Puerto-Rico, pág. 259. x 228 ÍNDICE ALFABÉTICO. Alternanthera, 167”. Alúmina, 130. Alydus calcaratus, 121”. Alyssum serpyllifolium, 19”. Amaranthus spinosus, 167”. Amasis jucunda, 27”. ** Ameles aptera, 137". — gracilis, 52”. — limbata, 52”. Anacyclus radiatus, 17”, SO”. Anagallis arvensis, 19”. — linifolia, 80”, 86. — tenella, 119”. Anarrhinum bellidifolium, 89”. Anchusa italica, 17”, 19”. — undulata, 22”, 85”. Andropogon hirtum, 17”. Andryala corymbosa, 20". — integrifolia, 17”. — macrocephala, 119”. — ragusina, 17”, 18”, 21', 80", — sinuata, 119”. Anguilla acutirrostris, 131/. — mediorrostris, 131/. Anisolabis annulipes, 52”. — major, 52”. — maritima, 46', 52”. — * maxima, 46', 52”. Anomala rugatipennis, 121”. Anortita, 133. Antaxia inculta, 121”. Anthirrhinum glutinosun, 21”. Anthoxanthum ovatum, 120”, Antbriscus silvestris, 35. Anthyllis arundana, 20”. — Webbiana, 20”. Antimonio, 110”, 111. Apatito, 148*. Aphanus Pini, 121”. — saturnius, 121”. Aph:enogaster barbara, 90". — Blanci, 92”. — hispanica, 91', 92”. Aph:eenogaster sordida 162”. — splendida, 92”. — striola, 91', 92”. Aphlebia bivittata, 49”, 52”. — carpetana, 120". Aphodius castaneus, 121”. Apion difticile, 121". — nigritarse,121'. Aporia Crategi, 122. Apteranthes Gussoneana, 114”. Aquilegia nevadensis, 20”. — pyrenaica, 78'. — vulgaris, 78”. Arabis sp., 114". — Malinvaldia na, 114”. Arca diluvii, 12. Arcillas, 137. Arcyptera Tornosii, 120”. Arenaria armeriastrunm, 19”. — montana, 78”, 118". — tetraquetra, 20”. Arge Pyrenaica, 27”. Argymnis Niobe, 122”. Ariagona Margaritee, 53. Aristolochia longa, 120”. Aristus sph:erocephalus, 120”. Armadillo officinalis, 47. Armeria allioides, 19”. — bupleuroides, 120”. — cespitosa, 80”. — splendens, 21'. Arminda Brunneri, 53”. Arnoseris pusilla, 81”, 119”. Arsénico, 110”, 111”. Artemisia Absinthium, S0'. — granatensis, 21”. — Villarsi, 28. Asperococcus echinatus, 162”. Asperula aristata, 80”. Asphodelus albus, 17”, 120”. — fistulosus, 17”. Aspidium fragile, 120”. Asplenium septentrionale, 83”. ÍNDICE ALFABÉTICO. 229 * Astragalus Boissieri, 37. Astrocarpus Clussii, 118”, Athalia annulata, 27”. — glabricollis, 27”. — Rose, 27”. — spinarum, 27”. Atherina mochon, 131”. Athous rufus, 121'. Athyrium Filix foemina, 120”. Athysanus obscurellus, 122”. Aulostoma gulo, 253. Avena barbata, 17!, 82”. Azutre, 110' 111”, 130. Ballota hirsuta, 18'. Barbus Bocagei, 130”, 131". — comiza, 131". Baritina, 112”. Bathyscia, 124”. — Eblersi, 124”. — tropica, 124', 125". ** Bathytropa hispana, 50. Batracobdella Latastei, 247. Bellis perennis, 119”. Biotita, 148”, Biscutella leevigata, 78”, 87”. — laxa, 20". Blatta germanica, 52”. Blechnum Spicant, 83”. Blepharis mendica, 49”, 52”, Boga, 132". Bolivina dilatata, 31'. — punctata, 31”, 33”. — robusta, 32”. — textilaroides, 33'. Bombyx Quercus, 122”. — Vandalicia, 182”. Borax, 126'. Bordallo, 132”, Bothryderes interstitialis, 121”. — lusitanicus, 121'. Brachypelta aterrima, 121”. Brachypodium pinnatum, 83". Brassica sp., 114”. Brassica montana, 20”. — setigera, 78'. Braya pinnatifida, 83”. Bromus rubens, 21', 83”. Broncita, 130, 132, 133, 134, 135, 136. Bryonia dioica, 118, Bulimina aculeata, 31/'. — pupoides, 33”. — pyrula, 33”. Buliminus(Mastus) hispalensis, 159”. Bunium Bulbocastanum, 119”. — verticillatum, 119”. Bupleurum fruticosum, 21". — spinosum, 18”. Butinia bunioides, 20'. Cachrys leevigata, 19”, 35”. Ceenonympha Pampbilus, 122”. Calamagrostris littorea, 82”. Calamintha alpina, 84/, 119”. — Clinopodium, 119”. — granatensis, 19”. Calcita, 110”. Caliza, 102”, 103”, 104”, 105”, 106', 1 US Calliblefaris jubata, 163”. ** Calliphona Alluaudi, 50”, 53”. — Koónigi, 537. Caloptenus italicus, 52”, 53', 120”. — marginellus, 53”. — vulcanius, 50”, 53”. Campanula asturica, 85”. — cespitosa, 85”. — decumbens, 119”. — ficarioides, 85”. — glomerata, 83”. — Herminii, 20”, 80”, — lanceolata, 85”. — linifolia, 85”. — mollis, 19”. — rapunculus, 18”, 21', 82”, 119”. — rotundifolia, 85”. — Scheuzeri, 85”. Camphorosma monspeliaca, 21”. 230 ÍNDICE ALFABÉTICO. Camponotus erytropus, 162”. — maculatus, 160". Camptopus lateralis, 121”. Campurrianos, 169, Cangrejo de río, 70". Cántabros juliobrigenses, 169”. Capparis spinosa, 21'. Carassius vulgaris, 130”. Cardamine latifolia, 78”. — pratensis, 118”. — sylvatica, 78”. Cardiophorus signatus, 121”. Carduncellus Dianius, 114”. — mitissimus, 80”. Carduus Bourgeanus, 119”. — carlinoides, 20”. — medius, 86”, — mollis, 84”. — tenuiflorus, 80”. Carex glauca, 83”. — Reuteriana, 87”. Carlyna corymbosa, 17”. Carpa, 131”. Carpocoris baccarum, 121”, — lynx, 121". Carthamus Dianius, 114”, Carum verticilatum, 20”. Caryolopha sempervirens, 119”. Cassidulina leevigata, 31”. Catananche c:erulea, 19”. Caucalis leptophylla, 79”. Celestinas, 94', 95”, 96'. Centaurea alba, 80”, 119”. — Calcytrapa, 18”. — carpetana, 119”. — castellana, 17”, 80”. — Cyanus, 119”. — granatensis, 19”. — melitensis, 18. — ornata, 18', 21”, 119”. Centrotus chloroticus, 122”, Ceramium acanthonotum, 162”, — rubrum, 162”, Cerastium Boissieri, 20”. — trigynum, 20”. Cerusita, 69”, 70”. Cervia sp., 66. — saturejeefolia, 60”, 65. Cerylon ferrugineum, 120”. Ceterach officinarum, 83'. Cheerophyllum nodosum, 119”. Chameepeuce hispanica, 19". Chara aspera, 60”. Cheilanthes hispanica, 114”. — odora, 114”. Chondrostoma seva, 131', 132. Chondrus crispus, 163”. — noryegicus, 163”. Chorda lomentaria, 169, Chrysomela heemoptera, 121. — menthastri, 121'. Cinabrio, 