ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTIFICA ARGENTINA Director : Ingeniero SANTIAGO E. BARABINO Secretarios : Doctor Julio J. Gatti, señor Pablo A. Pizzürno REDACTORES ingeniero Eduardo Aguirre, doctor Ignacio Aztiria, doctor Enrique Fynn, ingeniero Carlos Maschwitz, ingeniero Emilio Palacio, doctor Carlos M. Morales, ingeniero Julio Labarthe, ingeniero Emilio Candiani, ingeniero Alberto Schneidewind, doctor Angel Gallardo, doctor Pedro N. Arata. ingeniero José S. Corti, ingeniero Federico Birabén, ingeniero Vicente Castro, ingeniero Eduardo Latzina. ENERO 1904. — ENTREGA J$l. — TOMO LVII ÍNDICE DE LA PRESENTE ENTREGA Pablo A. Pizzurno. La reforma de la enseñanza secundaria y normal. Segunda conferencia -ñ Angel Gallardo, Plan de estudio de Historia natural 42 Bibliografía : Les chemins de fer éléctriques par Henri Maréchal. — Contróle des instalations éléctriques au point de vue de la sécurité, par A. Monmerqué. — Manuel du constructeur de moulins et du meunier, par F. Baumgartner. — La machine locomotive, par Edouard Sauvage 47 BUENOS AIRES IMPRENTA Y CASA EDITORA DE CONI HERMANOS 684 — CALLE PERU — 684 JUNTA DIRECTIVA Presidente Ingeniero Emilio Palacio. Vice-Presidente i" Señor Juan B. Ambrosetti. Id 2° Coronel Ingen. Arturo M. Lugones. Secretario de actas Doctor Enrique Herrero Ducloux. — correspondencia Ingeniero Luis Miguens. Tesorero Ingeniero Luis A. Huergo (hijo). Bibliotecario Señor Vicente González Cazón. I Monseñor F. Vilanova Sanz. Ingeniero Carlos Eghagüe. \ Ingeniero Francisco Seguí. Vocales Ingeniero Santiago E. Barabino. I Ingeniero Humberto Canale. Ingeniero Manuel J. Arce. \ Ingeniero Carlos Berro Madero. Gerente Señor Juan Botto. ADVERTENCIA A los señores autores de trabajos publicados en los Anales, que deseen tiraje aparte de sus estudios, se les previene que deben solicitarlos por escrito á la Dirección, para que esta á su vez los eleve á la Junta Directiva para ser consi- derados. La Dirección délos Anales sólo tomará en cuenta los pedidos délos 50 ejem- plares reglamentarios, debiendo entenderse los señores autores por el excedente á dicho número con la casa impresora de Coni hermanos. Los señores autores de trabajos, sólo tendrán derecho á la corrección de dos pruebas. Para todo lo referente á pruebas, manuscritos, etc., deben dirigirse á la Direc- ción, Cang-allo La Dirección. PUNTOS Y PRECIOS DE SUSCRIPCION LOCAL DE LA SOCIEDAD, CEVALLOS 269, Y PRINCIPALES LIBRERÍAS Por mes $ xa^ 1 00 Por año „ 12.00 Número atrasado » 2.00 — para los socios » 1.00 local La suscripción se paga anticipada al permanece abierlo de 8 é lO y media pasado meridiano ANALES DE LA ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTIFICA ARGENTINA Director : Ingeniero SANTIAGO E. BARABINO Secretarios : Doctor Julio J. Gatti, señor Pablo A. Pizzurno TOMO LVII Pinimer* semestife de 1904 BUENOS AIKES IMPRENTA Y CASA EDITORA DE CONI HERMANOS 684 — CALLE PERÚ — 684 1904 .( t í LA REFORMA DE LA ENSEÑANZA SECUNDARIA Y NORMAL CONFERENCIAS DADAS EN LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Por el profesor PABLO A. PIZZURNO [Segunda conferencia] III SEGUNDO CICLO DEL PLAN DE ESTUDIOS PARA LOS COLEGIOS NACIONALES El plan correspondiente al segundo ciclo de estudios secunda- rios entraría recién en ejecución en 1906, si hubiera de cumplirse el decreto respectivo; pero la vigencia de éste sólo puede continuar, cualquiera puede predecirlo sin ser profeta, hasta fines del año próximo cuando más, es decir, mientras dure el actual Ministerio. Y ésto en la hipótesis de que la cuestión presidencial absorba de tal manera á nuestros legisladores, que les haga olvidar esta otra de la enseñanza, tanto ó más transcendental para el país que la de elegir el futuro primer mandatario. No es menester, entonces, gastar mayor esfuerzo en demostrar prolijamente que el segundo ciclo es tanto ó más defectuoso que el primero. He de probar lo suficiente, en las pocas páginas que le dedique, para evitar la sospecha de que rehuyo su examen por carecer de tela en qué cortar. ¿ Qué fines se pretende satisfacer con el segundo ciclo? Preparar al joven para hacer estudios universitarios profesiona- les ó de pura, de alta ciencia. ¿Cuándo se hallará preparado el alumno para iniciar con éxito esos estudios? Cuando tenga: 1° la instrucción concreta que la experiencia ha 6 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA mostrado sor necosaria y cjUG forma la basG d6 todos los planGs dG estudios del mundo; 2“ las aptitudes mentales requeridas, con- secuencia de la instrucción anterior y del método seguido para adquirirla. O, para decirlo de una manera más comprensiva, cuando se halle dotado de espíritu científico, el cual consiste, según da fórmula consagrada de Descartes, en no aceptar como verdad sino lo que se reconozca evidentemente como tal y, pode- mos agregar, en amarla sinceramente, por sobre todas las cosas. Jóvenes que adquieran en el colegio, acentúen en la universidad y conserven en la vida, el hábito de no hacer una afirmación ó pro- ceder en un sentido sin comprobar, previo un estudio atento hecho con método riguroso, el acierto de la afirmación ó del camino ele- gido; que sepan, como dice Favre, plantear bien las cuestiones, observar bien los hechos, imaginar bien las hipótesis explicativas y las leyes, verificar bien las hipótesis. Y ser precisos, exactos, sinceros. Estas cualidades son necesarias no sólo al profesional universi- tario y al cultivador de la ciencia por la ciencia, como tales, sino también como miembros de primera fila de la clase llamada diri- gente con funciones en la vida pública é influencia decisiva. Son ellos los llamados á señalar rumbos, á constituir ó por lo menos, á intervenir, en la constitución de los múltiples organismos que presiden la marcliade las sociedades ; de su probidad mental, tra- ducida casi siempre en probidad moral también, depende, en mu- cho, que esa marcha sea la que conviene al bienestar general. Nadie necesita más que nosotros formar hombres equilibrados, sinceros, que al discutir los múltiples asuntos de interés para la sociedad, obren siempre animados por el deseo de hallar la verdad con exclusión de sentimientos de personalismo estrecho, que llevan á menudo á buscar el defecto de la persona con quien se discute y no la parte de verdad ó de error contenida en sus ideas. Esto últi- mo es más difícil para quien posee saber superficial. Más fácil es buscar la verruga, que dice Larra, en la nariz del contrario. El público se interesa, aplaude, ríe y la palestra queda por quien ha- ce reir. Una feliz combinación de palabras dichas con estudiada elocuencia, decide, entre nosotros, á cada paso, de las resoluciones más transcendentales, aun cuando sea errónea y nociva la tesis á cuya defensa va dedicada la hueca y sonora pieza oratoria. En cambio las mejores propagandas se esterilizan, fracasan los más atinados proyectos cuando — heridos por ellos en sus intereses y LA REFORMA DE LA ENSEÑANZA SECUNDARIA Y NORMAL 7 con frecuencia, por sólo el prurito de criticar — se apoderan los gramáticos del sincero propagandista. El anhelo de conocerá fondo la verdad obliga al estudioso á un continuo contacto con autores extranjeros en quienes encuentra lo que no halla siempre en caste- llano; incurrirá entonces en galicismos ó en otros pecados no menos mortales, que el crítico de la forma aprovechará para anu- lar los sanos esfuerzos ó retardar por lo menos el triunfo de la per- severancia, cuando la perseverancia se conserva á pesar de los ataques. No me alejo de la cuestión, señores, vais á verlo en seguida. No olvidéis que una de las primeras condiciones de un plan debe ser su adaptación á las necesidades del país para el cual se dicta. Y bien ; es en el estudio de la historia natural, de la física, de la química, ramos experimentales por excelencia, donde la natural curiosidad del alumno encuentra el modo de satisfacerse y sus fa- cultades de observación, de comparación, de inducción, pueden educarse; es en las matemáticas, donde mejor aprende á deducir, á raciocinar con severa lógica; y en el contacto frecuente con las cosas naturales que observa á simple vista ó con el microscopio, desmenuza y clasifica ; en presencia de los fenómenos físicos, de las combinaciones y reacciones químicas que produce y repro- duce por sí mismo en el gabinete ó en el laboratorio ; en el piza- rrón ó en su cuaderno comprobando la exactitud de una fórmula ó la solución de un problema ; en todos estos campos de experi- mentación, es donde principalmente adquiereel colegial cualidades y aptitudes que le permitirán después investigar por sí, volar con alas propias, y donde aprende á ser prudente, á proceder con cau- tela, á no aceptar como verdad, sin someterlo á la piedra de toque del propio criterio, cuanto afirmen pretendidas autoridades ó nos leguen las tradiciones ó se nos presente rodeado de formas litera- rias seductoras con las cuales se disfraza el error y la mentira á veces. Los otros ramos teóricos, tanto ó más preciosos é indispensables para completar la educación, contribuyen en menor escala, en la escuela secundaria, por su naturaleza y dada la edad de los alum- nos, á fomentar los hábitos mentales que constituyen esencialmen- te el llamado espíritu científico; deben figurar en el plan de estu- dios por su valor de utilidad y como disciplinas para hacer real- mente completa, armónica, la educación del joven. Así, aun cuando éste se dedique después á una carrera determi- 8 anales de la sociedad científica argentina nada, no tropezará con los inconvenientes del especialista exclusi- vo, que todo lo reduce á su mundo y sólo ve la verdad á través de su prisma, por cuyo motivo hasta en su misma especialidad resul- ta deficiente, por estar privado délos auxilios que todas las cien- cias se prestan entre si, siendo como es, una, la ciencia y univer- sales las leyes que rigen todos los fenómenos. Y no'se discute hace mucho que hasta el literato necesita cada día más de la ciencia para que las concepciones de su imaginación no resulten reñidas con la verosimilitud ypor lo tanto con la belle- za, la belleza duradera porque no choca con la sentencia de Boi- leau ; necesita de la ciencia, por lo menos de las ciencias naturales para renovar los moldes en que fundir sus obras y encontrar me- táforas nuevas que les den originalidad. Y otro tanto puede decirse de todos los artistas. ¿Quién no lo sabe ? Los estudiantes de hoy, los abogados, médicos, ingenieros, lite- ratos de mañana, van á actuar en la sociedad, lo he dicho hace un momento, como senadores, diputados, miembros de la magistra- tura, de las corporaciones municipales, consejos de educación, profesores de las universidades y colegios, periodistas, jefes, em- pleados superiores de sinnúmero de reparticiones importantes, teniendo todos que intervenir con su ciencia y conciencia, hacien- do, aconsejando, opinando ó dando en silencio su voto en las múl- tiples cuestiones que afectan á la vida y gobierno de los pueblos. Para desempeñarse con acierto, han menester de un criterio segu- ro, ilustrado por conocimientos generales suficientes y no tan sólo por los que suministra un orden especial de estudios. Esto no quie- re decir que todos deben ser en cada caso «capaces en presencia de un problema, de encontrar su solución, pero sí de apreciar con conocimiento de causa la solución hallada por los especialistas», según lo decía «ayer» no más Tucídides, citado por Croiset. He querido recordar todo esto, señores, aun cuando os sea tan conocido, para que, en presencia de ello, resalten los inconcebibles errores del plan del segundo ciclo. En las bifurcaciones A y B correspondientes á los preparatorios para filosofía y letras, derecho y ciencias sociales, sobre un total de 108 clases por semana en los tres años, ¿qué parte pensáis que ha sido destinada á las ciencias ? ¿.Más ó menos una quinta parte como en los institutos secunda rios genuinamente clásicos, los gimnasios de la nación modelo para LA REFORMA DE LA ENSEÑANZA SECUNDARIA Y NORMAL 9 nuestro ministro, la Alemania, «el país en el cual la manía clásica hace más víctimas que la difteria unida á la influenza, según la frase de un profesor alemán ? (1)» . No señores, mucho menos. Adivinad. — Un octavo del total ? — Menos. — Un décimo ? — Disminuid sin miedo. — Un décimo quinto? . . . Pero nó, no puede serl . . . — Y, sin embargo, no habéis llegado todavía. Oíd y decidme si después de esto es necesario seguir ocupándose del segundo ciclo, para demostrar que ha sido organizado con un criterio que acusa completa ignorancia de las exigencias más elementales de la edu- cación. Dividid ciento ocho por diez y ocho. Si no me equivoco, el cociente es seis. Esa es la cifra. Diez y ocho veces más tiempo á las letras que á las ciencias. Seis clases de cuarenta y cinco minutos cada una por semana, se destina á las últimas, en todo el segundo ciclo, en las secciones A y B, correspondiendo tres á primer año y tres á segundo. En el tercero ninguna. Absolutamente nada más I En cambio ciento dos á letras. Así : treinta y seis clases de latín á razón de doce horcas por semana en cada año, durante los tres del ciclo ; diez y ocho de alemán ó de griego á seis por semana. Y van tres horas diarias de lenguas, en clase. Creeis que ahí concluye? . . . No. Hay todavía diez y ocho horas de « Estudios literarios ». Y son cuatro horas diarias durante los tres años de traducciones, lectu- ras, reglas gramaticales, etc., para alumnos que durante el primer ciclo han tenido ya cuarenta y dos horas semanales de idiomas, á razón de dos diarias durante tres años y una diaria durante el cuarto, mientras han pasado toda la aritmética y la geometría en dos años con un total, reunidas las dos asignaturas, de cinco lec- ciones de cuarenta y cinco minutos por semana (menos de una lección diaria) y acumuladas las ciencias naturales en un solo cur- so, el cuarto, con pocos minutos más de una hora diaria. Completan el segundo ciclo, diez y ocho clases semanales de his- toria, nueve de filosofía y tres de derecho usual. No hay ni siquiera una lección de geografía superior. (1) Citada por Alexis Bertrand. Oí ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA En rosuiTion, cionto odio d&sGs por somsiis do Igs cqoIgs sGlonlíi y dos ocupadas por gramálicas y literaturas, treinta por iiistorias, filosofía V derecho Quedaba un sobrante y fué adjudicado á la física. Ni un minuto para matemáticas, química ó historia natural, ni para un poco de anatomía y fisiología. Todo el mundo cree que aún los conocimientos mejor adquiridos se olvitlan si no se sigue estudiando ó repasándolos de tiempo en tiempo. Pero la verdad es que en el caso actual no ha de cumplir- se la regla por cuanto en el cuarto año del primer ciclo se han de haber aprendido las ciencias de un modo inolvidable ; y en lo que respecta á la anatomía y fisiología será tan sólida la prepara- ción de los alumnos que el profesor de psicología ha de encontrar- se sin dificultades para enseñarles con éxito 1 Vaya si quedarán corregidos nuestros defectos nativos ! No haya miedo de que continuemos rindiendo culto al verbalis- mo sonoro, que no se traduce en hechos. Y sin embargo creo — permitidme esta contradicción — que si ese plan se cumpliera, los que por él se educaran llegarían á ser muy « positivistas » y á pesar de su inevitable ignorancia en maté- máticas, habilísimos cálculadores, incapaces de incurrir en errores en su contra, sobre todo en política. Si el más elocuente é incansable defensor de los estudios «de- sinteresados», si Alfredo Fouillée, de quien otro filósofo, Alexis Bertrand, ha dicho que « por la amplitud de sus doctrinas, la abundancia y el vigor de su dialéctica, da á nuestros contemporá- neos la exacta impresión de ios filósofos de la Grecia y de nuestro siglo XVII», si Fouillée se enterara del enorme desinterés de esta parte del plan de nuestro ministro, protestaría contra ella en nom- bre de los intereses de las letras, no ya en el de las ciencias. Y notad, señores, que en esas secciones A y B del segundo ciclo adquirirá la base de sus estudios universitarios el mayor número de los futuros profesores encargados de dirigir mañana en los colegios, la educación general, integral, de la juventud. ¿Necesito decir, como lo hice al analizar el primer ciclo, que á falta de razones científicas que justifiquen tan extraordinaria orga- nización de estudios, he buscado antecedentes que la expliquen de cualquier manera, satisfactoria ó no satisfactoriamente, sin hallar- los en parte alguna? Entre nosotros, hasta en los planes de tendencia « desinteresa- da » expresamente reconocida por sus autores, v. gr. en el plan LA REFORMA DE LA ENSEÑANZA SECUNDARIA Y NORMAL 11 de 1891, las ciencias tuvieron alrededor de la mitad del tiempo total. Pero como podría alegarse que nuestros planes han respondido siempre al tipo de la « escuela única », hágase la comparación con los planes extranjeros que separan la línea clásica de la real, to- mando para el efecto la línea que más conviene al plan ministe- rial, esto es, la clásica, con griego además de latín, y se encontrará lo siguiente : En Alemania, sesenta horas para letras y diez y ocho para ciencias . En Francia, cincuenta y once, respectivamente. En Suecia, cien y diez y ocho (I) con el plan antiguo, en víspe- ras de reformarse. El nuevo proyectado da setenta y ocho y trein- ta y uno. En Italia, cincuenta y uno y veintitrés. No incluyo las horas de religión, seis en Alemania y ocho en Suecia. Véanse los planes norteamericanos y se harán análogas compro- baciones. Ya que el ministerio faltando á un elementalísimo deber, moral por lo menos, no ha acompañado sus trascendentales decretos con una memoria explicativa (2) de sus fundamentos ni con instruc- ciones que orienten á los encargados de hacerlos efectivos, es menes- ter acudirá las hipótesis. Entrelas que cabe verosímilmente hacer» considero la más probable atribuir los errores expuestos del se- gundo ciclo á que el ministro reputa necesario, dado el fin « prepa- ratorio» del mismo, no incluir sino estudios del mismo carácter que los correspondientes á los universitarios respectivos, teniendo en cuenta (criterio ministerial) que el alumno estará tanto mejor preparado, sus aptitudes mentales serán tanto mayores, la forma- ción del espíritu científico tanto más asegurada, cuanto mayor sea (1) Y nótese que en Suecia el segundo ciclo tiene cuatro años, de modo que si tornáramos los tres últimos para compararlos con los tres que forman nuestro ciclo, tendríamos la relación reducida á74 y 14. (2) Con posterioridad á la lectura de esta conferencia, á fines de noviembre, ha sido remitido á la Cámara un volumen de 1000 páginas con el título de « Ante- cedentes sobre enseñanza secundaria y normal », recopilación más ó menos ca- prichosa de datos extraídos de las memorias que hacen ó no hacen á la cuestión. Creimos que en ese volumen se encontrarían por fin ampliamente expuestas las doctrinas ministeriales que informan los decretos. Vacío completo. 12 ANALES DE LA SOLEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA la suma de conocimientos concretos adquiridos en el orden de es- tudios especiales que han de ocuparlo después. Ya sabemos el error que esto encierra y sabemos también que «conocer bien una ciencia es una condición importante para tener el espíritu científico, pero no interesarse en nada más, es una con- dición^para no tenerlo; y esto, por de pronto, por cuanto es impo- sible conocer bien una ciencia si nada se sabe fuera de ella. . . Si no va jamás hacia la ciencia plena y la plena luz, el estudiante posee una vista que se acorta, un ojo que se atrofia, y cuando, por casualidad, la luz brota de súbito delante de él, queda deslum- brado: no vé. Devolvedle su lamparita (I) ». Descartes decía : «Si se quiere seriamente buscar la verdad es menester no aplicarse á una sola de las ciencias ; estas se sostie- nen entre sí y dependen mutuamente una de otra ». Corrobora la verosimilitud de mi ts-u puesto, además del plan de las secciones A y B, el de la D, correspondiente á ciencias exactas, físicasy naturales. Aquí el tiempo destinado á letras, tomado en globo, no es poco, pues alcanza á cuarenta y dos lecciones contra cincuenta y siete de ciencias; pero, hecho curioso, las primeras solo comprenden ale- mán (diez y ocho lecciones semanales) nociones de derecho usual (tres lecciones) é historia (nada menos que veintiuna lecciones por semana, seis y nueve en cada uno de los tres cursos respectiva- mente),— Ni una lección de castellano, de literatura, ni de fi- losofía. Sin embargo, en la sección C, correspondiente á medicina hay nueve lecciones de filosofía por semana (3 por cada curso) y diez y ocho de « Estudios literarios » (6 por curso). Sin duda el ministro, dada la naturaleza especial de sus propios estudios profesionales y dada también su actuación en la Facultad de medicina, ha podido sentirjde cerca la seria desventaja que trae aparejada para un médico, como tal y como hombre de vida social, el no saber nada de psicología, ni de lógica, ni de moral, y el ca- recer, por no haberlo adquirido á tiempo, del arte de exponer con claiidad y corrección, hablando y por escrito, las propias ideas. Poi eso (1). Y más adelante (2) á propósito de las ideas expresadas por el mi- nistro Bermejo, que una vez más había visto claro é indicado el re- medio (3), el articulista crítico, agrega : « En cuanto al personal docente, compimeb a que no siempre es idó- neo y propone la creación de la Escuela normal supeiñor, la que po- dría eslablccei'se en el Colegio nacional de la capital tomando á éste como Escuela de aplicación. Los diplomados universitarios según opinión del ministro (Bermejo) no han dado resultado satisfactorio como profesores en la instrucción secundaria y normal, porque care- cen casi siempre de preparación pedagógica . » Y el doctor Fernández comenta así lo anterior : « En nuestra creencia la falta ha ocurrido por culpa del Ministe- rio mismo, que al proveer las cátedras ha atendido más á las insi- nuaciones amistosas ó políticas queá la competencia de los candida- tos. )) El último párrafo lo transcribo sin malicia. Continuando, el crítico repite lo que ya ha dicho y yo he repro- ducido respecto de la competencia de los universitarios, y sigue: « ¿ Se argumenta que faltarán á los médicos, abogados, é ingenie- ros, los conocimientos pedagógicos? Pero en cambio poseerán unasu- 1) Revista de derecho, historia y letras, año I, tomo III, pág. 112. 2' Id. id. Año-II, tomo IV, pág. 105. (3) Véase Memoria de 1895, tomo II, pág. 17 y siguientes. 38 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA ma tal de instrucción en las respectivas asignaturas que les permiti- rá desempeñar el puesto sin encontrarse enredados en los conoci- mientos incompletos, lo que fatalmente tendrá que ocurrir en la ense- ñanza de la Escuela ó Facultad normal superior queriendo abarcar la instrucción de muchas otras facultades. » Él ministro do hoy li9 progresado; ya no piensa como el crítico del día anterior y bajo la presión de los artículos del doctor Gané, publicados en el suplemento de /.a Nación, óe \o lectura de dos libros llenos de datos importantes (I ) v acaso también bajóla influencia de los informes suministrados por la Inspección general (la incluida en el etcétera), improvisa una serie de disposiciones con requisitos que aparecerían como excesivos hasta en los países que nuís exigencias tienen al respecto. Sin tener en cuenta las diferencias de medio y olvidando que con leyes y decretos no se modifica de un día para otro costumbres que responden tal vez a condiciones de raza, adopta medidas ra- dicales, sin asegurarse primero de si son practicables y, de cual- quier modo, sin preparar previamente el terreno para que la re- forma no fracase (2). « Ni hacia atríís, ni demasiado aprisa hacia adelante » decía el doctor Alcorta, ocupándose de esta clase de reformas. Y tenía ra- zón, pues lo segundo puede importar un retroceso. Y es el caso actual, precisamente. Suponer que los mil y tantos profesores que enseñan en los cole- legios nacionales yen las escuelas normales de la república van á prepararse en seguida para rendir ante quién sabe qué tribunales, la serie de pruebas que el Ministerio establece, cuando más de la cuarta parte de aquéllos no posee título alguno, ni normal ni universitario; suponer que los poseedores de un diploma superior van á someterseá pruebas análogas y á dos años de estudios peda- (1) «La préparaüon des maitres », por Mlle. Dugard y «La Préparatioa pro- fessionaelle á renseignement sécondaire » deLanglois. (2) « Es fácii(ver los inconvenientes de un orden de cosas cualquiera, instruc- ción ó educación y hacer su crítica. Esta crítica negativa se halla al alcance de inteligencias muy modestas. Lo que no se halla al alcance de tales inteligencias es el d(*scubrir lo que puede ser modificado, teniendo en cuenta los diversos facto- res, raza, medio, etc., que conservan sólidamente cosas creadas por el pasado. El sentiilo de las posibilidades es desgraciadamente una de las aptitmles de que los pueblos latinos, los franceses sobre todo, se hallan más desprovistos », dice Gustavo Le Bou. LA REFORMA DE LA ENSEÑANZA SECUNDARIA Y NORMAL 39 gógi’cos V de práctica en la Escuela normal de profesores y en un seminario que todavía no existe, para tener sólo la probabilidad de ser nombrados para una cátedra, aquí, donde la tarjeta de un senador, de un diputado ó de un gobernador anulan los derechos que comporta un diploma, es suponer demasiado y desconocer el país en que vivimos, sobre todo cuando los mismos encargados de cumplir las disposiciones son los primeros en ceder á esas in- fluencias. Por eso, lo que correspondía hacer era emplear las energías de- rrochadas en medidas estériles, en obtener la sanción de las le- yes, no decretos, del caso y, á la espera de ellas, limitarse á corre- girlo existente sin brusquedad, dando tiempo á los profesores en ejercicio para mejorar sus aptitudes ; estimularlos buenamente á ello, pidiéndoles lo que era razonable pedir y facilitaren todas las formas su educación pedagógica. Era esa la obra comenzada por el ministro Serú con la institu- ción de las conferencias generales (1), cuya organización respondía á ese objeto, conferencias prestigiadas después resueltamente por el ministro González (2) cuyo personal concurso les fué prestado con entusiasmo, pero suprimidas porque sí, de hecho, por el mi- nistro Fernández, aun cuando el decreto respectivo no haya sido derogado por el Presidente de la República. Al mismo propósito respondían los cursos de vacaciones institui- das también por el ministro Serú (3), páralos profesores de ejerci- cios físicos y los de trabajo manual, así como los temporarios que la Inspección general propuso, especialmente de metodología (4). Estos podrían organizarse sin dificultad, unos durante las vaca- ciones y otros durante el curso del año escolar, no sólo en la Capi- tal y en el Paraná, sino en otros lugares donde hay ó pueden lle- varse elementos suficientes, sin contar con el concurso de inspec- tores bien elegidos. Y todavía no he hablado de otros medios no despreciables que también aconsejó la Inspección general, como ser el envío de ins (1) Véase Memoria de 1902, pág. 665. (2) Véase Conferencias anuales de profesores, publicación oficial, página 45 y 323. (3j Véase Memoria de 1902, pág. 649 y 674. (4) Véase informe de la Inspección general en \sl Memoria ministerial de 1902, página 248. 40 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA trucciones didácticas qiieya estaba preparando, el de obras escogi- das de enseñanza y el restablecimiento de una revista pedagógica publicada ya en 1898 y suprimida por razones de economía en el presupuesto para 1899 cuando iba á introducirse en ella mejoras importantes relacionadas con los fines que estoy señalando. EbMiiiisterio actual, entre tanto, lejos de estimulará los profe- sores, ha aumentado la desconfianza, no sólo porque las modifica- ciones introducidas en los planes de estudios todo lo trastornan, sino porque ahora más que nunca se sienten inseguros en sus puestos por el carácter interino que se dá á los nombramientos de- clarados de antemano caducos el 31 de diciembre de cada año. Aumenta el desaliento la excesiva subdivisión de las cátedras en especialidades distintas, debido á lo cual menos que nunca que- rrá nadie hacer profesión permanente de la enseñanza por cuanto le será difícil conseguir, si el decreto se cumple, más de una ó dos cátedras. Nueve especialidades establece el artículo 1“, algunas délas cua- les admiten subdivisiones múltiples como ocurre con la especiali- dad idiomas. Y todavía hay una singularísima especialidad que por sí sola da idea del extraordinario criterio aplicado al caso ; el artículo 7° fija condiciones particulares para ser profesor de his- toria natural de 4° año. Deberá ser indefectiblemente «un doctor de la Facultad de ciencias médicas » más todos los requisitos ge- nerales. De manera que aun cuando el artículo 6° dice que el pro- fesor de ciencias naturales deberá ser un « diplomado especial de la Facultad de ciencias ó un doctor en ciencias naturales que po- sea además un certificado de aprobación en las ciencias de la edu- cación, etc. », ese « deberá ser » no será m¿/ica, puesto que las ma- terias que el artículo enumera (zoología, botánica, mineralogía, y geología, más dirección de trabajos prácticos) sólo figuran en el 4” año y el 4° año acabamos de ver que está reservado á los mé- dicos. ¿Y cuándo podrán proveerse estas cátedras reglamentariamente en las provincias, en el supuesto de que en la Capital haya doctores de la Facultad de ciencias médicas que se resuelvan á pasar también por la de filosofía y letras á fin de obtener un «certifi- cado de aprobación en las ciencias de la educación » y después por la Escuela normal de profesores para hacer un año de práctica de pedagogía general y en seguida otro de pedagogía especial en el Seminario pedagógico de enseñanza secundaria para aspirar LA REFORMA DE LA ENSEÑANZA SECUNDARIA Y NORMAL 41 recién entonces á una cátedra, si ha.y vacantes, de cuarto año, en- tendiéndose que obtenido el nombramiento no sólo deberá ense- ñar la materia, sino (\uq, como méá\c.o, aprestará 'igualmente sus servicios profesionales en el instituto en que esté adscripto » ? ¿Sonreís? Así es, sin embargo; he copiado textualmente las palabras del decreto. Y todo por ciento treinta y un pesos con diez centavos, como decía Martinoli en la conferencia general de profesores. Del mismo modo, el profesor de contabilidad, « será además contador del Colegio nacional en que esté adscripto » (art. 11). No dice el decreto si los profesores abogados tendrán que defen- der también, ad-honorem, los pleitos délos padres de los alumnos, á los que se animen á interponer contra el Ministerio profesores privados arbitrariamente del sueldo durante las vacaciones. Os aseguro, señores, que no me he propuesto hacer reir con estas cosas más entristecedoras que graciosas. ( Continuará ) PLAN DE ESTUDIO DE HISTORIA NATURAL Excmo. señor ministro de justicia é instrucción pública, doctor Juan R. Fernández. Tengo el lionor de elevar á V. E. los programas de historia na- tural, cuva redacción me fué confiada, de acuerdo con el plan de enseñanza secundaria establecido por decreto de 17 de enero del corriente año. El programa de historia natural de cuarto año del ciclo de ins- trucción general, comprende las nociones elementales de las ciencias naturales, especialmente la anatomía y la fisiología hu- manas. Considero, Excmo. señor, que las nociones de citología é histo- logía deben ser reducidas á su mínima expresión, pues la expe- riencia demuestra la dificultad con que asimilan esos conoci- mientos los alumnos de corta edad, que no disponen del tiempo ni la preparación necesarios para hacer uso del microscopio. En la exposición general de la materia se ha tomado por guía la fisiología, y á continuación del estudio de las disposiciones mor- fológicas que aseguran en el hombre la realización de cada fun- ción, se indican brevemente las principales modificaciones que sufren los órganos correspondientes en la serie animal. Como complemento convendrá también dar una idea general de los principales órganos y funciones de las plantas, teniendo en (1) Publicamos la nota pasada por nuestro consocio doctor Gallardo á S. E. el señor ministro de justicia é instrucción pública, no sólo porque perdida en una publicación oficial puede considerarse inédita, sino porque conviene difundir las juiciosas observaciones que su autor hace respecto de la enseñanza de la historia natural en nuestras escuelas. La Dirección PLAN DE ESTUDIO DE HISTORIA NATURAL 43 cuenta que los alumnos que sigan sólo este ciclo, así como los que se dediquen á los doctorados en filosofía y letras y en cien- cias sociales, no volverán á estudiar ciencias naturales en todo el curso de sus respectivas carreras. La parte sistemática queda reducida á la indicación de los prin- cipios generales de clasificación en las ciencias naturales y á una ligera idea de los principales tipos en que pueden agruparse las variadísimas formas vivientes. Aun cuando en este curso no se dedican horas especiales pa ra trabajos prácticos, conviene que los profesores no se limiten á la exposición oral de la materia, sino que se auxilien de modelos y de ejemplares naturales, practicando en presencia de los alumnos someras disecciones de representantes de la escala zoológica que demuestren su organización. Comprobarán también, por medio de demostraciones y experi- mentos sencillos, las principales funciones de los animales y de las plantas. Se habituará además, en lo posible, á los alumnos á manipular personalmente los animales y los vegetales y á ob- servar atentamente sus caracteres, señalándole las analogías y diferencias que sirven para las clasificaciones. Con mayor razón se dará el mismo carácter práctico y concreto á la enseñanza del segundo ciclo, lo que se facilita por la intro- ducción en el plan de estudios de horas destinadas á trabajos prácticos. El programa de quinto año del ciclo preparatorio comprende el estudio elemental de zoología. Como los alumnos ya deben traer ciertas ideas generales adquiridas en el ciclo anterior, se aborda el estudio de la materia siguiendo la disposición sistemática mo- derna, que comienza por los animales más inferiores. El estudio de los protozoarios da oportunidad para enseñar principios de citología, muchos fie los cuales han sido realmente adquiridos en la ciencia por la observación y la experimentación sobre estos seres unicelulares. En los tipos siguientes se cuidará de señalar la sucesiva apari- ción y complicación de los diversos sistemas y aparatos, que ad- quieren, salvo escasas excepciones, su mayor desarrollo y pefec- ción en el tipo vertebrado. En ocasión del estudio de este tipo se completarán y detalla- rán las nociones adquiridas en el curso precedente y se podrán in- dicar las estructuras histológicas que antes fueron pasadas por 44 ANALES UE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA alto. Acompaña al programa una breve indicación del cuadro de trabajos prácticos que pueden efectuar los alumnos, el cual sera variado por cada profesor, de acuerdo con las circunstancias. Se dedica el programa de sexto año del ciclo preparatorio á la enseñanza de botánica, comenzando el estudio por la morfología de los órganos vegetativos. Luego se piden ligeras nociones de histología que permiten abordar el estudio elemental de las fun- ciones nutritivas de los vegetales. La morfología y fisiología de los órganos de reproducción, en particular de la flor, completan la parte general. La parte espe- cial se limita á la caracterización de los principales grupos de ve- getales, concretados en ejemplos que elegirá el profesor entre las plantas más comunes ó que se distingan por sus propiedades y aplicaciones científicas ó utilitarias. Un rápido cuadro de la flora argentina termina el programa, á continuación del cual se indi- can someramente los trabajos prácticos. En cuanto al programa de mineralogía y geología, que corres- ponde al séptimo año del ciclo preparatorio, ha sido inspirado en el programa correspondiente de la Facultad de ciencias exactas, físicas y naturales de Buenos Aires, despojado de todo aquello que no condice con la índole elemental de los estudios secunda- rios. Esta materia, que puede considerarse nueva en la enseñan- za preparatoria, en cu_v o cuadro tenía hasta ahora escasa impor- tancia y menos aun en la práctica, se enlaza así, sin cambio de método ni solución de continuidad, con la enseñanza universita- ria de la misma asignatura. Poco pueden los programas y planes de estudios por sí solos. De mucha mayor importancia son los métodos de enseñanza; un profesor que aplica un buen método, consigue hacer aprender con cualquier programa. Por mi parte, considero, Excmo. señor, que en la enseñanza se- cundaria de las ciencias naturales se deben tener en vista tres propósitos principales : r El valor educativo de estas ciencias ; 2° Su importancia filosófica, como satisfacción de la curiosidad innata del espíritu humano; 3® La suma de conocimientos positivos que puede adquirir el alumno . El primer objetivo debe primar sobre los demás. Las ciencias naturales constituyen la mejor disciplina para desarrollar en los PLAN DE ESTUDIO DE HISTORIA NATURAL 45 alumnos la atención y el hábito de observación melódica, tan ne- cesarios en toda clase de trabajos. El profesor se esforzará, pues, por despertar en sus discípulos estas facultades, considerando su materia como una lección de objetos que ofrecen continuos ejercicios de observación, inducción y deducción. Debe huir de la transmisión de conocimientos ver- bales que, una vez olvidados, no dejan nada en la mente del alum- no, y propender, por el contrario, á que éste adquiera el método de la observación cientítica que le permitirá llevar á cabo más tarde investigaciones originales, si persevera en el estudio de la naturaleza, y que le será siempre útil, sea cual fuereel orden de trabajos á que aplique su actividad. Para llenar el segundo propósito se tratará de suscitar en el alumno el amor de la naturaleza, haciéndole entrever también los vastos problemas filosóficos relacionados con su estudio. Las ciencias naturales satisfacen así el anhelo de saber, tan natural en el hombre, pues si bien no pueden explicar por qué se realizan los maravillosos espectáculos que la naturaleza nos ofre- ce, indican al menos cómo tienen ellos lugar. Además del entusiasmo por las bellezas naturales, puede ad- quirir el estudiante un concepto del papel del hombre en la natu- raleza y el sentimiento de la limitación y contingencia de la ciencia humana. En cuanto á la suma de hechos positivos que el alumno puede aprender en un curso secundario, es forzosamente limitada, en vista del enorme campo que hoy abarcan las ciencias. Por otra parte, la fragilidad de la memoria hace que la mayor parte de estos datos estén destinados á desaparecer en breve tiem- po, si los jóvenes no continúan cultivando la historia natural. Deben, pues, presentarse los hechos en una forma clara y sinté- tica, apelando, más que á la memoria, á la inteligencia ó al inte- rés del alumno por objetos que le son ya conocidos, que des- pierten de algún modo su curiosidad ó que se recomienden por aplicaciones utilitarias. Déjense de lado los detalles puramente mnemónicos, recargan inútilmente el espíritu del alumno. El progreso de las ciencias es, por otra parle, tan rápido, que las verdades de hoy no son las de mañana, y no debe hacerse perder tiempo y trabajo al alumno en estudiar de memoria cua- dros complicados, cifras y abstrusas terminologías que caerán en desuso ó se modificarán poco tiempo después. 46 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Esto se aplica especialmente al estudio sistemático en que debe concretarse el esfuezo del alumno á adquirir el conocimiento de las formas j caracteres de mayor interés, en vez de dispersar su atención en largas enumeraciones que, sin conseguir siquiera el ser completas, dejan sólo en la mente del alumno una serie de palabras vacías, mas ó menos extrañas é incomprensibles. No se me oculta que es más fácil preconizar estos propósitos que conseguir llenarlos, en medio de las dificultades de todo or- den que se encuentran en la práctica de la enseñanza. Pero, con todo, me he permitido. Exorno, señor, señalar los principales objetivos que se deben tener presentes, á mi entender, en la enseñanza de las ciencias naturales, cumpliendo así la in- dicación de que al formular los programas se fije su espíritu, su método y los límites de cada asignatura. Sin esta obligación, me habría abstenido de entrar en las con- sideraciones anteriores, en las cuales, por lo demás, no digo nada de nuevo á mis ilustrados colegas, quienes dan por su parte, con el mejor éxito posible, una enseñanza eficaz y provechosa, dentro de las limitaciones naturales impuestas por la premura del tiem- po, la abundancia de alumnos y la estrechez de los locales de que disponen. Si los programas que acompaño pueden ser de alguna utilidad para que mis colegas redacten, con auxilio de su ilustración y de su experiencia, los programas detallados, de acuerdo con las circuns- tancias de cada cátedra y de cada colegio, me quedará la satisfac- ción de haber contribuido en algo á fomentar el estudio de las ciencias naturales, que puede y debe dar tan benéficos frutos á la juventud argentina en el vasto campo, aun poco explorado, que ofrece á su actividad la extensa y rica porción del planeta que nos ha tocado en patrimonio. Saludo al Exemo. señor ministro con toda consideración y respeto. Angel Gallardo. BIBLIOGRAFÍA El reputado editor parisiense señor Ch. Beranger, de la Librairie Polytechni- que, ha obsequiado a la Biblioteca de la Sociedad Científica con las siguientes obras : 1. Les chemins de fer éléctriques par Henri Maréchal, ingenieur des ponts et chaussées. — 1 vol. in 8® contenant 516 figures dans le texte, 1904. Prix relié, 25 fr. Reservándonos publicar un juicio reposado sobreestá obra, que hemos enco- mendado á uno de nuestros consocios, nos concretaremos por hoi á dar el índice de las materias : I. Disposiciones jenerales de los ferrocarriles eléctricos. — II. Producción de la electricidad para el caso de la tracción de ferrocarriles. — III. Vía. — IV. Dis- tribución de la electricidad a lo largo de las vias. — V. Alimentación de las lí- neas de distribución. — VI. Motores eléctricos para ferrocarriles. — VIL Tracción. — VIII. Automotrices eléctricas. IX Locomotoras eléctricas. — X. Sistemas diversos de ferrocarriles de tracción eléctrica. — XI. Esplotación i gastos. La importancia del argumento, hoi que en todo el mundo los injenieros persi- guen, con éxito lisonjero, la solución del problema de cambiar el sistema de tracción en las vías férreas, sustituyendo el vapor por la electricidad, hacen de esta obra un libro de palpitante actualidad. II. Controle des instalatiüns éi.éctriques au point de vue de la Sécurité par A. Monmerqué. ingenieur en chefdes Ponts et Chaussées. — Deuxiéme édi- tion revue et augmenlée : Un volumen en 8" de 780 pájinas i 226 figuras inter- caladas en el h'sto. — París, 1904. Más frecuentes de lo que debieran son las desgracias que ocurren á diario por la ninguna o poquísima vijilan.cia oficial i particular de las instalaciones eléc- tricas. Todos sabemos cómo este elemento de civilización, librado á manos inespertas i dejado sin contralor su funcionamiento, se transforma en jermen de destrucció:i de hombres i cosas; es homicida e incendiario. El contralor oficial es de todo punto necesario para contrarrestar la neglijen- cia privada ; pero es indiscutible que propender a que los interesados compren- dan las ventajas de vijilar sus propias i nstalaciones, sin esperar las inspecciones oficiales, i poner á los mismos en condiciones de no necesitar de ellas, es obra meritoria, digna de todo elojio, i este propósito, según manifiesta el ilustrado ingeniero Fontaine en el prefacio que encabeza la primera edición de esta obra, ha sido hábilmente conseguido por el autor. He aquí el índice de las materias tratadas : La corriente eléctrica. — Producción i distribución de la enerjía. — Medidas. — Efectos peligrosos de las corrientes. — Contralor en los talleres. Contralor 48 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA de la red de las instalaciones interiores i de las instalaciones especiales. — Resultados de la explotación. — Reglamentos francés i estranjeros. Este último capítulo, referente á la reglamentación de las inspecciones por verificar a las instalaciones eléctricas, es de mucha utilidad práctica, tanto para las autoridades correspondientes, cuanto para los particulares mismos. III. Manuel du constructeur de moulins et du meunier, par F. Baumgartner, ingenieur constructeur de moulins. — Traduit de 1 allemand por Paul Schoren, ingénieur des arts et manufactures. Tome II : la construction des moulins proprement díte. Un volumen en 8 , de unas 450 pajinas, con 280 figuras en el testo i tres láminas, 1904. — Precio, encuadernado: 18 francos. El primer tomo, (jue hemos recibido anteriormente, trata de les machines de MEUNERIE. Es un volumen grande en 8" con cerca de 500 figuras intercaladas en el testo, i su precio, encuadernado, es de 20 fr. Aunque uno de nuestros consocios, el señor injeniero Miguens, dará en bre- ve una nota bibliográfica estudiando en detalle tan importante trabajo, no cree- mos improcedente adelantar el índice de los capítulos que constituyen la obra. El primer tomo trata de: Máquinas de molinería, ventiladores, máquinas de limpiar, Ídem de molienda, cernederos, máquinas auxiliares, mecanismos de trasporte horizontal, vertical, etc. El 2" tomo se ocupa : 1" De la elección del procedimiento de molienda i de la maquinaria de su instalación (ó sea su disposición racional en el edificio del molino), de la fuer- za requerida por el funcio7iamienlo i del presupuesto correspondiente; 2“ Del edificio del molino; 3" De la utilización del viento como fuerza motriz de los molinos, i construc- ción de los molinos de viento; 4° Almacenes para trigo i harina (graneros), silos, etc. También creemos de utilidad indiscutible esta obra en un país como el nues- tro, donde uno de los elementos más importantes de su vitalidad económica es precisamente el cultivo del trigo i su molienda ; i todos sabemos cómo esta se obtiene tanto más buena i económicamente, cuanto más perfeccionados son los mecanismos que para conseguirla se emplea. Tal es el objeto del libro del ilustrado autor de esta obra. IV. La machine locomotive par Éduard Sauvage, ingénieur en chef des mi- nes, professeur a l’École des mines et au Conservatoire national des Arts et Metiers. Manuel pratique donnant la description des organes et du fonctionne- ment de la locomotive, a l’usage des mécaniciens et chauffeurs ; 4' édition. — 1904, 1 vol. pelit in 8°, de 392-XVI pages, avec 325 figures dans le texte. Prix cartonné, 5 fr. El ser esta la 4“ edición del trabajo del profesor Sauvage demuestra palma- riamente la bondad ínsita de la misma. Nos concretaremos a publicar el índice : 1. Jeneralidades. — II. Caldera. — III. Mecanismo. —IV. Bastidor, suspen- sión, ruedas. — V. Diversos tipos de locomotoras. — VI. Ténderes. — Vil. Fre- nos. — VIII. Conducción de la locomotora. — IX. Estacionamiento en los de- pósitos (limpia, reparaciones, etc.). S. E. Barabino. SOCIOS HONORARIOS Dr. R. A. Philippi. — Dr. Juan J. J. Kyle. — Ing. Luis A. Huergo (padre) Ing. J. Mendizábal Tamborrel. — Dr. Estanislao S. Zeballos SOCIOS CORRESPONDIENTES Aguilar, Rafael México. Ameghino, Florentino. . .