ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTIFICA ARGENTINA COMISION RED ACTORA Presidente. . ... . Ingeniero Eduardo Aguirre. Secretario . Señor Horacio Pereyra. I Ingeniero Manuel B. Bahía. Vocales . . ’ Dor Atanasio Quiroga. ( Señor Félix Lynch Arribálzaga. JULIO DE 1892. — ENTREGA I. — TOMO XXXIV PUNTOS Y PRECIOS DE SUSCRICION LOCAL DE LA SOCIEDAD, VICTORIA, 1402 (2o piso), Y PRINCIPALES LIRRERÍAS Por mes, en la Capital, Interior y Exterior, incluso porte . . . $ m/n 1.50 Por año, en la Capital, Interior y Exterior inclnso porte . . » 13.00 La suscricion se paga, anticipada BUENOS AIRES IMPRENTA DE PABLO E. CONI É HIJOS, ESPECIAL PARA OBRAS 680 — GALLE PERÚ'— 680 189 2 JUNTA DIRECTIVA Presidente. ...... Ingeniero Eduardo Aguirre. V ¿ce-Presidente i° Doctor Juan .1 . J. Kyle. Id. 2 0 Ingeniero Jorge Duclout Secretario . Señor Horacio Pereyra. Tesorero . . Ingeniero Enrique de Madrid. , Ingeniero Emilio Palacios. l Capitán Salvador Velasco Lugones. Vocales . Señor Juan Rospide. / Señor José J. Girado. \ Señor Sebastian Ghigliazza. INDICE DE LA PRESENTE ENTREGA I. — MEMORIA ANUAL DEL PRESIDENTE DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA, correspondiente al XX período 1891-92. II. — LA NUEVA NOMENCLATURA QUÍMICA. III. — DIPTEROLOGIA ARGENTINA (SYRPHID.Ej, por Félix liyuclt Arribnlzaga [Continuación) . IV. - SOBRE UNA PEQUEÑA MODIFICACION EN LA REDUCCION DE OB¬ SERVACIONES DE PASOS DE ESTRELLAS POR EL PRIMER VER¬ TICAL PARA HALLAR LA LATITUD, por Ijetlerei*. A LOS SOCIOS Se ruega á los señores socios comuniquen á la Secreta¬ ría de la Sociedad su ausencia, cambio de domicilio, etc., y cualquier irregularidad en el reparto de los Anales ó cobro de la cuota. Se ruega también á los que tengan en su poder obras prestadas pertenecientes á la Biblioteca de la Sociedad, se sirvan devolverlas á la brevedad posible, á fin de anotar¬ las en el catálogo. SOCIEDAD ANALES I ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTIFICA ARGENTINA COMISION REDACTORA Presidente . Secretario ...... Vocales . \ Ingeniero Eduardo Aguirre. Señor Horacio Pereyra. Ingeniero Manuel B. Bahía. Dor Atanasio Quiroga. Señor Félix Lynch Arribálzaga. TOMO XXXIV Segundo semestre de 1892 BUENOS AIRES IMPRENTA DE PABLO E. CONI É HIJOS, ESPECIAL PARA OBRAS 680 — CALLE PERÚ — 680 1892 MEMORIA ANUAL DEL PRESIDENTE DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA (correspondiente AL XX PERÍODO 1891-92) Señores Socios : Cumpliendo con lo prescripto por el artículo 22 inciso 9o del Reglamento General, voy á daros cuenta detallada del estado déla Sociedad y de su marcha durante el XXo período administra¬ tivo. Socios. — La Sociedad cuenta actualmente 416 socios activos, 4 honorarios y 10 corresponsales. El número de socios activos el 16 de Julio de 1891 era de 452, el de honorarios 5 y el de correspon¬ sales 10. El número de honorarios ha disminuido de 1, por haber fallecido el ilustre Dr. Germán Burmeister. Han ingresado durante el período 1 1 , reincorporado 1 , y han salido por diferentes causas 49. De estos últimos la mayor parte han sido declarados cesantes por la Junta Directiva por falta de cumplimiento al artículo 15 del Reglamento. Esta resolución fué tomada después de invitar á esos señores por repetidas veces á ponerse dentro del Reglamento. He aquí la nómina de los sócios que han sido acceptados : Victorino Diaz, Enrique Rostagno, Ernesto E. Padilla, Evaristo Etchecopar, Juan Betbeze, Julio Lederer, Ricardo Solá, Alejandro F. Mohr, Manuel Coronel, 'Santiago P. Santillan, Aurelio Araoz y Avelino Varangot, reincorporado. Asambleas. — La Sociedad ha celebrado 7 asambleas generales en las cuales se ha dado cuenta de su marcha y de las resoluciones 6 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA más importantes tomadas por la Junta Directiva, cuyas resoluciones han sido publicadas en los Anales, entregas IY del tomo XXXII y Y del tomo XXXIII, con el título de Movimiento social y de las que volveré á dar cuenta más adelante. Conferencias. — 4 conferencias se han dado en los salones de la Sociedad, cuya nómina es la siguiente : Dr. Federico G. A. Haft. — « Sistema Musical de 53 grados ». Ingeniero Julio Lederer. — « Sobre algunas observaciones res¬ pecto á las constantes del elipsoide terrestre». Ingeniero Leopoldo Gómez de Terán. — « La influencia de la ciencia en el desarrollo de la industria » . Dr. Federico G. A. Haft. — « La Parábola balística ». Junta Directiva.— En la Asamblea del 16 de Agosto del añoppdo. la Junta Directiva quedó constituida en la forma siguiente: Presidente : Ingeniero Eduardo Aguirre. Jice Presidente d° : Dr. Juan J. J. Kyle. Vice Presidente 2o : Ingeniero Jorge Duclout. Secretario : Ingeniero Luis J. Dellepiani. Tesorero: Ingeniero Enrique de Madrid. Vocales : Señores Juan Rospide, José J. Girado, Capitán Salvador Velasco Lugones, Sebastian Ghigliazza, Ingeniero Juan F. Sarhy. Habiendo renunciado los señores Ingenieros Juan F, Sarhy del puesto de vocal y Luis J. Dellepiani del de secretario, fueron reem¬ plazados respectivamente en las Asambleas del 19 de Octubre y 21 de Diciembre ppdo. por los señores Ingenieros Emilio Palacios y Horacio Pereyra. Así constituida la Junta Directiva, ha funcionado hasta la fecha, habiendo celebrado 39 reuniones, en las cuales se han adoptado entreoirás las siguientes resoluciones: Io En vista de presentar mayores ventajas para los señores so¬ cios se resolvió que el local de la Sociedad permanezca abierto de noche de 7 y 1/2 á 1 1 y 1/2, y se cierre durante el día; 2o Uniformar el precio de los Anales fijando el de $ 1 .50 m/n en la Capital é igualmente para el interior y exterior, incluso el porte, no admitiéndose la suscricion por trimestre ni semestre, pero sí por año, que costará 1 2 $ m/n ; 3o Suspender el envío de los Anales y demás publicaciones y no prestar libros de la biblioteca á los socios que dejen de satisfacer sus cuotas durante 3 meses consecutivos; MEMORIA ANUAL DEL PRESIDENTE DE LA SOCIEDAD 7 4o Declarar cesantes 32 socios por falta de cumplimiento al ar¬ tículo 15 del Reglamento ; 5o En vista del estado financiero poco halagüeño de la Sociedad, se resolvió nombrará los señores Ingenieros Enrique de Madrid y Capitán Salvador Velasco Lugonespara presentar á la Junta Direc¬ tiva un informe detallado del estado económico de la misma y sobre el destino que debía darse á los fondos existentes en caja. Dichos señores presentaron el mencionado informe, aconsejando en él, la venta del terreno que la Sociedad poseía en la calle del Cerrito, entre las de Arenales y Juncal, y con el producto de esa venta unido á lo existente en caja comprar una casa donde ella pu¬ diera instalarse. Dicho informe conjuntamente con un proyecto de resolución al respecto que la Junta Directiva había resuelto presentar á la Asamblea fueron tratados por ésta en sus últimas sesiones del 21 y 29 de Diciembre del año ppdo. y 12 de Enero del presente año, convocadas exclusivamente para este objeto, y la que, después de varios y prolongados debates, resolvió por fin, en su sesión del 12 de Enero último, de acuerdo con el informe, autorizando á la Junta Directiva para vender el terreno y con el producto de la venta ad¬ quirir en compra una casa en la que pudiera trasladarse la Socie¬ dad . La Junta Directiva, haciendo uso de esa autorización, llamó á licitación pública para la venta del terreno. Se presentaron dos ofertas de las cuales se aceptó la que había hecho el Sr. Cárlos Rodríguez Larreta ofreciendo la suma de 10.000 $ m/n á más de la hipoteca de 40.000 cédulas serie D. Nacionales que la propiedad reconocía al Banco Hipotecario Nacional y ha¬ ciéndose cargo de la mencionada deuda. Con la suma de 10.000 pesos obtenidos por la venta y lo existente encaja se compró la casa calle Z,eballos n° 269, y cuyo plano puede verse en la secretaría, por la suma de 18.000 pesos m/R, que¬ dando un excedente de 8.500 pesos, con cuya suma la Junta Directiva trató últimamente de modificar dicha casa. Al efecto nombró á los señores arquitectos Juan A. Buschiazzo y Joaquín M. Belgrano, para presentar un proyecto de modificación. Dichos señores enviaron los proyectos que se le habían pedido, los cuales tomó en consideración la Junta Directiva y después de prolongados cambios de ideas, y en vista de que los fondos existen- 8 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA tes serían insuficientes para llevar á cabo la obra, resolvió por fin postergar hasta mejor oportunidad la realización de esta idea, y procurar de que la Sociedad se traslade á la casa comprada lo más pronto posible, previos pequeños arreglos que se necesitan hacer en ella, y consultar á la Asamblea sobre el destino que debía darse á los fondos existentes. Consultada ésta al respecto, resolvió en su sesión del 2 del cor¬ riente autorizar á la Junta Directiva para comprar con dichos fondos una finca para la Sociedad, siempre que ella produzca el 8 % de renta, quedando autorizado el Sr. Presidente para firmar las escri¬ turas de compra-venta y demás documentos que se requieran para el cumplimiento de esta resolución; 6o Vender al Sr. Cárlos Rodríguez Larreta, comprador del terreno, los materiales de construcción que existían depositados en el mis¬ mo por la suma de 600 pesos m/n ; 7o Enviar un giro postal por valor de 28 francos oro á los Sres. Gautiers Villars de Paris, á objeto de que dichos señores en¬ víen á la Sociedad los « Comptes Rendus de PAcademie des Sciences de Paris » correspondientes á los años 1891 y 1892; 8o Aceptar los nombramientos de socios honorarios hechos (ex¬ oficio) en la persona del Presidente de la Sociedad, por el «Centro Trabajo y Progreso» de Martin García y Sociedad de Estudios Geográficos é Históricos de la República de San Salvador; 9o Conceder al Sr. Federico Biraben el uso del Salón de sesiones para la instalación provisoria de la Escuela Politécnica, de la que es fundador; 10° En vista de una nota del mismo señor Biraben, poniendo bajo los auspicios de la « Sociedad Científica Argentina » habiéndolo hecho al mismo tiempo con la «Sociedad Rural Argentina» y «Unión Industrial Argentina », el acto de fundación de la referida Escuela, y en virtud del artículo Io, título I del Reglamento gene¬ ral resolvió : Io Poner bajo su protección moral á la Escuela Poli¬ técnica de Buenos Aires, eximiéndose de todo compromiso pecu¬ niario ; 2o Nombrar una comisión compuesta de los Sres. Dr. Cárlos Morales, Ingeniero Manuel B. Bahía y Angel Gallardo, para que representen á la Sociedad en el acto de la inauguración de dicha escuela ; 11° Pasar á Ganancias y Pérdidas las siguientes cuentas por considerarse incobrables : «Sección La Plata», por cuotas mensuales, $ 5.886.00. MEMORIA ANUAL DEL PRESIDENTE DE LA SOCIEDAD 9 « Sociedad de Ingenieros Civiles», por alquileres, $ 750.00. «.Asociación Médica Bonaerense», por alquileres, $ 6.707.00. « Gobierno Nacional », por suscrición de Anales de años muy atrasados, ps. 1 86.00, debiendo pasar á figurar en el activo de la « Sociedad Científica Argentina » las existencias de las mencionadas Sociedades ; 12° Descontar anualmente á la cuenta de «Muebles y Útiles » el 12 % por los deterioros que pudiera sufrir durante el año; 13° Concurrir á la Exposición de Chicago con una colección completa de los Anales é invitará los señores socios á enviar trabajos originales, los cuales podrán enviarlos á la Sociedad para que ésta á su vez los remita conjuntamente con la colección á la Comisión Directiva (Argentina) de aquella exposición; 1 4 o Pedir á Jos señores socios que no coleccionan los Anales, y que posean algunas de las entregas que más abajo se expresan, quie¬ ran enviarlas á la Sociedad, ya sea en calidad de donación, cambio por otras, ó abonando ésta su importe correspondiente, á fin de completar en lo posible las colecciones del archivo que se hallan muy incompletas. Año 1876, Enero á Junio ; año 1878, Julio, Setiembre y Noviem¬ bre ; año 1879, Mayo; año 1880, Febrero; año 1890, Enero á Agosto; 1 5° Poner en venta en la librería Lajouane el folleto del Sr. Lalle- mant, titulado el «Paramillo de Uspallata», al precio de 4 ps. m/n el ejemplar, para cubrir en parte los gastos originados por la im¬ presión del folleto y planos correspondientes; 16° No hacer Jugará una solicitud del Sr. Max. Pereles, pidiendo se le concediera el salón de sesiones para dar una conferencia sobre la «Cuadratura del Círculo»; 17° Habiendo solicitado el ingeniero José S. Corti, de San Juan, algunos datos sobre la navegabilidaddel Bermejo , el Pilcomayó y el Teuco, y sobre las regiones climatéricas de aquella región, se nom¬ bró al capitán S. Velasco Lugones, para informar al respecto, quien, por no disponer del tiempo necesario para el desempeño de esta comisión, indicó al capitán Sr. León Zorrilla, cuyo señor se ha ofrecido galantemente, por intermedio del Sr. Velasco Lugones, para suministrar á la Sociedad los referidos dalos, resolviéndose aceptar el ofrecimiento del Sr. Zorrilla y pasarle una nota al efecto, adjuntándole copia de los antecedentes. Hasta la fecha, la Sociedad no ha recibido esos datos; 10 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA 18° En virtud de una nota del Presidente de la « Sociedad Cientí¬ fica de San Juan », en la que pedía las condiciones en que la « Sociedad Científica Argentina» aceptaría que aquella funcionara cómo sección de ésta, la Junta Directiva, fundándose en los infor¬ mes de ios Sres. Ingenieros Benito Mallol, Cárlos M. Morales, Miguel Iturbe, Enrique de Madrid y Luis J. Dellepiani, y en los datos prácticos que la existencia de la « Sección La Plata» arrojaba, y la que en virtud de estos informes resolvió declarar disuelta, la Junta Directiva presentó á la consideración de la Asamblea un proyecto de Reglamento de secciones, el cual fué discutido por la Asamblea en su sesión de fecha 12 de Enero ppdo. y el que, después de un prolongado debate, quedó sancionado en la forma siguiente : « Reglamento general « Art. Io. — Las Secciones tienen por objeto cooperar á la reali¬ zación de las bases consignadas en el Reglamento general . « Art. 2o. — No se considerará instalada una Sección, mientras no se eleve á veinte y cinco el número de socios activos que la com¬ pongan. « Art. 3o. — La Junta Directiva de cada Sección se compondrá de: un Presidente, un vice-Presidente, un Secretario, un Tesorero, tres Vocales. « Art. í°. — Para que sean válidas las resoluciones de la Junta Directiva se requiere la presencia de cinco de sus miembros por lo menos, incluso el Presidente, y sus decisiones se tomarán por simple mayoría de votos, decidiendo el Presidente en caso de em¬ pate. « Art. 5o. — Una Sección no podrá nombrar socios activos á las personas que hayan sido declaradas cesantes por la Sociedad ú otra Sección, sin la conformidad de ésta. « Art. 6o. — Las Secciones son completamente independientes en la administración de sus fondos, no haciéndose la Sociedad Central responsable de ningún gasto efectuado por aquellas. « Art. 7o. — Antes del Io de Julio deberán pasar un informe de los trabajos efectuados en la Sección á objeto de ser incluidos en la Memoria que debe presentar anualmente el Presidente. « Art. 8o. —En caso de disolución de una Sección, todos sus do¬ cumentos y obras científicas quedarán á disposición de la Sociedad MEMORIA ANUAL DEL PRESIDENTE DE LA SOCIEDAD 41 Centra) : la Junta Directiva podrá desistir de este derecho, cuando lo estime conveniente. « Art. 9o. — Si un socio de una Sección se encuentra accidental¬ mente er !a Capital, podrá hacer uso del salón de lectura y asistir á las conferencias. « Art. 40. — Los socios de las Secciones tendrán acción á pre¬ sentarse en los concursos, en las condiciones de los socios activos. « Art. 11. — Los socios de las Secciones podrán remitir trabajos científicos para los Anales, los que serán, de acuerdo con el Reglamento, sometidos á la consideración de la Junta Re¬ da c tora . « Art. 12. — La Sociedad remitirá gratis á la Sección el número de Anales necesarios para ser distribuidos á los socios, siempre que el número de éstos no pase de cincuenta. Pasado ese número las Secciones abonarán el costo de dichos Anales. « Art. 13. — La Junta Directiva de la Sociedad Central puede derogar, en caso que lo estime conveniente, los artículos segundo y tercero. » A principios del mes ppdo. fue constituido en prisión, por orden del Tesorero del Instituto Geográfico Argentino, el cobrador Juan Rodríguez, por haber defraudado el importe de un cierto número de recibos de aquel Instituto. Inmediatamente de saberse esto se tomaron las medidas nece¬ sarias á fin de ver si había incurrido en el mismo delito con res¬ pecto á la «Sociedad Científica Argentina». De las averiguaciones hechas resulta que esta también ha sido defraudada por el mencionado Rodríguez en un regular número de recibos, no pudiéndose fijar por el momento el total cierto de ellos por no habérsele podido pedir cuenta personalmente hasta ahora; pero, en el primer instante manifestó que la Sociedad nada perdería, pues él daría cuenta, tan pronto como saliera en libertad, de los recibos que á él se le habían confiado. Como medida prévia se ha pasado una circular á los señores so¬ cios, pidiéndoles quieran manifestar cuál es el último recibo que han jabonado. Se han recibido ya algunas contestaciones faltando aún muchas otras. En virtud de que al delincuente Rodríguez se le sigue la causa y permanece en prisión, no obstante de que el Instituto Geográfico, según datos obtenidos, desiste de ello, la Junta Directiva resolvió, 12 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA en su última sesión, nombrar como cobrador al Sr. Francisco Cane- pa, á quien se le ha exigido presente una fianza á satisfacción, la que en breve será entregada por dicho señor, para que se le dé posesión |del puesto. Memorias é Informes. — Se han presentado en este período las siguientes Memorias é Informes,, los cuales han sido tomados en consideración por la Comisión Redactora y algunas de ellas han sido publicadas en los Anales ; hé aquí la nómina : Memoria anual del Presidente (Dr. Cárlos M. Morales) corres¬ pondiente al XIX período administrativo (1890-91), Dr. Cárlos Berg, «Nuevos datos sóbrela formación carbonífera en la República Argentina ». Ingeniero Jorge Duclout, « Los fundamentos de la geometría y conocimiento del espacio» (continuación). B. Félix Lynch Arribálzaga, « Dipterología Argentina (Syr- pliidae) ». Dr. Germán Burmeister, « Nuevos objetos en el Museo Nacional ». Dr. Cárlos Berg, «Nova hemiptera faunarum Argentinae et Uruguayensis ». Dr. Eduardo L. Holmberg, «Aves libres en el Jardin Zoológico de Buenos Aires ». Ingeniero José S. Corti, «Determinación de la latitud de un lugar y del azimut de una línea sin usar más instrumento que un cír¬ culo azimutal ». Sr. Rafael León, «El pozo artesiano del Balde». (Historia de una perforación hasta 600 metros. Empresa de las Obras de Salubridad, « Informe sobre el ensayo del petróleo como combustible llevado á cabo en el establecimiento « Recoleta ». Ingeniero Julio Lederer, « Algunas observaciones respecto á las constantes del elipsoide terrestre». Ingeniero Emilio Palacios, « Los Telégrafos de la República Argentina porM. B. Bahia ». Ingeniero C. C. Olivera, « Discurso pronunciado en el Consejo Deliberante con motivo de la modificación introducida en el Regla¬ mento de construcciones ». Ingeniero Jorge Duclout, « Estudios sobre las hipótesis mecáni¬ cas que sirven de base á la teoría electro-magnética de la luz Maxwell ». MEMORIA ANUAL DEL PRESIDENTE DE LA SOCIEDAD 13 Ingenieros A. Seurot, José F. Sarhy, S. E. BarabinoyG. Dominico, « Reglamento para la recepción de las cales hidráulicas y cemen¬ tos en las Obras Públicas Nacionales». Departamento de Obras Públicas, « Estudio sobre la cal y cemento de Cosquin (Provincia de Córdoba)». S. E. Barabino y Alfredo Seurot, « El Dique de San Roque». La Redacción, « Crónica de la fiesta celebrada por la Sociedad en conmemoración de su XIX aniversario ». — « Luis A. Yiglione », necrología. — « Observatorio astronómico de la Plata » (su génesis pasado, presente y porvenir). — Bibliografía. — « Análisis químico del agua mineral de la finca Hurucatao por F. Canzoneri». — «Exe¬ quias fúnebres al Dr. Burmeister». — « IXo Congreso Internacional de americanistas » (reunión del año 1892). — « Clasificación siste¬ mática délas diferentes calidades de fierro ». — « Geometría Neo- Euclideana». — «Tubo polémico délas Gímnospermas». — «Congreso Internacional de Química General ». — « Misceláneas ». — « Movi¬ miento Social ». Excursiones y visitas. — Hé aquí la nómina de las efectuadas en el actual período : 23 de Setiembre de 1891. — Visita á los buques de la Armada. 4 de Octubre de 1 891 . — Visita al Museo de La Plata . 4 de Octubre de 1891. — Visita al Observatorio de La Plata. 21 de Junio de 1892. — Visita á las obras del Riachuelo. Biblioteca. — La biblioteca aumenta cada día con las publica¬ ciones que se reciben en cange de los Anales y con las obras que generosamente donan los señores socios, algunos autores y varios editores del extra ngero. Durante el presente período se han reci¬ bido 48 volúmenes, entre los que figuran obras de bastante impor¬ tancia é interés científico. Encuadernación y compra de obras no ha habido durante el período, á causa del estado financiero poco satisfactorio porque ha tenido que atravesar la Sociedad en estos últimos tiempos. A?iales. — Desde el principio del período, la Comisión Redactora quedó constituida en la forma siguiente : Presidente: Ingeniero Eduardo Aguirre. ’ Secretario : Ingeniero Luis J. Dellepiani. Vocales : Ingeniero Manuel B. Bahía, Dr. Atanasio Quiroga y 14 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Sr. Félix Lynch Arribálzaga, que fué nombrado en reemplazo del Sr. Ingeniero Jorge Duclout, por haber sido electo éste último para ocupar el puesto de Vice-Presidente 2o de la Comisión Directiva por la Asamblea del 10 de Agosto del año ppdo. Por renuncia del Sr. Luis J. Dellepiani, la Asamblea del 21 de Diciembre nombró para reemplazarle al Sr. Horacio Pereyra, y así constituida ha funcionada hasta la fecha. El número de suscritores es de 10, número muy reducido á causa de que la Junta Directiva en vista de la falta de cumplimiento en el pago por algunos de ellos, resolvió eliminarlos de la lista de sus¬ critores. El tiraje de 700 ejemplares, cuesta actualmente 170 pesos m/n. sin incluir las láminas. Han contribuido á su publicación durante el período los si¬ guientes señores : Cárlos M. ¡Morales, Cárlos Berg, Jorge Duclout, Félix Lynch Arribálzaga, Germán Burmeister, Eduardo L. Holm- berg, José S. Corti, Rafael León, Empresa de las Obras de Salubri¬ dad, Julio Lederer, Emilio Palacios, Cárlos C. Olivera, Alfredo Seurot, José F. Sarhy, S. E. Barabino, G. Dominico, Departamento de Obras Públicas y la Redacción. Se han establecido los siguientes canges nuevos : Progreso Matemático de Zaragoza. Proceeding and Transaction of the Scientific Association de Meri- den. Rasegna delle Science Geologische in Italia (Roma). Revista del Museo de La Plata. Revista de la Sociedad de Ingenieros y Arquitectos de Méjico. Revista Sud- Americana de Seguros de Buenos Aires. La Escuela de Medicina de Méjico. Anales de la Universidad de Montevideo . Boletín de la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona (España). Naturforschende Gessellschaft de Freibourg (Badén). Anales de la Higiene Pública de Buenos Aires. Revista Nacional de Buenos Aires . Actes de la Société Scientifique du Chili (Santiago). Bolletino de la Societá Romana per gli studi de la Zoologichi de Roma. Journal of the New Jersey Natural History de Trenton. Records oflhe Geological Survey de Gales al Sur. MEMORIA ANUAL DEL PRESIDENTE DE LA SOCIEDAD 15 Se reciben actualmente en cange 257 publicaciones de los si¬ guientes países : República Argentina, Brasil., Chile, Perú, República Oriental del Uruguay, Venezuela, Colombia, Méjico, Norte-América, Guatemala, Cuba, San Salvador, Costa-Rica, Alemania, Bélgica, España, Fin¬ landia, Francia, Holanda, Inglaterra, Italia, Portugal, Rusia, Suiza, Rumania, Suecia y Noruega. Archivo. — El Dr. Marcial R. de Candioti ha comenzado á escribir la 2a parte de la « Revista del Archivo », la cual será publicada en los Anales en oportunidad. Secretaría. — La Secretaría ha sido desempeñada al principio del período por el Sr. ingeniero Luis J. Dellepiani, quien renunció por haberlo nombrado el P. E. para formar parte de la comisión de límites con Chile, continuando, en el desempeño accidental de este puesto, el Sr. Gerente hasta el 21 de Diciembre ppdo., en que fué nombrado para remplazarle el Sr. Horacio Pereyra, quien ha continuado desempeñando este puesto hasta la fecha. La Secretaría ha mantenido correspondencia con las de otras Sociedades del país y del extrangero y ha contraído nuevas relacio¬ no n varias otras, entre las que figuran : La Asociación Científica , de Meriden (Estados Unidos). Museo de La Plata. Sociedad de Ingenieros y Arquitectos, de Méjico. Universidad, de Montevideo. Real Academia de Ciencias y Artes, de Barcelona. Société Scientifique du Chili. Societá Rumana per gli studi Zoologici, de Roma. New Jersey Natural History Sociely , y otras que sería largo enumerar. Durante el período actual han salido por Secretaría 257 notas. Los libros de actas de la Junta Directiva y Asambleas, copiador de notas y demás libros auxiliares, han sido llevados en forma. Tesorería. — Ha sido desempeñada por el Sr. ingeniero Enrique de Madrid, y dá idea de la contracción con que ha llenado sus fun¬ ciones el anexo correspondiente que se agrega á esta Memoria. ’ Los libros de Tesorería están al día y han sido llevados en forma. jQ ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Gerencia. — Ha seguido á cargo del Sr. Juan Y. Botto, secun¬ dando, con contracción digna de encomio, al Secretario y Teso¬ rero. Edificio Social.— Creo haberos dado cuenta, al principio de esta Memoria, de los trabajos efectuados á este respecto, y sólo me resta deciros que han donado á la Sociedad las acciones con que se suscribieron para la erección del Edificio Social los siguientes señores: Ingeniero Juan Pirovano, Ramón Paz, Dr. Juan J. J. Kyle, Felipe Cuenca y Guillermo Wheller. Señores socios : Creo que los datos anteriores dan una idea suficientemente exacta de la marcha de la Sociedad en el último año. Podéis ver por ellos que la labor útil de la Sociedad, sus conferencias, la publi¬ cación de los Anales y paseos y visitas á obras y establecimientos industriales, han continuado casi del mismo modo que en años anteriores. La Sociedad no ha progresado en este sentido como hubiera sido de desear; pues ha tenido que resolver cuestiones de interés vital para el porvenir, y la atención misma de los socios ha sido distraída de nuestros fines por la intensa crisis que el país ha atravesado y que ha afectado á todos con mayor ó menor intensidad. En mi concepto, sin embargo, ha avanzado la Sociedad en su estado económico. Dueña antes de un terreno improductivo y con una deuda pesada, su situación era de pura especulación, y si bien un aumento de valor en la tierra podía llevarla á la opulen¬ cia, también un descenso la hubiera puesto en el caso de ser insol¬ vente. En ambos casos la J. D., y aún la Sociedad entera, hubiera tenido que preocuparse de todas estas cuestiones, agenas á la índole de los fines sociales y aún á la personal de sus socios. Hoy esta situación es diferente, poseyendo un local propio, en que vá ó instalarse, con la misma ó mayor comodidad que siempre ha tenido y teniendo además una renta que debe subir á más de 800 pesos por año, sin tener deuda alguna. La atención déla Sociedad está así libre por el lado económico y podrá contraerse en lo sucesivo exclusivamente á la realización de sus fines, contribuyendo con todas sus fuerzas al progreso cien¬ tífico de nuestro país. MEMORIA ANUAL DEL PRESIDENTE DE LA SOCIEDAD 17 Balance general de la Caja de la Sociedad Científica Argentina durante el XX período administrativo de 1891-1892 ENTRADAS 1891 Julio 15 al 31 (inclusive) . $ m/n 788 » Agosto . 811 50 Setiembre . 2.055 82 Octubre . 806 50 Noviembre . 772 50 Diciembre . 712 » 1892 Enero . 565 » Febrero . 11.672 18 Marzo . 685 » Abril . 2.967 65 Mayo . 860 » Junio . 387 » Julio Io al 15 (inclusive) . 208 69 Total . $ m/n 23.291 84 Existencia anterior: 15 de Julio de 1891 . . 19.652 84 Total general - $ m/n 42.944 68 A deducir salidas . 42.894 24 Existencia en Caja en 15 de Julio de 1892. 50 44 SALIDAS 1891 Julio 16 al 31 (inclusive) . $ m./n 1.495 95 Agosto . 730 95 Setiembre . 1.283 45 Octubre . 779 60 Noviembre . 708 90 Diciembre . 662 05 1892 Enero . . 588 70 Febrero . 15.363 33 Marzo . 781 10 Abril . 18.895 42 Mayo . 927 50 Junio . 422 40 Julio Io al 15 . 254 89 Total . $ m/n 42.894 24 Buenos Aires, Julio 15 de 1892. V° B» S. E. ú 0. Horacio Pereira, Eduardo Aguirre, Enrique de Madrid, Secretario. Presidente. Tesorero. ANAL. SOO. CIENT. ARG. T. XXXIV 2 18 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Balance de Cuotas Mensuales durante el XX período administrativo de 1891-1892 1891 Recibos firmados, begun libro de planillas en : Julio 16 al 31 (inclusive) . . $ m/R 2 » Agosto . . . 1 .088 » Setiembre . 1.128 » Octubre . 992 » Noviembre . 998 » Diciembre . 998 » 1 OQO Enero . 996 » Febrero . . . 992 » Marzo . 994 » Abril . 994 » Mayo . 984 » Junio . 982 » Julio Io al 15 (inclusive) . 980 » A cobrar en 15 de Julio de 1891 . 4.816 » Total . . $ xn/n 16.944 » A deducir cobrados é inutilizados . 9.228 » A cobrar en 15 de Julio de 1892. . $ m/R 7.716 » 1891 Recibos cobrados, según libro de Caja, en: Julio 16 al 31 (inclusive) . $ m/R 360 » Agosto . . . 750 » Setiembre . . . 882 » Octubre . 785 » Noviembre . 768 » Diciembre . . . 712 » 1892 Enero . 508 » Febrero . 660 » Marzo . 650 » Abril . . 704 » Mayo . 726 » Junio . . 762 » Julio Io al 15 (inclusive) . — Inutilizados . 1.461 » Total . $ ni/R 9.228 » V° B° S. E. ú 0. Horacio Pereira, Eduardo Aguirre, Enrique de Madrid, Secretario. Presidente. Tesorero. MEMORIA ANUAL DEL PRESIDENTE DE LA SOCIEDAD 19 Balance de recibos de Anales durante el XX período administrativo de 1891-1892 1891 Recibos firmados, según libro de planillas, en: Agosto . . . . $ m/n 14 50 Setiembre . 17 » Octubre . 15 » Noviembre . 15 » Diciembre . 15 » 1892 Enero . 66 » Febrero . 18 » Marzo . 38 » Abril. . 7 50 Mayo . 16 50 Junio . . 6 » Julio Io al 15 (inclusive) . 6 » Por venta de números sueltos . 26 50 Total . $ m/n 261 » A cóbrar en 15 de Julio de 1891 . 196 68 Total general _ $ m/n 457 68 A deducir cobrados é inutilizados . 378 60 A cobrar en 15 de Julio de 1892. . $ m/n 79 08 1891 Recibos cobrados, según libro de Caja, en: Julio 16 al 31. . 10 » Agosto . 6 50 Setiembre . 8 » Octubre . 21 50 Noviembre . 4 50 Diciembre . . 1892 Enero . . . 57 ,, Febrero . . Marzo . 35 » Abril . 1 50 Mayo . 9 » Junio . . Julio Io al 15 . 10 » Inutilizados . 215 60 Total . $ m/n 378 60 ' V» B° s. E. ú 0. Horacio Pereira, Eduardo Aguirre, Enrique de Madrid, Secretario. Presidente. Tesorero. 20 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTIFICA ARGENTINA [Balance general del libro mayor en 1 5 de 1 892 FOLIOS CUENTAS CUENTAS SALDOS DEBE HABER DEBE HABER 42 Caja . 42.944 68 42.894 24 50 44 X> 3 Muebles y útiles . 2.937 59 352 51 2.585 08 x> 9 Museo . 289 54 289 54 » 44 Biblioteca . 23.836 30 » 23.836 30 » 46 Socios . 16 . 944 » 9.228 » 7.716 *> » 18 Nicho en la Recoleta . . . 219 07 » 219 07 » 49 Banco de la Nación . 10.673 69 2.190 » 8.483 69 51 Banco Hipotecario de la Provincia 792 » 792 » 53 Anales de la Sociedad . 2.668 21 1 . 424 » 1.244 21 x> 15 Acciones á cobrar . 790 » X) 790 » » 48 «El Paramillo de Uspallata» . 598 30 32 x> 566 30 JD 23 Concurso para estudiantes . » 88 » » 88 » 17 Capital . . . » 37.917 53 X) 37.917 53 14 Acciones del edificio social . 370 » 5.760 » 5.390 i. 52 Suscritores á los Anales . 457 68 378 60 79 08 7J 31 Ganancias y pérdidas . 16.420 54 29.827 65 » 13.407 11 43 Gastos generales . . 5.061 57 » 5.061 57 a 7 Balance de entradas . 116.781 71 116.781 71 » » 6 Gobierno Nacional . 186 » 186 » » » 54 Edificio social (Zeballos 269) . 18.308 20 447 15 17.861 05 » 22 Conferencia 28 de Julio de 1891.. 941 10 941 10 » 37 Intereses . 14 05 87 74 » 73 69 36 Sociedad de Ingenieros Civiles. . . 750 » 750 » J> 47 Asociación Médica Bonaerense... 6.707 10 6.707 10 J> X) 49 Banco Nacional (Caja de Ahorros) 1.546 » 1.546 » X) »• 16 Edificio social (Calle Cerrito) . 83.216 18 83.216 18 » 21 Sección «La Plata» . 5.886 » 5.886 » z> » 34 Cédulas hipotecarias sérieD N’les. 36.785 07 36.785 07 » » 50 Banco Hipotecario Nacional . 39.431 11 39.431 11 u » 24 Donaciones . » 570 » 570 » 13 Contribuciones mensuales . » 12.128 » » 12.128 » Total gfnerai . 435.555 69 435.555 69 69.574 33 69.574 33 Buenos Aires, Julio 15 de 1892. Y» B° S. E. ú 0. Horacio Pereira, Eduardo Aguirre, Enrique de Madrid, Secretario. Presidente. Tesorero. MEMORIA ANUAL DEL PRESIDENTE DE LA SOCIEDAD 21 Movimiento de Socios durante el XX período administrativo de 1891-1892 Número de socios activos en 46 de Julio de 1891 .... 452 Han ingresado durante el XX período . 11 Se han reincorporado . 1 Total . 464 Han salido por diferentes causas . 49 Quedan en 15 de Julio de 1892 . 415 Socios ausentes que no pagan . 74 Socios que pagan . 341 148 pagan cuota de . $ m/n 4 193 » de . 2 Socios honorarios. ,... . . 4 Socios corresponsales . 10 El número de socios honorarios quedó reducido á 4 por el fallecimiento del ilustre doctor Germán Burmeister. Acciones del «Edificio Social» donadas durante el XX período administrativo de 1891-1892 Acciones $ m/n Ing. Juan Pirovano . 5 50 » Sr. Ramón Paz . '. . 10 400 » Dr. Juan J. J. Kyle. . 20 200 » Ing. Felipe Cuenca . 1 10 » Sr. Guillermo Wheller . 1 10 » Totales . 37 370 » Buenos Aires, Julio 15 de 1892. Vo B° S. E. ú 0. Horacio Pereira, Eduardo Aguirre, Enrique de Madrid, Secretario. Presidente. Tesorero. LA NUEVA NOMENCLATURA QUÍMICA (1) 1 . Al lado de los procedimientos habituales de nomenclatura, se establecerá para cada compuesto orgánico, un nombre oficial, que permita encontrarlo bajo una rúbrica única en las tablas y dic¬ cionarios. 2. La Comisión manifiesta la necesidad de que los autores en sus escritos tomen el hábito de mencionar entre paréntesis, el nom¬ bre oficial al lado del nombre elegido por ellos. Se resolvió, no ocuparse por el momento, más que de la nomen¬ clatura de los compuestos, cuya constitución fuera conocida, dejan¬ do para más tarde la de los cuerpos de constitución desconocida. I. — Hidrocarburos 3. Para todos les hidrocarburos saturados se ha adoptado la ter¬ minación ano. i. Se conservan los nombres de los cuatro primeros hidrocarbu¬ ros saturados {metano, etano, propano, butano), empleándose nom¬ bres derivados del griego, para aquellos que tengan más de cuatro átomos de carbono. 5. Los hidrocarburos de cadena arborescente se consideran como derivados délos hidrocarburos normales, [relacionándose su nombre á la cadena normal más larga que se pueda establecer en su fór¬ mula, añadiéndole la designación de las cadenas laterales. (1) Resoluciones tomadas por la Comisión internacional, para la reforma de la nomenclatura química. LA NUEVA NOMENCLATURA QUÍMICA 23 CH\ >CH — CH3 Metilpropano CH3/ 6. Cuando un radical hidrocarbonado se introduzca en una cade¬ na lateral, se empleará metho, etho, en lugar de metil, eti l , prefijos que se reservarán para el caso en que la sustitución se haga en la cadena principal . ch3 - ch2 — ch2x CH3x ) CH — CHo — ÜH2¡ — ]jCH3 Metoetileptano /CH7 ch/ 7. La posición de las cadenas laterales será designada por cifras que indiquen á cual de los átomos de carbono de la cadena princi¬ pal se han reunido. La numeración partirá de la extremidad de la cadena principal más aproximada á una cadena lateral. En el caso en que dos cadenas laterales más próximas queHas otras, estén co¬ locadas simétricamente, la más simple decidirá la elección. (0 (2) (3) (4) (5) (6) CHo- - ch2x > CH — CHo — ch2 — CH3 Metil-3-hexano ch37 (0 (2) (3) (4) (5) (6) ch3- ~ LH2s /CHo- ch3 \ > CH — CH < / Metil-3-etil-4-hexano CH,/ ch2- CH, 8. Los átomos de carbono de una cadena lateral serán designa¬ dos por la misma cifra que el átomo de carbono al cual la cadena está reunida. Llevarán un índice, que determinará su rango en la cadena lateral partiendo del punto de unión. (0 (2) (3) (i) (3) (6) (7) ch3x > CH- - CH2 — CH - ch2- CH2 - - CHo CH37 1 (21) (41) CH2 I O2) ch3 0. En el caso en que dos cadenas laterales estén reunidas al mis¬ mo átomo de carbón, se enunciarán en su órden de complicación y los índices de las más simples serán acentuadas. 24 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA 10. El mismo orden de numeración se adoptará para las cade¬ nas laterales reunidas á las cadenas cerradas. 11. En los hidrocarburos no “saturados, de cadena abierta, que poseen una doble unión única, se remplazará la terminación ano del hidrocarburo saturado correspondiente, por la terminación eno; si existiesen dos doble-uniones se terminará en cli eno, si tres Irieno, etc. CH2 = CH, Eteno CH, = C = CH Propadieno 12. Los nombres délos hidrocarburos con triple unión, se termi¬ narán análogamente en ino, diino, triino, etc. CH = CH Etino CH = C — CH2 — CH, — C = CH Hexadiino 13. Si existiesen simultáneamente, dobles y triples uniones, se empleará las terminaciones enino, dienino , etc. • 14. Los hidrocarburos no saturados se numerarán como los hi- dro-carburos saturados correspondientes. En caso de ambigüedad ó ausencia de la cadena lateral, se colocará el número 1 al carbono terminal más aproximada á la unión de orden más elevado. (O (2) (3) (4) (5) CH3 ) CH — CHo — CH = CH2 ch/ (1) (2) (3) (4) (5) CH = C — CH, — CH = CHo 13. Si fuese necesario, el lugar de la doble ó triple unión se in¬ dicará por el número del primer átomo de carbono sobre la cual se apoya. 16. Los hidrocarburos saturados de cadena cerrada, tomarán los nombres correspondientes en los hidrocarburos saturados de la sé- rie grasa precedidos del prefijo ciclo (ciclohexano para el hexameti- leno). 17. La numeración de los hidrocarburos subsiste para todos sus productos de sustitución. LA NUEVA NOMENCLATURA QUÍMICA 25 II. — Funciones 18. A los alcoholes y fenoles, se les dará el nombre del hidrocar¬ buro de que derivan, seguido del subfijo ol (metanol, pentenol). 19. Cuando se trate de alcoholes ó fenoles poliatómicos, se inter¬ calará, entre el nombre del hidrocarburo fundamental y el subfijo, una de las partículas di, tri, tetra, que indicarán la atomicidad (propano-triol, para la glicerina ; hexano-hexol para la manita). 20. El nombre de mercaptan se abandona, expresándose esta fun¬ ción por el subfijo thiol (etano-thiol). 21 . Los éteres oxidados se designarán por el nombre del hidro¬ carburo que le corresponde unido á la partícula oxi (dicción provi¬ soria). C5Hn — O — C2H5 Pentano-oxi-etano C6H5 — O — CH3 Benzeno-oxi-metano. 22. De la misma manera se designarán los sulfuros por la sílaba thio, los disulfuros por dithio , lassulfonas por sulfona (dicción pro¬ visoria). C6H5 — S — C2H5 Benzeno-thio-etano C6H5 — S — S — C6H5 Benzeno-dithio-benzeno C6H5 — S02 — C6H5 Benzeno-sulfona-benzeno 23. Los aldehidos se caracterizarán por el subfijo al unido al nombre del hidrocarburo del cual derivan ; los aldehidos sulfura¬ dos por el subfijo thial. HCOH Metanal CH3 — CSH Etano-thial 24. Las acetonas recibirán la terminación ona. CH3 — CO — CH3 Propanona CH3 — CO — CHo — CH2 — CH3 Pentanona 2. Los diacetonas, triocetonas, thioacetonas, se designarán por los subfijos diona, triona, thiona. 2o. La actual nomenclatura de las quinonas, queda sin modifi¬ cación . ’26. Los ácidos monobásicos de la série grasa se designarán por nombres deducidos del hidrocarburo correspondiente seguido del 26 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA subfijo oico. En los polibásicos se usarán las terminaciones dioico , trioico, tetraoico. CH3 — C02H Acido etanoico C02H — CH2 — CH2 — C02H Acido butano-dioico 27. En los ácidos de la série grasa, el carboxilo será considerado, como haciendo parte integrante del esqueleto de carbono. 28. Los ácidos en los cuales uno ó dos átomos de azufre, reem¬ placen otros tantos átomos de oxígeno del carboxilo, se designarán como sigue : el azufre unido simplemente al átomo de carbono se designará por thiol ; si la unión esjdoble se empleará la partícula thiona. CH3 — CO — SH Acido étano-thiólico CHo — CS — OH Acido étano-thiónico CH3 — CS — OH Acido étano-thiónico CH3 — CS — SH Acido étano-thiona-thiólico 29. Cuando en los ácidos monobásicos, el esqueleto de carbono corresponde á una cadena normal ó simétrica, el carbono del carbo¬ xilo lleva el número 1 . En los otros casos, se conserva la numeración del hidrocarburo correspondiente. (4) (3) (2) (1) CH3 - CH2 — CH2 — COoH (1) (2) (3) (4) CH2 - CU - CH2 — C02H (O (2) (3) (4) nr CH 30. Las convenciones actuales paralas sales y éteres compues¬ tos quedan sin modificación. 31 . Los anhídridos de ácidos conservan su nombre actual, tenien¬ do en cuenta el nombre del ácido correspondiente (anhídrido eta- nóico). 32. Las lactonas se designarán por el subfijo olida. La posición ocupada, por el oxígeno alcohólico, en la cadena prin¬ cipal con relación al carbonilo, se espresará por las letras griegas a, p, y 8, al lado déla numeración habitual. LA NUEVA NOMENCLATURA QUÍMICA 27 O - CO Pentanólida 'i , 4 I I CH3 — CH — CH, — CH, ó Y-pentanólida, 1 , 4. En cuanto á los ácidos lactónicos que derivan de ácidos bibásicos, se designarán como las lactonas de que derivan, seguidas del subfi¬ jo oico. O - CO | | Acido pentanolidóico 1 , 4 C02H — CH — CH2 — CH2 33. Aminas : los amoníacos compuestos quedan tal cual (etila- mina, etilmetilamina, eteno-diamina). Cuando el grupo NH, sea considerado como grupo sustituyente, se expresará por elfprefijo amno. NH2 — CH2 — CO,H Acido amino-etanóico Los cuerpos en que el grupo bivalente NH cierre una cadena compuesta de radicales positivos, se llamarán iminas. CH,. | ) NH Eteno-imina CH/ La comisión propone llamar amigeno al grupo NH,, é imigeno al grupo NH. 34. La actual nomenclatura para las fosfinas, arsinas, stibinas, sulfinas, queda sin modificación. 3o. Los compuestos que deriven de la hidroxilamina, por sus¬ titución del hidrógeno del bidroxilo, se designarán por el subfijo hidroxilamina C2H5 — O — NH, Etilhidroxilamina. Las oximas se denominarán añadiendo el subfijo oxima, al nom¬ bre del hidrocarburo correspondiente CHS — CH, — CH, — CH = NOH Butanoxima 1 . CH3 — CH2 — C (NOH) — CH3 Butanoxima 2. 36. Los nombres de amidas, imidas, amidoximas, se conser¬ van . CH3 — CO — NH2 Etanamida ‘NH2 — CO — CH, — CH, — CO — NH, Butano-diamida NH, — CO — CH, — CH, — CO,H Acido butano-amidoico 28 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA ch2- cox | ) NH Butanimida. CHo — CO7 S NOH CH3 — Etanamidoxima. X NH2 37. Se conserva el nombre genérico urea. Se empleará como subfijo, para los derivados alcohólicos de la urea, mientras que los derivados por sustitución acida, serán las ureidas. Los cuerpos que resulten de dos moléculas de urea se llamarán diureas, diureida. Las ureidas ácidas se llamarán ácidos ureicos. Abandonándose las denominaciones urámico y úrico. 38. Amidinas. Este subfijo se conserva. X NH CH3 — Cx Etanamidina. X nh2 39. El término genérico guanidma, se conserva á pesar de que muchas guanidinas serán llamadas como derivadas sustituidas de la diamido-carbo-imidina. 40. Betciina. Subfijo taina (CH3)3 n CH2 O Etanoiltrimetiltaina. CO 41. Nitritos. Para los derivados de la série grasa, en que el gru¬ po CN haga parte de la cadena principal, se hará seguir al nombre del hidrocarburo el subfijo nitrito CH3 — CN Etano-nitrilo. Cuando el referido grupo hace parte de una cadena lateral, no ha sido resuelta aún la denominación. En la série aromática, se adopta el prefijo ciano C6H5 — CN Cianobenzeno. 42. Carbilaminas. La actual nomenclatura queda sin modifica¬ ción. 43. Eteres isocianicos. Subfijo carbonimida . CO — N — CoH5 Etilcarbonimida CS = N — C2H5 Etilthiona-carbonimida. 29 LA NUEVA NOMENCLATURA QUÍMICA 44. Cianalos. Este nombre se reserva para los éteres verdaderos que por saponificación, dan ácido ciánico ó sus productos de hidra- tacion. Se reemplazará el nombre de sulfocianato por thiocianato. 45. Derivados nitrados. Se conservan las denominaciones azo, diazo, hidrazo, azoxi, pero la manera de enunciarlos se modifica de la siguiente manera : C6H5 — N2C1 Cloruro de diazobenzeno C6H5 — N2 — C6H5 Benzeno-azo-benzeno C6H5 — N2 — C6H.i — N2 — C6H5 Benzeno-azo-benzeno-azo-benzeno. 47. Las hidrazinas simétricas se consideran como derivadas hi- drazoicas, y se denominan como tales. Las hidrazinas asimétricas se designan por el nombre del radi¬ cal que contienen, seguido del subfijo hidrazina. C6H5 — NH — NH — CH3 Benzeno-hid razo-metano. CeH.r, . ) N — NH2 Fenilmetilhidrazina. CH3 CH3 — C6H4 — NH — NH2 Metofenilhidrazina. 48. El nombre de las hidrazonas se forma reemplázando la ter¬ minación al ó ona de los aldehidos y acetonas por el subfijo hidra- zona. CH3 - CH2 — CH = N - NH — C6H5 Propanhidrazona 1 CH3n ) c = N — NH — C6H5 Propanhidrazona 2 ch/ El término osazona, queda reemplazado por dihidrazona. 49. Respecto á la nomenclatura de los compuestos con funciones complejas, se resolvió, después de una larga y profunda discusión, enviar el estudio de esta cuestión á la Comisión internacional, para que prepare su proyecto sobre este punto, el que será sometido á la consideración del próximo Congreso. La Comisión deberá buscar la manera de conciliar las exigencias de la nomenclatura hablada con las de una terminología, aplicable á los diccionarios. III. — Radicales '50. Los nombres de las radicales monovalentes, que derivan de los hidrocarburos por eliminación de un átomo de hidrógeno, son 30 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA terminados en ilo. Reemplazando la terminación ano en los radica¬ les de hidrocarburos saturados y añadiéndose al nombre completo del hidrocarburo, cuando este no es saturado. CH3 — CHo Etilo. CHo — CH Etenilo. CH == C Etinilo. 51. Los radicales con funciones alcohólicas, es decir, aquellos que se derivan de los alcoholes, por sustitución de un átomo de hidrógeno unido directamente al carbono, se designan añadiendo ol al radical del hidrocarburo correspondiente. — CH2 — CH2OH Etilol — CH — CHOH Etenilol. 52. Los radicales de aldehidos se designan de la misma manera que los de los alcoholes, reemplazando ol por al. — CH2 — COH Etilal 53. Los radicales de ácidos, que conservan la función ácida, es decir que se derivan del ácido correspondiente por eliminación de un átomo de hidrógeno unido al carbono, se designan de la misma manera, remplazando ol por oico. — CH2 — COOH Etiloico. Por el contrario, aquellos que derivan del ácido por sustitución del oxidrilo carboxilico, son designados, transformándola terminación oico del ácido por oilo CH3 — CO Etanoilo. 54. Cuando dos radicales están unidos á un mismo átomo, se enuncia primero el más complicado (feniletilhid razina, pentilmeti- lamina). IV. — Serie aromática 55. En los derivados aromáticos y en todos los cuerpos que con¬ tienen una cadena cerrada, todas las cadenas laterales se conside¬ rarán como grupos sustituyentes. 31 LA NUEVA NOMENCLATURA QUÍMICA C6H5 — COH Benzeno-metilal C6H5 — CH2 — CHoOH Benzeno-etilol. C6HJ — COáH Acido benzeno-dicarbonico (ó carboxilico). C5H3N(C02H)2 Acido piridino-dicarbonico(ódicarboxilico). (Las exigencias de la lengua decidirán la elección de uno de estos dos modos de dicción). 56. Los átomos de carbono del núcleo benzenico y las cadenas laterales que se le reúnen son numerados de 1 á 6. 57. En un derivado polisustituido de! benzeno, se atribuirá el índice I al grupo sustituyente, en el cual el átomo, unido directa¬ mente al núcleo, tenga menor peso atómico. 58. Siendo así determinado el índice 1 , los otros índices se enu¬ merarán siguiendo el orden creciente de los pesos de los átomos unidos directamente al núcleo. En caso de identidad de dos átomos unidos al núcleo, se considerará los otros átomos del grupo clasi¬ ficándolos según el orden de los pesos atómicos. En caso que existan varias^cadenas laterales se colocará en pri¬ mer línea aquellas que no contengan más que un átomo de carbón. Para clasificar entre sí estas cadenas, se considerará si derivan del grupo CH3 por sustitución de 1 , 2 ó 3 átomos de hidrógeno, y en cada una de estas categorías, la modificación que arrastre el menor incremento del peso molecular, se considerará primera ; las cade¬ nas que tengan varios átomos de carbón, se clasificarán entre sí de una manera análoga. ch3 ch2 — nh2 ch2oh 32 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA ch3 Acido metil-oxi-etoxi-nitro-benzeno- carbónico. \ . 3. 6. 4. 2. OH 57. Cuando el mismo grupo sustituyente se repita muchas veces se adoptará para atribuirle el índice 1, á aquel que dé al grupo diferente especie, enunciando en seguida el índice menor elevado. Amidodimetilbenzeno 1. 3. 4. 60. Cuando dos núcleos benzénicos estén unidos directamente ó indirectamente, los índices del núcleo enunciado último serán acentuados. Naftilfenilamina 2, \ '. 61. La discusión sobre la nomenclatura de los cuerpos que con¬ tienen cadenas cerradas no saturadas ha sido postergada hasta que la publicación de las ideas del Sr. Armstrong, sobre esta cuestión, permita á la Comisión, compararlas con las proposiciones del Sr. Bouveault. 62. La Comisión invita á los redactores de las grandes publica¬ ciones sobre química, á entenderse sobre la aplicación de los prin¬ cipios que ella ha adoptado. (Véase Anales de la Sociedad Científica, tomo XXXIII, página 226.) DIPTEROLOGÍA ARGENTINA (SYRPHIDAE) POR FÉLIX LYNCH ARRIBÁLZAGA. ( Continuación ) ( 48 ) 3. Eristalis albiventris, Bigot. Erislalis albiventris , Bigot, Ann. Soc. entom. France, 228, 16 (1880). « Oculis brevissimé hirtis, femoribus posticis parum incrasscitis. Antennis fulvis; facie albido villosulá, nigro-nitido late vitta- ta ; fronte fusca; thorace nigro, vittis duabus transversalibus, albido cinéreo, pleuris cinerascentibus ; scutetlo nigro ápice rufo ; calyptris obscuré testaceis ; abdomine nigro , segmentis flavo marginatis, primo utrinque, obscuré cinéreo late notato, cceteris vitta transversali nigro nitido ; pedibus nigris, genicu - lis, tibiarían basi, angusté fulvis ; alis hyalinis, puncto stig- matico minimo, nigro. — Long . 8 millim. » Hab. observ.: Resp. Uruguay in Montevideo (Bigot). Notablemente parecido en color y talla al Eristalis furcatus, pero, con los segmentos del abdomen orillados de amarillo en su borde posterior, las alas límpidas y el tórax fajado de ceniciento, al través y no longitudinalmente, como aparece en el furcatus. Probablemente se hallará esta especie en nuestra Provincia de Entre Ríos y aun en la de Buenos Aires. ANAL. SOC. CIENT. ARG. T. XXXIV 3 31 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA (49) <4. Eristalis lateralis, Walker. Eristalis lateralis, Walker, Trans. Lino. Soc. Lond., XVII, 347, 42. v1837 J. — Ejusdem, List, of Dipt.. 111,622 (1849). — Williston, Synopsis North. Ara. Syrph., 178 (1886). « Eristalis faseiato affinis. Fuscus, scutello flavo, abdomine ni- gro-aeneo flavo -macúlalo, pedibus nigro-fuscis , alis hyalinis. Long. 3 l/2 lin. » « Caput nigrum, pilis griseo-fulvis hirtum, anlicé fulvum. Oculi aeneo-fusci : os nigrum: antennae rufo-fuseae : thorax fuscus, pilis fu 1 vis hirtus, subtus niger: scutellum flavum : abdomen ni- gro aeneum subnitens, pilis nigris flavisque hirtum, subtus fla¬ vum ; segmenta ápice flava, 2 um et 3um utrinque late flava, pe- nultimum basi chaljbeum : pedes nigri pubescentes: femora ápice flava: tibiae tarsique fusca illae basi flavae : alae hylinae, nervi nigro-fusci : squamulae fuscae : squamae albidae flavo-ciliatae : balteres flavi. » (Walker). Hab. observ. : Chile (Walker). — Brasil, Guayanas, México, Ja¬ maica (Williston). — Resp. Argentina in San Luis prope Rio 5o (González Acha). Dos ejemplares coleccionados por el señor Justo González Acha en nuestra Provincia de San Luis, me parecen pertenecer á esta especie, pero son mayores que lo que indica Walker, pues miden \ 2 milímetros de longitud y sus alas son anchamente lavadas de parduzco amarillento en el medio. Se parece mucho al E. distin- guendus , pero carece de rayas y manchas oscuras en el meso- tórax. ( 50 ) 5. Eristalis furcatus, Wiedemann. Eristalis furcatus, Wiedemann, Zool. Mag., III, 51, 16(1819). — Aussereurop. zweifl. tns., II, 176, 34(1830). — Schiner, Novara Exp., II, 362, 78 (1868). — Van der Wulp, Tijds. voorEntom., XXV, 131, 19(1882).— Williston, Synopsis, 178 (1886). Eristalis femoratus , Macquart, Dipt. exot., II, 2, 40, 15, tab. 9, f. 6 (1840) et Suppl. 1, 130 (1846). C apite nigro , antice dense albido-villoso, vértice nigro-villoso, occipite schistaceo ; oculis villosis, infrd et posticé nudis, fu- DIPTEROLOGÍA ARGENTINA 35 seis cupreo-micantibus, posticé angus-té albido-sericeo-margina- tis ; callo facialis nigro-nitido . An tennis fusco-piceis plus mi- nusve obscurius marginatis, seta subnuda basi vix pubescente (oculo nudo pube haud conspicua). Thorace suprá plúmbeo, nigro 4-vittato, vittis 2 mediis posticé abbreviatis, lateralibus suturam versus interruptis, marginibus externis nigro-vittatis ; pleuris nigris, plumbeo-pruinosis, fuscano-griseo-villosis ; scu- tello fusco saepius ápice dilutiore, nigro- fusco piloso. A lis dilu- te fuscescentibus antrorsum mediumque versus magis obscuratis. Ccilyptris albis ; alulis nigricantibus. Ealteribus fiavidis. Pedi- bus nigro-piceis nitidis albido-villosis et pilosis, femonbus po- sticis incrassatis, tibiis, femorum ápice, tarsorumque basi plus minusve fuscis vel ¡ricéis. Abdomine aeneo-nigro plumbeo-mi- cante, albido-pubescente, segmento 2o (interdum 3o) atrinque macula fuscana saepe obsoleta cmereo-prumosa praedito. — Long . 8-11 millim. Hab. observ.: Brasilia (Schiner. — Macquart) in Bahia (Wiede- mann). — Resp. Uruguay, in Montevideo (Wiedemann). — Columbia (Macquart. — Schiner). — Yucatán (Macquart). — Resp. Argentina (Van der Wulp) in Buenos Áyres (Las Conchas), in Chaco ( Formosa ), in Territorio Missionum (Posadas) (E. L. Holmberg) et in Sali¬ nas Grandes (Doring A.) Escasea en las provincias australes de la República, y áun ten¬ go motivos para suponer que no pasa del Rio Negro (de Pata- gonia); abunda en el Chaco y en Misiones de donde el Dr. Eduardo L. Holmberg me ha traido numerosos ejemplares; en muchos de éstos, el escudete es totalmente parduzco-testáceoy.las manchas del abdomen apenas son visibles, sino como un reflejo, y áun este es completamente nulo en dos individuos hembras que poseo. Co¬ rresponde al grupo del E. sepulcralis Linneo, pero con el nérvulo espúreo muy marcado, en vez de hallarse reducido á una simple arruga tegumentaria como en la especie europea. ( 51 ) $». Eristalis taenia, Wiedemann. Eristalis taenia, Wiedemann, Aussereurop. zweifl. Ins., II, 174, 31 (1830). — Schiner, Novara Exp., II, 371, 72 (1868). Capite anticé albo-villoso, callo fciciali piceo, vértice fuscano, albido vel flcivido-villoso, occipite nigro-fusco cinereo-pruinoso . 36 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Oculis cupreis , dimidio supero villosis infrá nudis. Antennis testaceis, seta basi subtilissime pubescens. Thorace nigro, suprá dimidio c íntico dense flavido-puberulo et pruinoso ; pleuris griseo-pruinosis cilbido •villosis ; scutello sulphureo. Alis cli- lute flavidis, antice leviter obscuratis. Halteribus testaceis. Pedibus nigro -piceis, tibiis ferrugineis. Abdomine fusco, inci- ssuris albidis, segmento maculis magnis rotundatis postice obsoleto pedicellatis , 3o 4°-que maculis minutis duabus rotun¬ datis flavis ornato. — Long . 10 millim. Hab. observ.: Resp. Uruguay in Montevideo (Wiedemann). — Brasil et Columbia (Schiner). — Resp. Argentina cul Territorium Missionum ( Posadas ) (E. L. Holmberg). Chaco: Bermejo ( Colo¬ nia Azara ) (Boman). Un Eristalis bastante deteriorado, procedente de Misiones, me parece pertenecer á esta especie; las diferencias principales con la característica, consisten, en tener la incisiones del abdomen rojizas y el color dominante en él completamente negro. No atribuyo valor alguno á la primera diferencia, pues no es raro observar el tinte rojizo en vez del blanquecino, en todos los Eristalis conservados largo tiempo en colección, más no sucede así con la segunda porque tiene alguna importancia en la determinación específica de los miembros de este género. Otros dos individuos coleccionados en las márgenes del rio Bermejo (Chaco) por el señor Boman, ex¬ empleado de la Escuela Normal de Profesoras de Buenos Aires, con¬ vienen bien con la descripción de Wiedemann. ( 52 ) T. Eristalis distmfsuencliis, Wiedemann. Eristalis distinguendus , Wiedemann, Aussereurop. zweifl. Ins., II, 191, 55 (1830).— Macquart, Dipt. exot., II, 2, 50. 30 (1840). — Schiner, Novara Exp. [distinquendus ) II, 361, 73 (1868). Eristalis elegans, Blanchard in Gay, Hist,. fis. polit. d. Chile, VII, 406, 1(1852). — Philippi. Verhandl, zool-bot. Gesells., XV, 742, 1 (1865). Eristalis xanthaspis, Wiedemann, Op. cit. II, 191, 56(1830). — Schiner, Op. cit. 36, 74 (1868). Capite facie fíamela dense albido-sericeo-villosci, genis nigro-pi- ceis nitidis , vi tía vel callo faciali testaceo vel fusco , vértice nutrís mgro-fusco flcivulo-piloso femincie ut in nutre at vitta DIPTEROLOGÍA ARGENTINA 37 brevi frontcili fusca instructo; occipite nigro, griseo-pruinoso . Oculis pilosulis sed sublus et antice nudis, fuscis, cupreo-ver- gentibus. Antennis testaceis vel plus minusve infuscatis, seta ( oculo fortiter armato) basi vix perspicué pubescente. Thorace nigro-fusco, suprd dense at breviter flavido-hirto , flavido prui - noso, in fundo flavido vittis 4 nigro -fuscis ornato, vittis mediis {interdum obsoletis) an ticé abbreviatis su tur am versus interru- ptis, lateralibus maculiformibus ; pleuris flavido-villosis ; scu- tello flavo subpellucido, fusco-piloso . Alis hyalinis basi eos ta¬ que vix flavicantibus nervulis radicalibus costalibusque testa¬ ceis reliquis nigro-fuscis. Halteribus flavidis. Calyptris flavi¬ cantibus. Pedibus nigro-piceis at geniculis tibiarumque parte majore basale testaceis. Abdomine suprd nigro subvelutino, utrinque macula magna flava pellucida, ovata, segmentorum 1-3 lateribus occupante ornato, segmentis 2-4 ápice cinguste flci- vis, segmento 3o interdum 4o semper fctscia transversa medio interrupta nitida signatis ; ventre flavo. — Long. 8-11 millim. Yariat a. : Abdomine segmento tertio maculis minutis flavisprae- dito. b. : Abdomine segmento 3o fere toto flavo pellucido medio infuscato. c. : Abdomine segmento secundo macula flava posticé et utrinque nigro-circumdatci : tertio maculis minutis aucto. Hab. observ.: Resp. Uruguay in Montevideo (Wiedemann). — Brasilia (Macquart). — Chile (Blanchard. — Macquart. — Philippi. — Schiner). — Resp. Argentina: Frov. Buenos ^ Aires, Santa Fé, Chaco, Misiones. Es el más común de nuestros Eristalis ; su área de dispersión geográfica alcanza en nuestro país hasta el Tandil, partido aus¬ tral de la Provincia de Buenos Aires, de donde lo ha traído el Dr. Eduardo L. Rolmberg, quien también lo ha encontrado en los territorios del Norte de la República. Es muy variable en la inten¬ sidad del color de las antenas y de las manchas abdominales yes- tas últimas están sujetas á sufrir algunas modificaciones en la es- tension que ocupan en el abdomen. Fundado en esta variabilidad, observada en muchos ejemplares, es que considero de ninguna 38 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA importancia los caracteres que lian servido para separar el E . xctn- thaspis del distinguendus . Encuéntrase esta linda especie desde la Primavera hasta fines de Otoño, cerniéndose ó posándose sobre las flores délas Composita, que son las que parece preferir; es frecuen¬ temente víctima de las asechanzas del Allopogon vittatus Wiedm., y del rápido ataque de la Monedula surinamensis (Hvm. fossoria) que lo persigue para aprovisionar las galerías subterráneas donde deposita sus huevos. (53) 8. Eristalis Meigenii, Wiedemann. Eristalis Meigenii, Wiedejiann, Aussereurop. zweifl. Ins., II, 17, 35, lab. X b, f. 15 (1830). — Williston, Proc. Ara. phil. Soc., XX, 322 (1882). Eristalis Andró, clus, Osten-Sacken, Western Dipt., 337 (1877). non Walker- List. 612 (1849). Eristalis foveifrons, Thomson, Eugenies Resa, Díptera, 491, 78 (1868). ' Capite antice, albo-sericeo-puberulo , genis nigro-piceis nitidis, vértice fusco-nigro atrinque albo, occipite nigro cinereo-prui- noso. Oculis fuscis, ubique griseo-pilosulis posticé angusté al¬ bo -mar ginatis. Ántennis fusco-nigris . Thorace fusco, flavido pruinoso hirtuloque, suprá antrorsumque vittis tribus postice abbrevicitis suturara hciud superantibus, albidis, signcito, vitta media angustissimá fere obsoleta, pleuris flavido-villosis . Scu- tello flavo basi utrinque nigro vel nigro- fusco. Alis liyalinis. Pedibus nigro-piceis fuscano-viílosis et pilosis , femorum ápice tibiisque testaceis at tibiarum posticorum medio obsolete infu - scato, tcirsis nigro- fuscis basi plus minusve obscure testaceis; femoribus posticis incrasscitis. Abdomine nigro-velutino tenui- ter flavido-pubescente, segmentis 2-4 posticé flavo-mar ginatis, segmento secundo maculis duabus magnis, rotundatis sed intus cintrorsum et retrorsum sinuatis ad segmenti mcirginem posti- cam extensis flavis signato, segmento 3o interdum flavo-bi-ma- culato ; segmentis 3-4 ante apicem fciscia transversa nigra ni- tida medio dorso interrupta praeditis, 5° foto Icievigato , nigro. — Long. 40 millim (9). Hab. observ.: Resp. Uruguay in Montevideo (Wiedemann)- — Resp. Argentina: Prov. Buenos Aires in Bañadero, Chacabuco, Arre¬ cifes (equidem cepi) Buenos Aires (Thomson). — Am. septentr. in D1PTER0L0GÍA ARGENTINA 39 Utah, Alaska, Canadá , New-York (Osten-Sacken) el in Nova Brit- tannia (Williston). En mis ejemplares, unos tienen manchas amarillas en el tercer segmento y los más carecen de ellas. El Eristalis Meigenii es el más escaso de nuestros Sírfidos ; yo lo he hallado en el Baradero cerca del brazo del Paraná llamado de las Palmas y también en Chaca- buco y Arrecifes en el Oeste de la provincia de Buenos Aires. No sería difícil que esta especie resultara idéntica con el E. quadraticornis Macquart. ( 54 ) íí. Eristalis vinetorum, Fabricius. Syrphus vinetorum, Fabricius, F.ntom. syst. supp., 562, 27 (1794). Eristalis vinetorum, Fabricius, Syst. Antl., 235, 13 (1805). — Wiedemann. Aus- sereurop zweifl. Iris., II, 163, 15 (1830). — Macquart, Dipt. exot.,II, 41, 16 (1842). — Bigot in La Sagra, Hist. fis. pol. Cuba, 803 (1848;. — Ron- dani, Studi entona. in Baudi et Truqui, 68, 11(1848). — Walker, List, of Dipt., III, 623 (1849). — Van der Wulp, Tijds. voor Entom., XXV, 130, 16 (1883). — Williston, Synopsis North Am. Syrph., 171(1886). Eristalis trifasciatus , Say, Journ. Acad. Philad., 165 (1824). Eristalis uvarum, Walker, List., III, 623 (1849). Eristalis thoracica, Jaenicke, Neue exot. Dipt., 91 (1868). Capile anticé testaceo-flciviclo albo-villoso , vitta vel callo faciali fusco, genis nigris nitidis, faciesat convexa medio prominente, vértice flcwido-pruinoso et fusco-nigro-vittato , occipite cinereo- pruinoso. Oculis fuscis, breviter villosis, infrá et posticé nu- dis.Antennis testaceis, seta nuda. Thorctce suprá nigro-velutino, transversim dilute cinéreo 3-fasciato, fciscia anticci in margine anteriore , media ante suluram antrorsum cóncava , postica an- gustiore ante sulco scutellari sita ; pleuris fuscis flavo-rufe- scenti- villosis ; scutello ferrugmeo , margine dilutiore. A lis hyci- linis medio antrorsumve leviter infuscatis ápice dilutissime in- fumcitis, cellula basilciri prima ad cellulae secundae posti- ccte tertios dúos attingente. Pedibus ferrugineis , femoribus posticis saepe nigro-fuscis . Abdomine segmento primo nigro atrinque rufesco, secundo nigro postice obscure flavo margina- to , maculis magms duabus subquadrcingularibus flavis ornato , . tertio atrinque ferrugineo-mciculato nigro-fusco-fasciato et fla- vo-marginato, quarto mine nigro nunc fusco , fascia nitida trans - ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA versa medio antrorsum in lineóla producía praedito, postice flavo-marginato. Long. 10-12 millim. Hab. observ. : Brasilia (Wiedemánn. — Fabricius. — Walker. — Van der Wulp). — Nova Scotia (Walker). — Jamaica (Walker). — Guyana (Macquart). — Cuba (Macquart. — Bigot). — Am. Septentr. (Macquart) in Philadelp hia (Say) in NovaOrleans (Van der Wulp.) Indiana, Florida, Georgia (Williston). — Bengala (Macquart). — Resp. Argentina in Prov. Buenos Aires el in Chaco (E. L. Holmberg). — Insula Guadalupe (Van der Wulp). — México (Williston). — Cuba (Williston). Es raro en la provincia de Buenos Aires, donde lo compensa por el número su congénere y aliñe el E. agrorum Wiedemann, ni aún abunda en los territorios del Norte, á juzgar por los poquísimos ejemplares que el Dr. Holmberg ha obtenido en sus viajes al Chaco Argentino. Es bastante variable en la coloración, siendo difícil, en algunos casos, distinguirlo del E. agrorum del que difiere, no tanto por las manchas abdominales, sino por su escudete constantemente ferruginoso y no amarillo claro y por la longitud de la primera cé¬ lula basilar, siempre mayor en esta especie que en el agrorum. No obstante la reconocida competencia del afamado dipterólogo M. Macquart, paréceme que debe aceptarse con mucha resérvala existencia de esta especie en Bengala, habitat que Macquart men¬ ciona, según ejemplares coleccionados por M. Duvaucel; pue¬ de objetarse y desde luego se ocurre, que aunque son numerosas las regiones en que este Eristalis se encuentra, todas ellas perte¬ necen al continente americano y que aún en el caso de aclimatar¬ se en algún otro, mejor proporción le ofrecería la Europa, cuyo activo comercio con ambas Américas facilitaría su traslación á ellas y no á las lejanas comarcas meridionales del Asia, con las que el tráfico es, sin comparación, mucho menor. Verdad es también que la Volucella obesa , que es común al Asia y á una y otra Amé¬ rica, ofrece un ejemplo que aboga en favor del docto Macquart; más, con todo, pienso que, casos de tan grande dispersión geo¬ gráfica son estremadamente raros y por lo tanto siempre deben ser sometidos á un severo exámen. dipterología argentina 41 (55) lO. Eristalis agrorum, Fabricius. Syrphus agrorum. Fabricius, Entom., Syst., IV, 285, 27 (1794). Eristalis agrorum. Fabricius, Syst., Antliat., 235, 12 (1805). — Wiedejiann, Anssereurop. zweifl. Ins. II, 172, 28 (1830).— Van der Wulp, Tijds. voor. Entom., XXV, 130, 17 (1882). — Williston, Synopsis North Am. Syrph. 177 (1886). Capite anticé albo-(Q) vel flavido ( o* )-villoso vel pubescente , callo faciali fusco, vértice fusco vel fusco-mgro vittato, genis nigns nitidis, occipite nigro cinéreo pruinoso; oculis fuscis sat longe flavido-pilosis , at posterius infrdque late nudis, posti- ce anguste albo-marginalis . Antennis fuscis ápice rufescentibvs seta rufa (oculo fortiter armato) vix perspicué pubescente , nu¬ da videtur . Thorace suprd nigro-velutino, transversim cine- reo-trifasciato , fascia prima in thoracis margine anteriore sita secunda ad suturam posita antrorsum cóncava et utrinque cum cintica connexa, postica prope sulco scutellari disposita, anticé cóncava ; scutello flavo ; pleuris e fasciis griseis duabus perpen- dicularibus notatis. Alis hyalinis dilutissime flavicantibus, ner- vulo transverso anteriore fusco ; cellula basilaris prima ad cellulam discoidalem dimidio cittingente. Pedibus nigro-piceis femorum ápice, tibiarum tarsorumque basi testaceo-ferrugi- neis. Ab domine nigro opaco, suprd segmento primo flavo bi- guttato, secundo maculis duabus postice rotundcitis magnis fia- vis ornato, 3-5 transversim nitido-fcisciatis et utrinque flavo maculatis 2-5 postice ¡lavo-mar gincitis ; infrá flavido, segmen- tis apicalibus ni gris late flavo-marginalis . Long. 9-10 millim. Variat : a. Abdomine ferrugineo antrorsum flavido, segmento pri¬ mo vittcique media segmento secundo haud superan¬ te ni gris. b. Abdomine ferrugineo vitta media longitudinali-in fus - cata antice obscuriore signato. c. Abdomine segmentis 2-3 late flavo-maculatis . Hab. observ. : Sud América (Wiedemann). — Ins. Guadalupe (Van der Wulp. — Williston). — Resp. Argentina (Van der Wulp). Buenos Aires, Chaco, Misiones. 42 ANALES DE' LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Abunda sobre las Composita, en las mismas estaciones que el E. distinguendus, pero es mucho menos común que este último. La célula basilar anterior no pasa del medio de la discoidal; este carácter puede servir en los casos de duda entre este y el E. vineto- . rum cuyas variedades se suelen asemejar mucho á los de esta es¬ pecie. El Dr. Holmberg me ha traído seis ejemplares de Formosa (Chaco) y después he recibido otros dos de la misma región, caza¬ dos cerca del rio Bermejo, por Octubre y Diciembre de 1888. ( 56 j 11. Eristalis quadraticornis, Macquart. Eristalis quadraticornis, Macquart, Dipt. exot., II, 2, 51, 31, tab. 10, fig. 2 Í1840;. — Blanchard in Gay, Hist. fls. y pol. Chile, VII, 406, 2 (1852). — Philippi, Verhandl, zool.-bot. Gessels, Wien., 742, 2 (1865). — Van der Wulp, Not. from. Leyd. muss., IV, 79, 10 (1881) et Tijds. voor Entom., XXV, 130, 18 (1882). Eristalis testaceiscutellatus, Macquart, Op. cit. suppl. IV, 138, 61, tab. 13, f. 2 (1850). — Blanchard in Gay, Op. cit., 407, 3 (1852). — Philippi, Op. cit. 743, 3 (1865). Eristalomyia quadraticornis, Rondani, Dipt. exot., 6 (1863). Eristalomyia testaceiscutellata, Rondani, Dipt. exot,., 6 (1863). — Bigot, Mis. Cap. Hora., VI, 42, 58 (1883;. Capite anticé albo-tomentoso cinéreo -micantc ; callo facialis ge- nisque nigris nitidis ; fronte nigra utrinque albo villosa (o*) vel antice albo-postice nigro-pilosula (9). Antennis nigris ápi¬ ce feré recle truncatis. Oculis pilosulis. Thorace flavido vi- lloso (cC) albido linéalo (9); scutello flavo utrinque nigro. Alis grisescentibus (9) vel hyalinis (cC); cellula basilaris prima ctd cellulam discoidalem medio extensa. Halteribus flavis. Pedi- bus nigro-viridibus (9) vel nigris (cC) femoribus posticis incr as- satis, geniculis flavis. Abdomine nigro opaco, incisuris flavis (9) vel nigro opaco , segmento secundo utrinque flavo-maculato , tertio antice minute flavo bi-maculcito ; reliquis fciscia trans¬ versa nitida signatis. Long. 7-9 millim. Hab. observ. : Chile (aut.) in Concepción (C. Berg). — Resp. Ar¬ gentina in San Luis (E. Aguirre). No poseo sinó un ejemplar deteriorado que me parece correspon¬ de á esta especie, pero que también conviene bastante bien con DIPTEROLOGÍA ARGENTINA 43 los caracteres del E. Meigenii Wiedm. El E. quadra ticornis Macqt. es fuertemente sospechable de ser idéntico con el Meigenii , pues si se comparan, ya sean los insectos mismos ó ya las descripciones entre sí, las diferencias se reducen á bien poca cosa ; he preferido, sin embargo, dejar para más adelante la averiguación de esta nueva sinonimia, para no complicarla, inútilmente, si resultara errónea mi suposición, por falta de buenos y frescos ejemplares típicos. Mi ejemplar fué coleccionado en la provincia de San Luis por el Inge¬ niero Eduardo Aguirre y después no he visto otro. (57) 13. Eristaiis pygoSampus, Wiedemann. Erislalis pygolampus, Wiedemann, Anssereurop. zweifl, las., II, 161, 12 (1830). — Macquart, Dipt. exot., II, 2, 37, pl. 9, f. 5 (1842). — Schiner, Novara Exp., II, 364, 85 (1868). — Van der Wulp, Tijds. voor Entona., XXV, 129, 12 (1882). Ccipite thorace vix latiore, facie basin versus sat cóncava, nigra, albo-griseo-puberulci, callo medio nigro nítido instrucla, fronte fusco-villosa antrorsum super antennarum basin rufesca, genis nigris albo-cinereo villosis; oculorum margine postica anguste albo-tomentosa; occipite cinereo-pruinoso . Antennis fusco-piceis vel piceis seta nuda rufesca ciuctis. Oculis anticé médium ver sus tenuiter villosis sed postice suprci infraque nudis. Tho¬ race nigro suprd fusco- tomentoso et villoso, pleuris piceis parce cilbo-pilosis, sutura media extrorsum, vix cilbido-pruinosa. Scutello ferrugineo interdum nigro -fusco . Alis tenuiter villo¬ sis, hyalinis macula media magna plus minusve difussa fu¬ sca ornatis et apicern versus antrorsumve infuscatis. Calyptris halteribusque fuscis vel mgricantibus. Pedibus nigris, cilbido villosis , tarsis rufo-piceis. Abdomine nigro-velutino, segmento secundo lertioque utrinque macula nitida nigra vel nigro-aenea instructis, tertio vitta media longitudinali nitida aucto, quarto fere ut praecedente, segmento 2o posticé angustissime, 3o mo- dice at quarto laté-flavo-margincitis ,. utrinque cum primo cilbo- villosis, ultimo toto nigro. Long. 12-15 mili. Variat a: Abdomine incisuris flavis destituto, tibiis rufo-piceis. b. Scutello nigro-fusco. Pedibus anticis et mediis rufo- u ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA piceis, geni culis concoloribus, sutura haucl albido- micante. c. Thorace absque sutura albicante. Abdomine nigro-ae- neo, maculis obscure fuscis in fundo nigro velutino ; scutello nigro. Hab. observ. : Brasilia (Wiedemann. — Macquart. — Schiner. — Van der Wulp). — Resp. Argentina in Chaco prope Formosam et in Santa Ana in Territorio Missionum (E. L. Holmberg). Wiedemann ha descrito el macho y Macquart la hembra, obser¬ vando el último ¡a variedad C. Entre los ejemplares que poseo, dos de ellos pertenecen á las dos primeras variedades de esta espe¬ cie la que como sevé, no es bastante fija en sus caracteres espe¬ cíficos. Los ejemplares de Schiner debieron corresponder muy bien ála descripción de Wiedemann, cuando aquel escrupuloso na¬ turalista no observa nada acerca de ellos. Esta especie se parece al E. fuscipenms Macqt., pero tiene la cara negra, en vez de «fauve» con tomento amarillo; no es muy lejano de E . testaceicornis Macqt., pero difiere por el color y dibujo de las alas. La primera celda ba¬ silar sobrepasa un poco en longitud al medio de la célula dis¬ coidal. (58 13. Eristalis obsoletas, Wiedemann. Eristalis obsoletus, Wiedemann, Aossereurlip. zweifl. Ins., II, 175, 32 (1830). « Niger ; rufo hirtus, scutello ferrugineo ; abdomine aeneo-nigro , incissuris flavis, maculis ducibus obsoletis ferrugineis ,» Long. 8-9 millim (4-4 1 j2 Un.) (Wiedemann). Capite anticé dilute flavido, feminae dilutior, fuscano tubercu- lato ; vértice flavido á superité fusco. Antennis obscure testaceis seta nuda instructis. Thorace suprá in fundo nigro vittis abbre- viatis albidis obsoletis notato, flavido-tomentoso, lateribus pleu- risque rufo-hirtis. Scutello ferrugineo. A lis basi flavis, medio fuscis ápice et relrorsum dptimé dilutioribus. Pedibus nigro-piceis, geniculis luteis; femoribu posticis incrassatis, tibiis anticiis basin versus -mediis fere ubique-postam basi extus luteis, tarsis omnino luteis. Abdomine nigro, nítido, subaeneo, albido-piloso, seg¬ mento secundo utrinque macula magna subtriangularis obscu- DIPTEROLOÍA ARGENTINA 45 re testacea signato, segmentis 2-4 posticé angusté flavo- testaceo- marginatis, 3-4 basi apiceque nigro-velutino-fasciatis, ultimo toto nigro-piceo. Hab. observ. : Brasilia (Wiedemann). — Resp. Argentina, Chaco in Formosa (Holmberg). — et in ripiis Bermejo (Boman). En mi colección se baila un ejemplar sin cabeza, al que convie¬ ne casi en todo la descripción que precede, traducida en gran parte de la de Wiedemann, pero tiene las márgenes exteriores del tórax y las pleuras de color testáceo vivo con pelillos y vello del mismo color, el dorso del tórax y el escudete con vello fino y aterciopelado de tinte amarillento parduzco y el abdomen lleva en los segmentos tercero y cuarto una banda media transversal negra y brillante con reflejos verdosos la cual resalta sobre el fondo negro aterciopelado de estos segmentos ; Wiedemann no menciona estas fajas, probable¬ mente porque el tinte de ellas lo dió como el general del abdomen. Las manchas del segundo segmento son más oscuras hácia la re¬ gión dorsal. Las alas, cuya primera basilar supera un poco al me¬ dio de la discal, son amarillentas en la base, con el ápice y lo pos¬ terior de un color gris-negruzco muy lavado, déla parte anterior corre hácia atrás una banda parduzca mal limitaday desvanecida en sus bordes la que cruza el medio de ia célula marginal, la base de la submarginal, cerca del medio de la primera basilar y va á concluir en el extremo de la segunda basilar. El aspecto general de este Eristalis es muy parecido al de Apis mollifica aunque natural¬ mente, es mucho menos velludo. El único ejemplar que poseo fué cazado en el Chaco argentino, cerca de la villa de Formosa, por el Dr. Eduardo L. Holmberg, de cuya colección pasó á la mía. Nota. — Escrito lo que antecede, el Dr. Holmberg me ha entregado cuatro hermosos ejemplares (3 cf 1 9) coleccionados por el señor Boman en las már¬ genes del rio Bermejo, en las cercanías de la colonia Azara, por Diciembre de 1888 y Marzo del 89. Son algo mayores que el que poseía de Formosa y ofrecen tanto con este, como con la descripción de Wiedemann muy ligeras diferencias. 46 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA (59) 14. Eristalis pusio, Wiedemann. Eristalis pusio, Wiedemann, ADSsereurop. zweifl. Ins., II, 192, 59 (1830). — Roder, Stett entona. Zeitg., 341 (1885). — Williston, Synopsis, 178 (1886). « Ater ; thorace fascia albida ; scutello maculisque abdominis duabus cereis. » Antennis rufo-flavidis. Fcicie nivea leviter rufesco-micante, vitta media longitudinalis fusca instructa ; vértice niveo , suprá fus- co-flavido. Thorace obscure nigro, anticé cinéreo- pruinoso, me¬ dio ad suturam transversam cinereo-micante. Scutello cereo. Alis hyalinis nigro- fusco venosis . Pedibus nigro-piceis, posti- cis tibiarum ápice tarsisque plus minusve flavis albiclo-pruino- sis. Ab domine suprá nigro. segmentis 3-5 fascia interrupta sub- basalis aeneo-nigra signatis , segmento Io u trinque flavo, 2o ma¬ cula magna laterali cérea atrinque instructo, 3o basin versus macula obsoleta flavida notato, incissuris (F excepta ) flavis, infrá flavo, ápice nigro. Long. ( 32/s lin.) 7 millim. Hab. observ. : Brasilia (Wiedemann). — Anlillaei?! Insula Porto- Rico (Roder). — Resp. Argentina Prov. Buenos Aires in Las Con¬ chas (E. Lynch A.). Nunca lo he visto ó, por lo menos, no lo he reconocido entre los muchos Eristalis que poseo, pero cónstame su presencia aqui por una etiqueta encontrada en la colección de mi hermano Enrique Lynch Arribálzaga, quien daba como hallada la especie en Las Con¬ chas, paraje vecino de Buenos Aires, y aún cuando el insecto hu¬ biera desaparecido del alfiler que lo soportaba, creo que clasifica¬ dor tan escrupuloso como el citado, no pudo incurrir en error y así incluyo este Eristalis entre los de nuestra fauna dipterológica. Empero, pienso, que no sería difícil que el E. pusio, correspondien¬ te al subgénero Eristalomyia , fuera sinónimo del agrorum ó del vinelorum. Debo advertir, antes de terminar, que he tomado la diagnosis de Wiedemann y vertido al latín la descripción alemana de tan insigne autor. SOBRE UNA PEQUEÑA MODIFICACION EN LA REDUCCION DE OBSERVACIONES DE PASOS DE ESTRELLAS POR EL PRIMER VERTICAL PARA HALLAR- LA LATITUD Este método tan cómodo como exacto para la determinación de la latitud, basado en la fórmula tg © = tg o sec t. ó con introducción de una pequeña desviación del eje de rotación del instrumento del meridiano del lugar tg 9 = tg 5 sec t eos X en donde X es la diferencia entre la semi-sumade los pasos Este j Oeste, corregido por el estado del reloj, y la ascensión recta déla estrella ó el ángulo horario deljeje de rotación (Chauvenel, Pract. and Sphaer. Astr., vol. II, p. 245, etc.), exige el conocimiento del estado del reloj en la época de la culminación de la estrella. En los observatorios fijos, siempre se tendrá la corrección de! reloj con mucha exactitud, mientras que en observaciones en el campo, en donde no se podrá instalar un otro instrumento en el meridiano, no se conocerá con rigor el valor de la corrección del cronómetro, elemento tan necesario para el buen empleo del mé¬ todo. Basándose en el cambio uniforme de altura de las estrellas cerca del primer vertical, se puede hallar el valor de la corrección del cronómetro por el sencillo procedimiento siguiente: Diferenciando la fórmula del triángulo de posición, hallare¬ mos * u/js — = eos p sen a ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA y tomando el segundo de tiempo como unidad para t, siendo el azimut muy cerca de 90°, pondremos dz -7- = 1 o eos © dt y por consiguiente el movimiento ascensional m de una estrella en 1 segundo de tiempo será m — 1 5 eos s observando las distancias zenitaless' y z" de la estrella en su paso al Este y Oeste del meridiano, podemos hallar a por la fórmula x = S(g,-0 \ 5 eos en donde, dando á z' el signo negativo, á z" el signo positivo, X aparecerá con el signo que le corresponde, es decir, negativo al Este, positivo al Oeste del meridiano. • Como en el campo las observaciones se harán generalmente con instrumentos universales, será fácil de observar z' y s' , ó en el hilo del medio, ó, como las estrellas que culminan cerca del zenit tienen un movimiento muy lento en azimut, se podrán efectuar también en los hilos laterales. También se podrá determinar z' — z" con el micrómetro, y así, con el anteojo zenital de Talcoíf, se podrá hacer con mucha como¬ didad la determinación des' — z" . También se podrá calcular t directamente por las distancias ze¬ nital es siendo sen t = sen j (z ' — z") sed 3 método que empleó el Director del Observatorio de Kalocsa, Dr. Braun, para la determinación de la latitud (Berichte des Haynald. Observatorium Kalocsa por Dr. C. Braun, S. I. Múnster '1886). Conociendo X podremos calcular el azimut del eje de rota¬ ción a = X sen © En las reducciones de Hansen, Sawitsch y otros para este método, a siempre está determinada conociendo la corrección del reloj para la época dada. Julio Lederer. LISTA DE LOS SOCIOS HONORARIOS Dr. Germán Burmeister.—Dr. Benjamín A. Gould.— Dr. R, A. Philippi. — Dr. Guillermo Rawsonf Dr. Carlos Berg. CORRESPONSALES Arteaga Rodolfo de . Montevideo. Ave-Lallemant, Germán . Mendoza. Brackebusch, Luis . Córdoba. Carvalho, José Carlos de . Rio Janeiro. Denza, F . Cordeiro, Luciano Netto, Ladislao . Rio Janeiro. Paterno, Manuel . Palermo(IL). Reid, WalterF . . . Londres. Strobel, Pellegrino . Parma (Ital.). . . Moncalieri (Italia) Lisboa. CAPITAL Aberg, Enrique. Acuña, Demetrio G. Agote, Carlos. Aguirre, Eduardo. Aguirre, Pedro. Agrelo, Emilio C. Albert, Francisca. Alberto li, Giocondo. Aldao, Cárlos A. Almada Luis E. Alrich, Francisco. Alsina, Augusto. Amespil, Lorenzo. Amoretti, Félix. Anasagasti, Federico. Aaasagasti, Ireneo. Andrieux, Julio. Arata, Pedro N. Arigós, Máximo. Arnaldi, Juan B. Arteaga, Alberto de Aubone, Cárlos. Avenatti, Bruno. Avila, Delfín. Ayerza, Rómulo. Badell, Federico Y. Bacciarini, Euranio. Bahía, Manuel B. Bancalari, Enrique. Bancalari, Juan. Balbin, Valentin. Barabino, Santiago E. Barberañ, Abelardo. Barra, Cárlos de la. Barzi, Federico. Basarte, Rómulo E. Bastianini, Egidio. Battilana Pedro. Baudrix, Manuel C. Bazan, Pedro. Becker, Eduardo. Belgrano, Joaquín M. Benavidez, Roque F. Benoit, Pedro. Bergallo, Arsenio. Bernardo, Daniel R. Betbeze, Juan. Biraben, Federico. Blanco, Ramón G Blot, Pablo. Brian, Santiago Bosque y Reyes, F. Booth, Luis A. Bugni Félix. Bunge, Cárlos. Burgos, Juan M. Burmeister, Carlos. Buschiazzo, Cárlos. Buschiazzo, Francisco. Buschiazzo, Juan A. Bustamante, José L. Cagnoni, Alejandro N. Cagnoni, José M. Cagnoni, Juan M. Campo, Cristóbal del Campo, Leopoldo del Canale, Julio. Candiani, Emilio. Candioti, MarcialR.de Cano, Roberto. Carbone, Augustin P Caride, Estéban S. Carmona, Enrique. Carreras José M. de las Cartavio, Angel R. Carvalho, Antonio J. Casal Carranza, Alberto Casal Carranza, Roque. Castellanos, Cárlos T. Castex, Eduardo Castro, Ramón B. Castro, Vicente. Castelhun, Ernesto. Cejas, Agustín. Cerri, César. Chanourdie, Enrique. Chapeaurouge, C. de. Chueca, Tomás A. Claypole, Alejandro G. Clérici, Eduardo E. Cobos, Francisco. Cobos, Norberto. Cominges, Juan de. Coronell, J. M. Coronel, Manuel. Coronel, Policarpo. Correas, Waldino. Correas, Alberto. Corti, José S. Costas, Rodolfo. Courtois, U. Cremona, Andrés V. Cremona, Víctor. Crohare, Pablo J„ Cuadros, Carlos S. Darquier, Juan A. Dawney, Cárlos. Dellepiane,j[Juan. Dellepiane, Luis J. Diana, Pablo. Diaz, Abel. Díaz, Adolfo M. Diaz, Victorino. Dillon, Alejandro. Dillon Justo R. Domínguez, Enrique Dominico, Augusto G. Doncel, Juan A. Dubourcq, Hermán. Duclout, Jorge. Durrieu, Mauricio. Duhart, Martin. Duffy, Ricardo. Duncan, Cárlos D. Dufaur, Estevan F. Echagüe, Cárlos. Eizaguirre, Ignacio. Elguera, Eduardo. Elordi, Alberto. Elordi, Martin. Escobar, Justo V. Espinosa, Adrián. Esquivel, José. Etchecopar, Evaristo. Etcheverry, Angel. Ezcurra, Pedro Ezquer, Octavio A. Fernandez, Daniel. Fernandez, Honorato. Fernandez, Ladislao M. Fernandez. Pastor. Fernandez Blanco, C. Ferrari Rómulo. LISTA DE SOCIOS (Continuación) Ferrari, Santiago. Ferrer, Jorge F. Fierro, Eduardo. Figueroa, Julio B. Fleming, Santiago. Forgues, Eduardo. Frogone, José 1. Frugoue, José V. Fuente, Juan de la. Funes, Lindoro. Gainza, Alberto de. Gallardo. Angel. Gallardo, José L. García, Aparicio B. García, Eusebio. Gastaldi, Juan F. Gayangos, Julio E. de Gentilini, Pascual. Ghigliazza, Sebastian. Giardelli, José. Gilardon, Luis. Giménez, Joaquín. Gioachini, Arriodante. Girado, José I. Girondo, Juan. Gómez, Fortunato. González, Arturo. González, Agustín. Gramondo, Ernesto. Guerrico, José P. de Guevara, Ramón. Guevara, Roberto. Guglielmi, Cayetano. Günther, Guillermo. Gutiérrez, José María. Hainard, Jorge. Herrera Vegas, Rafael. Herrera, Víctor M. Holmberg, Eduardo L. Huergo, Luis A. Huergo, Luis A. (hijo). Hughes, Miguel. Igoa, Juan M. lmperiale, Luis. Inurrigarro, T. M. José Irigoyen, Guillermo. Isnardi, Daniel, lsnardi, Vicente. Iturbe, Miguel. Iturbe, Atanasio. Jacques, Nicolás. Jaeschke, Víctor J. Jasidakis, Juan. Jauregui, Emiliano. Jauregui, Nicolás. Jaureguiberry Enrique Keravenant, Adolfo. Koslowsky, Julio. Krause, Olto. Kyle, Juan J. J. Labarlhe, Julio. Lafferriere, Arturo. Lagos, Bismark. Lagos, José M. Langdon, Juan A. Languasco, Domingo. Lanús, Juan. C. Larguía, Carlos. Lavalle, Francisco. I Lavalle, José F. Lazo, Anselmo. Leconte, Ricardo. Lecureux, Gastón. Lederer, Julio. León, Rafael. Limendoux, Emilio. Lizarralde, Ramón. López Saubidet, P. Loudet, Osvaldo. Llosa. Alejandro. Lucero, Apolinario. Lugones, Arturo. Lugones Velasco, Sdor. Luro, Rufino. Ludwig, Carlos. Lynch, Enrique. Lynch Arribálzaga. F. Machado, Angel. Madrid, Enrique de Madrid, Samuel de. Mallol, Benito J. Mamberto, Benito. Mandino, Oscar. Mauterola, Luis C. Mañé, Carlos. Marini, A. Martínez, Carlos. E. Maschwitz, Cárlos. Massini, Cárlos. Massini, Estevan. Matienzo, Emilio. Mattos, Manuel E. de. Maupas, Ernesto. Maza, Fidol. Maza, Benedicto. Medina y Santurio, B. Mendez, Teófilo F. Meyer, Bernardo. Meza, Dionisio C. Mezquita, Salvador. Molar, Alejandro. Mohorade, Pedro. Molina Civit, Juan. Molina Salas, Cárlos. Molina y Vedia Julio. Molinari, José. Molino Torres, A. Molner, Antonio. Mon, Josué R. Moneta, José. Montes, Juan A. Moores, Guillermo. Morales, Cárlos Maria. Mors, Adolfo. Moyano, Cárlos M. Murzi, Eduardo. Navarro, Guillermo. Nocetti, Domingo. Nocetti, Gregorio. Nougues, Luis F. Ocampo, Manuel S. Ochoa, Arturo. Ochoa, Juan M. O'Donell, Alberto C. Ojeda, José T. Olivé, Emilio R. Olivera, Cárlos C. Olmos, Miguel. Orzabal, Arturo. Otamendi, Eduardo. Otamendi, Rómulo. Otamendi, Alberto. Otamendi, Juan B. Padilla, Emilio H. de Padilla, Ernesto E. Palacios, Alberto. Palacio, Emilio. Páquet, Cárlos. Pawlowsky, Aaron. Pelizza, José. Pereyra, Horacio. Pereyra, Manuel. Pelit de Murat Czar. Philip, Adrián. Piaña, Juan. Piaggio, Pedro. Pico, Octavio S. Pico, Pedro P. Pidelaserra, Jaime. Piróvano, Ignacio. Pirovano, Juan. Posadas, Vicente Pozzo, Segundo. Puig, Juan de la Cruz. Puiggari, Pió. Puiggari, Miguel. M. Quadri, Juan B. Quesnel, Pascual. Qu ijarro, José A. Quiroga, Atanasio. Ramallo, Carlos. Ramírez, Fernando F. Ramos Mejia, ILdefs0 P. Rams, Estevan. Ratto, Leopoldo. Rebora, Juan. Reca de, Felipe. Renaud, Eugenio. Repetto, José. Riglos, Martiniano. Rigoli, Leopoldo. Robín Rafael, P. Rocamora, Jaime. Rodríguez, Eduardo S. Rodríguez, Andrés E. Rodríguez, Luis C. Rodríguez, Miguel. Rodríguez, Oscar J. Rojas, Estanislao R. Rojas, Estéban C. Rojas, Félix. Romero, Armando. Romero, Cárlos L. Romero, Emilio. Rosetti, Emilio. Rospide, Juan. Rostagno, Enrique. Ruiz de los Llanos C. Ruiz, Manuel. Saccone, Enrique. Sagastume, Demetrio. Sagastume, José. M. Saguier, Pedro. Salas, Estanislao. Salas, Julio S. Salvá, J. M. Sánchez, Emilio J. Sánchez, Matías. Sanglas, Rodolfo. San Román, Iberio. Seiiillosa, Juan A. Señorans, Arturo 0. Saralegui, Luis. Sarhy, José. V. Sarhy, Juan F. Scarpa, José. Schickendantz, Emilio. Sehrdder, Enrique. Schwartz, Felipe. Segovia, Fernando. Selstrang, Arturo. Serna, Gerónimo deia Schaw, Arturo E. Schaw, Cárlos E. Silva, Angel. Silveira, Luis. Simonazzi, Guillermo. Siri, JuanM. Sirven, Joaquín. Sola, Ricardo. Soldani, Juan A. Soria, David E. Sota, Alberto de la. Spika, Augusto. Stavelius, Federico. Stegmau, Cárlos. Sónico, Víctor. Taboada, Miguel A. Taurel, Luis. Tessi, Sebastian T. Thedy, Héctor. Thompson, Valentín. Torino, Desiderio. Tornó, Elias. TregTia, Horacio. Trifoglio, Ricardo. Tressens, José A. Tzaut, Constante. Unanue, Ignacio. Urraco, Leodoro G. Vacarezza, Juan E. Valerga, Oronte A. Valle, Pastor del. Varangot, Avelino. Varela Rufino (hijo) Vedoya, Joaquín J. Vernaudon, Eugenio. Victorica y Soneira, J. Victorica y Crquiza E. Videla, Baldomero. Viglioue, Marcelino. Vinas, Urquiza Justo. Villanueva, Guillermo. Villegas, Belisario. Vinent, Pedro Waulers, Cárlos. Wauters, Enrique. Wheeler, Guillermo. White, Guillermo. Williams, Orlando E. Zamudio, Eugenio. Zavalia, Salustiano. Zeballos, Estanislao S. Zunino, Enrique. ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTIFICA ARGENTINA COMISION REDACTORA Presidente . Ingeniero Jorge Duclout. Secretario ...... Señor José Pelizza . í Ingeniero Manuel B. Bahía. Vocales . J Dor Atanasio Quiroga. ( Señor Félix Lynch Arribálzaga. AGOSTO DE 1892. — ENTREGA II. — TOMO "XXXIV PUNTOS Y PRECIOS DE SUSCRICION LOCAL DE LA SOCIEDAD, VICTORIA, 1492 (2o piso), Y PRINCIPALES LIRRERÍAS Por mes, en la Capital, Interior y Exterior, incluso porte . . . # m/n 1.50 Por año, en la Capital, Interior y Exterior incluso porte . . . » 13. o O La suscricion se paga, anticipada BUENOS AIRES IMPRENTA DE PABLO E. CONI É HIJOS, ESPECIAL PARA OBRAS . 680 — CALLE PERU — 680 1892 JUNTA DIRECTIVA Presidente . Ingeniero Jorge Duclout. V Íce-Presidente 1 ° Doctor Juan J. J. Kyle. Id. 2o Ingeniero Angel Gallardo. Secretario . Señor José Pelizza. Tesorero . Ingeniero Enrique de Madrid. / Ingeniero Demetrio Sagastume. 1 Ingeniero Horacio Pereyra. Vocales . Señor Octavio S. Pico. / Señor Ernesto Mauras. \ Señor Alberto Otamendi. INDICE DE LA PRESENTE ENTREGA I. — VIGÉSIMO ANIVERSARIO DE LA FUNDACION DE LA SOCIEDAD. II. — CUESTIONES DE LÍMITES. Conferencia dada en la celebración del XX aniversario de la Sociedad Científica Argentina, en el teatro Odeon, el 28 de Julio de 1892, por el Mr. Cáa*l®@ UBergs. III. — CONFERENCIAS SOBRE MECÁNICA, dadas en la Sociedad Científica Argentina, por Jorge Duclout. IV. — NOVA HEMIPTERA FAUNARUM ARGENTINA ET URUGUAYE Cáa*los BSerg ( Continuación ). A LOS SOCIOS Se ruega á los señores socios comuniquen á la Secreta¬ ría de la Sociedad su ausencia, cambio de domicilio, etc., y cualquier irregularidad en el reparto de los Anales ó cobro de la cuota. Se ruega también á los que tengan en su poder obra? prestadas pertenecientes á la Biblioteca de la Sociedad, se sirvan devolverlas á la brevedad posible, á ñn de anotar¬ las en el catálogo. XX ANIVERSARIO DE LA FUNDACION DE LA SOCIEDAD Tuvo lugar el 28 de Julio próximo pasado, en el teatro Odeon, la velada científico-musical con que la Sociedad Científica cele¬ bró el XX aniversario de su instalación. Numerosa y selecta concurrencia llenaba el nuevo coliseo, dando realce con su presencia á esa fiesta por más de un con¬ cepto interesante. Ejecutado el Himno Nacional por la orquesta de Ismael, el Ingeniero Eduardo Aguirre, presidente de la Sociedad, inauguró el acto con el discurso que publicamos á continuación y que fué merecidamente aplaudido. Señoras, Señores : La Sociedad Científica Argentina festeja hoy el vigésimo aniver¬ sario de su instalación. Ha pasado dos ondulaciones de progreso, y en los descensos de nuestro país ha sabido sostener el terreno ganado y seguir su noble tarea, — la instrucción mutua de sus miembros, la conservación y propagación de los estudios científicos. Nuestra asociación realiza un ideal, reuniendo en su seno á todos los que se dedican al estudio de las ciencias teóricas ó aplicadas; siendo el vínculo de unión de los asociados, no el interés común de los que se dedican á una profesión, sino uno más grande: el adelanto científico del país en general. Pero esta unión de profesiones variadas ha de servir aún más á su progreso, porque permitirá estender á un ramo de conocimien- ANAL. SOC. C1ENT. ARG. T. XXXIV 4 50 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA tos los métodos ó los resultados adquiridos en otros, y esta es la causa primera de los grandes adelantos de la civilización actual. Se cree vulgarmente que la especializacion es una de las condi¬ ciones del progreso. El desarrollo contemporáneo de la ciencia nos muestra lo contrario y relega al especialista al segundo término para perfeccionar sólo los detalles de los descubrimientos ó de sus aplicaciones. El gran principio de la conservación del trabajo ó energía, que domina y trasforma ahora á todas las ciencias físicas, ha sido for¬ mulado hace cincuenta años por un médico de una aldea alemana, R.Mayer, á quien con razón se lellamael Newtondel siglo XIX. Sus aplicaciones han hecho cambiar todos los motores y máquinas, y permiten esperar en poco tiempo aún mayores perfeccionamientos con el empleo de la electricidad para el trasporte del trabajo mecᬠnico en el espacio ó su conservación en el tiempo. Los estudios geológicos de Lyell, precedidos á la distancia por las observaciones geniales del artista Leonardo da Yinci, dieron origen á la doctrina fundada por Darwin en hechos más numero¬ sos, — y esta á su vez dió origen á la síntesis filosófica más grande de la época moderna: á la evolución de Spencer, cuyas numerosas aplicaciones á las ciencias sociales han dado base á los estudios del estadista y del sociólogo. Observad cómo los estudios de un ingeniero, más conocido como pintor y escultor, dá los principios déla geología y cómo estos, con¬ tinuados, dan origen á la doctrino de la variación de las formas de las especies de animales y plantas, para finalizar con una síntesis grandiosa, hecha por uno que era entonces empleado simple de una compañía de ferro-carriles. El progreso moderno de las ciencias depende en gran parte de sus aplicaciones, porque son éstas las que más á menudo señalan los puntos donde la teoría está incompleta y presentan así nuevos problemas para ser resueltos, — pero es la ciencia teórica la que abre nuevas vías á la actividad intelectual y enseña á aprovechar las fuerzas de la naturaleza. Son los estudios teóricos de la quí¬ mica moderna los que han descubierto las materias extraidas del alquitrán negro de la hulla, dando colores que hacen palidecerá su lado á las flores ó las mariposas de los trópicos. Son ellos los que preparan los perfumes sin flores y sin sol, y los que hacen sabores más intensos que los naturales, sacándolas de sustancias nauseabundas. XX ANIVERSARIO DE LA FUNDACION DE LA SOCIEDAD 51 Son los que preparan azúcar' en jarabe con trapos viejos y ma¬ dera, formando por síntesis la molécula de azúcar glucosa ; pero sin darle aún la forma del azúcar cristalizado; en cuya última tarea de transformación están hoy empeñados la cristalografía, la óptica, la electricidad y el magnetismo y todas las ramas de la química. Puede afirmarse desde ya que se triunfará de este nuevo problema, y que el azúcar artificial no será ménos dulce que el natural, como no tienen colores menos brillantes los rubíes y tantas otras piedras artificiales. La vinculación de las ciencias entre sí es un hecho tangible, como lo es el apoyo que sus diversas ramas reciben de los hom¬ bres amantes del progreso, aunque muchas veces sus ocupaciones comerciales ó industriales estén léjos de la rama que cultivan. La Sociedad Científica Argentina tiende á realizar en nuestro país lo que se vé en otros, agrupando á los hombres de buena voluntad que aman el estudio y su propaganda. Es de desear que llegue pronto el día en que el capital acumu¬ lado seemplee en esta forma del progreso, y se note el caso que presentaba la Inglaterra hace pocos años, en que la Sociedad An¬ tropológica era presidida por un banquero y la Sociedad Astronó¬ mica por un cervecero. He hablado contra la creencia que atribuye el progreso á la especializacion. No creáis tampoco á los que señalan límites á la ciencia y escriben como en otro tiempo el desalentador: de aquí no 'pasareis. Recordad que el fundador de la filosofía positiva, Augusto Compte, el filósofo sabio, decía en sus problemas de la Astronomía, que la inteligencia humana no llegaría á saber jamás la composi¬ ción química del sol y délas estrellas, y pocos años después el espectroscopio revelaba los metales que hay en el sol en estado incandescente, con más seguridad que si estuvieran en la tierra. Recordad también que el gran Newton afirmó que jamás se mediría la velocidad de un cuerpo que se acerca ó se aleja de nosotros según la visual que le dirigimos y que una de las primeras aplica¬ ciones del análisis espectral á la Astronomía ha sido precisamente determinar la velocidad enorme y la dirección del movimiento relativo del sistema solar en el espacio. Y es curioso observar que este método de Doelter íué sugerido al oir el cambio de tono que sufre el silbato de una locomotora al pasar delante del observador. 52 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Los límites de la ciencia nadie puede fijarlos y aún más se nota el carácter indefinido del progreso cuando se consideran sus apli¬ caciones, que surjen inesperadas en cada una de sus ramas. No preguntéis jamás para qué sirve un estudio científico, por¬ que desconoceréis con esto los datos de la historia, que muestra las aplicaciones de la ciencia deduciéndose directa ó indirecta¬ mente de todas las ramas del saber. El método de la ciencia moderna es el método epáctico, paso á paso, que fundó, pero no siguió, el filósofo griego. La Sociedad Científica Argentina acumula labor y esiiende su acción lenta y seguramente, y aplicando el principio de la conser¬ vación del trabajo físico á lo moral, esa actividad debe aparecer algún día en la forma de una de las grandes aplicaciones ó del descubrimiento de alguno de los principios fundamentales. Lo ha dicho el filósofo de Oxford, saber es poder ; pero es poder para el conjunto del país ó de la colectividad y no para el indivi¬ duo, y la tarea es impersonal y de conjunto, es social y no egoista. El obrero de la ciencia es un soldado, — trabaja por su gloria; pero todo resultado nuevo que obtiene, aumenta el poder moral y material de la colectividad, y agrega un nuevo rayo, pálido ó brillante, á la aureola de la patria. Terminado su discurso, el señor Presidente presentó al públi¬ co, como conferenciantes de la velada, á los doctores Cárlos Berg y Juan J. J. Kyle. El Dr. Kyle, con la erudición que le caracteriza, hizo la historia de los medios para producir la luz y especialmente del fósforo, cautivando la atención del distinguido auditorio con numerosos experimentos. En otro lugar de esta Revista, encontrará el lector el bello artí¬ culo sobre las «Cuestiones de límites» del sabio Dr. Berg. La parte musical estuvo muy lucida, como ejecutada por los maestros Melani, Piasini y Lébano, siendo la orquesta dirigida por el compositor Ismael. CUESTIONES DE LÍMITES CONFERENCIA DADA EN LA CELEBRACIÓN DEL XX ANIVERSARIO DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA, EN EL TEATRO ODEÓN, EL 28 DE JULIO DE 1892 Por el Dr. CARLOS BERG. Señoras y señores : Las cuestiones de límites son, sin duda alguna, muy delicadas y hasta cierto punto enojosas. ¿Quién cede con gusto lo que pa¬ rece pertenecerle? ¿Quién no se apodera con ganas délo ajeno? Tratándose de límites, el uno quiere que la línea divisoria de los dominios sea una cadena de montañas, el otro, que lo fuera un río. ¡El arreglo es difícil! Los títulos de posesión, al pasar por las manos de no sé cuántos, se han vuelto ilegibles ó han tomado el camino que toman las hojas que del árbol se desprenden. ¿Cómo no habrá cuestiones? ¿Cómo han de faltar disgustos? Y hasta des¬ pués del arreglo más pacífico hecho entre los padres, á los hijos no les faltan á veces manzanas de la discordia, para entablar nuevas cuestiones. 1 Cuán desagradables son estas cuestiones, si las tienen que tra¬ tar las mismas personas directamente interesadas! Por suerte, el conferenciante se halla en condiciones más favorables. Tratará de dominios y propiedades en que sólo tiene parte indirecta, y cuyos posesores en ningún caso protestarán; y espera que no lo hará tampoco el auditorio benévolo. 54 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Comenzando por reinos, allí tenemos el reino animal y el reino vegetal. Desde la primera enseñanza, quién no habla de estos rei¬ nos y, excepto los hombres del estudio del ramo, quién no cree en sus límites bien determinados. Cada uno reconoce con facilidad la naturaleza vegetal de un ombú 1 y la animal de un caballo ; sabe que el liquen es planta y que el cangrejo es animal. Sin embargo, la cuestión es más complicada de lo que parece. Lineo, para definir á las plantas y á los animales dijo3, que las plantas crecen y viven , y que los animales crecen, viven y sienten. El sentir, la sensibilidad era según Lineo, el carácter distintivo de los animales , ó dicho de otro modo, todos los organismos que ca¬ recen de sistema nervioso, debían ser considerados vegetales. En esa época el sistema nervioso era mirado como el único interven¬ tor en la facultad de la sensibilidad. Pero cuántos seres dotados de sensibilidad conocemos hoy, en los cuales no existe nervio alguno y que, sin embargo, no carecen de la facultad de sentir. Recordamos todos los animalillos microscópicos que llamamos Pro- tozoarios y á que pertenecen los infusorios. ¿ Y acaso son únicamente los animales los que manifiestan propie¬ dades sensitivas? Hay plantas que lo hacen también, y cuya sen¬ sibilidad corresponde muy bien á la de los animales sin sistema nervioso. El mismo Lineo ya conocía la sensitiva ( Mimosa púdica L.), plan¬ ta que tiene la propiedad de contraer y plegar sus hojas cuando se la toca ó se la pone en contacto con corrientes eléctricas ó ciertas substancias químicas. Existen muchas otras plantas, en que se observan fenómenos parecidos de irritabilidad. Así llamaba Lineo la sensibilidad de los vegetales, la cual se explica hoy por cam¬ bios en el contenido celular ó protoplasma de ciertos tejidos, sin explicar por esto la causa fundamental de la irritabilidad, sin ha¬ llar un límite definido entre la sensibilidad animal y la irritabili¬ dad vegetal 3. No faltan plantas, cuya sensibilidad es mucho más desarrollada que la de los animales. Ahí tenemos la Drosera rotundifolia L., planta insectívora, sus hojas llevan pequeños pelos glandulares, que segregan una materia viscosa, en la cual quedan pegados pe¬ queños insectos que pasan por sus hojas. Estos pelos glandulares irritados en la parte terminal ó cabezuela, se encorvan hacia el centro, para reunirse los unos con los otros; y su sensibilidad es tan sútil, tan fina, que la punta del cabello de una niña bastaría berg: cuestiones de límites 55 Fig. 1 para provocarla, aunque no pese más que la 0,000822 parte de un miligramo. Ninguna parte del cuerpo humano es capaz de sentir este peso tan infinitamente pequeño, ni siquiera la punta de la lengua, órgano sumamente sensible y delicado; á veces también muy mal criado 4. Siendo la substancia fundamental, el protoplasma, de igual naturaleza en las plantas y en los animales, y dotada de la percepción de las impresiones exter¬ nas: de la facultad de sentir, la sensi¬ bilidad no es, pues, carácter distintivo del animal, tanto más cuanto que los vegetales son, por lo general, de cons¬ trucción más fina que los animales, y que la luz y el calor producen en ellos manifestaciones que no tienen analogía en el cuerpo animal 5. Lineo ya sintió la insuficiencia de la definición, agregando más tarde la lo¬ comoción como carácter animal. Enton¬ ces, un ser, provisto de la facultad de cambiar de lugar, era considerado ani¬ mal ; el que se hallaba siempre en el mismo punto, como vegetal. En aquella época, en la que los corales y muchos otros animales marinos fueron mirados como vegetales, el carácter de locomo¬ ción tenía su razón de ser. Pero Peys- sonel ya había demostrado en el año 1723 la naturaleza animal de los cora¬ les, y poco á poco se llegó á reconocer que muchos seres animales carecían de locomoción durante toda su vida ó á lo menos durante una parte de ella, verbigracia : los Pólipos, las Anémonas de mar, las Ascidias, las Vorticelas, etc. (fig. 1-4). ¿Y qué diremos de los vegetales? ¿Carecen todos de locomoción? i De ninguna manera ! En los vegetales superiores no existe la fa¬ cultad de cambiar de lugar, pero muchas plantas inferiores la po¬ seen sin duda alguna. Por ejemplo, las Diatomeas, una clase de Hidropólipo: Hydra fusca L. sésil en una planta acuáLica a Un pelo urente con su vesícula (nema- tocisto). 56 ANALES DÉ LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA algas unicelulares, íusorios: cambian Fig. 2 El pólipo-coral Fungia. efectúan movimientos iguales á los de los in¬ de lugar al parecer según su voluntad. Lo mismo hace un gran número de Bacterios, cuya naturaleza vegetal nadie niega. El cuerpo (plas¬ mo dio) de las Mixomicetas y sus células de re¬ producción ( ’mixamibeas ), hacen movimientos parecidos6. También los esporos de muchas algas y hon¬ gos, provistos de pestañas, hacen movimientos locomotorios, asemejándose á infusorios, con que fueron también confundidos en épocas no muy lejanas 7. No dando la sensibilidad ni la locomoción un carácter distintivo entre animal y vegetal, se buscaba otras pro¬ piedades, y se creyó haberlas Fig> 3 encontrado en la clorofila y la celulosa, como cuerpos propios únicamente á los vegetales. Pe¬ ro no tardó en desvanecerse también este carácter, desde que se demostró la existencia de estas substancias en algu¬ nos animales, y su falta en muchos vegetales (hongos, Cus¬ cuta, etc.) 8. Aun quedó la manera de la reproducción, para distinguir los representantes de los dos reinos pretendidos. Decían : las plantas se reproducen por se¬ millas ó por esporos; los ani¬ males, por huevos ó por hi jue¬ los que ya nacen vivos. Pero investigada la reproducción en sus detalles, tenía que dar por resultado el hecho de que los gérmenes de reproducción, des¬ pojados de sus envolturas, son más ó menos idénticos en ani¬ males y en vegetales y pueden ser reducidos á óvulos, ó mejor di- Proto7.oai'ios : A Vorticella citrina Ehrbg., recogida y extendida. B Carchesium epistylis L. C. BERG : CUESTIONES DE LÍMITES 57 cho : células ovulares, de que se originan todos los seres vivos. Con la imposibilidad de distinguir nítida¬ mente los animales de los vegetales, y por la existencia de seres que no se sabía colocar en¬ tre los unos ó los otros, se formaba un grupo con el nombre de Zoófitos, en el cual se hizo entrar todo animal parecido á vegetal ó vice¬ versa (íig. 1-4). Allí teníamos una verdadera olla podrida, compuesta de cosas comunes y de otras más, como lo dice el diccionario déla Aca¬ demia, dando una prueba de la claridad de sus explicaciones. También modernamente se ba hecho un gru¬ po aparte, para reunir á los organismos dimi¬ nutos, esos organismos, de que los zoólogos dicen que son suyos, y que según los botánicos " i Dinobryon certularia corresponden al dominio de ellos. ¡Como se Ehrb*. vé, cuestiones de límites 1 Pero cuando se trata de estudiarlos, los zoólogos dicen que lo hagan los botánicos, y ios botánicos encomiendan el trabajo á los zoólogos. Á este grupo se le ha dado el rango de reino, y se le llama reino de los protistas ó reino intermediario. Su inventor es Háckel ; y á este terreno disputado pertenecen los organismos unicelulares, los Protozoarios. Pero ¿ acaso este reino suprime la dificultad de distinción que había entre el reino animal y el reino vegetal ? Por el contrario; complica la cuestión de límites : pues, mientras que antes sólo teníamos que establecer la diferencia entre animales y vegetales, ahora la tenemos que hacer entre animales y protistas, y vegetales y protistas ; y como toda cuestión de límites, también ésta nos ame¬ naza con mayores complicaciones. | Es en vano, buscar diferencias ó límites fijos entre el reino ani¬ mal y el reino vegetal ; no existen ! Ambos comprenden millares y millares de seres, que aunque entre sí variados, sin embargo, constituyen un conjunto armonioso : el mundo de los organismos procedentes tal vez de unos mismos padres, de una misma célula, un mismo corpúsculo protoplasmático. Acabo de mencionar la palabra de padres ; palabra que encierra un concepto por todos bien conocido y la cual no se pronuncia sin pensar en hijos. Estamos acostumbrados á ver que todo organismo 58 ANALES DÉ LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Fig. 5 Glóbulos sanguí¬ neos de la galli¬ na, en división. Fig. 6 Fio. 8 tiene su padre, ó al menos su madre. Sin embargo, los límites no están siempre tan bien determinados entre la madre y la hija. Pue¬ de haber dudas acerca de la una y de la otra, ó acerca de ambas. No hablo aquí de las seño¬ ras mamás y suegras que se conservan en mu¬ chísimos casos siempre jóvenes y atractivas; ni de las señoritas hijas que á veces pasan de edad por haber empleado sus años en sembrar cala¬ bazas. ¡No! Tengo en vista los organismos, cier¬ tos infusorios y gusanos, que se multiplican por división, como las células (fig. 5). En esta clase de reproducción, la generación fisipara ó excisípara, el ser, una vez adulto, se divide en dos (fig. 5-8). ¿Cuál es en este caso la madre, y cuál la hija? Son más bien dos mitades del individuo anterior, una especie de hermanos, que re¬ ligiosamente han repartido entre sí la herencia del ser generador, el cual dejando de existir no desapareció en nada. En esta confusión de lími¬ tes entre madre é hija, ob¬ servamos un hecho que to¬ dos deseamos: la inmorta¬ lidad. Efectivamente, esos seres que se multiplican por división, son los únicos que llevan en sí el sello fisioló¬ gico de la perpetuidad. Des¬ pués de dividirse, los vemos crecer y desarrollarse, y lue¬ go dividirse de nuevo. Re¬ presentan una cadena, cuyos eslabones viviesen en eterna hermandad, si en verdad existiera la inmortalidad. No ; no existe, ni siquiera para esos seres infinitamen¬ te pequeños. Observamos en ellos sólo la inmortalidad fisiológica, la propiedad de no envejecerse — ¿quién no la deseara? — por Infusorio vorticélido al prin¬ cipiar ia división a pedúnculo, b núcleo, c boca en desarrollo. Fig. 7 El infusorio Aspidisca poly — styla St. a vista inferior de un individuo adulto; b un individuo dividiéndose. El. gusano Microsto- mum lineare Oerst., en división. o boca, b boca en desa¬ rrollo, c canal intes¬ tinal, d tabique trans¬ versal. I á iV los cua¬ tro individuos no se¬ parados. BERG : CUESTIONES DE LÍMITES 59 lo demás están sujetos á la muerte como todos los organismos vi¬ vientes. Tienen sus enemigos naturales que los devoran por milla¬ res ; y la intemperie hace lo suyo, para extinguir un sinnúmero de esas pequeñas vidas. Así tiene que suceder. Á la naturaleza no le debe acabar el material necesario para sus construcciones y sus transforma¬ ciones. En la división, los dos individuos que se originan, son por lo general de igual tamaño, y crecen en seguida, para alcanzar el grandor del individuo generador. Más comunmente, los individuos al nacer son muy pequeños en comparación con los padres, y crecen poco á poco. Pero hay casos, en que los hijos nacen algo más pequeños que los padres, no cre¬ cen casi nada y siguen reproduciéndose del mismo modo, dismi¬ nuyendo de tamaño de generación en generación. Lo observamos en las algas Diatomeas, que tienen cáscara silícea y se presentan en millares de formas y estructura diferentes. Un diagrama representado por círculos concéntricos, demuestra, de círculo á círculo, la disminución del tamaño délas generaciones consecutivas (fig. 9) *. Finalmente nacen verdaderos enanos, com¬ parables á átomos. Pero no pudiendo con¬ tinuar esto, el individuo más pequeño se¬ para su cuerpo protoplasmático de la mem¬ brana, forma lo que llamamos auxospora, crece hasta obtener el tamaño de la bisabuela de la tatarabuela, y con esto principia una nueva producción de generaciones de la eos, para demostrar la dismí- . , . . nución de tamaño en las gene- manera ya indicada. raciones consecutivas de las „ , , . . 0 Diatomeas. No solamente entre Jos organismos inte¬ riores, también entre los superiores se observa límites poco demar¬ cados. No hablaré del hombre y del mono, para no herir la susceptibi¬ lidad de los que alguna vez se han juntado con una mona. En cuanto á las damas ¡ bien conocidas son sus monerías y monadas 1 Fig. 9 (*) La disminución del tamaño de las generaciones consecutivas fué demos¬ trada, en el aniversario de la Sociedad Científica Argentina, por cajas sucesiva¬ mente intercaladas. Imitaciones de hojas de la Drosera, Pólipos y Corales natu¬ rales, y figuras de Diatomeas y Zoófitos, ayudaban al conferenciante la explicación de los hechos narrados. Fig. 12 El ornitorinco (Ornithorhynchus paradoxus BIbch. Fig. 11 60 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Solo me recordaré del Ornitorinco, animal particular australiano (fig. 10). Fi¬ gura entre los mamí¬ feros y po¬ ne huevos. Además de esta parti¬ cularidad, se asemeja á las aves por la cloaca, por el ovario izquierdo más desarrollado que el derecho, por las man¬ díbulas prolongadas, córneas y sin dientes propiamente dichos, por el hueso caracoi- des, la membrana nic- titante y muchos otros caracteres. El huevo que pone, es incubado en una pequeña bolsa ventral que más tarde desaparece. Si no hay límites fi¬ jos entre ciertos grupos de animales y concep¬ tos como los que he¬ mos mencionado, tam¬ poco los debemos bus¬ car entre los órganos, entre los individuos y sus productos de mul¬ tiplicación, y en la se¬ xualidad, en que más hay que guardarlos lí¬ mites. Así, por ejem¬ plo, los huevos de cier¬ tos gusanos caminan; en los Briozoarios hay partes, las avicularias y los vibráculos, que Scrupttcellaria scruposa (Pall.) Bened . a avicularia sésil b vibráculo. Briozoario: Bugula avicularia (Pal].) Ok. A Una colonia de tamaño natural. B Dos individuos muy aumentados, el superior con tentáculos y aviculario abiertos í tentáculos, a aviculario abierto, m músculo refrac¬ tor del intestino, a' avi— culario cerrado que ha aga¬ rrado una diatomea, te testículos, es estómago, i intestino, an ano. BERG : CUESTIONES DE LÍMITES 61 unos consideran como órganos, otros como individuos sin canal intestinal (fig. 1 1 y 12) 9 ; y en algunos crustáceos parásitos el ani¬ mal es en su juventud macho y en su vejez hembra 10. En este último caso existe una especie de hermafrodismo suce¬ sivo : la Protandria. El individuo es al principio del sexo mascu¬ lino y como tal, igual á todos los jóvenes de este sexo, muy anda¬ riego y muy conquistador. Cansado de esta vida paseandera , se sienta, ó mejor dicho, se pega, trocándose el sexo masculino en el femenino. Desde este momento lleva una vida muy doméstica, y el joven visitante de antes es ahora una matrona muy feste¬ jada. Señores : No faltan otros hechos que están en contradicción con nuestro modo de clasificar y limitar. Los fenómenos explanados y otros que podrían llevarse á la discusión, constituyen un verda¬ dero laberinto en esta cuestión de límites, que ofrece la naturaleza como problemas al hombre investigador. Hago votos, porque las cuestiones de límites pendientes entre esta y otras naciones, tengan un resultado más satisfactorio que las que mantienen en eterna guerra á los naturalistas de todos los países, sin llegar jamás á un fin . NOTAS 1. El ombú, árbol que lleva el nombre botánico de Phytolacca dioica L. [Pir- cunia dioica Moq.J, tiene por patria la Provincia de Corrientes (especialmente las cercanías de la Laguna de Iberá) y algunas partes del Paraguay austral, y no la Pampa argentina ó España, como opinan algunos autores (Véase: Berg, La pa¬ tria del ombú, en Anales de la Soc. Cient. Argent. tomo V, pág. 321 á 327. 1878). La denominación ombú se deriva del idioma guaraní y parece significar som¬ bra ó bulto obscuro. En algunas partes de España, donde el ombú es cultivado, le llaman belombra. Por no hallarse indicado mi trabajo arriba citado, ni en el índice especial del tomo Y de los Anales de la Sociedad Científica Argentina, ni en el general, que abarca las materias contenidas en los tomos I á XXIX, ha quedado casi desco¬ nocido, en vista de lo cual, muchos botánicos ignoran aún mis investigaciones y la verdadera patria del ombú. 2. Véase: Caroli Linnei Philosophia botánica i? i qua explicantur fundamenta Botánica. Stockholmiae, 1751, pág. 362. - Moritz Willkomm, en su Ueber die Grenzen des Pflanzen und Thierreichs und den Ursprung des organischen Le- bens auf der Erde, al mencionar ese libro, dice: Esta curiosa obra, que casi du¬ rante un siglo sirvió de norma á la botánica sistemática, especialmente á la ter¬ minología y descripción de las especies, es ahora casi olvidada. La lectura de ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA 62 este libro es recomendable á los botánicos actuales, sobre todo á los hombres de la botánica sistemática que se complacen en crear un sin fin de especies. Acom¬ pañamos al insigne profesor en su deseo bien fundado, pero dudamos de que tenga reconocimiento general. La variabilidad de las especies por una parte, y por otra, el deseo de los autores de tener ahijados en el mayor número posible, pondrán á duras pruebas nuestra memoria, de día en día más, con el sinnú¬ mero de nombres y renombres que han de crearse. 3. Los pecíolos de primero y segundo orden de las hojas de la Mimosa púdica L. terminan en~su base en una especie de cojinete, único órgano irritable. El cojinete se compone de un tejido parenquimático muy suculento, rico en inters¬ ticios aéreos y provisto de un hacecillo fibrovaseular sumamente flexible. Si se toca la parte inferior del cojinete, éste se contrae y su color se hace más intenso. Ambos fenómenos son debidos á la disminución de la turgescencia de las célu¬ las, las cuales hacen penetrar una parte de su agua en los intersticios, por cuya razón el tejido pierde su tensión, se contrae y muestra el cambio de coloración indicado. También se ha observado, que una parte del agua se dirige á las célu¬ las superiores del cojinete, aumentando allí la turgescencia ya de por sí muy ele¬ vada, y el movimiento que manifiestan los pecíolos. No debe dudarse, que en el fenómeno de la irritabilidad, el protoplasma es la parte sensible del tejido parenquimático, y que en éste se producen las manifes¬ taciones de movimiento á causa de la actividad de aquél. Fenómenos parecidos á los de la sensibilidad de la Mimosa púdica L., se obser¬ van en varias plantas, verbigracia, en las Oxaláceas : Averrhoa carambola L. y Biophytum sensitivum (L.) DC., yen las Leguminosas: Aeschynomene sensi¬ tiva Sw., Smithia sensitiva Ait. y Desmanthus stolonifer DC. También mani¬ fiestan irritabilidad, los estambres de las flores de los géneros Berberís, Mahonia, Portulaca (verdolaga) y Parietaria ; el estigma déla Martynia (vulgarmente cuernos del diablo), y el estilo de la Goldfussia anisophylla Nees. En estos órganos una parte del líquido de las células del lado irritado pasa á las del lado opuesto, contrayéndose, de esta manera, el uno y dilatándose el otro. El cambio rápido producido en el estado de la turgescencia, da lugar al movimiento de los estambres y otros órganos de la flor. 4. La Dionaea muscipula L. es otra Droserácea insectívora de sensibilidad muy desarrollada. La corta lámina de su hoja provista de pelos espinosos, se dobla por irritación, cerrándose á la manera de una concha y envolviendo el insecto, si éste ha producido la irritación. También en este caso las diferencias de tur¬ gescencia son las causas de los movimientos de las hojas de la Dionea. Acerca de las plantas insectívoras debe consultarse la interesante obra de Dar- win; Insectivorous plants. 2 edit. revised by Fr. Darwin, London, 1889. Ha sido traducida al alemán por Carus, y al italiano, por Canestrini y Saccardo. Los primeros 11 capítulos de la obra tratan de la Drosera rotundifoliaL. 5. Según la clase de influencia de la luz, distínguense procesos fotoquímicos y fotomecánicos. Los primeros comprenden la formación y la destrucción de la clorofila y otros pigmentos, la formación de materias orgánicas en el corpúsculo, clorofílico, y la regeneración de los albuminatos. Los procesos fotomecánicos, comprendidos hoy con el nombre colectivo de heliotropismo, abarcan las incurvaciones é inflexiones, producidas por la luz en BERG : CUESTIONES DE LÍMITES 63 los tallos, pecíolos, hojas, etc. El grado del heliotropismo varía según la clase de órgano y estado de desarrollo. Los órganos de heliotropismo positivo, se dirigen hacia la luz, continuando su desarrollo bajo los rayos directos del sol, como las flores del heliotropo ( Helio - tropium peruvianum L.) y del girasol ( Helianthus annus L.): en los de helio- tropismo negativo, se observa lo contrario, como en los tallos de la hiedra ( He¬ derá helix L.), etc. A la influencia de la luz y del calor se debe también en parte, cierta clase de movimientos que efectúan las hojas y los pétalos de las plantas, para tomar di¬ ferentes posiciones durante las 24 horas del día, lo que se observa en el trébol, en el vinagrillo, en algunas acacias, en la robinia, en el chamico, etc. 6. El cuerpo vegetativo de las Mixamibeas está representado por una masa pro- toplasmática sin membrana (plasmodio) , que contiene muchos núcleos y carece de corpúsculos de pigmento (cromato forosj. Los esporos se desarrollan en una especie de cápsulas (esporangios) , y despiden cada cual una célula ameboidal ( mixamibea ) ó un zoosporo. Estas mixamibeas ó los zoosporos se confunden más tarde y forman el plasmodio. Así el plasmodio como también las mixamí- beas, cambian de lugar. Se encuentran en postes ó palos húmedos, en selvas sombrías y en la casca de las curtidurías. La especie más común es la Fuligo varians Hall. cAethalium septicum L.). Algunos autores, y modernamente también Eichler, atribuyen las Mixomice- tas al reino animal, por la semejanza que tienen con algunas Gregarinas y otros Protozoarios. Hay más razones para que figuren entre los vegetales, ó que sean consideradas como una de las formas transitorias que unen los dos reinos, el ve¬ getal y el animal. 7. Entre los esporos ó gérmenes de reproducción de los vegetales inferiores, hay muchas que son células primordiales sin membrana, que se multiplican por división ó formación libre de nuevas células, y que están provistas de pestañas ( ciliasj , por medio de las cuales efectúan movimientos locomotorios en el agua, antes de dar lugar al desarrollo de un vegetal parecido, en primera ó en segun¬ da línea, al de que se habían originado. Por la semejanza que tienen con los animales más inferiores, se les denominan zoosporos. Los zoosporos del alga Vaucheria DC. están del todo pestañados, los del Oedo- gonium Link tienen una corona ó círculo de pestañas, ¡y los de la Ulothrix Ktz. de 2 á 4 pestañas largas (flagelos). Por estos caracteres y por la movilidad locomotoria son muy parecidos á mu¬ chos infusorios. La mayor parte de los zoosporos son atraídos por la luz, muestran, por con¬ siguiente, el heliotropismo positivo. 8. La clorófila, puramente como materia colorante, no parece hallarse en el cuerpo animal, pero no falta como parte esencial de ciertas algas que viven en algunos animales, constituyendo una vida en común : la simbiosis. La vida sim¬ biótica la observamos entre las algas Zoochlorella y Xantlxochlorella por una parte, y varios infusorios, pólipos, medusas, gusanos, etc., por otra (Véase : Berg, La Simbiosis, en: Anales de la Soc. Cient. Argent., XVII, pág. 257. 1884). Pero la clorófila tampoco puede considerarse como parte esencial del cuerpo 64 ANALES DÉ LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA vegetal, desde que falta á millares de vegetales : los hongos y la mayor parte de los parásitos fanerógamos. La celulosa, que antes se conocía sólo en los vegetales, fué descubierta por C. Schmidt en 1845, también en el cuerpo animal (la túnica de las Ascidias/. En el año 1890, H. Ambronn la ha constatado también en el integumento de los crustáceos, en los tendones y la capa interna del esqueleto cutáneo de los insec¬ tos y otros Artrópodos, y en algunos moluscos. 