112”. Circeea lutetiana, 36. Cirsium flavispina, 19”, 21', 80”. — gregarium, 20”. — heterophyllum, 29. — oleraceum, 30. Cistus ladaniferus, 118”. — laurifolius, 20”, 118”. Cixius stigmaticus, 122”, Cladius difformis, 27”. — pectinicornis, 27”. Cladophora crispata, 89”, 129”. — fracta, 30', 89”, 90', 129”, 163”. Clavulina communis, 33”. Cleonia lusitanica, 19”. Clypeaster altus, 10. — insienis, 10. — piramidalis, 10. Clythra atraphaxidis, 121”. Cneorhinus dispar, 121”. Cobitis barbatula, 131”, 132”. Cobre, 110”, 112. — cristalizado, 112”. Coccinella septem-punctata, 121'. Cochlearia glastifolia, 20”, ÍNDICE ALFABÉTICO. Coincya rupestris, 114”. Colech:ete soluta, 128". Colias Edusa, 122”. Collybia velutipes, 23”. Conferva bombycina, 30". — rigida, 71'. Conocephalus mandibularis, 53”. Conopodium subcarneun, 80”. Convolvulus altheeoides, 17”. — arvensis, 19”. Coprinus stercorarius, 24. Corallina officinalis, 163”. — squamata, 163”. Corbula gibba, 12. Coriaria myrtifolia, 21”. Coris monspeliensis, 18”. Corizus parumpunctatus, 121”. Corocha, 140”, 141”, 143". Corrigiola telephiifolia, 83”, 118”. Cotoneaster tomentosa, 36”. Crateegus maura, 37. — oxyacantha, 118". Cremastogaster Alluaudi, 162”. Crepis albida, 19', 84”. — Lampsanoides, 80”. Criocephalus rusticus, 121". Cristellaria calcar, 31/, 33”. A cultrata 31%. — inornata, 31”. Cromita, 130, 131, 132, 135. Crucianella angustifolia, 78/, 119”. Crupina vulgaris, 18”. Cryptocephalus celtibericus, 121”. — larvatus, 121". Cuarcita, 111”. Cuarzo, 113”, 148". Cucubalus baccifer, 78", Cuscuta sp., 89”. — major, 119”, — planiflora, 19". Cutleria multifida, 162”. Cymnademia densiflora, 25. Cymus glandicolor, 121”, Cymus melanocephalus, 121". Cynodon Dactylon, 18”. Cynoglossum pictum, 81'. Cynosurus cristatus, 120”, — echinatus, 120”. — elegans, 82”. Cyperus longus, 82. Cyprinus carpio, 131”. Cystopteris fragilis, 25. — regia, 25. Cystoseira fibrosa, 163”. — barbata, 22. Cytherea islandicoides, 12. Cytisus purgans, 79”. Daboecia polifolia, 80”. Daphne Gnidiunm, 19”, 81”. — Laureola, 81/'. De Barya elyptosperma, 129”. Decticus albifrons, 51', 53”. Delphinium peregrinunm, 18', 78'. Dentalium sexangulare, 12. * Dericorys lobata, 50”, 53”. Deschampsia flexuosa, 82”. Dianthus Armeria, 78. — brachyanthus, 19”, 20”, 78'. — hispanicus, 118. — laricifolius, 78. — lusitanicus, 21”, 78'. — monspessulanus, 78”. — prolifer, 118". — Toletanus, 79”. Dichotrachelus Graellsi, 121”. Dictyopteris polypodioides, 22. Dictyota dichotoma, 162”. Digitalis obscura, 19”. — purpurea, 20”, 81”, 119”. — Thapsi, 21', 81', 119”. Dina Blaisei, 258. Dioscorea Pyrenaica, 27. Diplotaxis erucastrum, 78”. Dipsacus laciniatus, 28. Discoglossus pictus, 247. Discorbina orbicularis, 32”. 231 232 ÍNDICE ALFABÉTICO. Docidium Baculum, 90”. Doronicum carpetanum, 84”, Dosinia exoleta, 12. Draba incana, 45. Drosera rotundifolia, 83”, 118. Ecballium Elaterium, 17”. Echium albicans, 19”. — vulgare, 119”. Ectobia ericetorum, 120”. Elephas antiquus, 98", 99”, Elymus Caput-Meduse. 82”. Empusa egena, 52”. Emphytus Viennensis, 27. Emydia Striata, 122, Endophl:eus spinulosus, 121”. Enstatita, 135. Enteromorpha lingulata, 128”. Epacromia strepens, 49”, 52, — thalassina, 49', 52”. Ephippigera Miegi, 120”. Epilobium alpinum, 82”. — carpetanum, 118. — Duriei, 83”. -— palustre, 118”. — tetraquetrum, 82”, Epistylis sp., 246. Erica aragonensis, 86. — arborea, 86”, 119”. — Cinerea, 86. — tetralyx, 86”. — vagans, 86”. Erigeron acre, 80”, 119”. — frigidus, 21”. Erinus alpinus, 84”. Erodium carvifolium, 42. Eruca sativa, 18. Eryngium Bourgati, 79”. — campestre, 19”. — dilatatum, 19”. — gallioides, 17”, 18”. — tenue, 79”. * Erysimum repandunm, 44. — pulchella, 17', 19”. Erysimum spicata, 17/. — tenuiflora, 89”. — Centarium, 87”. Erytbrea centaurium, 19”, 87”. Esfena, 148”. Eudorina elegans, 60”. Euphorbia sp., 89. — angulata, 89”. — amyegdaloides, 81”. — Chameesyce, 18", 19”. — falcata, 18”, 20”. — hiberna, 81”. — niceeensis, 19”. — serrata, 19”. — officinalis, 119”. Eurydema oleraceum, 121”. Eurygaster hottentota, 121". — maura, 121”. Evax carpetana, 119”. Feldespato, 130, 133. Festuca Clementei, 21”. — spadicea, 87. Filago spathulata, 87”. Forficula auricularia, 47”, 52”, 120”, — ** Cabrerz, 47, 52”. — pubescens, 120”. Fragaria vesca, 118”. Fraxinus angustifolia, 80”. Fuchsina, 97”. Galactites Lomaxii, 87”. — tomentosa, 87”. Galena, 112”. Galium Aparine, 119”, — Broterianum, 119”. — Cruciata, 119”. — palustre, 119”. — rotundifolium, 83”, 119”. — vyerum, 82”, 119. Gargara Genistee, 122”. Gasterosteus brachycentrus, 131”, — leiurus, 132”. Gastridium lendigerum, 17”. Gaudinia fragilis, 17/. ÍNDICE ALFABÉTICO. 