- La Plata. Arechavaleta, José Montevideo. Arieaga Rodolfo de Montevideo. Ave-Lallemant, Germán Mendoza. Brarkebusch, Luis Córdoba. Ballvé, Horacio 1. de Año N. Carvalho José Cárlos Pió Janeiro. Corli, José S Mendoza. Corthell, Elmer L New York. Lafone Quevedo, Samuel A. . . . Catamarca. Lillo, Miguel Tucuman. Morandi, Luis Villa Colon (U. Nordenskjiold, Olto Hpsala (S.) Paterno, Manuel Palermo (U .) Patrón, t’ablo Lima. Reid, Walter F Lóndres- Scalabrini, Pedro Corrientes. Spegazzini, Carlos La Plata. Tobar, Carlos R Quito. Villareal, Federico Lima. Von Ihering, Hermán San Paulo (B.) SOCIOS ACTIVOS Abella Juan Acevedo Ramos, R. de Adamoli, Alberto. Adano, Manuel. Ader. EnriqueA. Aguirre, Eduardo. Albarracin, Alberto L Alberdi, Francisco N. Albert, Francisco. Alric, Francisco. Alvarez, Fernando. Anasagasti, Horacio Ambiosetti, Juan B. Amoretti, Alejandro, Arata, Pedro N. Araya, Agustín. Arigós, Máximo. Arce, Manuel J. Arce, Santiago. Arditi, Horacio. Areco, Alberto S. Arroyo, Frankiin. Aubone, Cárlos. Avila Méndez, Delfín. Avila, Alberto Ayerza, Rómulo Aztiria, Ignacio. Babuglia, Antonio. Badaró, Bngenio. Babia, Manuel B. Bancalari, Juan Bancalari, Enrique A. Barabino, Santiago E. Barbará Adolfo Barilari, Mariano S Barzi, Federieo. Battilana, Pedro. Baez, Domingo A Baudrix, Manuel C. Bazan, Pedro. Benolt, Pedro (hijo). Berro Madero, Carlos Bimbi, José. Bell, Carlos H. Besio, Moreno Baltazai Besio, Moreno Nicolás Beverini, Alberto. Biraben, Federico. Bosch, B»*nito S. Büsch, Elíseo P. Bosch, Anreliano R. Bonanni, Cayetano. Bonus, Adrián. Bosque y Reyes, F. Bosque, Carlos Brian, Santiago Buschiazzo, Francisco. Buschiazzo, Juan A. Buschiazzo, Juan C. Bustamante, José L. Caimi, Ramón. Candiani, Emilio Cáicena Augusto. Cagnoni, Alejandro N Cagnoni,Juan M. Camus, Nicolás Candioti, MarcialR. Calíale, Humberto. Cano, Roberto. Cantilo, José L. Cantón, Lorenzo. Carranza, Marcelo. Cardoso, Mariano J. Cardoso, Ramón. Carossino, Jacinto F. Castellanos, Cárlos T. Castañeda. Ramón Castro, Vicente. Claps, Andrés. Cernadas, Carlos. Cerri, César. Cilley, Luis P. Chanourdie, Enrique. Chapiroíf, Nicolás de Cheraza, Gerónimo. Chiocci Icilio. Chueca, Tomás A. Clérice, Eduardo E. Cobos, Francisco. Cock, Guilleimo. Collet, Carlos. Coni, Alberto M. Coquet, Indalecio Coria, Va'entin F. Cornejo, Nolasco F. Corvalan Manuel S. Coronel, Policarpo. Courtois, U. Ciremona, Andrés V Cremona, Víctor. Cuenca. Felipe. Cuomo, Miguel. Curutchet, Luis. Curutchet, Pedro. Damianovich, E. A. Darquier, Juan A. Dasseii, Claro C. Davel, Manuel. Dales, Germán, oiaz de Vivar, M Dominguez, Juan A. Dorado. Enrique. Douce, Raimundo. Doyie, Juan. Duhart, Martin. Duhau. Luis. Duncan, Cárlos D. Durrieu, Mauricio. Durelli, Amilcar. Drago, Luis M. Echagüe, Carlos. Eli I, Nicanor A. de Eppens, Gustavo. Esleves, Luis. Espiasse, Alberto. Espinasse, Jorge. Etcheverry, Angel. Ezcurra, Pedro. Fasiolo, Rodolfo I. Fernandez, Alberto J. Fernandez, Pedro A Fernandez Poblet, A. Ferrari, Rodolfo. Ferreyra, Miguel. Figueroa, Octavio. Fynn, Enrique. Flores. Emilio M. Füster, Alejandro. Friedel, Alfredo. Gainza, Alberto de Gallardo, Angel. Gallardo, José L. Gallardo, Miguel A. Gallardo, Gailos R. Gallego, Manuel. Gallillo, Adolfo. Gándara, Federico W. Garat, Enrique. Garay, José de. Garcia, Carlos A. García, M. Jesús Gardeazabal, Narciso. Galli, Julio J. Genlilini, Pascual. Geyer, Carlos. Ghigliazza, Sebastian. Giménez, Joaquín. Giménez, Angel M. Giuliani, José. Girado, José I. Girado, Francisco J. Girado, Alejandro. Girondo, Juan. Girondo, Eduardo. Goldenihorn, Simón. Gómez, Pablo E. Gonzales, Arturo. González, Agustín. SOCIOS ACTIVOS (Continuación) González Cazón Vicente. González Carman R. Gotusso, Luis Gradin, Cárlos. Gregocina, Juan Gregorini, Juan A. Guido, Miguel. Gutiérrez, Ricardo J. Hary, Pablo. Herrera Vega, Rafael. Herrera Vega, Marcelino Herrera, Nicolás M. Herrero, DuolouxE. Herlitzka, Mauro. Henry. Julio Hicken, Cristóbal. Holmberg, Eduardo L. Hülmberg Eduardo A. Hoyo, Arturo. Hubert, Juaii M. Huergo, Luis A. (hijo). Hugbes, Miguel. Ibarra, Vicente. Iriarte, Juan Iribarne, Pedro. Isnardi, Vicente. Israel, Alfredo C. ¡turbe, Miguel. Jacobo, Cándido. Juni, Antonio. Jurado, Ricardo. Justo, Agustin P. Krause, Otto. Klein, Hermán Kliman, Mauricio, Labarthe, Julio. Lacroze, Pedro. Lagos García, Garlos Lagrange, Carlos. Lauús, Eduardo M. Langdon, Juan A. Laporte Luis B. Larreguy, José Larguia, Carlos. Latzina, Eduardo. Lavalle, Francisco. Lavergne, Agustin. Lea Alian B, Leonardis, Leonardo de Lehtnann, Guillermo. Lehemann, Rodolfo López, Aniceto E. López, Martin J. Loyola, Luis F. López, Pedro J. Lucero, Apolinario. Lugones, Leopoldo. Lugones, Castelfort. Lugítnes, Arturo. Lugones Velasco, S<'“^ Luiggi, luís Luro, Rufino. Luro, Pedro 0. Ludwig, Cárlos. Machado, Angel. Madrid, Enrique de ( Maglione, José L. Maligne, Eduardo. Mallol, Benito J. Mario, Placido. Marquestou, Alejandro. Marcet, José A. Marcó del Pont, E. Mareuco, Eleodoro. Marengo, José. MarlinezPita Rodolfo. Martini, Rómulo E. Marty, Ricardo Matharán, Pablo. Maschwitz, Carlos. Massini, Cárlos. Massini, Estovan. Massini, Miguel. Maupas, Ernesto. Maza, Juan. Mattos, Manuel E. de. Medina, José A. Mendez, Teófilo F. Mendizabal, José S. Mercáu Agustin. Merian, Eduardo Merinos, Alberto. Meyer Arana, Felipe. Miguens, Luis. Mignaqui, Luis P. Millan, Máximo. Mitre, Luis. Molina y Vedia, DelSna Molina y Vedia, Adolfo. Moeller. Eduardo. Molina, Waldino. Molina, Civit Juan. Mon, Josué R. Morales, Cárlos María. Moreno, Jorge Moreno, Evaristo V. Moron, Ventura. Moron, Teodoro F. Mosconi, Enrique Mugica, Adolfo. Naon, Alberto Navarro Viola, Jorge. Negrotto, Guillermo. Newton, Artemio R. Newton, Nicanor R. Niebuhr, Adolfo. Nistrdmer, Carlos Newbery, Jorge. Noceti, Domingo. Nogués, Pablo. Ñongues, Luis F. Nouguier, Pablo. Noulé, Eduardo. Ocampo, Manuel S. Ochoa, Arturo. O'Donell, Alberto C. Olaechea y Alcorta, P. Olazabal, Alejando M. Olivera, Carlos E. Oliveri, Alfredo Orcoyen Francisco. Ortúzar, Alejandro (h.) Orzabal, Arturo. Otamemíi, Eduardo. Otamendi, Rómulo. Otamendi, Alberto. Otamendi, Juan B. Otamendi, Gustavo. Otero Rossi. Ildefonso Outes, Félix F. Outes, Diego E. Padilla, José. Padilla, Isaias. Pais y Sadoux, C. Paitovi Oliveras A. Palacio, Emilio. Palacio Alberto. Palma, Edmundo. Páquet, Cárlos. Paltó, Gustavo. Pelizza, José. Pelleschi, Juan. Pereyra, Emilio. Perez, Alberto J. Petersen, Teodoro H. Pigazzi, Santiago. Piaña, Juan . Piaggio, Antonio. Pinero, Antonio F. Pirovano, Juan. Pizzurno, Pablo A. Puente, Guillermo A. Puig, Juan de la C. Puiggari, Pió. Puiggari, Miguel M. Prins, Arturo. Quirno, Jorge. Quiroga, Atanasio. Raffo, Bartolomé M. Ramos Mejía, Ildefonso Rebagliati, Alberto. Razori, Francisco. Recagorri, Pedro S. Retes, Antonio. Repello, Luis M. Repossini, José. Reynoso, Higinio Riccheri, Pablo. Riglos, Martiniano. Rivara, Juan Rodríguez, Andrés. Rodríguez, Miguel. Rodríguez de la Torre, C. Roffo, Juan. Rojas, Estéban C. Rojas, Félix. Romero, Armando. Romero, Cárlos L. Romero, Félix R. Romero, Julián. Ronco, Alfredo. Roselti, Emilio. Rospide, Juan. Rouge, Marcos. Rubio, José M. Ruiz Huidobro, Luis. Saenz Valiente, Ed. Saenz, Valiente Anselmo Sagastume, José M. Salovitz, Manuel. Sánchez Diaz, José. Sanglas, Rodolfo. Sarrabayrouse, Euge“¡» Santangelo, Rodolfo. Segovia, Fernando Sauze, Eduardo. Segovia, Vicente. Saraiegui, Luis. Sarhy, José S. Sarhy, Juan F. Schickendantz.Emilio. Schneidewind, Alberto Seguí, Francisco. Selva, Domingo. Senat, Gabriel. Senillosa, Juan A. Silva, Angel. Simonazzi, Guillermo. Siri, Juan M. Sisson, Enrique D. Solari, Emilio. Soldani, Juan A. Soldano, Ferruccio. Spinetto, Silvio. Spinedi, Hernieneg.F. Spinola, Nicolás Stuart Pennington, M. Swenson, U. Tamini Crannuel, L. A. Tassi, Antonio Taiana, Alberto. Taiana, Hugo. Tejada Sorzano , Carlos . Texo, Federico Thedy, Héctor. Toepecke, Ernesto. Torres Armengol, M. Torres, Luis M. Torrado, Samuel. Traverso, Nicolás Trelles, Francisco M. Trelles, Pió. Thibon, Fernando. Criarte Castro Alfredo, ütlinger, Alberto. Valenzuela, Moisés Valerga, Oronte A. Valle, Pastor del Varela Rufino (hijo) Vázquez, Pedro. Vico, Domingo. Vidal Carrega, Carlos Videla, Baldomero. Vilanova Sanz,Florenci“ Villegas, Eelisario. Vivot, Eduardo. Waulers, Garlos. Wernicke, Roberto White, Guillermo. White, Guillermo J. Wilmart, Raimundo Williams, Orlando E. Yanzi, Amadeo Zamboni, José J. Zavalia, Salustíano. Zamudio, Eugenio Zerda, Víctor, de la Zerda, José de la Zunino, Enrique. ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTIFICA ARGENTINA Director : Ingeniero SANTIAGO E. BARABINO Secretarios : Doctor Julio J. Gatti, señor Pablo A. Pizzurno REDACTORES logeniero Eduardo Aguirre, doctor Igoacio Aztiria, doctor Enrique Fynn, ingeniero Carlos Maschwitz, ingeniero Emilio Palacio, doctor Carlos M. Morales, ingeniero Julio Labarthe, ingeniero Emilio Candiani, ingeniero Alberto Schneidewind, doctor Angel Gallardo, doctor Pedro N. Arata, ingeniero José S. Corti, ingeniero Federico Birabén, ingeniero Vicente Castro, ingeniero Eduardo Latzina. FEBRERO 1904. — ENTREGA II. — TOMO LVII ÍNDICE DE LA PRESENTE ENTREGA Garlos Wauters, El dique de embalse del Cadillal 49 Pablo A. Pizzurno. La reforma de la enseñanza secundaria y normal. Segunda conferencia [conclusión) 98 Miscelánea : Utilización de los residuos de las fábricas de azúcar en la fabrica- ción de cemento Portland. — Contra la tuberculosis 112 BUENOS AIRES IMPRENTA Y CASA EDITORA DE CONI HERMANOS 684 — CALLE PERÚ — 684 JUNTA DIRECTIVA Presidente Ingeniero Emilio Palacio. Vice-Presidente 1° Señor Juan B. Ambrosetti. Id. 2° Coronel Ingen. Arturo M. Lugones. Secretario de actas Doctor Enrique Herrero Ducloux. — correspondencia Ingeniero Luis Miguens. Tesorero Ingeniero Luis A. Huergo (hijo). Bibliotecario Señor Vicente González Cazón. (Monseñor F. Vilanova Sanz. Ingeniero Carlos Eghagüe. Ingeniero Francisco Seguí. vocales .Ingeniero Santiago E. Barabino. I Ingeniero Humberto Cana le. Ingeniero Manuel J. Arce. \ Ingeniero Carlos Berro Madero. Gerente Señor Juan Botto. ADVERTENCIA A los señores autores de trabajos publicados en los Anales, que deseen tiraje aparte de sus estudios, se les previene que deben solicitarlos por escrito á la Dirección, para que esta á su vez los eleve á la Junta Directiva para ser consi- derados. La Dirección délos Anales sólo tomará en cuenta los pedidos délos 60 ejem- plares reglamentarios, debiendo entenderse los señores autores por el excedente á dicho número con la casa impresora de Coni hermanos. Los señores autores de trabajos, sólo tendrán derecho á la corrección de dos pruebas. Para todo lo referente á pruebas, manuscritos, etc., deben dirigirse á la Direc- ción, Cangallo 1835. La Dirección. PUNTOS Y PRECIOS DE SUSCRIPCION LOCAL DE LA SOCIEDAD, CEVALLOS 269, Y PRINCIPALES LIBRERÍAS Por mes $ i.oo Por año „ 12. 00 Número atrasado » 2. 00 — para los socios » 1.00 La suscripción se paga anticipada El local aocial permanece abierlo de 8 A lO y media pasado meridiana DIQUE DE EMBALSE DEL « CADILLAL » INFORME GENERAL [ ANTECEDENTES ADMINISTRATIVOS Si con el propósito de conocer la historia del riego en la Provin- cia durante el últimoperíodo de 20 años, se recorren las páginasde los mensajes en que los señores gobernadores dan cuenta de sus respectivas administraciones al inauguraranualmente las sesiones de la Honorable Legislatura, en la parte que se refiere á obras pú- blicas é irrigación, puede notarse laevolución lenta que experimen- ta el primitivo sistema de riegos, evolución llena de incertidum- bres, dudas y errores al principio, y por oposición, en los últimos años se observa una era de reforma franca y perfectamente defini- da, y á su sombra la ejecución de importantes obras sujetas á ba- ses científicas y prácticas que han modificado fundamentalmente la distribución y aprovechamiento de las aguas públicas de la Pro- vincia. En una memoria publicada en 1881, en que el ingeniero Maria- no Lana y Sarto presentaba el proyecto para la construcción de un canal que debía llamarse de San Miguel, se encuentra la pri- mer tentativa de reforma. El entonces gobernador, doctor Miguel M. Nougués, manifestaba en breves y claros conceptos « el estado de los riegos en una zona tan fértil como es la campiña de Tucu- mán, bosquejándolos conflictos que se vislumbraban en su horizon- te, sus deseos de normalizar este gran elemento de riqueza agrí- cola » y finalmente buscaba, al decir de aquél, «que el problema fuera desenvuelto de una manera seria, al par que ofreciendo el mayor grado de riqueza para su provincia, lodo asentado sobres fundaciones sólidas, equitativas y económicas ». AN. SOC. CIENT. ARG. — T. LVII 4 50 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA El proyecto era nada menos que « para establecer un sistema de riegos en las grandes planicies que ofrece el río Salí ». Véase cómo lo apreciaba el ingeniero encargardo de resolverlo : «El tema es una de esas creaciones, decía, que, sin llamarle grande por sus colosales obras, es admirable en sus beneficios é iii med ia tos efectos. « Basta contemplar las llanuras de los Ralos y Tala Pozo des- de el alto de los Lapachos. Allí se pierde la vista en un vasto ho- rizonte, pero se formulan concepciones las más risueñas sobre el porvenir deTucumán; así me he complacido, proseguía el ingeniero Lana y Sarto, en contribuir al desenvolvimiento de un pensamiento tan fecundo en sus aplicaciones, por más que haya despertado te- mores que son consiguientes en empresas de esta naturaleza. «Pero día á día aumentará el número de los adeptos con sus asombrosos resultados. « El recuerdo de Tucumán, para las celosas autoridades que lle- van á cabo esta empresa, irá acompañado de sentimientos los más honrosos. « Riqueza, población, ciencia y progresos brotarán de esa crea- ción agrícola, que está llamada á ser el pedestal de todos sus ade- lantos. « Hubo en Aragón un esclarecido ciudadano, llamado el conde de Pignatelli, que proyectó el gran canal imperial de aquellas tres provincias. Luchó con muchas dificultades y oposición, pero con una perseverancia y sentimientos que más larde fueron apreciados dignamente, vió realizada su gigantesca obra, leyéndose en una lápida colocada en las mayores alturas del cam\: hicredulorum con- victiones et viatorum quomodo. » De cómo se llevó al terreno de la práctica tanta promesa, de cuánto se gastó ó malgastó y de cuántos beneficios se han recibi- do, no hay para qué hablar. Siete años más tarde, el gobernador señor Lidoro J. Quinteros en su mensaje de 1888, en que exponía sus vistas sobre lo que consideraba « el fundamento de la riqueza agrícola, que es la verdadera y puede decirse la única riqueza de la Provincia », al referirse á la construcción de canales de irriga- ción, decía respecto á aquellas': « La primera tentativa en este sen- tido, quedó sepultada entre los escombros del desgraciado canal del Este, matando un pensamiento altamente benéfico, que bajo otra forma no sólo es practicable por su costo, sino aún por la ra- pidez en su ejecución. » DIQUE DE EMBALSE DEL <( CADILLAL » 51 El éxito negativo de estas primeras obras contribuyó indu- dablemente á fomentar la indiferencia ó incredulidad del pueblo y la desconfianza en las autoridades, y con el abandono consiguiente, el desarrollo de la agricultura tenía forzosamente que aumentar los inconvenientes del riego desordenado de la época. Pero para un gobernador como el señor Quinteros, para quien, ya en 1888, « la distribución conveniente de las aguas era, en Tu- cumán muy especialmente, la distribución equitativa de la rique- za, no podía pasar desapercibido semejante problema. No pue- de retardarse por más tiempo la reglamentación conveniente del agua de nuestros ríos», decía, «es la condición de vida para muchas zonas de la provincia y de mayor bienestar para las mis- mas que son favorecidas actualmente ». Así se explica que designara una comisión para el estudio de una ley de riego, la que no se expidió, razón por la cual llegó á prometer á las Honorables Cámaras avocarse directamente su estu- dio. Así se explica también que trazara los delineamientos genera- les de una red de canales para los departamentos de Cruz Alta y la Capital, pero nombrando al mismo tiempo para estudiarla bajo el punto de vista técnico al ingeniero Tomás Agostini, de acuerdo con la autorización legislativa de enero 1 de 1889. No se trataba entonces de formular proyectos amplios y de vastas proporciones ; era necesario mejorar las condiciones de la distribu- ción, evitar los desperdicios de agua por parte de algunos en per- juicio de otros que carecían por completo de tan útil elemento para sus trabajos agrícolas, hacer desaparecer los conflictos que á diario surgían en las tomas del río, etc., etc. Bastaba, por una parte, una reglamentación ó ley de riego que cortara abusos y diera amplias facultades á las autoridades; y por otra, canales comuneros que obedecieran á un trazado técnico. No se pensaba entonces en em- balses, no surgía su necesidad ó no se la alcanzaba, porque el em- balse de las aguas representa ya el último período, el de mayor perfeccionamiento en el arte del riego. Los estudios encomendados al ingeniero Agostini lardaron en terminarse, costaron más de 30000 pesos moneda nacional y no se consiguiéronlos planos y memorias correspondientes, por razo- nes que no es del caso señalar. Recién el año próximo pasado y por razones de amistad personal, pude conseguir los planos borrado- res del mismo ingeniero Agostini ; desgraciadamente eran ya in- completos, no les acompaña memoria alguna y, á causa del largo 52 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA período de tiempo transcurrido, era difícil no obstante sus recuer- dos personales, darse cuenta exacta del proyecto que probablemen- te sólo se había esbozado. En cuanto es posible deducir de su examen, se trataba de cons- truir una represa en el Timbó, de capacidad bastante reducida, aFimentada con aguas del río Salí, quizás con el antiguo canal San x\Iiguel convenientemente corregido y completado, para luego asegurar el riego de unos pocos miles de hectáreas, difíciles de pre- cisar hoy, en los terrenos altos del norte de Cruz Alta. Se trataba de una obra costosa y de beneficios muy localizados, que respon- dería sin duda á las necesidades de la época, pero que en manera alguna podría adoptarse hoy. La agricultura seguía desarrollándose no obstante estos conti- nuos contratiempos, y la industria que la promovía en los departa- mentos de Cruz Alta y la Capital, sobre todo en el primero, aumen- taba á su vez la necesidad de mayor caudal de agua. Empezaba á ser insuficiente la del río Salí, y esta e.scasez se atri- buía, según el gobernador doctor Benjamín F. Araoz « al uso desor- denado con que son utilizadas las aguas de sus afluentes » . Tramitó y obtuvo este gobierno previsor, el concurso del ingeniero César Ci- polletti, que no sólo hizo un estudio general sobre irrigación en 1895 sino queformuló las bases de la actual ley de riego, y enco- mendó al ingeniero Elíseo Anzorena el estudio del río Salí « á fm de comprobar si era ó no posible, decía el mismo gobernador en 1895, construir un canal colector que, levantando el agua del río en las Juntas, permitiera proveer de ella á las necesidades de to- das las fábricas de Cruz Alta, utilizándose el gran caudal que se pierde por evaporación y absorción en el largo trayecto que re- corre el agua sobre una ancha playa arenosa, ó por los derrames de las acequias ». Estas últimas palabras precisan claramente el carácter que debía darse á estas obras, para repartir el volumen de agua dispo- nible en el río en todo momento, sin otro propósito que el de mejo- rar las condiciones de la distribución, evitar la evaporación, las infiltraciones y derrames ; era el primer paso dado en el sentido de su mejoramiento, el mismo iniciado casi veinte años antes, con sus mismos caracteres generales. " A la administración presidida por el señor teniente coronel La- cas A. Córdoba, en los años de 1896 á 1898, corresponde la honra de haber terminado con esas incertidumbres y dudas de los años DIQUE DE EMBALSE DEL « CADILLAL » 53 anteriores. Reproduciremos aquí sus palabras, consignadas en el primer mensaje que tuvo oportunidad de leer al inaugurar en 1896 las sesiones de la Honorable Legislatura, porque en ellas está plan- teado el problema de la irrigación en sus verdaderos términos. «En ocasiones análogas á la presentase ha hecho conocer á V. H. que el sistema actual de irrigación implantado en la Provin- cia, no puede ser más deficiente y primitivo. « La distribución del agua de los ríos de la Provincia, y con es- pecialidad del Salí, verificada por innumerable cantidad de ace- quias, por la vasta extensión cultivada que se sirve de su caudal, la falta de leyes que reglamenten la concesión de boca-tomas y el caudal que cada cual debe llevar en proporción al total del agua de donde se deriva y las necesidades agrícolas de cada propietario; la falta de compuertas científicamente ideadas; la inmensa dificul- tad de mantener en buen estado los puentes en esa intrincada red de caminos públ icos y vecinales ; los derrames de las aguas en estas vías; la falta de nivelación y mal estado de los caminos ; las casi insuperables dificultades que los ingenios encuentran para derivar las vinazas que cada uno de ellos arroja en inmensa cantidad á sitios que las vuelven peligrosas á la salud, y finalmente, la ten- dencia de los propietarios á usar sin método y desordenadamente del agua de regadío abandonándola en los campos, donde se es- teriliza en vez de ser devuelto el exceso al cauce matriz, todo ello y otras causas que omito por muy conocidas, han creado una situa- ción verdaderamente molesta y perjudicial para el gobierno y para todos los que tienen intereses invertidos en la explotación de la tierra. « Los campos de esta Provincia, de feracidad proverbial, tórnan- se improductivos en algunos departamentos como Leales y Burru- yacu, á causa de la falta de agua, imposible de llevar mediante obras de arte, sin que previamente una ley allane y resuelva el cúmulo de inconvenientes que se oponen á su realización. «Es preciso cambiar fundamental y radicalmente este estado de cosas cuanto antes, y es tanto más necesario proceder así, no sólo por los males que sufren las industrias locales con esta primitiva distribución de las aguas de dominio público, sino por los nuevos inconvenientes que se crean de día en día, continuando en esa sen- da desordenada para nuestro progreso creciente. « El poder ejecutivo, pues, no ha omitido esfuerzo alguno para poder presentaros mañana mismo un proyecto de ley de irrigación, 54 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA verdaderamente notable, eminentemente práctico, en el cual se ha conseguido condensarlas ideas más avanzadas que rigen la mate- ria. El gobierno encargó al ingeniero hidráulico don César Cipol- letti la confección del proyecto, y con satisfacción os anuncio que está terminado y listo para ser sometido á vuestra consi- deración. » Efectivamente, la ley de riego sancionada en marzo del año si- guiente era el primer jalón trazado en este camino de progreso ; «significa un gran paso dado en el sentido de la solución de los graves problemas económicos, sanitarios y sociales que entraña la prudente distribución y el mejor aprovechamiento de las numero- sas corrientes de agua del dominio público, con que la naturaleza ha favorecido á esta región privilegiada del suelo argentino ». « Es de desear solamente, decía el mismo gobernador al año si- guiente en igual ocasión, que la ley sea á la vez una realidad en su aplicación y en sus beneficios, que no se estimarán en toda su extensión sino cuando sean palpables. Para ello necesitaré vuestro concurso en los proyectos que oportunamente someteré á vuestra ilustrada consideración. « Tiempo, dinero y perseverancia se requieren para la construc- ción de una red de canales con sus correspondientes obras acceso- rias, como boca-tomas, compuertas, etc., pero las dificultades deben vencerse con firmeza inquebrantable y sin desfalleci- miento. « Considero el establecimiento de un buen sistema de irrigación, como la obra más fecunda que pueda emprender mi gobierno en esta Provincia, y como el programa por excelencia que deben per- seguir hasta llenarlo los gobernantes que me sucedan. Por mi par- le, pondré todas mis energías al servicio de esta obra, sin omitir ningún sacrificio. » Las obras de construcción de canales se iniciaron inmediatamen- te ; la ley de emisión de letras de tesorería que el Estado ha rodea- do de las mayores garantías, debía suministrar el capital necesario para su construcción ; y asegurado éste, se levantaron en pocos meses las obras del dique distribuidor del Salí y el canal maestro de la izquierda para el servicio del departamento de Cruz Alta. La misma administración, no obstante haber dado ya el pri- mer impulso y haber su jefe ligado su nombre á las primeras obras de irrigación ejecutadas en la Provincia bajo un plan cientí- fico y en base á un riego tal como lo prescribe la ley de la materia. DIQUE DE EMBALSE DEL « CADILLAL » 55 debía dar también la nota más alta en el sentido de la previsión más perfecta de los futuros destinos de la irrigación en la zona de la provincia que más le había preocupado desde el primer momen- to : la de los departamentos de Cruz Alta y la capital. Los estudios practicados para el proyecto de las obras ejecutadas mostraron sin duda que el régimen del río era sumamente irregu- lar, y que para asegurar el riego necesario en toda época del año no bastaba cortar abusos con la aplicación rigurosa de las disposi- cionesde la ley respectiva, ni la pérdida de agua por falta de cana- les comuneros era tanta, que no quedaran aún mal servidos todos los concesionarios de agua pública : surgía ya como evidente la necesidad de almacenar las aguas abundantes del verano para dis- tribuirlas regularmente en la época de escasez. Pocos días antes de abandonar el gobierno de la Provincia, el mismo señor Córdoba, en noviembre 16 de 1898, firmaba un decreto ordenando se practicaran en el cauce de los afluentes del Salí, y especialmente en el río Loro, que nace en las sierras de las Salinas, los estudios correspondientes con el objeto de ejecutar obras destinadas á embalsar el caudal de sus aguas y las de alu- vión, para aplicarlas al fomento de la agricultura en los departa- mentos de la Capital, Cruz Alta y Leales. Aun cuando de los estudios practicados resulta que las obras se han proyectado en el mismo Salí y no en sus afluentes, no es menos cierto que es éste el punto de partida en el estudio de los embalses en la Provincia y especialmente del que informa esta memoria. Los considerandos principales en que se fundaba el referido de- creto establecían : «Que si bien la realización de las obras ya decretadas y actual- mente en construcción en el cauce del río Salí y su afluente el Calera y canales matrices destinados á conducirlas aguas de riego páralos departamentos de la Capital y Cruz Alta, permitirán el uso y equi- tativa distribución de las aguas y harán posible el riego en terre- nos que hasta la fecha no reciben tal beneficio ; « Que no obstante la circunstancia apuntada, el caudal de agua que ordinariamente conduce nuestro principal río, resultará siempre insuficiente, particularmente en época de sequía, para atender á las necesidades de la agricultura y á su creciente desarrollo, por cuan- to el dique que actualmente se construye es sumergible y no de embalse, por lo que el exceso de agua procedente de las grandes crecientes no podrá ser utilizado en el riego ; 56 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA « Que es indispensable, respondiendo á razonesdela más alta con- veniencia,pública, verificar estudios y realizar obras que aseguren para siempre la riqueza agrícola de los departamentos de Cruz Alta y la Capital, proporcionándoles aún en las épocas de mayor sequía el agua de riego necesaria, lo que puede conseguirse realizando en el cauce de los afluentes del río Salí obras hidráulicas para embal- sa'r el caudal ordinario de sus aguas y las de aluvión, con el objeto de conducirlas por el mismo cauce del río Salí, en época de prolon- gada sequía, hasta las tomas del canal Cruz Alta y Capital, para, irrigar estos departamentos y Leales. » Las obras iniciadas y los estudios ordenados, honran altamente á la progresista administración presidida por el señor Córdoba. «Con la visión clara del porvenir de nuestra industria y agricultura y de la necesidad de asegurarle la regularidad del elemento indispensa- ble para su existencia y progreso, el problema fué abordado con valor y decisión ; se buscó los hombres competentes para dirigir y trabajar en las nuevas obras, y una hábil combinación de crédito interno suministró los elementos para llevarlas á feliz término ». Lo reconocia oficialmente el gobernador doctor Mena al año si- guiente. La circunstancia de encontrarse el mismo señor Córdoba al fren- te de la administración en momentos en que se acerca la oportuni- dad de llevar al terreno de la práctica su proyecto de construcción de un gran embalse, me pone en el caso de no formular elogios: he procurado reproducir antecedentes administrativos que constan en documentos oficiales, ordenándolos únicamente, con el propó- sito de que todo el que recorra estas páginas pueda formular por si solo el juicio im parcial y justiciero que se merece. Durante la administración inaugurada á fines de 1899 se pro- longó el canal principal de Cruz Alta, llamado del Alto, hasta al- canzar una extensión de próximamente veinte kilómetros, y se hi- cieron levantamientos topográficos para proyectar un dique de embalse, conforme al decreto indicado antes. La situación al inaugurarse la actual administración era la si- guiente: importe de letras de tesorería invertidas en las obras del dique distribuidor, canal maestro de Cruz Alta, y principal del Al- to, de próximamente $ m/n 850000; unidades de riego empadro- nadas que reciben agua con las obras construidas, próximamente 15000, cada una de las cuales afectada, conforme á la ley de emi- DIQUE DE EMBALSE DEL « CADILLAL » 57 sión, con una prorrata anual de 3,00 $ las que debían dar, por consiguiente 43000 $ m/j^ al año para amortizar en diez anualidades aquella suma con más sus intereses de 4 por ciento creado por la misma ley, esto es, desde H9000 $ m/ñ hasta 88400 $ m/n por año : como se vé, una situación impo- sible. El proyecto primitivo formulado para 35000 unidades, con un presupuesto de $ m/j^ 400000, sólo establecía un gasto por hec- tárea de $ iryn '16,00 que parecía aceptable. Pero luego al pasará la ejecución, solo para hacer alcanzar el beneficio del riego me- tódico á 15000 unidades se habían gastado 850000 $ m/ñ próxi- mamente, es decir, sin contar intereses, $ m/4i53 por hectárea ; las obras en realidad eran más amplias que lo necesario para ese ser- vicio. Para asegurar la dotación de medio litro por unidad de derecho permanente al uso de agua ó por hectárea, solo el canal matriz de Cruz Alta basta para 40000 unidades, sin contar que res- tableciendo el riego en el departamento de la Capital tan sólo para 10000 unidades, el mismo dique distribuidor aseguraba la toma correspondiente. Admitiendo entonces que para asegurar el riego á 50000 hec- táreas las obras generales importaran $rn^ 1200000, su costo por unidad sería de $ 34,00 pagaderos en diez años conforme á la ley de emisión, esto esá razón de una prorrata unitaria anual de$m/4, 2,40, sin contar intereses. Bajo el punto de vista administrativo la operación de crédito que había facilitado la ejecución de las obras exigía una reforma, porque con la base de 15000 unidades, la amortización no era posible y no se hizo en realidad. Si se agrega que, por razones va- rias, no se había exigido el pago regular de las anualidades venci- das, ni á todas las 15000 unidades servidas, se comprenderá fácil- mente que se imponía una reforma. El Poder Ejecutivo comprendiéndolo así, sometióla ley respectiva á la consideración de las Honorables Cámaras que han autorizado la prosecución délas obras para completarla red de canales en Cruz Alta y la Capital y aumentado el plazo de la amortización, de modo que, una vez cumplida esta ley, la faz administrativa de la opera- ción financiera se habrá resuelto. Con toda actividad se prosi- guen las obras iniciadas en este sentido, y una vez completada la red, esa misma prorrata solo será con la amortización en veinte años, de 1 ,20 sin contar intereses, y aun menos teniendo en 58 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA cuenta que muchos concesionarios pagando á razón de 3,00 $ m/ji los primeros años han disminuido notablemente la deuda que les correspondía amortizar por sus respectivas concesiones. Se confirma lo que decía en otra oportunidad: la historia del riego en los países en que se practica desde siglos, nos enseña que una red de canales no se establece sin largas j costosas operacio- nes, estudios prolijos y obras serias para almacenar ó embalsar las aguas para después repartirlas, y sin pesados sacrificios por parte de los propietarios de la tierra. Pero la otra faz del problema, esto es, el caudal de agua disponi- ble para el servicio, no estaba resuelto. Al proyectarse las primeras obras se había admitido la existencia de un caudal mínimo de agua en el río de 3000 litros por segundo, bajo la base de extender el riego á 25.000 unidades. Esta misma dotación ínfima debió dis- minuir apenas iniciadas las obras, y así vemos que los conside- randos del decreto de noviembre 16 de 1898, transcriptos más arri- ba, preven el caso. Las obras hechas desde entonces permiten asegurar que efectiva- mente el caudal mínimo alcanza en ciertos momentos á2000 litros por segundo, que bajo la base de aquella misma extensión regada asegura más que una dotación de 0,08 litro [por segundo, la que no disminuye notablemente, hasta 0,04 litro por segundo tomando como base la extensión que abarcarían las obras una vez completa- da la red y sujetas á ella 50000 unidades. Pocos días antes de hacerme cargo de la presidencia déla Junta Superior de Irrigación manifestaba al señor ministro de Gobierno, estudiando este asunto, que la distribución y administración de las aguas no es tarea sencilla, y la aplicación de la ley no es posible en todas las zonas de la provincia con igual criterio; porque si la ley que se ha conseguido formar en Italia, donde desde siglos exis- ten obras completas, ordenadas, bien estudiadas y perfeccionadas, puede aplicarse sin inconvenientes prácticos, no puede encararse su aplicación á obras de acequias y tomas primitivas bajo el mis- mo concepto aquí, construidas precisamente contrariando las más elementales necesidades y conveniencias públicas. Si se aumentábala red de canales era indispensable aumentar también el caudal de agua disponible, y refiriéndomeá su escasezy los inconvenientes que presentaba su distribución, decía : aun cuando esto no sucediera, no escapará al ilustrado criterio de V. E. que se impone hallar con tiempo y estudio la solución DIQUE DE EMBALSE DEL « CADILLAL » 59 de tan delicado problema que puede afectar una de las más vita- les fuentes de producción déla provincia. Cabe una sola solución, agregaba : la construcción de uno ó más pantanos ó embalses aguas arriba del dique distribuidor existen- tOj que almacenando agua en la época de crecidas, permita utili- zarla en las de escasez, regularizando ó normalizando el régimen variable del río. A raíz de estas observaciones fui autorizado para completar los estudios abandonados y proponer el proyecto á que se refiere esta memoria. II CONSIDERACIONES GENERALES Es innecesario abundar en consideraciones que están en el con- vencimiento de lodos para demostrar la conveniencia de la cons- trucción de un pantano ó embalse con las aguas del río Salí, aguas arriba del actual dique distribuidor de la Aguadita. En una provincia como la de Tucurnán, tan prodigiosamente favorecida por la naturaleza, por el número de ríos y arroyos que la cruzan, ocurre lo que en muchos otros estados argentinos y como consecuencia de fenómenos propios á toda esta zona, fenómenos perfectamente explicados por otra parte, por leyes de hidrología general que no es del caso enumerar : son regiones caracterizadas por largos períodos de seca que alternan con otros de frecuentes llu- viastorrenciales, en las que los ríos no reciben su principal contin- gente de agua del deshielo de las nieves que coronan las altas cum- bres andinas, ó en las que existan grandes lagos que regularicen su régimen, circunstancias ambas que por su acción conjunta ó aislada bastarían para atenuar aquellos caracteres. El régimen de estos ríos acompaña al de las lluvias de un modo directo, y experimenta sus modificaciones de caudal pocas horas después que lo sufre la altura de agua meteórica caída: así lo comprobaremos más adelante para el caso del río Salí que nos ocupa. Dentro de estos dos períodos esencialmente distintos de régimen, no existe una regularidad completa, porque si bien en la época 60 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA lluviosa el caudal medio es mayor que en la de seca, se presentan crecidas ordinarias desigualmente distribuidas, además de otras extraordinarias, todas muy variables de un mes á otro, dentro del mismo periodo lluvioso, ó comparando un año con otro. De esta falta de constancia y uniformidad en el fenómeno, resulta la imposibilidad de fundar un sistema cualquiera regular y meló- dico de riego, como el que se estableció en la clásica tierra dei riego por inundación. El Egipto ha podido hacerlo debido á que el régimen del Nilo es de una constancia y periodicidad perfectas expli- cable hoy por el conocimiento que se ha adquirido de sus orígenes, porla extensión de su cuenca imbrífera, la periodicidad délas lluvias tropicales que lo originan, el número y extensión de los lagos que cruza y regularizan su régimen, y por fin por la extensión de su cur- so de más de 6000 kilómetros, cuya parte más baja atraviesa regio- nes áridas en las que no existen afluentes que puedan alterar el régimen que determinan aquellas especialisimas circunstancias. Asi se explica que en fecha fija el Nilo empieza á crecer, llega á un caudal máximo en época conocida, y luego inicia la bajante que cesa en fecha igualmente determinada; y asi se repite todos los años desde tiempo inmemorial. Fácil es darse cuenta que con una regularidad semejante haya podido establececerse un sistema de riego que responda á ese estado de régimen conocido, y que de él hayan podido sacarse todas las ventajas de un riego natural y económico, haciendo legendaria la riqueza que producen las inundaciones del Nilo. No obstante, se han verificado también alli alteraciones metereo- lógicas extraordinarias que han cambiado la regularidad de este régimen, ya alterando las fechas, ya produciendo máximos ó míni- mos anormales; y como consecuencia, se han presentado años de terribles carestías, que según nos enseña la historia bíblica envia- ban los dioses para castigo de la indiferencia desús creyentes. A pesar de esa maravillosa regularidad del régimen de su río, los egipcios, desde la más remota antigüedad se preocuparon seria- mente de establecer obras importantes para el riego de sus 2000000 de hectáreas cultivadas, que dan vida á 6800000 habitantes y producen una renta de 50000000 de pesos oro anuales. Aquel antiguo cultivo por inundación, que aún se practica en el Alto EgijDto, se hace por cuencas que se inundan sucesivamente y que se siembran después del depósito de limo; sólo puede hacerse así una cosecha al año, en granos, trébol ó habas, suficiente para DIQUE DE EMBALSE DEL « CADILLAL » 61 el consumo del país, pero no para enriquecerlo. Mahomet-Alí, que quiso introducir en el Delta dos cultivos más nobles y remunera- dores, el de la caña de azúcar y el algodón, no podía hacerlo con ese sistema temporario y eventual de riego por inundación, y tuvo que pensar en el riego continuo con embalses y canales; se aplicó este sistema, que muchos inconvenientes produjo bajo el punto de vista administrativo, á causa de la desorganización y corrupción délos servicios públicos de la época, pues los ingenieros franceses, llama- dos por Ismael, eran más bien consultores técnicos que directores y no tenían la autoridad necesaria para cortar abusos ó imponer su voluntad. Los ingleses empezaron y desarrollaron la red de canales y desa- gües; la introducción del cultivo en verano requería la reserva de grandes masas de agua para utilizarlas en la época seca. De aquí el origen del dique del Cairo, en que Mougel Bey empleó veinte años de trabajo, 4o millones de francos, sin contar la obra de mano, y que por fin quedó abandonado hasta 1890. No satisfecha con este estado de cosas, Inglaterra ha iniciado la ejecución de obras gigantescas que entregarán al riego extensas zonas estériles hasta hoy; y con el proyecto de Willcocks, cons- truyó en Assuan, una presa de dos kilómetros de largo y más de 30 metros de altura, que producirá una reserva de más de mil millo- nes de metros cúbicos de agua, susceptible, con una elevación de sólo 6 metros más, de aumentar el depósito á dos mil millones de me- tros cúbicos. Así completó Inglaterra su vasto proyecto, invirtiendo en obras de embalse, restauración de 19 kilómetros de canales abandonados, construcción de 938 kilómetros nuevos, la suma de 180 millones de francos desde la ocupación que ejerce. En la Provincia no existe un solo río que presente caracteres semejantes; muy al contrario, dentro de los dos períodos generales que presenta su régimen, no hay regularidad alguna: por una parte crecientes é inundaciones que siembran el espanto y la deses- peración á su paso, hiriendo la imaginación popular por la rapidez^ con que destruyen todo lo que se opone á su acción devastadora; por la otra, sequías extraordinarias ó largas que actúan con más: moderación, pero también con mayor persistencia, y extienden sus desastrosos efectos con más uniformidad, sumiendo en la mi- seria extensas regiones: las aguas perjudiciales sobran y en camt- bio faltan las útiles. - Desde la más remota antigüedad los centros poblados buscaron 62 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA la regularizacióndel régimen de las aguas, estableciendo cisternas ó algibes en las casas, y represas ó pantanos en los campos para las aguas de lluvia; y recién más tarde se ejecutaron grandes diques de embalse sólo para la provisión de ciudades ó para el riego de huertas y valles enteros. Su construcción para fines de irrigación ha producido benéficos resultados en todas partes, y las regiones más ricas y prósperas han sido las que han establecido el riego desús cultivos en esa forma. El Piamonte, la Lombardía, el Egip- to, California, Indostán, las huertas de Murcia, Alicante, etc., de- ben su riqueza á sus obras de riego. En la República, Tucumán, San Juan, Mendoza y Córdoba, en sus limitadas zonas sujetas al régimen imperfecto de riego que per- miten las obras construidas hasta hoy, comparadas con otras pro- vincias limítrofes, igualmente distantes de los mercados de consu- mo ó exportación, deben su relativa prosperidad y riqueza, en gran parte, á las pocas hectáreas que cultivan científicamente. El riego que proporciona el agua y el drenaje que aleja de las tierras la que va en exceso, tienen una importancia tal que ciertos agrónomos, como Berto Pichat, establecen que es imposi- ble «cultivar con provecho si antes no se ha asegurado el riego y drenaje ó desagüe de las tierras conforme á las circunstancias locales, y que la distribución del agua de riego en su acepción más amplia, es la base de toda agricultura racional ». Está fresco aún el recuerdo de las espantosas sequías que han asolado las pro- vincias de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos, cuyos efectos hubiera neutralizado un buen sistema de riego artificial. En Tucumán y en particular en los departamentos de Cruz Alta y la Capital, que está llamado á beneficiar más directamente el embalse proyectado, la evolución del riego ha seguido una mar- cha progresiva paralela á la de la industria principal que ha contribuido á fomentar de un modo desmesurado, y el análisis de esa evolución nos demostrará cómo la crisis pasajera que aflige á la industria azucarera, base actual de la potencialidad económica de la Provincia, corresponde á una crisis intensa en el riego; y más aún, que mientras no se trate de eliminar las causas de ésta, difícilmente se llegará á una solución de aquella que no repre- sente un mayor gasto ó gravamen para todo el pueblo consumi- dor de azúcar, que lo es todo el de la República. Tucumán, á pesar de su clima y proverbial exuberancia de vege- DIQÜE DE EMBALSE DEL « CADILLAL » 63 tación, se ha preocupado siempre de asegurar el riego de sus tie- rras, porque ha comprendido que no basta tener ríos y tierras fértiles, sino que debe ponerse el agua de aquellos en contacto con éstas, previamente preparadas. Los alrededores de la ciudad capital han debido reclamar ese beneficio público de sus autori- dades, y así se explica que el general Belgrano pensara traer las aguas del río hules, más abundantes y perennes que las del Salí, y que más tarde se construyeran las acequias municipales del Oeste, de la Patria, etc., para el riego de las hermosas quintas que, según es voz corriente, hacían de la ciudad un verdadero vergel, el jardín encantador de la República. Los primeros ingenios fueron establecidos en ambas márgenes del río, y los escasos cultivos de caña de azúcar que exigían sus instalaciones primitivas y rudimentarias, recibían por acequias propias, separadas ó independientes para cada establecimiento, el agua necesaria para el riego abundante, y el caudal de agua que aún presenta en su régimen irregular el río Salí hasta los meses de mayo ó junio, alcanzaba con exceso para los riegos in- dispensables para conseguir un rendimiento normal y remunera- dor de los cañaverales. La producción era limitada, hallaba colo- cación segura y á buen precio, las fortunas formadas al amparo desemejante situación sirvieron de estímulo, y los pioners déla naciente industria encontraron numerosos imitadores. ^n los meses siguientes en que se procedía á la cosecha, no era necesario el riego y sólo se necesitaba el agua en las fábricas, es decir que ella tenía una aplicación puramente industrial: co- rrespondía la fabricación á la fecha de mayor escasez de agua, y aun así su caudal era suficiente para mover todas las fábricas. Los últimos meses de la época seca, octubre y noviembre, no con- sumían agua en la fábrica, podía destinarse á los cultivos que pasaban la época crítica del año en una escasez relativa, y el crecimiento de las plantas recuperaba el tiempo perdido con las abundantes lluvias de verano y las aguas de crecida del río, que con sus materiales de arrastre y limo, fertilizaban naturalmente las tierras, cubriéndolas de un espeso estrato de tierra riquísima en materias fácilmente asimilables por la planta decaña de azúcar. Así se aumentaron las fábricas, se perfeccionaron los métodos de elaboración, y se ensancharon los cultivos necesarios para dar la materia prima necesaria al número siempre creciente de tra- piches. Aumentaba el número de ingenios allí donde era más bajo 64 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA el precio de la tierra, en el departamento de Cruz Alta ; y como en la industria hay siempre egoísmo, cada ingenio buscaba con ace- quia propia, á muchos kilómetros de distancia y con ingentes gas- tos de construcción primero y conservación después, el agua necesaria : « cada uno quiere llevar el agua a su molino y dejar en séco el de su vecino ». En esas épocas de naciente evolución industrial, el fabricante ha debido convertirse en potentado ; y la falta de una ley de riego que reglamentara el aprovechamiento del agua ó la condescendencia de las autoridades quizás, que amparaban con su protección á los que se hacían acreedores á ella por sus propios esfuerzos en el progreso de la industria local, dieron por resultado que el departamento de la Capital perdiera poco á poco el caudal de agua que usaba desde tiempo atrás, perdiéndose las quintas y los cultivos para favorecer el ensanche de los cañaverales en la margen opuesta. Pero no fué esto suficiente : las necesidades de agua aumen- taban y sin embargo, el caudal del río obedecía á las variacio- nes de su régimen sin que en modo alguno se modificara su va- lor; surgieron entonces los conflictos entre vecinos, y aún hoy se recuerdan los verdaderos combates campales á que daban lugar los repartos del agua en las tomas del río, los robos ó desbordes casuales ó intencionados en el recorrido de las acequias y los perjuicios de todo género á que estaban sujetos los industi’iales por la inseguridad del servicio del agua en sus fábricas. Las autoridades eran impotentes para evitar semejantes con- flictos, y la falta de una ley que legislara sobre el particular, hacía aumentar diariamente los inconvenientes á que daba lugar un semejante desbarajuste en la distribución del escaso caudal de agua disponible, sobre cuya propiedad preferente alegaba cada industrial, á fuerza de brazos cuando no bastaban razones. Los inconvenientes eran muchos : gastos excesivos de primera construcción, conservación difícil y costosa, reparaciones frecuen- tes en las tomas por destrucciones debidas á las crecidas ó nece- sidades en las tomas de las acequias más bajas, perjuicios en las propiedades atravesadas por varios cauces paralelos, imposibili- dad de distribuir el agua equitativamente en cada toma, pérdi- das por infiltración y evaporación, insalubridad de los pantanos formados por los desbordes, dificultad de conservar en buen estado los caminos, é imposibilidad de dedicar al cultivo las tierras del DIQUE DE EMBALSE DEL « CADILLAL » 65 pequeño agricultor que no puede costear un canal propio hasta el río. El ingeniero Cipolletti decía : « el ejercicio del riego en grande escala es cosa sumamente delicada, llena de dificultades y sus- ceptible de graves y grandes errores, exigiendo una organización perfecta y una dirección enérgica, unidas á la buena voluntad y espíritu de disciplina de los mismos interesados ». Las autoridades se daban cuenta de la necesidad de dictar disposiciones que sal- varan los inconvenientes apuntados, y no se necesitó poca fuerza de voluntad y patriotismo para dictar una ley como la de; riego que hoy rige en la Provincia, que debía afectar fundamentalmente el sistema rutinario implantado, en que sólo primaba la ley del más fuerte. Sancionada la ley, la estadística de la superficie regada en la Provincia, levantada obedeciendo á sus mandatos, demostró con la elocuencia de los números ia exactitud de las observaciones apuntadas; el departamento de Cruz Alta representaba hasta hace poco las dos terceras partes del riego de toda la Provincia; y ahora que la Junta Superior de Irrigación ha hecho toda clase de esfuerzos para legalizar la situación de los regantes en todos los demás de- partamentos, los concesionarios de agua pública en los depar- tamentos de Cruz Alta y la Capital representan próximamente el 50 por ciento de su número total en la Provincia. Se explica entonces que los poderes públicos se preocuparan ante todo de normalizar la situación de los regantes de Cruz Alta, y como no se conocían con exactitud los elementos que intervenían en su solución, iniciaron su decisiva acción en el sentido de salvar los in- convenientes más frecuentes y visibles, aquellos que hemos enu- merado ; y se salvaban con obras que, tomando en el río el caudal de agua variable que asegura su régimen natural, cualquiera que fuere ese caudal, aseguraban su equitativa distribución con tomas seguras en el río y canales generales comuneros. El. proyecto formulado por el señor Anzorena debía dar riego á ^5000 hectáreas, sólo en el departamento de Cruz Alta, con un gasto en obras de carácter general, de 15.00 $ m/b por cada una; admitía la existencia de un caudal de agua en el río Salí, durante los nueve meses de seca, de 5000 litros por segundo, y se proponía hacer la provisión á razón de un quinto de litro por segundo y por hectárea en esa época. Al ejecutar las obras más tarde, se aumentó la capacidad del canal maestro para regar AN. SOC. CIENT. AKG. — T. I.VII 5 66 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA 40000 hectáreas sólo en aquel departamento; de modo que si se restablece el riego en el departamento de la Capital con una extensión de 10000 hectáreas, correspondería á cada hectárea, durante nueve meses del año, una dotación de un décimo de li- tro por segundo, bajo la base de los 5000 litros por segundo que no existen tampoco. Para formarse idea d'í lo exiguo de este riego, basta señalar lo que pasa hoy : de las 25000 hectáreas que primitivamente pen- saron ponerse bajo riego, sólo lo reciben 16000 hectáreas, y el cau- dal disponible en el río es tan limitado que durante más de tres meses no se dedica un solo litro al riego, sirviendo conforme á la prioridad que la ley de riego establece para el aprovechamien- to industrial, únicamente las fábricas que no reciben su dotación normal y completa sino una alícuota de la misma. Proponer el aumento de la red de canales, como medida aislada para aumentar el número de concesionarios beneficiados, importa disminuir la actual dotación ; como medida administrativa y res- pondiendo á la construcción del embalse, importa asegurar desde el primer momento beneficios reales á la propiedad. No obstante, conviene hacer notar que el crédito interno de la provincia se halla comprometido por leyes de emisión de letras de tesorería, que han hecho factible la realización de las obras recla- madas por el departamento de Cruz Alta, y que su cumplimiento bajo la base de una amortización anual, fundada en el cobro á pro- rrata á los beneficiados por las obras, pone á los poderes públicos en el caso ineludible, para responder á ese compromiso, de optar por uno de estos dos extremos : ó cobrar á todas las propiedades su prorrata anual como si recibieran beneficios ó extender la red de canales para incorporarlas á la zona de riego, aun exponiéndo- las, y también las 1 6000 hectáreas que ya lo están, á no recibir sino un riego irrisorio, ó en otras palabras, servir á muchos conce- sionarios, pero mal . El cultivo de la caña de azúcar en Cruz Alta, como se hizo notar al principio, parece amoldarse especialmente á las variaciones del régimen del rio Salí, correspondiendo las épocas críticas del cau- dal á las que no requieren agua para el riego. De modo que propiamente si no hubiera que devolver á las tie- rras del departamento de la Capital el agua que les corresponde, no hubiera de por medio la operación de crédito señalada antes y las exigencias que