9. Los Briozoarios son pequeños animales que forman colonias y cuyo cuerpo está resguardado por un habitáculo cistiforme. Poseen muchos tentáculos cerca de la boca, colocados en un aparato disciforme en unos, ó á manera de herra¬ dura en otros. En las colonias de algunos (los Quilo s Lomados ) , existe el polimor¬ fismo de individuos de varias categorías. Además de los individuos bien desar¬ rollados, hay otros que carecen de canal intestinal ó son de organización aun más inferior. Los unos, llamados vibrdculos ó vibr acularías, son muy rudimen¬ tarios, hallándose provistos de una larga pestaña vibrátil (fig. 12 a v) ; los otros, aptos para la aprehensión, se asemejan á la cabeza ó al pico de un ave y llevan el nombre de avicularios ú ornitoranfos (fig. 11 a a'). Generalmente se miran á los vibráculos y avicularios como individuos rudimentarios ; pero no faltan auto¬ res ni razones que les atribuyen el rango de órganos. 10. Obsérvase esta particularidad, que se llama protandria, en algunos crustá ceos pertenecientes á las familias Cymolhoidae y Cnyptoniscidae. Consiste en un hermafrodismo sucesivo, desarrollándose en la juventud los órganos masculinos, y en la vejez los femeninos, cuando aquéllos entran en degeneración. Los machos son en este caso libres, provistos de órganos de locomoción ; las hembras, por el contrario, son sésiles, careciendo como tales, de los órganos locomotorios. CONFERENCIAS SOBRE MECÁNICA DADAS EN LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA POR JORGE DUCLOUT, ingeniero I LA NOCIÓN DE ENERGÍA COMO BASE DE LA MECÁNICA I . TRANSFORMACION DE LAS NOCIONES CIENTIFICAS-. — Las ciencias DO tienen más objeto que economizar el pensamiento humano y la es- periencia. El hombre observa los fenómenos dispersos y deseme- mejantes que son la naturaleza, los clasifica, los agrupa, y dentro de cada grudo busca una cierta regularidad, la reproducción de ciertos hechos, de manera á conocer, en presencia de un fenómeno dado, sus antecedentes y consecuencias por las del grupo en que se clasifica, sin que necesite estudiar nuevamente el fenómeno alu¬ dido. Cuantos más grupos, mayor el trabajo requerido para re¬ cordar todas sus propiedades, y tanto menor la economía ob¬ tenida. La lucha para economizar el trabajo, la lucha parala existencia, obligó al artesano á perfeccionar sus medios de acción, á tratar de estender sus conocimientos; un instrumento excelente hoy resulta inservible mañana, porque no le permite realizar en bastante poco tiempo ó con suficiente perfección un trabajo dado; perfecciona el antiguo, ó bien inventa un instrumento nuevo, mejor, usando para ANAL. SOC. CIENT. ARG. T. XXXIV 5 66 ANALES DE' LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA hacerlo combinaciones que ayer todavía eran demasiado finas y delicadas, ó que, tomadas aisladamente, eran descuidadas, pues no parecían tener valor alguno. El instrumento de trabajo, la concep¬ ción humana que representa, tiene pues, su nacimiento, su vida, su lucha y su decadencia, se transforma como cualquier ser orga¬ nizado. Las nociones, ideas ó leyes fundamentales científicas son instru¬ mentos de trabajo, economizadores, concentradores, podría decirse acumuladores de pensamiento y de experiencia ; cada ciencia tiene los suyos. Las ciencias son varias, y se clasifican según la especie de los fenó¬ menos á que se refieren, mientras una de ellas llegue á ser bastante poderosa para eliminar á las otras todas, de manera que esta cien¬ cia natural , mediante algunas pocas nociones primas, nos permita, alcanzar por deducciones lógicas cómo se suceden los varios fenó¬ menos cuya sucesión forma toda la naturaleza, el tiempo y el es¬ pacio. . El constante perfeccionamiento de los instrumentos, métodos y leyes científicas, la transformación de las maneras de considerar y agrupar los fenómenos naturales, tal es la lucha de las ciencias para la existencia. 2. Desarrollo de la mecánica. — La mecánica dió sus primeros pasos con Arquimedes, quien estableció la ley de la palanca recta; dijo que con una palanca y un punto de apoyo movería el mundo : y en realidad, con su palanca, sin más punto deapoyo que el pe¬ queño receptáculo de energía cerebral que se llama hombre, puso en movimiento el pensamiento humano originando el grandioso de¬ sarrollo de la mecánica y física modernas. Gcilileo, Stevin, Keppler, Huyghens, desarrollaron éste gérmen ; Descartes lo dotó del poderoso instrumento que se llama Geometría Analítica. Las primeras nociones de la mecánica tuvieron sus tiempos de lucha homérica entre los partidarios de Leibnitz y los de Descartes, que discutían sobre la esencia de la fuerza, hasta que el genio de Newton pudo apaciguar los espíritus, demostrando que ambos te¬ nían razón, pues se basaban en la experiencia ; los unos llamaban fuerza lo que hoy llamamos impulsión, y los otros lo que se llama fuerza viva; todo era pura cuestión de palabras. Newton precisó la nocion de «fuerza» : causa de movimiento ; la CONFERENCIAS SOBRE MECÁNICA 67 de masa: cantidad de materia; ha establecido las relaciones fun¬ damentales diferenciales exactas entre el tiempo t, el espacio reco¬ rrido s, la fuerza P, la velocidad v, la aceleración fy la masa m. P = f . m . que forman la base de la ciencia, siendo todas ellas puras defini¬ ciones. Ha formulado claramente y con toda generalidad el prin¬ cipio del paralelógramo de las fuerzas, el de la acción y de la reac¬ ción, y finalmente ha establecido, sobre la magnífica base esperi- mental del movimiento de nuestro sistema planetario su ley de la atracción que en sustancia dice: «Dos cuerpos cualesquiera supuestos aislados en el espacio, se « acercan uno áotro como si hubiera una atracción entre ellos; esta « atracción es proporcional á la masa de los cuerpos y función de « la distancia que los separa.» La función de Newton es el inverso del cuadrado de la distancia ; pero lo principal en su ley, es lo que precede. Newton y sus discípulos salían de las nociones diferenciales antes indicadas para, en cada caso particular, resolver los problemas que nos presentan el movimiento y el equilibrio de los cuerpos. La mecánica no era más que una colección de problemas. Finalmente Lagrange, cambiando de método, admitió una ley general de la mecánica, y de esta dedujo, en su monumental Mecᬠnica analítica, como casos particulares todas las propiedades de los sistemas en movimiento. La ley, que no demostraba, es el princi¬ pio de las velocidades virtuales; veremos en adelante que, con las nociones nuevas que emplearemos, este principio tiene en efecto el carácter de gran evidencia esperimenta!, de evidencia instintiva, que se debe tratar de dar á las leyes generales. No sucede lo mis¬ mo cuando se toma como punto de partida las nociones que actual¬ mente, y desde Newton, sirven de base á la mecánica racional ; esto lo habrán experimentado Vds., todos. 3. La ley de la conservación de la energía. — Los instrumentos lógicos de la mecánica eran exclusivamentelos principios antes in¬ dicados, cuando, al comenzar este siglo, los físicos se vieron obliga¬ dos por las necesidades de la industria á perfeccionar la teoría del calor; atraídos por los grandiosos éxitos de la «Mecánica celeste» 68 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA de L aplace, por los sorprendentes resultados que la aplicación de las leyes de Newton había dado en astronomía, querían reducir todo el universo y todos los fenómenos observados á resultados de atracciones entre puntos dados: forjaban en su imaginación ciertos modelos mecánicos, combinaciones de pequeños corpúsculos dota¬ dos de ciertas propiedades atractivas ó repulsivas, á los que aplica¬ ban las leyes de la mecánica racional; llamaban moléculas, áto¬ mos, aquellos órganos del mecanismo con que pretendían imitar la naturaleza en su enorme variedad, y trataban deducir de este mecanismo todas las leyes de la física. Pero inútilmente: el instru¬ mento no servía para el objeto. Lo que se trataba de estudiar eran máquinas, órganos de trans¬ formación del trabajo, cosas sencillas : un pedazo de carbón, de forma cualesquiera, que, por su combustión evaporaba el agua de una caldera, cuya presión ponía á su vez en movimiento el émbolo de una máquina. Tres ó cuatro cosas, compuestas cada una de una infinidad de aquellos corpúsculos; no se podían establecer las ecuaciones del problema por la infinidad de las incógnitas, y, cuan¬ do á veces se encontraban las ecuaciones bajo forma diferencial, era imposible integrarlas. El instrumento era infinitamente pequeño y no alcanzaba para el trabajo requerido. Entonces vinieron Poncelet, Carnot, J. R. Mayer, Joule, Clau- sius, Helmholtz, y tantos otros, y poco á poco desarrollaron, inven¬ taron un instrumento grande, un instrumento que podía abarcar el efecto de la modificación del estado de los cuerpos que nos cir¬ cundan, sin discutir pretendidas propiedades de átomos ó molécu¬ las que probablemente no existen en la forma supuesta. Este ins¬ trumento es el principio de la conservación de la energía. Las leyes de Newton eran diferenciales, trataban de los infinita¬ mente pequeños del movimiento ; ese principio es integral; trata de cantidades finitas. Hoy lodos los físicos y mecánicos admiten que esta ley domina toda la naturaleza, y es correcto encabezar con ella la mecánica racional. Tal es la idea que, en los últimos tiempos, emiten en sus obras sabios notables como Tait, Boussinesq, Mach ; y sin manifestarse esplícitamente, el tal método domina en las ramas más brillan¬ tes déla física moderna: la teoría del calor, la electricidad y el magnetismo. En ellas las fuerzas se definen en función de la ener¬ gía ó del potencial ; luego parece racional tomar como base de la CONFERENCIAS SOBRE MECÁNICA 69 mecánica la nocion de energía y deducir de ella todas las propie¬ dades diferenciales ya conocidas, para verificar, ante todo si no se contradice con los principios bien verificados por la experiencia. 4. La energía. — En cuanto á la nocion de energía misma, á la de su sinónimo «el trabajo», es inútil definirla; más vale hacerla comprender por hechos, pues en el fondo no podemos definir no¬ cion alguna sino por otras análogas, más sencillas ó más generales y desde que admitimos que ésta es la más general y la más senci¬ lla á la vez, no la podemos referir sino á hechos de esperiencia: la energía ó trabajo, es lo que vulgarmente se entiende por potencia, efecto de un movimiento ó de un grupo de cuerpos para originar movimiento. Convenimos que la energía debe poder producir, en ciertas condiciones, efectos sobre nuestros sentidos, sensaciones, y que este efecto debe serle más ó menos proporcional, dentro de límites estrechos. Sobre esta base buscaremos cuáles son las propiedades de que, racionalmente, se debe dotar la energía para que corres¬ ponda á las nociones diferenciales actuales, y cómo se puede medir . Admitimos como principio que la nocion debe ser tal que, en un sistema aislado, es decir, en un sistema que por abstracción supo¬ nemos separado de la influencia nuestra y de la del resto del uni¬ verso, la energía sea constante *. Consideramos, pues, la energía como una especie de sustancia ó agente; en un cierto grupo de cuerpos hay una cantidad determi¬ nada de energía, y esta solo puede aumentarse por la adición de otra energía venida de afuera, atravesando los límites, la superficie exterior, del grupo considerado. Diremos queun grupo absorbe energía ódrabajo, cuando se mue¬ ve ó se transforma debido á la presencia de otro cuerpo en movi¬ miento ónó; en virtud del principio anterior resulta entonces que este último cuerpo desarrolla un cierto trabajo, ó en otras palabras cede energía al primero, y que la cantidad absorbida por este, es igual y de sentido opuesto á la que le cede aquel. No defino el espacio, ni el tiempo, porque no se pueden definir, * Por lo menos durante el tiempo en qué consideramos el sistema, cuyo intervalo puede ser muy pequeño si se quiere; de suerte que, si la energía fuera variable con el tiempo, obtendríamos lo que pasa en un intervalo finito de tiem¬ po, por integración de los fenómenos que se producen durante el tiempo infini¬ tamente corto considerado. 70 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA ni la velocidad momentánea de un punto móvil, pues es una idea conocida de Yds. O. La NOCION DE FUERZA Y LA ENERGIA POTENCIAL. — Consideremos * un cuerpo muy pequeño, F, que se mueve absorbiendo cierta ener¬ gía, dT , durante un elemento de tiempo, di, al recorrer en el espa- dT ció un elemento lineal, ds, de su trayectoria. El cociente es lo que llamamos la fuerza que anima el punto F según la recta ds. Se vé que una «fuerza » requiérelos cosas para ser definida : \° el cociente ~t, que llamaremos la intensidad de la fuerza, y 2o la dirección del elemento ds. Una fuerza, pues, se puede representar por un segmento de recta cuya longitud sea proporcional á F, y cuya dirección sea la de ds. — Es lo que se llama una magnitud dirigida, ó, para emplear el len¬ guaje déla ciencia moderna, un vector. Esta definición no presume nada respecto de la naturaleza mis¬ ma de aquel cociente : hacemos completa abstracción de toda idea metafísica relativa ála nocion «fuerza»; es un simple ser matemᬠtico, cuya definición nos basta en todos los casos para medirlo y compararlo con otros de la misma naturaleza, una vez conocida la manera de medir la energía, dT, y la longitud, ds. La definición anterior se estiende fácilmente al caso de un punto inmóvil : si suponemos que se bagan desaparecerlos obstáculos, el punto se moverá, desde que el modo de ser de toda materia es el movimiento; la fuerza que se obtendrá aplicando el cálculo á este caso hipotético de movimiento, es la que supondremos actuando sobre el cuerpo, diremos que esta «fuerza » era mantenida en equi¬ librio, es decir al estado potencial, por los obstáculos suprimidos. La energía que se desarrollaría en este caso, estaba al estado poten¬ cial en el cuerpo, no se manifestaba bajo la forma de movimiento sensible. 6. Composición de las fuerzas. — Consideremos ahora una recta cualquiera f por el punto F; llamemos componente de la fuerza F, según f, el producto de F por el coseno del ángulo de ds con f; y análogamente llamaremos componente de un camino recorrido, ó Sírvase el lector hacer las figuras. CONFERENCIAS SOBRE MECÁNICA 71 de cualquier recta AC, según una recta AB, el producto de la in¬ tensidad de AC por el coseno del ángulo CAB, es decir la proyec¬ ción de AC sobre AB. Del principio de la conservación de la energía resulta que si el móvil considerado recorre un camino infinitamente pequeño AC, llegando á C con una velocidad determinada, nula por ejemplo, absorbe la misma cantidad de energía dT=TAC qne si hubiera lle¬ gado de A á C con la misma velocidad anterior, recorriendo los dos lados de un triángulo cualquiera ABC *. Luego tenemos que dT = Tac = Tab + Tbc 0) Por otra parte resulta con toda evidencia del mismo principio, que el trabajo requerido para traer el móvil de A hasta B es direc- dT lamente proporcional á la longitud AB, al trabajo específico necesario para recorrer una unidad de longitud en la recta A C, y es función del ángulo que hace la dirección AB con AC. Tendremos pues que : (2) Sea AD la normal á AC en A, y AB' un segmento simétrico de ABcon relación á esta normal; nos costará la misma energía llevar A desde B hasta B' según la recta BB', ó según el camino BAB', siempre que supongamos que el punto sale de B y liega á B ' con la misma velocidad, nula en ambos casos ; pues entonces el resultado * Eo electo, supongamos aislado el triángulo ABC y el espacio que lo encierre de muy cerca; sea TAC la modificación de la energía del sistema al llegar al móvil en C por el camino AC, y TABC la que se obtiene al hacerla recorrer el camino ABC; quedando bien entendido que en ambos casos sale de A y llega á C con la misma velocidad nula. Entónces, TABC — TAC es el trabajo requerido para llevar A desde A hasta A. Saliendo de A y llegando á A con velocidad nula; es decir, el trabajo requerido para no modificar la situación y velocidad del punto A. Esta energía es nula; pues, por definición, llamamos energía lo que se requiere para modificar la forma ó el estado de un sistema; y como suponemos el espacio que encierre el triángulo ABC aislado del resto de la naturaleza, la energía del sis tema no ha variado tampoco debido á influencias exteriores ; luego se tenía Tabc — Tac := o, ó bien TABc = TAc. 72 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA final, y luego la energía desarrollada para obtenerlo, será el mis¬ mo en ambos casos. Como por otra parte, por simetría, el trabajo necesario para llevar A basta B' es el mismo que para llevarlo hasta B, tendremos, con las notaciones anteriores: Pero el trabajo que se emplea para recorrer BB', paralela á AC, es evidentemente, por las razones indicadas r/T dT T“ = 3?-BB' = rfi2'AB-C0S“ y de las tres ecuaciones anteriores, se deduce: 9T — 2 — • AB ds dT AB . /¡» = T„. = 2 Ts luego (3) f(c¿) — COS a y (4) T dT AB ~ ds r/T • AB . eos a = AB . -7- • ds Usando las definiciones introducidas podemos espresar esta ecuación bajo la forma del siguiente Teorema : La energía desarrollada al trasladar un punto A á otro lugar B, es igual al producto de la fuerza que anima este punto por la componente, según ella, del camino recorrido, ó también, al pro¬ ducto del camino recorrido por la componente de la fuerza según el mismo. 7, Descomposición de una fuerza en dos. — Sea AC un segmento dj proporcional á la intensidad — — de la fuerza que actúa según el ds elemento ds= AC, y AB, AB' dos rectas cualesquiera por el punto A, que hacen con AC ángulos a y '¡3. Formemos el paralelógramo ABCB' cuya diagonal es AC y cuyos lados son paralelos á AB y AB' respectivamente. CONFERENCIAS SOBRE MECÁNICA 73 Supongamos que sobre el punto A actúen dos fuerzas, represen¬ tadas en intensidad y dirección por los vectores AB y AB' y que A se traslade hasta C' por un recorrido cualquiera. El trabajo efectuado será, según encontramos: T = AB eos a . AC ' + AB ' eos y . AC ' = AC ' (AB eos a -f- AB ' eos y) = AC ' (AB eos a -f- BC eos y) = AC ' . AC es decir el mismo trabajo que si la fuerza que anima el punto A fuera AC. Vemos, pues, que una fuerza puede descomponerse, mediante la construcción de un paralelógramo de fuerzas, en dos, según dos direcciones dadas arbitrariamente, sin que cambie el resulta¬ do final, es decir, la energía empleada para llevar un punto de A hasta C. Considerando el triángulo ABC se ve que las fuerzas se adi¬ cionan como caminos, como vectores, lo mismo que velocidades. De ahí se dejarían deducir directamente todas las leyes de la composición y descomposición de fuerzas en que se basa la Estática. Pero, como la noción de fuerza que hemos definido no corresponde á ningún ser efectivo, siendo una pura abstracción matemática, conviene demostrar de otra manera estas leyes, y Jo haremos des¬ pués de haber establecido las otras nociones fundamentales de la mecánica, basándonos para ello únicamente en la nocion de la conservación de la energía. 8. Interpretación física de la palabra fuerza. — Para la interpre¬ tación física de la palabra fuerza, definida como precede, obsérvese que ella equivale á la sensación de presión ó tracción. En efecto: si ponemos la mano en contacto con un cuerpo para empujarlo, ántes de que comience el movimiento sentiremos una compresión de nues¬ tros músculos y nervios, y esta compresión será debida á un cierto trabajo producido por nosotros; la sensación será más ó menos, y dentro de límites estrechos, proporcional á la compresión de nues¬ tros órganos, es decir, á la energía que habremos desarrollado para deformarlos, y será tanto menor cuanto mayor sea la deformación, el movimiento, del cuerpo, debida á una dosis determinada de energía gastada. Por consiguiente, entre límites muy estrechos, nuestra sensación ’ T. del esfuerzo para empujar el cuerpo, debe ser proporcional á ~ 74 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA La noeion ordinaria de fuerza en el sentido de esfuerzo no tiene otra base que el raciocinio aproximado que precede. 9. La noción de masa. — La noeion de masa se deduce inmediata¬ mente de la de energía. Consideremos un cuerpo cualquiera, pero muy pequeño, bastan¬ te pequeño para que podamos despreciar sus dimensiones relati¬ vamente á las del camino que recorre en un tiempo muy corlo, — lo que llamaremos un punto material, movible según una cierta recta AC. Si una cierta energía actúa sobre este cuerpo supuesto en reposo, ella le comunicará una velocidad determinada v ; recí¬ procamente á la velocidad, v, adquirida después de un cierto tiem¬ po, t, corresponderá una absorción determinada de energía T; ésta es función continua de aquella, varía continuamente con ella, no se vuelve infinita para ningún valor finito de la velocidad, y es nula para una velocidad nula; luego puede desarrollarse en función de las potencias crecientes de v ; el desarrollo no contiene término constante. Obsérvese también que se requiere el mismo trabajo para comu¬ nicar al cuerpo la velocidad -f v que la — v : resulta de allí que el desarrollo solo contiene potencias pares de v\ su forma más ge¬ neral es pues : T = a>p~ + a.y -}-... siendo a2 , a4 , etc. ciertos coeficientes que dependen de la natura¬ leza del cuerpo (no de su forma, desde que lo suponemos infinita¬ mente pequeño), pero no de la velocidad. Luego si aplicamos al cuerpo movido siempre según la misma recta AC, dos energías Tl5 y T2 debemos obtener una cierta velocidad v12, y se tendrá en virtud de la ecuación anterior: 1 1 4" T- 2 — T12 = a2v i2“ -f- a^v^4 = «2 (v* + *>22) + «4 (Vi + V¿) + -. cualquiera que sean vx y v¡>. Esto requiere según se demuestra en álgebra : Vi2 = Vi 4- V2 y ci 4 = a6 = . . . = o CONFERENCIAS SOBRE MECÁNICA La forma de T en función de v se reduce á 75 T = ciov Si consideramos un cuerpo homogéneo cualquiera y lo descom¬ ponemos en elementos muy pequeños, todos idénticos, podemos suponer que todo el cuerpo, es decir todos sus elementos se muevan con una misma velocidad v. La energía total T será la suma de las energías parciales; el coeficiente, la suma de los coeficientes a2 afe¬ rentes á cada elemento, pero la ecuación anterior subsiste. 771 Generalmente se designa el coeficiente a2 por el símbolo — , y el coeficiente m se llama masa del cuerpo considerado. La relación entre la energía, la velocidad y la masa es por consiguiente : Tenemos, pues, una definición clara de la masa de un cuerpo: es el doble del cociente de la energía aplicada á este cuerpo por el cua¬ drado ele la velocidad que origina al trasladarse todo el cuerpo pa¬ ralelamente á sí mismo en el espacio : * Boussinesq en sus Lecons systém a tiques de mécan ique genérale da una demostraron distinta de esta definición de la masa ; es más rigurosa, en apa¬ riencia por lo menos, que la precedente, y más ó menos como sigue : Sea v la velocidad que anima un móvil A. Puedo descomponer v en dos ve¬ locidades vx y vy paralelas con dos ejes ortogonales arbitrariamente elegidos en el plano ; y en virtud del principio de la conservación de la energía (véase § 6, nota) debemos obtener la misma energía comunicando á A la velocidad v sola, ó ambas velocidades vx y vy conjuntamente; luego, si esta energía es una cierta función f[v) de la velocidad v, debemos tener : (1) y diferenciando f[v) = fivx ) -f f[v,j) a Por otra parte, 76 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA 1 0. Energía cinética y potencial. — La energía que observamos en un cuerpo perceptible directamente para nuestros sentidos, es decir, (B) luego, de donde: v~ = vj + v,/ vdv — vx dvx + Vij dvv (4) dv — — dvx + — dvn Sustituyendo en (2) el valor (4) de dv, se tiene dÉ(£*. + **A_ dv \ v v J J ordenando convenientemente vx dv dvx dvv J dIM) + v„ d„„ d-M) = „ \v dv vx dvx J \v dv v¡j dvy J Esta ecuación debe ser satisfecha para cualquier valor arbitrariamente elejido, dVa de —> luego se requiere y ó bien 1 df(v) v dv 1 df[v) v dv 1 dfVy) Vy dVij 1_ dflvy ) v„ dvx 1 dfív) v dv 1 dfíVx) _ 1 df(Vy) Vx dva Vy dvy Pero vx y Vy son dos cantidades arbitrarias independientes una de otra, y la ecuación (5) requiere, pues, que f[vx) y f[vy) sean independientes de vx y de vu, ó sea que la relaciones (5) sean todas iguales á una cierta constante m. Se tiene pues, 1 dfív) - V— = m v dv (6) ó bien y df(v) m . v . dv r, , mv2 f\v) = que es precisamente la relación hallada anteriormente. Opino que, en el fondo, esta demostración encierra idénticamente las mismas hipótesis que las que he dado más arriba, como es fácil verlo por un análisis un poco exacto de las ecuaciones (1), (5) y (6). Pero es muy interesante en sí, dada la altísima competencia científica de su autor. CONFERENCIAS SOBRE MECÁNICA 77 en un cuerpo material, animado de una cierta velocidad v, es dis¬ tinta de la que tiene el mismo cuerpo cuando no se mueve, y la llamamos energía cinética, por oposición á la forma de energía po¬ tencial, que existe almacenada en el mismo cuerpo en reposo, debida á su naturaleza química, posición, temperatura, etc., como lo observamos más arriba. En virtud del principio de la conservación de la energía, si la energía T comunica al cuerpo A una velocidad v , recíprocamente este cuerpo animado de esta velocidad puede comunicar á otro B la energía T; esto lo expresamos diciendo, que A posée una cier- inré ta energía T disponible, y la posée bajo la forma cinética : — • Luego la nocion de masa corresponde sencillamente á la de ca¬ pacidad de un cuerpo para la energía cinética. Esta nocion no con¬ tiene ninguna idea metafísica de molécula, átomo, etc., es una de¬ finición aritmética, la de un cierto coeficiente de capacidad, y nada más. M. Medición de la masa. — Si observamos dos cuerpos Ax y A2 que se mueven con la misma velocidad, vu por ejemplo que caen en el vacío desde la misma altura, cada uno tendrá, en virtud de esta velocidad, una cierta energía cinética, Ti el primero y T2 el se¬ gundo. Las energías cinéticas tendrán por relación : Tx _ mtv2 _ mpr _ tox To m2v2 m2v2 m2 Si los mismos dos cuerpos se mueven con otra velocidad v ' , sus energías cinéticas serán: Tx ' _ mjVi'2 _ npv 12 _ mt . T2 ' m2v2' 2 m2v 1 2 m2 la relación de las energías cinéticas que cada uno de ellos adquie¬ re, cuando se los anima de una misma velocidad, es constante é independiente de la magnitud de la velocidad adquirida : la capa¬ cidad para la energía emética es constante para un mismo cuerpo. Si se toma como unidad de capacidad energocinética, ó masa, la del cuerpo A2 por ejemplo, y como unidad de energía la T2, que 78 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA posee cuando se encuentra animado de una velocidad determinada Vo, se tendrá para otro cuerpo, T, = m* — ' I: es decir, mu será igual á un cierto número de veces m2 , que es la relación entre la energía cinética que adquiere A , cuando se le comunica la velocidad unitaria v2 y la de A2 en el mismo caso: este número es la medida de mr. 12. Unidades de fuerza y de masa. — La experiencia ha demos¬ trado que, en un mismo lugar, cuerpos que caen en el vacío de la misma altura adquieren iguales velocidades en tiempos iguales, y que estas velocidades son iguales á la raíz cuadrada del producto de la altura de que caen por el doble de la velocidad que adquieren al cabo de una unidad de tiempo. Luego: = \¡2gh v = y para el cuerpo que cae de una altara igual á la unidad de lon¬ gitud L, es : = \/2sr[LJ. V Si tomamos como unidad de masa la de un cuerpo que adquiere la unidad de energía E, cuando cae de ¡a altura L, tendremos que Luego Este cociente - es una constante, mientras lo sea g , pues se tie- Li ne en general para otra altura de caída, h, Ea = Ir = • g • A, CONFERENCIAS SOBRE MECÁNICA 79 Luego h h E L = m2g — constante. E es el cociente de la unidad de energía por la unidad de longitud ; es una fuerza, y si la tomamos como unidad de fuerza, tendremos que es la fuerza que anima, según la vertical, á la unidad de masa que cae en el vacío en el lugar considerado. 18. Gravedad y peso. — Llamamos gravedad el conjunto de he¬ chos que hace que los cuerpos materiales parecen atraerse unos á otros; la fuerza que anima á un cuerpo que cae verticalmente se llama fuerza debida á la gravedad terrestre ó bien peso de este cuer¬ po; la constante g se llama la aceleración de la gravedad terrestre en el lugar del esperimento : es la cantidad de que aumenta Ja ve¬ locidad de un cuerpoal caer durante una unidad de tiempo. Se admite, como hipótesis fundamental, que la tensión que pro¬ duce un cuerpo suspendido á un hilo ó la presión que comunica á un soporte, es proporcional á la fuerza, al peso, definida como pre¬ cede; las razones de esta hipótesis son las expresadas al interpre¬ tar el sentido de la palabra « fuerza» en el § 8. .. Luego es fácil me¬ dir los pesos, pues dos pesos iguales en los platillos de una balanza la mantienen en equilibrio, y llamamos suma del peso de dos cuer¬ pos el de un cuerpo que puesto en el platillo de una balanza man¬ tiene los otros dos en equilibrio. Tomemos pues una unidad de peso en un lugar determinado, por ejemplo, el del padrón de platino depositado en el archivo de la Oficina Internacional de París, que se llama kilogramo; defini¬ mos : la unidad de energía es la que adquiere la unidad de peso en aquel lugar, al caer verticalmente de la unidad de longitud, ó sea de un metro de altura; es decir, la energía cinética que adquiere el kilogramo tipo al caer en la Oficina Internacional de París desde la altura de un metro hasta el lugar que ocupa en la misma oficina. Son necesarias estas limitaciones porque la aceleración déla gra¬ vedad, y luego el peso, varían con la posición del lugar en que se experimenta sobre la superficie terrestre y con la distancia del punto considerado al centro de la tierra. 80 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA La ecuación (7) encontrada, puede escribirse : (8) E m2 == - : g y expresa que : La masa es el cociente del peso de un cuerpo por la aceleración de la gravedad terrestre, ambos medidos en un mismo lugar de la superficie terrestre arbitrariamente elegido. Esta definición es la ordinaria, por consiguiente hemos identifi¬ cado el ciclo de nuestras magnitudes con el de las generalmente usadas en física ; ambos grupos de magnitudes mecánicas son idén¬ ticos, y difieren solo en el modo de concebirlos. 14. Ventajas del nuevo modo de basar la mecánica. — Con el sis¬ tema que toma por base la energía no hay, según acabamos de ver¬ lo, ningún misterio ni nocion metafísica alguna puesto en juego : hablamos de enegía y definimos claramente'su unidad ; pues bien, la energía se puede siempre medir ¿ sea directamente, sea indirecta¬ mente por transformación en una especie de energía fácil á compa¬ rar con el padrón. Las esperiencias célebres sóbrela determinación del equivalente mecánico de la caloría, son un ejemplo notable de tales reduccio¬ nes. La ley de Joule nos permite proceder de la misma manera al estimar la energía de una corriente eléctrica ; y es fácil concebir que sea siempre posible establecer esperimentalmente el equivalen¬ te de cualquier forma de energía medida en energía cinética. La fuerza es el cociente de una energía por una cierta longitud; es una magnitud dirigida ; su valor cambia según la dirección en que se estima ; dos fuerzas que se cortan se componen entre sí como vectores: tienen una resultante la que, sola, produce el mismo tra¬ bajo que ambas componentes juntas. Evitamos completamente las definiciones de la fuerza como cau¬ sa de movimiento : el movimiento no tiene causa: es el ser mismo de la naturaleza. En efecto, se dice que un fenómeno A es causa de otro B cuando, siempre que se produzca A, se produce también B, después de A: pero la fuerza no es un fenómeno , una sensación di¬ recta: no se ve la fuerza, no se toca la fuerza : tenemos una sensa¬ ción de contacto, compresión ó estension de nuestros órganos, en ciertos casos, debida á 1a. energía cinética de los cuerpos que nos CONFERENCIAS SOBRE MECANICA 81 circundan, ó la de nuestros propios órganos con relación á aque¬ llos; un cuerpo inmóvil no produce ninguna sensación de esfuer¬ zo en órganos táctiles inmóviles (hago abstracción de los efectos de- bidos á diferencias de temperatura, humedad, etc.), luego la sen¬ sación esfuerzo sigue la de movimiento: el movimiento es la causa de la fuerza, desde que la precede siempre. Por otra parte, abundan en la naturaleza los fenómenos de ener¬ gía en que nos falta la sensación de presión ¿cuál es la fuerza de una corriente eléctrica? cuál la de un rayo luminoso? ¿cuál la de una oscilación eléctrica hertziana? ¿ cuál la del cuerpo que se ca¬ lienta? Con nuestra definición es fácil definir estas fuerzas, es fácil medirlas, sin hacer hipótesis alguna sobre la naturaleza déla elec¬ tricidad, de la luz ó del calor. Trabajamos con nociones siempre claras, y determinadas sin ambigüedad. La masa es el cociente de una cierta energía por el cuadrado de una velocidad: es la capacidad energocinética de los cuerpos. Desaparece completamente lo místico de la definición antigua que nos decía: es la cantidad de materia de un cuerpo, ó un número proporcional á esta. Cómo admitir semejantes ideas metafísicas en la ciencia moderna : si nosotros no sabemos lo que es materia, ni conocemos ninguna de las propiedades de este concepto de la anti¬ gua filosofía : la materia no nos produce sensaciones ; lo que senti¬ mos son ciertas formas de energía que actúan sobre nuestros órga¬ nos. Decimos un cuerpo es duro cuando necesitamos mucha ener¬ gía para reducir su volúmen : tiene una cierta energía potencial ó cinética que corresponde á la variación del volumen. Decimos que es caliente cuando su temperatura es mayor que la de nuestra mano á la que cede un cierto número de calorías: energía calorífica; etc. Todas las propiedades de los cuerpos se manifiestan á nosotros solo y esclusiv amente por trasmisión ó absorción de energía, no tene¬ mos más conocimiento de ellos que mediante estos fenómenos ; luego sería más que irracional poner á la base de la mecánica la . « cantidad» de esta sombra fugaz, la materia, que no conocemos y no podemos concebir. En la próxima conferencia aplicaremos las mismas ideas para de¬ terminar las condiciones cantitativas del equilibrio y del movi¬ miento de los sistemas en el caso de movimientos muy pequeños, y veremos cómo, de los principios sentados, se deducen las ecua- 'ciones correspondientes con la mayor sencillez. ANAL. sor.. CTENT. ARG. T. XXXIV 6 NOVA HEMIPTERA FAUNARUM ARGENTINAE ET URUGUAAENSIS POR EL Dr CARLOS BERG. ( Contimiaciónj Fam. CAPSÍDAE. Subf. CAPSINA. Div. MIRARIA. Gen. Miris F., Reut. 96 (147). Miris OoStreti Stal. Al escribir mi « Hemiptera'Argentina » no conocí esta especie, y la enumeré por la indicación de Slál. Ahora puedo examinar siete ejemplares de la misma, procedentes del Lago Argentino de Pata- gonia y que pertenecen al Museo de La Plata. La especie varía algo en la coloración de la cabeza, de las an¬ tenas, del pronoto y de los hemélitros. Hay ejemplares que tienen la cabeza totalmente negra y los hemélitros de un leonino impuro uniforme, mientras que en otros la cabeza es poco infuscada en la parte lateral y los hemélitros son muy pardos, con el borde cos¬ tal amarillento. En el mismo sentido varían el pronoto y el primer artículo antenario. Los machos tienen el cuerpo más angosto, la cabeza más pun¬ tiaguda y el primer artículo de las antenas más largo que las hem¬ bras; son por lo general también de coloración más obscura, con el primer artículo antenario negruzco. Es de 6 á 7 milímetros de largo y de 1 ,5 á i ,8 de ancho. BERG : NOVA HEMIPTERA ARGENTINAE ET URUGUAYENSIS 83 Div. PHYTOCORARIA. Gen. Resthenia Spin. Subg. Callichila Reut. Ofv. Vet.-Akad.. Forh. 1875, 9, p. 64. 97. Restlienia (CalHeliiBa) grantlis (Blanch.) Reut. Phytocoris granáis Blanch. in D’Orbigny, Voy. dans l’Amér. mérid. VI, 2, p. 220. 771, pl. 30, íig.7 (1843). Resthenia dimidio-rufa Stál, Ófv. Vet.-Akad. Forh. XII, p. 186. Capsus dimidiorufus Walk., Cat. VI, p. 106. 222 (1873;. Resthenia fCallichilaJ granáis Reut., Ófv. Vet.-Akad. Forh. 1875, 9, p. 64. 1. Patria : Corrientes. — Paraguay. Un ejemplar de Corrientes, de donde también procede el ejem¬ plar típico, y otro del Paraguay, están conformes con las descrip¬ ciones arriba citadas, salvo pequeñas diferencias individuales. 98. Restlteasia (CaSSscEitía) ©«eápitali® Berg, n. sp. Miniata, tylo, lineis tribus (lateri transversa, media longitudinali) basalibus capitis, antennis, parte media scatelli, hemelytris, alis, maculis tribus lateralibus pectoris, ápice abdominis pedibusque nigris ; margine laterali pronoti sat acute margi- nato, antice flctvido ; parte antica callosa pronoti margineque antico collctris ex parte flavidis; an¬ tennis pedibusque parum pilosulis. Mas long. corp. 8, cum alis 10 ; lat. hum. 3, 5 mm. Species pictura capitis sat insignis. Caput val- de nutans, medio admodum convexum, postice nigro-trilineatum ; tylo producto, nigro ; antenna- rum articulo primo capite longiore, secundo api- cem versus sat incrassato ; rostro coxas medias superante. Pronotum laete miniatum, plus tertia 84 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA parte brevius quam postice latius, indistincte trans- verserugosum, marginibus antico-lateralibus acute marginatis, fere rectis, postico ieviter sinuato. Scu- tellumsal tumidum, nigrum, ad latera miniatura. Hemelytra nigro-picea, perparum sericea. Alae nigricantes. Dorsum abdominis satúrate minia¬ tura, ex parle infuscatum. Tibiae sat dense pilo- # sulae. Patria: Territorium Missionum Reipublicae Ar- gentinae. De esta bonita especie poseo un solo ejemplar algo mutilado, que fué descubierto en el Territorio de Misiones, por el Sr. Back- HAUSEN. Subg. Restiienia Reut. Ofv. Yet.-Akad. Fórh. 1875, 9, p. 64. 99 (377). Resiliente (Resiliente) natiliiterte Berg. Resthenia multifarior Berg, Hem. Argent. p. 292. 377 (1879) et Anal. Soc. Cient. Argent. IX, p. 20. 377 (1880). Esta especie, cuyo nombre sufre una pequeña transformación, representa una transición entre los dos subgéneros. Tiene el bor¬ de lateral de! pronoto casi de todo carenado, siendo la carena ob¬ tusa y hacia atrás algo desvanecida; en un ejemplar se halla más desarrollada áun lado que al otro. i 00 (71). Resiliente (Restlaeiate) «aE°BBjjaoayeiasás Berg. Resthenia uruguayensis Berg, Anal. Soc. Cient. Argent. XVI, p. 12. 71 (1883) et Add. et Emerid. ad Hem. Argent. p. 70. 71 (1884). Por un lapsus ccilami se dice en la descripción de esta especie «.marginibus lateralibus ( pronoti ) antrorsum immarginatis » , mien¬ tras que el hecho demuestra lo contrario ; debe leerse marginatis en lugar de immarginatis. Nuevamente no la he observado. BERG : NOVA HEMJPTERA ARGENTINAE ET URUGUAYENSIS 85 101 (160). (Kestla^wla) Suteieeps (Stal) Reut. Capsus luteiceps Stál, Freg. Eug. Resa. Ins. p. 257. 100 (1859). Capsus ( Resthenia ) luteiceps Walk., Cat. VI, p. 108 et 107. 235 (1873). Resthenia ( RestheniáJ luteiceps Reut., ÓfV. Vet.-Akad. Forh. 1875. 9, p. 64. 10. Resthenia luteiceps Rerg, Anal. Soc. Cient. Argent. VI, p. 276. 160 (1878) et Hem. Argent. p. 126. 160 (1879). Varios ejemplares recogidos en las Provincias de Buenos Aires y Corrientes, demuestran la variabilidad de esta especie. La mancha negra déla cabeza tiene mayor ó menor extensión, faltando á ve¬ ces por completo ; el tilo siempre es negro. El collar del prohoto por lo general rojo, es en algunos ejemplares del todo negro, en otros negro, con el borde ó con manchas rojas; á veces son tam¬ bién rojizas las dos callosidades de la parte anterior del pronoto. Las antenas y patas son en algunos casos completamente negros, mientras que en otros el artículo basilar de las antenas es más ó menos rojo, y los fémures están adornados de un anillo medio co¬ lorado de poca ó mucha extensión. El prosternón es generalmente rojo en los costados, y lo es también, por lo común, la parte late¬ ral basilar del vientre. 402. X&estlien&a (Resthenia) Esás-taala Berg, n. sp. Elongata, nigra, capite, fronte excepta, marginibus lateralibus pronoti, prosterno ad latera, scutello medio et ápice cuneoque hemelytrorum , api- ce ipso excepto, aurantiacis ; sat longe hirsuta, praecipue inantennis et pedibus ; oculi prominuli; articulo basali antennarum capite multo longiore; rostro coxas posticas subattingente. Femina long. corp. 6, cum a lis 8 ; lat. 2,6 mm. Statura picturaque Lopo mat( Rossi) Fieb. (Hahn, Wanz. fig; 231) valdesimilis; praeterea ex affinita- te Resth. circummaculatae (Stál) Reut. et Resth. uruguay ensis Berg, ab ambabus pictura etpraeser- tim oculis majusculis structuraque hirsuta facilli- 86 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA me dislinguenda. Caput breviusculum, birsutum , in fronte infuscatum ; oculis majusculis et promi nu- lis; antennarum articulo basali capite multo lon- giore et longe hirto, secundo illo plus quam duplo longiore, íantum ad basin piloso, Pronotum satis birsutum, antice quadricallosum (divisionibus duabus collaris inclusis), marginibus lateralibus • anticis leviter sinuatisad callos marginatis, postico fere recto. Scutellum sordide aurantiacum, ad la¬ tera infuscatum. Hemelytra nigra, parce griseo- sericea, ad costam ciliata, cuneo, ápice ipso ex¬ cepto, aurantiaco. Pedes longe hirsuti, femoribus compressis, latís. Patria: Territorium Missionum Reipublicae Ar- gentinae. El único ejemplar que poseo de esta nueva especie, fué recogido en la parte septentrional de Misiones, por el señor Backhausen. 103 (157). Mesllaeraia (Kestíaemia) eiBasaamomea Berg. Un ejemplar recogido en el Paraná, por el señor Ambrosetti, es de color isabelino sumamente claro, y en la parte inferior de un blanco ocráceo ; sólo el dorso abdominal, los hemélitros con la membrana y dos fajas longitudinales del pronoto son de color de avellana. El borde lateral del pronoto no tiene carena. 104. B&esliaeaiia (Resífiaenaa) costalós Stal. Resthenia costalis Stal, Rio Jan. Hem. I, p. 47. 8 (1860). Capsus ( Resthenia J costalis Walk., Cat., VI, p. 106 et 107. 229 (1873). Resthenia (Resthenia) costalis Reut., Ófv. Vet.-Akad. Forh., 9, p. 1875, 64, 12. Patria : Rio Janeiro. — Corrientes. Á esta especie debe pertenecer un hemíptero mutilado proceden¬ te de Corrientes. Corresponde bastante bien á la descripción del BERG : NOVA HEMIPTERA ARGENTÍNAE ET URUGUAYENSIS 87 autor, faltándole solo la mancha negra del tilo y la de la extremi¬ dad del abdomen. 105. Kestliemia (Resíllenla) iiyerBaamelaena Stal . Resthenia Zetterstedti Stal, Rio Jan. Hem. I, p.46. 4 (1860). Resthenia pyrrhomelaena Stal, Rio Jan. Hem. I, p. 46. 5 (1860). Capstis ( Resthenia ) Zetterstedti Walk., Cat. VI, p. 106. 224 (1873). Capsus (Resthenia) pyrrhomelaena Walk., Cat. VI, p. 106. 226 (1873). Resthenia (Resthenia) pyrrhomelaena Reut., Ófv. Vet.-Akad. Forh. 1875. 9, p. 64. 14. Patria : Rio Janeiro. — Corrientes. Un ejemplar procedente de Monte Caseros (Corrientes) y conser¬ vado en el Museo Nacional de Buenos Aires, debe pertenecer á esta especie. Es algo más pequeño que los ejemplares típicos, tiene el círculo amarillento de la base del primer artículo antenario su¬ mamente desvanecido, la cabeza inferiormente rojiza, y también los fémures medios cerca de la base blanquizcos, mientras que los anteriores son del todo negros. El primer artículo de las an¬ tenas es del largo del pronoto más ó menos, como lo pide el fun¬ dador de la especie, y, por consiguiente, muchísimo más largo que la cabeza, lo que está en contradicción con la observación de Reuter : articulo primo capite paullo longiore. 106. Resíllenla (Resllaenia) «Sissoeiaía Berg, n. sp. Sat augusta , isabellina aut laete ferruginect, anten- nis, rostro, tyloverticeque ex parte, punctis duo- bus occipitalibus, callis partís anticae pronoti, scutello utrimque, membrana, nec non etiam mci~ culis nonnullis obsoletis pectoris serieque margi- ncili depressionarum ventris, plus minusve ni- gris. Mas segmento anali utrimque infúscalo. — Long. corp. 5-6, cum alis 8-9,5 ; lat. hum. 2,4-3 mm. 88 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Species fíesth. platensi Berg aliqua ex parte si- müis. Bilute isabellina aut laetissime ferruginea, antennis, rostro mé,m branaque d istincte nigris. Ca- put breviusculnm, supra sal tumidum eí obsolete diagonaliter fusco-striatum, prope callum raaculis duabus nigris ornatum; antennis sat validis, arti¬ culo primo capite vix sed secundo primo triplo longiore ; rostro coxas posticas nonnihil superante. Pronotum postice quam antice duplo fere latius, perparum sericeum, antice distincte bicallosum, callis ipsis fuscescenti-irroratis, marginibus latera- libus obtusis. Scutellum basi calloso-elevatum, fuscum, linea longitudinali media marginibusque flavidis exceptis. Ilemelytra coriaceo-punctulata. Alae fuscae et iridicolores (Pedes desuní). Patria : Kespublícae Argentina et Uruguayensis. Dos ejemplares, de que uno procede déla Provincia de Salta, el otro de la Colonia Nueva Helvecia de la República Oriental del Uruguay. Gen. Calocoris Fieb., Reut. 107. gsgBa^a'e&H (Stal). Cupsus Signoreti Stál, Eug. Res. Ins., p. 257. 98 (1859). Capsus (Orthops) Signoreti Wallc., Cat. VI, p. 105. 217 (1873;. Patria : Rio Janeiro. — Territorium Missionum Reipublicae Argentinae. Un par de ejemplares recogidos en el Departamento de Monte Agudo (Misiones), por el señor Ambrosetti, á fines de 1891, corres¬ ponden bien á la descripción dada por el autor. El pronoto es de un ferrugíneo vivo y muy lustroso ; los heméli- tros fuliginosos ó de un castaño obscuro, tienen la comisara, la lí¬ nea ó faja submarginal longitudinal y la mancha grande del cúneo, de color amarillo muy vivo; de igual coloración es la línea media del escudillo. Los anillos obscuros de las patas son muy poco marca- BERG : NOYA HEMiPTERA ARGENTINAE ET URUGUAYENSIS 89 dos y mejor visibles en las tibias que en las fémures. Además de dos líneas marginales amarillas del vientre, se hallan algunas líneas cortas de disposición diagonal. La trompa sobrepasa la parte coxal de las extremidades posteriores, carácter por el cual la especie pertenece a! género Ccilocoris propiamente dicho, ó al subgénero de este mismo nombre. 108. C'aSocfflris Íasaaaaerí&iig Berg, n. sp. Satúrale miniatus, nitidus, antennis, tylo, parte hu- merali pronoti elytrisme, parte costali excepta, nigris ; linea longitudinali scutelli, Ínter dum ob¬ soleta, flava; exocorio ad costam et praecipue apicem versus cuneoque, ápice ipso excepto, ru- bris ; membrana füliginea; vciriat hemelytris, scu- tello parteque postica pronoti fere totis nigris, cuneo medio obscure rubro . Mas et femina long.,corp. 4,5-5, cum alis 6-6,5; lat. hum . 2-2,5 mrn. Oblongo-ellipticus, nitidus, densissime punctu- latus. Capul antice sat produetum, testaceo-minia- tum ; oculis magniusculis ; antennis nigris, arti¬ culo primo capile valde íongiore, secundo apicem versus sat incrassato, tertio basi pallido; rostro Ínter coxas posticas extenso. Pronotum postice quam antice dimidio vix latius, marginibus late- ralibus anticis valde obtusis, posticis supra angu¬ ste nigro-tinctis, coliare parum elevato. Scutellum transverse rugulosum, ápice satis acuminatum. Hemelytra dense punctulata, picea, ad costam, praecipue apicem versus et in cuneo, obscure ru¬ bra. Subtus laete miniatus, interdum ventre api¬ cem versus infuscato ; pedibus miniatis, tibiis rubro-fuscis. Patria: Territorium Missionum Reipublicae Ar- gentinae. Esta nueva especie, algo parecida á la Sysinas floridulus Dist. 90 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA (Biol. Centr.-Amer. Rhynch., p. 249, tab. 24, fig. 24), fué descubier¬ to en el Departamento de Monte Agudo de Misiones, por el señor D. Juan B. Ambrosetti. Los ejemplares típicos se conservan en el Museo Nacional de Buenos Aires y en la colección mía. • 109. CaSocoris lineolatiig Berg, n. sp. Ochroleucus, antennis, linea media capitis, pronoto hemely trisque obscure umbrinis, horum lineapost- media, marginibus et macula media magna cuneo- que, illius margine laterali lineolisque quattuor antice et postice abbreviatis et alteris duabus po- sticis perparum conspicuis, flavidis ; antennarum articulo secundo basi albido, medio rufo; membra¬ na fuscescenti, venis pallidis. F omina long. corp. 5, cum alis 6,5; lat. 2,2 mm. Species pictura pronoti et hernelytrorum valde insignis et Cal. jurgioso Stál admodum similis. Ca- put angustiusculum, flavidum, linea media um- brina ornatum; tylo sat producto, piceo; rostro dilute piceo, coxas posticas nonnihil superante; antennis umbrinis, articulo primo capite longiore, secundo primo duplo et dimidio longiore, basipal- lido, medio rufo. Pronotum antice quam postice duplo fere latius, satúrate umbrinum, antice, marginibus lateralibus lineolisque quattuor disci flavidis, bis postice valde abbreviatis, lineolis vel punctis duobus flavidis pone lineas quattuor par- vissimis (asymelricis). Hemelytra obscure umbri- na, parum sericea, linea mediaexocorii, marginibus costali et interno maculaque media valde extensa cunei, flavidis, liac ad costa m rufa. Scutellum ni- gricans, ápice flavum. Subtus ochroleucus, ex parte rufo-tinctus ; pectore utrimque maculis duabus fu- scescentibus ornato. Patria : Córdoba. De esta especie poseo un solo ejemplar sin patas, que fué reco¬ gido en la ciudad misma de Córdoba. BERG • NOVA HEMIPTERA ARGENTINAE ET URUGUAYENSIS 91 Subg. Paracalocoris Dist. Gen. Paracalocoris Dist. Biol. Centr.-Amer. Rhynch. p. 263(1883). 110. CftSocoris (tParacalocoris) Ssiataaetaía (F.) Stal. Capsus bimaculatus F., Syst. Rhyng. p. 243, 8 (1803). Calocoris bimaculatus Stal, Hem. Fabr., I, p. 86, 1 (1868). Capsus ( CalocorisJ bimaculatus Walk., Cat. «VI, p. 105. 216 (1873). Patria: Amer. merid. — Respublica Argentina. Muchos ejemplares recogidos en el Territorio de las Misiones ar¬ gentinas, demuestran la gran variabilidad de esta especie, de que FABRiciusda una descripción sumamente corta y cuyos ejemplares típicos se hallaban mutilados, cuando Stal hizo la nueva descrip¬ ción de los mismos. Las tres variedades principales, las caracte¬ rizaré del modo siguiente : a Cal. (Par.) bimaculatus typicus : Sordicle ferru- gineus, maculis duabus puncliformibus ante mé¬ dium pronoti nigris. (3 Cal. (Par.) bimaculatus vittatus : F lavido-ferru- gineus, macula postica magna subtriangulari pro¬ noti, scutello marginibusque interno el externo hemely trorum nigris . Y Cal. (Par. ) bimaculatus niger : Totusmger, macu¬ la parva basali membranae, maculis nonnulhs pectoris lineisque lateralibus ven tris exceptas, ctl- bidis. Debe observarse, que en todas las variedades la cabeza y sus ór¬ ganos, son más ó menos negruzcos, así mismo, como las extremi¬ dades; de que las tibias anteriores y medias están adornadas de un círculo ancho ferrugíneo, y las posteriores de dos : uno angosto antemedio, otro ancho apical. La membrana muestra una pequeña mancha blanquizca diáfana, muy próxima al cúneo; este último 92 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA tiene el ápice siempre negro. El vientre es más ó menos negro, principalmente en sus partes laterales, que llevan tres ó cuatro lí¬ neas angostas amarillentas é interrumpidas por los bordes de los segmentos también amarillentos. En la variedad [3, los dos puntos negroide la parte anterior del pronoto, se unen en mavor ó menor escala con la mancha casi triangular negra, que se extiende hasta el borde posterior del pronoto. Div. CAPSARIA. K Gen. Lygus Haiin, Reut. Subg. Lygus Reut. 111. (Ijyfps®) í$eraagáai®@asa Berg, n. sp. Ochroleucus vel flavido-cremeus , pronoto, scutello hemelytrisque cierugineo-aclspersis vel maculatis ; cap iie in vértice maculis duabus et in fronte li- neolis laleralibus ferrugineis ornato; abdomine virescenti ; pedibus virescenti-flavidis, minute aeruginoso-adspersis . — Long. cum alis 3,6; lat. 1 mm. Species pictura capitis et tinctura pronoti, scu- telli hemelytrorumquefacile recognoscenda. Caput subpentagonale, aegerrime punctuiatuin, in ver- tice tota iatitudine perparum obtuse elevalo-mar- ginatum ; oculis sat magnis; antennis robustis, articulo primo basi apiceque infúscate, capite ae- quilongo, secundo primo triplo fere longiore; ro¬ stro ad coxas posticas extenso. Pronotum aegerrime punctulatum, antice sulculo transverso instructo, marginibus lateralibus vix sinuatis, postico fere recto. Scutellum basi elevatum et pone elevatio- nem sulculo transverso praeditum. Membrana maculis obsoletis fuscescentibus ornata. Pedes virescenti-flavidi, tibiis flavidis. Patria: Provincia Bonaérensis. BERG : NOVA HEMIPTERA ARGENTINAE ET URUGUAYENSIS 93 De esta especie posee el Museo Nacional de Buenos Aires un ejemplar algo mutilado, que procede de Chacabuco y fué cazado por el señor D. Félix Lynch Arribálzaga. 112. JLyggass (ILygesg) goliataratus Berg, n. sp. Mrescenti-flavidus ciut flavido-virens, collare et fa- scia lata postmedia prono ti, basi lateribusque scu- telli, hemelytris medio, costa apicem versus cu- neoque maxima ex parte exceptis, laeie fuligineis aut subcastaneis ; antennis sor dide viridibus ; dor¬ so abdominis ventreque ad latera aurantiacis ; fe- moribus pone médium rubro-maculatis; tibiis anticis parum spinulosis. Mas et femina long. corp. 2,5-3, cum alis 3, 2-3,7 ; lat. 2, 2-2, 5 mm. Patria: Territorium Missionum Reipublicae Argentinae. Species pictura pronoti scutellique facile digno- scitur. Sal elongatus, nitidus. Caputbreviusculum, cum oculis parte antico pronoti valde latius et ápice sat productum; antennis sat longis ; rostro ad co- xas posticas extensum. Pronotum rugulosum, breviusculum, marginibus íateralibus admodum arcuatis, postico medio levissime sinuato. Scutellum rugosum, medio apicem versus viride. Hemelytra ruguloso-punctulata, sat dense pubescentia, maxi¬ ma ex parte laete fuligineavel dilutecastanea, exo- corio medio et ad costam apicem versus generaliter virescenti; cuneo sordide viridi, ápice ipso casta- neo. Subtus breviter pubescens ; ventre ad latera plus minusve aurantiaco et rubro-irrorato; femo- ribus pone médium rubro-maculatis autrubescen- ti-irroratis ; tibiis ruíescentibus. Los dos ejemplares que poseo de esta especie, fueron recogidos en la parte septentrional de Misiones, por el señor D. Carlos Back- HAUSEN. 9 4 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Gen. Poeciloscytus Fieb., Reut. 113. PoeeiSoscyísas nibricuneiis Bebg, n. sp. Niger , subnitidus, sat dense punctulatus, capite sae- pissime ferrugineo, maculis ducibus vertíais prope oculos flavidis, exocorio ad costam apicem versus interdum rufo aut rubescenti, cuneo generaliter obscuro rubro, ápice flavido ; articulo secundo cin- tennarum apicem versus fuscescenti el vixincras- sato ; membrana pedibusque pallidis, his rube- scenti-irroratis vel submaculatis. Mas lóng. corp. 3-3,5, cum alis 4-4,3 ; lat. 1,3 mm. Qblongo-ovalis, admodum punetulatus. Caput latiusculum, antice sat productum, in vértice di- stincte marginatum ; oculis magnis ; antennis Ion- gis, articulo secundo primo quadruplo íere longiore, apicem versus vix incrassato ; rostro coxas posticas subattingente.Pronotum convexiusculum, punclu- latum, postice quam antice plus duplo latius, an¬ tice utrimque perparum impressum, marginibus lateralibus leniter rotundatis, postico medio vix sinuato. Scutellum convexiusculum, transverse rugosum. Hemelytra subtiliter rugoso-punctulata, pilulis aureo-flavis fragilibus perparce vestita, api- ce interdum rubra aut flavida; cuneo sat dense pubescenti ; membrana fuliginea, venís flavidis.' Subtus piceus, pectore ventreque medio interdum pallidis; pedibus sordide flavidis, maximam ad partero rubescenti-irroratis. Patria: Territorium Missionum Reipublicae Ar¬ gén ti nae. Los cuatro ejemplares algo mutilados de esta nueva especie, fueron recogidos en el Departamento de Monte Agudo, á fines de Diciembre de 1891, por elSr. Ambrosetti; se conservan, en parteen la colección del Museo Nacional de Buenos Aires y en parte, en lamía. BERG : NOVA 1IEMIPTERA ARGENTiNAE ET URUGUAYENSIS 95 114. Poeciloscyitas piceus Berg. Resihenia picea Berg, Anal. Soc. Cient. Argent. VI, p. 275. 168 (1878) et Hem. Argent, p. 125. 158 (1879). Poeciloscytus piceus Berg, Anal. Soc. Cient. Argent. XVI, p. 19. 81 (1883) et Add. et Emend. ad Hem. Argent. p. 76.81 (1884). Patria : Respublicae Argentina et Uruguayensis. Esta especie la he observado también cerca de Montevideo. Se halla principalmente en el Xant/iium spinosum L., planta que lle¬ va el nombre vulgar de cepci-cabcillo. Este pequeño hemíptero es muy variable en cuanto á la colora¬ ción y la pubescencia de la parte superior del cuerpo. Algunos ejemplares son casi negros, con excepción de las dos pequeñas manchas de la cabeza, del borde posterior del pronoto, de la mar¬ gen costal de los hemélytros y de los nervios de la membrana; otros tienen Jos hemélytros verdosos ó blanquizcos, con la parte interna del corion y el clavo negruzcos. Hay ejemplares que tie¬ nen la pubescencia muy densa y amarillenta, y otros, muy rala y blanquizca. También varía la coloración de los diferentes ór¬ ganos. Antias Dist. Biol. Centr.-Amer. Rhynch. p. 298 (1884). 115. Auftáas tucidais Berg, n. sp. F Icwido-teslaceus veldilutissime ferrugineus, niti- dus, linea obliqua postmedia hemelytrorum obso¬ leto fuliginea, lineóla prope marginem interiorem cunei laete rubra, venis membrancte rufis; vértice foveolo distincto praedito; pronoto clistincte pun- ctato\ scutello laevi; venis alarum maxima ex parte miniatis. Femina long. corp. 3,5 , cum alis á, 5; lat. 2 mm, Habitu A. subaerati Dist. Caput laeve, in vértice foveolo profundo praeditum; oculis mediocribus, 96 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA rubescenlibus ; antennarum articulo basali capite vix longiore, sat incrassato et basi abrupte attenua- to; rostro ad coxas medias extenso, ápice ipso fu¬ sco. Pronotum postice quam antice plus quarn duplo lalius, distincte punctatum, coliare parteque sub¬ callosa postcoliari laevibus. Scutellum tumidiuscu- lum, laeve, sparsissime setulosum, adbasin leniter impressum. Hemelytra sat diaphana, ad costam valde dilatata, dilatatione basi quam ápice latiore, linea fuscescenti exocorii apicem versus parum di¬ latóla, sutura cíavi costaque ipsa fortiter puncta- tis, lineóla intramarginali elevata clavi miniata aut dilute rubra; membrana ex parte sórdida. Subtus flavidus vel subaurantiacus ; prostethio utrimque fortiter punctato (Pedes desunt). Patria: Territorium Missionum Reipubücae Ar- gentinae. De esta nueva especie bien caracterizada por las líneas de diferen¬ te color del exocorio y del cúneo, poseo un solo ejemplar algo mu¬ tilado, y procedente de la parte septentrional de Misiones. ( Continuará) . LISTA DE LOS SOCIOS HONORARIOS Dr. Germán Burmeister f. — Dr. Benjamín A. Gould. — Dr. R, A. Philippi. — Dr. Guillermo Rawson -j Dr. Carlos Berg. CORRESPONSALES Arteaga Rodolfo de . Montevideo. Ave-Lallemant, Germán . Mendoza. Brackebuscb, Luis . Córdoba. Carvalho, José Carlos de . Rio Janeiro. Denza, F . Cordeiro, Luciano Netto, Ladislao . Paterno, Manuel . Reid, Walter F . Strobel, Pellegrino . . . Moncalieri (Italia) .. Lisboa. Rio Janeiro. Palermo(It.). Lóndres. Parraa (Ital.). CAPITAL Aberg, Enrique. Acuña, Demetrio G. Agote, Cárlos. Aguije, Eduardo. Aguirre, Pedro. Agrelo, Emilio C. Albert, Francisco. Albertoli, Giocondo. Aldao, Cárlos A. Almada Luis E. Alrich, Francisco. Alsina, Augusto. Amespil, Lorenzo. Amoretti, Félix. Anasagasti, Federico. Anasagasti, Ireneo. Andrieux, Julio. Araoz, Amelio. Aranzadi, Gerardo. Arata, Pedro N. Arigós, Máximo. Arnaldi, Juan B. Arteaga, Alberto de Aubone, Cárlos. Avenatti, Bruno. Avila, Delfín. Ayerza, Rómulo. Badell, Federico V. Bacciarini, Euranio. Bahia, Manuel B. Baigorría, Raimundo. Baflcalari, Enrique. Bancalari, Juan. Balbin, Valentín. Barabíno, Santiago E. Barberan, Abelardo. Barra, Cárlos de la. Barzi, Federico. Basarte, Rómulo E. Bastianini, Egidio. Battilana Pedro. Baudrix, Manuel C. Bazan, Pedro. Becker, Eduardo. Belgrano, Joaquín M. Benavidez, Roque F. Benoit, Pedro. Bernardo, Daniel R. Biraben, Federico. Blanco, Ramón C Rlot, Pablo. Brian, Santiago Bosque y Reyes, F. Rooth, Luis A. Bugni Félix. Bunge, Cárlos. Burgos, Juan M. Burmeister, Carlos. Buschiazzo, Cárlos. Buschiazzo, Francisco. Buschiazzo, Juan A. Bustamante, José L. Cagnoni, Alejandro N. Cagnoni, José M. Cagnoni, Juan M. Campo, Cristóbal del Campo, Leopoldo del Canale, Julio. Candiani, Emilio. Candioti, MarcialR.de Cano, Roberto. Carbone, AugustinP. Caride, Estéban S. Carmona, Enrique. Carreras José M. de las Carvalho, Antonio J. Casal Carranza, Roque. Castellanos, Cárlos T. Castex, Eduardo. Castro, Ramón B. Castro, Vicente. Castelhun, Ernesto. Cejas, Agustín. Cerri, César. Chanourdie, Enrique. Chapeaurouge, C. de. Chueca, Tomás A. • Claypole, Alejandro G. Clérici, Eduardo E. Cobos, Francisco. Cobos, Norberto. Cominges, Juan de. Córdoba Félix. Coronell, J. M. Coronel, Manuel. Coronel, Policarpo. Correas, Waldino. Correas, Alberto. Corti, José S. Costas, Rodolfo. Courtois, U. Cremona, Andrés V. Cremona, Víctor. Crohare, Pablo J„ Cuadros, Carlos S. Darquier, Juan A. Dawney, Cárlos. Dellepiane, Juan. Dellepiane, Luis J. Diana, Pablo. Diaz, Abel. Diaz, Adolfo M. Diaz, Victorino. Dillon, Alejandro. Dillon Justo R. Domínguez, Enrique Doncel, Juan A. Dubourcq, Hermán. Duclout, Jorge. Durrieu, Mauricio. Duhart, Martin. Duffy, Ricardo. Duncan, Cárlos D. Dufaur, Estevan F. Echagüe, Cárlos. Fiizaguirre, Ignacio. Elguera, Eduardo. Elordí, Alberto. Elordi, Martin. Escobar, Justo V. Espinosa, Adrián. Esquivel, José. Etchecopar, Evaristo. Etcheverry, Angel. Ezcurra, Pedro Ezquer, Octavio A. Fernandez, Daniel. Fernandez, Honorato. Fernandez, Ladislao M. Fernandez. Pastor. Fernandez Blanco, G. Ferrari Rómulo. Ferrari, Santiago. LISTA DE SOCIOS (Continuación) Ferrer, Jorge F. Fierro, Eduardo. Fígueroa, Julio B. Fleming, Santiago. Friedel Alfredo. Forgues, Eduardo. Frogone, José 1. Frugoue, José V. Fuente, Juan de la. Funes, Lindoro. Gainza, Alberto de. Gaitero, Alfredo. Gallardo, Angel. Gallardo, José L. García, Aparicio B. García, Eusebio. Gastaldi, Juan F. Gayangos, Julio E. de Gentiliui, Pascual. Ghigliazza, Sebastian. Giardelli, José. Gilardon, Luis. Giménez, Joaquín. Gioachini, Arriodante. Girado, José I. Girondo, Juan. Gómez, Fortunato. González, Arturo. González, Agustín. González Velez, Alej. Gratnondo, Ernesto. Guerrico, José P . de Guevara, Ramón. Guevara, Roberto. Guglielmi, Cayetano. Güuther, Guillermo. Gutiérrez, José María. Hainard, Jorge. Herrera Vegas, Rafael. Herrera, Víctor M. Holmberg, Eduardo L. Huergo, Luis A. Huergo, Luis A. (hijo). Hughes, Miguel. Igoa, Juan M. lmperiale, Luis. Inurrigarro, T. M. José Irigoyen, Guillermo. Isnardi, Daniel, lsnardi, Vicente, lturbe, Miguel. Iturbe, Atanasio. Jacques,Nicolás. Jaeschke, Victor J. Jameson de la Precilla. Jasidakis, Juan. Jauregui, Emiliano. Jauregui, Nicolás. Jaureguiberry Enrique Keravenant, Adolfo. Koslowsky, Julio. Krause, Otto. Kyle, Juan J. J. Labarthe, Julio. Lafferriere, Arturo. Lagos, Bismark. Lagos, José M. Langdon, Juan A. Languasco, Domingo. Lanús, Juan. C. Lara, Alfredo. Larguía, Carlos. Lavalle, Francisco. Lavalle, José F. Lazo, Anselmo. Leconte, Ricardo. Lecureux, Gastón. Lederer, Julio. León, Rafael. Limendoux, Emilio. Lizarralde, Ramón. López Saubidet, P. Loudet, Osvaldo. Llosa. Alejandro. Lucero, Apolinario. Lugones, Arturo. Lugones Velasco, Sdor. Luro, Rufino. Ludwig, Cárlos. Lynch, Enrique. Lynch Arribálzaga. F. Machado, Angel. Madrid, Enrique de Madrid, Samuel de. Mallol, Benito J. Mamberto, Benito. Mantíino, Oscar. Manterola, Luis G. Mané, Cárlos. Marini, Á. Martínez, Carlos. E. Maschwitz, Cárlos. Massini, Cárlos. Massini', Estevan. Matienzo, Emilio. Mattos, Manuel E. de. Maupas, Ernesto. Maza, Fidol. Maza, Benedicto. Medina y Santurio, B Mendez, Teófilo F. Meyer, Bernardo. Meza, Dionisio C. Mezquita, Salvador. Mohr, Alejandro. Mohorade, Pedro. Molina Civit, Juan. Molina Salas, Cárlos. Molina y Vedia Julio. Molinari, José. Molino Torres, A. Molner, Antonio. Mon, Josué R. Moneta, José. Montes, Juan A. Moores, Guillermo. Morales, Cárlos Maria. Mors, Adolfo. Moyano, Cárlos M. Murzi, Eduardo. Nocetli, Domingo. Nocetti, Gregorio. Ñongues, Luis F. Ocampo, Manuel S. Ochoa, Arturo. Ochoa, Juan M. O'Donell, Alberto C. Ojeda, José T. Olivé, Emilio R. Olivera, Cárlos C. Olmos, Miguel. Orzabal, Arturo. Otamendi, Eduardo. Otamendi, Rómulo. Otamendi, Alberto. Otamendi, Juan B. Padilla, Emilio H. de Padilla, Ernesto E. Palacios. Alberto. Palacio, Emilio. Páquet, Cárlos. Pawiowsky, Aaron. Pelizza, José. Pereyra, Horacio. Pereyra, Manuel. Petit de Murat Czar. Philip, Adrián. Piaña, Juan. Piaggio, Pedro. Pico, Octavio S. Pico, [Pedro P. P idelaserra, Jaime. Pirovano, Ignacio. Pirovano, Juan. Posadas, Vicente. Pozzo, Segundo. Puig, Juan de la Cruz. Puiggari, Pió. Puiggari, Miguel. M. Quadri, Juan B. Quesnel, Pascual. Quijarro, José A. Quiroga, Atanasio. Ramallo, Carlos. Ramírez, Fernando F. Ramos Mejia. Ildef30 P. Rams, Estevan. Ratto, Leopoldo. Rebora, Juan. Reca de, Felipe. Renaud, Eugenio. Repetto, José. Riglos, Martiniano. Rigoli, Leopoldo. Robín Rafael, P. Rocamora, Jaime. Rodríguez, Eduardo S. Rodríguez, Andrés E. Rodríguez, Luis C. Rodríguez, Miguel. Rojas, Estanislao R. Rojas, Estéban C. Rojas, Félix. Romero, Armando. Romero, Cárlos L. Rosetti, Emilio. Rospide, Juan. Rostagno, Enrique. Ruiz de los Llanos C. Ruiz, Manuel. Saccone, Enrique. Sagasta, Eduardo. Sagastume, Demetrio. Sagastume, José. M. Saguier, Pedro. Salas, Estanislao. Salas, Julio S. Salvá, J. M. Sánchez, Emilio J. Sánchez, Matías. Sangas, Rodolfo. San Román, í berio. Santillan,” Santiago P. Senillosa, Juan A. Señorans, Arturo 0. Saralegui, Luis. Sarhy, José. V. Sarhy, Juan F. Scarpa, José. Schneidewind, Alberto Schickendantz, Emilio. Schroder, Enrique. Schwartz, Felipe. Scotti, Cárlos F. Segovia, Fernando. Selstrang, Arturo. Serna, Gerónimo deia Schaw, Arturo E. Schaw, Cárlos E. Silva, Angel. Silveira, Luis. Simonazzi, Guillermo Siri, Juan M. Sirven, Joaquín. Sola, Ricardo. Soldani, JuanSA. Soria, David E. Sota, Alberto de la. Spika, Augusto. Stavelius, Federico. Stegmau, Cárlos. Sónico,) Yíctor. Taboada, Miguel A . Taurel, Luis. Tessi, Sebastian T. Thedy, Héctor. Thompson, Valentín. Torino, Desiderio. Tornó, Elias. Treglia, Horacio. Tressens, José A, Tzaut, Constante. Unanue, Ignacio. Urraco, Leodoro G. Yacarezza, Juan E. Valerga, Oronte A. Valle, Pastor del. Varangot, Avelino. Yarela Rufino (hijo) Vedoya, Joaquín J. Vernaudon, Eugenio. Yernet Cilley, Luis. Yictorica y Soneira, J. Victorica y Urquiza E. Videla, Baldomero. Viglione, Marcelino. Viñas, Urquiza Justo. Villanueva, Guillermo. Villegas, Belisario. Yineut, Pedro Wauters, Cárlos. Wauters, Enrique. Wheeler, Guillermo White, Guillermo. Williams, Orlando E. Zamudio, Eugenio. Zavalia, Salustiano. Zeballos, Estanislao S. Zunino, Enrique. ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTIFICA ARGENTINA COMISION REDAGTORA Presidente . Ingeniero Jorge Duclout. Secretario ...... Señor José Pelizza. ( Ingeniero Manuel B. Bahía. Vocales . j Dor Atanasio Quiroga. ( Señor Félix Lynch Arribálzaga. SETIEMBRE DE 1892. — ENTREGA III. — TOMO XXXIV PUNTOS Y PRECIOS DE SUSCRICION LOCAL DE LA SOCIEDAD, VICTORIA, 1492 (2o piso), Y PRINCIPALES LIRRERÍAS Por mes, en la Capital, Interior y Exterior, incluso porte . ^ m/n 1.50 Por año, en la Capital, Interior y Exterior incluso porte.. . . . » 13.00 La suscricion se paga, anticipada BUENOS AIRES IMPRENTA DE PABLO E. CONI É HIJOS, ESPECIAL PARA OBRAS 680 — CALLE PERÚ — 680 189 2 n «vv» 4r JUNTA DIRECTIVA Presidente . Ingeniero Jorge Duclout. V ice-Presidente Io Doctor Juan J. J. Kyle. Id. 2o Ingeniero Angel Gallardo. Secretario . Señor José Pelizza. Tesorero . Ingeniero Enrique de Madrid. / Ingeniero Demetrio Sagastume. i Ingeniero Horacio Pereyra. Vocales . 'Señor Octavio S. Pico. / Señor Ernesto Maupas. \ Señor Alberto Otamendi. INDICE DE LA PRESENTE ENTREGA I. — INVESTIGACIONES É INFORME SOBRE EL ESTADO DEL DIQUE SAN ROQUE, por Federico !§tavelitis. II. — MISCELANEA. A LOS SOCIOS Se ruega á los señores socios comuniquen á la Secreta¬ ría de la Sociedad su ausencia, cambio de domicilio, etc., y cualquier irregularidad en el reparto de los Anales ó cobro de la cuota. Se ruega también á los que tengan en su poder obras prestadas pertenecientes á la Biblioteca de la Sociedad, se sirvan devolverlas á la brevedad posible, á fin de anotar¬ las en el catálogo. INVESTIGACIONES É INFORME SOBRE EL ESTADO DEL DIQUE SAN ROQUE Buenos Aires, Agosto 6 de ] 892. Al señor Director general del Departamento de Obras Públicas de la Nación, Ingeniero D. Juan Pirovcino . Tengo el honor de acompañar á esta el informe sobre el estado del dique de San Roque, pidiendo que Yd., después de imponerse de su contenido, se sirva remitirlo directamente á S. E. el señor Gobernador de la Provincia de Córdoba, con las observaciones que crea del caso. Como Vd. podrá ver por la lectura del informe, be estudiado el asunto con la seriedad y detención que su importancia requiere, pues el dique está lejos de encontrarse en condiciones satisfacto¬ rias, pero adoptando las medidas precaucionaos que he indicado, creo que podrá él resistir, represando menos agua, hasta que aquel Gobierno pueda proceder á ejecutar las obras de refuerzo que reputo como necesarias, si es que se quiere utilizar el dique en lo futuro. No he podido hacer reconocimiento alguno de las fundaciones del dique, pero varias personas me han asegurado que ellas lle¬ gan hasta la roca viva y tampoco he encontrado motivo para du¬ dar de ello, pues las rajaduras que se han producido no pueden atribuirse á las fundaciones. ANAL. SOC. CIENT. ARG. T. XXXIV 7 98 ANALES DE L4 SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Habría podido agregar al informe un capítulo sobre las vibra¬ ciones que se producen al efectuarse la descarga, demostrando las causas por qué dichas vibraciones son tan peligrosas, debido á la no continuidad de la sección transversal del dique, pero como con ello entraría más bien en ideas de carácter doctrinal, que son age- nas á este informe, me he limitado á hacer mención de los efectos perjudiciales de las trepidaciones, aconsejando que debe hacerse lo posible para evitar que ellas se produzcan de un modo muy pronunciado. Creyendo así haber hecho lo necesario para aclarar un asunto tan discutido como lo ha sido el del dique en cuestión, me es grata saludar atentamente al señor Director. Federico Stavelius. CONSIDERACIONES PRELIMINARES Todo dique ó muro de represa debe, en tesis general, ser imper¬ meable, por la índole de los servicios que debe prestar, es decir, para contener un volumen de agua ú otro líquido que de un lado presente un nivel más ó menos elevado sobre el que tiene el líqui¬ do del otro lado del muro. Esto es elemental y no admite discusión. No basta con calcular solo la estabilidad de la construcción. Ahora vamos á tratar el asunto de la impermeabilidad, pues en rigor es difícil arribar á un resultado absoluto, desde que mate¬ rias generalmente consideradas como impermeables, no lo son sin embargo, cuando.se trata de una presión muy elevada, pero en la práctica se logra obtener resultados satisfactorios mediante el empleo de materiales de primera calidad y una ejecución esme¬ rada hasta en los mínimos detalles. Por más alta que sea la presión del líquido represado, mayores son las exigencias en cuanto á impermeabilidad ó impenetrabili¬ dad, la que, como ya se ha dicho, se obtiene con el empleo de ma- INVESTIGACIONES SOBRE EL ESTADO DEL DIQUE SAN ROQUE 99 (eriales apropiados y de una cuidadosa ejecución, teniendo en cuenta el espesor variable que se dé á la construcción, según las diferentes presiones que el líquido ejercerá sobre la misma. Por consiguiente, cuando se trata de un dique destinado á re¬ presar el agua hasta mucha altura, como es el caso en cuestión, es de la mayor importancia procurar que el líquido no pueda pe¬ netrar al través del muro. Veamos ahora cómo se han cumplido estas exigencias, que son de carácter fundamental. TIPO DE CONSTRUCCION Y MODO DE EJECUCION El dique ha sido proyectado y ejecutado, en cuanto á la sección transversal del mismo, según el tipo de Krantz, el que dicho inge¬ niero estableció al hacer una crítica de la sección empleada en mu¬ chos de los grandes diques existentes. La comparación del tipo de muro de Krantz y el de Delocre, que ha servido de base para la construcción del gran dique de Furens, en Francia, hace resaltar las ventajas respecto á resistencia que tiene el segundo sobre el primero. Por la tabla que va en otro lugar se verá que el dique de San Roque está destinado á represar mayor cantidad de agua que cual¬ quiera de los grandes diques existentes en el mundo y por consi¬ guiente, considerando las innumerables desgracias que ocasiona¬ ría la rotura del muro, era necesario calcular la sección con el máximum de seguridad, adoptando el tipo más conveniente y po¬ nerse en el caso más desfavorable para alejar de ese modo la más remota posibilidad de un desastre. Comparando las dimensiones y sección transversal del dique de San Roque con las de los perfiles teóricos establecidos por Krantz, resulta que hay analogía, así es que en cuanto á estabilidad teórica llena el dique los requisitos, siempre que los materiales emplea¬ dos sean buenos y la mampostería compacta para que no haya huecos ó porosidades que disminuyan el peso específico de la construcción. El profesor Rankine ha establecido un tipo de construcción, en general más reforzado que el de Krantz, con un ancho en corona de 5m70 en vez de 5m00 que tiene este último. 100 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Al considerar el tipo de construcción bajo su faz práctica entra como factor principal la clase de manipostería empleada. La manipostería del dique de San Roque es de la llamada « con¬ certada», es decir formada por piedras irregulares con prescin- dencia de las hileras. Aún cuando teóricamente debería ser indiferente que se em¬ pleara piedras irregulares ó que se lleve la construcción por hile¬ ras paralelas, formando curvas normales á los paramentos y con su concavidad hácia arriba, puesto que en uno y otro caso puede obtenerse una manipostería igualmente sólida si el mortero em¬ pleado es verdaderamente hidráulico y la obra de mano ejecutada con esmero, hay sin embargo una enorme diferencia en el resul¬ tado práctico que se obtiene en aquellas obras que tienen que lle¬ varse á cabo con cierta actividad y en las que hay necesidad de emplear un gran número de albañiles, porque la vigilancia se hace difícil, y si unos trozos de la manipostería son bien ejecu¬ tados, es seguro que habrán otros donde existan huecos ó porosi¬ dades. Esto está en el orden natural de las cosas y es inútil que el in¬ geniero establezca sus cálculos teóricos cuando en la ejecución, sea debido á la poca conciencia de un empresario, sea debido á la imposibilidad de vigilar debidamente á los operarios, la obra se realiza de un modo que cambia fundamentalmente las bases del cálculo establecido de antemano. En el dique de San Roque concurre la circunstancia agravante, según informes que he recibido, de que los albañiles han traba¬ jado por tarea y por consiguiente han tenido más empeño en ha¬ cer muchos metros cúbicos que en hacer una obra maestra, como debería haberse hecho. Para examinar la manipostería del dique hice en el paramento aguas abajo, á una altura próximamente de 7 metros sobre el ni¬ vel de los umbrales de las compuertas, una perforación, extrayen¬ do más ó menos siete metros cúbicos. En la cara exterior, que presenta bastante buen aspecto, se había hecho un rejuntado con cemento de buena clase, pero pasando este rejuntado no correspondía el interior por cierto -con el aspec¬ to exterior. Independiente de la clase de mortero empleado, del que me ocuparé en capítulo por separado, puedo decir que me ha sor¬ prendido la negligencia con que ha sido ejecutada la obra de mam- INVESTIGACIONES SOBRE EL ESTADO DEL DIQUE SAN ROQUE 101 postería, si tal nombre merece, pues en vez de manipostería quedó exhibida una conglomeración de piedras y mortero en las que las piedras parecían haber sido arrojadas á su sitio, en vez de haber sido colocadas á mano, siguiendo las reglas que son de prác¬ tica. Encontré sitios donde había hasta veinte centímetros de espesor de mezcla y en otros se tocaban las piedras unas á otras, sin que las ligase mezcla alguna, resultando así hendiduras de alguna consideración, tanto que en una de ellas pude introducir íntegro el metro de bolsillo sin tocar el fondo de la hendidura. Es evidente que un muro trabajado en tan malas condiciones no puede ofrecer las necesarias condiciones de impermeabilidad de que antes me he ocupado. Aunque cualquiera comprende la imperiosa necesidad de cons¬ truir con el mayor cuidado un dique destinado á represar nada menos que 35 metros de agua, voy sin embargo á transcribir las opiniones de algunos ingenieros que han tratado la cuestión di¬ ques de represa. El Coronel de Ingenieros ingleses Mr. Henry Wray, en su obra titulada « Applications of theory to the practise of construction» dice, entre otros considerandos, lo siguiente: « Sin disponer de buen mortero hidráulico no debe procederse á la construcción de un dique de manipostería para represa, ni tampoco se debe llevarlo á cabo sin tal superintendencia que pueda constituir una garantía de la cuidadosa ejecución de la obra. » El ingeniero francés J. B. Krantz, gefe en el cuerpo de Puentes y Calzadas, en su obra «Etude sur les murs de réservoirs », después de hacer la relación de los desastres producidos en algunos di¬ ques, dice lo que sigue: «En vista de semejantes eventualidades, no lees permitido al ingeniero hacer ensayos atrevidos ni de presentar al público la prenda de una responsabilidad impotente para reparar estos gran¬ des desastres. Por poco que ella se inclina hácia la temeridad, lo atrevido en un caso como este puede llegar á ser inmoral. Se la debe proscribir é imponer severamente las reglas de una rigurosa prudencia. En mi opinión, vale más abstenerse de hacer muros de represa, si uno no puede contar con los medios necesarios para construirlos sólidamente, que construirlos de una manera mezqui¬ na y á riesgo de espantosas catástrofes. » 102 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA La importante obra holandesa titulada Waierbowkunde, publicada por los ingenieros Hinket, Schols y Telders, al tratar este asunto dice lo siguiente : «Es muy importante procurar fuertes paramentos y de revestir¬ los con excelente material . Justamente por causa de la rareza de las juntas horizontales, que en la teoría tienen una parle princi¬ pal, nos parece que ios muros que han sido construidos según perfiles teóricos, y que han quedado en pié, lo deben más al coefi¬ ciente reducido que se ha aceptado para la presión por unidad cuadrada y á la esmerada ejecución, que al verdadero conoci¬ miento que se tenga de la repartición de las fuerzas en el inte¬ rior. » En la misma obra se manifiesta también la opinión que, salvo casos que obligan á ello, un dique de represa no debe construirse en línea recta sino formar un arco que reciba la presión del em¬ balse, pues con esto no solamente se aumenta considerablemente la estabilidad, sino que la misma compresión, que se produce en sentido longitudinal del muro, contribuye á cerrar las filtraciones que pudiesen producirse. El ingeniero aleman Heusinger von Waldegg en su gran obra Hanclbuch der Ingenieunoissenschaflen se espresa así: «Una condición principal para los muros de represas es la im¬ permeabilidad contra el agua. Para impedir la permeabilidad de la manipostería es sobre todo necesario, á más de buenos mate¬ riales, el mayor esmero en la ejecución de la obra. Como mezcla se recomienda un mortero fuertemente hidráulico, de una parte de cemento y 2 á 3 partes de arena. «Para aumentar la impermeabilidad de la manipostería muchas veces se ha procedido á revestir con asfalto la cara contra el agua y también se han arreglado las juntas de tal manera que no atra¬ vesarán el muro en línea recta sinó escalonándolas. Ambos proce¬ deres han dado buenos resultados. » En Marzo de 1888 fué nombrada una Comisión de Ingenieros norte-americanos de los más notables para informar sobre el pro¬ yecto del gran dique en « Quaker Bridge » sobre el rio Croton, des¬ tinado á formar la represa para la provisión de agua á la ciudad de Nueva York, con una capacidad de 140 á 14o millones de me¬ tros cúbicos y altura de 52 metros, sin contar las fundaciones del dique. Dicha comisión, en Octubre del mismo año, pasó á la autoridad INVESTIGACIONES SOBRE EL ESTADO DEL DIQUE SAN ROQUE 103 respectiva un interesante informe en el que por una série de ra¬ zones muy atendibles, y con el objeto de conseguir mayor segu¬ ridad, reforzó el tipo de construcción en la parte superior del di¬ que mucho más de lo que indicaban los planos presentados, los que sin embargo daban mayores dimensiones que las establecidas en los tipos de los ingenieros franceses Krantz y Delocre, que cada uno han establecido tipos de construcción. A pesar de esto termi¬ nan su informe, los ingenieros comisionados, con estas palabras : «Debemos agregar, finalmente, que la forma y dimensiones que hemos recomendado sean adoptadas, han sido establecidas bajo la inteligencia de que la estructura tendrá buenas fundaciones y que los materiales empleados así como la ejecución será en todo sentido de primera clase.» La obra ha sido ejecutada conforme á lo aconsejado y puede reputarse como el mejor dique del mundo. EL ANÁLISIS QUÍMICO DE LAS MUESTRAS DE CAL Y MORTEROS Estos análisis, practicados con toda prolijidad por el Doctor Juan J. J. Kyle, profesor de Química de la Universidad de Buenos Aires y Químico ensayador de la Casa de Monedas, suministran mucha luz sobre la composición de los morteros, pero en cuanto á la cal empleada en ellos queda una duda respecto á los efectos hidráuli¬ cos de la misma, pues es sabido que el índice de hidraulicidad no lo determina de un modo preciso, sino que solo indica la presun¬ ción del efecto hidráulico que debe esperarse. Los autores que han tratado esta materia están de acuerdo en que la resistencia de una cal hidráulica depende mucho del cuidado y del método empleado en su fabricación y que dicha resistencia muchas veces no está en armonía con el índice de hidraulicidad. Es por esta razón que, sin desestimar en lo mas mínimo la auto¬ rizada opinión del Doctor Kyle, creo que en este caso se debe compa¬ rar el análisis químico con los ensayos prácticos de que me ocuparé en otro capítulo, á fin de poder formar una opinión acertada respecto del grado de bondad que en este caso presenta la cal empleada en la construcción. De los diferentes morteros analizados voyá detenerme en el exá- 'men de la muestra número 4, por ser ella sacada del interior del dique. 104 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA El índice de liidraulicidad de este mortero es de 0.35 y el peso de la cal empleada en el mismo ha sido de 133 % del de la arena, por lo cual deduzco que se compone de una parte de cal por cinco de arena. En cuanto al índice de liidraulicidad 0.35 es esto una prueba de que es una cal medianamente hidráulica, que no puede de ninguna manera figurar entre los cementos, que son los que deben emplear¬ se para esta clase de obras y como también se ha empleado en todos los grandes diques que se han construido en diferentes partes del mundo. Los cementos de presa lenta, que son los que deben emplearse en estas obras, tienen un índice de liidraulicidad de 0.50 á 0.65, según la clasificación de Yicat, Por otra parte, la proporción de una parte en volumen de cal inadecuada por cinco partes de arena impura, constituyen, como es natural, un mortero muy pobre. Para esta clase de obras, el mortero más pobre que podría admi¬ tirse es de una parte de cemento de buena clase por tres partes de arena . En cuanto á las muestras números 7, 8, 9 y 10, que han llamado la atención del Doctor Kylé, debe advertirse que estos morteros, provenientes todos del revoque del paramento del embalse, deben haberse hecho, según las especificaciones, con cemento de Boulo- gne-sur-Mer, y tengo entendido que así se ha hecho, aunque en varios sitios ha sido mezclada con cal y en diferentes proporciones. La muestra número 7 se ha sacado de un sitio en que creo debe haber sido empleado este cemento sinqtra agregación, porque tiene allí consistencia como si fuera piedra. La gran cantidad de mica encontrada en la arena del mortero explica por qué se han aflojado los revoques. Agrego como apéndice el informe sobre los análisis químicos. ENSAYOS PRÁCTICOS DEL MORTERO EMPLEADO Y DE LA PRETENDIDA CAL HIDRÁULICA Al abrir el muro del dique para examinar la manipostería saqué varias muestras del mortero, sometiéndolas á diferentes pruebas para comprobar su resistencia. INVESTIGACIONES SOBRE EL ESTADO DEL DIQUE SAN ROQUE 105 Muestras del tamaño de un puño, después de estar sumerjidas en agua un cuarto de hora se ablandaron tanto que al comprimirlas con la mano se deshacían, lo que prueba que la cal no había hecho presa ó que había exceso de cal mal cocida. Otras muestras, al mojarlas y frotarlas contra la palma de la mano, se disgregaban con este frotamiento suave, dejando la mano teñida de blanco por efecto de la cal que se desprendía. En general se sacaron los muestras en estado algo húmedo y bastaron unas cuantas horas para que se secaran al contacto con el aire, adquiriendo entonces bastante dureza. Al hacer la perforación en el muro noté siempre que la mezcla no había endurecido y por el simple sonido de la barreta contra el mortero se notaba una diferencia remarcable entre el mortero hecho con cemento Portland y éste. Cuando en las obras del puerto de la Capital ha habido que desarmar algo, el sonido de la barreta contra el mortero ha sido como si se tocara en piedra, mientras que aquí el sonido ha sido como al excavar en tierra dura. De las muestras sacadas corté con toda prolijidad dos cubos, uno de cinco y el otro de seis centímetros de lado. Dejando secarse ambos cubos, los sometí después á la compre¬ sión, cargándolos con cuidado hasta producirse la ruptura. El de o centímetros se rompió con una carga de 209.50 y el de 6 centímetros con carga de 265.25 kilogramos. Admitiendo que en el cubo de 5 centímetros solo deba calcularse una superficie de 4x4 = 16 centímetros cuadrados y en el de 6 centímetros 5x5 = 25 centímetros cuadrados, por cuanto es pru¬ dente descontar una faja de 5 mm. al contorno de la superficie cargada á causa de que la distribución de la carga no puede haber accionado sobre esa faja, tenemos entonces que las cargas de rup¬ tura para superficies de 16 y ‘25 centímetros cuadrados han sido de respectivamente 209.50 y 265.25 kilogramos, dando así en el pri¬ mer caso una carga de ruptura de 13.01 y en el segundo la de 10.61 kilogramos por centímetro cuadrado. Este dato por sí solo basta para probar la pobreza del mortero empleado y hay que advertir que si los cubos hubieran conservado la humedad que tenía la muestra cuando recien sacada, el resulta¬ do hubiera sido mucho peor. He hecho también ensayos de resistencia á la tensión de cal de Igual clase á la que se ha empleado en la construcción del dique según informes recibidos. 106 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Parece que la cal de que saqué muestra ha sufrido alguna altera¬ ción, por haber estado en contacto con el aire durante algún tiempo, según se expresa el químico Doctor Kyle, aunque no pude notar esto al recoger la muestra, pero aun admitiendo que esto fuera cierto, sorprende sin embargo el resultado obtenido, pues la mᬠxima resistencia de cal pura amoldada y guardada en seco 11 dias ha sido á razón de seiscientos gramos por centímetro cuadrado. Los moldes que habían sido sumergidos en agua se rompían al ponerlos en el aparato de ensayo. Cal echada en un vaso de agua y guardada 9 dias se ha conser¬ vado en forma de pasta sin endurecerse lo más mínimo. Por estas razones opino, lo mismo que los ingenieros que han presenciado estos ensayos, que esta clase de cal es inservible para las obras hidráulicas y sobre todo para construcción de diques de represa, y que tratándose de una obra de tal trascendencia ha sido una imprudencia emplear por primera vez material aun no debida¬ mente conocido. EL REVOQUE DE LA CARA QUE RECIBE EL EMBALSE Este revoque que ha sido aplicado para contrarestar los efectos délas filtraciones, debía según las especificaciones, haberse ejecu¬ tado con cemento Boulogne-sur-Mer, y naturalmente con arena perfectamente limpia, libre de materias estradas que pudieran •alterar las condiciones del revoque. El revoque tal cual ha sido aplicado constituye una garantía ilusoria contra las filtraciones, porque en grandes superficies ha perdido la adherencia al muro y presenta un considerable número de huecos muchos de ellos con el revoque que los encubre agrie¬ tado, por lo que fácilmente se explica que el agua pueda atrave¬ sarlo y penetrar en el muro. No me ha sido posible reconocer la superficie entera, metro por metro, pero en tres puntos donde he hecho colocar escalera de cuerda para reconocer el revoque de arriba para abajo ha quedado bien comprobado lo que acabo de decir. La siguiente planilla indica las alturas donde existen huecos en las tres perpendiculares que fueron examinadas: INVESTIGACIONES SOBRE EL ESTADO DEL DIQUE SAN ROQUE 407 HUECOS EN EL PARAMENTO QUE RECIBE EL EMBALSE LINEA LINEA LINEA PERPENDICULAR AL LADO PERPENDICULAR SOBRE PERPENDICULAR AL LADO DEL CONTRAFUERTE EL TUBO DEL CONTRAFUERTE DE LA COMPUERTA NORTE DE DESCARGA DE LA COMPUERTA SUD V 32 00 32 00 31 50 31 00 31 00 30 00 29 00 29 00 29 00 20 00 2S 50 27 00 25 50 26 50 21 00 25 50 20 00 23 50 17 00 21 00 16 00 17 no 16 00 15 50 13 00 12 50 11 50 11 00 AI comparar ahora esta planilla con el plano de las filtraciones se advierte cierta analogía en la situación donde estas aparecen y la de los huecos. Por la planilla se verá que del lado Norte no se encuentran huecos tan abajo como del lado Sud y el plano de las filtraciones indica que en este lado las filtraciones aparecen más abajo que en el del Norte. En general la altura máxima á que aparecen las filtraciones coin¬ ciden con la de los huecos en los puntos examinados. La calidad del revoque varía mucho á diferentes alturas, notán¬ dose que el que se encuentra en la parte inferior es muy superior al que se encuentra en laá mediana altura y en la parte superior. Todo el revoque, sin embargo, es defectuoso, debido á la clase de arena que se ha emplado en su confección. 108 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA ALTURA MÁXIMA DEL EMBALSE QUE PUEDE RESISTIR EL DIQUE El diquede San Roque ha sido calculado para un esfuerzo máxi¬ mo en la manipostería de 6 kilos por centímetro cuadrado, quede ningún modo es excesivo teóricamente hablando, puesto que la manipostería buena puede soportar bien hasta 10 kilos. Sin em¬ bargo lo que así parece muy moderado, en el cálculo ha resultado ser excesivo en la realidad, porque la manipostería, *tal cual está ejecutada, no puede sin riesgo soportar 6 kilos por centímetro cua¬ drado, tanto por lo descuidado de la obra de mano, cuanto por la probrísima calidad del mortero empleado, el que en los análisis químicos y en los ensayos practicados de su resistencia ha dado resultados tan poco satisfactorios que es deplorable haberse ejecu¬ tado una obra de tal magnitud con tan mal material. Es, pues, evidente que el dique no tiene la necesaria resistencia para soportar un embalse de 34 metros que es el máximo que puede juntarse, puesto que las compuertas automáticas no funcionan. Por causa de las filtraciones que se han producido en la parte superior del dique y que tienen tendencia de ir en continuo aumento, ha quedado empobrecida la mezcla y en parte ha sido arrastrada, así es que también por esta razón sería peligroso repre¬ sar agua hasta la altura máxima. Estudiando entonces las filtra¬ ciones y comparando los sitios donde ellas aparecen con la altura del embalse respectivo y con el espesor del muro, he llegado á la conclusión que por ahora no hay peligro en cuanto á filtraciones de represar el agua 22 metros. He procedido entonces á calcular cuál sería el esfuerzo máximo que tendría que soportar la mampostería con 22 metros de embal¬ se y llego al resultado 37.70 toneladas por metro cuadrado ó sea razón de 3.77 kilogramos por centímetro cuadrado. Por el plano que acompaño del cálculo gráfico está demostrado que la resultante de la fuerzas viene á pasar casi por el centro de la base que es el caso más favorable y en esta virtud opino que no hay peligro en cargar con 3.77 kilogramos por centímetro cuadra¬ do (aunque la mezcla por sí sola no resiste sino calculando como se acostumbra la décima parte de la carga de ruptura) pero trabajan¬ do la mampostería en conjunto puede admitirse una carga mayor y INVESTIGACIONES SOBRE EL ESTADO DEL DIQUE SAN ROQUE 109 como he dicho la distribución de las presiones es favorable con la carga de 22 metros de agua. Por estas razones opino que puede admitirse 22 metros de altura en el embalse, pero no debe excederse de ella, siempre que sea po¬ sible, pues en casos de avenidas puede resultar que el agua suba más, pero será por pocos dias, si se tienen los conductos de desagüe abiertos. OBRAS DE REFUERZO PARA ASEGURAR EL DIQUE Como he dicho antes, el dique se ha construido de manipostería poco resistente y siendo necesario para reforzarlo agregar nueva manipostería á la ya existente, la que para llenar convenientemen¬ te su objeto debería ser de la mejor clase, se tocaría desde luego con la dificultad de ligar una manipostería resistente con otra débil, y sin embargo conseguir que trabajen unidos en la distribución de los esfuerzos. Aunque no pretendo presentar ahora una solución definitiva de este problema, puesto que el asunto necesita para su estudio más tiempo que el que yo he tenido para dedicarle, creo sin embago que puede allanarse la dificultad. Hay dos cosas que se debe procurar : impermeabilidad y aumento de resistencia. La primera cosa puede conseguirse mediante un muro de 75 á 90 centímetros de espesor, construido de ladrillos recocidos y colo¬ cados en una mezcla de una parte de cemento Portland y dos de arena, con un buen reboque hidráulico, cuyo muro que se cons¬ truiría con esmero especial, debería levantarse hasta la altura de los vertederos y á los costados empotrarse algunos metros en la roca . Este muro, que podría levantarsecasi perpendicularmente, debería presentaren proyección horizontal, una convexidad. El perfil trans¬ versal de dicho refuerzo presentaría un talud más ó menos de 1 en 20. Etítreelespaciocomprendido entre el muroyelactual paramento del dique que recibe el embalse se llenaría con hormigón hidráulico. De este modo se conseguiría que el conjunto tuviera un fuerte apo¬ yo por detrás, mediante los dos vertederos, y vendría á trabajar como un gran arco que reforzaría considerablemente al dique. El pa¬ ramento actual de la manipostería debería en tal caso cortarse para 110 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA poder efectuar la trabazón y la cara interior del muro de ladrillo debería con el mismo objeto formar trabazones de medio ladrillo. De este modo se podría conseguir que todo trabajase en conjunto. Así desaparecerían también las filtraciones. Hasta hace poco ha sido proscripto el hormigón para la construc¬ ción de diques, pero los norte americanos han afrontado el proble¬ ma y han construido recientemente con buen éxito sobre el rio San Mateo, en California, un dique de hormigón que por su considerable altura es el segundo del mundo, pues mideo1m80. Antes se había ya construido uno de menor altura, el de Gee- long, en Australia, el que tiene una elevación de solamente 18m30. La obra de refuerzo que indico, costaría más ó menos 350.000 pesos de curso legal, pero una vez hecha no habría peligro en lle¬ nar la represa del todo, siempre que se prolonguen los vertederos hasta llegar al lecho del rio, lo que podría costar 50.000 pesos, así es que el gasto total á efectuar sería de 400.000 pesos moneda na¬ cional de curso legal, en números redondos. No tengo datos ni me incumbe juzgar si merece hacer un gasto tan grande para reforzar el dique, pues la mayor ó menor impor¬ tancia de la irrigación debe entrar como factor principal para resol¬ ver la cuestión. Tampoco hay necesidad de tomar este año una resolución al res¬ pecto, pero probablemente será necesario decidirse en el año entrante, porque, de no reforzar el dique creo que será menester construir conductos especiales de derrame, para impedir que las aguas de las avenidas puedan subir tanto que puedan hacer peli¬ grar la resistencia del dique. En otro capítulo trataré esta cues¬ tión. LOS DESARENADEROS La misión de estos, conforme indica su nombre, debiera serla de dar salida á la arena y cascajo que lleguen á juntarse en el embalse á las inmediaciones del dique, á fin de que estos no pudiesen oca¬ sionar una obstrucción, pero llenan tan mal su objeto que, en vez de desarenar, se han llenado ellos mismos de arena en la mayor parte de su sección, y el lecho del rio se ha levantado en más de dos me¬ tros muy inmediato á la boca de entrada de ellos. Varias causas contribuyen á este resultado poco satisfactorio, INVESTIGACIONES SOBRE EL ESTADO DEL DIQUE SAN ROQUE 111 entre ellas la de no haberse hecho el desagüe en debida forma hasta una distancia de unos cuatrocientos metros aguas abajo del dique, pues el lecho del rio está á poca distancia del mismo mucho más elevado que el piso de los indebidamente llamados desarena- deros. Aunque esto en parte tiene su explicación por la mala dispo¬ sición de los vertederos y el desmoronamiento producido por su modo de funcionar, conforme probaré en el capítulo referente á ellos, es evidente que el lecho del rio aguas abajo, nunca fué reba¬ jado como para obtener un nivel para el desagüe que guardara armonía ni siquiera con los umbrales de las compuertas y mucho menos con el piso en la boca de salida de los desarenaderos, el que debe hallarse, según los planos, 1m23 más bajo que los citados umbrales. La prueba de lo que digo, es que una parte del lecho que debería rebajarse, es constituido de peña que habría necesidad de romper con dinamita para procurar desagüe conveniente, y tan es así que el muro de defensa á la izquierda está asentado sobre la roca viva. Cito el hecho simplemente y no entro en comentarios. Paso ahora á ocuparme de la sección dada á los desarenaderos. Estos tienen ó tenían en la entrada una altura de2rn00 por 'lm20 de ancho con bóveda semi-circular y á la salida 3m63 de altura por 2[“00 de ancho. Las secciones así son respectivamente de 2.24 y 6.83 metros cua¬ drados, es decir que á la salida tienen tres veces mayor sección que á la entrada. La consecuencia lógica de ello es, siempre en la suposición que los desarenaderos funcionaran sin obstrucción, que el agua á la salida tendría solo la tercera parte de la velocidad con que entra, y por consiguiente solo la tercera parte de su fuerza ó potencia arrastradora, de manera que materias como, por ejemplo, piedras de cierto tamaño, que el agua pueda tener fuerza suficiente para hacer entrar en el conducto y aun atravesar una parte de su longi¬ tud, no podría hacerlas salir, porque no tendría fuerzas para ello. Es claro que hay en esto un error de ingeniería y se ha faltado á una de las reglas aceptadas por todos los ingenieros que han trata¬ do esta materia, pues á conductos de esta clase debe darse una sección uniforme. Esto es en cuanto al proyecto de las obras. En lo referente ála ejecución, las ideas no han sido más felices, porque las bóvedas se han hecho de ladrillo ordinario, colocado en tres á cuatro anillos 112 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA concéntricos. He examinado estos ladrillos, y encontrado que no hay homogeneidad en su clase y cocimiento. He visto algunos tan poco cocidos que no me explico cómo han podido ser colocados. Parece lógico y la prudencia indicaba que estas bóvedas se hicie¬ ran de piedra labrada, pero ya que se ha querido obtener esta eco¬ nomía mezquina, debería por lo menos haberse empleado ladrillo fabricado ex-profeso para adaptarse á la construcción y además muy bien cocidos. En cambio se ha empleado, como he dicho, ladrillo ordinario, el que ni siquiera se ha dado el trabajo de hachar un poco para disminuir algo el espesor de las juntas exteriores, sino que se ha prescindido hasta de colocarlos en sentido radial. Así se explica cómo encontré ladrillos que provenían déla bóveda caida, que tenían de un lado junta de cinco centímetros de espesor. Pedí al encargado del dique que guardase estos ladrillos como una muestra elocuente del descuido con que se ha efectuado tan importante detalle de las obras. Noté también que la arena empleada en la mezcla paralas bóve¬ das contenía mucho talco, que tiene sus efectos perniciosos por cuanto disminuye notablemente la adherencia. Según el análisis químico efectuado de dicho mortero, no ha sido hecho con cemento. Con todas estas circunstancias reunidas no debe causar sorpresa que parte de ambas bóvedas se haya caído, sobre todo si se conside¬ ra que cuando funcionan los desarenaderos con la máxima altura del embalse, entra el agua en ellos con una velocidad que, des¬ contando 2m50 por la disminución ocasionada por diferentes cau¬ sas, entre ellas los remolinos, llega á veinte y tres metros por se¬ gundo, es decir, á razón de más de ochenta y dos kilómetros por hora. Para resistir una corriente de agua tan veloz se necesita una obra ejecutada con todo el esmero posible y con los mejores materiales, mientras que aquí se ha hecho lodo lo contrario. Al caerlas bóvedas se ha desprendido también parte de la mani¬ postería de piedra que gravitaba sobre ella, de modo que el dique, si llegara á caer lo que ha quedado de ambas bóvedas, cosa que parecía probable, tendría la manipostería ordinaria, trabajada con mezcla muy pobre, expuesta á la corriente veloz del agua que debía atravesar, lo que es sumamente peligroso, pues* pudiera abrirse brecha grande con graves consecuencias. INVESTIGACIONES SOBRE EL ESTADO DEL DIQUE SAN ROQUE 113 Ha sido por esta causa que con fecha 30 de Junio pasé un in¬ forme preliminar, indicando la necesidad de no perder un solo mo¬ mento en proceder á la reconstrucción de los desarenaderos, tra¬ bajo que debe activarse hasta donde sea posible. Mis indicacio¬ nes han sido atendidas y debe esperarse que haya tiempo de efectuar esta reconstrucción antes de la época de las crecientes, pero el tiempo disponible es corto para la ejecución de una obra tan difícil . Al reconstruir los desarenaderos habría sido conveniente corre¬ gir el error cometido al proyectarlos, dándoles ahora una sección uniforme, pero para hacerlo sería necesario construir nuevos piés derechos y no hay tiempo para ello, pues con dificultad habrá tiempo para reparar los que existen. Por lo demás, me refiero, respecto de losdesarenadores, al infor¬ me preliminar que expedí con fecha 30 de Junio último y ahora solo quiero agregar que, á pesar de la velocidad con que el agua, aun estando cerrada la compuerta, atravesaba el desarenadero Sud, entré, no obstante, en bote tirado por una cuerda y pude examinar bien el estado de la parte que ha quedado de la bóveda y también las condiciones en que ha quedado la manipostería en la parte donde la bóveda ha sido destruida, pero no pude examinar el estado de los piés derechos porque quedaban completamente sumergidos en agua. 'LOS VERTEDEROS La parte construida de ellos está en regulares condiciones de conservación, escepluando el revoque, el que en muchos sitios no ha adherido á la mampostería de piedra, por haberse empleado en su preparación una arena impura que contenía mucha mica. Hasta ahora no ha sido verdaderamente probada la resistencia de los vertederos, porque solo han funcionado durante los pri¬ meros doce dias de Febrero del año próximo pasado, así es que no debe olvidarse que una superficie por donde se deslizará una ca¬ pa de agua con velocidad hasta de 19 metros por segundo, sino está revestida con piedras de sillería, de'be por lo menos ser pro¬ tegida por un revoque hidráulico excepcionalmente fuerte y re¬ sistente. Para evitar una velocidad demasiado grande es generalmente ANAL. SOC. CIENT. ARG. T. XXXIV 114 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA aceptada la idea de formar escalones en vez de dejar el agua des¬ lizarse sobre una superficie plana. He dicho, al principiar, «la parte construida de los vertederos», porque están á medio hacer y terminan de un modo brusco á 12 metros de altura sobre el lecho del rio, de manera que el agua al caer forma una série de cascadas. Es inconcebible que los autores del proyecto se hayan atrevido a verter de este modo un caudal de agua que, cuando funciona el dique en condiciones normales, puede llegar y quizás sobrepasar de ochenta metros cúbicos por segundo en cada vertedero y esta enorme cantidad es despedida con una velocidad de 19 á 20 metros por segundo, formando en seguida cascada. Es evidente que semejante chorro cayendo en forma de cascada,, tiene una fuerza de arrastre á la que nada resiste á no ser una roca compacta, pero tal cosa no existe donde se descarga el agua, pues, aunque allí hay peñascos, son estos muy resquebrajados y no pre¬ sentan consistencia para resistir tan poderoso empuje sino que ten¬ derían á desmoronarse, dejando las actuales estremidades de los vertederos más comprometidos aún de lo que están ahora. Al opinar que las actuales estremidades están comprometidas, me refiero á que no tienen ninguna protección en el punto donde des¬ piden el agua, la que, como he dicho, sale con una velocidad de próximamente 19 metros por segundo. Debería siquiera haberse formado la estremidad de los vertede¬ ros, con piedras de sillería fuertemente aseguradas al resto de la manipostería, ya que terminan de un modo tan brusco. Los choques de las dos cascadas á pesar de no haber pasado hasta ahora el caudal máximo, han causado, no obstante, vibraciones de tal magnitud, que se producía una conmoción general en todos los alrededores del dique. En la casa de lá Administración, situada sobre la loma de piedra próxima al dique y á mas de 20 metros de altura sobre el parapeto del mismo, las trepidaciones se han sentido tanto que las tejas francesas con que está techada esta casa, oscila¬ ron tan fuertemente que llamaron la atención de las personas que se encontraban allí y que me han referido el hecho. Lo citado no tiene en sí mismo mayor importancia que la de pro¬ bar la violencia de la conmoción y que ha sido de tan mal efecto, que el dique quedó rajado en muchos sitios, indicados en el plana especial que acompaño. Si se admitiese que los vertederos volviesen á funcionar por algún tiempo más, cosa que en el estado actual del dique debe evitarse á INVESTIGACIONES SOBRE EL ESTADO DEL DIQUE SAN ROQUE 115 todo trance, habría exposición de que las estremidades cedan y entonces podría producirse un desmoronamiento, de efectos y resul¬ tados desastrosos. En la misma estremidad de la manipostería del vertedero Norte se advierten fuertes filtraciones. Lo que corresponde hacer, si más tarde se quiere reforzar el dique para utilizar toda su altura, es prolongar ambos vertederos con la inclinación que tienen hasta llegar al lecho del rio, formando curvas del radio necesario para que cada vertedero, al llegar al cau¬ ce del rio, forme un ángulo de 45 grados con este. Ambos vertede¬ ros llegarían así al lecho del rio de un modo completamente simé¬ trico y como descargarían igual caudal de agua, es natural que el efecto de uno de ellos vendría á neutralizar el efecto del otro, desde que la resultante de ambos sería precisamente el cauce del rio. De este modo se obtendría además la ventaja de que las aguas que des¬ pidan los vertederos, en vez de ocasionar obstrucción, por causa de los desmoronamientos producidos, como ha sucedido ahora, contri¬ buirían eficazmente á mantener expedito el cauce del rio. LAS COMPUERTAS AUTOMÁTICAS DE LOS VERTEDEROS Estas han sido establecidas de un modo tal, que su efecto es completamente ilusorio y es una suerte que así haya sido, porque, suponiendo que hubieron funcionado del modo que teóricamente se ha presumido, habrían represado una gruesa capa de agua, representando muchos millones de metros cúbicos, la que en un momento dado hubiera empezado á descargarse por los vertederos en caudal tan enorme que los efectos hubieran sido muy peligrosos. La conmoción producida sería muchísimo mayor que las hasta ahora sentidas. Estas compuertas deben sacarse y utilizarse de cualquier modo, porque donde están no pueden producir ningún beneficio, al con¬ trario, podrán perjudicar y mucho. LAS COMPUERTAS DE LOS DESARENADEROS Y LA’ MAQUINARIA PARA MOVERLAS El buen funcionamiento de estas compuertas es sumamente im¬ portante, porque en un momento que se notase algún peligro para 116 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA el dique, en un sentido ú otro, deben poderse abrir rápidamente. La maquinaria es, salvo algunos detalles, muy buena y las com¬ puertas son también buenas, en cuanto á solidez, pero ambas cosas adolecen de defectos de colocación, pues algunos detalles que pare¬ cen á la primera vista de importancia secundaria, han demostrado sin embargo que tienen ciertos defectos que deben. corregirse para evitar entorpecimientos en el momento menos pensado. Voy á esplicarme, porque el asunto merece toda atención. La compuerta se levanta por la acción de un tornillo, el que reci¬ be su movimiento por medio de un doble engranaje. Cuando el tornillo da 40 vueltas sube la compuerta un metro. Supongamos que la represa esté llena. Puede entonces conside¬ rarse que para vencer la fricción de la compuerta contra sus guias, se necesita una fuerza de 24 toneladas y siendo el peso equilibrado de la compuerta y de la barra para levantarla con sus conexiones, de mas ó menos 3 toneladas, ejercerá el tornillo un esfuerzo en sentido vertical de 27 toneladas. Admitiendo además una pérdida de fuerza de 13 toneladas por la fricción en el tornillo y en los en¬ granajes, tenemos un esfuerzo total de 40 toneladas para levantar dos metros ó sean 80,000 kilográmetros. Para efectuar este trabajo hay que dar 10,200 vueltas al manu¬ brio, y como un trabajador no puede dar más de 30 vueltas por minuto, requiere el levantamiento 340 minutos ó sean 20,400 segundos. El trabajo á desarrollar es, como se ha dicho, 80,000 kilográme¬ tros, saliendo así la fuerza á emplearse á razón de 4 kilográmetros por segundo, más ó menos. Un hombre, trabajando en un manubrio, puede hacer un trabajo de 6 á 7 kilográmetros por segundo, resultando así que un solo hombre con relevo debería con toda holgura poder levantar la com¬ puerta, aún cuando el coeficiente de fricción fuese mucho mayor del que he empleado para este cálculo. Los resultados prácticos no han correspondido ni aproximada¬ mente con el cálculo razonado, por lo que es evidente que causas estradas han contribuido á hacer más pesado el movimiento de las compuertas. Según datos que be podido recoger, parece que á causa de las numerosas filtraciones que se notaban en el dique, existía y con razón, el temor de represar el agua basta la altura máxima. Con tal motivo se dispuso que el dia Io de Diciembre último, cuando, á INVESTIGACIONES SOBRE EL ESTADO DEL DIQUE SAN ROQUE 117 causa de unas crecientes sobrevenidas en los últimos dias, la represa se encontraba casi llena, abrir las compuertas de los desa- renaderos para desaguar una parte del caudal represado, principian¬ do la operación en la tarde del citado dia. Las compuertas hacían sin embargo tanta resistencia, que la ope¬ ración se efectuó muy lentamente y recien el dia 5 por la mañana quedaron del todo abiertas ambas compuertas, habiéndose emplea¬ do parala operación que debía haberse efectuado en G horas, nada menos que 36. Durante 1 2 horas trabajaron dos hombres y durante 24 horas tres para levantar cada compuerta, así es que el trabajo representa 96 horas para un solo hombre. Sin embargo, como no había relevo y una operación seguida es cansadora, de manera que había frecuentes descansos; debe razo¬ nablemente admitirse que, sumando todos los minutos de trabajo efectivo, este represente solo la tercera parte ó sean 32 horas para un hombre es decir, 1920 minutos, ó lo que es igual 115,200 segundos. Admitiendo ahora que un hombre realiza un trabajo de 6 kilo¬ grámetros por segundo, tenemos que se habrá efectuado un trabajo de 691,200 kilográmetros para levantar la compuerta en vez de 80,000. Es cierto que las compuertas no corrían bien contra las correde¬ ras, formadas por ios rieles de cada lado, porque estos no están bien alisados ni bien derechos, ni tampoco se hallaban los cuatro rieles en el mismo plano, pero esto solo puede haber ocasionado una diferencia pequeña, relativamente. Lo que debe haber suce¬ dido, es que entraba arena entre las guias y la compuerta, que está á ambos costados y de frente ha quedado atascada con piedras y arena que no solamente han ejercido presión, si que han ocasio¬ nado una enorme fricción. Es verdaderamente sorprendente que no se produjeran roturas ni en la barra que levanta la compuerta ni en las piezas de la ma¬ quinaria, y esto es un honor para el fabricante. La barra que levanta la compuerta tiene un diámetro de 10 cen¬ tímetros, representando así una sección de 7854 milímetros cua¬ drados. Puesto que la barra trabaja solo por temporadas cortas, puede admitirse un esfuerzo á la tracción de 10 kilogramos por milímetro cuadrado, resultando así que la tracción que prudente¬ mente puede calcularse que resista la barra, sería en números redondos de 78 Vs toneladas. 118 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA He dicho que se ha desarrollado un trabajo de 690.000 kilogrᬠmetros para levantar cada compuerta. De esto puede calcularse que una tercera parte se ha empleado para vencer la fricción en el tornillo y en los engranajes, así es que la tracción vertical puede estimarse en 460,000 kilográmetros. Como se ha levantado dos me¬ tros, resulta entonces que la barra ha trabajado con una tracción de 230,000 kilogramos ó sean 230 toneladas, es decir, con tres ve¬ ces mayor esfuerzo délo que la prudencia aconseja como el límite, habiendo así llegado á la tensión á que el hierro generalmente se rompe si no es de excelente calidad, como aquí felizmente ha sido. Debe evitarse esto en adelante, porque si alguna pieza se rom¬ piese pueden resultar malas las consecuencias, pues el agua se represaría y no habría sino que confiarse en la bondad del dique, estando ya demostrado que su seguridad no inspira confianza y que por esta causa no conviene represar el agua más de 22 metros. Para disminuir la fuerte fricción que ejerce la compuerta al levan¬ tarla, he proyectado reemplazar las guias de rieles por medio de una série de rodillos que giran en un marco que debe embutirse en la manipostería dejando los rodillos salir solo lo indispensable para producir el contacto con la compuerta. De este modo se conseguirá no solamente disminuir la fricción, sí que también un movimiento más suave y la barra para levantar la compuerta se encontrará menos comprometida de lo que sucedió en Diciembre último, cosa que es indispensable evitar, porque es casi seguro que se rompería por haber ya pasado con exceso el límite de elasticidad. Los tirantes de hierro doble T, que están empotrados parcial¬ mente en la manipostería superior del dique y cuya parte saliente sostiene la plataforma en que está afianzada parte de la maquinaria han cedido algo, debido sin duda al grande é inesperado esfuerzo con que ha trabajado el tornillo que levanta la compuerta, así es que la parte saliente de la plataforma tiene una ligera inclinación en sentido transversal del dique. Por esta causa sucede que los ro¬ dillos cónicos de fricción en que se apoyan las piezas intermedia¬ rias que trasmiten la tracción que ejerce el referido tornillo, no tocan al disco sobreque debería rodar sinó en una cuarta parte, y esta parte es, precisamente, la del lado del dique. Conviene nivelar de nuevo el asiento de la maquinaria para que los rodillos tengan contacto con toda la vuelta, pues en adelante, con las medidas que van á. tomarse, debe esperarse que no habrán estos esfuerzos INVESTIGACIONES SOBRE EL ESTADO DEL DIQUE SAN ROQUE 119 extraordinarios que han sido tan peligrosos. En otro capítulo, sobre las precauciones en general, indicaré cómo debe procederse en adelante para evitar las causas que lian contribuido á hacer el movimiento de las compuertas tan difícil . EL TUBO DE DESCARGA * Del exámen verificado resulta que este sé encuentra en regular estado y solo debe efectuarse el arreglo del ajuste de la estremidad del tubo con la manipostería, porque toda la brida del tubo de fun¬ dición en que gira la compuerta, se encuentra algo separada del muro, probablemente por haber cedido algo los pernos con que está asegurado. Por esta causa ha salido por la pequeña abertura que se ha formado, un chorro de agua que, debido á la fuerte pre¬ sión con que ha sido arrojado afuera, ha hecho difícil la maniobra de la compuerta. Se ha puesto exteriormente una especie de cata¬ plasma de cemento, pero su acción es ineficaz y es el espacio entre la brida y la manipostería la que debe llenarse con cemento puro. Conviene también revisar bien el revoqueen el interior del tubo, lo que no pude hacer cuando estaba en el dique, porque el tubo estaba sumergido «hasta la mitad. LAS RAJADURAS EN EL CUERPO CENTRAL DEL DIQUE Estas, que están indicadas en el plano especial que acompaño, no revisten, al menos por ahora, el carácter alarmante que pudiese suponerse, pues el dique, bajo el punto de vista de la estabilidad, puede considerarse como igualmente resistente, aún cuando en sen¬ tido transversal fuera dividido en varios fragmentos, independientes el uno del otro, con tal que cada fragmento fuese formado por caras planas perpendiculares al eje del dique, pero es indudable que in¬ fluyen de un modo perjudicial en cuanto al conjunto, porque no forma ya el dique un monolito, cosa que se considera de impor¬ tancia en esta clase de obras. Las rajaduras, además, no son perpen¬ diculares al eje del dique, aunque es cierto que lo es de un modo 'aproximado la más séria de ellas, ó sea la que tiene su punto de arranque en el tubo de descarga y atraviesa todo el cuerpo del 120 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA dique de parte á parte. Las otras salen más ó menos oblicuamente y aún hay algunas que prolongadas vienen á formar un triángulo con la base del dique. Es indudable que ellas tienen la tendencia de estenderse más- Una vez que esto suceda resultará que el dique que ahora está divi¬ dido en dos fragmentos completos, lo estará en muchos, cosa que vendrá á aumentar en gran parte las filtraciones existentes. Las rajaduras provienen, como he dicho en otra parte, *de las fuertes trepidaciones producidas por el choque del agua al caer d.e los vertederos. Es por consiguiente necesario evitar que en el esta¬ do actual del dique se deje pasar agua por ellos antes que este sea rehabilitado, si es que esto llega á suceder. En otra parte de este informe queda demostrado que hay además razones poderosas para no represar el agua, hasta la altura en que ellos pudiesen fun¬ cionar. Como fácilmente se comprende, solo es posible cerrar superfi¬ cialmente las rajaduras que se han producido, y es conveniente que esto se haga, abriéndolos con cortafierro por lo menos hasta diez centímetros de profundidad y rellenar la parle así abierta con mez¬ cla de uno de cemento de Portland y uno de arena. • LAS FILTRACIONES Durante los seis dias que he permanecido en el dique para in¬ vestigar el estado del mismo, se hallaba la represa vacía; por consiguiente no pude hacer observaciones personalmente respecto del modo cómo se han producido las filtraciones, aún cuando es¬ taban á la vista la mayor parte de los sitios en que estos han te¬ nido lugar, pues en general se han producido manchas rojas que denuncian haber estado en agua filtrada en contacto con piedras ferruginosas. Al hacer en seguida una relación de las filtraciones y las deduc¬ ciones que se derivan de ellas, me he guiado por los datos numé¬ ricos que el encargado del dique Don Emilio Baduell me ha sumi¬ nistrado. Este empleado ha hecho observaciones y anotaciones con una proligidad digna de todo encomio y de un modo mucho más me¬ tódico de lo que pudiera esperarse de una persona que ocupa un INVESTIGACIONES SOBRE EL ESTADO DEL DIQUE SAN ROQUE 121 empleo relativamente humilde. En vista de ello me he confiado en los datos suministrados por este señor, los que me habilitan para abrir opinión en una de las cuestiones fundamentales relativas al dique, como es la de poder estimar el grado de trascendencia que tienen las causas que han originado las filtraciones. En dos planos que acompañan este informe están indicados, en el uno los sitios en que aparecen las filtraciones y en el otro los niveles á que estas aparecen y desaparecen, respectivamente. El estudio del plano de los niveles es muy ilustrativo, porque demuestra de una manera concluyente que la mampostería del dique es muy porosa y así se explica la existencia de las numero¬ sas filtraciones y la fuerza de arrastre del agua filtrada, la que, como queda referido en otra parte de este informe, ha tenido la potencia necesaria para efectuar el lavaje de la mezcla, sacando para afuera parte de la cal contenida en la misma y también lo que es más grave, para sacar una parte relativamente considera¬ ble de la arena gruesa que entra como componente del mortero empleado en la construcción del dique. Entro ahora á analizar al¬ gunos de estos niveles. Los que en el plano tienen numeración 11 y 12 aparecen cuan¬ do el agua del embalse tiene 28 metros de altura y desaparecen recien cuando el agua ha bajado á 22 metros, es decir que con una diferencia de 6 metros, en descenso han desaparecido las fil¬ traciones. Las numeradas 10 hasta 25 aparecen con una altura del agua en el embalse de 26 metros y desaparecen á los 22 metros, es de¬ cir, cuando el agua ha bajado 4 metros. La que tiene numeración 26 aparece á los 27 metros del embal¬ se y cesa á los 22, ó sea con diferencia de o metros. Las filtraciones numeradas 13 hasta 18 aparecen á los 30 me¬ tros de embalse y cesan á los 27. Diferencia 3 metros. Hay otros en que la diferencia es de solo un metro. Todas estas filtracionos se encuentran en el cuerpo central del dique. Puesto que el agua represada ha bajado de 1 hasta 6 me¬ tros antes de cesar las filtraciones, habiéndose producido todos á una determinada altura del embalse, el que después de bajar un poco ya no ha suministrado más agua-para filtrar, es decir que no ha tenido sitio por donde penetrar, esto prueba que el agua que 'seguía saliendo por la cara del dique, aguas abajo, ha estado alma¬ cenada en la mampostería y ha necesitado tanto tiempo para de- 122 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA salojarse como el agua del embalse para bajar de 1 hasta 6 metros respectivamente, cuando se abrían las compuertas. Muy porosa tiene que ser la manipostería para que pueda alma¬ cenar agua en alguna cantidad y esta porosidad, aparte de que afecta en algo la estabilidad, puesto que el peso específico resulta menor, facilita las filtraciones y hará que ellas se noten cada vez más abundantes, siendo en la actualidad no despreciables. En el vertedero Norte se observan numerosas filtraciones, las que por lo general aparecen y desaparecen con una diferencia de 3 á 4 metros en la altura del embalse, pero como en casi todas ellas el agua filtrada tiene que recorrer un trayecto mayor para encontrar salida, no se sacan tan malas deducciones de ellas como de las que aparecen en el cuerpo central, que es precisamente la parte más delicada del dique y debería estar en perfectas condi¬ ciones. En el suelo natural, al contorno del vertedero Norte, hay mu¬ chas filtraciones, pero, por lo que he podido deducir, no tienen importancia hasta ahora. DISGREGACION DE LA MEZCLA CON DEPÓSITO EN LA CARA EXTERIOR DEL DIQUE Debido á las fuertes filtraciones y á las condiciones poco hi¬ dráulicas del mortero empleado en la construcción del dique, se ha producido un lavaje de la mezcla, desprendiéndose una parte de la cal, relativamente pequeña hasta ahora, pero que sin embargo es un mal síntoma. Esta cal que ha sido mecánicamente diluida (y quizá una pequeña parte químicamente disuelta) en el agua filtra¬ da, ha venido á depositarse en el frente del muro, transformán¬ dose en una capa de carbonato de caí, de un espesor de ocho ádoce milímetros. Con el desprendimiento de parte de la cal del mortero ha que¬ dado este empobrecido y la consecuencia ha sido que el agua fil¬ trada al través del muro, ha arrastrado consigo arena del mismo en cantidad no despreciable, pues la arena arrastrada que ha quedado depositada entre la capa de carbonato de cal y el muro, tiene un espesor de 3 á 5 centímetros sobre toda la superficie, desde abajo hasta una altura de 20 á 24 metros y sobre todo el ancho del cuerpo central. INVESTIGACIONES SOBRE EL ESTADO DEL DIQUE SAN ROQUE 123 Este arrastre, según puedo deducirlo, solo se ha producido en la parte superior del dique y de allí han corrido la cal y la arena para abajo, estendiéndose sobre toda la superficie, debiendo rore- sumirse que la cal, transformándose en carbonato, haya consti¬ tuido primeramente una capa muy delgada que poco á poco lia ido engrosándose y que la arena lia ido sucesivamente alojándose por detrás de dicha capa, empujándola un poco para procurarse lugar entre medio de ella y el muro. La deducción que he hecho de que el arrastre de los componen¬ tes del mortero no se haya producido también en la parle inferior del muro, no me atrevo á establecerla sino de un modo meramente hipotético, porque no habiendo visto personalmente las filtracio¬ nes, solo he podido guiarme por los datos suministrados por las personas que las han visto. En mi opinión es uno de ios síntomas más graves el haberse producido este arrastre, porque el muro, que ya ántes estaba po¬ roso, ha aumentado su porosidad y las disgregaciones sucesivas serían cada vez más poderosas, hasta que llegue un momento en que se produzca la ruptura, como sucedió con el dique del Habra en Argelia, el que presenta cierta analogía con el de San Roque. Si bien es cierto que el lecho sobre que estaba fundado aquel no era tan bueno como el de éste, también lo es que no ha sido por causa de las fundaciones que se produjo la ruptura, pues esta se efectuó de arriba para abajo, conforme lo confirma el plano y des¬ cripción que sobre este suceso ha sido publicado en a Anuales des Ponts et Chausseés » de Mayo 1887. Por ser muy ilustrativo lo sucedido con el dique del Habra, de¬ dico á este asunto un capítulo especial. LA RUPTURA DEL DIQUE DEL HABRA EN ARGELIA Este dique, de un tipo que tenía cierta semejanza con el de San Roque, aunque algo más delgado en la parte superior, y desti¬ nado á represar 33m60 de agua, fué construido en los años 1 866-7 1 según planos confeccionados por los ingenieros franceses M. De- brousse y M. Feburier. El volumen de agua á represar era de 30 millones de metros cú¬ bicos. 