233 Gelidium corneum, 163”. — latifolius, 163”. Genista Boissieri, 20”. — Cinerea, 118. — florida, 79”, 118”. — hispanica, 79”. — leptoclada, 79”. — obtusiramea, 79”. — tinctoria, 118". Gentiana alpina, 21”. Geotrupes hypocrita, 121”. Geranium columbinunm, 118, — lucidum, 118”. — pyrenaicum, 82”. — Robertianunm, 118”. — sanguineum, 118, Gerris najas, 122”. Geum urbanun, 118, Glaciares, 144”. Gleotila protogenita, 71”. Globigerina bulloides, 31', 32, 33”, * Glossiphonia algira, 247. — bioculata, 246. — marginata, 246. — sexoculata, 247. Gnaphalium luteo-album, 21”, Gneis, 102”. Gonatonema ventricosum, 71”. Gracilaria compressa, 162”. Grafito, 110”, 111”. Graphosona lineatum, 121”. Graptodera ampelophaga, 140”, 141", 143”. Gryllodes Kerkennensis, 137”. — Caraib«eus, 138”. — lateralis, 137”. — ** macropterus, 137". Gryllomorpha longicauda, 52”, 53”. Gryllotalpa africana, 51”, 53. — vulgaris, 53”. Gryllus bimaculatus, 51”, 53”, — Brunneri, 53”. — Burdigalensis, 120”. Gryllus campestris, 120”. — domesticus, 53". — Guanchicus, 51', 53”. — hispanicus, 51', 53”. Gymnopleurus flagellatus, 121”. Heematococcus lacustris, 60”, 129". Heemopis sanguisuga, 253. Haloisita, 112”. Harpactor erythropus, 122”, Harpalus decipiens, 120”. Helianthemum «eegyptiacum, 18, — alyssoides, 85”. — criocaulon, 78'. — glaucum, 18”, 20”, 118”, — glutinosum, 18”. — guttatum, 118. — viscidulum, 19”. Helichrysum Serotinum, 18”, 80”. ** Helicoptera, 122”, — parnassia, 122”. Heliotropium europseum, 17”, 83”, Helosciadium nodiflorum, 119. Heracleum pyrenaicum, 867. Herniaria cinerea, 82”, — glabra, 118”. — hirsuta, 118. Hesperia lineola, 122”, Heterocordylus tibialis, 121”. Hidrolea, 65”. Hieracium amplexicaule, 84”. — castellanum, 20”, 84”, 119”. — legionense, 84”. — myriadenum, 84”. — pilosella, 80', 84”. Hierro, 130, 131, 132, 135, 136, 111”. — metálico, 131. — niquelífero, 131. — sulfurado, 130. Hirudo medicinalis, 252. — troctina, 252, Hispidella hispanica, 119”. Hister sinuatus, 120”. Holocompsa Simonyi, 52. 234 ÍNDICE ALFABÉTICO. Holocompsa vestita, 52”. Homogine alpina, 82”, Hordeum maritimum, 82”, Hormigas, 159". Hormiscia Kochii, 89”. — subtilis, 71”, 89”, 128”. Hornblenda, 148/”. Humita, 102”, 103”, 104”. Hutchinsia Auerswaldii, 78”. Hydrargyra hispanica, 131/. Hydrococcus rigidula, 90”, Hydrocyphon deflexicollis, 121”. Hydrodictyon reticulatum, 30”. — utriculatum, 21. Hydrometra stagnorum, 122”. Hyoscyamus albus, 18”. Hypecoum grandiflorum, 22”, Hypericum Burseri, 79”. — humifusum, 79”, 118”. — montanunm, 21', 79”. — perforatum, 118”. — quadrangulum, 118”, — tomentosum, 17', 19, 79". — undulatum, 21”, 79”. — veronense, 19”. Hypholoma fasciculare, 24. Hypsicorypha Julix, 52”. Hysteropterum grylloides, 122”. Iberis conferta, 78”, Ilmenita, 103”, 104”, 148”. Inula montana, 18”. Iris xiphioides, 81', 86”, Jania rubens, 162”. Jaramugo, 132”. Jasione amethystina, 20”. — carpetana, 119”. — humilis, 80”. — montana, 119”. Jasonia tuberosa, 18”. Jaspe, 115”. Juncus Bufonius, 120”. — lamprocarpus, 83”. — squarrosus, 120”. Jurinea Bocconi, 84. — pyrenaica, 84”. — humilis, 20”. Kentrophyllum lanatum, 17”. Knautia arvensis, 119”. Koniga Lagasce, 21”. — spinosa, 20”. Labia minor, 52”, 168". Labidura riparia, 46', 52”. Lactuca tenerrima, 19”. — viminea, 17', 80”. Lagarta, 141”, 142”. Lagena gracillima, 31'. — sulcata, 31”. Lagurus ovatus, 83”. Laminaria Phyllitis, 162”, Lamium maculatun, 83”. Lamprea, 131', 132”. Laserpitium latifolium, 79". Lasius niger, 162, Lavandula lanata, 18”. — pedunculata, 18', 81, 119". Lebia turcica, 120", Lebias ibera, 131". Leontodon Boryi, 20”. — microcephalus, 21”. Lepidium heterophyllum, 78'. — Campestre,. 118”. — stylatum, 20”. Lepiota procera, 24. Leptinia hispanica, 120”. — attenuata, 120”. Leptopterna pilosa, 121”. Leptopus echinops, 122”. ** Leptothorax Cabrerze, 160”. — Rissi, 94”, 160”. — Rottenbergi, 160”. Leptura stragulata, 121'. — rubra, 121”. Lepyronia coleoptrata, 122”. Leucanthemum montanunm, 87”. Leuciscus Arcasi, 132”, — muticellus, 132”. ÍNDICE ALFABÉTICO. 23 Leucopheea surinamensis, 52”. Leuzea raponticoides, 29. Ligeeus apuanus, 121'. Ligusticum pyren.eum, 19”, 79”. Lilium Martagon, 82”. Limenitis Camilla, 122”. Limnatis nilotica, 253. Limodorum abortivum, 26”. Limonita, 129, 113”. Linaria delphinioides, 119”. — filifolia, 119”. -— glareosa, 21". — melanantha, 8”, 21”. — minor, 81'. — nivea, 81', 119”. — saxatilis, 119”. — spartea, 31”, 81. — supina, 81”. — Tournefortii, 81”. — triornithophora, 81'. — villosa, 19”, 20', 21”. — viscosa, 19”, 20”, 21”, 32”. Linum suffruticosum, 18”. — tenue, 18'. Lithospermum prostratum, 87”. Loboptera decipiens, 120”, — fortunata, 52”. *% Locusta algerica, 24”, 25”, — * cantans, 23”, 24”. — * caudata, 23', 24”. — ** Hispanica, 23”, 24”. — ** Maroccana, 23”, 24”. — * viridissima, 23”, 24”, 120". Lonicera hispanica, 119”. — implexa, 31. Lopus sulcatus, 121”. Lotus corniculatus, 82”, 118”. — glareosus, 19. — pedunculatus, 118”. Luperus circumfusus, 121”. — sulphuripes, 121”. * Lupinus angustifolius, 42. — * leucospermus, 41. [31] Luzula lactea, 82”. Lyceena Oyllarus, 122”. — Agestis, 122”. Lychnis macrocarpa, 81”, 118”. Lycopsis arvensis, 119”. Lyngbya ochracea, 163". Lysimachia vulgaris, 83”. Lythrum flexuosum, 17”, 19”, 79”. Macrochloa arenaria, 83', 120'- Macrophya neglecta, 27". Macroplax fasciata, 121”. Magdalinus aterrimus, 121”. Magnesia, 130. Magnetita, 131, 134, 102”, 104', 111”. Malachius lusitanicus, 121”. Malacosoma lusitanicum, 121”. Malaquita, 113”. Malope multiflora, 43. — trífida, 42. Malva Alcea, 118". — fastigiata, 79”. — moschata, 82”. Mantis religiosa, 49”, 52”. Marginulina Pecketi, 33”. Marrubium supinun, 19”. — vulgare, 18'. Masquelinita, 133. Megalocer:ea erratica, 121”. Melampyrum arvense, 88”. Melanargia Lachesis, 122”. Meliteea Parthenie, 122. Mentha Pulegium, 33”, 119. — rotundifolia, 86/. — sylvestris, 119". Mercurialis tomentosa, 19”. Mercurio, 110”, 112”. Merendera bulbocodium, 27”, 82. Messor barbarus, 91'. — rufo-testaceus, 91”. — structor, 91”. Meteoritos, 128. Metoponorthrus cingendus, 49. — rufocinctus, 40. 