impone, y no se buscara el aumento de la zona DIQUE DE EMBALSE DEL <( CADILLAL » 67 productiva en ambos departamentos, los cultivos de caña podrían continuar con los riegos actuales, como desde varios años atrás. Y fluye naturalmente la consecuencia ; sólo el cultivo de la caña es posible en Cruz Alta, dada lacantidad de agua disponible hoy, y no habrá plantador que se resuelva á establecer otros cultivos sin tener la seguridad de que pueda recibir el agua para sus riegos en la cantidad y épocas que le sean necesarias; y no habrá tampoco autoridad de riego que pueda con las obras existentes ofrecer esa seguridad y cumplir su promesa. La industria azucarera es, sin disputa, la fuente principal dé la riqueza privada y pública de Tucumán ; y por eso mismo su crisis, en nuestro concepto pasajera, la afecta hondamente. Los departa- mentos de Cruz Alta y la Capital, en las zonas regadas por el agua del río Salí, dan vida á 18 ingenios, de los 38 que existen en la Pro- vincia, y producen sólo entre 1 4 que trabajaron el año pasado 45000 toneladas de azúcar de las 1 00000 toneladas que elabora toda la Pro- vincia ; es decir, que aquella zona reducidísima entrega un 45 por ciento de la producción de todo el estado. Puesto que lacrisis provie- ne de un exceso de producción, lógico es que los poderes públicos busquen la forma de limitarlo, de preferencia en los puntos en que más se contribuye á fomentar ese desequilibrio entre la oferta y la demanda del gran mercado nacional, y justo es también que prefiera aquellos medios naturales que tiendan á ofrecer al traba- jador campo de acción suficiente y base de su esfuerzo, estímulo y prosperidad en otros cultivos distintos, que puedan llegar á fundar otras tantas industrias tanto ó más benéficas que la azucarera. La limitación de la producción, ya sea debida á la intervención oficial, ya sea á la acción de los mismos industriales, no puede ja- más, en nuestro concepto, ser una solución del problema ; podrá por algún tiempo representar para el grupo más ó menos grande de intereses que dependen de la industria, un modus vivendi que impida la ruina, pero las demás energías del estado quedan anula- das, y el consumidor paga esos acuerdos de los industriales, forza- dos ó no, que en resumen de cuentas tienden á mantener una oferta equivalente á la demanda, y no permiten el abaratamiento del ar- tículo. Una crisis económica es para una sociedad lo que una enfermedad para el individuo ; si es previsor y prudente, busca un remedio inmediato para sus males aun cuando sea de aplicación molesta, pero también analiza las causas que los producen y trata para lo 68 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA sucesivo de eliminarlas en una forma más natural, insensiblemen- te si es posible, pero con el firme propósito de evitar su repetición. Los efectos de una crisis económica se atenúan con medidas oportu- nas, pero sólo se hacen desaparecer del todo, cuando se han bus- cíido los medios de eliminar sus causas. El señor Gobernador de la Provincia, en su mensaje leído en la asamblea legislativa del 10 de septiembre de 1 902, decía; «en estos momentos el gobierno poney pondrá especial empeño á fin de des- viar la actividad agrícola del pequeño cultivador^ en otras corrientes de producción en la medida que lo permitan sus recursos, sea bus- cando los medios de aportarles el agua gratuitamente á sus peque- ños fundos, ó ya con la distribución también gratuita, de varieda- des de semillas importadas, con el objeto á su vez de renovar las semillas locales que nos dan productos degenerados, con gran per- juicio para la agricultura en general ». Estas palabras encierran un verdadero programa de gobierno; pero para que pueda ser una realidad, en la zona que nos ocupa, es indispensable tener agua en cantidad suficiente, no sólo para los grandes concesionarios que pagan su impuesto de riego, sino para entregarla gratuitamente á los pequeños concesionarios. En Cruz Alta ó la Capital no aceptan ni buscan semillas sino po- cos, porque saben demasiado bien que no conseguirán el agua necesaria para obtener la justa compensación de sus trabajos. Surge, pues, con toda evidencia, la necesidad de buscar en una gran obra de embalse, la forma de transformaren útiles las aguas perjudiciales del verano, almacenándolas en la época de lluvia para luego devolverlas en la época de seca, en la cantidad y tiem- po que sean requeridas para los cultivos- que sustituyan á la caña de azúcar y en cuya atención trate de hallar el trabajador una remuneración más segura, y permita con la variedad de pro- ductos á que se prestan estas tierras, convenientemente regadas, la creación de nuevas industrias que contribuyan á fomentar la ri- queza pública y neutralicen los desastrosos efectos que pueda pro- ducir la crisis de una cualquiera de ellas. Pero siempre, en el clima de Tucumán, será base de sus progresos la agricultura, y uno de los elementos que caracteriza esta industria y la d istingue de todas lasdernás es su condición aleatoria y las even- tualidades mucho mayores á que se halla expuesta. Los mayores perjuicios que puede sufrir provienen de las sequías que se pro- ducen cada cierto tiempo en todos los países y por períodos DIQUE DE EMBALSE DEL « CADILLAL » 69 más ó menos largos, las pérdidas que representan son incalcula- bles, por que no sólo son las cosechas que se pierden, sino los ca- pitales que exigen las plantaciones y haciendas, y la desvaloriza- ción de la propiedad ; y si estas circunstancias se repiten en un país como el nuestro, y en particular como la Provincia de Tucu- mán, que necesita atraer al inmigrante para poblar sus tierras, en- tra el desaliento en el ánimo del agricultor á dominar sus fuerzas y emigra á otras regiones más beneficiadas, dejando aquellas de- siertas y abandonadas. En cambio, si el riego se efectúa en clima seco donde no pueden producir perjuicios las lluvias abundantes, es decir donde la pro- ducción agrícola por medio de obras especiales se encuentra libre de sus dos grandes enemigos, el exceso y la falta de lluvia, se tórnala agricultura en una industria segura y estable que no al- canzarán los terrenos á cultivo natural, aun en las mejores condi- ciones de clima. El riego es entonces un verdadero seguro, y el carácter aleatorio de la industria desaparece. Las crisis económicas en un pueblo que exije de sus tierras la materia prima para sus industrias ha eliminado el elemento más temible, y libre de sus preocupaciones en ese sentido, puede atinar á alejarlas para siempre con la des- aparición de la más importante de las incógnitas del problema. Tucumán no hallará solución á su crisis sino buscándola en sus tierras, y para que ella sea eficaz y duradera, debe asegurarse el riego de sus zonas laborables bajo bases científicas. Pero no es ésta la única forma bajo la cual se apreciarán las ventajas del embalse cuya construcción se proyecta, pues son múl- tiples los problemas que planteará en la zona que reciba más di- rectamente sus beneficios, y cuya solución acertada modificará fundamentalmente su faz económica. Las riquezas naturales son factores eficientes en la evolución del progreso, y esta no se ve- rifica muchas veces porque aquellas se ignoran, ó pasan des- apercibidas hasta el día en que, al fin las circunstancias imponen la obligación de aprovecharlas, dominando sus energías consi- deradas á veces como enemigas del hombre en sus tendencias de progreso y bienestar como ha sucedido con el fuego, la electri- cidad y el agua. El día en que Watt consiguió que el fuego se prestara á la apli- cación del generador de vapor, quedó señalado el principio de una 70 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA era de progresos de todo género : el siglo XIX ha presenciado los repetidos triunfos á que hadado lugar la variedad de aplicaciones del vapor. Pero la era del fuego ha pasado: la electricidad que en pocos años ha conmovido el predominio de aquél, y ha produci- do descubrimientos y aplicaciones sorprendentes, dará vida en breve á todos los órganos de nuestra múltiple actividad, faltando únicamente para que esto sea una realidad que pueda hacerse accesible á todo el que necesite su poderoso concurso, lo que se conseguirá cuando pueda extenderse en forma de una amplia red de distribución. Faltará siempre el generador de fuerza, y el fuego que lo ha da- do hasta hoy en escala reducida é insuficiente, ó con un crecido gasto cuando se requiere para aplicaciones que exijen un gran po- tencial pero á precio reducido, vendrá sustituido por la utilización científica y metódica de las fuerzas hidráulicas que representan las caídas de agua. Los dos elementos que este generador exije, aguas meteóricas abundantes que representan la materia prima y desniveles fuertes que representan caídas, se encuentran distribui- dos con profusión en las tres cuartas partes del territorio de la Pro- vincia. Falta sólo agruparlos y dominarlos en los orígenes, trans- formarlos en corrientes eléctricas de tensiones elevadas para dirigirlas y distribuirlas, tan económicamente como sea posible, en todos los puntos de la Provincia, en los mercados consumidores de fuerza, centros de actividad y trabajo, transformando nuevamente esas corrientes en otras de tensiones prácticamente utilizables y ofrecer en esta forma electricidad y fuerza á precios ínfimos é in- comparablemenle más reducidos que las energías que pueda pro- porcionar el vapor. La base de una utilización industrial de las fuerzas hidroeléc- tricas naturales, es un consumo regular y constante dentro de ciertos límites, que las maquinarias modernas exijen ; y esto mismo pre- supone una regularidad análoga en los elementos naturales que deben utilizarse y, puesto que hechas las usinas y fijada la caída aprovechable sólo queda como factor indeterminado el caudal de agua, éste debe ser también constante. Resulta aquí otra vez la imprescindible necesidad, para hacer práctica esta utilización de fuerzas naturales en esta forma, de nor- malizar el régimen de las aguas en los ríos, almacenando los enor- mes volúmenes de verano, en depósitos apropiados para luego repartirlos en volúmenes constantes durante todo el año. El único DIQUE DE EMBALSE DEL « CADILLAL » 71 inconveniente que han hallado todos los que han tratado de utili- zar con estos fines industriales nuestras fuerzas naturales, es pre- cisamente la irregularidad de régimen común á todos nuestros ríos; j cuando alguno se ha decidido á iniciar trabajos en ese sentido, ha debido limitar sus instalaciones para utilizar tan sólo los volú- menes mínimos de la época seca, que en general representan una alícuota muy reducida de la potencialidad total del río. Tan es cierto, que el único dique de embalse construido en la República, el de San Roque en Córdoba, ha dado origen en pocos años á varias instalaciones de este género, y ahora que está dado el primer impulso y se han dominado las primeras resistencias que siempre opone á todo progreso la rutina, es probable que se mul- tipliquen hasta utilizar por completo la fuerza acumulada que re- presenta aquella obra de arte. El consumo de la fuerza que proporcione el embalse del Salí está asegurado desde ya porque Tucumán, y en especial, la zona que más directamente debe beneficiar aquel, tiene ya implantadas sus industrias en una proporción, con respecto á las de la Provincia que ya hemos señalado. No sucede aquí lo que en Córdoba, en que ha debido crearse la industria que consume fuerza, el campo de cul- tivo que exija agua de riego, y en que ha debido lucharse mu- cho para conseguir lo que hoy existe, especialmente en cuanto al último concepto, pues el área regada representa una parte redu- cida de la que puede recibir el riego con el embalse construido. El alumbrado eléctrico perfecto y barato en la ciudad será un hecho; pero aparte de esto, la industria azucarera sacará inme- diatas ventajas bajo este mismo concepto, no en la fábrica precisa- mente, puesto que sólo podrá reducir en un 25% el trabajo de sus calderas á vapor en beneficio de la nueva fuerza, pero sí en otra íorma no menos apreciable. En efecto, prescindiendo de los gastos que se acumulan sobre el producto de la fábrica una vez que sale de ella, intervienen en su costo tres elementos : gasto de la materia prima ó cultivo, trans- porte del cañaveral á la usina y gasto de elaboración. El segundo factor que representa un elemento importante, está sujeto á las tarifas de las vías férreas ó para el transporte en carros, y por tra- tarse de materiales de gran volumen y poco valor intrínseco, recar- gan el costo de la materia prima en la usina. Cuando la fuerza sea barata, el transporte eléctrico en cualquier forma que se le apli- que, representará una economía apreciable. 72 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Son incalculables las ventajas que representará la utilización de fuerza barata ; el trigo, por ejemplo, cuya producción asegurará el riego ordenado que presente el embalse, sufrirá una modificación en el molino movido con el gasto reducido que le permita aquella fuerza económica y se transformará en producto útil que podrá competir ventajosamente con el que nos llega de afuera, recargado con gastos de transporte deimportancia. Muchos son los aspectos bajo los cuales pueden analizarse las ventajas de todo género que producirá la construcción proyectada : sólo el estudio de las dos que hemos presentado, á saber regula- ridad en el riego de las tierras dominadas y utilización de fuerzas hidroeléctricas, caracterizan la importancia que reviste la obra. Los demás son también interesantes, pero su análisis no correspon- de al carácter de esta memoria. III CUENCA IMBRÍFERA La cuenca, lámina n° 1 , cuyas aguas alimentarán al depósito pro- yectado en el paraje que ocupa hoy el puestodel Cadillal, comprende casi todo el departamento de Trancas, pequeñas zonas de los de Tafí y la Capital, que alimentan el río Aranda y los arroyos de los Sauces y Torino, afluentes del río Tala, en territorio sometido ac- tualmente á la jurisdicción de la Provincia de Salta. Abarca una extensión superficial de consideración y ha sido poco estudiada hasta la fecha, en el sentido que no se han prac- ticado en ella levantamientos, ni siquiera mensuras, que per- mitan determinar con alguna aproximación sus verdaderas dimen- siones. Comprende toda una región montañosa y accidentada que se extiende desde las cumbres altas de los cerros Calchaquíes al oeste, cumbres que la separan de la cuenca del río Santa María, que corriendo de Sud á Norte en el departamento de Tafí va á unir- se en territorio salteño con el río de San Carlos para formar el cau- daloso río de Guachi pas ó de las Conchas, hasta las serranías ó altos de las Salinas, de Medinas y de Jaramí al Este, serranías que DIQUE DE EMBALSE DEL « CADILLAL » 73 la separan del departamento de Burrayacu y de la cuenca del río deMedinas. Su extensión superficial, deducida de los mapas más comunes, es de 4100 kilómetros cuadrados, repartidos del modo siguiente entre los distintos ríos que se distribuyen las aguas meteóricas de la cuenca : Km® Río Tala 730 Río Aranda 760 Río Zarate 840 Río Alurralde 710 Río Vipos 780 Río Tapia 280 Total 4100 Varios arroyos que nacen en otras tantas quebradas que produ- cen los contrafuertes de los cerros Calchaquíes, llamados de los Sauces, Torino, Anta, Barburin y Rearte producen el río Tala, que sirve de límite natural y provisorio entre las provincias de Tucu- mány Salta, y á poco de entrar en territorio tucumano se une con el río Aranda, que tiene sus nacimientos en las serranías de la Can- delaria y recibe agua de varios arroyitos afluentes. Reunidos ya, forman el río Grande ó Salí, que corre de Norte á Sur y recibe en su margen derecha y sucesivamente, las aguas de los ríos Zarate, Alurralde, Vipos y Tapia, dentro de la cuenca im- brífera del depósito como caudales principales, y varios otros arro- yuelos de menor cuantía, como el del Pescado, Trancas, Urquillal, Hornillo, Tuna Sola, Bella Vista, Cortadera, Ticucho, India Muerta y las Salinas en la margen derecha. * Estas aguas que alimentan el depósito corren reunidas en un desfiladero estrecho de una extensión de 1 200 metros, entre barran- cas altas de más de 300 metros, y reciben, antes de llegar al dique distribuidor sumergible de la Aguadita sobre el río Salí y donde es- tán las tomas de los canales maestros de Cruz Alta y la Capital, las aguas de una zona reducida de289 kilómetros cuadrados en forma de arroyos del Saladillo en la margen derecha, y del Loro, Timbó y Salinas en la margen izquierda. Aguas abajo el río Salí recibe numerosos afluentes que vienen á aumentar su caudal en forma sensible, pero que ya no influyen en el volumen del pantano proyectado, y se llaman río Lules, Colora- do, Valderrama, Seco, Gastona, Chico y Graneros, en la margen 74 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA derecha, y en la izquierda río de la Calera, para no citar sino los importantes y pasando por alto un gran número de arroyos. Al salir de los límites de la Provincia con este enorme caudal, lleva el nom- bre de río Dulce y su curso no reviste ya interés para este estudio. Volviendo á la cuenca que nos preocupa^ observamos que los ríos Tala, Zárate, Alurralde y VipoSj que son los que más agua apor- tan al Salí en la cuenca que nos ocupa, nacen todos en los contra- fuertes orientales de los cerros Calchaquíes, y después de contribuir á formarlos un gran número de arroyos y arroyuelos que nacen en otras tantas quebradas del terreno, reconcentran sus aguas en tres pasos abiertos en cerros más bajos que los Calchaquíes y que corren paralelamente á éstos á mitad de la distancia que separa aquellos del río Salí, y que entre dichos pasos se llaman : Alto de la Totora, entre los ríos Zarate y Alurralde, Alto de Vipos, entre este último y el de Vipos, y Alto de los Planchones entre éste y el río Tapia. Así, las cuatro quintas partes de la zona imbrífera se halla cruzada por estos ríos que le sirven de desagüe natural hacia el Salí, que no puede recibir sino muy pocas aguas hacia la otra margen, por ser reducida la extensión de terrenos que existen hasta las cumbres divisorias de la cuenca por este rumbo. Una ley constante parece regir el trazado icnográfico de todos es- tos ríos, y no sólo para los quecruzan de Oeste á Este la zona imbrí- fera del depósito, sino para todos los demás que existen hasta los confines del Sur de la Provincia ; todas esas aguas bajan de las altas cumbres del Oeste hacia el desagüe general que con el nom- bre de río Salí recorre la provincia de Norte á Sur en toda su ex- tensión. Este sistema hidrográfico general se completa con un gran nú- mero de vertientes ó aguadas que se multiplican al bajar hacia el talweg del valle que ocupa el Salí, más abundantes en su margen derecha que en la izquierda y que contribu}en en gran parte á for- mar el caudal de magra ó estiaje. El sistema hidrográfico descripto permite deducir los caracteres generales geológicos de la misma cuenca; los ríos, arroyos, ver- tientes, etc., son abundantes únicamente en terrenos impermeables, por cuanto sólo en ellos las aguas meteóricas al caer y escurrirse en la superficie no pueden penetrar á grandes profundidades y perderse allí. En los terrenos permeables, por el contrario, son es- casos los ríos; las aguas meteóricas se infiltran fácilmente y no dan lugar á la formación de abundantes corrientes de agua. DIQUE DE EMBALSE DEL « CADILLAL » 75 41 recorrer el cauce del río Salí, aguas arriba del cajón del Ca- dillal, así como sus numerosos afluentes, se observan numerosas vertientes; es frecuente llegar á puntos en que las aguas desapare- cen ose insumen, para reaparecer nuevamente á la superficie á al- guna distancia más abajo. El fenómeno en manera alguna con- traría la observación anterior : las arenas, ripio, arcilla, etc., que forman los detritus ó materiales de arrastre se depositan en las playas y permiten la infiltración de las aguas que corren sobre ese depósito permeable ; pero como sólo forma una capa de poco es- pesor y de extensión limitada, las aguas infiltradas alcanzan luego las capas inpermeables que forman el subsuelo, y corren sobre su superficie hasta que su afloramiento viene á producir nuevamente la salida del agua : propiamente las aguascontinúan su curso even- tual, pero éste es subterráneo ¿inferior al terreno permeable. El reconocimiento más atentodelas barrancas muestra, desde el río Tala hasta el de Tapia, la existencia de margas abigarradas, de piedras calcáreas y areniscas arcillosas, características del te- rreno cretáceo ; es ésta una formación común á gran parte de la provincia de Tucumán y que constituye el subsuelo de casi todo el valle que recorre el Salí de Norte á Sur. La existencia de aguas artesianas en el Manantial y en San Vi- cente, fuera de la cuenca que estudiamos, y los materiales extrai- dos durante las perforaciones que se conservan en este Departa- mento de Obras Públicas é Irrigación, prueban la existencia de un terreno impermeable cretáceo superpuesto á una capa de aguas artesianas. En las mismas faldas orientales de la sierra de San Javier, y con motivo de los estudios para el alumbramiento de aguas subterrá- neas en la quebrada de Tafí Viejo, practicados para aumentar el cau- dal de agua para la provisión á la población de esta ciudad, se han hecho perforaciones que han probado la existencia de estas mar- gas abigarradas. La arcilla ó substancia caolinítica que constituye el elemento li- tológico característico de estas margas, asegura al terreno cretáceo una impermeabilidad completa. El primer cordón de serranías del Oeste, de San Javier, los Plan- chones, Vipos y de la Totora, comprende pizarras paleozoicas, y recién el cordón más occidental de la cuenca, donde nacen los ríos Vipos y otros del Norte están formados de granito; así se ex- plica que en las playas del rio Tapia sólo se encuentran cantos 76 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA rodados pizarrosos, y no graníticos que sólo arrastran los que están más al Norte y tienen sus nacimientos en aquel cordón más alto. Hemos hecho observar queel cordón de serranías al Este del Salí, que se extienden como los demás indicados de Norte á Sud, está muy próximo al río que corre propiamente á su pié. Un reconoci- miento de la cuenca hace ver que la diferencia de extensión de las faldas quese levantan desdeel talweg que ocupa el Salí hasta los cordones de serranías próximas, responde á su diferente constitu- ción litológica. En efecto, las margas de la margen occidental, en que la fácil erosión de las aguas ha formado altas barrancas, no se encuentran en la margen opuesta, y la falda es mucho más empi- nada, los cerros más irregulares y escarpados, con aristas más vivas y no forman las mesetas redondeadas del cordón occidental. El ca- rácter petrográfico es muydistinto y aun cuando la vegetación abundante dificulta el reconocimiento, las aguas han puesto al descubierto y arrastrado á la playa conglomerados, compuestos de fragmentos de pórfidos, pizarras y cuarzo envueltos en una masa silicea ó arcillosa abundante. Algunos afloramientos más recientes muestran la existencia de pórfidos más duros, que forman el carácter litológico predomi- nante del cordón oriental, que por su mayor resistencia no ha permitido la acción erosiva de las aguas como en la margen de- recha dél río. IV AGUAS METEÓRICAS En la mayor parte de los estudios preliminares para la construc- ción de diques, los ingenieros han tenido que tomar como punto de partida para el cálculo del volumen de agua disponible, el es- tudio de las aguas meteóricas en la cuenca imbrífera, puesto que nadie discute hoy, que ellas son las que originan las corrientes su- perficiales que alimentan los ríos, y sólo forman un estado del agua en esa constante evolución que la acción de las irradiaciones solares provoca y mantiene alternativamente entre la tierra, ya sea en su superficie, ya sea en su interior, y la atmósfera que la rodea. DIQUE DE EMBALSE DEL « CADILLAL » 11 Son bien conocidas las varias fórmulas que han dado diferentes autores para deducir del conocimiento de las condiciones generales de la cuenca imbrífera de un río, el caudal del mismo, y es sabido que en ellas interviene como factor principal el conocimiento de la altura de la capa de agua caída. En el caso que me ocupa la falta de datos, tan sólo aproximados, es notable y nuestras invesiigaciories al respecto fueron tan inúti- les que oportunamente solicitamos autorización para instalar un crecido número de estaciones pluviométricas indispensables en una Provincia como ésta, en que las obras de carácter hidráulico desempeñarán siempre un rol importantísimo en la evolución de progreso y riqueza de todo su territorio. Decíamos entonces que en la Memoria presentada al H. Congreso de la nación por el Excmo*. Señor Ministro de Agricultura, se hace notar que el servicio meteorológico ha hecho un progreso notable mediante la instalación de nuevas oficinasquehan permitido la pu- blicación diaria de la carta del tiempo, y que en cuanto al terreno que abarcan y al número de estaciones instaladas, nuestro servicio meteorológico ocupa ei tercer lugar entre los del mundo, siendo sólo superado por el de los Estados Unidos y la Rusia. La Provincia contribuye en este programa con sólo 13 lístaciones distribuidas en su territorio, y si bien en relación á su extensión superficial no es la peor estudiada, un solo hecho basta para ha- cer ver cuán deficientes son las observaciones indicadas, cuando se trata de utilizarlas para el estudio de un problema científico cualquiera de los muchos que está llamada á resolver la Provin- cia, si, como debe ser siempre en asuntos de importancia general que afectan intereses múltiples, han de servir de base datos pre- cisos y concretos que no hagan fracasar proyectos bien conce- bidos y llevados al terreno de la práctica con sanas intenciones, pero que se fundan desgraciadamente en observaciones erróneas ó antojadizas. Citaba precisamente el caso de este embalse : la zona imbrífera que comprende las cuencas de los ríos Tala, Aranda, Zárate, Cho- romoro ó Alurralde, Vipos y Tapia, sólo comprende en una exten- sión de 4100 kilómetros cuadrados, dos estaciones de las 13 seña- ladas, instaladas en Trancas y Vipos, que son también estaciones del F. C. C. IN., y en las que la altura de agua caída no da idea de la que cae en la cuenca ; y más aún, cuando sólo se conservan obser- vaciones desde principios del corriente año. 78 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Todo el que conoce el Norte de la Provincia sabe que el régimen de las lluvias no es allí el mismo que en la ciudad Capital j por lo tanto las alturas medidas aquí, no pueden servir de base para un estudioserio ; de modo que, propiamente hablando, no hay una so- la observación para toda la zona que interesa en este estudio. Felizmente, como lo hacemos presente más adelante, esta circuns- tancia desventajosa pierde su importancia verdadera porque desde 1900 se hacen aforos directos en el río, y entonces el estudio de las aguas meteóricas permitirá hacer comparaciones interesantes. En los Anales de la Oficina Metereológica de Córdoba se con- signan observaciones de alturas de agua caída en Tucumán, ante- riores al año 1 884, que no tienen mucho interés porque son aisladas é incompletas, y de su examen sólo se desprende que las alturas observadas no son mayores que las que se consignan en los cuadros que adjuntamos y debemos al señor Miguel Tillo, y en los que se resumen sus propias observaciones efectuadas en 19 años con- secutivos de paciente labor. En la lámina núm. 3 se han formulado cuadros gráficos que traducen las observaciones anuales indicadas, marcando la mar- cha mensual de la altura de agua caída en los 19 años apuntados. El examen de estos diagramas marca con bastante precisión y regu- laridad las épocas lluviosas y secas, que pueden hacerse más sensi- bles aún, formulando como se hizo en la lámina, núm. 4, un dia- grama que comprende las alturas mediís mensuales deducidas del período observado, y de donde resulta que las lluvias se inician en noviembre para acentuarse en diciembre, sostenerse en enero, febrero y marzo, declinar rápidamente en abril, para desaparecer así por completo desde mayo á octubre : el fenómeno nada presen- ta de anormal por cierto y obedece á leyes de climatología general aplicables á la zona en que se encuentra ubicada la Provincia. El período lluvioso resulta así de 6 meses y de otros 6 el de seca: en el primero, los dos meses extremos de noviembre y abril mar- can términos intermedios entre los 4 de diciembre á marzo, de abundantes lluvias y el segundo período, de seca. Veremos más adelante cómo corresponden al régimen del río períodos análogos, desplazados paralelamente, si se permite la expresión: los meses de diciembre y marzo señalan un término intermedio entre los 4 meses de abundantes creces, enero á abril, y los 6 meses de estiaje, de junio á noviembre. Las lluvias se anticipan en un mes ó por lo menos en una quincena álas crecidas del río y sus afluentes. Observaciones pluyiométricas practicadas en la ciudad de Tucumán de 1884 á 1902 DIQUE DE EMBALSE DEL « CaDILLAL 79 uO V co V 03 CO CN 00 O Gq co CD CO Gf r- LO (33 CO co SSl-BÍOX rH tO 00 í— H O co V o co 03 00 CD 00 03 J-' o:> r— 1 lO V 00 00 03 r- Gq 1'' 00 03 CO r- o CD 00 G<> Gq 00 r-H i-H CN rH G9 LO f-H (33 Gf 00 V Gq 03 G"í 00 CD rH f-H rH CO 00 LO CD O» o LO CD o i'' 00 00 o 03 co co (03 V tr- CO O V CD CD 00 (33 ejqraaioiQ frq r~ CD O r — l CD O I— 1 CD o 1 — 1 1— H cq Gq V l" l—i r- CN lO o cw i-H LO G^ LO LO I'- CO CN C' 00 00 (33 a:> G^ CD CD O Gf O co rH LO CD G^ V V 03 G» LO t-H CD oq 1— i 00 CO I— ' 03 V CD o V V (-H HTl LO o I' t-H Tf CO G< avTqraaiAO>í sq a¡ t-H LO CO CO co f' 03 00 CD f— 1 r-H CD LO CO 00 i-H r-H 00 00 CD f-H ai Gq co o rH G'í CO CD 00 o CD 104. t- r- t-H LO LO f-H (33 Gí 00 r-H CD CD o LO CD o f-H Gq V !> V CD co LO CO r- CD V a.- o o Ojqn:)Oo 00 co f-H f-H o V O o CO 03 V 00 CO o i-H CO Gq f-H V rH 03 V LO LO r- co LO CD rH f—H r-H f-H LO o 00 f-H Hf LO O f-H LO LO CD CD Gq LO L- CD CO o o LO r- CD f-H LO co LO V o: 00 LO 0jquiaií}d9s CN CO cq lO (—1 LO CO LO r- o co o o Oi V V (G> (Gq 00 t-H co (33 G< Gq CO co co I"' rH V o r- O LO 03 o I — ( o o o co V V V (33 o O O o f-H oc^soSv G'í LO V Gq f-H CO G^ o co f-H 00 o o f-H f-H CD o Gf O o LO O O LO 00 O o o 00 LO o o o V o o o V LO LO O o O CD IG rH OTinf O o co V 03 o o 00 o o o f-H f-H co O f-H O r-H i-H O Gf Gq CD f-H rH CD o o (-H 03 G<í r— I o CD o V V Gq (-1 LO 00 CO CD V (33 LO O oiunf o o r- V 03 Gq 03 r-H V CD o 1> co O GV G^) V f— H CD Gf o co V rH V f-H t-H G^ ^O 00 G^ LO f-H o cq o LO r— H Gq LO V lO o 00 co 00 o O Gf CD 00 00 CD oA'BI\[ c¿ c?^ Oj r—i 00 LO f-H O o rH LO G^ r- f— H 07) co LO 00 CD 00 CO o rH IG O 00 G^ CD LO co 00 t-H V LO CO 00 CD V CD o 03 Gq CD f-H Gf r' V rH r- ce <33 n-iqv co co cq cq CD Gq o co V V r' V lO r- o> CD co CD G> Gq g7 CD rH co o rH LO ir- co G^ O) f-H 00 LO 00 rH o f-H t- LO CN 00 CD o 00 G<í o r-H 00 (33 CO r- r-H co CD f V CO IG oza-Biv oq i-H co 00 G'í O Gq 07) 1— H r—{ Gq r- r— 1 CO LO Tt^ (-H o fV 00 Gq Gq 00 00 f-H co' CD LO LO rH p CD V r“H O rH G^ i—H GH Gq r- rH CD Gq t-H 00 LO CO o co o:> LO o t' LO 00 00 1'- Gq 03 ^H 00 CN f— H 03 CD G<í CO LO LO s CD f— H Gf CD CO G^ V CO (33 1— ( V 00 00 Gf LO CD 00 r— ( 00 t' CD co CO (X f-H OOOCOOOOOCOOO:)0^0:»OG^^^SOi^OOO QOOOOOOOOOOOOOOOOOOOCOQOOOCOOOCOO:i 80 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA En la lámina núm. 4 se ha formado otro gráfico indicando las caídas totales anuales observadas en 19 años consecutivos, cujo examen hace ver que no es posible establecer todavía una ley que señale la repetición periódica de años excepcionalmente lluviosos ó períodos de tal carácter, A los mismos resultados conduce el exa- men de los cuadros grábeos del mismo plano número 4 en que se han agrupado los totales anuales repartidos en el período lluvioso y seco respectivamente. La caída media anual deducida del período de 19 años resulta de 965,30 milímetros, repartida en una media de 860,5 milímetros para la época lluviosa y 104,8 milímetros para la de seca. La comparación de estas caídas medias con las de otros puntos de la Provincia es muy difícil, porque no hay observaciones bas- tante prolongadas ; en el Sud las hay incompletas en los ingenios Nueva Ba viera y Santa Ana, y en el Norte en Burruyacu, Trancas y Vipos, desde el primero de enero del corriente año. Estas dos últi- mas estaciones establecidas por la Oficina Nacional adscripta al Mi- nisterio de Agricultura son las únicas que están dentro de la zona que interesa aquí, y comparando las últimas caídas en esas esta- ciones con las de esta Capital consignadas en el mismo Boletín para los 4 meses vencidos, podemos formular el siguiente : Cuadro comparativo de caída de agua en milímetros Estaciones Enero Febrero Marzo Abril Totales Trancas 80 116 39 41 276 Vipos 45 67 — 36 148 Capital 58 223 53 111 445 Burruyacu 66 202 107 162 537 De estas pocas observaciones resultaría en media una caída total, en el Norte de =212 milímetros, para cuatro meses lluviosos, en vez de 445 milímetros que caen en la Capital durante el mismo período; esto parecería confirmar una opinión gene- ralizada de que llueve menos en el Norte que aquí; y respecto al cuantum deesa diferencia resultaría, con estos primeros datos, de un 47,64 por ciento de la caída en la Capital. Nótese que las esta- ciones Trancas y Vipos están en la parte menos accidentada de la vertiente occidental del Salí, que probablemente las caídas obser- vadas no son las de la zona montañosa en que tienen su origen los DIQUE DE EMBALSE DEL « CADILLAL » 81 afluentes del río Salí y que por consiguiente no ha de ser la caída media en la zona imbrífera el 47,64 por ciento de la observada en la Capital ; más adelante veremos cómo todo induce á suponer que son mucho menores, aunque sólo haya medios indirectos de llegar á tal conclusión. En el cuadro anterior hemos anotado la caída en Burruyacu, también al Norte de la ciudad pero más al Este, en que ha alcanzado para el mismo período 537 milímetros ; de tal modo que las sierras de Medina y del Alto de las Salinas al Norte y las de San Javier y otras que siguen hasta el Sur de la Provincia, parecen ser las pri- meras al turas que encuentran los vientos del Este, y Sudeste car- gados de abundantes vapores de agua y que por un fenómeno que hemos analizado extensamente con motivo de un estudio sobre el desbosque en la sierra en que están situadas las tomas de tas aguas corrientes para la provisión á la población de esta ciudad, precipitan las referidas aguas en gran cantidad sobre sus vertientes orientales, quedando al Oeste y Norte, es decir precisamente en la zona imbrí- fera del Salí, una extensa cuenca menos abundante en aguas me- teóricas: así se explicaría que la Capital y Burruyacu al Norte, Nueva Baviera y Santa Ana al Sur ofrezcan mayor altura de agua llovida que Trancas y Vipos, y en general toda la región que forma la cuen- ca imbrífera estudiada. El mismo señor Lillo ha hecho observaciones desde el año 1886 que permiten formular el siguiente cuadro de lluvias máximas en Tucumán : AN. SOC. CIENT. ARG. T. LVII 6 Cuadro de las lluvias máximas en Tucumán 82 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTIFICA ARGENTINA DIQUE DE EMBALSE DEL « CADILLAL » 83 Su examen nos permite establecer dos hechos que tendremos muy presentes más adelante, y que si bien son aplicables á la ciudad Capital, pueden no ser exactos para la cuenca que proporciona sus aguas al Salí: 1° los aguaceros más fuertes son muy cortos: por ejemplo, en febrero de 1902, media hora con una caída de 48 milí- metros ; en marzo de 1897, una hora con 84 milímetros ; 2° el mes de marzo, es decir, hacia el fin de la estación lluviosa, es abundan- te en aguaceros máximos, cortos ó largos, pero que se presentan cuando ya se encontraría bastante lleno el embalse : en este mes se encuentra el aguacero más largo de los observados de 10 horas y con 1574 milímeti’os, en el año 1889. Estos máximos son dignos de tenerse en cuenta, pues de una lista de 58 anotaciones que recuerda Frulhing, sólo encontramos superiores á aquellos, los siguientes aguaceros : el 1“ de Agosto de 1846, en Londres: en una hora, 100 milímetros; el 15 de Agosto de 1848, en San Luis : en una hora y cuarto, 129 milímetros ó 97 milímetros por hora; el 15 de Septiembre de 1 772, en Marsella : en dos horas, 240 milímetros ó sean 120 milímetros por hora; en 1830, en la misma ciudad : 25 minutos con 40 milímetros, ósea 96 milímetros por hora; en 1875, en Monaco: media hora con 51 mi- límetros ó sea 102 milímetros por hora; en París, en 1860 : en 20 minutos, 38 milímetros ó 1 1 4 por hora ; en 1 867 : en 20 minutos, 41 milímetros ó 125 milímetros por hora; y en Zurich, en 1876 : en 10 minutos, 21 milímetros ó 127 milímetros por hora. Respecto á aguaceros largos notamos, de 33 apuntados, los si- guientes, en Horas Milímetros Czaslau en 1870 8 165 Génova en 1822 24 812 Joyeuse (Ardéche) en 1827.. 21 792 Recordemos también que la destrucción del dique de Habra en 1881 en Argelia, se debe á un aguacero de 161 milímetros que en pocas horas cubrió una zona de 800 kilómetros cuadrados. Si fueran exactas las fórmulas de Humber, la caída diaria máxi- ma podría deducirse de la siguiente expresión : H (0,21 — 0,001 H), aplicable al caso, puesto que para Tucumán la altura media anual H (96,55 centímetros) está comprendida entre 50 y 150 cen- tímetros, límites de aplicación de la referida fórmula. Siendo esto así, podríamos esperar aquí una caída máxima diaria de 109 mili- 84 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA metros, de tal modo que las observaciones efectuadas permiten desde ya asegurar que los resultados de esta fórmula son inferio- res á los reales para Tucumán, como resultaron serlo para Suiza, Francia é Italia. Todas estas observaciones hechas en la ciudad Capital no tienen sin embargo valor alguno para la zona cuyo régimen de lluvias nos interesa. Así podemos comprobarlo utilizándolas para deter- minar el volumen de agua que debe llegar al río, aplicando los mé- todos generalmente usados para estos casos y comparando luego estos resultados con las mediciones directas del caudal, efectuadas en el dique del Salí, que hacen conocer el régimen del río desde 1900 con precisión mucho mayor que lo que podía hacerlo el cono- cimiento más completo de las condiciones generales de la zona imbrífera. Para determinar el caudal de agua que llega al río podemos pres- cindir por completo de la altura media anual de 104,8 milímetros deducida para el semestre seco, pues su distribución es tal que la mayor parte de esas aguas meteóricas son retenidas por la vegeta- ción abundante en toda la zona y por el manto permeable que la recubre casi por completo, impidiendo, á pesar de las fuertes pen- dientes del terreno, su afluencia directa á las playas, y sin contar que la evaporación asegura una causa de eliminación no despre- ciable, dada la poca frecuencia de las lluvias en esa época y la re- ducida altura de caída de esas aguas meteóricas. Más adelante estableceremos los caracteres generales de la cuen - ca del Salí y sus afluentes, y haremos ver que ella es impermeable en toda su extensión presentando sus crecidas todos los caracteres propios á las corrientes de agua en terrenos de esa clase: cierto es que una vegetación tropical, árboles seculares y á su pié abun- dante vegetación menuda, contribuyen á absorber una enorme cantidad de agua que no solamente disminuye el caudal que alcan- za al río, sino que facilita su infiltración en el terreno permeable que esa misma vegetación ha contribuido á formar y que recubre los terrenos compactos é impermeables que forman el subsuelo de la cuenca. No obstante la importancia que reviste la vegetación como causa determinante en la disminución del agua que llega al río, y que hemos estudiado con más amplitud al proponer última- mente medidas para evitar los desastrosos efectos del desbosque en lasierrade San Javier, como medio de contribuir á asegurar la pe- DIQUE DE EMBALSE DEL « CADILLAL » 85 rennidad de las vertientes que surten de agua potable á la población de esta ciudad, no trepidamos en asignar un fuerte coeficiente para la proporción de descarga de agua meteórica al río. La influencia moderadora de la vegetación retárdala acción directa de las aguas meteóricas en las crecidas del río, como hicimos no- tar antes; pero como iniciado el semestre lluvioso, las caídas se suceden á cortos intervalos y con abundancia, la infiltración, absorción y evaporación quedan servidas con exceso en poco tiem- po y entonces se observa la influencia directa de las condensacio- nes atmosféricas en el régimen del río. Los autores del proyecto para la construcción del diquede San Roque en Córdoba, habían tomado un coeficiente de descarga de 40 por ciento ; pero posteriormente el ingeniero Sr. Luis A. Huergo, consultado sobre la posibilidad de elevar la capacidad del embalse de 1 42750000 metros cúbicos, en un bien meditado informehacía ver con acopio de datos y argumenlacióp, que podía perfectamente au- mentarse á 70 por ciento lomando la caída total anual, ó 75 por ciento de la que corresponde al semestre lluvioso, admitiendo que sea completamente perdida para el río, el agua caída en el período seco. Este coeficiente de descarga, igual al del Pó en Italia, hacía de- cir á aquel ingeniero: « Este 25 por ciento por evaporación y ab- sorción, no lo considero absolutamente alto, dada la impermeabi- lidad del terreno, las rápidas pendientes de la cuenca y el carácter torrencial de los aguaceros en la estación de las lluvias ». Si á los hechos apuntados ya respecto á la impermeabilidad del terreno y al carácter torrencial de los aguaceros, agregamos que el estudio de la cuencaque hacemos más adelante nos muestra que casi toda es montañosa, la analogía de terrenos en la cuenca de los ríos Primero y Salí es evidente, aunque en éste la vegetación es más abundante y por esto reduciremos en un 5 por ciento aquel coeficiente. Así, pues, si considerando la proximidad de la ciudad á la cuenca estudiada, aplicamos á la caída media total del semestre lluvioso de 8605 milímetros el coeficiente de descarga al río de 70 por ciento, la altura media útil para el caudal del río en toda la cuenca de 4100 kilómetros cuadrados resultaría de 602 milíme- tros y el caudal total que alcanza al río en dicho semestre, de 0'"602 X 4100000000 metros cuadrados = 2468200000 metros cúbi- cos : más adelante veremos que de los tres años de aforos directos 86 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA del río resulta que el volumen total de agua al año no pasa de 400000000 metros cúbicos, de tal modo que aquel volumen es altísimo. Aún admitiendo que la altura de las lluvias fuera en el Norte y en-la zona que nos ocupa, como lo hemos deducido de un corto número de observaciones, sólo un 47,64 por ciento de las de la Ca- pital, el volumen calculado sería siempre de 1176000000 metros cúbicos. No cabe dudar que estos son resultados inaplicables á la zona que nos ocupa: para desaguar semejante volumen de agua sería necesario que el río presentara en los 180 días del período lluvioso un gasto constante de 1 58 metros cúbicos por segundo próxima- mente, y los aforos directos nos harán ver más adelante que alre- dedor de un 10 por ciento de los días del referido período sólo hay crecidas con un gasto de más de 50 metros cúbicos por segundo y muy pocos de éstos con aquel caudal de 158 metros cúbicos por segundo. Llevando más allá el análisis, y para evitar la influencia que en los términos medios calculados para las caídas anuales puedan te- ner algunos años del período de 19 que se han tenido en vista, he- mos buscado la comparación con sólo los tres que se refieren al período de aforos directos en el río, de 1900 á 1903. Así resulta la caída media anual de 981,4™™, de la cual 847,7™“ para el se- mestre lluvioso y 133,7™™ para el seco ; correspondería, con el coe- ficiente de descarga de 70 por ciento para el período lluvioso, una altura útil para el caudal del río de 593,4™™, que aseguraría un volumen de 2433000000 metros cúbicos, cuando sólo hay por aforo directo en todo el año 400000000 de metros cúbicos. Tampoco alteraría mucho el resultado, el hecho de deducir el coeficiente de descarga adoptado, dentro de los términos límites que imponen las condiciones generales de la cuenca imbrífera es- tudiada. En nuestro concepto, pues, el estudio de las aguas meteóricas en esta Capital ninguna base de cálculo puede darnos, para la zona que vierte sus aguas en el embalse proyectado; el coeficiente de reducción de la altura total de la caída para el Norte, deducido de una media de dos estaciones y cuatro meses de observaciones, sólo nos indica que es exacta la afirmación popular de que el Norte es poco lluvioso; y que la fijación precisa de ese cuantum de reduc- ción que podrá hacerse después de muchos años de observación. DIQUE DE EMBALSE DEL « CADILLAL » 87 explicará satisfactoriamente la disparidad de resultados á que nos conduce el análisis hecho. Esto muestra cuán necesario es establecer un buen número de estaciones pluviométricas convenientemente distribuidas en la- cuenca, que permitan rectificar durante la construcción del dique quizás j dentro de lo posible, el estudio completo de esta cuestión, que si bien no presenta inconveniente grave para formular el pro- yecto, puesto que existen aforos directos que arrojan mayor luz en el asunto, debe no obstante preocupar la atención de las autorida- des para poder estudiar con más precisión la relación de causa y efecto en el régimen del río, y permitan con el tiempo el anuncio dé- las crecidas del río en el dique con anticipación de horas, para poder poner en juego los recursos que para el desagüe por gale- rías de limpia, descarga normal y vertederos libres, tienen que instalarse sin datos precisos que fijen sus dimensiones, exigiendo por un espíritu de precaución, muy explicable en obras de este gé- nero, proporciones exageradas quizás y gastos mayores como pri- mera é inmediata consecuencia de estas dudas. V RÉGIMEN DEL RÍO SALÍ Todo río tiene su régimen propio que lo caracteriza é individua- liza, debido á la distribución de las lluvias en su cuenca imbrí- fera, á la permeabilidad del terreno, á la longitud de su curso, á la distribución topográfica relativa de sus afluentes, y á la existencia de lagos interpuestos en su curso que le sirven de reguladores. Se ha estudiado en capítulo separado el primer factor indicado que reviste también la mayor importancia en cuanto se refiere al régimen del río ; se ha visto cómo hay falta absoluta de observa- ciones directas que permitan fijarcon exactitud la cantidad de agua meteórica que cae sobre la cuenca ; y si este 'primer elemento falta, es fácil darse cuenta de la poca importancia que revisten ya todas las demás observaciones que puedan hacerse respecto á los otros factores que determinan el régimen propio del Salí, dedu- ciendo éste por medios indirectos de las condiciones generales de la cuenca. 