124 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA El dique se rompió en Diciembre de 1881, causando la destruc¬ ción de varias aldeas y parte de la ciudad de Perregaux y la muer¬ te de 209 personas. Se considera que la ruptura no debe atribuirse á defectos de los planos sino á faltas cometidas en la ejecución de las obras, aunque ya antes la destrucción de uno de los vertederos, ocurrida en Marzo de 1872 había demostrado que no solamente la ejecu¬ ción sino también los planos dejaban que desear. El ingeniero italiano señor Gaetano Crugnola, que es considera¬ do como una autoridad en la materia y que ha establecido el tipo de construcción que lleva su nombre, ha estudiado detenidamente las causas que pueden haber contribuido á la ruptüra del dique del Habra y espedido al respecto una memoria de la que extracto lo siguiente: « La construcción del dique comenzó en 1866 y los trabajos fue¬ ron concluidos en 1871. Estaba cimentado completamente sobre un lecho calcáreo arenoso de la época terciaria, que no presen¬ taba en todas partes la misma consistencia. Entre dos estratas de arenisca dura que constituían la base principal del dique, hay otras más ó menos blandas, alternando con capas arcillosas que tenían que ser removidas en ciertos puntos hasta una gran pro¬ fundidad y eran reemplazadas por buen concreto. Además debe¬ mos establecer: « Io Que la más importante estrata de arenisca tenía una pro¬ fundidad muy limitada, que sin embargo era considerada sufi¬ ciente para soportar el peso de toda la construcción; «2o El plano de separación entre la arenisca y la estrata de es- quitos arcillosos del período mioceno no estaba muy distante y tenía una inclinación de 45° respecto al horizonte y hácia el valle; «3o Las estratas de arenisca estaban inclinadas de 30° con el horizonte. «El material empleado en la manipostería tenía que procurarse en ¡a localidad, puesto que la construcción de semejante obra (que requería 500 metros cúbicos por cada metro lineal) no era posible sino usando el material de construcción que existía en el valle. Para una masa de manipostería tan grande, los materiales tenían que estar á la mano. Por consiguiente se emplearon piedras de la estrata terciaria, sobre la cual estaba cimentado el dique. «Es importante saber respecto al dique del Habra que las estra- INVESTIGACIONES SOBRE EL ESTADO DEL DIQUE SAN ROQUE 125 tas arenosas no presentaban todas la misma tenacidad. Algunas tenían una pronunciada estructura esquistosa y, aunque las ins¬ trucciones de la «Administración superior» eran claras y declara¬ ban estas piedras inadmisibles, no puede deducirse con seguridad que no se haya empleado algo de este material . «La arena empleada no era del todo buena. En el principio de la construcción íué tomada del rio del Habra, pero, cuando el di¬ que alcanzó una altura superior al nivel ordinario del Habra, el agua se estancó y las canteras se llenaron con depósitos sedimen¬ tarios. Entonces se hizo necesario trabajar algunas canteras á mayor distancia del lugar. La arena de estos yacimientos era limpia y libre de tierra gredosa, pero demasiado fina para formar un buen mortero. «Además, es importante establecer que la «Administración» misma ha permitido el uso de una tierra colorada en vez de arena para la parte interior del dique. Esta tierra colocada contenía un exceso de arcilla que alcanzó hasta 22 á 27 por ciento de su peso. Esta es la razón por qué no podía haber seguridad de conseguir la necesaria resistencia con este mortero. «La cal, aunque hidráulica, no era muy buena. Fue elaborada de roca calcárea encontrada en los bancos del rio Habra y que contenía de 1 á 10 por ciento de arena y de 16 á 31 por ciento de arcilla. Para una construcción que está destinada á contener una columna de agua de 34 metros de alto debería emplearse una cal eminentemente hidráulica y también debe mantenerse en reposo una temporada antes de utilizarla, para dar tiempo á la cal viva de dilatarse. «Es sabido que todo cemento y cal hidráulica contiene una cierta cantidad de cal viva que no se dilata inmediatamente, sino después de un cierto tiempo, así es que el aumento de volúmen del cemento causa porosidad y hasta cavidades en el interior de la mamposlería. «Esta propiedad de espansion fué conocida por el ingeniero francés Minard en 1827. Por sus experimentos parece que esta es¬ pansion no es completa sino doce meses después de la inmersión y algunas veces en no menos de 22 meses. Esta consideración es de gran importancia. Si esta espansion tuvo tugaren grande es¬ cala en el dique del Habra produciría evidentemente fatales con- 'secuencias después de un cierto número de años. «Examinemos ahora el dique bajo otro punto de vista para de- 126 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA mostrar más claramente los defectos de que probablemente adole¬ cía la construcción. No es posible hacer un dique absolutamente impermeable y el resultado en «Furens», donde solamente apa¬ recieron unas cuantas manchas húmedas en la cara esterior del muro, debe ser considerado como excepcional. « Estas filtraciones aparecieron por un cierto tiempo y desapa¬ recieron completamente. En el dique del Habra, sin embargo, las filtraciones eran numerosas. Cuando el agua alcanzaba una altu¬ ra de 10 metros, pronto aparecían en la cara exterior . A medida que el nivel del agua subía, aumentaba el derrame á tal punto que el dique parecía un gigantesco filtro. «El fenómeno se atribuía especialmente á la naturaleza porosa de las piedras que se usaron. Transcurrido algún tiempo, el agua de filtración depositó en el muro una delgada capa blanca (como en el de San Roque) que era un carbonato de cal como el que compone las estalactitas. Este depósito procedía sin duda de un exceso de cal en el cemento hidráulico, que no se transformó en silicato, sino que permanecía disuelta en el agua de filtración bajo la gran presión ejercida por el líquido del depósito. Al con¬ tacto del aire la cal se convirtió en carbonato y fué depositada en la cara del muro. «Por las anteriores observaciones vemos que la manipostería no era conveniente para esta clase de construcción y que el cemento perdería gradualmente su propiedad hidráulica y adherente. «Hemos examinado todas las circunstancias que pudieran ha¬ ber afectado la estabilidad de la construcción, pero no podemos decir definitivamente cuál de ellas causó la ruptura del dique, por no existir datos exactos respecto del desastre. Sin embargo pode¬ mos decir que las circunstancias mencionadas, combinadas con los efectos de la avenida de que hablaremos más adelante, causa¬ ron la destrucción del dique. « La ruptura fué de 1 00 metros de largo por 35 de profundidad, llegando hasta la base. De todos modos, la construcción déla mani¬ postería, por lo que se refiere á la elección de materiales, parece no haber sido llevada á cabo con todas las precauciones que re¬ quiere una obra de esta magnitud. » INVESTIGACIONES SOBRE EL ESTADO DEL DIQUE SAN ROQUE \n VOLUMEN DE AGUA CONTENIDO EN LA REPRESA DE SAN ROQUE Á DIFERENTES ALTURAS DEL EMBALSE Según datos suministrados por la Oficina de Irrigación en Cór¬ doba, el volumen de agua represado á 20, 30 y 35 metros de altu¬ ra del agua en el embalse es de respectivamente 42.900.000, 142.750.000 y 260.000.000 de metros cúbicos. Basándome en estos datos he llegado á formar, por medio de cálculos, la siguiente escala del volumen aproximado, contenido por cada metro de altura entre 20 y 35 : A 20 metros de embalse 42.900.000 metros cúbicos » 21 » N;> 49.450.000 » » « 22 » » 56*700.000 » » » 23 » » 64.650000 » » » 24 » » 73.350.000 » » » 25 » » 82.800.000 » » » 26 » » 93.050.000 » » » 27 » » 104.150.000 » » » 28 » » 116.100.000 » » 29 » » 128.950.000 » » » 30 » » 142.750.000 » » 31 » » [158.000.000 » » >> 32 » » 176.000.0Q0 » » 33 » >> 197.000.000 » » 34 » » 223.000.000 » » » 35 » » 260.000.000 » » A continuación doy la altura de los principales diques de re¬ presa que hasta la fecha se han construido en los diferentes países y del volumen de agua represada : 128 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA LUGAR PAIS ALTURA DEL EMBALSE EN METROS V0LÜMEN EN METROS CÚBICOS Estados Unidos 52 » 144000000 51 80 144000000 España Francia 51 » ¡9800000 50 » 1600000 49 20 4500000 1800000 Bélgica España Inglaterra España Egipto Argentina 45 » 23000000 43 » I 1000000 41 40 5460000 41 » 4300000 37 » 2835000 35 » 260000000 31 50 1300000 • 34 50 2000000 33 60 30000000 Francia 33 » 2600000 32 50 3360000 Argelia 32 » 14000000 30 » 16000000 California E. U. 29 80 26500000 España Argelia Alsacia 27 50 24600000 Dj idioma . 25 » 5000000 Alfeld . 21 70 1100000 Cagliari . Cerdeña 21 50 4000000 Tlelat . 21 » 550000 Boyd Córner . Bouzey . Estados Unidos Francia 18 » 15 » 12200000 7000000 Por estos datos se verá que ei dique de San Roque, teniendo el embalse lleno, represa un volumen considerablemente mayor que cualquier otra represa en el mundo y puede con razón formularse la pregunta si es necesario almacenar semejante caudal ya que él constituye un peligro para Córdoba. A continuación voy ó analizar las necesidades para la irriga¬ ción . CONSUMO DE AGUA PARA LA IRRIGACION Según dalos estadísticos que se tiene sobre el consumo de agua en la India Norte y Central, resulta que con un caudal de un me- INVESTIGACIONES SOBRE EL ESTADO DEL DIQUE SAN ROQUE 129 tro cúbico por segundo puede regarse una superficie de 2800 hectáreas para cultivo de cereales en general, exceptuando arroz que requiere riego más abundante. Supongamos que se tenga represado un volumen de 56 millo¬ nes de metros cúbicos, correspondientes á una altura de 22 metros en la represa y que al distribuirlo se desperdicia la mitad, que¬ dan entonces 28 millones para utilizar. Admitamos además que el riego es necesario solo durante 6 meses al año es decir durante 180 dias ó sean 4320 horas, habrá entonces un consumo de 4320X 3600 = 15.550.000 metros cúbicos para regar 2800 hectáreas. Sa¬ cando la proporción se obtiene que con 28 millones de metros cú¬ bicos puede regarse una superficie de 5000 hectáreas en números redondos. Si se admite además que corresponde al régimen ordi¬ nario del rio en los meses de seca un caudal disponible para la irri¬ gación de 6 metros cúbicos por segundo, cifra que considero no exajerada por las observaciones que he hecho en el dique, y que de esta cantidad también se desperdicia la mitad, quedan 3 metros por segundo que alcanzan para regar 8400 hectáreas las que agregadas á las 5000 anteriores, suman 13.400 hectáreas. Por los datos que he adquirido no hace falta regar por ahora mayor estension de terreno y está demostrado que con represar el agua solo 22 metros se logrará llenar esta necesidad si hay bue¬ na administración . DATOS SOBRE LA ACUMULACION DEL EMBALSE Según datos sacados de las anotaciones hechas por el encargado del dique, he sabido que el agua del embalse ha tenido en las fe¬ chas que á continuación se expresan las siguientes alturas. En 1889 Setiembre 14 . 14700 » » Diciembre 31 . . . 25.30 » 1890 Marzo 26 f1) . 29.55 » » Diciembre 19 . . . 21.39 » » » 20 á las 8 a. m . 23.20 » » » 20 » 2 p. m . 27.40 » » » 22 » 6 a. m . . 28.93 i1) Compuertas parcialmente abiertas. ANAL. SOC. CTENT. ARG. T. XXXIV 9 130 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA En 1891 Enero Io . 29.90 » » » 8 . 30.00 » » Febrero Io í1) . 33.07 » » » Io (2) . 33.14 » » » 5 á las 6 a. m. (3) . 33.18 » » » 5 » 12 a. m.... . 33.45 » » » 5 » 6 p. m . 33.60 » » » 12 (4) . 33.14 Seguía bajando el agua debido al consumo yen el verano iba llenándose la represa otra vez, así que había : En 1891 Diciembre Io (5) . '32.55 » » » 14 . ; . . 26.00 » 1892 Enero 16 . 5.00 Aplicando ahora el volúmen del embalse correspondiente á las alturas, tenemos el 14 de Setiembre 1889, 8 millones, y el 31 de Diciembre del mismo año 83.800.000 metros cúbicos, es decir en 108 dias hubo un aumento de 73.800.000. Luego había el 26 de Marzo siguiente un volúmen de 136.500.000 metros cúbicos, ha¬ biéndose aumentado 52.700.000 metros en 85 dias. El 19 de Diciembre de 1890 había á las 7 a. m. 52.250.000 me¬ tros cúbicos. El dia siguiente á las 8 a. m. había 66.350.000 y el mismo dia á las 2 p. m. 108.900.000 metros cúbicos, es decir que en solo seis horas hubo el enorme aumento de 42.550.000 metros cúbicos, El Io de Enero 1891 había 141.400.000 metros cúbicos, habién¬ dose así aumentado el embalse más de 89 millones de metros en 13 dias. El 8 del mismo mes había ¡42.750.000 y el Io de Febrero 198.800.000, de manera que en 24 dias hubo un aumento de 56.050.000 metros. El 5 de Febrero del mismo año había á las 6 a. m. 201.600.000 y el mismo dia á las 6 p. m. 212.600.000, es decir un aumento en la represa de 11 millones. f1) Empezó á salir agua por el vertedero Norte. (2) Empezó á salir agua por el vertedero Sud. (3) Tubo de descarga abierto. (4) Se cerró el tubo de descarga. (*) Se abrió el tubo de descarga y empezóse á abrir las compuertas, Operación que terminó el dia 5 á las 9 a. m. INVESTIGACIONES SOBRE EL ESTADO DEL DIQUE SAN ROQUE 131 En el mismo tiempo habíanse derramado por los vertederos 1.580.000 metros, así es que el volumen total de agua traido por el rio el dia 5 de Febrero de 1891 puede estimarse en 12 y medio millones de metros cúbicos en ¡2 horas. El 1 ° de Diciembre del mismo año había en la represa 1 87.200.000 metros cúbicos y comenzándose entonces á abrir el tubo de des¬ carga y las dos compuertas se redujo el volúmen hasta tener el dia 1 4, es decir después de transcurridos 1 3 dias, 82.800.000. Como se emplearon 4 dias para abrir las compuertas puede decirse que por término medio se emplearon 1 1 dias con los conductos de des¬ carga completamente abiertos para descargar 104.400.000 metros cúbicos ó sea a razón de próximamente nueve y medio millones de metros cúbicos en 24 horas con una presión media de 28 me¬ tros más ó menos. Según resulta de un cálculo teórico, debe haberse descargado me¬ nor cantidad de agua en las 24 horas, pero debe tenerse en cuenta que el dia 5 de Diciembre cayó la bóveda del desarenadero del Sud, por consiguiente quedó considerablemente aumentada la boca de descarga por ese lado. ACUMULACION INVOLUNTARIA DE AGUA EN LA REPRESA He dicho antes que, dado el estado en que actualmente se en¬ cuentra el dique, no sería prudente represar agua hasta mayor altura de 22 metros, pero en ciertos casos sería imposible evitar que suba á un nivel mucho más elevado. Supongamos que tenemos el agua al nivel de 22 metros y que estén completamente abiertos los dos desarenaderos y el tubo de descarga, resulta que el caudal máximo que puede descargarse por ellos, estando expeditos y sin ninguna clase de obstrucción en el desagüe sería de siete millones de metros cúbicos en 20 horas, pero, debido á los inconvenientes en los desagües (de que antes me he ocupado), es prudente calcular que en este tiempo desagitaran solo cinco millones. El dia 20 de Diciembre de 1 890, aume-ntóse el agua en la represa 42.550.000 metros cúbicos en solo seis horas. Dado ahora el caso que se tenga agua represada hasta 22 metros y que se produzca una avenida como la referida, transcurrirán probablemente 872 i 32 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA dias para que este exceso pueda descargarse (esto sin contar el aumento ordinario del caudal suministrado por el régimen del rio), y si á los dos dias, como puede suceder aunque es poco pro¬ bable, pero que sin embargo debe preveerse se repitiese una avenida más ó menos igual, podría la represa llegar á tener un exceso de agua de unos 73 millones de metros sobre lo que se considera prudente. En tal coso necesitaría este exceso 1 4 á 15 dias para descargarse y no tendría nada que. hacer sino confiarse en que el dique resista . Yo, personalmente, creo que el dique resistirá una sobreelevacion de agua, á contar de los 22 metros, siempre que esta sobreelevaron durase pocos dias, pero creo que sería muy pe¬ ligroso que llegase á una altura tal que saliese agua por los verte¬ deros. Dado el estado del dique que tiene muchas rajaduras, numero¬ sas filtraciones y la parte superior más débil de lo que lo era cuando recien se había construido, debido al desalojo de una par¬ te del mortero, ocasionado por las filtraciones, sería desastroso el efecto que produciría la trepidación ocasionada por la cascada de los vertederos. El agua empieza á salir por estos, recien cuando hay más ó menos 199 millones de metros en la represa y como á una altura de 22 metros ella contiene solamente 56.700.000 metros, se nece¬ sita un exceso de 142.300.000 metros para llegar á la altura de los vertederos. Parece poco probable que pueda juntarse este ex¬ ceso porque sería necesario para ello que lloviese copiosamente durante muchos dias seguidos. Desde que se construyó el dique no ha habido tales lluvias, pero creo que las hubo el año que se destruyó el puente Sarmiento. En todo caso conviene observar de un modo metódico cómo se produce el aumento de agua en la represa y cuando el nivel se eleve á más de 22 metros, debe tomarse apuntes cada tres horas. En vista de esas observaciones podrá juzgarse si hay ó no necesi¬ dad de hacer alguna obra adicional para procurar descarga de las aguas provenientes de avenidas, como sería por ejemplo un túnel á cada lado perforado en la roca y que diese vuelta en forma de curva al rededor de ambos estribos á cierta distancia de ellos. Es¬ tos túneles ó grandes conductos recibirían el agua de derrame por vertederos completamente independientes del dique y que corres¬ pondiesen con la altura de 22 metros en la represa. Como esta es obra algo costosa no la propongo, sino que hago INVESTIGACIONES SOBRE EL ESTADO DEL DIQUE SAN ROQUE 133 meramente mención de que, en caso de necesidad comprobada, puede recurriese á este método que es de resultados positivos. El eminente ingeniero inglés M. Hawkesley es de opinión que en ningún caso debe permitirse que el agua se vierta directamente sobre el muro de un dique, por ser siempre una amenaza de des¬ composturas más ó menos sérias. Opina que el agua de derrame debe llevarse por conductos late¬ rales y completamente independientes del dique. En el dique recientemente construido sobre el rio Vyrnwy para la provisión de agua á la ciudad de Liverpool se ha prescindido de esta precaución, pero en cambio se ha dado al dique una sec¬ ción transversal de forma y dimensiones muy distintas á las de los tipos usados en otras partes, pues todo el dique constituye un ver¬ tedero sumamente reforzado, y se han tomado precauciones es¬ peciales para garantirse de la solidez y buena ejecución de la obra. PRECAUCIONES QUE DEBEN ADOPTARSE Se debe tener especial cuidado de que las compuertas puedan funcionar bien. Desde que el Gobierno tiene en el dique un guin¬ che á vapor, conviene aplicar este por medio de un eje de trasmi¬ sión á los ejes de los manubrios, pudiendo así abrir y cerrar por lo menos cinco veces más rápidamente de lo que es posible ha¬ cerlo á mano. Cuando exista agua represada, deberán abrirse las compuertas por lo menos una vez por semana hasta dejar una abertura de un metro y mantenerla durante media hora, á fin de que se veri¬ fique la limpieza y pueda evitarse la aglomeración de lodo y de ripio delante de las compuertas. En cada verano no debe juntarse antes del Io de Febrero más agua en la represa que hasta 10 metros de altura, pues en los me¬ ses de Febrero y Marzo se juntará con exceso lo que falta para lle¬ gar á los 22 metros que debe establecerse como el nivel máximo á que voluntariamente se ha de represar el agua. Cuándo haya indicio de que el nivel del agua pueda exceder del expresado, deben abrirse los conductos de descarga, á fin de que la sobreelevacion de agua dure en cada ccasion el menor tiempo posible. i 34 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Los desarenaderos deben revisarse todos los años y arreglarse los desperfectos que se notasen. Los desagües de los desarenaderos deben mantenerse siempre expeditos y libres de toda obstrucción. Debe sacarse la capa de carbonato de cal y de arena que cubre el paramento del frente del dique á fin de que se pueda observar bien los sitios en que aparezcan filtraciones y si estas van ó no en aumento. También debe observarse si se reproduce la capa de carbonato de cal. El tubo de descarga debe utilizarse únicamente en caso de apuro. Debido á que el agua al descargarse por él choca contra la com¬ puerta giratoria que ocupa el centro del tubo, se producen fuertes trepidaciones, las que en esta parte son más sensibles y más per¬ judiciales por estar aquí el dique rajado de parle á parte. ÚLTIMAS PALABRAS La comisión que se me ha confiado de estudiar las condiciones del dique no ha sido agradable, pero he tratado de desempeñarla con toda imparcialidad. Cuando un ingeniero, en un caso como este, produce un informe favorable deja satisfecho á todo el mundo, y á mi me ha cabido en suerte tener que expedir una información que producirá decep¬ ciones y descontento; sin embargo, cuando se trata de la seguri¬ dad de una ciudad entera, miro como un deber del que no es po¬ sible desviarse en lo más mínimo, establecer la verdad de las cosas de un modo claro y preciso, pues la vida de miles de personas debe primar sobre ciertos intereses materiales por grandes que ellos sean. Declaro que no haré polémica sobre las ideas emitidas en este informe, si alguien intentara provocarla, pues he dicho lo que pue¬ do y debo decir. Federico Stavelius. Buenos Aires, Agosto 6 de 1 892. INVESTIGACIONES SOBRE EL ESTADO DEL DIQUE SAN ROQUE 135 APÉNDICE ANÁLISIS QUÍMICOS Buenos Aires, Julio 26 de 1892. Al señor Director clel Departamento de Obras Públicas de la Nación , Ingeniero D. Juan Pirovano. Tengo el honor de comunicar á Yd. los resultados de los análisis practicados á ruego de Yd. sobre varias muestras de cal y morteros procedentes del dique de San Roque en Córdoba, las que Vd. se sirvió enviarme el dia 7 del corriente. N° 1. « Cal de la llamada hidráulica que se ha empleado en la construcción "del dique. Esta muestra ha sido sacada de una bolsa que no tenía indicio de. haber sufrido deterioro ». Eliminados al agua y ácido carbónico Pérdida por calcinación . 19.90 — Oxido de calcio . 53.76 67.15 Oxido de magnesia . 1.30 1.62 Oxido férrico.*. . 1.08 1.40 Alúmina . 3.47 4.34 Oxido de sodio . 0.88 1.06 Acido sulfúrico . 0.32 0.40 Acido fosfórico . 0.25 0.30 Sílice (combinada) . 11.40 14.20 Arena (inerte) . 7.63 9.53 99.96 100.00 Indice de hidraulicidad . 0.276 » ó inclusive el óxido férrico . . . 0.295 Esta cal es una medianamente hidráulica, alterada por la acción del aire, habiendo sufrido una 'Cárbonatacion parcial. Su análisis concuerda con los practicados por mí hace dos años, á pedido del señor Director del Departamento de Obras Públicas, en demostrar la ausencia de elementos perjudiciales en la cal hidráu- 136 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA lica fabricada en Cosquin. Hay que observar que el índice de hi- draulieidad de la muestra N° 'I =0.276 es inferior al que tenía la muestra de cal de la misma fábrica analizada por mí en Julio de 1890 que era 0.35 (Véase mi informe de fecha 17 de Julio 1890). N° 2. « Costra producida por el arrastre que han ocasionado las filtraciones. Esta tenía una altura de 24 ó 2o metros.» Oxido de calcio. . . . 51.20 » » magnesio . 0.50 » » hierro . 0.50 Acido carbónico . 40.85 Agua . 3.95 Arena cuarzosa . 3.00 100.00 Esta costra se compone principalmente de carbonato de calcio y tiene los caracteres de un depósito calcáreo formado por la carbo- natacion de una agua saturada de cal. N° 3. « Capa de arena depositada por detrás de la costra caliza; tiene un espesor de 3 á 5 centímetros y en todas partes se nota la arena sin cal. » Oxido de calcio. . . 11.30 Alúmina y óxido de hierro . 2.00 Acido carbónico y agua . 10.50 Arena y sílice amorfa . 76.20 100.00 Por este análisis se ve que la arena arrastrada aún retiene calr alúmina y sílice amorfa, las que constituyen el cemento que man¬ tiene aglomeradas las partículas arenosas, aunque con poca adhe¬ rencia; pero es evidente que la cal del mortero ha sido disuelta en parte por el agua para depositarse exteriormente bajo la forma de costra pegada á la arena N° 3. N° 4. « Muestra sacada de una perforación que se hizo al tanteo para examinar el interior de la manipostería del dique.» Oxidos de calcio y de magnesio . 9.00 Alúmina . . 0.75 Oxido férrico . 0.25 Sílice amorfa . 2.42 Arena cuarzosa y micácea . 80.98 Pérdida por calcinación . 6.60 100.00 Indice de hidraulicidad . 0.35 INVESTIGACIONES SOBRE EL ESTADO DEL DIQUE SAN ROQUE 137 REVOQUES N° 5. «Muestra del revoque del vertedero Sud en parte presen¬ tándose y con poca adherencia á la piedra de la manipostería. » N° 6. «Muestra sacada de los ladrillos de la bóveda del Sud. El mucho talco contenido en la mezcla hace que ella tiene poca adhe¬ rencia á los ladrillos. » N° 7. «Muestra sacada á 9 metros de altura á contar del umbral de la compuerta. » — Espesor 0m08. N° 8. Muestra sacada á 14 metros de altura. — Espesor 0m 1 0. [° 9. » » 19 » » » 0m04o. f° íO. » » 24 » » » 0m0o. Muestras 5 6 7 8 9 10 Cal (y magnesia). ...... 14.70 3.70 9.30 13.60 10.20 16.30 Alúmina . 3.38 3.45 1.65 1.73 2.40 2.48 Oxido férrico . 1.12 1.15 0.55 0.57 0.80 0.82 Sílice amorfa . 6.80 5.73 7.54 5.25 5.35 5.50 Arena cuarzosa y micácea 63.50 52.27 72.26 70.55 68.75 64.50 Pérdida por calcinación. 10.50 13.70 8.70 8.30 12.50 10.40 100.00 100.00 100.00 100.00 100.09 100.00 Indice de hidraulicidad : 0.69 0 38 0.98 0 51 0.76 0.49 Por'falta de uniformidad inevitable en las mezclas de arena y cal preparadas en grandes cantidades, no pueden considerarse los análisis practicados sobre unos gramos más que aproximaciones á las proporciones empleadas en las obras y por no demorar este in¬ forme, no se han practicado los análisis de los revoques con la misma minuciosidad observada en los de cal hidráulica N0 1. La materia intitulada arena en los análisis de los revoques re¬ presenta la parle que bajo la forma de granos irregulares en tama¬ ño, de cuarzo y de mica quedan sin disolverse cuando se trata el revoque por el ácido clorhídrico diluido, clasificando como sílice amorfa la parte impalpable que queda disuelta ó suspendida en el ácido y la que se separa luego por evaporación, filtración, etc., se¬ gún el método de dosar la sílice. Se observará que en los análisis N0s 4 y 6 el índice de la hidrau- licidad corresponde á una cal hidráulica, mientras que en los de- 138 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA más es casi igual ry en algunos más alto que en los cementos Por- tlancl. En el número 7, por ejemplo, alcanza á 0.98 siendo muy notable la falta de cal en este revoque. Esta deficiencia parece re¬ sultar de la acción disolvente y mecánica del agua bajo la gran presión que ha tenido que resistir el revoque cerca del plano del dique y basta inspeccionar la muestra N° 7 para cerciorarse de la acción desintegrante del agua que ha dejado muchas cavidades ó pasos entre los granos de la arena, formando canaletas tapizadas por una capa de hidrato férrico. Me permito llamar la atención del señor Director general sóbrela calidad de la arena empleada en la preparación de todos los mor¬ teros analizados. Hay gran irregularidad en el tamaño de los gra¬ nos cuarzosos, pero mucho más sério es la presencia en cantidad notable de láminas de « talco » ó mica, habiendo algunas cuyas dimensiones alcanzan á un centímetro cuadrado. Acompaño una muestra de la arena extraída de los revoques para su inspec¬ ción. •No me cabe duda alguna que esta mica es un elemento cuya presencia en los morteros compromete la solidez y la resistencia de la obra. Es un mineral de poca dureza, la cal no adhiere bien á sus láminas lisas y untuosas y jamás debe emplearse una arena micácea en obras hidráulicas destinadas á resistir una presión de dos ó tres atmósferas como es el dique de San Roque. Bajo esta presión los mejores morteros hechos con cemento Portland y arena de primera calidad son permeables. En prueba de esta afirma¬ ción, me permito traducir algunos párrafos de un artículo publi¬ cado en el «Builder» de Abril 26 de 1889. «Mr. J. B. Francis, ingeniero encargado de las represas y ca¬ nales en el «Rio Merrimac» (E. U.) ha practicado varios ensayos sobre la percolación del agua á través de mortero con cemento. Estos ensayos han demostrado que, bajo una presión de 77 libras por pulgada cuadrada cerca de 17 74 galones de agua por pié cua¬ drado de superficie atravesaron un espesor de 16 pulgadas de ce¬ mento en 24 horas. Otros morteros hechos con cemento americano dejaban pasar 4o 72 galones de agua por pié cuadrado por hora. «Esta infiltración tuvo lugar bajo una presión de 58 libras por pulgada cuadrada. El autor atribuye esta enorme percolación en parte á la calidad del cemento, inferior al Portland inglés, pero en parte también culpa la arena que no era de la mejor clase. » Dejo al criterio del señor Director hacer las deducciones que flu- INVESTIGACIONES SOBRE EL ESTADO DEL DIQUE SAN ROQUE 139 yen de los datos que preceden, esperando que sean de alguna uti¬ lidad en decidir sobre la solidez y resistencia probable del dique de San Roque. Saluda atentamente al señor Director. Juan J. J. Kyle. DATOS POSTERIORES SOBRE EL ESTADO DEL DIQUE DE SAN ROQUE Según datos recibidos después de presentado el precedente in¬ forme, se han encontrado defectos de carácter muy grave en los desarenaderos, sobre todo en el del norte. Dichos defectos han sido descubiertos recien después de haber¬ se rebajado el lecho del rio aguas abajo para que fuera posible hacer bajar el nivel del agua y extraer la arena y cascajo que obstruían ambos desarenaderos. Por el croquis que se agrega queda en evidencia la enorme so¬ cavación que la rapidísima corriente del agua ha ocasionado en el piso y piés derechos del desarenadero norte, conforme se vé en las anotaciones hechas en el mismo croquis. Dicha socavación, que ha llegado hasta la roca, descubriéndola en toda la longitud del conducto, habría sido indudablemente de mayor consecuencia si no hubiera existido la circunstancia favo¬ rable y hasta cierto punto casual de que la depresión máxima de la roca se encontraba, más ó menos, en el medio del conducto, pues el nivel de la roca natural en sentido longitudinal del des¬ arenadero desciende desde la boca de entrada hácia el medio, próximamente, para ascender de nuevo hácia la boca de salida. Sin esta circunstancia favorable es difícil preveer hasta donde habría llegado el deterioro y cuales habrían sido sus efectos por la magnitud del mismo. Puestos en seco los desarenaderos ha quedado de manifiesto que ellos no solamente han sido construidos con materiales que por su calidad y dimensiones eran impropios para satisfacer las ÜO ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA exigencias en cuanto á resistencia de un conducto por donde de¬ bían pasar corrientes de más de 20 metros por segundo, sinó que además el trabajo ha sido hecho sin ninguna prolijidad. La práctica aconseja y la prudencia justifica que conductos de de esta naturaleza se construyan con piedras de sillería del tama¬ ño máximo de que se pueda disponer y colocadas en excelente mortero. En el Dique de San Roque se ha empleado solo mampostería concertada, formada de piedra chica asentada en un mortero in¬ adecuado. F. S. ALTURA 32 1 30 9 8 7 6 25 ¥ 3 NIVELES NIVELES Á QUE APARECEN Y DESAPARECEN LAS FILTRACIONES DEL DIQUE DE SAN ROQUE TriTTTTir 1a = as*a4 = sc8ss!ñAaSR?.SSí;í!!?5SS5*»5>3:2ÍSSI5s«í!í5<;-'?J!';?í8;C3í3J;SíSRf!Pia.'» = ll«í«*lÍH l — C' faenado - _ Pi.ia *nh?ü°— - - - - — f /? * kS 4 y *♦<- o 'S’rt.t ^z> C¿'» * 'Jéfursf L*rco Cohl Z3 SO" 1 MISCELÁNEA ILa piedra movediza del Tandil. — Toda manifestación de la natu¬ raleza, por insignificante que parezca, nunca se considera indigna de fijar la atención del observador ; y en el día de hoy con más razón que antes, habiendo la experiencia mostrado tantas veces, cómo las señales, en apariencia las más insignificantes, pueden dar indicaciones de hechos ó fenómenos de considera¬ ción. Es en este concepto que espero no se reputará indigno de ser acogidas en esta publicación, dedicada á la ciencia, unas consideraciones que se han presen¬ tado á mi mente, el contemplar la famosa piedra movediza del Tandil. Como todos saben, para hacer perceptibles sus movimientos se acostumbra poner cerca de su base unas botellas de vidrio, las cuales á causa de la rigidez y fragilidad de esa materia se quiebran al mínimo movimiento de la piedra : ma¬ nifestando así la oscilación, que de otro modo no se percibiría. Resulta de eso, que la base de la piedra está literalmente asentada en un mon¬ tón de fragmentos de vidrio. Y bien, lo que quiero decir es, que de ese modo pronto dicha piedra dejará de ser movediza. El vidrio que es más duro que la roca que constituye la piedra, irá corroyendo las superficies que se ponen en con¬ tacto con el movimiento, las cuales acabarán por igualarse. Dichas superficies deben diferir poco entre sí; y sobre todo deben ser muy pe¬ queñas; tal vez no pasan de 405 milímetros de diámetro: la pequeñez de las osci¬ laciones lo demuestra. Luego, es muy poca la evolución que se necesita para que las dos superficies se igualen. Ahora, es evidente que cuando sean igua¬ les la movilidad habrá cesado. Como creo que todos han de desear que se conserve lo más posible el cu¬ rioso fenómeno de una mole como aquella (que pesará próximamente 264 tone¬ ladas) que se mueve al solo impulso del viento, se debería impedir que se siga con el uso mencionado ó cuando menos debería cuidarse que se limpie perfecta¬ mente la base de la piedra, luego después de haberse hecho uno de estos expe¬ rimentos. Para mejor conseguir ese fin, sujiero que la Municipalidad, que es la pro¬ pietaria del pequeño cerro adonde se halla el monolito, aplique al mismo un aparato, fácil de idear, por el cual se acuñe la piedra y se impida su movimien¬ to, y á voluntad se la deje libre. Ese aparato debería ser manejado á llave; la 142 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA que estaría en poder de la Municipalidad. Entonces los que quisieran presenciar el movimiento de la piedra tendrían que pedir la llave á la autoridad y se obli¬ garían á limpiar perfectamente la base de la piedra después de haber hecho el experimento, volviéndola á acuñar como antes. Entonces no moviéndose conti¬ nuamente, como sucede ahora, sino ocasionalmente, y esto sin la interposición de materias duras que la afirmen, podría durar en las condiciones actuales de movilidad, por un tiempo indefinido. La oportunidad me induce á manifestar un deseo : y es que algunos estudian¬ tes de ingeniería, en tiempo de vacaciones, y cuando es tan agradable la resi¬ dencia en el simpático pueblo del Tandil se concierten entre sí y se propongan en via de ejercicio hacer las siguientes observaciones : Io Hacer una medición muy prolija de la piedra para determinar su figura y también su peso específico: 2o Determinar la movilidad de la misma en varias (quince ó veinte) direcciones al rededor de su punto de apoyo, aplicando determinadas fuerzas á su periferia y midiendo las desviaciones resultantes; 3o Deducir de los resultados arriba indicados la naturaleza de las superficies que vienen en contacto con el movimiento. Los resultados de estas indagaciones consignados en un documento oportuno podrán con el tiempo llegar á ser de interés, bajo varios conceptos y tal vez los mismos jóvenes que las hayan hecho, al llegar á la vejez podrán constatar las alteraciones que habrá sufrido el monolito ya sea en su configuración ó bien en sus condiciones de equilibrio, en el intervalo del tiempo transcurrido, y hacer de¬ ducciones interesantes que los compense ámpliamente del pequeño trabajo que se habrán dado en su juventud. — Pompetjo Moneta. t-a gran salina «le Catamarea. — Existe una vasta planicie de ter¬ reno estéril que ocupa parte délas provincias de Córdoba, de Santiago del Este¬ ro, de Catamarca y de la Rioja, la cual no solo es inútil sino que es perjudicial al país. Es la gran salina llamada de Catamarca. Siempre ha sido muy penoso, si no peligroso, el cruzarla ya sea á caballo ó en rodados. Antes de que se hicieran los ferro-carriles, muchos eran los caba¬ llos y muías que al tentar la travesía allí quedaban estenuados, por la falta abso¬ luta de pasto, de agua, de abrigo; por el gran calor y la intensa é insoportable re¬ verberación de aquella inmensa superficie blanca cristalina, que envía su bri¬ llante reflejo á muchas leguas de distancia. Cuando se estudiaba el trazado del ferro-carril de Córdoba á Tucumau un ingeniero extraviado en aquel desierto se quitó la vida por desesperación. En la parte más baja de esa planicie hay una laguna de agua salada que se di¬ lata bastante en tiempo de lluvia (si bien llueve muy escasamente en esa re¬ gión). Es porque el agua no tiene salida y es justamente por esta circunstancia que es salada. Como lo ha esplicado el capitán Maury en su Geografía física del mar, todo lugar adonde se junta el agua de lluvia y que no tenga salida ni superficial, ni subter¬ ránea y adonde se consume el agua solo por evaporación, se convierte en lago sa¬ lado. La razón está en que el agua de lluvia, aunque purísima, escurriendo por sobre terrenos que contienen siempre sales solubles, las disuelve en pequeña parte y transportándolas allago, allí las deja, mientras que el agua se evapora. Por MISCELÁNEA 143 pequeña que sea la proporción de esas sales, corno cada gota de agua que allí •llega deja su pequeño contingente de sal, es evidente que al cabo de una larga serie de años se habrá acumulado en el terreno, hasta la profundidad adonde es permeable, una enorme cantidad de sal disuelta ó cristalizada, y por consi¬ guiente el lago será salado. Cuando hize el estudio preliminar del ferro-carril de Córdoba á Jujuy viendo la esterilidad é inutilidad de esa vasta estension de terreno pensé que lo mejor que podía hacerse allí era bonificarla ; por eso en el informe que dirigí á mis co¬ mitentes los señores Brassey Whites y Weelwright he dicho que se habría podido hacer desaparecer la salina desaguándola. En efecto, si la salina es una consecuencia de la falta de desagüe, desaguán¬ dola habría de desaparecer; porque el agua que se junta allí, aunque llegue casi pura, á las altas temperaturas que toma en verano se carga de sal más que el agua de mar : á veces llega hasta el estado de saturación ; si entonces se le da salida, llevará consigo una gran cantidad de sal; y continuando esta acción di¬ solvente, acabará por lavar ó dulcificar esos terrenos. La salina, ó más propia¬ mente la llanura desprovista de vegetación se iría restringiendo poco á poco hasta que desapareciera completamente. Los terrenos estériles, como son ahora, libertados del exceso de materia sa¬ lina llegarían á poder soportar la vegetación propia para el alimento del ganado y hasta se harían aptos para la agricultura. Observaciones indirectas que hize en aquel tiempo me persuadieron de la prac- ticabilidad de tal trasformacion ; pero ahora por las secciones de los ferro¬ carriles publicados por la Oficina de Obras Públicas y por el reciente trabajo de la Dirección de los Ferro-carriles que lleva las cotas de todas las estaciones, queda demostrada dicha practicabilidad. Para convencerse de ello obsérvese que la estación de San Francisco, sobre el F. C. de Dean Funes á Chilecito está á la cota de metros 255.6 sobre el ni¬ vel del mar ; luego la salina inmediata debe quedar á unos pocos metros más abajo. La estación de Totoralejos, sobre el F. C. Central Córdoba, está á metros 176,9 sobre el nivel del mar ; por consiguiente la salina allí estará á un nivel muy poco inferior. Resulta una diferencia de nivel de la salina en los puntos men¬ cionados, prácticamente, de metros 79 y siendo la distancia dé 135 kilómetros, la inclinación general resulta de 0.58 por mil. La estación de Loreto está á la cota de metros 139.5 ; el Rio Dulce, que está allí inmediato, debe tener una cota un poco inferior á esta; pero las estaciones del ferro-carril de Súnchales á Tucuman en los lugares más próximos á la parte del rio, adonde podría desembocar el descargador de la salina, están á una cota aproximativa de 100 á 110 metros; y como el rio inmediato á los lugares indi¬ cados debe estar un poco más bajo de dichas estaciones, se puede admitir, sin temor de alejarse mucho de la verdad, que tengan una cota, á lo sumo de 100 metros; luego la diferencia de nivel con Totoralejos será de metros 77 y siendo la distancia de 150 kilómetros próximamente, resultaría una pendiente de 0.51 por mil. Esta pendiente no es suficiente para desaguar naturalmente una planicie ; pero lo es para un canal de buenas dimensiones como el que podría servir al desagüe de la gran salina. \ü ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Queda, pues, evidenciado que esta puede desaguar al cauce actual del rio Dul¬ ce sin requerir cortes de mucha hondura. • Esta es una idea embrionaria. Solamente un estudio detenido del problema servirá para indicar el trazo y las demás condiciones del canal principal y de los secundarios y terciarios que fueran precisos. Esta obra podría tal vez, amalgamarse con la que ha sido ya objeto de varios estudios: cual es la desviación del rio Dulce, para impedir que en el extremo norte de la salina, se haga salado, dejando desprovistas de agua las poblaciones situadas sobre las márgenes de su antiguo cauce. Hoy dia el terreno de las salinas vale poco menos que nada. Cuando sean con¬ vertidos en campos de pasto utilizables, que valieran manifiestamente más de lo que precisara para hacer la bonificación, se pensará en ejecutarla. Por mi parte opino que ya estamos en este caso, ó cuando menos que ya vale la pena de estudiar el asunto; por eso he considerado oportuno llamarla atención de la Sociedad Cien¬ tífica sobre este problema interesante. El largo de la salina es de cerca de 500 kilómetros; su anchura media es difícil de determinar; pero entiendo que no ha de bajar de 40 kilómetros; sería en¬ tonces la superficie de 20 mil kilómetros cuadrados ó sea 800 leguas cuadradas: extensión que no es indiferente ni en un país donde abunda el terreno desocu¬ pado. Los propietarios de esa planicie : ya sean particulares ó los gobiernos de las provincias, deberían ponerse de acuerdo para tratar sobre el modo de efec¬ tuar esa conquista que se presenta de sí. Lo que acabo de decir respecto á la bonificación de la gran salina de Cata- marca, en particular, puede aplicarse á todas en general: es decir que las que se pueden desaguar se pueden también bonificar. Todo propietario que tuviese en sus campos algunas de estas salinas, más ó menos estensas, y que son un estorbo en el ejercicio de su industria pastoril ó agrícola, no tiene más que desaguarlas para que desaparezcan. —Pompeiyo Mo- netci. LISTA DE LOS SOCIOS HONORARIOS Dr. Germán Burmeister f . — Dr. Benjamín A. Gould. — Dr. B. A. Philippi. — Dr. Guillermo Rawson -J Dr. Carlos Berg. CORRESPONSALES Arteaga Rodolfo de . Montevideo. Ave-Lallemant, Germán . Mendoza. Brackebusch, Luis . Córdoba. Carvalho, José Cárlos de . Rio Janeiro. Denza, F . Cordeiro, Luciano Netto, Ladislao . Rio Janeiro. Paterno, Manuel . Palermo(IL). Reid, Walter F . Lóndres. Strobel, Pellegrino . Parma (Ital.). . . Moncalieri (Italia) . . Lisboa. CAPITAL Aberg, Enrique. Acuña, Demetrio G. Agote, Cárlos. Aguirre, Eduardo. Aguirre, Pedro. Agrelo, Emilio C. Albert, Francisco. Alberto l¡ , Giocondo. Aldao, Cárlos A. Almada Luis E. Alrich, Francisco. Alsina, Augusto. Ámespil, Lorenzo. Amoretti, Félix. Anasagasti, Federico. Aaasagasti, Ireneo. Andrieux, Julio. Araoz, Amelio. Aranzadi, Gerardo. Arata, Pedro N. Arigós, Máximo. Arnaldi, Juan B. Arteaga, Alberto de Aubone, Cárlos. Avenatti, Bruno. Avila, Delfín. Ayerza, Rómulo. Badell, Federico Y. Bacciarini, Euranio. Bahía, Manuel B. Baigorría, Raimundo. Bancalari, Enrique. BancaTari, Juan. Balbin, Valentín. Barabino, Santiago E. Barberan, Abelardo. Barra, Cárlos de la. Barzi, Federico. Basarte, Rómulo E. Bastianini, Egidio. Battilana Pedro. Baudrix, Manuel C. Bazan, Pedro. Becker, Eduardo. Belgrano, Joaquín M. Benavidez, Roque F. Benoit, Pedro. Bernardo, Daniel R. Biraben, Federico. Blanco, Ramón C Blot, Pablo. Brian, Santiago Bosque y Reyes, F. Booth, Luis A. Bugni Félix. Bunge, Cárlos. Burgos, Juan M. Burmeister, Carlos. Buschiazzo, Cárlos. Buschiazzo, Francisco. Buschiazzo, Juan A. Bustamante, José L. Cagnoni, Alejandro N. Cagnoni, José M. Cagnoni, Juan M. Campo, Cristóbal del Campo, Leopoldo de Canale, Julio. Candiani, Emilio. Candioti, MarcialR.de Cano, Roberto. Carbone, Augustin P. Caride, Estéban S. Carmona, Enrique. Carreras José M. de las Carvalho, Antonio J. Casal Carranza, Roque. Castellanos, Cárlos T. Castex, Eduardo. Castro, Ramón B. Castro, Vicente. Castelhun, Ernesto. Cejas, Agustín. Cerri, César. Chanourdie, Enrique. Chapeaurouge, C. de. Chueca, Tomás A. Claypole, Alejandro G. Clérici, Eduardo E. Cobos, Francisco. Cobos, Norberto. Cominges, Juan de. Córdoba Félix. Coronell, J. M. Coronel, Manuel. Coronel, Policarpo. Correas ,'J Waldino . Correas, Alberto. Corti, José S. Costas, Rodolfo. Courtois, U. Cremona, Andrés V. Cremona, Víctor. Crohare, Pablo J. Cuadros, Carlos S. Darquier, Juan A. Dawney, Cárlos. Dellepiane, Juan. Dellepiane, Luis J. Diana, Pablo. Diaz, Abel. Diaz, Adolfo M. Diaz, Victorino. Dillon, Alejandro. Dillon Justo R. Domínguez, Enrique Doncel, Juan A. Dubourcq, Hermán. Duclout, Jorge. Durrieu, Mauricio. Duhart, Martin. Duffy, Ricardo. Duncan, Cárlos D. Dufaur, Estevan F. Echagüe, Cárlos. Eizaguirre, Ignacio. Elguera, Eduardo. Elordi, Alberto. Elordi, Martin. Escobar, Justo V. Espinosa, Adrián. Esquivel, José. Etchecopar, Evaristo. Etcheverry, Angel. Ezcurra, Pedro Ezquer, Octavio A. Fernandez, Daniel. Fernandez, Honorato. Fernandez, Ladislao M. Fernandez. Pastor. Fernandez Blanco, C. Ferrari Rómulo. Ferrari, Santiago. LISTA DE SOCIOS (Continuación) Ferrer, Jorge F. Fierro, Eduardo. Figueroa, Julio B. Fleming, Santiago. Friedel Alfredo. Forgues, Eduardo. Frogone, José I. Frugoue, José V. Fuente, Juan de la. Funes, Lindoro. Gainza, Alberto de. Gaitero. Alfredo. Gallardo, Angel. Gallardo, José L. García, Aparicio B. García, Eusebio. Gastaldi, Juan F. Gayangos, Julio E. de Gentiliui, Pascual. Ghigliazza, Sebastian. Giardelli, José. Gilardon, Luis. Giménez, Joaquín. Gioachini, Arriodante. Girado, José I. Girondo, Juan. Gómez, Fortunato. González, Arturo. González, Agustín. González Velez, Alej, Gramondo, Ernesto. Guerrico, José P . de Guevara, Ramón. Guevara, Roberto. Guglielmi, Cayetano. Günther, Guillermo. Gutiérrez, José María. Hainard, Jorge. Herrera Vegas, Rafael. Herrera, Víctor M. Holroberg, Eduardo L. Huergo, Luis A. Huergo, Luis A. (hijo). Hughes, Miguel. Igoa, Juan M. lmperiale, Luis. Inurrigarro, T. M. José Irigoyen, Guillermo. Isnardi, Daniel, lsnardi, Vicente, lturbe, Miguel. Iturbe, Atanasio. Jacques, Nicolás. Jaeschke, Victor J. Jameson de la Precilla. Jasidakis, Juan. Jauregui, Emiliano. Jauregui, Nicolás. Jaureguiberry Enrique Keravenant, Adolfo. Koslowsky, Julio. Krause, Otto. Kyle, Juán J. J. Labarthe, Julio. Lafferriere, Arturo. Lagos, Bismark. Lagos, José M. Langdon, Juan A. Languasco, Domingo. I Lanós, Juan. G. Lara, Alfredo. Larguía, Carlos. Lavalle, Francisco. Lavalle, José F. Lazo, Anselmo. Leconte, Ricardo. Lecureux, Gastón. Lederer, Julio. León, Rafael. Limendoux, Emilio. Lizarralde, Ramón. López Saubidet, P. Loudet, Osvaldo. Llosa. Alejandro. Lucero, Apolinario. Lugones, Arturo. Lugones Yelasco, Sdor. Luro, Rufino. Ludwig, Cárlos. Lynch, Enrique. Lynch Arribálzaga. F. Machado, Angel. Madrid, Enrique de Madrid, Samuel de. Mallol, Benito J. Mamberto, Benito. Mandino, Oscar. Manterola, Luis C. Mané, Cárlos. Marini, A. Martínez, Carlos. E. Maschwitz, Cárlos. Massini, Cárlos. Massini, Estevan. Malienzo, Emilio. Mattos, Manuel E. de. Maupas, Ernesto. Maza, Fidol. Maza, Benedicto. Medina y Santurio, B. Mendez, Teófilo F. Meyer, Bernardo. Meza, Dionisio C. Mezquita, Salvador. Mohr, Alejandro. Mohorade, Pedro. Molina Civit, Juan. Molina Salas, Cárlos. Molina y Vedia Julio. Molinari, José. Molino Torres, A. Molner, Antonio. Mon, Josué R. Moneta, José. Montes, Juan A. Moores, Guillermo. Morales, Cárlos María. Mors, Adolfo. Moyano, Cárlos. M. Murzi, Eduardo. Nocetli, Domingo. Nocelti, Gregorio. Nougues, Luis F. Ocampo, Manuel S. Ochoa, Arturo. Ochoa, Juan M. O'Donell, Alberto C. Ojeda, José T. Olivé, Emilio R. Olivera, Cárlos C. I Olmos, Miguel. I Orzabal, Arturo. Otamendi, Eduardo. Otamendi, Rómulo. Otamele' Alberto. Otamendi, J ..n B. Padilla, En. lo H. de Padilla, Ernesto E. Palacios, Alberto. Palacio, Emilio. Páquet, Cárlos. Pawlowsky, Aaron. Pelizza, José. Pereyra, Horacio. Pereyra, Manuel. Petit de Murat Czar. Philip, Adrián. Piaña, Juan. Piaggio, Pedro. Pico, Octavio S. Pico, Pedro P. Pidelaserra, Jaime. Pirovano, Ignacio. Pirovano, Juan. Posadas, Vicente. Pozzo, Segundo. Puig, Juan de la Cruz. Puiggari, Pió. Puiggari, Miguel. M. Quadri, Juan B. Quesnel, Pascual. Quijarro, José A. Quiroga, Atanasio. Ramallo, Carlos. Ramírez, Fernando F. Ramos Mejia, Ildef30 P. Rarns, Estevan. Ratío, Leopoldo. Rebora, Juan. Reca de, Felipe. Renaud, Eugenio. Repetto, José. Riglos, Martiniano. Rigoli, Leopoldo. Robin Rafael, P. Rocamora, Jaime. Rodríguez, EduardoS. Rodríguez, Andrés E. Rodríguez, Luis C. Rodríguez, Miguel. Rojas, Estanislao R. Rojas, Estéban C. Rojas, Félix. Romero, Armando. Romero, Cárlos L. Rosetti, Emilio. Rospide, Juan. Rostagno, Enrique. Ruiz de los Llanos C. Ruiz, Manuel. Saccone, Enrique. Sagasta, Eduardo. Sagastume, Demetrio. Sagastume, José. M. Saguier, Pedro. Salas, Estanislao. Salas, Julio S. Salvá, J. M. Sánchez, Emilio J. Sánchez, Matías. Sangas, Rodo lfo. San Román, I berio. Santil'an, Santiago P. Senillosa, Juan A. Señorans, Arturo 0. Saralegui, Luis. Sarhy, José. V. Sarhy, Juan F. Searpa, José. Schneidewind, Alberto Schickendantz, Emilio. Schroder, Enrique. Schwartz, Felipe. Scotti, Cárlos F. Segovia, Fernando. Selstrang, Arturo. Serna, Gerónimo déla Schaw, Arturo E. Schaw, Cárlos E. Silva, Angel. Silveira, Luis. Simonazzi, Guillermo Siri, Juan M. Sirven, Joaquín. Sola, Ricardo. Soldani, Juan A. Soria, David E. Sota, Alberto de la. Spika, Augusto. Stavelius, Federico. Stegman, Cárlos. Sónico, Víctor. Taboada, Miguel A. Taurel, Luis. Tessi, Sebastian T. Thedy, Héctor. Thompson, Valentín. Torino, Desiderio. Tornó, Elias. Treglia, Horacio. Tressens, José A. Tzaut, Constante. Unanue, Ignacio. Urraco, Leodoro G. Vacarezza, Juan E. Valerga, Oronte A. Valle, Pastor del. Varangot, Avelino. Varela Rufino (hijo) Vedoya, Joaquín J. Vernaudon, Eugenio. Vernet Cilley , Luis. Victorica y Soneira, J. Yictorica y Urquiza E. Viuela, Baldomero. Viglione, Marcelino. Viñas, Urquiza Justo. Villanueva, Guillermo. Villegas, Belisario. Vinent, Pedro Wauters, Cárlos. Wauters, Enrique. Wheeler, Guillermo White, Guillermo. Williams, Orlando E. Zamudio, Eugenio. Zavalia, Salustiano. Zeballos, Estanislao S. Zunino, Enrique. DE LA DAD CIENTIFICA ARGENTINA COMISION REDAGTORA Presidente . Ingeniero Jorge Duclout. Secretario ...... Señor José Pelizza. i Ingeniero Manuel B. Bahía. Vocales.. . ■ Dor Atanasio Quiroga. ( Señor Félix Lynch Arribálzaga. OCTUBRE DE 1892. — ENTREGA IV. — TOMO XXXIV PUNTOS Y PRECIOS DE $USCR¡CION LOCAL DE LA SOCIEDAD, VICTORIA, m Y piso), V PRINCIPALES LIBRERÍAS Por mes, en la Capital, Interior y Exterior, incluso porte . . § m/n 1.50 Por año, en la Capital, Interior y Exterior incluso porte . » 13.00 La suscricion se paga, anticipada BUENOS AIRES IMPRENTA DE PABLO E. CONI É HIJOS, ESPECIAL PARA OBRAS 680 — CALLE PERÚ — 680 1892 JUNTA DIRECTIVA Presidente . Ingeniero Jorge Duclout. V Íce-Presidente 1° Doctor Juan J. J. Kyle. Id. 2o Ingeniero Angel Gallardo. Secretario . Señor José Pelizza. Tesorero . . Señor Sebastian Ghigliazza. I Ingeniero Demetrio Sagastume. i Ingeniero Horacio Pereyra. Vocales . . . Señor Octavio S. Pico. I Señor Ernesto Mauras. \ Señor Alberto Otamendi. INDICE DE LA PRESENTE ENTREGA I. — OBRAS PÚBLICAS. — Instrucciones y reglamento para la prueba de los ta¬ bleros metálicos, dictadas por el Ministerio de Obras Públicas de la República de Francia. II. — DIPTEROLOGÍA ARGENTINA (SYRPHIDíE) por Félix Lyneh Arri- üjalzag» ( Continuación ). A LOS SOCIOS Se ruega á los señores socios comuniquen á la Secreta¬ ría de la Sociedad su ausencia, cambio de domicilio, etc., y cualquier irregularidad en el reparto de los Anales ó cobro de la cuota. Se ruega también á los que tengan en su poder obras prestadas pertenecientes á la Biblioteca de la Sociedad, se sirvan devolverlas á la brevedad posible, á fin de anotar¬ las en el catálogo. OBRAS PÚBLICAS111 INSTRUCCIONES Y REGLAMENTO PARA LA PRUEBA DE LOS TABLEROS METÁLICOS DICTADOS POR EL MINISTERIO DE OBRAS PUBLICAS DE LA REPÚBLICA DE FRANCIA La circular de 9 de Julio de 1877 relativa á las pruebas que de¬ ben hacerse sufrir á los puentes metálicos, acaba de ser reempla¬ zada por una nueva circular de fecha 29 de Agosto de 1891 . Este documento sumamente interesante para un gran número de nues¬ tros lectores, vamos á reproducirlo por completo, limitándonos á hacer resaltar las diferencias principales entre la nueva circular y la antigua. Después de la publicación de la antigua circular, el arte de las construcciones metálicas ha efectuado progresos muy importantes; el empleo del acero, que era excepcional, se ha hecho más y más frecuente, el peso del material rodante de los ferro-carriles no ha cesado de crecer; por otra parte, el estudio de los detalles y el cálculo délas piezas accesorias se han hecho más y más necesarios. La Comisión encargada de este trabajo (2) ha sido conducida, por estas consideraciones, á modificar profundamente las prescripcio¬ nes de la antigua circular y á agregarle nuevas. Esta Comisión ha acudido á la experiencia de los ingenieros de las principales casas de construcciones metálicas; ha tenido también en cuenta lo que ha (1) Podemos publicar el presente trabajo, que creemos será de utilidad para los señores ingenieros, gracias á la amabilidad de nuestro consocio Sr. Dionisio C. Meza, que se ha tomado la molestia de traducirlo' del francés. (2) Esta Comisión la componían los señores Robaglia, presidente; Guillemain, Ri'cour, Dupuy, Colignon, Julio Martin, Boutillier, Flamant, Considere, Bricka, secretario, y Bresse, secretario-adjunto. ANAL. SOC. CIENT. ARG. T. XXXIV 10 146 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA sido hecho en el extranjero en estos últimos años, particularmente en Alemania, Rusia y Austria. Las nuevas prescripciones se aplican á las vigas de cualquier forma y se extienden á los ferro-carriles de trocha angosta, cuyo desarrollo vá creciendo. Definen las reglas á seguir para el empleo del acero, tienen en vista la naturaleza de los esfuerzos, teniendo también en cuenta la importancia relativa de las cargas perma¬ nentes y de las sobre-cargas, fijan las presiones á adoptar para el viento, exigen cálculos más detallados para las diferentes partes de las vigas, prescriben el cálculo de los remaches, la resistencia al flexionamiento, el cálculo y la observación de las flechas y el exámen del trabajo del metal durante el lanzamiento. Hay, sobre todo, que observar en ella los puntos siguientes: Trabajo del metal. — Para la fundición , han sido conservados los coeficientes antiguos, salvo diferencias de valor poco impor¬ tantes. • Para el hierro, en lugar de un coeficiente único, cualquiera que sea la naturaleza del esfuerzo y la posición que la pieza conside¬ rada ocupa en la obra, ella prescribe diversos coeficientes, que tie¬ nen en cuenta, en un cierto límite, la relación de los efectos máxi¬ mos y mínimos, así como la posición de la pieza. Debe observarse la sección neta tanto á la tracción como á la compresión, es decir que las secciones de los agujeros de remaches serán deducidos de la sección total. El trabajo del metal es disminuido cuando los esfuerzos se ejercen según el sentido transversal á la laminación. Se determina la calidad del metal á emplear dando los valores mínimos que podrán admitirse para su resistencia y alarga¬ miento. Para el acero , las prescripciones son análogas á las indicadas para el hierro; sin embargo, se mantiene el mismo trabajo en el sentido tránsversal y en el longitudinal de la laminación. Además la calidad del metal debe ser tal que la relación del límite de elas¬ ticidad á la resistencia á la ruptura debe ser sensiblemente cons¬ tante (esta condición es para tener en vista los aceros desíosforados). Los agujeros de remaches serán alisados. Para la remachadura, el trabajo es el mismo que el fijado para las barras, pero con la reducción de un quinto. Sobre-cargas.— Teniendo presentes las necesidades de la defensa PRUEBA DE LOS TABLEROS METÁLICOS 147 nacional, el reglamento prescribe el hacer los cálculos con un tren tipo único para todos los puentes de ferro-carril. Este tren tipo único ha sido también adoptado con preferencia al empleo de sobre¬ cargas, supuestas equivalentes, uniformemente repartidas, porque estas últimas pueden conducirá graves errores, en particular para la determinación de los esfuerzos de corte. En fin, el reglamento prevee el caso en que la obra tuviera que soportar el pasaje de un eje de 20 toneladas. Las mismas reglas han sido estendidas á los puentes de ferro¬ carril de trocha angosta, pero reduciendo el peso del tren tipo. Para los puentes carreteros, el reglamento mantiene el empleo de una sobre-carga uniformemente repartida, pero ha sido elevada á 400 kg. por metro cuadrado en lugar d.e 300 kg. por metro cua¬ drado que prescribía la antigua circular. Prescribe asimismo una carga rodante tipo aproximándose en lo posible á las sobre-cargas normales á preveer; los vehículos elegidos son los carros del mo¬ delo más pesado que esté en circulación. Viento. — Presión uniforme de 270 kg. por metro cuadro cuando la obra no soporte ninguna sobre-carga, con un coeficiente de re¬ ducción para las superficies colocadas detras de la viga expuesta directamente al viento. Cuando la obra soporte una sobre-carga, esta presión es reducida á 170 kg. por metro cuadrado, ejercién¬ dose tanto sobre las piezas de la obra como sobre el tren ; la super¬ ficie de este último es de 3 metros cuadrados por metro lineal. Para los puentes carreteros no se tendrá en cuenta la presencia de vehículos sobre la obra cuando se ejerza el esfuerzo del viento. Flexionamiento. — Debe verificarse que las piezas sometidas á la compresión puedan resistirlo. Cálculo de las flechas. — Este cálculo debe efectuarse con el tren tipo ó bien con el tren previsto para las pruebas, si este estuviera perfectamente determinado. Pruebas. — Obligación de medir las flechas durante las pruebas. En fin, el reglamento impone el espacio libre que hay que reser¬ var sóbrelos puentes de ferro-carril, dál-as disposiciones á obser¬ var para facilitar la vigilancia de las obras y asegurar la conserva¬ ción de las mismas. El reglamento es precedido por instrucciones destinadas á indicar 148 ANALES DE L4 SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA su objeto y facilitar la aplicación del mismo; es seguido por otra circular relativa á las medidas á tomar para asegurar la vigilancia y la conservación de las obras. INSTRUCCIONES (1) PUENTES PARA FERRO-CARRILES 1 Vías de trocha normal Art. Io. —La adopción de un tren tipo, que tiene por objeto el uni¬ formar las condiciones de establecimiento de los puentes metálicos y poner su resistencia en relación con las mayores cargas que ac¬ tualmente están destinadas á circular sobre las vías férreas fran¬ cesas. Es este el tren que deberá servir de base para los cálculos. Sin embargo, podrán sustituirse las locomotoras y wagones tipos por las máquinas y wagones en servicio sobre la red á la cual perte¬ necerá la obra á construirse, en los casos excepcionales en que de esta sustitución resultara un aumento de los esfuerzos sopor¬ tados por las diversas piezas de la obra. Art. 2o. — Los coeficientes de trabajo de la fundición son fijados teniendo principalmente en vista la verificación de los esfuerzos soportados por las obras existentes ; para las construcciones nue-. vas, él empleo de este metal, cuando esté expuesto á trabajar á la tracción, no será admitido sino en casos muy excepcionales. Las reglas fijadas para el hierro y el acero lian sido estableci¬ das de manera dé reducir, de una manera general, los límites del trabajo del metal en virtud de las variaciones de sentido y de la magnitud délos esfuerzos que está destinado á soportar; pero no tienen en cuenta las variaciones que pueden producirse, bajo este punto de vista, éntrelos diversos puntos de las plataban¬ das de una misma viga, y que, teniendo presentes las reglas ge¬ neralmente seguidas para las construcciones metálicas, no pueden dar lugar á desigualdades alarmantes de resistencia. (1) Ministerio de Obras Públicas, Circular N° 4, 29 de Agosto de 1891. PRUEBA DE LOS TABLEROS METÁLICOS 149 Corresponderá desde luego á los ingenieros, cuando lo juzguen útil, el determinar estas diferencias por un análisis detallado y de hacer variar, en consecuencia, los límites del trabajo del metal. Para fijar dichos límites, podrán usar las siguientes fórmulas, cuyos resultados están suficientemente de acuerdo con los datos de la práctica: Ia Cuando los esfuerzos correspondientes, para la misma pieza, á diferentes posiciones de la sobrecarga fueran siempre de mismo sentido (tracción ó compresión) : Para el hierro Para el acero. kg. por milímetro cuadrado kg. por milímetro cuadrada (En las que A representa el menor y B el mayor de los esfuer¬ zos á los que está sometida la pieza). 2S Cuando el sentido de los esfuerzos totales correspondientes, para la misma pieza, á las diferentes posiciones (tracción y com¬ presión alternativas) : Para el hierro Para el acero. ^6 — 3 kg. por milímetro cuadrado — 4 5^ kg. por milímetro cuadrado (En las que B representa, en valor absoluto, el mayor de los esfuerzos soportados por la pieza y C el mayor de los esfuerzas de sentido contrario). Estas fórmulas son dadas á título de simple indicación y no res¬ tringen en nada la iniciativa de los ingenieros que podrán em¬ plear el método que juzgaren conveniente. Los coeficientes fijados en el artículo 2° no serán aplicables á las piezas directamente comprimidas sinó cuando sean bastante cortas para que no haya necesidad de reforzarlas á fin de evitar que pue¬ dan flexionar bajo la acción de la carga. En el caso contrario, debe¬ rán tenerse en cuenta las prescripciones del artículo 6° y dismi¬ nuir, por consiguiente, el trabajo del metal. Los ingenieros no perderán de vista los esfuerzos suplementarios que pudieran resultar de la repartición disimétrica de las cargas, sabré todo en los puentes oblicuos y en aquellos sobre los cuales la via está en curva. 150 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA La avaluación de las secciones netas y, por consiguien le, el cálculo definitivo de los esfuerzos soportados por las diferentes piezas, de¬ ben ser hechas únicamente cuando la posición de las juntas de las chapas haya sido fijada y según la determinación del número, diámetro y posición de los remaches. La determinación de la relación entre el diámetro de los rema¬ ches y el espesor de las piezas á ensamblar, será hecha por los ingenieros, que se guiarán para ello por los datos d-e la práctica. Art. 3o. — No ha parecido necesario el determinar la calidad de la fundición á la que corresponden los coeficientes fijados en el artícuo 2o; esta determinación es, por el contrario, indispensable para el acero, cuyas propiedades pueden variar entre límites muy estensos, así como para el hierro, cuya resistencia y sobre todo la ductilidad son frecuentemente á veces insuficientes para inspirar completa se¬ guridad. Las calidades definidas por el reglamento son las de los metales cuyo empleo puede considerarse como normal en la cons¬ trucción de puentes ; pero, sobre todo, en lo relativo al acero, la elección que en él se ha hecho para fijar los coeficientes usuales no es un obstáculo para el empleo de un metal de calidad dife¬ rente en los casos en que estuviera justificado. En el estado actual de la metalurgia, es posible elevar hasta . 55 kg. por milímetro cuadrado la resistencia del acero con un alarga¬ miento de 19%, sin que cese de llenar las condiciones ne¬ cesarias para la construcción de puentes y el aumento de la resistencia permite elevar proporcional mente el límite de los esfuerzos normales por milímetro cuadrado. Pero á me¬ dida que la dureza del acero aumenta, son necesarias precau¬ ciones más minuciosas en la fabricación para que el empleo esté exento de-todo peligro, y la confección de los proyectos es tanto más delicada cuanto mayores sean los coeficientes de trabajo adop¬ tados; así, la Administración se reserva el no autorizar deroga¬ ciones de la regla general sino en los casos en que estuvieran justificadas por la importancia de la obra y cuando las condicio¬ nes en las que ésta deba construirse ofrezcan suficientes garantías, bajo el punto de vista de ¡a ejecución. Los pliegos de condiciones deberán en todos los casos, contener la enumeración de las condiciones necesarias para asegurar el empleo de materiales de buena calidad y la ejecución de los tra¬ bajos según las reglas del arte. PRUEBA DE LOS TABLEROS METÁLICOS 151 El objeto del artículo 3°- es el de definir las calidades del metal álas que corresponden los coeficientes indicados en el artículo 2o y evitar los peligros que ha presentado algunas veces el empleo del acero; sus prescripciones no serán consideradas como sufi¬ cientes para impedir los fraudes, tanto en la fabricación del metal como en su colocación en la obra. Art. 4°. — Lospesos, dimensionesvagrupamientosde las locomoto¬ ras, tenders y wagones definidos en el artículo 4o han sido elegidos de manera de dar al tren tipo una composición que se acerque, en lo posible, á la de los trenes mas pesados formados con el ma¬ terial actualmente en servicio en las principales redes. Los esfuerzos que los puentes tendrán normalmente que sopor¬ tar no excederán, pues, en general, á los que corresponden al paso del tren tipo, podrán ser superiores á ellos si las locomotoras y tenders están agrupados de un modo diferente, ó si existen en el tren wagones vacíos; pero el aumento de trabajo del metal que de ellos resultará, no alcanzará jamas á \ kg. por milí¬ metro cuadrados y los coeficientes fijados por el artículo 2o han sido establecidos de manera á permitir sin peligro, en este límite, un aumento excepcional de los esfuerzos. Se podrá entonces limitar á hacer los cálculos basándose en el tren tipo, bajo la reserva enunciada anteriormente con respecto al artículo Io. La Administración deja ámplias facultades á los ingenieros en lo relativo á la elección de los métodos empleados para hacer los cálculos; la única obligación que les impone es el determinar con una exactitud suficiente el límite de los esfuerzos soportados por cada pieza de las que componen la obra en las condiciones definidas por el artículo 4o. Así, se podrá, si se considera útil, hacer uso para el cálculo de los momentos de flexión como para el de los esfuerzos de corle, de sobre-cargas virtuales uniformemente repartidas, salvo el justificar que estas sobrecargas producen es¬ fuerzos superiores ó á lo menos iguales á los que produciría en cada punto el paso del tren tipo. Cualquiera que sea el método empleado, los resultados de los cálculos deberán ser dispuestos en los dibujos, de manera de ha¬ cer resaltar la ley de las variaciones de los esfuerzos en las dife¬ rentes piezas de la obra y de facilitar las verificaciones. - Art. 5o. — Las presiones máximas debidas al efecto del viento, que están fijadas por el artículos0 son las generalmente admitidas porlos 152 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA constructores; bastan para dar una completa seguridad en la& condiciones ordinarias. Corresponderá á los ingenieros el propo¬ ner la adopción de presiones mayores para las obras á construirse áuna gran altura ó en las cercanías del mar; podrán, al contrario, para los puentes convenientemente abrigados, tener en cuenta la disminución de la intensidad del viento que resultará de las con¬ diciones locales. Tendrán igualmente que determinar, según el sis¬ tema de construcción de los soportes y el de unión de los asientos y de las estacadas á las maniposterías, cuál es el límite á partir del que los esfuezos de resbalamiento transversal y de volcamiento de los tableros y pilares metálicos deberán ser considerados como peligrosos. Tendrán que calcularse, para las grandes obras, no solamente los esfuerzos horizontales, sinó también el aumento de los esfuer¬ zos verticales que pueden resultar, para ciertas piezas, de la re¬ partición desigual de las cargas entre las-dos filas de rieles bajo la acción del viento. . Art. 6". — Las verificaciones relativas al flexionamiento deberán efectuarse, tanto para la fundición, como para el hierro y el acero. Cuando se haya recurrido á fórmulas de la forma R' = KR en las que R' representa el coeficiente de trabajo á adoptar para la pieza considerada, y R el coeficiente de trabajo correspondiente á una longitud muy pequeña, se tomará uniformemente para R, en las piezas sometidas á esfuerzos de sentidos variables, 6 kg.. por milímetro cuadrado para el hierro y 8 kg. por milí¬ metro cuadrado para el acero ; se sustituirá el valor así encontra¬ do para R' al coeficiente calculado mediante las reglas fijadas en el artículo 2o, si resulta un aumento de la sección de la pieza considerada, á menos que se modifique la forma de las piezas ó su disposición, de manera de aumentar la resistencia al flexiona¬ miento. Art. 7o. — En el cálculo de las flechas podrán hacerse entrar los pesos y dimensiones 1 de las locomotoras y wagones del tren de prueba, en lugar de los elementos similares del tren tipo, pero úni¬ camente en el caso en que la composición del tren de prueba pu¬ diera ser establecida de antemano con una certidumbre com¬ pleta. PRUEBA DE LOS TABLEROS METÁLICOS 153 Art. 8o. — El límite de los esfuerzos que pueden sufrir sin peligro los tableros metálicos durante el lanzamiento es dejado á la apre¬ ciación de los ingenieros; este límite puede, en efecto, variar se¬ gún la constitución de las obras y según las condiciones en las cuales serán colocadas en su sitio. La presencia de montantes ver¬ ticales, en las vigas de enrejado ó á cruces de San Andrés, los medios empleados para consolidar las partes débiles, la duración del lanzamiento, etc., son otros tantos elementos que hay que tener en cuenta y que los ingenieros tendrán que examinar antes de fijar, de una manera definitiva, sus proyectos. Art. 9°. — Las longitudes de los trenes de prueba y sus posiciones no están fijadas sinó para los puentes á vigas rectas y para los en arco. Para los puentes de tipos escepcionales, los ingenieros tendrán que determinar, en cada caso, la longitud más conveniente del tren para producir, sobre las principales piezas, esfuerzos tan aproximados como sea posible á los que hayan sido dados por el cálculo. Las posiciones á dar á los trenes de pruebas serán determinadas según la luz y la constitución de las vigas; se elegirán siempre de modo que produzcan los mayores esfuerzos, no solamente sóbrelas platabandas (1) sinó también sobre los enrejados. La prueba por peso móvil con la velocidad de 40 kilómetros por hora deberá suprimirse cuando las circunstancias locales (proximi¬ dad de mesas giratorias en una estación, pequenez del radio de las curvas, etc.) lo exigieran. Deberán tomárselas disposiciones necesarias para que las flechas puedan medirse y verificarse en cualquier instante, en condiciones satisfactorias de precisión; se establecerán, si es necesario, plata¬ formas especiales para facilitar las operaciones de nivelación; se colocarán señales fijas, no solamente sobre los pilares y estribos cuando estén expuestos á asientos, sinó también fuera de la obra; en fin, cuando sea menester, deberán hacerse sufrir á las flechas observadas las correcciones necesarias para tener en cuenta la in¬ fluencia variable de la temperatura sobre los arcos, y se tratará de eliminar, en las vigas 'rectas, los errores resultantes de la diferen¬ cia de dilatación entre las platabandas superior é inferior. Se evi¬ tará, á este efecto, el* prolongar las pruebas más allá del tiempo (1) Las platabandas son también llamadas bandas, tablas, cuerdas ó bridas. 154 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA necesario para que las deformaciones normales puedan producirse, y se elegirán, preferentemente, las primeras horas del dia ó un tiem¬ po algo nublado para efectuar las nivelaciones destinadas á medir¬ las flechas permanentes. Los niveles de los puntos más bajos, en el medio y en las extre¬ midades de cada puente, podrán ser relevados directamente, con tal que estén referidos, por una medida fácil de efectuar sin error, á aquellos puntos que hayan sido elegidos como intermediarios. Se medirá separadamente la flecha de cada viga, y para las grandes luces, sobre todo cuando las platabandas no sean parale¬ las, se medirán los descensos de puntos intermediarios entre el me¬ dio del tramo y cada apoyo. La relación en apoyo del acta de las pruebas suministrará la comparación de las flechas observadas con las dadas por el cálculo. A este efecto el cálculo de las flechas bajo la acción del tren de prueba deberá ser siempre agregada al acta de la prueba. Esta acta formará parte de un legajo destinado á recibir también los resultados de las observaciones ulteriores. Las pruebas reglamentarias no deben hacer descuidar una aten¬ ta vigilancia de los puentes durante los primeros meses después de haber sido abiertos- al servicio, particularmente en lo relativo al juego de los aparatos de dilatación y, para las vigas a tramos soli¬ darios, la invariabilidad del nivel délos apoyos. Art. 1 0. — Las prescripcianes del artículo 1 0 se aplican á la disposi- cionde loshierros lo mismoqueá lasinstalacionesespecialesdestina- das á hacer fácil el acceso á las diferentes partes de la construcción, se procurará hacer accesibles las principales piezas sin andamios especiales y sin que sea necesario el caminar á lo largo de las vigas en condiciones peligrosas. Art. 1 1 . — El contorno fijado por el articuló 1 1 ha sido determinado teniendoen cuenta el reservar á las chapas, consolas, etc. un espacio tan grande como sea posible sin que los puentes metálicos presen¬ ten al paso de los trenes obstáculos más próximos á la via que las demas obras de arte ; deberá, además, tenerse en cuenta, en el estudio de los proyectos, la necesidad de procurará los empleados que circulan á pié sobre la via los medios de resguardarse de una manera fácil y segura. Art. 12. — La restricción establecida en el' artículo 12 no tiene por objeto el limitar los pesos de las locomotoras; pero impedirá que las obras estén expuestas á recibir sobre-cargas que no se han PRUEBA DE LOS TABLEROS METÁLICOS 155 tenido en cuenta al calcularlas, sin que previamente haya sido determinado el máximo de los esfuerzos que ellas impondrían al metal. II Vías ele trocha angosta Art. 13. — 'Excepción hecha délo referente á los pesos y dimensio¬ nes de las locomotoras y wagones, las pruebas por peso móvil y el contorno interior límite, las condiciones impuestas para la cons¬ trucción de los puentes metálicos son las mismas para las líneas de trocha angosta que para las de trocha normal, mientras que dicha trocha no sea inferior á 1 metro. Art. 14. — Para las obras destinadas á soportar viasde trocha infe¬ rior á un metro, las condiciones serán determinadas en cada caso particular; no deberá perderse de vista, en las proposiciones que se hagan á este respecto, que la disminución de la trocha no po¬ drá considerarse como un motivo para restringir las garantías de seguridad y que si las reglas sentadas precedentemente á este respecto pueden ser atenuadas, es solamente en el caso de tratar¬ se delineas industriales destinadas esclusivamente al transporte de mercaderías. Puentes carreteros Art. lo.— Las prescripciones del artículo 15 son aplicables á todos los puentes metálicos carreteros destinados á soportar el paso de vehículos. Art. 16. — Las condiciones fijadas para los esfuerzos á hacer so¬ portar á las diferentes piezas son las mismas que las relativas á los puentes para ferro-carriles. Art. 17. — Las bases para los cálculos fijadas por el artículo 17 han sido establecidas teniendo únicamente en vista la circulación normal sobre las carreteras. Cuando un puente pueda ser desti¬ nado para recibir cargas excepcionales, tales como las que son necesarias en ciertos trasportes industriales ó militares, deberá tenérselas en cuenta en los cálculos: del mismo rnodt), en el 'caso en que una via férrea teniendo que soportar locomotoras ó máquinas de un peso equivalente debiera ser establecida sobre 156 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA la carretera, se aplicarán las prescripciones de los artículos 13 y 14. Cuando los ingenieros tengan que proponer la adopción de sobre-cargas inferiores á las reglamentarias, deberán tener en cuenta la posibilidad de la rectificación de las carreteras en la región, la mejora progresiva de los medios de trasporte, la extensión creciente del empleo de los rodillos compresores á va¬ por, etc. Art. 18. — Las observaciones hechas precedentemente respecto á los artículos 5, 6, 7, 8 y 10 son aplicables á los puentes metálicos carreteros. Art. 19. — Las pruebas por peso muerto son definidas de una manera precisa por el artículo 19 del reglamento para todos los puentes de un tipo corriente. Para los puentes de un tipo excepcional, los ingenieros tendrán que darse cuenta, desde el instante de la redacción de los pro¬ yectos, de la longitud de las sobre-cargas y de las posiciones que se deben sucesivamente ocupar para desarrollar los esfuer¬ zos máximos en las diferentes partes déla construcción. Indicarán en un artículo del pliego de condiciones las disposiciones que á su juicio deban ser prescriptas, tanto para las pruebas por peso muerto como para las por peso móvil. La facultad que ha sido dada para reemplazar por un peso muerto de 400 kg. por metro cuadrado sobre la mitad del ancho de la calzada una ó varias filas de vehículos en la prueba por peso móvil, no es un obstáculo para que dicha prueba sea efectuada ex¬ clusivamente por peso rodante, si no se experimenta una séria difi¬ cultad para reunir el número necesario de vehículos para cubrir todo el ancho de la calzada sobre la longitud deseada. Puentes -canales Art. 20. — La altura de 0,30 m. de agua encima de las aguas or¬ dinarias deberá aumentarse, para el cálculo de los puentes, en casos escepcionales en que, por una razón cualquiera, fueran de preveerse mayores variaciones del nivel del agua en la sección considerada. Art. 21 . — En los casos en que, por su posición, ciertas piezas estuvieran particularmente expuestas á oxidarse, deberá aumen¬ tarse convenientemente su espesor. PRUEBA DE LOS TABLEROS METÁLICOS 157 Art. 22. — Las observaciones relativas á los artículos 5, 6, 8 y 10 son aplicables á los puentes-canales metálicos. Art. 23. — Deberá tenerse en cuenta, en lo referente al cálculo de las flechas, la restricción hecha anteriormente con respecto á los casos escepcionales en los que hubiera que preveer una varia¬ ción del nivel del agua superior á 0,30m. Art. 24. — Las observaciones relativas al artículo 9 con respecto ála medida de las flechas permanentes, colocación de señales, etc. son aplicables á los puentes-canales. REGLAMENTO PUENTES PARA FERRO-CARRILES I Vías de trocha normal (1) Art. Io. — Los puentes á tramos metálicos que soportan vias férreas de trocha normal, deberán estar en condiciones de permitir el paso de los trenes autorizados para circular sobre la red á la cual pertenecen y, á más, el del tren tipo definido en el artículo 4o. Art. 2o. — Las dimensiones de las diferentes piezas de los puentes serán calculadas de un modo tal que, en la posición más desfavora¬ ble de los trenes designados en el artículo Io y teniendoen cuenta la carga permanente, así como los esfuerzos accesorios, tales como los que pueden producirse por las variaciones de temperatura, el tra¬ bajo (2) del metal por milímetro cuadrado de sección neta, es decir deducción hecha de los agujeros de remaches ó de pernos, no pase los siguientes límites por milímetro cuadrado : I. Para la fundición soportando un esfuerzo de exten¬ sión directa . 1,50 kg. Para la fundición trabajando á tensión en piezas (1) La trocha normal francesa es de 1450 milímetros. . (2) La palabra trabajo se toma aquí no en su sentido científico, sino en el de "esfuerzo impuesto al metal por unidad de superficie, que le es dado en la prác¬ tica de las construcciones. 158 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA sometidas á esfuerzos tendentes á hacerlas flexio- nar . . . Para la fundición soportando un esfuerzo de com¬ presión . II. Para el hierro y el acero trabajando á la extensión, á la compresión ó á la flexión, los límites ex¬ presados en kilógramos por milímetro cua¬ drado de sección serán fijados por los valores siguientes: Para el hierro . Para el acero . 2,50 kg. 6,00 » 6.50 » 8.50 » Sin embargo estos límites serán disminuidos respectivamente: A 5,50 kg. por milímetro cuadrado para el hierro y 7,50 kg. por milímetro cuadrado para el acero en las piezas de. puente, lon- grinasv travesanos bajo el riel. A 4 kg. para el hierro y á 6 para el acero, para las barras del enrejado y otras piezas expuestas á esfuerzos alternativos de exten¬ sión y compresión ; estos últimos límites podrán, sin embargo, ser aproximados á los precedentes para las piezas que estén sometidas á débiles variaciones de estos esfuerzos. En la confección del proyecto de obras metálicas de una luz supe¬ rior á 30 metros los ingenieros podrán aplicaral cálculo de las vigas principales límites superiores á los que han sido fijados más arriba, sin pasar jamás : Para el hierro de . 8,50 kg. por milímetro cuadrado Para el acero de. . . , . 1 1 ,50 » » » Deberán justificar, en cada caso particular, los diferentes límites que hayan creido deber usar. Cuando hayan hierros laminados en un solo sentido y estén so¬ metidos á esfuerzos de tracción perpendiculares al sentido de la laminación, los coeficientes serán reducidos en un tercio en los cál¬ culos relativos á estos esfuerzos. Los coeficientes relativos al acero no sufrirán esta reducción. Se aplicará á los esfuerzos de corte y de resbalamiento longitu¬ dinal los mismos límites qué á los de tracción y compresión, pero haciéndoles sufrir una reducción de un quinto, sobreentediéndose que las piezas tendrán las dimensiones necesarias para resistir al flexionamienlo en cualquier sentido ; para el hierro laminado en un ¥ 159 PRUEBA DE LOS TABLEROS METÁLICOS solo sentido, se liará sufrir á dichos coeficientes una reducción de un tercio, cuando el esfuerzo tienda á separar las fibras me¬ tálicas. El número y dimensiones de los remaches serán calculados de modo que el trabajo de corte del metal no pase los cuatro quintos del límite que haya sido admitido para la más débil de las piezas á ensamblar y que el trabajo de arranque, si se produce, no pase de 3 kg. por milímetro cuadrado, además de la tensión debida á la co¬ locación del remache (serrage). III. Los proyectos serán acompañados por los cálculos justifica¬ tivos de las dimensiones de las diversas piezas, así como por los de la remachadura . Se procederá del mismo modo con los cálculos de las ensambla¬ duras con pernos en los puentes de fundición. Art. 3o. — Los coeficientes de trabajo del metal fijados más arriba para el hierro y el acero corresponden á las calidades definidas por las condiciones del cuadro siguiente : INDICACION ALARGAMIENTO mínimo de rotura pcnr milímetro cuadrado medido sobre varillas de prueba de 200 milímetros de longitud RESISTENCIA mínima á la tracción por milímetro cuadrado medido sobre varillas de prueba de 200 milímetros de longitud % ' ‘ Kgr. 1 Hierro perfilado y chato (en el sentido l de la laminación) . 8 32 Hierro J / en el sentido de la lamina- laminado ) p , j cion . f a as ro s en ^ sentj¿0 perpendicular 8 32 \ \ á la laminación . 3,5 28 Acero laminado . 22 42 Remaches de hierro . 16 36 » acero . 28 38 Los pliegos de condiciones fijarán para el acero el mínimo y el máximo entre los cuales debe estar comprendida la relación del límite práctico de elasticidad á la resistencia á la rotura. El mínimo no deberá ser inferior á un medio y el máximo no será superior á dos tercios. La Administración podrá autorizar coeficientes de trabajo más 160 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA olevados para metales de calidades diferentes, siempre que se acompañen los justificativos correspondientes. No se tolerará en ningún caso el empleo de aceros frágiles. y se asegurará frecuentemente, durante la construcción, de la calidad del metal bajo este punto de vista, por medio de ensayos de temple y de experiencias hechas plegando barras con agujeros abiertos con el punzón. Los pliegos de condiciones deberán contener pres¬ cripciones detalladas á este respecto, sin perjuicio de otras condi¬ ciones relativas á las calidades del metal. En todos los casos, cuando se emplee el acero, los agujeros de remaches serán taladrados ó alisados después de la perforación sobre un espesor á lo menos de un milímetro, y los bordes de las piezas cortadas con tijera serán limpiados en el mismo espesor. Art. 4o. — Los autores de proyectos de tramos metálicos deberán justificar, por cálculos suficientemente detallados, quehan satisfecho las prescripciones de los artículos \ , 2 y 3 precedentes. En lo relativo á las vigas longitudinales tendrán que examinar la hipótesis del pasaje, sobre cada via, del tren tipo definido más adelante. El tren tipo se compondrá de dos máquinas á cuatro ejes, de sus tenders y de wagones cargados. Los pesos y dimensiones de las máquinas, tenders y wagones cargados están dados por el cuadro adjunto y la. figura \ . INDICACION Máquina Tender Wagón cargado 4 2 2 Carga por eje . 14 t. 12 t. 8 t. 1,50 m. 3,00 m. 1,50 m. 16 t.- 2,00 ra. 2,50 ra. 2,60 m. 24 t. 1,20 m. 2,60 m. 56 t. Peso total . Longitud total . 8,80 m. 6,50 m. 6,00 m. Las máquinas, con sus tenders, serán ambas colocadas ála ca¬ beza del tren. El conjunto del tren se supondrá ocupando diversas posiciones á lo largo de la luz y estas posiciones serán elegidas de manera que se produzcan en cada punto los mayores esfuerzos de corte y de flexión que el paso del tren tipo pueda ocasionar. r PRUEBA DE LOS TABLEROS METÁLICOS 161 Las dimensiones de las piezas que no forman parte de las vigas longitudinales, y en particular las de las piezas de puente, serán calculadas teniendo en cuenta los mayores esfuerzos que puedan tener que soportar, ya sea en 1a. hipótesis del paso del tren tipo, ó en la de un eje aislado que pese 20 toneladas, si este último pro¬ duce los mayores esfuerzos. Art. 5o. — El trabajo del metal bajo la influencia de los mayores vientos no deberá exceder en más de un kilogramo los límites fija¬ dos en el artículo 2o. Se admitirá que la presión del vienta por metro cuadrado de su¬ perficie vertical pueda elevarse á 270 kilogramos, pero que el tránsito de los Irenes está interrumpido cuando alcanza á 170 ki¬ logramos. Se supondrá á más que esta presión se ejerce sobre la superficie neta, deducción hecha de los vacíos, de cada una de las vigas principales, que actúa íntegramente sobre una de ellas y que, sobre la siguiente, está disminuida de una fracción de su valor igual ála relación entre la superficie neta de la primera y la su¬ perficie total limitada por su contorno; en fin que el efecto del viento, detrás de estas dos vigas, es despreciable. Para los pilares metálicos, se supondrá que la presión se ejerce íntegramente sobre la superficie neta de todas las piezas. En la hipótesis de un tren colocado sobre el puente, se contará para su superficie vertical neta, un rectángulo de 3 metros de altu¬ ra y cuya longitud será la misma que la del puente, teniendo su lado inferior colocado á 50 centímetros encima del riel, se deducirá de este rectángulo la superficie neta de la parte de la primera viga colocada delante y se supondrá que la presión del viento es nula sobre la parte de la segunda viga oculta por el tren. En fin, se asegurará que los esfuerzos de resbalamiento trans¬ versal y de volcamiento de los tableros y pilares metálicos bajo la acción del viento no alcanzan límites peligrosos, teniendo en cuen¬ ta las condiciones especiales en las cuales podrán estar colocadas las obras y suponiendo que el tren definido anteriormente está compuesto de wagones vacíos. Art. 6o. — Se asegurará, en lo posible, que las piezas que trabajan á la compresión, sea de una manera continua ó intermitente, no estén expuestas á flexionar. Art. 7Ü. — Se acompañará, en apoyo de los proyectos, el cálculo de'las flechas bajo la acción de la carga permanente y bajo la de la sobre-carga. ANAL. SOC. CTENT. ARG. T. XXXIV 11 162 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Art. 8o. — Cuando deba colocarse el tablero en su posición por lanzamiento, deberá justificarse que el trabajo del metal durante dicha operación no alcanza en ninguna pieza un límite peligroso. Art. 9o. — Cada tramo metálico será sometido á dos especies de pruebas, una por peso muerto y la otra por peso rodante. Composición de los trenes de pruebas. Pruebas. Pesos. — Estas pruebas serán efectuadas por medio de trenes compuestos de dos locomotoras colocadas á la cabeza y de wagones cargados. Los pesos de los elementos de estos trenes se aproximarán, en lo posible, á los del tren tipo definido en el artículo 4o. En todo caso deberán á lo menos ser iguales á los mayores pesos similares destinados á circular sobre la vía considerada. Longitudes. — Las longitudes de estos trenes serán fijadas como sigue : Para los puentes á tramos independientes, la longitud medida .entre los dos ejes extremos, será á lo menos igual á la mayor luz. Para los puentes á tramos solidarios, la longitud medida como anteriormente, deberá alcanzar á cubrir los dos mayores tramos consecutivos. Puentes duna vía ó avias independientes. Pruebas por peso muerto. — Para la prueba por peso muerto, el tren de ensayo será colocado sucesivamente en las posiciones que produzcan los mayores es¬ fuerzos en las piezas principales del puente. Bastará, sin embargo, en general, proceder del modo siguiente: • a) Para los puentes á tramos independientes, el tren de ensayo será llevado sobre cada tramo, de manera que lo cubra por com¬ pleto, después que cubra solamente la mitad, estando las locomo¬ toras colocadas á la cabeza del tren. Permanecerá en cada una de estas posiciones á lo menos una media hora. b) Para los puentes á tramos solidarios, cada tramo será desde luego cargado aisladamente como acaba de decirse. A este efecto, el tren de ensayo será cortado á la distancia deseada. En seguida se cargarán simultáneamente los dos tramos contiguos á cada pilar con exclusión de los demás, por medio del tren de ensayo com¬ pleto. c) Para los puentes en arco, se cargará desde luego toda la PRUEBA DE LOS TABLEROS METÁLICOS 163 longitud de la luz, después solamente la mitad y en fin la parte media, colocando en ella las dos locomotoras chimenea contra chimenea, siempre que sea posible, y reduciendo la composición del tren á estas dos locomotoras. Prueba por peso móvil. — Las pruebas por peso móvil serán dos. Se efectuarán por medio de los mismos trenes que se harán circu¬ lar sobre el puente, primero con la velocidad de 20 kilómetros por hora, después con la de 40 kilómetros por hora. Sin embargo esta última prueba podrá ser postergada hasta la época en que la vía, en las proximidades del puente, esté suficientemente consolidada. Puentes á vías solidarias. — Para los puentes á dos vias soli¬ darias entre sí, la prueba por peso muerto será efectuada desde luego sobre cada vía separadamente como ha sido dicho en el párrafo precedente, permaneciendo libre la otra vía, después sobre las dos vias simultáneamente. Se procederá del mismo modo para la prueba por peso móvil. La prueba simultánea de las dos vías se efectuará en este caso por medio de dos trenes marchando en el mismo sentido con las velocidades fijadas anteriormente. Puentes de tipos es cep dónales . — Para los puentes de un tipo escepcional, las disposiciones de las pruebas deberán ser deter¬ minadas en un artículo especial del pliego de condiciones. En su defecto, serán ordenadas por la Administración superior, bajo la indicación de los ingenieros encargados del control de la construcción y oido el concesionario ó empresario. Medida de las flechas. Inspección. Señales. — Se medirá en el instante de las pruebas, la flecha máxima de cada tramo, primero bajo la influencia de la carga permanente y después bajo la de la sobrecarga rodante. Cuando sobre una misma línea se encuentren varios puentes de construcción idéntica, cuya luz no pase de 10 metros, la medida de las flechas podrá hacerse solo en uno de ellos. Inmediatamente después de las pruebas de cada puente, la parte metálica será inspeccionada en todos sus detalles. Además, para los puentes de una luz superior á 10 metros, los niveles de las partes mas bajas de las secciones de las vigas ó de los arcos, en el medio de cada tramo y en sus extremidades, serán j 64 ANALES, DE -LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA referidas antes de las pruebas á dos puntos fijos elegidos de ma¬ nera que permitan constatar, después de quitada la sobrecarga y en seguida en una época cualquiera, las deformaciones que se ha¬ yan producido; se referirá á los mismos puntos la parte superior de cada uno de los apoyos. El acta de las pruebas contendrá los datos necesarios para permitir encontrar posteriormente esas señales. Art. 10. — Se hará de manera que sea fácil la inspección, pintura y reparación de las partes metálicas y se hará conocer en las me¬ morias que acompañan á los proyectos las medidas tomadas á este efecto. Art. 1 1 . — Las piezas más próximas á la vía no podrán, á partir de 0,50 m. hasta 4,05 m. de altura sobre el riel más próximo, estar colocadas á menos de 1,50 m. del eje de ese riel (fig. 2). Las piezas colocadas á una distancia menor no podrán, en la parte inferior, hasta 0,80 m. del eje del riel más próximo, sobresalir sobre el ni¬ vel de ese riel, y á partir de 0,80 m. del mismo eje pasar una línea quebrada, compuesta: Io de una vertical de 0,25 m. de altura ; 2o de una horizontal de 0,325 m. de longitud ; 3o de una línea inclinada á 3 de base por 2 de altura; en la parte supe¬ rior las mismas piezas deberán permanecer encima de una línea descendente con una inclinación de 2 de base por I de altura á partir de un punto situado en el plano vertical que. contiene al eje del riel más próximo y á 4,80 m. encima de dicho riel. Ninguna pieza colocada encima de las vías ó entre vias podrá estar á menos de 4,80 m. de altura encima del nivel de los rieles. Art. 12. — La circulación, sobre los puentes, de locomotoras cuyo peso medio por metro corriente exceda en más de un décimo el de la locomotora tipo determinada eto el artículo 4o, ó délas cualesuno de los ejes tuviera que soportar una carga superior á 18 toneladas solo podrá tener lugar en virtud de una autorización del Ministro de Obras Públicas. II Vias de trocha angosta Art. 13. — Las prescripciones relativas á los puentes de ferro¬ carril de trocha normal son aplicables á los de trocha angos- PRUEBA DE LOS TABLEROS METÁLICOS 165 . ta, no siendo ésta inferior á 1 metro, salvo las modificaciones in¬ dicadas más adelante. El peso por eje de las locomotoras del tren tipo (art. 4o) será re¬ ducido á 10¿X l siendo L la trocha. Las dimensiones de las locomoto¬ ras y los pesas y dimensiones de los wagones serán los mismos que para la trocha normal, y los tenders se supondrán con los mismos pesos y dimensiones que los wagones cargados (fig. 3). Para el cálculo del trabajo del metal bajo la acción de un eje ais¬ lado, se admitirá una carga de 14 tx.1. La segunda prueba por peso móvil (art. 9o) será efectuada con la velocidad de 35 kilómetros por hora. El eontorno en el interior del cual ninguna pieza de los puentes podrá'penetrar (art. 11) será determinado, en cada caso, teniendo en cuenta los mínimos de anchura y altura autorizados, para las obras de arte, sobre la línea á la cual pertenecerá el puente á cons¬ truirse. La carga de eje máxima, cuyo paso sobre los puentes no podrá tener lugar sin autorización especial (art. 12) será fijada en 12 t x l siendo l la trocha. Los trenes á emplearse en las pruebas serán compuestos con el material más pesado perteneciente á la línea sobre la cual está colocado el puente metálico. Art. 14. — Xas condiciones á las que deben satisfacer los puentes para ferro-carriles de trocha menor de 1 metro, serán determina¬ das, en cada caso, y á propuesta del concesionario, por el Ministro de Obras Públicas, teniendo en cuenta los pesos y dimensiones de las locomotoras destinadas á circular sobre la obra. Puentes carreteros Art. 15. — Los puentes carreteros á tramos metálicos deberán estar en condiciones de permitir el paso de todo vehículo cuya cir¬ culación esté autorizada por el reglamento de 10 agosto de 1852 sobre la policía de rodados y mensagerías, es decir, á los vehícu¬ los atalajados al máximo con cinco caballos si son de dos ruedas y con ocho si son de cuatro ruedas. Art. •16. — Las dimensiones de las diferentes piezas del puente serán calculadas en las condiciones fijadas en el artículo 2o, salvo la sustitución del tren tipo por las sobrecargas indicadas en el ar¬ tículo siguiente. 166 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Art. 17. — Se asegurará que el trabajo del metal por milímetro cuadrado en cada pieza no pase los límites fijados en el artículo 2o; Io Bajo la acción de una sobrecarga uniformemente repartida de 400 kg. por metro cuadrado sobre todo el ancho déla obra, com¬ prendidas las veredas. 2o Bajo el paso de carros á un eje (fig. 4) arrastrados por dos caballos y formando tantas filas continuas como lo permita el an¬ cho de la calzada. Se admitirá para hacer este cálculo que las ve¬ redas estén cargadas uniformemente á razón de 400 kg. por metro cuadrado, y que los carrosy sus caballos tienen los pesos y dimen¬ siones siguientes : Peso . Longitud (no comprendidas las varas). . . Ancho de la trocha . Ancho ocupado de la calzada . Peso . . Longitud (comprendiendo tiros y varas). 6 ‘ t. 5 m. 1,70 m. 2,25 m. 700 kg. 2,50 m. Carros Caballos Se asegurará que el trabajo del metal por milímetro cuadrado, en cada pieza, no pase en más de un kilogramo los límites fijados en el artículo 2o, en el caso en quese sustituya á uno de loscarrospor un vehículo que pese 11 togeladas, teniendo las mismas dimensio¬ nes y arrastrado por cinco caballos, en una sola fila, y, en el caso en que dichos carros fueran reemplazados, sobre toda la superficie del tablero del puente, por carros de dos ejes (fig. 5) arrastrados por ocho caballos y teniendo los pesos y dimensiones si¬ guientes : Carros 1 ,50 rn . 2,25 m. 700 kg. 8 t. 6,00 m. ! ,70 m. 3,00 m. Longitud (comprendidos los tirosy varas) 2,50 m. PRUEBA DE LOS TABLEROS METÁLICOS 167 Cuando se trate de obras á establecer sobre caminos con fuertes pendientes, colocadas en condiciones tales que la circulación de las cargas anteriormente indicadas no pueda considerarse como posible en el presente ni en el porvenir, la Administración se reser¬ va el autorizar el empleo, en los cálculos, de cargas menores, que serán determinadas según las circunstancias locales. En ningún caso, la carga uniformemente repartida podrá bajar de 300 kg. por metro cuadradro, y las demás cargas indicadas anteriormente no podrán ser disminuidas en más de una mitad. Art. 18. — Las prescripciones de los artículos 5, 6, 7, 8 y 10 ante¬ riores son aplicables á los puentes carreteros. Sin embargo, para el cálculo de los esfuerzos resultantes del efecto del viento (art. 5) no se admitirá como posible la presencia de vehículos sobre el puente . Art. 19. — Cada tramo metálico será sometido á dosylases de prue¬ bas ; la una por peso muerto y la otra por peso móvil. Para la prueba por peso muerto la sobrecarga de prueba será de 400 kg. por metro cuadrado de tablero, comprendidas las veredas. Para la prueba por peso móvil, los vehículos se dispondrán en filas continuas y deberán aproximarse, en lo posible, como peso y separación de ejes, á los indicados en el párrafo tercero del artí¬ culo 1 7. En todo caso, estos vehículos deberán representar, con sus caba¬ llos, una carga mínima de 400 kg. por metro cuadrado, tomando 2,25 m. para ancho de la parte ocupada. Las . longitudes de las filas de vehículos serán fijadas como sigue : Para los puentes á tramos independientes y para los puentes en arco, la longitud será á lo menos igual á la mayor luz; Para los puentes á tramos solidarios, la longitud deberá ser sufi¬ ciente para cubrir los dos mayores tramos consecutivos. El número de filas de vehículos deberá ser igual al cociente de la anchura de la calzada por 2,25 m. Sin embargo, este número podrá ser reducido cuando hubiera dificultad para reunir los vehículos suficientes para constituir todas las filas, pero deberá ser tal, que alcance para cubrir por lo menos la mitad del ancho del tablero ; el exceso de esta anchura será entonces ocupado por una sobre¬ carga de 400 kg. por metro cuadrado, repartida á cada lado de las filas. 168 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Se procederá á las pruebas por peso muerto de la manera si¬ guiente : Para los puentes á tramos independientes, la sobrecarga será estendida sucesivamente de una extremidad á otra, con interrup¬ ción de una media hora, cuando ella haya alcanzado á la mitad de la luz. Cuando todo el tramo haya sido cubierto, la sobrecarga de¬ berá permanecer en su sitio durante una media hora. Para los puentes á tramos solidarios, cada tramo será desde luego cargado aisladamente, como se ha dicho anteriormente, des¬ pués se cargarán simultáneamente los tramos contiguos á cada pilar, excluyendo todos los otros. Para los puentes en arco, cada tramo será cargado en la totali¬ dad de su luz, después sobre cada mitad y, en fin, en la parte me¬ dia solamente. Se procederá á las pruebas por peso móvil haciendo circular al paso las filas de vehículos desde una extremidad á la otra del puente. Se hará pasar, además, sobre el puente, un vehículo que com¬ prenda á lo menos un eje cargado con 1 1 toneladas. Cuando en el caso previsto en el último párrafo del artículo 17, las sobrecargas que han servido para ejecutarlos cálculos hayan sido reducidas, las sobrecargas á emplear para hacer las pruebas serán reducidas en la misma proporción. Las reglas fijadas por el artículo 9o para las pruebas de los puen¬ tes de un tipo escepcional así como paralas comprobaciones á efectuar, durante las pruebas y después de ellas, y en fin, para las medidas á tomar en vista de ulteriores verificaciones son aplicables á los puentes carreteros. El pasage, sobre el tablero del puente, de cargas notablemente superiores á las que hayan sido adoptadas en los cálculos rela¬ tivos á la estabilidad de la obra, no podrá tener lugar sino en virtud de una autorización especial dada por el prefecto, conforme á la relación del Ingeniero en gefe. Puentes-canales metálicos Art. 20. — Los puentes-canales deberán estar en condiciones de recibir la carga de agua correspondiente al nivel normal del agua, aumentado en treinta centímetros. Art. 21 . — Las dimensiones de las diferentes piezas de los puentes- PRUEBA DE LOS TABLEROS METALICOS 169 canales serán calculadas de manera que el trabajo del metal, de¬ ducción hecha de los agujeros de remaches, no pase en ninguna parte de 8,50 kg, por milímetro cuadrado para el hierro y de \ \ ,50 kg. por milímetro cuadrado para el acero. Art. 22. — Las prescripciones de los artículos 5, 6, 8 y 10 son apli¬ cables á los puentes-canales. Para la aplicación del artículo 5, se tendrá eñ cuenta la canaleta así como la presencia de los barcos sobre- la obra; el cálculo se hará admitiendo una presión de 270 kg. por metro cuadrado de superficie vertical; la superficie de los barcos expuesta al viento será contada por un rectángulo de 1,50 de altura encima de la canaleta, teniéndola misma longitud que el puente. Art. 23. — Se acompañará en apoyo délos proyectos, el cálculo de las flechas bajo la acción del peso propio del puente y bajo la acción de la sobrecarga de agua prevista en el artículo 20. Art. 24.— La prueba de los puentes-canales consistirá en la me¬ dida de las flechas antes y después de llenos al máximo de altura fijado por el artículo 20. Inmediatamente después de las pruebas, la obra será inspeccio¬ nada en todas sus partes; además, se referirá á dos puntos fijos, antes de la prueba, los niveles de los puntos más bajos de las secciones de las vigas y de los ejes en medio de cada tramo y en sus extremidades, de manera de poder, después de colocada la carga y en una época cualquiera, medir las deformaciones que se hayan producido; se referirá con respecto á los mismos. puntos, la parte superior de cada uno de los apoyos. El acta de las prue¬ bas contendrá los datos necesarios para permitir encontrar poste¬ riormente estas señales. disposiciones diversas Art. 25. — Para las obras construidas ó conservadas por concesio¬ narios, las pruebas serán efectuadas en presencia de un ingeniero encargado del control ; las actas detalladas, de que deberán ser objeto, serán redactadas en la forma que prescribirá la Admi¬ nistración. Art. -26. — La Administración se reserva el apreciar los casos es- eepcionales que podrían motivar cualquier derogación de las prescripciones del presente reglamento. 170 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Prescripciones generales (1) Conservación é inspección periódica. — La vigilancia y conserva¬ ción de los puentes metálicos deben ser el objeto de cuidados incesantes; todo daño susceptible de agravarse ó de comprome¬ ter la seguridad debe ser reparado sin demora. Debe renovarse la pintura de las partes descubiertas y en lo posible la de las ocultas, tan frecuentemente como sea necesario para preservarlas de la oxidación. Independientemente de una inspección anual, que tiene por principal objeto ver el estado de la remachadura, los puentes me¬ tálicos serán sometidos por lo menos una vez cada cinco años y, en todos los casos en que se renueve la pintura, á una inspec¬ ción detallada y á una verificación de las flechas permanentes. En cada una de estas inspecciones, se verificará el estado de las piezas, el cierre de los pernos y remaches, el juego de los apa¬ ratos de dilatación y el estado de las maniposterías que los so¬ portan ; en fin, para los puentes á tramos solidarios, el nivel de los apoyos. La verificación de las flechas permanentes podrá suprimirse para los puentes cuya luz no pase de ¡0 metros, pero tanto la inspección anual como la periódica deberán efectuarse en todas las obras metálicas sin escepcion. Para los puentes cuya conservación está á cargo de compañías de ferro-carriles ú otros concesionarios, las inspecciones periódicas y la verificación de las flechas serán efectuadas en presencia del Ingeniero encargado del control ó de un delegado suyo. . La primer inspección periódica y la primer verificación de las flechas deberán efectuarse antes del Io de Enero de 1893, para todas las obras existentes. Legajos de los puentes metálicos. — Se formará para cada puente metálico que se construya en el futuro, y en lo posible para los existentes, un legajo que contendrá todos los datos relativos á dicha obra. El conjunto de estos legajos formará un archivo especial en la oficina de cada ingeniero ordinario. (1) Circular N° 5 ; París, 29 de Agosto de 1891. PRUEBA DE LOS TABLEROS METÁLICOS 171 Cada legajo comprenderá: Io La historia de la obra (naturaleza y proveniencia del metal, nombre del constructor, procedimiento de montaje, sis¬ tema de construcción de los apoyos, resultados de las pruebas, reparación de los pilares, de los estribos, de los soportes y del tablero, modificaciones durante la conservación, accidentes, etc.); 2° Las bases y los resultados de los cálculos que han servido para la ejecución; 3o Los diagramas de las vigas y de las piezas de puente, de las longrinas, de los contravientamientos, etc., con croquis de¬ mostrativos, ó mejor, cuando sea posible, los dibujos de la obra; 4o Las actas de las inspecciones detalladas, de las pruebas y de las verificaciones de las flechas. Los legajos de los puentes metálicos serán .tenidos constante¬ mente al dia; para los puentes cuya conservación está confiada á las Compañías de ferro-carriles ú otros concesionarios, los elemen¬ tos necesarios serán suministrados á los ingenieros del control por la Compañía ó concesionario. Prescripciones especiales para los puentes para Ferro-Carriles Verificación ele la resistencia de los puentes para ferro-carriles . — En el plazo de cinco años, el cálculo de las resistencias de todos los puentes metálicos será hecha por la Compañía, te¬ niendo en vista el apreciar si los esfuerzos soportados por el metal, bajo la influencia de las sobrecargas previstas por el reglamento de 29 de Agosto de 1891, no alcanzan en ninguna parte un límite peligroso. En caso contrario, la Compañía y si fuera menester los ingenieros del control, darán cuenta á la Ad. ministracion, proponiéndole las medidas que juzguen oportunas. Se procederá del mismo modo en el caso en que la obra hu¬ biera sufrido deterioros de naturaleza tal que comprometieran su seguridad. 172 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Prescripciones especiales para los puentes carreteros ó puentes-canales Verificación de la resistencia de los puentes calceteros y puentes- canales. — La verificación de la resistencia délos puentes carreteros ó puentes-canales será efectuada en los casos siguientes: Io Si las bases de los cálculos que han servido para el establecimiento de los puentes no han podido encontrarse, si es¬ tas bases no están ya en relación con las cargas que pueden cir¬ cular sobre la obra, en fin, si existen razones para creer que dichos cálculos primitivos contienen errores; 2o Si la obra ha experimentado, por consecuencia de compostu¬ ras, modificaciones susceptibles de efectuar un cambio notable en su resistencia ó en la carga muerta, debida á su peso propio y al de la calzada que soporta. En los dos casos que preceden, los cálculos serán rehechos sobre las bases fijadas por el reglamento de 29 de Agosto de 1891 y si los esfuerzos encontrados exceden en más de un tercio los coeficientes fijados por el artículo 2o del reglamento, los ingenieros darán cuenta á la Administración, proponiéndole las medidas que juz¬ gasen oportunas. DIPTEROLOGIA ARGENTINA (SYRPHIDAE) POR FÉLIX LYNCH ARRIBÁLZAGA. ( Continuación ) Tribus VIII. Volucellini. SonSírfidos de cuerpo rechoncho, casi desnudo en el mayor nú¬ mero, de color frecuentemente uniforme y opaco, pero á veces con brillo metálico. Tienen las antenas caídas sobre la cara, con el ar¬ tejo terminal bastante alargado y munido de una cerda dorso-basal siempre más ó menos plumosa y en ocasiones los pelillos que visten el estilo son tan densos que aparecen como una masa sólida (Copestylum) ; los ojos se hallan halntualmente cubiertos de fino y apretado vello, erecto y como aterciopelado; las alas ofrecen una célula marginal casi siempre cerrada y rara vez abierta, apendicu- lada en el extremo ; la nervadura submarginal se arquea bastante fuertemente hácia el borde costal, para reunirse á él á notable distancia del ápice del ala, y el nérvulo que cierra por defuera la celda discoidal se redondea más ó menos angulosamente para unirse á la nervadura submarginal; el nérvulo medio transversal encuéntrase situado muy cerca de la base de la célula discoidal ; el abdomen es ancho, muy convexo en el dorso y un tanto excavado 174 ANALES DE .LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA por debajo; las. patas son de mediana longitud, delgadas y nunca tienen los fémures engrosados. En la mayoría de los géneros, la cara se prolonga hácia abajo en un hocico más ó menos có¬ nico. Los Volucellini constituyen uno de los grupos más naturales y mejor definidos entre los Syrphidae ; aún los mismos géneros son fáciles de caracterizar y distinguir, pero no sucede otro tanto con las numerosas especies de esta agrupación, no solamente á causa de la notable semejanza que se- observa en muchas de ellas, sino también por su variabilidad bastante considerable, y la costumbre de ayuntarse entre sí especies afines, mas diferentes, uniones de las cuales proceden mestizos con caracteres tales, que ponen á prueba la paciencia del clasificador. GENERUM TABULA. 1. Scutellum muticum vel setulosum. 3» — Scutellum fortiter acuteque dentatum, iaterdu m tuberculatum at tuberculis ápice crasse setosis. ■ Temnocera. Alarum cellula marginalis clausa. Yolucella. — Alarum cellula marginalis apperta. Ph alacro myia. XXII. Volucella, Geoffroy. Volucella, Geoffroy, Hist. abr. d. ins. des env. de París, II, 540(1762). — Latreille, Hist. d. Crust. et d. ins., XIV, 365(1804); Gen. Crust. et Ins., IV, 322 (1809), et Cons. géner., 443 (1810). — Meigen, Syst. Bes- chreib., III, 401 tab. 32 fig. 23-28 (1822). — Latreille in Cuvier, Régne anim.. V, 491 (1829). — Curtís, Brit. Entom., X, 452 (1833). — Macquart, Hist. nat. d. Dipt. , I, 492, 9, pl. 11, fig. 9 (1834). — Wie- demann, Aussereurop. zweifl. Ins. II, 195, (1830). — Macquart, Dipt. exot., II, 2 19, 11 (1842). — Blanchard, Hist. d. ins., II. 476 (1845). — Walker, List., 634(1849). — Rondani in Baudi et Truqui, Studi entomol., 64 (1848). — Walker, Ins. Saunders., I, 251 (1856). — Schi- ner, Faun. Austr. in Verhandl. zool-bot. Gessells., VII, 384 (1857). — Rondani, Dipt. exot., 3 (1863).— Philippi, Aufzáhl. d. chil. Dipt., 139 (1865). — Schiner, NoA-ara Exp., II, 339 (1868).— Williston, Proc. Am. philosoph. Soc., XX, 316 (1882). — Bigot, Ann. Soc. entom. France, 63 et 249 (1883). — Girard, Traité élém. d'entom., III, 1025, pl. CXI, 1 (1885). — Williston, Synopsis North-Am. Syrph., 134(1886)-. DIPTEROLOGÍA ARGENTINA 175 Cenog’aster, Dumeril, Dict. d hist. nat. (1801). Ornidia, St. Fargeau et Serville, Encycl. method., X, 786 (1825). Caput hemisphaericum, thoracis latitudine vel paulo latius, po¬ sticé planum, anticé convexum ; fació infra antennarum insertio- nem plus minusve excavata deindé medio tuberculata, ápice in¬ ferné conicé elongata, vel rotundato-truncata. Oculi villosi ; maris intus supráque contigui ; tubérculo ocellifero ad occipitem marginem superara sito. Antennae decumbentes, articulis duobus primis subaequalibus, ultimo elongato-oblongo vel ovato prae- cedent'ibus duobus simul sumptis duplo vel plus duplo longiore seta basali longe plumosa instructo. Thorax subquadratus vel breviter ovatus, modicé convexos, breviterque villosus. Scute- llum semi-circulare, sat magnum, convexiusculum, interdum ad apicem transversim impressum, posticé pilosum vel villosum. Alae oblongae sat amplae, celiula marginad clausa, submargi- nali ante apicem angustata ápice late aperta, celiula prima po¬ stica haud pediforme extus plus minusve sinuosa vel rotunclata, nervulo transverso medio pone cellulai discoidalis médium sito, recto, medio leviter areuato, nervulo spureo plus minusve obso¬ leto. Pedes simplices, inermes, pubescentes, modice robusti ; tibiae posticae saepe crassiores; tarsi postici articulo primo plus minusve incrassato: Calyptra sat magna, haberes obíegentia. Abdomen ovatum, sat convexum, o-annulatum. Corpus robu- stum, magis villosum, nigrum, aeneo-viride vel cyaneum, inter¬ dum testaceum, subpellucidum. El género Volucella difiere esencialmente de Phalacromyia por tener cerrada la célula marginal, y de Temnocera por su escudete desarmado ó con pelos mas ó menos cerdosos, pero no guarnecido de puntas ó tubérculos que puedan mirarse como prolongaciones del mismo escudete, tal cual ocurre en las Temnocera. Mr. Willis- ton incluye erróneamente las Temnocera [ = A temnocera) en el gé¬ nero Volucella, fundándose en que también varias Volucella ; norte¬ americanas tienen «bristles or bristly-liairs... on the scutellum » -por ello se vé que el distinguido dipterólogo no ha tenido á la vista un tipo completo del género, tal como lo es la Temnocera spinigera, 176 ANALES DE- LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA puesficil le habría sido comprobar que no se trata de pelos ó de cerdas espinosas, sino de verdaderas puntas, dependientes del te¬ jido córneo del escudete, como sucede en varios Microdon y mu¬ chos Stratiomyidae ; aún en la misma Temnocera scutellata, que tiene cerdas espinosas, estas nacen de tubérculos formados por la misma substancia del escudete. Muchas Volucella ofrecen una no¬ table apariencia de abejas, fíombus ó avispas; protegidas por este disfraz, se introducen impunemente en los nidos de los himenóp- teros, para deponer allí sus huevos ; sus larvas ciegas, ápodas, estrechas por delante, anchas por detrás, y guarnecidas posterior¬ mente de una corona de seis cerdas ó espinas, devoran las larvas y ninfas de sus huéspedes involuntarios. Durante el estado per¬ fecto, frecuentan las flores en compañía de sus futuras víctimas, pero se asegura que una especie ( Volucella obesa),- acostumbra posarse sobre los animales y no sobre las flores; y aún más, que frecuenta las substancias escrementicias á la manera de las Lucilia y otros Muscidae. En este género, los tegumentos arrugados que cubrían á la larva se aislan de la ninfa, al verificarse la ninfósis, los estigmas desaparecen y resulta una pupa corta, provista de cinturones espinosos y de dos tubos aeríferos ; toda la piel de la pupa está acribillada de pequeños orificios que sirven para la en¬ trada del aire. Las Volucella de especies diferentes, aunque muy próximas, suelen acoplarse y producir mestizos que participan de los carac¬ teres de sus padres, pero aún se ignora si estos mestizos pueden reproducirse y llegar á constituir una raza aparte, ó, si se quiere mejor, una variedad constante. TABULA SPECIERUM. 1. Corpore plus minusve brunneo vel testareo, interdum nigro flavo-picto. 2. — Corpore splendidé aeneo-viride ad partim cupreo-azureoque refulgente vel metallicé chalybeo-purpureo cyaneoque. Tí. 2. Alae hyalinae puncto vel macula stigmatica auctae. Corpore flavo-testaceo vel brunneo. Facie flavo-testacea vel obs- curé testacea. 3. — . Alae parum hyalinae fere griseae, basi margineque costali flavicantes ápice fasciaque media fuscis auctae. Corpore nigro flavo-picto. Facie sulphurea utrinque nigra. Y. picturata. DIPTEROLOGÍA. ARGENTINA 177 íi. Corpore brunneo. Facie obscure testacea vitta longitudinali inedia genisque nigris. Femora brunnea ápice falva. 4t. — Corpore flavo-testaceo interdura subpellucido. Facie flavida haud nigro-vittata. Femora flava. 5. 4. Antennae articulo 3o fulvo superne brunneo. Abdomen brunneum, metallicum, segmento 2° limbo postico - 3 xnaculis binis nigris. V. notata. — Antennae articulo 3o ornmino fulvo. Abdomen nigrum, uiti- dum, segmentis 2- 3 maculis lateralibus fulvis. V. fulvonotata. 5. Pedes fuscano-picei vel nigri at femora flava. C». — Pedes flavo-testacei, tarsorum ápice surnmo fusco. Abdomen subpelluciduin ápice vix infuscatum, segmentis 2-5 vel 3-5 macula minuta lateralique nigra auctis. V. testacea. 6. Abdomen segmentis 2-3 marginibus parum brunneis, re- liquis brunneis. Tibiae tarsique piceae. V. punctifera. — Abdomen basi pellucidum, deindé olivaceurn, opacum. Ti¬ biae tarsique nigri. V. missionera. T. Alae hyalinae vel griseae macula media antica, magna, subquadrata fusca signatae. S. — Alae f'uscae anticé obscuriores. Corpore purpureo chalybeo, metallico: thorax infrá et utrinque testaceus. Facie an¬ tennae. pedes ventreque testaceis. V. 0BSCURIPENN1S. S. Facie, frons, antennaeque testaceis. Alae griseae fascia me¬ dia fusca posticé abbreviata ornatae. Pedes picei, geni- cula tarsique obscuré testaceis. Corpore metallicé cha¬ lybeo. V. Ambrosetti. — Fascie fronteque metallicé viridis vel cyaneis. Antennae ni- gricantes. Alae vitreae, macula media magna antica punctoque ante apicem sito fuscis ornatae. Pedes ni- gro-fusci vel nigri saepius viride micantes. Corpore suprá splendidé viridé vel cyaneo-viride subtus cupreo refulgente. V. obesa. (60) 1. Volucella obesa, Fabricius. Syrphus obesus, Fabricius, Syst. entona., 763, 5, (1775), et Entom. Syst., IV, 282, 15 (1793). — Systema Antliat., 227, 14 (1805). Ornidia obesa, St. Fargeau et Serville, Encycl. method., X, 786 (1825). — Walker, Linn. Trans., XVIII, 346, 41 (1837). Voluce lia obesa, Wiedejiann, Aussereurop. zweifl. Ins., II, 199, 8(1830). — Macquart, Hist. nat. Dipt. 1,494,5 (1834) et Dipt. exot., 11,2,21 (1842). — Rondani in Baudi et Truqui, Studi entom., 64, 1 (1845). — - Ejusdem, Dipt. aliqua etc.. 1, 1 (1868). — Walker, List, of Dipt., 3, 637 (1849). — Schiner, Novara Exp., II, 356, 53 (1868). — Rondani. anal. soe. ctent. arg. T. XXXIV 12 178 ANALES DE- LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Dipt. aliq. in Ana. merid. lecta, p. 1, 1 (1868). — Williston, Synopsis, 143, pl. V, f. 9 (1886). Volucella azurea, Philippi, Yerhandl. zool-bot. Gess. Wien., XV, 734, pl. 26, f. 35 (1865). Aeneo-viridis , nitidissima, mterdum subcyanea, parce nigro- pubescens, abdomine segmentis 4-5 temen flavido-pubescentibus . Antennis nigricantibus, stylo flavido instructis . Barba grísea. Oculis griseo-hirtulis. Ccipite vértice cyaneo vel obscuré viride, nigro-piloso . Mes onoto mterdum lineis nudis viriclibus vel pur¬ puréis ornato videtur. Alis vitreis , dilutissime flavicantibus , macula cintica media fusca ad costam usque ad nervulos medios transversos extensa , punctoque fusco ante apicem sito signatis. Hcilteribus albidis. Peclibus nigro-fuscis vel nigns, certo situ viride micantibus. Abdomine subtus pernitido, cupreo-cyaneo- virideque secundum lucem refulgente. — Long. 8-42 millim. ■ Hab. observ. : Brasilia (Fabricius. — Wiedemann. — Walker. — Rondani). — Chile (Philippi). — Isl. of France, Surinam, Jamaica, Honduras, Carthagena (Walker). — Asia etAm. merid. (Macquart). — América, Asia et Africa (Macquart). — Am. merid . (Sciiiner). — Santo Domingo, México, Novo México et Florida (Williston). — Ins. Guadalupe el Cuba (auctor). — Resp. Arg. : Buenos Ayres, Tucuman, Chaco, Misiones (E. L. Holmberg), Moconá (J. B. Ambrosétti). Esta Volucella, casi cosmopolita, se halla también en Buenos Ayres, pero sólo en las cercanías del río Paraná y nunca la he visto en la región central de la Provincia ; tampoco he recibido ejemplares de las demás comarcas del interior de la República, alejadas de nuestra gran arteria fluvial ; en cambio, abunda en el Chaco y en Misiones, de donde el Dr. Eduardo L. Holmberg y el Sr. Juan B. Ambrosétti me han traído numerosos ejemplares, informándome el primero que es comunísimo sobre las materias fecales, á lasque acuden con tanto afán como la Compsomyia mcicellaria Fabricius y otros Muscidae. Según Macquart, todos los viajeros están contestes en afirmar que esta especie gusta de posarse sobre los ganados, hecho que está en contradicción con los hábitos délas demás Volu¬ cella. No dejan de ser singulares estos detalles de costumbres que inducen á pensar que la Volucella obesa no es parásita de los h irire- D1PTER0L0GÍA ARGENTINA 179 nópteros, como otras de su género, sino que depone sus huevos en los estiércoles como las Rhingia y muchos Syrphidae. (61j 3. Volucella Amhrosettii, n. sp. Melallicé chalybea; facie, fronte antennisque testaceis, superan- tennas nigro-unimaculata ; thorace tenuiter flcwido -pubescente et nigro-piloso setulosoque, pedibus piceis , gemculis tarsisque obscuré testaceis; cilis griseis costa basique fuscano-flavido tin- ctis, fascia media fusca posticé abbreviata ornatis. — Long. 12 millim. (9), 14 millim. (cf ). Cum Volucella purpurea Walker valdé convenit, differt aulem abdominis basi, ventre pedibusque haud íérrugineis et fronte nigro- signata. Caput anticé testaceum posticé nigrum, facie cónica ápice acuminata médium versus modicé tuberculata, fronte super ante- narum basin in fundo testaceo macula obtriangulari nigra notata, occipite cinereo-pruinoso. Antennae testaceae, chaeta testacea, fusco-plumosa . Proboscis picea, ápice rufesca. Oculi picei, ílavido villosi. Thorcix suprá chalybeus, nitidus, tenuiter griseo-flavido- tomentosus, fusco-nigro-villosus et nigro-setosus ; pleurcie piceo- testaceae leviter chalybescentes, nigro pilosae et setosae. Scutellum chalvbeum, nitidum, nigro-setosum . Alae obscuré griseae, fascia media magna subquadrata posticé abbreviata sed appendiculata nigro-fusca signatae, cellulis subcostali radicalibusque flavido- fuscano-tinctis, vena anali et posticali anguste nigro-fusco-margi- natis. Halteres albi. Pedes picei, femora postica nigra nítida, geni- culis, tibiarum basi et ápice tarsisque obscuré testaceo-piceis. Abdomen ubique cbalybeum, nitidissimum, nigro-pubescens et tenuiter obsoleteque flavido-pruinosum. Hab. observ. : Resp. Argentina; Misiones in Moconá (Ambro- SETTl). Se parece notablemente á la V. purpurea Walker (List of Dipt. , H-I, 637) en el color, talla y caracteres de grupo, pero es bien diversa por su abdómen de color azul-violeta, muy brillante en 180 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA todas partes, y no con el vientre y la base de él de color de herrum¬ bre como en la especie de Walker. Haciendo debida justicia al descubridor de esta especie, el Sr. Juan B. Ambrosetti, dedícosela en muestra no sólo de amistad, sino también en agradecimiento de los muy raros dípteros que, en diversas ocasiones, me ha comunicado, procedentes de las provin¬ cias de Santa Fé, Enlre-Rios, Corrientes y singularmente de Misio¬ nes, donde acaba de efectuar un fructuoso viaje de exploración, cuyos resultados mas tarde se leerán con interés en el Boletín ó en las Actas del Museo de La Plata. (62) 3. Volucella obscuripennis, n sp. Metallicé purpureo-chalybea ; thorace suprá subcupreo, infrá et utrinque testaceo ; facie, antennis, pedibus ventreque testaceis ; alis fuscis antice obscurioribus. — Long . 