236 ÍNDICE ALFABÉTICO. Meum athamanticum, 83'. Nostoc muscorum, 60”. Mica, 103”, 104”. — rufescens, 90”. Microlonchus Clusii, 80”, Notommata Werneckii, 29”. Micropus bombycinus, 19”. Nummulites atessica, 17. — erectus, 80”, 119”. — Murchisoni, 17. Microspora fontinalis, 60”. Ocnerodes Brunneri, 169”. Miliolina seminulum, 31/. Odesia Atrata, 122”, Monanthia Wolfhi, 121”. Odontites tenuifolia, 34. Monomorium barbatulum, 93”. (Ecanthus pellucens, 53, 120”. — carbonarium, 94”. (Edaleus nierofasciatus, 120". -— clavicorne, 94”. — senegalensis, 53”. — gracillimum, 93”, 94'. (Edipoda canariensis, 49”, 53". — ** Medinee, 93”, 94”. — ccerulescens, 51”, 120”. — minutum, 94”. — Charpentieri, 120”, — Salomonis, 93/, 94”, 162”, — fusco-cincta, 53 , 120”, Monotropa Hypopitys, 80”, (KEdogonium undulatun, 71”. Montia fontana, 118. (Enanthe crocata, 119”. Mougestia leevis, 129”, Oligisto, 104”. Mycena Epipterygia, 23. Oligoclasa, 133. — gypsea, 23. Olivino, 106, 132, 133, 134, 104”. — niyea, 29. Ononis procurrens, 19”, Myosotis lingulata, 119". — viscosa, 19”, 21”. — stolonifera, 88”. Onopordon neryosunm, 17”. Myricaria germanica, 43. Onthophagus fracticornis, 121”. Nalassus striatus, 121”. — furcatus, 121”. Nardus stricta, 83”. * Ophrys fusca, 25. Nartbecium oxifragum, 83”, — * iricolor, 26. Nassa semistriata, 12. Orbulina inversa, 32”. Nasturtium hispanicum, 118”, Orchis coriophora, 120”. Natica helicina, 12. — fragrans, 120”, Nauphoeta circumyvagans, 52”, — Morio, 120”. — levigata, 52”. Orgerius Perezii, 168”. Nebria andalusica, 120”. Origanum virens, 17”, 81”. Nepeta granatensis, 20”, Ornithogalum subcucullatum, 114”. — latifolia, 119”. Ornithopus perpusillus, 118”. Nephelis octoculata, 257. Oro 110%, 111 MS4 Nereis, 106". Orobanche cruenta, 119”. Nerium oleander, 17', 18'. — minor, 19' 89”. Niquel, 130. — Rapun, 85”. Nodosaria scalaris, 31”, Orophila nubigena, 53”. Nonionina Boucana, 32”, 33”. Ortosa, 148”. — scapha, 32, 33”, Oscillaria tenuis, 163”. Nostoc humifusum, 163”. Ostrea crassissima, 10. ÍNDICE ALFABÉTICO. Ostrea lamellosa, 12. — plicatula, 13. — Velaini, 10. Oxycoryphus compressicornis, 52”. Oxyrhina hartalis, 13. Pachytylus cinerascens, 49”, 53”. Padina Pavonia, 22. Pallenis spinosa, 17”. Paracinema tricolor. 120”. Paratettix meridionalis, 50, 53”. Pardilla, 132”. Parnasia palustris, 118. Paromalus flavicornis, 120”. Paronychia argentea, 17/, 18”. Pascalia glauca, 167”. Passerina annua, 19”. Pecten Besseri, 10. — Beudanti, 10. — cristatus, 12, 13. — gigas, 10. — jacobaeus, 13. — Opercularis, 13. — scabrellus, 13. Pedicularis mixta, 81”. — pyrenaica, 85”. — silvatica, 81”, 85”, 119”. — verticillata, 81”. Peganum Harmala, 21”, 79”. Peje, 131'. Peridoto, 130, 132, 135. Periplaneta Americana, 49”, 52, — Australasize, 52”, — orientalis, 49”, 52”. — truncata, 52”. Perro, 131'. Petricola ceratophaga, 12. Petromyzon fluviatilis, 131”, 132”, Phalaris bulbosa, 17”. Phaneroptera nana, 50”, 53”. Pheidole megacephala, 160”. — rhombinoda, 161". — striativentris, 161”. — ** teneriffana, 160”. 237 Phelipea cerulea, 81'. Philoscia elongata, 50. Phleum alpinum, 82. Phlomis crinita, 19”. — Herbaventi, 19”. — Lychnitis, 18”. Phoenix humilis, 18”. Phyllobius tuberculifer, 121”. Phyllomorpha laciniata, 121”, 122”. Phyteuma hemispheerica, 86”. — orbiculare, 86”. Phytocoris varipes, 121”. Phytophtora infestans, 116". Pieris Rape, 122”. Piezodorus incarnatus, 121”. Pimelia, 72”, — betica 12 914 010", 76% — Drevicollis 12197 — castellana, 74', 75”. — cribra, 73", 76'. — Fairmairei, 77”. — fornicata, 77”. — modesta, 75”. — monticola, 73”, 77”. — Perezi, 12, 73'. — punctata, 73", 76, — scabrosa, 77”. — variolosa, 73”. Pimpinella Tragium, 18”. Piptather multiflorum, 82. Pirita LOL Piroxeno, 130, 133. Pirrotita, 129, 131, 132, 103”, 105”. Pithophora Roettleri, 129' Placobdella catenigera, 252. Plagioclasa, 133, 148”. Plagiolepis pyemeea, 162”. Plantago carinata, 21”. — Cynops, 18”, 83”. — Lagopus, 18”. — lanceolata, 120”. — media, 120”. — nivalis, 20”. 233 ÍNDICE ALFABÉTICO. Plantago subulata, 19' 120". Plata, 110, 112”. — roja, 111”. Platyblemmus lusitanicus, 169”. Platycleis grisea, 52, 53', 120”. — intermedia, 51', 53”. — laticauda, 53”, 168”. — tessellata, 53”, 120”. Platyphyma Giorn:e, 120". Platysoma oblongum, 120”. Podops dilatata, 121'. Poeonia Broteri, 78”, 118”. — peregrina, 45. Polilla de mar, 105', 106.” Polygala Boissieri, 19”. — vulgaris, 87', 118. Polygonum Bistorta, 83”. Polyommatus v. Miegi, 122”. Polypogon maritimum, 17”. Polystichum Filix-mas, 120". Pontobdella muricata, 246. Porcellio Bolivari, 48. — de Bueni, 49. — dilatatus, 48. — loevis, 49. — lugubris, 48. — ornatus, 48. — pulverulentus, 47. — scaber, 49. — violaceus, 48. Porphyra laciniata, 162”. — miniata, 162”. Potentilla hirta, 79, 118”. — tormentilla, 118”. Prenolepis longicornis, 162”. Preslia cervina, 17”, 21”. Primula Elatior, 34. Protococcus botryoides, 60”. — olivaceus, 89”, Prunella alba, 19”, 119”. — grandiflora, 81', 86”, — vulgaris, 119". Prunus insititia, 118”. Prunus spinosa, 118'. Psammospheera fusca, 32”, Psilura Monacha, 122”. Pteris Aquilina, 120”. — Crispa, 120”. Pteronus pavidus, 27”. Pulgón, 141”. Pulicaria hispanica, 17”, 18”, 80". — vulgaris, 22”. Pullenia spheeroides, 32”, 33". Punica Granatum, 18”. Putoria hispanica, 18”, 121”. Pyrethrum corymbosunm, 80”. — hispanicun, 83”. — pulverulentum, 119”. — radicans, 20”. — sulphureum, 119”. Pyrola minor, 86. Pyrrhocoris apterus, 121”. Quiroguesia miniata, 49”, 53”. Ranunculus acetosell«efolius, 20”. — Ales, 78”. — angustifolius, 20”. — aquatilis, 118”. — bulbosus, 