ANALES
DE LA
SOCIEDAD CIENTIFICA
ARGENTINA
COMISION RED ACTORA
Presidente. . ... . Ingeniero Eduardo Aguirre.
Secretario . Señor Horacio Pereyra.
I Ingeniero Manuel B. Bahía.
Vocales . . ’ Dor Atanasio Quiroga.
( Señor Félix Lynch Arribálzaga.
JULIO DE 1892. — ENTREGA I. — TOMO XXXIV
PUNTOS Y PRECIOS DE SUSCRICION
LOCAL DE LA SOCIEDAD, VICTORIA, 1402 (2o piso), Y PRINCIPALES LIRRERÍAS
Por mes, en la Capital, Interior y Exterior,
incluso porte . . . $ m/n 1.50
Por año, en la Capital, Interior y Exterior
inclnso porte . . » 13.00
La suscricion se paga, anticipada
BUENOS AIRES
IMPRENTA DE PABLO E. CONI É HIJOS, ESPECIAL PARA OBRAS
680 — GALLE PERÚ'— 680
189 2
JUNTA DIRECTIVA
Presidente. ...... Ingeniero Eduardo Aguirre.
V ¿ce-Presidente i° Doctor Juan .1 . J. Kyle.
Id. 2 0 Ingeniero Jorge Duclout
Secretario . Señor Horacio Pereyra.
Tesorero . . Ingeniero Enrique de Madrid.
, Ingeniero Emilio Palacios.
l Capitán Salvador Velasco Lugones.
Vocales . Señor Juan Rospide.
/ Señor José J. Girado.
\ Señor Sebastian Ghigliazza.
INDICE DE LA PRESENTE ENTREGA
I. — MEMORIA ANUAL DEL PRESIDENTE DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA
ARGENTINA, correspondiente al XX período 1891-92.
II. — LA NUEVA NOMENCLATURA QUÍMICA.
III. — DIPTEROLOGIA ARGENTINA (SYRPHID.Ej, por Félix liyuclt
Arribnlzaga [Continuación) .
IV. - SOBRE UNA PEQUEÑA MODIFICACION EN LA REDUCCION DE OB¬
SERVACIONES DE PASOS DE ESTRELLAS POR EL PRIMER VER¬
TICAL PARA HALLAR LA LATITUD, por Ijetlerei*.
A LOS SOCIOS
Se ruega á los señores socios comuniquen á la Secreta¬
ría de la Sociedad su ausencia, cambio de domicilio, etc.,
y cualquier irregularidad en el reparto de los Anales ó
cobro de la cuota.
Se ruega también á los que tengan en su poder obras
prestadas pertenecientes á la Biblioteca de la Sociedad, se
sirvan devolverlas á la brevedad posible, á fin de anotar¬
las en el catálogo.
SOCIEDAD
ANALES
I
ANALES
DE LA
SOCIEDAD CIENTIFICA
ARGENTINA
COMISION REDACTORA
Presidente .
Secretario ......
Vocales . \
Ingeniero Eduardo Aguirre.
Señor Horacio Pereyra.
Ingeniero Manuel B. Bahía.
Dor Atanasio Quiroga.
Señor Félix Lynch Arribálzaga.
TOMO XXXIV
Segundo semestre de 1892
BUENOS AIRES
IMPRENTA DE PABLO E. CONI É HIJOS, ESPECIAL PARA OBRAS
680 — CALLE PERÚ — 680
1892
MEMORIA ANUAL
DEL PRESIDENTE DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
(correspondiente AL XX PERÍODO 1891-92)
Señores Socios :
Cumpliendo con lo prescripto por el artículo 22 inciso 9o del
Reglamento General, voy á daros cuenta detallada del estado déla
Sociedad y de su marcha durante el XXo período administra¬
tivo.
Socios. — La Sociedad cuenta actualmente 416 socios activos, 4
honorarios y 10 corresponsales. El número de socios activos el 16
de Julio de 1891 era de 452, el de honorarios 5 y el de correspon¬
sales 10. El número de honorarios ha disminuido de 1, por haber
fallecido el ilustre Dr. Germán Burmeister. Han ingresado durante
el período 1 1 , reincorporado 1 , y han salido por diferentes causas
49. De estos últimos la mayor parte han sido declarados cesantes
por la Junta Directiva por falta de cumplimiento al artículo 15 del
Reglamento. Esta resolución fué tomada después de invitar á esos
señores por repetidas veces á ponerse dentro del Reglamento. He
aquí la nómina de los sócios que han sido acceptados :
Victorino Diaz, Enrique Rostagno, Ernesto E. Padilla, Evaristo
Etchecopar, Juan Betbeze, Julio Lederer, Ricardo Solá, Alejandro
F. Mohr, Manuel Coronel, 'Santiago P. Santillan, Aurelio Araoz y
Avelino Varangot, reincorporado.
Asambleas. — La Sociedad ha celebrado 7 asambleas generales en
las cuales se ha dado cuenta de su marcha y de las resoluciones
6 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
más importantes tomadas por la Junta Directiva, cuyas resoluciones
han sido publicadas en los Anales, entregas IY del tomo XXXII y
Y del tomo XXXIII, con el título de Movimiento social y de las que
volveré á dar cuenta más adelante.
Conferencias. — 4 conferencias se han dado en los salones de la
Sociedad, cuya nómina es la siguiente :
Dr. Federico G. A. Haft. — « Sistema Musical de 53 grados ».
Ingeniero Julio Lederer. — « Sobre algunas observaciones res¬
pecto á las constantes del elipsoide terrestre».
Ingeniero Leopoldo Gómez de Terán. — « La influencia de la
ciencia en el desarrollo de la industria » .
Dr. Federico G. A. Haft. — « La Parábola balística ».
Junta Directiva.— En la Asamblea del 16 de Agosto del añoppdo.
la Junta Directiva quedó constituida en la forma siguiente:
Presidente : Ingeniero Eduardo Aguirre.
Jice Presidente d° : Dr. Juan J. J. Kyle.
Vice Presidente 2o : Ingeniero Jorge Duclout.
Secretario : Ingeniero Luis J. Dellepiani.
Tesorero: Ingeniero Enrique de Madrid.
Vocales : Señores Juan Rospide, José J. Girado, Capitán Salvador
Velasco Lugones, Sebastian Ghigliazza, Ingeniero Juan F. Sarhy.
Habiendo renunciado los señores Ingenieros Juan F, Sarhy del
puesto de vocal y Luis J. Dellepiani del de secretario, fueron reem¬
plazados respectivamente en las Asambleas del 19 de Octubre y 21
de Diciembre ppdo. por los señores Ingenieros Emilio Palacios y
Horacio Pereyra.
Así constituida la Junta Directiva, ha funcionado hasta la fecha,
habiendo celebrado 39 reuniones, en las cuales se han adoptado
entreoirás las siguientes resoluciones:
Io En vista de presentar mayores ventajas para los señores so¬
cios se resolvió que el local de la Sociedad permanezca abierto de
noche de 7 y 1/2 á 1 1 y 1/2, y se cierre durante el día;
2o Uniformar el precio de los Anales fijando el de $ 1 .50 m/n en
la Capital é igualmente para el interior y exterior, incluso el porte,
no admitiéndose la suscricion por trimestre ni semestre, pero sí
por año, que costará 1 2 $ m/n ;
3o Suspender el envío de los Anales y demás publicaciones y no
prestar libros de la biblioteca á los socios que dejen de satisfacer
sus cuotas durante 3 meses consecutivos;
MEMORIA ANUAL DEL PRESIDENTE DE LA SOCIEDAD 7
4o Declarar cesantes 32 socios por falta de cumplimiento al ar¬
tículo 15 del Reglamento ;
5o En vista del estado financiero poco halagüeño de la Sociedad,
se resolvió nombrará los señores Ingenieros Enrique de Madrid y
Capitán Salvador Velasco Lugonespara presentar á la Junta Direc¬
tiva un informe detallado del estado económico de la misma y
sobre el destino que debía darse á los fondos existentes en
caja.
Dichos señores presentaron el mencionado informe, aconsejando
en él, la venta del terreno que la Sociedad poseía en la calle del
Cerrito, entre las de Arenales y Juncal, y con el producto de esa
venta unido á lo existente en caja comprar una casa donde ella pu¬
diera instalarse.
Dicho informe conjuntamente con un proyecto de resolución al
respecto que la Junta Directiva había resuelto presentar á la
Asamblea fueron tratados por ésta en sus últimas sesiones del 21 y
29 de Diciembre del año ppdo. y 12 de Enero del presente año,
convocadas exclusivamente para este objeto, y la que, después de
varios y prolongados debates, resolvió por fin, en su sesión del 12
de Enero último, de acuerdo con el informe, autorizando á la Junta
Directiva para vender el terreno y con el producto de la venta ad¬
quirir en compra una casa en la que pudiera trasladarse la Socie¬
dad .
La Junta Directiva, haciendo uso de esa autorización, llamó á
licitación pública para la venta del terreno.
Se presentaron dos ofertas de las cuales se aceptó la que había
hecho el Sr. Cárlos Rodríguez Larreta ofreciendo la suma de 10.000
$ m/n á más de la hipoteca de 40.000 cédulas serie D. Nacionales
que la propiedad reconocía al Banco Hipotecario Nacional y ha¬
ciéndose cargo de la mencionada deuda.
Con la suma de 10.000 pesos obtenidos por la venta y lo existente
encaja se compró la casa calle Z,eballos n° 269, y cuyo plano puede
verse en la secretaría, por la suma de 18.000 pesos m/R, que¬
dando un excedente de 8.500 pesos, con cuya suma la Junta
Directiva trató últimamente de modificar dicha casa. Al efecto
nombró á los señores arquitectos Juan A. Buschiazzo y Joaquín
M. Belgrano, para presentar un proyecto de modificación.
Dichos señores enviaron los proyectos que se le habían pedido,
los cuales tomó en consideración la Junta Directiva y después de
prolongados cambios de ideas, y en vista de que los fondos existen-
8 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
tes serían insuficientes para llevar á cabo la obra, resolvió por fin
postergar hasta mejor oportunidad la realización de esta idea, y
procurar de que la Sociedad se traslade á la casa comprada lo más
pronto posible, previos pequeños arreglos que se necesitan hacer en
ella, y consultar á la Asamblea sobre el destino que debía darse á
los fondos existentes.
Consultada ésta al respecto, resolvió en su sesión del 2 del cor¬
riente autorizar á la Junta Directiva para comprar con dichos fondos
una finca para la Sociedad, siempre que ella produzca el 8 % de
renta, quedando autorizado el Sr. Presidente para firmar las escri¬
turas de compra-venta y demás documentos que se requieran para
el cumplimiento de esta resolución;
6o Vender al Sr. Cárlos Rodríguez Larreta, comprador del terreno,
los materiales de construcción que existían depositados en el mis¬
mo por la suma de 600 pesos m/n ;
7o Enviar un giro postal por valor de 28 francos oro á los
Sres. Gautiers Villars de Paris, á objeto de que dichos señores en¬
víen á la Sociedad los « Comptes Rendus de PAcademie des Sciences
de Paris » correspondientes á los años 1891 y 1892;
8o Aceptar los nombramientos de socios honorarios hechos (ex¬
oficio) en la persona del Presidente de la Sociedad, por el «Centro
Trabajo y Progreso» de Martin García y Sociedad de Estudios
Geográficos é Históricos de la República de San Salvador;
9o Conceder al Sr. Federico Biraben el uso del Salón de sesiones
para la instalación provisoria de la Escuela Politécnica, de la que
es fundador;
10° En vista de una nota del mismo señor Biraben, poniendo
bajo los auspicios de la « Sociedad Científica Argentina » habiéndolo
hecho al mismo tiempo con la «Sociedad Rural Argentina» y
«Unión Industrial Argentina », el acto de fundación de la referida
Escuela, y en virtud del artículo Io, título I del Reglamento gene¬
ral resolvió : Io Poner bajo su protección moral á la Escuela Poli¬
técnica de Buenos Aires, eximiéndose de todo compromiso pecu¬
niario ; 2o Nombrar una comisión compuesta de los Sres. Dr. Cárlos
Morales, Ingeniero Manuel B. Bahía y Angel Gallardo, para que
representen á la Sociedad en el acto de la inauguración de dicha
escuela ;
11° Pasar á Ganancias y Pérdidas las siguientes cuentas por
considerarse incobrables :
«Sección La Plata», por cuotas mensuales, $ 5.886.00.
MEMORIA ANUAL DEL PRESIDENTE DE LA SOCIEDAD 9
« Sociedad de Ingenieros Civiles», por alquileres, $ 750.00.
«.Asociación Médica Bonaerense», por alquileres, $ 6.707.00.
« Gobierno Nacional », por suscrición de Anales de años muy
atrasados, ps. 1 86.00, debiendo pasar á figurar en el activo de la
« Sociedad Científica Argentina » las existencias de las mencionadas
Sociedades ;
12° Descontar anualmente á la cuenta de «Muebles y Útiles » el
12 % por los deterioros que pudiera sufrir durante el año;
13° Concurrir á la Exposición de Chicago con una colección
completa de los Anales é invitará los señores socios á enviar trabajos
originales, los cuales podrán enviarlos á la Sociedad para que ésta
á su vez los remita conjuntamente con la colección á la Comisión
Directiva (Argentina) de aquella exposición;
1 4 o Pedir á Jos señores socios que no coleccionan los Anales, y que
posean algunas de las entregas que más abajo se expresan, quie¬
ran enviarlas á la Sociedad, ya sea en calidad de donación, cambio
por otras, ó abonando ésta su importe correspondiente, á fin de
completar en lo posible las colecciones del archivo que se hallan
muy incompletas.
Año 1876, Enero á Junio ; año 1878, Julio, Setiembre y Noviem¬
bre ; año 1879, Mayo; año 1880, Febrero; año 1890, Enero á
Agosto;
1 5° Poner en venta en la librería Lajouane el folleto del Sr. Lalle-
mant, titulado el «Paramillo de Uspallata», al precio de 4 ps. m/n
el ejemplar, para cubrir en parte los gastos originados por la im¬
presión del folleto y planos correspondientes;
16° No hacer Jugará una solicitud del Sr. Max. Pereles, pidiendo
se le concediera el salón de sesiones para dar una conferencia sobre
la «Cuadratura del Círculo»;
17° Habiendo solicitado el ingeniero José S. Corti, de San Juan,
algunos datos sobre la navegabilidaddel Bermejo , el Pilcomayó y el
Teuco, y sobre las regiones climatéricas de aquella región, se nom¬
bró al capitán S. Velasco Lugones, para informar al respecto, quien,
por no disponer del tiempo necesario para el desempeño de esta
comisión, indicó al capitán Sr. León Zorrilla, cuyo señor se ha
ofrecido galantemente, por intermedio del Sr. Velasco Lugones,
para suministrar á la Sociedad los referidos dalos, resolviéndose
aceptar el ofrecimiento del Sr. Zorrilla y pasarle una nota al efecto,
adjuntándole copia de los antecedentes. Hasta la fecha, la Sociedad
no ha recibido esos datos;
10 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
18° En virtud de una nota del Presidente de la « Sociedad Cientí¬
fica de San Juan », en la que pedía las condiciones en que la
« Sociedad Científica Argentina» aceptaría que aquella funcionara
cómo sección de ésta, la Junta Directiva, fundándose en los infor¬
mes de ios Sres. Ingenieros Benito Mallol, Cárlos M. Morales, Miguel
Iturbe, Enrique de Madrid y Luis J. Dellepiani, y en los datos
prácticos que la existencia de la « Sección La Plata» arrojaba, y la
que en virtud de estos informes resolvió declarar disuelta, la Junta
Directiva presentó á la consideración de la Asamblea un proyecto
de Reglamento de secciones, el cual fué discutido por la Asamblea
en su sesión de fecha 12 de Enero ppdo. y el que, después de un
prolongado debate, quedó sancionado en la forma siguiente :
« Reglamento general
« Art. Io. — Las Secciones tienen por objeto cooperar á la reali¬
zación de las bases consignadas en el Reglamento general .
« Art. 2o. — No se considerará instalada una Sección, mientras
no se eleve á veinte y cinco el número de socios activos que la com¬
pongan.
« Art. 3o. — La Junta Directiva de cada Sección se compondrá
de: un Presidente, un vice-Presidente, un Secretario, un Tesorero,
tres Vocales.
« Art. í°. — Para que sean válidas las resoluciones de la Junta
Directiva se requiere la presencia de cinco de sus miembros por lo
menos, incluso el Presidente, y sus decisiones se tomarán por
simple mayoría de votos, decidiendo el Presidente en caso de em¬
pate.
« Art. 5o. — Una Sección no podrá nombrar socios activos á las
personas que hayan sido declaradas cesantes por la Sociedad ú
otra Sección, sin la conformidad de ésta.
« Art. 6o. — Las Secciones son completamente independientes en
la administración de sus fondos, no haciéndose la Sociedad Central
responsable de ningún gasto efectuado por aquellas.
« Art. 7o. — Antes del Io de Julio deberán pasar un informe de
los trabajos efectuados en la Sección á objeto de ser incluidos en la
Memoria que debe presentar anualmente el Presidente.
« Art. 8o. —En caso de disolución de una Sección, todos sus do¬
cumentos y obras científicas quedarán á disposición de la Sociedad
MEMORIA ANUAL DEL PRESIDENTE DE LA SOCIEDAD 41
Centra) : la Junta Directiva podrá desistir de este derecho, cuando
lo estime conveniente.
« Art. 9o. — Si un socio de una Sección se encuentra accidental¬
mente er !a Capital, podrá hacer uso del salón de lectura y asistir
á las conferencias.
« Art. 40. — Los socios de las Secciones tendrán acción á pre¬
sentarse en los concursos, en las condiciones de los socios activos.
« Art. 11. — Los socios de las Secciones podrán remitir trabajos
científicos para los Anales, los que serán, de acuerdo con
el Reglamento, sometidos á la consideración de la Junta Re¬
da c tora .
« Art. 12. — La Sociedad remitirá gratis á la Sección el número
de Anales necesarios para ser distribuidos á los socios, siempre
que el número de éstos no pase de cincuenta. Pasado ese número
las Secciones abonarán el costo de dichos Anales.
« Art. 13. — La Junta Directiva de la Sociedad Central puede
derogar, en caso que lo estime conveniente, los artículos segundo
y tercero. »
A principios del mes ppdo. fue constituido en prisión, por orden
del Tesorero del Instituto Geográfico Argentino, el cobrador Juan
Rodríguez, por haber defraudado el importe de un cierto número
de recibos de aquel Instituto.
Inmediatamente de saberse esto se tomaron las medidas nece¬
sarias á fin de ver si había incurrido en el mismo delito con res¬
pecto á la «Sociedad Científica Argentina».
De las averiguaciones hechas resulta que esta también ha sido
defraudada por el mencionado Rodríguez en un regular número
de recibos, no pudiéndose fijar por el momento el total cierto de
ellos por no habérsele podido pedir cuenta personalmente hasta
ahora; pero, en el primer instante manifestó que la Sociedad nada
perdería, pues él daría cuenta, tan pronto como saliera en libertad,
de los recibos que á él se le habían confiado.
Como medida prévia se ha pasado una circular á los señores so¬
cios, pidiéndoles quieran manifestar cuál es el último recibo que
han jabonado. Se han recibido ya algunas contestaciones faltando
aún muchas otras.
En virtud de que al delincuente Rodríguez se le sigue la causa
y permanece en prisión, no obstante de que el Instituto Geográfico,
según datos obtenidos, desiste de ello, la Junta Directiva resolvió,
12 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
en su última sesión, nombrar como cobrador al Sr. Francisco Cane-
pa, á quien se le ha exigido presente una fianza á satisfacción, la
que en breve será entregada por dicho señor, para que se le dé
posesión |del puesto.
Memorias é Informes. — Se han presentado en este período las
siguientes Memorias é Informes,, los cuales han sido tomados en
consideración por la Comisión Redactora y algunas de ellas han
sido publicadas en los Anales ; hé aquí la nómina :
Memoria anual del Presidente (Dr. Cárlos M. Morales) corres¬
pondiente al XIX período administrativo (1890-91),
Dr. Cárlos Berg, «Nuevos datos sóbrela formación carbonífera en
la República Argentina ».
Ingeniero Jorge Duclout, « Los fundamentos de la geometría y
conocimiento del espacio» (continuación).
B. Félix Lynch Arribálzaga, « Dipterología Argentina (Syr-
pliidae) ».
Dr. Germán Burmeister, « Nuevos objetos en el Museo Nacional ».
Dr. Cárlos Berg, «Nova hemiptera faunarum Argentinae et
Uruguayensis ».
Dr. Eduardo L. Holmberg, «Aves libres en el Jardin Zoológico
de Buenos Aires ».
Ingeniero José S. Corti, «Determinación de la latitud de un lugar
y del azimut de una línea sin usar más instrumento que un cír¬
culo azimutal ».
Sr. Rafael León, «El pozo artesiano del Balde». (Historia de una
perforación hasta 600 metros.
Empresa de las Obras de Salubridad, « Informe sobre el ensayo
del petróleo como combustible llevado á cabo en el establecimiento
« Recoleta ».
Ingeniero Julio Lederer, « Algunas observaciones respecto á las
constantes del elipsoide terrestre».
Ingeniero Emilio Palacios, « Los Telégrafos de la República
Argentina porM. B. Bahia ».
Ingeniero C. C. Olivera, « Discurso pronunciado en el Consejo
Deliberante con motivo de la modificación introducida en el Regla¬
mento de construcciones ».
Ingeniero Jorge Duclout, « Estudios sobre las hipótesis mecáni¬
cas que sirven de base á la teoría electro-magnética de la luz
Maxwell ».
MEMORIA ANUAL DEL PRESIDENTE DE LA SOCIEDAD 13
Ingenieros A. Seurot, José F. Sarhy, S. E. BarabinoyG. Dominico,
« Reglamento para la recepción de las cales hidráulicas y cemen¬
tos en las Obras Públicas Nacionales».
Departamento de Obras Públicas, « Estudio sobre la cal y cemento
de Cosquin (Provincia de Córdoba)».
S. E. Barabino y Alfredo Seurot, « El Dique de San Roque».
La Redacción, « Crónica de la fiesta celebrada por la Sociedad en
conmemoración de su XIX aniversario ». — « Luis A. Yiglione »,
necrología. — « Observatorio astronómico de la Plata » (su génesis
pasado, presente y porvenir). — Bibliografía. — « Análisis químico
del agua mineral de la finca Hurucatao por F. Canzoneri». — «Exe¬
quias fúnebres al Dr. Burmeister». — « IXo Congreso Internacional
de americanistas » (reunión del año 1892). — « Clasificación siste¬
mática délas diferentes calidades de fierro ». — « Geometría Neo-
Euclideana». — «Tubo polémico délas Gímnospermas». — «Congreso
Internacional de Química General ». — « Misceláneas ». — « Movi¬
miento Social ».
Excursiones y visitas. — Hé aquí la nómina de las efectuadas en
el actual período :
23 de Setiembre de 1891. — Visita á los buques de la Armada.
4 de Octubre de 1 891 . — Visita al Museo de La Plata .
4 de Octubre de 1891. — Visita al Observatorio de La Plata.
21 de Junio de 1892. — Visita á las obras del Riachuelo.
Biblioteca. — La biblioteca aumenta cada día con las publica¬
ciones que se reciben en cange de los Anales y con las obras que
generosamente donan los señores socios, algunos autores y varios
editores del extra ngero. Durante el presente período se han reci¬
bido 48 volúmenes, entre los que figuran obras de bastante impor¬
tancia é interés científico. Encuadernación y compra de obras no
ha habido durante el período, á causa del estado financiero poco
satisfactorio porque ha tenido que atravesar la Sociedad en estos
últimos tiempos.
A?iales. — Desde el principio del período, la Comisión Redactora
quedó constituida en la forma siguiente :
Presidente: Ingeniero Eduardo Aguirre.
’ Secretario : Ingeniero Luis J. Dellepiani.
Vocales : Ingeniero Manuel B. Bahía, Dr. Atanasio Quiroga y
14
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Sr. Félix Lynch Arribálzaga, que fué nombrado en reemplazo del
Sr. Ingeniero Jorge Duclout, por haber sido electo éste último para
ocupar el puesto de Vice-Presidente 2o de la Comisión Directiva por
la Asamblea del 10 de Agosto del año ppdo.
Por renuncia del Sr. Luis J. Dellepiani, la Asamblea del 21 de
Diciembre nombró para reemplazarle al Sr. Horacio Pereyra, y así
constituida ha funcionada hasta la fecha.
El número de suscritores es de 10, número muy reducido á causa
de que la Junta Directiva en vista de la falta de cumplimiento en el
pago por algunos de ellos, resolvió eliminarlos de la lista de sus¬
critores.
El tiraje de 700 ejemplares, cuesta actualmente 170 pesos m/n.
sin incluir las láminas.
Han contribuido á su publicación durante el período los si¬
guientes señores : Cárlos M. ¡Morales, Cárlos Berg, Jorge Duclout,
Félix Lynch Arribálzaga, Germán Burmeister, Eduardo L. Holm-
berg, José S. Corti, Rafael León, Empresa de las Obras de Salubri¬
dad, Julio Lederer, Emilio Palacios, Cárlos C. Olivera, Alfredo
Seurot, José F. Sarhy, S. E. Barabino, G. Dominico, Departamento
de Obras Públicas y la Redacción.
Se han establecido los siguientes canges nuevos :
Progreso Matemático de Zaragoza.
Proceeding and Transaction of the Scientific Association de Meri-
den.
Rasegna delle Science Geologische in Italia (Roma).
Revista del Museo de La Plata.
Revista de la Sociedad de Ingenieros y Arquitectos de Méjico.
Revista Sud- Americana de Seguros de Buenos Aires.
La Escuela de Medicina de Méjico.
Anales de la Universidad de Montevideo .
Boletín de la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona
(España).
Naturforschende Gessellschaft de Freibourg (Badén).
Anales de la Higiene Pública de Buenos Aires.
Revista Nacional de Buenos Aires .
Actes de la Société Scientifique du Chili (Santiago).
Bolletino de la Societá Romana per gli studi de la Zoologichi de
Roma.
Journal of the New Jersey Natural History de Trenton.
Records oflhe Geological Survey de Gales al Sur.
MEMORIA ANUAL DEL PRESIDENTE DE LA SOCIEDAD 15
Se reciben actualmente en cange 257 publicaciones de los si¬
guientes países :
República Argentina, Brasil., Chile, Perú, República Oriental del
Uruguay, Venezuela, Colombia, Méjico, Norte-América, Guatemala,
Cuba, San Salvador, Costa-Rica, Alemania, Bélgica, España, Fin¬
landia, Francia, Holanda, Inglaterra, Italia, Portugal, Rusia,
Suiza, Rumania, Suecia y Noruega.
Archivo. — El Dr. Marcial R. de Candioti ha comenzado á escribir
la 2a parte de la « Revista del Archivo », la cual será publicada en
los Anales en oportunidad.
Secretaría. — La Secretaría ha sido desempeñada al principio del
período por el Sr. ingeniero Luis J. Dellepiani, quien renunció por
haberlo nombrado el P. E. para formar parte de la comisión
de límites con Chile, continuando, en el desempeño accidental de
este puesto, el Sr. Gerente hasta el 21 de Diciembre ppdo., en que
fué nombrado para remplazarle el Sr. Horacio Pereyra, quien ha
continuado desempeñando este puesto hasta la fecha.
La Secretaría ha mantenido correspondencia con las de otras
Sociedades del país y del extrangero y ha contraído nuevas relacio¬
no n varias otras, entre las que figuran :
La Asociación Científica , de Meriden (Estados Unidos).
Museo de La Plata.
Sociedad de Ingenieros y Arquitectos, de Méjico.
Universidad, de Montevideo.
Real Academia de Ciencias y Artes, de Barcelona.
Société Scientifique du Chili.
Societá Rumana per gli studi Zoologici, de Roma.
New Jersey Natural History Sociely , y otras que sería largo
enumerar.
Durante el período actual han salido por Secretaría 257 notas.
Los libros de actas de la Junta Directiva y Asambleas, copiador
de notas y demás libros auxiliares, han sido llevados en forma.
Tesorería. — Ha sido desempeñada por el Sr. ingeniero Enrique
de Madrid, y dá idea de la contracción con que ha llenado sus fun¬
ciones el anexo correspondiente que se agrega á esta Memoria.
’ Los libros de Tesorería están al día y han sido llevados en
forma.
jQ ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Gerencia. — Ha seguido á cargo del Sr. Juan Y. Botto, secun¬
dando, con contracción digna de encomio, al Secretario y Teso¬
rero.
Edificio Social.— Creo haberos dado cuenta, al principio de esta
Memoria, de los trabajos efectuados á este respecto, y sólo me resta
deciros que han donado á la Sociedad las acciones con que se
suscribieron para la erección del Edificio Social los siguientes
señores: Ingeniero Juan Pirovano, Ramón Paz, Dr. Juan J. J.
Kyle, Felipe Cuenca y Guillermo Wheller.
Señores socios :
Creo que los datos anteriores dan una idea suficientemente
exacta de la marcha de la Sociedad en el último año. Podéis ver por
ellos que la labor útil de la Sociedad, sus conferencias, la publi¬
cación de los Anales y paseos y visitas á obras y establecimientos
industriales, han continuado casi del mismo modo que en años
anteriores.
La Sociedad no ha progresado en este sentido como hubiera sido
de desear; pues ha tenido que resolver cuestiones de interés vital
para el porvenir, y la atención misma de los socios ha sido distraída
de nuestros fines por la intensa crisis que el país ha atravesado y
que ha afectado á todos con mayor ó menor intensidad.
En mi concepto, sin embargo, ha avanzado la Sociedad en su
estado económico. Dueña antes de un terreno improductivo y con
una deuda pesada, su situación era de pura especulación, y si
bien un aumento de valor en la tierra podía llevarla á la opulen¬
cia, también un descenso la hubiera puesto en el caso de ser insol¬
vente. En ambos casos la J. D., y aún la Sociedad entera, hubiera
tenido que preocuparse de todas estas cuestiones, agenas á la
índole de los fines sociales y aún á la personal de sus socios.
Hoy esta situación es diferente, poseyendo un local propio, en
que vá ó instalarse, con la misma ó mayor comodidad que siempre
ha tenido y teniendo además una renta que debe subir á más de
800 pesos por año, sin tener deuda alguna.
La atención déla Sociedad está así libre por el lado económico
y podrá contraerse en lo sucesivo exclusivamente á la realización
de sus fines, contribuyendo con todas sus fuerzas al progreso cien¬
tífico de nuestro país.
MEMORIA ANUAL DEL PRESIDENTE DE LA SOCIEDAD 17
Balance general de la Caja de la Sociedad Científica Argentina
durante el XX período administrativo de 1891-1892
ENTRADAS
1891
Julio 15 al 31 (inclusive) . $ m/n 788 »
Agosto . 811 50
Setiembre . 2.055 82
Octubre . 806 50
Noviembre . 772 50
Diciembre . 712 »
1892
Enero . 565 »
Febrero . 11.672 18
Marzo . 685 »
Abril . 2.967 65
Mayo . 860 »
Junio . 387 »
Julio Io al 15 (inclusive) . 208 69
Total . $ m/n 23.291 84
Existencia anterior: 15 de Julio de 1891 . . 19.652 84
Total general - $ m/n 42.944 68
A deducir salidas . 42.894 24
Existencia en Caja en 15 de Julio de 1892. 50 44
SALIDAS
1891
Julio 16 al 31 (inclusive) . $ m./n 1.495 95
Agosto . 730 95
Setiembre . 1.283 45
Octubre . 779 60
Noviembre . 708 90
Diciembre . 662 05
1892
Enero . . 588 70
Febrero . 15.363 33
Marzo . 781 10
Abril . 18.895 42
Mayo . 927 50
Junio . 422 40
Julio Io al 15 . 254 89
Total . $ m/n 42.894 24
Buenos Aires, Julio 15 de 1892.
V° B» S. E. ú 0.
Horacio Pereira, Eduardo Aguirre, Enrique de Madrid,
Secretario. Presidente. Tesorero.
ANAL. SOO. CIENT. ARG. T. XXXIV
2
18 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Balance de Cuotas Mensuales durante el XX período
administrativo de 1891-1892
1891
Recibos firmados, begun libro de planillas en :
Julio 16 al 31 (inclusive) . . $ m/R 2 »
Agosto . . . 1 .088 »
Setiembre . 1.128 »
Octubre . 992 »
Noviembre . 998 »
Diciembre . 998 »
1 OQO
Enero . 996 »
Febrero . . . 992 »
Marzo . 994 »
Abril . 994 »
Mayo . 984 »
Junio . 982 »
Julio Io al 15 (inclusive) . 980 »
A cobrar en 15 de Julio de 1891 . 4.816 »
Total . . $ xn/n 16.944 »
A deducir cobrados é inutilizados . 9.228 »
A cobrar en 15 de Julio de 1892. . $ m/R 7.716 »
1891
Recibos cobrados, según libro de Caja, en:
Julio 16 al 31 (inclusive) . $ m/R 360 »
Agosto . . . 750 »
Setiembre . . . 882 »
Octubre . 785 »
Noviembre . 768 »
Diciembre . . . 712 »
1892
Enero . 508 »
Febrero . 660 »
Marzo . 650 »
Abril . . 704 »
Mayo . 726 »
Junio . . 762 »
Julio Io al 15 (inclusive) . —
Inutilizados . 1.461 »
Total . $ ni/R 9.228 »
V° B° S. E. ú 0.
Horacio Pereira, Eduardo Aguirre, Enrique de Madrid,
Secretario. Presidente. Tesorero.
MEMORIA ANUAL DEL PRESIDENTE DE LA SOCIEDAD
19
Balance de recibos de Anales durante el XX período
administrativo de 1891-1892
1891
Recibos firmados, según libro de planillas, en:
Agosto . . . . $ m/n 14 50
Setiembre . 17 »
Octubre . 15 »
Noviembre . 15 »
Diciembre . 15 »
1892
Enero . 66 »
Febrero . 18 »
Marzo . 38 »
Abril. . 7 50
Mayo . 16 50
Junio . . 6 »
Julio Io al 15 (inclusive) . 6 »
Por venta de números sueltos . 26 50
Total . $ m/n 261 »
A cóbrar en 15 de Julio de 1891 . 196 68
Total general _ $ m/n 457 68
A deducir cobrados é inutilizados . 378 60
A cobrar en 15 de Julio de 1892. . $ m/n 79 08
1891
Recibos cobrados, según libro de Caja, en:
Julio 16 al 31. . 10 »
Agosto . 6 50
Setiembre . 8 »
Octubre . 21 50
Noviembre . 4 50
Diciembre . .
1892
Enero . . . 57 ,,
Febrero . .
Marzo . 35 »
Abril . 1 50
Mayo . 9 »
Junio . .
Julio Io al 15 . 10 »
Inutilizados . 215 60
Total . $ m/n 378 60
' V» B° s. E. ú 0.
Horacio Pereira, Eduardo Aguirre, Enrique de Madrid,
Secretario. Presidente. Tesorero.
20
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTIFICA ARGENTINA
[Balance general del libro mayor en 1 5 de 1 892
FOLIOS
CUENTAS
CUENTAS
SALDOS
DEBE
HABER
DEBE
HABER
42
Caja .
42.944 68
42.894 24
50 44
X>
3
Muebles y útiles .
2.937 59
352 51
2.585 08
x>
9
Museo .
289 54
289 54
»
44
Biblioteca .
23.836 30
»
23.836 30
»
46
Socios .
16 . 944 »
9.228 »
7.716 *>
»
18
Nicho en la Recoleta . . .
219 07
»
219 07
»
49
Banco de la Nación .
10.673 69
2.190 »
8.483 69
51
Banco Hipotecario de la Provincia
792 »
792 »
53
Anales de la Sociedad .
2.668 21
1 . 424 »
1.244 21
x>
15
Acciones á cobrar .
790 »
X)
790 »
»
48
«El Paramillo de Uspallata» .
598 30
32 x>
566 30
JD
23
Concurso para estudiantes .
»
88 »
»
88 »
17
Capital . . .
»
37.917 53
X)
37.917 53
14
Acciones del edificio social .
370 »
5.760 »
5.390 i.
52
Suscritores á los Anales .
457 68
378 60
79 08
7J
31
Ganancias y pérdidas .
16.420 54
29.827 65
»
13.407 11
43
Gastos generales . .
5.061 57
»
5.061 57
a
7
Balance de entradas .
116.781 71
116.781 71
»
»
6
Gobierno Nacional .
186 »
186 »
»
»
54
Edificio social (Zeballos 269) .
18.308 20
447 15
17.861 05
»
22
Conferencia 28 de Julio de 1891..
941 10
941 10
»
37
Intereses .
14 05
87 74
»
73 69
36
Sociedad de Ingenieros Civiles. . .
750 »
750 »
J>
47
Asociación Médica Bonaerense...
6.707 10
6.707 10
J>
X)
49
Banco Nacional (Caja de Ahorros)
1.546 »
1.546 »
X)
»•
16
Edificio social (Calle Cerrito) .
83.216 18
83.216 18
»
21
Sección «La Plata» .
5.886 »
5.886 »
z>
»
34
Cédulas hipotecarias sérieD N’les.
36.785 07
36.785 07
»
»
50
Banco Hipotecario Nacional .
39.431 11
39.431 11
u
»
24
Donaciones .
»
570 »
570 »
13
Contribuciones mensuales .
»
12.128 »
»
12.128 »
Total gfnerai .
435.555 69
435.555 69
69.574 33
69.574 33
Buenos Aires, Julio 15 de 1892.
Y» B° S. E. ú 0.
Horacio Pereira, Eduardo Aguirre, Enrique de Madrid,
Secretario. Presidente. Tesorero.
MEMORIA ANUAL DEL PRESIDENTE DE LA SOCIEDAD
21
Movimiento de Socios durante el XX período administrativo
de 1891-1892
Número de socios activos en 46 de Julio de 1891 .... 452
Han ingresado durante el XX período . 11
Se han reincorporado . 1
Total . 464
Han salido por diferentes causas . 49
Quedan en 15 de Julio de 1892 . 415
Socios ausentes que no pagan . 74
Socios que pagan . 341
148 pagan cuota de . $ m/n 4
193 » de . 2
Socios honorarios. ,... . . 4
Socios corresponsales . 10
El número de socios honorarios quedó reducido á 4 por el fallecimiento
del ilustre doctor Germán Burmeister.
Acciones del «Edificio Social» donadas durante el XX período
administrativo de 1891-1892
Acciones $ m/n
Ing. Juan Pirovano . 5 50 »
Sr. Ramón Paz . '. . 10 400 »
Dr. Juan J. J. Kyle. . 20 200 »
Ing. Felipe Cuenca . 1 10 »
Sr. Guillermo Wheller . 1 10 »
Totales . 37 370 »
Buenos Aires, Julio 15 de 1892.
Vo B° S. E. ú 0.
Horacio Pereira, Eduardo Aguirre, Enrique de Madrid,
Secretario. Presidente. Tesorero.
LA NUEVA NOMENCLATURA QUÍMICA (1)
1 . Al lado de los procedimientos habituales de nomenclatura, se
establecerá para cada compuesto orgánico, un nombre oficial, que
permita encontrarlo bajo una rúbrica única en las tablas y dic¬
cionarios.
2. La Comisión manifiesta la necesidad de que los autores en
sus escritos tomen el hábito de mencionar entre paréntesis, el nom¬
bre oficial al lado del nombre elegido por ellos.
Se resolvió, no ocuparse por el momento, más que de la nomen¬
clatura de los compuestos, cuya constitución fuera conocida, dejan¬
do para más tarde la de los cuerpos de constitución desconocida.
I. — Hidrocarburos
3. Para todos les hidrocarburos saturados se ha adoptado la ter¬
minación ano.
i. Se conservan los nombres de los cuatro primeros hidrocarbu¬
ros saturados {metano, etano, propano, butano), empleándose nom¬
bres derivados del griego, para aquellos que tengan más de cuatro
átomos de carbono.
5. Los hidrocarburos de cadena arborescente se consideran como
derivados délos hidrocarburos normales, [relacionándose su nombre
á la cadena normal más larga que se pueda establecer en su fór¬
mula, añadiéndole la designación de las cadenas laterales.
(1) Resoluciones tomadas por la Comisión internacional, para la reforma de la
nomenclatura química.
LA NUEVA NOMENCLATURA QUÍMICA
23
CH\
>CH — CH3 Metilpropano
CH3/
6. Cuando un radical hidrocarbonado se introduzca en una cade¬
na lateral, se empleará metho, etho, en lugar de metil, eti l , prefijos
que se reservarán para el caso en que la sustitución se haga en la
cadena principal .
ch3 - ch2 — ch2x
CH3x ) CH — CHo — ÜH2¡ — ]jCH3 Metoetileptano
/CH7
ch/
7. La posición de las cadenas laterales será designada por cifras
que indiquen á cual de los átomos de carbono de la cadena princi¬
pal se han reunido. La numeración partirá de la extremidad de la
cadena principal más aproximada á una cadena lateral. En el caso
en que dos cadenas laterales más próximas queHas otras, estén co¬
locadas simétricamente, la más simple decidirá la elección.
(0
(2)
(3)
(4)
(5)
(6)
CHo-
- ch2x
> CH —
CHo
— ch2
— CH3 Metil-3-hexano
ch37
(0
(2)
(3)
(4)
(5)
(6)
ch3-
~ LH2s
/CHo-
ch3
\
> CH —
CH <
/
Metil-3-etil-4-hexano
CH,/
ch2-
CH,
8. Los átomos de carbono de una cadena lateral serán designa¬
dos por la misma cifra que el átomo de carbono al cual la cadena
está reunida. Llevarán un índice, que determinará su rango en la
cadena lateral partiendo del punto de unión.
(0
(2)
(3) (i)
(3)
(6)
(7)
ch3x
> CH-
- CH2 — CH -
ch2-
CH2 -
- CHo
CH37
1
(21)
(41) CH2
I
O2) ch3
0. En el caso en que dos cadenas laterales estén reunidas al mis¬
mo átomo de carbón, se enunciarán en su órden de complicación y
los índices de las más simples serán acentuadas.
24
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
10. El mismo orden de numeración se adoptará para las cade¬
nas laterales reunidas á las cadenas cerradas.
11. En los hidrocarburos no “saturados, de cadena abierta, que
poseen una doble unión única, se remplazará la terminación ano del
hidrocarburo saturado correspondiente, por la terminación eno; si
existiesen dos doble-uniones se terminará en cli eno, si tres Irieno,
etc.
CH2 = CH, Eteno
CH, = C = CH Propadieno
12. Los nombres délos hidrocarburos con triple unión, se termi¬
narán análogamente en ino, diino, triino, etc.
CH = CH Etino
CH = C — CH2 — CH, — C = CH Hexadiino
13. Si existiesen simultáneamente, dobles y triples uniones, se
empleará las terminaciones enino, dienino , etc.
• 14. Los hidrocarburos no saturados se numerarán como los hi-
dro-carburos saturados correspondientes. En caso de ambigüedad
ó ausencia de la cadena lateral, se colocará el número 1 al carbono
terminal más aproximada á la unión de orden más elevado.
(O (2) (3) (4) (5)
CH3
) CH — CHo — CH = CH2
ch/
(1) (2) (3) (4) (5)
CH = C — CH, — CH = CHo
13. Si fuese necesario, el lugar de la doble ó triple unión se in¬
dicará por el número del primer átomo de carbono sobre la cual se
apoya.
16. Los hidrocarburos saturados de cadena cerrada, tomarán los
nombres correspondientes en los hidrocarburos saturados de la sé-
rie grasa precedidos del prefijo ciclo (ciclohexano para el hexameti-
leno).
17. La numeración de los hidrocarburos subsiste para todos sus
productos de sustitución.
LA NUEVA NOMENCLATURA QUÍMICA
25
II. — Funciones
18. A los alcoholes y fenoles, se les dará el nombre del hidrocar¬
buro de que derivan, seguido del subfijo ol (metanol, pentenol).
19. Cuando se trate de alcoholes ó fenoles poliatómicos, se inter¬
calará, entre el nombre del hidrocarburo fundamental y el subfijo,
una de las partículas di, tri, tetra, que indicarán la atomicidad
(propano-triol, para la glicerina ; hexano-hexol para la manita).
20. El nombre de mercaptan se abandona, expresándose esta fun¬
ción por el subfijo thiol (etano-thiol).
21 . Los éteres oxidados se designarán por el nombre del hidro¬
carburo que le corresponde unido á la partícula oxi (dicción provi¬
soria).
C5Hn — O — C2H5 Pentano-oxi-etano
C6H5 — O — CH3 Benzeno-oxi-metano.
22. De la misma manera se designarán los sulfuros por la sílaba
thio, los disulfuros por dithio , lassulfonas por sulfona (dicción pro¬
visoria).
C6H5 — S — C2H5 Benzeno-thio-etano
C6H5 — S — S — C6H5 Benzeno-dithio-benzeno
C6H5 — S02 — C6H5 Benzeno-sulfona-benzeno
23. Los aldehidos se caracterizarán por el subfijo al unido al
nombre del hidrocarburo del cual derivan ; los aldehidos sulfura¬
dos por el subfijo thial.
HCOH Metanal
CH3 — CSH Etano-thial
24. Las acetonas recibirán la terminación ona.
CH3 — CO — CH3 Propanona
CH3 — CO — CHo — CH2 — CH3 Pentanona 2.
Los diacetonas, triocetonas, thioacetonas, se designarán por los
subfijos diona, triona, thiona.
2o. La actual nomenclatura de las quinonas, queda sin modifi¬
cación .
’26. Los ácidos monobásicos de la série grasa se designarán por
nombres deducidos del hidrocarburo correspondiente seguido del
26
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
subfijo oico. En los polibásicos se usarán las terminaciones dioico ,
trioico, tetraoico.
CH3 — C02H Acido etanoico
C02H — CH2 — CH2 — C02H Acido butano-dioico
27. En los ácidos de la série grasa, el carboxilo será considerado,
como haciendo parte integrante del esqueleto de carbono.
28. Los ácidos en los cuales uno ó dos átomos de azufre, reem¬
placen otros tantos átomos de oxígeno del carboxilo, se designarán
como sigue : el azufre unido simplemente al átomo de carbono se
designará por thiol ; si la unión esjdoble se empleará la partícula
thiona.
CH3 — CO — SH Acido étano-thiólico
CHo — CS — OH Acido étano-thiónico
CH3 — CS — OH Acido étano-thiónico
CH3 — CS — SH Acido étano-thiona-thiólico
29. Cuando en los ácidos monobásicos, el esqueleto de carbono
corresponde á una cadena normal ó simétrica, el carbono del carbo¬
xilo lleva el número 1 .
En los otros casos, se conserva la numeración del hidrocarburo
correspondiente.
(4) (3) (2) (1)
CH3 - CH2 — CH2 — COoH
(1) (2) (3) (4)
CH2 - CU - CH2 — C02H
(O (2) (3) (4)
nr
CH
30. Las convenciones actuales paralas sales y éteres compues¬
tos quedan sin modificación.
31 . Los anhídridos de ácidos conservan su nombre actual, tenien¬
do en cuenta el nombre del ácido correspondiente (anhídrido eta-
nóico).
32. Las lactonas se designarán por el subfijo olida.
La posición ocupada, por el oxígeno alcohólico, en la cadena prin¬
cipal con relación al carbonilo, se espresará por las letras griegas
a, p, y 8, al lado déla numeración habitual.
LA NUEVA NOMENCLATURA QUÍMICA 27
O - CO Pentanólida 'i , 4
I I
CH3 — CH — CH, — CH, ó Y-pentanólida, 1 , 4.
En cuanto á los ácidos lactónicos que derivan de ácidos bibásicos,
se designarán como las lactonas de que derivan, seguidas del subfi¬
jo oico.
O - CO
| | Acido pentanolidóico 1 , 4
C02H — CH — CH2 — CH2
33. Aminas : los amoníacos compuestos quedan tal cual (etila-
mina, etilmetilamina, eteno-diamina).
Cuando el grupo NH, sea considerado como grupo sustituyente,
se expresará por elfprefijo amno.
NH2 — CH2 — CO,H Acido amino-etanóico
Los cuerpos en que el grupo bivalente NH cierre una cadena
compuesta de radicales positivos, se llamarán iminas.
CH,.
| ) NH Eteno-imina
CH/
La comisión propone llamar amigeno al grupo NH,, é imigeno al
grupo NH.
34. La actual nomenclatura para las fosfinas, arsinas, stibinas,
sulfinas, queda sin modificación.
3o. Los compuestos que deriven de la hidroxilamina, por sus¬
titución del hidrógeno del bidroxilo, se designarán por el subfijo
hidroxilamina
C2H5 — O — NH, Etilhidroxilamina.
Las oximas se denominarán añadiendo el subfijo oxima, al nom¬
bre del hidrocarburo correspondiente
CHS — CH, — CH, — CH = NOH Butanoxima 1 .
CH3 — CH2 — C (NOH) — CH3 Butanoxima 2.
36. Los nombres de amidas, imidas, amidoximas, se conser¬
van .
CH3 — CO — NH2 Etanamida
‘NH2 — CO — CH, — CH, — CO — NH, Butano-diamida
NH, — CO — CH, — CH, — CO,H Acido butano-amidoico
28
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
ch2- cox
| ) NH Butanimida.
CHo — CO7
S NOH
CH3 — Etanamidoxima.
X NH2
37. Se conserva el nombre genérico urea.
Se empleará como subfijo, para los derivados alcohólicos de la
urea, mientras que los derivados por sustitución acida, serán las
ureidas.
Los cuerpos que resulten de dos moléculas de urea se llamarán
diureas, diureida. Las ureidas ácidas se llamarán ácidos ureicos.
Abandonándose las denominaciones urámico y úrico.
38. Amidinas. Este subfijo se conserva.
X NH
CH3 — Cx Etanamidina.
X nh2
39. El término genérico guanidma, se conserva á pesar de que
muchas guanidinas serán llamadas como derivadas sustituidas de
la diamido-carbo-imidina.
40. Betciina. Subfijo taina
(CH3)3 n
CH2
O
Etanoiltrimetiltaina.
CO
41. Nitritos. Para los derivados de la série grasa, en que el gru¬
po CN haga parte de la cadena principal, se hará seguir al nombre
del hidrocarburo el subfijo nitrito
CH3 — CN Etano-nitrilo.
Cuando el referido grupo hace parte de una cadena lateral, no
ha sido resuelta aún la denominación.
En la série aromática, se adopta el prefijo ciano
C6H5 — CN Cianobenzeno.
42. Carbilaminas. La actual nomenclatura queda sin modifica¬
ción.
43. Eteres isocianicos. Subfijo carbonimida .
CO — N — CoH5 Etilcarbonimida
CS = N — C2H5 Etilthiona-carbonimida.
29
LA NUEVA NOMENCLATURA QUÍMICA
44. Cianalos. Este nombre se reserva para los éteres verdaderos
que por saponificación, dan ácido ciánico ó sus productos de hidra-
tacion. Se reemplazará el nombre de sulfocianato por thiocianato.
45. Derivados nitrados. Se conservan las denominaciones azo,
diazo, hidrazo, azoxi, pero la manera de enunciarlos se modifica
de la siguiente manera :
C6H5 — N2C1 Cloruro de diazobenzeno
C6H5 — N2 — C6H5 Benzeno-azo-benzeno
C6H5 — N2 — C6H.i — N2 — C6H5 Benzeno-azo-benzeno-azo-benzeno.
47. Las hidrazinas simétricas se consideran como derivadas hi-
drazoicas, y se denominan como tales.
Las hidrazinas asimétricas se designan por el nombre del radi¬
cal que contienen, seguido del subfijo hidrazina.
C6H5 — NH — NH — CH3 Benzeno-hid razo-metano.
CeH.r, .
) N — NH2 Fenilmetilhidrazina.
CH3
CH3 — C6H4 — NH — NH2 Metofenilhidrazina.
48. El nombre de las hidrazonas se forma reemplázando la ter¬
minación al ó ona de los aldehidos y acetonas por el subfijo hidra-
zona.
CH3 - CH2 — CH = N - NH — C6H5
Propanhidrazona 1
CH3n
) c = N — NH — C6H5
Propanhidrazona 2
ch/
El término osazona, queda reemplazado por dihidrazona.
49. Respecto á la nomenclatura de los compuestos con funciones
complejas, se resolvió, después de una larga y profunda discusión,
enviar el estudio de esta cuestión á la Comisión internacional, para
que prepare su proyecto sobre este punto, el que será sometido á la
consideración del próximo Congreso. La Comisión deberá buscar la
manera de conciliar las exigencias de la nomenclatura hablada con
las de una terminología, aplicable á los diccionarios.
III. — Radicales
'50. Los nombres de las radicales monovalentes, que derivan de
los hidrocarburos por eliminación de un átomo de hidrógeno, son
30 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
terminados en ilo. Reemplazando la terminación ano en los radica¬
les de hidrocarburos saturados y añadiéndose al nombre completo
del hidrocarburo, cuando este no es saturado.
CH3 — CHo Etilo.
CHo — CH Etenilo.
CH == C Etinilo.
51. Los radicales con funciones alcohólicas, es decir, aquellos
que se derivan de los alcoholes, por sustitución de un átomo de
hidrógeno unido directamente al carbono, se designan añadiendo
ol al radical del hidrocarburo correspondiente.
— CH2 — CH2OH Etilol
— CH — CHOH Etenilol.
52. Los radicales de aldehidos se designan de la misma manera
que los de los alcoholes, reemplazando ol por al.
— CH2 — COH Etilal
53. Los radicales de ácidos, que conservan la función ácida, es
decir que se derivan del ácido correspondiente por eliminación de
un átomo de hidrógeno unido al carbono, se designan de la misma
manera, remplazando ol por oico.
— CH2 — COOH Etiloico.
Por el contrario, aquellos que derivan del ácido por sustitución del
oxidrilo carboxilico, son designados, transformándola terminación
oico del ácido por oilo
CH3 — CO Etanoilo.
54. Cuando dos radicales están unidos á un mismo átomo, se
enuncia primero el más complicado (feniletilhid razina, pentilmeti-
lamina).
IV. — Serie aromática
55. En los derivados aromáticos y en todos los cuerpos que con¬
tienen una cadena cerrada, todas las cadenas laterales se conside¬
rarán como grupos sustituyentes.
31
LA NUEVA NOMENCLATURA QUÍMICA
C6H5 — COH Benzeno-metilal
C6H5 — CH2 — CHoOH Benzeno-etilol.
C6HJ — COáH Acido benzeno-dicarbonico (ó carboxilico).
C5H3N(C02H)2 Acido piridino-dicarbonico(ódicarboxilico).
(Las exigencias de la lengua decidirán la elección de uno de estos
dos modos de dicción).
56. Los átomos de carbono del núcleo benzenico y las cadenas
laterales que se le reúnen son numerados de 1 á 6.
57. En un derivado polisustituido de! benzeno, se atribuirá el
índice I al grupo sustituyente, en el cual el átomo, unido directa¬
mente al núcleo, tenga menor peso atómico.
58. Siendo así determinado el índice 1 , los otros índices se enu¬
merarán siguiendo el orden creciente de los pesos de los átomos
unidos directamente al núcleo. En caso de identidad de dos átomos
unidos al núcleo, se considerará los otros átomos del grupo clasi¬
ficándolos según el orden de los pesos atómicos.
En caso que existan varias^cadenas laterales se colocará en pri¬
mer línea aquellas que no contengan más que un átomo de carbón.
Para clasificar entre sí estas cadenas, se considerará si derivan del
grupo CH3 por sustitución de 1 , 2 ó 3 átomos de hidrógeno, y en
cada una de estas categorías, la modificación que arrastre el menor
incremento del peso molecular, se considerará primera ; las cade¬
nas que tengan varios átomos de carbón, se clasificarán entre sí de
una manera análoga.
ch3 ch2 — nh2 ch2oh
32
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
ch3
Acido metil-oxi-etoxi-nitro-benzeno-
carbónico. \ . 3. 6. 4. 2.
OH
57. Cuando el mismo grupo sustituyente se repita muchas veces
se adoptará para atribuirle el índice 1, á aquel que dé al grupo
diferente especie, enunciando en seguida el índice menor elevado.
Amidodimetilbenzeno 1. 3. 4.
60. Cuando dos núcleos benzénicos estén unidos directamente ó
indirectamente, los índices del núcleo enunciado último serán
acentuados.
Naftilfenilamina 2, \ '.
61. La discusión sobre la nomenclatura de los cuerpos que con¬
tienen cadenas cerradas no saturadas ha sido postergada hasta que
la publicación de las ideas del Sr. Armstrong, sobre esta cuestión,
permita á la Comisión, compararlas con las proposiciones del Sr.
Bouveault.
62. La Comisión invita á los redactores de las grandes publica¬
ciones sobre química, á entenderse sobre la aplicación de los prin¬
cipios que ella ha adoptado.
(Véase Anales de la Sociedad Científica, tomo XXXIII, página 226.)
DIPTEROLOGÍA ARGENTINA
(SYRPHIDAE)
POR
FÉLIX LYNCH ARRIBÁLZAGA.
( Continuación )
( 48 ) 3. Eristalis albiventris, Bigot.
Erislalis albiventris , Bigot, Ann. Soc. entom. France, 228, 16 (1880).
« Oculis brevissimé hirtis, femoribus posticis parum incrasscitis.
Antennis fulvis; facie albido villosulá, nigro-nitido late vitta-
ta ; fronte fusca; thorace nigro, vittis duabus transversalibus,
albido cinéreo, pleuris cinerascentibus ; scutetlo nigro ápice
rufo ; calyptris obscuré testaceis ; abdomine nigro , segmentis
flavo marginatis, primo utrinque, obscuré cinéreo late notato,
cceteris vitta transversali nigro nitido ; pedibus nigris, genicu -
lis, tibiarían basi, angusté fulvis ; alis hyalinis, puncto stig-
matico minimo, nigro. — Long . 8 millim. »
Hab. observ.: Resp. Uruguay in Montevideo (Bigot).
Notablemente parecido en color y talla al Eristalis furcatus, pero,
con los segmentos del abdomen orillados de amarillo en su borde
posterior, las alas límpidas y el tórax fajado de ceniciento, al través
y no longitudinalmente, como aparece en el furcatus. Probablemente
se hallará esta especie en nuestra Provincia de Entre Ríos y aun en
la de Buenos Aires.
ANAL. SOC. CIENT. ARG. T. XXXIV
3
31
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
(49) <4. Eristalis lateralis, Walker.
Eristalis lateralis, Walker, Trans. Lino. Soc. Lond., XVII, 347, 42. v1837 J. —
Ejusdem, List, of Dipt.. 111,622 (1849). — Williston, Synopsis North.
Ara. Syrph., 178 (1886).
« Eristalis faseiato affinis. Fuscus, scutello flavo, abdomine ni-
gro-aeneo flavo -macúlalo, pedibus nigro-fuscis , alis hyalinis.
Long. 3 l/2 lin. »
« Caput nigrum, pilis griseo-fulvis hirtum, anlicé fulvum. Oculi
aeneo-fusci : os nigrum: antennae rufo-fuseae : thorax fuscus,
pilis fu 1 vis hirtus, subtus niger: scutellum flavum : abdomen ni-
gro aeneum subnitens, pilis nigris flavisque hirtum, subtus fla¬
vum ; segmenta ápice flava, 2 um et 3um utrinque late flava, pe-
nultimum basi chaljbeum : pedes nigri pubescentes: femora ápice
flava: tibiae tarsique fusca illae basi flavae : alae hylinae, nervi
nigro-fusci : squamulae fuscae : squamae albidae flavo-ciliatae :
balteres flavi. » (Walker).
Hab. observ. : Chile (Walker). — Brasil, Guayanas, México, Ja¬
maica (Williston). — Resp. Argentina in San Luis prope Rio 5o
(González Acha).
Dos ejemplares coleccionados por el señor Justo González Acha
en nuestra Provincia de San Luis, me parecen pertenecer á esta
especie, pero son mayores que lo que indica Walker, pues miden
\ 2 milímetros de longitud y sus alas son anchamente lavadas de
parduzco amarillento en el medio. Se parece mucho al E. distin-
guendus , pero carece de rayas y manchas oscuras en el meso-
tórax.
( 50 ) 5. Eristalis furcatus, Wiedemann.
Eristalis furcatus, Wiedemann, Zool. Mag., III, 51, 16(1819). — Aussereurop.
zweifl. tns., II, 176, 34(1830). — Schiner, Novara Exp., II, 362, 78
(1868). — Van der Wulp, Tijds. voorEntom., XXV, 131, 19(1882).—
Williston, Synopsis, 178 (1886).
Eristalis femoratus , Macquart, Dipt. exot., II, 2, 40, 15, tab. 9, f. 6 (1840) et
Suppl. 1, 130 (1846).
C apite nigro , antice dense albido-villoso, vértice nigro-villoso,
occipite schistaceo ; oculis villosis, infrd et posticé nudis, fu-
DIPTEROLOGÍA ARGENTINA
35
seis cupreo-micantibus, posticé angus-té albido-sericeo-margina-
tis ; callo facialis nigro-nitido . An tennis fusco-piceis plus mi-
nusve obscurius marginatis, seta subnuda basi vix pubescente
(oculo nudo pube haud conspicua). Thorace suprá plúmbeo,
nigro 4-vittato, vittis 2 mediis posticé abbreviatis, lateralibus
suturam versus interruptis, marginibus externis nigro-vittatis ;
pleuris nigris, plumbeo-pruinosis, fuscano-griseo-villosis ; scu-
tello fusco saepius ápice dilutiore, nigro- fusco piloso. A lis dilu-
te fuscescentibus antrorsum mediumque versus magis obscuratis.
Ccilyptris albis ; alulis nigricantibus. Ealteribus fiavidis. Pedi-
bus nigro-piceis nitidis albido-villosis et pilosis, femonbus po-
sticis incrassatis, tibiis, femorum ápice, tarsorumque basi plus
minusve fuscis vel ¡ricéis. Abdomine aeneo-nigro plumbeo-mi-
cante, albido-pubescente, segmento 2o (interdum 3o) atrinque
macula fuscana saepe obsoleta cmereo-prumosa praedito. —
Long . 8-11 millim.
Hab. observ.: Brasilia (Schiner. — Macquart) in Bahia (Wiede-
mann). — Resp. Uruguay, in Montevideo (Wiedemann). — Columbia
(Macquart. — Schiner). — Yucatán (Macquart). — Resp. Argentina
(Van der Wulp) in Buenos Áyres (Las Conchas), in Chaco ( Formosa ),
in Territorio Missionum (Posadas) (E. L. Holmberg) et in Sali¬
nas Grandes (Doring A.)
Escasea en las provincias australes de la República, y áun ten¬
go motivos para suponer que no pasa del Rio Negro (de Pata-
gonia); abunda en el Chaco y en Misiones de donde el Dr. Eduardo
L. Holmberg me ha traido numerosos ejemplares; en muchos de
éstos, el escudete es totalmente parduzco-testáceoy.las manchas
del abdomen apenas son visibles, sino como un reflejo, y áun este
es completamente nulo en dos individuos hembras que poseo. Co¬
rresponde al grupo del E. sepulcralis Linneo, pero con el nérvulo
espúreo muy marcado, en vez de hallarse reducido á una simple
arruga tegumentaria como en la especie europea.
( 51 ) $». Eristalis taenia, Wiedemann.
Eristalis taenia, Wiedemann, Aussereurop. zweifl. Ins., II, 174, 31 (1830). —
Schiner, Novara Exp., II, 371, 72 (1868).
Capite anticé albo-villoso, callo fciciali piceo, vértice fuscano,
albido vel flcivido-villoso, occipite nigro-fusco cinereo-pruinoso .
36
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Oculis cupreis , dimidio supero villosis infrá nudis. Antennis
testaceis, seta basi subtilissime pubescens. Thorace nigro, suprá
dimidio c íntico dense flavido-puberulo et pruinoso ; pleuris
griseo-pruinosis cilbido •villosis ; scutello sulphureo. Alis cli-
lute flavidis, antice leviter obscuratis. Halteribus testaceis.
Pedibus nigro -piceis, tibiis ferrugineis. Abdomine fusco, inci-
ssuris albidis, segmento maculis magnis rotundatis postice
obsoleto pedicellatis , 3o 4°-que maculis minutis duabus rotun¬
datis flavis ornato. — Long . 10 millim.
Hab. observ.: Resp. Uruguay in Montevideo (Wiedemann). —
Brasil et Columbia (Schiner). — Resp. Argentina cul Territorium
Missionum ( Posadas ) (E. L. Holmberg). Chaco: Bermejo ( Colo¬
nia Azara ) (Boman).
Un Eristalis bastante deteriorado, procedente de Misiones, me
parece pertenecer á esta especie; las diferencias principales con la
característica, consisten, en tener la incisiones del abdomen rojizas
y el color dominante en él completamente negro. No atribuyo valor
alguno á la primera diferencia, pues no es raro observar el tinte
rojizo en vez del blanquecino, en todos los Eristalis conservados
largo tiempo en colección, más no sucede así con la segunda porque
tiene alguna importancia en la determinación específica de los
miembros de este género. Otros dos individuos coleccionados en
las márgenes del rio Bermejo (Chaco) por el señor Boman, ex¬
empleado de la Escuela Normal de Profesoras de Buenos Aires, con¬
vienen bien con la descripción de Wiedemann.
( 52 ) T. Eristalis distmfsuencliis, Wiedemann.
Eristalis distinguendus , Wiedemann, Aussereurop. zweifl. Ins., II, 191, 55
(1830).— Macquart, Dipt. exot., II, 2, 50. 30 (1840). — Schiner, Novara
Exp. [distinquendus ) II, 361, 73 (1868).
Eristalis elegans, Blanchard in Gay, Hist,. fis. polit. d. Chile, VII, 406, 1(1852).
— Philippi. Verhandl, zool-bot. Gesells., XV, 742, 1 (1865).
Eristalis xanthaspis, Wiedemann, Op. cit. II, 191, 56(1830). — Schiner, Op. cit.
36, 74 (1868).
Capite facie fíamela dense albido-sericeo-villosci, genis nigro-pi-
ceis nitidis , vi tía vel callo faciali testaceo vel fusco , vértice
nutrís mgro-fusco flcivulo-piloso femincie ut in nutre at vitta
DIPTEROLOGÍA ARGENTINA
37
brevi frontcili fusca instructo; occipite nigro, griseo-pruinoso .
Oculis pilosulis sed sublus et antice nudis, fuscis, cupreo-ver-
gentibus. Antennis testaceis vel plus minusve infuscatis, seta
( oculo fortiter armato) basi vix perspicué pubescente. Thorace
nigro-fusco, suprd dense at breviter flavido-hirto , flavido prui -
noso, in fundo flavido vittis 4 nigro -fuscis ornato, vittis mediis
{interdum obsoletis) an ticé abbreviatis su tur am versus interru-
ptis, lateralibus maculiformibus ; pleuris flavido-villosis ; scu-
tello flavo subpellucido, fusco-piloso . Alis hyalinis basi eos ta¬
que vix flavicantibus nervulis radicalibus costalibusque testa¬
ceis reliquis nigro-fuscis. Halteribus flavidis. Calyptris flavi¬
cantibus. Pedibus nigro-piceis at geniculis tibiarumque parte
majore basale testaceis. Abdomine suprd nigro subvelutino,
utrinque macula magna flava pellucida, ovata, segmentorum
1-3 lateribus occupante ornato, segmentis 2-4 ápice cinguste flci-
vis, segmento 3o interdum 4o semper fctscia transversa medio
interrupta nitida signatis ; ventre flavo. — Long. 8-11 millim.
Yariat a. : Abdomine segmento tertio maculis minutis flavisprae-
dito.
b. : Abdomine segmento 3o fere toto flavo pellucido medio
infuscato.
c. : Abdomine segmento secundo macula flava posticé et
utrinque nigro-circumdatci : tertio maculis minutis
aucto.
Hab. observ.: Resp. Uruguay in Montevideo (Wiedemann). —
Brasilia (Macquart). — Chile (Blanchard. — Macquart. — Philippi.
— Schiner). — Resp. Argentina: Frov. Buenos ^ Aires, Santa Fé,
Chaco, Misiones.
Es el más común de nuestros Eristalis ; su área de dispersión
geográfica alcanza en nuestro país hasta el Tandil, partido aus¬
tral de la Provincia de Buenos Aires, de donde lo ha traído el
Dr. Eduardo L. Rolmberg, quien también lo ha encontrado en los
territorios del Norte de la República. Es muy variable en la inten¬
sidad del color de las antenas y de las manchas abdominales yes-
tas últimas están sujetas á sufrir algunas modificaciones en la es-
tension que ocupan en el abdomen. Fundado en esta variabilidad,
observada en muchos ejemplares, es que considero de ninguna
38
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
importancia los caracteres que lian servido para separar el E . xctn-
thaspis del distinguendus . Encuéntrase esta linda especie desde la
Primavera hasta fines de Otoño, cerniéndose ó posándose sobre las
flores délas Composita, que son las que parece preferir; es frecuen¬
temente víctima de las asechanzas del Allopogon vittatus Wiedm.,
y del rápido ataque de la Monedula surinamensis (Hvm. fossoria)
que lo persigue para aprovisionar las galerías subterráneas donde
deposita sus huevos.
(53) 8. Eristalis Meigenii, Wiedemann.
Eristalis Meigenii, Wiedejiann, Aussereurop. zweifl. Ins., II, 17, 35, lab. X b,
f. 15 (1830). — Williston, Proc. Ara. phil. Soc., XX, 322 (1882).
Eristalis Andró, clus, Osten-Sacken, Western Dipt., 337 (1877). non Walker-
List. 612 (1849).
Eristalis foveifrons, Thomson, Eugenies Resa, Díptera, 491, 78 (1868).
' Capite antice, albo-sericeo-puberulo , genis nigro-piceis nitidis,
vértice fusco-nigro atrinque albo, occipite nigro cinereo-prui-
noso. Oculis fuscis, ubique griseo-pilosulis posticé angusté al¬
bo -mar ginatis. Ántennis fusco-nigris . Thorace fusco, flavido
pruinoso hirtuloque, suprá antrorsumque vittis tribus postice
abbrevicitis suturara hciud superantibus, albidis, signcito, vitta
media angustissimá fere obsoleta, pleuris flavido-villosis . Scu-
tello flavo basi utrinque nigro vel nigro- fusco. Alis liyalinis.
Pedibus nigro-piceis fuscano-viílosis et pilosis , femorum ápice
tibiisque testaceis at tibiarum posticorum medio obsolete infu -
scato, tcirsis nigro- fuscis basi plus minusve obscure testaceis;
femoribus posticis incrasscitis. Abdomine nigro-velutino tenui-
ter flavido-pubescente, segmentis 2-4 posticé flavo-mar ginatis,
segmento secundo maculis duabus magnis, rotundatis sed intus
cintrorsum et retrorsum sinuatis ad segmenti mcirginem posti-
cam extensis flavis signato, segmento 3o interdum flavo-bi-ma-
culato ; segmentis 3-4 ante apicem fciscia transversa nigra ni-
tida medio dorso interrupta praeditis, 5° foto Icievigato , nigro.
— Long. 40 millim (9).
Hab. observ.: Resp. Uruguay in Montevideo (Wiedemann)- —
Resp. Argentina: Prov. Buenos Aires in Bañadero, Chacabuco, Arre¬
cifes (equidem cepi) Buenos Aires (Thomson). — Am. septentr. in
D1PTER0L0GÍA ARGENTINA 39
Utah, Alaska, Canadá , New-York (Osten-Sacken) el in Nova Brit-
tannia (Williston).
En mis ejemplares, unos tienen manchas amarillas en el tercer
segmento y los más carecen de ellas. El Eristalis Meigenii es el más
escaso de nuestros Sírfidos ; yo lo he hallado en el Baradero cerca
del brazo del Paraná llamado de las Palmas y también en Chaca-
buco y Arrecifes en el Oeste de la provincia de Buenos Aires. No sería
difícil que esta especie resultara idéntica con el E. quadraticornis
Macquart.
( 54 ) íí. Eristalis vinetorum, Fabricius.
Syrphus vinetorum, Fabricius, F.ntom. syst. supp., 562, 27 (1794).
Eristalis vinetorum, Fabricius, Syst. Antl., 235, 13 (1805). — Wiedemann. Aus-
sereurop zweifl. Iris., II, 163, 15 (1830). — Macquart, Dipt. exot.,II, 41,
16 (1842). — Bigot in La Sagra, Hist. fis. pol. Cuba, 803 (1848;. — Ron-
dani, Studi entona. in Baudi et Truqui, 68, 11(1848). — Walker, List, of
Dipt., III, 623 (1849). — Van der Wulp, Tijds. voor Entom., XXV, 130,
16 (1883). — Williston, Synopsis North Am. Syrph., 171(1886).
Eristalis trifasciatus , Say, Journ. Acad. Philad., 165 (1824).
Eristalis uvarum, Walker, List., III, 623 (1849).
Eristalis thoracica, Jaenicke, Neue exot. Dipt., 91 (1868).
Capile anticé testaceo-flciviclo albo-villoso , vitta vel callo faciali
fusco, genis nigris nitidis, faciesat convexa medio prominente,
vértice flcwido-pruinoso et fusco-nigro-vittato , occipite cinereo-
pruinoso. Oculis fuscis, breviter villosis, infrá et posticé nu-
dis.Antennis testaceis, seta nuda. Thorctce suprá nigro-velutino,
transversim dilute cinéreo 3-fasciato, fciscia anticci in margine
anteriore , media ante suluram antrorsum cóncava , postica an-
gustiore ante sulco scutellari sita ; pleuris fuscis flavo-rufe-
scenti- villosis ; scutello ferrugmeo , margine dilutiore. A lis hyci-
linis medio antrorsumve leviter infuscatis ápice dilutissime in-
fumcitis, cellula basilciri prima ad cellulae secundae posti-
ccte tertios dúos attingente. Pedibus ferrugineis , femoribus
posticis saepe nigro-fuscis . Abdomine segmento primo nigro
atrinque rufesco, secundo nigro postice obscure flavo margina-
to , maculis magms duabus subquadrcingularibus flavis ornato ,
. tertio atrinque ferrugineo-mciculato nigro-fusco-fasciato et fla-
vo-marginato, quarto mine nigro nunc fusco , fascia nitida trans -
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
versa medio antrorsum in lineóla producía praedito, postice
flavo-marginato. Long. 10-12 millim.
Hab. observ. : Brasilia (Wiedemánn. — Fabricius. — Walker. —
Van der Wulp). — Nova Scotia (Walker). — Jamaica (Walker). —
Guyana (Macquart). — Cuba (Macquart. — Bigot). — Am. Septentr.
(Macquart) in Philadelp hia (Say) in NovaOrleans (Van der Wulp.)
Indiana, Florida, Georgia (Williston). — Bengala (Macquart). —
Resp. Argentina in Prov. Buenos Aires el in Chaco (E. L. Holmberg).
— Insula Guadalupe (Van der Wulp). — México (Williston). —
Cuba (Williston).
Es raro en la provincia de Buenos Aires, donde lo compensa por
el número su congénere y aliñe el E. agrorum Wiedemann, ni aún
abunda en los territorios del Norte, á juzgar por los poquísimos
ejemplares que el Dr. Holmberg ha obtenido en sus viajes al Chaco
Argentino. Es bastante variable en la coloración, siendo difícil, en
algunos casos, distinguirlo del E. agrorum del que difiere, no tanto
por las manchas abdominales, sino por su escudete constantemente
ferruginoso y no amarillo claro y por la longitud de la primera cé¬
lula basilar, siempre mayor en esta especie que en el agrorum. No
obstante la reconocida competencia del afamado dipterólogo
M. Macquart, paréceme que debe aceptarse con mucha resérvala
existencia de esta especie en Bengala, habitat que Macquart men¬
ciona, según ejemplares coleccionados por M. Duvaucel; pue¬
de objetarse y desde luego se ocurre, que aunque son numerosas
las regiones en que este Eristalis se encuentra, todas ellas perte¬
necen al continente americano y que aún en el caso de aclimatar¬
se en algún otro, mejor proporción le ofrecería la Europa, cuyo
activo comercio con ambas Américas facilitaría su traslación á ellas
y no á las lejanas comarcas meridionales del Asia, con las que el
tráfico es, sin comparación, mucho menor. Verdad es también
que la Volucella obesa , que es común al Asia y á una y otra Amé¬
rica, ofrece un ejemplo que aboga en favor del docto Macquart;
más, con todo, pienso que, casos de tan grande dispersión geo¬
gráfica son estremadamente raros y por lo tanto siempre deben
ser sometidos á un severo exámen.
dipterología argentina
41
(55) lO. Eristalis agrorum, Fabricius.
Syrphus agrorum. Fabricius, Entom., Syst., IV, 285, 27 (1794).
Eristalis agrorum. Fabricius, Syst., Antliat., 235, 12 (1805). — Wiedejiann,
Anssereurop. zweifl. Ins. II, 172, 28 (1830).— Van der Wulp, Tijds. voor.
Entom., XXV, 130, 17 (1882). — Williston, Synopsis North Am. Syrph.
177 (1886).
Capite anticé albo-(Q) vel flavido ( o* )-villoso vel pubescente ,
callo faciali fusco, vértice fusco vel fusco-mgro vittato, genis
nigns nitidis, occipite nigro cinéreo pruinoso; oculis fuscis
sat longe flavido-pilosis , at posterius infrdque late nudis, posti-
ce anguste albo-marginalis . Antennis fuscis ápice rufescentibvs
seta rufa (oculo fortiter armato) vix perspicué pubescente , nu¬
da videtur . Thorace suprd nigro-velutino, transversim cine-
reo-trifasciato , fascia prima in thoracis margine anteriore sita
secunda ad suturam posita antrorsum cóncava et utrinque cum
cintica connexa, postica prope sulco scutellari disposita, anticé
cóncava ; scutello flavo ; pleuris e fasciis griseis duabus perpen-
dicularibus notatis. Alis hyalinis dilutissime flavicantibus, ner-
vulo transverso anteriore fusco ; cellula basilaris prima ad
cellulam discoidalem dimidio cittingente. Pedibus nigro-piceis
femorum ápice, tibiarum tarsorumque basi testaceo-ferrugi-
neis. Ab domine nigro opaco, suprd segmento primo flavo bi-
guttato, secundo maculis duabus postice rotundcitis magnis fia-
vis ornato, 3-5 transversim nitido-fcisciatis et utrinque flavo
maculatis 2-5 postice ¡lavo-mar gincitis ; infrá flavido, segmen-
tis apicalibus ni gris late flavo-marginalis . Long. 9-10 millim.
Variat : a. Abdomine ferrugineo antrorsum flavido, segmento pri¬
mo vittcique media segmento secundo haud superan¬
te ni gris.
b. Abdomine ferrugineo vitta media longitudinali-in fus -
cata antice obscuriore signato.
c. Abdomine segmentis 2-3 late flavo-maculatis .
Hab. observ. : Sud América (Wiedemann). — Ins. Guadalupe
(Van der Wulp. — Williston). — Resp. Argentina (Van der Wulp).
Buenos Aires, Chaco, Misiones.
42
ANALES DE' LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Abunda sobre las Composita, en las mismas estaciones que el
E. distinguendus, pero es mucho menos común que este último.
La célula basilar anterior no pasa del medio de la discoidal; este
carácter puede servir en los casos de duda entre este y el E. vineto- .
rum cuyas variedades se suelen asemejar mucho á los de esta es¬
pecie. El Dr. Holmberg me ha traído seis ejemplares de Formosa
(Chaco) y después he recibido otros dos de la misma región, caza¬
dos cerca del rio Bermejo, por Octubre y Diciembre de 1888.
( 56 j 11. Eristalis quadraticornis, Macquart.
Eristalis quadraticornis, Macquart, Dipt. exot., II, 2, 51, 31, tab. 10, fig. 2
Í1840;. — Blanchard in Gay, Hist. fls. y pol. Chile, VII, 406, 2 (1852). —
Philippi, Verhandl, zool.-bot. Gessels, Wien., 742, 2 (1865). — Van der
Wulp, Not. from. Leyd. muss., IV, 79, 10 (1881) et Tijds. voor Entom.,
XXV, 130, 18 (1882).
Eristalis testaceiscutellatus, Macquart, Op. cit. suppl. IV, 138, 61, tab. 13, f. 2
(1850). — Blanchard in Gay, Op. cit., 407, 3 (1852). — Philippi, Op. cit.
743, 3 (1865).
Eristalomyia quadraticornis, Rondani, Dipt. exot., 6 (1863).
Eristalomyia testaceiscutellata, Rondani, Dipt. exot,., 6 (1863). — Bigot, Mis.
Cap. Hora., VI, 42, 58 (1883;.
Capite anticé albo-tomentoso cinéreo -micantc ; callo facialis ge-
nisque nigris nitidis ; fronte nigra utrinque albo villosa (o*)
vel antice albo-postice nigro-pilosula (9). Antennis nigris ápi¬
ce feré recle truncatis. Oculis pilosulis. Thorace flavido vi-
lloso (cC) albido linéalo (9); scutello flavo utrinque nigro. Alis
grisescentibus (9) vel hyalinis (cC); cellula basilaris prima ctd
cellulam discoidalem medio extensa. Halteribus flavis. Pedi-
bus nigro-viridibus (9) vel nigris (cC) femoribus posticis incr as-
satis, geniculis flavis. Abdomine nigro opaco, incisuris flavis (9)
vel nigro opaco , segmento secundo utrinque flavo-maculato ,
tertio antice minute flavo bi-maculcito ; reliquis fciscia trans¬
versa nitida signatis. Long. 7-9 millim.
Hab. observ. : Chile (aut.) in Concepción (C. Berg). — Resp. Ar¬
gentina in San Luis (E. Aguirre).
No poseo sinó un ejemplar deteriorado que me parece correspon¬
de á esta especie, pero que también conviene bastante bien con
DIPTEROLOGÍA ARGENTINA
43
los caracteres del E. Meigenii Wiedm. El E. quadra ticornis Macqt.
es fuertemente sospechable de ser idéntico con el Meigenii , pues si
se comparan, ya sean los insectos mismos ó ya las descripciones
entre sí, las diferencias se reducen á bien poca cosa ; he preferido,
sin embargo, dejar para más adelante la averiguación de esta nueva
sinonimia, para no complicarla, inútilmente, si resultara errónea
mi suposición, por falta de buenos y frescos ejemplares típicos. Mi
ejemplar fué coleccionado en la provincia de San Luis por el Inge¬
niero Eduardo Aguirre y después no he visto otro.
(57) 13. Eristaiis pygoSampus, Wiedemann.
Erislalis pygolampus, Wiedemann, Anssereurop. zweifl, las., II, 161, 12 (1830).
— Macquart, Dipt. exot., II, 2, 37, pl. 9, f. 5 (1842). — Schiner, Novara
Exp., II, 364, 85 (1868). — Van der Wulp, Tijds. voor Entona., XXV, 129,
12 (1882).
Ccipite thorace vix latiore, facie basin versus sat cóncava, nigra,
albo-griseo-puberulci, callo medio nigro nítido instrucla, fronte
fusco-villosa antrorsum super antennarum basin rufesca, genis
nigris albo-cinereo villosis; oculorum margine postica anguste
albo-tomentosa; occipite cinereo-pruinoso . Antennis fusco-piceis
vel piceis seta nuda rufesca ciuctis. Oculis anticé médium ver
sus tenuiter villosis sed postice suprci infraque nudis. Tho¬
race nigro suprd fusco- tomentoso et villoso, pleuris piceis parce
cilbo-pilosis, sutura media extrorsum, vix cilbido-pruinosa.
Scutello ferrugineo interdum nigro -fusco . Alis tenuiter villo¬
sis, hyalinis macula media magna plus minusve difussa fu¬
sca ornatis et apicern versus antrorsumve infuscatis. Calyptris
halteribusque fuscis vel mgricantibus. Pedibus nigris, cilbido
villosis , tarsis rufo-piceis. Abdomine nigro-velutino, segmento
secundo lertioque utrinque macula nitida nigra vel nigro-aenea
instructis, tertio vitta media longitudinali nitida aucto, quarto
fere ut praecedente, segmento 2o posticé angustissime, 3o mo-
dice at quarto laté-flavo-margincitis ,. utrinque cum primo cilbo-
villosis, ultimo toto nigro. Long. 12-15 mili.
Variat a: Abdomine incisuris flavis destituto, tibiis rufo-piceis.
b. Scutello nigro-fusco. Pedibus anticis et mediis rufo-
u
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
piceis, geni culis concoloribus, sutura haucl albido-
micante.
c. Thorace absque sutura albicante. Abdomine nigro-ae-
neo, maculis obscure fuscis in fundo nigro velutino ;
scutello nigro.
Hab. observ. : Brasilia (Wiedemann. — Macquart. — Schiner. —
Van der Wulp). — Resp. Argentina in Chaco prope Formosam et
in Santa Ana in Territorio Missionum (E. L. Holmberg).
Wiedemann ha descrito el macho y Macquart la hembra, obser¬
vando el último ¡a variedad C. Entre los ejemplares que poseo,
dos de ellos pertenecen á las dos primeras variedades de esta espe¬
cie la que como sevé, no es bastante fija en sus caracteres espe¬
cíficos. Los ejemplares de Schiner debieron corresponder muy
bien ála descripción de Wiedemann, cuando aquel escrupuloso na¬
turalista no observa nada acerca de ellos. Esta especie se parece al
E. fuscipenms Macqt., pero tiene la cara negra, en vez de «fauve»
con tomento amarillo; no es muy lejano de E . testaceicornis Macqt.,
pero difiere por el color y dibujo de las alas. La primera celda ba¬
silar sobrepasa un poco en longitud al medio de la célula dis¬
coidal.
(58 13. Eristalis obsoletas, Wiedemann.
Eristalis obsoletus, Wiedemann, Aossereurlip. zweifl. Ins., II, 175, 32 (1830).
« Niger ; rufo hirtus, scutello ferrugineo ; abdomine aeneo-nigro ,
incissuris flavis, maculis ducibus obsoletis ferrugineis ,» Long.
8-9 millim (4-4 1 j2 Un.) (Wiedemann).
Capite anticé dilute flavido, feminae dilutior, fuscano tubercu-
lato ; vértice flavido á superité fusco. Antennis obscure testaceis
seta nuda instructis. Thorace suprá in fundo nigro vittis abbre-
viatis albidis obsoletis notato, flavido-tomentoso, lateribus pleu-
risque rufo-hirtis. Scutello ferrugineo. A lis basi flavis, medio
fuscis ápice et relrorsum dptimé dilutioribus. Pedibus nigro-piceis,
geniculis luteis; femoribu posticis incrassatis, tibiis anticiis basin
versus -mediis fere ubique-postam basi extus luteis, tarsis omnino
luteis. Abdomine nigro, nítido, subaeneo, albido-piloso, seg¬
mento secundo utrinque macula magna subtriangularis obscu-
DIPTEROLOÍA ARGENTINA
45
re testacea signato, segmentis 2-4 posticé angusté flavo- testaceo-
marginatis, 3-4 basi apiceque nigro-velutino-fasciatis, ultimo toto
nigro-piceo.
Hab. observ. : Brasilia (Wiedemann). — Resp. Argentina, Chaco in
Formosa (Holmberg). — et in ripiis Bermejo (Boman).
En mi colección se baila un ejemplar sin cabeza, al que convie¬
ne casi en todo la descripción que precede, traducida en gran parte
de la de Wiedemann, pero tiene las márgenes exteriores del tórax y
las pleuras de color testáceo vivo con pelillos y vello del mismo
color, el dorso del tórax y el escudete con vello fino y aterciopelado
de tinte amarillento parduzco y el abdomen lleva en los segmentos
tercero y cuarto una banda media transversal negra y brillante con
reflejos verdosos la cual resalta sobre el fondo negro aterciopelado
de estos segmentos ; Wiedemann no menciona estas fajas, probable¬
mente porque el tinte de ellas lo dió como el general del abdomen.
Las manchas del segundo segmento son más oscuras hácia la re¬
gión dorsal. Las alas, cuya primera basilar supera un poco al me¬
dio de la discal, son amarillentas en la base, con el ápice y lo pos¬
terior de un color gris-negruzco muy lavado, déla parte anterior
corre hácia atrás una banda parduzca mal limitaday desvanecida
en sus bordes la que cruza el medio de ia célula marginal, la base
de la submarginal, cerca del medio de la primera basilar y va á
concluir en el extremo de la segunda basilar. El aspecto general de
este Eristalis es muy parecido al de Apis mollifica aunque natural¬
mente, es mucho menos velludo. El único ejemplar que poseo fué
cazado en el Chaco argentino, cerca de la villa de Formosa, por el
Dr. Eduardo L. Holmberg, de cuya colección pasó á la mía.
Nota. — Escrito lo que antecede, el Dr. Holmberg me ha entregado cuatro
hermosos ejemplares (3 cf 1 9) coleccionados por el señor Boman en las már¬
genes del rio Bermejo, en las cercanías de la colonia Azara, por Diciembre de
1888 y Marzo del 89.
Son algo mayores que el que poseía de Formosa y ofrecen tanto con este,
como con la descripción de Wiedemann muy ligeras diferencias.
46
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
(59) 14. Eristalis pusio, Wiedemann.
Eristalis pusio, Wiedemann, ADSsereurop. zweifl. Ins., II, 192, 59 (1830). —
Roder, Stett entona. Zeitg., 341 (1885). — Williston, Synopsis, 178 (1886).
« Ater ; thorace fascia albida ; scutello maculisque abdominis
duabus cereis. »
Antennis rufo-flavidis. Fcicie nivea leviter rufesco-micante, vitta
media longitudinalis fusca instructa ; vértice niveo , suprá fus-
co-flavido. Thorace obscure nigro, anticé cinéreo- pruinoso, me¬
dio ad suturam transversam cinereo-micante. Scutello cereo.
Alis hyalinis nigro- fusco venosis . Pedibus nigro-piceis, posti-
cis tibiarum ápice tarsisque plus minusve flavis albiclo-pruino-
sis. Ab domine suprá nigro. segmentis 3-5 fascia interrupta sub-
basalis aeneo-nigra signatis , segmento Io u trinque flavo, 2o ma¬
cula magna laterali cérea atrinque instructo, 3o basin versus
macula obsoleta flavida notato, incissuris (F excepta ) flavis,
infrá flavo, ápice nigro. Long. ( 32/s lin.) 7 millim.
Hab. observ. : Brasilia (Wiedemann). — Anlillaei?! Insula Porto-
Rico (Roder). — Resp. Argentina Prov. Buenos Aires in Las Con¬
chas (E. Lynch A.).
Nunca lo he visto ó, por lo menos, no lo he reconocido entre los
muchos Eristalis que poseo, pero cónstame su presencia aqui por
una etiqueta encontrada en la colección de mi hermano Enrique
Lynch Arribálzaga, quien daba como hallada la especie en Las Con¬
chas, paraje vecino de Buenos Aires, y aún cuando el insecto hu¬
biera desaparecido del alfiler que lo soportaba, creo que clasifica¬
dor tan escrupuloso como el citado, no pudo incurrir en error y
así incluyo este Eristalis entre los de nuestra fauna dipterológica.
Empero, pienso, que no sería difícil que el E. pusio, correspondien¬
te al subgénero Eristalomyia , fuera sinónimo del agrorum ó del
vinelorum.
Debo advertir, antes de terminar, que he tomado la diagnosis de
Wiedemann y vertido al latín la descripción alemana de tan insigne
autor.
SOBRE UNA PEQUEÑA MODIFICACION
EN LA REDUCCION DE
OBSERVACIONES DE PASOS DE ESTRELLAS
POR EL PRIMER VERTICAL PARA HALLAR- LA LATITUD
Este método tan cómodo como exacto para la determinación de
la latitud, basado en la fórmula
tg © = tg o sec t.
ó con introducción de una pequeña desviación del eje de rotación
del instrumento del meridiano del lugar
tg 9 = tg 5 sec t eos X
en donde X es la diferencia entre la semi-sumade los pasos Este j
Oeste, corregido por el estado del reloj, y la ascensión recta déla
estrella ó el ángulo horario deljeje de rotación (Chauvenel, Pract.
and Sphaer. Astr., vol. II, p. 245, etc.), exige el conocimiento del
estado del reloj en la época de la culminación de la estrella.
En los observatorios fijos, siempre se tendrá la corrección de!
reloj con mucha exactitud, mientras que en observaciones en el
campo, en donde no se podrá instalar un otro instrumento en el
meridiano, no se conocerá con rigor el valor de la corrección del
cronómetro, elemento tan necesario para el buen empleo del mé¬
todo.
Basándose en el cambio uniforme de altura de las estrellas cerca
del primer vertical, se puede hallar el valor de la corrección del
cronómetro por el sencillo procedimiento siguiente:
Diferenciando la fórmula del triángulo de posición, hallare¬
mos
* u/js
— = eos p sen a
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
y tomando el segundo de tiempo como unidad para t, siendo el
azimut muy cerca de 90°, pondremos
dz
-7- = 1 o eos ©
dt
y por consiguiente el movimiento ascensional m de una estrella
en 1 segundo de tiempo será
m — 1 5 eos s
observando las distancias zenitaless' y z" de la estrella en su paso
al Este y Oeste del meridiano, podemos hallar a por la fórmula
x = S(g,-0
\ 5 eos
en donde, dando á z' el signo negativo, á z" el signo positivo, X
aparecerá con el signo que le corresponde, es decir, negativo al
Este, positivo al Oeste del meridiano.
• Como en el campo las observaciones se harán generalmente con
instrumentos universales, será fácil de observar z' y s' , ó en el
hilo del medio, ó, como las estrellas que culminan cerca del zenit
tienen un movimiento muy lento en azimut, se podrán efectuar
también en los hilos laterales.
También se podrá determinar z' — z" con el micrómetro, y así,
con el anteojo zenital de Talcoíf, se podrá hacer con mucha como¬
didad la determinación des' — z" .
También se podrá calcular t directamente por las distancias ze¬
nital es siendo
sen t = sen j (z ' — z") sed 3
método que empleó el Director del Observatorio de Kalocsa, Dr.
Braun, para la determinación de la latitud (Berichte des Haynald.
Observatorium Kalocsa por Dr. C. Braun, S. I. Múnster '1886).
Conociendo X podremos calcular el azimut del eje de rota¬
ción
a = X sen ©
En las reducciones de Hansen, Sawitsch y otros para este método,
a siempre está determinada conociendo la corrección del reloj
para la época dada.
Julio Lederer.
LISTA DE LOS SOCIOS
HONORARIOS
Dr. Germán Burmeister.—Dr. Benjamín A. Gould.— Dr. R, A. Philippi. — Dr. Guillermo Rawsonf
Dr. Carlos Berg.
CORRESPONSALES
Arteaga Rodolfo de . Montevideo.
Ave-Lallemant, Germán . Mendoza.
Brackebusch, Luis . Córdoba.
Carvalho, José Carlos de . Rio Janeiro.
Denza, F .
Cordeiro, Luciano
Netto, Ladislao . Rio Janeiro.
Paterno, Manuel . Palermo(IL).
Reid, WalterF . . . Londres.
Strobel, Pellegrino . Parma (Ital.).
. . Moncalieri (Italia)
Lisboa.
CAPITAL
Aberg, Enrique.
Acuña, Demetrio G.
Agote, Carlos.
Aguirre, Eduardo.
Aguirre, Pedro.
Agrelo, Emilio C.
Albert, Francisca.
Alberto li, Giocondo.
Aldao, Cárlos A.
Almada Luis E.
Alrich, Francisco.
Alsina, Augusto.
Amespil, Lorenzo.
Amoretti, Félix.
Anasagasti, Federico.
Aaasagasti, Ireneo.
Andrieux, Julio.
Arata, Pedro N.
Arigós, Máximo.
Arnaldi, Juan B.
Arteaga, Alberto de
Aubone, Cárlos.
Avenatti, Bruno.
Avila, Delfín.
Ayerza, Rómulo.
Badell, Federico Y.
Bacciarini, Euranio.
Bahía, Manuel B.
Bancalari, Enrique.
Bancalari, Juan.
Balbin, Valentin.
Barabino, Santiago E.
Barberañ, Abelardo.
Barra, Cárlos de la.
Barzi, Federico.
Basarte, Rómulo E.
Bastianini, Egidio.
Battilana Pedro.
Baudrix, Manuel C.
Bazan, Pedro.
Becker, Eduardo.
Belgrano, Joaquín M.
Benavidez, Roque F.
Benoit, Pedro.
Bergallo, Arsenio.
Bernardo, Daniel R.
Betbeze, Juan.
Biraben, Federico.
Blanco, Ramón G
Blot, Pablo.
Brian, Santiago
Bosque y Reyes, F.
Booth, Luis A.
Bugni Félix.
Bunge, Cárlos.
Burgos, Juan M.
Burmeister, Carlos.
Buschiazzo, Cárlos.
Buschiazzo, Francisco.
Buschiazzo, Juan A.
Bustamante, José L.
Cagnoni, Alejandro N.
Cagnoni, José M.
Cagnoni, Juan M.
Campo, Cristóbal del
Campo, Leopoldo del
Canale, Julio.
Candiani, Emilio.
Candioti, MarcialR.de
Cano, Roberto.
Carbone, Augustin P
Caride, Estéban S.
Carmona, Enrique.
Carreras José M. de las
Cartavio, Angel R.
Carvalho, Antonio J.
Casal Carranza, Alberto
Casal Carranza, Roque.
Castellanos, Cárlos T.
Castex, Eduardo
Castro, Ramón B.
Castro, Vicente.
Castelhun, Ernesto.
Cejas, Agustín.
Cerri, César.
Chanourdie, Enrique.
Chapeaurouge, C. de.
Chueca, Tomás A.
Claypole, Alejandro G.
Clérici, Eduardo E.
Cobos, Francisco.
Cobos, Norberto.
Cominges, Juan de.
Coronell, J. M.
Coronel, Manuel.
Coronel, Policarpo.
Correas, Waldino.
Correas, Alberto.
Corti, José S.
Costas, Rodolfo.
Courtois, U.
Cremona, Andrés V.
Cremona, Víctor.
Crohare, Pablo J„
Cuadros, Carlos S.
Darquier, Juan A.
Dawney, Cárlos.
Dellepiane,j[Juan.
Dellepiane, Luis J.
Diana, Pablo.
Diaz, Abel.
Díaz, Adolfo M.
Diaz, Victorino.
Dillon, Alejandro.
Dillon Justo R.
Domínguez, Enrique
Dominico, Augusto G.
Doncel, Juan A.
Dubourcq, Hermán.
Duclout, Jorge.
Durrieu, Mauricio.
Duhart, Martin.
Duffy, Ricardo.
Duncan, Cárlos D.
Dufaur, Estevan F.
Echagüe, Cárlos.
Eizaguirre, Ignacio.
Elguera, Eduardo.
Elordi, Alberto.
Elordi, Martin.
Escobar, Justo V.
Espinosa, Adrián.
Esquivel, José.
Etchecopar, Evaristo.
Etcheverry, Angel.
Ezcurra, Pedro
Ezquer, Octavio A.
Fernandez, Daniel.
Fernandez, Honorato.
Fernandez, Ladislao M.
Fernandez. Pastor.
Fernandez Blanco, C.
Ferrari Rómulo.
LISTA DE SOCIOS (Continuación)
Ferrari, Santiago.
Ferrer, Jorge F.
Fierro, Eduardo.
Figueroa, Julio B.
Fleming, Santiago.
Forgues, Eduardo.
Frogone, José 1.
Frugoue, José V.
Fuente, Juan de la.
Funes, Lindoro.
Gainza, Alberto de.
Gallardo. Angel.
Gallardo, José L.
García, Aparicio B.
García, Eusebio.
Gastaldi, Juan F.
Gayangos, Julio E. de
Gentilini, Pascual.
Ghigliazza, Sebastian.
Giardelli, José.
Gilardon, Luis.
Giménez, Joaquín.
Gioachini, Arriodante.
Girado, José I.
Girondo, Juan.
Gómez, Fortunato.
González, Arturo.
González, Agustín.
Gramondo, Ernesto.
Guerrico, José P. de
Guevara, Ramón.
Guevara, Roberto.
Guglielmi, Cayetano.
Günther, Guillermo.
Gutiérrez, José María.
Hainard, Jorge.
Herrera Vegas, Rafael.
Herrera, Víctor M.
Holmberg, Eduardo L.
Huergo, Luis A.
Huergo, Luis A. (hijo).
Hughes, Miguel.
Igoa, Juan M.
lmperiale, Luis.
Inurrigarro, T. M. José
Irigoyen, Guillermo.
Isnardi, Daniel,
lsnardi, Vicente.
Iturbe, Miguel.
Iturbe, Atanasio.
Jacques, Nicolás.
Jaeschke, Víctor J.
Jasidakis, Juan.
Jauregui, Emiliano.
Jauregui, Nicolás.
Jaureguiberry Enrique
Keravenant, Adolfo.
Koslowsky, Julio.
Krause, Olto.
Kyle, Juan J. J.
Labarlhe, Julio.
Lafferriere, Arturo.
Lagos, Bismark.
Lagos, José M.
Langdon, Juan A.
Languasco, Domingo.
Lanús, Juan. C.
Larguía, Carlos.
Lavalle, Francisco. I
Lavalle, José F.
Lazo, Anselmo.
Leconte, Ricardo.
Lecureux, Gastón.
Lederer, Julio.
León, Rafael.
Limendoux, Emilio.
Lizarralde, Ramón.
López Saubidet, P.
Loudet, Osvaldo.
Llosa. Alejandro.
Lucero, Apolinario.
Lugones, Arturo.
Lugones Velasco, Sdor.
Luro, Rufino.
Ludwig, Carlos.
Lynch, Enrique.
Lynch Arribálzaga. F.
Machado, Angel.
Madrid, Enrique de
Madrid, Samuel de.
Mallol, Benito J.
Mamberto, Benito.
Mandino, Oscar.
Mauterola, Luis C.
Mañé, Carlos.
Marini, A.
Martínez, Carlos. E.
Maschwitz, Cárlos.
Massini, Cárlos.
Massini, Estevan.
Matienzo, Emilio.
Mattos, Manuel E. de.
Maupas, Ernesto.
Maza, Fidol.
Maza, Benedicto.
Medina y Santurio, B.
Mendez, Teófilo F.
Meyer, Bernardo.
Meza, Dionisio C.
Mezquita, Salvador.
Molar, Alejandro.
Mohorade, Pedro.
Molina Civit, Juan.
Molina Salas, Cárlos.
Molina y Vedia Julio.
Molinari, José.
Molino Torres, A.
Molner, Antonio.
Mon, Josué R.
Moneta, José.
Montes, Juan A.
Moores, Guillermo.
Morales, Cárlos Maria.
Mors, Adolfo.
Moyano, Cárlos M.
Murzi, Eduardo.
Navarro, Guillermo.
Nocetti, Domingo.
Nocetti, Gregorio.
Nougues, Luis F.
Ocampo, Manuel S.
Ochoa, Arturo.
Ochoa, Juan M.
O'Donell, Alberto C.
Ojeda, José T.
Olivé, Emilio R.
Olivera, Cárlos C.
Olmos, Miguel.
Orzabal, Arturo.
Otamendi, Eduardo.
Otamendi, Rómulo.
Otamendi, Alberto.
Otamendi, Juan B.
Padilla, Emilio H. de
Padilla, Ernesto E.
Palacios, Alberto.
Palacio, Emilio.
Páquet, Cárlos.
Pawlowsky, Aaron.
Pelizza, José.
Pereyra, Horacio.
Pereyra, Manuel.
Pelit de Murat Czar.
Philip, Adrián.
Piaña, Juan.
Piaggio, Pedro.
Pico, Octavio S.
Pico, Pedro P.
Pidelaserra, Jaime.
Piróvano, Ignacio.
Pirovano, Juan.
Posadas, Vicente
Pozzo, Segundo.
Puig, Juan de la Cruz.
Puiggari, Pió.
Puiggari, Miguel. M.
Quadri, Juan B.
Quesnel, Pascual.
Qu ijarro, José A.
Quiroga, Atanasio.
Ramallo, Carlos.
Ramírez, Fernando F.
Ramos Mejia, ILdefs0 P.
Rams, Estevan.
Ratto, Leopoldo.
Rebora, Juan.
Reca de, Felipe.
Renaud, Eugenio.
Repetto, José.
Riglos, Martiniano.
Rigoli, Leopoldo.
Robín Rafael, P.
Rocamora, Jaime.
Rodríguez, Eduardo S.
Rodríguez, Andrés E.
Rodríguez, Luis C.
Rodríguez, Miguel.
Rodríguez, Oscar J.
Rojas, Estanislao R.
Rojas, Estéban C.
Rojas, Félix.
Romero, Armando.
Romero, Cárlos L.
Romero, Emilio.
Rosetti, Emilio.
Rospide, Juan.
Rostagno, Enrique.
Ruiz de los Llanos C.
Ruiz, Manuel.
Saccone, Enrique.
Sagastume, Demetrio.
Sagastume, José. M.
Saguier, Pedro.
Salas, Estanislao.
Salas, Julio S.
Salvá, J. M.
Sánchez, Emilio J.
Sánchez, Matías.
Sanglas, Rodolfo.
San Román, Iberio.
Seiiillosa, Juan A.
Señorans, Arturo 0.
Saralegui, Luis.
Sarhy, José. V.
Sarhy, Juan F.
Scarpa, José.
Schickendantz, Emilio.
Sehrdder, Enrique.
Schwartz, Felipe.
Segovia, Fernando.
Selstrang, Arturo.
Serna, Gerónimo deia
Schaw, Arturo E.
Schaw, Cárlos E.
Silva, Angel.
Silveira, Luis.
Simonazzi, Guillermo.
Siri, JuanM.
Sirven, Joaquín.
Sola, Ricardo.
Soldani, Juan A.
Soria, David E.
Sota, Alberto de la.
Spika, Augusto.
Stavelius, Federico.
Stegmau, Cárlos.
Sónico, Víctor.
Taboada, Miguel A.
Taurel, Luis.
Tessi, Sebastian T.
Thedy, Héctor.
Thompson, Valentín.
Torino, Desiderio.
Tornó, Elias.
TregTia, Horacio.
Trifoglio, Ricardo.
Tressens, José A.
Tzaut, Constante.
Unanue, Ignacio.
Urraco, Leodoro G.
Vacarezza, Juan E.
Valerga, Oronte A.
Valle, Pastor del.
Varangot, Avelino.
Varela Rufino (hijo)
Vedoya, Joaquín J.
Vernaudon, Eugenio.
Victorica y Soneira, J.
Victorica y Crquiza E.
Videla, Baldomero.
Viglioue, Marcelino.
Vinas, Urquiza Justo.
Villanueva, Guillermo.
Villegas, Belisario.
Vinent, Pedro
Waulers, Cárlos.
Wauters, Enrique.
Wheeler, Guillermo.
White, Guillermo.
Williams, Orlando E.
Zamudio, Eugenio.
Zavalia, Salustiano.
Zeballos, Estanislao S.
Zunino, Enrique.
ANALES
DE LA
SOCIEDAD CIENTIFICA
ARGENTINA
COMISION REDACTORA
Presidente . Ingeniero Jorge Duclout.
Secretario ...... Señor José Pelizza .
í Ingeniero Manuel B. Bahía.
Vocales . J Dor Atanasio Quiroga.
( Señor Félix Lynch Arribálzaga.
AGOSTO DE 1892. — ENTREGA II. — TOMO "XXXIV
PUNTOS Y PRECIOS DE SUSCRICION
LOCAL DE LA SOCIEDAD, VICTORIA, 1492 (2o piso), Y PRINCIPALES LIRRERÍAS
Por mes, en la Capital, Interior y Exterior,
incluso porte . . . # m/n 1.50
Por año, en la Capital, Interior y Exterior
incluso porte . . . » 13. o O
La suscricion se paga, anticipada
BUENOS AIRES
IMPRENTA DE PABLO E. CONI É HIJOS, ESPECIAL PARA OBRAS
. 680 — CALLE PERU — 680
1892
JUNTA DIRECTIVA
Presidente . Ingeniero Jorge Duclout.
V Íce-Presidente 1 ° Doctor Juan J. J. Kyle.
Id. 2o Ingeniero Angel Gallardo.
Secretario . Señor José Pelizza.
Tesorero . Ingeniero Enrique de Madrid.
/ Ingeniero Demetrio Sagastume.
1 Ingeniero Horacio Pereyra.
Vocales . Señor Octavio S. Pico.
/ Señor Ernesto Mauras.
\ Señor Alberto Otamendi.
INDICE DE LA PRESENTE ENTREGA
I. — VIGÉSIMO ANIVERSARIO DE LA FUNDACION DE LA SOCIEDAD.
II. — CUESTIONES DE LÍMITES. Conferencia dada en la celebración del XX
aniversario de la Sociedad Científica Argentina, en el teatro Odeon, el
28 de Julio de 1892, por el Mr. Cáa*l®@ UBergs.
III. — CONFERENCIAS SOBRE MECÁNICA, dadas en la Sociedad Científica
Argentina, por Jorge Duclout.
IV. — NOVA HEMIPTERA FAUNARUM ARGENTINA ET URUGUAYE
Cáa*los BSerg ( Continuación ).
A LOS SOCIOS
Se ruega á los señores socios comuniquen á la Secreta¬
ría de la Sociedad su ausencia, cambio de domicilio, etc.,
y cualquier irregularidad en el reparto de los Anales ó
cobro de la cuota.
Se ruega también á los que tengan en su poder obra?
prestadas pertenecientes á la Biblioteca de la Sociedad, se
sirvan devolverlas á la brevedad posible, á ñn de anotar¬
las en el catálogo.
XX ANIVERSARIO DE LA FUNDACION DE LA SOCIEDAD
Tuvo lugar el 28 de Julio próximo pasado, en el teatro Odeon,
la velada científico-musical con que la Sociedad Científica cele¬
bró el XX aniversario de su instalación.
Numerosa y selecta concurrencia llenaba el nuevo coliseo,
dando realce con su presencia á esa fiesta por más de un con¬
cepto interesante.
Ejecutado el Himno Nacional por la orquesta de Ismael, el
Ingeniero Eduardo Aguirre, presidente de la Sociedad, inauguró
el acto con el discurso que publicamos á continuación y que
fué merecidamente aplaudido.
Señoras, Señores :
La Sociedad Científica Argentina festeja hoy el vigésimo aniver¬
sario de su instalación.
Ha pasado dos ondulaciones de progreso, y en los descensos de
nuestro país ha sabido sostener el terreno ganado y seguir su noble
tarea, — la instrucción mutua de sus miembros, la conservación y
propagación de los estudios científicos.
Nuestra asociación realiza un ideal, reuniendo en su seno á todos
los que se dedican al estudio de las ciencias teóricas ó aplicadas;
siendo el vínculo de unión de los asociados, no el interés común
de los que se dedican á una profesión, sino uno más grande: el
adelanto científico del país en general.
Pero esta unión de profesiones variadas ha de servir aún más á
su progreso, porque permitirá estender á un ramo de conocimien-
ANAL. SOC. C1ENT. ARG. T. XXXIV
4
50 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
tos los métodos ó los resultados adquiridos en otros, y esta es la
causa primera de los grandes adelantos de la civilización actual.
Se cree vulgarmente que la especializacion es una de las condi¬
ciones del progreso. El desarrollo contemporáneo de la ciencia nos
muestra lo contrario y relega al especialista al segundo término
para perfeccionar sólo los detalles de los descubrimientos ó de sus
aplicaciones.
El gran principio de la conservación del trabajo ó energía, que
domina y trasforma ahora á todas las ciencias físicas, ha sido for¬
mulado hace cincuenta años por un médico de una aldea alemana,
R.Mayer, á quien con razón se lellamael Newtondel siglo XIX. Sus
aplicaciones han hecho cambiar todos los motores y máquinas, y
permiten esperar en poco tiempo aún mayores perfeccionamientos
con el empleo de la electricidad para el trasporte del trabajo mecá¬
nico en el espacio ó su conservación en el tiempo.
Los estudios geológicos de Lyell, precedidos á la distancia por
las observaciones geniales del artista Leonardo da Yinci, dieron
origen á la doctrina fundada por Darwin en hechos más numero¬
sos, — y esta á su vez dió origen á la síntesis filosófica más grande
de la época moderna: á la evolución de Spencer, cuyas numerosas
aplicaciones á las ciencias sociales han dado base á los estudios del
estadista y del sociólogo.
Observad cómo los estudios de un ingeniero, más conocido como
pintor y escultor, dá los principios déla geología y cómo estos, con¬
tinuados, dan origen á la doctrino de la variación de las formas de
las especies de animales y plantas, para finalizar con una síntesis
grandiosa, hecha por uno que era entonces empleado simple de
una compañía de ferro-carriles.
El progreso moderno de las ciencias depende en gran parte de
sus aplicaciones, porque son éstas las que más á menudo señalan
los puntos donde la teoría está incompleta y presentan así nuevos
problemas para ser resueltos, — pero es la ciencia teórica la que
abre nuevas vías á la actividad intelectual y enseña á aprovechar
las fuerzas de la naturaleza. Son los estudios teóricos de la quí¬
mica moderna los que han descubierto las materias extraidas del
alquitrán negro de la hulla, dando colores que hacen palidecerá
su lado á las flores ó las mariposas de los trópicos. Son ellos los
que preparan los perfumes sin flores y sin sol, y los que hacen
sabores más intensos que los naturales, sacándolas de sustancias
nauseabundas.
XX ANIVERSARIO DE LA FUNDACION DE LA SOCIEDAD 51
Son los que preparan azúcar' en jarabe con trapos viejos y ma¬
dera, formando por síntesis la molécula de azúcar glucosa ; pero
sin darle aún la forma del azúcar cristalizado; en cuya última
tarea de transformación están hoy empeñados la cristalografía, la
óptica, la electricidad y el magnetismo y todas las ramas de la
química. Puede afirmarse desde ya que se triunfará de este nuevo
problema, y que el azúcar artificial no será ménos dulce que el
natural, como no tienen colores menos brillantes los rubíes y tantas
otras piedras artificiales.
La vinculación de las ciencias entre sí es un hecho tangible,
como lo es el apoyo que sus diversas ramas reciben de los hom¬
bres amantes del progreso, aunque muchas veces sus ocupaciones
comerciales ó industriales estén léjos de la rama que cultivan. La
Sociedad Científica Argentina tiende á realizar en nuestro país lo
que se vé en otros, agrupando á los hombres de buena voluntad
que aman el estudio y su propaganda.
Es de desear que llegue pronto el día en que el capital acumu¬
lado seemplee en esta forma del progreso, y se note el caso que
presentaba la Inglaterra hace pocos años, en que la Sociedad An¬
tropológica era presidida por un banquero y la Sociedad Astronó¬
mica por un cervecero.
He hablado contra la creencia que atribuye el progreso á la
especializacion. No creáis tampoco á los que señalan límites á la
ciencia y escriben como en otro tiempo el desalentador: de aquí
no 'pasareis.
Recordad que el fundador de la filosofía positiva, Augusto
Compte, el filósofo sabio, decía en sus problemas de la Astronomía,
que la inteligencia humana no llegaría á saber jamás la composi¬
ción química del sol y délas estrellas, y pocos años después el
espectroscopio revelaba los metales que hay en el sol en estado
incandescente, con más seguridad que si estuvieran en la tierra.
Recordad también que el gran Newton afirmó que jamás se mediría
la velocidad de un cuerpo que se acerca ó se aleja de nosotros
según la visual que le dirigimos y que una de las primeras aplica¬
ciones del análisis espectral á la Astronomía ha sido precisamente
determinar la velocidad enorme y la dirección del movimiento
relativo del sistema solar en el espacio.
Y es curioso observar que este método de Doelter íué sugerido al
oir el cambio de tono que sufre el silbato de una locomotora al
pasar delante del observador.
52 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Los límites de la ciencia nadie puede fijarlos y aún más se nota
el carácter indefinido del progreso cuando se consideran sus apli¬
caciones, que surjen inesperadas en cada una de sus ramas.
No preguntéis jamás para qué sirve un estudio científico, por¬
que desconoceréis con esto los datos de la historia, que muestra
las aplicaciones de la ciencia deduciéndose directa ó indirecta¬
mente de todas las ramas del saber.
El método de la ciencia moderna es el método epáctico, paso á
paso, que fundó, pero no siguió, el filósofo griego.
La Sociedad Científica Argentina acumula labor y esiiende su
acción lenta y seguramente, y aplicando el principio de la conser¬
vación del trabajo físico á lo moral, esa actividad debe aparecer
algún día en la forma de una de las grandes aplicaciones ó del
descubrimiento de alguno de los principios fundamentales.
Lo ha dicho el filósofo de Oxford, saber es poder ; pero es poder
para el conjunto del país ó de la colectividad y no para el indivi¬
duo, y la tarea es impersonal y de conjunto, es social y no egoista.
El obrero de la ciencia es un soldado, — trabaja por su gloria;
pero todo resultado nuevo que obtiene, aumenta el poder moral y
material de la colectividad, y agrega un nuevo rayo, pálido ó
brillante, á la aureola de la patria.
Terminado su discurso, el señor Presidente presentó al públi¬
co, como conferenciantes de la velada, á los doctores Cárlos Berg
y Juan J. J. Kyle.
El Dr. Kyle, con la erudición que le caracteriza, hizo la historia
de los medios para producir la luz y especialmente del fósforo,
cautivando la atención del distinguido auditorio con numerosos
experimentos.
En otro lugar de esta Revista, encontrará el lector el bello artí¬
culo sobre las «Cuestiones de límites» del sabio Dr. Berg.
La parte musical estuvo muy lucida, como ejecutada por los
maestros Melani, Piasini y Lébano, siendo la orquesta dirigida
por el compositor Ismael.
CUESTIONES DE LÍMITES
CONFERENCIA DADA EN LA CELEBRACIÓN DEL XX ANIVERSARIO DE LA SOCIEDAD
CIENTÍFICA ARGENTINA, EN EL TEATRO ODEÓN, EL 28 DE JULIO DE 1892
Por el Dr. CARLOS BERG.
Señoras y señores :
Las cuestiones de límites son, sin duda alguna, muy delicadas
y hasta cierto punto enojosas. ¿Quién cede con gusto lo que pa¬
rece pertenecerle? ¿Quién no se apodera con ganas délo ajeno?
Tratándose de límites, el uno quiere que la línea divisoria de los
dominios sea una cadena de montañas, el otro, que lo fuera un río.
¡El arreglo es difícil! Los títulos de posesión, al pasar por las
manos de no sé cuántos, se han vuelto ilegibles ó han tomado el
camino que toman las hojas que del árbol se desprenden. ¿Cómo
no habrá cuestiones? ¿Cómo han de faltar disgustos? Y hasta des¬
pués del arreglo más pacífico hecho entre los padres, á los hijos no
les faltan á veces manzanas de la discordia, para entablar nuevas
cuestiones.
1 Cuán desagradables son estas cuestiones, si las tienen que tra¬
tar las mismas personas directamente interesadas! Por suerte, el
conferenciante se halla en condiciones más favorables. Tratará de
dominios y propiedades en que sólo tiene parte indirecta, y cuyos
posesores en ningún caso protestarán; y espera que no lo hará
tampoco el auditorio benévolo.
54 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Comenzando por reinos, allí tenemos el reino animal y el reino
vegetal. Desde la primera enseñanza, quién no habla de estos rei¬
nos y, excepto los hombres del estudio del ramo, quién no cree en
sus límites bien determinados. Cada uno reconoce con facilidad la
naturaleza vegetal de un ombú 1 y la animal de un caballo ; sabe
que el liquen es planta y que el cangrejo es animal. Sin embargo,
la cuestión es más complicada de lo que parece.
Lineo, para definir á las plantas y á los animales dijo3, que las
plantas crecen y viven , y que los animales crecen, viven y sienten.
El sentir, la sensibilidad era según Lineo, el carácter distintivo de
los animales , ó dicho de otro modo, todos los organismos que ca¬
recen de sistema nervioso, debían ser considerados vegetales. En
esa época el sistema nervioso era mirado como el único interven¬
tor en la facultad de la sensibilidad. Pero cuántos seres dotados
de sensibilidad conocemos hoy, en los cuales no existe nervio
alguno y que, sin embargo, no carecen de la facultad de sentir.
Recordamos todos los animalillos microscópicos que llamamos Pro-
tozoarios y á que pertenecen los infusorios.
¿ Y acaso son únicamente los animales los que manifiestan propie¬
dades sensitivas? Hay plantas que lo hacen también, y cuya sen¬
sibilidad corresponde muy bien á la de los animales sin sistema
nervioso.
El mismo Lineo ya conocía la sensitiva ( Mimosa púdica L.), plan¬
ta que tiene la propiedad de contraer y plegar sus hojas cuando se
la toca ó se la pone en contacto con corrientes eléctricas ó ciertas
substancias químicas. Existen muchas otras plantas, en que se
observan fenómenos parecidos de irritabilidad. Así llamaba Lineo
la sensibilidad de los vegetales, la cual se explica hoy por cam¬
bios en el contenido celular ó protoplasma de ciertos tejidos, sin
explicar por esto la causa fundamental de la irritabilidad, sin ha¬
llar un límite definido entre la sensibilidad animal y la irritabili¬
dad vegetal 3.
No faltan plantas, cuya sensibilidad es mucho más desarrollada
que la de los animales. Ahí tenemos la Drosera rotundifolia L.,
planta insectívora, sus hojas llevan pequeños pelos glandulares,
que segregan una materia viscosa, en la cual quedan pegados pe¬
queños insectos que pasan por sus hojas. Estos pelos glandulares
irritados en la parte terminal ó cabezuela, se encorvan hacia el
centro, para reunirse los unos con los otros; y su sensibilidad es
tan sútil, tan fina, que la punta del cabello de una niña bastaría
berg: cuestiones de límites
55
Fig. 1
para provocarla, aunque no pese más que la 0,000822 parte de un
miligramo. Ninguna parte del cuerpo humano es capaz de sentir
este peso tan infinitamente pequeño, ni
siquiera la punta de la lengua, órgano
sumamente sensible y delicado; á veces
también muy mal criado 4.
Siendo la substancia fundamental, el
protoplasma, de igual naturaleza en las
plantas y en los animales, y dotada de
la percepción de las impresiones exter¬
nas: de la facultad de sentir, la sensi¬
bilidad no es, pues, carácter distintivo
del animal, tanto más cuanto que los
vegetales son, por lo general, de cons¬
trucción más fina que los animales, y
que la luz y el calor producen en ellos
manifestaciones que no tienen analogía
en el cuerpo animal 5.
Lineo ya sintió la insuficiencia de la
definición, agregando más tarde la lo¬
comoción como carácter animal. Enton¬
ces, un ser, provisto de la facultad de
cambiar de lugar, era considerado ani¬
mal ; el que se hallaba siempre en el
mismo punto, como vegetal. En aquella
época, en la que los corales y muchos
otros animales marinos fueron mirados
como vegetales, el carácter de locomo¬
ción tenía su razón de ser. Pero Peys-
sonel ya había demostrado en el año
1723 la naturaleza animal de los cora¬
les, y poco á poco se llegó á reconocer
que muchos seres animales carecían de locomoción durante toda
su vida ó á lo menos durante una parte de ella, verbigracia : los
Pólipos, las Anémonas de mar, las Ascidias, las Vorticelas, etc.
(fig. 1-4).
¿Y qué diremos de los vegetales? ¿Carecen todos de locomoción?
i De ninguna manera ! En los vegetales superiores no existe la fa¬
cultad de cambiar de lugar, pero muchas plantas inferiores la po¬
seen sin duda alguna. Por ejemplo, las Diatomeas, una clase de
Hidropólipo:
Hydra fusca L.
sésil en una planta acuáLica
a Un pelo urente con su vesícula (nema-
tocisto).
56
ANALES DÉ LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
algas unicelulares,
íusorios: cambian
Fig. 2
El pólipo-coral
Fungia.
efectúan movimientos iguales á los de los in¬
de lugar al parecer según su voluntad. Lo
mismo hace un gran número de Bacterios, cuya
naturaleza vegetal nadie niega. El cuerpo (plas¬
mo dio) de las Mixomicetas y sus células de re¬
producción ( ’mixamibeas ), hacen movimientos
parecidos6.
También los esporos de muchas algas y hon¬
gos, provistos de pestañas, hacen movimientos
locomotorios, asemejándose á infusorios, con
que fueron también confundidos en épocas no
muy lejanas 7.
No dando la sensibilidad ni la locomoción un
carácter distintivo entre animal y vegetal, se buscaba otras pro¬
piedades, y se creyó haberlas
Fig> 3 encontrado en la clorofila y la
celulosa, como cuerpos propios
únicamente á los vegetales. Pe¬
ro no tardó en desvanecerse
también este carácter, desde
que se demostró la existencia
de estas substancias en algu¬
nos animales, y su falta en
muchos vegetales (hongos, Cus¬
cuta, etc.) 8.
Aun quedó la manera de la
reproducción, para distinguir
los representantes de los dos
reinos pretendidos. Decían : las
plantas se reproducen por se¬
millas ó por esporos; los ani¬
males, por huevos ó por hi jue¬
los que ya nacen vivos. Pero
investigada la reproducción en
sus detalles, tenía que dar por
resultado el hecho de que los
gérmenes de reproducción, des¬
pojados de sus envolturas, son
más ó menos idénticos en ani¬
males y en vegetales y pueden ser reducidos á óvulos, ó mejor di-
Proto7.oai'ios :
A Vorticella citrina Ehrbg., recogida y extendida.
B Carchesium epistylis L. C.
BERG : CUESTIONES DE LÍMITES 57
cho : células ovulares, de que se originan todos los seres vivos.
Con la imposibilidad de distinguir nítida¬
mente los animales de los vegetales, y por la
existencia de seres que no se sabía colocar en¬
tre los unos ó los otros, se formaba un grupo
con el nombre de Zoófitos, en el cual se hizo
entrar todo animal parecido á vegetal ó vice¬
versa (íig. 1-4). Allí teníamos una verdadera
olla podrida, compuesta de cosas comunes y de
otras más, como lo dice el diccionario déla Aca¬
demia, dando una prueba de la claridad de sus
explicaciones.
También modernamente se ba hecho un gru¬
po aparte, para reunir á los organismos dimi¬
nutos, esos organismos, de que los zoólogos
dicen que son suyos, y que según los botánicos
" i Dinobryon certularia
corresponden al dominio de ellos. ¡Como se Ehrb*.
vé, cuestiones de límites 1 Pero cuando se trata
de estudiarlos, los zoólogos dicen que lo hagan los botánicos, y
ios botánicos encomiendan el trabajo á los zoólogos.
Á este grupo se le ha dado el rango de reino, y se le llama reino
de los protistas ó reino intermediario. Su inventor es Háckel ; y á
este terreno disputado pertenecen los organismos unicelulares, los
Protozoarios.
Pero ¿ acaso este reino suprime la dificultad de distinción que
había entre el reino animal y el reino vegetal ? Por el contrario;
complica la cuestión de límites : pues, mientras que antes sólo
teníamos que establecer la diferencia entre animales y vegetales,
ahora la tenemos que hacer entre animales y protistas, y vegetales
y protistas ; y como toda cuestión de límites, también ésta nos ame¬
naza con mayores complicaciones.
| Es en vano, buscar diferencias ó límites fijos entre el reino ani¬
mal y el reino vegetal ; no existen ! Ambos comprenden millares y
millares de seres, que aunque entre sí variados, sin embargo,
constituyen un conjunto armonioso : el mundo de los organismos
procedentes tal vez de unos mismos padres, de una misma célula,
un mismo corpúsculo protoplasmático.
Acabo de mencionar la palabra de padres ; palabra que encierra
un concepto por todos bien conocido y la cual no se pronuncia sin
pensar en hijos. Estamos acostumbrados á ver que todo organismo
58
ANALES DÉ LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Fig. 5
Glóbulos sanguí¬
neos de la galli¬
na, en división.
Fig. 6
Fio. 8
tiene su padre, ó al menos su madre. Sin embargo, los límites no
están siempre tan bien determinados entre la madre y la hija. Pue¬
de haber dudas acerca de la una y de la otra, ó
acerca de ambas. No hablo aquí de las seño¬
ras mamás y suegras que se conservan en mu¬
chísimos casos siempre jóvenes y atractivas; ni
de las señoritas hijas que á veces pasan de edad
por haber empleado sus años en sembrar cala¬
bazas. ¡No! Tengo en vista los organismos, cier¬
tos infusorios y gusanos, que se multiplican
por división, como las células (fig. 5). En esta
clase de reproducción, la generación fisipara ó excisípara, el ser,
una vez adulto, se divide en dos (fig. 5-8).
¿Cuál es en este caso la madre, y cuál la hija? Son más bien dos
mitades del individuo anterior, una especie de hermanos, que re¬
ligiosamente han repartido
entre sí la herencia del ser
generador, el cual dejando
de existir no desapareció en
nada.
En esta confusión de lími¬
tes entre madre é hija, ob¬
servamos un hecho que to¬
dos deseamos: la inmorta¬
lidad. Efectivamente, esos
seres que se multiplican por
división, son los únicos que
llevan en sí el sello fisioló¬
gico de la perpetuidad. Des¬
pués de dividirse, los vemos
crecer y desarrollarse, y lue¬
go dividirse de nuevo. Re¬
presentan una cadena, cuyos
eslabones viviesen en eterna
hermandad, si en verdad
existiera la inmortalidad.
No ; no existe, ni siquiera
para esos seres infinitamen¬
te pequeños. Observamos en ellos sólo la inmortalidad fisiológica,
la propiedad de no envejecerse — ¿quién no la deseara? — por
Infusorio vorticélido al prin¬
cipiar ia división
a pedúnculo, b núcleo,
c boca en desarrollo.
Fig. 7
El infusorio Aspidisca poly —
styla St.
a vista inferior de un individuo
adulto;
b un individuo dividiéndose.
El. gusano Microsto-
mum lineare Oerst.,
en división.
o boca, b boca en desa¬
rrollo, c canal intes¬
tinal, d tabique trans¬
versal. I á iV los cua¬
tro individuos no se¬
parados.
BERG : CUESTIONES DE LÍMITES
59
lo demás están sujetos á la muerte como todos los organismos vi¬
vientes. Tienen sus enemigos naturales que los devoran por milla¬
res ; y la intemperie hace lo suyo, para extinguir un sinnúmero de
esas pequeñas vidas.
Así tiene que suceder. Á la naturaleza no le debe acabar el
material necesario para sus construcciones y sus transforma¬
ciones.
En la división, los dos individuos que se originan, son por lo
general de igual tamaño, y crecen en seguida, para alcanzar el
grandor del individuo generador.
Más comunmente, los individuos al nacer son muy pequeños en
comparación con los padres, y crecen poco á poco. Pero hay casos,
en que los hijos nacen algo más pequeños que los padres, no cre¬
cen casi nada y siguen reproduciéndose del mismo modo, dismi¬
nuyendo de tamaño de generación en generación. Lo observamos
en las algas Diatomeas, que tienen cáscara silícea y se presentan
en millares de formas y estructura diferentes.
Un diagrama representado por círculos concéntricos, demuestra,
de círculo á círculo, la disminución del tamaño délas generaciones
consecutivas (fig. 9) *.
Finalmente nacen verdaderos enanos, com¬
parables á átomos. Pero no pudiendo con¬
tinuar esto, el individuo más pequeño se¬
para su cuerpo protoplasmático de la mem¬
brana, forma lo que llamamos auxospora,
crece hasta obtener el tamaño de la bisabuela
de la tatarabuela, y con esto principia una
nueva producción de generaciones de la eos, para demostrar la dismí-
. , . . nución de tamaño en las gene-
manera ya indicada. raciones consecutivas de las
„ , , . . 0 Diatomeas.
No solamente entre Jos organismos inte¬
riores, también entre los superiores se observa límites poco demar¬
cados.
No hablaré del hombre y del mono, para no herir la susceptibi¬
lidad de los que alguna vez se han juntado con una mona. En
cuanto á las damas ¡ bien conocidas son sus monerías y monadas 1
Fig. 9
(*) La disminución del tamaño de las generaciones consecutivas fué demos¬
trada, en el aniversario de la Sociedad Científica Argentina, por cajas sucesiva¬
mente intercaladas. Imitaciones de hojas de la Drosera, Pólipos y Corales natu¬
rales, y figuras de Diatomeas y Zoófitos, ayudaban al conferenciante la explicación
de los hechos narrados.
Fig. 12
El ornitorinco
(Ornithorhynchus paradoxus BIbch.
Fig. 11
60 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Solo me recordaré del Ornitorinco, animal particular australiano
(fig. 10). Fi¬
gura entre
los mamí¬
feros y po¬
ne huevos.
Además de
esta parti¬
cularidad,
se asemeja
á las aves
por la cloaca, por el ovario izquierdo más desarrollado que el
derecho, por las man¬
díbulas prolongadas,
córneas y sin dientes
propiamente dichos,
por el hueso caracoi-
des, la membrana nic-
titante y muchos otros
caracteres. El huevo
que pone, es incubado
en una pequeña bolsa
ventral que más tarde
desaparece.
Si no hay límites fi¬
jos entre ciertos grupos
de animales y concep¬
tos como los que he¬
mos mencionado, tam¬
poco los debemos bus¬
car entre los órganos,
entre los individuos y
sus productos de mul¬
tiplicación, y en la se¬
xualidad, en que más
hay que guardarlos lí¬
mites. Así, por ejem¬
plo, los huevos de cier¬
tos gusanos caminan;
en los Briozoarios hay partes, las avicularias y los vibráculos, que
Scrupttcellaria scruposa
(Pall.) Bened .
a avicularia sésil
b vibráculo.
Briozoario:
Bugula avicularia (Pal].)
Ok.
A Una colonia de tamaño
natural.
B Dos individuos muy
aumentados, el superior con
tentáculos
y aviculario abiertos
í tentáculos, a aviculario
abierto, m músculo refrac¬
tor del intestino, a' avi—
culario cerrado que ha aga¬
rrado una diatomea, te
testículos, es estómago, i
intestino, an ano.
BERG : CUESTIONES DE LÍMITES
61
unos consideran como órganos, otros como individuos sin canal
intestinal (fig. 1 1 y 12) 9 ; y en algunos crustáceos parásitos el ani¬
mal es en su juventud macho y en su vejez hembra 10.
En este último caso existe una especie de hermafrodismo suce¬
sivo : la Protandria. El individuo es al principio del sexo mascu¬
lino y como tal, igual á todos los jóvenes de este sexo, muy anda¬
riego y muy conquistador. Cansado de esta vida paseandera , se
sienta, ó mejor dicho, se pega, trocándose el sexo masculino en el
femenino. Desde este momento lleva una vida muy doméstica, y
el joven visitante de antes es ahora una matrona muy feste¬
jada.
Señores : No faltan otros hechos que están en contradicción con
nuestro modo de clasificar y limitar. Los fenómenos explanados y
otros que podrían llevarse á la discusión, constituyen un verda¬
dero laberinto en esta cuestión de límites, que ofrece la naturaleza
como problemas al hombre investigador. Hago votos, porque las
cuestiones de límites pendientes entre esta y otras naciones, tengan
un resultado más satisfactorio que las que mantienen en eterna
guerra á los naturalistas de todos los países, sin llegar jamás á
un fin .
NOTAS
1. El ombú, árbol que lleva el nombre botánico de Phytolacca dioica L. [Pir-
cunia dioica Moq.J, tiene por patria la Provincia de Corrientes (especialmente las
cercanías de la Laguna de Iberá) y algunas partes del Paraguay austral, y no la
Pampa argentina ó España, como opinan algunos autores (Véase: Berg, La pa¬
tria del ombú, en Anales de la Soc. Cient. Argent. tomo V, pág. 321 á 327.
1878).
La denominación ombú se deriva del idioma guaraní y parece significar som¬
bra ó bulto obscuro. En algunas partes de España, donde el ombú es cultivado,
le llaman belombra.
Por no hallarse indicado mi trabajo arriba citado, ni en el índice especial del
tomo Y de los Anales de la Sociedad Científica Argentina, ni en el general, que
abarca las materias contenidas en los tomos I á XXIX, ha quedado casi desco¬
nocido, en vista de lo cual, muchos botánicos ignoran aún mis investigaciones y
la verdadera patria del ombú.
2. Véase: Caroli Linnei Philosophia botánica i? i qua explicantur fundamenta
Botánica. Stockholmiae, 1751, pág. 362. - Moritz Willkomm, en su Ueber die
Grenzen des Pflanzen und Thierreichs und den Ursprung des organischen Le-
bens auf der Erde, al mencionar ese libro, dice: Esta curiosa obra, que casi du¬
rante un siglo sirvió de norma á la botánica sistemática, especialmente á la ter¬
minología y descripción de las especies, es ahora casi olvidada. La lectura de
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
62
este libro es recomendable á los botánicos actuales, sobre todo á los hombres de
la botánica sistemática que se complacen en crear un sin fin de especies. Acom¬
pañamos al insigne profesor en su deseo bien fundado, pero dudamos de que
tenga reconocimiento general. La variabilidad de las especies por una parte, y
por otra, el deseo de los autores de tener ahijados en el mayor número posible,
pondrán á duras pruebas nuestra memoria, de día en día más, con el sinnú¬
mero de nombres y renombres que han de crearse.
3. Los pecíolos de primero y segundo orden de las hojas de la Mimosa púdica
L. terminan en~su base en una especie de cojinete, único órgano irritable. El
cojinete se compone de un tejido parenquimático muy suculento, rico en inters¬
ticios aéreos y provisto de un hacecillo fibrovaseular sumamente flexible. Si se
toca la parte inferior del cojinete, éste se contrae y su color se hace más intenso.
Ambos fenómenos son debidos á la disminución de la turgescencia de las célu¬
las, las cuales hacen penetrar una parte de su agua en los intersticios, por cuya
razón el tejido pierde su tensión, se contrae y muestra el cambio de coloración
indicado. También se ha observado, que una parte del agua se dirige á las célu¬
las superiores del cojinete, aumentando allí la turgescencia ya de por sí muy ele¬
vada, y el movimiento que manifiestan los pecíolos.
No debe dudarse, que en el fenómeno de la irritabilidad, el protoplasma es la
parte sensible del tejido parenquimático, y que en éste se producen las manifes¬
taciones de movimiento á causa de la actividad de aquél.
Fenómenos parecidos á los de la sensibilidad de la Mimosa púdica L., se obser¬
van en varias plantas, verbigracia, en las Oxaláceas : Averrhoa carambola L.
y Biophytum sensitivum (L.) DC., yen las Leguminosas: Aeschynomene sensi¬
tiva Sw., Smithia sensitiva Ait. y Desmanthus stolonifer DC. También mani¬
fiestan irritabilidad, los estambres de las flores de los géneros Berberís, Mahonia,
Portulaca (verdolaga) y Parietaria ; el estigma déla Martynia (vulgarmente
cuernos del diablo), y el estilo de la Goldfussia anisophylla Nees. En estos
órganos una parte del líquido de las células del lado irritado pasa á las del lado
opuesto, contrayéndose, de esta manera, el uno y dilatándose el otro. El cambio
rápido producido en el estado de la turgescencia, da lugar al movimiento de los
estambres y otros órganos de la flor.
4. La Dionaea muscipula L. es otra Droserácea insectívora de sensibilidad muy
desarrollada. La corta lámina de su hoja provista de pelos espinosos, se dobla
por irritación, cerrándose á la manera de una concha y envolviendo el insecto,
si éste ha producido la irritación. También en este caso las diferencias de tur¬
gescencia son las causas de los movimientos de las hojas de la Dionea.
Acerca de las plantas insectívoras debe consultarse la interesante obra de Dar-
win; Insectivorous plants. 2 edit. revised by Fr. Darwin, London, 1889. Ha sido
traducida al alemán por Carus, y al italiano, por Canestrini y Saccardo. Los
primeros 11 capítulos de la obra tratan de la Drosera rotundifoliaL.
5. Según la clase de influencia de la luz, distínguense procesos fotoquímicos y
fotomecánicos. Los primeros comprenden la formación y la destrucción de la
clorofila y otros pigmentos, la formación de materias orgánicas en el corpúsculo,
clorofílico, y la regeneración de los albuminatos.
Los procesos fotomecánicos, comprendidos hoy con el nombre colectivo de
heliotropismo, abarcan las incurvaciones é inflexiones, producidas por la luz en
BERG : CUESTIONES DE LÍMITES 63
los tallos, pecíolos, hojas, etc. El grado del heliotropismo varía según la clase
de órgano y estado de desarrollo.
Los órganos de heliotropismo positivo, se dirigen hacia la luz, continuando su
desarrollo bajo los rayos directos del sol, como las flores del heliotropo ( Helio -
tropium peruvianum L.) y del girasol ( Helianthus annus L.): en los de helio-
tropismo negativo, se observa lo contrario, como en los tallos de la hiedra ( He¬
derá helix L.), etc.
A la influencia de la luz y del calor se debe también en parte, cierta clase de
movimientos que efectúan las hojas y los pétalos de las plantas, para tomar di¬
ferentes posiciones durante las 24 horas del día, lo que se observa en el trébol,
en el vinagrillo, en algunas acacias, en la robinia, en el chamico, etc.
6. El cuerpo vegetativo de las Mixamibeas está representado por una masa pro-
toplasmática sin membrana (plasmodio) , que contiene muchos núcleos y carece
de corpúsculos de pigmento (cromato forosj. Los esporos se desarrollan en una
especie de cápsulas (esporangios) , y despiden cada cual una célula ameboidal
( mixamibea ) ó un zoosporo. Estas mixamibeas ó los zoosporos se confunden
más tarde y forman el plasmodio. Así el plasmodio como también las mixamí-
beas, cambian de lugar. Se encuentran en postes ó palos húmedos, en selvas
sombrías y en la casca de las curtidurías. La especie más común es la Fuligo
varians Hall. cAethalium septicum L.).
Algunos autores, y modernamente también Eichler, atribuyen las Mixomice-
tas al reino animal, por la semejanza que tienen con algunas Gregarinas y otros
Protozoarios. Hay más razones para que figuren entre los vegetales, ó que sean
consideradas como una de las formas transitorias que unen los dos reinos, el ve¬
getal y el animal.