1 1 millim. Capul anticé, infrá et posficé inferné testaceum, occipite suprá et utrinque nigrum cinereo-pruinosum, facie sat breve ápice rotundato-truncata médium versus modice tuberculata. Oculi fusco-rufi et fusco-pilosi. Antenncie testaceae, chaeta testacea fusco- plumosa. Proboscis brevis, subrecondita, testacea. Thorax suprá chalybeo-cupreus, nitidus. fusco-pubescens, infrá et utrinque testaceus, fuscano-pilosus. Scutellum obscuré chalybeum, nigro- setosum. Alae fuscae anticé praesertim, apicem versus magis obs- curataefere nigro-fuscae, cellulis ómnibus in fundo fusco obscu- rius marginatis. Halteres albi. Pedes testacei. Abdomen suprá chalybeo-purpureum, pernitidum, nigro-pubescens, infrá segmen- tis duobus primis testaceis, nigro-pilosis, reliquis chalvbeo-pur- pureis nigro-villosis et pilosis. Hab. observ. : Resp. Argentina: Misiones in Monteagudo prope ripas Uruguayensis fluvius (Ambrosetti). Esta especie, hallada por mi amigo el Sr. Juan B. Ambrosetti en la picada de Paggi (Departamento de Monteagudo, en Misiones), se parece algo á las V. fuscipennis Macquart y V. abdominalis Wiede- mamn, pero es bien diversa de ambas. DIPTEROLOGÍA ARGENTINA 18! (63) 4. Volucella notata, Bigot. Volucella notcita, Bigot, Ann. Soc. entom. France, 5a ser., V. 495, 6 (3874). — Van der Wulp, Tijds. voor Entom., XXV, 122,4(1882). — Bigot, Ano. Soc. entom. Fr. Dipt. nouv. ou peu conn., 65 (1883). « Antennis fulvis, segmento tertio elongato, superne brunneo ; f ci¬ cle obscure testacea, vittci intermedia nigro nitido, genis utrin- que linea brunnea ; fronte nigro nitido ; thorace brunneo parum aenescente et flavo villosulo ; scutello fulvo ; cibdomine brunneo metallico, segmento 2 limbo postico-3 maculis binis, nigris; cci - lyptris et halteribus albidis ; femoribus brunneis, ápice fulvis , tibiis tarsisque fulvis, ápice brunescentibus ; alis hyalinis, puncto marginali quadr ato et vencí prima trcinsversali, nigris . — Long. 7 millim. (Bigot). » Hab. observ.: Montevideo (Bigot). — Resp. Argentina (Van der Wulp). Prov. Santa Fé in Rosario (Holmberg). Prov. Buenos Aires in Las Conchas (E. Lynch A.) Acababa de copiar la descripción que precede, cuando recibí de mi amigo el Dr. Eduardo L. Holmberg el primer ejemplar que he visto de esta Volucella, que, en otro tiempo, halló mi hermano en Las Conchas. La descripción dada por M. Bigot es muy suñciente y por ello creo innecesario reformarla : mi ejemplar sólo difiere déla característica publicada por Bigot, en tener su escudete de un color que se inclina al testaceo obscuro y con la base de tinte píceo; todo lo demás concuerda con la descripción. La talla, coloración y facies de esta Volucella le dan, á primera vista, una falsa aparien¬ cia de Eristalis furcatus Wiedemann. Mi ejemplar fué capturado en Febrero de 1 885. (64) 5. Volucella fulvonotata, Bigot. Yolucella fulvonotata, Bigot, Ann. Soc. entom. Fr., ser. 5a, V, 476, 7(1874). Priori simillima . Exceptis : antennis fulvis ; ctbdomine nigro 182 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA nítido , segmentis 2 et 3, maculis utrinque fulvis. — Long. 7 millim. (9)* Hab. observ. : Montevideo (Bigot). Esta especie, como lo sospecha su autor, me parece que no es sino un ejemplar más oscuro de la anterior, ya sea por haber al¬ canzado mayor madurez ó por ser simple variedad. (65) 6. Volucella testacea, Rondani. Volucella testacea , Rondani. Essarae d. var. sp. d’ Insetti Ditteri Brazil (1848). — Bigot, Ana. Soc. entom. Fr., 78 (1883). Dilute testacea, tenuiter parceque flavido-villosula ; alis hyalinis ápice obsoleté ciñereis , margine costcili médium versus puncto fusco praeditis, cellula subcostali ápice parum flameante. Hal- teribus b asi tes tacéis ápice pallide viridulis. Abdomine testa- ceo, subpellucido ápice magis obscuriore, segmentis 2-5 vel 3-5 ápice utrinque macula callosa, minuta, nigra, nítida instructis et interdum médium versus prope marginem posticam plus mi- nusve distincté fusco-maculatis. Tarsorum ápice fusco. — Long. 7 millim. Hab. observ. : Brasilia (Rondani). — Resp. Argentina, Formosa in Chaco (E. L. Holmberg). Es una linda Volucella , notable por su color testáceo semi¬ transparente, sus antenas y patas rojizo-amarillentas, sus alas diáfanas con una manchita parda en medio del borde costal. Tres ejemplares que se hallan en mi colección me fueron traídos del Chaco por el Dr. Holmberg. En dos de mis ejemplares no existen las manchas laterales de color negro en el segundo arco dorsal del abdomen y ni en éste, ni en los demás, se ven rastros de parduzco en el medio de su borde posterior. Es muy posible que, en su máximum de variabilidad, esta Volucella no tenga manchas abdominales, yaque, como se ve, suelen faltar en el segundo segmento. DIPTEROLOGÍA ARGENTINA 183 (66) 7. 'Volucella punctifera, Bigot. Volucella punctifera, Bigot, Soc. entom. France, 475, 5 (18741, et Op. cit. , 78 (1883). Corpore facieque tes laceo- flavidis, subpellucidis. Antennis rufe- scentibus chaeta rufesca fuscano-plumosa instructis. Facie infra antennas fortiter excávatela deinclé uni-tuber culata. Oculis fusco- cupreis , pallidé flavido-villosis . Thorace suprá paulo dense at longe utrinque br eviten, pallidé fuscano-flavido-piloso . Alis hyalinis leviter flavicantibus ; cellula subcostali ápice dilate testacea ; prope alarum marginem anterior en puncto medio fusco ornatis ; venís fere ubique tes tacéis ; vena transversa discoidali fortiter obliqua ; cellula discoidali ad angulum posticum rotun- data. Scutello sparsim sat longe ut thoracis dorso pilosulo. Hal- teribus testaceis. Pedibus flavidis ; tibiis tarsisque fuscano-piceis. Abdomine segm.entis 2-3 margmibus parum brunneis, reliquis apicalibus brunneis. — Long. 8 millim. Hab. observ. : Brasilia in Amazonia (Bigot). — Resp. Argenti¬ na in Córdoba (Frenzel). Tengo á la vista un ejemplar ( % PUNTOS Y PRECIOS DE SUSCRICION LOCAL DE LA SOCIEDAD, VICTORIA, 1492 (2‘ piso), Y PRINCIPALES L1RRERÍAS Por zn.es, en Xa Capital, Interior y Exterior, incluso porte . . . . . $ m/n 1.50 Por año, en la Capital, Interior y Exterior incluso porte . . . . . » 13.00 La suscricion se paga, anticipada BUENOS AIRES IMPRENTA DE PABLO E. CONI É HIJOS, ESPECIAL PAf JU L 1 2 1926 680 — CALLE PERÚ — 680 JUNTA DIRECTIVA Presidente . Ingeniero Jorge Duclout. Vice-Presidente Io Doctor Juan .1. J. Kyle. Icl. 2o Ingeniero Angel Gallardo. . . Señor José Pelizza. . . Señor Sebastian Ghigliazza. / Ingeniero Demetrio Sagastume. geniero Horacio Pereyra. mor Octavio S. Pico. mor Ernesto Mauras. iñor Alberto Otamendi. Secretario Tesorero .. Vocales INDICE DE LA PRESENTE ENTREGA I. — NOVA HEMIPTERA FAUNARUM ARGENTINA ET URUGUAYENSIS, por Carlos Kerg ( Continuación ). II- — LAS VERTIENTES DE AGUA SALADA DE TAPIAS, por Eisgessio Torusow. III. — MONOGRAFÍAS DE ESTABLECIMIENTOS INDUSTRIALES, visitados por la Sociedad Científica Argentina, por Federico UiraEíeis. IV. — FABRICA « LA NEGRA » de la compañía Sansinena de carnes congela¬ das, por Federico ISirabeia. V. — CANIBALISMO ENTRE INSECTOS, por el Dr. Carlos Bei'g. VI. - BIBLIOGRAFÍA. A LOS SOCIOS Se ruega á los señores socios comuniquen á la Secreta¬ ría de la Sociedad su ausencia, cambio de domicilio, etc., y cualquier irregularidad en el reparto de los Anales ó cobro de. la cuota. Se ruega también á los que tengan en su poder obras prestadas pertenecientes á la Biblioteca de la Sociedad, se sirvan devolverlas á la brevedad posible, á fin de anotar¬ las en el catálogo. NOVA HEMIPTERA FAUNARUM ARGEN TIN AE ET URUGUAYENSIS • POR EL Dr CARLOS BERG. (Continuación) Isciinias Berg, n. gen. Corpus robustum, altiusculum et satis elongatum. Caput verlicale, ante oculos distincle impressum, in vértice impressionibus duabus praeditum ; tylo producto ; loris buccalis. Oculi mediocres pronoto contigui. Antennae longae, articulo primo capite permulto longiore, secundo primo vix duplo lon- giore. Rostrum coxcis posticas superans . Pronotum decliviusculum, coliare distincte instructum, ad ángulos básales impressum et ad margines late¬ rales subsinuatum. Scutellum triangulare, ante médium impressum. Hemelytra parallela, bcisi pronoli non latiora; commissura loriga; cuneus parviusculus ; membrana bicellulata, cellula ma- jore longissima. Venter medio . subcarinatus, utrimque cibrupte decliins, basi parum constri- . ctus. «Nov. gen. divisionis Ccipsaria. Capul verticale. Lorae buccatae. Maculae nitidae verticis Ínter ocu¬ los. Impressiones utrimque intra ángulos básales ANAL. SOC. CTENT. ARG. T. XXXIV 13 194 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA pronoti. Longitudo articuli primi antennarum etc. (Reuter).» Praeterea corpore robusto, altiusculo et elongato, pronoto sat declivi et marginibus latera- libus sinuatis, nec non hemelytris parallelis cellu- laque majore membranae longissima, admodum insigne. 116. IselsBiias salteaisis Berg, n. sp. Elongatus, breviter et parce pubescens , niger, sat opacas , maculis duabus acl margines laterales ex- tensis lineaque media pronoti, scutello maxima ex parte, hemely trorum costa apiceque, dimidio terminali ciad, cuneo, ápice excepto, marginibus pectoris, dorso abdominis, connexivo discoque ven- tris basin versus, sor dide albis ; membrana laete fuligenea; antennarum articulo primo rufescenti, basi albido, ápice lateritio, secundo dimidio ter¬ minali piceo. Femina long. corp.5, cum cilis 6,2; lat. 1,6 mm. Species habitu Neosiliae sorariae Dist. aut S. vi-' duatae Dist. (Biol. Centr.-Amer. Rhynch. tab. 29, fig. 2, ettab. 27, fig. 21), et praeterea Plagiorham- mcie suturali H.-Scli. (Wanz. fig. 383 et Reut., Hem. Gymn. Eur. 1Y, tab. 6, íig. 9) non dissimilis. Caput sat nitidum, ante antennas transverse im- pressum, iinpressionibus duabus verticis haud pu- bescentibus, nitidis. subtilissime punctulatis; ocu¬ lis pronoto contiguis; rostro.ad segmentum secun- dum ventris extenso. Pronotum aegerrime punctu- latum, sat declive, maculis duabus medio-latera- libus albis í>d margines laterales valde obtusos. et leniter sinuatos extensis, lineóla media alba partís posticae ad marginem posticum continuata, im- pressionibus angulorum posticorum glabriusculis. Scutellum basi nigrum. Hemelytra nigro-picea, ad costam, ápice, angulis interno et postico exceptis, dimidio terminali elavi cuneoque, tantum ápice ipso BERG : NOVA HEMJPTERA ARGENTINAE ET URUGUAYENSIS ' 195 excepto, albida; membrana dilute fuliginea, venis concoloribus. Yenter basi parum constrictus, pone médium subcarinatus (Pedes desuní). Patria: Provincia Salta Reipublicae Argentinae. Un solo ejemplar bastante mutilado en mi colección, y que me trajo de Salta, el Ingeniero D. Alberto Schneidewind. Div. ECCRITOTARSARÍA. Gen. Eccritotarsus Stal. 117. Eccritotarsus incusn§ Dist. Eccritotarsus incusus Dist., Ann. Soc. Eot. de Relg. C.-R. XXXII, p. LXXXI. (1888). Patria: Provincia Entre-Ríos Reipublicae Argen- tinae . No he observado esta especie, de la cual doy en seguida la des¬ cripción hecha por el autor: Ovate, elongate; black ; corium palé fuscous, the cuneus and em- bolium palé luteous with their margins blackish; membrane palé fuscous ; legs ochraceous, body beneath black (impepfectly seen owing to specimen beingcarded). Antennae black, basal halfof ftrst joint ochraceous, second joint about tvoice the length of first (Remai- ning joints mutilatet). Long. 3,5 mm. — This species is aliied to the Central-American E. pallidirostris Stal. 118. Eccritotarsus luculentus Berg, n. sp. Subelongalus, scit nítidas, niger, capite, pronoto, scutello cid latera, rostro pectoreque, parte postica infúscala excepta, rubris; pronoto sparsissime subtiliter et hemelytris cíense' distincteque pun {96 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA c tu latís, ; ventre femoribusque rubescenti-indutis, his válele compressis, i lio, praesertim in connexi- vo, sat dense hirto. Mas long. corp. 6, cum alis 8; lat. hum. 2,5 mm. Species pictura insignis et facillime recogno- scenda. Caput nutans, anie tvlum transverse im- pressum; ty lo elevato; oculis validis; antennis ni- gris, basiipsa rubescenti, articulo primo apicem versus parum incrassato capite paullo breviore, se¬ cundo ápice sat incrassato, il lo duplo fere longiore. Pronotum nitidum, postice dimidioferelatius quam longius, antice transverse trifoveolatum, margini- bus lateralibus anticis distincte marginatis, postico vix sinuato. Hemelvtra nigra sat nítida et ubi¬ que dense punctulata, ex parte subcoriacea. Dor- sum abdominis venterque rubescenti-nigra; con- nexivo longe hirsuto. Pedes rubescenti-nigri, parce setulosi. Patria: Territorium Missionum Reipublicae Ar- gentinae. Un solo ejemplar recogido en la parte septentrional de Misiones por el señor Backhausen. 119. Eceritotarsiis isigriclnviaa Berg, n. sp. Oblongo-ovalis, sat dense sericeus, ruber, tylo, an¬ tennis , macula sub'r bombo ¿dali disci pronoli , scu - tello, clavo, ápice rostri, nec non etican pedibus, basi excepta, ni gris , membrana fuscescenli, sub- hy aliña ; capite prope collum satis transverse im- presso; pronoto distincte punctulato, ante médium impressionibus tribus, quibus intermedia multo majore, prciedito. Femina long. cum alis 4,5; lat. hum. 2 mm. Species pictura pronoti clavoque perfacile co- BERG : NOVA HEMIPTERA ARGENTINAÉ ET URUGUAYENSIS 197 gnoscenda. Caput verticale, nitidum, in verlice distincte transverse impressum; antennarum a rti- culis duobus basalibus ínter se aequilongis; ro¬ stro coxas-anticas paulio superante. Pronotum niti¬ dum, distincte punctulatum, postice quam antice plus quam duplo latius, ante médium triimpres- sum, impressione media magna subtriangulari, laterali punctiformi, macula nigra disci basin versus fere in lineam continuata, marginibus la- teralibus obtusis antice impressione sat profunda praeditis. Seutellum transverse rugulosum et for- titer impressum, sericeum. Hemelytra dense seri- cea’, mox pone médium admodum dilatata, in clavo nigra, ad ángulos interno etpóstico infusca ta. Subtus sordide ruber, ex perte rufus; femoribus fuscis, basin versus albidis, tibiis tarsisque ni- gris. Patria : Territorium Missionum Reipublicae Ar- gentinae. El único ejemplar que poseo de esta nueva especie, fué recogido en el Departamento de Monte Agudo de Misiones, por el señor Don Juan B. ámbrosetti. Div. BRYOCORARIA. Gen. Neocarnus Dist. Biol. Ceutr.-Am.er. Rhynch., p. 289 (1884). 120. Meoenrniis Dist. Neocarnus glabratus Dist., Aun. Soc. Ent. de Belg. C.-R. XXXII, p. LXXXII (1888). Liocoris glabratus, M. S. ?. Dist.,ADn. Soc. Ent. de Belg. C.-R. XXXII, p. LXXXII (1888). Patria : Entre-Ríos. 198 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA No conozco la especie, y doy la copia de la descripción dada por Distant . Very pule ochraceous , somewhat shining; scutellum palé levigate luteous, its margins narrowly dark castaneous ; clavas palé pur- plish; anterior margin of caneas ancl margins of basal cellular arecis to membrane palé castaneous; legs and rostrum palé purplish, body beneath and legs palé ochraceous. Long . 5 millim. Arsinotus Berg, n. subg. A subgenere Physetonoto Reut., pronoto postice su- pra scutellum vix producto, margine bascili me¬ dio sat late sinuato, scutello solum basi tecto, di- versum. Por no haber aparecido aún la descripción del género Physeto- notus Rigyit. , doy solamente estos pocos datos debidos á Reuter, quien ha. examinado los ejemplares de la especie en seguida des¬ crita. 121. Arsinotus olttipes Berg, n. sp. Niger, antennis, rostro, hemelytrorum costa, cuneo mernbr anaque, hctcvena hamcita exceptis, nec non etiam pedibus, flavido-albis; pronoto gibbo grosse punctato, subaeneo-micanti; hemelytris opacis, costa tantum coriaceo-punctcita ; alis iridicolo- ribus. Mas et femina long. corp. cum alis 2,3-2~fí; lat. * hum.0,7-0,9, parte dil. hem. 1-1,2 mm. Corpus ovale. Caput latiusculum, verticale, gros¬ se sed in fronte sparsim púnela tum; tylo ad basin subconstricto; antennis longis, albidis, articulo primo capite multo longiore, secundo primo plus dimidio longiore; rostro ad coxas medias extenso, ápice nigrieanti. Pronotum satis gibbum, grosse punctalum, brevissime hirsutum, aenescenti-ni- grum, postice quam antice duplo et dimidio la- BERG : NOVA IIEMIPTERA ARGENTINAE ET URUGUAYENSIS 199 tius, antice impressum et bicallosum, marginibus lateralibus obtusissimis, postice supra scutellum parum producto, medío admodum sinuato. Scu¬ tellum parvum, medio elevatum, ubique grosse púnela tum. Hemelytra in clavo et corio nigra, opaca, tenuiter sericea, fere impunctata, costa di- latata albida, pone médium infuscata, coriaceo- punctata, cuneo albido, basi apiceque perparum infuscato, membrana albida, sat nítida, vena cel- lulae unicae hamata, ad cuneum haud extensa, fuscescenti. Alae hamo destitutae. Yenter medio subearinato-elevatus, perparce sericeus. Pedes al- bidi, dense pubescentes.- Patria : Provincia Bonaérensis. Varios ejemplares recogidos cerca deba Plata, Capital de la Pro¬ vincia de Buenos Aires, en mi colección y dos en la del Museo Nacional presentados por mí. Div. PLAGIOGNATílARlA. Gen. Chlamidatus Curt. Chlamydatus Curt., Entomol. Mng. I. p. 197 (1833). Reut., Rev. d’Ent. V, p. 122 >1886). Agalliastes Fieb., Wien. Ent. Monatschr. II, p. 321 (1858). — Reut., Hem. Gym. Eur. I, p. 60 (1878) et III, p. 501 (1883). 122. CEiiainydlatus Rp«jeiatiii&as Berg. Agalliastes argentinus Berg., Anal. Soc. Cient. Argent. XVI, p. 77, 95 (1883/ et Add. et Eraend. ad llera. Argent. p. 93. 95 (1881). Por haber derrostrado el Dr. Reuter, que el género Agalliates Fieb. es sinónimo de Chlamydatus Curt., adopto este último nom¬ bre genérico para mi especie Agalliastes argentinus. ‘anales de la sociedad científica argentina Fam. TÍNGITIDAE. Subf. TINGITINA. Div. TINGITARIA. Gen. Leptostyla Stal. Enum. Hem. III, p. 120 et 125 (1873). 123. Lept&stjSa caraielana Berg, n. sp. Ferruginea, capite, pronoto hemely trisque ex par¬ te isabellinis, antennis pedibusque subferrugineis, spinis capitis sat parvis carinisque pronoti pal- lidis, hemelgtrorum area discoidali maxima ex parte, fascia antemedia partís parce dilcitatae rnembranae cos'tae, nervulis nonnullis partís si- nuatcie, nec non vitta oblic/ua lata cid apicem extensa rnembranae, nigris vel obscure umbrinis ; membrana costae bcisi uniseriata, deinde biseriata et prope apicem triseriata et subquadriseriata. Mas segmento cinali utrimcjue infra et ápice impresso. Long. cum hem. 4,5 mm. A ceteris hujus generis vario modo diversa. Ca- put subocellato-punctatum ; bucculis anlice parum prominulis et subcontiguis; spinis valde decum- bentibus, media brevissima, prope apicem capitis sita, lateralibus longis; antennarum articulis duo- bus basalibus simul sumptis longitudine capitis fereaequalis, primo secundo dimidio longiore, ter- tio longissimo, quarto quinquies tanto longiore. Pronotum satis sericeum et areolatum, carinis BERG • NOVA HEMIPTERA ARGENTINAE ET ÜRUGUAYENSIS 201 sórdido flavido-albidis, uniseriatis, lateralibus mox pone médium convergentibus, vesícula utrimque subtriseriata, anlice parum prominula et subtiliter decurva, mémbrana marginali de- colori, medio triangulariter prominula et ibidem biseriato-areolatcí ; ápice pronoti longe triangu¬ lan, albido. Hemelytra ante médium leviter et ad apicem magis dilatata, membrana costae basi uniseriata, deinde usquo ad ultimam partem quintana dislincte biseriata, in ápice tri- aut sub- quadriseriata, area discoidali per dimidium he- melvtri tere extensa, medio triseriata, ángulo a pica I i hemelytri late rotundato. Alae infumatae. Pedes gráciles, íemoribus rufescenti-tinctis, ti- biis ápice tarsisque infuscatis. Patria : Respublica Uruguayensis (Carmelo). De esta especie, que no se coloca bien en ninguna de las divi¬ siones del género establecidas por Stal, poseo un solo ejemplar, que fué recogido en Carmelo (de la República Oriental del Uru¬ guay), por el Sr. D. Rodolfo Amargos. Gen. Monanthia Lep. Serv. (1). Lep. Serv., Ene. méth. X, p. 653 (1825). Stal, Enum. Hem. III, p. 122 et 133 (1873). 124. lorieata Dist. Monanthia loricata Dist., Ann. Soc. Ent. de Belg. XXXII. C.-R. p. LXXXIII (1888). Patria: Provincia Entre-Ríos Reipublicae Argentinae. 1 En lugar de la abreviación St. Fars. et Serv.', usaré en lo sucesivo Lep. Serv. para adherirme, én cierta manera, á las resoluciones del Congreso Zoológico de París, de 1879, la aceptación de las cuales me permito recomendar á todos, por conveniencia de uniformidad. 202 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Por no conocer la especie, que fué descubierta por Van Volxeíi, transcribo la descripción dada por el autor citado : Allied to M. parmata, bul differing principally of the much narro- icer and less target-like processes on each side by the pronotum, which in this'species have more the appearance of broctd lateral brownish-ochraceous margins. The other charcicters are almost abso- lutely identical with those of M. parmata.. — Long. 3 mm. .La descripción de la M. parmata, originaria del Brasil, reza como sigue : Fuscous moltled with paler coloration; antennae excluding apical joint, anterior meirgin, a central longitudinal carina and a large target-like process on each side o f pronotum, brownish-ochraceous . Corium with the venation darh fuscous, its costal margin palé lu- teous with fuscous transverse linear spots, membrcine with an obscure palé spotnear tlie apex. fíody beneath dark fuscous, femara and tcirsi fuscous, ápices offemorci and the tibicie brownish-ochraceous. — Tliis species is rendered very distinct by the target-like process on each side of the pronotum. Fam. ARADIDAE. Subf. ARADINA. Gen. Aradus F.-, Fieb. 125 (170). Aradsis angustellus (Blanch.) Sign. Brachyrhinchus angustellus Blanch. in Gay, Hist. de Chile. Zool. VII, p. 205; 2(1852). Bracliyrhynchus ? [Aradus?) angustellus Stál, Enurn. Hem. III, p. 147, 13 (1873). Aradus angustellus Sign., Ann. Soc. Ent. de Fr. Sér. 4, III, p. 576 (1863). — Walk., Cat. VII, p. 37, 43 (1873).— Berg, 'Anal. Soc. Cient. Argent. VII, p. 44. 170 et Hem. Argent. p. 138, 170(1879). — Bergr., Wien. Ent. Zeit. V, p. 97. 1 (1886). BERG : NOVA HEMIPTERA ARGENTINAE ET URUGUAYENSIS 203 Aradus compressicornis Stal, Enum. Hern. III, p. 136. 10 (1873). Berg, Anal. Soc. Cient. Argent. XII, p. 262. 7 (1881). Patria : Chile. — Respublica Argentina. — Nova Granada. Según las observaciones de Bergroth, las dos especies indicadas en la sinonimia, resultan idénticas. Por lo que se ve, este hemíp- tero tiene una distribución geográfica muy vasta. Subf. BRACHYRHYNCHINA. Gen. Dysodius Lep. Lep., Ene. méth. X, p. 654(1825). — Burm. p., Handb. II, 1, p. 255 (1835). — Spin., Ess. Hém, p. 160 (1837). —A. et S., Héra. p. 304 (1843): — Stá!, Hem. afr. III, p. 31 (1865) et Enum. Hera. III, p. 140 (1873). 126. Iíys»«Iius lunatus (F.) Burm. Acanthia Innata F., Ent. Syst. IV, p. 72. 20 (1794). Aradus lunatus F., Syst. Rhyng-. p. 117. 2 (1803). — Wolff, Ab- bild. Wanz. p. 166. 162, fig. 162 (1800) et Icón. Cira. V, p. 168. 162, íig. 162 (1811). — Guér./ícon. Ins. p. 349, pl. 56. 56, fig. 15 (1838) .' Aradus ( Dysodius ) lunatus Lap., Ess. Hém. p. 54 (1832). Dysodius lunatus Burra., - Handb. II, 1, p. 255. I (1835). — Spin., Ess. Hém. p. 160, 1 (1837). Blanch., Hist. des Ins. III, p. 111, pl. 3, fig. 2 (1840). — A. et S., Hera. p. 30í‘ 1 (1843'. — H. Sch., Wanz. VIH, p. 119, fig. 884 (1848). — Stal, Hem. Fabr. I, p. 95. 1 (1868). — Walk., Cat. Vil, p. 8. 1 (1873).— Stal, Enum. Hem. III, p. 143, 1 (1873). Depodius lunatus Stal, Stett. Ent. Zeit. XXIII, p. 437. 262 (1862). Patria : Brasilia. — Surinam. — México. — Nova Granada. Respublica Argentina. De esta especie, de distribución geográfica muy vasta, he recibido urn ejemplar del Gran Chaco. El Museo de La Plata posee otro ejem¬ plar, que proviene probablemente de Misiones. 20.1 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Gen. Neuroctenus Fjeb. Neuroctenus Fieb., Eur. Hem. p. 34(1861).-- §tál, Enum. Hera. III, p. 140 (1873). — Bergr. , Ofv. Fin. Vet.-Soc. Forh. XXIX, p. 174 (1857). Mezira p. Stál, Hem, afr. III, p. 31 et 35 (1865). 127.(171). lUeiBrocíeinss cesifralis (Berg) Bergr. Bracliyrhynchus centralis Berg, Anal. Soc. Cient. Argent. VII, p. 44. 171 et Hem. Argent. p. 139. 171 (1879). Neuroctenus centralis Bergr., Wien. Ent. Zeit. VI, p. 284 (1887). Patria : Respublicae Argentina et Paraguayensis. Según las investigaciones de Bergroth, mi Brachyrhynchus cen- tmlis pertenece al género Neuroctenus Fieb. El Sr. D. Julio Kos- lowsky ha recogido esta especie, en el año pasado, también en el Paraguay, cerca de San Pedro. Fam; NABIDAE. Subf. NABINA Reut. Bev. d’Ent,. IX, p. 293 (1890). Gen. Nabis Latr., Lap., Reut. Latr., Gen. Crust. etlns. II, p. 127 (1807). Lap., Ess. Hém. p. 11 (1832). Beut., Bev. d'Ent. IX, p. 293 (1890). Subg. Nabis Reut. Rev. d’Ent. IX, p. 294 et 307 (1890). BERG : NOVA IIEMIPTERA ARGENTINAE ET URUGUAYENSIS 205 128 (175). Kabis (Kabis) i»uiieíiiieniiig Blanch. Imbis punctipennis Blanch. -Vide: Berg, Anal. Soc. Cient. Argent. VII, p. 89. 175 etHem. Argent. p. 143. 175 í 1 87 9 . Coriscus punclipennis Stü, Ennm. llera. III, p. 113. 10 et 114.30(1873). Nabis argentinus Meyer-Diir., Mitth. Schw. Ent. Ges. III, p. 177,1 (1870). Coriscus argentinus Stai, Enura-Hem. III, p. 114. 28(1873). Patria: Respublicae Chilensis, Argentina et Uruguaven- sis. Según la exposición que recientemente ha dado Reuter, esta es¬ pecie pertenece al género y subgénero Nabis. La he observado también en Corrientes y en la República Orien¬ tal del Uruguay. 129 (176). U¡T«I»i« (KaSíis) elongatus Meyer-Duer. Nabis elongatus Meyer-Diir., Mitth. Schw. Ent. Ges. III, p. 178. 2(1870). Coriscus elongatus Stal, Enum. Hein. III. p. 114. 29 (1873). — Berg, Anal. Soc. Cient. Argent. VII, p. 87. 176 et Hem. Argent. 144. 176 (1879). Nabis Kinbergii Reut., Ofv. Vet.-Akad. Fórh. XXIX, 6, p. 90, 21 (1872). Coriscus Kinbergii Stál, Enum. Hem. III, p. 113. 16 (1873). Patria: Respublicae Argentina et Uruguayensis. — Aus¬ tralia (Sydney). Pertenece también al género y subgénero Nabis, según la defini¬ ción moderna de Reuter. Lo he obtenido últimamente de Córdoba, Corrientes y Misiones. ( Continuará). LAS VERTIENTES DE AGUA SALADA DE TAPIAS En el mes de Marzo delaño próximo pasado, me trasladé a la Estación Tapias, de la prolongación del Ferro-Carril Central Norte, con el objeto de hacer una inspección ocular y recojer muestras de una agua salada que brota á 6 kilómetros hacia el naciente de , aquella Estación. Después de haber atravesado una región de terreno muy acci¬ dentado por ramificaciones del Aconquija, islas de un aspecto sombrío por la ausencia de céspedes, con abundantes incrustacio¬ nes de sulfato de calcio (yeso), recorriendo la mitad de la jornada por el lecho del rio Tapia, llegué al lugar de las vertientes, acom¬ pañado de un vaqueano y en buenos caballos que galantemente proporcionó el Sr. Adolfo López. Las vertientes están situadas una al frente de la otra, al pié de las barrancas de un arroyo 'extinguido, en medio del cual existe una pequeña corriente de agua salada procedente de otros ma¬ nantiales situados hacia el' oeste y á la cual se incorpora el de las dos fuentes mencionadas para desembocar á muy corta distancia en el rio Salí. En ambas fuentes el agua fluye cristalina, casi á la altura del lecho del arroyo, de las paredes barrancosas, á través de la capa permeable constituida de arena y piedras de un gris azulado (rocas metamórficas (?), á cuya capa sigue inmediatamente otra supe¬ rior de arcilla rojiza de un espesor de dos metros, correspondiente casi á la elevación de las barrancas. De la fuente situada á la izquierda del arroyo que llamaremos LAS VERTIENTES DE AGUA SALADA DE TAPIAS 207 N° l, manan próximamente 9 litros por minuto y 12 litros de la si¬ tuada á la derecha, que designaremos bajo el N° 2. La temperatura de la N° \ , fue de 29°7 C., y la de la N° 2, íué de 2o°5 C., siendo la del aire simultáneamente observada de20°8 C. y 30°8 C. respectivamente, temperaturas que corresponden proba¬ blemente á la de la capa invariable, pues el exceso de la N° 1 es debido á que el propietario ha formado al rededor de la vertiente un contorno de piedras donde acumulándose el agua tiende á equi¬ librar su temperatura con la del ambiente, mientras que en la N° 2 pude observar la del agua que acababa de brotar. Dos muestras de ambas vertientes, que de algún tiempo atrás existían en esta Oficina, en botellas herméticamente tapadas, some¬ tidas al análisis, dieron los resultados siguientes : N” 1 N° 2 Cloruro de sodio . 19.4054 17.7265 Sulfato de sodio . 1.7392 1.5663 « calcio . 0.1789 0.1600 « magnesio . 0.0938 0.0958 21.4173 19.5486 Residuo en 100 gramos de agua salada . 21.4850 gr. 19.6589 gr. Verificado el análisis de la muestra que personalmente reeojí, obtuvimos la composición siguiente : Cloruro de sodio . 19.3909 Sulfato de sodio . 1.7310 « calcio . 0.2018 « magnesio... . 0.0951 21.4188 Residuo en 100 gramos de agua. 21.5434 gr. Como se vé, este resultado concuerda sensiblemente con el ante¬ rior, á pesar de las épocas diferentes en que se obtuvieron las muestras, estabilidad de composición que revela la ninguna in¬ fluencia que las lluvias ejercen sobre dichas vertientes. Resulta, pues, de estos análisis, que el agua salada de Tapia co¬ mo las demás que existen en esta Provincia y sobre las cuales ha hecho trabajos científicos elSr. Federico Schickendantz, son dignas de llamar la atención de los especuladores, pudiéndose obtener con 208 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA un beneficio, en bases científicas, una sal de cocina incomparable¬ mente más pura que las mejores de importación. El propietario de las salinas no solo aprovecha una parte muy re¬ ducida del agua, sino también practica un método muy rutinario de obtención, esencialmente criollo. Con tal objeto, usa el Sr. Ro¬ dríguez 18 ollas de hierro, cada una de 5 litros de capacidad, las cuales distribuye en dos filas paralelas, las ceba con agua salada basta un cierto tiempo y alimenta el fuego basta la completa eva¬ poración. En el fondo de las ollas queda un casquete esférico de sal que se saca para ser entregado al comercio. De estos casquetes cuyo peso es de 2 kilógramos próximamente, se obtienen 36 al dia ; cantidad limitada, según el Sr. Rodríguez, por la escasez pecuniaria para hacer la explotación en mejor forma y en mayor escala. Oficina Química de la Provincia de .Tucuman, Tucuman, Setiembre de 1892. Eugenio Tornow. MONOGRAFÍAS DK VISITADOS POR LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Inauguramos hoy, con el trabajo que se encuentra en este mismo número, sobre el importante establecimiento frigorífico Sansinena, una série de monografías ó descripciones de estable¬ cimientos industriales y obras públicas, notables del país, que nos proponemos ofrecer periódicamente á los lectores de los Anales, á medida que se verifiquen las interesantes visitas que los motivan. AI aceptar con toda decisión y una firmeza de propósitos en el bien que quizás será su único mérito, una tarea tan honrosa cuanto por arriba de nuestras escasas fuerzas, cediendo, es cierto, á impul¬ sos de sentimientos é-ideas que se inspiran tarito en el muy sincero afecto que nuestra benemérita Sociedad Científica nos merece, como en nuestra convicción profunda acerca de los resultados fecundos que, tras de una labor que podrá ser todavía ardua, pero nunca estéril, — se deben esperar de su levantada prédica, de donde deriva por parte de aquellos que á ésta estamos vinculados — el deber de contribuir, en la. medida de nuestras fuerzas, á esa propaganda activa, trayéndole si fuera necesario nuestro tributo de tiempo y de labor; al aceptar, decíamos, el delicado cargo, solo heñios pensado traer á tan noble obra, como es la del progreso científico del país, u-na contribución muy modesta y esclusiv ámente de labor. Al echar manos á la obra, no ignoramos sus dificultades, ni los AJÍ AL. SOG. CIÉNT. ARG. T. XXXIV 11 210 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA deberes que entraña la colaboración á un órgano de la importan¬ cia de estos Anales, órgano del primer centro científico del país. Pero el hecho mismo de la elección que la dignísima J. D. tuvo *á bien hacer recaer en nuestra humilde persona, cuando tantos otros, con- mayores títulos, con honrosos antecedentes, competen¬ cia y autoridad probadas, se indicaban para tan delicada comisión nos ha autorizado á pensar que los deseos de aquella, en cuan¬ to á la amplitud de estos trabajos, eran susceptibles de encuadrar¬ se dentro de un marco más modesto, sin por eso hacerlas des¬ merecer en los resultados que ellas pudieran esperarse. Además, y ¡o declaramos con toda ingenuidad, nos anima también la esper.anza de poder esperar la benévola indulgencia de nuestros lectores, siquiera en obsequio á la sinceridad de los móviles que dejamos expresados. Ahora bien, dada la importancia misma de un trabajo como el que se trataba de realizar, y teniendo además presente la cir¬ cunstancia de’ pensarse* según nos lo manifestó el digno presi¬ dente de la Sociedad Sr. Ingeniero Duclout, al honrarnos con esta comisión, en reunir algún dia tales monografías en un conjunto que, aunque modesto, podría quizás constituir una fuente segura para las investigaciones científicas, se hacía necesario procurar siquiera someter tales trabajos á cierto plan ó programa unifor¬ me que nos sirviera de guía. Yamos, pues á exponer en seguida y con la mayor brevedad, dicho programa; por lo demás, al respecto, nada mejor que la misma lectura de la primera de nuestras monografías, que hemos procurado ajustar en lo posible al pian en cuestión, por cuya razón nos permitimos remitir á ella á nuestro lector. Ante todo, y bien poseídos de toda su importancia, en trabajos de la índole del que nos proponemos llevar á cabo, nos hemos im- ’puesto como primera condición, la más rigurosa exactitud en Ios- datos y hechos consignados en nuestras descripciones. Tal será la norma invariable á que procuraremos sujetarnos, hasta en el lenguaje mismo, pues no basta consignar hechos exac¬ tos: es menester expresarlos de la manera más precisa. Por lo demás, en esa primordial condición podrá radicar nues¬ tro mérito, si lo hubiera ; ella únicamente podrá compensar la na¬ tural deficieneia de estos trabajos del punto de 'vista de la crítica 6 autoridad propia del autor, pues en tal orden de ideas, tan esen¬ cial sin embargo y que tanto contribuye al merecimiento de tra- MONOGRAFÍA DE ESTABLECIMIENTOS INDUSTRIALES 211 bajos de esta índole, apenas si nos será posible ofrecer al lector lo poco que la observación y el estudio pudieran sugerirnos, así como, de vez. en cuando, las deducciones ó consecuencias de he¬ chos interesantes que nos permitiéramos poner de relieve. En pocas palabras, observar con atención, exponer con fidelidad y describir con precisión, sin omitir cuando el caso se presentara, las observaciones que sugiera el sano criterio : hé ahí, condensa- do, nuestro programa, que se dirige exclusivamente á realizar una compilación esmerada que pueda ser de alguna utilidad para las investigaciones futuras. Pensamos, además, que sin hacerlos desmerecer en lo más mí- . nimo, en cuanto á sus requisitos científicos, es posible dar á traba¬ jos de la índole de éstos, cierta amenidad, que haga más fácil su lec¬ tura, más aun, que la haga interesante ; y.es esta otra de las con¬ diciones que nos hemos impuesto y desearíamos realizar. . • En este mismo orden de ideas, á la vez que respondiendo á un interés verdadero nos preocuparemos también, aunque brevísima- mente, de la parte relativa al desarrollo histórico de las-diferentes industrias que se ofrezcan á nuestro estudio. En cuánto al orden de exposición, preferiremos, cuando se hable de la descripción de establecimientos industriales, el mismo ‘de la elaboración fabril, que es el más natural y responde también á la condición que dejamos consignada; pero esto no nos privará cuando se presentara la oportunidad, de intercalar alguna digre¬ sión interesante relacionada con la cuestión, ofreciendo así el nece¬ sario descanso al espíritu, que pronto se fatiga con las descripcio¬ nes áridas, especialmente en materias como éstas, en que los nú¬ meros, los datos exclusivamente técnicos son los que predominan. Sin embargo, como estos trabajos se dirigen principalmente á los hombres de estudio, y para evitar el defecto contrario, tendremos bien presente las exigencias del método á que necesariamente ha de sujetarse todo trabajo sério de índole científica; con cuyo objeto separaremos con el debido criterio, no sólo los puntos principales de nuestra exposición, sino que subdividiremos estas partes por medio de párrafos, con títulos apropiados, mas sin interrumpir por ello el hilo de la exposición. De esta manera se satisfacen .diferentes’ é importantes requisitos : a ba vez que se hace más fácil é interesante- su primera lectura, se facilita considerablemente el trabajo de investigación que general¬ mente se reserva para la segunda'lectura. 212 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA' ARGENTINA Procuraremos también, en lo posible, acompañar á nuestras des¬ cripciones con planos generales ilustrativos y aun particulares ó de detalles, cuando algunas instalaciones interesantes así lo requieran. Además, con el propósito de íacilitar la comprensión, del asun¬ to, evitando al lector del trabajo ímprobo de recurrir á las fuen¬ tes, precederemos á veces ciertos puntos principales con una ligera reseña expositiva del estado de la cuestión á que se refieren. Finalmente, tampoco olvidaremos los. datos biográficos f, cuan¬ do nos sea posible, adjuntaremos á nuestro trabajo una breve lista de las principales obras de consulta ó fuentes referentes á la cuestión. Tales son, pues, las líneas generales del programa que nos pro¬ ponemos desenvolver, y que nos esforzaremos por llenar cum¬ plidamente, en la medida que nuestras escasas fuerzas nos per¬ mitirán. ' F. B. FÁBRICA «LA NEGRA» ‘de la COMPAÑÍA SANSINENA DE CARNES CONGELADAS (Visitada por la Sociedad Científica Argentina el 18 de Setiembre de 1892) . BREVÍSIMA RESEÑA HISTÓRICA El interesante establecimiento frigorífico que nos proponemos describir (1) solo data de unos pocos años atrás; pero si su histo¬ ria es breve, no es menos honrosa, pues que tan corto tiempo le ha bastado para alcanzar uno de los primeros rangos entre los establecimientos similares del país. Ventajosamente situado sobre la margen derecha del Rio Matan¬ zas, ála altura del puente del F. C. S., encontrábase ya establecido, en 1883 un importante matadero y graseria llamado «La Negra» y perteneciente al Sr. D. Juan Pablo Olivier, quien, en dicha época, la trasfirió á los señores Gastón Sansinena é hijos que, sobre su base, fundaron un establecimiento frigorífico. En 1885, la empresa sufrió una primera transformación y tomó la razón social Simón Gastón Sansinena (uno de los hijos) y Ca. (1) El lector encontrará, en otra sección de este número de los «Anales», algunas palabras explicativas respecto del plan ó programa á que obedece este trabajo, •que es el primero de una serie de monografías ó descripciones de establecimien¬ tos industriales y obras públicas visitados por la Sociedad Científica, que aparecerán periódicamente en lós «Anales». 214 ' ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Inauguróse entonces la primera instalación frigorífica de la fábrica, que funcionaba con el sistema de producción del frió por el aire comprimido, instalación que actualmente se está transformando para adaptarla al sistema de congelación hoy empleado. Finalmente, en 1891 , la empresa debía recibir una última trans¬ formación, por la constitución de una sociedad anónima, la Compa¬ ñía Sansinena de carnes congeladas; con un capital de 2.000,000 pesos oro, que podrá elevarse hasta 3.000,000. En esa época se cambió, por las razones que explicaremos más adelante, el sistema de congelación, adoptándose el del amoníaco que hoy funciona con todo éxito. El Director-Gerente déla actual compañía és el Sr. D. Francisco Sansinena, que formaba antes parte de las dos primeras razones sociales de la empresa, y que ha sido y es hoy su principal coope¬ rador. El Director interno de la fábrica ha sido y es aún el Sr. Olivier ya nombrado; y su ingeniero, el Sr. H. Birkett. Hoy «La Negra» se halla en plena prosperidad ; y si á ello han contribuido las condiciones tan favorablemente propicias del medio en que se ha desenvuelto, no menos se debe á la perseverancia y hábil dirección de los señores Sansinena, por cuya razón nos es grato tributarles desde ahora el justiciero aplauso que tan no¬ table éxito merece. SITUACION Y DISTRIBUCION GENERAL No pudiendo presentar al lector un plano general del estableci¬ miento, del que deseamos, sin embargo, dar una idea exacta y completa, nos vemos obligados á suplir esa falta por medio de una descripción suficientemente detallada, para que el lector pue¬ da reconstruir por sí mismo dicho plano. Situación. — Hemos dicho ya.que la fábrica «La Negra» se encuen¬ tra ventajosamente situada sobre la márgen derecha del Rio Matan¬ zas, á la altura misma del puente del F. C. del S., entre éste y el de la Ensenada,, que cruza como unas dos cuadras más abajo. Esta si¬ tuación procura, en efecto, á «La Negra» facilidades notables de FÁBRICA « LA NEGRA »' 215 comunicación: primero con la ciudad, por medio del puente car¬ retero de Barracas que desemboca en la calle General Mitre, á unas tres cuadras escasas del establecimiento; segundo, con el interior de la provincia, ó de la República misma, si fuera necesario, gracias al ferro-carril del Sud, con cuya Estación Barracas al Sud linda precisamente la fábrica, y al de la Ensenada, por su Estación Iglesias, que queda á pocas cuadras de distancia; y ter¬ cero, con el ultramar, pues en ese parage el Rio Matanzas ofrece un embarcadero cómodo y su navegación aguas abajo hasta el Riachuelo propiamente dicho, donde hay aguas hondas, es muy práctica para los vaporcitos de poco calado que usa la empresa en el primer trasporte hasta los trasatlánticos. Terreno. Edificación. — • El establecimiento « La Negra » ocupa un terreno algo irregular y orientado perpendicularmente al Rio Matanzas, tiene más de una cuadra de frente por unas tres de fondo ; ese terreno linda al Este con la Estación del F. C. del Sud. Sobre él se encuentran distribuidos según vamos á explicar en se¬ guida, varios cuerpos de edificio, parte de ellos de construcción antigua, los que pertenecían al primitivo establecimiento del Sr. Olivier, y de construcción más reciente y esmerado los demás. Galpones, corrales , etc. — En el fondo del terreno, cerca de una gran tranquera de entrada, hallamos primero hácia la derecha, mirando al fondo, un pequeño galpón de madera techado en zinc, donde.se alojan 35 peones del establecimiento, y á su izquierda otro mucho mas vasto (unos setenta metros por cuarenta) d-e ma¬ dera y techado en zinc también con pisos bajo y alto, ocupados el primero por los corrales cubiertos para carneros, y el segundo por un gran depósito para cueros secos. Arrancando de la tranquera de entrada parte hácia el Rio Ma¬ tanzas un camino de unos veinte metros de ancho y unas dos cua¬ dras de largo que termina en el establecimiento propiamente dicho, y á cuyos dos lados encontramos sucesivamente, volviendo hácia el Matanzas y mirando siempre al fondo: á la derecha, una esta¬ cada para. secar los cueros, un horno para quemar ’ detritus, cor¬ rales para carneros y cerdos, un vasto galpón de madera ocupado por la caballeriza, la cochera, un departamento de peones, la car¬ pintería y depósito de máquinas, y finalmente una casilla grande de madera donde se encuentran los éscritorios y habitaciones para 216 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA empleados ; á la izquierda, un grande alfalfar que ocupa unas dos cuadras superficiales destinado á la alimentación de la caballada del establecimiento, un largo galpón de madera para alojamiento de 120 peones y un pequeño corra! para vacunos con su corres¬ pondiente brete para la matanza. Edificios principales.— Llegamos así á los edificios principales del establecimiento que consisten en varios galpones distribuidos paralelamente, en el sentido perpendicular al Rio Matanzas. . Tenemos primero, en el centro, un vast) edificio ó galpón, de más de ciento veinte metros de largo, por unos cuarenta de ancho, y de poca altura., con paredes fuertes de manipostería y cubierto de zinc sobre armadura curva de madera. En ese cuerpo, que fué inaugurado en 1885, se halla desde esta época el matadero, ocupan¬ do este algo más de la mitad de su largo y la parte restante el anti¬ guo y actual oreadero y las primitivas cámaras y depósitos de con¬ gelación, á cuya izquierda (siempre mirando al fondo), dos galpones mas chicos pegados al cuerpo principal, destinados á los motores, generadores y á la herrería, completaban antes la primitiva insta¬ lación de la fábrica. A la derecha del cuerpo central, separado de él por unos pocos metros* se encuentra otro cuerpo más alto de unos, ochenta me¬ tros de largo por treinta y cinco de ancho, techado en zinc con una grañde armadura de madera de dos vertientes, en el cual se en¬ cuentran las nuevas cámaras y depósitos frigoríficos que, según sabemos, funcionan desde 1891, y los departamentos de máquinas y de carpintería ; en prolongación de este cuerpo hácia el Matan¬ zas, hay un galpón mucho mas bajo y corto, techado también en zinc, que formaba parte de la antigua graseria, y destinado hoy al mismo objeto, constituyendo los departamentos de graseria y de oleo-palmitina ; finalmente, siempre en prolongación, tene¬ rnos otro galpón chico techado en zinc con armadura curva que llega hasta cerca del Matanzas, destinado para depósito de la gra¬ seria. A la izquierda del cuerpo central, se hallan todavía dos casillas grandes de madera elevadas sobre pilotes, destinadas á comedores y depósitos. Servicios accesorios. — Solo nos quedaría, para completar el con¬ junto de las diferentes instalaciones de la fábrica, citar una que FABRICA « LA NEGRA » 217 otra dependencia de menor importancia, el muelle de madera por el cual se efectúa el embarque, un gran depósito de agua, muy elevado, para el servicio de limpieza y de incendios, un puen¬ te superior para el ascensor, del que hablaremos más adelante, una casilla con balanza-báscula; toda una red de vias férreas para zorras, etc., etc. MATANZA Pasemos ahora á la descripción general de las diferentes insta¬ laciones de la fábrica y de su funcionamiento, en la cual, hemos de seguir, como orden de exposición, el mismo de la elaboración fabril, que es el más natural. Corrales. — En el orden, pues, de la elaboraciún fabril, lo primero que se encuentra en todo establecimiento del género del que nos ocupa, es el lugar ó recinto destinado á recibirlos animales des¬ tinados á la faena y á darles albergue durante el primer estacio- miento que, para el indispensable descanso de su carne, han de sufrir durante diez ó doce dias, es decir, el corral. Ya sabemos que en el interior de la fábrica existen corrales al aire, para carneros y vacunos, y cubiertos para carneros; en los primeros pueden encerrarse hasta 2500 carneros y 150 vacunos, y en los últimos unos 3000 carneros ; también existen corrales para cerdos. Potrero. — Pero además de estos corrales, que son para los anima¬ les destinados á la faena diaria, el establecimiento posee, á unas veinte cuadras liácia el interior, un gran potrero en el cual se reci¬ ben primero los animales y donde se les hace descansar el tiempo necesario, antes de traerlos á la matanza. Matanza y matadero. — Llegamos ahora al departamento donde se faenan los animales, es decir, af matadero. En el matadero sufren los animales, la primera operación de la matanza, cuya importancia se comprende sin gran esfuerzo, puesto que ella es aquí la base ‘de toda la elaboración fabril. Esto explica que los señores Sansinena hayan, desde el principio. 218 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍEICA ARGENTINA puesto particular empeño en colocar el matadero «La Negra», so¬ bre el pié que verdaderamente debe tener tan importante sección, no solo destinándole un vasto y apropiado local, como ya sabemos y consultando en su distribución interior, la facilidad de las ope¬ raciones numerosas que en él han de practicarse, sino también respetando las prescripciones mismas de una higiene escrupulosa y bien entendida, satisfaciendo así á una exigencia primordial en establecimientos de esta índole, tan expuestos de suyo á pecar por este lado. Especialidad de la faena en « La Negra».— Conviene observar, an¬ tes de entrar en los detalles de la instalación délos mataderos, que ellos han sido proyectados principalmente en vista de la faena de los carneros; sin embargo, háse reservado en ellas, aunque en escala mucho menor, locales destinados particularmente á la ma¬ tanza del ganado vacuno y también del porcino. En efecto, la especialidad de éste, como de todos los estableci¬ mientos frigoríficos en general, entre nosotros, es la congelación dé la carne de carneros, la única que haya dado hasta hoy, comer¬ cialmente, resultados prácticos en Sud América, por dos razones: primero, porque nuestras carnes congeladas (es decir, enfriadas á 10 ó t2°) de vacunos no podrían hoy sostener la concurrencia con la carne de vacunos simplemente refrigerada (á 2 ó 3o sobre 0o) de los Estados Unidos que la producen en gran cantidad, y se hallan mucho más cerca de Europa que nosotros, sin tener tampoco que cruzar 1a. línea equinoccial ; y además, porque esa carne no pue¬ de aún, por su calidad, satisfacer á las exigencias de los consumi¬ dores europeos. Sin embargo, es probable que á los carneros, agre¬ guen pronto los cerdos congelados nuestras fábricas; es á- lo me¬ nos lo que piensa hacerse dentro de poco en «La Negra». Entre nosotros, hasta hoy no se ha prestado, indudablemente, á tan im¬ portante cria como es la del cerdo la atención que merece y de que han ofrecido un testimonio elocuente los mismos Estados Unidos, que tanto provecho han sacado de ella. Constatemos, de paso, la saludable reacción. • La mayor parte de los carneros faenados en «La Negra» son na¬ turalmente destinados al consumo estrangero ; los demás son para el consumo local (Capital y -alrededores), es decir, destinados al abasto, como también la mayor parte dé los vacunos y cerdos. Actualmente, se matan en '«La Negra» 600,000 animales ovinos FÁBRICA « LA NEGRA )) • 219 por año, de los cuales se congelan 450,000; mas, pronto y merced á la trasformacion de las primitivas cámaras y depósitos de que hemos-hablado, estos dos números alcanzarán á 800,000 y 600,000, respectivamente. En cuanto' á los vacunos y cerdos, se faenan en cantidad muchísimo menor, pensando llegarse en breve á 1000 cerdos por mes. Instalaciones del matadero y operaciones de la matanza. — Volva¬ mos ahora á nuestra descripción. Consta el matadero «La Negra», de varios corrales para car¬ neros, en los cuales se echan los animales antes de la matanza, y de dos áreas especiales,, llamadas playas, donde se efectúa ó acaba la matanza: una, la mayor, para los carneros destinados á la con¬ gelación; otra, la menor, para los vacunos (á congelar ó nó) y los carneros de abasto. Además, existe también un pequeño recinto destinado especialmente á la matanza de los cerdos. Ahora bien, tomemos un carnero de los destinados á la congela¬ ción, los únicos que nos interesan, en el momento en que, ha¬ biéndole llegado el turno en la labor incesantemente repetida, es sacado del corral que se acaba de citar; y veamos á qué série de operaciones se le somete en este primer departamento del matadero. El animal es primero compelido y encerrado en uno de los bretes que bordan la playa y en los cuales se encuentran los carniceros; entonces, uno de éstos. lo toma echándolo sobre una mesa especial, y lo mata allí á cuchillo, haciéndolo en seguida rodar hasta el pa¬ vimento. El animal está entonces muerto, pero la operación de la matanza no ha concluido del todo. En efecto, del pavimento el carnero es alzado por un peón que lo lleva hasta un pequeño banco , sobre el cual lo coloca con el objeto de (¡arrearlo, ó sea de sa¬ carle la piel hasta la rodilla, hecho lo cual, otro peón toma nue¬ vamente el animal y lo suspende de un gancho dispuesto á ese efecto, para acabar de sacarle la piel y de abrirlo completamente y extraerle el sebo interior y las visceras. Con esto concluyen completamente las diferentes operaciones que comprende la ma¬ tanza. Sin embargo, el carnero no se encuentra aun listo para ser so¬ metido á la congelación, y debe sufrir otra operación prévia más,, la del oreado de que hablaremos más adelante, pues debemos agregar, aquí mismo, algo acerca del estado en que se. encuentra el carnero antes de ella. 220 ANALES DE . LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA En efecto, ese estado no es siempre el mismo, porque mientras unas veces el carnero se halla completamente desprovisto de visce¬ ras, otras y las más, tiene al contrario el pulmón, el hígado y el corazón adheridos naturalmente. El último caso ocurre exclusivamente en los carneros destinados al mercado francés, "que es el principal de la fábrica, y á conse¬ cuencia de una medida reciente con 'que las cámaras francesas han creído deber gravar el comercio de carnero importado; acerca de elia nos permitiremos una breve digresión que creemos jus¬ tificada, porque se refiere á una cuestión que ha afectado y afecta aun considerablemente nuestro comercio de exportación. La cuestión del carnero en Francia. — La medida de que hablamos, parece haber sido una de las consecuencias de la reciente evolu¬ ción económica francesa hácia ql proteccionismo, que busca en las trabas impuestas al comercio extrangero la prosperidad del pro¬ pio, pero que muchas veces produce resultados completamente opuestos, como parece haber sucedido en- este caso. En efecto, á principios del corriente año, uno de los campeones del proteccionismo francés en la cámara de diputados, propuso, con el carácter aparente de medidas precaucionales: Io que se prohibiese la entrada en Francia de todo carnero muerto que no tu¬ viera adherido naturalmente la parte de las visceras; 2o que se exigiera, para su expendio público, el prévio descuartizamiento (división en cuatro cuartos) de dichos carneros. No fué sin sublevar la más viva resistencia que la medida triun¬ fó. Por una parte, el mismo ministro déla agricultura, se opuso á ella á todo trance, señalando los peligros que á consecuencia de ella podrían sobrevenir; por otra parte, una fracción considerable de la prensa la combatió con ardor. En cuanto al comercio de carne congelada, puso naturalmente el grito en el cielo, creyendo ver en la nueva medida injustas trabas para crearle dificultades; y efec¬ tivamente, ella no solo le iba á ocasionar un fuerte aumento de mano de obra, sino que también iba á hacer desmerecer su carpe, por la exigencia del descuartizamiento, ante la de abasto, en el étalage que de ella hacen los carniceros, tan radicado en el uso francés. Sea lo que fuese del móvil real de la tal medida, el hecho es que el asunto produjo durapte varios meses una gran agitación que todavía po *se ha calmado; aun en el congreso internacional de FÁBRICA (( LA NEGRA 7) 221 Anvers (agosto del corriente año), él dió lugar á un importante trabajo, apoyado en datos estadísticos, presentado por M. René La- fabrégue, persona muy competente en la materia, con el título de Le tarif des douanes frangaises et la question du mouton, estudio que hemos tenido la oportunidad de leer y en el cual se condena la medida de las cámaras francesas. Pretendióse ver en efecto, por muchos, en el fondo del asunto en cuestión, únicamente el propósito de favorecer la unión de los gran¬ des mataderos de París, que, por la disminución del rebaño francés estaban amenazados de hallarse desprovistos, si no se abría las puertas de Francia al carnero en pié extrangero, á cuyo fin úni¬ camente,- decíase, se creaba trabas al carnero importado. Hicié- ronse también las más tristes predicciones acerca de las consecuen¬ cias que podía acarrear la admisión del rebaño extrangero, cuya entrada hasta entonces siempre se había prohibido para evitar la contaminación por las pestes del hermoso rebaño francés, hasta aquel dia preservado de ellas, gracias á esa precaución. Pero lo más triste del caso fué que los funestos presagios de la oposición no tardaron en realizarse, que al poco tiempo una ter¬ rible invasión de fiebre aftosa traida por los carneros alemanes, diezmó el rebaño francés en una grande estension del territorio. . . y que el comercio del carnero importado, á pesar de las injustas trabas, no cesó de prosperar dia á dia, habiendoya alcanzado hoy el favor de numerosos consumidores europeos. Pero volvamos á nuestra interrumpida descripción. Oreadero. — Terminadas las diferentes operaciones relativas á la matanza, según ya hemos explicado, el carnero no está aun lis¬ to para ser sometido á la operación de la congelación. Es necesario primero hacerlo pasar por el colgadero ú oreador, vasto local, con¬ tiguo al matadero, y provisto de un número de ganchos suficientes para colgar 2500 carneros á la vez, en el cual estos permanecen simplemente suspendidos al aire, por espacio de un dia más ó menos, para orearse perfectamente, después de lo cual solamente pueden pasar á las cámaras frigoríficas. Ascensor y puente. — Instalado en el oreadero mismo, se encuen¬ tra un ascensor que consiste en una cadena sin fin provista de pla¬ tillos de lata de forma adecuada, en los cuales se colocan los car¬ neros. 222 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Este ascensor cuyo movimiento es comunicado por la trasmisión general del establecimiento, permite alzar los carneros hasta el ni¬ vel de las cámaras frigoríficas, que se encuentran elevadas sobre el suelo, trasportándolos al mismo tiempo mediante un puente ele¬ vado, hasta una escotilla practicada en la pared del edificio del nuevo departamento de congelación que, como sabemos, está sepa¬ rado del matadero. Por el ascensor pueden subirse más de 600 carneros por hora. Matanza de los vacunos.— Antes de entrar á la importante opera¬ ción de la congelación, debemos agregar unas pocas palabras acer¬ ca de cómo se practica la matanza en el caso de los vacunos. Los vacunos son muertos en el mismo corral que, como sabe¬ mos, tiene el correspondiente brete, y de allí trasportados en zor¬ ras sobre rieles de hierro hasta el matadero. Llegados, entonces á la playa que ya hemos citado antes, son inmediatamente colgados de unos ganchos que forman parte de un sistema de suspensión y trasporte mecánico que permitía primitivamente llevar las reses, una vez trabajadas (análogamente á lo expuesto para los carneros), hasta las cámaras ; hoy mismo todavía, ese sistema de trasporte permite acortar muchísimo la distancia del matadero á las nue¬ vas cámaras. También se ha hecho uso de la misma instalación para el trasporte de los cerdos. CONGELACION Llegamos, en fin, á la importante operación de la congelación que es la que caracteriza verdaderamente el trabajo especial en los establecimientos frigoríficos. Entre los numerosos problemas surgidos con motivo de la im¬ portante cuestión de la conservación de la carne., pocos tan intere¬ santes, como el de la conservación de la carne al estado fresco mediante la congelación. El tiene su historia — relativamente corta, puesto que se trata de un invento contemporáneo — pero de se¬ guro interesante para nosotros, ya que tan importante papel ha desempeñado y desempeña aun en ella la RepúblicaArgentina. Por eso nos hemos de permitir, antes de entrar de lleno á la des- FÁBRICA « LA NEGRA 5) 223 cripcion de Ja instalación frigorífica de «La Negra », presentar a nuestros, lectores un breve resúraen de tan 'importante cuestión. Origen é historia del problema de la conservación por el frió. — Entre las grandes cuestiones de orden económico que más afectan la existencia de los pueblos, ninguna tan trascendental como la que se relaciona con la alimentación de las clases sociales : y entre los grandes problemas que ella había planteado y cuya so¬ lución se imponía ya á mediados del siglo, en los viejos pueblos europeos, ejercitando el estudio y la inventiva de los sabios, en¬ contrábase muy importante hacer contribuir á los países en que la población animal es numerosa, á la alimentación de aquellos en que la población humana es muy densa. La solución de tal problema sería fácil dice M. Bouley, miembro del Instituto de Francia, « si los animales destinados á la alimen¬ tación pudieran ser trasportados vivos, desde los países que los producen con exceso, relativamente á las necesidades del consumo local, hasta aquellos en que, al reves la producción animal es in¬ suficiente; mas dos causas principales se oponen al trasporte de los animales vivos : poruña parte, las largas distancias; por otra parte, el peligro de la importación de las pestes. Imposible de traer económicamente de Europa los bueyes vivos de procedencia americana. « Y en cuanto á la población vacuna' de las estepas de Rusia, de Asia, qüe podría ser para la Europa Occidental una fuente tan pre¬ ciosa, el temor de la peste se opone á su. importación en pié. No pudiendo trasportarse vivos los animales desde los países que los producen hasta los que deberían consumirlos, el problema á resol¬ ver es, pues, el de la conservación de su carne durante el tiempo que necesariamente debe, exigir su trasporte. Ese problema ha sido abordado más de una vez, y numerosos son los procedimientos á que se ha recurrido ó que han sido aconsejados para impedir la descom¬ posición de las carnes y hacer que pudieran servir á la alimenta¬ ción del hombre. » En efecto, sabido es cuan numerosos y variados eran los medios puestos á contribución desde tiempos inmemoriales con ese objeto de la conservación. Digamos no mas, de paso, que ellos podían referirse á tres categorías principales : Io concentración y deseca¬ ción; 2o antisépticos y antipútridos; y 3o eliminación del aire; sin contar otras de orden secundario y auxiliares. 224 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Además, agreguemos que estos diversos procedimientos tienen, respectivamente, su fundamento precisamente en tres de las cuatro condiciones que invariablemente presiden á la descomposición de las materias orgánicas, ó fermentación pútrida, permitiendo el desarrollo de los organismos inferiores que la originan: 1° pre¬ sencia de agua ó humedad ; 2o presencia de un fermento organi¬ zado; 3o intervención del oxígeno ó aire; y 4o cierto grado de ca¬ lor; condiciones indispensables, todas, para la producción de dicha descomposición. Pero si bien los tres procedimientos mencionados satisfacían in¬ dudablemente á diferentes y apreciados requisitos, ellos ofrecían el inconveniente de no constituir una alimentación ordinaria para las poblaciones, por alterar más ó menosel estado de la carne. En una palabra, dichos medios no resolvían aun el problema de la conservación de la carne en estado fresco, por considerable que fuera el trayecto que hubiere que hacerle recorrer. Mas aun, los países más indicados tanto por su riqueza en ganados cuanto pol¬ la misma escasez relativa de su población, eran los sud-america- nos, los del Rio de la Plata especialmente; y para llegará ellos había que cruzar el Ecuador, circunstancia que aumentaba la complicación del problema. Sin embargo, el problema no era ipsoluble, porque no se había apelado aún, á lo menos en condiciones satisfactorias, á un medio- muy natural ; — el que se basa en la última de las con¬ diciones enumeradas anteriormente, que presiden al fenómeno de la fermentación: — hoy, puede decirse que el problema está resuel¬ to de una manera casi completa por el empleo del frió, que priva á los gérmenes ó fermentos del calor que les es indispensable, co¬ mo medio de conservación, ó sea por la congelación . Desde tiempos inmemoriales, puede decirse, practicábase ya el empleo del frió como medio de conservación de las carnes. Tres son los procedimientos de producción del frió, basados en el empleo directo del hielo natural 6 de la nieve, en el de las mez¬ clas frigoríficas, %que aprovechan el frió debido á la disolución de ciertas sales, y en el del hielo artificial. El último es el que debía permitir resolver el importante pro¬ blema, gracias especialmente al invento de aparatos fundados en la aplicación de las propiedades de algunos líquidos (como el éter metílico, el amoníaco, etc.) de producir un gran descenso de tem¬ peratura al pasar rápidamente, del estado líquido al gaseoso, que FÁBRICA « LA NEGRA » 225 han permitido fabricar el hielo artificial en cantidades considera¬ bles y que han sugerido otros aparatos, simples modificaciones de ellas, por medio de los cuales se ha podido producir el frió artificial¬ mente, en condiciones de poder constituir verdaderas atmósferas de aire frió en las cuales la vida de los fermentos es imposible (1). Las máquinas de este género primero construidas fueron las de Carré en Francia, que funcionaban con el ácido sulfúrico ó el amoníaco . Posteriormente, también se han construido grandes aparatos motores, para la producción del frió por la rápida expansión en una atmósfera friadel aire comprimido. El sistema fué también inventado en Francia por Gifíard ; pero la patente fué comprada por los ingleses que, desde entonces, la monopolizaron. A ese sistema pertenecen la máquina de Hall, etc. Mas el problema del trasporte á larga distancia de la carne fres¬ ca, por la congelación, fué resuelto, por pr imera vez, por el inge¬ niero Carlos Tellier, director de la Usina frigorífica (para hielo) de Auteuil, Francia, donde él hizo sus primeros experimentos, ba¬ jo los ojos de una comisión de la Academia de Ciencias, que aprobó sus resultados. El lector recordará sin dúdalas célebres é infructuosas expediciones del Frigor ¿fique , primero, y del Paraguay, más tarde. El Frigorifique salió de Rouen el 23 de Agosto de 1876 y llegaba á Buenos Aires á los MO dias trayendo un cargamento de carne fresca, perfectamente conservada, por un frió de 0o producido por la evaporación del éter metílico; á la vuelta puso 85 á 90 dias y pudo comerse en Europa carne, perfectamente conservada, de Bue¬ nos Aires. (1) Tomemos nota, de paso, de la coincidencia de la llegada á Buenos Aires, justamente cuando esto escribimos, del eminente sabio brasilero Dr. Freire, Director del Instituto bacteriológico de Rio de Janeiro, con el objeto precisa¬ mente de ensayar y procurar implantar aquí un importante sistema de con¬ servación de su invención, que según parece, se funda en «cambiar h atmósfera, formando otra artificial alrededor de las materias alimenticias, sin que inter¬ venga para nada ningún elemento líquido ó sólido ni que pueda producir una acción dañosa». (La Prensa, N° 8041). En estos dias, el 25 de Octubre, debe ser experimentado el procedimiento que, según se dice, no altera en nada al sabor ni las propiedades nutritivas de la carne; El hecho de ocuparse una autoridad de la talla del *Dr. Freire de hallar una nue¬ va solución á un problema que hoy ha recibido una tan completa como es la de la congelación, demuestra toda la importancia de la cuestión. ANAL. SOC. CIENT. ARG. T. XXXIV 15 226 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA • El problema estaba resuelto científicamente, pero no económi¬ camente, porque debido ásu mala organización, la expedición fué desastrosa ; otro tanto ocurrió en la expedición del Paraguay y, por análogas razones quizás, esta vez se había cambiado el sis¬ tema primitivo de congelación por el éter metílico de Teflier, y el frió se llevó hasta 30°; en marzo de 1878 volvía al Havre el buque después de i meses de navegación con la carne en buen estado, pero los gastos habían sido inmensos, y se abandonó la empresa. Sin embargo, la prueba estaba hecha y los ingleses, como tan¬ tas otras veces, se apoderaron de la cuestión. Al poco tiempo, va¬ rias compañías de navegación inglesas resolvían el problema construyendo buques especiales que podían servir al doble objeto del trasporte déla carga ordinaria (á la ida) y de la carne conge¬ lada (á la vuelta). Hoy ese sistema de trasporte está completamente divulgado: varias son entre nosotros las compañías que lo practican. En cuanto á la instalación, es siempre la misma de Tellier: depó¬ sitos ócámaras provistos defondos perfectamente aisladores, en los cuales se produce, sea por la inyección de aire frió, sea por la cir¬ culación de un gas enfriado como el amoníaco, etc., una atmósfe¬ ra fría , en la cual permanecen encerrados durante la travesía los animales muertos. El casco de los buques es también aislado con cuidado. El frió producido no es siempre el mismo ; para los trasportes des¬ de el Rio de la Plata, por ejemplo, hasta Europa es necesaria la congelación ó 10° ó 1*2°, mientras que para las de Estados Unidos á Europa basta la refrigeración á unos pocos grados sobre 0o, de lo cual resulta, según ya hemos dicho, una ventaja para las del últi¬ mo pais sobre las primeras. Además, los grandes depósitos de hie¬ lo natural de los Estados Unidos, les permiten producir el frió más económicamente por medio de aire que se hace circular simple¬ mente por esos depósitos. • Parte constituyente de toda instalación frigorífica. — Las explica¬ ciones anteriores habrán permitido al lector darse perfecta cuenta de lo que constituye la instalación de un establecimiento frigorífico festinado á la congelación de las carnes, es decir, al enfrinmento hasta 10° ó 12° centígrados. Se ha visto, en efecto que tales insta¬ laciones constan siempre dedos partes : Io de los aparatos motores destinados á producirel frió; 2o délas cámaras ó depósitos desti- FÁBRICA <í LA NEGRA » 227 nados á la congelación misma de los animales ó á su conservación en tal estado por cierto tiempo, las que consisten invariablemente en unos asientos con paredes perfectamente aisladoras y cuya atmós¬ fera es enfriada suficientemente. También se habrá notado que los aparatos ó motores usados per¬ tenecen á dos sistemas diferentes : Io á los sistemas fundados en la producción del frió por la evaporación de ciertos líquidos, como ser: el éter metílico, y el amoníaco, el ácido sulfúrico, siendo el último el que hoy dia tiene la preferencia ; 2o al sistema fundado en la pro¬ ducción del frió por la expansión de aire previamente com¬ primido. De estos diferentes sistemas, el segundo parece ser el preferible; tiene sin embargo el inconveniente, en países como el nuestro, especialmente, donde el carbón es caro, de ser mas costoso. En¬ tre los sistemas del primer grupo, tiene la preferencia, por su ba¬ ratura, el del amoníaco, habiéndose desechado completamente el primitivo del éter metílico. En cuanto á las cámaras ó depósitos, su contracción ofrece pocas diferencias ; sus paredes son constituidas por un doble tabique fuer¬ te de madera y hojas de sustancia aisladora, como ser cartón, en cuyo medio se encuentra una materia aisladora que puede ser car¬ bón, aserrín, etc.; las aberturas indispensables — que son simples escotillas ó grandes aberturas — están provistas de ventanillas ó verdaderas puertas, de construcción idéntica á la pared corriente. Cuando se trabaja con el sistema del aire comprimido, el aire frió es inyectado en la cámara por una canalización de madera que rei¬ na en el plafón de la cámara, mientras que con los sistemas de la primera categoría enunciada, dicha canalización está sustituida por una cañería de hierro por la cual circulan los vapores enfriados. La instalación frigorífica de « La Negra ». — Las anteriores expli¬ caciones, quizás algo extensas, mas no inútiles si es que se desea formarse una idea completa de tan interesante asunto, nos van á permitir exponer en pocas palabras lo que á la instalación frigorí¬ fica del establecimiento se refiere. Hemos dicho ya que la instalación primitiva de « La Negra» fun¬ cionaba por el sistema del aire comprimido ; y que dicha instala¬ ción está hoy en trasformacion. Nada tenemos que agregar aquí á: lo dicho respecto de la construcción de las cámaras y depósitos de dicha instalación; y en cuanto á los motores usados, cuya des- 228 ANALES DE LA -SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA cripcion omitimos en obsequio á la brevedad, eran del sistema Hall y en número de cinco, alimentados por dos calderas, que siguen prestando servicio, mientras que los motores se están remitiendo á los depósitos que la fábrica posee en Europa, donde el sistema del aire no ofrece los inconvenientes que han obligado á desecharlo aquí. Esa primitiva instalación tenía capacidad suficiente para 2200 carneros. En cuanto á la nueva instalación, describiremos primero la ins¬ talación de las cámaras y depósitos. Ya hemos hablado del edificio en el cual se encuentra dicha ins- instalacion, con la de los motores, l'ara darse cuenta de ella, ima¬ gínese el lector dividida longitudinalmente la planta de dicho edi¬ ficio, por un corredor de unos 2 metros de ancho, y en sus dos extremidades, perpendicularmente, otros dos, uno de ellos con las escaleras que permiten subir á los pisos superiores que son dos. En la planta tendremos, pues, dos vastos locales, cuya altura es de unos 2,5 m: son dos de los grandes depósitos de • congelación , cuya construcción conocemos. Ahora bien, superpuestos á éstos se encuentran otros dos locales idénticos, que son también depósitos, separados de los primeros, simplemente por un piso formado por fuertes listones ájour(e s decir, con un claro entre medio) á objeto de formar del conjunto de ambos depósitos un solo recinto; final¬ mente, sobre estos depósitos se hallan las dos cámaras de congela¬ ción, idénticas en su capacidad y separadas de ellas por pisos idén¬ ticos á las paredes. Recorriendo la superficie de los plafones (techo) de las cámaras y de los depósitos superiores, existen cañerías de fierro provistas de discos circulares de fierro, cuyo objeto es au¬ mentar la superficie de enfriamiento (economizando cañería): son las cañerías por las cuales circulan los vapores del amo¬ níaco. Un ascensor instalado en el medio del corredor central, permi¬ te subir ó bajar los carneros á los diferentes pisos ; estos están, además, provistos á ese objeto de escotillas. El espesor de todas las paredes es de unos 25 cm. ; constan de dos tabiques formados por dos tablones separados por una hoja de car¬ tón fuerte, agemelados y llenados con carbón de leña y aserrin en su intérvalo. En cuanto á la cañería de circulación de los vapores de amonía¬ co que es de fundición, ella es sometida, antes de su uso, á prue¬ ba, la de una presión de los mismos vapores de cerca de 6 atmós- FÁBRICA 229 feras, la que dá toda la seguridad deseable, puesto que, según hemos visto, la presión en esa cañería es, en el uso, de menos de media atmósfera. Esas cañerías y depósitos tienen capacidad suficiente para 60000 carneros. Yeamos ahora cómo se produce el frió. Las instalaciones desti¬ nadas á este objeto se encuentran en el departamento de máqui¬ nas, cuya situación conocemos. Sabemos yaque el sistema adoptado es el del amoníaco . En cuan¬ to á las máquinas empleadas, son del sistema «Déla Vergne» (norte-americano) construidas por la casa de L. Sterne y Ca. (Glasgow) y en número de 2, de 80 caballos cada una, y de dos cilindros. La instalación consta, ademas de las máquinas, de cilin¬ dros compresores y del condensador que se halla separado. El frió se produce y trasmite como sigue : El amoníaco líquido, comprimido primero por la máquina es impulsado á una’gruesa cañería recta, inmediata á ella, y en comu¬ nicación — mediante llaves movidas con facilidad por medio de velantes — con la cañería general de las cámaras y depósitos frigo¬ ríficos que ya conocemos, la que, por el otro lado, comunica á su vez con los compresores de la máquina. Siendo la presión de los vapores en la cañería general, de menos de media atmósfera, al abrirse una de las llaves citadas, se produ¬ cirá instantáneamente un salto considerable en la presión del amoníaco, laque hemos dicho, era de más de 9 atmósferas ; ese líquido se vaporizará pues instantáneamente, absorbiendo para eso su mismo calor latente á punto de hacer bajar con igual rapidez su temperatura á muchos grados bajo cero. Entonces, esos vapo¬ res, arrastrados por la corriente que se establece en la cañería, cir¬ culando en el interior de ésta, enfrían el aire de la cámara con el cual se hallan en contacto por una superficie que se procura, como hemos dicho, hacer la mayor posible ; y como el enfria¬ miento del aire no es en el fondo, sino la absorción de su calor, esos mismos vapores se calientan progresivamente hasta un grado de temperatura relativamente alto, por la absorción del resto de calor animal de la carne, llegando en ese estado al compresor, que las comprime de tal manera, que basta el simple frío de la cascada de agua fresca del condensador, al cual son dirigidos luego, para producir su licuación. El líquido se ha regenerado, pues, con una ligera pérdida, hallándose nuevamente apto para volver á ser com- 230 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA primido para reproducir el mismo ciclo de operaciones. A esa circustancia de la regeneración indefinida, se debe en gran parte la economía del empleo, del amoníaco. Operación de la congelación — Y olviendo ahora nuevamente al or¬ den de exposición general adoptado— que interrumpimos al final de la operación preparatoria de la matanza — veamos cómo se practica la importante y definitiva operación déla congelación. Ya sabemos cómo, perfectamente oreado el animal, es subido por medio del ascensor (1), hasta las cámaras de congelación, que también conocemos. Llegado arriba el animal es introducido primero, por una esco¬ tilla ad hoc, á una pieza que sirve de recinto intermediario entre el interior y la cámara misma á objeto de evitar lo más posi¬ ble, pérdidas del frío ; y luego, cerrada la primera escotilla, intro¬ ducido en las cámaras, donde se lo cuelga de un gancho pendiente del lecho. Allí permanece, sometido á la temperatura dqlO0 á 12° de 24 á 36 horas, al cabo de las cuales solamente está congelado. De Las cámaras es bajado á los depósitos, en los cuales los animales se colocan en estivas y permanecen el tiempo que media hasta su trasporte fuera de la. fábrica, lo cual se hace sacando los carneros en atados de varios y conduciéndolos en zorras hasta el muelle del establecimiento, en el cual son embarcados en vaporcitos que los llevan hasta la Boca del Riachuelo ó hasta el puerto Madero para su traslado al buque frigorífico. La fábrica posee dos de esos vaporcitos, provistos de las cáma¬ ras necesarias y adaptados, á la navegación del rio, «La Negra» y «Norman»; cada uno puede llevar 2000 reses. Animales diversos destinados á la congelación. — Además de los carneros, y de unos pocos vacunos y cerdos, se congelan también en «La Negra» buen número de aves, especialmente perdices, que son destinadas á Europa y Norte-América, sobre todo, y algunos otros animales de menor importancia. También se congelan algu¬ nas partes de los animales que se separan del tronco en la matanza, como ser lenguas. (1) Agreguemos de paso, que las antiguas cámaras, cuya proximidad al oreadero conocemos, no requieren el uso del ascensor que está instalado exclusivamente en vista de las cámaras nuevas. FÁBRICA (( LA NEGRA 5) 231 Instalación frigorífica de la fábrica en Europa. — Con los embar¬ ques de los animales en los buques frigoríficos no concluye toda¬ vía la tarea de la compañía, porque á su llegada á Europa y antes de su espendio, los animales son sometidos aún á algunas opera¬ ciones, á cuyo efecto es indispensable hacerlos sufrir un estaciona¬ miento más ó menos prolongado en depósitos frigoríficos análogos á los que conocemos. A ese efecto, la compañía posee en Inglaterra dos grandes de¬ pósitos ; uno en Liverpool y otro en Londres, con capacidad para 30.000 carneros cada uno de ellos. Además, posee en Francia dos depósitos en los puertos del Havre y de Dunkerque, con capacidad para 30.000 carneros cada uno, los que se hallan situados á inmediaciones de la aduana (1), á fin de facilitar la doble inspección de que hemos hablado en la parte referente á la matanza ; y además un depósito para 15.000 car¬ neros en París y otro para 7000 en Pantin, en los cuales permanecen los carneros el tiempo necesario para su expendio, el que, según ya se ha explicado no puede hacerse sino previo el descuartizamiento de las reses. Agregaremos, para terminar, que la carne congelada sólo requiere para su descongelación la simple exposición al aire por especio de un dia, después de lo cual es perfectamente apta para el consumo. . APROVECHAMIENTO DE RESIDUOS En el estado actual de nuestro progreso no es verdaderamente digna del nombre de industria aquella que no sabe sacar de los mis¬ mos residuos de sus materias primas, el mayor provecho posible convirtiéndolas en productos de orden secundario. Es este un sim¬ ple precepto de la más rudimentaria economía, y no hay, por cierto lugar para su mayor esclarecimiento. Sin embargo, no debe creer¬ se que él sea absoluto, pues es susceptible de sufrir excepcio¬ nes, más ó menos notables, lo que depende como ellas mismas, de circunstancias difíciles de señalar de una manera general. (1) En los docks de varios puertos de Inglaterra existen depósitos fiscales análogos destinados á ese objeto. 232 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Esa infracción al precepto se observa, sin embargo, con particu¬ laridad en las industrias jóvenes y por .ende en los países jóvenes en su existencia económica, como en el nuestro. — Pero nuestro único objeto aquí es el de hacer simplemente constar un hecho; sin pretender dilucidarlo mayormente. Vengamos, pues, al caso. ¿ Qué han hecho los señores Sansinena para satisfacer tan impor¬ tante precepto? Al respecto se practican en «La Negra» algunas instalaciones accesorias que vamoíá enumerar á continuación. Cueros. — Ya hemos indicado la existencia de la estacada destina¬ da á secar los cueros, así como la del vasto galpón destinado á recibirlos en seguida; allí pueden depositarse los de tres meses de faena. En cuanto á su utilización, los cueros son, generalmente, ven¬ didos inmediatamente en plaza, á veces aun sin secarlos. Sesos, lenguas, etc. — En el matadero se ha reservado al lado de la playa de los carneros un lugar para la extracción de los se¬ sos y lenguas de las cabezas de los carneros, las que se destinan parte á la venta local, parte al consumo extrangero, al estado de congelación. El resto de la cabeza va al tacho de. la graseria. También se aprovechan las tripas de los carneros, las que son cuidadosamente extraídas y limpiadas ; se destinan á la exportación saladas ó secadas. Sebo. Oleo-palmitinci.-* Todos los productos grasossondestin ados á la graseria que los transforma en sebo, los más inferiores, en una grasa muy fina, la oleo-palmitina —muy apreciada en el uso de la cocina doméstica — las de mejor calidad. La fusión de las grasas se hace en grandes cligeridores ó auto¬ clavos á vapor, alimentados poruña gran caldera, cuya hoguera es exclusivamente alimentada por medio de residuos oseos, y que también procura la mayor parte del vapor necesario para los diferentes motores de la fábrica. Esos digeridores están á cierta elevación sobre el suelo y los productos grasosos son elevados has¬ ta ellos por una ancha correa sin fin inclinada que se mueve sobre tambores, y sobre la cual se echan simplemente aquellos. Merece particular mención el departamento de oleo-palmitina, que es objeto de preferente atención, tanto en su misma elabora- FÁBRICA ba- sin versus plus minusve angustatum, ápice rotundatum, nudum. He descrito este género, tal como lo concibió Fabricius y lo adoptaron Latreille, Meigen, Macquart, y muchos otros autores, y no como lo entienden Rondani y Bigot, quienes para fundar el uno y apoyar el otro el género Sphyximorpha han elegido precisa¬ mente el tipo de la división que ideó Fabricius, alterando así fun¬ damentalmente el concepto que del género Ceria se tiene. Sin dejar de convenir en que las Certa requieren alguna subdivisión, paré- cerne, no obstante, que para ello no debían escojerse los tipos genéricos del fundador y mucho menos mudarles el nombre para aplicarlo á otras formas en que ni aún pensó el primitivo autor, pues de seguirse tal camino,. prontamente desaparecería la acepción y el significado de muchos géneros antiguos y bien fun¬ dados, por cuanto con el pretexto de subdividirlos, se aplicaría su nombre propio á una fracción insignificante ó aún aberrante para dar otro nuevo al tipo principal. Estos dípteros se posan sobre las hojas y más frecuentemente en tierra. Acuden á chupar la sávia de los árboles enfermos y sus larvas viven en las cárie de los troncos carcomidos por el tiempo ó la humedad. Las larvas de este género las observó y describió el eminente naturalista León Dufour en 1847 (Aun. Soc. entom . Fr., 19-27) ; examinando la materia gomosa y putrefacta que cor¬ ría de la carie-de algunos olmos, descubrió en ella una larva que, aunque le pareció semejante á las del género Chilosia y las de Eume- rus y se inclinara á creer que la que había encontrado pertenecía á estos géneros ó á algún otro muy vecino, no pudo comprobarlo, por entonces, á causa de que la larva pereció sin haber alcanzado su completo desarrollo, pero, algún tiempo después halló, en los mis¬ mos sitios otra larva, cuyas metamorfosis describió con la ameni¬ dad de estilo que hace se lean sin fatiga y hasta con gusto, las más áridas cuestiones científicas, cuando son tratadas por la pluma de 248 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Dufour. Estas larvas son ovaladas, convexas por encima y planas por debajo, tienen todos sus. tegumentos finamente granulados, carecen de cabeza y de patas aparentes y en lo posterior del euerpo se inserta una cola córnea, cilindrica, inarticulada, truncada en el extremo libre y móvil solamente en su punto de unión con el últi¬ mo segmento del cuerpo, el cual es escotado por detrás ; el ápice truncado de este tubo que encierra dos tráqueas separadas, lleva un estigma guarnecido de finísimos pelillos movibles los que de¬ sempeñan el papel de obturadores del tubo estigmatífero ; compó- nese el cuerpo de 12 segmentos, de los que el primero es ancho, en figura de escudo semi-circular, en cuyo dorso se abren dostubi- llos en forma de botella que corresponden á los estigmas anterio¬ res, los ocho segmentos siguientes son bastante anchos é iguales entre sí, armados en los lados' con pelillos espinosos, dispuestos por grupos de á tres, los tres últimos arcos dorsales son angostos y con pelos laterales curiosamente ramificados; la boca tiene un labio membranoso bífido en su extremo y cada ramo de la bifur¬ cación se subdivide en dos apéndices tentaculosos; dos ganchillos cómeos completan el aparato bucal. La organización de estas lar¬ vas se asemeja á la de las C/ulosia y Eumerus, pero son más cortas y la tráquea caudal, única en estos últimos géneros, es doble en Ceria, como en los Eirstalis ; su forma y lentísimo modo de andar las asemejan á larvas de Microdon; viven completamente sumerjidas en la pegajosa exudación arbórea, y de tal manera envueltas entre detritus vegetales, que Dufour nos habla de la dificultad, que él ha experimentado, para limpiarlas y ponerlas en condiciones de ser describibles. Supone Dufour que los cuernecillosaeríferos de lo an¬ terior del cuerpo sirven para la expiración y el estigma caudal para la aspiración del aire, lo cual parece muy ajustado á la razón. Cuando la larva siente la necesidad de transformarse, abandona el glúten corrompido en que vive, se traslada á cierta distancia de él, elije abrigo debajo de cualquier cuerpo extraño, ya sea una corte¬ za, una hoja y alguna vez hasta un pedazo de papel, como lo ob¬ servó Dufour; quédase allí adherida al plano de posición y se trans¬ forma e.n ninfa bajo la envoltura larval endurecida y contraida ; en esta piel desecada y de forma casi igual á la de la larva, se ob¬ serva que han desaparecido los pelos laterales ramificados de los tres últimos segmentos y que han sido reemplazados por seis espi¬ nas sencillas dirigidas hácia atrás, que en la región dorsal se han desarrollado series transversales de espinitas muy pequeñas y que DIPTEROLOGÍA ARGENTINA 240 los pelillos terminales del tubo caudal y los cuernecillos aeríferos del dorso han dejado de ser visibles. Hace notar Dufour, y es digno de ser tenido en cuenta, que estas larvas tan difíciles de limpiar quedan, después de su transformación, muy lisas y en completo estado de aseo, por lo cual el autor supone, con duda, que tenga lugar una muda de piel antes de la transformación en pupa, opi¬ nión que tal vez no diste mucho de la verdad, considerando que la piel de la larva, al contraerse y secarse, debería conservar, por lo menos, los pelos, cuernecillos, etc., que antes lo guarnecían, lo que no sucede en este caso. (76) 1 . Ce¡*¡a barbipes, Low Certa barbipes, Low, Neue Beitráge zur Kenntnis (1er Dipteren .in Programm der Koniglichen Realschule zu Meseritz, I, 19, 18 (1853). — Van der Wulp, Amerikaansche Díptera in Tijdschriften voor Entomologie, XXV, 122, .1, (1882). « Low. Nigra, opaca at ñeque profundé nigerrima, ñeque velutina. Capul anticé et utrinque modicé nitidum; facies utrinque ad ocu- lorum marginem interioren! dimidio vitta flavo-fuseana albiclo- pruinosa usque ad marginem antican! extensa aucta, occipite al- bido-villosulo. Oculi postice angusté albido-pruinoso-marginali. Processus frontalis brevissimus, antenarum segmento primo ter¬ tia parte vix aequelongus, niger. Antennae nigrae, articulo primo secundo longiore at 2o 3°que simul sumtis breviore; articulo secundo tertio longiore, nigro-fusco, stylo apicali normali. Tho- rax scutellumque nigris, at margine postica scutellari picea. Alae hyalinae, dimidio antico longitudinaliter fusco-nigro. Pedes piceo- nigri; femora ad partem piceo-fusca; femora postica modicé incras- sata, tibiae pos ticae fere rectae, tibiae mediae intus dimidio apicali longe fuscano barbatae. Abdomen basifortiter angusta tum, nigrum, opacum, basi utrinque obsolete piceo-fuscum, segmento 2o longi- ' tudine tertii, quarto longiore. 250 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Hab. observ.: Respublica Uruguayensis in Montevideo (Low). — Respublica Argentina (Van der Wulp). • ♦ Esta Ceria descubierta, en Montevideo por Sellow y descrita por Low, ha sido encontrada también en nuestro país por el Dr. H. Weyenbergh, probablemente en la Provincia de Córdoba. No obs¬ tante el detenido exámen que practiqué en las colecciones de mi malogrado colega, depositadas en la Universidad de Córdoba, no me fué posible hallar ejemplares de la Ceria barbipes, cuya presencia, para mí indudable, en la vecindad de Buenos Ajy res, tampoco he podido constatar. La descripción latina la doy extractando la pu¬ blicarla en aleman por el Dr. Lów. ADICIONES Y CORRECCIONES Errata Notable. — En la definición de « Syrphidum charactere naturali » se dice, al tratar del nérvulo auxiliar ó espúreo de las alas, « vena auxiliar i cellulam basalem prirnam et discoidalem lon- gitrorsum per cúrrente» , en vez de decir avena auxiliari cellulam basalem prirnam et posteriorem prirnam! ... ele . » . MICHO DONT INI ti) 1. Microdon crassitarsis i'Macquart) F. Lynch Arribálzaga El Dr. Giglio-Tos ha publicarlo ( Ditteri del Messico, pars I, 35, 5, 1892) una descripción del M. aurulentus Fabricius (Syst. Antliat. 183, 8) dando como sinónimo seguro de él al M. crassitarsis Mac- quart, y como dudoso el M. Macquarlii , F. Lynch Arribálzaga. = Aphritis angustus, Macquart. Comparando las descripciones en¬ tre sí, observo que la del Dr. Giglio-Tos no conviene al aurulentus pero si al crassitarsis, que es diverso del primero, como voy á de¬ mostrarlo. El distinguido dipterólogo de Turin describe la cara DIPTEROLOGÍA ARGENTINA 251 del M. aurulentus «con peli rari bianchicci», después de haber¬ nos informado que la cabeza tiene «riflessi violacei», agregando que el «Scudetto» es « trapezoidale» con apunte non visibile » sin notar que el aurulentus, cuyos tipos vio, describió y figuró Mac- quart, tiene pelos amarillos en la cara y frente y que el escudete posee dos espinas muy aparentes, como lo indica el dibujo de Macquart; puédese comparar además la diversa forma que tienen la primera célula posterior y la discoidal en aurulentus y crassi- tarsis, claramente angulosas en su contorno externo en este últi¬ mo, muy redondeadas y aún sinuosas en las dos celdas del pri¬ mero. No conociendo el ilí. crassitarsis, cuyo escudete no dicen los autores si es espinoso ó nó, me sería imposible afirmar que el aurulentus del Dr. Giglio-Tos sea sinónimo de él, pero sí puedo inducir que este autor trata de una especie vecina, pero diversa del aurulentus por la carencia de espinas en el escudete. II. Holmbergia, F. Lynch Arribálzaga Por una rara coincidencia, describí este género casi al mismo tiempo que el Dr. Giglio-Tos lo daba á conocer con el nombre de Rhopalosyrphus (Diagnosi di quatro nuovi generi di Ditteri in Boíl. d. Mus. Zool. etd. Anatom. Comp. di Torino, vol. VI, 108, 1891), denominación que tiene prioridad sobre la mia. Observa el Dr. Giglio-Tos que yo he considerado el tercero y cuarto segmentos dorso-abdominales como uno solo, y en efecto ha sido así á causa de que la soldadura entre estos segmentos es tan ín¬ tima como la que se nota en los Ichneumonidae del género Che- lonus, siendo muy difícil en mi ejemplar señalar el punto exacto de la sutura, detalle que, á juzgar por la figura deGiGLio-Tos (Ditt. del Messico, pars I, fig. 10, 1892), parece mejor marcado en el in¬ dividuo que posee el dipterólogo turinés. Rhopalosyrphus Güntherii (F. Lynch Arribálzaga) Giglio- Tos Con este nombre deberá reemplazarse el de Holmbergia Günthe- ' rii que yo le di, porque si bien mi género debe anularse, queda *252 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA subsistente ei nombre específico. Giglio-Tos describe muy bien este díptero, cuya dispersión geográfica es bastante considerable, pues no sólo se le halla en Buenos Ayres, sino también en México, en el lugar de Chinantla, donde íué cazado por.M. Sallé el ejem¬ plar del Museo de Turin. X. CHILOSINI Esta tribu derivada del género Chilosia es una de las más difí¬ ciles de diagnosticar á causa de los elementos un tanto hetero¬ géneos que la constituyen. Puédense caracterizar en algún modo, como sigue : Alarum nervulo transverso medio, subobliquo, recto, pone cellulae discoidalis médium sito ; vena submar ginali recta vel vix si- ■ nuosa. F émor a postica parum incrassata. Antennae breves, arti¬ culo ultimo breve, ro túndalo, chelo dorsali aucto. Frons cintror- sum modice producía . Facie uni— vel bi-tuber culata. Corpus fuscus vel niger vel obscuro aeneus, saepius haúd flavo-macu- latus ; abdomen haud fasciatum. Un solo género, el de Nausigaster , que yo tenía por peculiar á la América del Norte, representa á este grupo en nuestro país. XXVI. Nausigaster, Williston Nausigaster, Williston, Trans. Ani. Entom. Soc., XI, 33 (1885). — Ejdsdeii, Syn. of North Am. Syrphidae, 21 (1886). Caput subhemisphaericum, thorace parum latius; occipite planiu- sculo; fronte anticé modice rotundato-producta ; facie infrá anten- narum insertionem fortiter at breviter excavata, deindé médium versus sat fortiter obtusé, conicé-tuberculata ; epistomate retror- sum obliquo. Oculi nudi, maris contigui, feminae bene disjuncti. DIPTEROLOGÍA ARGENTINA 253 Proboscis brevissima, carnosa, ápice ampliata, subocculta. Anten - nae brevissimae, basi modice distantes subporrectae, articulis duo- bus primis vix conspicuis, ultimo sat magno, subquadrato, ulrin- que compresso, angulis anticis rotundatis ; chaeta brevis, nuda, subapicali sublateralique. Thorax punctulatus, subquadrangu- lus, .posticé utrinque oblique truncatus. Scutellum semi-circulare, convexum, punctulatum, marginatum. Alae oblongae, sublanceo- latae, tenuissime villosulae, cellula marginalis sat late apperta, vena marginalis ápice antrorsumque modice arcuata, cellula sub- marginalis modice undulata ápice ampliata, nervulo transverso medio sub-obliquo pone médium cellulae discoidalis sito, cellula prima postica ápice appendiculata, extus bisinuosa ad angulum posticum angulata interdum appendiculata, cellula discoidalis ex¬ tus recta ángulo postico angulata et, breviter appendiculata, nervulo spurio aliis breve nervulo transverso medio haud excedente, aliis elongato eodem distincte superante. Pedes modice elongati et cras- siusculi, mutici, tenuiter pubescentes; tarsi articulo primo longiore crassioreque ; tibiae posticáe maris modice arcuatae. Abdomen oblongum, punctulatum, superne convexum inferné excavatum, infrorsum oblique arcuatum; segmento primo brevissimo, secundo tertio prope duplo longiore, 4o 3o cuadruplo longiore, magno utrinque marginato et prope apicem utrinque uni-dentato. Poco tiempo antes dé terminar este trabajo y cuando casi todo él estaba en prensa, no conocía aún el género Nausigaster, singu¬ lar división de los Syrpliidae, que consideraba por entonces exclu¬ siva de la América del Norte (Y. An. Soc. Cient . Arg., XXXII, entr. 2, p. 92, 1891) y sin representante alguno en nuestra fauna, mas, una muestra de este género, cazada en la vecindad de Buenos Ay- res, vino á demostrarme el error en que me hallaba ; empero, lo adelantada que ya se encontraba la impresión de mi obra, me ha impedido incluir en ella y en el lugar debido la tribu á que los Nausigaster corresponden, viéndome en consecuencia obligado, ya que no la. había mencionado, á describir tribu y género, en el presente Apéndice. Además de la especie que describo, hállase el N ausig áster punctulatus Williston en el Brasil, donde ha sido des¬ cubierto en los últimos tiempos, comprobándose así la bastante considerable dispersión geográfica de la especie Norte-americana. 554 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA (77) 1. Xausiftaslei* bonariensis, n. sp. JSiger, nitidulus, punctulatus ; antennis rufo-pi.ceis ; thorace obso- lete cinereo-4-vittato ; scutello rufo-píceo; alis infuscatis antice médium versus macula stigmatica nigro-fusca signatis ; pedibus piréis, mmoribus nigro-viridibus ; abdomine segmento secundo basi utrinque conicé uni-tuberculato. — Long. 7 millim. (9)- Caput anticé piceum posticé nigrum, punctulatum ; facie vértice occipiteque argenteo-pruinosis et tomentosis, fronte calloque oce- llani nitidulis, haud punctulatis, subnudis. Antennae rufo-piceae. Proboscis picea. Thorax dense fortiterque punctulatus, subnudus, suprá nigro-aeneus cinereo-sericeo-, obsolete 4-vittatus, utrinque piceus albido-sericeo-pruinosus et tomentosus. Scutellum pun— ctulaturn, rufo-piceum tenuiter breviterque fusco-pilosum, basi utrinque nigrum. Alae fere omnino ut A7, punctulatus nervosae at cellula prima postica ad angulum posticum brevissime appendi- culata, obscuré griseae anticé longitudinaliter infuscatae, macula stigmatica nigro-fusca notatae. Halteres albi. Pedes antici obscuré rufo-picei sed tarsi suprá nigri, medii piceo-rufi at femora basin versus fusco-picea, postici femoribus nigro-aeneis ápice ferrugineis, tibiae ferrugineae et tarsi nigro-picei. Abdomen suprá crebe pun¬ ctulatum, nitidulum, nigro-piceum, albido-cinereo-subsericeo-, tenuiter tessellatum, marginibus lateralibus obscuré piceis, seg¬ mento secundo basi utrinque dente minuto conico ferrugineoque armato, quarto utrinque reflexo anguste margínate et ante apicem dente sat valido triangulan utrinque aucto, inferné excava tum, nigrum, nitidum, subtilisime sparsimque punctulatum subnu- dum. Hab. observ. : Resp. Argentina, Buenos Ayres in Jardín Zooló¬ gico (Holmberg). Es notable por su aspecto de Crabronidae (Hymenoptera). El úni¬ co individuo que poseo lo deboá mi amigo el Dr. Eduardo L. Holm¬ berg, quien lo descubrió en el Jardín Zoológico, del cual es Director el naturalista citado. D1PTER0L0GÍA ARGENTINA 255 Las nervaduras son idénticas á las del N. punctulalus Williston, con excepción de un cortísimo apéndice en el ángulo póstero-ex- terno de la Ia célula posterior, el cual por otra parte parece más agudo que en la especie Norte-americana. Un detalle singular de este díptero consiste en las dos puntas cónicas que arman la base del segundo segmento, abdominal, carácter que al parecer no se halla en su congénere del Norte. PSARINÍ Adde : (78) 2. Argentinomyia grantlis, n. sp. Nigro-aenea; cintennis, pedibus anticis, tibiis tarsisque mediis femoribus posticis basi tarsisque tes tacéis; thorace suprd nigro- velutino vittis longitudinalibus duabus alteraque media trans¬ versa humerisque nigro-aeneis, cinereo-micantibus, nitidis or¬ nato; aíis fuscescentibus ; ab domine segmento terlio basimciculis obliquis duabus testaceis signato. — Long. 9 millim. Caput anticé subtusque nigro-aeneum, nitidum, tenuiter griseo- puberuluqi ; fronte super antennarum insertionem anticé trans- versim laevigato nudoque, posticé breviter albido-pilosulo; vértice nigro-velutino, nigro-piiosulo, medio vitta transversa laevi te- nuissime griseo-pruinosa aucto ) occipite nigro griseo-pruinoso ; occipitis corona piligera albida. Proboscis basi fuscana ápice alba. Antennae testaceo-piceae, articulo 2o primo fere triplo breviore. Thorax nigro-aeneus, nitidus, suprá tenuissime albido-pilosulus et pubescens, vitta media longitudinal! posticé ampliata nigro-ve- lutina, utrinque alterisque duabus maculiformibus nigro-velutinis signatus, pleuris griseo-pruinosis et vil losulis. Scutellum nigro- aeneum, nitidulum, tenuissime obsoleteque griseo-pruinosum, pilis tenuibus brevibus albidis nigrisque instructum. Alae dilute infuscatae, cellula mediastinalis ápice .fuscáno, costa ante apicem, ápice ipso margineque postico dilute fuscano-limbatis ; venis íu- -scis, longitudinalibus basi testaceis; nervulo transverso medio et 256 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA submarginali basi d ilute fuscano-marginatis. Halteres stipite dilute testaceo capitulo albo. Pedes antici et medii lestacei, tenuiter fla- vido-pubescentes at femoribus mediis dimidio basali nigro-pi- ceis; pedes postici nigri, femorum basi summa tarsisque testa- ceis ; tarsi omnes ápice fusci . Abdomen suprá nigro-aeneum, seg- mentis basi nitidulis ápice nigro-velutinis, segmento tertio basi maculis obliquis duabus triangularibus ñavo-testaceis signato ; venter omnino nigro-aeneus perniliduus. Organa copulatoria obscuro picea. Hab. obs. : Resp. Argentina in Misiones, Fracrao (Ambrosetti). Esta bonita especie, cuyo porte se asemeja algo al de los Mela- nostoma, fué descubierta en Misiones en el paraje denominado Fracrao, por mi amigo el señor Juan B. Ambrosetti, á quien las Ciencias Naturales le son deudoras de algunos interesantes ha¬ llazgos. Adde: BACCeiNI (79) 3. iSaccha adspersa, Fabricius Bacha adspersa, Fabriciis, Syst. Antl. 200, 5 (1805). — Wiedemann, Ausseren- rop. zweifl. Ins. II, 97, 9 (1830). — Williston, Traías. Am. Entona. Soc., XV, 269 (1887). — Ejusdem, Biología Centrali-Americana, Dipt. , III, 34, 5 (1891). JSigerrima, nítida ; facie nigvo-aenea. prominente, obsolete cine- reo-pruinosa ; thorace suprá in fundo nitido velulino-nigro- nitido-5-vittato atrinque aeneo-nigro ; antennis pedibusque ni- gris, his femoribus obscuré piceis ; alis nigris dimidio apicali dilutioribus ; abdomine basi fortiter attenuato, segmento primo apicem versus et utrinque macula minuta rotundataque flava signato, sequentibus 3 prope basin punctis í flavis, rotundatis, s emitir culariáer dispositis ornatis, ultimo toto nigro. — Long. 8 i/2 millim. Caput posticé nigrum, cinereo-pruinosum, parce albido-pilo- DIPTEROLOGÍA ARGENTINA 257 sum, fronte nigra, pernitida, nigro- villosa, facié medio sat fortiter conicé-tuberculata, nigro-aenea, nitidissima, tenuissime vix pers- picué albo-cinereo-pruinosa. Oculi fu seo- ru fu Antennae nigrae, nigro-cbaetosae. Thorax suprá nigro-veiutinus at marginibus la- teralibus externis vittisque 5 longitudinalibus nitidis instructus, vittis 3 mediis iinearibus posticé abbreviatis ; pleurae aeneo-ni- grae, pernitidae. Scutellum nigrum, nitidissimum, basi vix velu- tirmm. A lae nigrae apicem versus dilutiores ápice fere obscure griseae. Halteres picéi. Pedes nigri, femora obscure fusco1- picea. Abdomen ovatum, depressiusculum basin versus fortiter altenua- tum, nigrum, subvelutinum, segmentis ómnibus superis ápice laevigatis, suprá segmento primo ante apicem fere prope médium utrinque puncto rotundato flavo sígnalo, 2-í basin versus punctis quatuor semicirculariter dispositis ornatis. Hab. observ. : Am. merid. (Fabricius. — Wiedemann). — Resp. Argentina, Misiones in Moconá (Ambrosetti). — Panamá in Chiriquí (Champion). Describo, con alguna extensión, un macho, coleccionado por el señor Juan Ambrosetti, en el Alto Uruguay, porque, aún cuando creo pertenece á la especie de Fabricius; presenta algunas diferen¬ cias que podrían hacer suponer que mi determinación no sea la que corresponde. Los puntos abdominales, que yo llamo amarillos, los describe Wiedemann como « goldpunktirt » y Fabricius atribu¬ ye al abdomen « segmento primo... utrinque puncto parvo cipicis áureo, reliqúis punctis quatuor lateralibus anterioribus », caracte¬ rística un tanto vaga en cuanto á la disposición de los puntos, pero no muy lejana en cuanto se refiere á la coloración de ellos., pues ofrecen un brillo análogo al de la paja de trigo,' mas no francamente dorado. La diferencia mayor, entre la descripción fabriciana y mi ejemplar, consiste en el color de las alas, que Fa- bricius llama «albae basi nigrae », sin embargo, como es sabido, que en los Baccha y los Ocyptamus las tintas obscuras de las alas son susceptibles de no poca variabilidad en la extensión que ocupan, prenso que esto no tiene mayor importancia en el presente caso. AN.4T,. SOC. CIENT. ARG. T. XXXIV 17 258 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA (13) 1 . Bacclia elavata, Fabricius- Adde : Baccha elavata (Fabricius) Williston, Biolog. Centr. Am., Dipt., III, 3, 3-4 (1891). Baccha babista, Waiker, List of Dipt., III, 549- (1849). — Williston, Synopsis, 117, pl. IV, f. 9 (1886). Baccha facialis , Thomson, Eugenie!s Resa, 504, 101 (1868). Spazigaster bacchoides , Bigot, Ann. Soc. entom. de France, p. 326 (1883). Esta sinonimia establecida por Williston en uno de sus últimos trabajos, inserto en las « Entomological News » (volumen III, en¬ trega 6, página 146, 1892), me parece correctísima. A los puntos que habita la B. -elavata débese agregar, en consecuencia, Geor¬ gia, Florida, Arizona y California en- los Estados Unidos de la América del Norte, donde la ha observado Williston, habiéndola obtenido también del primer estado Walker, mientras que Thom¬ son menciona su existencia en las islas de los Galápagos, en el Océano Pacífico. (15) 1. Ocyptamus funebris, Macquart. Adde : Ocyptamus funebris, Williston, Trans. Atn. Entom. Soc., XV, 265 (1889). — Biologia Centrali Atner., Dipt. III, 30, 1 (1891). Hab. observ.: México in Venta'de Zopilote, Xucumancitlan , Amu¬ la, Acagüizotla, Tepetlapa, Rio Papagaio, Cuernavaca , Morelos, Atoyac, Vera-Cruz, Santiago lscuintla in Jalisco (Smith— Schu- mann). (16) 22. Ocyptamus trig-ouus (Wiedemann) Schiner. Adde : Ocyptamus trigonus, Williston, Entom. News, III, 146 (1883). — Biolog. Cen¬ trali Am., Dipt., III, 39, 3 (1891), Baccha torva, Williston, Synopsis North Am. Syrphidae, 124 (1886). Hab. observ.: Amer. septenlr., Texas (Williston. — Riley)., — México (Smith). — Yucatán (Gaumer). DIPTEROLOGÍA ARGENTINA 259 Williston hace notar (Op. cit. 1. c.) que las alas de los machos parece que son completamente transparentes, sin ofrecer la mancha- negruzca y triangular que adorna el centro de las de las hembras. SYRPHINI (18) 1. Mélanostoma fenestratum (Macquart) Schiner. Adde : Mélanostoma fenestratum , Williston, Biol. etc., III, 10, 2 (1891). „ Syrphus stegnus Say, Journal Philad. Acad. VI, 163 (1830). Mélanostoma stegnum (Say) Williston, Biología Centr. Amer. Zool. Dipt. III, 10, 1 (1891) et in Kansas University Quarterly, 35 (1892). Hab. observ. : Am. septentr. in Washington, California, Colo¬ rado, Kansas, Arizona (Williston). — México in Omilteme (8000 p. altit.), Amula (6000 p. altit.), Sierra de las Aguas Escondidas (7000 p. altit.), el in Guerrero (H. Smith), Durango (8100 p. altit.) (For- rér), Orizaba (H. Smith. — F. D. Godmann). El Mélanostoma stegnum no me parece ser sino una de las tantas variedades del M. fenestratum. Si mi opinión llegara á ser compro¬ bada y aceptada, la prioridad del nombre específico corresponde¬ ría á Say, quedando así subsistente la denominación de Williston. (20) £5. Mélanostoma mellinum (Linaeus) Schiner Adde : Mélanostoma mellinum (Linn.) Williston, Biología Centrad Am., Dipt., III, 11, 4 (1891). Mélanostoma cruciata, Bigot, Ann. Soc. entorn. d. France, 81 (1884). Mélanostoma pruinosum, Williston, Biología Centrali-Americana. Dipt., III, 11, 5 (1891). Hab. observ. : Méxfco in Sierra de las Aguas Escondidas . 260 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA (23) 3. Mesograpta dup lieata. Wiedemann. Adde: Syrphus duplicatus, Rondani, Dipt. Aliqua in Am. merid. lecta etc., 1, 3 (1808). Syrphus tridentatus, Rondani, Op. o., 1, 4 (1868). Hab. observ. : Resp. Argentina San Carlos in Prov. Mendoza (Rondani) in Cáchenla, Palmira et Junin in Mendoza. v Era comunísima esta Mesograpta en la Provincia de Mendoza,, donde la observé por Enero y Febrero de 1892. (26) 6. Mesograpta exótica (Wiedemann) F. Lynch Arribálzaga Adde : Allograptci fractct, Osten-Sacken, Western Díptera in Bull. U. St. Geolog. and Geograph. Survey, III, 331 (1877). — Williston, Synopsis etc., 9, 7 (1886) et Biol. Centr. Americana, Dipt. III, 20, 2 (1891). Allograpta sp ? Williston, Biol. Centr. Am., III, 20, 3 (1891). Hab. observ.: Am. Septentr., in California. — México in Xucu- manatlan, Venta ele Zopilote, Durango, Om líteme, Amula. — Anli- lliae in Guadalupe. (33) 5. Syrphus bucephalus, Wiedemann. Adde : Melanostoma bucephalus , Williston, Trans. Amer. Entom. Soc., XV. 264(1889). — Ejusdem, Biología Centr. Amer., Díptera, III, 11, 4 (1891). Hab. observ. : México in Amula, Xucumanatlan (7000 p. alt.), Venta de Zopilote (2800 p. alt.), Omilteme (8000 p. alt.), etin Guer¬ rero (Smith). — Brasilia in Chapada (WillistcTn). DIPTEROLOGÍA ARGENTINA 261 No me parece que esta especie deba figurar entre ios Meíanoslomci, con los que no tiene otra relación que el color de la cara . HELOPHILINI (41) 1. Helophilus chilensis, Walker. Adde : Helophilus chiliensis, Guérin, Iconogr. da Régne anim. d. G. Cuvier, 545, pl. 99, f. 2 (1844). Guérin lo compara con el H. pendidas de Europa, del que dice se diferencia por sus patas completamente amarillas, su cara sin raya vertical negra y su estilo antenario de color negro. Antes que yo hubiera publicado la sinonimia de esta especie y las observaciones que ella me sugería, M. Bigot había reconocido que su Helophilus Hahni era idéntico á la Dolichogyna fasciata de Macquart (Bull. soc. zooL France, 102, 1890); á pesar de esta rectificación yerra mi distinguido colega al conservarle el nombre genérico y específico que Macquart impuso á este Helophilus , pues por las razones que expuse en otro lugar, la prioridad le corres¬ ponde á Walker. ERiSTALINI (45) Priomerus seutellaris (Fabricius) Macquart. Adde : » f Eristalis fascithorax. Macquart, Dipt. exot.,4, Suppl., 139, 63(1850). Doliosyrphus scutellaius, Bigot, Ann. Soc. entomol. de France, 342 (1883). Doliosyrphus Rileyi, Williston, Synopsis North-Ara. Syrphidae, 178 (1886). 'Eristalis seutellaris, Williston, Biol. Centr. Amer. -Dipt., III, 63, 15 (1891). 262 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Hab. observ. : Am. septentr. in Aovo México (Williston). — Mé- xico inAcapulco, Venta de Zopilote, Átoyac, Teapa (Smith). — Pa¬ namá in Bugaba (Champion). Como se vé, esta bella especie, que ya cuenta con una bastante larga sinonimia, extiende su habitat á unos 30° al N. y al S. del Ecuador. (46) 1. Eristalis foogotensis, Macquart. Adde : Eristalis Bellardii, Jaennicke, Nene exot. Dip . , 400 (1868). — Williston, Biol. Centr. Amer., Dipt. , III, 60, 7 (1891). Eristalis rufoscutata , Bigot, Ana. Soc. entom. de France, 221 (1880). Hab. observ. : México in Durango (Correr). — Colombia in Bo¬ gotá. (50) 5. Eristalis furcatus, Wiedemann. Adde : Eristalis furcatus , Williston, Biología Centr. Amer. Dipt., III, 61, 10 (1891). Hab. observ. : México in Acagüizotla, Chilpacingo, Amula, Rio Papcigaio, Rincón , Tierra Colorada, Tepetlapa, Teapa in Frontera, et Yuca tan in Tabcisco (Smíth), Orizaba (Smith-Godmann). — Yucatán in Temex( Gaumer). (54) 9. Eristalis vinetorum, Fabricius. Adde : Eristalis vinetorum, Williston, Biología Centr. A ni. Dipt., III, 64, 16 (1891). Hab. observ.: Am. septentr . in Pennsy Inania, Indiana, Georgia , Florida (Smith). — México (Smith). — Guatemala (Champion). # DIPTEROLOGÍ A ARGENTINA 263 Erróneamente creí sinónimo de esta especie al E. thoracica Jaennicke, cuja descripción se aplica en parle á esta; el E. thoracica es idéntico con el E. obsoletus, según lo afirma Williston en la Bio¬ logía Centrali-Americana, recientemente publicada. (58) I 3. Eristalis obsoletus, Wiedeman. Adde : Eristalis thoracica, Jaennicke. Neue exot. Dipteren. 91, 122 (1868;. Eristalis testaceicornis , ¡VIacquart, Dipt, exot., 4 Suppl. 138 (1850). Eristalis obsoletus , Williston, Biol. Cent. Ain. Dipt. III, 57, 3 1801). Este Eristalis fué señalado en México por Jaennicke, según ejem¬ plares del Museo de Darmstadt ; posteriormente, su identidad con el E. obsoletus de Wiedemann fué establecida -por Williston y yo he podido comprobar que la descripción de Jaennicke conviene en todo con la que Wiedemann ha dado de su Eristalis. El E. testaceicornis de Macquart es también sinónimo del 'obsoletus. La especie ha sido hallada en México en Omilteme (á 8000 piés de elevación), en la Hacienda de la Imagen (á 4000 piés), en Xucumanatlan, Acapul- co, Cuernavaca, Veracruz j Atoycic por Smith, en Jalapa por God- mann y en Tenca, en el Yucatán setentrional, por Gaumer. VOLUCELLINI (60) 1. Volucella obesa (Fabricius) Wiedemann. Adde: Hab. observ. : Perú et Ecuador in Nanegal (Yon Róder, Stett. Entom. Zeitg. 257, 1886). 264 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA BIBLIOGRAFÍA Aun. Soc entom. Fr. : Annales de la Société entomologique de France (1883-1886). Perl. entom . Zeitg. : Berliner entomologische Zeitung (1864). Blanch., Hist. el. ins. : Blanchard, Histoire naturelle des insectes, etc. Paris, Savy (1 845). Blanch., in Gay. Hist. fis. y pol. de Chile : Blanchard (Eraile) in Historia física y política de Chile, etc. por Claudio Gay ciu¬ dadano chileno (París, Impr. de.Fain y Thunot), volumen VII, Zoología (1852). Bigot, Aun. Soc. entom. Fr.: Bigot (J. M. F.), Diptéres nouveaux ou ’peu connus in Annales de la Société entomologique de France, Paris (1874, 1880, 1883 et 1884). Bigot i n La Sagra, Hist. Cuba: La Sagra, Historia física y política de Cuba (1 848). — Mis.CapHorn: Bigot, Mission scientifique du Cap Horn, Zoologie (1883). — fíull. Soc. zool. France: Bigot, Bulletin de la Société zoo- logique de France, 13année (1890). Burm., Reise d. el. la Plata St. : Bunneister (Hermann), Reisedurch die La Plata Staaten, Halle (1861). Curtís, Brit. Entom. : Curtís (John). British Entomologv, being i 1 1 asirá tions and descriplions ofthe genera of Insecls found in Great Britain and Ireland, London (1824-55). De Geer, Mein. Ins. : DeGeer (Cari). Mémoires pour servir á Fhis- toire des Insectes, Slockholm (1752-78). Dufour, Ann. Soc. entom. Fr.: Du'four (León). Histoire des méta- morphoses de la Feria conopsoides, in Annales de la Société entomologique de France (1847). Dum., Dict. d’/úst. nat. : Dumeril (André-Marie-Constant). Diction- naire d’histoire naturelle (1801). Fabr., Syst. Antliat.: Fabricius (Johann Christ.), Systema Antliato- rum, Brunsvigae (1805). — Syst entom. Fabricius (J. C.) Fabricii Systema Entomolo- giae sistens inseclorum classes. Flensburgii et Lipsiae ( 1 775). — Spec. insector.: Fabricius (J. C.). Species inseclorum, . sis- D1PTER0L0GIA ARGENTINA 265 tens eorum differentias specificas, synonymia auctorum, loca natalia, metamorphosis etc. Hamburg et Kilonii (1781). Fabr., Enlom. syst . : Fabricius (J-. C.), Fabrici i Entomología syste- matica emendata et aucta. Hafniae (1792-94). Fall., Dipt. Svec. (Syrphi) : Fallen (Carl-Friedrich), Díptera Sve- ciae descripla, Lundae (1814-27). Gazagnaire, Aun. Soc. entom. Fr. Rail. : Gazagnaire, Excursión de la 'Société entomologique dans Ja fórel de Ghan til ly et aux étangs de Commelles, Diptéres, in Bulletin de la'Société ento¬ mologique de France (1887). Geoffr., Hist. abr. d. ins.: Geoffroy (Etienne Louis), Histoire abrégée des Insectes des environs de París, París (1762). Giglio-Tos, Díagnosi di quatro nuovi generi di Ditteri in Boíl. Mu- sei di Zoología ed Anatomía Gomparata del la Reale Universitá di Torino, VI (1891). — Sui due generi di Syrphidi Rhopalosyrphus ed Omegasyr- plius (1892). — Ditteri del Messico. Parte I, Stratromyidae-Syrphid'ae. To- rino (1892). Girard, Traite élém. d’entom.: Girard (Maurice), Traité élémentaire d’entomologie etc., volumen III. Paris, B. Bailliére (1885). Gmel., Syst. Nat.: Linné (Cari von), Systema Naturae etc. (ed. XIÍÍ por Johann-Friedrich Gmelin,' Lipsiae (1788-93). Jaennicke, Exot. Dipt.: Neue exotische Dipteren aus den Museen zu Frankfurt am Mein und Darmstadt. Chr. Winter, Frankfurt a. M.. (1868). Latr., Hist. nat. d. Crust. et d. Tns.: Latreille (Pierre-André), His¬ toire naturelle et particuliére des Crustacées et des Insectes, Paris (1 802-1 805). — Gen. Crust. et lns.: Latreille (P. A.), Genera Crustaceorum et Insectorum, Paris (1806-1809). — Fam. nat.: Latreille (P. A), Familles naturelles du Régne animal, Paris (1 823). — Cons. génér.: Latreille (P. A.), Considérations générales sur Lordre naturel des animaux composant la classe des Crusta- cés, des Arachnides et des Insectes, Paris (1810). Latr. in Cuvier. Régne anim.: Latreille (P. A.) in Cuvier, Le régne animal distribué d’aprés son organisation etc., Paris (1829). Linn., Fauna Svec.: Linné (C.), Fauna. Svecica et Holmiae (1746). • — Syst. Nat.: Linné (Cari von), Systema Nature, sive regna. 266 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA tria naturae systemálica 'proposita per clases, ordines, ge¬ nera et species (ed. XI). Leipzig (1762). Loew, Dipt. Am. septentr. ind.: Loew (H.), Diptera Americae sep- tentrionalis indigena in Berliner Entomologische Zeitschrift, Centuria YI-X, Berlín (1853-72). — Neue Beit. zur Kennt.d. Dipt. in Progr. Bealsch. zu Mese- ritz : Loew (H), Neue Beitráge zur Kentniss der Dipteren m Programrne Realschule zu Meseritz (1853). Loew, Zahlre'iche neue Nord-americanischen Arten in Berliner en¬ tomologische Zeitschrift, VII-V1II (1863-64). Macqt., Hist. d. Dipt.: Macquart. (J.), Histoire naturelle des insec- tes Diptéres (Suites á BuíTon). París, Impr. Roret (1834-35). — Dipt. exot.: Diptéres exotiques nouveaux ou peu connus. París, Impr. Roret (1838-50) et Lille (1854). Meigen, Illig. Mag.: Meigen (Johann Wilhelm), Versuch einer neuen gattungs eintheilung der europáischen zweiflüglicher Insekten in ílligeris Magazin zur Insektenkuncle (1803). — Klass. d. zwcifl. : Meigen (J. NV.), Rlassification und Bes- chreibung der bekannten europáischen zweiflügeligen Insek- ten. Braunschweig (1804). — Syst, Beschr. d. bek. europ. zuoeifl. Ins.: Meigen (.1. W.), Sys- tematische Beschreibung der bekannten europáischen zweiflü¬ geligen Insekten. Hamrn. und Aachen (1819-38), Halle (1851). Mick, I Men. entom. Zeit .: Mick (Joseph), Dipterologische Misceilen, in Wiener entomologische Zeitung (1886-87). Newm., Entom. Mag.: Newmann (Edward), Entomológica! Notes in The entomológica! Megazine. London, R. Clay (1838). Osten-Sacken, Catal. North Am. Dipt.: Osten-Sacken (Barón Ru- dolph von), A Catalogue of the North American Diptera (1858). — Bull. Buffalo Soc. Nat. Hist.: Osten-Sacken (R. v.), Bulle- tin of the Buffalo’s Society of Natural History (1876). — Western Dipt. : Osten-Sacken (R. v.), Western Diptera, Washington (1877). Panzer, Faun. ins. Germ.: Panzer (George-Wolfgang-Franz), Fauna insectorum Germaniae initia. Nürnberg (1792-1806). Poujade, Aun. Soc. entom. Fr.: Poujade (G. A.), Métamorphoses d’un Diptére de la famille des Syrphides. Genre Microdon , Meig. A p ¡iritis, Latr. in Annales de la Société entomologique de Trance. Bullelin, X.GIX (^1883). Phil., Aufzahl. d. chil. Dipt.: Philippi (Dr. R. A.), Aufzáhlung DIPTEROLOGIA ARGENTINA 267 der chilenischen Dipteren, Wien (1865) et in Verhandlungen der Kaiserliche Konigliche zoologisch-botanisch Gesellschaft zu wien (1865). Phil., Proc. Am. philosoph. Soc .: Proceedings of the American phi- iosophical Society, Philadelphia (1882). Rond., Dipt. aliq in Am. merid. leda: Rondani (Gamillo), Dip- tera aliqua in America meridionali lecta á prof. Pellegrino Strobel, annis 1866-67 (Separat) et in Annuario del la Societá dei Natural isti i‘n Modena (1868). Rond., Dipt. exot. : Rondani (C.), Díptera exótica revisa et anno- tata. Modena, Eredi Solia n i (1863). — Essame d. vcir. sp. d'Insetti Ditteri Brasil.: Rondani in Baudi et Truqui, Studi entomologici . Essame di varié specie d’insetti Ditteri brasil ia ni , Torino (1848). — Aun. Soc. entom. Vr. : Rondani (C.), Species ita 1 icae gene- ris Eumeri in Annales de ia Société entomologique de France (1850). Roder, Sictt. entom. Zeitg.: Rdder (V. von), Dipteren von der In- seln Portorico in Steltiner entornologische Zeitung. Stettin, Grassmann (1885). Saint Farg. et Ser y., Encycl. method.: Saint-Fargeau el Serville, Encyclopédie méthodique, París (1 787-1825). Say, Journ. Acad. P hilad.: Say (Thomas), Journal of the acade- rnical philosophicarSociety of Natural sciencies at Philadel¬ phia (1817-25). ' — Am. Entom.: Say (Th.). Entomologie americaine (1824-28). Schin., Verhandl. zool.-bol. Gesells. Wien.: Schiner (Dr.), Díptera austríaca. Die Oeslerreichischen Syrphiden, in Verhandlungen der K. lí. zoologisch-botanischen Gesellschaft zu Wien (1857). — Wien. entom. Monas tsc/ir.: Schiner (Dr.), Wiener enlomolo- gische Monatschriften (1860). — Emn. Austr.: Schiner (Dr. J. R.), Fauna austríaca. Aufzáh- lung der Kaiserthume Ósterreich bisher aufgefunden Zwei- flüger. Die Osterreichischen Syrphiden, in Verhandlungen der K. K. zoologisch-botanische Gessellschaft zu Wien (1857). — Novara Exp.: Schiner (Dr. J. R.), Novara Expedilion. Zoo- logischer Theil. Diptera bearbeitet von Dr. J. R. Schiner, Wien (1868). Scopoli, Entom. Carn .: Scopoli (Jean Antoine), Entomología Car- niolica, Vindoboni (1763). 268 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Schranck, Enum. Ins. Austr.: Schranck (Frank von Paule), Enu¬ merado inseclorum Austriae indigenorum, Augustae Yinde- licorum (1781). — Fauna Boica: Schranck (F. v. P.), Fauna Boica, Nüriberg et Ingolstadt (1 798-1 804). Thoms., Eugenias Besa Dipt.: Thomson (C. G.), Fregatte Eugenies Resa omkring Jorden. Zoologi. Insckter. Entomologiska Bi- drag. Díptera species novas (1868). — Tijdschr.voor Entom.: Tijdsch riften voor Entomologie (1 888). Yan d. Wulp, Not. f rom Ley d. Mus. : Yan der Wulp (F. M.), Re¬ marles on certain American Díptera in the Leyden Museum, The Hague (1 881 ). — Tijds. voor Entom. : Yan der Wulp (F. M.), Amerikaans- che Díptera in Tijdsch riften voor Entomologie, The Hague (1877-88). Walk., Entom. Monthl. Mag. : Walker (Francis), Entomologist’s Monthly Magazine, London (1864). — List of Dipt. : Walker (Francis), List of the specimens of Dipíerous Jnsects in the collection of the British Museum, London (1 848-55). — Trans. Linn. Soc. Lond. : Walker (F.), Descriptions of Co¬ leóptera, Hvmenoptera and Díptera collected by Captain King in the survey of the Straits of Magellan in Transactions of the Linnean Society of London (1837). — Ins. Saunders.: Walker (F.), Insecta Saundersiana or cha- racters of undescribed species in the collection of Wrlliam Wilson Saunders, esq., (Díptera). London, John van Yoorst. (1856). — Ins. Brit. : Walker (F.), Insecta Britannica (1851). Westw., Tntr. mod. class. of Ins.: Westwood (J. O.), A popular introduction to the modera classification of Insects (1840). Wiedem, , Zool. Mag.: Wiedemann (Wilhelm-Rudolph-Christian). Zoologisches Magazin, Altona (1817-23). — Dipt. exot. : Wiedemann (W. R. Ch.), Díptera exótica, Ki- liae (1821). — Aussereurop. zweifl. Ins.: Wiedemann (W. R. Ch.), Ausse- reuropáische zweifiiigeligen Insekten, Hamm (1828-30). Williston, Proc.Am. philosoph. Soc. : Willistón (Samuel W.), Pro- ceedings of the American .philosophical Society, Philadelphia (1882). F. L YfJ CH fi. — (Dípterologia Jlrgentina — Syrphidae. fiel mismo. - 7 Tipo alar de los Syrphidae -8 Syrphinn - - . ... ,, - agrorum) - 10 Enstalrai(Promilesia nectarinoides, n.g.el n.sp. - 11 HeÍo|iliilini (Helopjnlus Chilenas, .Valk.j- 1 - Ca¬ beza del mismo -43 Volucelliml Volucella lestacea, Bigot)- 14 Volucellinl Teinjaocera) - 1„ y 16 Cerini. D1PTERGL0GIA ARGENTINA 269 Williston, Transactions of Ihe American entomological Societv, XIII (1887) el XV (1889). — Synopsis JSorth Am. Syrph. : Williston (S. W.), Synopsis of the iXorth American Syrphidae in Bulletin of the United States National Museum, Washington (1886). — Biol. Centr. Am. : Williston, Biología Centrali-Americana, III, Diptera (1891). — Entom. News: Williston (S. W.), Entomological News (1886). Wissmann. Stettiner entomologische Zeitung (1848). Zetterstedt, Dipt. Skcincl. : Zetterstedt (J. Wilhelm), Diptera Skan- dinaviae disposita et descripta, Lund (1842-60). — * Iris. Lapp.: Zetterstedt (J. W.), Insecta Lapponica descripta, Lipsiae (1 839). EXPLICACION DE LAS NERVADURAS Y CELDAS ALARES DE LOS SYRPHIDAE (Fig. 7) abcde : vena costalis vel margo anticas. b: vena subcostalis. c : vena rnediastinalis. d: vena marginalis. e: vena submarginalis. f; vena transversa posticalis. g, l: vena interno-mediaria. h: vena analis. i: vena axillaris. j: vena transversa discoidalis. k: vena externo-mediaría. m: nervulus transversus medius. n : vena transversa radicalis. o : vena spúria. p : vena posticalis. q : nervulus transversus costalis. 