86'. — carpetanus, 118". — ch«cerophyllus, 118”. — demissus, 20”. — Flammula, 118”. — fluitans, 118”. Reseda complicata, 20”. — lutea, 18”, 21', 78”. — luteola, 118”. — Phyteuma, 18”. Retepora cellulosa, 13. Reutera gracilis, 35. Rhabdammina abyssorum, 32”. Rhaphigaster grisea, 121”. Rhammus Frangula, 118”. Rhinanthus minor, 119”. Rbinocerus Merckianus, 98”, 99", Rhodocera Rhamni, 122”. Rhodomela lycopodioides, 162”. ÍNDICE ALFABÉTICO. Rhodymenia laciniata, 162”. Ehyncolus porcatus, 121”. Rhyparobia Maderze, 49”, 52”, Rochelia stellulata, 65”. Rosa tomentosa, 83”. Rotalia Beccarii, 32”, 33”. — Soldanii, 32”. Rubus corylifolius, 118”, — discolor, 118". — fruticosus, 118”. Rumex Acetosa, 86”. — bucephalophorus, 120”. — induratus, 17”, 81”. — papillaris, 120”, — scutatus, 83”, 120”. Ruta montana, 17/, 79”. Sabaleta, 132”. Saga serrata, 169”. Sagina subulata, 83”. Sagrina virgula, 31', 32”. Salvia Aethiopis, 21”, 81”. — hispanorum, 19. Sambucus Ebulus, 119”. Samolus Valerandi, 19”. Sanguijuela borriquera, 253. Santolina Chameecyparissus, 119”. — rosmarinifolia,18',21',85',119'. Sargassum linifolium, 22, Sarothammus vulgaris, 118”. Satureja hortensis, 65”, 66”, Satyrus Briseis, 122”. — Circe, 122”. — Semele, 122”. Saussurea macrophylla, 29, Saxifraga Aizoon, 79”. — Aliciana, 114”. — granulata, 85”, — hirsuta, 79”. — moschata, 87”. — nevadensis, 21'. — trifurcata, 79”. — umbrosa, 79”. Scabiosa monspeliensis, 18”, Scenedesmus bijugatus, 71”. Schistocerca peregrina, 53”, Schreibersita, 131. Schyzophyllum commune, 22, Scilla verna, 82”. Sciocoris homalonotus, 121”. Scirpus Holoscheenus, 17”. — lacustris, 82”. Sceleranthus annuus, 118”. Scolopostethus atflinis, 121”. Scolymus hispanicus, 80”. Scorzonera graminifolia, 19”, Scerophularia alpestris, 81'. — aquatica, 119”. — canina, 81', 119”. Scutellaria galericulata, 78. Seytropus glabratus, 121”. Sedum altissimum, 118”. — amplexicaule, 20”, 79”, 118, — anglicum, 79”. — brevifolium, 79', 118”. — dasyphyllum, 79”. — glanduliferum, 19", — hirsutum, 79”, 119”. — hispanicum, 119”. — pruinatum, 79”. Selenio, 110”. Sempervivum tectorum, 20”, Senecio Boissieri, 20”. — Coincyi, 114”. — Doria, 19”, 21', 85'. — Doronicum, 85”. — Duriei, 20”, 80”. — foliosus, 119". — gallicus, 21”, 80', 119”. — Tournefortii, 20”, 85”. Serpentina, 103”, 104”. Serratula mollis, 84”, Sherardia arvensis, 119”. Sideritis glacialis, 20”. — hirsuta, 18”, Sienita, 147”. Silene bipartita, 118”. 239 210 ÍNDICE ALFABÉTICO. Silene hirsutissima, 118”, — italica, 118”. — Legionensis, 83”. — maritima, 83”. — mellifera, 44. — portensis, 84". — rupestris, 20”. Silicatos, 136. Silice, 130. Smyrnium perfoliatum, 83”. Solanum Dulcamara, 119. — sufruticosum, 31. — villosum, 18. Solenopsis orbuloides, 161”. Speleochlamys, 124”. Spergula vernalis, 83”. Spergularia rubra, 118". Sphagnum acutifolium, 24. Sphingonotus asper, 53”. — ceerulans, 49, 52”. — canariensis, 49”, 53. Spireea Filipendula, 118". Spirogyra affinis, 90”. — decimina, 90”, — jugalis, 129. — laxa, 90”. — neglecta, 129”. — nitida, 89". — porticalis, 60”. — varians, 129'. Spondylis buprestoides, 121”. Squalius cephalus, 132”. Stachys alpina, 81”. Stauronotus brevicollis, 169”, — crassiusculus, 169”. — maroccanus, 49”, 52”, 120”, 169”, Stellaria graminea, 118”, Stenobothrus bicolor, 120”, — Bolivarii, 120”. — epacromioides, 52”. — festivus, 120”, — morio, 120”, — Panteli, 120”. Stenobothrus parallelus, 120”. — pulvinatus, 120”, — Simonyi, 52”. — stigmaticus, 120”. — vagans, 120”. Steropus globosus, 120". Stilicus orbiculatus, 120”. Striaria attenuata, 163”. Strongylocoris obesus, 121". Strophosomus erinaceus, 121”. Syromastes marginatus, 121”. Tachyporus hypnorum, 120”. Talpis barbata, 17”. Tamus communis, 120”. Tapes aurea, 12. Teesdalia Lepidium, 118. — nudicaulis, 83”, 84”. Telephorus melanurus, 121”, Tenca, 132”. Terebratula ampulla, 13. Teredo, 105', 106”, 107. — pedicellata, 107”. — Philipii, 106/. — norvegica, 107”. Tetramorium ceespitum, 94”, — — r. depressum, 162”, Tettigometra sulphurea, 122, Tettix subulata, 53”. Teucrium aureum, 18'. — capitatum, 18. — Franchetianum, 114”. — granatense, 19”. — polium, 18”. — pyrenaicum, 81', 86”. — Scorodonia, 119”. — Webbianunm, 18”. Textilaria sagittula, 31', 33”. — subangulata, 31”. Thalictrum glaucum, 21”, 78”. Thalpomena Picteti, 53”. Thapsia villosa, 19”, 80”, 119". Thesium pratense, 81”. — ramosum, 120”. ÍNDICE ALFABÉTICO. Thlaspi arvense, 118”. Thrincia tuberosa, 119”. Thyamis verbasci, 121”. Thymus granatensis, 19”. — Mastichina, 17', 18', 81”, 119”. — Serpyllum, 119”. — serpylloides, 20”. =— Zigis, 18), 21% — Antonize, 114". Tibicina nigronervosa, 122”. Tinca vulgaris, 132”. Titanita, 105”. Tomicus rectangulus, 121". — stenographus, 121/'. Tordylium maximum, 79”, 119”. Torilis Antbriscus, 119”. Trachelium ceeruleum, 21”. Trichera subscaposa, 19”. Trichodes amnios, 121”. Trichoniscus pusillus, 50. Trifolium arvense, 83”, 118”. — fragiferum, 18”, — Lagopus, 83". — ochroleucunm, 82, 118", — pratense, 118”. — repens, 118". — scabrum, 83”. Trigonidium cicindeloides, 53”. Trigonosoma «eruginosum, 168. Trocheta sp., 258, Tropinota squalida, 121. Truncatulina Dutemplei, 32”, 33/, — Haidingeri, 32', 33”. — Hungeriana, 32”. — lobatula, 32”. Turritis planisiliqua, 45. Tryxalis unguiculata, 51, 52”. Ulva Linza, 162”. Umbilicus pendulinus, 79”, 119”. — sedoides, 79”. Uroblaps hispanica, 121”. Urtica dioica, 120”. Valeriana montana, 82”. ACTAS DE LA SOC. ESP.