7. Entre los esporos ó gérmenes de reproducción de los vegetales inferiores,
hay muchas que son células primordiales sin membrana, que se multiplican por
división ó formación libre de nuevas células, y que están provistas de pestañas
( ciliasj , por medio de las cuales efectúan movimientos locomotorios en el agua,
antes de dar lugar al desarrollo de un vegetal parecido, en primera ó en segun¬
da línea, al de que se habían originado. Por la semejanza que tienen con los
animales más inferiores, se les denominan zoosporos.
Los zoosporos del alga Vaucheria DC. están del todo pestañados, los del Oedo-
gonium Link tienen una corona ó círculo de pestañas, ¡y los de la Ulothrix Ktz.
de 2 á 4 pestañas largas (flagelos).
Por estos caracteres y por la movilidad locomotoria son muy parecidos á mu¬
chos infusorios.
La mayor parte de los zoosporos son atraídos por la luz, muestran, por con¬
siguiente, el heliotropismo positivo.
8. La clorófila, puramente como materia colorante, no parece hallarse en el
cuerpo animal, pero no falta como parte esencial de ciertas algas que viven en
algunos animales, constituyendo una vida en común : la simbiosis. La vida sim¬
biótica la observamos entre las algas Zoochlorella y Xantlxochlorella por una
parte, y varios infusorios, pólipos, medusas, gusanos, etc., por otra (Véase :
Berg, La Simbiosis, en: Anales de la Soc. Cient. Argent., XVII, pág. 257.
1884).
Pero la clorófila tampoco puede considerarse como parte esencial del cuerpo
64 ANALES DÉ LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
vegetal, desde que falta á millares de vegetales : los hongos y la mayor parte
de los parásitos fanerógamos.
La celulosa, que antes se conocía sólo en los vegetales, fué descubierta por
C. Schmidt en 1845, también en el cuerpo animal (la túnica de las Ascidias/.
En el año 1890, H. Ambronn la ha constatado también en el integumento de los
crustáceos, en los tendones y la capa interna del esqueleto cutáneo de los insec¬
tos y otros Artrópodos, y en algunos moluscos.
9. Los Briozoarios son pequeños animales que forman colonias y cuyo cuerpo
está resguardado por un habitáculo cistiforme. Poseen muchos tentáculos cerca
de la boca, colocados en un aparato disciforme en unos, ó á manera de herra¬
dura en otros. En las colonias de algunos (los Quilo s Lomados ) , existe el polimor¬
fismo de individuos de varias categorías. Además de los individuos bien desar¬
rollados, hay otros que carecen de canal intestinal ó son de organización aun
más inferior. Los unos, llamados vibrdculos ó vibr acularías, son muy rudimen¬
tarios, hallándose provistos de una larga pestaña vibrátil (fig. 12 a v) ; los otros,
aptos para la aprehensión, se asemejan á la cabeza ó al pico de un ave y llevan
el nombre de avicularios ú ornitoranfos (fig. 11 a a'). Generalmente se miran á
los vibráculos y avicularios como individuos rudimentarios ; pero no faltan auto¬
res ni razones que les atribuyen el rango de órganos.
10. Obsérvase esta particularidad, que se llama protandria, en algunos crustá
ceos pertenecientes á las familias Cymolhoidae y Cnyptoniscidae. Consiste en un
hermafrodismo sucesivo, desarrollándose en la juventud los órganos masculinos,
y en la vejez los femeninos, cuando aquéllos entran en degeneración. Los machos
son en este caso libres, provistos de órganos de locomoción ; las hembras, por el
contrario, son sésiles, careciendo como tales, de los órganos locomotorios.
CONFERENCIAS SOBRE MECÁNICA
DADAS EN LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
POR
JORGE DUCLOUT, ingeniero
I
LA NOCIÓN DE ENERGÍA COMO BASE DE LA MECÁNICA
I . TRANSFORMACION DE LAS NOCIONES CIENTIFICAS-. — Las ciencias DO
tienen más objeto que economizar el pensamiento humano y la es-
periencia. El hombre observa los fenómenos dispersos y deseme-
mejantes que son la naturaleza, los clasifica, los agrupa, y dentro
de cada grudo busca una cierta regularidad, la reproducción de
ciertos hechos, de manera á conocer, en presencia de un fenómeno
dado, sus antecedentes y consecuencias por las del grupo en que
se clasifica, sin que necesite estudiar nuevamente el fenómeno alu¬
dido. Cuantos más grupos, mayor el trabajo requerido para re¬
cordar todas sus propiedades, y tanto menor la economía ob¬
tenida.
La lucha para economizar el trabajo, la lucha parala existencia,
obligó al artesano á perfeccionar sus medios de acción, á tratar de
estender sus conocimientos; un instrumento excelente hoy resulta
inservible mañana, porque no le permite realizar en bastante poco
tiempo ó con suficiente perfección un trabajo dado; perfecciona el
antiguo, ó bien inventa un instrumento nuevo, mejor, usando para
ANAL. SOC. CIENT. ARG. T. XXXIV
5
66
ANALES DE' LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
hacerlo combinaciones que ayer todavía eran demasiado finas y
delicadas, ó que, tomadas aisladamente, eran descuidadas, pues no
parecían tener valor alguno. El instrumento de trabajo, la concep¬
ción humana que representa, tiene pues, su nacimiento, su vida,
su lucha y su decadencia, se transforma como cualquier ser orga¬
nizado.
Las nociones, ideas ó leyes fundamentales científicas son instru¬
mentos de trabajo, economizadores, concentradores, podría decirse
acumuladores de pensamiento y de experiencia ; cada ciencia tiene
los suyos.
Las ciencias son varias, y se clasifican según la especie de los fenó¬
menos á que se refieren, mientras una de ellas llegue á ser bastante
poderosa para eliminar á las otras todas, de manera que esta cien¬
cia natural , mediante algunas pocas nociones primas, nos permita,
alcanzar por deducciones lógicas cómo se suceden los varios fenó¬
menos cuya sucesión forma toda la naturaleza, el tiempo y el es¬
pacio.
. El constante perfeccionamiento de los instrumentos, métodos y
leyes científicas, la transformación de las maneras de considerar y
agrupar los fenómenos naturales, tal es la lucha de las ciencias
para la existencia.
2. Desarrollo de la mecánica. — La mecánica dió sus primeros
pasos con Arquimedes, quien estableció la ley de la palanca recta;
dijo que con una palanca y un punto de apoyo movería el mundo :
y en realidad, con su palanca, sin más punto deapoyo que el pe¬
queño receptáculo de energía cerebral que se llama hombre, puso
en movimiento el pensamiento humano originando el grandioso de¬
sarrollo de la mecánica y física modernas.
Gcilileo, Stevin, Keppler, Huyghens, desarrollaron éste gérmen ;
Descartes lo dotó del poderoso instrumento que se llama Geometría
Analítica.
Las primeras nociones de la mecánica tuvieron sus tiempos de
lucha homérica entre los partidarios de Leibnitz y los de Descartes,
que discutían sobre la esencia de la fuerza, hasta que el genio de
Newton pudo apaciguar los espíritus, demostrando que ambos te¬
nían razón, pues se basaban en la experiencia ; los unos llamaban
fuerza lo que hoy llamamos impulsión, y los otros lo que se llama
fuerza viva; todo era pura cuestión de palabras.
Newton precisó la nocion de «fuerza» : causa de movimiento ; la
CONFERENCIAS SOBRE MECÁNICA
67
de masa: cantidad de materia; ha establecido las relaciones fun¬
damentales diferenciales exactas entre el tiempo t, el espacio reco¬
rrido s, la fuerza P, la velocidad v, la aceleración fy la masa m.
P = f . m .
que forman la base de la ciencia, siendo todas ellas puras defini¬
ciones. Ha formulado claramente y con toda generalidad el prin¬
cipio del paralelógramo de las fuerzas, el de la acción y de la reac¬
ción, y finalmente ha establecido, sobre la magnífica base esperi-
mental del movimiento de nuestro sistema planetario su ley de la
atracción que en sustancia dice:
«Dos cuerpos cualesquiera supuestos aislados en el espacio, se
« acercan uno áotro como si hubiera una atracción entre ellos; esta
« atracción es proporcional á la masa de los cuerpos y función de
« la distancia que los separa.»
La función de Newton es el inverso del cuadrado de la distancia ;
pero lo principal en su ley, es lo que precede.
Newton y sus discípulos salían de las nociones diferenciales antes
indicadas para, en cada caso particular, resolver los problemas
que nos presentan el movimiento y el equilibrio de los cuerpos. La
mecánica no era más que una colección de problemas.
Finalmente Lagrange, cambiando de método, admitió una ley
general de la mecánica, y de esta dedujo, en su monumental Mecá¬
nica analítica, como casos particulares todas las propiedades de los
sistemas en movimiento. La ley, que no demostraba, es el princi¬
pio de las velocidades virtuales; veremos en adelante que, con las
nociones nuevas que emplearemos, este principio tiene en efecto el
carácter de gran evidencia esperimenta!, de evidencia instintiva,
que se debe tratar de dar á las leyes generales. No sucede lo mis¬
mo cuando se toma como punto de partida las nociones que actual¬
mente, y desde Newton, sirven de base á la mecánica racional ;
esto lo habrán experimentado Vds., todos.
3. La ley de la conservación de la energía. — Los instrumentos
lógicos de la mecánica eran exclusivamentelos principios antes in¬
dicados, cuando, al comenzar este siglo, los físicos se vieron obliga¬
dos por las necesidades de la industria á perfeccionar la teoría del
calor; atraídos por los grandiosos éxitos de la «Mecánica celeste»
68 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
de L aplace, por los sorprendentes resultados que la aplicación de
las leyes de Newton había dado en astronomía, querían reducir
todo el universo y todos los fenómenos observados á resultados de
atracciones entre puntos dados: forjaban en su imaginación ciertos
modelos mecánicos, combinaciones de pequeños corpúsculos dota¬
dos de ciertas propiedades atractivas ó repulsivas, á los que aplica¬
ban las leyes de la mecánica racional; llamaban moléculas, áto¬
mos, aquellos órganos del mecanismo con que pretendían imitar
la naturaleza en su enorme variedad, y trataban deducir de este
mecanismo todas las leyes de la física. Pero inútilmente: el instru¬
mento no servía para el objeto.
Lo que se trataba de estudiar eran máquinas, órganos de trans¬
formación del trabajo, cosas sencillas : un pedazo de carbón, de
forma cualesquiera, que, por su combustión evaporaba el agua de
una caldera, cuya presión ponía á su vez en movimiento el émbolo
de una máquina. Tres ó cuatro cosas, compuestas cada una de
una infinidad de aquellos corpúsculos; no se podían establecer las
ecuaciones del problema por la infinidad de las incógnitas, y, cuan¬
do á veces se encontraban las ecuaciones bajo forma diferencial, era
imposible integrarlas. El instrumento era infinitamente pequeño
y no alcanzaba para el trabajo requerido.
Entonces vinieron Poncelet, Carnot, J. R. Mayer, Joule, Clau-
sius, Helmholtz, y tantos otros, y poco á poco desarrollaron, inven¬
taron un instrumento grande, un instrumento que podía abarcar
el efecto de la modificación del estado de los cuerpos que nos cir¬
cundan, sin discutir pretendidas propiedades de átomos ó molécu¬
las que probablemente no existen en la forma supuesta. Este ins¬
trumento es el principio de la conservación de la energía.
Las leyes de Newton eran diferenciales, trataban de los infinita¬
mente pequeños del movimiento ; ese principio es integral; trata
de cantidades finitas.
Hoy lodos los físicos y mecánicos admiten que esta ley domina
toda la naturaleza, y es correcto encabezar con ella la mecánica
racional.
Tal es la idea que, en los últimos tiempos, emiten en sus obras
sabios notables como Tait, Boussinesq, Mach ; y sin manifestarse
esplícitamente, el tal método domina en las ramas más brillan¬
tes déla física moderna: la teoría del calor, la electricidad y el
magnetismo. En ellas las fuerzas se definen en función de la ener¬
gía ó del potencial ; luego parece racional tomar como base de la
CONFERENCIAS SOBRE MECÁNICA
69
mecánica la nocion de energía y deducir de ella todas las propie¬
dades diferenciales ya conocidas, para verificar, ante todo si no se
contradice con los principios bien verificados por la experiencia.
4. La energía. — En cuanto á la nocion de energía misma, á la
de su sinónimo «el trabajo», es inútil definirla; más vale hacerla
comprender por hechos, pues en el fondo no podemos definir no¬
cion alguna sino por otras análogas, más sencillas ó más generales
y desde que admitimos que ésta es la más general y la más senci¬
lla á la vez, no la podemos referir sino á hechos de esperiencia: la
energía ó trabajo, es lo que vulgarmente se entiende por potencia,
efecto de un movimiento ó de un grupo de cuerpos para originar
movimiento.
Convenimos que la energía debe poder producir, en ciertas
condiciones, efectos sobre nuestros sentidos, sensaciones, y que
este efecto debe serle más ó menos proporcional, dentro de límites
estrechos. Sobre esta base buscaremos cuáles son las propiedades
de que, racionalmente, se debe dotar la energía para que corres¬
ponda á las nociones diferenciales actuales, y cómo se puede medir .
Admitimos como principio que la nocion debe ser tal que, en un
sistema aislado, es decir, en un sistema que por abstracción supo¬
nemos separado de la influencia nuestra y de la del resto del uni¬
verso, la energía sea constante *.
Consideramos, pues, la energía como una especie de sustancia ó
agente; en un cierto grupo de cuerpos hay una cantidad determi¬
nada de energía, y esta solo puede aumentarse por la adición de
otra energía venida de afuera, atravesando los límites, la superficie
exterior, del grupo considerado.
Diremos queun grupo absorbe energía ódrabajo, cuando se mue¬
ve ó se transforma debido á la presencia de otro cuerpo en movi¬
miento ónó; en virtud del principio anterior resulta entonces que
este último cuerpo desarrolla un cierto trabajo, ó en otras palabras
cede energía al primero, y que la cantidad absorbida por este, es
igual y de sentido opuesto á la que le cede aquel.
No defino el espacio, ni el tiempo, porque no se pueden definir,
* Por lo menos durante el tiempo en qué consideramos el sistema, cuyo
intervalo puede ser muy pequeño si se quiere; de suerte que, si la energía fuera
variable con el tiempo, obtendríamos lo que pasa en un intervalo finito de tiem¬
po, por integración de los fenómenos que se producen durante el tiempo infini¬
tamente corto considerado.
70
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
ni la velocidad momentánea de un punto móvil, pues es una idea
conocida de Yds.
O. La NOCION DE FUERZA Y LA ENERGIA POTENCIAL. — Consideremos *
un cuerpo muy pequeño, F, que se mueve absorbiendo cierta ener¬
gía, dT , durante un elemento de tiempo, di, al recorrer en el espa-
dT
ció un elemento lineal, ds, de su trayectoria. El cociente es
lo que llamamos la fuerza que anima el punto F según la recta ds.
Se vé que una «fuerza » requiérelos cosas para ser definida : \°
el cociente ~t, que llamaremos la intensidad de la fuerza, y 2o la
dirección del elemento ds.
Una fuerza, pues, se puede representar por un segmento de recta
cuya longitud sea proporcional á F, y cuya dirección sea la de ds.
— Es lo que se llama una magnitud dirigida, ó, para emplear el len¬
guaje déla ciencia moderna, un vector.
Esta definición no presume nada respecto de la naturaleza mis¬
ma de aquel cociente : hacemos completa abstracción de toda idea
metafísica relativa ála nocion «fuerza»; es un simple ser matemá¬
tico, cuya definición nos basta en todos los casos para medirlo y
compararlo con otros de la misma naturaleza, una vez conocida la
manera de medir la energía, dT, y la longitud, ds.
La definición anterior se estiende fácilmente al caso de un punto
inmóvil : si suponemos que se bagan desaparecerlos obstáculos, el
punto se moverá, desde que el modo de ser de toda materia es el
movimiento; la fuerza que se obtendrá aplicando el cálculo á este
caso hipotético de movimiento, es la que supondremos actuando
sobre el cuerpo, diremos que esta «fuerza » era mantenida en equi¬
librio, es decir al estado potencial, por los obstáculos suprimidos.
La energía que se desarrollaría en este caso, estaba al estado poten¬
cial en el cuerpo, no se manifestaba bajo la forma de movimiento
sensible.
6. Composición de las fuerzas. — Consideremos ahora una recta
cualquiera f por el punto F; llamemos componente de la fuerza F,
según f, el producto de F por el coseno del ángulo de ds con f; y
análogamente llamaremos componente de un camino recorrido, ó
Sírvase el lector hacer las figuras.
CONFERENCIAS SOBRE MECÁNICA
71
de cualquier recta AC, según una recta AB, el producto de la in¬
tensidad de AC por el coseno del ángulo CAB, es decir la proyec¬
ción de AC sobre AB.
Del principio de la conservación de la energía resulta que si el
móvil considerado recorre un camino infinitamente pequeño AC,
llegando á C con una velocidad determinada, nula por ejemplo,
absorbe la misma cantidad de energía dT=TAC qne si hubiera lle¬
gado de A á C con la misma velocidad anterior, recorriendo los dos
lados de un triángulo cualquiera ABC *. Luego tenemos que
dT = Tac = Tab + Tbc
0)
Por otra parte resulta con toda evidencia del mismo principio,
que el trabajo requerido para traer el móvil de A hasta B es direc-
dT
lamente proporcional á la longitud AB, al trabajo específico
necesario para recorrer una unidad de longitud en la recta A C, y es
función del ángulo que hace la dirección AB con AC. Tendremos
pues que :
(2)
Sea AD la normal á AC en A, y AB' un segmento simétrico de
ABcon relación á esta normal; nos costará la misma energía llevar
A desde B hasta B' según la recta BB', ó según el camino BAB',
siempre que supongamos que el punto sale de B y liega á B ' con la
misma velocidad, nula en ambos casos ; pues entonces el resultado
* Eo electo, supongamos aislado el triángulo ABC y el espacio que lo encierre
de muy cerca; sea TAC la modificación de la energía del sistema al llegar al móvil
en C por el camino AC, y TABC la que se obtiene al hacerla recorrer el camino
ABC; quedando bien entendido que en ambos casos sale de A y llega á C con la
misma velocidad nula. Entónces, TABC — TAC es el trabajo requerido para llevar A
desde A hasta A. Saliendo de A y llegando á A con velocidad nula; es decir, el
trabajo requerido para no modificar la situación y velocidad del punto A. Esta
energía es nula; pues, por definición, llamamos energía lo que se requiere para
modificar la forma ó el estado de un sistema; y como suponemos el espacio que
encierre el triángulo ABC aislado del resto de la naturaleza, la energía del sis
tema no ha variado tampoco debido á influencias exteriores ; luego se tenía
Tabc — Tac := o, ó bien TABc = TAc.
72
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
final, y luego la energía desarrollada para obtenerlo, será el mis¬
mo en ambos casos. Como por otra parte, por simetría, el trabajo
necesario para llevar A basta B' es el mismo que para llevarlo
hasta B, tendremos, con las notaciones anteriores:
Pero el trabajo que se emplea para recorrer BB', paralela á AC,
es evidentemente, por las razones indicadas
r/T dT
T“ = 3?-BB' = rfi2'AB-C0S“
y de las tres ecuaciones anteriores, se deduce:
9T — 2 — •
AB ds
dT
AB . /¡» = T„. = 2 Ts
luego
(3)
f(c¿) — COS a
y
(4)
T dT
AB ~ ds
r/T
• AB . eos a = AB . -7- •
ds
Usando las definiciones introducidas podemos espresar esta
ecuación bajo la forma del siguiente
Teorema : La energía desarrollada al trasladar un punto A á otro
lugar B, es igual al producto de la fuerza que anima este punto por
la componente, según ella, del camino recorrido, ó también, al pro¬
ducto del camino recorrido por la componente de la fuerza según el
mismo.
7, Descomposición de una fuerza en dos. — Sea AC un segmento
dj
proporcional á la intensidad — — de la fuerza que actúa según el
ds
elemento ds= AC, y AB, AB' dos rectas cualesquiera por el punto
A, que hacen con AC ángulos a y '¡3. Formemos el paralelógramo
ABCB' cuya diagonal es AC y cuyos lados son paralelos á AB y AB'
respectivamente.
CONFERENCIAS SOBRE MECÁNICA
73
Supongamos que sobre el punto A actúen dos fuerzas, represen¬
tadas en intensidad y dirección por los vectores AB y AB' y que A
se traslade hasta C' por un recorrido cualquiera.
El trabajo efectuado será, según encontramos:
T = AB eos a . AC ' + AB ' eos y . AC ' = AC ' (AB eos a -f- AB ' eos y)
= AC ' (AB eos a -f- BC eos y) = AC ' . AC
es decir el mismo trabajo que si la fuerza que anima el punto A
fuera AC.
Vemos, pues, que una fuerza puede descomponerse, mediante
la construcción de un paralelógramo de fuerzas, en dos, según
dos direcciones dadas arbitrariamente, sin que cambie el resulta¬
do final, es decir, la energía empleada para llevar un punto de A
hasta C. Considerando el triángulo ABC se ve que las fuerzas se adi¬
cionan como caminos, como vectores, lo mismo que velocidades.
De ahí se dejarían deducir directamente todas las leyes de la
composición y descomposición de fuerzas en que se basa la Estática.
Pero, como la noción de fuerza que hemos definido no corresponde
á ningún ser efectivo, siendo una pura abstracción matemática,
conviene demostrar de otra manera estas leyes, y Jo haremos des¬
pués de haber establecido las otras nociones fundamentales de la
mecánica, basándonos para ello únicamente en la nocion de la
conservación de la energía.
8. Interpretación física de la palabra fuerza. — Para la interpre¬
tación física de la palabra fuerza, definida como precede, obsérvese
que ella equivale á la sensación de presión ó tracción. En efecto: si
ponemos la mano en contacto con un cuerpo para empujarlo, ántes
de que comience el movimiento sentiremos una compresión de nues¬
tros músculos y nervios, y esta compresión será debida á un cierto
trabajo producido por nosotros; la sensación será más ó menos, y
dentro de límites estrechos, proporcional á la compresión de nues¬
tros órganos, es decir, á la energía que habremos desarrollado para
deformarlos, y será tanto menor cuanto mayor sea la deformación,
el movimiento, del cuerpo, debida á una dosis determinada de
energía gastada.
Por consiguiente, entre límites muy estrechos, nuestra sensación
’ T.
del esfuerzo para empujar el cuerpo, debe ser proporcional á ~
74 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
La noeion ordinaria de fuerza en el sentido de esfuerzo no tiene
otra base que el raciocinio aproximado que precede.
9. La noción de masa. — La noeion de masa se deduce inmediata¬
mente de la de energía.
Consideremos un cuerpo cualquiera, pero muy pequeño, bastan¬
te pequeño para que podamos despreciar sus dimensiones relati¬
vamente á las del camino que recorre en un tiempo muy corlo, —
lo que llamaremos un punto material, movible según una cierta
recta AC. Si una cierta energía actúa sobre este cuerpo supuesto en
reposo, ella le comunicará una velocidad determinada v ; recí¬
procamente á la velocidad, v, adquirida después de un cierto tiem¬
po, t, corresponderá una absorción determinada de energía T; ésta
es función continua de aquella, varía continuamente con ella, no se
vuelve infinita para ningún valor finito de la velocidad, y es nula
para una velocidad nula; luego puede desarrollarse en función de
las potencias crecientes de v ; el desarrollo no contiene término
constante.
Obsérvese también que se requiere el mismo trabajo para comu¬
nicar al cuerpo la velocidad -f v que la — v : resulta de allí que
el desarrollo solo contiene potencias pares de v\ su forma más ge¬
neral es pues :
T = a>p~ + a.y -}-...
siendo a2 , a4 , etc. ciertos coeficientes que dependen de la natura¬
leza del cuerpo (no de su forma, desde que lo suponemos infinita¬
mente pequeño), pero no de la velocidad.
Luego si aplicamos al cuerpo movido siempre según la misma
recta AC, dos energías Tl5 y T2 debemos obtener una cierta velocidad
v12, y se tendrá en virtud de la ecuación anterior:
1 1 4" T- 2 — T12 = a2v i2“ -f- a^v^4
= «2 (v* + *>22) + «4 (Vi + V¿) + -.
cualquiera que sean vx y v¡>. Esto requiere según se demuestra en
álgebra :
Vi2 = Vi 4- V2
y
ci 4 = a6 = . . . = o
CONFERENCIAS SOBRE MECÁNICA
La forma de T en función de v se reduce á
75
T = ciov
Si consideramos un cuerpo homogéneo cualquiera y lo descom¬
ponemos en elementos muy pequeños, todos idénticos, podemos
suponer que todo el cuerpo, es decir todos sus elementos se muevan
con una misma velocidad v. La energía total T será la suma de las
energías parciales; el coeficiente, la suma de los coeficientes a2 afe¬
rentes á cada elemento, pero la ecuación anterior subsiste.
771
Generalmente se designa el coeficiente a2 por el símbolo — , y
el coeficiente m se llama masa del cuerpo considerado. La relación
entre la energía, la velocidad y la masa es por consiguiente :
Tenemos, pues, una definición clara de la masa de un cuerpo: es
el doble del cociente de la energía aplicada á este cuerpo por el cua¬
drado ele la velocidad que origina al trasladarse todo el cuerpo pa¬
ralelamente á sí mismo en el espacio :
* Boussinesq en sus Lecons systém a tiques de mécan ique genérale da una
demostraron distinta de esta definición de la masa ; es más rigurosa, en apa¬
riencia por lo menos, que la precedente, y más ó menos como sigue :
Sea v la velocidad que anima un móvil A. Puedo descomponer v en dos ve¬
locidades vx y vy paralelas con dos ejes ortogonales arbitrariamente elegidos en
el plano ; y en virtud del principio de la conservación de la energía (véase § 6,
nota) debemos obtener la misma energía comunicando á A la velocidad v sola,
ó ambas velocidades vx y vy conjuntamente; luego, si esta energía es una cierta
función f[v) de la velocidad v, debemos tener :
(1)
y diferenciando
f[v) = fivx ) -f f[v,j)
a
Por otra parte,
76 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
1 0. Energía cinética y potencial. — La energía que observamos en
un cuerpo perceptible directamente para nuestros sentidos, es decir,
(B)
luego,
de donde:
v~ = vj + v,/
vdv — vx dvx + Vij dvv
(4)
dv — — dvx + — dvn
Sustituyendo en (2) el valor (4) de dv, se tiene
dÉ(£*. + **A_
dv \ v v J J
ordenando convenientemente
vx dv
dvx dvv J
dIM) + v„ d„„ d-M) = „
\v dv vx dvx J \v dv v¡j dvy J
Esta ecuación debe ser satisfecha para cualquier valor arbitrariamente elejido,
dVa
de —> luego se requiere
y
ó bien
1 df(v)
v dv
1 df[v)
v dv
1 dfVy)
Vy dVij
1_ dflvy )
v„ dvx
1 dfív)
v dv
1 dfíVx) _ 1 df(Vy)
Vx dva
Vy dvy
Pero vx y Vy son dos cantidades arbitrarias independientes una de otra, y la
ecuación (5) requiere, pues, que f[vx) y f[vy) sean independientes de vx y de vu,
ó sea que la relaciones (5) sean todas iguales á una cierta constante m. Se tiene
pues,
1 dfív)
- V— = m
v dv
(6)
ó bien
y
df(v) m . v . dv
r, , mv2
f\v) =
que es precisamente la relación hallada anteriormente.
Opino que, en el fondo, esta demostración encierra idénticamente las mismas
hipótesis que las que he dado más arriba, como es fácil verlo por un análisis un
poco exacto de las ecuaciones (1), (5) y (6). Pero es muy interesante en sí, dada
la altísima competencia científica de su autor.
CONFERENCIAS SOBRE MECÁNICA 77
en un cuerpo material, animado de una cierta velocidad v, es dis¬
tinta de la que tiene el mismo cuerpo cuando no se mueve, y la
llamamos energía cinética, por oposición á la forma de energía po¬
tencial, que existe almacenada en el mismo cuerpo en reposo,
debida á su naturaleza química, posición, temperatura, etc., como
lo observamos más arriba.
En virtud del principio de la conservación de la energía, si la
energía T comunica al cuerpo A una velocidad v , recíprocamente
este cuerpo animado de esta velocidad puede comunicar á otro
B la energía T; esto lo expresamos diciendo, que A posée una cier-
inré
ta energía T disponible, y la posée bajo la forma cinética : — •
Luego la nocion de masa corresponde sencillamente á la de ca¬
pacidad de un cuerpo para la energía cinética. Esta nocion no con¬
tiene ninguna idea metafísica de molécula, átomo, etc., es una de¬
finición aritmética, la de un cierto coeficiente de capacidad, y nada
más.
M. Medición de la masa. — Si observamos dos cuerpos Ax y A2
que se mueven con la misma velocidad, vu por ejemplo que caen
en el vacío desde la misma altura, cada uno tendrá, en virtud de
esta velocidad, una cierta energía cinética, Ti el primero y T2 el se¬
gundo. Las energías cinéticas tendrán por relación :
Tx _ mtv2 _ mpr _ tox
To m2v2 m2v2 m2
Si los mismos dos cuerpos se mueven con otra velocidad v ' , sus
energías cinéticas serán:
Tx ' _ mjVi'2 _ npv 12 _ mt .
T2 ' m2v2' 2 m2v 1 2 m2
la relación de las energías cinéticas que cada uno de ellos adquie¬
re, cuando se los anima de una misma velocidad, es constante é
independiente de la magnitud de la velocidad adquirida : la capa¬
cidad para la energía emética es constante para un mismo cuerpo.
Si se toma como unidad de capacidad energocinética, ó masa,
la del cuerpo A2 por ejemplo, y como unidad de energía la T2, que
78
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
posee cuando se encuentra animado de una velocidad determinada
Vo, se tendrá para otro cuerpo,
T,
= m* —
' I:
es decir, mu será igual á un cierto número de veces m2 , que es la
relación entre la energía cinética que adquiere A , cuando se le
comunica la velocidad unitaria v2 y la de A2 en el mismo caso:
este número es la medida de mr.
12. Unidades de fuerza y de masa. — La experiencia ha demos¬
trado que, en un mismo lugar, cuerpos que caen en el vacío de la
misma altura adquieren iguales velocidades en tiempos iguales, y
que estas velocidades son iguales á la raíz cuadrada del producto
de la altura de que caen por el doble de la velocidad que adquieren
al cabo de una unidad de tiempo. Luego:
= \¡2gh
v =
y para el cuerpo que cae de una altara igual á la unidad de lon¬
gitud L, es :
= \/2sr[LJ.
V
Si tomamos como unidad de masa la de un cuerpo que adquiere
la unidad de energía E, cuando cae de ¡a altura L, tendremos que
Luego
Este cociente - es una constante, mientras lo sea g , pues se tie-
Li
ne en general para otra altura de caída, h,
Ea = Ir = • g • A,
CONFERENCIAS SOBRE MECÁNICA
79
Luego
h
h
E
L
= m2g — constante.
E
es el cociente de la unidad de energía por la unidad de longitud ;
es una fuerza, y si la tomamos como unidad de fuerza, tendremos
que es la fuerza que anima, según la vertical, á la unidad de masa
que cae en el vacío en el lugar considerado.
18. Gravedad y peso. — Llamamos gravedad el conjunto de he¬
chos que hace que los cuerpos materiales parecen atraerse unos
á otros; la fuerza que anima á un cuerpo que cae verticalmente se
llama fuerza debida á la gravedad terrestre ó bien peso de este cuer¬
po; la constante g se llama la aceleración de la gravedad terrestre
en el lugar del esperimento : es la cantidad de que aumenta Ja ve¬
locidad de un cuerpoal caer durante una unidad de tiempo.
Se admite, como hipótesis fundamental, que la tensión que pro¬
duce un cuerpo suspendido á un hilo ó la presión que comunica á
un soporte, es proporcional á la fuerza, al peso, definida como pre¬
cede; las razones de esta hipótesis son las expresadas al interpre¬
tar el sentido de la palabra « fuerza» en el § 8. .. Luego es fácil me¬
dir los pesos, pues dos pesos iguales en los platillos de una balanza
la mantienen en equilibrio, y llamamos suma del peso de dos cuer¬
pos el de un cuerpo que puesto en el platillo de una balanza man¬
tiene los otros dos en equilibrio.
Tomemos pues una unidad de peso en un lugar determinado,
por ejemplo, el del padrón de platino depositado en el archivo de
la Oficina Internacional de París, que se llama kilogramo; defini¬
mos : la unidad de energía es la que adquiere la unidad de peso en
aquel lugar, al caer verticalmente de la unidad de longitud, ó sea de
un metro de altura; es decir, la energía cinética que adquiere el
kilogramo tipo al caer en la Oficina Internacional de París desde
la altura de un metro hasta el lugar que ocupa en la misma
oficina.
Son necesarias estas limitaciones porque la aceleración déla gra¬
vedad, y luego el peso, varían con la posición del lugar en que
se experimenta sobre la superficie terrestre y con la distancia del
punto considerado al centro de la tierra.
80
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
La ecuación (7) encontrada, puede escribirse :
(8)
E
m2 == - : g
y expresa que :
La masa es el cociente del peso de un cuerpo por la aceleración
de la gravedad terrestre, ambos medidos en un mismo lugar de la
superficie terrestre arbitrariamente elegido.
Esta definición es la ordinaria, por consiguiente hemos identifi¬
cado el ciclo de nuestras magnitudes con el de las generalmente
usadas en física ; ambos grupos de magnitudes mecánicas son idén¬
ticos, y difieren solo en el modo de concebirlos.
14. Ventajas del nuevo modo de basar la mecánica. — Con el sis¬
tema que toma por base la energía no hay, según acabamos de ver¬
lo, ningún misterio ni nocion metafísica alguna puesto en juego :
hablamos de enegía y definimos claramente'su unidad ; pues bien,
la energía se puede siempre medir ¿ sea directamente, sea indirecta¬
mente por transformación en una especie de energía fácil á compa¬
rar con el padrón.
Las esperiencias célebres sóbrela determinación del equivalente
mecánico de la caloría, son un ejemplo notable de tales reduccio¬
nes. La ley de Joule nos permite proceder de la misma manera al
estimar la energía de una corriente eléctrica ; y es fácil concebir
que sea siempre posible establecer esperimentalmente el equivalen¬
te de cualquier forma de energía medida en energía cinética.
La fuerza es el cociente de una energía por una cierta longitud;
es una magnitud dirigida ; su valor cambia según la dirección en
que se estima ; dos fuerzas que se cortan se componen entre sí como
vectores: tienen una resultante la que, sola, produce el mismo tra¬
bajo que ambas componentes juntas.
Evitamos completamente las definiciones de la fuerza como cau¬
sa de movimiento : el movimiento no tiene causa: es el ser mismo
de la naturaleza. En efecto, se dice que un fenómeno A es causa
de otro B cuando, siempre que se produzca A, se produce también
B, después de A: pero la fuerza no es un fenómeno , una sensación di¬
recta: no se ve la fuerza, no se toca la fuerza : tenemos una sensa¬
ción de contacto, compresión ó estension de nuestros órganos, en
ciertos casos, debida á 1a. energía cinética de los cuerpos que nos
CONFERENCIAS SOBRE MECANICA
81
circundan, ó la de nuestros propios órganos con relación á aque¬
llos; un cuerpo inmóvil no produce ninguna sensación de esfuer¬
zo en órganos táctiles inmóviles (hago abstracción de los efectos de-
bidos á diferencias de temperatura, humedad, etc.), luego la sen¬
sación esfuerzo sigue la de movimiento: el movimiento es la causa
de la fuerza, desde que la precede siempre.
Por otra parte, abundan en la naturaleza los fenómenos de ener¬
gía en que nos falta la sensación de presión ¿cuál es la fuerza de
una corriente eléctrica? cuál la de un rayo luminoso? ¿cuál la de
una oscilación eléctrica hertziana? ¿ cuál la del cuerpo que se ca¬
lienta? Con nuestra definición es fácil definir estas fuerzas, es fácil
medirlas, sin hacer hipótesis alguna sobre la naturaleza déla elec¬
tricidad, de la luz ó del calor. Trabajamos con nociones siempre
claras, y determinadas sin ambigüedad.
La masa es el cociente de una cierta energía por el cuadrado de
una velocidad: es la capacidad energocinética de los cuerpos.
Desaparece completamente lo místico de la definición antigua
que nos decía: es la cantidad de materia de un cuerpo, ó un número
proporcional á esta. Cómo admitir semejantes ideas metafísicas en
la ciencia moderna : si nosotros no sabemos lo que es materia, ni
conocemos ninguna de las propiedades de este concepto de la anti¬
gua filosofía : la materia no nos produce sensaciones ; lo que senti¬
mos son ciertas formas de energía que actúan sobre nuestros órga¬
nos. Decimos un cuerpo es duro cuando necesitamos mucha ener¬
gía para reducir su volúmen : tiene una cierta energía potencial ó
cinética que corresponde á la variación del volumen. Decimos que
es caliente cuando su temperatura es mayor que la de nuestra mano
á la que cede un cierto número de calorías: energía calorífica; etc.
Todas las propiedades de los cuerpos se manifiestan á nosotros
solo y esclusiv amente por trasmisión ó absorción de energía, no tene¬
mos más conocimiento de ellos que mediante estos fenómenos ;
luego sería más que irracional poner á la base de la mecánica la
. « cantidad» de esta sombra fugaz, la materia, que no conocemos y
no podemos concebir.
En la próxima conferencia aplicaremos las mismas ideas para de¬
terminar las condiciones cantitativas del equilibrio y del movi¬
miento de los sistemas en el caso de movimientos muy pequeños,
y veremos cómo, de los principios sentados, se deducen las ecua-
'ciones correspondientes con la mayor sencillez.
ANAL. sor.. CTENT. ARG. T. XXXIV
6
NOVA HEMIPTERA
FAUNARUM
ARGENTINAE ET URUGUAAENSIS
POR EL
Dr CARLOS BERG.
( Contimiaciónj
Fam. CAPSÍDAE.
Subf. CAPSINA.
Div. MIRARIA.
Gen. Miris F., Reut.
96 (147). Miris OoStreti Stal.
Al escribir mi « Hemiptera'Argentina » no conocí esta especie, y
la enumeré por la indicación de Slál. Ahora puedo examinar siete
ejemplares de la misma, procedentes del Lago Argentino de Pata-
gonia y que pertenecen al Museo de La Plata.
La especie varía algo en la coloración de la cabeza, de las an¬
tenas, del pronoto y de los hemélitros. Hay ejemplares que tienen
la cabeza totalmente negra y los hemélitros de un leonino impuro
uniforme, mientras que en otros la cabeza es poco infuscada en
la parte lateral y los hemélitros son muy pardos, con el borde cos¬
tal amarillento. En el mismo sentido varían el pronoto y el primer
artículo antenario.
Los machos tienen el cuerpo más angosto, la cabeza más pun¬
tiaguda y el primer artículo de las antenas más largo que las hem¬
bras; son por lo general también de coloración más obscura, con
el primer artículo antenario negruzco.
Es de 6 á 7 milímetros de largo y de 1 ,5 á i ,8 de ancho.
BERG : NOVA HEMIPTERA ARGENTINAE ET URUGUAYENSIS
83
Div. PHYTOCORARIA.
Gen. Resthenia Spin.
Subg. Callichila Reut.
Ofv. Vet.-Akad.. Forh. 1875, 9, p. 64.
97. Restlienia (CalHeliiBa) grantlis (Blanch.) Reut.
Phytocoris granáis Blanch. in D’Orbigny, Voy. dans l’Amér. mérid.
VI, 2, p. 220. 771, pl. 30, íig.7 (1843).
Resthenia dimidio-rufa Stál, Ófv. Vet.-Akad. Forh. XII, p. 186.
Capsus dimidiorufus Walk., Cat. VI, p. 106. 222 (1873;.
Resthenia fCallichilaJ granáis Reut., Ófv. Vet.-Akad. Forh. 1875, 9,
p. 64. 1.
Patria : Corrientes. — Paraguay.
Un ejemplar de Corrientes, de donde también procede el ejem¬
plar típico, y otro del Paraguay, están conformes con las descrip¬
ciones arriba citadas, salvo pequeñas diferencias individuales.
98. Restlteasia (CaSSscEitía) ©«eápitali® Berg, n. sp.
Miniata, tylo, lineis tribus (lateri transversa, media
longitudinali) basalibus capitis, antennis, parte
media scatelli, hemelytris, alis, maculis tribus
lateralibus pectoris, ápice abdominis pedibusque
nigris ; margine laterali pronoti sat acute margi-
nato, antice flctvido ; parte antica callosa pronoti
margineque antico collctris ex parte flavidis; an¬
tennis pedibusque parum pilosulis.
Mas long. corp. 8, cum alis 10 ; lat. hum. 3, 5 mm.
Species pictura capitis sat insignis. Caput val-
de nutans, medio admodum convexum, postice
nigro-trilineatum ; tylo producto, nigro ; antenna-
rum articulo primo capite longiore, secundo api-
cem versus sat incrassato ; rostro coxas medias
superante. Pronotum laete miniatum, plus tertia
84
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
parte brevius quam postice latius, indistincte trans-
verserugosum, marginibus antico-lateralibus acute
marginatis, fere rectis, postico ieviter sinuato. Scu-
tellumsal tumidum, nigrum, ad latera miniatura.
Hemelytra nigro-picea, perparum sericea. Alae
nigricantes. Dorsum abdominis satúrate minia¬
tura, ex parle infuscatum. Tibiae sat dense pilo- #
sulae.
Patria: Territorium Missionum Reipublicae Ar-
gentinae.
De esta bonita especie poseo un solo ejemplar algo mutilado,
que fué descubierto en el Territorio de Misiones, por el Sr. Back-
HAUSEN.
Subg. Restiienia Reut.
Ofv. Yet.-Akad. Fórh. 1875, 9, p. 64.
99 (377). Resiliente (Resiliente) natiliiterte Berg.
Resthenia multifarior Berg, Hem. Argent. p. 292. 377 (1879) et Anal.
Soc. Cient. Argent. IX, p. 20. 377 (1880).
Esta especie, cuyo nombre sufre una pequeña transformación,
representa una transición entre los dos subgéneros. Tiene el bor¬
de lateral de! pronoto casi de todo carenado, siendo la carena ob¬
tusa y hacia atrás algo desvanecida; en un ejemplar se halla más
desarrollada áun lado que al otro.
i 00 (71). Resiliente (Restlaeiate) «aE°BBjjaoayeiasás Berg.
Resthenia uruguayensis Berg, Anal. Soc. Cient. Argent. XVI, p. 12. 71
(1883) et Add. et Emerid. ad Hem. Argent. p. 70. 71 (1884).
Por un lapsus ccilami se dice en la descripción de esta especie
«.marginibus lateralibus ( pronoti ) antrorsum immarginatis » , mien¬
tras que el hecho demuestra lo contrario ; debe leerse marginatis
en lugar de immarginatis.
Nuevamente no la he observado.
BERG : NOVA HEMJPTERA ARGENTINAE ET URUGUAYENSIS
85
101 (160). (Kestla^wla) Suteieeps (Stal) Reut.
Capsus luteiceps Stál, Freg. Eug. Resa. Ins. p. 257. 100 (1859).
Capsus ( Resthenia ) luteiceps Walk., Cat. VI, p. 108 et 107. 235 (1873).
Resthenia ( RestheniáJ luteiceps Reut., ÓfV. Vet.-Akad. Forh. 1875. 9,
p. 64. 10.
Resthenia luteiceps Rerg, Anal. Soc. Cient. Argent. VI, p. 276. 160
(1878) et Hem. Argent. p. 126. 160 (1879).
Varios ejemplares recogidos en las Provincias de Buenos Aires y
Corrientes, demuestran la variabilidad de esta especie. La mancha
negra déla cabeza tiene mayor ó menor extensión, faltando á ve¬
ces por completo ; el tilo siempre es negro. El collar del prohoto
por lo general rojo, es en algunos ejemplares del todo negro, en
otros negro, con el borde ó con manchas rojas; á veces son tam¬
bién rojizas las dos callosidades de la parte anterior del pronoto.
Las antenas y patas son en algunos casos completamente negros,
mientras que en otros el artículo basilar de las antenas es más ó
menos rojo, y los fémures están adornados de un anillo medio co¬
lorado de poca ó mucha extensión. El prosternón es generalmente
rojo en los costados, y lo es también, por lo común, la parte late¬
ral basilar del vientre.
402. X&estlien&a (Resthenia) Esás-taala Berg, n. sp.
Elongata, nigra, capite, fronte excepta, marginibus
lateralibus pronoti, prosterno ad latera, scutello
medio et ápice cuneoque hemelytrorum , api-
ce ipso excepto, aurantiacis ; sat longe hirsuta,
praecipue inantennis et pedibus ; oculi prominuli;
articulo basali antennarum capite multo longiore;
rostro coxas posticas subattingente.
Femina long. corp. 6, cum a lis 8 ; lat. 2,6 mm.
Statura picturaque Lopo mat( Rossi) Fieb. (Hahn,
Wanz. fig; 231) valdesimilis; praeterea ex affinita-
te Resth. circummaculatae (Stál) Reut. et Resth.
uruguay ensis Berg, ab ambabus pictura etpraeser-
tim oculis majusculis structuraque hirsuta facilli-
86
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
me dislinguenda. Caput breviusculum, birsutum , in
fronte infuscatum ; oculis majusculis et promi nu-
lis; antennarum articulo basali capite multo lon-
giore et longe hirto, secundo illo plus quam duplo
longiore, íantum ad basin piloso, Pronotum satis
birsutum, antice quadricallosum (divisionibus
duabus collaris inclusis), marginibus lateralibus •
anticis leviter sinuatisad callos marginatis, postico
fere recto. Scutellum sordide aurantiacum, ad la¬
tera infuscatum. Hemelytra nigra, parce griseo-
sericea, ad costam ciliata, cuneo, ápice ipso ex¬
cepto, aurantiaco. Pedes longe hirsuti, femoribus
compressis, latís.
Patria: Territorium Missionum Reipublicae Ar-
gentinae.
El único ejemplar que poseo de esta nueva especie, fué recogido
en la parte septentrional de Misiones, por el señor Backhausen.
103 (157). Mesllaeraia (Kestíaemia) eiBasaamomea Berg.
Un ejemplar recogido en el Paraná, por el señor Ambrosetti, es
de color isabelino sumamente claro, y en la parte inferior de un
blanco ocráceo ; sólo el dorso abdominal, los hemélitros con la
membrana y dos fajas longitudinales del pronoto son de color de
avellana.
El borde lateral del pronoto no tiene carena.
104. B&esliaeaiia (Resífiaenaa) costalós Stal.
Resthenia costalis Stal, Rio Jan. Hem. I, p. 47. 8 (1860).
Capsus ( Resthenia J costalis Walk., Cat., VI, p. 106 et 107. 229 (1873).
Resthenia (Resthenia) costalis Reut., Ófv. Vet.-Akad. Forh., 9, p.
1875, 64, 12.
Patria : Rio Janeiro. — Corrientes.
Á esta especie debe pertenecer un hemíptero mutilado proceden¬
te de Corrientes. Corresponde bastante bien á la descripción del
BERG : NOVA HEMIPTERA ARGENTÍNAE ET URUGUAYENSIS
87
autor, faltándole solo la mancha negra del tilo y la de la extremi¬
dad del abdomen.
105. Kestliemia (Resíllenla) iiyerBaamelaena Stal .
Resthenia Zetterstedti Stal, Rio Jan. Hem. I, p.46. 4 (1860).
Resthenia pyrrhomelaena Stal, Rio Jan. Hem. I, p. 46. 5 (1860).
Capstis ( Resthenia ) Zetterstedti Walk., Cat. VI, p. 106. 224 (1873).
Capsus (Resthenia) pyrrhomelaena Walk., Cat. VI, p. 106. 226 (1873).
Resthenia (Resthenia) pyrrhomelaena Reut., Ófv. Vet.-Akad. Forh.
1875. 9, p. 64. 14.
Patria : Rio Janeiro. — Corrientes.
Un ejemplar procedente de Monte Caseros (Corrientes) y conser¬
vado en el Museo Nacional de Buenos Aires, debe pertenecer á esta
especie. Es algo más pequeño que los ejemplares típicos, tiene el
círculo amarillento de la base del primer artículo antenario su¬
mamente desvanecido, la cabeza inferiormente rojiza, y también
los fémures medios cerca de la base blanquizcos, mientras que
los anteriores son del todo negros. El primer artículo de las an¬
tenas es del largo del pronoto más ó menos, como lo pide el fun¬
dador de la especie, y, por consiguiente, muchísimo más largo
que la cabeza, lo que está en contradicción con la observación de
Reuter : articulo primo capite paullo longiore.
106. Resíllenla (Resllaenia) «Sissoeiaía Berg, n. sp.
Sat augusta , isabellina aut laete ferruginect, anten-
nis, rostro, tyloverticeque ex parte, punctis duo-
bus occipitalibus, callis partís anticae pronoti,
scutello utrimque, membrana, nec non etiam mci~
culis nonnullis obsoletis pectoris serieque margi-
ncili depressionarum ventris, plus minusve ni-
gris.
Mas segmento anali utrimque infúscalo. — Long.
corp. 5-6, cum alis 8-9,5 ; lat. hum. 2,4-3 mm.
88
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Species fíesth. platensi Berg aliqua ex parte si-
müis. Bilute isabellina aut laetissime ferruginea,
antennis, rostro mé,m branaque d istincte nigris. Ca-
put breviusculnm, supra sal tumidum eí obsolete
diagonaliter fusco-striatum, prope callum raaculis
duabus nigris ornatum; antennis sat validis, arti¬
culo primo capite vix sed secundo primo triplo
longiore ; rostro coxas posticas nonnihil superante.
Pronotum postice quam antice duplo fere latius,
perparum sericeum, antice distincte bicallosum,
callis ipsis fuscescenti-irroratis, marginibus latera-
libus obtusis. Scutellum basi calloso-elevatum,
fuscum, linea longitudinali media marginibusque
flavidis exceptis. Ilemelytra coriaceo-punctulata.
Alae fuscae et iridicolores (Pedes desuní).
Patria : Kespublícae Argentina et Uruguayensis.
Dos ejemplares, de que uno procede déla Provincia de Salta,
el otro de la Colonia Nueva Helvecia de la República Oriental del
Uruguay.
Gen. Calocoris Fieb., Reut.
107. gsgBa^a'e&H (Stal).
Cupsus Signoreti Stál, Eug. Res. Ins., p. 257. 98 (1859).
Capsus (Orthops) Signoreti Wallc., Cat. VI, p. 105. 217 (1873;.
Patria : Rio Janeiro. — Territorium Missionum
Reipublicae Argentinae.
Un par de ejemplares recogidos en el Departamento de Monte
Agudo (Misiones), por el señor Ambrosetti, á fines de 1891, corres¬
ponden bien á la descripción dada por el autor.
El pronoto es de un ferrugíneo vivo y muy lustroso ; los heméli-
tros fuliginosos ó de un castaño obscuro, tienen la comisara, la lí¬
nea ó faja submarginal longitudinal y la mancha grande del cúneo,
de color amarillo muy vivo; de igual coloración es la línea media
del escudillo. Los anillos obscuros de las patas son muy poco marca-
BERG : NOYA HEMiPTERA ARGENTINAE ET URUGUAYENSIS 89
dos y mejor visibles en las tibias que en las fémures. Además de dos
líneas marginales amarillas del vientre, se hallan algunas líneas
cortas de disposición diagonal. La trompa sobrepasa la parte coxal
de las extremidades posteriores, carácter por el cual la especie
pertenece a! género Ccilocoris propiamente dicho, ó al subgénero
de este mismo nombre.
108. C'aSocfflris Íasaaaaerí&iig Berg, n. sp.
Satúrale miniatus, nitidus, antennis, tylo, parte hu-
merali pronoti elytrisme, parte costali excepta,
nigris ; linea longitudinali scutelli, Ínter dum ob¬
soleta, flava; exocorio ad costam et praecipue
apicem versus cuneoque, ápice ipso excepto, ru-
bris ; membrana füliginea; vciriat hemelytris, scu-
tello parteque postica pronoti fere totis nigris,
cuneo medio obscure rubro .
Mas et femina long.,corp. 4,5-5, cum alis 6-6,5;
lat. hum . 2-2,5 mrn.
Oblongo-ellipticus, nitidus, densissime punctu-
latus. Capul antice sat produetum, testaceo-minia-
tum ; oculis magniusculis ; antennis nigris, arti¬
culo primo capile valde íongiore, secundo apicem
versus sat incrassato, tertio basi pallido; rostro
Ínter coxas posticas extenso. Pronotum postice
quam antice dimidio vix latius, marginibus late-
ralibus anticis valde obtusis, posticis supra angu¬
ste nigro-tinctis, coliare parum elevato. Scutellum
transverse rugulosum, ápice satis acuminatum.
Hemelytra dense punctulata, picea, ad costam,
praecipue apicem versus et in cuneo, obscure ru¬
bra. Subtus laete miniatus, interdum ventre api¬
cem versus infuscato ; pedibus miniatis, tibiis
rubro-fuscis.
Patria: Territorium Missionum Reipublicae Ar-
gentinae.
Esta nueva especie, algo parecida á la Sysinas floridulus Dist.
90 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
(Biol. Centr.-Amer. Rhynch., p. 249, tab. 24, fig. 24), fué descubier¬
to en el Departamento de Monte Agudo de Misiones, por el señor
D. Juan B. Ambrosetti. Los ejemplares típicos se conservan en el
Museo Nacional de Buenos Aires y en la colección mía.
•
109. CaSocoris lineolatiig Berg, n. sp.
Ochroleucus, antennis, linea media capitis, pronoto
hemely trisque obscure umbrinis, horum lineapost-
media, marginibus et macula media magna cuneo-
que, illius margine laterali lineolisque quattuor
antice et postice abbreviatis et alteris duabus po-
sticis perparum conspicuis, flavidis ; antennarum
articulo secundo basi albido, medio rufo; membra¬
na fuscescenti, venis pallidis.
F omina long. corp. 5, cum alis 6,5; lat. 2,2 mm.
Species pictura pronoti et hernelytrorum valde
insignis et Cal. jurgioso Stál admodum similis. Ca-
put angustiusculum, flavidum, linea media um-
brina ornatum; tylo sat producto, piceo; rostro
dilute piceo, coxas posticas nonnihil superante;
antennis umbrinis, articulo primo capite longiore,
secundo primo duplo et dimidio longiore, basipal-
lido, medio rufo. Pronotum antice quam postice
duplo fere latius, satúrate umbrinum, antice,
marginibus lateralibus lineolisque quattuor disci
flavidis, bis postice valde abbreviatis, lineolis vel
punctis duobus flavidis pone lineas quattuor par-
vissimis (asymelricis). Hemelytra obscure umbri-
na, parum sericea, linea mediaexocorii, marginibus
costali et interno maculaque media valde extensa
cunei, flavidis, liac ad costa m rufa. Scutellum ni-
gricans, ápice flavum. Subtus ochroleucus, ex parte
rufo-tinctus ; pectore utrimque maculis duabus fu-
scescentibus ornato.
Patria : Córdoba.
De esta especie poseo un solo ejemplar sin patas, que fué reco¬
gido en la ciudad misma de Córdoba.
BERG • NOVA HEMIPTERA ARGENTINAE ET URUGUAYENSIS
91
Subg. Paracalocoris Dist.
Gen. Paracalocoris Dist.
Biol. Centr.-Amer. Rhynch. p. 263(1883).
110. CftSocoris (tParacalocoris) Ssiataaetaía (F.) Stal.
Capsus bimaculatus F., Syst. Rhyng. p. 243, 8 (1803).
Calocoris bimaculatus Stal, Hem. Fabr., I, p. 86, 1 (1868).
Capsus ( CalocorisJ bimaculatus Walk., Cat. «VI, p. 105. 216 (1873).
Patria: Amer. merid. — Respublica Argentina.
Muchos ejemplares recogidos en el Territorio de las Misiones ar¬
gentinas, demuestran la gran variabilidad de esta especie, de que
FABRiciusda una descripción sumamente corta y cuyos ejemplares
típicos se hallaban mutilados, cuando Stal hizo la nueva descrip¬
ción de los mismos. Las tres variedades principales, las caracte¬
rizaré del modo siguiente :
a Cal. (Par.) bimaculatus typicus : Sordicle ferru-
gineus, maculis duabus puncliformibus ante mé¬
dium pronoti nigris.
(3 Cal. (Par.) bimaculatus vittatus : F lavido-ferru-
gineus, macula postica magna subtriangulari pro¬
noti, scutello marginibusque interno el externo
hemely trorum nigris .
Y Cal. (Par. ) bimaculatus niger : Totusmger, macu¬
la parva basali membranae, maculis nonnulhs
pectoris lineisque lateralibus ven tris exceptas, ctl-
bidis.
Debe observarse, que en todas las variedades la cabeza y sus ór¬
ganos, son más ó menos negruzcos, así mismo, como las extremi¬
dades; de que las tibias anteriores y medias están adornadas de un
círculo ancho ferrugíneo, y las posteriores de dos : uno angosto
antemedio, otro ancho apical. La membrana muestra una pequeña
mancha blanquizca diáfana, muy próxima al cúneo; este último
92
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
tiene el ápice siempre negro. El vientre es más ó menos negro,
principalmente en sus partes laterales, que llevan tres ó cuatro lí¬
neas angostas amarillentas é interrumpidas por los bordes de los
segmentos también amarillentos. En la variedad [3, los dos puntos
negroide la parte anterior del pronoto, se unen en mavor ó menor
escala con la mancha casi triangular negra, que se extiende hasta
el borde posterior del pronoto.
Div. CAPSARIA.
K Gen. Lygus Haiin, Reut.
Subg. Lygus Reut.
111. (Ijyfps®) í$eraagáai®@asa Berg, n. sp.
Ochroleucus vel flavido-cremeus , pronoto, scutello
hemelytrisque cierugineo-aclspersis vel maculatis ;
cap iie in vértice maculis duabus et in fronte li-
neolis laleralibus ferrugineis ornato; abdomine
virescenti ; pedibus virescenti-flavidis, minute
aeruginoso-adspersis . — Long. cum alis 3,6; lat.
1 mm.
Species pictura capitis et tinctura pronoti, scu-
telli hemelytrorumquefacile recognoscenda. Caput
subpentagonale, aegerrime punctuiatuin, in ver-
tice tota iatitudine perparum obtuse elevalo-mar-
ginatum ; oculis sat magnis; antennis robustis,
articulo primo basi apiceque infúscate, capite ae-
quilongo, secundo primo triplo fere longiore; ro¬
stro ad coxas posticas extenso. Pronotum aegerrime
punctulatum, antice sulculo transverso instructo,
marginibus lateralibus vix sinuatis, postico fere
recto. Scutellum basi elevatum et pone elevatio-
nem sulculo transverso praeditum. Membrana
maculis obsoletis fuscescentibus ornata. Pedes
virescenti-flavidi, tibiis flavidis.
Patria: Provincia Bonaérensis.
BERG : NOVA HEMIPTERA ARGENTINAE ET URUGUAYENSIS
93
De esta especie posee el Museo Nacional de Buenos Aires un
ejemplar algo mutilado, que procede de Chacabuco y fué cazado
por el señor D. Félix Lynch Arribálzaga.
112. JLyggass (ILygesg) goliataratus Berg, n. sp.
Mrescenti-flavidus ciut flavido-virens, collare et fa-
scia lata postmedia prono ti, basi lateribusque scu-
telli, hemelytris medio, costa apicem versus cu-
neoque maxima ex parte exceptis, laeie fuligineis
aut subcastaneis ; antennis sor dide viridibus ; dor¬
so abdominis ventreque ad latera aurantiacis ; fe-
moribus pone médium rubro-maculatis; tibiis
anticis parum spinulosis.
Mas et femina long. corp. 2,5-3, cum alis 3, 2-3,7 ;
lat. 2, 2-2, 5 mm.
Patria: Territorium Missionum Reipublicae
Argentinae.
Species pictura pronoti scutellique facile digno-
scitur. Sal elongatus, nitidus. Caputbreviusculum,
cum oculis parte antico pronoti valde latius et ápice
sat productum; antennis sat longis ; rostro ad co-
xas posticas extensum. Pronotum rugulosum,
breviusculum, marginibus íateralibus admodum
arcuatis, postico medio levissime sinuato. Scutellum
rugosum, medio apicem versus viride. Hemelytra
ruguloso-punctulata, sat dense pubescentia, maxi¬
ma ex parte laete fuligineavel dilutecastanea, exo-
corio medio et ad costam apicem versus generaliter
virescenti; cuneo sordide viridi, ápice ipso casta-
neo. Subtus breviter pubescens ; ventre ad latera
plus minusve aurantiaco et rubro-irrorato; femo-
ribus pone médium rubro-maculatis autrubescen-
ti-irroratis ; tibiis ruíescentibus.
Los dos ejemplares que poseo de esta especie, fueron recogidos
en la parte septentrional de Misiones, por el señor D. Carlos Back-
HAUSEN.
9 4 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Gen. Poeciloscytus Fieb., Reut.
113. PoeeiSoscyísas nibricuneiis Bebg, n. sp.
Niger , subnitidus, sat dense punctulatus, capite sae-
pissime ferrugineo, maculis ducibus vertíais prope
oculos flavidis, exocorio ad costam apicem versus
interdum rufo aut rubescenti, cuneo generaliter
obscuro rubro, ápice flavido ; articulo secundo cin-
tennarum apicem versus fuscescenti el vixincras-
sato ; membrana pedibusque pallidis, his rube-
scenti-irroratis vel submaculatis.
Mas lóng. corp. 3-3,5, cum alis 4-4,3 ; lat. 1,3 mm.
Qblongo-ovalis, admodum punetulatus. Caput
latiusculum, antice sat productum, in vértice di-
stincte marginatum ; oculis magnis ; antennis Ion-
gis, articulo secundo primo quadruplo íere longiore,
apicem versus vix incrassato ; rostro coxas posticas
subattingente.Pronotum convexiusculum, punclu-
latum, postice quam antice plus duplo latius, an¬
tice utrimque perparum impressum, marginibus
lateralibus leniter rotundatis, postico medio vix
sinuato. Scutellum convexiusculum, transverse
rugosum. Hemelytra subtiliter rugoso-punctulata,
pilulis aureo-flavis fragilibus perparce vestita, api-
ce interdum rubra aut flavida; cuneo sat dense
pubescenti ; membrana fuliginea, venís flavidis.'
Subtus piceus, pectore ventreque medio interdum
pallidis; pedibus sordide flavidis, maximam ad
partero rubescenti-irroratis.
Patria: Territorium Missionum Reipublicae Ar¬
gén ti nae.
Los cuatro ejemplares algo mutilados de esta nueva especie,
fueron recogidos en el Departamento de Monte Agudo, á fines de
Diciembre de 1891, por elSr. Ambrosetti; se conservan, en parteen
la colección del Museo Nacional de Buenos Aires y en parte, en lamía.
BERG : NOVA 1IEMIPTERA ARGENTiNAE ET URUGUAYENSIS
95
114. Poeciloscyitas piceus Berg.
Resihenia picea Berg, Anal. Soc. Cient. Argent. VI, p. 275. 168 (1878)
et Hem. Argent, p. 125. 158 (1879).
Poeciloscytus piceus Berg, Anal. Soc. Cient. Argent. XVI, p. 19. 81
(1883) et Add. et Emend. ad Hem. Argent. p. 76.81 (1884).
Patria : Respublicae Argentina et Uruguayensis.
Esta especie la he observado también cerca de Montevideo. Se
halla principalmente en el Xant/iium spinosum L., planta que lle¬
va el nombre vulgar de cepci-cabcillo.
Este pequeño hemíptero es muy variable en cuanto á la colora¬
ción y la pubescencia de la parte superior del cuerpo. Algunos
ejemplares son casi negros, con excepción de las dos pequeñas
manchas de la cabeza, del borde posterior del pronoto, de la mar¬
gen costal de los hemélytros y de los nervios de la membrana;
otros tienen Jos hemélytros verdosos ó blanquizcos, con la parte
interna del corion y el clavo negruzcos. Hay ejemplares que tie¬
nen la pubescencia muy densa y amarillenta, y otros, muy rala
y blanquizca. También varía la coloración de los diferentes ór¬
ganos.
Antias Dist.
Biol. Centr.-Amer. Rhynch. p. 298 (1884).
115. Auftáas tucidais Berg, n. sp.
F Icwido-teslaceus veldilutissime ferrugineus, niti-
dus, linea obliqua postmedia hemelytrorum obso¬
leto fuliginea, lineóla prope marginem interiorem
cunei laete rubra, venis membrancte rufis; vértice
foveolo distincto praedito; pronoto clistincte pun-
ctato\ scutello laevi; venis alarum maxima ex
parte miniatis.
Femina long. corp. 3,5 , cum alis á, 5; lat. 2 mm,
Habitu A. subaerati Dist. Caput laeve, in vértice
foveolo profundo praeditum; oculis mediocribus,
96 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
rubescenlibus ; antennarum articulo basali capite
vix longiore, sat incrassato et basi abrupte attenua-
to; rostro ad coxas medias extenso, ápice ipso fu¬
sco. Pronotum postice quam antice plus quarn duplo
lalius, distincte punctatum, coliare parteque sub¬
callosa postcoliari laevibus. Scutellum tumidiuscu-
lum, laeve, sparsissime setulosum, adbasin leniter
impressum. Hemelytra sat diaphana, ad costam
valde dilatata, dilatatione basi quam ápice latiore,
linea fuscescenti exocorii apicem versus parum di¬
latóla, sutura cíavi costaque ipsa fortiter puncta-
tis, lineóla intramarginali elevata clavi miniata aut
dilute rubra; membrana ex parte sórdida. Subtus
flavidus vel subaurantiacus ; prostethio utrimque
fortiter punctato (Pedes desunt).
Patria: Territorium Missionum Reipubücae Ar-
gentinae.
De esta nueva especie bien caracterizada por las líneas de diferen¬
te color del exocorio y del cúneo, poseo un solo ejemplar algo mu¬
tilado, y procedente de la parte septentrional de Misiones.
( Continuará) .
LISTA DE LOS SOCIOS
HONORARIOS
Dr. Germán Burmeister f. — Dr. Benjamín A. Gould. — Dr. R, A. Philippi. — Dr. Guillermo Rawson -j
Dr. Carlos Berg.
CORRESPONSALES
Arteaga Rodolfo de . Montevideo.
Ave-Lallemant, Germán . Mendoza.
Brackebuscb, Luis . Córdoba.
Carvalho, José Carlos de . Rio Janeiro.
Denza, F .
Cordeiro, Luciano
Netto, Ladislao .
Paterno, Manuel .
Reid, Walter F .
Strobel, Pellegrino .
. . Moncalieri (Italia)
.. Lisboa.
Rio Janeiro.
Palermo(It.).
Lóndres.
Parraa (Ital.).
CAPITAL
Aberg, Enrique.
Acuña, Demetrio G.
Agote, Cárlos.
Aguije, Eduardo.
Aguirre, Pedro.
Agrelo, Emilio C.
Albert, Francisco.
Albertoli, Giocondo.
Aldao, Cárlos A.
Almada Luis E.
Alrich, Francisco.
Alsina, Augusto.
Amespil, Lorenzo.
Amoretti, Félix.
Anasagasti, Federico.
Anasagasti, Ireneo.
Andrieux, Julio.
Araoz, Amelio.
Aranzadi, Gerardo.
Arata, Pedro N.
Arigós, Máximo.
Arnaldi, Juan B.
Arteaga, Alberto de
Aubone, Cárlos.
Avenatti, Bruno.
Avila, Delfín.
Ayerza, Rómulo.
Badell, Federico V.
Bacciarini, Euranio.
Bahia, Manuel B.
Baigorría, Raimundo.
Baflcalari, Enrique.
Bancalari, Juan.
Balbin, Valentín.
Barabíno, Santiago E.
Barberan, Abelardo.
Barra, Cárlos de la.
Barzi, Federico.
Basarte, Rómulo E.
Bastianini, Egidio.
Battilana Pedro.
Baudrix, Manuel C.
Bazan, Pedro.
Becker, Eduardo.
Belgrano, Joaquín M.
Benavidez, Roque F.
Benoit, Pedro.
Bernardo, Daniel R.
Biraben, Federico.
Blanco, Ramón C
Rlot, Pablo.
Brian, Santiago
Bosque y Reyes, F.
Rooth, Luis A.
Bugni Félix.
Bunge, Cárlos.
Burgos, Juan M.
Burmeister, Carlos.
Buschiazzo, Cárlos.
Buschiazzo, Francisco.
Buschiazzo, Juan A.
Bustamante, José L.
Cagnoni, Alejandro N.
Cagnoni, José M.
Cagnoni, Juan M.
Campo, Cristóbal del
Campo, Leopoldo del
Canale, Julio.
Candiani, Emilio.
Candioti, MarcialR.de
Cano, Roberto.
Carbone, AugustinP.
Caride, Estéban S.
Carmona, Enrique.
Carreras José M. de las
Carvalho, Antonio J.
Casal Carranza, Roque.
Castellanos, Cárlos T.
Castex, Eduardo.
Castro, Ramón B.
Castro, Vicente.
Castelhun, Ernesto.
Cejas, Agustín.
Cerri, César.
Chanourdie, Enrique.
Chapeaurouge, C. de.
Chueca, Tomás A. •
Claypole, Alejandro G.
Clérici, Eduardo E.
Cobos, Francisco.
Cobos, Norberto.
Cominges, Juan de.
Córdoba Félix.
Coronell, J. M.
Coronel, Manuel.
Coronel, Policarpo.
Correas, Waldino.
Correas, Alberto.
Corti, José S.
Costas, Rodolfo.
Courtois, U.
Cremona, Andrés V.
Cremona, Víctor.
Crohare, Pablo J„
Cuadros, Carlos S.
Darquier, Juan A.
Dawney, Cárlos.
Dellepiane, Juan.
Dellepiane, Luis J.
Diana, Pablo.
Diaz, Abel.
Diaz, Adolfo M.
Diaz, Victorino.
Dillon, Alejandro.
Dillon Justo R.
Domínguez, Enrique
Doncel, Juan A.
Dubourcq, Hermán.
Duclout, Jorge.
Durrieu, Mauricio.
Duhart, Martin.
Duffy, Ricardo.
Duncan, Cárlos D.
Dufaur, Estevan F.
Echagüe, Cárlos.
Fiizaguirre, Ignacio.
Elguera, Eduardo.
Elordí, Alberto.
Elordi, Martin.
Escobar, Justo V.
Espinosa, Adrián.
Esquivel, José.
Etchecopar, Evaristo.
Etcheverry, Angel.
Ezcurra, Pedro
Ezquer, Octavio A.
Fernandez, Daniel.
Fernandez, Honorato.
Fernandez, Ladislao M.
Fernandez. Pastor.
Fernandez Blanco, G.
Ferrari Rómulo.
Ferrari, Santiago.
LISTA DE SOCIOS (Continuación)
Ferrer, Jorge F.
Fierro, Eduardo.
Fígueroa, Julio B.
Fleming, Santiago.
Friedel Alfredo.
Forgues, Eduardo.
Frogone, José 1.
Frugoue, José V.
Fuente, Juan de la.
Funes, Lindoro.
Gainza, Alberto de.
Gaitero, Alfredo.
Gallardo, Angel.
Gallardo, José L.
García, Aparicio B.
García, Eusebio.
Gastaldi, Juan F.
Gayangos, Julio E. de
Gentiliui, Pascual.
Ghigliazza, Sebastian.
Giardelli, José.
Gilardon, Luis.
Giménez, Joaquín.
Gioachini, Arriodante.
Girado, José I.
Girondo, Juan.
Gómez, Fortunato.
González, Arturo.
González, Agustín.
González Velez, Alej.
Gratnondo, Ernesto.
Guerrico, José P . de
Guevara, Ramón.
Guevara, Roberto.
Guglielmi, Cayetano.
Güuther, Guillermo.
Gutiérrez, José María.
Hainard, Jorge.
Herrera Vegas, Rafael.
Herrera, Víctor M.
Holmberg, Eduardo L.
Huergo, Luis A.
Huergo, Luis A. (hijo).
Hughes, Miguel.
Igoa, Juan M.
lmperiale, Luis.
Inurrigarro, T. M. José
Irigoyen, Guillermo.
Isnardi, Daniel,
lsnardi, Vicente,
lturbe, Miguel.
Iturbe, Atanasio.
Jacques,Nicolás.
Jaeschke, Victor J.
Jameson de la Precilla.
Jasidakis, Juan.
Jauregui, Emiliano.
Jauregui, Nicolás.
Jaureguiberry Enrique
Keravenant, Adolfo.
Koslowsky, Julio.
Krause, Otto.
Kyle, Juan J. J.
Labarthe, Julio.
Lafferriere, Arturo.
Lagos, Bismark.
Lagos, José M.
Langdon, Juan A.
Languasco, Domingo.
Lanús, Juan. C.
Lara, Alfredo.
Larguía, Carlos.
Lavalle, Francisco.
Lavalle, José F.
Lazo, Anselmo.
Leconte, Ricardo.
Lecureux, Gastón.
Lederer, Julio.
León, Rafael.
Limendoux, Emilio.
Lizarralde, Ramón.
López Saubidet, P.
Loudet, Osvaldo.
Llosa. Alejandro.
Lucero, Apolinario.
Lugones, Arturo.
Lugones Velasco, Sdor.
Luro, Rufino.
Ludwig, Cárlos.
Lynch, Enrique.
Lynch Arribálzaga. F.
Machado, Angel.
Madrid, Enrique de
Madrid, Samuel de.
Mallol, Benito J.
Mamberto, Benito.
Mantíino, Oscar.
Manterola, Luis G.
Mané, Cárlos.
Marini, Á.
Martínez, Carlos. E.
Maschwitz, Cárlos.
Massini, Cárlos.
Massini', Estevan.
Matienzo, Emilio.
Mattos, Manuel E. de.
Maupas, Ernesto.
Maza, Fidol.
Maza, Benedicto.
Medina y Santurio, B
Mendez, Teófilo F.
Meyer, Bernardo.
Meza, Dionisio C.
Mezquita, Salvador.
Mohr, Alejandro.
Mohorade, Pedro.
Molina Civit, Juan.
Molina Salas, Cárlos.
Molina y Vedia Julio.
Molinari, José.
Molino Torres, A.
Molner, Antonio.
Mon, Josué R.
Moneta, José.
Montes, Juan A.
Moores, Guillermo.
Morales, Cárlos Maria.
Mors, Adolfo.
Moyano, Cárlos M.
Murzi, Eduardo.
Nocetli, Domingo.
Nocetti, Gregorio.
Ñongues, Luis F.
Ocampo, Manuel S.
Ochoa, Arturo.
Ochoa, Juan M.
O'Donell, Alberto C.
Ojeda, José T.
Olivé, Emilio R.
Olivera, Cárlos C.
Olmos, Miguel.
Orzabal, Arturo.
Otamendi, Eduardo.
Otamendi, Rómulo.
Otamendi, Alberto.
Otamendi, Juan B.
Padilla, Emilio H. de
Padilla, Ernesto E.
Palacios. Alberto.
Palacio, Emilio.
Páquet, Cárlos.
Pawiowsky, Aaron.
Pelizza, José.
Pereyra, Horacio.
Pereyra, Manuel.
Petit de Murat Czar.
Philip, Adrián.
Piaña, Juan.
Piaggio, Pedro.
Pico, Octavio S.
Pico, [Pedro P.
P idelaserra, Jaime.
Pirovano, Ignacio.
Pirovano, Juan.
Posadas, Vicente.
Pozzo, Segundo.
Puig, Juan de la Cruz.
Puiggari, Pió.
Puiggari, Miguel. M.
Quadri, Juan B.
Quesnel, Pascual.
Quijarro, José A.
Quiroga, Atanasio.
Ramallo, Carlos.
Ramírez, Fernando F.
Ramos Mejia. Ildef30 P.
Rams, Estevan.
Ratto, Leopoldo.
Rebora, Juan.
Reca de, Felipe.
Renaud, Eugenio.
Repetto, José.
Riglos, Martiniano.
Rigoli, Leopoldo.
Robín Rafael, P.
Rocamora, Jaime.
Rodríguez, Eduardo S.
Rodríguez, Andrés E.
Rodríguez, Luis C.
Rodríguez, Miguel.
Rojas, Estanislao R.
Rojas, Estéban C.
Rojas, Félix.
Romero, Armando.
Romero, Cárlos L.
Rosetti, Emilio.
Rospide, Juan.
Rostagno, Enrique.
Ruiz de los Llanos C.
Ruiz, Manuel.
Saccone, Enrique.
Sagasta, Eduardo.
Sagastume, Demetrio.
Sagastume, José. M.
Saguier, Pedro.
Salas, Estanislao.
Salas, Julio S.
Salvá, J. M.
Sánchez, Emilio J.
Sánchez, Matías.
Sangas, Rodolfo.
San Román, í berio.
Santillan,” Santiago P.
Senillosa, Juan A.
Señorans, Arturo 0.
Saralegui, Luis.
Sarhy, José. V.
Sarhy, Juan F.
Scarpa, José.
Schneidewind, Alberto
Schickendantz, Emilio.
Schroder, Enrique.
Schwartz, Felipe.
Scotti, Cárlos F.
Segovia, Fernando.
Selstrang, Arturo.
Serna, Gerónimo deia
Schaw, Arturo E.
Schaw, Cárlos E.
Silva, Angel.
Silveira, Luis.
Simonazzi, Guillermo
Siri, Juan M.
Sirven, Joaquín.
Sola, Ricardo.
Soldani, JuanSA.
Soria, David E.
Sota, Alberto de la.
Spika, Augusto.
Stavelius, Federico.
Stegmau, Cárlos.
Sónico,) Yíctor.
Taboada, Miguel A .
Taurel, Luis.
Tessi, Sebastian T.
Thedy, Héctor.
Thompson, Valentín.
Torino, Desiderio.
Tornó, Elias.
Treglia, Horacio.
Tressens, José A,
Tzaut, Constante.
Unanue, Ignacio.
Urraco, Leodoro G.
Yacarezza, Juan E.
Valerga, Oronte A.
Valle, Pastor del.
Varangot, Avelino.
Yarela Rufino (hijo)
Vedoya, Joaquín J.
Vernaudon, Eugenio.
Yernet Cilley, Luis.
Yictorica y Soneira, J.
Victorica y Urquiza E.
Videla, Baldomero.
Viglione, Marcelino.
Viñas, Urquiza Justo.
Villanueva, Guillermo.
Villegas, Belisario.
Yineut, Pedro
Wauters, Cárlos.
Wauters, Enrique.
Wheeler, Guillermo
White, Guillermo.
Williams, Orlando E.
Zamudio, Eugenio.
Zavalia, Salustiano.
Zeballos, Estanislao S.
Zunino, Enrique.
ANALES
DE LA
SOCIEDAD CIENTIFICA
ARGENTINA
COMISION REDAGTORA
Presidente . Ingeniero Jorge Duclout.
Secretario ...... Señor José Pelizza.
( Ingeniero Manuel B. Bahía.
Vocales . j Dor Atanasio Quiroga.
( Señor Félix Lynch Arribálzaga.
SETIEMBRE DE 1892. — ENTREGA III. — TOMO XXXIV
PUNTOS Y PRECIOS DE SUSCRICION
LOCAL DE LA SOCIEDAD, VICTORIA, 1492 (2o piso), Y PRINCIPALES LIRRERÍAS
Por mes, en la Capital, Interior y Exterior,
incluso porte . ^ m/n 1.50
Por año, en la Capital, Interior y Exterior
incluso porte.. . . . » 13.00
La suscricion se paga, anticipada
BUENOS AIRES
IMPRENTA DE PABLO E. CONI É HIJOS, ESPECIAL PARA OBRAS
680 — CALLE PERÚ — 680
189 2
n «vv» 4r
JUNTA DIRECTIVA
Presidente . Ingeniero Jorge Duclout.
V ice-Presidente Io Doctor Juan J. J. Kyle.
Id. 2o Ingeniero Angel Gallardo.
Secretario . Señor José Pelizza.
Tesorero . Ingeniero Enrique de Madrid.
/ Ingeniero Demetrio Sagastume.
i Ingeniero Horacio Pereyra.
Vocales . 'Señor Octavio S. Pico.
/ Señor Ernesto Maupas.
\ Señor Alberto Otamendi.
INDICE DE LA PRESENTE ENTREGA
I. — INVESTIGACIONES É INFORME SOBRE EL ESTADO DEL DIQUE SAN
ROQUE, por Federico !§tavelitis.
II. — MISCELANEA.
A LOS SOCIOS
Se ruega á los señores socios comuniquen á la Secreta¬
ría de la Sociedad su ausencia, cambio de domicilio, etc.,
y cualquier irregularidad en el reparto de los Anales ó
cobro de la cuota.
Se ruega también á los que tengan en su poder obras
prestadas pertenecientes á la Biblioteca de la Sociedad, se
sirvan devolverlas á la brevedad posible, á fin de anotar¬
las en el catálogo.
INVESTIGACIONES É INFORME
SOBRE EL
ESTADO DEL DIQUE SAN ROQUE
Buenos Aires, Agosto 6 de ] 892.
Al señor Director general del Departamento de Obras Públicas de la
Nación, Ingeniero D. Juan Pirovcino .
Tengo el honor de acompañar á esta el informe sobre el estado
del dique de San Roque, pidiendo que Yd., después de imponerse
de su contenido, se sirva remitirlo directamente á S. E. el señor
Gobernador de la Provincia de Córdoba, con las observaciones que
crea del caso.
Como Vd. podrá ver por la lectura del informe, be estudiado el
asunto con la seriedad y detención que su importancia requiere,
pues el dique está lejos de encontrarse en condiciones satisfacto¬
rias, pero adoptando las medidas precaucionaos que he indicado,
creo que podrá él resistir, represando menos agua, hasta que
aquel Gobierno pueda proceder á ejecutar las obras de refuerzo
que reputo como necesarias, si es que se quiere utilizar el dique
en lo futuro.
No he podido hacer reconocimiento alguno de las fundaciones
del dique, pero varias personas me han asegurado que ellas lle¬
gan hasta la roca viva y tampoco he encontrado motivo para du¬
dar de ello, pues las rajaduras que se han producido no pueden
atribuirse á las fundaciones.
ANAL. SOC. CIENT. ARG. T. XXXIV
7
98 ANALES DE L4 SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Habría podido agregar al informe un capítulo sobre las vibra¬
ciones que se producen al efectuarse la descarga, demostrando las
causas por qué dichas vibraciones son tan peligrosas, debido á la
no continuidad de la sección transversal del dique, pero como con
ello entraría más bien en ideas de carácter doctrinal, que son age-
nas á este informe, me he limitado á hacer mención de los efectos
perjudiciales de las trepidaciones, aconsejando que debe hacerse
lo posible para evitar que ellas se produzcan de un modo muy
pronunciado.
Creyendo así haber hecho lo necesario para aclarar un asunto
tan discutido como lo ha sido el del dique en cuestión, me es grata
saludar atentamente al señor Director.
Federico Stavelius.
CONSIDERACIONES PRELIMINARES
Todo dique ó muro de represa debe, en tesis general, ser imper¬
meable, por la índole de los servicios que debe prestar, es decir,
para contener un volumen de agua ú otro líquido que de un lado
presente un nivel más ó menos elevado sobre el que tiene el líqui¬
do del otro lado del muro.
Esto es elemental y no admite discusión.
No basta con calcular solo la estabilidad de la construcción.
Ahora vamos á tratar el asunto de la impermeabilidad, pues en
rigor es difícil arribar á un resultado absoluto, desde que mate¬
rias generalmente consideradas como impermeables, no lo son
sin embargo, cuando.se trata de una presión muy elevada, pero
en la práctica se logra obtener resultados satisfactorios mediante
el empleo de materiales de primera calidad y una ejecución esme¬
rada hasta en los mínimos detalles.
Por más alta que sea la presión del líquido represado, mayores
son las exigencias en cuanto á impermeabilidad ó impenetrabili¬
dad, la que, como ya se ha dicho, se obtiene con el empleo de ma-
INVESTIGACIONES SOBRE EL ESTADO DEL DIQUE SAN ROQUE 99
(eriales apropiados y de una cuidadosa ejecución, teniendo en
cuenta el espesor variable que se dé á la construcción, según las
diferentes presiones que el líquido ejercerá sobre la misma.
Por consiguiente, cuando se trata de un dique destinado á re¬
presar el agua hasta mucha altura, como es el caso en cuestión,
es de la mayor importancia procurar que el líquido no pueda pe¬
netrar al través del muro.
Veamos ahora cómo se han cumplido estas exigencias, que son
de carácter fundamental.
TIPO DE CONSTRUCCION Y MODO DE EJECUCION
El dique ha sido proyectado y ejecutado, en cuanto á la sección
transversal del mismo, según el tipo de Krantz, el que dicho inge¬
niero estableció al hacer una crítica de la sección empleada en mu¬
chos de los grandes diques existentes.
La comparación del tipo de muro de Krantz y el de Delocre, que
ha servido de base para la construcción del gran dique de Furens,
en Francia, hace resaltar las ventajas respecto á resistencia que
tiene el segundo sobre el primero.
Por la tabla que va en otro lugar se verá que el dique de San
Roque está destinado á represar mayor cantidad de agua que cual¬
quiera de los grandes diques existentes en el mundo y por consi¬
guiente, considerando las innumerables desgracias que ocasiona¬
ría la rotura del muro, era necesario calcular la sección con el
máximum de seguridad, adoptando el tipo más conveniente y po¬
nerse en el caso más desfavorable para alejar de ese modo la más
remota posibilidad de un desastre.
Comparando las dimensiones y sección transversal del dique de
San Roque con las de los perfiles teóricos establecidos por Krantz,
resulta que hay analogía, así es que en cuanto á estabilidad teórica
llena el dique los requisitos, siempre que los materiales emplea¬
dos sean buenos y la mampostería compacta para que no haya
huecos ó porosidades que disminuyan el peso específico de la
construcción.
El profesor Rankine ha establecido un tipo de construcción, en
general más reforzado que el de Krantz, con un ancho en corona
de 5m70 en vez de 5m00 que tiene este último.
100 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Al considerar el tipo de construcción bajo su faz práctica entra
como factor principal la clase de manipostería empleada.
La manipostería del dique de San Roque es de la llamada « con¬
certada», es decir formada por piedras irregulares con prescin-
dencia de las hileras.
Aún cuando teóricamente debería ser indiferente que se em¬
pleara piedras irregulares ó que se lleve la construcción por hile¬
ras paralelas, formando curvas normales á los paramentos y con
su concavidad hácia arriba, puesto que en uno y otro caso puede
obtenerse una manipostería igualmente sólida si el mortero em¬
pleado es verdaderamente hidráulico y la obra de mano ejecutada
con esmero, hay sin embargo una enorme diferencia en el resul¬
tado práctico que se obtiene en aquellas obras que tienen que lle¬
varse á cabo con cierta actividad y en las que hay necesidad de
emplear un gran número de albañiles, porque la vigilancia se
hace difícil, y si unos trozos de la manipostería son bien ejecu¬
tados, es seguro que habrán otros donde existan huecos ó porosi¬
dades.
Esto está en el orden natural de las cosas y es inútil que el in¬
geniero establezca sus cálculos teóricos cuando en la ejecución,
sea debido á la poca conciencia de un empresario, sea debido á
la imposibilidad de vigilar debidamente á los operarios, la obra
se realiza de un modo que cambia fundamentalmente las bases
del cálculo establecido de antemano.
En el dique de San Roque concurre la circunstancia agravante,
según informes que he recibido, de que los albañiles han traba¬
jado por tarea y por consiguiente han tenido más empeño en ha¬
cer muchos metros cúbicos que en hacer una obra maestra, como
debería haberse hecho.
Para examinar la manipostería del dique hice en el paramento
aguas abajo, á una altura próximamente de 7 metros sobre el ni¬
vel de los umbrales de las compuertas, una perforación, extrayen¬
do más ó menos siete metros cúbicos.
En la cara exterior, que presenta bastante buen aspecto, se había
hecho un rejuntado con cemento de buena clase, pero pasando
este rejuntado no correspondía el interior por cierto -con el aspec¬
to exterior.
Independiente de la clase de mortero empleado, del que me
ocuparé en capítulo por separado, puedo decir que me ha sor¬
prendido la negligencia con que ha sido ejecutada la obra de mam-
INVESTIGACIONES SOBRE EL ESTADO DEL DIQUE SAN ROQUE 101
postería, si tal nombre merece, pues en vez de manipostería quedó
exhibida una conglomeración de piedras y mortero en las que las
piedras parecían haber sido arrojadas á su sitio, en vez de haber
sido colocadas á mano, siguiendo las reglas que son de prác¬
tica.
Encontré sitios donde había hasta veinte centímetros de espesor
de mezcla y en otros se tocaban las piedras unas á otras, sin que
las ligase mezcla alguna, resultando así hendiduras de alguna
consideración, tanto que en una de ellas pude introducir íntegro
el metro de bolsillo sin tocar el fondo de la hendidura.
Es evidente que un muro trabajado en tan malas condiciones no
puede ofrecer las necesarias condiciones de impermeabilidad de
que antes me he ocupado.
Aunque cualquiera comprende la imperiosa necesidad de cons¬
truir con el mayor cuidado un dique destinado á represar nada
menos que 35 metros de agua, voy sin embargo á transcribir las
opiniones de algunos ingenieros que han tratado la cuestión di¬
ques de represa.
El Coronel de Ingenieros ingleses Mr. Henry Wray, en su obra
titulada « Applications of theory to the practise of construction» dice,
entre otros considerandos, lo siguiente:
« Sin disponer de buen mortero hidráulico no debe procederse
á la construcción de un dique de manipostería para represa, ni
tampoco se debe llevarlo á cabo sin tal superintendencia que
pueda constituir una garantía de la cuidadosa ejecución de la
obra. »
El ingeniero francés J. B. Krantz, gefe en el cuerpo de Puentes
y Calzadas, en su obra «Etude sur les murs de réservoirs », después
de hacer la relación de los desastres producidos en algunos di¬
ques, dice lo que sigue:
«En vista de semejantes eventualidades, no lees permitido al
ingeniero hacer ensayos atrevidos ni de presentar al público la
prenda de una responsabilidad impotente para reparar estos gran¬
des desastres. Por poco que ella se inclina hácia la temeridad, lo
atrevido en un caso como este puede llegar á ser inmoral. Se la
debe proscribir é imponer severamente las reglas de una rigurosa
prudencia. En mi opinión, vale más abstenerse de hacer muros de
represa, si uno no puede contar con los medios necesarios para
construirlos sólidamente, que construirlos de una manera mezqui¬
na y á riesgo de espantosas catástrofes. »
102 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
La importante obra holandesa titulada Waierbowkunde, publicada
por los ingenieros Hinket, Schols y Telders, al tratar este asunto
dice lo siguiente :
«Es muy importante procurar fuertes paramentos y de revestir¬
los con excelente material . Justamente por causa de la rareza de
las juntas horizontales, que en la teoría tienen una parle princi¬
pal, nos parece que ios muros que han sido construidos según
perfiles teóricos, y que han quedado en pié, lo deben más al coefi¬
ciente reducido que se ha aceptado para la presión por unidad
cuadrada y á la esmerada ejecución, que al verdadero conoci¬
miento que se tenga de la repartición de las fuerzas en el inte¬
rior. »
En la misma obra se manifiesta también la opinión que, salvo
casos que obligan á ello, un dique de represa no debe construirse
en línea recta sino formar un arco que reciba la presión del em¬
balse, pues con esto no solamente se aumenta considerablemente
la estabilidad, sino que la misma compresión, que se produce en
sentido longitudinal del muro, contribuye á cerrar las filtraciones
que pudiesen producirse.
El ingeniero aleman Heusinger von Waldegg en su gran obra
Hanclbuch der Ingenieunoissenschaflen se espresa así:
«Una condición principal para los muros de represas es la im¬
permeabilidad contra el agua. Para impedir la permeabilidad de
la manipostería es sobre todo necesario, á más de buenos mate¬
riales, el mayor esmero en la ejecución de la obra. Como mezcla
se recomienda un mortero fuertemente hidráulico, de una parte de
cemento y 2 á 3 partes de arena.
«Para aumentar la impermeabilidad de la manipostería muchas
veces se ha procedido á revestir con asfalto la cara contra el agua
y también se han arreglado las juntas de tal manera que no atra¬
vesarán el muro en línea recta sinó escalonándolas. Ambos proce¬
deres han dado buenos resultados. »
En Marzo de 1888 fué nombrada una Comisión de Ingenieros
norte-americanos de los más notables para informar sobre el pro¬
yecto del gran dique en « Quaker Bridge » sobre el rio Croton, des¬
tinado á formar la represa para la provisión de agua á la ciudad
de Nueva York, con una capacidad de 140 á 14o millones de me¬
tros cúbicos y altura de 52 metros, sin contar las fundaciones del
dique.
Dicha comisión, en Octubre del mismo año, pasó á la autoridad
INVESTIGACIONES SOBRE EL ESTADO DEL DIQUE SAN ROQUE 103
respectiva un interesante informe en el que por una série de ra¬
zones muy atendibles, y con el objeto de conseguir mayor segu¬
ridad, reforzó el tipo de construcción en la parte superior del di¬
que mucho más de lo que indicaban los planos presentados, los
que sin embargo daban mayores dimensiones que las establecidas
en los tipos de los ingenieros franceses Krantz y Delocre, que cada
uno han establecido tipos de construcción. A pesar de esto termi¬
nan su informe, los ingenieros comisionados, con estas palabras :
«Debemos agregar, finalmente, que la forma y dimensiones que
hemos recomendado sean adoptadas, han sido establecidas bajo
la inteligencia de que la estructura tendrá buenas fundaciones y
que los materiales empleados así como la ejecución será en todo
sentido de primera clase.»
La obra ha sido ejecutada conforme á lo aconsejado y puede
reputarse como el mejor dique del mundo.
EL ANÁLISIS QUÍMICO DE LAS MUESTRAS DE CAL Y MORTEROS
Estos análisis, practicados con toda prolijidad por el Doctor Juan
J. J. Kyle, profesor de Química de la Universidad de Buenos Aires
y Químico ensayador de la Casa de Monedas, suministran mucha
luz sobre la composición de los morteros, pero en cuanto á la cal
empleada en ellos queda una duda respecto á los efectos hidráuli¬
cos de la misma, pues es sabido que el índice de hidraulicidad no
lo determina de un modo preciso, sino que solo indica la presun¬
ción del efecto hidráulico que debe esperarse.
Los autores que han tratado esta materia están de acuerdo en que
la resistencia de una cal hidráulica depende mucho del cuidado y
del método empleado en su fabricación y que dicha resistencia
muchas veces no está en armonía con el índice de hidraulicidad.
Es por esta razón que, sin desestimar en lo mas mínimo la auto¬
rizada opinión del Doctor Kyle, creo que en este caso se debe compa¬
rar el análisis químico con los ensayos prácticos de que me ocuparé
en otro capítulo, á fin de poder formar una opinión acertada
respecto del grado de bondad que en este caso presenta la cal
empleada en la construcción.
De los diferentes morteros analizados voyá detenerme en el exá-
'men de la muestra número 4, por ser ella sacada del interior del
dique.
104
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
El índice de liidraulicidad de este mortero es de 0.35 y el peso de
la cal empleada en el mismo ha sido de 133 % del de la arena,
por lo cual deduzco que se compone de una parte de cal por cinco
de arena.
En cuanto al índice de liidraulicidad 0.35 es esto una prueba de
que es una cal medianamente hidráulica, que no puede de ninguna
manera figurar entre los cementos, que son los que deben emplear¬
se para esta clase de obras y como también se ha empleado en
todos los grandes diques que se han construido en diferentes partes
del mundo.
Los cementos de presa lenta, que son los que deben emplearse
en estas obras, tienen un índice de liidraulicidad de 0.50 á 0.65,
según la clasificación de Yicat,
Por otra parte, la proporción de una parte en volumen de cal
inadecuada por cinco partes de arena impura, constituyen, como es
natural, un mortero muy pobre.
Para esta clase de obras, el mortero más pobre que podría admi¬
tirse es de una parte de cemento de buena clase por tres partes de
arena .
En cuanto á las muestras números 7, 8, 9 y 10, que han llamado
la atención del Doctor Kylé, debe advertirse que estos morteros,
provenientes todos del revoque del paramento del embalse, deben
haberse hecho, según las especificaciones, con cemento de Boulo-
gne-sur-Mer, y tengo entendido que así se ha hecho, aunque en
varios sitios ha sido mezclada con cal y en diferentes proporciones.
La muestra número 7 se ha sacado de un sitio en que creo debe
haber sido empleado este cemento sinqtra agregación, porque tiene
allí consistencia como si fuera piedra.
La gran cantidad de mica encontrada en la arena del mortero
explica por qué se han aflojado los revoques.
Agrego como apéndice el informe sobre los análisis químicos.
ENSAYOS PRÁCTICOS DEL MORTERO EMPLEADO Y DE LA PRETENDIDA CAL
HIDRÁULICA
Al abrir el muro del dique para examinar la manipostería saqué
varias muestras del mortero, sometiéndolas á diferentes pruebas
para comprobar su resistencia.
INVESTIGACIONES SOBRE EL ESTADO DEL DIQUE SAN ROQUE 105
Muestras del tamaño de un puño, después de estar sumerjidas
en agua un cuarto de hora se ablandaron tanto que al comprimirlas
con la mano se deshacían, lo que prueba que la cal no había hecho
presa ó que había exceso de cal mal cocida.
Otras muestras, al mojarlas y frotarlas contra la palma de la
mano, se disgregaban con este frotamiento suave, dejando la mano
teñida de blanco por efecto de la cal que se desprendía.
En general se sacaron los muestras en estado algo húmedo y
bastaron unas cuantas horas para que se secaran al contacto con
el aire, adquiriendo entonces bastante dureza.
Al hacer la perforación en el muro noté siempre que la mezcla no
había endurecido y por el simple sonido de la barreta contra el
mortero se notaba una diferencia remarcable entre el mortero hecho
con cemento Portland y éste. Cuando en las obras del puerto de la
Capital ha habido que desarmar algo, el sonido de la barreta contra
el mortero ha sido como si se tocara en piedra, mientras que aquí
el sonido ha sido como al excavar en tierra dura.
De las muestras sacadas corté con toda prolijidad dos cubos, uno
de cinco y el otro de seis centímetros de lado.
Dejando secarse ambos cubos, los sometí después á la compre¬
sión, cargándolos con cuidado hasta producirse la ruptura.
El de o centímetros se rompió con una carga de 209.50 y el de 6
centímetros con carga de 265.25 kilogramos.
Admitiendo que en el cubo de 5 centímetros solo deba calcularse
una superficie de 4x4 = 16 centímetros cuadrados y en el de 6
centímetros 5x5 = 25 centímetros cuadrados, por cuanto es pru¬
dente descontar una faja de 5 mm. al contorno de la superficie
cargada á causa de que la distribución de la carga no puede haber
accionado sobre esa faja, tenemos entonces que las cargas de rup¬
tura para superficies de 16 y ‘25 centímetros cuadrados han sido de
respectivamente 209.50 y 265.25 kilogramos, dando así en el pri¬
mer caso una carga de ruptura de 13.01 y en el segundo la de
10.61 kilogramos por centímetro cuadrado.
Este dato por sí solo basta para probar la pobreza del mortero
empleado y hay que advertir que si los cubos hubieran conservado
la humedad que tenía la muestra cuando recien sacada, el resulta¬
do hubiera sido mucho peor.
He hecho también ensayos de resistencia á la tensión de cal de
Igual clase á la que se ha empleado en la construcción del dique
según informes recibidos.
106
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Parece que la cal de que saqué muestra ha sufrido alguna altera¬
ción, por haber estado en contacto con el aire durante algún tiempo,
según se expresa el químico Doctor Kyle, aunque no pude notar
esto al recoger la muestra, pero aun admitiendo que esto fuera
cierto, sorprende sin embargo el resultado obtenido, pues la má¬
xima resistencia de cal pura amoldada y guardada en seco 11 dias
ha sido á razón de seiscientos gramos por centímetro cuadrado.
Los moldes que habían sido sumergidos en agua se rompían al
ponerlos en el aparato de ensayo.
Cal echada en un vaso de agua y guardada 9 dias se ha conser¬
vado en forma de pasta sin endurecerse lo más mínimo.
Por estas razones opino, lo mismo que los ingenieros que han
presenciado estos ensayos, que esta clase de cal es inservible para
las obras hidráulicas y sobre todo para construcción de diques de
represa, y que tratándose de una obra de tal trascendencia ha sido
una imprudencia emplear por primera vez material aun no debida¬
mente conocido.
EL REVOQUE DE LA CARA QUE RECIBE EL EMBALSE
Este revoque que ha sido aplicado para contrarestar los efectos
délas filtraciones, debía según las especificaciones, haberse ejecu¬
tado con cemento Boulogne-sur-Mer, y naturalmente con arena
perfectamente limpia, libre de materias estradas que pudieran
•alterar las condiciones del revoque.
El revoque tal cual ha sido aplicado constituye una garantía
ilusoria contra las filtraciones, porque en grandes superficies ha
perdido la adherencia al muro y presenta un considerable número
de huecos muchos de ellos con el revoque que los encubre agrie¬
tado, por lo que fácilmente se explica que el agua pueda atrave¬
sarlo y penetrar en el muro.
No me ha sido posible reconocer la superficie entera, metro por
metro, pero en tres puntos donde he hecho colocar escalera de
cuerda para reconocer el revoque de arriba para abajo ha quedado
bien comprobado lo que acabo de decir.
La siguiente planilla indica las alturas donde existen huecos en
las tres perpendiculares que fueron examinadas:
INVESTIGACIONES SOBRE EL ESTADO DEL DIQUE SAN ROQUE
407
HUECOS EN EL PARAMENTO QUE RECIBE EL EMBALSE
LINEA
LINEA
LINEA
PERPENDICULAR AL LADO
PERPENDICULAR SOBRE
PERPENDICULAR AL LADO
DEL CONTRAFUERTE
EL TUBO
DEL CONTRAFUERTE
DE LA COMPUERTA NORTE
DE DESCARGA
DE LA COMPUERTA SUD
V
32 00
32 00
31 50
31 00
31 00
30 00
29 00
29 00
29 00
20 00
2S 50
27 00
25 50
26 50
21 00
25 50
20 00
23 50
17 00
21 00
16 00
17 no
16 00
15 50
13 00
12 50
11 50
11 00
AI comparar ahora esta planilla con el plano de las filtraciones
se advierte cierta analogía en la situación donde estas aparecen y la
de los huecos.
Por la planilla se verá que del lado Norte no se encuentran huecos
tan abajo como del lado Sud y el plano de las filtraciones indica
que en este lado las filtraciones aparecen más abajo que en el del
Norte.
En general la altura máxima á que aparecen las filtraciones coin¬
ciden con la de los huecos en los puntos examinados.
La calidad del revoque varía mucho á diferentes alturas, notán¬
dose que el que se encuentra en la parte inferior es muy superior
al que se encuentra en laá mediana altura y en la parte superior.
Todo el revoque, sin embargo, es defectuoso, debido á la clase
de arena que se ha emplado en su confección.
108
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
ALTURA MÁXIMA DEL EMBALSE QUE PUEDE RESISTIR EL DIQUE
El diquede San Roque ha sido calculado para un esfuerzo máxi¬
mo en la manipostería de 6 kilos por centímetro cuadrado, quede
ningún modo es excesivo teóricamente hablando, puesto que la
manipostería buena puede soportar bien hasta 10 kilos. Sin em¬
bargo lo que así parece muy moderado, en el cálculo ha resultado
ser excesivo en la realidad, porque la manipostería, *tal cual está
ejecutada, no puede sin riesgo soportar 6 kilos por centímetro cua¬
drado, tanto por lo descuidado de la obra de mano, cuanto por la
probrísima calidad del mortero empleado, el que en los análisis
químicos y en los ensayos practicados de su resistencia ha dado
resultados tan poco satisfactorios que es deplorable haberse ejecu¬
tado una obra de tal magnitud con tan mal material.
Es, pues, evidente que el dique no tiene la necesaria resistencia
para soportar un embalse de 34 metros que es el máximo que puede
juntarse, puesto que las compuertas automáticas no funcionan.
Por causa de las filtraciones que se han producido en la parte
superior del dique y que tienen tendencia de ir en continuo
aumento, ha quedado empobrecida la mezcla y en parte ha sido
arrastrada, así es que también por esta razón sería peligroso repre¬
sar agua hasta la altura máxima. Estudiando entonces las filtra¬
ciones y comparando los sitios donde ellas aparecen con la altura
del embalse respectivo y con el espesor del muro, he llegado á la
conclusión que por ahora no hay peligro en cuanto á filtraciones de
represar el agua 22 metros.
He procedido entonces á calcular cuál sería el esfuerzo máximo
que tendría que soportar la mampostería con 22 metros de embal¬
se y llego al resultado 37.70 toneladas por metro cuadrado ó sea
razón de 3.77 kilogramos por centímetro cuadrado.
Por el plano que acompaño del cálculo gráfico está demostrado
que la resultante de la fuerzas viene á pasar casi por el centro de
la base que es el caso más favorable y en esta virtud opino que no
hay peligro en cargar con 3.77 kilogramos por centímetro cuadra¬
do (aunque la mezcla por sí sola no resiste sino calculando como se
acostumbra la décima parte de la carga de ruptura) pero trabajan¬
do la mampostería en conjunto puede admitirse una carga mayor y
INVESTIGACIONES SOBRE EL ESTADO DEL DIQUE SAN ROQUE 109
como he dicho la distribución de las presiones es favorable con la
carga de 22 metros de agua.
Por estas razones opino que puede admitirse 22 metros de altura
en el embalse, pero no debe excederse de ella, siempre que sea po¬
sible, pues en casos de avenidas puede resultar que el agua suba
más, pero será por pocos dias, si se tienen los conductos de desagüe
abiertos.
OBRAS DE REFUERZO PARA ASEGURAR EL DIQUE
Como he dicho antes, el dique se ha construido de manipostería
poco resistente y siendo necesario para reforzarlo agregar nueva
manipostería á la ya existente, la que para llenar convenientemen¬
te su objeto debería ser de la mejor clase, se tocaría desde luego con
la dificultad de ligar una manipostería resistente con otra débil, y
sin embargo conseguir que trabajen unidos en la distribución de
los esfuerzos.
Aunque no pretendo presentar ahora una solución definitiva de
este problema, puesto que el asunto necesita para su estudio más
tiempo que el que yo he tenido para dedicarle, creo sin embago
que puede allanarse la dificultad.
Hay dos cosas que se debe procurar : impermeabilidad y aumento
de resistencia.
La primera cosa puede conseguirse mediante un muro de 75 á
90 centímetros de espesor, construido de ladrillos recocidos y colo¬
cados en una mezcla de una parte de cemento Portland y dos de
arena, con un buen reboque hidráulico, cuyo muro que se cons¬
truiría con esmero especial, debería levantarse hasta la altura de
los vertederos y á los costados empotrarse algunos metros en la
roca .
Este muro, que podría levantarsecasi perpendicularmente, debería
presentaren proyección horizontal, una convexidad. El perfil trans¬
versal de dicho refuerzo presentaría un talud más ó menos de 1 en
20. Etítreelespaciocomprendido entre el muroyelactual paramento
del dique que recibe el embalse se llenaría con hormigón hidráulico.
De este modo se conseguiría que el conjunto tuviera un fuerte apo¬
yo por detrás, mediante los dos vertederos, y vendría á trabajar
como un gran arco que reforzaría considerablemente al dique. El pa¬
ramento actual de la manipostería debería en tal caso cortarse para
110 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
poder efectuar la trabazón y la cara interior del muro de ladrillo
debería con el mismo objeto formar trabazones de medio ladrillo.
De este modo se podría conseguir que todo trabajase en conjunto.
Así desaparecerían también las filtraciones.
Hasta hace poco ha sido proscripto el hormigón para la construc¬
ción de diques, pero los norte americanos han afrontado el proble¬
ma y han construido recientemente con buen éxito sobre el rio San
Mateo, en California, un dique de hormigón que por su considerable
altura es el segundo del mundo, pues mideo1m80.
Antes se había ya construido uno de menor altura, el de Gee-
long, en Australia, el que tiene una elevación de solamente 18m30.
La obra de refuerzo que indico, costaría más ó menos 350.000
pesos de curso legal, pero una vez hecha no habría peligro en lle¬
nar la represa del todo, siempre que se prolonguen los vertederos
hasta llegar al lecho del rio, lo que podría costar 50.000 pesos, así
es que el gasto total á efectuar sería de 400.000 pesos moneda na¬
cional de curso legal, en números redondos.
No tengo datos ni me incumbe juzgar si merece hacer un gasto
tan grande para reforzar el dique, pues la mayor ó menor impor¬
tancia de la irrigación debe entrar como factor principal para resol¬
ver la cuestión.
Tampoco hay necesidad de tomar este año una resolución al res¬
pecto, pero probablemente será necesario decidirse en el año
entrante, porque, de no reforzar el dique creo que será menester
construir conductos especiales de derrame, para impedir que las
aguas de las avenidas puedan subir tanto que puedan hacer peli¬
grar la resistencia del dique. En otro capítulo trataré esta cues¬
tión.
LOS DESARENADEROS
La misión de estos, conforme indica su nombre, debiera serla de
dar salida á la arena y cascajo que lleguen á juntarse en el embalse
á las inmediaciones del dique, á fin de que estos no pudiesen oca¬
sionar una obstrucción, pero llenan tan mal su objeto que, en vez de
desarenar, se han llenado ellos mismos de arena en la mayor parte
de su sección, y el lecho del rio se ha levantado en más de dos me¬
tros muy inmediato á la boca de entrada de ellos.
Varias causas contribuyen á este resultado poco satisfactorio,
INVESTIGACIONES SOBRE EL ESTADO DEL DIQUE SAN ROQUE 111
entre ellas la de no haberse hecho el desagüe en debida forma
hasta una distancia de unos cuatrocientos metros aguas abajo del
dique, pues el lecho del rio está á poca distancia del mismo mucho
más elevado que el piso de los indebidamente llamados desarena-
deros. Aunque esto en parte tiene su explicación por la mala dispo¬
sición de los vertederos y el desmoronamiento producido por su
modo de funcionar, conforme probaré en el capítulo referente á
ellos, es evidente que el lecho del rio aguas abajo, nunca fué reba¬
jado como para obtener un nivel para el desagüe que guardara
armonía ni siquiera con los umbrales de las compuertas y mucho
menos con el piso en la boca de salida de los desarenaderos, el
que debe hallarse, según los planos, 1m23 más bajo que los citados
umbrales. La prueba de lo que digo, es que una parte del lecho
que debería rebajarse, es constituido de peña que habría necesidad
de romper con dinamita para procurar desagüe conveniente, y tan
es así que el muro de defensa á la izquierda está asentado sobre la
roca viva.
Cito el hecho simplemente y no entro en comentarios.
Paso ahora á ocuparme de la sección dada á los desarenaderos.
Estos tienen ó tenían en la entrada una altura de2rn00 por 'lm20 de
ancho con bóveda semi-circular y á la salida 3m63 de altura por
2[“00 de ancho.
Las secciones así son respectivamente de 2.24 y 6.83 metros cua¬
drados, es decir que á la salida tienen tres veces mayor sección
que á la entrada.
La consecuencia lógica de ello es, siempre en la suposición que
los desarenaderos funcionaran sin obstrucción, que el agua á la
salida tendría solo la tercera parte de la velocidad con que entra, y
por consiguiente solo la tercera parte de su fuerza ó potencia
arrastradora, de manera que materias como, por ejemplo, piedras
de cierto tamaño, que el agua pueda tener fuerza suficiente para
hacer entrar en el conducto y aun atravesar una parte de su longi¬
tud, no podría hacerlas salir, porque no tendría fuerzas para ello.
Es claro que hay en esto un error de ingeniería y se ha faltado á
una de las reglas aceptadas por todos los ingenieros que han trata¬
do esta materia, pues á conductos de esta clase debe darse una
sección uniforme.
Esto es en cuanto al proyecto de las obras. En lo referente ála
ejecución, las ideas no han sido más felices, porque las bóvedas se
han hecho de ladrillo ordinario, colocado en tres á cuatro anillos
112 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
concéntricos. He examinado estos ladrillos, y encontrado que no
hay homogeneidad en su clase y cocimiento. He visto algunos tan
poco cocidos que no me explico cómo han podido ser colocados.
Parece lógico y la prudencia indicaba que estas bóvedas se hicie¬
ran de piedra labrada, pero ya que se ha querido obtener esta eco¬
nomía mezquina, debería por lo menos haberse empleado ladrillo
fabricado ex-profeso para adaptarse á la construcción y además
muy bien cocidos.
En cambio se ha empleado, como he dicho, ladrillo ordinario,
el que ni siquiera se ha dado el trabajo de hachar un poco para
disminuir algo el espesor de las juntas exteriores, sino que se ha
prescindido hasta de colocarlos en sentido radial.
Así se explica cómo encontré ladrillos que provenían déla bóveda
caida, que tenían de un lado junta de cinco centímetros de espesor.
Pedí al encargado del dique que guardase estos ladrillos como
una muestra elocuente del descuido con que se ha efectuado tan
importante detalle de las obras.
Noté también que la arena empleada en la mezcla paralas bóve¬
das contenía mucho talco, que tiene sus efectos perniciosos por
cuanto disminuye notablemente la adherencia.
Según el análisis químico efectuado de dicho mortero, no ha sido
hecho con cemento.
Con todas estas circunstancias reunidas no debe causar sorpresa
que parte de ambas bóvedas se haya caído, sobre todo si se conside¬
ra que cuando funcionan los desarenaderos con la máxima altura
del embalse, entra el agua en ellos con una velocidad que, des¬
contando 2m50 por la disminución ocasionada por diferentes cau¬
sas, entre ellas los remolinos, llega á veinte y tres metros por se¬
gundo, es decir, á razón de más de ochenta y dos kilómetros
por hora.
Para resistir una corriente de agua tan veloz se necesita una obra
ejecutada con todo el esmero posible y con los mejores materiales,
mientras que aquí se ha hecho lodo lo contrario.
Al caerlas bóvedas se ha desprendido también parte de la mani¬
postería de piedra que gravitaba sobre ella, de modo que el dique,
si llegara á caer lo que ha quedado de ambas bóvedas, cosa que
parecía probable, tendría la manipostería ordinaria, trabajada con
mezcla muy pobre, expuesta á la corriente veloz del agua que
debía atravesar, lo que es sumamente peligroso, pues* pudiera
abrirse brecha grande con graves consecuencias.
INVESTIGACIONES SOBRE EL ESTADO DEL DIQUE SAN ROQUE 113
Ha sido por esta causa que con fecha 30 de Junio pasé un in¬
forme preliminar, indicando la necesidad de no perder un solo mo¬
mento en proceder á la reconstrucción de los desarenaderos, tra¬
bajo que debe activarse hasta donde sea posible. Mis indicacio¬
nes han sido atendidas y debe esperarse que haya tiempo de
efectuar esta reconstrucción antes de la época de las crecientes, pero
el tiempo disponible es corto para la ejecución de una obra tan
difícil .
Al reconstruir los desarenaderos habría sido conveniente corre¬
gir el error cometido al proyectarlos, dándoles ahora una sección
uniforme, pero para hacerlo sería necesario construir nuevos piés
derechos y no hay tiempo para ello, pues con dificultad habrá
tiempo para reparar los que existen.
Por lo demás, me refiero, respecto de losdesarenadores, al infor¬
me preliminar que expedí con fecha 30 de Junio último y ahora solo
quiero agregar que, á pesar de la velocidad con que el agua, aun
estando cerrada la compuerta, atravesaba el desarenadero Sud,
entré, no obstante, en bote tirado por una cuerda y pude examinar
bien el estado de la parte que ha quedado de la bóveda y también
las condiciones en que ha quedado la manipostería en la parte
donde la bóveda ha sido destruida, pero no pude examinar el estado
de los piés derechos porque quedaban completamente sumergidos
en agua.
'LOS VERTEDEROS
La parte construida de ellos está en regulares condiciones de
conservación, escepluando el revoque, el que en muchos sitios no
ha adherido á la mampostería de piedra, por haberse empleado
en su preparación una arena impura que contenía mucha mica.
Hasta ahora no ha sido verdaderamente probada la resistencia
de los vertederos, porque solo han funcionado durante los pri¬
meros doce dias de Febrero del año próximo pasado, así es que no
debe olvidarse que una superficie por donde se deslizará una ca¬
pa de agua con velocidad hasta de 19 metros por segundo, sino
está revestida con piedras de sillería, de'be por lo menos ser pro¬
tegida por un revoque hidráulico excepcionalmente fuerte y re¬
sistente.
Para evitar una velocidad demasiado grande es generalmente
ANAL. SOC. CIENT. ARG. T. XXXIV
114 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
aceptada la idea de formar escalones en vez de dejar el agua des¬
lizarse sobre una superficie plana. He dicho, al principiar, «la
parte construida de los vertederos», porque están á medio hacer y
terminan de un modo brusco á 12 metros de altura sobre el lecho
del rio, de manera que el agua al caer forma una série de cascadas.
Es inconcebible que los autores del proyecto se hayan atrevido
a verter de este modo un caudal de agua que, cuando funciona el
dique en condiciones normales, puede llegar y quizás sobrepasar
de ochenta metros cúbicos por segundo en cada vertedero y esta
enorme cantidad es despedida con una velocidad de 19 á 20 metros
por segundo, formando en seguida cascada.
Es evidente que semejante chorro cayendo en forma de cascada,,
tiene una fuerza de arrastre á la que nada resiste á no ser una roca
compacta, pero tal cosa no existe donde se descarga el agua, pues,
aunque allí hay peñascos, son estos muy resquebrajados y no pre¬
sentan consistencia para resistir tan poderoso empuje sino que ten¬
derían á desmoronarse, dejando las actuales estremidades de los
vertederos más comprometidos aún de lo que están ahora.
Al opinar que las actuales estremidades están comprometidas, me
refiero á que no tienen ninguna protección en el punto donde des¬
piden el agua, la que, como he dicho, sale con una velocidad de
próximamente 19 metros por segundo.
Debería siquiera haberse formado la estremidad de los vertede¬
ros, con piedras de sillería fuertemente aseguradas al resto de la
manipostería, ya que terminan de un modo tan brusco.
Los choques de las dos cascadas á pesar de no haber pasado hasta
ahora el caudal máximo, han causado, no obstante, vibraciones de
tal magnitud, que se producía una conmoción general en todos los
alrededores del dique. En la casa de lá Administración, situada
sobre la loma de piedra próxima al dique y á mas de 20 metros de
altura sobre el parapeto del mismo, las trepidaciones se han sentido
tanto que las tejas francesas con que está techada esta casa, oscila¬
ron tan fuertemente que llamaron la atención de las personas que
se encontraban allí y que me han referido el hecho.
Lo citado no tiene en sí mismo mayor importancia que la de pro¬
bar la violencia de la conmoción y que ha sido de tan mal efecto,
que el dique quedó rajado en muchos sitios, indicados en el plana
especial que acompaño.
Si se admitiese que los vertederos volviesen á funcionar por algún
tiempo más, cosa que en el estado actual del dique debe evitarse á
INVESTIGACIONES SOBRE EL ESTADO DEL DIQUE SAN ROQUE 115
todo trance, habría exposición de que las estremidades cedan y
entonces podría producirse un desmoronamiento, de efectos y resul¬
tados desastrosos.
En la misma estremidad de la manipostería del vertedero Norte
se advierten fuertes filtraciones.
Lo que corresponde hacer, si más tarde se quiere reforzar el
dique para utilizar toda su altura, es prolongar ambos vertederos
con la inclinación que tienen hasta llegar al lecho del rio, formando
curvas del radio necesario para que cada vertedero, al llegar al cau¬
ce del rio, forme un ángulo de 45 grados con este. Ambos vertede¬
ros llegarían así al lecho del rio de un modo completamente simé¬
trico y como descargarían igual caudal de agua, es natural que el
efecto de uno de ellos vendría á neutralizar el efecto del otro, desde
que la resultante de ambos sería precisamente el cauce del rio. De
este modo se obtendría además la ventaja de que las aguas que des¬
pidan los vertederos, en vez de ocasionar obstrucción, por causa de
los desmoronamientos producidos, como ha sucedido ahora, contri¬
buirían eficazmente á mantener expedito el cauce del rio.
LAS COMPUERTAS AUTOMÁTICAS DE LOS VERTEDEROS
Estas han sido establecidas de un modo tal, que su efecto es
completamente ilusorio y es una suerte que así haya sido, porque,
suponiendo que hubieron funcionado del modo que teóricamente
se ha presumido, habrían represado una gruesa capa de agua,
representando muchos millones de metros cúbicos, la que en un
momento dado hubiera empezado á descargarse por los vertederos
en caudal tan enorme que los efectos hubieran sido muy peligrosos.
La conmoción producida sería muchísimo mayor que las hasta
ahora sentidas.
Estas compuertas deben sacarse y utilizarse de cualquier modo,
porque donde están no pueden producir ningún beneficio, al con¬
trario, podrán perjudicar y mucho.
LAS COMPUERTAS DE LOS DESARENADEROS Y LA’ MAQUINARIA PARA MOVERLAS
El buen funcionamiento de estas compuertas es sumamente im¬
portante, porque en un momento que se notase algún peligro para
116 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
el dique, en un sentido ú otro, deben poderse abrir rápidamente.
La maquinaria es, salvo algunos detalles, muy buena y las com¬
puertas son también buenas, en cuanto á solidez, pero ambas cosas
adolecen de defectos de colocación, pues algunos detalles que pare¬
cen á la primera vista de importancia secundaria, han demostrado
sin embargo que tienen ciertos defectos que deben. corregirse para
evitar entorpecimientos en el momento menos pensado.
Voy á esplicarme, porque el asunto merece toda atención.
La compuerta se levanta por la acción de un tornillo, el que reci¬
be su movimiento por medio de un doble engranaje. Cuando el
tornillo da 40 vueltas sube la compuerta un metro.
Supongamos que la represa esté llena. Puede entonces conside¬
rarse que para vencer la fricción de la compuerta contra sus guias,
se necesita una fuerza de 24 toneladas y siendo el peso equilibrado
de la compuerta y de la barra para levantarla con sus conexiones,
de mas ó menos 3 toneladas, ejercerá el tornillo un esfuerzo en
sentido vertical de 27 toneladas. Admitiendo además una pérdida
de fuerza de 13 toneladas por la fricción en el tornillo y en los en¬
granajes, tenemos un esfuerzo total de 40 toneladas para levantar
dos metros ó sean 80,000 kilográmetros.
Para efectuar este trabajo hay que dar 10,200 vueltas al manu¬
brio, y como un trabajador no puede dar más de 30 vueltas por
minuto, requiere el levantamiento 340 minutos ó sean 20,400
segundos.
El trabajo á desarrollar es, como se ha dicho, 80,000 kilográme¬
tros, saliendo así la fuerza á emplearse á razón de 4 kilográmetros
por segundo, más ó menos.
Un hombre, trabajando en un manubrio, puede hacer un trabajo
de 6 á 7 kilográmetros por segundo, resultando así que un solo
hombre con relevo debería con toda holgura poder levantar la com¬
puerta, aún cuando el coeficiente de fricción fuese mucho mayor
del que he empleado para este cálculo.
Los resultados prácticos no han correspondido ni aproximada¬
mente con el cálculo razonado, por lo que es evidente que causas
estradas han contribuido á hacer más pesado el movimiento de las
compuertas.
Según datos que be podido recoger, parece que á causa de las
numerosas filtraciones que se notaban en el dique, existía y con
razón, el temor de represar el agua basta la altura máxima. Con
tal motivo se dispuso que el dia Io de Diciembre último, cuando, á
INVESTIGACIONES SOBRE EL ESTADO DEL DIQUE SAN ROQUE 117
causa de unas crecientes sobrevenidas en los últimos dias, la
represa se encontraba casi llena, abrir las compuertas de los desa-
renaderos para desaguar una parte del caudal represado, principian¬
do la operación en la tarde del citado dia.
Las compuertas hacían sin embargo tanta resistencia, que la ope¬
ración se efectuó muy lentamente y recien el dia 5 por la mañana
quedaron del todo abiertas ambas compuertas, habiéndose emplea¬
do parala operación que debía haberse efectuado en G horas, nada
menos que 36. Durante 1 2 horas trabajaron dos hombres y durante
24 horas tres para levantar cada compuerta, así es que el trabajo
representa 96 horas para un solo hombre.
Sin embargo, como no había relevo y una operación seguida es
cansadora, de manera que había frecuentes descansos; debe razo¬
nablemente admitirse que, sumando todos los minutos de trabajo
efectivo, este represente solo la tercera parte ó sean 32 horas para
un hombre es decir, 1920 minutos, ó lo que es igual 115,200
segundos.
Admitiendo ahora que un hombre realiza un trabajo de 6 kilo¬
grámetros por segundo, tenemos que se habrá efectuado un trabajo
de 691,200 kilográmetros para levantar la compuerta en vez de
80,000.
Es cierto que las compuertas no corrían bien contra las correde¬
ras, formadas por ios rieles de cada lado, porque estos no están
bien alisados ni bien derechos, ni tampoco se hallaban los cuatro
rieles en el mismo plano, pero esto solo puede haber ocasionado
una diferencia pequeña, relativamente. Lo que debe haber suce¬
dido, es que entraba arena entre las guias y la compuerta, que está
á ambos costados y de frente ha quedado atascada con piedras y
arena que no solamente han ejercido presión, si que han ocasio¬
nado una enorme fricción.
Es verdaderamente sorprendente que no se produjeran roturas
ni en la barra que levanta la compuerta ni en las piezas de la ma¬
quinaria, y esto es un honor para el fabricante.
La barra que levanta la compuerta tiene un diámetro de 10 cen¬
tímetros, representando así una sección de 7854 milímetros cua¬
drados. Puesto que la barra trabaja solo por temporadas cortas,
puede admitirse un esfuerzo á la tracción de 10 kilogramos por
milímetro cuadrado, resultando así que la tracción que prudente¬
mente puede calcularse que resista la barra, sería en números
redondos de 78 Vs toneladas.
118 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
He dicho que se ha desarrollado un trabajo de 690.000 kilográ¬
metros para levantar cada compuerta. De esto puede calcularse
que una tercera parte se ha empleado para vencer la fricción en el
tornillo y en los engranajes, así es que la tracción vertical puede
estimarse en 460,000 kilográmetros. Como se ha levantado dos me¬
tros, resulta entonces que la barra ha trabajado con una tracción
de 230,000 kilogramos ó sean 230 toneladas, es decir, con tres ve¬
ces mayor esfuerzo délo que la prudencia aconseja como el límite,
habiendo así llegado á la tensión á que el hierro generalmente se
rompe si no es de excelente calidad, como aquí felizmente ha sido.
Debe evitarse esto en adelante, porque si alguna pieza se rom¬
piese pueden resultar malas las consecuencias, pues el agua se
represaría y no habría sino que confiarse en la bondad del dique,
estando ya demostrado que su seguridad no inspira confianza y
que por esta causa no conviene represar el agua más de 22 metros.
Para disminuir la fuerte fricción que ejerce la compuerta al levan¬
tarla, he proyectado reemplazar las guias de rieles por medio de
una série de rodillos que giran en un marco que debe embutirse en
la manipostería dejando los rodillos salir solo lo indispensable para
producir el contacto con la compuerta.
De este modo se conseguirá no solamente disminuir la fricción,
sí que también un movimiento más suave y la barra para levantar
la compuerta se encontrará menos comprometida de lo que sucedió
en Diciembre último, cosa que es indispensable evitar, porque es
casi seguro que se rompería por haber ya pasado con exceso el
límite de elasticidad.
Los tirantes de hierro doble T, que están empotrados parcial¬
mente en la manipostería superior del dique y cuya parte saliente
sostiene la plataforma en que está afianzada parte de la maquinaria
han cedido algo, debido sin duda al grande é inesperado esfuerzo
con que ha trabajado el tornillo que levanta la compuerta, así es
que la parte saliente de la plataforma tiene una ligera inclinación
en sentido transversal del dique. Por esta causa sucede que los ro¬
dillos cónicos de fricción en que se apoyan las piezas intermedia¬
rias que trasmiten la tracción que ejerce el referido tornillo, no
tocan al disco sobreque debería rodar sinó en una cuarta parte, y
esta parte es, precisamente, la del lado del dique. Conviene nivelar
de nuevo el asiento de la maquinaria para que los rodillos tengan
contacto con toda la vuelta, pues en adelante, con las medidas
que van á. tomarse, debe esperarse que no habrán estos esfuerzos
INVESTIGACIONES SOBRE EL ESTADO DEL DIQUE SAN ROQUE 119
extraordinarios que han sido tan peligrosos. En otro capítulo, sobre
las precauciones en general, indicaré cómo debe procederse en
adelante para evitar las causas que lian contribuido á hacer el
movimiento de las compuertas tan difícil .
EL TUBO DE DESCARGA
*
Del exámen verificado resulta que este sé encuentra en regular
estado y solo debe efectuarse el arreglo del ajuste de la estremidad
del tubo con la manipostería, porque toda la brida del tubo de fun¬
dición en que gira la compuerta, se encuentra algo separada del
muro, probablemente por haber cedido algo los pernos con que
está asegurado. Por esta causa ha salido por la pequeña abertura
que se ha formado, un chorro de agua que, debido á la fuerte pre¬
sión con que ha sido arrojado afuera, ha hecho difícil la maniobra
de la compuerta. Se ha puesto exteriormente una especie de cata¬
plasma de cemento, pero su acción es ineficaz y es el espacio entre la
brida y la manipostería la que debe llenarse con cemento puro.
Conviene también revisar bien el revoqueen el interior del tubo,
lo que no pude hacer cuando estaba en el dique, porque el tubo
estaba sumergido «hasta la mitad.
LAS RAJADURAS EN EL CUERPO CENTRAL DEL DIQUE
Estas, que están indicadas en el plano especial que acompaño, no
revisten, al menos por ahora, el carácter alarmante que pudiese
suponerse, pues el dique, bajo el punto de vista de la estabilidad,
puede considerarse como igualmente resistente, aún cuando en sen¬
tido transversal fuera dividido en varios fragmentos, independientes
el uno del otro, con tal que cada fragmento fuese formado por caras
planas perpendiculares al eje del dique, pero es indudable que in¬
fluyen de un modo perjudicial en cuanto al conjunto, porque no
forma ya el dique un monolito, cosa que se considera de impor¬
tancia en esta clase de obras. Las rajaduras, además, no son perpen¬
diculares al eje del dique, aunque es cierto que lo es de un modo
'aproximado la más séria de ellas, ó sea la que tiene su punto de
arranque en el tubo de descarga y atraviesa todo el cuerpo del
120
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
dique de parte á parte. Las otras salen más ó menos oblicuamente
y aún hay algunas que prolongadas vienen á formar un triángulo
con la base del dique.
Es indudable que ellas tienen la tendencia de estenderse más-
Una vez que esto suceda resultará que el dique que ahora está divi¬
dido en dos fragmentos completos, lo estará en muchos, cosa que
vendrá á aumentar en gran parte las filtraciones existentes.
Las rajaduras provienen, como he dicho en otra parte, *de las
fuertes trepidaciones producidas por el choque del agua al caer d.e
los vertederos. Es por consiguiente necesario evitar que en el esta¬
do actual del dique se deje pasar agua por ellos antes que este sea
rehabilitado, si es que esto llega á suceder. En otra parte de
este informe queda demostrado que hay además razones poderosas
para no represar el agua, hasta la altura en que ellos pudiesen fun¬
cionar.
Como fácilmente se comprende, solo es posible cerrar superfi¬
cialmente las rajaduras que se han producido, y es conveniente que
esto se haga, abriéndolos con cortafierro por lo menos hasta diez
centímetros de profundidad y rellenar la parle así abierta con mez¬
cla de uno de cemento de Portland y uno de arena. •
LAS FILTRACIONES
Durante los seis dias que he permanecido en el dique para in¬
vestigar el estado del mismo, se hallaba la represa vacía; por
consiguiente no pude hacer observaciones personalmente respecto
del modo cómo se han producido las filtraciones, aún cuando es¬
taban á la vista la mayor parte de los sitios en que estos han te¬
nido lugar, pues en general se han producido manchas rojas que
denuncian haber estado en agua filtrada en contacto con piedras
ferruginosas.
Al hacer en seguida una relación de las filtraciones y las deduc¬
ciones que se derivan de ellas, me he guiado por los datos numé¬
ricos que el encargado del dique Don Emilio Baduell me ha sumi¬
nistrado.
Este empleado ha hecho observaciones y anotaciones con una
proligidad digna de todo encomio y de un modo mucho más me¬
tódico de lo que pudiera esperarse de una persona que ocupa un
INVESTIGACIONES SOBRE EL ESTADO DEL DIQUE SAN ROQUE 121
empleo relativamente humilde. En vista de ello me he confiado en
los datos suministrados por este señor, los que me habilitan para
abrir opinión en una de las cuestiones fundamentales relativas al
dique, como es la de poder estimar el grado de trascendencia que
tienen las causas que han originado las filtraciones.
En dos planos que acompañan este informe están indicados, en
el uno los sitios en que aparecen las filtraciones y en el otro los
niveles á que estas aparecen y desaparecen, respectivamente.
El estudio del plano de los niveles es muy ilustrativo, porque
demuestra de una manera concluyente que la mampostería del
dique es muy porosa y así se explica la existencia de las numero¬
sas filtraciones y la fuerza de arrastre del agua filtrada, la que,
como queda referido en otra parte de este informe, ha tenido la
potencia necesaria para efectuar el lavaje de la mezcla, sacando
para afuera parte de la cal contenida en la misma y también lo
que es más grave, para sacar una parte relativamente considera¬
ble de la arena gruesa que entra como componente del mortero
empleado en la construcción del dique. Entro ahora á analizar al¬
gunos de estos niveles.
Los que en el plano tienen numeración 11 y 12 aparecen cuan¬
do el agua del embalse tiene 28 metros de altura y desaparecen
recien cuando el agua ha bajado á 22 metros, es decir que con
una diferencia de 6 metros, en descenso han desaparecido las fil¬
traciones.
Las numeradas 10 hasta 25 aparecen con una altura del agua
en el embalse de 26 metros y desaparecen á los 22 metros, es de¬
cir, cuando el agua ha bajado 4 metros.
La que tiene numeración 26 aparece á los 27 metros del embal¬
se y cesa á los 22, ó sea con diferencia de o metros.
Las filtraciones numeradas 13 hasta 18 aparecen á los 30 me¬
tros de embalse y cesan á los 27. Diferencia 3 metros.
Hay otros en que la diferencia es de solo un metro.
Todas estas filtracionos se encuentran en el cuerpo central del
dique. Puesto que el agua represada ha bajado de 1 hasta 6 me¬
tros antes de cesar las filtraciones, habiéndose producido todos á
una determinada altura del embalse, el que después de bajar un
poco ya no ha suministrado más agua-para filtrar, es decir que no
ha tenido sitio por donde penetrar, esto prueba que el agua que
'seguía saliendo por la cara del dique, aguas abajo, ha estado alma¬
cenada en la mampostería y ha necesitado tanto tiempo para de-
122 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
salojarse como el agua del embalse para bajar de 1 hasta 6 metros
respectivamente, cuando se abrían las compuertas.
Muy porosa tiene que ser la manipostería para que pueda alma¬
cenar agua en alguna cantidad y esta porosidad, aparte de que
afecta en algo la estabilidad, puesto que el peso específico resulta
menor, facilita las filtraciones y hará que ellas se noten cada vez
más abundantes, siendo en la actualidad no despreciables.
En el vertedero Norte se observan numerosas filtraciones, las
que por lo general aparecen y desaparecen con una diferencia de
3 á 4 metros en la altura del embalse, pero como en casi todas
ellas el agua filtrada tiene que recorrer un trayecto mayor para
encontrar salida, no se sacan tan malas deducciones de ellas como
de las que aparecen en el cuerpo central, que es precisamente la
parte más delicada del dique y debería estar en perfectas condi¬
ciones.
En el suelo natural, al contorno del vertedero Norte, hay mu¬
chas filtraciones, pero, por lo que he podido deducir, no tienen
importancia hasta ahora.
DISGREGACION DE LA MEZCLA CON DEPÓSITO EN LA CARA EXTERIOR
DEL DIQUE
Debido á las fuertes filtraciones y á las condiciones poco hi¬
dráulicas del mortero empleado en la construcción del dique, se ha
producido un lavaje de la mezcla, desprendiéndose una parte de
la cal, relativamente pequeña hasta ahora, pero que sin embargo
es un mal síntoma. Esta cal que ha sido mecánicamente diluida (y
quizá una pequeña parte químicamente disuelta) en el agua filtra¬
da, ha venido á depositarse en el frente del muro, transformán¬
dose en una capa de carbonato de caí, de un espesor de ocho ádoce
milímetros.
Con el desprendimiento de parte de la cal del mortero ha que¬
dado este empobrecido y la consecuencia ha sido que el agua fil¬
trada al través del muro, ha arrastrado consigo arena del mismo
en cantidad no despreciable, pues la arena arrastrada que ha
quedado depositada entre la capa de carbonato de cal y el muro,
tiene un espesor de 3 á 5 centímetros sobre toda la superficie,
desde abajo hasta una altura de 20 á 24 metros y sobre todo el
ancho del cuerpo central.
INVESTIGACIONES SOBRE EL ESTADO DEL DIQUE SAN ROQUE 123
Este arrastre, según puedo deducirlo, solo se ha producido en
la parte superior del dique y de allí han corrido la cal y la arena
para abajo, estendiéndose sobre toda la superficie, debiendo rore-
sumirse que la cal, transformándose en carbonato, haya consti¬
tuido primeramente una capa muy delgada que poco á poco lia
ido engrosándose y que la arena lia ido sucesivamente alojándose
por detrás de dicha capa, empujándola un poco para procurarse
lugar entre medio de ella y el muro.
La deducción que he hecho de que el arrastre de los componen¬
tes del mortero no se haya producido también en la parle inferior
del muro, no me atrevo á establecerla sino de un modo meramente
hipotético, porque no habiendo visto personalmente las filtracio¬
nes, solo he podido guiarme por los datos suministrados por las
personas que las han visto.
En mi opinión es uno de ios síntomas más graves el haberse
producido este arrastre, porque el muro, que ya ántes estaba po¬
roso, ha aumentado su porosidad y las disgregaciones sucesivas
serían cada vez más poderosas, hasta que llegue un momento en
que se produzca la ruptura, como sucedió con el dique del Habra
en Argelia, el que presenta cierta analogía con el de San Roque.
Si bien es cierto que el lecho sobre que estaba fundado aquel no
era tan bueno como el de éste, también lo es que no ha sido por
causa de las fundaciones que se produjo la ruptura, pues esta se
efectuó de arriba para abajo, conforme lo confirma el plano y des¬
cripción que sobre este suceso ha sido publicado en a Anuales des
Ponts et Chausseés » de Mayo 1887.
Por ser muy ilustrativo lo sucedido con el dique del Habra, de¬
dico á este asunto un capítulo especial.
LA RUPTURA DEL DIQUE DEL HABRA EN ARGELIA
Este dique, de un tipo que tenía cierta semejanza con el de San
Roque, aunque algo más delgado en la parte superior, y desti¬
nado á represar 33m60 de agua, fué construido en los años 1 866-7 1
según planos confeccionados por los ingenieros franceses M. De-
brousse y M. Feburier.
El volumen de agua á represar era de 30 millones de metros cú¬
bicos.
124 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
El dique se rompió en Diciembre de 1881, causando la destruc¬
ción de varias aldeas y parte de la ciudad de Perregaux y la muer¬
te de 209 personas.
Se considera que la ruptura no debe atribuirse á defectos de
los planos sino á faltas cometidas en la ejecución de las obras,
aunque ya antes la destrucción de uno de los vertederos, ocurrida
en Marzo de 1872 había demostrado que no solamente la ejecu¬
ción sino también los planos dejaban que desear.
El ingeniero italiano señor Gaetano Crugnola, que es considera¬
do como una autoridad en la materia y que ha establecido el tipo
de construcción que lleva su nombre, ha estudiado detenidamente
las causas que pueden haber contribuido á la ruptüra del dique
del Habra y espedido al respecto una memoria de la que extracto
lo siguiente:
« La construcción del dique comenzó en 1866 y los trabajos fue¬
ron concluidos en 1871. Estaba cimentado completamente sobre
un lecho calcáreo arenoso de la época terciaria, que no presen¬
taba en todas partes la misma consistencia. Entre dos estratas
de arenisca dura que constituían la base principal del dique, hay
otras más ó menos blandas, alternando con capas arcillosas que
tenían que ser removidas en ciertos puntos hasta una gran pro¬
fundidad y eran reemplazadas por buen concreto. Además debe¬
mos establecer:
« Io Que la más importante estrata de arenisca tenía una pro¬
fundidad muy limitada, que sin embargo era considerada sufi¬
ciente para soportar el peso de toda la construcción;
«2o El plano de separación entre la arenisca y la estrata de es-
quitos arcillosos del período mioceno no estaba muy distante y
tenía una inclinación de 45° respecto al horizonte y hácia el
valle;
«3o Las estratas de arenisca estaban inclinadas de 30° con el
horizonte.
«El material empleado en la manipostería tenía que procurarse
en ¡a localidad, puesto que la construcción de semejante obra (que
requería 500 metros cúbicos por cada metro lineal) no era posible
sino usando el material de construcción que existía en el valle.
Para una masa de manipostería tan grande, los materiales tenían
que estar á la mano. Por consiguiente se emplearon piedras de
la estrata terciaria, sobre la cual estaba cimentado el dique.
«Es importante saber respecto al dique del Habra que las estra-
INVESTIGACIONES SOBRE EL ESTADO DEL DIQUE SAN ROQUE 125
tas arenosas no presentaban todas la misma tenacidad. Algunas
tenían una pronunciada estructura esquistosa y, aunque las ins¬
trucciones de la «Administración superior» eran claras y declara¬
ban estas piedras inadmisibles, no puede deducirse con seguridad
que no se haya empleado algo de este material .