1-2: cellula costalis. 3: cellula sub-costalis. 4 : cellula marginalis. 5 : cellula submarginalis. 61, 62, 64 : cellulae posteriores. 63 : cellula discoidalis. 71, 72, 73 : cellulae radicales. 270 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA ÍNDICE DE LIS FAMILIAS, GÉNEROS Y ESPECIES O Allograpta . . .... XXXII, 252 ; XXXIII, 57 fracta . . XXXIV, 260 horlensis . . . XXXIII, 58 obliqua . . XXXIII, 57 Amathia . . XXXII, 247 Ancylosyrphus . . . XXXIII, 111 Aphritis . . . XXXII, 121 angustus . . XXXII, 126 aurulenlus . . XXXIV, 250 crassitarsis . . XXXII, 126 . XXXII, 131 . inslabilis . . XXXII, 130 violáceas . . XXXII, 129 Argentinomyia . . . . XXXII, 198, 199 testaceipes . *. . . . . XXXII, 199 granáis . . ’. . XXXIV, 255 Asemosyrphus. .• . . •. .. XXXIII, 198 Atemnocera . . XXXIV, 186 spinigera . . XXXIV, 187 Baccha . . XXXII, 202, 249 adspersa . . XXXIV, 256 babista . . XXXIV, 258 davala . . XXXII, 250 ; XXXIV, 258 facialis . . . . XXXIV, 258 funebris . . . XXXII, 252 phaeoplera . . XXXII, 251 tricincta . . XXXII, 250 torva . . XXXIV, 258 Wul piaña . . . XXXII, 250 Bacchinj . . . . XXXII, 119, 202 Calliprobola . . XXXIII, 193 Catabomba . . XXXII, 252; XXXIII, 118 mdanostoma . • . XXXIII, 119 pyrastri . . . XXXIII, 120 (1) Los números romanos expresan el volúmen correspondiente de los Anales y los arábigos las páginas. DIPTEROLOGIA ARGENTINA 271 Cenogaster . XXXIV, 175 Ceratophyia . XXXII, 121 Ceria . * . XXXIV, 248 barbipes . XXXIV, 249 Cerini. . . . XXXIV, 245 Chalcomyia . . . .* . . . XXXIII, 192 Chilosini . XXXII, 198 Chriorhinini . •• . . . XXXIII, 188 Chrysotoxitae . XXXII, 198 Crhysotoxum. . . XXXII, 199 Ciiymophila . XXXII, 121, 124 Dimeraspis . XXXII, 121 Dolichogyna . . XXXIII, 198, 236 fastidia . XXXIII, 236 Doliosyrphus . . ¿ . XXXIII, 244 geniculatus . XXXIII, 247 ‘ Rileyi . XXXIV, 261 sculellatus . XXXIII, 247 Elophilus . XXXIII, 198, 248 Eri'stalinus . XXXIII, 248 Eristalíni . XXXIII," 240 Eristalis . . . XXXIII, 241, 248 aeneus . XXXIII, 249 agror uní . XXXIII, 252; XXXIV, 40, 41, 46 albiventris . * . . XXXIII, 252 ; XXXIV, 33 Androclus . XXXIV, 38 angustatus . . • . XXXIII, 245 Bellardii . . - . XXXIV, 262- bogotensis . XXXIII, 252, 253; XXXIV, 262 congruus . XXXIII, 252, 253 distinguendus . XXXIII, 252; XXXIV, 34, 36 elegans . .• . . XXXIV, 36, 38 fascilhorax . ' . XXXIV, 261 femoratus . XXXIV, 34 foveifrons . ¡ . XXXI V, 38 furcatus . . . . . XXXIII, 252 ; XXXIV, 33, 34, 262 fuscipennis . XXXIV, 44 hortícola . . . . . XXXIIi, 254 tapideus . XXXIII, 251 lateralis . XXXIII, 252 ; XXXIV, 34 Meigenii.- . XXXIII, 250, 252 ; XXXIV, 38, 39 obsoletus . . ’. . XXXIII, 252 ; XXXIV, 44 - pusio . XXXIV, 46 272 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTIFICA ARGENTINA pygolampus . . XXXIII, 252; XXXIV, 43 quadraticornis . XXXIII, 252; XXXIV, 39, 42 rufoscutata . XXXIV, 262 sepulchralis . XXXIV, 35 scutellaris . . . XXXIII, 245 scutellatus . XXXIII, 245 taenia . XXXIII, 25 2; XXXIV, 35 tenax . . XXXIII, 249, 250, 251, 254 testaceicornis . XXXIV, 44 testaceiscutellatus . > . XXXIV, 42 thoracica . XXXIV, 39 trifasciatus . . XXXIV, 39 uvarum . ' . . . XXXIV, 39 vinetorum . . . . XXXIII, 252 ; XXXIV, 39, 46, 262 xanthaspis . XXXIV, 36, 38 Eristalomyia . . . XXXIII, 245, 248 angustata . XXXIII, 245 quadraticornis . XXXIV, 42 testaceicornis . XXXIV, 42 testaceiscutellata . XXXIV, ’ 42 Eurhimyia . .....! . XXXIII, 198 Glaurotricha . XXXIV, 241 • muscaria. . . . . . XXXlV, 242 Haurotricha . XXXIV, 241 muscaria . XXXIV, 242 Helophilini . XXXIII, 195 Helophilidae . XXXIII, 195 Helophilus . • . XXXII 1,196, 198 chilensis . XXXIII, 199, 236 chiliensis . • . XXXIV, 261 conostomus . XXXIII, 199 Hahni. . : . XXXIII, 236 laetus . . ‘ . . XXXIII, 199 latifrons . XXXIII, 199 linéalas . XXXIII, 200 mexicanas . .' . XXXIII, 199 modestas . . XXXIII, 199 péndulas. ■ . XXXIII, 200 Holmbergia . '. . XXXII, 1 95 Güntlierii . XXXII, 197 Imatisma . XXXIII, 124 posticata . * . XXXIII, 124 IáCHIROS YRTHUS. . .• . XXXIII, 111 DIPTEROLOGÍA ARGENTINA 273 Lasiophticus . XXXIII, 111, 118 Pyrastri.. . XXXIII, 120 Lepidomyia . ; . . XXXII, 198, 200 calopus . XXXII, 201 ortalina . ' . XXXII, 201 Lepidostola . XXXII, 200 Lepromyia . . . XXXII, 200 Melanostoma . XXXII, 252, 307 bucephalus . XXXIV, 260 cruciata . . - . XXXIV, 259 fenestratum . . . XXXII, 308, 310; XXXIV, 259 fenestrala . XXXII, 308 mellina . XXXII, 310 mellinum . . . . . . XXXII, 308, 310; XXXIV, 259 punclulata . XXXII, 309 punctulatum . XXXII, 308, 309, 310, 311, 312 pruinosa . . . ■ . XXXII, 310 pruinosum . XXXIV, 259 scalaris . . . XXXII, 310 stegnum . XXXII, 309; XXXIV, 259 tigrina. . XXXII, 309 tigrinum . XXXII, 309 Meromacrus . XXXIII, 242 Merodon . XXXIII, 196 Mesogramma . ' XXXII, 312 anchor ata . XXXIII, 51 duplícala . XXXIII, 52 exótica . XXXIII, 56 música . XXXIII, 53 tibicen . ! . XXXII, 313 Mesograpta . . . XXXII, 252, 312 anchorata . XXXII, 313; XXXIII, 51 duplícala . XXXII, 313; XXXIII, 52 exótica.... . XXXII, 313; XXXIII, 56 música . XXXII, 313; XXXIII, 53 tibicen . XXXII, 313 Willistoni . XXXII, 313; XXXIII, 54 Mesophila . XXXII, 121 Microdon . XXXII, 121 • augustas . XXXIV, 250 aurulentus . . . . . : . XXXIV, 250 bidens . XXXII, 125, 128 . bonariensis . XXXII, 125, 194 ANAL. T. XXXIV 18 274 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA crassilarsis . XXXII, 125, 126; XXXIY, 250 devius . XXXII, 123, 124 fulgens . XXXII, 131 histrio . XXXII, 125, 127 instabilis . : . . . . . XXXII, 125, 130 Macquartii.. . XXXII, 125, 126 mutabilis . XXXII, 123 rubriventris . XXXII, 125, 128 splendens . XXXII, 131 violaceus . XXXII, 125, 129 Microdontini . . . XXXII, 119, 120 Milesia . XXXIII, 242 scutellaris . . . XXXIII, 245 Milesini . . . XXXIII, 188 Mixogaster . XXXII, 121, 196 Mixtemmyia . XXXIII, 193 Myolepta . XXXIII, 197 Mullo . XXXII, 128 bidens . XXXII, 128 Musca . XXXIII, 113 blandus . . . . . XXXIII, 113 Pyrastri . XXXIII, 120 Ribesi . XXXIII, 113 Rosae . XXXIII, 120 Nausigaster . XXXIV, 252 bonariensis . . . . • . XXXIV , 254 Ocyptamüs . XXXII, 252 funebris . XXXII, 253; XXXIV, 258 fuscicosta . XXXII, 253, 255 trigonus. . XXXII, 253, 254 ; XXXIV, 258 Ornidia . XXXIV, 175 obesa . XXXIV, 177 Palpada . XXXIII, 244 scutellata . XXXIII, 245 Paragus . XXXÍI, 199, 200 Phalacromyia . XXXIV, 241 albitarsis . * . XXXIV, 244 argentina . XXXIV, 242 muscaria. . . XXXIV, 242 soror . XXXIV, 244 Pipiza . : . XXXII, 199 Priomerus . XXXIII, 240, 244 bimaculatus . • . XXXIII, 247 DIPTEROLOGÍA ARGENTINA 275 scutellaris . XXXIII, 245 Promilesia . . XXXIII, 240 nectarinoides . XXXIII, 243 Psarini . XXXII, 198 Psaridae . XXXII, 198 Psarus . , . XXXII, 199 Pterallastes . . . XXXIII, 196, 242 nubeculosus . XXXIII, 197 thoracicus . XXXIII, 197 Rhopalosyrphus . XXXIV, 251 Güntherii.. . XXXIV, 251 Salpindogaster . XXXII, 196, 202, 247 macula . XXXII, 248 nigriventris . XXXII, 248 ScAKVA . XXXIII, 111 affinis . XXXI1Í, 120 mellina . XXXII, 310 música . XXXIII, 53 obliqua . . . XXXIII, 57 pyraslri . . XXXIII, 120 rosarum . XXXIII, 310 scalaris . XXXIII, 310 transfuga . XXXIII, 120 unicolor . . XXXIII, 120 Senaspis . . . XXXIII, 248 Senogaster . XXXII, 196; XXXIII, 192 Spazigaster . XXXIV, 258 bacchoides . XXXIV, 258 Sphaeropiioria . XXXIII, 57 Bacchides . XXXIII, 57 Spilomyia . . XXXIII, 189, 193, 242 gratiosa . XXXIII, 195 Sterphus . XXXIII, 189 antennalis _ 7 . XXXIII, 191 autumnalis . XXXIII, 191 cyanocephalus . XXXIII, 191 Stilbosoma . XXXIII, 191 nigrinervis . XXXIII, r 193 Syrphini . XXXII, 251 Syrphüs . XXXII, 252, 308 ; XXXIII, 111 affinis . XXXIII, 120 agror um . XXXIV, 41 . americanus . XXXIII, 120 276 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA anchoralus . . XXXIII, 51 bacchides . . XXXIII, 57 balteaíus . . . XXXIII, 52 bucephalns . . . XXXIII, 113,, 117 clavatus . . . XXXII, 250 dimensus . . XXXIII, 57 duplicatus . . XXXIII, 52 exoticus . . XXXIII, 56 fenestratus . . XXXII, 308 horiensis . . . . XXXIII, 58 Iris . . XXXII, 310 laíafacies . . XXXIII, 119 lunalus . . . . XXXIII, 120 Macquarti . . XXXIII, 113, 116 melanostoma . . XXX1IÍ, 119 melanogaster . . XXXII, 309 mellarius . . XXXII, 310 mellinus . . XXXII, 310 melliturgus . . XXXII, 310, 312 mu sien s . . XXXIII, 53 noctilucus . . . JXXI1, 310 noclurnus . . . XXXIII, 52 obesus . . . . . XXXIV, 39 obliquus . . XXXIII, 57 octo-maculatus . . . XXXIII, 113, 414 ochrogaster . . XXXIII, 52 paiagonus . . XXXIII, 113, 115 philadelphicus . . XXXIII, 113 pyrastrí . . XXXIII, 120 quadrigeminus . . . . . XXXIII, 57 reclus . , . . . XXXIII, 113 Ribesii . . XXXIII, 113 scalaris . . XXXII, 310 securiferus . . . XXXIII, 57 s exgultatus . . . XXXIII, 119 signatus . . . . XXXIIÍ, 57 stegnus . . XXXII, 309 libicen . . XXXII, 313 transfugus . . XXXIII, 120 tridenlatus . . . XXXIV, 260 trigonus . . . XXXII, 254 unicolor . . .- . . . . XXXII, 309 ; XXXIII, 117 Walkerii . . XXXIII, 113, 117 DIPTEROLOGÍA ARGENTINA Temnocera . andícola . fulvicornis . . recta . scutellata spinigera. . . . spinithorax. . . Temnostoma . Tropidia . insularis . Toxomerus . . Ubristes . Volucella . abdominalis . Ambrosettii . . azurea . fulvonolata. . . fuscipennis. . missionera . . notata . obesa . obscuripennis picturala. . . . pulchripes . . . punctifera . . . purpurea. . . . scutellata .... spinigera .... testacea . Volucellini . XlLOTA . XlLOTIDAE . XlLOTINI . 277 .... XXXIV, 174, 185 . XXXIV, 189 . XXXIV, 187 .... XXXIV, 187, 188 .... XXXIV, 187, 189 . XXXIV, 187 .... XXXIV, 187, 190 .... XXXIII, 193, 242 .... XXXIII, 196, 238 . . XXXIII, 238 . XXXII, 312 XXXII, 120, 124, 197 . XXXIV, 174 . XXXIV, 180 .... XXXIV, 177, 179 . XXXIV, 178 .... XXXIV, 177, 181 . XXXIV, 180 .... XXXIV, 177, 184 .... XXXIV, 177, 18l . XXXIV, 177 .... XXXIV, 177, 180 .... XXXIV, 176, 18* . XXXIV, 185 XXXIV, 177, 183, 184 . XXXIV, 179 . XXXIV, 189 . XXXIV, 187 .... XXXIV, 177, 182 XXXII, 1 19 ; XXXIV, 173 . XXXIII, 197 . XXXIII, 189 . XXXIII, 488 278 ANALES DE LA. SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA LISTA SISTEMÁTICA DE LOS SYRPHIDAE DE LA REPÚBLICA ARGENTINA Microndontini . XXXII, 120 I. Microdon, Meigen . . . . XXXII, 121 (1) 1. M. crassitarsis (Macquart) Lynch Arribálzaga . . . XXXII, 126 (2) 2. M. Macquartii, F. Lynch Arribálzaga . XXXII, 126 (3) 3. M. histrio, Wiedemann . XXXII, 127 (4) 4. M. bidens (Fabricius) Wiedemann . XXXI], 128 (5) 5. M. rubriventris, F. Lynch Arribálzaga . XXXII, 128 (6) 6. M. violaceus (Macquart) F. Lynch Arribálzaga... XXXIÍ, 129 (7) 7. M. instabilis, Wiedemann . . XXXII, 130 (8) 8. M. bonariensis, F. Lynch Arribálzaga . XXXII, 194 II. Holmbergia, F. Lynch Arribálzaga . XXXII, 195 (9) 1. Holmbergia Güntherii, F. Lynch Arribálzaga .... XXXII, 197 II. Rhopalosyrphits, Giglio-Tos . XXXÍY, 251 (9) 1. R. Gunlherii (Lynch Arribálzaga) Giglio-Tos... XXXIV, 251 Psarini . : . .. XXXII, 198 III. Argentinomyia, F. Lynch Arribálzaga . XXXII, 199 (10) 1. A. testaceipes, F. Lynch Arribálzaga . XXXII, 199 (78) 2. A. grandis, F. Lynch Arribálzaga . XXXIV, 255 IV. Lepidomyia, Loew . XXXII, 200 (11) 1. L. ortalina, Van der Wulp . XXXII, 20 1 Chilosini . . . XXXIV, 252 Nausigaster, Williston . XXXIV, 252 (77) 1. N. bonariensis, F. Lynch Arribálzaga . XXXIV, 254 Bacclilsii . XXXII, 202 V. Salpindogasler, Schiner . XXXII, 247 (12) 1. S. nigriventris, Bigot . XXXII, 248 VI. Baccha , Fabricius . XXXII, 249 (13) 1. B. clavata, Fabricius. . ., . . . XXXII, 250 (14) 2. B. Wulpiana, F. Lynch Arribálzaga . XXXII, 250 (79) 3. B. adspersa, Fabricius . XXXIV, 256 Syrpliini . XXXII, 251 VIL Ocyptamus, Macquart . XXXII, .252 (15) 1. 0. funebris, Macquart . XXXII, 253 (16) 2. 0. trigonus (Wiedemann) Schiner . XXXII, 254 (17) 3. 0. fnscicosta, F. Lynch Arribálzaga . XXXII, 255 VIII. Melanostoma , Schiner . XXXII, 307 (18) 1. M..fenestratum (Macquart) Schiner . XXXII, 308 (19) 2. M. punctulatum, Van der Wulp . XXXII, 309 DIPTER0L0G1A ARGENTINA (20) 3. M. mellin-um (Linnaeus) Schiner . IX. Mesograpla, Low . • (21) 1. M. tibicen (Wiedemann) F. Lynch Arribálzaga.. (22) 2. M. anchorata (Macquart) Osten-Sacken . (23) 3. M. duplícala (Wiedemann) F. Lynch Arribálzaga (24) 4. M. música (Wiedemann) F. Lynch Arribálzaga.. (25) 5. M. Willístonii, F. Lynch Arribálzaga . (26) 6. M. exutica (Wiedemann) F. Lynch Arribálzaga. X. A llograpta, Osten-Sacken . (27) 1. A. obliqua (Say) Osten-Sacken . (28) 2. A. hortensis (Philippi) F. Lynch Arribálzaga. . . XI. Syrphus, Fabricius . . . . (29) I. S. Ribesii (Linneaus) Fabricius . (30) 2. S. 8-maculatus, Walker . (31) 3. S. patagonus, F. Lynch Arribálzaga . (32) 4. S. Macquarti, Blanchard . (33) 5. S. bucephalus, Wiedemann . (34) 6. S. Walkeri, F. Lynch Arribálzaga . . XII. Catabomba, Osten-Sacken . (35) 1. C. melanostoma (Macquart) Van der Wulp . (36) 2. C. Pyrastri (Linnaeus) Osten-Sacken . Xilolini . . XIII. Sterphus, Philippi . . . (37) 1. St. autumnalis, Philippi . XIV. Stilbosorna, Philippi . . (38) 1. St. nigrinervis, Philippi . XV. Spilomyia, Meigen . (39) I. Sp. gratiosa, Van der Wltlp . Er XVI. Pterellnstes , Ldw . (40) 1. Pt. nubeculosus, Van der Wulp. . . . XVII. Helophihis, Meigen . (41) i. H. chilensis, Walker . XVIII. Tropidia, Meigen . (42) 1. T. insularis, F. Lynch Arribálzaga. XIX. Promilesia, F. Lynch Arribálzaga . (43) 1. P. neclarinoides, F. Lynch Arribálzaga . XX. Priomerus , Macquart . . . (44) t. P. scutellaris (Fabricius) F. Lynch Arribálzaga. (45) 2. P. geniculatus (Bigot) F. Lynch. Arribálzaga . . XXI. Erislalis , Latreille . (46) 1. E. bogotensis, Macquart . : . . XXXII, 279 310 . XXXII, 312 . XXXII, 313 XXXIII, 51 XXXIII, 52 XXXIII, 53 XXXIII, 54 XXXIII, 56 XXXIII, 56 XXXÍIÍ, 57 XXXIII, 58 XXXIII, 111 XXXIII, 113 XXXIII, 114 XXXIII, 115 XXXIII, 116 XXXIII, 117 XXXIII, 117 XXXIII, 118 XXXIII, 119 XXXIII, 120 XXXIII, 188 XXXIII, 189 XXXIII, 191 XXXIII, 191 XXXIII, 193 XXXIII, 193 xxxnr, 195 XXXIII, 195. XXXIII, i 96 XXXIII, 197 XXXIII, 198 XXXIII, 236 XXXIII, 238 XXXIII, 238 XXXIII, 240 XXXIII, 241 XXXIII, 243 XXXIII, 244 XXXIII, 245 XXXIII, 247 XXXIII, 248 XXXIII, 253 280 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA (47) 2. E. congruus, Van der Wulp . XXXIII, 253 (48) 3. E. albiventris, Bigot . XXXIV, 33 (49) 4. E. lateralis, Walker . XXXIV, 34 (50) 5. E. furcatus, Wiedemann . XXXIV, 34 (51) 6. E. taenia, Wiedemann . . . XXXIV, 35 (52) 7. E. distinguendus, Wiedemann . ■. . XXXIV, 36 (53) 8. E. Meigenii, Wiedemann . : . XXXIV, 38 (54) 9. E. vinelorum, Fabricius . ' XXXIV, 39 (55) 10. E. agrorum, Fabricius . . . . XXXIV, 41 (56) 11 . E. quadraticornis, Macquart . XXXIV, 42 (57) 12. E. pygolampus, Wiedemann . . XXXIV, 43 (58) 13. E. obsoletus, Wiedemann . . XXXIV, 44 (59) 14. E. pusio, Wiedemann . XXXIV, 46 'Volueellmi . . XXXIV, 173 * XXII. Volucella, Geoffroy . . . XXXIV, 174 (60) 1. V. obesa, (Fabricius) Wiedemann . XXXIV, 177 (61) 2. V. Ambrosettii, F. Lynch Arribálzaga . XXXIV, 179 (62) 3. V. obscuripennis, F. Lynch Arribálzaga . XXXIV, 180 (63) 4. V. notata, Bigot . . XXXIV, 181 (64) 5. V. fulvonotata, Bigot . XXXIV, 181 (65) 6. V. testacea, Bondani . XXXIV, 182 (66) 7. V. punctifera, Bigot/ . \ . . XXXIV, 183 (67) 8. V. missionera, F. Lynch Arribálzaga . XXXIV, 184 (68) 9. V. picturata, F. Lynch Arribálzaga . XXXIV, 184 XXIII. Temnocera, St. Fargeau et Seryille .- . XXXIV, 185 (69) 1. T. spinigera (Wiedemann) Macquart . XXXIV, 187 (70) 2. T. recta, Van der Wulp . XXXIX, 188 (71) 3. T. scutellata (Macquart) Schiner . XXXIV, 189 (72) 4. T. spinitberax, F. Lynch Arribálzaga . XXXIV, 191 XXIV. Phalacromyia, Rondani . . XXXIV, 241 (73) 1. Ph. muscaria (Thomson) F. Lynch Arribálzaga. XXXIV, 242 (74) 2. Ph. soror, Bigot . XXXIV, 244 (75) 3. Ph. albitarsis, F. Lynch Arribálzaga . XXXIV, 244 Ceriaii . . . XXXIV, 245 XXV. Ceña , Fabricius . XXXIV, 246 (76) 1. Ceria barbipes, Low . . XXXIV, 249 CRÓNICA DE LAS VISITAS DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA Numerosas han sido las visitas realizadas por la Sociedad ’á esta¬ blecimientos industriales y obras públicas, desde Setiembre á esta parte. La importante prédica de la Sociedad en ese terreno activo, lejos de cejar, progresa cada dia más, dejándose entrever ya los resul¬ tados que ella ha de reportar. Por una parte, ella ha recibido un nuevo impulso con la iniciativa tomada por la J. D. con el objeto de realizar una serie de visitas á los principales establecimientos industriales del país, á cuyo efecto se pasaron comunicaciones en ese sentido á numerosas empresas que contestaron accediendo, naturalmente, al pedido de la J. D. Por otra parte, nuestra propaganda ha tenido la oportunidad de recibir muestras inequívocas de simpatía por parte de la prensa seria del país, que contribuye así de una manera eficacísima á la obra levantada del progreso científico nacional. Al poner de relieve como lo merece este hecho importante de la incorporación de fuerza activa de la prensa diaria de la República, cumplimos con el deber de tributarle nuestro sincero agradeci¬ miento y hacemos votos porque ella continúe en bien de una causa que solo la prédica activa y permanente de sus sostenedores sabrá liacer triunfar. 282 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Entre los órganos de la prensa diaria que más eficaz apoyo han prestado y siguen prestando á nuestra propaganda científica, debe¬ mos citar La Nación y La Prensa, que no han dejado de comisionar ó las visitas de la sociedad á distinguidos miembros de su personal y de insertar al dia siguiente extensas crónicas de sus resultados, en las que nunca ha escaseado una palabra de aliento y de aplauso para la noble prédica de la Sociedad Científica. Nos es muy grato poder trascribir á continuación, como testimo¬ nio lisongero de tan favorables disposiciones, algunos párrafos de los sueltos de los diarios nombrados, con motivo de la primera de la serie ele visitas iniciada por la nueva presidencia de la So¬ ciedad. Dice La Nación, fecha 13 de Setiembre, en su noticia sobre la visita á la maquinaria hidráulica del puerto de la Capital: . «Entre las numerosas corporaciones que se relacionan con el progreso intelectual nacional, pocas quizás tan dignas de encomio y de estímulo como nuestra antigua Sociedad Científica, que después de 20 años de labor, de una vida naturalmente agitada por los tras¬ tornos sociales del país, siente cada dia más robustecerse su obra, que yá es importante. «Por eso es digno de aplauso el nuevo impulso que la Sociedad Científica desde algún tiempo á esta parte ha dado á su importante prédica que, como se sabe, se manifiesta principalmente por las conferencias, las visitas ó excursiones á establecimientos industria¬ les, á las grandes obras públicas, etc. Y es justo consignar al res¬ pecto, todo lo que en ese progreso real de los últimos años se debe á los dignos presidentes de la Sociedad, especialmente á los inge¬ nieros Sres. Cárlos M. Morales y Eduardo Aguirre. «Hoy tiene á su frente una personalidad que ya se ha distinguido, por servicios notables, pero de cuya incansable actividad mucho puede esperarse aun, y esa obra de que hablamos ha de recibir un nuevo .y vigoroso impulso. «Presagio halagüeño de lo que venimos diciendo puede conside¬ rarse el éxito de la visita verificada ayer á la maquinaria hidráulica del Puerto Madero por la simpática Sociedad. En efecto, los asis¬ tentes á ella no bajaban de unas setentas personas, entre las que predominaba, naturalmente, el gremio estudiantil, siempre el pri¬ mero en acudir á los instructivos paseos. » En la misma oportunidad y fecha, decía La Prensa: «No queremos cerrar estas líneas sin dedicar una palabra justi- CRÓNICA DE LAS VISITAS DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA * 283 ciera á la obra de la digna Sociedad Científica, que tanto hace para merecer la simpatía,' el estímulo á que son acreedoras las institu¬ ciones que se proponen la noble tarea de traer una contribución al adelanto de las ciencias. «Si mucho, mucho, queda aun por hacer en tan importante orden de ideas entre nosotros, no es justo cerrar los ojos ante los progre¬ sos ya realizados; y un testimonio' elocuente de esto es seguramente la obra de la Sociedad Científica, modesta todavía, pero que cada dia se afirma más y más. . «Así, el actual y digno presidente de la Sociedad, ingeniero D. Jorge Duclout, tiene ya proyectadas diversas visitas interesantes como la de ayer; también se preocupa de las conferencias que tan importante papel desempeñan en su propaganda científica, á la que puede hoy dedicarse ella enteramente, desahogada como se encuen¬ tra, en lo referente á su situación financiera. Se sabe, en efecto, que hoy la Sociedad Científica tiene casa propia y, más aun, que vive de sus rentas. «Persevere la digna y meritoria Sociedad en la obra fecunda tan bien emprendida, y seguirá siendo acreedora al aplauso y estímulo de todos los que se preocupan del progreso científico nacional.» Pero no es este importante síntoma del valioso refuerzo que la prensa diaria trae á nuestra propaganda activa, el único que tenemos que señalar. Hay otros no menos dignos de llamar la atención. En primer lugar, nótase ya un progreso sensible en los ingresos de nuevos socios, que aumentan cada dia; más aun, háse observa¬ do ya indicios de una corriente que parece formarse en nuestras clases ilustradas hacia la Sociedad, y ya son .varios los elementos distinguidos que espontáneamente han venido á incorporarse á su vida activa: y es este seguramente un síntoma de la mayor impor¬ tancia, en el que puede y debe verse un feliz augurio de los pro¬ gresos que el porvenir prepara al primer centro científico del país. En cuanto á los miembros activos, nótase también el interés que les merece esta fecunda propaganda; ha ido y va siempre en au¬ mento el número de los asistentes á l&s interesantes é instruc¬ tivas visitas. En segundo lugar, las últimas visitas han evidenciado también el concepto cada dia más favorable que la Sociedad Científica va ad¬ quiriendo entre los elementos de labor, especialmente entre los industriales del país, que no pueden menos de-constatar con visi- 284 ' ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA ble satisfacción la importancia del contingente que á ese progreso material que ellos persiguen, trae diariamente ‘la propaganda ilus¬ trada, tan activamente sostenida de aquéllos. Y en efecto ¿cómo negar la íntima relación entre uno y otros inte¬ reses, el puramente industrial ó práctico y el científico? Hay ahí dos factores tan íntimamente ligados, que es imposible, en el estado actual de nuestros progresos, separar uno del otro ; y esa es la razón de la armonía que entre ellos debe reinar. ¡No olvidemos que ese íntimo consorcio es el que ha originado*el magno progreso de este siglo «del vapor y de la electricidad»! Testimonio elocuente de los sentimientos que en tan importante órden de ideas dejamos consignados, han sido las palabras cam¬ biadas en ese sentido en las diferentes visitas entre el señor Presi¬ dente de la Sociedad y los representantes de las empresas que tan amable acogida dispensaban a sus miembros, y cuyos importantes establecimientos ocupan los primeros puestos entre los similares del país. Pagado el primero y merecido tributo á los propagandistas de todo órden de nuestro progreso científieo, dediquemos algunas pa¬ labras á la crónica obligada de nuestras visitas; pero únicamente con el fin de dejar constancia de ellas, pues, en lo referente á las descripciones de las obras y establecimientos visitados, ya saben los lectores de los Anales, que ellas son objeto de trabajos espe¬ ciales que desde la entrega anterior han principiado á publicarse en ellos. He aquí las visitas realizadas en el mes de Setiembre pasado : VISITA A LA MAQUINARIA HIDRÁULICA DEL PUERTO MADERO (Día 8 de Setiembre) A las 9.30 a. m., salía del dique n° 2 del Puerto, en dirección á la Dársena Sud una numerosa concurrencia de socios, en los va- porcitos «Fulton» y «Ayacucho» de las Obras del Riachuelo, que habían sido puestos galantemente á disposición de aquellos por su Dirección. Pronto se llegaba á la Casa Central de Bombas que se encuentra á inmediaciones de la Dársena Sud, y allí era recibida la 'concur- CRÓNICA DE LAS VISITAS DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA 285 rencia por el ingeniero jefe de la oficina de movimiento y conserva¬ ción del Puerto, Sr. Domingo Nocetti, ex-alumno y actual catedrᬠtico sustituto del curso de máquinas de la Facultad de ingeniería, miembro también de la Sociedad. La visita, que principió por la Casa Central de Bombas, continuó con la inspección de las diferentes instalaciones del puerto, siendo acompañados los visitantes por el Sr. Nocetti que, con sus minu¬ ciosas explicaciones sobre aquellas, contribuyó poderosamente á hacer más provechoso el instructivo’paseo'. A las 11.30, los visitantes volvían en los mismos vapores hasta el dique n° 2, agradablemente impresionados por todo lo visto. Asistieron, además del Presidente, Sr. ingeniero Duclout, los Sres. socios Echagüe, Félix Lynch Arribálzaga, Mayol, Sagastume, Biraben, Molina Civit, Pereyra, y muchos otros, especialmente estudiantes de ingeniería. VISITA A LA FÁBRICA DE LA COMPAÑÍA SANSINENA (Día 18 de Setiembre) A las 8.30 a. m. partía de la Dársena Sucl el vaporcito «Fulton» de los Obras del Riachuelo, con una numerosa concurrencia de socios y personas extrañas, el que, después de recorrer todo el Ria¬ chuelo llegaba á las 9 a. m. al establecimiento «La Negra» de carnes congeladas. Allí era recibido por el Sr. F. Sansiriena, Direc¬ tor-Gerente de la Compañía y el Sr. Juan P. Olivier, Director in¬ terno, principiando inmediatamente- la visita por el matadero, para seguir luego con las nuevas cámaras frigoríficas, y las diferentes instalaciones. Recien á las 1 1 y 30, concluía la interesante visita y después de haber sido obsequiados con un bien servido lunch, donde el Sr. Presidente tuvo oportunidad de hacer merecida justicia á los loables esfuerzos de la industria argentina, volvía en el mismo vapor has¬ ta Barracas. Entre los numerosos visitantes, se encontraban los Sres. Aguirre Morales, Palacio, Otamendi, Lynch Arribálzaga, etc. 28a ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA VISITA A LA FÁBRICA DE LA COMPAÑIA GENERAL DE FÓSFOROS * (Día 25 de Setiembre) Desde las 9 a. m. ya se encontraban reunidos en la esquina Ave¬ nida Montes de Oca é Iriarte (Barracas al Norte) numerosos visitan¬ tes, que se dirigieron entónces hasta la Fábrica, situada en la última calle. Recibidos por el Gerente de la Compañía, Sr. Lavigne, el Presidente de la misma, Sr. Del laché, y el Director del taller tipo¬ gráfico, Sr. Vacarí, clió principio inmediatamente la visita ; pronto tuvieron que fraccionarse los numerosos visitantes en va¬ rios grupos que, bajo la dirección de cada uno de aquellos señores, se dirigieron separadamente á las diferentes secciones del vastí¬ simo establecimiento. Solo á las 12 del cha, después de haber hecho rápidamente el debido honor á un bien servido lunch, donde el Sr. Presidente de la' Sociedad se hizo intérprete ante los inteligentes Directores de tan notable establecimiento, de la excelente impresión de la inte¬ resante visita, volvía á la ciudad la numerosa concurrencia, entre la cual se encontraban los Sres. sócios Aguirre, Palacios, Frugo- ne, Quiroga, etc., y algunas personas extrañas. En el mes de Octubre siguieron con igual actividad las visitas, realizándose las siguientes: VISITA Á LA USINA CORRALES DE LA COMPAÑIA DE GAS ARGENTINO (Día 2 de Octubre) A las 9 a. m. se hallaban ya reunidos en la playa de los corra¬ les más de 50 socios, entre ellos el Sr. Ghigliazza, tesorero de la Sociedad, que representaba al Sr. Presidente Duclout, imposibili¬ tado para asistirá la visita que se iba á hacer, los Sres. ingenieros Aguirre, Frugone, Mallol, Palacio, Biraben, Dr. Quiroga, y mu¬ chos otros, los que momentos después se dirigían acompañados por el Sr. Whitaker, ingeniero jefe de la Compañía, hasta la Usina que se encuentra cerca de aquel punto. 287 CRÓNICA DE LAS VISITAS DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA Allí los esperaban otros miembros del personal de la empresa, entre otros los Sres Gabarret, Contador, W. E. James y J. M. Row- bostham, Intendente de las Usinas de Almagro y de Corrales, res¬ pectivamente. Inmediatamente se formaron diferentes grupos que se dirigieron separadamente á los numerosos departamentos de la vasta Usina,* dando principio á la interesante visita que se prolongó hasta las 12m.,á cuya hora abandonaron recien la fábrica los visitantes, después de pasar por una vasta sala donde se encontraban tres bien servidas mesas, á las que se les hizo el debido honor, cambián¬ dose brindis significativos, encargándose .varios de los socios ca¬ racterizados de hacerse intérpretes de la excelente impresión pro¬ ducida por la magnífica instalación de la Compañía. VISITA Á LA USINA ALMAGRO DE LA MISMA COMPAÑIA ( Día 9 de Octubre ) La hora avanzada á que había terminado la visita del domingo anterior á la Usina Corrales, había obligado á postergar la de la Usina principal de la Compañía, situada en Almagro. No menos interesante y concurrida que la anterior, á pesar del tiempo poco favorable, esta visita ofreció á los socios la oportunidad para inte¬ resantes comparaciones con las instalaciones vistas en la Usina de Corrales. Asistieron, además del Presidente de la Sociedad, Sr. Du- clout, los ingenieros Aguirre, Frugone, Fierro, Palacio, Mallol, Peyret, Biraben, etc. Además del Sr. Whitaker, acompañaron á los visitantes los Sres . Rowbostham, W. E. Jammes, Adolfo Gabaret y varios otros miem¬ bros del inteligente personal de la Compañía. Como de costumbre, un espléndido lunch terminó la grata é ins¬ tructiva visita. VISITA AL MUSEO NACIONAL (Día 23 de Octubre) Esta vez á les concurrentes habituales — estudiantes de ingenie¬ ría en su mayor parte— se agregaban algunas personas de espec- 288 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA labilidad científica y social : Presidente de la Sociedad, Sr. Duclout, Sres. Hugo Marcus, Reyes, Juan Pedro Aguirre, Quiroga*; inge¬ nieros Eduardo Aguirre, Barabino, Mallol, Frugone, Biraben, Pa¬ lacio, etc., señores Lynch Arribálzaga, Peyret, García Viñas, etc., etc. Los visitantes fueron recibidos por el Director del Museo Dr. Berg, ó quien acompañaban los ayudantes Caride y Pawloswky y el preparador Sr. Monguillot. Visitáronse sucesivamente la Biblioteca y las diferentes secciones del Museo, admirándose la riqueza y va¬ riedad de sus materiales y documentos. Las interesantes y obsequiosas explicaciones del Dr. Berg y de sus ayudantes, contribuyeron por lo demás á hacer la visita tan agradable como instructiva. La visita duró desde las 9 a. m. hasta las 11 a. m. VISITA AL ASERRADERO Y CARPINTERIA MECÁNICA DE SACKMANN Y Ca (Día 30 de Octubre) En esta última visita del mes siguió observándose una visible fir¬ meza en los progresos alcanzados por la importante prédica de la Sociedad. Indudablemente, las visitas de ios domingos constituyen ya una distracción preferente para nuestros socios, que principian á acostumbrarse á ellas; pronto les serán indispensables, formarán parte integrante de su vida habitual; — otro tanto sucederá con las conferencias, si se consiguen organizar sériamente una serie de ellas en el próximo invierno, como piensa hacerse. En cuanto á nuestra visita, los socios que en número un poco menor que el habitual, con motivo de la proximidad de los exáme¬ nes de la Facultad, concurrieron á ella, llegaron al importante establecimiento á las 9 a. m., para dejarlo á las 11.30 a. m. Encontrábanse presentes, además del Presidente Sr. Duclout, los socios Palacio, Sagastume, Mallol, Biraben, Lynch Arribálzaga, Pey¬ ret y muchos otros, siendo recibidos y atendidos de la manera más amable por los Sres. Sackmann é ingeniero Cremona, ex-alumno de nuestra Facultad de ingeniería y miembro activo de la Sociedad, señor Manson, etc. La visita tan interesante como las anteriores, se prolongó bas¬ tante y terminó con un copioso lunch, donde se cambiaron frases expresivas entre los Sres. Duclout y Cremona. CRÓNICA DE LAS VISITAS DE LA SOCIEDAD CIENTIFICA 289 Con motivo de los exámenes de fin de año de la Universidad que, en esa época, absorben casi lodo el tiempo de aquellos de sus so¬ cios (en buen número según se sabe) que a ella pertenecen, sea en calidad de profesores, sea en carácter de alumnos, no pudo verifi¬ carse en el mes de Noviembre sino una sola visita que fué la VISITA Á LOS TALLERES DE SOLA DEL FERRO CARRIL DEL SUD (Día 26 de Noviembre) ■ A las 8 h. 45 a.m tomaban en Constitución los visitantes, en¬ tre los cuales se hallaban el presidente y la mayor parte de los concurrentes habituales, el tren expreso que los debía depositar á los pocos minutos en medio de los vastos talleres. Desde Constitución los socios eran acompañados porelSr. White, presidente del Directorio local del Ferro-carril del Sud, los gefesde los talleres y varios otros miembros del alto personal, los que llevaron inmediatamente á los visitantes á los diferentes depar¬ tamentos de los vastos talleres, dándoles las explicaciones del caso. Después de ver detenidamente las partes más interesantes y asis¬ tir á algunas operaciones que se efectuaban en ese momento en los talleres, la concurrencia volvía á tomar otro tren expreso, después de las 1 1 a.m., para regresar á la ciudad ; en el mismo suntuoso coche de un tren expreso los esperaba la agradable sorpresa de un lunch exquisito, que puso término á la interesante visita. En el mes de Diciembre se reanudaron con el mismo éxito que en los meses anteriores las visitas semanales, verificándose las si¬ guientes : VISITA Á LOS TALLERES DE LA COMPAÑÍA SUD- AMERICANA DE BILLETES DE BANCO (Día 3 de Diciembre) A las 9 a.m. estaban reunidos gran número de socios, frente al grande establecimiento situado en la calle de Chile entre Balea rce y Colon. Entre muchos otros, se encontraban el presidente Sr. Du- ANAR. SOC. CIENT. ARG. T. XXXIV 19 290 ANALES DE LA SOCÍEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA clout, los vico-presidentes Sres. Kyle y Lugones, Sres. Peyret, Lynch, Arribalzaga, Aguirre, Frugone, Aguirre, Biraben, etc. Recibidos inmediatamente por el señor director-gerente de la Compañía, Sr. Lass, y demas miembros del personal, diose prin¬ cipio inmediatamente bajo la inteligente dirección de estos señores, á la interesante visita, la que duró hasta pasado las 12, sin que sin embargo, hubiera tiempo para ver con el necesario detenimiento todos los departamentos de los vastos talleres. Antes de terminar la visita, los visitantes fueron obsequiados con un lunch refrescante, en el cual se cambiaron palabras expresivas entre el presidente Sr. Duclout y el Sr. Lass. VISITA AL EDIFICIO EN CONSTIiUCClON DEL NUEVO TEATRO COLON (Día 11 de Diciembre) Entre las visitas interesantes realizadas en este mes, puede con¬ tarse la del edificio en construcción del inmenso monumento situa¬ do sobre la plaza General Lavalle y destinado á perpetuar las tra¬ diciones del viejo é inolvidable « Colon ». Recibidos atentamente á las 8 a/2 a.m. los socios que en número de más de treinta asistieron á la visita, por el contratista empresa¬ rio Sr. Angel Ferrari y arquitecto Sr. Víctor Mea no, principió inme¬ diatamente la visita, bajo la dirección del último señor, por el vasto sub-suelo, para subir luego á los diferentes órdenes y concluir por el taller de escultura, modelos, etc. • A las 10 y, a.m. se retiraban gratamente impresionados los visi¬ tantes, entre los cuales se hallaban el presidente Sr. Duclout, los Sres. Peyret, Mallol, Navarro, Pelizza, Lynch Arribalzaga, Bira¬ ben, etc. VISlf A Á LA FÁBRICA DE PUNTAS DE PARIS, ALAMBRE, ETC . DE LOS SEÑORES FRE1SZ Y Ca (Día 17 de Diciembre) A la hora indicada estaban reunidos en el interesante estableci¬ miento de los Sres. Freiszy Ca, muchos socios, entre ellos, los seño¬ res Duclout, presidente, Candiani, Frugone, Peyret, Mallol, etc., y CRÓNICA DE LAS VISITAS DE LA SOCIEDAD CIENTIFICA 291 muchos jóvenes estudiantes, siendo recibidos por el Sr. Freisz, que los acompañó, dando las explicaciones del caso siguiendo el mis¬ mo orden de la elaboración, tanto para los clavos, como para el alambre, las chapas galvanizadas, etc. Después de observar detenidamente esas diferentes operaciones, y de ser obsequiados con un lunch refrescante, los visitantes aban¬ donaban el establecimiento á las 10 V2 a.m. VISITA AL ARSENAL MILITAR (Día 24 de Diciembre) Ya á las 8V2 a.m. se hallaban reunidos más de 50 socios en la esquina deGaray y Entre-Rios para dirigirse inmediatamente á los grandes talleres del nuevo arsenal, distante una cuadra de ese punto. Allí eran recibidos por el gefe de los talleres, coronel Pen- na, por el sub-gefe y varios otros miembros del personal superior, que acompañaron á los visitantes dándoles las explicaciones nece- cias. Recien después de las 121/ 2a.m., abandonaban los visitan¬ tes los vastos talleres, habiendo asistido primero á ejercicios de tiro al blanco, y observado el manejo del nuevo fusil modelo ar¬ gentino de repetición. Con esta última visita termina el período de las de este año de 1892. Como se ha visto, solamente desde el mes de Setiembre se han realizado 12 visitas, de las cuales 2á obras públicas importan¬ tes y 10 á establecimientos industriales, de primer orden algunos de ellos. Además, ya se tienen en vista varias otras visitas y paseos instructivos para el año entrante de 1893, y es fácil preveer que el progreso real obtenido en el período que acaba de cerrarse con tanto éxito, ha de continuar afirmándose paulatinamente en bene¬ ficio de los altos intereses de orden moral y material que esta pro¬ paganda activa de la Sociedad Científica está llamada á servir. Confiamos en que la Crónica periódica de las visitas de la Socie¬ dad, que permitirá seguir de cerca su marcha, no tardará en com¬ probar plenamente lo que ya es permitido congeturar. Federico Biraben. MOVIMIENTO SOCIAL Socios. — Durante el año han sido admitidos por la Junta Directiva en calidad de socios activos, los siguientes señores : Santiago P. Santillan; Aurelio Araoz, Alberto Jameson de la Presilla, Alfredo Gaitero, Alfredo Lara, Félix Córdoba, Gerardo Aranzadi, Raimundo Baigorria, Alejandro González Velez, Cárlos Scotti, Luis Vernet Cilley, Eduardo Sagasta, Alberto Scheneidewind (reincorporado), Alfredo Friedel, Julio Gorbea, Rafael Eguzquiza, Cárlos Rodríguez de la Torre, Mario Gonzales del Solar, Claro C. Das- sen, Arturo Canovi, José F. Molteni, Cárlos Real de Azúa, EleodoroA. Damiano- vich, Estéban Belsunce, Luis P. Minaquy, Eugenio Sarrabairrouse, Domingo Carrigue, Eduardo Fox, Alejandro Roux, Enrique Pellegrini, Federico Beltramí, Santos Brian, Silvano Crotto, Domingo Pelluffo, Martin Hidalgo, P. Hary, E. Vi- dart, Ceferino Rufrancos, Juan V. Pasalacqua, Sebastian Samper, Tomás B. Gar¬ cía, Alejo Peyret, Enrique S. Lange, Mariano S. Barilari, Bernardo Villanueva. Canges. — Las siguientes publicaciones han solicitado cange con los Anales, habien lo sido concedidos por la Junta Directiva : Revista Nacional (Buenos Aires). Actes de la Société Scientifique du Chili (Santiago). Bolle-tino della Societd Romana per gli studi zoologici (de Roma). Journal of tlie New Jersey Natural History, de Trenton. Records of the Geological Survey (Nueva Gales del Sud).» New England- Magazine (Boston). Revista de la Sociedad de Naturalistas de Freiburg. Proceeding of the Philosophical Society (Filadelfia). Les Nouvelles Geographiques (Paris). Boletín de la Sociedad de Ingenieros Industriales de Madrid. Asambleas. — Se han celebrado diez, en las que se ha dado cuenta detallada de las resoluciones más importantes tomadas por la Junta Directiva durante el año, habiéndose en una de ellas aceptado la anexión de la Sociedad Cientifica de San Juan, como sección de esta. Dicha sección cuenta con cuarenta y dos socios ac¬ tivos á quienes se les envían gratuitamente los Anales. MOVIMIENTO SOCIAL 293 Junta Directiva. — Ha celebrado 34 sesiones, en las que ha tomado en consi¬ deración todos los asuntos entrados durante el año. Conferencias. — En sus salones se han celebrado las siguientes : La Parábola balística, por el Dr. F. G. A. Haft. Influencia múlua de dos esferas eléctricas , por el Dr. F. G. A. Haft. Leyes del equilibrio, por el Ingeniero Jorge Duclout. Biblioteca. — Las siguientes obras han sido donadas para la Biblioteca de la Sociedad : Méthodes de travail pour les laboratoires de Chimie organique, por L. Coia. The first letter of Ckristopher Columbras, etc. Atlas Universal, por Volckmar. • Descripción Geográfica de la República del Salvador, por S. Barberena. Apéndice á la Guerra del Pacífico, por Ahumada. Estudio sobre las enfermedades carbunclosas, por Mandiona Gana. Antecedentes sobre el puerto de Montevideo. El Uruguay en la Exposición Histórico- Americana de Madrid. Catalogue of the Ticknor Collection, 1879 (Boston). Memovie di Giovanni e Sebastiano Gaboto , porTarduci F. Sinopsis mineralógica, por C. Londero. L’otite grippale, por Loewenberg. Descripción de la Universidad de Harvard. Resúmen general de observaciones meteorológicas 1891 (Oviedo), por González Frades. Situación económica y financiera de la provincia de Córdoba, por L. F. Thi- riot. Exposición Electro-técnica de Frankfurt del Main (Informe), porC. Heyne- mann. Quelques genres de Mammiféres fossiles, por F. Ameghino. El falso Laudo de Luis A. Huergo. Gramática elemental de la Lengua Quiché. Defensa de los señores Teniente Coronel Don Juan M. Fació y Mayor Don Antonio Peredo, por F. Bosch. El 22 de Junio. Homenaje á la revolución del Salvador. Protocolo del Congreso Centro Americano de la Paz. San Salvador. Biografía del General Cárlos Ezeta (de San Salvador). La Sociedad concurrirá é la Exposición de Chicago con una colección de sus Anales que previamente figurará en la exposición preliminar que se celebra en esta Capital. Situación financiera. — La Sociedad ha avanzado en su estado económico y financiero. Dueña antes de un terreno inproductivo, últimamente, lo ha enagena- do y con el producto de la venta, ha adquirido por compra la finca edificada calle de Zeballos número 269, cuya finca la Junta Directiva trata actualmente de po¬ nerla en condiciones propias para instalar en ella definitivamente el local de la Sociedad, á cuyo efecto se ha encargado al señor Arquitecto Joaquín M. Belgrano, para dirigir las obras que en breve comenzarán á ejecutarse. ÍNDICE general DE LAS HATERIAS CONTENIDAS EN EL TOBO TRICÉSIMO CUARTO Páginas Memoria anual del Presidente de la Sociedad Científica Argentina, correspondiente al XX período 1891^92 . 5 La nueva nomenclatura química . . 22 Dipterología argentina (Syrphidae), por Félix Lynch Arribálzaga _ 33, 173, 211 Sobre una pequeña modificación en la reducción de observaciones de pasos de "estrellas por el primer vertical para bailar la latitud, por dulio Ledevcr.... 47 Vigésimo aniversario de la fundación de la Sociedad . 49 Cuestiones de límites. Conferencia dada en la celebración del XX aniversario de la Sociedad Científica Argentina, en el teatro Odeon, el 28 de Jubo de 1892, por el E&r. Carlos» BSei’g . . . 53 Conferencias sobre mecánica, dadas en la Sociedad Científica Argentina, por Jorge Duclont . _ . * . 65 Nova Hemiptera faunarum argentina et uruguayensis, por Carlos SBcrg . 82, 193 Investigaciones é informe sobre el estado del dique San Roque, por Federico Stavciius . 97 Miscelánea . : . 141 Obras públicas. Instrucciones y reglamento para la prueba de los tableros metáli¬ cos, dictados por el Ministerio de Obras Públicas de la República de Francia..'. 145 Las vertientes de agua salada de Tapias, por Eugenio Tornow . 206 Monografías de establecimientos industriales, visitados por la Sociedad Científica Argentina, por Federico Itirabeis . 209 Fábrica «La Negra» de la compañía Sansinena de carnes carnes congeladas, por Federico ESirahcn . • . 213 Canibalismo entre insectos, por el Mr. Carlos aserg . 236 Bibliografía . 239 Crónica de las visitas de la Sociedad Científica Argentina . 281 Movimiento social . 292 LISTA DE LOS SOCIOS HONORARIOS Dr. Gemían Burpeister f . — Dr. Benjamín A. Gould. — Dr. R. A. Philippi. — Dr. Guillermo Rawson -j Dr. Cárlos Berg. CORRESPONSALES A t . . Montevideo. A - triar: ... Mendoza. E -vebnss'.h.,'- • .. Córdoba. ( V..; ' is c. .. Rio Janeiro. 0: za, F . Cordeiro, Luciano. . Netto, Ladislao . Rio Janeiro. Paterno, Manuel . Palermo(It.). Reid, Walter F . Lóndies. Strobel, Pellegrino . Parma (Ital.). . . Moncalieri (Italia) .. Lisboa. CAPITAL 1 i ■ i í ■ilo. ; ve t.irre' P? o. ¿.-T, i-, He, t 'Si-:,' SCO. i í •.■lindo, o, Caris A. Ahinca L:5 A. ir.cn. Ffuúico. ' ..íóiva, Ávasio. ..vv.ispiL 'ronzo. ..iioreit í í*V:ü s nasas-» 1 >' r A.cnico . S reneo. ÁraozA't'-dío. Arañad, Gerardo. Arala " eáro N. Arig'' ík\irao. Aros.' Juan B. ¡Arte. AH erto de Aub Cárlos. Ave ■ Bruno, A C uACO V, Bij "'ni Euranio. BV Ma/.tiel R. B'/ . Raimundo. F ' Enrique. ■V an. -albín, Valentín, arabíno, Santiago E. arilari, Mariano S. -arra, Cárlos de la. ¡arzi, Federico. Jasarte, Rómulo E. lastianini, Egidio. Battilana Pedro. Baudrix, Manuel C. Bazan, Pedro. Becker, Eduardo. Belgrano, Joaquín M. Belsunce, Esteban Beltran, Federico Benavidez, Roque F. Benoit, Pedro. Bernardo, Daniel R. Biraben, Federico. Blanco, Ramón C Brian, Santiago. Brian, Santos Bosque y Reyes, F. Booth, Luis A. Bugni Félix. Bunge, Cárlos. Burmeister, Carlos. Buschiazzo, Cárlos. Buschiazzo, Francisco. Buschiazzo, Juan A. Bustamante, José L. Cagnoni, Alejandro N. Cagnoni, José M. Cagnoni, Juan M. Caleri, Wenceslao Campo, Cristóbal del Campo, Leopoldo de Canale, Julio. Candiani, Emilio. Candioti, MareialB.de Canovi, Arturo Cano, Roberto. Carbone, Auguslin P. Caride, Estéban S. Carmona, Enrique. Carreras José M. de las Carrique, Domingo Carvalho, Antonio J. Casal Carrauza, Roque. Castellanos, Cárlos T. Castex, Eduardo. Castro, Ramón B. Castro, Vicente. Castelhun, Ernesto. Cerri, César. Chanourdie, Enrique. Chapeaurouge, C. de. Chueca, Tomás A. Claypole, Alejandro G. Clérici, Eduardo E. Cobos, Francisco. Cominges, Juan de. Córdoba Félix. Coronell, J. M. Coronel, Manuel. Coronel, Policarpo. Corti, José S. Courtois, U. Cremona, Andrés V. Cremona, Víctor. Crohare, Pablo J. Crotto, Silvano. Cuadros, Carlos S. Damianovich, E. Darquier, Juan A. Dassen, Claro C. Dawney, Carlos. Dellepiane, Juan. Dellepiane, Luis J. Diaz, Adolfo M. Dillon, Alejandro. Dillon Justo R. Domínguez, Enrique Doncel, Juan A. Dubourcq, Hermán. Duc'iout, Jorge. Durrieu, Mauricio. Duhart, Martin. Duffy, Ricardo. Duncan, Cárlos D. Dufaur, Estevan F. LISTA DE SOCIOS (Continuación) Echagüe, Carlos. Eguzquiza, Rafael Elguera, Eduardo. Escobar, Justo V. Espinosa, Adrián. Etchecopar, Evaristo. Etcheverry, Angel. Ezcurra, Pedro Ezquer, Octavio A. Fernandez, Daniel. Fernandez, Honorato. Fernandez, Ladislao M. Fernandez. Pastor. Ferrari Rómulo. Ferrari, Santiago. Fierro, Eduardo. Figueroa, Julio B. Fleming, Santiago. Friedel Alfredo. Forgues, Eduardo. Fox, Eduardo Frogone, José I. Frugone, José V. Fuente, Juan de la. Gainza, Alberto de. Gaitero, Alfredo. Gallardo, Angel. Gallardo, JoséL. García, Aparicio B. García, Tomas B. Gastaldi, Juan F. Gentiliui, Pascual. Gnigliazza, Sebastian. Giardelli, José. Gilardon, Luis. Giménez, Joaquín. Girado, José 1. Girondo, Juan. Gómez, Fortunato. González, Arturo. González, Agustín. González del Solar, M. González Velez, Alej Gorbea, Julio Gramondo, Ernesto. Guerrico, José P , de Guevara, Roberto. Guglíelmi, Cayetano. Gutiérrez, José María. Húnard, Jorge. Hary, Pablo Herrera Vegas, Rafael. Hidalgo, Martin Huergo, Luis A, Huergo, Luis A. (hijo). Hughes, Miguel. Igoa, Juan M. Inurrigarro, T. M. José Irigoyen, Guillermo, lsnardi, Vicente, lturbe, Miguel. Iturbe, Atanasio. Jaeschke, Víctor J. Jameson de la Precilla. Jauregui, Emiliano. Jauregui, Nicolás. Krause, Otto. Kyle, Juan J. J. Labarlhe, Julio. Lafferriere, Arturo. Lagos, Bismark. Lange, Enrique S. Langdon, Juan A. Lanús, Juan. C. Lara, Alfredo. Larguía, Carlos. Lavalle, Francisco. Lavalle, José F. Lazo, Anselmo. Leconte, Pficardo. Lederer, Julio. León, Rafael. Limendoux, Emilio. Lizarralde, Ramón. López Saubidet, P. Loudet, Osvnaldo. Llosa. Alejaldro. Lucero, Apoinario. Lugones, Arturo. Lugones Velasco, Sdor. Luro, Rufino. Ludwig, Carlos. Lynch, Enrique. Lynch Arribálzaga. F. Machado, Angel. Madrid, Enrique de Madrid, Samuel de. Mallo], Benito J. Mamberto, Benito. Marini, A. Martínez, Carlos. E. Maschwitz, Carlos. Massini, Cárlos. Massini, Estevan. Matienzo, Emilio. Mattos, Manuel E. de. Maupas, Ernesto. Mendez, Teófilo F. Meyer, Bernardo. Meza, Dionisio C. Mezquita, Salvador. Mignagiiy, Luis P. Mohr, Alejandro. Molina Civit, Juan. Molina Salas, Cárlos. Molina y Vedia Julio. Molinari, José. Molino Torres, A. Molteni, José F. Mon, Josué R: Montes, Juan A. Morales, Cárlos Maria. Moyano, Cárlos M. Murzi, Eduardo. Nocetti, Domingo. Nocetti, Gregorio. Nougues, Luis F. Ocampo, Manuel S. Ochoa, Arturo. Oehoa, Juan M. O Donell, Alberto C. Olivé, Emilio R. Olivera, Cárlos C. Olmos, Miguel. Orzabal, Arturo. Otamendi, Eduardo. Otamendi, Rómulo. Otamendi, Alberto. Otamendi, Juan B. Padilla, 'Emilio H. de Padilla, Ernesto E. Palacios, Alberto Palacio, Emilio. Páquet, Cárlos. Pasalacqua, JuanV. Pawlowsky, Aaron. Pellegrini, Enrique Pelizza, José. Peluffo, Domingo Peyret, Alejo Pereyra, Horacio. Pereyra, Manuel. Philip, Adrián. Piaña, Juan. Piaggio, Pedro. Pico, Octavio S. Pico, Pedro P. Pirovano, Ignacio. Pirovano, Juan. Posadas, Vicente. Puiggari, Pió. Puiggari, Miguel. M. Quadri, Juan B. Quijarro, José A. Quiroga, Atanasio. Ratto, Leopoldo. Rebora Juan. Beca d , Felipe. Real de Azúa, Cárlos Riglos, Marliniano. Rigoli, Leopoldo. Roux, Alejandro Rodríguez, Andrés E. Rodríguez, Luis C. Rodríguez, Miguel. Piodriguez de la Torre, C. Rojas, Estéban C. Rojas, Félix. Romero, Armando. Romero, Cárlos L. Rosetti, Emilio. Rospide, Juan. Rostagno, Enrique. Ruiz de los Llanos C. Ruiz, Hermógenes Ruiz, Manuel. Ru francos, Ceferino. Sagasla, Eduardo. Sagastume, Demetrio. Sagastume, José. M. Saguier, Pedro. Salas, Estanislao. Salas, Julio S. Salvó, J. M. Samper, Sebastian Sánchez, Emilio J. Saugas, Rodolfo. San Rotnan, Iberio. Santillan, Santiago P. Senillosa, Juan Señorans, Arturo 0. Sarrabáirrouse, Lugen. Saralegiii, Luis. Sarhy, losé. V. Sarhy, luán F. Scarpa, José. Schneidewind, Alberto Schiclendantz, Emilio. Schrocer, Enricue. Schwa’tz, Felipe. Scotti, Cárlos I. Segovia, Fernando. Selstraog, Arturo. Serna, Gerónimo déla Schaw, Arturo E. Schavv, Cárlos F. í-ilva, A^-goi. S.lveira, Lu’s Siiaonazzi Guillermo. Siri, Jua-iM. Sirven, saquín. Soló, R j-do. Soldaui, ían A. Soria, D ¡d E. Sota, Ai rto de la. Spika, Agusto. Stavelius Federico. Stegmau,',árlos. Taboada, .igwel A. Taurel, Lis. Tessi, Sebntian T. Thedy, flecar. Thompson, 'alentin. Torino, Desleído . Treglia, Horño. Tressens, JoU A, Unanue, Ignaio. Urraco, Leodco G. Valle, Pastor el. Varangot, Aveno. Varela Rufino fijo) Vedoya, Joaqui J. Vernet Ciliey, tiis. Viclorica y Soi.ira, J. Vidart, E. (hijo Videla, Baldonno. Viglione, Marceno. Viñas, Urquiza Jsio. Villanueva, Bernaip. Villegas, Belisarii Vineut, Pedro Wautérs, Cárlos. Wauters, Enrique. White, Guillermo. Williams, Orlando E. Zamudio, Eugenio. Zavalia, Salustiano. Zeballos, Estanislao S Zunino, Enrique. ANALES DE LA ARGENTINA COMISION REDACTORA Presidente . Ingeniero Jorge Duclout. Secretario ...... Señor José Pelizza. í Ingeniero Manuel B. Bahía. Vocales . ’ Dor Atanasio Quiroga. f Señor Félix Lynch Arribálzaga. ENERO DE 1893. — ENTREGAR— TOMO XXXV PUNTOS Y PRECIOS DE SUSCRICION LOCAL DE LA SOCIEDAD, VICTORIA, 1492 (8* piso), Y PRINCIPALES LIRRERÍAS Por mes, en la Capital, Interior* y Exterior, incluso porte . § m/n 1.50 Por año, en la Capital, Interior y Exterior inclnso porte . » 13.00 La suscricion se paga, anticipada BUENOS AIRES IMPRENTA DE PABLO E. CONI É HIJOS, ESPECIAL PARA OBRAS 680 — CALLE PERÚ — 680 189 3 JUNTA DIRECTIVA Presidente. . . . Ingeniero Jorge Duclout. Vice-Presidente Io Doctor Juan .1. J. Kyle. Id. 2o Capitán Arturo Lugones. Secretario . Señor José Peltzza. Tesorero . Señor Sebastian Ghigliazza. ¡ Ingeniero Demetrio Sagastume. i Ingeniero Horacio Pereyra. Vocales . Señor Octavio S. Pico. / Señor Ernesto Mauras. \ Señor Alberto Otamendi. INDICE DE LA PRESENTE ENTREGA EL NUEVO TEATRO COLON. Informe del Departamento de Obras Públicas y Memoria del arquitecto señor Víctor Meano. A LOS SOCIOS Se ruega á los señores socios comuniquen á la Secreta¬ ría de la Sociedad su ausencia, cambio de domicilio, etc., y cualquier irregularidad en el reparto de los Anales ó cobro de la cuota. Se ruega también á los que tengan en su poder obras prestadas pertenecientes á la Biblioteca de la Sociedad, se sirvan devolverlas á la brevedad posible, á fin de anotar¬ las en el catálogo. ANALES DE LA MINA ANALES DE LA EDAD CIENTIFICA ARGENTINA COMISION REDACTORA Presidente . Ingeniero Jorge Duclout. Secretario ...... Señor José Pelizza. í Ingeniero Manuel B. Bahía. Vocales . ¡ Dor Atanasio Quiroga. ( Señor Félix Lynch Arribálzaga. TOMO XXXY Primer semestre de 1893 BUENOS AIRES IMPRENTA DE PABLO E. CONI É HIJOS, ESPECIAL PARA OBRAS 680 — CALLE FERÚ — 680 189 3 EL NUEVO TEATRO COLON Con motivo de la visita hecha por la sociedad el dia 1 1 de Diciem¬ bre último, á la obra en construcción del nuevo teatro Colon, los Anales publican en la actual entrega la memoria, acompañada de pianos y vistas muy completas, del arquitecto constructor señor Victor Meano, así como un informe del Departamento de Obras Pú¬ blicas recaído sobre el proyecto definitivo de esa construcción lla¬ mada á constituir, no solo uno de los monumentos principales de la Capital, sino que también una de las obras más notables del género existentes en el mundo, tanto por sus proporciones impo¬ nentes como por lo esmerado de su estudio v ejecución. Además, los Anales publicarán oportunamente el estudio que de esa obra, como de los establecimientos industriales y obras pú¬ blicas visitados por la Sociedad Científica, debe hacer el ingeniero Biraben, á quien la Junta Directiva ha encomendado estos tra¬ bajos. Entre tanto, y para completar los numerosos datos de la memo¬ ria, agregaremos algunas palabras acerca del estado en que se encuentra la obra, refiriéndonos á los planos adjuntos para su me¬ jor comprensión. La obra empezada por el contratista de ella, señor Angel Ferrari bajo la dirección del arquitecto Tamburini, hace dos años y medio, en una época seguramente poco propicia para tales empresas, ha continuado desde entonces bajo la dirección del arquitecto señor Meano con bastante lentitud, es cierto, pero sin interrupción, — estando hoy relativamente adelantada. • Desde luego, destácase la masa imponente del enorme edificio y hasta se diseñan perfectamente las grandes líneas de su arquitec- 6 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA tura, con sus dos órdenes corridos superpuestos en las cuatro fa¬ chadas del cuerpo bajo, dórico el inferior y compuesto el superior, salvo el frente déla plaza Lavalle, más suntuoso, donde reinan los órdenes jónico y corintio puros en su colocación clásica y racio¬ nal; en la parte central posterior ya se levanta el enorme cuerpo alto con su techo á dos vertientes y frontispicios, que constituye la parte principal del gran monumento. En general, está concluida ya toda la parte que forma el esquele¬ to del edificio, la manipostería, la tirantería y los techos, salvo en el ángulo izquierdo del frente de la plaza Lavalle, donde no ha po¬ dido aún edificarse por estar ese lugar (m. 20 X m. 30) ocupado aún por dos casas particulares. Falta también el piso superior del cuerpo bajo anterior (en unos 15 m. de altura). En el cuerpo alto central, puede decirse que solo falta la cubierta del techo que quedará colocada antes de fines de Enero y solo al¬ gunos fierros de las armaduras de la cúpula interior, del último orden de palcos, etc. .En los cuerpos laterales está igualmente concluida la maniposte¬ ría y tirantería, así como también en el cuerpo bajo posterior que da sobre la calle Cerrito. Tales hoydia el estado general de la construcción, que avanza siempre, aunque lentamente, debido á razones que la situación que atraviesa el paísesplican suficientemente. Entre tanto, tampoco puede decirse que se pierda tiempo, pues este se aprovecha en el estudio de todos los mil detalles que com¬ pletan una obra como esta, especialmente en la parte artística. Ya están concluidos todos los modelos de estudio de esos detalles, en sus diferentes partes : escultura, molduras, escalera de honor, etc. etc.; los planos de ejecución de toda la obra de carpintería, de zinguería, broncería, etc., etc. En una palabra, la obra está en con¬ diciones de recibir en cualquier momento un impulso que permi¬ tirá probablemente acelerar su terminación. Digno de constatarse es también el celo de que dan pruébalos eje¬ cutores de la grande obra, tanto el contratista Ferrari, como el ar¬ quitecto Meanoy sus empeños para que ella no desmerezca abso¬ lutamente, en cuanto á lo que el progreso actual en el arte de construir permite esperar. Damos á continuación el informe del Departamento de Obras Pú¬ blicas y luego la Memoria del señor Meano. NUEVO TEATRO COLON 7 INFORME DEL DEPARTAMENTO DE OBRAS PÚBLICAS I El señor Angel Ferrari, concesionario del nuevo teatro Colon, se presenta al P. E. solicitando aprobación de los planos definitivos 'del edificio en construcción. Manifiesta que ha introducido modificaciones al proyecto pri¬ mitivo, impuestas unas por las exigencias de la edificación y acon¬ sejadas otras por personas competentes, siendo las principales : Io Supresión del gran pabellón ; 2o Elevación mayor del edificio; 3o Sustitución délos pasajes para coches, que existían. en los frentes del edificio, por un paso interior transversal ; 4o Supresión de los antecuerpos en los frentes; 5o Construcción de palcos volados, en vez de apoyados en co¬ lumnatas; 6o Modificaciones de detalle de poca importancia. Agrega que las variaciones indicadas le causarán una eroga¬ ción mayor. II Esta Comisión ha estudiado con detenimiento la presente soli¬ citud, verificando cálculos de resistencia de los materiales adop¬ tados y comparando en todas sus partes el proyecto en ejecución con el que fué aprobado. Para mejor comprensión ha dividido este informe en tres sec¬ ciones : A) . Antecedentes. B) . Análisis y paralelo de los proyectos. *C). Dictámen. 8 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA A) ANTECEDENTES El 1 I de Marzo de 1 889 se licitó, de acuerdo con la ley N° 2381 , la construcción y explotación de un teatro monumental. Lastres propuestas presentadas fueron pasadas á estudio del Departamento de Ob^as Públicas, el que se expidió con fecha 5 de Abril, decla¬ rando superior á los otros el proyecto del señor A. Ferrari, bien que sujeto á modificaciones. Con fecha Abril 23, el P. E. aceptó esta propuesta. Dos dias des¬ pués el señor Ferrari presentaba á la aprobación del Gobierno un proyecto de contrato y un pliego de condiciones, los que pasados á dictamen del Departamento, este modificó convenientemente á su juicio, y elevó al Ministerio en Junio 19 para su resolución. En el contrato modificado se hacía constar que debía suprimirse el paso de carruajes por el pórtico del frente, dejando con ese obje¬ to los dos laterales (calle Tucuman y nueva); se establecía el dis¬ ta nciamiento de los frontis de la fachada principal, en armonía con el cuerpo del edificio, y la modificación fundamental de los palcos apoyados, en volados, suprimiendo las columnas de sosten impropiamente proyectadas. No sabemos por cuáles razones el Gobierno aceptó el contrato eliminando precisamente estas cláusulas que tenían por objeto mejorar las condiciones del teatro. Más tarde, el P. E., por decreto de fecha Enero 14 de 1890, se¬ paró del Departamento la sección de Arquitectura y creó la Direc¬ ción de Edificios Nacionales, confiándola al ex-Inspector general, autor del proyecto aprobado. Este hecho independizaba al arquitecto, que resultaba haber proyectado el teatro y tener á la vez que dirijir é inspeccionar su construcción, ó lo que era lo mismo, importaba suprimir la ins¬ pección. Fué entonces que se introdujo las primeras y más esenciales va¬ riaciones, las de forma y distribución, que dieron origen á las su¬ cesivas, resultando sustancialmente modificado el proyecto apro¬ bado. Posteriormente á los sucesos de Julio de 1890 el Gobierno actual suprimió la Dirección de Edificios Nacionales y restableció la Ins- NUEVO TEATRO COLON 9 peccion de Arquitectura en el Departamento de Obras Públicas, cuya acción ha motivado la solicitud actual del concesionario. B) ANÁLISIS Y PARALELO DE LOS DOS PROYECTOS Pasamos á analizar las condiciones del edificio tal cual se cons¬ truye, para compararlas con las del proyecto primitivo. El cuadro adjunto hace resaltar á primera vista las respectivas ventajas y desventajas. Se vé que el proyecto modificado es, en general, superior al primitivo por lo que respecta á magnitud, distribución, comodi¬ dad, etc. Vamos á analizar estas condiciones del punto de vista arquitec¬ tónico, esto es, á tomar en cuenta la comodidad (situación, forma y distribución) ; la solidez (calidad, disposición y dimensiones de los materiales empleados); la higiene (ventilación, calefacción, cloacas, etc.); y por fin, la belleza, es decir la proporción, la si¬ metría, el ornato y la propiedad. La situación no ha sido modificada: el edificio ocupa el área fis¬ cal de la manzana limitada por las calles Tucuman, Libertad, Viamont y Cerrito, fijada por la ley respectiva, por cuya razón comprendemos que es inoportuno manifestar que á nuestro jui¬ cio no era la más aparente. Por lo que respecta á la forma y distribución de ambos proyec¬ tos, aquella presentaba más variedad, en el primero, por sus cuer¬ pos avanzados; en el segundo es más regular ó sea, algo más monótona; pero en cambio, aumentando el área aprovechable, se ha distribuido con mejor criterio las partes del edificio. En efecto, como lo demuestra el cuadro comparativo, es mayor el área de la platea, palcos, cazuela, paraiso y galería, mayor la de las salas de concierto, baile, servicio, etc., camarines de artis¬ tas (estos mejor dispuestos) ; se ha agregado un local para depó¬ sito de artificios; ha crecido el número de las escaleras, más pro¬ porcionalmente repartidas; se ha alejado déla sálalos retretes; fueron aumentadas las puertas de salida y su ancho efectivo, con excepción de la cazuela y galería. El número de localidades tam¬ bién es mayor en el proyecto que se ejecuta, siendo en este de unos 10 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA 31 00 asientos, y en el primitivo próximamente de 2650 (véase cuadro). Se ha modificado sustancialmente el acceso de los carruajes, su¬ primiendo los pasajes laterales y del frente, y sustituyéndolos por uno inferior al piso del vestíbulo adyacente á los palcos bajos, especie de galería transversal con entrada por la calle de Tucuman y salida por la nueva, inmediata á un foyer de espera. Del punto de vista de la comodidad é higiene ofrece indiscuti¬ blemente ventajas positivas, no solo para la parte del público que usa carruaje, sino para los mismos peatones ; á estos porque les evita la molestia, no exenta de peligros, de tener que escurrirse por entre los coches en movimiento; á aquella porque podrá espe¬ rar en sitio abrigado la llegada de los carruajes, sin incomodar ni ser importunada; ventajas que justifican su ejecución, aún á trueque de lesionarla parte estética del foyer de platea, como in¬ dicaremos luego. Tocante á la solidez , diremos que hasta ahora los materiales em¬ pleados son la manipostería de ladrillos y la viguería de hierro y acero. La manipostería es buena y sus dimensiones apropiadas. Es ma¬ yor el espesor de los muros en el actual proyecto, lo que es lógico atenta la mayor altura dada al edificio. Sin embargo las bóvedas que cubren el vestíbulo, construidas con ladrillos huecos de 0.10 metro de espesor, sobre una luz de cuatro metros y con montea de 0.40 metros, deben ser convenientemente reforzadas. En cuanto á las armaduras de hierro, resulta dei estudio encar¬ gado á un miembro de esta Comisión, que, en su estado actual, no satisfacen, en parte, á las condiciones requeridas de resistencia. Las armaduras del techo son aceptables, apesar de algunos de¬ fectos de ensambladura ; las vigas délos pisos solo podrían soste¬ ner el peso de los mismos, pero no una sobrecarga; la armadura del piso de la platea estaría sujeta á esfuerzos excesivos, y la acción de las bridas superiores es de dudosa eficacia. Convendría modifi¬ car el sistema apropiadamente, con cuyo objeto esta Comisión in¬ dica desde ya : Io Que se agregue una corona poligonal de hierro I á 3.50 metros del centro de la actual armadura ; 2o Que en el eje de las bovedillas se coloquen vigas I, de igual sección que la emplea¬ da, unidas por un estremo á las vigas de la corona indicada, y em¬ potrada por el otro en el muro periférico ; 3o Que se supriman las bridas actuales y se reconstruyan las bovedillas con el mismo sis¬ tema que las existentes. NUEVO TEATRO COLON 11 Las dimensiones de la viguería del piso del vestíbulo de los altos, son aceptables ; sin embargo, conviene que las vigas descansen so¬ bre sillares de piedra que repartan y resistan mejor la presión de aquellas. El piso del vestíbulo de la planta baja debe modificarse, pues con su disposición actual estaría sujeto á esfuerzos excesivos. En cuanto á los palcos, los hierros adoptados, por su distribución y dimensiones en general, son aceptables, por presentar suficiente resistencia ; pero habrá que introducir modificaciones de detalle para ponerlos en condiciones completas deseguridad. Por otra parte, es menester modificar el sistema de tornapuntas que sostienen las columnas de los mismos, por reputarlos inade¬ cuados. Ahora bien, hacemos constar que el Arquitecto Director de la construcción nos ha observado no estar completo el sistema de las varias armaduras, es decir, que faltan los refuerzos que deben po¬ nerlas en condiciones de completa resistencia, y, por otra parte, que está dispuesto á atender toda indicación del Departamento ten¬ dente á mejorar las condiciones de la construcción (I). En cuanto á la hijiene del edificio solo podemos tomar en cuenta por ahora, el servicio cloacal, dejando para su oportunidad, la ca¬ lefacción, ventilación, alumbrado, etc.; sin embargo, observaremos que la supresión del doble pórtico del frente, ha mejorado las con¬ diciones de exposición y magnitud de la sala de conciertos, la que resulta ahora más grande (346 metros cuadrados) y con luz directa. Respecto al servicio de cloacas hacemos notar una mejora en el proyecto modificado, esto es, mayor número de mingitorios y re¬ tretes, y mejor situados. En efecto, en el- proyecto primitivo las letrinas daban á un patio en comunicación directa con las galerías que rodean la sala ; en el actual se hallan en un segundo patio, separado de los corredores por el primero, lo que las hace comple¬ tamente inodoras para los espectadores. Su número en el primer proyecto era de 70 ; en el modificado alcanzan á 94. Pasaremos á investigarlas condiciones de seguridad, esto es, las facilidades de rápido desalojo que presentan ambos proyectos, lo que sería de importancia capital en caso de un siniestro. (l) Respecto de las obras metálicas, que el Departamento ha encontrado defi¬ cientes porque no estaban completas, la Empresa ha presentado los planos de 'de ejecución, los cuales han sido aprobados en estos dias. 12 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA La condición esencial en tal evento es la existencia de pasillos, corredores, puertas, escaleras, refujios, suficientemente amplios como para permitir evacuar la sala y escenario sin dilaciones y aglomeraciones casi siempre fatales. En este concepto tenemos (véase cuadro) en el proyecto primitivo 52 salidas contra 57 en el actual, con un ancho total, aquellas de 129,60 metros y estas de 159,30 metros. Resalta en este sentido las ventajas del proyecto modificado, aún teniendo en cuenta su ma¬ yor capacidad. En las escaleras también se notan ventajas, pues contra once que figuran en el primero, tenemos veinte y dos en el segundo, algo más angostas, pero que en conjunto no pierden la superiori¬ dad, dando como ancho total 22.40 metros las de aquel y 40.50 metros las del modificado, es decir, casi el doble. En este, además, serán más eficaces porque en el primitivo las escaleras principales daban á un mismo pasage, mientras ahora cada par de escaleras corresponde á un foyer diferente. Sin embargo, en detalle, observaremos una deficiencia notable para el desalojo de dos délas secciones más concurridas, la cazue¬ la y la galería. Las salidas son pocas y estrechas. En el primero, la cazuela tenía siete puertas con 1 2.60 metros de ancho ; en el ac¬ tual, solo son cinco con 7.50 metros de luz total. Debe, pues, or¬ denarse el aumento proporcional de los vanos en número y ancho, tanto en la galería como en la cazuela, donde es mayor el peligro por el sexo que la ocupa. En cambio existe una gran ventaja para el desalojo del paraíso, que comunica por varias puertas con la azotea, y esta con los pisos bajos por apropiadas escaleras, lo que no tenía el primer proyecto. Vamos á ocuparnos de la parte estética del edificio actual compa¬ rándolo con el primitivo. Ambos son arquitectónicamente bellos ; el estilo es casi el mismo ; pero atento su disposición más variada y apesar de los defectos de que adolecía, el primitivo era más agra¬ dable á la vista. La inmensa mole del teatro perdía su pesantez mediante apropiados ante cuerpos, que rompían la monotonía de las líneas continuas excesivas : los intercolumnios le daban esbeltez y el pabellón central armonía; el ornato, las dimensiones propor¬ cionadas de los diversos miembros, el ático elegante que dominaba en lo alto, presentaban un aspecto arquitectónico del mejor gusto. En el proyecto en ejecución parece darse preferencia á la como¬ didad sóbrela estética, lo que no quita que sea á su vez un her- NUEVO TEATRO COLON 13 moso edificio y que tenga partes superiores al primero. Así el fron¬ tis del techo del escenario, en el que se ha incluido la comiza horizontal del tímpano, es más hermoso ; el ático ha sido también mejor colocado, teniendo en cuenta el punto de vista,, elevándolo convenientemente ; en el interior los palcos volados son sumamente más comódos y bellos, y las escaleras de honor más elegantes. Volviendo á los cuerpos avanzados, que en el primer proyecto debían servir al paso de carruajes, hemos dicho que fueron susti¬ tuidos por un pasaje cubierto, á nivel de la calle, que atraviesa de la de Tucuman á la nueva. Este pasaje, con su foyer adyacente, es muy cómodo ; pero indiscutiblemente, lesiona la belleza de los ves¬ tíbulos y galerías sobrestantes, por cuanto para ganar la elevación requerida por los carruajes, se ha tenido que levantar el piso de la platea, creando escalinatas de acceso, lo que ha disminuido la altu¬ ra del foyer y galería de platea que resultan menos elegantes. Con el objeto de aminorar este defecto hemos indicado al arquitecto director una modificación, esto es, disminuir de tres gradas la primera escalinata y aumentarlas á la segunda, ó, lo que es lo mismo, bajar de unos 50 centímetros el piso que sirve de techo al foyer anexo al paso de carruajes. C) DICTAMEN En resumen, señor director, teniendo presente: Que si bien del punto de vista estético el primer proyecto podía reputarse esteriormente más bello, por la mayor variedad de las partes, el actual es también un hermoso edificio y tiene la ventaja de ser más ámplio, más cómodo, más higiénico y más seguro que el primitivo, lo qué, tratándose de edificios destinados á reuniones públicas, es sin disputa mucho más conveniente; Que las modificaciones introducidas no pueden haber obedecido á economías mal entendidas del empresario, pues la mayor impor¬ tancia de la construcción le producirá mayores erogaciones; Que algunas variaciones habían sido aconsejadas ya por este De¬ partamento en el proyecto de contrato de Junio í de 1889; Que el arquitecto constructor ha manifestado no estar aún com¬ pleta la parte metálica de la construcción, y hallarse por otra parte 14 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA dispuesto á atender las indicaciones técnicas de este departamento. Que debe evitarse, en absoluto, se proceda á la construcción de un edificio de tanta importancia sin planos definitivos aprobados previamente por el gobierno; Esta comisión cree que puede aconsejarse al Poder Ejecutivo las siguientes disposiciones : Io Aprobar los nuevos planos generales definitivos presentados por el concesionario, con las modificaciones apuntadas en nuestro informe. 2o Fijar un plazo perentorio de dos meses para que la empresa presente a estudio de este Departamento, y aprobación del Poder Ejecutivo, los detalles definitivos de la parte metálica. 3o Que presente los detalles generales paulatinamente, pero con la anticipación necesaria para su prévia y oportuna aprobación. 4o Prohibir terminantemente á la empresa introducir én adelante modiíicaciones al proyecto, sin prévio estudio del Departamento de Obras Públicas y aprobación del Poder Ejecutivo. Agosto 22 de 1892. Federico Stavelius. — C. Massini. — A. Seurot. — S. E. Barabino. — Guillermo Dominico. CUADRO COMPARATIVO NOMENCLATURA PROVECTO PROVECTO OBSERVA- APROBADO MODIFICADO CIONES metros cuadrados metros cuadrados Area total edificada . . 6202 6930 4- — para orquesta . . 56 75 + — de platea . . 228 485 + — palcos y antepalcos . . 640 776 + - — - pasillos para palcos . . 700 689 — — cazuela . . 470 473 + — galería . . 470 473 + — paraíso . 348 + — escenario . 987 + — vestíbulos . . 1118 1110 . — — foyers . 1026 + — salón conciertos . . 155 347 + NUEVO TEATRO COLON 15 metros cuadrados metros cuadrados Area salas anexas, id . 303 151 — — - otras salas . 845 1032 + — camarines . 648 718 ■ + — cajas escaleras generales . 304 312 + — — — principales . 85 206 + — — — secundarias..... 42 82 4" — — — artistas . 70 95 + — patios . 28 168 — café . 681 374 \ — confitería . — 155 1 + — — subterráneos . 683 l — cocinas . . . . ■ > -rÍ|| ’> 95 ) — ■ letrinas . . . . 242 343 ¡i — piezas administración . 217 número 287 número + Palcos bajos . 26 32 4 — balcón . 29 ■ 37 + — altos . 32 38 + Tertulias platea . 744 900 + Asientos cazuelas . 236 356 + Palcos cazuela . 16 12 Asientos galerías . 448 456 + Palcos galería . : . 4 4 — Asientos paraíso . 476 522 + Salidas de la platea . 3 5 + — pasillos palcos bajos . 8 9 + — — — balcón . 7 10 + — — — altos . 4 6 4- — cazuela . 7 5 — — pasillos cazuela . 7 7 = — galería . 7 6 — — pasillos de galería . 7 6 ~ — — paraíso . 2 3 — Escaleras generales . 6 10 _L — principales . 1 2 + — secundarias . 1 3 ¡F — artistas . 3 4 + — servicio . — 3 + Retretes . . 70 metros 94 metros + Ancho salidas platea . 8,60 15,60 + — — palcos bajos . 23,80 26,20 4- — — — balcón . 18,40 24,60 + — — — altos . 11,60 19.00 4- — — cazuela . 12,60 7.50 — — — pasillos cazuela . 18,40 20,30 + — — galería . 12,60 9,00 . j 9 — — pasillos galería . 18,40- 18,80 4- — — paraíso . 5,20 18,30 4- — total escaleras generales . 13,20 16,20 + — — — principales... 3,30 7,20 4- ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA metros cuadrados metros cuadrados Ancho total escaleras secundarias. . . 2,00 4,70 m — — artistas . 3,90 5,20 + — — — servicio . — 4,20 + Altura fachada principal . 20,70 22,70 + — muro escenario . 35,40 38,80 + MEMORIA DEL ARQUITECTO SEÑOR VICTOR MEANO PRELIMINARES En la sucesión de los acontecimientos políticos, crisis financiera y catástrofes comerciales, hay algo que resiste á los golpes del des¬ tino, y que al resistir, toma nuevo incremento; ese algo es el senti¬ miento artístico, es el culto del arte, y es ese sentimiento que ca¬ racterizando el grado de cultura, de nobleza y elevación de un pueblo, resiste á cualquier alteración política. El arte, bajo toda forma que se presente, da al hombre las satis¬ facciones más puras, al mismo tiempo que es un medio esencial¬ mente educador, siendo por consiguiente más que laudables los esfuerzos hechos en todo tiempo por los Argentinos, á fin de estender el culto del arte y cooperar con todos los medios de que dispongan, á su mayor desarrollo. Entre las bellas artes, la lírica sobre todas, ha tenido un sin nú¬ mero de espléndidos triunfos en el antiguo Teatro Colon, y creemos no equivocarnos, afirmando que muchos éxitos gloriosos que, enal¬ tecen la historia contemporánea argentina, se ligan estrechamente á las emociones que el arte excelso del canto, ha producido en la simpática sala déla plaza Victoria. Ha sido, pues, con penoso sentimiento que iba poco á poco afirmándose la idea de la insuficiencia del antiguo teatro, insu¬ ficiencia de espacio por la crecida población, é insuficiencia de medios para satisfacer á las crecidas exigencias de los espectáculos modernos. Pero tan bella tradición, no podía ni debía perderse ; el nombre venerado de Cristóbal Colon , destinado desde tantos años á ligar en un mismo espíritu artístico y social yen un común y santo afecto, NUEVO TEATRO COLON 17 las más ricas y más distinguidas familias de Buenos Aires, ese nom¬ bre debía servir todavía para el mismo fin. Fué con ardor igual al mérito de la noble empresa, que un buen número entre los antiguos .concurrentes al teatro Colon, de común acuerdo con el Gobierno Nacional, establecieron las bases para fun¬ dar un Nuevo Teatro Colon, que recogiendo y conservando la anti¬ gua tradición, ofreciese á Buenos Aires un monumento á la sublime entre las artes, y que fuese al mismo tiempo recuerdo imperecedero del descubridor del Nuevo Mundo. Y fué Angel Ferrari, el audaz empresario que había ligado su nombre á los triunfos del antiguo Colon, el alma directiva de la nueva empresa ; á él, teniendo presente su firmeza de carácter, el Gobierno confiaba tan difícil tarea ; en él confiaron sus amigos, y la idea tuvo forma, y el Nuevo Teatro Colon debía de ser un hecho reali¬ zado, desde el momento en que se había formado el firme propósito en la mente de Ferrari. En el término de pocos meses, el Gobierno por un decreto espe¬ cial estableció las bases generales para la licitación del nuevo edi¬ ficio; se abrió un concurso para la construcción, se designó el ter¬ reno más adaptado, se confeccionaron los planos y se dió principio á los trabajos de demolición y excavación. El proyecto presentado por Ferrari, que salía vencedor en el con¬ curso, había sido redactado por el ingeniero Francisco Tamburini, entonces director de los edificios nacionales. Era un proyecto gran¬ dioso, que basándose sobre altos conceptos, tomaba la forma, las dimensiones, y el carácter de los mejores coliseos conocidos; pero como sucede siempre en los concursos, era solamente un proyecto de máxima, que se resentía demasiado de la precipitación con que había sido confeccionado ; y mientras Tamburini estaba estudiando las modificaciones que pensaba introducir á fin deque resultase un proyecto práctico y definitivo, le sobrevino una enfermedad que en pocos meses lo llevó á la tumba. La pérdida fué grande para el arte, á qüien Tamburini había consagrado .todo su ser, y fué inmen¬ sa para su familia y para sus amigos. Fuimos- amigos sinceros del malogrado Tamburini, y durante muchos años compartimos con él, fatigas, ilusiones y desengaños. Habiéndolo acompañado en el estadio del proyecto presentado al concurso, tuvimos ocasión de recojer ámplios consejos, especial¬ mente con respecto á las modificaciones que era menester introdu¬ cir. Y buscando por consiguiente, hacer un conjunto de cuanto ANAL. SOC. CIENT. ARG. T. XXXV 2 18 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA había de bello, útil y práctico en el primer proyecto,, y de cuantas mejoras han podido resultar de la crítica del mismo, hemos redac¬ tado un nuevo proyecto por el cual estamos construyendo el edi¬ ficio. La causa de que hagamos público este estudio, es dar á conocer de cómo, no buscamos de ningún modo el eludir la confianza del Gobierno y del público, como se ha querido insinuar por alguien mal informado ; así como también el interesar á las personas ca¬ paces y prácticas en la materia, á fin de que nos sean pródigas en consejos al respecto. Por consiguiente, expondremos en pocas pági¬ nas nuestro modo de pensar sobre las principales cuestiones refe¬ rentes á la construcción y al funcionamiento del teatro, y daremos á los planos un desarrollo tal que se pueda deducir de ellos un con¬ cepto exacto de lo que será el edificio. Presentamos con nuestra firma este trabajo para asumir comple¬ tamente la responsabilidad ante la crítica; pero nos incumbe el deber de declarar, en reverente homenaje á la memoria deTambu- rini, que á él solo pertenece el mérito de la idea general del pro¬ yecto, y declarar nuestro vivo reconocimiento á los señores Aloisi, Bucci y Collivadino, quienes tuvieron parte activísima en la com¬ pilación del trabajo que presentamos, y á los señores Bianchi, Or- 1 andi , Savigni y Yannicola por su eficaz cooperación artística, así como á los señores ingenieros Babacci, Pelizza y Selva, por su va¬ liosa cooperación profesional. DATOS GENERALES El Nuevo Teatro Colon, se está levantando en el mismo terreno que fué ocupado por la antigua Estación del Parque ; quedará com¬ pletamente aislado, teniendo á su frente principal la bella y espa¬ ciosa Plaza General Lavalle, al Sud la calle Tucurnan, ancha 13.70 metros, á su frente posterior la caile Perrito, ancha 14- metros y al Norte una nueva calle de 10 metros de ancho, que se abrirá en dirección paralela á la calle Tucurnan, uniendo la calle Cerrito á la Plaza General Lavalle, y dividiendo la manzana en dos partes. El edificio ocupa una superficie de 7050 metros cuadrados. Sus NUEVO TEATRO COLON 19 dimensiones principales, son las siguientes: ancho máximo, metros 60; largo máximo, metros 11 7. 50, y altura de las cuatro fachadas, metros 23. La parte más elevada, la que encierra lo sala y la escena mide metros 37.40 de frente, por 65.50 metros de costado, por 20 metros de altura hasta la cumbre, de manera que la altura máxima del edificio, es de 43 meteos sobre el nivel de las calles circuns¬ tantes. Se ha aprovechado todo el espacio ocupado por el edificio, ha¬ ciendo subterráneos profundos.de 5 á 8 metros; fué necesario dar á los cimientos de las paredes mucha profundidad, á causa de la poca firmeza del terreno, que, como es sabido, era no hace mucho cauce del « Tercero ». La parte central del edificio, comprende la sala para el público y el palco escénico, y se eleva más arriba del edificio circunstante, sosteniendo un éstenso techo á dos aguas, con testeras en forma de frontispicio. No hemos dado al techo de la sal-a una forma diferente á la del palco escénico, como se ha hecho en algunos teatros : Io para no tener tantos tipos de coverturas, ó demasiado fraccionamiento de las mismas en un mismo edificio; 2o para’ evitar que el techo del palco escénico resultase demasiado corto en relación á su ancho; y 3o para dar lugar, sobre la sala, á un local para escenografía, obteniéndose de este modo una altura igual á la del palco es¬ cénico. El resto de la construcción está distribuido en varios cuerpos dis¬ puestos al rededor de la parte central, dando sus frentes á las cua¬ tro calles que circundan al teatro. Estos encierran locales para varios destinos, que más adelante describiremos, y comprenden en altura, cinco pisos, más el subterráneo, en la parte posterior, y tres pisos, más el subterráneo, en la parte anterior. Hemos procurado disimular, hácia el exterior, las varias diferen¬ cias de nivel entre los pisos, á que da lugar la exigencia de la dis¬ posición interna, aunque conservando una buena distribución de fachadas en cuerpos simétricos, que constituyen entre sí dos órde¬ nes principales y un ático. Para obtener este objeto, nos pareció respondiese mejor que cualquier otro, el género de arquitectura que hemos adoptado. Este género que no llamamos estilo porser demasiado mcmierato, quisiera tener los caracteres generales del renacimiento italiano, alternados con la buena distribución y solidez de detalle propia de 20 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA la arquitectura alemana, y la gracia, variedad y bizarría de orna¬ mentación, propia de la arquitectura francesa. En las líneas generales que designan al edificio, nuestro teatro tendrá algo de semejanza con algunos entre los mejores y más re¬ cientes de la Europa, tales como la Opera de Viena, de París, de Munich, de Frankíurt, etc. Pero el parecerse tales teatros entre sí, prueba suficientemente que una ley, la disposición interna, rige la distribución general de las masas. Así es que nuestro edificio ten¬ drá, como los citados, el privilegio de indicar á primera vista su propio destino. Sin tener imposición de masas colosales, demasiado frías ó se¬ veras, que solamente .convienen á edificios destinados para culto político ó religioso, ni demasiada ostentación de molduras, decolo¬ res, ó de esculturas, ya tan abundantes en Buenos Aires, él se pre¬ sentará con aspecto simple, variado, alegre y magestuoso á la vez, como conviene á un centro que llama á la reunión momentánea en donde la vida urbana se encuentra, se distrae y descansa délas- íatig s del dia. COMODIDADES PARA EL PUBLICO Accesos al teatro y dependencias del salón Para establecer las exigencias á que deban corresponder las dife¬ rentes partes del edificio á fin de que el público, en vez de aglome¬ rarse produciendo confusión, encuentre al entrar y salir del teatro, pronto despacho en todas las formalidades de costumbre, y durante el espectáculo halle bienestar y comodidad relativamente al puesto adquirido, convendrá considerar distintamente las dos categorías principales en que el mismo público se divide: Io Frecuentadores del paraíso; 2o Frecuentadores de platea, palcos, cazuela y ga¬ lería. Esta distinción en dos categorías implicará consiguientemente, la necesidad de independizar ios servicios de cada una de ellas. Con respecto á la primera categoría, describiremos más adelante su distribución y comodidades; por ahora ocupémonos de la otra parte del público, que es la más numerosa y la más distinguida. Es costumbre establecida en Buenos Aires, por la mayoría de los NUEVO TEATRO COLON 21 que frecuentan la platea, palcosy galería, el ir al teatro en carrua¬ jes y retirase del mismo modo. Dada tal costumbre, y puesto que el techo de vidrios (marquise) , colocado sobre las entradas principa¬ les, no es sinó un mezquino y antiestético expediente, como igual¬ mente es poco práctico un pórtico con rampa, al frente del edificio, por el hecho de que el público que va al teatro á pié halla cruzado el paso por las inquietas yuntas y los vehículos; hemos resuelto practicar en el lado que da ála calle Tucuman, una entrada espe¬ cial para los carruajes, laque se desarrolla en una galería ancha de 5.50 metros y larga de 60 metros, es decir, que atraviesa todo el edificio, para que así los carruajes puedan desembocar sobre la calle opuesta y paralela á la de Tucuman. Esta galería estará munida en las dos estremidades, de canceles de hierro que aumen¬ tarán la belleza y movimiento de las dos aberturas, de ingreso y de salida, y tendrá también entre estas aberturas dos vidrieras combinadas de modo que permitan libre pasaje á los carruajes y reparen al mismo tiempo á las personas que desciendan, ó suban, del contacto poco benigno de la brisa nocturna. Al lado izquierdo de la galería, se han practicado siete puertas grandes, frente á las cuales pueden pararse simultáneamente cinco ó seis carruajes, de manera que la llegada del público al tea¬ tro, ó la salida, podrá efectuarse en un breve cuarto de hora. Estas siete puertas se abren sobre un local de 220 metros cuadrados, que servirá de premier pas parala entrada, y de sala para esperar la llegada del carruaje, á la salida del teatro. Descendiendo del carruaje en este local, las personas que aún de¬ ban muñirse del billete de ingreso, pasarán al vestíbulo de la Bole¬ tería atravesando uno de los dos cortos corredores que á derecha é izquierda comunican estos dos locales; mientras que por lo contra¬ rio, las que ya tengan sus entradas, pasarán directamente, subien¬ do pocos escalones, al gran vestíbulo interno del teatro, de metros cuadrados 326. A este vestíbulo concurrirán igualmente, las personas que han llegado al teatro á pié ó han preferido detener su carruaje frente á la fachada principa] ; estas habrán atravesado el pórtico á siete ar¬ cadas de metros cuadrados 250, al que pocos escalones de piedra y canceles de hierro separan de la plaza, y habrán así entrado en el vestíbulo de la boletería, de metros -cuadrados 246; y desde el mismo, después de haberse provisto del billete de ingreso, pasarán ál indicado gran vestíbulo interior. 22 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA De cualquiera parte que se venga, entrando en este vestíbulo, desde el cual serán accesibles todas las reparticiones del teatro, se entregará en la puerta, por la cual se ingresará al mismo, el billete de entrada general. Así habremos obtenido el reunir en un solo punto, la acción del control, tan importante para la empresa, resul¬ tando de este modo más expedito y mejor vigilado. Otra ventaja de esta disposición de/los vestíbulos, pórticos y ga¬ lería, será la de dar suficiente espacio, á fin de que, álas personas que vienen directamente al teatro, no les sea impedido el paso por el público, que nunca deja de formar ala en las entradas délos tea¬ tros, y por aquellos que allí concurren á cita ó que se consultanó necesitan el ejemplo de otros, antes de decidirse á pedir el billete de ingreso. Y finalmente se obtendrá el poder distinguir el servicio del pú¬ blico íuera del teatro, del de adentro, pudiendo este, en los intér- valos de uno á otro acto, encontrar bastante desahogo en los locales internos, sin tener que afrontar la incómoda formalidad de las contraseñas. . Una vez dentro del gran vestíbulo interno, el público encontrará á su alcance cuatro séries de portillos para uso de guarda ropa, colocados abajo de las dos escaleras principales á los cuatro estre¬ ñios del local, de modo que será evitada así la aglomeración de gente durante la salida del teatro. El conjunto del vestíbulo, del cual hablamos, se presentará pro¬ bablemente, como lo hemos estudiado, un poco frío y severo, do¬ minando en él una decoración de mármoles de varios colores, llana y simple, que se repite también en las dos escaleras colocadas á sus dos costados; más estas escaleras indican bastante, unidas ála es¬ paciosa série de escalones colocada frente al ingreso principal, que aquel no es aún local de elegante reunión, sino solamente un am¬ biente al cual dan desahogó común las varias reparticiones de la sala en las que el público está reunido, y que por consiguiente le conviene una importancia decorativa algo mayor que en los vestí¬ bulos precedentes’ pero siempre más simple y más tranquila que en las salas, á las cuales, por su intermedio, se deberá ingresar. Cada una de las dos escaleras de honor, principiando las prime¬ ras elevaciones entre dos estátuas decorativas colocadas sobre pe¬ destales redondos, desarrollando con sus dobles rámpasy con sus dobles balaustradas, un conjunto de curvas ostentosamente mór¬ bidas y puras, presentando al observador la blancura de los már- NUEVO TEATRO COLON 23 moles, distribuida en perspectiva de listas rectilíneas acompañadas en su pendiente suave y uniforme, por blandas alfombras de ter¬ ciopelo ; cada una de ellas servirá dignamente al público en las funciones de gala, cuando el vestíbulo superior, el salón de con¬ ciertos, las salas anexas, y toda la parte oficial del teatro, sea ilu¬ minada y adornada, y rebose de brillo y elegancia. Pero en las fun¬ ciones ordinarias, no habiendo demasiada afluencia de gente, los espectadores encontrarán acceso á la sala subiendo la escalera que se desarrolla todo á lo largo de un lado del vestíbulo, y dirigién¬ dose, en seguida á las respectivas escaleras siendo cada una de estas distinguida con inscripciones, para indicar su destino. Así, verán á la izquierda la escalera para la Cazuela, k la derecha la de la Galería, y siguiendo pocos pasos, se encontrarán en una sala larga de 37 metros y ancha 5.50, que sirve de foyer para la platea y al mismo tiempo para dar lugar á dos escaleras colocadas á sus dos extremos que llevan al segundo y tercer orden de palcos. El foyer de la platea, si no será espacioso por sí mismo con relación al número de espectadores que lo ocuparán durante los entreactos, mezclados también con los que habrán bajado de los palcos, encontrará desahogo en los diferentes locales abiertos que le sirven de dependencia, entre los que hay que contar el espacio de entrada á la platea y al primer orden de palcos de 56 metros cua¬ drados de superficie. Para la salida del teatro, no existirán ya distinciones de escale¬ ras; el público de’la galería, de la cazuela y de los palcos, bajará ásu placero á su comodidad por todas las escaleras que se le pre¬ sentarán, y que serán seis, porque á más de las cuatro escaleras indicadas, tendrá á su disposición otras dos colocadas á los costa¬ dos ele la sala y que desembocan en los corredores de los varios órdenes. Estas dos escaleras, ofrecen la ventaja de comunicar di¬ rectamente entre sí los varios órdenes* hasta la galería, de modo que los espectadores de diferentes órdenes que quieran visitarse, no tendrán que hacer mucho camino hasta las escaleras principa¬ les, presentando también la comodidad, á la salida, de poder lle¬ var directamente á la calle, á aquellos que se retirarán á pie, ó que busquen sus carruajes, sin esperar su turno en la sala destinada para este fin. Es menester notar que la salida del -público se efectuará muy rápidamente, por el hecho de que serán abiertas, antes de la con¬ clusión del espectáculo, todas las salidas dichas de seguridad, y de 24 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA las cuales liemos proveído abundantemente todos los órdenes. Entre estas deben notarse de un modo especial, las dos puertas de la platea, bajo los palcos avances de primer orden, que conjunta¬ mente á las otras salidas de platea, dos laterales y una central, for¬ man una luz complexiva de quince metros de largo. Siempre, para facilitar mayormente la evacuación del público, hemos procurado estudiar todas las escaleras, de modo que resul¬ tarán cómodas y espaciosas, evitando absolutamente las de cara¬ col y las formadas en curvas ó con escalones angulares, que son incómodas, y peligrosas, de las cuales en verdad hay demasía en Buenos Aires. Además de los vestíbulos de desahogo proyectados en el piso bajo, el público encontrará en el piso alto — nivel de 2o orden — un gran vestíbulo cuadrado con 14 metros por costado, al cual abor¬ dan los cuatro tramos de las dos escaleras de honor: este local servirá especialmente en el caso ya indicado de espectáculos de gala, puesto que á su alrededor se desarrolla la parte llamada ofi¬ cial, del teatro. De él podemos en efecto pasar, por tres espaciosas puertas, al gran salón de conciertos, que ocupa la fachada frente á la plaza por una longitud de 41 metros, sobre una latitud de metros 13.50, teniendo, sobre todo su perímetro, una galería de un metro y medio de ancho. Calculamos que á este salón puedan concurrir hasta 2000 personas, la mitad sentadas y la otra en pie. Lateral¬ mente á este salón concierto, ocupando la parte anterior de las dos fachadas laterales, hay dispuestas un cierto número de salas, que están ligadas entre sí por el foyer. Este foyer dispuesto paralela¬ mente al salón concierto, ocupando una longitud de 30 metros y una latitud de 7 metros, terminando á los dos estreñios por las dos escaleras, de la cazuela y de la galería, y dando acceso á los espec¬ tadores de todos los órdenes, menos á los del paraíso, será efecti¬ vamente la reunión elegante en cada noche de espectáculo ordina¬ rio. Si áeste foyer agregamos el salón adyacente, de ¡0.50 metros por 5.70, que será destinado especialmente para la representación nacional, siendo colocado inmediatamente detrás del palco del Gobierno, tendremos así una série desalas y salones, que se comu¬ nicaran entre sí y que formarán al rededor del gran vestíbulo cen¬ tral, una especie de departamento de honor. A este consagraremos un lujo especial de decoraciones, por la razón de queá él concur¬ rirá, en las fiestas de bailes y conciertos, la exquisita y selecta sociedad porteña, que con el esplendor de su habitual elegancia, NUEVO TEATRO COLON 25 ofuscará-cuanto riqueza de decoración podamos prodigará nues¬ tras salas. En eJ piso de la Cazuela , colocado sobre el salón de ceremonia oficial, ocupando un largo de metros 17.20yun ancho de 5.70, tendremos todavía otro foyer, que será exclusivamente para las concurrentes de cazuela ; si un dia, como esperamos, se suprimie¬ se la costumbre de relegar las mujeres á un orden especial, y de la cazuela se formara una galería común para ambos sexos, enton¬ ces el foyer de que hablamos, servirá para las dos galerías. A los espectadores del paraíso, no hemos destinado un foyer es¬ pecial, porque en los intérvalos, estos no abandonan su puesto tan fácilmente como los de las otras reparticiones; pero ellos tendrán sin embargo un servicio especial de café, colocado pocos escalones más abajo del paraíso, formado por varias salas sobre la fachada lateral que da al norte. Las comunicaciones entre la parte baja y la alta de! paraíso, se forman por medio de cinco escaleras regularmente distribuidas, y cómodas. Se tendrá acceso al paraíso mediante una escalera espe¬ cial, que partiendo del piso de la calle cerca del desemboque hácia al norte del pasaje de carruajes, á donde está igualmente situada una boletería especial para el paraíso, llega á su destino después de superados 144* escalones... Imprescindible necesidad, que no enu¬ meramos por cierto entre las comodidades sino solamente para notar en tal escalera, la regularidad de las sucesivas vueltas recti¬ líneas, el ancho de los descansos y de los tramos y la justa pendiente de los mismos. Para la salida del paraíso, á más déla escalera principal que ha servido para la entrada/servirán también otras dos escaleras pro¬ yectadas á los dos costados y que corren directamente hasta ambas calles laterales. Esperamos que todas las comodidades enumeradas, satisfagan las exigencias de nuestro público, no teniendo ejemplo, en otro teatro, de tanto espacio de locales accesorios á la gran sala de es¬ pectáculos. Respecto, pues, á las comodidades consideradas como indispensables, hemos buscado no ser inferiores á los principales teatros de Europa y América. Así, cada orden tendrá sus respecti¬ vos locales para lavatorios, mingitorios y letrinas, grandes, y dis¬ puestos simétricamente á ambos lados- de la sala ; cada repartición tendrá una ó más piezas donde una señora pueda reparar momen¬ táneamente su tocado ó recobrarse de un improviso malestar ; el 26 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA café anexo al teatro, tendrá locales en los varios pisos det edificio, accesibles para el interior con servicio especial ; las escaleras serán todas grandes y cómodas; los corredores, los pasillos alrededor de los órdenes, los pasajes de cualquier clase, serán suficientemente ámplios y á fácil alcance del público ; las puertas grandes, los cer¬ rajes simples, las salidas directas, la iluminación abundante, la ventilación regulada, los servicios de todo género bien distribuidos y expeditos. Por parle nuestra, liaremos todo lo posible á fin de que el tea¬ tro resulte cómodo bajo todo aspecto, y nos auguramos desde ahora, que igual empeño ponga al respecto la Empresa que lo regirá, por lo que respecta á aquella parte délas comodidades que corres¬ ponderán -á su cargo. SALON Lo que atraerá ante todo la atención del visitante, será la gran¬ diosidad de nuestra sala. Esta tendrá en efecto, dimensiones tales, que hasta la fecha no han sido intentadas en teatros líricos. Hemos sido inducidos á abundar en capacidad, por las exigencias de la acústica, y por la necesidad de dar asiento á muchos espectadores ; un asiento cómodo desde el cual puedan ver bien y oir mejor el espectáculo. Y de acuerdo con la capacidad, hemos estudiado la forma ; de ésta nos ocuparemos más particularmente, tratando de las condiciones acústicas; por ahora bastará una mirada á los planos para darse una idea. Nuestra sala tiene la planta en forma de herradura, la curva característica de los mejores teatros líricos conocidos, un poco más alargada de cuanto se ha usado hasta ahora, y un poco más abierta hácia la boca-escena, para evitar muchos puestos sacrificados, lateralmente á la misma, y también para dar bastante anchura á la escena, en el caso de espectáculos grandiosos. Las dimensiones principales de la sala son las siguientes : Latitud entre los parapetos de 1er orden (diámetro menor) . 22m65 Latitud entre las paredes de la sala sobre el diámetro menor . 29.25 Latitud de la boca de ópera (línea del telón) . 18.25 Desarrollo de la curva del parapeto de primer orden . 75.00 Altura desde el centro de la platea al centro del cielo-raso . 28.00 NUEVO TEATRO COLON 27 Altura déla boca escena (sobre la línea del telón) . 19.25 Latitud entre los muros de la sala sobre' el paraíso . 35.40 Longitud desde la entrada de platea (pared maestra) hasta el telón. 38.00 Longitud entre la pared maestra y el muro de boca-escena (en el paraíso) . 32.30 Por estos datos se puede ver que á nivel del paraíso, la planta de la sala se transforma en rectangular con ámplias ochavas en ios ángulos posteriores. Pero la curva formada por los parapetos de los diferentes órdenes’, se repite todavía en el paraíso, con una fila de columnitas ligadas entre sí por arcos rebajados, que sostienen la comiza de la sala ; esta comiza, con una curva concéntrica á la herradura de la platea, y corriendo también sobre la pared de la bo¬ ca-escena, dá lugar á un espacio ancho de 30 metros é igualmente largo, de manera que puede encerrar un espacioso cielo-raso cir¬ cular, con ápendices triangulares á ambos lados háci.a la boca escena. Este cielo-raso, un poco inclinado en alto hácia el centro, después de haber formado una zona circular de metros 4.50 de ancho, queda'interrumpido por otra comiza que soporta la cúpula central, la que tiene 21 metros de diámetro, y 3.80 metros de fle¬ cha y está decorada en el centro por el lampadario á vidrios, del cual hablaremos á su tiempo. El público quedará dispuesto en la sala, en las diez siguientes reparticiones : Io Platea, que contendrá. 900 asientos. G)o 3o Io orden 4o 2o » 5o 3» » 10 palquitos con reja. 34 palcos. 40 » 40 » 6o Cazuela » 7o » » 8o Galería » 9o » » 10° Paraíso » 400 asientos. 12 palcos. 520 asientos. 4 palcos. 580 asientos. Calculamos que entre todas estas reparticiones, la sala puede contener 3000 espectadores cómodamente sentados y 1000 espec¬ tadores de pié, pudiendo alcanzar en las funciones extraordinarias un máximun de 4500 espectadores, entre sentados y de pié. La distribución del público en las varias reparticiones, ha sido éstudiada siguiendo la costumbre de esta ciudad : la platea es ocu- 28 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA pada únicamente por lunetas, que tienen todas el mismo valor; están dispuestas en filas distantes entre sí de metros 0.77 y ocupan de ancho cada una, metros 0.55; se hallan divididas en cinco gru¬ pos por un camino ancho de metros 1 .20 que recorre el perímetro de la platea bajo los parapetos del primer orden y por otros dos longitudinales y dos transversales. A los dos lados de la platea, comprendidos entre los dos pasajes laterales y el proscenio, se han proyectado, mitad por parte, diez palcos cerrados con reja, pudiendo servir estos para espectadores que por luto ó por cualquier motivo no quisieran presentarse ante el-público. Los otros palcos del Io, 2o y 3o orden, están dispuestos según la costumbre francesa, introducida en los teatros de Buenos Aires; estos son completamente abiertos, con divisiones bajas entre uno y otro palco y con parapetos bajos y calados ; de este modo los es¬ pectadores pueden ver y ser vistos, y así queda puesta en evidencia la gentil corona de bellas y elegantes señoras, primer adorno y primer atractivo de toda sala de teatro, y por lo mismo ganan la comodidad, la acústica y la óptica. Los palcos miden cada uno, un ancho medio de metros 1 .80 y profundidad media de metros 2.05 ; cada uno está ocupado por un sofá de dos asientos, tres sillas y taburetes ; detrás de cada palco, separado poruña cortina de terciopelo, hay un gabinete ó ante-palco, ancho metro 1.50 y largo 2.00, que sirve para descansar en los entre actos, ó para atender momentáneamente al tocado; para este fin está provisto de un pequeño tocador uso toilette , de algunas sillas y varias perchas. En la cazuela y galería, que forman el 4o y 5o órden, están dis¬ puestas las sillas en cuatro filas, á una distancia media entre sí, de metros 0.75, y cada silla dispone de 55 centímetros de ancho. Los puestos de estas dos reparticiones, tienen casi la misma im¬ portancia que los de la platea, y están destinados, la cazuela esclu- sivamente para las mujeres, y la galería para los espectadores de ambos sexos, que no quisieran vestir traje de etiqueta. En el último órden, ó paraíso; están dispuestas cuatro filas de bancos á'una distancia entre sí de metros 0.70 subdivididos en puestos de cincuenta centímetros de ancho. Detrás de la última fila, hay una zona^en la que pueden estar de pié, aproximada¬ mente 800 personas. Procuraremos mediante pendientes bien co¬ locadas, y divisiones á gradas de las galerías, hechas según espe^ NUEVO TEATRO COLON 29 rimentos sobre el sitio, que todos los espectadores tengan asegu¬ rada la vista de la escena. Las comunicaciones entre las filas de si¬ llas en las varias reparticiones, se harán suficientemente ámplias y repetidas, como igualmente serán cómodas, en cuanto sea posi¬ ble, las escaleras de las galerías altas. Las salidas de las mismas serán numerosas y espaciosas, como se puede ver por los pla¬ nos. • La decoración de la sala, será bastante rica para formar digna comiza á la elegancia del público; pero de una riqueza severa, parca y tranquila, no ostentosamente vistosa ó exagerada. El ojo del espectador no será atraido por ornamentos muy apa¬ rentes, que disminuirían el efecto de las decoraciones escénicas casi siempre de riqueza limitada é ilusoria. No habrán comizas ni adornos demasiado sobre salientes, particularmente en los prosce¬ nios, á fin de no interceptar la vista de la escena. El decorado de una parte de la sala, no será más pronunciado que el déla otra, con el objeto de no perjudicar la armonía general ; la forma de la sala,’no por cierto elegante por sí misma, y el inevitable desmenuza¬ miento de sus partes, exijen parsimonia en la decoración, y uni¬ dad de conceptos en todas las. mismas partes. De este modo se de¬ generará probablemente en lo monótono, pero no en lo grotesco. El color dominante, aunque nos reservemos el resolver al res¬ pecto, después de llevadas á efecto varias experiencias en la sala misma, pensamos cfeba ser el rojo granate, acompañado por un color marfil antiguo para las partes de relieve, las que forman el armazón arquitectónico. El oro distribuido con justa proporción, pálido ó brillante, según los casos, servirá como medio de unión entre los dos colores. En la distribución de las tapicerías y pinturas en las paredes de los varios órdenes, trataremos de no emplear tintas muy vivas ni muy determinadas. Como el fondo de un cuadro de figura, debe hacer resaltar por contraste bien estudiado, la parte que se quiere poner en ev-idencia; así las paredes de una sala de teatro, deben, con colores algo más apagados é indecisos, servir de fondo al cua¬ dro alegre y brillante, que forman los vestidos de las damas, sus carnaduras, Sus flores y sus alhajas. Esta frialdad de colores que pensamos dar á'las paredes, nos ofrecerá por cierto pocos recursos para la decoración general de la sala, á la que quisiéramos sin embargo, dar un aspecto vivaz como conviene á su carácter; pero .'somos de opinión que será más eficaz una buena decoración con- 30 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA seguida con pocas relaciones de tintas, que una decoración, que aunque buena, sea alcanzada con rudos contrastes de colores. Y así como los colores, ocuparán su lugar según sirvan de fondo ó de cuadro, los motivos de la decoración ; estos serán simples, sen¬ cillos, reducidos, muy repetidos, en las partes contiguas al público, y serán por lo contrario ámplios, grandiosos, sobresalientes, en las partes más lejanas, así como en el cielo-raso por ejemplo, yen el telón de boca, adonde los sujetos alegóricos ó históricos á base- de figura, pintados con fuerza y vivacidad de colores, encontrarán digno lugar. LOCALES PARA LOS ARTISTAS, ESCENA Y DEPENDENCIAS La mitad posterior del edificio, se halla ocupada por la escena y sus dependencias ; ella es perfectamente simétrica sobre el eje longitudinal del teatro, y es destinada, así dividida en dos alas, á la separación de los artistas de ambos sexos. Tres entradas son destinadas para el palco escénico y servicios anexos ; dos sobre la calle Cerrito para los artistas y masas, y una sobfe un costado para la orquesta. Las salidas, en caso de necesidad, pueden ser ocho, distribuidas entre orquesta, artistas, masas y personal de servicio. Cuatro escaleras, dos hácia el frente de Cerríto y dos á los costa¬ dos de la escena, sirven para la comunicación de todos los pisos, á contar desde el último délos subterráneos hasta la azotea, sien¬ do suficientemente anchas, cómodas, sólidas y de un modo abso¬ luto incombustibles. A más de estas, varias escaleras secundarias de hierrro, y otras escaleritas á mano completarán el servicio en el palco escénico. Las dos escaleras del fondo de la escena, que desembocan en la calle de Cerrito, como tienen una jaula bastante grande, encierran entre sus tramos á ángulos rectos, dos ascensores á« presión hi¬ dráulica, ó á vapor, destinado el uno para subir decoraciones, accesorios, muebles, carruajes ó caballos para el servicio del palco escénico, y el otro para subir, á todos los pisos, los baú¬ les ó bultos destinados al servicio particular de los artistas y masas. El nivel medio del palco escénico corresponde al nivel del pri¬ mer piso alto del edificio, y en él, principiarán los servicios de la NUEVO TEATRO COLON 31 escena, desarrollándose por consiguiente en los otros cuatro pisos, ocupados del siguiente modo: En el primer piso, en cada uno de los dos costados de la escena en las partes encerradas entre las paredes del palco escénico y los frentes laterales, se lian proyectado doce cuartos á subdividirse en camarines páralos artistas y gabinetes de toilette anexos. Al fondo de la escena, encerrados entre la pared de esta y el frente que dá á Cerfito, habrá tres grandes locales de metros cuadrados 150 de superíicie complexiva, que ocupan metros 12 de alto, para el’de- pósito de bastidores y decoraciones escénicas. Otros dos locales, cada uno con metros cuadrados 36 de super¬ ficie, en los ángulos posteriores del edificio, servirán para el depó¬ sito de accesorios, muebles, tapices, telas, armas, yelmos, corazas, escudos, emblemas, estandartes, etc. En el mismo piso, á la iz¬ quierda del palco escénico, habrá una pieza que comunicará con el palco de la empresa y con la sala de recepción de la misma, y en esta podrán reunirse los* varios directores de orquesta, de esce¬ na, de coros, de baile, administradores y apuntadores, para en¬ tenderse con la empresa sobre la marcha de los espectáculos. También encontrarán su lugar, en el mismo piso, el oficial de bomberos, el de policía y el médico de guardia. En el piso superior, correspondiente al piso noble del edificio, se han distribuido lateralmente y al rededor de la escena, catorce piecitas por parte, para servir de camarines y gabinetes de toilette para los artistas; otros tres camarines para los directores del espectáculo, una sala de descanso para los artistas durante la representación, dos salas para los ensayos parciales de canto y baile y varios locales para sastrería de los artistas primeras partes. El otro piso, que forma el entresuelo alto del edificio, compren¬ derá, dispuestos al rededor de la escena, cuatro espaciosos salones de metros cuadrados 278 complexivamente, para el servicio de las masas corales, con otros cuatro grandes locales anexos á los salo¬ nes, para contener los respectivos lavatorios y guarda-ropas. Otras dos salas en los dos ángulos del frente á Cerrito, servirán para ensayos ó bien para bandas ú otras reparticiones menores del ser¬ vicio escénico. El mismo número de ambientes con la misma distribución, más un vasto local de metros cuadrados 153 de superficie, que ocupa el fondo de la escena, encontraremos en el piso superior, corres- 32 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA pondiente al ático del edificio. Este piso es destinado para el ser¬ vicio del cuerpo de baile y para las- comparsas. En él se podrá establecer también la sastrería de hombres y la de mujeres, siendo para uso exclusivo de las masas. Finalmente, en el último piso, que ocupa menor espacio que los pisos inferiores, por ser comprendido en la parte más elevada, habrán diversas galerías y locales de varias formas que servirán para depositar aquellos accesorios y objetos que estorban ó que por ser de poca importancia ó de poco uso, no convendrá conservar en los pisos inferiores. En cada piso habrán dos distintos grupos de letrinas, lavatorios y mingitorios, de modo que cada repartición tendrá su servicio distinto y propio. Todos los locales descriptos, están en comunicación con el palco escénico por medio de las escaleras ya mencionadas y corredores bastante espaciosos que permitan á las masas reunirse y ordenar¬ se antes de llegar ai palco escénico. No creemos, según observación que se nos hizo, de que el ser¬ vicio para la escena, distribuido en muchos pisos, tenga que cau¬ sar incomodidades y pérdida de tiempo, por la razón de que los dos ascensores, más otro montecliarge , destinado á la sastrería, ex¬ pedirán fácilmente el servicio de los trasportes; un servicio bien regularizado de tubos acústicos y campanillas eléctricas será ins¬ talado en todos los locales de servicio ; los diferentes cuerpos y grupos de artistas, estarán más inmediatos á la escena, aún cuando no estén áhiveí déla misma ; los diversos servicios quedarán más unidos y por consiguiente más dirijibles. Finalmente dado el caso de un cambio total ó parcial de vestuario, á ejecutarse por los cuerpos de coro, de comparsa ó de baile, en el breve espacio de pocos compaces, se encontrarán tantos lugares disponibles en los costados del palco escénico, que se podrá destinar uno para tal tra¬ bajo, aislándolo momentáneamente del resto del servicio. Agregaremos, á los citados ambientes, un cierto número de lo¬ cales subterráneos para taller de los carpinteros y atrezzisth , otros para tener cierto número de caballos que pueda necesitarse para la representación del dia, con su correspondiente servicio de pala¬ freneros, y otros finalmente para depósito de cajones, objetos ordi¬ narios y voluminosos. En resúmen, cada grupo de personas adictas al servicio de la escena, encontrará. su sitio propio y sus comodidades. NUEVO TEATRO COLON 33 Especialmente para los diferentes ensayos de orquesta, banda, canto y baile, dado el caso de que se debiera preparar un espectᬠculo con prontitud, se encontrará suficiente número de locales des¬ tinados para ensayos, á cierta distancia entre sí, de manera que no puedan turbar los unos á los otros. La distribución general de los servicios para la escena es tan complicada y variada, que no pretendemos dar como absoluta y segura la que ahora hemos indicado. Es sabido que en un teatro se hacen innovaciones aún de cierta importancia, á cada cambio en el género de espectáculos. Así, según las necesidades, se adaptarán los númerosos locales de que estará provista la parte posterior del edificio. En el caso más complicado de tener que representar es¬ pectáculos de ópera y baile contemporáneamente, se encontrará número suficiente de locales y bastante superficie, para contener cómodamente y con desahogo á los servicios propios, todo aquel conjunto variado y pintoresco de personas y de cosas, que con¬ curren al triunfo de la ilusión escénica. PALCO ESCÉNICO Y DECORACIONES El palco escénico mide de ancho metros 35.25 entre muros, y de largo, metros 24.50 desde la línea del telón hasta la primer pared del fondo. Pero como el piso avanza 3 metros fuera de la línea del telón, y en el fondo tenemos un espacio de metros 1 1 .00 por metros 7.00 de profundidad, así podemos contar sobre una profundidad total de palco escénico de metros 34.50. La pendiente del pavimen¬ to será de 5 centímetros de cada metro. La boca-escena, sobre la línea del telón tiene de ancho metros 18.25 y de alto m. 19.25; la cortina fija ó mantean di arlequín la estrechará de un metro y medio en ancho y de 5 metros en alto. La disposición del palco escénico, en sus aparatos, mecanismos, armaduras, etc., no presentará ninguna particularidad notable. Todo estará dispuesto más ó menos, como en los principales teatros conocidos, sin innovaciones originales de alguna importancia, por¬ que entre las muchas que han propuesto los arquitectos de los teatros más recientes, no se han encontrado que sean más útiles y prácticas de las que ya se usan. ANAL. SOC. CIENT. ARG. T. XXXV 3 34 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA No hay que esperar de los arquitectos el descubrimiento de nue¬ vos medios para desarrollar más convenientemente el mecanismo escénico; hay que esperarlo de los mismos maquinistas, los cuales, juntando la teoría á la práctica, aunque ignorados y olvidados, hacen ciertas veces, detrás de las escenas, verdaderos milagros de ligereza y de habilidad. El arte del maquinista de teatro no es siempre apreciado, porque no siempre es comprendido ; raramente el público se dá cuenta de las dificultades superadas por los maquinistas, y raras veces su aplauso lanzado al triunfo del arte lírico y de la plástica femenil, llega más allá del escenario, á alentar maquinistas y escenó¬ grafos. Lo que se notará como especial en nuestro palco escénico, será la prevalencia del hierro en las armaduras principales y secunda¬ rias; reduciremos la aplicación de la madera ateniéndonos á lo estrictamente necesario y la haremos incombustible mediante bar¬ nices adaptados. Además de la seguridad contra el fuego obten¬ dremos así economía de espacio por el poco volumen del hierro. •El sistema de maquinaria que usaremos, será pues común y simple, pero práctico. El piso del palco será hecho de modo que podrá desmontarse totalmente ó por partes. Este será dividido en varias zonas transversales, que los prácticos llaman calles , y que ocuparán todo lo ancho de la escena ; las zonas más anchas serán diez, de metros 1 .15 de ancho y se subdividirán, para desmontarlas, en varios cuadrados de casi un metro. A cada calle grande corres¬ ponderán paralelamente dos menores de metros 0.25 á 0.30 de ancho, igualmente subdivididas eñ cuadriláteros de corta dimen¬ sión. Como división entre las calles grandes y las pequeñas, ten¬ dremos 29 acanaladuras por parle, en las cuales correrán las ar¬ maduras á coulisse de los bastidores. Una mirada á los dibujos, esplicará mucho mejor tal disposición. El pavimento del palco será sostenido por 29 tirantes transversa¬ les (tantos cuantas son las acanaladuras para los bastidores), que ocuparán todo el ancho de la escena y serán empotrados en los muros laterales de la misma. Cada uno de estos tirantes será sos¬ tenido por 9 columnitas de fierro fundido, de modo que se forme con ellas 29 armaduras que se repetirán en tres pisos inferiores al del palco escénico. Suprimimos una descripción minuciosa de estos tres subterráneos por la razón de que son iguales en todos los teatros bien construidos con el sistema que proponemos. Solo ob- NUEVO TEATRO COLON 35 servaremos que todas las partes del sistema, serán bastante fuertes y cuidadosamente coligadas entre sí, de manera que resistan al enorme peso que á veces gravita sobre el palco, especialmente en los grandes bailes y en las comparsas de caballería. Se nos preguntará por qué no aplicamos para la armadura del palco el sistema ya esperimentado en varios teatros, que tiene por objeto reducir según la necesidad, la superficie llana del palco á una superficie de dada irregularidad, á sinuosidades más altas ó más bajas del piso normal. Tal cosa' se obtiene mediante el frac¬ cionamiento del palco en tantos cuadros que se puedan remover, juntos ó separados, por medio de un cierto número de motores á presión hidráulica ó á vapor; pero además de ser costosísimo, este sistema se presenta poco práctico y sus efectos son limitados. Cree¬ mos que sea de una importancia muy relativa el hecho de remover en todo sentido el palco escénico, desde el momento que se pres¬ tan muy bien, para el movimiento desenvuelto de las masas, las superficies llanas á las cuales ellas están acostumbradas, y desde el momento que para figurar las sinuosidades del suelo, sirven bastante bienios practicables, y los terrenos reportados, de cons¬ trucción fácil y expedita; en general para la armadura del palco, es más conveniente un sistema, tanto cuanto más simple es, por la razón de que así se evitan complicaciones en la práctica y no se necesitará tanto trabajo ni tanto gasto para su manutención. Respecto á la decoración escenográfica, hemos dejado el sistema de colgar bastidores y escenarios á rieles colocados en alto, sobre los cuales puedan correr por medio de ruedillas y manejo de cuerdas con contrapesos ; también hemos dejado á un lado el sistema de decoraciones con una sola tela dispuesta á panorama ó bien como una supeficie cortada en ángulos, formando en conjunto escena¬ rios fy bastidores. Dichos sistemas son incómodos para el manejo y estorban el mo¬ vimiento á los artistas ; con ellos difícilmente pueden efectuarse cambios rápidos, totales ó parciales de decoraciones, sin contar que son monótonos y de efecto de perspectiva deficiente. Nuestra decoración escénica comprenderá : los escenarios de fondo y los intermedios que se manejarán mediante tambores, gar¬ ruchas y cuerdas, desde lo alto de la griglia y desde las galerías laterales de la escena; las bambalinas, frisos, paños, cielos ó cielo- rayos que se manejarán como lo escenarios ; los bastidores latera¬ les, que correrán transversalmente á la escena sobre sus armaduras 36 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA á coulisse ; finalmente los spezzati, que representan terrenos, ó fragmentos de decoraciones de varias formas y dimensiones, los cuales se manejarán desde abajo del palco ó de los dos lados del mismo, ó de arriba, según resulte más cómodo. Para las maniobras de todas las decoraciones escénicas, y par¬ ticularmente para los cambios repentinos de decoración, no nos hemos dejado atraer por la novedad de las aplicaciones mecánicas efectuadas al respecto en varios teatros europeos, ni creemos muy prácticos ni de efectos excepcionales los resultados obtenidos en la nueva Opera de Buda-Pesth, y al Burg-Theater de Yiena, en donde se ejecutan las maniobras mediante motores á presión hidráu¬ lica. Debiendo evitar el riesgo de malgastar inútilmente tiempo y di¬ nero para hacer esperimentos al respecto, y siendo por lo contra¬ rio indispensable que el funcionamiento de nuestros aparatos esté asegurado, tenemos que huir de las cosas muy nuevas y compli¬ cadas á la vez. Por lo tanto, no será nuestra intención hacer cál¬ culos solamente sobre la fuerza eiega de los motores ; el medio principal de movimiento, reconocido hasta hoy como conveniente y práctico, es la mano del hombre, ayudada, bien entendido, en su trabajo, porcontrapesos bien calculados á fin de balancear los es¬ fuerzos. A tal medio nos atendremos por el momento, por ser más seguro, dejando para más adelante, cuando el teatro esté abierto al público, y tengamos tiempo y medios á nuestra disposición, la introducción de aquellas modificaciones que se reconocieran con¬ venientes. Como complemento de los aparatos para la decoración escénica, tendremos los practicables, las trampas, los vuelos rectos y obli¬ cuos, las armaduras para apoteosis ó para apariciones, espejos, tiendas, muebles, aparejos y objetos varios. Detrás de las escenas tendremos los mecanismos para simular disparos de fusilería, efec¬ tos de incendio, fuegos artificiales, truenos, lluvia, granizos, viento, nieve, relámpagos, arcos-iris, sol, etc., aparatos todos indispensa¬ bles para llenar las necesidades de un teatro de primer órden adonde concurren todas las artes para crear la ilusión más per¬ fecta. La griglia principal, será colocada á metros 24.50 sobre el nivel medio del palco escénico, del cual ocupará igual superficie, una segunda griglia colocada más en alto entre las cábrias del techo, servirá con la primera para soportar las varias séries de tambores NUEVO TEATRO COLON 37 destinados á las maniobras, y para mantener suspensos los escena¬ rios y telas de todas clases que pertenecen á la decoración de los espectáculos del dia. Los corredores de maniobras estarán dispuestos á ambos lados de la escena, tres por parte, suspensos á las armaduras del techo y á las de la griglia, de modo que no estorben el movimiento de los escenarios, siendo los corredores inferiores á metros 12.30 sobre el nivel medio del palco escénico, á fin de dar lugar al pasaje de los bastidores hasta los muros. La griglia y los corredores de maniobras, serán construidos en hierro, ofreciendo de este modo poco volumen, poco peso, y segu¬ ridad contra el fuego. La superficie sobre la cual se caminará, so¬ bre la griglia , sobre los corredores de maniobras y sobre los pasi¬ llos suspendidos á través de la escena, no será ya formada con lᬠminas de hierro incómodas por las alteraciones que sufren con la variación de temperatura y por el rumor que producen caminando sobre ella ; será por lo contrario formada con pequeños hierros á T ó á dispuestos paralelamente entre sí á intérvalos de po¬ cos centímetros. Quisiéramos igualmente que todos los cilindros, tambores, órga¬ nos, discos, con sus relativos árboles y volantes que constituyen el material de la mecánica escénica, fueran hechos en hierro ; pero tememos que tal cosa resulte poco práctico. Los objetos de hierro so oxidan fácilmente si se dejan inactivos por un cierto tiempo, y necesitan bastante trabajo para su conservación y para tenerlos en estado de funcionamiento ; las cuerdas escurren mejor y menos se gastan en la madera que en el hierro, los untos de jabón para disminuir los crujidos en la madera, son más expeditos y aseados que los untos de aceite ó de otras materias grasas requeridas para el hierro. Una compostura ó una adaptación momentánea cual¬ quiera que ella sea, se lleva á efecto con mayor facilidad y pronti¬ tud en la madera que en el hierro; en fin, los maquinistas tienen acostumbrada la mano á la maquinaria de madera y difícilmente desempeñarían su tarea con igual soltura en la maquinaria de hierro. A pesar de todo, no se prescindirá del empleo de la madera allá donde resultare más conveniente, pero su uso será muy limi¬ tado debiendo construirse en hierro todas aquellas partes que no sufrieran por los inconvenientes indicados. 