— XXII. Vanessa Atalanta, 122”. — €. Album, 122”, — Cardui, 122”. — Yo, 122”. Velezia rigida, 19. Velia currens, 122”, Venus multilamellata, 12. Verbascum nevadense, 19”. — phlomoides, 82”. — pulverulentunm, 21”. — virgatum, 85”. — sinuatunm, 17”. Verbena ofticinalis, 110”. Verlusia sinuata, 121”. Veronica Anagallis, S1'. — appenina, 81'. — Beccabunga, 119”. — fruticulosa, 82”. — Pouzx, 81”. — scutellata, 119. Viburnum opulus, 30. Vicia onobrychoides, 19”. — polyphylla, 19”. — pyrenaica, 82. Vincetoxicum nigrum, 86, Viola calcarata, 87”. — cornuta, 87". — lancifolia, 88”. — lucorum, 87”. — lutea, 87'. — nevadensis, 21”, —odorata Ss — palustris, 86', 118”. — sudetica, 87”. Virgulina Schreibersiana, 31', 33'. Vulpia Myurus, 82”. Wabhlenbergia hederacea, 80”, 119”. Xanthium spinosum, 21”. Xilita Parreyssi, 121”. Yeso, 110". Zabrus Seidlitzi, 120”. Zignema pectinatum, 71”. Zygena Sarpedon, 122”. 16 DOC; es) ¡DE FOTOGRAFÍA DIRECTA Fototipia de Hauser y Menet. Madrid. 7 aa DD MiETEE DE PREPARACI (DE TFOT, Madrid. a de Hauser y Menet tipi Fototiy La DoS Ne pal - E ú TN” en An. de la Soc. esp. de Hist. nat. Sr Tomo XXXII. Lam. IV. METEORITO DE GUAREÑA (DE FOT, DE PREPARACIONES MICROGRAÁTICAS) Fototipia de Hauser y Menet. Madrid. X 40 e Yi ET =— MT E Se “ANALES | no q E % BA £ DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL SERIE los TOMO SEGUNDO. (EST ET) e MADRID DON 1. BOLIVAR, TESORERO ALCALÁ, 11, TERCERO 31 DE MAYO DE 4893 a Junta Diroca para. Es año 1893. , Presidente E a A Excmo. Sr. D. Máximo Tásdas EA sia de la. Ballesta, 8. Vicepresidente. PE e O Sr. D. Daniel de Cortázar.- 7 Velázquez, 32. Tesorero... es Es E A E ci Jenacio Bolívar. —Calle de Secretari coc iecos E D. Francisco Quiroga - Calle de: : PES CR 10 (0 a A E Vicesecretario Y Bibliotecario. iD, Manuel J ner. Cale de las Infante Comisión de publicación, : p. José pta —Qalle de la Exposición 4 (. Barrio de Mon terio). D. Francisco de P. Martínez y Saez.—Plaza de dos Mg visterios,, 5: D. as Dato é pa cala 0: Cargansa; on : Por acuerdo de la Sociedad, en la sesión de 4 de Abril a ares de las Memorias que se inserten en los AvALES, tienen « 50 ejemplares, impresos sin levantar el molde de la. máquina, ni correcciones que poner en vez de la sesión en que se leyó la O ri: indicación del año y tomo de. los ANALES en que se ae, e o eS =presada, pagarán € con lo á la siguiente. tarifa: yt 50. 400 : ; ejemplares. Bricos eje páginas. e: ¿Ron Be = Es E AD sie a E A DN PARE 16 anar crac lA: Su forme á la tarifa a siguiente: | E 50 nos ejemplares. ejemplares. ejemplares, 4 páginas. A RN + rd de MRS o eh 0 lirio ke ej 4 Una lám. grabada en acero é iluminada, A e ¿Una id. ¿de 1d Sn ilumidar 0 reos o RS Una id. id., en PUTA EN Ñ O A Cubierta de: galan sin EPUNAnES: Deco Portada. AParto..o is YE 1 e > Poner cierre, en Ma portada para que sirya 9: ocios có 4 ! ió PR abonarán 4 IS. e cada hora de Se ARS A TS INDICE > DE LO CONTENIDO EN EL CUADERNO 1.” DEL TOMO XXITL.* Sa at : Págs. Calderón.—Movimientos pliocénicos y post-pliocénicos en el valle. del Guadalquivir...... A A RS 5 Lázaro é Ibiza.—Contribuciones á la Flo a de la Península Ibérica. —Notas críticas de la Flora española. ccoo icooccoocenncnrocons 19 Dollfus.— Catalogue raisonné des Isopodes terr estres de l Espagne. aa Y Ramón y Cajal. —Estructura del asta de Alamo Po 53 lo Estructura de la corteza occipital imferior de los PEQUEÑOS MATMLOLOS: 27 o ea iaa iaa ASE A 115 - Actas de la Sociedad Española de Historia Natural (Wnero, Febrero, Marzo). | PUBLICACIONES QUE SE HALLAN DE VENTA EN LA TESORERÍA DE LA SOCIEDAD. (LOS SOCIOS GOZAN DE LA REBAJA DEL 50 POR 100 SOBRE LOS PRECIOS AQUÍ SEÑALADOS.) Ptas Recuerdos Botánicos de Tenerife, por D. R. Masferrer (cuaderno de 246 páginas, tirada aparte de los ANALES)... 0. .ceoooooooo... + Fac-símile de una carta del Barón de Humboldt (publicada en el tomo 1 de los ANALES) A A ES A AR RE A Actas de la Sociebao Española De Historia NATURAL: (años 1890 y LATE CRIA A ao do aia e A O e BO 5 Índice de lo contenido en los veinte primeros tomos (primera serie) de los AvaLes excepto el 1 , que está agotado, y el 5.” y el 11.?, cuyo precio Ed ejemplar de cada uno de los tomos de la primera serie, Ñ los Pr tomo 1.”, para los socios y por un solo A Sres hay pompa un cortísimo número) 250 pesetas. publicación; pasado este tier=po habrán de adquirirlos al precio. que deseen de la tirada aparte de su trabajo y las condiciones á que _advirtiéndoles que de no hacerlo ast no recibirán más ade los -50 ejemplares sin variación pe que sc la. SocienaD. : SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL AVISOS Á LOS. SOCIOS. y Los Socios están obligidos á bites e su cuota 5 pesetas : por conducto seguro y sin descuento, al Tesorero, en la época de admisión y posteriormente en el mes ae Enero de cada año.—Ar- tículo 4.0 del Reglamento. : La SocieDAD se reune en sesión ordinaria el primer miércoles, MOTA festivo, de cada mes, á las ocho y media de la Aoi en el Gabi- E nete de Historia Natural, Alcalá, os Ae AN La Biblioteca de la SociEDAp, instalada en el mismo Lock está. 5 abierta los días no festivos de once á doce de la mañana. Se "(En la actualidad se está formando el catálogo, que se publicará > en OYE en los ANALES.) La primera serie de los AwaLes (1872 á 1891) se compone q 20 tomos, que se venden separadamente al precio de 35 pesetas, el público se ha fijado en 25 pesetas. q Los Sres. Socios tienen derecho á adquirir por-una sola vez un cios. siguientes: Tomos 2.2, 3.9,4.