«La arena empleada no era del todo buena. En el principio de
la construcción íué tomada del rio del Habra, pero, cuando el di¬
que alcanzó una altura superior al nivel ordinario del Habra, el
agua se estancó y las canteras se llenaron con depósitos sedimen¬
tarios. Entonces se hizo necesario trabajar algunas canteras á
mayor distancia del lugar. La arena de estos yacimientos era
limpia y libre de tierra gredosa, pero demasiado fina para formar
un buen mortero.
«Además, es importante establecer que la «Administración»
misma ha permitido el uso de una tierra colorada en vez de arena
para la parte interior del dique. Esta tierra colocada contenía un
exceso de arcilla que alcanzó hasta 22 á 27 por ciento de su peso.
Esta es la razón por qué no podía haber seguridad de conseguir la
necesaria resistencia con este mortero.
«La cal, aunque hidráulica, no era muy buena. Fue elaborada
de roca calcárea encontrada en los bancos del rio Habra y que
contenía de 1 á 10 por ciento de arena y de 16 á 31 por ciento de
arcilla. Para una construcción que está destinada á contener una
columna de agua de 34 metros de alto debería emplearse una cal
eminentemente hidráulica y también debe mantenerse en reposo
una temporada antes de utilizarla, para dar tiempo á la cal viva de
dilatarse.
«Es sabido que todo cemento y cal hidráulica contiene una
cierta cantidad de cal viva que no se dilata inmediatamente, sino
después de un cierto tiempo, así es que el aumento de volúmen
del cemento causa porosidad y hasta cavidades en el interior de la
mamposlería.
«Esta propiedad de espansion fué conocida por el ingeniero
francés Minard en 1827. Por sus experimentos parece que esta es¬
pansion no es completa sino doce meses después de la inmersión
y algunas veces en no menos de 22 meses. Esta consideración es
de gran importancia. Si esta espansion tuvo tugaren grande es¬
cala en el dique del Habra produciría evidentemente fatales con-
'secuencias después de un cierto número de años.
«Examinemos ahora el dique bajo otro punto de vista para de-
126 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
mostrar más claramente los defectos de que probablemente adole¬
cía la construcción. No es posible hacer un dique absolutamente
impermeable y el resultado en «Furens», donde solamente apa¬
recieron unas cuantas manchas húmedas en la cara esterior del
muro, debe ser considerado como excepcional.
« Estas filtraciones aparecieron por un cierto tiempo y desapa¬
recieron completamente. En el dique del Habra, sin embargo, las
filtraciones eran numerosas. Cuando el agua alcanzaba una altu¬
ra de 10 metros, pronto aparecían en la cara exterior . A medida
que el nivel del agua subía, aumentaba el derrame á tal punto que
el dique parecía un gigantesco filtro.
«El fenómeno se atribuía especialmente á la naturaleza porosa
de las piedras que se usaron. Transcurrido algún tiempo, el agua
de filtración depositó en el muro una delgada capa blanca (como
en el de San Roque) que era un carbonato de cal como el que
compone las estalactitas. Este depósito procedía sin duda de un
exceso de cal en el cemento hidráulico, que no se transformó en
silicato, sino que permanecía disuelta en el agua de filtración
bajo la gran presión ejercida por el líquido del depósito. Al con¬
tacto del aire la cal se convirtió en carbonato y fué depositada en
la cara del muro.
«Por las anteriores observaciones vemos que la manipostería no
era conveniente para esta clase de construcción y que el cemento
perdería gradualmente su propiedad hidráulica y adherente.
«Hemos examinado todas las circunstancias que pudieran ha¬
ber afectado la estabilidad de la construcción, pero no podemos
decir definitivamente cuál de ellas causó la ruptura del dique, por
no existir datos exactos respecto del desastre. Sin embargo pode¬
mos decir que las circunstancias mencionadas, combinadas con
los efectos de la avenida de que hablaremos más adelante, causa¬
ron la destrucción del dique.
« La ruptura fué de 1 00 metros de largo por 35 de profundidad,
llegando hasta la base. De todos modos, la construcción déla mani¬
postería, por lo que se refiere á la elección de materiales, parece
no haber sido llevada á cabo con todas las precauciones que re¬
quiere una obra de esta magnitud. »
INVESTIGACIONES SOBRE EL ESTADO DEL DIQUE SAN ROQUE
\n
VOLUMEN DE AGUA CONTENIDO EN LA REPRESA DE SAN ROQUE
Á DIFERENTES ALTURAS DEL EMBALSE
Según datos suministrados por la Oficina de Irrigación en Cór¬
doba, el volumen de agua represado á 20, 30 y 35 metros de altu¬
ra del agua en el embalse es de respectivamente 42.900.000,
142.750.000 y 260.000.000 de metros cúbicos.
Basándome en estos datos he llegado á formar, por medio de
cálculos, la siguiente escala del volumen aproximado, contenido
por cada metro de altura entre 20 y 35 :
A
20
metros de
embalse
42.900.000 metros cúbicos
»
21
»
N;>
49.450.000 »
»
«
22
»
»
56*700.000 »
»
»
23
»
»
64.650000 »
»
»
24
»
»
73.350.000 »
»
»
25
»
»
82.800.000 »
»
»
26
»
»
93.050.000 »
»
»
27
»
»
104.150.000 »
»
»
28
»
»
116.100.000
»
»
29
»
»
128.950.000 »
»
»
30
»
»
142.750.000
»
»
31
»
»
[158.000.000 »
»
>>
32
»
»
176.000.0Q0 »
»
33
»
>>
197.000.000
»
»
34
»
»
223.000.000 »
»
»
35
»
»
260.000.000 »
»
A continuación doy la altura de los principales diques de re¬
presa que hasta la fecha se han construido en los diferentes
países y del volumen de agua represada :
128 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
LUGAR
PAIS
ALTURA
DEL
EMBALSE
EN METROS
V0LÜMEN
EN
METROS CÚBICOS
Estados Unidos
52 »
144000000
51 80
144000000
España
Francia
51 »
¡9800000
50 »
1600000
49 20
4500000
1800000
Bélgica
España
Inglaterra
España
Egipto
Argentina
45 »
23000000
43 »
I 1000000
41 40
5460000
41 »
4300000
37 »
2835000
35 »
260000000
31 50
1300000
• 34 50
2000000
33 60
30000000
Francia
33 »
2600000
32 50
3360000
Argelia
32 »
14000000
30 »
16000000
California E. U.
29 80
26500000
España
Argelia
Alsacia
27 50
24600000
Dj idioma .
25 »
5000000
Alfeld .
21 70
1100000
Cagliari .
Cerdeña
21 50
4000000
Tlelat .
21 »
550000
Boyd Córner .
Bouzey .
Estados Unidos
Francia
18 »
15 »
12200000
7000000
Por estos datos se verá que ei dique de San Roque, teniendo el
embalse lleno, represa un volumen considerablemente mayor que
cualquier otra represa en el mundo y puede con razón formularse
la pregunta si es necesario almacenar semejante caudal ya que él
constituye un peligro para Córdoba.
A continuación voy ó analizar las necesidades para la irriga¬
ción .
CONSUMO DE AGUA PARA LA IRRIGACION
Según dalos estadísticos que se tiene sobre el consumo de agua
en la India Norte y Central, resulta que con un caudal de un me-
INVESTIGACIONES SOBRE EL ESTADO DEL DIQUE SAN ROQUE 129
tro cúbico por segundo puede regarse una superficie de 2800
hectáreas para cultivo de cereales en general, exceptuando arroz
que requiere riego más abundante.
Supongamos que se tenga represado un volumen de 56 millo¬
nes de metros cúbicos, correspondientes á una altura de 22 metros
en la represa y que al distribuirlo se desperdicia la mitad, que¬
dan entonces 28 millones para utilizar. Admitamos además que el
riego es necesario solo durante 6 meses al año es decir durante
180 dias ó sean 4320 horas, habrá entonces un consumo de 4320X
3600 = 15.550.000 metros cúbicos para regar 2800 hectáreas. Sa¬
cando la proporción se obtiene que con 28 millones de metros cú¬
bicos puede regarse una superficie de 5000 hectáreas en números
redondos. Si se admite además que corresponde al régimen ordi¬
nario del rio en los meses de seca un caudal disponible para la irri¬
gación de 6 metros cúbicos por segundo, cifra que considero no
exajerada por las observaciones que he hecho en el dique, y que de
esta cantidad también se desperdicia la mitad, quedan 3 metros por
segundo que alcanzan para regar 8400 hectáreas las que agregadas
á las 5000 anteriores, suman 13.400 hectáreas.
Por los datos que he adquirido no hace falta regar por ahora
mayor estension de terreno y está demostrado que con represar
el agua solo 22 metros se logrará llenar esta necesidad si hay bue¬
na administración .
DATOS SOBRE LA ACUMULACION DEL EMBALSE
Según datos sacados de las anotaciones hechas por el encargado
del dique, he sabido que el agua del embalse ha tenido en las fe¬
chas que á continuación se expresan las siguientes alturas.
En 1889 Setiembre 14 . 14700
» » Diciembre 31 . . . 25.30
» 1890 Marzo 26 f1) . 29.55
» » Diciembre 19 . . . 21.39
» » » 20 á las 8 a. m . 23.20
» » » 20 » 2 p. m . 27.40
» » » 22 » 6 a. m . . 28.93
i1) Compuertas parcialmente abiertas.
ANAL. SOC. CTENT. ARG. T. XXXIV
9
130
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
En 1891 Enero Io . 29.90
» » » 8 . 30.00
» » Febrero Io í1) . 33.07
» » » Io (2) . 33.14
» » » 5 á las 6 a. m. (3) . 33.18
» » » 5 » 12 a. m.... . 33.45
» » » 5 » 6 p. m . 33.60
» » » 12 (4) . 33.14
Seguía bajando el agua debido al consumo yen el verano iba
llenándose la represa otra vez, así que había :
En 1891 Diciembre Io (5) . '32.55
» » » 14 . ; . . 26.00
» 1892 Enero 16 . 5.00
Aplicando ahora el volúmen del embalse correspondiente á las
alturas, tenemos el 14 de Setiembre 1889, 8 millones, y el 31 de
Diciembre del mismo año 83.800.000 metros cúbicos, es decir en
108 dias hubo un aumento de 73.800.000. Luego había el 26 de
Marzo siguiente un volúmen de 136.500.000 metros cúbicos, ha¬
biéndose aumentado 52.700.000 metros en 85 dias.
El 19 de Diciembre de 1890 había á las 7 a. m. 52.250.000 me¬
tros cúbicos. El dia siguiente á las 8 a. m. había 66.350.000 y el
mismo dia á las 2 p. m. 108.900.000 metros cúbicos, es decir que
en solo seis horas hubo el enorme aumento de 42.550.000 metros
cúbicos,
El Io de Enero 1891 había 141.400.000 metros cúbicos, habién¬
dose así aumentado el embalse más de 89 millones de metros en
13 dias.
El 8 del mismo mes había ¡42.750.000 y el Io de Febrero
198.800.000, de manera que en 24 dias hubo un aumento de
56.050.000 metros.
El 5 de Febrero del mismo año había á las 6 a. m. 201.600.000
y el mismo dia á las 6 p. m. 212.600.000, es decir un aumento en
la represa de 11 millones.
f1) Empezó á salir agua por el vertedero Norte.
(2) Empezó á salir agua por el vertedero Sud.
(3) Tubo de descarga abierto.
(4) Se cerró el tubo de descarga.
(*) Se abrió el tubo de descarga y empezóse á abrir las compuertas, Operación
que terminó el dia 5 á las 9 a. m.
INVESTIGACIONES SOBRE EL ESTADO DEL DIQUE SAN ROQUE 131
En el mismo tiempo habíanse derramado por los vertederos
1.580.000 metros, así es que el volumen total de agua traido por
el rio el dia 5 de Febrero de 1891 puede estimarse en 12 y medio
millones de metros cúbicos en ¡2 horas.
El 1 ° de Diciembre del mismo año había en la represa 1 87.200.000
metros cúbicos y comenzándose entonces á abrir el tubo de des¬
carga y las dos compuertas se redujo el volúmen hasta tener el
dia 1 4, es decir después de transcurridos 1 3 dias, 82.800.000. Como
se emplearon 4 dias para abrir las compuertas puede decirse que
por término medio se emplearon 1 1 dias con los conductos de des¬
carga completamente abiertos para descargar 104.400.000 metros
cúbicos ó sea a razón de próximamente nueve y medio millones
de metros cúbicos en 24 horas con una presión media de 28 me¬
tros más ó menos.
Según resulta de un cálculo teórico, debe haberse descargado me¬
nor cantidad de agua en las 24 horas, pero debe tenerse en cuenta
que el dia 5 de Diciembre cayó la bóveda del desarenadero del
Sud, por consiguiente quedó considerablemente aumentada la boca
de descarga por ese lado.
ACUMULACION INVOLUNTARIA DE AGUA EN LA REPRESA
He dicho antes que, dado el estado en que actualmente se en¬
cuentra el dique, no sería prudente represar agua hasta mayor
altura de 22 metros, pero en ciertos casos sería imposible evitar
que suba á un nivel mucho más elevado.
Supongamos que tenemos el agua al nivel de 22 metros y que
estén completamente abiertos los dos desarenaderos y el tubo de
descarga, resulta que el caudal máximo que puede descargarse
por ellos, estando expeditos y sin ninguna clase de obstrucción en
el desagüe sería de siete millones de metros cúbicos en 20 horas,
pero, debido á los inconvenientes en los desagües (de que antes me
he ocupado), es prudente calcular que en este tiempo desagitaran
solo cinco millones.
El dia 20 de Diciembre de 1 890, aume-ntóse el agua en la represa
42.550.000 metros cúbicos en solo seis horas. Dado ahora el caso
que se tenga agua represada hasta 22 metros y que se produzca
una avenida como la referida, transcurrirán probablemente 872
i 32 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
dias para que este exceso pueda descargarse (esto sin contar el
aumento ordinario del caudal suministrado por el régimen del
rio), y si á los dos dias, como puede suceder aunque es poco pro¬
bable, pero que sin embargo debe preveerse se repitiese una avenida
más ó menos igual, podría la represa llegar á tener un exceso de
agua de unos 73 millones de metros sobre lo que se considera
prudente. En tal coso necesitaría este exceso 1 4 á 15 dias para
descargarse y no tendría nada que. hacer sino confiarse en que el
dique resista . Yo, personalmente, creo que el dique resistirá una
sobreelevacion de agua, á contar de los 22 metros, siempre que
esta sobreelevaron durase pocos dias, pero creo que sería muy pe¬
ligroso que llegase á una altura tal que saliese agua por los verte¬
deros.
Dado el estado del dique que tiene muchas rajaduras, numero¬
sas filtraciones y la parte superior más débil de lo que lo era
cuando recien se había construido, debido al desalojo de una par¬
te del mortero, ocasionado por las filtraciones, sería desastroso el
efecto que produciría la trepidación ocasionada por la cascada de
los vertederos.
El agua empieza á salir por estos, recien cuando hay más ó
menos 199 millones de metros en la represa y como á una altura
de 22 metros ella contiene solamente 56.700.000 metros, se nece¬
sita un exceso de 142.300.000 metros para llegar á la altura de
los vertederos. Parece poco probable que pueda juntarse este ex¬
ceso porque sería necesario para ello que lloviese copiosamente
durante muchos dias seguidos. Desde que se construyó el dique
no ha habido tales lluvias, pero creo que las hubo el año que se
destruyó el puente Sarmiento.
En todo caso conviene observar de un modo metódico cómo se
produce el aumento de agua en la represa y cuando el nivel se
eleve á más de 22 metros, debe tomarse apuntes cada tres horas.
En vista de esas observaciones podrá juzgarse si hay ó no necesi¬
dad de hacer alguna obra adicional para procurar descarga de las
aguas provenientes de avenidas, como sería por ejemplo un túnel
á cada lado perforado en la roca y que diese vuelta en forma de
curva al rededor de ambos estribos á cierta distancia de ellos. Es¬
tos túneles ó grandes conductos recibirían el agua de derrame por
vertederos completamente independientes del dique y que corres¬
pondiesen con la altura de 22 metros en la represa.
Como esta es obra algo costosa no la propongo, sino que hago
INVESTIGACIONES SOBRE EL ESTADO DEL DIQUE SAN ROQUE 133
meramente mención de que, en caso de necesidad comprobada,
puede recurriese á este método que es de resultados positivos.
El eminente ingeniero inglés M. Hawkesley es de opinión que
en ningún caso debe permitirse que el agua se vierta directamente
sobre el muro de un dique, por ser siempre una amenaza de des¬
composturas más ó menos sérias.
Opina que el agua de derrame debe llevarse por conductos late¬
rales y completamente independientes del dique.
En el dique recientemente construido sobre el rio Vyrnwy para
la provisión de agua á la ciudad de Liverpool se ha prescindido
de esta precaución, pero en cambio se ha dado al dique una sec¬
ción transversal de forma y dimensiones muy distintas á las de los
tipos usados en otras partes, pues todo el dique constituye un ver¬
tedero sumamente reforzado, y se han tomado precauciones es¬
peciales para garantirse de la solidez y buena ejecución de la
obra.
PRECAUCIONES QUE DEBEN ADOPTARSE
Se debe tener especial cuidado de que las compuertas puedan
funcionar bien. Desde que el Gobierno tiene en el dique un guin¬
che á vapor, conviene aplicar este por medio de un eje de trasmi¬
sión á los ejes de los manubrios, pudiendo así abrir y cerrar por
lo menos cinco veces más rápidamente de lo que es posible ha¬
cerlo á mano.
Cuando exista agua represada, deberán abrirse las compuertas
por lo menos una vez por semana hasta dejar una abertura de
un metro y mantenerla durante media hora, á fin de que se veri¬
fique la limpieza y pueda evitarse la aglomeración de lodo y de
ripio delante de las compuertas.
En cada verano no debe juntarse antes del Io de Febrero más
agua en la represa que hasta 10 metros de altura, pues en los me¬
ses de Febrero y Marzo se juntará con exceso lo que falta para lle¬
gar á los 22 metros que debe establecerse como el nivel máximo á
que voluntariamente se ha de represar el agua.
Cuándo haya indicio de que el nivel del agua pueda exceder del
expresado, deben abrirse los conductos de descarga, á fin de que
la sobreelevacion de agua dure en cada ccasion el menor tiempo
posible.
i 34 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Los desarenaderos deben revisarse todos los años y arreglarse
los desperfectos que se notasen.
Los desagües de los desarenaderos deben mantenerse siempre
expeditos y libres de toda obstrucción.
Debe sacarse la capa de carbonato de cal y de arena que cubre
el paramento del frente del dique á fin de que se pueda observar
bien los sitios en que aparezcan filtraciones y si estas van ó no
en aumento. También debe observarse si se reproduce la capa de
carbonato de cal.
El tubo de descarga debe utilizarse únicamente en caso de apuro.
Debido á que el agua al descargarse por él choca contra la com¬
puerta giratoria que ocupa el centro del tubo, se producen fuertes
trepidaciones, las que en esta parte son más sensibles y más per¬
judiciales por estar aquí el dique rajado de parle á parte.
ÚLTIMAS PALABRAS
La comisión que se me ha confiado de estudiar las condiciones
del dique no ha sido agradable, pero he tratado de desempeñarla
con toda imparcialidad.
Cuando un ingeniero, en un caso como este, produce un informe
favorable deja satisfecho á todo el mundo, y á mi me ha cabido
en suerte tener que expedir una información que producirá decep¬
ciones y descontento; sin embargo, cuando se trata de la seguri¬
dad de una ciudad entera, miro como un deber del que no es po¬
sible desviarse en lo más mínimo, establecer la verdad de las cosas
de un modo claro y preciso, pues la vida de miles de personas
debe primar sobre ciertos intereses materiales por grandes que
ellos sean.
Declaro que no haré polémica sobre las ideas emitidas en este
informe, si alguien intentara provocarla, pues he dicho lo que pue¬
do y debo decir.
Federico Stavelius.
Buenos Aires, Agosto 6 de 1 892.
INVESTIGACIONES SOBRE EL ESTADO DEL DIQUE SAN ROQUE
135
APÉNDICE
ANÁLISIS QUÍMICOS
Buenos Aires, Julio 26 de 1892.
Al señor Director clel Departamento de Obras Públicas de la Nación ,
Ingeniero D. Juan Pirovano.
Tengo el honor de comunicar á Yd. los resultados de los análisis
practicados á ruego de Yd. sobre varias muestras de cal y morteros
procedentes del dique de San Roque en Córdoba, las que Vd. se
sirvió enviarme el dia 7 del corriente.
N° 1. « Cal de la llamada hidráulica que se ha empleado en la
construcción "del dique. Esta muestra ha sido sacada de una bolsa
que no tenía indicio de. haber sufrido deterioro ».
Eliminados al agua
y ácido carbónico
Pérdida por calcinación . 19.90 —
Oxido de calcio . 53.76 67.15
Oxido de magnesia . 1.30 1.62
Oxido férrico.*. . 1.08 1.40
Alúmina . 3.47 4.34
Oxido de sodio . 0.88 1.06
Acido sulfúrico . 0.32 0.40
Acido fosfórico . 0.25 0.30
Sílice (combinada) . 11.40 14.20
Arena (inerte) . 7.63 9.53
99.96 100.00
Indice de hidraulicidad . 0.276
» ó inclusive el óxido férrico . . . 0.295
Esta cal es una medianamente hidráulica, alterada por la
acción del aire, habiendo sufrido una 'Cárbonatacion parcial. Su
análisis concuerda con los practicados por mí hace dos años, á
pedido del señor Director del Departamento de Obras Públicas, en
demostrar la ausencia de elementos perjudiciales en la cal hidráu-
136 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
lica fabricada en Cosquin. Hay que observar que el índice de hi-
draulieidad de la muestra N° 'I =0.276 es inferior al que tenía la
muestra de cal de la misma fábrica analizada por mí en Julio de
1890 que era 0.35 (Véase mi informe de fecha 17 de Julio 1890).
N° 2. « Costra producida por el arrastre que han ocasionado las
filtraciones. Esta tenía una altura de 24 ó 2o metros.»
Oxido de calcio. . . . 51.20
» » magnesio . 0.50
» » hierro . 0.50
Acido carbónico . 40.85
Agua . 3.95
Arena cuarzosa . 3.00
100.00
Esta costra se compone principalmente de carbonato de calcio y
tiene los caracteres de un depósito calcáreo formado por la carbo-
natacion de una agua saturada de cal.
N° 3. « Capa de arena depositada por detrás de la costra caliza;
tiene un espesor de 3 á 5 centímetros y en todas partes se nota la
arena sin cal. »
Oxido de calcio. . . 11.30
Alúmina y óxido de hierro . 2.00
Acido carbónico y agua . 10.50
Arena y sílice amorfa . 76.20
100.00
Por este análisis se ve que la arena arrastrada aún retiene calr
alúmina y sílice amorfa, las que constituyen el cemento que man¬
tiene aglomeradas las partículas arenosas, aunque con poca adhe¬
rencia; pero es evidente que la cal del mortero ha sido disuelta
en parte por el agua para depositarse exteriormente bajo la forma
de costra pegada á la arena N° 3.
N° 4. « Muestra sacada de una perforación que se hizo al tanteo
para examinar el interior de la manipostería del dique.»
Oxidos de calcio y de magnesio . 9.00
Alúmina . . 0.75
Oxido férrico . 0.25
Sílice amorfa . 2.42
Arena cuarzosa y micácea . 80.98
Pérdida por calcinación . 6.60
100.00
Indice de hidraulicidad . 0.35
INVESTIGACIONES SOBRE EL ESTADO DEL DIQUE SAN ROQUE
137
REVOQUES
N° 5. «Muestra del revoque del vertedero Sud en parte presen¬
tándose y con poca adherencia á la piedra de la manipostería. »
N° 6. «Muestra sacada de los ladrillos de la bóveda del Sud. El
mucho talco contenido en la mezcla hace que ella tiene poca adhe¬
rencia á los ladrillos. »
N° 7. «Muestra sacada á 9 metros de altura á contar del umbral
de la compuerta. » — Espesor 0m08.
N° 8. Muestra sacada á 14 metros de altura. — Espesor 0m 1 0.
[° 9. » »
19
»
»
»
0m04o.
f° íO. » »
24
»
»
»
0m0o.
Muestras
5
6
7
8
9
10
Cal (y magnesia). ......
14.70
3.70
9.30
13.60
10.20
16.30
Alúmina .
3.38
3.45
1.65
1.73
2.40
2.48
Oxido férrico .
1.12
1.15
0.55
0.57
0.80
0.82
Sílice amorfa .
6.80
5.73
7.54
5.25
5.35
5.50
Arena cuarzosa y micácea
63.50
52.27
72.26
70.55
68.75
64.50
Pérdida por calcinación.
10.50
13.70
8.70
8.30
12.50
10.40
100.00
100.00
100.00
100.00
100.09
100.00
Indice de hidraulicidad :
0.69
0 38
0.98
0 51
0.76
0.49
Por'falta de uniformidad inevitable en las mezclas de arena y
cal preparadas en grandes cantidades, no pueden considerarse los
análisis practicados sobre unos gramos más que aproximaciones á
las proporciones empleadas en las obras y por no demorar este in¬
forme, no se han practicado los análisis de los revoques con la
misma minuciosidad observada en los de cal hidráulica N0 1.
La materia intitulada arena en los análisis de los revoques re¬
presenta la parle que bajo la forma de granos irregulares en tama¬
ño, de cuarzo y de mica quedan sin disolverse cuando se trata el
revoque por el ácido clorhídrico diluido, clasificando como sílice
amorfa la parte impalpable que queda disuelta ó suspendida en el
ácido y la que se separa luego por evaporación, filtración, etc., se¬
gún el método de dosar la sílice.
Se observará que en los análisis N0s 4 y 6 el índice de la hidrau-
licidad corresponde á una cal hidráulica, mientras que en los de-
138 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
más es casi igual ry en algunos más alto que en los cementos Por-
tlancl. En el número 7, por ejemplo, alcanza á 0.98 siendo muy
notable la falta de cal en este revoque. Esta deficiencia parece re¬
sultar de la acción disolvente y mecánica del agua bajo la gran
presión que ha tenido que resistir el revoque cerca del plano del
dique y basta inspeccionar la muestra N° 7 para cerciorarse de la
acción desintegrante del agua que ha dejado muchas cavidades ó
pasos entre los granos de la arena, formando canaletas tapizadas
por una capa de hidrato férrico.
Me permito llamar la atención del señor Director general sóbrela
calidad de la arena empleada en la preparación de todos los mor¬
teros analizados. Hay gran irregularidad en el tamaño de los gra¬
nos cuarzosos, pero mucho más sério es la presencia en cantidad
notable de láminas de « talco » ó mica, habiendo algunas cuyas
dimensiones alcanzan á un centímetro cuadrado. Acompaño una
muestra de la arena extraída de los revoques para su inspec¬
ción.
•No me cabe duda alguna que esta mica es un elemento cuya
presencia en los morteros compromete la solidez y la resistencia
de la obra. Es un mineral de poca dureza, la cal no adhiere bien
á sus láminas lisas y untuosas y jamás debe emplearse una arena
micácea en obras hidráulicas destinadas á resistir una presión de
dos ó tres atmósferas como es el dique de San Roque. Bajo esta
presión los mejores morteros hechos con cemento Portland y arena
de primera calidad son permeables. En prueba de esta afirma¬
ción, me permito traducir algunos párrafos de un artículo publi¬
cado en el «Builder» de Abril 26 de 1889.
«Mr. J. B. Francis, ingeniero encargado de las represas y ca¬
nales en el «Rio Merrimac» (E. U.) ha practicado varios ensayos
sobre la percolación del agua á través de mortero con cemento.
Estos ensayos han demostrado que, bajo una presión de 77 libras
por pulgada cuadrada cerca de 17 74 galones de agua por pié cua¬
drado de superficie atravesaron un espesor de 16 pulgadas de ce¬
mento en 24 horas. Otros morteros hechos con cemento americano
dejaban pasar 4o 72 galones de agua por pié cuadrado por hora.
«Esta infiltración tuvo lugar bajo una presión de 58 libras por
pulgada cuadrada. El autor atribuye esta enorme percolación en
parte á la calidad del cemento, inferior al Portland inglés, pero en
parte también culpa la arena que no era de la mejor clase. »
Dejo al criterio del señor Director hacer las deducciones que flu-
INVESTIGACIONES SOBRE EL ESTADO DEL DIQUE SAN ROQUE 139
yen de los datos que preceden, esperando que sean de alguna uti¬
lidad en decidir sobre la solidez y resistencia probable del dique
de San Roque.
Saluda atentamente al señor Director.
Juan J. J. Kyle.
DATOS POSTERIORES SOBRE EL ESTADO DEL DIQUE DE SAN ROQUE
Según datos recibidos después de presentado el precedente in¬
forme, se han encontrado defectos de carácter muy grave en los
desarenaderos, sobre todo en el del norte.
Dichos defectos han sido descubiertos recien después de haber¬
se rebajado el lecho del rio aguas abajo para que fuera posible
hacer bajar el nivel del agua y extraer la arena y cascajo que
obstruían ambos desarenaderos.
Por el croquis que se agrega queda en evidencia la enorme so¬
cavación que la rapidísima corriente del agua ha ocasionado en el
piso y piés derechos del desarenadero norte, conforme se vé en las
anotaciones hechas en el mismo croquis.
Dicha socavación, que ha llegado hasta la roca, descubriéndola
en toda la longitud del conducto, habría sido indudablemente de
mayor consecuencia si no hubiera existido la circunstancia favo¬
rable y hasta cierto punto casual de que la depresión máxima de
la roca se encontraba, más ó menos, en el medio del conducto,
pues el nivel de la roca natural en sentido longitudinal del des¬
arenadero desciende desde la boca de entrada hácia el medio,
próximamente, para ascender de nuevo hácia la boca de salida.
Sin esta circunstancia favorable es difícil preveer hasta donde
habría llegado el deterioro y cuales habrían sido sus efectos por
la magnitud del mismo.
Puestos en seco los desarenaderos ha quedado de manifiesto
que ellos no solamente han sido construidos con materiales que
por su calidad y dimensiones eran impropios para satisfacer las
ÜO ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
exigencias en cuanto á resistencia de un conducto por donde de¬
bían pasar corrientes de más de 20 metros por segundo, sinó que
además el trabajo ha sido hecho sin ninguna prolijidad.
La práctica aconseja y la prudencia justifica que conductos de
de esta naturaleza se construyan con piedras de sillería del tama¬
ño máximo de que se pueda disponer y colocadas en excelente
mortero.
En el Dique de San Roque se ha empleado solo mampostería
concertada, formada de piedra chica asentada en un mortero in¬
adecuado.
F. S.
ALTURA
32
1
30
9
8
7
6
25
¥
3
NIVELES
NIVELES Á QUE APARECEN Y DESAPARECEN LAS FILTRACIONES DEL DIQUE DE SAN ROQUE
TriTTTTir
1a = as*a4 = sc8ss!ñAaSR?.SSí;í!!?5SS5*»5>3:2ÍSSI5s«í!í5<;-'?J!';?í8;C3í3J;SíSRf!Pia.'» = ll«í«*lÍH l — C' faenado -
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1
MISCELÁNEA
ILa piedra movediza del Tandil. — Toda manifestación de la natu¬
raleza, por insignificante que parezca, nunca se considera indigna de fijar la
atención del observador ; y en el día de hoy con más razón que antes, habiendo
la experiencia mostrado tantas veces, cómo las señales, en apariencia las más
insignificantes, pueden dar indicaciones de hechos ó fenómenos de considera¬
ción. Es en este concepto que espero no se reputará indigno de ser acogidas en
esta publicación, dedicada á la ciencia, unas consideraciones que se han presen¬
tado á mi mente, el contemplar la famosa piedra movediza del Tandil.
Como todos saben, para hacer perceptibles sus movimientos se acostumbra
poner cerca de su base unas botellas de vidrio, las cuales á causa de la rigidez y
fragilidad de esa materia se quiebran al mínimo movimiento de la piedra : ma¬
nifestando así la oscilación, que de otro modo no se percibiría.
Resulta de eso, que la base de la piedra está literalmente asentada en un mon¬
tón de fragmentos de vidrio. Y bien, lo que quiero decir es, que de ese modo
pronto dicha piedra dejará de ser movediza. El vidrio que es más duro que la
roca que constituye la piedra, irá corroyendo las superficies que se ponen en con¬
tacto con el movimiento, las cuales acabarán por igualarse.
Dichas superficies deben diferir poco entre sí; y sobre todo deben ser muy pe¬
queñas; tal vez no pasan de 405 milímetros de diámetro: la pequeñez de las osci¬
laciones lo demuestra. Luego, es muy poca la evolución que se necesita para
que las dos superficies se igualen. Ahora, es evidente que cuando sean igua¬
les la movilidad habrá cesado.
Como creo que todos han de desear que se conserve lo más posible el cu¬
rioso fenómeno de una mole como aquella (que pesará próximamente 264 tone¬
ladas) que se mueve al solo impulso del viento, se debería impedir que se siga
con el uso mencionado ó cuando menos debería cuidarse que se limpie perfecta¬
mente la base de la piedra, luego después de haberse hecho uno de estos expe¬
rimentos.
Para mejor conseguir ese fin, sujiero que la Municipalidad, que es la pro¬
pietaria del pequeño cerro adonde se halla el monolito, aplique al mismo un
aparato, fácil de idear, por el cual se acuñe la piedra y se impida su movimien¬
to, y á voluntad se la deje libre. Ese aparato debería ser manejado á llave; la
142 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
que estaría en poder de la Municipalidad. Entonces los que quisieran presenciar
el movimiento de la piedra tendrían que pedir la llave á la autoridad y se obli¬
garían á limpiar perfectamente la base de la piedra después de haber hecho el
experimento, volviéndola á acuñar como antes. Entonces no moviéndose conti¬
nuamente, como sucede ahora, sino ocasionalmente, y esto sin la interposición
de materias duras que la afirmen, podría durar en las condiciones actuales de
movilidad, por un tiempo indefinido.
La oportunidad me induce á manifestar un deseo : y es que algunos estudian¬
tes de ingeniería, en tiempo de vacaciones, y cuando es tan agradable la resi¬
dencia en el simpático pueblo del Tandil se concierten entre sí y se propongan
en via de ejercicio hacer las siguientes observaciones :
Io Hacer una medición muy prolija de la piedra para determinar su figura y
también su peso específico:
2o Determinar la movilidad de la misma en varias (quince ó veinte) direcciones
al rededor de su punto de apoyo, aplicando determinadas fuerzas á su periferia y
midiendo las desviaciones resultantes;
3o Deducir de los resultados arriba indicados la naturaleza de las superficies
que vienen en contacto con el movimiento.
Los resultados de estas indagaciones consignados en un documento oportuno
podrán con el tiempo llegar á ser de interés, bajo varios conceptos y tal vez los
mismos jóvenes que las hayan hecho, al llegar á la vejez podrán constatar las
alteraciones que habrá sufrido el monolito ya sea en su configuración ó bien en
sus condiciones de equilibrio, en el intervalo del tiempo transcurrido, y hacer de¬
ducciones interesantes que los compense ámpliamente del pequeño trabajo que
se habrán dado en su juventud. — Pompetjo Moneta.
t-a gran salina «le Catamarea. — Existe una vasta planicie de ter¬
reno estéril que ocupa parte délas provincias de Córdoba, de Santiago del Este¬
ro, de Catamarca y de la Rioja, la cual no solo es inútil sino que es perjudicial
al país. Es la gran salina llamada de Catamarca.
Siempre ha sido muy penoso, si no peligroso, el cruzarla ya sea á caballo ó
en rodados. Antes de que se hicieran los ferro-carriles, muchos eran los caba¬
llos y muías que al tentar la travesía allí quedaban estenuados, por la falta abso¬
luta de pasto, de agua, de abrigo; por el gran calor y la intensa é insoportable re¬
verberación de aquella inmensa superficie blanca cristalina, que envía su bri¬
llante reflejo á muchas leguas de distancia. Cuando se estudiaba el trazado del
ferro-carril de Córdoba á Tucumau un ingeniero extraviado en aquel desierto se
quitó la vida por desesperación.
En la parte más baja de esa planicie hay una laguna de agua salada que se di¬
lata bastante en tiempo de lluvia (si bien llueve muy escasamente en esa re¬
gión). Es porque el agua no tiene salida y es justamente por esta circunstancia
que es salada.
Como lo ha esplicado el capitán Maury en su Geografía física del mar, todo lugar
adonde se junta el agua de lluvia y que no tenga salida ni superficial, ni subter¬
ránea y adonde se consume el agua solo por evaporación, se convierte en lago sa¬
lado. La razón está en que el agua de lluvia, aunque purísima, escurriendo por
sobre terrenos que contienen siempre sales solubles, las disuelve en pequeña parte
y transportándolas allago, allí las deja, mientras que el agua se evapora. Por
MISCELÁNEA
143
pequeña que sea la proporción de esas sales, corno cada gota de agua que allí
•llega deja su pequeño contingente de sal, es evidente que al cabo de una larga
serie de años se habrá acumulado en el terreno, hasta la profundidad adonde
es permeable, una enorme cantidad de sal disuelta ó cristalizada, y por consi¬
guiente el lago será salado.
Cuando hize el estudio preliminar del ferro-carril de Córdoba á Jujuy viendo
la esterilidad é inutilidad de esa vasta estension de terreno pensé que lo mejor
que podía hacerse allí era bonificarla ; por eso en el informe que dirigí á mis co¬
mitentes los señores Brassey Whites y Weelwright he dicho que se habría podido
hacer desaparecer la salina desaguándola.
En efecto, si la salina es una consecuencia de la falta de desagüe, desaguán¬
dola habría de desaparecer; porque el agua que se junta allí, aunque llegue casi
pura, á las altas temperaturas que toma en verano se carga de sal más que el
agua de mar : á veces llega hasta el estado de saturación ; si entonces se le da
salida, llevará consigo una gran cantidad de sal; y continuando esta acción di¬
solvente, acabará por lavar ó dulcificar esos terrenos. La salina, ó más propia¬
mente la llanura desprovista de vegetación se iría restringiendo poco á poco hasta
que desapareciera completamente.
Los terrenos estériles, como son ahora, libertados del exceso de materia sa¬
lina llegarían á poder soportar la vegetación propia para el alimento del ganado
y hasta se harían aptos para la agricultura.
Observaciones indirectas que hize en aquel tiempo me persuadieron de la prac-
ticabilidad de tal trasformacion ; pero ahora por las secciones de los ferro¬
carriles publicados por la Oficina de Obras Públicas y por el reciente trabajo de
la Dirección de los Ferro-carriles que lleva las cotas de todas las estaciones,
queda demostrada dicha practicabilidad.
Para convencerse de ello obsérvese que la estación de San Francisco, sobre
el F. C. de Dean Funes á Chilecito está á la cota de metros 255.6 sobre el ni¬
vel del mar ; luego la salina inmediata debe quedar á unos pocos metros más
abajo.
La estación de Totoralejos, sobre el F. C. Central Córdoba, está á metros 176,9
sobre el nivel del mar ; por consiguiente la salina allí estará á un nivel muy
poco inferior. Resulta una diferencia de nivel de la salina en los puntos men¬
cionados, prácticamente, de metros 79 y siendo la distancia dé 135 kilómetros, la
inclinación general resulta de 0.58 por mil.
La estación de Loreto está á la cota de metros 139.5 ; el Rio Dulce, que está
allí inmediato, debe tener una cota un poco inferior á esta; pero las estaciones
del ferro-carril de Súnchales á Tucuman en los lugares más próximos á la parte
del rio, adonde podría desembocar el descargador de la salina, están á una cota
aproximativa de 100 á 110 metros; y como el rio inmediato á los lugares indi¬
cados debe estar un poco más bajo de dichas estaciones, se puede admitir, sin
temor de alejarse mucho de la verdad, que tengan una cota, á lo sumo de 100
metros; luego la diferencia de nivel con Totoralejos será de metros 77 y siendo
la distancia de 150 kilómetros próximamente, resultaría una pendiente de 0.51
por mil.
Esta pendiente no es suficiente para desaguar naturalmente una planicie ; pero
lo es para un canal de buenas dimensiones como el que podría servir al desagüe
de la gran salina.
\ü ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Queda, pues, evidenciado que esta puede desaguar al cauce actual del rio Dul¬
ce sin requerir cortes de mucha hondura. •
Esta es una idea embrionaria. Solamente un estudio detenido del problema
servirá para indicar el trazo y las demás condiciones del canal principal y de
los secundarios y terciarios que fueran precisos.
Esta obra podría tal vez, amalgamarse con la que ha sido ya objeto de varios
estudios: cual es la desviación del rio Dulce, para impedir que en el extremo
norte de la salina, se haga salado, dejando desprovistas de agua las poblaciones
situadas sobre las márgenes de su antiguo cauce.
Hoy dia el terreno de las salinas vale poco menos que nada. Cuando sean con¬
vertidos en campos de pasto utilizables, que valieran manifiestamente más de lo que
precisara para hacer la bonificación, se pensará en ejecutarla. Por mi parte opino
que ya estamos en este caso, ó cuando menos que ya vale la pena de estudiar el
asunto; por eso he considerado oportuno llamarla atención de la Sociedad Cien¬
tífica sobre este problema interesante.
El largo de la salina es de cerca de 500 kilómetros; su anchura media es difícil
de determinar; pero entiendo que no ha de bajar de 40 kilómetros; sería en¬
tonces la superficie de 20 mil kilómetros cuadrados ó sea 800 leguas cuadradas:
extensión que no es indiferente ni en un país donde abunda el terreno desocu¬
pado.
Los propietarios de esa planicie : ya sean particulares ó los gobiernos de
las provincias, deberían ponerse de acuerdo para tratar sobre el modo de efec¬
tuar esa conquista que se presenta de sí.
Lo que acabo de decir respecto á la bonificación de la gran salina de Cata-
marca, en particular, puede aplicarse á todas en general: es decir que las que
se pueden desaguar se pueden también bonificar.
Todo propietario que tuviese en sus campos algunas de estas salinas, más ó
menos estensas, y que son un estorbo en el ejercicio de su industria pastoril ó
agrícola, no tiene más que desaguarlas para que desaparezcan. —Pompeiyo Mo-
netci.
LISTA DE LOS SOCIOS
HONORARIOS
Dr. Germán Burmeister f . — Dr. Benjamín A. Gould. — Dr. B. A. Philippi. — Dr. Guillermo Rawson -J
Dr. Carlos Berg.
CORRESPONSALES
Arteaga Rodolfo de . Montevideo.
Ave-Lallemant, Germán . Mendoza.
Brackebusch, Luis . Córdoba.
Carvalho, José Cárlos de . Rio Janeiro.
Denza, F .
Cordeiro, Luciano
Netto, Ladislao . Rio Janeiro.
Paterno, Manuel . Palermo(IL).
Reid, Walter F . Lóndres.
Strobel, Pellegrino . Parma (Ital.).
. . Moncalieri (Italia)
. . Lisboa.
CAPITAL
Aberg, Enrique.
Acuña, Demetrio G.
Agote, Cárlos.
Aguirre, Eduardo.
Aguirre, Pedro.
Agrelo, Emilio C.
Albert, Francisco.
Alberto l¡ , Giocondo.
Aldao, Cárlos A.
Almada Luis E.
Alrich, Francisco.
Alsina, Augusto.
Ámespil, Lorenzo.
Amoretti, Félix.
Anasagasti, Federico.
Aaasagasti, Ireneo.
Andrieux, Julio.
Araoz, Amelio.
Aranzadi, Gerardo.
Arata, Pedro N.
Arigós, Máximo.
Arnaldi, Juan B.
Arteaga, Alberto de
Aubone, Cárlos.
Avenatti, Bruno.
Avila, Delfín.
Ayerza, Rómulo.
Badell, Federico Y.
Bacciarini, Euranio.
Bahía, Manuel B.
Baigorría, Raimundo.
Bancalari, Enrique.
BancaTari, Juan.
Balbin, Valentín.
Barabino, Santiago E.
Barberan, Abelardo.
Barra, Cárlos de la.
Barzi, Federico.
Basarte, Rómulo E.
Bastianini, Egidio.
Battilana Pedro.
Baudrix, Manuel C.
Bazan, Pedro.
Becker, Eduardo.
Belgrano, Joaquín M.
Benavidez, Roque F.
Benoit, Pedro.
Bernardo, Daniel R.
Biraben, Federico.
Blanco, Ramón C
Blot, Pablo.
Brian, Santiago
Bosque y Reyes, F.
Booth, Luis A.
Bugni Félix.
Bunge, Cárlos.
Burgos, Juan M.
Burmeister, Carlos.
Buschiazzo, Cárlos.
Buschiazzo, Francisco.
Buschiazzo, Juan A.
Bustamante, José L.
Cagnoni, Alejandro N.
Cagnoni, José M.
Cagnoni, Juan M.
Campo, Cristóbal del
Campo, Leopoldo de
Canale, Julio.
Candiani, Emilio.
Candioti, MarcialR.de
Cano, Roberto.
Carbone, Augustin P.
Caride, Estéban S.
Carmona, Enrique.
Carreras José M. de las
Carvalho, Antonio J.
Casal Carranza, Roque.
Castellanos, Cárlos T.
Castex, Eduardo.
Castro, Ramón B.
Castro, Vicente.
Castelhun, Ernesto.
Cejas, Agustín.
Cerri, César.
Chanourdie, Enrique.
Chapeaurouge, C. de.
Chueca, Tomás A.
Claypole, Alejandro G.
Clérici, Eduardo E.
Cobos, Francisco.
Cobos, Norberto.
Cominges, Juan de.
Córdoba Félix.
Coronell, J. M.
Coronel, Manuel.
Coronel, Policarpo.
Correas ,'J Waldino .
Correas, Alberto.
Corti, José S.
Costas, Rodolfo.
Courtois, U.
Cremona, Andrés V.
Cremona, Víctor.
Crohare, Pablo J.
Cuadros, Carlos S.
Darquier, Juan A.
Dawney, Cárlos.
Dellepiane, Juan.
Dellepiane, Luis J.
Diana, Pablo.
Diaz, Abel.
Diaz, Adolfo M.
Diaz, Victorino.
Dillon, Alejandro.
Dillon Justo R.
Domínguez, Enrique
Doncel, Juan A.
Dubourcq, Hermán.
Duclout, Jorge.
Durrieu, Mauricio.
Duhart, Martin.
Duffy, Ricardo.
Duncan, Cárlos D.
Dufaur, Estevan F.
Echagüe, Cárlos.
Eizaguirre, Ignacio.
Elguera, Eduardo.
Elordi, Alberto.
Elordi, Martin.
Escobar, Justo V.
Espinosa, Adrián.
Esquivel, José.
Etchecopar, Evaristo.
Etcheverry, Angel.
Ezcurra, Pedro
Ezquer, Octavio A.
Fernandez, Daniel.
Fernandez, Honorato.
Fernandez, Ladislao M.
Fernandez. Pastor.
Fernandez Blanco, C.
Ferrari Rómulo.
Ferrari, Santiago.
LISTA DE SOCIOS (Continuación)
Ferrer, Jorge F.
Fierro, Eduardo.
Figueroa, Julio B.
Fleming, Santiago.
Friedel Alfredo.
Forgues, Eduardo.
Frogone, José I.
Frugoue, José V.
Fuente, Juan de la.
Funes, Lindoro.
Gainza, Alberto de.
Gaitero. Alfredo.
Gallardo, Angel.
Gallardo, José L.
García, Aparicio B.
García, Eusebio.
Gastaldi, Juan F.
Gayangos, Julio E. de
Gentiliui, Pascual.
Ghigliazza, Sebastian.
Giardelli, José.
Gilardon, Luis.
Giménez, Joaquín.
Gioachini, Arriodante.
Girado, José I.
Girondo, Juan.
Gómez, Fortunato.
González, Arturo.
González, Agustín.
González Velez, Alej,
Gramondo, Ernesto.
Guerrico, José P . de
Guevara, Ramón.
Guevara, Roberto.
Guglielmi, Cayetano.
Günther, Guillermo.
Gutiérrez, José María.
Hainard, Jorge.
Herrera Vegas, Rafael.
Herrera, Víctor M.
Holroberg, Eduardo L.
Huergo, Luis A.
Huergo, Luis A. (hijo).
Hughes, Miguel.
Igoa, Juan M.
lmperiale, Luis.
Inurrigarro, T. M. José
Irigoyen, Guillermo.
Isnardi, Daniel,
lsnardi, Vicente,
lturbe, Miguel.
Iturbe, Atanasio.
Jacques, Nicolás.
Jaeschke, Victor J.
Jameson de la Precilla.
Jasidakis, Juan.
Jauregui, Emiliano.
Jauregui, Nicolás.
Jaureguiberry Enrique
Keravenant, Adolfo.
Koslowsky, Julio.
Krause, Otto.
Kyle, Juán J. J.
Labarthe, Julio.
Lafferriere, Arturo.
Lagos, Bismark.
Lagos, José M.
Langdon, Juan A.
Languasco, Domingo. I
Lanós, Juan. G.
Lara, Alfredo.
Larguía, Carlos.
Lavalle, Francisco.
Lavalle, José F.
Lazo, Anselmo.
Leconte, Ricardo.
Lecureux, Gastón.
Lederer, Julio.
León, Rafael.
Limendoux, Emilio.
Lizarralde, Ramón.
López Saubidet, P.
Loudet, Osvaldo.
Llosa. Alejandro.
Lucero, Apolinario.
Lugones, Arturo.
Lugones Yelasco, Sdor.
Luro, Rufino.
Ludwig, Cárlos.
Lynch, Enrique.
Lynch Arribálzaga. F.
Machado, Angel.
Madrid, Enrique de
Madrid, Samuel de.
Mallol, Benito J.
Mamberto, Benito.
Mandino, Oscar.
Manterola, Luis C.
Mané, Cárlos.
Marini, A.
Martínez, Carlos. E.
Maschwitz, Cárlos.
Massini, Cárlos.
Massini, Estevan.
Malienzo, Emilio.
Mattos, Manuel E. de.
Maupas, Ernesto.
Maza, Fidol.
Maza, Benedicto.
Medina y Santurio, B.
Mendez, Teófilo F.
Meyer, Bernardo.
Meza, Dionisio C.
Mezquita, Salvador.
Mohr, Alejandro.
Mohorade, Pedro.
Molina Civit, Juan.
Molina Salas, Cárlos.
Molina y Vedia Julio.
Molinari, José.
Molino Torres, A.
Molner, Antonio.
Mon, Josué R.
Moneta, José.
Montes, Juan A.
Moores, Guillermo.
Morales, Cárlos María.
Mors, Adolfo.
Moyano, Cárlos. M.
Murzi, Eduardo.
Nocetli, Domingo.
Nocelti, Gregorio.
Nougues, Luis F.
Ocampo, Manuel S.
Ochoa, Arturo.
Ochoa, Juan M.
O'Donell, Alberto C.
Ojeda, José T.
Olivé, Emilio R.
Olivera, Cárlos C.
I Olmos, Miguel.
I Orzabal, Arturo.
Otamendi, Eduardo.
Otamendi, Rómulo.
Otamele' Alberto.
Otamendi, J ..n B.
Padilla, En. lo H. de
Padilla, Ernesto E.
Palacios, Alberto.
Palacio, Emilio.
Páquet, Cárlos.
Pawlowsky, Aaron.
Pelizza, José.
Pereyra, Horacio.
Pereyra, Manuel.
Petit de Murat Czar.
Philip, Adrián.
Piaña, Juan.
Piaggio, Pedro.
Pico, Octavio S.
Pico, Pedro P.
Pidelaserra, Jaime.
Pirovano, Ignacio.
Pirovano, Juan.
Posadas, Vicente.
Pozzo, Segundo.
Puig, Juan de la Cruz.
Puiggari, Pió.
Puiggari, Miguel. M.
Quadri, Juan B.
Quesnel, Pascual.
Quijarro, José A.
Quiroga, Atanasio.
Ramallo, Carlos.
Ramírez, Fernando F.
Ramos Mejia, Ildef30 P.
Rarns, Estevan.
Ratío, Leopoldo.
Rebora, Juan.
Reca de, Felipe.
Renaud, Eugenio.
Repetto, José.
Riglos, Martiniano.
Rigoli, Leopoldo.
Robin Rafael, P.
Rocamora, Jaime.
Rodríguez, EduardoS.
Rodríguez, Andrés E.
Rodríguez, Luis C.
Rodríguez, Miguel.
Rojas, Estanislao R.
Rojas, Estéban C.
Rojas, Félix.
Romero, Armando.
Romero, Cárlos L.
Rosetti, Emilio.
Rospide, Juan.
Rostagno, Enrique.
Ruiz de los Llanos C.
Ruiz, Manuel.
Saccone, Enrique.
Sagasta, Eduardo.
Sagastume, Demetrio.
Sagastume, José. M.
Saguier, Pedro.
Salas, Estanislao.
Salas, Julio S.
Salvá, J. M.
Sánchez, Emilio J.
Sánchez, Matías.
Sangas, Rodo lfo.
San Román, I berio.
Santil'an, Santiago P.
Senillosa, Juan A.
Señorans, Arturo 0.
Saralegui, Luis.
Sarhy, José. V.
Sarhy, Juan F.
Searpa, José.
Schneidewind, Alberto
Schickendantz, Emilio.
Schroder, Enrique.
Schwartz, Felipe.
Scotti, Cárlos F.
Segovia, Fernando.
Selstrang, Arturo.
Serna, Gerónimo déla
Schaw, Arturo E.
Schaw, Cárlos E.
Silva, Angel.
Silveira, Luis.
Simonazzi, Guillermo
Siri, Juan M.
Sirven, Joaquín.
Sola, Ricardo.
Soldani, Juan A.
Soria, David E.
Sota, Alberto de la.
Spika, Augusto.
Stavelius, Federico.
Stegman, Cárlos.
Sónico, Víctor.
Taboada, Miguel A.
Taurel, Luis.
Tessi, Sebastian T.
Thedy, Héctor.
Thompson, Valentín.
Torino, Desiderio.
Tornó, Elias.
Treglia, Horacio.
Tressens, José A.
Tzaut, Constante.
Unanue, Ignacio.
Urraco, Leodoro G.
Vacarezza, Juan E.
Valerga, Oronte A.
Valle, Pastor del.
Varangot, Avelino.
Varela Rufino (hijo)
Vedoya, Joaquín J.
Vernaudon, Eugenio.
Vernet Cilley , Luis.
Victorica y Soneira, J.
Yictorica y Urquiza E.
Viuela, Baldomero.
Viglione, Marcelino.
Viñas, Urquiza Justo.
Villanueva, Guillermo.
Villegas, Belisario.
Vinent, Pedro
Wauters, Cárlos.
Wauters, Enrique.
Wheeler, Guillermo
White, Guillermo.
Williams, Orlando E.
Zamudio, Eugenio.
Zavalia, Salustiano.
Zeballos, Estanislao S.
Zunino, Enrique.
DE LA
DAD CIENTIFICA
ARGENTINA
COMISION REDAGTORA
Presidente . Ingeniero Jorge Duclout.
Secretario ...... Señor José Pelizza.
i Ingeniero Manuel B. Bahía.
Vocales.. . ■ Dor Atanasio Quiroga.
( Señor Félix Lynch Arribálzaga.
OCTUBRE DE 1892. — ENTREGA IV. — TOMO XXXIV
PUNTOS Y PRECIOS DE $USCR¡CION
LOCAL DE LA SOCIEDAD, VICTORIA, m Y piso), V PRINCIPALES LIBRERÍAS
Por mes, en la Capital, Interior y Exterior,
incluso porte . . § m/n 1.50
Por año, en la Capital, Interior y Exterior
incluso porte . » 13.00
La suscricion se paga, anticipada
BUENOS AIRES
IMPRENTA DE PABLO E. CONI É HIJOS, ESPECIAL PARA OBRAS
680 — CALLE PERÚ — 680
1892
JUNTA DIRECTIVA
Presidente . Ingeniero Jorge Duclout.
V Íce-Presidente 1° Doctor Juan J. J. Kyle.
Id. 2o Ingeniero Angel Gallardo.
Secretario . Señor José Pelizza.
Tesorero . . Señor Sebastian Ghigliazza.
I Ingeniero Demetrio Sagastume.
i Ingeniero Horacio Pereyra.
Vocales . . . Señor Octavio S. Pico.
I Señor Ernesto Mauras.
\ Señor Alberto Otamendi.
INDICE DE LA PRESENTE ENTREGA
I. — OBRAS PÚBLICAS. — Instrucciones y reglamento para la prueba de los ta¬
bleros metálicos, dictadas por el Ministerio de Obras Públicas de la República
de Francia.
II. — DIPTEROLOGÍA ARGENTINA (SYRPHIDíE) por Félix Lyneh Arri-
üjalzag» ( Continuación ).
A LOS SOCIOS
Se ruega á los señores socios comuniquen á la Secreta¬
ría de la Sociedad su ausencia, cambio de domicilio, etc.,
y cualquier irregularidad en el reparto de los Anales ó
cobro de la cuota.
Se ruega también á los que tengan en su poder obras
prestadas pertenecientes á la Biblioteca de la Sociedad, se
sirvan devolverlas á la brevedad posible, á fin de anotar¬
las en el catálogo.
OBRAS PÚBLICAS111
INSTRUCCIONES Y REGLAMENTO PARA LA PRUEBA DE LOS TABLEROS METÁLICOS
DICTADOS
POR EL MINISTERIO DE OBRAS PUBLICAS DE LA REPÚBLICA DE FRANCIA
La circular de 9 de Julio de 1877 relativa á las pruebas que de¬
ben hacerse sufrir á los puentes metálicos, acaba de ser reempla¬
zada por una nueva circular de fecha 29 de Agosto de 1891 . Este
documento sumamente interesante para un gran número de nues¬
tros lectores, vamos á reproducirlo por completo, limitándonos á
hacer resaltar las diferencias principales entre la nueva circular y
la antigua.
Después de la publicación de la antigua circular, el arte de las
construcciones metálicas ha efectuado progresos muy importantes;
el empleo del acero, que era excepcional, se ha hecho más y más
frecuente, el peso del material rodante de los ferro-carriles no ha
cesado de crecer; por otra parte, el estudio de los detalles y el
cálculo délas piezas accesorias se han hecho más y más necesarios.
La Comisión encargada de este trabajo (2) ha sido conducida, por
estas consideraciones, á modificar profundamente las prescripcio¬
nes de la antigua circular y á agregarle nuevas. Esta Comisión ha
acudido á la experiencia de los ingenieros de las principales casas
de construcciones metálicas; ha tenido también en cuenta lo que ha
(1) Podemos publicar el presente trabajo, que creemos será de utilidad para los
señores ingenieros, gracias á la amabilidad de nuestro consocio Sr. Dionisio C.
Meza, que se ha tomado la molestia de traducirlo' del francés.
(2) Esta Comisión la componían los señores Robaglia, presidente; Guillemain,
Ri'cour, Dupuy, Colignon, Julio Martin, Boutillier, Flamant, Considere, Bricka,
secretario, y Bresse, secretario-adjunto.
ANAL. SOC. CIENT. ARG. T. XXXIV
10
146 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
sido hecho en el extranjero en estos últimos años, particularmente
en Alemania, Rusia y Austria.
Las nuevas prescripciones se aplican á las vigas de cualquier
forma y se extienden á los ferro-carriles de trocha angosta, cuyo
desarrollo vá creciendo. Definen las reglas á seguir para el empleo
del acero, tienen en vista la naturaleza de los esfuerzos, teniendo
también en cuenta la importancia relativa de las cargas perma¬
nentes y de las sobre-cargas, fijan las presiones á adoptar para el
viento, exigen cálculos más detallados para las diferentes partes
de las vigas, prescriben el cálculo de los remaches, la resistencia
al flexionamiento, el cálculo y la observación de las flechas y el
exámen del trabajo del metal durante el lanzamiento.
Hay, sobre todo, que observar en ella los puntos siguientes:
Trabajo del metal. — Para la fundición , han sido conservados
los coeficientes antiguos, salvo diferencias de valor poco impor¬
tantes.
• Para el hierro, en lugar de un coeficiente único, cualquiera que
sea la naturaleza del esfuerzo y la posición que la pieza conside¬
rada ocupa en la obra, ella prescribe diversos coeficientes, que tie¬
nen en cuenta, en un cierto límite, la relación de los efectos máxi¬
mos y mínimos, así como la posición de la pieza. Debe observarse
la sección neta tanto á la tracción como á la compresión, es decir
que las secciones de los agujeros de remaches serán deducidos de
la sección total. El trabajo del metal es disminuido cuando los
esfuerzos se ejercen según el sentido transversal á la laminación.
Se determina la calidad del metal á emplear dando los valores
mínimos que podrán admitirse para su resistencia y alarga¬
miento.
Para el acero , las prescripciones son análogas á las indicadas
para el hierro; sin embargo, se mantiene el mismo trabajo en el
sentido tránsversal y en el longitudinal de la laminación. Además
la calidad del metal debe ser tal que la relación del límite de elas¬
ticidad á la resistencia á la ruptura debe ser sensiblemente cons¬
tante (esta condición es para tener en vista los aceros desíosforados).
Los agujeros de remaches serán alisados.
Para la remachadura, el trabajo es el mismo que el fijado para
las barras, pero con la reducción de un quinto.
Sobre-cargas.— Teniendo presentes las necesidades de la defensa
PRUEBA DE LOS TABLEROS METÁLICOS
147
nacional, el reglamento prescribe el hacer los cálculos con un tren
tipo único para todos los puentes de ferro-carril. Este tren tipo
único ha sido también adoptado con preferencia al empleo de sobre¬
cargas, supuestas equivalentes, uniformemente repartidas, porque
estas últimas pueden conducirá graves errores, en particular para
la determinación de los esfuerzos de corte. En fin, el reglamento
prevee el caso en que la obra tuviera que soportar el pasaje de un
eje de 20 toneladas.
Las mismas reglas han sido estendidas á los puentes de ferro¬
carril de trocha angosta, pero reduciendo el peso del tren tipo.
Para los puentes carreteros, el reglamento mantiene el empleo
de una sobre-carga uniformemente repartida, pero ha sido elevada
á 400 kg. por metro cuadrado en lugar d.e 300 kg. por metro cua¬
drado que prescribía la antigua circular. Prescribe asimismo una
carga rodante tipo aproximándose en lo posible á las sobre-cargas
normales á preveer; los vehículos elegidos son los carros del mo¬
delo más pesado que esté en circulación.
Viento. — Presión uniforme de 270 kg. por metro cuadro cuando
la obra no soporte ninguna sobre-carga, con un coeficiente de re¬
ducción para las superficies colocadas detras de la viga expuesta
directamente al viento. Cuando la obra soporte una sobre-carga,
esta presión es reducida á 170 kg. por metro cuadrado, ejercién¬
dose tanto sobre las piezas de la obra como sobre el tren ; la super¬
ficie de este último es de 3 metros cuadrados por metro lineal.
Para los puentes carreteros no se tendrá en cuenta la presencia de
vehículos sobre la obra cuando se ejerza el esfuerzo del viento.
Flexionamiento. — Debe verificarse que las piezas sometidas á la
compresión puedan resistirlo.
Cálculo de las flechas. — Este cálculo debe efectuarse con el tren
tipo ó bien con el tren previsto para las pruebas, si este estuviera
perfectamente determinado.
Pruebas. — Obligación de medir las flechas durante las pruebas.
En fin, el reglamento impone el espacio libre que hay que reser¬
var sóbrelos puentes de ferro-carril, dál-as disposiciones á obser¬
var para facilitar la vigilancia de las obras y asegurar la conserva¬
ción de las mismas.
El reglamento es precedido por instrucciones destinadas á indicar
148
ANALES DE L4 SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
su objeto y facilitar la aplicación del mismo; es seguido por otra
circular relativa á las medidas á tomar para asegurar la vigilancia
y la conservación de las obras.
INSTRUCCIONES (1)
PUENTES PARA FERRO-CARRILES
1
Vías de trocha normal
Art. Io. —La adopción de un tren tipo, que tiene por objeto el uni¬
formar las condiciones de establecimiento de los puentes metálicos
y poner su resistencia en relación con las mayores cargas que ac¬
tualmente están destinadas á circular sobre las vías férreas fran¬
cesas.
Es este el tren que deberá servir de base para los cálculos. Sin
embargo, podrán sustituirse las locomotoras y wagones tipos por
las máquinas y wagones en servicio sobre la red á la cual perte¬
necerá la obra á construirse, en los casos excepcionales en que
de esta sustitución resultara un aumento de los esfuerzos sopor¬
tados por las diversas piezas de la obra.
Art. 2o. — Los coeficientes de trabajo de la fundición son fijados
teniendo principalmente en vista la verificación de los esfuerzos
soportados por las obras existentes ; para las construcciones nue-.
vas, él empleo de este metal, cuando esté expuesto á trabajar á
la tracción, no será admitido sino en casos muy excepcionales.
Las reglas fijadas para el hierro y el acero lian sido estableci¬
das de manera dé reducir, de una manera general, los límites
del trabajo del metal en virtud de las variaciones de sentido y
de la magnitud délos esfuerzos que está destinado á soportar;
pero no tienen en cuenta las variaciones que pueden producirse,
bajo este punto de vista, éntrelos diversos puntos de las plataban¬
das de una misma viga, y que, teniendo presentes las reglas ge¬
neralmente seguidas para las construcciones metálicas, no pueden
dar lugar á desigualdades alarmantes de resistencia.
(1) Ministerio de Obras Públicas, Circular N° 4, 29 de Agosto de 1891.
PRUEBA DE LOS TABLEROS METÁLICOS
149
Corresponderá desde luego á los ingenieros, cuando lo juzguen
útil, el determinar estas diferencias por un análisis detallado y de
hacer variar, en consecuencia, los límites del trabajo del metal.
Para fijar dichos límites, podrán usar las siguientes fórmulas,
cuyos resultados están suficientemente de acuerdo con los datos
de la práctica:
Ia Cuando los esfuerzos correspondientes, para la misma
pieza, á diferentes posiciones de la sobrecarga fueran siempre de
mismo sentido (tracción ó compresión) :
Para el hierro
Para el acero.
kg. por milímetro cuadrado
kg. por milímetro cuadrada
(En las que A representa el menor y B el mayor de los esfuer¬
zos á los que está sometida la pieza).
2S Cuando el sentido de los esfuerzos totales correspondientes,
para la misma pieza, á las diferentes posiciones (tracción y com¬
presión alternativas) :
Para el hierro
Para el acero.
^6 — 3 kg. por milímetro cuadrado
— 4 5^ kg. por milímetro cuadrado
(En las que B representa, en valor absoluto, el mayor de los
esfuerzos soportados por la pieza y C el mayor de los esfuerzas de
sentido contrario).
Estas fórmulas son dadas á título de simple indicación y no res¬
tringen en nada la iniciativa de los ingenieros que podrán em¬
plear el método que juzgaren conveniente.
Los coeficientes fijados en el artículo 2° no serán aplicables á las
piezas directamente comprimidas sinó cuando sean bastante cortas
para que no haya necesidad de reforzarlas á fin de evitar que pue¬
dan flexionar bajo la acción de la carga. En el caso contrario, debe¬
rán tenerse en cuenta las prescripciones del artículo 6° y dismi¬
nuir, por consiguiente, el trabajo del metal.
Los ingenieros no perderán de vista los esfuerzos suplementarios
que pudieran resultar de la repartición disimétrica de las cargas,
sabré todo en los puentes oblicuos y en aquellos sobre los cuales
la via está en curva.
150 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
La avaluación de las secciones netas y, por consiguien le, el cálculo
definitivo de los esfuerzos soportados por las diferentes piezas, de¬
ben ser hechas únicamente cuando la posición de las juntas de las
chapas haya sido fijada y según la determinación del número,
diámetro y posición de los remaches.
La determinación de la relación entre el diámetro de los rema¬
ches y el espesor de las piezas á ensamblar, será hecha por los
ingenieros, que se guiarán para ello por los datos d-e la
práctica.
Art. 3o. — No ha parecido necesario el determinar la calidad de la
fundición á la que corresponden los coeficientes fijados en el artícuo
2o; esta determinación es, por el contrario, indispensable para el
acero, cuyas propiedades pueden variar entre límites muy estensos,
así como para el hierro, cuya resistencia y sobre todo la ductilidad
son frecuentemente á veces insuficientes para inspirar completa se¬
guridad. Las calidades definidas por el reglamento son las de los
metales cuyo empleo puede considerarse como normal en la cons¬
trucción de puentes ; pero, sobre todo, en lo relativo al acero, la
elección que en él se ha hecho para fijar los coeficientes usuales
no es un obstáculo para el empleo de un metal de calidad dife¬
rente en los casos en que estuviera justificado. En el estado
actual de la metalurgia, es posible elevar hasta . 55 kg.
por milímetro cuadrado la resistencia del acero con un alarga¬
miento de 19%, sin que cese de llenar las condiciones ne¬
cesarias para la construcción de puentes y el aumento de
la resistencia permite elevar proporcional mente el límite de
los esfuerzos normales por milímetro cuadrado. Pero á me¬
dida que la dureza del acero aumenta, son necesarias precau¬
ciones más minuciosas en la fabricación para que el empleo esté
exento de-todo peligro, y la confección de los proyectos es tanto
más delicada cuanto mayores sean los coeficientes de trabajo adop¬
tados; así, la Administración se reserva el no autorizar deroga¬
ciones de la regla general sino en los casos en que estuvieran
justificadas por la importancia de la obra y cuando las condicio¬
nes en las que ésta deba construirse ofrezcan suficientes garantías,
bajo el punto de vista de ¡a ejecución.
Los pliegos de condiciones deberán en todos los casos, contener
la enumeración de las condiciones necesarias para asegurar el
empleo de materiales de buena calidad y la ejecución de los tra¬
bajos según las reglas del arte.
PRUEBA DE LOS TABLEROS METÁLICOS
151
El objeto del artículo 3°- es el de definir las calidades del
metal álas que corresponden los coeficientes indicados en el artículo
2o y evitar los peligros que ha presentado algunas veces el empleo
del acero; sus prescripciones no serán consideradas como sufi¬
cientes para impedir los fraudes, tanto en la fabricación del metal
como en su colocación en la obra.
Art. 4°. — Lospesos, dimensionesvagrupamientosde las locomoto¬
ras, tenders y wagones definidos en el artículo 4o han sido elegidos
de manera de dar al tren tipo una composición que se acerque,
en lo posible, á la de los trenes mas pesados formados con el ma¬
terial actualmente en servicio en las principales redes.
Los esfuerzos que los puentes tendrán normalmente que sopor¬
tar no excederán, pues, en general, á los que corresponden al paso
del tren tipo, podrán ser superiores á ellos si las locomotoras y
tenders están agrupados de un modo diferente, ó si existen en
el tren wagones vacíos; pero el aumento de trabajo del metal
que de ellos resultará, no alcanzará jamas á \ kg. por milí¬
metro cuadrados y los coeficientes fijados por el artículo 2o
han sido establecidos de manera á permitir sin peligro, en
este límite, un aumento excepcional de los esfuerzos. Se
podrá entonces limitar á hacer los cálculos basándose en el
tren tipo, bajo la reserva enunciada anteriormente con respecto
al artículo Io.
La Administración deja ámplias facultades á los ingenieros en
lo relativo á la elección de los métodos empleados para hacer los
cálculos; la única obligación que les impone es el determinar
con una exactitud suficiente el límite de los esfuerzos soportados
por cada pieza de las que componen la obra en las condiciones
definidas por el artículo 4o. Así, se podrá, si se considera útil, hacer
uso para el cálculo de los momentos de flexión como para el de
los esfuerzos de corle, de sobre-cargas virtuales uniformemente
repartidas, salvo el justificar que estas sobrecargas producen es¬
fuerzos superiores ó á lo menos iguales á los que produciría en
cada punto el paso del tren tipo.
Cualquiera que sea el método empleado, los resultados de los
cálculos deberán ser dispuestos en los dibujos, de manera de ha¬
cer resaltar la ley de las variaciones de los esfuerzos en las dife¬
rentes piezas de la obra y de facilitar las verificaciones.
- Art. 5o. — Las presiones máximas debidas al efecto del viento, que
están fijadas por el artículos0 son las generalmente admitidas porlos
152 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
constructores; bastan para dar una completa seguridad en la&
condiciones ordinarias. Corresponderá á los ingenieros el propo¬
ner la adopción de presiones mayores para las obras á construirse
áuna gran altura ó en las cercanías del mar; podrán, al contrario,
para los puentes convenientemente abrigados, tener en cuenta la
disminución de la intensidad del viento que resultará de las con¬
diciones locales. Tendrán igualmente que determinar, según el sis¬
tema de construcción de los soportes y el de unión de los asientos
y de las estacadas á las maniposterías, cuál es el límite á partir
del que los esfuezos de resbalamiento transversal y de volcamiento
de los tableros y pilares metálicos deberán ser considerados como
peligrosos.
Tendrán que calcularse, para las grandes obras, no solamente
los esfuerzos horizontales, sinó también el aumento de los esfuer¬
zos verticales que pueden resultar, para ciertas piezas, de la re¬
partición desigual de las cargas entre las-dos filas de rieles bajo la
acción del viento.
. Art. 6". — Las verificaciones relativas al flexionamiento deberán
efectuarse, tanto para la fundición, como para el hierro y el
acero.
Cuando se haya recurrido á fórmulas de la forma
R' = KR
en las que R' representa el coeficiente de trabajo á adoptar para la
pieza considerada, y R el coeficiente de trabajo correspondiente á
una longitud muy pequeña, se tomará uniformemente para R, en
las piezas sometidas á esfuerzos de sentidos variables, 6 kg..
por milímetro cuadrado para el hierro y 8 kg. por milí¬
metro cuadrado para el acero ; se sustituirá el valor así encontra¬
do para R' al coeficiente calculado mediante las reglas fijadas
en el artículo 2o, si resulta un aumento de la sección de la pieza
considerada, á menos que se modifique la forma de las piezas ó su
disposición, de manera de aumentar la resistencia al flexiona¬
miento.
Art. 7o. — En el cálculo de las flechas podrán hacerse entrar los
pesos y dimensiones 1 de las locomotoras y wagones del tren de
prueba, en lugar de los elementos similares del tren tipo, pero úni¬
camente en el caso en que la composición del tren de prueba pu¬
diera ser establecida de antemano con una certidumbre com¬
pleta.
PRUEBA DE LOS TABLEROS METÁLICOS
153
Art. 8o. — El límite de los esfuerzos que pueden sufrir sin peligro
los tableros metálicos durante el lanzamiento es dejado á la apre¬
ciación de los ingenieros; este límite puede, en efecto, variar se¬
gún la constitución de las obras y según las condiciones en las
cuales serán colocadas en su sitio. La presencia de montantes ver¬
ticales, en las vigas de enrejado ó á cruces de San Andrés, los
medios empleados para consolidar las partes débiles, la duración
del lanzamiento, etc., son otros tantos elementos que hay que tener
en cuenta y que los ingenieros tendrán que examinar antes de
fijar, de una manera definitiva, sus proyectos.
Art. 9°. — Las longitudes de los trenes de prueba y sus posiciones
no están fijadas sinó para los puentes á vigas rectas y para los en
arco.
Para los puentes de tipos escepcionales, los ingenieros tendrán
que determinar, en cada caso, la longitud más conveniente del
tren para producir, sobre las principales piezas, esfuerzos tan
aproximados como sea posible á los que hayan sido dados por el
cálculo.
Las posiciones á dar á los trenes de pruebas serán determinadas
según la luz y la constitución de las vigas; se elegirán siempre de
modo que produzcan los mayores esfuerzos, no solamente sóbrelas
platabandas (1) sinó también sobre los enrejados.
La prueba por peso móvil con la velocidad de 40 kilómetros por
hora deberá suprimirse cuando las circunstancias locales (proximi¬
dad de mesas giratorias en una estación, pequenez del radio de
las curvas, etc.) lo exigieran.
Deberán tomárselas disposiciones necesarias para que las flechas
puedan medirse y verificarse en cualquier instante, en condiciones
satisfactorias de precisión; se establecerán, si es necesario, plata¬
formas especiales para facilitar las operaciones de nivelación; se
colocarán señales fijas, no solamente sobre los pilares y estribos
cuando estén expuestos á asientos, sinó también fuera de la obra;
en fin, cuando sea menester, deberán hacerse sufrir á las flechas
observadas las correcciones necesarias para tener en cuenta la in¬
fluencia variable de la temperatura sobre los arcos, y se tratará de
eliminar, en las vigas 'rectas, los errores resultantes de la diferen¬
cia de dilatación entre las platabandas superior é inferior. Se evi¬
tará, á este efecto, el* prolongar las pruebas más allá del tiempo
(1) Las platabandas son también llamadas bandas, tablas, cuerdas ó bridas.
154 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
necesario para que las deformaciones normales puedan producirse,
y se elegirán, preferentemente, las primeras horas del dia ó un tiem¬
po algo nublado para efectuar las nivelaciones destinadas á medir¬
las flechas permanentes.
Los niveles de los puntos más bajos, en el medio y en las extre¬
midades de cada puente, podrán ser relevados directamente, con
tal que estén referidos, por una medida fácil de efectuar sin error,
á aquellos puntos que hayan sido elegidos como intermediarios.
Se medirá separadamente la flecha de cada viga, y para las
grandes luces, sobre todo cuando las platabandas no sean parale¬
las, se medirán los descensos de puntos intermediarios entre el me¬
dio del tramo y cada apoyo.
La relación en apoyo del acta de las pruebas suministrará la
comparación de las flechas observadas con las dadas por el cálculo.
A este efecto el cálculo de las flechas bajo la acción del tren de
prueba deberá ser siempre agregada al acta de la prueba. Esta
acta formará parte de un legajo destinado á recibir también los
resultados de las observaciones ulteriores.
Las pruebas reglamentarias no deben hacer descuidar una aten¬
ta vigilancia de los puentes durante los primeros meses después de
haber sido abiertos- al servicio, particularmente en lo relativo al
juego de los aparatos de dilatación y, para las vigas a tramos soli¬
darios, la invariabilidad del nivel délos apoyos.
Art. 1 0. — Las prescripcianes del artículo 1 0 se aplican á la disposi-
cionde loshierros lo mismoqueá lasinstalacionesespecialesdestina-
das á hacer fácil el acceso á las diferentes partes de la construcción,
se procurará hacer accesibles las principales piezas sin andamios
especiales y sin que sea necesario el caminar á lo largo de las vigas
en condiciones peligrosas.
Art. 1 1 . — El contorno fijado por el articuló 1 1 ha sido determinado
teniendoen cuenta el reservar á las chapas, consolas, etc. un espacio
tan grande como sea posible sin que los puentes metálicos presen¬
ten al paso de los trenes obstáculos más próximos á la via que las
demas obras de arte ; deberá, además, tenerse en cuenta, en el
estudio de los proyectos, la necesidad de procurará los empleados
que circulan á pié sobre la via los medios de resguardarse de una
manera fácil y segura.
Art. 12. — La restricción establecida en el' artículo 12 no tiene
por objeto el limitar los pesos de las locomotoras; pero impedirá
que las obras estén expuestas á recibir sobre-cargas que no se han
PRUEBA DE LOS TABLEROS METÁLICOS
155
tenido en cuenta al calcularlas, sin que previamente haya sido
determinado el máximo de los esfuerzos que ellas impondrían al
metal.
II
Vías ele trocha angosta
Art. 13. — 'Excepción hecha délo referente á los pesos y dimensio¬
nes de las locomotoras y wagones, las pruebas por peso móvil y el
contorno interior límite, las condiciones impuestas para la cons¬
trucción de los puentes metálicos son las mismas para las líneas de
trocha angosta que para las de trocha normal, mientras que dicha
trocha no sea inferior á 1 metro.
Art. 14. — Para las obras destinadas á soportar viasde trocha infe¬
rior á un metro, las condiciones serán determinadas en cada caso
particular; no deberá perderse de vista, en las proposiciones que
se hagan á este respecto, que la disminución de la trocha no po¬
drá considerarse como un motivo para restringir las garantías
de seguridad y que si las reglas sentadas precedentemente á este
respecto pueden ser atenuadas, es solamente en el caso de tratar¬
se delineas industriales destinadas esclusivamente al transporte de
mercaderías.
Puentes carreteros
Art. lo.— Las prescripciones del artículo 15 son aplicables á todos
los puentes metálicos carreteros destinados á soportar el paso de
vehículos.
Art. 16. — Las condiciones fijadas para los esfuerzos á hacer so¬
portar á las diferentes piezas son las mismas que las relativas á
los puentes para ferro-carriles.
Art. 17. — Las bases para los cálculos fijadas por el artículo 17
han sido establecidas teniendo únicamente en vista la circulación
normal sobre las carreteras. Cuando un puente pueda ser desti¬
nado para recibir cargas excepcionales, tales como las que son
necesarias en ciertos trasportes industriales ó militares, deberá
tenérselas en cuenta en los cálculos: del mismo rnodt), en el
'caso en que una via férrea teniendo que soportar locomotoras
ó máquinas de un peso equivalente debiera ser establecida sobre
156 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
la carretera, se aplicarán las prescripciones de los artículos
13 y 14.
Cuando los ingenieros tengan que proponer la adopción de
sobre-cargas inferiores á las reglamentarias, deberán tener en
cuenta la posibilidad de la rectificación de las carreteras en la
región, la mejora progresiva de los medios de trasporte, la
extensión creciente del empleo de los rodillos compresores á va¬
por, etc.
Art. 18. — Las observaciones hechas precedentemente respecto á
los artículos 5, 6, 7, 8 y 10 son aplicables á los puentes metálicos
carreteros.
Art. 19. — Las pruebas por peso muerto son definidas de una
manera precisa por el artículo 19 del reglamento para todos los
puentes de un tipo corriente.
Para los puentes de un tipo excepcional, los ingenieros tendrán
que darse cuenta, desde el instante de la redacción de los pro¬
yectos, de la longitud de las sobre-cargas y de las posiciones que
se deben sucesivamente ocupar para desarrollar los esfuer¬
zos máximos en las diferentes partes déla construcción. Indicarán
en un artículo del pliego de condiciones las disposiciones que á su
juicio deban ser prescriptas, tanto para las pruebas por peso
muerto como para las por peso móvil.
La facultad que ha sido dada para reemplazar por un peso
muerto de 400 kg. por metro cuadrado sobre la mitad del ancho
de la calzada una ó varias filas de vehículos en la prueba por peso
móvil, no es un obstáculo para que dicha prueba sea efectuada ex¬
clusivamente por peso rodante, si no se experimenta una séria difi¬
cultad para reunir el número necesario de vehículos para cubrir
todo el ancho de la calzada sobre la longitud deseada.
Puentes -canales
Art. 20. — La altura de 0,30 m. de agua encima de las aguas or¬
dinarias deberá aumentarse, para el cálculo de los puentes, en
casos escepcionales en que, por una razón cualquiera, fueran de
preveerse mayores variaciones del nivel del agua en la sección
considerada.
Art. 21 . — En los casos en que, por su posición, ciertas piezas
estuvieran particularmente expuestas á oxidarse, deberá aumen¬
tarse convenientemente su espesor.
PRUEBA DE LOS TABLEROS METÁLICOS
157
Art. 22. — Las observaciones relativas á los artículos 5, 6, 8 y 10
son aplicables á los puentes-canales metálicos.
Art. 23. — Deberá tenerse en cuenta, en lo referente al cálculo
de las flechas, la restricción hecha anteriormente con respecto á
los casos escepcionales en los que hubiera que preveer una varia¬
ción del nivel del agua superior á 0,30m.
Art. 24. — Las observaciones relativas al artículo 9 con respecto
ála medida de las flechas permanentes, colocación de señales, etc.
son aplicables á los puentes-canales.
REGLAMENTO
PUENTES PARA FERRO-CARRILES
I
Vías de trocha normal (1)
Art. Io. — Los puentes á tramos metálicos que soportan vias
férreas de trocha normal, deberán estar en condiciones de permitir
el paso de los trenes autorizados para circular sobre la red á la
cual pertenecen y, á más, el del tren tipo definido en el artículo 4o.
Art. 2o. — Las dimensiones de las diferentes piezas de los puentes
serán calculadas de un modo tal que, en la posición más desfavora¬
ble de los trenes designados en el artículo Io y teniendoen cuenta la
carga permanente, así como los esfuerzos accesorios, tales como los
que pueden producirse por las variaciones de temperatura, el tra¬
bajo (2) del metal por milímetro cuadrado de sección neta, es decir
deducción hecha de los agujeros de remaches ó de pernos, no pase
los siguientes límites por milímetro cuadrado :
I. Para la fundición soportando un esfuerzo de exten¬
sión directa . 1,50 kg.
Para la fundición trabajando á tensión en piezas
(1) La trocha normal francesa es de 1450 milímetros. .
(2) La palabra trabajo se toma aquí no en su sentido científico, sino en el de
"esfuerzo impuesto al metal por unidad de superficie, que le es dado en la prác¬
tica de las construcciones.
158
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
sometidas á esfuerzos tendentes á hacerlas flexio-
nar . . .
Para la fundición soportando un esfuerzo de com¬
presión .
II. Para el hierro y el acero trabajando á la extensión,
á la compresión ó á la flexión, los límites ex¬
presados en kilógramos por milímetro cua¬
drado de sección serán fijados por los valores
siguientes:
Para el hierro .
Para el acero .
2,50 kg.
6,00 »
6.50 »
8.50 »
Sin embargo estos límites serán disminuidos respectivamente:
A 5,50 kg. por milímetro cuadrado para el hierro y 7,50 kg.
por milímetro cuadrado para el acero en las piezas de. puente, lon-
grinasv travesanos bajo el riel.
A 4 kg. para el hierro y á 6 para el acero, para las barras del
enrejado y otras piezas expuestas á esfuerzos alternativos de exten¬
sión y compresión ; estos últimos límites podrán, sin embargo, ser
aproximados á los precedentes para las piezas que estén sometidas
á débiles variaciones de estos esfuerzos.
En la confección del proyecto de obras metálicas de una luz supe¬
rior á 30 metros los ingenieros podrán aplicaral cálculo de las vigas
principales límites superiores á los que han sido fijados más arriba,
sin pasar jamás :
Para el hierro de . 8,50 kg. por milímetro cuadrado
Para el acero de. . . , . 1 1 ,50 » » »
Deberán justificar, en cada caso particular, los diferentes límites
que hayan creido deber usar.
Cuando hayan hierros laminados en un solo sentido y estén so¬
metidos á esfuerzos de tracción perpendiculares al sentido de la
laminación, los coeficientes serán reducidos en un tercio en los cál¬
culos relativos á estos esfuerzos.
Los coeficientes relativos al acero no sufrirán esta reducción.
Se aplicará á los esfuerzos de corte y de resbalamiento longitu¬
dinal los mismos límites qué á los de tracción y compresión, pero
haciéndoles sufrir una reducción de un quinto, sobreentediéndose
que las piezas tendrán las dimensiones necesarias para resistir al
flexionamienlo en cualquier sentido ; para el hierro laminado en un
¥
159
PRUEBA DE LOS TABLEROS METÁLICOS
solo sentido, se liará sufrir á dichos coeficientes una reducción de
un tercio, cuando el esfuerzo tienda á separar las fibras me¬
tálicas.
El número y dimensiones de los remaches serán calculados de
modo que el trabajo de corte del metal no pase los cuatro quintos
del límite que haya sido admitido para la más débil de las piezas á
ensamblar y que el trabajo de arranque, si se produce, no pase de
3 kg. por milímetro cuadrado, además de la tensión debida á la co¬
locación del remache (serrage).
III. Los proyectos serán acompañados por los cálculos justifica¬
tivos de las dimensiones de las diversas piezas, así como por los de
la remachadura .
Se procederá del mismo modo con los cálculos de las ensambla¬
duras con pernos en los puentes de fundición.
Art. 3o. — Los coeficientes de trabajo del metal fijados más arriba
para el hierro y el acero corresponden á las calidades definidas por
las condiciones del cuadro siguiente :
INDICACION
ALARGAMIENTO
mínimo de rotura
pcnr milímetro
cuadrado medido
sobre varillas
de prueba
de 200 milímetros
de longitud
RESISTENCIA
mínima á la tracción
por milímetro
cuadrado medido
sobre varillas
de prueba
de 200 milímetros
de longitud
% ' ‘
Kgr.
1 Hierro perfilado y chato (en el sentido
l de la laminación) .
8
32
Hierro J / en el sentido de la lamina-
laminado ) p , j cion .
f a as ro s en ^ sentj¿0 perpendicular
8
32
\ \ á la laminación .
3,5
28
Acero laminado .
22
42
Remaches de hierro .
16
36
» acero .
28
38
Los pliegos de condiciones fijarán para el acero el mínimo y el
máximo entre los cuales debe estar comprendida la relación del
límite práctico de elasticidad á la resistencia á la rotura. El mínimo
no deberá ser inferior á un medio y el máximo no será superior á
dos tercios.
La Administración podrá autorizar coeficientes de trabajo más
160
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
olevados para metales de calidades diferentes, siempre que se
acompañen los justificativos correspondientes.
No se tolerará en ningún caso el empleo de aceros frágiles. y se
asegurará frecuentemente, durante la construcción, de la calidad
del metal bajo este punto de vista, por medio de ensayos de temple
y de experiencias hechas plegando barras con agujeros abiertos
con el punzón. Los pliegos de condiciones deberán contener pres¬
cripciones detalladas á este respecto, sin perjuicio de otras condi¬
ciones relativas á las calidades del metal.
En todos los casos, cuando se emplee el acero, los agujeros de
remaches serán taladrados ó alisados después de la perforación
sobre un espesor á lo menos de un milímetro, y los bordes de las
piezas cortadas con tijera serán limpiados en el mismo espesor.
Art. 4o. — Los autores de proyectos de tramos metálicos deberán
justificar, por cálculos suficientemente detallados, quehan satisfecho
las prescripciones de los artículos \ , 2 y 3 precedentes.
En lo relativo á las vigas longitudinales tendrán que examinar
la hipótesis del pasaje, sobre cada via, del tren tipo definido más
adelante.
El tren tipo se compondrá de dos máquinas á cuatro ejes, de sus
tenders y de wagones cargados. Los pesos y dimensiones de las
máquinas, tenders y wagones cargados están dados por el cuadro
adjunto y la. figura \ .
INDICACION
Máquina
Tender
Wagón
cargado
4
2
2
Carga por eje .
14 t.
12 t.
8 t.
1,50 m.
3,00 m.
1,50 m.
16 t.-
2,00 ra.
2,50 ra.
2,60 m.
24 t.
1,20 m.
2,60 m.
56 t.
Peso total .
Longitud total .
8,80 m.
6,50 m.
6,00 m.
Las máquinas, con sus tenders, serán ambas colocadas ála ca¬
beza del tren.
El conjunto del tren se supondrá ocupando diversas posiciones
á lo largo de la luz y estas posiciones serán elegidas de manera
que se produzcan en cada punto los mayores esfuerzos de corte y
de flexión que el paso del tren tipo pueda ocasionar.
r
PRUEBA DE LOS TABLEROS METÁLICOS
161
Las dimensiones de las piezas que no forman parte de las vigas
longitudinales, y en particular las de las piezas de puente, serán
calculadas teniendo en cuenta los mayores esfuerzos que puedan
tener que soportar, ya sea en 1a. hipótesis del paso del tren tipo, ó
en la de un eje aislado que pese 20 toneladas, si este último pro¬
duce los mayores esfuerzos.
Art. 5o. — El trabajo del metal bajo la influencia de los mayores
vientos no deberá exceder en más de un kilogramo los límites fija¬
dos en el artículo 2o.
Se admitirá que la presión del vienta por metro cuadrado de su¬
perficie vertical pueda elevarse á 270 kilogramos, pero que el
tránsito de los Irenes está interrumpido cuando alcanza á 170 ki¬
logramos. Se supondrá á más que esta presión se ejerce sobre la
superficie neta, deducción hecha de los vacíos, de cada una de las
vigas principales, que actúa íntegramente sobre una de ellas y
que, sobre la siguiente, está disminuida de una fracción de su valor
igual ála relación entre la superficie neta de la primera y la su¬
perficie total limitada por su contorno; en fin que el efecto del
viento, detrás de estas dos vigas, es despreciable. Para los pilares
metálicos, se supondrá que la presión se ejerce íntegramente sobre
la superficie neta de todas las piezas.
En la hipótesis de un tren colocado sobre el puente, se contará
para su superficie vertical neta, un rectángulo de 3 metros de altu¬
ra y cuya longitud será la misma que la del puente, teniendo su
lado inferior colocado á 50 centímetros encima del riel, se deducirá
de este rectángulo la superficie neta de la parte de la primera viga
colocada delante y se supondrá que la presión del viento es nula
sobre la parte de la segunda viga oculta por el tren.
En fin, se asegurará que los esfuerzos de resbalamiento trans¬
versal y de volcamiento de los tableros y pilares metálicos bajo la
acción del viento no alcanzan límites peligrosos, teniendo en cuen¬
ta las condiciones especiales en las cuales podrán estar colocadas
las obras y suponiendo que el tren definido anteriormente está
compuesto de wagones vacíos.
Art. 6o. — Se asegurará, en lo posible, que las piezas que trabajan
á la compresión, sea de una manera continua ó intermitente, no
estén expuestas á flexionar.
Art. 7Ü. — Se acompañará, en apoyo de los proyectos, el cálculo
de'las flechas bajo la acción de la carga permanente y bajo la de
la sobre-carga.
ANAL. SOC. CTENT. ARG. T. XXXIV
11
162
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Art. 8o. — Cuando deba colocarse el tablero en su posición por
lanzamiento, deberá justificarse que el trabajo del metal durante
dicha operación no alcanza en ninguna pieza un límite peligroso.
Art. 9o. — Cada tramo metálico será sometido á dos especies de
pruebas, una por peso muerto y la otra por peso rodante.
Composición de los trenes de pruebas. Pruebas. Pesos. — Estas
pruebas serán efectuadas por medio de trenes compuestos de dos
locomotoras colocadas á la cabeza y de wagones cargados.
Los pesos de los elementos de estos trenes se aproximarán, en lo
posible, á los del tren tipo definido en el artículo 4o.
En todo caso deberán á lo menos ser iguales á los mayores pesos
similares destinados á circular sobre la vía considerada.
Longitudes. — Las longitudes de estos trenes serán fijadas como
sigue :
Para los puentes á tramos independientes, la longitud medida
.entre los dos ejes extremos, será á lo menos igual á la mayor luz.
Para los puentes á tramos solidarios, la longitud medida como
anteriormente, deberá alcanzar á cubrir los dos mayores tramos
consecutivos.
Puentes duna vía ó avias independientes. Pruebas por peso muerto.
— Para la prueba por peso muerto, el tren de ensayo será colocado
sucesivamente en las posiciones que produzcan los mayores es¬
fuerzos en las piezas principales del puente.
Bastará, sin embargo, en general, proceder del modo siguiente:
• a) Para los puentes á tramos independientes, el tren de ensayo
será llevado sobre cada tramo, de manera que lo cubra por com¬
pleto, después que cubra solamente la mitad, estando las locomo¬
toras colocadas á la cabeza del tren.
Permanecerá en cada una de estas posiciones á lo menos una
media hora.
b) Para los puentes á tramos solidarios, cada tramo será desde
luego cargado aisladamente como acaba de decirse. A este efecto,
el tren de ensayo será cortado á la distancia deseada. En seguida se
cargarán simultáneamente los dos tramos contiguos á cada pilar
con exclusión de los demás, por medio del tren de ensayo com¬
pleto.
c) Para los puentes en arco, se cargará desde luego toda la
PRUEBA DE LOS TABLEROS METÁLICOS
163
longitud de la luz, después solamente la mitad y en fin la parte
media, colocando en ella las dos locomotoras chimenea contra
chimenea, siempre que sea posible, y reduciendo la composición
del tren á estas dos locomotoras.
Prueba por peso móvil. — Las pruebas por peso móvil serán dos.
Se efectuarán por medio de los mismos trenes que se harán circu¬
lar sobre el puente, primero con la velocidad de 20 kilómetros por
hora, después con la de 40 kilómetros por hora. Sin embargo esta
última prueba podrá ser postergada hasta la época en que la vía,
en las proximidades del puente, esté suficientemente consolidada.
Puentes á vías solidarias. — Para los puentes á dos vias soli¬
darias entre sí, la prueba por peso muerto será efectuada desde
luego sobre cada vía separadamente como ha sido dicho en el
párrafo precedente, permaneciendo libre la otra vía, después sobre
las dos vias simultáneamente. Se procederá del mismo modo para
la prueba por peso móvil. La prueba simultánea de las dos vías
se efectuará en este caso por medio de dos trenes marchando en el
mismo sentido con las velocidades fijadas anteriormente.
Puentes de tipos es cep dónales . — Para los puentes de un tipo
escepcional, las disposiciones de las pruebas deberán ser deter¬
minadas en un artículo especial del pliego de condiciones.
En su defecto, serán ordenadas por la Administración superior,
bajo la indicación de los ingenieros encargados del control de la
construcción y oido el concesionario ó empresario.
Medida de las flechas. Inspección. Señales. — Se medirá en el
instante de las pruebas, la flecha máxima de cada tramo, primero
bajo la influencia de la carga permanente y después bajo la de la
sobrecarga rodante.
Cuando sobre una misma línea se encuentren varios puentes de
construcción idéntica, cuya luz no pase de 10 metros, la medida de
las flechas podrá hacerse solo en uno de ellos.
Inmediatamente después de las pruebas de cada puente, la parte
metálica será inspeccionada en todos sus detalles.
Además, para los puentes de una luz superior á 10 metros, los
niveles de las partes mas bajas de las secciones de las vigas ó de
los arcos, en el medio de cada tramo y en sus extremidades, serán
j 64 ANALES, DE -LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
referidas antes de las pruebas á dos puntos fijos elegidos de ma¬
nera que permitan constatar, después de quitada la sobrecarga y
en seguida en una época cualquiera, las deformaciones que se ha¬
yan producido; se referirá á los mismos puntos la parte superior
de cada uno de los apoyos. El acta de las pruebas contendrá los
datos necesarios para permitir encontrar posteriormente esas
señales.
Art. 10. — Se hará de manera que sea fácil la inspección, pintura
y reparación de las partes metálicas y se hará conocer en las me¬
morias que acompañan á los proyectos las medidas tomadas á este
efecto.
Art. 1 1 . — Las piezas más próximas á la vía no podrán, á partir de
0,50 m. hasta 4,05 m. de altura sobre el riel más próximo, estar
colocadas á menos de 1,50 m. del eje de ese riel (fig. 2). Las piezas
colocadas á una distancia menor no podrán, en la parte inferior,
hasta 0,80 m. del eje del riel más próximo, sobresalir sobre el ni¬
vel de ese riel, y á partir de 0,80 m. del mismo eje pasar una
línea quebrada, compuesta: Io de una vertical de 0,25 m. de
altura ; 2o de una horizontal de 0,325 m. de longitud ; 3o de una
línea inclinada á 3 de base por 2 de altura; en la parte supe¬
rior las mismas piezas deberán permanecer encima de una línea
descendente con una inclinación de 2 de base por I de altura á
partir de un punto situado en el plano vertical que. contiene al eje
del riel más próximo y á 4,80 m. encima de dicho riel. Ninguna
pieza colocada encima de las vías ó entre vias podrá estar á menos
de 4,80 m. de altura encima del nivel de los rieles.
Art. 12. — La circulación, sobre los puentes, de locomotoras cuyo
peso medio por metro corriente exceda en más de un décimo el de
la locomotora tipo determinada eto el artículo 4o, ó délas cualesuno
de los ejes tuviera que soportar una carga superior á 18 toneladas
solo podrá tener lugar en virtud de una autorización del Ministro
de Obras Públicas.
II
Vias de trocha angosta
Art. 13. — Las prescripciones relativas á los puentes de ferro¬
carril de trocha normal son aplicables á los de trocha angos-
PRUEBA DE LOS TABLEROS METÁLICOS 165
. ta, no siendo ésta inferior á 1 metro, salvo las modificaciones in¬
dicadas más adelante.
El peso por eje de las locomotoras del tren tipo (art. 4o) será re¬
ducido á 10¿X l siendo L la trocha. Las dimensiones de las locomoto¬
ras y los pesas y dimensiones de los wagones serán los mismos que
para la trocha normal, y los tenders se supondrán con los mismos
pesos y dimensiones que los wagones cargados (fig. 3).
Para el cálculo del trabajo del metal bajo la acción de un eje ais¬
lado, se admitirá una carga de 14 tx.1.
La segunda prueba por peso móvil (art. 9o) será efectuada con la
velocidad de 35 kilómetros por hora.
El eontorno en el interior del cual ninguna pieza de los puentes
podrá'penetrar (art. 11) será determinado, en cada caso, teniendo
en cuenta los mínimos de anchura y altura autorizados, para las
obras de arte, sobre la línea á la cual pertenecerá el puente á cons¬
truirse.
La carga de eje máxima, cuyo paso sobre los puentes no podrá
tener lugar sin autorización especial (art. 12) será fijada en 12 t x l
siendo l la trocha.
Los trenes á emplearse en las pruebas serán compuestos con el
material más pesado perteneciente á la línea sobre la cual está
colocado el puente metálico.
Art. 14. — Xas condiciones á las que deben satisfacer los puentes
para ferro-carriles de trocha menor de 1 metro, serán determina¬
das, en cada caso, y á propuesta del concesionario, por el Ministro
de Obras Públicas, teniendo en cuenta los pesos y dimensiones de
las locomotoras destinadas á circular sobre la obra.
Puentes carreteros
Art. 15. — Los puentes carreteros á tramos metálicos deberán
estar en condiciones de permitir el paso de todo vehículo cuya cir¬
culación esté autorizada por el reglamento de 10 agosto de 1852
sobre la policía de rodados y mensagerías, es decir, á los vehícu¬
los atalajados al máximo con cinco caballos si son de dos ruedas
y con ocho si son de cuatro ruedas.
Art. •16. — Las dimensiones de las diferentes piezas del puente
serán calculadas en las condiciones fijadas en el artículo 2o, salvo
la sustitución del tren tipo por las sobrecargas indicadas en el ar¬
tículo siguiente.
166
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Art. 17. — Se asegurará que el trabajo del metal por milímetro
cuadrado en cada pieza no pase los límites fijados en el artículo 2o;
Io Bajo la acción de una sobrecarga uniformemente repartida
de 400 kg. por metro cuadrado sobre todo el ancho déla obra, com¬
prendidas las veredas.
2o Bajo el paso de carros á un eje (fig. 4) arrastrados por dos
caballos y formando tantas filas continuas como lo permita el an¬
cho de la calzada. Se admitirá para hacer este cálculo que las ve¬
redas estén cargadas uniformemente á razón de 400 kg. por metro
cuadrado, y que los carrosy sus caballos tienen los pesos y dimen¬
siones siguientes :
Peso .
Longitud (no comprendidas las varas). . .
Ancho de la trocha .
Ancho ocupado de la calzada .
Peso . .
Longitud (comprendiendo tiros y varas).
6 ‘ t.
5 m.
1,70 m.
2,25 m.
700 kg.
2,50 m.
Carros
Caballos
Se asegurará que el trabajo del metal por milímetro cuadrado,
en cada pieza, no pase en más de un kilogramo los límites fijados
en el artículo 2o, en el caso en quese sustituya á uno de loscarrospor
un vehículo que pese 11 togeladas, teniendo las mismas dimensio¬
nes y arrastrado por cinco caballos, en una sola fila, y, en el caso
en que dichos carros fueran reemplazados, sobre toda la superficie
del tablero del puente, por carros de dos ejes (fig. 5) arrastrados
por ocho caballos y teniendo los pesos y dimensiones si¬
guientes :
Carros
1 ,50 rn .
2,25 m.
700 kg.
8 t.
6,00 m.
! ,70 m.
3,00 m.
Longitud (comprendidos los tirosy varas) 2,50 m.
PRUEBA DE LOS TABLEROS METÁLICOS 167
Cuando se trate de obras á establecer sobre caminos con fuertes
pendientes, colocadas en condiciones tales que la circulación de
las cargas anteriormente indicadas no pueda considerarse como
posible en el presente ni en el porvenir, la Administración se reser¬
va el autorizar el empleo, en los cálculos, de cargas menores, que
serán determinadas según las circunstancias locales. En ningún
caso, la carga uniformemente repartida podrá bajar de 300 kg. por
metro cuadradro, y las demás cargas indicadas anteriormente no
podrán ser disminuidas en más de una mitad.
Art. 18. — Las prescripciones de los artículos 5, 6, 7, 8 y 10 ante¬
riores son aplicables á los puentes carreteros. Sin embargo, para
el cálculo de los esfuerzos resultantes del efecto del viento (art. 5)
no se admitirá como posible la presencia de vehículos sobre el
puente .
Art. 19. — Cada tramo metálico será sometido á dosylases de prue¬
bas ; la una por peso muerto y la otra por peso móvil.
Para la prueba por peso muerto la sobrecarga de prueba
será de 400 kg. por metro cuadrado de tablero, comprendidas las
veredas.
Para la prueba por peso móvil, los vehículos se dispondrán en
filas continuas y deberán aproximarse, en lo posible, como peso y
separación de ejes, á los indicados en el párrafo tercero del artí¬
culo 1 7.
En todo caso, estos vehículos deberán representar, con sus caba¬
llos, una carga mínima de 400 kg. por metro cuadrado, tomando
2,25 m. para ancho de la parte ocupada.
Las . longitudes de las filas de vehículos serán fijadas como
sigue :
Para los puentes á tramos independientes y para los puentes en
arco, la longitud será á lo menos igual á la mayor luz;
Para los puentes á tramos solidarios, la longitud deberá ser sufi¬
ciente para cubrir los dos mayores tramos consecutivos.
El número de filas de vehículos deberá ser igual al cociente de la
anchura de la calzada por 2,25 m. Sin embargo, este número podrá
ser reducido cuando hubiera dificultad para reunir los vehículos
suficientes para constituir todas las filas, pero deberá ser tal, que
alcance para cubrir por lo menos la mitad del ancho del tablero ;
el exceso de esta anchura será entonces ocupado por una sobre¬
carga de 400 kg. por metro cuadrado, repartida á cada lado de
las filas.
168 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Se procederá á las pruebas por peso muerto de la manera si¬
guiente :
Para los puentes á tramos independientes, la sobrecarga será
estendida sucesivamente de una extremidad á otra, con interrup¬
ción de una media hora, cuando ella haya alcanzado á la mitad de
la luz. Cuando todo el tramo haya sido cubierto, la sobrecarga de¬
berá permanecer en su sitio durante una media hora.
Para los puentes á tramos solidarios, cada tramo será desde
luego cargado aisladamente, como se ha dicho anteriormente, des¬
pués se cargarán simultáneamente los tramos contiguos á cada
pilar, excluyendo todos los otros.
Para los puentes en arco, cada tramo será cargado en la totali¬
dad de su luz, después sobre cada mitad y, en fin, en la parte me¬
dia solamente.
Se procederá á las pruebas por peso móvil haciendo circular al
paso las filas de vehículos desde una extremidad á la otra del
puente.
Se hará pasar, además, sobre el puente, un vehículo que com¬
prenda á lo menos un eje cargado con 1 1 toneladas.
Cuando en el caso previsto en el último párrafo del artículo 17,
las sobrecargas que han servido para ejecutarlos cálculos hayan
sido reducidas, las sobrecargas á emplear para hacer las pruebas
serán reducidas en la misma proporción.
Las reglas fijadas por el artículo 9o para las pruebas de los puen¬
tes de un tipo escepcional así como paralas comprobaciones á
efectuar, durante las pruebas y después de ellas, y en fin, para
las medidas á tomar en vista de ulteriores verificaciones son
aplicables á los puentes carreteros.
El pasage, sobre el tablero del puente, de cargas notablemente
superiores á las que hayan sido adoptadas en los cálculos rela¬
tivos á la estabilidad de la obra, no podrá tener lugar sino en
virtud de una autorización especial dada por el prefecto, conforme
á la relación del Ingeniero en gefe.
Puentes-canales metálicos
Art. 20. — Los puentes-canales deberán estar en condiciones de
recibir la carga de agua correspondiente al nivel normal del agua,
aumentado en treinta centímetros.
Art. 21 . — Las dimensiones de las diferentes piezas de los puentes-
PRUEBA DE LOS TABLEROS METALICOS
169
canales serán calculadas de manera que el trabajo del metal, de¬
ducción hecha de los agujeros de remaches, no pase en ninguna
parte de 8,50 kg, por milímetro cuadrado para el hierro y de \ \ ,50
kg. por milímetro cuadrado para el acero.
Art. 22. — Las prescripciones de los artículos 5, 6, 8 y 10 son apli¬
cables á los puentes-canales. Para la aplicación del artículo 5, se
tendrá eñ cuenta la canaleta así como la presencia de los barcos
sobre- la obra; el cálculo se hará admitiendo una presión de 270
kg. por metro cuadrado de superficie vertical; la superficie de los
barcos expuesta al viento será contada por un rectángulo de 1,50
de altura encima de la canaleta, teniéndola misma longitud que el
puente.
Art. 23. — Se acompañará en apoyo délos proyectos, el cálculo de
las flechas bajo la acción del peso propio del puente y bajo la
acción de la sobrecarga de agua prevista en el artículo 20.
Art. 24.— La prueba de los puentes-canales consistirá en la me¬
dida de las flechas antes y después de llenos al máximo de altura
fijado por el artículo 20.
Inmediatamente después de las pruebas, la obra será inspeccio¬
nada en todas sus partes; además, se referirá á dos puntos fijos,
antes de la prueba, los niveles de los puntos más bajos de las
secciones de las vigas y de los ejes en medio de cada tramo y en
sus extremidades, de manera de poder, después de colocada la
carga y en una época cualquiera, medir las deformaciones que
se hayan producido; se referirá con respecto á los mismos. puntos,
la parte superior de cada uno de los apoyos. El acta de las prue¬
bas contendrá los datos necesarios para permitir encontrar poste¬
riormente estas señales.
disposiciones diversas
Art. 25. — Para las obras construidas ó conservadas por concesio¬
narios, las pruebas serán efectuadas en presencia de un ingeniero
encargado del control ; las actas detalladas, de que deberán ser
objeto, serán redactadas en la forma que prescribirá la Admi¬
nistración.
Art. -26. — La Administración se reserva el apreciar los casos es-
eepcionales que podrían motivar cualquier derogación de las
prescripciones del presente reglamento.
170
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Prescripciones generales (1)
Conservación é inspección periódica. — La vigilancia y conserva¬
ción de los puentes metálicos deben ser el objeto de cuidados
incesantes; todo daño susceptible de agravarse ó de comprome¬
ter la seguridad debe ser reparado sin demora. Debe renovarse la
pintura de las partes descubiertas y en lo posible la de las ocultas,
tan frecuentemente como sea necesario para preservarlas de la
oxidación.
Independientemente de una inspección anual, que tiene por
principal objeto ver el estado de la remachadura, los puentes me¬
tálicos serán sometidos por lo menos una vez cada cinco años
y, en todos los casos en que se renueve la pintura, á una inspec¬
ción detallada y á una verificación de las flechas permanentes.
En cada una de estas inspecciones, se verificará el estado de las
piezas, el cierre de los pernos y remaches, el juego de los apa¬
ratos de dilatación y el estado de las maniposterías que los so¬
portan ; en fin, para los puentes á tramos solidarios, el nivel de
los apoyos.
La verificación de las flechas permanentes podrá suprimirse
para los puentes cuya luz no pase de ¡0 metros, pero tanto la
inspección anual como la periódica deberán efectuarse en todas
las obras metálicas sin escepcion.
Para los puentes cuya conservación está á cargo de compañías de
ferro-carriles ú otros concesionarios, las inspecciones periódicas y
la verificación de las flechas serán efectuadas en presencia del
Ingeniero encargado del control ó de un delegado suyo. .
La primer inspección periódica y la primer verificación de las
flechas deberán efectuarse antes del Io de Enero de 1893, para
todas las obras existentes.
Legajos de los puentes metálicos. — Se formará para cada puente
metálico que se construya en el futuro, y en lo posible para
los existentes, un legajo que contendrá todos los datos relativos
á dicha obra.
El conjunto de estos legajos formará un archivo especial en
la oficina de cada ingeniero ordinario.
(1) Circular N° 5 ; París, 29 de Agosto de 1891.
PRUEBA DE LOS TABLEROS METÁLICOS
171
Cada legajo comprenderá:
Io La historia de la obra (naturaleza y proveniencia del
metal, nombre del constructor, procedimiento de montaje, sis¬
tema de construcción de los apoyos, resultados de las pruebas,
reparación de los pilares, de los estribos, de los soportes y del
tablero, modificaciones durante la conservación, accidentes,
etc.);
2° Las bases y los resultados de los cálculos que han servido
para la ejecución;
3o Los diagramas de las vigas y de las piezas de puente, de
las longrinas, de los contravientamientos, etc., con croquis de¬
mostrativos, ó mejor, cuando sea posible, los dibujos de la
obra;
4o Las actas de las inspecciones detalladas, de las pruebas y
de las verificaciones de las flechas.
Los legajos de los puentes metálicos serán .tenidos constante¬
mente al dia; para los puentes cuya conservación está confiada á
las Compañías de ferro-carriles ú otros concesionarios, los elemen¬
tos necesarios serán suministrados á los ingenieros del control por
la Compañía ó concesionario.
Prescripciones especiales para los puentes
para Ferro-Carriles
Verificación ele la resistencia de los puentes para ferro-carriles .
— En el plazo de cinco años, el cálculo de las resistencias de
todos los puentes metálicos será hecha por la Compañía, te¬
niendo en vista el apreciar si los esfuerzos soportados por el
metal, bajo la influencia de las sobrecargas previstas por el
reglamento de 29 de Agosto de 1891, no alcanzan en ninguna
parte un límite peligroso. En caso contrario, la Compañía y si
fuera menester los ingenieros del control, darán cuenta á la Ad.
ministracion, proponiéndole las medidas que juzguen oportunas.
Se procederá del mismo modo en el caso en que la obra hu¬
biera sufrido deterioros de naturaleza tal que comprometieran su
seguridad.
172
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Prescripciones especiales para los puentes
carreteros ó puentes-canales
Verificación de la resistencia de los puentes calceteros y puentes-
canales. — La verificación de la resistencia délos puentes carreteros
ó puentes-canales será efectuada en los casos siguientes:
Io Si las bases de los cálculos que han servido para el
establecimiento de los puentes no han podido encontrarse, si es¬
tas bases no están ya en relación con las cargas que pueden cir¬
cular sobre la obra, en fin, si existen razones para creer que dichos
cálculos primitivos contienen errores;
2o Si la obra ha experimentado, por consecuencia de compostu¬
ras, modificaciones susceptibles de efectuar un cambio notable en
su resistencia ó en la carga muerta, debida á su peso propio y al de
la calzada que soporta.
En los dos casos que preceden, los cálculos serán rehechos sobre
las bases fijadas por el reglamento de 29 de Agosto de 1891 y si los
esfuerzos encontrados exceden en más de un tercio los coeficientes
fijados por el artículo 2o del reglamento, los ingenieros darán
cuenta á la Administración, proponiéndole las medidas que juz¬
gasen oportunas.
DIPTEROLOGIA ARGENTINA
(SYRPHIDAE)
POR
FÉLIX LYNCH ARRIBÁLZAGA.
( Continuación )
Tribus VIII. Volucellini.
SonSírfidos de cuerpo rechoncho, casi desnudo en el mayor nú¬
mero, de color frecuentemente uniforme y opaco, pero á veces con
brillo metálico. Tienen las antenas caídas sobre la cara, con el ar¬
tejo terminal bastante alargado y munido de una cerda dorso-basal
siempre más ó menos plumosa y en ocasiones los pelillos que
visten el estilo son tan densos que aparecen como una masa sólida
(Copestylum) ; los ojos se hallan halntualmente cubiertos de fino y
apretado vello, erecto y como aterciopelado; las alas ofrecen una
célula marginal casi siempre cerrada y rara vez abierta, apendicu-
lada en el extremo ; la nervadura submarginal se arquea bastante
fuertemente hácia el borde costal, para reunirse á él á notable
distancia del ápice del ala, y el nérvulo que cierra por defuera la
celda discoidal se redondea más ó menos angulosamente para
unirse á la nervadura submarginal; el nérvulo medio transversal
encuéntrase situado muy cerca de la base de la célula discoidal ; el
abdomen es ancho, muy convexo en el dorso y un tanto excavado
174
ANALES DE .LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
por debajo; las. patas son de mediana longitud, delgadas y nunca
tienen los fémures engrosados. En la mayoría de los géneros, la
cara se prolonga hácia abajo en un hocico más ó menos có¬
nico.
Los Volucellini constituyen uno de los grupos más naturales y
mejor definidos entre los Syrphidae ; aún los mismos géneros son
fáciles de caracterizar y distinguir, pero no sucede otro tanto con
las numerosas especies de esta agrupación, no solamente á causa
de la notable semejanza que se- observa en muchas de ellas, sino
también por su variabilidad bastante considerable, y la costumbre
de ayuntarse entre sí especies afines, mas diferentes, uniones de
las cuales proceden mestizos con caracteres tales, que ponen á
prueba la paciencia del clasificador.
GENERUM TABULA.
1. Scutellum muticum vel setulosum. 3»
— Scutellum fortiter acuteque dentatum, iaterdu m tuberculatum
at tuberculis ápice crasse setosis. ■ Temnocera.
Alarum cellula marginalis clausa. Yolucella.
— Alarum cellula marginalis apperta. Ph alacro myia.
XXII. Volucella, Geoffroy.
Volucella, Geoffroy, Hist. abr. d. ins. des env. de París, II, 540(1762). —
Latreille, Hist. d. Crust. et d. ins., XIV, 365(1804); Gen. Crust. et
Ins., IV, 322 (1809), et Cons. géner., 443 (1810). — Meigen, Syst. Bes-
chreib., III, 401 tab. 32 fig. 23-28 (1822). — Latreille in Cuvier,
Régne anim.. V, 491 (1829). — Curtís, Brit. Entom., X, 452 (1833). —
Macquart, Hist. nat. d. Dipt. , I, 492, 9, pl. 11, fig. 9 (1834). — Wie-
demann, Aussereurop. zweifl. Ins. II, 195, (1830). — Macquart, Dipt.
exot., II, 2 19, 11 (1842). — Blanchard, Hist. d. ins., II. 476 (1845).
— Walker, List., 634(1849). — Rondani in Baudi et Truqui, Studi
entomol., 64 (1848). — Walker, Ins. Saunders., I, 251 (1856). — Schi-
ner, Faun. Austr. in Verhandl. zool-bot. Gessells., VII, 384 (1857). —
Rondani, Dipt. exot., 3 (1863).— Philippi, Aufzáhl. d. chil. Dipt., 139
(1865). — Schiner, NoA-ara Exp., II, 339 (1868).— Williston, Proc. Am.
philosoph. Soc., XX, 316 (1882). — Bigot, Ann. Soc. entom. France,
63 et 249 (1883). — Girard, Traité élém. d'entom., III, 1025, pl.
CXI, 1 (1885). — Williston, Synopsis North-Am. Syrph., 134(1886)-.
DIPTEROLOGÍA ARGENTINA
175
Cenog’aster, Dumeril, Dict. d hist. nat. (1801).
Ornidia, St. Fargeau et Serville, Encycl. method., X, 786 (1825).
Caput hemisphaericum, thoracis latitudine vel paulo latius, po¬
sticé planum, anticé convexum ; fació infra antennarum insertio-
nem plus minusve excavata deindé medio tuberculata, ápice in¬
ferné conicé elongata, vel rotundato-truncata. Oculi villosi ;
maris intus supráque contigui ; tubérculo ocellifero ad occipitem
marginem superara sito. Antennae decumbentes, articulis duobus
primis subaequalibus, ultimo elongato-oblongo vel ovato prae-
cedent'ibus duobus simul sumptis duplo vel plus duplo longiore
seta basali longe plumosa instructo. Thorax subquadratus vel
breviter ovatus, modicé convexos, breviterque villosus. Scute-
llum semi-circulare, sat magnum, convexiusculum, interdum ad
apicem transversim impressum, posticé pilosum vel villosum.
Alae oblongae sat amplae, celiula marginad clausa, submargi-
nali ante apicem angustata ápice late aperta, celiula prima po¬
stica haud pediforme extus plus minusve sinuosa vel rotunclata,
nervulo transverso medio pone cellulai discoidalis médium sito,
recto, medio leviter areuato, nervulo spureo plus minusve obso¬
leto. Pedes simplices, inermes, pubescentes, modice robusti ;
tibiae posticae saepe crassiores; tarsi postici articulo primo plus
minusve incrassato: Calyptra sat magna, haberes obíegentia.
Abdomen ovatum, sat convexum, o-annulatum. Corpus robu-
stum, magis villosum, nigrum, aeneo-viride vel cyaneum, inter¬
dum testaceum, subpellucidum.
El género Volucella difiere esencialmente de Phalacromyia por
tener cerrada la célula marginal, y de Temnocera por su escudete
desarmado ó con pelos mas ó menos cerdosos, pero no guarnecido
de puntas ó tubérculos que puedan mirarse como prolongaciones
del mismo escudete, tal cual ocurre en las Temnocera. Mr. Willis-
ton incluye erróneamente las Temnocera [ = A temnocera) en el gé¬
nero Volucella, fundándose en que también varias Volucella ; norte¬
americanas tienen «bristles or bristly-liairs... on the scutellum »
-por ello se vé que el distinguido dipterólogo no ha tenido á la vista
un tipo completo del género, tal como lo es la Temnocera spinigera,
176
ANALES DE- LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
puesficil le habría sido comprobar que no se trata de pelos ó de
cerdas espinosas, sino de verdaderas puntas, dependientes del te¬
jido córneo del escudete, como sucede en varios Microdon y mu¬
chos Stratiomyidae ; aún en la misma Temnocera scutellata, que
tiene cerdas espinosas, estas nacen de tubérculos formados por la
misma substancia del escudete. Muchas Volucella ofrecen una no¬
table apariencia de abejas, fíombus ó avispas; protegidas por este
disfraz, se introducen impunemente en los nidos de los himenóp-
teros, para deponer allí sus huevos ; sus larvas ciegas, ápodas,
estrechas por delante, anchas por detrás, y guarnecidas posterior¬
mente de una corona de seis cerdas ó espinas, devoran las larvas
y ninfas de sus huéspedes involuntarios. Durante el estado per¬
fecto, frecuentan las flores en compañía de sus futuras víctimas,
pero se asegura que una especie ( Volucella obesa),- acostumbra
posarse sobre los animales y no sobre las flores; y aún más, que
frecuenta las substancias escrementicias á la manera de las Lucilia
y otros Muscidae. En este género, los tegumentos arrugados que
cubrían á la larva se aislan de la ninfa, al verificarse la ninfósis,
los estigmas desaparecen y resulta una pupa corta, provista de
cinturones espinosos y de dos tubos aeríferos ; toda la piel de la
pupa está acribillada de pequeños orificios que sirven para la en¬
trada del aire.
Las Volucella de especies diferentes, aunque muy próximas,
suelen acoplarse y producir mestizos que participan de los carac¬
teres de sus padres, pero aún se ignora si estos mestizos pueden
reproducirse y llegar á constituir una raza aparte, ó, si se quiere
mejor, una variedad constante.
TABULA SPECIERUM.
1. Corpore plus minusve brunneo vel testareo, interdum nigro
flavo-picto. 2.
— Corpore splendidé aeneo-viride ad partim cupreo-azureoque
refulgente vel metallicé chalybeo-purpureo cyaneoque. Tí.
2. Alae hyalinae puncto vel macula stigmatica auctae. Corpore
flavo-testaceo vel brunneo. Facie flavo-testacea vel obs-
curé testacea. 3.
— . Alae parum hyalinae fere griseae, basi margineque costali
flavicantes ápice fasciaque media fuscis auctae. Corpore
nigro flavo-picto. Facie sulphurea utrinque nigra. Y. picturata.
DIPTEROLOGÍA. ARGENTINA
177
íi. Corpore brunneo. Facie obscure testacea vitta longitudinali
inedia genisque nigris. Femora brunnea ápice falva. 4t.
— Corpore flavo-testaceo interdura subpellucido. Facie flavida
haud nigro-vittata. Femora flava. 5.
4. Antennae articulo 3o fulvo superne brunneo. Abdomen
brunneum, metallicum, segmento 2° limbo postico - 3
xnaculis binis nigris. V. notata.
— Antennae articulo 3o ornmino fulvo. Abdomen nigrum, uiti-
dum, segmentis 2- 3 maculis lateralibus fulvis. V. fulvonotata.
5. Pedes fuscano-picei vel nigri at femora flava. C».
— Pedes flavo-testacei, tarsorum ápice surnmo fusco. Abdomen
subpelluciduin ápice vix infuscatum, segmentis 2-5 vel
3-5 macula minuta lateralique nigra auctis. V. testacea.
6. Abdomen segmentis 2-3 marginibus parum brunneis, re-
liquis brunneis. Tibiae tarsique piceae. V. punctifera.
— Abdomen basi pellucidum, deindé olivaceurn, opacum. Ti¬
biae tarsique nigri. V. missionera.
T. Alae hyalinae vel griseae macula media antica, magna,
subquadrata fusca signatae. S.
— Alae f'uscae anticé obscuriores. Corpore purpureo chalybeo,
metallico: thorax infrá et utrinque testaceus. Facie an¬
tennae. pedes ventreque testaceis. V. 0BSCURIPENN1S.
S. Facie, frons, antennaeque testaceis. Alae griseae fascia me¬
dia fusca posticé abbreviata ornatae. Pedes picei, geni-
cula tarsique obscuré testaceis. Corpore metallicé cha¬
lybeo. V. Ambrosetti.
— Fascie fronteque metallicé viridis vel cyaneis. Antennae ni-
gricantes. Alae vitreae, macula media magna antica
punctoque ante apicem sito fuscis ornatae. Pedes ni-
gro-fusci vel nigri saepius viride micantes. Corpore
suprá splendidé viridé vel cyaneo-viride subtus cupreo
refulgente. V. obesa.
(60) 1. Volucella obesa, Fabricius.
Syrphus obesus, Fabricius, Syst. entona., 763, 5, (1775), et Entom. Syst., IV,
282, 15 (1793). — Systema Antliat., 227, 14 (1805).
Ornidia obesa, St. Fargeau et Serville, Encycl. method., X, 786 (1825). —
Walker, Linn. Trans., XVIII, 346, 41 (1837).
Voluce lia obesa, Wiedejiann, Aussereurop. zweifl. Ins., II, 199, 8(1830). —
Macquart, Hist. nat. Dipt. 1,494,5 (1834) et Dipt. exot., 11,2,21
(1842). — Rondani in Baudi et Truqui, Studi entom., 64, 1 (1845). —
- Ejusdem, Dipt. aliqua etc.. 1, 1 (1868). — Walker, List, of Dipt., 3,
637 (1849). — Schiner, Novara Exp., II, 356, 53 (1868). — Rondani.
anal. soe. ctent. arg. T. XXXIV
12
178
ANALES DE- LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Dipt. aliq. in Ana. merid. lecta, p. 1, 1 (1868). — Williston, Synopsis,
143, pl. V, f. 9 (1886).
Volucella azurea, Philippi, Yerhandl. zool-bot. Gess. Wien., XV, 734, pl. 26,
f. 35 (1865).
Aeneo-viridis , nitidissima, mterdum subcyanea, parce nigro-
pubescens, abdomine segmentis 4-5 temen flavido-pubescentibus .
Antennis nigricantibus, stylo flavido instructis . Barba grísea.
Oculis griseo-hirtulis. Ccipite vértice cyaneo vel obscuré viride,
nigro-piloso . Mes onoto mterdum lineis nudis viriclibus vel pur¬
puréis ornato videtur. Alis vitreis , dilutissime flavicantibus ,
macula cintica media fusca ad costam usque ad nervulos medios
transversos extensa , punctoque fusco ante apicem sito signatis.
Hcilteribus albidis. Peclibus nigro-fuscis vel nigns, certo situ
viride micantibus. Abdomine subtus pernitido, cupreo-cyaneo-
virideque secundum lucem refulgente. — Long. 8-42 millim.
■ Hab. observ. : Brasilia (Fabricius. — Wiedemann. — Walker. —
Rondani). — Chile (Philippi). — Isl. of France, Surinam, Jamaica,
Honduras, Carthagena (Walker). — Asia etAm. merid. (Macquart).
— América, Asia et Africa (Macquart). — Am. merid . (Sciiiner). —
Santo Domingo, México, Novo México et Florida (Williston). — Ins.
Guadalupe el Cuba (auctor). — Resp. Arg. : Buenos Ayres, Tucuman,
Chaco, Misiones (E. L. Holmberg), Moconá (J. B. Ambrosétti).
Esta Volucella, casi cosmopolita, se halla también en Buenos
Ayres, pero sólo en las cercanías del río Paraná y nunca la he visto
en la región central de la Provincia ; tampoco he recibido ejemplares
de las demás comarcas del interior de la República, alejadas de
nuestra gran arteria fluvial ; en cambio, abunda en el Chaco y
en Misiones, de donde el Dr. Eduardo L. Holmberg y el Sr. Juan B.
Ambrosétti me han traído numerosos ejemplares, informándome
el primero que es comunísimo sobre las materias fecales, á lasque
acuden con tanto afán como la Compsomyia mcicellaria Fabricius y
otros Muscidae. Según Macquart, todos los viajeros están contestes
en afirmar que esta especie gusta de posarse sobre los ganados,
hecho que está en contradicción con los hábitos délas demás Volu¬
cella. No dejan de ser singulares estos detalles de costumbres que
inducen á pensar que la Volucella obesa no es parásita de los h irire-
D1PTER0L0GÍA ARGENTINA
179
nópteros, como otras de su género, sino que depone sus huevos
en los estiércoles como las Rhingia y muchos Syrphidae.
(61j 3. Volucella Amhrosettii, n. sp.
Melallicé chalybea; facie, fronte antennisque testaceis, superan-
tennas nigro-unimaculata ; thorace tenuiter flcwido -pubescente
et nigro-piloso setulosoque, pedibus piceis , gemculis tarsisque
obscuré testaceis; cilis griseis costa basique fuscano-flavido tin-
ctis, fascia media fusca posticé abbreviata ornatis. — Long. 12
millim. (9), 14 millim. (cf ).
Cum Volucella purpurea Walker valdé convenit, differt aulem
abdominis basi, ventre pedibusque haud íérrugineis et fronte nigro-
signata. Caput anticé testaceum posticé nigrum, facie cónica ápice
acuminata médium versus modicé tuberculata, fronte super ante-
narum basin in fundo testaceo macula obtriangulari nigra notata,
occipite cinereo-pruinoso. Antennae testaceae, chaeta testacea,
fusco-plumosa . Proboscis picea, ápice rufesca. Oculi picei, ílavido
villosi. Thorcix suprá chalybeus, nitidus, tenuiter griseo-flavido-
tomentosus, fusco-nigro-villosus et nigro-setosus ; pleurcie piceo-
testaceae leviter chalybescentes, nigro pilosae et setosae. Scutellum
chalvbeum, nitidum, nigro-setosum . Alae obscuré griseae, fascia
media magna subquadrata posticé abbreviata sed appendiculata
nigro-fusca signatae, cellulis subcostali radicalibusque flavido-
fuscano-tinctis, vena anali et posticali anguste nigro-fusco-margi-
natis. Halteres albi. Pedes picei, femora postica nigra nítida, geni-
culis, tibiarum basi et ápice tarsisque obscuré testaceo-piceis.
Abdomen ubique cbalybeum, nitidissimum, nigro-pubescens et
tenuiter obsoleteque flavido-pruinosum.
Hab. observ. : Resp. Argentina; Misiones in Moconá (Ambro-
SETTl).
Se parece notablemente á la V. purpurea Walker (List of Dipt. ,
H-I, 637) en el color, talla y caracteres de grupo, pero es bien
diversa por su abdómen de color azul-violeta, muy brillante en
180
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
todas partes, y no con el vientre y la base de él de color de herrum¬
bre como en la especie de Walker.
Haciendo debida justicia al descubridor de esta especie, el Sr.
Juan B. Ambrosetti, dedícosela en muestra no sólo de amistad,
sino también en agradecimiento de los muy raros dípteros que, en
diversas ocasiones, me ha comunicado, procedentes de las provin¬
cias de Santa Fé, Enlre-Rios, Corrientes y singularmente de Misio¬
nes, donde acaba de efectuar un fructuoso viaje de exploración,
cuyos resultados mas tarde se leerán con interés en el Boletín ó en
las Actas del Museo de La Plata.
(62) 3. Volucella obscuripennis, n sp.
Metallicé purpureo-chalybea ; thorace suprá subcupreo, infrá et
utrinque testaceo ; facie, antennis, pedibus ventreque testaceis ;
alis fuscis antice obscurioribus. — Long . 1 1 millim.
Capul anticé, infrá et posficé inferné testaceum, occipite suprá
et utrinque nigrum cinereo-pruinosum, facie sat breve ápice
rotundato-truncata médium versus modice tuberculata. Oculi
fusco-rufi et fusco-pilosi. Antenncie testaceae, chaeta testacea fusco-
plumosa. Proboscis brevis, subrecondita, testacea. Thorax suprá
chalybeo-cupreus, nitidus. fusco-pubescens, infrá et utrinque
testaceus, fuscano-pilosus. Scutellum obscuré chalybeum, nigro-
setosum. Alae fuscae anticé praesertim, apicem versus magis obs-
curataefere nigro-fuscae, cellulis ómnibus in fundo fusco obscu-
rius marginatis. Halteres albi. Pedes testacei. Abdomen suprá
chalybeo-purpureum, pernitidum, nigro-pubescens, infrá segmen-
tis duobus primis testaceis, nigro-pilosis, reliquis chalvbeo-pur-
pureis nigro-villosis et pilosis.
Hab. observ. : Resp. Argentina: Misiones in Monteagudo prope
ripas Uruguayensis fluvius (Ambrosetti).
Esta especie, hallada por mi amigo el Sr. Juan B. Ambrosetti en
la picada de Paggi (Departamento de Monteagudo, en Misiones), se
parece algo á las V. fuscipennis Macquart y V. abdominalis Wiede-
mamn, pero es bien diversa de ambas.
DIPTEROLOGÍA ARGENTINA
18!
(63) 4. Volucella notata, Bigot.
Volucella notcita, Bigot, Ann. Soc. entom. France, 5a ser., V. 495, 6 (3874). —
Van der Wulp, Tijds. voor Entom., XXV, 122,4(1882). — Bigot,
Ano. Soc. entom. Fr. Dipt. nouv. ou peu conn., 65 (1883).
« Antennis fulvis, segmento tertio elongato, superne brunneo ; f ci¬
cle obscure testacea, vittci intermedia nigro nitido, genis utrin-
que linea brunnea ; fronte nigro nitido ; thorace brunneo parum
aenescente et flavo villosulo ; scutello fulvo ; cibdomine brunneo
metallico, segmento 2 limbo postico-3 maculis binis, nigris; cci -
lyptris et halteribus albidis ; femoribus brunneis, ápice fulvis ,
tibiis tarsisque fulvis, ápice brunescentibus ; alis hyalinis,
puncto marginali quadr ato et vencí prima trcinsversali, nigris .
— Long. 7 millim. (Bigot). »
Hab. observ.: Montevideo (Bigot). — Resp. Argentina (Van der
Wulp). Prov. Santa Fé in Rosario (Holmberg). Prov. Buenos
Aires in Las Conchas (E. Lynch A.)
Acababa de copiar la descripción que precede, cuando recibí de
mi amigo el Dr. Eduardo L. Holmberg el primer ejemplar que he
visto de esta Volucella, que, en otro tiempo, halló mi hermano en
Las Conchas. La descripción dada por M. Bigot es muy suñciente y
por ello creo innecesario reformarla : mi ejemplar sólo difiere déla
característica publicada por Bigot, en tener su escudete de un color
que se inclina al testaceo obscuro y con la base de tinte píceo;
todo lo demás concuerda con la descripción. La talla, coloración y
facies de esta Volucella le dan, á primera vista, una falsa aparien¬
cia de Eristalis furcatus Wiedemann. Mi ejemplar fué capturado en
Febrero de 1 885.
(64) 5. Volucella fulvonotata, Bigot.
Yolucella fulvonotata, Bigot, Ann. Soc. entom. Fr., ser. 5a, V, 476, 7(1874).
Priori simillima . Exceptis : antennis fulvis ; ctbdomine nigro
182
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
nítido , segmentis 2 et 3, maculis utrinque fulvis. — Long. 7
millim. (9)*
Hab. observ. : Montevideo (Bigot).
Esta especie, como lo sospecha su autor, me parece que no es
sino un ejemplar más oscuro de la anterior, ya sea por haber al¬
canzado mayor madurez ó por ser simple variedad.
(65) 6. Volucella testacea, Rondani.
Volucella testacea , Rondani. Essarae d. var. sp. d’ Insetti Ditteri Brazil (1848). —
Bigot, Ana. Soc. entom. Fr., 78 (1883).
Dilute testacea, tenuiter parceque flavido-villosula ; alis hyalinis
ápice obsoleté ciñereis , margine costcili médium versus puncto
fusco praeditis, cellula subcostali ápice parum flameante. Hal-
teribus b asi tes tacéis ápice pallide viridulis. Abdomine testa-
ceo, subpellucido ápice magis obscuriore, segmentis 2-5 vel 3-5
ápice utrinque macula callosa, minuta, nigra, nítida instructis
et interdum médium versus prope marginem posticam plus mi-
nusve distincté fusco-maculatis. Tarsorum ápice fusco. — Long.
7 millim.
Hab. observ. : Brasilia (Rondani). — Resp. Argentina, Formosa
in Chaco (E. L. Holmberg).
Es una linda Volucella , notable por su color testáceo semi¬
transparente, sus antenas y patas rojizo-amarillentas, sus alas
diáfanas con una manchita parda en medio del borde costal. Tres
ejemplares que se hallan en mi colección me fueron traídos del
Chaco por el Dr. Holmberg.
En dos de mis ejemplares no existen las manchas laterales de
color negro en el segundo arco dorsal del abdomen y ni en éste, ni
en los demás, se ven rastros de parduzco en el medio de su borde
posterior. Es muy posible que, en su máximum de variabilidad,
esta Volucella no tenga manchas abdominales, yaque, como se ve,
suelen faltar en el segundo segmento.
DIPTEROLOGÍA ARGENTINA
183
(66) 7. 'Volucella punctifera, Bigot.
Volucella punctifera, Bigot, Soc. entom. France, 475, 5 (18741, et Op. cit. , 78
(1883).
Corpore facieque tes laceo- flavidis, subpellucidis. Antennis rufe-
scentibus chaeta rufesca fuscano-plumosa instructis. Facie infra
antennas fortiter excávatela deinclé uni-tuber culata. Oculis fusco-
cupreis , pallidé flavido-villosis . Thorace suprá paulo dense at
longe utrinque br eviten, pallidé fuscano-flavido-piloso . Alis
hyalinis leviter flavicantibus ; cellula subcostali ápice dilate
testacea ; prope alarum marginem anterior en puncto medio fusco
ornatis ; venís fere ubique tes tacéis ; vena transversa discoidali
fortiter obliqua ; cellula discoidali ad angulum posticum rotun-
data. Scutello sparsim sat longe ut thoracis dorso pilosulo. Hal-
teribus testaceis. Pedibus flavidis ; tibiis tarsisque fuscano-piceis.
Abdomine segm.entis 2-3 margmibus parum brunneis, reliquis
apicalibus brunneis. — Long. 8 millim.
Hab. observ. : Brasilia in Amazonia (Bigot). — Resp. Argenti¬
na in Córdoba (Frenzel).
Tengo á la vista un ejemplar () de esta Volucella , cazada por el
Dr. Frenzel en la provincia de Córdoba y entregada por él al Dr.
Carlos Berg, por entonces Director del Museo de Historia Natural
de Montevideo y actualmente del de Buenos Ayres, quien túvola
amistosa deferencia de someter á mi exámen el individuo en
cuestión.
El ejemplar argentino no conviene, de todo en todo, con la des¬
cripción de M. Bigot, pues tiene dos puntos pardos en el escudete
unidos entre sí por una angosta tirilla del mismo color, la que
contornea el márgen posterior del escudete, sin alcanzar á los
lados de él . Se asemeja singularmente á V. testacea, pero ofrece
capitales diferencias en las nervaduras de las alas.
m
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
(67) 8. Volueella missionera, n. sp.
Dilute testcicea , scutello posticé nigro-bipunctato ; alis flavicanti-
bus, púnelo fusco stigmatico auctis ; pedibus flavo-testciceis, ti-
biis tarsisque nigris, illis basi plus minusve piceis ; abdomine
obscure viride , sub-opaco, basi pellucido. — Long. 8-8 t/2 mi-
llim. ($).
Statura et summa similitudine praecedentis, tibiis tarsisque
autem, obscurioribus et longius nigro-pilosis et abdomine basi
pellucido, suprá fere ubique (basi excepta) obscure viride, sub¬
opaco, differre videtur.
Hab. observ. : Misiones, Alto Uruguay (J. B. Ambrosetti).
Es parecidísima á la anterior por el color general de un testáceo
claro, las nervaduras, tinte y punto estigmático de las alas y las
dos manchitas negras del escudete, pero tiene el dorso del abdomen
de color verde aceitunado y sin lustre metálico, siendo semi-trans-
parente la base de él, así como el vientre, y además las tibias y los
tarsos son negros en su mayor parte, vestidos con un vello negro
más largo y denso que en la especie precedente. Los dos ejemplares
que tengo á la vista, son hembras, circunstancia que induce á
dudar de su independencia específica respecto á la V. punctifera
Bigot, de la que sólo se han descrito machos.
(68) 9. 'Volueella picturata, n. sp.
Nigra , flavo pida, flavo-nig roque pilosa : cintennis obscure- testa¬
reis ; facie sulphurea atrinque nigra ; thorace nigro angulis an-
ticis et posticis maculaque media ante scutellum sulphureis ;
scutello subpellucido, dilute flavo; alis subhyalinis basi antice-
que flavicantibus , ápice fasciaque media posticé abbreviata fu-
scis; pedibus piceis , lar sis testareis; abdomine píceo -fusco basi
late flavo, segmentis 3-4 atrinque flavo-maculatis . — Long.
5-6 millim.