88 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Felizmente^ la construcción del dique distribuidor en la Agua- dita ha permitido establecer, desde el 1° de Enero de 1900, una serie de observaciones limnimétricas que facilitan el cálculo del gasto total del río con una aproximación suficiente. Los pla- nos números 5 y 6 traducen gráficamente estos aforos, cuyo exa- men asegura el conocimiento del régimen del río á pesar del nú- mero limitado de años de observación, en forma mucho más pre- cisa que por las consecuencias á que pueda Ilevarel análisis de los factores que lo caracterizan, deducidos del estudio de la cuenca im- brífera. Y así también el cálculo del caudal disponible para el de- pósito, que representa uno de los elementos primordiales del pro- yecto, no ofrece dificultad alguna. En el plano número 5 se han representado los caudales medios diarios disponibles en litros por segundo, yen el número 6 se han establecido términos medios mensuales, también en litros por se- gundo, que reproducimos aquí ; Caudales medios mensuales medidos en el dique sumergible Meses 1900 Enero 6789 Febrero 20145 Marzo 19837 Abril 40894 Mayo 8259 Junio 5458 Julio 4058 Agosto 3386 Septiembre 3240 Octubre 2415 Noviembre 4365 Diciembre 10862 1901 1902 1303 16608 20600 50876 20521 31425 33421 25914 44598 20826 16931 25475 31395 7894 5719 — 4470 3311 — 2792 3483 — 2393 2706 — 2150 2557 — 3228 2216 — 3467 2559 — 8230 32674 — El examen del cuadro y del gráfico que lo traduce, muestra que en el mes de Noviembre empieza á producirse un aumento de caudal que se acentúa en Diciembre y determina un período de abundantes aguas en los meses de Enero, Febrero, Marzo y Abril, para luego declinar rápidamente en Mayo y caracterizar una época de seca que llega á su período crítico en los meses de Septiembre y Octubre, y primera quincena de Noviembre. Es decir, que queda perfectamente demostrado el régimen estival del río que presenta cuatro meses de aguas abundantes y ocho de menor caudal. Cuadro de repartición de gastos 89 DIQUE DE EMBALSE DEL « CADILLAL » 90 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Calculando términos medios deducidos de los gastos diarios, obtenemos respectivamente para los períodos de creces y magras, esto es, para el periodo de Noviembre, Abril, Mayo, Octubre, los siguientes gastos por segundo ; Creces Magra Metros cúbicos Metros cúbicos 1900 17148 4469 1901 15867 3821 1902 22299 3322 1903 28625 — Aplicando estos resultados al cálculo del caudal anual, consi- derando cada semestre de 15000000 de segundos, llegamos para los dos períodos respectivamente ; Creces Marga Metros cúbicos Metros cúbicos 1900 257220000 67035000 1901 238005000 57315000 1902 334485000 49980000 1903 429375000 — ó sean totales respectivos de 1259085000 metros cúbicos y 174330000 metros cúbicos para 4 y 3 períodos, ó en media, 31 4771 250 metros cúbicos y 581 10000 metros cúbicos para el de creces y magra, ó total anual medio de 372881250 ó 370000000 metros cúbicos. Si entramos al examen más detenido del plano número 5 y trata- mos de agrupar los días de aguas normales, esto es aquellos cuyo gasto unitario se presenta en mayor número de días en el año, gasto que podemos fijar en 5000 litros por segundo, y por otra parte, los días de avenidas, repartiendo á su vez éstas en or- dinarias de 5 á 50000 litros por segundo, y en extraordinarias de más de 50000 litros por segundo, podemos formular el adjunto cuadro en que el examen comparativo de los resultados produce la misma consecuencia á que conduce la inspección del cuadro gráfico que forma el plano número 6 : se obsevan para los cuatro meses de Enero á Abril, en 437 días de observación, 44 con aguas normales y 437 con avenidas, ó sea un 9,15 por ciento de aguas mínimas y 90,85 por ciento de avenidas; en los dos meses de Mayo y Diciembre para 140 días observados, 45 de aguas DIQUE DE EMBALSE DEL « CADILLAL » 91 normales y 95 de avenidas, esto es un 32,14 por ciento de los pri- meros y 67,86 por ciento de los segundos; y en los meses restan- tes, de Junio á Noviembre para 479 días observados en los tres años de 1900 á 1902, 409 con aguas normales y 70 con avenidas, esto es un 85,39 por ciento y 14,61 por ciento respectivamente de unos y otros. Al aumento de porcentaje de días con aguas normales (hasta 5000 litros) en los tres períodos señalados, corresponde una dis- minución en la de los días de avenidas, que no sólo se verifica para el conjunto, sino también independientemente para el nú- mero decrecidas ordinarias y extraordinarias. Si para abreviar, consideramos el año dividido en dos períodos de Noviembre á Abril el lluvioso, y de Mayo á Octubre el seco, perfectamente caracterizados, y buscamos los gastos unitarios me- dios, deduciéndolos de las observaciones indicadas más arriba, obtenemos para el primer período de Noviembre á Abril, un gasto medio de 20.985 litros por segundo ó sean 21 metros cúbicos por segundo; y para el segundo período de Mayo á Octubre, 3,874 litros por segundo, ó sean 3,900 metros cúbicos por segundo. En cuanto á los mínimos absolutos, en el año de 1900 se han observado en Febrero 7 con 1577 litros por segundo, y en Noviem- bre 17 con 1605; el año 1901, en Septiembre 28, con 1878 litros por segundo; en Octubre 1 0, con 1 575; el día 22, con 1 434 ; en No- viembre 23, con 1 307; el día 26, con 1561 litros por segundo; en el año 1902, en Octubre 20, con 1736, y en Noviembre 19 con 1452 litros por segundo. Las avenidas mayores anotadas en las cuatro estaciones observa- das se han presentado el 30 de Marzo con 287,5 metros cúbicos por segundo, y el 2 de Abril con 248,5 metros cúbicos por segun- do en el año 1900; el 21 de Febrero con 192,9 metros cúbicos por segundo, el 2 de Marzo con 175,7 metros cúbicos por segundo, el 29 de Diciembre con 249 metros cúbicos por segundo, y el 30 de Diciembre con 228,900 metros cúbicos por segundo en el año 1902 ; y el 1” de Enero con 265,3 metros cúbicos por segundo, el 2 de Enero con 253,2 metros cúbicos por segundo ; el 1 7 de Ene- ro con 128,8 metros cúbicos por segundo, el 18 de Enero con 136,15 metros cúbicos por segundo, el 14 de Febrero con 136,6 me- tros cúbicos por segundo. Para completar los factores hidráulicos más importantes del río, calcularemos el gasto medio anual ó módulo, tomando en cuenta 92 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA todas las observaciones hechas hasta hoy, esto es comprendiendo los tres años de 1900 á 1902 y además el período de Enero á Abril del corriente año; así obtenemos el caudal medio ó módulo de 12,429 litros por segundo. Así resulta el coeficiente de perennidad del río, de la relación del gasto medio de magra al módulo, esto es de 3,9 metros cúbi- cos á 12.4 metros cúbicos por segundo, dando un coeficiente de 0,31 5, que por sí sólo bastaría para demostrar la conveniencia de un embalse, puesto que el régimen ideal ó á gasto constante, debía dar este coeficiente de I . Si comparamos del mismo modo el gasto medio de estiaje con el de las avenidas, de 3,9 metros cúbicos por segundo al de 21,000 metros cúbicos por segundo, obtenemos una razón de 1 : 5,1 ; si la comparación se hace con el gasto máximo anotado en los años ob- servados, esto es de 3,9 metros cúbicos por segundo á 287,5 metros cúbicos por segundo, la razón viene de 1 :75. De tal modo que variando de 1 : 5,4 á 1 : 75, tenemos numéricamente expresada la variabilidad del régimen del río. Estos resultados á que nos lleva el análisis de las observaciones directas hechas en el dique sumergible existente, aparte de ser mucho más precisas que las que nos permitiría deducir el estudio de las condiciones especiales de la cuenca imbrífera del río^ en manera alguna deben sorprendernos, pues ellas están perfecta- mente explicadas por aquellas. Se ha manifestado que toda la cuenca es impermeable, pues el subsuelo está formado de terrenos compactos y las sierras de donde bajan los afluentes de rocas primitivas, cubierta de una capa de espesor variable de tierra vegetal ó materiales permeables, capa que, revestida de una espesa y exuberante vegetación á cuya sombra se acrecienta constantemente alimentada por los detritus vegetales que la cubren periódicamente en otoño, sólo retarda la influen- cia que la caída de las primeras aguas meteóricas ejercería sobre el régimen del río. Así las lluvias de Noviembre no ejercen influencia decisiva en el aumento del caudal'del río, y recién las de Diciembre que han com- pletado la saturación del depósito permeable que cubre el subsue- lo, inician los primeros aumentos de caudal y dan lugar á un es- tado de régimen intermedio, que se caracteriza por un arrastre abundante de limo ó tierras sueltas sorprendidas por las prime- ras aguas corrientes después de seis meses de seca, puesto que DIQUE DE EMBALSE DEL « CADILLAL » 93 durante este tiempo las pocas lluvias que caen no producen influen- cia alguna en el régimen del río, renovando en forma incompleta la reservada agua contenida en las tierras permeables. Vencida la influencia decisiva de la infiltración y compensada la evaporación activa que los fuertes calores de Noviembre y Diciembre producen, las aguas meteóricas han dominado las causas retarda- lrices que acentúan su influencia directa en el régimen del río, y libres ya se escurren rápidamente, alimentando los arroyos y ríos que forman el Salí, cuyo régimen queda desde ese momento sujeto, durante los cuatro meses siguientes de Enero á Abril, á todas las irregularidades del régimen de las lluvias. En Mayo han cesado las grandes lluvias, pero el río entra en un período de régimen intermedio con una disminución lenta pero progresiva de caudal, sin aumentos repentinos ó bruscos que ex- plicaría la caída de una lluvia en alguna zona de la cuenca, con aguas más claras y cristalinas que demuestran precisamente que sólo se trata del escurrí miento del exceso de agua que cubre y con- serva la capa permeable á que hemos hecho referencia. Con el mes de Junio entra el río en su época crítica, que se pro- longa hasta Octubre en que sufre pocas oscilaciones el régimen, siendo entonces las variaciones del caudal más bien debidas á los calores ó vientos que acentúan la evaporación, cuya influencia se hace decisiva cuando sopla el viento ardiente del Norte que marca un descenso inmediato y pasajero del caudal de agua. Las aguas del río, que no provienen del deshielo, pues en toda la cuenca no hay serranías que cubran las nieves, provienen direc- tamente de las lluvias y, como no hay lagos ni en el Salí ni en los afluentes que regularicen su desagüe, su régimen responde direc- tamente al de éstas. Establecido el régimen de las lluvias en que hemos hallado muy caracterizado un período de verano y otro de invierno, esto es uno lluvioso y otro de seca, el río presenta el carácter general de los ríos estivales. Pero es preciso hacer notar que durante los cua- tro meses de creces, de Enero á Abril, no se presenta el régimen uniforme, sino que por el contrario dentro de ese período de crecida general, es posible observar en un mismo día, dos, tres y á veces un mayor número de crecidas adicionales que vienen respectivamen- te á engrosar el caudal ; estas crecientes que no se observan en el dique distribuidor sino en una forma muy irregular, provienen de lluvias locales en una ú otra de las cuencas de los afluentes del 94 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Salí, que á veces duran muy pocas horas, se distinguen en la colo- ración característica que á sus aguas dan las arcillas ó calcá- reos atravesados, y en algunos casos se presentan independientes y en otros se acumulan una tras otra, detnostrando que la lluvia ha sido general ó ha cubierto dos ó más cuencas, y emplean tiempos distintos en llegar al dique ó'punto de observación. Más aún, los conocedores de la región reconocen las avenidas de los distintos afluentes, no sólo por su coloración sino por la dura- ción de las mismas ; aun cuando el hecho no tiene mayor impor- tancia para nosotros, muestra toda la irregularidad del régimen del río, debida en este caso á la poca longitud de los afluentes y á la impermeabilidad de los terrenos que cruzan, que no les permite reunir sus aguas anormales para atenuar los efectos aislados de cada uno de ellos y producir en cambio un curso más uniforme y constante antes de llegar al dique. Respecto á la influencia de cada uno de los afluentes en el régi- men del río Salí no hay elementos suficientes para el análisis; he- mos hecho notarya la falta de observaciones pluviométricas en to- da la zona y aquí podemos hacer notar que lo mismo ocurre en ob- servaciones directas del caudal de sus aguas. No obstante, parece desprenderse de datos recogidos con mucho cuidado, que la can- tidad de agua responde con bastante exactitud á la diferen- cia de extensión de las zonas que corresponden á cada afluente y que hemos indicado en el capítulo número 3, de tal modo que el fenómeno explicaría una regularidad sensible en la naturaleza de los terrenos que la inspección ocular confirma por otra parte é igualmente en la caída de agua, imposible de apreciar sin estacio- nes metereológicas y un largo período de observaciones serias. VI EMBALSE DEL CADILLAL Todo embalse debe satisfacer condicionesgenerales de distinto or- den. En efecto: 1° debe dominar las tierras para regar, esto es, debe poderse establecer la salida del agua á un nivel tal, quesea posible dotar los canales maestros y principales, y por consiguiente, toda la DIQUE DE EMBALSE DEL <( CADILLAL » 95 red de distribución; 2° el muro debe colocarse en un punto que presente barrancas firmes, próximas y elevadas, y en terreno resis- tente é impermeable ; 3° el talweg de aguas arriba debe presentar una pendiente mínima y una cuenca muy ancha y abierta para que permita formar un gran lago con la menor altura posible de muro; 4“ el terreno cubierto por las aguas debe ser de poco costo é impermeable; y 5° el pantano debe alejarse de los centros pobla- dos para evitar la perniciosa influencia de las emanaciones que pueden producirse en aguas bajas. Bajo el primer concepto, el embalse debe forzosamente ubicarse aguas arriba del actual dique distribuidor del Salí, de donde se de- rivan los canales maestros para el servicio del riego en los departa- mentos de Cruz Alta y la Capital, construido ya el primero y en vías de ejecución el segundo: esta es condición sine qua non, puesto que la construcción del embalse se proyecta ante todo, para ha- cer efectivo y real el riego permanente de las zonas sujetas en ambos departamentos á la servidumbre creada por aquellos cana- les, construidos desde el principio para mejorar el sistema de distribución de aguas, es decir, para asegurarcon buenas tomas la dotación de los mismos con el caudal variable é irregular peculiar al régimen del río. Así, pues, recorriendo el río hacia arriba del dique de to- ma, en una extensión de 55 kilómetros hacia su origen, no se encuentra punto alguno que satisfaga á la segunda condición, fuera del corto trecho que forma el Cajón del Cadillal, que empieza á 19 kihimetros del dique y desde la margen derecha del arroyo llamado del Oro ó del Loro que desemboca en la margen izquierda del Salí, y se extiende unos 1200 metros hacia arriba, presentando á ambos lados barrancas altas, más ó menos inclinadas y próximas según los puntos observados, y en que aparecen de trecho en tre- cho, paredes de rocas primitivas compactas é impermeables, que sólo en pocos puntos son visibles, pues por lo demás se encuentran cubiertas de una abundante capa de tierra y detritus permeables, que fomenta una abundante y variada vegetación. El río Salí ha sido objeto de levantamientos plani-altimétricos en distintas épocas; reunidos ahora permiten su estudio en una extensión de 65 kilómetros, de los cuales 35 kilómetros aguas arriba del dique sumergible (véase plano 2) y 30 treinta kilómetros hacia abajo. Establecido el perfil longitudinal del río en toda su extensión 96 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA conocida, presenta una pendiente uniforme de 3,8 por mil que no sufre alteración alguna en la extensión que ocupa el Cajón referido y el cual tampoco altera las condiciones de pendiente del terreno inmediato hacia arriba. 'Al salir del desfiladero ó Cajón hacia el Norte se separan brusca- mente las barrancas, conservándose muy altas las del Este que for- man los altos de las Salinas, prolongación al Sur de las sierras de Medina, y desapareciendo las del Oeste que presentan más bien un plano inclinado hacia el mismo rumbo hasta las sierras de San Javier y de los Planchones. Al separarse así, forman una extensa cuenca abierta que ofrece el único vaso aparente para un embalse de gran capacidad en toda la extensión indicada del río, de tal modo que la elección de parajes apropiados no deja lugar á duda respecto á la tercer condición general impuesta al principio. Sin entrará fijar ahora la ubicación precisa del muro que debe cerrar el cajón, las otras dos condiciones quedan plenamente satis- fechas, por cuanto las tierras que cubriría el lago artificial, no tie- nen valor apreciable para obra de esta magnitud y sólo existe un modesto establecimiento para la explotación de una vertiente de agua salada en la margen derecha del río Salí, aguas arriba de la confluencia del río de Tapia, que no reviste importancia. Y en cuanto á la distancia del pantano á la Ciudad es de 23 kiló- metros próximamente, según puede verse en el plano número 2; y las demás poblaciones más inmediatas, como Tafí Viejo ó Tapia, nunca pueden, ni por su importancia, ni por su situación, sufrir perjuicios por la construcción de aquel depósito. Diremos, antes de pasar adelante, que la idea de reemplazar un embalse único por otros varios más pequeños, no es viable en el río Salí, porque no hay otro punto que el Cajón del Cadillal para semejante construcción, y en los demás afluentes tampoco, no sólo porque en principio y sin mayores cálculos comparativos la solución económica más ventajosa es la proyectada, sino porque del examen de los volúmenes de agua disponibles en los afluentes resulta que no hay uno que presente un gasto medio distinto de los demás, de tal modo que sería necesario un dique de embalse en cada uno de ellos; luego presentan una pendiente próximamente como la del río Tapia, levantado hasta el cruce con la línea del F. C. C. Norte, que tiene un 15 por mil de pendiente y ésta aumenta forzo- samente á medida que nos acercamos á los orígenes, y además porque un reconocimiento de sus cursos en la parte montañosa OBÍ I N2I DEPARTAMENTO OBRAS PÚBLICAS É IRRIGACIÓN DIQUE DE EMBALSE DEL CADíLLAL CUENCA IMBRÍFERA Escala o Jooo IO0OO lOAOo 29000 Ha Tucuman, Agosto de 1903 ..Ortfikil fe ElTol ■Sixp 730 la? Sii^ '^^OJan Rodao'*~^ ^ AUzo&e^^::^ \ l¿. \ ’-78Ó]an] W'hx i i 1884 N” III DEPARTAMENTO Obras Públicas é Irrigación DIP DE EMBALSE DEL CADIILAL Observaciones pluviométricas Caídas mensuales j - r •1' pí] J£i Hi Jlí Há. ISs. _l£i. ük. Zíi. 1 t ' 1 í s 0 K 1891 J 1; ri HíV lli 1 ohmirt 1 il: ¡03 Mi- lis. Mí Jte. |l 1. fl .il lli 1 ? * K ♦ S^íi 1892 Ij jlil Vr¡ ■rm i3‘ á'?“3 IIJ Ma Ma Ata Sil. 1 Ül Jtli Ma. Jáa. JiÉ. Jk. M. M. 1, ■ 1 J Ll 1 S’5 ? <0, ^ 5i i3 d otal del semestre IIuyíoso, NOVIEMBRE á ABRIL ?> l>|> N.'* Ñ Caída total del semestre seco. MAYO á OCTUBRE 1 i 1 K 1 1 1 0 •o< 1 >1 <0 i <6 <§ K 1 1 1 g 5 9 l0Oc ~3So Soo SSo Soo Yoo ffSo 0OO SSo Soo 4So 4oo ISo Soo Tso Soo tSo toa ~So O 1 1 1 1 1 1 '3 «V ío 0> '•i «0 «0 »0 'I ■!» 0 «V «9 cy <0 «0 ? t» 0) S > ty V 0(¡ íy K- FIV DEPARTAMENTO OE Obras Públicas é Irrigación DIP DE EMBALSE DEL CADILLAL OBSERVICIONES PLDVIOMÉTRIGIS PERIODOS LLUVIOSOS, SECOS Y caIdas totales anuales en TUCUMÁN PERtODO 1884 d 1002 Tucumán, Agosto de 1903 Caídas totales anuales. período 1884 á 1902 Caídas medias mensuales. período 1884 á 1902 Caída total del semestre IIutíoso. NOVIEMBRE d ABRIL ,a nSo UPO tOSo ~IÉS ZílSff. ~tis_ 35o 3oo ~8So Soo II II ' hS ' ~6So 'JSo Caída total del semestre seco. MAYO d OCTUBRE 1 lo 1 1 K 1 1 f 1 1 «V 1 1 0 1 % t 1 0 3 1 l&í ■¿fifi 2ss. 05o 0OO l£2. 5oo Tso ítOOy Joú $oo _áa_ 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 i 10 <6 'O vi O <0 • V> k «0 n •> •> % H K V lo 0 0 H lo K «s K 3 Or •Ó «9 N^V DEPARTAMENTO OBRAS PÚBLICAS É IRRIGACIÓN DIQUE M EMBALSE DEL CADILLAl Gastos medios diarios del Río Salí Periodo 1900 á 1903 ■Bsoala Agosto de 1903- HOTA.— Lm gastos señalados con Unea doble representan obser- vaciones Interpoladas por taita de aforo directo. Junio — I JvaiD_ — Aña lanu — .QctilOrB — f — NoYÍenibrB_i_IlicÍEníhrE ^ Enero i — TeLirBra_4 Atareo — Mayo _ Jnnio- Año 13D2_ M ?| 5| í| S| ;i!jH s| i d Si íljhl fl- S| "lll' , , . , _ Julio * AgQsto__i_SeptÍEinlirE| — DctuErE—i—NoviembrE-L DicÍBni'brE_| .EnBra_ Tebrero-J Maran i A'bril_ _ 19D3 Gastos mBclios mensual lll* l^ili; ll- 3' l-^l d ^ '3 ? 1 Q 1 “ 1 1 es.ooi 9o-oo IS.Qoe — 1 lili III ll 1 ^ ^ >v ^ ■'¿|N ^ «V 'vj ^ ^ «5 ■» P , fv ■ is ■»j'^ «' 9 «D < ^ *0 5 / «V <' Gastos unitarios mensuales N” VI Departamento de Obras Públicas é Irrigación DPE DE EMBALSE DEL CADILLAL Resumen de los aforos medios del Río Salí Gacilla 0 xooo laftoo i&ooo 1 Mili I I Tuciiman, Agosto de 1903 N^vn Oftirtiaesto de Obris Públicis i Irrigación ípDHlBALSEMLCADlLLAL DIQUE DE EMBALSE DEL « CADILLAL » 97 y de alias barrancas no permite hallar ubicaciones adecuadas para obras semejantes. La circunstancia de ser la mayor parle de sus playas permeables no es inconveniente apreciable, porque si bien tendría que confir- marse con aforos que no se han efectuado hasta hoy, es probable que el caudal que se pierde en los cauces por infiltración, vuelve á aparecer en su mayor parte más abajo y siempre antes de llegar al talweg del Salí, cuyo subsuelo impermeable hace alumbrar las aguas infiltradas en varios puntos. Carlos Wauters. (Continuará) . AN. SOC. CIENT. ARG, — T. LVII 7 LA REFORMA DE LA ENSEÑANZA SEGUNDARIA Y NORMAL [Segunda conferencia) (Conclusión) ¿No resulta, entonces, de nuevo evidenciado lo que denaostréen mi primera conferencia, esto es, el desconocimiento C()mpleto por parte del ministerio, de los fines esencialmente educativos de la enseñanza secundaria, cuya realización será tanto más difícil cuanto mayor sea el número de profesores en cada establecimiento y de profesores especialistas sobre todo? ¿No prueba lo mismo y, más aún, su indiferencia por lo que es esencial dentro de lo esencial^ la educación moral de los alum- nos secundarios ó normales, el hecho de que habiendo reglamen- tado tanto las condiciones para ser profesor, no establezca ninguna para los rectores, cuando para recorrer la mitad del camino que necesitamos andar hacia adelante bastaría con elegir cuidadosa- mente á los jefes de los establecimientos y dejarles después mu- cha mayor libertad de acción que la que hoy tienen? ¿No resultaría, entonces, relativamente fácil la tarea de mejorar los métodos y procedimientos de enseñanza de los profesores ? ¿No acertaríamos así el plazo que nos separa del día en el cual po- damos tener también el « Ordinarius » de los alemanes y escandi- navos y cuya influencia tan saludable sería ? Si no temiera que se atribuyesen mis palabras á un propósito estrecho que estoy muy lejos de abrigar — y tengo el derecho de ser creído — afirmaría que tan limitado, tan incompleto es el con- cepto que déla misión de directores y profesores tiene el Ministerio LA REFORMA DE LA ENSEÑANZA SECUNDARIA Y NORMAL 99 actual, quG tolera al frente, no digo de colegios nacionales — donde el mal, si bien grave, sería menor — sino de las escuelas normales, á directores de cuja ineptitud absoluta, sobre todo por falta de las condiciones morales más indispensables á un funcionario educa- dor de educadores, tiene múltiples pruebas oficiales en su poder. Cómo esperar, pues, que con tan equivocada reglamentación de los títulos j nombramientos j tan inconcebible indiferencia por la conducta de los que debieran dar el ejemplo, pueda mejorar el pro- fesorado nacional? Hambre j sed de estabilidad j de justicia es lo que tienen los maestros v profesores. Que no se recargue de tareas ó se quite ó disminuya las cátedras á los profesores competentes y disciplinados, mientras sedisminu- ye aquéllas y se aumentan éstas á los más ineptos y por lo mismo más audaces y mejor recomendados. Que no se deje cesantes de un día para otro, so pretesto de eco- nomías en el presupuesto á profesores meritorios, con largos años de servicios, mientras al día siguiente se hacen nombramientos nuevos á favor de personas que no pertenecieron antes al profe- sorado. Que no se hable de moralizar al personal docente cuando desde arriba se dan ejemplos desmoralizadores de todo género, faltando á las disposiciones reglamentarias cada vez que conviene á los mismos que las dictaron y están encargados de cumplirlas. ¿Con qué entusiasmo, con qué convicción siquiera se pretende que el profesor predique las virtudes y los deberes del ciuda- dano, el respeto, la disciplina, si él es á menudo y con razón el primero de los descontentos? VI LOS PROGRAMAS Sorprendido, señores, por la extensión que á pesar mío alcanza ya esta segunda conferencia y resuelto á no molestaros más, por ahora, con una invitación para una tercera, pasaré casi por alto el 100 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA análisis de los programas aprobados por el ministerio (1), y el decreto relativo á las conferencias. Parece escrita para los primeros, la frase de Vial : « Son incohe- rentes, no presentan una fuerte unidad interior, en ellos no circula la savia vigorosa de un pensamiento organizador» como que fue- ron redactados por distintos profesores que en su mayor parte pro- cedieron individualmente (programas secundarios) ó reunidos en abigarrada comisión (programas normales), dentro de la cual tam- poco llegó á establecerse, á juzgar porla obra realizada, un criterio determinado al cual subordinar la confección de los programas. El Ministerio, consecuente también en esto con su sistema de dictar disposiciones sin justificarlas con la exposición de los principios en que se fundan, dejó librado á la voluntad de los nombrados, el realizar la difícil tarea como mejor pareciese á cada uno. En el caso de la comisión para los programas normales, se li- mitó á instalarla en el local de una de las escuelas, en forma que provocó legítimas críticas, por cuanto á profesores y directores de escuelas normales, se les hizo presidir, en eseacto, por un emplea- do administrativo completamente subalterno. Omito demostrar — porqueta sola vista del volumen que forman los correspondientes á las escuelas normales, con 180 grandes pá- ginas lo demuestra — que no sólo no son « de límite» como debieron ser y como los llama, contra la verdad, el Ministerio, sino que han pasado los límites de lo extenso. Puede decirse que aun cuando la influencia propia de los progra- mas en la enseñanza sea muy relativa, dependiendo el éxito más del espíritu y del método que á ésta anime que de los detalles de aquéllos, no obstante, por su contextura y por la extensión excesiva de la mayor parte, resultará que hasta la acción de los profesores más competentes se verá dificultada para ejercitarse racional y provechosamente. Obligados otra vez, oficialmente, á ganar tiempo para terminar en un plazo demasiado corto un programa demasiado largo, cono- ciendo, por experiencia el extraviado criterio que suele predomi- nar en los exámenes para juzgar de la preparación de los alumnos é indirectamente de la labor del profesor, éste volverá á sacrificar (1) Los correspondientes al primero y segundo año secundarios páralos cole- gios de la Capital y todos los relativos á las escuelas normales de maestros y profesores. LA REFORMA DE LA ENSEÑANZA SECUNDARIA Y NORMAL 101 la calidad á la cantidad de las nociones, los ejercicios elegidos y graduados con tino para formarla mente, al aprendizaje apresu- rado del mayor número de cosas que se imprimen superficialmen- te en la memoria siguiendo un programa-catálogo de innumera- bles preguntas, las cuales encierran al profesor como en andadores no dejándole la libertad y la iniciativa indispensables para ser el educador que debiera en vez de máquina de exponer ó tomador de lecciones mal preparadas. Hace ya medio siglo, en 1859, que los organizadores de la ense- ñanza, en Alemania, trazaban el programa de los gimnasios reales en estos términos, reproducción del secular Non multa sed multum: « Sólo limitándose se puede obtener la solidez de los conocimientos y su asimilación completa. La pedagogía rehace siempre la expe- riencia de que cuando las semillas están muy apretadas el suelo produce menos ». Pero nuestro reformador, aun cuando pudo leer el saludable antiguo consejo en el librilo de Pinloche (1) y estudiar allí un tipo de programas más racional que el mosáico de los nuestros, no lo hizo así 1 Y eso que se trata de Alemania. Por el contrario, se procedió, en esto también, con tanta ligere- za, que ello dió lugar al curioso episodio ocurrido con los progra- mas correspondientes á los colegios nacionales, retirados bochor- nosamente de la circulación después de aprobados y mandados imprimir por el Ministerio, para publicarlos de nuevo, cambiados la mayor parte, tantos eran los defectos de que adolecían. VII LAS CONFERENCIAS Las conferencias debieran ser ante todo un medio de difundir entre el personal docente las doctrinas y prácticas pedagógicas que importa aplicar á la enseñanza, supliendo con ellas, hasta donde es posible, las insuficientes aptitudes profesionales. Esto fluye natu- ralmente de cuanto he sostenido en estas disertaciones, y es, ade- más, tan elemental y evidente, que huelga insistir. (1] V enseignement secondaire en Allemagne . 102 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Pues bien : consecuentes con las reglas aplicadas á los demás de- : cretos, en éste también el Ministerio ha hecho todo lo contrario de lo requerido. Establece el decreto que las conferencias versarán sobre asuntos relacionados con las asignaturas á cargo del profe- sor conferenciante ó sobre temas libres, de ciencias, letras, artes ó industrias. Ni una palabra que incite siquiera á preferir temas i relativos á la dirección de las clases, á la disciplina, á la manera | de desarrollar j enriquecer racionalmente la inteligencia del niño, i y cultivar los hábitos morales de que carezca, al arte exquisito de i llegar al corazón por la inteligencia y á la inteligencia por el cora- ! zón, á los medios de mantener su organismo y darle las habilida- des físicas de que ha menester, | Todo esto debe constituir y constituye en todas partes el fin prin- i cipal de las conferencias y á ese fin han respondido siempre las reuniones habituales en nuestras buenas escuelas normales y en algunos colegios, hasta sin necesidad de incitaciones de la supe- | rioridad ; á ese fin han respondido las estimuladas en todas par- tes por la Inspección, con especial empeño desde 1898. Ello no excluye otra clase de reuniones y menos las destinadas á vincular á las familias con la escuela, reuniones que tampoco serían una novedad debiendo insistirse, empero, en la necesidad de generalizarlas y hacerlas frecuentes con el carácter más adecuado á sus fines y que no es por cierto el que le dan las últimas disposi- ciones ministeriales. Estas todo lo mezclan aturdidamente. Los profesores, confundidos con los padres de familia y los alum- nos — los primeros y los últimos obligados por el decreto — deben concurrir á escuchar disertaciones que en muchos de los casos re- presentan apenas una lección más dada ese mes — pero ante un pú- blico tan heterogéneo que la inmensa mayoría nada aprovecha — sobre la asignatura á cargo habitual del profesor disertante; á veces se trata de una inocente divagación literaria con la cual, aprovechando la inesperada oportunidad de exhibirse, se complace en hacer bostezar á sus oyentes un aficionado de las letras, no fal- tando largos estudios histórico-crítico-cientííicos de carácter trans- cendental, con los cuales puede ilustrar al público un accidental incipiente cultor de la química ó de la astronomía. No hablo al acaso, señores; he pedido expresamente y obtenido la mayor parte de las conferencias dadas y publicadas en folletos, diarios ó revistas, de las 14 provincias, para comprobar personal- LA REFORMA DE LA ENSEÑANZA SECUNDARIA Y NORMAL 103 mente el carácter que habían revestido y por eso afirmo que en general, y sin desconocer que se han hecho trabajos de mérito, muy pocos tienen valor como medio de contribuir á corregir algunos de los defectos de la enseñanza, de lo cual no tienen por cierto la cul- pa los conferenciantes, puesto que ellos se mantienen estricta- mente dentro de las disposiciones reglamentarias. jOh, sí hasta el ministro llegaran loscomentarios risueños que el personal docente y por desgracia hasta los alumnos, bordan, con ra- zón, alrededor de muchas de estas reuniones 1 En cambio, y como lo hice notar al referirme al decreto sobre profesorado, el Ministerio ha suprimido de hecho, faltando á un decreto anterior rigente, las conferencias anuales cuya organiza- ción consultaba muchísimo mejor las necesidades de la enseñanza. Respecto de éstas, si lo que no agradaba al Ministerio era que la presidencia correspondiese, por el decreto, á la Inspección general, con cambiar esa parte del reglamento y hacer que las presidiese el director de instrucción pública, las ambiciones habrían quedado satisfechas sin necesidad de suprimir un medio precioso para uni- formar el criterio del personal docente sobre puntos fundamentales de la enseñanza, creando, además, la indispensable solidaridad entre los miembros de aquél (1) . Hay, en este asunto de las conferencias, un detalle que merece citarse. Para completare! efecto y despertar noble emulación entre los profesores ilustrados y con larga experiencia muchos, el minis- tro mismo designa conferenciantes extraños ó poco menos al per- sonal — sin antecedentes profesionales de ningún género por más que se trate de personas de otros puntos de vista muy apreciables — para que den clases modelos en los colegios y hasta en las escuelas normales de la Capital, clases que resultan modelos solamente para demostrar cómo la ilustración general y la especial en un ramo determinado, no bastan para impedir que un hombre inteligente dé lecciones tan deplorables del punto de vista pedagógico, que sus defectos son señalados no ya por los profesores y profesoras á quienes el ministro ha querido ilustrar, sino por los alumnos nor- males de los cursos inferiores. Pero los autores del decreto están contentos y el director de la (1) Tampoco en esto ha imitado el ministro el modelo, Alemania, donde se atribuye, con razón, extraordinaria importancia á estas asambleas generales pe- riódicas. 104 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA división de instrucción pública que ocupa un puesto análogo al que desempeñó Buisson en Francia, incurriendo en craso error tan explicable en el particular como se quiera pero inadmisible en el funcionario que habla como superior al personal docente de Bue- nos Aires reunido en sesión solemne, compara estas conferen- cias caprichosas, aisladas, sin plan ni método alguno, con la extensión universitaria, cita párrafos de un libro en el cual se des- cribe bien la feliz creación inglesa, pero omite, de la descripción transcripta, precisamente lo que caracteriza y hace eficaz á la institución y lo que con muchas otras cosas esenciales falta en nuestras inocuas disertaciones (1). Y esa sugestiva pieza oratoria ha sido dada á la publicidad mientras se conservan, bajo llave suponemos, los informes de última hora que debe haber traído ó enviado directamente desde Inglaterra el comisionado especial del Ministerio, señor Fitz Simón. ¿Por qué?... ¿Para qué?... YII LA INSPECCIÓN Y llego al último capítulo de este largo y no obstante muy in- completo trabajo: al decreto que organiza la Inspección de ense- ñanza secundaria y normal sobre nuevas bases. Yo no concibo, señores, á un inspector que no tenga, además de la ilustración general indispensable á todos los que como profeso- res ó directores se dedican á la enseñanza y que en el inspector es más necesaria aún por razones obvias, las dos condiciones si- guientes : 1“ Dominio completo de cuanto se relaciona con la disciplina, organización de los estudios, métodos de enseñanza, horarios; con la marcha de los establecimientos en toda su complejidad; (1) Omito en esta publicación, pero la incluiré en la que por separado haré más tarde, la demostración detallada de esta afirmación. LA REFORMA DE LA ENSEÑANZA SECUNDARIA Y NORMAL 105 2“ Autoridad moral que le imponga á la estimación, al respeto, de sus subalternos jerárquicos é inspire plena confianza á sus pro- pios superiores. Esta segunda condición resulta de la primera y de las cualidades personales del funcionario. El inspector no es un fiscal que va á los colegios y escuelas bus- cando expresamente un defecto que corregir, una irregularidad que denunciar, y si a(;aso encuentra una y otra cosa, aplica el remedio sin poner adusto el ceño; pero va también y principalmente, á mantener vivo el entusiasmo de los que cumplen, á sacudir hábil- mente el espíritu de los rezagados, á vincular á todos entre sí, in- citándolos á unir los esfuerzos, secundándose recíprocamente, poniéndose de acuerdo para dar unidad á los conocimientos corre- lacionando las distintas enseñanzas, y para solidarizarse sobre todo en la obra primordial de dirigir la conducta del alumno con criterio uniforme. Al fijar los requisitos necesarios para ser inspector, ¿ ha pensado en todo ésto el ministro de instrucción pública? ¿Ha pulsado el caudal de estudios teóricos y de experiencia perso- nal que representa el simple consejo dado al cruzar un corredor, por el inspector hábil á un profesor, después de verlo en clase, consejo dado así como incidentalmente para no herir una suscep- tibilidad adivinada ? ¿Ha calculado la suma de delicadeza y de tacto que necesita un inspector para intervenir en una clase en momento oportuno, to- mándola á su cargo á fin de hacer una comprobación cualquiera y en tal forma que los alumnos no puedan ni sospechar que es el profesor el fiscalizado y no ellos? ¿Alcanza el señor ministro toda la habilidad que se necesita para evitar el desprestigio del profesor en el momento en que sometidos los alumnos á una prueba fracasan en ella? ¿Ha pensado en la necesidad ineludible de que el inspector sea un maestro en el arte de preguntar, de dirigir una lección, de plantear un problema, de corregir un error, de contestar á una in- terrogación del alumno, de hacer ameno y fructífero un ejercicio, de dirigir una crítica, de contener las impaciencias sin matar la actividad, de castigar una falta sin infligir una humillación, etc., etc., y esto con niños y niñas de las escuelas de aplicación, niños y jóvenes del colegio nacional, jóvenes y adultos, de distinto sexo, del curso normal? 106 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA No ; el ministro actual procediendo otra vez de una manera abso- lutamente original, organiza la inspección como si estuviésemos en un país en el cual la enseñanza hubiera alcanzado un perfec- cionamiento tal, que los encargados de darla, rectores y profeson^-s, sólo necesitasen de estímulos para ampliar suya vasta instrucción general estudiando las últimas verdades adquiridas en el ramo especial de cada uno, sin tener que cuidarse para nada, por ser ya terreno enteramente conquistado, de mejorar sus aptitudes como educadores. Y allá irán ahora los nuevos inspectores especialistas en anato- mía y fisiología, en matemáticas, en ciencias físico-químicas, en «instrucción nacional » (?) etc., á levantar el nivel de los institutos de enseñanza secundaria y normal del pais — donde lo que más se necesita es disciplina y dirección técnica acertada — dando « una ó más conferencias públicas» en cada localidad « sobre temas artís- ticos, científicos, literarios de actualidad ó de palpitante interés, realizando en esta forma los beneficios de la extensión universita- ria)) (1), y sirviendo estas conferencias de modelo para los que de- ben dictarlos profesores del establecimiento». Estas conferencias que constituyen la función principal del ins- pector según el decreto, están destinados á la vez á los padres de familia, á los profesores y á los alumnos secundarios y normales, siendo obligatoria la asistencia para todos, menos, naturalmente, para los padres. ¿Y tendremos en adelante, como dudarlo ? métodos excelentes en todas las clases, régimen disciplinario uniforme, solidaridad per- fecta, acción conjunta de rectores y profesores, y en todos consa- gración entusiasta al cumplimiento de sus grandes deberes. La preparación pedagógica del inspectores para el ministro cosa tan secundaria ó de tan fácil adquisición que apenas exige del can- didato haber prestado sus servicios en la enseñanza secundaria, normal ó superior — como si esto último diera (y entre nosotros 1) aptitudes para la enseñanza inferior — en el desempeño de cáte- dras oficiales por un período mayor de dos años. Y esto mismo no debe encontrarlo indispensable, pues desde el primer momento ha nombrado inspectores que no habían cumpli- do ese requisito, como tampoco debe encontrar indispensable, en (1) Ya he dicho antes lo mal informado que se halla el Ministerio respecto de lo que es la «extensión universitaria». LA REFORMA DE LA ENSEÑANZA SECUNDARIA Y NORMAL i07 la práctica, la especial preparación á juzgar por otro de los nom- bramientos hechos. Pero mi propósito no es criticar nombramientos, sino analizar en abstracto el decreto y admitiendo que sus disposiciones se cum- plan fielmente. Pregunto : ¿Para averiguar cuál es el estado de salud general ó el de enfer- medad de un individuo, y diagnosticar lo que tiene, mandaría el médico, doctor Fernandez, á un especialista en enfermedades de los ojos ó del estómago? No, mandaría á un clínico. ¿Para tratar á un enfermo que no tiene una afección localizada en un órgano dado, preferiría á un especialista? No, daría otra vez la preferencia al clínico, más apto para apre- ciar la complejidad del mal, su ó sus causas é indicar el régimen general conveniente. Yaun en la hipótesis, posible de realizarse en la práctica, de que en un establecimiento dado todo anduviese bien menos un resorte particular, por ejemplo, el profesor de matemáticas ó el de historia, nunca, jamás, dado el carácter de los establecimientos en cuestión, las deficiencias pueden ser tales que no las alcance un inspector ordinario. ¿Qué puede, en efecto, escapar á un inspector con la ilustracción que corresponde al título de profesor normal ó á cualquier título universitario completado con el profesional ó pedagógico? ¿Un de- talle histórico particular, la demostración de un teorema determi- nado, el número de estambres de cierta flor? ¿ Qué importaría eso si el inspector puede comprobar cómo es di- rigida la clase toda, si los alumnos han aprendido á razonar bien, si dominan el conjunto del programa, etc.? En cambio, con las especialidades establecidas en la nueva regla- mentación, el resultado será desastroso. Cada inspector tirará para su ramo como cada miembro de una comisión de programas suele tirar para el suyo, cuando falta una idea fundamental directriz del conjunto. Ya sabemos las consecuencias de esto. Adiós otra vez educación armónica, correlación de los estudios, unidad de la enseñanza, acción conjunta de todos en pro de la realización de un propósito común al que debe concurrir como medio y no como fin la enseñanza de cada una de las asignaturas. 108 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Los inspectores deberán presidir á menudo los exámenes, no sólo en los colegios, sino en las escuelas normales de donde saldrán los alumnos autorizados para desempeñar funciones trascenden- tales. ¿Con qué aptitudes apreciará el inspector loque no sea de su es- pecialidad, aquí, donde estamos cansados de ver á distinguidos abogados, médicos é ingenieros, presidentes de consejos de educa- ción y ministros de instrucción pública, maravillarse ante el más sencillo ejercicio de cálculo mental ó en presencia de una «lec- ción de cosas» medianamente dirigida por un normalista medio- cre; cansados de oirnos contar, principalmente en artículos de la prensa diaria, por escritores de nota, como novedades descubiertas en el extranjero, cosas de enseñanza que bace veinte y más años se practicaban ya en nuestras primeras escuelas normales? El personal docente debiera encontrar siempre en el inspector un amigo, un apoyo, quien le escuche y asuma su defensa cuando sea justo, ante el superior. Debe creer que allá, cerca del ministro estará ese amigo y consejero, dispuesto á decir la verdad siempre, desbaratando los trabajos que por razones de política hagan en su contra diputados, senadores, gobernantes. ¡Cuántos ejemplos sugestivos podría citar de lo que importa esa acción, de las injus- ticias que evita, de los estímulos que representa y viceversa, por más que ello se obtenga, á menudo, á expensas del inspector, que por cumplir su deber resulta objeto de intrigas, hostilizado disimu- ladamente 1 En adelante, los inspectores serán «¡sabios» oficiales, que irán á dar conferencias modelos á profesores á menudo más aptos que ellos, sin embargo, y con más largos y mejores servicios á la ense- ñanza. Y con todo, el decreto no les confiere atribuciones ni autoridad especiales ; por el contrario, les quita las que tenian, puesto que los declara inferiores gerárquicos de los rectores y directores á quienes no obstante van á fiscalizar y en cuyo reemplazo pueden ser nombrados como un ascenso después de servir por más de dos años en el cargo de inspector á entera satisfacción del Ministerio (artículo 12). Y resulta realmenteextraordinario que mientrasen el reglamento de los colegios nacionales se consignan expresamente derechos de los alumnos, los inspectores tengan sólo deberes y ninguna atribu- ción expresa. LA REFORMA DE LA ENSEÑANZA SECUNDARIA Y NORMAL 109 Pero no paran ahí las disposiciones deprimentes de ese decreto, pues también se establece en él (art. 2°) que las instrucciones á que deberán someterse en el desempeño de sus tareas les serán dadas por un funcionario que legal mente no tiene autoridad técnica nin- guna, no requiriéndose parasernombradodirector de la división de instrucción pública, titulo ni antecedente alguno. Prueba es de ello el hecho de que hoy mismo ocupe ese puesto, por resolución del actual ministro, un joven que no tiene diploma alguno, ni universi- tario ni normal, ex-empleado subalterno del Ministerio de obras públicas, poco antes del de la guerra y anteriormente de las obras de salubridad; en la enseñanza, un año á cargo de una cáte- dra, inmediatamente antes de su elevación al cargo superior actual, circunstancias que refiero porque contribuyen á mostrar de una ma- nera incontestable, entre otras cosas, el equivocado concepto minis- terial respecto de las condiciones de prestigio y de autoridad moral de que debe rodearse ineludiblemente á los inspectores, si se quiere que se les respete de veras y que su acción sea eficaz. La nueva organización no debe, no puede durar. Manifiesta ó disimuladamente, el Ministerio volverá pronto sobre sus pasos si no quiere que esa oficina sea más que inútil, un rodaje perjudicial á la enseñanza, sean cuales fueren los méritos particulares que, indi- vidualmente considerados, puedan reunir los inspectores. Y conste que dejo de aprovechar, para no desvirtuar ni aparente- mente el carácter de esta conferencia, las ventajas harto evidentes que varios de los nombramientos hechos me ofrecerían, si qui- siera mostrar hasta donde han llegado los extravíos ministeriales. VII CONCLUSIÓN Termino, señores, creyendo haber demostrado lo que al comen- zar prometí: que los decretos producidos surtirán efectos contra- rios á los que el reformador se propone. Quiere organizar la enseñanza secundaria con el doble carácter de general y de preparatoria y sólo logra darle, y muy mal, este lio ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Último, sacrificando el primero y con él la educación del mayor número. Quiere hacerla integral y traza un plan que todo lo desintegra y anarquiza. Quiere amoldar á los últimos progresos de las ciencias la organi- zación de los estudios y apenas emplea las ciencias para llenar los huecos de un horario trazado de antemano caprichosamente. Quiere una enseñanza intensiva, por lo cual debe entenderse sólida, aun cuando no extensa y establece un cúmulo tal y tan mal ordenado de materias, horarios tan excesivos, programas tan vastos y desarticulados, que se estudiarán más superficialmente que antes. Quiere mejorar las aptitudes del maestro primario y reduce á un mínimum irrisorio lo que debió ampliar sin vacilaciones, los estu- dios profesionales propiamente dichos, los cuales, por añadidura, se harán en condiciones tanto peores cuanto que no se exige edad de ingreso y se aumenta lo que debió disminuirse: la instrucción general. Quiere mejorar el profesorado, eje de todas las reformas, y son tan poco prácticas, tan mal concebidas, las medidas dictadas con ese objeto, que dejan de cumplirse desde el primer momento, habiéndose conseguido tan sólo aumentar el descontento y la falta de estímulo, haciéndose más instable que nunca la situación del profesor. Quiere establecer conferencias, cuyo objeto esencial debió ser el de mejorar ante todo las aptitudes docentes del personal y las hace consistir en disertaciones caprichosas, completamente ineficaces para el objeto indicado. Promete organizar la Inspección para que llene mejor sus impor- tantes funciones y la deprime y desvirtúa por completo, convir- tiendo á los inspectores en conferenciantes-viajeros de ciencia y de arte trascendentales, ó según sus propias palabras en «colegios nacionales ambulantes » (sic). Pretende, en fin, consultar los buenos precedentes nacionales y extranjeros, aplicando la última palabra de los progresos educa- cionales y sus reformas están en abierta contradicción con todo lo mejor que se ha hecho aquí y en los países más adelantados. Volviendo, empero, á lo que dije al comenzar estas conferencias, creo que es el caso de aplicar la frase de Voltaire : LA REFORMA DE LA ENSEÑANZA SECUNDARIA Y NORMAL H1 Croyez moi, Verreur aussi a sonmérite El mérito de estas reformas será, lo espero j lo deseo, el de pro- vocar la reacción definitiva y con ella la sanción de leyes que pon- gan término á tan deplorable estado de cosas. Dice Spencer que en toda obra producto de la inteligencia humana, hay siempre, por equivocada que sea, algo de verdadero ó de bueno en el fondo. En el presente caso, cumple á mi lealtad declarar, que si la refor- ma analizada es absolutamente mala en general y peor en el deta- lle, se confirma, no obstante, en ella, la regla del filósofo inglés . Fué buena la intención ministerial. He dicho. Pablo A. Pizzurno. Octubre 17 de 1903. MISCELANEA Utilización de los residuos de las fábricas de azúcar, en la fabricación de Cemento Portland. — Dice Ch. Duprey que las fábricas de azúcar poseen siempre grandes depósitos de carbonato de cal prove- niente de la purificación del jugo de las remolachas, depósitos que estorban i orijinan gastos de transporte, mientras que podrían ser convertidos fácilmente en un producto de elevado costo: el cemento Portland, con gastos menores que los que orijina en las fábricas especiales, teniendo como tiene la materia prima y el personal casi gratuito. En efecto, una fábrica de azúcar trabajando sólo 4 ó 5 meses por año, podrá emplear los otros 7 ú 8 en la utilización de los residuos, con el mismo per- sonal. El producto calcáreo, que se orijina por precipitación, posée un grado de fuerza tal que no requiere ser pulverizado; contiene, por otra parte, una cierta canti- dad de materias orgánicas que importarían para la cochura una economía de combusti ble. Es completamente puro i no contiene ni magnesia, ni sulfato de cal. Dará, pues, un cemento Portland de primera calidad, agregándole arcilla que nunca falta. 1000 kilógramos de remolachas requieren 35 kilógramos de cal, que por la carbonización se elevan á 62,50 kilógramos de pasta que después de la cocción producen 52 kilógramos de cemento Portland. Una fábrica, pues, que beneficiara 100.000.000 kilógramos de remolachas, po- dría producir 5200 toneladas de cemento, que á 20 francos por tonelada dan 101,000 francos de beneficio. Contra la tuberculosis. — Las experiencias del doctor Abba, Director del servicio bacteriológico del « Uíficio d’Igiene » municipal en Turin, confir- man que : 1° El bacilo Koch en los esputos expuestos aun por pocas horas del día i pocos dias á la acción directa de las rayos solares, muere rápidamente, mientras en las mismas condiciones, pero solo con la luz difusa, aun después de 16 días vive aún i es virulento; 2° Si la exposición se hace en un sitio obscuro y húmedo es virulento aun des- pués de 50 días ; 3“ One los pisos, cuanto menos porosos i escabrosos son, más contribuyen á la destrucción de los bacilos tuberculosos, i por consiguiente que de este punto de vista los mejores pavimentos públicos y privados son los impermeables i lisos, pues aunque no les dé el sol directamente, los esputos se secan más rápidamente i la desinfección es mas fácil i segura. SOCIOS HONORARIOS Dr. R. A. Philippi. — Dr. Juan J. J. Kjrle. — Ing. Luis A. Huergo (padre) Ing. J. Mendizábal Tamborrel. — Dr. Estanislao S. Zeballos SOCIOS CORRESPONDIENTES Aguilar, Rafael México. Ameghino, Florentino La Plata. Arechavaleta, José Montevideo. Arieaga Rodolfo de Montevideo. Ave-Lallemant, Germán Mendoza. Brackebusch, Luis Córdoba. Ballvé, Horacio 1. de Año N. Carvalho José Cárlos.. Bio Janeiro. Corti, José S Mendoza. Corthell, Elmer L New York. Lafone Quevedo, Samuel A. . . . Catamarca. Lillo, Miguel..... Tucuman. Morandi, Luis Villa Colon (U. Nordenskjiold, Otto üpsala (8.) Paterno, Manuel Palermo(lt.), Patrón, Pablo Lima. Reid,WalterF Lóndres Scalabrini, Pedro Corrientes. Spegazzini, Carlos La Plata. Tobar, Carlos R Quito. Villareal, Federico Lima. Von Ihering, Hermán San Paulo (B.