% 12.2, 13.2, 140 15.2, 19% y 20..... 8pesetas. ES A A A A TIA AORTA 18... AN Sá o Los cuadernos sueltos, siempre que de ellos haya sobrantes, sin ON descabalar tomos, para los socios á 2 pesetas, pa el público 5 pe- setas. Ñ La colección completa de la 1.* serie (20 tomos) ias dcnd bla Notas. Por reciente acuerdo de la Socienan, los Sres. Socios - deberán hacer las reclamaciones de los cuadernos que hubieren de- E 4 jado de recibir por extravío dentro de los seis meses siguientes á su Ae fijado y bajo las iS ies adas más id AA ER Los autores de Memodel con destina! 4 dE ÁNALES se hard A indicar al tiempo de entregar el original el número de ejemplares. hayan de ajustarse con arreglo -á la tarifa que se publica en la 2.* página de la cubierta del cuaderno primero de todos los. tomos; MADRID. - IMPRENTA DE FORTANÉT. sm. NS Es F put NN] DE HISTORIA NATURAL “DON 1. BOLIVAR, TESORERO. bo ANALES .DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA SERIE 11. TOMO SEGUNDO. MOE) MADRID ALCALÁ, 11, TERCERO 4.0. DE NOVIEMBRE DE 1893 - abierta los días no festivos de once á doce de la mañana. excepto el 1.”, que está agotado, y el 5. y el 17, cuyo EE: Pap ejemplar de cada uno de los tomos de la primera in á los qe A - cios siguientes: | pa ón eS ; Set: _.Jado de recibir por extravío dentro de los seis meses siguientes ¿ á su : SA de ajustarse con arreglo á la tarifa que se publica en la - advirtiéndoles que de no hacerlo así no recibirán más que los. : SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL. AVISOS Á LOS SOCIOS. ES SOCIEDAD se reune en sesión ordinaria Se primer ico no festivo, de cada mes, á las ocho y media de la noche, en el Gabi- nete de Historia Natural, Alcalá, 11. : La ias de la SOCIEDAD, lada en el mismo local, está. (En la actualidad se está formando el catálogo, que se > publicará. en breve en los ANAERS) "> E, primera série de los ANALES (ista. á 1891) se compone de pe 20 tomos, que se venden separadamente al: precio de 15 pesetas, el público se ha fijado en 25 pesetas. » Los Sres. Socios tienen derecho á adquirir por una sola vez un Tomos 2,9, 3,9, 4, 12.2, 18.9, 14,9, 15,9, 19 y 20.000 _8 pesetas. ES Bo y 119 ¿Qro as AR a as a t6> pr — 82, 7.9, 8,%, 9.%, 10.2: 16,7 A Los oRademoS sueltos, siempre que de ellos Haya obrni sin . descabalar tomos, para los socios á 2 pesetas, para el público ss e ' La colección completa de la 1.* serie (20 tomos) a as tomo 1.”, para los socios y por un solo ejemplar (sólo hay. disponible. un cortísimo húmero) 250 pesetas. e Noras. Por reciente AO de la oct los Sres. “Socios A deberán hacer las reclamaciones. de los cuadernos que hubieren de- E publicación; pasado este tiempo habrán de adquirirlos al Dnie fijado y bajo: las condiciones expresadas más arriba. * eS Los autores de Memorias con donna á lós ÁNALES se. socuicán indicar al tiempo de entregar el original el número de ejemp: es que deseen de la tirada aparte de su trabajo y las condiciones á que 2.* página de la cubierta del cuaderno primero de todos los tomos; 50 ejemplares sin 1 variación alguna que regala la SocIrpaD. + o e o CEN O EG de DE LO: CONTENIDO EN EL CUADERNO 2.” DEL TOMO XXII. abi - Págs, 7 y Ramón y Cajal. —Estructura del dto e Ammon. (Conclusión)... 113 ab — Estructura de la corteza occipital inferior de los 3% pequeños AN a A o a ad A de no _ Calderón (S.) y Quiroga (F.). dio eobraña del meteorito ce “de Guareña (Badajoz). Con cuatro láminas... o.0oomomo.o» Rd E si e Oaidarós (S.).— Nota preliminar sobre la clasificación geológica de a LAB ArCUlaS: ¿a pia rr 0 187 08 - Cabrera y Díaz.—Catálogo de las aves del archipiélago canario.... 151 Actas de la Sociedad Española de Historia Natural. eb Abril, Mayo, Junio, cd ideó y en AS RS LR TA 97 í A AAá== CUOTA DE. 1892 “Muñoz Cobo, de Jaén. - Pantel, de Uclés.. E SiO, de El Escorial, E - Vayreda, de nd E CUOTA. DE 1899. “Bolóx, de dan Ralael.. -Boscá, de Valencia. Caballero, de Pontevedra. - Calandre, de Cartagena. _ Capelle, de Uclés. - Comerma, del Ferrol. Cortijo, de Coruña. - Crespi, de Pontevedra. TN - Dargent, de Málaga. and: de Castro a A. 2 de Cádiz. Hen er 5 Ribera, de Vale de “Ochoa, de Logroño. Pantel, de Uclés. Pan, de Eta dalajara. Pombo, PS : AS 19 Flores, de Cangas de Tineo. is E hos de Es : Fuente, de Pozuelo. d — A AN ANALES DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL SERTE TOMO SEGUNDO. (SEDE T) MADRID DON 1. BOLIVAR, TESORERO ALCALÁ, Jl, TERCERO 31 DE ENERO DE 1894 ñ indicación del año y tomo de los AwaLes en que se publica ésta. forme á la tarifa. eno: . * (10%. por 18%»), Junta Directiva. para so año 1894. Presidente..... Excmo. Sr. D. Daniel de Con Vicepresidente. D. Marcos Jiménez de la Espado Tesorero... .. D. Ignacio Bolívar. Secretario..... D. Francisco Quiroga. - Bibliotecario... .D. Manuel Janer y Ferrán. E Vicesecretario. . D. Carlos Hernández. Comisión de PoBloaoas D. Francisco de Paula Martínez y Saez. D. José Macpherson. D. Blas Lázaro é Ibiza. Ñ autores de las Memorias que se inserten en 108 ANALEs, tienen derecl : 50 ejemplares, impresos sin levantar el molde de la máquina, ni más correcciones que poner en vez de la sesión en que se leyó la Memori Los autores que deseen mayor número de ejemplares en la Torma presada, pacta con apt á la siguiente tarifa: 50 po ó O O Ryan. 2,50 73 8 ce OS PROD A A O * de TO o aa e cla a a cd 18 2% EA 400. + ejemplares. ejemplares. ejemplares. 