DIPTEROLOGÍA ARGENTINA
185
Caput anticé pallidé flavum, dilutissime flavido-villosum, po¬
sticé nigrum, griseo-pruinosum ; genae nigrae, nitidae; tuberculus
ocelliferus nigro-pilosus ; facie cónica medio modice tuberculata
ápice infuscata. Oculi nigri, nigro-villosi. Antennae testaceae. Tho-
rax niger, nitidulas, angulis anticis, posticis, callo humerali ma-
culaque media ante scutellum sita sulphureis, suprá sat longe
denseque sulphureo-pilosus, fascia media nigra transversa e pilis
composita ornatus, pleurae flavo-, nigroque parce pilosae. Scute-
llum subpellucidum, dilute flavum, ápice nigro-pilosum. Alae
subhyalinae, basi dimidioque coslali flavidis deindé apicem ver¬
sus margineque costali testaceae, ápice margine postica fasciaque
media fere duplicata, posticé abbreviata et acuminata, fuscis, ner-
vulis transversis obscure fusco-marginatis. Halteres testaceo picei.
Pedes nigro-picei, femorum basi dilute flava, tarsique testacei.
Abdomen suprá fusco-nigrum, segmento Io ubique, 2o fere toto,
ápice excepto, pallucidis, dilute flavis, reliquis utrinque macula
extrorsum arcuata et angustata flava signatis, subtus dilutisime
flavum ápice nigro-fuscum.
Hab. observ. : Resp. Argentina: Misiones, Picada de Paggi (Am-
BROSETTl).
Tan pequeña como bonita Volucella , pertenece al grupo de la V.
pulchripes Bigot (Ann. Soc. entom. Fr., 480, ¡87o) con la que tiene
grande semejanza, pero de la cual se aparta por la falta de banda
negra á lo largo del medio de la cara y el color de los balancines,
rodillas y abdomen. Tiene el aspecto de una abejita manchada de
amarillo azufrado sobre fondo negro. Los ejemplares que poseo,
(2 $), los debo al Sr. Juan B. Ambrosetti, quien los coleccionó en
la picada de Paggi, cerca del Alto Uruguay, en el Departamento de
Monteagudo, perteneciente á nuestro territorio de Misiones.
XXIII. Tenmoeera, ST. Fargeau et Serville.
Tpmnocera, St. Fargeau et Serville, Encycl. méthod., X, 786 (1825). — Mac
quart, Hist. nat. d. Dipt., I, 495, 10, pl. 11, fig. 10 (1834). — Ejusdem,
Dipt. exot., II, 2, 26 (1842j. — Blanchard, Hist. d. ins. II, 476 1845). —
186
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Schiner, Novara Exp., II. 339, (1868). — Bigot, Ann. Soc. entom.
France, 249 (1883).
Atemnocera, Bigot, Aun. Soc. entom. Fr., 249 (1883).
Volucella (pt.), Williston, Synopsis, 143 (1886!.
Corpus crassum, subnudum. Capul thorace paulo latius, po¬
sticé planum, antice convexum, fronte plusminusve prominente-
facie médium versus haud callosa infrá antennarum insertio-
nem magis minusve excavata. Oculi ovati at posticé subrecti,
villosi, maris suprá approximati, feminae separad. Antennae
capite distincté breviores, articulis duobus primis brevibus setu-
losis, ultimo eiongato praecedentibus duobus prope quadruplo
vel quintuplo longiore, oblongo, saepius suprá ante apicem emar-
ginato, stylo basali sat longe at saepe sparsé-piloso aucto. Tho-
rax subquadratus, modicé convexus. Scutellmn semi-circulare
sat magnum posticé sex vel octo dentatum vel tuberculato-spi-
nosum. Alae sat amplae, divaricatae, posticé undulatae, cellula
marginad clausa, submarginali ápice angusta, cellula pri¬
ma postica extus modice sinuosa haud appendiculata, secunda
postica haud appendiculata ápice postico obtusé rotundata. Ca-
lyptra satis magna. Halteres mediocres. Pedes modicé elongati sat
tenues, pilosuli, tibiae ápice inermes, tarsi tibia haud longiores
articulo primo sequentibus conjunctis aequelongo at crassiore.
Abdomen breve, subrotundum, thorace paulo latius, convexius-
culum 5-annulalum, crebre punctulatum, tenuiter pilosum.
El género Temnocera participa de casi todos los caracteres de
Volucella, del que difiere por sus antenas, casi siempre escotadas
en la arista dorsal del tercer artejo y el escudete armado de seis á
ocho puntas espinosas. En cuanto á las Atemnocera , separadas de
las Temnocera porM. Bigot (Ann. Soc. entom. Fr,, 1882, Bul 1 . 12),
carecen de signos genéricos suficientes para autorizar su coloca-
cion independiente de estas últimas ; délos caracteres alegados por
M . Bigot para fundar su género, sólo hay uno diferencial con la
generalidad de las Temnocera y que él expone en los términos
siguientes: a antennarum segmento tertio ovali, modice eiongato...
chaeto dense villoso», detalle que, como bien se vé, es de menos
que secundaria importancia : parece que posteriormente (Julio de
DIPTEROLOGÍA ARGENTINA
187
1883), el autor ha modificado radicalmente su opinión, pues al
ocuparse de los géneros Volucellay Ehalacromyia ( Ann. Soc.entom.
Fr., 62, 1883), dice: « Les V. scuteílala (Macquart, Dipt. exot.) et
spinigera (Wiedemann), en raison de leur écusson armé de fortes
épines, appartiennent certainement au genre Temnocera », de lo que
se puede inferir que considera infundado su género Atemnocera.
Estos dípteros frecuentan las flores y se comportan, en el estado
adulto, como los Eristalis , cuyos impetuosos movimientos parecen
imitar ; probablemente son parásitos de algunos Xylocopitae (Hy-
menoptera), en la vecindad de cuyos nidos no es raro hallarlos.
YVilliston incluye este género entre las Volucella , pero, por sus
mismas observaciones, se vé que no conoce de visu el género de
Saint-Fargeau.
tabula specierum
1. Mesonotum posticé muticmn. 2.
— Mesonotum posticé, transversim, seriatim horizontaliterque
6- spinulosum. Faeie fronteque fulvis. Thorax niger ob-
scure testaceo-limbatus. Scútellum fortiter 4- dentatum.
Alae hyalinae anticé macula media subquadrata fusca
instructae. T. spinithorax.
2. Scutellum posticé dentatum. Alae fusco maculatae. 3.
— Scutellum posticé 6-tuberculatum, tuberculis seta apicali
spiniformi instructis. Alae hyalinae inmaculatae. Thorax
testaceo-limbatus. T. scutjellata.
3. Alae anticé macula magna, media, obtriangulari, nigro-fusca,
signatae. Thorax omnino niger. Scutellum 8- dentatum. T. spinigera.
— Alae anticé macula minuta, stigmatica, fuscana, signatae.
Thorax niger, flavido-marginatus. Scutellum ut in T. spi¬
nigera dentatum. T. recta.
(69) 1. Temnocera spinigera, Wiedemann.
Volucella spinigera , Wiedemann, Aussereurop. zweifl. Ins., II, 197, 5 (1830,. —
Walker, List, of Dipt. III, 636 (1849).
Temnocera spinigera, Macquart, Dipt. exot., II, 2, 27, 1, tab. 7, f. 1 (1840). Dipt.
exot. Suppl. 1, 126 (1846). — Van der Wulp, Tijds. voor Entomol., XV,
123,5(1882).
Atemnocera spinigera, BiGOT,Ann. Soc. entom. France Bull., 2, 2 (1882).
Temnocera fulvicornis, Bigot, Ann. Soc. ent. Fr. 547, 1 (1883).
'188
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Capite antice superneque dilate flavicante-testciceo secundum lucem
margaritaceo-micante , postice nigro, medio supero testaceo ex¬
cepto, cinereo-pruinoso. Oculis fuscis , cupreo-micantibus , posticé
angusté cdbo-marginatis . Antennis testareis, articulo 3o suprá,
ante apicem angustato , sinuato . Thorace suprá nigro , nitido,
tenuiter fuscano - pubescente ; pleuris fusco-nigris , fuscano-
villosis; scutello fusco , spinis dentiformibus octo posticé arma¬
to. A lis hyalinis, plus dimidio costa maculaque media sub ob-
triangulare abbreviata fuscis. Pedibus nigro piceis. Abdomine
nigro-vio laceo, densissime punctulato, tenuiter at dense nigro-
pilosulo. — Long . 12 millim.
Hab. observ. : Resp. Uruguay in Montevideo (Wiedemann). —
Brasil (Macquart). — Am. merid. (Walker). — Resp. Argentina
(ubi? Van der Wulp); in Prov. Buenos Aires, Las Conchas , Bañade¬
ro, Chascomús (equidem) t’haco in Formosa, Posadas el Santa Ana
in Territorio Missionum (Holmberg). Prov. Tucutnan, Salta
(eodem), Prov. San Luis (González Acha). Prov. Entré-Ríos
(Amsrosetti). Buenos Ayres (Bigot).
Es común, casi en todas partes, durante el Otoño ; sin embargo,
parece que escasea en las provincias andinas, á lo menos no he
recibido ningún ejemplar de esa procedencia. La creo parásita de la
X ylocopa splendidula.
(70) 2. Temnocera recta,, Vaat der Wulp.
Temnocera recta Van der Wulp, Tijds. voor Entomol., Araerikaan. Dipt. , XXV,
125, 6 (1882).
Habitus fereomnino ut Temnocera spinigera, differt autem, fron¬
te haud prominente facie médium versus minus tumidula, episto-
mate subperpendiculare, thorace utrinque sordidé flavido-margi-
nato, alis hyalinis haud maculatis sed anticé médium versus
puncto stigmaticali nigro-fusco signatis. — Long. 1 3 millim. (9)-
Hab. observ.: Resp. Argentina (Van der Wulp), in Prov. San
Luis (González Acha).
DIPTEROLOGÍA ARGENTINA
189
Un ejemplar (9) que debo á la atención del Sr. Justo González
Acha, corresponde á esta especie; su aspecto difiere poco del de la
Temnocera spinigera, con excepción de los caracteres que dejo
señalados, siendo de escasa importancia los demás, pues también
los ofrecen las muchas variedades de la spinigera; el detalle más
resaltante de esta especie, consiste en la ausencia de la gran man¬
cha triangular y pardi-negra que tienen las alas de la spinigera,
además de su frente notablemente menos saliente. Los ejemplares
de Van der Wulp, coleccionados por nuestro malogrado colega
el Dr. Weyenbergh, probablemente en la provincia de Córdoba, son
algo menores que el mió, pues sólo miden de 10 á 11 milímetros de
longitud.
(71) 3. Temnocera scutellata, (Macquart) Schin.
Volucella scutellata, Macquart, Dipt. exot., II, 2, 25, 9, pl. 6, fig. 2 (1842). —
Blanchard in Gay, Hist. física y pol. de Chile, Zool., VII. 404 (1852).
— Philippi, Aufzáhl. d. chil. Dipt. 139, 1 et Verhandl. zool.- bot.
Gessell. Wien., 733 (1865).
Temnocera scutellata, Schiner, Novara Exp., II, 359 (1868). — Bigot, Ann.
Soc. entora. Fr., 62 (1883).
Temnocera andícola ? Bigot, Ann. soc. entom. Fr., 548, 2 (1883).
Cyaneo-nigra , breviter nigro-villosa. Facie fronleque fumidis,
illa apicem versus nigricante , hac nigro-pilosa. Antennis dilute
testaceis. Oculis albulo- flavidó-villosis. Thorace suprá nigro,
flavido-testaceo vel rufo-limbato , in fundo nigro nigro-piloso,
at in rubedine flavido-villoso. Scutello rufo, postice minute
tuberculato sed fere setoso-spmoso . Alis hyahnis basi leviter
flavicantibus, stigmate maculaque media postice plus minusve
cibbreviata vel evanescente fusca, signatis, nervulis transversis
mediis sciepius obscuré fusco-marginatis. Halteribus fulvis.
Pedibus nigris , tibiis tarsisque fuscis. Abdomine nigro-villoso.
— Long. i 1-43 millim.
Hab. observ. : Chile (Macquart. — Blanchard. — Philippi. —
Bigot). — Resp. Argentina in Mendoza (E. Lynch A.). — Resp.
Uruguay in Palmira (E. Lynch A.)
Describe M. Bigot su T. andícola con «antennis» y «facie fulvis»
190 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
lo que conviene bastante bien á !a scutellata de Macquart, la da
cara « conoidalis ápice trúncala , fortiter tuberculata , infra antenna-
rv.m insertionem fortiter excavatci » que también conviene á la espe¬
cie de Macquart; el « thorace fulvo-rubido, tergo late nigro » de T.
andícola no difiere en nada, á mi juicio, del « thorace rufo-Iimbato»
de la scutellata ; el color del escudete es igual en una y otra espe¬
cie, pero Bigot atribuye sólo cuatro espinas á su especie, en vez de
seis que tiene la scutellata, pero, como estos apéndices varían en
número y además que, aunque montados sobre un tubérculo, son
setiformes en la scutellata, no sería difícil que, ó fuera una varie¬
dad, ó que las cerdas espinosas se hubieran perdido, siendo tan
frágiles, como lo son en general los apéndices de esta clase; las
« calyptris fuscams » y los «halteribus pallide lestaceis» sonde
scutellata, así como lo demás, si se interpreta cada una de las des¬
cripciones. Lo único que me hace dudar un poco de esta sinonimia,
es que M. Bigot no menciona el color oscuro del extremo de la cara,
el cual es, por lo general, muy aparente.
(72) 4 Tenmocera spinitliorax, n. sp.
JSigrci, nítida : facie antennisque fulvis, oculis thoraceque piceo-
limbcito dense aureo-sericeo-villosis koc margine postica uni-
seriatim 6-spinoso etsuprá longitrorsum nudo 4-vittato; scu-
tello píceo postice mague 4-dentcito ; alis hyalinis macula fusca
antica media signatis ; pedibus piceis; abdomine nigro-piceo
nigro-pilosulo. — Long . 14 millim.
Caput posticé nigro-fuscum griseo-flavido-pruinosum et tomen-
tosum, anticé cum vértice fulvum, nitidum, tenuiter fulvo-pilo-
sulum ; vértice prope marginem posticam subtiliter nigro-villo-
sulo ; facie subter antennas fortiter excava ta deindé medio rotun-
daté tuberculata. Antennae cum seta plumata fulvae ; articulo
tertio ante apicern módicé emarginato. Oculi fusco-picei breviter
dense aureo-sericeo-villosi. Proboscis nigro-picea basi dilutiore.
Thorax suprá nigro-piceus, nitidus, postice et utrinque piceo-testa-
ceo-marginalus sat dense tenuiterque aureo-sericeo-villosus at
vittis longitudinalibus 4 nudis signatus, marginibus lateralibus
DIPTEROLOGÍA ARGENTINA
191
externis angulisque posticis parce nigro-setosis, margine postica
médium versus spinulis sex horizontalibus, acutis transversim
uni-seriatimque dispositis armata ; pleuris obscuré piceis, nigro
pilosis. Scutellum piceum nitidum, nigro-pilosulum at basi et
utrinque prope basin aureo-sericeo-pilosum, posticé dentibus
rnagnis acutis spiniformibus 4 armatum ínter denles 2 medios
ápice depressum. Alcie hyalinae, piceo-venosae, basi parum flavi-
cantes, anticé medio macula sot magna subquadrata fusca signa-
tae : nervulus spurius conspicuus piceus in macula fusca mé¬
dium versus tamen subhyalinus vel interruptus. Halteres basi pal] i-
détestacei, ápice albidi. Pedes obscure picei, nigro-pilosi ; pulvilli
pallidé flavidi. Abdomen thorace latius, subrotundatum, nigrum,
obsoletissimé vix perspicué violáceo-, vel piceo-micante, suprá ni-
tidulum subtilissime dense breviterque nigro-pilosum, segmentis
basi apiceque laevigatis, nudis, inferné pernitidum laeve, sub-
nudum.
Hab. observ. : Chaco in Azara (Boman). — Misiones in Pirciy-
guazú (Ambrosetti).
En la colección de la Escuela Normal de Profesoras de Buenos
Ayres, figura un bello ejemplar ($) de esta especie., el que me ha
servido de tipo para la descripción : fué capturado por el Sr. Bo¬
man en la Colonia Azara, cerca del Rio Bermejo (Chaco), en No¬
viembre de 1888. Es muy vecina de la T. spinigera, pero se dis¬
tingue muy bien por el vello dorado que viste los ojos y el tórax, el
tamaño menor y la forma casi cuadrada de la mancha parda de las
alas, la cara más fuertemente excavada debajo de las antenas, el
tubérculo facial más pronunciado, las cuatro fuertes espinas denti¬
formes de su escudete, la abolladura del extremo de éste, la fila
de espinitas horizontales en el margen posterior del mesonoto, y
finalmente, por las cuatro rayitas desnudas que se destacan sobre
el fondo finamente velludo del tórax y por la cara y frente de color
amarillo-testáceo muy vivo. De todas las demás especies del género
se aparta por la serie transversal de espinitas en el borde ante-
escutelar. Los dientes espinosos del escudete tienen una figura
particular, son gruesos en la mitad basal y el resto visible y brus¬
camente adelgazado en forma de espina, pero no de cerda como en
T. scutellatci.
192
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
La Temnocera spinithorax no debe escasear en Misiones, pues de
allí me ha traído mi amigo el Sr. Juan B. Ambrosetti, cinco buenos
ejemplares ( $), capturados durante su viaje desde las már¬
genes del Alto Uruguay á las del Alto Paraná, á través del terri¬
torio de Misiones.
( Continuará).
LISTA DE LOS SOCIOS
HONORARIOS
Dr. Germán Burmeister f . — Dr. Benjamín A. Gould. — Dr. R, A. Philippi. — Dr. Guillermo Rawson -¡
Dr. Carlos Berg.
CORRESPONSALES
Arteaga Rodolfo de . Montevideo.
Ave-Lallemant, Germán . Mendoza.
Brackebusch, Luis . Córdoba.
Carvalho, José Carlos de . Rio Janeiro.
Denza, F .
Cordeiro, Luciano
Netto, Ladislao . Rio Janeiro.
Paterno, Manuel . . Palermo(It.).
Reid, Walter F... . . . . Londres.
Strobel, Pellegrino . Parma (Ital.).
. . Moncalieri (Italia)
Lisboa.
CAPITAL
Aberg, Enrique.
Agote, Cárlos.
Aguirre, Eduardo.
Aguirre, Pedro.
Agrelo, Emilio C.
Albert, Francisco.
Albertoli, Giocondo.
Aldao, Cárlos A.
Almada Luis E.
Alrich, Francisco.
Alsina, Augusto.
Ámespil, Lorenzo.
Amoretti, Félix.
Anasagasti, Federico.
Anasagasti, Ireneo.
Araoz, Aurelio.
Aranzadi, Gerardo.
Arata, Pedro N.
Arigós, Máximo.
Arnaldi, Juan B.
Arteaga, Alberto de
Aubone, Cárlos.
Avenatti, Bruno.
Avila, Delfín.
Badell, Federico V.
Bacciarini, Euranio.
Baiiia, Manuel B.
Raigorría, Raimundo.
Bancalari, Enrique.
Bancalari, Juan.
Balbin, Valentín.
Barabíno, Santiago E.
Barilari, Marianc- S.
Barra, Cárlos de la.
Barzi, Federico.
Basarte, Rómulo E.
Bastianini, Egidio.
Battílana Pedro.
Baudrix, Manuel C.
Razan, Pedro.
Becker, Eduardo.
Belgrano, Joaquín M.
Belsunce, Esteban
Beltran, Federico
Benavidez, Roque F.
Benoit, Pedro.
Bernardo, Daniel R.
Biraben, Federico.
Blanco, Ramón C
Brian, Santiago.
Brian, Santos
Bosque y Reyes, F.
Booth, Luis A.
Bugni Félix.
Bunge, Cárlos.
Burmeister, Carlos.
Buschiazzo, Cárlos.
Buschiazzo, Francisco.
Buschiazzo, Juan A.
Bustamante, José L.
Cagnoni, Alejandro N.
Cagnoni, José M.
Cagnoni, Juan M.
Caleri, Wenceslao
Campo, Cristóbal del
Campo, Leopoldo de
Canale, Julio.
Candiani, Emilio.
Candioti, MarcialR.de
Canovi, Arturo
Cano, Roberto.
Carbone, Augustin P.
Caride, Estéban S.
Carmona, Enrique.
Carreras José M. de las
Carrique, Domingo
Carvalho, Antonio J.
Casal Carranza, Roque.
Castellanos, Cárlos T.
Castex, Eduardo.
Castro, Ramón B.
Castro, Vicente.
Castelhun, Ernesto.
Cerri, César.
Chanourdie, Enrique.
Chapeaurouge, C. de.
Chueca, Tomás A.
Claypole, Alejandro G.
Clérici, Eduardo E.
Cobos, Francisco.
Cominges, Juan de.
Córdoba Félix.
Coronell, J. M.
Coronel, Manuel.
Coronel, Policarpo.
Corti, José S.
Courtois, U.
Cremona, Andrés V.
Cremona, Víctor.
Crohare, Pablo J.
Crotto, Silvano.
Cuadros, Carlos S.
Damianovich, E.
Darquier, Juan A.
Dassen, Claro C.
Dawney, Cárlos.
Dellepiane, Juan.
Dellepiane, Luis J.
Diaz, Adolfo M.
Dillon, Alejandro.
Dillon Justo R.
Domínguez, Enrique
Doncel, Juan A.
Dubourcq, Hermán.
Duclout, Jorge.
Durrieu, Mauricio.
Duhart, Martin.
Duffy, Ricardo.
Duncan, Cárlos D.
Dufaur, Estevan F.
LISTA DE SOCIOS ( Continuación )
Echagiie, Carlos.
Eguzquiza, Rafael
Elguera, Eduardo -
Escobar, Justo V.
Espinosa, Adrián.
Etchecopar, Evaristo.
Etcheverry, Angel.
Ezcurra, Pedro
Ezquer, Octavio A.
Fernandez, Daniel.
Fernandez, Honorato.
Fernandez, Ladislao M.
Fernandez. Pastor.
Ferrari Rómulo.
Ferrari, Santiago.
Fierro, Eduardo.
Figueroa, Julio B.
Fleming, Santiago.
Friedel Alfredo.
Forgues, Eduardo.
Fox, Eduardo
Frogone, José I.
Frugoue, José V.
Fuente, Juan de la.
Gainza, Alberto de.
Gaitero, Alfredo.
Gallardo, Angel.
Gallardo, JoséL.
García, Aparicio B.
García, Tomas B.
Gastaldi, Juan F.
Gentilini, Pascual.
Ghigliazza, Sebastian.
Giardelli, José.
Gilardon, Luis.
Giménez, Joaquín.
Girado, José I.
Girondo, Juan.
Gómez, Fortunato.
González, Arturo.
González, Agustín.
González del Solar, M.
González Velez, Alej.
Gorbea, Julio
Gramondo, Ernesto.
Guerrico, José P. de
Guevara, Roberto.
Guglielmi, Cayetano.
Gutiérrez, José María.
Hainard, Jorge.
Hary, Pablo
Herrera Vegas, Rafael.
Hidalgo, Martin
Huergo, Luis A.
Huergo, Luis A. (hijo).
Hughes, Miguel.
Igoa, Juan M.
Inurrigarro, T. M. José
Irigoyen, Guillermo,
lsnardi, Vicente.
Iturbe, Miguel.
Iturbe, Atanasio.
Jaeschke, Víctor J.
Jameson de la Precilla.
Jauregui, Emiliano.
Jauregui, Nicolás.
Krause, Otto.
Kyle, Juan J. J.
Labarthe, Julio.
Lafferriere, Arturo.
Lagos, Bismark.
Lange, Enrique S.
Langdon, Juan A.
Lanús, Juan. C.
Lara, Alfredo.
Larguía, Carlos.
Lavalle, Francisco.
Lavalle, José F.
Lazo, Anselmo.
Leconte, Púcardo.
Lederer, Julio.
León, Rafael.
Limendoux, Emilio.
Lizarralde, Ramón.
López Saubidet, P.
Loudet, Osvnaldo.
Llosa. Alejaldro.
Lucero, Apoinario.
Lugones, Arturo.
Lugones Velasco, Sdor.
Luro, Rufino.
Ludwig, Carlos.
Lynch, Enrique.
Lynch Arribálzaga. F.
Machado, Angel.
Madrid, Enrique de
Madrid, Samuel de.
Mallol, Benito J.
Mamberto, Benito.
Marini, A.
Martínez, Carlos. E.
Maschwitz, Carlos.
Massini, Cárlos.
Massini, Estevan.
Matienzo, Emilio.
Mattos, Manuel E. de.
Maupas, Ernesto.
Mendez, Teófilo F.
Meyer, Bernardo.
Meza, Dionisio C.
Mezquita, Salvador.
Mignagüy, Luis P.
Mohr, Alejandro.
Molina Civit, Juan.
Molina Salas, Cárlos.
Molina y Vedia Julio.
Molinari, José.
Molino Torres, A.
Molteni, José F.
Mon, Josué R.
Montes, Juan A.
Morales, Cárlos María.
Moyano, Cárlos M.
Murzi, Eduardo.
Nocetti, Domingo.
Nocetti, Gregorio.
Nougues, Luis F.
Ocampo, Manuel S.
Ochoa, Arturo.
Ochoa, Juan M.
O’Donell, Alberto C.
Olivé, Emilio R.
Olivera, Cárlos C.
Olmos, Miguel.
Orzabal, Arturo.
Otamendi, Eduardo.
Otamendi, Rómulo.
Otamendi, Alberto.
Otamendi, Juan B.
Padilla, Emilio H. de
Padilla, Ernesto E.
Palacios, Alberto
Palacio,Emilio.
Páquet, Cárlos.
Pasalacqua, Juan V.
Pawlowsky, Aaron.
Pellegrini, Enrique
Pelizza, José.
Peluffo, Domingo
Peyret, Alejo
Pereyra, Horacio.
Pereyra, Manuel.
Philip, Adrián.
Piaña, Juan.
Piaggio, Pedro.
Pico, Octavio S.
Pico, Pedro P.
Pirovano, Ignacio.
Pirovano, Juan.
Posadas, Vicente
Puiggari, Pió.
Puiggarí, Miguel. M.
Quadri, Juan B.
Quijarro, José A.
Quiroga, Atanasio.
Ratto, Leopoldo.
Rebora, Juan, s
Recade, Felipe.
Real de Azúa, Cárlos
Riglos, Martiniano.
Rigoli, Leopoldo.
Roux, Alejandro
Rodríguez, Andrés E.
Rodríguez, Luis C.
Rodríguez, Miguel.
Rodríguez de la Torre, C.
Rojas, Estéban C.
Rojas, Félix.
Romero, Armando.
Romero, Cárlos L.
Rosetti, Emilio.
Rospide, Juan.
Rostagno, Enrique.
Ruiz de los Llanos C.
Ruiz, Hermógenes
Ruiz, Manuel.
Ru francos, Ceferíno.
Sagasta, Eduardo.
Sagastume, Demetrio.
Sagastume, José. M.
Saguier, Pedro.
Salas, Estanislao.
Salas, Julio S.
Salvá, J. M.
Samper, Sebastian
Sánchez, Emilio J.
Sangas, Rodolfo.
San Román, Iberio.
Santillan, Santiago P.
Senillosa, Juan A.
Señorans, Arturo O.
Sarrabairrouse, Eugen.
Saralegui, Luis.
Sarhy, José. V.
Sarhy, Juan F.
Scarpa, José.
Schneidewind, Alberto
Schickendantz, Emilio.
Sehroder, Enrique.
Schwartz, Felipe.
Scotti, Cárlos F.
Segovia, Fernando.
Selstrang, Arturo.
Serna, Gerónimo déla
Schaw, Arturo E.
Schaw, Cárlos E.
Silva, Ángel.
Silveira, Luis.
Simonazzi, Guillermo.
Siri, Juan M.
Sirven, Joaquín.
Solá, Ricardo.
Soldani, Juan A.
Soria, David E.
Sota, Alberto de la.
Spika, Augusto.
Stavelius, Federico.
Stegman, Cárlos.
Taboada, Miguel A.
Taurel, Luis.
Tessi, Sebastian T.
Thedy, Héctor.
Thompson, Valentín.
Torino, Desiderio.
Treglia, Horacio.
Tressens, José A,
Unanue, Ignacio.
Urraco, Leodoro G.
Valle, Pastor del.
Varangot, Avelino.
Varela Rufino (hijo)
Vedoya, Joaquín J.
Vernet Cilley, Luis.
Victorica y Soneira, J.
Vidart, E. (hijo)
Videla, Baldomero.
Viglione, Marcelino.
Viñas, Urquiza Justo.
Villanueva, Bernardo.
Villegas, Belisario.
Vinent, Pedro
Wauters, Cárlos.
Wauters, Enrique.
White, Guillermo.
Williams, Orlando E.
Zamudio, Eugenio.
Zavalia, Salustiano.
Zeballos, Estanislao S.
Zunino, Enrique.
ANALES
DE LA
SOCIEDAD CIENTIFICA
ARGENTINA
COMISION REDACTOR
Presidente . Ingeniero Jorge Duclout
Secretario . Señor José Pelizza.
I Ingeniero Manuel B. Bahía. \ '
Vocales . J Dor Atanasio Quiroga. W
( Señor Félix Lynch Arribálzaga
NOVIEMBRE DE 1892.— ENTREGA V.-
m
TOMO XXXIV '<*>
%
PUNTOS Y PRECIOS DE SUSCRICION
LOCAL DE LA SOCIEDAD, VICTORIA, 1492 (2‘ piso), Y PRINCIPALES L1RRERÍAS
Por zn.es, en Xa Capital, Interior y Exterior,
incluso porte . . . . . $ m/n 1.50
Por año, en la Capital, Interior y Exterior
incluso porte . . . . . » 13.00
La suscricion se paga, anticipada
BUENOS AIRES
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JUNTA DIRECTIVA
Presidente . Ingeniero Jorge Duclout.
Vice-Presidente Io Doctor Juan .1. J. Kyle.
Icl.
2o Ingeniero Angel Gallardo.
. . Señor José Pelizza.
. . Señor Sebastian Ghigliazza.
/ Ingeniero Demetrio Sagastume.
geniero Horacio Pereyra.
mor Octavio S. Pico.
mor Ernesto Mauras.
iñor Alberto Otamendi.
Secretario
Tesorero ..
Vocales
INDICE DE LA PRESENTE ENTREGA
I. — NOVA HEMIPTERA FAUNARUM ARGENTINA ET URUGUAYENSIS, por
Carlos Kerg ( Continuación ).
II- — LAS VERTIENTES DE AGUA SALADA DE TAPIAS, por Eisgessio
Torusow.
III. — MONOGRAFÍAS DE ESTABLECIMIENTOS INDUSTRIALES, visitados
por la Sociedad Científica Argentina, por Federico UiraEíeis.
IV. — FABRICA « LA NEGRA » de la compañía Sansinena de carnes congela¬
das, por Federico ISirabeia.
V. — CANIBALISMO ENTRE INSECTOS, por el Dr. Carlos Bei'g.
VI. - BIBLIOGRAFÍA.
A
LOS
SOCIOS
Se ruega á los señores socios comuniquen á la Secreta¬
ría de la Sociedad su ausencia, cambio de domicilio, etc.,
y cualquier irregularidad en el reparto de los Anales ó
cobro de. la cuota.
Se ruega también á los que tengan en su poder obras
prestadas pertenecientes á la Biblioteca de la Sociedad, se
sirvan devolverlas á la brevedad posible, á fin de anotar¬
las en el catálogo.
NOVA HEMIPTERA
FAUNARUM
ARGEN TIN AE ET URUGUAYENSIS
• POR EL
Dr CARLOS BERG.
(Continuación)
Isciinias Berg, n. gen.
Corpus robustum, altiusculum et satis elongatum.
Caput verlicale, ante oculos distincle impressum,
in vértice impressionibus duabus praeditum ; tylo
producto ; loris buccalis. Oculi mediocres pronoto
contigui. Antennae longae, articulo primo capite
permulto longiore, secundo primo vix duplo lon-
giore. Rostrum coxcis posticas superans . Pronotum
decliviusculum, coliare distincte instructum, ad
ángulos básales impressum et ad margines late¬
rales subsinuatum. Scutellum triangulare, ante
médium impressum. Hemelytra parallela, bcisi
pronoli non latiora; commissura loriga; cuneus
parviusculus ; membrana bicellulata, cellula ma-
jore longissima. Venter medio . subcarinatus,
utrimque cibrupte decliins, basi parum constri-
. ctus.
«Nov. gen. divisionis Ccipsaria. Capul verticale.
Lorae buccatae. Maculae nitidae verticis Ínter ocu¬
los. Impressiones utrimque intra ángulos básales
ANAL. SOC. CTENT. ARG. T. XXXIV
13
194
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
pronoti. Longitudo articuli primi antennarum etc.
(Reuter).» Praeterea corpore robusto, altiusculo et
elongato, pronoto sat declivi et marginibus latera-
libus sinuatis, nec non hemelytris parallelis cellu-
laque majore membranae longissima, admodum
insigne.
116. IselsBiias salteaisis Berg, n. sp.
Elongatus, breviter et parce pubescens , niger, sat
opacas , maculis duabus acl margines laterales ex-
tensis lineaque media pronoti, scutello maxima
ex parte, hemely trorum costa apiceque, dimidio
terminali ciad, cuneo, ápice excepto, marginibus
pectoris, dorso abdominis, connexivo discoque ven-
tris basin versus, sor dide albis ; membrana laete
fuligenea; antennarum articulo primo rufescenti,
basi albido, ápice lateritio, secundo dimidio ter¬
minali piceo.
Femina long. corp.5, cum cilis 6,2; lat. 1,6 mm.
Species habitu Neosiliae sorariae Dist. aut S. vi-'
duatae Dist. (Biol. Centr.-Amer. Rhynch. tab. 29,
fig. 2, ettab. 27, fig. 21), et praeterea Plagiorham-
mcie suturali H.-Scli. (Wanz. fig. 383 et Reut.,
Hem. Gymn. Eur. 1Y, tab. 6, íig. 9) non dissimilis.
Caput sat nitidum, ante antennas transverse im-
pressum, iinpressionibus duabus verticis haud pu-
bescentibus, nitidis. subtilissime punctulatis; ocu¬
lis pronoto contiguis; rostro.ad segmentum secun-
dum ventris extenso. Pronotum aegerrime punctu-
latum, sat declive, maculis duabus medio-latera-
libus albis í>d margines laterales valde obtusos. et
leniter sinuatos extensis, lineóla media alba partís
posticae ad marginem posticum continuata, im-
pressionibus angulorum posticorum glabriusculis.
Scutellum basi nigrum. Hemelytra nigro-picea, ad
costam, ápice, angulis interno et postico exceptis,
dimidio terminali elavi cuneoque, tantum ápice ipso
BERG : NOVA HEMJPTERA ARGENTINAE ET URUGUAYENSIS ' 195
excepto, albida; membrana dilute fuliginea, venis
concoloribus. Yenter basi parum constrictus, pone
médium subcarinatus (Pedes desuní).
Patria: Provincia Salta Reipublicae Argentinae.
Un solo ejemplar bastante mutilado en mi colección, y que me
trajo de Salta, el Ingeniero D. Alberto Schneidewind.
Div. ECCRITOTARSARÍA.
Gen. Eccritotarsus Stal.
117. Eccritotarsus incusn§ Dist.
Eccritotarsus incusus Dist., Ann. Soc. Eot. de Relg. C.-R.
XXXII, p. LXXXI. (1888).
Patria: Provincia Entre-Ríos Reipublicae Argen-
tinae .
No he observado esta especie, de la cual doy en seguida la des¬
cripción hecha por el autor:
Ovate, elongate; black ; corium palé fuscous, the cuneus and em-
bolium palé luteous with their margins blackish; membrane palé
fuscous ; legs ochraceous, body beneath black (impepfectly seen
owing to specimen beingcarded). Antennae black, basal halfof ftrst
joint ochraceous, second joint about tvoice the length of first (Remai-
ning joints mutilatet). Long. 3,5 mm. — This species is aliied to
the Central-American E. pallidirostris Stal.
118. Eccritotarsus luculentus Berg, n. sp.
Subelongalus, scit nítidas, niger, capite, pronoto,
scutello cid latera, rostro pectoreque, parte postica
infúscala excepta, rubris; pronoto sparsissime
subtiliter et hemelytris cíense' distincteque pun
{96 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
c tu latís, ; ventre femoribusque rubescenti-indutis,
his válele compressis, i lio, praesertim in connexi-
vo, sat dense hirto.
Mas long. corp. 6, cum alis 8; lat. hum. 2,5 mm.
Species pictura insignis et facillime recogno-
scenda. Caput nutans, anie tvlum transverse im-
pressum; ty lo elevato; oculis validis; antennis ni-
gris, basiipsa rubescenti, articulo primo apicem
versus parum incrassato capite paullo breviore, se¬
cundo ápice sat incrassato, il lo duplo fere longiore.
Pronotum nitidum, postice dimidioferelatius quam
longius, antice transverse trifoveolatum, margini-
bus lateralibus anticis distincte marginatis, postico
vix sinuato. Hemelvtra nigra sat nítida et ubi¬
que dense punctulata, ex parte subcoriacea. Dor-
sum abdominis venterque rubescenti-nigra; con-
nexivo longe hirsuto. Pedes rubescenti-nigri, parce
setulosi.
Patria: Territorium Missionum Reipublicae Ar-
gentinae.
Un solo ejemplar recogido en la parte septentrional de Misiones
por el señor Backhausen.
119. Eceritotarsiis isigriclnviaa Berg, n. sp.
Oblongo-ovalis, sat dense sericeus, ruber, tylo, an¬
tennis , macula sub'r bombo ¿dali disci pronoli , scu -
tello, clavo, ápice rostri, nec non etican pedibus,
basi excepta, ni gris , membrana fuscescenli, sub-
hy aliña ; capite prope collum satis transverse im-
presso; pronoto distincte punctulato, ante médium
impressionibus tribus, quibus intermedia multo
majore, prciedito.
Femina long. cum alis 4,5; lat. hum. 2 mm.
Species pictura pronoti clavoque perfacile co-
BERG : NOVA HEMIPTERA ARGENTINAÉ ET URUGUAYENSIS 197
gnoscenda. Caput verticale, nitidum, in verlice
distincte transverse impressum; antennarum a rti-
culis duobus basalibus ínter se aequilongis; ro¬
stro coxas-anticas paulio superante. Pronotum niti¬
dum, distincte punctulatum, postice quam antice
plus quam duplo latius, ante médium triimpres-
sum, impressione media magna subtriangulari,
laterali punctiformi, macula nigra disci basin
versus fere in lineam continuata, marginibus la-
teralibus obtusis antice impressione sat profunda
praeditis. Seutellum transverse rugulosum et for-
titer impressum, sericeum. Hemelytra dense seri-
cea’, mox pone médium admodum dilatata, in
clavo nigra, ad ángulos interno etpóstico infusca ta.
Subtus sordide ruber, ex perte rufus; femoribus
fuscis, basin versus albidis, tibiis tarsisque ni-
gris.
Patria : Territorium Missionum Reipublicae Ar-
gentinae.
El único ejemplar que poseo de esta nueva especie, fué recogido
en el Departamento de Monte Agudo de Misiones, por el señor Don
Juan B. ámbrosetti.
Div. BRYOCORARIA.
Gen. Neocarnus Dist.
Biol. Ceutr.-Am.er. Rhynch., p. 289 (1884).
120. Meoenrniis Dist.
Neocarnus glabratus Dist., Aun. Soc. Ent. de Belg. C.-R. XXXII, p.
LXXXII (1888).
Liocoris glabratus, M. S. ?. Dist.,ADn. Soc. Ent. de Belg. C.-R.
XXXII, p. LXXXII (1888).
Patria : Entre-Ríos.
198
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
No conozco la especie, y doy la copia de la descripción dada por
Distant .
Very pule ochraceous , somewhat shining; scutellum palé levigate
luteous, its margins narrowly dark castaneous ; clavas palé pur-
plish; anterior margin of caneas ancl margins of basal cellular
arecis to membrane palé castaneous; legs and rostrum palé purplish,
body beneath and legs palé ochraceous. Long . 5 millim.
Arsinotus Berg, n. subg.
A subgenere Physetonoto Reut., pronoto postice su-
pra scutellum vix producto, margine bascili me¬
dio sat late sinuato, scutello solum basi tecto, di-
versum.
Por no haber aparecido aún la descripción del género Physeto-
notus Rigyit. , doy solamente estos pocos datos debidos á Reuter,
quien ha. examinado los ejemplares de la especie en seguida des¬
crita.
121. Arsinotus olttipes Berg, n. sp.
Niger, antennis, rostro, hemelytrorum costa, cuneo
mernbr anaque, hctcvena hamcita exceptis, nec non
etiam pedibus, flavido-albis; pronoto gibbo grosse
punctato, subaeneo-micanti; hemelytris opacis,
costa tantum coriaceo-punctcita ; alis iridicolo-
ribus.
Mas et femina long. corp. cum alis 2,3-2~fí; lat.
* hum.0,7-0,9, parte dil. hem. 1-1,2 mm.
Corpus ovale. Caput latiusculum, verticale, gros¬
se sed in fronte sparsim púnela tum; tylo ad basin
subconstricto; antennis longis, albidis, articulo
primo capite multo longiore, secundo primo plus
dimidio longiore; rostro ad coxas medias extenso,
ápice nigrieanti. Pronotum satis gibbum, grosse
punctalum, brevissime hirsutum, aenescenti-ni-
grum, postice quam antice duplo et dimidio la-
BERG : NOVA IIEMIPTERA ARGENTINAE ET URUGUAYENSIS 199
tius, antice impressum et bicallosum, marginibus
lateralibus obtusissimis, postice supra scutellum
parum producto, medío admodum sinuato. Scu¬
tellum parvum, medio elevatum, ubique grosse
púnela tum. Hemelytra in clavo et corio nigra,
opaca, tenuiter sericea, fere impunctata, costa di-
latata albida, pone médium infuscata, coriaceo-
punctata, cuneo albido, basi apiceque perparum
infuscato, membrana albida, sat nítida, vena cel-
lulae unicae hamata, ad cuneum haud extensa,
fuscescenti. Alae hamo destitutae. Yenter medio
subearinato-elevatus, perparce sericeus. Pedes al-
bidi, dense pubescentes.-
Patria : Provincia Bonaérensis.
Varios ejemplares recogidos cerca deba Plata, Capital de la Pro¬
vincia de Buenos Aires, en mi colección y dos en la del Museo
Nacional presentados por mí.
Div. PLAGIOGNATílARlA.
Gen. Chlamidatus Curt.
Chlamydatus Curt., Entomol. Mng. I. p. 197 (1833).
Reut., Rev. d’Ent. V, p. 122 >1886).
Agalliastes Fieb., Wien. Ent. Monatschr. II, p. 321
(1858). — Reut., Hem. Gym. Eur. I, p. 60 (1878)
et III, p. 501 (1883).
122. CEiiainydlatus Rp«jeiatiii&as Berg.
Agalliastes argentinus Berg., Anal. Soc. Cient. Argent. XVI, p. 77,
95 (1883/ et Add. et Eraend. ad llera. Argent. p. 93. 95 (1881).
Por haber derrostrado el Dr. Reuter, que el género Agalliates
Fieb. es sinónimo de Chlamydatus Curt., adopto este último nom¬
bre genérico para mi especie Agalliastes argentinus.
‘anales de la sociedad científica argentina
Fam. TÍNGITIDAE.
Subf. TINGITINA.
Div. TINGITARIA.
Gen. Leptostyla Stal.
Enum. Hem. III, p. 120 et 125 (1873).
123. Lept&stjSa caraielana Berg, n. sp.
Ferruginea, capite, pronoto hemely trisque ex par¬
te isabellinis, antennis pedibusque subferrugineis,
spinis capitis sat parvis carinisque pronoti pal-
lidis, hemelgtrorum area discoidali maxima ex
parte, fascia antemedia partís parce dilcitatae
rnembranae cos'tae, nervulis nonnullis partís si-
nuatcie, nec non vitta oblic/ua lata cid apicem
extensa rnembranae, nigris vel obscure umbrinis ;
membrana costae bcisi uniseriata, deinde biseriata
et prope apicem triseriata et subquadriseriata.
Mas segmento cinali utrimcjue infra et ápice impresso.
Long. cum hem. 4,5 mm.
A ceteris hujus generis vario modo diversa. Ca-
put subocellato-punctatum ; bucculis anlice parum
prominulis et subcontiguis; spinis valde decum-
bentibus, media brevissima, prope apicem capitis
sita, lateralibus longis; antennarum articulis duo-
bus basalibus simul sumptis longitudine capitis
fereaequalis, primo secundo dimidio longiore, ter-
tio longissimo, quarto quinquies tanto longiore.
Pronotum satis sericeum et areolatum, carinis
BERG • NOVA HEMIPTERA ARGENTINAE ET ÜRUGUAYENSIS
201
sórdido flavido-albidis, uniseriatis, lateralibus
mox pone médium convergentibus, vesícula
utrimque subtriseriata, anlice parum prominula
et subtiliter decurva, mémbrana marginali de-
colori, medio triangulariter prominula et ibidem
biseriato-areolatcí ; ápice pronoti longe triangu¬
lan, albido. Hemelytra ante médium leviter et
ad apicem magis dilatata, membrana costae basi
uniseriata, deinde usquo ad ultimam partem
quintana dislincte biseriata, in ápice tri- aut sub-
quadriseriata, area discoidali per dimidium he-
melvtri tere extensa, medio triseriata, ángulo
a pica I i hemelytri late rotundato. Alae infumatae.
Pedes gráciles, íemoribus rufescenti-tinctis, ti-
biis ápice tarsisque infuscatis.
Patria : Respublica Uruguayensis (Carmelo).
De esta especie, que no se coloca bien en ninguna de las divi¬
siones del género establecidas por Stal, poseo un solo ejemplar,
que fué recogido en Carmelo (de la República Oriental del Uru¬
guay), por el Sr. D. Rodolfo Amargos.
Gen. Monanthia Lep. Serv. (1).
Lep. Serv., Ene. méth. X, p. 653 (1825).
Stal, Enum. Hem. III, p. 122 et 133 (1873).
124. lorieata Dist.
Monanthia loricata Dist., Ann. Soc. Ent. de Belg. XXXII. C.-R. p.
LXXXIII (1888).
Patria: Provincia Entre-Ríos Reipublicae Argentinae.
1 En lugar de la abreviación St. Fars. et Serv.', usaré en lo sucesivo Lep. Serv.
para adherirme, én cierta manera, á las resoluciones del Congreso Zoológico de
París, de 1879, la aceptación de las cuales me permito recomendar á todos, por
conveniencia de uniformidad.
202
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Por no conocer la especie, que fué descubierta por Van Volxeíi,
transcribo la descripción dada por el autor citado :
Allied to M. parmata, bul differing principally of the much narro-
icer and less target-like processes on each side by the pronotum,
which in this'species have more the appearance of broctd lateral
brownish-ochraceous margins. The other charcicters are almost abso-
lutely identical with those of M. parmata.. — Long. 3 mm.
.La descripción de la M. parmata, originaria del Brasil, reza como
sigue :
Fuscous moltled with paler coloration; antennae excluding apical
joint, anterior meirgin, a central longitudinal carina and a large
target-like process on each side o f pronotum, brownish-ochraceous .
Corium with the venation darh fuscous, its costal margin palé lu-
teous with fuscous transverse linear spots, membrcine with an obscure
palé spotnear tlie apex. fíody beneath dark fuscous, femara and tcirsi
fuscous, ápices offemorci and the tibicie brownish-ochraceous. — Tliis
species is rendered very distinct by the target-like process on each
side of the pronotum.
Fam. ARADIDAE.
Subf. ARADINA.
Gen. Aradus F.-, Fieb.
125 (170). Aradsis angustellus (Blanch.) Sign.
Brachyrhinchus angustellus Blanch. in Gay, Hist. de Chile. Zool. VII,
p. 205; 2(1852).
Bracliyrhynchus ? [Aradus?) angustellus Stál, Enurn. Hem. III, p.
147, 13 (1873).
Aradus angustellus Sign., Ann. Soc. Ent. de Fr. Sér. 4, III, p. 576
(1863). — Walk., Cat. VII, p. 37, 43 (1873).— Berg, 'Anal. Soc. Cient.
Argent. VII, p. 44. 170 et Hem. Argent. p. 138, 170(1879). — Bergr.,
Wien. Ent. Zeit. V, p. 97. 1 (1886).
BERG : NOVA HEMIPTERA ARGENTINAE ET URUGUAYENSIS 203
Aradus compressicornis Stal, Enum. Hern. III, p. 136. 10 (1873).
Berg, Anal. Soc. Cient. Argent. XII, p. 262. 7 (1881).
Patria : Chile. — Respublica Argentina. — Nova Granada.
Según las observaciones de Bergroth, las dos especies indicadas
en la sinonimia, resultan idénticas. Por lo que se ve, este hemíp-
tero tiene una distribución geográfica muy vasta.
Subf. BRACHYRHYNCHINA.
Gen. Dysodius Lep.
Lep., Ene. méth. X, p. 654(1825). — Burm. p., Handb. II, 1,
p. 255 (1835). — Spin., Ess. Hém, p. 160 (1837). —A. et S.,
Héra. p. 304 (1843): — Stá!, Hem. afr. III, p. 31 (1865) et
Enum. Hera. III, p. 140 (1873).
126. Iíys»«Iius lunatus (F.) Burm.
Acanthia Innata F., Ent. Syst. IV, p. 72. 20 (1794).
Aradus lunatus F., Syst. Rhyng-. p. 117. 2 (1803). — Wolff, Ab-
bild. Wanz. p. 166. 162, fig. 162 (1800) et Icón. Cira. V, p. 168. 162,
íig. 162 (1811). — Guér./ícon. Ins. p. 349, pl. 56. 56, fig. 15 (1838) .'
Aradus ( Dysodius ) lunatus Lap., Ess. Hém. p. 54 (1832).
Dysodius lunatus Burra., - Handb. II, 1, p. 255. I (1835). — Spin.,
Ess. Hém. p. 160, 1 (1837). Blanch., Hist. des Ins. III, p. 111,
pl. 3, fig. 2 (1840). — A. et S., Hera. p. 30í‘ 1 (1843'. — H. Sch.,
Wanz. VIH, p. 119, fig. 884 (1848). — Stal, Hem. Fabr. I, p. 95. 1
(1868). — Walk., Cat. Vil, p. 8. 1 (1873).— Stal, Enum. Hem. III, p.
143, 1 (1873).
Depodius lunatus Stal, Stett. Ent. Zeit. XXIII, p. 437. 262 (1862).
Patria : Brasilia. — Surinam. — México. — Nova Granada.
Respublica Argentina.
De esta especie, de distribución geográfica muy vasta, he recibido
urn ejemplar del Gran Chaco. El Museo de La Plata posee otro ejem¬
plar, que proviene probablemente de Misiones.
20.1
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Gen. Neuroctenus Fjeb.
Neuroctenus Fieb., Eur. Hem. p. 34(1861).-- §tál, Enum. Hera.
III, p. 140 (1873). — Bergr. , Ofv. Fin. Vet.-Soc. Forh. XXIX,
p. 174 (1857).
Mezira p. Stál, Hem, afr. III, p. 31 et 35 (1865).
127.(171). lUeiBrocíeinss cesifralis (Berg) Bergr.
Bracliyrhynchus centralis Berg, Anal. Soc. Cient. Argent. VII,
p. 44. 171 et Hem. Argent. p. 139. 171 (1879).
Neuroctenus centralis Bergr., Wien. Ent. Zeit. VI, p. 284 (1887).
Patria : Respublicae Argentina et Paraguayensis.
Según las investigaciones de Bergroth, mi Brachyrhynchus cen-
tmlis pertenece al género Neuroctenus Fieb. El Sr. D. Julio Kos-
lowsky ha recogido esta especie, en el año pasado, también en el
Paraguay, cerca de San Pedro.
Fam; NABIDAE.
Subf. NABINA Reut.
Bev. d’Ent,. IX, p. 293 (1890).
Gen. Nabis Latr., Lap., Reut.
Latr., Gen. Crust. etlns. II, p. 127 (1807).
Lap., Ess. Hém. p. 11 (1832).
Beut., Bev. d'Ent. IX, p. 293 (1890).
Subg. Nabis Reut.
Rev. d’Ent. IX, p. 294 et 307 (1890).
BERG : NOVA IIEMIPTERA ARGENTINAE ET URUGUAYENSIS
205
128 (175). Kabis (Kabis) i»uiieíiiieniiig Blanch.
Imbis punctipennis Blanch. -Vide: Berg, Anal. Soc. Cient. Argent. VII, p.
89. 175 etHem. Argent. p. 143. 175 í 1 87 9 .
Coriscus punclipennis Stü, Ennm. llera. III, p. 113. 10 et 114.30(1873).
Nabis argentinus Meyer-Diir., Mitth. Schw. Ent. Ges. III, p. 177,1 (1870).
Coriscus argentinus Stai, Enura-Hem. III, p. 114. 28(1873).
Patria: Respublicae Chilensis, Argentina et Uruguaven-
sis.
Según la exposición que recientemente ha dado Reuter, esta es¬
pecie pertenece al género y subgénero Nabis.
La he observado también en Corrientes y en la República Orien¬
tal del Uruguay.
129 (176). U¡T«I»i« (KaSíis) elongatus Meyer-Duer.
Nabis elongatus Meyer-Diir., Mitth. Schw. Ent. Ges. III, p. 178. 2(1870).
Coriscus elongatus Stal, Enum. Hein. III. p. 114. 29 (1873). — Berg,
Anal. Soc. Cient. Argent. VII, p. 87. 176 et Hem. Argent. 144. 176
(1879).
Nabis Kinbergii Reut., Ofv. Vet.-Akad. Fórh. XXIX, 6, p. 90, 21 (1872).
Coriscus Kinbergii Stál, Enum. Hem. III, p. 113. 16 (1873).
Patria: Respublicae Argentina et Uruguayensis. — Aus¬
tralia (Sydney).
Pertenece también al género y subgénero Nabis, según la defini¬
ción moderna de Reuter.
Lo he obtenido últimamente de Córdoba, Corrientes y Misiones.
( Continuará).
LAS VERTIENTES DE AGUA SALADA DE TAPIAS
En el mes de Marzo delaño próximo pasado, me trasladé a la
Estación Tapias, de la prolongación del Ferro-Carril Central Norte,
con el objeto de hacer una inspección ocular y recojer muestras de
una agua salada que brota á 6 kilómetros hacia el naciente de
, aquella Estación.
Después de haber atravesado una región de terreno muy acci¬
dentado por ramificaciones del Aconquija, islas de un aspecto
sombrío por la ausencia de céspedes, con abundantes incrustacio¬
nes de sulfato de calcio (yeso), recorriendo la mitad de la jornada
por el lecho del rio Tapia, llegué al lugar de las vertientes, acom¬
pañado de un vaqueano y en buenos caballos que galantemente
proporcionó el Sr. Adolfo López.
Las vertientes están situadas una al frente de la otra, al pié de
las barrancas de un arroyo 'extinguido, en medio del cual existe
una pequeña corriente de agua salada procedente de otros ma¬
nantiales situados hacia el' oeste y á la cual se incorpora el de las
dos fuentes mencionadas para desembocar á muy corta distancia
en el rio Salí.
En ambas fuentes el agua fluye cristalina, casi á la altura del
lecho del arroyo, de las paredes barrancosas, á través de la capa
permeable constituida de arena y piedras de un gris azulado (rocas
metamórficas (?), á cuya capa sigue inmediatamente otra supe¬
rior de arcilla rojiza de un espesor de dos metros, correspondiente
casi á la elevación de las barrancas.
De la fuente situada á la izquierda del arroyo que llamaremos
LAS VERTIENTES DE AGUA SALADA DE TAPIAS 207
N° l, manan próximamente 9 litros por minuto y 12 litros de la si¬
tuada á la derecha, que designaremos bajo el N° 2.
La temperatura de la N° \ , fue de 29°7 C., y la de la N° 2, íué de
2o°5 C., siendo la del aire simultáneamente observada de20°8 C.
y 30°8 C. respectivamente, temperaturas que corresponden proba¬
blemente á la de la capa invariable, pues el exceso de la N° 1 es
debido á que el propietario ha formado al rededor de la vertiente
un contorno de piedras donde acumulándose el agua tiende á equi¬
librar su temperatura con la del ambiente, mientras que en la
N° 2 pude observar la del agua que acababa de brotar.
Dos muestras de ambas vertientes, que de algún tiempo atrás
existían en esta Oficina, en botellas herméticamente tapadas, some¬
tidas al análisis, dieron los resultados siguientes :
N” 1
N° 2
Cloruro de sodio .
19.4054
17.7265
Sulfato de sodio .
1.7392
1.5663
« calcio .
0.1789
0.1600
« magnesio .
0.0938
0.0958
21.4173
19.5486
Residuo en 100 gramos de
agua salada .
21.4850 gr.
19.6589 gr.
Verificado el análisis de la muestra que personalmente reeojí,
obtuvimos la composición siguiente :
Cloruro de sodio . 19.3909
Sulfato de sodio . 1.7310
« calcio . 0.2018
« magnesio... . 0.0951
21.4188
Residuo en 100 gramos de agua. 21.5434 gr.
Como se vé, este resultado concuerda sensiblemente con el ante¬
rior, á pesar de las épocas diferentes en que se obtuvieron las
muestras, estabilidad de composición que revela la ninguna in¬
fluencia que las lluvias ejercen sobre dichas vertientes.
Resulta, pues, de estos análisis, que el agua salada de Tapia co¬
mo las demás que existen en esta Provincia y sobre las cuales ha
hecho trabajos científicos elSr. Federico Schickendantz, son dignas
de llamar la atención de los especuladores, pudiéndose obtener con
208
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
un beneficio, en bases científicas, una sal de cocina incomparable¬
mente más pura que las mejores de importación.
El propietario de las salinas no solo aprovecha una parte muy re¬
ducida del agua, sino también practica un método muy rutinario
de obtención, esencialmente criollo. Con tal objeto, usa el Sr. Ro¬
dríguez 18 ollas de hierro, cada una de 5 litros de capacidad, las
cuales distribuye en dos filas paralelas, las ceba con agua salada
basta un cierto tiempo y alimenta el fuego basta la completa eva¬
poración.
En el fondo de las ollas queda un casquete esférico de sal que se
saca para ser entregado al comercio.
De estos casquetes cuyo peso es de 2 kilógramos próximamente,
se obtienen 36 al dia ; cantidad limitada, según el Sr. Rodríguez,
por la escasez pecuniaria para hacer la explotación en mejor forma
y en mayor escala.
Oficina Química de la Provincia de .Tucuman,
Tucuman, Setiembre de 1892.
Eugenio Tornow.
MONOGRAFÍAS
DK
VISITADOS POR LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Inauguramos hoy, con el trabajo que se encuentra en este
mismo número, sobre el importante establecimiento frigorífico
Sansinena, una série de monografías ó descripciones de estable¬
cimientos industriales y obras públicas, notables del país, que
nos proponemos ofrecer periódicamente á los lectores de los
Anales, á medida que se verifiquen las interesantes visitas que
los motivan.
AI aceptar con toda decisión y una firmeza de propósitos en el bien
que quizás será su único mérito, una tarea tan honrosa cuanto
por arriba de nuestras escasas fuerzas, cediendo, es cierto, á impul¬
sos de sentimientos é-ideas que se inspiran tarito en el muy sincero
afecto que nuestra benemérita Sociedad Científica nos merece, como
en nuestra convicción profunda acerca de los resultados fecundos
que, tras de una labor que podrá ser todavía ardua, pero nunca
estéril, — se deben esperar de su levantada prédica, de donde deriva
por parte de aquellos que á ésta estamos vinculados — el deber de
contribuir, en la. medida de nuestras fuerzas, á esa propaganda
activa, trayéndole si fuera necesario nuestro tributo de tiempo y de
labor; al aceptar, decíamos, el delicado cargo, solo heñios pensado
traer á tan noble obra, como es la del progreso científico del país,
u-na contribución muy modesta y esclusiv ámente de labor.
Al echar manos á la obra, no ignoramos sus dificultades, ni los
AJÍ AL. SOG. CIÉNT. ARG. T. XXXIV
11
210 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
deberes que entraña la colaboración á un órgano de la importan¬
cia de estos Anales, órgano del primer centro científico del país.
Pero el hecho mismo de la elección que la dignísima J. D. tuvo
*á bien hacer recaer en nuestra humilde persona, cuando tantos
otros, con- mayores títulos, con honrosos antecedentes, competen¬
cia y autoridad probadas, se indicaban para tan delicada comisión
nos ha autorizado á pensar que los deseos de aquella, en cuan¬
to á la amplitud de estos trabajos, eran susceptibles de encuadrar¬
se dentro de un marco más modesto, sin por eso hacerlas des¬
merecer en los resultados que ellas pudieran esperarse.
Además, y ¡o declaramos con toda ingenuidad, nos anima
también la esper.anza de poder esperar la benévola indulgencia
de nuestros lectores, siquiera en obsequio á la sinceridad de los
móviles que dejamos expresados.
Ahora bien, dada la importancia misma de un trabajo como
el que se trataba de realizar, y teniendo además presente la cir¬
cunstancia de’ pensarse* según nos lo manifestó el digno presi¬
dente de la Sociedad Sr. Ingeniero Duclout, al honrarnos con esta
comisión, en reunir algún dia tales monografías en un conjunto
que, aunque modesto, podría quizás constituir una fuente segura
para las investigaciones científicas, se hacía necesario procurar
siquiera someter tales trabajos á cierto plan ó programa unifor¬
me que nos sirviera de guía.
Yamos, pues á exponer en seguida y con la mayor brevedad,
dicho programa; por lo demás, al respecto, nada mejor que la
misma lectura de la primera de nuestras monografías, que hemos
procurado ajustar en lo posible al pian en cuestión, por cuya razón
nos permitimos remitir á ella á nuestro lector.
Ante todo, y bien poseídos de toda su importancia, en trabajos de
la índole del que nos proponemos llevar á cabo, nos hemos im-
’puesto como primera condición, la más rigurosa exactitud en Ios-
datos y hechos consignados en nuestras descripciones.
Tal será la norma invariable á que procuraremos sujetarnos,
hasta en el lenguaje mismo, pues no basta consignar hechos exac¬
tos: es menester expresarlos de la manera más precisa.
Por lo demás, en esa primordial condición podrá radicar nues¬
tro mérito, si lo hubiera ; ella únicamente podrá compensar la na¬
tural deficieneia de estos trabajos del punto de 'vista de la crítica 6
autoridad propia del autor, pues en tal orden de ideas, tan esen¬
cial sin embargo y que tanto contribuye al merecimiento de tra-
MONOGRAFÍA DE ESTABLECIMIENTOS INDUSTRIALES 211
bajos de esta índole, apenas si nos será posible ofrecer al lector
lo poco que la observación y el estudio pudieran sugerirnos, así
como, de vez. en cuando, las deducciones ó consecuencias de he¬
chos interesantes que nos permitiéramos poner de relieve.
En pocas palabras, observar con atención, exponer con fidelidad
y describir con precisión, sin omitir cuando el caso se presentara,
las observaciones que sugiera el sano criterio : hé ahí, condensa-
do, nuestro programa, que se dirige exclusivamente á realizar una
compilación esmerada que pueda ser de alguna utilidad para las
investigaciones futuras.
Pensamos, además, que sin hacerlos desmerecer en lo más mí- .
nimo, en cuanto á sus requisitos científicos, es posible dar á traba¬
jos de la índole de éstos, cierta amenidad, que haga más fácil su lec¬
tura, más aun, que la haga interesante ; y.es esta otra de las con¬
diciones que nos hemos impuesto y desearíamos realizar. .
• En este mismo orden de ideas, á la vez que respondiendo á un
interés verdadero nos preocuparemos también, aunque brevísima-
mente, de la parte relativa al desarrollo histórico de las-diferentes
industrias que se ofrezcan á nuestro estudio.
En cuánto al orden de exposición, preferiremos, cuando se hable
de la descripción de establecimientos industriales, el mismo ‘de
la elaboración fabril, que es el más natural y responde también
á la condición que dejamos consignada; pero esto no nos privará
cuando se presentara la oportunidad, de intercalar alguna digre¬
sión interesante relacionada con la cuestión, ofreciendo así el nece¬
sario descanso al espíritu, que pronto se fatiga con las descripcio¬
nes áridas, especialmente en materias como éstas, en que los nú¬
meros, los datos exclusivamente técnicos son los que predominan.
Sin embargo, como estos trabajos se dirigen principalmente á los
hombres de estudio, y para evitar el defecto contrario, tendremos
bien presente las exigencias del método á que necesariamente ha
de sujetarse todo trabajo sério de índole científica; con cuyo objeto
separaremos con el debido criterio, no sólo los puntos principales
de nuestra exposición, sino que subdividiremos estas partes por
medio de párrafos, con títulos apropiados, mas sin interrumpir por
ello el hilo de la exposición.
De esta manera se satisfacen .diferentes’ é importantes requisitos :
a ba vez que se hace más fácil é interesante- su primera lectura, se
facilita considerablemente el trabajo de investigación que general¬
mente se reserva para la segunda'lectura.
212 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA' ARGENTINA
Procuraremos también, en lo posible, acompañar á nuestras des¬
cripciones con planos generales ilustrativos y aun particulares ó de
detalles, cuando algunas instalaciones interesantes así lo requieran.
Además, con el propósito de íacilitar la comprensión, del asun¬
to, evitando al lector del trabajo ímprobo de recurrir á las fuen¬
tes, precederemos á veces ciertos puntos principales con una
ligera reseña expositiva del estado de la cuestión á que se refieren.
Finalmente, tampoco olvidaremos los. datos biográficos f, cuan¬
do nos sea posible, adjuntaremos á nuestro trabajo una breve
lista de las principales obras de consulta ó fuentes referentes á la
cuestión.
Tales son, pues, las líneas generales del programa que nos pro¬
ponemos desenvolver, y que nos esforzaremos por llenar cum¬
plidamente, en la medida que nuestras escasas fuerzas nos per¬
mitirán. '
F. B.
FÁBRICA «LA NEGRA»
‘de la
COMPAÑÍA SANSINENA DE CARNES CONGELADAS
(Visitada por la Sociedad Científica Argentina el 18 de Setiembre de 1892) .
BREVÍSIMA RESEÑA HISTÓRICA
El interesante establecimiento frigorífico que nos proponemos
describir (1) solo data de unos pocos años atrás; pero si su histo¬
ria es breve, no es menos honrosa, pues que tan corto tiempo le
ha bastado para alcanzar uno de los primeros rangos entre los
establecimientos similares del país.
Ventajosamente situado sobre la margen derecha del Rio Matan¬
zas, ála altura del puente del F. C. S., encontrábase ya establecido,
en 1883 un importante matadero y graseria llamado «La Negra» y
perteneciente al Sr. D. Juan Pablo Olivier, quien, en dicha época,
la trasfirió á los señores Gastón Sansinena é hijos que, sobre su
base, fundaron un establecimiento frigorífico.
En 1885, la empresa sufrió una primera transformación y tomó
la razón social Simón Gastón Sansinena (uno de los hijos) y Ca.
(1) El lector encontrará, en otra sección de este número de los «Anales», algunas
palabras explicativas respecto del plan ó programa á que obedece este trabajo,
•que es el primero de una serie de monografías ó descripciones de establecimien¬
tos industriales y obras públicas visitados por la Sociedad Científica, que
aparecerán periódicamente en lós «Anales».
214 ' ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Inauguróse entonces la primera instalación frigorífica de la fábrica,
que funcionaba con el sistema de producción del frió por el aire
comprimido, instalación que actualmente se está transformando
para adaptarla al sistema de congelación hoy empleado.
Finalmente, en 1891 , la empresa debía recibir una última trans¬
formación, por la constitución de una sociedad anónima, la Compa¬
ñía Sansinena de carnes congeladas; con un capital de 2.000,000
pesos oro, que podrá elevarse hasta 3.000,000. En esa época se
cambió, por las razones que explicaremos más adelante, el sistema
de congelación, adoptándose el del amoníaco que hoy funciona
con todo éxito.
El Director-Gerente déla actual compañía és el Sr. D. Francisco
Sansinena, que formaba antes parte de las dos primeras razones
sociales de la empresa, y que ha sido y es hoy su principal coope¬
rador.
El Director interno de la fábrica ha sido y es aún el Sr. Olivier ya
nombrado; y su ingeniero, el Sr. H. Birkett.
Hoy «La Negra» se halla en plena prosperidad ; y si á ello han
contribuido las condiciones tan favorablemente propicias del medio
en que se ha desenvuelto, no menos se debe á la perseverancia y
hábil dirección de los señores Sansinena, por cuya razón nos es
grato tributarles desde ahora el justiciero aplauso que tan no¬
table éxito merece.
SITUACION Y DISTRIBUCION GENERAL
No pudiendo presentar al lector un plano general del estableci¬
miento, del que deseamos, sin embargo, dar una idea exacta y
completa, nos vemos obligados á suplir esa falta por medio de
una descripción suficientemente detallada, para que el lector pue¬
da reconstruir por sí mismo dicho plano.
Situación. — Hemos dicho ya.que la fábrica «La Negra» se encuen¬
tra ventajosamente situada sobre la márgen derecha del Rio Matan¬
zas, á la altura misma del puente del F. C. del S., entre éste y el de
la Ensenada,, que cruza como unas dos cuadras más abajo. Esta si¬
tuación procura, en efecto, á «La Negra» facilidades notables de
FÁBRICA « LA NEGRA »'
215
comunicación: primero con la ciudad, por medio del puente car¬
retero de Barracas que desemboca en la calle General Mitre, á unas
tres cuadras escasas del establecimiento; segundo, con el interior
de la provincia, ó de la República misma, si fuera necesario,
gracias al ferro-carril del Sud, con cuya Estación Barracas al
Sud linda precisamente la fábrica, y al de la Ensenada, por su
Estación Iglesias, que queda á pocas cuadras de distancia; y ter¬
cero, con el ultramar, pues en ese parage el Rio Matanzas ofrece
un embarcadero cómodo y su navegación aguas abajo hasta el
Riachuelo propiamente dicho, donde hay aguas hondas, es muy
práctica para los vaporcitos de poco calado que usa la empresa en
el primer trasporte hasta los trasatlánticos.
Terreno. Edificación. — • El establecimiento « La Negra » ocupa
un terreno algo irregular y orientado perpendicularmente al Rio
Matanzas, tiene más de una cuadra de frente por unas tres de
fondo ; ese terreno linda al Este con la Estación del F. C. del Sud.
Sobre él se encuentran distribuidos según vamos á explicar en se¬
guida, varios cuerpos de edificio, parte de ellos de construcción
antigua, los que pertenecían al primitivo establecimiento del Sr.
Olivier, y de construcción más reciente y esmerado los demás.
Galpones, corrales , etc. — En el fondo del terreno, cerca de una
gran tranquera de entrada, hallamos primero hácia la derecha,
mirando al fondo, un pequeño galpón de madera techado en zinc,
donde.se alojan 35 peones del establecimiento, y á su izquierda
otro mucho mas vasto (unos setenta metros por cuarenta) d-e ma¬
dera y techado en zinc también con pisos bajo y alto, ocupados el
primero por los corrales cubiertos para carneros, y el segundo por
un gran depósito para cueros secos.
Arrancando de la tranquera de entrada parte hácia el Rio Ma¬
tanzas un camino de unos veinte metros de ancho y unas dos cua¬
dras de largo que termina en el establecimiento propiamente dicho,
y á cuyos dos lados encontramos sucesivamente, volviendo hácia
el Matanzas y mirando siempre al fondo: á la derecha, una esta¬
cada para. secar los cueros, un horno para quemar ’ detritus, cor¬
rales para carneros y cerdos, un vasto galpón de madera ocupado
por la caballeriza, la cochera, un departamento de peones, la car¬
pintería y depósito de máquinas, y finalmente una casilla grande
de madera donde se encuentran los éscritorios y habitaciones para
216 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
empleados ; á la izquierda, un grande alfalfar que ocupa unas dos
cuadras superficiales destinado á la alimentación de la caballada
del establecimiento, un largo galpón de madera para alojamiento
de 120 peones y un pequeño corra! para vacunos con su corres¬
pondiente brete para la matanza.
Edificios principales.— Llegamos así á los edificios principales
del establecimiento que consisten en varios galpones distribuidos
paralelamente, en el sentido perpendicular al Rio Matanzas. .
Tenemos primero, en el centro, un vast) edificio ó galpón, de
más de ciento veinte metros de largo, por unos cuarenta de ancho,
y de poca altura., con paredes fuertes de manipostería y cubierto
de zinc sobre armadura curva de madera. En ese cuerpo, que fué
inaugurado en 1885, se halla desde esta época el matadero, ocupan¬
do este algo más de la mitad de su largo y la parte restante el anti¬
guo y actual oreadero y las primitivas cámaras y depósitos de con¬
gelación, á cuya izquierda (siempre mirando al fondo), dos galpones
mas chicos pegados al cuerpo principal, destinados á los motores,
generadores y á la herrería, completaban antes la primitiva insta¬
lación de la fábrica.
A la derecha del cuerpo central, separado de él por unos pocos
metros* se encuentra otro cuerpo más alto de unos, ochenta me¬
tros de largo por treinta y cinco de ancho, techado en zinc con una
grañde armadura de madera de dos vertientes, en el cual se en¬
cuentran las nuevas cámaras y depósitos frigoríficos que, según
sabemos, funcionan desde 1891, y los departamentos de máquinas
y de carpintería ; en prolongación de este cuerpo hácia el Matan¬
zas, hay un galpón mucho mas bajo y corto, techado también en
zinc, que formaba parte de la antigua graseria, y destinado hoy
al mismo objeto, constituyendo los departamentos de graseria y
de oleo-palmitina ; finalmente, siempre en prolongación, tene¬
rnos otro galpón chico techado en zinc con armadura curva que
llega hasta cerca del Matanzas, destinado para depósito de la gra¬
seria.
A la izquierda del cuerpo central, se hallan todavía dos casillas
grandes de madera elevadas sobre pilotes, destinadas á comedores
y depósitos.
Servicios accesorios. — Solo nos quedaría, para completar el con¬
junto de las diferentes instalaciones de la fábrica, citar una que
FABRICA « LA NEGRA »
217
otra dependencia de menor importancia, el muelle de madera por
el cual se efectúa el embarque, un gran depósito de agua, muy
elevado, para el servicio de limpieza y de incendios, un puen¬
te superior para el ascensor, del que hablaremos más adelante,
una casilla con balanza-báscula; toda una red de vias férreas para
zorras, etc., etc.
MATANZA
Pasemos ahora á la descripción general de las diferentes insta¬
laciones de la fábrica y de su funcionamiento, en la cual, hemos
de seguir, como orden de exposición, el mismo de la elaboración
fabril, que es el más natural.
Corrales. — En el orden, pues, de la elaboraciún fabril, lo primero
que se encuentra en todo establecimiento del género del que nos
ocupa, es el lugar ó recinto destinado á recibirlos animales des¬
tinados á la faena y á darles albergue durante el primer estacio-
miento que, para el indispensable descanso de su carne, han de
sufrir durante diez ó doce dias, es decir, el corral.
Ya sabemos que en el interior de la fábrica existen corrales al
aire, para carneros y vacunos, y cubiertos para carneros; en los
primeros pueden encerrarse hasta 2500 carneros y 150 vacunos, y
en los últimos unos 3000 carneros ; también existen corrales para
cerdos.
Potrero. — Pero además de estos corrales, que son para los anima¬
les destinados á la faena diaria, el establecimiento posee, á unas
veinte cuadras liácia el interior, un gran potrero en el cual se reci¬
ben primero los animales y donde se les hace descansar el tiempo
necesario, antes de traerlos á la matanza.
Matanza y matadero. — Llegamos ahora al departamento donde
se faenan los animales, es decir, af matadero.
En el matadero sufren los animales, la primera operación de la
matanza, cuya importancia se comprende sin gran esfuerzo, puesto
que ella es aquí la base ‘de toda la elaboración fabril.
Esto explica que los señores Sansinena hayan, desde el principio.
218 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍEICA ARGENTINA
puesto particular empeño en colocar el matadero «La Negra», so¬
bre el pié que verdaderamente debe tener tan importante sección,
no solo destinándole un vasto y apropiado local, como ya sabemos
y consultando en su distribución interior, la facilidad de las ope¬
raciones numerosas que en él han de practicarse, sino también
respetando las prescripciones mismas de una higiene escrupulosa
y bien entendida, satisfaciendo así á una exigencia primordial en
establecimientos de esta índole, tan expuestos de suyo á pecar por
este lado.
Especialidad de la faena en « La Negra».— Conviene observar, an¬
tes de entrar en los detalles de la instalación délos mataderos, que
ellos han sido proyectados principalmente en vista de la faena de
los carneros; sin embargo, háse reservado en ellas, aunque en
escala mucho menor, locales destinados particularmente á la ma¬
tanza del ganado vacuno y también del porcino.
En efecto, la especialidad de éste, como de todos los estableci¬
mientos frigoríficos en general, entre nosotros, es la congelación
dé la carne de carneros, la única que haya dado hasta hoy, comer¬
cialmente, resultados prácticos en Sud América, por dos razones:
primero, porque nuestras carnes congeladas (es decir, enfriadas á
10 ó t2°) de vacunos no podrían hoy sostener la concurrencia con
la carne de vacunos simplemente refrigerada (á 2 ó 3o sobre 0o) de
los Estados Unidos que la producen en gran cantidad, y se hallan
mucho más cerca de Europa que nosotros, sin tener tampoco que
cruzar 1a. línea equinoccial ; y además, porque esa carne no pue¬
de aún, por su calidad, satisfacer á las exigencias de los consumi¬
dores europeos. Sin embargo, es probable que á los carneros, agre¬
guen pronto los cerdos congelados nuestras fábricas; es á- lo me¬
nos lo que piensa hacerse dentro de poco en «La Negra». Entre
nosotros, hasta hoy no se ha prestado, indudablemente, á tan im¬
portante cria como es la del cerdo la atención que merece y de que
han ofrecido un testimonio elocuente los mismos Estados Unidos,
que tanto provecho han sacado de ella. Constatemos, de paso, la
saludable reacción.
• La mayor parte de los carneros faenados en «La Negra» son na¬
turalmente destinados al consumo estrangero ; los demás son para
el consumo local (Capital y -alrededores), es decir, destinados al
abasto, como también la mayor parte dé los vacunos y cerdos.
Actualmente, se matan en '«La Negra» 600,000 animales ovinos
FÁBRICA « LA NEGRA ))
• 219
por año, de los cuales se congelan 450,000; mas, pronto y merced
á la trasformacion de las primitivas cámaras y depósitos de que
hemos-hablado, estos dos números alcanzarán á 800,000 y 600,000,
respectivamente. En cuanto' á los vacunos y cerdos, se faenan en
cantidad muchísimo menor, pensando llegarse en breve á 1000
cerdos por mes.
Instalaciones del matadero y operaciones de la matanza. — Volva¬
mos ahora á nuestra descripción.
Consta el matadero «La Negra», de varios corrales para car¬
neros, en los cuales se echan los animales antes de la matanza, y de
dos áreas especiales,, llamadas playas, donde se efectúa ó acaba
la matanza: una, la mayor, para los carneros destinados á la con¬
gelación; otra, la menor, para los vacunos (á congelar ó nó) y los
carneros de abasto. Además, existe también un pequeño recinto
destinado especialmente á la matanza de los cerdos.
Ahora bien, tomemos un carnero de los destinados á la congela¬
ción, los únicos que nos interesan, en el momento en que, ha¬
biéndole llegado el turno en la labor incesantemente repetida, es
sacado del corral que se acaba de citar; y veamos á qué série de
operaciones se le somete en este primer departamento del matadero.
El animal es primero compelido y encerrado en uno de los bretes
que bordan la playa y en los cuales se encuentran los carniceros;
entonces, uno de éstos. lo toma echándolo sobre una mesa especial,
y lo mata allí á cuchillo, haciéndolo en seguida rodar hasta el pa¬
vimento. El animal está entonces muerto, pero la operación de
la matanza no ha concluido del todo. En efecto, del pavimento
el carnero es alzado por un peón que lo lleva hasta un pequeño
banco , sobre el cual lo coloca con el objeto de (¡arrearlo, ó sea de sa¬
carle la piel hasta la rodilla, hecho lo cual, otro peón toma nue¬
vamente el animal y lo suspende de un gancho dispuesto á ese
efecto, para acabar de sacarle la piel y de abrirlo completamente
y extraerle el sebo interior y las visceras. Con esto concluyen
completamente las diferentes operaciones que comprende la ma¬
tanza.
Sin embargo, el carnero no se encuentra aun listo para ser so¬
metido á la congelación, y debe sufrir otra operación prévia más,,
la del oreado de que hablaremos más adelante, pues debemos
agregar, aquí mismo, algo acerca del estado en que se. encuentra
el carnero antes de ella.
220 ANALES DE . LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
En efecto, ese estado no es siempre el mismo, porque mientras
unas veces el carnero se halla completamente desprovisto de visce¬
ras, otras y las más, tiene al contrario el pulmón, el hígado y el
corazón adheridos naturalmente.
El último caso ocurre exclusivamente en los carneros destinados
al mercado francés, "que es el principal de la fábrica, y á conse¬
cuencia de una medida reciente con 'que las cámaras francesas
han creído deber gravar el comercio de carnero importado; acerca
de elia nos permitiremos una breve digresión que creemos jus¬
tificada, porque se refiere á una cuestión que ha afectado y afecta
aun considerablemente nuestro comercio de exportación.
La cuestión del carnero en Francia. — La medida de que hablamos,
parece haber sido una de las consecuencias de la reciente evolu¬
ción económica francesa hácia ql proteccionismo, que busca en las
trabas impuestas al comercio extrangero la prosperidad del pro¬
pio, pero que muchas veces produce resultados completamente
opuestos, como parece haber sucedido en- este caso.
En efecto, á principios del corriente año, uno de los campeones
del proteccionismo francés en la cámara de diputados, propuso,
con el carácter aparente de medidas precaucionales: Io que se
prohibiese la entrada en Francia de todo carnero muerto que no tu¬
viera adherido naturalmente la parte de las visceras; 2o que se
exigiera, para su expendio público, el prévio descuartizamiento
(división en cuatro cuartos) de dichos carneros.
No fué sin sublevar la más viva resistencia que la medida triun¬
fó. Por una parte, el mismo ministro déla agricultura, se opuso á
ella á todo trance, señalando los peligros que á consecuencia de ella
podrían sobrevenir; por otra parte, una fracción considerable de la
prensa la combatió con ardor. En cuanto al comercio de carne
congelada, puso naturalmente el grito en el cielo, creyendo ver en
la nueva medida injustas trabas para crearle dificultades; y efec¬
tivamente, ella no solo le iba á ocasionar un fuerte aumento de
mano de obra, sino que también iba á hacer desmerecer su carpe,
por la exigencia del descuartizamiento, ante la de abasto, en el
étalage que de ella hacen los carniceros, tan radicado en el uso
francés.
Sea lo que fuese del móvil real de la tal medida, el hecho es que
el asunto produjo durapte varios meses una gran agitación que
todavía po *se ha calmado; aun en el congreso internacional de
FÁBRICA (( LA NEGRA 7)
221
Anvers (agosto del corriente año), él dió lugar á un importante
trabajo, apoyado en datos estadísticos, presentado por M. René La-
fabrégue, persona muy competente en la materia, con el título de
Le tarif des douanes frangaises et la question du mouton, estudio
que hemos tenido la oportunidad de leer y en el cual se condena
la medida de las cámaras francesas.
Pretendióse ver en efecto, por muchos, en el fondo del asunto en
cuestión, únicamente el propósito de favorecer la unión de los gran¬
des mataderos de París, que, por la disminución del rebaño francés
estaban amenazados de hallarse desprovistos, si no se abría las
puertas de Francia al carnero en pié extrangero, á cuyo fin úni¬
camente,- decíase, se creaba trabas al carnero importado. Hicié-
ronse también las más tristes predicciones acerca de las consecuen¬
cias que podía acarrear la admisión del rebaño extrangero, cuya
entrada hasta entonces siempre se había prohibido para evitar la
contaminación por las pestes del hermoso rebaño francés, hasta
aquel dia preservado de ellas, gracias á esa precaución.
Pero lo más triste del caso fué que los funestos presagios de la
oposición no tardaron en realizarse, que al poco tiempo una ter¬
rible invasión de fiebre aftosa traida por los carneros alemanes,
diezmó el rebaño francés en una grande estension del territorio. . .
y que el comercio del carnero importado, á pesar de las injustas
trabas, no cesó de prosperar dia á dia, habiendoya alcanzado hoy
el favor de numerosos consumidores europeos.
Pero volvamos á nuestra interrumpida descripción.
Oreadero. — Terminadas las diferentes operaciones relativas á
la matanza, según ya hemos explicado, el carnero no está aun lis¬
to para ser sometido á la operación de la congelación. Es necesario
primero hacerlo pasar por el colgadero ú oreador, vasto local, con¬
tiguo al matadero, y provisto de un número de ganchos suficientes
para colgar 2500 carneros á la vez, en el cual estos permanecen
simplemente suspendidos al aire, por espacio de un dia más ó
menos, para orearse perfectamente, después de lo cual solamente
pueden pasar á las cámaras frigoríficas.
Ascensor y puente. — Instalado en el oreadero mismo, se encuen¬
tra un ascensor que consiste en una cadena sin fin provista de pla¬
tillos de lata de forma adecuada, en los cuales se colocan los car¬
neros.
222 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Este ascensor cuyo movimiento es comunicado por la trasmisión
general del establecimiento, permite alzar los carneros hasta el ni¬
vel de las cámaras frigoríficas, que se encuentran elevadas sobre el
suelo, trasportándolos al mismo tiempo mediante un puente ele¬
vado, hasta una escotilla practicada en la pared del edificio del
nuevo departamento de congelación que, como sabemos, está sepa¬
rado del matadero.
Por el ascensor pueden subirse más de 600 carneros por hora.
Matanza de los vacunos.— Antes de entrar á la importante opera¬
ción de la congelación, debemos agregar unas pocas palabras acer¬
ca de cómo se practica la matanza en el caso de los vacunos.
Los vacunos son muertos en el mismo corral que, como sabe¬
mos, tiene el correspondiente brete, y de allí trasportados en zor¬
ras sobre rieles de hierro hasta el matadero. Llegados, entonces á
la playa que ya hemos citado antes, son inmediatamente colgados
de unos ganchos que forman parte de un sistema de suspensión y
trasporte mecánico que permitía primitivamente llevar las reses,
una vez trabajadas (análogamente á lo expuesto para los carneros),
hasta las cámaras ; hoy mismo todavía, ese sistema de trasporte
permite acortar muchísimo la distancia del matadero á las nue¬
vas cámaras. También se ha hecho uso de la misma instalación
para el trasporte de los cerdos.
CONGELACION
Llegamos, en fin, á la importante operación de la congelación
que es la que caracteriza verdaderamente el trabajo especial en los
establecimientos frigoríficos.
Entre los numerosos problemas surgidos con motivo de la im¬
portante cuestión de la conservación de la carne., pocos tan intere¬
santes, como el de la conservación de la carne al estado fresco
mediante la congelación. El tiene su historia — relativamente corta,
puesto que se trata de un invento contemporáneo — pero de se¬
guro interesante para nosotros, ya que tan importante papel ha
desempeñado y desempeña aun en ella la RepúblicaArgentina.
Por eso nos hemos de permitir, antes de entrar de lleno á la des-
FÁBRICA « LA NEGRA 5) 223
cripcion de Ja instalación frigorífica de «La Negra », presentar a
nuestros, lectores un breve resúraen de tan 'importante cuestión.
Origen é historia del problema de la conservación por el frió. —
Entre las grandes cuestiones de orden económico que más afectan
la existencia de los pueblos, ninguna tan trascendental como
la que se relaciona con la alimentación de las clases sociales :
y entre los grandes problemas que ella había planteado y cuya so¬
lución se imponía ya á mediados del siglo, en los viejos pueblos
europeos, ejercitando el estudio y la inventiva de los sabios, en¬
contrábase muy importante hacer contribuir á los países en que
la población animal es numerosa, á la alimentación de aquellos
en que la población humana es muy densa.
La solución de tal problema sería fácil dice M. Bouley, miembro
del Instituto de Francia, « si los animales destinados á la alimen¬
tación pudieran ser trasportados vivos, desde los países que los
producen con exceso, relativamente á las necesidades del consumo
local, hasta aquellos en que, al reves la producción animal es in¬
suficiente; mas dos causas principales se oponen al trasporte de
los animales vivos : poruña parte, las largas distancias; por otra
parte, el peligro de la importación de las pestes. Imposible de
traer económicamente de Europa los bueyes vivos de procedencia
americana.
« Y en cuanto á la población vacuna' de las estepas de Rusia, de
Asia, qüe podría ser para la Europa Occidental una fuente tan pre¬
ciosa, el temor de la peste se opone á su. importación en pié. No
pudiendo trasportarse vivos los animales desde los países que los
producen hasta los que deberían consumirlos, el problema á resol¬
ver es, pues, el de la conservación de su carne durante el tiempo que
necesariamente debe, exigir su trasporte. Ese problema ha sido
abordado más de una vez, y numerosos son los procedimientos á que
se ha recurrido ó que han sido aconsejados para impedir la descom¬
posición de las carnes y hacer que pudieran servir á la alimenta¬
ción del hombre. »
En efecto, sabido es cuan numerosos y variados eran los medios
puestos á contribución desde tiempos inmemoriales con ese objeto
de la conservación. Digamos no mas, de paso, que ellos podían
referirse á tres categorías principales : Io concentración y deseca¬
ción; 2o antisépticos y antipútridos; y 3o eliminación del aire; sin
contar otras de orden secundario y auxiliares.
224 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Además, agreguemos que estos diversos procedimientos tienen,
respectivamente, su fundamento precisamente en tres de las cuatro
condiciones que invariablemente presiden á la descomposición de
las materias orgánicas, ó fermentación pútrida, permitiendo el
desarrollo de los organismos inferiores que la originan: 1° pre¬
sencia de agua ó humedad ; 2o presencia de un fermento organi¬
zado; 3o intervención del oxígeno ó aire; y 4o cierto grado de ca¬
lor; condiciones indispensables, todas, para la producción de
dicha descomposición.
Pero si bien los tres procedimientos mencionados satisfacían in¬
dudablemente á diferentes y apreciados requisitos, ellos ofrecían
el inconveniente de no constituir una alimentación ordinaria para
las poblaciones, por alterar más ó menosel estado de la carne.
En una palabra, dichos medios no resolvían aun el problema de
la conservación de la carne en estado fresco, por considerable que
fuera el trayecto que hubiere que hacerle recorrer. Mas aun, los
países más indicados tanto por su riqueza en ganados cuanto pol¬
la misma escasez relativa de su población, eran los sud-america-
nos, los del Rio de la Plata especialmente; y para llegará ellos
había que cruzar el Ecuador, circunstancia que aumentaba la
complicación del problema.
Sin embargo, el problema no era ipsoluble, porque no se había
apelado aún, á lo menos en condiciones satisfactorias, á un
medio- muy natural ; — el que se basa en la última de las con¬
diciones enumeradas anteriormente, que presiden al fenómeno de
la fermentación: — hoy, puede decirse que el problema está resuel¬
to de una manera casi completa por el empleo del frió, que priva
á los gérmenes ó fermentos del calor que les es indispensable, co¬
mo medio de conservación, ó sea por la congelación .
Desde tiempos inmemoriales, puede decirse, practicábase ya el
empleo del frió como medio de conservación de las carnes.
Tres son los procedimientos de producción del frió, basados en
el empleo directo del hielo natural 6 de la nieve, en el de las mez¬
clas frigoríficas, %que aprovechan el frió debido á la disolución de
ciertas sales, y en el del hielo artificial.
El último es el que debía permitir resolver el importante pro¬
blema, gracias especialmente al invento de aparatos fundados en la
aplicación de las propiedades de algunos líquidos (como el éter
metílico, el amoníaco, etc.) de producir un gran descenso de tem¬
peratura al pasar rápidamente, del estado líquido al gaseoso, que
FÁBRICA « LA NEGRA »
225
han permitido fabricar el hielo artificial en cantidades considera¬
bles y que han sugerido otros aparatos, simples modificaciones de
ellas, por medio de los cuales se ha podido producir el frió artificial¬
mente, en condiciones de poder constituir verdaderas atmósferas
de aire frió en las cuales la vida de los fermentos es imposible (1).
Las máquinas de este género primero construidas fueron las de
Carré en Francia, que funcionaban con el ácido sulfúrico ó el
amoníaco .
Posteriormente, también se han construido grandes aparatos
motores, para la producción del frió por la rápida expansión en
una atmósfera friadel aire comprimido. El sistema fué también
inventado en Francia por Gifíard ; pero la patente fué comprada por
los ingleses que, desde entonces, la monopolizaron. A ese sistema
pertenecen la máquina de Hall, etc.
Mas el problema del trasporte á larga distancia de la carne fres¬
ca, por la congelación, fué resuelto, por pr imera vez, por el inge¬
niero Carlos Tellier, director de la Usina frigorífica (para hielo)
de Auteuil, Francia, donde él hizo sus primeros experimentos, ba¬
jo los ojos de una comisión de la Academia de Ciencias, que
aprobó sus resultados. El lector recordará sin dúdalas célebres
é infructuosas expediciones del Frigor ¿fique , primero, y del
Paraguay, más tarde.
El Frigorifique salió de Rouen el 23 de Agosto de 1876 y llegaba
á Buenos Aires á los MO dias trayendo un cargamento de carne
fresca, perfectamente conservada, por un frió de 0o producido por
la evaporación del éter metílico; á la vuelta puso 85 á 90 dias y
pudo comerse en Europa carne, perfectamente conservada, de Bue¬
nos Aires.
(1) Tomemos nota, de paso, de la coincidencia de la llegada á Buenos Aires,
justamente cuando esto escribimos, del eminente sabio brasilero Dr. Freire,
Director del Instituto bacteriológico de Rio de Janeiro, con el objeto precisa¬
mente de ensayar y procurar implantar aquí un importante sistema de con¬
servación de su invención, que según parece, se funda en «cambiar h atmósfera,
formando otra artificial alrededor de las materias alimenticias, sin que inter¬
venga para nada ningún elemento líquido ó sólido ni que pueda producir una
acción dañosa». (La Prensa, N° 8041).
En estos dias, el 25 de Octubre, debe ser experimentado el procedimiento que,
según se dice, no altera en nada al sabor ni las propiedades nutritivas de la carne;
El hecho de ocuparse una autoridad de la talla del *Dr. Freire de hallar una nue¬
va solución á un problema que hoy ha recibido una tan completa como es la de la
congelación, demuestra toda la importancia de la cuestión.
ANAL. SOC. CIENT. ARG. T. XXXIV
15
226 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
•
El problema estaba resuelto científicamente, pero no económi¬
camente, porque debido ásu mala organización, la expedición fué
desastrosa ; otro tanto ocurrió en la expedición del Paraguay y,
por análogas razones quizás, esta vez se había cambiado el sis¬
tema primitivo de congelación por el éter metílico de Teflier, y el
frió se llevó hasta 30°; en marzo de 1878 volvía al Havre el buque
después de i meses de navegación con la carne en buen estado,
pero los gastos habían sido inmensos, y se abandonó la empresa.
Sin embargo, la prueba estaba hecha y los ingleses, como tan¬
tas otras veces, se apoderaron de la cuestión. Al poco tiempo, va¬
rias compañías de navegación inglesas resolvían el problema
construyendo buques especiales que podían servir al doble objeto
del trasporte déla carga ordinaria (á la ida) y de la carne conge¬
lada (á la vuelta).
Hoy ese sistema de trasporte está completamente divulgado:
varias son entre nosotros las compañías que lo practican.
En cuanto á la instalación, es siempre la misma de Tellier: depó¬
sitos ócámaras provistos defondos perfectamente aisladores, en los
cuales se produce, sea por la inyección de aire frió, sea por la cir¬
culación de un gas enfriado como el amoníaco, etc., una atmósfe¬
ra fría , en la cual permanecen encerrados durante la travesía los
animales muertos. El casco de los buques es también aislado con
cuidado.
El frió producido no es siempre el mismo ; para los trasportes des¬
de el Rio de la Plata, por ejemplo, hasta Europa es necesaria la
congelación ó 10° ó 1*2°, mientras que para las de Estados Unidos á
Europa basta la refrigeración á unos pocos grados sobre 0o, de lo
cual resulta, según ya hemos dicho, una ventaja para las del últi¬
mo pais sobre las primeras. Además, los grandes depósitos de hie¬
lo natural de los Estados Unidos, les permiten producir el frió más
económicamente por medio de aire que se hace circular simple¬
mente por esos depósitos.
•
Parte constituyente de toda instalación frigorífica. — Las explica¬
ciones anteriores habrán permitido al lector darse perfecta cuenta
de lo que constituye la instalación de un establecimiento frigorífico
festinado á la congelación de las carnes, es decir, al enfrinmento
hasta 10° ó 12° centígrados. Se ha visto, en efecto que tales insta¬
laciones constan siempre dedos partes : Io de los aparatos motores
destinados á producirel frió; 2o délas cámaras ó depósitos desti-
FÁBRICA <í LA NEGRA »
227
nados á la congelación misma de los animales ó á su conservación
en tal estado por cierto tiempo, las que consisten invariablemente
en unos asientos con paredes perfectamente aisladoras y cuya atmós¬
fera es enfriada suficientemente.
También se habrá notado que los aparatos ó motores usados per¬
tenecen á dos sistemas diferentes : Io á los sistemas fundados en la
producción del frió por la evaporación de ciertos líquidos, como ser:
el éter metílico, y el amoníaco, el ácido sulfúrico, siendo el último
el que hoy dia tiene la preferencia ; 2o al sistema fundado en la pro¬
ducción del frió por la expansión de aire previamente com¬
primido.
De estos diferentes sistemas, el segundo parece ser el preferible;
tiene sin embargo el inconveniente, en países como el nuestro,
especialmente, donde el carbón es caro, de ser mas costoso. En¬
tre los sistemas del primer grupo, tiene la preferencia, por su ba¬
ratura, el del amoníaco, habiéndose desechado completamente el
primitivo del éter metílico.
En cuanto á las cámaras ó depósitos, su contracción ofrece pocas
diferencias ; sus paredes son constituidas por un doble tabique fuer¬
te de madera y hojas de sustancia aisladora, como ser cartón, en
cuyo medio se encuentra una materia aisladora que puede ser car¬
bón, aserrín, etc.; las aberturas indispensables — que son simples
escotillas ó grandes aberturas — están provistas de ventanillas ó
verdaderas puertas, de construcción idéntica á la pared corriente.
Cuando se trabaja con el sistema del aire comprimido, el aire frió
es inyectado en la cámara por una canalización de madera que rei¬
na en el plafón de la cámara, mientras que con los sistemas de la
primera categoría enunciada, dicha canalización está sustituida
por una cañería de hierro por la cual circulan los vapores enfriados.
La instalación frigorífica de « La Negra ». — Las anteriores expli¬
caciones, quizás algo extensas, mas no inútiles si es que se desea
formarse una idea completa de tan interesante asunto, nos van á
permitir exponer en pocas palabras lo que á la instalación frigorí¬
fica del establecimiento se refiere.
Hemos dicho ya que la instalación primitiva de « La Negra» fun¬
cionaba por el sistema del aire comprimido ; y que dicha instala¬
ción está hoy en trasformacion. Nada tenemos que agregar aquí
á: lo dicho respecto de la construcción de las cámaras y depósitos
de dicha instalación; y en cuanto á los motores usados, cuya des-
228 ANALES DE LA -SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
cripcion omitimos en obsequio á la brevedad, eran del sistema Hall
y en número de cinco, alimentados por dos calderas, que siguen
prestando servicio, mientras que los motores se están remitiendo á
los depósitos que la fábrica posee en Europa, donde el sistema del
aire no ofrece los inconvenientes que han obligado á desecharlo
aquí. Esa primitiva instalación tenía capacidad suficiente para
2200 carneros.
En cuanto á la nueva instalación, describiremos primero la ins¬
talación de las cámaras y depósitos.
Ya hemos hablado del edificio en el cual se encuentra dicha ins-
instalacion, con la de los motores, l'ara darse cuenta de ella, ima¬
gínese el lector dividida longitudinalmente la planta de dicho edi¬
ficio, por un corredor de unos 2 metros de ancho, y en sus dos
extremidades, perpendicularmente, otros dos, uno de ellos con
las escaleras que permiten subir á los pisos superiores que son
dos. En la planta tendremos, pues, dos vastos locales, cuya altura
es de unos 2,5 m: son dos de los grandes depósitos de • congelación ,
cuya construcción conocemos. Ahora bien, superpuestos á éstos se
encuentran otros dos locales idénticos, que son también depósitos,
separados de los primeros, simplemente por un piso formado por
fuertes listones ájour(e s decir, con un claro entre medio) á objeto
de formar del conjunto de ambos depósitos un solo recinto; final¬
mente, sobre estos depósitos se hallan las dos cámaras de congela¬
ción, idénticas en su capacidad y separadas de ellas por pisos idén¬
ticos á las paredes. Recorriendo la superficie de los plafones (techo)
de las cámaras y de los depósitos superiores, existen cañerías de
fierro provistas de discos circulares de fierro, cuyo objeto es au¬
mentar la superficie de enfriamiento (economizando cañería):
son las cañerías por las cuales circulan los vapores del amo¬
níaco.
Un ascensor instalado en el medio del corredor central, permi¬
te subir ó bajar los carneros á los diferentes pisos ; estos
están, además, provistos á ese objeto de escotillas.
El espesor de todas las paredes es de unos 25 cm. ; constan de dos
tabiques formados por dos tablones separados por una hoja de car¬
tón fuerte, agemelados y llenados con carbón de leña y aserrin en
su intérvalo.
En cuanto á la cañería de circulación de los vapores de amonía¬
co que es de fundición, ella es sometida, antes de su uso, á prue¬
ba, la de una presión de los mismos vapores de cerca de 6 atmós-
FÁBRICA
229
feras, la que dá toda la seguridad deseable, puesto que, según
hemos visto, la presión en esa cañería es, en el uso, de menos
de media atmósfera.
Esas cañerías y depósitos tienen capacidad suficiente para 60000
carneros.
Yeamos ahora cómo se produce el frió. Las instalaciones desti¬
nadas á este objeto se encuentran en el departamento de máqui¬
nas, cuya situación conocemos.
Sabemos yaque el sistema adoptado es el del amoníaco . En cuan¬
to á las máquinas empleadas, son del sistema «Déla Vergne»
(norte-americano) construidas por la casa de L. Sterne y Ca.
(Glasgow) y en número de 2, de 80 caballos cada una, y de dos
cilindros. La instalación consta, ademas de las máquinas, de cilin¬
dros compresores y del condensador que se halla separado.
El frió se produce y trasmite como sigue :
El amoníaco líquido, comprimido primero por la máquina es
impulsado á una’gruesa cañería recta, inmediata á ella, y en comu¬
nicación — mediante llaves movidas con facilidad por medio de
velantes — con la cañería general de las cámaras y depósitos frigo¬
ríficos que ya conocemos, la que, por el otro lado, comunica á su
vez con los compresores de la máquina.
Siendo la presión de los vapores en la cañería general, de menos
de media atmósfera, al abrirse una de las llaves citadas, se produ¬
cirá instantáneamente un salto considerable en la presión del
amoníaco, laque hemos dicho, era de más de 9 atmósferas ; ese
líquido se vaporizará pues instantáneamente, absorbiendo para
eso su mismo calor latente á punto de hacer bajar con igual rapidez
su temperatura á muchos grados bajo cero. Entonces, esos vapo¬
res, arrastrados por la corriente que se establece en la cañería, cir¬
culando en el interior de ésta, enfrían el aire de la cámara con
el cual se hallan en contacto por una superficie que se procura,
como hemos dicho, hacer la mayor posible ; y como el enfria¬
miento del aire no es en el fondo, sino la absorción de su calor,
esos mismos vapores se calientan progresivamente hasta un grado
de temperatura relativamente alto, por la absorción del resto de
calor animal de la carne, llegando en ese estado al compresor, que
las comprime de tal manera, que basta el simple frío de la cascada
de agua fresca del condensador, al cual son dirigidos luego, para
producir su licuación. El líquido se ha regenerado, pues, con una
ligera pérdida, hallándose nuevamente apto para volver á ser com-
230 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
primido para reproducir el mismo ciclo de operaciones. A esa
circustancia de la regeneración indefinida, se debe en gran parte la
economía del empleo, del amoníaco.
Operación de la congelación — Y olviendo ahora nuevamente al or¬
den de exposición general adoptado— que interrumpimos al final
de la operación preparatoria de la matanza — veamos cómo se
practica la importante y definitiva operación déla congelación.
Ya sabemos cómo, perfectamente oreado el animal, es subido
por medio del ascensor (1), hasta las cámaras de congelación, que
también conocemos.
Llegado arriba el animal es introducido primero, por una esco¬
tilla ad hoc, á una pieza que sirve de recinto intermediario entre el
interior y la cámara misma á objeto de evitar lo más posi¬
ble, pérdidas del frío ; y luego, cerrada la primera escotilla, intro¬
ducido en las cámaras, donde se lo cuelga de un gancho pendiente
del lecho. Allí permanece, sometido á la temperatura dqlO0 á 12°
de 24 á 36 horas, al cabo de las cuales solamente está congelado.
De Las cámaras es bajado á los depósitos, en los cuales los animales
se colocan en estivas y permanecen el tiempo que media hasta su
trasporte fuera de la. fábrica, lo cual se hace sacando los carneros
en atados de varios y conduciéndolos en zorras hasta el muelle del
establecimiento, en el cual son embarcados en vaporcitos que los
llevan hasta la Boca del Riachuelo ó hasta el puerto Madero para
su traslado al buque frigorífico.
La fábrica posee dos de esos vaporcitos, provistos de las cáma¬
ras necesarias y adaptados, á la navegación del rio, «La Negra»
y «Norman»; cada uno puede llevar 2000 reses.
Animales diversos destinados á la congelación. — Además de los
carneros, y de unos pocos vacunos y cerdos, se congelan también
en «La Negra» buen número de aves, especialmente perdices, que
son destinadas á Europa y Norte-América, sobre todo, y algunos
otros animales de menor importancia. También se congelan algu¬
nas partes de los animales que se separan del tronco en la matanza,
como ser lenguas.
(1) Agreguemos de paso, que las antiguas cámaras, cuya proximidad al oreadero
conocemos, no requieren el uso del ascensor que está instalado exclusivamente en
vista de las cámaras nuevas.
FÁBRICA (( LA NEGRA 5)
231
Instalación frigorífica de la fábrica en Europa. — Con los embar¬
ques de los animales en los buques frigoríficos no concluye toda¬
vía la tarea de la compañía, porque á su llegada á Europa y antes
de su espendio, los animales son sometidos aún á algunas opera¬
ciones, á cuyo efecto es indispensable hacerlos sufrir un estaciona¬
miento más ó menos prolongado en depósitos frigoríficos análogos
á los que conocemos.
A ese efecto, la compañía posee en Inglaterra dos grandes de¬
pósitos ; uno en Liverpool y otro en Londres, con capacidad para
30.000 carneros cada uno de ellos.
Además, posee en Francia dos depósitos en los puertos del
Havre y de Dunkerque, con capacidad para 30.000 carneros cada
uno, los que se hallan situados á inmediaciones de la aduana (1),
á fin de facilitar la doble inspección de que hemos hablado en la
parte referente á la matanza ; y además un depósito para 15.000 car¬
neros en París y otro para 7000 en Pantin, en los cuales permanecen
los carneros el tiempo necesario para su expendio, el que, según ya
se ha explicado no puede hacerse sino previo el descuartizamiento
de las reses. Agregaremos, para terminar, que la carne congelada
sólo requiere para su descongelación la simple exposición al aire
por especio de un dia, después de lo cual es perfectamente apta
para el consumo. .
APROVECHAMIENTO DE RESIDUOS
En el estado actual de nuestro progreso no es verdaderamente
digna del nombre de industria aquella que no sabe sacar de los mis¬
mos residuos de sus materias primas, el mayor provecho posible
convirtiéndolas en productos de orden secundario. Es este un sim¬
ple precepto de la más rudimentaria economía, y no hay, por cierto
lugar para su mayor esclarecimiento. Sin embargo, no debe creer¬
se que él sea absoluto, pues es susceptible de sufrir excepcio¬
nes, más ó menos notables, lo que depende como ellas mismas,
de circunstancias difíciles de señalar de una manera general.
(1) En los docks de varios puertos de Inglaterra existen depósitos fiscales
análogos destinados á ese objeto.
232 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Esa infracción al precepto se observa, sin embargo, con particu¬
laridad en las industrias jóvenes y por .ende en los países jóvenes
en su existencia económica, como en el nuestro. — Pero nuestro
único objeto aquí es el de hacer simplemente constar un hecho;
sin pretender dilucidarlo mayormente. Vengamos, pues, al caso.
¿ Qué han hecho los señores Sansinena para satisfacer tan impor¬
tante precepto?
Al respecto se practican en «La Negra» algunas instalaciones
accesorias que vamoíá enumerar á continuación.
Cueros. — Ya hemos indicado la existencia de la estacada destina¬
da á secar los cueros, así como la del vasto galpón destinado á
recibirlos en seguida; allí pueden depositarse los de tres meses de
faena.
En cuanto á su utilización, los cueros son, generalmente, ven¬
didos inmediatamente en plaza, á veces aun sin secarlos.
Sesos, lenguas, etc. — En el matadero se ha reservado al lado
de la playa de los carneros un lugar para la extracción de los se¬
sos y lenguas de las cabezas de los carneros, las que se destinan
parte á la venta local, parte al consumo extrangero, al estado de
congelación. El resto de la cabeza va al tacho de. la graseria.
También se aprovechan las tripas de los carneros, las que son
cuidadosamente extraídas y limpiadas ; se destinan á la exportación
saladas ó secadas.
Sebo. Oleo-palmitinci.-* Todos los productos grasossondestin ados
á la graseria que los transforma en sebo, los más inferiores, en una
grasa muy fina, la oleo-palmitina —muy apreciada en el uso de
la cocina doméstica — las de mejor calidad.
La fusión de las grasas se hace en grandes cligeridores ó auto¬
clavos á vapor, alimentados poruña gran caldera, cuya hoguera
es exclusivamente alimentada por medio de residuos oseos, y que
también procura la mayor parte del vapor necesario para los
diferentes motores de la fábrica. Esos digeridores están á cierta
elevación sobre el suelo y los productos grasosos son elevados has¬
ta ellos por una ancha correa sin fin inclinada que se mueve sobre
tambores, y sobre la cual se echan simplemente aquellos.
Merece particular mención el departamento de oleo-palmitina,
que es objeto de preferente atención, tanto en su misma elabora-
FÁBRICA ba-
sin versus plus minusve angustatum, ápice rotundatum, nudum.
He descrito este género, tal como lo concibió Fabricius y lo
adoptaron Latreille, Meigen, Macquart, y muchos otros autores, y
no como lo entienden Rondani y Bigot, quienes para fundar el uno
y apoyar el otro el género Sphyximorpha han elegido precisa¬
mente el tipo de la división que ideó Fabricius, alterando así fun¬
damentalmente el concepto que del género Ceria se tiene. Sin dejar
de convenir en que las Certa requieren alguna subdivisión, paré-
cerne, no obstante, que para ello no debían escojerse los tipos
genéricos del fundador y mucho menos mudarles el nombre para
aplicarlo á otras formas en que ni aún pensó el primitivo
autor, pues de seguirse tal camino,. prontamente desaparecería la
acepción y el significado de muchos géneros antiguos y bien fun¬
dados, por cuanto con el pretexto de subdividirlos, se aplicaría su
nombre propio á una fracción insignificante ó aún aberrante para
dar otro nuevo al tipo principal.
Estos dípteros se posan sobre las hojas y más frecuentemente en
tierra. Acuden á chupar la sávia de los árboles enfermos y sus
larvas viven en las cárie de los troncos carcomidos por el tiempo
ó la humedad. Las larvas de este género las observó y describió
el eminente naturalista León Dufour en 1847 (Aun. Soc. entom .
Fr., 19-27) ; examinando la materia gomosa y putrefacta que cor¬
ría de la carie-de algunos olmos, descubrió en ella una larva que,
aunque le pareció semejante á las del género Chilosia y las de Eume-
rus y se inclinara á creer que la que había encontrado pertenecía á
estos géneros ó á algún otro muy vecino, no pudo comprobarlo, por
entonces, á causa de que la larva pereció sin haber alcanzado su
completo desarrollo, pero, algún tiempo después halló, en los mis¬
mos sitios otra larva, cuyas metamorfosis describió con la ameni¬
dad de estilo que hace se lean sin fatiga y hasta con gusto, las más
áridas cuestiones científicas, cuando son tratadas por la pluma de
248 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Dufour. Estas larvas son ovaladas, convexas por encima y planas
por debajo, tienen todos sus. tegumentos finamente granulados,
carecen de cabeza y de patas aparentes y en lo posterior del euerpo
se inserta una cola córnea, cilindrica, inarticulada, truncada en el
extremo libre y móvil solamente en su punto de unión con el últi¬
mo segmento del cuerpo, el cual es escotado por detrás ; el ápice
truncado de este tubo que encierra dos tráqueas separadas, lleva
un estigma guarnecido de finísimos pelillos movibles los que de¬
sempeñan el papel de obturadores del tubo estigmatífero ; compó-
nese el cuerpo de 12 segmentos, de los que el primero es ancho,
en figura de escudo semi-circular, en cuyo dorso se abren dostubi-
llos en forma de botella que corresponden á los estigmas anterio¬
res, los ocho segmentos siguientes son bastante anchos é iguales
entre sí, armados en los lados' con pelillos espinosos, dispuestos
por grupos de á tres, los tres últimos arcos dorsales son angostos
y con pelos laterales curiosamente ramificados; la boca tiene un
labio membranoso bífido en su extremo y cada ramo de la bifur¬
cación se subdivide en dos apéndices tentaculosos; dos ganchillos
cómeos completan el aparato bucal. La organización de estas lar¬
vas se asemeja á la de las C/ulosia y Eumerus, pero son más cortas
y la tráquea caudal, única en estos últimos géneros, es doble en
Ceria, como en los Eirstalis ; su forma y lentísimo modo de andar
las asemejan á larvas de Microdon; viven completamente sumerjidas
en la pegajosa exudación arbórea, y de tal manera envueltas entre
detritus vegetales, que Dufour nos habla de la dificultad, que él ha
experimentado, para limpiarlas y ponerlas en condiciones de ser
describibles. Supone Dufour que los cuernecillosaeríferos de lo an¬
terior del cuerpo sirven para la expiración y el estigma caudal para
la aspiración del aire, lo cual parece muy ajustado á la razón.
Cuando la larva siente la necesidad de transformarse, abandona el
glúten corrompido en que vive, se traslada á cierta distancia de él,
elije abrigo debajo de cualquier cuerpo extraño, ya sea una corte¬
za, una hoja y alguna vez hasta un pedazo de papel, como lo ob¬
servó Dufour; quédase allí adherida al plano de posición y se trans¬
forma e.n ninfa bajo la envoltura larval endurecida y contraida ;
en esta piel desecada y de forma casi igual á la de la larva, se ob¬
serva que han desaparecido los pelos laterales ramificados de los
tres últimos segmentos y que han sido reemplazados por seis espi¬
nas sencillas dirigidas hácia atrás, que en la región dorsal se han
desarrollado series transversales de espinitas muy pequeñas y que
DIPTEROLOGÍA ARGENTINA
240
los pelillos terminales del tubo caudal y los cuernecillos aeríferos
del dorso han dejado de ser visibles. Hace notar Dufour, y es digno
de ser tenido en cuenta, que estas larvas tan difíciles de limpiar
quedan, después de su transformación, muy lisas y en completo
estado de aseo, por lo cual el autor supone, con duda, que tenga
lugar una muda de piel antes de la transformación en pupa, opi¬
nión que tal vez no diste mucho de la verdad, considerando que
la piel de la larva, al contraerse y secarse, debería conservar, por
lo menos, los pelos, cuernecillos, etc., que antes lo guarnecían, lo
que no sucede en este caso.
(76) 1 . Ce¡*¡a barbipes, Low
Certa barbipes, Low, Neue Beitráge zur Kenntnis (1er Dipteren .in Programm
der Koniglichen Realschule zu Meseritz, I, 19, 18 (1853). — Van der Wulp,
Amerikaansche Díptera in Tijdschriften voor Entomologie, XXV, 122,
.1, (1882).
« Low.
Nigra, opaca at ñeque profundé nigerrima, ñeque velutina.
Capul anticé et utrinque modicé nitidum; facies utrinque ad ocu-
lorum marginem interioren! dimidio vitta flavo-fuseana albiclo-
pruinosa usque ad marginem antican! extensa aucta, occipite al-
bido-villosulo. Oculi postice angusté albido-pruinoso-marginali.
Processus frontalis brevissimus, antenarum segmento primo ter¬
tia parte vix aequelongus, niger. Antennae nigrae, articulo
primo secundo longiore at 2o 3°que simul sumtis breviore; articulo
secundo tertio longiore, nigro-fusco, stylo apicali normali. Tho-
rax scutellumque nigris, at margine postica scutellari picea. Alae
hyalinae, dimidio antico longitudinaliter fusco-nigro. Pedes piceo-
nigri; femora ad partem piceo-fusca; femora postica modicé incras-
sata, tibiae pos ticae fere rectae, tibiae mediae intus dimidio apicali
longe fuscano barbatae. Abdomen basifortiter angusta tum, nigrum,
opacum, basi utrinque obsolete piceo-fuscum, segmento 2o longi-
' tudine tertii, quarto longiore.
250
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Hab. observ.: Respublica Uruguayensis in Montevideo (Low). —
Respublica Argentina (Van der Wulp). •
♦
Esta Ceria descubierta, en Montevideo por Sellow y descrita por
Low, ha sido encontrada también en nuestro país por el Dr. H.
Weyenbergh, probablemente en la Provincia de Córdoba. No obs¬
tante el detenido exámen que practiqué en las colecciones de mi
malogrado colega, depositadas en la Universidad de Córdoba, no me
fué posible hallar ejemplares de la Ceria barbipes, cuya presencia,
para mí indudable, en la vecindad de Buenos Ajy res, tampoco he
podido constatar. La descripción latina la doy extractando la pu¬
blicarla en aleman por el Dr. Lów.
ADICIONES Y CORRECCIONES
Errata Notable. — En la definición de « Syrphidum charactere
naturali » se dice, al tratar del nérvulo auxiliar ó espúreo de las
alas, « vena auxiliar i cellulam basalem prirnam et discoidalem lon-
gitrorsum per cúrrente» , en vez de decir avena auxiliari cellulam
basalem prirnam et posteriorem prirnam! ... ele . »
. MICHO DONT INI
ti) 1. Microdon crassitarsis i'Macquart) F. Lynch Arribálzaga
El Dr. Giglio-Tos ha publicarlo ( Ditteri del Messico, pars I, 35,
5, 1892) una descripción del M. aurulentus Fabricius (Syst. Antliat.
183, 8) dando como sinónimo seguro de él al M. crassitarsis Mac-
quart, y como dudoso el M. Macquarlii , F. Lynch Arribálzaga. =
Aphritis angustus, Macquart. Comparando las descripciones en¬
tre sí, observo que la del Dr. Giglio-Tos no conviene al aurulentus
pero si al crassitarsis, que es diverso del primero, como voy á de¬
mostrarlo. El distinguido dipterólogo de Turin describe la cara
DIPTEROLOGÍA ARGENTINA
251
del M. aurulentus «con peli rari bianchicci», después de haber¬
nos informado que la cabeza tiene «riflessi violacei», agregando
que el «Scudetto» es « trapezoidale» con apunte non visibile » sin
notar que el aurulentus, cuyos tipos vio, describió y figuró Mac-
quart, tiene pelos amarillos en la cara y frente y que el escudete
posee dos espinas muy aparentes, como lo indica el dibujo de
Macquart; puédese comparar además la diversa forma que tienen
la primera célula posterior y la discoidal en aurulentus y crassi-
tarsis, claramente angulosas en su contorno externo en este últi¬
mo, muy redondeadas y aún sinuosas en las dos celdas del pri¬
mero. No conociendo el ilí. crassitarsis, cuyo escudete no dicen
los autores si es espinoso ó nó, me sería imposible afirmar que el
aurulentus del Dr. Giglio-Tos sea sinónimo de él, pero sí puedo
inducir que este autor trata de una especie vecina, pero diversa
del aurulentus por la carencia de espinas en el escudete.
II. Holmbergia, F. Lynch Arribálzaga
Por una rara coincidencia, describí este género casi al mismo
tiempo que el Dr. Giglio-Tos lo daba á conocer con el nombre de
Rhopalosyrphus (Diagnosi di quatro nuovi generi di Ditteri in
Boíl. d. Mus. Zool. etd. Anatom. Comp. di Torino, vol. VI, 108,
1891), denominación que tiene prioridad sobre la mia. Observa
el Dr. Giglio-Tos que yo he considerado el tercero y cuarto
segmentos dorso-abdominales como uno solo, y en efecto ha sido
así á causa de que la soldadura entre estos segmentos es tan ín¬
tima como la que se nota en los Ichneumonidae del género Che-
lonus, siendo muy difícil en mi ejemplar señalar el punto exacto
de la sutura, detalle que, á juzgar por la figura deGiGLio-Tos (Ditt.
del Messico, pars I, fig. 10, 1892), parece mejor marcado en el in¬
dividuo que posee el dipterólogo turinés.
Rhopalosyrphus Güntherii (F. Lynch Arribálzaga) Giglio- Tos
Con este nombre deberá reemplazarse el de Holmbergia Günthe-
' rii que yo le di, porque si bien mi género debe anularse, queda
*252
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
subsistente ei nombre específico. Giglio-Tos describe muy bien
este díptero, cuya dispersión geográfica es bastante considerable,
pues no sólo se le halla en Buenos Ayres, sino también en México,
en el lugar de Chinantla, donde íué cazado por.M. Sallé el ejem¬
plar del Museo de Turin.
X. CHILOSINI
Esta tribu derivada del género Chilosia es una de las más difí¬
ciles de diagnosticar á causa de los elementos un tanto hetero¬
géneos que la constituyen. Puédense caracterizar en algún modo,
como sigue :
Alarum nervulo transverso medio, subobliquo, recto, pone cellulae
discoidalis médium sito ; vena submar ginali recta vel vix si-
■ nuosa. F émor a postica parum incrassata. Antennae breves, arti¬
culo ultimo breve, ro túndalo, chelo dorsali aucto. Frons cintror-
sum modice producía . Facie uni— vel bi-tuber culata. Corpus
fuscus vel niger vel obscuro aeneus, saepius haúd flavo-macu-
latus ; abdomen haud fasciatum.
Un solo género, el de Nausigaster , que yo tenía por peculiar á la
América del Norte, representa á este grupo en nuestro país.
XXVI. Nausigaster, Williston
Nausigaster, Williston, Trans. Ani. Entom. Soc., XI, 33 (1885). — Ejdsdeii, Syn.
of North Am. Syrphidae, 21 (1886).
Caput subhemisphaericum, thorace parum latius; occipite planiu-
sculo; fronte anticé modice rotundato-producta ; facie infrá anten-
narum insertionem fortiter at breviter excavata, deindé médium
versus sat fortiter obtusé, conicé-tuberculata ; epistomate retror-
sum obliquo. Oculi nudi, maris contigui, feminae bene disjuncti.
DIPTEROLOGÍA ARGENTINA
253
Proboscis brevissima, carnosa, ápice ampliata, subocculta. Anten -
nae brevissimae, basi modice distantes subporrectae, articulis duo-
bus primis vix conspicuis, ultimo sat magno, subquadrato, ulrin-
que compresso, angulis anticis rotundatis ; chaeta brevis, nuda,
subapicali sublateralique. Thorax punctulatus, subquadrangu-
lus, .posticé utrinque oblique truncatus. Scutellum semi-circulare,
convexum, punctulatum, marginatum. Alae oblongae, sublanceo-
latae, tenuissime villosulae, cellula marginalis sat late apperta,
vena marginalis ápice antrorsumque modice arcuata, cellula sub-
marginalis modice undulata ápice ampliata, nervulo transverso
medio sub-obliquo pone médium cellulae discoidalis sito, cellula
prima postica ápice appendiculata, extus bisinuosa ad angulum
posticum angulata interdum appendiculata, cellula discoidalis ex¬
tus recta ángulo postico angulata et, breviter appendiculata, nervulo
spurio aliis breve nervulo transverso medio haud excedente, aliis
elongato eodem distincte superante. Pedes modice elongati et cras-
siusculi, mutici, tenuiter pubescentes; tarsi articulo primo longiore
crassioreque ; tibiae posticáe maris modice arcuatae. Abdomen
oblongum, punctulatum, superne convexum inferné excavatum,
infrorsum oblique arcuatum; segmento primo brevissimo, secundo
tertio prope duplo longiore, 4o 3o cuadruplo longiore, magno
utrinque marginato et prope apicem utrinque uni-dentato.
Poco tiempo antes dé terminar este trabajo y cuando casi todo
él estaba en prensa, no conocía aún el género Nausigaster, singu¬
lar división de los Syrpliidae, que consideraba por entonces exclu¬
siva de la América del Norte (Y. An. Soc. Cient . Arg., XXXII, entr.
2, p. 92, 1891) y sin representante alguno en nuestra fauna, mas,
una muestra de este género, cazada en la vecindad de Buenos Ay-
res, vino á demostrarme el error en que me hallaba ; empero,
lo adelantada que ya se encontraba la impresión de mi obra, me
ha impedido incluir en ella y en el lugar debido la tribu á que los
Nausigaster corresponden, viéndome en consecuencia obligado, ya
que no la. había mencionado, á describir tribu y género, en el
presente Apéndice. Además de la especie que describo, hállase el
N ausig áster punctulatus Williston en el Brasil, donde ha sido des¬
cubierto en los últimos tiempos, comprobándose así la bastante
considerable dispersión geográfica de la especie Norte-americana.
554 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
(77) 1. Xausiftaslei* bonariensis, n. sp.
JSiger, nitidulus, punctulatus ; antennis rufo-pi.ceis ; thorace obso-
lete cinereo-4-vittato ; scutello rufo-píceo; alis infuscatis antice
médium versus macula stigmatica nigro-fusca signatis ; pedibus
piréis, mmoribus nigro-viridibus ; abdomine segmento secundo
basi utrinque conicé uni-tuberculato. — Long. 7 millim. (9)-
Caput anticé piceum posticé nigrum, punctulatum ; facie vértice
occipiteque argenteo-pruinosis et tomentosis, fronte calloque oce-
llani nitidulis, haud punctulatis, subnudis. Antennae rufo-piceae.
Proboscis picea. Thorax dense fortiterque punctulatus, subnudus,
suprá nigro-aeneus cinereo-sericeo-, obsolete 4-vittatus, utrinque
piceus albido-sericeo-pruinosus et tomentosus. Scutellum pun—
ctulaturn, rufo-piceum tenuiter breviterque fusco-pilosum, basi
utrinque nigrum. Alae fere omnino ut A7, punctulatus nervosae at
cellula prima postica ad angulum posticum brevissime appendi-
culata, obscuré griseae anticé longitudinaliter infuscatae, macula
stigmatica nigro-fusca notatae. Halteres albi. Pedes antici obscuré
rufo-picei sed tarsi suprá nigri, medii piceo-rufi at femora basin
versus fusco-picea, postici femoribus nigro-aeneis ápice ferrugineis,
tibiae ferrugineae et tarsi nigro-picei. Abdomen suprá crebe pun¬
ctulatum, nitidulum, nigro-piceum, albido-cinereo-subsericeo-,
tenuiter tessellatum, marginibus lateralibus obscuré piceis, seg¬
mento secundo basi utrinque dente minuto conico ferrugineoque
armato, quarto utrinque reflexo anguste margínate et ante apicem
dente sat valido triangulan utrinque aucto, inferné excava tum,
nigrum, nitidum, subtilisime sparsimque punctulatum subnu-
dum.
Hab. observ. : Resp. Argentina, Buenos Ayres in Jardín Zooló¬
gico (Holmberg).
Es notable por su aspecto de Crabronidae (Hymenoptera). El úni¬
co individuo que poseo lo deboá mi amigo el Dr. Eduardo L. Holm¬
berg, quien lo descubrió en el Jardín Zoológico, del cual es Director
el naturalista citado.
D1PTER0L0GÍA ARGENTINA
255
Las nervaduras son idénticas á las del N. punctulalus Williston,
con excepción de un cortísimo apéndice en el ángulo póstero-ex-
terno de la Ia célula posterior, el cual por otra parte parece más
agudo que en la especie Norte-americana. Un detalle singular de
este díptero consiste en las dos puntas cónicas que arman la base
del segundo segmento, abdominal, carácter que al parecer no se
halla en su congénere del Norte.
PSARINÍ
Adde :
(78) 2. Argentinomyia grantlis, n. sp.
Nigro-aenea; cintennis, pedibus anticis, tibiis tarsisque mediis
femoribus posticis basi tarsisque tes tacéis; thorace suprd nigro-
velutino vittis longitudinalibus duabus alteraque media trans¬
versa humerisque nigro-aeneis, cinereo-micantibus, nitidis or¬
nato; aíis fuscescentibus ; ab domine segmento terlio basimciculis
obliquis duabus testaceis signato. — Long. 9 millim.
Caput anticé subtusque nigro-aeneum, nitidum, tenuiter griseo-
puberuluqi ; fronte super antennarum insertionem anticé trans-
versim laevigato nudoque, posticé breviter albido-pilosulo; vértice
nigro-velutino, nigro-piiosulo, medio vitta transversa laevi te-
nuissime griseo-pruinosa aucto ) occipite nigro griseo-pruinoso ;
occipitis corona piligera albida. Proboscis basi fuscana ápice alba.
Antennae testaceo-piceae, articulo 2o primo fere triplo breviore.
Thorax nigro-aeneus, nitidus, suprá tenuissime albido-pilosulus
et pubescens, vitta media longitudinal! posticé ampliata nigro-ve-
lutina, utrinque alterisque duabus maculiformibus nigro-velutinis
signatus, pleuris griseo-pruinosis et vil losulis. Scutellum nigro-
aeneum, nitidulum, tenuissime obsoleteque griseo-pruinosum,
pilis tenuibus brevibus albidis nigrisque instructum. Alae dilute
infuscatae, cellula mediastinalis ápice .fuscáno, costa ante apicem,
ápice ipso margineque postico dilute fuscano-limbatis ; venis íu-
-scis, longitudinalibus basi testaceis; nervulo transverso medio et
256 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
submarginali basi d ilute fuscano-marginatis. Halteres stipite dilute
testaceo capitulo albo. Pedes antici et medii lestacei, tenuiter fla-
vido-pubescentes at femoribus mediis dimidio basali nigro-pi-
ceis; pedes postici nigri, femorum basi summa tarsisque testa-
ceis ; tarsi omnes ápice fusci . Abdomen suprá nigro-aeneum, seg-
mentis basi nitidulis ápice nigro-velutinis, segmento tertio basi
maculis obliquis duabus triangularibus ñavo-testaceis signato ;
venter omnino nigro-aeneus perniliduus. Organa copulatoria
obscuro picea.
Hab. obs. : Resp. Argentina in Misiones, Fracrao (Ambrosetti).
Esta bonita especie, cuyo porte se asemeja algo al de los Mela-
nostoma, fué descubierta en Misiones en el paraje denominado
Fracrao, por mi amigo el señor Juan B. Ambrosetti, á quien las
Ciencias Naturales le son deudoras de algunos interesantes ha¬
llazgos.
Adde:
BACCeiNI
(79) 3. iSaccha adspersa, Fabricius
Bacha adspersa, Fabriciis, Syst. Antl. 200, 5 (1805). — Wiedemann, Ausseren-
rop. zweifl. Ins. II, 97, 9 (1830). — Williston, Traías. Am. Entona. Soc.,
XV, 269 (1887). — Ejusdem, Biología Centrali-Americana, Dipt. , III, 34, 5
(1891).
JSigerrima, nítida ; facie nigvo-aenea. prominente, obsolete cine-
reo-pruinosa ; thorace suprá in fundo nitido velulino-nigro-
nitido-5-vittato atrinque aeneo-nigro ; antennis pedibusque ni-
gris, his femoribus obscuré piceis ; alis nigris dimidio apicali
dilutioribus ; abdomine basi fortiter attenuato, segmento primo
apicem versus et utrinque macula minuta rotundataque flava
signato, sequentibus 3 prope basin punctis í flavis, rotundatis,
s emitir culariáer dispositis ornatis, ultimo toto nigro. — Long.
8 i/2 millim.
Caput posticé nigrum, cinereo-pruinosum, parce albido-pilo-
DIPTEROLOGÍA ARGENTINA
257
sum, fronte nigra, pernitida, nigro- villosa, facié medio sat fortiter
conicé-tuberculata, nigro-aenea, nitidissima, tenuissime vix pers-
picué albo-cinereo-pruinosa. Oculi fu seo- ru fu Antennae nigrae,
nigro-cbaetosae. Thorax suprá nigro-veiutinus at marginibus la-
teralibus externis vittisque 5 longitudinalibus nitidis instructus,
vittis 3 mediis iinearibus posticé abbreviatis ; pleurae aeneo-ni-
grae, pernitidae. Scutellum nigrum, nitidissimum, basi vix velu-
tirmm. A lae nigrae apicem versus dilutiores ápice fere obscure
griseae. Halteres picéi. Pedes nigri, femora obscure fusco1- picea.
Abdomen ovatum, depressiusculum basin versus fortiter altenua-
tum, nigrum, subvelutinum, segmentis ómnibus superis ápice
laevigatis, suprá segmento primo ante apicem fere prope médium
utrinque puncto rotundato flavo sígnalo, 2-í basin versus punctis
quatuor semicirculariter dispositis ornatis.
Hab. observ. : Am. merid. (Fabricius. — Wiedemann). — Resp.
Argentina, Misiones in Moconá (Ambrosetti). — Panamá in Chiriquí
(Champion).
Describo, con alguna extensión, un macho, coleccionado por el
señor Juan Ambrosetti, en el Alto Uruguay, porque, aún cuando
creo pertenece á la especie de Fabricius; presenta algunas diferen¬
cias que podrían hacer suponer que mi determinación no sea la
que corresponde. Los puntos abdominales, que yo llamo amarillos,
los describe Wiedemann como « goldpunktirt » y Fabricius atribu¬
ye al abdomen « segmento primo... utrinque puncto parvo cipicis
áureo, reliqúis punctis quatuor lateralibus anterioribus », caracte¬
rística un tanto vaga en cuanto á la disposición de los puntos,
pero no muy lejana en cuanto se refiere á la coloración de ellos.,
pues ofrecen un brillo análogo al de la paja de trigo,' mas no
francamente dorado. La diferencia mayor, entre la descripción
fabriciana y mi ejemplar, consiste en el color de las alas, que Fa-
bricius llama «albae basi nigrae », sin embargo, como es sabido, que
en los Baccha y los Ocyptamus las tintas obscuras de las alas son
susceptibles de no poca variabilidad en la extensión que ocupan,
prenso que esto no tiene mayor importancia en el presente caso.
AN.4T,. SOC. CIENT. ARG. T. XXXIV
17
258
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
(13) 1 . Bacclia elavata, Fabricius-
Adde :
Baccha elavata (Fabricius) Williston, Biolog. Centr. Am., Dipt., III, 3, 3-4
(1891).
Baccha babista, Waiker, List of Dipt., III, 549- (1849). — Williston, Synopsis,
117, pl. IV, f. 9 (1886).
Baccha facialis , Thomson, Eugenie!s Resa, 504, 101 (1868).
Spazigaster bacchoides , Bigot, Ann. Soc. entom. de France, p. 326 (1883).
Esta sinonimia establecida por Williston en uno de sus últimos
trabajos, inserto en las « Entomological News » (volumen III, en¬
trega 6, página 146, 1892), me parece correctísima. A los puntos
que habita la B. -elavata débese agregar, en consecuencia, Geor¬
gia, Florida, Arizona y California en- los Estados Unidos de la
América del Norte, donde la ha observado Williston, habiéndola
obtenido también del primer estado Walker, mientras que Thom¬
son menciona su existencia en las islas de los Galápagos, en el
Océano Pacífico.
(15) 1. Ocyptamus funebris, Macquart.
Adde :
Ocyptamus funebris, Williston, Trans. Atn. Entom. Soc., XV, 265 (1889). —
Biologia Centrali Atner., Dipt. III, 30, 1 (1891).
Hab. observ.: México in Venta'de Zopilote, Xucumancitlan , Amu¬
la, Acagüizotla, Tepetlapa, Rio Papagaio, Cuernavaca , Morelos,
Atoyac, Vera-Cruz, Santiago lscuintla in Jalisco (Smith— Schu-
mann).
(16) 22. Ocyptamus trig-ouus (Wiedemann) Schiner.
Adde :
Ocyptamus trigonus, Williston, Entom. News, III, 146 (1883). — Biolog. Cen¬
trali Am., Dipt., III, 39, 3 (1891),
Baccha torva, Williston, Synopsis North Am. Syrphidae, 124 (1886).
Hab. observ.: Amer. septenlr., Texas (Williston. — Riley)., —
México (Smith). — Yucatán (Gaumer).
DIPTEROLOGÍA ARGENTINA
259
Williston hace notar (Op. cit. 1. c.) que las alas de los machos
parece que son completamente transparentes, sin ofrecer la mancha-
negruzca y triangular que adorna el centro de las de las hembras.
SYRPHINI
(18) 1. Mélanostoma fenestratum (Macquart) Schiner.
Adde :
Mélanostoma fenestratum , Williston, Biol. etc., III, 10, 2 (1891).
„ Syrphus stegnus Say, Journal Philad. Acad. VI, 163 (1830).
Mélanostoma stegnum (Say) Williston, Biología Centr. Amer. Zool. Dipt. III,
10, 1 (1891) et in Kansas University Quarterly, 35 (1892).
Hab. observ. : Am. septentr. in Washington, California, Colo¬
rado, Kansas, Arizona (Williston). — México in Omilteme (8000 p.
altit.), Amula (6000 p. altit.), Sierra de las Aguas Escondidas (7000
p. altit.), el in Guerrero (H. Smith), Durango (8100 p. altit.) (For-
rér), Orizaba (H. Smith. — F. D. Godmann).
El Mélanostoma stegnum no me parece ser sino una de las tantas
variedades del M. fenestratum. Si mi opinión llegara á ser compro¬
bada y aceptada, la prioridad del nombre específico corresponde¬
ría á Say, quedando así subsistente la denominación de Williston.
(20) £5. Mélanostoma mellinum (Linaeus) Schiner
Adde :
Mélanostoma mellinum (Linn.) Williston, Biología Centrad Am., Dipt., III,
11, 4 (1891).
Mélanostoma cruciata, Bigot, Ann. Soc. entorn. d. France, 81 (1884).
Mélanostoma pruinosum, Williston, Biología Centrali-Americana. Dipt., III,
11, 5 (1891).
Hab. observ. : Méxfco in Sierra de las Aguas Escondidas .
260
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
(23) 3. Mesograpta dup lieata. Wiedemann.
Adde:
Syrphus duplicatus, Rondani, Dipt. Aliqua in Am. merid. lecta etc., 1, 3
(1808).
Syrphus tridentatus, Rondani, Op. o., 1, 4 (1868).
Hab. observ. : Resp. Argentina San Carlos in Prov. Mendoza
(Rondani) in Cáchenla, Palmira et Junin in Mendoza.
v
Era comunísima esta Mesograpta en la Provincia de Mendoza,,
donde la observé por Enero y Febrero de 1892.
(26) 6. Mesograpta exótica (Wiedemann) F. Lynch Arribálzaga
Adde :
Allograptci fractct, Osten-Sacken, Western Díptera in Bull. U. St. Geolog. and
Geograph. Survey, III, 331 (1877). — Williston, Synopsis etc., 9, 7 (1886)
et Biol. Centr. Americana, Dipt. III, 20, 2 (1891).
Allograpta sp ? Williston, Biol. Centr. Am., III, 20, 3 (1891).
Hab. observ.: Am. Septentr., in California. — México in Xucu-
manatlan, Venta ele Zopilote, Durango, Om líteme, Amula. — Anli-
lliae in Guadalupe.
(33) 5. Syrphus bucephalus, Wiedemann.
Adde :
Melanostoma bucephalus , Williston, Trans. Amer. Entom. Soc., XV. 264(1889).
— Ejusdem, Biología Centr. Amer., Díptera, III, 11, 4 (1891).
Hab. observ. : México in Amula, Xucumanatlan (7000 p. alt.),
Venta de Zopilote (2800 p. alt.), Omilteme (8000 p. alt.), etin Guer¬
rero (Smith). — Brasilia in Chapada (WillistcTn).
DIPTEROLOGÍA ARGENTINA 261
No me parece que esta especie deba figurar entre ios Meíanoslomci,
con los que no tiene otra relación que el color de la cara .
HELOPHILINI
(41) 1. Helophilus chilensis, Walker.
Adde :
Helophilus chiliensis, Guérin, Iconogr. da Régne anim. d. G. Cuvier, 545, pl.
99, f. 2 (1844).
Guérin lo compara con el H. pendidas de Europa, del que dice
se diferencia por sus patas completamente amarillas, su cara sin
raya vertical negra y su estilo antenario de color negro.
Antes que yo hubiera publicado la sinonimia de esta especie y
las observaciones que ella me sugería, M. Bigot había reconocido
que su Helophilus Hahni era idéntico á la Dolichogyna fasciata de
Macquart (Bull. soc. zooL France, 102, 1890); á pesar de esta
rectificación yerra mi distinguido colega al conservarle el nombre
genérico y específico que Macquart impuso á este Helophilus , pues
por las razones que expuse en otro lugar, la prioridad le corres¬
ponde á Walker.
ERiSTALINI
(45) Priomerus seutellaris (Fabricius) Macquart.