> SOCIOS ACTIVOS Abella Juan Acevedo Ramos, R. de Adamoli, Alberto. Adano, Manuel. Ader. EnriqueA. Aguirre, Eduardo. Albarracin, Alberto L. Alberdi, Francisco N. Albert, Francisco. Alric, Francisco. Alvarez, Fernando. Anasagasti, Horacio Ambiosetti, Juan B. Amoretti, Alejandro, irata, Pedro N. Araya, Agustín. Arigós, Máximo. Arce, Manuel J. Arce, Santiago. Arditi, Horacio. Areco, Alberto S. Arroyo, Franklin. Anbone, Cárlos. Avila Méndez, Delfín. Avila, Alberto Ayerza, Rómulo Aztiria, Ignacio. Babuglia, Antonio. Badaró, Bugenio. Babia, Manuel B. Bancalari, Juan. Bancalari, Enrique A. Barabino, Santiago E. Barbará Adolfo- Barilari, Mariano S. Barzi, Federieo. Battilana, Pedro. Raez, Domingo A Baudrix, Manuel C. Bazan, Pedro. Benolt, Pedro (hijo). Berro Madero, Carlos Bimbi, José. Bell, Carlos H. Besio, Moreno Baltazar Besio, Moreno Nicolás Beverini, Alberto. Biraben, Federico, Bosch, Benito S. Bosch, Eliseo P. Bosch, Anreliano R. Bonanni, Cayetano. Bonus, Adrián. Bosque y Reyes, F. Bosque, Carlos Brian, Santiago Buschiazzo, Francisco Buschiazzo, Juan A. Buschiazzo, Juan C. Bustamante, José L. Caimi, Ramón. Candiani, Emilio Cálcena Augusto. Cagnoni, Alejandro N. Cagnoni,Juan M. Camus, Nicolás Candioti, Marcial R. Ganale, Humberto. Cano, Roberto. Cantilo, José L. Cantón, Lorenzo. Carranza, Marcelo. Cardoso, Mariano J. Cardoso, Ramón. Carossino, Jacinto F. Castellanos, Cárlos T. Castañeda. Ramón Castro, Vicente. Claps, Andrés. Cernadas, Carlos. Cerri^ César. Cilley, Luis P. Chanourdie, Enrique. Chapiroff, Nicolás de Cheraza, Gerónimo. Chiocci Icilio. Chueca, Tomás A. Clérice, Eduardo E. Cobos, Francisco. Cock, Guillermo. Collet, Carlos. Coni, Alberto M. Coquet, Indalecio Coria, Va'entin F. Cornejo, Nolasco F. Corvalan Manuel S. Coronel, Policarpo. Courtois, U. Cremona, Andrés \ Gremona, Víctor. Cuenca. Felipe. Cuomo, Miguel. Curutchet, Luis. Curutchet, Pedro. Damianovich, E. A. Darquier, Juan A. Dasseii, Claro C. Davel, .Manuel. Dates, Germán. Oiaz de Vivar, M Domínguez, Juan A. Dorado, Enrique. Douce, Raimundo. Doyie, Juan. Duhart, Martin. Duhau. Luis. Duncan, Cárlos D. Durrieu, Mauricio. Durelli, Amilcar. Drago, Luis M. Echagüe, Carlos, Elía, Nicanor A. de Eppens, Gustavo. Estoves, Luis. Espiasse, Alberto. Espinasse, Jorge. Etcheverry, Angel. Ezcurra, Pedro. Fasiolo, Rodolfo 1. Fernandez, Alberto J. Fernandez, Pedro A Fernandez Poblet, A. Ferrari, Rodolfo. Ferreyra, Miguel. Figueroa, Octavio. Fynn, Enrique. Flores. Emilio M. Foster, Alejandro. Friedel, Alfredo. Gainia, Alberto de. Gallardo, Angel. Gallardo, José L. Gallardo, Miguel A. Gallardo, Garlos R. Gallego, Manuel. Gallino, Adolfo, Gándara, Federico W. Garat, Enrique. Garay, José de. García, Carlos A. García, M. Jesús Gardeazabal, Narciso. Gatti, Julio J. Gentilini, Pascual. Geyer, Carlos. Ghigliazza, Sebastian. Giménez, Joaquín. Giménez, Angel M. Gíuliani, José. Girado, José I. Girado, Francisco J . Girado, Alejandro. Girondo, Juan. Girondo, Eduardo. Goldemhorn, Simón Gómez, Pablo E. Gonzalos, Arturo. González, Agustín. SOCIOS ACTIVOS (Continuación) González Cazón Vicente. González Carman R. Gotusso, Luis Gradin, Carlos. Gregorina, Juan Gregorini, Juan A. Guido, Miguel. Gutiérrez, Ricardo J. Hary, Pablo. Herrera Vega, Rafael. Herrera Vega, Marcelino Herrera, Nicolás M. Herrero, Ducloux E. Herlitzka, Mauro. Henry. Julio Hicken, Cristóbal. Holmberg, Eduardo L. Holmberg Eduardo A . Hoyo, Arturo. Hubert, Juan M. Huergo, Luis A. (hijo). Hughes, Miguel. Ibarra, Vicente. Iriarte, Juan Iribarne, Pedro. Isnardi, Vicente. Israel, Alfredo C. Iturbe, Miguel. Jacobo, Cándido. Juni, Antonio. Jurado, Ricardo. Justo, Agusliu P. Krause, Olto. Klein, Hermán Kliman, Mauricio. Labarthe, Julio. Lacroze, Pedro. Lagos García, Garlos Lagrange, Carlos. Lanús, Eduardo M. Langdon, Juan A. Laporte Luis B. Larreguy, José Larguía, Carlos. Latzína, Eduardo. Lavalle, Francisco. Lavergne, Agustín. L.ea Alian B. Leonardis, Leonardo de Lehmann, Guillermo. Lehemann, Rodolfo López, Aniceto E. López, Martin .1. Loyola, Luis F. López, Pedro J. Lucero, Apolinario. Lugones, Leopoldo. Lugones, Castelfort. Lugones, Arturo. Lugones Velasen, Luiggi, Luis Luro, Rufino. Luro, Pedro O. Ludwig, Carlos. Machado, Angel. Madrid, Enrique de' Maglione, José L. Maligne, Eduardo. Mallol, Benito J. Mario, Placido. Marquestou, Alejandro. Marcet, José A. Marcó del Pont, E. Marenco, Eleodoro. Marengo, José. Martínez Pita Rodolfo. Martini, Rómulo E. Marty, Ricardo Matharán, Pablo. Maschwitz, Carlos. Massini, Cárlos. Massini, Estevan. Massini, Miguel. Maupas, Ernesto. Maza, Juan. Mattos, Manuel E. de. Medina, José A. Mendez, Teófilo F. Mendizabal, José S. Mercáu Agustín. Merian, Eduardo Mermos, Alberto. Meyer Arana, Felipe. Miguens, Luis. Migoaqui, Luis P. Millan, Máximo. Mitre, Luis. Molina y Vedia, Delfina Molina y Vedia, Adolfo. Moeller. Eduardo. Molina, Waldino. Molina, Civit Juan. Mon, Josué R. Morales, Cárlos María. Moreno, Jorge Moreno, Evaristo V. Moron, Ventura. Moron, Teodoro F. Mosconi, Enrique Mugica, Adolfo. Naon, Alberto Navarro Viola, Jorge. Negrotto, Guillermo. Newton, Artemio R. Newton, Nicanor R. Niebuhr, Adolfo. Nistromer, Carlos Newbery, Jorge. Noceti, Domingo. Nogués, Pablo. Ñongues, Luis F. Nouguier, Pablo. Noulé, Eduardo. Ocampo, Manuel S. Ochoa, Arturo. O'Donell, Alberto C. Olaecheay Alcorta, P. Olazabal, Alejando M. Olivera, Carlos E. Oliveri, Alfredo Orcoyen Francisco. Ortúzar, Alejandro (h.) Orzabal, Arturo. Otamendi, Eduardo. Otamendi, Rómulo. Otamendi, Alberto. Otamendi, Juan B. Otamendi, Gustavo. Otero Rossi, Ildefonso Outes, Félix F. Outes, Diego E. Padilla, José. Padilla, Isaías. País y Sadoux, C. Paitovi Oliveras A. Palacio, Emilio. Palacio Alberto. Palma, Edmundo. Páquet, Cárlos. Pattó, Gustavo. Pelizza, José. Pelleschi, Juan. Pereyra, Emilio. Perez, Alberto J. Petersen, Teodoro H. Pigazzi, Santiago. Piaña, Juan . Piaggio, Antonio. Pinero, Antonio F. Pirovano, Juan. Pizzurno, Pablo A. Puente, Guillermo A. Puig, Juan de la C. Puiggari, Pío. Puiggari, Miguel M. Prins, Arturo. Quirno, Jorge. Quiroga, Atanasio. Raffo, Bartolomé M. Ramos Mejía, Ildefonso Rebagliati, Alberto. Razori, Francisco. Recagorri, Pedro S. Retes, Antonio. Repetto, Luis M. Repossini, José. Reynoso, Higinio Riccheri, Pablo. Riglos, Martiniano. Rivara, Juan Rodríguez, Andrés. Rodríguez, Miguel. Rodríguez delaTorre, C. Roffo, Juan. Rojas, Estéban C. Rojas, Félix. Romero, Armando. Romero, Cárlos L. Romero, Félix R. Romero, Julián. Ronco, Alfredo. Rosetti, Emilio. Rospide, Juan. Ronge, Marcos. Rubio, José M. Ruiz Huidobro, Luis. Saenz Valiente, Ed. Saenz, Valiente Anselmo Sagastume, José M. Salovitz, Manuel. Sánchez Díaz, José. Sanglas, Rodolfo. Sarrabayrouse, Euge“*“ I Santangelo, Rodolfo. Segovia, Fernando Sauze, Eduardo . Segovia, Vicente. Saralegui, Luis. Sarhy, José S. Sarhy, Juan F. Schickendantz, Emilio. Schneidewind, Alberto Seguí,Francisco. Selva, Domingo. Senat, Gabriel. Senillosa, Juan A. Silva, Angel. . Simonazzi, Guillermo. Siri, Juan M. Sisson, Enrique D. Solari, Emilio. Soldani, Juan A. Soldano, Ferruccio. Spinetto, Silvio Spinedi, Hermeneg. F. Spinola, Nicolás Stuart Pennington, M. Swenson, U. Tamini Crannuel, L. A. Tassi, Antonio Taiana, Alberto. Taiana, Hugo. Tejada Sorzano, Carlos. Texo, Federico Thedy, Héctor. Toepecke, Ernesto. Torres Aimengol, M. Torres, Luis M. Torrado, Samuel. Traverso, Nicolás Trelles, Francisco M- Trelles, Pió. Thibon, Fernando. Criarte Castro Alfredo, üttinger, Alberto. Valenzuela, Moisés Valerga, Oronte A. Valle, Pastor del Varela Rufino (hijo) Vázquez, Pedro. Vico, Domingo. Vidal Carrega, Carlos Videla, Baldomcro. Vilanova Sanz,Florenci'’ Villegas, Belisario. Vivot, Eduardo. Wauters, Garlos. Wernicke, Roberto White, Guillermo. White. Guillermo J. Wilmart, Raimundo Williams, Orlando E. Yanzi, Amadeo Zamboni, José J. Zavalia, Salustiano. Zamudio, Eugenio Zerda, Víctor, de la I Zerda, José de la Zunino, Enrique. ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTIFICA ARGENTINA Director : Ingeniero SANTIAGO E. BARABINO Secretarios : Doctor Julio J. Gatti, señor Pablo A. Pizzurno REDACTORESj Ingeniero Eduardo Aguirre, doctor Ignacio Aztiria, doctor Enrique Fynn, ingeniero Carlos Maschwitz, ingeniero Emilio Palacio, doctor Carlos M. Morales, ingeniero Julio Labarthe, ingeniero Emilio Candiani, ingeniero Alberto Schneidewind, doctor Angel Gallardo, doctor Pedro N. Arata, ingeniero José S. Corti, ingeniero Federico Birabén, ingeniero Vicente Castro, ingeniero Eduardo Latzina. MARZO 1904. — ENTREGA III. — TOMO LVII ÍNDICE DE LA PRESENTE ENTREGA Carlos Wauters, El dique de embalse del Cadillal (continuación] 113 Florentino Ameghino, Nuevas especies de mamíferos cretáceos y terciarios de la República Argentina (continuación] It52 Bibliografía : Lew-Salvador, Utilisation des chutes d’eau pour la production de rénergie électrique. — Pascüale Ulivi, L’industria frigorifica. — Valentino Goffi, Manuale del disegnatore mecánico. — Salvador Dinaro, Atlas de má- quinas y calderas l^h BUENOS AIRES IMPRENTA Y CASA EDITORA DE CONI HERMANOS 684 — CALLE PERÚ — 684 4904 JUNTA DIRECTIVA Presidente Ingeniero Emilio Palacio. Vice-Presidente P Señor Juan B. Ambrosetti. Id. 2° Coronel Ingen, Arturo M. Lugones. Secretario de actas Doctor Enrique Herrero Ducloux. — correspondencia Ingeniero Luis Mjguens. Tesorero Ingeniero Luis A. Huergo (hijo). Bibliotecario Señor Vicente González Cazón. / Monseñor F. Vilanova Sanz. Ingeniero Carlos Eghagüe. 1 Ingeniero Francisco Seguí. ■Vocales Ingeniero Santiago E. Barabino. I Ingeniero Humberto Canale. I Ingeniero Manuel J. Arce. ' Ingeniero Carlos Berro Madero. Gerente Señor Juan Botto. ADVERTENCIA A los señores autores de trabajos publicados en los Anales, que deseen tiraje aparte de sus estudios, se les previene que deben solicitarlos por escrito á la Dirección, para que esta á su vez los eleve á la Junta Directiva para ser consi- derados. La Dirección de los Ánaies sólo tomará en cuenta los pedidos de los 50 ejem- plares reglamentarios, debiendo entenderse los señores autores por el excedente á dicho número con la casa impresora de Coni hermanos. Los señores autores de trabajos, sólo tendrán derecho á la corrección de dos pruebas. Para todo lo referente á pruebas, manuscritos, etc., deben dirigirse á la Direc- ción, Cang'allo 1835. La Dirección. PUNTOS Y PRECIOS DE SUSCRIPCION LOCAL DE LA SOCIEDAD, CEVALLOS 269, Y PRINCIPALES LIBRERÍAS Por me^ $ lo/ii i-OO Por año » 12.00 Número atrasado » 2.00 — para los socios » 1.00 La suscripción se paga anticipada El IocaI social permanece abierto de 8 á tO y media pasado meridiano DIQUE DE EMBALSE DEL « GADILLAL >> INFORME GENERAL ( Continuaciónj El cajón propiamente dicho ha sido objeto de un detenido estudio y se ha levantado un plano del mismo en toda su extensión de 1200 metros, tomándose 23 perfiles transversales completos á ambos la- dos del río, que han permitido formular el plano acotado número 8. Son obvias las razones por las cuales hubiera convenido adoptar para la ubicación del muro una sección próxima á la salida del ca- jón aguas arriba; cada metro de elevación del muro representa un sensible aumento en el volumen de agua almacenada, en relación con la extensión del área cubierta por las aguas; comparando las secciones AB y EF, por ejemplo, se observa que para hacer llegar las aguas á la curva de nivel 225 metros, se pierden 500 metros en la sección AB, que responden á la pendiente general del río en la distancia que las separa, y esto representa un aumento en el volumen de mampostería de la obra. En la sección EF, cuyo perfil se ha construido en el plano n° 9, se presenta la barranca derecha muy apropiada; pero en cambio las perforaciones ejecutadasen la déla izquierda á distintas alturas, de- muestran que existe ellí un gran depósito de materiales de trasporte, pero que en conjunto no presenta una masa homogénea, suficiente para establecer las fundaciones especial mente cuidadas que requiere una obra de este género, y que exigí ría buscar el terreno para ellas á una profundidad tal que haría desechar la referida sección. En los perfiles CD y AB se presentan en cambio, en ambas már- genes, macizos de rocas primitivas y compactas cuya calidad debe forzosamente presentarse mejor haciendo desaparecer la capa que ha sufrido, durante siglos quizás, la acción de agentes atmosféricos y cuya presencia demuestra á ambos lados la existencia bajo la capa de tierras permeables, de rocas primitivas de igual formación geológica . AM. SOC. CIENT. ARG. — T. LVII 114 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA La sección AB, particularmente, tiene la ventaja de presen- tar á la altura de 172 metros sobre el plano de comparación adoptado á 100 metros bajo la cresta del muro sumergible del di- que distribuidor del Salí, un ancho de 52 metros entre ambas ribe- ras, lo que disminuye notablemente el volumen de las albañilerías pues para el primer tercio de altura del muro el área de la sección del mismo representa un 60 % del total. Cierto es que la elección de esta sección exige un muro 5,00 me- tros más alto; pero en cambio con las hipótesis hechas, que traduce el plano n“ 9 á los efectos de una comparación rápida, el volumen para la sección EF sería de 166580 metros cúbicos^ paia la sección CD sólo de 127045 metros cúbicos y para la AB sólo de 124945 metros cúbicos. Además el muro situado en la sección AB como en la CD estará á cubierto de la acción directa de los vientos que levantarían un fuerte oleaje en la superficie del lago artificial que produciría sobre el paramento aguas arriba del muro, ó sobre el parapeto, efectos dinámicos siempre perjudiciales. El Cajón del Cadillal ha sido objeto de un reconocimiento geo- lógico minucioso, y el deseo de aportar elementos dejuicio precisos y concretos, decidió al Gobierno de la Provincia á autorizarnos para solicitar el informe pericial del doctor Guillermo Bodenben- der, profesor de geología de la Universidad de Córdoba, quien tuvo oportunidad de examinar los numerosos pozos y galerías perforadas en distintos puntos, muchos de los cuales se conservan aún hoy. El plano n° 2 hace ver que el curso del río de Norte á Sud, direc- ción general idéntica á la de las serranías principales del Este y Oeste, se ve interrumpido por el cerro poniente del Cajón, que corre de Este á Oeste y ha debido actuar como dique, obligando á las aguas á desviarse de la dirección general que traían y las hubiera llevado en línea recta de Norte á Sur hacia la barranca del Condor, haciéndolas describir una gran curva hacia el naciente. La falda Norte de este dique natural que se presenta hacia el proyectado lago, es escarpada y uniforme, lo que demuestra una constitución geológica igualmente homogénea. En varios puntos se observa la roca, que forma un conglomerado de dureza muy varia- ble según su composición, perode resistencia siempre alta, como lo demuestra la misma escarpa, que no se presentaría uniforme si no lo fuera también la composición de la roca que habría facilitado la desigual descomposición ó erosión de las aguas. DIQUE DE EMBALSE DEf. « CADILLAL » i 15 Pero al observar la parte inferior del terreno, próxima al nivel de las aguas del río, se observa la existencia, bajo los conglomerados, de una roca más dura, en forma de peñascos : el pórfido cuarcífero! Entre las secciones AB y CD se encuentra una pared de are- niscas coloradas, formando una capa dislocada, en el sentido d(i que no es ya horizontal sino inclinada hacia el lecho del río. Como era natural, esta circunstancia tenía que llamar la atención tratán-' dose de hallar buenas fundaciones para un muro como el del dique, pues semejante alteración en la descomposición litológica parecía demostrar la existencia de fallas temibles. Pero una observación atenta demuestra que no hay sinouna diferencia aparente, pues de los conglomerados á las areniscas no hay sino un paso, v en cuan- to á .su diferente posición, responde á un hundimiento local sin importancia alguna. En la misma sección AB las dos galerías perforadas en la ribera derecha del río penetrando en el cerro, demuestran la existencia de pórfido inalterado que forma todo el macizo poniente del Cadillal, y que se extiende mucho más aguas abajo, como lo indica la can- tera abierta de donde se ha sacado gran parte de la piedra usada en el actual dique sumergible. Los primeros metros de estas galerías prueban la existencia de una gran capa detrítica ó tierra gruesa caolinítica mezclada con cuarzo, mica y fragmentos de feldespato no descompuesto, que al humedecerse, ya sea por la presencia de la vegetación ó por simple capilaridad, se pone plástica. Arrastrada esta capa de materiales sueltos por efecto de las aguas ó retirada por excavación, se presenta la roca compacta de pórfido resistente. El examen de los pozos y galerías en la pared izquierda del ca- jón prueba que la constitución geológica es absolutamente idénti- ca á la del frente; y más aún, éntrelos perfiles ABy CD, se observa el mismo depósito de areniscas que se nota al otro lado, pero que sólo forma un manto delgado sin importancia que recubre el pórfi- do que reaparece, aguas arriba y abajo al nivel de las aguas, demostrando que sólo se trata de un descenso local de areniscas que no altera la formación general del macizo. Las barrancas del lado Norte del arroyo Loro presentan grandes bloques de pórfido, de modo que no cabe dudar que todo el macizo oriental del cajón es también de pórfido cuarcífero. En cualquier parte del Cajón, una sección transversal encontrará en las paredes lo mismo que en el lecho del río, pórfido inalterado ; ÍÍ6 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA le recubren areniscas y conglomerados ó materiales sueltos de aca- rreo moderno (arcilla, arena, canto rodado), que forman una copa de espesor muy variable. La sección en que el pórfido se presenta más próximo á la super- ficie es sin duda la iB, que ha sido elegida para ubicar el muro ; allí es también más resistente como lo prueba la misma estrechura, y también por eso las aguas han actuado descomponiendo las pa- redes. Las galerías abiertas prueban efectivamente que á poca pro- fundidad se encuentra el pórfido inalterado. Establecido así que el Cajón del Cadillal está casi exclusivamente excavado en pórfido, que forma un macizo de grandes dimensiones en todas direcciones, conviene examinar la'naturaleza de esta roca. El doctor Bodenbender dice: « El pórfido pertenece ála familia de los granitos, no solamente en cuanto á su composición sino tam- bién referente á sus propiedades técnicas : como el granito es una roca eruptiva. «Los componentes que constituyen el granito que son: feldespato, cuarzo y mica, son también los del pórfido, pero con una diferen- cia en la estructura. Mientras en el granito los componentes forman un agregado rnacrocristalino (visibles á simple vista), en el pórfido hay una masa compacta felsítica que bajo el microscopio se muestra compuesta de cristales pequeños, dentro de la cual se destacan á simple vista, otros de cuarzo, feldespato y mica. En esta estructura general hay, sin embargo, numerosas variedades, algunas que se acercan mucho al granito. « En nuestro caso predomina, ora la masa compacta en que sedes- tacan granos de cuarzo ó cristales de feldespato, ora la estructura macrocristalina . «El colores también variable, predominando el colorado ó gris en los pórfidos del Cajón. «En cuanto á composición química los pórfidos son casi iguales á los granitos, conteniendo en término medio : ácido silícico, 74 % ; alumina. 12 á 14 %; óxido de hierro 2á 3 7o; cal, 15 7o; magnesia, 0,5 7o, y álcalis, de 7 á 9 7o- El peso específico es el de los granitos. «Muchas veces los pórfidos presentan tufas, es decir mezcla de la masa puramente eruptiva con otra sedimenticia formada por la acción del agua sobre aquella; á veces se encuentran también in- cluidas en las tufas pedazos de rocas sedimentarias eruptivas que las lluvias han encontrado á su paso. En la región del Cadillal pre- dominan los verdaderos pórfidos. DIQUE DE EMBALSE DEL « CADILLAL » U1 «Las cualidadestécnicas, comocohesión, resistencia á la presión ó desgaste, absorción de agua, permeabilidad, son como para el gra- nito, sienita, basalto, areniscas ciiarcíticas, etc. La resistencia á la compresión es en general mayor que la del granito, tanto al es- tado seco como saturado de agua; la impermeabilidad es la del granito. «El feldespato, tanto en el granito como en el pórfido, se transfor- ma en caolín, y se ha observado que las variedades de estructura macrocristalina resisten á la descomposición lenta del mismo modo que los granitos. Por esto será necesario, al ejecutar las excavacio- nes para las fundaciones, llegar á capas de pórfido perfectamente sano é inalterado que se encontrará en toda la sección elegida ; y usar además en la construcción materiales de canteras previamen- te aceptadas y cuyos productos se hayan sujetado á ensayos com- pletos de resistencia. » ' VII CAPACIDAD DEL PANTANO Admitiendo que el plano de asiento de la elevación del muro se encuentre á la cota 172 metros, ó sea el umbral del túnel para la limpieza de fondo á la cota 175 metros, y que bajo esta cota no tomemos en cuenta el volumen inapreciable que se embancará siempre, la capacidad del pantano podrá deducirse fácilmente del plano núm. 7 y para distintas alturas de agua formular ade- más el cuadro que indica la superficie cubierta por las aguas. Estando lleno el depósito, la superficie del lago sería de 724 hec- táreas y la capacidad de 150000000 metros cúbicos; podrá aún ele- varse el agua en el depósito dos metros más hasta la cota del corona- miento mismo del muro para cuya carga máxima se han hecho los cálculos de estabilidad, y el volumen de agua almacenado podrá aumentar próximamente en 15 000000 de metros cúbicos por este concepto, pero no debe admitirse sino el embalse normal máximo señalado al principio. Al estudiar el régimen del río Salí, se ha llegado como resultado de aforos directos de las aguas desde 1900 hasta el presente, á la conclusión de que puede disponerse de un caudal anual de 370000000 de metros cúbicos, de los cuales 310 millones en el período lluvioso y 60 millones en el período seco. l'ÍS ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA El desarrollo de la agricultura en la zona hidrográfica del pantano no adquirirá nunca grandes proporciones. Los derechos reconoci- dos administrativamente al uso de las aguas hasta que se ha cerra- do el empadronamiento no representan sino una limitada superfi- cie regada, y en cuanto al reconocimiento de concesiones nuevas, la administración, por las disposiciones déla ley de riego, está fa- cultada para otorgarlas ó no. Cuadro de la capacidad y superficie del lago C urva Superficies Capacidades en ni3 de nivel á metros 175 Del lago Ha. 2,000 Medidas m2 entre curvas Parciales Totales 180 8,000 50000 5,00 250000 250000 185 33,000 205000 5,00 1025000 1275000 190 111,000 207.000 295.000 720000 5,00 3600000 4875000 195 1590000 5,00 7950000 i2825000 200 2500000 5,00 12500000 25325000 205 370.000 462.000 550.000 3325000 5,00 16625000 41950000 210 4160000 5,00 20800000 62750000 215 5060000 5,00 25300000 88050000 220 616,000 5830000 5,00 29150000 117200000 225 724 000 6700000 5,00 33500000 150700000 230 832,000 7780000 5,00 38900000 189600000 En nuestro concepto, la zona norte de la Provincia que compren- de la cuenca hidrográfica no es susceptible de un gran desarrollo en materia de agricultura y en ella la ganadería será probablemente la industria más apropiada siempre. Ante todo las tierras propias para los cultivos no son abundantes y las irregularidades mismas del terreno harán difícil su aumento. Por otra parte, el caudal de agua de verano, calculado en media en 31 0 millones de metros cúbicos, no sufrirá alteración con el desarrollo de aquella, pues en esa época los terrenos tienen dema- siada humedad y el riego, aun cuando se practicara, no haría sino aumentar la cantidad de agua de desagüe que detenida por las napas impermeables del subsuelo de la cuenca llegarían al talweg del río Salí de todos modos, sin consumo real alguno sensible. En cambio los 60 millones de metros cúbicos de la época seca llegarían siempre al pantano, porque en esa época los riegos ac- tuales exijen ya la derivación de todo el caudal de las aguas que llegan de la parte superior de cada afluente del Salí, de modo que DIQUE DE EMBALSE DEL « CADILLAL » 119 en las proximidades de los puntos en que los cruza la vía férrea del Central Norte, no pasa caudal alguno hacia aguas abajo. Así ese caudal está formado únicamente por las aguas que brotan de los respectivos cauces próximos al talweg del río Salí, de modo que ellas no alcanzarían á beneficiar las zonas regables. La equitativa distribución de las aguas con servicios regular- mente establecidos, permitirá el aumento de los cultivos con el mismo volumen de agua, porque entonces será posible hacer des- aparecer abusos y pérdidas de agua. En cuanto á la repartición de las del río Tala, que forma el límite actual de la Provincia con la de Salta, no podrá nunca crear incon- venientes, porque Salta tiene aguas públicas en mayor abundan- cia aún que nosotros, para satisfacer sus propias necesidades actuales y futuras, y hasta para ceder parte á Tucumán, no como quien entrega parte de su propiedad á un vecino ó á un enemigo, sino como quien contribuye al engrandecimiento de la patria co- mún, sin fijarse en satisfacer intereses mezquinos. Las tierras de jurisdicción actualmente salteñas, tributarias del río Tala, pertenecen por sus caracteres generales á la zona hidrográ- fica analizada, sus necesidades de aguapara el riego no son mayo- res que las de la ribera opuesta y el desarrollo de su agricultura, ni hará disminuir el caudal de verano, ni alterará el de invierno, puesto que actualmente entre las diferentes tomas establecidas tan- to en la ribera norte como en la del sur, derivan todo el caudal de agua, que no contribuye á formar, como lo hemos demostrado an- tes, el caudal de magras. Más aún, admitiendo que todo el caudal del río Tala se desviara para otro lado y no alimentara el Salí, el hecho no representaría sino la pérdida de una alícuota reducida del total. Comparando las cuencas respectivas de los afluentes del Salí, y admitiendo que el régimen de las aguas meteóricas es uniforme, única hi- pótesis posible con las observaciones que hasta hoy tenemos, resultaría que el caudal de verano sufriría poca modifica- ción. Puesto que el caudal de veranees de 310 millones de metros, y la capacidad máxima del pantano de sólo 150 millones, más de la mitad se pierde aguas abajo del dique, y por tanto hay margen para compensar la disminución del caudal que aquella circunstancia represen tari a. En cambio conviene analizar aquí las pérdidas reales y efectivas 120 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA que pueden disminuir el volumen útil de aguas : la evaporación y la infiltración. ' Como muy bien dice el señor G. A. Davisensu monografía sobre el «Clima de la República Argentina», en la evaporación de la su- perficie de napas de aguas, hallamos una infinidad de condicio- nes que influyen en dar diferentes medidas de evaporación de la misma área de agua expuesta, influencias que dependen de la pro- fundidad de las aguas, configuración y carácter de la ribera y lecho de ellas, etc. Pero, por otra parte, no hay en el país otras observaciones pre- cisas respecto á la evaporación de una superficie libremente ex- puesta al aire, que las obtenidas en la oficina metereológica de Córdoba, en que las influencias evaporadoras, temperatura, inso- lación, humedad y viento, son distintas de la de Tucumán, aunque su comparación sea favorable á ésta; es decir que admitiendo para el embalse del Salí una evaporación media anual igual á la que dan las observaciones practicadas en Córdoba, aseguramos una pérdida de volumen mayor que Inefectiva. Las observaciones comparativas practicadas muestran que las anotaciones hechas para un depósito ó fuente de cobre dan las mayores alturas de pérdida, de modo que aceptando aquellos se admite una pérdida máxima. De los promedios mensuales deducidos para el período de 1886 á I900, resulta una pérdida total de 1 882 milímetros, repartidos en 1104 milímetros para el semestre que comprende los meses de noviembre á abril, ó sea el de lluvia, y 778 milímetros para el otro de mayo á octubre, ó sea el de seca. También resulta qué los promedios mensuales máximos corresponden á los meses de no- viembre, diciembre y enero, siendo este último el de máximo ab- soluto, y los mínimos á los meses de mayo y junio. Las mismas demuestran que la evaporación diaria media anual es de 5,17 milímetros, correspondiendo los valores máximos de la variación diurna de 1 0 a. m. á 4 p. m. y los mínimos de 1 2 p. m. á 4 a . m . Prescindiendo del examen de la influencia de la dirección del viento ó de su velocidad, los datos indicados bastan para hacer ver que la evaporación mayor se produce en la época en que hay abundancia de agua, de modo que lleno el pantano á fines de abril con 150000000 de metros cúbicos, si aplicamos á su superficie de 724 hectáreas la altura total de la pérdida por evaporación durante DIOUE DE EMBALSE DEL « CADILLAL » 121 el semestre, altura de 778 milímetros como hemos visto, adop- tamos un máximo, puesto que la superficie del lago disminuye pau- latinamente como lo prueba el cuadro respectivo. Durante el otro semestre la influencia de la evaporación es despreciable en cuanto se refiere al examen de la reserva útil de agua. El volumen perdido así representa 7240000 metros cuadra- dos X 0.778 metros esto es 5632720 metros cúbicos^ ó sean, por ex- ceso, 6000000 metros cúbicos. La infiltración es pérdida más difícil de avaluar, por cuanto no sólo no hay observaciones al respecto sino que la naturaleza délas tierras bañadas por el lago no permitirían generalizar los resulta- dos de las que se hicieran. Sin embargo, basta recordar que todo el perímetro mojado se presenta impermeable como se ha he- cho notar antes, y nada deja suponer que esa impermeabili- dad sea alterada por efecto de la presión misma del agua em- balsada. Pero, al contrario, las aguas del Salí cargadas de abundante limo, en su mayor parte arcilla fina, cubrirán desde los primeros años de su habilitación las paredes del pantano y contribuirán eficaz- mente á acentuar la impermeabilidad del mismo . No obstante para colocarnos en condiciones desfavorables, admi- tiremos que bajo las condiciones anormales creadas á las tierras y faldas sumergidas se produzcan filtraciones que no serían de ex- trañar por otra parte, puesto que en el sentido estricto de la palabra, son muy pocos los terrenos y rocas realmente impermea- bles, y que su volumen alcance á 4000000 de metros cúbicos, para los seis meses durante los cuales se hace la reserva del agua. Así, las pérdidas en total alcanzarían á un total máximo según toda previsión de 10000000 de metros cúbicos, para el referido período, ó sea próximamente de 750 litios por segundo durante todo ese tiempo. VIII CONSUMO DE AGUA PARA EL RIEGO La determinación del volumen de agua que es necesario extender sobre el terreno entregado al cultivo, considerando no sólo la can- tidad que exigen las plantas para su vida vegetativa sino la que se 122 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA pierde por diferentes causas, constituye uno de los problemas más difíciles que puede presentarse y á cuyo respecto no es posible ha- llar uniformidad de opiniones entre los agrónomos é ingenieros más competentes que se han dedicado especialmente al estudio del mismo ; sin embargo, es preciso hacer notar que el asunto reviste especial interés cuando se proyecta una obra como la que nos ocupa, porque sirve de base para fijar la potencialidad de riego de la reserva de agua obtenida, y de ella depende en gran parte el éxito de la obra bajo su doble faz económica y utilitaria. En nuestra opinión no es posible hallar esa uniformidad de con- clusiones fundándola en ensayos planteados bajo conceptos dis- tintos y encarando de muy diversa manera la solución del proble- ma ; de Gasparín, por ejemplo, pretendía regular los riegos según la proporción de arena contenida en las tierras; Pareto, examinando al tacto el grado de humedad de las tierras á profundidades dis- tintas; Boussingault comparando el efecto del agua de riego con el de las aguas meteóricas ó lluvias, etc. etc. Este problema, complejo de por sí, es una función de múltiples factores ó variables, y no es posible hallar su solución en función de uno sólo de ellos sin antes hacer desaparecer los demás: es precisamente lo que hace cada uno de esos experimentadores al consignar los resultados de sus ensayos aplicables para el terreno estudiado, en que si no se toman en cuenta los demás factores por lo menos, como permanecen en su mayor parte constantes, influyen de igual modo en los resultados. No obstante, si la indeterminación del problema existe planteado en términos generales, desaparece á nuestro juicio en gran parte al estudiarse un caso particular cualquiera, y no desaparece del todo aquella indeterminación sino porque fallan observaciones di- rectas y ensayos metódicos que permitan eliminar todas las incóg- nitas del problema. El análisis de los distintos elementos que contribuyen á fijar la cantidad de agua necesaria para el riego en Tucumán, ó más es- pecialmente en la zona que ha de beneficiar la obra proyectada, nos permitirá llegar á resultados prácticos susceptibles de modifi- cación ulterior basada únicamente en ensayos regulares y raciona- les que no existen hoy, y sólo porque en materia de riego imperan aún aquí los procedimientos rutinarios más anticuados y hasta las opiniones más contradictorias respecto al alcance, utilidad y ver- dadero carácter del mismo. Si se comparan las dotaciones unitarias tipicas, adoptadas ofi- DIQUE DE EMBALSE DEL « CADILLAL » 123 cialmente por algunos estados, se llega á resultados poco concor- dantes ; Francia promete por sus reglamentos un litro por segundo y por hectárea; España medio litro, aunque algunos de sus distri- tos reciban mucho menos, por ejemplo, en horca 0,31 litro por segundo; Elche 0,068 litro por segundo y por hectárea; Argelia me- dio litro; el Egipto 0,275 de litro y la India aún menos, no obstante sus tierras más áridas, su clima más seco y sus demás condiciones desfavorables con respecto á aquellas tierras más favorecidas en agua : ia exuberancia de su vegetaciones, sin embargo, proverbial. La misma disconformidad se nota en las legislaciones de ios es- tados argentinos que no han lijado la cantidad de agua necesaria fundándose en ensayos previos ; Mendoza habla de uno y medio litro por segundo; Corrientes, de un litro; Santiago del Estero, de cuatro litros; Córdoba y zona de riego de los Altos.de 0,35 litros por segundo y siempre por hectárea. Esta misma disparidad en la determinación del caudal necesario para el consumo, hace ver que sólo puede llegarse á un resultado práctico analizando el problema en sus condiciones especiales de adaptación al riego de los dos departamentos beneficiados por las obras. Ante todo, fijemos el carácter del riego y particularmente en el semestre seco. No se trata del entarquinamionto de los terrenos ba- jos ó insalubres, ó sea del levantamiento del suelo mediante la se- dimentación sobre su superficie del légamo ó tarquín que las aguas llevan en suspensión, porque en ese semestre las aguas distribui- das serán las acumuladas en el embalse durante el semestre llu- vioso y en que las aguas tranquilas ya, habrán dejado asentar el tarquín. No se trata tampoco de almacenar agua para lavar terre- nos salitrosos y entregarlos á la agricultura, ni tampoco en esos meses, que corresponden al invierno casi todos, se trata de utilizar el agua para atenuar los efectos de unafuerte temperatura. Por el contrario, el propósito es en esa época del año de proporcio- nara! suelo el grado de humedad necesaria para algunos cultivos, en cuyo caso la cantidad de agua de consumo es muy limitada y de fácil determinación; y además de esto, para otros cultivos, tienen las aguas el carácter de fertilizantes, es decir que su objeto princi- pal es proporcionar á las plantas y tierras elementos asimilables por el vegetal, diferencia que establece propiamente la designación francesa de irrigation fertilisante, por oposición á la primera que llaman irrigation arrosante; la cantidad de agua de consumo au- 124 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA menta, varía dentro de límites más extensos j'a, pero su determi- nación es aún posible con alguna aproximación, lo quo no sucede auando las aguas se utilizan para satisfacer algunas de las necesi- dades enumeradas al principio, y que felizmente no se persiguen aquí. Es decir, pues, que bajo el punto de vista de su objeto, el riego que nos ocupa no presenta indeterminación conipleta, como vere- mos más adelante. El examen de la influencia del clima hace desaparecer otra inde- terminación ; porque si bien algunos agrónomos han pretendido domostrar su poca importancia respecto á la cantidad de agua necesaria para un solo riego, es indudable que la reviste para fijar la distribución y número de riegos en el año: y en esto es lógico que influya la distribución de las aguas meteóricas en las distintas estaciones. Es bien sabido que con una caída anual menor de 300 milímetros no hay cultivo alguno posible, y basta que no se alcance á una calda de 500 milímetros equitativamente distribuida, sobre todo en las estaciones de primavera y verano, los trabajos agrícolas son precarios. Bajo este concepto el riego en Tucumán recibe una ayuda poderosa de la naturaleza misma, pues el riego debe hacerse en un semestre que comprende las estaciones de otoño é invierno, casi completas, sólo deseca relativa, pues la caí- da de agua meteórica es ya un 1 0,80 % de la total del año con 1 04,8 milímetros y las secas no son prolongadas como en otras regiones, sino que muestran más bien una distribución bastante regular de las lluvias, salvo excepciones como las de 1880 con 66 días sin llu- via, de 1890 con 78, 1891 con 56, 1892 con 69, 1893 con 115 y 1 899 con 54. En primavera y sobre todo en verano, las lluvias son abundan- tes y frecuentes, y por tanto el riego se hace en el semestre en que son más favorables las condiciones del clima. La humedad relativa del aire y la influencia que sobre ella ejer- cen los diversos vientos, son otros factores favorables al riego de Tu- cumán; en efecto, como lo demuestra el señor G. A. Davis en su re- ciente publicación sobre el «Clima de la República Argentina», en Tucumán, como en la extremidad sur del continente, hay un au- mento de saturación sobre la normal de la región mediterránea, que iguala aquellas comarcas á la del litoral; la humedad relativa alcanza su media para todo el año á 75,7 %, siendo 100 el grado de saturación completa; el grado de mayor saturación se observa DIQUE DE EMBALSE DEL « CADILLAL » en otoño y el menor en primavera, siendo la diferencia en más de 9,5 Vo para aquel máximo y en menos de 13,7 % para este míni- mo, de modo que la marcha de la humedad relativa presenta una curva inversa á la de la temperatura, como sucede también en las oscilaciones diarias, conforme á leyes de termodinámica bien cono- cidas Así, la humedad relativa media anual es de 85,4% á las 7 a. rn., 58,3 7o á las 2 p. rn. y 83,4 % á las 9 a. m., adquiriendo valores mínimos en otoño, con oscilaciones en menos de 15,3 7o y 10,4 7o respectivamente, y máximos en primavera, con oscilacio- nes en más de 8,5 7o, 11,9 7o y 8,3 7o respectivamente. La hu- medad de la atmósfera mantiene un ambiente favorable á la vi- da vegetativa, y tiende á disminuir la cantidad de agua perdida por evaporación que, por otra parte, no es un factor de mucha consideración en la determinación del caudal necesario al riego. De las causas exteriores que influyen sobre el riego, las que se refieren á las condiciones de la atmósfera, se han señalado; pero no son las únicas que intervienen para fijar la cantidad de agua perdida por la evaporación: hay otras importantes pero que se re- lacionan directamente con las condiciones de los canales. Ante todo, la longitud de estos hace que la superficie de agua expuesta á la evaporación sea muy variable, y se comprende que sean tanto más extensos los canales que forman la red cuanto más diseminadas se encuentren las superficies regables, es decir que el recorrido total de canales de distinto orden será tanto menor cuanto mayor la densidad del área empadronada dentro de la zona que ellos dominen. Si se examina el plano general de la zona que beneficiará el embalse proyectado, plano núm. 2, se observa que tanto en el departamento de Cruz Alta como en el de la Capital, las áreas sujetas al riego están muy concentradas, y que si aún se ob- servan claros en algunas parles, es debido en general á que falta el agua, y entonces los propietarios no solicitan concesiones para no verse obligados á pagar impuestos y obras por un beneficio que sólo recibirán en épocas de crecidas en el río, es decir, cuando es posible servir á dotación completa los canales maestros. Más aún, al hacerse el embalse y tener agua disponible, podrá ofrecerse el agua limitando la zona en que ha de concederse, de modo que se consiga una densidad de la superficie que riega, dis- tribuida consultando la actual red de canales existentes ó en cons- trucción y sus ramificaciones más apropiadas; será siempre posi- ble obtener una utilización intensiva de los canales trazados, con 126 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA ventajas para todos, puesto que su costo se reducirá á un mínimo, y mínimas serán también las pérdidas por evaporación, filtración y otras. Por consiguiente^ bajo estas distintas fases favorables á una re- ducida evaporación, podemos tratar de determinar el caudal per- dido por evaporación directa de la superficie líquida délos cana- les, cuya área total de evaporación no podemos fijar sino conocien- do el trazado completo de la red; por vía de aproximación, supongamos que comprenda 450 kilómetros de canales, con sólo 3000 litros por segundo en media de gasto y 2.00 metros de ancho para la superficie libre de agua: el área total será de 900000 metros cuadrados. La evaporación durante el semestre de riego no alcanza á repre- sentar una capa de altura de un metro, de modo que el volumen de agua perdida seria como máximo de 900000 metros cúbicos, ó sea, dividiendo por los 15000000 de segundos del semestre, un cau- 00 dal de 60 litros por segundo : esto representa una pérdida de del caudal, ó sea una pérdida de 2 %• Esta pérdida es exagerada, por cuanto la mayor parte de estos canales pueden plantarse con árboles que proyecten sombra sobre la superficie líquida, disminuyendo de mitad la evaporación pro- ducida. Mucho mayor importancia tiene en las pérdidas de agua la per- meabilidad del terreno que cruzan los canales y á cuyo respecto es muy difícil establecer coeficientes de pérdida, por cuanto un mismo canal puede cruzar terrenos de permeabilidad variable entre lími- tes muy extremos. Sin embargo en la zona que nos ocupa, el terre- no es muy poco permeable, salvo muy pequeñas extensiones en la parte más baja del departamento de Cruz Alta conocida con el nombre de la Banda, en que los terrenos de cultivo formados sobre el antiguo lecho del río, de ripio y arena, no obstante el entarqui- na miento de muchos años, son aún bastante permeables. Por otra parte, los canales construidos permiten asegurar que el terreno es inmejorable, pues no se notan infiltraciones en las par- tes bajas, y aun cuando se produjeran, desaparecerían pocoá poco, pues es sabido que los canales antiguos pierden mucho menos cantidad de agua por infiltración que los recien construidos, y más aún cuando en nuestro caso puede echarse durante el verano y en épocas de crecidasdel río, agua cargadade limo que contribuye á DIQUE DE EMBALSE DEL « CADILLAL » 127 asegurarla impermeabilidad del fondo y paredes de los canales. Es verdad que el agua que distribuirá el embalse en el semestre de riego, será agua clara que no favorece este fenómeno ; pero la ma- yor parte de la red de canales estará terminada antes que el em- balse, y cuando reciban sus aguas habrán tenido ya oportunidad, durante varios años, de recibir aguas turbias, que habrán hecho desajiarecer los inconvenientes apuntados en los pocos trechos que no se presenten naturalmente impermeables. Las condiciones son pues favorables en la zona que nos ocupa ; pero faltan determinaciones directas y precisas que eliminen por completo la indeterminación del coeficiente que por analogía con algunos otros terrenos, por observaciones directas y comparación de atoros en distintos puntos de los canales existentes podemos fijar en un 20 por ciento del caudal útil. Así, pues, las pérdidas de caudal que se efectuarían por evapora- ción y filtración en los canales, antes de llegar el agua al terreno de cultivo, alcanzarían para la zona que nos ocupa, á un 22 % del caudal útil. Al formular el proyecto para el riego de los Altos de Córdoba, se aumentó en dos centímetros la altura de la napa de agua considerada necesaria para el riego, la que se fijaba en siete centímetros, de modo que se tomaba un coeficiente de 28 °/o para compensar las mismas pérdidas. Todo el que conozca la zona de los Altos de Córdoba y compare sus tierras con las de la zona que debe beneficiarse aquí compren- derá que el coeficiente del 22 % adoptado es exagerado. Ahora nos quedaría por determinar la cantidad de agua indis- pensable á la vida vegetativa délas plantas, es decir, la que es realmente utilizada en la evaporación que se efectúa en las hojas y además la que se pierde en el terreno y que puede recogerse como de desagüe. La indeterminación de estos factores es completa porque no hay observaciones hechas que permitan fijar uno ú otro de aquellos elementos; no hay datos precisos sobre ninguno de los factores que contribuirían á resolver el problema, la rutina más completa impera en todos loscuitivos, y respecto á los desagües, en la misma zona regada de Cruz Alta son imperfectos, aislados y nin- guna clase de aforo permite abrir juicio respecto á la cantidad de agua perdida por ese concepto. Más fácil es proceder en otra forma considerando conjuntamen- te estos dos elementos; es decir, fijar el número de riegos que re- quiere cada una de las clases de cultivos que más se podrían ge- 128 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA neralizar en la zona beneficiada una vez asegurada la regularidad del riego, asignando á cada riego la altura de agua ó el caudal en ' metros cúbicos por hectárea, deducido délos informes que al res- pecto suministran las personas más autorizadas y competentes de la región. Naturalmente se han tomado siempre todos los elemen- tos más bien con exceso, y la cantidad de agua necesaria para cada riego, es la que debe echarse sobre el terreno cultivado, es decir, libre de las pérdidas de evaporación é infiltración en los canales calculados en un 22 %, pero comprendiendo así la evaporación directa sobre el terreno, el consumo real del cultivo y la infiltra- ción ó agua de desagüe que se pierde. Prescindiremos aquí de estas aguas de desagüe que considera- mos perdidas al objeto de nuestro estudio. En Italia, el propieta- rio que recibe de 800 á 1000 metros cúbicos para un riego, sólo consume en realidad 300 á 400 metros cúbicos, y el excesoinsu- mido en el terreno, cuidadosamente recogido en cunetas de des- agüe, se lleva á regar otras tierras más bajas; allí solo vuelve á consumirse parte de ese caudal repitiéndose el mismo aprovecha- miento intensivo. Pero estamos muy lejos aún de poder aplicar á la zona que nos ocupa la juiciosa observación de Nadault de Bu- ffon que decía : «Allí donde se ve aprovechar el exceso del agua de riego cuidadosamente recogido en cunetas de desagüe, servir á uno ó dos riegos sucesivos más, puede decirse que el arte de uti- lizar convenientemente las aguas ha llegado á un alto grado de perfección. » Mientras esto no pueda observarse aquí, consideremos perdida el agua absorbida, es decir, que supondremos á nuestro objeto que toda el agua asignada á cada riego sea utilizada por el mismo. Prescindiremos también de analizarlos métodos de riego emplea- dos y las condiciones de preparación en que se encuentran las tierras al recibir el agua : es obvio recordar que no hay al i*especto precauciones de ningún género que tiendan á economizar la can- tidad de agua necesaria; por el contrario, es sabido que la creencia generalizada, en el vulgo al menos, es que nunca es bastante el riego y que tanto mayor es el rendimiento del suelo cuanto mayoría cantidad de agua disponible para el riego; de tal modo que es pro- bable que los mismos datos que nos permiten fijar el número de riegos por cada cultivo y el caudal de cada uno de ellos, adolezcan del mismo defecto, es decir, sean todos tomados con exceso. El censo agrícola de la Provincia para el año 1902 marca ladis- Censo agrícola de la provincia de Tucumán en 1902 DIQUE DE EMBALSE DEL « CADILLAL » 129 130 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA tribución de los distintos cultivos en sus departameirtos, señalando un 50,3 Vo del total para el cultivo de caña, el 26,5 Vo de maíz, el 5 7o de alfalfa, dejando para otros, como el arroz, el trigo, lace- bada, el tabaco, etc., porcentajes insignificantes. Del mismo modo hemos podido deducir la proporción de los cultivos más comunes en los departamentos de Cruz Alta y Capital, en la forma siguiente : deduciendo porcentajes para cada uno de ellos y además el medio para toda la zona. Cultivos más comunes en Criiz Alta y Capital Cultivos de Cruz Alta Vo Capital Vo . Zona Vo Maíz 7,4 22,5 10,6 Cebada 0,2 3,5 0,9 Papas, etc 1,2 2,5 1,5 Alfalfa 3,3 5,9 3,9 Zapallos, etc 2,0 4,9 2,6 Caña 84,4 55,4 78,2 Varios 1.5 5,3 2,3 Totales 100,0 100,0 100,0 Así resulta que la cantidad de agua necesaria en la zona se de- duciría por la que exige la caña, puesto que ésta representa pre- cisamente las tres cuartas partes de todos los cultivos ; deducida así la cantidad de agua, sólo seria aplicable el coeficiente de riego para la zona á regar con el agua del embalse conservando la misma relación de cultivos; y como el embalse se proyecta, no para au- mentar la extensión de los cultivos de caña, sino para permitir otros cultivos, hemos considerado más propio admitir una distri- bución déla zona entre los diferentes cultivos posibles, de tal modo que el consumo medio quede fijado ó deducido en una forma más apropiada á los cultivos reales que entonces podrán establecerse. Así hemos admitido los cultivos del año completo, reuniendo los riegos necesarios para toda la plantación independientemente de la estación en que es necesario, para determinar así el caudal de consumo real. En tal concepto, hemos supuesto que el área cultivable se repar- ta í un 30 7o para caña, 20 7° para alfalfa, trébol, gramilla y fo- rrajes en general, 10 7o para arroz, 10 7o para legumbres y frutas, y 10 7o para tabaco y varios. Claro está que dentro de cada una de DIQUE DE EMBALSE DEL « CADILLAL » 131 estas categorías de cultivos se agrupan todos aquellos que exigen un mismo ó parecido caudal de agua para su crecimiento. En cuanto á los datos recogidos para cada cultivo son los si- guientes : Caña de azúca?'. — Requiere tres riegos; cada uno debe cubrir todo el terreno con una altura de agua de 10 centímetros, es decir, que debe recibir por hectárea 3000 metros cúbicos, repartidos en tres riegos de 1000 metros cúbicos cada uno, en los meses de octu- bre, noviembre y diciembre, y la planta ocupa el terreno todo el año, siendo las atenciones del cultivo desde octubre áabril, esto es, 7 meses. Alfalfa. — Requiere seis riegos; cada uno debe cubrir todo el terreno con una altura de agua de 4 centímetros, es decir, que debe recibir 2400 metros cúbicos la hectárea, repartidos en seis riegos de 400 metros cúbicos, en los meses de mayo, junio, julio, agosto, septiembre y octubre; ocupa el terreno todo el año; este debe ser arenoso y permeable; el agua ser limpia de preferencia, para que quede esponjoso el terreno; en estas condiciones pueden hacerse hasta 8 cortes. Trigo. — Requiere tres riegos como el del alfalfa, á 400 metros cúbicos cada uno, en los meses de mayo, julio y septiembre; ocupa el terreno desde mayo á septiembre, esto es, 3 meses. Maiz. — Requiere tres riegos á 400 metros cúbicos cada uno, en los meses de agosto, octubre y noviembre ; ocupa el terrene o me- ses, de agosto hasta diciembre. Arroz. — Exije seis riegos de 500 metros cúbicos cada uno, en los meses de noviembre dos riegos, diciembre dos riegos yen enero un riego; ocupa el terreno desde diciembre hasta abril, es decir cinco meses. Legumbres y frutales . — Requieren riegos seguidos pero de poca cantidad, siendo los de los frutales menos frecuentes pero más abundantes por lo mismo que las raíces son más profundas; de modo que supondremos para estos doce riegos de 400 metros cúbi- cos y para legumbres veinticuatro riegos de 200 metros cúbicos ca- da uno, todos los meses del año. Tabaco. — Requiere cuatro riegos de 400 metros cúbicos en los meses de mayo, junio, julio y agosto; ocupa el terreno cinco me- ses desde abril á agosto. De este modo podemos formular el si- guiente; 132 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Cuadro de riego de la zona beneficiada Cultivo Número Consumo de agua ^ _ .. Consumo por de riegos ' por riego por cultivo del cultivo heSl Caña 3 1000 3000 7 0,16 Alfalfa 6 400 2400 12 0,08 Trigo 3 400 1200 5 0,10 Maíz 3 400 1200 5 0,10 Arroz 6 500 3000 6 0,20 Legumbres.. . . 