38 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA LOCALES PARA LA ORQUESTA Sobre la forma y disposición de la orquesta en la sala, nos ocu¬ paremos tratando de las condiciones acústicas de la misma. Por ahora bastará indicar el que se pueda contar con un espacio su¬ ficiente para 150 profesores de orquesta, en el caso de espectáculos excepcionales. En las funciones ordinarias no pasando del centenar el número de profesores, éstos encontrarán todas aquellas como¬ didades que conviene á su importancia en el espectáculo. Tendrán una entrada especial por una de las calles laterales, pudiendo sin embargo disponer también en caso de espectáculos muy reducidos,, de la entrada general para los artistas, sobre la calle Cerrito. Dos grandes salas situadas en el piso bajo, próximas á los ingre¬ sos laterales, sirven una de foyer ó sala de reunión de los profeso¬ res, y la otra de guardaropa, en donde cada uno de ellos encontra¬ rá un armario especial para guardar sus instrumentos, música, trajes y otros objetos de uso. Otro espacioso local en comunicación con dichas dos salas servirá para depósito común de instrumentos voluminosos, cajones, atriles, ú otros objetos para uso esclusivo de la orquesta. Habrá también un servicio especial de lavatorios, letrinas y mingitorios. Los maestros directores tendrán su gabinete especial en el piso superior, á nivel del palco escénico, como ya lo hemos notado. Si se reconociere conveniente, se podrán formar igualmente diversos gabinetes para las primeras partes, con sus respectivas comodi¬ dades. A pesar deque todo el servicio para la orquesta pueda mante¬ nerse completamente independiente de los servicios del palco escé¬ nico, no por esto dejará de haber comunicación directa entre los locales del palco y las dos salas para la orquesta, por ser esto las más de las veces indispensable, á causa de las ocurrencias del es¬ pectáculo. NUEVO TEATRO COLON 39 LOCALES PARA LA EMPRESA Sobre la parte lateral de nuestro edificio, frente á la calle de Tucuman, serán dispuestos los locales para el servicio especial de la empresa. Estos formarán un departamento completamente in¬ dependiente, pero podrán al mismo tiempo ser puestos en comuni¬ cación directa con todas las reparticiones, sean del público, sean de los artistas. Una escalera especial unirá todos los pisos de este de¬ partamento, sirviendo de comunicación desde el subterráneo hasta el techo. En el piso bajo tendremos un escritorio con entrada directa de la calle; en este escritorio el público podrá despachar sus asuntos con la empresa. En el primer piso alto habrá otro estudio ó secretaría, en el cual se llevarán las cuentas y se tratarán los asuntos de la em¬ presa con las compañías, sin estar en contacto con el público. Esta secretaría, comunicará directamente con la sala de recepción de la empresa, y por consiguiente con el palco de la misma (que será el palco avancé Io orden á la derecha), y finalmente con el palco escénico y dependencias. En los pisos superiores se encon¬ trará lahabitacion del empresario, que podrá, así, viviendo en el mismo teatro, atender mejor á las cosas que se relacionan con la marcha del mismo. En el ala opuesta del edificio, tendremos en el piso alto, los loca¬ les de depósito para la música ó archivos y en los pisos superiores á más de varios locales para el servicio déla confitería, tendremos las habitaciones para los empleados y sirvientes del teatro. Estas diferentes habitaciones que alguno podría encontrar mal por estar colocadas en el mismo edificio del teatro, no presentarán peligro alguno, porque estarán completamente aisladas de los locales del teatro, y habitadas exclusivamente por las mismas personas en¬ cargadas de la vigilancia del edificio. La venta de billetes de ingreso, se hará en dos puntos distintos. La boletería del paraíso estará situada al pié de la escalera del mis¬ mo ; y la otra para la platea, palcos y galería, ocupará un local so¬ bre el lado izquierdo de la entrada principal, de modo que tenga dos series de ventanillas, una en el pórtico exterior, y la otra en el sub- 40 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA siguiente vestíbulo, al que por esto mismo llamamos Vestíbulo de la boletería. El hecho de estarla boletería general demasiado distante de la secretaría de la empresa, con la cual necesitaría por lo contrario mantenerse en continuas comunicaciones, podría dar lugar á in¬ convenientes y pérdidas de tiempo en el servicio de administración, pero esto lo remediaremos manteniendo entre la secretaría y la bo¬ letería un servicio telefónico, y proveyendo los locales del siguiente aparato : varios cuadros que representen cada uno la planta interna de la sala, y contengan tantas divisiones cuantas son las localidades á vender serán colocados en la boletería, en la secretaría y si se qui¬ siera también en otras parles donde hubiera un interés en la venta de las localidades. Estos cuadros se pondrán en comunicación por un cable de pocos hilos, por los cuales pasará la corriente eléctrica producida por una ó más pilas. En la secretaría ó en la boletería, teniendo á mano uno de los cuadros, se marcarán en él las localidades á medida que se vayan vendiendo; estas localida¬ des, por medio de un simple aparato se irán marcando automᬠticamente en los otros cuadros. Así, el que tenga bajo sus ojos uno de estos, podrá darse cuenta de los billetes vendidos sin que se incurra en el riesgo de no estar de acuerdo las notas de secre¬ taría con las de boletería. PRECAUCIONES CONTRA INCENDIOS Aunque el público sea indiferente á los peligros, que noche á noche afronta, sin pensar en ellos por el espíritu festivo que lo so¬ licita, sin embargo, es un deber de todo propietario de teatro, por la gran responsabilidad que le incumbe, el hacer públicas las ra¬ zones y los medios de que puede disponer para conjurar tales pe¬ ligros. El público conociendo por consiguiente las medidas toma¬ das para su seguridad, concurrirá con más tranquilidad y mayor voluntad al teatro, correspondiendo así dignamente, á los esfuerzos llevados á efecto por el propietario en su bien, y sabrá igualmente, por el exámen de tales medios, cómo proceder en caso de peligro. Esto no quiere decir que el público pueda estar completamente garantido al tomarse todas las medidas posibles en su favor, ñique NUEVO TEATRO COLON 41 se pueda de una manera absoluta evitar todo peligro asegurando la propia salvación conjuntamente á la del edificio. Lo prueba así el incendio del teatro «Cleveland» en la América Setentrional, en 1884. Este teatro era de construcción sólida y segura, bajo todo aspecto ; todas las precauciones posibles habían sido puestas en práctica y á pesar de esto, con dificultad pudo salvarse el público ; en cuanto al edificio, decantado corno construido fire proof, se arruinó completamente. El estudio de la seguridad de los teatros, no tiene en verdad bases firmes y absolutas como cualquier otro ramo de la arquitec¬ tura moderna; este estudio se desarrolla y adquiere nuevos datos en cada caso de incendio. Debernos hoy nuestras aplicaciones al respecto, á las terribles pruebas dadas por los teatros destruidos de Conway en Brooklvn, en 1876, el Italiano de Niza y el Ring de Abena, en 1881 , el Buíf de AIoscow, en 1883, el Tinevelly en la India Oriental, el año 1886, laOpéra Comique de Paris y el teatro de Exeter en Inglaterra, en 1887, sin contar muchos otros desastres de edificios importantes, en épocas anteriores, y varios otros en los mismos años, pero de menos importancia (1). Aquí, en Buenos Aires, en donde todavía no se habían presencia¬ do tales hechos, yen donde también eran menores las probabilida¬ des de incendio, por no usarse caloríferos en los teatros, tenemos aún presente en la memoria las llamas aterradoras del «San Mar¬ tin»; lección tremenda, pero no suficientemente severa y práctica para hacer abrir los ojos al público y á las autoridades competentes. Por lo' tanto, del exámen de las varias circunstancias que acom¬ pañan á un incendio, y de los hechos que se desarrollan en los pocos minutos de duración del mismo, se deducirán las reglas á adoptarse en las nuevas construcciones. De tales circunstancias y hechos, pueden deducirse los principios siguientes: A) El fuego halla en los casos más frecuentes, su origen en las escena á causa de las sustancias esencialmente inflamables que la componen y del movimiento de aparatos para la iluminación, para la calefacción y servicios varios. Desde la escena, el fuego se pro¬ paga con extrema rapidez, á la sala del público, invadiéndola espe¬ cialmente con llamas que se dirigen hacia las salidas, atraidas por la corriente de aire; - (1) Sulla sicurezza dei lealri in caso dJ incendio dell’ Ing. D. Donglii. Torino, 1888. Camilla e Bertolero, edit. 42 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA B) El público á la primera alarma de incendio, y al aspecto terrible é imprevisto de las llamas, se precipita, aglomerándose hácia las salidas, con tendencias en cada uno á servirse déla misma puerta que le dio entrada, no preocupándose de las salidas llama¬ das de seguridad, cuja improvisa apertura, dado el caso que á tiem¬ po puedan abrirse, no le presenta inmediata y segura la salva¬ ción ; C) Dominados por el terror y presa de la más espantosa confu¬ sión, todos buscan en el primer movimiento su propia salvación; pero al precipitarse hacia las salidas, ya reaccionan los afectos y el espíritu de humanidad, por lo que muchos tratan de volver so¬ bre sus pasos, para tentar la salvación de las personas queridas, llamándolas, imprecando, gritando y aumentando el desorden y la confusión ; D) En momentos tan espantosos, sucede á menudo que por un improviso accidente en el sistema de iluminación, toda aquella aglomeración de personas que se entrechoca y golpea, queda de pronto sumerjida en la más completa oscuridad, y entonces resulta más terrible el masacre: muchos que se salvaron del horrible con¬ tacto de las llamas, son víctimas del súbito choque de tantos séres humanos, en lucha por la existencia ; E) El mismo terror que invade al público, invade también á los artistas y á las masas, que alcanzadas por el fuego inmediato, as¬ fixiadas por el humo y por los gases delelereos, buscan en vano una salida en aquel laberinto de bastidores, de escenas y accesorios, en aquella tremenda vorágine de fuego que les oculta las salidas. Mu¬ chos de ellos son víctimas del momentáneo aturdimiento, pero la causa principal, verdadera, substancial de tanta muerte, es menes¬ ter buscarla en la mala construcción de! edificio, y en sus condi¬ ciones inadecuadas por la poca previsión del arquitecto; F) En el personal de servicio y vigilancia, en el momento de la catástrofe, no se consigue obtener orden, disciplina y presencia de ánimo, como sería necesario, debido tal hecho, más queá la mala voluntad por su parte, á insuficiencia de medios puestos á su dis¬ posición. Antes de tratar la mejor manera de evitar los inconvenientes señalados, es justo se busque evitar la causa que los produce, ó bien que se apliquen en la construcción del edificio, providencias aptas para impedir el origen del incendio. Las más notables en¬ tre ellas son las siguientes ; NUEVO TEATRO COLON 43 Abolición absoluta, al menos en el límite de lo posible, de todas las sustancias combustibles, sustituyéndolas por otras incombus¬ tibles. Implantación del alumbrado á luz eléctrica, en lugar del gas ó cualquier otro sistema. Aplicación de un método de calefacción por medio del vapor ó del agua caliente en lugar del aire caliente, combinado con un sistema de ventilación bien estudiado. En nuestro teatro, la iluminación, calefacción y ventilación, se¬ rán aplicadas con las más ámplias cautelas y con los mejores me¬ dios que la ciencia y la práctica aconsejan. Respecto á la causa prima y esencial de los incendios, ó sea á la combustibilidad de los materiales, se tratará de evitarla, sustituyendo en cuanto sea po¬ sible el hierro y la fundición á la madera, y en donde será impo¬ sible evitarla, como ciertas partes de la maquinaria, escenarios, bastidores y accesorios, se buscará hacerlos incombustibles, me¬ diante imbibiciones de compuestos químicos preparados al efecto y aplicados ya con éxito en muchos teatros. Así es que la armadura del palco escénico, será formada por columnas de fierro fundido, coligadas por tirantes de hierro; el piso mismo de la escena, será revestido en toda su superficie in¬ ferior por una sólida lámina de hierro bien clavada al mismo, y superpuesta en los espesores de lodos los trozos: los caballetes y toda la armadura del techo, serán únicamente de fierro; la cubier¬ ta será de teja de fierro, en lugar de zinc ó plomo ; las vidrieras, puertas, ventanas, tabiques, barandas, etc., más inmediatos á la escena serán asimismo de fierro ; el cielo-raso de la platea y del proscenio, tendrán de fierro el esqueleto principal, y de yeso so¬ bre malla metálica, la parte á la vista ; de hierro y fundición serán construidos los palcos y las galerías que llevarán pavimentos me¬ tálicos ó de baldozas, ó de concreto, ó de asfalto ; con decoraciones en yeso ó estuco, ó cimento en lugar de madera ó papel compri¬ mido, con muebles á armazón de fierro fundido, y colchados de crin animal ; todas las escaleras, sea para el público, como para el servicio de la escena, serán de mármol, sobre armadura de hierro. En donde el hierro sea poco indicado por su demasiada frialdad ó por la sonoridad y especialmente en los pavimentos, se revestirá de goma ó corcho ó bien con capas de cemento, mezcla ó madera hecha incombustible. ¿ En un teatro en el que ha sido proscripto todo lo que puede dar 44 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA alimento al fuego, es posible un incendio? Podría suceder que el fuego atacara aquellas mínimas partes, que no ha sido posible ha¬ cer incombustibles, como muebles, accesorios, tapicerías, vestua¬ rios, pero será siempre fácil en un teatro así construido, circuns¬ cribir, aislar y sofocar el incendio, sin comprometer la vida de los espectadores, artistas ó empleados. Supongamos sin embargo, que por cualquier causa nuestras pre¬ visiones no hayan sido suficientes y que el incendio pudiera desarrollarse ¿qué precauciones deberíamos adoptar, hablando siempre de la construcción del edificio, á fin de que no se produz¬ can los indicados inconvenientes, ó se consiga mitigar los efectos y las tristes y graves consecuencias? A. Para impedir la propagación del incendio de la escena á la sala, hemos aislado completamente la una de ¡a otra. Un sólido telón metálico, formado de láminas de fierro convexas contra la escena, gobernado por un motor hidráulico ó por la mano, aislada ó simultáneamente, pudiéndose manejar de cualquier punto del teatro, podrá ser bajado á la primera voz de alarma; y la escena entonces no tendrá más comunicaciones con la sala, porque todas las otras aberturas, abiertas en el muro anterior de la escena, se mantendrán siempre cerradas con sólidas puertas metálicas, que abriéndose en caso de necesidad, volverán á cerrarse automática¬ mente. Los palcos que avanzan sobre la escena, los de adentro, no ten¬ drán absolutamente comunicación con los palcos de la boca-esce¬ na, ni estos con el resto de la sala. La ventilación de la escena será activada de manera que en caso de incendio se establezca una fuerte corriente contraria á la sala del público, lo que también será útil para repeler el humo, gases polvo ó emanaciones causadas por luces de bengala, batallas simu¬ ladas, etc. La concha del apuntador será construida de manera á poderse cerrar herméticamente en un momento dado. B. Para combatir la desconfianza natural del público, en servirse délas salidas de seguridad, convendrá proceder de modo á que esas salidas entren en sus hábitos, ó sea que todas las noches al finalizar el espectáculo el público las conozca, las aproveche y ha¬ lle más libre su propio desahogo, que usando únicamente las otras salidas. Esto dependerá naturalmente de la administración del teatro ; pero por lo que corresponde al deber del arquitecto, hemos NUEVO TEATRO COLON 45 colocado las salidas de seguridad de manera que estén á fácil acceso del público, bien visibles, ámplias y en un todo idénticas á las sali¬ das comunes, de modo que el público pueda servirse indiferente¬ mente, de unas ú otras, teniendo en las salidas de seguridad la ventaja sobre las comunes, de comunicar más directamente con el exterior, lo que será inmediatamente notado á la apertura de las puertas, por la corriente de aire que entrará por las mismas. A tal práctica y útil disposición de las salidas de seguridad, agregaremos la aplicación de un aparato eléctrico de simple y fácil manejo, mediante el cual á todas las puertas de salida sean quita¬ dos simultáneamente los medios de clausura, en manera que al más leve empuje, se abran todas, hácia el exterior, bien entendi¬ do, y permitan así un pronto y libre desalojo. C. Como acción contra la confusión que se produce en el público, en el momento de la fuga (que puede ser originada no solo por un incendio, sino por una alarma cualquiera, por una riña, por una imprudencia que despierte el pánico general), el arquitecto no pue¬ de poner otro remedio preventivo, que procurar la aplicación de todos los medios que están á su alcance, á fin de que esa fuga se realice de una manera por decir así, ordenada. Se harán por conse¬ cuencia las puertas espaciosas, para impedir la aglomeración de personas y el retardo en el desalojo; los corredores bastante ámplios para contener desahogadamente todas las personas, que ocupan en su respectivo orden palcos y galerías; los pasajes serán directos hácia las salidas, evitando vueltas inútiles y pérdidas de tiempo ; las escaleras serán anchas, cómodas, sólidas y ubicadas de manera que los que huyen las encuentren á su frente, sin haber tenido ne¬ cesidad de buscarlas; estas mismas escaleras comunicarán direc¬ tamente con los vestíbulos externos, al nivel de la calle ó bien ten¬ drán acceso hasta la azotea, para servir de salvación á los que no encontraren libre el descenso ó que encontraren instintivamente más directa la subida. Haremos lo posible para que en la construcción no se echen en olvido tales precauciones, á las que agregaremos aún, todas aque¬ llas que se nos quiera útilmente aconsejar; pero el público además de las ventajas indicadas, encontrará fácil y segura su salvación si supiera mantener una relativa calma y sangre fría, lo que hará sin duda si se ponen en su conocimiento las precauciones adoptadas en su favor. *Z). Muchas salidas, espaciosas y directas, facilitarán el desalojo 46 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA del público de la sala ; pero en el caso de que el fuego, por cual¬ quier causa se hubiere comunicado directamente ála sala, ó á esta viniese del palco escénico, por no haber hecho bajar á tiempo el telón metálico ó por otro motivo, será necesario que el público aglomerado en los corredores y vestíbulos, se encuentre en ellos al seguro del incendio voraz, que avanza á sus espaldas. Es por estoque hemos dado gran espesor y resistencia al muro que circunda la sala (precaución en verdad muy descuidada hasta la fecha, en todos los teatros de Buenos Aires) y que las aberturas practicadas en él, tendrán sólidas puertas metálicas, que se abri¬ rán con la máxima facilidad al menor impulso, y que se cerrarán automáticamente. Cuando el público se encuentra así aislado del incendio, halla con más calma sus salidas, y si por un accidente imprevisto cesara la iluminación ordinaria de los corredores, un reducido pero bien distribuido servicio de lámparas á aceite, aisladas con cuidado, la suplirá; y si, como en la mayor parte de los casos sucede, se hubiera introducido en los corredores tal cantidad de humo y gases, que amenace de muerte por asfixia, las puertas de se¬ guridad conjuntamente con las vidrieras fáciles de abrir ó de romper para comunicar directamente con los patios laterales, servirán para renovar con activas corrientes de aire la atmósfera viciada. E. En la escena, cuando no se hubiere conseguido dominar un principio de incendio con los medios que están al alcance y en co¬ nocimiento de todos los que la frecuentan, se recurrirá entonces á los medios de aislamiento, que se habrán previsto en la construc¬ ción del edificio. Los medios más indirectos, consisten en el mayor aislamiento posible de los locales de depósito de materias inflamables ; y los más directos, que sirven al mismo tiempo como medios de aisla¬ miento, sirven también como medios de extinción. A los primeros, hemos provisto en nuestro proyecto, aislándola escena de una manera absoluta de todos los locales de servicio, por intermedio de sólidas puertas de hierro que se cerrarán auto¬ máticamente ; el depósito de los escenarios está debajo del palco escénico, en donde la armadura es toda de fierro; el depósito de vestuarios y sastrería, el taller de los escenógrafos, los accesorios, el depósito de bastidores, archivo de música, oficinas de secretaría, maquinaria para la luz eléctrica, etc., todo está situado de manera NUEVO TEATRO COLON 47 á que cada uno de estos locales no tenga comunicación con los otros, y mucho menos con la escena. En cuanto á los medios de extinción, se pensará también, prove¬ yendo la escena de suficiente número de bocas de incendio, con sus relativos tubos para lanzar el agua, bien coligados con los tubos generales, y mediante una disposición ordenada de los mismos, dispuestos en los armazones del techo, en modo á generar en caso de necesidad, una fuerte lluvia en toda la escena, ó en aquellas partes que sean amenazadas por el fuego. Pero antes de recurrir al agua, será mejor echar mano del va¬ por de agua ó de otros gases incomburentes, originados por bom¬ bas que estallan, y preparados especiales, que bajo distintas formas se hallan en el comercio, de los cuales hemos pensado muñir convenientemente todos ¡os locales, sean principales ó secunda¬ rios. En cuanto al fácil y pronto desalojo de los artistas en caso de in¬ cendio, hemcs distribuido para la escena, seis cómodas escaleras que desembocan directamente á la calle, mientras que comunican¬ do entre sí todos los pisos, dan también salida á la azotea general del edificio, para aquellos que prefieran esto por resultarle más có¬ modo tal camino de salvación. Lo que hemos dicho para el público, lo repetimos para los artis¬ tas; y es que las salidas de seguridad, además de ser cómodas, de fácil acceso y que se comuniquen directamente con el exterior, deben entrar también en los hábitos nocturnos ó sea formar parte de las salidas comunes, á la terminación de cada espectáculo; lo que naturalmente dependerá más bien de la administración que de la construcción. F. A fin de que el servicio de inspección y de vigilancia, se cum¬ pla con la debida regularidad, es necesario que las personas ocupa¬ das en tales servicios, tengan á su inmediata disposición todos los medios de que será provisto el teatro para conjurar el peligro de incendio. A tales medios pertenecen los avisadores, de los que diversas clases se encuentran en el comercio, los extintores que también se encuentran de varias clases, así como otros aparatos que sirven como avisadores y extintores á la vez. Procuraremos que nuestro teatro sea bien provisto de tales apa¬ ratos, y que estos sean colocados en sitios visibles, al alcance de la mano, y conocidos por el personal de servicio y vigilancia, así como 48 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA procuraremos también que siempre se mantengan libres, tal cual se estudiaron en el proyecto, todos los locales de servicio de la es¬ cena y del público, á fin de que se puedan fácilmente vigilar, y el personal adscripto á estos, pueda mediante escaleras, corredores, pasages y accesos en general (los que serán cómodos, bien dispues¬ tos y bien iluminados), efectuar fácilmente y con prontitud el ser¬ vicio de vigilancia é inspeccionar todas las partes del teatro, en todos los pisos, desde el subterráneo basta el techo. A todas las citadas precauciones, agregaremos las que son gene¬ rales y comunes á los edificios públicos de cierta importancia, como colocación de para-rayos, servicios de aguas corrientes bien desar¬ rollado, con abundantes bocas de incendios bien distribuidas y constantemente alimentadas, especialmente en las calles que ro¬ dean el edificio; y sobre todo, una distribución bien organizada de los locales para la policía, bomberos, cuerpo de guardia, médico de servicio, etc. ; con esto habrá terminado la. tarea de! constructor para empezar la de la administración del teatro, que debe cuidar la ejecución de lo previsto y facilitado. Estaría fuera de nuestro programa, el ocuparnos de las precau¬ ciones que corresponden á la administración, tanto más cuanto muchísimas de ellas están comprendidas en las ordenanzas y regla¬ mentos vijentes; pero por coordinación de ideas, indicaremos las más atingenles con lo que hemos expuesto, ó sea : prohibir toda iluminación que no sea la prescrita y establecida, evitando espe¬ cialmente las luces portátiles de cualquier especie, en la escena y locales anexos. No permitir, del modo más absoluto, que se fume. Impedir en los espectáculos los fuegos artificiales de bengala, des¬ cargas de armas de fuego, etc. Mantener órden y disciplina en el personal de servicio; observando, con respecto á este, una atenta y rigurosa vigilancia. No permitir que sean extraidos de sus respec¬ tivos depósitos, vestuarios ó accesorios que sean agenos á la repre¬ sentación que se da. Procurar que el palco escénico y dependen¬ cias, sean tenidos siempre y constantemente en condiciones tales, como si fuera á declararse un incendio; respecto á las puertas, pa¬ sajes, escaleras, renovación de las sustancias pirófugas, etc. Eje¬ cutar repetidos ensayos de los mecanismos de que estará provisto el teatro á fin de que sean conocidos y manejados con facilidad por el personal de servicio. Asegurarse del estado y del modo de funcio¬ namiento de los aparatos para la iluminación, maquinarias, etc. Y finalmente tratar empeñosamente de que el público conozca todas NUEVO TEATRO COLON 49 las precauciones adoptadas para su seguridad, poniéndoselas todas las noches en evidencia. CONDICIONES ACÚSTICAS Todos los autores que lian tratado la acústica aplicada á la cons¬ trucción de salas de espectáculos, están de acuerdo en declarar, que la resolución de tal problema carece de bases sólidas y seguras. Los físicos presentan á los arquitectos, con la aridez propia de to¬ dos los resultados científicos las leyes de la acústica ; pero tan in¬ ciertas, vagas y variasen su expresión, que los arquitectos se ven obligados á proceder con aplicaciones también inciertas, vagas y diversas. El arquitecto Cárlos Garnier, á quien debe la ciudad de París su espléndido teatro de la Opera, después de haber consultado las pri¬ meras autoridades en lo que se r.efiere á acústica de los teatros y de haber obtenido opiniones en completo desacuerdo, duda de la seriedad de estas y no atreviéndose á seguir la norma de al¬ guna de ellas, desespera de llegar á formar ideas propias al respec¬ to, y fía casi completamente al acaso el éxito de la acústica de su sala. Nosotros no participamos de la opinión del célebre arquitecto, porque muy habituados á considerar las cosas bajo su faz práctica y á descomponer las cuestiones técnicas con la sencillez del análi¬ sis científico, no dudamos en lo más mínimo de que los problemas de difusión y percusión de los sonidos en los teatros, tengan su so¬ lución, sino absol uta, por lo menos capaz de satisfacer las exigencias recíprocas del público y de los artistas. Con esto, no pretendemos ver brillarlos rayos del sol, en donde sábios de alto mérito no han hallado sino tinieblas; queremos solo no sentirnos tan desanimados como los que estudiando el problema desesperan de hallarle solución absoluta ; y sin embargo, renun¬ ciando nosotros también á una satisfacción completa y triunfal sobre las exigencias de la acústica, confiamos en la aplicación de algunas reglas que parecen mas evidentes, porque son directamen¬ te sacadas de principios científicos irrecusables, ó admitidas de acuerdo entre los autores, ó bien claramente resultantes de la es- periencia y del concienzudo exámen de los casos prácticos. La teoría nos enseño que, generado un sonido en un punto 11a- NAL. SOC. ACIENT. ARG. T. XXXV 4 50 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA mado centro fónico , queda estremecido el aire que le es circunstan¬ te, el que mediante vibraciones sucesivas, llega á golpear el oído. Estas vibraciones, llamadas ondas sonoras, se desarrollan con mo¬ vimiento uniforme, según sucesivas superficies esféricas concén¬ tricas que tienen como centro el punto de origen del sonido. En cada una de estas superficies, el sonido tiene intensidad diversa, siendo ella tanto mayor, cuanto más ¡próxima está la onda sonora al centro fónico. De esto se deduce estar la intensidad de sonido en razón inversa de las superficies esféricas sobre las que él se propaga, y por las relaciones que tienen tales superficies entre sí, es consiguiente que la intensidad del sonido está en razón inversa del cuadrado de las distancias. Y la teoría sigue dictando sus leyes, tantas á lo menos, cuantas son las hipótesis en que apoya sus investigaciones. Por ejemplo, para establecer los pocos principios ahora enunciados, la teoría supone que la surgente fónica se reduzca á un punto matemático, que el sonido se produzca en él con intensidad máxima, y que el aireó cualquier otro medio fluido que por el sonido haya sido pues¬ to en vibración, presente densidad, elasticidad, higrometría y tem¬ peratura determinadas, por hipótesis y mantenidas, todas estas condiciones, constantes... Y después de habernos presentado la propagación del sonido bajo ¡a forma de sucesivas ondas esféricas concéntricas, tanto que nuestra mente ha penetrado la idea, asimilándola á ondas perfu¬ madas desprendiéndose de una flor que se levanta en el tallo, la teoría nos descompone la vaporosa masa esférica presentada al principio, y aceptada, en una estrella esférica con número de rayos al infinito, á los que por convención llama rayos sonoros , y analiza cada uno de estos con relación al punto fonador, con relación al fluido intermedio, á los obstáculos interpuestos, etc., de lo que deduce sucesivamente las leyes de la reflexión de los sonidos, de su refracción, de su inflexión, de la conducción, velocidad, alcan¬ ce, tono, timbre, intensidad, etc., esplicando con ellas los fenó¬ menos de la repercusión, del eco, de la resonancia, de la absorción, de las vibraciones de los cuerpos, etc., y sacando de todo esto las aplicaciones prácticas de la bocina, de los tubos acústicos, de los reflectores, de los cuernos acústicos, de las trompas marinas, del teléfono, y de toda la inmensa variedad de los instrumentos musi¬ cales. NUEVO TEATRO COLON 51 Pero al arquitecto que considerase demasiado sériamente los resultados de la teoría, y pretendiese éxito seguro con sus aplica¬ ciones en la práctica, le pasaría lo mismo que á los que con gran capital de teoría han querido producir un nuevo Stradivarius ó un Amati, sin lograr más que construir hosamentas de poco valor; ó menos mal, le pasaría lo que al gran maestro de Bayreuth (lo que nos apresuramos á declarar que en nada atañe á su fama de gran compositor), que abriendo al público una sala pretenciosamente estudiada, bajo todos los puntos de vista acústicos y ópticos, re¬ sultó que en sus efectos relativos, no ha conseguido ser sino una sala . original . Demasiadas son las circunstancias y exigencias arquitectónicas ó de cualquier otra naturaleza, que concurren á hacer inaplicable, ó á desviar la aplicación práctica de las reglas teóricas; cuando no nos encontramos precisamente en la hipótesis establecida por la teoría, cada regla que esta nos pueda dictar, será para nosotros inútil ó, á lo menos, muy reducidos quedarán los efectos buscados, por las aplicaciones quede esas reglas se hagan. De esto, bien en¬ tendido no queremos deducir que sea preciso rechazar las reglas de la acústica, de incontestable valor para los que estudian las ciencias físicas; pero si creemos, que esas reglas deben seradopta- das por el arquitecto con mucha cautela, tomando de ellas sola¬ mente tanto cuanto la experiencia y la observación de los hechos le demuestren ser positivamente útil y práctico. El propósito del arquitecto, es hacer que el sonido, lanzado á la sala por los instrumentos de la orquesta ó la voz de los cantantes, llegue al oido del espectador, lo más directamente posible, y per¬ diendo lo menos posible también, de intensidad y claridad. Bien se comprende que los principales elementos que deben ser tomados en consideración para alcanzar tal resultado, serán la recíproca posición entre quien emite el sonido y quien lo percibe, y la forma, dimensiones, proporciones y condiciones del ambiente en el cual sé propaga el sonido. El estudio de la colocación del público respecto á la escena, es de gran importancia para la acústica teatral. En general, observare¬ mos que este estudio es inseparable del de las condiciones de visi¬ bilidad. En efecto, el que se encuentre situado de modo á ver bien el proscenio y la orquesta se hallará también en buenas condiciones auditivas, sea porque la visión de quien toca ó canta le facilita la percepción del sonido, ó sea porque evitando los obstáculos que 52 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA pueden interponerse á su visual, esos mismos obstáculos serían impedimento á su fácil audición. Teniendo en cuenta solamente tales circunstancias y haciendo á un lado por completo las exigencias de la arquitectura, recurrimos con el pensamiento á una forma cualquiera que pudiéramos dar á la orquesta, y suponiendo desarrollada por esta toda la masa sonora de que es susceptible, nuestros conocimientos teóricos sobre la pro¬ pagación del sonido, nos tentarían á colocar y disponer al público, según una de aquellas extrañas superficies esferoidales en las que imaginamos reproducirse uniformemente las ondas sonoras... Pero para reducir á términos más precisos esta forma, empecemos por cortará nuestro esferoide, poco menos que la mitad por medio del plano vertical que nos representa la boca del palco escénico ; á la parle que queda, cortémosle también casi la mitad superior, por medio de! plano horizontal que nos representa el cielo-raso... De todo nuestro esferoide nos queda poco más que la cuarta parte, ó en otros términos, no podríamos colocar en su faz curva sino la cuar¬ ta parte de nuestro público imaginario, el cual no podría aprove¬ char sinó la cuarta parte del sonido emitido por la orquesta. Volviendo de lo ideal á lo práctico, aparece evidente que no po¬ dríamos disponer una concurrencia según la estrada forma por no~ sotros supuesta . Los antiguos griegos y romanos, sin seguir un ra¬ ciocinio análogo al que acabamos de hacer, por ser á ellos todavía desconocida la teoría, dieron sin embargo á la planta de sus teatros, la forma semicircular á que el raciocinio conduce, y la superficie curva que representa -la disposición supuesta para el público, era para ellos un ámplio anfiteatro en donde colocaban en buenísimas condiciones ópticas y acústicas á un número considerable de espec¬ tadores. Pero esos antiguos hubieran podido también, hasta un cierta punto, hacer cálculo sóbrela radiación natural del sonido (y qui¬ zás lo habrán hecho, dando á sus coliseos una forma en conse¬ cuencia), por ser sus anfiteatros, á cielo descubierto y por desarro¬ llarse la acción escénica sobre un proscenio colocado según todo el largo del diámetro del hemiciclo, ocupando poquísima profundidad. En los teatros modernos, en cambio, la teoría sobre la propaga- v cion natural de los sonidos, debe luchar con obstáculos sérios, que ninguna ley de acústica podría suprimir, como el cielo-raso, las paredes, la profundidad y la relativa estrechez de la escena, la dis¬ tribución del público por clases, y otros varios. NUEVO TEATRO COLON 53 En vista de tantos obstáculos y de las condiciones á que es pre¬ ciso someterse, para que el público se encuentre bien en los sitios que ocupa, sería una pretensión el querer recoger toda la masa so¬ nora emitida y querer distribuirla toda en el auditorio, con el peli¬ gro de repercusiones desagradables y otros inconvenientes; por lo contrario, será preciso contar casi únicamente con aquella parte del sonido que puede llegar directa y libremente al oido de los espec¬ tadores, y usar con toda morigeración de los medios que pueden ser utilizados para reflejar por vías indirectas el sonido sobre el au¬ ditorio, así como délos que pueden emplearse para reforzar la in¬ tensidad ; sucediendo que en la mayor parte délos casos, tal envío de sonidos por sucesivas repercusiones, y tal refuerzo de intensi¬ dad, se consigue á costa de la claridad. Uno de los estorbos á la directa y libre difusión de los sonidos en un teatro, es debido al público mismo, por causa de la superficie irregular que presenta y de los trajes que viste, lo que amortigua y absorbe gran parte de los sonidos, y por esto es necesario que los espectadores estén dispuestos de manera que, á cada uno de ellos alcance directamente un rayo visual y una onda sonora, sin que esto resulte en perjuicio de los que están á su lado. Por esto hemos dado una cierta importancia al estudio de la distribución de las aposentadurías, especialmente en las galerías, observando justa amplitud para los asientos, buenas distancias, sin exageración, én¬ trelas filas, y suficiente diferencia de nivel enlre.ellas. En una sala donde se pudiese, de una manera absoluta, dispo¬ ner el auditorio en modo á independizarlo de todas. las influencias del ambiente, se habría conseguido gran parte de las perfecciones acústicas que con razón envidiamos á los antiguos ; y se podría en sala semejante, renunciar á los beneficios de la resonancia, ha¬ ciendo de modo que el sonido, pasando . el oido del espectador, vaya á morir en . las paredes tapizadas ex-profeso con materias apropiadas. Se sabe que los cortinados, las tapicerías y las mate¬ rias blandas y esponjosas, amortiguan el sonido y lo absorben, sin perjudicar á su clara percepción ; por el contrario las sustancias vibrantes, pueden influir sobre esa percepción de diversas mane¬ ras ; pero más bien perjudicándola. En el caso, entonces, de que no fuera necesario recurrir al expe¬ diente de las paredes vibrantes, seria útil que el sonido fuera á que¬ brarse y morir en las paredes, antes que originar confusiones con inútiles reflexiones ; sobre lo que el Señor Meynadier escribía en 54 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA París en 1844, diciendo: II faut que la salle seule devore le son ; il faut qu’il y naisse et qu’il y meure. El factor principal de la' influencia ejercida por la forma de la sala sobre los efectos acústicos, es sin duda la línea perimetral de la platea. Muchas son á este respectólas opiniones de los autores, y muchas las aplicaciones hechas ; pero la práctica de ellas, no ha sido hasta ahora tan persuasiva como para hacer pronunciar por ninguna de ellas un juicio exacto ni en pro ni en contra. Las obser¬ vaciones sobre las condiciones acústicas de una sala, no se pueden hacer de una manera absoluta, por falta de instrumentos aptos á determinar la esencia de cada observación, sirviéndose de bases y datos precisamente determinados. Tales observaciones son hechas solamente por las impresiones que recibe el oido. Se sabe que estas impresiones varían según las personas ó las condiciones en que estas se encuentran, según su grado de sensibilidad auditiva, y también según la naturaleza de las diversas impresiones que acom¬ pañan la audición, según la temperatura y otras circunstancias de diverso género. Así es que se necesita mucha cautela, prolijo y atento exámen y juicios de muchas personas prácticas, para llegar á pronunciarse sobre las condiciones acústicas de la sala de un teatro. Entre las muchas formas propuestas, los más amantes délas aplicaciones teóricas, amantes también de reconstruirlo antiguo, presentan como la mejor, la forma semicircular (Nuevo Teatro de Berlín); otros, más originales que prácticos, proponen forma de sector circular (Teatro de Bayreuth) ó bien la forma de rectángulo que debe terminar la parte frente á la escena con un arco de circu¬ lo (antiguo Teatro Farnese en Parma) ; otros entre los que se cuentan varios arquitectos notables, cuya autoridad es indiscutible, aconsejan para la platea la forma circular más ó menos alargada, cortada de un segmento en la boca del palco escénico (Teatros de Burdeos, Strasburgo, Ambéres, Lírico de Paris, teatro de Darmstadt, teatro de Oriente en Madrid, Costanzi en Roma, los de Hamburgo, Munich, Carlsruhe, los deReitns, Mayence, etc.); otros que con preferencia se atienen á una más bien que á otras normas acústi¬ cas, proponen para la platea, la forma de una media elipse cortada según el eje longitudinal (proyecto de Paladio para el teatro de Yicenza ; antiguo teatro Lírico en París), ó bien según el eje trans¬ versal (Teatro del Castillo de Yersailles, Teatro de Lyon, nueva Opera de Berlin, etc)'. Otros unen la mitad ó una porción de círcu- NUEVO TEATRO COLON 55 lo con dos rectas, paralelas ó convergentes, ó bien con dos curvas ensanchando hacia la escena en manera á tomar forma de cam¬ pana... Así tenemos, por ejemplo, de medio circulo, unido con dos paralelas, el Teatro de Reggio, el teatro de Drury-Lane en Lon¬ dres, el teatro Alexandra en Petersburgo y el teatro real en Co¬ penhague. Como ejemplo de unión de una porción de círculo con dos rectas convergentes á la escena, tenemos los teatros de la Reina y Covent Garden en Londres, el San Carlos en Nápoles y el teatro de Parma. Por la forma á campana ó á lira, tenemos también va¬ rios ejemplos ; pero como esta puede acompañar á cualquiera de las formas indicadas, constituyendo un detalle de estas más bien que una forma propia, no creemos por lo tanto que debamos ocu¬ parnos de ella particularmente, tanto más cuando que, de tal for¬ ma, participan un poco todas las salas de teatro, sino en sus pa- , redes, por lo menos en la curva que forman los parapetos de los diversos órdenes con respecto á las paredes de la boca escena. Si en nuestro teatro no hemos adoptado ninguna de las curvas enunciadas, no ha sido por haberlas juzgado desfavorablemente, puesto que cada una de ellas, bien que sean reprobables bajo al¬ gunos puntos de vista, pueden ofrecer ventajas numerosas en va¬ rios sentidos. Nosotros hemos tratado de sacar, por el estudio práctico de las diversas curvas, todo lo que de utilidad positiva pueda obtenerse de ellas, así como el conocimiento de la prepon¬ derancia de buenas condiciones de una curva sobre la otra ; lle¬ gando á afirmarnos en la que universal mente ha sido reconocida más útil y más práctica bajo todo punto de vista : la curva llama¬ da italiana ó sea de herradura, la que es la más apta á contener muchas personas á distancia regular de la surgente del sonido, y conciba, como ninguna, las condiciones ópticas y acústicas, con las económicas. La forma de herradura ha dado siempre óptimos resultados, y lo prueba la fama á que llegaron los viejos teatros Tordinona ó Apolo, l’Argentina de Roma, y después la Scala de Milán, el teatro Regio de Turin, la Fenice de Venecia y el Cario Felice de Génova, fama reconocida por los arquitectos de la Opera de París y de la Opera de Yiena, que aplicaron con éxito la curva italiana á sus espléndidos y monumentales edificios. Nuestra curva es simil á la de los teatros enumerados, no pre¬ sentando más diferencia que algún mayor desarrollo en el sentido longitudinal; podría darse una idea de ella, quien imaginase un junco de 75 metros doblado á herradura en modo de quedar en- 56 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA cerrado trasversal mente en un espacio de metros 22.65 y cuyos dos estremos vinieran á quedar distantes metros 18.25 uno de otro, lo que constituye el ancho arquitectónico de la boca de nuestro palco escénico . El junco así doblado nos representa el parapeto del primer orden. No conocemos teatro que presente tal desarrollo de curva, ó sea tanta superficie de platea (603 metros cuadrados, inclu¬ so la orquesta); en efecto, vemos entre los teatros más grandes que conocemos, el Imperial de Petersburgo y el Covent Garden .de Lóndres, que tienen un desarrollo de curva de 60 metros, compren¬ dido los palcos de boca-escena ; el teatro de la Opera de París y el de la Opera de Yiena que tienen 62 metros, el Cario Felice de Gé- nova tiene 65 metros, y solamente el San Cario de Nápoles y la Scala de Milán, alcanzan en su curva, comprendidos los flancos de la boca-escena, un desarrollo de 72 metros. Se nos ha observado que nuestra sala es demasiado grande, porque la natural debilitación del sonido, en razón directa de su alejamiento del centro fónico, es la que impone confines á las di¬ mensiones posibles de una sala de auditorio, y porque resultará demasiado grande la masa de aire á ponerse en vibración para que el sonido pueda llegar distinto y directo á los auditores... A tales objeciones responderemos observando que los teatros que hasta ahora han dado mejor resultado con respecto á la acústica, son los más grandes, y la razón está en esto, según nuestro parecer: que en las salas grandes, el sonido halla menos obstáculos que se opon¬ gan á su natural y directa propagación. Las salas grandes, participan más de las buenas condiciones acústicas de los antiguos teatros griegos y romanos, inmensos por su superficie y desmesurados por su altura, puesto que no eran cubiertos. Como hemos ya dicho, la variación de costumbres y el rumbo diverso dado al progreso de los pueblos, han hecho abando¬ nar los antiguos anfiteatros ; pero sus ruinas sirven todavía para atestiguar elocuentemente, de cómo la grandeza romana y griega, en materia de coliseos, no ha sido igualada, y para hacernos creer que difícilmente volverán á encontrarse condiciones más adaptadas parala regular y uniforme difusión de los sonidos, como la de los antiguos hemiciclos á cielo abierto. Es para los teatros pequeños, que el problema de la acústica se presenta más complejo, puesto que el estudio de la radiación y distribución de los sonidos, debe reducirse más bien á evitar los obstáculos que se interpongan, lo que lleva á resultados contrarios NUEVO TEATRO COLON 57 á la comodidad del público y á las exigencias de la construcción. Por más que el arquitecto busque conciliar una cosa con otra, la mayor parte de las veces queda sacrificada la acústica y es por esto que en la generalidad de los teatros pequeños, un oido prác¬ tico y atento descubre muchos defectos, como serían cruzamientos de reflexiones, dispersión de sonidos, absorción, resonancias desa¬ gradables, exceso ó defecto de sonoridad, repercusiones complica¬ das, etc. No nos lisongeamos de haber evitado, en nuestra sala, todos es¬ tos inconvenientes, por el solo hecho de su tamaño grande y de su forma conveniente ; las causas de la perturbación de los sonidos, pueden ser muchas y diversas, por lo que no será supérfluo el con¬ siderar las principales á fin de tomar en la construcción las pre¬ cauciones necesarias. Contando sériamente sobre la propiedad que el sonido tiene de recojerse, por decir así, cuando halla un obstáculo capaz de diri- j i rio, y dejarse conducir á lo largo de este obstáculo, perdiendo poco en su claridad é intensidad, es conveniente que las paredes y cielo-rasos vecinos al centro fónico, sean divergentes como los la¬ bios de una bocina, y que las líneas que forman los dos flancos de la platea, tengan una curva suave en donde no puedan producirse repercusiones duras, en manera á que el sonido pueda llegar con¬ ducido por ellas suavemente en la dirección emanada de la sur- gente. A coadyuvar esta conducción del sonido, se prestará tam¬ bién la parte de frente á la escena, con una curva bien unida á los flancos, dulce y ámplia. Por todo esto, se comprende bien nuestra intención de no que" rer contar con la reflexión, y es por tal cosa que evitaremos las grandes superficies planas. El cielo-raso principal de la sala, que en algunos teatros es ho¬ rizontal ó su curva está estudiada relativamente al problema de la reflexión, nosotros lo consideramos, no como un inmenso reflector, sinó como un obstáculo imposible de ser evitado. Por esto, busca¬ mos mitigar en él los efectos, haciéndolo en forma de cúpula sin dar á esta mucha altura, ni colocándola sobre una cornisa muy volada, para no crear un volúmen de aire absorbente ó vibrante por cuenta propia. En cuanto á los demás cielo-rasos, que hare¬ mos en plano, los uniremos á las paredes verticales por medio de cornisas en curva para evitar que el sonido llegue á los espectado¬ res doblemente reflejo. 58 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Siempre para combatir la reflexión, que consideramos como causa ocasional de casi todos los otros inconvenientes, evitare¬ mos también los parapetos formados por faces planas ó dibujos geométricos muy repartidos y correspondientes, aplicando en su lugar dibujos calados y formados por pequeñas superficies curvas de posición variada y de forma tal que el sonido vaya á apagarse sobre de ellas por medio de sucesivas y pequeñas reflexiones é in¬ flexiones. A propósito de inflexiones, será útil tener presente que el soni¬ do teniendo como la luz, la propiedad de plegarse ligeramente, perdiendo poco de su esencia, cuando encuentra superficies curvas muy pronunciadas, será bueno que los obstáculos interpuestos á su difusión, como pueden ser columnas, parapetos, tabiques, mue¬ bles, etc., sean formados por sólidos curvilíneos á lo menos para las partes expuestas á la persecusion de los sonidos. Y puesto que nos ha brotado de la pluma un ejemplo sobre las propiedades que tiene el sonido, comunes con las de la luz, nos convendrá indicar otra propiedad común entre sí ó por lo menos análoga: la absorción. Como la luz, cayendo sobre superficies os¬ curas ó negras, pierde ó disuelve sus facultades reflejantes, así el sonido lanzándose contra superficies mórbidas es por estas absor¬ bido. Tal propiedad de apagar los sonidos, que nosotros’ utiliza¬ remos, tapizando con telas ciertas paredes, ó aplicando cortinados ó colocando tapices ó aumentando de cualquier modo las superfi¬ cies mórbidas, nos servirá también para combatir, más ó menos según la necesidad, los efectos de la reflexión, bajo cualquier forma ellos se manifiesten. Otro factor de los efectos acústicos en una sala de espectáculos, es la posición relativa de la orquesta, y por consiguiente, de la parte anterior del palco escénico. Hay teatros, en donde la orques¬ ta y el borde de la escena están muy avanzados, y entónces, por los efectos de reflexión sobre las paredes y cielo-rasos divergentes del proscenio, sucede que buena parte de los sonidos, en lugar de ser conducidos hácia el auditorio, vuelven hacia la escena. A fin de aprovechar convenientemente de tal divergencia, hemos te¬ nido suficientemente retirada la orquesta, y por consiguiente el borde del palco escénico, lo que hemos visto ser de buen éxito en los teatros recientemente construidos, y haber dado siempre posi¬ tivo resultado en los principales teatros franceses, en donde se usa desde hace mucho tiempo. Este hecho, á más de ser muy útil por NUEVO TEATRO COLON 59 la oportuna conducción del sonido, y para evitar el deslumbra¬ miento producido por las luces del proscenio sobre los palcos late¬ rales, será también de gran ventaja para el buen resultado de la ilusión escénica, y se prestará también eficazmente á la convenien¬ cia del mayor desarrollo de la sala, en el sentido de su longitud, ó sea en el de la dirección general que debe tomar el sonido. Otra evidente ventaja de tal disposición de la orquesta, la encontramos en el espacio mayor reservado para la platea, y por lo tanto en el rendimiento mayor por el número aumentado de localidades. La colocación del pavimento de la orquesta sobre una caja re¬ sonante llamada caja armónica , es muy discutida por algunos, á la vez que muy recomendada por otros. Estamos en el caso de no deber entrar demasiado en la discusión de tal hecho, porque la disposición dada por nosotros á la orquesta, hace que cuando esta fuese mantenida en su posición normal es decir- levantada , tendría naturalmente debajo de su pavimento, una inmensa caja armónica constituida por el espacio que ocupa¬ ría la misma orquesta estando en posición baja. No tenemos por ahora motivo para dudar de que dicha caja no sea de buen efecto, mientras que si por lo contrario produjese excesiva resonancia, en¬ contraríamos remedios fáciles y seguros para combatirla. También hemos trazado en nuestros planos una bóveda parabó¬ lica á imitación de la de Bayreuth para servir de conductriz del sonido en el caso de ser bajada la orquesta, ó para reducirse, si ocurre, en una caja armónica vertical. No pretendemos que se¬ mejante bóveda deba construirse, por lo contrario quedaremos más que satisfechos, si pudiéramos hacer caso omiso de ella, por¬ que, en nuestra lucha contra la reflexión, encontrados menos grave el hecho de perder una parte de los sonidos de una orquesta, que el de rechazarlos sobre el auditorio por vias forzadas ó por medio de repercusiones desagradables. Mas, no sabiendo preveer Ja dirección y tendencia que puedan tomar los espectáculos líricos, especialmente en vista del entusiasmo con el cual se aplauden las grandes composiciones Wagnerianas, hemos querido reservar en la construcción de nuestro teatro, la posibilidad de reducir la or¬ questa á lcis condiciones especiales que, para la buena ejecución de ciertas óperas, pudieran ser requeridas por los autores de las mismas. Por lo tanto nuestra orquesta, podrá estar en la forma encurvada que generalmente se adopta en los teatros, y podrá ser levantada 60 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA ó bajada, con respecto al nivel de la platea y del palco escénico, al nivel que creerá deber asignarle el maestro director de los es¬ pectáculos. Con dicha forma se podrá descomponer y maniobrar su pavimento en tres partes, pudiendo, á la porción del medio, agregar un apéndice hecho sobre la forma del de la Opera deParis; de manera que, siendo necesario, se daría á la orquesta una for¬ ma oblonga en el sentido longitudinal de la sala. En el caso de bajar el palco escénico, protegida por la mencionada bóveda para¬ bólica, pudiendo con esta disposición, aprovechar de una superfi¬ cie de 1 63 metros cuadrados, suficiente, según nuestro modo de ver, para la cómoda colocación de 150 profesores. Una notable influencia sobre las condiciones acústicas de la sala, será ejercida por la ventilación y calefacción ; una corriente de aire contraria á la dirección de los sonidos, una temperatura poco adap¬ tada, ó una repentina variación en la misma, pueden determinar instantáneas contracciones ó dilataciones en el medio propagador del sonido, y estorbar por consiguiente, su acción directa y. re¬ gular. .Una calefacción uniforme y regulada, se entiende si está bien combinada con la ventilación, á más de correjir la impureza de la atmósfera, producida por la respiración de la multitud y por el ca¬ lor que de ella emana, sirve también para disminuir la densidad del aire y aumentar por consiguiente la viabilidad del sonido. Se sabe que las ondas sonoras se desarrollan con tanta más rapidez cuanto menos denso, ú en otros términos, cuanto más está reca¬ lentado el ambiente en que se propagan ; por lo que trataremos también de que la calefacción se efectúe con justa medida, y se regule de'modo que el calor no sea más abundante en las partes bajas de la sala, á fin de no disminuir allá la densidad de! aire, ni quitar al sonido, su regular camino de abajo á lo alto. La ventilación será estudiada de tal manera, que con los elemen¬ tos déla sala deque hemos hablado, ella venga á facilitar la con¬ ducción del sonido, ó por lo menos á destruir las causas que se le podrían oponer. No entendemos hablar de una conducción forzada de sonidos, sino solamente del hecho de mantenerles su dirección inicial y al mismo tiempo de recojer y dirijir aquella parte de ellos, quede otro modo irían dispersos, ó malamente repercutidos, per¬ judicando la claridad y distincioD de los efectos. Por consiguiente, procuraremos no dar lugar en nuestra sala, á corrientes de aire que atraviesen transversalmenle la dirección NUEVO TEATRO COLON 61 del sonido, ó les sean contrarias, y procuraremos además, evitar que las ondas sonoras tengan que chocar con masas de aire en¬ cerrado, inertes, y por lo tanto dañinas. El aire encerrado por to¬ dos lados, menos uno, ó bien, encanalado, no puede vibrar libre¬ mente y al unísono con el resto del ambiente, porque encuentra el obstáculo de las paredes que lo encierran ó bien vibra con vibra¬ ciones propias, produciéndose por esta causa una série de reper¬ cusiones y una desagradable resonancia, como cuando se dá un grito en la boca de un horno. Por dicho motivo, consideramos mejor, con referencia á la acústica, el sistema que prevalece en Buenos Aires, adoptado también en nuestro teatro, á palcos abiertos con divisiones bajas, en lugar del de á palcos cerrados como se usa en Italia, en donde encuéntranse en buenas condiciones acústicas, tan solo los espectadores situados contra el parapeto. El remedio contra los electos desagradables de tales masas de aire separadas, por decir así, del resto del ambiente, será el mismo que adoptaremos para correjir los efectos de la reflexión, ó sea, las cerraremos con tiendas ó cortinados, en el caso de que la sono¬ ridad de la sala fuese suficiente, ó sino, la encerraremos, si es po¬ sible, con paredes vibrantes, en el caso de que la sala resultase sorda. Pero usando de todos los medios á nuestro alcance, procu¬ raremos que dichas masas no tengan que existir, haciendo de modo, que los locales á donde pudieran crearse, tengan suficiente ventila¬ ción con relación al resto de la sala. Procuraremos especialmente, que la ventilación de esta, no se lleve á efecto tan solo por medio del conducto de la araña, como se usa por lo general en los teatros, sino que también, propenda á efec¬ tuarse hácia las paredes y el cielo-raso del paraíso á fin de coadyu¬ var al sonido en manera á que se mantenga en su útil dirección. La masa de aire más dañina á los efectos acústicos, es sin duda la de la escena, y se apercibe el público cuando, por excesiva can¬ tidad é intensidad de sonidos, parece que el ambiente esté repleto y que buenas partes de ellos sean absorbidos por aquella inmensi¬ dad de espacio que constituye el palco escénico. La disposición de la escena, ejercerá también mucha influencia sobre los efectos acústicos. En los antiguos teatros griegos y roma¬ nos, la escena ó muro de fondo de la misma, repercutía la voz de los artistas devolviéndola al auditorio, sin pérdida de tiempo sobre la voz oida directamente, á causa de la poca distancia del centro fónico á las paredes de repercusión, los bastidores también ó pe- 62 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA vicíete como los llamaban, eran prismas á base triangular, que te¬ nían por efecto cerrar la escena de costado. Pero, en los teatros modernos, la escena es una vorágine infinita, que devora buena parte de los sonidos, y buena parte los corrom¬ pe desde que se originan. Muchos habrán observado cuan diferente efecto acústico produce la orquesta tocando á telón bajo, y qué distinto es el que produce con la boca-escena abierta, y cómo mejor y más distintamente se oyen los sonidos estando la escena cerrada á los costados y arriba, en vez de cuando está formada, como gene¬ ralmente se acostumbra, por bastidores aislados y bambalinas vo¬ lantes, que entre sus espacios dejan perder inútilmente los soni¬ dos. Pero la distribución á darse á la escena, no entrandoen nuestras atribuciones, la dejaremos á la capacidad del director de los espectáculos, para quien igualmente será reservado, el cuidado de disponer á los artistas y masas corales en buenas relaciones acústicas y ópticas con la. escena y el público. Tal vez se nos observará que en el estudio de la forma, de las proporciones, y condiciones de la sala, hemos tenido poco cuidado de ellas con referencia á la resonancia, mientras es de tales ele¬ mentos que la resonancia depende. Confesamos francamente nues¬ tra reticencia ante tal estudio, porque en nuestra propaganda para la audición directa, debemos combatir toda clase de obstáculos que á ella se pueden oponer, muchos de los cuales serían también cau¬ sa de resonancia, por la simple razón de que el sonido á más de llegar directamente al auditorio, debe de ser claro y distinto, lo que no es ciertamente obtenido con la ayuda de la resonancia: porque, en fin, nosotros renunciaríamos de buena voluntad al au¬ mento de intensidad que la resonancia pudiese dar á los sonidos, cuando este aumento fuera obtenido con perjuicio de la propia cla¬ ridad. No queremos ciertamente negar los buenos efectos de una justa resonancia. Son bien conocidas las buenas condiciones acústicas de los antiguos teatros romanos, formados casi esclusivamente de materiales resonantes; sábese también cómo en los antiguos tea¬ tros griegos, que eran cavados en las faldas de las montañas, cons¬ tituidos por consiguiente, de materiales durísimos y poco resonan¬ tes, se debía recurrir al expediente de ciertos vasos de bronce resonantes, colocados con arte bajo los asientos, en adaptados ni¬ chos. Está también probado y sabido por todos los cantantes, que la voz humana no depende solamente del arte con que es emitida. NUEVO TEATRO COLON 63 v de la mayor ó menor disposición á darle una determinada fuerza y dirección : sinó que esa voz encuentra sus mejores efectos, en la resonancia del local en que es lanzada. A pesar de esto, creemos deber proceder con mucha cautela en la aplicación de los medios que pueden producir resonancia, á fin de rio correr el riesgo de que esta resulte excesiva ó desagradable. Si es excesiva, encontra¬ ríamos tal vez remedio para atenuarla, en cortinados, tapicerías, tapetes, ú otros medios absorbentes ; pero si es desagradable, muy difícilmente conseguiríamos corregirla. También no ignoran esto los autores de instrumentos musicales á cuerdas vibrantes ó á per¬ cusión, en ios cuales no se puede determinar el grado de intensi¬ dad, la fuerza del tono y la naturaleza del timbre que expresan su resonancia, sinó después de construidos. Lo mismo sucede con las salas de espectáculos, y es especial¬ mente bajo este punto de vista, que la acústica aplicada á las construcciones, deja demasiado campo á las conjeturas, y se en¬ cuentra reducida á la sola posibilidad de corregir los defectos que resulten, sin haber podido preveerlos ni prevenirlos. Para nuestra sala, tenemos motivos de creer que obtendremos una resonancia suficiente, aunque no obtenida forzadamente con medios artificiales, por el hecho de su forma y de sus proporciones símiles ó las de los teatros excelentes, por la disposición de la sala y de la orquesta sobre grandísimos espacios subterráneos, por los materiales de condición resonante, que para prevenirnos contra los peligros de incendio, estamos obligados á emplear, y finalmente por la potencia de vibraciones producida por el grado de elastici¬ dad y poco espesor délas paredes que limitan en toda parte el am¬ biente sonoro, sea verticalmente con las divisiones entre palcos y ante-palcos, sea horizontalmente con pavimentos y cielo-rasos. Pero, tampoco obteniendo buen éxito por tales circunstancias, podremos determinar con precisión el grado y la naturaleza de la resonancia que habrá resultado, puesto que, si para dar lugar á ella, concurren la forma y proporciones de la masa de aire encer¬ rado entre las paredes, y la calidad y disposición de los materiales en las mismas paredes, infinidad de circunstancias ocasionales, contribuirán á modificarla, entre las cuales principalmente, la pre¬ sencia del público más ó menos numeroso, la preponderancia de ciertos instrumentos musicales sobre todos los demás que constitu¬ yen la orquesta, el cambio del tono según las diversas composicio¬ nes musicales ó sus diferentes partes, el grado de robustez de los 64 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA sonidos emitidos, y otros muchos que no se pueden preveer óson casuales. Por consiguiente, aunque nos contentamos con limitar nuestros estudios para corregir, respecto á la resonancia, los defectos que resultarán en la sala, una vez que esta sea abierta al público, ten¬ dremos sin embargo, también entonces, que contentarnos con una resonancia relativamente suficiente, ó por decirlo así, con un tér¬ mino medio en la misma, val juzgar de ella, tendremos como pun¬ to de comparación, las salas ya construidas y generalmente reco¬ nocidas como de buenas condiciones acústicas, esperando que los progresos de la ciencia, ayuden al arquitecto para que encuentre medios á fin de dominar y regularizar el fenómeno de la resonan¬ cia, lo que querría decir, encontrar formas nuevas y más apropia¬ das, para salas de teatro. ILUMINACION Ya fiemos iniciado esta cuestión al tratar de las medidas precau- sionales, contra los peligros de incendio. Adoptaremos la ilu¬ minación eléctrica, para todo el edificio, teatro y anexos. Si basta ahora pocos años, podían existir dudas sobre la conve¬ niencia de iluminar los teatros á luz eléctrica, por las imperfecciones con las cuales se tropezaba en el funcionamiento, boy dia podemos por el contrario, contar sin reticencias, sobre tal sistema, puesto que la ciencia en materias eléctricas ha alcanzado al respecto una solución práctica y aceptable, aunque no definitiva. Y.el que sea aceptable, lo prueba el buen éxito obtenido en mu¬ chísimos teatros y edificios públicos de Europa y América, en donde se ha podido reducir el sistema de iluminación eléctrica á un ma¬ nejo simple y común, como el del gas, obteniendo efectos conside¬ rablemente mejores, sin incurrir en los inconvenientes y peligros, que durante casi un siglo, en el uso del gas, siempre se han pre¬ sentado. Las últimas dificultades, que aún era menester superar, ahora pocos años, sobre las cuestiones de la regularidad de la luz, de su división y de la medida de la electricidad consumida, han desapa¬ recido, con la introducción de motores á gran velocidad, con el des¬ cubrimiento de las lámparas á incandescencia á filamentos de NUEVO TEATRO COLON 65 carbón, y con la aplicación de aparatos ingeniosos y prácticos, me¬ diante los cuales, se pueden independizar las lámparas aislada¬ mente, ó por grupos, sobre un mismo circuito, medir las fuerzas eléctro-motrices, determinar el grado de intensidad de una cor¬ riente, la energía consumida, y el relativo poder iluminante de la luz. De las medidas directas ha resultado la aplicación de instru¬ mentos reguladores, prácticos, eficaces y, suficientemente perfec¬ cionados, de modo que no solo hacen desaparecer cualquier duda, sobre la Conveniencia de la iluminación eléctrica, sinó que hacen deplorar que ella vaya extendiéndose tan lentamente. Es en verdad demasiado duro para extirpar, el perjuicio, que las potentes apli¬ caciones de la nueva ciencia destruyan el trabajo manual, y es muy fuerte el interés, para mantener las cosas antiguas para quien de ellas saca buen provecho ; pero cuando sea puesto fuera de duda que las nuevas ^invenciones no destruyen, sinó al contrario, trans¬ forman, simplificándolo, el trabajo manual, y que el interés en la producción del gas, no disminuirá, sinó que será aumentado, pues¬ to que, retirado de la iluminación, tendrá siempre vasta aplicación como agente de calefacción, y como medio para hacer funcionar las máquinas dinamo-eléctricas; entonces se generalizará mayormente el uso de la luz eléctrica, y de las muchas aplicaciones resultarán por consiguiente nuevos perfeccionamientos. La evolución se llevará á efecto lentamente; no se trata ya de la sustitución de las luces á petróleo, á las antiguas candelas, ni del gas, á todos los sistemas que lo han precedido ; se trata de una in¬ vención complexa, que necesita muchos años de estudios y experien¬ cias, para dar su último diclámen. Es cierto, sin embargo, que hoy dia se ha llegado á un punto imprevisto, hasta ahora pocos años ha, y si se sigue en el camino con el mismo atrevimiento, grandes y maravillosos descubrimientos verán la luz en el siglo venidero. Cuando el ilustre Davy, en el principio de este siglo, conseguía inmovilizar la chispa eléctrica, lanzando el primer desafío al sol con su imperfecto primer arco voltáico, le habría parecido un sue¬ ño, que su descubrimiento debiera dar después vida á máquinas potentísimas, trepidantes, estremecientes, bajóla mano del hom¬ bre, como para presagiarle nuevos destinos y nuevas victorias. Para Convencerse de las ventajas del sistema eléctrico, sobre to¬ dos los demás sistemas de iluminación, hasta hoy usados, bastará recordar los olores nauseabundos, la suciedad, las complicaciones en el servicio, y el peligro continuo de incendio, que ofrecían las NAG. soc. aciext. arg. T. XXXV 5 66 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA antiguas luces de aceite, petróleo- y las candelas de cera, de sebo ó de estearina, que par muchos años iluminaron los teatros con luz débil y trémula; bastará penetraren una sala iluminada á gas, poblada hace pocas horas y poco ventilada, para sentir la acción desagradable de un aire caliente y repugnante, producido por el desarrollo del' ácido carbónico y combinaciones gaseosas de varias naturalezas, y por la misma presencia del gas en el aire'á donde se habrá desahogado por roturas casuales en los tubos, ó de los mis¬ mos picos, por causa de incompleta combustión ; bastará dar una mirada tras de las escenas de un teatro iluminado á gas, para hor¬ rorizarse, ante una complicación de tubos y de luces, fijas y móvi¬ les, en contacto continuo con telas, papeles y maderas, mantenien¬ do permanentemente grave peligro de incendio. La mejor calidad que distingue á la iluminación eléctrica, es la de evitar todos los indicados inconvenientes. Su luz no es trémula, sino bien fija, cualquiera que sea la ventilación de la sala; ella no altera la temperatura ni el estado higrométricodel ambiente; ella no produce emanaciones nocivas á la salud, ni deteriora las pinturas, los estucos, los dorados y las telas, ennegreciéndolas y disecándo¬ las, como lo hace el gas ; ella no ofrece de manera alguna peligro de incendio ; se puede obtener con ella, con prontitud y precisión, todas las graduaciones posibles en la intensidad de la luz, inde¬ pendientemente para cada circuito de lámparas, regulándola}’ vi¬ gilándola desde un solo punto. ‘Al defecto que se atribuye á la luz eléctrica,' de ser demasiado pálida é intensa, contestamos que, con la mayor facilidad se po¬ dría obtenerla ligeramente colorada y más tranquila, mediante lamparitas de vidrio ligeramente coloreadas, ó mediante diafrag¬ mas trasparentes ; pero nos parecería desconocer la mejor calidad que pueda tener una luz artificial cualquiera, en asemejarse á la luz solar. Está igualmente fuera de duda que la luz eléctrica agrega á los colores de las telas, de las carnaduras, de las pinturas y de los metales, una notable y brillante transparencia, cual ningún pincel sabría producirla. La misma luz solar no ofrece á veces tanta belleza de contrastes ni tal riqueza de tintas, armoniosamente entonadas, como la luz que se ha desprendido de los generadores eléctricos. Para la. iluminación de nuestro edificio, desearíamos ardiente¬ mente encontraren Buenos Aires, una casa que nos proveyera la energía eléctrica suficiente, como sucede por ejemplo en Milán, para el teatro de la « Scala», al cual provee la oficina de Santa Ra- NUEVO TEATRO COLON 67 clegonda ; pero de algunos años á esta parte, la corriente del pro¬ greso industrial ha tenido su marcha interrumpida por la crisis. Aunque la Administración Municipal de hoy dia, con loable inicia¬ tiva, imponga en los teatros de la ciudad, el uso de la luz eléctrica, sin embargo las sociedades que se han formado para proveer tai sistema de iluminación, no tienen aún medios suficientes y ade¬ cuados á la importancia de la ciudad. También es verdad que en este país la energía eléctrica no puede menos que costar cara, puesto que para el combustible, se necesita todavía recurrir al extrangero, y faltan aún los medios para transportar á mucha dis¬ tancia la fuerza motriz, que se podría recabar de saltos de agua que enriquecen los piés de los Andes ; pero á pesar de todo, es deplora¬ ble que la aplicación déla iluminación eléctrica, no vaya tomando aquel desarrollo, que la nueva Buenos Aires necesita. Si nuestros deseos no se pudiesen por consiguiente realizar, proveeremos una instalación propia, particular, del modo siguiente: Las lámparas necesarias para todo el edificio, pueden calcularse en el número de 3500 á incandescencia (de 16 bujías) para los in¬ teriores, y 2j>Iámparas á arco (de 1000 bujías) para el exterior, vestíbulos, y el foco central de la sala. Las 3500 lámparas serán aproximadamente distribuidas así: En la sala, dispuesta? en los siguientes 9 circuitos: Io Orquesta . * . 81 2o Primer orden de palcos (21 arañas) . 189 3o Segundo » » (19 » ) . 190 4o Tercer » » (15 » ) . 135 5o Cazuela (12 arañas) . 96 6o Galería (12 » ) . 84 7o Paraíso y dependencias . 60 8o Comizas del cielo-raso . 150 9o Antepalcos, corredores, escaleras y foyers de todos los órdenes . 470 En el palco escénico, dispuestas en los cuatro circuitos si¬ guientes : Io Batería del palco escénico . 120 2o Bastidores y herzas (dividido en 8 sub-circuito's) . 480 3“ Sitios y practicables . 80 4o Lámparas de varios colores (divididas en 4 sub-cir¬ cuitos) . 240 En las otras partes- del edificio, dispuestas en varios circuitos, según las reparticiones y necesidades . v . 1125 Total . 3500 68 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA De las lámparas á arco, que colocaremos en série de dos, desti¬ naremos 8 para la iluminación de la sala, desde el centro del cielo-raso, y las otras doce las distribuiremos en los vestíbulos, iluminación del exterior, y faro en la extremidad superior del edificio. No podrá nunca suceder que tengan que funcionar contempo¬ ráneamente todas las lámparas colocadas en el edificio, ni está establecido de modo absoluto, que todas ellas deban tener la fuer¬ za indicada; á las lámparas á incandescencia, hemos dado la in¬ tensidad luminosa de 16 bujías, en previsión de aquel tanto que se perderá en el caso que se prefirieran los vidrios opalinos, espe¬ cialmente- en la sala; así es que creemos calcular bien nuestra instalación, como relativa á 4/5, aproximadamente, de la cantidad de luz que puede necesitar el edificio. No tendremos así un des¬ perdicio en el gasto de instalación de las máquinas; por lo con¬ trario, á fin de aprovechar de las posibles reducciones eventuales en el uso de la luz, descompondremos la fuerza motriz necesaria para hacer funcionar las máquinas dinamo-eléctricas, en diferen¬ tes grupos, que funcionen aisladamente ó sumanrio las respecti¬ vas actividades. Necesitándose, por consiguiente, fuerza de 300 caballos de vapor, en. razón de un caballo para cada 10 lámparas de 16 bujías, la obtendremos de 3 motores de 100 caballos de fuerza cada uno, ó mejor, supliremos también á uno de ellos, con dos de á 50 cada uno. Pero como precaución de lo que pueda so¬ brevenir, será conveniente que tengamos á nuestra disposición otro motor, también de 100 caballos, con su respectiva máquina dinamo-eléctrica, que pueda funcionar en el caso de imprevistos accidentes, en las máquinas en actividad ; de este modo, dejando á dicho motor inactivo, tendremos una reserva, correspondiente á la cuarta parte de la potencia disponible. Los generadores de la electricidad consistirán en cuatro dina¬ mos á corriente continua, de 110 á 120 Volt, con 600 Ampéres, y á cada uno de esos será aplicado directamente el respectivo mo¬ tor. El vapor de que se necesitará, será suministrado por 8 cal¬ deras inexplosibles. La alimentación de estas se efectuará me¬ diante 2 bombas á vapor, capaz cada una de proveer bastante agua á las calderas ó al depósito de reserva. Si no encontráramos conveniente aplicar á las máquinas los res¬ pectivos condensadores, durante la estación veraniega, ú bien cuando no funcionarán los aparatos de calefacción, aprovechare- NUEVO TEATRO COLON 69 mos del vapor supérlluo para calentar el agua antes que ella pe¬ netre en las calderas; de lo contrario, el mismo vapor podría ser¬ virnos, para hacer funcionar nuestros aparatos de ventilación. En la misma sala de las máquinas dinamo-eléctricas, se colo¬ cará también una de 100 Ampéres por 1 10 á 120 Volt, aplicándole directamente el relativo motor, con el objeto de alimentar las 20 lámparas á arco, durante la noche, y un cierto número de lámpa¬ ras á incandescencia, durante el dia, para el tiempo de los ensa¬ yos ó para la iluminación de los subterráneos ; lá misma máquina servirá igualmente para cargar un cierto número de acumulado¬ res, que en el peor de los casos, impedirán que pueda faltar com¬ pletamente la luz. De la división en circuitos, que hemos establecido en términos generales y que según nuestra opinión, corresponderá á las nece¬ sidades del teatro, resulta ser indispensable el independizar los sub-circuitos, á fin de que ellos puedan funcionar separadamente, y ser conveniente el alimentar cada circuito con cualquiera de los dinamos ó bien unir los circuitos, haciéndolos concurrir á un dis¬ tribuidor general; se obtendrá de tal reunión una cantidad de luz sensiblemente mayor que la suma de las cantidades produci¬ das parcialmente en cada circuito. Por lo tanto, colocaremos en la sala de los dinamos, un cuadro conteniendo los conmutadores necesarios y los otros aparatos, que permitan regular, según la necesidad, la intensidad y la fuerza electro-motriz de la corriente como Ampéres-rnetros y Volt-metros, aereostatos de campo, indi¬ cadores, etc. Para la dirección de la iluminación, destinaremos en el palco escénico, ei primer palco bajo, entre los bastidores de la derecha., para uso esclusivo del director electricista, pudiendo este, de dicho palco, observar contemporáneamente la sala y la escena, y comu¬ nicar directamente con el local de las máquinas, para impartir al jefe maquinista las órdenes oportunas. En este palco, será colo¬ cado otro cuadro, al cual concurrirán todos los circuitos del tea¬ tro. Cada uno de estosj tendrá un interruptor, una seguridad fu¬ sible y un indicador de marcha. En el mismo palco se colocarán aereostatos, destinados á producir los electos de luz en la escena y en el teatro como igualmente los conmutadores para iluminar las lámparas de diferentes colores existentes en la escena. Sea para las máquinas generadoras del vapor y de la electrici¬ dad, sea para todos los aparatos empleados en la instalación, pro- 70 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA curaremos aplicar todos los perfeccionamientos posibles, y las últimas innovaciones encontradas prácticas y útiles, recurriendo por consiguiente á electricistas de incontrastable capacidad. Los materiales serán de primera calidad, los hilos de cobre puro, para garantir la conductibilidad y la resistencia, y perfectamente aisla¬ dos, los contactos bien confeccionados, bien pulidas todas las mí¬ nimas partes de los aparatos, de modo que sea excluido cualquier peligro de producir cortos circuitos, que generen oscilaciones en el funcionamiento., desarrollo de incendio, ú otros inconve¬ nientes. Para la instalación délas calderas, de los motores y de los di¬ ñamos hemos destinado un local espacioso, seco y ventilado, si¬ tuado en el subterráneo, que se estiende á lo largo de la fachada de la calle Cerrito, en el cual están situados los caminos para las calderas á los dos ángulos del fondo del palco escénico: dado no pudiéramos obtener máquinas silenciosas, para evitar cualquier estorbo, para los artistas y para el público, encontraríamos para ellas otro local más adecuado, aún fuera* del edificio. Será por consiguiente una instalación muy complicada, y de una cierta importancia, como pocos teatros basta la fecha la po¬ seen ; pero no podemos menos que atenernos á las necesidades del edificio. También es sabido que con el aumento de importancia de la instalación, los gastos suben en una proporción más reducida; el precio de consumo para cada lámpara, es disminuido con el au¬ mento del número de las lámparas, y con el relativo aumento en la duración de lá incandescencia ; por consiguiente nos ayudará e¡ hecho de tener que suministrar la luz,- no solo durante la estación de invierno, sino también en las otras estaciones en que funcionará el teatro, y el notable consumo que harán perennemente de ella los locales anexos al teatro y los negocios adyacentes. Respecto á la disposición estudiada para las lámparas, en la sala y en la escena, retenemos que ella sea aceptable, porque las arañas son abundantes y uniformemente distribuidas ; así no ten¬ dremos luz demasiado fuerte en ciertos puntos, creando sombras muy fuertes, ni el ojo del espectador será impresionado por res¬ plandores muy vivos. La colocación de las arañas se hará de modo que ellas no inter¬ cepten la vista del palco escénico, desde cualquier sitio ; lasque se colocarán contra los parapetos de los palcos, lo serán de ma- NUEVO TEATRO COLON 71 ñera que no puedan ofender la vista de quien se avance del para¬ peto, y que iluminen exactamente los palcos que están debajo. En el centro del cielo-raso, tendremos 4 lámparas á arco, á car¬ bones horizontales, que nos mantendrán en la sala uniformidad de luz y contribuirán con su esplendor, á tener avivado el ánimo de los espectadores, que recibirán impresión igual á la de la luz solar. Tal impresión de bienestar se ha hecho evidente en la ciu¬ dad de San José en California, que está iluminada por intermedio de un cierto número de focos intensivos, agrupados á una cierta altura, formando con ellos una especie de sol artificial. Y como, el mucho centelleo d.e los arcos ofendería la vista, será limitado lo visible para el público, por una especie de campana dada vuelta, formada de numerosas guirnaldas de vidrios faceteados, lo que. hemos visto ser de magnífico efecto en el teatro. « Costanzi » de Ro¬ ma. Esta disposición, necesitando una abertura grande circular en el cielo-raso, será probablemente algo nociva para la acústica ; pero esperamos que este inconveniente será insignificante, en pro¬ porción á la ventaja que presentará, de poder iluminar la sala durante el dia con luz natural, y evitar por la noche, todas las in¬ comodidades y dificultades de manejo á que daba lugar el antiguo sistema de gran araña central. Respecto á la iluminación de la escena, demasiado se ha dicho y escrito por personas competentes, á fin de demostrar los incon¬ venientes á los cuales dá lugar el sistema generalmente adoptado; y desgraciadamente no lo ignoran por mucha esperiencia, los ar¬ tistas condenados á sufrir el martirio del ofuscamiento en la vista. Pero como se presenta poco práctica, yes muy discutible cualquier solución, entre las tantas propuestas, tememos que por mucho tiempo todavía, tendrá que prevalecer el actual sistema de ilumi¬ nación para la escena, que es el mismo que pensamos adoptar. CALEFACCION Los estudios de la calefacción y de la ventilación, no deberían separarse, porque ellos tienen entre sí íntimas relaciones, especial¬ mente en lo que debe proveerse á la estación de invierno. En efecto, si queremos que la ventilación mantenga en nuestro edificio la pureza dé la atmósfera, y sustituya al aire viciado, aire puro en lo 72 * ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA • que sea posible, caliente en invierno y fresco en verano, húmedo ó seco según la necesidad; -la calefacción se presentará como estu¬ dio secundario, estrechamente ligado al de la ventilación, y de¬ pendiente de ella. Pero con el sistema que creemos útil proponer, por cuanta relación exista entre calefacción y ventilación, podrá sin embargo separarse el estudio de una cosa del de la otra, por una cierta independencia en sus funciones y aún más, para facili¬ dad de interpretación. Nada más fácil que combinar un sistema cualquiera de calefac¬ ción para un edificio cuyas condiciones térmicas tengan que man¬ tenerse relativamente constantes, tales como en una casa de habi¬ tación, ó bien oficinas, hospitales, escuelas, cárceles, etc.; pero el problema se presenta másárduo, tratándose de la calefacción de un teatro, á c'ausa de ia instabilidad de las circunstancias que en éj pueden influir. En efecto, y en breve espacio de pocas horas, ve¬ mos sucederse á intérvalos y alternativamente, .casi impensada¬ mente, las siguientes condiciones : Sala vacía — público escaso — público aglomerado — comunica¬ ción alternada con corredores, escaleras, etc. — comunicación más ó menos ámplia con el palco escénico — movimientos en las masas del público — movimientos de las masas en la escena — escena cerrada — escena abierta. Si á estas eventualidades agregamos las varias exigencias de las diversas partes de un teatro con respecto á la calefacción, nos per¬ suadiremos que es necesario el empleo de un sistema que pueda secundar el continuo y sucesivo cambio de las circunstancias y sea independiente, en cuanto se pueda, de la ventilación, siendo tam¬ bién fácil, sencillo, cómodo, rápido y sensible á las más variadas necesidades. Además de esta propiedad, de poderse regular, nues¬ tro calorífero deberá igualmente poseer la condición de poder su¬ ministrar el calorcon uniformidad, de modo que los .temperamen¬ tos más delicados, no tengan que sufrir efectos nocivos á la salud. Por lo tanto, dejaremos de ocuparnos de los aparatos á combus¬ tión directa, como braseros, estufas á gas, etc. porque bien clara¬ mente son ellos contrarios á la higiene. No nos ocuparemos tampo¬ co de los aparatos que calientan directamente, con salida propia para el humo, como pequeñas chimeneas «franckline» y estufas en general, por cuanto por más higiénicos que sean, por el hecho de activar fuertemente la ventilación^ dejándolos á un lado, aunque su instalación sea barata así como su mantención, estos convienen NU.' YO TEATRO COLON 73 solamente para pequeños locales, de- dimensiones ordinarias. Para grandes locales, ó un edificio entero, á fin de no tener que repetir tantos aparatos cuantos son los ambientes á calentar, es más conveniente un sistema en el cual el calor sea producido en un solo punto y de este vaya esparciéndose en las diferentes- partes del edificio, más ó ménos lejanas, y más ó ménos intensamente, según la necesidad. Esta propiedad es propia á los caloríferos, que se distinguen por las denominaciones de: á aire caliente, á agua ó á vapor, según el uno ú otro de estos fluidos, sirva como conductor del calor. Examinaremos particularmente cada uno de estos sistemas, y nos resolveremos sin duda por uno de ellos, por no haberse aún hallado sistema más práctico hasta el dia de hoy; no pasará mucho tiempo, es probable, sin que se perfeccione la calefacción por me¬ dio de la electricidad ; pero hasta tanto que la ciencia no haya pro¬ nunciado su última palabra al respecto, no nos atreveremos á pro¬ poner un sistema aún oscuro é incierto. Los caloríferos á aire caliente, consisten en cajas de metal ó de material, á las cuales se hace llegar el aire frió to‘mado#del exterior, se hace calentar al contacto de un foco interno y conductos de eva¬ cuación del humo, distribuyéndose después por medio de tubos adaptados, en los locales que es necesario calentar. Este sistema ofrece la ventaja de necesitar poco gasto para su implantación y también no es de mucha erogación por el consumo de combustible ; es fácil el manejo; y se obtiene, especialmente de los sistemas per¬ feccionados á fuego continuo, una cierta uniformidad de calor y re- gulabil idad del mismo ; pero los inconvenientes son tales, que es menester proscribir su aplicación en los grandes teatros. En efecto, el alto grado de calor al cual necesita hacer llegar el aire, á fin de que sea suficiente la distribución en los locales á ca¬ lentar, produce demasiada sequía en ellos, y por consiguiente peli¬ gros de incendio y deterioro de las pinturas, de los dorados y de los tejidos; además, la elevación de la temperatura se hace muchas veces insoportable, particularmente cuando el local ha sido ya ca¬ lentado por las radiaciones calóricas y la respiración de muchas personas reunidas, y en tal caso nos encontramos obligados á recu¬ rrir á corrientes de aire frió, para equilibrar la temperatura.. Este ■ hecho es evidentemente contrario á la higiene, como lo es igualmen¬ te el del mucho calor producido por la proximidad de las bocas de calor, relativamente al resto del ambiente. Más que por la elevación lí ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA de la temperatura, creemos sea perjudicial ála salud, la esencia del mismo aire, calentada en el contacto de materias candentes, y que arrastran por consiguiente en su composición óxidos de carbo¬ no y otros productos nocivos. Pero el mayor inconveniente de los caloríferos á aire caliente, en nuestro caso, es aquel de tener una estera de acción demasiado limitada. No siendo conveniente llevar más allá la potencia calo¬ rífera de un aparato á más de dos metros de radio, para nuestro teatro no se necesitarían menos de ocho aparatos. Esevidemte que no sólo serían anuladas las ventajas de economía en la implanta¬ ción y manutención, sino que se aumentaría en mucho el gasto de vigilancia, aumentarían las dificultades por el manejo, y tendría¬ mos en los subterráneos de nuestro edificio, ocho fogones inseguros para quien temiera los peligros de incendio. Dejaremos por lo tan¬ to los caloríferos á aire caliente, para las casas de habitación y para los edificios que tenga,n carácter diferente al nuestro, y en donde no existan tantas alternativas, ni se impongan tantas exijencias. Los caloríferos á agua caliente, llamados también «termosifo¬ nes» se dividen eú dos clases : á alta y á baja presión, según el agua sea llevada á una temperatura máxima de 100° ó 200°. Los termosifones á baja presión, ó á aire libre* consisten en un fogon y una caldera llena de agua, que se colocan generalmente en un subterráneo. El agua, calentada hasta la ebullición, saliendo por un tubo vá á la parte alta del edificio, á donde encuentra un recipiente, que le permite esparcirse al contacto del aire ; de él se distribuye en los locales á recalentar por medio de tubos especiales para volver. después á la caldera subterránea. Así se forma entre esta y los tubos una corriente continua, la cual transporta y trans¬ mite á los locales á calentar, el calor sacado del foco; este calor es abandonado al aire por las paredes del tubo, que deben ser metáli¬ cas, ó bien buenas conductoras del calor ; para aumentar el efecto útil, se multiplica la superficie de trasmisión, aumentando el diᬠmetro de los tubos, ó haciendo estos mismos tortuosos, ó bien obli¬ gándolos á pasar por recipientes, hechos expresamente, y llamados estufas de condensación. Los termosifones á alta presión, no difieren de los precedentes sino en estas particularidades: La caldera subterránea, está sustituida, por un tubo deforma tortuosa, el cual recibeáun ex¬ tremo el tubo dé partida del agua caliente y al otro estremo el tubo de llegada del agua, que ha servido para el recalentamienío. La cá- NUEVO TEATRO COLON 75 mara- de expansión situada en lo alto del edificio, está cerrada en lugar de estar en contacto del aire, resultando así cerrado ermética- mente todo el sistema. Los tubos son mucho más pequeños que los del sistema precedente, pero mucho más resistentes á causa de 1a. mayor presión á que están sujetos. No nos extendemos á hablar de otra clase de termosifones, lla¬ mados á media presión; por cuanto esos consisten en aparatos bastante perfeccionados, que reúnen muchas ventajas especiales de cada uno de los sistemas indicados, evitando los principales incon¬ venientes. Examinaremos solamente los dos sistemas con relación á las necesidades de nuestro teatro. La calefacción por intermedio del agua es suficientemente higié¬ nica, porque no resulta desequilibrada la composición del aire, ni esta está en contacto con tubos recalentados, ni son lanzados en ella los productos de la combustión. El calor se esparse con uni¬ formidad aunque sea notable la distancia, sin pasar nunca, ni cer¬ ca del fogón, á un grado demasiado elevado. No' suceden bruscas alteraciones en la temperatura aún sea por imperfección en el fun¬ cionamiento, porloquees bastante regulable, y su manejo fácil y simple. No se desecan las sustancias, ni se arruinan las pinturas, telas, etc. No existe peligro de incendio, sino en mínimo grado, en el sistema á olía presión. La implantación ocupa poco espacio, y se puede disimular fácilmente el pasage de los tubos. Se tiene á disposición en cualquier parte del edificio el agua caliente, para baños, lavatorios, etc. Se obtiene una cierta economía en el com¬ bustible, pudiéndose también utilizar el calor directo, para calen¬ tará aire caliente, los locales más cercanos al calorífero. Esto por las ventajas. Pero la calefacción á agua caliente, presentasin duda sus inconvenientes, por ejemplo : el gasto de implantación, es de¬ masiado elevado, sea por el costo de los aparatos, sea porque ocur¬ ren tubos de diámetro demasiado grande en los termosifones á ba¬ ja presión, y tubos pequeños, pero de paredes muy gruesas y re¬ sistentes, en los termosifones á alta presión. El calor no se produ¬ ce en el ambiente, sino después de cierto tiempo, ó bien después de establecida en el sistema, la corriente de compensación; del mismo modo, el enfriamiento es lento á producirse, lo que puede ser un sério inconveniente, para un teatro, especialmente en este país, á donde elclima es evidentemente inconstante. Pero el inconveniente que más se nota, es el de los daños que puede reportar un escape dé agua y de los peligros con los cuales se pueda tropezar, dando 76 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA el caso que, por una imperfección cualquiera en el sistema suce¬ diese una acumulación de vapor tal, capaz de producir una explo¬ sión, especialmente en el sistema á alta presión. Muchos años de aplicación de los termosifones, prueban eviden¬ temente, que siendo bien implantado el sistema, no suceden tan fácilmente los indicados inconvenientes, mas no bastan, para estir- par la mala opinión, que al respecto se ha formado el publico en general. Quisiéramos sin embargo recomendar ¡a calefacción á agua ca¬ liente, como sistema práctico y útilísimo, para el cual no bastan sus pocos efímeros inconvenientes enunciados, para aniquilar sus grandes méritos ; pero en el caso de nuestro teatro, dependiendo la elección del sistema de circunstancias particulares, debemos so¬ meterla por lo tanto á consideraciones de carácter especial . Por la variedad de las necesidades, propias de todos los teatros, y por la inconstancia del clima, especialidad de este país, nuestra calefacción debe poderse regular con mucha precisión, ni más ni ménos como se regulan el servicio de iluminación y el servicio de agua ; debemos dar á cada orden y á cada repartición, el grado de calor que se necesitará para las exijencias acústicas, para hacer agradable el ambiente, y para activar convenientemente la ventila¬ ción: Tenemos necesidad, por consiguiente, de poder distribuir el calor, ó sea fraccionarlo en varios puntos, en lugar de acumularlo en una sola parte, lo que crearía así en ella un ambiente desagra¬ dable y malsano. Además de poderse regular, nuestro sistema de calentamiento debe tener también acción pronta, sea al producir el calor, sea al cesar de distribuirlo, á fin de poder á voluntad aumentar ó dimi¬ nuir su intensidad sin pérdida de tiempo, siguiendo las alternati¬ vas y exigencias creadas por el movimiento del público y por el cambio de las circunstancias. Referente á la esencia del calor, observaremos que en este país, en donde generalmente en las casas no se hace uso de los calorífe¬ ros, somos más sensibles, á los efectos producidos en la atmósfera por un aumento artificial de temperatura, que en los países fríos. De aquí que nuestro calor deberá, en cuanto sea posible, asimilar¬ se con la composición del aire, y no estorbar los componentes del mismo, ni irritar la garganta de los cantantes, por demasiada se¬ quedad, ni crear malestar en el público por mucha humedad. En fin, necesitamos un sistema tal de calefacción, que nos ocupe NUEVO TEATRO COLON 77 poco personal para su sostenimiento ; y que la producción del calor sea en un solo punto, pudiendode este esparcirse á cualquier pun¬ to del edificio, por retirado que él sea, á fin de tener reunido el servicio de vigilancia. En conclusión, debe -ser una calefacción que pueda regularse, uniforme, higiénica, segura y económica. A estas exigencias reponde ventajosamente la calefacción por intermedio del vapor, que proponemos como la más conveniente en nuestro caso. El uso del vapor, como agente de la calefacción, es hoy dia muy divulgado en Europa y en el Norte de America. En cualquier fábri¬ ca ó establecimiento, en donde funcione una máquina á vapor, con poco gasto se puede aislar una pequeñísima cantidad del vapor pro¬ ducido, y utilizarlo parala calefacción del edificio. Tal calefacción se basa en efecto, sobre la propiedad que posée el vapor, de trans¬ portar á mucha distancia el calor adquirido de la caldera, y abando¬ narlo en el momento de la condensación. Por lo tanto, el sistema comprende ias tres siguientes partes : A una caldera donde' se produce el vapor; B una série de tubos que sirven para la dis¬ tribución del vapor, en los locales á calentar, y para el regreso del agua producida por la condensación; C un número adecuado de aparatos de condensación, en donde el vapor abandona al aire am¬ biente el calor adquirido en las calderas. A ) Son muchos los sistemas de calderas adaptados para la pro¬ ducción del vapor, pero por el uso tan reducido que se hará de la calefacción en nuestro teatro, no nos convendrá una caldera espe¬ cial ; utilizaremos aquellas de los motores de dinamos para la luz eléctrica. En efecto, calculamos quedado el caso excepcional de tener que calentar contemporáneamente 60 mil metros cúbicos de aire á la temperatura media del 5o á 20°, no privaríamos á las calde¬ ras, sino de una producción de vapor equivalente á 25 metros cú¬ bicos de su volúmen. Ahora, en los casos ordinarios, ocurriendo te¬ ner que calentar un menor espacio, y por un tiempo limitado, será del mismo modo muy reducido el consumo de vapor y el servicio de calefacción podrá marchar, con gasto insignificante, á la par del de iluminación. Por consiguiente, con la potencia de los motores que necesitaremos para la iluminación, y dadas las alternativas in¬ dispensables en su funcionamiento, tendremos tanto vaporde des¬ carga, que de otro modo se perdería, que resultará suficiente, y bastará por sí solo para nuestra calefacción ; teniendo cuidado, bien entendido, de recojerlo con las debidas precauciones, evitando es- 78 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA torbar el movimiento de los émbolos con contrapresiones y salvando todos los inconvenientes. B) Los tubos de trasmisión y de regreso, se reducirán á una implantación de no mucha importancia. Serán tubos de hierro ó de cobre, de poco espesor, siendo poca la presión del vapor, y de diámetro relativamente pequeño, de 3 á 12 centímetros, para los tu¬ bos de trasporte del vapor, y de 2 á 4 centímetros para los tubos de regreso del agua. No presentamos todavía un estudio gráfico de la distribución de tales tubos, porque tratándose de cosa de tan pequeño volumen, y que fácilmente pueden aplicarse á cualquier combinación de pasa- ges, de sub-suelos, de acanaladuras, etc., creemos será más útil trazar en el mismo lugar el camino que tendrán que recorrer los tubos. Observaremos solamente, como cosa general, que los tubos serán forrados de materias anti-diatérmicas, con el fin de impedir el en¬ friamiento ; que su pendiente será tal, que facilitará el' pasage del vapor y del agua'; que esta no podrá recojerse y pararse en lo re¬ corrido por el vapor; que se evitarán, por consiguiente, los sifones dados vuelta; que se muñirán los tubos de aparatos condensadores, con objeto de permitir su dilatación ; que las juntas serán hechas de modo que permitirán á los trozos de tubos un cierto juego de corrimiento ; que el regreso del agua ála caldera, se efectuará con aparatos perfeccionados, como bombas, trombas alimentadoras, inyectores ú otros aparatos tales que puedan impedir de un modo absoluto cualquier inconveniente. C ) Los aparatos de condensación ó de calentamiento, serán como los de los termosifones, de formas y diuiensiones variadas; pero sean ellos en forma de estufas, de tubo nervado, tortuosos, ó bate¬ rías de pequeñas cajas ó tubos, ó de otro modo, su objeto será siempre el aumentar, por cuanto sea dado, la superficie de la pared divisoria entre el vapor y el aire á calentar, manteniendo en el aparato el menor volumen que sea posible. No decidimos aúná cual, entre las formas indicadas, daremosda preferencia, ó si las circunstancias nos obligarán á crear nuevas formas. Podemos, sin embargo, asegurar, que no será intención nuestra colocar aparatos calentadores, á cada cuatro pasos, de modo que incomodarían al público y necesitarían mucha vigilan¬ cia; todo lo más que haremos, será reducir á estufas condensado¬ ras, algún pedestal de estátua ó de jarrón, de manera que el pú- NUEVO TEATRO COLON 79 blico no se aperciba adonde están colocadas, ó bien internaremos en las paredes- ó huecos debajo de los pisos, nuestros aparatos, de modo que quede visible para el público solamente algún recuadro de zócalo ó alguna división en el pavimento, sustituido por una rejilla metálica, que tape el aparato, y sirva como boca de calor. Es probable que nos atengamos al sistema, simple y fácil, usa¬ do en los establecimientos, adonde el recipiente de condensación, se forma agrandando el tubo conductor del vapor, y haciéndolo pasar en los lugares á calentar, munidos de las relativas llaves á válvulas, parala descarga del aire y de los compensadores ne¬ cesarios. No nos detenemos á agregar una página de fórmulas, calculando la cantidad de calor necesario para nuestro teatro, y consiguiente¬ mente el diámetro de los tubos, la cantidad de vapor necesario, su velocidad, la superficie de calefacción, el volumen del vapor con- densado, etc., porque dado lo benigno del clima de Buenos Aires, y su poca estabilidad, ' encontraríamos en el hecho práctico, un desmentido á los datos que hubiéramos podido recojer como base de nuestros cálculos ; es necesario notar que semejantes cálculos, tanto más resultan improbables y vagos, cuanto uienos es la canti¬ dad de calor que se quiere producir. Se tacha á la calefacción á vaporde varios inconvenientes, como el de obrar variablemente, según el modo en que es lanzado el va¬ por; muchas veces también, por la existencia de un poco de agua en el conducto, ó por la demasiada celeridad con que llega el va¬ por á los condensadores, suceden escapes ó bien sacudimientos y rumores, que poco aseguran al público, quieu tiene motivos para temer una explosión. No discutiremos tales inconvenientes, por¬ que fácilmente se comprende que estos dependen de irregularida¬ des en el servicio de distribución. Solo procuraremos que todo el sistema de conducción sea colocado á la vista, á fin de poderlo vigi¬ lar en toda su extensión, librar los condensadores del aire cerra¬ do, desocupar de los sifones el agua que puede haber quedado, y asegurarse del perfecto funcionamiento de todos ios aparatos-situa¬ dos á lo largo del conducto. Procuraremos también que la distri¬ bución del calor sea subdividida en varias reparticiones, según las necesidades, y que cada una de estas reparticiones, tenga su llave de salida, á la mano del maquinista- encargado de su fun¬ cionamiento, y que dicho maquinista no se ocupe de otra cosa que de ésto, de modo que pueda con facilidad munida cada ramificación 80 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA de termómetros, de higrómetros y de manómetros, regularizar, se- gun la necesidad, la temperatura, el estado bigrométrico, la veloci¬ dad y la presión del vapor. . Observaremos que las deficiencias, que se atribuyen á la calefac¬ ción á vapor, serán muy reducidas .en nuestro caso, porque no tendremos jamás, necesidad de una calefacción demasiado fuerte, que necesite mucho consumo de vapor, ó. mucha presión en el mismo. De este modo encontraremos fácil remedio, con un servi¬ cio bien regularizado y una prolija vigilancia. Participaremos, así y con mayor provecho, de las ventajas que el calentamiento á vapor reporta, y que serán más evidentes en nuestro caso, no solo por el poco costo de instalación, economía, manutención y seguri¬ dad contra los peligros de incendio, sino también por la posibilidad de servirse del vapor, como medio (je extinción. VENTILACION Es necesario que dotemos nuestro teatro de un sistema artificial de ventilación, puesto que, por grande que sea la sala, esta se en¬ contrará siempre en las condiciones de todos los locales cerrados destinados á coq tener un número considerable de concurrentes. En efecto, la causa primera de corrupción del aire en un local cerrado, es sin duda, la presencia de las personas en el mismo. Con la respiración, con las combustiones, putrefacciones, y otros hechos de diversa naturaleza en los cuales funcionan á millares los corpúsculos orgánicos é inorgánicos suspendidos en el aire, en combinación con los gases mefíticos exhalados por el hombre, no se hace otra cosa que sustraer incesantemente el oxígeno del aire, produciendo abundantemente ácido carbónico y relativas combina¬ ciones nocivas. Si al aire libre, la pérdida del oxigenóse compensa naturalmente, de modo que se mantiene el equilibrio necesario en la composición del medio respirable, en los locales cerrados, por lo contrario, las exhalaciones pútridas y los hechos mencionados, corrompen con tanta rapidez el aire, que lo hacen irrespirable. En condiciones normales y quedando firme,’ cada espectador produce por término medio, 25 litros de ácido carbónico por hora, cantidad que puede ser aumentada considerablemente por movi- NUEVO TEATRO COLON 81 mientes del cuerpo, vivas impresiones, conmociones ú otros he¬ chos, que acelerando la respiración y la circulación de la sangre, apresuran también la combustión interna y la consiguiente pro¬ ducción de ácido carbónico. Teniendo por base este dato, y suponiendo empíricamente que con la separación del exceso de ácido carbónico, queden igual¬ mente eliminadas en proporción todas las otras causas secunda¬ rias de corrupción del aire, se podría fácilmente calcular cuantas veces ocurra proveer de nuevo con aire bueno nuestra sala, du¬ rante el tiempo de un espectáculo, admitiendo como buena propor¬ ción, una parte de ácido carbónico sobre mil, en volúmen de aire. Pudiendo tener tal proporción del ácido carbónico en el aire del ambiente, no obtenida con medios químicos, sino únicamente por la sustitución de aire nuevo, se logrará del mismo modo, mante¬ ner en la atmósfera el vapor de agua y demás elementos necesa¬ rios á su buena composición. Mas, no pudiéndose establecer con absoluta seguridad el grado de corruptibilidad del aire y la con¬ siguiente necesidad de su sustitución, á causa de las variaciones é intermitencias propias de los teatros, ya indicadas hablando de la calefacción ; y el hecho de la ventilación dependiendo igual¬ mente de causas accidentales, como cambio de estación, alternati¬ vas atmosféricas, dirección de los vientos, estado higrométrico y eléctrico del aire, número de los espectadores, esposicion de las ventanas y otras; así creemos más conveniente atenernos al dato práctico generalmente aceptado para los teatros (que tengan ilu¬ minación á luz eléctrica en lugar de gas), de ser necesario para cada individuo y cada hora, una renovación de aire de 30 á 40 metros cúbicos. Por consiguiente, pudiendo contar, entre la sala y el palco escé¬ nico, sobre un volumen aproximado de 50.000 metros cúbicos de aire, y debiendo dar lugar á la respiración de cerca de 3000 per¬ sonas, que necesitarían aproximadamente 100.000 metros cúbicos de aire por hora, tendríamos que cambiar el aire de nuestro am¬ biente, á lo menos dos veces por hora. Por más que contemos con cuantas puertas se abran para en¬ trada y salida de la gente y con cuantas aberturas existan en los corredores de los varios órdenes, en el paraiso y en el cielo-raso, y que nos sirven de comunicación con ’el aire externo; sin em¬ bargo, no podemos contar con estos elementos, para la necesaria renovación del aire, porque se resentiría de la variación é irregu- NAL. SOC. ACIENT. ARG. T. XXXV 6 82 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA laridacl de la temperatura externa; la introducción del aire bue¬ no, no sería convenientemente proporcionada con la evacuación del aire viciado, y se tendría en invierno demasiada pérdida de calor, y en verano exceso ó defecto de presión entre las temperatu¬ ras externa é interna, por la falta de equilibrio entre sí, y diferen¬ cia en la relativa densidad del aire. Pero si la ventilación natural por medio de puertas y ventanas no puede bastar para proveernos de 50.000 metros cúbicos de aire cada media hora, nos proveerá sin embargo de una buena parte, que no podríamos calcular por ser demasiado accidental ; pero para tener una base, supondremos sea la mitad de cuanto necesitamos, y por lo tanto, tendremos entonces que recurrir, para la otra mitad, á la ventilación artificial. Reducido así el problema á la introducción en la sala, y rela¬ tiva evacuación, de 14 metros cúbicos de aire por I ", no nos que¬ da más que estudiar el mejor modo, á fin de efectuar tal compen¬ sación. Los especialistas en la materia, no están de acuerdo en establecer si son más convenientes para teatros los sistemas me¬ cánicos de ventilación por pulsión ó aspiración ó el sistema de ventilación activada por medio del calor; y si en cada caso, con¬ venga mayormente la atracción desde arriba ó la atracción desde abajo. Todo sistema puede ser ventajoso, si circunstancias espe¬ ciales piden su aplicación, mas no podrá sustraerse á los incon¬ venientes que muchísimos años de práctica en la ventilación arti¬ ficial no han sabido aún evitar. Creemos sea el caso de distinguir las necesidades de la ventila¬ ción, según las exigencias del clima. Para los teatros líricos, que por lo general funcionan solamente durante la estación de in¬ vierno, y para los paises en donde la crudeza del invierno deman¬ da un estudio prolijo de calefacción, el estudio de la ventilación no puede ir separado de aquel, debiéndose emplear el sistema que más se armonice con el adoptado para lá calefacción. General¬ mente se considera suficiente la ventilación espontánea por medio de caloríferos, coadyuvada con la atracción del aire por la chime¬ nea de la araña; pero por las circunstancias económicas especia¬ les en las cuales se encuentra nuestro teatro, este tendrá que fun¬ cionar en todas las estaciones del año, y deberá por consiguiente estar sujeto á todas las variaciones de temperatura que en el curso del año se suceden y se alternan. Podremos tener necesidad de calefacción, refrescamiento y ven- NUEVO TEATRO COLON 83 tilacion, separadamente; por esto cada uno délos aparatos al efecto, tendrá medios propios para poder funcionar independien¬ temente, ó bien en combinación, según la necesidad. La alterna¬ tiva de las estaciones no nos hará cambiar los aparatos de ventila¬ ción; solamente nos impondrá una diferencia en el modo de ser¬ virse de los mismos. Así, en las funciones de invierno, se ventilará más lentamente, ateniéndose á aquella mín:ma provisión de aire que por la temperatura del ambiente y por el número de los es¬ pectadores sea requerida, á fin de no desperdiciar mucha calor que el exceso del aire llevaría consigo. Tal reducción implicará naturalmente la imperiosa necesidad de efectuar abundantemente la ventilación durante el dia, á fin de limpiar bien la sala de cual¬ quier miasma ó depósito de gas estancado y por consiguiente no¬ civo. En verano por lo contrario, se ventilará mucho durante la noche en las horas de espectáculo, á fin de aprovechar lo más que se pueda del aire fresco introducido del exterior. Respecto á la conveniencia de usar uno de los sistemas, de pul¬ sión ó de aspiración, somos de parecer, tratándose de local tan grande, sugeto á bruscas variaciones en su masa de aire, que no se deba hacer mucho cálculo sobre el éxito de los medios mecᬠnicos generalmente usados al respecto, porque difícilmente se puede regular y hacer maniobrar una masa de aire de 50.000 me¬ tros cúbicos, mandándola de un solo punto ; deberíamos concen¬ trar en aquel punto demasiada fuerza, obteniendo resultados rela¬ tivamente reducidos, y difícilmente podríamos dar, al aire intro¬ ducido ó absorbido, una dirección determinada. Al contrario, creemos más conveniente usar un sistema mixto, en el cual el trabajo mecánico esté dividido en dos partes, una para la introducción del aire bueno, la otra para la extracción del aire corrompido, obteniéndose de este modo una ayuda recíproca entre ambos sistemas, con- evidente ventaja en la distribución del aire en la sala, imponiéndole aquella dirección que se conside¬ rará más oportuna. Nos proponemos, en términos generales, que tal dirección sea de lo bajo á lo alto. Sin pretender aminorar la importancia de la atracción hácia abajo, que en ciertos casos resulta útilísima, por el completo de¬ salojo de aire que se obtiene en el ambiente, nos limitamos á las siguientes observaciones : La atracción hácia abajo, no se puede efectuar útilmente sinó en verano, y nosotros preferimos un siste¬ ma que sirva en toda estación. La atracción hácia abajo requiere 84 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA fuerza motriz excesiva, porque á más de la necesaria sustitución de aire, debe también vencer la resistencia por la natural presión de la misma. Si por una combinación cualquiera, no pudieran funcionar los ventiladores, ó funcionasen débilmente, habría des¬ equilibrio en el movimiento atmosíérico del ambiente, puesto que la ventilación natural obraría en sentido inverso. Si la atracción hácia abajo no es demasiado fuerte, sucede que el aire emitido por el hecho de la respiración, vacila entre la dirección hácia lo alto, á la cual tiende por la propia densidad, y la dirección hácia el bajo que forzadamente se le quiere imponer, corriéndose por consiguiente el peligro de respirar nuevamente el aire momentos antes emitido. Si la atracción hácia abajo es por lo contrario muy fuerte, resulta más sensible para el público la incomodidad de las inevitables corrientes que le hieren sobre las cabezas descubiertas, no todas abundantes de cabellos. La atracción hácia abajo, produce corrientes contrarias á la na¬ tural espansion que debemos buscar de conservar á las ondas so¬ noras. Por estos motivos, hemos dejado de lado la atracción hácia aba¬ jo, y por las razones opuestas, proponemos la atracción hácia arriba; agregando todavía que esta, obrando en el mismo modo que funciona la ventilación natural, sus acciones se sumarán, y nos saldrá por consiguiente el cálculo hecho sobre la ventilación natural para la provisión de la mitad del aire que necesitamos. Para la otra mitad, nos hemos propuesto introducirla mecáni¬ camente con un sistema compensativo de pulsión y aspiración. El aire puro se introducirá en ¡a sala del modo siguiente : Bajo el primer órden de palcos á un nivel más bajo que el de la platea, proyectamos dos locales de 39 metros cuadrados de superficie cada uno, con metros 2.90 de alto, en los cuales colocaremos nuestros aparatos de calefacción y otros de refrescamiento del aire. Ya hemos visto que los aparatos de calefacción son estufas condensadoras de vapor ; los aparatos de refrescamiento serán bombas en las que el aire estará obligado á pasar en contacto del agua fria, por medio del carbón coke ó trapos de lana, ú otros in¬ gredientes que sirvan para filtrarlo y refrescarlo al mismo tiempo. Si aplicáramos medios potentes, como estufas que calienten el aire circunstante hasta los 40°, ó aparatos frigoríficos que bajen la temperatura del aire de 20 ó más grados, este local nos servirá como cámara de mezcla. En esta introduciremos 14 metros cúbi- NUEVO TEATRO COLON 85 eos de aire por 1 ' por medio de uno ó rnás ventiladores, que ab¬ sorberán el aire externo con bocas abiertas directamente sobre la calle, en lugares donde no haya emanaciones pútridas, ú otras causas de corrupción. Los ventiladores, tendrán fuerza y velocidad relativa á la super¬ ficie de las bocas de toma y á la cantidad de aire que tendrán que absorber, pero fueren las que fueren, el aire será introducido de la cámara de mezcla á la sala, por medio de 20 aberturas ó venta¬ nas abiertas en el zócalo, bajo el primer orden, que con otras aberturas, protegidas por mallas metálicas, en el pavimento de la sala, formarán una superficie total de 14 metros cuadrados ; de modo que el aire no será introducido á la sala con una velocidad mayor de 1 metro por 1 Así, pues, aún cuando las bocas de introducción estén cerca de los espectadores, no por esto les reportará fastidio la entrada del aire con velocidad tan reducida. Para la extracción del aire viciado de la sala, tendremos un solo punto de absorción sobre la araña central, en el centro del cielo- raso, en donde serán colocados uno ó más ventiladores aspiran¬ tes ; pero en tal punto, á más de la boca central del cielo-raso, concurrirán igualmente muchos tubos que recibirán el aire por bocas expresamente abiertas en los cielos rasos de los seis órdenes de palcos y galerías. De este modo, la evacuación del aire se efec¬ tuará con una relación justa y adecuada á la necesidad, y estando las bocas de extracción cerca á los centros de infección, no suce¬ derá que el aire emitido por un grupo de personas en un orden de localidades, venga á ser respirado por otras personas del orden superior. A los dos ó más ventiladores que son necesarios para obtener di¬ cha renovación de aireen la sala, aplicaremos motores adecuados. No sabemos aún si estos serán á vapor, eléctricos, ó á gas, ó bien á presión hidráulica ; pero siendo útil que estos obren simultánea¬ mente en sus funciones de pulsión y aspiración, es probable que les apliquemos una porción de aquella fuerza que nos proveerán los motores para la luz eléctrica. Con semejante instalación, es evidente que la ventilación se efec¬ tuará del modo más proficuo, es decir, siguiendo con dirección há- cia lo alto, la superficie curva determinada por los parapetos de los varios órdenes en que está distribuido el público. En el centro de la sala, resultará naturalmente una columna de aire que tendrá 86 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA velocidad menor que la circunstante, aún siguiendo la misma di¬ rección general ; mas tal hecho, á la vez que constituye un ahorro en el trabajo de ventilación, redunda en beneficio de la acústica, que encontrará en él condiciones muy favorables. En cuanto á la ventilación de la escena, no nos ocuparemos de un modo especial, por su directa y espaciosa comunicación con la sala, y por las muchas ventanas allí practicadas ; tan solo lo hare¬ mos para proveer las necesidades de la misma, con el telón bajo. Sea para evitar la falta de equilibrio en la atmósfera, sea por la necesaria evacuación del aire corrompido por el polvo levantado en el espectáculo, ó gases producidos por fuegos ó iluminaciones artificiales, se hará necesaria una chimenea de atracción en la par¬ te del techo del palco escénico más próxima á la boca, en donde un ventilador aspirante, con preferencia á hélice, puesto en movimien¬ to por un motor especial, funcionará continuamente, coadyuvando á la ventilación de la sala, sin jamás estorbar su acción. Es eviden¬ te que este ventilador sería también de gran ventaja, en el caso de incendio en la escena, después de haberse bajado el telón metálico. ■ No nos ocuparemos del estudio sóbrela ventilación para los loca¬ les de menor importancia, puesto que este será reducido al caso práctico según las relativas exigencias, y relativas comodidades de instalación. Es cierto, sin embargo, que para estos, ejercitaremos la evacuación del aire corrompido por todos los medios de que po¬ damos disponer: Arganas hidráulicas óá vapor y mitras giratorias á viento, serán colocadas eri la parte superior de los tubos de eva¬ cuación. Utilizaremos el humo de las cocinas, ó de las horna.llas de las calderas, acciones impulsivas de vapor ó de agua, para dirigir el aire en sus conductos y activar su marcha. — En cuanto á la ventilación de lavatorios, letrinas y mingitorios, nos atendremos escrupulosamente al vigente reglamento de las Obras de Salubri¬ dad, que provee al respecto de un modo bastante conveniente. SERVICIOS DE AGUA En el teatro, tendremos tres servicios principales de agua : 1° alimentación de las calderas para las máquinas; 2o servicio de precaución para caso de incendio ; 3o servicio ordinario para arte¬ factos higiénicos y consumo diario. NUEVO TEATRO COLON 87 Io Para proveer de suficiente agua á las calderas que deben su¬ ministrare! vapor á los motores para la luz eléctrica, practicare¬ mos en los subterráneos, en donde estarán las calderas, dos pozos semi-surgentes ; de estos se extraerá el agua necesaria, mediante bombas, á las que se aplicará una porción de la fuerza producida por las máquinas á vapor. Un pozo semi-surgente, ja practicado para servirá los trabajos de albañilería, ha dado buen resultado, habiéndose encontrado abundancia de agua á una profundidad de 38 metros bajo el nivel de la calle. 