Adde : »
f
Eristalis fascithorax. Macquart, Dipt. exot.,4, Suppl., 139, 63(1850).
Doliosyrphus scutellaius, Bigot, Ann. Soc. entomol. de France, 342 (1883).
Doliosyrphus Rileyi, Williston, Synopsis North-Ara. Syrphidae, 178 (1886).
'Eristalis seutellaris, Williston, Biol. Centr. Amer. -Dipt., III, 63, 15 (1891).
262
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Hab. observ. : Am. septentr. in Aovo México (Williston). — Mé-
xico inAcapulco, Venta de Zopilote, Átoyac, Teapa (Smith). — Pa¬
namá in Bugaba (Champion).
Como se vé, esta bella especie, que ya cuenta con una bastante
larga sinonimia, extiende su habitat á unos 30° al N. y al S. del
Ecuador.
(46) 1. Eristalis foogotensis, Macquart.
Adde :
Eristalis Bellardii, Jaennicke, Nene exot. Dip . , 400 (1868). — Williston, Biol.
Centr. Amer., Dipt. , III, 60, 7 (1891).
Eristalis rufoscutata , Bigot, Ana. Soc. entom. de France, 221 (1880).
Hab. observ. : México in Durango (Correr). — Colombia in Bo¬
gotá.
(50) 5. Eristalis furcatus, Wiedemann.
Adde :
Eristalis furcatus , Williston, Biología Centr. Amer. Dipt., III, 61, 10 (1891).
Hab. observ. : México in Acagüizotla, Chilpacingo, Amula, Rio
Papcigaio, Rincón , Tierra Colorada, Tepetlapa, Teapa in Frontera,
et Yuca tan in Tabcisco (Smíth), Orizaba (Smith-Godmann). — Yucatán
in Temex( Gaumer).
(54) 9. Eristalis vinetorum, Fabricius.
Adde :
Eristalis vinetorum, Williston, Biología Centr. A ni. Dipt., III, 64, 16 (1891).
Hab. observ.: Am. septentr . in Pennsy Inania, Indiana, Georgia ,
Florida (Smith). — México (Smith). — Guatemala (Champion). #
DIPTEROLOGÍ A ARGENTINA
263
Erróneamente creí sinónimo de esta especie al E. thoracica
Jaennicke, cuja descripción se aplica en parle á esta; el E. thoracica
es idéntico con el E. obsoletus, según lo afirma Williston en la Bio¬
logía Centrali-Americana, recientemente publicada.
(58) I 3. Eristalis obsoletus, Wiedeman.
Adde :
Eristalis thoracica, Jaennicke. Neue exot. Dipteren. 91, 122 (1868;.
Eristalis testaceicornis , ¡VIacquart, Dipt, exot., 4 Suppl. 138 (1850).
Eristalis obsoletus , Williston, Biol. Cent. Ain. Dipt. III, 57, 3 1801).
Este Eristalis fué señalado en México por Jaennicke, según ejem¬
plares del Museo de Darmstadt ; posteriormente, su identidad con
el E. obsoletus de Wiedemann fué establecida -por Williston y yo he
podido comprobar que la descripción de Jaennicke conviene en todo
con la que Wiedemann ha dado de su Eristalis. El E. testaceicornis
de Macquart es también sinónimo del 'obsoletus. La especie ha sido
hallada en México en Omilteme (á 8000 piés de elevación), en la
Hacienda de la Imagen (á 4000 piés), en Xucumanatlan, Acapul-
co, Cuernavaca, Veracruz j Atoycic por Smith, en Jalapa por God-
mann y en Tenca, en el Yucatán setentrional, por Gaumer.
VOLUCELLINI
(60) 1. Volucella obesa (Fabricius) Wiedemann.
Adde:
Hab. observ. : Perú et Ecuador in Nanegal (Yon Róder, Stett.
Entom. Zeitg. 257, 1886).
264
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
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D1PTER0L0GIA ARGENTINA
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fiel mismo. - 7 Tipo alar de los Syrphidae -8 Syrphinn - - . ... ,, -
agrorum) - 10 Enstalrai(Promilesia nectarinoides, n.g.el n.sp. - 11 HeÍo|iliilini (Helopjnlus Chilenas, .Valk.j- 1 - Ca¬
beza del mismo -43 Volucelliml Volucella lestacea, Bigot)- 14 Volucellinl Teinjaocera) - 1„ y 16 Cerini.
D1PTERGL0GIA ARGENTINA 269
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EXPLICACION DE LAS NERVADURAS Y CELDAS ALARES
DE LOS SYRPHIDAE
(Fig. 7)
abcde : vena costalis vel margo anticas.
b: vena subcostalis.
c : vena rnediastinalis.
d: vena marginalis.
e: vena submarginalis.
f; vena transversa posticalis.
g, l: vena interno-mediaria.
h: vena analis.
i: vena axillaris.
j: vena transversa discoidalis.
k: vena externo-mediaría.
m: nervulus transversus medius.
n : vena transversa radicalis.
o : vena spúria.
p : vena posticalis.
q : nervulus transversus costalis.
1-2: cellula costalis.
3: cellula sub-costalis.
4 : cellula marginalis.
5 : cellula submarginalis.
61, 62, 64 : cellulae posteriores.
63 : cellula discoidalis.
71, 72, 73 : cellulae radicales.
270 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
ÍNDICE DE LIS FAMILIAS, GÉNEROS Y ESPECIES O
Allograpta . .
.... XXXII, 252 ; XXXIII,
57
fracta .
. XXXIV,
260
horlensis .
. . XXXIII,
58
obliqua .
. XXXIII,
57
Amathia .
. XXXII,
247
Ancylosyrphus . .
. XXXIII,
111
Aphritis . .
. XXXII,
121
angustus .
. XXXII,
126
aurulenlus .
. XXXIV,
250
crassitarsis .
. XXXII,
126
. XXXII,
131
. inslabilis .
. XXXII,
130
violáceas .
. XXXII,
129
Argentinomyia . . .
. XXXII, 198,
199
testaceipes . *. . . .
. XXXII,
199
granáis .
. ’. . XXXIV,
255
Asemosyrphus. .• .
. •. .. XXXIII,
198
Atemnocera .
. XXXIV,
186
spinigera .
. XXXIV,
187
Baccha .
. XXXII, 202,
249
adspersa .
. XXXIV,
256
babista .
. XXXIV,
258
davala .
. XXXII, 250 ; XXXIV,
258
facialis .
. . . XXXIV,
258
funebris .
. . XXXII,
252
phaeoplera .
. XXXII,
251
tricincta .
. XXXII,
250
torva .
. XXXIV,
258
Wul piaña .
. . XXXII,
250
Bacchinj . . .
. XXXII, 119,
202
Calliprobola .
. XXXIII,
193
Catabomba .
. XXXII, 252; XXXIII,
118
mdanostoma .
•
. XXXIII,
119
pyrastri .
. . XXXIII,
120
(1) Los números romanos expresan el volúmen correspondiente de los Anales y los
arábigos las páginas.
DIPTEROLOGIA ARGENTINA
271
Cenogaster . XXXIV, 175
Ceratophyia . XXXII, 121
Ceria . * . XXXIV, 248
barbipes . XXXIV, 249
Cerini. . . . XXXIV, 245
Chalcomyia . . . .* . . . XXXIII, 192
Chilosini . XXXII, 198
Chriorhinini . •• . . . XXXIII, 188
Chrysotoxitae . XXXII, 198
Crhysotoxum. . . XXXII, 199
Ciiymophila . XXXII, 121, 124
Dimeraspis . XXXII, 121
Dolichogyna . . XXXIII, 198, 236
fastidia . XXXIII, 236
Doliosyrphus . . ¿ . XXXIII, 244
geniculatus . XXXIII, 247
‘ Rileyi . XXXIV, 261
sculellatus . XXXIII, 247
Elophilus . XXXIII, 198, 248
Eri'stalinus . XXXIII, 248
Eristalíni . XXXIII," 240
Eristalis . . . XXXIII, 241, 248
aeneus . XXXIII, 249
agror uní . XXXIII, 252; XXXIV, 40, 41, 46
albiventris . * . . XXXIII, 252 ; XXXIV, 33
Androclus . XXXIV, 38
angustatus . . • . XXXIII, 245
Bellardii . . - . XXXIV, 262-
bogotensis . XXXIII, 252, 253; XXXIV, 262
congruus . XXXIII, 252, 253
distinguendus . XXXIII, 252; XXXIV, 34, 36
elegans . .• . . XXXIV, 36, 38
fascilhorax . ' . XXXIV, 261
femoratus . XXXIV, 34
foveifrons . ¡ . XXXI V, 38
furcatus . . . . . XXXIII, 252 ; XXXIV, 33, 34, 262
fuscipennis . XXXIV, 44
hortícola . . . . . XXXIIi, 254
tapideus . XXXIII, 251
lateralis . XXXIII, 252 ; XXXIV, 34
Meigenii.- . XXXIII, 250, 252 ; XXXIV, 38, 39
obsoletus . . ’. . XXXIII, 252 ; XXXIV, 44
- pusio . XXXIV, 46
272
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTIFICA ARGENTINA
pygolampus . . XXXIII, 252; XXXIV, 43
quadraticornis . XXXIII, 252; XXXIV, 39, 42
rufoscutata . XXXIV, 262
sepulchralis . XXXIV, 35
scutellaris . . . XXXIII, 245
scutellatus . XXXIII, 245
taenia . XXXIII, 25 2; XXXIV, 35
tenax . . XXXIII, 249, 250, 251, 254
testaceicornis . XXXIV, 44
testaceiscutellatus . > . XXXIV, 42
thoracica . XXXIV, 39
trifasciatus . . XXXIV, 39
uvarum . ' . . . XXXIV, 39
vinetorum . . . . XXXIII, 252 ; XXXIV, 39, 46, 262
xanthaspis . XXXIV, 36, 38
Eristalomyia . . . XXXIII, 245, 248
angustata . XXXIII, 245
quadraticornis . XXXIV, 42
testaceicornis . XXXIV, 42
testaceiscutellata . XXXIV, ’ 42
Eurhimyia . .....! . XXXIII, 198
Glaurotricha . XXXIV, 241
• muscaria. . . . . . XXXlV, 242
Haurotricha . XXXIV, 241
muscaria . XXXIV, 242
Helophilini . XXXIII, 195
Helophilidae . XXXIII, 195
Helophilus . • . XXXII 1,196, 198
chilensis . XXXIII, 199, 236
chiliensis . • . XXXIV, 261
conostomus . XXXIII, 199
Hahni. . : . XXXIII, 236
laetus . . ‘ . . XXXIII, 199
latifrons . XXXIII, 199
linéalas . XXXIII, 200
mexicanas . .' . XXXIII, 199
modestas . . XXXIII, 199
péndulas. ■ . XXXIII, 200
Holmbergia . '. . XXXII, 1 95
Güntlierii . XXXII, 197
Imatisma . XXXIII, 124
posticata . * . XXXIII, 124
IáCHIROS YRTHUS. . .• . XXXIII, 111
DIPTEROLOGÍA ARGENTINA 273
Lasiophticus . XXXIII, 111, 118
Pyrastri.. . XXXIII, 120
Lepidomyia . ; . . XXXII, 198, 200
calopus . XXXII, 201
ortalina . ' . XXXII, 201
Lepidostola . XXXII, 200
Lepromyia . . . XXXII, 200
Melanostoma . XXXII, 252, 307
bucephalus . XXXIV, 260
cruciata . . - . XXXIV, 259
fenestratum . . . XXXII, 308, 310; XXXIV, 259
fenestrala . XXXII, 308
mellina . XXXII, 310
mellinum . . . . . . XXXII, 308, 310; XXXIV, 259
punclulata . XXXII, 309
punctulatum . XXXII, 308, 309, 310, 311, 312
pruinosa . . . ■ . XXXII, 310
pruinosum . XXXIV, 259
scalaris . . . XXXII, 310
stegnum . XXXII, 309; XXXIV, 259
tigrina. . XXXII, 309
tigrinum . XXXII, 309
Meromacrus . XXXIII, 242
Merodon . XXXIII, 196
Mesogramma . ' XXXII, 312
anchor ata . XXXIII, 51
duplícala . XXXIII, 52
exótica . XXXIII, 56
música . XXXIII, 53
tibicen . ! . XXXII, 313
Mesograpta . . . XXXII, 252, 312
anchorata . XXXII, 313; XXXIII, 51
duplícala . XXXII, 313; XXXIII, 52
exótica.... . XXXII, 313; XXXIII, 56
música . XXXII, 313; XXXIII, 53
tibicen . XXXII, 313
Willistoni . XXXII, 313; XXXIII, 54
Mesophila . XXXII, 121
Microdon . XXXII, 121
• augustas . XXXIV, 250
aurulentus . . . . . : . XXXIV, 250
bidens . XXXII, 125, 128
. bonariensis . XXXII, 125, 194
ANAL. T. XXXIV
18
274 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
crassilarsis . XXXII, 125, 126; XXXIY, 250
devius . XXXII, 123, 124
fulgens . XXXII, 131
histrio . XXXII, 125, 127
instabilis . : . . . . . XXXII, 125, 130
Macquartii.. . XXXII, 125, 126
mutabilis . XXXII, 123
rubriventris . XXXII, 125, 128
splendens . XXXII, 131
violaceus . XXXII, 125, 129
Microdontini . . . XXXII, 119, 120
Milesia . XXXIII, 242
scutellaris . . . XXXIII, 245
Milesini . . . XXXIII, 188
Mixogaster . XXXII, 121, 196
Mixtemmyia . XXXIII, 193
Myolepta . XXXIII, 197
Mullo . XXXII, 128
bidens . XXXII, 128
Musca . XXXIII, 113
blandus . . . . . XXXIII, 113
Pyrastri . XXXIII, 120
Ribesi . XXXIII, 113
Rosae . XXXIII, 120
Nausigaster . XXXIV, 252
bonariensis . . . . • . XXXIV , 254
Ocyptamüs . XXXII, 252
funebris . XXXII, 253; XXXIV, 258
fuscicosta . XXXII, 253, 255
trigonus. . XXXII, 253, 254 ; XXXIV, 258
Ornidia . XXXIV, 175
obesa . XXXIV, 177
Palpada . XXXIII, 244
scutellata . XXXIII, 245
Paragus . XXXÍI, 199, 200
Phalacromyia . XXXIV, 241
albitarsis . * . XXXIV, 244
argentina . XXXIV, 242
muscaria. . . XXXIV, 242
soror . XXXIV, 244
Pipiza . : . XXXII, 199
Priomerus . XXXIII, 240, 244
bimaculatus . • . XXXIII, 247
DIPTEROLOGÍA ARGENTINA 275
scutellaris . XXXIII, 245
Promilesia . . XXXIII, 240
nectarinoides . XXXIII, 243
Psarini . XXXII, 198
Psaridae . XXXII, 198
Psarus . , . XXXII, 199
Pterallastes . . . XXXIII, 196, 242
nubeculosus . XXXIII, 197
thoracicus . XXXIII, 197
Rhopalosyrphus . XXXIV, 251
Güntherii.. . XXXIV, 251
Salpindogaster . XXXII, 196, 202, 247
macula . XXXII, 248
nigriventris . XXXII, 248
ScAKVA . XXXIII, 111
affinis . XXXI1Í, 120
mellina . XXXII, 310
música . XXXIII, 53
obliqua . . . XXXIII, 57
pyraslri . . XXXIII, 120
rosarum . XXXIII, 310
scalaris . XXXIII, 310
transfuga . XXXIII, 120
unicolor . . XXXIII, 120
Senaspis . . . XXXIII, 248
Senogaster . XXXII, 196; XXXIII, 192
Spazigaster . XXXIV, 258
bacchoides . XXXIV, 258
Sphaeropiioria . XXXIII, 57
Bacchides . XXXIII, 57
Spilomyia . . XXXIII, 189, 193, 242
gratiosa . XXXIII, 195
Sterphus . XXXIII, 189
antennalis _ 7 . XXXIII, 191
autumnalis . XXXIII, 191
cyanocephalus . XXXIII, 191
Stilbosoma . XXXIII, 191
nigrinervis . XXXIII, r 193
Syrphini . XXXII, 251
Syrphüs . XXXII, 252, 308 ; XXXIII, 111
affinis . XXXIII, 120
agror um . XXXIV, 41
. americanus . XXXIII, 120
276
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
anchoralus .
. XXXIII,
51
bacchides .
. XXXIII,
57
balteaíus .
. . XXXIII,
52
bucephalns .
. . XXXIII, 113,,
117
clavatus .
. . XXXII,
250
dimensus .
. XXXIII,
57
duplicatus .
. XXXIII,
52
exoticus .
. XXXIII,
56
fenestratus .
. XXXII,
308
horiensis .
. . . XXXIII,
58
Iris .
. XXXII,
310
laíafacies .
. XXXIII,
119
lunalus .
. . . XXXIII,
120
Macquarti .
. XXXIII, 113,
116
melanostoma .
. XXX1IÍ,
119
melanogaster .
. XXXII,
309
mellarius .
. XXXII,
310
mellinus .
. XXXII,
310
melliturgus .
. XXXII, 310,
312
mu sien s .
. XXXIII,
53
noctilucus . .
. JXXI1,
310
noclurnus .
. . XXXIII,
52
obesus . . . .
. XXXIV,
39
obliquus .
. XXXIII,
57
octo-maculatus .
. . XXXIII, 113,
414
ochrogaster .
. XXXIII,
52
paiagonus .
. XXXIII, 113,
115
philadelphicus .
. XXXIII,
113
pyrastrí .
. XXXIII,
120
quadrigeminus . .
. . . XXXIII,
57
reclus .
, . . . XXXIII,
113
Ribesii .
. XXXIII,
113
scalaris .
. XXXII,
310
securiferus . .
. XXXIII,
57
s exgultatus . .
. XXXIII,
119
signatus . . .
. XXXIIÍ,
57
stegnus .
. XXXII,
309
libicen .
. XXXII,
313
transfugus .
. XXXIII,
120
tridenlatus . .
. XXXIV,
260
trigonus . .
. XXXII,
254
unicolor . . .- .
. . . XXXII, 309 ; XXXIII,
117
Walkerii .
. XXXIII, 113,
117
DIPTEROLOGÍA ARGENTINA
Temnocera .
andícola .
fulvicornis . .
recta .
scutellata
spinigera. . . .
spinithorax. . .
Temnostoma .
Tropidia .
insularis .
Toxomerus . .
Ubristes .
Volucella .
abdominalis .
Ambrosettii . .
azurea .
fulvonolata. . .
fuscipennis. .
missionera . .
notata .
obesa .
obscuripennis
picturala. . . .
pulchripes . . .
punctifera . . .
purpurea. . . .
scutellata ....
spinigera ....
testacea .
Volucellini .
XlLOTA .
XlLOTIDAE .
XlLOTINI .
277
.... XXXIV, 174, 185
. XXXIV, 189
. XXXIV, 187
.... XXXIV, 187, 188
.... XXXIV, 187, 189
. XXXIV, 187
.... XXXIV, 187, 190
.... XXXIII, 193, 242
.... XXXIII, 196, 238
. . XXXIII, 238
. XXXII, 312
XXXII, 120, 124, 197
. XXXIV, 174
. XXXIV, 180
.... XXXIV, 177, 179
. XXXIV, 178
.... XXXIV, 177, 181
. XXXIV, 180
.... XXXIV, 177, 184
.... XXXIV, 177, 18l
. XXXIV, 177
.... XXXIV, 177, 180
.... XXXIV, 176, 18*
. XXXIV, 185
XXXIV, 177, 183, 184
. XXXIV, 179
. XXXIV, 189
. XXXIV, 187
.... XXXIV, 177, 182
XXXII, 1 19 ; XXXIV, 173
. XXXIII, 197
. XXXIII, 189
. XXXIII, 488
278 ANALES DE LA. SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
LISTA SISTEMÁTICA DE LOS SYRPHIDAE DE LA REPÚBLICA ARGENTINA
Microndontini . XXXII, 120
I. Microdon, Meigen . . . . XXXII, 121
(1) 1. M. crassitarsis (Macquart) Lynch Arribálzaga . . . XXXII, 126
(2) 2. M. Macquartii, F. Lynch Arribálzaga . XXXII, 126
(3) 3. M. histrio, Wiedemann . XXXII, 127
(4) 4. M. bidens (Fabricius) Wiedemann . XXXI], 128
(5) 5. M. rubriventris, F. Lynch Arribálzaga . XXXII, 128
(6) 6. M. violaceus (Macquart) F. Lynch Arribálzaga... XXXIÍ, 129
(7) 7. M. instabilis, Wiedemann . . XXXII, 130
(8) 8. M. bonariensis, F. Lynch Arribálzaga . XXXII, 194
II. Holmbergia, F. Lynch Arribálzaga . XXXII, 195
(9) 1. Holmbergia Güntherii, F. Lynch Arribálzaga .... XXXII, 197
II. Rhopalosyrphits, Giglio-Tos . XXXÍY, 251
(9) 1. R. Gunlherii (Lynch Arribálzaga) Giglio-Tos... XXXIV, 251
Psarini . : . .. XXXII, 198
III. Argentinomyia, F. Lynch Arribálzaga . XXXII, 199
(10) 1. A. testaceipes, F. Lynch Arribálzaga . XXXII, 199
(78) 2. A. grandis, F. Lynch Arribálzaga . XXXIV, 255
IV. Lepidomyia, Loew . XXXII, 200
(11) 1. L. ortalina, Van der Wulp . XXXII, 20 1
Chilosini . . . XXXIV, 252
Nausigaster, Williston . XXXIV, 252
(77) 1. N. bonariensis, F. Lynch Arribálzaga . XXXIV, 254
Bacclilsii . XXXII, 202
V. Salpindogasler, Schiner . XXXII, 247
(12) 1. S. nigriventris, Bigot . XXXII, 248
VI. Baccha , Fabricius . XXXII, 249
(13) 1. B. clavata, Fabricius. . ., . . . XXXII, 250
(14) 2. B. Wulpiana, F. Lynch Arribálzaga . XXXII, 250
(79) 3. B. adspersa, Fabricius . XXXIV, 256
Syrpliini . XXXII, 251
VIL Ocyptamus, Macquart . XXXII, .252
(15) 1. 0. funebris, Macquart . XXXII, 253
(16) 2. 0. trigonus (Wiedemann) Schiner . XXXII, 254
(17) 3. 0. fnscicosta, F. Lynch Arribálzaga . XXXII, 255
VIII. Melanostoma , Schiner . XXXII, 307
(18) 1. M..fenestratum (Macquart) Schiner . XXXII, 308
(19) 2. M. punctulatum, Van der Wulp . XXXII, 309
DIPTER0L0G1A ARGENTINA
(20) 3. M. mellin-um (Linnaeus) Schiner .
IX. Mesograpla, Low .
• (21) 1. M. tibicen (Wiedemann) F. Lynch Arribálzaga..
(22) 2. M. anchorata (Macquart) Osten-Sacken .
(23) 3. M. duplícala (Wiedemann) F. Lynch Arribálzaga
(24) 4. M. música (Wiedemann) F. Lynch Arribálzaga..
(25) 5. M. Willístonii, F. Lynch Arribálzaga .
(26) 6. M. exutica (Wiedemann) F. Lynch Arribálzaga.
X. A llograpta, Osten-Sacken .
(27) 1. A. obliqua (Say) Osten-Sacken .
(28) 2. A. hortensis (Philippi) F. Lynch Arribálzaga. . .
XI. Syrphus, Fabricius . . . .
(29) I. S. Ribesii (Linneaus) Fabricius .
(30) 2. S. 8-maculatus, Walker .
(31) 3. S. patagonus, F. Lynch Arribálzaga .
(32) 4. S. Macquarti, Blanchard .
(33) 5. S. bucephalus, Wiedemann .
(34) 6. S. Walkeri, F. Lynch Arribálzaga . .
XII. Catabomba, Osten-Sacken .
(35) 1. C. melanostoma (Macquart) Van der Wulp .
(36) 2. C. Pyrastri (Linnaeus) Osten-Sacken .
Xilolini . .
XIII. Sterphus, Philippi . . .
(37) 1. St. autumnalis, Philippi .
XIV. Stilbosorna, Philippi . .
(38) 1. St. nigrinervis, Philippi .
XV. Spilomyia, Meigen .
(39) I. Sp. gratiosa, Van der Wltlp .
Er
XVI. Pterellnstes , Ldw .
(40) 1. Pt. nubeculosus, Van der Wulp. . . .
XVII. Helophihis, Meigen .
(41) i. H. chilensis, Walker .
XVIII. Tropidia, Meigen .
(42) 1. T. insularis, F. Lynch Arribálzaga.
XIX. Promilesia, F. Lynch Arribálzaga .
(43) 1. P. neclarinoides, F. Lynch Arribálzaga .
XX. Priomerus , Macquart . . .
(44) t. P. scutellaris (Fabricius) F. Lynch Arribálzaga.
(45) 2. P. geniculatus (Bigot) F. Lynch. Arribálzaga . .
XXI. Erislalis , Latreille .
(46) 1. E. bogotensis, Macquart . : .
. XXXII,
279
310
. XXXII,
312
. XXXII,
313
XXXIII,
51
XXXIII,
52
XXXIII,
53
XXXIII,
54
XXXIII,
56
XXXIII,
56
XXXÍIÍ,
57
XXXIII,
58
XXXIII,
111
XXXIII,
113
XXXIII,
114
XXXIII,
115
XXXIII,
116
XXXIII,
117
XXXIII,
117
XXXIII,
118
XXXIII,
119
XXXIII,
120
XXXIII,
188
XXXIII,
189
XXXIII,
191
XXXIII,
191
XXXIII,
193
XXXIII,
193
xxxnr,
195
XXXIII,
195.
XXXIII,
i 96
XXXIII,
197
XXXIII,
198
XXXIII,
236
XXXIII,
238
XXXIII,
238
XXXIII,
240
XXXIII,
241
XXXIII,
243
XXXIII,
244
XXXIII,
245
XXXIII,
247
XXXIII,
248
XXXIII,
253
280 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
(47) 2. E. congruus, Van der Wulp . XXXIII, 253
(48) 3. E. albiventris, Bigot . XXXIV, 33
(49) 4. E. lateralis, Walker . XXXIV, 34
(50) 5. E. furcatus, Wiedemann . XXXIV, 34
(51) 6. E. taenia, Wiedemann . . . XXXIV, 35
(52) 7. E. distinguendus, Wiedemann . ■. . XXXIV, 36
(53) 8. E. Meigenii, Wiedemann . : . XXXIV, 38
(54) 9. E. vinelorum, Fabricius . ' XXXIV, 39
(55) 10. E. agrorum, Fabricius . . . . XXXIV, 41
(56) 11 . E. quadraticornis, Macquart . XXXIV, 42
(57) 12. E. pygolampus, Wiedemann . . XXXIV, 43
(58) 13. E. obsoletus, Wiedemann . . XXXIV, 44
(59) 14. E. pusio, Wiedemann . XXXIV, 46
'Volueellmi . . XXXIV, 173
* XXII. Volucella, Geoffroy . . . XXXIV, 174
(60) 1. V. obesa, (Fabricius) Wiedemann . XXXIV, 177
(61) 2. V. Ambrosettii, F. Lynch Arribálzaga . XXXIV, 179
(62) 3. V. obscuripennis, F. Lynch Arribálzaga . XXXIV, 180
(63) 4. V. notata, Bigot . . XXXIV, 181
(64) 5. V. fulvonotata, Bigot . XXXIV, 181
(65) 6. V. testacea, Bondani . XXXIV, 182
(66) 7. V. punctifera, Bigot/ . \ . . XXXIV, 183
(67) 8. V. missionera, F. Lynch Arribálzaga . XXXIV, 184
(68) 9. V. picturata, F. Lynch Arribálzaga . XXXIV, 184
XXIII. Temnocera, St. Fargeau et Seryille .- . XXXIV, 185
(69) 1. T. spinigera (Wiedemann) Macquart . XXXIV, 187
(70) 2. T. recta, Van der Wulp . XXXIX, 188
(71) 3. T. scutellata (Macquart) Schiner . XXXIV, 189
(72) 4. T. spinitberax, F. Lynch Arribálzaga . XXXIV, 191
XXIV. Phalacromyia, Rondani . . XXXIV, 241
(73) 1. Ph. muscaria (Thomson) F. Lynch Arribálzaga. XXXIV, 242
(74) 2. Ph. soror, Bigot . XXXIV, 244
(75) 3. Ph. albitarsis, F. Lynch Arribálzaga . XXXIV, 244
Ceriaii . . . XXXIV, 245
XXV. Ceña , Fabricius . XXXIV, 246
(76) 1. Ceria barbipes, Low . . XXXIV, 249
CRÓNICA
DE LAS
VISITAS DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA
Numerosas han sido las visitas realizadas por la Sociedad ’á esta¬
blecimientos industriales y obras públicas, desde Setiembre á esta
parte.
La importante prédica de la Sociedad en ese terreno activo, lejos
de cejar, progresa cada dia más, dejándose entrever ya los resul¬
tados que ella ha de reportar. Por una parte, ella ha recibido un
nuevo impulso con la iniciativa tomada por la J. D. con el objeto
de realizar una serie de visitas á los principales establecimientos
industriales del país, á cuyo efecto se pasaron comunicaciones en
ese sentido á numerosas empresas que contestaron accediendo,
naturalmente, al pedido de la J. D.
Por otra parte, nuestra propaganda ha tenido la oportunidad de
recibir muestras inequívocas de simpatía por parte de la prensa
seria del país, que contribuye así de una manera eficacísima á la
obra levantada del progreso científico nacional.
Al poner de relieve como lo merece este hecho importante de la
incorporación de fuerza activa de la prensa diaria de la República,
cumplimos con el deber de tributarle nuestro sincero agradeci¬
miento y hacemos votos porque ella continúe en bien de una causa
que solo la prédica activa y permanente de sus sostenedores sabrá
liacer triunfar.
282 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Entre los órganos de la prensa diaria que más eficaz apoyo han
prestado y siguen prestando á nuestra propaganda científica, debe¬
mos citar La Nación y La Prensa, que no han dejado de comisionar
ó las visitas de la sociedad á distinguidos miembros de su personal
y de insertar al dia siguiente extensas crónicas de sus resultados,
en las que nunca ha escaseado una palabra de aliento y de aplauso
para la noble prédica de la Sociedad Científica.
Nos es muy grato poder trascribir á continuación, como testimo¬
nio lisongero de tan favorables disposiciones, algunos párrafos de
los sueltos de los diarios nombrados, con motivo de la primera
de la serie ele visitas iniciada por la nueva presidencia de la So¬
ciedad.
Dice La Nación, fecha 13 de Setiembre, en su noticia sobre la
visita á la maquinaria hidráulica del puerto de la Capital:
. «Entre las numerosas corporaciones que se relacionan con el
progreso intelectual nacional, pocas quizás tan dignas de encomio y
de estímulo como nuestra antigua Sociedad Científica, que después
de 20 años de labor, de una vida naturalmente agitada por los tras¬
tornos sociales del país, siente cada dia más robustecerse su obra,
que yá es importante.
«Por eso es digno de aplauso el nuevo impulso que la Sociedad
Científica desde algún tiempo á esta parte ha dado á su importante
prédica que, como se sabe, se manifiesta principalmente por las
conferencias, las visitas ó excursiones á establecimientos industria¬
les, á las grandes obras públicas, etc. Y es justo consignar al res¬
pecto, todo lo que en ese progreso real de los últimos años se debe
á los dignos presidentes de la Sociedad, especialmente á los inge¬
nieros Sres. Cárlos M. Morales y Eduardo Aguirre.
«Hoy tiene á su frente una personalidad que ya se ha distinguido,
por servicios notables, pero de cuya incansable actividad mucho
puede esperarse aun, y esa obra de que hablamos ha de recibir un
nuevo .y vigoroso impulso.
«Presagio halagüeño de lo que venimos diciendo puede conside¬
rarse el éxito de la visita verificada ayer á la maquinaria hidráulica
del Puerto Madero por la simpática Sociedad. En efecto, los asis¬
tentes á ella no bajaban de unas setentas personas, entre las que
predominaba, naturalmente, el gremio estudiantil, siempre el pri¬
mero en acudir á los instructivos paseos. »
En la misma oportunidad y fecha, decía La Prensa:
«No queremos cerrar estas líneas sin dedicar una palabra justi-
CRÓNICA DE LAS VISITAS DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA * 283
ciera á la obra de la digna Sociedad Científica, que tanto hace para
merecer la simpatía,' el estímulo á que son acreedoras las institu¬
ciones que se proponen la noble tarea de traer una contribución al
adelanto de las ciencias.
«Si mucho, mucho, queda aun por hacer en tan importante orden
de ideas entre nosotros, no es justo cerrar los ojos ante los progre¬
sos ya realizados; y un testimonio' elocuente de esto es seguramente
la obra de la Sociedad Científica, modesta todavía, pero que cada
dia se afirma más y más. .
«Así, el actual y digno presidente de la Sociedad, ingeniero D.
Jorge Duclout, tiene ya proyectadas diversas visitas interesantes
como la de ayer; también se preocupa de las conferencias que tan
importante papel desempeñan en su propaganda científica, á la que
puede hoy dedicarse ella enteramente, desahogada como se encuen¬
tra, en lo referente á su situación financiera. Se sabe, en efecto,
que hoy la Sociedad Científica tiene casa propia y, más aun, que
vive de sus rentas.
«Persevere la digna y meritoria Sociedad en la obra fecunda tan
bien emprendida, y seguirá siendo acreedora al aplauso y estímulo
de todos los que se preocupan del progreso científico nacional.»
Pero no es este importante síntoma del valioso refuerzo que la
prensa diaria trae á nuestra propaganda activa, el único que
tenemos que señalar. Hay otros no menos dignos de llamar la
atención.
En primer lugar, nótase ya un progreso sensible en los ingresos
de nuevos socios, que aumentan cada dia; más aun, háse observa¬
do ya indicios de una corriente que parece formarse en nuestras
clases ilustradas hacia la Sociedad, y ya son .varios los elementos
distinguidos que espontáneamente han venido á incorporarse á su
vida activa: y es este seguramente un síntoma de la mayor impor¬
tancia, en el que puede y debe verse un feliz augurio de los pro¬
gresos que el porvenir prepara al primer centro científico del país.
En cuanto á los miembros activos, nótase también el interés que
les merece esta fecunda propaganda; ha ido y va siempre en au¬
mento el número de los asistentes á l&s interesantes é instruc¬
tivas visitas.
En segundo lugar, las últimas visitas han evidenciado también
el concepto cada dia más favorable que la Sociedad Científica va ad¬
quiriendo entre los elementos de labor, especialmente entre los
industriales del país, que no pueden menos de-constatar con visi-
284 ' ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
ble satisfacción la importancia del contingente que á ese progreso
material que ellos persiguen, trae diariamente ‘la propaganda ilus¬
trada, tan activamente sostenida de aquéllos.
Y en efecto ¿cómo negar la íntima relación entre uno y otros inte¬
reses, el puramente industrial ó práctico y el científico? Hay ahí
dos factores tan íntimamente ligados, que es imposible, en el estado
actual de nuestros progresos, separar uno del otro ; y esa es la razón
de la armonía que entre ellos debe reinar. ¡No olvidemos que ese
íntimo consorcio es el que ha originado*el magno progreso de este
siglo «del vapor y de la electricidad»!
Testimonio elocuente de los sentimientos que en tan importante
órden de ideas dejamos consignados, han sido las palabras cam¬
biadas en ese sentido en las diferentes visitas entre el señor Presi¬
dente de la Sociedad y los representantes de las empresas que tan
amable acogida dispensaban a sus miembros, y cuyos importantes
establecimientos ocupan los primeros puestos entre los similares
del país.
Pagado el primero y merecido tributo á los propagandistas de
todo órden de nuestro progreso científieo, dediquemos algunas pa¬
labras á la crónica obligada de nuestras visitas; pero únicamente
con el fin de dejar constancia de ellas, pues, en lo referente á las
descripciones de las obras y establecimientos visitados, ya saben
los lectores de los Anales, que ellas son objeto de trabajos espe¬
ciales que desde la entrega anterior han principiado á publicarse
en ellos.
He aquí las visitas realizadas en el mes de Setiembre pasado :
VISITA A LA MAQUINARIA HIDRÁULICA DEL PUERTO MADERO
(Día 8 de Setiembre)
A las 9.30 a. m., salía del dique n° 2 del Puerto, en dirección á
la Dársena Sud una numerosa concurrencia de socios, en los va-
porcitos «Fulton» y «Ayacucho» de las Obras del Riachuelo, que
habían sido puestos galantemente á disposición de aquellos por su
Dirección.
Pronto se llegaba á la Casa Central de Bombas que se encuentra
á inmediaciones de la Dársena Sud, y allí era recibida la 'concur-
CRÓNICA DE LAS VISITAS DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA
285
rencia por el ingeniero jefe de la oficina de movimiento y conserva¬
ción del Puerto, Sr. Domingo Nocetti, ex-alumno y actual catedrá¬
tico sustituto del curso de máquinas de la Facultad de ingeniería,
miembro también de la Sociedad.
La visita, que principió por la Casa Central de Bombas, continuó
con la inspección de las diferentes instalaciones del puerto, siendo
acompañados los visitantes por el Sr. Nocetti que, con sus minu¬
ciosas explicaciones sobre aquellas, contribuyó poderosamente á
hacer más provechoso el instructivo’paseo'.
A las 11.30, los visitantes volvían en los mismos vapores hasta
el dique n° 2, agradablemente impresionados por todo lo visto.
Asistieron, además del Presidente, Sr. ingeniero Duclout, los
Sres. socios Echagüe, Félix Lynch Arribálzaga, Mayol, Sagastume,
Biraben, Molina Civit, Pereyra, y muchos otros, especialmente
estudiantes de ingeniería.
VISITA A LA FÁBRICA DE LA COMPAÑÍA SANSINENA
(Día 18 de Setiembre)
A las 8.30 a. m. partía de la Dársena Sucl el vaporcito «Fulton»
de los Obras del Riachuelo, con una numerosa concurrencia de
socios y personas extrañas, el que, después de recorrer todo el Ria¬
chuelo llegaba á las 9 a. m. al establecimiento «La Negra» de
carnes congeladas. Allí era recibido por el Sr. F. Sansiriena, Direc¬
tor-Gerente de la Compañía y el Sr. Juan P. Olivier, Director in¬
terno, principiando inmediatamente- la visita por el matadero, para
seguir luego con las nuevas cámaras frigoríficas, y las diferentes
instalaciones.
Recien á las 1 1 y 30, concluía la interesante visita y después de
haber sido obsequiados con un bien servido lunch, donde el Sr.
Presidente tuvo oportunidad de hacer merecida justicia á los loables
esfuerzos de la industria argentina, volvía en el mismo vapor has¬
ta Barracas.
Entre los numerosos visitantes, se encontraban los Sres. Aguirre
Morales, Palacio, Otamendi, Lynch Arribálzaga, etc.
28a
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
VISITA A LA FÁBRICA DE LA COMPAÑIA GENERAL DE FÓSFOROS
*
(Día 25 de Setiembre)
Desde las 9 a. m. ya se encontraban reunidos en la esquina Ave¬
nida Montes de Oca é Iriarte (Barracas al Norte) numerosos visitan¬
tes, que se dirigieron entónces hasta la Fábrica, situada en la última
calle. Recibidos por el Gerente de la Compañía, Sr. Lavigne, el
Presidente de la misma, Sr. Del laché, y el Director del taller tipo¬
gráfico, Sr. Vacarí, clió principio inmediatamente la visita ;
pronto tuvieron que fraccionarse los numerosos visitantes en va¬
rios grupos que, bajo la dirección de cada uno de aquellos señores,
se dirigieron separadamente á las diferentes secciones del vastí¬
simo establecimiento.
Solo á las 12 del cha, después de haber hecho rápidamente el
debido honor á un bien servido lunch, donde el Sr. Presidente de
la' Sociedad se hizo intérprete ante los inteligentes Directores de
tan notable establecimiento, de la excelente impresión de la inte¬
resante visita, volvía á la ciudad la numerosa concurrencia, entre
la cual se encontraban los Sres. sócios Aguirre, Palacios, Frugo-
ne, Quiroga, etc., y algunas personas extrañas.
En el mes de Octubre siguieron con igual actividad las visitas,
realizándose las siguientes:
VISITA Á LA USINA CORRALES DE LA COMPAÑIA DE GAS ARGENTINO
(Día 2 de Octubre)
A las 9 a. m. se hallaban ya reunidos en la playa de los corra¬
les más de 50 socios, entre ellos el Sr. Ghigliazza, tesorero de la
Sociedad, que representaba al Sr. Presidente Duclout, imposibili¬
tado para asistirá la visita que se iba á hacer, los Sres. ingenieros
Aguirre, Frugone, Mallol, Palacio, Biraben, Dr. Quiroga, y mu¬
chos otros, los que momentos después se dirigían acompañados
por el Sr. Whitaker, ingeniero jefe de la Compañía, hasta la Usina
que se encuentra cerca de aquel punto.
287
CRÓNICA DE LAS VISITAS DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA
Allí los esperaban otros miembros del personal de la empresa,
entre otros los Sres Gabarret, Contador, W. E. James y J. M. Row-
bostham, Intendente de las Usinas de Almagro y de Corrales, res¬
pectivamente.
Inmediatamente se formaron diferentes grupos que se dirigieron
separadamente á los numerosos departamentos de la vasta Usina,*
dando principio á la interesante visita que se prolongó hasta las
12m.,á cuya hora abandonaron recien la fábrica los visitantes,
después de pasar por una vasta sala donde se encontraban tres
bien servidas mesas, á las que se les hizo el debido honor, cambián¬
dose brindis significativos, encargándose .varios de los socios ca¬
racterizados de hacerse intérpretes de la excelente impresión pro¬
ducida por la magnífica instalación de la Compañía.
VISITA Á LA USINA ALMAGRO DE LA MISMA COMPAÑIA
( Día 9 de Octubre )
La hora avanzada á que había terminado la visita del domingo
anterior á la Usina Corrales, había obligado á postergar la de la
Usina principal de la Compañía, situada en Almagro. No menos
interesante y concurrida que la anterior, á pesar del tiempo poco
favorable, esta visita ofreció á los socios la oportunidad para inte¬
resantes comparaciones con las instalaciones vistas en la Usina de
Corrales. Asistieron, además del Presidente de la Sociedad, Sr. Du-
clout, los ingenieros Aguirre, Frugone, Fierro, Palacio, Mallol,
Peyret, Biraben, etc.
Además del Sr. Whitaker, acompañaron á los visitantes los Sres .
Rowbostham, W. E. Jammes, Adolfo Gabaret y varios otros miem¬
bros del inteligente personal de la Compañía.
Como de costumbre, un espléndido lunch terminó la grata é ins¬
tructiva visita.
VISITA AL MUSEO NACIONAL
(Día 23 de Octubre)
Esta vez á les concurrentes habituales — estudiantes de ingenie¬
ría en su mayor parte— se agregaban algunas personas de espec-
288 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
labilidad científica y social : Presidente de la Sociedad, Sr. Duclout,
Sres. Hugo Marcus, Reyes, Juan Pedro Aguirre, Quiroga*; inge¬
nieros Eduardo Aguirre, Barabino, Mallol, Frugone, Biraben, Pa¬
lacio, etc., señores Lynch Arribálzaga, Peyret, García Viñas, etc.,
etc. Los visitantes fueron recibidos por el Director del Museo Dr.
Berg, ó quien acompañaban los ayudantes Caride y Pawloswky y el
preparador Sr. Monguillot. Visitáronse sucesivamente la Biblioteca
y las diferentes secciones del Museo, admirándose la riqueza y va¬
riedad de sus materiales y documentos.
Las interesantes y obsequiosas explicaciones del Dr. Berg y de
sus ayudantes, contribuyeron por lo demás á hacer la visita tan
agradable como instructiva. La visita duró desde las 9 a. m. hasta
las 11 a. m.
VISITA AL ASERRADERO Y CARPINTERIA MECÁNICA DE SACKMANN Y Ca
(Día 30 de Octubre)
En esta última visita del mes siguió observándose una visible fir¬
meza en los progresos alcanzados por la importante prédica de la
Sociedad. Indudablemente, las visitas de ios domingos constituyen
ya una distracción preferente para nuestros socios, que principian
á acostumbrarse á ellas; pronto les serán indispensables, formarán
parte integrante de su vida habitual; — otro tanto sucederá con las
conferencias, si se consiguen organizar sériamente una serie de
ellas en el próximo invierno, como piensa hacerse.
En cuanto á nuestra visita, los socios que en número un poco
menor que el habitual, con motivo de la proximidad de los exáme¬
nes de la Facultad, concurrieron á ella, llegaron al importante
establecimiento á las 9 a. m., para dejarlo á las 11.30 a. m.
Encontrábanse presentes, además del Presidente Sr. Duclout, los
socios Palacio, Sagastume, Mallol, Biraben, Lynch Arribálzaga, Pey¬
ret y muchos otros, siendo recibidos y atendidos de la manera más
amable por los Sres. Sackmann é ingeniero Cremona, ex-alumno
de nuestra Facultad de ingeniería y miembro activo de la Sociedad,
señor Manson, etc.
La visita tan interesante como las anteriores, se prolongó bas¬
tante y terminó con un copioso lunch, donde se cambiaron frases
expresivas entre los Sres. Duclout y Cremona.
CRÓNICA DE LAS VISITAS DE LA SOCIEDAD CIENTIFICA 289
Con motivo de los exámenes de fin de año de la Universidad que,
en esa época, absorben casi lodo el tiempo de aquellos de sus so¬
cios (en buen número según se sabe) que a ella pertenecen, sea en
calidad de profesores, sea en carácter de alumnos, no pudo verifi¬
carse en el mes de Noviembre sino una sola visita que fué la
VISITA Á LOS TALLERES DE SOLA DEL FERRO CARRIL DEL SUD
(Día 26 de Noviembre) ■
A las 8 h. 45 a.m tomaban en Constitución los visitantes, en¬
tre los cuales se hallaban el presidente y la mayor parte de los
concurrentes habituales, el tren expreso que los debía depositar á
los pocos minutos en medio de los vastos talleres.
Desde Constitución los socios eran acompañados porelSr. White,
presidente del Directorio local del Ferro-carril del Sud, los gefesde
los talleres y varios otros miembros del alto personal, los que
llevaron inmediatamente á los visitantes á los diferentes depar¬
tamentos de los vastos talleres, dándoles las explicaciones del
caso.
Después de ver detenidamente las partes más interesantes y asis¬
tir á algunas operaciones que se efectuaban en ese momento en los
talleres, la concurrencia volvía á tomar otro tren expreso, después
de las 1 1 a.m., para regresar á la ciudad ; en el mismo suntuoso
coche de un tren expreso los esperaba la agradable sorpresa de un
lunch exquisito, que puso término á la interesante visita.
En el mes de Diciembre se reanudaron con el mismo éxito que
en los meses anteriores las visitas semanales, verificándose las si¬
guientes :
VISITA Á LOS TALLERES DE LA COMPAÑÍA SUD- AMERICANA
DE BILLETES DE BANCO
(Día 3 de Diciembre)
A las 9 a.m. estaban reunidos gran número de socios, frente al
grande establecimiento situado en la calle de Chile entre Balea rce y
Colon. Entre muchos otros, se encontraban el presidente Sr. Du-
ANAR. SOC. CIENT. ARG. T. XXXIV
19
290 ANALES DE LA SOCÍEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
clout, los vico-presidentes Sres. Kyle y Lugones, Sres. Peyret, Lynch,
Arribalzaga, Aguirre, Frugone, Aguirre, Biraben, etc.
Recibidos inmediatamente por el señor director-gerente de la
Compañía, Sr. Lass, y demas miembros del personal, diose prin¬
cipio inmediatamente bajo la inteligente dirección de estos señores,
á la interesante visita, la que duró hasta pasado las 12, sin que sin
embargo, hubiera tiempo para ver con el necesario detenimiento
todos los departamentos de los vastos talleres.
Antes de terminar la visita, los visitantes fueron obsequiados con
un lunch refrescante, en el cual se cambiaron palabras expresivas
entre el presidente Sr. Duclout y el Sr. Lass.
VISITA AL EDIFICIO EN CONSTIiUCClON DEL NUEVO TEATRO COLON
(Día 11 de Diciembre)
Entre las visitas interesantes realizadas en este mes, puede con¬
tarse la del edificio en construcción del inmenso monumento situa¬
do sobre la plaza General Lavalle y destinado á perpetuar las tra¬
diciones del viejo é inolvidable « Colon ».
Recibidos atentamente á las 8 a/2 a.m. los socios que en número
de más de treinta asistieron á la visita, por el contratista empresa¬
rio Sr. Angel Ferrari y arquitecto Sr. Víctor Mea no, principió inme¬
diatamente la visita, bajo la dirección del último señor, por el vasto
sub-suelo, para subir luego á los diferentes órdenes y concluir por
el taller de escultura, modelos, etc. •
A las 10 y, a.m. se retiraban gratamente impresionados los visi¬
tantes, entre los cuales se hallaban el presidente Sr. Duclout, los
Sres. Peyret, Mallol, Navarro, Pelizza, Lynch Arribalzaga, Bira¬
ben, etc.
VISlf A Á LA FÁBRICA DE PUNTAS DE PARIS, ALAMBRE, ETC .
DE LOS SEÑORES FRE1SZ Y Ca
(Día 17 de Diciembre)
A la hora indicada estaban reunidos en el interesante estableci¬
miento de los Sres. Freiszy Ca, muchos socios, entre ellos, los seño¬
res Duclout, presidente, Candiani, Frugone, Peyret, Mallol, etc., y
CRÓNICA DE LAS VISITAS DE LA SOCIEDAD CIENTIFICA 291
muchos jóvenes estudiantes, siendo recibidos por el Sr. Freisz, que
los acompañó, dando las explicaciones del caso siguiendo el mis¬
mo orden de la elaboración, tanto para los clavos, como para el
alambre, las chapas galvanizadas, etc.
Después de observar detenidamente esas diferentes operaciones,
y de ser obsequiados con un lunch refrescante, los visitantes aban¬
donaban el establecimiento á las 10 V2 a.m.
VISITA AL ARSENAL MILITAR
(Día 24 de Diciembre)
Ya á las 8V2 a.m. se hallaban reunidos más de 50 socios en la
esquina deGaray y Entre-Rios para dirigirse inmediatamente á los
grandes talleres del nuevo arsenal, distante una cuadra de ese
punto. Allí eran recibidos por el gefe de los talleres, coronel Pen-
na, por el sub-gefe y varios otros miembros del personal superior,
que acompañaron á los visitantes dándoles las explicaciones nece-
cias. Recien después de las 121/ 2a.m., abandonaban los visitan¬
tes los vastos talleres, habiendo asistido primero á ejercicios de
tiro al blanco, y observado el manejo del nuevo fusil modelo ar¬
gentino de repetición.
Con esta última visita termina el período de las de este año de
1892. Como se ha visto, solamente desde el mes de Setiembre se
han realizado 12 visitas, de las cuales 2á obras públicas importan¬
tes y 10 á establecimientos industriales, de primer orden algunos
de ellos. Además, ya se tienen en vista varias otras visitas y paseos
instructivos para el año entrante de 1893, y es fácil preveer que el
progreso real obtenido en el período que acaba de cerrarse con
tanto éxito, ha de continuar afirmándose paulatinamente en bene¬
ficio de los altos intereses de orden moral y material que esta pro¬
paganda activa de la Sociedad Científica está llamada á servir.
Confiamos en que la Crónica periódica de las visitas de la Socie¬
dad, que permitirá seguir de cerca su marcha, no tardará en com¬
probar plenamente lo que ya es permitido congeturar.
Federico Biraben.
MOVIMIENTO SOCIAL
Socios. — Durante el año han sido admitidos por la Junta Directiva en calidad
de socios activos, los siguientes señores :
Santiago P. Santillan; Aurelio Araoz, Alberto Jameson de la Presilla, Alfredo
Gaitero, Alfredo Lara, Félix Córdoba, Gerardo Aranzadi, Raimundo Baigorria,
Alejandro González Velez, Cárlos Scotti, Luis Vernet Cilley, Eduardo Sagasta,
Alberto Scheneidewind (reincorporado), Alfredo Friedel, Julio Gorbea, Rafael
Eguzquiza, Cárlos Rodríguez de la Torre, Mario Gonzales del Solar, Claro C. Das-
sen, Arturo Canovi, José F. Molteni, Cárlos Real de Azúa, EleodoroA. Damiano-
vich, Estéban Belsunce, Luis P. Minaquy, Eugenio Sarrabairrouse, Domingo
Carrigue, Eduardo Fox, Alejandro Roux, Enrique Pellegrini, Federico Beltramí,
Santos Brian, Silvano Crotto, Domingo Pelluffo, Martin Hidalgo, P. Hary, E. Vi-
dart, Ceferino Rufrancos, Juan V. Pasalacqua, Sebastian Samper, Tomás B. Gar¬
cía, Alejo Peyret, Enrique S. Lange, Mariano S. Barilari, Bernardo Villanueva.
Canges. — Las siguientes publicaciones han solicitado cange con los Anales,
habien lo sido concedidos por la Junta Directiva :
Revista Nacional (Buenos Aires).
Actes de la Société Scientifique du Chili (Santiago).
Bolle-tino della Societd Romana per gli studi zoologici (de Roma).
Journal of tlie New Jersey Natural History, de Trenton.
Records of the Geological Survey (Nueva Gales del Sud).»
New England- Magazine (Boston).
Revista de la Sociedad de Naturalistas de Freiburg.
Proceeding of the Philosophical Society (Filadelfia).
Les Nouvelles Geographiques (Paris).
Boletín de la Sociedad de Ingenieros Industriales de Madrid.
Asambleas. — Se han celebrado diez, en las que se ha dado cuenta detallada de
las resoluciones más importantes tomadas por la Junta Directiva durante el año,
habiéndose en una de ellas aceptado la anexión de la Sociedad Cientifica de San
Juan, como sección de esta. Dicha sección cuenta con cuarenta y dos socios ac¬
tivos á quienes se les envían gratuitamente los Anales.
MOVIMIENTO SOCIAL 293
Junta Directiva. — Ha celebrado 34 sesiones, en las que ha tomado en consi¬
deración todos los asuntos entrados durante el año.
Conferencias. — En sus salones se han celebrado las siguientes :
La Parábola balística, por el Dr. F. G. A. Haft.
Influencia múlua de dos esferas eléctricas , por el Dr. F. G. A. Haft.
Leyes del equilibrio, por el Ingeniero Jorge Duclout.
Biblioteca. — Las siguientes obras han sido donadas para la Biblioteca de la
Sociedad :
Méthodes de travail pour les laboratoires de Chimie organique, por L. Coia.
The first letter of Ckristopher Columbras, etc.
Atlas Universal, por Volckmar. •
Descripción Geográfica de la República del Salvador, por S. Barberena.
Apéndice á la Guerra del Pacífico, por Ahumada.
Estudio sobre las enfermedades carbunclosas, por Mandiona Gana.
Antecedentes sobre el puerto de Montevideo.
El Uruguay en la Exposición Histórico- Americana de Madrid.
Catalogue of the Ticknor Collection, 1879 (Boston).
Memovie di Giovanni e Sebastiano Gaboto , porTarduci F.
Sinopsis mineralógica, por C. Londero.
L’otite grippale, por Loewenberg.
Descripción de la Universidad de Harvard.
Resúmen general de observaciones meteorológicas 1891 (Oviedo), por González
Frades.
Situación económica y financiera de la provincia de Córdoba, por L. F. Thi-
riot.
Exposición Electro-técnica de Frankfurt del Main (Informe), porC. Heyne-
mann.
Quelques genres de Mammiféres fossiles, por F. Ameghino.
El falso Laudo de Luis A. Huergo.
Gramática elemental de la Lengua Quiché.
Defensa de los señores Teniente Coronel Don Juan M. Fació y Mayor Don
Antonio Peredo, por F. Bosch.
El 22 de Junio. Homenaje á la revolución del Salvador.
Protocolo del Congreso Centro Americano de la Paz. San Salvador.
Biografía del General Cárlos Ezeta (de San Salvador).
La Sociedad concurrirá é la Exposición de Chicago con una colección de sus
Anales que previamente figurará en la exposición preliminar que se celebra en
esta Capital.
Situación financiera. — La Sociedad ha avanzado en su estado económico y
financiero. Dueña antes de un terreno inproductivo, últimamente, lo ha enagena-
do y con el producto de la venta, ha adquirido por compra la finca edificada calle
de Zeballos número 269, cuya finca la Junta Directiva trata actualmente de po¬
nerla en condiciones propias para instalar en ella definitivamente el local de la
Sociedad, á cuyo efecto se ha encargado al señor Arquitecto Joaquín M. Belgrano,
para dirigir las obras que en breve comenzarán á ejecutarse.
ÍNDICE general
DE LAS
HATERIAS CONTENIDAS EN EL TOBO TRICÉSIMO CUARTO
Páginas
Memoria anual del Presidente de la Sociedad Científica Argentina, correspondiente
al XX período 1891^92 . 5
La nueva nomenclatura química . . 22
Dipterología argentina (Syrphidae), por Félix Lynch Arribálzaga _ 33, 173, 211
Sobre una pequeña modificación en la reducción de observaciones de pasos de
"estrellas por el primer vertical para bailar la latitud, por dulio Ledevcr.... 47
Vigésimo aniversario de la fundación de la Sociedad . 49
Cuestiones de límites. Conferencia dada en la celebración del XX aniversario de
la Sociedad Científica Argentina, en el teatro Odeon, el 28 de Jubo de 1892, por
el E&r. Carlos» BSei’g . . . 53
Conferencias sobre mecánica, dadas en la Sociedad Científica Argentina, por
Jorge Duclont . _ . * . 65
Nova Hemiptera faunarum argentina et uruguayensis, por Carlos SBcrg . 82, 193
Investigaciones é informe sobre el estado del dique San Roque, por Federico
Stavciius . 97
Miscelánea . : . 141
Obras públicas. Instrucciones y reglamento para la prueba de los tableros metáli¬
cos, dictados por el Ministerio de Obras Públicas de la República de Francia..'. 145
Las vertientes de agua salada de Tapias, por Eugenio Tornow . 206
Monografías de establecimientos industriales, visitados por la Sociedad Científica
Argentina, por Federico Itirabeis . 209
Fábrica «La Negra» de la compañía Sansinena de carnes carnes congeladas, por
Federico ESirahcn . • . 213
Canibalismo entre insectos, por el Mr. Carlos aserg . 236
Bibliografía . 239
Crónica de las visitas de la Sociedad Científica Argentina . 281
Movimiento social . 292
LISTA DE LOS SOCIOS
HONORARIOS
Dr. Gemían Burpeister f . — Dr. Benjamín A. Gould. — Dr. R. A. Philippi. — Dr. Guillermo Rawson -j
Dr. Cárlos Berg.
CORRESPONSALES
A t . . Montevideo.
A - triar: ... Mendoza.
E -vebnss'.h.,'- • .. Córdoba.
( V..; ' is c. .. Rio Janeiro.
0: za, F .
Cordeiro, Luciano. .
Netto, Ladislao . Rio Janeiro.
Paterno, Manuel . Palermo(It.).
Reid, Walter F . Lóndies.
Strobel, Pellegrino . Parma (Ital.).
. . Moncalieri (Italia)
.. Lisboa.
CAPITAL
1
i ■ i í
■ilo.
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¿.-T, i-, He,
t 'Si-:,' SCO.
i í •.■lindo,
o, Caris A.
Ahinca L:5 A.
ir.cn. Ffuúico.
' ..íóiva, Ávasio.
..vv.ispiL 'ronzo.
..iioreit í í*V:ü s
nasas-» 1 >' r A.cnico .
S reneo.
ÁraozA't'-dío.
Arañad, Gerardo.
Arala " eáro N.
Arig'' ík\irao.
Aros.' Juan B.
¡Arte. AH erto de
Aub Cárlos.
Ave ■ Bruno,
A
C uACO V,
Bij "'ni Euranio.
BV Ma/.tiel R.
B'/ . Raimundo.
F ' Enrique.
■V an.
-albín, Valentín,
arabíno, Santiago E.
arilari, Mariano S.
-arra, Cárlos de la.
¡arzi, Federico.
Jasarte, Rómulo E.
lastianini, Egidio.
Battilana Pedro.
Baudrix, Manuel C.
Bazan, Pedro.
Becker, Eduardo.
Belgrano, Joaquín M.
Belsunce, Esteban
Beltran, Federico
Benavidez, Roque F.
Benoit, Pedro.
Bernardo, Daniel R.
Biraben, Federico.
Blanco, Ramón C
Brian, Santiago.
Brian, Santos
Bosque y Reyes, F.
Booth, Luis A.
Bugni Félix.
Bunge, Cárlos.
Burmeister, Carlos.
Buschiazzo, Cárlos.
Buschiazzo, Francisco.
Buschiazzo, Juan A.
Bustamante, José L.
Cagnoni, Alejandro N.
Cagnoni, José M.
Cagnoni, Juan M.
Caleri, Wenceslao
Campo, Cristóbal del
Campo, Leopoldo de
Canale, Julio.
Candiani, Emilio.
Candioti, MareialB.de
Canovi, Arturo
Cano, Roberto.
Carbone, Auguslin P.
Caride, Estéban S.
Carmona, Enrique.
Carreras José M. de las
Carrique, Domingo
Carvalho, Antonio J.
Casal Carrauza, Roque.
Castellanos, Cárlos T.
Castex, Eduardo.
Castro, Ramón B.
Castro, Vicente.
Castelhun, Ernesto.
Cerri, César.
Chanourdie, Enrique.
Chapeaurouge, C. de.
Chueca, Tomás A.
Claypole, Alejandro G.
Clérici, Eduardo E.
Cobos, Francisco.
Cominges, Juan de.
Córdoba Félix.
Coronell, J. M.
Coronel, Manuel.
Coronel, Policarpo.
Corti, José S.
Courtois, U.
Cremona, Andrés V.
Cremona, Víctor.
Crohare, Pablo J.
Crotto, Silvano.
Cuadros, Carlos S.
Damianovich, E.
Darquier, Juan A.
Dassen, Claro C.
Dawney, Carlos.
Dellepiane, Juan.
Dellepiane, Luis J.
Diaz, Adolfo M.
Dillon, Alejandro.
Dillon Justo R.
Domínguez, Enrique
Doncel, Juan A.
Dubourcq, Hermán.
Duc'iout, Jorge.
Durrieu, Mauricio.
Duhart, Martin.
Duffy, Ricardo.
Duncan, Cárlos D.
Dufaur, Estevan F.
LISTA DE SOCIOS (Continuación)
Echagüe, Carlos.
Eguzquiza, Rafael
Elguera, Eduardo.
Escobar, Justo V.
Espinosa, Adrián.
Etchecopar, Evaristo.
Etcheverry, Angel.
Ezcurra, Pedro
Ezquer, Octavio A.
Fernandez, Daniel.
Fernandez, Honorato.
Fernandez, Ladislao M.
Fernandez. Pastor.
Ferrari Rómulo.
Ferrari, Santiago.
Fierro, Eduardo.
Figueroa, Julio B.
Fleming, Santiago.
Friedel Alfredo.
Forgues, Eduardo.
Fox, Eduardo
Frogone, José I.
Frugone, José V.
Fuente, Juan de la.
Gainza, Alberto de.
Gaitero, Alfredo.
Gallardo, Angel.
Gallardo, JoséL.
García, Aparicio B.
García, Tomas B.
Gastaldi, Juan F.
Gentiliui, Pascual.
Gnigliazza, Sebastian.
Giardelli, José.
Gilardon, Luis.
Giménez, Joaquín.
Girado, José 1.
Girondo, Juan.
Gómez, Fortunato.
González, Arturo.
González, Agustín.
González del Solar, M.
González Velez, Alej
Gorbea, Julio
Gramondo, Ernesto.
Guerrico, José P , de
Guevara, Roberto.
Guglíelmi, Cayetano.
Gutiérrez, José María.
Húnard, Jorge.
Hary, Pablo
Herrera Vegas, Rafael.
Hidalgo, Martin
Huergo, Luis A,
Huergo, Luis A. (hijo).
Hughes, Miguel.
Igoa, Juan M.
Inurrigarro, T. M. José
Irigoyen, Guillermo,
lsnardi, Vicente,
lturbe, Miguel.
Iturbe, Atanasio.
Jaeschke, Víctor J.
Jameson de la Precilla.
Jauregui, Emiliano.
Jauregui, Nicolás.
Krause, Otto.
Kyle, Juan J. J.
Labarlhe, Julio.
Lafferriere, Arturo.
Lagos, Bismark.
Lange, Enrique S.
Langdon, Juan A.
Lanús, Juan. C.
Lara, Alfredo.
Larguía, Carlos.
Lavalle, Francisco.
Lavalle, José F.
Lazo, Anselmo.
Leconte, Pficardo.
Lederer, Julio.
León, Rafael.
Limendoux, Emilio.
Lizarralde, Ramón.
López Saubidet, P.
Loudet, Osvnaldo.
Llosa. Alejaldro.
Lucero, Apoinario.
Lugones, Arturo.
Lugones Velasco, Sdor.
Luro, Rufino.
Ludwig, Carlos.
Lynch, Enrique.
Lynch Arribálzaga. F.
Machado, Angel.
Madrid, Enrique de
Madrid, Samuel de.
Mallo], Benito J.
Mamberto, Benito.
Marini, A.
Martínez, Carlos. E.
Maschwitz, Carlos.
Massini, Cárlos.
Massini, Estevan.
Matienzo, Emilio.
Mattos, Manuel E. de.
Maupas, Ernesto.
Mendez, Teófilo F.
Meyer, Bernardo.
Meza, Dionisio C.
Mezquita, Salvador.
Mignagiiy, Luis P.
Mohr, Alejandro.
Molina Civit, Juan.
Molina Salas, Cárlos.
Molina y Vedia Julio.
Molinari, José.
Molino Torres, A.
Molteni, José F.
Mon, Josué R:
Montes, Juan A.
Morales, Cárlos Maria.
Moyano, Cárlos M.
Murzi, Eduardo.
Nocetti, Domingo.
Nocetti, Gregorio.
Nougues, Luis F.
Ocampo, Manuel S.
Ochoa, Arturo.
Oehoa, Juan M.
O Donell, Alberto C.
Olivé, Emilio R.
Olivera, Cárlos C.
Olmos, Miguel.
Orzabal, Arturo.
Otamendi, Eduardo.
Otamendi, Rómulo.
Otamendi, Alberto.
Otamendi, Juan B.
Padilla, 'Emilio H. de
Padilla, Ernesto E.
Palacios, Alberto
Palacio, Emilio.
Páquet, Cárlos.
Pasalacqua, JuanV.
Pawlowsky, Aaron.
Pellegrini, Enrique
Pelizza, José.
Peluffo, Domingo
Peyret, Alejo
Pereyra, Horacio.
Pereyra, Manuel.
Philip, Adrián.
Piaña, Juan.
Piaggio, Pedro.
Pico, Octavio S.
Pico, Pedro P.
Pirovano, Ignacio.
Pirovano, Juan.
Posadas, Vicente.
Puiggari, Pió.
Puiggari, Miguel. M.
Quadri, Juan B.
Quijarro, José A.
Quiroga, Atanasio.
Ratto, Leopoldo.
Rebora Juan.
Beca d , Felipe.
Real de Azúa, Cárlos
Riglos, Marliniano.
Rigoli, Leopoldo.
Roux, Alejandro
Rodríguez, Andrés E.
Rodríguez, Luis C.
Rodríguez, Miguel.
Piodriguez de la Torre, C.
Rojas, Estéban C.
Rojas, Félix.
Romero, Armando.
Romero, Cárlos L.
Rosetti, Emilio.
Rospide, Juan.
Rostagno, Enrique.
Ruiz de los Llanos C.
Ruiz, Hermógenes
Ruiz, Manuel.
Ru francos, Ceferino.
Sagasla, Eduardo.
Sagastume, Demetrio.
Sagastume, José. M.
Saguier, Pedro.
Salas, Estanislao.
Salas, Julio S.
Salvó, J. M.
Samper, Sebastian
Sánchez, Emilio J.
Saugas, Rodolfo.
San Rotnan, Iberio.
Santillan, Santiago P.
Senillosa, Juan
Señorans, Arturo 0.
Sarrabáirrouse, Lugen.
Saralegiii, Luis.
Sarhy, losé. V.
Sarhy, luán F.
Scarpa, José.
Schneidewind, Alberto
Schiclendantz, Emilio.
Schrocer, Enricue.
Schwa’tz, Felipe.
Scotti, Cárlos I.
Segovia, Fernando.
Selstraog, Arturo.
Serna, Gerónimo déla
Schaw, Arturo E.
Schavv, Cárlos F.
í-ilva, A^-goi.
S.lveira, Lu’s
Siiaonazzi Guillermo.
Siri, Jua-iM.
Sirven, saquín.
Soló, R j-do.
Soldaui, ían A.
Soria, D ¡d E.
Sota, Ai rto de la.
Spika, Agusto.
Stavelius Federico.
Stegmau,',árlos.
Taboada, .igwel A.
Taurel, Lis.
Tessi, Sebntian T.
Thedy, flecar.
Thompson, 'alentin.
Torino, Desleído .
Treglia, Horño.
Tressens, JoU A,
Unanue, Ignaio.
Urraco, Leodco G.
Valle, Pastor el.
Varangot, Aveno.
Varela Rufino fijo)
Vedoya, Joaqui J.
Vernet Ciliey, tiis.
Viclorica y Soi.ira, J.
Vidart, E. (hijo
Videla, Baldonno.
Viglione, Marceno.
Viñas, Urquiza Jsio.
Villanueva, Bernaip.
Villegas, Belisarii
Vineut, Pedro
Wautérs, Cárlos.
Wauters, Enrique.
White, Guillermo.
Williams, Orlando E.
Zamudio, Eugenio.
Zavalia, Salustiano.
Zeballos, Estanislao S
Zunino, Enrique.
ANALES
DE LA
ARGENTINA
COMISION REDACTORA
Presidente . Ingeniero Jorge Duclout.
Secretario ...... Señor José Pelizza.
í Ingeniero Manuel B. Bahía.
Vocales . ’ Dor Atanasio Quiroga.
f Señor Félix Lynch Arribálzaga.
ENERO DE 1893. — ENTREGAR— TOMO XXXV
PUNTOS Y PRECIOS DE SUSCRICION
LOCAL DE LA SOCIEDAD, VICTORIA, 1492 (8* piso), Y PRINCIPALES LIRRERÍAS
Por mes, en la Capital, Interior* y Exterior,
incluso porte . § m/n 1.50
Por año, en la Capital, Interior y Exterior
inclnso porte . » 13.00
La suscricion se paga, anticipada
BUENOS AIRES
IMPRENTA DE PABLO E. CONI É HIJOS, ESPECIAL PARA OBRAS
680 — CALLE PERÚ — 680
189 3
JUNTA DIRECTIVA
Presidente. . . . Ingeniero Jorge Duclout.
Vice-Presidente Io Doctor Juan .1. J. Kyle.
Id. 2o Capitán Arturo Lugones.
Secretario . Señor José Peltzza.
Tesorero . Señor Sebastian Ghigliazza.
¡ Ingeniero Demetrio Sagastume.
i Ingeniero Horacio Pereyra.
Vocales . Señor Octavio S. Pico.
/ Señor Ernesto Mauras.
\ Señor Alberto Otamendi.
INDICE DE LA PRESENTE ENTREGA
EL NUEVO TEATRO COLON. Informe del Departamento de Obras Públicas y
Memoria del arquitecto señor Víctor Meano.
A LOS SOCIOS
Se ruega á los señores socios comuniquen á la Secreta¬
ría de la Sociedad su ausencia, cambio de domicilio, etc.,
y cualquier irregularidad en el reparto de los Anales ó
cobro de la cuota.
Se ruega también á los que tengan en su poder obras
prestadas pertenecientes á la Biblioteca de la Sociedad, se
sirvan devolverlas á la brevedad posible, á fin de anotar¬
las en el catálogo.
ANALES
DE LA
MINA
ANALES
DE LA
EDAD CIENTIFICA
ARGENTINA
COMISION REDACTORA
Presidente . Ingeniero Jorge Duclout.
Secretario ...... Señor José Pelizza.
í Ingeniero Manuel B. Bahía.
Vocales . ¡ Dor Atanasio Quiroga.
( Señor Félix Lynch Arribálzaga.
TOMO XXXY
Primer semestre de 1893
BUENOS AIRES
IMPRENTA DE PABLO E. CONI É HIJOS, ESPECIAL PARA OBRAS
680 — CALLE FERÚ — 680
189 3
EL NUEVO TEATRO COLON
Con motivo de la visita hecha por la sociedad el dia 1 1 de Diciem¬
bre último, á la obra en construcción del nuevo teatro Colon, los
Anales publican en la actual entrega la memoria, acompañada de
pianos y vistas muy completas, del arquitecto constructor señor
Victor Meano, así como un informe del Departamento de Obras Pú¬
blicas recaído sobre el proyecto definitivo de esa construcción lla¬
mada á constituir, no solo uno de los monumentos principales de
la Capital, sino que también una de las obras más notables del
género existentes en el mundo, tanto por sus proporciones impo¬
nentes como por lo esmerado de su estudio v ejecución.
Además, los Anales publicarán oportunamente el estudio que
de esa obra, como de los establecimientos industriales y obras pú¬
blicas visitados por la Sociedad Científica, debe hacer el ingeniero
Biraben, á quien la Junta Directiva ha encomendado estos tra¬
bajos.
Entre tanto, y para completar los numerosos datos de la memo¬
ria, agregaremos algunas palabras acerca del estado en que se
encuentra la obra, refiriéndonos á los planos adjuntos para su me¬
jor comprensión.
La obra empezada por el contratista de ella, señor Angel Ferrari
bajo la dirección del arquitecto Tamburini, hace dos años y medio,
en una época seguramente poco propicia para tales empresas, ha
continuado desde entonces bajo la dirección del arquitecto señor
Meano con bastante lentitud, es cierto, pero sin interrupción, —
estando hoy relativamente adelantada. •
Desde luego, destácase la masa imponente del enorme edificio y
hasta se diseñan perfectamente las grandes líneas de su arquitec-
6
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
tura, con sus dos órdenes corridos superpuestos en las cuatro fa¬
chadas del cuerpo bajo, dórico el inferior y compuesto el superior,
salvo el frente déla plaza Lavalle, más suntuoso, donde reinan los
órdenes jónico y corintio puros en su colocación clásica y racio¬
nal; en la parte central posterior ya se levanta el enorme cuerpo alto
con su techo á dos vertientes y frontispicios, que constituye la parte
principal del gran monumento.
En general, está concluida ya toda la parte que forma el esquele¬
to del edificio, la manipostería, la tirantería y los techos, salvo en
el ángulo izquierdo del frente de la plaza Lavalle, donde no ha po¬
dido aún edificarse por estar ese lugar (m. 20 X m. 30) ocupado
aún por dos casas particulares.
Falta también el piso superior del cuerpo bajo anterior (en unos
15 m. de altura).
En el cuerpo alto central, puede decirse que solo falta la cubierta
del techo que quedará colocada antes de fines de Enero y solo al¬
gunos fierros de las armaduras de la cúpula interior, del último
orden de palcos, etc.
.En los cuerpos laterales está igualmente concluida la maniposte¬
ría y tirantería, así como también en el cuerpo bajo posterior
que da sobre la calle Cerrito.
Tales hoydia el estado general de la construcción, que avanza
siempre, aunque lentamente, debido á razones que la situación que
atraviesa el paísesplican suficientemente.
Entre tanto, tampoco puede decirse que se pierda tiempo, pues
este se aprovecha en el estudio de todos los mil detalles que com¬
pletan una obra como esta, especialmente en la parte artística. Ya
están concluidos todos los modelos de estudio de esos detalles, en
sus diferentes partes : escultura, molduras, escalera de honor, etc.
etc.; los planos de ejecución de toda la obra de carpintería, de
zinguería, broncería, etc., etc. En una palabra, la obra está en con¬
diciones de recibir en cualquier momento un impulso que permi¬
tirá probablemente acelerar su terminación.
Digno de constatarse es también el celo de que dan pruébalos eje¬
cutores de la grande obra, tanto el contratista Ferrari, como el ar¬
quitecto Meanoy sus empeños para que ella no desmerezca abso¬
lutamente, en cuanto á lo que el progreso actual en el arte de
construir permite esperar.
Damos á continuación el informe del Departamento de Obras Pú¬
blicas y luego la Memoria del señor Meano.
NUEVO TEATRO COLON
7
INFORME DEL DEPARTAMENTO DE OBRAS PÚBLICAS
I
El señor Angel Ferrari, concesionario del nuevo teatro Colon, se
presenta al P. E. solicitando aprobación de los planos definitivos
'del edificio en construcción.
Manifiesta que ha introducido modificaciones al proyecto pri¬
mitivo, impuestas unas por las exigencias de la edificación y acon¬
sejadas otras por personas competentes, siendo las principales :
Io Supresión del gran pabellón ;
2o Elevación mayor del edificio;
3o Sustitución délos pasajes para coches, que existían. en los
frentes del edificio, por un paso interior transversal ;
4o Supresión de los antecuerpos en los frentes;
5o Construcción de palcos volados, en vez de apoyados en co¬
lumnatas;
6o Modificaciones de detalle de poca importancia.
Agrega que las variaciones indicadas le causarán una eroga¬
ción mayor.
II
Esta Comisión ha estudiado con detenimiento la presente soli¬
citud, verificando cálculos de resistencia de los materiales adop¬
tados y comparando en todas sus partes el proyecto en ejecución
con el que fué aprobado.
Para mejor comprensión ha dividido este informe en tres sec¬
ciones :
A) . Antecedentes.
B) . Análisis y paralelo de los proyectos.
*C). Dictámen.
8
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
A) ANTECEDENTES
El 1 I de Marzo de 1 889 se licitó, de acuerdo con la ley N° 2381 ,
la construcción y explotación de un teatro monumental. Lastres
propuestas presentadas fueron pasadas á estudio del Departamento
de Ob^as Públicas, el que se expidió con fecha 5 de Abril, decla¬
rando superior á los otros el proyecto del señor A. Ferrari, bien
que sujeto á modificaciones.
Con fecha Abril 23, el P. E. aceptó esta propuesta. Dos dias des¬
pués el señor Ferrari presentaba á la aprobación del Gobierno un
proyecto de contrato y un pliego de condiciones, los que pasados á
dictamen del Departamento, este modificó convenientemente á su
juicio, y elevó al Ministerio en Junio 19 para su resolución.
En el contrato modificado se hacía constar que debía suprimirse
el paso de carruajes por el pórtico del frente, dejando con ese obje¬
to los dos laterales (calle Tucuman y nueva); se establecía el dis¬
ta nciamiento de los frontis de la fachada principal, en armonía
con el cuerpo del edificio, y la modificación fundamental de los
palcos apoyados, en volados, suprimiendo las columnas de sosten
impropiamente proyectadas.
No sabemos por cuáles razones el Gobierno aceptó el contrato
eliminando precisamente estas cláusulas que tenían por objeto
mejorar las condiciones del teatro.
Más tarde, el P. E., por decreto de fecha Enero 14 de 1890, se¬
paró del Departamento la sección de Arquitectura y creó la Direc¬
ción de Edificios Nacionales, confiándola al ex-Inspector general,
autor del proyecto aprobado.
Este hecho independizaba al arquitecto, que resultaba haber
proyectado el teatro y tener á la vez que dirijir é inspeccionar su
construcción, ó lo que era lo mismo, importaba suprimir la ins¬
pección.
Fué entonces que se introdujo las primeras y más esenciales va¬
riaciones, las de forma y distribución, que dieron origen á las su¬
cesivas, resultando sustancialmente modificado el proyecto apro¬
bado.
Posteriormente á los sucesos de Julio de 1890 el Gobierno actual
suprimió la Dirección de Edificios Nacionales y restableció la Ins-
NUEVO TEATRO COLON
9
peccion de Arquitectura en el Departamento de Obras Públicas,
cuya acción ha motivado la solicitud actual del concesionario.
B) ANÁLISIS Y PARALELO DE LOS DOS PROYECTOS
Pasamos á analizar las condiciones del edificio tal cual se cons¬
truye, para compararlas con las del proyecto primitivo.
El cuadro adjunto hace resaltar á primera vista las respectivas
ventajas y desventajas.
Se vé que el proyecto modificado es, en general, superior al
primitivo por lo que respecta á magnitud, distribución, comodi¬
dad, etc.
Vamos á analizar estas condiciones del punto de vista arquitec¬
tónico, esto es, á tomar en cuenta la comodidad (situación, forma
y distribución) ; la solidez (calidad, disposición y dimensiones de
los materiales empleados); la higiene (ventilación, calefacción,
cloacas, etc.); y por fin, la belleza, es decir la proporción, la si¬
metría, el ornato y la propiedad.
La situación no ha sido modificada: el edificio ocupa el área fis¬
cal de la manzana limitada por las calles Tucuman, Libertad,
Viamont y Cerrito, fijada por la ley respectiva, por cuya razón
comprendemos que es inoportuno manifestar que á nuestro jui¬
cio no era la más aparente.
Por lo que respecta á la forma y distribución de ambos proyec¬
tos, aquella presentaba más variedad, en el primero, por sus cuer¬
pos avanzados; en el segundo es más regular ó sea, algo más
monótona; pero en cambio, aumentando el área aprovechable, se
ha distribuido con mejor criterio las partes del edificio.
En efecto, como lo demuestra el cuadro comparativo, es mayor
el área de la platea, palcos, cazuela, paraiso y galería, mayor la
de las salas de concierto, baile, servicio, etc., camarines de artis¬
tas (estos mejor dispuestos) ; se ha agregado un local para depó¬
sito de artificios; ha crecido el número de las escaleras, más pro¬
porcionalmente repartidas; se ha alejado déla sálalos retretes;
fueron aumentadas las puertas de salida y su ancho efectivo, con
excepción de la cazuela y galería. El número de localidades tam¬
bién es mayor en el proyecto que se ejecuta, siendo en este de unos
10
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
31 00 asientos, y en el primitivo próximamente de 2650 (véase cuadro).
Se ha modificado sustancialmente el acceso de los carruajes, su¬
primiendo los pasajes laterales y del frente, y sustituyéndolos por
uno inferior al piso del vestíbulo adyacente á los palcos bajos,
especie de galería transversal con entrada por la calle de Tucuman
y salida por la nueva, inmediata á un foyer de espera.
Del punto de vista de la comodidad é higiene ofrece indiscuti¬
blemente ventajas positivas, no solo para la parte del público que
usa carruaje, sino para los mismos peatones ; á estos porque les
evita la molestia, no exenta de peligros, de tener que escurrirse
por entre los coches en movimiento; á aquella porque podrá espe¬
rar en sitio abrigado la llegada de los carruajes, sin incomodar
ni ser importunada; ventajas que justifican su ejecución, aún á
trueque de lesionarla parte estética del foyer de platea, como in¬
dicaremos luego.
Tocante á la solidez , diremos que hasta ahora los materiales em¬
pleados son la manipostería de ladrillos y la viguería de hierro y
acero.
La manipostería es buena y sus dimensiones apropiadas. Es ma¬
yor el espesor de los muros en el actual proyecto, lo que es lógico
atenta la mayor altura dada al edificio. Sin embargo las bóvedas
que cubren el vestíbulo, construidas con ladrillos huecos de 0.10
metro de espesor, sobre una luz de cuatro metros y con montea
de 0.40 metros, deben ser convenientemente reforzadas.
En cuanto á las armaduras de hierro, resulta dei estudio encar¬
gado á un miembro de esta Comisión, que, en su estado actual, no
satisfacen, en parte, á las condiciones requeridas de resistencia.
Las armaduras del techo son aceptables, apesar de algunos de¬
fectos de ensambladura ; las vigas délos pisos solo podrían soste¬
ner el peso de los mismos, pero no una sobrecarga; la armadura
del piso de la platea estaría sujeta á esfuerzos excesivos, y la acción
de las bridas superiores es de dudosa eficacia. Convendría modifi¬
car el sistema apropiadamente, con cuyo objeto esta Comisión in¬
dica desde ya : Io Que se agregue una corona poligonal de hierro I
á 3.50 metros del centro de la actual armadura ; 2o Que en el eje de
las bovedillas se coloquen vigas I, de igual sección que la emplea¬
da, unidas por un estremo á las vigas de la corona indicada, y em¬
potrada por el otro en el muro periférico ; 3o Que se supriman las
bridas actuales y se reconstruyan las bovedillas con el mismo sis¬
tema que las existentes.
NUEVO TEATRO COLON
11
Las dimensiones de la viguería del piso del vestíbulo de los altos,
son aceptables ; sin embargo, conviene que las vigas descansen so¬
bre sillares de piedra que repartan y resistan mejor la presión de
aquellas.
El piso del vestíbulo de la planta baja debe modificarse, pues con
su disposición actual estaría sujeto á esfuerzos excesivos.
En cuanto á los palcos, los hierros adoptados, por su distribución
y dimensiones en general, son aceptables, por presentar suficiente
resistencia ; pero habrá que introducir modificaciones de detalle
para ponerlos en condiciones completas deseguridad.
Por otra parte, es menester modificar el sistema de tornapuntas
que sostienen las columnas de los mismos, por reputarlos inade¬
cuados.
Ahora bien, hacemos constar que el Arquitecto Director de la
construcción nos ha observado no estar completo el sistema de las
varias armaduras, es decir, que faltan los refuerzos que deben po¬
nerlas en condiciones de completa resistencia, y, por otra parte,
que está dispuesto á atender toda indicación del Departamento ten¬
dente á mejorar las condiciones de la construcción (I).
En cuanto á la hijiene del edificio solo podemos tomar en cuenta
por ahora, el servicio cloacal, dejando para su oportunidad, la ca¬
lefacción, ventilación, alumbrado, etc.; sin embargo, observaremos
que la supresión del doble pórtico del frente, ha mejorado las con¬
diciones de exposición y magnitud de la sala de conciertos, la que
resulta ahora más grande (346 metros cuadrados) y con luz directa.
Respecto al servicio de cloacas hacemos notar una mejora en el
proyecto modificado, esto es, mayor número de mingitorios y re¬
tretes, y mejor situados. En efecto, en el- proyecto primitivo las
letrinas daban á un patio en comunicación directa con las galerías
que rodean la sala ; en el actual se hallan en un segundo patio,
separado de los corredores por el primero, lo que las hace comple¬
tamente inodoras para los espectadores. Su número en el primer
proyecto era de 70 ; en el modificado alcanzan á 94.
Pasaremos á investigarlas condiciones de seguridad, esto es,
las facilidades de rápido desalojo que presentan ambos proyectos,
lo que sería de importancia capital en caso de un siniestro.
(l) Respecto de las obras metálicas, que el Departamento ha encontrado defi¬
cientes porque no estaban completas, la Empresa ha presentado los planos de
'de ejecución, los cuales han sido aprobados en estos dias.
12 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
La condición esencial en tal evento es la existencia de pasillos,
corredores, puertas, escaleras, refujios, suficientemente amplios
como para permitir evacuar la sala y escenario sin dilaciones y
aglomeraciones casi siempre fatales.
En este concepto tenemos (véase cuadro) en el proyecto primitivo
52 salidas contra 57 en el actual, con un ancho total, aquellas de
129,60 metros y estas de 159,30 metros. Resalta en este sentido las
ventajas del proyecto modificado, aún teniendo en cuenta su ma¬
yor capacidad.
En las escaleras también se notan ventajas, pues contra once
que figuran en el primero, tenemos veinte y dos en el segundo,
algo más angostas, pero que en conjunto no pierden la superiori¬
dad, dando como ancho total 22.40 metros las de aquel y 40.50
metros las del modificado, es decir, casi el doble.
En este, además, serán más eficaces porque en el primitivo las
escaleras principales daban á un mismo pasage, mientras ahora
cada par de escaleras corresponde á un foyer diferente.
Sin embargo, en detalle, observaremos una deficiencia notable
para el desalojo de dos délas secciones más concurridas, la cazue¬
la y la galería. Las salidas son pocas y estrechas. En el primero,
la cazuela tenía siete puertas con 1 2.60 metros de ancho ; en el ac¬
tual, solo son cinco con 7.50 metros de luz total. Debe, pues, or¬
denarse el aumento proporcional de los vanos en número y ancho,
tanto en la galería como en la cazuela, donde es mayor el peligro
por el sexo que la ocupa.
En cambio existe una gran ventaja para el desalojo del paraíso,
que comunica por varias puertas con la azotea, y esta con los pisos
bajos por apropiadas escaleras, lo que no tenía el primer proyecto.
Vamos á ocuparnos de la parte estética del edificio actual compa¬
rándolo con el primitivo. Ambos son arquitectónicamente bellos ;
el estilo es casi el mismo ; pero atento su disposición más variada
y apesar de los defectos de que adolecía, el primitivo era más agra¬
dable á la vista. La inmensa mole del teatro perdía su pesantez
mediante apropiados ante cuerpos, que rompían la monotonía de
las líneas continuas excesivas : los intercolumnios le daban esbeltez
y el pabellón central armonía; el ornato, las dimensiones propor¬
cionadas de los diversos miembros, el ático elegante que dominaba
en lo alto, presentaban un aspecto arquitectónico del mejor gusto.
En el proyecto en ejecución parece darse preferencia á la como¬
didad sóbrela estética, lo que no quita que sea á su vez un her-
NUEVO TEATRO COLON
13
moso edificio y que tenga partes superiores al primero. Así el fron¬
tis del techo del escenario, en el que se ha incluido la comiza
horizontal del tímpano, es más hermoso ; el ático ha sido también
mejor colocado, teniendo en cuenta el punto de vista,, elevándolo
convenientemente ; en el interior los palcos volados son sumamente
más comódos y bellos, y las escaleras de honor más elegantes.
Volviendo á los cuerpos avanzados, que en el primer proyecto
debían servir al paso de carruajes, hemos dicho que fueron susti¬
tuidos por un pasaje cubierto, á nivel de la calle, que atraviesa de
la de Tucuman á la nueva. Este pasaje, con su foyer adyacente, es
muy cómodo ; pero indiscutiblemente, lesiona la belleza de los ves¬
tíbulos y galerías sobrestantes, por cuanto para ganar la elevación
requerida por los carruajes, se ha tenido que levantar el piso de la
platea, creando escalinatas de acceso, lo que ha disminuido la altu¬
ra del foyer y galería de platea que resultan menos elegantes. Con
el objeto de aminorar este defecto hemos indicado al arquitecto
director una modificación, esto es, disminuir de tres gradas la
primera escalinata y aumentarlas á la segunda, ó, lo que es lo
mismo, bajar de unos 50 centímetros el piso que sirve de techo
al foyer anexo al paso de carruajes.
C) DICTAMEN
En resumen, señor director, teniendo presente:
Que si bien del punto de vista estético el primer proyecto podía
reputarse esteriormente más bello, por la mayor variedad de las
partes, el actual es también un hermoso edificio y tiene la ventaja
de ser más ámplio, más cómodo, más higiénico y más seguro que
el primitivo, lo qué, tratándose de edificios destinados á reuniones
públicas, es sin disputa mucho más conveniente;
Que las modificaciones introducidas no pueden haber obedecido
á economías mal entendidas del empresario, pues la mayor impor¬
tancia de la construcción le producirá mayores erogaciones;
Que algunas variaciones habían sido aconsejadas ya por este De¬
partamento en el proyecto de contrato de Junio í de 1889;
Que el arquitecto constructor ha manifestado no estar aún com¬
pleta la parte metálica de la construcción, y hallarse por otra parte
14
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
dispuesto á atender las indicaciones técnicas de este departamento.
Que debe evitarse, en absoluto, se proceda á la construcción de
un edificio de tanta importancia sin planos definitivos aprobados
previamente por el gobierno;
Esta comisión cree que puede aconsejarse al Poder Ejecutivo las
siguientes disposiciones :
Io Aprobar los nuevos planos generales definitivos presentados
por el concesionario, con las modificaciones apuntadas en nuestro
informe.
2o Fijar un plazo perentorio de dos meses para que la empresa
presente a estudio de este Departamento, y aprobación del Poder
Ejecutivo, los detalles definitivos de la parte metálica.
3o Que presente los detalles generales paulatinamente, pero con
la anticipación necesaria para su prévia y oportuna aprobación.
4o Prohibir terminantemente á la empresa introducir én adelante
modiíicaciones al proyecto, sin prévio estudio del Departamento de
Obras Públicas y aprobación del Poder Ejecutivo.
Agosto 22 de 1892.
Federico Stavelius. — C. Massini.
— A. Seurot. — S. E. Barabino.
— Guillermo Dominico.
CUADRO COMPARATIVO
NOMENCLATURA
PROVECTO
PROVECTO
OBSERVA-
APROBADO
MODIFICADO
CIONES
metros cuadrados
metros cuadrados
Area total edificada .
. 6202
6930
4-
— para orquesta .
. 56
75
+
— de platea .
. 228
485
+
— palcos y antepalcos .
. 640
776
+ -
— - pasillos para palcos .
. 700
689
—
— cazuela .
. 470
473
+
— galería .
. 470
473
+
— paraíso .
348
+
— escenario .
987
+
— vestíbulos .
. 1118
1110
. —
— foyers .
1026
+
— salón conciertos .
. 155
347
+
NUEVO TEATRO COLON 15
metros cuadrados metros cuadrados
Area salas anexas, id .
303
151
—
— - otras salas .
845
1032
+
— camarines .
648
718
■ +
— cajas escaleras generales .
304
312
+
— — — principales .
85
206
+
— — — secundarias.....
42
82
4"
— — — artistas .
70
95
+
— patios .
28
168
— café .
681
374 \
— confitería .
—
155 1
+
— — subterráneos .
683 l
— cocinas . . . .
■ > -rÍ|| ’>
95 )
— ■ letrinas . . . .
242
343
¡i
— piezas administración .
217
número
287
número
+
Palcos bajos .
26
32
4
— balcón .
29
■ 37
+
— altos .
32
38
+
Tertulias platea .
744
900
+
Asientos cazuelas .
236
356
+
Palcos cazuela .
16
12
Asientos galerías .
448
456
+
Palcos galería . : .
4
4
—
Asientos paraíso .
476
522
+
Salidas de la platea .
3
5
+
— pasillos palcos bajos .
8
9
+
— — — balcón .
7
10
+
— — — altos .
4
6
4-
— cazuela .
7
5
—
— pasillos cazuela .
7
7
=
— galería .
7
6
—
— pasillos de galería .
7
6
~ —
— paraíso .
2
3
—
Escaleras generales .
6
10
_L
— principales .
1
2
+
— secundarias .
1
3
¡F
— artistas .
3
4
+
— servicio .
—
3
+
Retretes . .
70
metros
94
metros
+
Ancho salidas platea .
8,60
15,60
+
— — palcos bajos .
23,80
26,20
4-
— — — balcón .
18,40
24,60
+
— — — altos .
11,60
19.00
4-
— — cazuela .
12,60
7.50
—
— — pasillos cazuela .
18,40
20,30
+
— — galería .
12,60
9,00
. j 9
— — pasillos galería .
18,40-
18,80
4-
— — paraíso .
5,20
18,30
4-
— total escaleras generales .
13,20
16,20
+
— — — principales...
3,30
7,20
4-
ANALES DE LA SOCIEDAD
CIENTÍFICA
ARGENTINA
metros
cuadrados
metros cuadrados
Ancho total escaleras secundarias. . .
2,00
4,70
m
— — artistas .
3,90
5,20
+
— — — servicio .
—
4,20
+
Altura fachada principal .
20,70
22,70
+
— muro escenario .
35,40
38,80
+
MEMORIA DEL ARQUITECTO SEÑOR VICTOR MEANO
PRELIMINARES
En la sucesión de los acontecimientos políticos, crisis financiera
y catástrofes comerciales, hay algo que resiste á los golpes del des¬
tino, y que al resistir, toma nuevo incremento; ese algo es el senti¬
miento artístico, es el culto del arte, y es ese sentimiento que ca¬
racterizando el grado de cultura, de nobleza y elevación de un
pueblo, resiste á cualquier alteración política.
El arte, bajo toda forma que se presente, da al hombre las satis¬
facciones más puras, al mismo tiempo que es un medio esencial¬
mente educador, siendo por consiguiente más que laudables los
esfuerzos hechos en todo tiempo por los Argentinos, á fin de estender
el culto del arte y cooperar con todos los medios de que dispongan,
á su mayor desarrollo.
Entre las bellas artes, la lírica sobre todas, ha tenido un sin nú¬
mero de espléndidos triunfos en el antiguo Teatro Colon, y creemos
no equivocarnos, afirmando que muchos éxitos gloriosos que, enal¬
tecen la historia contemporánea argentina, se ligan estrechamente
á las emociones que el arte excelso del canto, ha producido en la
simpática sala déla plaza Victoria.
Ha sido, pues, con penoso sentimiento que iba poco á poco
afirmándose la idea de la insuficiencia del antiguo teatro, insu¬
ficiencia de espacio por la crecida población, é insuficiencia de
medios para satisfacer á las crecidas exigencias de los espectáculos
modernos.
Pero tan bella tradición, no podía ni debía perderse ; el nombre
venerado de Cristóbal Colon , destinado desde tantos años á ligar en
un mismo espíritu artístico y social yen un común y santo afecto,
NUEVO TEATRO COLON
17
las más ricas y más distinguidas familias de Buenos Aires, ese nom¬
bre debía servir todavía para el mismo fin.
Fué con ardor igual al mérito de la noble empresa, que un buen
número entre los antiguos .concurrentes al teatro Colon, de común
acuerdo con el Gobierno Nacional, establecieron las bases para fun¬
dar un Nuevo Teatro Colon, que recogiendo y conservando la anti¬
gua tradición, ofreciese á Buenos Aires un monumento á la sublime
entre las artes, y que fuese al mismo tiempo recuerdo imperecedero
del descubridor del Nuevo Mundo.
Y fué Angel Ferrari, el audaz empresario que había ligado su
nombre á los triunfos del antiguo Colon, el alma directiva de la
nueva empresa ; á él, teniendo presente su firmeza de carácter, el
Gobierno confiaba tan difícil tarea ; en él confiaron sus amigos, y la
idea tuvo forma, y el Nuevo Teatro Colon debía de ser un hecho reali¬
zado, desde el momento en que se había formado el firme propósito
en la mente de Ferrari.
En el término de pocos meses, el Gobierno por un decreto espe¬
cial estableció las bases generales para la licitación del nuevo edi¬
ficio; se abrió un concurso para la construcción, se designó el ter¬
reno más adaptado, se confeccionaron los planos y se dió principio
á los trabajos de demolición y excavación.
El proyecto presentado por Ferrari, que salía vencedor en el con¬
curso, había sido redactado por el ingeniero Francisco Tamburini,
entonces director de los edificios nacionales. Era un proyecto gran¬
dioso, que basándose sobre altos conceptos, tomaba la forma, las
dimensiones, y el carácter de los mejores coliseos conocidos; pero
como sucede siempre en los concursos, era solamente un proyecto
de máxima, que se resentía demasiado de la precipitación con que
había sido confeccionado ; y mientras Tamburini estaba estudiando
las modificaciones que pensaba introducir á fin deque resultase un
proyecto práctico y definitivo, le sobrevino una enfermedad que en
pocos meses lo llevó á la tumba. La pérdida fué grande para el
arte, á qüien Tamburini había consagrado .todo su ser, y fué inmen¬
sa para su familia y para sus amigos.
Fuimos- amigos sinceros del malogrado Tamburini, y durante
muchos años compartimos con él, fatigas, ilusiones y desengaños.
Habiéndolo acompañado en el estadio del proyecto presentado al
concurso, tuvimos ocasión de recojer ámplios consejos, especial¬
mente con respecto á las modificaciones que era menester introdu¬
cir. Y buscando por consiguiente, hacer un conjunto de cuanto
ANAL. SOC. CIENT. ARG. T. XXXV
2
18 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
había de bello, útil y práctico en el primer proyecto,, y de cuantas
mejoras han podido resultar de la crítica del mismo, hemos redac¬
tado un nuevo proyecto por el cual estamos construyendo el edi¬
ficio.
La causa de que hagamos público este estudio, es dar á conocer
de cómo, no buscamos de ningún modo el eludir la confianza del
Gobierno y del público, como se ha querido insinuar por alguien
mal informado ; así como también el interesar á las personas ca¬
paces y prácticas en la materia, á fin de que nos sean pródigas en
consejos al respecto. Por consiguiente, expondremos en pocas pági¬
nas nuestro modo de pensar sobre las principales cuestiones refe¬
rentes á la construcción y al funcionamiento del teatro, y daremos
á los planos un desarrollo tal que se pueda deducir de ellos un con¬
cepto exacto de lo que será el edificio.
Presentamos con nuestra firma este trabajo para asumir comple¬
tamente la responsabilidad ante la crítica; pero nos incumbe el
deber de declarar, en reverente homenaje á la memoria deTambu-
rini, que á él solo pertenece el mérito de la idea general del pro¬
yecto, y declarar nuestro vivo reconocimiento á los señores Aloisi,
Bucci y Collivadino, quienes tuvieron parte activísima en la com¬
pilación del trabajo que presentamos, y á los señores Bianchi, Or-
1 andi , Savigni y Yannicola por su eficaz cooperación artística, así
como á los señores ingenieros Babacci, Pelizza y Selva, por su va¬
liosa cooperación profesional.
DATOS GENERALES
El Nuevo Teatro Colon, se está levantando en el mismo terreno
que fué ocupado por la antigua Estación del Parque ; quedará com¬
pletamente aislado, teniendo á su frente principal la bella y espa¬
ciosa Plaza General Lavalle, al Sud la calle Tucurnan, ancha 13.70
metros, á su frente posterior la caile Perrito, ancha 14- metros y al
Norte una nueva calle de 10 metros de ancho, que se abrirá en
dirección paralela á la calle Tucurnan, uniendo la calle Cerrito
á la Plaza General Lavalle, y dividiendo la manzana en dos
partes.
El edificio ocupa una superficie de 7050 metros cuadrados. Sus
NUEVO TEATRO COLON
19
dimensiones principales, son las siguientes: ancho máximo, metros
60; largo máximo, metros 11 7. 50, y altura de las cuatro fachadas,
metros 23. La parte más elevada, la que encierra lo sala y la escena
mide metros 37.40 de frente, por 65.50 metros de costado, por 20
metros de altura hasta la cumbre, de manera que la altura máxima
del edificio, es de 43 meteos sobre el nivel de las calles circuns¬
tantes.
Se ha aprovechado todo el espacio ocupado por el edificio, ha¬
ciendo subterráneos profundos.de 5 á 8 metros; fué necesario dar
á los cimientos de las paredes mucha profundidad, á causa de la
poca firmeza del terreno, que, como es sabido, era no hace mucho
cauce del « Tercero ».
La parte central del edificio, comprende la sala para el público y
el palco escénico, y se eleva más arriba del edificio circunstante,
sosteniendo un éstenso techo á dos aguas, con testeras en forma de
frontispicio.
No hemos dado al techo de la sal-a una forma diferente á la del
palco escénico, como se ha hecho en algunos teatros : Io para no
tener tantos tipos de coverturas, ó demasiado fraccionamiento de
las mismas en un mismo edificio; 2o para’ evitar que el techo del
palco escénico resultase demasiado corto en relación á su ancho;
y 3o para dar lugar, sobre la sala, á un local para escenografía,
obteniéndose de este modo una altura igual á la del palco es¬
cénico.
El resto de la construcción está distribuido en varios cuerpos dis¬
puestos al rededor de la parte central, dando sus frentes á las cua¬
tro calles que circundan al teatro. Estos encierran locales para
varios destinos, que más adelante describiremos, y comprenden en
altura, cinco pisos, más el subterráneo, en la parte posterior, y tres
pisos, más el subterráneo, en la parte anterior.
Hemos procurado disimular, hácia el exterior, las varias diferen¬
cias de nivel entre los pisos, á que da lugar la exigencia de la dis¬
posición interna, aunque conservando una buena distribución de
fachadas en cuerpos simétricos, que constituyen entre sí dos órde¬
nes principales y un ático. Para obtener este objeto, nos pareció
respondiese mejor que cualquier otro, el género de arquitectura que
hemos adoptado.
Este género que no llamamos estilo porser demasiado mcmierato,
quisiera tener los caracteres generales del renacimiento italiano,
alternados con la buena distribución y solidez de detalle propia de
20
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
la arquitectura alemana, y la gracia, variedad y bizarría de orna¬
mentación, propia de la arquitectura francesa.
En las líneas generales que designan al edificio, nuestro teatro
tendrá algo de semejanza con algunos entre los mejores y más re¬
cientes de la Europa, tales como la Opera de Viena, de París, de
Munich, de Frankíurt, etc. Pero el parecerse tales teatros entre sí,
prueba suficientemente que una ley, la disposición interna, rige la
distribución general de las masas. Así es que nuestro edificio ten¬
drá, como los citados, el privilegio de indicar á primera vista su
propio destino.
Sin tener imposición de masas colosales, demasiado frías ó se¬
veras, que solamente .convienen á edificios destinados para culto
político ó religioso, ni demasiada ostentación de molduras, decolo¬
res, ó de esculturas, ya tan abundantes en Buenos Aires, él se pre¬
sentará con aspecto simple, variado, alegre y magestuoso á la vez,
como conviene á un centro que llama á la reunión momentánea en
donde la vida urbana se encuentra, se distrae y descansa délas-
íatig s del dia.
COMODIDADES PARA EL PUBLICO
Accesos al teatro y dependencias del salón
Para establecer las exigencias á que deban corresponder las dife¬
rentes partes del edificio á fin de que el público, en vez de aglome¬
rarse produciendo confusión, encuentre al entrar y salir del teatro,
pronto despacho en todas las formalidades de costumbre, y durante
el espectáculo halle bienestar y comodidad relativamente al puesto
adquirido, convendrá considerar distintamente las dos categorías
principales en que el mismo público se divide: Io Frecuentadores
del paraíso; 2o Frecuentadores de platea, palcos, cazuela y ga¬
lería.
Esta distinción en dos categorías implicará consiguientemente,
la necesidad de independizar ios servicios de cada una de ellas.
Con respecto á la primera categoría, describiremos más adelante
su distribución y comodidades; por ahora ocupémonos de la otra
parte del público, que es la más numerosa y la más distinguida.
Es costumbre establecida en Buenos Aires, por la mayoría de los
NUEVO TEATRO COLON
21
que frecuentan la platea, palcosy galería, el ir al teatro en carrua¬
jes y retirase del mismo modo. Dada tal costumbre, y puesto que el
techo de vidrios (marquise) , colocado sobre las entradas principa¬
les, no es sinó un mezquino y antiestético expediente, como igual¬
mente es poco práctico un pórtico con rampa, al frente del edificio,
por el hecho de que el público que va al teatro á pié halla cruzado
el paso por las inquietas yuntas y los vehículos; hemos resuelto
practicar en el lado que da ála calle Tucuman, una entrada espe¬
cial para los carruajes, laque se desarrolla en una galería ancha
de 5.50 metros y larga de 60 metros, es decir, que atraviesa
todo el edificio, para que así los carruajes puedan desembocar sobre
la calle opuesta y paralela á la de Tucuman. Esta galería estará
munida en las dos estremidades, de canceles de hierro que aumen¬
tarán la belleza y movimiento de las dos aberturas, de ingreso y
de salida, y tendrá también entre estas aberturas dos vidrieras
combinadas de modo que permitan libre pasaje á los carruajes y
reparen al mismo tiempo á las personas que desciendan, ó suban,
del contacto poco benigno de la brisa nocturna.
Al lado izquierdo de la galería, se han practicado siete puertas
grandes, frente á las cuales pueden pararse simultáneamente
cinco ó seis carruajes, de manera que la llegada del público al tea¬
tro, ó la salida, podrá efectuarse en un breve cuarto de hora. Estas
siete puertas se abren sobre un local de 220 metros cuadrados,
que servirá de premier pas parala entrada, y de sala para esperar
la llegada del carruaje, á la salida del teatro.
Descendiendo del carruaje en este local, las personas que aún de¬
ban muñirse del billete de ingreso, pasarán al vestíbulo de la Bole¬
tería atravesando uno de los dos cortos corredores que á derecha é
izquierda comunican estos dos locales; mientras que por lo contra¬
rio, las que ya tengan sus entradas, pasarán directamente, subien¬
do pocos escalones, al gran vestíbulo interno del teatro, de metros
cuadrados 326.
A este vestíbulo concurrirán igualmente, las personas que han
llegado al teatro á pié ó han preferido detener su carruaje frente á
la fachada principa] ; estas habrán atravesado el pórtico á siete ar¬
cadas de metros cuadrados 250, al que pocos escalones de piedra
y canceles de hierro separan de la plaza, y habrán así entrado en
el vestíbulo de la boletería, de metros -cuadrados 246; y desde el
mismo, después de haberse provisto del billete de ingreso, pasarán
ál indicado gran vestíbulo interior.
22
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
De cualquiera parte que se venga, entrando en este vestíbulo,
desde el cual serán accesibles todas las reparticiones del teatro, se
entregará en la puerta, por la cual se ingresará al mismo, el billete
de entrada general. Así habremos obtenido el reunir en un solo
punto, la acción del control, tan importante para la empresa, resul¬
tando de este modo más expedito y mejor vigilado.
Otra ventaja de esta disposición de/los vestíbulos, pórticos y ga¬
lería, será la de dar suficiente espacio, á fin de que, álas personas
que vienen directamente al teatro, no les sea impedido el paso por
el público, que nunca deja de formar ala en las entradas délos tea¬
tros, y por aquellos que allí concurren á cita ó que se consultanó
necesitan el ejemplo de otros, antes de decidirse á pedir el billete
de ingreso.
Y finalmente se obtendrá el poder distinguir el servicio del pú¬
blico íuera del teatro, del de adentro, pudiendo este, en los intér-
valos de uno á otro acto, encontrar bastante desahogo en los locales
internos, sin tener que afrontar la incómoda formalidad de las
contraseñas.
. Una vez dentro del gran vestíbulo interno, el público encontrará
á su alcance cuatro séries de portillos para uso de guarda ropa,
colocados abajo de las dos escaleras principales á los cuatro estre¬
ñios del local, de modo que será evitada así la aglomeración de
gente durante la salida del teatro.
El conjunto del vestíbulo, del cual hablamos, se presentará pro¬
bablemente, como lo hemos estudiado, un poco frío y severo, do¬
minando en él una decoración de mármoles de varios colores, llana
y simple, que se repite también en las dos escaleras colocadas á sus
dos costados; más estas escaleras indican bastante, unidas ála es¬
paciosa série de escalones colocada frente al ingreso principal, que
aquel no es aún local de elegante reunión, sino solamente un am¬
biente al cual dan desahogó común las varias reparticiones de la
sala en las que el público está reunido, y que por consiguiente le
conviene una importancia decorativa algo mayor que en los vestí¬
bulos precedentes’ pero siempre más simple y más tranquila que
en las salas, á las cuales, por su intermedio, se deberá ingresar.
Cada una de las dos escaleras de honor, principiando las prime¬
ras elevaciones entre dos estátuas decorativas colocadas sobre pe¬
destales redondos, desarrollando con sus dobles rámpasy con sus
dobles balaustradas, un conjunto de curvas ostentosamente mór¬
bidas y puras, presentando al observador la blancura de los már-
NUEVO TEATRO COLON
23
moles, distribuida en perspectiva de listas rectilíneas acompañadas
en su pendiente suave y uniforme, por blandas alfombras de ter¬
ciopelo ; cada una de ellas servirá dignamente al público en las
funciones de gala, cuando el vestíbulo superior, el salón de con¬
ciertos, las salas anexas, y toda la parte oficial del teatro, sea ilu¬
minada y adornada, y rebose de brillo y elegancia. Pero en las fun¬
ciones ordinarias, no habiendo demasiada afluencia de gente, los
espectadores encontrarán acceso á la sala subiendo la escalera que
se desarrolla todo á lo largo de un lado del vestíbulo, y dirigién¬
dose, en seguida á las respectivas escaleras siendo cada una de
estas distinguida con inscripciones, para indicar su destino. Así,
verán á la izquierda la escalera para la Cazuela, k la derecha la de la
Galería, y siguiendo pocos pasos, se encontrarán en una sala larga
de 37 metros y ancha 5.50, que sirve de foyer para la platea y al
mismo tiempo para dar lugar á dos escaleras colocadas á sus dos
extremos que llevan al segundo y tercer orden de palcos.
El foyer de la platea, si no será espacioso por sí mismo con
relación al número de espectadores que lo ocuparán durante los
entreactos, mezclados también con los que habrán bajado de los
palcos, encontrará desahogo en los diferentes locales abiertos que
le sirven de dependencia, entre los que hay que contar el espacio de
entrada á la platea y al primer orden de palcos de 56 metros cua¬
drados de superficie.
Para la salida del teatro, no existirán ya distinciones de escale¬
ras; el público de’la galería, de la cazuela y de los palcos, bajará
ásu placero á su comodidad por todas las escaleras que se le pre¬
sentarán, y que serán seis, porque á más de las cuatro escaleras
indicadas, tendrá á su disposición otras dos colocadas á los costa¬
dos ele la sala y que desembocan en los corredores de los varios
órdenes. Estas dos escaleras, ofrecen la ventaja de comunicar di¬
rectamente entre sí los varios órdenes* hasta la galería, de modo
que los espectadores de diferentes órdenes que quieran visitarse,
no tendrán que hacer mucho camino hasta las escaleras principa¬
les, presentando también la comodidad, á la salida, de poder lle¬
var directamente á la calle, á aquellos que se retirarán á pie, ó que
busquen sus carruajes, sin esperar su turno en la sala destinada
para este fin.
Es menester notar que la salida del -público se efectuará muy
rápidamente, por el hecho de que serán abiertas, antes de la con¬
clusión del espectáculo, todas las salidas dichas de seguridad, y de
24
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
las cuales liemos proveído abundantemente todos los órdenes.
Entre estas deben notarse de un modo especial, las dos puertas de
la platea, bajo los palcos avances de primer orden, que conjunta¬
mente á las otras salidas de platea, dos laterales y una central, for¬
man una luz complexiva de quince metros de largo.
Siempre, para facilitar mayormente la evacuación del público,
hemos procurado estudiar todas las escaleras, de modo que resul¬
tarán cómodas y espaciosas, evitando absolutamente las de cara¬
col y las formadas en curvas ó con escalones angulares, que son
incómodas, y peligrosas, de las cuales en verdad hay demasía en
Buenos Aires.
Además de los vestíbulos de desahogo proyectados en el piso bajo,
el público encontrará en el piso alto — nivel de 2o orden — un
gran vestíbulo cuadrado con 14 metros por costado, al cual abor¬
dan los cuatro tramos de las dos escaleras de honor: este local
servirá especialmente en el caso ya indicado de espectáculos de
gala, puesto que á su alrededor se desarrolla la parte llamada ofi¬
cial, del teatro. De él podemos en efecto pasar, por tres espaciosas
puertas, al gran salón de conciertos, que ocupa la fachada frente á
la plaza por una longitud de 41 metros, sobre una latitud de metros
13.50, teniendo, sobre todo su perímetro, una galería de un metro
y medio de ancho. Calculamos que á este salón puedan concurrir
hasta 2000 personas, la mitad sentadas y la otra en pie. Lateral¬
mente á este salón concierto, ocupando la parte anterior de las dos
fachadas laterales, hay dispuestas un cierto número de salas, que
están ligadas entre sí por el foyer. Este foyer dispuesto paralela¬
mente al salón concierto, ocupando una longitud de 30 metros y
una latitud de 7 metros, terminando á los dos estreñios por las dos
escaleras, de la cazuela y de la galería, y dando acceso á los espec¬
tadores de todos los órdenes, menos á los del paraíso, será efecti¬
vamente la reunión elegante en cada noche de espectáculo ordina¬
rio. Si áeste foyer agregamos el salón adyacente, de ¡0.50 metros
por 5.70, que será destinado especialmente para la representación
nacional, siendo colocado inmediatamente detrás del palco del
Gobierno, tendremos así una série desalas y salones, que se comu¬
nicaran entre sí y que formarán al rededor del gran vestíbulo cen¬
tral, una especie de departamento de honor. A este consagraremos
un lujo especial de decoraciones, por la razón de queá él concur¬
rirá, en las fiestas de bailes y conciertos, la exquisita y selecta
sociedad porteña, que con el esplendor de su habitual elegancia,
NUEVO TEATRO COLON
25
ofuscará-cuanto riqueza de decoración podamos prodigará nues¬
tras salas.
En eJ piso de la Cazuela , colocado sobre el salón de ceremonia
oficial, ocupando un largo de metros 17.20yun ancho de 5.70,
tendremos todavía otro foyer, que será exclusivamente para las
concurrentes de cazuela ; si un dia, como esperamos, se suprimie¬
se la costumbre de relegar las mujeres á un orden especial, y de
la cazuela se formara una galería común para ambos sexos, enton¬
ces el foyer de que hablamos, servirá para las dos galerías.
A los espectadores del paraíso, no hemos destinado un foyer es¬
pecial, porque en los intérvalos, estos no abandonan su puesto tan
fácilmente como los de las otras reparticiones; pero ellos tendrán
sin embargo un servicio especial de café, colocado pocos escalones
más abajo del paraíso, formado por varias salas sobre la fachada
lateral que da al norte.
Las comunicaciones entre la parte baja y la alta de! paraíso, se
forman por medio de cinco escaleras regularmente distribuidas, y
cómodas. Se tendrá acceso al paraíso mediante una escalera espe¬
cial, que partiendo del piso de la calle cerca del desemboque hácia
al norte del pasaje de carruajes, á donde está igualmente situada
una boletería especial para el paraíso, llega á su destino después de
superados 144* escalones... Imprescindible necesidad, que no enu¬
meramos por cierto entre las comodidades sino solamente para
notar en tal escalera, la regularidad de las sucesivas vueltas recti¬
líneas, el ancho de los descansos y de los tramos y la justa pendiente
de los mismos.
Para la salida del paraíso, á más déla escalera principal que ha
servido para la entrada/servirán también otras dos escaleras pro¬
yectadas á los dos costados y que corren directamente hasta ambas
calles laterales.
Esperamos que todas las comodidades enumeradas, satisfagan
las exigencias de nuestro público, no teniendo ejemplo, en otro
teatro, de tanto espacio de locales accesorios á la gran sala de es¬
pectáculos. Respecto, pues, á las comodidades consideradas como
indispensables, hemos buscado no ser inferiores á los principales
teatros de Europa y América. Así, cada orden tendrá sus respecti¬
vos locales para lavatorios, mingitorios y letrinas, grandes, y dis¬
puestos simétricamente á ambos lados- de la sala ; cada repartición
tendrá una ó más piezas donde una señora pueda reparar momen¬
táneamente su tocado ó recobrarse de un improviso malestar ; el
26
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
café anexo al teatro, tendrá locales en los varios pisos det edificio,
accesibles para el interior con servicio especial ; las escaleras serán
todas grandes y cómodas; los corredores, los pasillos alrededor de
los órdenes, los pasajes de cualquier clase, serán suficientemente
ámplios y á fácil alcance del público ; las puertas grandes, los cer¬
rajes simples, las salidas directas, la iluminación abundante, la
ventilación regulada, los servicios de todo género bien distribuidos
y expeditos.
Por parle nuestra, liaremos todo lo posible á fin de que el tea¬
tro resulte cómodo bajo todo aspecto, y nos auguramos desde ahora,
que igual empeño ponga al respecto la Empresa que lo regirá,
por lo que respecta á aquella parte délas comodidades que corres¬
ponderán -á su cargo.
SALON
Lo que atraerá ante todo la atención del visitante, será la gran¬
diosidad de nuestra sala. Esta tendrá en efecto, dimensiones tales,
que hasta la fecha no han sido intentadas en teatros líricos. Hemos
sido inducidos á abundar en capacidad, por las exigencias de la
acústica, y por la necesidad de dar asiento á muchos espectadores ;
un asiento cómodo desde el cual puedan ver bien y oir mejor el
espectáculo. Y de acuerdo con la capacidad, hemos estudiado la
forma ; de ésta nos ocuparemos más particularmente, tratando de
las condiciones acústicas; por ahora bastará una mirada á los
planos para darse una idea. Nuestra sala tiene la planta en forma
de herradura, la curva característica de los mejores teatros líricos
conocidos, un poco más alargada de cuanto se ha usado hasta
ahora, y un poco más abierta hácia la boca-escena, para evitar
muchos puestos sacrificados, lateralmente á la misma, y también
para dar bastante anchura á la escena, en el caso de espectáculos
grandiosos.
Las dimensiones principales de la sala son las siguientes :
Latitud entre los parapetos de 1er orden (diámetro menor) . 22m65
Latitud entre las paredes de la sala sobre el diámetro menor . 29.25
Latitud de la boca de ópera (línea del telón) . 18.25
Desarrollo de la curva del parapeto de primer orden . 75.00
Altura desde el centro de la platea al centro del cielo-raso . 28.00
NUEVO TEATRO COLON
27
Altura déla boca escena (sobre la línea del telón) . 19.25
Latitud entre los muros de la sala sobre' el paraíso . 35.40
Longitud desde la entrada de platea (pared maestra) hasta el telón. 38.00
Longitud entre la pared maestra y el muro de boca-escena (en el
paraíso) . 32.30
Por estos datos se puede ver que á nivel del paraíso, la planta
de la sala se transforma en rectangular con ámplias ochavas en
ios ángulos posteriores. Pero la curva formada por los parapetos de
los diferentes órdenes’, se repite todavía en el paraíso, con una fila
de columnitas ligadas entre sí por arcos rebajados, que sostienen
la comiza de la sala ; esta comiza, con una curva concéntrica á la
herradura de la platea, y corriendo también sobre la pared de la bo¬
ca-escena, dá lugar á un espacio ancho de 30 metros é igualmente
largo, de manera que puede encerrar un espacioso cielo-raso cir¬
cular, con ápendices triangulares á ambos lados háci.a la boca
escena. Este cielo-raso, un poco inclinado en alto hácia el centro,
después de haber formado una zona circular de metros 4.50 de
ancho, queda'interrumpido por otra comiza que soporta la cúpula
central, la que tiene 21 metros de diámetro, y 3.80 metros de fle¬
cha y está decorada en el centro por el lampadario á vidrios, del
cual hablaremos á su tiempo.
El público quedará dispuesto en la sala, en las diez siguientes
reparticiones :
Io Platea, que contendrá. 900 asientos.
G)o
3o Io orden
4o 2o »
5o 3» »
10 palquitos con reja.
34 palcos.
40 »
40 »
6o Cazuela »
7o » »
8o Galería »
9o » »
10° Paraíso »
400 asientos.
12 palcos.
520 asientos.
4 palcos.
580 asientos.
Calculamos que entre todas estas reparticiones, la sala puede
contener 3000 espectadores cómodamente sentados y 1000 espec¬
tadores de pié, pudiendo alcanzar en las funciones extraordinarias
un máximun de 4500 espectadores, entre sentados y de pié.
La distribución del público en las varias reparticiones, ha sido
éstudiada siguiendo la costumbre de esta ciudad : la platea es ocu-
28 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
pada únicamente por lunetas, que tienen todas el mismo valor;
están dispuestas en filas distantes entre sí de metros 0.77 y ocupan
de ancho cada una, metros 0.55; se hallan divididas en cinco gru¬
pos por un camino ancho de metros 1 .20 que recorre el perímetro
de la platea bajo los parapetos del primer orden y por otros dos
longitudinales y dos transversales.
A los dos lados de la platea, comprendidos entre los dos pasajes
laterales y el proscenio, se han proyectado, mitad por parte, diez
palcos cerrados con reja, pudiendo servir estos para espectadores
que por luto ó por cualquier motivo no quisieran presentarse ante
el-público.
Los otros palcos del Io, 2o y 3o orden, están dispuestos según la
costumbre francesa, introducida en los teatros de Buenos Aires;
estos son completamente abiertos, con divisiones bajas entre uno
y otro palco y con parapetos bajos y calados ; de este modo los es¬
pectadores pueden ver y ser vistos, y así queda puesta en evidencia
la gentil corona de bellas y elegantes señoras, primer adorno y
primer atractivo de toda sala de teatro, y por lo mismo ganan la
comodidad, la acústica y la óptica. Los palcos miden cada uno,
un ancho medio de metros 1 .80 y profundidad media de metros
2.05 ; cada uno está ocupado por un sofá de dos asientos, tres
sillas y taburetes ; detrás de cada palco, separado poruña cortina
de terciopelo, hay un gabinete ó ante-palco, ancho metro 1.50 y
largo 2.00, que sirve para descansar en los entre actos, ó para
atender momentáneamente al tocado; para este fin está provisto
de un pequeño tocador uso toilette , de algunas sillas y varias
perchas.
En la cazuela y galería, que forman el 4o y 5o órden, están dis¬
puestas las sillas en cuatro filas, á una distancia media entre sí,
de metros 0.75, y cada silla dispone de 55 centímetros de ancho.
Los puestos de estas dos reparticiones, tienen casi la misma im¬
portancia que los de la platea, y están destinados, la cazuela esclu-
sivamente para las mujeres, y la galería para los espectadores de
ambos sexos, que no quisieran vestir traje de etiqueta.
En el último órden, ó paraíso; están dispuestas cuatro filas de
bancos á'una distancia entre sí de metros 0.70 subdivididos en
puestos de cincuenta centímetros de ancho. Detrás de la última
fila, hay una zona^en la que pueden estar de pié, aproximada¬
mente 800 personas. Procuraremos mediante pendientes bien co¬
locadas, y divisiones á gradas de las galerías, hechas según espe^
NUEVO TEATRO COLON
29
rimentos sobre el sitio, que todos los espectadores tengan asegu¬
rada la vista de la escena. Las comunicaciones entre las filas de si¬
llas en las varias reparticiones, se harán suficientemente ámplias
y repetidas, como igualmente serán cómodas, en cuanto sea posi¬
ble, las escaleras de las galerías altas. Las salidas de las mismas
serán numerosas y espaciosas, como se puede ver por los pla¬
nos.
• La decoración de la sala, será bastante rica para formar digna
comiza á la elegancia del público; pero de una riqueza severa,
parca y tranquila, no ostentosamente vistosa ó exagerada.
El ojo del espectador no será atraido por ornamentos muy apa¬
rentes, que disminuirían el efecto de las decoraciones escénicas
casi siempre de riqueza limitada é ilusoria. No habrán comizas ni
adornos demasiado sobre salientes, particularmente en los prosce¬
nios, á fin de no interceptar la vista de la escena. El decorado de
una parte de la sala, no será más pronunciado que el déla otra,
con el objeto de no perjudicar la armonía general ; la forma de la
sala,’no por cierto elegante por sí misma, y el inevitable desmenuza¬
miento de sus partes, exijen parsimonia en la decoración, y uni¬
dad de conceptos en todas las. mismas partes. De este modo se de¬
generará probablemente en lo monótono, pero no en lo grotesco.
El color dominante, aunque nos reservemos el resolver al res¬
pecto, después de llevadas á efecto varias experiencias en la sala
misma, pensamos cfeba ser el rojo granate, acompañado por un
color marfil antiguo para las partes de relieve, las que forman el
armazón arquitectónico. El oro distribuido con justa proporción,
pálido ó brillante, según los casos, servirá como medio de unión
entre los dos colores.
En la distribución de las tapicerías y pinturas en las paredes de
los varios órdenes, trataremos de no emplear tintas muy vivas ni
muy determinadas. Como el fondo de un cuadro de figura, debe
hacer resaltar por contraste bien estudiado, la parte que se quiere
poner en ev-idencia; así las paredes de una sala de teatro, deben,
con colores algo más apagados é indecisos, servir de fondo al cua¬
dro alegre y brillante, que forman los vestidos de las damas, sus
carnaduras, Sus flores y sus alhajas. Esta frialdad de colores que
pensamos dar á'las paredes, nos ofrecerá por cierto pocos recursos
para la decoración general de la sala, á la que quisiéramos sin
embargo, dar un aspecto vivaz como conviene á su carácter; pero
.'somos de opinión que será más eficaz una buena decoración con-
30
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
seguida con pocas relaciones de tintas, que una decoración, que
aunque buena, sea alcanzada con rudos contrastes de colores. Y
así como los colores, ocuparán su lugar según sirvan de fondo ó
de cuadro, los motivos de la decoración ; estos serán simples, sen¬
cillos, reducidos, muy repetidos, en las partes contiguas al público,
y serán por lo contrario ámplios, grandiosos, sobresalientes, en
las partes más lejanas, así como en el cielo-raso por ejemplo, yen
el telón de boca, adonde los sujetos alegóricos ó históricos á base-
de figura, pintados con fuerza y vivacidad de colores, encontrarán
digno lugar.
LOCALES PARA LOS ARTISTAS, ESCENA Y DEPENDENCIAS
La mitad posterior del edificio, se halla ocupada por la escena y
sus dependencias ; ella es perfectamente simétrica sobre el eje
longitudinal del teatro, y es destinada, así dividida en dos alas,
á la separación de los artistas de ambos sexos. Tres entradas son
destinadas para el palco escénico y servicios anexos ; dos sobre la
calle Cerrito para los artistas y masas, y una sobfe un costado para
la orquesta. Las salidas, en caso de necesidad, pueden ser ocho,
distribuidas entre orquesta, artistas, masas y personal de servicio.
Cuatro escaleras, dos hácia el frente de Cerríto y dos á los costa¬
dos de la escena, sirven para la comunicación de todos los pisos,
á contar desde el último délos subterráneos hasta la azotea, sien¬
do suficientemente anchas, cómodas, sólidas y de un modo abso¬
luto incombustibles. A más de estas, varias escaleras secundarias
de hierrro, y otras escaleritas á mano completarán el servicio en el
palco escénico.
Las dos escaleras del fondo de la escena, que desembocan en la
calle de Cerrito, como tienen una jaula bastante grande, encierran
entre sus tramos á ángulos rectos, dos ascensores á« presión hi¬
dráulica, ó á vapor, destinado el uno para subir decoraciones,
accesorios, muebles, carruajes ó caballos para el servicio del
palco escénico, y el otro para subir, á todos los pisos, los baú¬
les ó bultos destinados al servicio particular de los artistas y
masas.
El nivel medio del palco escénico corresponde al nivel del pri¬
mer piso alto del edificio, y en él, principiarán los servicios de la
NUEVO TEATRO COLON
31
escena, desarrollándose por consiguiente en los otros cuatro pisos,
ocupados del siguiente modo:
En el primer piso, en cada uno de los dos costados de la escena en
las partes encerradas entre las paredes del palco escénico y los
frentes laterales, se lian proyectado doce cuartos á subdividirse en
camarines páralos artistas y gabinetes de toilette anexos. Al fondo
de la escena, encerrados entre la pared de esta y el frente que dá
á Cerfito, habrá tres grandes locales de metros cuadrados 150 de
superíicie complexiva, que ocupan metros 12 de alto, para el’de-
pósito de bastidores y decoraciones escénicas.
Otros dos locales, cada uno con metros cuadrados 36 de super¬
ficie, en los ángulos posteriores del edificio, servirán para el depó¬
sito de accesorios, muebles, tapices, telas, armas, yelmos, corazas,
escudos, emblemas, estandartes, etc. En el mismo piso, á la iz¬
quierda del palco escénico, habrá una pieza que comunicará con
el palco de la empresa y con la sala de recepción de la misma, y
en esta podrán reunirse los* varios directores de orquesta, de esce¬
na, de coros, de baile, administradores y apuntadores, para en¬
tenderse con la empresa sobre la marcha de los espectáculos.
También encontrarán su lugar, en el mismo piso, el oficial de
bomberos, el de policía y el médico de guardia.
En el piso superior, correspondiente al piso noble del edificio,
se han distribuido lateralmente y al rededor de la escena, catorce
piecitas por parte, para servir de camarines y gabinetes de toilette
para los artistas; otros tres camarines para los directores del
espectáculo, una sala de descanso para los artistas durante la
representación, dos salas para los ensayos parciales de canto
y baile y varios locales para sastrería de los artistas primeras
partes.
El otro piso, que forma el entresuelo alto del edificio, compren¬
derá, dispuestos al rededor de la escena, cuatro espaciosos salones
de metros cuadrados 278 complexivamente, para el servicio de las
masas corales, con otros cuatro grandes locales anexos á los salo¬
nes, para contener los respectivos lavatorios y guarda-ropas. Otras
dos salas en los dos ángulos del frente á Cerrito, servirán para
ensayos ó bien para bandas ú otras reparticiones menores del ser¬
vicio escénico.
El mismo número de ambientes con la misma distribución, más
un vasto local de metros cuadrados 153 de superficie, que ocupa
el fondo de la escena, encontraremos en el piso superior, corres-
32 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
pondiente al ático del edificio. Este piso es destinado para el ser¬
vicio del cuerpo de baile y para las- comparsas.
En él se podrá establecer también la sastrería de hombres y la de
mujeres, siendo para uso exclusivo de las masas.
Finalmente, en el último piso, que ocupa menor espacio que los
pisos inferiores, por ser comprendido en la parte más elevada,
habrán diversas galerías y locales de varias formas que servirán
para depositar aquellos accesorios y objetos que estorban ó que
por ser de poca importancia ó de poco uso, no convendrá conservar
en los pisos inferiores.
En cada piso habrán dos distintos grupos de letrinas, lavatorios
y mingitorios, de modo que cada repartición tendrá su servicio
distinto y propio.
Todos los locales descriptos, están en comunicación con el palco
escénico por medio de las escaleras ya mencionadas y corredores
bastante espaciosos que permitan á las masas reunirse y ordenar¬
se antes de llegar ai palco escénico.
No creemos, según observación que se nos hizo, de que el ser¬
vicio para la escena, distribuido en muchos pisos, tenga que cau¬
sar incomodidades y pérdida de tiempo, por la razón de que los
dos ascensores, más otro montecliarge , destinado á la sastrería, ex¬
pedirán fácilmente el servicio de los trasportes; un servicio bien
regularizado de tubos acústicos y campanillas eléctricas será ins¬
talado en todos los locales de servicio ; los diferentes cuerpos y
grupos de artistas, estarán más inmediatos á la escena, aún cuando
no estén áhiveí déla misma ; los diversos servicios quedarán más
unidos y por consiguiente más dirijibles. Finalmente dado el caso
de un cambio total ó parcial de vestuario, á ejecutarse por los
cuerpos de coro, de comparsa ó de baile, en el breve espacio de
pocos compaces, se encontrarán tantos lugares disponibles en los
costados del palco escénico, que se podrá destinar uno para tal tra¬
bajo, aislándolo momentáneamente del resto del servicio.
Agregaremos, á los citados ambientes, un cierto número de lo¬
cales subterráneos para taller de los carpinteros y atrezzisth , otros
para tener cierto número de caballos que pueda necesitarse para
la representación del dia, con su correspondiente servicio de pala¬
freneros, y otros finalmente para depósito de cajones, objetos ordi¬
narios y voluminosos.
En resúmen, cada grupo de personas adictas al servicio de la
escena, encontrará. su sitio propio y sus comodidades.
NUEVO TEATRO COLON
33
Especialmente para los diferentes ensayos de orquesta, banda,
canto y baile, dado el caso de que se debiera preparar un espectá¬
culo con prontitud, se encontrará suficiente número de locales des¬
tinados para ensayos, á cierta distancia entre sí, de manera que no
puedan turbar los unos á los otros.
La distribución general de los servicios para la escena es tan
complicada y variada, que no pretendemos dar como absoluta y
segura la que ahora hemos indicado. Es sabido que en un teatro
se hacen innovaciones aún de cierta importancia, á cada cambio en
el género de espectáculos. Así, según las necesidades, se adaptarán
los númerosos locales de que estará provista la parte posterior del
edificio. En el caso más complicado de tener que representar es¬
pectáculos de ópera y baile contemporáneamente, se encontrará
número suficiente de locales y bastante superficie, para contener
cómodamente y con desahogo á los servicios propios, todo aquel
conjunto variado y pintoresco de personas y de cosas, que con¬
curren al triunfo de la ilusión escénica.
PALCO ESCÉNICO Y DECORACIONES
El palco escénico mide de ancho metros 35.25 entre muros, y de
largo, metros 24.50 desde la línea del telón hasta la primer pared
del fondo. Pero como el piso avanza 3 metros fuera de la línea del
telón, y en el fondo tenemos un espacio de metros 1 1 .00 por metros
7.00 de profundidad, así podemos contar sobre una profundidad
total de palco escénico de metros 34.50. La pendiente del pavimen¬
to será de 5 centímetros de cada metro.
La boca-escena, sobre la línea del telón tiene de ancho metros
18.25 y de alto m. 19.25; la cortina fija ó mantean di arlequín la
estrechará de un metro y medio en ancho y de 5 metros en alto.
La disposición del palco escénico, en sus aparatos, mecanismos,
armaduras, etc., no presentará ninguna particularidad notable.
Todo estará dispuesto más ó menos, como en los principales teatros
conocidos, sin innovaciones originales de alguna importancia, por¬
que entre las muchas que han propuesto los arquitectos de los
teatros más recientes, no se han encontrado que sean más útiles y
prácticas de las que ya se usan.
ANAL. SOC. CIENT. ARG. T. XXXV
3
34 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
No hay que esperar de los arquitectos el descubrimiento de nue¬
vos medios para desarrollar más convenientemente el mecanismo
escénico; hay que esperarlo de los mismos maquinistas, los cuales,
juntando la teoría á la práctica, aunque ignorados y olvidados,
hacen ciertas veces, detrás de las escenas, verdaderos milagros
de ligereza y de habilidad.
El arte del maquinista de teatro no es siempre apreciado, porque
no siempre es comprendido ; raramente el público se dá cuenta de
las dificultades superadas por los maquinistas, y raras veces su
aplauso lanzado al triunfo del arte lírico y de la plástica femenil,
llega más allá del escenario, á alentar maquinistas y escenó¬
grafos.
Lo que se notará como especial en nuestro palco escénico, será
la prevalencia del hierro en las armaduras principales y secunda¬
rias; reduciremos la aplicación de la madera ateniéndonos á lo
estrictamente necesario y la haremos incombustible mediante bar¬
nices adaptados. Además de la seguridad contra el fuego obten¬
dremos así economía de espacio por el poco volumen del hierro.
•El sistema de maquinaria que usaremos, será pues común y
simple, pero práctico. El piso del palco será hecho de modo que
podrá desmontarse totalmente ó por partes. Este será dividido en
varias zonas transversales, que los prácticos llaman calles , y que
ocuparán todo lo ancho de la escena ; las zonas más anchas serán
diez, de metros 1 .15 de ancho y se subdividirán, para desmontarlas,
en varios cuadrados de casi un metro. A cada calle grande corres¬
ponderán paralelamente dos menores de metros 0.25 á 0.30 de
ancho, igualmente subdivididas eñ cuadriláteros de corta dimen¬
sión. Como división entre las calles grandes y las pequeñas, ten¬
dremos 29 acanaladuras por parle, en las cuales correrán las ar¬
maduras á coulisse de los bastidores. Una mirada á los dibujos,
esplicará mucho mejor tal disposición.
El pavimento del palco será sostenido por 29 tirantes transversa¬
les (tantos cuantas son las acanaladuras para los bastidores), que
ocuparán todo el ancho de la escena y serán empotrados en los
muros laterales de la misma. Cada uno de estos tirantes será sos¬
tenido por 9 columnitas de fierro fundido, de modo que se forme
con ellas 29 armaduras que se repetirán en tres pisos inferiores
al del palco escénico. Suprimimos una descripción minuciosa de
estos tres subterráneos por la razón de que son iguales en todos los
teatros bien construidos con el sistema que proponemos. Solo ob-
NUEVO TEATRO COLON
35
servaremos que todas las partes del sistema, serán bastante fuertes
y cuidadosamente coligadas entre sí, de manera que resistan al
enorme peso que á veces gravita sobre el palco, especialmente en
los grandes bailes y en las comparsas de caballería.
Se nos preguntará por qué no aplicamos para la armadura del
palco el sistema ya esperimentado en varios teatros, que tiene por
objeto reducir según la necesidad, la superficie llana del palco á
una superficie de dada irregularidad, á sinuosidades más altas ó
más bajas del piso normal. Tal cosa' se obtiene mediante el frac¬
cionamiento del palco en tantos cuadros que se puedan remover,
juntos ó separados, por medio de un cierto número de motores á
presión hidráulica ó á vapor; pero además de ser costosísimo, este
sistema se presenta poco práctico y sus efectos son limitados. Cree¬
mos que sea de una importancia muy relativa el hecho de remover
en todo sentido el palco escénico, desde el momento que se pres¬
tan muy bien, para el movimiento desenvuelto de las masas, las
superficies llanas á las cuales ellas están acostumbradas, y desde
el momento que para figurar las sinuosidades del suelo, sirven
bastante bienios practicables, y los terrenos reportados, de cons¬
trucción fácil y expedita; en general para la armadura del palco,
es más conveniente un sistema, tanto cuanto más simple es, por
la razón de que así se evitan complicaciones en la práctica y no
se necesitará tanto trabajo ni tanto gasto para su manutención.
Respecto á la decoración escenográfica, hemos dejado el sistema
de colgar bastidores y escenarios á rieles colocados en alto, sobre los
cuales puedan correr por medio de ruedillas y manejo de cuerdas
con contrapesos ; también hemos dejado á un lado el sistema de
decoraciones con una sola tela dispuesta á panorama ó bien como
una supeficie cortada en ángulos, formando en conjunto escena¬
rios fy bastidores.
Dichos sistemas son incómodos para el manejo y estorban el mo¬
vimiento á los artistas ; con ellos difícilmente pueden efectuarse
cambios rápidos, totales ó parciales de decoraciones, sin contar
que son monótonos y de efecto de perspectiva deficiente.
Nuestra decoración escénica comprenderá : los escenarios de
fondo y los intermedios que se manejarán mediante tambores, gar¬
ruchas y cuerdas, desde lo alto de la griglia y desde las galerías
laterales de la escena; las bambalinas, frisos, paños, cielos ó cielo-
rayos que se manejarán como lo escenarios ; los bastidores latera¬
les, que correrán transversalmente á la escena sobre sus armaduras
36 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
á coulisse ; finalmente los spezzati, que representan terrenos, ó
fragmentos de decoraciones de varias formas y dimensiones, los
cuales se manejarán desde abajo del palco ó de los dos lados del
mismo, ó de arriba, según resulte más cómodo.