12 400 4800 12 ■ 0,16 Tabaco 4 400 1600 5 0,13 Si bien parece demostrado que el agua consumida por la planta es proporcional al peso del producto obtenido. en estado seco, sería difícil separar de la cantidad de agua consumida, la que absorbe del agua de riego ó de la de lluvia. Por esta misma causa, no po- dremos determinar el consumo medio anual en la zona que nos ocupa, y para la repartición de cultivos que hemos tomado, ha- ciendo la deducción de los totales apuntados en el cuadro anterior. Tendríamos en efecto, de acuerdo con esto. Cuadro de consumos en la zona beneficiada Cultivo Consumo por . , proporción cultivo^ hectIrLs® OI metros cúbicos aeoLaieus Consumo total metros cúbicos Caña 30 3.000 30 90000 Alfalfa 20 2.400 20 48000 Trigo 10 1.200 10 12000 Maíz 10 1.200 10 12000 Arroz 10 3.000 10 30000 Legumbres. . 10 4.800 10 48000 Tabaco 10 1.600 10 16000 Es decir, que el cultivo de 100 hectáreas exigirá durante el año 256000 nrietros cúbicos de agua, y podríamos de aquí deducir un coeficiente de consumo por segundo y hectárea para el año que de nada nos servirá, puesto que sólo parte de este caudal de 256000 metros cúbicos, debe entregarse en el semestre propiamente de rie- go, es decir, servirse con el caudal de agua almacenado en el panta- no. Para separar el caudal que debe servirse en ese plazo basta establecer el siguiente : DIQUE DE EMBALSE DEL « CADILLAL » 133 Cuadro de riego en la zona CULTIVO 1 Noviembre 1 Diciembre 1 Enero 1 Febrero 1 Marzo 1 Abril O ci 1 Junio 1 Julio Agosto 1 Septiembre 1 Octubre Totale sem cS '> s por stre o &D (D c5 Caña 1 1 _ _ 1 2 1 Alfalfa — - — — — — 1 1 1 1 1 1 — 6 Trigo — — — — — — 1 — 1 — 1 — — 3 Maíz 1 1 — 1 1 2 Arroz 1 2 1 1 — — — — — — — — 6 — Legumbres 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 6 6 Tabaco 1 1 1 1 - - — 4 Total 4 4 3 2 1 1 4 3 4 4 3 4 15 22 Separando así los riegos que deben atenderse en el semestre de riego y en el otro, resulta el siguiente : Cuadro de consumo semestral CULTIVO ■>/„ Proporción Número de riegos : CONSUMO N limero de hectáreas CONSUMO O bD O) 'E s o Ph por cultivo ' m3 , / O m c Q) o g g) semestre ^ iluvioso ni8 Caña 30 1 1000 1000 30 30000 60000 Alfalfa 20 6 400 2400 20 48000 — Trigo 10 3 400 1200 10 12000 — Maíz 10 2 400 800 10 8000 4000 Arroz 10 — — — 10 — 30000 Legumbres 10 6 400 2400 10 24000 24000 Tabaco 10 4 400 1600 10 16000 — Totales — — — — 100 138000 ■ 118000 134 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA El consLimo real de agua para cien hectáreas será en el semes- tre de riego de 138000 metros cúbicos, y 118000 metros cúbicos ^en el semestre de lluvias ; v si hacemos la avaluación como es de práctica, es decir, determinamos los litros á entregar por segundo y por hectárea, llegamos, dividiendo por los 15000000 de segundos que próximamente comprende el semestre, á un caudal por hectá- rea de 0,10 litros y 0,08 litros respectivamente, tomados ambos por exceso. Está bien entendido que no quiere decir que se dará por hectá- rea durante el semestre de riego un décimo de litro por cada uno délos quince millones de segundos, sino que ese caudal se repar- tirá en tantos riegos como exige cada cultivo conforme á los cua- dros anteriores y cada riego con el volumen de agua que requiera el mismo cultivo. Si tenemos en cuenta ahora, que este volumen de agua es el que debe echarse sobre el terreno, será necesario agregarle el volumen de las pérdidas que se efectúan desde el embalse perlas diferentes causas que hemos analizado antes y que representan próximamen- te el 25 7ü del caudal útil, de tal modo que la dotación unitaria re- sultaría de 0,125 litro por segundo y por hectárea durante el semestre de riego y sólo de 0,100 litro para el otro en que llueve abundantemente. Estos volúmenes por segundo corresponden á dos capas medias de agua de 190 y 150 milímetros respectivamente para cada semes- tre y en cierto modo podrá formarse idea de la cantidad de agua que recibe el terreno en el año, agregando la altura de las aguas me- teóricas caídas ; así tendríamos para el semestre lluvioso una al- tura total de 1007 milímetros y 396 milímetros para el de riego y de lluvias, esto es, en todo el año 1403 milímetros. Si se compara este resultado con el obtenido para el riego de los Altos de Córdoba en que la lluvia anual alcanza.á 677 milímetros, de los cuales los 86,4 % ó sea 585 milímetros en el semestre lluvioso y el resto ó 92 milímetros en el de riego, y se recuerda que el riego de 0,35 litros por segundo representa una napa de agua de 525 milímetros tendríamos alturas respectivas de 585 milíme- tros y 617 milímetros para el semestre lluvioso y el de riego, ó un total de 1202 milímetros durante el año. Más claro será aún hacer que las 100 hectáreas tomadas re- quieren 37 riegos repartidos, 15 en el semestre de lluvia y 22 en el de seca ; para simplificar, y observando que en media no DIQUE DE EMBALSE DEL « CADILLAL » 135 se requieren más de seis riegos por cultivo, y éste no queda más de seis meses en media ocupando el terreno, supongamos que tres meses correspondan á riego en el semestre lluvioso, y los otros tres al otro semestre ; el caudal del primero reducido al trimestre sería de 0,200 litros por segundo y por hectárea y el del segundo 0,250 litros, ó en media durante los seis meses 0,225 de litro por segun- do y por hectárea. En otras palabras por cada 0,225 de litros por segundo disponi- ble, 0,125 litro en el semestre seco y 0,100 litro en el lluvioso, po- drá cultivarse una hectárea, contando sólo el agua de riego, y la dotación de 0,225 litros por segundo, es comparable al coeficiente de 0,275 litros por segundo y por hectárea adoptado como base de cálculo en el Egipto, de tal modo que el coeficiente fijado no puede conceptuarse reducido, debido á las circunstancias especiales del riego en la zona que nos ocupa, que no lo exigen mayor, una vez que quede asegurado el servicio con la reserva que representa el pantano. TX ÁREA BENEFICIADA POR EL PANTANO Ante todo determinaremos con los elementos reunidos la super- ficie que puede someterse al riego artificial con la reserva de agua almacenada en el embalse. Hemos visto que el caudal total anual del río Salí deducido de los aforos practicados durante tres años asegura, en media, 370000000 metros cúbicos, de los cuales 310000000 metros cú- bicos pasan en el semestre de noviembre á abril, y sólo 60000000 metros cúbicos en el restante de mayo á octubre. De los 31 0000000 metros cúbicos del semestre lluvioso 150000000 metros cúbicos quedarían embalsados paralas necesidades del rie- go en el semestre seco, pasándolos otros 160000000 metros cú- bicos aguas abajo para los riegos necesarios en esos meses ó para perderse más abajo, reunidos ya con los caudales de los otros afluentes del Salí, Calera, bules, etc., etc., hasta los confines del sur de la Provincia. La reserva de 150000000 metros cúbicos del embalse se au- 136 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA mentará con los 60000000 metros cúbicos que llegan á alimentar el lago durante el período de seca, de tal modo que el volumen realmente disponible será de 210000000 metros cúbicos dedu- ciendo únicamente los 10000000 metros cúbicos por concepto de pérdidas, esto es^ en números redondos, 200000000 metros cú- bicos. El consumo de agua por hectárea ha sido fijado en 0,12o litro por segundo, como consumo en este período de riego, bajo la base de que la superficie sujeta al riego se reparta en la proporción de cultivos señalada antes; ó por lo menos que dejando libre la pro- porción de su distribución relativa no se consuma más agua que la fijada allí, esto es, por cada cien hectáreas 138000 metros cúbi- cos en el semestre de riego y 118000 metros cúbicos en el lluvioso, de tal modo que del riego total un 55 % se recibe en el período de seca y un 45 % restante durante el de lluvia. Así resulta que los 200000000 metros cúbicos de agua disponi- ble para los riegos representan el 55 7o del consumo total en la zo na beneficiada, y suponen la utilización de 45 7o ó sean los 160000000 metros cúbicos del caudad que no se reserva y pasa du- rante el semestre lluvioso aguas abajo del dique, caudal que he- mos visto es casualmente el necesario. El área regada sería pues de s 200000000000 15000000 X 0,125 = 106666 H®. ó sea^ en números redondos, 100000 hectáreas, esto es, 40 leguas cuadradas. Supongamos por un momento que los resultados á que he- mos llegado para determinar el consumo de agua para el riego, asignen una dotación baja; aumentémosla en un 100 7o> es decir, asignemos un riego continuo para todos los cultivos du- rante los seis meses de seca de 0,25 litros por segundo, y la super- ficie beneficiada resultaría de 50000 hectáreas, esto es, 20 leguas cuadradas; observemos que así considerado el riego se haría con un volumen de próximamente 4000 metros cúbicos porcadahectárea en un sólo semestre, y respondería próximamente al concepto que presidió el trazado de los canales del departamento de Cruz Alta que asignaba 40000 hectáreas para su canal maestro, repartidas 25000 hectáreas en el principal del Alto y 15000 hectáreas en el DIQUE DE EMBALSE DEL « CADILLAL » 137 del Bajo, completando el total de oOOOO hectcáreas con el proyecta- do para 10000 hectáreas en el departamento de la Capital. Para poder fijar ideas se hace pues indispensable procederá practicar observaciones serias que permitan conocer el consumo real de agua necesaria para cada cultivo y en las distintas regio- nes beneficiadas, comparando los resultados obtenidos, el rendi- miento de los cultivos, su clase, etc., en plantaciones sujetas á rie- gos diferentes, para poder establecer una base científico-práctica que sirva á la vez de norma de conducta para la administración de riego, y de guía segura para el agricultor, haciéndole comprender con el ejemplo que el abuso del riego es tan perjudicial como inútil. Entonces recién será posible fijar los límites precisos de la zona beneficiada, consultando los verdaderos intereses generales de su agricultura y por consiguiente fijar también los términos precisos de la faz económica en la utilización de las aguas represadas. Pero no cabe duda que podrá ensancharse la zona de riego que hoy sólo comprende una área con derechos reconocidos al uso de las aguas del dominio público de 25000 hectáreas entre los dos departamentos beneficiados, hasta completar las 50000 hectáreas que permitirá la red de canales en construcción ; y aún más habi- litando quizás, previos los estudios del caso, el antiguo dique en parte destruido conocido con el nombre de San Miguel, resta- blecer ó rectificar el canal que del mismo se deriva en la margen izquierda del río para regar terrenos altos en Cruz Alta ó Burru- yacu, á los que no alcanza el maestro de Cruz Alta que deriva del dique distribuidor de la Aguadita, construyendo además otro, en la extremidad derecha del mismo antiguo dique para el riego de toda la zona del oeste del departamento de la Capital y á la que no alcanza el proyectado canal derivado del actual dique y que serviría las poblaciones de Cebil Redondo, Tafí Viejo, etc., etc. X DIQUE DE FÁBRICA De las consideraciones hechas resulta, que las aguas máximas alcanzarán al finalizar la época lluviosa é iniciarse el riego, la cota de 225 metros; pero como en la superficie del lago puede for- 138 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA marse un oleaje merced á los vientos que alteren la tranquilidad de la masa líquida^ es conveniente establecer el coronamiento á un rnayor nivel para que permita además de una sobre elevación del nivel máximo de las aguas en previsión de cualquier circunstan- cia extraordinaria, que éstas no pasen por sobre el muro, val caer sobre el paramento de aguas abajo adquiera al pié, una fuerza viva capaz de producir degradaciones ó socavaciones quizás, que alte- rarían fundamentalmente las condiciones de estabilidad de la obra. Por esta razón proyectaremos el coronamiento al nivel de dos metros sobre el de las aguas normales, es decir, á la cota 227 metros con lo que la presa alcanzaría sobre el plano de asiento de la elevación una altura de 5o metros, siendo la cota de aquel de \ 72 metros. Para altura de este género no puede haber dudas respecto á la clase de obra que debe adoptarse; la construcción de un dique de tierra es imposible y no hay otra solución que ei dique de fá- brica. Más aún, los intereses generales comprometidos en una obra de esta importancia, descartan también todo propósito de aplicar á su cálculo teorías modernas, seductoras sin duda, pero que no han recibido la sanción de la experiencia, y según las cuales po- drían establecerse estas obras dejando grandes huecos ó cavidades en su masa, ó haciendo construcciones mixtas de acero ó hierro y cemento, ó sea un cemento armado. Nos explicaríamos el ensayo en obras más bajas y de menor costo, pero nunca en murallones de la importancia de la que nos ocupa. Partiendo de la base de que el terreno de fundación y de las paredes para el empotramiento es impermeable é incompresible, estudiaremos separadamente los distintos elementos que nos han permitido formular el proyecto, advirtiendo que esto no importa establecer que hasta el momento de la ejecución no puedan modi- ficarse como resultado de las más prolijas investigaciones y ensa- yos que se continúan con el propósito de acumular elementos que permitan con tiempo la elección de los materiales, procedimientos y disposiciones más apropiadas á las condiciones del problema y su resolución más económica. La fábrica será manipostería de piedra en mezcla hidráulica, elementos que luego estudiaremos por separado, y colocados en la forma del aparejo francés, es decir, de modo tal que no hay juntas DIQUE DE EMBALSE DEL « GADILLAL » 139 sucesivas regulares, ni tampoco se encuentren las piedras grosera- mente labradas, dispuestas en hiladas horizontales ó normales á la dirección de la resultante de los esfuerzos exteriores á que esté sujeto el macizo. Por el contrario, se ejecutará un blocage ó macizo en que las piedras estén dispuestas de modo que las juntas se cru- cen y contraríen en todo sentido, y que no haya junta alguna con mezcla que presente superficie uniforme ó abarque varias piedras vecinas. La ejecución es por cierto más difícil y costosa, no se pres- ta á la ejecución de paramentos vistos, exije operarios competentes y obra de mano esmerada porque las piedras de formas irregula- res deben asociarse de modo que no queden entre ellas huecos grandes que exijan demasiada mezcla y aseguren una trabazón perfecta. La separación de una parte del macizo no puede hacerse en una dirección determinada cualquiera sino por la ruptura ai corte de varios trozos de piedra, y es sabido que la resistencia real al corte de estos materiales es considerable. Por esta causa, cuando no hay fijeza en la dirección de las reac- ciones entre masas de manipostería, ó hay variabilidad en ella como sucede en el caso de la construcción que nos ocupa, se im- pone elegir este tipo de aparejo irregular para el cual el peligro de la ruptura al corte no existe, ó por lo menos desaparece en gran parte. En efecto, esa dirección varía según que el dique esté vacío ó lleno ó en estados intermedios de carga, y por tanto dispuestas las juntas regularmente, ya sean horizontales ó ya sean normales á la curva de presión para un estado de carga, no lo estarían ya para otro distinto. XI DISPOSICIÓN ICNOGRÁFICA No reproduciremos aquí los argumentos aducidos en la amplia discusión que permitió al V° Congreso de Navegación Interior adoptar la siguiente resolución respecto á la forma de los diques : « La disposición icnográfica de una curva con su convexidad hacia aguas arriba parece recomendable para las presas de fá- brica, á causa de las contracciones y dilataciones debidas á las 140 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA variaciones de temperatura, apreciables en la parte superior de la obra ». ' Las deformaciones elásticas y la repartición de los esfuerzos moleculares desarrollados por la acción de fuerzas exteriores, se ma- nifiestan en una obra de mampostería como en una metálica, por más que se haya querido sostener que esto sólo era una hipótesis sin más objeto que satisfacer exigencias de cálculo pero sin corro- boración experimental alguna. Para el hierro y el acero la ley del trapecio es rigurosamente exacta como lo han comprobado experimentalmente observadores competentísimos, que han llegado á demostrar también que las diferencias que se hallaban entre la teoría y la observación tienen su explicación en el mismo fenómeno ó ley de repartición de es- fuerzos y que se producen precisamente cuando el trabajo del ma- terial alcanza ásu límite de elasticidad, que fija el trabajo máximo de que es susceptible y el cual se reduce á su vez, en una propor- porción que fija el coeficiente de seguridad, á los fines de la práctica Para las marnposterías la ley es igualmenteaplicable, por cuanto se conducen, á lo menos para esfuerzos de compresión, del mismo modo que los metales; el examen atento de las deformaciones que se observan en los faros ó altas chimeneas bajo la acción de fuer- tes vientos y hasta las oscilaciones debidas á la acción intermitente de los mismos esfuerzos muestra que hay analogía con las cons- trucciones metálicas. Pero si las mismas acciones externas producen en ambas clases de construcciones deformaciones y oscilaciones análogas, es lógi- co suponer que las acciones internas y la repartición de los esfuer- zos moleculares obedezcan á las mismas leyes; la fijación délos coeficientes resulta difícil por la dificultad material de practicaren- sayos de laboratorio, y por la dificultad de practicarlos en las obras existentes. Pero la aplicación de esa ley permitió á Delocre, por ejemplo, para el cálculo de la presa del Furens,y luego después á muchos otros en casos análogos, deducir perfiles para las seccio- nes correspondientes, en que el material afectaba una distribución mucho más racional disminuyendo el volumen de las mamposto- rías empleadas en construcciones anteriores como las de Alicante, la Gileppe, etc. La dificultad de estudiar experimentalmente estos fenómenos, hace resaltar la indeterminación que surge al resolver cualquier DIQUE DE EMBALSE DEL « CADILLAL » 141 problema en que quieren tomarse en cuenta rigurosa estas pro- piedades elásticas de las rnamposterías. En el arco de puente por ejemplo, en que los procedimientos de cálculo de mampostería Resal, Jorini, Muller-Breslau, etc., aplican las fórmulas de la de- formación elástica del arco empotrado metálico, las condiciones de carga, de empotramiento, etc., son análogas dentro de los límites de la práctica deesas construcciones, y, por consiguiente, los resul- tados satisfactorios. Pero en el caso de una presa las condiciones en que se pre- sentan á actuar las fuerzas exteriores hacen más complejo el pro- blema, y la falta de experimentos hace más indeterminada aún la solución. Para presas de poca altura y situadas en gargantas muy estrechas, es posible aún admitir que la aplicación de aquellas teorías dé resultado con un fin práctico, esto es, que permite re- ducir las dimensiones de la sección transversal del muro en rela- ción á las ventajas que bajo el punto de vista de la repartición de los esfuerzos internos produce la forma en arco y el empotramiento en las laderas de la garganta. Aún así, vemos que las fórmulas que permiten determinar el radio de la curvatura más apropiado varían, según los autores, y Delocre, Pelletreau, Thiery, y el ingeniero Julián Romero en su es- tudio sobre el dique de San Roque, llegan á resultados distintos porque parten de hipótesis también diferentes, entre las cuales no es posible, á nuestro juicio, sin investigaciones experimentales más completas que las que hoy existen, hacer una elección acertada. Por otra parte, esta misma falta de datos haría siempre prescin- dir de las ventajas que puede producir la forma curva, en cuanto se refiere á la reducción de las dimensiones de la sección del muro; es decir, que ésta se calcularía como si el dique fuera rec- to, considerando que el aumento de estabilidad que proporciona la forma curva, hace aumentar el coeficiente de seguridad de la obra. Es decir, que en resumen, el resultado real es que se aumenta el desarrollo longitudinal de la construcción y por lo tanto su cos- to efectivo. En los antiguos diques españoles la forma en curva, y á curva- tura muy pronunciada, y la angostura de las gargantas, realizaba un conjunto de condiciones favorables, de tal modo que el coefi- ciente de trabajo del material deducido del estudio de sus condi- ciones de estabilidad en una sección recta, resulta mayor que el efectivo, y sin que pueda fijarse con exactitud esa diferencia. 142 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Pero esos diques eran relativamente pequeños y se realizaban las condiciones en que son aplicables las fórmulas del arco; en los démayor longitud no se realizan ya, como circunstancias favora- bles á la resistencia ó que permitan disminuir las dimensiones transversales : por lo menos no hay hasta hoy experimentos preci- sos que lo establezcan. En tales condiciones, la aplicación de cualquiera de las fórmu- las dadas para el cálculo de la curvatura más apropiada, nos daria en nuestro caso un desarrollo exagerado y un aumento de gasto, puesto que no aprovecharíamos de las ventajas de la disposición en curva para disminuir las dimensiones de la sección. Sin embargo, la misma resolución del congreso científico que hemos señalado, muestra que la forma curva presenta sus venta- jas bajo el punto de vista de la influencia que producen las varia- ciones de temperatura. Si la forma es recta, una disminución de temperatura produce una contracción y por lo tanto, una rajadu- ra, puesto que esta clase de material no sufre alargamiento sensi- ble; si aumenta la temperatura hay un alargamiento, y como los extremos están empotrados, debe producirse una deformación en la alineación recta, muy irregular por lo general; y como la elas- ticidad del material entra en acción desde que vuelve á bajar la temperatura, volverán á su posición primitiva las partes que se hayan alejado de ella hacia aguas arriba con la ayuda de la pre- sión del agua, pero ésta misma no permitirá á aquella hacer vol- ver á su misma posición de equilibrio á las que se alejaron aguas abajo, y de aquí el origen posible de rajaduras. En la curva, un aumento de temperatura produciría un alarga- miento que un pequeño aumento del radio de curvatura basta para producir de una manera uniforme; y porel contrario, un descenso de temperatura produciría un acortamiento, también uniforme, es decir, repartido exactamente de acuerdo con la ley lineal de la contracción ó dilatación producidas por los cambios de tempe- ratura . Estas rajaduras son perjudiciales, no sólo por la cantidad de agua que dejan escapar, sino porque se produce un lavado de las mezclas que sufren modificaciones en sus propiedades que pueden llegar á comprometer la estabilidad de la obra. Se han observado en los dique de Bousey y la Mouche, como efecto directo de la ac- ción de la temperatura, notándose una modificación con las alter- nativas de ésta. Si es conocida la influencia de la temperatura DIQUE DE EMBALSE DEL « CADILLAL » 143 sobre las albañilerías no lo es del mismo modo el coeficiente que la traduce numéricamente, y menos aún laíorma de tomarlo en cuen- ta en el cálculo preciso de la curvatura necesaria para respon- der á él. Por estas consideraciones hemos adoptado una curvatura que evite la acción de la temperatura, pero sin por esto disminuir las dimensiones de la sección del muro, que en todo caso se encon- trará construido con un coeficiente de seguridad mayor, si le son extensivas las propiedades del arco empotrado. Siendo el radio de curvatura adoptado de 250 metros el aumen- to de desarrollo es sólo de 7,70 metros (véase plano n“ 8). XTI MATERIALES EMPLEADOS I. — Piedra Salvo en obras especiales, umbrales y dinteles, paredes y bóve- das de las galerías de limpia, coronamientos, etc., en que se em- pleará granito de Vipos ó (}uilino, el gran macizo del dique se eje- cutará con piedra de la que existe en el mismo cajón del Cadillal ó sea pórfido cuarcífero, del cual se han recogido doce muestras al azar, determinando su peso específico y demás condiciones de re- sistencia. Las canteras que será necesario habilitar en varios puntos á la vez para proporcionar el material necesario para el trabajo diario se elegirán en los puntos en que los ensayos previos señalen la existencia de la piedra de mayor peso específico y mejores condi- ciones de dureza, resistencia, compacidad, etc., y que además se encuentren suficientemente altas con respecto al punto de su empleo para facilitar los transportes, y alejadas únicamente lo necesario para hacer posible el trabajo en ellas, en cada car- ga de mina, sin interrupción en el obradero. Los puntos hábiles para tales canteras son varios con canchas amplias para maniobras, nivel requerido y piedra de constitución adecuada. ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA El peso específico de las 12 muestras recogidas en distintas ciones del Cajón ha resultado como sigue : Muestra Muestra N° 1 . . . 2,39 N° 7 2.34 2 2,40 8 2,39 3 2,38 9 ....... 2,37 4 2,75 10 2,31 5 2,32 11 2,31 6 2,33 12 2,35 Las muestras 2 y 4 son de piedras abundantes y como antes de habilitar las canteras se analizarán sus materiales, será posible desechar las que no proporcionen piedra de una densidad de 2400 kilogramos por metro cúbico, de modo que podemos adoptar éste como peso específico de la piedra á emplear. Se ha observado que la resistencia de una piedra varía para igualdad de clase, en la misma relación que su densidad : así lo comprueban términos medios determinados con gran exac- titud como resultado de numerosos ensayos : pero en construc- ciones de la clase que nos ocupa no basta la aplicación de una ley general como esta, puesto que la resistencia real de la pie- dra utilizada podría apartarse notablemente del coeficiente me- dio quesele asignaría buscando la analogía de la misma con otras ensayadas, bajo el punto de vista de su densidad, naturaleza geo- lógica, composición, aspecto físico, etc. Por estas circunstancias hemos preferido hacer un estudio más detallado al respecto, soli- citando de la Facultad de ciencias exactas, físicas y naturales de Buenos Aires un ensayo completo de las mismas muestras indica- das antes. Si hubiéramosde atenernos á los datos corrientes aceptados en las obras públicas deFrancia respecto á los valores mínimos, máximosy medios de los pesos específicos y de las cargas de ruptura correspon- dientes, la piedra de que disponemos correspondería á los calcáreos compactos duros con peso específico medio de 2300 kilogramos por metro cúbico, con carga de ruptura á la compresión de 150 kgm~^ á 800 kgm~’ ó de 350 kgm““ en media, ó á gres de 1300 á 1600 kgm“^ con carga de 280 kgm“^ á 700 kgm~% ó de 400 kgm“^ en término medio. Respecto al carácter petrográfico de la piedra, y sus propiedades DIQUE DE EMBALSE DEL « CADILLAL » 145 lilológicas hemos tenido oportunidad de reproducir la opinión au- torizada del doctor Bodenbender. En cuanto á las más interesantes para nosotros, ó sean las propie- dades mecánicas, bástanos referirnos á los resultados délos ensayos efectuados por el ingeniero Emilio Palacio, distinguido profesor de ensayo de materiales de la Facultad de ciencias exactas, físicasy na- turales de Buenos Aires, que con exquisita deferencia atendió nues- tro pedido. Las muestras ensayadas eran cubos labrados; las números 2, 3, 1 0 y H fueron ensayadas secas y las números 1 , 5, 7, 8 y 9 después de veintiocho días de sumergidas en agua. Los resultados de los ensayos á compresión están consignados en el cuadro siguiente: Cuadro de resistencia á la compresión Número de la muestra Sección en cm* Carga total de rotura kg Resistencia de rotura á compresión kg cm-2 Promedios kg cm-!* Observaciones 2 25,20 4330 171,8 3 25,55 9630 377,0 4 23,38 24000 1026,0 Q/ia ^ 6 25,25 9000 356,4 10 48,92 17750 362,8 11 50,47 23750 470,6 1 23,86 8250 340,7 5 25,19 8250 327,5 f 7 25,60 5250 205,0 340,4 saturada 8 25,85 10250 396,0 i 9 46,23 20000 432,6 1 t La muestra número 4, cuyo peso específico es de 2,7o, ha resul- tado como era de suponer, de resistencia mucho mayor que las otras : es de color rojo obscuro, grano fino y compacto. La cantidad de agua absorbida después de 7 y 28 días respecti- vamente se halla anotada en el cuadro siguiente : AN. SOC. CIENT. ARG. T. LVII 10 146 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Cuadro de la cantidad de agua absorbida Número de la muestra »/■ en 7 días % en 28 días 1 5,7 6,2 4 0,4 0,4 5. 6,0 6,5 7 6,7 7,3 8 5,8 6,3 9 4,0 5,6 Si bien hay piedra que ofrece mayor resistencia, los resultados de estos ensayos muestran que la que existe en el Cajón es buena. 2. — Agua Las aguas empleadas en las mezclas desempeñan un papel im+ portante con respecto á sus condiciones de resistencia. En el lugar de las obras pueden emplearse las aguas del arroyo Loro ó del río Salí. De las primeras se hizo el ensayo de una muestra recogida en el mes de abril próximo pasado; el análisis practicado por la Oficina química de la Provincia da el siguiente resultado: Aspecto turbio Sedimento 0,1502 “/«o Residuo á 111“ 0,2624 Pérdida por calcinación 0,0712 Oxígeno necesario para oxidarla materia orgánica 0,06174 Cloruros rastros Sulfatos rastros Oxido de calcio 0,0498 Oxido de magnesio 0,0198 Grado de dureza 11,7 Amoníaco rastros Nitratos rastros Nitritos rastros Como se ve, esta agua muy buena por la exigua cantidad de sa- les, contiene gran proporción de materias orgánicas. Una muestra recogida en el mes de junio, cuando no hay ya crecidas que enturbien las aguas, analizada del mismo modo, ha dado el siguiente resultado satisfactorio : DIQUE DE EMBALSE DEL <( CADILLAL » 147 Aspecto cristalino Residuo á 110“ 0,3680 Pérdida por calcinación 0,0380 Oxígeno necesario para oxidar la materia orgánica 0,00094 Anhidrido silícico 0,0410 Anhidrido nitrico rastros Anhidrido nitroso rastros Anhidrido sulfúrico 0,0178 Cloro 0,0182 Oxido de calcio 0,0734 Oxido de magnesio 0,0395 Amoníaco no contiene Grado de dureza 12,8 Las aguas deJ río Salí dan el siguiente resultado, que no presen- ta las mismas buenas condiciones por la fuerte proporción de clo- ruros y sulfatos. Residuo á 110° Pérdida por calcinación Oxígeno necesario para oxidar la materia orgánica. . . . Anhidrido silícico Anhidrido nítrico Anhidrido nitroso Anhidrido sulfúrico Cloro Oxido de calcio Oxido de magnesio Amoníaco Grado de dureza 0,8424 “/o„ 0,0444 0,00085 0,0231 rastros rastros 0,1284 0,2470 0,0980 0,0182 no contiene 12,3 De tal modo, se prescribirá el uso del agua del arroyo del Loro en la preparación de mezclas y para las mismas mampos- terías. 3. — Arena Estamos convencidos de que la naturaleza de la arena empleada tiene suma importancia en el éxito de la construcción y por esta razón será indispensable cuidar especialmente su acopio al pié de la obra . En la playa del río Salí, en el Cajón y en el arroyo del Loro, in- mediato al punto elegido para la construcción, existe en abundan- cia arena excelente; nos ha preocupado el estudio de sus condicio- nes porque es hoy fuera de duda, que si debe darse importancia á la elección de una buena cal ó un buen cemento, no es menos cierto 148 A.NALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA que es decisiva !a influencia de la arena elegida en el valor áo. la mezcla obtenida; j así es como puede establecerse que : 1 ° con igual cantidad de cal ó cemento las resistencias de las mezclas varían con las arenas; 2" la elección de una buena arena permite disminuir el dosaje ; y 3° una buena arena, conservando el mismo dosaje y la misma resistencia á la mezcla, permite reemplazar el cemento con cal hidráulica. En cuanto á su constitución química, es cuarzosa con algunos granos de traquita que son bastante duros y resistentes, y por con- siguiente pueden aceptarse. No hay propiamente granos arcillosos, pero como las aguas del río en tiempo de crecidas, en cuya época se produce el acarreo y depósito principal de las arenas, vienen cargadas de abundante limo arcilloso, se tomará la precaución de lavar la arena, aun cuando en la mayor parte de los casos no al- canza la proporción de arcilla áun 10 % que según muchos autores es tolerable, y que eliminamos del todo por la naturaleza delicada de esta obra. Respecto á su aspecto físico la arena cuarzosa se presenta angu- losa, á aristas vivas y áspera al tacto; por el contrario la traquítica se presenta en forma de granos por efecto mismo de las aguas. Con el propósito de conocer la composición granulométrica de esta arena se han separado los granos que pertenecen á las tres ca- tegorías establecidas por la «Comisión unificadora de los métodos de ensayo de materiales de construcción », es decir en granos grue- sos de 2 á 3 milímetros, medianos de 0,5 á2 milímetros y finos de menos de 0,5 milímetros. Así hemos obtenido el peso de 1810 gramos para un litro ó 0,001 m^ de arena tal como existe en la playa y 34 "/o de vados, es decir que 353 cm® pesan I kg. Separadas las tres categorías ha resultado : Composición granulométrica de la arena Clase de grano Volumen Porcentaje Peso Porcentaje categoría cms ■> gr. ■> Gruesa 190 33 »/o 332 33,2 7„ Mediana 340 59 % 592 59,2 “/" Fina 45 8 % 76 7,6 7„ Totales 575 100 »/„ 1000 100,00 Por consiguiente predomina el grano mediano y el volumen de la mezcla se reduce por efecto de la disminución de vacíos de 373 DIQUE DE EMBALSE DEL « CADILLAL » 149 cm^ á 553, es decir, en un 4% en volumen, tomando como 100 el volumen reducido. Además se ha tenido el especial cuidado de prac- ticar estos ensayos con arena bien seca, pues es conocida la in- fluencia de la humedad, á tal punto que agregando á una arena pesada en seco un 2 % de su volumen de agua, aquel peso de la unidad de volumen de arena disminuirá en un 20 % de su valor primitivo. De aquí la creencia muy generalizada de que para obtener una mezcla llena ó impermeable, es decir, en que el material em- pleado llenara todos los vacíos dejados por la arena, bastaba de- terminar el volumen de éstos, se considera errónea hoy, puesto que el volumen de estos vacíos varía mucho y á veces por causas aparentemente sin mayor influencia. Féret ha demostrado que la resistencia á la compresión de una mezcla cualquiera, á igualdad de otras condiciones, depende úni- camente del grado de compacidad déla misma, la que á su vez re- sulta, cualquiera que sea la naturaleza y grueso de la arena y la proporción de cemento, arena y agua, no sólo de la naturaleza del elemento hidráulico, cal ó cemento, sino también de la arena y can- tidad de agua empleada. Estableció así que : 1"la cantidad de agua á emplear crece con el peso del material hidráulico usado y á medida que disminuye el grueso del grano de arena; 2“ la compacidad de una mezcla dismi- nuye con granos finos ; 3° el volumen de vacíos disminuye si los granos son redondeados; y 4° para un mismo dosaje la compacidad es máxima para una proporción dada de granos finos y gruesos, pero sin medianos; y respecto á la resistencia, que para un mismo peso de material hidráulico y arena, aumenta si la arena no es de un grano regular y adquiere un máximo, cuando faltando los gra- nos medianos, los gruesos se encuentran en proporción casi doble de los finos, comprendiendo en éstos el material hidráulico. Para determinar la composición granulométrica de la arena á emplear en la obra, sería necesario conocerla clase de material hi- dráulico que se emplearía ; si éste fuera la cal de Teil, universal- mente reconocida como una cal hidráulica de superior calidad, bastaría recordar que según ensayos del mismo laboratorio de la fá- brica se necesita por lo menos una compacidad de 0,650 con lo cual sería fácil determinar la proporción de las categorías de granos á emplear en la arena y la cantidad de agua á usar. Pero como se verá más adelante, no es posible fijar desde ya de un modo defini- 150 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA tivo el material hidráulico á emplear, de modo que al formular los contratos de compra se fijarán todos estos elementos, previos los ensayos indispensables para asegurar la buena clase de mezclas, puesto que de las condiciones de una esmerada construcción de- pende el éxito de esta obra, tanto como de las mismas disposiciones del proyecto. Basta saber aquí que la arena disponible es buena y que con el lavado y los zarándeos necesarios, se fijará siempre una composi- ción granulométrica que responda al material hidráulico que en definitiva se adopte. i. — Cal ó cemento Objeto de nuestra principal preocupación ha sido la investigación de una cal apropiada para construcción delicada como la que nos ocupa y que de preferencia se encuentre en la localidad en que debe ejecutarse ó en sus inmediaciones. No hay duda que dentro de la Provincia existen formaciones ri- cas en toscas apropiadas para la fabricación de cales ó cementos ar- tificiales pero para lo cual se requiere estudios é investigaciones prolijas, y, además, instalaciones costosas y complejas. No obstante, dada la fama de que gozaban algunas de las cales empleadas en las construcciones de la Provincia y á pesar de cono- cer los procedimientos rudimentarios empleados para su elabora- ción que por lo pronto no permiten abrigar la esperanza de obtener productos uniformes y homogéneos, tales como los que se necesi- tan en obras del género que nos ocupa, encargamos muestras es- pecialmente cuidadas, y los análisis practicados por la Oficina quí- mica de la Provincia á cargo del señor Lillo, han dado los siguien- tes resultados : Elemento Arena Anhídrido silícico Anhídrido sulfúrico Oxido de aluminio Oxido de hierro Oxido de calcio Oxido de magnesio Agua y anhídrido carbónico Indice de hidraulicidad. . . Sunclial TaiJia 7o “/o 3,924 4,768 3,198 2,660 2,300 1,459 2,481 2,840 0,825 0,135 76,551 76,720 1,212 1,282 9,035 10,136 0,08 0,07 DIQUE DE EMBALSE DEL « CADILLAL » 151 Anteriormente la Oficina química citada había practicado varios análisis que indicamos á continuación, para que puedan compa- rarse sus resultados entre sí y con los anteriores, y deducir la poca ó ninguna regularidad de fabricación que por sí constituiría un inconveniente gravísimo, Observemos además que las cales llama- das de Tapia, Tafí y Vipos pertenecen á una misma formación cal- cárea, las de Sunchal y Naranjo á otra. Cuadro comparativo de análisis de cales Designación Sunchal Naranjo Naranjo Taficillo Vipos Arena 3,89 6,35 — 16,80 3,10 Anhídrido silícico 2.06 5,23 4,75 3,55 0,93 Anhídrido sulfúrico 4,64 1,61 6,32 0,36 0,52 Oxido de aluminio 0,88 2,65 1,90 3,86 1,58 Oxido de hierro 0,20 — — — 0,30 Oxido de calcio 47,60 82,74 56,08 57,29 89,00 Oxido de magnesio 0,74 1,28 1,22 0,85 1,09 Agua y anhídrido carbónico. 39,91 — 29,00 16,48 3,14 Cualquiera que sea la clase de la cal, la falta deconstancia en la composición química presentaría un grave inconveniente puesto que el ideal para una construcción de esta importancia sería una homogeneidad completa en todos sus elementos constructivos. Podría sostenerse, dada esta circunstancia, la oportunidad de mezclará estas cales una cierta cantidad de buen cemento hidráu- lico; pero aún cuando algunos constructores adoptan el procedi- miento y lo recomiendan, resulta de ensayos hechos en Francia que la cal grasa así empleada actúa como materia inerte aumentándola proporción de la arena fina á cuyo volumen viene á agregarse y en su mismo carácter, sin que esta cal contribuya á aumentarla resis- tencia que da á la mezcla la cantidad de cemento empleado, de modo que admitiendo que se mezcle íntimamente con los demás elemen- tos y después de su apagamiento completo, sólo le da mayor plas- ticidad y si no está bien apagada pueden surgir después serios in- convenientes, aparte de que la mezcla de tres elementos es siempre mucho más difícil de conseguir que la de dos, razones por las cua- les no puede compararse una mezcla de éstas con las que provie- nen de buena cal ó buen cemento hidráulico, tales como los que requiere una obra como ésta. Descartada la posibilidad de emplear una de láscales de la loca- 152 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA lidad, que no sólo hubiera realizado una solución económica, sino que hubiera permitido dejar en la provincia el valor que represen- ta, fomentando una industria local, es necesario analizar las dife- rentes circunstancias que permiten la elección de un producto importado, puesto que para Tucumán los fletes por transporte en ferrocarril, representan un factor decisivo en el asunto, átal punto que puede llegará ser preferible un producto hidráulico importado del extranjero á cualquier otro nacional, bajo el punto de vista eco- nómico, admitiendo las mismas condiciones del producto. Ante todo, observemos que la práctica de las construcciones en Europa, ha demostrado que una buena cal hidráulica como la de Teil por ejemplo, que ha sido universalmente reconocida como el prototipo de las cales para obras hidráulicas, debido á sus con- diciones especííicas, puede reemplazar al cemento hidráulico en toda clase de obras en que las mezclas no tengan que resistir á esfuerzos de tracción, como es el caso en los grandes diques en que se hace todo lo necesario para evitarlo, y en que no se teme defor- mación permanente; la substitución conviene no sólo porque allí la cal resulta más barata que el cemento, sino porque se presta á la preparación de mezclas más plásticas, de más fácil elaboración y empiecen las obras. De modo que la circunstancia de no existir en el país fábrica de cemento hidráulico que pueda presentar la historia de los resulta- dos prácticos de sus productos como varias europeas de fama acre- ditada, no es razón suficiente para hacernos preferir productos europeos. Así como en última tesis la cuestión se reduce á elegir entre la cal de Teil y la de Santa María en Córdoba, bajo el punto de vista de sus cualidades, parala obra que nos ocupa, admitimos que sean análogas. Desde que Le Chatelier demostró que el índice de hidraulicidad de una cal, ó sea la relación de la suma de los óxidos de aluminio ysilícioó arcilla á ladel óxido de calcio, no basta, como lo suponía Vicat, para caracterizar una cal, se ha adelantado mucho en el estudio de estos productos: así la cantidad de alúmina debe ser reducida y la de sílice no debe pasar de un cierto límite, que exce- dido da á la cal un índice de hidraulicidad excesivo pero en cambio proporciona un producto defectuoso. La cal de Teil que ha sido empleada en la construcción de muchos diques de embalse y obras tan serias como estas en Francia y DIQUE DE EMBALSE DEL « CADILLAL » 153 otros puntos, es considerada como una cal eminentemente hidráu- lica, con grado de hidraulicidad de 0,33, pequeña proporción de alúmina á cuja circunstancia se atribuye su superioridad sobre otras marcas, es de textura muy fina, fabricación muy regular, de resistencia creciente con el tiempo, y no se altera por la acción de los agentes atmosféricos en el tiempo necesario pa;a llegar desde la fábrica al pié de la obra. Por estas razones se recomienda para obras en elevación ó su- jetas á la acción de agua dulce, en que no hay temor de esfuerzos de tracción ni deformaciones permanentes, ni lavado abundante y en que no es indispensable un fraguado rápido. La cal de Córdoba ó mejor dicho de Cosquín, del señor Bia- let Massé, ha sido empleada en el dique de San Roque, donde llamó la atención del ingeniero Saint Ives que la examinó durante la construcción de aquél ; ha sido analizada y juzgada por varios ingenieros y químicos que le han asignado un índice de hidraulici- dad de 0,33, idénticas propiedades que la del Teil, y calificada de eminentemente hidráulica, sin que esto importe clasificarla entre las cales impropias para la construcción, es decir, en la categoría de las cales llamadas límites. Aún cuando los análisis no dan uniformidad completa es digno de notarse que el doctor Doering halla un índice de 0,33 para la de Cosquín y 0,32 para la de Teil. Más aún, la fábrica de Cosquín ofrece una cal marca Michaelis á la que ha llegado á fuerza de ensayos el doctor Bialet Massé, de fra- guado más lento, tal como conviene en la elevación del muro y que ha sido ensayada en varias obrasen que ha dado excelentes resul- tados. Sin entrar en más amplios detalles resulta que de cualquier modo, la cal de Teil ó de Cosquín, en presencia de la arena dis- ponible y con el agua que se encuentra al pié de la obra, permitirá la elaboración de mezclas inmejorables, cuyo dosaje se establecerá previos los ensayos del caso, y una vez que haya podido, en vista délos precios de contrato, establecerse la cal á emplear; á los efectos de las ulterioridades de este proyecto se ha tomado como base la cal de Cosquín, que resulta de precio algo más subido que la de Teil, dada la circunstancia de poderse conseguir rebaja de flete para el transporte desde el litoral por la línea de propiedad del estado, lo que no sucede con la de Córdoba que tendrá forzosa- mente que transportarse por una línea de propiedad particular. Además, para tomar base de cálculo se ha admitido un dosaje de 154 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA 350 kilogramos de cal por metro cúbico de arena, sujeto éste á la determinación de la composición granulométrica más conveniente de Ja arena, y además un rendimiento para esta mezcla de un metro cúbico de arena por metro cúbico de mezcla en obra. Siendo la cal de Teil de peso específico de 27 á 28, y tomando en término medio 27,5, el peso aparente del metro cúbico es de 795 kg. ; los 350 kg. ocuparían un volumen de 0,440 m^; asi el peso del metro cúbico de mortero será 1810 kg. 350 kg. = 2160 kg. La compacidad de esta mezcla, ó sea la suma de los volúmenes absolutos de arena y cal, es satisfactoria. El volumen absoluto de la arena, siendo 34 % los vacíos, será : a = 1 m^ — 0,34 x 1 m^ = 0,660 m^ XIII CARGA ESPECÍFICA LÍMITE ADOPTADA Las consideraciones anteriores muestran que en la construcción se emplearán todos los materiales de primera calidad, tal como co- rresponde á obras de este género á cuyo respecto no debe quedar ni la sombra de una sospecha en todo cuanto se refiere á sus condi- ciones de estabilidad completa. Para adoptar coeficientes que nos sirvan de base en los cálculos siguientes adoptaremos un volumen de 0,750 m^ de piedra por cada metro cúbico de rnampostería y 0,350 m^ de mezcla hidráuli- ca, formada con 350 kg. de cal hidráulica por metro cúbico de arena con rendimiento de un metro cúbico de mezcla en obra y peso de 2160 kgm~^ admitiendo á los efectos de los análisis de precios que por metro cúbico de rnampostería se necesite 0,400 me- tros cúbicos de mezcla para tener en cuenta desperdicios y además para poder exigir albañilerías bañadas en abundante mezcla y sin hueco ó vacío alguno, de modo que una vez comprimida reduzcan el 1 ,100 m^ de materiales á un metro cúbico de manipostería. Determinado el peso específico de la piedra, de la arena y cal, el peso del metro cúbico de rnampostería resulta : DIQUE DE EMBALSE DEL « CADILLAL » 155 Piedra : 0,750 X 2400 kgm~^ = 1800 kg. Mezcla : 0,350 X 2160 kgm~^ = 735 kg. 2535 km. Este peso de 2500 kgm''^ es, pues, el que resulta como efec- tivo tal como lo requiere el estudio de las condiciones de es- tabilidad, y no ha sido tomado arbitrariamente; para facilitar los cálculos podría tomarse otro, pero no respondería segura- mente á las verdaderas condiciones de la obra. Además, es el peso déla mampostería seca, es decir, admitiendo que el embalse esté vacío; cuando se llena, las aguas penetran poco á poco á través de la albañilería, ya sea por las juntas, ya sea por la porosidad misma de los materiales empleados hasta pro- ducir exudaciones en el paramento de aguas abajo, más ó menos abundantes al principio y que poco á poco van des- apareciendo; esta agua, de todos modos, si bien hace au- mentar el peso propio de la mampostería, por un efecto de capi- laridad produce una contrapresión en la misma que en definitiva produce una disminución de peso, que debe por prudencia tomarse en cuenta puesto que es desfavorable á la estabilidad en el sentido deque hace más efectiva la influencia del empuje de las aguas del lago. De ensayos hechos resulta que esta disminución de peso re- 1 1 presenta — á ^ del peso del macizo en seco, es decir, que se tendrá en cuenta rebajando 100 kilogramos en el peso adoptado pa- ra aquél, esto es en nuestro caso 2400 kgrn~" á dique lleno, aun cuando se tomen todas las precauciones necesarias para conseguir una impermeabilidad tan completa como sea posible revistiendo todo el paramento de aguas arriba, con un revoque ó mezcla á base de cemento hidráulico. La fijación del coeficiente de resistencia á la compresión se hace teniendo en cuenta que los procedimientos de cálculo de la estabi- lidad del muro responden á los métodos más modernos y en los cua- les se toman en cuenta circunstancias varias, cuyo descuido exigía á título de compensación, la adopción de coeficientes de seguridad exagerados, es decir coeficientes de trabajo específico á la compre- sión muy reducidos. Así es como las cargas específicas adoptadas han aumentado poco á poco. Sazilly fijaba 4kgcm“^ Kraniz 6 kgcm"^, Delocreen el Furens (1861)6,5 kgcm“~, en Ternay (1867) 7 kgcm'^, en el Ban 156 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA (1870) 8 kgcm“^ etc., llegando en algunas á 10 kgcm~^ (Grosbois) 12,50 kgcm“^(en Elche) y 14 kgm“^ (en Almanza). El 5“ Congreso de navegación interior después de discutir el punto llegó á formular la siguiente conclusión: «Con los buenos materiales pueden hacerse trabajar las mamposterías á la com- presión, sin peligro, hasta un límite de 12 kgcm“^». De modo que adoptando como lo hacemos una carga específica á la compresión de 10 kgcm~^ y sujetando el cálculo de las condi- ciones de estabilidad del muro á todas las exigencias de los métodos más recomendables hoy y que luego analizaremos, consideramos aceptar un coeficiente razonable. La teoría indica y la práctica demuestra que adoptando como car- ga límite á la compresión la reducción de un décimo de la carga que produce la ruptura por compresión, se adopta una seguridad completa, y son muchos los casos en que en vez de hacer la reduc- ción de se adopta sólo la de — de modo que conservando aquella para ponernos en condiciones más desfavorables, necesita- ríamos en definitiva una mampostería cuya carga de ruptura á la compresión fuera de 100 kgcm~^. Ahora bien, en una albañilería como la que usamos conviene tener muy presente, de acuerdo con las observaciones de Tourtay, que: 1" la ruptura por compresión de las mamposterías con junta de mezcla se verifica bajo presiones muy superiores á la es- pecífica que corresponde á la mezcla pero muy inferiores á la de la piedra; 2° las juntas deben ser las menores posibles compatibles con las necesidades de una buena trabazón; así podrá admitirse que la carga admisible sea la del elemento constructivo menos re- sistente : en nuestro caso siendo la piedra muy buena, la mezcla hidráulica. Cualquiera que sea la cal que empleemos la resistencia de 1 00 kgcm~~, se obtiene con exceso dado el dosaje admitido; y si bien los pliegos de especificaciones la fijan de 140 á 180 lígcm~^, la di- ferencia compensará con exceso las irregularidades que una vigi- lancia severa no sea bastante á evitar. Lejos estamos de los coeficientes que recomiendan manuales prácticos de uso corriente que asignan ála mampostería con piedra dura, como es el granito ó el pórfido y mezcla hidráulica, para lí- mite práctico de carga á la compresión de 20 á 30 kgcm~^; y obser- vemos que la carga adoptada de 10 kgcm~^ considerando el tra- DIQUE DE EMBALSE DEL « CADILLAL » 157 bajo en una junta oblicua, corresponde próximamente á 7,50 bgcm"^ en junta horizontal. El ingeniero Bouvier, para demostrare! cambio que sufre la car- ga específica según que se considere la junta horizontal ú oblicua, ha calculado los esfuerzos máximos para varios diques franceses, y formulado el siguiente; Cuadro de resistencias comparadas Carga máxima en sección Designación Fecha de la construcción Altura de carga m. horizontal kgcm-2 Oblicua Kgcm-2 Furens . 