2o Para el servicio de precaución contra el peligro de incendio, proveeremos el ediíicio de una cañería especial, que recorrerá to¬ dos los locales más expuestos al peligro, abriendo en ellos abun¬ dantes bocas de incendio. El caño que nos proveerá el agua ocurrente para este "servicio, perteneciente á la cañería pública de la ciudad, especial para in¬ cendios, pasa por la calle Libertad y tiene 45 centímetros de diᬠmetro; á este se conexionarán en las dos esquinas anteriores del edificio, dos caños de 25 centímetros de diámetro, que recorrerán por un trecho de 60 metros, las calles laterales del teatro, y pene¬ trando después en el interior, darán lugar á dos ramificaciones si¬ métricas. El desarrollo de estas ramificaciones, será tan ámplio y el número de bocas de incendio que se abrirán en ellas será tan grande, que excluirán de un modo absoluto cualquier temor de incendio, especialmente en el ambiente del palco escénico, para el cual destinamos 32 bocas internas y 4 externas, más una instala¬ ción especial de una série de caños colocados en las armaduras del techo, para la producción de la lluvia artificial. A más de esta cañería especial para el servicio de incendios, coadyuvará á tal servicio, la misma cañería que pasa por las calles que rodean el teatro, destinada parauso público. Esta cañería es¬ tará provista de 8 bocas de incendio distribuidas : 2 en la calle Li¬ bertad ; 2 en la calle Tucuman ; 2 en la calle derrito y 2 en la calle nueva. Dado el caso que, por cualquier accidente, la cañería para el servicio de incendio, no pudiese alimentarse directamente por el caño déla calle Libertad, haremos de modo que ella pueda ser puesta en comunicación en el momento del peligro, con los depó¬ sitos del servicio ordinario, colocados eñ lo alto del edificio y con¬ servados constantemente llenos. En el peor de los casos, es decir, que la presión del agua en el 88 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA conducto público, no fuera suficiente para alimentar á nuestra ca¬ ñería de seguridad en todo su desarrollo, proveeremos á una intro¬ ducción forzada mediante bombas que deberán ser manejadas en el momento del peligro, desde un lugar seguro. El servicio ordinario de las bombas para la' seguridad, será per¬ manente y se le asignará un local adecuado é inmediato al palco escénico. A cada boca de incendio, corresponderá una lanza con su rela¬ tiva manga de tela que se tendrá siempre arrollada y á la vista. 3o La cañería para el servicio ordinario ó sea para el consumo potable, para las necesidades déla escena, y para el funcionamien¬ to de lavatorios, letrinas y mingitorios, será alimentada por la ca¬ ñería de la ciudad, la que pasa por la calle Libertad con un caño de 13 centímetros, por la calle Tucuman con uno de 10 centímetros, y por la calle Cerrito con uno de 8 centímetros. Tendremos á los costados del edificio, dos conexiones, mediante dos caños de 10 centímetros de diámetro, provistos de medidores. Estos caños su¬ birán directamente el agua hasta los dos depósitos colocados deba¬ jo del lecho, en la parte más elevada del edificio. Estos depósitos tendrán cada uno m3 130 de volúmen, y serán puestos en comuni¬ cación por medio de una série de caños horizontales. De tales de¬ pósitos se destacarán dos ramificaciones simétricas que recorrerán todo el edificio, distribuyendo convenientemente el agua en donde sea necesaria. Para el servicio de los artefactos higiénicos, tendremos la si¬ guiente instalación : 9o lavatorios, 103 letrinas, 70 mingitorios, 26 canillas con piletas ó canillas solas, más un reducido servicio de baños y cocinas, con sus relativas instalaciones de agua calien¬ te, interceptores de grasa, etc. Nonos extendemos en describir con prolijidad lo recorrido por los caños en los dos servicios ahora mencionados, la posición de los artefactos, y las dimensiones que pensamos adoptar para las varias ramificaciones y para las cuales, sin embargo, nos atendre¬ mos al reglamento de las Obras de Salubridad; pero para tener una idea general de la distribución de los dos servicios, ordinario y de seguridad, bastará dar una ojeada á la última lámina de este álbum, en la cual dichos servicios están trazados de un modo de¬ mostrativo. Y. Meano. UEVO TEATRO COLON— BUKNOS AIRES A. FERRARI. Conccsionnno FRENTE A LA PLAZA GENERAL LAVALLE V. MEA NO, Arquitecto Já . . ANALES OE LA SOCIEOAD CIENTIFICA ARGENTINA — KNRRO I8Ü3. MUEVO TEATRO COLON— BUKNOS AlliKS 4NALES DE U SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA - ENKRÜ 1893. NUEVO TEATRO COLON - BUENOS AIRES ■ ■'ritrf 'TÍT'rrrT' rfrrr ■jf V, MEAN O, Arquitecto ' : ; sís*«r*iíiv ^nTrfAiiiiiii'1* ' ; '~h' «si. m ■ .¿i,. -jU* -4*. A, P'PiftfiA.Rl, Conoeaiónorio. FRENTE A LA CALLE TUCUMAN ¿NALES DE LA SOQ NUEVO TEATRO COLON— BUENOS AIRES A. FERRARI, Coni V. MEANO, Arquitecto. ANALES OE LA SOCIEDAD CIENTIFICA ARGENTINA — ENERO 18113, NUEVO TEATRO COLON — BUHAOS AIRES A PT.URAUt, t'ont'oBlnnnrio, V. M RANO, Arquitecto. PLANTA Á NIVEL DE LA PLATEA V 1er ORDEN ESCALA DE 1/800 ANALES O NUEVO TEATHO COLON— BUENOS AIRES ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTIFICA AHGENTINA — KNF.RO 1893. NUEVO TEATHO COLON- BUENOS AIRAS MÉTJJjB ANALES" $g P SOCIHDiffl CIENTÍFICA ARGENTINA - KNKIfÜ 1893 anales de la SOCIEDAD C1 NUEVO TEATRO COLON - BUENOS AIRES A. FERRARI. Conc V MEAN O. Arquitecto. ANALES DE LA SOCIEDAD ffiWflCA ARGENTINA - ENERO 1893 NUEVO TEATRO COLON - RUENOS AIRSS CORTE TRASVERSAL C 0. A ANALES DE LA SC NUEVO TEATRO COLON — BUENOS AÍRES A. ferra: V. MEANO, Arquitecto ^ __ AMUEVO TEATRO COLON- BUENOS AIRES 1 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTIFICA ARGENTINA - ENERO 1888. NUEVO TEATRO COLON- BUENOS AIRES KRAFT, CUYO 1124 ANALES DE LA EVO TEATRO COLON— BUENOS AIRES A. FERRARI, V. MEANO, Arquitecto ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTIFICA AHSENTINA — KNHIÍO 1893, NUEVO TEATRO COLON- BUENOS AIHES A. FERRARI, Conoeaionnnó. V. MEANO. ArquiUotO. VESTIBULO INTERIOR 2 £ su energía potencial disminuye de la cantidad equivalente P h. In¬ versamente, cuando un cuerpo pesado se eleva según la vertical, su energía potencial aumenta, al mismo tiempo que su energía dinámica disminuye de la cantidad equivalente. Se establece pues una compensación exacta entre estas especies de energía, de manera que su suma, que es la energía total del cuerpo, permane¬ ce invariable. Es en este hecho en lo que consiste el principio de la conservación de la energía. No sólo se aplica al caso de la gra¬ vedad ; es el principio más general de la mecánica y se le puede enunciar déla manera siguiente: En un sistema material que se mueve bajo la influencia de fuerzas exteriores é interiores cualesquiera, se efectúa en cada instante una compensación exacta entre la variación de la energía dinámica del sistema y la de la energía potencial, de suerte que su energía total permanezca invariable. Tal es el principio de la conservación de la energía con cuya expo¬ sición encabezamos este curso. La energía toma indiferentemente la forma mecánica, eléctrica, térmica ó química. La experiencia muestra que los dos primeros modos son capaces de transformarse enteramente en uno de los dos últimos; pero que una parte solamente de la energía térmica ó química es susceptible de afectar el modo mecánico ó eléctrico. Ninguno de los medios que poseemos nos permite ni anular ni crear la menor cantidad de energía ; la energía es indestructible, como lo es la materia ; pero es transformable. Jamás hay energía creada, sólo hay energía transformada de modalidad. Cualquiera que sea la forma que revista la energía, siempre posee un equivalente mecánico. Es por lo tanto homogénea con un trabajo [L2MT~2]y puede ser medida en unidades mecánicas. El electricista tiene que aplicar constantemente el principio de la conservación de la energía, que hemos expuesto, porque el papel esencial de la electricidad es el de servir de agente de transforma¬ ción de la energía. La energía de la corriente eléctrica es desarro¬ llada por el trabajo de la afinidad química en las pilas, por un gasto de calor en los pares termo-eléctricos ó aún por una absor¬ ción de potencia mecánica en las dínamos. A su vez la energía de la corriente se transforma en calor y en luz en los conductores y en las lámparas eléctricas; es capaz de descomponer un electrólito ó CURSO DE ELECTRICIDAD INDUSTRIAL 137 de vencer la resistencia opuesta al movimiento de un electromotor. Esta facilidad maravillosa con la cual la electricidad se presta al transporte y á las transformaciones de la energía y que justifica las aplicaciones progresivas de este agente, conduce al electricista á comparar fenómenos de naturalezas muy diversas, cuya medida exige un sistema de unidades, tal como el sistema C. G. S. que abar¬ que todas las cantidades físicas. LECCION PRIMERA. PROPIEDADES DE LOS CUERPOS ELECTRIZADOS 4. Fenómeno de electrización. — Cuando se frota una barra de vidrio lustroso ó una barra de resina con un pedazo de tela de lana, se comprueba que atrae á los cuerpos ligeros. El experimentóse puede hacer suspendiendo una bolilla de médula de saúco á un hilo de seda. La bolilla es primeramente atraída por la barra fro¬ tada, pero después que se verifica el contacto, es repelida. Si á la bolilla que repele una barra de vidrio se le acerca una barra de resina frotada, se nota que es atraída nuevamente. Los cuerpos entre los cuales se manifiestan semejantes acciones se dice que están electrizados y se denomina electricidad al agente desconocido que produce estos fenómenos. La experimentación muestra que las propiedades eléctricas reco¬ nocidas al vidrio y á la resina son generales, es decir que todos los- cuerpos son susceptibles de ser electrizados cuando se les frota en condiciones dadas. Dos cuerpos cualesquiera A y B se atraen después de haber sido frotados uno contra otro. Pero dos cuerpos de misma naturaleza A y A se repelen después de haber sido frotados por un tercero. Para interpretar estas propiedades, se conviene en atribuir elec¬ trizaciones opuestas á los cuerpos después del frotamiento; los que se comportan como el vidrio lustroso con respecto á la lana, se dice que están electrizados positivamente ó cargados de electricidad po¬ sitiva; los que actúan como la resina, se dice que están electriza¬ dos negativamente ó cargados de electricidad negativa. Las acciones eléctricas están resumidas en la regla siguiente: Los cuerpos cargados de electricidad de mismo nombre se repe¬ len y atraen á los que están cargados de electricidad de nombre contrario. ANAL. SOC. CIENT. ARG. T. XXXV 10 138 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Importa notarque estas denominaciones no implican la existencia dedos especies distintas de electricidad, sino que ellas no son más que formas de lenguaje destinadas á expresar dos estados diferen¬ tes de electrización. Según una hipótesis sugerida por Franklin, la electricidades generalmenteasimilada áun fluido imponderable, del cual cada cuerpo contiene una cantidad normal. Si la carga pasa de esta cantidad, hay en él electrización positiva. En el caso contrario, la electrización es negativa. Un cuerpo está en el estado neutro cuando posee su dosis normal de electricidad. Según físicos eminentes, Clausius entre otros,- la electricidad no sería otra cosa que el éter en el cual bañan las moléculas de todos los cuerpos y que llena los espacios interplanetarios. La especie de electrización que un cuerpo toma por su frotamien¬ to con otro depende de circunstancias bien complejas. Cantón tomó un largo cilindro de vidrio, una de cuyas mitades había sido des¬ lustrada con esmeril ; la frotó ento da su longitud con una tela de lana y. encontró en seguida las partes lustrosas cargadas positiva¬ mente, mientras que la mitad rugosa estaba cargada negativamente. Dos discos del mismo vidrio, entre los cuales no hay otra diferen¬ cia que el pulimento, el más pulido se electriza positivamente. Cuando ha sido calentado en la llama de alcahol y enfriado en seguida, ó bien bañado en un ácido concentrado y enjuagado en agua destilada, este mismo vidrio se hace negativo. Sucede lo mis¬ mo si está caliente y es frotado sobre vidrio frió ; en fin dos discos idénticos seelectrizan porsu mútuo frotamiento, ora enun sentido, ora en el otro. Se ha notado en general que dos cuerpos idénticos pueden electrizarse mutuamente y que el que se calienta mas se hace negativo : es lo que se realiza frotando una pequeña superfi¬ cie sobre una grande ó frotando una larga cinta de seda perpendi¬ cularmente á otra cinta semejante. En la generalidad de los tratados de física se encuentra el si¬ guiente cuadro, en el cual están colocados los cuerpos de modo que son positivos cuando se les frota con los que le siguen : Pelo de gato vivo, Vidrio lustroso, Telas de lana, Plumas, Madera, Papel, Seda, Goma laca, Resina, Vidrio deslustrado; pero este cuadro no tiene nada de absoluto según lodicho más arriba. CURSO DE ELECTRICIDAD INDUSTRIAL 139 Se comprenderá ahora por qué se ha abandonado la denominación de electricidad vitrea. 5. Conductores y aisladores. — El vidrio, la resina, el caucho, el ambar y otros se pueden tener directamente con la mano cuando se les frota con el propósito de electrizarlos. Otros como los metales y sus aleaciones no se consigue que adquieran la propiedad de atraer á los cuerpos ligeros, si no se les tiene por intermedio de un mango de vidrio, resinad otro análogo del punto de vista eléc¬ trico En los primeros cuerpos la electrización se localiza en las partes frotadas, pero en los de la segunda categoría la electrización que se provoca en una parte se difunde á toda la superficie. Estos últimos se denominan buenos conductores y aquellos, malos conductores , aisladores ó dieléctricos. En realidad, la distinción entre buenos y malos conductores no corresponde á una diferencia absoluta de propiedades. No hay ningún cuerpo donde con el tiempo la electricidad no se propague más allá del punto donde ha sido desarrollada, ni cuerpo que la deje difundirse en toda su extensión de una manera instantánea. Todos permiten la propagación de la electricidad : la diferencia sólo es del más al menos, pero en límites inmensos. El cuerpo humano y la mayor parte de los materiales que cons¬ tituyen al suelo pertenecen á la clase de los buenos conductores. Cuando se frota una barra de metal tenida en la mano, la electri¬ cidad desarrollada se difunde sobre la barra, sobre el cuerpo, sobre el suelo, en realidad sobre un conductor indefinido y no puede ma¬ nifestarse en ningún punto. La interposición de un cuerpo mal conductor tiene por efecto limitar la extensión donde la electrici¬ dad puede difundirse. De aquí el nombre de aisladores dado á los cuerpos malos conductores. Todo cuerpo conductor electrizado puesto en comunicación con el suelo por un conductor cualquiera, tocándole con el dedo, por ejemplo, pierde inmediatamente toda su electrización, se dice que la electricidad se ha perdido en el suelo, y de allí el nombre de depó¬ sito común dado al suelo por los antiguos electricistas. El aire, todos los gases y todos los vapores, incluido el vapor de agua, son aisladores. Conviene que citemos aquí las conclusiones de una comunicación hecha en 1886 á la Academia de Ciencias de -Francia porLuvini sobre la conductibilidad de los gases y de los 140 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA vapores : « Resulta de experiencias ulteriores, hechas per Becque- rel, Grove, Gaugain, Matteucci y otros, que los gases y los vapores son muy malos conductores déla electricidad. A pesar de esto, se repite á menudo que el aire húmedo y los vapores conducen la electricidad. Es un error. Los gases y los vapores bajo cualquiera presión que seo y á todas las temperaturas, son aisladores perfec¬ tos; no pueden electrizarse por el frotamiento sea entre ellos, sea con ios cuerpos sólidos ó los líquidos. « Estas aserciones parecerían contradictorias con los hechos que se observa. En efecto, se sabe que es muy difícil obtener chispas de una máquina electrostática ó conservar una carga sobre un aparato de medida, tal como un electrómetro cuando se opera en una atmósfera húmeda. Pero el hecho puede explicarse sin admitir la conductibilidad del aire cargado de humedad; basta notar que en este caso los soportes aisladores están cubiertos de una capa de humedad que hace conductora la superficie de los aisladores y es por esta capa que se escurre entónces la electri¬ cidad.» Luvini ha sometido á la experimentación el aire saturado de vapor de agua á diferentes temperaturas de 100 á 160 grados ; el hidró¬ geno y el anhídrido carbónico no desecados, sino tales como salen del baño que los produce; el vapor de mercurio á 100 grados; los vapores de sal amoníaco ; el aire calentado por brasa ó por la llama de una bujía, el humo de una bujía apagada, los humos de azúcar, de cacomita, de incienso, etc. Ninguno de estos fluidos ha dado el menor indicio de conductibilidad, « Se cree generalmente, añade Luvini, que los gases rarificados, ó á temperaturas muy elevadas, son conductores. Es un error que debe su origen a que se ha confundido la resistencia á la descarga disrupliva con la resistencia á la descarga conductiva. » Luvini termina haciendo notar que en adelante se debe rechazar como erróneas todas las teorías relativas á la electricidad de las máquinas, del aire ó de las nubes, en las cuales se deba admitir que el aire húmedo es conductor ó que los gases y los vapores pue¬ den electrizarse por frotamiento. Teniendo presente la condensación del vapor de agua sobre los soportes de vidrio es que se ha ideado el aislador que representa la figura 1, en la cual el soporte atraviesa una atmósfera desecada por el ácido sulfúrico concentrado. Entre los sólidos, los aisladores más empleados son el vidrio, la CURSO DE ELECTRICIDAD INDUSTRIAL U 1 porcelana vitrificada, el caucho, la ebonita. ó caucho endurecido por su combinación con el azufre, la gutapercha, la parafina, la seda, la celulosa y la. goma laca. Algunas de estas sustancias, como el vidrio y la celulosa, son higroscópicas. Deben ser revestidas de una capa de barniz aislador ó impregnadas de parafina. 6. Electrización por influencia. —YA experimento hecho con la bolilla de médula de saúco ños ha mostrado que un cuerpo puede electrizarse por contacto. La sola aproximación de un cuerpo elec¬ trizado basta para producir manifestaciones eléctricas sobre un conductor vecino. Así una esfera A cargada de electricidad positiva, conducida arriba de un conductor BC (fig. 2) aislado, produce la electrización de este último. Se comprueba que las extremidades del conductor BC actúan sobre una bolilla de médula de saúco libremente suspendida. Si esta bolilla ha sido préviamente provis¬ ta de una carga positiva, se reconoce que es atraída por la extre¬ midad B y repelida por la extremidad C. Se concluye de aquí que la primera extremidad está electrizada negativamente y la segunda positivamente. Cuando se retira la esfera influyente A, el conductor BC no ejer¬ ce acción alguna sobre una bolilla de médula de saúco al estado neutro, lo que muestra que las electricidades contrarias acumu¬ ladas en By C han reproducido el estado neutro recombinándose. Si mientras la esfera A está ejerciendo su influencia sobre el conductor BC se toca á éste con un dedo, se comprueba que el con¬ ductor BC queda electrizado negativamente cuando se aleja al con¬ ductor influyente A después de haber separado el dedo. No importa que el punto de BC se toque en este experimento. Entre las regiones B y C electrizadas en sentido contrario se en¬ cuentra un espacio no electrizado denominado espacio neutro. Si en lugar de haber estado B C sostenido por un soporte aislador hubiera estado en comunicación con el suelo ó bien si ese mismo conductor aislado es puesto en comunicación permanente con la tierra, entonces el conductor BC y la tierra forma un mismo con¬ ductor. La extremidad B se encontrará electrizada negativamente y en la extremidad C no habrá electrización. Un cuerpo electrizado por influencia es susceptible de producir electrización por influencia sobre un segundo cuerpo que estuvie¬ ra al estado neutro y así sucesivamente. Los sucesivos conductores -presentan los mismos fenómenos aunque siempre en menor gra- 442 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA do. Las electrizaciones se manifiestan con la misma orientación. 7. Electróscopos y electrómetros . — La bolilla de médula de saú¬ co suspendida á un hilo que nos ha servido hasta ahora para averi¬ guar si existe electrización en un cuerpo es un electróscopo , denominación que se da á otros instrumentos que tienen el mismo objeto y que carecen de precisión. El electróscopo de Cavendish, inventado entre 4 771 y 1781 consiste én dos bolillas de saúco sus¬ pendidas, en contacto una de otra, por dos hilos de lino. Cuando estas bolillas son electrizadas de la misma manera, se repelen y divergen más ó menos, según la fuerza de electrización. El electróscopo de Lañe (1772) (fig. 3) consiste en una varilla de madera C montada en un cilindro de metal que puede atornillarse sobre el conductor cuya electrización se quiere apreciar. Una bolilla de saúco, fijada á una paja A, está suspendida á un eje, en el centro del semicírculo dividido B. La electricidad es transmitida por el cilindro ála bolilla, que es entonces repelida. El número de grados recorridos por la paja da una idea grosera de la fuerza de electriza¬ ción. El electróscopo de hojas de oro se debe á Bennét. Se compone de dos hojas de oro muy ligeras a y b (fig. 4) suspendidas á una varilla metálica en el interior de un fanal que á la vez sirve para aislarlas y protegerlas del polvo. La menor electrización comuni¬ cada á las hojas de oro las hace divergir, y la electrización comu¬ nicada á las hojas de oro se conserva mucho tiempo si se tiene cuidado de mantener el interior del fonal perfectamente seco. Los instrumentos descritos carecen de la precisión que se nece¬ sita cuando se trata de efectuar medidas. Con este fin se emplea los electrómetros , de los cuales el mas conocido es el electrómetro de cuadrantes desir W. Thomson. En’el modelo Edelmann (fig. 5), un cilindro de cobre c c está dividido en. cuatro cuadrantes ABCD. Los cuadrantes opuestos están reunidos entre ellos por medio de hilos metálicos. Otro hilo soporta libremente dos paletas cilin¬ dricas de cobre ó de aluminio reunidas en la parte superior y en la inferior por travesarlos del mismo metal. Las desviaciones de*l cua¬ dro E así formado se miden por el método de reflexión imaginado por Poggendorff (1826) que hace el mismo efecto que si el instru¬ mento tuviera una aguja de gran longitud y sin peso para acusar las desviaciones. En su posición normal, el plano de simetría del cuadro pasa poruña de las líneas de separación de los cuadrantes. CURSO DE ELECTRICIDAD INDUSTRIAL 143 Supongamos que se una el cuadro con el suelo por intermedio del hilo de suspensión y que se electrice los dos pares de cuadran¬ tes igualmente, pero en sentido inverso. El cuadro se electrizará por influencia; será solicitado igualmente en los dos sentidos y permanecerá inmóvil. Pero si el cuadro recibe una carga positiva, se moverá al instante hácia los cuadrantes negativos. Si la carga, es negativa, la desviación tendrá lugar hácia los cuadrantes posi¬ tivos. La desviación del cuadro es proporcional á la carga que se le ha comunicado. Para dar á los cuadrantes cargas iguales y con¬ trarias basta ligarlos á los polos de una pila. Este aparato, que se presta á la medida de electrizaciones débi¬ les,, nos va á permitir proceder á algunos experimentos fundamen¬ tales. 8. Cantidades de electricidad. — Consideremos un cilindro metᬠlico (fig. 6.) abierto por arriba y soportado por un pié aislador. Unamos el cilindro al cuadro E del electrómetro por un hilo metᬠlico delgado, estando los dos pares de cuadrantes electrizados de la manera indicada en el número precedente. Si el cilindro M está en el estado neutro, el cuadro no experimenta desviación alguna. I. Introduzcamos en el cilindro M un conductor N, soportado por un hilo de seda y cargado de electricidad positiva. Sabemos, en virtud del fenómeno de influencia, que la pared interior del cilindro tomará una carga negativa y que la electricidad de mismo signo que la de N será repelida hácia la pared exterior y sobre el cuadro E del electrómetro. Este acusará una desviación que irá creciendo á medida que desciende el conductor N, hasta que alcan¬ za á una cierta profundidad en el cilindro. A partir de este nivel, la desviación del cuadro E permanece invariable, cualquiera que sea la posición de N. Si aun se pone á N en contacto con el cilindro el electrómetro conserva su desviación. Retirando el cuerpo N después de este contacto, se puede comprobar con un electróscopo ó con otro electrómetro de cuadrantes que dicho cuerpo N ha vuelto al estado neutro. De aquí se concluye que la carga positiva que él ha cedido al cilindro ha sido neutralizada por la carga negativa que se había desarrollado por influencia, conservando el cilindro M su carga positiva inducida. Si la carga de N hubiera sido negativa, el electrómetro habría acusado una desviación de sentido contrario. II. Introduzcamos en el cilindro una esfera metálica cargada de 144 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA electricidad y supongamos que se obtenga una desviación a. To¬ quemos esta esfera con otra igual en estado neutro. Las dos esferas, llevadas sucesivamente al cilindro, darán desviaciones igua- les a -• 2 IIÍ. Suspendamos dentro del cilindro dos cuerpos aislados en estado neutro y frotemos uno contra otro. La aguja permanecerá inmóvil como antes de la fricción. IV. Si se introduce separadamente en el cilindro varios cuerpos N, Nj N2... cargados de electricidad, se obtiene desviaciones algu¬ nas de las cuales son positivas, y otras son negativas según los signos delascargas. Introduciendo simultáneamente á N, N, y N2 la desviación obte¬ nida es la suma algebraica de las desviaciones precedentes y per¬ manece invariable, si aun se pone los cuerpos en contacto y si se los frota los unos contra los otros. Se concluye de estos experimentos que las cargas eléctricas son cantidades susceptibles de medida. Se podría tomar una carga dada como unidad y considerar como doble, triple, las cargas que ocasionen una desviación doble ó triple en el electrómetro ligado al cilindro. * Los dos últimos experimentos muestran que la carga total de un sistema de cuerpos electrizados es invariable y que el frotamiento desarrolla sobre los cuerpos electricidades iguales y opuestas sus¬ ceptibles de neutralizarse. Si, por ejemplo, en una sala se electriza una barra de resina por medio de un pedazo de tela, se produce sobre ésta y sobre los con¬ ductores vecinos unidos por vínculos conductores, tales como el cuerpo del operador, la mesa de experimentación y los muros de la sala, una cantidad de electricidad igual y opuesta á la de la que carga á la barra. 9. En el caso de un conductor en equilibrio la electricidad se va á la superficie exterior . — Esta importante propiedad puede ser de¬ mostrada por diversos medios. I. Sea, por ejemplo, una esfera hueca M electrizada (Pig. 7). Toquemos la superficie exterior de la esfera con un plano de prueba formado por un disco de oropel, sujeto á un mango aislador. El disco tomará una carga eléctrica que se podrá reconocer por medio de un eleetróscopo ó de un electrómetro. CURSO DE ELECTRICIDAD INDUSTRIAL U 5 Si al contrario, el punto tocado pertenece á la superficie interna déla esfera el disco no manifestará ninguna electrización. El méto¬ do del plano de prueba aunque poco preciso, es susceptible de ser empleado para comparar las cargas eléctricas sobre las diferentes partes de un cuerpo. Si se toca sucesivamente diversos puntos de la superficie de una esfera electrizada, se reconoce que la carga levantada en cada operación es constante, es decir que la esfera está cargada uniformemente. Para un cuerpo de forma ovoide, se comprueba que la carga varía inversamente al radio de curvatura de la superficie. II. El hecho de la distribución exterior de la carga de un conduc¬ tor ha sido puesto fuera de duda por Faraday, el cual hizo construir una cámara de cuatro metros de lado, sostenida por soportes aisla¬ dores y cubierta de hojas metálicas. Faraday penetró en la cámara mientras se la electrizaba y no llegó, empleando electróscopos de los más delicados, á descubrir el menor vestigio de electricidad sobre las paredes interiores. 10. Densidad eléctrica. — Demostrado que toda la electricidad que contiene un conductor se encuentra localizada en la superficie, se llega á admitir que ella forma una capa extremadamente delgada en la superficie de los conductores electrizados. Allí queda detenida por el poder aislador de la atmósfera ambiente y tiende sin cesar á escaparse del conductor con un esfuerzo más ó menos grande. Se llama densidad eléctrica superficial, [la carga eléctrica ó la cantidad de electricidad contenida sobre la mitad de superficie, su¬ poniendo una distribución uniforme. En el caso de una distribución variable, se define primeramente la densidad eléctrica media super¬ ficial en un punto: es la relación de la carga eléctrica de una pequeña superficie, tomada al rededor de este punto, á esta super¬ ficie. El límite hácia el cual tiende esta relación cuando la super¬ ficie considerada tiende hácia cero se llama la densidad eléctrica superficial en el punto considerado. Este es un coeficiente teórico, mientras que la densidad eléctrica media superficiales un coeficiente experimental. En lugar de densidad eléctrica superficial, se dice aún espesor eléctrico. Estas dos expresiones son equivalentes. Viene esto de que la capa eléctrica ocupa un cierto volúmen en la superficie del conductor. Designando por 7 la densidad eléctrica superficial en un .punto, se tiene 146 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA do ds siendo dq una masa eléctrica. De aquí dq — a ds. Si se llama e el espesor de la capa eléctrica en el punto considerado, zds será el volúmen que ocupará la carga dg. Si se llama p la de cantidad de electricidad por unidad de volúmen en el punto consi¬ derado, se tendrá dq = p ó ds = g ds es decir ps. Es la variación de este producto lo que se comprueba sobre la superficie del conductor. Se puede esplicar estavariacion por la de uno de los dos factores. Antes se admitía que p era constante y que e variaba, es decir, que la electricidad formaba en la superfi¬ cie de los conductores una capa delgada de espesor variable y de densidad constante. Se prefiere hoy considerar á £ como constante y á p como variable. En las dos hipótesis se representa de la mis¬ ma manera las variaciones del producto p£ : se eleva en cada pun¬ to de la superficie ordenadas proporcionales á la densidad superfi¬ cial y se obtiene así una curva que rodea al conductor y figura las variaciones de la densidad. En el caso de un dieléctrico cuya masa está electrizada se define la densidad con un punto por la derivada de una cantidad de electri¬ cidad en relación á su volúmen.»Es la densidad cúbica. También se puede definir la densidad lineal suponiendo una distribución sobre un hilo por la derivada de una cantidad de electricidad con respecto á una longitud. CURSO DE ELECTRICIDAD INDUSTRIAL 147 LECCION SEGUNDA POTENCIAL ELÉCTRICO 11. Leyes de las acciones eléctricas. — Cuerpos cargados con electricidades contrarias se atraen y con una misma especie de electricidad se repelen. Coulomb determinó las leyes de estas acciones que se pueden resumir en la fórmula. donde c¡ y q’ son cantidades de electricidad contenidas en dos cuerpos cuyas dimensiones son muy pequeñas respecto á la dis¬ tancia r que las separa. Estas cantidades q y q' serán afectadas del signo -f- ó del signo — según sean positivas ó negativas, de modo que la fuerza repulsiva será afectada del signo -j- y la atrac¬ tiva del signo — . K es un coeficiente cuya naturaleza conoceremos después; en fin, f la fuerza que se ejerce entre las masas dadas. De acuerdo con lo que liemos dicho en la Introducción, diremos que dos cuerpos contienen cantidades iguales de electricidad cuan¬ do puestos en presencia de un tercer cuerpo electrizado de la mis¬ ma manera ejercen ambos sobre éste la misma fuerza repulsiva. Si la tuerza repulsiva que ejerce uno de los cuerpos fuera doble, triple, etc., de la que ejerce el otro sobre el tercero, se dice que el primero contiene doble, triple, etc., cantidad de electricidad que el segundo. 12. Campo eléctrico. Intensidad. Línea de fuerza. — Se le da el nombre de campo eléctrico á toda extensión del espacio donde se hace sentir la acción del sistema eléctrico que se considere. Este campo puede ser indefinido; puede ser también limitado como en el caso en que el sistema está comprendido en un conductor cerra¬ do en comunicación con el suelo. Se denomina intensidad en un punto del campo, la resultante de las ‘acciones que todas las masas que originan al campo, ejercerían sobre una masa de electricidad U8 ABALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA igual á la unidad colocada en el punto considerado. Esta resultante tiene en cada punto del campo una magnitud, una dirección y un sentido determinado. La dirección es la que¡tomaría en el punto considerado, ó causa de la influencia, una pequeña aguja conduc¬ tora suspendida libremente por un centro de gravedad. Se llama línea ele fuerza una línea que permanece tangente en cada punto á la dirección de la intensidad del campo. 1 3. Definición experimental del potencial eléctrico. — Considere¬ mos dos esferas aisladas de diámetro diferentes, una de las cuales á lo menos esté electrizada, y colocadas á. una distancia’ bastante grande, para que no haya que tener en cuenta acciones de influen¬ cia. Reunámoslas por un hilo fino: después de algunos instantes, se habrá producido un estado estable de equilibrio eléctrico. Si se rompe entonces la comunicación y se estudia estas esferas por medio de adecuados instrumentos se reconocerá que ellas contie¬ nen cantidades diferentes de electricidad. El equilibrio eléctrico no es, por lo tanto, determinado por la igualdad de las cantidades de electricidad. ' Se sabe que la densidad eléctrica varía en los diferentes puntos de un conductor que no sea una esfera. La experiencia prueba que dos conductores electrizados reunidos por un hilo conductor, como acabamos de indicarlo, no sufren cambio eléctrico alguno cuando se cambia los puntos de contacto del hilo de manera de producirlo en otros puntos donde la densidad es diferente; luego, no es tam¬ poco la igualdad de densidad lo que determina al equilibrio eléctrico. Volviendo á la figura 5, imaginemos cargados ambos pares de cuadrantes con cantidades de electricidad iguales, pero de signos contrarios. Con el electrómetro en tal condición vamos á citar algunos expe¬ rimentos que nos conducirán más aún que los anteriores á una nueva nocion relativa á los cuerpos electrizados. Consideremos un elipsoide alargado, hueco, hecho de latón y aislado sobre un pie de vidrio. Comuniquemos á este elipsoide una carga de electricidad positiva. La densidad eléctrica será máxima en las extremidades del eje y mínima en el ecuador. En el interior no habrá electricidad. Con un hilo fino pongamos en comunicación un punto cualquiera del elipsoide con el cuadro E del electróme¬ tro. El cuadro esperimentará una desviación hácia los cuadrantes negativos. Movamos la extremidad del hilo fino paseándola sobre CURSO DE ELECTRICIDAD INDUSTRIAL 149 la superficie del elipsoide y aún haciéndola penetrar en su interior. Se observará que la desviación se mantendrá fija sin que importe que el punto tocado en el elipsoide sea una extremidad del eje ó un punto del interior donde no hay electricidad. Esto prueba que la desviacion del cuadro es absolutamente independiente de la den¬ sidad eléctrica en el punto tocado sobre un conductor dado y en condiciones dadas. Supongamos que el elipsoide en lugar de haber recibido una car¬ ga de electricidad positiva, hubiera recibido una de electricidad negativa. Entonces el cuadro se habría desviado hácia los cuadran¬ tes positivos, y la desviación sería igualmente independiente de la densidad en el punto tocado. Si en cualquiera de los dos casos se duplica, triplica, etc., la car¬ ga, la magnitud de la desviación crecerá en la misma proporción. Consideremos un conductor M electrizado positivamente y estan¬ do el elipsoide en el estado neutro¡acerquemos uno de susextremos al conductor M. El elipsoide quedará cargado por influencia. Re¬ sultará una zona negativa frente al cuerpo M y la extremidad leja¬ na quedará cargada de electricidad positiva. Haciendo comunicar al elipsoide con el cuadro del electrómetro en las mismas condicio¬ nes que antes, se observará una desviación del cuadro E hácia los cuadrantes negativos, constante é independiente del signo y de la densidad de la electrización en el punto del elipsoide que se to¬ que. El elipsoide sometido á la influencia dará lugar á una desvia¬ ción menor que la que produciría el M, pero de mismo sentido. Cuando el M no tenga cerca al elipsoide y no haya influencia dará una desviación mayor que cuando la está ejerciendo. En general el sentido de la divergencia depende exclusivamente del signo de la carga influyente y es el mismo que ésta produciría actuando direc¬ tamente sobre el electrómetro. Si el cuerpo sometido á la influencia está en comunicación con la tierra, entonces no produce desviación alguna del cuadro E. Un cuerpo electrizado en comunicación con la tierra ó en estado neu¬ tro no hace desviar al cuadro del electrómetro. Yernos pues que la indicación del electrómetro empleado en las condiciones precitadas es la misma para todos los puntos de un conductor dado en condiciones dadas. Es independiente del gran¬ dor y del signo de la carga en el punto tocado ; varía solamente con las condiciones eléctricas en las cuales se encuentre el cuerpo; caracteriza pues un estado que llamaremos su potencial. 150 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA El potencial caracteriza al estado eléctrico de un cuerpo, como la temperatura su estado calorífico ; el electrómetro servirá pues para definir numéricamente el potencial como el termómetro sirve para definir la temperatura. Se tomará como origen ó cero de la escala de potenciales el potencial de la tierra que no da divergencia algu¬ na. Se contará positivamente ó arriba de cero los potenciales que correspondan á una desviación hácia los cuadrantes negativos)7 negativamente ó abajo de cero los que correspondan á una desvia¬ ción hácia los cuadrantes positivos. 14. Trabajo eléctrico. Definición del potencial por el trabajo. — Si una masa eléctrica está libre en un campo eléctrico, las fuerzas eléctricas la hacen mover ejecutando así un trabajo motor ó positi¬ vo. Si se obliga á una masa eléctrica á moverse contrariando la acción de las fuerzas eléctricas el trabajo de éstas será resistente ó negativo. El trabajo correspondiente á un cambio de posición de un punto á otro del campo, es independiente de! camino seguido. Esto es una consecuencia del principio de la conservación de la energía : de otro modo se podría, haciendo circular una masa eléctrica por dós caminos convenientemente elegidos entredós puntos A y B, producir una cantidad indefinida de trabajo sin gasto equivalente ; sería la realización del movimiento perpétuo. En cada punto de la superficie de un conductor electrizado en equilibrio la fuerza debe ser normal á aquella y dirijida hacia el exterior; pues si no fuera así, como el conductor no ofrece obstᬠculo alguno al movimiento de la electricidad, ésta obedecería á la fuerza que la solicitaría y entonces, no habría equilibrio. La elec¬ tricidad se dirije hácia afuera y está contenida por el aire que es aislador. Según lo que precede el cambio de posición de una masa eléctri¬ ca sobre la superficie de un conductor electrizado no da lugar á trabajo alguno. Sea un conductor electrizado ACD (fig. 8). Al cambio de posición de una masa eléctrica entre un punto dado P del campo eléctrico y un punto A de la superficie del conductor, siguiendo un camino más ó menos directo, corresponde siempre el mismo trabajo. Idéntica observación se puede hacer para el cambio del P á B. Los trabajos'para los cambios de posición entre P y A y entre Py B no sólo son constantes, sino que son iguales entre sí. En efecto, siendo nulo el trabajo para el trayecto ACB, se está en el caso de que A y Bse confundieran en un solo punto y entonces el CURSO DE ELECTRICIDAD INDUSTRIAL 151 trabajocorrespondiente á PBCA es igual al correspondiente á PA. El suelo es un conductor. El trabajo correspondiente al cambio de posición de una unidad de electricidad positiva desde un punto cualquiera A del campo hasta el suelo es constante. Este trabajo varía con la posición del punto A, pero es el mismo para todos los puntos de un conductor. Se hace 2, 3, 4... veces mayor cuando se hace á todas las masas eléctricas del sistema 2, 3, 4... veces mayo¬ res. Varía pues de la misma manera que la indicación del electró¬ metro y por consiguiente define igualmente el estado eléctrico del cuerpo que habíamos designado con el nombre de potencial. El valor del potencial en un punto cualquiera es el número de unida¬ des de trabajo que corresponde al cambio de posición de una uni¬ dad de electricidad positiva desde ese punto hasta el suelo por un camino cualquiera. El signo del potencial es el del trabajo de las fuerzas eléctricas en ese cambio de posición. Si un conductor está electrizado positivamente, la unidad de electricidad positiva será repelida, el trabajo de las fuerzas eléctricas sera positivo y el po¬ tencial positivo, como lo acusaría también el electrómetro. lo. Potencial ele la tierra. — Dos puntos de la superficie terres¬ tre no están siempre al mismo potencial, puesto que se comprueba frecuentemente [corrientes eléctricas en la superficie de nuestro globo. Pero abstracción hecha de estas corrientes accidentales, se puede considerar como constante el potencial de la tierra, y tomarlo por término de comparación en la avaluación de las diferencias de potencias. No conocemos su valor absoluto, que depende evidente¬ mente de las condiciones cósmicas, pero como para el estudio de los fenómenos que pasan en el restringido espacio de un laboratorio ó de una fábrica, sólo se tiene que tener en cuenta diferencias de po¬ tencial, podemos convenir de tomar por potencial cero, el déla su¬ perficie terrestre en el punto donde nos encontramos. Diremos pues que, en el estado de equilibrio electrostático, todo conductor ligado á la tierra por un hilo metálico se encuentra al potencial cero. La expresión potencial de un punto , significa exceso del potencial en este punto sobre el potencial tomado arbitrariamente por origen, ordinariamente el de la superficie terrestre en el punto que nos encontramos, como dijimos más arriba. Es en este mismo orden de ideas que se emplea la espresion ' altura del nivel de un liquido comoabreviacion de esta otra: diferen- 152 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA cía de alturas entre el nivel del líquido y el de la baja mar media, siendo el nivel cero el de la baja mar media. Si el nivel del líquido es más elevado, se dice que es positivo; si es más bajo, es negativo. Es según las mismas convenciones que se llama temperatura de un cuerpo, la diferencia entre la temperatura de este cuerpo y del hielo fundente. Si el cuerpo está más caliente que el hielo su tem¬ peratura es positiva ; si está más frió, es negativa. 16. Definición matemática del potencial eléctrico en un punto. — Consideremos primeramente el caso de un campo eléctrico produ¬ cido por una masa de electricidad positiva q concentrada en el punto A, fijo y de coordenadas a, b, c. Sea P un punto libre en el cual supondremos concentrada una masa de electricidad positiva igual á la unidad. Sean x y z las coordenadas del punto P y r su distancia á A en un instante dado. La fuerza repulsiva que se ejer¬ ce entre ambos puntos es (O Esta fuerza es la derivada con respecto á r, cambiada de signo de una cierta función (2) r relación de la masa actorar/ á su distancia al punto P, multiplicada por el coeficiente K. Se tiene en efecto Si la masa q hubiera sido negativa hubiéramos tenido (4) y (5) La función Y tiene el mismo signo que la fuerza. ( Continuará ). ANALES ' . i DE LA ARGENTINA COMISION REDACTORA Presidente . Ingeniero Jorge Duclout. Secretario ...... Señor Armando Romero. i Ingeniero Manuel B. Bahía. Vocales. . J Dor Atanasio Quiroga. ( Señor Félix Lynch Arribálzaga. MARZO DE 1893. — ENTREGA III.— TOMO XXXV PUNTOS Y PRECIOS DE SUSCRICION LOCAL DE LA SOCIEDAD, VICTORIA, 1492 (2° piso), Y PRINCIPALES LIBRERÍAS Por mes, en la Capital, Interior y Exterior, incluso porte . . . j$ m/n 1.50 Por año, en la Capital, Interior y Extei'ior incluso porte . . . » 13.0 0 La suscricion se paga, anticipada BUENOS AIRES IMPRENTA HE PABLO E. CONI É HIJOS, ESPECIAL PARA OBRAS 680 — CALLE PERÚ — 680 189 3 JUNTA DIRECTIVA Presidente . . Ingeniero Jorge Duclout. Vice -Presidente Io Doctor Juan .1. J. Kyle. Id. 2o Capitán Arturo Lugones. Secretario . . . Señor Armando Romero. Tesorero . Señor Sebastian Ghigliazza. I Ingeniero Demetrio Sagastume. 1 Ingeniero Horacio Pereyra. Vocales . . Señor José Victorica y Soneyra. I Señor Ernesto Maupas. \ Señor Alberto Otamendi. US.UICE DE LA PRESENTE ENTREGA I. — CURSO DE ELECTRICIDAD INDUSTRIAL, por Manuel B. Baliia ( Continuación ■). II. — LICUACION Y SOLIDIFICACION DE LOS GASES. Las investigaciones de Dewar, por Juan J. J. Mj le. A LOS SOCIOS Se ruega á los señores socios comuniquen á la Secreta¬ ría de la Sociedad su ausencia, cambio de domicilio, etc., y cualquier irregularidad en el reparto de los Anales ó cobro de la cuota. Se ruega también á los que tengan en su poder obras prestadas pertenecientes á la Biblioteca de la Sociedad, se sirvan devolverlas á la brevedad posible, á fin de anotar¬ las en el catálogo. ELECTRICIDAD INDUSTRIAL . (Continuación) Como r — sj {x — af + (y — bf + (s — c)2 (6) se ve que Y es función de las coordenadas x y z del punto P en el cual se supone concentrada una cantidad de electricidad positiva igual á la unidad. Las componentes de /“paralelas á los ejes, fx fy f- son “'cí fx—f eos (r,x) == K ^ eos ( r , x ) fy = /eos (r,y) = K ^ eos (r, y) fz = /'eos (r, z) — K eos (r, z) y como resulta eos (r,x) = eos ( f.y ) = eos (r,s) =r x — a r y — b r z — c /* = K <7 (a? — a) f ^ r* c) Si formamos las derivadas parciales de Y = K 2 (7) ANAL. SOC. CIENT. ARG. T. XXXV 11 154 ÁJALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA respecto á x á y, y á z veremos que ?V 3V _ ty “ U fy En efecto se tiene 3Y L pues la masa unitaqa se anula difundiéndose en el globo. Así es que en el enunciado que figura más arriba se puede decir : hasta el infinito ó hasta el suelo. Si la masa q es negativa, para conduciría unidad de electrici¬ dad positiva hasta el suelo habrá que vencer la atracción que se ejerce y el trabajo de la fuerza eléctrica ser^gresistente ó negativo y el valor de Y crecerá hasta anularse. Consideremos el caso de varias masas adoras. Estas pueden ser disUfiUs.# bie^pueden estar reunidas en un conductor único eléc- trizado. Supongamos varios puntos A, A', A"... donde supondremos can¬ tidades q, q ' , q" ... de electricidad positiva actuando sobre una uni¬ dad de electricidad positiva; sean r, r' , r" ... las distancias de esos puntos al punto P donde está la unidad de electricidad positiva; abe, a' b' c ' , a" b" e" ... las coordenadas de A, A ' A"... Si llamamos X, Y, Z, las sumas de las componentes analogas á fx fy f. podremos escribir y q (x — a) ri q ( y — j) ~3 / El punto P se moverá según la dirección que le imprima la resultante de las acciones que ejercen los diferentes puntos elec¬ trizados que determinan al campo. Valen por lo tanto todas las 157 CORSO DE ELECTRICIDAD INDUSTRIAL consecuencias antes deducidas cuando el campo era producido por una sola masa positiva. Lo mismo diríamos si las masas actoras fueran negativas; sucedería lo- que ocurría cuando la masa única era negativa. Si hubiera masas positivas y negativas, la función V tendría siempre la misma expresión y cada término de la suma el signo que determinase la respectiva masa actora. Si Je trata de un conductor cargado, se tendrá el valor de la fun¬ ción Y por una integración. Siempre se cumplirá el hecho de que el trabajo de las fuerzas eléctricas sólo dependerá de las coordena¬ das de los puntos extremos del segmento de trayectoria conside¬ rado. Se concibe que en el campo eléctrico que determina un conductor electrizado ha de hablt^multitud de puntos que den á la función V un mismo valor, es decir, que para transportarse desde elldi la unidad de electricidad positiva al suelo, corresponda un mismo tra¬ bajo. El lugar geométrico de los puntos del campo qtie cMit á V el mismo valor se denomina una superficie de nivel ó superficie equi¬ potencial; veremos pronto porqué. Si á lo largo de una superficie de nivel la función V tiene el mismo valor, es evidente que si la uni¬ dad de electricidad positiva se mueve sobre una tal superficie, el trabajo para cualquier cambio de posición será nulo. Es entonces evidente que la intensidad del campo será normal en cada punto de una superficie de nivel, para que el trabajo mencionado resulte nulo. El punto libre P atravesará á las sucesivas superficie de nivel ortogonalmente. Su trayectoria será lo que hemos llamado una línea de fuerza, y una línea de fuerza tiene que ser normal á la su¬ perficie de un conductor electrizado en equilibrio. Si no fuera la fuerza normal á la superficie no habría equilibrio. Pero si es nor¬ mal la fuerza en todos los puntos de la superficie de un conductor dicha superficie es una superficie de nivel ó equipotencial ; será nulo el trabajo á lo largo de ella y la función V constante. Luego la función Y tendrá sobre la superficie del conductor un cierto valor como en una cualquiera de las superficies de nivel ideales del campo. Para transportar hasta un conductor cargado de electrici¬ dad positiva, una cantidad de electricidad positiva igual á la uni¬ dad, habrá que vencer la repulsión del conductor y hacer un tra¬ bajo que estará representado por el valor de la función V sobre el conductor. Si la carga se hace 2, 3, i... veces mayor el trabajo aumentará en la misma proporción. Si en cada caso se pusiera al 158 ANALES DE LA SOCÍEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA conductor en comunicación con el cuadro del electrómetro se ten¬ dría indicaciones sucesivamente 2, 3, 4... veces mayor que para la primera observación. El trabajo ó sea la función Y varía exacta¬ mente como las indicaciones del electrómetro y por lo tanto define al potencial de la misma manera. LECCION TERCERA POTENCIAL ELÉCTRICO {Continuación ) 17. Expresión de la intensidad en un punto. — Imaginemos dos superficies de nivel infinitamente próximos S y S' (fig. 10) cuyos potenciales difieren en dX\ sea F la intensidad del campo en M, cu¬ ya dirección será normal á S. Sea dn un elemento de línea de fuerza comprendido entre las dos superficies de nivel. Suponga¬ mos que la intensidad sea constante entre M y N. Según la (9) ten¬ dremos F dn ----- — dX de donde que nos dice que la intensidad del campo en un punto es igual y de signo contrario á la derivada del potencial con respecto á la tan¬ gente á la línea de fuerza que pasa por este punto. Las componentes de la intensidad del campo con respecto á una dirección cualquiera gozan de la misma propiedad. Llevemos por el punto M en una dirección cualquiera, una recta MN ' de longi¬ tud di, limitada por las dos superficies consideradas y sea F¿ la componente de la fuerza F según la recta MN'. Se tiene de donde y por la (1) se tiene F ¿di = — dX = F dn dn F, = F di E/ = — dX di (2) CURSO DE ELECTRICIDAD INDUSTRIAL * 159 Esto nos dice que la componente de la intensidad del campo se¬ gún una dirección cualquiera, es igual y de signo contrario á la derivada parcial del potencial según esta dirección. 18. Potencial de una esfera conductora electrizada. — Imagine¬ mos una esfera conductora de radio R electrizada positivamente, por ejemplo. Nosotros siempre fijamos condiciones para ser más claros. Sea o la densidad eléctrica superficial, constante en el caso de la esfera conductora (fig. 11). Hay lugar á considerar dos casos, según que la unidad de elec¬ tricidad positiva concentrada en P esté dentro ó fuera de la esfera. Io Dentro de la' esfera. Cortémosla esfera por dos planos pa¬ ralelos infinitamente . próximos y perpendiculares á P 0. — Indi¬ quemos con x la distancia PO y con l la PA. La carga de la zona ABB'A' es odS Pero dS = 2-R . GH = 2-R . JA y luego JA = AA '. sen 9 = R . dy . sen 9 dS = 2tcR . R sen 9 do. La carga de la zona será 2tíR7 . R sen 9 do. Como todas las masas están á una misma distancia l de P, el po¬ tencial debido á la zona será pero P = x2 + R2 4- 2¡rR eos 9 que da diferenciando respecto á 9 Idl — — a?R sen 9 do 160 ABALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA de donde * R sen 9 dar lif AY 0 CURSO DE ELECTRICIDAD INDUSTRIAL 173 y como resulta 29. Poder de las puntas. — Riess ha estudiado la distribución de la electricidad sobre los conos. La densidad eléctrica tiene su máximo valor en el vértice. Si la punta es muy aguda, la electrici¬ dad se acumula en ella en tan gran abundancia, que el aire cir¬ cundante, á pesar de sus propiedades aisladoras, se electriza y es repelida. Este aire es reemplazado por el aire neutro que se electriza á su vez y así de seguida. De esta manera, la electricidad se pierde por la punta. Se llama poder de las puntas la propiedad que poseen las pun¬ tas de dejar escapar la electricidad. El poder de las puntas es de¬ mostrado experimentalmente por el hecho de que el conductor de una máquina eléctrica provisto de una ó varias puntas no se car¬ ga sino débilmente. En la oscuridad se ve producirse en las puntas penachos lumi¬ nosos y acercando á una punta la manóse experimenta la sensa¬ ción de una corriente de aire. Cuande se acerca una bujía encen¬ dida la llama se inclina y aún se apaga como si la punta fuera un tubo de escape dé aire. El aparato denominado torniquete eléctrico gira por la repulsión entre el aire electrizado y las puntas. Si la punta es colocada en medio de una masa de aire que tenga en suspensión partículas sólidas ó líquidas como las que consti¬ tuyen al humo, estos se cargan igualmente de electricidad ; se las ve precipitarse sobre un cuerpo Cargado de electricidad contraria y el humo desaparece. El procedimiento es empleado industrialmente para la precipitación de los polvos en suspensión en el aire. Dos conductores armados de puntas son puestos en comunicación uno con una fuente positiva, el otro con una fuente negativa; los polvos electrizados por el uno vienen á precipitarse sobre el otro . 30. Pantalla eléctrica. — Un conductor hueco rodeado de cuerpos electrizados tomará en su superficie una distribución de electrici¬ dad inducida; su potencial adquirirá un valor constante é igual ■al del potencial de todos los puntos interiores. Por lo tanto, noexis- 174 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA tirá ninguna fuerza eléctrica en el conductor y los objetos que pueda contener estarán completamente sustraídos á la acción de las cargas exteriores. El conductor hueco sirve de pantalla á los cuerpos que envuelve. El experimento de Faraday con la cámara es una confirmación de esta propiedad. Maxwell ha demostrado que la pantalla no debe ser necesaria¬ mente continua. Una tela metálica constituye una pantalla eficaz. Se hace uso de protecciones semejantes para sustraer á los elec¬ trómetros á las influencias exteriores. LECCION [CUARTA CONDENSADORES. — DIELÉCTRICOS 31. Capacidad délos conductores. — Imaginemos un conductor aislado A, próximo á otros conductores B, C, D, mantenidos á un potencial constante por un artificio cualquiera, por ejemplo por una comunicación con el suelo. Si se da á A una carga eléctrica Q, los otros conductores toman cargas inducidas que se distribuyen según una ley determinada por la forma de estos cuerpos por sus posiciones relativas y, como lo veremos, por el medio que los se¬ para. La suma de estas cargas es igual y contraria á Q. El potencial de A será expresado por Y ■== KS 2. r Si se aumenta la carga de A, las cargas inducidas aumentan en la misma proporción ; las nuevas capas inducidas se superponen á las primeras y si las distancias relativas permanecen las mismas, el potencial de A crece proporcionalmente á su carga. Por consi¬ guiente la relación entre la carga de A y su potencial es una cons¬ tante que no depende sino de la forma y de las posiciones relativas de los conductores que componen al sistema, como asimismo del medio que los separa. Esta constante se llama capacidad del conductor A. Si en particular Y = I , c = Q. CURSO DE ELECTRICIDAD INDUSTRIAL 175 La capacidad de un conductor es pues medida por la carga que ele¬ va á su potencial de una unidad sobre el potencial de los conduc¬ tores circundantes. Sin embargo la capacidad no es una carga, de la misma manera que la cabida de un vaso susceptible de recibir un líquido no representa á una cantidad de líquido. La electricidad se comporta como un fluido compresible conte¬ nido en un recipiente. La cantidad de gas que se puede encerrar en el recipiente depende de la cabida de éste y de la presión á que esté comprimido el gas. En el caso de la electricidad la cabida es la capacidad del conductor y la presión el potencial. 32. Condensadores. Condensador esférico. — Consideremos una esfera metálica envuelta poruña esfera concéntrica estando esta última unida ú la tierra (fig. 21). Tal disposición constituye un condensador cuyas esferas son las armaduras y el aislador que las separa el dieléctrico. Cuando se comunica una carga + q á la esfera interior, la pared interna de la otra esfera loma una carga — q por influencia y la electricidad de mismo nombre que la de la esfera interior se escurre al suelo. Si se designa por r y r' , los radios de las dos capas eléctricas, el potencial en el centro común de las dos esferas es La capacidad de la armadura interior, llamada también capaci¬ dad del condensador es, según la fórmula general, Se ve, pues, que la capacidad del condensador es inversamente proporcional á la distancia de las armaduras. Si el radio r' aumentara indefinidamente, se tendría en el límite -una esfera aislada. La expresión última puede escribirse 170 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA r C K 1 r r y entonces cuando r ' =00 r que es la capacidad de la esfera aislada. 33. Condensador plano. — Consideremos un condensador forma¬ do de dos discos paralelos, de bordes redondeados A y B ; estando A electrizado y B ligado á la tierra (fig. 22). Las caras tecinas de Ay B toman capas eléctricas iguales y opuestas y las líneas de fuerza marchan normalmente de una cara á la otra, salvo sobre los bordes donde estas líneas se inflexionan de manera de permanecer normales á las paredes. Se puede pues admitir que, en la región mediana, el campo eléctrico es uniforme. La intensidad del campo es constante entre los dos discos pues los tubos de fuerza son cilindricos (27) y si Y es el potencial de A y n, la dirección de una línea de fuerza, la intensidad constante será De aquí se deduce F dn = — d\ y si r representa la distancia de los discos y recordamos que B está al potencial cero, tendremos de donde F r = V y r V CURSO DE ELECTRICIDAD INDUSTRIAL 177 Por el teorema de Coulomb sabemos que F = 4-K? y entonces de donde La carga sobre una superficie S, lomada en la región media, será YS q ~ 4r.K r La capacidad del condensador referida á esta superficie será <1 = S Y 4-K r Hemos despreciado la carga que toma la armadura 4 sobre su cara posterior ; pero si r es pequeña, esta cantidad es despreciable ante la que cubre la cara anterior. Se obtiene un condensador de gran capacidad superponiendo hojas de estaño, separadas por hojas de papel paraílnado ó de mica y reunidas en dos series ; la primera comprendiendo las hojas de rango par, la segunda las de rango impar. Las armaduras de un tal condensador no pueden ser cargadas á potenciales muy diferentes por temor de perforar al dieléctrico por chispas. 34. Condensador de anillo de guarda. — Sir W. Thomson ha rea¬ lizado una armadura plana uniformemente cargada, cortando en la armadura A (fig. 23) una hendidura circular estrecha y reuniendo eléctricamente el disco interior con el anillo exterior, llamado de guarda, por medio de un hilo metálico delgado. Se puede admitir que la hendidura no ha modificado sensiblemente la uniformidad del campo, de suerte que la capacidad del disco A de superficie S es rigurosamente S ' 4ÍK V 4t:K7 V 4tcKt 178 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA 35. Electrómetro absoluto. — La presión electrostática por unidad de superficie para el disco A es (25) 2tuKs2 y para una superficie S será pero (33) y entonces p = 2-KrS; Y G “ 4icKr Y2S P ~ 8tcK r’ Si se soporta al disco A por una cruz de balanza (fig. 23) se po¬ drá equilibrar la atracción de los dos discos por un peso conocido. Expresando este peso en dinas, se deducirá de la ecuación prece¬ dente la diferencia de potencial de las armaduras opuestas Tal es el principio del electrómetro de Sir W. Thomson. 36. Condensador cilindrico. — Sea un condensador formado de dos cilindros concéntricos indefinidos; si el cilindro interior de radio i\ recibe una carga -j- q, el cilindro exterior de radio r2 liga¬ do á la tierra recibirá una carga — q. Un tal condensador se en¬ cuentra realizado por un hilo conductor revestido por una capa aisladora uniforme y sumergido en el agua, sirviendo ésta de ar¬ madura exterior. El dieléctrico puede ser dividido por superficies equipotenciales que son concéntricas con el conductor por razón de simetría. Los tubos de fuerza están limitados por planos que pasan por el eje de los cilindros (figs. 24, 25 y 26). Consideremos un tubo de fuerza de abertura a, limitado por dos planos normales al eje y distantes un centímetro. El flujo de fuerza es constante en el tubo según sabemos. Sea CURSO DE ELECTRICIDAD INDUSTRIAL 179 S una sección hecha en el tubo por una superficie equipotencial de radio r, se tiene FS = F X ar = Cte. Si llamamos Fa la intensidad del campo en un punto infinita¬ mente próximo á la armadura interior se tiene según el teorema de Coulomb ' ó bien F . ar=.Fx . ck.vx = . a rt Fr == Fa?’x = iuKar, . (0 La carga por unidad de longitud de la armadura interior de radio r1 es 2w?’j . a y la capacidad correspondiente será _ q _ c — \— v Pero la intensidad á la distancia r del eje es F== d\ dr de donde F dr = —d\. Cuando r varía de r{ á r2 el potencial varía de V á cero. Luego />0 F dr = / — d\. ,.J Jv Reemplazando el valor de F deducido de la (I) sale 4*K 7rx I — — dV Y == 4tíK arj loge ^ de donde 180 ANALES DE - LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA y por fin 2^? __ 1 loSc^ 2K loge ^ Esta expresión demuestra que hay que evitar, cuando se une los condensadores á una fuente de electricidad, de emplear hilos ais¬ lados en contacto con superficies conductoras. Se produce entre los hilos y estas una condensación que puede falsear los resultados. Conviene emplear hilos delgados, muy alejados de las superficies conductoras, de manera de obtener una capacidad despreciable. 37. En los cálculos precedentes, se ha admitido que uno de las armaduras del condensador está ligada á la tierra, de manera de conservar un potencial constante que, en este caso, es nulo. Si las armaduras fueran llevadas á potenciales V, y V2 la capacidad ten¬ dría por expresión 38. Botella de Leyden. — Si en la fórmula de! condensador esfé¬ rico, se supone á los radios ryr' muy poco diferentes, se tiene o prox i m a ti va me n te c = m siendo d la distancia de las esferas. De aquí sale, multiplicando y dividiendo por 4- í-r2 ° ~~ ír.Kd Si llamamos S la superficie de la esfera de radio r se tiene : _ S C E Md Esta fórmula, idéntica á la del condensador plano, es apli¬ cable á un condensador de forma cualquiera con la condición, que las armaduras estén suficientemente aproximadas y que CURSO DE ELECTRICIDAD INDUSTRIAL . 181 su curvatura sea bastante -débil para que se pueda considerar como uniforme al campo en el interior del dieléctrico. Cuando no es necesario una gran exactitud, se admite que es asi en el caso de la botella de Leyden. A lá inversa del condensador de hojas de estaño descrito antes, este condensador puede so¬ portar diferencias de potencial considerables. Consiste en un fras¬ co de cuello más ó menos ancho de vidrio barnizado con goma-laca y cuyas superficies externa é interna están guarnecidas de hojas de estaño hasta una cierta distancia de la abertura. Una varilla metálica que atraviesa al tapón y termina por un bolon permite ligar á la armadura interna con una fuente de electricidad. Para obtener grandes capacidades, se puede reunir varias bote¬ llas en superficie , haciendo comunicar entre sí á las armaduras in¬ ternas y lo mismo á las armaduras externas. 39. Energía eléctrica. — Cuando se pone en comunicación con el suelo diferentes conductores electrizados, el sistema vuelve al es¬ tado neutro produciendo un trabajo que es necesariamente posi¬ tivo. Un sistema cualquiera de conductores electrizados posee pues una energía disponible correspondiente á este trabajo; es una ener¬ gía potencial , que se puede llamar simplemente energía eléctrica. La electrización de un sistema exige el gasto de una cantidad de trabajo igual á la energía potencial que adquiere en ese nuevo estado. Cuando se establece una comunicación entre dos conductores, se produce en general un cambio en la distribución de las masas eléctricas y esta modificación corresponde á un trabajo positivo. La energía eléctrica de un sistema de conductores es pues igual ó su¬ perior á la del sistema que obtendría introduciendo comunicacio¬ nes cualesquiera entre los conductores. Cuando el sistema comprende á un cuerpo aislador electrizado, se puede considerar, á las diferentes masas eléctricas de que este cuerpo está cargado como si pertenecieran á conductores infinita¬ mente pequeños. Si se une entre ellos á todas estas masas, la ener¬ gía disminuye. La energía de un sistema de cuerpos, de los que cada uno posee una masa total determinada, es pues un mínimo cuando todos los cuerpos son conductores. Se puede avaluar la energía potencial de un sistema, sea por el trabajo gastado durante la electrización, sea por el trabajo su¬ ministrado durante la descarga. 1 82 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA 40. Energía de un conductor único. — Consideremos primeramen¬ te un conductor único de capacidad c y supongamos que se haya comunicado ya la carga Q que lo lleva al potencial Y. Para aumen¬ tar la carga en una cantidad dQ, hay que traer del infinito ó de la superficie del suelo, hasta este conductor, una cantidad dQ de electricidad y el trabajo gastado para esta operación es igual á VdQ. El incremento dW de la energía del conductor es y como resulta ■ ■ Vf dW = Y dQ c dW = V dQ = Q . dQ c ■ Cuando la masa eléctrica cambia de Q0 á Qu el aumento de ener¬ gía es Como la energía se anula con la masa, se ve que la energía que corresponde á la masa Q es O2 \ \ W= J- = ^cY2 = -QV. 2c 2 2 teniendo presente que c Así, la energía eléctrica de un conductor único es proporcional al cuadrado de la carga ó al cuadrado del potencial. 41. Energía de un sistema de conductores . — Sea ahora un número CURSO DE ELECTRICIDAD INDUSTRIAL 183 cualquiera de conductores A, A2A3 ... que tienen cargas Q( Q2Q3 ... con potenciales Y, V2 V3 ... Si se multiplica la densidad en cada punto por x, se obtiene un nuevo estado de equilibrio en el cual las cargas totales y los poten¬ ciales están multiplicados por este mismo factor x. Se tiene enton¬ ces la carga xQ{ sobre Aj al potencial xYx\ xQ2 sobre A2 al potencial xYo etc. Dando á x el incremento de dx las masas y los potenciales son multiplicados por x -f dx y el incremento de carga que resulta sobre el conductor A, es Q, dx. El trabajo correspondiente está comprendido entre Qifte . xYx y Qidx (x 4- dx) Y, ; es pues, con ciertas aproximación igual á . • QiYxxdx. Lo mismo sucede con los otros conductores, de suerte que la va¬ riación de energía del sistema es dW = (QiVj + Q2Y2 + . . .) xdx = xdxhQY. Entre dos valores x0yx{, el incremento de energía es Wi - W0 = — y °°0- 2QV. Si se hace x0 = oy x1=\, lo que equivale á suponer que se ha partido del estado neutro para llegar al estado considerado en primer lugar, se tiene simplemente W = l (QiV, + Q2V2 +...) = g 2QV. Se ve, según esto, que la energía de un sistema de conductores es igual á la semisuma de los productos de cada masa por el potencial correspondiente. 42. Un conductor que permanece aislado durante la carga se 184 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA ha electrizado solamente por influencia, y su carga total es siempre nula; no hay pues en la suma de los productos, término alguno que corresponda á un conductor aislado. Del mismo modo, un conductor mantenido en comunicación con el suelo ha permanecido ai potencial cero, y no da ningún término en la expresión de la energía . Hay que notar sin embargo que estas dos clases de conductores intervienen en el valor de la energía modificando por influencia las capacidades y, por lo tanto, los potenciales de los cuerpos electrizados. En fin la misma fórmula conviene también al caso de los cuer¬ pos aisladores electrizados de una manera cualquiera. Cada uno de los elementos de volumen de los cuerpos aisladores puede ser considerado, en efecto, como un conductor infinitamente pequeño sobre el cual estaría distribuida la masa eléctrica correspondiente. En este caso, la suma que precede se hace un integral; llaman¬ do Q la densidad eléctrica y Y el potencial sobre un elemento de volumen dlv, la energía del sistema tiene por expresión W=Í/VrfO = t/Vf(/i>. La energía acumulada por la electrización sobre un sistema de conductores es gastada en el momento de la descarga, y puede ser transformada en un trabajo mecánico ó en un efecto equiva¬ lente : calor desprendido, acciones químicas, etc. 43. Trabajo eléctrico durante el cambio de posición de los conduc¬ tores aislados. Conductores con carga constante. — La energía poten¬ cial de un sistema de conductores tiene por valor W=^SOY. Cuando se cambia la posición relativa de estos conductores, sin establecer entre ellos ninguna modificación, se provoca en general un trabajo positivo ó negativo de las fuerzas eléctricas y por consi¬ guiente, se bace variar la energía del sistema ; si, por un trabajo exterior, el sistema experimenta una deformación en sentido con¬ trario á las acciones eléctricas, la energía aumenta en una cantidad correspondiente. CURSO DE ELECTRICIDAD INDUSTRIAL 185 Si los conductores son abandonados á ellos mismos, obedecen á las acciones eléctricas que las solicitan ; el trabajo de estas fuerzas es positivo y corresponde á una disminución de energía del siste¬ ma. Se tiene pues, á cada instante, llamando di el trabajo délas fuerzas eléctricas y d W la variación correspondiente de la energía dW + dT = 0, desde que dW y dT son iguales y de signo contrario. La energía de los conductores abandonados á sus acciones recí¬ procas tiende pues hácia un mínimo. Como \V=ÍSQV se tiene, diferenciando dW = l SQdV -f l- SVdQ; pero en el caso actual, el último término es nulo puesto que la car¬ ga Qes constante sobre cada uno de los conductores; queda sola¬ mente dW = l- SQdV. Como en el cambio de posición espontáneo hay disminución de energía, y la carga permanece constante, es evidente que el poten¬ cial tiene que disminuir ; luego el cambio de posición espontáneo tiende hacerse de manera que los potenciales disminuyan. Un cuerpo conductor, primitivamente al estado neutro, sería atraído en el campo eléctrico. Se trata de un cambio de posición es¬ pontáneo. Su presencia tiene pues por efecto hacer bajar los po¬ tenciales, pues disminuye dW y siendo Q constante, disminuirá Y según acabamos de decir. Dos cuerpos frotados presentan capas eléctricas iguales y opues¬ tos en contacto ; al alejarlas, contrariando la atracción mútua que se ejerce entre ellos, se aumenta sus potenciales. 44. Conductores con potencial constante. — Consideremos ahora el caso en que los conductores estén mantenidos á potenciales cons- ANAL. SOC. CIENT. ARG. T. XXXV 13 186 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA tantes, por fuentes eléctricas colocadas fuera del campo en acción. Supondremos que los diferentes conductores At A2 A3... carga¬ dos de cantidades Qj Qo 03... y á los potenciales YA V2 Y3... co¬ muniquen separadamente con cuerpos de capacidades ct c2 c3... sustraídos á toda influencia extraña, por ejemplo, condensadores cerrados cuya armadura exterior comunique con el suelo. Este caso entra entonces en el que acabamos de considerar; si se designa por Wa la energía de los conductores y por Wc la de los condensadores, la energía del sistema es W = \Y« + We. Si el sistema experimenta una deformación cualquiera sin inter¬ vención de energía extraña, la fórmula d W + dT = 0 es aplicable y da clWa + V2, las líneas de fuerza son paralelas al eje del ci¬ lindro. CURSO DE ELECTRICIDAD INDUSTRIAL 209 En un punto cualquiera. designando di un elemento paralelo al eje. Como F es constante á lo largo del cilindro se tiene Luego la intensidad de la corriente I fcFds = c ^ 2 fds donde el signo f se estiende á toda la sección del conductor ; por lo tanto i— - s — ^ • es Se puede aplicar el mismo razonamiento á un conductor de for¬ ma y sección cualquiera, con la condición que esta última sea cons¬ tante. I \ La relación — sellama resistencia del conductor ; -» que mide la es c ^ resistencia de un conductor que tiene la unidad de longitud y la unidad de sección, es la resistencia específica. Se ve que la resistencia específica, es la inversa de la conduc¬ tibilidad específica, de [la misma manera que la resistencia de un conductor es la inversa de su conductibilidad. Dos conductores son eléctricamente equivalentes cuando tienen la misma resisten¬ cia total, es decir cuando se tiene 210 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA entre sus longitudes, secciones y conductibilidades específica. La relación es hallada por Ohm en 1827 partiendo de la hipótesis de que la elec¬ tricidad se propaga en los conductores como el calor en un medio que lo conduzca; se enuncia así : La intensidad de la corriente entre dos puntos de un conductor de forma cualquiera, pero de sección constante, es proporcional á la diferencia de potencial é inversamente proporcional á la resistencia estos puntos. En virtud de la definición dada de la intensidad de la corriente, la cantidad de electricidad que pasa a través de una sección del conductor en un tiempo t es O = 1 1. Esta relación evidente es llamada algunas veces ley de Fa¬ rad ay. 6o. Representación gráfica de la ley de Ohm . — Para un elemen¬ to lineal del conductor se tiene de donde es que indica que la variación del potencia! es proporcional á la va¬ riación de longitud. Elevemos sobre una horizontal Ox una longitud OA que mide en cierta escala la resistencia R de un conductor (fig. 36). Sobre las normales en los puntos O y A tomemos segmentos OB y AC que representan á los potenciales Yj y Y2 de las extremidades del conductor. Las ordenadas de la recta BC representan los potencia¬ les en los puntos intermediarios del conductor. Se tiene CURSO DE ELECTRICIDAD INDUSTRIAL 211 ó bien de donde BD = DC tang a - OA tang a Vi — V2 == R . tang a V, - V8 , tang a = *?• R de manera que la tangente del ángulo de BC con OX representa á la intensidad de la corriente. Si la variación del potencial es proporcional á la variación de la longitud, es claro que á partir de un punto dado cuanto más lejos se tome otro punto, tanto mavor diferencia de potencial habrá, y el decrecimiento del potencial será uniforme, como se ve en la figura representativa. 68. Período variable de la comente. — Consideremos un conduc¬ tor recorrido por una corriente y envuelto por un forro dieléctrico, el cual está rodeado de una capa conductora. Tal es el caso de un conductor aislado y sumergido en el agua. Si el forro del conductor está ligado á la tierra, su potencial es nulo, y se forma en el dieléc¬ trico un campo eléctrico cuyas líneas de fuerza van del conductor interior á la envoltura, ó inversamente, según que los potenciales del conductor son más grandes ó más pequeños que cero. Estas líneas de fuerza unen á puntos que poseen cargas opuestas, de suerte que las superficies que limitan al dieléctrico toman electri¬ zaciones contrarias, como en el caso de un condensador. Sin em¬ bargo, la carga por unidad de longitud variará en los diversos pun¬ tos del conductor. Si, por ejemplo, los potenciales decrecen unifor¬ memente en el conductor de V á cero, la carga decrecerá también de una manera regular de una extremidad á otra y la carga total del conductor será igual á la capacidad del condensador multipli¬ cado por la diferencia de potencial media de las dos armaduras. Para explicar este fenómeno de condensación, se debe admitir que en el momento en que una diferencia de potencial nace en el conductor, un flujo momentáneo de electricidad atraviesa á la pared de éste para producir la distribución superficial. Est e período variable es seguido del régimen permanente , durante el cual el flujo eléctrico es constante y se escurre todo entero paralelamente á las paredes. 212 ANALES DE. LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA 69. Aplicación de la ley de Ohm al período variable de la corriente en los cuerpos poco buenos conductores. — Cuando las armaduras de un condensador son reunidas por un aislador imperfecto, tal como el caucho, la gutapercha, se comprueba que pierden poco á poco su electrización. Se puede atribuir la pérdida áuna cierta conduc¬ ción á través de la masa y aplicar la ley de Ohm á este caso parti¬ cular del período variable. Sea c la capacidad del condensador, R su resistencia, V la diferencia de potencial de las armaduras. En un momento cualquiera, la intensidad de la corriente I es la relación de la diferencia de potencial ¿i la resistencia La cantidad de electricidad que pasa durante un tiempo dt es en este instante. Pero luego de donde De aquí y el tiempo que la diferencia de potencial emplea en pasar de Vi á V, — dQ = kit Q = cX dQ = cdX, T y dx K C dt „ n dV dt ----- — dt — (Continuará). LICUACION Y SOLIDIFICACION DE LOS GASES LAS INVESTIGACIONES DE DEWAR Hace algunos. meses el Profesor Dewar dió una conferencia en la Royal Instilution sobre las propiedades del oxígeno y del aire lí¬ quido. En la fiesta del aniversario de la Sociedad Científica Agen- tina, celebrada el año pasado en el Teatro Odeon, se dió cuenta de la primera conferencia dada por el Profesor Dewar sobre la licua¬ ción del aire en cantidades notables, y de las propiedades magné¬ ticas del oxígeno en estado líquido. Desde aquella fecha el mismo sabio ha continuado su estudio habiendo conseguido por el em¬ pleo de aparatos perfeccionados nuevos datos sobre las propiedades de los gases á bajas temperaturas, los que por su importancia merecen consignarse en nuestros Anales. El oxígeno hierve á — 180°: es mal conductor de la electrici¬ dad; su espectro de absorción presenta muy claras las líneas A y B del espectro solar, las cuales son producidas por el oxígeno de la at¬ mósfera. El oxígeno en este estado hierve con violencia ála tempe¬ ratura ordinaria produciendo un silbido y rodeándose de un hu¬ mo blanco debido á la congelación de agua atmosférica. Acelerando esta ebullición por una disminución de la presión, se puede obte¬ ner el aire en estado líquido, el cual esperimenta esta transforma¬ ción á una temperatura aun más baja que aquella áque se licúa el oxígeno. Al volatilizarse el aire el ázoe se escapa primero. Colo¬ cando en un tubo de ensayo unos 60 á 90 centímetros cúbicos de aire líquido se observa que una astilla de madera que tenga unos puntos en ignición no arde, aunque se la introduce en el tubo. 214 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA basta tanto que la mayor parte del ázoe no se haya volatilizado, lo que tarda más órnenos unos cinco minutos. Las propiedades mag¬ néticas del oxígeno líquido son manifiestas ; echando un poco en una copa hecha de sal común en la que asuma el estado esferoidal y colocándola debajo de los polos de un electroimán poderoso, se ve que cerrando el circuito el oxígeno salta de la copa y se ad¬ hiere á los polos uniéndolos entre sí. Permanece así adherido y en ebullición hasta que se interrumpe la corriente, cuando vuelve á caer en la copa. Usando un solo polo puede sacarse el oxígeno lí¬ quido de un tubo ; comparando con el fierro el oxígeno líquido es cerca de mil veces más magnético. El aire líquido también se ad¬ hiere á los polos de un imán, sin que se produzca una separación entre el ázoe y el oxígeno. El fósforo sumergido en el oxígeno lí¬ quido no es atacado: una plancha fotográfica sumergida en el mismo líquido conserva su sensibilidad por la luz. En otra conferencia desempeñada por el Profesor Dewar, el 20 de Enero del año corriente, se dió cuenta de los nuevos estudios sóbrela licuación del oxígeno y del aire y de las investigaciones hechas con el objeto de resolver varios poblemas referentes á las propiedades eléctricas y ópticas de gases á bajas temperaturas. Dewar ha podido disponer de grandes cantidades de gas licuado favorecido por un subsidio de dinero dado por una de las ricas corporaciones que existen en la metrópoli británica. En una expe¬ riencia Dewar tomó el etileno licuado y demostró que ese líquido hierve á — 100°, depositándose inmediatamente una capa de hielo sobre el matraz. Por la aplicación del calor se aumenta la rapidez de la ebullición. Haciendo hervir el líquido en una esfera con cue¬ llo tubular, escapa bajo la condición de gas ; la cantidad de gas puede servir como medida del calórico absorbido por el líquido durante su evaporación. En la experiencia referida se desfilaba á razón de 350 centímetros cúbicos por minuto, estando el matracito rodeado de aire encerrado en un espacio anular. Después; rodeado el tubo que contenía el etileno por un tubo mayor conteniendo anhí¬ drido carbónico licuado, cuya temperatura era 20° arriba del punto de ebullición del etileno, se evaporizaba ó razón de 70 centímetros cúbicos por minuto. Se deduce pues de esta experiencia que, si se mantiene un vaso que contiene oxígeno líquido sumergido en an¬ hídrido carbónico líquido, se conservaría por más tiempo, y era interesante saber cuál es la relación entre la conducción y la con¬ vección en cuerpos gaseosos comparada con la radiación. Tomando LICUACION Y SOLIDIFICACION DE LOS GASES 215 una esfera de cristal vaciada de aire, la que contenía otra interior llena de oxígeno líquido, la rapidez de evaporación en este caso resultó ser igual á 170 centímetros cúbicos, comparada con 840 centímetros cúbicos cuando la esfera exterior contenía aire. El eli- leno en el vacío perdió 56 centímetros cúbicos v rodeado de aire 230 centímetros cúbicos. Luego los gases licuados se conservan por un tiempo cinco veces más largo hallándose rodeados por un espacio vacío. El oxígeno líquido hirviendo a — 180° se presentó como un líquido algo celeste, ¿d echar un poco de este en una ampolla colocada dentro de otra, habiendo entre ambas un es¬ pacio vacío de aire, el volúmen de gas que destilaba bajo las mis¬ mas condiciones como el’etileno fué á razón de 70 centímetros cú¬ bicos por minuto, pero al dejar penetrar aire al espacio entre los dos vasos escapaban 500 centímetros cúbicos por minuto. El aire atmosférico se licúa como si fuera un cuerpo homogéneo, desde que el oxígeno y el aire tienen en efecto el mismo punto de licuación. Hallándose ambos en estado líquido, merece observarse que al estar expuestos á la evaporación es el ázoe que destila primero y este se disipa totalmente antes de volatilizarse el oxígeno, siendo posible en esta manera practicar el análisis del aire; operación que se practicó durante la conferencia referida. El aire líquido tiene las mismas propiedades como el oxígeno diluido, lo que fué puesto de manifiesto por medio del espectroscopio, aumentándose las fajas del oxígeno mientras se volatilizaba el ázoe de la mezcla. Llegado á este punto déla conferencia, el Profesor Dewar, haciéndo re¬ ferencia á la resistencia de los metales á temperaturas bajas dijo que los resultados obtenidos empleándose metales puros indican que al cero absoluto ya no habrá resistencia alguna. A — 200° el hierro tiene menos resistencia que el cobre. En aleaciones, sin embargo, no hay apenas cambio en resistencia. El carbón á — 200° alcanza el máximun de resistencia, mientras que, á 3500° ó sea la temperatura del arco voltáico la resistencia es — 0. La tem¬ peratura más baja que se ha podido conseguir por medios actual¬ mente en uso es — 215° no habiendo sido posible solidificar el oxí¬ geno aun á esta temperatura. La manera más satisfactoria de pro¬ ducir el vacío, según el conferenciante, es por una modificación del método de Toricelü, la que lia dado mejor resultado que por el empleo de las bombas con mercurio mejor construido. Mas recientemente, en una reunión de la Sociedad Real deLón- dres, el Profesor Dewar comunicó nuevos datos referentes al des- 216 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA arrollo de sus investigaciones sobre el aire á bajas temperaturas. Habiendo introducido algunas modificaciones en sus aparatos para obtener el vacío, él ha podido condensar el aire al estado de un sólido transparente. No se sabe aún, si este es realmente aire ver¬ dadero, solidificado ó simplemente ázoe sólido entre cujas mo¬ léculas se halla el oxígeno líquido suspendido. Hasta esa fecha, Marzo 9, el oxígeno puro resiste toda tentativa de solidificación aunque el ázoe ha podido solidificarse con facilidad relativa. De- war ha determinado los puntos de ebullición de algunos cuerpos, á la presión de un atmósfera. Anhídrido carbónico — — 80°; Protó- xido de ázoe — — 90°; Etileno = — 103o; Oxígeno = — 184°; Azoe= — 1 98° 1 ; Aire atmosférico = — 192°2; Oxido de carbono = — 193°; Deutóxido de ázoe = — 153°; Metano = — 164°; y cuando la presión es solo de un milímetro son para estos cuerpos los siguientes: CO2 — — 116; Az20= — 123°; C2H4 = — 142°; 0 = — 211°; Az = — 223°; Aire = — 207°; CO = — 211°; AzO = — 176° y CH4 = 201 °. J. J. J. K. LISTA DE LOS SOCIOS HONORARIOS Dr. Germán Burmeiste.’ -f. — Dr. Benjamín A. Gould. — Dr. R, A.Philippi. — Dr. Guillermo Rawson -j Dr. Carlos Berg. CORRESPONSALES Arteaga Rodolfo de . Montevideo. I Netto, Ladislao . Ave-Lallemant, Germán . Mendoza. | Paterno, Manuel . Brackebusch, Luis . . . Córdoba. j Reid, Walter F . Carvalho, José Carlos de . Rio Janeiro, i Strobel, Pellegrino . Denza, F . Moncalieri (Italia) Cordeiro, Luciano . Lisboa. Rio Janeiro. Palermo(It-). Londres. Parma (Ital.). CAPITAL Aberg, Enrique. Agote, Carlos. Aguirre, Eduardo. Aguirre, Pedro. Albert, Francisco. Aldao, Carlos A. Almada Luis E. Alrich, Francisco. Alsina, Augusto. Amespil, Lorenzo. Amoretti, Félix. Anasagasti, Federico. Anasagasti, Ireneo. Araoz, Aurelio. Aranzadi, Gerardo. Arata, Pedro N. Arigós, Máximo. Arnaldi, Juan B. Arteaga, Alberto de Aubone, Carlos. Avenatti, Bruno. Avila, Delfín. Badell, Federico V. Baeciarini, Euranio. Bahía, Manuel B. Baigorría, Raimundo. Bancalari, Enrique. Bancalari, Juan. Balbin, Valentín. Barabíno, Santiago E. Barilari, Mariano S. Barra, Cárlos de la. Barzi, Federico. Basarte, Rómulo E. Bastianini, Egidio. Battilana Pedro. Baudrix, Manuel C. Bazan, Pedro. Becker, Eduardo. Belgrano, Joaquín M. Belsunce, Esteban Beltrami, Federico Benavidez, Roque F. Benoit, Pedro. Bernardo, Daniel R. Biraben, Federico. Blanco, Ramón C Brian, Santiago. Brian, Santos Bosque y Reyes, F. Booth, Luis A. Bugni Félix. Bunge, Cárlos. Burmeister, Carlos. Buschiazzo, Cárlos. Buschiazzo, Francisco. Buschiazzo, Juan A. Bustamante, José L. Cagnoni, Alejandro N. Cagnoni.Juan M. Campo, Cristóbal del Campo, Leopoldo de Canale, Julio. Candiani, Emilio. Candioti, MarcialR.de Canovi, Arturo Cano, Roberto. Carbone, Augustin P. Caride, Estéban S. Carmona, Enrique. Carreras José M. de las Carrique, Domingo Carvalho, Antonio J. Casal Carranza, Roque. Castellanos, Cárlos T. Castex, Eduardo. Castro, Ramón B. Castro, Vicente. Castelhun, Ernesto. Cerri, César. Chanourdie, Enrique. Chapeaurouge, C. de. Chueca, Tomás A. Claypole, Alejandro G. Clérici, Eduardo E. Cobos, Francisco. Cominges, Juan de. Córdoba Félix. Coronell, J. M. Coronel, Manuel. Coronel, Policarpo. Corti, José S. Courtois, U. Cremona, Andrés V. Cremona, Victor. Crohare, Pablo J. Crotto, Silvano. Cuadros, Carlos S. Damianovich, E. Darquier, Juan A. Dassen, Claro C. Dawney, Cárlos. Déllepiane, Juan. Dellepiane, Luis J. Diaz, Adolfo M. Dillon, Alejandro. Dillon Justo R. Domínguez, Enrique Doncel, Juan A. Dubourcq, Hermán. Duclout, Jorge. Durrieu, Mauricio. Duhart, Martin. Duffy, Ricardo. Duncan, Cárlos D. Dufaur, Estevan F. LISTA DE SOCIOS (Continuación) Echagiie, Carlos. Eguzquiza, Rafael Elguera, Eduardo. Escobar, Justo V. Espinosa, Adrián. Etchecopar, Evaristo. Etcheverry, Angel. Ezcurra, Pedro Ezquer, Octavio A. Fernandez, Daniel. Fernandez, Honorato. Fernandez, Ladislao M. Fernandez. Pastor. Ferrari Rótulo. Ferrari, Santiago. Fierro, Eduardo. Figueroa, Julio R. Fleming, Santiago. Friedel Alfredo. Forgues, Eduardo. Fox, Eduardo Frogone, José I. Frugoue, José V. Fuente, Juan de la. Gainza, Alberto de. Gallero, Alfredo. Gallardo, Angel. Gallardo, José L. Garcia, Aparicio B. García, Tomas B. Gastaldi, Juan F. Gentilini, Pascual. Ghigliazza, Sebastian. Giardelli, José. Gilardon, Luis. Giménez, Joaquín. Girado, José I. Gírondo, Juan. Gómez, Fortunato. González, Arturo. González., Agustín. González del Solar, M. González Velez, Alej. Gorbea, Julio Gramondo, Ernesto. Guerrico, José P. de Guevara, Roberto. Guglielmi, Cayetano. Gutiérrez, José María. Hainard, Jorge. Hary, Pablo Herrera Vegas, Rafael. Hidalgo, Martin Huergo, Luis A. Huergo, Luis A. (hijo). Hughes, Miguel. ’ Igoa, Juan M. Irígoyeu, Guillermo, lsnardi, Vicente, lturbe, Miguel. Iturbe, Atanasio. Jaeschke, Víctor J. Jameson de laPrecilla. Jauregui, Nicolás. Krause, Otlo. Kyle, Juan J. J. Labarthe, Julio. Lafterriere, Arturo. Lagos, Bismark. Lange, Enrique S. Langdon, Juan A. Lanús, Juan. C. Lara, Alfredo. Larguía, Carlos. Lavalle, Francisco. Lavalle, José F. Lazo, Anselmo. Leconte, Ricardo. Lederer, Julio. León, Rafael. Limendoux, Emilio. Lizarralde, Ramón. López Saubidet, P. Loudet, Osvnaldo. Llosa. Alejaldro. Lucero, Apoinario. Lugones, Arturo. Lugones Velasco, Sdor. Luro, Rufino. Ludwig, Carlos. Lynch, Enrique. Lynch Arribálzaga. F. Machado, Ángel. Madrid, Enrique de Madrid, Samuel de. Mallol, Benito J. Mamberto, Benito. Marini, A. Martínez, Carlos. E. Maschwitz, Carlos. Massini, Cárlos. Massini, Estevan. Matienzo, Emilio. Mattos, Manuel E. de. Maupas, Ernesto. Mendez, Teófilo F. Meyer, Bernardo. Meza, Dionisio C. Mezquita, Salvador. Mignagüy, Luis P. Mohr, Alejandro. Molina Civit, Juan. Molina Salas, Cárlos. Molina y Vedia Julio. Molinari, José. Molino Torres, A. Molteni, José F. Mon, Josué R. Montes, Juan A. Morales, Cárlos Maria. Moyano, Cárlos M. Murzi, Eduardo. Nocetti, Domingo. Nocetti, Gregorio. Nougues, Luis F. Ocampo, Manuel S. Ochoa, Arturo. Ochoa, Juan M. O Donell, Alberto C. Olivé, Emilio R. Olivera, Cárlos C. Olmos, Miguel. Orzabal, Arturo. Otamendi, Eduardo. Otamendi, Rómulo. Otamendi, Alberto. Otamendi, Juan B. Padilla, Emilio H. de Padilla, Ernesto E. Palacios, Alberto Palacio, Emilio. Páquet, Cárlos. Pasalacqua, Juan V. Pawlowsky, Aaron. Peilegrini, Enrique Pelizza, José. Peluffo, Domingo Peyret, Alejo Pereyra, Horacio. Pereyra, Manuel. Philip, Adrián. Piaña, Juan. Piaggio, Pedro. Pico, Octavio S. Pico, Pedro P. Pirovano, Ignacio. Pirovano, Juan. Posadas, Vicente Puíggari, Pió. Puiggari, Miguel. M. Quadri, Juan B. Quijarro, José A. Quiroga, Atanasio. Ratto, Leopoldo. Rebora, Juan. Recalde, Felipe. Real de Azúa, Cárlos Riglos, Martiniano. Rigoli, Leopoldo. Roux, Alejandro Rodríguez, Andrés E. Rodríguez, Luis C. Rodríguez, Miguel. Rodríguez de la Torre, C. Rojas, Estéban C. Rojas, Félix. Romero, Armando. Romero, Cárlos L. Roselti, Emilio. Pmspide, Juan. Rostagno, Enrique. Ruiz, Hermógenes. Ruiz de los Llanos, C. Ruiz, Manuel. Ru francos, Ceferíno. Sagasta, Eduardo. Sag-astume, Demetrio. Sagastume, José. M. Saguier, Pedro. Salas, Estanislao. Salas, Juiio S. Salvá, J. M. Samper, Sebastian Sánchez, Emilio J. Sanglas, Rodolfo. San Román, I berio. Santillan, Santiago P. Senillosa, Juan A. Señorans, Arturo 0. Sarrabaviouse, Eugen. Saralegui, Luis. Sarhy, José. V. Sarhy, Juan F. Scarpa, José. Schneidewind, Alberto Schickendantz, Emilio. Sehrdder, Enrique. Schwartz, Felipe. Scotli, Cárlos F. Segovia, Fernando. Seguí, Francisco. Selstrang, Arturo. Serna, Gerónimo déla Schaw, Arturo E. Schaw, Cárlos E. Silva, Ángel. Silveira, Luis. Simonazzi, Guillermo. Siri, Juan M. Sirven. Joaquín. Solá, Rúcardo. Soldani, Juan A. Sota, Alberto de la. Spika, Augusto. Stavelius, Federico. Stegman, Cárlos. Taboada, Miguel A. Taurel, Luis. Tessi, Sebastian T. Tbedy, Héctor. Thompson, Valentín. Torino, Desiderio. Treglia, Horacio. Tresseus, José A. Unanue, Ignacio. Urraco, Leodoro G. Valle, Pastor del. Varaugot, Avelino. Varela Rufino (hijo) Vedoya, Joaquín J. Vernet Cilley, Luis. Victorica y Soneira, J. Vidart, E. (hijo) Viuela, Baldomero. Viglione, Marcelino. Viñas, Urquiza Justo. Villanueva, Bernardo. Villegas, tíelisario. Vineut, Pedro Wauters, Cárlos. Wauters, Enrique. White, Guillermo. Williams, Orlando £. Zamudio, Eugenio. Zavalia, Salustiano. Zeballos, Estanislao S. Zunino. Enrique. ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTIFICA ARGENTINA COMISION REDACTOR A Presidente. . ... . Ingeniero Jorge Duclout, Secretario . Señor Armando Romero. f Ingeniero Manuel B. Bahía. Vocales . . . .] Dor Atanasio Quiroga. ( Señor Félix Lynch Arribálzaga. ABRIL-MAYO 1893. — ENTREGAS IV-Y.-TOMO XXXV PUNTOS Y PRECIOS DE SUSCRICION LOCAL DE LA SOCIEDAD, VICTORIA, 1492 (2o piso), Y PRINCIPALES LIBRERÍAS Por mes, en la Capital, Interior y Exterior, inclnso porte . 8 m/n 1.50 Por año, en la Capital, Interior y Exterior incluso porte . » 13.00 La suscricion se paga anticipada BUENOS AIRES IMPRENTA DE PABLO E. CONI É HIJOS-, ESPECIAL PARA OBRAS 680 — CALLE PERÚ — 680 JUNTA DIRECTIVA Presidente . Ingeniero Jorge Duclout. Vící -Presidente Io Doctor Juan J . J. Kyle. Id. 2o Capitán Arturo Lugones. Secretario . Señor Armando Romero. Tesorero . Señor Sebastian Ghigliazza. / Ingeniero Demetrio Sagastume. i Ingeniero Horacio Pereyra. Vocales . Señor José Victorica y Soneyra. / Señor Ernesto Maupas. \ Señor Alberto Otamendi. INDICE DE LA PRESENTE ENTREGA I. — CURSO DE ELECTRICIDAD INDUSTRIAL, por Manuel S5. Baltia (ConiinuacionJ . II. — LA FERMENTACION DE LOS AZUCARES ARTIFICIALES, por Juan J. J. Myle. III. - LA REGION AURIFERA EN LA TIERRA DEL FUEGO, por M. Seño reí. IV. - EL GÉNERO SAPROMYZA EN AMÉRICA, por Félix Ijyneli Arri- l>á Izaga* A LOS SÓCIOS Se ruega á los señores socios comuniquen á la Secreta¬ ría de la Sociedad su ausencia, cambio de domicilio, etc., y cualquier irregularidad en el reparto de los Anales ó cobro de la cuota. Se ruega también á los que tengan en su poder obras prestadas pertenecientes á la Biblioteca de la Sociedad, se sirvan devolverlas á la brevedad posible, á fin de anotar¬ las en el catálogo. CURSO DE ELECTRICIDAD INDUSTRIAL (Continuación) 70. Aplicación de la ley de Olim al caso de un circuito heterogé¬ neo. — Consideremos dos conductores cib y be de resistencias Ri y R2, en contacto en el punto b, y cuyas extremidades libres a y c están mantenidas á potenciales constantes Yj y Yo por un artificio cualquiera. Nacerá una corriente del punto de potencial más elevado hácia el punto de potencial más bajo. Sea Vi > Y*: En el punto de contacto b, se produce una fuerza electromotriz E medida por la diferencia de los potenciales V/ y V2' de los dos lados de la superficie de separación. Sea V>V; se tiene E = V — V. Apliquemos la ley de Ohm á los dos trozos ab y be, notando que la electricidad, no pudiendo ser acumulada ni sustraida en el punto b durante el régimen permanente, la intensidad de la cor¬ riente debe ser necesariamente la misma, en los dos conductores. Se tendrá t-R-V-V-R Ri R2 ANAL. SOC. CIENT. ARG. T. XXXV 15 “218 ANALES DE L4 SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA De aquí Vt — V Rx Ya — v+ v— V2 Ri + ID Y2 ' — v2 r2 Yi — Ya' + Y2' — Y2 _ Y2f- Y, Ri + R2 R. T _ Va V2 — (Va ' V2 ') = I y como resulta Si V,' > Ya', y entonces I = Ra + R 2 Ya'— V8'=E Ya — Yo — E Ri + Va'- V2'=-E Va — Yo + E R> + R2 De una manera general se tendrá la relación Vi — Yo + E I Ri + Ro siendo tomada la fuerza electromotriz E con el signo -j- ó el signo — según que ella produzca una subida ó un descenso de potencial en el sentido de la corriente, es decir, según que ella tienda á au¬ mentar ó á disminuir la intensidad. Por extensión, si hay varios conductores en contacto, siendo Ej Eo E3 ... las fuerzas electromotrices Rx R, R3 ... las resistencias, se tendrá T Ya - V2 + DE 1 = - rrr; - » deduciéndose los signos de las fuerzas electromotrices de la regla precedente. CURSO DE ELECTRICIDAD INDUSTRIAL 219 Si se liga directamente los conductores extremos, se tendrá Sabemos que 2¡E es nulo á menos que baya en los puntos de conexión desigualdades de temperatura ó acciones químicas. 71. Representación gráfica. — Consideremos el caso de tres con¬ ductores. Llevemos sucesivamente sobre el eje de las x longitudes proporcionales á sus resistencias R,, R2, R3 (fig. 37). Sea aa'= Va. Del punto a' tracemos la recía ci'b' inclinada un ángulo a, tal que tang y. = 1. Si la fuerza electromotriz de contacto Ej es positiva, llevémosla según b'b" y de b" tracemos la paralela b"c' á a'b' . La fuerza electromotriz de contacto E, supuesta negativa, será tomada en c'c" y la nueva línea c"d' limitará al potencial cid' del punto d. 72. Diversas expresiones de la resistencia. — Io En función de su longitud y de su masa. Sea M la masa de un conductor, o la densi¬ dad, l la longitud, s la sección. Se tiene M = Isb M S~~ lo 1 _ lo s ~ M y como r=i=íl es Me 2o En función de su longitud y de su diámetro. Si d es el diámetro cd 2* R = 1.273 220 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA LECCION SÉPTIMA CORRIENTE ELECTRICA 73. Leyes ele Kirchhoff. — Se da el nombre de leyes de Kirch- hoff á dos reglas, la una evidente cuando se asimila la corriente eléctrica á una corriente fluido, la otra deducida de la ley de Ohm, que permiten resolver el caso de los circuitos eléctricos más com¬ plicados. Primera ley. En todo nudo de una red de corrientes, la suma algebráica de las intensidades es nula (íig. 38). Esta regla expresa simplemente el hecho de que la electricidad no puede ser ni acumulada, ni sustraída en los puntos de concur¬ rencia de los conductores. Las intensidades son consideradas como de signos contrarios según que se aproximen ó se alejen de un nudo. Segunda ley. En todo circuito cerrado, la suma algebráica de las fuerzas electromotrices es igual á la suma algebráica de los pro¬ ductos de las intensidades por las resistencias de los conduc¬ tores. Sea un circuito abed tomado en una red de conductores (fig. 39). Representemos por ix, i2, %, f4, las intensidades de las corrientes cuyos sentidos están marcados por las flechas; por ru r2, r3, r4, las resistencias y por eu e2, e3, e4, las fuerzas electromotrices fi¬ guradas por rayas paralelas desiguales. El signo + indica el lado hácia el cual cada fuerza electromotriz tiende á producir un incre¬ mento de potencial. Sean vu v2, v3, vk, los potenciales en los nudos a, b, c, d ; se tendrá, en virtud de la fórmula CURSO DE ELECTRICIDAD INDUSTRIAL 221 de donde resulta — hr2 + hr3 — i¿r 4 = — ex + e2 — e3 — e4 de donde, en fin SzV = Se. Los signos que hay que atribuir á las intensidades y á las fuerzas electromotrices se determinan fácilmente : se sigue el circuito en el sentido del movimiento de las agujas de un reloj ; se afecta del signo + á las corrientes dirigidas en este sentido y del signo — á las dirigidas en sentido contrario. En cuanto á las fuerzas electro¬ motrices, se les atribuye signos 4- ó — , según que ellas dan lugar, en el sentido adoptado, á un aumento ó á una disminución del potencial. 74. Aplicación á las corrientes derivadas. — La red de circuitos, representada por la figura 40, comprende conductores homogéneos de resistencias rt r2 r3 que acaban en los mismos puntos a y b los cuales están ligados por un conductor de misma naturaleza que comprende á una fuerza electromotriz, química e. Sea p la resis¬ tencia de esta parte del circuito. La fuerza electromotriz produce una corriente cuya intensidad es I en el conductor principal. Esta corriente se divide en tres otras corrientes llamadas corrientes derivadas. Los tres conducto¬ res que unen á a y b se llaman derivaciones. Sean it i2 i3, las intensidades de las corrientes derivadas. Por la primera ley de Kirchhoff tenemos en a I — ix -f- i2 -f- i3. La segunda ley de Kirchhoff aplicada á las derivaciones, nos da ixr i — i2r2 = 0 iiV i — hn = 0 de donde bTi = %%r2 = i2r3 que se puede escribir . . 1 . . \ . . \ %\ , 1 - , - ^3 • ' De aquí se deduce 222 ó bien ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA = I I \ \ - 4- - + ~ n r2 r3 Para el circuito formado por el conductor principal y la deriva¬ ción se tiene I p + V’i = e de donde fp'i = e — I p que reemplazado en la ecuación anterior da e — Ip — I : (- + -+- \n r2 rg ó bien y en fin La expresión e — I? I i\ r2 r3 e = I I \ 1 1 ■ — 1 — + — r i r2 r3 1 - + - + - n r2 r3 + 1? + p 1 = P + \ - +- + - rx r2 rz 1 rx r, r3 representa la resistencia combinada de los tres conductores deriva¬ dos de resistencias rx r2 rg, que llamaremos p\ es decir , _ 1 _ rxr2rz ? _ 1 , I i i ?'2r3 + + ?V’2 n r8 r3 CURSO DE ELECTRICIDAD INDUSTRIAL 223 Si son n resistencias se tiene _ _ _J _ _ _ ?W3 • . . rn_,rn _ _ I I I I i , , _L , j_ ~ »V3 • • • rn-irn + nrz . . . rn_1rn 4- . . . r, r2 ‘ ^ rn_1 rn Si fueran sólo dos se tendría „ , __ 1 _ i\r2 ' * I + 1 + r2 rl ~t~ r2 Si fueran n derivaciones iguales 0/ = l = r 1 n n r La intensidad total es entonces e I = P + p' .i r ^ n la cual aumenta cuando aumenta el número n de derivaciones. Supongamos que haya dos derivaciones cualesquiera ; hallemos las intensidades ilt i2. Tenemos ó bien de donde hrl - ^2r 2 4 __ n i2 r j h ~f~ _ ri 4~ r2 i2 i\ h ~h h — 1, I ri 4“ r2 lo : + r-> y como m ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Pero e e (ri + r2) P (n -t- r¿) + nn y entonces reemplazando en lugar de I en la anterior se tiene Si son n derivaciones diferentes se tiene P Si son iguales las derivaciones se tendrá e que muestra que cuando crece el número n de derivaciones la in¬ tensidad de cada una délas corrientes derivadas disminuye. Consideremos el caso que representa la figura 41 . S y G son las resistencias de las dos derivaciones ; is é ig son las respectivas intensidades de las corrientes derivadas, cuya suma es I - ig 4" %• Se desea saber qué valor ha de tener S para que ig sea una \ fracción - de la intensidad I. n Según lo que hemos visto se tendrá % — _ r__ T a ~ S + G Si ig ha de ser - de I, es evidente que se debe tener CURSO DE ELECTRICIDAD INDUSTRIAL 225 de donde nS = S + G S (» — 1) = G y finalmente G n La resistencia del conjunto de las derivaciones es Gl S-f G n SG G Multiplicando por n la intensidad ig se tiene á la total I pues 75. Puente ele Wheatstone. — Supongamos que entre dos puntos a y c de un circuito eléctrico se establezca dos derivaciones abe y aele (fig. 42). Unamos dos puntos b y d de estas derivaciones que estén al mismo potencial Y, por un hilo metálico en el cual esté intercalado un aparato destinado á comprobar el paso de una corriente. El aparato no indicará corriente alguna desde que b y d están al mismo potencial Y. Llamemos N, D, F y x las resistencias de los segmentos da, ab, be, cd cuando por bel no pasa corriente alguna ; it la intensidad de la corriente en abc\ i2 la intensidad de la corriente ade ; \a y Yc los potenciales en a y en c respectivamente. Ten¬ dremos según la ley de Ohm V- Ve F x y dividiendo miembro á miembro las ecuaciones Ya — Y _ Y — Vc D F Yq - Y Y - Vc N X 226 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA resulta N _ _ x. Ü F de donde que daría á la resistencia de segmento cd en función de la resis¬ tencia de los segmentos ad, ab, be. En esto se funda el instrumento denominado puente de Wheat- stone. La figura 43 es el diagrama del puente de Wheatstone que describiremos en detalle oportunamente. Sobre ad están intercaladas ciertas resistencias, que hay también en ab simétricamente dispuestas respecto al punto a. En be se suceden una série de otras resistencias convenientemente elegidas. Se intercala ó se excluye resistencias por medio de clavijas, ex¬ traídas ó introducidas entre los extremos de cada una de ellas. N, D y F representan la suma de las resistencias intercaladas respec¬ tivamente sobre ad, ab y be. Las resistencias N D y F de la fórmula, se suceden en el orden N D F; la resistencia x une las extremidades libres de los brazos N y F. ENERGÍA DE LA CORRIENTE ELÉCTRICA 76. Expresión general, — En virtud de la definición del potencial eléctrico, cuando una cantidad de electricidad q pasa de un po¬ tencial Vi á un potencial V2 más bajo, el trabajo cumplido es (V, - v2) q. En el caso en que una corriente de intensidad I circula entre los puntos considerados, el trabajo por segundo, es decir, la potencia eléctrica desarrollada por la corriente, es pues [V: - 4 I. CURSO DE ELECTRICIDAD INDUSTRIAL 227 Si Yj — Yo mide á una fuerza electromotriz E, térmica ó quí¬ mica, la potencia tendrá por expresión EL 77. Aplicación al caso de un conductor homogéneo. Efecto de Joule. — Si se considera un conductor homogéneo de resistencia R recorrido por una corriente constante I, se tiene, reemplazando el valor de Yx — Y2 en la expresión de la potencia eléctrica desarrolla¬ da por la corriente (Vx — lo) 1 = 12R. El trabajo desarrollado en un tiempo t, es W = PR¿. Joule ha verificado experimentalmente que este trabajo es ente¬ ramente transformado en calor en el seno del conductor. Una de las más útiles aplicaciones del efecto de Joule es la lám¬ para eléctrica de incandescencia, en la cual la corriente calienta á un filamento de carbón, colocado en una ampolla de vidrio privada de aire á fin de evitar la combustión. 78. Caso de conductores heterogéneos. Efecto de Peltier. — Sean va¬ rios conductores Rj R2 R3, sin acción química los unos sobre los otros; llamemos I la intensidad de la corriente que los atraviesa ; Ex y E2 las fuerzas electromotrices de contacto. En virtud de la ley de Joule, el calor desarrollado por segundo en cada uno de los conductores respectivamente, PRx , 1% , PR3 . En los puntos de unión hay además, variaciones bruscas de potencial Ex, E2 que corresponden á potencias Ex I, E2 1. El incre¬ mento de potencia de la corriente será negativo, si los poten¬ ciales bajan en el sentido de la corriente; será positivo en el caso contrario. Peltier comprobó en el primer caso un calentamiento del punto de unión ; en el segundo, un enfriamiento. Estas varia¬ ciones caloríficas son iguales y contrarias á las variaciones de energía del flujo eléctrico. 41 contrario del efecto de Joule, se ve -que el efecto de Peltier depende del sentido de la corriente y que cambia de signo con este último. 228 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Para mostrar el efecto de Peltier, hay que evitar que el calor des¬ arrollado por los conductores, en virtud del efecto de Joule, no oculte á las variaciones de temperatura, generalmente débiles en los puntos de unión. Se llega á esto, empleando corrientes poco intensas y cubriendo los puntos de unión de un cuerpo muy fusi¬ ble como la cera. Se comprueba la fusión de la cera para una corriente de sentido determinado y la solidificación, para una cor¬ riente inversa. He aquí unos bellos experimentos sobre el efecto del Peltier. Sea una soldadura fierro y cobre colocada en el agua mantenida á cero. Si se hace pasar una corriente débil de cobre al fierro, hay ab¬ sorción de calor y se ve formarse hielo al rededor de la soldadura. Si se hace pasar la corriente en sentido contrario el hielo funde. Se puede hacerlos dos experimentos al mismo tiempo intercalando un hilo de hierro entre dos hilos de cobre y rodeando la primera soldadura de agua líquida á cero y la segunda de hielo á cero. Se produce tanto hielo al rededor de la primera soldadura, como se funde alredor de la segunda. Resulta de la ley de los contactos sucesivos, que en un circuito cerrado donde no se mantiene diferencias de temperatura por fuen¬ tes de calor, la suma algebráica de las fuerzas electromotrices de contacto es nula y por consiguiente la suma de los efectos de Peltier lo es igualmente. 79. Efecto de Thomson. — Sir W. Thomson ha mostrado que un fenómeno del género del efecto Peltier se produce sobre un conduc¬ tor cuyos diversos puntos no están á la misma temperatura. En una barra de cobre AB cuyas extremidades Ay B son mantenidas á cero y un punto intermedio C á una temperatura superior T, el potencial va creciendo de una manera continua de A á C y decre¬ ciendo en la misma cantidad de G á B. Resulta de aquí que mar¬ chando la electricidad de A á B, absorbe calor de A á C y lo des¬ prende en una cantidad igual de C á B, de suerte que el efecto final se traduce en un transporte de calor en el sentido de la co¬ rriente. Con el fierro el efecto es inverso : el potencial va creciendo en el sentido en que la temperatura aumenta y hay desprendimiento de calor de A á C y absorción de una cantidad igual de C á B ; en fin, transporte aparente de calor en sentido inverso de la corriente. Basta para poner al fenómeno en evidencia, tomar una barra CURSO DE ELECTRICIDAD INDUSTRIAL 229 homogénea y hacer pasar por ella una corriente un poco intensa. Estando á cero grados las dos extremidades, se mantiene al punto medio C á una temperatura constante, 1 00° por ejemplo. En dos puntos M y M' simétricos con relación al punto C, las temperatu¬ ras deberían ser idénticas sin el efecto considerado. Con el cobre, la plata, el zinc, el cadmio, el antimonio, se encuentra la tempera¬ tura más elevada en M ' que en M ; más baja al contrario en M ' que en M con el estaño, el aluminio, el platino, el bismuto. El plomo es el solo metal que no da efecto alguno. Se dice que los primeros son positivos, los segundos negativos y el plomo neutro. Para los metales positivos, hay transporte de calor en el sentido de la cor¬ riente; para los metales negativos, en sentido contrario. 80. Efecto químico de la corriente. Leyes de Faraday y de Bec- querel. — Cuando la corriente eléctrica atraviesa á un compuesto líquido, gracias á electrodos ó conductores sumergidos en él y man¬ tenidos á potenciales diferentes, se observa, además de los calenta¬ mientos debidos á los efectos Joule y Peltier, una descomposición del líquido. Los elementos separados van á los electrodos con ios cuales se combinan en ciertos casos. Esta descomposición se llama electrólisis y el cuerpo descom¬ puesto se llama electrólito. El electrodo á potencial más elevado, por el cual entra la corriente, es el electrodo positivo ó el anodo, el otro es el electrodo negativo ó cátodo. Los productos de la des¬ composición son los ions. La electrólisis está regida por las leyes de Faraday : I. Los pesos de ions depositados y del electrólito descompuesto son proporcionales ál as cantidades de electricidad que han atravesado al líquido. II. Cuando varios electrólitos son atravesados por la misma cor¬ riente los pesos délos diversos ions puestos en libertad son entre si como los equivalentes químicos de estos ions. El equivalente electroquímico, de un ion ó de un electrólito es el peso de este cuerpo depositado ó descompuesto por la unidad de cantidad electricidad. Sea ^ el equivalente electroquímico del agua, por empleo ; z' y z" los equivalentes electroquímicos del hidrógeno y del oxí¬ geno respectivamente ; Q la cantidad de electricidad que ha des¬ compuesto un peso Pa de agua, poniendo en libertad un peso 230 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Vh de hidrógeno y un peso P0 de oxígeno. Se tiene entonces P * = *' Q Po = a' Q P a = (3 ' + 2") 0 = %ci Q- Si se quiere conocer la intensidad déla corriente 1 constante que en la electrólisis del peso Pade agua ha pasado en un tiempo t , se tendrá, recordando que y entonces Q = If y en fin En la electrólisis del agua el hidrógeno aparece en el cátodo ; mientras que el oxígeno aparece en el anodo. En general, si el cuerpo á descomponer contiene hidrógeno ó un metal, el hidrógeno ó el metal se depositará sobre el cátodo. Si el cuerpo á descomponer no contiene ni hidrógeno ni metal, pero si contiene oxígeno, este último se desprenderá sobre el ánodo y el resto sobre el cátodo. Para la producción de la electrólisis se requieren tres condicio¬ nes: que la corriente actúe bajo una fuerza electro-motriz sufi¬ ciente; que el cuerpo sea conductor déla electricidad, y que éste sea líquido ó á lo menos que esté en estado pastoso. Así el vidrio al rojo da signos evidentes de descomposición, porque se hace á la vez conductor y pastoso. Ley de Becquerel. — En la electrólisis se supone que el ion que va al cátodo es electro-positivo y el que va al anodo es electro-negativo. En el caso en que dos cuerpos forman entre ellos combinaciones múltiples, la descomposición de éstas es gobernada por el ion elec¬ tro-negativo. Asi, en las electrólisis de las combinaciones PN, PN2, P2JN3 donde P es un metal yN un metaloide, una unidad de cantidad de electricidad desprende un equivalente electro-químico de N y pesos iguales á un equivalente electroquímico de P, multiplicado por 1 , V8, 2/3. CURSO DE ELECTRICIDAD INDUSTRIAL 231 81 . Hipótesis de Grotthus. Hipótesis de Clausius. — Si se admite que las moléculas de un electrólito están formadas de grupos de elementos que llevan cargas de electricidad contrarias, pudiendo, según Maxwell, ser debidas á la fuerza electromotriz de contacto, en el momento de la introducción de los electrodos los elementos ó ions positivos se orientarán hácia el cátodo y los elementos negativos hácia el anodo. Esta polarización se producirá según las líneas de fuerza del campo creado en el seno del líquido por los electrodos. Si la intensidad del campo es suficiente para vencerá la afinidad química del compuesto, los ions próximos á los electrodos son libertados, mientras que, en las moléculas in¬ termediarias del líquido, hay simplemente cambio de elementos. Se explica así por qué los productos de la descomposición sólo apare¬ cen en los puntos de entrada y de salida de la corriente. La carga eléctrica llevada por segundo por los iones positivos al cátodo representa á la intensidad de la corriente lo que rinde cuen¬ ta de la primera ley de Faraday. Para justificar á la segunda ley, basta admitir que los elementos electro-negativos de los diversos electrólitros tienen todos la misma carga eléctrica. Para Clausius, las moléculas que componen á los cuerpos están en un estado de agitación continua ; pero mientras que las escur¬ cones de cada molécula están limitadas en los sólidos, ellas pue¬ den, en los líquidos, proseguirse sin límite y según direcciones cualesquiera. Asi la molécula de hidrógeno que forma parte de una molécula de agua, no está ligada invariablemente á la molé¬ cula correspondiente de oxígeno ; sino que, arrastrada en un tor¬ bellino incesante, puede abandonar á esta primera molécula de oxígeno para unirse á una molécula próxima y transportarse así, por via de cambios sucesivos, á distancias infinitamente grandes con relación al radio de actividad. En el estado ordinario, estos movimientos tienen dirección absolutamente cualquiera ; el paso de la electricidad tendría por efecto imprimirles una tendencia, en virtud de la cual las moléculas de hidrógeno descendiendo la cor¬ riente, serían conducidas hácia el electrodo positivo. Antes que esta hipótesis fuera formulada, Faraday había notado que la corriente atravesaba al agua y no podría atravesar al hielo, aunque la composición del cuerpo fuera idéntica. Concluyó de aquí, que el estado líquido permite orientarse á las moléculas de manera .de colocarse en la línea de polarización, mientras que la rigidez del estado sólido se opone á esta orientación. 232 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA 82. Aplicación ele la conservación de la energía á la electrólisis. Pila Voltaica. — Se puede considerar el fenómeno de la electróli¬ sis del punto de vista de la conservación de la energía. En una reacción electrolítica endotérmica, que absorbe energía, como su¬ cede cuando se descompone agua acidulada entre electrodos, la energía disponible de la corriente disminuye; hay en el sentido de la corriente un descenso de potencial que mide á lo que se llamo la fuerza electromotriz de polarización del electrólito. Esta fuerza electromotriz es negativa y tiende á producir una corriente inver¬ sa. Se podrá comprobar la existencia de esta fuerza electromotriz reuniendo, inmediatamente después de la electrólisis, los conduc¬ tores de platino á un aparato que permita reconocer el paso de una corriente y cerrando el circuito. Se observará una corriente dirigida del cátodo al anodo en el electrólito, y al mismo tiempo los ele¬ mentos libertados, oxígeno é hidrógeno, se recombinarán. Sir W. Thomson ha mostrado que se puede calcular la fuerza electromotriz de polarización, cuando se conoce la energía de com¬ binación del electrólito. En efecto, si no se produce ninguna acción secundaria, la potencia eléctrica absorbida, representada por el producto ei de la fuerza electromotriz de polarización por la inten¬ sidad de la corriente, es igual al calor de combinación, expresado en unidades absolutas, del peso del electrólito descompuesto por segundo. Sea p el equivalente electro-químico del electrólito ; c el calor de combinación de la unidad de peso de éste. La cantidad de calor correspondiente al peso p será v c; para Q unidades de cantidad tendremos un peso p Q y una canti¬ dad de calor pe Q = p c i t y durante un segundo será p c i. Este producto es, según liemos dicho, igual á la potencia eléctrica absorbida representada por el producto e i. Luego tendremos e i =p c i de donde e = p c. CURSO DE ELECTRICIDAD INDUSTRIAL 233 Esta expresión da la diferencia de potencial mínima de los elec¬ trodos necesaria para producir la descomposición. Se deduce de estas consideraciones un medio de separar los ele¬ mentos de diversos electrólitos mezclados. Sea, por ejemplo, una solución que contiene sulfato de zinc y sul¬ fato de cobre; como el calor de combinación de la segunda sal es menor que el de la primera, se podrá, graduando convenientemen¬ te la diferencia de potencial de los electrodos, depositar primera¬ mente al cobre, después al zinc, sobre el cátodo. Hay casos en que los iones reaccionan sobre los electrodos, dando lugar á nuevos compuestos. La energía desprendida por estas reacciones debe entrar en cuenta en el cálculo de la fuerza electromotriz necesaria para la descompo¬ sición. Consideremos el ejemplo de la electrólisis de una disolución de sulfato de cobre entre electrodos de cobre. El cobre libertado se irá sobre el cátodo y el ácido sobre el anodo, que disolverá equivalente por equivalente. La reacción en los electrodos neutraliza así al efecto químico de la corriente, de suerte que la fuerza electromotriz de descomposición es nula. Toda la energía de la corriente se tra¬ duce en el efecto de Joule, es decir, por el calentamiento del baño. Supongamos que el agua acidulada por ácido sulfúrico sea des¬ compuesta entre un ánodo de zinc y un cátodo de cobre. El hidrogenóse depositará sobre este, el oxígeno formará con el anodo óxido de zinc que se disolverá ai estado de sulfato de zinc. Pero como el calor de combinación del sulfato de zinc es superior al del ácido sulfúrico, resulta de allí una cantidad de energía liber¬ tada que se traduce en un incremento de potencial en el sentido de la corriente que mide á Ja fuerza electromotriz disponible. Esta fuerza electromotriz es E = pe — p'c', expresando pe el calor de formación de un equivalente electro-químico de sulfato de zinc, p'c ' el de un equivalente de ácido sulfúrico. Tal combinación llamada par ó elemento voltaico, es una fuente de electricidad. En efecto, si se reúne á los dos electrodos por un hilo de cobre, se comprueba que éste es atravesado por una corriente que va del zinc al cobre en el electrólito y del cobre al zinc en el circuito exte¬ rior formado por el hilo. El sentido de la corriente en el circuito exterior muestra que el cobre está á un potencial más elevado que el zinc, de donde el nom¬ bre de polo positivo ó placa positiva dado á la lámina de cobre. Por ANAL. SOC. CIENT. ARG. T. XXXV 16 234 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA oposición, la lámina de zinc se llama polo negativo ó placa nega¬ tiva. La intensidad de la corriente es donde E representa á la fuerza electromotriz y R á la resistencia del circuito que comprende á la resistencia del líquido, así como la del hilo y de ios electrodos. ( Continuará) . Li FERMENTACION DE LOS AZOCARES ARTIFICIALES La fermentación de los azúcares por la levadura es un asunto de especial interés é importancia en vista de los resultados mag¬ níficos obtenidos por Emil Fischer, que ha logrado preparar varios azúcares artificiales. Las investigaciones de Fischer tienen un in¬ terés profundo no sólo bajo un punto de vista químico, sino igualmente en su relación á los fenómenos de la fermentación y por la luz que derraman sobre da constitución de las diversas va¬ riedades de azúcar. Fischer ha conseguido preparar artificialmente no solamente los dos más importantes azúcares naturales, á saber, la dextrosa y le- vulosa; ha producido en el laboratorio azúcares que no existen en la naturaleza ó á lo menos no han sido descubiertos aún en estado natural. En efecto, Fischer ha ido más allá que la naturaleza en la pro¬ ducción de azúcares, puesto que ningún azúcar del tipo glucó- sico existente en la naturaleza contiene más que seis átomos de carbono y él ha sintetizado azúcares conteniendo 7, 8 y 9 átomos respectivamente. La producción de un azúcar del tipo glucosa no ofrece mayor dificultad, esto puede efectuarse exactamente en la misma manera como la conversión de alcohol en aldehido, esto es, por la oxi¬ dación: C2H60 + O = C2H40 + H’O (alcohol) (oxígeno) (aldehido) (agua) Ahora, si en vez de tomarse el alcohol ordinario, se emplea la 236 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA glicerina y se la somete á la oxidación, obtenemos una verdadera azúcar, susceptible de fermentación en presencia de la levadura y capaz de reducir el reactivo de Fehling. El azúcar así obtenido contiene solamente tres átomos de carbono y puede llamarse gli- cerosa ó sea C3HG03. Esta azúcar triatómica, sin embargo, pasa expontáneamente á un estado de mayor condensación, convirtién¬ dose en una glucosa hexatómica verdadera C6H1206. Esta azúcar hexatómica es el punto de partida en la preparación de los azú¬ cares verdaderos : se le ha dado el nombre de a-cicrosa ; y es inactiva con respecto á la luz polarizada. Antes de continuar trazando sus metamórfosis, conviene hacer notar una reacción que ha tenido un valor inestimable en todas las investigacio¬ nes que se relacionan con los azúcares y que ocupa ya en los laboratorios un lugar al lado del polarímetro y del reactivo de Fehling. Me refiero á la reacción entre los azúcares y el cuerpo conocido bajo en nombre de fenil-hidrazina. Esta sustancia entra fácilmente en combinación con los diversos azúcares, formándose compuestos que son fáciles de purificarse y que son especialmen¬ te útiles para identificar los azúcares diferentes. Esta fenil-hidra¬ zina, podría considerarse la piedra Rosetta de los azúcares, puesto que en manos de Fischer, ha conducido á la elucidación del grupo de azúcares exactamente como la célebre piedra dióla clave indis¬ pensable para descifrar los caractéres geroglíficos en las manos de los Egiptólogos. El cuadro siguiente demuestra el valor de dichos compuestos en la diagnosis de los azúcares: PUNTO DE FUSION Glucosazona . 205° Levógira en ácido acético glacial. Galactosazona. . . . 193° Inactiva en ácido acético. Sorbinosazona . . . 164° — — — Lactosazona . 200° — — — Maltosazona . 206° — — — Arabinosazona . . . 160° Inactiva en solución alcohólica. Xilosazona . 160° Levógira en solución alcohólica. Rhamnosazona . . . 180° — — — Gulosozona . 156° — — — LA FERMENTACION DE LOS AZÚCARES ARTIFICIALES 237 A más de la importancia de estas osazonas en la diagnosis de los azúcares, son de valor inestimable para la síntesis artificial de és¬ tos, á consecuencia de la transformación notable que experimentan al ser tratados por el ácido clorhídrico concentrado. Así : C6H10O4 (N'H'C'Eb) 2 + 2H20 = C6Hl0OG + 2CÜHG N2H:i (Glucosazona) (Agua) (Glucosona) (Fenil-hidraziua) La glucosona al ser tratada con hidrógeno naciente dá un azúcar del tipo levulosa : C6H10O3 + H2 — C6H120G (Glucosona) (Hidrógeno) (Glucosa del tipo levulosa) Conocidas ya estas trasformaciones, podemos estudiar el cuadro siguiente, el que indica las distintas fases que han conducido á la preparación artificial de los azúcares muy conocidos, la destrosa y la levulosa. 238 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTIFICA ARGENTINA o « a O O £ b£>0 a o a & eL'3 4o = f 3 ¡ "S 2 o 2 2 o O I _j - 3 o X5 O G li O £3 O M ° J2 T3 a a bJD ce o - jg ' o O - G - G - S T3 G A o -a — o c¡h- '3 S N O 2 3 T3 « be cu 3 o t» r*-J : U 5*¡ -a y) a 2 2 a o o O o G T3 O -H •- _s 1 ¡ fl 2 § -3 2 — ^ i ^ es "O | a 5 a^3 o O K 2 N o 9 O es — — O CO TO O 2 ° O 60 o2 . 0-3 a a 1 re 2 ’o f- 2 re 2a 2 „ , ¿2 be S 1 . S'S 013 S C ® < s re — ; O fe* I I 1 ""«s — -e — K3) cu S W be § 'O fl G tí, CO p 2 a reí o a o re q a 2 O p 3 *© o a _ _ ce .§•§. 