Para las maniobras de todas las decoraciones escénicas, y par¬
ticularmente para los cambios repentinos de decoración, no nos
hemos dejado atraer por la novedad de las aplicaciones mecánicas
efectuadas al respecto en varios teatros europeos, ni creemos muy
prácticos ni de efectos excepcionales los resultados obtenidos en la
nueva Opera de Buda-Pesth, y al Burg-Theater de Yiena, en donde
se ejecutan las maniobras mediante motores á presión hidráu¬
lica.
Debiendo evitar el riesgo de malgastar inútilmente tiempo y di¬
nero para hacer esperimentos al respecto, y siendo por lo contra¬
rio indispensable que el funcionamiento de nuestros aparatos esté
asegurado, tenemos que huir de las cosas muy nuevas y compli¬
cadas á la vez. Por lo tanto, no será nuestra intención hacer cál¬
culos solamente sobre la fuerza eiega de los motores ; el medio
principal de movimiento, reconocido hasta hoy como conveniente
y práctico, es la mano del hombre, ayudada, bien entendido, en su
trabajo, porcontrapesos bien calculados á fin de balancear los es¬
fuerzos. A tal medio nos atendremos por el momento, por ser más
seguro, dejando para más adelante, cuando el teatro esté abierto
al público, y tengamos tiempo y medios á nuestra disposición, la
introducción de aquellas modificaciones que se reconocieran con¬
venientes.
Como complemento de los aparatos para la decoración escénica,
tendremos los practicables, las trampas, los vuelos rectos y obli¬
cuos, las armaduras para apoteosis ó para apariciones, espejos,
tiendas, muebles, aparejos y objetos varios. Detrás de las escenas
tendremos los mecanismos para simular disparos de fusilería, efec¬
tos de incendio, fuegos artificiales, truenos, lluvia, granizos, viento,
nieve, relámpagos, arcos-iris, sol, etc., aparatos todos indispensa¬
bles para llenar las necesidades de un teatro de primer órden
adonde concurren todas las artes para crear la ilusión más per¬
fecta.
La griglia principal, será colocada á metros 24.50 sobre el nivel
medio del palco escénico, del cual ocupará igual superficie, una
segunda griglia colocada más en alto entre las cábrias del techo,
servirá con la primera para soportar las varias séries de tambores
NUEVO TEATRO COLON
37
destinados á las maniobras, y para mantener suspensos los escena¬
rios y telas de todas clases que pertenecen á la decoración de los
espectáculos del dia.
Los corredores de maniobras estarán dispuestos á ambos lados de
la escena, tres por parte, suspensos á las armaduras del techo y á
las de la griglia, de modo que no estorben el movimiento de los
escenarios, siendo los corredores inferiores á metros 12.30 sobre
el nivel medio del palco escénico, á fin de dar lugar al pasaje de
los bastidores hasta los muros.
La griglia y los corredores de maniobras, serán construidos en
hierro, ofreciendo de este modo poco volumen, poco peso, y segu¬
ridad contra el fuego. La superficie sobre la cual se caminará, so¬
bre la griglia , sobre los corredores de maniobras y sobre los pasi¬
llos suspendidos á través de la escena, no será ya formada con lá¬
minas de hierro incómodas por las alteraciones que sufren con la
variación de temperatura y por el rumor que producen caminando
sobre ella ; será por lo contrario formada con pequeños hierros
á T ó á dispuestos paralelamente entre sí á intérvalos de po¬
cos centímetros.
Quisiéramos igualmente que todos los cilindros, tambores, órga¬
nos, discos, con sus relativos árboles y volantes que constituyen el
material de la mecánica escénica, fueran hechos en hierro ; pero
tememos que tal cosa resulte poco práctico. Los objetos de hierro
so oxidan fácilmente si se dejan inactivos por un cierto tiempo, y
necesitan bastante trabajo para su conservación y para tenerlos en
estado de funcionamiento ; las cuerdas escurren mejor y menos
se gastan en la madera que en el hierro, los untos de jabón para
disminuir los crujidos en la madera, son más expeditos y aseados
que los untos de aceite ó de otras materias grasas requeridas para
el hierro. Una compostura ó una adaptación momentánea cual¬
quiera que ella sea, se lleva á efecto con mayor facilidad y pronti¬
tud en la madera que en el hierro; en fin, los maquinistas tienen
acostumbrada la mano á la maquinaria de madera y difícilmente
desempeñarían su tarea con igual soltura en la maquinaria de
hierro. A pesar de todo, no se prescindirá del empleo de la madera
allá donde resultare más conveniente, pero su uso será muy limi¬
tado debiendo construirse en hierro todas aquellas partes que no
sufrieran por los inconvenientes indicados.
38
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
LOCALES PARA LA ORQUESTA
Sobre la forma y disposición de la orquesta en la sala, nos ocu¬
paremos tratando de las condiciones acústicas de la misma. Por
ahora bastará indicar el que se pueda contar con un espacio su¬
ficiente para 150 profesores de orquesta, en el caso de espectáculos
excepcionales. En las funciones ordinarias no pasando del centenar
el número de profesores, éstos encontrarán todas aquellas como¬
didades que conviene á su importancia en el espectáculo. Tendrán
una entrada especial por una de las calles laterales, pudiendo sin
embargo disponer también en caso de espectáculos muy reducidos,,
de la entrada general para los artistas, sobre la calle Cerrito.
Dos grandes salas situadas en el piso bajo, próximas á los ingre¬
sos laterales, sirven una de foyer ó sala de reunión de los profeso¬
res, y la otra de guardaropa, en donde cada uno de ellos encontra¬
rá un armario especial para guardar sus instrumentos, música,
trajes y otros objetos de uso. Otro espacioso local en comunicación
con dichas dos salas servirá para depósito común de instrumentos
voluminosos, cajones, atriles, ú otros objetos para uso esclusivo
de la orquesta. Habrá también un servicio especial de lavatorios,
letrinas y mingitorios.
Los maestros directores tendrán su gabinete especial en el piso
superior, á nivel del palco escénico, como ya lo hemos notado. Si
se reconociere conveniente, se podrán formar igualmente diversos
gabinetes para las primeras partes, con sus respectivas comodi¬
dades.
A pesar deque todo el servicio para la orquesta pueda mante¬
nerse completamente independiente de los servicios del palco escé¬
nico, no por esto dejará de haber comunicación directa entre los
locales del palco y las dos salas para la orquesta, por ser esto las
más de las veces indispensable, á causa de las ocurrencias del es¬
pectáculo.
NUEVO TEATRO COLON
39
LOCALES PARA LA EMPRESA
Sobre la parte lateral de nuestro edificio, frente á la calle de
Tucuman, serán dispuestos los locales para el servicio especial de
la empresa. Estos formarán un departamento completamente in¬
dependiente, pero podrán al mismo tiempo ser puestos en comuni¬
cación directa con todas las reparticiones, sean del público, sean de
los artistas. Una escalera especial unirá todos los pisos de este de¬
partamento, sirviendo de comunicación desde el subterráneo hasta
el techo.
En el piso bajo tendremos un escritorio con entrada directa de la
calle; en este escritorio el público podrá despachar sus asuntos con
la empresa. En el primer piso alto habrá otro estudio ó secretaría,
en el cual se llevarán las cuentas y se tratarán los asuntos de la em¬
presa con las compañías, sin estar en contacto con el público. Esta
secretaría, comunicará directamente con la sala de recepción de
la empresa, y por consiguiente con el palco de la misma (que
será el palco avancé Io orden á la derecha), y finalmente con el
palco escénico y dependencias. En los pisos superiores se encon¬
trará lahabitacion del empresario, que podrá, así, viviendo en el
mismo teatro, atender mejor á las cosas que se relacionan con la
marcha del mismo.
En el ala opuesta del edificio, tendremos en el piso alto, los loca¬
les de depósito para la música ó archivos y en los pisos superiores á
más de varios locales para el servicio déla confitería, tendremos
las habitaciones para los empleados y sirvientes del teatro. Estas
diferentes habitaciones que alguno podría encontrar mal por estar
colocadas en el mismo edificio del teatro, no presentarán peligro
alguno, porque estarán completamente aisladas de los locales del
teatro, y habitadas exclusivamente por las mismas personas en¬
cargadas de la vigilancia del edificio.
La venta de billetes de ingreso, se hará en dos puntos distintos.
La boletería del paraíso estará situada al pié de la escalera del mis¬
mo ; y la otra para la platea, palcos y galería, ocupará un local so¬
bre el lado izquierdo de la entrada principal, de modo que tenga dos
series de ventanillas, una en el pórtico exterior, y la otra en el sub-
40
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
siguiente vestíbulo, al que por esto mismo llamamos Vestíbulo de
la boletería.
El hecho de estarla boletería general demasiado distante de la
secretaría de la empresa, con la cual necesitaría por lo contrario
mantenerse en continuas comunicaciones, podría dar lugar á in¬
convenientes y pérdidas de tiempo en el servicio de administración,
pero esto lo remediaremos manteniendo entre la secretaría y la bo¬
letería un servicio telefónico, y proveyendo los locales del siguiente
aparato : varios cuadros que representen cada uno la planta interna
de la sala, y contengan tantas divisiones cuantas son las localidades
á vender serán colocados en la boletería, en la secretaría y si se qui¬
siera también en otras parles donde hubiera un interés en la venta
de las localidades. Estos cuadros se pondrán en comunicación
por un cable de pocos hilos, por los cuales pasará la corriente
eléctrica producida por una ó más pilas. En la secretaría ó en la
boletería, teniendo á mano uno de los cuadros, se marcarán en él
las localidades á medida que se vayan vendiendo; estas localida¬
des, por medio de un simple aparato se irán marcando automá¬
ticamente en los otros cuadros. Así, el que tenga bajo sus ojos
uno de estos, podrá darse cuenta de los billetes vendidos sin que
se incurra en el riesgo de no estar de acuerdo las notas de secre¬
taría con las de boletería.
PRECAUCIONES CONTRA INCENDIOS
Aunque el público sea indiferente á los peligros, que noche á
noche afronta, sin pensar en ellos por el espíritu festivo que lo so¬
licita, sin embargo, es un deber de todo propietario de teatro, por
la gran responsabilidad que le incumbe, el hacer públicas las ra¬
zones y los medios de que puede disponer para conjurar tales pe¬
ligros. El público conociendo por consiguiente las medidas toma¬
das para su seguridad, concurrirá con más tranquilidad y mayor
voluntad al teatro, correspondiendo así dignamente, á los esfuerzos
llevados á efecto por el propietario en su bien, y sabrá igualmente,
por el exámen de tales medios, cómo proceder en caso de peligro.
Esto no quiere decir que el público pueda estar completamente
garantido al tomarse todas las medidas posibles en su favor, ñique
NUEVO TEATRO COLON
41
se pueda de una manera absoluta evitar todo peligro asegurando
la propia salvación conjuntamente á la del edificio. Lo prueba así
el incendio del teatro «Cleveland» en la América Setentrional, en
1884. Este teatro era de construcción sólida y segura, bajo todo
aspecto ; todas las precauciones posibles habían sido puestas en
práctica y á pesar de esto, con dificultad pudo salvarse el público ;
en cuanto al edificio, decantado corno construido fire proof, se
arruinó completamente.
El estudio de la seguridad de los teatros, no tiene en verdad
bases firmes y absolutas como cualquier otro ramo de la arquitec¬
tura moderna; este estudio se desarrolla y adquiere nuevos datos
en cada caso de incendio. Debernos hoy nuestras aplicaciones al
respecto, á las terribles pruebas dadas por los teatros destruidos de
Conway en Brooklvn, en 1876, el Italiano de Niza y el Ring de
Abena, en 1881 , el Buíf de AIoscow, en 1883, el Tinevelly en la India
Oriental, el año 1886, laOpéra Comique de Paris y el teatro de
Exeter en Inglaterra, en 1887, sin contar muchos otros desastres de
edificios importantes, en épocas anteriores, y varios otros en los
mismos años, pero de menos importancia (1).
Aquí, en Buenos Aires, en donde todavía no se habían presencia¬
do tales hechos, yen donde también eran menores las probabilida¬
des de incendio, por no usarse caloríferos en los teatros, tenemos
aún presente en la memoria las llamas aterradoras del «San Mar¬
tin»; lección tremenda, pero no suficientemente severa y práctica
para hacer abrir los ojos al público y á las autoridades competentes.
Por lo' tanto, del exámen de las varias circunstancias que acom¬
pañan á un incendio, y de los hechos que se desarrollan en los
pocos minutos de duración del mismo, se deducirán las reglas á
adoptarse en las nuevas construcciones. De tales circunstancias y
hechos, pueden deducirse los principios siguientes:
A) El fuego halla en los casos más frecuentes, su origen en las
escena á causa de las sustancias esencialmente inflamables que la
componen y del movimiento de aparatos para la iluminación, para
la calefacción y servicios varios. Desde la escena, el fuego se pro¬
paga con extrema rapidez, á la sala del público, invadiéndola espe¬
cialmente con llamas que se dirigen hacia las salidas, atraidas por
la corriente de aire;
- (1) Sulla sicurezza dei lealri in caso dJ incendio dell’ Ing. D. Donglii. Torino, 1888.
Camilla e Bertolero, edit.
42 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
B) El público á la primera alarma de incendio, y al aspecto
terrible é imprevisto de las llamas, se precipita, aglomerándose
hácia las salidas, con tendencias en cada uno á servirse déla misma
puerta que le dio entrada, no preocupándose de las salidas llama¬
das de seguridad, cuja improvisa apertura, dado el caso que á tiem¬
po puedan abrirse, no le presenta inmediata y segura la salva¬
ción ;
C) Dominados por el terror y presa de la más espantosa confu¬
sión, todos buscan en el primer movimiento su propia salvación;
pero al precipitarse hacia las salidas, ya reaccionan los afectos y
el espíritu de humanidad, por lo que muchos tratan de volver so¬
bre sus pasos, para tentar la salvación de las personas queridas,
llamándolas, imprecando, gritando y aumentando el desorden y
la confusión ;
D) En momentos tan espantosos, sucede á menudo que por un
improviso accidente en el sistema de iluminación, toda aquella
aglomeración de personas que se entrechoca y golpea, queda de
pronto sumerjida en la más completa oscuridad, y entonces resulta
más terrible el masacre: muchos que se salvaron del horrible con¬
tacto de las llamas, son víctimas del súbito choque de tantos séres
humanos, en lucha por la existencia ;
E) El mismo terror que invade al público, invade también á los
artistas y á las masas, que alcanzadas por el fuego inmediato, as¬
fixiadas por el humo y por los gases delelereos, buscan en vano una
salida en aquel laberinto de bastidores, de escenas y accesorios, en
aquella tremenda vorágine de fuego que les oculta las salidas. Mu¬
chos de ellos son víctimas del momentáneo aturdimiento, pero la
causa principal, verdadera, substancial de tanta muerte, es menes¬
ter buscarla en la mala construcción de! edificio, y en sus condi¬
ciones inadecuadas por la poca previsión del arquitecto;
F) En el personal de servicio y vigilancia, en el momento de la
catástrofe, no se consigue obtener orden, disciplina y presencia de
ánimo, como sería necesario, debido tal hecho, más queá la mala
voluntad por su parte, á insuficiencia de medios puestos á su dis¬
posición.
Antes de tratar la mejor manera de evitar los inconvenientes
señalados, es justo se busque evitar la causa que los produce, ó
bien que se apliquen en la construcción del edificio, providencias
aptas para impedir el origen del incendio. Las más notables en¬
tre ellas son las siguientes ;
NUEVO TEATRO COLON
43
Abolición absoluta, al menos en el límite de lo posible, de todas
las sustancias combustibles, sustituyéndolas por otras incombus¬
tibles.
Implantación del alumbrado á luz eléctrica, en lugar del gas ó
cualquier otro sistema.
Aplicación de un método de calefacción por medio del vapor ó
del agua caliente en lugar del aire caliente, combinado con un
sistema de ventilación bien estudiado.
En nuestro teatro, la iluminación, calefacción y ventilación, se¬
rán aplicadas con las más ámplias cautelas y con los mejores me¬
dios que la ciencia y la práctica aconsejan. Respecto á la causa
prima y esencial de los incendios, ó sea á la combustibilidad de los
materiales, se tratará de evitarla, sustituyendo en cuanto sea po¬
sible el hierro y la fundición á la madera, y en donde será impo¬
sible evitarla, como ciertas partes de la maquinaria, escenarios,
bastidores y accesorios, se buscará hacerlos incombustibles, me¬
diante imbibiciones de compuestos químicos preparados al efecto
y aplicados ya con éxito en muchos teatros.
Así es que la armadura del palco escénico, será formada por
columnas de fierro fundido, coligadas por tirantes de hierro; el
piso mismo de la escena, será revestido en toda su superficie in¬
ferior por una sólida lámina de hierro bien clavada al mismo, y
superpuesta en los espesores de lodos los trozos: los caballetes y
toda la armadura del techo, serán únicamente de fierro; la cubier¬
ta será de teja de fierro, en lugar de zinc ó plomo ; las vidrieras,
puertas, ventanas, tabiques, barandas, etc., más inmediatos á la
escena serán asimismo de fierro ; el cielo-raso de la platea y del
proscenio, tendrán de fierro el esqueleto principal, y de yeso so¬
bre malla metálica, la parte á la vista ; de hierro y fundición serán
construidos los palcos y las galerías que llevarán pavimentos me¬
tálicos ó de baldozas, ó de concreto, ó de asfalto ; con decoraciones
en yeso ó estuco, ó cimento en lugar de madera ó papel compri¬
mido, con muebles á armazón de fierro fundido, y colchados de
crin animal ; todas las escaleras, sea para el público, como para
el servicio de la escena, serán de mármol, sobre armadura de
hierro. En donde el hierro sea poco indicado por su demasiada
frialdad ó por la sonoridad y especialmente en los pavimentos, se
revestirá de goma ó corcho ó bien con capas de cemento, mezcla
ó madera hecha incombustible.
¿ En un teatro en el que ha sido proscripto todo lo que puede dar
44 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
alimento al fuego, es posible un incendio? Podría suceder que el
fuego atacara aquellas mínimas partes, que no ha sido posible ha¬
cer incombustibles, como muebles, accesorios, tapicerías, vestua¬
rios, pero será siempre fácil en un teatro así construido, circuns¬
cribir, aislar y sofocar el incendio, sin comprometer la vida de los
espectadores, artistas ó empleados.
Supongamos sin embargo, que por cualquier causa nuestras pre¬
visiones no hayan sido suficientes y que el incendio pudiera
desarrollarse ¿qué precauciones deberíamos adoptar, hablando
siempre de la construcción del edificio, á fin de que no se produz¬
can los indicados inconvenientes, ó se consiga mitigar los efectos y
las tristes y graves consecuencias?
A. Para impedir la propagación del incendio de la escena á la
sala, hemos aislado completamente la una de ¡a otra. Un sólido
telón metálico, formado de láminas de fierro convexas contra la
escena, gobernado por un motor hidráulico ó por la mano, aislada
ó simultáneamente, pudiéndose manejar de cualquier punto del
teatro, podrá ser bajado á la primera voz de alarma; y la escena
entonces no tendrá más comunicaciones con la sala, porque todas
las otras aberturas, abiertas en el muro anterior de la escena, se
mantendrán siempre cerradas con sólidas puertas metálicas, que
abriéndose en caso de necesidad, volverán á cerrarse automática¬
mente.
Los palcos que avanzan sobre la escena, los de adentro, no ten¬
drán absolutamente comunicación con los palcos de la boca-esce¬
na, ni estos con el resto de la sala.
La ventilación de la escena será activada de manera que en caso
de incendio se establezca una fuerte corriente contraria á la sala
del público, lo que también será útil para repeler el humo, gases
polvo ó emanaciones causadas por luces de bengala, batallas simu¬
ladas, etc.
La concha del apuntador será construida de manera á poderse
cerrar herméticamente en un momento dado.
B. Para combatir la desconfianza natural del público, en servirse
délas salidas de seguridad, convendrá proceder de modo á que
esas salidas entren en sus hábitos, ó sea que todas las noches al
finalizar el espectáculo el público las conozca, las aproveche y ha¬
lle más libre su propio desahogo, que usando únicamente las otras
salidas. Esto dependerá naturalmente de la administración del
teatro ; pero por lo que corresponde al deber del arquitecto, hemos
NUEVO TEATRO COLON
45
colocado las salidas de seguridad de manera que estén á fácil acceso
del público, bien visibles, ámplias y en un todo idénticas á las sali¬
das comunes, de modo que el público pueda servirse indiferente¬
mente, de unas ú otras, teniendo en las salidas de seguridad la
ventaja sobre las comunes, de comunicar más directamente con el
exterior, lo que será inmediatamente notado á la apertura de las
puertas, por la corriente de aire que entrará por las mismas.
A tal práctica y útil disposición de las salidas de seguridad,
agregaremos la aplicación de un aparato eléctrico de simple y fácil
manejo, mediante el cual á todas las puertas de salida sean quita¬
dos simultáneamente los medios de clausura, en manera que
al más leve empuje, se abran todas, hácia el exterior, bien entendi¬
do, y permitan así un pronto y libre desalojo.
C. Como acción contra la confusión que se produce en el público,
en el momento de la fuga (que puede ser originada no solo por un
incendio, sino por una alarma cualquiera, por una riña, por una
imprudencia que despierte el pánico general), el arquitecto no pue¬
de poner otro remedio preventivo, que procurar la aplicación de
todos los medios que están á su alcance, á fin de que esa fuga se
realice de una manera por decir así, ordenada. Se harán por conse¬
cuencia las puertas espaciosas, para impedir la aglomeración de
personas y el retardo en el desalojo; los corredores bastante ámplios
para contener desahogadamente todas las personas, que ocupan
en su respectivo orden palcos y galerías; los pasajes serán directos
hácia las salidas, evitando vueltas inútiles y pérdidas de tiempo ;
las escaleras serán anchas, cómodas, sólidas y ubicadas de manera
que los que huyen las encuentren á su frente, sin haber tenido ne¬
cesidad de buscarlas; estas mismas escaleras comunicarán direc¬
tamente con los vestíbulos externos, al nivel de la calle ó bien ten¬
drán acceso hasta la azotea, para servir de salvación á los que no
encontraren libre el descenso ó que encontraren instintivamente
más directa la subida.
Haremos lo posible para que en la construcción no se echen en
olvido tales precauciones, á las que agregaremos aún, todas aque¬
llas que se nos quiera útilmente aconsejar; pero el público además
de las ventajas indicadas, encontrará fácil y segura su salvación si
supiera mantener una relativa calma y sangre fría, lo que hará sin
duda si se ponen en su conocimiento las precauciones adoptadas en
su favor.
*Z). Muchas salidas, espaciosas y directas, facilitarán el desalojo
46 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
del público de la sala ; pero en el caso de que el fuego, por cual¬
quier causa se hubiere comunicado directamente ála sala, ó á esta
viniese del palco escénico, por no haber hecho bajar á tiempo el
telón metálico ó por otro motivo, será necesario que el público
aglomerado en los corredores y vestíbulos, se encuentre en ellos al
seguro del incendio voraz, que avanza á sus espaldas.
Es por estoque hemos dado gran espesor y resistencia al muro
que circunda la sala (precaución en verdad muy descuidada hasta
la fecha, en todos los teatros de Buenos Aires) y que las aberturas
practicadas en él, tendrán sólidas puertas metálicas, que se abri¬
rán con la máxima facilidad al menor impulso, y que se cerrarán
automáticamente.
Cuando el público se encuentra así aislado del incendio, halla
con más calma sus salidas, y si por un accidente imprevisto cesara
la iluminación ordinaria de los corredores, un reducido pero bien
distribuido servicio de lámparas á aceite, aisladas con cuidado, la
suplirá; y si, como en la mayor parte de los casos sucede, se
hubiera introducido en los corredores tal cantidad de humo y
gases, que amenace de muerte por asfixia, las puertas de se¬
guridad conjuntamente con las vidrieras fáciles de abrir ó de
romper para comunicar directamente con los patios laterales,
servirán para renovar con activas corrientes de aire la atmósfera
viciada.
E. En la escena, cuando no se hubiere conseguido dominar un
principio de incendio con los medios que están al alcance y en co¬
nocimiento de todos los que la frecuentan, se recurrirá entonces á
los medios de aislamiento, que se habrán previsto en la construc¬
ción del edificio.
Los medios más indirectos, consisten en el mayor aislamiento
posible de los locales de depósito de materias inflamables ; y los
más directos, que sirven al mismo tiempo como medios de aisla¬
miento, sirven también como medios de extinción.
A los primeros, hemos provisto en nuestro proyecto, aislándola
escena de una manera absoluta de todos los locales de servicio,
por intermedio de sólidas puertas de hierro que se cerrarán auto¬
máticamente ; el depósito de los escenarios está debajo del palco
escénico, en donde la armadura es toda de fierro; el depósito de
vestuarios y sastrería, el taller de los escenógrafos, los accesorios,
el depósito de bastidores, archivo de música, oficinas de secretaría,
maquinaria para la luz eléctrica, etc., todo está situado de manera
NUEVO TEATRO COLON
47
á que cada uno de estos locales no tenga comunicación con los
otros, y mucho menos con la escena.
En cuanto á los medios de extinción, se pensará también, prove¬
yendo la escena de suficiente número de bocas de incendio, con sus
relativos tubos para lanzar el agua, bien coligados con los tubos
generales, y mediante una disposición ordenada de los mismos,
dispuestos en los armazones del techo, en modo á generar en caso
de necesidad, una fuerte lluvia en toda la escena, ó en aquellas
partes que sean amenazadas por el fuego.
Pero antes de recurrir al agua, será mejor echar mano del va¬
por de agua ó de otros gases incomburentes, originados por bom¬
bas que estallan, y preparados especiales, que bajo distintas formas
se hallan en el comercio, de los cuales hemos pensado muñir
convenientemente todos ¡os locales, sean principales ó secunda¬
rios.
En cuanto al fácil y pronto desalojo de los artistas en caso de in¬
cendio, hemcs distribuido para la escena, seis cómodas escaleras
que desembocan directamente á la calle, mientras que comunican¬
do entre sí todos los pisos, dan también salida á la azotea general
del edificio, para aquellos que prefieran esto por resultarle más có¬
modo tal camino de salvación.
Lo que hemos dicho para el público, lo repetimos para los artis¬
tas; y es que las salidas de seguridad, además de ser cómodas,
de fácil acceso y que se comuniquen directamente con el exterior,
deben entrar también en los hábitos nocturnos ó sea formar parte
de las salidas comunes, á la terminación de cada espectáculo; lo
que naturalmente dependerá más bien de la administración que de
la construcción.
F. A fin de que el servicio de inspección y de vigilancia, se cum¬
pla con la debida regularidad, es necesario que las personas ocupa¬
das en tales servicios, tengan á su inmediata disposición todos los
medios de que será provisto el teatro para conjurar el peligro de
incendio.
A tales medios pertenecen los avisadores, de los que diversas
clases se encuentran en el comercio, los extintores que también se
encuentran de varias clases, así como otros aparatos que sirven
como avisadores y extintores á la vez.
Procuraremos que nuestro teatro sea bien provisto de tales apa¬
ratos, y que estos sean colocados en sitios visibles, al alcance de la
mano, y conocidos por el personal de servicio y vigilancia, así como
48 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
procuraremos también que siempre se mantengan libres, tal cual
se estudiaron en el proyecto, todos los locales de servicio de la es¬
cena y del público, á fin de que se puedan fácilmente vigilar, y el
personal adscripto á estos, pueda mediante escaleras, corredores,
pasages y accesos en general (los que serán cómodos, bien dispues¬
tos y bien iluminados), efectuar fácilmente y con prontitud el ser¬
vicio de vigilancia é inspeccionar todas las partes del teatro, en
todos los pisos, desde el subterráneo basta el techo.
A todas las citadas precauciones, agregaremos las que son gene¬
rales y comunes á los edificios públicos de cierta importancia, como
colocación de para-rayos, servicios de aguas corrientes bien desar¬
rollado, con abundantes bocas de incendios bien distribuidas y
constantemente alimentadas, especialmente en las calles que ro¬
dean el edificio; y sobre todo, una distribución bien organizada de
los locales para la policía, bomberos, cuerpo de guardia, médico
de servicio, etc. ; con esto habrá terminado la. tarea de! constructor
para empezar la de la administración del teatro, que debe cuidar la
ejecución de lo previsto y facilitado.
Estaría fuera de nuestro programa, el ocuparnos de las precau¬
ciones que corresponden á la administración, tanto más cuanto
muchísimas de ellas están comprendidas en las ordenanzas y regla¬
mentos vijentes; pero por coordinación de ideas, indicaremos las
más atingenles con lo que hemos expuesto, ó sea : prohibir toda
iluminación que no sea la prescrita y establecida, evitando espe¬
cialmente las luces portátiles de cualquier especie, en la escena y
locales anexos. No permitir, del modo más absoluto, que se fume.
Impedir en los espectáculos los fuegos artificiales de bengala, des¬
cargas de armas de fuego, etc. Mantener órden y disciplina en el
personal de servicio; observando, con respecto á este, una atenta y
rigurosa vigilancia. No permitir que sean extraidos de sus respec¬
tivos depósitos, vestuarios ó accesorios que sean agenos á la repre¬
sentación que se da. Procurar que el palco escénico y dependen¬
cias, sean tenidos siempre y constantemente en condiciones tales,
como si fuera á declararse un incendio; respecto á las puertas, pa¬
sajes, escaleras, renovación de las sustancias pirófugas, etc. Eje¬
cutar repetidos ensayos de los mecanismos de que estará provisto
el teatro á fin de que sean conocidos y manejados con facilidad por
el personal de servicio. Asegurarse del estado y del modo de funcio¬
namiento de los aparatos para la iluminación, maquinarias, etc.
Y finalmente tratar empeñosamente de que el público conozca todas
NUEVO TEATRO COLON 49
las precauciones adoptadas para su seguridad, poniéndoselas todas
las noches en evidencia.
CONDICIONES ACÚSTICAS
Todos los autores que lian tratado la acústica aplicada á la cons¬
trucción de salas de espectáculos, están de acuerdo en declarar, que
la resolución de tal problema carece de bases sólidas y seguras.
Los físicos presentan á los arquitectos, con la aridez propia de to¬
dos los resultados científicos las leyes de la acústica ; pero tan in¬
ciertas, vagas y variasen su expresión, que los arquitectos se ven
obligados á proceder con aplicaciones también inciertas, vagas y
diversas.
El arquitecto Cárlos Garnier, á quien debe la ciudad de París su
espléndido teatro de la Opera, después de haber consultado las pri¬
meras autoridades en lo que se r.efiere á acústica de los teatros
y de haber obtenido opiniones en completo desacuerdo, duda
de la seriedad de estas y no atreviéndose á seguir la norma de al¬
guna de ellas, desespera de llegar á formar ideas propias al respec¬
to, y fía casi completamente al acaso el éxito de la acústica de su
sala. Nosotros no participamos de la opinión del célebre arquitecto,
porque muy habituados á considerar las cosas bajo su faz práctica
y á descomponer las cuestiones técnicas con la sencillez del análi¬
sis científico, no dudamos en lo más mínimo de que los problemas
de difusión y percusión de los sonidos en los teatros, tengan su so¬
lución, sino absol uta, por lo menos capaz de satisfacer las exigencias
recíprocas del público y de los artistas.
Con esto, no pretendemos ver brillarlos rayos del sol, en donde
sábios de alto mérito no han hallado sino tinieblas; queremos solo
no sentirnos tan desanimados como los que estudiando el problema
desesperan de hallarle solución absoluta ; y sin embargo, renun¬
ciando nosotros también á una satisfacción completa y triunfal
sobre las exigencias de la acústica, confiamos en la aplicación de
algunas reglas que parecen mas evidentes, porque son directamen¬
te sacadas de principios científicos irrecusables, ó admitidas de
acuerdo entre los autores, ó bien claramente resultantes de la es-
periencia y del concienzudo exámen de los casos prácticos.
La teoría nos enseño que, generado un sonido en un punto 11a-
NAL. SOC. ACIENT. ARG. T. XXXV
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50
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
mado centro fónico , queda estremecido el aire que le es circunstan¬
te, el que mediante vibraciones sucesivas, llega á golpear el oído.
Estas vibraciones, llamadas ondas sonoras, se desarrollan con mo¬
vimiento uniforme, según sucesivas superficies esféricas concén¬
tricas que tienen como centro el punto de origen del sonido. En
cada una de estas superficies, el sonido tiene intensidad diversa,
siendo ella tanto mayor, cuanto más ¡próxima está la onda sonora
al centro fónico.
De esto se deduce estar la intensidad de sonido en razón inversa
de las superficies esféricas sobre las que él se propaga, y por las
relaciones que tienen tales superficies entre sí, es consiguiente que
la intensidad del sonido está en razón inversa del cuadrado de las
distancias.
Y la teoría sigue dictando sus leyes, tantas á lo menos, cuantas
son las hipótesis en que apoya sus investigaciones. Por ejemplo,
para establecer los pocos principios ahora enunciados, la teoría
supone que la surgente fónica se reduzca á un punto matemático,
que el sonido se produzca en él con intensidad máxima, y que el
aireó cualquier otro medio fluido que por el sonido haya sido pues¬
to en vibración, presente densidad, elasticidad, higrometría y tem¬
peratura determinadas, por hipótesis y mantenidas, todas estas
condiciones, constantes...
Y después de habernos presentado la propagación del sonido
bajo ¡a forma de sucesivas ondas esféricas concéntricas, tanto que
nuestra mente ha penetrado la idea, asimilándola á ondas perfu¬
madas desprendiéndose de una flor que se levanta en el tallo, la
teoría nos descompone la vaporosa masa esférica presentada al
principio, y aceptada, en una estrella esférica con número de rayos
al infinito, á los que por convención llama rayos sonoros , y analiza
cada uno de estos con relación al punto fonador, con relación al
fluido intermedio, á los obstáculos interpuestos, etc., de lo que
deduce sucesivamente las leyes de la reflexión de los sonidos, de
su refracción, de su inflexión, de la conducción, velocidad, alcan¬
ce, tono, timbre, intensidad, etc., esplicando con ellas los fenó¬
menos de la repercusión, del eco, de la resonancia, de la absorción,
de las vibraciones de los cuerpos, etc., y sacando de todo esto las
aplicaciones prácticas de la bocina, de los tubos acústicos, de los
reflectores, de los cuernos acústicos, de las trompas marinas, del
teléfono, y de toda la inmensa variedad de los instrumentos musi¬
cales.
NUEVO TEATRO COLON
51
Pero al arquitecto que considerase demasiado sériamente los
resultados de la teoría, y pretendiese éxito seguro con sus aplica¬
ciones en la práctica, le pasaría lo mismo que á los que con gran
capital de teoría han querido producir un nuevo Stradivarius ó un
Amati, sin lograr más que construir hosamentas de poco valor; ó
menos mal, le pasaría lo que al gran maestro de Bayreuth (lo que
nos apresuramos á declarar que en nada atañe á su fama de gran
compositor), que abriendo al público una sala pretenciosamente
estudiada, bajo todos los puntos de vista acústicos y ópticos, re¬
sultó que en sus efectos relativos, no ha conseguido ser sino una
sala . original .
Demasiadas son las circunstancias y exigencias arquitectónicas ó
de cualquier otra naturaleza, que concurren á hacer inaplicable, ó
á desviar la aplicación práctica de las reglas teóricas; cuando no
nos encontramos precisamente en la hipótesis establecida por la
teoría, cada regla que esta nos pueda dictar, será para nosotros
inútil ó, á lo menos, muy reducidos quedarán los efectos buscados,
por las aplicaciones quede esas reglas se hagan. De esto, bien en¬
tendido no queremos deducir que sea preciso rechazar las reglas
de la acústica, de incontestable valor para los que estudian las
ciencias físicas; pero si creemos, que esas reglas deben seradopta-
das por el arquitecto con mucha cautela, tomando de ellas sola¬
mente tanto cuanto la experiencia y la observación de los hechos
le demuestren ser positivamente útil y práctico.
El propósito del arquitecto, es hacer que el sonido, lanzado á la
sala por los instrumentos de la orquesta ó la voz de los cantantes,
llegue al oido del espectador, lo más directamente posible, y per¬
diendo lo menos posible también, de intensidad y claridad. Bien se
comprende que los principales elementos que deben ser tomados
en consideración para alcanzar tal resultado, serán la recíproca
posición entre quien emite el sonido y quien lo percibe, y la forma,
dimensiones, proporciones y condiciones del ambiente en el cual
sé propaga el sonido.
El estudio de la colocación del público respecto á la escena, es de
gran importancia para la acústica teatral. En general, observare¬
mos que este estudio es inseparable del de las condiciones de visi¬
bilidad. En efecto, el que se encuentre situado de modo á ver bien
el proscenio y la orquesta se hallará también en buenas condiciones
auditivas, sea porque la visión de quien toca ó canta le facilita la
percepción del sonido, ó sea porque evitando los obstáculos que
52
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
pueden interponerse á su visual, esos mismos obstáculos serían
impedimento á su fácil audición.
Teniendo en cuenta solamente tales circunstancias y haciendo á
un lado por completo las exigencias de la arquitectura, recurrimos
con el pensamiento á una forma cualquiera que pudiéramos dar á
la orquesta, y suponiendo desarrollada por esta toda la masa sonora
de que es susceptible, nuestros conocimientos teóricos sobre la pro¬
pagación del sonido, nos tentarían á colocar y disponer al público,
según una de aquellas extrañas superficies esferoidales en las que
imaginamos reproducirse uniformemente las ondas sonoras...
Pero para reducir á términos más precisos esta forma, empecemos
por cortará nuestro esferoide, poco menos que la mitad por medio
del plano vertical que nos representa la boca del palco escénico ; á
la parle que queda, cortémosle también casi la mitad superior, por
medio de! plano horizontal que nos representa el cielo-raso... De
todo nuestro esferoide nos queda poco más que la cuarta parte, ó en
otros términos, no podríamos colocar en su faz curva sino la cuar¬
ta parte de nuestro público imaginario, el cual no podría aprove¬
char sinó la cuarta parte del sonido emitido por la orquesta.
Volviendo de lo ideal á lo práctico, aparece evidente que no po¬
dríamos disponer una concurrencia según la estrada forma por no~
sotros supuesta . Los antiguos griegos y romanos, sin seguir un ra¬
ciocinio análogo al que acabamos de hacer, por ser á ellos todavía
desconocida la teoría, dieron sin embargo á la planta de sus teatros,
la forma semicircular á que el raciocinio conduce, y la superficie
curva que representa -la disposición supuesta para el público, era
para ellos un ámplio anfiteatro en donde colocaban en buenísimas
condiciones ópticas y acústicas á un número considerable de espec¬
tadores.
Pero esos antiguos hubieran podido también, hasta un cierta
punto, hacer cálculo sóbrela radiación natural del sonido (y qui¬
zás lo habrán hecho, dando á sus coliseos una forma en conse¬
cuencia), por ser sus anfiteatros, á cielo descubierto y por desarro¬
llarse la acción escénica sobre un proscenio colocado según todo el
largo del diámetro del hemiciclo, ocupando poquísima profundidad.
En los teatros modernos, en cambio, la teoría sobre la propaga- v
cion natural de los sonidos, debe luchar con obstáculos sérios, que
ninguna ley de acústica podría suprimir, como el cielo-raso, las
paredes, la profundidad y la relativa estrechez de la escena, la dis¬
tribución del público por clases, y otros varios.
NUEVO TEATRO COLON
53
En vista de tantos obstáculos y de las condiciones á que es pre¬
ciso someterse, para que el público se encuentre bien en los sitios
que ocupa, sería una pretensión el querer recoger toda la masa so¬
nora emitida y querer distribuirla toda en el auditorio, con el peli¬
gro de repercusiones desagradables y otros inconvenientes; por lo
contrario, será preciso contar casi únicamente con aquella parte del
sonido que puede llegar directa y libremente al oido de los espec¬
tadores, y usar con toda morigeración de los medios que pueden
ser utilizados para reflejar por vías indirectas el sonido sobre el au¬
ditorio, así como délos que pueden emplearse para reforzar la in¬
tensidad ; sucediendo que en la mayor parte délos casos, tal envío
de sonidos por sucesivas repercusiones, y tal refuerzo de intensi¬
dad, se consigue á costa de la claridad.
Uno de los estorbos á la directa y libre difusión de los sonidos en
un teatro, es debido al público mismo, por causa de la superficie
irregular que presenta y de los trajes que viste, lo que amortigua
y absorbe gran parte de los sonidos, y por esto es necesario que los
espectadores estén dispuestos de manera que, á cada uno de ellos
alcance directamente un rayo visual y una onda sonora, sin que
esto resulte en perjuicio de los que están á su lado. Por esto hemos
dado una cierta importancia al estudio de la distribución de las
aposentadurías, especialmente en las galerías, observando justa
amplitud para los asientos, buenas distancias, sin exageración, én¬
trelas filas, y suficiente diferencia de nivel enlre.ellas.
En una sala donde se pudiese, de una manera absoluta, dispo¬
ner el auditorio en modo á independizarlo de todas. las influencias
del ambiente, se habría conseguido gran parte de las perfecciones
acústicas que con razón envidiamos á los antiguos ; y se podría en
sala semejante, renunciar á los beneficios de la resonancia, ha¬
ciendo de modo que el sonido, pasando . el oido del espectador,
vaya á morir en . las paredes tapizadas ex-profeso con materias
apropiadas. Se sabe que los cortinados, las tapicerías y las mate¬
rias blandas y esponjosas, amortiguan el sonido y lo absorben, sin
perjudicar á su clara percepción ; por el contrario las sustancias
vibrantes, pueden influir sobre esa percepción de diversas mane¬
ras ; pero más bien perjudicándola.
En el caso, entonces, de que no fuera necesario recurrir al expe¬
diente de las paredes vibrantes, seria útil que el sonido fuera á que¬
brarse y morir en las paredes, antes que originar confusiones con
inútiles reflexiones ; sobre lo que el Señor Meynadier escribía en
54 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
París en 1844, diciendo: II faut que la salle seule devore le son ;
il faut qu’il y naisse et qu’il y meure.
El factor principal de la' influencia ejercida por la forma de la
sala sobre los efectos acústicos, es sin duda la línea perimetral de
la platea. Muchas son á este respectólas opiniones de los autores,
y muchas las aplicaciones hechas ; pero la práctica de ellas, no ha
sido hasta ahora tan persuasiva como para hacer pronunciar por
ninguna de ellas un juicio exacto ni en pro ni en contra. Las obser¬
vaciones sobre las condiciones acústicas de una sala, no se pueden
hacer de una manera absoluta, por falta de instrumentos aptos á
determinar la esencia de cada observación, sirviéndose de bases y
datos precisamente determinados. Tales observaciones son hechas
solamente por las impresiones que recibe el oido. Se sabe que
estas impresiones varían según las personas ó las condiciones en
que estas se encuentran, según su grado de sensibilidad auditiva, y
también según la naturaleza de las diversas impresiones que acom¬
pañan la audición, según la temperatura y otras circunstancias de
diverso género. Así es que se necesita mucha cautela, prolijo y
atento exámen y juicios de muchas personas prácticas, para llegar
á pronunciarse sobre las condiciones acústicas de la sala de un
teatro.
Entre las muchas formas propuestas, los más amantes délas
aplicaciones teóricas, amantes también de reconstruirlo antiguo,
presentan como la mejor, la forma semicircular (Nuevo Teatro de
Berlín); otros, más originales que prácticos, proponen forma de
sector circular (Teatro de Bayreuth) ó bien la forma de rectángulo
que debe terminar la parte frente á la escena con un arco de circu¬
lo (antiguo Teatro Farnese en Parma) ; otros entre los que se
cuentan varios arquitectos notables, cuya autoridad es indiscutible,
aconsejan para la platea la forma circular más ó menos alargada,
cortada de un segmento en la boca del palco escénico (Teatros de
Burdeos, Strasburgo, Ambéres, Lírico de Paris, teatro de Darmstadt,
teatro de Oriente en Madrid, Costanzi en Roma, los de Hamburgo,
Munich, Carlsruhe, los deReitns, Mayence, etc.); otros que con
preferencia se atienen á una más bien que á otras normas acústi¬
cas, proponen para la platea, la forma de una media elipse cortada
según el eje longitudinal (proyecto de Paladio para el teatro de
Yicenza ; antiguo teatro Lírico en París), ó bien según el eje trans¬
versal (Teatro del Castillo de Yersailles, Teatro de Lyon, nueva
Opera de Berlin, etc)'. Otros unen la mitad ó una porción de círcu-
NUEVO TEATRO COLON
55
lo con dos rectas, paralelas ó convergentes, ó bien con dos curvas
ensanchando hacia la escena en manera á tomar forma de cam¬
pana... Así tenemos, por ejemplo, de medio circulo, unido con
dos paralelas, el Teatro de Reggio, el teatro de Drury-Lane en Lon¬
dres, el teatro Alexandra en Petersburgo y el teatro real en Co¬
penhague. Como ejemplo de unión de una porción de círculo con
dos rectas convergentes á la escena, tenemos los teatros de la Reina
y Covent Garden en Londres, el San Carlos en Nápoles y el teatro
de Parma. Por la forma á campana ó á lira, tenemos también va¬
rios ejemplos ; pero como esta puede acompañar á cualquiera de
las formas indicadas, constituyendo un detalle de estas más bien
que una forma propia, no creemos por lo tanto que debamos ocu¬
parnos de ella particularmente, tanto más cuando que, de tal for¬
ma, participan un poco todas las salas de teatro, sino en sus pa-
, redes, por lo menos en la curva que forman los parapetos de los
diversos órdenes con respecto á las paredes de la boca escena.
Si en nuestro teatro no hemos adoptado ninguna de las curvas
enunciadas, no ha sido por haberlas juzgado desfavorablemente,
puesto que cada una de ellas, bien que sean reprobables bajo al¬
gunos puntos de vista, pueden ofrecer ventajas numerosas en va¬
rios sentidos. Nosotros hemos tratado de sacar, por el estudio
práctico de las diversas curvas, todo lo que de utilidad positiva
pueda obtenerse de ellas, así como el conocimiento de la prepon¬
derancia de buenas condiciones de una curva sobre la otra ; lle¬
gando á afirmarnos en la que universal mente ha sido reconocida
más útil y más práctica bajo todo punto de vista : la curva llama¬
da italiana ó sea de herradura, la que es la más apta á contener
muchas personas á distancia regular de la surgente del sonido, y
conciba, como ninguna, las condiciones ópticas y acústicas, con
las económicas. La forma de herradura ha dado siempre óptimos
resultados, y lo prueba la fama á que llegaron los viejos teatros
Tordinona ó Apolo, l’Argentina de Roma, y después la Scala de
Milán, el teatro Regio de Turin, la Fenice de Venecia y el Cario
Felice de Génova, fama reconocida por los arquitectos de la Opera
de París y de la Opera de Yiena, que aplicaron con éxito la curva
italiana á sus espléndidos y monumentales edificios.
Nuestra curva es simil á la de los teatros enumerados, no pre¬
sentando más diferencia que algún mayor desarrollo en el sentido
longitudinal; podría darse una idea de ella, quien imaginase un
junco de 75 metros doblado á herradura en modo de quedar en-
56
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
cerrado trasversal mente en un espacio de metros 22.65 y cuyos
dos estremos vinieran á quedar distantes metros 18.25 uno de otro,
lo que constituye el ancho arquitectónico de la boca de nuestro
palco escénico . El junco así doblado nos representa el parapeto del
primer orden. No conocemos teatro que presente tal desarrollo de
curva, ó sea tanta superficie de platea (603 metros cuadrados, inclu¬
so la orquesta); en efecto, vemos entre los teatros más grandes
que conocemos, el Imperial de Petersburgo y el Covent Garden .de
Lóndres, que tienen un desarrollo de curva de 60 metros, compren¬
dido los palcos de boca-escena ; el teatro de la Opera de París y el
de la Opera de Yiena que tienen 62 metros, el Cario Felice de Gé-
nova tiene 65 metros, y solamente el San Cario de Nápoles y la
Scala de Milán, alcanzan en su curva, comprendidos los flancos de
la boca-escena, un desarrollo de 72 metros.
Se nos ha observado que nuestra sala es demasiado grande,
porque la natural debilitación del sonido, en razón directa de su
alejamiento del centro fónico, es la que impone confines á las di¬
mensiones posibles de una sala de auditorio, y porque resultará
demasiado grande la masa de aire á ponerse en vibración para que
el sonido pueda llegar distinto y directo á los auditores... A tales
objeciones responderemos observando que los teatros que hasta
ahora han dado mejor resultado con respecto á la acústica, son los
más grandes, y la razón está en esto, según nuestro parecer: que
en las salas grandes, el sonido halla menos obstáculos que se opon¬
gan á su natural y directa propagación.
Las salas grandes, participan más de las buenas condiciones
acústicas de los antiguos teatros griegos y romanos, inmensos por
su superficie y desmesurados por su altura, puesto que no eran
cubiertos. Como hemos ya dicho, la variación de costumbres y el
rumbo diverso dado al progreso de los pueblos, han hecho abando¬
nar los antiguos anfiteatros ; pero sus ruinas sirven todavía para
atestiguar elocuentemente, de cómo la grandeza romana y griega,
en materia de coliseos, no ha sido igualada, y para hacernos creer
que difícilmente volverán á encontrarse condiciones más adaptadas
parala regular y uniforme difusión de los sonidos, como la de los
antiguos hemiciclos á cielo abierto.
Es para los teatros pequeños, que el problema de la acústica se
presenta más complejo, puesto que el estudio de la radiación y
distribución de los sonidos, debe reducirse más bien á evitar los
obstáculos que se interpongan, lo que lleva á resultados contrarios
NUEVO TEATRO COLON
57
á la comodidad del público y á las exigencias de la construcción.
Por más que el arquitecto busque conciliar una cosa con otra,
la mayor parte de las veces queda sacrificada la acústica y es por
esto que en la generalidad de los teatros pequeños, un oido prác¬
tico y atento descubre muchos defectos, como serían cruzamientos
de reflexiones, dispersión de sonidos, absorción, resonancias desa¬
gradables, exceso ó defecto de sonoridad, repercusiones complica¬
das, etc.
No nos lisongeamos de haber evitado, en nuestra sala, todos es¬
tos inconvenientes, por el solo hecho de su tamaño grande y de
su forma conveniente ; las causas de la perturbación de los sonidos,
pueden ser muchas y diversas, por lo que no será supérfluo el con¬
siderar las principales á fin de tomar en la construcción las pre¬
cauciones necesarias.
Contando sériamente sobre la propiedad que el sonido tiene de
recojerse, por decir así, cuando halla un obstáculo capaz de diri-
j i rio, y dejarse conducir á lo largo de este obstáculo, perdiendo
poco en su claridad é intensidad, es conveniente que las paredes y
cielo-rasos vecinos al centro fónico, sean divergentes como los la¬
bios de una bocina, y que las líneas que forman los dos flancos de
la platea, tengan una curva suave en donde no puedan producirse
repercusiones duras, en manera á que el sonido pueda llegar con¬
ducido por ellas suavemente en la dirección emanada de la sur-
gente. A coadyuvar esta conducción del sonido, se prestará tam¬
bién la parte de frente á la escena, con una curva bien unida á los
flancos, dulce y ámplia.
Por todo esto, se comprende bien nuestra intención de no que"
rer contar con la reflexión, y es por tal cosa que evitaremos las
grandes superficies planas.
El cielo-raso principal de la sala, que en algunos teatros es ho¬
rizontal ó su curva está estudiada relativamente al problema de la
reflexión, nosotros lo consideramos, no como un inmenso reflector,
sinó como un obstáculo imposible de ser evitado. Por esto, busca¬
mos mitigar en él los efectos, haciéndolo en forma de cúpula sin
dar á esta mucha altura, ni colocándola sobre una cornisa muy
volada, para no crear un volúmen de aire absorbente ó vibrante
por cuenta propia. En cuanto á los demás cielo-rasos, que hare¬
mos en plano, los uniremos á las paredes verticales por medio de
cornisas en curva para evitar que el sonido llegue á los espectado¬
res doblemente reflejo.
58 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Siempre para combatir la reflexión, que consideramos como
causa ocasional de casi todos los otros inconvenientes, evitare¬
mos también los parapetos formados por faces planas ó dibujos
geométricos muy repartidos y correspondientes, aplicando en su
lugar dibujos calados y formados por pequeñas superficies curvas
de posición variada y de forma tal que el sonido vaya á apagarse
sobre de ellas por medio de sucesivas y pequeñas reflexiones é in¬
flexiones.
A propósito de inflexiones, será útil tener presente que el soni¬
do teniendo como la luz, la propiedad de plegarse ligeramente,
perdiendo poco de su esencia, cuando encuentra superficies curvas
muy pronunciadas, será bueno que los obstáculos interpuestos á
su difusión, como pueden ser columnas, parapetos, tabiques, mue¬
bles, etc., sean formados por sólidos curvilíneos á lo menos para
las partes expuestas á la persecusion de los sonidos.
Y puesto que nos ha brotado de la pluma un ejemplo sobre las
propiedades que tiene el sonido, comunes con las de la luz, nos
convendrá indicar otra propiedad común entre sí ó por lo menos
análoga: la absorción. Como la luz, cayendo sobre superficies os¬
curas ó negras, pierde ó disuelve sus facultades reflejantes, así el
sonido lanzándose contra superficies mórbidas es por estas absor¬
bido. Tal propiedad de apagar los sonidos, que nosotros’ utiliza¬
remos, tapizando con telas ciertas paredes, ó aplicando cortinados
ó colocando tapices ó aumentando de cualquier modo las superfi¬
cies mórbidas, nos servirá también para combatir, más ó menos
según la necesidad, los efectos de la reflexión, bajo cualquier
forma ellos se manifiesten.
Otro factor de los efectos acústicos en una sala de espectáculos,
es la posición relativa de la orquesta, y por consiguiente, de la
parte anterior del palco escénico. Hay teatros, en donde la orques¬
ta y el borde de la escena están muy avanzados, y entónces, por
los efectos de reflexión sobre las paredes y cielo-rasos divergentes
del proscenio, sucede que buena parte de los sonidos, en lugar
de ser conducidos hácia el auditorio, vuelven hacia la escena. A
fin de aprovechar convenientemente de tal divergencia, hemos te¬
nido suficientemente retirada la orquesta, y por consiguiente el
borde del palco escénico, lo que hemos visto ser de buen éxito en
los teatros recientemente construidos, y haber dado siempre posi¬
tivo resultado en los principales teatros franceses, en donde se usa
desde hace mucho tiempo. Este hecho, á más de ser muy útil por
NUEVO TEATRO COLON
59
la oportuna conducción del sonido, y para evitar el deslumbra¬
miento producido por las luces del proscenio sobre los palcos late¬
rales, será también de gran ventaja para el buen resultado de la
ilusión escénica, y se prestará también eficazmente á la convenien¬
cia del mayor desarrollo de la sala, en el sentido de su longitud,
ó sea en el de la dirección general que debe tomar el sonido. Otra
evidente ventaja de tal disposición de la orquesta, la encontramos
en el espacio mayor reservado para la platea, y por lo tanto en el
rendimiento mayor por el número aumentado de localidades.
La colocación del pavimento de la orquesta sobre una caja re¬
sonante llamada caja armónica , es muy discutida por algunos,
á la vez que muy recomendada por otros.
Estamos en el caso de no deber entrar demasiado en la discusión
de tal hecho, porque la disposición dada por nosotros á la orquesta,
hace que cuando esta fuese mantenida en su posición normal es
decir- levantada , tendría naturalmente debajo de su pavimento,
una inmensa caja armónica constituida por el espacio que ocupa¬
ría la misma orquesta estando en posición baja. No tenemos por
ahora motivo para dudar de que dicha caja no sea de buen efecto,
mientras que si por lo contrario produjese excesiva resonancia, en¬
contraríamos remedios fáciles y seguros para combatirla.
También hemos trazado en nuestros planos una bóveda parabó¬
lica á imitación de la de Bayreuth para servir de conductriz del
sonido en el caso de ser bajada la orquesta, ó para reducirse,
si ocurre, en una caja armónica vertical. No pretendemos que se¬
mejante bóveda deba construirse, por lo contrario quedaremos
más que satisfechos, si pudiéramos hacer caso omiso de ella, por¬
que, en nuestra lucha contra la reflexión, encontrados menos
grave el hecho de perder una parte de los sonidos de una orquesta,
que el de rechazarlos sobre el auditorio por vias forzadas ó por
medio de repercusiones desagradables. Mas, no sabiendo preveer
Ja dirección y tendencia que puedan tomar los espectáculos líricos,
especialmente en vista del entusiasmo con el cual se aplauden las
grandes composiciones Wagnerianas, hemos querido reservar en
la construcción de nuestro teatro, la posibilidad de reducir la or¬
questa á lcis condiciones especiales que, para la buena ejecución
de ciertas óperas, pudieran ser requeridas por los autores de las
mismas.
Por lo tanto nuestra orquesta, podrá estar en la forma encurvada
que generalmente se adopta en los teatros, y podrá ser levantada
60 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
ó bajada, con respecto al nivel de la platea y del palco escénico,
al nivel que creerá deber asignarle el maestro director de los es¬
pectáculos. Con dicha forma se podrá descomponer y maniobrar
su pavimento en tres partes, pudiendo, á la porción del medio,
agregar un apéndice hecho sobre la forma del de la Opera deParis;
de manera que, siendo necesario, se daría á la orquesta una for¬
ma oblonga en el sentido longitudinal de la sala. En el caso de
bajar el palco escénico, protegida por la mencionada bóveda para¬
bólica, pudiendo con esta disposición, aprovechar de una superfi¬
cie de 1 63 metros cuadrados, suficiente, según nuestro modo de
ver, para la cómoda colocación de 150 profesores.
Una notable influencia sobre las condiciones acústicas de la sala,
será ejercida por la ventilación y calefacción ; una corriente de aire
contraria á la dirección de los sonidos, una temperatura poco adap¬
tada, ó una repentina variación en la misma, pueden determinar
instantáneas contracciones ó dilataciones en el medio propagador
del sonido, y estorbar por consiguiente, su acción directa y. re¬
gular.
.Una calefacción uniforme y regulada, se entiende si está bien
combinada con la ventilación, á más de correjir la impureza de la
atmósfera, producida por la respiración de la multitud y por el ca¬
lor que de ella emana, sirve también para disminuir la densidad
del aire y aumentar por consiguiente la viabilidad del sonido. Se
sabe que las ondas sonoras se desarrollan con tanta más rapidez
cuanto menos denso, ú en otros términos, cuanto más está reca¬
lentado el ambiente en que se propagan ; por lo que trataremos
también de que la calefacción se efectúe con justa medida, y se
regule de'modo que el calor no sea más abundante en las partes
bajas de la sala, á fin de no disminuir allá la densidad de! aire,
ni quitar al sonido, su regular camino de abajo á lo alto.
La ventilación será estudiada de tal manera, que con los elemen¬
tos déla sala deque hemos hablado, ella venga á facilitar la con¬
ducción del sonido, ó por lo menos á destruir las causas que se le
podrían oponer. No entendemos hablar de una conducción forzada
de sonidos, sino solamente del hecho de mantenerles su dirección
inicial y al mismo tiempo de recojer y dirijir aquella parte de ellos,
quede otro modo irían dispersos, ó malamente repercutidos, per¬
judicando la claridad y distincioD de los efectos.
Por consiguiente, procuraremos no dar lugar en nuestra sala,
á corrientes de aire que atraviesen transversalmenle la dirección
NUEVO TEATRO COLON
61
del sonido, ó les sean contrarias, y procuraremos además, evitar
que las ondas sonoras tengan que chocar con masas de aire en¬
cerrado, inertes, y por lo tanto dañinas. El aire encerrado por to¬
dos lados, menos uno, ó bien, encanalado, no puede vibrar libre¬
mente y al unísono con el resto del ambiente, porque encuentra el
obstáculo de las paredes que lo encierran ó bien vibra con vibra¬
ciones propias, produciéndose por esta causa una série de reper¬
cusiones y una desagradable resonancia, como cuando se dá un grito
en la boca de un horno. Por dicho motivo, consideramos mejor,
con referencia á la acústica, el sistema que prevalece en Buenos
Aires, adoptado también en nuestro teatro, á palcos abiertos con
divisiones bajas, en lugar del de á palcos cerrados como se usa en
Italia, en donde encuéntranse en buenas condiciones acústicas, tan
solo los espectadores situados contra el parapeto.
El remedio contra los electos desagradables de tales masas de
aire separadas, por decir así, del resto del ambiente, será el mismo
que adoptaremos para correjir los efectos de la reflexión, ó sea,
las cerraremos con tiendas ó cortinados, en el caso de que la sono¬
ridad de la sala fuese suficiente, ó sino, la encerraremos, si es po¬
sible, con paredes vibrantes, en el caso de que la sala resultase
sorda. Pero usando de todos los medios á nuestro alcance, procu¬
raremos que dichas masas no tengan que existir, haciendo de modo,
que los locales á donde pudieran crearse, tengan suficiente ventila¬
ción con relación al resto de la sala.
Procuraremos especialmente, que la ventilación de esta, no se
lleve á efecto tan solo por medio del conducto de la araña, como se
usa por lo general en los teatros, sino que también, propenda á efec¬
tuarse hácia las paredes y el cielo-raso del paraíso á fin de coadyu¬
var al sonido en manera á que se mantenga en su útil dirección.
La masa de aire más dañina á los efectos acústicos, es sin duda
la de la escena, y se apercibe el público cuando, por excesiva can¬
tidad é intensidad de sonidos, parece que el ambiente esté repleto
y que buenas partes de ellos sean absorbidos por aquella inmensi¬
dad de espacio que constituye el palco escénico.
La disposición de la escena, ejercerá también mucha influencia
sobre los efectos acústicos. En los antiguos teatros griegos y roma¬
nos, la escena ó muro de fondo de la misma, repercutía la voz de
los artistas devolviéndola al auditorio, sin pérdida de tiempo sobre
la voz oida directamente, á causa de la poca distancia del centro
fónico á las paredes de repercusión, los bastidores también ó pe-
62 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
vicíete como los llamaban, eran prismas á base triangular, que te¬
nían por efecto cerrar la escena de costado.
Pero, en los teatros modernos, la escena es una vorágine infinita,
que devora buena parte de los sonidos, y buena parte los corrom¬
pe desde que se originan. Muchos habrán observado cuan diferente
efecto acústico produce la orquesta tocando á telón bajo, y qué
distinto es el que produce con la boca-escena abierta, y cómo mejor
y más distintamente se oyen los sonidos estando la escena cerrada
á los costados y arriba, en vez de cuando está formada, como gene¬
ralmente se acostumbra, por bastidores aislados y bambalinas vo¬
lantes, que entre sus espacios dejan perder inútilmente los soni¬
dos. Pero la distribución á darse á la escena, no entrandoen
nuestras atribuciones, la dejaremos á la capacidad del director de
los espectáculos, para quien igualmente será reservado, el cuidado
de disponer á los artistas y masas corales en buenas relaciones
acústicas y ópticas con la. escena y el público.
Tal vez se nos observará que en el estudio de la forma, de las
proporciones, y condiciones de la sala, hemos tenido poco cuidado
de ellas con referencia á la resonancia, mientras es de tales ele¬
mentos que la resonancia depende. Confesamos francamente nues¬
tra reticencia ante tal estudio, porque en nuestra propaganda para
la audición directa, debemos combatir toda clase de obstáculos que
á ella se pueden oponer, muchos de los cuales serían también cau¬
sa de resonancia, por la simple razón de que el sonido á más de
llegar directamente al auditorio, debe de ser claro y distinto, lo
que no es ciertamente obtenido con la ayuda de la resonancia:
porque, en fin, nosotros renunciaríamos de buena voluntad al au¬
mento de intensidad que la resonancia pudiese dar á los sonidos,
cuando este aumento fuera obtenido con perjuicio de la propia cla¬
ridad.
No queremos ciertamente negar los buenos efectos de una justa
resonancia. Son bien conocidas las buenas condiciones acústicas
de los antiguos teatros romanos, formados casi esclusivamente de
materiales resonantes; sábese también cómo en los antiguos tea¬
tros griegos, que eran cavados en las faldas de las montañas, cons¬
tituidos por consiguiente, de materiales durísimos y poco resonan¬
tes, se debía recurrir al expediente de ciertos vasos de bronce
resonantes, colocados con arte bajo los asientos, en adaptados ni¬
chos. Está también probado y sabido por todos los cantantes, que
la voz humana no depende solamente del arte con que es emitida.
NUEVO TEATRO COLON
63
v de la mayor ó menor disposición á darle una determinada fuerza
y dirección : sinó que esa voz encuentra sus mejores efectos, en la
resonancia del local en que es lanzada. A pesar de esto, creemos
deber proceder con mucha cautela en la aplicación de los medios
que pueden producir resonancia, á fin de rio correr el riesgo de
que esta resulte excesiva ó desagradable. Si es excesiva, encontra¬
ríamos tal vez remedio para atenuarla, en cortinados, tapicerías,
tapetes, ú otros medios absorbentes ; pero si es desagradable, muy
difícilmente conseguiríamos corregirla. También no ignoran esto
los autores de instrumentos musicales á cuerdas vibrantes ó á per¬
cusión, en ios cuales no se puede determinar el grado de intensi¬
dad, la fuerza del tono y la naturaleza del timbre que expresan su
resonancia, sinó después de construidos.
Lo mismo sucede con las salas de espectáculos, y es especial¬
mente bajo este punto de vista, que la acústica aplicada á las
construcciones, deja demasiado campo á las conjeturas, y se en¬
cuentra reducida á la sola posibilidad de corregir los defectos que
resulten, sin haber podido preveerlos ni prevenirlos.
Para nuestra sala, tenemos motivos de creer que obtendremos
una resonancia suficiente, aunque no obtenida forzadamente con
medios artificiales, por el hecho de su forma y de sus proporciones
símiles ó las de los teatros excelentes, por la disposición de la sala
y de la orquesta sobre grandísimos espacios subterráneos, por los
materiales de condición resonante, que para prevenirnos contra los
peligros de incendio, estamos obligados á emplear, y finalmente
por la potencia de vibraciones producida por el grado de elastici¬
dad y poco espesor délas paredes que limitan en toda parte el am¬
biente sonoro, sea verticalmente con las divisiones entre palcos y
ante-palcos, sea horizontalmente con pavimentos y cielo-rasos.
Pero, tampoco obteniendo buen éxito por tales circunstancias,
podremos determinar con precisión el grado y la naturaleza de la
resonancia que habrá resultado, puesto que, si para dar lugar á
ella, concurren la forma y proporciones de la masa de aire encer¬
rado entre las paredes, y la calidad y disposición de los materiales
en las mismas paredes, infinidad de circunstancias ocasionales,
contribuirán á modificarla, entre las cuales principalmente, la pre¬
sencia del público más ó menos numeroso, la preponderancia de
ciertos instrumentos musicales sobre todos los demás que constitu¬
yen la orquesta, el cambio del tono según las diversas composicio¬
nes musicales ó sus diferentes partes, el grado de robustez de los
64 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
sonidos emitidos, y otros muchos que no se pueden preveer óson
casuales.
Por consiguiente, aunque nos contentamos con limitar nuestros
estudios para corregir, respecto á la resonancia, los defectos que
resultarán en la sala, una vez que esta sea abierta al público, ten¬
dremos sin embargo, también entonces, que contentarnos con una
resonancia relativamente suficiente, ó por decirlo así, con un tér¬
mino medio en la misma, val juzgar de ella, tendremos como pun¬
to de comparación, las salas ya construidas y generalmente reco¬
nocidas como de buenas condiciones acústicas, esperando que los
progresos de la ciencia, ayuden al arquitecto para que encuentre
medios á fin de dominar y regularizar el fenómeno de la resonan¬
cia, lo que querría decir, encontrar formas nuevas y más apropia¬
das, para salas de teatro.
ILUMINACION
Ya fiemos iniciado esta cuestión al tratar de las medidas precau-
sionales, contra los peligros de incendio. Adoptaremos la ilu¬
minación eléctrica, para todo el edificio, teatro y anexos.
Si basta ahora pocos años, podían existir dudas sobre la conve¬
niencia de iluminar los teatros á luz eléctrica, por las imperfecciones
con las cuales se tropezaba en el funcionamiento, boy dia podemos
por el contrario, contar sin reticencias, sobre tal sistema, puesto
que la ciencia en materias eléctricas ha alcanzado al respecto una
solución práctica y aceptable, aunque no definitiva.
Y.el que sea aceptable, lo prueba el buen éxito obtenido en mu¬
chísimos teatros y edificios públicos de Europa y América, en donde
se ha podido reducir el sistema de iluminación eléctrica á un ma¬
nejo simple y común, como el del gas, obteniendo efectos conside¬
rablemente mejores, sin incurrir en los inconvenientes y peligros,
que durante casi un siglo, en el uso del gas, siempre se han pre¬
sentado.
Las últimas dificultades, que aún era menester superar, ahora
pocos años, sobre las cuestiones de la regularidad de la luz, de su
división y de la medida de la electricidad consumida, han desapa¬
recido, con la introducción de motores á gran velocidad, con el des¬
cubrimiento de las lámparas á incandescencia á filamentos de
NUEVO TEATRO COLON
65
carbón, y con la aplicación de aparatos ingeniosos y prácticos, me¬
diante los cuales, se pueden independizar las lámparas aislada¬
mente, ó por grupos, sobre un mismo circuito, medir las fuerzas
eléctro-motrices, determinar el grado de intensidad de una cor¬
riente, la energía consumida, y el relativo poder iluminante de la
luz. De las medidas directas ha resultado la aplicación de instru¬
mentos reguladores, prácticos, eficaces y, suficientemente perfec¬
cionados, de modo que no solo hacen desaparecer cualquier duda,
sobre la Conveniencia de la iluminación eléctrica, sinó que hacen
deplorar que ella vaya extendiéndose tan lentamente. Es en verdad
demasiado duro para extirpar, el perjuicio, que las potentes apli¬
caciones de la nueva ciencia destruyan el trabajo manual, y es
muy fuerte el interés, para mantener las cosas antiguas para quien
de ellas saca buen provecho ; pero cuando sea puesto fuera de duda
que las nuevas ^invenciones no destruyen, sinó al contrario, trans¬
forman, simplificándolo, el trabajo manual, y que el interés en la
producción del gas, no disminuirá, sinó que será aumentado, pues¬
to que, retirado de la iluminación, tendrá siempre vasta aplicación
como agente de calefacción, y como medio para hacer funcionar las
máquinas dinamo-eléctricas; entonces se generalizará mayormente
el uso de la luz eléctrica, y de las muchas aplicaciones resultarán
por consiguiente nuevos perfeccionamientos.
La evolución se llevará á efecto lentamente; no se trata ya de la
sustitución de las luces á petróleo, á las antiguas candelas, ni del
gas, á todos los sistemas que lo han precedido ; se trata de una in¬
vención complexa, que necesita muchos años de estudios y experien¬
cias, para dar su último diclámen. Es cierto, sin embargo, que hoy
dia se ha llegado á un punto imprevisto, hasta ahora pocos años
ha, y si se sigue en el camino con el mismo atrevimiento, grandes
y maravillosos descubrimientos verán la luz en el siglo venidero.
Cuando el ilustre Davy, en el principio de este siglo, conseguía
inmovilizar la chispa eléctrica, lanzando el primer desafío al sol
con su imperfecto primer arco voltáico, le habría parecido un sue¬
ño, que su descubrimiento debiera dar después vida á máquinas
potentísimas, trepidantes, estremecientes, bajóla mano del hom¬
bre, como para presagiarle nuevos destinos y nuevas victorias.
Para Convencerse de las ventajas del sistema eléctrico, sobre to¬
dos los demás sistemas de iluminación, hasta hoy usados, bastará
recordar los olores nauseabundos, la suciedad, las complicaciones
en el servicio, y el peligro continuo de incendio, que ofrecían las
NAG. soc. aciext. arg. T. XXXV
5
66
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
antiguas luces de aceite, petróleo- y las candelas de cera, de sebo
ó de estearina, que par muchos años iluminaron los teatros con
luz débil y trémula; bastará penetraren una sala iluminada á gas,
poblada hace pocas horas y poco ventilada, para sentir la acción
desagradable de un aire caliente y repugnante, producido por el
desarrollo del' ácido carbónico y combinaciones gaseosas de varias
naturalezas, y por la misma presencia del gas en el aire'á donde se
habrá desahogado por roturas casuales en los tubos, ó de los mis¬
mos picos, por causa de incompleta combustión ; bastará dar una
mirada tras de las escenas de un teatro iluminado á gas, para hor¬
rorizarse, ante una complicación de tubos y de luces, fijas y móvi¬
les, en contacto continuo con telas, papeles y maderas, mantenien¬
do permanentemente grave peligro de incendio.
La mejor calidad que distingue á la iluminación eléctrica, es la
de evitar todos los indicados inconvenientes. Su luz no es trémula,
sino bien fija, cualquiera que sea la ventilación de la sala; ella no
altera la temperatura ni el estado higrométricodel ambiente; ella no
produce emanaciones nocivas á la salud, ni deteriora las pinturas,
los estucos, los dorados y las telas, ennegreciéndolas y disecándo¬
las, como lo hace el gas ; ella no ofrece de manera alguna peligro
de incendio ; se puede obtener con ella, con prontitud y precisión,
todas las graduaciones posibles en la intensidad de la luz, inde¬
pendientemente para cada circuito de lámparas, regulándola}’ vi¬
gilándola desde un solo punto.
‘Al defecto que se atribuye á la luz eléctrica,' de ser demasiado
pálida é intensa, contestamos que, con la mayor facilidad se po¬
dría obtenerla ligeramente colorada y más tranquila, mediante
lamparitas de vidrio ligeramente coloreadas, ó mediante diafrag¬
mas trasparentes ; pero nos parecería desconocer la mejor calidad
que pueda tener una luz artificial cualquiera, en asemejarse á la
luz solar. Está igualmente fuera de duda que la luz eléctrica agrega
á los colores de las telas, de las carnaduras, de las pinturas y de los
metales, una notable y brillante transparencia, cual ningún pincel
sabría producirla. La misma luz solar no ofrece á veces tanta belleza
de contrastes ni tal riqueza de tintas, armoniosamente entonadas,
como la luz que se ha desprendido de los generadores eléctricos.
Para la. iluminación de nuestro edificio, desearíamos ardiente¬
mente encontraren Buenos Aires, una casa que nos proveyera la
energía eléctrica suficiente, como sucede por ejemplo en Milán,
para el teatro de la « Scala», al cual provee la oficina de Santa Ra-
NUEVO TEATRO COLON
67
clegonda ; pero de algunos años á esta parte, la corriente del pro¬
greso industrial ha tenido su marcha interrumpida por la crisis.
Aunque la Administración Municipal de hoy dia, con loable inicia¬
tiva, imponga en los teatros de la ciudad, el uso de la luz eléctrica,
sin embargo las sociedades que se han formado para proveer tai
sistema de iluminación, no tienen aún medios suficientes y ade¬
cuados á la importancia de la ciudad. También es verdad que en
este país la energía eléctrica no puede menos que costar cara,
puesto que para el combustible, se necesita todavía recurrir al
extrangero, y faltan aún los medios para transportar á mucha dis¬
tancia la fuerza motriz, que se podría recabar de saltos de agua que
enriquecen los piés de los Andes ; pero á pesar de todo, es deplora¬
ble que la aplicación déla iluminación eléctrica, no vaya tomando
aquel desarrollo, que la nueva Buenos Aires necesita.
Si nuestros deseos no se pudiesen por consiguiente realizar,
proveeremos una instalación propia, particular, del modo siguiente:
Las lámparas necesarias para todo el edificio, pueden calcularse
en el número de 3500 á incandescencia (de 16 bujías) para los in¬
teriores, y 2j>Iámparas á arco (de 1000 bujías) para el exterior,
vestíbulos, y el foco central de la sala. Las 3500 lámparas serán
aproximadamente distribuidas así:
En la sala, dispuesta? en los siguientes 9 circuitos:
Io Orquesta . * . 81
2o Primer orden de palcos (21 arañas) . 189
3o Segundo » » (19 » ) . 190
4o Tercer » » (15 » ) . 135
5o Cazuela (12 arañas) . 96
6o Galería (12 » ) . 84
7o Paraíso y dependencias . 60
8o Comizas del cielo-raso . 150
9o Antepalcos, corredores, escaleras y foyers de todos
los órdenes . 470
En el palco escénico, dispuestas en los cuatro circuitos si¬
guientes :
Io Batería del palco escénico . 120
2o Bastidores y herzas (dividido en 8 sub-circuito's) . 480
3“ Sitios y practicables . 80
4o Lámparas de varios colores (divididas en 4 sub-cir¬
cuitos) . 240
En las otras partes- del edificio, dispuestas en varios circuitos,
según las reparticiones y necesidades . v . 1125
Total . 3500
68 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
De las lámparas á arco, que colocaremos en série de dos, desti¬
naremos 8 para la iluminación de la sala, desde el centro del
cielo-raso, y las otras doce las distribuiremos en los vestíbulos,
iluminación del exterior, y faro en la extremidad superior del
edificio.
No podrá nunca suceder que tengan que funcionar contempo¬
ráneamente todas las lámparas colocadas en el edificio, ni está
establecido de modo absoluto, que todas ellas deban tener la fuer¬
za indicada; á las lámparas á incandescencia, hemos dado la in¬
tensidad luminosa de 16 bujías, en previsión de aquel tanto que
se perderá en el caso que se prefirieran los vidrios opalinos, espe¬
cialmente- en la sala; así es que creemos calcular bien nuestra
instalación, como relativa á 4/5, aproximadamente, de la cantidad
de luz que puede necesitar el edificio. No tendremos así un des¬
perdicio en el gasto de instalación de las máquinas; por lo con¬
trario, á fin de aprovechar de las posibles reducciones eventuales
en el uso de la luz, descompondremos la fuerza motriz necesaria
para hacer funcionar las máquinas dinamo-eléctricas, en diferen¬
tes grupos, que funcionen aisladamente ó sumanrio las respecti¬
vas actividades. Necesitándose, por consiguiente, fuerza de 300
caballos de vapor, en. razón de un caballo para cada 10 lámparas
de 16 bujías, la obtendremos de 3 motores de 100 caballos de
fuerza cada uno, ó mejor, supliremos también á uno de ellos, con
dos de á 50 cada uno. Pero como precaución de lo que pueda so¬
brevenir, será conveniente que tengamos á nuestra disposición
otro motor, también de 100 caballos, con su respectiva máquina
dinamo-eléctrica, que pueda funcionar en el caso de imprevistos
accidentes, en las máquinas en actividad ; de este modo, dejando
á dicho motor inactivo, tendremos una reserva, correspondiente á
la cuarta parte de la potencia disponible.
Los generadores de la electricidad consistirán en cuatro dina¬
mos á corriente continua, de 110 á 120 Volt, con 600 Ampéres, y
á cada uno de esos será aplicado directamente el respectivo mo¬
tor. El vapor de que se necesitará, será suministrado por 8 cal¬
deras inexplosibles. La alimentación de estas se efectuará me¬
diante 2 bombas á vapor, capaz cada una de proveer bastante
agua á las calderas ó al depósito de reserva.
Si no encontráramos conveniente aplicar á las máquinas los res¬
pectivos condensadores, durante la estación veraniega, ú bien
cuando no funcionarán los aparatos de calefacción, aprovechare-
NUEVO TEATRO COLON
69
mos del vapor supérlluo para calentar el agua antes que ella pe¬
netre en las calderas; de lo contrario, el mismo vapor podría ser¬
virnos, para hacer funcionar nuestros aparatos de ventilación.
En la misma sala de las máquinas dinamo-eléctricas, se colo¬
cará también una de 100 Ampéres por 1 10 á 120 Volt, aplicándole
directamente el relativo motor, con el objeto de alimentar las 20
lámparas á arco, durante la noche, y un cierto número de lámpa¬
ras á incandescencia, durante el dia, para el tiempo de los ensa¬
yos ó para la iluminación de los subterráneos ; lá misma máquina
servirá igualmente para cargar un cierto número de acumulado¬
res, que en el peor de los casos, impedirán que pueda faltar com¬
pletamente la luz.
De la división en circuitos, que hemos establecido en términos
generales y que según nuestra opinión, corresponderá á las nece¬
sidades del teatro, resulta ser indispensable el independizar los
sub-circuitos, á fin de que ellos puedan funcionar separadamente,
y ser conveniente el alimentar cada circuito con cualquiera de los
dinamos ó bien unir los circuitos, haciéndolos concurrir á un dis¬
tribuidor general; se obtendrá de tal reunión una cantidad de
luz sensiblemente mayor que la suma de las cantidades produci¬
das parcialmente en cada circuito. Por lo tanto, colocaremos en la
sala de los dinamos, un cuadro conteniendo los conmutadores
necesarios y los otros aparatos, que permitan regular, según la
necesidad, la intensidad y la fuerza electro-motriz de la corriente
como Ampéres-rnetros y Volt-metros, aereostatos de campo, indi¬
cadores, etc.
Para la dirección de la iluminación, destinaremos en el palco
escénico, ei primer palco bajo, entre los bastidores de la derecha.,
para uso esclusivo del director electricista, pudiendo este, de dicho
palco, observar contemporáneamente la sala y la escena, y comu¬
nicar directamente con el local de las máquinas, para impartir al
jefe maquinista las órdenes oportunas. En este palco, será colo¬
cado otro cuadro, al cual concurrirán todos los circuitos del tea¬
tro. Cada uno de estosj tendrá un interruptor, una seguridad fu¬
sible y un indicador de marcha. En el mismo palco se colocarán
aereostatos, destinados á producir los electos de luz en la escena
y en el teatro como igualmente los conmutadores para iluminar
las lámparas de diferentes colores existentes en la escena.
Sea para las máquinas generadoras del vapor y de la electrici¬
dad, sea para todos los aparatos empleados en la instalación, pro-
70 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
curaremos aplicar todos los perfeccionamientos posibles, y las
últimas innovaciones encontradas prácticas y útiles, recurriendo
por consiguiente á electricistas de incontrastable capacidad. Los
materiales serán de primera calidad, los hilos de cobre puro, para
garantir la conductibilidad y la resistencia, y perfectamente aisla¬
dos, los contactos bien confeccionados, bien pulidas todas las mí¬
nimas partes de los aparatos, de modo que sea excluido cualquier
peligro de producir cortos circuitos, que generen oscilaciones en
el funcionamiento., desarrollo de incendio, ú otros inconve¬
nientes.
Para la instalación délas calderas, de los motores y de los di¬
ñamos hemos destinado un local espacioso, seco y ventilado, si¬
tuado en el subterráneo, que se estiende á lo largo de la fachada
de la calle Cerrito, en el cual están situados los caminos para las
calderas á los dos ángulos del fondo del palco escénico: dado no
pudiéramos obtener máquinas silenciosas, para evitar cualquier
estorbo, para los artistas y para el público, encontraríamos para
ellas otro local más adecuado, aún fuera* del edificio.
Será por consiguiente una instalación muy complicada, y de
una cierta importancia, como pocos teatros basta la fecha la po¬
seen ; pero no podemos menos que atenernos á las necesidades del
edificio.
También es sabido que con el aumento de importancia de la
instalación, los gastos suben en una proporción más reducida; el
precio de consumo para cada lámpara, es disminuido con el au¬
mento del número de las lámparas, y con el relativo aumento en
la duración de lá incandescencia ; por consiguiente nos ayudará e¡
hecho de tener que suministrar la luz,- no solo durante la estación
de invierno, sino también en las otras estaciones en que funcionará
el teatro, y el notable consumo que harán perennemente de ella
los locales anexos al teatro y los negocios adyacentes.
Respecto á la disposición estudiada para las lámparas, en la
sala y en la escena, retenemos que ella sea aceptable, porque las
arañas son abundantes y uniformemente distribuidas ; así no ten¬
dremos luz demasiado fuerte en ciertos puntos, creando sombras
muy fuertes, ni el ojo del espectador será impresionado por res¬
plandores muy vivos.
La colocación de las arañas se hará de modo que ellas no inter¬
cepten la vista del palco escénico, desde cualquier sitio ; lasque
se colocarán contra los parapetos de los palcos, lo serán de ma-
NUEVO TEATRO COLON
71
ñera que no puedan ofender la vista de quien se avance del para¬
peto, y que iluminen exactamente los palcos que están debajo.
En el centro del cielo-raso, tendremos 4 lámparas á arco, á car¬
bones horizontales, que nos mantendrán en la sala uniformidad
de luz y contribuirán con su esplendor, á tener avivado el ánimo
de los espectadores, que recibirán impresión igual á la de la luz
solar. Tal impresión de bienestar se ha hecho evidente en la ciu¬
dad de San José en California, que está iluminada por intermedio
de un cierto número de focos intensivos, agrupados á una cierta
altura, formando con ellos una especie de sol artificial. Y como,
el mucho centelleo d.e los arcos ofendería la vista, será limitado lo
visible para el público, por una especie de campana dada vuelta,
formada de numerosas guirnaldas de vidrios faceteados, lo que.
hemos visto ser de magnífico efecto en el teatro. « Costanzi » de Ro¬
ma. Esta disposición, necesitando una abertura grande circular
en el cielo-raso, será probablemente algo nociva para la acústica ;
pero esperamos que este inconveniente será insignificante, en pro¬
porción á la ventaja que presentará, de poder iluminar la sala
durante el dia con luz natural, y evitar por la noche, todas las in¬
comodidades y dificultades de manejo á que daba lugar el antiguo
sistema de gran araña central.
Respecto á la iluminación de la escena, demasiado se ha dicho
y escrito por personas competentes, á fin de demostrar los incon¬
venientes á los cuales dá lugar el sistema generalmente adoptado;
y desgraciadamente no lo ignoran por mucha esperiencia, los ar¬
tistas condenados á sufrir el martirio del ofuscamiento en la vista.
Pero como se presenta poco práctica, yes muy discutible cualquier
solución, entre las tantas propuestas, tememos que por mucho
tiempo todavía, tendrá que prevalecer el actual sistema de ilumi¬
nación para la escena, que es el mismo que pensamos adoptar.
CALEFACCION
Los estudios de la calefacción y de la ventilación, no deberían
separarse, porque ellos tienen entre sí íntimas relaciones, especial¬
mente en lo que debe proveerse á la estación de invierno. En efecto,
si queremos que la ventilación mantenga en nuestro edificio la
pureza dé la atmósfera, y sustituya al aire viciado, aire puro en lo
72 * ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
•
que sea posible, caliente en invierno y fresco en verano, húmedo
ó seco según la necesidad; -la calefacción se presentará como estu¬
dio secundario, estrechamente ligado al de la ventilación, y de¬
pendiente de ella. Pero con el sistema que creemos útil proponer,
por cuanta relación exista entre calefacción y ventilación, podrá
sin embargo separarse el estudio de una cosa del de la otra, por
una cierta independencia en sus funciones y aún más, para facili¬
dad de interpretación.
Nada más fácil que combinar un sistema cualquiera de calefac¬
ción para un edificio cuyas condiciones térmicas tengan que man¬
tenerse relativamente constantes, tales como en una casa de habi¬
tación, ó bien oficinas, hospitales, escuelas, cárceles, etc.; pero el
problema se presenta másárduo, tratándose de la calefacción de un
teatro, á c'ausa de ia instabilidad de las circunstancias que en éj
pueden influir. En efecto, y en breve espacio de pocas horas, ve¬
mos sucederse á intérvalos y alternativamente, .casi impensada¬
mente, las siguientes condiciones :
Sala vacía — público escaso — público aglomerado — comunica¬
ción alternada con corredores, escaleras, etc. — comunicación más
ó menos ámplia con el palco escénico — movimientos en las masas
del público — movimientos de las masas en la escena — escena
cerrada — escena abierta.
Si á estas eventualidades agregamos las varias exigencias de las
diversas partes de un teatro con respecto á la calefacción, nos per¬
suadiremos que es necesario el empleo de un sistema que pueda
secundar el continuo y sucesivo cambio de las circunstancias y sea
independiente, en cuanto se pueda, de la ventilación, siendo tam¬
bién fácil, sencillo, cómodo, rápido y sensible á las más variadas
necesidades. Además de esta propiedad, de poderse regular, nues¬
tro calorífero deberá igualmente poseer la condición de poder su¬
ministrar el calorcon uniformidad, de modo que los .temperamen¬
tos más delicados, no tengan que sufrir efectos nocivos á la salud.
Por lo tanto, dejaremos de ocuparnos de los aparatos á combus¬
tión directa, como braseros, estufas á gas, etc. porque bien clara¬
mente son ellos contrarios á la higiene. No nos ocuparemos tampo¬
co de los aparatos que calientan directamente, con salida propia
para el humo, como pequeñas chimeneas «franckline» y estufas
en general, por cuanto por más higiénicos que sean, por el hecho
de activar fuertemente la ventilación^ dejándolos á un lado, aunque
su instalación sea barata así como su mantención, estos convienen
NU.' YO TEATRO COLON
73
solamente para pequeños locales, de- dimensiones ordinarias.
Para grandes locales, ó un edificio entero, á fin de no tener que
repetir tantos aparatos cuantos son los ambientes á calentar, es
más conveniente un sistema en el cual el calor sea producido en
un solo punto y de este vaya esparciéndose en las diferentes- partes
del edificio, más ó ménos lejanas, y más ó ménos intensamente,
según la necesidad. Esta propiedad es propia á los caloríferos, que
se distinguen por las denominaciones de: á aire caliente, á agua ó
á vapor, según el uno ú otro de estos fluidos, sirva como conductor
del calor.
Examinaremos particularmente cada uno de estos sistemas, y
nos resolveremos sin duda por uno de ellos, por no haberse aún
hallado sistema más práctico hasta el dia de hoy; no pasará mucho
tiempo, es probable, sin que se perfeccione la calefacción por me¬
dio de la electricidad ; pero hasta tanto que la ciencia no haya pro¬
nunciado su última palabra al respecto, no nos atreveremos á pro¬
poner un sistema aún oscuro é incierto.
Los caloríferos á aire caliente, consisten en cajas de metal ó de
material, á las cuales se hace llegar el aire frió to‘mado#del exterior,
se hace calentar al contacto de un foco interno y conductos de eva¬
cuación del humo, distribuyéndose después por medio de tubos
adaptados, en los locales que es necesario calentar. Este sistema
ofrece la ventaja de necesitar poco gasto para su implantación y
también no es de mucha erogación por el consumo de combustible ;
es fácil el manejo; y se obtiene, especialmente de los sistemas per¬
feccionados á fuego continuo, una cierta uniformidad de calor y re-
gulabil idad del mismo ; pero los inconvenientes son tales, que es
menester proscribir su aplicación en los grandes teatros.
En efecto, el alto grado de calor al cual necesita hacer llegar el
aire, á fin de que sea suficiente la distribución en los locales á ca¬
lentar, produce demasiada sequía en ellos, y por consiguiente peli¬
gros de incendio y deterioro de las pinturas, de los dorados y de
los tejidos; además, la elevación de la temperatura se hace muchas
veces insoportable, particularmente cuando el local ha sido ya ca¬
lentado por las radiaciones calóricas y la respiración de muchas
personas reunidas, y en tal caso nos encontramos obligados á recu¬
rrir á corrientes de aire frió, para equilibrar la temperatura.. Este
■ hecho es evidentemente contrario á la higiene, como lo es igualmen¬
te el del mucho calor producido por la proximidad de las bocas de
calor, relativamente al resto del ambiente. Más que por la elevación
lí ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
de la temperatura, creemos sea perjudicial ála salud, la esencia
del mismo aire, calentada en el contacto de materias candentes, y
que arrastran por consiguiente en su composición óxidos de carbo¬
no y otros productos nocivos.
Pero el mayor inconveniente de los caloríferos á aire caliente,
en nuestro caso, es aquel de tener una estera de acción demasiado
limitada. No siendo conveniente llevar más allá la potencia calo¬
rífera de un aparato á más de dos metros de radio, para nuestro
teatro no se necesitarían menos de ocho aparatos. Esevidemte que
no sólo serían anuladas las ventajas de economía en la implanta¬
ción y manutención, sino que se aumentaría en mucho el gasto de
vigilancia, aumentarían las dificultades por el manejo, y tendría¬
mos en los subterráneos de nuestro edificio, ocho fogones inseguros
para quien temiera los peligros de incendio. Dejaremos por lo tan¬
to los caloríferos á aire caliente, para las casas de habitación y para
los edificios que tenga,n carácter diferente al nuestro, y en donde no
existan tantas alternativas, ni se impongan tantas exijencias.
Los caloríferos á agua caliente, llamados también «termosifo¬
nes» se dividen eú dos clases : á alta y á baja presión, según el
agua sea llevada á una temperatura máxima de 100° ó 200°.
Los termosifones á baja presión, ó á aire libre* consisten en un
fogon y una caldera llena de agua, que se colocan generalmente en
un subterráneo. El agua, calentada hasta la ebullición, saliendo
por un tubo vá á la parte alta del edificio, á donde encuentra un
recipiente, que le permite esparcirse al contacto del aire ; de él se
distribuye en los locales á recalentar por medio de tubos especiales
para volver. después á la caldera subterránea. Así se forma entre
esta y los tubos una corriente continua, la cual transporta y trans¬
mite á los locales á calentar, el calor sacado del foco; este calor es
abandonado al aire por las paredes del tubo, que deben ser metáli¬
cas, ó bien buenas conductoras del calor ; para aumentar el efecto
útil, se multiplica la superficie de trasmisión, aumentando el diá¬
metro de los tubos, ó haciendo estos mismos tortuosos, ó bien obli¬
gándolos á pasar por recipientes, hechos expresamente, y llamados
estufas de condensación.
Los termosifones á alta presión, no difieren de los precedentes
sino en estas particularidades: La caldera subterránea, está
sustituida, por un tubo deforma tortuosa, el cual recibeáun ex¬
tremo el tubo dé partida del agua caliente y al otro estremo el tubo
de llegada del agua, que ha servido para el recalentamienío. La cá-
NUEVO TEATRO COLON
75
mara- de expansión situada en lo alto del edificio, está cerrada en
lugar de estar en contacto del aire, resultando así cerrado ermética-
mente todo el sistema. Los tubos son mucho más pequeños que los
del sistema precedente, pero mucho más resistentes á causa de 1a.
mayor presión á que están sujetos.
No nos extendemos á hablar de otra clase de termosifones, lla¬
mados á media presión; por cuanto esos consisten en aparatos
bastante perfeccionados, que reúnen muchas ventajas especiales de
cada uno de los sistemas indicados, evitando los principales incon¬
venientes. Examinaremos solamente los dos sistemas con relación
á las necesidades de nuestro teatro.
La calefacción por intermedio del agua es suficientemente higié¬
nica, porque no resulta desequilibrada la composición del aire, ni
esta está en contacto con tubos recalentados, ni son lanzados en
ella los productos de la combustión. El calor se esparse con uni¬
formidad aunque sea notable la distancia, sin pasar nunca, ni cer¬
ca del fogón, á un grado demasiado elevado. No' suceden bruscas
alteraciones en la temperatura aún sea por imperfección en el fun¬
cionamiento, porloquees bastante regulable, y su manejo fácil y
simple. No se desecan las sustancias, ni se arruinan las pinturas,
telas, etc. No existe peligro de incendio, sino en mínimo grado, en
el sistema á olía presión. La implantación ocupa poco espacio, y
se puede disimular fácilmente el pasage de los tubos. Se tiene á
disposición en cualquier parte del edificio el agua caliente, para
baños, lavatorios, etc. Se obtiene una cierta economía en el com¬
bustible, pudiéndose también utilizar el calor directo, para calen¬
tará aire caliente, los locales más cercanos al calorífero. Esto por
las ventajas. Pero la calefacción á agua caliente, presentasin duda
sus inconvenientes, por ejemplo : el gasto de implantación, es de¬
masiado elevado, sea por el costo de los aparatos, sea porque ocur¬
ren tubos de diámetro demasiado grande en los termosifones á ba¬
ja presión, y tubos pequeños, pero de paredes muy gruesas y re¬
sistentes, en los termosifones á alta presión. El calor no se produ¬
ce en el ambiente, sino después de cierto tiempo, ó bien después de
establecida en el sistema, la corriente de compensación; del mismo
modo, el enfriamiento es lento á producirse, lo que puede ser un
sério inconveniente, para un teatro, especialmente en este país, á
donde elclima es evidentemente inconstante. Pero el inconveniente
que más se nota, es el de los daños que puede reportar un escape
dé agua y de los peligros con los cuales se pueda tropezar, dando
76 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
el caso que, por una imperfección cualquiera en el sistema suce¬
diese una acumulación de vapor tal, capaz de producir una explo¬
sión, especialmente en el sistema á alta presión.
Muchos años de aplicación de los termosifones, prueban eviden¬
temente, que siendo bien implantado el sistema, no suceden tan
fácilmente los indicados inconvenientes, mas no bastan, para estir-
par la mala opinión, que al respecto se ha formado el publico en
general.
Quisiéramos sin embargo recomendar ¡a calefacción á agua ca¬
liente, como sistema práctico y útilísimo, para el cual no bastan
sus pocos efímeros inconvenientes enunciados, para aniquilar sus
grandes méritos ; pero en el caso de nuestro teatro, dependiendo
la elección del sistema de circunstancias particulares, debemos so¬
meterla por lo tanto á consideraciones de carácter especial .
Por la variedad de las necesidades, propias de todos los teatros,
y por la inconstancia del clima, especialidad de este país, nuestra
calefacción debe poderse regular con mucha precisión, ni más ni
ménos como se regulan el servicio de iluminación y el servicio de
agua ; debemos dar á cada orden y á cada repartición, el grado de
calor que se necesitará para las exijencias acústicas, para hacer
agradable el ambiente, y para activar convenientemente la ventila¬
ción: Tenemos necesidad, por consiguiente, de poder distribuir el
calor, ó sea fraccionarlo en varios puntos, en lugar de acumularlo
en una sola parte, lo que crearía así en ella un ambiente desagra¬
dable y malsano.
Además de poderse regular, nuestro sistema de calentamiento
debe tener también acción pronta, sea al producir el calor, sea al
cesar de distribuirlo, á fin de poder á voluntad aumentar ó dimi¬
nuir su intensidad sin pérdida de tiempo, siguiendo las alternati¬
vas y exigencias creadas por el movimiento del público y por el
cambio de las circunstancias.
Referente á la esencia del calor, observaremos que en este país,
en donde generalmente en las casas no se hace uso de los calorífe¬
ros, somos más sensibles, á los efectos producidos en la atmósfera
por un aumento artificial de temperatura, que en los países fríos.
De aquí que nuestro calor deberá, en cuanto sea posible, asimilar¬
se con la composición del aire, y no estorbar los componentes del
mismo, ni irritar la garganta de los cantantes, por demasiada se¬
quedad, ni crear malestar en el público por mucha humedad.
En fin, necesitamos un sistema tal de calefacción, que nos ocupe
NUEVO TEATRO COLON
77
poco personal para su sostenimiento ; y que la producción del calor
sea en un solo punto, pudiendode este esparcirse á cualquier pun¬
to del edificio, por retirado que él sea, á fin de tener reunido el
servicio de vigilancia. En conclusión, debe -ser una calefacción que
pueda regularse, uniforme, higiénica, segura y económica. A estas
exigencias reponde ventajosamente la calefacción por intermedio
del vapor, que proponemos como la más conveniente en nuestro
caso.
El uso del vapor, como agente de la calefacción, es hoy dia muy
divulgado en Europa y en el Norte de America. En cualquier fábri¬
ca ó establecimiento, en donde funcione una máquina á vapor, con
poco gasto se puede aislar una pequeñísima cantidad del vapor pro¬
ducido, y utilizarlo parala calefacción del edificio. Tal calefacción
se basa en efecto, sobre la propiedad que posée el vapor, de trans¬
portar á mucha distancia el calor adquirido de la caldera, y abando¬
narlo en el momento de la condensación. Por lo tanto, el sistema
comprende ias tres siguientes partes : A una caldera donde' se
produce el vapor; B una série de tubos que sirven para la dis¬
tribución del vapor, en los locales á calentar, y para el regreso del
agua producida por la condensación; C un número adecuado de
aparatos de condensación, en donde el vapor abandona al aire am¬
biente el calor adquirido en las calderas.
A ) Son muchos los sistemas de calderas adaptados para la pro¬
ducción del vapor, pero por el uso tan reducido que se hará de la
calefacción en nuestro teatro, no nos convendrá una caldera espe¬
cial ; utilizaremos aquellas de los motores de dinamos para la luz
eléctrica. En efecto, calculamos quedado el caso excepcional de
tener que calentar contemporáneamente 60 mil metros cúbicos de
aire á la temperatura media del 5o á 20°, no privaríamos á las calde¬
ras, sino de una producción de vapor equivalente á 25 metros cú¬
bicos de su volúmen. Ahora, en los casos ordinarios, ocurriendo te¬
ner que calentar un menor espacio, y por un tiempo limitado, será
del mismo modo muy reducido el consumo de vapor y el servicio
de calefacción podrá marchar, con gasto insignificante, á la par del
de iluminación. Por consiguiente, con la potencia de los motores
que necesitaremos para la iluminación, y dadas las alternativas in¬
dispensables en su funcionamiento, tendremos tanto vaporde des¬
carga, que de otro modo se perdería, que resultará suficiente, y
bastará por sí solo para nuestra calefacción ; teniendo cuidado, bien
entendido, de recojerlo con las debidas precauciones, evitando es-
78 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
torbar el movimiento de los émbolos con contrapresiones y salvando
todos los inconvenientes.
B) Los tubos de trasmisión y de regreso, se reducirán á una
implantación de no mucha importancia. Serán tubos de hierro ó
de cobre, de poco espesor, siendo poca la presión del vapor, y de
diámetro relativamente pequeño, de 3 á 12 centímetros, para los tu¬
bos de trasporte del vapor, y de 2 á 4 centímetros para los tubos de
regreso del agua.
No presentamos todavía un estudio gráfico de la distribución de
tales tubos, porque tratándose de cosa de tan pequeño volumen, y
que fácilmente pueden aplicarse á cualquier combinación de pasa-
ges, de sub-suelos, de acanaladuras, etc., creemos será más útil
trazar en el mismo lugar el camino que tendrán que recorrer
los tubos.
Observaremos solamente, como cosa general, que los tubos serán
forrados de materias anti-diatérmicas, con el fin de impedir el en¬
friamiento ; que su pendiente será tal, que facilitará el' pasage del
vapor y del agua'; que esta no podrá recojerse y pararse en lo re¬
corrido por el vapor; que se evitarán, por consiguiente, los sifones
dados vuelta; que se muñirán los tubos de aparatos condensadores,
con objeto de permitir su dilatación ; que las juntas serán hechas
de modo que permitirán á los trozos de tubos un cierto juego de
corrimiento ; que el regreso del agua ála caldera, se efectuará con
aparatos perfeccionados, como bombas, trombas alimentadoras,
inyectores ú otros aparatos tales que puedan impedir de un modo
absoluto cualquier inconveniente.
C ) Los aparatos de condensación ó de calentamiento, serán como
los de los termosifones, de formas y diuiensiones variadas; pero
sean ellos en forma de estufas, de tubo nervado, tortuosos, ó bate¬
rías de pequeñas cajas ó tubos, ó de otro modo, su objeto será
siempre el aumentar, por cuanto sea dado, la superficie de la pared
divisoria entre el vapor y el aire á calentar, manteniendo en el
aparato el menor volumen que sea posible.
No decidimos aúná cual, entre las formas indicadas, daremosda
preferencia, ó si las circunstancias nos obligarán á crear nuevas
formas. Podemos, sin embargo, asegurar, que no será intención
nuestra colocar aparatos calentadores, á cada cuatro pasos, de
modo que incomodarían al público y necesitarían mucha vigilan¬
cia; todo lo más que haremos, será reducir á estufas condensado¬
ras, algún pedestal de estátua ó de jarrón, de manera que el pú-
NUEVO TEATRO COLON 79
blico no se aperciba adonde están colocadas, ó bien internaremos
en las paredes- ó huecos debajo de los pisos, nuestros aparatos, de
modo que quede visible para el público solamente algún recuadro
de zócalo ó alguna división en el pavimento, sustituido por una
rejilla metálica, que tape el aparato, y sirva como boca de calor.
Es probable que nos atengamos al sistema, simple y fácil, usa¬
do en los establecimientos, adonde el recipiente de condensación,
se forma agrandando el tubo conductor del vapor, y haciéndolo
pasar en los lugares á calentar, munidos de las relativas llaves á
válvulas, parala descarga del aire y de los compensadores ne¬
cesarios.
No nos detenemos á agregar una página de fórmulas, calculando
la cantidad de calor necesario para nuestro teatro, y consiguiente¬
mente el diámetro de los tubos, la cantidad de vapor necesario, su
velocidad, la superficie de calefacción, el volumen del vapor con-
densado, etc., porque dado lo benigno del clima de Buenos Aires,
y su poca estabilidad, ' encontraríamos en el hecho práctico, un
desmentido á los datos que hubiéramos podido recojer como base
de nuestros cálculos ; es necesario notar que semejantes cálculos,
tanto más resultan improbables y vagos, cuanto uienos es la canti¬
dad de calor que se quiere producir.
Se tacha á la calefacción á vaporde varios inconvenientes, como
el de obrar variablemente, según el modo en que es lanzado el va¬
por; muchas veces también, por la existencia de un poco de agua
en el conducto, ó por la demasiada celeridad con que llega el va¬
por á los condensadores, suceden escapes ó bien sacudimientos y
rumores, que poco aseguran al público, quieu tiene motivos para
temer una explosión. No discutiremos tales inconvenientes, por¬
que fácilmente se comprende que estos dependen de irregularida¬
des en el servicio de distribución. Solo procuraremos que todo el
sistema de conducción sea colocado á la vista, á fin de poderlo vigi¬
lar en toda su extensión, librar los condensadores del aire cerra¬
do, desocupar de los sifones el agua que puede haber quedado, y
asegurarse del perfecto funcionamiento de todos ios aparatos-situa¬
dos á lo largo del conducto. Procuraremos también que la distri¬
bución del calor sea subdividida en varias reparticiones, según
las necesidades, y que cada una de estas reparticiones, tenga su
llave de salida, á la mano del maquinista- encargado de su fun¬
cionamiento, y que dicho maquinista no se ocupe de otra cosa que
de ésto, de modo que pueda con facilidad munida cada ramificación
80 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
de termómetros, de higrómetros y de manómetros, regularizar, se-
gun la necesidad, la temperatura, el estado bigrométrico, la veloci¬
dad y la presión del vapor. .
Observaremos que las deficiencias, que se atribuyen á la calefac¬
ción á vapor, serán muy reducidas .en nuestro caso, porque no
tendremos jamás, necesidad de una calefacción demasiado fuerte,
que necesite mucho consumo de vapor, ó. mucha presión en el
mismo. De este modo encontraremos fácil remedio, con un servi¬
cio bien regularizado y una prolija vigilancia. Participaremos,
así y con mayor provecho, de las ventajas que el calentamiento á
vapor reporta, y que serán más evidentes en nuestro caso, no solo
por el poco costo de instalación, economía, manutención y seguri¬
dad contra los peligros de incendio, sino también por la posibilidad
de servirse del vapor, como medio (je extinción.
VENTILACION
Es necesario que dotemos nuestro teatro de un sistema artificial
de ventilación, puesto que, por grande que sea la sala, esta se en¬
contrará siempre en las condiciones de todos los locales cerrados
destinados á coq tener un número considerable de concurrentes. En
efecto, la causa primera de corrupción del aire en un local cerrado,
es sin duda, la presencia de las personas en el mismo.
Con la respiración, con las combustiones, putrefacciones, y otros
hechos de diversa naturaleza en los cuales funcionan á millares los
corpúsculos orgánicos é inorgánicos suspendidos en el aire, en
combinación con los gases mefíticos exhalados por el hombre, no
se hace otra cosa que sustraer incesantemente el oxígeno del aire,
produciendo abundantemente ácido carbónico y relativas combina¬
ciones nocivas.
Si al aire libre, la pérdida del oxigenóse compensa naturalmente,
de modo que se mantiene el equilibrio necesario en la composición
del medio respirable, en los locales cerrados, por lo contrario, las
exhalaciones pútridas y los hechos mencionados, corrompen con
tanta rapidez el aire, que lo hacen irrespirable.
En condiciones normales y quedando firme,’ cada espectador
produce por término medio, 25 litros de ácido carbónico por hora,
cantidad que puede ser aumentada considerablemente por movi-
NUEVO TEATRO COLON
81
mientes del cuerpo, vivas impresiones, conmociones ú otros he¬
chos, que acelerando la respiración y la circulación de la sangre,
apresuran también la combustión interna y la consiguiente pro¬
ducción de ácido carbónico.
Teniendo por base este dato, y suponiendo empíricamente que
con la separación del exceso de ácido carbónico, queden igual¬
mente eliminadas en proporción todas las otras causas secunda¬
rias de corrupción del aire, se podría fácilmente calcular cuantas
veces ocurra proveer de nuevo con aire bueno nuestra sala, du¬
rante el tiempo de un espectáculo, admitiendo como buena propor¬
ción, una parte de ácido carbónico sobre mil, en volúmen de aire.
Pudiendo tener tal proporción del ácido carbónico en el aire del
ambiente, no obtenida con medios químicos, sino únicamente por
la sustitución de aire nuevo, se logrará del mismo modo, mante¬
ner en la atmósfera el vapor de agua y demás elementos necesa¬
rios á su buena composición. Mas, no pudiéndose establecer con
absoluta seguridad el grado de corruptibilidad del aire y la con¬
siguiente necesidad de su sustitución, á causa de las variaciones é
intermitencias propias de los teatros, ya indicadas hablando de
la calefacción ; y el hecho de la ventilación dependiendo igual¬
mente de causas accidentales, como cambio de estación, alternati¬
vas atmosféricas, dirección de los vientos, estado higrométrico y
eléctrico del aire, número de los espectadores, esposicion de las
ventanas y otras; así creemos más conveniente atenernos al dato
práctico generalmente aceptado para los teatros (que tengan ilu¬
minación á luz eléctrica en lugar de gas), de ser necesario para
cada individuo y cada hora, una renovación de aire de 30 á 40
metros cúbicos.
Por consiguiente, pudiendo contar, entre la sala y el palco escé¬
nico, sobre un volumen aproximado de 50.000 metros cúbicos de
aire, y debiendo dar lugar á la respiración de cerca de 3000 per¬
sonas, que necesitarían aproximadamente 100.000 metros cúbicos
de aire por hora, tendríamos que cambiar el aire de nuestro am¬
biente, á lo menos dos veces por hora.
Por más que contemos con cuantas puertas se abran para en¬
trada y salida de la gente y con cuantas aberturas existan en los
corredores de los varios órdenes, en el paraiso y en el cielo-raso,
y que nos sirven de comunicación con ’el aire externo; sin em¬
bargo, no podemos contar con estos elementos, para la necesaria
renovación del aire, porque se resentiría de la variación é irregu-
NAL. SOC. ACIENT. ARG. T. XXXV
6
82 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
laridacl de la temperatura externa; la introducción del aire bue¬
no, no sería convenientemente proporcionada con la evacuación
del aire viciado, y se tendría en invierno demasiada pérdida de
calor, y en verano exceso ó defecto de presión entre las temperatu¬
ras externa é interna, por la falta de equilibrio entre sí, y diferen¬
cia en la relativa densidad del aire.
Pero si la ventilación natural por medio de puertas y ventanas
no puede bastar para proveernos de 50.000 metros cúbicos de
aire cada media hora, nos proveerá sin embargo de una buena
parte, que no podríamos calcular por ser demasiado accidental ;
pero para tener una base, supondremos sea la mitad de cuanto
necesitamos, y por lo tanto, tendremos entonces que recurrir, para
la otra mitad, á la ventilación artificial.
Reducido así el problema á la introducción en la sala, y rela¬
tiva evacuación, de 14 metros cúbicos de aire por I ", no nos que¬
da más que estudiar el mejor modo, á fin de efectuar tal compen¬
sación. Los especialistas en la materia, no están de acuerdo en
establecer si son más convenientes para teatros los sistemas me¬
cánicos de ventilación por pulsión ó aspiración ó el sistema de
ventilación activada por medio del calor; y si en cada caso, con¬
venga mayormente la atracción desde arriba ó la atracción desde
abajo. Todo sistema puede ser ventajoso, si circunstancias espe¬
ciales piden su aplicación, mas no podrá sustraerse á los incon¬
venientes que muchísimos años de práctica en la ventilación arti¬
ficial no han sabido aún evitar.
Creemos sea el caso de distinguir las necesidades de la ventila¬
ción, según las exigencias del clima. Para los teatros líricos, que
por lo general funcionan solamente durante la estación de in¬
vierno, y para los paises en donde la crudeza del invierno deman¬
da un estudio prolijo de calefacción, el estudio de la ventilación
no puede ir separado de aquel, debiéndose emplear el sistema que
más se armonice con el adoptado para lá calefacción. General¬
mente se considera suficiente la ventilación espontánea por medio
de caloríferos, coadyuvada con la atracción del aire por la chime¬
nea de la araña; pero por las circunstancias económicas especia¬
les en las cuales se encuentra nuestro teatro, este tendrá que fun¬
cionar en todas las estaciones del año, y deberá por consiguiente
estar sujeto á todas las variaciones de temperatura que en el curso
del año se suceden y se alternan.
Podremos tener necesidad de calefacción, refrescamiento y ven-
NUEVO TEATRO COLON
83
tilacion, separadamente; por esto cada uno délos aparatos al
efecto, tendrá medios propios para poder funcionar independien¬
temente, ó bien en combinación, según la necesidad. La alterna¬
tiva de las estaciones no nos hará cambiar los aparatos de ventila¬
ción; solamente nos impondrá una diferencia en el modo de ser¬
virse de los mismos. Así, en las funciones de invierno, se ventilará
más lentamente, ateniéndose á aquella mín:ma provisión de aire
que por la temperatura del ambiente y por el número de los es¬
pectadores sea requerida, á fin de no desperdiciar mucha calor
que el exceso del aire llevaría consigo. Tal reducción implicará
naturalmente la imperiosa necesidad de efectuar abundantemente
la ventilación durante el dia, á fin de limpiar bien la sala de cual¬
quier miasma ó depósito de gas estancado y por consiguiente no¬
civo. En verano por lo contrario, se ventilará mucho durante la
noche en las horas de espectáculo, á fin de aprovechar lo más que
se pueda del aire fresco introducido del exterior.
Respecto á la conveniencia de usar uno de los sistemas, de pul¬
sión ó de aspiración, somos de parecer, tratándose de local tan
grande, sugeto á bruscas variaciones en su masa de aire, que no
se deba hacer mucho cálculo sobre el éxito de los medios mecá¬
nicos generalmente usados al respecto, porque difícilmente se
puede regular y hacer maniobrar una masa de aire de 50.000 me¬
tros cúbicos, mandándola de un solo punto ; deberíamos concen¬
trar en aquel punto demasiada fuerza, obteniendo resultados rela¬
tivamente reducidos, y difícilmente podríamos dar, al aire intro¬
ducido ó absorbido, una dirección determinada.
Al contrario, creemos más conveniente usar un sistema mixto,
en el cual el trabajo mecánico esté dividido en dos partes, una
para la introducción del aire bueno, la otra para la extracción del
aire corrompido, obteniéndose de este modo una ayuda recíproca
entre ambos sistemas, con- evidente ventaja en la distribución del
aire en la sala, imponiéndole aquella dirección que se conside¬
rará más oportuna. Nos proponemos, en términos generales, que
tal dirección sea de lo bajo á lo alto.
Sin pretender aminorar la importancia de la atracción hácia
abajo, que en ciertos casos resulta útilísima, por el completo de¬
salojo de aire que se obtiene en el ambiente, nos limitamos á las
siguientes observaciones : La atracción hácia abajo, no se puede
efectuar útilmente sinó en verano, y nosotros preferimos un siste¬
ma que sirva en toda estación. La atracción hácia abajo requiere
84 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
fuerza motriz excesiva, porque á más de la necesaria sustitución
de aire, debe también vencer la resistencia por la natural presión
de la misma. Si por una combinación cualquiera, no pudieran
funcionar los ventiladores, ó funcionasen débilmente, habría des¬
equilibrio en el movimiento atmosíérico del ambiente, puesto que
la ventilación natural obraría en sentido inverso. Si la atracción
hácia abajo no es demasiado fuerte, sucede que el aire emitido
por el hecho de la respiración, vacila entre la dirección hácia lo
alto, á la cual tiende por la propia densidad, y la dirección hácia
el bajo que forzadamente se le quiere imponer, corriéndose por
consiguiente el peligro de respirar nuevamente el aire momentos
antes emitido. Si la atracción hácia abajo es por lo contrario muy
fuerte, resulta más sensible para el público la incomodidad de las
inevitables corrientes que le hieren sobre las cabezas descubiertas,
no todas abundantes de cabellos.
La atracción hácia abajo, produce corrientes contrarias á la na¬
tural espansion que debemos buscar de conservar á las ondas so¬
noras.
Por estos motivos, hemos dejado de lado la atracción hácia aba¬
jo, y por las razones opuestas, proponemos la atracción hácia
arriba; agregando todavía que esta, obrando en el mismo modo
que funciona la ventilación natural, sus acciones se sumarán, y
nos saldrá por consiguiente el cálculo hecho sobre la ventilación
natural para la provisión de la mitad del aire que necesitamos.
Para la otra mitad, nos hemos propuesto introducirla mecáni¬
camente con un sistema compensativo de pulsión y aspiración.
El aire puro se introducirá en ¡a sala del modo siguiente : Bajo el
primer órden de palcos á un nivel más bajo que el de la platea,
proyectamos dos locales de 39 metros cuadrados de superficie
cada uno, con metros 2.90 de alto, en los cuales colocaremos
nuestros aparatos de calefacción y otros de refrescamiento del
aire. Ya hemos visto que los aparatos de calefacción son estufas
condensadoras de vapor ; los aparatos de refrescamiento serán
bombas en las que el aire estará obligado á pasar en contacto del
agua fria, por medio del carbón coke ó trapos de lana, ú otros in¬
gredientes que sirvan para filtrarlo y refrescarlo al mismo tiempo.
Si aplicáramos medios potentes, como estufas que calienten el
aire circunstante hasta los 40°, ó aparatos frigoríficos que bajen la
temperatura del aire de 20 ó más grados, este local nos servirá
como cámara de mezcla. En esta introduciremos 14 metros cúbi-
NUEVO TEATRO COLON
85
eos de aire por 1 ' por medio de uno ó rnás ventiladores, que ab¬
sorberán el aire externo con bocas abiertas directamente sobre la
calle, en lugares donde no haya emanaciones pútridas, ú otras
causas de corrupción.
Los ventiladores, tendrán fuerza y velocidad relativa á la super¬
ficie de las bocas de toma y á la cantidad de aire que tendrán que
absorber, pero fueren las que fueren, el aire será introducido de
la cámara de mezcla á la sala, por medio de 20 aberturas ó venta¬
nas abiertas en el zócalo, bajo el primer orden, que con otras
aberturas, protegidas por mallas metálicas, en el pavimento de la
sala, formarán una superficie total de 14 metros cuadrados ; de
modo que el aire no será introducido á la sala con una velocidad
mayor de 1 metro por 1
Así, pues, aún cuando las bocas de introducción estén cerca de
los espectadores, no por esto les reportará fastidio la entrada del
aire con velocidad tan reducida.
Para la extracción del aire viciado de la sala, tendremos un solo
punto de absorción sobre la araña central, en el centro del cielo-
raso, en donde serán colocados uno ó más ventiladores aspiran¬
tes ; pero en tal punto, á más de la boca central del cielo-raso,
concurrirán igualmente muchos tubos que recibirán el aire por
bocas expresamente abiertas en los cielos rasos de los seis órdenes
de palcos y galerías. De este modo, la evacuación del aire se efec¬
tuará con una relación justa y adecuada á la necesidad, y estando
las bocas de extracción cerca á los centros de infección, no suce¬
derá que el aire emitido por un grupo de personas en un orden
de localidades, venga á ser respirado por otras personas del orden
superior.
A los dos ó más ventiladores que son necesarios para obtener di¬
cha renovación de aireen la sala, aplicaremos motores adecuados.
No sabemos aún si estos serán á vapor, eléctricos, ó á gas, ó bien á
presión hidráulica ; pero siendo útil que estos obren simultánea¬
mente en sus funciones de pulsión y aspiración, es probable que
les apliquemos una porción de aquella fuerza que nos proveerán
los motores para la luz eléctrica.
Con semejante instalación, es evidente que la ventilación se efec¬
tuará del modo más proficuo, es decir, siguiendo con dirección há-
cia lo alto, la superficie curva determinada por los parapetos de
los varios órdenes en que está distribuido el público. En el centro
de la sala, resultará naturalmente una columna de aire que tendrá
86
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
velocidad menor que la circunstante, aún siguiendo la misma di¬
rección general ; mas tal hecho, á la vez que constituye un ahorro
en el trabajo de ventilación, redunda en beneficio de la acústica,
que encontrará en él condiciones muy favorables.
En cuanto á la ventilación de la escena, no nos ocuparemos de
un modo especial, por su directa y espaciosa comunicación con la
sala, y por las muchas ventanas allí practicadas ; tan solo lo hare¬
mos para proveer las necesidades de la misma, con el telón bajo.
Sea para evitar la falta de equilibrio en la atmósfera, sea por la
necesaria evacuación del aire corrompido por el polvo levantado
en el espectáculo, ó gases producidos por fuegos ó iluminaciones
artificiales, se hará necesaria una chimenea de atracción en la par¬
te del techo del palco escénico más próxima á la boca, en donde un
ventilador aspirante, con preferencia á hélice, puesto en movimien¬
to por un motor especial, funcionará continuamente, coadyuvando
á la ventilación de la sala, sin jamás estorbar su acción. Es eviden¬
te que este ventilador sería también de gran ventaja, en el caso de
incendio en la escena, después de haberse bajado el telón metálico.
■ No nos ocuparemos del estudio sóbrela ventilación para los loca¬
les de menor importancia, puesto que este será reducido al caso
práctico según las relativas exigencias, y relativas comodidades de
instalación. Es cierto, sin embargo, que para estos, ejercitaremos la
evacuación del aire corrompido por todos los medios de que po¬
damos disponer: Arganas hidráulicas óá vapor y mitras giratorias
á viento, serán colocadas eri la parte superior de los tubos de eva¬
cuación. Utilizaremos el humo de las cocinas, ó de las horna.llas de
las calderas, acciones impulsivas de vapor ó de agua, para dirigir
el aire en sus conductos y activar su marcha. — En cuanto á la
ventilación de lavatorios, letrinas y mingitorios, nos atendremos
escrupulosamente al vigente reglamento de las Obras de Salubri¬
dad, que provee al respecto de un modo bastante conveniente.
SERVICIOS DE AGUA
En el teatro, tendremos tres servicios principales de agua : 1°
alimentación de las calderas para las máquinas; 2o servicio de
precaución para caso de incendio ; 3o servicio ordinario para arte¬
factos higiénicos y consumo diario.
NUEVO TEATRO COLON
87
Io Para proveer de suficiente agua á las calderas que deben su¬
ministrare! vapor á los motores para la luz eléctrica, practicare¬
mos en los subterráneos, en donde estarán las calderas, dos pozos
semi-surgentes ; de estos se extraerá el agua necesaria, mediante
bombas, á las que se aplicará una porción de la fuerza producida
por las máquinas á vapor.
Un pozo semi-surgente, ja practicado para servirá los trabajos
de albañilería, ha dado buen resultado, habiéndose encontrado
abundancia de agua á una profundidad de 38 metros bajo el nivel
de la calle.
2o Para el servicio de precaución contra el peligro de incendio,
proveeremos el ediíicio de una cañería especial, que recorrerá to¬
dos los locales más expuestos al peligro, abriendo en ellos abun¬
dantes bocas de incendio.
El caño que nos proveerá el agua ocurrente para este "servicio,
perteneciente á la cañería pública de la ciudad, especial para in¬
cendios, pasa por la calle Libertad y tiene 45 centímetros de diá¬
metro; á este se conexionarán en las dos esquinas anteriores del
edificio, dos caños de 25 centímetros de diámetro, que recorrerán
por un trecho de 60 metros, las calles laterales del teatro, y pene¬
trando después en el interior, darán lugar á dos ramificaciones si¬
métricas. El desarrollo de estas ramificaciones, será tan ámplio y
el número de bocas de incendio que se abrirán en ellas será tan
grande, que excluirán de un modo absoluto cualquier temor de
incendio, especialmente en el ambiente del palco escénico, para el
cual destinamos 32 bocas internas y 4 externas, más una instala¬
ción especial de una série de caños colocados en las armaduras del
techo, para la producción de la lluvia artificial.
A más de esta cañería especial para el servicio de incendios,
coadyuvará á tal servicio, la misma cañería que pasa por las calles
que rodean el teatro, destinada parauso público. Esta cañería es¬
tará provista de 8 bocas de incendio distribuidas : 2 en la calle Li¬
bertad ; 2 en la calle Tucuman ; 2 en la calle derrito y 2 en la calle
nueva. Dado el caso que, por cualquier accidente, la cañería para
el servicio de incendio, no pudiese alimentarse directamente por
el caño déla calle Libertad, haremos de modo que ella pueda ser
puesta en comunicación en el momento del peligro, con los depó¬
sitos del servicio ordinario, colocados eñ lo alto del edificio y con¬
servados constantemente llenos.
En el peor de los casos, es decir, que la presión del agua en el
88 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
conducto público, no fuera suficiente para alimentar á nuestra ca¬
ñería de seguridad en todo su desarrollo, proveeremos á una intro¬
ducción forzada mediante bombas que deberán ser manejadas en el
momento del peligro, desde un lugar seguro.
El servicio ordinario de las bombas para la' seguridad, será per¬
manente y se le asignará un local adecuado é inmediato al palco
escénico.
A cada boca de incendio, corresponderá una lanza con su rela¬
tiva manga de tela que se tendrá siempre arrollada y á la vista.
3o La cañería para el servicio ordinario ó sea para el consumo
potable, para las necesidades déla escena, y para el funcionamien¬
to de lavatorios, letrinas y mingitorios, será alimentada por la ca¬
ñería de la ciudad, la que pasa por la calle Libertad con un caño de
13 centímetros, por la calle Tucuman con uno de 10 centímetros,
y por la calle Cerrito con uno de 8 centímetros. Tendremos á los
costados del edificio, dos conexiones, mediante dos caños de 10
centímetros de diámetro, provistos de medidores. Estos caños su¬
birán directamente el agua hasta los dos depósitos colocados deba¬
jo del lecho, en la parte más elevada del edificio. Estos depósitos
tendrán cada uno m3 130 de volúmen, y serán puestos en comuni¬
cación por medio de una série de caños horizontales. De tales de¬
pósitos se destacarán dos ramificaciones simétricas que recorrerán
todo el edificio, distribuyendo convenientemente el agua en donde
sea necesaria.
Para el servicio de los artefactos higiénicos, tendremos la si¬
guiente instalación : 9o lavatorios, 103 letrinas, 70 mingitorios,
26 canillas con piletas ó canillas solas, más un reducido servicio
de baños y cocinas, con sus relativas instalaciones de agua calien¬
te, interceptores de grasa, etc.
Nonos extendemos en describir con prolijidad lo recorrido por
los caños en los dos servicios ahora mencionados, la posición de
los artefactos, y las dimensiones que pensamos adoptar para las
varias ramificaciones y para las cuales, sin embargo, nos atendre¬
mos al reglamento de las Obras de Salubridad; pero para tener
una idea general de la distribución de los dos servicios, ordinario
y de seguridad, bastará dar una ojeada á la última lámina de este
álbum, en la cual dichos servicios están trazados de un modo de¬
mostrativo.
Y. Meano.
UEVO TEATRO COLON— BUKNOS AIRES
A. FERRARI. Conccsionnno
FRENTE A LA PLAZA GENERAL LAVALLE
V. MEA NO, Arquitecto
Já . .
ANALES OE LA SOCIEOAD CIENTIFICA ARGENTINA — KNRRO I8Ü3.
MUEVO TEATRO COLON— BUKNOS AlliKS
4NALES DE U SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA - ENKRÜ 1893.
NUEVO TEATRO COLON - BUENOS AIRES
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FRENTE A LA CALLE TUCUMAN
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A. FERRARI, Coni V. MEANO, Arquitecto.
ANALES OE LA SOCIEDAD CIENTIFICA ARGENTINA — ENERO 18113,
NUEVO TEATRO COLON — BUHAOS AIRES
A PT.URAUt, t'ont'oBlnnnrio, V. M RANO, Arquitecto.
PLANTA Á NIVEL DE LA PLATEA V 1er ORDEN
ESCALA DE 1/800
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NUEVO TEATHO COLON— BUENOS AIRES
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTIFICA AHGENTINA — KNF.RO 1893.
NUEVO TEATHO COLON- BUENOS AIRAS
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NUEVO TEATRO COLON - BUENOS AIRES
A. FERRARI. Conc
V MEAN O. Arquitecto.
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NUEVO TEATRO COLON - RUENOS AIRSS
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NUEVO TEATRO COLON — BUENOS AÍRES
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V. MEANO, Arquitecto
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A. FERRARI,
V. MEANO, Arquitecto
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTIFICA AHSENTINA — KNHIÍO 1893,
NUEVO TEATRO COLON- BUENOS AIHES
A. FERRARI, Conoeaionnnó. V. MEANO. ArquiUotO.
VESTIBULO INTERIOR 2
£
su energía potencial disminuye de la cantidad equivalente P h. In¬
versamente, cuando un cuerpo pesado se eleva según la vertical,
su energía potencial aumenta, al mismo tiempo que su energía
dinámica disminuye de la cantidad equivalente. Se establece
pues una compensación exacta entre estas especies de energía, de
manera que su suma, que es la energía total del cuerpo, permane¬
ce invariable. Es en este hecho en lo que consiste el principio de
la conservación de la energía. No sólo se aplica al caso de la gra¬
vedad ; es el principio más general de la mecánica y se le puede
enunciar déla manera siguiente:
En un sistema material que se mueve bajo la influencia de fuerzas
exteriores é interiores cualesquiera, se efectúa en cada instante una
compensación exacta entre la variación de la energía dinámica del
sistema y la de la energía potencial, de suerte que su energía total
permanezca invariable.
Tal es el principio de la conservación de la energía con cuya expo¬
sición encabezamos este curso.
La energía toma indiferentemente la forma mecánica, eléctrica,
térmica ó química. La experiencia muestra que los dos primeros
modos son capaces de transformarse enteramente en uno de los
dos últimos; pero que una parte solamente de la energía térmica ó
química es susceptible de afectar el modo mecánico ó eléctrico.
Ninguno de los medios que poseemos nos permite ni anular ni
crear la menor cantidad de energía ; la energía es indestructible,
como lo es la materia ; pero es transformable. Jamás hay energía
creada, sólo hay energía transformada de modalidad.
Cualquiera que sea la forma que revista la energía, siempre
posee un equivalente mecánico. Es por lo tanto homogénea con un
trabajo [L2MT~2]y puede ser medida en unidades mecánicas.
El electricista tiene que aplicar constantemente el principio de la
conservación de la energía, que hemos expuesto, porque el papel
esencial de la electricidad es el de servir de agente de transforma¬
ción de la energía. La energía de la corriente eléctrica es desarro¬
llada por el trabajo de la afinidad química en las pilas, por un
gasto de calor en los pares termo-eléctricos ó aún por una absor¬
ción de potencia mecánica en las dínamos. A su vez la energía de
la corriente se transforma en calor y en luz en los conductores y en
las lámparas eléctricas; es capaz de descomponer un electrólito ó
CURSO DE ELECTRICIDAD INDUSTRIAL
137
de vencer la resistencia opuesta al movimiento de un electromotor.
Esta facilidad maravillosa con la cual la electricidad se presta al
transporte y á las transformaciones de la energía y que justifica las
aplicaciones progresivas de este agente, conduce al electricista á
comparar fenómenos de naturalezas muy diversas, cuya medida
exige un sistema de unidades, tal como el sistema C. G. S. que abar¬
que todas las cantidades físicas.
LECCION PRIMERA.
PROPIEDADES DE LOS CUERPOS ELECTRIZADOS
4. Fenómeno de electrización. — Cuando se frota una barra de
vidrio lustroso ó una barra de resina con un pedazo de tela de lana,
se comprueba que atrae á los cuerpos ligeros. El experimentóse
puede hacer suspendiendo una bolilla de médula de saúco á un
hilo de seda. La bolilla es primeramente atraída por la barra fro¬
tada, pero después que se verifica el contacto, es repelida. Si á la
bolilla que repele una barra de vidrio se le acerca una barra de
resina frotada, se nota que es atraída nuevamente.
Los cuerpos entre los cuales se manifiestan semejantes acciones
se dice que están electrizados y se denomina electricidad al agente
desconocido que produce estos fenómenos.
La experimentación muestra que las propiedades eléctricas reco¬
nocidas al vidrio y á la resina son generales, es decir que todos los-
cuerpos son susceptibles de ser electrizados cuando se les frota en
condiciones dadas.
Dos cuerpos cualesquiera A y B se atraen después de haber sido
frotados uno contra otro. Pero dos cuerpos de misma naturaleza
A y A se repelen después de haber sido frotados por un tercero.
Para interpretar estas propiedades, se conviene en atribuir elec¬
trizaciones opuestas á los cuerpos después del frotamiento; los que
se comportan como el vidrio lustroso con respecto á la lana, se dice
que están electrizados positivamente ó cargados de electricidad po¬
sitiva; los que actúan como la resina, se dice que están electriza¬
dos negativamente ó cargados de electricidad negativa. Las acciones
eléctricas están resumidas en la regla siguiente:
Los cuerpos cargados de electricidad de mismo nombre se repe¬
len y atraen á los que están cargados de electricidad de nombre
contrario.
ANAL. SOC. CIENT. ARG. T. XXXV
10
138
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Importa notarque estas denominaciones no implican la existencia
dedos especies distintas de electricidad, sino que ellas no son más
que formas de lenguaje destinadas á expresar dos estados diferen¬
tes de electrización. Según una hipótesis sugerida por Franklin,
la electricidades generalmenteasimilada áun fluido imponderable,
del cual cada cuerpo contiene una cantidad normal. Si la carga
pasa de esta cantidad, hay en él electrización positiva. En el caso
contrario, la electrización es negativa. Un cuerpo está en el estado
neutro cuando posee su dosis normal de electricidad. Según físicos
eminentes, Clausius entre otros,- la electricidad no sería otra cosa
que el éter en el cual bañan las moléculas de todos los cuerpos y
que llena los espacios interplanetarios.
La especie de electrización que un cuerpo toma por su frotamien¬
to con otro depende de circunstancias bien complejas. Cantón tomó
un largo cilindro de vidrio, una de cuyas mitades había sido des¬
lustrada con esmeril ; la frotó ento da su longitud con una tela de
lana y. encontró en seguida las partes lustrosas cargadas positiva¬
mente, mientras que la mitad rugosa estaba cargada negativamente.
Dos discos del mismo vidrio, entre los cuales no hay otra diferen¬
cia que el pulimento, el más pulido se electriza positivamente.
Cuando ha sido calentado en la llama de alcahol y enfriado en
seguida, ó bien bañado en un ácido concentrado y enjuagado en
agua destilada, este mismo vidrio se hace negativo. Sucede lo mis¬
mo si está caliente y es frotado sobre vidrio frió ; en fin dos discos
idénticos seelectrizan porsu mútuo frotamiento, ora enun sentido,
ora en el otro. Se ha notado en general que dos cuerpos idénticos
pueden electrizarse mutuamente y que el que se calienta mas se
hace negativo : es lo que se realiza frotando una pequeña superfi¬
cie sobre una grande ó frotando una larga cinta de seda perpendi¬
cularmente á otra cinta semejante.
En la generalidad de los tratados de física se encuentra el si¬
guiente cuadro, en el cual están colocados los cuerpos de modo que
son positivos cuando se les frota con los que le siguen :
Pelo de gato vivo,
Vidrio lustroso,
Telas de lana,
Plumas,
Madera,
Papel,
Seda,
Goma laca,
Resina,
Vidrio deslustrado;
pero este cuadro no tiene nada de absoluto según lodicho más arriba.
CURSO DE ELECTRICIDAD INDUSTRIAL 139
Se comprenderá ahora por qué se ha abandonado la denominación
de electricidad vitrea.
5. Conductores y aisladores. — El vidrio, la resina, el caucho, el
ambar y otros se pueden tener directamente con la mano cuando se
les frota con el propósito de electrizarlos. Otros como los metales
y sus aleaciones no se consigue que adquieran la propiedad de
atraer á los cuerpos ligeros, si no se les tiene por intermedio de un
mango de vidrio, resinad otro análogo del punto de vista eléc¬
trico
En los primeros cuerpos la electrización se localiza en las partes
frotadas, pero en los de la segunda categoría la electrización que se
provoca en una parte se difunde á toda la superficie. Estos últimos
se denominan buenos conductores y aquellos, malos conductores ,
aisladores ó dieléctricos.
En realidad, la distinción entre buenos y malos conductores no
corresponde á una diferencia absoluta de propiedades. No hay
ningún cuerpo donde con el tiempo la electricidad no se propague
más allá del punto donde ha sido desarrollada, ni cuerpo que la
deje difundirse en toda su extensión de una manera instantánea.
Todos permiten la propagación de la electricidad : la diferencia
sólo es del más al menos, pero en límites inmensos.
El cuerpo humano y la mayor parte de los materiales que cons¬
tituyen al suelo pertenecen á la clase de los buenos conductores.
Cuando se frota una barra de metal tenida en la mano, la electri¬
cidad desarrollada se difunde sobre la barra, sobre el cuerpo, sobre
el suelo, en realidad sobre un conductor indefinido y no puede ma¬
nifestarse en ningún punto. La interposición de un cuerpo mal
conductor tiene por efecto limitar la extensión donde la electrici¬
dad puede difundirse. De aquí el nombre de aisladores dado á los
cuerpos malos conductores.
Todo cuerpo conductor electrizado puesto en comunicación con
el suelo por un conductor cualquiera, tocándole con el dedo, por
ejemplo, pierde inmediatamente toda su electrización, se dice que
la electricidad se ha perdido en el suelo, y de allí el nombre de depó¬
sito común dado al suelo por los antiguos electricistas.
El aire, todos los gases y todos los vapores, incluido el vapor de
agua, son aisladores. Conviene que citemos aquí las conclusiones
de una comunicación hecha en 1886 á la Academia de Ciencias de
-Francia porLuvini sobre la conductibilidad de los gases y de los
140 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
vapores : « Resulta de experiencias ulteriores, hechas per Becque-
rel, Grove, Gaugain, Matteucci y otros, que los gases y los vapores
son muy malos conductores déla electricidad. A pesar de esto,
se repite á menudo que el aire húmedo y los vapores conducen la
electricidad. Es un error. Los gases y los vapores bajo cualquiera
presión que seo y á todas las temperaturas, son aisladores perfec¬
tos; no pueden electrizarse por el frotamiento sea entre ellos, sea
con ios cuerpos sólidos ó los líquidos.
« Estas aserciones parecerían contradictorias con los hechos que
se observa. En efecto, se sabe que es muy difícil obtener chispas
de una máquina electrostática ó conservar una carga sobre un
aparato de medida, tal como un electrómetro cuando se opera
en una atmósfera húmeda. Pero el hecho puede explicarse sin
admitir la conductibilidad del aire cargado de humedad; basta
notar que en este caso los soportes aisladores están cubiertos de
una capa de humedad que hace conductora la superficie de los
aisladores y es por esta capa que se escurre entónces la electri¬
cidad.»
Luvini ha sometido á la experimentación el aire saturado de vapor
de agua á diferentes temperaturas de 100 á 160 grados ; el hidró¬
geno y el anhídrido carbónico no desecados, sino tales como
salen del baño que los produce; el vapor de mercurio á 100 grados;
los vapores de sal amoníaco ; el aire calentado por brasa ó por la
llama de una bujía, el humo de una bujía apagada, los humos de
azúcar, de cacomita, de incienso, etc. Ninguno de estos fluidos ha
dado el menor indicio de conductibilidad,
« Se cree generalmente, añade Luvini, que los gases rarificados,
ó á temperaturas muy elevadas, son conductores. Es un error que
debe su origen a que se ha confundido la resistencia á la descarga
disrupliva con la resistencia á la descarga conductiva. »
Luvini termina haciendo notar que en adelante se debe rechazar
como erróneas todas las teorías relativas á la electricidad de las
máquinas, del aire ó de las nubes, en las cuales se deba admitir
que el aire húmedo es conductor ó que los gases y los vapores pue¬
den electrizarse por frotamiento.
Teniendo presente la condensación del vapor de agua sobre los
soportes de vidrio es que se ha ideado el aislador que representa la
figura 1, en la cual el soporte atraviesa una atmósfera desecada por
el ácido sulfúrico concentrado.
Entre los sólidos, los aisladores más empleados son el vidrio, la
CURSO DE ELECTRICIDAD INDUSTRIAL
U 1
porcelana vitrificada, el caucho, la ebonita. ó caucho endurecido
por su combinación con el azufre, la gutapercha, la parafina, la
seda, la celulosa y la. goma laca. Algunas de estas sustancias, como
el vidrio y la celulosa, son higroscópicas. Deben ser revestidas de
una capa de barniz aislador ó impregnadas de parafina.
6. Electrización por influencia. —YA experimento hecho con la
bolilla de médula de saúco ños ha mostrado que un cuerpo puede
electrizarse por contacto. La sola aproximación de un cuerpo elec¬
trizado basta para producir manifestaciones eléctricas sobre un
conductor vecino. Así una esfera A cargada de electricidad positiva,
conducida arriba de un conductor BC (fig. 2) aislado, produce la
electrización de este último. Se comprueba que las extremidades
del conductor BC actúan sobre una bolilla de médula de saúco
libremente suspendida. Si esta bolilla ha sido préviamente provis¬
ta de una carga positiva, se reconoce que es atraída por la extre¬
midad B y repelida por la extremidad C. Se concluye de aquí que
la primera extremidad está electrizada negativamente y la segunda
positivamente.