3 Ss 4 páginas. AS 1 A a E AO O OS 8 o ld AUEIIO Al Bo e o SA: OL AN OE E En ambos casos serán iguales los siguientes gastos: A ES A MA Na A y ejemplares... A elesaplas, ro Una lám. pa en acero é iluminada. Run A 128 Una id. id. TA y BIO UMD O A 07 Y Una id. id., en piedra...... A A 0% -8 O: Cubierta, de color sin Oper AA e AN 5 - 10 Portada aparte...... Rd SA MEE qa br SS Poner cierre en la a para que sirva de cubierta...0o..oo.. A AE ADVERTENCIA. - Sila lámina iluminada contuviese más figuras de lo ordinario, au tará su precio proporcionalmente al mayor trabajo que se hubiese d plear; y lo mismo si fuere de tamaño superior al de la caja: de : Las láminas cromolitográfiadas, fotografiadas ó de índole distinta pS las que anteriormente. se indican, ¿ se pagarán. al osa que resulte para Sociedad. Por las correcciones que idaón hacer los autores en los abonarán 4 rs. por Cn Ae de O: pe : ÍNDICE ML DE LO CONTENIDO EN EL CUADERNO 3.7 DEL TOMO XXI! : ca A . Págs. 87 A Cabrera y Díaz. — Catálogo de las aves del archipiélago canario. m7 a NS - (Conclusión)... ....: A od id A Lado. 0209 S E Macho de Velado.— Recuer din de la fauna de Galicia. iiclos _lepidópteros observados en dicha. comarca. A e a Blanchard.— Sanguijuelas de la Peniínsulg eo PA e. DA Gungdlach.--4puntes para la fauna puerto-riqueña. (Octaya parte.). 259 e ds Aclas de la Sociedad Española de Historia Natural. ea No: - da FS viembre y Diciembre)... AL A 429 Lista de los: “señores socios de la Española de Historia Natural. - 195 Índice de lo contenido en el tomo xXU delos Anas ooo 233 2 Índice alfabético de los géner OS y especies descritos, Ó acerca de cuya - patria ó sinonimia se dan aan interesantes. . O 5 :287- a Se o 0d o A! U CAVISO IMPORTANTE. io Le señor Tesorero recuerda á los señores socios de provincias y ultra- + mar el art. 4.” del Reglamento, el cual previene que cada socio debe hacer -Megar á Fesorería su cuota anual de 15 pesetas sin descuento en el mes de E Enero de cada año. Los residentes en Barcelona la abonarán en casa de -D. Pedro Antiga, Claris, 100, y los de Sevilla en la del Sr. D, Manuel Paúl A Arozarena, calle de Abuso XII, 27; Tesoreros respectivamente de las. E Secciones de Barcelona y Sevilla. 108 da la Habana en la del Sr. D. Fer- nando J. Reynoso, calle del Obispo, 37 (altos), y los de Filipinas en la del Sr. D. Domingo Sánchez y Sánchez, en la Inspección de Montes: debiendo los de la Habana y Filipinas abonar la diferencia del cambio,'á fin de 0 percibir. en Madrid el importe de el cuotas respectivas sin descuento E sigino,. pa La de lbunacncia sobre asuntos dortinOsa se dirigirá al Sr. Secretario de de la Sociedad, D. Francisco Quiroga; la que verse sobre los administra- S tivos, ¿reclamaciones y pago de cotizaciones, al Tesorero, D. Ignacio Bolí- - var, y para los asuntos relacionados con la Biblioteca al Bibliotecario don Manuel Janer y Ferrán. Todas ellas se dirigirán al domicilio de la Socie- dad, calle. de Alcalá, 11, 8, La Tesorería y la Biblioteca están abiertas todos los. días nO festivos, de ls á doce: de la mañana, e Es (RA RO MADRID. - IMP. DE FORTANET, LIBERTAD, 29. A AS Aa ME CORRESPONDENCIA Y AVISOS. Lista de los, señores socios de: provincias que hate satisfecho sus cuotas desde L - de ; ; Noviembre de 1893 4:34 de e de 1894. e CUOTA DE 1892. Coscollano, de Córdoba. ¿CUOTA DE 18983. Acosta, de la Unión. Andrés Montalvo, de Santiago. Benet, de Teruel. Blanco del Valle, de Ciudad-Real. Cánovas, de Murcia. Coscollano, de Córdoba. Couder, de Ávila. Espluga, de Quintanar de e Orden. - García Arenal, de Pontevedra. Gila, de Santiago. Irastorza, de San Sebastián. Jiménez Rico, de Burgos. : Mac Lennan, de Portugalete. Musso, de Murcia. NorAs. Codorniú, de Murcia. o (D. Ventura), de Cuenca.. Ruíz Casaviella, de Caparroso. Siret, de Águilas. ÑS Zapater, de Albarracín. | - CUOTA DE 4894 Cortijo, de Coruña. Flores, de Cangas de Tineo. Gila, de Santiago. Guillén, de Valencia. Jiménez de Cisneros, de Gijón. López Seoane, de Coruña. Madariaga, de Murcia. Pau, de Segorbe. Sánchez Nayarro (D. E.), de Cádiz. Sánchez Navarro (D. M.), de. Cádiz. Siret, de Águilas. Truán, de Gijón. El Tesorero, | TI. BoLÍvar. Por reciente acuerdo de la Socienan, los señores socios deberán hacer las reclamaciones de los cuadernos que hubieren dejado de recibir por extravío “ientro de los seis meses siguientes á su publicación; pasado este tiempo habrán de adquirirlos al precio fijado y bajo Le co acordadas qa la Sociedad. Los Pe de Memorias con destino á los ANALES se servirán indicar ; al tiempo de entregar el original el número de ejemplares que deseen de la tirada aparte de su trabajo y las condiciones á que hayan de: ajustarse * con arreglo á la tarifa que se publica en la 2.” página de la cubierta de este cuaderno; advirtiéndoles que de no hacerlo así no recibirán más que los 50 ejemplares sin variación alguna que regala la Socrebap. ADVERTENCIA. A A —Á El tomo 11, serie 11 (xx) de los ANALES DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL se publicó dividido en tres cuadernos de la manera siguiente: Cuaderno 1.”, páginas 1-112 de las Memorias y 1-64 de las 4c/as en 31 de Mayo de 1893. Cuaderno 2.”, páginas 113-208 de las Memorias y 65- 128 de las Actas en 1.” de Noviembre de 1893. Cuaderno 3.”, páginas 209-344 de las Memorias y 129- 244 de las Actas en 31 de Enero de 1894. Acompañan á este tomo cuatro láminas fototípicas y va ilustrado con 24 grabados intercalados en el texto. * o A