2 o- 8 * 2 I o - o c o 2 2 2 2 = 2 ^ o ag e ■ 2 3 LA FERMENTACION DE LOS AZÚCARES ARTIFICIALES 239 Nadie dejará de observar la simetría admirable de esas reaccio¬ nes, pero solo al químico le es dado apreciar y admirar el genio maravilloso de la idea y la habilidad y pericia que ha requerido la ejecución del plan llevado á cabo con tanto éxito y brillo. No solamente comprendemos ahora la diferencia química entre la dextrosa y la levulosa, que antes se expresaba por las fórmulas de Kiliani : CH2OH. CHOH. CHOH. CHOH. CHOH. CHO (Dextrosa) CH¿OH. CHOH. CHOH. CHOH. CO. CH2OH (Levulosa) sino que las investigaciones de Fischer nos han dado el verdadero isómero óptico de la dextrosa, esto es : una glucosa levógira é igualmente el isómero óptico de la levulosa : la levulosa dextró¬ gira . Esta levulosa dextrógira se obtiene, como se vé en el cuadro, por la fermentación de la fructosa artificial é inactiva con la levadura de cerveza, durante esta fermentación las células de la levadura elijen las moléculas de la levulosa ordinaria descomponiéndolas en alcohol y ácido carbónico, mientras que las moléculas de la levu¬ losa dextrógira, que son una novedad, de la que no tienen expe¬ riencia los organismos de la levadura ni sus precesores, quedan intactas y sin ser alteradas. Este fenómeno es digno de observarse de una manera especial, por ser el primer caso en que se ha pro¬ bado la aptitud de las levaduras para hacer la selección entre dos isómeros ópticos. En efecto, es el primer ejemplo de la isomería óptica observado en el grupo de azúcares. Pasemos ahora al segundo grupo de descubrimientos en el de¬ partamento de los azúcares, el que comprende la síntesis de azúcar que contiene más de los seis átomos de carbono que hallamos en los azúcares naturales. El problema fascinador de construir azúcares de una magnitud molecular mayor, depende en realidad, de reacciones químicas muy sencillas y fáciles de explicarse. Cualquiera de los azúcares, sea del tipo dextrosa ó del tipo levulosa, puede combinarse con el ácido cianhídrico para formar un oxicianuro precisamente como el aldehido ó la acetona: 240 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTIFICA ARGENTINA CH3 CH3 1 1 ~h HCN = H — C — (OH) 1 CHO (Aldehido) (Acido cianhídrico) CN (Oxicianuro) CH3 CH3 1 1 / (OH) ^ c ( co + HCN = 1 I ' (CN) CH3 CH3 (Acetona) (Acidojjcianhídrico) (Oxicianuro) Estos oxicianuros, tratados por los álcalis cáusticos, nos clan los oxi-ácidos correspondientes : CH3 I H — C — (OH) 1 COOH CH3 CH3 (OH) (COOH) Para aplicar dichas reacciones á un caso típico en el grupo de azúcares tomaremos la dextrosa : CH’OH. CHOH. CHOH. CHOH. CHOH. CHO (Dextrosa) + HCN =± CH'OH. CHOH. CHOH. CHOH. CHOH. CH OH CN (Acido cianhídrico) (Oxicianuro) del que se obtiene el oxi-ácido correspondiente : CH2OH, CHOH, CHOH, CHOH, CHOH. CHOH, COOH y de este, por reducción mediante el hidrógeno naciente (amalga¬ ma de sodio), se obtiene el correspondiente azúcar : CH’OH. CHOH, CHOH, CHOH, CHOH, CHOH, CHO la que contiene siete átomos de carbono y la que podemos llamar heptosa. De esta heptosa se puede pasar por reacciones análogas al azúcar, conteniendo 8 átomos ú ociosa y de ésta á la de 9 áto- LA FERMENTACION DE LOS AZÚCARES ARTIFICIALES 241 mesó sea de nonosa. No se ha ido más allá hasta ahora, pero debe¬ mos suponer que será posible proseguir del mismo modo, aumen¬ tando los átomos de carbono en la molécula de azúcar. Estos cuerpos nuevos ofrecen mayor interés bajo un punto de vista fisiológico que químico y ya se ha practicado ensayos para conocer cómo la levadura los afecta. Los resultados han sido muy notables, puesto que han probado que son fermentescibles los azúcares que contienen 3, 6 ó 9 áto¬ mos de carbono, mientras todas las demás, sin excepción, no se fermentan. * Terminamos llamando la atención á las especies de azúcar que la ciencia nos ha revelado hasta el presente : Triosa C3H603 . Glicerosa. Tetrosa C4Hs04 . Eritrosa. Pentosa / *Arabinosa. C5H10O5 . * Xilosa. \ * Rhamnosa (CH3, C5H905) I Glucosa * d, — l, — i. Mañosa el, — l, — i. Fructosa * el, — l, — i. Gulosa * d, — /, Galactosa el, — l, — i. * Sorbinosa * Formosa [3-Acrose Rhamnohextosa (CH3,C6HH06) I Manoheptosa Heptosa l Glucoheptosa C7H1407 . | Galaheptosa / Fructoheptosa \ Rhamnheptosa (CH3,G7Hl307) Octosa ( Manoctosa C8H1608 . ( Glucoctosa Nonosa C9HI809 . Manononosa. Nota. — El el cuadro el = dextrógira, l = levógira, i = inacti- 242 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA va á la luz polarizada. De los treinta y un azúcares que figuran en el cuadro, todos á excepción de los ocho señalados con estrella resultan directamente de los trabajos infatigables é ingenio de Emilio Fischer. Nota del traductor. — Extractado de una conferencia dada por el profesor P. F, Frankland en la Sociedad Real de Artes y publicada en el Journal de la misma Sociedad. J. J. J. K. Visita de la corbeta Magallanes á las tierras auríferas. — Fundación de Puerto Toro. — Memoria del gobernador de Magallanes. El descubrimiento de ricos yacimientos auríferos en la isla de Lennox dió á la industria del oro, en el territorio de Magallanes, un vigor y desarrollo que llamó la atención, particularmente en las costas del Atlántico. En el Pacífico la importancia de los lavaderos de las islas australes ha pasado casi desapercibida, y ello se espli- ca por los acontecimientos políticos y las escasas relaciones y corto interés comercial en esa región. Durante los últimos dos años cada vapor puede decirse ha traído desde las riberas del Plata partidas de 70 y más individuos, aus¬ tríacos de nacionalidad en su mayoría, para dejarlos en las playas de Punta Arenas, de donde han sido conducidos por goletas y otras embarcaciones á aquellas islas. Los comerciantes de la colonia les adelantan los víveres, herramientas, etc., para la explotación del oro, cobrándoles por esos elementos precios inverosímiles. Al re¬ greso, los mineros dejan buena parte del fruto de su trabajo y penalidades entre las manos de sus proveedores, llevándose el res¬ to al Plata ó á su patria, de donde nuevas partidas vendrán á reem¬ plazarlos. De este modo esta riqueza, tan chilena en su origen, ha dejado casi exclusivamente provecho á extrangeros. Enterado de esta situación al hacerme cargo de esta gobernación §n Setiembre del año en curso, dos ideas me ocuparon desde en¬ tonces vivamente : reglamentar la industria del oro, canalizando 244 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA la corriente y dirigiéndola liácia el Pacífico, y aprovechar del mo¬ vimiento originado por los lavaderos para entregar al comercio, industria y agricultura aquellas regiones, fundando colonias al sur del canal Beagle. La realización de la primera de estas ideas queda pendiente ante el Supremo Gobierno. Nuestra legislación en la materia es dema¬ siado liberal, permitiendo al primer venido sacar las riquezas na¬ turales del suelo chileno sin cortapiza y sin beneficio alguno para el país. El hecho de que los comerciantes de Punta Arenas, por falta de puerto chileno, tuvieran que tener depósitos de mercaderías en puertos extrangeros y que á éstos tuvieran que recurrir las naves en busca de provisiones, habría bastado por sí solo para legitimar la necesidad de una población chilena allá. Como la vida y prosperidad de la nueva colonia dependerá al principio casi exclusivamente de la industria del oro, y deseoso al mismo tiempo de trasmitir al Gobierno un informe sobre esto, traté desde mi llegada de obtener datos sobre la riqueza y extensión de los yacimientos. Encontrré gran contradicción de opiniones, si bien la dominante era marcadamente desfavorable al porvenir de la industria. Esperé entonces,, antes de proceder, el regreso del Amadeo, que inició sus viages á Lennox en aquel entonces. Las no¬ ticias traídas por este buque fueron desalentadoras ; todos estaban unánimes en asegurar el más pronto término de los yacimientos auríferos. Sin embargo, tenía mis dudas y había resuelto esperar nuevas informaciones, cuando la llegada del vapor con los periódi¬ cos de Santiago y Valparaíso, que registraban la noticia de forma¬ ción de grandes compañías con fuertes capitales, me obligó á ade¬ lantar al Ministerio algunas consideraciones fundadas en las in¬ formaciones recibidas. En su segundo viaje, las noticias del Ama¬ deo eran tan alarmantes que me decidieron á emprender viaje in¬ mediatamente, sin esperar la autorización ministerial, que llegó, sin embargo, antes de mi partida. La fundación de la nueva po¬ blación pasó á ser segundo término. Era preciso llevar ante todo socorro á los numerosos enfermos de escorbuto y reumatismo y prevenir los desórdenes que se temían, pues tanto los tripulantes del Amadeo como algunos mineros regresados en él, con quienes hablé personalmente, fueron unánimes en pintar con los más ne¬ gros colores la situación de los lavaderos y sus pobladores. El Go¬ bierno sabe ya que nada de esto era verdad. LA REGION AURÍFERA EN LA TIERRA DEL FUEGO 245 Embarcados en la Magallanes los elementos más indispensables para la construcción de una casa, algunos corderos y medicinas, zarpó esta cañonera á la I a. m. del Io de Noviembre, gobernan¬ do en demanda del canal Magdalena, que se abre en la Tierra del Fuego casi al frente del cabo Forward. Iban á bordo, á mas del que suscribe, el capitán Ramiro Silva, subdelegado interino de las Islas Australes; D. Eustaquio Provoste F., encargado de dirigir los trabajos de la nueva colonia, roce del bosque, construcción de las casas, corrales, etc. ; un sargento, un cabo y ocho soldados de policía. La navegación hasta el canal Beagle no ofreció novedad digna de notarse, pudiendo observar que el trazado de las cartas de na¬ vegación es muy imperfecto, especialmente en la bahía Desolada, el golfo de Los Ladrones y canal entre la isla O'Brien y la Tierra del Fuego ; pero, en general, los canales son limpios, sin peligros insidiosos. Las tierras que atraviesan ofrecen triste aspecto. Altas masas de rocas coronadas de eternas nieves, con flancos desnudos, redondeados, pulidos por el hielo y el huracán, y bases amarillen¬ tas del musgo que las viste, tachonadas de verde oscuro, casi ne¬ gro, fúnebre, por bosquecillos raquíticos, donde la orientación ó los accidentes topográficos ofrecen abrigo al desarrollo de alguna vegetación. Rara vez se divisa una playa : muros de granito y ri¬ beras inhospitalarias á uno y otro lado. Desde que se entra en el canal Beagle se nota un cambio favora¬ ble en el paisaje : las cordilleras entre las cuales corre tienen ma¬ yor altura, pero sus faldeos descienden más suavemente hasta el agua, dando lugar á vigorosa y abundante vegetación y á risueñas playas; del lado de la Tierra del Fuego, al Norte, se descuelgan, desde la cima hasta el mar, inmensos ventisqueros de grandioso efecto. El buque cruza cuidadoso entre los témpanos de capricho¬ sa forma, desprendidos de los ventisqueros por la acción de las aguas y que las corrientes llevan á medio canal. A las 6 p. m. del 2 Noviembre largamos ancla en la bahía de Ushwaia, despees de salvar con todas las precauciones necesarias la barrera de islotes, rocas y sargazos que opone á las naves que la penetran viniendo del occidente. Al amanecer de! 3 abandonamos el fondeadero, continuando por el canal Beagle. Examinamos con detenimiento la costa setentrio- nal de la isla Navarino. La bordea una empinada cordillera nevada que eleva sus cumbres de tres á cuatro mil piés de altura. Parece 246 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA difícil penetrar por estelado al interior de la isla ; sin embargo, hacia el tercio Oeste el cordon ofrece una solución de continuidad y un valle se abre cortándolo hácia el Sur ; hay en sus inmediaciones algunos accidentes de la costa que forman quizás buenos puertos donde no es posible aventurar la Magallanes , y nos contentamos con admirar desde lejos la espléndida vegetación, el bosque som¬ brío y las pampas pastosas de la ribera. Al enfrentar la parte SO. de la isla Gambles, la Magallanes tocó en un bajo de arena no marcado en la carta ni en los derroteros y desconocido del práctico que llevábamos, el señor Masías, el más conocedor de estas localidades. Eran las 8.30 a. m., hora precisa¬ mente de la bajamar y víspera del plenilunio. Se sondaron trece pies alrededor del buque; nos encontrábamos á cuatro cables de la costa de la isla de Gambles y el banco se estendía todavía cien metros hácia la opuesta ribera del canal. Mientras se efectuaba el sondage la marea subió, desprendiéndose el buque sin mayor es¬ fuerzo. Con cualquiera otra circunstancia de marea, ó en bajamar ordinaria, nos habríamos varado y se esplica fácilmente que nin¬ gún navegante hubiera notado antes el bajo. La Romanche , como los demás buques que han penetrado á estos parages, pasaron so¬ bre él sin tocar. La diferencia entre pleamar y bajamar es como de 10 piés. A las 10.30 fondeamos en puerto Hamberton, en la costa Argen¬ tina de la Tierra del Fuego. Excelente y muy abrigado fondeadero, aunque pequeño. Reside aquí Mr. Bridges, ex-misionero inglés, habitante en estos parages desde hace veinte años. A! cabo de una hora abandonamos el puerto de Hamberton con¬ tinuando lentamente y con toda la precaución requerida el exámen de las costas de Navarino. En las tierras que se estienden al sur del canal Beagle pueden distinguirse tres grupos ó archipiélagos bien determinados: el de las islas Hostes, Gordon é innumerables más pequeñas al occiden¬ te; el de la de Navarino, Picton, Lennox y Nueva y otras al oriente y por último el de las islas Wallaston con las Hermitas al SE. Las islas Hoste y Gordon son de grandes dimensiones pero cor¬ tadas de tal manera por canales que en realidad están constitui¬ das por innumerables penínsulas soldadas unas con otras por es¬ trechos istmos. Crúzanlas en todas direcciones montañas nevadas que dejan entre sí rara vez valles de mediana consideración : la vegetación es escasa y los bosques raquíticos y pobres ; no hay rios LA REGION AURÍFERA EN LA TIERRA DEL FUEGO 247 ni esteros, solo arrojos que se desprenden de las nieves para caer inmediatamente al mar. En los faldeos orientales se encuentran algunas pequeñas pampas pastosas. Contienen puertos excelentes con buenos y abrigados tenederos. El tercer grupo, las islas Wallaston y Hermitas, es continuación orográfica del anterior y la descripción hecha se le aplica exacta¬ mente. El grupo de las islas Navarino, Picton, Nueva y Lennox ofrece un aspecto enteramente diverso del de las anteriores ; hay monta¬ ñas altas de tres á cuatro mil piés, pero también anchos valles, colinas de moderada altura y pastosas llanuras, y, al abrigo de tierras altas, del occidente, prospera una rica vegetación y bien poblados bosques de excelentes maderas. Hay aquí campos para ganadería y para la agricultura. La de Navarino es la mayor del grupo, al sur del canal de Bea- gley, sólo cede en dimensiones á la de Hoste. Mide cuarenta millas de este á oeste con un ancho como de veinte. Por su costa seten- trional corre un cordon de cordillera nevada de tres á cuatro mil piés cuyas últimas ramificaciones al oriente van á morir cerca del Puerto Toro. Otras montañas la cortan en diversas direcciones, particularmente en la parte occidental, pero dejando entre ellas espaciosos valles bañados por rios de algún caudal y lagos con¬ siderables. En el resto la cubren cerros y colinas de poca eleva¬ ción con las faldas y quebradas boscosas. En la cima, los árboles son escasos pero el pasto abunda. Hácia el sur, desde Punta Gua¬ naco al norte, corre una estensa llanura que trae á la memoria las pampas patagónicas. Picton y Nueva tienen cada una de ellas una^superficie de ochen¬ ta á cien kilómetros cuadrados. Lennox es algo mayor. En las tres hay algún bosque y al parecer campos pastosos. Lennox tiene toda la apariencia de un antiguo volcan hoy apagado, cuyo carác¬ ter determina los accidentes de la montaña que domina la isla desde su medianía. La isla de Navarino, por sus dimensiones, su topografía, situa¬ ción geográfica, y condiciones de su naturaleza, está llamada á ser el núcleo agrícola y comercial de la región y en ella debe fun¬ darse la nueva colonia. En circunstancias ordinarias, atendiendo sólo á los elementos naturales del suelo, y á la excelencia de los puertos, hubiera esco¬ gido uno en la costa setentrional de la isla, dentro del canal 248 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Beagie, pues se encuentran en esa parte los mejores bosques y se abre allí un valle por el cual podría quizá penetrarse al interior de la isla. Pero la colonia estaba principalmente llamada á servir de centro al comercio y movimiento originado por la industria del oro, y ésta se desarrolla especialmente en el sur de la Navarino y en las de Lennox y Nueva. Debía, por lo tanto, ubicarse de tal modo, que llenado este fin poseyera al mismo tiempo los recursos natu¬ rales necesarios á su desarrollo y prosperidad futura. En la costa meridional no existen puertos favorables y los que se encuentran al occidente no tienen comunicación fácil con el resto de la isla, que es ahí muy montañosa. Al oriente sólo hay uno que, aunque pequeño, es muy abrigado: Puerto Toro, al Norte de cabo Bees de la carta inglesa, en 55° o' 32' de latitud y 67° 6' 10" de longitud, según las observaciones de la Magallanes. Este fué el escogido para la nueva población. Puerto Toro se halla en la bahía Olanders, formada por las islas Nueva, León, Picton y costa oriental de Navarino; se abre al Este entre dos puntas distantes una de otra como media milla ; su saco mide otro tanto. A su trente, á 4 millas, se encuentra la isla Picton. El tenedero es bueno y perfectamente abrigado contra todo viento y marejada. Hay el fondo dos pequeñas caletas que ofrecen exce¬ lente fondeadero á las goletas, con desplayos arenosos y un ria¬ chuelo. El terreno es accidentado y boscoso, pero los cerros no son muy altos, la apertura de vías de comunicación hácia el Norte, Sur ¿interior de la isla no ofrece gran dificultad. Las distancias desde Toro, son las siguientes : Isla Lennox, 10 millas. Isla Picton, 4 id . Isla Nueva, 1 6 id. Isla Wallaston, 35 id. Punta Arenas, vía canal Magdalena, 290 id. Cabo de Hornos, 55 id. El 3 de Noviembre se desembarcaron todos los elementos con¬ ducidos por la cañonera. El 4, la policía quedaba en tierra, insta¬ lada en carpas. En los días subsiguientes se dio comienzo al roce del bosque, el que marcha rápidamente, gracias á la tripulación de la Magallanes. Tan pronto como se hubo despejado una porción de terreno, se empezó la construcción de la casa por la maestranza del buque y por los individuos especiales llevados de Punta Arenas. LA REGION AURÍFERA EN LA TIERRA DEL FUEGO 249 El mismo dia llegaron dos goletas, una procedente de Lennox y otra deUshwaia; sus patrones, dueños y comerciantes, solicitaron inmediatamente terreno para construir y trasladar sus negocios al nuevo puerto. En los dias posteriores llegaron dos más que hicie¬ ron igual solicitud. El 10 dejando la maestranza en tierra y los trabajos en buena vía. zarpó la Magallanes con destino á Lennox ; quería informarme personalmente del estado sanitario de los mineros y del desarrollo de la industria aurífera que con tan negros colores nos había sido pintada por la tripulación del Amadeo en Punta Arenas. Favorecidos por tiempo magnífico, á las I I a. m. fondeamos en una caleta de Lennox, separada de la playa de los lavaderos por una puntilla. Desembarcamos, y después de trasmontar la punti¬ lla, una estrecha y revuelta playa se ofreció á nuestra vista. Al fondo de una ensenada casi semicircular, como de 700 á 800 metros de diámetro, al pié de barrancos de 25 á 30 metros de altu¬ ra, corre una playa arenosa que medirá mil metros de desarrollo por cincuenta de ancho. En su estremidad meridional se divisan multitud de carpas y ranchos hechos de ramas y musgo. Toda la playa, al pié de los barrancos, está revuelta en todos sentidos y es casi intransitable por los montones de arena y pedregullo y los heridos para la explotación. Solo hay aquí cinco ó seis faenas de trabajadores: este terreno ha sido muy explotado y lavado dos ó tres veces. La mayor parte de los piques en actividad se encuen¬ tran en las barrancas y en una quebrada al sud, por donde corre un arroyo en que están instaladas las canaletas ; calculamos en tres á cuatrocientos los mineros que hay en esta playa. Otro número igual hay repartido en el resto de la isla. Después de corta conversación con los mineros supimos que el estado sanitario era muy satisfactorio. Sólo había tres enfermos en la isla, y ninguno de gravedad. Uno de ellos tenía comienzo de es¬ corbuto, debido, según opinión general, á un exceso de economía. Todos se manifestaron contentos; no había oro en la abundancia que se imaginaban al venir, pero esperaban sacar lo suficiente. Ninguno quiso abandonar los lavaderos. Había provisiones de todo género y el vino no escaseaba. No es posible poner en duda la riqueza aurífera de Lennox. La abundancia portentosa que hizo la fortuna de los primeros espi¬ radores y los que los siguieron en 1 89 1 y comienzos de 1 892, ha dis¬ minuido extraordinariamente ; pero la estension de los yacimien- ANAL. SOC. CIENT. ARG. T. XXXV 17 250 ANALES EN LA. SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA tos más ó menos ricos es considerable. El descubrimiento del precioso metal en la isla se debe á la casualidad. Un bote salido de bahía Sloggett, tripulado por mineros, arribó á esta playa en 1886, empujado por la corriente y vientos contrarios ; pero puede decirse que á fines de 1889 vinieron sólo á darse cuenta de la ver¬ dadera importancia de los yacimientos, debido también á la casua¬ lidad ó á la buena fortuna. Otro bote, tripulado también por mi¬ neros austríacos, varó en la playa al azar del viento, á quien entregaron los que lo montaban la dirección del punto donde de¬ bían trabajar. Fueron éstos los primeros que profundizaron la labor hasta encontrar la circa á seis metros de la superficie. Hasta entonces los anteriores se habían contentado con lavar las arenas superficiales, las que mueven y renuevan el flujo y los temporales. El manto, en el punto abordado por la embarcación, resultó de riqueza fabulosa, y es fama que los primeros esploradores no se daban el trabajo de lavar, sino que sacaban á pala ó en cuchara la capa de oro, casi puro, que con un grueso de uno á dos centíme¬ tros descansaba sobre la circa. Mas, sea esto cierto ó no, el hecho es que la extracción del oro se hizo al principio de la manera más imperfecta, de tal modo que ha sido posible relavar las arenas dos veces con pingües provechos todavía. Y aún hoy dia se toma arena de cualquier monton de relaves y se le encuentra metal la¬ vándola en un plato ó chaya. En general, el oro que se saca es menudo y el sistema de bene¬ ficio es la canaleta tapizada con tripe ó la chaya. El sistema de amalgamación ha sido poco ensayado y siempre con malos resul¬ tados, al decir de los mineros. Cuando el oro es demasiado fino se abandona el manto y se busca en otra parte. Tomando en consideración las condiciones especiales de la gente que hasta hoy ha trabajado estos lavaderos, se esplica fácilmente que califiquen de pobres los yacimientos que, explotados bajo otro régimen, darían buenos beneficios. Forman entre ellos com¬ pañía de diez á doce individuos con un gefe ó capataz. Cuando no tienen los recursos necesarios recurren á un comer¬ ciante que les adelante, á precios subidísimos, los elementos para el viaje, los de trabajo y los víveres. En los preparativos y en el viaje demoran muchos días y llegados á las minas tie¬ nen que transcurrir todavía muchos otros que emplean en piques de reconocimiento hasta encontrar arenas que paguen, es de¬ cir, que den para cubrir los gastos hechos y obtener pronto LA REGION AURÍFERA DE LA TIERRA DEL FUEGO 251 una utilidad neta que les permita abandonar la penosa labor. Por eso solo dedican sus esfuerzos á los mantos que tienen el oro á la vista por decirlo así. No ha sido posible establecer la proporción del oro contenido en los mantos. Nadie se ha preocupado de ello. Cuentan los mine¬ ros que han sacado de una chayada (plato de madera para lavar, de 35 centímetros de diámetro) 800 gramos. Durante el mayor auje de Lennox, casi me inclino á aceptar la cifra de un kilogramo por metro cúbico (bien entendido que no se comprende el quijo y pie¬ dra gruesa que abunda en el manto), cifra que, por'supuesto, está muy lejos de acercarse hoy siquiera. En fin, sea cual fuere la riqueza que ha existido en esta estrecha playa de la isla Lennox, es lo cierto que está hoy muy disminuida; pero no es menos cierto que las arenas auríferas abundan en ella y en las islas Nueva, Nevarino y otras. Coincidió nuestra estadía entre los mineros con la baja mar y entonces pudimos ver un espectáculo curioso; 150 á 200 individuos buscando en las rocas que descubre la marea las pepitas y arenas auríferas depositadas por la ola y el reflujo. Y parece que la cose¬ cha es buena y diaria . El señor Yaldés, segundo comandante de la Magallanes , tuvo la curiosidad de hacer el mismo trabajo, reuniendo al cabo de me¬ dia hora como medio gramo de oro. Nadie, sin embargo, se ha de¬ dicado todavía á extraer arenas del mar. La situación de las demás faenas auríferas era más ó menos se¬ mejante á la de Lennox, según las noticias que pudimos adquirir. No teníamos, por lo tanto, razón alguna para exponer la cañonera visitando una á una aquellas faenas, en parages cuyas cartas de navegación dejan, aún mucho que desear. Preocupábanse los habitantes de Lennox de la suerte de 59 ma¬ rineros, dejados 25 dias antes por el Amadeo en Falso Cabo de Hornos, con escasos víveres, y que este vapor no había podido so¬ correr en su último viage por el mal tiempo. Decidí ir en auxilio de ellos, y á las 11 p. m. fondeábamos en la magnífica bahía Orange. Divisamos fuegos en la orilla y mandamos en el acto un bote á tomar noticias. Regresó la embarcación informándonos que había solo una corta partida de austriacos; los demás se encontraban en expedición al -otro lado de la península. Estaban ansiosos de regresar y rogaban que se les diera pasage para llevarlos á cualquiera otro punto del ar- 252 ANALES DE LA. SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA chipiélago. Esperaban á sus compañeros al dia siguiente á medio dia. El pasage fué concedido con la condición de desembarcarlos en Puerto Toro, para que de ahí se dirigieran por tierra a Punta Gua¬ naco, abriendo un camino entre ambos puntos. De esta manera se logró sin gasto alguno trazar aquella vía de vital importancia para la naciente población. En la tarde del siguiente dia estábamos de regreso en Toro. Encontramos los trabajos bien avanzados. Durante nuestra ausencia, otros comerciantes habían solicitado terrenos para construir y trasladar sus nogocios de Ushwaia al nuevo puerto. Dejamos dos carpinteros de la Magallanes para ter¬ minar la construcción del edificio, y, una vez embarcado el resto del personal de la cañonera, hizo ésta rumbo á Punta Arenas, en donde fondeó el 14 á medio dia. Así se ha dado el primer paso para abrir al comercio y á la in¬ dustria la región al Sur del canal Beagle , los lavaderos de oro y una discreta protección del gobierno unido á las leyes liberales de colonización harán lo restante. Conviene por de pronto facilitar las comunicaciones regulares con Punta Arenas subvencionando un vapor con tarifas bajas, para cargar pasageros. El nombramiento de una comisión científica que estudiara los recursos naturales del territorio es también otra de las medidas cuja utilidad se imponen. En conclusión, puedo reunir mis impresiones durante esta visi¬ ta á la extremidad meridional del territorio en esta forma : La región délas islas australes ofrece los elementos necesarios á la colonización inmediata ; sus condiciones agrícolas é industriales son muy semejantes á las de Punta Arenas, y la ganadería pros¬ pera allí tan bien como en el Estrecho. Los yacimientos auríferos son abundantes, si bien repartidos muy caprichosamente, lo que esplica las opiniones contradictorias. Esa distribución conviene al sistema actual de explotación y sólo después de sérias investiga¬ ciones podría saberse si se obtendría buenos frutos con grandes es¬ tablecimientos. En todo caso, tal como se hace, es un poderoso im¬ pulso para poblar aquellos lugares, no ha mucho tiempo desiertos, para dar vida á otras industrias. Punta Arenas, 26 de Noviembre de 1892. M. Señoret ( Boletín de la Sociedad Nacional de Minería, Santiago de Chile}. EL GÉNERO SAPROMYZA EN AMÉRICA POR FÉLIX LYNCH ARRIBÁLZAGA. Miembro de la Sociedad Científica Argentina, de la Academia Nacional de Ciencias, de la Société Francaise d' Entomologie, etc. Desde mucho tiempo atrás me ocupaba en ordenar un catálogo descriptivo de los Dípteros Sud-americanos, no solamente á fin de completar el que mi hermano Enrique dejó inconcluso, sino también con el objeto de que este arreglo preliminar facilitase mis tareas, ofreciéndome reunidos en un solo volumen los datos que se hallan diseminados en más de un centenar de obras. Prosiguien¬ do el trabajo que me había propuesto llevar á término, como pre¬ paratorio de ulteriores estudios, no pude menos que notar el número bastante crecido de Sapromyza que figuraba en mi lista de los Muscidae Acalypterce de Sud-América, no tardando en aper¬ cibirme de la dificultad que existe en deslindar con claridad las exiguas y monótonas especies de este género. A esta sazón, y debido á la amabilidad del autor, llegó á mis manos un artículo publicado por Mr. Tyler-Townsend, en el Canadian Entomologist, relativo á las Sapromyza de Norte-América, de las que él presenta una buena sinopsis. Como yo tenía bastante adelantados mis estudios sobre el género Sapromyza, ocurrióme reunir los de Mr. Tyler- Townsend con los mios y coordinar un cuadro sinóptico completo de las especies de ambas Américas, utilizando para el caso las mejores descripciones de los autores, cüando no poseyera la especie. .Fácil es comprender que el diverso modo de juzgar los colores y la manera de expresarse de cada escritor, han opuesto no escasos 254 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA obstáculos á la realización de esta obrita, en la que, casi con segu¬ ridad, se hallarán, más adelante, no pocos sinónimos, imposibles de averiguar por el momento. No obstante las faltas que preveo habrán de encontrarse en este pequeño resúmen del género Sapro- myza en América, pienso que prestará buenos servicios á todos aquellos naturalistas que no poseen ó no puedan consultar las obras bastante numerosas en que se trata de este grupo. Buenos Aires, Mayo 30 de 1893. SAPROMYZA, Falles. Sapromyza, Fallen. Dipt. Suec. Ortalid., 30 (1820). — Meigen, Syst. Besclir. d. bek. europ. zweifl. Ins. V, 258, taf. 46, f. 6-12 (1826). — Hagenbach, Symbolae Faun. Ins. Helvetiae, 47 (1822). — Latreille, in Cuvier, Régne . anira., V, 527 (1829). — Say, Journ. Acad. Nat. Sciences, VI, 178 (1829). Wiedemann, Aussereurop. zweifl. Ins., II, 450(1830). — Macquart, Hist. nat. d. Dipt., II, 397, pl. 18, f. 12, ( 1835 ). — Curtís, British Entom., XIII, 605 (1836). — Zetterstedt, Ins. Lapp., IV, 749 (1839). — Macquart, Dipt. exot.,II, 3,344(1843). — Blanchard, Hist. nat. d. Ins., 11,489, 3(1845). — Walker, List, of Dipt., 985 (1849). — Blanchard in Gay, Hist. fis. y pol. d. Chile. Zool., VII, 445(1852). — Walker, Ins. Saunders., 371 (1856). — Rondani, Dipt. exot., 36 (1863). — Loew, Centuríae ( 1863-64 ). — Schiner, Novara Exp., II, 227 (1868). — Osten-Sacken, Catal. North Ara. Dipt., 196 (1880). — Tyler-Townsend, Canadian Entomol., 301 (1893). Minettia, Robineau-Desvoidy, Essai sur les Myodaires, 646, VI (1830). Syivia, Robineau-Desvoidy, Op. cit. , 636, II ( 1830). Lycia, Robineau-Desvoidy, Op. cit., 637, III ( 1830). Terenia, Robineau-Desvoidy, Op. cit., 640, IV (1830). Suiilia, Robineau-Desvoidy, Op. cit., 642, V (1830). Imago. Capul subhemisphaericum, frons faciesque quadratae, illa plus minusve setosa'hac nuda interdum tenuissime pruinosa ; hypostoma subdescendens, nudum, planum vel vix convexiuscu- lum ; peristoma quadratum marginibus haud prominulis. Oculi distantes, rotundi, saepius viridescentes. Ocelli 3 triangulariter dispositi. Antennae breves, deflexae, 3-articulatae ; articulis % primis brevioribus, ultimo compresso, oblongo, ápice obtuso vel subrotundo, rarissime ante apicem leviter emarginato, basi seta EL GÉNERO SAPROMYZA EN AMÉRICA 255 dorsali sparsim plumata vel pubescente instructo. Proboscis brevis, carnosa, retractilis, geniculata, dimidio basali crasso, conico, api- cali breviore et angustiore, obconico, ápice oblonge bi-labiato; la- brum corneum, elongato-conicum ; palpi maxillares elongato- clavati ápice et inferné breviter parce uni-seriatimque setosi. Tho- rax modice elongatus, sulculo medio transverso destitutus, brevi¬ ter pilosus vel setosus. Alae incumbentes, parallelae, tenuissime pilosulae, abdomine longiores, oblongae, hyalinae vel flavidae saepissime fusco-maculatae, cellula prima postica late aperta, secunda postica (s. discoidalis, V. d. Wulp. ) e nervulo trans¬ verso saepefusco-marginato clausa. Pedes sat breves, intermedii bi-ealcarati. Abdomen o-annulatum, oblongum, in mare postice paulisper attenuatum subtus reflexum, feminae ápice acumina- tum e ovipositore articulato plus minusve elongato terminatum. Sutura mediocris aut parva ; colores flavescentes, flavi, flavo- pallidi, rufescentes vel testacei. Larvae carnosae, i l-annulatae, subdepressae, sordidealbidae, antice attenuafae, posticé truncatae, subtilissime alutaceae (oculo fortiter armato spinulis minutissimis, retrorsum reclinatis, tectae videtur) ; capul retraedle palpis bi-articulatis duobus munitum, articulo primo magno, minuto, oblongo, utrinque tubérculo setuloso instructo; corporis segmentum 8um supra 4-dentatum; abdominis ápice appendiculis lateralibus % 3-articulatis stigma- tisque tubulosis t praedito. Victus in fungis et succis et putridis vegetalium et animalium. Püpae elypticae, testaceae, antice et postice emarginatae, seg- mentis duobus primis reliquis magis depressis utrinque lineóla suturali signatis. Imagines inveniuntur in silvis, locis bumidis et in fungis. Estos insectil los, cuyos colores deslucidos, que varían desde el amarillo pálido al ferruginoso, denuncian su vida oscura, sórdida y humilde,, pasan sus primeros estados entre las basuras, los hon¬ gos corrompidos y las hojas y tallos podridos; no escasean en las letrinas húmedas; algunos se multiplican entre la paja que cubre las cabañas ó los establos y otros gustan la vecindad de los pan¬ tanos. Rara vez se halla sobre las flores á estos pequeños dípteros, tranquilos, inofensivos y silenciosos que, poseidos de la soñolienta 256 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA pesadez que embarga á los Psychodidae (Tipulariae noctuaeformes ) ocultan los secretos de su vida bajo la húmeda sombra de los talla¬ res ó de las selvas, entre las cañas y juncos semi-sumergidos, en el lodo pestilente de las ciénagas, las hojas amontonadas y pegadas con su propia podre, placiéndose en absorber con singular deleite el negro licor que chorrea de los hongos descompuestos, los jugos de hedor insoportable que destilan de las substancias animales en putrefacción ó los líquidos saturados de emanaciones amoniacales que se condensan sobre los muros de los depósitos de residuos de origen animal ó vegetal. Indolentes y perezosos, se mueven á pasi¬ tos cortos, casi como deslizándose, y cuando se les quiere capturar apenas tratan de salvarse dando un corto volido, que más participa del salto que del vuelo, ó dejándose caer á tierra, donde procuran ocultarse debajo de cualquier objeto. Deponen sus huevecillos en los mismos restos putrefactos que fueron su cuna, sin afanarse en buscar nuevas comarcas donde propagar su estirpe, ni entretenerse en vagabundear sobre las flores durante los dias en que el cielo azul y el sol radiante parecen convidar á los habitantes de la tierra á retozar en las praderas esmeraltadas ó en la sombría maraña de los bosques. La clasificación de las Sapromyza presenta algunas dificultades á causa de la gran semejanza en el color que estos dípteros ofre¬ cen; sin embargo, las alas, el. abdómen, las patas y el estilo ante- nario suministran datos específicos de no escasa utilidad. Robineau- Desvoidy, ilustre historiador de los Muscidae, formó varios géneros con los Sapromyza de Fallen, pero los caractéres que propuso no tienen valor genérico, y, cuando más, pueden aprovecharse para distribuir las especies en grupos secundarios que, aunque no muy naturales, son de fácil uso para la determinación de las Sapromyza. Las divisiones de Robineau-Desvoidy pueden expresarse de la manera siguiente : 1. Corpore flavo . 3. — Corpore obscuro vel ferrugineo. Antennarum chaeto plu- mato . iMinettia. 3. Antennarum chaeto villoso vel tomentoso . 3. — Antennarum chaeto plumato. Alae puncto maculaque fu- scanis auctae . Suillia. 3. Antennae articulo 3o ápice truncato . Sylvia. — Antennae articulo 3o cylindrico ápice obtuso. Alae hyalinae. 4. EL GÉNERO SAPROMYZA EN AMÉRICA 257 4. Antennarum chaeto villoso . Terenia. — Antennarum chaeto tomentoso . Lycia. Esta distribución, aparte de alguna vaguedad en los términos « plumaio », « villoso » y « tomentoso », « truncato » y « obtuso », ofrece, desde luego, numerosas excepciones en las especies de color obscuro, en lo locante á la cerda anlenaria, pues unas la tienen fran¬ camente plumosa, mientras que en otras es ligeramente velluda ó casi desnuda. Por esta causa es que, no pudiendo servirme de ellos como subgéneros, he desechado los grupos de Robineau-Desvoidy, al redactar mi sinopsis, prefiriendo valerme de caractéres quizás más empíricos, pero de más cómodo manejo para el conocimiento de las Sapromym americanas. ESPECIERUM TABULA. 1. Thorax in fundo ochraceo, flavo, brunneo, cinéreo vel nigro, obscurius vittatus, interdum maculatus . 3. — Thorax fuscanus, ferrugineus, flavus vel rufus, ñeque vitta¬ tus ñeque maculatus . 13. 3. Alae immaculatae . £5. — Alae maculatae interdum reticulatae . H . íi. Thoracis dorso bi-vel 3-lineato . 4. — Thoracis dorso 4-lineato . C». 4. Pedes unicolores pallidi vel nigricantes . . . 5. — Pedes variegati, fulvi, geniculis tibiarum ápice tarsisque nigris. Thorax fulvus utrinque fusco-uni-vittatus. Scu- tellum haud vittatum . Alae flavae. Abdomen brunneum, segmentis basi fulvis . S. geniculata. 5. Thorax 3-lineatus, pallide testaceus lineis obscurioribus testaceo-fuscis. Pedes nigrescentes. Alaehyalinae. Abdo¬ men unicolor, nigrescens . S. Uneaticollis . — Thorax bi-lineatus, melleus, lineis dilutioribus subobsoletis. Pedes pallide flavi. Alae flavidae. Abdomen unicolor, melleum . S. resinosa. 6. Abdomen testaceum, unicolor. [Thorax luteus fusco-4-vit- tatus. Scutellum fusco-bi-fasciatum. Alae griseo-lute- scentes. Pedes albidi, postici nigro-subannulati . S. macula — Abdomen lutescens seriatim fusco 4-fariam maculatum. Thorax cinereus fusco 4-lineatus. Scutellum fusco-bi- maculatum. Alae lutescentes. Pedes- pallidi obsolete fusco-annulati . . . S. quadrilineata. K. Pedes flavescentes vel ochracei. Abdomen testaceum vel obscurum sed maculatum 8. 258 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA 7. Pedes nigri. Abdomen nigrum, nitidum. Antennae nigrae. Thorax niger obscurius 4-vittatus. Alae flavae ápice ni- gricantes . 8. Thorax bi-vel tri-fusco-lineatus . . . — Thorax flavidus seriatim nigro-maculatus. Scutellum haud vittatum flavescens. Alae fusco-reticulatae costa et ápice radiatis. Pedes flavidi femoribus subtus nigro-macula- tis. Abdomen flavidum seriatim nigro-maculatum . .... 9. Abdomen testaceum, unicolor, immaculatum . — Abdomen fuscum vel fusco-nigrum, cinéreo-, vel nigro-pun- ctatum . 10. Alae fusco-cinereae. limbo antico apicalique fuscis ; nervis transversis fusco-marginatis. Thorax scutellumque flavi¬ di anguste fusco-bi-vittati. Pedes omnes flavidi, tibiis posticis basi nigro-annulatis . . — Alae pallidae costa apiceque fuscis, hoc flavido-guttato ; venís transversis haud fusco-marginatis. Thorax scutel¬ lumque ochracei, nigro-fusco bi-vittati. Pedes fuscano- flavidi, tibiis tarsisque anticis nigro-fuscis . 11. Alae dilute subfuscae confertissime nigro-variegatae. Tho¬ rax cinereus fusco-nigro-bi-hneatus. Scutellum fusco- nigro-bi-lineatum. Pedes flavidi, femoribus tibiisque nigro-annulatis. Abdomen fusco-nigrum cinereo-macu- latum et punctatum . — Alae nigro-fuscae, vitreo-maculatae et lineolatae. Thorax obscure rufescus, obsolete obscurius tri-lineatus. Scu¬ tellum haud vittatum, fuscum. Pedes unicolores ochra- ceo-flavi. Abdomen fuscum basi pallidum, segmentis anticis transversim nigro-punctatis . S. 13. Alae hyalinae. flavidae vel ferrugineae, haud maculatae... — Alae plus minusve fusco- vel nigricante- maculatae . 13. Pedes unicolores, flavi, albidi, testacei, nigri vel nigro- fusci . — Pedes flavi, testacei vel albidi, nigro- velfusco-variegati. . 1 4¡t. Pedes fusco-nigri vel nigri . — Pedes plus minusve flavidi . 15. Abdomen unicolor, nigro-fuscum. Scutellum rufum. Pe¬ des fusco-nigri. Alae flavescentes . — Abdomen bi-color, nigrum basi rufum. Scutellum fulvum. Pedes nigri. Alae flavae fulvo-venosae . 16. Abdomen unicolor, testaceum, flavum vel fuscanum . — Abdomen maculatura, punctatum vel fasciatum . 17. Scutellum unicolor . — Scutellum ápice obscuratum vel bi-punctatum . S. longipennis. 9. S. decora. 10. 11. S. umbrosa. S. geminata. S. stictica. distinctissima. 13. 37. 14 31. 15. 16 S. nigriventris. S. nigripes. 17. 29. 1 9. 18. EL GÉNERO SAPROMYZA EN AMÉRICA 259 18. Scutellum flavum ápice nigro-bi-punctatum. Pedes pal- lide flavidi. Alae hyalinae flavo-venosae. Abdomen pal- lide flavum . S. grata. — Scutellum testaceum ápice nigrum. Pedes testacei. Alae flavicantes. Abdomen testaceum . S. porcaria. lí>. Abdomen pallide flavum vel dilutissime testaceum . SO. — Abdomen testaceum, ferrugineum, glandicolor, piceum vel fuscanum . 23. 20. Antennae palpique concolores. Macula frontali ocellari deest. 2 1 . — Antennae palpique basi flavi ápice nigri. Macula frontali ocellari nigra adest . S. vulgaris. 21. Chaeto antennarum breviter pubescente . — Chaeto antennarum longe pubescente, distincté plumato. Oculi albido-marginati. Alis pedibusque flavidis . 22. Caput albidum. Pedes albi. Alae flavidae. Chaeto anten¬ narum rufesco . — Caput flavum. Pedes pallide flavi. Alae lutescentes. Chaeto antennarum nigro basi pallido . 23. Pedes pallide flavidi . — Pedes obscurati, testacei, ferruginei vel fulvi . 2£. Caput vértice concolore ferrugineum vel testaceum . — Caput testaceum vértice fuscum. Facies plana nuda. Oculi albido-sericeo-marginati. Alae flavidae, fusco-venosae. Abdomine glandicolore . 25. Facies convexiuscula. nuda. Alae leviter flavescentes. Ab¬ domen ferrugineum . . . S. guyanensis. — Facies plana, nuda. Alae vix infuscatae. Adornen fuscanum. S. párvula. SO. Chaeto antennarum breviter villosulo, subnudo. Abdomen testaceum vel ferrugineum. 2H . — Chaeto antennarum longe piloso-plumato, nigro. Antennae fulvae. Corpore fulvo. Alae hyalinae angustissime fulvo- marginatae. Abdomen piceum . S. Amida. 2K. Caput testaceum, facie concolor. Antennae testaceae . S8 — Caput fusco-rufescum, facie aurantiaca. Antennae fuscae, chaeto nigro auctae. Alae limpidae fusco-venosae. Pedes abdomenque fusco-rufescentes . S. delicaiula. SS. Tarsi testacei tibiae concolores. Facies nuda. Alae hyalinae. S. setosa. — Tarsi dilute testaceo-fusci tibia obscuriores. Facies tenuiter albido-villosa. Alae hyalinae leviter infuscatae . S. duplicata. SO. Abdomen flavum piceo-maculatum vel nigr-o-punctatum . . 30. — Abdomen flavum incissuris atris, haud maculatura. Anten¬ nae flavae chaeto plumato auctae. Pedes pallide flavidi. Alae hyalinae vix infuscatae . . S. cincta. S. sórdida. S. connexa. S. tenuispina. S4 S6 25. S. scropharia. 260 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA 30. Facies nuda. Antennae flavae, chaeto brevissime pube¬ scente instructae. Alae flavidae fusco-venosae. Pedes flavi. Adornen flavum segmentis ultirais 3 atro-bipuncta- — Facies albo-tomentosa. Antennae fulvae chaeto longe plu- mato instructae. Alae cinerascentes fulvo-venosae. Pedes fulvi. Abdomen fulvum utrinque piceo-maculatum . S. lateralis. 31 . Pedes omnes flavi vel testacei, tarsi omnes fusci vel nigri. . . 33. — Pedes antici quam postici obscuriores vel tibiarum ápice obscurato . . . 35. 33. Abdomen unicolor, pallide flavutn . 33. — Abdomen testaceum irregulariter fusco-notatum. Alae fla¬ vescentes. Pedes testacei, tarsi fusci . S. laleritia. 33. Corpus obscure ferrugineum. Alae ferrugineae. Pedes flavi, tarsi omnes ubique nigri . S. chilensis. — Corpus pallide testaceum. Alae hyalinae vel flavescentes. Pedes pallide testacei, tarsi fusci, basi pallidi . 34. 34:. Tarsi omnes fusci, articulis duobus primis flavis . S. pallens. — Tarsi postici ubique nigro-fusci, antici basi flavi . . . S. plantciris. 35. Vertex vel frons nigro-maculati vel albo-fasciati . 36. — Vertex fronsque ñeque fasciati ñeque maculati. Corpus pallide testaceum. Chaeto breviter plumato. Pedes albidi, tibiarum ápice fusco-testaceo. Alae flavescentes hyalinae. S. remota. 36. Fronte haud fasciata at vértice macula nigra rotundata signato. Corpus dilute rufum. Chaeto aequaliter plu¬ mato. Alae griseae, hyalinae. Pedes flavi, tibiae antror- sum obscuratae . S. ocellaris. — Fronte fascia transversa alba nigro-marginata signata at vértice haud maculato. Corpore ( abdomine ferrugineo excepto) schisticolore. Chaeto suprá longe, subtus brevi¬ ter plumato. Alae flavidae. Pedes antici nigri flavo- geniculati, postici ferruginei . S. lupulina. S"7. Scutellum unicolor . 39. — Scutellum ápice utrinque nigro-bipunctatum . 38. 38. Scutellum luteum ápice nigro-bípuuctatum. Antennae fer¬ rugineae. Pedes fusco-flavidi. Alarum venís transversis fuscano-limbatis. Abdomen luteum segmentis 2-4 utrinque puncto nigro signatis. . . . S. 8-punctaLa. — Scutellum pallide flavidum ápice nigro-bipunctatum. An¬ tennae pallide flavidae. Pedes pallidi. Alae costa macu- lisque tribus fuscis. venís transversis fusco-marginatis. Abdomen flavidum vitta media longitudinali segmento- rumque margine postica nigrescentibus . S. bipunctata. EL GÉNERO SAPROMYZA EN AMÉRICA 261 39. Pedes unicolores. Abdomen unicolor . 4:0. — Pedes saepius nigro vel fusco variegati. Abdomen nunc unicolor pedes variegati, nunc variegatum pedes unico¬ lores . 48. 40. Pedes flavi, ferruginei, rufi vel fulvo-testacei . 41. — Pedes fusci. picei vel fusco-flavidi. . 40. 41. Abdomen rufum, ferrugineum, fulvum vel flavido-testa- ceum . 42 — Abdomen nigrum. Thorax testaceus. Antennae rufo-flavae, chaeto fusco-plumato. Alae flavescentes fusco-8-macu- latae. Pedes flavi . S. gigas. 43. Alae pallide flavae venís transversis 2, maculisque vel punctis 4 fuscis ornatae . 43. — Alae saepius antice infuseatae bi- vel tri-punctatae, venís transversis aliis fuscano-limbatis, aliis limbo fuscano nullo . 44. 43. Punctis 4 fuscis alar uní iu limbo antico apicalique positis. Thorax pallide fulvus. Antennae pallide fulvae, chaeto breviter villoso. Pedes rufi. Abdomen rufum . S. philadelphica. — Punctis 4 fuscis alarum uno prope marginem anticam sito, reliquis 3 ad venam longitudinalem tertiam seriatim po¬ sitis. Thorax ferrugineus. Antennae ferrugineae, chaeto breviter piloso. Pedes ferruginei. Abdomen ferrugineum. S. notata. 44. Alarum margine costali infuscata, nervis transversis fusco- limbatis, limbo haud fusco-punctato . 45. — Alarum margine costali haud infuscata. nervis transversis haud fusco-limbatis, venís longitudinalibus ápice puncto fusco signatis. Antennae ferrugineae. chaeto breviter piloso. Thorax fusco-fulvidus. Pedes ferruginei. Abdo¬ men ferrugineum . S. mactans. 45. Fulvo-testacea. Antennae rufescentes chaeto breviter vil- loso. Alae flavae margine antica apiceque fusco-lim¬ batis, veDis transversis 2 latae fusco ■marginatis. Pedes fulvo-testacei. Abdomen fulvum . S. rubescens. — Flavido-testacea. Antennae flavae, chaeto plumato. Alae flavidae margine antica sólita fusca, venís transversis 2 fusco-limbatis. Pedes flavidi. Abdomen flavido-testaceúm interdum ápice infuscatum . S. corollae. 46. Alarum margine costali infuscata . 44. — Alarum margine costali haud infuscata: alae dilute flavescen¬ tes venís transversis 2 fusco-limbatis, punetisque 4 fuscis auctae, uno medio reliquis marginalibus. Thorax brun- neus. Pedes fusci. Antennae dilute fulvae, chaeto brevi¬ ter villoso. Abdomen brunneum . . S. fuscipes. 262 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA . Alarum margine costali fusca obscurius 3-punclata, ner- vulo transverso medio solito fusco-marginato. Anten- nae flavo-testaceae, chaeto breviter pubescente. Tho¬ rax luteo-testaceus. Pedes fusco-flavidi. Abdomen glan- dicolor . S. contigua. — Alarum margine costali fusca haud obscurius punctata, nervulis tranversis 2 fusco-limbatis. Antennae fulvae, chaeto nigro, pin mato. Thorax fulvus. Pedes picei. Abdomen fulvuin . S. brasiliensis. 4tS. Pedes unicolores abdomen haud concolor vel abdomen concolor pedes fuscano- vel piceo-variegati . — Pedes abdomenque variegati . . ¿49. Pedes unicolores ; abdomen ápice obscurum, vel infundo pallidiore fusco-maculatum vel in fundo obscurato pa- llidioré fasciatum . — Pedes haud unicolores, flavi, tarsi plus minusve fusco vel nigro tincti. Abdomen unicolor ferrugineum, flavum, fulvum vel flavescens . . . 50. Abdomen luteum vel pallide flavum, ápice fuscum vel ni- grum . — Abdomen fuscanum vel fulvum obscurius maculatura vel pallidiore fasciatum. Alae flavescentes basi marginibus- que auticis obscurioribus ; venis transversis fusco-lim¬ batis . 51. Alae flavidae fascia transversa obliqua, ápice punctoque medio fuscis signatae. Antennae flavae. Thorax luteus. Pedes flavi. Abdomen luteum ápice nigricante . S. americana. — Alae subhyalinae haud fasciatae, costa apiceque inaequaliter submaculatis, nervis transversis 2 fusco-limbatis. An¬ tennae pallide luteae, chaeto nudiusculo. Thorax pallide luteus. Pedes pallidi. Abdomen pallide flavum ápice fuscum . S. Thomsonii. 49. 56 50. 53. 51. 5J2. Abdomen fuscum haud maculatura segmentis basalibus 2 ápice pallidis. Pedes flavi. Frons flavo-fulvida, haud maculata. Antennae flavo-fulvidae, chaeto villoso. Tho¬ rax flavo-fulvidus . . . S. Lebcisii. — Abdomen fulvum, maculatura : segmentis 3-4 macula media apiceque fuscis. Pedes flavi. Frons rufa maculis minutis 2 triangularibus nigris signata. Antennae rufo-testaceae ápice fuscae, chaeto breviter villoso. Thorax rufus . S. frontalis. 53. Alae haud 5 punctatae . • . 54t. — Alae lutescentes venis transversis punctisque 5 fuscis or- natae. Thorax flavus. Antennae flavae, chaeto plumato. Pedes flavi, tarsi postici suprá fusci. Abdomen flavum. S. fraterna. EL GÉNERO SAPROMYZA EN AMÉRICA 54t. Alarum costa haud fusco-marginata ; vena transversa 2a postica obscure limbata . — Alarum costa vitta costali irregulari fusca ornata, vena transversa media fusco-limbata, at secunda postica haud limbata. Thorax testaceus. Pedes testacei, tarsi nigri. Abdomen testaceum . 263 S. cipla. 55. Pedes flavo-testacei, tarsi postici articulo 2° solito atro. Alae lutescentes ñeque punctatae ñeque vittatae, venís transversis nigro-limbatis. Thorax flavus. Antennae fla- vae, chaeto breviter pubescente. Abdomen pallide-flave- scens . . . . S. bispina. — Pedes flavi, tarsi postici ápice nigri. Alae lutescentes vitta subapicali interrupta maculaque apicali fuscis ; venís tranversis íusco-limbatis. Thorax testaceus. Antennae ílavo-testaceae, chaeto breviter pubescente. Abdomen ferrugineum . S. compedita. ÍS6. Pedes flavi, tarsi fusco-nigri, tibiae anticae nigrae. Alae limpidae, antice flavo-, postice fuscano-marginatae, ner- vulus transversus posticus fuscano-limbatus. Thorax pallide fulvus. Antennae flavae, chaeto fusco, plumato. Abdomen pallide ferrugineum, segmento 3° utrinque nigro-maculato, reliquis vitta dorsali nigra signatis.. . . S. ornata. — Pedes fusci; tibiae mediae testaceae ápice fuscae. Alae lutescentes venís longitudinalibus transversisque fusco- limbatis, ápice fuscae. Thorax luteo-testaceus. Anten¬ nae testaceae ápice fuscae; chaeto brevissime piloso. Abdomen luteo-testaceum, ápice et basi utrinque lineóla exilis nigris . S • limbinervis. 264 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA A. Thorax vittatus. Alae immaculatae. 1. Sapromyza g-eniculata, Macquart. Sapromyza geniculata, Macquart, Dipt. exot., II, 3, 347, 11 (1843). — Bigot, Miss. scient. d. Cap. Hora, VI, 36, 49 ( 1888). — Blanchard in Gay, Hist. física y pol. de Chile, Zool., VII, 446, 5 (1852). linfa; probóscide, palpis, facie anteñnisque fulvis ; facie leviter albido-pruinosa. Ántennis fulvo-fuscanis subtus obscurioribus. Thorace fulvo, utrinque cid marginem anticam usque ad alarum inser tionem vitta fusca signato. Alis halteribusque flcivis. Pedibus fulvis , geniculis, tibiarían tarsorumque ápice plus mmusve late nigris. Abdomine brunneo, basi, segmentisque 4-5 margine apicali, fulvis. — Long. 1 3/4 Un. Hab. observ. : Chile (Macquart), in Coquimbo (BlaIxchard) ; Resp. Argentina in Fuegici (Bigot). Fué descubierta en Chile por M. Gay y más tarde ha sido seña¬ lada en la Tierra del Fuego por M. Bigot. 3. Sapromyza liiieaticollis, Blanchard. — Lynch emend. Sapromyza lineatocollis, Blanchard in Gay, Hist. fis. y pol. de Chile, Zool., Vil, 447, 8 (1852). Oblonga, pcillicle testacea. Capite suprá fuscano-bilineato ; fronte utrinque facieque dense tenuiter cilbo-tomentosis. Antennis te- staceis, stylo nigricanti. Thorace pallidissime testaceo, longitu- dinaliter testaceo- fusco-tri-lineato. Alis hyalinis vix flavescen- tibus. Pedibus cibdomineque nigrescentibus . — Long. 2 Un. Hab. observ. : Chile in Coquimbo (Blanchard) et Valdivia ( C. Berg). Dos ejemplares, de esta especie, fueron recojidos en Valdivia por el Dr. Cárlos Berg, durante una excursión que efectuó en la Repú¬ blica de Chile. EL GÉNERO SAPROMYZA EN AMÉRICA 265 3. Sapromyza resinosa, Wiedemann. Sapromyza resinosa, Wiedemann, Aussereurop. zweifl. Ins., II, 456, 14(1830). — Osten-Sacken, Catal. Norlh Am., Dipt., 196 (1880). — Tyler-Townsend, Canadian Entom,, 302(1893). « Mellea ; palpis nigris ; alis flavidis. — Long. 4 i Un. 9 » (Wie¬ demann). Corpus melleum e gurrima resinosa pernitida tectum videtur. An- tennae melleae. Facies dilutissime flavida ; vértice capitis melleo, nigro-ocellato. Thorax melleus obsoletissime dilutioré bi-lineatus. Alae dilute flavidae, immaculatae. Pedes pallidi. Abdomen melleum, unicolor. Hab. observ. : Am. borealis in Savannah (Wiedemann) in Geor¬ gia ( Tyler-Towsend). <4. Sapromyza macula, Loew. Sapromyza macula, Loew, Berl. entom. Zeitschr., XVI, 101, 82 (1872). — Osten- Sacken, Catal. North Am. Dipt., 196(1880). - Tyler-Townsend, Canadian Entom., 301 (1893). « cf 9- Lutescens , opaca, macula faciei atra , thoracis vittis dor- salibus quatuor pleurarumque binis fuscis, pedibus exalbidis, tibiis posterioribus annulo subbasali nigro pictis, alis imrnacu- latis . — Long. corp ., 1 */A-i lin., long. al., 4 {/2 lin. » « Dilute lutescens, opaca. Caput concolor, faciei macula rotunda aterrimá et opaca. Antennae luteae, articulo tertio ovato et seta breviter plumatá instructo. Thoracis dorsum vittis quatuor angustis subfuscis vel fuscis pictum, praeter has vittas leviter albido-polli- nosum; pleurae fusco-bivittatae. Scutellum planum, setis quatuor instructum fasciisque duobus ante marginem apicalem coéuntibus subfuscis, interdum plañe obsoletis variegaturn. In abdomine prae- macularum nigrarum seriem mediam segmenta intermedia adver- sus latera abdominis nigricant. Hypopygium magntim, dilute lutescens. Pedes exalbidi, tibiis posterioribus annulo subbasali ni¬ gro, superne plerumque interrupto ornatae. Alae immaculatae, ANAL. soc. cient. arg. T. XXXV 18 266 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA colore ex cinéreo lutescente Ievissime tinctae, venís concoloribus. » (Loéw). Hab. obs. : Am. septentrionalis in Texas (Belfr age. — Loew). 5. Sapromyza quadrilineata, Loew. Sapromyza quadrilineata, Loew, Berliner entom. Zeitschr., 348, 78 (1861 ). — Tyler-Townsend, Canadian Entom., 303 (1893). « J Cinérea, opaca, thoracis lineis quatuor longitudinalibus fuscis, scutello et abdomine pallide luteis, illo adversus basim cinéreo, hoc quatuor macularum fuscarum seriebus pido ; pedes flavescentes annulis fuscis , saepe obsoletis ornati ; alae lutescen- tes. — Long . corp., 4 V2 Un. — Long. al. , 4 3/4 Un. ». « Minuta, cinérea, opaca. Caput ex flavo albidum, lineis frontis duabus longitudinalibus fuscis. Antennae pallide luteae, articulo 3o rotundato-ovalo, seta obscura breviter nigro-pubescente. Clypeus prominulus. Oris apertura magna; palpi minuti atri. Thoracis dorsum cinereum, lineis 4 fuscis pictum, humeris plerumque fla- vescentibus. Pleurae cinereae. Scutellum subplanum, pallide lu- tescens, fusco-bimaculatum et adversus basim in speciminibus ple- risquecinerascens. Abdomen breve, pallide lutescens, quatuor ma¬ cularum fuscarum seriebus pictum. Hypopygium maris mediocre, crassissimum, abdomine concolor aut magis rufescens. Pedes palli¬ de lutescentes annulis fuscis haud raro obsoletis ornantur, annulo tamen tibiarum posticarum subbasali semper conspicuo. » (Loew). Hab. observ. : Am. septentrionalis in Pensylvania (Loew. — Os- ten-Sacken. — Tyler-Townsend). EL GÉNERO SAPROMYZA EN AMÉRICA 267 B. Thorax vittatus. Alae maculatae interdum reticulatae. 6. Sapromyza Iongipennis, Fabricius. Musca Iongipennis, Fabricius, Entora, system., IV, 323, 47 (1794) et Syst. An- tliat., 299, 75 (1805). Lauxania Iongipennis. Fallen, Ortalid., 28, 4 (1820). — Meigen, Syst. Beschr. d. beck. europ. zweifl. Ins., V, 300 (1826). Sapromyza Iongipennis, V. derWulp, Enige Nord-Ameriknischeaa Dipt., (1867). — Osten-Sacken, Cat. etc., 196 (1880). — Tyler-Townsend, Canadian Entoraol., 303 (1893). « Nigra ; tarsis posterioribus alisque flcivis . — Long. 2 Un .» (Meigen). Caput nigrum ; facies nigra at griseo-pruinosa. Oculi albido-mar- ginati. Antennae nigrae, articulo ultimo albido-micante ; chcieto antennarum plumato. Thorax niger, vittis 4 longitudinalibus ob- scurioribus signatus. Scutellum griseo-marginatum. Alae flavae ápice nigricantes. Halteres nigro-fusci. Pedes nigri ; tarsi postici flavi. Abdomen nigrum, nitidum. Variat? : Antennae testaceae. Alae immaculatae. Hab. observ. : Germania ( Fabricius. — Meigen. — Fallen). — Am. borealis (Y. der Wulp. — Osten-Sacken). *7. Sapromyza decora, Loew. Sapromyza decora, Loew, Berl. entom. Zeitschr., VII, 97, 96 (1864). — Osten- Sacken, Catal. etc., 196 (1880). — Tyler-Townsend, Canadian Entom., 302 (1893). « $. Flavescens, maculis nigris variegata, alis fusco -reticulatis. — Long. corp., 2 Ve Un. — Long. al. 2 V4 Un. » « Dilute flavescens infrá pal lidior. Tertius antennarum articulus triangulus, suprá leviter excisus, seta nigro-plumatá. Frotis mar- giriis nigro-maculatis, convexa, nítida, maculam geminam atram gerens. Genae et occiput fusco-maculala. Thorax et abdomen ma¬ culis nigris, seriatim dispositis ornata. Femora singula infrá ma¬ cula nigra notata. Alae fusco-reticulatae, costa et ápice radiatis, disco et margine postico guttatis. » (Loew). 268 ANALES DE LA- SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Hab. observ. : Am. septentrionalis in Lake George, New York (Loew. — Osten-Sacken), Quebec , Canadá (Osten-Sacken ). Según Loew, esta especie difiere de todas las de su género por la forma de la cabeza y sobre todo de las antenas que, se asemejan mucho á las de Tétano cera , por lo cual opina que debería tomarse como tipo genérico diverso de Sapromyza. 8. Sapromyza umbrosa, Loew. Sapromyza umbrosa, Loew, Centuria III in Berl. entomol. Zeitschr., VII, 30, 57 (1863). — Osten-Sacken, Catal. etc., 196 (1880). « cf . Flavescens , fronte, tliorace scutelloque subfusco vittatis, ab¬ domine subfusco, tibiis posterioribus prope basim nigro-annula- tis, alis ex fusco-cmereis , dimidio anteriore fere tota venula- rumque transe ersalium limbis obscure fuscis. — Long. corp., • i y4 Un. — Long. al., I l/2 lin. » « Ex lestaceo flavescens, opaca. Caipíflavum, vittá frontali sub¬ fusca, per triangulum ocellare elongatum disectá, órbita oculorum faciali prope antennas puncto nigro pictá, infrá pilosa, pilo supre¬ mo reliquis longiore, setulam mvstacinam mentiente. Antenncie ochraceae, breves, articulo tertio rotundo, seta breviter pubescente. Thoracis dorsum vittis angustis subfuscis quatuor e linea media obsoletiore variegatum. Scuiellum subfusco-bivittatum . Pleurae subfusco obsolete maculatae. Abdomen sordide fuseum, in viva verisimiliter testaceum. Pedes flavescentes, femoribus anticis ad- versus basim nigricantibus ti biisque posterioribus prope basim annulo imperfecto nigro cinctis. Alae ex fusco-cinereae, limbo costae latissimo fusco, inde a venae auxiliaris fine usque ad apicem alae pertinente et in parte apicali usque advenam quartam dilatato, venulis transversis fusco-marginatis. » ( Loew). Hab. observ. : Am. Septentr., in Columbia (Osten-Sacken). EL GÉNERO SAPROMYZA EN AMÉRICA 269 9. Sapromyza geminata (Fabricius) Wiedemann. Dictya geminata, Fabricius, Syst. Antl., 331, 23 (1805). Sapromyza geminata , Wiedemann, Aussereurop. zweifl. Ins., II, 450, 2 (1830). — Schiner, Novara Exp., II, 279, 140 (1868). Ochraceo-testaceci, thorace scutelloque nigro-fusco-bivittatis . Ca- pite ochraceo; facie perpendicular i, medio long itrorsum con- vexiusculci, atrinque albicla; cris cavitate atrinque nigro-pun- ctata; vértice uilule flavo-ochraceo. Antennis ferrugineis. Thora¬ ce scutelloque suprd fusco- vel nigro-fusco-bivittatis ; pleuris fusco-nigro bifasciatis. A lis pallidis, costa late apiceque fuscis, hoc flcivido-guttato. Pedibusfuscano-flavidis ; /emorum, tibict- rum tarsorumque apicibus fuscis cit femoribus tarsisque anticis nigro- fuscis . — Long. í V2 millim. Hab. observ. : Am. merid. (Fabricius. — Wiedemannn — Schiner). Los ejemplares típicos pertenecían á las colecciones de Fabricius, Wiedemann, y de! Museo de Copenhague. En sus descripciones, tanto Fabricius como Wiedemann, han olvidado mencionar que el estilo antenario es plumoso, lo cual hace notar Schiner al ocuparse de esta especie. lO. Sapromyza sti etica, Loew. Sapromyza stictica, Loew, Berl. entora. Zeitschr., VII, 30,58(1863). — Osten- Sacken, Catal. etc., 196 ¡1880). — Tyler-Townsend, Canadian Entomol., 303 (1893). « $. Opaca. Capite, tlioráce scutelloque ciñereis, punctis maculis- quenigris adspersa, ab domine nigro , maculis punctisque ciñereis variegato ; alae latae maculis nigris confertis et confluentibus pictae, macula apicali guttisque aliquot marginalibus cilbis. — Long. corp., í V4 Un. — Long . al., 1 1/.2 Un. » Tota opaca. Caput ex flavo-cine reúna ; vitta fronlalis fusca; setae frontales et verticales e punctis nigris ortae ; órbita facialis nigro- .punctata. Antennae breves, articulo 3o rotundo, in latere exleriore puncto nigro notato. Thoracis dorsurn cinereum, lineis duabus, 270 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA maculis aliquot punctisque ex fusco-nigris pictum. Pleurae ex fusco-nigrae, cinereo-maculatae. Scutellum ex flavo-cinereum, an- gulis lateralibus viltulisque duabus ex fusco-nigris. Abdomen ex fusco-nigrum, maculis punctisque ciñereis adspersum. Pedes dilute flavescentes, annulis femorum duobus latissimis tibiarumque an- nulo basali nigris. Halterum capitulum nigrum. Alae latae, dilute subfuscae, maculis nigris eonfertissimis, ínter se confluentibus variegatae, macula apicali guttisque circiter undecim ( quinqué costae, rnarginis posticé sex) albidis. Hab. observ. : Am. septentrionalis in Colombia (Loew. — Tyler- Townsend), in Texas (Osten-Sacken). 11, Sapromyza distinctissima, Schiner. Sapromyza distinctissima, Schiner, Novara Exp., 280, 143 ¡1868;. Fusca, opaca : capite dilute fusco; vértice flavido 3- linea to ; facie leviter albo-pruinosa medio fusco-punctata. Antennis dilute fuscis, brevibus, stylo vel chaeto distincté pubescente. Thorace obscure rufesco vel fusco-piceo , lineis obsolelis tribus obscurio- ribus notato. Alis nigr o- fuscis, posticé prope alulam etad cellu- lam posticam maculis duabus lineiformibus , vitreis , irregulari- bus, signatis, macula secunda ad cellulam secundam antrorsum lineóla vitrea emitente; vena medias tina l-i ápice macula ob¬ scure fusca in fundo dilutiore sita, ornata; nervulo transverso medio nigr icante-limb ato ; vena transversa postica angustissime vitreo-marginata. Pedibus sordidé ochraceo-flavis. Abdomine basi pallide flavo, fere albido ; segmento secundo posticé punctis 7 nigris in serie transversa disposilis notato, tertio posticé trans - versim septem-punctato at punctis minutissimis irrorato, reliquis fuscis margine postica dilutius punctata ; venir e utrinque fer- rugineo, nigro-punctato. — Long. 1 3/4 bin. Hab. observ. : Amer. merid. (Schiner). Al describir esta especie, cuya coloración recuerda la de algunos Ortaliditae, duda Schiner de que pertenezca correctamente al gé¬ nero Sapromyza, mas sin decidirse á fundar una nueva división para ella. EL GÉNERO SAPROMYZA EN AMÉRICA 271 C. Thorax ñeque maculatus ñeque vittatus. Alae liaiul maculatae. 12. Sapromyza nig-riventris, Blanchard. Sapromyza nigriventris, Blanchard in Gay, Hist. física y pol. de Chile, Zool., VII, 446, 3 (1852). Oblonga , testaceo-rufa, nitidula; capite corporis concolore ; facie dilutiore; fronte pilis paucis nigris armata. Antennis nigris, stylo nudo, nigro. Tliorace nítido, rufo, pilis nigris adsperso. Alis amplis vix infuscatis basi flavescentibus. Pedibus abdomine- gue fusco-nigris hoc nigro-piloso . — Long. 2 l¡2 Un. Hab. observ. : Chile in Coquimbo et lllapel (Blanchard). No me parece muy distante de la S. nigripes Macquart, con la que conviene en el color del cuerpo, antenas, patas y abdomen, apare¬ ciendo como diferencias principales, el tener el abdómen unicolor sin amarillo rojizo en la base, y las alas amarillentas sólo en la raíz y no en toda su extensión, como la S. nigripes. A pesar de todo, no me extrañaría que la especie de Blanchard resultase sinónima de la de Macquart. 13. Sapromyza nigripes, Macquart. Sapromyza nigripes, Macquart, Dipt. exot., II, 3, 347, 10 (1843). — Blanchard in Gay, Hist. fis. y pol. de Chile, VII, Zool., 446, 4 (1852). Rufa, probóscide, palpis, facie, fronteque fulvis. Antennis nigris stylo tomentoso auctis. Thorace fulvo. A lis (Icivis fulvo-venosis. Halteribus flavis. Pedibus nigris. Abdomine (segmentis basali- bus duobus exceptis) nigro. — Long. i 3/4 Un. Hab. observ. : Chile (Macquart), in Coquimbo (Blanchard). Pertenece al grupo de los S. nivosa Meigen y S. pallidiv entris, Fallen, pero es muy característica porsus patas y antenas negras* Fué descubierta por M. Gay quien donó ejemplares al Museo de París. 272 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA lAt. Sapromyza grata, Wiedemann. Sapromyza grata, Wiedejiann, Aussereurop. zweifl. Ins., II, 456, 13 (1830). Flava vel lútea; antennis testaceis; scutello posticé nigro-bi- punctato, punctis nigris , nigro-setigeris. Alis hyalinis flavove- nosis. Abclomine pedibusque pallidé flavidis. — Long. 3 millim. Hab. observ. : Brasilia (Wiedemann). Es afine de las Sapromyza flava, interstincta y pallida de Europa, mas se distingue bien de ellas por los puntos negros del extremo de su escudete. 15. Sapromyza porcaria, (Fabricius) Wiedemann. Scatophaga porcaria, Fabricius, Syst. Antl., 204, 4 (1805). Sapromyza porcaria , Wiedemann, Aussereurop. zweifl. Ins., II, 453, 7 (1830). Statura , antennis , facie, oculisque omnino ut S. scrophariae cit vértice magis angusto. Testaceci, pedibus halteribusque parum dilutioribus, scutello ápice nigro ; alis hyalinis, flavicantibus, immaculatis. Abdomine testaceo incissuris obsoleto albicantibus. — Long. 4 V2 millim. Hab. observ. : Am. merid . ( Fabricius. — Wiedemann). Fabricius compara esta especie con la S. scropharia al paso que, por un error de imprenta, aparece Wiedemann como estableciendo un paralelo entre la S. porcaria con la misma que describe, la que no es otra que aquella con que se encuentra comparada. Los ejem¬ plares que sirvieron á Wiedemann pertenecían á su colección, á la de Fabricius y á la del Museo de Copenhague. EL GÉNERO SAPROMYZA EN AMÉRICA 273 1 (i. Sapromyza vulg-aris, (Fitch) Osten-Sacken . Clilorops vulgaris, Fitch, Report., I, 300, tab. 1, f. 4 (1855). Chlorops antennalis, Fitch, Op. c., 1. c. (1855). Sapromyza plumata, Vander Wulp, Tijds. voor Entom., 2 ser., 159 (1867). Sapromyza antennalis, Loew, Zeitschr. für gesam. Naturwiss., XXXVI, 117 (1870) . Sapromyza vulgaris, Osten-Sacken, Catal. etc., 196(1880]. — Tyler-Townsend, Canadian Entorno!., 302 (1893). Dilute flava ; antennis palpisque flavis ápice nigris ; ocellis in macula frontali nigra sitis ; chaeto antennarum suprci subtusque breviter piloso ; a lis limpiáis, immaculatis . — Long. 3 millim. Hab. observ. : Am. borealis cid regionem Atlanticam (Fitch. — Loew. — Osten-Sacken. — Tyler-Townsend ). íy. Sapromyza sórdida, Wiedemann. Sapromyza sórdida, Wiedemann, Aussereurop. zweifl. Ins., II, 456, 12 (1830). — Osten-Sacken, Catal. etc., 196 (1880). — Tyler-Townsend, Canadian En¬ tom., 301 (1893). a Lútea; antennis laete ferrugineis ; palpis silaceis. — Long. 1 2/3 Un. » ( Wiedemann ). Chaeto antennarum fortiter plumato. Fcicie dilutissime fl avida ; vértice capitis melleo-flavo . Oculis albido-marginatis. Thorace abdo- mmeque luteis, niticlis. Pleuris pallide flaviclis. Alis flavidis, imma- culcitis. Pedibus pallide flavidis. Hab. observ. : India Occidentalis (Wiedemann). 1S. Sapromyza connexa, Say. Sapromyza connexa, Say, Journ. Acad. Nat. Scien., VI, 178 (1829). -- Ejusdeji, Complete writings ed. by Leconte, II, 367, 1 (1859). — Osten-Sacken, Catal. etc., 196(1880). — Tyler-Townsend, Canadian Entom., 301 (1893). Pallide flavo -me llina. Capite albido. Antennis pallide flavo-melleis ápice rotundatis. Oculis viridulis. Thorace scutelloque flavo- 274 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA melléis . Alis dilutissime flavidis, immaculatis. Peclibus albis . — Long. 1 3/4 lin. Hab. observ. : Am. borealis in Indiana ( Say). En su descripción dice Say : « tergum paler than the thorax y>, sin precisar si este tergum pertenece al abdomen ó á lo inferior del mismo tórax. Comparala Say con la S. flava, Linnaeus, cuya carac¬ terística; « Flava; oculis viridaureis; articulo tcrlio antennarum rotundo; alis pallide nervosis. Long. i l/2 lin. circa », le conviene muy bien á esta, la cual difiere de la flava, según Say, por ser mu¬ cho más ancha. Más, como el autor citado asegura que, la S. flava habita en la misma región que su S. connexa y esta última no ha sido bien reconocida posteriormente, no sería extraño que resulta¬ sen sinónimas, pues los detalles de « capite albido » y <.< Pedes albi» pueden depender de mera apreciación personal ó de la frescura de los ejemplares examinados, dada la palidez de tintas que distingue á esta especie. 19. Sapromyza tenuispina, Loew. Sapromyza tenuispina, Loew, Berliner entom. Zeitschr., V, 349, 80 (1861). — Osten-Sacken, Catal. of North Ara., 196 (1880). — Tyler-Townsend, Ca- nadian Entomol., 301 (1893). « s de masas traquítieas iones recientes PUNA DI JUJUY Fig 1 Mapa Itinerario Fig. 5 se schistos y grauwacke del paleozoico (Sllurianoi at aroniscas tiernas (argamasai mt arenas rojas con estratos de arcilla (manta coloradai r traquitas 4 filones de cuarzo aurífero cgl, conglomerado inferior do la Euroka cglj " superior “ “ au " aurífero tr trozos do masas traquítioas al aluviones rociontos LISTA DE LOS SOCIOS HONORARIOS Dr. Germán Burmeister f Dr. Benjamin A. Gould.— Dr. R. A. Philippi.— Dr. Guillermo Raxvson i Dr. Carlos Berg. CORRESPONSALES Arteagi Rodolfo de.... . Montevideo. Ave-Lallemant, Germán . Mendoza. Brackebusch, Luis . Córdoba. Carvalho, José Carlos de . Rio Janeiro. Denza, F . Cordeiro, Luciano Netto, Ladislao . Paterno, Manuel . Reid, Walter F . Stróbel, Pellegrino. . . . . Moncalieri (Italia) Lisboa. Rio Janeiro. Palermo(It.). Londres. Parma (Ital.). CAPITAL Aberg, Enrique. Agote, Carlos. Aguirre, Eduardo. Aguirre, Pedro. Albert, Francisco. Aldao, Cárlos A. Almada Luis E. Alrich, Francisco. Alsina, Augusto. Amespil, Lorenzo. Anasagasti, Federico. Anasagasti, Ireneo. Araoz, Aurelio. Aranzadi, Gerardo. Arata, Pedro N. Arigós, Máximo. Arnaldi, Juan B. Arteaga, Alberto de Aubone, Cárlos. Avenatti, Bruno. Avila, Delfín. Badell, Federico V. Bacciarini, Euranio. Bahía, Manuel B. Baigorría, Raimundo. Bancalari, Enrique. Bancalari, Juan. Barabino, Santiago E. Barilari, Marianc S. Barra, Cárlos de la. Barzi, Federico. Basarte, Rómulo E, Bastianini, Egidio. Battilana Pedro. Baudrix, Manuel C. Bazan, Pedro. Becker, Eduardo. Belgrano, Joaquín M. Belsunce, Esteban Beltrami, Federico Benavidez, Roque F. Benoit, Pedro. Bernardo, Daniel R. Biraben, Federico. Blanco, Ramón C Brian, Santiago Brian, Santos Bosque y Reyes, F. Booth, Luis A. Bugni Félix. Bunge, Cárlos. Buschiazzo, Cárlos. Buschiazzo, Francisco. Buschiazzo, Juan A. Bustamante, José L. Cagnoni, Alejandro N. Cagnoni, Juan M. Campo, Cristóbal del Campo, Leopoldo de Canale, Julio. Candiani, Emilio. Candioti, MarcialR.de Canovi, Arturo Cano, Roberto. Carbone, Augustin P. Caride, Estéban S. Carmona, Enrique. Carreras José M. délas Carrique, Domingo Carvalho, Antonio J. Casal Carranza, Roque. Castellanos, Cárlos T. Castex, Eduardo. Castro, Vicente. Castelhun, Ernesto. Cerri, César. Cilley, Luis P. Chanourdie, Enrique. Chapeaurouge, C. de. Chueca, Tomás A. Claypole, Alejandro G. Clérici, Eduardo E. Cobos, Francisco. Cominges, Juan de. Córdoba Félix. Coronell, J. M. Coronel, Manuel. Coronel, Policarpo. Corti, José S. Courtois, U. Cremona, Andrés V. Cremona, Víctor. Crohare, Pablo J. Crotto, Silvano. Cuadros, Carlos S. Damianovich, E. Darquier, Juan A. Dassen, Claro C. Dawney, Cárlos. Dellepiane, Juan. Dellepiane, Luis J. Díaz, Adolfo M. Dillon, Alejandro. Dillon Justo R. Domínguez, Enrique Doncel, Juan A. Dubourcq, Hermán. Duclout, Jorge. Durrieu, Mauricio. Duhart, Martin. Duffy, Ricardo. Duncan, Cárlos D. Dufaur, Estevan F. LISTA DE SOCIOS (Continuación) Echagüe, Carlos. Eguzquiza, Rafael Elguera, Eduardo. Escobar, Justo V. Espinosa, Adrián. Etchecopar, Evaristo. Etcheverry, Angel. Ezcurra, Pedro Ezquer, Octavio A. Fernandez, Daniel. Fernandez, Honorato. Fernandez, Ladislao M. Fernandez. Castor. Ferrari Rómulo. Ferrari, Santiago. Fierro, Eduardo. Figueroa, Julio B. Fleming, Santiago. Friedel Alfredo. Forgues, Eduardo. Fox, Eduardo Frogone, José I. Frugone, José V. Fuente, Juan de la. Gainza, Alberto de. Gaitero, Alfredo. Gallardo, Angel. Gallardo, José L. García, Aparicio B. Gaslaldi, Juan F. Gentiliui, Pascual. Ghigliazza, Sebastian. Giardelli, José. Gilardon, Luis. Giménez, Joaquín. Girado, José 1. Girondo, Juan. Gómez, Fortunato. González, Arturo. González, Agustín. González del Solar, M. González Velez, Alej Gorbea, Julio Gramondo, Ernesto. Guerrico, José P . de Guevara, Roberto. Guglielmi, Cayetano. Gutiérrez, José María. Hainard, Jorge. Hary, Pablo Herrera Vegas, Rafael. Hidalgo, Martin Huergo, Luis A. Huergo, Luís A. (hijo). Hughes, Miguel. Igoa, Juan M. lrigoyeu, Guillermo, lsnardi, Vicente. Iturbe, Miguel. Ilurbe, Atanasio. Jaeschke, Víctor J. Jameson de laPrecilla. Jauregui, Nicolás. J Krause, Otlo. Kyle, Juan J. J. Labarlhe, Julio. Lafferriere, Arturo. Lagos, Bismark. Lange, Enrique S. Langdon, Juan A. Lanús, Juan. C. Lara, Alfredo. Largura, Carlos. Lavalle, Francisco. Lavalle, José F. Lazo, Anselmo. Leconte, Ricardo. Lederer, Julio. Leonardis, Leonardo León, Rafael. Limendoux, Emilio. Lizarralde, Ramón. López Sáubidet, P. Loudet, Osvnaldo. Llosa. Álejaldro. Lucero, Apoinario. Lugones, Arturo. Lugones Velasco, Sdor. Luro, Rufino. Ludwig, Carlos. Lynch, Enrique. Lynch Arribálzaga. F. Machado, Angel. Madrid, Enrique de Madrid, Samuel de. Mallol, Benito J. Mamberto, Benito. Mari ni, A. Martínez, Carlos. E. Massini, Carlos. Massini, Estevan. Matienzo, Emilio. Mattos, Manuel E. de. Maupas, Ernesto. Mendez, Teófilo F. Meza, Dionisio C. Mezquita, Salvador. Mignagfiy, Luis P. Mohr, Alejandro. Molina Civit, Juan. Molina Salas, Carlos. Molina y Vedia Julio. Molinari, José. Molino Torres, A. Molteni, José F. Mon, Josué R. Montes, Juan A. Morales, Carlos Maria. Moyano, Carlos M. Murzi, Eduardo. Nocelti, Domingo. Nocetti, Gregorio. Nougues, Luis F. Ocampo, Manuel S. Ochoa, Arturo. Ochoa, Juan M. O'Donell, Alberto C. Olivera, Carlos C. Olmos, Miguel. Orzabal, Arturo. Otamendi, Eduardo. Olamendi, Rómulo. Otamendi, Alberto. Otamendi, Juan B. Padilla, Emilio H. de Palacios. Alberto Palacio, Emilio. Páquet, Carlos. Pasalacqua, Juan V. Pavvlowsky, Aaron. Pellegriai, Enrique Pelizza, José. Peluffo, Domingo Peyret, Alejo Pereyra, Horacio. Pereyra, Manuel. Philip, Adrián. Piaña, Juan. Piaggio, Pedro. Pico, Octavio S. Pico, Pedro P. Pirovano, Ignacio. Puiggari, Pió. Puiggari, Miguel. M. Quadri, Juan B. Guijarro, José A. Quiroga, Atanasio. Ratlo, Leopoldo. Rebora, Juan. Recalde, Felipe. Real de Azúa, Cárlos Riglos, Martiniano. Rigoli, Leopoldo. Roux, Alejandro Rodríguez, Andrés E. Rodríguez, Luis C. Rodríguez, Miguel. Rodríguez de la Torre, C. Rojas, Estéban C. Rojas, Félix. Romero, Armando. Romero, Cárlos L. Roselti. Emilio. Rospide, Juan. Rostagno, Enrique. Ruiz, Hermógenes. Ruiz de los Llanos, C. Ruiz, Manuel. Ru francos, Ceferino. Sagasta, Eduardo. Sagaslume, Demetrio. Sagaslume, José. M. Saguier, Pedro. Salas, Estanislao. Salas, Julio S. Salvá, J. M. Samper, Sebastian Sánchez, Emilio J. Sanglas, Rodolfo. San Román, I berio. Santillan, Santiago P. Senillosa, Juan A. Señorans, Arturo 0. Sarrabayiouse, Eugen. Saralegui, Luis. Sarhy, José. V. Sarhy, Juan F. Searpa, José. Schueidewind, Alberto Schickendantz, Emilio. Schrdder, Enrique. Schwartz, Felipe. Scotti, Carlos F. Segovia, Fernando. Seguí, Francisco. Selstrang, Arturo. Serna, Gerónimo de ia Schaw, Arturo E. Schaw, Cárlos E. Silva, Ángel. Silveira, Luis. Simonazzi, Guillermo Siri, Juatr M. Sirven, Joaquin. Sola, Ricardo. Soldani, Juan A. Sota, Alberto de la. Spika, Augusto. Stavelius, Federico. Stegmau, Cárlos. Taboada, Miguel A. Taurel, Luis. Tessi, Sebastian T. Thedy, Héctor. Thompson, Valentín. Treglia, Horacio. Tressens, José A. Unanue, Ignacio. Urraco, Leodoro G. Valle, Pastor del. Varela Rufino (hijo) Victorica y Soneira, J. Vidart, E. (hijo) Videla, Baldomero. Viñas, ürquiza Justo. Villanueva, Bernardo. Villegas, Belisario. Yineut, Pedro Wauters, Cárlos. VVauters, Enrique. Whitc, Guillermo. Williams^ Orlando E. Zamudio, Eugenio. Zavalia, Salustiano. Zeballos, Estanislao S. Zunino, Enrique. DE LA SOCIEDAD CIENTIFICA ARGENTINA - - COMISION REDAGTORA Presidente . Ingeniero Jorge Duclout. Secretario ...... Señor Armando Romero. I Ingeniero Manuel B. Bahía. Vocales . Dor Atanasio Quiroga. ( Señor Félix Lynch Arribálzaga. JUNIO DE 1893. — ENTREGA VI. — TOMO XXXV PUNTOS Y PRECIOS DE SUSCRICION LOCAL DE LA SOCIEDAD, VICTORIA, 1492 (2o piso), Y PRINCIPALES LIBRERIAS Por mes, en la Capital, Interior y Exterior, incluso porte . . . § m/n 1.50 Por año, en la Capital, Interior -y Exterior incluso porte . . » 13.00 La suscricion se paga, anticipada BUENOS AIRES IMPRENTA DE PABLO E. CONI É HIJOS, -ESPECIAL PARA OBRAS 680 — CALLE PERÚ — 680 JUNTA DIRECTIVA Presidente . . Ingeniero Jorge Duclout. Vice -Presidente Io Doctor Juan .1. J. Kyle. Id. 2° Capitán Arturo Lugones. Secretario . Señor Armando Romero. Tesorero . . Señor Sebastian Ghigliazza. I Ingeniero Demetrio Sagastume. I Ingeniero Horacio Pereyra. Vocales .. . . I Señor José Victorica y Soneyra. / Señor Ernesto Maufas. \ Señor Alberto Otamendi. INDICE DE LA PRESENTE EN1 I. — EL GÉNERO SAPROMYZA EN AMÉRICA, por Félix, -C Isálzaga (Conclusión] . A LOS SOCIOS Se ruega á los señores socios comuniquen á la Secreta¬ ría de la Sociedad su ausencia, cambio de domicilio, etc., y cualquier irregularidad en el reparto de los Anales ó cobro de la cuota. Se ruega también á los que tengan en su poder obras prestadas pertenecientes á la Biblioteca de la Sociedad, se sirvan devolverlas á la brevedad posible, á ñn de anotar¬ las en el catálogo. EL GÉNERO SAPROMYZA EN AMÉRICA POR FÉLIX LYNCH ARRIBÁLZAGA. Miembro de la Sociedad Científica Argentina, de la Academia Nacional de Ciencias de la Sociétó Franfaise cL‘ Entomologie, etc. ( Conclusión) 30. Sapromyza lateritia, Rondani. Sapromyza lateritia, Rondani, Díptera exótica, 36 (1863). « .4 congeneribus distincta. Colore corporis tolo testareo, palpis tanturn extrinsecus nigris, tarsisque fuscis, articulis ultimis fuscioribus. Praeterea alae flavescentes. Antennae articulo tertio subovato, arista nigricante basi flcivida, breviter tomentosa. Abdomen dorso irregulariter fusco-notato. — Long. í millim. » (Rondani). Hab. observ. : Chile (Rondani). Descubrióla Philippi, quien, probablemente, en sus correspon¬ dencias con Rondani, la dió el nombre bajo el cual describió la es¬ pecie el último autor. 31. Sapromyza ehilensis, Schiner. Sapromyza ehilensis, Schiner, Novara Exp. III, Dipt. 278, 136(1868 . Sapromyza roridae (Meigen) valde similis et affinis, differt autem: staturamajoreet robustiore, corpore obscuré ferrugineo , breviter ANAE. SOC. CIENT. ARG. T. XXXV 19 282 ANALES DE. LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA nigro-pilosulo , vértice latissimn , uZZs obcunm férrugiheo-tinc- lis et larsorum articulis nigris. — Long. 5 Zm. Hab. observ. : Chile (Schiner). Esta especie cuyas nervaduras son idénticas á las de la Sapro- myza rorida Mmg-en, sólo parece distinguirse de la europea por su color mucho más oscuro y su tamaño un tercio mayor. 32. Sapromyza palleus, Blanchard. Sapromyza pallen s , Blanchard. Hist. física y pol. de Chile. Zool. VII, 445. 2 (1852;. Dilate testacea, statura satis robusta. Ccipite lúteo- lestaceo ; facie nuda; fronte pilis varis nigris ins truc ta. Antennis testaceo-ru- fescentibus, stylo fusco. Tliorace nitidulo, pilis nigris rariter adsperso. Alis oblongis, flavidis sensim infurnatis. Pedibus sor- didé pallideque testaceis, tarsis (articulis dúo bus primis e.rce- ptis) fuscis. Abdomine pedibus concolore, breviter erectegue m- gro-pilosulo . — Long. 3 Un. Hab. observ. : Chile in Coq nimbo et Santa Rosa (Blanchard). Parecida á las Sapromyza flava, Linnaeus y S. pallida. Fallen, pero con el extremo de los tarsos de color parduzco. 33.’ Sapromyza plantaris, Thomson. Sapromyza plantaris, Thomson, Eügenies Besa etc.. 566, 221 (1868). « Pallide testacea, opaca, tarsis anticis apicern versus, posticis totis nigro- fuscis ; alis hyalinis immaculatis ; antennis articulo 3o breviter ovali , seta nudiuscula. — Long. 5 mili. » (Thom¬ son). Hab. observ. : Resp. Uruguay in Montevideo (Thomson). Según Thomson, esta especie parecidísima á la anterior de la cual se distingue por tener el cuerpo de color más claro y opaco, la EL GÉNERO SAPROMYZA EN AMÉRICA 283 frente apenas transversal, las cerdas menos gruesas, las alas más cortas, los tarsos negruzcos y los palpos amarillos. Saproinyza remota, Thomson. Sapromma remota, Thomson, Engentes Resa etc., 566, 222 (1868;. « Pallide testmea , opaca, tibiis tarsisque albicantibus ti Iris ápice fusco-testaceis ; alis flavescenti-hyalinis . immaculatis , an ten¬ nis articulo 3o breviter ovali, seta plumata. 9- — Long. 5 mili. » (Thomson). Hab. observ. : Resp. Argentina in Frítenos Agres (Thomson). Compárala Thomson con la S. plantaris, á la cual se asemeja mucho, dándole por diferencias tener el estilo antenario más bre¬ vemente plumoso, la frente más transversal, las cerdas del vér¬ tice más apartadas entre sí, las libias y los tarsos blanco-amarillen¬ tos con el extremo de aquellas pardo-testáceo, etc. £15. Sapromyza oeellaris, Tyler-Townsend. Sapromyza ocellaris, Tyler-Townsend, A prelimin. group. of the descr. spec. of Sapromyza of North-Am., in The Canadian Entoniol., 303 (1893). Dilate rufa; anteñnis palpisque ápice nigris ; ocellis in púnelo verticali rotundato nigroque s'itis; seta antennarum suprá longe subtus breviter plumata; alis hyalinis. — Long. corp., 3 mil- lim. Long. alar. 3 1/2 millim. Flavido-rufa. Oculi fusci. Capul (puncto verticali ovalo, nigro, ocellis includentibus excepto) rufo-ílavidum, setis verticalibus 4, anterioribus 2 antrorsum-posterioribus 2 retrorsum directis, alte- risque i frontalibus utrinque seriatim dispositis auclum. Antennae rufo-flavae, articulo ultimo segundo triplo longiore, elongato, ápice rotundato, nigro; chaeto nigro suprá longe, subtus breviter pluma- to. Proboscis flava ;palpi basi flavidi ápice nigri. Thorax rufo-flavus, br-evissime nigro-pilosus at posticé longe nigro-setosus. Scutel- lum rüfo-ílavum, ápice nigro-bisetosum et basi setanigra utrinque 284 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA armatum. Alae hyalinae leviter grisescenles, vel vix infumatae, immaculatae. Halteres rufo-flavi. Pedes flavi, tibiae antrorsum obscuriores; tcirsi interdum obscurati. Abdomen breve, ovale, te- nuiler nigro-pilosum parce nigro-setosum, fulvo-tinctum, segmen- tis 2-4, secundum lucem, dimidio antico rufo-fuscis vel fulvis. Hab. observé: Am. setentr., New México in Las Cruces (Tyler- Townsend). Un solo ejemplar de esta especie ha sido hallado sobre las hojas de diversos vegetales y descrito por Mr. Tyler-Townsend. Esta Sapvomyza se parece mucho á la S. vulgaris, Fitch, pero, difiere de ella por la desigual longitud de los pelos que visten el estilo antena rio. 36. Sapromyza lupulina, Fabricius. Musca lupulina. Fabricius, Entom. system., IV. 323, 45 (1794) et Systema Antliat., 298, 72 (1805). Lauxania lupulina, Fallen, Ortalid., 29, 5 (1820). — Zetterstedt, Ins. Lap- ponica, 755, 3 (1839). — Meigen, Syst. Beschreib. d. bek. europ. zweifl., Ins., V, 301, 11 (1826). — Macquart, Hist. nat. d. Dipt., II, 510, 12 (1835;. — Walker, List etc., 1003 (1849). Sapromyza lupulina, Loew, Sillim. Journ., XXXVII, 318 (nil)- — Osten-Sac- ken, Catal. of North Am. Dipt., 196 (1880). — Tyler-Townsend, Canadian Entom., 301 (1893). « Thorace schisticolore ; cibdomine dilate rufo; fronte albo-fasciata . Long , 2 Un. circa. » Vacie grisea; frons grísea anticé fascia transversa alba, nigro- marginata ornata. Antennae obscure flavidae, chaeto plumato auctae. Thorax scutelloque cinereo-schistacea, hoc ápice saepe ni- gricans. Alae flavidae. Halteres albi. Pedes antici nigri, flavo-geni- culati, postici ferruginei at femoribus interdum nigris. Abdomen ferrugineum . Hab. observ. : Seeland (Fabricius). — Suecia (Fallen). — Lap- ponia (Zetterstedt). — Germania (Meigen). — Galia et Germania (Macquart). — Brittannia et Galia (Walker). — América Septen- trionalis in New York et Trenton Falls (Doubi.eday), Nova Scotici (Redman). — Am. borealis et Europa (Loew. — Osten-Sacken. — Tyler-Townsend). EL GÉNERO SAPROMYZA EN AMÉRICA 285 D. Thorax ñeque vittatus ñeque maculatus. Alae plus minusve fusco-maeulatae. ííT. Sapromvza S-punctata, Wiedemann. — Macquart omerid. Sapromyza 8-puncta, Wiedemann, Aussereurop. zweifl. Ins., II, 454. 9 (1830 . Sapromyza octopunctata, Macquart, Dipt. exot., Supp!. 4, 276, tab. 25, f. 10 (1850). — Osten-Sacken, Catal. 196 (1880). — Tyler-Townsend, Canadian Entom., 302 (1893). Lútea ad brunneum ver gente ; pleuris pedí busque dilutioribus . Facie nigro-uni-punctata. Scutello ápice atrinque nigro-pun- ctato. Abdomine segmentis 2-4 versus latera puncto nigro si g ñu¬ tís, segmento 4o punctis majoribus. Alcirum nervulis transver sis obsolete fuscano-limbatis, vena transversa postica cellula prima postica quarta parte basali hciud superans. — Long. 1 2/3 Un. Variat? : Abdomine 8-punctato cit segmentis ultimis tribus vitta longitudinali nigricanti ciuctis. Hab. observ. : India ocpidentalis (Wiedemann). — Brasilia in Babia (Macquart). — Am. septentrionalis (Tyler-Townsend). Esta pequeña especie ofrece, según Macquart, la variedad que señalo después de la descripción, si variedad puede llamarse la presencia de un carácter que* probablemente, pertenece sólo á los machos. 38. Sapromyza hipunctata, Say. Sapromyza hipunctata, Say, Journ. Acad. Nat. Sciences, VI, 178 (1829) etCompl. writings ed. by Leconte, II, 367, 2 (1859;. — Osten-Sacken, Catal. North Am., Dipt., 198 (1880). — Tyler-Townsend, Canadian Entom., 302 (1893 . Flavida : alis hyalinis costa maculisque tribus fascis, venis tran- sversis fusco-marginatis ; scutello nigro-bipunctato ; abdomine vitta dorscili marginibusque segmentorum nigricantibus signa - to. Jjong. 22/g Un. 286 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Corpus pallide flavo-melleum. Scutellum margine postica punctis duobus nigris ornatum. Alae hyalinae at margo costali vitta fusca ante venam post-costalem inde ad subcostali extensa signato; ala- rum apex fusco-maculato; vena externo- et interno-mediaría puncto apicaii fusco auctis; nervulis transversis duobus fusco-marginalis. Abdomen ílavescens apicem versus obscurior, vitta media longitu- dinali segmentorumque margine postica nigrescentibus. Hab. observ. : México (Say). 39. Sapi'omv/a g-igas, Schiner. Sapromyza gigas, Schiner, Novara Exp., II. 280. 144(1868). Rufo- fl avida; capí te flavo ; vértice fere azur ato , opaco; facieniti- dula. Antennis probosculeque rufo-flcivis ; illis momee porree tis, articulo 3° primo secundoque simal sumtis longior ; chaeto fusco, distincté plumato. Thorcice opaco, cdbido-pruinoso , breviter ni- gro-pilosulo at longius nigro-setoso , A lis flavicantibus nigro- fusco octo-maculatis, id est macula unain vena subcostalis ápice sita, tribus in vencí cubitalis s. submar gincilis, duabus in ner- vulo transverso mecho, alteraque ad venam transversam pos- ticam; nervulo transverso medio fusco- limbato ; venis flavis. Pedibus flavis breviter nigro-pilosis at posticis setis longioribus nigris praeditis . Abdomine nigro , nítido. — Long . 3 1/2 Un. Hab. observ. : Ani. Meridionalis (Schiner). Esta especie tiene, según Schiner, formas más robustas j pesa¬ das que las demás de su género, pareciéndose, por el aspecto, más á una Dryomyza que no á una Sapromyza . 40. Sapromyza philadelphica, Macquart. Skpromyza philadelphica, Macquart, Dipt. exot., II, 348, 13 (1843;. — Walker, List, etc., 987 (1849). — Osten-Sacken, Catal. etc., 196 (1880). — Tyler- Townsend, Canadian Entomol., 302 (1893). « Rufa. Alis nervis transversis punctisque quator niqris. Loii'q. i ft Un. M 6). » EL GÉNERO 3APROMYZA EN AMÉRICA 287 Pallide fulva. Antennanim chaeto breviter villoso. Alae pallide llavae ^enis transversis fusco-marginatis, venis marginalis, sub- marginalis externo-mediariaque ad apicem puncto fusco signatis alteroque eodem colore subte r vena marginales apicem sito. Hab. observ. : Am. borealis (Macquart. — Osten-Saken. — Tyleij- Toavnsend) in Georgia (Abbot), in Nova Scotia (Redman). Es parecidísima en color y talla á la Sapromyza nótala , Fallen de la cual no aparece claramente separada en la sinopsis de Mr. Tyler- Townsend, pues este autor dice de la nótala; « antennae and body palle yellow, loings spotted » y de la philadelpiwca ; «Body palé yelloio to ruf'ous, wings spotted », resultando de esta confrontación que, la diferencia se reduce á la mayor ó menor intensidad del colo¬ rido rojizo ó amarillento, lo cual no tiene valor alguno, por ser va¬ riable. Más, como según la descripción de Meigen, tres de las man¬ chas alares de la nótala están dispuestas en serie sobre y á lo largo de la tercera nervadura longitudinal y no en el limbo apical del ala como en la especie de Macquart, no es difícil de distinguirlas es¬ pecíficamente por este carácter, que la acerca mucho más á la Suillia sex-punctata , Robineau-Desvoidy, cuyas alas con « six ta¬ ches ponctiformes noirdtres dont trois au sommet », convienen tanto á la philadelphica, que inclinan á creerlas de la misma especie. 41. Sapromyza notata, Fallen. Sapromyza notata, Fallen, Ortalid., 30, 3 (1820). — Meigen, Syst. Beschreib. d. bek. europ. zweifl. Ins., Y, 271, 30 (1826). — Loew, Beitr. III, 40 (1861). — Osten-Sacken, Cat. etc., 198 (1880). — Macquart, Hist. de Dipt. , II, 401, 23 (1835). — Tyler-Townsend, Canadian Entorno!., 302 (1893 . Suillia sex-notata, Robineau- Desvoidy, Essai sur les Myodaires, 644, 6 (1830). Suillia fragilis, Robineau-Desvoidy, Op. c., 644, 7 (1830). « Ferruginea; alis neruis transversis punctisque quatimr jaseis. Long. I y2 lin. » Corpus ferrugineum. Antennae articulus 3US seta breviter pilosu- la, subplumata instructus. Sculellum planum. Alae flavicantes ner- vulis transversis fuscis auctae, punctis Afuscis ornatae, uno prope marginem anticam alterisque tribus ad venam longitudinalem ter- tiam sitis. 288 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Hab. observ. : Europa (Fallen. — Meigen. — Macquart). — America borealis (Tyler-Townsend. — Loew. — Osten-Sacken). At*Z. Sapromvza mactaus, (Fabuiciüs) Wiedemann. Musca mactaus, Fabricius. Entom. system., V, 321, 36 (1794). — Syst. Antliat., 595, 47 (1805). Sapromyza mactans , Wiedemann, Aussereurop. zweifl. Ins., II, 452, 5 (1830 . Ferrucjinea. Facie flavida utrinque albidp-micans ; vértice ferru- gineo. Antennis ferrugineis. Thorace ínter ferrugineo et melleo tincto, tenuiter nigro-pubescente , setis nigris sparsis instructo. Alis flavidis , venarían connectentium limbo fuscis. Pedibus abdomineque concoloribus thorace dilutioribus , illis tarsis fus- canis auctis , hoc pilis longioribus setisque lateralibus nigris instructo. Long. í-4 1¡2 millim. Hab. observ. : Am. merid. in Cayena (Wiedemann). Wiedemann, que tuvo oportunidad de examinar los tipos de Fa- bricius, censura á este la impropia comparación que hace de esta especie con las Tetanocera cucullaria y marginata, sosteniendo que, su semejanza es mucho mavor con la S. scropharia que con nin¬ guna otra . Sapromyza rubescens, Macquart. Sapromyza rubescens, Macquabt, Dipt. evot., II, 3, 346, 8 (1843). — Schiner, Novara Exp., 279, 139 (1868). Sapromyza late-limbata, Macquart, Op. cit. Suppl. 5, 140, 20, tab. 6, fig. 18 (1850). Fulvo-testacea; antennis rufescentibus, stylo breviter villoso. Alis flcwis, venís transversis late brunneo- margina tis ; margo antico ad prope alarían basim incipiente usque cid prope médium an¬ gusté fusco, deindé usque ad venam interno-inediariam late infuscato-marginato. Long. 3 1lU-4 millim. Hab. observ. : Brasilia (Macquart. — Schiner). — Guyana (Mac¬ quart). — Columbia (Schiner). EL GÉNERO SAPROMYZA EN AMÉRICA 289 Especie muy característica por sus dos nervaduras transversales orilladas de pardo y por la orla parda que se extiende por el már- gen anterior, desde cerca de la base del ala, donde es angostísima, hasta el extremo de la nervadura interno-mediaría adonde llega después de haberse ensanchado bruscamente á la altura del primer nérvulo transversal. 44. Sapromyza corollae, (Fabriciüs) Wiedemann. Dictya corollae, Fabriciüs, Syst. Antliat., 331, 23 (1805). Sapromyza corollae, Wiedemann. Aussereurop. zwe-ifl. Ins., II, 452, 4 (1830). F lavido-testacea ; abdominis ápice fuscano. Anlennis flcivis , siglo plumato. Alis flavescentibus, costa, venís tribus longitudinali- bus transversisque fusco-limbatís, vel cirea costali maculisque duabus disci nigris. Pedibus flavidis. Long. í 3/4 niillim. Hab. observ. : Brasilia (Fabriciüs. — Wiedemann). Esta Sapromyza tiene alguna semejanza con la S. inusta, Meigen, de la que difiere porque la porción parduzca del ala es continua y no interrumpida y el nérvulo medio transversal es orlado de pardo, lo que no sucede en la especie europea, fuera de que sus colores parecen más claros en general. 45. Sapromyza fuscipes, Macquabt. Sapromyza fuscipes, Macquart, Dipt.~exot., II, 3, 346, 7, tab. 25, f. 4 (1843). Ferruginea ; facie albida; antennis dilate fulvis, articulo ultimo elongato lateribus subrecto ápice rotuiulato; stylo brevitervilloso. Thorace abdomineque suprd brunñcis, griseo-tomentosis. Alis dilate flavescentibus , nérvulo transverso medio late vena tran¬ sversa secunda angusté fusco-limbatis hoc ultima cid venam ex- terno-mecliar iam macula fusca aucta ; vena marginales, sub- marginalis externo-mediariaque ápice externo macula fuscana notatis. Pedibus fuscis. Long. 5-6 millim. (2 3/4 Un.) Hab. observ. : Brasilia in Guciratuba (Macquart). 290 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Esta especie es muy parecida á la S.mactans , Fabricius, de laque solo difiere por tener las patas uniformemente pardas y no claras con tarsos oscuros, el abdomen pardo por encima y no más claro que el tórax, como en la S1. mactans, etc. Más semejante es aún, en cuanto á las disposición de los colores, á la S. decempunctcita. Fallen de la que apenas se aparta por sus tintes más oscuros. Los ejemplares estudiados porMACQUART pertenecían al Museo de París. 46. Sapromyza contigua, (Fabricius) Wiedemann. Musca contigua, Fabricius, Entom. syst.. IV, 347, 16 (1794), Scatophaga contigua, Fabricius, Syst. Antliat., 206, 15 (1805). Sapromyza contigua, Wiedejiann, Aussereurop. zweifl. Ins., II, 420, 1(1830). — Schiner, Novara Exp., II, 279, 141 (1868). Cctpile testaceo cul verticem obscuriore; facie flavida, prope oculos vix cilbido-micante , verticalis. An tennis dilute testaceis . Tho- race abclomineque glandicoloribus. A lis hyalmis, margine cos- tcüi longitrorsum fusco cit in fuscecline maculis tribus obscunori- bus postice termino fuscedinis excedentibus , cellula 2a postica nervulo transverso externo late fus co-marg incito . Pedibus fusco- flavidiss. sor dide testaceis. Long. 2 2/?j Un. ( circa 5 millim.) Hab. observ. : Brasilia (Fabricius. — Wiedemann. — Schiner). Los ejemplares descritos por Wiedemann existían en el Museo Real de Copenhague yen el Museo de Francfort. 47. Sapromyza brasiliensis, Walker. Sapromyza brasiliensis, Walker, las. Saunders., 372 (1856). Fulva, nigro-pilosa et setosa. Facie atrinque obligué albo-vittcita; antennis articulo ultimo conico secundo plus duplo longiore stylo plumato nigro, anclo. Alis sub limpiáis , venis longitudinalibus nigris bcisi films, fulvo-limbatis, costa venisque trcinsversis fusco- Arginatis, vena transversa secunda postica obliqua. Pe¬ dibus piceis. Abdomine ovato thorace hetud longiore. Long. 2 l/2 Un. EL GÉNERO SAPROMYZA EN AMÉRICA 291 Hab. observ. : Brasilia (Walker). Es algo parecida á la 5. ni gripes , pero mayor, con el abdomen más claro y las alas manchadas. 48. Sapromyza americana, Wiedemann. Sapromyza americana, Wiedemann, Ausserenrop. zweifl. Ins., II, 453, 6 (1830), « Lútea; alis flavidis : púnelo transverso mecho, fascia apicec/ue fuscctnis » (Wiedemann). Corpore peclibusque glandicolonbus . Antennis flcivis. Alis flavidis, nervulo transverso mecho fuscano- limbato, puncto medio formante, \ fas cía obliqua cid alarum api- cem usque acl nervulo transverso postico extensa ínter venas ter- tia et quarta subinterruptci fusca ornatis ; alarum ápice, ven- numque 2a 3aque apicis obscurioribus. A b domine ápice higr icante. Long. 5 millim. Hab. observ. : Brasilia (Wiedemann). Los tipos de esta especie formaban parte de las colecciones de Winthem y del descriptor. 49. Sapromyza Thomsouii, Nobis. Sapromyza convexa, Thomson, Eugenies Resa orakr. Jorden, Dipt., 565, 219 (1868) non Say (1829). S. rubescenti, Macquart, áf finís. Pallicle lútea , subopaca, ab do¬ mine ápice fusco. Capite omnino ut S. carinata, Thomson id est subrotundo thorace fere cuigustior, occipite túmido nigro- fusco ; fronte nigra , vittci laterali glabra nítida, atrinque bi-setosci at epistomate convexo haud car incito . Antennis oblique porrectis , articulo ultimo ovalis, seta vel cháeto dorsali nucliusculo. Tho¬ race opaco, testciceo, parce breviter nigro -piloso , serie dorsali intermedia tri-setosa. Alis subhyalinis, ápice inaequaliter fuscis quasi e mciculis duabus cipicem rami submarginalis et nervi brachialis occupantibus confíala et cum limbo costali fusco con¬ fluente, hoc cipicem cellulcie postcostalis, cellulam marginalem 292 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA lotcim et dimidium superius cellulae submarginalis occupante, puncto fusco paullo pone nervum transversum discoidalem rami submarginalis cuín limbo connato nervisque transversas late fusco-lirnbatis. Pedibus concoloribus, tibiis intermedias calcari- bus 2-3 armatis. Abdomine flavo ápice fusco parchís nigro-pi- losulo. Long. 4 millim. Hab. observ. : Brasilia (Thomson). No la conozco, pero tengo casi por cierto, que no es otra que la S. rubescens Macquart, con la que la compara Thomson, más sin es¬ tablecer cuáles son los caractéres que las separan. He tomado de la descripción de Thomson cuanto me ha parecido aprovechable y agregado algunos otros datos que no figuran en la característica. Otra especie ha sido descrita por Say (Journ. Acad. Nat. Se., VI, 178, 1829) con el mismo nombre que esta, razón por la cual lie cam¬ biado la denominación específica de Thomson. 50. Sapromyza (Lebasii, Macquart. Sapromyza Lebasii, Macquart, Dipt. exot., II, 3, 348, 12 (1843). Thorace , proboscis, palpis, antennis, facie, fronteque flavo- fulvidis. C/iaelo antennarüm villoso. Alis flavescentibus, basi margini- busque obscurioribus, nervulo medio transverso secundoque pos¬ tico fusco-m drgi nat is . Halteribus flavescentibus . Pedibus flavis, femoribus posticis subtus ante apicem minute spinulosis. Abdo¬ mine juscano , segmentis basalibus duobus ápice pallidis. Long. 2 V4 Un- Hab. observ. : Columbia (Macquart). Esta Sapromyza la descubrió en Colombia M. Lebas á quien Mac¬ quart ha dedicado la especie. 51. Sapromyza frontalis, Macquart. Sapromyza frontalis , Macquart, Dipt. exot., II, 3, 346, 6 (1843). Rufa; fronte maculis duobus trian guiar ibus minutis mgms sígna¬ la; proboscis, palpis, facie, fronte antennisque rufo-testaceis EL GÉNERO SAPROMYZA EN AMÉRICA 293 vel fulvis; antennarum articulo ultimo moclice elongato ápice fusco. Thorace fulvo. A lis flavescentibus basi mar gineq ue cm ti¬ ca obscurioribus ; nervulo transverso medio, cellulae secunda postica vena transversali parum fuscano-limbatis. Pedibus hal- teribusque flams. Abdominc fulvo, segmentis 3-4 macula media dorsali triangulan fusca notatis, ultimo todo brunneo. Long. 4 millim. (2 lin.) Hab. observ. : Brasilia in Campos Geraes (¡VIacquart). El ejemplar típico descrito por Macquart pertenecía al Museo de París. 52. Sapromyza fraterna, Loew. Sapromyza fraterna, Loew, Berl. entora., Zeitschr., 357, 77 (1861). — Tyler- Townsend, Canadian Entoraologist, 302 (1893). « (/ 5 . Flava , antennis palpisque concoloribus, ultimo tarsorum posteriorum articulo superne fusco'; alae lutescenles , venís tran¬ sver sis fusco-limbcitis, vencí longitudinali tertid punctis tribus, secunda et quartd atraque púnelo único apicali no tato. Long. corp. I 5/g — 2 lin . — Long . 1\ f — 2 f, lin. » « Flava, modice nitens. Cciput opacum, fronte laetius flava, facie albicante. Antennae flavae, articulo 3o ovato. seta nigra breviter píumatá. Scutellum subplanum. Hypopygium. maris majusculum. Pedes pa Hiele flavi, articulo tarsorum posteriorum terminali su¬ perne fusco. Alae lutescentes; venae transversae nigro-Iimbatae, limbo ordinariae anticae dilata to; venarum longitudinalium secun¬ da, tertia et quarta singulae puncto apicali nigro notatae, adjectis intertia punctis duobus, per que ultimum hujas venae segmenlum in tres partes subaequales dividitur. » Hab. observ. : Am. Setentr., in Pensylvania (Loew. — Osten- Sacken). Observa Loew que, esta especie es muy parecida í\ las S. philadel- phica, Macquart y S. nótala, Fallen, apartándose de la primera por tener tres puntos pardos en la tercera nervadura longitudinal en. vez de los dos que tiene la Sapromyza de Macquart, y de la segunda por carecer los machos de las cerditas negras que guar- 294 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA necen los fémures de la S. nótala , siendo, por el contrario, visi¬ blemente desnudos. 3JL». Sapromvza apta, Walker. Sapromyza apta, Walker. Trans. entora., Soc. of London, New. ser. Y. 321 (1861). — Tvler-Townsend, Canadian Entoml., 303 (nota) (1893,. « Testacea, subsetosa , capiie albiclo , tarsis nigris, aiis cinereo-vi- treis, vittá costali informi nigrá , venís discali et praebrachiali t ransversis nigro-nebulosis. Long.2lin. — Ala í Un.» (Walker). Testacea, rariter setosa. Capul albidum pone oculos testaceum. Alae cinereo-vitrae, vitta costali irrégulari nigra costae antetertiae dúos inde ad venam praebracbialem extensa ornatae, discali et praebracbiali transversa nigro-nebulosis. Hab. observ. : México (Walker). 3^5. Sappomyza Jíispina, Loew. Saproimsa bispina, Loew, Berlín, entom, Zeitschr., 348, 79 (1861 . — Tvler- Townsend, Canadian Entom., 301 (1893). «cf 9- Flava , cihtennis palpisque concoloribus , arílennarum seta nigrá breviter pubescente , a lis lulescentibiis, venís transversas nigris. Loríg. corp., 1 2/3-5 Via Un. — Long. al, , 1 %-5 Un. » «Tota flava. Capul opacum, fronte el a n tennis flavis, harum articulo 3o ovato, breviter nigro-pubescenle. Facies adversus oris aperturam recedens, clypeo non prominente. Thoracis dofsum et scutellum planurn modice nilens, colore ex flavo non nihil in ru- fescentem vergente. Abdomen pallide flavescens, subopa cu m. Maris hypopygium magnum, lamellis duabus apicalibus rotundatis, ni- gro-pilosis praeditum segmentumque ventrale ultimum dilatalum et utrinque dente magno et valido armato. Pedes pallide flavi, extremo tan tu m ápice articul i terminalis tarsorum posteriorum nigro. Alae Mitescentes, venís transversis nigris. » Hab. observ. : Am. borealis in Nebrasba (Loew. — Osten-Sacken. — Tyler-Townsend). EL GÉNERO SAPROMYZA EN AMÉRICA 295 Asemejóse á la S. rorida, Fallen, de la que difiere por tener el borde anterior de la frente más protuberante y las alas con las ve¬ nas transversales teñidas de negro. No es distante de la S. tenuis- pina, Loew, de la que se distingue no solo por el color délas nerva¬ duras transversales de las alas, sino también por los órganos geni¬ tales de los machos, armados de dos grandes dientes lameliformes en esta especie, mientras que dichos apéndices aparecen muy pe¬ queños y redondeados en la S. tenuispina. 55. Saprorayza oompeclitá, Loew. Sapromyza compedita, Loew, Berl. entom. Zeitschr., 347, 76 (1861'. — Osten- Saleen, Catal. etc., 196 (1880). — Tyler-Townsend. Canadian Entom., 302 (1893)'. « cf $. Flavescens, antennis, probóscide el palpis concoloribus ; cilae latescenles, villa subapicali plerumque ¿nterruptá et ma¬ cula apicali nigricantibus ; secundas larsorum poslicorum arti¬ culas cder. Long. corp ., 1 2/3-/ y4 Un. — Long. al., 2-2l!l0 Un. » « Subopaca, tota flava, colore thoracis et scutello non nihil in rufescenlem, colore pedum magis in pailide flavum vergente. Frons laetius flava sine villo nitore. Tertius antennarum articulus brevi- ter ovatus; seta fusca breviter pubescens. Scutellum planum. La- mellae hypopygii permagni in ápice nigro-pilosae. Pedes flave¬ scentes; tarsi graciliores quam in plerisque Saprornyzis, secundo posticarum articulo atro, in mare dilatato in foem in simpiice. Alae lutescentes, venis transversos nigro-limbalis, venáe transversae posteriori maculae duae, quarum altera in vena longitudinali ter- tiá sita est, altera apicem venae longitudinalis secundae tegit, op- positae sunt, quae ínter se et cum venae transversae posterioris limbo confluentes fasciam transversalem formant; apex alae ma¬ culan! magnam ex duahus connatam babel. » Hab. observ. : Am. boreal is in Pensy Inania (Osten-Sacken. _ Loew). 5íi. Sapromvza oruata, Schiner. Sapromysa ornato., Schiner, Novara Exp., II, Zool. Dipt., 279, 137 (1868'. Pailide ferruginea; capite pailide ¡lavo, facie lineis duabus, ocel- 296 ANALES DE -LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA lisque mgns. Antenms flavis, articulo ultimo modice elongato, siglo plumato. A lis (ere limpiáis, basi margineque antica flavis, marginibus apicalibus'et posterioribus iiifuscatis, nervulo tran¬ sverso postico dilate fusco-limbato. Pedibus flavis, tibiis tarsis- que anticis mgns; tibiis mediis posticisque ad cipicem praesertim tarsisque fuscis. Ab domine segmento tertio atrinque nigro macú¬ lalo, reliquis linea dorsali nigra e punctis composita et lineolis lateralibus nigris signatis. Long. 2 3/4 Un. Hab. observ. : Am. morid. (Schiner). No la conozco : Schiner se sirvió de dos ejemplares, cuyo sexo no menciona, para establecer esla especie. 57. Sapromyza limbinervis, Rondani. Sapromyza limbinerva, Rondani ¿n Raudi etTnuQui, Ditt. brasil., 79, 32 (1868). « Luteo-testacea. Antennarum articulas tertius ápice fusco. Arista brevissime pilosa. Facies albicans, lineóla intermedia perpendi- culari nigrci. Frons lateribus albidi versicoloribus. Scutellum postice subtruncatum, machrochaetis quatuor praedmum cluabus superis, duabus apicalibus. Tliorax lateribus et parte postica setiger. Alae paulo lutescentes, margine ciútico mcigis fl ávido, venis ómnibus fusco- limbatis, transversariis fuscedine latiore et limbo apical i pciriter fusco. Squamae lutescentes, fusco-ciliatae. Pedes antici et postici tibiis totis , intermedii tibiarían ápice tan- tum , tarsisque ómnibus fuscis. Abdominis segmentum primum lineóla exili ad marginan posticum nigricante; quae secuntur lateribus, ad marginem posticum fasciola nigricante , ' intus la¬ tiore : extreman } ápice nigrum. Long . 6-7 millim. » (Rondani). Hab. observ. : Brasilia (Rondani). En los términos que anteceden describe la especie el docto dípte¬ ro] ogo italiano; en su detallada característica no lie cambiado sino la colocación de algunos de los párrafos de que ella se compone. Aseméjase por el color de las alas y de las patas á la S. brasiliensis Walker, pero se distingue bien por los dibujos del abdomen. EL GÉNERO SAPROMYZA EN AMÉRICA 297 ADICIONES AL GÉNERO SAPROMYZA EN AMÉRICA Casi á punto de terminarse este trabajo y cuando ya no me era posible modificar en él, la sinopsis que lie dado de las Sapromyza americanas, recibí del Dr. Giglio-Tos, ayudante del Museo de Tu- rin un folleto intitulado : Diagnosi di nuovi generi e cli nuovi specie di Ditteri, impreso el 10 de Julio del corriente año en el Bolettino dei Musei di Zoología ed Anatomía comparata della Reale L Jniver - sita di Torino . El trabajo del Dr. Giglio-Tos, incluye, además de muchos otros dípteros, seis nuevas especies de Sapromyza descubiertas en México por el naturalista Bellardi, de las cuales me ocuparé en seguida. Elévase, pues, á 63 el número de Sapromyza conocidas en ambas Américas, siendo fácil de preveer que, estudios más prolijos lo hagan ascenderá más de un centenar. 58. Sapromyza vinnula, Giglio-Tos. Sapromyza vinnula, Giglio-Tos, Diagnosi etc., [IX, 9 (1893). « Melleci : capite et pedibus flavis, tarsis fuscis : abdomine basi melleOj vitta mediana fasciisque posticis subtilliims nigris : alis dilate flavidis. — Long. mm. 4 ». (Giglio-Tos). Hab. observ. : México (Coll. Bellardi). Se parece algoá la S. obsoleta , Fallen, pero, no tiene las antenas conformadas del mismo modo, ni el ápice de ellas es de color ne¬ gro, ni su abdómen y patas son unicolores. La S. pallidiv entris, Fallen, con abdómen provisto de raya dorsal y fajas negruzcas, no se halla muy distante de la S. vinnula , pero, su color es muy lavado, sus antenas son pardo-amarillentas, su tórax es de tinte cemiciento y sus tarsos tienen el mismo color que, las tibias y los muslos. Conviene la S. vinnula , en gran parte de sus caracteres, ANAL. SOC. CIENT. ARG. T. XXXV 20 298 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA con la S. lateritia, más, esta última tiene el abdomen « irregula - riter fusco-notatum », sus patas son testáceasen vez de amarillas y todo el cuerpo es más oscuro. 59. Sapromyza sonax, Giglio-Tos. Sapromyza sonax, Giglio-Tos, Diagnosi etc., IX, 9(1893). « Facie, probóscide, palpis, antennis , imo pectore et pedibus fla- vis : thorace fulvo, fusco -punctulato : abdomine nigro; alis fusco- flavidis, ápice dilutiore. — Long. mm. 5 ». (Giglio-Tos). Hab. observ. : México (Coll. Bellardi). Esta especie parece corresponder, por su tórax punteado de oscu¬ ro sobre fondo más claro, á mi sección A, de alas sin manchas. Por su abdomen negro y unicolor se asemeja á las S. longipennis y ni- griventris, pero, es muy diversa de la primera por el color del tórax, rojizo en esta y negro en aquella, las alas oscuras en el ápice de la S. longipennis y por el contrario, más claras que el resto en el extremo libre de las de la S. sonax , etc.; en cuanto á la S. nigriven- tris , posee antenas y patas negras, en vez de las amarillas que tiene la Sapromyza mejicana. 60. Sapromyza plagosa, Giglio-Tos. Sapromyza plagosa, Giglio-Tos, Diagnosi di nuovi gen. e di nuovi espec. di Ditteri, 9 (1893), et Bollet. di Mus. Zool. ed anat. comp. di Torino, VIII, 158 )1893). « Testacea ; vitta in genis nigra ; thoracis vittis duabus latis in scutellum productis duabusque in pleuris, nigris : segmentorum abdominis margine postico nigricante : femorum ápice, tibiis anticis [ere totis, reliquis medietate apicali tarsisque nigris : alis luride flavidis, costa late, triente apicali, venis transver- sis et vena quinta longitudinali late fuscis; in fuscedine apicali maculis tribus flavidis. — Long . mm. 7 ». (Giglio-Tos). Hab. observ. : México (Coll. Bellardi). EL GÉNERO SAPROMYZA EN AMÉRICA 299 Pertenece á mi división B y se parece de tal modo á la S. gemina - ta, Fabricius, que es necesario un cuidadoso exámen de las des¬ cripciones para darse cuenta de los caracteres diferenciales de ambas especies. En efecto, Giglio-Tos dice que, su especie tiene tórax, escudete y pleuras con dos rayas negras, detalles que le son casi comunes con la S. geminata, la cual las tiene « fuscis » ó «m- gro- fuscis » ; las mejillas de la S. plagosa tienen «vitta nigra» que aparecen en la geminata como « oris cavilas utrinque nigro- punctata »; las alas « pallidis , costa late apiceque fuscis, hoc flavi- do-guttato» de la S. geminata , no difieren mucho en mi sentir délas « luride flavidis, costa late, triente apicali venis transversis el vena quinta longitudinali late fuscis; in fuscedine apicali maculis tribus flavidis » de la S. plagosa; otro tanto sucede con las patas, cuyos detalles de coloración son semejantísimos en ambas Sapro- myza. Empero, la diferencia de talla casi doble en la plagosa que en la geminata, la 2a vena transversal y la 5a nervadura longitudi¬ nal de las alas, orilladas de pardo en la plagosa y límpidas en la geminata , según se infiere de la descripción, así como también el color del abdomen, unicolor en la geminata y con fajas negruzcas al través en la plagosa , abogan en favor de la legitimidad de la es¬ pecie descrita por el Dr. Giglio-Tos, por más que, el parecido de estas Sapromyza y la identidad de patria de ambas hagan sospe¬ chosa, á primera vista, su independencia específica. 61. Sapromyza urina, Giglio-Tos. Sapromyza urina, Giglio-Tos, Diagnosi di nuovi gen. ed nuovi sp. di Ditteri IX, 9 (1893) et Bollet. di Mus. di anat. corap. di Torino, VIII, 158 (1893). « Flava, nitida : capite thorace latiore : punctis dnobus in ima fronte et uno verticali, vittis duabus in dorso thoracis et uno puncto in pleuris, nigris : abdomine nigricante : femoribus an- ticis annulo apicali nigro : tibiis fuscis, tarsis nigricantibus : alis dilute flavidis, margine antico late fusco. — honq. mm. 4. » (Giglio-Tos). Hab. observ. : México (Coll. Bellardi).- *Esta Sapromyza participa de muchos caracteres pertenecientes á varias especies enumeradas en mi sinopsis y por lo tanto debo ex- 300 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA poner ordenadamente los detalles específicos que la apartan de todas las afines. Tiene el dorso del tórax marcado con dos rayas oscuras sobre, fondo más claro, como las S. geniculata, umbrosa , g eminata y stictica, pero se distingue bien de la primera por sus alas teñidas de pardo á lo largo del borde costal, mientras que en la geniculata son uniformemente amarillentas y sin manchas de otro color; la S. umbrosa , cuyas alas con margen anterior y ex¬ tremidad libre, ambas de color pardo son muy parecidas álas de la S. urina, tiene orladas de pardo las nervaduras transversales lo que no sucede en la Sapromyza de Giglio-Tos, y por otra parte, sus pies son « flavidi , tibiis posticis basi nigro-cmnulatis » , en vez de tener los fémures anteriores con un anillo pardo en el ápice, las tibias par¬ das y los tarsos negruzcos de la 5. urina; la S. geminata, que es muy semejante á la S. plagosa , difiere de la S. urina porque la porción parda apical de cada ala está goteada de amarillento y solamente sus tibias y tarsos anteriores son oscuros, en lugar de serlo todos, como en la S. urina; la S. stictica aunque del mismo grupo que la S. urina , difiere mucho de ella por sus alas « confertissime nigro- variegati », su tórax ceniciento, sus patas más oscuras, etc. En cuanto á la talla de las Sapromyza citadas es casi como en S. uri¬ na , pues oscila entre 3 */2 y 4 V? milímetros. i i2 . Sapromyza stata, Giglio-Tos. Sapromyza stata, Giglio-Tos, Bolletino dei Mus. di Zool. ed Anat. comp. di Tormo, VIII, 158 et Separat. 9 (1893). $. « Mellea; facie, probóscide , palpis et pedibus flavis; abdomine fulvescente, marginibús posticis segmentorum nigris ; tarsis ápice nigricantibus ; alis flavidis, costa praeter basim, triente apicalij venisque transversis late fuscis. — Long. mm. 7. » (Giglio-Tos). Hab. observ. : México (Bellardi). Pertenece á mi división D, con el tórax ni rayado ni manchado, y con las alas adornadas de manchas ó fajitas parduzcas. Tiene gran parecido con la S. bipunctata, Say, que también se halla en México; el color general «pallide flavo-melleum», las alas « hyct - EL GÉNERO SAPROMYZA EN AMÉRICA 301 linis costa maculisque tribus fuscis, venís transversis fusco -mar gi- natis » y el « abdomine vitta dorscili marginibusque segmentorum nigricantibus » de la S. bipunctata no difieren mucho de los ca¬ racteres que ofrece la S. stata en el color del cuerpo, fajas del abdomen y manchas alares, pero, la especie de Say se distingue muy claramente, de la de Giglio-Tos por tener dos puntos negros en el escudete y tarsos unicolores, al paso que, la otra tiene el es¬ cudete sin puntos y los tarsos negruzcos en el ápice. 63. Sapromyza innuba, Giglio-Tos. Sapromyza innuba , Giglio-Tos, Diagnosi di nuovi generi e di nuovi specie di Ditteri, 9 (1893). et Bollet. Mus. An. comp. di Torino, VIII, 158 (1893). « Flava : alis dilutissime flcividis, venis transversis fuscis. — Long. mm. i 1f¿.» (Giglio-Tos). Hab. observ. : México (Coll. Bellardi). Es una especie vecina de las S. flava, Linnteus y S. connexa , Say de las cuales difiere por tener los nérvulos transversales de las alas teñidos de pardo, carácter que la incluye entre las Sapro¬ myza de mi división D. INDICE GENERAL DE LAS MATERIAS CONTENIDAS EN EL TOMO TRIGÉSIMO QUINTO Páginas El Nuevo Teatro Colon. Informe del Departamento de Obras Públicas y Memoria del arquitecto señor Víctor Meano . 5 Los yacimientos auríferos de la Puna de Jujuy, por v. Kovarese . 89 Combustibles minerales, por J. C. Thlcrry . . . 118 Nota sobre la formación del carbón de piedra, por J. C. Ttaierry . 122 Curso de electricidad industrial, por Manuel B. Bahía . 129, 158, 217 Licuación y solidificación de los gases. Las investigaciones de Dewar, por Juan J. J. Kyle . 213 La fermentación de los azúcares artificiales, por Juan J. J. Kyle . . . 235 La región aurífera en la Tierra del Fuego, por M. Señoret . . . . 243 El género Sapromyza en América, por Félix Lynch Arrlbálzaga . 253, 281 / I \ I / LISTA DE LOS SOCIOS HONORARIOS Dr. Germán Burmeister f Dr. Benjamín A. Gould.— Dr. R. A. Philippi.— Dr. Guillermo Rawson j Dr. Cárlos Berg. CORRESPONSALES Arteaga Rodolfo de . Montevideo. Ave-Lallemant, Germán . Mendoza. Brackebusch, Luis . Córdoba. Garvalho, José Cárlos de . Rio Janeiro. Denza, F . . Cordeiro, Luciano Netto, Ladislao . Rio Janeiro. Paterno, Manuel . Palermo(It.). Reid, Walter F . Lóndres. Strobel, Pellegrino . Parma (Ital.). . . Moncalieri (Italia) .. Lisboa. CAPITAL Aberg, Enrique. Agote, Cárlos. Aguirre, Eduardo. Aguirre, Pedro. Albert, Francisco. Aldao, Cárlos A. Almada Luis E. Alrich, Francisco. Alsina, Augusto. Amespil, Lorenzo. Anasagasti, Federico. Anasagasti, Ireneo. Araoz, Aurelio. Aranzadi, Gerardo. Arata, Pedro N. Arigós, Máximo. Arnaldi, Juan B. Arteaga, Alberto de Aubone, Cárlos. Avenatti, Bruno. Avila, Delfín. Badell, Federico Y. Bacciarini, Euranio. Bahía, Manuel B. Baigorría, Raimundo. Bancalari, Enrique. Bancalari, Juan. Barabíno, Santiago E. Barilari, Mariano S. Barra, Cárlos de la. Barzi, Federico. Basarte, Rómulo E. Bastianini, Egidio. Battilana Pedro. Baudrix, Manuel C. Bazan, Pedro. Becker, Eduardo. Belgrano, Joaquín M. Belsunce, Esteban Beltrami, Federico Benavidez, Roque F. Benoit, Pedro. Bernardo, Daniel R. Biraben, Federico. Blanco, Ramón C Brian, Santiago. Brian, Santos Bosque y Reyes, F. Booth, Luis A. Bugni Félix. Bunge, Cárlos. Buschiazzo, Cárlos. Buschiazzo, Francisco. Buschiazzo, Juan A. Bustamante, José L. Cagnoni, Alejandro N. Cagnoni, Juan M. Campo, Cristóbal del Campo, Leopoldo de Canale, Julio. Candiani, Emilio. Candioti, MarcialR.de Canovi, Arturo Cano, Roberto. Carbone, AuguslinP. Caride, Estéban S. Carmona, Enrique. Carreras José M. de las Carrique, Domingo Carvalho, Antonio J. Casal Carranza, Roque. Castellanos, Cárlos T. Castex, Eduardo. Castro, Vicente. Castelhun, Ernesto. Cerri, César. Cilley, Luis P. Chanourdie, Enrique. Chapeaurouge, C. de. Chueca, Tomás A. Claypole, Alejandro G. Clérici, Eduardo E. Cobos, Francisco. Cominges, Juan de. Córdoba Félix. Coronell, J. M. Coronel, Manuel. Coronel, Policarpo. Corti, José S. Courtois, U. Cremona, Andrés V. Cremona, Víctor. Crohare, Pablo J . Crotto, Silvano. Cuadros, Carlos S. Damianovich, E. Darquier, Juan A. Dassen, Claro C. Dawney, Cárlos. Dellepiane, Juan. Dellepiane, Luis J. Diaz, Adolfo M. Dillon, Alejandro. Dillon Justo R. Domínguez, Enrique Doncel, Juan A. Dubourcq, Hermán. Duclout, Jorge. Durrieu, Mauricio Duhart, Martin. Duffy, Ricardo. Duncan, Cárlos D. Dufaur, Estevan F. LISTA DE SOCIOS (Continuación) Echagüe, Cárlos. Eguzquiza, Rafael Elguera, Eduardo. Escobar, Justo V. Espinosa, Adrián. Etchecopar, Evaristo. Etcheverry, Angel. Ezcurra, Pedro Ezquer, Octavio A. Fernandez, Daniel. Fernandez, Honorato. Fernandez, Ladislao M. Fernandez. Pastor. Ferrari Rómulo. Ferrari, Santiago. Fierro, Eduardo. Figueroa, Julio B. Fleming, Santiago. Friedel Alfredo. Forgues, Eduardo. Fox, Eduardo Frogone, José I. Frugoue, José V. Fuente, Juan de la. Gainza, Alberto de. Gaitero, Alfredo. Gallardo, Angel. Gallardo, José L . García, Aparicio B. Gastaldi, Juan F. Gentilini, Pascual. Ghigliazza, Sebastian. Giardelli, José. Gilardon, Luis. Giménez. Joaquín. Girado, José I. Girondo, Juan. Gómez, Fortunato. González, Arturo. González, Agustín. González del Solar, M. González Velez, Alej Gorbea, Julio Gramondo, Ernesto. Guerrico, José P. de Guevara, Roberto. Guglielmi, Cayetano. Gutiérrez, José Maria. Hainard, Jorge. Hary, Pablo Herrera Vegas, Rafael. Hidalgo, Martin Huergo, Luis A. Huergo, Luis A. (hijo). Hughes, Miguel. Igoa, Juan M. Irigoyen, Guillermo, lsnardi, Vicente. Iturbe, Miguel. Iturbe, Atanasio. Jaeséhke, Víctor J. Jameson dé laPrecilla. Jauregui, Nicolás. Krause, Otto. Kyle, Juan J. J. Labarthe, Julio. Lafferriere, Arturo. Lagos, Bismark. Lange, Enrique S. Langdon, Juan A. Lanús, Juan. G. Lara, Alfredo. Larguía, Carlos. Lavalle, Francisco. Lavalle, José F. Lazo, Anselmo. Leeonte, Ricardo. Lederer, Julio. Leonardis, Leonardo León, Rafael. Limendoux, Emilio. Lizarralde, Ramón. López Saubidet, P. Loudet, Osvnaldo. Llosa. Alejaldro. Lucero, Apoinario. Lugones. Arturo. Lugones Velasco, Sdor. Luro, Rufino. Ludwig, Cárlos. Lynch, Enrique. Lynch Arribálzaga. F. Machado, Ángel. Madrid, Enrique de Madrid, Samuel de. Mallol, Benito J. Mamberto, Benito. Marini, A. Martínez, Carlos. E. Massini, Cárlos. Massini, Estevan. Matienzo, Emilio. Mattos, Manuel E. de. Maupas, Ernesto. Mendez, Teófilo F. Meza, Dionisio C. Mezquita, Salvador. Mignagüy, Luis P. Mohr, Alejandro. Molina Civit, Juan. Molina Salas, Cárlos. Molina y Vedia Julio. Molinarí, José. Molino Torres, A. Molteni, José F. Mon, Josué R. Montes, Juan A. Morales, Cárlos Maria. Moyano, Cárlos M. Murzi, Eduardo. Nocetti, Domingo. Nocelti, Gregorio. Nougues, Luis F. Ocampo, Manuel S. Ochoa, Arturo. Ochoa, Juan M. O'Donell, Alberto C. Olivera, Cárlos C. Olmos, Miguel. Orzabal, Arturo. Otamendi, Eduardo Otamendi, Rómulo. Otamendi, Alberto. Otamendi, Juan B. Padilla, Emilio H. de Palacios, Alberto Palacio, Emilio. Páquet, Cárlos. Pasalacqua, Juan V. Pawlowsky, Aaron. Pellegrini, Enrique Pelizza, José. Peluffo, Domingo Peyret, Alejo Pereyra, Horacio. Pereyra, Manuel. Philip, Adrián. Piaña, Juan. Piaggio, Pedro. Pico, Octavio S. Pico, Pedro P. Pirovano, Ignacio. Puiggari, Pió. Puiggari, Miguel. M. Quadri, Juan B. Quijarro, José A. Quiroga, Atanasio. Ratto, Leopoldo. Rebora, Juan. Recalde, Felipe. Real de Azúa, Cárlos Riglos, Martiniano. Rigoli, Leopoldo. Roux, Alejandro Rodríguez, Andrés E. Rodríguez, Luis C. Rodríguez, Miguel. Rodríguez de la Torre , C. Rojas, Estéban C. Rojas, Félix. Romero, Armando. Romero, Cárlos L. Rosetti, Emilio. Rospide, Juan. Rostagno, Enrique. Ruiz, Hermógenes. Ruiz de los Llanos, C. Ruiz, Manuel. Rufrancos, Ceferíno. Sagasta, Eduardo. Sagastume, Demetrio. Sagastume, José. M. Saguier, Pedro. Salas, Estanislao. Salas, Julio S. Salvá, J. M. Samper, Sebastian Sánchez, Emilio J. Sanglas, Rodolfo. San Román, Iberio. Santillan, Santiago P. Senillosa, Juan A. Señoraus, Arturo O. Sarrabayiouse, Eugen. Saralegui, Luis. Sarhy, José. V. Sarhy, Juan F. Scarpa, José. Schneídewind, Alberto Schickendantz, Emilio. Schroder, Enrique. Schwartz, Felipe. Scotli, Cárlos F. Segovia, Fernando. Seguí, Francisco. Selstrang, Arturo. Serna, Gerónimo de la Schaw, Arturo E. Schaw, Cárlos E. Silva, Angel. Silveira, Luis. Simonazzi, Guillermo. Siri, Juan M. Sirven, Joaquín. Sola, Ricardo. Soldani, Juan A. Sota, Alberto de la. Spika, Augusto. Stavelius, Federico. Stegman, Cárlos. Taboada, Miguel A. Taurel, Luis. Tessi, Sebastian T. Thedy, Héctor. Thompson, Valentín. Treglia, Horacio. Tressens, José A. Unanue, Ignacio. Urraco, Leodoro G. Valle, Pastor del. Varela Rufino (hijo) Victoríca y Soneira^J. Vidart, E. (hijo) Videla, Baldomero. Viñas, Urquiza Justo. Villanueva, Bernardo. Villegas, Belisario. Vinent, Pedro Wauters, Cárlos. VVauters, Enrique. White, Guillermo. Williams, Orlando E. Zamudio, Eugenio. Zavalia, Salustiano. Zebailos, Estanislao S. Zunino, Enrique.