Cuando se retira la esfera influyente A, el conductor BC no ejer¬
ce acción alguna sobre una bolilla de médula de saúco al estado
neutro, lo que muestra que las electricidades contrarias acumu¬
ladas en By C han reproducido el estado neutro recombinándose.
Si mientras la esfera A está ejerciendo su influencia sobre el
conductor BC se toca á éste con un dedo, se comprueba que el con¬
ductor BC queda electrizado negativamente cuando se aleja al con¬
ductor influyente A después de haber separado el dedo. No importa
que el punto de BC se toque en este experimento.
Entre las regiones B y C electrizadas en sentido contrario se en¬
cuentra un espacio no electrizado denominado espacio neutro.
Si en lugar de haber estado B C sostenido por un soporte aislador
hubiera estado en comunicación con el suelo ó bien si ese mismo
conductor aislado es puesto en comunicación permanente con la
tierra, entonces el conductor BC y la tierra forma un mismo con¬
ductor. La extremidad B se encontrará electrizada negativamente
y en la extremidad C no habrá electrización.
Un cuerpo electrizado por influencia es susceptible de producir
electrización por influencia sobre un segundo cuerpo que estuvie¬
ra al estado neutro y así sucesivamente. Los sucesivos conductores
-presentan los mismos fenómenos aunque siempre en menor gra-
442 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
do. Las electrizaciones se manifiestan con la misma orientación.
7. Electróscopos y electrómetros . — La bolilla de médula de saú¬
co suspendida á un hilo que nos ha servido hasta ahora para averi¬
guar si existe electrización en un cuerpo es un electróscopo ,
denominación que se da á otros instrumentos que tienen el mismo
objeto y que carecen de precisión. El electróscopo de Cavendish,
inventado entre 4 771 y 1781 consiste én dos bolillas de saúco sus¬
pendidas, en contacto una de otra, por dos hilos de lino. Cuando
estas bolillas son electrizadas de la misma manera, se repelen y
divergen más ó menos, según la fuerza de electrización.
El electróscopo de Lañe (1772) (fig. 3) consiste en una varilla de
madera C montada en un cilindro de metal que puede atornillarse
sobre el conductor cuya electrización se quiere apreciar. Una bolilla
de saúco, fijada á una paja A, está suspendida á un eje, en el centro
del semicírculo dividido B. La electricidad es transmitida por el
cilindro ála bolilla, que es entonces repelida. El número de grados
recorridos por la paja da una idea grosera de la fuerza de electriza¬
ción.
El electróscopo de hojas de oro se debe á Bennét. Se compone
de dos hojas de oro muy ligeras a y b (fig. 4) suspendidas á una
varilla metálica en el interior de un fanal que á la vez sirve para
aislarlas y protegerlas del polvo. La menor electrización comuni¬
cada á las hojas de oro las hace divergir, y la electrización comu¬
nicada á las hojas de oro se conserva mucho tiempo si se tiene
cuidado de mantener el interior del fonal perfectamente seco.
Los instrumentos descritos carecen de la precisión que se nece¬
sita cuando se trata de efectuar medidas. Con este fin se emplea
los electrómetros , de los cuales el mas conocido es el electrómetro
de cuadrantes desir W. Thomson. En’el modelo Edelmann (fig. 5),
un cilindro de cobre c c está dividido en. cuatro cuadrantes ABCD.
Los cuadrantes opuestos están reunidos entre ellos por medio
de hilos metálicos. Otro hilo soporta libremente dos paletas cilin¬
dricas de cobre ó de aluminio reunidas en la parte superior y en la
inferior por travesarlos del mismo metal. Las desviaciones de*l cua¬
dro E así formado se miden por el método de reflexión imaginado
por Poggendorff (1826) que hace el mismo efecto que si el instru¬
mento tuviera una aguja de gran longitud y sin peso para acusar
las desviaciones. En su posición normal, el plano de simetría del
cuadro pasa poruña de las líneas de separación de los cuadrantes.
CURSO DE ELECTRICIDAD INDUSTRIAL
143
Supongamos que se una el cuadro con el suelo por intermedio
del hilo de suspensión y que se electrice los dos pares de cuadran¬
tes igualmente, pero en sentido inverso. El cuadro se electrizará
por influencia; será solicitado igualmente en los dos sentidos y
permanecerá inmóvil. Pero si el cuadro recibe una carga positiva,
se moverá al instante hácia los cuadrantes negativos. Si la carga,
es negativa, la desviación tendrá lugar hácia los cuadrantes posi¬
tivos. La desviación del cuadro es proporcional á la carga que se
le ha comunicado. Para dar á los cuadrantes cargas iguales y con¬
trarias basta ligarlos á los polos de una pila.
Este aparato, que se presta á la medida de electrizaciones débi¬
les,, nos va á permitir proceder á algunos experimentos fundamen¬
tales.
8. Cantidades de electricidad. — Consideremos un cilindro metá¬
lico (fig. 6.) abierto por arriba y soportado por un pié aislador.
Unamos el cilindro al cuadro E del electrómetro por un hilo metá¬
lico delgado, estando los dos pares de cuadrantes electrizados de
la manera indicada en el número precedente. Si el cilindro M está
en el estado neutro, el cuadro no experimenta desviación alguna.
I. Introduzcamos en el cilindro M un conductor N, soportado
por un hilo de seda y cargado de electricidad positiva. Sabemos,
en virtud del fenómeno de influencia, que la pared interior del
cilindro tomará una carga negativa y que la electricidad de mismo
signo que la de N será repelida hácia la pared exterior y sobre el
cuadro E del electrómetro. Este acusará una desviación que irá
creciendo á medida que desciende el conductor N, hasta que alcan¬
za á una cierta profundidad en el cilindro. A partir de este nivel,
la desviación del cuadro E permanece invariable, cualquiera que
sea la posición de N. Si aun se pone á N en contacto con el cilindro
el electrómetro conserva su desviación. Retirando el cuerpo N
después de este contacto, se puede comprobar con un electróscopo
ó con otro electrómetro de cuadrantes que dicho cuerpo N ha vuelto
al estado neutro. De aquí se concluye que la carga positiva que él
ha cedido al cilindro ha sido neutralizada por la carga negativa
que se había desarrollado por influencia, conservando el cilindro
M su carga positiva inducida.
Si la carga de N hubiera sido negativa, el electrómetro habría
acusado una desviación de sentido contrario.
II. Introduzcamos en el cilindro una esfera metálica cargada de
144 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
electricidad y supongamos que se obtenga una desviación a. To¬
quemos esta esfera con otra igual en estado neutro. Las dos esferas,
llevadas sucesivamente al cilindro, darán desviaciones igua-
les a -•
2
IIÍ. Suspendamos dentro del cilindro dos cuerpos aislados en
estado neutro y frotemos uno contra otro. La aguja permanecerá
inmóvil como antes de la fricción.
IV. Si se introduce separadamente en el cilindro varios cuerpos
N, Nj N2... cargados de electricidad, se obtiene desviaciones algu¬
nas de las cuales son positivas, y otras son negativas según los
signos delascargas.
Introduciendo simultáneamente á N, N, y N2 la desviación obte¬
nida es la suma algebraica de las desviaciones precedentes y per¬
manece invariable, si aun se pone los cuerpos en contacto y si se
los frota los unos contra los otros.
Se concluye de estos experimentos que las cargas eléctricas son
cantidades susceptibles de medida. Se podría tomar una carga
dada como unidad y considerar como doble, triple, las cargas que
ocasionen una desviación doble ó triple en el electrómetro ligado al
cilindro. *
Los dos últimos experimentos muestran que la carga total de un
sistema de cuerpos electrizados es invariable y que el frotamiento
desarrolla sobre los cuerpos electricidades iguales y opuestas sus¬
ceptibles de neutralizarse.
Si, por ejemplo, en una sala se electriza una barra de resina por
medio de un pedazo de tela, se produce sobre ésta y sobre los con¬
ductores vecinos unidos por vínculos conductores, tales como el
cuerpo del operador, la mesa de experimentación y los muros de
la sala, una cantidad de electricidad igual y opuesta á la de la que
carga á la barra.
9. En el caso de un conductor en equilibrio la electricidad se va á
la superficie exterior . — Esta importante propiedad puede ser de¬
mostrada por diversos medios.
I. Sea, por ejemplo, una esfera hueca M electrizada (Pig. 7).
Toquemos la superficie exterior de la esfera con un plano de prueba
formado por un disco de oropel, sujeto á un mango aislador. El
disco tomará una carga eléctrica que se podrá reconocer por medio
de un eleetróscopo ó de un electrómetro.
CURSO DE ELECTRICIDAD INDUSTRIAL
U 5
Si al contrario, el punto tocado pertenece á la superficie interna
déla esfera el disco no manifestará ninguna electrización. El méto¬
do del plano de prueba aunque poco preciso, es susceptible de ser
empleado para comparar las cargas eléctricas sobre las diferentes
partes de un cuerpo. Si se toca sucesivamente diversos puntos de
la superficie de una esfera electrizada, se reconoce que la carga
levantada en cada operación es constante, es decir que la esfera
está cargada uniformemente. Para un cuerpo de forma ovoide, se
comprueba que la carga varía inversamente al radio de curvatura
de la superficie.
II. El hecho de la distribución exterior de la carga de un conduc¬
tor ha sido puesto fuera de duda por Faraday, el cual hizo construir
una cámara de cuatro metros de lado, sostenida por soportes aisla¬
dores y cubierta de hojas metálicas. Faraday penetró en la cámara
mientras se la electrizaba y no llegó, empleando electróscopos de los
más delicados, á descubrir el menor vestigio de electricidad sobre
las paredes interiores.
10. Densidad eléctrica. — Demostrado que toda la electricidad
que contiene un conductor se encuentra localizada en la superficie,
se llega á admitir que ella forma una capa extremadamente delgada
en la superficie de los conductores electrizados. Allí queda detenida
por el poder aislador de la atmósfera ambiente y tiende sin cesar
á escaparse del conductor con un esfuerzo más ó menos grande.
Se llama densidad eléctrica superficial, [la carga eléctrica ó la
cantidad de electricidad contenida sobre la mitad de superficie, su¬
poniendo una distribución uniforme. En el caso de una distribución
variable, se define primeramente la densidad eléctrica media super¬
ficial en un punto: es la relación de la carga eléctrica de una
pequeña superficie, tomada al rededor de este punto, á esta super¬
ficie. El límite hácia el cual tiende esta relación cuando la super¬
ficie considerada tiende hácia cero se llama la densidad eléctrica
superficial en el punto considerado. Este es un coeficiente teórico,
mientras que la densidad eléctrica media superficiales un coeficiente
experimental.
En lugar de densidad eléctrica superficial, se dice aún espesor
eléctrico. Estas dos expresiones son equivalentes. Viene esto de
que la capa eléctrica ocupa un cierto volúmen en la superficie del
conductor. Designando por 7 la densidad eléctrica superficial en un
.punto, se tiene
146
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
do
ds
siendo dq una masa eléctrica.
De aquí
dq — a ds.
Si se llama e el espesor de la capa eléctrica en el punto considerado,
zds será el volúmen que ocupará la carga dg. Si se llama p la de
cantidad de electricidad por unidad de volúmen en el punto consi¬
derado, se tendrá
dq = p ó ds = g ds
es decir
ps.
Es la variación de este producto lo que se comprueba sobre la
superficie del conductor. Se puede esplicar estavariacion por la de
uno de los dos factores. Antes se admitía que p era constante y
que e variaba, es decir, que la electricidad formaba en la superfi¬
cie de los conductores una capa delgada de espesor variable y de
densidad constante. Se prefiere hoy considerar á £ como constante
y á p como variable. En las dos hipótesis se representa de la mis¬
ma manera las variaciones del producto p£ : se eleva en cada pun¬
to de la superficie ordenadas proporcionales á la densidad superfi¬
cial y se obtiene así una curva que rodea al conductor y figura las
variaciones de la densidad.
En el caso de un dieléctrico cuya masa está electrizada se define
la densidad con un punto por la derivada de una cantidad de electri¬
cidad en relación á su volúmen.»Es la densidad cúbica. También se
puede definir la densidad lineal suponiendo una distribución sobre
un hilo por la derivada de una cantidad de electricidad con respecto
á una longitud.
CURSO DE ELECTRICIDAD INDUSTRIAL
147
LECCION SEGUNDA
POTENCIAL ELÉCTRICO
11. Leyes de las acciones eléctricas. — Cuerpos cargados con
electricidades contrarias se atraen y con una misma especie de
electricidad se repelen. Coulomb determinó las leyes de estas
acciones que se pueden resumir en la fórmula.
donde c¡ y q’ son cantidades de electricidad contenidas en dos
cuerpos cuyas dimensiones son muy pequeñas respecto á la dis¬
tancia r que las separa. Estas cantidades q y q' serán afectadas
del signo -f- ó del signo — según sean positivas ó negativas, de
modo que la fuerza repulsiva será afectada del signo -j- y la atrac¬
tiva del signo — . K es un coeficiente cuya naturaleza conoceremos
después; en fin, f la fuerza que se ejerce entre las masas dadas.
De acuerdo con lo que liemos dicho en la Introducción, diremos
que dos cuerpos contienen cantidades iguales de electricidad cuan¬
do puestos en presencia de un tercer cuerpo electrizado de la mis¬
ma manera ejercen ambos sobre éste la misma fuerza repulsiva.
Si la tuerza repulsiva que ejerce uno de los cuerpos fuera doble,
triple, etc., de la que ejerce el otro sobre el tercero, se dice que el
primero contiene doble, triple, etc., cantidad de electricidad que el
segundo.
12. Campo eléctrico. Intensidad. Línea de fuerza. — Se le da el
nombre de campo eléctrico á toda extensión del espacio donde se
hace sentir la acción del sistema eléctrico que se considere. Este
campo puede ser indefinido; puede ser también limitado como en
el caso en que el sistema está comprendido en un conductor cerra¬
do en comunicación con el suelo. Se denomina intensidad en un
punto del campo, la resultante de las ‘acciones que todas las masas
que originan al campo, ejercerían sobre una masa de electricidad
U8
ABALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
igual á la unidad colocada en el punto considerado. Esta resultante
tiene en cada punto del campo una magnitud, una dirección y un
sentido determinado. La dirección es la que¡tomaría en el punto
considerado, ó causa de la influencia, una pequeña aguja conduc¬
tora suspendida libremente por un centro de gravedad. Se llama
línea ele fuerza una línea que permanece tangente en cada punto á
la dirección de la intensidad del campo.
1 3. Definición experimental del potencial eléctrico. — Considere¬
mos dos esferas aisladas de diámetro diferentes, una de las cuales
á lo menos esté electrizada, y colocadas á. una distancia’ bastante
grande, para que no haya que tener en cuenta acciones de influen¬
cia. Reunámoslas por un hilo fino: después de algunos instantes,
se habrá producido un estado estable de equilibrio eléctrico. Si se
rompe entonces la comunicación y se estudia estas esferas por
medio de adecuados instrumentos se reconocerá que ellas contie¬
nen cantidades diferentes de electricidad. El equilibrio eléctrico no
es, por lo tanto, determinado por la igualdad de las cantidades de
electricidad.
' Se sabe que la densidad eléctrica varía en los diferentes puntos
de un conductor que no sea una esfera. La experiencia prueba que
dos conductores electrizados reunidos por un hilo conductor, como
acabamos de indicarlo, no sufren cambio eléctrico alguno cuando
se cambia los puntos de contacto del hilo de manera de producirlo
en otros puntos donde la densidad es diferente; luego, no es tam¬
poco la igualdad de densidad lo que determina al equilibrio eléctrico.
Volviendo á la figura 5, imaginemos cargados ambos pares de
cuadrantes con cantidades de electricidad iguales, pero de signos
contrarios.
Con el electrómetro en tal condición vamos á citar algunos expe¬
rimentos que nos conducirán más aún que los anteriores á una
nueva nocion relativa á los cuerpos electrizados.
Consideremos un elipsoide alargado, hueco, hecho de latón y
aislado sobre un pie de vidrio. Comuniquemos á este elipsoide una
carga de electricidad positiva. La densidad eléctrica será máxima
en las extremidades del eje y mínima en el ecuador. En el interior
no habrá electricidad. Con un hilo fino pongamos en comunicación
un punto cualquiera del elipsoide con el cuadro E del electróme¬
tro. El cuadro esperimentará una desviación hácia los cuadrantes
negativos. Movamos la extremidad del hilo fino paseándola sobre
CURSO DE ELECTRICIDAD INDUSTRIAL
149
la superficie del elipsoide y aún haciéndola penetrar en su interior.
Se observará que la desviación se mantendrá fija sin que importe
que el punto tocado en el elipsoide sea una extremidad del eje ó un
punto del interior donde no hay electricidad. Esto prueba que la
desviacion del cuadro es absolutamente independiente de la den¬
sidad eléctrica en el punto tocado sobre un conductor dado y en
condiciones dadas.
Supongamos que el elipsoide en lugar de haber recibido una car¬
ga de electricidad positiva, hubiera recibido una de electricidad
negativa. Entonces el cuadro se habría desviado hácia los cuadran¬
tes positivos, y la desviación sería igualmente independiente de la
densidad en el punto tocado.
Si en cualquiera de los dos casos se duplica, triplica, etc., la car¬
ga, la magnitud de la desviación crecerá en la misma proporción.
Consideremos un conductor M electrizado positivamente y estan¬
do el elipsoide en el estado neutro¡acerquemos uno de susextremos
al conductor M. El elipsoide quedará cargado por influencia. Re¬
sultará una zona negativa frente al cuerpo M y la extremidad leja¬
na quedará cargada de electricidad positiva. Haciendo comunicar
al elipsoide con el cuadro del electrómetro en las mismas condicio¬
nes que antes, se observará una desviación del cuadro E hácia los
cuadrantes negativos, constante é independiente del signo y de
la densidad de la electrización en el punto del elipsoide que se to¬
que. El elipsoide sometido á la influencia dará lugar á una desvia¬
ción menor que la que produciría el M, pero de mismo sentido.
Cuando el M no tenga cerca al elipsoide y no haya influencia dará
una desviación mayor que cuando la está ejerciendo. En general el
sentido de la divergencia depende exclusivamente del signo de la
carga influyente y es el mismo que ésta produciría actuando direc¬
tamente sobre el electrómetro.
Si el cuerpo sometido á la influencia está en comunicación con la
tierra, entonces no produce desviación alguna del cuadro E. Un
cuerpo electrizado en comunicación con la tierra ó en estado neu¬
tro no hace desviar al cuadro del electrómetro.
Yernos pues que la indicación del electrómetro empleado en las
condiciones precitadas es la misma para todos los puntos de un
conductor dado en condiciones dadas. Es independiente del gran¬
dor y del signo de la carga en el punto tocado ; varía solamente
con las condiciones eléctricas en las cuales se encuentre el cuerpo;
caracteriza pues un estado que llamaremos su potencial.
150
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
El potencial caracteriza al estado eléctrico de un cuerpo, como la
temperatura su estado calorífico ; el electrómetro servirá pues para
definir numéricamente el potencial como el termómetro sirve para
definir la temperatura. Se tomará como origen ó cero de la escala
de potenciales el potencial de la tierra que no da divergencia algu¬
na. Se contará positivamente ó arriba de cero los potenciales que
correspondan á una desviación hácia los cuadrantes negativos)7
negativamente ó abajo de cero los que correspondan á una desvia¬
ción hácia los cuadrantes positivos.
14. Trabajo eléctrico. Definición del potencial por el trabajo. —
Si una masa eléctrica está libre en un campo eléctrico, las fuerzas
eléctricas la hacen mover ejecutando así un trabajo motor ó positi¬
vo. Si se obliga á una masa eléctrica á moverse contrariando la
acción de las fuerzas eléctricas el trabajo de éstas será resistente ó
negativo. El trabajo correspondiente á un cambio de posición de un
punto á otro del campo, es independiente de! camino seguido. Esto
es una consecuencia del principio de la conservación de la energía :
de otro modo se podría, haciendo circular una masa eléctrica por
dós caminos convenientemente elegidos entredós puntos A y B,
producir una cantidad indefinida de trabajo sin gasto equivalente ;
sería la realización del movimiento perpétuo.
En cada punto de la superficie de un conductor electrizado en
equilibrio la fuerza debe ser normal á aquella y dirijida hacia el
exterior; pues si no fuera así, como el conductor no ofrece obstá¬
culo alguno al movimiento de la electricidad, ésta obedecería á la
fuerza que la solicitaría y entonces, no habría equilibrio. La elec¬
tricidad se dirije hácia afuera y está contenida por el aire que es
aislador.
Según lo que precede el cambio de posición de una masa eléctri¬
ca sobre la superficie de un conductor electrizado no da lugar á
trabajo alguno. Sea un conductor electrizado ACD (fig. 8). Al
cambio de posición de una masa eléctrica entre un punto dado P
del campo eléctrico y un punto A de la superficie del conductor,
siguiendo un camino más ó menos directo, corresponde siempre el
mismo trabajo. Idéntica observación se puede hacer para el cambio
del P á B. Los trabajos'para los cambios de posición entre P y A
y entre Py B no sólo son constantes, sino que son iguales entre sí.
En efecto, siendo nulo el trabajo para el trayecto ACB, se está en
el caso de que A y Bse confundieran en un solo punto y entonces el
CURSO DE ELECTRICIDAD INDUSTRIAL
151
trabajocorrespondiente á PBCA es igual al correspondiente á PA.
El suelo es un conductor. El trabajo correspondiente al cambio
de posición de una unidad de electricidad positiva desde un punto
cualquiera A del campo hasta el suelo es constante. Este trabajo
varía con la posición del punto A, pero es el mismo para todos los
puntos de un conductor. Se hace 2, 3, 4... veces mayor cuando se
hace á todas las masas eléctricas del sistema 2, 3, 4... veces mayo¬
res. Varía pues de la misma manera que la indicación del electró¬
metro y por consiguiente define igualmente el estado eléctrico del
cuerpo que habíamos designado con el nombre de potencial. El
valor del potencial en un punto cualquiera es el número de unida¬
des de trabajo que corresponde al cambio de posición de una uni¬
dad de electricidad positiva desde ese punto hasta el suelo por un
camino cualquiera. El signo del potencial es el del trabajo de las
fuerzas eléctricas en ese cambio de posición. Si un conductor está
electrizado positivamente, la unidad de electricidad positiva será
repelida, el trabajo de las fuerzas eléctricas sera positivo y el po¬
tencial positivo, como lo acusaría también el electrómetro.
lo. Potencial ele la tierra. — Dos puntos de la superficie terres¬
tre no están siempre al mismo potencial, puesto que se comprueba
frecuentemente [corrientes eléctricas en la superficie de nuestro
globo. Pero abstracción hecha de estas corrientes accidentales, se
puede considerar como constante el potencial de la tierra, y tomarlo
por término de comparación en la avaluación de las diferencias de
potencias. No conocemos su valor absoluto, que depende evidente¬
mente de las condiciones cósmicas, pero como para el estudio de los
fenómenos que pasan en el restringido espacio de un laboratorio ó
de una fábrica, sólo se tiene que tener en cuenta diferencias de po¬
tencial, podemos convenir de tomar por potencial cero, el déla su¬
perficie terrestre en el punto donde nos encontramos.
Diremos pues que, en el estado de equilibrio electrostático, todo
conductor ligado á la tierra por un hilo metálico se encuentra al
potencial cero.
La expresión potencial de un punto , significa exceso del potencial
en este punto sobre el potencial tomado arbitrariamente por origen,
ordinariamente el de la superficie terrestre en el punto que nos
encontramos, como dijimos más arriba.
Es en este mismo orden de ideas que se emplea la espresion
' altura del nivel de un liquido comoabreviacion de esta otra: diferen-
152
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
cía de alturas entre el nivel del líquido y el de la baja mar media,
siendo el nivel cero el de la baja mar media. Si el nivel del líquido
es más elevado, se dice que es positivo; si es más bajo, es negativo.
Es según las mismas convenciones que se llama temperatura de
un cuerpo, la diferencia entre la temperatura de este cuerpo y del
hielo fundente. Si el cuerpo está más caliente que el hielo su tem¬
peratura es positiva ; si está más frió, es negativa.
16. Definición matemática del potencial eléctrico en un punto. —
Consideremos primeramente el caso de un campo eléctrico produ¬
cido por una masa de electricidad positiva q concentrada en el
punto A, fijo y de coordenadas a, b, c. Sea P un punto libre en el
cual supondremos concentrada una masa de electricidad positiva
igual á la unidad. Sean x y z las coordenadas del punto P y r su
distancia á A en un instante dado. La fuerza repulsiva que se ejer¬
ce entre ambos puntos es
(O
Esta fuerza es la derivada con respecto á r, cambiada de signo de
una cierta función
(2)
r
relación de la masa actorar/ á su distancia al punto P, multiplicada
por el coeficiente K. Se tiene en efecto
Si la masa q hubiera sido negativa hubiéramos tenido
(4)
y
(5)
La función Y tiene el mismo signo que la fuerza.
( Continuará ).
ANALES ' .
i
DE LA
ARGENTINA
COMISION REDACTORA
Presidente . Ingeniero Jorge Duclout.
Secretario ...... Señor Armando Romero.
i Ingeniero Manuel B. Bahía.
Vocales. . J Dor Atanasio Quiroga.
( Señor Félix Lynch Arribálzaga.
MARZO DE 1893. — ENTREGA III.— TOMO XXXV
PUNTOS Y PRECIOS DE SUSCRICION
LOCAL DE LA SOCIEDAD, VICTORIA, 1492 (2° piso), Y PRINCIPALES LIBRERÍAS
Por mes, en la Capital, Interior y Exterior,
incluso porte . . . j$ m/n 1.50
Por año, en la Capital, Interior y Extei'ior
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La suscricion se paga, anticipada
BUENOS AIRES
IMPRENTA HE PABLO E. CONI É HIJOS, ESPECIAL PARA OBRAS
680 — CALLE PERÚ — 680
189 3
JUNTA DIRECTIVA
Presidente . . Ingeniero Jorge Duclout.
Vice -Presidente Io Doctor Juan .1. J. Kyle.
Id. 2o Capitán Arturo Lugones.
Secretario . . . Señor Armando Romero.
Tesorero . Señor Sebastian Ghigliazza.
I Ingeniero Demetrio Sagastume.
1 Ingeniero Horacio Pereyra.
Vocales . . Señor José Victorica y Soneyra.
I Señor Ernesto Maupas.
\ Señor Alberto Otamendi.
US.UICE DE LA PRESENTE ENTREGA
I. — CURSO DE ELECTRICIDAD INDUSTRIAL, por Manuel B. Baliia
( Continuación ■).
II. — LICUACION Y SOLIDIFICACION DE LOS GASES. Las investigaciones de
Dewar, por Juan J. J. Mj le.
A LOS SOCIOS
Se ruega á los señores socios comuniquen á la Secreta¬
ría de la Sociedad su ausencia, cambio de domicilio, etc.,
y cualquier irregularidad en el reparto de los Anales ó
cobro de la cuota.
Se ruega también á los que tengan en su poder obras
prestadas pertenecientes á la Biblioteca de la Sociedad, se
sirvan devolverlas á la brevedad posible, á fin de anotar¬
las en el catálogo.
ELECTRICIDAD INDUSTRIAL .
(Continuación)
Como
r — sj {x — af + (y — bf + (s — c)2 (6)
se ve que Y es función de las coordenadas x y z del punto P en el
cual se supone concentrada una cantidad de electricidad positiva
igual á la unidad. Las componentes de /“paralelas á los ejes, fx fy
f- son “'cí
fx—f eos (r,x) == K ^ eos ( r , x )
fy = /eos (r,y) = K ^ eos (r, y)
fz = /'eos (r, z) — K eos (r, z)
y como
resulta
eos (r,x) =
eos ( f.y ) =
eos (r,s) =r
x — a
r
y — b
r
z — c
/* = K
<7 (a? — a)
f ^
r*
c)
Si formamos las derivadas parciales de
Y = K 2
(7)
ANAL. SOC. CIENT. ARG. T. XXXV
11
154 ÁJALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
respecto á x á y, y á z veremos que
?V
3V _
ty “
U
fy
En efecto se tiene
3Y
L pues la masa unitaqa se
anula difundiéndose en el globo. Así es que en el enunciado que
figura más arriba se puede decir : hasta el infinito ó hasta el suelo.
Si la masa q es negativa, para conduciría unidad de electrici¬
dad positiva hasta el suelo habrá que vencer la atracción que se
ejerce y el trabajo de la fuerza eléctrica ser^gresistente ó negativo y
el valor de Y crecerá hasta anularse.
Consideremos el caso de varias masas adoras. Estas pueden ser
disUfiUs.# bie^pueden estar reunidas en un conductor único eléc-
trizado.
Supongamos varios puntos A, A', A"... donde supondremos can¬
tidades q, q ' , q" ... de electricidad positiva actuando sobre una uni¬
dad de electricidad positiva; sean r, r' , r" ... las distancias de esos
puntos al punto P donde está la unidad de electricidad positiva;
abe, a' b' c ' , a" b" e" ... las coordenadas de A, A ' A"... Si llamamos
X, Y, Z, las sumas de las componentes analogas á fx fy f. podremos
escribir
y
q (x — a)
ri
q ( y — j)
~3
/
El punto P se moverá según la dirección que le imprima la
resultante de las acciones que ejercen los diferentes puntos elec¬
trizados que determinan al campo. Valen por lo tanto todas las
157
CORSO DE ELECTRICIDAD INDUSTRIAL
consecuencias antes deducidas cuando el campo era producido por
una sola masa positiva. Lo mismo diríamos si las masas actoras
fueran negativas; sucedería lo- que ocurría cuando la masa única
era negativa.
Si hubiera masas positivas y negativas, la función V tendría
siempre la misma expresión y cada término de la suma el signo que
determinase la respectiva masa actora.
Si Je trata de un conductor cargado, se tendrá el valor de la fun¬
ción Y por una integración. Siempre se cumplirá el hecho de que
el trabajo de las fuerzas eléctricas sólo dependerá de las coordena¬
das de los puntos extremos del segmento de trayectoria conside¬
rado.
Se concibe que en el campo eléctrico que determina un conductor
electrizado ha de hablt^multitud de puntos que den á la función V
un mismo valor, es decir, que para transportarse desde elldi la
unidad de electricidad positiva al suelo, corresponda un mismo tra¬
bajo. El lugar geométrico de los puntos del campo qtie cMit á V el
mismo valor se denomina una superficie de nivel ó superficie equi¬
potencial; veremos pronto porqué. Si á lo largo de una superficie de
nivel la función V tiene el mismo valor, es evidente que si la uni¬
dad de electricidad positiva se mueve sobre una tal superficie, el
trabajo para cualquier cambio de posición será nulo. Es entonces
evidente que la intensidad del campo será normal en cada punto de
una superficie de nivel, para que el trabajo mencionado resulte
nulo. El punto libre P atravesará á las sucesivas superficie de nivel
ortogonalmente. Su trayectoria será lo que hemos llamado una
línea de fuerza, y una línea de fuerza tiene que ser normal á la su¬
perficie de un conductor electrizado en equilibrio. Si no fuera la
fuerza normal á la superficie no habría equilibrio. Pero si es nor¬
mal la fuerza en todos los puntos de la superficie de un conductor
dicha superficie es una superficie de nivel ó equipotencial ; será
nulo el trabajo á lo largo de ella y la función V constante. Luego la
función Y tendrá sobre la superficie del conductor un cierto valor
como en una cualquiera de las superficies de nivel ideales del
campo. Para transportar hasta un conductor cargado de electrici¬
dad positiva, una cantidad de electricidad positiva igual á la uni¬
dad, habrá que vencer la repulsión del conductor y hacer un tra¬
bajo que estará representado por el valor de la función V sobre el
conductor. Si la carga se hace 2, 3, i... veces mayor el trabajo
aumentará en la misma proporción. Si en cada caso se pusiera al
158 ANALES DE LA SOCÍEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
conductor en comunicación con el cuadro del electrómetro se ten¬
dría indicaciones sucesivamente 2, 3, 4... veces mayor que para
la primera observación. El trabajo ó sea la función Y varía exacta¬
mente como las indicaciones del electrómetro y por lo tanto define
al potencial de la misma manera.
LECCION TERCERA
POTENCIAL ELÉCTRICO
{Continuación )
17. Expresión de la intensidad en un punto. — Imaginemos dos
superficies de nivel infinitamente próximos S y S' (fig. 10) cuyos
potenciales difieren en dX\ sea F la intensidad del campo en M, cu¬
ya dirección será normal á S. Sea dn un elemento de línea de
fuerza comprendido entre las dos superficies de nivel. Suponga¬
mos que la intensidad sea constante entre M y N. Según la (9) ten¬
dremos
F dn ----- — dX
de donde
que nos dice que la intensidad del campo en un punto es igual y
de signo contrario á la derivada del potencial con respecto á la tan¬
gente á la línea de fuerza que pasa por este punto.
Las componentes de la intensidad del campo con respecto á una
dirección cualquiera gozan de la misma propiedad. Llevemos por
el punto M en una dirección cualquiera, una recta MN ' de longi¬
tud di, limitada por las dos superficies consideradas y sea F¿ la
componente de la fuerza F según la recta MN'. Se tiene
de donde
y por la (1) se tiene
F ¿di = — dX = F dn
dn
F, = F
di
E/ = —
dX
di
(2)
CURSO DE ELECTRICIDAD INDUSTRIAL * 159
Esto nos dice que la componente de la intensidad del campo se¬
gún una dirección cualquiera, es igual y de signo contrario á la
derivada parcial del potencial según esta dirección.
18. Potencial de una esfera conductora electrizada. — Imagine¬
mos una esfera conductora de radio R electrizada positivamente,
por ejemplo. Nosotros siempre fijamos condiciones para ser más
claros.
Sea o la densidad eléctrica superficial, constante en el caso de
la esfera conductora (fig. 11).
Hay lugar á considerar dos casos, según que la unidad de elec¬
tricidad positiva concentrada en P esté dentro ó fuera de la esfera.
Io Dentro de la' esfera. Cortémosla esfera por dos planos pa¬
ralelos infinitamente . próximos y perpendiculares á P 0. — Indi¬
quemos con x la distancia PO y con l la PA. La carga de la zona
ABB'A' es
odS
Pero
dS = 2-R . GH = 2-R . JA
y
luego
JA = AA '. sen 9 = R . dy . sen 9
dS = 2tcR . R sen 9 do.
La carga de la zona será
2tíR7 . R sen 9 do.
Como todas las masas están á una misma distancia l de P, el po¬
tencial debido á la zona será
pero
P = x2 + R2 4- 2¡rR eos 9
que da diferenciando respecto á 9
Idl — — a?R sen 9 do
160 ABALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
de donde
* R sen 9 d _ di
l x
Luego
dV = — — di
x
Integrando respecto á l, entre los límites P Ly P K ó sea entre
R -f x y R — a? se tiene
r u.
Jr+x J r— x
En fin
y = ízKz
(3)
El potencial en un punto interior á la esfera conductora electri¬
zada es independiente de x y por lo tanto de la posición del punto
P. Como la carga de toda la esfera es
Q = 4*R2a = 4-Rs . R
/
vemos por la (3) que
Q = V . R
y que
que es el potencial en el centro de la esfera.
De aquí sacaremos una definición más para el potencial.
Si R = 1 , el potencial es numéricamente igual á la carga.
Ahora bien, cuando dos conductores alejados son puestos en co¬
municación entre sí por un hilo fino y no pasa electricidad de uno
á otro, dichos conductores están á un mismo potencial. Entonces
se puede decir que el potencial de un conductor electrizado está
medido por la carga que hay que dar á una esfera de radio I para
que, puesto en comunicación lejana con el conductor, la esfera no
le ceda ni le reciba electricidad al conductor.
161
CURSO DE ELECTRICIDAD INDUSTRIAL
2o Si el punió P esta fuera de la esfera el potencial varía con su
posición relativa. Para tener el valor que tornad basta observar que
al límite R — x corresponde entonces x — R y resulta así
• x
ó bien
v=Q
x
es decir que el potencial varía con la posición de P, y actúa la car¬
ga de la esfera como si estuviera concentrada en el centro O.
En el primer caso, siendo el potencial constante la fuerza era
nula. En el caso actual la fuerza es, á la distancia x,
f _ _ _ o_
dx xl
El punto libre P se aleja al infinito repelido por la carga positiva
Q ; el potencial y la fuerza tienden hácia cero.
19. Tubos de fuerza. — En un campo eléctrico imaginemos una
curva cerrada cualquiera y por cada punto de dicha curva una lí¬
nea de fuerza. El conjunto de estas líneas forma una superficie
tubular á la cual se ha dado el nombre de tubo de fuerza .
20. Flujo de fuerza. — La intensidad del campo en todos los pun¬
tos de un elemento d S de superficie puede ser considerada como
constante. El producto de d S por la componente de la intensidad
normal á dicho elemento, es denominado el flujo de fuerza que
atraviesa á este elemento. — Sea a el ángulo de la intensidad del
campo F en P (fig. 12). El flujo de fuerza á través de dS será
d§ = F^S = F eos a dS
El flujo total que atravesará á una superficie dada será
cF rz= /F COS X í/S,
siendo extendido el integral á la superficie entera.
En el caso de una superficie cerrada, el flujo se llama saliente
cuando las líneas de fuerza están dirij idas hácia el exterior de la
superficie ; se denomina entrante en el caso contrario.
162
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Considerando el ángulo a de la intensidad con la normal exterior
á la superficie, el éambio de signo de eos a permite distinguir el
flujo saliente del flujo entrante.
,21 . Teorema. — El flujo de fuerza que atraviesa á un tubo de sec¬
ción infinitamente pequeña es independiente de la inclinación de la
sección sobre el eje del tubo.
Imaginemos la superficie equipotencial que pasa por el punto
P. El tubo de fuerza la corta en ángulo recto y el flujo de fuerza á
través del elemento M 'N ' ó dS, de superfice equipotencial es
d§x = FdSx
Pero vemos (fig. 13) que
dSi = dS eos a
y como teníamos que el flujo á través de dS era
resulta
d§ = F eos x dS
y en fin
d§ = F . dS,
d§, = d§
22. Teorema de Gauss.— Consideremos primeramente una masa
eléctrica 4- q situada en un punto A. Las superficies de nivel del
campo determinado por esta masa única son esferas y los tubos
de fuerza son conos que tienen su común vértice en A (fig. 14).
Consideremos uno de estos conos infinitamente agudo.
Este cono intercepta sobre las esferas de radios 1 y r elementos
dw y dSx. En el punto P del elemento dS( como en todo él la in¬
tensidad es F. Imaginemos por P otra superficie S, sobre la cual
el cono intercepta un elemento dS. Siendo a el ángulo de F con la
normal en P á dS, el flujo á través dS será
dcF — F . eos x dS
que es igual al que pasa á través del elemento dS,, que es FdSj,
Tendremos entonces
CURSO DE ELECTRICIDAD INDUSTRIAL 163
d§ = F,tdS = F eos a dS —
Como entre los elementos dS{ y cíw existe la relación
dSj _ r2
rfo) 1
se tiene
f/Sj =: /''(/o).
La fuerza F = K p y entonces
Fd§i ££= R ^ • r2dw = Kgcíw.
Luego
d§ = FndS — F eos a dS = FdSj = Kr/dw
que nos dice que el flujo de fuerza es constante en toda la exten¬
sión del tubo de fuerza cónico, es decir independiente de la dis¬
tancia del punto P al punto A.
Concibamos una superficie cualquiera, enteramente convexa
(fig. 15) y consideremos una masa eléctrica -f- q colocada en un
punto A. Un tubo de fuerza cónico como el que acabamos de con¬
siderar interceptará sobre la superficie elementos OÍS y dS en P y
en P ' .
Según lo que precede tendremos
d§ = FndS = F/dS ' K qdtú.
Como en Peí flujo es entrante y en P' es saliente, F;i t/S y F/ dS '
serán de signos contrarios, de modo que tendremos en realidad
F„'dS' = — FndS
y en fin
FndS + F;¡ 'dS' = 0
Si la superficie, permaneciendo cerrada, tuviera porciones cón¬
cavas, y si el cono considerado la cortara en más de dos puntos, la
■ 3t
164 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
encontraría un número par de veces. En efecto, si presenta n par¬
tes cóncavas habrá 2 -f- 2n intersecciones, délas que n -)- 1 se¬
rán entradas y n + I serán salidas. El producto Fw dS tendrá el
mismo valor numérico para cada uno de los elementos intercepta¬
dos, pero se deberá tomará estos productos alternativamente con
signos contrarios y la suma a'lgebráica será aun nula. Para una
superficie cualquiera cerrada exterior á la masa adora q, se tiene
la ecuación
/fIs = 0,
es decir que el flujo total ele fuerza ejue sale de la superficie es igual
á cero, ó en otros términos el flujo de fuerza que sale de la super¬
ficie es igual al que entra en ella.
Supongamos que en vez de una masa única haya un número
cualquiera de masas q{ q.2 q3... exteriores á la superficie. Conside¬
remos la intensidad F en P y cada uno de las componentes Fj F2 F3...
de F debidas á todas las masas adoras.
La proyección de la resultante F sobre la normal á la superficie
en P es igual á la suma de las proyecciones de las componentes.
Llamando a, a,, a2, x3 ... los ángulos de la intensidad F y de las com¬
ponentes, con la normal tendremos :
F COS x = Fj COS «! -f- F2 eos x2 -f- F3 eos x3 -f- ...
Multiplicando por dS resulta :
F eos x dS = Fj eos Xj dS -f- F2 eos x2 dS -j- F3 eos x3 dS -f- . . .
ó bien
d§ =z d§l -f- d§ s + d§ 3 -f . . .
y finalmente
f d§ = f d§ j -|- / d§2 + / d§ 8 + . . .
El finjo de fuerza total á través de una superficie es igual á la
suma de los flujos de fuerza que produciría cada una de las masas
electrizadas que constituyen al campo, si dichas masas estuvieran
solas. En el caso actual cada uno de los términos del segundo
miembro es nulo y resulta :
fd§ = 0.
CURSO DE ELECTRICIDAD INDUSTRIAL
165
Supongamos que la masa única q esté sóbrela superficie ente¬
ramente convexa. Los tubos de fuerza cortan una sola vez á la su¬
perficie (fig. 16). El flujo de fuerza á través de un elemento
dS es:
d§ = FndS = K qdb).
b
La superficie de la esfera de radio I es aquí dividida en dos
partes iguales por el plano tangente en A á la superficie S. Los
tubos de fuerza que concentran á la superficie interceptan sobre
la esfera elementos cuja suma es un hemisferio.
Luego
f d§ ' = 2tcK<7
Si hubiera concavidades valdrían las consideraciones del caso
anterior.
Si hubiera un número cualquiera de masas sobre la superficie,
aplicaríamos la demostración ja dada j tendríamos
f d§ = 2-KSr/
Supongamos que hubiera una sola masa -j- q pero interior á
la superficie (fig. 1 7).
Todos los flujos elementales son salientes. Prescindiremos de
las concavidades.
A cada uno corresponde un elemento do) sobre la superficie es¬
férica de radio 1. Al tomar el flujo de fuerza total habrá que sumar
todos los elementos que constitujen á la superficie entera de esa
esfera. Tendremos así :
/ d$ = / F„ dS =r ír.Kq
y si son varias masas interiores tendremos :
f d§ = 4d£5r/.
En fin, supongamos que baja varias masas exteriores j varias
interiores.
Aplicando el lema relativo al flujo total producido por un núme¬
ro cualquiera de masas distribuidas de un modo cualquiera ten¬
dríamos :
166 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
c)' =: qF ext. + eF int.
y como
SFext. = 0 y §Fint. = 4tcKS^
resulta
ÍF==iwK5ty.
En el campo eléctrico de un sistema, el flujo de fuerza que atravie¬
sa á una superficie cerrada , es decir, la diferencia entre el flujo de
fuerza que sale y el flujo de fuerza que entra, es igual á la suma al¬
gebraica de las masas interiores multiplicada por 4-K.
Si las masas están todas en la superficie S, el flujo total de fuer¬
za que sale de la superficie es igual ci la suma algebraica de las
masas superficiales multiplicadas por 2rK.
22. Teorema de la conservación del flujo de fuerza. — Conside¬
remos una superficie cerrada, formada por un tubo de fuerza
limitado por dos superficies de nivel. Sean S y S' las sec¬
ciones ortogonales extremas consideradas (fig. 17). Como las pare¬
des del tubo no corlan á ninguna línea de fuerza, el flujo de
fuerza que atraviesa á la superficie cerrada se limita al flujo
/ FdS — f F'rfS', de manera que tendremos :
/FdS — /F'¿S'.= 4*K¿?
según el teorema de Gauss.
Si el tubo no encierra masas en la región considerada se
tiene
/ FíIS — /F'dS' = 0
y en fin
/FrfS =/F'dS'
que nos dice que el flujo de fuerza en un tubo de fuerza es constante,
mientras no encuentre una masa adora.
Esta propiedad, análoga a la de las corrientes fluidas que per¬
manecen constantes en un canal, en tanto que este último no en¬
cuentra una fuente, justifica el nombre de flujo dadoá la expresión
matemática considerada. Esta propiedad se conoce con el nombre
de conservación del flujo de fuerza.
167
CURSO DE ELECTRICIDAD INDUSTRIAL
Si el tubo de fuerza fuera infinitamente delgado, se tendría :
de donde
FdS = F'dS' = d§ '
f;_ tís
F ~dS'*
En semejante tubo, la intensidad del campo está en razón inver¬
sa de la sección normal al eje.
De
d§ — FdS
se deduce
que muestra que la intensidad de un campo es el flujo por unidad
de superficie equipotencial en el punto considerado .
24. Teorema de Coulomb. — La intensidad del campo en un punto
vecino á un conductor en equilibrio es igual d 4-K multiplicada
por la densidad superficial en la proximidad de este punto.
Consideremos un elemento dS de la superficie, cargado de una
cantidad de electricidad igual á zdS, siendo c la densidad super¬
ficial.
Por el contorno de dS imaginemos un tubo de fuerza limitado
exteriormente por una superficie equipotencial infinitamente ve¬
cina y x y cerrado al interior del conductor por una superficie cual¬
quiera C. Apliquemos el teorema de Gauss al volúmen así limi¬
tado. El flujo de fuerza es nulo á través de la superficie C, visto
que no hay fuerza eléctrica en el interior de un conductor en equi¬
librio. Como no existe componente á través de las paredes laterales
del tubo, el flujo saliente del volúmen considerado se limita al
flujo que atraviesa á la superficie equipotencial Vj.
Sea F la intensidad del campo normalmente á esta superficie.
El flujo Fí/Sies igual á 4t:K multiplicado por la cantidad de elec¬
tricidad CTí/S.
Por consiguiente
FdSi = AiwKsdS
1GS
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
y como la superficie equipotencial Y, es infinitamente próxima á
la superficie del conductor resulta dSr = dS y entonces
F ==
La dirección esnormal á la superficie.
25. Presión electrostática. — Sobre un punto M infinitamente pró¬
ximo al elemento c/S (fig. 18) la acción total F se compone de la
acción f del elemento mismo y de la ación f1 de todas las otras
masas, y se tiene
f + f'= F = 4icK<7
sobre el punto M' simétrico con el primero y situado en el inte¬
rior del conductor la acción total es nula ; además la acción f de
las masas exteriores es la misma que sobre M y la acción f del
elemento, sólo lia cambiado de signo ; se tiene pues
f' f— o
por consiguiente
f'=2r.Ka
Así la acción de todas las masas que están fuera del elemento
es igual á 2tüKct; sobre la masa eléctrica contenida en el elemento
c/S esta acción será 2^K7 . sc/S y para la unidad de superficie
P = 2-k|
Esta fuerza llamada 'presión electrostática, está siempre dirigida
hácia el exterior, cualquiera que sea el signo de a. Resulta de aquí
que la electricidad tiene una tendencia á escaparse del conductor
para penetrar en el medio ambiente. Si el conductores móvil, pue¬
de ser arrastrado en el sentido de las presiones máximas.
Así, cuando dos conductores están electrizados en sentido inver¬
so, la densidad eléctrica es, en virtud del fenómeno de influencia,
mayor hácia las caras vecinas que hácia las caras opuestas; las
presiones electrostáticas tienden pues á empujar á los conductores
uno hácia el otro.
Cuando los cuerpos están cargados de electricidad del mismo
CURSO DE ELECTRICIDAD INDUSTRIAL
169
signo, las densidades máximas están sobre las caras opuestas y
las presiones resultantes están dirigidas de manera de alejar á los
conductores.
Del mismo modo si una burbuja de jabón es electrizada, se di¬
lata basta que el aumento de la tensión superficial de la capa
líquida baga equilibrio á la presión electrostática,
26. Elementos correspondientes . — Supongamos que un tubo de
fuerza, que atraviesa á un campo eléctrico, esté limitado por dos
conductores electrizados sobre los cuales corta superficies ¿¿S y
í/S ' llamadas elementos correspondientes. Sean q y q' las cargas
de estas superficies (fig. 1 9). Aplicando el teorema de Gauss al vo¬
lumen limitado por este tubo y por dos superíicies cualesquiera
consideradas en el interior de los conductores, es fácil ver que el
flujo saliente esaiulo, visto que la fuerza eléctrica no tiene compo¬
nente alguna en el interior de los conductores, ni á través de las
paredes laterales del tubo.
Luego
4-K (q + q '■) = 0
de donde
ci = -q'-
Se concluye de aquí que los elementos correspondientes soportan
cantidades de electricidad iguales y contrarias.
Las líneas de fuerza que los reúnen nacen en puntos cargados
de electricidad positiva y terminan en puntos cubiertos de electri¬
cidad negativa. Se puede decir que el flujo emitido por la electri¬
cidad positiva de un elemento es absorbido por la electricidad nega¬
tiva del elemento correspondiente.
Las líneas de fuerza que se escapan de un cuerpo electrizado
encuentran necesariamente en la proximidad una carga eléctrica
opuesta. Esta carga está repartida sobre los conductores vecinos,
sobre la mesa que soporta al cuerpo, sobre los muros de la sala de
experimentos. Esta es la verdadera manera de considerar el fenó¬
meno de influencia, en el cual las líneas de fuerza que emanan del
cuerpo inductor terminan sobre el cuerpo inducido.
Si las cargas de elementos correspondientes deben ser iguales y
de signo contrario, es evidente que no 'puede existir una línea de
fuerza entre dos puntos cargados de la misma electricidad ni tam-
ANAI.. SOC. CIENT. ARG. T. XXXV
12
170
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
poco una línea de fuerza puede incidir sobre un punto de un con¬
ductor donde la densidad sea nula.
La ecuación
q^— q'
puede ser escrita
Ahora bien, si los elementos son iguales, como sucedería en el
caso de dos conductores planos y paralelos, ó aún de dos conduc¬
tores cualesquiera paralelos é infinitamente vecinos, se tiene
ar lif
AY
0
CURSO DE ELECTRICIDAD INDUSTRIAL
173
y como
resulta
29. Poder de las puntas. — Riess ha estudiado la distribución
de la electricidad sobre los conos. La densidad eléctrica tiene su
máximo valor en el vértice. Si la punta es muy aguda, la electrici¬
dad se acumula en ella en tan gran abundancia, que el aire cir¬
cundante, á pesar de sus propiedades aisladoras, se electriza y es
repelida. Este aire es reemplazado por el aire neutro que se electriza
á su vez y así de seguida.
De esta manera, la electricidad se pierde por la punta.
Se llama poder de las puntas la propiedad que poseen las pun¬
tas de dejar escapar la electricidad. El poder de las puntas es de¬
mostrado experimentalmente por el hecho de que el conductor de
una máquina eléctrica provisto de una ó varias puntas no se car¬
ga sino débilmente.
En la oscuridad se ve producirse en las puntas penachos lumi¬
nosos y acercando á una punta la manóse experimenta la sensa¬
ción de una corriente de aire. Cuande se acerca una bujía encen¬
dida la llama se inclina y aún se apaga como si la punta fuera un
tubo de escape dé aire. El aparato denominado torniquete eléctrico
gira por la repulsión entre el aire electrizado y las puntas.
Si la punta es colocada en medio de una masa de aire que tenga
en suspensión partículas sólidas ó líquidas como las que consti¬
tuyen al humo, estos se cargan igualmente de electricidad ; se las
ve precipitarse sobre un cuerpo Cargado de electricidad contraria y
el humo desaparece. El procedimiento es empleado industrialmente
para la precipitación de los polvos en suspensión en el aire. Dos
conductores armados de puntas son puestos en comunicación uno
con una fuente positiva, el otro con una fuente negativa; los
polvos electrizados por el uno vienen á precipitarse sobre el
otro .
30. Pantalla eléctrica. — Un conductor hueco rodeado de cuerpos
electrizados tomará en su superficie una distribución de electrici¬
dad inducida; su potencial adquirirá un valor constante é igual
■al del potencial de todos los puntos interiores. Por lo tanto, noexis-
174
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
tirá ninguna fuerza eléctrica en el conductor y los objetos que pueda
contener estarán completamente sustraídos á la acción de las cargas
exteriores. El conductor hueco sirve de pantalla á los cuerpos que
envuelve.
El experimento de Faraday con la cámara es una confirmación
de esta propiedad.
Maxwell ha demostrado que la pantalla no debe ser necesaria¬
mente continua. Una tela metálica constituye una pantalla eficaz.
Se hace uso de protecciones semejantes para sustraer á los elec¬
trómetros á las influencias exteriores.
LECCION [CUARTA
CONDENSADORES. — DIELÉCTRICOS
31. Capacidad délos conductores. — Imaginemos un conductor
aislado A, próximo á otros conductores B, C, D, mantenidos á un
potencial constante por un artificio cualquiera, por ejemplo por
una comunicación con el suelo. Si se da á A una carga eléctrica
Q, los otros conductores toman cargas inducidas que se distribuyen
según una ley determinada por la forma de estos cuerpos por sus
posiciones relativas y, como lo veremos, por el medio que los se¬
para. La suma de estas cargas es igual y contraria á Q.
El potencial de A será expresado por
Y ■== KS 2.
r
Si se aumenta la carga de A, las cargas inducidas aumentan en
la misma proporción ; las nuevas capas inducidas se superponen
á las primeras y si las distancias relativas permanecen las mismas,
el potencial de A crece proporcionalmente á su carga. Por consi¬
guiente la relación entre la carga de A y su potencial es una cons¬
tante que no depende sino de la forma y de las posiciones relativas
de los conductores que componen al sistema, como asimismo del
medio que los separa. Esta constante
se llama capacidad del conductor A. Si en particular Y = I , c = Q.
CURSO DE ELECTRICIDAD INDUSTRIAL
175
La capacidad de un conductor es pues medida por la carga que ele¬
va á su potencial de una unidad sobre el potencial de los conduc¬
tores circundantes. Sin embargo la capacidad no es una carga, de
la misma manera que la cabida de un vaso susceptible de recibir
un líquido no representa á una cantidad de líquido.
La electricidad se comporta como un fluido compresible conte¬
nido en un recipiente. La cantidad de gas que se puede encerrar
en el recipiente depende de la cabida de éste y de la presión á que
esté comprimido el gas. En el caso de la electricidad la cabida es la
capacidad del conductor y la presión el potencial.
32. Condensadores. Condensador esférico. — Consideremos una
esfera metálica envuelta poruña esfera concéntrica estando esta
última unida ú la tierra (fig. 21). Tal disposición constituye un
condensador cuyas esferas son las armaduras y el aislador que las
separa el dieléctrico.
Cuando se comunica una carga + q á la esfera interior, la pared
interna de la otra esfera loma una carga — q por influencia y
la electricidad de mismo nombre que la de la esfera interior se
escurre al suelo.
Si se designa por r y r' , los radios de las dos capas eléctricas, el
potencial en el centro común de las dos esferas es
La capacidad de la armadura interior, llamada también capaci¬
dad del condensador es, según la fórmula general,
Se ve, pues, que la capacidad del condensador es inversamente
proporcional á la distancia de las armaduras.
Si el radio r' aumentara indefinidamente, se tendría en el límite
-una esfera aislada. La expresión última puede escribirse
170
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
r
C
K 1
r
r
y entonces cuando r ' =00
r
que es la capacidad de la esfera aislada.
33. Condensador plano. — Consideremos un condensador forma¬
do de dos discos paralelos, de bordes redondeados A y B ; estando A
electrizado y B ligado á la tierra (fig. 22). Las caras tecinas de
Ay B toman capas eléctricas iguales y opuestas y las líneas de
fuerza marchan normalmente de una cara á la otra, salvo sobre los
bordes donde estas líneas se inflexionan de manera de permanecer
normales á las paredes. Se puede pues admitir que, en la región
mediana, el campo eléctrico es uniforme.
La intensidad del campo es constante entre los dos discos pues
los tubos de fuerza son cilindricos (27) y si Y es el potencial de
A y n, la dirección de una línea de fuerza, la intensidad constante
será
De aquí se deduce
F dn = — d\
y si r representa la distancia de los discos y recordamos que B está
al potencial cero, tendremos
de donde
F r = V
y
r
V
CURSO DE ELECTRICIDAD INDUSTRIAL 177
Por el teorema de Coulomb sabemos que
F = 4-K?
y entonces
de donde
La carga sobre una superficie S, lomada en la región media, será
YS
q ~ 4r.K r
La capacidad del condensador referida á esta superficie será
<1 = S
Y 4-K r
Hemos despreciado la carga que toma la armadura 4 sobre su
cara posterior ; pero si r es pequeña, esta cantidad es despreciable
ante la que cubre la cara anterior.
Se obtiene un condensador de gran capacidad superponiendo
hojas de estaño, separadas por hojas de papel paraílnado ó de mica
y reunidas en dos series ; la primera comprendiendo las hojas de
rango par, la segunda las de rango impar. Las armaduras de un tal
condensador no pueden ser cargadas á potenciales muy diferentes
por temor de perforar al dieléctrico por chispas.
34. Condensador de anillo de guarda. — Sir W. Thomson ha rea¬
lizado una armadura plana uniformemente cargada, cortando en
la armadura A (fig. 23) una hendidura circular estrecha y reuniendo
eléctricamente el disco interior con el anillo exterior, llamado de
guarda, por medio de un hilo metálico delgado. Se puede admitir
que la hendidura no ha modificado sensiblemente la uniformidad
del campo, de suerte que la capacidad del disco A de superficie S
es rigurosamente
S '
4ÍK V
4t:K7
V
4tcKt
178
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
35. Electrómetro absoluto. — La presión electrostática por unidad
de superficie para el disco A es (25)
2tuKs2
y para una superficie S será
pero (33)
y entonces
p = 2-KrS;
Y
G “ 4icKr
Y2S
P ~ 8tcK r’
Si se soporta al disco A por una cruz de balanza (fig. 23) se po¬
drá equilibrar la atracción de los dos discos por un peso conocido.
Expresando este peso en dinas, se deducirá de la ecuación prece¬
dente la diferencia de potencial de las armaduras opuestas
Tal es el principio del electrómetro de Sir W. Thomson.
36. Condensador cilindrico. — Sea un condensador formado de
dos cilindros concéntricos indefinidos; si el cilindro interior de
radio i\ recibe una carga -j- q, el cilindro exterior de radio r2 liga¬
do á la tierra recibirá una carga — q. Un tal condensador se en¬
cuentra realizado por un hilo conductor revestido por una capa
aisladora uniforme y sumergido en el agua, sirviendo ésta de ar¬
madura exterior. El dieléctrico puede ser dividido por superficies
equipotenciales que son concéntricas con el conductor por razón
de simetría. Los tubos de fuerza están limitados por planos que
pasan por el eje de los cilindros (figs. 24, 25 y 26).
Consideremos un tubo de fuerza de abertura a, limitado por dos
planos normales al eje y distantes un centímetro.
El flujo de fuerza es constante en el tubo según sabemos. Sea
CURSO DE ELECTRICIDAD INDUSTRIAL 179
S una sección hecha en el tubo por una superficie equipotencial
de radio r, se tiene
FS = F X ar = Cte.
Si llamamos Fa la intensidad del campo en un punto infinita¬
mente próximo á la armadura interior se tiene según el teorema
de Coulomb '
ó bien
F . ar=.Fx . ck.vx = . a rt
Fr == Fa?’x = iuKar, .
(0
La carga por unidad de longitud de la armadura interior de
radio r1 es
2w?’j . a
y la capacidad correspondiente será
_ q _
c — \— v
Pero la intensidad á la distancia r del eje es
F==
d\
dr
de donde
F dr = —d\.
Cuando r varía de r{ á r2 el potencial varía de V á cero. Luego
/>0
F dr = / — d\.
,.J Jv
Reemplazando el valor de F deducido de la (I) sale
4*K 7rx I —
— dV
Y == 4tíK arj loge ^
de donde
180
ANALES DE - LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
y por fin
2^? __ 1
loSc^ 2K loge ^
Esta expresión demuestra que hay que evitar, cuando se une los
condensadores á una fuente de electricidad, de emplear hilos ais¬
lados en contacto con superficies conductoras. Se produce entre
los hilos y estas una condensación que puede falsear los resultados.
Conviene emplear hilos delgados, muy alejados de las superficies
conductoras, de manera de obtener una capacidad despreciable.
37. En los cálculos precedentes, se ha admitido que uno de las
armaduras del condensador está ligada á la tierra, de manera de
conservar un potencial constante que, en este caso, es nulo. Si las
armaduras fueran llevadas á potenciales V, y V2 la capacidad ten¬
dría por expresión
38. Botella de Leyden. — Si en la fórmula de! condensador esfé¬
rico, se supone á los radios ryr' muy poco diferentes, se tiene
o prox i m a ti va me n te
c = m
siendo d la distancia de las esferas. De aquí sale, multiplicando y
dividiendo por 4-
í-r2
° ~~ ír.Kd
Si llamamos S la superficie de la esfera de radio r se tiene
: _ S
C E Md
Esta fórmula, idéntica á la del condensador plano, es apli¬
cable á un condensador de forma cualquiera con la condición,
que las armaduras estén suficientemente aproximadas y que
CURSO DE ELECTRICIDAD INDUSTRIAL . 181
su curvatura sea bastante -débil para que se pueda considerar
como uniforme al campo en el interior del dieléctrico. Cuando
no es necesario una gran exactitud, se admite que es asi en
el caso de la botella de Leyden. A lá inversa del condensador
de hojas de estaño descrito antes, este condensador puede so¬
portar diferencias de potencial considerables. Consiste en un fras¬
co de cuello más ó menos ancho de vidrio barnizado con goma-laca
y cuyas superficies externa é interna están guarnecidas de hojas
de estaño hasta una cierta distancia de la abertura. Una varilla
metálica que atraviesa al tapón y termina por un bolon permite
ligar á la armadura interna con una fuente de electricidad.
Para obtener grandes capacidades, se puede reunir varias bote¬
llas en superficie , haciendo comunicar entre sí á las armaduras in¬
ternas y lo mismo á las armaduras externas.
39. Energía eléctrica. — Cuando se pone en comunicación con el
suelo diferentes conductores electrizados, el sistema vuelve al es¬
tado neutro produciendo un trabajo que es necesariamente posi¬
tivo. Un sistema cualquiera de conductores electrizados posee pues
una energía disponible correspondiente á este trabajo; es una ener¬
gía potencial , que se puede llamar simplemente energía eléctrica.
La electrización de un sistema exige el gasto de una cantidad de
trabajo igual á la energía potencial que adquiere en ese nuevo
estado.
Cuando se establece una comunicación entre dos conductores,
se produce en general un cambio en la distribución de las masas
eléctricas y esta modificación corresponde á un trabajo positivo. La
energía eléctrica de un sistema de conductores es pues igual ó su¬
perior á la del sistema que obtendría introduciendo comunicacio¬
nes cualesquiera entre los conductores.
Cuando el sistema comprende á un cuerpo aislador electrizado, se
puede considerar, á las diferentes masas eléctricas de que este
cuerpo está cargado como si pertenecieran á conductores infinita¬
mente pequeños. Si se une entre ellos á todas estas masas, la ener¬
gía disminuye. La energía de un sistema de cuerpos, de los que
cada uno posee una masa total determinada, es pues un mínimo
cuando todos los cuerpos son conductores.
Se puede avaluar la energía potencial de un sistema, sea por
el trabajo gastado durante la electrización, sea por el trabajo su¬
ministrado durante la descarga.
1 82 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
40. Energía de un conductor único. — Consideremos primeramen¬
te un conductor único de capacidad c y supongamos que se haya
comunicado ya la carga Q que lo lleva al potencial Y. Para aumen¬
tar la carga en una cantidad dQ, hay que traer del infinito ó de
la superficie del suelo, hasta este conductor, una cantidad dQ de
electricidad y el trabajo gastado para esta operación es igual á
VdQ.
El incremento dW de la energía del conductor es
y como
resulta
■ ■ Vf
dW = Y dQ
c
dW = V dQ =
Q . dQ
c
■ Cuando la masa eléctrica cambia de Q0 á Qu el aumento de ener¬
gía es
Como la energía se anula con la masa, se ve que la energía que
corresponde á la masa Q es
O2 \ \
W= J- = ^cY2 = -QV.
2c 2 2
teniendo presente que
c
Así, la energía eléctrica de un conductor único es proporcional al
cuadrado de la carga ó al cuadrado del potencial.
41. Energía de un sistema de conductores . — Sea ahora un número
CURSO DE ELECTRICIDAD INDUSTRIAL 183
cualquiera de conductores A, A2A3 ... que tienen cargas Q( Q2Q3 ...
con potenciales Y, V2 V3 ...
Si se multiplica la densidad en cada punto por x, se obtiene un
nuevo estado de equilibrio en el cual las cargas totales y los poten¬
ciales están multiplicados por este mismo factor x. Se tiene enton¬
ces la carga xQ{ sobre Aj al potencial xYx\ xQ2 sobre A2 al potencial
xYo etc. Dando á x el incremento de dx las masas y los potenciales
son multiplicados por x -f dx y el incremento de carga que resulta
sobre el conductor A, es Q, dx. El trabajo correspondiente está
comprendido entre
Qifte . xYx
y
Qidx (x 4- dx) Y, ;
es pues, con ciertas aproximación igual á
. •
QiYxxdx.
Lo mismo sucede con los otros conductores, de suerte que la va¬
riación de energía del sistema es
dW = (QiVj + Q2Y2 + . . .) xdx = xdxhQY.
Entre dos valores x0yx{, el incremento de energía es
Wi - W0 = — y °°0- 2QV.
Si se hace x0 = oy x1=\, lo que equivale á suponer que se ha
partido del estado neutro para llegar al estado considerado en
primer lugar, se tiene simplemente
W = l (QiV, + Q2V2 +...) = g 2QV.
Se ve, según esto, que la energía de un sistema de conductores es
igual á la semisuma de los productos de cada masa por el potencial
correspondiente.
42. Un conductor que permanece aislado durante la carga se
184 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
ha electrizado solamente por influencia, y su carga total es siempre
nula; no hay pues en la suma de los productos, término alguno
que corresponda á un conductor aislado.
Del mismo modo, un conductor mantenido en comunicación con
el suelo ha permanecido ai potencial cero, y no da ningún término
en la expresión de la energía .
Hay que notar sin embargo que estas dos clases de conductores
intervienen en el valor de la energía modificando por influencia
las capacidades y, por lo tanto, los potenciales de los cuerpos
electrizados.
En fin la misma fórmula conviene también al caso de los cuer¬
pos aisladores electrizados de una manera cualquiera. Cada uno
de los elementos de volumen de los cuerpos aisladores puede ser
considerado, en efecto, como un conductor infinitamente pequeño
sobre el cual estaría distribuida la masa eléctrica correspondiente.
En este caso, la suma que precede se hace un integral; llaman¬
do Q la densidad eléctrica y Y el potencial sobre un elemento de
volumen dlv, la energía del sistema tiene por expresión
W=Í/VrfO = t/Vf(/i>.
La energía acumulada por la electrización sobre un sistema
de conductores es gastada en el momento de la descarga, y puede
ser transformada en un trabajo mecánico ó en un efecto equiva¬
lente : calor desprendido, acciones químicas, etc.
43. Trabajo eléctrico durante el cambio de posición de los conduc¬
tores aislados. Conductores con carga constante. — La energía poten¬
cial de un sistema de conductores tiene por valor
W=^SOY.
Cuando se cambia la posición relativa de estos conductores, sin
establecer entre ellos ninguna modificación, se provoca en general
un trabajo positivo ó negativo de las fuerzas eléctricas y por consi¬
guiente, se bace variar la energía del sistema ; si, por un trabajo
exterior, el sistema experimenta una deformación en sentido con¬
trario á las acciones eléctricas, la energía aumenta en una cantidad
correspondiente.
CURSO DE ELECTRICIDAD INDUSTRIAL
185
Si los conductores son abandonados á ellos mismos, obedecen á
las acciones eléctricas que las solicitan ; el trabajo de estas fuerzas
es positivo y corresponde á una disminución de energía del siste¬
ma. Se tiene pues, á cada instante, llamando di el trabajo délas
fuerzas eléctricas y d W la variación correspondiente de la energía
dW + dT = 0,
desde que dW y dT son iguales y de signo contrario.
La energía de los conductores abandonados á sus acciones recí¬
procas tiende pues hácia un mínimo.
Como
\V=ÍSQV
se tiene, diferenciando
dW = l SQdV -f l- SVdQ;
pero en el caso actual, el último término es nulo puesto que la car¬
ga Qes constante sobre cada uno de los conductores; queda sola¬
mente
dW = l- SQdV.
Como en el cambio de posición espontáneo hay disminución de
energía, y la carga permanece constante, es evidente que el poten¬
cial tiene que disminuir ; luego el cambio de posición espontáneo
tiende hacerse de manera que los potenciales disminuyan.
Un cuerpo conductor, primitivamente al estado neutro, sería
atraído en el campo eléctrico. Se trata de un cambio de posición es¬
pontáneo. Su presencia tiene pues por efecto hacer bajar los po¬
tenciales, pues disminuye dW y siendo Q constante, disminuirá Y
según acabamos de decir.
Dos cuerpos frotados presentan capas eléctricas iguales y opues¬
tos en contacto ; al alejarlas, contrariando la atracción mútua que
se ejerce entre ellos, se aumenta sus potenciales.
44. Conductores con potencial constante. — Consideremos ahora
el caso en que los conductores estén mantenidos á potenciales cons-
ANAL. SOC. CIENT. ARG. T. XXXV
13
186 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
tantes, por fuentes eléctricas colocadas fuera del campo en
acción.
Supondremos que los diferentes conductores At A2 A3... carga¬
dos de cantidades Qj Qo 03... y á los potenciales YA V2 Y3... co¬
muniquen separadamente con cuerpos de capacidades ct c2 c3...
sustraídos á toda influencia extraña, por ejemplo, condensadores
cerrados cuya armadura exterior comunique con el suelo.
Este caso entra entonces en el que acabamos de considerar; si
se designa por Wa la energía de los conductores y por Wc la de
los condensadores, la energía del sistema es
W = \Y« + We.
Si el sistema experimenta una deformación cualquiera sin inter¬
vención de energía extraña, la fórmula
d W + dT = 0
es aplicable y da
clWa + V2, las líneas de fuerza son paralelas al eje del ci¬
lindro.
CURSO DE ELECTRICIDAD INDUSTRIAL
209
En un punto cualquiera.
designando di un elemento paralelo al eje.
Como F es constante á lo largo del cilindro se tiene
Luego la intensidad de la corriente
I fcFds = c ^ 2 fds
donde el signo f se estiende á toda la sección del conductor ; por
lo tanto
i— - s — ^ •
es
Se puede aplicar el mismo razonamiento á un conductor de for¬
ma y sección cualquiera, con la condición que esta última sea cons¬
tante.
I \
La relación — sellama resistencia del conductor ; -» que mide la
es c ^
resistencia de un conductor que tiene la unidad de longitud y la
unidad de sección, es la resistencia específica.
Se ve que la resistencia específica, es la inversa de la conduc¬
tibilidad específica, de [la misma manera que la resistencia de un
conductor es la inversa de su conductibilidad. Dos conductores
son eléctricamente equivalentes cuando tienen la misma resisten¬
cia total, es decir cuando se tiene
210
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
entre sus longitudes, secciones y conductibilidades específica.
La relación
es
hallada por Ohm en 1827 partiendo de la hipótesis de que la elec¬
tricidad se propaga en los conductores como el calor en un medio
que lo conduzca; se enuncia así :
La intensidad de la corriente entre dos puntos de un conductor de
forma cualquiera, pero de sección constante, es proporcional á la
diferencia de potencial é inversamente proporcional á la resistencia
estos puntos.
En virtud de la definición dada de la intensidad de la corriente,
la cantidad de electricidad que pasa a través de una sección del
conductor en un tiempo t es
O = 1 1.
Esta relación evidente es llamada algunas veces ley de Fa¬
rad ay.
6o. Representación gráfica de la ley de Ohm . — Para un elemen¬
to lineal del conductor se tiene
de donde
es
que indica que la variación del potencia! es proporcional á la va¬
riación de longitud.
Elevemos sobre una horizontal Ox una longitud OA que mide
en cierta escala la resistencia R de un conductor (fig. 36). Sobre
las normales en los puntos O y A tomemos segmentos OB y AC
que representan á los potenciales Yj y Y2 de las extremidades del
conductor. Las ordenadas de la recta BC representan los potencia¬
les en los puntos intermediarios del conductor. Se tiene
CURSO DE ELECTRICIDAD INDUSTRIAL
211
ó bien
de donde
BD = DC tang a - OA tang a
Vi — V2 == R . tang a
V, - V8 ,
tang a =
*?• R
de manera que la tangente del ángulo de BC con OX representa
á la intensidad de la corriente.
Si la variación del potencial es proporcional á la variación de la
longitud, es claro que á partir de un punto dado cuanto más lejos
se tome otro punto, tanto mavor diferencia de potencial habrá, y el
decrecimiento del potencial será uniforme, como se ve en la figura
representativa.
68. Período variable de la comente. — Consideremos un conduc¬
tor recorrido por una corriente y envuelto por un forro dieléctrico,
el cual está rodeado de una capa conductora. Tal es el caso de un
conductor aislado y sumergido en el agua. Si el forro del conductor
está ligado á la tierra, su potencial es nulo, y se forma en el dieléc¬
trico un campo eléctrico cuyas líneas de fuerza van del conductor
interior á la envoltura, ó inversamente, según que los potenciales
del conductor son más grandes ó más pequeños que cero. Estas
líneas de fuerza unen á puntos que poseen cargas opuestas, de
suerte que las superficies que limitan al dieléctrico toman electri¬
zaciones contrarias, como en el caso de un condensador. Sin em¬
bargo, la carga por unidad de longitud variará en los diversos pun¬
tos del conductor. Si, por ejemplo, los potenciales decrecen unifor¬
memente en el conductor de V á cero, la carga decrecerá también
de una manera regular de una extremidad á otra y la carga total
del conductor será igual á la capacidad del condensador multipli¬
cado por la diferencia de potencial media de las dos armaduras.
Para explicar este fenómeno de condensación, se debe admitir
que en el momento en que una diferencia de potencial nace en el
conductor, un flujo momentáneo de electricidad atraviesa á la
pared de éste para producir la distribución superficial. Est e período
variable es seguido del régimen permanente , durante el cual el
flujo eléctrico es constante y se escurre todo entero paralelamente
á las paredes.
212 ANALES DE. LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
69. Aplicación de la ley de Ohm al período variable de la corriente
en los cuerpos poco buenos conductores. — Cuando las armaduras de
un condensador son reunidas por un aislador imperfecto, tal como
el caucho, la gutapercha, se comprueba que pierden poco á poco
su electrización. Se puede atribuir la pérdida áuna cierta conduc¬
ción á través de la masa y aplicar la ley de Ohm á este caso parti¬
cular del período variable. Sea c la capacidad del condensador,
R su resistencia, V la diferencia de potencial de las armaduras.
En un momento cualquiera, la intensidad de la corriente I es la
relación de la diferencia de potencial ¿i la resistencia
La cantidad de electricidad que pasa durante un tiempo
dt es
en este instante.
Pero
luego
de donde
De aquí
y el tiempo que la diferencia de potencial emplea en pasar de
Vi á V,
— dQ = kit
Q = cX
dQ = cdX,
T y dx
K C dt
„ n dV
dt ----- — dt —
(Continuará).
LICUACION Y SOLIDIFICACION DE LOS GASES
LAS INVESTIGACIONES DE DEWAR
Hace algunos. meses el Profesor Dewar dió una conferencia en
la Royal Instilution sobre las propiedades del oxígeno y del aire lí¬
quido. En la fiesta del aniversario de la Sociedad Científica Agen-
tina, celebrada el año pasado en el Teatro Odeon, se dió cuenta de
la primera conferencia dada por el Profesor Dewar sobre la licua¬
ción del aire en cantidades notables, y de las propiedades magné¬
ticas del oxígeno en estado líquido. Desde aquella fecha el mismo
sabio ha continuado su estudio habiendo conseguido por el em¬
pleo de aparatos perfeccionados nuevos datos sobre las propiedades
de los gases á bajas temperaturas, los que por su importancia
merecen consignarse en nuestros Anales.
El oxígeno hierve á — 180°: es mal conductor de la electrici¬
dad; su espectro de absorción presenta muy claras las líneas A y B
del espectro solar, las cuales son producidas por el oxígeno de la at¬
mósfera. El oxígeno en este estado hierve con violencia ála tempe¬
ratura ordinaria produciendo un silbido y rodeándose de un hu¬
mo blanco debido á la congelación de agua atmosférica. Acelerando
esta ebullición por una disminución de la presión, se puede obte¬
ner el aire en estado líquido, el cual esperimenta esta transforma¬
ción á una temperatura aun más baja que aquella áque se licúa el
oxígeno. Al volatilizarse el aire el ázoe se escapa primero. Colo¬
cando en un tubo de ensayo unos 60 á 90 centímetros cúbicos de
aire líquido se observa que una astilla de madera que tenga unos
puntos en ignición no arde, aunque se la introduce en el tubo.
214 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
basta tanto que la mayor parte del ázoe no se haya volatilizado, lo
que tarda más órnenos unos cinco minutos. Las propiedades mag¬
néticas del oxígeno líquido son manifiestas ; echando un poco en
una copa hecha de sal común en la que asuma el estado esferoidal
y colocándola debajo de los polos de un electroimán poderoso, se
ve que cerrando el circuito el oxígeno salta de la copa y se ad¬
hiere á los polos uniéndolos entre sí. Permanece así adherido y en
ebullición hasta que se interrumpe la corriente, cuando vuelve á
caer en la copa. Usando un solo polo puede sacarse el oxígeno lí¬
quido de un tubo ; comparando con el fierro el oxígeno líquido es
cerca de mil veces más magnético. El aire líquido también se ad¬
hiere á los polos de un imán, sin que se produzca una separación
entre el ázoe y el oxígeno. El fósforo sumergido en el oxígeno lí¬
quido no es atacado: una plancha fotográfica sumergida en el mismo
líquido conserva su sensibilidad por la luz.
En otra conferencia desempeñada por el Profesor Dewar, el 20
de Enero del año corriente, se dió cuenta de los nuevos estudios
sóbrela licuación del oxígeno y del aire y de las investigaciones
hechas con el objeto de resolver varios poblemas referentes á las
propiedades eléctricas y ópticas de gases á bajas temperaturas.
Dewar ha podido disponer de grandes cantidades de gas licuado
favorecido por un subsidio de dinero dado por una de las ricas
corporaciones que existen en la metrópoli británica. En una expe¬
riencia Dewar tomó el etileno licuado y demostró que ese líquido
hierve á — 100°, depositándose inmediatamente una capa de hielo
sobre el matraz. Por la aplicación del calor se aumenta la rapidez
de la ebullición. Haciendo hervir el líquido en una esfera con cue¬
llo tubular, escapa bajo la condición de gas ; la cantidad de gas
puede servir como medida del calórico absorbido por el líquido
durante su evaporación. En la experiencia referida se desfilaba á
razón de 350 centímetros cúbicos por minuto, estando el matracito
rodeado de aire encerrado en un espacio anular. Después; rodeado
el tubo que contenía el etileno por un tubo mayor conteniendo anhí¬
drido carbónico licuado, cuya temperatura era 20° arriba del punto
de ebullición del etileno, se evaporizaba ó razón de 70 centímetros
cúbicos por minuto. Se deduce pues de esta experiencia que, si se
mantiene un vaso que contiene oxígeno líquido sumergido en an¬
hídrido carbónico líquido, se conservaría por más tiempo, y era
interesante saber cuál es la relación entre la conducción y la con¬
vección en cuerpos gaseosos comparada con la radiación. Tomando
LICUACION Y SOLIDIFICACION DE LOS GASES 215
una esfera de cristal vaciada de aire, la que contenía otra interior
llena de oxígeno líquido, la rapidez de evaporación en este caso
resultó ser igual á 170 centímetros cúbicos, comparada con 840
centímetros cúbicos cuando la esfera exterior contenía aire. El eli-
leno en el vacío perdió 56 centímetros cúbicos v rodeado de aire
230 centímetros cúbicos. Luego los gases licuados se conservan
por un tiempo cinco veces más largo hallándose rodeados por un
espacio vacío. El oxígeno líquido hirviendo a — 180° se presentó
como un líquido algo celeste, ¿d echar un poco de este en una
ampolla colocada dentro de otra, habiendo entre ambas un es¬
pacio vacío de aire, el volúmen de gas que destilaba bajo las mis¬
mas condiciones como el’etileno fué á razón de 70 centímetros cú¬
bicos por minuto, pero al dejar penetrar aire al espacio entre los
dos vasos escapaban 500 centímetros cúbicos por minuto. El aire
atmosférico se licúa como si fuera un cuerpo homogéneo, desde que
el oxígeno y el aire tienen en efecto el mismo punto de licuación.
Hallándose ambos en estado líquido, merece observarse que al estar
expuestos á la evaporación es el ázoe que destila primero y este se
disipa totalmente antes de volatilizarse el oxígeno, siendo posible
en esta manera practicar el análisis del aire; operación que se
practicó durante la conferencia referida. El aire líquido tiene las
mismas propiedades como el oxígeno diluido, lo que fué puesto de
manifiesto por medio del espectroscopio, aumentándose las fajas
del oxígeno mientras se volatilizaba el ázoe de la mezcla. Llegado
á este punto déla conferencia, el Profesor Dewar, haciéndo re¬
ferencia á la resistencia de los metales á temperaturas bajas dijo
que los resultados obtenidos empleándose metales puros indican
que al cero absoluto ya no habrá resistencia alguna. A — 200° el
hierro tiene menos resistencia que el cobre. En aleaciones, sin
embargo, no hay apenas cambio en resistencia. El carbón á — 200°
alcanza el máximun de resistencia, mientras que, á 3500° ó sea
la temperatura del arco voltáico la resistencia es — 0. La tem¬
peratura más baja que se ha podido conseguir por medios actual¬
mente en uso es — 215° no habiendo sido posible solidificar el oxí¬
geno aun á esta temperatura. La manera más satisfactoria de pro¬
ducir el vacío, según el conferenciante, es por una modificación
del método de Toricelü, la que lia dado mejor resultado que por
el empleo de las bombas con mercurio mejor construido.
Mas recientemente, en una reunión de la Sociedad Real deLón-
dres, el Profesor Dewar comunicó nuevos datos referentes al des-
216 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
arrollo de sus investigaciones sobre el aire á bajas temperaturas.
Habiendo introducido algunas modificaciones en sus aparatos para
obtener el vacío, él ha podido condensar el aire al estado de un
sólido transparente. No se sabe aún, si este es realmente aire ver¬
dadero, solidificado ó simplemente ázoe sólido entre cujas mo¬
léculas se halla el oxígeno líquido suspendido. Hasta esa fecha,
Marzo 9, el oxígeno puro resiste toda tentativa de solidificación
aunque el ázoe ha podido solidificarse con facilidad relativa. De-
war ha determinado los puntos de ebullición de algunos cuerpos, á
la presión de un atmósfera. Anhídrido carbónico — — 80°; Protó-
xido de ázoe — — 90°; Etileno = — 103o; Oxígeno = — 184°;
Azoe= — 1 98° 1 ; Aire atmosférico = — 192°2; Oxido de carbono
= — 193°; Deutóxido de ázoe = — 153°; Metano = — 164°; y
cuando la presión es solo de un milímetro son para estos cuerpos
los siguientes: CO2 — — 116; Az20= — 123°; C2H4 = — 142°;
0 = — 211°; Az = — 223°; Aire = — 207°; CO = — 211°; AzO =
— 176° y CH4 = 201 °.
J. J. J. K.
LISTA DE LOS SOCIOS
HONORARIOS
Dr. Germán Burmeiste.’ -f. — Dr. Benjamín A. Gould. — Dr. R, A.Philippi. — Dr. Guillermo Rawson -j
Dr. Carlos Berg.
CORRESPONSALES
Arteaga Rodolfo de . Montevideo. I Netto, Ladislao .
Ave-Lallemant, Germán . Mendoza. | Paterno, Manuel .
Brackebusch, Luis . . . Córdoba. j Reid, Walter F .
Carvalho, José Carlos de . Rio Janeiro, i Strobel, Pellegrino .
Denza, F . Moncalieri (Italia)
Cordeiro, Luciano . Lisboa.
Rio Janeiro.
Palermo(It-).
Londres.
Parma (Ital.).
CAPITAL
Aberg, Enrique.
Agote, Carlos.
Aguirre, Eduardo.
Aguirre, Pedro.
Albert, Francisco.
Aldao, Carlos A.
Almada Luis E.
Alrich, Francisco.
Alsina, Augusto.
Amespil, Lorenzo.
Amoretti, Félix.
Anasagasti, Federico.
Anasagasti, Ireneo.
Araoz, Aurelio.
Aranzadi, Gerardo.
Arata, Pedro N.
Arigós, Máximo.
Arnaldi, Juan B.
Arteaga, Alberto de
Aubone, Carlos.
Avenatti, Bruno.
Avila, Delfín.
Badell, Federico V.
Baeciarini, Euranio.
Bahía, Manuel B.
Baigorría, Raimundo.
Bancalari, Enrique.
Bancalari, Juan.
Balbin, Valentín.
Barabíno, Santiago E.
Barilari, Mariano S.
Barra, Cárlos de la.
Barzi, Federico.
Basarte, Rómulo E.
Bastianini, Egidio.
Battilana Pedro.
Baudrix, Manuel C.
Bazan, Pedro.
Becker, Eduardo.
Belgrano, Joaquín M.
Belsunce, Esteban
Beltrami, Federico
Benavidez, Roque F.
Benoit, Pedro.
Bernardo, Daniel R.
Biraben, Federico.
Blanco, Ramón C
Brian, Santiago.
Brian, Santos
Bosque y Reyes, F.
Booth, Luis A.
Bugni Félix.
Bunge, Cárlos.
Burmeister, Carlos.
Buschiazzo, Cárlos.
Buschiazzo, Francisco.
Buschiazzo, Juan A.
Bustamante, José L.
Cagnoni, Alejandro N.
Cagnoni.Juan M.
Campo, Cristóbal del
Campo, Leopoldo de
Canale, Julio.
Candiani, Emilio.
Candioti, MarcialR.de
Canovi, Arturo
Cano, Roberto.
Carbone, Augustin P.
Caride, Estéban S.
Carmona, Enrique.
Carreras José M. de las
Carrique, Domingo
Carvalho, Antonio J.
Casal Carranza, Roque.
Castellanos, Cárlos T.
Castex, Eduardo.
Castro, Ramón B.
Castro, Vicente.
Castelhun, Ernesto.
Cerri, César.
Chanourdie, Enrique.
Chapeaurouge, C. de.
Chueca, Tomás A.
Claypole, Alejandro G.
Clérici, Eduardo E.
Cobos, Francisco.
Cominges, Juan de.
Córdoba Félix.
Coronell, J. M.
Coronel, Manuel.
Coronel, Policarpo.
Corti, José S.
Courtois, U.
Cremona, Andrés V.
Cremona, Victor.
Crohare, Pablo J.
Crotto, Silvano.
Cuadros, Carlos S.
Damianovich, E.
Darquier, Juan A.
Dassen, Claro C.
Dawney, Cárlos.
Déllepiane, Juan.
Dellepiane, Luis J.
Diaz, Adolfo M.
Dillon, Alejandro.
Dillon Justo R.
Domínguez, Enrique
Doncel, Juan A.
Dubourcq, Hermán.
Duclout, Jorge.
Durrieu, Mauricio.
Duhart, Martin.
Duffy, Ricardo.
Duncan, Cárlos D.
Dufaur, Estevan F.
LISTA DE SOCIOS (Continuación)
Echagiie, Carlos.
Eguzquiza, Rafael
Elguera, Eduardo.
Escobar, Justo V.
Espinosa, Adrián.
Etchecopar, Evaristo.
Etcheverry, Angel.
Ezcurra, Pedro
Ezquer, Octavio A.
Fernandez, Daniel.
Fernandez, Honorato.
Fernandez, Ladislao M.
Fernandez. Pastor.
Ferrari Rótulo.
Ferrari, Santiago.
Fierro, Eduardo.
Figueroa, Julio R.
Fleming, Santiago.
Friedel Alfredo.
Forgues, Eduardo.
Fox, Eduardo
Frogone, José I.
Frugoue, José V.
Fuente, Juan de la.
Gainza, Alberto de.
Gallero, Alfredo.
Gallardo, Angel.
Gallardo, José L.
Garcia, Aparicio B.
García, Tomas B.
Gastaldi, Juan F.
Gentilini, Pascual.
Ghigliazza, Sebastian.
Giardelli, José.
Gilardon, Luis.
Giménez, Joaquín.
Girado, José I.
Gírondo, Juan.
Gómez, Fortunato.
González, Arturo.
González., Agustín.
González del Solar, M.
González Velez, Alej.
Gorbea, Julio
Gramondo, Ernesto.
Guerrico, José P. de
Guevara, Roberto.
Guglielmi, Cayetano.
Gutiérrez, José María.
Hainard, Jorge.
Hary, Pablo
Herrera Vegas, Rafael.
Hidalgo, Martin
Huergo, Luis A.
Huergo, Luis A. (hijo).
Hughes, Miguel. ’
Igoa, Juan M.
Irígoyeu, Guillermo,
lsnardi, Vicente,
lturbe, Miguel.
Iturbe, Atanasio.
Jaeschke, Víctor J.
Jameson de laPrecilla.
Jauregui, Nicolás.
Krause, Otlo.
Kyle, Juan J. J.
Labarthe, Julio.
Lafterriere, Arturo.
Lagos, Bismark.
Lange, Enrique S.
Langdon, Juan A.
Lanús, Juan. C.
Lara, Alfredo.
Larguía, Carlos.
Lavalle, Francisco.
Lavalle, José F.
Lazo, Anselmo.
Leconte, Ricardo.
Lederer, Julio.
León, Rafael.
Limendoux, Emilio.
Lizarralde, Ramón.
López Saubidet, P.
Loudet, Osvnaldo.
Llosa. Alejaldro.
Lucero, Apoinario.
Lugones, Arturo.
Lugones Velasco, Sdor.
Luro, Rufino.
Ludwig, Carlos.
Lynch, Enrique.
Lynch Arribálzaga. F.
Machado, Ángel.
Madrid, Enrique de
Madrid, Samuel de.
Mallol, Benito J.
Mamberto, Benito.
Marini, A.
Martínez, Carlos. E.
Maschwitz, Carlos.
Massini, Cárlos.
Massini, Estevan.
Matienzo, Emilio.
Mattos, Manuel E. de.
Maupas, Ernesto.
Mendez, Teófilo F.
Meyer, Bernardo.
Meza, Dionisio C.
Mezquita, Salvador.
Mignagüy, Luis P.
Mohr, Alejandro.
Molina Civit, Juan.
Molina Salas, Cárlos.
Molina y Vedia Julio.
Molinari, José.
Molino Torres, A.
Molteni, José F.
Mon, Josué R.
Montes, Juan A.
Morales, Cárlos Maria.
Moyano, Cárlos M.
Murzi, Eduardo.
Nocetti, Domingo.
Nocetti, Gregorio.
Nougues, Luis F.
Ocampo, Manuel S.
Ochoa, Arturo.
Ochoa, Juan M.
O Donell, Alberto C.
Olivé, Emilio R.
Olivera, Cárlos C.
Olmos, Miguel.
Orzabal, Arturo.
Otamendi, Eduardo.
Otamendi, Rómulo.
Otamendi, Alberto.
Otamendi, Juan B.
Padilla, Emilio H. de
Padilla, Ernesto E.
Palacios, Alberto
Palacio, Emilio.
Páquet, Cárlos.
Pasalacqua, Juan V.
Pawlowsky, Aaron.
Peilegrini, Enrique
Pelizza, José.
Peluffo, Domingo
Peyret, Alejo
Pereyra, Horacio.
Pereyra, Manuel.
Philip, Adrián.
Piaña, Juan.
Piaggio, Pedro.
Pico, Octavio S.
Pico, Pedro P.
Pirovano, Ignacio.
Pirovano, Juan.
Posadas, Vicente
Puíggari, Pió.
Puiggari, Miguel. M.
Quadri, Juan B.
Quijarro, José A.
Quiroga, Atanasio.
Ratto, Leopoldo.
Rebora, Juan.
Recalde, Felipe.
Real de Azúa, Cárlos
Riglos, Martiniano.
Rigoli, Leopoldo.
Roux, Alejandro
Rodríguez, Andrés E.
Rodríguez, Luis C.
Rodríguez, Miguel.
Rodríguez de la Torre, C.
Rojas, Estéban C.
Rojas, Félix.
Romero, Armando.
Romero, Cárlos L.
Roselti, Emilio.
Pmspide, Juan.
Rostagno, Enrique.
Ruiz, Hermógenes.
Ruiz de los Llanos, C.
Ruiz, Manuel.
Ru francos, Ceferíno.
Sagasta, Eduardo.
Sag-astume, Demetrio.
Sagastume, José. M.
Saguier, Pedro.
Salas, Estanislao.
Salas, Juiio S.
Salvá, J. M.
Samper, Sebastian
Sánchez, Emilio J.
Sanglas, Rodolfo.
San Román, I berio.
Santillan, Santiago P.
Senillosa, Juan A.
Señorans, Arturo 0.
Sarrabaviouse, Eugen.
Saralegui, Luis.
Sarhy, José. V.
Sarhy, Juan F.
Scarpa, José.
Schneidewind, Alberto
Schickendantz, Emilio.
Sehrdder, Enrique.
Schwartz, Felipe.
Scotli, Cárlos F.
Segovia, Fernando.
Seguí, Francisco.
Selstrang, Arturo.
Serna, Gerónimo déla
Schaw, Arturo E.
Schaw, Cárlos E.
Silva, Ángel.
Silveira, Luis.
Simonazzi, Guillermo.
Siri, Juan M.
Sirven. Joaquín.
Solá, Rúcardo.
Soldani, Juan A.
Sota, Alberto de la.
Spika, Augusto.
Stavelius, Federico.
Stegman, Cárlos.
Taboada, Miguel A.
Taurel, Luis.
Tessi, Sebastian T.
Tbedy, Héctor.
Thompson, Valentín.
Torino, Desiderio.
Treglia, Horacio.
Tresseus, José A.
Unanue, Ignacio.
Urraco, Leodoro G.
Valle, Pastor del.
Varaugot, Avelino.
Varela Rufino (hijo)
Vedoya, Joaquín J.
Vernet Cilley, Luis.
Victorica y Soneira, J.
Vidart, E. (hijo)
Viuela, Baldomero.
Viglione, Marcelino.
Viñas, Urquiza Justo.
Villanueva, Bernardo.
Villegas, tíelisario.
Vineut, Pedro
Wauters, Cárlos.
Wauters, Enrique.
White, Guillermo.
Williams, Orlando £.
Zamudio, Eugenio.
Zavalia, Salustiano.
Zeballos, Estanislao S.
Zunino. Enrique.
ANALES
DE LA
SOCIEDAD CIENTIFICA
ARGENTINA
COMISION REDACTOR A
Presidente. . ... . Ingeniero Jorge Duclout,
Secretario . Señor Armando Romero.
f Ingeniero Manuel B. Bahía.
Vocales . . . .] Dor Atanasio Quiroga.
( Señor Félix Lynch Arribálzaga.
ABRIL-MAYO 1893. — ENTREGAS IV-Y.-TOMO XXXV
PUNTOS Y PRECIOS DE SUSCRICION
LOCAL DE LA SOCIEDAD, VICTORIA, 1492 (2o piso), Y PRINCIPALES LIBRERÍAS
Por mes, en la Capital, Interior y Exterior,
inclnso porte . 8 m/n 1.50
Por año, en la Capital, Interior y Exterior
incluso porte . » 13.00
La suscricion se paga anticipada
BUENOS AIRES
IMPRENTA DE PABLO E. CONI É HIJOS-, ESPECIAL PARA OBRAS
680 — CALLE PERÚ — 680
JUNTA DIRECTIVA
Presidente . Ingeniero Jorge Duclout.
Vící -Presidente Io Doctor Juan J . J. Kyle.
Id. 2o Capitán Arturo Lugones.
Secretario . Señor Armando Romero.
Tesorero . Señor Sebastian Ghigliazza.
/ Ingeniero Demetrio Sagastume.
i Ingeniero Horacio Pereyra.
Vocales . Señor José Victorica y Soneyra.
/ Señor Ernesto Maupas.
\ Señor Alberto Otamendi.
INDICE DE LA PRESENTE ENTREGA
I. — CURSO DE ELECTRICIDAD INDUSTRIAL, por Manuel S5. Baltia
(ConiinuacionJ .
II. — LA FERMENTACION DE LOS AZUCARES ARTIFICIALES, por Juan
J. J. Myle.
III. - LA REGION AURIFERA EN LA TIERRA DEL FUEGO, por M. Seño
reí.
IV. - EL GÉNERO SAPROMYZA EN AMÉRICA, por Félix Ijyneli Arri-
l>á Izaga*
A LOS SÓCIOS
Se ruega á los señores socios comuniquen á la Secreta¬
ría de la Sociedad su ausencia, cambio de domicilio, etc.,
y cualquier irregularidad en el reparto de los Anales ó
cobro de la cuota.
Se ruega también á los que tengan en su poder obras
prestadas pertenecientes á la Biblioteca de la Sociedad, se
sirvan devolverlas á la brevedad posible, á fin de anotar¬
las en el catálogo.
CURSO
DE
ELECTRICIDAD INDUSTRIAL
(Continuación)
70. Aplicación de la ley de Olim al caso de un circuito heterogé¬
neo. — Consideremos dos conductores cib y be de resistencias
Ri y R2, en contacto en el punto b, y cuyas extremidades libres
a y c están mantenidas á potenciales constantes Yj y Yo por un
artificio cualquiera. Nacerá una corriente del punto de potencial
más elevado hácia el punto de potencial más bajo. Sea
Vi > Y*:
En el punto de contacto b, se produce una fuerza electromotriz
E medida por la diferencia de los potenciales V/ y V2' de los dos
lados de la superficie de separación.
Sea
V>V;
se tiene
E = V — V.
Apliquemos la ley de Ohm á los dos trozos ab y be, notando que
la electricidad, no pudiendo ser acumulada ni sustraida en el
punto b durante el régimen permanente, la intensidad de la cor¬
riente debe ser necesariamente la misma, en los dos conductores.
Se tendrá
t-R-V-V-R
Ri R2
ANAL. SOC. CIENT. ARG. T. XXXV
15
“218
ANALES DE L4 SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
De aquí
Vt — V Rx
Ya — v+ v— V2 Ri + ID
Y2 ' — v2 r2
Yi — Ya' + Y2' — Y2 _ Y2f- Y,
Ri + R2 R.
T _ Va V2 — (Va ' V2 ')
= I
y como
resulta
Si V,' > Ya',
y entonces
I =
Ra + R 2
Ya'— V8'=E
Ya — Yo — E
Ri +
Va'- V2'=-E
Va — Yo + E
R> + R2
De una manera general se tendrá la relación
Vi — Yo + E
I
Ri + Ro
siendo tomada la fuerza electromotriz E con el signo -j- ó el signo
— según que ella produzca una subida ó un descenso de potencial
en el sentido de la corriente, es decir, según que ella tienda á au¬
mentar ó á disminuir la intensidad.
Por extensión, si hay varios conductores en contacto, siendo
Ej Eo E3 ... las fuerzas electromotrices Rx R, R3 ... las resistencias,
se tendrá
T Ya - V2 + DE
1 = - rrr; - »
deduciéndose los signos de las fuerzas electromotrices de la regla
precedente.
CURSO DE ELECTRICIDAD INDUSTRIAL
219
Si se liga directamente los conductores extremos, se tendrá
Sabemos que 2¡E es nulo á menos que baya en los puntos de
conexión desigualdades de temperatura ó acciones químicas.
71. Representación gráfica. — Consideremos el caso de tres con¬
ductores. Llevemos sucesivamente sobre el eje de las x longitudes
proporcionales á sus resistencias R,, R2, R3 (fig. 37).
Sea aa'= Va.
Del punto a' tracemos la recía ci'b' inclinada un ángulo a, tal
que
tang y. = 1.
Si la fuerza electromotriz de contacto Ej es positiva, llevémosla
según b'b" y de b" tracemos la paralela b"c' á a'b' .
La fuerza electromotriz de contacto E, supuesta negativa, será
tomada en c'c" y la nueva línea c"d' limitará al potencial cid'
del punto d.
72. Diversas expresiones de la resistencia. — Io En función de su
longitud y de su masa. Sea M la masa de un conductor, o la densi¬
dad, l la longitud, s la sección. Se tiene
M = Isb
M
S~~ lo
1 _ lo
s ~ M
y como
r=i=íl
es Me
2o En función de su longitud y de su diámetro. Si d es el diámetro
cd 2*
R = 1.273
220
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
LECCION SÉPTIMA
CORRIENTE ELECTRICA
73. Leyes ele Kirchhoff. — Se da el nombre de leyes de Kirch-
hoff á dos reglas, la una evidente cuando se asimila la corriente
eléctrica á una corriente fluido, la otra deducida de la ley de Ohm,
que permiten resolver el caso de los circuitos eléctricos más com¬
plicados.
Primera ley. En todo nudo de una red de corrientes, la suma
algebráica de las intensidades es nula (íig. 38).
Esta regla expresa simplemente el hecho de que la electricidad
no puede ser ni acumulada, ni sustraída en los puntos de concur¬
rencia de los conductores. Las intensidades son consideradas como
de signos contrarios según que se aproximen ó se alejen de un
nudo.
Segunda ley. En todo circuito cerrado, la suma algebráica de las
fuerzas electromotrices es igual á la suma algebráica de los pro¬
ductos de las intensidades por las resistencias de los conduc¬
tores.
Sea un circuito abed tomado en una red de conductores (fig. 39).
Representemos por ix, i2, %, f4, las intensidades de las corrientes
cuyos sentidos están marcados por las flechas; por ru r2, r3, r4,
las resistencias y por eu e2, e3, e4, las fuerzas electromotrices fi¬
guradas por rayas paralelas desiguales. El signo + indica el lado
hácia el cual cada fuerza electromotriz tiende á producir un incre¬
mento de potencial.
Sean vu v2, v3, vk, los potenciales en los nudos a, b, c, d ; se
tendrá, en virtud de la fórmula
CURSO DE ELECTRICIDAD INDUSTRIAL
221
de donde resulta
— hr2 + hr3 — i¿r 4 = — ex + e2 — e3 — e4
de donde, en fin
SzV = Se.
Los signos que hay que atribuir á las intensidades y á las fuerzas
electromotrices se determinan fácilmente : se sigue el circuito en
el sentido del movimiento de las agujas de un reloj ; se afecta del
signo + á las corrientes dirigidas en este sentido y del signo — á
las dirigidas en sentido contrario. En cuanto á las fuerzas electro¬
motrices, se les atribuye signos 4- ó — , según que ellas dan lugar,
en el sentido adoptado, á un aumento ó á una disminución del
potencial.
74. Aplicación á las corrientes derivadas. — La red de circuitos,
representada por la figura 40, comprende conductores homogéneos
de resistencias rt r2 r3 que acaban en los mismos puntos a y b
los cuales están ligados por un conductor de misma naturaleza que
comprende á una fuerza electromotriz, química e. Sea p la resis¬
tencia de esta parte del circuito.
La fuerza electromotriz produce una corriente cuya intensidad
es I en el conductor principal. Esta corriente se divide en tres
otras corrientes llamadas corrientes derivadas. Los tres conducto¬
res que unen á a y b se llaman derivaciones. Sean it i2 i3, las
intensidades de las corrientes derivadas. Por la primera ley de
Kirchhoff tenemos en a
I — ix -f- i2 -f- i3.
La segunda ley de Kirchhoff aplicada á las derivaciones, nos da
ixr i — i2r2 = 0
iiV i — hn = 0
de donde
bTi = %%r2 = i2r3
que se puede escribir
. . 1 . . \ . . \
%\ , 1 - , - ^3 • '
De aquí se deduce
222
ó bien
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
= I
I \ \
- 4- - + ~
n r2 r3
Para el circuito formado por el conductor principal y la deriva¬
ción se tiene
I p + V’i = e
de donde
fp'i = e — I p
que reemplazado en la ecuación anterior da
e — Ip — I : (- + -+-
\n r2 rg
ó bien
y en fin
La expresión
e — I?
I
i\ r2 r3
e = I
I
\ 1 1
■ — 1 — + —
r i r2 r3
1
- + - + -
n r2 r3
+ 1?
+ p
1 =
P +
\
- +- + -
rx r2 rz
1
rx r, r3
representa la resistencia combinada de los tres conductores deriva¬
dos de resistencias rx r2 rg, que llamaremos p\ es decir
, _ 1 _ rxr2rz
? _ 1 , I i i ?'2r3 + + ?V’2
n r8 r3
CURSO DE ELECTRICIDAD INDUSTRIAL
223
Si son n resistencias se tiene
_ _ _J _ _ _ ?W3 • . . rn_,rn _
_ I I I I i , , _L , j_ ~ »V3 • • • rn-irn + nrz . . . rn_1rn 4- . . .
r, r2 ‘ ^ rn_1 rn
Si fueran sólo dos se tendría
„ , __ 1 _ i\r2 '
* I + 1 + r2
rl ~t~ r2
Si fueran n derivaciones iguales
0/ = l = r
1 n n
r
La intensidad total es entonces
e
I =
P + p'
.i r
^ n
la cual aumenta cuando aumenta el número n de derivaciones.
Supongamos que haya dos derivaciones cualesquiera ; hallemos
las intensidades ilt i2. Tenemos
ó bien
de donde
hrl - ^2r 2
4 __ n
i2 r j
h ~f~ _ ri 4~ r2
i2 i\
h ~h h — 1,
I ri 4“ r2
lo :
+ r->
y como
m
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Pero
e
e (ri + r2)
P (n -t- r¿) + nn
y entonces reemplazando en lugar de I en la anterior se tiene
Si son n derivaciones diferentes se tiene
P
Si son iguales las derivaciones se tendrá
e
que muestra que cuando crece el número n de derivaciones la in¬
tensidad de cada una délas corrientes derivadas disminuye.
Consideremos el caso que representa la figura 41 . S y G son las
resistencias de las dos derivaciones ; is é ig son las respectivas
intensidades de las corrientes derivadas, cuya suma es
I - ig 4" %•
Se desea saber qué valor ha de tener S para que ig sea una
\
fracción - de la intensidad I.
n
Según lo que hemos visto se tendrá
% — _ r__ T
a ~ S + G
Si ig ha de ser - de I, es evidente que se debe tener
CURSO DE ELECTRICIDAD INDUSTRIAL
225
de donde
nS = S + G
S (» — 1) = G
y finalmente
G
n
La resistencia del conjunto de las derivaciones es
Gl S-f G n
SG G
Multiplicando por n la intensidad ig se tiene á la total I pues
75. Puente ele Wheatstone. — Supongamos que entre dos puntos
a y c de un circuito eléctrico se establezca dos derivaciones abe y
aele (fig. 42).
Unamos dos puntos b y d de estas derivaciones que estén al
mismo potencial Y, por un hilo metálico en el cual esté intercalado
un aparato destinado á comprobar el paso de una corriente. El
aparato no indicará corriente alguna desde que b y d están al
mismo potencial Y.
Llamemos N, D, F y x las resistencias de los segmentos
da, ab, be, cd cuando por bel no pasa corriente alguna ; it la
intensidad de la corriente en abc\ i2 la intensidad de la corriente
ade ; \a y Yc los potenciales en a y en c respectivamente. Ten¬
dremos según la ley de Ohm
V- Ve
F
x
y dividiendo miembro á miembro las ecuaciones
Ya — Y _ Y — Vc
D F
Yq - Y Y - Vc
N X
226 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
resulta
N _ _ x.
Ü F
de donde
que daría á la resistencia de segmento cd en función de la resis¬
tencia de los segmentos ad, ab, be.
En esto se funda el instrumento denominado puente de Wheat-
stone. La figura 43 es el diagrama del puente de Wheatstone que
describiremos en detalle oportunamente.
Sobre ad están intercaladas ciertas resistencias, que hay también
en ab simétricamente dispuestas respecto al punto a. En be se
suceden una série de otras resistencias convenientemente elegidas.
Se intercala ó se excluye resistencias por medio de clavijas, ex¬
traídas ó introducidas entre los extremos de cada una de ellas. N,
D y F representan la suma de las resistencias intercaladas respec¬
tivamente sobre ad, ab y be. Las resistencias N D y F de la
fórmula, se suceden en el orden
N D F;
la resistencia x une las extremidades libres de los brazos N y F.
ENERGÍA DE LA CORRIENTE ELÉCTRICA
76. Expresión general, — En virtud de la definición del potencial
eléctrico, cuando una cantidad de electricidad q pasa de un po¬
tencial Vi á un potencial V2 más bajo, el trabajo cumplido es
(V, - v2) q.
En el caso en que una corriente de intensidad I circula entre los
puntos considerados, el trabajo por segundo, es decir, la potencia
eléctrica desarrollada por la corriente, es pues
[V: - 4 I.
CURSO DE ELECTRICIDAD INDUSTRIAL 227
Si Yj — Yo mide á una fuerza electromotriz E, térmica ó quí¬
mica, la potencia tendrá por expresión
EL
77. Aplicación al caso de un conductor homogéneo. Efecto de
Joule. — Si se considera un conductor homogéneo de resistencia R
recorrido por una corriente constante I, se tiene, reemplazando el
valor de Yx — Y2 en la expresión de la potencia eléctrica desarrolla¬
da por la corriente
(Vx — lo) 1 = 12R.
El trabajo desarrollado en un tiempo t, es
W = PR¿.
Joule ha verificado experimentalmente que este trabajo es ente¬
ramente transformado en calor en el seno del conductor.
Una de las más útiles aplicaciones del efecto de Joule es la lám¬
para eléctrica de incandescencia, en la cual la corriente calienta á
un filamento de carbón, colocado en una ampolla de vidrio privada
de aire á fin de evitar la combustión.
78. Caso de conductores heterogéneos. Efecto de Peltier. — Sean va¬
rios conductores Rj R2 R3, sin acción química los unos sobre los otros;
llamemos I la intensidad de la corriente que los atraviesa ; Ex y E2 las
fuerzas electromotrices de contacto. En virtud de la ley de Joule,
el calor desarrollado por segundo en cada uno de los conductores
respectivamente,
PRx , 1% , PR3 .
En los puntos de unión hay además, variaciones bruscas de
potencial Ex, E2 que corresponden á potencias Ex I, E2 1. El incre¬
mento de potencia de la corriente será negativo, si los poten¬
ciales bajan en el sentido de la corriente; será positivo en el caso
contrario. Peltier comprobó en el primer caso un calentamiento
del punto de unión ; en el segundo, un enfriamiento. Estas varia¬
ciones caloríficas son iguales y contrarias á las variaciones de
energía del flujo eléctrico. 41 contrario del efecto de Joule, se ve
-que el efecto de Peltier depende del sentido de la corriente y que
cambia de signo con este último.
228 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Para mostrar el efecto de Peltier, hay que evitar que el calor des¬
arrollado por los conductores, en virtud del efecto de Joule, no
oculte á las variaciones de temperatura, generalmente débiles en
los puntos de unión. Se llega á esto, empleando corrientes poco
intensas y cubriendo los puntos de unión de un cuerpo muy fusi¬
ble como la cera. Se comprueba la fusión de la cera para una
corriente de sentido determinado y la solidificación, para una cor¬
riente inversa.
He aquí unos bellos experimentos sobre el efecto del Peltier. Sea
una soldadura fierro y cobre colocada en el agua mantenida á cero.
Si se hace pasar una corriente débil de cobre al fierro, hay ab¬
sorción de calor y se ve formarse hielo al rededor de la soldadura.
Si se hace pasar la corriente en sentido contrario el hielo funde. Se
puede hacerlos dos experimentos al mismo tiempo intercalando
un hilo de hierro entre dos hilos de cobre y rodeando la primera
soldadura de agua líquida á cero y la segunda de hielo á cero. Se
produce tanto hielo al rededor de la primera soldadura, como se
funde alredor de la segunda.
Resulta de la ley de los contactos sucesivos, que en un circuito
cerrado donde no se mantiene diferencias de temperatura por fuen¬
tes de calor, la suma algebráica de las fuerzas electromotrices de
contacto es nula y por consiguiente la suma de los efectos de Peltier
lo es igualmente.
79. Efecto de Thomson. — Sir W. Thomson ha mostrado que un
fenómeno del género del efecto Peltier se produce sobre un conduc¬
tor cuyos diversos puntos no están á la misma temperatura. En
una barra de cobre AB cuyas extremidades Ay B son mantenidas á
cero y un punto intermedio C á una temperatura superior T, el
potencial va creciendo de una manera continua de A á C y decre¬
ciendo en la misma cantidad de G á B. Resulta de aquí que mar¬
chando la electricidad de A á B, absorbe calor de A á C y lo des¬
prende en una cantidad igual de C á B, de suerte que el efecto
final se traduce en un transporte de calor en el sentido de la co¬
rriente.
Con el fierro el efecto es inverso : el potencial va creciendo en el
sentido en que la temperatura aumenta y hay desprendimiento de
calor de A á C y absorción de una cantidad igual de C á B ; en fin,
transporte aparente de calor en sentido inverso de la corriente.
Basta para poner al fenómeno en evidencia, tomar una barra
CURSO DE ELECTRICIDAD INDUSTRIAL
229
homogénea y hacer pasar por ella una corriente un poco intensa.
Estando á cero grados las dos extremidades, se mantiene al punto
medio C á una temperatura constante, 1 00° por ejemplo. En dos
puntos M y M' simétricos con relación al punto C, las temperatu¬
ras deberían ser idénticas sin el efecto considerado. Con el cobre,
la plata, el zinc, el cadmio, el antimonio, se encuentra la tempera¬
tura más elevada en M ' que en M ; más baja al contrario en M ' que
en M con el estaño, el aluminio, el platino, el bismuto. El plomo
es el solo metal que no da efecto alguno. Se dice que los primeros
son positivos, los segundos negativos y el plomo neutro. Para los
metales positivos, hay transporte de calor en el sentido de la cor¬
riente; para los metales negativos, en sentido contrario.
80. Efecto químico de la corriente. Leyes de Faraday y de Bec-
querel. — Cuando la corriente eléctrica atraviesa á un compuesto
líquido, gracias á electrodos ó conductores sumergidos en él y man¬
tenidos á potenciales diferentes, se observa, además de los calenta¬
mientos debidos á los efectos Joule y Peltier, una descomposición
del líquido.
Los elementos separados van á los electrodos con ios cuales se
combinan en ciertos casos.
Esta descomposición se llama electrólisis y el cuerpo descom¬
puesto se llama electrólito. El electrodo á potencial más elevado,
por el cual entra la corriente, es el electrodo positivo ó el anodo,
el otro es el electrodo negativo ó cátodo. Los productos de la des¬
composición son los ions.
La electrólisis está regida por las leyes de Faraday :
I. Los pesos de ions depositados y del electrólito descompuesto son
proporcionales ál as cantidades de electricidad que han atravesado
al líquido.
II. Cuando varios electrólitos son atravesados por la misma cor¬
riente los pesos délos diversos ions puestos en libertad son entre si
como los equivalentes químicos de estos ions.
El equivalente electroquímico, de un ion ó de un electrólito es el
peso de este cuerpo depositado ó descompuesto por la unidad de
cantidad electricidad.
Sea ^ el equivalente electroquímico del agua, por empleo ; z'
y z" los equivalentes electroquímicos del hidrógeno y del oxí¬
geno respectivamente ; Q la cantidad de electricidad que ha des¬
compuesto un peso Pa de agua, poniendo en libertad un peso
230 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Vh de hidrógeno y un peso P0 de oxígeno. Se tiene entonces
P * = *' Q
Po = a' Q
P a = (3 ' + 2") 0 = %ci Q-
Si se quiere conocer la intensidad déla corriente 1 constante que
en la electrólisis del peso Pade agua ha pasado en un tiempo t , se
tendrá, recordando que
y entonces
Q = If
y en fin
En la electrólisis del agua el hidrógeno aparece en el cátodo ;
mientras que el oxígeno aparece en el anodo.
En general, si el cuerpo á descomponer contiene hidrógeno ó un
metal, el hidrógeno ó el metal se depositará sobre el cátodo. Si el
cuerpo á descomponer no contiene ni hidrógeno ni metal, pero si
contiene oxígeno, este último se desprenderá sobre el ánodo y el
resto sobre el cátodo.
Para la producción de la electrólisis se requieren tres condicio¬
nes: que la corriente actúe bajo una fuerza electro-motriz sufi¬
ciente; que el cuerpo sea conductor déla electricidad, y que éste
sea líquido ó á lo menos que esté en estado pastoso. Así el vidrio
al rojo da signos evidentes de descomposición, porque se hace á la
vez conductor y pastoso.
Ley de Becquerel. — En la electrólisis se supone que el ion que va
al cátodo es electro-positivo y el que va al anodo es electro-negativo.
En el caso en que dos cuerpos forman entre ellos combinaciones
múltiples, la descomposición de éstas es gobernada por el ion elec¬
tro-negativo. Asi, en las electrólisis de las combinaciones PN, PN2,
P2JN3 donde P es un metal yN un metaloide, una unidad de cantidad
de electricidad desprende un equivalente electro-químico de N y
pesos iguales á un equivalente electroquímico de P, multiplicado
por 1 , V8, 2/3.
CURSO DE ELECTRICIDAD INDUSTRIAL
231
81 . Hipótesis de Grotthus. Hipótesis de Clausius. — Si se admite
que las moléculas de un electrólito están formadas de grupos de
elementos que llevan cargas de electricidad contrarias, pudiendo,
según Maxwell, ser debidas á la fuerza electromotriz de contacto,
en el momento de la introducción de los electrodos los elementos
ó ions positivos se orientarán hácia el cátodo y los elementos
negativos hácia el anodo. Esta polarización se producirá según
las líneas de fuerza del campo creado en el seno del líquido
por los electrodos. Si la intensidad del campo es suficiente para
vencerá la afinidad química del compuesto, los ions próximos á
los electrodos son libertados, mientras que, en las moléculas in¬
termediarias del líquido, hay simplemente cambio de elementos. Se
explica así por qué los productos de la descomposición sólo apare¬
cen en los puntos de entrada y de salida de la corriente.
La carga eléctrica llevada por segundo por los iones positivos al
cátodo representa á la intensidad de la corriente lo que rinde cuen¬
ta de la primera ley de Faraday. Para justificar á la segunda ley,
basta admitir que los elementos electro-negativos de los diversos
electrólitros tienen todos la misma carga eléctrica.
Para Clausius, las moléculas que componen á los cuerpos están
en un estado de agitación continua ; pero mientras que las escur¬
cones de cada molécula están limitadas en los sólidos, ellas pue¬
den, en los líquidos, proseguirse sin límite y según direcciones
cualesquiera. Asi la molécula de hidrógeno que forma parte de
una molécula de agua, no está ligada invariablemente á la molé¬
cula correspondiente de oxígeno ; sino que, arrastrada en un tor¬
bellino incesante, puede abandonar á esta primera molécula de
oxígeno para unirse á una molécula próxima y transportarse así,
por via de cambios sucesivos, á distancias infinitamente grandes
con relación al radio de actividad. En el estado ordinario, estos
movimientos tienen dirección absolutamente cualquiera ; el paso de
la electricidad tendría por efecto imprimirles una tendencia, en
virtud de la cual las moléculas de hidrógeno descendiendo la cor¬
riente, serían conducidas hácia el electrodo positivo.
Antes que esta hipótesis fuera formulada, Faraday había notado
que la corriente atravesaba al agua y no podría atravesar al hielo,
aunque la composición del cuerpo fuera idéntica. Concluyó de aquí,
que el estado líquido permite orientarse á las moléculas de manera
.de colocarse en la línea de polarización, mientras que la rigidez
del estado sólido se opone á esta orientación.
232 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
82. Aplicación ele la conservación de la energía á la electrólisis.
Pila Voltaica. — Se puede considerar el fenómeno de la electróli¬
sis del punto de vista de la conservación de la energía. En una
reacción electrolítica endotérmica, que absorbe energía, como su¬
cede cuando se descompone agua acidulada entre electrodos, la
energía disponible de la corriente disminuye; hay en el sentido de
la corriente un descenso de potencial que mide á lo que se llamo
la fuerza electromotriz de polarización del electrólito. Esta fuerza
electromotriz es negativa y tiende á producir una corriente inver¬
sa. Se podrá comprobar la existencia de esta fuerza electromotriz
reuniendo, inmediatamente después de la electrólisis, los conduc¬
tores de platino á un aparato que permita reconocer el paso de una
corriente y cerrando el circuito. Se observará una corriente dirigida
del cátodo al anodo en el electrólito, y al mismo tiempo los ele¬
mentos libertados, oxígeno é hidrógeno, se recombinarán.
Sir W. Thomson ha mostrado que se puede calcular la fuerza
electromotriz de polarización, cuando se conoce la energía de com¬
binación del electrólito. En efecto, si no se produce ninguna acción
secundaria, la potencia eléctrica absorbida, representada por el
producto ei de la fuerza electromotriz de polarización por la inten¬
sidad de la corriente, es igual al calor de combinación, expresado
en unidades absolutas, del peso del electrólito descompuesto por
segundo.
Sea p el equivalente electro-químico del electrólito ; c el calor de
combinación de la unidad de peso de éste.
La cantidad de calor correspondiente al peso p será
v c;
para Q unidades de cantidad tendremos un peso p Q y una canti¬
dad de calor
pe Q = p c i t
y durante un segundo será
p c i.
Este producto es, según liemos dicho, igual á la potencia eléctrica
absorbida representada por el producto e i. Luego tendremos
e i =p c i
de donde
e = p c.
CURSO DE ELECTRICIDAD INDUSTRIAL
233
Esta expresión da la diferencia de potencial mínima de los elec¬
trodos necesaria para producir la descomposición.
Se deduce de estas consideraciones un medio de separar los ele¬
mentos de diversos electrólitos mezclados.
Sea, por ejemplo, una solución que contiene sulfato de zinc y sul¬
fato de cobre; como el calor de combinación de la segunda sal es
menor que el de la primera, se podrá, graduando convenientemen¬
te la diferencia de potencial de los electrodos, depositar primera¬
mente al cobre, después al zinc, sobre el cátodo.
Hay casos en que los iones reaccionan sobre los electrodos, dando
lugar á nuevos compuestos.
La energía desprendida por estas reacciones debe entrar en cuenta
en el cálculo de la fuerza electromotriz necesaria para la descompo¬
sición.
Consideremos el ejemplo de la electrólisis de una disolución de
sulfato de cobre entre electrodos de cobre. El cobre libertado se irá
sobre el cátodo y el ácido sobre el anodo, que disolverá equivalente
por equivalente. La reacción en los electrodos neutraliza así al
efecto químico de la corriente, de suerte que la fuerza electromotriz
de descomposición es nula. Toda la energía de la corriente se tra¬
duce en el efecto de Joule, es decir, por el calentamiento del baño.
Supongamos que el agua acidulada por ácido sulfúrico sea des¬
compuesta entre un ánodo de zinc y un cátodo de cobre.
El hidrogenóse depositará sobre este, el oxígeno formará con el
anodo óxido de zinc que se disolverá ai estado de sulfato de zinc.
Pero como el calor de combinación del sulfato de zinc es superior
al del ácido sulfúrico, resulta de allí una cantidad de energía liber¬
tada que se traduce en un incremento de potencial en el sentido de
la corriente que mide á Ja fuerza electromotriz disponible.
Esta fuerza electromotriz es E = pe — p'c', expresando pe el
calor de formación de un equivalente electro-químico de sulfato de
zinc, p'c ' el de un equivalente de ácido sulfúrico. Tal combinación
llamada par ó elemento voltaico, es una fuente de electricidad.
En efecto, si se reúne á los dos electrodos por un hilo de cobre,
se comprueba que éste es atravesado por una corriente que va del
zinc al cobre en el electrólito y del cobre al zinc en el circuito exte¬
rior formado por el hilo.
El sentido de la corriente en el circuito exterior muestra que el
cobre está á un potencial más elevado que el zinc, de donde el nom¬
bre de polo positivo ó placa positiva dado á la lámina de cobre. Por
ANAL. SOC. CIENT. ARG. T. XXXV
16
234
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
oposición, la lámina de zinc se llama polo negativo ó placa nega¬
tiva.
La intensidad de la corriente es
donde E representa á la fuerza electromotriz y R á la resistencia
del circuito que comprende á la resistencia del líquido, así como
la del hilo y de ios electrodos.
( Continuará) .
Li FERMENTACION DE LOS AZOCARES ARTIFICIALES
La fermentación de los azúcares por la levadura es un asunto
de especial interés é importancia en vista de los resultados mag¬
níficos obtenidos por Emil Fischer, que ha logrado preparar varios
azúcares artificiales. Las investigaciones de Fischer tienen un in¬
terés profundo no sólo bajo un punto de vista químico, sino
igualmente en su relación á los fenómenos de la fermentación y
por la luz que derraman sobre da constitución de las diversas va¬
riedades de azúcar.
Fischer ha conseguido preparar artificialmente no solamente los
dos más importantes azúcares naturales, á saber, la dextrosa y le-
vulosa; ha producido en el laboratorio azúcares que no existen en
la naturaleza ó á lo menos no han sido descubiertos aún en estado
natural.
En efecto, Fischer ha ido más allá que la naturaleza en la pro¬
ducción de azúcares, puesto que ningún azúcar del tipo glucó-
sico existente en la naturaleza contiene más que seis átomos de
carbono y él ha sintetizado azúcares conteniendo 7, 8 y 9 átomos
respectivamente.
La producción de un azúcar del tipo glucosa no ofrece mayor
dificultad, esto puede efectuarse exactamente en la misma manera
como la conversión de alcohol en aldehido, esto es, por la oxi¬
dación:
C2H60 + O = C2H40 + H’O
(alcohol) (oxígeno) (aldehido) (agua)
Ahora, si en vez de tomarse el alcohol ordinario, se emplea la
236
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
glicerina y se la somete á la oxidación, obtenemos una verdadera
azúcar, susceptible de fermentación en presencia de la levadura y
capaz de reducir el reactivo de Fehling. El azúcar así obtenido
contiene solamente tres átomos de carbono y puede llamarse gli-
cerosa ó sea C3HG03. Esta azúcar triatómica, sin embargo, pasa
expontáneamente á un estado de mayor condensación, convirtién¬
dose en una glucosa hexatómica verdadera C6H1206. Esta azúcar
hexatómica es el punto de partida en la preparación de los azú¬
cares verdaderos : se le ha dado el nombre de a-cicrosa ; y es
inactiva con respecto á la luz polarizada. Antes de continuar
trazando sus metamórfosis, conviene hacer notar una reacción
que ha tenido un valor inestimable en todas las investigacio¬
nes que se relacionan con los azúcares y que ocupa ya en los
laboratorios un lugar al lado del polarímetro y del reactivo de
Fehling. Me refiero á la reacción entre los azúcares y el cuerpo
conocido bajo en nombre de fenil-hidrazina. Esta sustancia entra
fácilmente en combinación con los diversos azúcares, formándose
compuestos que son fáciles de purificarse y que son especialmen¬
te útiles para identificar los azúcares diferentes. Esta fenil-hidra¬
zina, podría considerarse la piedra Rosetta de los azúcares, puesto
que en manos de Fischer, ha conducido á la elucidación del grupo
de azúcares exactamente como la célebre piedra dióla clave indis¬
pensable para descifrar los caractéres geroglíficos en las manos de
los Egiptólogos. El cuadro siguiente demuestra el valor de dichos
compuestos en la diagnosis de los azúcares:
PUNTO DE FUSION
Glucosazona . 205° Levógira en ácido acético glacial.
Galactosazona. . . . 193° Inactiva en ácido acético.
Sorbinosazona . . . 164° — — —
Lactosazona . 200° — — —
Maltosazona . 206° — — —
Arabinosazona . . . 160° Inactiva en solución alcohólica.
Xilosazona . 160° Levógira en solución alcohólica.
Rhamnosazona . . . 180° — — —
Gulosozona . 156° — — —
LA FERMENTACION DE LOS AZÚCARES ARTIFICIALES 237
A más de la importancia de estas osazonas en la diagnosis de los
azúcares, son de valor inestimable para la síntesis artificial de és¬
tos, á consecuencia de la transformación notable que experimentan
al ser tratados por el ácido clorhídrico concentrado.
Así :
C6H10O4 (N'H'C'Eb) 2 + 2H20 = C6Hl0OG + 2CÜHG N2H:i
(Glucosazona) (Agua) (Glucosona) (Fenil-hidraziua)
La glucosona al ser tratada con hidrógeno naciente dá un azúcar
del tipo levulosa :
C6H10O3 + H2 — C6H120G
(Glucosona) (Hidrógeno) (Glucosa del tipo levulosa)
Conocidas ya estas trasformaciones, podemos estudiar el cuadro
siguiente, el que indica las distintas fases que han conducido á la
preparación artificial de los azúcares muy conocidos, la destrosa y
la levulosa.
238
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTIFICA ARGENTINA
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LA FERMENTACION DE LOS AZÚCARES ARTIFICIALES 239
Nadie dejará de observar la simetría admirable de esas reaccio¬
nes, pero solo al químico le es dado apreciar y admirar el genio
maravilloso de la idea y la habilidad y pericia que ha requerido la
ejecución del plan llevado á cabo con tanto éxito y brillo.
No solamente comprendemos ahora la diferencia química entre
la dextrosa y la levulosa, que antes se expresaba por las fórmulas
de Kiliani :
CH2OH. CHOH. CHOH. CHOH. CHOH. CHO
(Dextrosa)
CH¿OH. CHOH. CHOH. CHOH. CO. CH2OH
(Levulosa)
sino que las investigaciones de Fischer nos han dado el verdadero
isómero óptico de la dextrosa, esto es : una glucosa levógira é
igualmente el isómero óptico de la levulosa : la levulosa dextró¬
gira .
Esta levulosa dextrógira se obtiene, como se vé en el cuadro, por
la fermentación de la fructosa artificial é inactiva con la levadura
de cerveza, durante esta fermentación las células de la levadura
elijen las moléculas de la levulosa ordinaria descomponiéndolas en
alcohol y ácido carbónico, mientras que las moléculas de la levu¬
losa dextrógira, que son una novedad, de la que no tienen expe¬
riencia los organismos de la levadura ni sus precesores, quedan
intactas y sin ser alteradas. Este fenómeno es digno de observarse
de una manera especial, por ser el primer caso en que se ha pro¬
bado la aptitud de las levaduras para hacer la selección entre dos
isómeros ópticos. En efecto, es el primer ejemplo de la isomería
óptica observado en el grupo de azúcares.
Pasemos ahora al segundo grupo de descubrimientos en el de¬
partamento de los azúcares, el que comprende la síntesis de azúcar
que contiene más de los seis átomos de carbono que hallamos en
los azúcares naturales.
El problema fascinador de construir azúcares de una magnitud
molecular mayor, depende en realidad, de reacciones químicas
muy sencillas y fáciles de explicarse.
Cualquiera de los azúcares, sea del tipo dextrosa ó del tipo
levulosa, puede combinarse con el ácido cianhídrico para formar
un oxicianuro precisamente como el aldehido ó la acetona:
240
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTIFICA ARGENTINA
CH3
CH3
1
1 ~h
HCN =
H — C — (OH)
1
CHO
(Aldehido)
(Acido cianhídrico)
CN
(Oxicianuro)
CH3
CH3
1
1 / (OH)
^ c (
co
+ HCN =
1
I ' (CN)
CH3
CH3
(Acetona)
(Acidojjcianhídrico)
(Oxicianuro)
Estos oxicianuros, tratados por los álcalis cáusticos, nos clan
los oxi-ácidos correspondientes :
CH3
I
H — C — (OH)
1
COOH
CH3
CH3
(OH)
(COOH)
Para aplicar dichas reacciones á un caso típico en el grupo de
azúcares tomaremos la dextrosa :
CH’OH. CHOH. CHOH. CHOH. CHOH. CHO
(Dextrosa)
+ HCN =± CH'OH. CHOH. CHOH. CHOH. CHOH. CH
OH
CN
(Acido cianhídrico)
(Oxicianuro)
del que se obtiene el oxi-ácido correspondiente :
CH2OH, CHOH, CHOH, CHOH, CHOH. CHOH, COOH
y de este, por reducción mediante el hidrógeno naciente (amalga¬
ma de sodio), se obtiene el correspondiente azúcar :
CH’OH. CHOH, CHOH, CHOH, CHOH, CHOH, CHO
la que contiene siete átomos de carbono y la que podemos llamar
heptosa. De esta heptosa se puede pasar por reacciones análogas
al azúcar, conteniendo 8 átomos ú ociosa y de ésta á la de 9 áto-
LA FERMENTACION DE LOS AZÚCARES ARTIFICIALES
241
mesó sea de nonosa. No se ha ido más allá hasta ahora, pero debe¬
mos suponer que será posible proseguir del mismo modo, aumen¬
tando los átomos de carbono en la molécula de azúcar.
Estos cuerpos nuevos ofrecen mayor interés bajo un punto de
vista fisiológico que químico y ya se ha practicado ensayos para
conocer cómo la levadura los afecta.
Los resultados han sido muy notables, puesto que han probado
que son fermentescibles los azúcares que contienen 3, 6 ó 9 áto¬
mos de carbono, mientras todas las demás, sin excepción, no se
fermentan. *
Terminamos llamando la atención á las especies de azúcar que
la ciencia nos ha revelado hasta el presente :
Triosa
C3H603 . Glicerosa.
Tetrosa
C4Hs04 . Eritrosa.
Pentosa / *Arabinosa.
C5H10O5 . * Xilosa.
\ * Rhamnosa (CH3, C5H905)
I Glucosa * d, — l, — i.
Mañosa el, — l, — i.
Fructosa * el, — l, — i.
Gulosa * d, — /,
Galactosa el, — l, — i.
* Sorbinosa
* Formosa
[3-Acrose
Rhamnohextosa (CH3,C6HH06)
I Manoheptosa
Heptosa l Glucoheptosa
C7H1407 . | Galaheptosa
/ Fructoheptosa
\ Rhamnheptosa (CH3,G7Hl307)
Octosa ( Manoctosa
C8H1608 . ( Glucoctosa
Nonosa
C9HI809 . Manononosa.
Nota. — El el cuadro el = dextrógira, l = levógira, i = inacti-
242 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
va á la luz polarizada. De los treinta y un azúcares que figuran
en el cuadro, todos á excepción de los ocho señalados con estrella
resultan directamente de los trabajos infatigables é ingenio de
Emilio Fischer.
Nota del traductor. — Extractado de una conferencia dada por el profesor
P. F, Frankland en la Sociedad Real de Artes y publicada en el Journal de
la misma Sociedad.
J. J. J. K.
Visita de la corbeta Magallanes á las tierras auríferas. — Fundación de Puerto Toro. —
Memoria del gobernador de Magallanes.
El descubrimiento de ricos yacimientos auríferos en la isla de
Lennox dió á la industria del oro, en el territorio de Magallanes,
un vigor y desarrollo que llamó la atención, particularmente en las
costas del Atlántico. En el Pacífico la importancia de los lavaderos
de las islas australes ha pasado casi desapercibida, y ello se espli-
ca por los acontecimientos políticos y las escasas relaciones y corto
interés comercial en esa región.
Durante los últimos dos años cada vapor puede decirse ha traído
desde las riberas del Plata partidas de 70 y más individuos, aus¬
tríacos de nacionalidad en su mayoría, para dejarlos en las playas
de Punta Arenas, de donde han sido conducidos por goletas y otras
embarcaciones á aquellas islas. Los comerciantes de la colonia les
adelantan los víveres, herramientas, etc., para la explotación del
oro, cobrándoles por esos elementos precios inverosímiles. Al re¬
greso, los mineros dejan buena parte del fruto de su trabajo y
penalidades entre las manos de sus proveedores, llevándose el res¬
to al Plata ó á su patria, de donde nuevas partidas vendrán á reem¬
plazarlos.
De este modo esta riqueza, tan chilena en su origen, ha dejado
casi exclusivamente provecho á extrangeros.
Enterado de esta situación al hacerme cargo de esta gobernación
§n Setiembre del año en curso, dos ideas me ocuparon desde en¬
tonces vivamente : reglamentar la industria del oro, canalizando
244 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
la corriente y dirigiéndola liácia el Pacífico, y aprovechar del mo¬
vimiento originado por los lavaderos para entregar al comercio,
industria y agricultura aquellas regiones, fundando colonias al sur
del canal Beagle.
La realización de la primera de estas ideas queda pendiente ante
el Supremo Gobierno. Nuestra legislación en la materia es dema¬
siado liberal, permitiendo al primer venido sacar las riquezas na¬
turales del suelo chileno sin cortapiza y sin beneficio alguno para
el país.
El hecho de que los comerciantes de Punta Arenas, por falta de
puerto chileno, tuvieran que tener depósitos de mercaderías en
puertos extrangeros y que á éstos tuvieran que recurrir las naves
en busca de provisiones, habría bastado por sí solo para legitimar
la necesidad de una población chilena allá.
Como la vida y prosperidad de la nueva colonia dependerá al
principio casi exclusivamente de la industria del oro, y deseoso al
mismo tiempo de trasmitir al Gobierno un informe sobre esto, traté
desde mi llegada de obtener datos sobre la riqueza y extensión de
los yacimientos. Encontrré gran contradicción de opiniones, si
bien la dominante era marcadamente desfavorable al porvenir de
la industria. Esperé entonces,, antes de proceder, el regreso del
Amadeo, que inició sus viages á Lennox en aquel entonces. Las no¬
ticias traídas por este buque fueron desalentadoras ; todos estaban
unánimes en asegurar el más pronto término de los yacimientos
auríferos. Sin embargo, tenía mis dudas y había resuelto esperar
nuevas informaciones, cuando la llegada del vapor con los periódi¬
cos de Santiago y Valparaíso, que registraban la noticia de forma¬
ción de grandes compañías con fuertes capitales, me obligó á ade¬
lantar al Ministerio algunas consideraciones fundadas en las in¬
formaciones recibidas. En su segundo viaje, las noticias del Ama¬
deo eran tan alarmantes que me decidieron á emprender viaje in¬
mediatamente, sin esperar la autorización ministerial, que llegó,
sin embargo, antes de mi partida. La fundación de la nueva po¬
blación pasó á ser segundo término. Era preciso llevar ante todo
socorro á los numerosos enfermos de escorbuto y reumatismo y
prevenir los desórdenes que se temían, pues tanto los tripulantes
del Amadeo como algunos mineros regresados en él, con quienes
hablé personalmente, fueron unánimes en pintar con los más ne¬
gros colores la situación de los lavaderos y sus pobladores. El Go¬
bierno sabe ya que nada de esto era verdad.
LA REGION AURÍFERA EN LA TIERRA DEL FUEGO 245
Embarcados en la Magallanes los elementos más indispensables
para la construcción de una casa, algunos corderos y medicinas,
zarpó esta cañonera á la I a. m. del Io de Noviembre, gobernan¬
do en demanda del canal Magdalena, que se abre en la Tierra del
Fuego casi al frente del cabo Forward. Iban á bordo, á mas del
que suscribe, el capitán Ramiro Silva, subdelegado interino de las
Islas Australes; D. Eustaquio Provoste F., encargado de dirigir los
trabajos de la nueva colonia, roce del bosque, construcción de las
casas, corrales, etc. ; un sargento, un cabo y ocho soldados de
policía.
La navegación hasta el canal Beagle no ofreció novedad digna
de notarse, pudiendo observar que el trazado de las cartas de na¬
vegación es muy imperfecto, especialmente en la bahía Desolada,
el golfo de Los Ladrones y canal entre la isla O'Brien y la Tierra
del Fuego ; pero, en general, los canales son limpios, sin peligros
insidiosos. Las tierras que atraviesan ofrecen triste aspecto. Altas
masas de rocas coronadas de eternas nieves, con flancos desnudos,
redondeados, pulidos por el hielo y el huracán, y bases amarillen¬
tas del musgo que las viste, tachonadas de verde oscuro, casi ne¬
gro, fúnebre, por bosquecillos raquíticos, donde la orientación ó
los accidentes topográficos ofrecen abrigo al desarrollo de alguna
vegetación. Rara vez se divisa una playa : muros de granito y ri¬
beras inhospitalarias á uno y otro lado.
Desde que se entra en el canal Beagle se nota un cambio favora¬
ble en el paisaje : las cordilleras entre las cuales corre tienen ma¬
yor altura, pero sus faldeos descienden más suavemente hasta el
agua, dando lugar á vigorosa y abundante vegetación y á risueñas
playas; del lado de la Tierra del Fuego, al Norte, se descuelgan,
desde la cima hasta el mar, inmensos ventisqueros de grandioso
efecto. El buque cruza cuidadoso entre los témpanos de capricho¬
sa forma, desprendidos de los ventisqueros por la acción de las
aguas y que las corrientes llevan á medio canal.
A las 6 p. m. del 2 Noviembre largamos ancla en la bahía de
Ushwaia, despees de salvar con todas las precauciones necesarias
la barrera de islotes, rocas y sargazos que opone á las naves que
la penetran viniendo del occidente.
Al amanecer de! 3 abandonamos el fondeadero, continuando por
el canal Beagle. Examinamos con detenimiento la costa setentrio-
nal de la isla Navarino. La bordea una empinada cordillera nevada
que eleva sus cumbres de tres á cuatro mil piés de altura. Parece
246 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
difícil penetrar por estelado al interior de la isla ; sin embargo, hacia
el tercio Oeste el cordon ofrece una solución de continuidad y un
valle se abre cortándolo hácia el Sur ; hay en sus inmediaciones
algunos accidentes de la costa que forman quizás buenos puertos
donde no es posible aventurar la Magallanes , y nos contentamos
con admirar desde lejos la espléndida vegetación, el bosque som¬
brío y las pampas pastosas de la ribera.
Al enfrentar la parte SO. de la isla Gambles, la Magallanes tocó
en un bajo de arena no marcado en la carta ni en los derroteros y
desconocido del práctico que llevábamos, el señor Masías, el más
conocedor de estas localidades. Eran las 8.30 a. m., hora precisa¬
mente de la bajamar y víspera del plenilunio. Se sondaron trece
pies alrededor del buque; nos encontrábamos á cuatro cables de
la costa de la isla de Gambles y el banco se estendía todavía cien
metros hácia la opuesta ribera del canal. Mientras se efectuaba el
sondage la marea subió, desprendiéndose el buque sin mayor es¬
fuerzo. Con cualquiera otra circunstancia de marea, ó en bajamar
ordinaria, nos habríamos varado y se esplica fácilmente que nin¬
gún navegante hubiera notado antes el bajo. La Romanche , como
los demás buques que han penetrado á estos parages, pasaron so¬
bre él sin tocar. La diferencia entre pleamar y bajamar es como
de 10 piés.
A las 10.30 fondeamos en puerto Hamberton, en la costa Argen¬
tina de la Tierra del Fuego. Excelente y muy abrigado fondeadero,
aunque pequeño. Reside aquí Mr. Bridges, ex-misionero inglés,
habitante en estos parages desde hace veinte años.
A! cabo de una hora abandonamos el puerto de Hamberton con¬
tinuando lentamente y con toda la precaución requerida el exámen
de las costas de Navarino.
En las tierras que se estienden al sur del canal Beagle pueden
distinguirse tres grupos ó archipiélagos bien determinados: el de
las islas Hostes, Gordon é innumerables más pequeñas al occiden¬
te; el de la de Navarino, Picton, Lennox y Nueva y otras al oriente
y por último el de las islas Wallaston con las Hermitas al SE.
Las islas Hoste y Gordon son de grandes dimensiones pero cor¬
tadas de tal manera por canales que en realidad están constitui¬
das por innumerables penínsulas soldadas unas con otras por es¬
trechos istmos. Crúzanlas en todas direcciones montañas nevadas
que dejan entre sí rara vez valles de mediana consideración : la
vegetación es escasa y los bosques raquíticos y pobres ; no hay rios
LA REGION AURÍFERA EN LA TIERRA DEL FUEGO 247
ni esteros, solo arrojos que se desprenden de las nieves para caer
inmediatamente al mar. En los faldeos orientales se encuentran
algunas pequeñas pampas pastosas. Contienen puertos excelentes
con buenos y abrigados tenederos.
El tercer grupo, las islas Wallaston y Hermitas, es continuación
orográfica del anterior y la descripción hecha se le aplica exacta¬
mente.
El grupo de las islas Navarino, Picton, Nueva y Lennox ofrece
un aspecto enteramente diverso del de las anteriores ; hay monta¬
ñas altas de tres á cuatro mil piés, pero también anchos valles,
colinas de moderada altura y pastosas llanuras, y, al abrigo de
tierras altas, del occidente, prospera una rica vegetación y bien
poblados bosques de excelentes maderas. Hay aquí campos para
ganadería y para la agricultura.
La de Navarino es la mayor del grupo, al sur del canal de Bea-
gley, sólo cede en dimensiones á la de Hoste. Mide cuarenta millas
de este á oeste con un ancho como de veinte. Por su costa seten-
trional corre un cordon de cordillera nevada de tres á cuatro mil
piés cuyas últimas ramificaciones al oriente van á morir cerca del
Puerto Toro. Otras montañas la cortan en diversas direcciones,
particularmente en la parte occidental, pero dejando entre ellas
espaciosos valles bañados por rios de algún caudal y lagos con¬
siderables. En el resto la cubren cerros y colinas de poca eleva¬
ción con las faldas y quebradas boscosas. En la cima, los árboles
son escasos pero el pasto abunda. Hácia el sur, desde Punta Gua¬
naco al norte, corre una estensa llanura que trae á la memoria
las pampas patagónicas.
Picton y Nueva tienen cada una de ellas una^superficie de ochen¬
ta á cien kilómetros cuadrados. Lennox es algo mayor. En las tres
hay algún bosque y al parecer campos pastosos. Lennox tiene
toda la apariencia de un antiguo volcan hoy apagado, cuyo carác¬
ter determina los accidentes de la montaña que domina la isla
desde su medianía.
La isla de Navarino, por sus dimensiones, su topografía, situa¬
ción geográfica, y condiciones de su naturaleza, está llamada á
ser el núcleo agrícola y comercial de la región y en ella debe fun¬
darse la nueva colonia.
En circunstancias ordinarias, atendiendo sólo á los elementos
naturales del suelo, y á la excelencia de los puertos, hubiera esco¬
gido uno en la costa setentrional de la isla, dentro del canal
248 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Beagie, pues se encuentran en esa parte los mejores bosques y se
abre allí un valle por el cual podría quizá penetrarse al interior
de la isla.
Pero la colonia estaba principalmente llamada á servir de centro
al comercio y movimiento originado por la industria del oro, y
ésta se desarrolla especialmente en el sur de la Navarino y en las
de Lennox y Nueva. Debía, por lo tanto, ubicarse de tal modo,
que llenado este fin poseyera al mismo tiempo los recursos natu¬
rales necesarios á su desarrollo y prosperidad futura. En la costa
meridional no existen puertos favorables y los que se encuentran
al occidente no tienen comunicación fácil con el resto de la isla,
que es ahí muy montañosa. Al oriente sólo hay uno que, aunque
pequeño, es muy abrigado: Puerto Toro, al Norte de cabo Bees
de la carta inglesa, en 55° o' 32' de latitud y 67° 6' 10" de
longitud, según las observaciones de la Magallanes. Este fué el
escogido para la nueva población.
Puerto Toro se halla en la bahía Olanders, formada por las islas
Nueva, León, Picton y costa oriental de Navarino; se abre al Este
entre dos puntas distantes una de otra como media milla ; su saco
mide otro tanto. A su trente, á 4 millas, se encuentra la isla Picton.
El tenedero es bueno y perfectamente abrigado contra todo viento
y marejada. Hay el fondo dos pequeñas caletas que ofrecen exce¬
lente fondeadero á las goletas, con desplayos arenosos y un ria¬
chuelo. El terreno es accidentado y boscoso, pero los cerros no son
muy altos, la apertura de vías de comunicación hácia el Norte,
Sur ¿interior de la isla no ofrece gran dificultad.
Las distancias desde Toro, son las siguientes :
Isla Lennox, 10 millas.
Isla Picton, 4 id .
Isla Nueva, 1 6 id.
Isla Wallaston, 35 id.
Punta Arenas, vía canal Magdalena, 290 id.
Cabo de Hornos, 55 id.
El 3 de Noviembre se desembarcaron todos los elementos con¬
ducidos por la cañonera. El 4, la policía quedaba en tierra, insta¬
lada en carpas. En los días subsiguientes se dio comienzo al roce
del bosque, el que marcha rápidamente, gracias á la tripulación de
la Magallanes. Tan pronto como se hubo despejado una porción
de terreno, se empezó la construcción de la casa por la maestranza
del buque y por los individuos especiales llevados de Punta Arenas.
LA REGION AURÍFERA EN LA TIERRA DEL FUEGO 249
El mismo dia llegaron dos goletas, una procedente de Lennox
y otra deUshwaia; sus patrones, dueños y comerciantes, solicitaron
inmediatamente terreno para construir y trasladar sus negocios al
nuevo puerto. En los dias posteriores llegaron dos más que hicie¬
ron igual solicitud.
El 10 dejando la maestranza en tierra y los trabajos en buena
vía. zarpó la Magallanes con destino á Lennox ; quería informarme
personalmente del estado sanitario de los mineros y del desarrollo
de la industria aurífera que con tan negros colores nos había sido
pintada por la tripulación del Amadeo en Punta Arenas.
Favorecidos por tiempo magnífico, á las I I a. m. fondeamos en
una caleta de Lennox, separada de la playa de los lavaderos por
una puntilla. Desembarcamos, y después de trasmontar la punti¬
lla, una estrecha y revuelta playa se ofreció á nuestra vista.
Al fondo de una ensenada casi semicircular, como de 700 á 800
metros de diámetro, al pié de barrancos de 25 á 30 metros de altu¬
ra, corre una playa arenosa que medirá mil metros de desarrollo
por cincuenta de ancho. En su estremidad meridional se divisan
multitud de carpas y ranchos hechos de ramas y musgo. Toda la
playa, al pié de los barrancos, está revuelta en todos sentidos y es
casi intransitable por los montones de arena y pedregullo y los
heridos para la explotación. Solo hay aquí cinco ó seis faenas de
trabajadores: este terreno ha sido muy explotado y lavado dos ó
tres veces. La mayor parte de los piques en actividad se encuen¬
tran en las barrancas y en una quebrada al sud, por donde corre un
arroyo en que están instaladas las canaletas ; calculamos en tres á
cuatrocientos los mineros que hay en esta playa. Otro número
igual hay repartido en el resto de la isla.
Después de corta conversación con los mineros supimos que el
estado sanitario era muy satisfactorio. Sólo había tres enfermos en
la isla, y ninguno de gravedad. Uno de ellos tenía comienzo de es¬
corbuto, debido, según opinión general, á un exceso de economía.
Todos se manifestaron contentos; no había oro en la abundancia
que se imaginaban al venir, pero esperaban sacar lo suficiente.
Ninguno quiso abandonar los lavaderos. Había provisiones de todo
género y el vino no escaseaba.
No es posible poner en duda la riqueza aurífera de Lennox. La
abundancia portentosa que hizo la fortuna de los primeros espi¬
radores y los que los siguieron en 1 89 1 y comienzos de 1 892, ha dis¬
minuido extraordinariamente ; pero la estension de los yacimien-
ANAL. SOC. CIENT. ARG. T. XXXV
17
250 ANALES EN LA. SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
tos más ó menos ricos es considerable. El descubrimiento del
precioso metal en la isla se debe á la casualidad. Un bote salido
de bahía Sloggett, tripulado por mineros, arribó á esta playa en
1886, empujado por la corriente y vientos contrarios ; pero puede
decirse que á fines de 1889 vinieron sólo á darse cuenta de la ver¬
dadera importancia de los yacimientos, debido también á la casua¬
lidad ó á la buena fortuna. Otro bote, tripulado también por mi¬
neros austríacos, varó en la playa al azar del viento, á quien
entregaron los que lo montaban la dirección del punto donde de¬
bían trabajar. Fueron éstos los primeros que profundizaron la
labor hasta encontrar la circa á seis metros de la superficie. Hasta
entonces los anteriores se habían contentado con lavar las arenas
superficiales, las que mueven y renuevan el flujo y los temporales.
El manto, en el punto abordado por la embarcación, resultó de
riqueza fabulosa, y es fama que los primeros esploradores no se
daban el trabajo de lavar, sino que sacaban á pala ó en cuchara la
capa de oro, casi puro, que con un grueso de uno á dos centíme¬
tros descansaba sobre la circa. Mas, sea esto cierto ó no, el hecho
es que la extracción del oro se hizo al principio de la manera más
imperfecta, de tal modo que ha sido posible relavar las arenas
dos veces con pingües provechos todavía. Y aún hoy dia se toma
arena de cualquier monton de relaves y se le encuentra metal la¬
vándola en un plato ó chaya.
En general, el oro que se saca es menudo y el sistema de bene¬
ficio es la canaleta tapizada con tripe ó la chaya. El sistema de
amalgamación ha sido poco ensayado y siempre con malos resul¬
tados, al decir de los mineros. Cuando el oro es demasiado fino
se abandona el manto y se busca en otra parte.
Tomando en consideración las condiciones especiales de la gente
que hasta hoy ha trabajado estos lavaderos, se esplica fácilmente
que califiquen de pobres los yacimientos que, explotados bajo
otro régimen, darían buenos beneficios. Forman entre ellos com¬
pañía de diez á doce individuos con un gefe ó capataz.
Cuando no tienen los recursos necesarios recurren á un comer¬
ciante que les adelante, á precios subidísimos, los elementos
para el viaje, los de trabajo y los víveres. En los preparativos
y en el viaje demoran muchos días y llegados á las minas tie¬
nen que transcurrir todavía muchos otros que emplean en piques
de reconocimiento hasta encontrar arenas que paguen, es de¬
cir, que den para cubrir los gastos hechos y obtener pronto
LA REGION AURÍFERA DE LA TIERRA DEL FUEGO 251
una utilidad neta que les permita abandonar la penosa labor.
Por eso solo dedican sus esfuerzos á los mantos que tienen el
oro á la vista por decirlo así.
No ha sido posible establecer la proporción del oro contenido
en los mantos. Nadie se ha preocupado de ello. Cuentan los mine¬
ros que han sacado de una chayada (plato de madera para lavar,
de 35 centímetros de diámetro) 800 gramos. Durante el mayor auje
de Lennox, casi me inclino á aceptar la cifra de un kilogramo por
metro cúbico (bien entendido que no se comprende el quijo y pie¬
dra gruesa que abunda en el manto), cifra que, por'supuesto, está
muy lejos de acercarse hoy siquiera.
En fin, sea cual fuere la riqueza que ha existido en esta estrecha
playa de la isla Lennox, es lo cierto que está hoy muy disminuida;
pero no es menos cierto que las arenas auríferas abundan en ella
y en las islas Nueva, Nevarino y otras.
Coincidió nuestra estadía entre los mineros con la baja mar y
entonces pudimos ver un espectáculo curioso; 150 á 200 individuos
buscando en las rocas que descubre la marea las pepitas y arenas
auríferas depositadas por la ola y el reflujo. Y parece que la cose¬
cha es buena y diaria .
El señor Yaldés, segundo comandante de la Magallanes , tuvo la
curiosidad de hacer el mismo trabajo, reuniendo al cabo de me¬
dia hora como medio gramo de oro. Nadie, sin embargo, se ha de¬
dicado todavía á extraer arenas del mar.
La situación de las demás faenas auríferas era más ó menos se¬
mejante á la de Lennox, según las noticias que pudimos adquirir.
No teníamos, por lo tanto, razón alguna para exponer la cañonera
visitando una á una aquellas faenas, en parages cuyas cartas de
navegación dejan, aún mucho que desear.
Preocupábanse los habitantes de Lennox de la suerte de 59 ma¬
rineros, dejados 25 dias antes por el Amadeo en Falso Cabo de
Hornos, con escasos víveres, y que este vapor no había podido so¬
correr en su último viage por el mal tiempo. Decidí ir en auxilio
de ellos, y á las 11 p. m. fondeábamos en la magnífica bahía
Orange. Divisamos fuegos en la orilla y mandamos en el acto un
bote á tomar noticias.
Regresó la embarcación informándonos que había solo una corta
partida de austriacos; los demás se encontraban en expedición al
-otro lado de la península. Estaban ansiosos de regresar y rogaban
que se les diera pasage para llevarlos á cualquiera otro punto del ar-
252 ANALES DE LA. SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
chipiélago. Esperaban á sus compañeros al dia siguiente á medio dia.
El pasage fué concedido con la condición de desembarcarlos en
Puerto Toro, para que de ahí se dirigieran por tierra a Punta Gua¬
naco, abriendo un camino entre ambos puntos. De esta manera
se logró sin gasto alguno trazar aquella vía de vital importancia
para la naciente población.
En la tarde del siguiente dia estábamos de regreso en Toro.
Encontramos los trabajos bien avanzados.
Durante nuestra ausencia, otros comerciantes habían solicitado
terrenos para construir y trasladar sus nogocios de Ushwaia al
nuevo puerto. Dejamos dos carpinteros de la Magallanes para ter¬
minar la construcción del edificio, y, una vez embarcado el resto
del personal de la cañonera, hizo ésta rumbo á Punta Arenas, en
donde fondeó el 14 á medio dia.
Así se ha dado el primer paso para abrir al comercio y á la in¬
dustria la región al Sur del canal Beagle , los lavaderos de oro y
una discreta protección del gobierno unido á las leyes liberales de
colonización harán lo restante. Conviene por de pronto facilitar las
comunicaciones regulares con Punta Arenas subvencionando un
vapor con tarifas bajas, para cargar pasageros.
El nombramiento de una comisión científica que estudiara los
recursos naturales del territorio es también otra de las medidas
cuja utilidad se imponen.
En conclusión, puedo reunir mis impresiones durante esta visi¬
ta á la extremidad meridional del territorio en esta forma :
La región délas islas australes ofrece los elementos necesarios á
la colonización inmediata ; sus condiciones agrícolas é industriales
son muy semejantes á las de Punta Arenas, y la ganadería pros¬
pera allí tan bien como en el Estrecho. Los yacimientos auríferos
son abundantes, si bien repartidos muy caprichosamente, lo que
esplica las opiniones contradictorias. Esa distribución conviene al
sistema actual de explotación y sólo después de sérias investiga¬
ciones podría saberse si se obtendría buenos frutos con grandes es¬
tablecimientos. En todo caso, tal como se hace, es un poderoso im¬
pulso para poblar aquellos lugares, no ha mucho tiempo desiertos,
para dar vida á otras industrias.
Punta Arenas, 26 de Noviembre de 1892.
M. Señoret
( Boletín de la Sociedad Nacional de Minería, Santiago de Chile}.
EL GÉNERO SAPROMYZA EN AMÉRICA
POR
FÉLIX LYNCH ARRIBÁLZAGA.
Miembro de la Sociedad Científica Argentina, de la Academia Nacional de Ciencias,
de la Société Francaise d' Entomologie, etc.
Desde mucho tiempo atrás me ocupaba en ordenar un catálogo
descriptivo de los Dípteros Sud-americanos, no solamente á fin
de completar el que mi hermano Enrique dejó inconcluso, sino
también con el objeto de que este arreglo preliminar facilitase mis
tareas, ofreciéndome reunidos en un solo volumen los datos que se
hallan diseminados en más de un centenar de obras. Prosiguien¬
do el trabajo que me había propuesto llevar á término, como pre¬
paratorio de ulteriores estudios, no pude menos que notar el
número bastante crecido de Sapromyza que figuraba en mi lista
de los Muscidae Acalypterce de Sud-América, no tardando en aper¬
cibirme de la dificultad que existe en deslindar con claridad las
exiguas y monótonas especies de este género. A esta sazón, y debido
á la amabilidad del autor, llegó á mis manos un artículo publicado
por Mr. Tyler-Townsend, en el Canadian Entomologist, relativo
á las Sapromyza de Norte-América, de las que él presenta una
buena sinopsis. Como yo tenía bastante adelantados mis estudios
sobre el género Sapromyza, ocurrióme reunir los de Mr. Tyler-
Townsend con los mios y coordinar un cuadro sinóptico completo
de las especies de ambas Américas, utilizando para el caso las
mejores descripciones de los autores, cüando no poseyera la especie.
.Fácil es comprender que el diverso modo de juzgar los colores y
la manera de expresarse de cada escritor, han opuesto no escasos
254 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
obstáculos á la realización de esta obrita, en la que, casi con segu¬
ridad, se hallarán, más adelante, no pocos sinónimos, imposibles
de averiguar por el momento. No obstante las faltas que preveo
habrán de encontrarse en este pequeño resúmen del género Sapro-
myza en América, pienso que prestará buenos servicios á todos
aquellos naturalistas que no poseen ó no puedan consultar las
obras bastante numerosas en que se trata de este grupo.
Buenos Aires, Mayo 30 de 1893.
SAPROMYZA, Falles.
Sapromyza, Fallen. Dipt. Suec. Ortalid., 30 (1820). — Meigen, Syst. Besclir. d.
bek. europ. zweifl. Ins. V, 258, taf. 46, f. 6-12 (1826). — Hagenbach,
Symbolae Faun. Ins. Helvetiae, 47 (1822). — Latreille, in Cuvier, Régne
. anira., V, 527 (1829). — Say, Journ. Acad. Nat. Sciences, VI, 178 (1829).
Wiedemann, Aussereurop. zweifl. Ins., II, 450(1830). — Macquart, Hist.
nat. d. Dipt., II, 397, pl. 18, f. 12, ( 1835 ). — Curtís, British Entom., XIII,
605 (1836). — Zetterstedt, Ins. Lapp., IV, 749 (1839). — Macquart, Dipt.
exot.,II, 3,344(1843). — Blanchard, Hist. nat. d. Ins., 11,489, 3(1845).
— Walker, List, of Dipt., 985 (1849). — Blanchard in Gay, Hist. fis. y
pol. d. Chile. Zool., VII, 445(1852). — Walker, Ins. Saunders., 371
(1856). — Rondani, Dipt. exot., 36 (1863). — Loew, Centuríae ( 1863-64 ).
— Schiner, Novara Exp., II, 227 (1868). — Osten-Sacken, Catal. North
Ara. Dipt., 196 (1880). — Tyler-Townsend, Canadian Entomol., 301 (1893).
Minettia, Robineau-Desvoidy, Essai sur les Myodaires, 646, VI (1830).
Syivia, Robineau-Desvoidy, Op. cit. , 636, II ( 1830).
Lycia, Robineau-Desvoidy, Op. cit., 637, III ( 1830).
Terenia, Robineau-Desvoidy, Op. cit., 640, IV (1830).
Suiilia, Robineau-Desvoidy, Op. cit., 642, V (1830).
Imago. Capul subhemisphaericum, frons faciesque quadratae,
illa plus minusve setosa'hac nuda interdum tenuissime pruinosa ;
hypostoma subdescendens, nudum, planum vel vix convexiuscu-
lum ; peristoma quadratum marginibus haud prominulis. Oculi
distantes, rotundi, saepius viridescentes. Ocelli 3 triangulariter
dispositi. Antennae breves, deflexae, 3-articulatae ; articulis %
primis brevioribus, ultimo compresso, oblongo, ápice obtuso vel
subrotundo, rarissime ante apicem leviter emarginato, basi seta
EL GÉNERO SAPROMYZA EN AMÉRICA
255
dorsali sparsim plumata vel pubescente instructo. Proboscis brevis,
carnosa, retractilis, geniculata, dimidio basali crasso, conico, api-
cali breviore et angustiore, obconico, ápice oblonge bi-labiato; la-
brum corneum, elongato-conicum ; palpi maxillares elongato-
clavati ápice et inferné breviter parce uni-seriatimque setosi. Tho-
rax modice elongatus, sulculo medio transverso destitutus, brevi¬
ter pilosus vel setosus. Alae incumbentes, parallelae, tenuissime
pilosulae, abdomine longiores, oblongae, hyalinae vel flavidae
saepissime fusco-maculatae, cellula prima postica late aperta,
secunda postica (s. discoidalis, V. d. Wulp. ) e nervulo trans¬
verso saepefusco-marginato clausa. Pedes sat breves, intermedii
bi-ealcarati. Abdomen o-annulatum, oblongum, in mare postice
paulisper attenuatum subtus reflexum, feminae ápice acumina-
tum e ovipositore articulato plus minusve elongato terminatum.
Sutura mediocris aut parva ; colores flavescentes, flavi, flavo-
pallidi, rufescentes vel testacei.
Larvae carnosae, i l-annulatae, subdepressae, sordidealbidae,
antice attenuafae, posticé truncatae, subtilissime alutaceae (oculo
fortiter armato spinulis minutissimis, retrorsum reclinatis, tectae
videtur) ; capul retraedle palpis bi-articulatis duobus munitum,
articulo primo magno, minuto, oblongo, utrinque tubérculo
setuloso instructo; corporis segmentum 8um supra 4-dentatum;
abdominis ápice appendiculis lateralibus % 3-articulatis stigma-
tisque tubulosis t praedito. Victus in fungis et succis et putridis
vegetalium et animalium.
Püpae elypticae, testaceae, antice et postice emarginatae, seg-
mentis duobus primis reliquis magis depressis utrinque lineóla
suturali signatis. Imagines inveniuntur in silvis, locis bumidis
et in fungis.
Estos insectil los, cuyos colores deslucidos, que varían desde el
amarillo pálido al ferruginoso, denuncian su vida oscura, sórdida
y humilde,, pasan sus primeros estados entre las basuras, los hon¬
gos corrompidos y las hojas y tallos podridos; no escasean en las
letrinas húmedas; algunos se multiplican entre la paja que cubre
las cabañas ó los establos y otros gustan la vecindad de los pan¬
tanos. Rara vez se halla sobre las flores á estos pequeños dípteros,
tranquilos, inofensivos y silenciosos que, poseidos de la soñolienta
256 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
pesadez que embarga á los Psychodidae (Tipulariae noctuaeformes )
ocultan los secretos de su vida bajo la húmeda sombra de los talla¬
res ó de las selvas, entre las cañas y juncos semi-sumergidos, en
el lodo pestilente de las ciénagas, las hojas amontonadas y pegadas
con su propia podre, placiéndose en absorber con singular deleite
el negro licor que chorrea de los hongos descompuestos, los jugos
de hedor insoportable que destilan de las substancias animales en
putrefacción ó los líquidos saturados de emanaciones amoniacales
que se condensan sobre los muros de los depósitos de residuos de
origen animal ó vegetal. Indolentes y perezosos, se mueven á pasi¬
tos cortos, casi como deslizándose, y cuando se les quiere capturar
apenas tratan de salvarse dando un corto volido, que más participa
del salto que del vuelo, ó dejándose caer á tierra, donde procuran
ocultarse debajo de cualquier objeto. Deponen sus huevecillos en
los mismos restos putrefactos que fueron su cuna, sin afanarse en
buscar nuevas comarcas donde propagar su estirpe, ni entretenerse
en vagabundear sobre las flores durante los dias en que el cielo azul
y el sol radiante parecen convidar á los habitantes de la tierra á
retozar en las praderas esmeraltadas ó en la sombría maraña de
los bosques.
La clasificación de las Sapromyza presenta algunas dificultades
á causa de la gran semejanza en el color que estos dípteros ofre¬
cen; sin embargo, las alas, el. abdómen, las patas y el estilo ante-
nario suministran datos específicos de no escasa utilidad. Robineau-
Desvoidy, ilustre historiador de los Muscidae, formó varios géneros
con los Sapromyza de Fallen, pero los caractéres que propuso no
tienen valor genérico, y, cuando más, pueden aprovecharse para
distribuir las especies en grupos secundarios que, aunque no muy
naturales, son de fácil uso para la determinación de las Sapromyza.
Las divisiones de Robineau-Desvoidy pueden expresarse de la
manera siguiente :
1. Corpore flavo . 3.
— Corpore obscuro vel ferrugineo. Antennarum chaeto plu-
mato . iMinettia.
3. Antennarum chaeto villoso vel tomentoso . 3.
— Antennarum chaeto plumato. Alae puncto maculaque fu-
scanis auctae . Suillia.
3. Antennae articulo 3o ápice truncato . Sylvia.
— Antennae articulo 3o cylindrico ápice obtuso. Alae hyalinae. 4.
EL GÉNERO SAPROMYZA EN AMÉRICA 257
4. Antennarum chaeto villoso . Terenia.
— Antennarum chaeto tomentoso . Lycia.
Esta distribución, aparte de alguna vaguedad en los términos
« plumaio », « villoso » y « tomentoso », « truncato » y « obtuso »,
ofrece, desde luego, numerosas excepciones en las especies de color
obscuro, en lo locante á la cerda anlenaria, pues unas la tienen fran¬
camente plumosa, mientras que en otras es ligeramente velluda ó
casi desnuda. Por esta causa es que, no pudiendo servirme de ellos
como subgéneros, he desechado los grupos de Robineau-Desvoidy,
al redactar mi sinopsis, prefiriendo valerme de caractéres quizás
más empíricos, pero de más cómodo manejo para el conocimiento
de las Sapromym americanas.
ESPECIERUM TABULA.
1. Thorax in fundo ochraceo, flavo, brunneo, cinéreo vel
nigro, obscurius vittatus, interdum maculatus . 3.
— Thorax fuscanus, ferrugineus, flavus vel rufus, ñeque vitta¬
tus ñeque maculatus . 13.
3. Alae immaculatae . £5.
— Alae maculatae interdum reticulatae . H .
íi. Thoracis dorso bi-vel 3-lineato . 4.
— Thoracis dorso 4-lineato . C».
4. Pedes unicolores pallidi vel nigricantes . . . 5.
— Pedes variegati, fulvi, geniculis tibiarum ápice tarsisque
nigris. Thorax fulvus utrinque fusco-uni-vittatus. Scu-
tellum haud vittatum . Alae flavae. Abdomen brunneum,
segmentis basi fulvis . S. geniculata.
5. Thorax 3-lineatus, pallide testaceus lineis obscurioribus
testaceo-fuscis. Pedes nigrescentes. Alaehyalinae. Abdo¬
men unicolor, nigrescens . S. Uneaticollis .
— Thorax bi-lineatus, melleus, lineis dilutioribus subobsoletis.
Pedes pallide flavi. Alae flavidae. Abdomen unicolor,
melleum . S. resinosa.
6. Abdomen testaceum, unicolor. [Thorax luteus fusco-4-vit-
tatus. Scutellum fusco-bi-fasciatum. Alae griseo-lute-
scentes. Pedes albidi, postici nigro-subannulati . S. macula
— Abdomen lutescens seriatim fusco 4-fariam maculatum.
Thorax cinereus fusco 4-lineatus. Scutellum fusco-bi-
maculatum. Alae lutescentes. Pedes- pallidi obsolete
fusco-annulati . . . S. quadrilineata.
K. Pedes flavescentes vel ochracei. Abdomen testaceum vel
obscurum sed maculatum
8.
258
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
7. Pedes nigri. Abdomen nigrum, nitidum. Antennae nigrae.
Thorax niger obscurius 4-vittatus. Alae flavae ápice ni-
gricantes .
8. Thorax bi-vel tri-fusco-lineatus . . .
— Thorax flavidus seriatim nigro-maculatus. Scutellum haud
vittatum flavescens. Alae fusco-reticulatae costa et ápice
radiatis. Pedes flavidi femoribus subtus nigro-macula-
tis. Abdomen flavidum seriatim nigro-maculatum . ....
9. Abdomen testaceum, unicolor, immaculatum .
— Abdomen fuscum vel fusco-nigrum, cinéreo-, vel nigro-pun-
ctatum .
10. Alae fusco-cinereae. limbo antico apicalique fuscis ; nervis
transversis fusco-marginatis. Thorax scutellumque flavi¬
di anguste fusco-bi-vittati. Pedes omnes flavidi, tibiis
posticis basi nigro-annulatis . .
— Alae pallidae costa apiceque fuscis, hoc flavido-guttato ;
venís transversis haud fusco-marginatis. Thorax scutel¬
lumque ochracei, nigro-fusco bi-vittati. Pedes fuscano-
flavidi, tibiis tarsisque anticis nigro-fuscis .
11. Alae dilute subfuscae confertissime nigro-variegatae. Tho¬
rax cinereus fusco-nigro-bi-hneatus. Scutellum fusco-
nigro-bi-lineatum. Pedes flavidi, femoribus tibiisque
nigro-annulatis. Abdomen fusco-nigrum cinereo-macu-
latum et punctatum .
— Alae nigro-fuscae, vitreo-maculatae et lineolatae. Thorax
obscure rufescus, obsolete obscurius tri-lineatus. Scu¬
tellum haud vittatum, fuscum. Pedes unicolores ochra-
ceo-flavi. Abdomen fuscum basi pallidum, segmentis
anticis transversim nigro-punctatis . S.
13. Alae hyalinae. flavidae vel ferrugineae, haud maculatae...
— Alae plus minusve fusco- vel nigricante- maculatae .
13. Pedes unicolores, flavi, albidi, testacei, nigri vel nigro-
fusci .
— Pedes flavi, testacei vel albidi, nigro- velfusco-variegati. .
1 4¡t. Pedes fusco-nigri vel nigri .
— Pedes plus minusve flavidi .
15. Abdomen unicolor, nigro-fuscum. Scutellum rufum. Pe¬
des fusco-nigri. Alae flavescentes .
— Abdomen bi-color, nigrum basi rufum. Scutellum fulvum.
Pedes nigri. Alae flavae fulvo-venosae .
16. Abdomen unicolor, testaceum, flavum vel fuscanum .
— Abdomen maculatura, punctatum vel fasciatum .
17. Scutellum unicolor .
— Scutellum ápice obscuratum vel bi-punctatum .
S. longipennis.
9.
S. decora.
10.
11.
S. umbrosa.
S. geminata.
S. stictica.
distinctissima.
13.
37.
14
31.
15.
16
S. nigriventris.
S. nigripes.
17.
29.
1 9.
18.
EL GÉNERO SAPROMYZA EN AMÉRICA 259
18. Scutellum flavum ápice nigro-bi-punctatum. Pedes pal-
lide flavidi. Alae hyalinae flavo-venosae. Abdomen pal-
lide flavum . S. grata.
— Scutellum testaceum ápice nigrum. Pedes testacei. Alae
flavicantes. Abdomen testaceum . S. porcaria.
lí>. Abdomen pallide flavum vel dilutissime testaceum . SO.
— Abdomen testaceum, ferrugineum, glandicolor, piceum vel
fuscanum . 23.
20. Antennae palpique concolores. Macula frontali ocellari deest. 2 1 .
— Antennae palpique basi flavi ápice nigri. Macula frontali
ocellari nigra adest . S. vulgaris.
21. Chaeto antennarum breviter pubescente .
— Chaeto antennarum longe pubescente, distincté plumato.
Oculi albido-marginati. Alis pedibusque flavidis .
22. Caput albidum. Pedes albi. Alae flavidae. Chaeto anten¬
narum rufesco .
— Caput flavum. Pedes pallide flavi. Alae lutescentes. Chaeto
antennarum nigro basi pallido .
23. Pedes pallide flavidi .
— Pedes obscurati, testacei, ferruginei vel fulvi .
2£. Caput vértice concolore ferrugineum vel testaceum .
— Caput testaceum vértice fuscum. Facies plana nuda. Oculi
albido-sericeo-marginati. Alae flavidae, fusco-venosae.
Abdomine glandicolore .
25. Facies convexiuscula. nuda. Alae leviter flavescentes. Ab¬
domen ferrugineum . . . S. guyanensis.
— Facies plana, nuda. Alae vix infuscatae. Adornen fuscanum. S. párvula.
SO. Chaeto antennarum breviter villosulo, subnudo. Abdomen
testaceum vel ferrugineum. 2H .
— Chaeto antennarum longe piloso-plumato, nigro. Antennae
fulvae. Corpore fulvo. Alae hyalinae angustissime fulvo-
marginatae. Abdomen piceum . S. Amida.
2K. Caput testaceum, facie concolor. Antennae testaceae . S8
— Caput fusco-rufescum, facie aurantiaca. Antennae fuscae,
chaeto nigro auctae. Alae limpidae fusco-venosae. Pedes
abdomenque fusco-rufescentes . S. delicaiula.
SS. Tarsi testacei tibiae concolores. Facies nuda. Alae hyalinae. S. setosa.
— Tarsi dilute testaceo-fusci tibia obscuriores. Facies tenuiter
albido-villosa. Alae hyalinae leviter infuscatae . S. duplicata.
SO. Abdomen flavum piceo-maculatum vel nigr-o-punctatum . . 30.
— Abdomen flavum incissuris atris, haud maculatura. Anten¬
nae flavae chaeto plumato auctae. Pedes pallide flavidi.
Alae hyalinae vix infuscatae . . S. cincta.
S. sórdida.
S. connexa.
S. tenuispina.
S4
S6
25.
S. scropharia.
260 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
30. Facies nuda. Antennae flavae, chaeto brevissime pube¬
scente instructae. Alae flavidae fusco-venosae. Pedes
flavi. Adornen flavum segmentis ultirais 3 atro-bipuncta-
— Facies albo-tomentosa. Antennae fulvae chaeto longe plu-
mato instructae. Alae cinerascentes fulvo-venosae. Pedes
fulvi. Abdomen fulvum utrinque piceo-maculatum . S. lateralis.
31 . Pedes omnes flavi vel testacei, tarsi omnes fusci vel nigri. . . 33.
— Pedes antici quam postici obscuriores vel tibiarum ápice
obscurato . . . 35.
33. Abdomen unicolor, pallide flavutn . 33.
— Abdomen testaceum irregulariter fusco-notatum. Alae fla¬
vescentes. Pedes testacei, tarsi fusci . S. laleritia.
33. Corpus obscure ferrugineum. Alae ferrugineae. Pedes flavi,
tarsi omnes ubique nigri . S. chilensis.
— Corpus pallide testaceum. Alae hyalinae vel flavescentes.
Pedes pallide testacei, tarsi fusci, basi pallidi . 34.
34:. Tarsi omnes fusci, articulis duobus primis flavis . S. pallens.
— Tarsi postici ubique nigro-fusci, antici basi flavi . . . S. plantciris.
35. Vertex vel frons nigro-maculati vel albo-fasciati . 36.
— Vertex fronsque ñeque fasciati ñeque maculati. Corpus
pallide testaceum. Chaeto breviter plumato. Pedes albidi,
tibiarum ápice fusco-testaceo. Alae flavescentes hyalinae. S. remota.
36. Fronte haud fasciata at vértice macula nigra rotundata
signato. Corpus dilute rufum. Chaeto aequaliter plu¬
mato. Alae griseae, hyalinae. Pedes flavi, tibiae antror-
sum obscuratae . S. ocellaris.
— Fronte fascia transversa alba nigro-marginata signata at
vértice haud maculato. Corpore ( abdomine ferrugineo
excepto) schisticolore. Chaeto suprá longe, subtus brevi¬
ter plumato. Alae flavidae. Pedes antici nigri flavo-
geniculati, postici ferruginei . S. lupulina.
S"7. Scutellum unicolor . 39.
— Scutellum ápice utrinque nigro-bipunctatum . 38.
38. Scutellum luteum ápice nigro-bípuuctatum. Antennae fer¬
rugineae. Pedes fusco-flavidi. Alarum venís transversis
fuscano-limbatis. Abdomen luteum segmentis 2-4
utrinque puncto nigro signatis. . . . S. 8-punctaLa.
— Scutellum pallide flavidum ápice nigro-bipunctatum. An¬
tennae pallide flavidae. Pedes pallidi. Alae costa macu-
lisque tribus fuscis. venís transversis fusco-marginatis.
Abdomen flavidum vitta media longitudinali segmento-
rumque margine postica nigrescentibus . S. bipunctata.
EL GÉNERO SAPROMYZA EN AMÉRICA
261
39. Pedes unicolores. Abdomen unicolor . 4:0.
— Pedes saepius nigro vel fusco variegati. Abdomen nunc
unicolor pedes variegati, nunc variegatum pedes unico¬
lores . 48.
40. Pedes flavi, ferruginei, rufi vel fulvo-testacei . 41.
— Pedes fusci. picei vel fusco-flavidi. . 40.
41. Abdomen rufum, ferrugineum, fulvum vel flavido-testa-
ceum . 42
— Abdomen nigrum. Thorax testaceus. Antennae rufo-flavae,
chaeto fusco-plumato. Alae flavescentes fusco-8-macu-
latae. Pedes flavi . S. gigas.
43. Alae pallide flavae venís transversis 2, maculisque vel
punctis 4 fuscis ornatae . 43.
— Alae saepius antice infuseatae bi- vel tri-punctatae, venís
transversis aliis fuscano-limbatis, aliis limbo fuscano
nullo . 44.
43. Punctis 4 fuscis alar uní iu limbo antico apicalique positis.
Thorax pallide fulvus. Antennae pallide fulvae, chaeto
breviter villoso. Pedes rufi. Abdomen rufum . S. philadelphica.
— Punctis 4 fuscis alarum uno prope marginem anticam sito,
reliquis 3 ad venam longitudinalem tertiam seriatim po¬
sitis. Thorax ferrugineus. Antennae ferrugineae, chaeto
breviter piloso. Pedes ferruginei. Abdomen ferrugineum. S. notata.
44. Alarum margine costali infuscata, nervis transversis fusco-
limbatis, limbo haud fusco-punctato . 45.
— Alarum margine costali haud infuscata. nervis transversis
haud fusco-limbatis, venís longitudinalibus ápice puncto
fusco signatis. Antennae ferrugineae. chaeto breviter
piloso. Thorax fusco-fulvidus. Pedes ferruginei. Abdo¬
men ferrugineum . S. mactans.
45. Fulvo-testacea. Antennae rufescentes chaeto breviter vil-
loso. Alae flavae margine antica apiceque fusco-lim¬
batis, veDis transversis 2 latae fusco ■marginatis. Pedes
fulvo-testacei. Abdomen fulvum . S. rubescens.
— Flavido-testacea. Antennae flavae, chaeto plumato. Alae
flavidae margine antica sólita fusca, venís transversis 2
fusco-limbatis. Pedes flavidi. Abdomen flavido-testaceúm
interdum ápice infuscatum . S. corollae.
46. Alarum margine costali infuscata . 44.
— Alarum margine costali haud infuscata: alae dilute flavescen¬
tes venís transversis 2 fusco-limbatis, punetisque 4 fuscis
auctae, uno medio reliquis marginalibus. Thorax brun-
neus. Pedes fusci. Antennae dilute fulvae, chaeto brevi¬
ter villoso. Abdomen brunneum . . S. fuscipes.
262 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
. Alarum margine costali fusca obscurius 3-punclata, ner-
vulo transverso medio solito fusco-marginato. Anten-
nae flavo-testaceae, chaeto breviter pubescente. Tho¬
rax luteo-testaceus. Pedes fusco-flavidi. Abdomen glan-
dicolor . S. contigua.
— Alarum margine costali fusca haud obscurius punctata,
nervulis tranversis 2 fusco-limbatis. Antennae fulvae,
chaeto nigro, pin mato. Thorax fulvus. Pedes picei.
Abdomen fulvuin . S. brasiliensis.
4tS. Pedes unicolores abdomen haud concolor vel abdomen
concolor pedes fuscano- vel piceo-variegati .
— Pedes abdomenque variegati . .
¿49. Pedes unicolores ; abdomen ápice obscurum, vel infundo
pallidiore fusco-maculatum vel in fundo obscurato pa-
llidioré fasciatum .
— Pedes haud unicolores, flavi, tarsi plus minusve fusco vel
nigro tincti. Abdomen unicolor ferrugineum, flavum,
fulvum vel flavescens . . .
50. Abdomen luteum vel pallide flavum, ápice fuscum vel ni-
grum .
— Abdomen fuscanum vel fulvum obscurius maculatura vel
pallidiore fasciatum. Alae flavescentes basi marginibus-
que auticis obscurioribus ; venis transversis fusco-lim¬
batis .
51. Alae flavidae fascia transversa obliqua, ápice punctoque
medio fuscis signatae. Antennae flavae. Thorax luteus.
Pedes flavi. Abdomen luteum ápice nigricante . S. americana.
— Alae subhyalinae haud fasciatae, costa apiceque inaequaliter
submaculatis, nervis transversis 2 fusco-limbatis. An¬
tennae pallide luteae, chaeto nudiusculo. Thorax pallide
luteus. Pedes pallidi. Abdomen pallide flavum ápice
fuscum . S. Thomsonii.
49.
56
50.
53.
51.
5J2. Abdomen fuscum haud maculatura segmentis basalibus
2 ápice pallidis. Pedes flavi. Frons flavo-fulvida, haud
maculata. Antennae flavo-fulvidae, chaeto villoso. Tho¬
rax flavo-fulvidus . . . S. Lebcisii.
— Abdomen fulvum, maculatura : segmentis 3-4 macula media
apiceque fuscis. Pedes flavi. Frons rufa maculis minutis
2 triangularibus nigris signata. Antennae rufo-testaceae
ápice fuscae, chaeto breviter villoso. Thorax rufus . S. frontalis.
53. Alae haud 5 punctatae . • . 54t.
— Alae lutescentes venis transversis punctisque 5 fuscis or-
natae. Thorax flavus. Antennae flavae, chaeto plumato.
Pedes flavi, tarsi postici suprá fusci. Abdomen flavum. S. fraterna.
EL GÉNERO SAPROMYZA EN AMÉRICA
54t. Alarum costa haud fusco-marginata ; vena transversa 2a
postica obscure limbata .
— Alarum costa vitta costali irregulari fusca ornata, vena
transversa media fusco-limbata, at secunda postica haud
limbata. Thorax testaceus. Pedes testacei, tarsi nigri.
Abdomen testaceum .
263
S. cipla.
55. Pedes flavo-testacei, tarsi postici articulo 2° solito atro.
Alae lutescentes ñeque punctatae ñeque vittatae, venís
transversis nigro-limbatis. Thorax flavus. Antennae fla-
vae, chaeto breviter pubescente. Abdomen pallide-flave-
scens . . . . S. bispina.
— Pedes flavi, tarsi postici ápice nigri. Alae lutescentes vitta
subapicali interrupta maculaque apicali fuscis ; venís
tranversis íusco-limbatis. Thorax testaceus. Antennae
ílavo-testaceae, chaeto breviter pubescente. Abdomen
ferrugineum . S. compedita.
ÍS6. Pedes flavi, tarsi fusco-nigri, tibiae anticae nigrae. Alae
limpidae, antice flavo-, postice fuscano-marginatae, ner-
vulus transversus posticus fuscano-limbatus. Thorax
pallide fulvus. Antennae flavae, chaeto fusco, plumato.
Abdomen pallide ferrugineum, segmento 3° utrinque
nigro-maculato, reliquis vitta dorsali nigra signatis.. . . S. ornata.
— Pedes fusci; tibiae mediae testaceae ápice fuscae. Alae
lutescentes venís longitudinalibus transversisque fusco-
limbatis, ápice fuscae. Thorax luteo-testaceus. Anten¬
nae testaceae ápice fuscae; chaeto brevissime piloso.
Abdomen luteo-testaceum, ápice et basi utrinque lineóla
exilis nigris . S • limbinervis.
264
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
A. Thorax vittatus. Alae immaculatae.
1. Sapromyza g-eniculata, Macquart.
Sapromyza geniculata, Macquart, Dipt. exot., II, 3, 347, 11 (1843). — Bigot,
Miss. scient. d. Cap. Hora, VI, 36, 49 ( 1888). — Blanchard in Gay, Hist.
física y pol. de Chile, Zool., VII, 446, 5 (1852).
linfa; probóscide, palpis, facie anteñnisque fulvis ; facie leviter
albido-pruinosa. Ántennis fulvo-fuscanis subtus obscurioribus.
Thorace fulvo, utrinque cid marginem anticam usque ad alarum
inser tionem vitta fusca signato. Alis halteribusque flcivis. Pedibus
fulvis , geniculis, tibiarían tarsorumque ápice plus mmusve
late nigris. Abdomine brunneo, basi, segmentisque 4-5 margine
apicali, fulvis. — Long. 1 3/4 Un.
Hab. observ. : Chile (Macquart), in Coquimbo (BlaIxchard) ; Resp.
Argentina in Fuegici (Bigot).
Fué descubierta en Chile por M. Gay y más tarde ha sido seña¬
lada en la Tierra del Fuego por M. Bigot.
3. Sapromyza liiieaticollis, Blanchard. — Lynch emend.
Sapromyza lineatocollis, Blanchard in Gay, Hist. fis. y pol. de Chile, Zool., Vil,
447, 8 (1852).
Oblonga, pcillicle testacea. Capite suprá fuscano-bilineato ; fronte
utrinque facieque dense tenuiter cilbo-tomentosis. Antennis te-
staceis, stylo nigricanti. Thorace pallidissime testaceo, longitu-
dinaliter testaceo- fusco-tri-lineato. Alis hyalinis vix flavescen-
tibus. Pedibus cibdomineque nigrescentibus . — Long. 2 Un.
Hab. observ. : Chile in Coquimbo (Blanchard) et Valdivia
( C. Berg).
Dos ejemplares, de esta especie, fueron recojidos en Valdivia por
el Dr. Cárlos Berg, durante una excursión que efectuó en la Repú¬
blica de Chile.
EL GÉNERO SAPROMYZA EN AMÉRICA
265
3. Sapromyza resinosa, Wiedemann.
Sapromyza resinosa, Wiedemann, Aussereurop. zweifl. Ins., II, 456, 14(1830).
— Osten-Sacken, Catal. Norlh Am., Dipt., 196 (1880). — Tyler-Townsend,
Canadian Entom,, 302(1893).
« Mellea ; palpis nigris ; alis flavidis. — Long. 4 i Un. 9 » (Wie¬
demann).
Corpus melleum e gurrima resinosa pernitida tectum videtur. An-
tennae melleae. Facies dilutissime flavida ; vértice capitis melleo,
nigro-ocellato. Thorax melleus obsoletissime dilutioré bi-lineatus.
Alae dilute flavidae, immaculatae. Pedes pallidi. Abdomen melleum,
unicolor.
Hab. observ. : Am. borealis in Savannah (Wiedemann) in Geor¬
gia ( Tyler-Towsend).
<4. Sapromyza macula, Loew.
Sapromyza macula, Loew, Berl. entom. Zeitschr., XVI, 101, 82 (1872). — Osten-
Sacken, Catal. North Am. Dipt., 196(1880). - Tyler-Townsend, Canadian
Entom., 301 (1893).
« cf 9- Lutescens , opaca, macula faciei atra , thoracis vittis dor-
salibus quatuor pleurarumque binis fuscis, pedibus exalbidis,
tibiis posterioribus annulo subbasali nigro pictis, alis imrnacu-
latis . — Long. corp ., 1 */A-i lin., long. al., 4 {/2 lin. »
« Dilute lutescens, opaca. Caput concolor, faciei macula rotunda
aterrimá et opaca. Antennae luteae, articulo tertio ovato et seta
breviter plumatá instructo. Thoracis dorsum vittis quatuor angustis
subfuscis vel fuscis pictum, praeter has vittas leviter albido-polli-
nosum; pleurae fusco-bivittatae. Scutellum planum, setis quatuor
instructum fasciisque duobus ante marginem apicalem coéuntibus
subfuscis, interdum plañe obsoletis variegaturn. In abdomine prae-
macularum nigrarum seriem mediam segmenta intermedia adver-
sus latera abdominis nigricant. Hypopygium magntim, dilute
lutescens. Pedes exalbidi, tibiis posterioribus annulo subbasali ni¬
gro, superne plerumque interrupto ornatae. Alae immaculatae,
ANAL. soc. cient. arg. T. XXXV
18
266 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
colore ex cinéreo lutescente Ievissime tinctae, venís concoloribus. »
(Loéw).
Hab. obs. : Am. septentrionalis in Texas (Belfr age. — Loew).
5. Sapromyza quadrilineata, Loew.
Sapromyza quadrilineata, Loew, Berliner entom. Zeitschr., 348, 78 (1861 ). —
Tyler-Townsend, Canadian Entom., 303 (1893).
« J Cinérea, opaca, thoracis lineis quatuor longitudinalibus
fuscis, scutello et abdomine pallide luteis, illo adversus basim
cinéreo, hoc quatuor macularum fuscarum seriebus pido ; pedes
flavescentes annulis fuscis , saepe obsoletis ornati ; alae lutescen-
tes. — Long . corp., 4 V2 Un. — Long. al. , 4 3/4 Un. ».
« Minuta, cinérea, opaca. Caput ex flavo albidum, lineis frontis
duabus longitudinalibus fuscis. Antennae pallide luteae, articulo 3o
rotundato-ovalo, seta obscura breviter nigro-pubescente. Clypeus
prominulus. Oris apertura magna; palpi minuti atri. Thoracis
dorsum cinereum, lineis 4 fuscis pictum, humeris plerumque fla-
vescentibus. Pleurae cinereae. Scutellum subplanum, pallide lu-
tescens, fusco-bimaculatum et adversus basim in speciminibus ple-
risquecinerascens. Abdomen breve, pallide lutescens, quatuor ma¬
cularum fuscarum seriebus pictum. Hypopygium maris mediocre,
crassissimum, abdomine concolor aut magis rufescens. Pedes palli¬
de lutescentes annulis fuscis haud raro obsoletis ornantur, annulo
tamen tibiarum posticarum subbasali semper conspicuo. » (Loew).
Hab. observ. : Am. septentrionalis in Pensylvania (Loew. — Os-
ten-Sacken. — Tyler-Townsend).
EL GÉNERO SAPROMYZA EN AMÉRICA
267
B. Thorax vittatus. Alae maculatae interdum
reticulatae.
6. Sapromyza Iongipennis, Fabricius.
Musca Iongipennis, Fabricius, Entora, system., IV, 323, 47 (1794) et Syst. An-
tliat., 299, 75 (1805).
Lauxania Iongipennis. Fallen, Ortalid., 28, 4 (1820). — Meigen, Syst. Beschr.
d. beck. europ. zweifl. Ins., V, 300 (1826).
Sapromyza Iongipennis, V. derWulp, Enige Nord-Ameriknischeaa Dipt., (1867).
— Osten-Sacken, Cat. etc., 196 (1880). — Tyler-Townsend, Canadian
Entoraol., 303 (1893).
« Nigra ; tarsis posterioribus alisque flcivis . — Long. 2 Un .» (Meigen).
Caput nigrum ; facies nigra at griseo-pruinosa. Oculi albido-mar-
ginati. Antennae nigrae, articulo ultimo albido-micante ; chcieto
antennarum plumato. Thorax niger, vittis 4 longitudinalibus ob-
scurioribus signatus. Scutellum griseo-marginatum. Alae flavae
ápice nigricantes. Halteres nigro-fusci. Pedes nigri ; tarsi postici
flavi. Abdomen nigrum, nitidum.
Variat? : Antennae testaceae. Alae immaculatae.
Hab. observ. : Germania ( Fabricius. — Meigen. — Fallen). —
Am. borealis (Y. der Wulp. — Osten-Sacken).
*7. Sapromyza decora, Loew.
Sapromyza decora, Loew, Berl. entom. Zeitschr., VII, 97, 96 (1864). — Osten-
Sacken, Catal. etc., 196 (1880). — Tyler-Townsend, Canadian Entom.,
302 (1893).
« $. Flavescens, maculis nigris variegata, alis fusco -reticulatis.
— Long. corp., 2 Ve Un. — Long. al. 2 V4 Un. »
« Dilute flavescens infrá pal lidior. Tertius antennarum articulus
triangulus, suprá leviter excisus, seta nigro-plumatá. Frotis mar-
giriis nigro-maculatis, convexa, nítida, maculam geminam atram
gerens. Genae et occiput fusco-maculala. Thorax et abdomen ma¬
culis nigris, seriatim dispositis ornata. Femora singula infrá ma¬
cula nigra notata. Alae fusco-reticulatae, costa et ápice radiatis,
disco et margine postico guttatis. » (Loew).
268 ANALES DE LA- SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Hab. observ. : Am. septentrionalis in Lake George, New York
(Loew. — Osten-Sacken), Quebec , Canadá (Osten-Sacken ).
Según Loew, esta especie difiere de todas las de su género por la
forma de la cabeza y sobre todo de las antenas que, se asemejan
mucho á las de Tétano cera , por lo cual opina que debería tomarse
como tipo genérico diverso de Sapromyza.
8. Sapromyza umbrosa, Loew.
Sapromyza umbrosa, Loew, Centuria III in Berl. entomol. Zeitschr., VII, 30, 57
(1863). — Osten-Sacken, Catal. etc., 196 (1880).
« cf . Flavescens , fronte, tliorace scutelloque subfusco vittatis, ab¬
domine subfusco, tibiis posterioribus prope basim nigro-annula-
tis, alis ex fusco-cmereis , dimidio anteriore fere tota venula-
rumque transe ersalium limbis obscure fuscis. — Long. corp.,
• i y4 Un. — Long. al., I l/2 lin. »
« Ex lestaceo flavescens, opaca. Caipíflavum, vittá frontali sub¬
fusca, per triangulum ocellare elongatum disectá, órbita oculorum
faciali prope antennas puncto nigro pictá, infrá pilosa, pilo supre¬
mo reliquis longiore, setulam mvstacinam mentiente. Antenncie
ochraceae, breves, articulo tertio rotundo, seta breviter pubescente.
Thoracis dorsum vittis angustis subfuscis quatuor e linea media
obsoletiore variegatum. Scuiellum subfusco-bivittatum . Pleurae
subfusco obsolete maculatae. Abdomen sordide fuseum, in viva
verisimiliter testaceum. Pedes flavescentes, femoribus anticis ad-
versus basim nigricantibus ti biisque posterioribus prope basim
annulo imperfecto nigro cinctis. Alae ex fusco-cinereae, limbo costae
latissimo fusco, inde a venae auxiliaris fine usque ad apicem alae
pertinente et in parte apicali usque advenam quartam dilatato,
venulis transversis fusco-marginatis. » ( Loew).
Hab. observ. : Am. Septentr., in Columbia (Osten-Sacken).
EL GÉNERO SAPROMYZA EN AMÉRICA
269
9. Sapromyza geminata (Fabricius) Wiedemann.
Dictya geminata, Fabricius, Syst. Antl., 331, 23 (1805).
Sapromyza geminata , Wiedemann, Aussereurop. zweifl. Ins., II, 450, 2 (1830).
— Schiner, Novara Exp., II, 279, 140 (1868).
Ochraceo-testaceci, thorace scutelloque nigro-fusco-bivittatis . Ca-
pite ochraceo; facie perpendicular i, medio long itrorsum con-
vexiusculci, atrinque albicla; cris cavitate atrinque nigro-pun-
ctata; vértice uilule flavo-ochraceo. Antennis ferrugineis. Thora¬
ce scutelloque suprd fusco- vel nigro-fusco-bivittatis ; pleuris
fusco-nigro bifasciatis. A lis pallidis, costa late apiceque fuscis,
hoc flcivido-guttato. Pedibusfuscano-flavidis ; /emorum, tibict-
rum tarsorumque apicibus fuscis cit femoribus tarsisque anticis
nigro- fuscis . — Long. í V2 millim.
Hab. observ. : Am. merid. (Fabricius. — Wiedemannn — Schiner).
Los ejemplares típicos pertenecían á las colecciones de Fabricius,
Wiedemann, y de! Museo de Copenhague. En sus descripciones,
tanto Fabricius como Wiedemann, han olvidado mencionar que el
estilo antenario es plumoso, lo cual hace notar Schiner al ocuparse
de esta especie.
lO. Sapromyza sti etica, Loew.
Sapromyza stictica, Loew, Berl. entora. Zeitschr., VII, 30,58(1863). — Osten-
Sacken, Catal. etc., 196 ¡1880). — Tyler-Townsend, Canadian Entomol.,
303 (1893).
« $. Opaca. Capite, tlioráce scutelloque ciñereis, punctis maculis-
quenigris adspersa, ab domine nigro , maculis punctisque ciñereis
variegato ; alae latae maculis nigris confertis et confluentibus
pictae, macula apicali guttisque aliquot marginalibus cilbis.
— Long. corp., í V4 Un. — Long . al., 1 1/.2 Un. »
Tota opaca. Caput ex flavo-cine reúna ; vitta fronlalis fusca; setae
frontales et verticales e punctis nigris ortae ; órbita facialis nigro-
.punctata. Antennae breves, articulo 3o rotundo, in latere exleriore
puncto nigro notato. Thoracis dorsurn cinereum, lineis duabus,
270
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
maculis aliquot punctisque ex fusco-nigris pictum. Pleurae ex
fusco-nigrae, cinereo-maculatae. Scutellum ex flavo-cinereum, an-
gulis lateralibus viltulisque duabus ex fusco-nigris. Abdomen ex
fusco-nigrum, maculis punctisque ciñereis adspersum. Pedes dilute
flavescentes, annulis femorum duobus latissimis tibiarumque an-
nulo basali nigris. Halterum capitulum nigrum. Alae latae, dilute
subfuscae, maculis nigris eonfertissimis, ínter se confluentibus
variegatae, macula apicali guttisque circiter undecim ( quinqué
costae, rnarginis posticé sex) albidis.
Hab. observ. : Am. septentrionalis in Colombia (Loew. — Tyler-
Townsend), in Texas (Osten-Sacken).
11, Sapromyza distinctissima, Schiner.
Sapromyza distinctissima, Schiner, Novara Exp., 280, 143 ¡1868;.
Fusca, opaca : capite dilute fusco; vértice flavido 3- linea to ; facie
leviter albo-pruinosa medio fusco-punctata. Antennis dilute
fuscis, brevibus, stylo vel chaeto distincté pubescente. Thorace
obscure rufesco vel fusco-piceo , lineis obsolelis tribus obscurio-
ribus notato. Alis nigr o- fuscis, posticé prope alulam etad cellu-
lam posticam maculis duabus lineiformibus , vitreis , irregulari-
bus, signatis, macula secunda ad cellulam secundam antrorsum
lineóla vitrea emitente; vena medias tina l-i ápice macula ob¬
scure fusca in fundo dilutiore sita, ornata; nervulo transverso
medio nigr icante-limb ato ; vena transversa postica angustissime
vitreo-marginata. Pedibus sordidé ochraceo-flavis. Abdomine
basi pallide flavo, fere albido ; segmento secundo posticé punctis
7 nigris in serie transversa disposilis notato, tertio posticé trans -
versim septem-punctato at punctis minutissimis irrorato, reliquis
fuscis margine postica dilutius punctata ; venir e utrinque fer-
rugineo, nigro-punctato. — Long. 1 3/4 bin.
Hab. observ. : Amer. merid. (Schiner).
Al describir esta especie, cuya coloración recuerda la de algunos
Ortaliditae, duda Schiner de que pertenezca correctamente al gé¬
nero Sapromyza, mas sin decidirse á fundar una nueva división
para ella.
EL GÉNERO SAPROMYZA EN AMÉRICA
271
C. Thorax ñeque maculatus ñeque vittatus. Alae
liaiul maculatae.
12. Sapromyza nig-riventris, Blanchard.
Sapromyza nigriventris, Blanchard in Gay, Hist. física y pol. de Chile, Zool.,
VII, 446, 3 (1852).
Oblonga , testaceo-rufa, nitidula; capite corporis concolore ; facie
dilutiore; fronte pilis paucis nigris armata. Antennis nigris,
stylo nudo, nigro. Tliorace nítido, rufo, pilis nigris adsperso.
Alis amplis vix infuscatis basi flavescentibus. Pedibus abdomine-
gue fusco-nigris hoc nigro-piloso . — Long. 2 l¡2 Un.
Hab. observ. : Chile in Coquimbo et lllapel (Blanchard).
No me parece muy distante de la S. nigripes Macquart, con la que
conviene en el color del cuerpo, antenas, patas y abdomen, apare¬
ciendo como diferencias principales, el tener el abdómen unicolor
sin amarillo rojizo en la base, y las alas amarillentas sólo en la raíz
y no en toda su extensión, como la S. nigripes. A pesar de todo, no
me extrañaría que la especie de Blanchard resultase sinónima de
la de Macquart.
13. Sapromyza nigripes, Macquart.
Sapromyza nigripes, Macquart, Dipt. exot., II, 3, 347, 10 (1843). — Blanchard
in Gay, Hist. fis. y pol. de Chile, VII, Zool., 446, 4 (1852).
Rufa, probóscide, palpis, facie, fronteque fulvis. Antennis nigris
stylo tomentoso auctis. Thorace fulvo. A lis (Icivis fulvo-venosis.
Halteribus flavis. Pedibus nigris. Abdomine (segmentis basali-
bus duobus exceptis) nigro. — Long. i 3/4 Un.
Hab. observ. : Chile (Macquart), in Coquimbo (Blanchard).
Pertenece al grupo de los S. nivosa Meigen y S. pallidiv entris,
Fallen, pero es muy característica porsus patas y antenas negras*
Fué descubierta por M. Gay quien donó ejemplares al Museo de
París.
272
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
lAt. Sapromyza grata, Wiedemann.
Sapromyza grata, Wiedejiann, Aussereurop. zweifl. Ins., II, 456, 13 (1830).
Flava vel lútea; antennis testaceis; scutello posticé nigro-bi-
punctato, punctis nigris , nigro-setigeris. Alis hyalinis flavove-
nosis. Abclomine pedibusque pallidé flavidis. — Long. 3 millim.
Hab. observ. : Brasilia (Wiedemann).
Es afine de las Sapromyza flava, interstincta y pallida de Europa,
mas se distingue bien de ellas por los puntos negros del extremo
de su escudete.
15. Sapromyza porcaria, (Fabricius) Wiedemann.
Scatophaga porcaria, Fabricius, Syst. Antl., 204, 4 (1805).
Sapromyza porcaria , Wiedemann, Aussereurop. zweifl. Ins., II, 453, 7 (1830).
Statura , antennis , facie, oculisque omnino ut S. scrophariae cit
vértice magis angusto. Testaceci, pedibus halteribusque parum
dilutioribus, scutello ápice nigro ; alis hyalinis, flavicantibus,
immaculatis. Abdomine testaceo incissuris obsoleto albicantibus.
— Long. 4 V2 millim.
Hab. observ. : Am. merid . ( Fabricius. — Wiedemann).
Fabricius compara esta especie con la S. scropharia al paso que,
por un error de imprenta, aparece Wiedemann como estableciendo
un paralelo entre la S. porcaria con la misma que describe, la que
no es otra que aquella con que se encuentra comparada. Los ejem¬
plares que sirvieron á Wiedemann pertenecían á su colección, á
la de Fabricius y á la del Museo de Copenhague.
EL GÉNERO SAPROMYZA EN AMÉRICA
273
1 (i. Sapromyza vulg-aris, (Fitch) Osten-Sacken .
Clilorops vulgaris, Fitch, Report., I, 300, tab. 1, f. 4 (1855).
Chlorops antennalis, Fitch, Op. c., 1. c. (1855).
Sapromyza plumata, Vander Wulp, Tijds. voor Entom., 2 ser., 159 (1867).
Sapromyza antennalis, Loew, Zeitschr. für gesam. Naturwiss., XXXVI, 117 (1870) .
Sapromyza vulgaris, Osten-Sacken, Catal. etc., 196(1880]. — Tyler-Townsend,
Canadian Entorno!., 302 (1893).
Dilute flava ; antennis palpisque flavis ápice nigris ; ocellis in
macula frontali nigra sitis ; chaeto antennarum suprci subtusque
breviter piloso ; a lis limpiáis, immaculatis . — Long. 3 millim.
Hab. observ. : Am. borealis cid regionem Atlanticam (Fitch. —
Loew. — Osten-Sacken. — Tyler-Townsend ).
íy. Sapromyza sórdida, Wiedemann.
Sapromyza sórdida, Wiedemann, Aussereurop. zweifl. Ins., II, 456, 12 (1830). —
Osten-Sacken, Catal. etc., 196 (1880). — Tyler-Townsend, Canadian En¬
tom., 301 (1893).
a Lútea; antennis laete ferrugineis ; palpis silaceis. — Long. 1 2/3
Un. » ( Wiedemann ).
Chaeto antennarum fortiter plumato. Fcicie dilutissime fl avida ;
vértice capitis melleo-flavo . Oculis albido-marginatis. Thorace abdo-
mmeque luteis, niticlis. Pleuris pallide flaviclis. Alis flavidis, imma-
culcitis. Pedibus pallide flavidis.
Hab. observ. : India Occidentalis (Wiedemann).
1S. Sapromyza connexa, Say.
Sapromyza connexa, Say, Journ. Acad. Nat. Scien., VI, 178 (1829). -- Ejusdeji,
Complete writings ed. by Leconte, II, 367, 1 (1859). — Osten-Sacken,
Catal. etc., 196(1880). — Tyler-Townsend, Canadian Entom., 301 (1893).
Pallide flavo -me llina. Capite albido. Antennis pallide flavo-melleis
ápice rotundatis. Oculis viridulis. Thorace scutelloque flavo-
274 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
melléis . Alis dilutissime flavidis, immaculatis. Peclibus albis .
— Long. 1 3/4 lin.
Hab. observ. : Am. borealis in Indiana ( Say).
En su descripción dice Say : « tergum paler than the thorax y>,
sin precisar si este tergum pertenece al abdomen ó á lo inferior del
mismo tórax. Comparala Say con la S. flava, Linnaeus, cuya carac¬
terística; « Flava; oculis viridaureis; articulo tcrlio antennarum
rotundo; alis pallide nervosis. Long. i l/2 lin. circa », le conviene
muy bien á esta, la cual difiere de la flava, según Say, por ser mu¬
cho más ancha. Más, como el autor citado asegura que, la S. flava
habita en la misma región que su S. connexa y esta última no ha
sido bien reconocida posteriormente, no sería extraño que resulta¬
sen sinónimas, pues los detalles de « capite albido » y <.< Pedes albi»
pueden depender de mera apreciación personal ó de la frescura de
los ejemplares examinados, dada la palidez de tintas que distingue
á esta especie.
19. Sapromyza tenuispina, Loew.
Sapromyza tenuispina, Loew, Berliner entom. Zeitschr., V, 349, 80 (1861). —
Osten-Sacken, Catal. of North Ara., 196 (1880). — Tyler-Townsend, Ca-
nadian Entomol., 301 (1893).
« $. Flava, antennis palpisque concoloribus , antennarum seta
nigrá adversas basim pallidá , breviter pubescente, alis lute-
scentibus. — Long. corp., / 3/4 lin. Long. al., '/ 5/6 lin. »
« Tota flava. Caput opacum, fronte et antennis laetius fia vis, illius
margine antico magis prominente quam in specie praecedente, ha-
rum articulo 3o ovato, seta nigrá, adversus basim pallidá, breviter
nigro-pubescente. Facies adversus oris aperturam recedens, clypeo
non prominente. Thoracis dorsum et scutellum planum subopaca,
colore ex flavo non nihil in rufescentem vergente tincta. Abdomen
pallide flavescens, subopacum . Maris hypopygium magnum, la-
mellis duabus apicalibus minutis rotundatis et breviter nigro-pilo-
sis praeditum segmentumque ventris ultimum utrinque spinulá
tenui armatum. Pedes pallide flavi. Alae Iutescentes, venis trans-
versis concoloribus. » (Loew).
Hab. observ. : Nebraska in Am. bor. (Loew. — Osten-Sacken. —
Tyler-Townsend).
EL GÉNERO SAPROMYZA EN AMÉRICA
275
30. Sapromyza scropharia (Fabricius) Wiedemann.
Scatophagci scropharia, Fabricius, Syst. Antliat., 204, 3(1805).
Sapromyza scropharia, Wiedemann, Aussereurop. zweifl., 11,451, 3(1830).
Testcicea, ccipite Ínter dum pallidiore: facievix nítida, nuda, fia-
vida, plana, verticali', oculis magnis, angustissime albido-
sericeo-margina tis ; vértice fusco atrinque setis magnis crassis-
que nigris armato; occipite nigro, breviter setoso. Antennis
rufo-flavidis, brevibus, chcieto plumato auctis. Thorace glandi-
colore vel obscure testaceo , atrinque dilutiore, nigro-setoso. Scu-
tello magno posticé quadri-setoso. Alis flavidis , hyalinis , fusco-
venosis. Halteribus pedibusque flavidis. Abdomine glandicolore,
breviter nigro-piloso. — Long. 6 millim.
Hab. observ. : Am. merid. (Wiedemann).
Wiedemann describió, por segunda vez, esta especie según el
ejemplar fabriciano, que sirvió de tipo al fundador de la entomolo¬
gía sistemática ; á mi vez he vertido, en parte, al latín, la descripción
alemana de Wiedemann, procedimiento que he adoptado con todas
las características de especies que no conozco y á las que he hallado
expresadas en otra lengua que la latina.
31. Sapromyza gnyanensis, Macquart.
Sapromyza guyanensis , Macquart, Dipt. exot., II, 3, 347, 9 (1843).
t'erruginea ; facie convexiuscula , nuda. Thorace obs curato ) ;
scutello magno, hemisp huerico, plano? Pedibus flavis. Alis levi-
ter flavescentibus, immaculatis. — Long. 2 1/2 Un. 9 ; 3 Un. cf.
Hab. observ. : Guyana in Oyapock (Macquart).
Macquart dice del escudete de esta Sapromyza , que es « hemis-
phaerico, plano », detalles de estructura que me parecen incon¬
ciliables entre sí, como ser convexa una superficie plana ; proba¬
blemente, el descriptor quiso decir « semicircular is », s de masas traquítieas
iones recientes
PUNA DI JUJUY
Fig 1
Mapa Itinerario Fig. 5
se schistos y grauwacke del paleozoico (Sllurianoi
at aroniscas tiernas (argamasai
mt arenas rojas con estratos de arcilla (manta coloradai
r traquitas
4 filones de cuarzo aurífero
cgl, conglomerado inferior do la Euroka
cglj " superior “ “
au " aurífero
tr trozos do masas traquítioas
al aluviones rociontos
LISTA
DE LOS SOCIOS
HONORARIOS
Dr. Germán Burmeister f Dr. Benjamin A. Gould.— Dr. R. A. Philippi.— Dr. Guillermo Raxvson i
Dr. Carlos Berg.
CORRESPONSALES
Arteagi Rodolfo de.... . Montevideo.
Ave-Lallemant, Germán . Mendoza.
Brackebusch, Luis . Córdoba.
Carvalho, José Carlos de . Rio Janeiro.
Denza, F .
Cordeiro, Luciano
Netto, Ladislao .
Paterno, Manuel .
Reid, Walter F .
Stróbel, Pellegrino. . .
. . Moncalieri (Italia)
Lisboa.
Rio Janeiro.
Palermo(It.).
Londres.
Parma (Ital.).
CAPITAL
Aberg, Enrique.
Agote, Carlos.
Aguirre, Eduardo.
Aguirre, Pedro.
Albert, Francisco.
Aldao, Cárlos A.
Almada Luis E.
Alrich, Francisco.
Alsina, Augusto.
Amespil, Lorenzo.
Anasagasti, Federico.
Anasagasti, Ireneo.
Araoz, Aurelio.
Aranzadi, Gerardo.
Arata, Pedro N.
Arigós, Máximo.
Arnaldi, Juan B.
Arteaga, Alberto de
Aubone, Cárlos.
Avenatti, Bruno.
Avila, Delfín.
Badell, Federico V.
Bacciarini, Euranio.
Bahía, Manuel B.
Baigorría, Raimundo.
Bancalari, Enrique.
Bancalari, Juan.
Barabino, Santiago E.
Barilari, Marianc S.
Barra, Cárlos de la.
Barzi, Federico.
Basarte, Rómulo E,
Bastianini, Egidio.
Battilana Pedro.
Baudrix, Manuel C.
Bazan, Pedro.
Becker, Eduardo.
Belgrano, Joaquín M.
Belsunce, Esteban
Beltrami, Federico
Benavidez, Roque F.
Benoit, Pedro.
Bernardo, Daniel R.
Biraben, Federico.
Blanco, Ramón C
Brian, Santiago
Brian, Santos
Bosque y Reyes, F.
Booth, Luis A.
Bugni Félix.
Bunge, Cárlos.
Buschiazzo, Cárlos.
Buschiazzo, Francisco.
Buschiazzo, Juan A.
Bustamante, José L.
Cagnoni, Alejandro N.
Cagnoni, Juan M.
Campo, Cristóbal del
Campo, Leopoldo de
Canale, Julio.
Candiani, Emilio.
Candioti, MarcialR.de
Canovi, Arturo
Cano, Roberto.
Carbone, Augustin P.
Caride, Estéban S.
Carmona, Enrique.
Carreras José M. délas
Carrique, Domingo
Carvalho, Antonio J.
Casal Carranza, Roque.
Castellanos, Cárlos T.
Castex, Eduardo.
Castro, Vicente.
Castelhun, Ernesto.
Cerri, César.
Cilley, Luis P.
Chanourdie, Enrique.
Chapeaurouge, C. de.
Chueca, Tomás A.
Claypole, Alejandro G.
Clérici, Eduardo E.
Cobos, Francisco.
Cominges, Juan de.
Córdoba Félix.
Coronell, J. M.
Coronel, Manuel.
Coronel, Policarpo.
Corti, José S.
Courtois, U.
Cremona, Andrés V.
Cremona, Víctor.
Crohare, Pablo J.
Crotto, Silvano.
Cuadros, Carlos S.
Damianovich, E.
Darquier, Juan A.
Dassen, Claro C.
Dawney, Cárlos.
Dellepiane, Juan.
Dellepiane, Luis J.
Díaz, Adolfo M.
Dillon, Alejandro.
Dillon Justo R.
Domínguez, Enrique
Doncel, Juan A.
Dubourcq, Hermán.
Duclout, Jorge.
Durrieu, Mauricio.
Duhart, Martin.
Duffy, Ricardo.
Duncan, Cárlos D.
Dufaur, Estevan F.
LISTA DE SOCIOS (Continuación)
Echagüe, Carlos.
Eguzquiza, Rafael
Elguera, Eduardo.
Escobar, Justo V.
Espinosa, Adrián.
Etchecopar, Evaristo.
Etcheverry, Angel.
Ezcurra, Pedro
Ezquer, Octavio A.
Fernandez, Daniel.
Fernandez, Honorato.
Fernandez, Ladislao M.
Fernandez. Castor.
Ferrari Rómulo.
Ferrari, Santiago.
Fierro, Eduardo.
Figueroa, Julio B.
Fleming, Santiago.
Friedel Alfredo.
Forgues, Eduardo.
Fox, Eduardo
Frogone, José I.
Frugone, José V.
Fuente, Juan de la.
Gainza, Alberto de.
Gaitero, Alfredo.
Gallardo, Angel.
Gallardo, José L.
García, Aparicio B.
Gaslaldi, Juan F.
Gentiliui, Pascual.
Ghigliazza, Sebastian.
Giardelli, José.
Gilardon, Luis.
Giménez, Joaquín.
Girado, José 1.
Girondo, Juan.
Gómez, Fortunato.
González, Arturo.
González, Agustín.
González del Solar, M.
González Velez, Alej
Gorbea, Julio
Gramondo, Ernesto.
Guerrico, José P . de
Guevara, Roberto.
Guglielmi, Cayetano.
Gutiérrez, José María.
Hainard, Jorge.
Hary, Pablo
Herrera Vegas, Rafael.
Hidalgo, Martin
Huergo, Luis A.
Huergo, Luís A. (hijo).
Hughes, Miguel.
Igoa, Juan M.
lrigoyeu, Guillermo,
lsnardi, Vicente.
Iturbe, Miguel.
Ilurbe, Atanasio.
Jaeschke, Víctor J.
Jameson de laPrecilla.
Jauregui, Nicolás. J
Krause, Otlo.
Kyle, Juan J. J.
Labarlhe, Julio.
Lafferriere, Arturo.
Lagos, Bismark.
Lange, Enrique S.
Langdon, Juan A.
Lanús, Juan. C.
Lara, Alfredo.
Largura, Carlos.
Lavalle, Francisco.
Lavalle, José F.
Lazo, Anselmo.
Leconte, Ricardo.
Lederer, Julio.
Leonardis, Leonardo
León, Rafael.
Limendoux, Emilio.
Lizarralde, Ramón.
López Sáubidet, P.
Loudet, Osvnaldo.
Llosa. Álejaldro.
Lucero, Apoinario.
Lugones, Arturo.
Lugones Velasco, Sdor.
Luro, Rufino.
Ludwig, Carlos.
Lynch, Enrique.
Lynch Arribálzaga. F.
Machado, Angel.
Madrid, Enrique de
Madrid, Samuel de.
Mallol, Benito J.
Mamberto, Benito.
Mari ni, A.
Martínez, Carlos. E.
Massini, Carlos.
Massini, Estevan.
Matienzo, Emilio.
Mattos, Manuel E. de.
Maupas, Ernesto.
Mendez, Teófilo F.
Meza, Dionisio C.
Mezquita, Salvador.
Mignagfiy, Luis P.
Mohr, Alejandro.
Molina Civit, Juan.
Molina Salas, Carlos.
Molina y Vedia Julio.
Molinari, José.
Molino Torres, A.
Molteni, José F.
Mon, Josué R.
Montes, Juan A.
Morales, Carlos Maria.
Moyano, Carlos M.
Murzi, Eduardo.
Nocelti, Domingo.
Nocetti, Gregorio.
Nougues, Luis F.
Ocampo, Manuel S.
Ochoa, Arturo.
Ochoa, Juan M.
O'Donell, Alberto C.
Olivera, Carlos C.
Olmos, Miguel.
Orzabal, Arturo.
Otamendi, Eduardo.
Olamendi, Rómulo.
Otamendi, Alberto.
Otamendi, Juan B.
Padilla, Emilio H. de
Palacios. Alberto
Palacio, Emilio.
Páquet, Carlos.
Pasalacqua, Juan V.
Pavvlowsky, Aaron.
Pellegriai, Enrique
Pelizza, José.
Peluffo, Domingo
Peyret, Alejo
Pereyra, Horacio.
Pereyra, Manuel.
Philip, Adrián.
Piaña, Juan.
Piaggio, Pedro.
Pico, Octavio S.
Pico, Pedro P.
Pirovano, Ignacio.
Puiggari, Pió.
Puiggari, Miguel. M.
Quadri, Juan B.
Guijarro, José A.
Quiroga, Atanasio.
Ratlo, Leopoldo.
Rebora, Juan.
Recalde, Felipe.
Real de Azúa, Cárlos
Riglos, Martiniano.
Rigoli, Leopoldo.
Roux, Alejandro
Rodríguez, Andrés E.
Rodríguez, Luis C.
Rodríguez, Miguel.
Rodríguez de la Torre, C.
Rojas, Estéban C.
Rojas, Félix.
Romero, Armando.
Romero, Cárlos L.
Roselti. Emilio.
Rospide, Juan.
Rostagno, Enrique.
Ruiz, Hermógenes.
Ruiz de los Llanos, C.
Ruiz, Manuel.
Ru francos, Ceferino.
Sagasta, Eduardo.
Sagaslume, Demetrio.
Sagaslume, José. M.
Saguier, Pedro.
Salas, Estanislao.
Salas, Julio S.
Salvá, J. M.
Samper, Sebastian
Sánchez, Emilio J.
Sanglas, Rodolfo.
San Román, I berio.
Santillan, Santiago P.
Senillosa, Juan A.
Señorans, Arturo 0.
Sarrabayiouse, Eugen.
Saralegui, Luis.
Sarhy, José. V.
Sarhy, Juan F.
Searpa, José.
Schueidewind, Alberto
Schickendantz, Emilio.
Schrdder, Enrique.
Schwartz, Felipe.
Scotti, Carlos F.
Segovia, Fernando.
Seguí, Francisco.
Selstrang, Arturo.
Serna, Gerónimo de ia
Schaw, Arturo E.
Schaw, Cárlos E.
Silva, Ángel.
Silveira, Luis.
Simonazzi, Guillermo
Siri, Juatr M.
Sirven, Joaquin.
Sola, Ricardo.
Soldani, Juan A.
Sota, Alberto de la.
Spika, Augusto.
Stavelius, Federico.
Stegmau, Cárlos.
Taboada, Miguel A.
Taurel, Luis.
Tessi, Sebastian T.
Thedy, Héctor.
Thompson, Valentín.
Treglia, Horacio.
Tressens, José A.
Unanue, Ignacio.
Urraco, Leodoro G.
Valle, Pastor del.
Varela Rufino (hijo)
Victorica y Soneira, J.
Vidart, E. (hijo)
Videla, Baldomero.
Viñas, ürquiza Justo.
Villanueva, Bernardo.
Villegas, Belisario.
Yineut, Pedro
Wauters, Cárlos.
VVauters, Enrique.
Whitc, Guillermo.
Williams^ Orlando E.
Zamudio, Eugenio.
Zavalia, Salustiano.
Zeballos, Estanislao S.
Zunino, Enrique.
DE LA
SOCIEDAD CIENTIFICA
ARGENTINA
- -
COMISION REDAGTORA
Presidente . Ingeniero Jorge Duclout.
Secretario ...... Señor Armando Romero.
I Ingeniero Manuel B. Bahía.
Vocales . Dor Atanasio Quiroga.
( Señor Félix Lynch Arribálzaga.
JUNIO DE 1893. — ENTREGA VI. — TOMO XXXV
PUNTOS Y PRECIOS DE SUSCRICION
LOCAL DE LA SOCIEDAD, VICTORIA, 1492 (2o piso), Y PRINCIPALES LIBRERIAS
Por mes, en la Capital, Interior y Exterior,
incluso porte . . . § m/n 1.50
Por año, en la Capital, Interior -y Exterior
incluso porte . . » 13.00
La suscricion se paga, anticipada
BUENOS AIRES
IMPRENTA DE PABLO E. CONI É HIJOS, -ESPECIAL PARA OBRAS
680 — CALLE PERÚ — 680
JUNTA DIRECTIVA
Presidente . . Ingeniero Jorge Duclout.
Vice -Presidente Io Doctor Juan .1. J. Kyle.
Id. 2° Capitán Arturo Lugones.
Secretario . Señor Armando Romero.
Tesorero . . Señor Sebastian Ghigliazza.
I Ingeniero Demetrio Sagastume.
I Ingeniero Horacio Pereyra.
Vocales .. . . I Señor José Victorica y Soneyra.
/ Señor Ernesto Maufas.
\ Señor Alberto Otamendi.
INDICE DE LA PRESENTE EN1
I. — EL GÉNERO SAPROMYZA EN AMÉRICA, por Félix, -C
Isálzaga (Conclusión] .
A LOS SOCIOS
Se ruega á los señores socios comuniquen á la Secreta¬
ría de la Sociedad su ausencia, cambio de domicilio, etc.,
y cualquier irregularidad en el reparto de los Anales ó
cobro de la cuota.
Se ruega también á los que tengan en su poder obras
prestadas pertenecientes á la Biblioteca de la Sociedad, se
sirvan devolverlas á la brevedad posible, á ñn de anotar¬
las en el catálogo.
EL GÉNERO SAPROMYZA EN AMÉRICA
POR
FÉLIX LYNCH ARRIBÁLZAGA.
Miembro de la Sociedad Científica Argentina, de la Academia Nacional de Ciencias
de la Sociétó Franfaise cL‘ Entomologie, etc.
( Conclusión)
30. Sapromyza lateritia, Rondani.
Sapromyza lateritia, Rondani, Díptera exótica, 36 (1863).
« .4 congeneribus distincta. Colore corporis tolo testareo, palpis
tanturn extrinsecus nigris, tarsisque fuscis, articulis ultimis
fuscioribus. Praeterea alae flavescentes. Antennae articulo tertio
subovato, arista nigricante basi flcivida, breviter tomentosa.
Abdomen dorso irregulariter fusco-notato. — Long. í millim. »
(Rondani).
Hab. observ. : Chile (Rondani).
Descubrióla Philippi, quien, probablemente, en sus correspon¬
dencias con Rondani, la dió el nombre bajo el cual describió la es¬
pecie el último autor.
31. Sapromyza ehilensis, Schiner.
Sapromyza ehilensis, Schiner, Novara Exp. III, Dipt. 278, 136(1868 .
Sapromyza roridae (Meigen) valde similis et affinis, differt autem:
staturamajoreet robustiore, corpore obscuré ferrugineo , breviter
ANAE. SOC. CIENT. ARG. T. XXXV
19
282
ANALES DE. LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
nigro-pilosulo , vértice latissimn , uZZs obcunm férrugiheo-tinc-
lis et larsorum articulis nigris. — Long. 5 Zm.
Hab. observ. : Chile (Schiner).
Esta especie cuyas nervaduras son idénticas á las de la Sapro-
myza rorida Mmg-en, sólo parece distinguirse de la europea por su
color mucho más oscuro y su tamaño un tercio mayor.
32. Sapromyza palleus, Blanchard.
Sapromyza pallen s , Blanchard. Hist. física y pol. de Chile. Zool. VII, 445. 2
(1852;.
Dilate testacea, statura satis robusta. Ccipite lúteo- lestaceo ; facie
nuda; fronte pilis varis nigris ins truc ta. Antennis testaceo-ru-
fescentibus, stylo fusco. Tliorace nitidulo, pilis nigris rariter
adsperso. Alis oblongis, flavidis sensim infurnatis. Pedibus sor-
didé pallideque testaceis, tarsis (articulis dúo bus primis e.rce-
ptis) fuscis. Abdomine pedibus concolore, breviter erectegue m-
gro-pilosulo . — Long. 3 Un.
Hab. observ. : Chile in Coq nimbo et Santa Rosa (Blanchard).
Parecida á las Sapromyza flava, Linnaeus y S. pallida. Fallen,
pero con el extremo de los tarsos de color parduzco.
33.’ Sapromyza plantaris, Thomson.
Sapromyza plantaris, Thomson, Eügenies Besa etc.. 566, 221 (1868).
« Pallide testacea, opaca, tarsis anticis apicern versus, posticis
totis nigro- fuscis ; alis hyalinis immaculatis ; antennis articulo
3o breviter ovali , seta nudiuscula. — Long. 5 mili. » (Thom¬
son).
Hab. observ. : Resp. Uruguay in Montevideo (Thomson).
Según Thomson, esta especie parecidísima á la anterior de la cual
se distingue por tener el cuerpo de color más claro y opaco, la
EL GÉNERO SAPROMYZA EN AMÉRICA
283
frente apenas transversal, las cerdas menos gruesas, las alas más
cortas, los tarsos negruzcos y los palpos amarillos.
Saproinyza remota, Thomson.
Sapromma remota, Thomson, Engentes Resa etc., 566, 222 (1868;.
« Pallide testmea , opaca, tibiis tarsisque albicantibus ti Iris ápice
fusco-testaceis ; alis flavescenti-hyalinis . immaculatis , an ten¬
nis articulo 3o breviter ovali, seta plumata. 9- — Long. 5 mili. »
(Thomson).
Hab. observ. : Resp. Argentina in Frítenos Agres (Thomson).
Compárala Thomson con la S. plantaris, á la cual se asemeja
mucho, dándole por diferencias tener el estilo antenario más bre¬
vemente plumoso, la frente más transversal, las cerdas del vér¬
tice más apartadas entre sí, las libias y los tarsos blanco-amarillen¬
tos con el extremo de aquellas pardo-testáceo, etc.
£15. Sapromyza oeellaris, Tyler-Townsend.
Sapromyza ocellaris, Tyler-Townsend, A prelimin. group. of the descr. spec.
of Sapromyza of North-Am., in The Canadian Entoniol., 303 (1893).
Dilate rufa; anteñnis palpisque ápice nigris ; ocellis in púnelo
verticali rotundato nigroque s'itis; seta antennarum suprá longe
subtus breviter plumata; alis hyalinis. — Long. corp., 3 mil-
lim. Long. alar. 3 1/2 millim.
Flavido-rufa. Oculi fusci. Capul (puncto verticali ovalo, nigro,
ocellis includentibus excepto) rufo-ílavidum, setis verticalibus 4,
anterioribus 2 antrorsum-posterioribus 2 retrorsum directis, alte-
risque i frontalibus utrinque seriatim dispositis auclum. Antennae
rufo-flavae, articulo ultimo segundo triplo longiore, elongato, ápice
rotundato, nigro; chaeto nigro suprá longe, subtus breviter pluma-
to. Proboscis flava ;palpi basi flavidi ápice nigri. Thorax rufo-flavus,
br-evissime nigro-pilosus at posticé longe nigro-setosus. Scutel-
lum rüfo-ílavum, ápice nigro-bisetosum et basi setanigra utrinque
284
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
armatum. Alae hyalinae leviter grisescenles, vel vix infumatae,
immaculatae. Halteres rufo-flavi. Pedes flavi, tibiae antrorsum
obscuriores; tcirsi interdum obscurati. Abdomen breve, ovale, te-
nuiler nigro-pilosum parce nigro-setosum, fulvo-tinctum, segmen-
tis 2-4, secundum lucem, dimidio antico rufo-fuscis vel fulvis.
Hab. observé: Am. setentr., New México in Las Cruces (Tyler-
Townsend).
Un solo ejemplar de esta especie ha sido hallado sobre las hojas
de diversos vegetales y descrito por Mr. Tyler-Townsend. Esta
Sapvomyza se parece mucho á la S. vulgaris, Fitch, pero, difiere
de ella por la desigual longitud de los pelos que visten el estilo
antena rio.
36. Sapromyza lupulina, Fabricius.
Musca lupulina. Fabricius, Entom. system., IV. 323, 45 (1794) et Systema
Antliat., 298, 72 (1805).
Lauxania lupulina, Fallen, Ortalid., 29, 5 (1820). — Zetterstedt, Ins. Lap-
ponica, 755, 3 (1839). — Meigen, Syst. Beschreib. d. bek. europ. zweifl.,
Ins., V, 301, 11 (1826). — Macquart, Hist. nat. d. Dipt., II, 510, 12 (1835;.
— Walker, List etc., 1003 (1849).
Sapromyza lupulina, Loew, Sillim. Journ., XXXVII, 318 (nil)- — Osten-Sac-
ken, Catal. of North Am. Dipt., 196 (1880). — Tyler-Townsend, Canadian
Entom., 301 (1893).
« Thorace schisticolore ; cibdomine dilate rufo; fronte albo-fasciata .
Long , 2 Un. circa. »
Vacie grisea; frons grísea anticé fascia transversa alba, nigro-
marginata ornata. Antennae obscure flavidae, chaeto plumato
auctae. Thorax scutelloque cinereo-schistacea, hoc ápice saepe ni-
gricans. Alae flavidae. Halteres albi. Pedes antici nigri, flavo-geni-
culati, postici ferruginei at femoribus interdum nigris. Abdomen
ferrugineum .
Hab. observ. : Seeland (Fabricius). — Suecia (Fallen). — Lap-
ponia (Zetterstedt). — Germania (Meigen). — Galia et Germania
(Macquart). — Brittannia et Galia (Walker). — América Septen-
trionalis in New York et Trenton Falls (Doubi.eday), Nova Scotici
(Redman). — Am. borealis et Europa (Loew. — Osten-Sacken. —
Tyler-Townsend).
EL GÉNERO SAPROMYZA EN AMÉRICA
285
D. Thorax ñeque vittatus ñeque maculatus. Alae plus
minusve fusco-maeulatae.
ííT. Sapromvza S-punctata, Wiedemann. — Macquart omerid.
Sapromyza 8-puncta, Wiedemann, Aussereurop. zweifl. Ins., II, 454. 9 (1830 .
Sapromyza octopunctata, Macquart, Dipt. exot., Supp!. 4, 276, tab. 25, f. 10
(1850). — Osten-Sacken, Catal. 196 (1880). — Tyler-Townsend, Canadian
Entom., 302 (1893).
Lútea ad brunneum ver gente ; pleuris pedí busque dilutioribus .
Facie nigro-uni-punctata. Scutello ápice atrinque nigro-pun-
ctato. Abdomine segmentis 2-4 versus latera puncto nigro si g ñu¬
tís, segmento 4o punctis majoribus. Alcirum nervulis transver sis
obsolete fuscano-limbatis, vena transversa postica cellula prima
postica quarta parte basali hciud superans. — Long. 1 2/3 Un.
Variat? : Abdomine 8-punctato cit segmentis ultimis tribus vitta
longitudinali nigricanti ciuctis.
Hab. observ. : India ocpidentalis (Wiedemann). — Brasilia in
Babia (Macquart). — Am. septentrionalis (Tyler-Townsend).
Esta pequeña especie ofrece, según Macquart, la variedad que
señalo después de la descripción, si variedad puede llamarse la
presencia de un carácter que* probablemente, pertenece sólo á los
machos.
38. Sapromyza hipunctata, Say.
Sapromyza hipunctata, Say, Journ. Acad. Nat. Sciences, VI, 178 (1829) etCompl.
writings ed. by Leconte, II, 367, 2 (1859;. — Osten-Sacken, Catal. North
Am., Dipt., 198 (1880). — Tyler-Townsend, Canadian Entom., 302 (1893 .
Flavida : alis hyalinis costa maculisque tribus fascis, venis tran-
sversis fusco-marginatis ; scutello nigro-bipunctato ; abdomine
vitta dorscili marginibusque segmentorum nigricantibus signa -
to. Jjong. 22/g Un.
286 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Corpus pallide flavo-melleum. Scutellum margine postica punctis
duobus nigris ornatum. Alae hyalinae at margo costali vitta fusca
ante venam post-costalem inde ad subcostali extensa signato; ala-
rum apex fusco-maculato; vena externo- et interno-mediaría puncto
apicaii fusco auctis; nervulis transversis duobus fusco-marginalis.
Abdomen ílavescens apicem versus obscurior, vitta media longitu-
dinali segmentorumque margine postica nigrescentibus.
Hab. observ. : México (Say).
39. Sapi'omv/a g-igas, Schiner.
Sapromyza gigas, Schiner, Novara Exp., II. 280. 144(1868).
Rufo- fl avida; capí te flavo ; vértice fere azur ato , opaco; facieniti-
dula. Antennis probosculeque rufo-flcivis ; illis momee porree tis,
articulo 3° primo secundoque simal sumtis longior ; chaeto fusco,
distincté plumato. Thorcice opaco, cdbido-pruinoso , breviter ni-
gro-pilosulo at longius nigro-setoso , A lis flavicantibus nigro-
fusco octo-maculatis, id est macula unain vena subcostalis ápice
sita, tribus in vencí cubitalis s. submar gincilis, duabus in ner-
vulo transverso mecho, alteraque ad venam transversam pos-
ticam; nervulo transverso medio fusco- limbato ; venis flavis.
Pedibus flavis breviter nigro-pilosis at posticis setis longioribus
nigris praeditis . Abdomine nigro , nítido. — Long . 3 1/2 Un.
Hab. observ. : Ani. Meridionalis (Schiner).
Esta especie tiene, según Schiner, formas más robustas j pesa¬
das que las demás de su género, pareciéndose, por el aspecto, más
á una Dryomyza que no á una Sapromyza .
40. Sapromyza philadelphica, Macquart.
Skpromyza philadelphica, Macquart, Dipt. exot., II, 348, 13 (1843;. — Walker,
List, etc., 987 (1849). — Osten-Sacken, Catal. etc., 196 (1880). — Tyler-
Townsend, Canadian Entomol., 302 (1893).
« Rufa. Alis nervis transversis punctisque quator niqris. Loii'q.
i ft Un. M 6). »
EL GÉNERO 3APROMYZA EN AMÉRICA
287
Pallide fulva. Antennanim chaeto breviter villoso. Alae pallide
llavae ^enis transversis fusco-marginatis, venis marginalis, sub-
marginalis externo-mediariaque ad apicem puncto fusco signatis
alteroque eodem colore subte r vena marginales apicem sito.
Hab. observ. : Am. borealis (Macquart. — Osten-Saken. — Tyleij-
Toavnsend) in Georgia (Abbot), in Nova Scotia (Redman).
Es parecidísima en color y talla á la Sapromyza nótala , Fallen de
la cual no aparece claramente separada en la sinopsis de Mr. Tyler-
Townsend, pues este autor dice de la nótala; « antennae and body
palle yellow, loings spotted » y de la philadelpiwca ; «Body palé
yelloio to ruf'ous, wings spotted », resultando de esta confrontación
que, la diferencia se reduce á la mayor ó menor intensidad del colo¬
rido rojizo ó amarillento, lo cual no tiene valor alguno, por ser va¬
riable. Más, como según la descripción de Meigen, tres de las man¬
chas alares de la nótala están dispuestas en serie sobre y á lo largo
de la tercera nervadura longitudinal y no en el limbo apical del ala
como en la especie de Macquart, no es difícil de distinguirlas es¬
pecíficamente por este carácter, que la acerca mucho más á la
Suillia sex-punctata , Robineau-Desvoidy, cuyas alas con « six ta¬
ches ponctiformes noirdtres dont trois au sommet », convienen tanto
á la philadelphica, que inclinan á creerlas de la misma especie.
41. Sapromyza notata, Fallen.
Sapromyza notata, Fallen, Ortalid., 30, 3 (1820). — Meigen, Syst. Beschreib.
d. bek. europ. zweifl. Ins., Y, 271, 30 (1826). — Loew, Beitr. III, 40 (1861).
— Osten-Sacken, Cat. etc., 198 (1880). — Macquart, Hist. de Dipt. , II,
401, 23 (1835). — Tyler-Townsend, Canadian Entorno!., 302 (1893 .
Suillia sex-notata, Robineau- Desvoidy, Essai sur les Myodaires, 644, 6 (1830).
Suillia fragilis, Robineau-Desvoidy, Op. c., 644, 7 (1830).
« Ferruginea; alis neruis transversis punctisque quatimr jaseis.
Long. I y2 lin. »
Corpus ferrugineum. Antennae articulus 3US seta breviter pilosu-
la, subplumata instructus. Sculellum planum. Alae flavicantes ner-
vulis transversis fuscis auctae, punctis Afuscis ornatae, uno prope
marginem anticam alterisque tribus ad venam longitudinalem ter-
tiam sitis.
288
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Hab. observ. : Europa (Fallen. — Meigen. — Macquart). —
America borealis (Tyler-Townsend. — Loew. — Osten-Sacken).
At*Z. Sapromvza mactaus, (Fabuiciüs) Wiedemann.
Musca mactaus, Fabricius. Entom. system., V, 321, 36 (1794). — Syst. Antliat.,
595, 47 (1805).
Sapromyza mactans , Wiedemann, Aussereurop. zweifl. Ins., II, 452, 5 (1830 .
Ferrucjinea. Facie flavida utrinque albidp-micans ; vértice ferru-
gineo. Antennis ferrugineis. Thorace ínter ferrugineo et melleo
tincto, tenuiter nigro-pubescente , setis nigris sparsis instructo.
Alis flavidis , venarían connectentium limbo fuscis. Pedibus
abdomineque concoloribus thorace dilutioribus , illis tarsis fus-
canis auctis , hoc pilis longioribus setisque lateralibus nigris
instructo. Long. í-4 1¡2 millim.
Hab. observ. : Am. merid. in Cayena (Wiedemann).
Wiedemann, que tuvo oportunidad de examinar los tipos de Fa-
bricius, censura á este la impropia comparación que hace de esta
especie con las Tetanocera cucullaria y marginata, sosteniendo que,
su semejanza es mucho mavor con la S. scropharia que con nin¬
guna otra .
Sapromyza rubescens, Macquart.
Sapromyza rubescens, Macquabt, Dipt. evot., II, 3, 346, 8 (1843). — Schiner,
Novara Exp., 279, 139 (1868).
Sapromyza late-limbata, Macquart, Op. cit. Suppl. 5, 140, 20, tab. 6, fig. 18
(1850).
Fulvo-testacea; antennis rufescentibus, stylo breviter villoso. Alis
flcwis, venís transversis late brunneo- margina tis ; margo antico
ad prope alarían basim incipiente usque cid prope médium an¬
gusté fusco, deindé usque ad venam interno-inediariam late
infuscato-marginato. Long. 3 1lU-4 millim.
Hab. observ. : Brasilia (Macquart. — Schiner). — Guyana (Mac¬
quart). — Columbia (Schiner).
EL GÉNERO SAPROMYZA EN AMÉRICA
289
Especie muy característica por sus dos nervaduras transversales
orilladas de pardo y por la orla parda que se extiende por el már-
gen anterior, desde cerca de la base del ala, donde es angostísima,
hasta el extremo de la nervadura interno-mediaría adonde llega
después de haberse ensanchado bruscamente á la altura del primer
nérvulo transversal.
44. Sapromyza corollae, (Fabriciüs) Wiedemann.
Dictya corollae, Fabriciüs, Syst. Antliat., 331, 23 (1805).
Sapromyza corollae, Wiedemann. Aussereurop. zwe-ifl. Ins., II, 452, 4 (1830).
F lavido-testacea ; abdominis ápice fuscano. Anlennis flcivis , siglo
plumato. Alis flavescentibus, costa, venís tribus longitudinali-
bus transversisque fusco-limbatís, vel cirea costali maculisque
duabus disci nigris. Pedibus flavidis. Long. í 3/4 niillim.
Hab. observ. : Brasilia (Fabriciüs. — Wiedemann).
Esta Sapromyza tiene alguna semejanza con la S. inusta, Meigen,
de la que difiere porque la porción parduzca del ala es continua y
no interrumpida y el nérvulo medio transversal es orlado de pardo,
lo que no sucede en la especie europea, fuera de que sus colores
parecen más claros en general.
45. Sapromyza fuscipes, Macquabt.
Sapromyza fuscipes, Macquart, Dipt.~exot., II, 3, 346, 7, tab. 25, f. 4 (1843).
Ferruginea ; facie albida; antennis dilate fulvis, articulo ultimo
elongato lateribus subrecto ápice rotuiulato; stylo brevitervilloso.
Thorace abdomineque suprd brunñcis, griseo-tomentosis. Alis
dilate flavescentibus , nérvulo transverso medio late vena tran¬
sversa secunda angusté fusco-limbatis hoc ultima cid venam ex-
terno-mecliar iam macula fusca aucta ; vena marginales, sub-
marginalis externo-mediariaque ápice externo macula fuscana
notatis. Pedibus fuscis. Long. 5-6 millim. (2 3/4 Un.)
Hab. observ. : Brasilia in Guciratuba (Macquart).
290 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
Esta especie es muy parecida á la S.mactans , Fabricius, de laque
solo difiere por tener las patas uniformemente pardas y no claras
con tarsos oscuros, el abdomen pardo por encima y no más claro
que el tórax, como en la S1. mactans, etc. Más semejante es aún, en
cuanto á las disposición de los colores, á la S. decempunctcita.
Fallen de la que apenas se aparta por sus tintes más oscuros. Los
ejemplares estudiados porMACQUART pertenecían al Museo de París.
46. Sapromyza contigua, (Fabricius) Wiedemann.
Musca contigua, Fabricius, Entom. syst.. IV, 347, 16 (1794),
Scatophaga contigua, Fabricius, Syst. Antliat., 206, 15 (1805).
Sapromyza contigua, Wiedejiann, Aussereurop. zweifl. Ins., II, 420, 1(1830).
— Schiner, Novara Exp., II, 279, 141 (1868).
Cctpile testaceo cul verticem obscuriore; facie flavida, prope oculos
vix cilbido-micante , verticalis. An tennis dilute testaceis . Tho-
race abclomineque glandicoloribus. A lis hyalmis, margine cos-
tcüi longitrorsum fusco cit in fuscecline maculis tribus obscunori-
bus postice termino fuscedinis excedentibus , cellula 2a postica
nervulo transverso externo late fus co-marg incito . Pedibus fusco-
flavidiss. sor dide testaceis. Long. 2 2/?j Un. ( circa 5 millim.)
Hab. observ. : Brasilia (Fabricius. — Wiedemann. — Schiner).
Los ejemplares descritos por Wiedemann existían en el Museo
Real de Copenhague yen el Museo de Francfort.
47. Sapromyza brasiliensis, Walker.
Sapromyza brasiliensis, Walker, las. Saunders., 372 (1856).
Fulva, nigro-pilosa et setosa. Facie atrinque obligué albo-vittcita;
antennis articulo ultimo conico secundo plus duplo longiore stylo
plumato nigro, anclo. Alis sub limpiáis , venis longitudinalibus
nigris bcisi films, fulvo-limbatis, costa venisque trcinsversis
fusco- Arginatis, vena transversa secunda postica obliqua. Pe¬
dibus piceis. Abdomine ovato thorace hetud longiore. Long. 2 l/2
Un.
EL GÉNERO SAPROMYZA EN AMÉRICA
291
Hab. observ. : Brasilia (Walker).
Es algo parecida á la 5. ni gripes , pero mayor, con el abdomen
más claro y las alas manchadas.
48. Sapromyza americana, Wiedemann.
Sapromyza americana, Wiedemann, Ausserenrop. zweifl. Ins., II, 453, 6 (1830),
« Lútea; alis flavidis : púnelo transverso mecho, fascia apicec/ue
fuscctnis » (Wiedemann). Corpore peclibusque glandicolonbus .
Antennis flcivis. Alis flavidis, nervulo transverso mecho fuscano-
limbato, puncto medio formante, \ fas cía obliqua cid alarum api-
cem usque acl nervulo transverso postico extensa ínter venas ter-
tia et quarta subinterruptci fusca ornatis ; alarum ápice, ven-
numque 2a 3aque apicis obscurioribus. A b domine ápice higr icante.
Long. 5 millim.
Hab. observ. : Brasilia (Wiedemann).
Los tipos de esta especie formaban parte de las colecciones de
Winthem y del descriptor.
49. Sapromyza Thomsouii, Nobis.
Sapromyza convexa, Thomson, Eugenies Resa orakr. Jorden, Dipt., 565, 219
(1868) non Say (1829).
S. rubescenti, Macquart, áf finís. Pallicle lútea , subopaca, ab do¬
mine ápice fusco. Capite omnino ut S. carinata, Thomson id est
subrotundo thorace fere cuigustior, occipite túmido nigro- fusco ;
fronte nigra , vittci laterali glabra nítida, atrinque bi-setosci at
epistomate convexo haud car incito . Antennis oblique porrectis ,
articulo ultimo ovalis, seta vel cháeto dorsali nucliusculo. Tho¬
race opaco, testciceo, parce breviter nigro -piloso , serie dorsali
intermedia tri-setosa. Alis subhyalinis, ápice inaequaliter fuscis
quasi e mciculis duabus cipicem rami submarginalis et nervi
brachialis occupantibus confíala et cum limbo costali fusco con¬
fluente, hoc cipicem cellulcie postcostalis, cellulam marginalem
292
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
lotcim et dimidium superius cellulae submarginalis occupante,
puncto fusco paullo pone nervum transversum discoidalem rami
submarginalis cuín limbo connato nervisque transversas late
fusco-lirnbatis. Pedibus concoloribus, tibiis intermedias calcari-
bus 2-3 armatis. Abdomine flavo ápice fusco parchís nigro-pi-
losulo. Long. 4 millim.
Hab. observ. : Brasilia (Thomson).
No la conozco, pero tengo casi por cierto, que no es otra que la
S. rubescens Macquart, con la que la compara Thomson, más sin es¬
tablecer cuáles son los caractéres que las separan. He tomado de
la descripción de Thomson cuanto me ha parecido aprovechable y
agregado algunos otros datos que no figuran en la característica.
Otra especie ha sido descrita por Say (Journ. Acad. Nat. Se., VI,
178, 1829) con el mismo nombre que esta, razón por la cual lie cam¬
biado la denominación específica de Thomson.
50. Sapromyza (Lebasii, Macquart.
Sapromyza Lebasii, Macquart, Dipt. exot., II, 3, 348, 12 (1843).
Thorace , proboscis, palpis, antennis, facie, fronteque flavo- fulvidis.
C/iaelo antennarüm villoso. Alis flavescentibus, basi margini-
busque obscurioribus, nervulo medio transverso secundoque pos¬
tico fusco-m drgi nat is . Halteribus flavescentibus . Pedibus flavis,
femoribus posticis subtus ante apicem minute spinulosis. Abdo¬
mine juscano , segmentis basalibus duobus ápice pallidis. Long.
2 V4 Un-
Hab. observ. : Columbia (Macquart).
Esta Sapromyza la descubrió en Colombia M. Lebas á quien Mac¬
quart ha dedicado la especie.
51. Sapromyza frontalis, Macquart.
Sapromyza frontalis , Macquart, Dipt. exot., II, 3, 346, 6 (1843).
Rufa; fronte maculis duobus trian guiar ibus minutis mgms sígna¬
la; proboscis, palpis, facie, fronte antennisque rufo-testaceis
EL GÉNERO SAPROMYZA EN AMÉRICA
293
vel fulvis; antennarum articulo ultimo moclice elongato ápice
fusco. Thorace fulvo. A lis flavescentibus basi mar gineq ue cm ti¬
ca obscurioribus ; nervulo transverso medio, cellulae secunda
postica vena transversali parum fuscano-limbatis. Pedibus hal-
teribusque flams. Abdominc fulvo, segmentis 3-4 macula media
dorsali triangulan fusca notatis, ultimo todo brunneo. Long.
4 millim. (2 lin.)
Hab. observ. : Brasilia in Campos Geraes (¡VIacquart).
El ejemplar típico descrito por Macquart pertenecía al Museo de
París.
52. Sapromyza fraterna, Loew.
Sapromyza fraterna, Loew, Berl. entora., Zeitschr., 357, 77 (1861). — Tyler-
Townsend, Canadian Entoraologist, 302 (1893).
« (/ 5 . Flava , antennis palpisque concoloribus, ultimo tarsorum
posteriorum articulo superne fusco'; alae lutescenles , venís tran¬
sver sis fusco-limbcitis, vencí longitudinali tertid punctis tribus,
secunda et quartd atraque púnelo único apicali no tato. Long.
corp. I 5/g — 2 lin . — Long . 1\ f — 2 f, lin. »
« Flava, modice nitens. Cciput opacum, fronte laetius flava, facie
albicante. Antennae flavae, articulo 3o ovato. seta nigra breviter
píumatá. Scutellum subplanum. Hypopygium. maris majusculum.
Pedes pa Hiele flavi, articulo tarsorum posteriorum terminali su¬
perne fusco. Alae lutescentes; venae transversae nigro-Iimbatae,
limbo ordinariae anticae dilata to; venarum longitudinalium secun¬
da, tertia et quarta singulae puncto apicali nigro notatae, adjectis
intertia punctis duobus, per que ultimum hujas venae segmenlum
in tres partes subaequales dividitur. »
Hab. observ. : Am. Setentr., in Pensylvania (Loew. — Osten-
Sacken).
Observa Loew que, esta especie es muy parecida í\ las S. philadel-
phica, Macquart y S. nótala, Fallen, apartándose de la primera
por tener tres puntos pardos en la tercera nervadura longitudinal
en. vez de los dos que tiene la Sapromyza de Macquart, y de la
segunda por carecer los machos de las cerditas negras que guar-
294 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
necen los fémures de la S. nótala , siendo, por el contrario, visi¬
blemente desnudos.
3JL». Sapromvza apta, Walker.
Sapromyza apta, Walker. Trans. entora., Soc. of London, New. ser. Y. 321
(1861). — Tvler-Townsend, Canadian Entoml., 303 (nota) (1893,.
« Testacea, subsetosa , capiie albiclo , tarsis nigris, aiis cinereo-vi-
treis, vittá costali informi nigrá , venís discali et praebrachiali
t ransversis nigro-nebulosis. Long.2lin. — Ala í Un.» (Walker).
Testacea, rariter setosa. Capul albidum pone oculos testaceum.
Alae cinereo-vitrae, vitta costali irrégulari nigra costae antetertiae
dúos inde ad venam praebracbialem extensa ornatae, discali et
praebracbiali transversa nigro-nebulosis.
Hab. observ. : México (Walker).
3^5. Sappomyza Jíispina, Loew.
Saproimsa bispina, Loew, Berlín, entom, Zeitschr., 348, 79 (1861 . — Tvler-
Townsend, Canadian Entom., 301 (1893).
«cf 9- Flava , cihtennis palpisque concoloribus , arílennarum seta
nigrá breviter pubescente , a lis lulescentibiis, venís transversas
nigris. Loríg. corp., 1 2/3-5 Via Un. — Long. al, , 1 %-5 Un. »
«Tota flava. Capul opacum, fronte el a n tennis flavis, harum
articulo 3o ovato, breviter nigro-pubescenle. Facies adversus oris
aperturam recedens, clypeo non prominente. Thoracis dofsum et
scutellum planurn modice nilens, colore ex flavo non nihil in ru-
fescentem vergente. Abdomen pallide flavescens, subopa cu m. Maris
hypopygium magnum, lamellis duabus apicalibus rotundatis, ni-
gro-pilosis praeditum segmentumque ventrale ultimum dilatalum
et utrinque dente magno et valido armato. Pedes pallide flavi,
extremo tan tu m ápice articul i terminalis tarsorum posteriorum
nigro. Alae Mitescentes, venís transversis nigris. »
Hab. observ. : Am. borealis in Nebrasba (Loew. — Osten-Sacken.
— Tyler-Townsend).
EL GÉNERO SAPROMYZA EN AMÉRICA
295
Asemejóse á la S. rorida, Fallen, de la que difiere por tener el
borde anterior de la frente más protuberante y las alas con las ve¬
nas transversales teñidas de negro. No es distante de la S. tenuis-
pina, Loew, de la que se distingue no solo por el color délas nerva¬
duras transversales de las alas, sino también por los órganos geni¬
tales de los machos, armados de dos grandes dientes lameliformes
en esta especie, mientras que dichos apéndices aparecen muy pe¬
queños y redondeados en la S. tenuispina.
55. Saprorayza oompeclitá, Loew.
Sapromyza compedita, Loew, Berl. entom. Zeitschr., 347, 76 (1861'. — Osten-
Saleen, Catal. etc., 196 (1880). — Tyler-Townsend. Canadian Entom., 302
(1893)'.
« cf $. Flavescens, antennis, probóscide el palpis concoloribus ;
cilae latescenles, villa subapicali plerumque ¿nterruptá et ma¬
cula apicali nigricantibus ; secundas larsorum poslicorum arti¬
culas cder. Long. corp ., 1 2/3-/ y4 Un. — Long. al., 2-2l!l0 Un. »
« Subopaca, tota flava, colore thoracis et scutello non nihil in
rufescenlem, colore pedum magis in pailide flavum vergente. Frons
laetius flava sine villo nitore. Tertius antennarum articulus brevi-
ter ovatus; seta fusca breviter pubescens. Scutellum planum. La-
mellae hypopygii permagni in ápice nigro-pilosae. Pedes flave¬
scentes; tarsi graciliores quam in plerisque Saprornyzis, secundo
posticarum articulo atro, in mare dilatato in foem in simpiice.
Alae lutescentes, venis transversos nigro-limbalis, venáe transversae
posteriori maculae duae, quarum altera in vena longitudinali ter-
tiá sita est, altera apicem venae longitudinalis secundae tegit, op-
positae sunt, quae ínter se et cum venae transversae posterioris
limbo confluentes fasciam transversalem formant; apex alae ma¬
culan! magnam ex duahus connatam babel. »
Hab. observ. : Am. boreal is in Pensy Inania (Osten-Sacken. _
Loew).
5íi. Sapromvza oruata, Schiner.
Sapromysa ornato., Schiner, Novara Exp., II, Zool. Dipt., 279, 137 (1868'.
Pailide ferruginea; capite pailide ¡lavo, facie lineis duabus, ocel-
296
ANALES DE -LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
lisque mgns. Antenms flavis, articulo ultimo modice elongato,
siglo plumato. A lis (ere limpiáis, basi margineque antica flavis,
marginibus apicalibus'et posterioribus iiifuscatis, nervulo tran¬
sverso postico dilate fusco-limbato. Pedibus flavis, tibiis tarsis-
que anticis mgns; tibiis mediis posticisque ad cipicem praesertim
tarsisque fuscis. Ab domine segmento tertio atrinque nigro macú¬
lalo, reliquis linea dorsali nigra e punctis composita et lineolis
lateralibus nigris signatis. Long. 2 3/4 Un.
Hab. observ. : Am. morid. (Schiner).
No la conozco : Schiner se sirvió de dos ejemplares, cuyo sexo no
menciona, para establecer esla especie.
57. Sapromyza limbinervis, Rondani.
Sapromyza limbinerva, Rondani ¿n Raudi etTnuQui, Ditt. brasil., 79, 32 (1868).
« Luteo-testacea. Antennarum articulas tertius ápice fusco. Arista
brevissime pilosa. Facies albicans, lineóla intermedia perpendi-
culari nigrci. Frons lateribus albidi versicoloribus. Scutellum
postice subtruncatum, machrochaetis quatuor praedmum cluabus
superis, duabus apicalibus. Tliorax lateribus et parte postica
setiger. Alae paulo lutescentes, margine ciútico mcigis fl ávido,
venis ómnibus fusco- limbatis, transversariis fuscedine latiore et
limbo apical i pciriter fusco. Squamae lutescentes, fusco-ciliatae.
Pedes antici et postici tibiis totis , intermedii tibiarían ápice tan-
tum , tarsisque ómnibus fuscis. Abdominis segmentum primum
lineóla exili ad marginan posticum nigricante; quae secuntur
lateribus, ad marginem posticum fasciola nigricante , ' intus la¬
tiore : extreman } ápice nigrum. Long . 6-7 millim. » (Rondani).
Hab. observ. : Brasilia (Rondani).
En los términos que anteceden describe la especie el docto dípte¬
ro] ogo italiano; en su detallada característica no lie cambiado sino
la colocación de algunos de los párrafos de que ella se compone.
Aseméjase por el color de las alas y de las patas á la S. brasiliensis
Walker, pero se distingue bien por los dibujos del abdomen.
EL GÉNERO SAPROMYZA EN AMÉRICA
297
ADICIONES AL GÉNERO SAPROMYZA EN AMÉRICA
Casi á punto de terminarse este trabajo y cuando ya no me era
posible modificar en él, la sinopsis que lie dado de las Sapromyza
americanas, recibí del Dr. Giglio-Tos, ayudante del Museo de Tu-
rin un folleto intitulado : Diagnosi di nuovi generi e cli nuovi specie
di Ditteri, impreso el 10 de Julio del corriente año en el Bolettino
dei Musei di Zoología ed Anatomía comparata della Reale L Jniver -
sita di Torino .
El trabajo del Dr. Giglio-Tos, incluye, además de muchos otros
dípteros, seis nuevas especies de Sapromyza descubiertas en México
por el naturalista Bellardi, de las cuales me ocuparé en seguida.
Elévase, pues, á 63 el número de Sapromyza conocidas en ambas
Américas, siendo fácil de preveer que, estudios más prolijos lo
hagan ascenderá más de un centenar.
58. Sapromyza vinnula, Giglio-Tos.
Sapromyza vinnula, Giglio-Tos, Diagnosi etc., [IX, 9 (1893).
« Melleci : capite et pedibus flavis, tarsis fuscis : abdomine basi
melleOj vitta mediana fasciisque posticis subtilliims nigris :
alis dilate flavidis. — Long. mm. 4 ». (Giglio-Tos).
Hab. observ. : México (Coll. Bellardi).
Se parece algoá la S. obsoleta , Fallen, pero, no tiene las antenas
conformadas del mismo modo, ni el ápice de ellas es de color ne¬
gro, ni su abdómen y patas son unicolores. La S. pallidiv entris,
Fallen, con abdómen provisto de raya dorsal y fajas negruzcas,
no se halla muy distante de la S. vinnula , pero, su color es muy
lavado, sus antenas son pardo-amarillentas, su tórax es de tinte
cemiciento y sus tarsos tienen el mismo color que, las tibias y los
muslos. Conviene la S. vinnula , en gran parte de sus caracteres,
ANAL. SOC. CIENT. ARG. T. XXXV
20
298
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
con la S. lateritia, más, esta última tiene el abdomen « irregula -
riter fusco-notatum », sus patas son testáceasen vez de amarillas y
todo el cuerpo es más oscuro.
59. Sapromyza sonax, Giglio-Tos.
Sapromyza sonax, Giglio-Tos, Diagnosi etc., IX, 9(1893).
« Facie, probóscide, palpis, antennis , imo pectore et pedibus fla-
vis : thorace fulvo, fusco -punctulato : abdomine nigro; alis
fusco- flavidis, ápice dilutiore. — Long. mm. 5 ». (Giglio-Tos).
Hab. observ. : México (Coll. Bellardi).
Esta especie parece corresponder, por su tórax punteado de oscu¬
ro sobre fondo más claro, á mi sección A, de alas sin manchas. Por
su abdomen negro y unicolor se asemeja á las S. longipennis y ni-
griventris, pero, es muy diversa de la primera por el color del tórax,
rojizo en esta y negro en aquella, las alas oscuras en el ápice de
la S. longipennis y por el contrario, más claras que el resto en el
extremo libre de las de la S. sonax , etc.; en cuanto á la S. nigriven-
tris , posee antenas y patas negras, en vez de las amarillas que
tiene la Sapromyza mejicana.
60. Sapromyza plagosa, Giglio-Tos.
Sapromyza plagosa, Giglio-Tos, Diagnosi di nuovi gen. e di nuovi espec. di
Ditteri, 9 (1893), et Bollet. di Mus. Zool. ed anat. comp. di Torino, VIII,
158 )1893).
« Testacea ; vitta in genis nigra ; thoracis vittis duabus latis in
scutellum productis duabusque in pleuris, nigris : segmentorum
abdominis margine postico nigricante : femorum ápice, tibiis
anticis [ere totis, reliquis medietate apicali tarsisque nigris :
alis luride flavidis, costa late, triente apicali, venis transver-
sis et vena quinta longitudinali late fuscis; in fuscedine apicali
maculis tribus flavidis. — Long . mm. 7 ». (Giglio-Tos).
Hab. observ. : México (Coll. Bellardi).
EL GÉNERO SAPROMYZA EN AMÉRICA 299
Pertenece á mi división B y se parece de tal modo á la S. gemina -
ta, Fabricius, que es necesario un cuidadoso exámen de las des¬
cripciones para darse cuenta de los caracteres diferenciales de
ambas especies. En efecto, Giglio-Tos dice que, su especie tiene
tórax, escudete y pleuras con dos rayas negras, detalles que le son
casi comunes con la S. geminata, la cual las tiene « fuscis » ó «m-
gro- fuscis » ; las mejillas de la S. plagosa tienen «vitta nigra»
que aparecen en la geminata como « oris cavilas utrinque nigro-
punctata »; las alas « pallidis , costa late apiceque fuscis, hoc flavi-
do-guttato» de la S. geminata , no difieren mucho en mi sentir
délas « luride flavidis, costa late, triente apicali venis transversis
el vena quinta longitudinali late fuscis; in fuscedine apicali maculis
tribus flavidis » de la S. plagosa; otro tanto sucede con las patas,
cuyos detalles de coloración son semejantísimos en ambas Sapro-
myza. Empero, la diferencia de talla casi doble en la plagosa que en
la geminata, la 2a vena transversal y la 5a nervadura longitudi¬
nal de las alas, orilladas de pardo en la plagosa y límpidas en la
geminata , según se infiere de la descripción, así como también el
color del abdomen, unicolor en la geminata y con fajas negruzcas
al través en la plagosa , abogan en favor de la legitimidad de la es¬
pecie descrita por el Dr. Giglio-Tos, por más que, el parecido de
estas Sapromyza y la identidad de patria de ambas hagan sospe¬
chosa, á primera vista, su independencia específica.
61. Sapromyza urina, Giglio-Tos.
Sapromyza urina, Giglio-Tos, Diagnosi di nuovi gen. ed nuovi sp. di Ditteri
IX, 9 (1893) et Bollet. di Mus. di anat. corap. di Torino, VIII, 158 (1893).
« Flava, nitida : capite thorace latiore : punctis dnobus in ima
fronte et uno verticali, vittis duabus in dorso thoracis et uno
puncto in pleuris, nigris : abdomine nigricante : femoribus an-
ticis annulo apicali nigro : tibiis fuscis, tarsis nigricantibus :
alis dilute flavidis, margine antico late fusco. — honq. mm. 4. »
(Giglio-Tos).
Hab. observ. : México (Coll. Bellardi).-
*Esta Sapromyza participa de muchos caracteres pertenecientes á
varias especies enumeradas en mi sinopsis y por lo tanto debo ex-
300
ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA
poner ordenadamente los detalles específicos que la apartan de
todas las afines. Tiene el dorso del tórax marcado con dos rayas
oscuras sobre, fondo más claro, como las S. geniculata, umbrosa ,
g eminata y stictica, pero se distingue bien de la primera por sus
alas teñidas de pardo á lo largo del borde costal, mientras que
en la geniculata son uniformemente amarillentas y sin manchas
de otro color; la S. umbrosa , cuyas alas con margen anterior y ex¬
tremidad libre, ambas de color pardo son muy parecidas álas de la
S. urina, tiene orladas de pardo las nervaduras transversales lo que
no sucede en la Sapromyza de Giglio-Tos, y por otra parte, sus pies
son « flavidi , tibiis posticis basi nigro-cmnulatis » , en vez de tener los
fémures anteriores con un anillo pardo en el ápice, las tibias par¬
das y los tarsos negruzcos de la 5. urina; la S. geminata, que es muy
semejante á la S. plagosa , difiere de la S. urina porque la porción
parda apical de cada ala está goteada de amarillento y solamente
sus tibias y tarsos anteriores son oscuros, en lugar de serlo todos,
como en la S. urina; la S. stictica aunque del mismo grupo que la
S. urina , difiere mucho de ella por sus alas « confertissime nigro-
variegati », su tórax ceniciento, sus patas más oscuras, etc. En
cuanto á la talla de las Sapromyza citadas es casi como en S. uri¬
na , pues oscila entre 3 */2 y 4 V? milímetros.
i i2 . Sapromyza stata, Giglio-Tos.
Sapromyza stata, Giglio-Tos, Bolletino dei Mus. di Zool. ed Anat. comp. di
Tormo, VIII, 158 et Separat. 9 (1893).
$. « Mellea; facie, probóscide , palpis et pedibus flavis; abdomine
fulvescente, marginibús posticis segmentorum nigris ; tarsis
ápice nigricantibus ; alis flavidis, costa praeter basim, triente
apicalij venisque transversis late fuscis. — Long. mm. 7. »
(Giglio-Tos).
Hab. observ. : México (Bellardi).
Pertenece á mi división D, con el tórax ni rayado ni manchado,
y con las alas adornadas de manchas ó fajitas parduzcas. Tiene
gran parecido con la S. bipunctata, Say, que también se halla en
México; el color general «pallide flavo-melleum», las alas « hyct -
EL GÉNERO SAPROMYZA EN AMÉRICA
301
linis costa maculisque tribus fuscis, venís transversis fusco -mar gi-
natis » y el « abdomine vitta dorscili marginibusque segmentorum
nigricantibus » de la S. bipunctata no difieren mucho de los ca¬
racteres que ofrece la S. stata en el color del cuerpo, fajas del
abdomen y manchas alares, pero, la especie de Say se distingue
muy claramente, de la de Giglio-Tos por tener dos puntos negros
en el escudete y tarsos unicolores, al paso que, la otra tiene el es¬
cudete sin puntos y los tarsos negruzcos en el ápice.
63. Sapromyza innuba, Giglio-Tos.
Sapromyza innuba , Giglio-Tos, Diagnosi di nuovi generi e di nuovi specie di
Ditteri, 9 (1893). et Bollet. Mus. An. comp. di Torino, VIII, 158 (1893).
« Flava : alis dilutissime flcividis, venis transversis fuscis. —
Long. mm. i 1f¿.» (Giglio-Tos).
Hab. observ. : México (Coll. Bellardi).
Es una especie vecina de las S. flava, Linnteus y S. connexa ,
Say de las cuales difiere por tener los nérvulos transversales de
las alas teñidos de pardo, carácter que la incluye entre las Sapro¬
myza de mi división D.
INDICE GENERAL
DE LAS
MATERIAS CONTENIDAS EN EL TOMO TRIGÉSIMO QUINTO
Páginas
El Nuevo Teatro Colon. Informe del Departamento de Obras Públicas y Memoria
del arquitecto señor Víctor Meano . 5
Los yacimientos auríferos de la Puna de Jujuy, por v. Kovarese . 89
Combustibles minerales, por J. C. Thlcrry . . . 118
Nota sobre la formación del carbón de piedra, por J. C. Ttaierry . 122
Curso de electricidad industrial, por Manuel B. Bahía . 129, 158, 217
Licuación y solidificación de los gases. Las investigaciones de Dewar, por Juan
J. J. Kyle . 213
La fermentación de los azúcares artificiales, por Juan J. J. Kyle . . . 235
La región aurífera en la Tierra del Fuego, por M. Señoret . . . . 243
El género Sapromyza en América, por Félix Lynch Arrlbálzaga . 253, 281
/
I
\
I
/
LISTA DE LOS SOCIOS
HONORARIOS
Dr. Germán Burmeister f Dr. Benjamín A. Gould.— Dr. R. A. Philippi.— Dr. Guillermo Rawson j
Dr. Cárlos Berg.
CORRESPONSALES
Arteaga Rodolfo de . Montevideo.
Ave-Lallemant, Germán . Mendoza.
Brackebusch, Luis . Córdoba.
Garvalho, José Cárlos de . Rio Janeiro.
Denza, F . .
Cordeiro, Luciano
Netto, Ladislao . Rio Janeiro.
Paterno, Manuel . Palermo(It.).
Reid, Walter F . Lóndres.
Strobel, Pellegrino . Parma (Ital.).
. . Moncalieri (Italia)
.. Lisboa.
CAPITAL
Aberg, Enrique.
Agote, Cárlos.
Aguirre, Eduardo.
Aguirre, Pedro.
Albert, Francisco.
Aldao, Cárlos A.
Almada Luis E.
Alrich, Francisco.
Alsina, Augusto.
Amespil, Lorenzo.
Anasagasti, Federico.
Anasagasti, Ireneo.
Araoz, Aurelio.
Aranzadi, Gerardo.
Arata, Pedro N.
Arigós, Máximo.
Arnaldi, Juan B.
Arteaga, Alberto de
Aubone, Cárlos.
Avenatti, Bruno.
Avila, Delfín.
Badell, Federico Y.
Bacciarini, Euranio.
Bahía, Manuel B.
Baigorría, Raimundo.
Bancalari, Enrique.
Bancalari, Juan.
Barabíno, Santiago E.
Barilari, Mariano S.
Barra, Cárlos de la.
Barzi, Federico.
Basarte, Rómulo E.
Bastianini, Egidio.
Battilana Pedro.
Baudrix, Manuel C.
Bazan, Pedro.
Becker, Eduardo.
Belgrano, Joaquín M.
Belsunce, Esteban
Beltrami, Federico
Benavidez, Roque F.
Benoit, Pedro.
Bernardo, Daniel R.
Biraben, Federico.
Blanco, Ramón C
Brian, Santiago.
Brian, Santos
Bosque y Reyes, F.
Booth, Luis A.
Bugni Félix.
Bunge, Cárlos.
Buschiazzo, Cárlos.
Buschiazzo, Francisco.
Buschiazzo, Juan A.
Bustamante, José L.
Cagnoni, Alejandro N.
Cagnoni, Juan M.
Campo, Cristóbal del
Campo, Leopoldo de
Canale, Julio.
Candiani, Emilio.
Candioti, MarcialR.de
Canovi, Arturo
Cano, Roberto.
Carbone, AuguslinP.
Caride, Estéban S.
Carmona, Enrique.
Carreras José M. de las
Carrique, Domingo
Carvalho, Antonio J.
Casal Carranza, Roque.
Castellanos, Cárlos T.
Castex, Eduardo.
Castro, Vicente.
Castelhun, Ernesto.
Cerri, César.
Cilley, Luis P.
Chanourdie, Enrique.
Chapeaurouge, C. de.
Chueca, Tomás A.
Claypole, Alejandro G.
Clérici, Eduardo E.
Cobos, Francisco.
Cominges, Juan de.
Córdoba Félix.
Coronell, J. M.
Coronel, Manuel.
Coronel, Policarpo.
Corti, José S.
Courtois, U.
Cremona, Andrés V.
Cremona, Víctor.
Crohare, Pablo J .
Crotto, Silvano.
Cuadros, Carlos S.
Damianovich, E.
Darquier, Juan A.
Dassen, Claro C.
Dawney, Cárlos.
Dellepiane, Juan.
Dellepiane, Luis J.
Diaz, Adolfo M.
Dillon, Alejandro.
Dillon Justo R.
Domínguez, Enrique
Doncel, Juan A.
Dubourcq, Hermán.
Duclout, Jorge.
Durrieu, Mauricio
Duhart, Martin.
Duffy, Ricardo.
Duncan, Cárlos D.
Dufaur, Estevan F.
LISTA DE SOCIOS (Continuación)
Echagüe, Cárlos.
Eguzquiza, Rafael
Elguera, Eduardo.
Escobar, Justo V.
Espinosa, Adrián.
Etchecopar, Evaristo.
Etcheverry, Angel.
Ezcurra, Pedro
Ezquer, Octavio A.
Fernandez, Daniel.
Fernandez, Honorato.
Fernandez, Ladislao M.
Fernandez. Pastor.
Ferrari Rómulo.
Ferrari, Santiago.
Fierro, Eduardo.
Figueroa, Julio B.
Fleming, Santiago.
Friedel Alfredo.
Forgues, Eduardo.
Fox, Eduardo
Frogone, José I.
Frugoue, José V.
Fuente, Juan de la.
Gainza, Alberto de.
Gaitero, Alfredo.
Gallardo, Angel.
Gallardo, José L .
García, Aparicio B.
Gastaldi, Juan F.
Gentilini, Pascual.
Ghigliazza, Sebastian.
Giardelli, José.
Gilardon, Luis.
Giménez. Joaquín.
Girado, José I.
Girondo, Juan.
Gómez, Fortunato.
González, Arturo.
González, Agustín.
González del Solar, M.
González Velez, Alej
Gorbea, Julio
Gramondo, Ernesto.
Guerrico, José P. de
Guevara, Roberto.
Guglielmi, Cayetano.
Gutiérrez, José Maria.
Hainard, Jorge.
Hary, Pablo
Herrera Vegas, Rafael.
Hidalgo, Martin
Huergo, Luis A.
Huergo, Luis A. (hijo).
Hughes, Miguel.
Igoa, Juan M.
Irigoyen, Guillermo,
lsnardi, Vicente.
Iturbe, Miguel.
Iturbe, Atanasio.
Jaeséhke, Víctor J.
Jameson dé laPrecilla.
Jauregui, Nicolás.
Krause, Otto.
Kyle, Juan J. J.
Labarthe, Julio.
Lafferriere, Arturo.
Lagos, Bismark.
Lange, Enrique S.
Langdon, Juan A.
Lanús, Juan. G.
Lara, Alfredo.
Larguía, Carlos.
Lavalle, Francisco.
Lavalle, José F.
Lazo, Anselmo.
Leeonte, Ricardo.
Lederer, Julio.
Leonardis, Leonardo
León, Rafael.
Limendoux, Emilio.
Lizarralde, Ramón.
López Saubidet, P.
Loudet, Osvnaldo.
Llosa. Alejaldro.
Lucero, Apoinario.
Lugones. Arturo.
Lugones Velasco, Sdor.
Luro, Rufino.
Ludwig, Cárlos.
Lynch, Enrique.
Lynch Arribálzaga. F.
Machado, Ángel.
Madrid, Enrique de
Madrid, Samuel de.
Mallol, Benito J.
Mamberto, Benito.
Marini, A.
Martínez, Carlos. E.
Massini, Cárlos.
Massini, Estevan.
Matienzo, Emilio.
Mattos, Manuel E. de.
Maupas, Ernesto.
Mendez, Teófilo F.
Meza, Dionisio C.
Mezquita, Salvador.
Mignagüy, Luis P.
Mohr, Alejandro.
Molina Civit, Juan.
Molina Salas, Cárlos.
Molina y Vedia Julio.
Molinarí, José.
Molino Torres, A.
Molteni, José F.
Mon, Josué R.
Montes, Juan A.
Morales, Cárlos Maria.
Moyano, Cárlos M.
Murzi, Eduardo.
Nocetti, Domingo.
Nocelti, Gregorio.
Nougues, Luis F.
Ocampo, Manuel S.
Ochoa, Arturo.
Ochoa, Juan M.
O'Donell, Alberto C.
Olivera, Cárlos C.
Olmos, Miguel.
Orzabal, Arturo.
Otamendi, Eduardo
Otamendi, Rómulo.
Otamendi, Alberto.
Otamendi, Juan B.
Padilla, Emilio H. de
Palacios, Alberto
Palacio, Emilio.
Páquet, Cárlos.
Pasalacqua, Juan V.
Pawlowsky, Aaron.
Pellegrini, Enrique
Pelizza, José.
Peluffo, Domingo
Peyret, Alejo
Pereyra, Horacio.
Pereyra, Manuel.
Philip, Adrián.
Piaña, Juan.
Piaggio, Pedro.
Pico, Octavio S.
Pico, Pedro P.
Pirovano, Ignacio.
Puiggari, Pió.
Puiggari, Miguel. M.
Quadri, Juan B.
Quijarro, José A.
Quiroga, Atanasio.
Ratto, Leopoldo.
Rebora, Juan.
Recalde, Felipe.
Real de Azúa, Cárlos
Riglos, Martiniano.
Rigoli, Leopoldo.
Roux, Alejandro
Rodríguez, Andrés E.
Rodríguez, Luis C.
Rodríguez, Miguel.
Rodríguez de la Torre , C.
Rojas, Estéban C.
Rojas, Félix.
Romero, Armando.
Romero, Cárlos L.
Rosetti, Emilio.
Rospide, Juan.
Rostagno, Enrique.
Ruiz, Hermógenes.
Ruiz de los Llanos, C.
Ruiz, Manuel.
Rufrancos, Ceferíno.
Sagasta, Eduardo.
Sagastume, Demetrio.
Sagastume, José. M.
Saguier, Pedro.
Salas, Estanislao.
Salas, Julio S.
Salvá, J. M.
Samper, Sebastian
Sánchez, Emilio J.
Sanglas, Rodolfo.
San Román, Iberio.
Santillan, Santiago P.
Senillosa, Juan A.
Señoraus, Arturo O.
Sarrabayiouse, Eugen.
Saralegui, Luis.
Sarhy, José. V.
Sarhy, Juan F.
Scarpa, José.
Schneídewind, Alberto
Schickendantz, Emilio.
Schroder, Enrique.
Schwartz, Felipe.
Scotli, Cárlos F.
Segovia, Fernando.
Seguí, Francisco.
Selstrang, Arturo.
Serna, Gerónimo de la
Schaw, Arturo E.
Schaw, Cárlos E.
Silva, Angel.
Silveira, Luis.
Simonazzi, Guillermo.
Siri, Juan M.
Sirven, Joaquín.
Sola, Ricardo.
Soldani, Juan A.
Sota, Alberto de la.
Spika, Augusto.
Stavelius, Federico.
Stegman, Cárlos.
Taboada, Miguel A.
Taurel, Luis.
Tessi, Sebastian T.
Thedy, Héctor.
Thompson, Valentín.
Treglia, Horacio.
Tressens, José A.
Unanue, Ignacio.
Urraco, Leodoro G.
Valle, Pastor del.
Varela Rufino (hijo)
Victoríca y Soneira^J.
Vidart, E. (hijo)
Videla, Baldomero.
Viñas, Urquiza Justo.
Villanueva, Bernardo.
Villegas, Belisario.
Vinent, Pedro
Wauters, Cárlos.
VVauters, Enrique.
White, Guillermo.
Williams, Orlando E.
Zamudio, Eugenio.
Zavalia, Salustiano.
Zebailos, Estanislao S.
Zunino, Enrique.