1861-66 50,00 6,50 9,40 Ternay . 1861-67 36,35 7,00 12,— Ban . 1866-70 45,10 8,- 11,— Pas de Riot . 1873-78 33,50 7, 5 10,— Chartrains . 1888-93 46,00 8, 5 10,30 Sevé que en sección oblicua sujeta á la hipótesis Bouvier hay di- ques con carga de 12 kgcm~^ y de gran altura á 10,30 kgcm~^ Como lo demostrará más adelante nuestro cálculo, en el muro que proyectamos á embalse normal sólo alcanzamos á una carga de 7,5 kgcm“^ en sección horizontal y 9 kgcm"^ en la sección oblicua correspondiente, tomada conforme á la hipótesis Bouvier; y en el caso de una sobre elevación de las aguas ó embalse extraordinario, alcanzan respectivamente estas cargas á 9 y 10 kgcm~^ coeficientes de cargas aceptables sin observación. XIV PERFIL TRANSVERSAL DEL MURO Cálculos de estabilidad, etc. La determinación de la sección transversal de un muro destinado á embalsar grandes masas de agua ha dado lugar á controversias múltiples, y á numerosas publicaciones en que ingenieros compe- tentísimos estudian detenidamente tan importante problema con el interés que determina no sólo la magnitud misma de la obra 158 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA sino también los grandes y graves peligros que representaría su ruina. Suponiendo que el muro se construya y apoye en terrenos im- permeables é incompresibles, el problema es sin embargo muy sencillo ; en estado de carga, es decir, cuando el embalse se encuen- tra lleno, el muro estará sometido á dos fuerzas exteriores : su peso propio y el empuje del agua. La primera tiende á empotrar el muro en el terreno de fundación ; la segunda, por el contrario, tiende á hacerlo desplazarse sobre su base, y basta á volcarlo, ha- ciéndolo girar al rededor de una de sus aristas exteriores. Las di- mensiones del muro deben ser entonces tales que los esfuerzos es- pecíficos que soporte la mampostería no alcancen á un límite prudencialmente fijado, teniendo también en cuenta la clase de terreno de fundación ; y además que aseguren le estabilidad del macizo respecto al resbalamiento y al volcamiento. El estudio de las condiciones de estabilidad de un muro, como la de un cuerpo cualquiera, sometido á la acción de fuerzas exter- nas, comprende: 1" el de la repartición de las cargas que actúan sobre el cuerpo resistente y su resultante en cada punto, problema que resuelven fácilmente los métodos elementales déla estática gráfica ; 2° el de la repartición de los esfuerzos internos, para que en ningún punto alcance al límite de elasticidad correspondiente á la rotura por compresión ó tracción, ó más bién dicho, no pase de un límite práctico de trabajo aceptable para las maniposterías ; este segundo problema no es susceptible de una solución completa, por- que no se pueden determinar tas reacciones que opone la materia resistente en cada punto en que actúan fuerzas exteriores, debido á la insuficiencia de los conocimientos que poseemos aún hoy so- bre la constitución física íntima de la misma materia y sus accio- nes moleculares recíprocas. El método á seguir en los cálculos de estabilidad de un muro como el que nos ocupa, depende de la hipótesis hecha respecto á la repartición de los esfuerzos en su masa, y de la diversidad de éstas resulta por consiguiente la divergencia de las secciones obte- nidas para un mismo problema. Los autores están contestes en aceptar los resultados experimen- tales obtenidos ensayando vigas á esfuerzos de tracción, ó bloques á esfuerzos de compresión. Pero en el caso de muros sometidos á presión de agua, surge la divergencia en cuanto se refiere á la di- rección déla sección plana en que se desarrollan los esfuerzos má- DIQUE DE EMBALSE DEL « CADILLAL » 159 ximos : se admite que una sección plana del muro se comporta como la de un sólido invariable y que en ella la repartición de esfuerzos se hace conforme á la conociila ley del trapecio. Durante muchos años y hasta 1875, se admitía que el esfuerzo máximo se producía en una sección horizontal del muro: esto equivalía á suponer que la componente horizontal de la resultante de las fuerzas exteriores quedaba anulada por el frotamiento, que- dando sólo la componente vertical para producir esfuerzos de trac- ción ó compresión : sus máximos debían producirse en una sección normal, es decir, horizontal. Recién en 1875 el ingeniero M. Bouvier, en una memoria publi- cada en los Anuales des ponts et chausées, hizo notar que en el caso A. B. de un dique de embalse la hipótesis de la destrucción de la compo- nente horizontal no responde á la realidad, y por consiguiente no da la expresión exacta déla presión máxima desarrollada en el pa- ramento de aguas abajo. Para establecer con precisión las consideraciones que nos han guiado al hacer nuestros cálculos entramos en algunas explicacio- nes más, que por otra parte se encuentran detalladas en la circular en que el ministerio de agricultura de Francia ordenaba la revisa- cion de las condiciones de estabilidad de los diques existentes y publicada en La Houille Blanche (entrega de enero 1903), por la cual se recomendaba precisamente el método que hemos adop- tado. Ante todo, sea CAED el perfil de un muro sometido al empuje i 60 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA del agua y busquemos la presión máxima en un punto M del para- mento agua abajo, considerando este punto como perteneciente á juntas ficticias ó secciones planas de inclinaciones diferentes. La resultante R sobro el macizo ABMN es mayor que la re- sultante de las que actúan sobre el macizo ARME, pues en este segundo caso no se considera el peso de la mampostería que representa el triángulo MNE ni el empuje del agua en EN, ac- ciones ambas que tienen indudablemente influencia sobre la pre- sión en M. Si las resultantes indicadas se reparten en MN y ME respectivamente, se encontrará para presión en M, en el primer caso un valor mayor que en el segundo. Se ve pues que según sea la junta ficticia á que se considere for- mando parte el punto M serán diferentes los valores de la presión en dicho punto. Flamant observa que no hay que considerar los componentes de las fuerzas según la normal á la junta, sino la fuerza total como si actuase sobre una superficie que fuese la proyección de la junta sobre un plano normal á su dirección. Según esto, la consideración de las juntas oblicuas no tiene otra significación que la d-e fijarnos juntas ficticias que nos permitan, conforme á la ley del trapecio, deducir los verdaderos esfuerzos en los distintos puntos de una sección plana horizontal, siempre que deba considerarse actuando sobre ésta la resultante de las acciones que actúan sobre el macizo sobrepuesto, con su valor absoluto. Para obtener la presión máxima en M, la linea MN ' que repre- senta la sección plana normal á la resultante R, representaría la junta ficticia que debemos considerar; pues en este caso, la resul- tante R interviene con su valor absoluto y actuaría á la distancia mínima posible de M. El peso de la mampostería del triángulo MNN'yel empuje del agua en NN' no se toman en cuenta al deducir la presión en M. El macizo NMN'se considera como un cuerpo de transmisión transportando de O en O ' el centro de aplicación de la resultante R, que consideramos descompuesta en fuerzas paralelas de M á N y trasmitidas á la sección plana MN', pero solamente de M á N". Siendo a el ángulo que forma la resultante R con la vertical, a el largo de la junta MN y P ' la componente vertical de la acción re- sultante sobre dicha junta ficticia, la resultante R tiene por valor P ' » y, según M. Bouvier, se reparte sobre una longitud MN" = 1Í«VIII departamento Obras Públicas é Irrigación ílllllEM EMBALSE DBICADIIUL CAJÓN DEL CADILLAL ) N” IX DEPARTAMENTO Obras Públicas é Irrigación DIP DE EMBALSE DELCADILLAL Perfil del muro Elección de la ubicación Tucumán. Agosto de 1903 Perfil transversal CD. Perfil transversal £F Sí&jta -dt. *■- Cj)isianxu^ ttetA!w£t. Sección transversal del dicji fe ''■"■Ím 1 ■ , i, V B g »/ g. I N'X DEPARTAMENTO OBRAS PÚBLICAS É IRRIGACIÓN DI80E DE EMBALSE DEL CADILLAI Estudio gráfico del perfil ^ i I^i’nqilüJtíS o,oíM‘2.oo¿\í. Escala; y Fuarzas ao/M =7 O Toneladas. Tvjcuman, Agosto de 1903. yy////7/'¡ y ^ i» / 1/ ^ / / / / _cís a.¿f \ \ \ k Fia,. /"/ ,// // /, / // // / - /'/ V t i // :: / / // // tV ' // •1.' // n 4-1- \g./3- 'v^* /J fíetÍ' H- Figl.f. -7 T he-. XXVIl( Jupfa ohltcua.(UauviBc) .y^'y'yy de pressianas con inaxima so'hve-GlB-iraiJiüii ¿g estabilidad llui^aól ¿e meJiija Escala' D”^Q1-3 Kgr.30 fJorí'F , — ! 5 Ü s3 > Fij.h Presiones aguas arriba sobre juntas horizontales. N2 XI Presione» aguas abajo sobre juntas horizontales y Juntas inclinadas — según M. Bouvler.— departamento DE OBRAS PÚBLICAS É IRRIGACIÓN DIQUE DE EMBllSE DEL CADIUiL estudio analítico del perfil Escala: Tucuman, Agosto de 1903. OIQJE CON EMBALSE IMQUE SOBRE- EN EMBALSE elevacíón SECO NORMAL DE 2 ME 0.05 ! 0.05 < 0.50 ( 0.05 1 0.50 0.10 i 0.98 t 0.98 1.17 1.19 1.50 ; 1.67 1 1.68 2.14 2.25 1.70 1 2.29 3.16 1 2.35 8.44 1.39 í 2.51 3.74 1 2.57 4.24 0.96 ) 2.73 ) 4.09 1 2.82 ( 4.83 0,67 j 3.15 1 3.53 i 4.61 í 5.66 0.43 1 3.34 1 4.80 1 3.85 i 5.43 0.42 1 3.64 ) 5.08 1 4.30 I 6.54 0.27 ) 3.99 1 4.80 j 5.58 ( 7.41 0.19 1 4.77 1 5 65 1 7.48 0.13 j 4,41 ( 5.42 j 5.80 I 7.74 0.04 1 4.66 1 6.08 ( 6.14 i 8.24 0.09 < 6.22 1 6.97 \ 6.49 I 8.74 0.05 , 5.59 1 7.07 \ 6.87 9.26 0.17 » 6.84 í 7.19 ¡ 9.22 0.23 ( 5.80 6.90 1 7.38 ' 9.27 0.27 j 5.94 6.98 I 7.55 9.35 0.32 ( 6.10 ( 7.75 7.11 9 48 0.38 i 6.17 7.29 i 7.82 9.66 0.45 i 6.47 i 8.19 7.46 9.86 0.50 i 6.65 ! 8.41 7.63 10.03 0.43 1 6.41 7.30 ! 8.06 9.5Í 0.64 6,38 7.39 ! 8.00 9.61 0.78 6,89 7.76 8,61 10.02 1.15 7,14 7.94 8 86 10.16 1.47 7,28 8.14 8,97 10.32 1 1.62 7.49 8.22 9.18 10.39 1 Presiones aguas arriba sobre juntas horizontales. DIQUE DE SANRGQUE DIQUE DE FURENS DIQUE DE SííCHAMDND DIQUE DE BAN N“XII DEPARTAMENTO Obras Públicas é Irrigación DIPE DE EMBALSE DEL CÁDILLAL PERFIL DEL MURO €siudios comparativos d« perfiles mOTjt; SOBRE EL CROTQN-RnrER \ DETALLES ^ ''ti DIQUE DE EMBALSE DEL « CADILLAL )> 161 ; eos a, de manera que la presión máxima maximorum en el punto I se obtendría reemplazando en la fórmula de la presión máxima P ' n M para junta horizontal, P ' por y a por a eos a. Para el muro que nos oeupa la repartieión de los esfuerzos se a eonsiderado sobre lasjuntas horizontales dedueiendo el máximo laximorum según el método de M. Bouvier. -A_ ( Continuará.) Carlos Wauters. AN. SOC. CIENT. ARG. T. LVII 11 NUEVAS ESPECIES DE MAMÍFEROS CRETÁCEOS Y TERCIARIOS DE LA REPÚBLICA ARGENTINA Por florentino AMEGHINO ( Continuación ) La muela 2 es de contorno triangular, no bilobada, angosta ade- lante, ancha atrás, con el surco vertical externo poco visible y la cara interna plana, tiene 4,5 milímetros de diámetro ántero-pos- terior, y 3,5 milímetros de diámetro transverso en la parte poste- rior. La muela 3 consta de dos lóbulos, el anterior mucho más pequeño que el posterior, con el surco vertical externo profundo y una de- presión vertical opuesta sobre el lado interno ; la corona tiene 7,5 milímetros de diámetro ántero-posterior, 3,5 milímetros de diá- metro transverso en el lóbulo anterior y 4,5 milímetros en el poste- rior. La muela 4 es absolutamente de la misma forma que la prece- dente y tiene la corona del mismo largo, pero un poco más ancha, siendo el diámetro transverso del lóbulo posterior de 5 milímetros. Las demás muelas están construidas sobre el mismo tipo de las de Regetotherium. Lasmuelas2 á 7 ocupan sobre el mismo borde alveolario 46 mi- límetros de largo. Distancia déla parte anterior del canino al bor- de posterior de la última muela, 56 milímetros. Alto de la rama horizontal debajo de la muela 2, sobre el lado externo, 18 milíme- tros, y 19 milímetros debajo de la muela 6. Por las medidas arriba indicadas se ve que la rama horizontal es de alto casi uniforme. Las muelas 5 á 7 están implantadas con MAMÍFEROS CRETÁCEOS Y TERCIARIOS DE LA REPÚBLICA ARGENTINA 163 el prisma dentario tan inclinado hácia abajo y hacia atrás que la muela 8, por ejemplo, tiene un largo de 28 milímetros, es decir, bastante mayor que el alto de la rama horizontal. Encontrada por Carlos Burmeister, sobre el río Chubut, proba- blemente en el patagónico superior. Refiero á este mismo género, á lo menos provisoriamente, las es- pecies de Hegetoterídeos del terciario de Collon-Curá, descriplas por Roth bajo el nombre genérico Propachyrucos Roth, 1899, que no es idéntico á PropacA^rucos: Amgh., 1897. Esto se desprende cla- ramente de la descripción de dicho autor, quien dice que el inci- sivo externo se dirige hacia arriba, mientras que en Pachy rucos los tres incisivos y el canino se dirigen hacia adelante, siendo la forma y dirección de este diente completamente incisiforme. Fam. Typotheridse PsEUDOTYPOTHERiuM PULCHRUM, n. g. , n. sp. Tipo, uiia mandíbula inferior completa con toda la dentadura que indica un nuevo gé- nero de esta familia, muyparecido á Typothenum pero del que se distingue por la presencia de la muela 3, que siempre falta en las especies de este último género. Cada rama mandibular tiene así cinco muelas inferiores en vez de cuatro, é indica una especie de tamaño bastante más pequeño que Typ. maendrum. La forma general de la mandíbula es la misma que en Thypothe- rium, exceptuando la sínfisis que es notablemente más corta; el borde posterior de ésta llega precisamente adelante del borde pos- terior de la muela 4, mientras que en Typotherium llega hasta el borde posterior de la misma muela y aun más atrás en algunas especies. Los incisivos internos (i 1) son proporcionalmente mucho más an- gostos y mucho más gruesos, con la superficie Iritoria de la corona poco excavada, y los bordes lingual y labial de la misma más ó menos al mismo nivel. Borla forma son absolutamente interme- diarios entre los del Typotherdum y los del género más antiguo Trachy typotherium. Los incisivos externos tienen la misma for- ma y disposición que en Tipoterio. La muela 3 es pequeña, de co ntorno sub-elíptico-triangular, un poco comprimida en su cara anterior, más ancha en la posterior, sin surcos ni depresiones verticales. 164 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA La muela 4 difiere de la de Typotherium por el lóbulo anterior, proporcionalmente mucho más pequeño, y por presentar un surco vertical interno, angosto y profundo en vez de la depresión ancha y superficial que muestra la misma muela de Tipoterio. Las muelas 5 á 7 son iguales á las de Tipoterio. ^ . , I antero-posterior Diámetro del incisivo 1 : ^ ( transverso Diámetro mayor del incisivo 2 Diámetro de la muela 3 I) ántero-posterior (* transverso , , , , s antero-posterior. Diametrode la muela 4 ^ 1../1 ■ . • ' transverso en el lóbulo posterior Diámetro ántero-posterior de la muela 5 Diámetro ántero-posterior de la muela 6 Diámetro ántero-posterior de la muela 7 Longitud del espacio ocupado por las cinco muelas en la superficie masticatoria Ancho del espacio ocupado por los cuatro incisivos. . .. Longitud de la barra Longitud de la sínfisis en su parte inferior Diámetro transverso mínimo de la sínfisis en su borde superior Distancia del borde anterior del incisivo \ al borde pos- terior de la muela 7 Longitud de la mandíbula Alto de la rama horizontal debajo de la muela 4 Alto de la rama horizontal debajo de la parte anterior de la muela 7 Alto de la rama ascendente de la base á la cúspide de la apófisis coronoides 0.007 0.0115 0.005 0.005 0.0045 0.008 0.0065 0.012 0.0135 0.016 0 . 056 0.025 0.018 0.031 0.019 0 . 095 0.165 0.033 0.035 0.090 Mioceno superior de Monte-Hermoso. Trachytypotherium Roth 1903, = Eutypotherium Roth, 1901 (preocupado). En este género, la fórmula dentaria es la misma que en Typotherium, pero presenta un cierto número de caracteres que lo acercan de Eutrachytherium. Los incisivos superiores son mucho más oblicuos y más arqueados en sentido lateral que en el género pampeano, presentando así MAMÍFEROS CRETÁCEOS Y TERCIARIOS DE LA REPÚBLICA ARGENTINA 165 estos dientes su diámetro mayor casi en dirección ántero-posterior como en este último género. Los incisivos internos inferiores paré- cense igualmente á los del mencionado género, siendo muy angos- tos, sumamente gruesos y con la cara labial una mitad más ancha que la lingual. Las muelas inferiores no tienen la curva al lado externo que muestran las de Typotherium ó es apenas visible en algunas especies. La mandíbula sólo se distingue por la sínfisis más corta que en Typotherium. El cráneo también es igual al de Tipoterio, distinguiéndose solamente por la parte anterior adelante de la primera muela, que es muy corta, y de ancho uniforme, á causa de la ausencia de las vacuidades semilunares que aparecen en la parte posterior de los nasales del género pampeano. Dife- rénciase también por el contorno superior de los maxilares que traza una línea sigmoidea sumamente pronunciada, cuya parte más convexa hacia arriba se encuentra en la extremidad anterior, y la parte cóncava, adelante de la órbitas ó más bien en la parte media entre las órbitas y la abertura nasal anterior. La cresta sagital presenta el mismo largo y desarrollo que en Typotherium. Trachytypotherium (Eutypotherium) Lehmann-Nitschei Roth, 1 901 . Es la especie típica del género, imposible de reconocer por la des- cripción sucinta del autor, pero la he podido determinar por haber examinado el tipo. Los incisivos inferiores internos, angostos y gruesos, tienen 8 milímetros de ancho (7 milímetros en el ejemplar de Roth) y 5 de grueso sobre el lado externo, siendo la cara interna ó lingual un poco más deprimida longitudinalmente en su parte mediana. El largo de la barra es de 1 9 milímetros y las cuatro muelas ocupan un espacio de 56 milímetros, siendo proporcionalmente muy anchas. Los incisivos superiores son muy encorvados en sentido lateral, proporcionalmente muy angostos y muy gruesos, é implantados tan oblicuamente, que la cara anterior es casi lateral y la corona con su diámetro mayor en dirección casi ántero-posterior; la coro- na tiene 1 4 milímetros de ancho y 8 milímetros de grueso, y mues- tra sobre la cara interna un gran surco longitudinal. Las cinco muelas superiores ocupan un espacio de 60 milímetros. Formación tehuelche de Patagonia (tehuelche medio de Lagu- na Blanca, Territorio del Chubut). Trachytypotherium superans, n. sp. Representada por un cráneo 166 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA casi completo. Es apenas un poco mayor que la precedente, pero más robusta, difiriendo además por los incisivos superiores que están implantados en sentido más transversal, más ó menos como en Typotherimn maendrum, siendo también mucho más anchos queen la otra especie y menos arqueados en sentido lateral; tienen 19 milímetros de ancho y 10 de grueso. Las muelas superiores se distinguen por las ondulaciones de la cara externa, que son mucho menos acentuadas que en la otra es- pecie. Las cinco muelas superiores ocupan un espacio longitudi- nal de 63 milímetros y forman una serie menos arqueada. La barra es corta, de solo 9,2 milímetros de largo, y la región del paladar correspondiente á la barra se enancha gradualmente hacia atrás teniendo en su parle posterior, inmediatamente adelánte de los molares 3, un ancho de 28 milímetros. La distancia del borde anterior del incisivo superior al borde posterior de la última muela, es de 103 milímetros. El cráneo tiene 195 milímetros de largo y detrás de las órbitas, 116 milímetros de diámetro transverso. Formación tehuelche de Patagonia (tehuelche medio de Laguna Blanca). Trachytypotherium rectum, n. sp. Representada por fragmentos de ramas mandibulares y de maxilares con algunas muelas suel- tas. Se distingue fácilmente por el tamaño notablemente menor que el de T. Lehmann-Nilschei. Hay de un mismo individuo, las muelas inferiores 5 y 6 del la- do derecho, perfectas, y la muela 7 imperfecta. Estos dientes son de prisma absolutamente recto en sentido lateral, y al contrario fuertemente arqueado en sentido ántero-posterior. La cara inter- na muestra el surco anterior poco acentuado. La corona es corla y proporcionalmenle ancba. El molar o tiene 10 milímetros de diá- metro ántero-posterior, 5 milímetros de diámetro transverso y 28 milímetros de largo. Los dos molares 5 y 6 ocupan un espacio de 20 milímetros. Varias muelas sueltas superiores, todas imperfectas, por sus di- mensiones pequeñas parecen referirse ála misma especie; la más grande de estas muelas, en la parte media de la corona, tiene un diámetro ántero-posterior de solo 12 milímetros. Formación tehuelche del río Fénix y Laguna Blanca en Patago- nia. MAMÍFEROS CRETÁCEOS Y TERCIARIOS DE LA REPÚBLICA ARGENTINA 167 Trachytypotherium DisPARiLE, n. sp. Una muela tercera superior indica la existencia de otra especie de tamaño mayor q4e T. supe- rans. Esta muela difiere además de la correspondiente de la otra especie por la cara externa menos convexa y por presentar un sur- co perpendicular muy profundo sobre la cara externa cerca del bor- de anterior. La corona mide 7,5 milímetros de diámetro ántero- posterior sobre la cara externa y 8,5 milímetros de diámetro trans- verso máximo. Formación lehuelche de Patagonia (tehuelche medio de Laguna Blanca. Trachytypotherium vietum, n. sp. Un trozo de maxilar superior que conserva la última muela, indica una especie todavía más pe- queña que T. rectum, y no mayor que una de las grandes especies de Protypotherium. De los tres lóbulos de la cara interna de esta muela, el anterior es muy angosto y termina casi en punta ; el posterior es mucho más grande, ancho y redondeado ; el del medio, mucho más pequeño que los otros dos, está colocado más al inte- rior de la corona y como hundido entre los dos laterales. La corona tiene 12 milímetros de diámetro ántero-posterior, y el largo del prisma dentario en linea recta sobre el lado interno, es de 23 mi- límetros. Formación tehuelche de Patagonia (tehuelche medio de Laguna Blanca). Trachytypotherium mTEmvm=Typolheriu7n internum Amgh^ 1 891 . Examinando las piezas procedentes del mioceno de Catamarca que me sirvieron de tipo para fundar esta especie veo que coinci- den con las de Trachytypotherium en el prisma completamente recto de las muelas inferiores, esto es sin curva lateral, de modo que la especie debe formar parte de este género. Es igualmente pro- bable que el Typotherium Studeri Mor y Mere., de los mismos ya- cimientos forme también parte de este género. Al dar la descripción del Typotherium internwn.yo había sospe- chado que la ausencia de curva lateral en los molares inferiores indicaba que posiblemente se trataba de un género distinto. Restos de esta misma especie se han encontrado también en la Pampa Central, en el pueblo Bernasconi,á 14 metros de profundidad, y se conservan en las colecciones del Museo Nacional. 168 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Xenotherium IMMERSUM, n. g., D. sp, Este nuevo género de la fami- lia de los Tipoterídeos me es conocido por un solo diente, pero de una conformación tan singular que no deja lugar á duda referente á su distinción genérica. Es el incisivo inferior interno del lado de- recho de un animal del tamaño de Typotherium exiguum. Lá forma del prisma dentario y la dirección de su doble curva ánteroposte- rior y lateral es absolutamente igual que en el diente correspon- diente de Typotherium. La cara posterior ó lingual presenta una depresión longitudinal más angosta y más profunda que en el dien- te correspondiente del otro género ; sobre la cara lateral externa hay otra depresión longitudinal bien acentuada que indica la existencia de un incisivo lateral, cilindrico, que se apoyaba sobre la mencionada depresión. La cara anterior ó labial es un poco con- vexa y con suaves estrias longitudinales. El esmalte está limitado á la cara anterior. La superficie tritoria de la corona presenta el carácter más nota- ble y absolutamente distintivo de este género. En vez de estar gastada en forma de valle transversal como en Typotherium, está gastada en declive oblicuo sobre la cara anterior, de arriba hacia abajo y hacia atrás, es decir, en una forma completamente opuesta á la de los roedores, en los cuales está gastada sobre la cara posterior. El diente mide 16 milímetros de ancho y 8 de grueso; la longitud del prisma dentario en línea recta es de 47 milímetros. La super- ficie tritoria en declive tiene 18 milímetros de diámetro transverso máximo y 11 milímetros de diámetro ánteroposterior máximo. Los incisivos superiores debían gastarse oblicuamente sobre la cara posterior, pero además, para que pudiera producirse la su- perficie de desgaste anterior de los incisivos inferiores, la región sinfisaria debía levantarse hacia arriba de una manera muy pro- nunciada, lo que también presupone notables diferencias en la conformación del intermaxilar. Mioceno superior de Monte Hermoso. Typotherium Bravard. Con motivo de la determinación de los restos de Tipoterídeos encontrados últimamente en el terciario neogeno de Patagonia, he examinado los representantes de este grupo de las distintas formaciones, obteniendo de este examen resultados interesantes que obligan á modificar en parte la nomen- clatura de las especies de los horizontes más recientes. A partir del antiguo género Eutrachytherus hasta las especies MAMÍFEROS CRETÁCEOS Y TERCIARIOS DE LA REPÚRLICA ARGENTINA 169 más recientes del género Tijpotherium, se ha efectuado un cambio gradual en la conformación del intermaxilar y de la parte anterior del paladar, en una dirección tan constante que el solo examen de esta región del cráneo permite juzgar de la antigüedad geológica relativa de las diferentes especies. En Eutrachytherus, la parte anterior del paladar, á partir de la parte anterior del intermaxilar, se enancha gradualmente hacia atrás. En los representantes de la formación tehuelche antigua, como Trachytypotherium, este enancha miento es mucho menor, y poco aparente á causa de haberse enangostado el paladar en la parte anterior de los maxilares. En todos los ejemplares de cráneos de Tipoterios de Monte Her- moso, este enangostamiento es todavía un poco mayor, de manera que el ancho del paladares igual ó casi igual en la región del inter- maxilar y en la parte anterior de los maxilares. En los cráneos de Typotherium del pampeano inferior, el enan- gostamiento es mucho mayor y tan considerable que la región del paladarcorrespondiente al iiitermaxilar es notablemente más ancha que la parle correspondiente á la parte anterior de los maxi- lares. Resulta de esto, que todas las especies de Typotherium de Monte Hermoso son distintas de las que se encuentran en el pampeano inferior, y que he incurrido en error al referir restos de esta última procedencia á especies que se encuentran en aquel horizonte, y vice-versa. Typotherium maendrum A.mgh., 1887. Fundé la especie sobre restos que encontré personalmente en Monte Hermoso, y es exclu- siva de este horizonte. Los restos de Typotherium del pampeano inferior que referi ála misma especie, se distinguen de ésta fácil- mente por el gran enangostamiento del paladar inmediatamente detrás del inlermaxilar. Según todas las probabilidades, T. maen- drum es el antecesor directo del T. cristatum áe\ pampeano infe- rior. Typotherium pachygnathum, H. Gerv. y Amgh.La especie fué fun- dada sobre restos procedentes del pampeano inferior del lecho del Río de la Plata, y es exclusiva de este horizonte. Se encuentra representada en las colecciones del Museo Nacional 170 'ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA por cráneos y mandíbulas más ó menos perfectos; difiere del T. cristatum por las ramas mandibulares notablemente más bajas, mientras que las muelas ocupan el mismo espacio longitudinal. La sínfisis mandibular es proporcionalmente más gruesa en la parte anterior y con los incisivos internos notablemente más anchos. El alto de la rama horizontal en la muela 6 es de 56 milímetros en T. pachy gnathum y de 67 milímetros en T. cristatum, mientras que los incisivos internos tienen en esta última especie un ancho de sólo 20 á 22 milímetros y de 26 á 30 milímetros en la primera. En el cráneo, el T. pachijgnat/iim mueslva detrás del intermaxilar el mismo estrechamiento que en T. cristatum, pero los incisivos son igualmente más anchos, la región palatina del intermaxilar es más plana, y el paladar en la región de los molares no tan cóncavo. Typotherium pseudopachygnathum, n. sp. Por los datos que prece- den y sobre todo por la conformación de la parte anterior de la región palatina, es claro que los restos de Typotherium de Monte Hermoso que referí al T. pachy gnathum pertenecen á una especie diferente. Esta se distingue además netamente por el cráneo más corto, proporcionalmente más ancho, con el plano fronto-nasal más deprimido, y la región del paladar adelante de la primera muela, de ancho uniforme. Como tipo de la especie debe tomarse el cráneo que he descripto y figurado en Contribución al conocimiento de los mamíferos fósiles de la República Argentina, páginas 419-420, lá- mina 19, figura f. 1, a. 1889, refiriéndolo erróneamente al T. pa- chy gnathum. Typotherium ExiGuuM, Amgh., 1887. Fundé la especie sobre restos que recogí personalmente en Monte Hermoso. Es una de las más pequeñas de este género, de cráneo muy corto y sumamente ancho; los nasales son cortos, muy abovedados en la parte posterior y se extienden atrás hasta el nivel de la parte posterior de las órbitas, las cuales son de tamaño muy reducido. El paladar es proporcionalmente muy ancho, con la última mue- la notablemente más pequeña que la penúltima, pero se enangosta de un modo muy acentuado hacia adelante, siendo en la barra de ancho sensiblemente igual. Las cinco muelas superiores ocupan un espacio de 70 milíme- MAMÍFEROS CRETÁCEOS Y TERCIARIOS DE LA REPÚBLICA ARGENTINA 171 metros. El paladar, entre el par de muelas posteriores, tiene un ancho de 49 milímetros, y el diámetro transverso máximo del crá- neo entre los arcos sigomáticos es de 127 milímetros. La especie resulta ser exclusiva de Monte Hermoso. Los restos de Typotherium del pampeano inferior (ensenadense) que he refe- rido á esta misma especie son de otra distinta que designo con el nuevo nombre que sigue. Typotherium Eguiai, n. sp. El tamaño es el mismo de T. exi~ guum pero la conformación del cráneo resulta ser muy distinta. El intermaxilar es corto, muy ancho, y se enangosta atrás de una ma- nera muy acentuada; el mismo enangostamiento se observa en la parte correspondiente del paladar. Las nasales sólo llegan hacia atrás hasta la parte anterior de las órbitas. La cresta sagital es bastante más larga, el plano frontal más aplastado y las órbitas mucho más grandes que en la especie precedente. El paladar es considerablemente más estrecho y más cóncavo, y las tres últimas muelas superiores tienen absolutamente el mismo largo. El tipo de la especie es el cráneo que describí y figuré {Contrib. come, mamíf. fós. Kep. Arg. p. 917, lam. XCV, fig. 1 y 2, a. 1889) atribuyéndolo erróneamente á T. exiguum-, formaba parte de la colección que fué del finado Manuel Eguía, actualmente propiedad del Museo Nacional. La especie es exclusiva del pampeano inferior. Faai. Eutraehytheridae IsopRoéoRiuM, Nombrenuevo en substitución de Proednmw Amgli. 1895, nombre ya empleado con anterioridad {Proedrus Foerster, 1888) para un género de Insectos. Tipo, Isoproedrium=Proedium solitarium Amgh., 1895. Fam. Galaeopithecidae Algunos restos, desgraciadamente hasta ahora poco numerosos, indican la existencia de un pequeño grupo de animales aliados de los Protipoterídeos más primitivos, pero que por la especializa- ción singular de los dientes anteriores, incisivos, caninos y prime- 172 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA ros molares, parecen constituir e! tronco de origen de los actua- les Galeopitecos, confinados hoy en la península malásica, en las islas de la Sonda y Filipinas. El singular Galeopithecus, colocado sucesivamente en los Queirópteros, en los Insectívoros y en los Lemurianos, sería pues un representante existente y sumamente especializado del orden de los Typotheria, y muy cercano también délos Prosimios más primitivos, como los ISotopitheciclae, que son á la vez los antecesores de los Typot hería y de los Lemuroidea. Progaleopíthecus, n. g. Sólo se conoce la parte anterior déla mandíbula, los incisivos, el canino y los primeros molares. Los dos incisivos internos son pequeños, de corona deprimida, como espatulada, muy larga y dividida en dos partes por una hendidura profunda que va casi hasta el mismo cuello del diente; la raíz es cónico-cilíndrica. El incisivo externo, el canino y la primera muela son más gruesos que los incisivos internos, de co- rona más corta, más ancha, convexa sobre la cara labial, como excavada sobre la cara lingual, y con entalladuras ó hendiduras más ó menos profundas sobre el borde coronal; la raíz es gruesa, cónica ó fusiforme. La muela segunda es mucho más grande y alargada de adelante hacia atrás, bilobada y con dos raíces bien separadas; el lado interno de cada lóbulo es un poco excavado y presenta varias cúspides sobre el borde coronal, siendo la del me- dio más grande y más elevada que las demás. La sínfisis presenta las dos ramas mandibulares completamente fusionadas, con los incisivos internos dirigidos horizontalmente adelante, el externo y el canino oblicuamente hacia adelante y arri- ba, y toda la dentadura en serie continua muy apretada. De una comparación de este género con Galeopithecus parece re- sultar que este último ha perdido los dos incisivos internos de Pro- galeopühecus. Los dos dientes anteriores pectinados de Galeopithe- cus corresponderían al incisívoexterno y al canino de Progaleopithe- cus que se habrían especializado pasando á ocupar el lugar de los incisivos internos; las hendiduras coronales de esos dientes habrían tomado la misma forma que en los incisivos internos desapareci- dos, que es absolutamente igual á la que se ve en el género actual . El llamado incisivo externo uniradiculado de Galeopithecus sería el primer molar uniradiculado y de corona palmeada de Progaleopi- thecus. El que en Galeopithecus se denomina canino y que tiene dos raíces distintas y la corona con varias puntas, de las cuales la del MAMÍFEROS CRETÁCEOS Y TERCIARIOS DE LA REPÚBLICA ARGENTINA 173 centro es más grande y más alta, corresponde perfectamente al segundo molar de Progaleopitliecus. Progaleopithecus físsurellatus, n. sp. El tamaño de esta especie es muy pequeño, comparable al de un ratoncito. Los incisivos infe- riores internos 1 y 2 tienen una corona de sólo 1,3 milímetro de ancho y 4 milímetros de largo, dividida poruña hendidura que se prolonga hasta el cuello en dos partes iguales; estas forman como dos ramas de una horquilla y difieren de las de los mismos dientes de Patriarchus en que son mucho más largas, y no cilindricas sino aplastadas, convexas sobre la cara labial; deprimidas y como espa- tuladas y con una carena longitudinal mediana sobre la cara lin- gual; presentan la hendidura más ancha en la base de la corona que en la cúspide; la raíz que soporta las dos ramas de esta hor- quilla es corta y cónica. El incisivo externo ó tercero es mucho más grueso, pero de coro- na más corta y que se enancha en forma de abanico, con la cara labial convexa y la lingual excavada y limitada en la base por un reborde bien acentuado. Visto por la cara labial, la corona aparece dividida en dos lóbulos por una hendidura poco profunda, siendo el lóbulo anterior más angosto, más saliente y dirigido hacia ade- lante; el lóbulo posteriores más ancho, más corto y echado hacia atrás en dirección casi opuesta al anterior. Vistas por la cara lin- gual la misma hendidura externa aparece sobre el lado interno en forma de una escotadura que se prolonga más hacia la base, y con tendencia á formar escotaduras laterales accesorias. El lóbulo anterior sobre la cara interna es simple; el posterior, mucho más ancho, presenta una carena longitudinal que se enancha hacia la base, y divide el lóbulo en dos partes, cada una de ellas profunda- mente excavada y con tendencia á la formación de escotaduras sobre el borde coronal. La corona tiene 2,5 milímetros de ancho en el borde coronal y solo 2 milímetros de largo máximo. La raíz, muy gruesa en el cuello, disminuye rápidamente de diámetro ter- minando en punta cónica. El canino y la primera muela que sigue tienen absolutamente la misma forma con la única diferencia de ser apenas un poco más grandes. El molar 2 es un diente de corona baja y alargada de ade- lante hacia atrás y con dos raíces bien separadas. La corona está dividida en dos lóbulos; el lóbulo anterior está á su vez dividido en tres puntas cónicas, siendo la del medio la más alta; el lóbulo 174 anales de la sociedad científica argentina posterior muestra una sola cúspide ancha con tendencia á divi- dirse. Lo corona tiene 3,5 milímetros de diámetro ántero-posterior j apenas 2 milímetros de alto. Cretáceo superior dePatagonia (pyrotheriense inferior del Chu- but). Progaleopithecus Tournoüeri, n. sp. Una muela 2 inferior per- fecta y algunos fragmentos de dientes anteriores indican una segunda especie de este género por lo menos de doble tamaño que la precedente y con la dentadura más complicada. Pertenece á este mismo animal un trozo de mandíbula con los tres incisivos, el canino y las dos primeras muelas que me ha mostrado el señor Andrés Tournouér á quien dedico la especie. Los dos incisivos internos 1 y 2 son bipartidos como en la especie precedente, pero las dos ramas de la horquilla son menos aplasta- das y la raíz es más gruesa y mucho más larga ; ambos incisivos juntos no alcanzan á ocupar un espacio de 3 milímetros de ancho. El incisivo externo 3 es mucho más grueso que los internos 1 y 2, con la corona corta y muy ancha en el borde coronal, disminu- yendo gradualmente hacia el cuello, lo mismo que la raíz hacia la base. Difiere del mismo diente de la especie anterior por el lóbulo de adelante, el cual en su cara interna cóncava muestra dos esco- taduras en vez de una, siendo la anterior mucho más profunda que la posterior. El canino es absolutamente de la misma forma que el incisivo externo, distinguiéndose de éste únicamente por la escotadura del lóbulo anterior sobre la cara lingual que es mucho más pro- funda. La muela I tiene igualmente la misma forma general del incisi- vo externo y del canino, con la única diferencia de ser un poco más grande, con la corona más ensanchada y la cavidad más grande y más profunda. Estos tres dientes, incisivo3, canino y muela 1, ocu- pan un espacio de L2 milímetros. La muela 2 es de corona baja y alargada, con dos raíces como la precedentey varias puntas en la corona. Sobre la cara externa ó la- bial sólo aparecen las tres puntas principales que son ; la del me- dio que es mucho más grande y más elevada que las demás, y las anterior y posterior más bajas. Sobre la cara interna ó lingual aparece otra punta cónica bien desorrollada en el lóbulo an- terior y dos ó tres más imperfectas en el posterior. La corona de esta MAMÍFEROS CRETÁCEOS Y TERCIARIOS DE LA REPÚBLICA ARGENTINA 175 muela tiene 5 milímetros de diámetro ántero-posterior y un poco más de 2 milímetros de alto. Cretáceo el más superior de Patagonia (pyrolheriense superioi- de Deseado) . Ord. TOXODONTIA Fam. Toxodontidae Stereotoxodon tehuelche, n. g.,n. sp. Este animal está represen- tado por un molar superior de reemplazamiento, el tercero ó cuarto casi entero, un trozo de otro molar, probablemente el quinto supe- rior, y un trozo de un incisivo superior, todos de un individuo. Estos restos indican un animal del tamaño de Nesodon imbricatus, pero más cercano de Haplodontherium que de ningún otro de los géneros conocidos. Las muelas reemplazantes superiores difieren de las de Neso- don, Toxodon y demás animales del mismo grupo por su contorno cuadrangular en vez de triangular (Toxodon) ó elíptico (Haplodon- íáerw??!) ; por estar implantadas no oblicuamente como en estos sino casi transversalmente, y por la cara externa que no está en línea diagonal al eje longitudinal del maxilar sino que es longitudinal y vuelta al lado externo de una manera perfecta. Los prismas denta- rios presentan las mismas interrupciones de esmalte que en los géneros Toxodon, ñaplodontherium, etc. La capa de esmalte de la cara externa es rayada y estriada vertical mente de una manera muy profunda. Las muelas superiores son tan arqueadas como en To- xodon. ( Continuará.) BIBLIOGRAFIA lievy-Salvadop, Utilisation des chutes d’eau pour la produetion de rénergie électrique, 1 vol. de 122 páginas con 46 fig. Ch. Béranger, editor, 1903, precio 5 fr. Libro de verdadera utilidad, pues, dejando á un lado el aprovechamiento de las grandes caídas de las altas montañas, el autor se ha dedicado á estudiar los pequeños saltos, que son los más numerosos. JPasciiale TJlivi, L’industria frigoriflea, 1 volumen de XII, 168 páginas con 16 figuras intercaladas en el texto y 16 tablas. Milán, 1904. Editor U. Hoepli, precio liras 2. Describe las diversas máquinas frigoríficas, el enfriamiento del aire, la fabri- cación del hielo, da cuadros y datos numéricos, las nociones de física reque- ridas y nociones sobre la licuación del aire y de los demás gases. Entre nosotros, donde tanto incremento ha tomado la conservación de las car- nes, este manual presenta indiscutible interés, tanto más que en pequeña mole condensa cuanto puede ocurrir en la práctica. Basta agregar que su autor es di- rector técnico de una fábrica de hielo. Valentino Goí'fi, Manuale del disegnatore mecánico, 3^ edición, revista, corregida y ampliada, 1 vol. de xiv y 552 páginas con 477 figuras intercala- das en el texto. Milán, 1903. Editor, Ulrico Hoepli. Precio, liras 6,50. Su tercera edición es el mejor elogio de esta obra que el autor ha dividido en tres partes. En la 1° da nociones de matemáticas, cuadros de pesas, medidas, di- mensiones délos hierros en plaza, resistencia de materiales, etc. ; en la 2% des- cribe las máquinas simples, soportes, juntas, empalmes, tornillos, válvu- las, robinetes, trasmisiones, bombas, ruedas hidráulicas, turbinas, martinetes, etc.; en la 3° trata de las máquinas y bombas de vapor, reguladores, calderas, destiladores, etc. El autor es profesor de los alumnos maquinistas de la Real nave América. Salvador Diuaro, Atlas de máquinas y calderas, 1 vol. de 80 pági- nas de texto y notas tecnológicas y 112 laminas con 170 figuras. Milán, 1903. U. Hoepli, editor. Precio 3 liras. Es una obrita modesta, porque está dedicada á los obreros mecánicos ; pero en- cierra mucha ciencia práctica, pues es el fruto de más de 30 años de labor me- cánica en oficinas industriales, ferrocarriles, astilleros y arsenales reales italia- nos, de parte del autor, que es profesor de mecánica industrial y dibujo de má- quinas en la escuela de artes y oficios deGénova. B. SOCIOS HONORARIOS Dr. R. A. Philippi. — Dr. Juan J. J. Kyle. — Ing. Luis A. Huergo (padre) Ing. J. Mendizábal Tamborrel. — Dr. Estanislao S. Zeballos SOCIOS CORRESPONDIENTES Aguilar, Rafael México. Ameghino, Florentino La Plata. Arechavaleta, José Montevideo. Arteaga Rodolfo de Montevideo. Ave-Lallemant, Germán Mendoza. Brackebnsch, Luis Córdoba. Ballvé, Horacio 1. de Año N. Carvalho José Carlos Hio Janeiro. Corti, José S Mendoza. Corthell, Elmer L New York. Lafone Quevedo, Samuel A. . . . Catamarca. SOCIOS Lillo, Miguel Tucuman. Morandi, Luis Villa Colon (U, Nordenskjiold, Oito Upsala (S.) Paterno, Manuel Palermo (It .) Patrón, Pablo Lima. Reid, Walter F.' Lóndres- Scalabrini, Pedro Corrientes. Spegazzini, Carlos La Plata. Tobar, Carlos R Quito. Villareal, Federico Lima. Von Ihering, Hermán San Paulo (R.) ACTIVOS Abella Juan Acevedo Ramos, R. de Adamoli, Alberto. Adano, Manuel. Ader. EnriqueA. Aguirre, Eduardo. Albarracin, Alberto L. Alberdi, Francisco N. Albert, Francisco. Alric, Francisco. Alvarez, Fernando. Anasagasti, Horacio Ambiosetti, Juan B. Amoretti, Alejandro, Arata, Pedro N. Araya, Agustín. Arigós, Máximo. Arce, Manuel J. Arce, Santiago. Arditi, Horacio. Areco, Alberto S. Arroyo, Franklin. Aubone, Carlos. Avila Méndez, Delfín. Avila, Alberto Ayerza, Rómulo Aztiria, Ignacio. Babuglia, Antonio. Badaró, Bugenio. Babia, Manuel B. Bancalari, Juan. Bancalari, Enrique A. Barabino, Santiago E. Barbará Adolfo- Barilari, Mariano S Barzi, Federieo. Battilana, Pedro. Baez, Domingo A Baudrix, Manuel C. Bazan, Pedro. Benoit, Pedro (hijo). Berro Madero, Carlos Bimbi, José. Bell, Carlos H. Besio, Moreno Baltazar Besio, Moreno Nicolás Beverini, Alberto. Biraben, Federico. Bosch, Benito S. Bosch, Elíseo P. Bosch, Anreliano R. Bonanni, Cayetano. Bonus, Adrián. Bosque y Reyes, F. Bosque, Carlos Brian, Santiago Buschiazzo, Francisco. Buschiazzo, Juan A. Buschiazzo, Juan C. Bustamante, José L. Caimi, Ramón. Candiani, Emilio Cálcena Augusto. Cagnoni, Alejandro N. Gagnoni,Juan M. Gamus, Nicolás Gandioti, Marcial R. Calíale, Humberto. Cano, Roberto. Cantilo, José L. Cantón, Lorenzo. Carranza, Marcelo. Cardoso, Mariano J. Cardoso, Ramón. Carossino, Jacinto F. Castellanos, Carlos T. Castañeda. Ramón Castro, Vicente. Claps, Andrés. Cernadas, Carlos. Cerri, César. Gilley, Luis P. Chanourdie, Enrique. Chapiroff, Nicolás de Cheraza, Gerónimo. Chiocci Icilio . Chueca, Tomás A. Clérice, Eduardo E. Cobos, Francisco. Gock, Guillermo. Gollet, Carlos. Coni, Alberto M. Coquet, Indalecio Coria, Valentín F. Cornejo, Nolasco F. Corvalan Manuel S. Coronel, Policarpo. Courtois, U. Cremona, Andrés A Cremona, Víctor. Cuenca, Felipe. Cuomo, Miguel. Curutchet, Luis. Curutchet, Pedro. Damianovich, E. A. Darquier, Júan-A. Dasseii, Claro C. Davel, -Manuel. Dates, Germán. Diaz de Vivar, M Domínguez, Juan A. Dorado, Enrique. Douce, Raimundo. Doyle, Juan. Duhart, Martin. Duhau. Luis. Duncan, Cárlos D. Durrieu, Mauricio. Durelli, Amilcar. Drago, Luis M. Echagüe, Carlos. Elía, Nicanor A. de Eppens, Gustavo. Esteves, Luis. Espiasse, Alberto. Espinasse Jorge. Etcheverry, Angel. Ezcurra, Pedro. Fasiolo, Rodolfo I. Fernandez, Alberto J. Fernandez, Pedro A Fernandez Poblet, A. Ferrari, Rodolfo. Ferreyra, Miguel. Figueroa, Octavio. Fynn, Enrique. Flores. Emilio M. Foster, Alejandro. Friedel, Alfredo. Gainza, Alberto de- Gallardo, Angel. Gallardo, José L. Gallardo, Miguel A. Gallardo, Garlos R. Gallego, Manuel. Gallino, Adolfo. Gándara, Federico W. Garat, Enrique. Garay, José de. García, Carlos A. García, M. Jesús Gardeazabal, Narciso. Gatti, Julio J. Gentilini, Pascual. Geyer, Carlos. Ghigliazza, Sebastian. Giménez, Joaquín. Giménez, Angel M. Giuliani, José. Girado, José I. Girado, Francisco J. Girado, Alejandro. Girondo, Juan. Girondo, Eduardo. Goldemhorn, Simón. Gómez, Pablo E. Gonzalos, Arturo. González, Agustín. SOCIOS ACTIVOS (Continuación) González Cazón Vicente. González Carman R. Gotusso, Luis Gradin, Carlos. Gregorina, Juan Gregorini, Juan A. Guido, Miguel. Gutiérrez, Ricardo J. Hary, Pablo. Herrera Vega, Rafael. Herrera Vega, Marcelino Herrera, Nicolás M. Herrero, Ducloux E. Herlitzka, Mauro. Henry. Julio Hicken, Cristóbal. Holmberg, Eduardo L. Holmberg Eduardo A. Hoyo, Arturo. Hubert, Juan M. Huergp, Luis A. (hijo). Hughes, Miguel. Ibarra, Vicente. Iriarte, Juan Iribarne, Pedro. Isnardi, Vicente. Israel, Alfredo C. •turbe, Miguel. Jacobo, Cándido. Juni, Antonio. Jurado, Ricardo. Justo, Agustín P. Krause, Olto. Klein, Hermán Kliman, Mauricio. Labarthe, Julio. Lacroze, Pedro. Lagos Garcia, Carlos Lagrange, Carlos. Lanús, Eduardo M. Langdon, Juan A. Laporte Luis B. Larreguy, José Larguia, Carl«)s. Latzina, Eduardo. Lavalle, Francisco. Lavergne, Agustin. Lea Alian B. Leonardis, Leonardo de Lehmann, Guillermo. Lehemann, Rodolfo López, Aniceto E. López, Martin J. Loyola, Luis F. López, Pedro J. Lucero, Apolinario. Lugones, Leopoldo Lugones, Castelfort. Lugones, Arturo. Lugones Velasco, Sí"^ Luiggi, Luis Luro, Rufino. Luro, Pedro 0. Ludwig, Carlos. Machado, Angel. Madrid, Enrique de Maglione, José L. Maligne, Eduardo. Mallol, Benito J. Marin, Placido. Marquestou, Alejandro. Marcet, José A. Marcó del Pont, E. Marenco, Eleodoro. Marengo, José. Martínez Pita Rodolfo. Martini, Rómulo E. Marty, Ricardo Matharán, Pablo. Maschwitz, Carlos. Massini, Carlos. Massini, Estevan. Massini, Miguel. Maupas, Ernesto. Maza, Juan. Mattos, Manuel E. de. Medina, José A. Mendez, Teófilo F. Mendizabal, José S. Mercáu Agustin. Merian, Eduardo Mermos, Alberto. Meyer Arana, Felipe. Miguens, Luis. Mignaqui, Luis P. Millan, Máximo. Mitre, Luis Molina y Vedia, Delfiua Molina y Vedia, Adolfo. Moeller. Eduardo. Molina, Waldino. Molina, Civit Juan. Mon, Josué R. Morales, Cárlos Maria. Moreno, Jorge Moreno, Evaristo V. Moron, Ventura. Moron, Teodoro F. Mosconi, Enrique Mugica, Adolfo. Naon, Alberto Navarro Viola, Jorge. Negrotto, Guillermo. Newton, Artemio R. Newton, Nicanor R. Niebuhr, Adolfo. Nistromer, Carlos Newbery, Jorge. Noceti, Domingo. Nogués, Pablo. Ñongues, Luis P. Nouguier, Pablo. Noulé, Eduardo. Ocampo, Manuel S Ochoa, Arturo. O'Donell, Alberto C Olaechea y Alcorta, P 01azabal,Alejando M . Olivera, Carlos E. Oliveri, Alfredo Orcoyen Francisco. Ortúzar, Alejandro (h.) Orzabal, Arturo. Otamendi, Eduardo. Otamendi, Rómulo. Otamendi, Alberto. Otamendi, Juan B. Otamendi, Gustavo. Otero Rossi, Ildefonso Outes, Félix F. Outes, Diego E. Padilla, José. Padilla, Isaías. Pais y Sadoux, C. Paitovi Oliveras A. Palacio, Emilio. * Palacio Alberto. Palma, Edmundo. Páquet, Cárlos. Pattó, Gustavo. Pelizza, José. Pelleschi, Juan. Pereyra, Emilio. Perez, Alberto J. Petersen, Teodoro H. Pigazzi, Santiago. Piaña, Juan . Piaggio, Antonio. Pinero, Antonio F. Pirovano, Juan. Pizzurno, Pablo A. Puente, Guillermo A. Puig, Juan de la C. Puiggari, Pío. Puiggari, Miguel M. Prins, Arturo. Quirno, Jorge. Quiroga, Atanasio. Raffo, Bartolomé M. Ramos Mejía, Ildefonso Rebagliati, Alberto. Razori, Francisco. Recagorri, Pedro S. Retes, Antonio. Repetto, Luis M. Repossini, José. Reynoso. Higinio Riccheri, Pablo. Riglos, Martiniano. Rivara, Juan Rodríguez, Andrés. Rodríguez, Miguel. Rodriguezdela Torre, C. Rofib, Juan. Rojas, Estéban C. Roj as, Félix. Romero, Armando. Romero, Cárlos L. Romero, Félix R. Romero, Julián. Ronco. Alfredo. Rosetti. Emilio. Rospide, Juan. Rouge, Marcos. Rubio, José M. Ruiz Huidobro, Luis. Saenz Valiente, Ed. Saeiiz, Valiente Anselmo Sagastume, José M. Saíovitz, Manuel. Sánchez Díaz, José. Sanglas, Rodolfo. Sarrabayrouse, Euge“*'’ Santangelo, Rodolfo. Segovia, Fernando Sauze, Eduardo. Segovia, Vicente. Saralegui, Luis. Sarhy, José S. Sarhy, Juan F. Schickendantz, Emilio. Schneidewind, Alberto Seguí, Francisco. Selva, Domingo. Senat, Gabriel, Senillosa, Juan A. Silva, Angel. Simonazzi, Guillermo. Siri, Juan M. Sisson, Enrique D. Solari, Emilio . Soldani, Juan A. Soldano, Ferruccio. Spinetto, Silvio Spinedi, Hermeneg. F. Spinola, Nicolás Stuart Pennington, M Swenson, U. Tamini Crannuel, L. A. Tassi, Antonio Taiana, Alberto. Taiana, Hugo. Tejada Sorzano, Carlos Texo, Federico Thedy, Héctor. Toepecke, Ernesto. Torres Armengol, M. Torres, Luis M. Torrado, Samuel. Traverso, Nicolás Trelles, Francisco M. Trelles, Pió. Thibon, Fernando. Criarte Castro Alfredo üttinger, Alberto. Valenzuela, Moisés Valerga, Oronte A. Valle, Pastor del Varela Rufino, (hijo) Vázquez, Pedro. Vico, Domingo. Vidal Carrega, Carlos Videla, Baldomero. Vilanova Sanz,Florenci‘> Villegas, Eelisario. Vivot, Eduardo. Wauters, Garlos. Wernicke, Roberto White, Guillermo. White. Guillermo J. Wilmart, Raimundo Williams, Orlando E. Yanzi, Amadeo Zamboni, José J. Zavalia, Salustiano. Zamudio, Eugenio Zerda, Víctor, de la Zerda, José de la Zuníno, Enrique. ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTIFICA ARGENTINA Director : Ingeniero SANTIAGO E. BARABINO Secretarios : Doctor Julio J. Gatti, señor Pablo A. Pizzu/ ) REDACTORES^ jui 12 yé lugeniero Eduardo Aguirre, doctor Ignacio Aztiria, doctor Enrique Fynn,"5h^|íCHS(f aL Carlos Maschwitz, ingeniero Emilio Palacio, doctor Carlos M. Morales, ingeni^T^ '" Julio Labarthe, ingeniero Emilio Candiani, ingeniero Alberto Schneidewind, doctor Angel Gallardo, doctor Pedro N. Arata. ingeniero José S. Corti, ingeniero Federico Birabén, ingeniero Vicente Castro, ingeniero Eduardo Latzina. ABRIL 1904. — ENTREGA — TOMO LVII ÍNDICE DE LA PRESENTE ENTREGA Memoria anual del Presidente de la Sociedad Científica Argentina, correspondien- te al XXXP período, 177 Frédéric Landolph. Études sur le hublon 194 Jorge Newbery. Consideraciones generales sobre la municipalización dei servicio de alumbrado ¿03 Anselmo Ciappi. Utilización de las fuerzas hidráulicas (Conferencia dada en Roma). 219 Bibliograp’ía : Effren Magrini, 1 nuovi sistemi di ferro vie in Europa.— Day, Me- diciones eléctricas i magnéticas. — D’Hubert, Les métaux usueis. — Giard, Controverses transforrnistes. — D’Hubert, Les minérais, les métaux, les alliages. — Gibbs, Diagrames et surfaces thermodynamiques. — Mathias, Le point criti- que des corps Pours. — Dassen, Tratado elemental de geometría euclidea ; Carga de los vehículos ; Etudes sur les quantités mathématiques, grandenrs diri- gées, quaternions ¿36 Miscelánea : Concurso Cristóbal Giagnoni. — Puente de cemento armado. — Con- tralor de la velocidad de los tranvías i automóviles 239 BUENOS AIRES IMPRENTA Y CASA EDITORA DE CONI HERMANOS — CALLE PERÚ — 684 1904 JUNTA DIRECTIVA Presidente Ingeniero Vicente Castro. V ice-Presidente 1° Coronel Ingen. Arturo M. Lugones. Id. 2° Ingeniero Eduardo M. Lanús. Secretario de actas Doctor Enrique Herrero Ducloux. — correspondencia Señor Guillermo J. White. Tesorero Ingeniero Luis A. Huergo (hijo). Bibliotecario Señor José Sánchez Díaz. (Ingeniero Emilio Palacio. Ingeniero Julián Romero. Señor Vicente González Cazón. .Ingeniero Carlos Berro Madero. I Señor Juan B. Ambrosetti. Profesor Pablo A. Pizzurno. \ Ingeniero Evaristo V. Moreno. Gerente Señor Juan Botto. ADVERTENCIA A los señores autores de trabajos publicados en los Anales, que deseen tiraje aparte de sus estudios, se les previene que deben solicitarlos por escrito á la Dirección, para que esta á su vez los eleve á la Junta Directiva para ser consi- derados.’ La Dirección délos Anales sólo tomará en cueñta los pedidos de los 50 ejem- plares reglamentarios, debiendo entenderse los señores autores por el excedente á dicho número con la casa impresora de Coni hermanos. Los señores autores de trabajos, sólo tendrán derecho á la corrección de dos pruebas. Para todo lo referente á pruebas, manuscritos, etc., deben dirigirse á la Direc- ción, Cangallo 1SS5. La Dirección. PUNTOS Y PRECIOS DE SUSCRIPCION LOCAL DE LA SOCIEDAD, CEVALLOS 269, Y PRINCIPALES LIBRERÍAS Por raes $ m/íi l.OO Por año » 12.00 Núraero atrasado » 2. 00 — para los socios » 1.00 La suscripción se paga anticipada El local social permanece abierto de S á iO y media pasado meridiano MEMORIA ANUAL DEL PRESIDENTE DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA CORRESPONDIENTE AL XXXl“ PERÍODO (1® DE ABRIL DE 1903 AL 31 DE MARZO DE 1904) LEÍDA EN LA ASAMBLEA DEL 11 DE ABRIL DE 1904 Señores consocios : En cumplimiento de una prescripción reglamentaria, vengo á daros cuenta del estado actual de nuestra institución, y del cami- no recorrido durante su XXXI° período administrativo. Debo ante todo manifestaros mi sincero agradecimiento por la alta distinción con que me habéis honrado al designarme para ocu- par este sitio por el que han pasado hombres que tanto han contri- buido al desarrollo de nuestra naciente ciencia nacional y cuyos nombres conservamos con cariñoso respeto. Difíciles la marcha de estas instituciones en países nuevos como es el nuestro en que aún faltan energías para aplicarlas al progreso material. En las viejas naciones europeas es este excedente de energía hu- mana que sin aplicación en el mundo físico se refleja hacia el inte- lectual convirtiéndose en ciencia, en arte y en literatura. He ahí por qué no podemos tener una activa vida intelectual como desearía- mos; el indiferentismo de gran parte de nuestros consocios, no es una causa sino un efecto de este estado que no nos es dado mo- dificar. Vendrán días más felices para la alta cultura científica de nues- tro país, pues la riqueza material acumulada permitirá á un gran número de hombres dedicarse á las nobles tareas del espíritu, for- mando un ambiente propicio para un intenso desarrollo inte- lectual. AN. SOC. CIENT. ARG. — T. LVII 12 178 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Paso ahora á daros cuenta de la labor realizada durante el pre- sente período. Socios. — La Sociedad cuenta actualmente con 439 socios acti- vos, 5 honorarios y 22 correspondientes. El número de socios activos en 31 de marzo de 1903 era de 424, el de honorarios o y el de correspondientes 21 . Han ingresado durante el período transcurrido 17 socios nuevos y se han reincorporado 12, en todo, 29. Han salido por diferentes causas, 14. El número de socios correspondientes ha aumentado de 1 , por haberse nombrado en tal carácter al Teniente de fragata don Hora- ido Balivé, en la isla de Año Nuevo. He aquí la nómina de los nuevos socios activos aceptados ; Ernesto Toepcke, José L. Maglione, Pablo Ricchieri, Leopoldo Lu- gones, CastelfortLugones, Miguel Gnomo, GuillermoDominico, Jorge VV. Dobranich, José Giuliani, Gustavo Pattó, Alberto Fernán- dez Poblet, Julio J. Gatti, Pablo A. Pizzurno, Enrique Romero Brest, Alberto H. Cidra, Enrique Jáuregui. Los reincorporados fueron : Alberto Rebagliatti, Luis J. Delle- piani, Andrés E. Rodríguez, Julián Romero, Arenales Uriburu, Fe- lipe Perlazca, Pablo Hary. Alberto Palacio, Luis F. Loyola, Mau- ricio Durrieu, Carlos P. González, Alejandro Obligado. Se ha tenido que lamentar el fallecimiento de los socios, Alejan- dro Molas, Juan Rébora, Diolimpio Ortiz, Gregorio Rodríguez Gon- zález y Carlos Dawney. Asambleas. — Con la presente, tres han sido las asambleas reali- zadas en las que se ha procedido á la integración de la Junta Di- rectiva, á la renovación del cuerpo de redactores de los Anales y al nombramiento del Teniente de fragata señor Horacio Balivé como socio correspondiente en la isla de Año Nuevo. Junta Directiva. — En la asamblea del 20 de abril próximo pa- sado, quedó constituida la Junta Directiva en la siguiente forma : Presidente : Ingeniero Emilio Palacio. Vicepresidente 1° : Señor Juan B. Ambrosetti. Id 2": Teniente coronel Ingeniero Arturo M. Lugones. Secretario de actas : Doctor Enrique Herrero Ducloux. Id de Correspondencia : Ingeniero Luis Miguens. MEMORIA DEL PRESIDENTE 179 Tesorero : Ingeniero Luis A. Huergo (hijo). Bibliotecario: Señor Luis B. Laporte. Vocales ; Monseñor F. Yillanova Sanz, ingenieros: Carlos Echa- güe, Francisco Seguí, Santiago E. Barabino, Humberto Canale, ManuelJ. Arce, Carlos Berro Madero. Habiendo renunciado el señor Luis B. Laporte del puesto de Bi- bliotecario por haberse tenido que ausentar de la Capital, fué nom- brado para reemplazarlo el señor Vicente González Cazón. Así constituida ha funcionado hasta la fecha, habiendo celebrado 28 sesiones en las que se han tomado en consideración todos los asuntos entrados y de cuyas resoluciones se hadado cuenta en el movimiento social publicado en los Anales del mesde junio próximo pasado, y entre otras, las siguientes, tomadas después de aquella fecha : Adherirse al pedido de propaganda hecho por el secretario dele- legado del Comité de la lengua internacional, doctor Claro C. Dassen. Ampliar el alumbrado eléctrico en el local social. Subscribirse por intermedio de la casa de A. Galli, á las publica- ciones que á continuación se expresan, cuya subscripción se había suspendido por escasez de fondos, y comprar los tomos atrasados de las mismas, correspondientes á los años de 1900, 1901, 1902 y 1 903 : Annales des ponts et chaussees, París. The Builder, Londres. Revue Scientifique, París. Annales de Chimie et de Phisique, París. Revue des Revues, París. Nouvelles Annales de Maihématiques , París. Comptes Rendas de T Academie des Sciences, París. La Nature, París. Revue des deux Mondes, París. Sustituir el piso de baldosas que tenía el salón de lectura por piso de madera. Conceder autorización al señor Taullard para inaugurar un se- gundo curso de taquigrafía á contar del l°de marzo del corriente año, pudiendo asistir á dicho curso gratuitamente todos los socios que lo deseen. Autorizar al director de los Anales para que envíe á Europa números de los Anales, destinados á personalidades que pue- 180 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA dan prestar su contingente en cualquier forma á la Sociedad. Solicitar de la Intendencia municipal la exoneración del pago de los impuestos generales por el año 1903, esta solicitud fué despa- chada favorablemente. Nombrar al ingeniero Horacio Anasagasti en calidad de repre- sentante de la Sociedad en la Exposición de San Luis (N. A.) y enviar á dicha exposición los tres últimos años de los Anales y un ejemplar de todos los artículos publicados en los mismos y de los cuales se habían hecho tirajes aparte. Nombrar al doctor Carlos M. Morales para representará la Socie- dad en el segundo Congreso médico latinoamericano. De acuerdo con los artículos 1 6 y 1 7 del Reglamento, los miembros salientes de la Junta Directiva son los siguientes: doctor Enrique Herrero Ducloux, ingeniero Luis Miguens, ingeniero Luis A. Huer- go (hijo), ingeniero Carlos Echagüe, ingeniero Francisco Seguí, in- geniero Santiago E. Barabino, ingeniero Humberto Canale, ingenie- ro Manuel J. Arce, monseñor Florencio Villanova Sanz. Los mencionados señores se encuentran en el caso previsto por el artículo 17, es decir, han pertenecido á la Junta Directiva más de un año y para ser reelectos se necesitan las tres cuartas partes de los votos de la asamblea. Pasan á ser vocales los siguientes socios : Ingeniero Emilio Pa- lacio, teniente coronel ingeniero Arturo M. Lugones, señor Vicente González Cazón, señor Juan B. Ambrossetti, ingeniero Carlos Berro Madero. En consecuencia, hay que elegir los socios que han de ocupar los cargos de presidente, vicepresidente primero y segundo, secreta- rio de actas, secretario de correspondencia, tesorero, bibliotecario y dos vocales. Conferencias. — Trece conferencias se han dado durante el pre- sente período sobre los temas que se detallan á continuación : 27 de junio. Teniente de fragata señor Horacio Ballvé. Tema: I. Importancia de las expediciones polares y programa de la expedición antártica internacional de 1901 á 1903. — II. Descrip- ción del Observatorio de Año Nuevo, acompañada de proyecciones luminosas. — III. Expedición argentina de auxilio al « Antar- tico ». 1 1 de Julio. Ingeniero Domingo Selva. Tema: Sistema de cons- trucciones de cemento armado. MEMORIA DEL PRESIDENTE 181 2 de agosto. Doctor Eduardo L. Holmberg. Tema : La mímica en la naturaleza. 2 de agosto. Señor Carlos R. Gallardo. Tema : De Tierra del Fue- go al íguazú, con protecciones luminosas (estas dos últimas fue- ron dadas en el Politeama Argentino, en la fiesta que la Sociedad celebró en conmemoración del XXX° aniversario de su instalación. 28 de agosto. Ingeniero Domingo Selva. Tema : Bases del cál- culo de las construcciones de cemento armado. 5 de septiembre. Profesor Pablo A. Pizzurno. Tema : La reforma de la enseñanza secundaria v normal (estudio crítico). 19 de septiembre. Doctor Pedro J. Coronado. Tema : La reforma de la enseñanza secundaria. 26 de septiembre. Señor Leopoldo Lugones. Tema : La reforma de la enseñanza secundaria. 29 de septiembre. Doctor Vincenso Grossi.Tema : Viejas y nuevas tendencias de la política de la emigración y colonización en Italia, y en las principales naciones de Europa, en relación con la América en general, y con la República Argentina en particular. 17 de octubre. Profesor Pablo A. Pizzurno. Tema: Segunda con- ferencia sobre reforma de la enseñanza secundaria y normal. 30 de octubre. Ingeniero Carlos Wauters. Tema : Obras de rie- go en Tucumán, embalse del Cadillal en el río Salí. 6 de noviembre. Profesor Ugo Landí. Tema : I progressi della Sismología. 27 de noviembre. Ingeniero Carlos Paquet. Tema: Utilización de los canales de desagüe de la Provincia para la navegación, en conexión con el puerto de La Plata. Excursiones y visitas. — Siguiendo la práctica establecida, la so- ciedad h.a efectuado las siguientes visitas : 2 de septiembre. Al establecimiento «La Blanca», de la Compañía argentina de carnes congeladas. 27 de septiembre. Al Arsenal de Marina. 18 de octubre. A las instalaciones eléctricas de la compañía del Tramway Anglo-Argentino. 11 de noviembre. A la fábrica de papel « La Argentina », esta- blecida en Zárate. Anales: Las entregas han aparecido con regularidad duranteel período transcurrido, siendo su tiraje de 800 ejemplares. El núme- 182 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA ro de subscriptores continúa siendo muj reducido pues sólo alcan- za á 8. En la asamblea del 20 de abril del año próximo pasado,, por re- nuncia del señor Félix F. Outes del puesto de director y de los se- ñores Luis M. Torres y Cristóbal M. Hicken del de secretarios de los Anales, fueron designados, para completar el período délos re- nunciantes, los señores ingenieros Santiago E. Rarabino, Eugenio Sarrabayrouse y Nicolás Besio Moreno respectivamente. El señor Sarrabayrouse renunció el cargo por razones de salud, y en la asamblea del 30 de noviembre último, quedaron definitivamente constituidos el personal de dirección y redacción en la siguiente forma : Directo?': Ingeniero Santiago E. Barabino. Secretarios : Doctor Julio J. Gatti, profesor Pablo A. Pizzurno. Redactores: Ingeniero Eduardo Aguirre, doctor Ignacio Aztiria, doctor Enrique Fynn, ingeniero Carlos Maschwitz, ingeniero Emi- lio Palacio, doctor Carlos M. Morales, ingeniero Julio Labarthe, in- geniero Emilio Candiani, ingeniero Alberto Schneidewind, doctor Angel Gallardo^ doctor Pedro N. Arata_, ingeniero José S. Corti, in- geniero Federico Birabén, ingeniero Vicente Castro, ingeniero Eduardo Latzina. Así constituidos han funcionado hasta la fecha y de acuerdo con el Reglamento, el director y secretarios terminarán su mandato el 30 de noviembre de 1906 y el personal de redacción el 30 de noviem- bre próximo. Han contribuido ála publicación de los Anales, los autores de las memorias que á continuación se detallan y que oportunamente fueron publicadas en los Anales : Tres tesis de doctorado (artículo bibliográfico) por el ingeniero Federico Biraben. La perforación del túnel del Simplón, por el ingeniero J. Yeláz- quez Giménez. Máquina para resolver ecuaciones, pov Francis Marre. Memoria anual del presidente de la Sociedad Cientijica Argenti- na, correspondiente al XXX° período administrativo. Nuevos aparatos para medir distancias, por el ingeniero Emilio Palacio. El género Hippeastrum, una nueva especie y una nueva varie- dad, por el agrimensor Cristóbal M. Hicken. Asfalto de Jujuy, por el doctor E. Herrero Ducloux. MEMORIA DEL PRESIDENTE 183 La telegrafía sin hilos, conferencia leída en el Campidoglio el 7 de marzo de 1903, por el señor Guillermo Marconi. Sobre mamíferos fósiles del valle de Tarija, por el doctor Erland Nordenskjold. Precipitación del oro metálico cristalino por el aldehido fórmico, por M. N. Aveskieff. El doctor Hermán von Ihering , bibliografía de sus trabajos (1872- 1903). Un rayo de sol, por el doctor E. Herrero Ducloux. La telegrafía sin hilos, conferencia leída en el Campidoglio el 7 de mayo de 1903 (conclusión), por el señor Guillermo Marconi. Los indios Mosetenes z/ sw (conclusión)^ por el señor Sa- muel A. Lafone Quevedo. Topografía, taquimetría con el teodolito, por Augusto Sporeni. Un nuevo turbidímetro , por Charles Antony. Estudios experimentales sobre el cemento armado (traducido y extractado libremente del Monitore técnico, por el ingeniero S. E. Barabino). A Igunas experiencias con el bromuro de radium, por M. Indrickson . XXXI° Aniversario de la instalación de la Sociedad Científica Ar- gentina (crónica de la fiesta y discurso del presidente). La imitación en la naturaleza, por el doctor E. L. Holmberg. Arqueología argentina : Cuatro pictografías de la región Calcha- quí, por el señor Juan B. Ambrosetti. La théorie des paralléles basée sur un postulat plus évident que ceux employés ordinairement, por el doctor Claro C. Dassen. La reforma de la enseñanza secundaria y normal, por el profe- sor PabloA. Pizzurno. Nuevas especies de mamíferos cretáceos y terciarios de la Repú- blica Argentma, por el doctor Florentino Ameghino. Las soluciones diluidas, por el doctor Julio J. Gatti. Medición de un arco de meridiano en el Spitzberg, por la expedi- ción rusa y sueca, por el ingeniero JoséS. Corti. Marconi y sus predecesores, por el ingeniero S. E. Barabino. Energía hidroeléctrica (á propósito del plantel hidroeléctrico de Vizzola, Italia), por el ingeniero S. E. Barabino. Application de la nouvelle méthode chimique differentielle á Vétu- de des vins, porFrédéric Landolph. La reforma de la enseñanza secundaria y normal (segunda con- ferencia), por el profesor Pablo A. Pizzurno. 184 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Plan de estudios de Historia natural, por el doctor Angel Gallardo. El dique de represa del «Cadillal», memoria descriptiva, por el ingeniero Carlos Wauters. Secretarias. — Han sido desempeñadas por los señores doctor Enrique Herrero Ducloux é ingeniero Luis Miguens. Dichos seño- res desempeñaron estos puestos durante el pasado y el actual pe- ríodo, como secretario de actas el primero y de correspondencia el segundo. Creo un acto de justicia recomendar á la consideración de la Asamblea el digno empeño demostrado por los señores secretarios en cumplir los múltiples deberes que estos puestos imponen. Ellos han atendido el despacho de todos los asuntos entrados y resueltos por la Junta Directiva, la correspondencia social y la re- dacción de las actas. Los libros de actas de la Junta Directiva y asambleas, copiador de notas y demás auxiliares, han sido llevados en forma y se en- cuentran en perfecto estado. Han mantenido las relaciones de la Sociedad con las del país y del extranjero, habiéndose redactado 31 2 notas, cuyas copias exis- ten en los libros respectivos. Tesorería. — Ha continuado á cargo del ingeniero Luis A. Huer- go (hijo), cuyo cargo viene desempeñando desde hace tres años. Demuestran la actividad y contracción con que ha cumplido su cometido, los cuadros que se agregan al final de esta memoria. La Sociedad ha pagado puntualmente todas sus cuentas y subs- cripciones. La fiesta anual celebrada el 2 de agosto próximo pasado, lejos de haber sido gravosa, ha dejado un saldo á favor de la Sociedad de 342 pesos moneda nacional, cuya suma se destinó á la amplia- ción del alumbrado eléctrico del local, cambio de piso en la sala de lectura, ampliación de la estantería de la biblioteca y pago de va- rios tomos atrasados que se compraron para completar en parte las publicaciones á que está subscripta la Sociedad. Biblioteca. — He aquí un estado que demuestra el progreso realizado por nuestra biblioteca durante el año transcurrido. Se han recibido en calidad de donación 46 volúmenes y 45 folletos. MEMORIA DEL PRESIDENTE 185 Los principales donantes fueron : Doctor Angel Gallardo, doctor Garlos Spegazzini, doctor Florenti- noAmeghino, ingeniero E. L. Corthell, J. M. Gutiérrez, doctor Claro C. Dassen, doctor H. Von Ihering, A. Belgiaco, Adán Quiroga, etc. Han contribuido también con valiosas obras las casas editoras de Charles Béranger, George Carré et Naud y J. B. Bailliére et íils, todas de París. Entre las obras donadas por la primera podemos citar : L année électrique, por FaveauxdeCourmeilles, 1 vol., París, 1903. Contróle des instalations électriques, por A. Monmerqué, 1 vol., Pyarís, 1904. ( Les chemins de fer électriques, por Henry Marechal, 1 vol., París, 1904. Pratique des essais des machines électriques á courants continu et alter?iatif, por Emile Duquesne y TJlysse Rouviére, 1 vol., París, 1903. La machine locomotive, por E. Sauvage, 1 vol., París, 1904. Etude des phénoménes volcaniques , par Francois Mirón, 1 vol., París, 1903. Manuel du constructeur de moulins et du meunier, por J. Baun- gartner, 1 vol., París, 1903. Entre las donadas por Carré et Naud, figuran lasque á continua- ción se expresan y que forman parte de una importante colección de obras científicas, titulada « Scientia » : La comprésibilité des gaz réels, par L. Decombe, 1 vol., París, 1903. Les phénoménes des métamorphoses internes, par J. Auglas, 1 vol., París, 1902. Le leucocyte et ses granulations , par G. Levaditi, 1 vol., París, 1 902. Le point critique des corps purs, par E. Mathias, 1 vol., París, 1903. Diagrames et sur faces thei'modynamiques, pa.r Gihhs, 1 vol. París, 1904. Les minérais, les métaux, les alliages, par E. Dhuber, 2 vol., París, 1904, enviados por Bailliére. He aquí el título de las obras donadas durante el período, ade- más de las ya mencionadas : Estudos sobre o desenvolvimento da armagao dos veados calheiros do Brasil, por Emilio A. Goeldi, 1 vol.. Rio Janeiro, 1902. 186 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Conferencias anuales de profesores de enseñanza secundaria, nor- 7nal y especial de la Nación, \ vol., Buenos Aires, 1902. Clima de la República Argentina, por Gualterio G. Davis, 1 vol., Buenos Aires, 1902. Elude sur les quantités mathématiques, par Claro C. Dassen, 1 vol., París, 1903. Geometría Plana, por Claro C. Dasseu, 1 vol., Buenos Aires, 1904. El cemento armado en la República Argentina, por Carlos Wauters, 1 vol., Buenos Aires, 1904. Elementos de Historia de Costa Rica, por Francisco Montero Bar- rantes, 2 vol., San José, 1894. Miscelánea, 1 vol., San José (C. R.) 1903. IX Internationaler Schiffuhrts CongresSj 1 vol., Dusseldorf, 1902. La Escuela Naval de Chile, por Bernabé P. Anguita, 1 vol., Val- paraíso, 1902. Educación común en la Capital, provincias y territorios nacio- nales, por J. M. Gutiérrez, 1 vol., Buenos Aires, 1903. Relación del viaje por el mar del sur d las costas de Chile y del Perú durante los años de J7'12 d 474á, por M. Frezier, 1 vol., San- tiago, 1902. La Isla de Pascua, por Julián Viaud, 1 vo!., Santiago (Chile), 1 903. El Puerto de los Patos, y la geografía de la región adyacente en la época de la conquista, por Félix F. Outes, Buenos Aires, 1903. II Museo Civico di Napoli nel ex monastero di S. M. di Donna Re- gina, per Ferdinando Colonna, 1 vol., Roma, 1902. The truth about the civilisation in Congoland, by A. Belgiau, 1 vol., Bruselas, 1903. Codex Vaticanas, por E. Seler, 1 vol., Berlín, 1903. The Arg entine Estancia, by M. Bernardes, 1 vol., Buenos Aires, 1903. Enterratorio prehistórico en Arroyo del Medio, por E. Bomau, 1 folleto, Buenos Aires, 1903. My celes Argeyitinensis, por Carlos Spegazzini, 1 folleto, Buenos Aires, 1899. Paleontología Argentina, por N. Rojas Acosta, 1 folleto, Corrientes, 1 903. La higiene y la mortalidad en Mdlaqa, por G. Rivera, 1 folleto. Málaga, 1903. « Argentine ». Past, present and future, by E. L. Corthell, 1 fo- lleto, New York, 1903. MEMORIA DEL PRESIDENTE 187 Caríe des stations centrales d'Électricité en Suisse, por W. Wys- sling, I folletOj Zurich. Programa de morfología y fisiología del hombre, por Garlos E. Porter, 1 folleto, Valparaíso, 1902. LaBolivieetleBrésil(La. cuestión del Acre), por Dionisio Cerqueira. La pavimentación de Buenos Aires en el año 4902, por Claro C. Dassen, 1 folleto, 1903. Carga de los vehículos relacionada con el ancho de las llantas, por Claro C. Dassen, 1 folleto, Buenos Aires, 1903. Los diprotodontes del orden de los plagiaulacoideos , por Florentino Ameghino, 1 folleto, Buenos Aires, 1903. Cooperación de la República Argentina á la ' expedición antartica internacional 4904-1903, porH. Ballvé, 1 folleto, Buenos Aires, 1903. Études de quelques symptómes de la paralysie faciale, por M. Amigues, 1 folleto, Toulouse, 1902. The Anthropology of the State of San Paulo, by H. Von Ihering, 1 folleto, San Paulo, 1904. Diplomacia Paraguayo-Boliviana, por Florencio Moreno (R.), 1 folleto, Asunción, 1904. Report Upon Engineering education, by Elmer L. Corthell, 1 fo- lleto, New York. Contribuyen también al aumento de la Biblioteca las revistas á que está subscripta la Sociedad : La Nature, París. Nouvelles Armales de la Construction, París. ñevues des Revues, París. Revue des Deux-Mondes, París. Annales des Ponts et Chaussées, París. Comptes Rendus de VAcadémie des Sciences, París. Annales de Chimie et de Physique, París. Nouvelles Annales de Mathématiques, París. The Builder, Londres. V Architettura nella Storiae nellapralica, porBreymann, Milano. Trattato generale delVArte dell'Ingegnere, Milano. Ll Costruttore, Milano. L’Elettricitd, Milano. Giornale del Genio Civüe, Roma. Contribuyen también al aumento las 291 publicaciones que se reciben en canje de los Anales procedentes de los siguientes países: Alemania, 16; Austria, 5; Argentina, 41 ; Bélgica, 3; Brasil, 10; 188 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Costa Rica, 3; Colombia, 2; Chile, 8; Cuba, 2; España, 11 ; Estados Unidos, 53; Ecuador, 1 ; Francia, 27 ; Holanda, 2; Inglaterra, 6; Italia, 33; Japón, 3 ; México, 11 ; Manila, 2; Natal, 1 ; Noruega, 2; N. Gales del Sur, 1 ; Portugal, 9 ; Perú, 3 ; Paraguay, 1 ; Rumania, 1 ; Rusia, 14; Suiza, 4; San Salvador, 2; Suecia, 3; Uruguay, 8; Venezuela, 1 . Durante el período se han establecido los siguientes canjes : Revista do Centro de Sciencias, Letras e Artes de Campiñas. Bulietin of tlie American Mathematical Society, New York. Revista da Federagao de Estudiantes Brasileiros, Rio Janeiro. Boletín de la Biblioteca Pública de la Provincia de Bue?ios Aires^ La Plata. Revista de la Sociedad Jurídico Literaria de Quito. Jahresbericht (íeographisch-Ethnographischen gesellschaft in Zu~ ricli. Bulietin of the Brooklyn Institute of Arts an Sciences., Rrooklin. La biblioteca es constantemente consultada por los señores socios. Durante el período se han prestado 129 volúmenes para ser lle- vados á domicilio. El número de volúmenes encuadernados ha sido de 349, y se encuentran en poder del encuadernador 109 volúmenes. La sociedad contribuye al fomento de varias bibliotecas públicas del país enviándoles gratuitamente sus Anales. Gerencia. — Ha continuado á cargo del señor Juan Botto, quien ha desempeñado con celo y actividad recomendables, las múltiples funciones que le están encomendadas. Archivo. — Se encuentra en perfecto estado y se han agregado oportunamente todos los asuntos entrados en el período. Edificio social. — Se ha ampliado el alumbrado eléctrico, y se ha cambiado el piso de baldosas de la sala de lectura por piso de madera. Señores Socios : Después de haberos dado cuenta detallada de la modesta labor realizada durante el período que termina el 30 de marzo de 1904, y que someto á vuestro juicio, siempre benévolo, os invito á pro- ceder á la elección de los miembros salientes de la Junta Directiva. MEMORIA DEL PRESIDENTE 189 Kalance de comprobación cu 31 de Marzo de 190^ fXXKP período, i” de abril de 4903 á 51 de marzo de 1904J FOLIOS CUENTAS CUENTAS SALDOS DEBE HABER DEBE HABER 97 Caja 8 11.092 12 10.666 .50 425 92 72 Banco de la Nación Argentina. . . 71 08 — 74 08 — 98 Museo 289 54 — 289 54 — 75 Muebles y útiles 718 99 89 87 659 12 — 99 Nicho en la Recoleta 219 07 — 219 07 — 93 Biblioteca 53.531 90 — 53.534 90 — 105 Edificio social (Cevallos 269) .... 6.325 48 2.400 » 3.925 48 — 88 Acciones á cobrar 690 » — 690 » — 100 Socios 16.112 » 9.354 » 6.758 » — 106 Gastos generales 1.916 97 — 4.916 97 — 107 Ganancias y pérdidas 3.063 87 — 3.063 87 — 103 Contribuciones mensuales — 11.974 » — 11.974 » 67 Donaciones — 550 » — 550 » 91 XXXP Aniversario de la Sociedad. 1 . 540 » 1.882 » — 342 » 101 Anales de lá Sociedad 3.801 58 3.858 40 — 56 82 71 Acciones del edificio social — 4.730 » — 4.730 » 51 Banco Hipotecario de la Provincia 792 » — 792 » — 73 Suscriptores á los Anales 349 20 349 20 — — 70 Capital — 57.308 13 — 57.308 13 82 Concurso para estudiantes — 388 » — 388 » 96 Balance de entrada 62.426 13 62.426 23 — — Sumas iguales 165.976 23 165.976 23 75.348 95 75.348 95 Buenos Aires, marzo 31 de 1901. S. E. ú 0. V» B» Luis A. Huergo (hijo), Emilio Palacio, Luis Miguens, Tesorero. Presidente. Secretario. 190 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Movimiento general de la Caja de la Sociedad Científica Ar- gentina durante el XXXI“ período administrativo (1“ de abril de 1903 á 31 de marzo de 190'^). ENTRADAS Existencia en caja en 31 de marzo de 1903 $ m/n 81 Í22 1903 Abril 817 » Mayo 715 » Junio 663 » Julio 812 » Agosto 2.611 20 Septiembre 822 » Octubre 862 » Noviembre 737 » Diciembre .... 714 x 1904 Enero 826 » Febrero 636 » Marzo 31 796 » Total $ m/j^ 11.092 42 Á deducir, salidas 10.666 50 Existencia en Caja en 31 de marzo de 1904. 425 92 Banco déla Nación Argentina (en depósito). 74 08 500 » SALIDAS 1903 Abril . : $ m./^ 882 31 Mayo 494 91 Junio 701 61 Julio 637 98 Agosto 2.464 75 Septiembre 720 10 Octubre 989 45 Noviembre 807 28 Diciembre 779 25 1904 Enero 840 63 Febrero 515 50 Marzo 31 832 73 Total .... $ m/j^ 10.666 50 Buenos Aires, marzo 31 de 1904. S. E. ú 0. V» B» Luis A. Huergo (hijo), Emilio Palacio, Luis Miguens, Tesorero. Presidente. Secretario. MEMORIA DEL PRESIDENTE 191 Movimiento de Cuotas mensuales durante el XXX1° periodo administrativo (1° de abril de 1903 á 31 de marzo de 190^). FIRMADOS Recibos firmados, hegún libro de planillas en; 1903 Abril $ iri/^ Mayo Junio . . . Julio Agosto , Septiembre Octubre Noviembre Diciembre 1904 Enero Febrero Marzo 31 . . . . 946 » 950 » 908 » 956 » 1.002 )) 940 962 )v 956 » 956 )) 1.370 » 962 )) 1.066 » Total $ m/j^ A cobrar en 31 de marzo de 1903 11.974 » 4.138 » Total á cobrar ... $ 16.112 » Á deducir : Cobrados 8.780 » Anulados 574 » 9.354 » Á cobrar en 31 de marzo de 1904 . $ 6.758 » COBRADOS Recibos cobrados, según libro de Caja, en : 1903 Abril $ Toa/n Mayo Junio Julio Agosto Septiembre Octubre Noviembre Diciembre 1904 Enero Febrero Marzo 31 808 » 702 » 662 .) 812 .. 724 » 654 » 774 » 736 )> 698 » 814 » 636 » 760 » Total $ m/xi 8.780 » Buenos Aires, marzo 31 de 1904. S. E. ú 0. V» B' Luis A. Huergo (hijo), Emilio Palacio, Luis Miguens, Tesorero. Presidente. Secretario. 192 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Movimiento de recibos de Anales durante el XXXI“ periodo administrativo (1° de abril de 1903 á 31 de marzo de 1 90<4). FIRMADOS Recibos firmados, según libro de planillas, en : 1903 Abril $ m/R 9 » Mayo 13 Junio 1 y> Julio — Agosto 25 2(t Septiembre 148 » Octubre 88 » Noviembre 1 » Diciembre 16 » 1904 Enero 36 » Febrero — Marzo 31 12 » Total $ m/R 439 20 CORDADOS Recibos cobrados, según libro de Caja, en: 1903 Abril 9 I) Mayo 13 » Junio 1 » Julio — Agosto 25 20 Septiembre 148 » Octubre 88 » Noviembre 1 » Diciembre 16 » 1904 Enero 12 » Febrero — Marzo 31 36 » Total $ m/j^ 349 20 Buenos Aires, marzo 31 de 1904. S. E. ú 0. V“ B° Luis A. Huerco (hijo), Emilio Palacio, Luis Miguens, Tesorero. Presidente. Secretario. MEMORIA DEL PRESIDENTE 193 Alovimiento de Socios durante el XXXI® período administra- tivo (1“ de abril de 1903 á 31 de marzo de 190^5) Número de socios activos en 31 de marzo de 1903. . . . 424 Han ingresado durante el período 17 Se han reincorporado 12 Total 453 Han salido por diferentes causas 14 Quedan en 31 de marzo de 1904 439 Socios ausentes que no pagan cuota 101 Socios que pagan ^ 338 Pagan cuota de 4 $ 161 Pagan cuota de 2 » 177 Total DE SOCIOS 338 Socios honorarios 5 Socios correspondientes 22 En este período fué nombrado socio correspondiente, en la Isla de Año Nuevo, el teniente de fragata señor Horacio Ballvé. Buenos Aires, marzo 31 de 1904. S. E. ú 0. V» B® Luis A. Huergo (hijo), Emilio Palacio, Tesorero. Presidente. Luis Miguens, Secretario. AN. SOC. CIENT. ARG. — T. LVII 13 EXUDES SUR LE HOUBLON SELON LA NOUVELLE MÉTHODE DE l’aUTEUR L’étude sur le houblon compn’mé d’Europe, tel qu’i! est employé dans les brasseries de l’Amérique du Sud, ici et au Cbili principa- lemenl, selon ma nouvelle raéthode baséesurla préeipilalion frac- tionnée des décoctions aqiieuses avec de l’alcool, m’a donné des résultats du plus grand intérél, tant au point de vue purement scientifique, qu’au point de vue commercial et industriel. Cé n^’est qu’au boutde longues et pénibles recherches queje suis arrivé á déterminer exacternent les proportions, entre un extrait aqueux concentré d’une plante supérieure, céréales, plantes four- ragéres, médicinales, etc., etc., et les quantitésd’alcoolá 90° C. né- cessaires pour obtenir rapidement les divers sirops, tenant en solulion et laissant déposer par évaporation un nombre toujours déterminé et caractéristique de produits chimiques végétaux casi á l’état pur. Indiquons done rapidement les divers composés obtenus du hou- blon selon ce procédé. J’ai employé pour la décoction du houblon 211 6 grammes de pro- duit comprimé. J’ai obtenu un extrait nature d’un poidsde1281 grammes. Le résidu, soit le marc, présentait un poids de 4323 grammes. Ce marc subissait une seconde décoction. Le poids de ce deu- xiéme extrait nature était de 333 grammes et celui du marc de 3565 grammes. Ce marc fut conservé pour des études ultérieures. Le poids total de l’extrait nature provenant des deux décoctions différentes est done égal á 1616 grammes. Cette masse fut traitée ÉTUDES SUR LE HOUBLON 195 selon mes indications avec un poids déterminé d’eau et d’alcool pour obtenir la solution nórmale el laquelle á son lour ful évapo- rée en partie au bain-marie. Le résidu de cetle évaporation est for- mé d’une grande quantité d’une résine foncée, cassante et insoluble dans Teau. La partie non évaporée complétement de la solution nórmale présente un poids de 1241 grammes. La partie restée insoluble lors de la Iransformation de l’extrail nalure en solution nórmale est d’aspect terreux et séchée á 100° C. a un poids de 535 grammes. La solution nórmale fut transformée á présent selon ma méthode dans les exlraits supérieurs eorrespondants et les dépots oblenus par précipitalion fraclionnée furent examinés de plus prés. DEPOT NUMERO ' 0 Ce dépót représenle la partie devenue insoluble lors de la prépa- ralion de l’extrait fin. II est de couleur íoncée, d’aspect résineux, de consistance sirupeuse et il laisse déposer au bout de quelque temps un grand nombre de pelils cristaux brillants et de forme prismatique. DEPOT NUMERO 11 Ce dépót représenle la partie devenue insoluble lors de la prépa- ration de l’extrait surfin. II est résineux, compacte, de couleur foncée el il élimine également des matiéres crislallines, mais en bien moindre quantité que le dépót numéro 10. DÉPÓT NUMERO 12 Ce dépót représente la partie restée insoluble lors de la prépara- tion de l’extrait extrafin. Il ne laisse déposer aucun cristal, ni méme au bout de plusieurs mois. La solution separée par filtralion du dépót numéro 12, fut éva- porée au bain-marie et le résidu fut traité avec de l’eau. Ici il reste insoluble dans l'eau une grande quantité d’une magnifique résine, d'une odeur agréable, de couleur jaune dorée, de consistance siru- peuse a chaud, mais ferme et cassante d la température ordinaire. 196 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Cette résine, séparée par filtration de la solution aqueuse el sé- chée á 100° C. présente un poids de 95,5 grammes. La réaction de cette résine est franchement acide. Son goút est par- ticulier et absolument spécifique ; son odeur est forte, pénétrante et tres caractérisliqne, mais en somme assez agréable. La partie volatile et entraínée mécaniquement par les vapeurs d’eau lors de la préparation de l’extrait nature ; fut évaporée au bain-marie. Le résidu obterm se colore tout d’un coup en noir, vers la fin de l’évaporalion. II est formé d'un nombre enorme de petits cónes bien Umités et chacun formé par V agglomération de pelites ai- guilles cristallines , brillantes, de couleur foncée, parfaitement bien délimitées et lesquelles toutes convergent vers la pointe du cóne en s'y réunissant. Le fond de la capsule de porcelaine employée pour l’évaporation est recouvert avec cette méme matiére noire, mais non crislalisée. Ce résidu pese au total 10,45 grammes. Oes cristaux présentenl une odeur forte, pénétrante, tres caracté- ristique, mais assez agréable cependant et une réaction fortement acide. Ce produit évidernment est un acide tout spécial du lioublon et le- quel exerce évidernment une grande influence sur la qualité de la biére, mais se perd en bonne partie dans les conditions ordinaires de fabrication, ce qui pourrait étre évité en employant mon pro- cédé d' élaboration et de préparation. La partie de l’extrait extrafin, reslée soluble dans l’eau et separée par filtration de la belle résine décrite plus haut el pesant 95,5 grammes, fut soumise á la distillation dans un courant de vapeur d’eau pour isoler complétement tous les produits volatils. La mous- se est blanche et les bulles qui la forment ne crévent que difficile- ment. La partie dislillée est jaunátre el elle ful soumise á une se- conde distillation. A présent la partie distillée est incolore et elle fut exlraite par Tétlier, lequel forme une masse blanche gélatineuse. Cette solution élhérée fut laissée á l’évaporation spontannée á l’air et le résidu obtenu fut évaporé á siccité au bain-marie. Le poids du résidu obtenu ainsi est égal á grammes 0,100. Le résidu de cette premiére distillation fut additionné d’eau et fut soumis á une seconde distillation dans un courant de vapeur d’eau. Les derniéres gouttes de la distillation présentent toujours une forte réaction acide, mais la couleur rouge du papier de tour- nesol disparait á l’air déjá au bout de quelques minutes. Evidem- mentque nous avons á faire ici á un acide tres volátil, soit acide ÉTUDES SUR LE HOUBLON 197 carbonique, acide acétique ou un acide aromalique quelconque tres volátil. Celte seconde distillalion dans un courant de vapeur d’eau fut continuée jusqu’au moment oú l'extrail dans la cornue commence á faire des soubresauts violenls et que par conséquent la retorte pourrait se briser. C'est un moment tres précis et parfaitement dé- terminé. L’extrait résiduel est tres lourd, trés dense, noiretbril- lanl el il présente un poids de 410 grammes. Les extractions élhérées du liquide dislillé furent laissées á l’é- vaporation spontannée á l’air et le résidu gardé pour des études ultérieures. La solullon aqueuse salurée d’éther fut également évaporée et le résidu gardé pour des fins analogues. La partie de l’extrait exlrafin restée dans la cornue aprés la fin de la distillation dans un courant de vapeur d^eau, fut extraite par l’éther á plusieurs reprises pour Tisolement des matiéres solubles dans ce dissolvant. Les résultats obtenus sont les suivanls : Premiére exlraction élhérée. — Le résidu a un poids de 20,50 grammes. II est solide, de consistance sirupeuse, il présente une couleur foncée et une surface brillante, il a une odeur agréable de miel et ne présente aucune tendaiice d cristalliser. En des conches minees il présente utie couleur Jaune foncée et une réaction fran- chement acide. Deuxiéme extraction éthérée. — Le poids de ce résidu. est égat á 8,4 grammes. La consistance est semi-liquide et sa couleur en desconches minees et d’un jaune clair. La masse renferme descris- taux et son odeur est agréable, mais peu prononcée. La réaction est franchement acide. Troisiéme extraction éthérée. — Ce résidu présente un poids de 4,3 grammes. II a la consistance d’un sirop assez solide, il a une couleur foncée en masse compacte el en conche minee une couleur jaune clair. 11 présenle un commencement de cris tal lis ation. Li odeur en est forte, pénétrante, agréablement aromatiquej mais trés spécifique, absolument l’odeur du houblon. La réaction estfranche- •ment acide. Quatriéme extraction éthérée. — Le poid de ce résidu est égal á 2,19 grammes. Ce résidu est sirupeux, assez compacte, de cou- leur jaunálre en conches épaisseset á peu prés incolore en conches minees. 198 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA L'odeur en est agréable, mais peu prononcée et absolument diffé- rente de l’odeur du résidu de la premiére exlraction éthérée et ne rappelle en ríen l’odeur du miel. II présente une masse plus ou moins cristalline et une réaction fortenient acide. DEPOT NUMERO I 2 Le poids de ce dépót obtenu par précipilation fractionnée et sans avoir élé séché á 100° (b est égale á 36 grammes. Ce dépót se con- serve admirablement pendant la durée d’une année au fond d’un vase á précipité ouvert et d’une capacité de deux litres^ sans subir la moindre altération, sous la forme d’une masse sirupeuse, solide, brillante et liomogéne. Au bout de ce tenips il fut redissout dans l’eau et soumis á la dislillation dans un courant de vapeur d’eau pour V isoler toutes les matiéres volátiles. Le résidu de la destillation, ainsi plus au moins la tolalité du dépót numéro 12, fut extrait á dix reprises différentes avec de l’éther jusqu’au moment oü ce dissolvant ne présente plus, au bout de 4 á 6 heures, qu’une masse gélatineuse. Le résidu, devenu ainsi absolument insoluble dans l’éiher fut séché á 105° C. et con- servé por l'etude ultérieure. Son poids est égal á 23 grammes. Les premieres extractions éthérées restent gélatineuses et épais- ses et sans la moindre séparation ou désassimilation pendant plu- sieurs jours. Les autres extractions éthérées sontégalement toujours gélatineuses, comme aussi, jusqu’á un cerlain point, les deux derniéres extractions éthérées, cependant dans un degré beaucoup moindre et se séparant complétement, l’avant dernier déjá au bout de 6 heures et le dernier au bout de 4 heures. Pour terminer l’opé- ration, j’ai fait une derniére extractión par l’éther, mais á présent il ne se forme plus de masse gélatineuse, et par conséquent l’éli- minalion des matiéres formant émulsion gélatineuse ést terminé. Pour obtenir une désassimilation, les divers extractions éthérées furent laissées pendant la durée d’un mois dans une bouteille fer- mée. Aprés ce temps nous avons obtenu trois couches différentes de désassimilation. 1° Une couclie aqueuse inférieure de couleur foncée, formée évi- demment par l’élimination de l’eau de la masse gélatineuse ; 2° Une couclie moyenne gélatineuse, dense et de couleur faiblement jaunátre ; ÉTUDES SUR LE HOUBLON 199 3° Une conche supérieure, claire et limpíele et ne renferment au- cune matiére gélalineuse. Séparés par un entonrioir á robinet les volumes des divers cou ches de désassinriilation étaient les salvantes : Centimétres cubiques Couche éthérée supérieure 1250 Couche moyenne 500 Couche inférieure aqueuse 400 La couche éthérée supérieure fu't laissée á l’évaporalion sponlan- née á Tair. Le résidu oblenu est formé par des aiguilles assez longues, a pea prés incolores, minees el de forme prismatique bien limitée, el présentant une réaction fortement acide. Ces aiguilles séchées á 100° C. présentent un aspect soyeux, ont une longueur de 0,5 á \ cenlimélre, formant ramification, ont une odeur aromatique et un poid de 0.065 grammes. Par conséquent la quantité de matiére insoluble dans l’éther est insignifiante et cela d’autant plus que le volume d’élher employé était tres grand. La couche gélatineuse moyenne ín\.]e{ée, sur un filtre placé sur une éprouvelte graduée el y séjourna pendant 48 heures. Au bout de ce temps la masse gélalineuse s’est volatilisée en partie, ou s’est liquéfiée partiellemenl et dans l’éprouvelte Pon ne trouve au bout de ce temps que 15 centimétres cubiques seulement d’un liquide aqueux, de couleur assez foncée et lequel évaporé au bain marie et le résidu séché á 100° C. ne présente qu’un poids de seule- ment 0.1^95 grammes. Ce résidu est de couleur obscure, présente une réaction (ranche- ment acide et a une odeur forte particuliére et rappelant Vodeur de farinerótie. Gette matiére futdissoute dans un peu d’eau et, comme étant probablement de méme nature que les produits de la couche aqueuse inférieure, réuni avec celle-ci, évaporé au bain marie, et séché á 100° C. Son poids était égale á 10.40 grammes. Ainsi, il est démontré, que la plus grande partie du dépot nu- méro 1 2 est complétement insoluble dans l’éther. La partie volatile obtenue lors de la distillation dans un couranl de vapeur d'eau du dépot numéro 12, fut également soumise á l’extraction par Péther pour en séparer les produits solubles dans ce dissolvant. Le volume de la couche aqueuse inférieure résultante est égal 200 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA á 2955 centimétres cubiques et ne présente dans cet état aucune réaction au papier de tournesol. La moilié de cette solution, soit 1477 centimétres cubiques, fut évaporée directement au bain-marie. Le poids de ce résidu est égal á 0,0425. Ce résidu est jaunátre, présentant des vibrations métalliques, res- semblant á la couleur du cuivre. II est éliminé irréguliérement sous forme de figures arrondies. La réaction en est casi neutre. La seconde moitié de ce liquide, done les autres 1 477 centimétres cubiques, fut additionnée d’acide clorhydrique et évaporée égale- ment au bain-marie, pour fixer les matiéres volátiles, mais con- densables par cet acide. Le résidu obtenu ainsi a un poids de 0,048 grammes. L’augmenlation en poids est des lors insignifiante et il n’existe aucune matiére en quanlilé appréciable et fixable par les acides. Ce résidu présente une couleur blanche-grisátre et il se dépose sous la forme d’anneaux concentriques assez réguliers. Son odeur est assez agréable et rappelle un peu l’odeur du phénole. La réac- tion est acide. La couche éthérée s’esl divisé en deux conches, en une conche gélatineuse inférieure et en un conche éthérée supérieure. La couche gélatineuse fut évaporée au bain-marie. Le résidu, d’un poids de 0,0265 grammes, présente une couleur jaunátre et forme des anneaux irréguliers. Renfermant un peu de matiére hétérogéne, il fut redissout dans l’eau et évaporé de nouveau au bain-marie. A présent, ce résidu iie présente plus qu’un poids de 0,0165 grammes. La couleur est toujours jaunátre et formant des anneaux concentriques, mais la matiére hétérogéne, soit les impuretés venant du dehors, n’y existent plus. La couche éthérée supérieur et limpide, fut laissée á l’évaporation spontanée á Tair et le résidu fut séché dans un petit verre, á précipité prés du fourneau. Le poids de ce résidu est égal á 0,0185 grammes. Au fond du récipient et á sa périphérie se Irouvent déposés des anneaux concentriques etdontla partie céntrale est formée par des goutelettes huileuses jaunátres devenues solides et de matiére cristal- lisée, le tout d peu prés sans odeur. Le résidu des diverses extrae tions éthérées de l'exlrait extrafin, fut dissout dans un peu d’éther. A présent, en n’employant que peu d’élher, une certaine partie reste insoluble, mais elle se ÉTUDES SUR LE HOUBLON 201 dissout tres facilement dans l’alcoo]. La solution alcoolique ful évaporée et le résidu sec présentait un poids de 8,07 gramnaes. Ce résidu est noir, présente une surface brillante et lisse et a une odeur assez agréable et pénétrante. Ce résidu, de méme que les matiéres volátiles et non volátiles solubles dans l’éther obtenues des dépols numéro 1 0 et numéro 1 1 , seront étudiés plus tard, si jamais l’occasion s’en présente. LA HOPÉINE J’ai eu Toccasion d’isoler pendant ce travail une petite quanlité d’une matiére résineuse, jaunátre, et laquelle fut conservée pen- dant une année dans une flacón fermé. Au boul de ce temps, j’ai remarqué que la matiére amorphe s’était transíormée dans une matiére plus ou moins cristal line. Ce composé présente une réaction tres fortement alcaline et est com- bustible en totalité. Comme ce produit, selon le mode de prépara- tion, ne renferme aucune impurefé, il est évident qu’il représente Taicaloide caractéristique du houblon. La hopéine a une couleur j auné claire, elle est de consis lance so- lide et elle forme de corpúsculos arrondies présentanl une forme cristalline s’approchant du systéme octaédrique. Son odeur est abso- lument particuliére et caractéristique et tres dificile de confondre avec l'odeur d'autres matiéres. La réaction est alcaline intense. Selon cette méme mélhode j’ai préparé un grand nombre de pro- duits de plantes médicinales, de plantes íourragéres, de coréales, etc., etc., produils qui ont figuré á l’Exposition Universelle de Paris en 1889 et qui ont obtenu un prix d’argenl. Parmi ces nombreuses préparations íigurait déjá á cette époque la céréalose, mais la vérilable et authenlique céréalose et du paiii et des biscuits fabriqués avec cette matiére et ainsi instantanément solubles dans l’eau. C’est un aliment admirable et l’aliment par excellence pour les enfants et pour les estomacs faibles, puisque son assimilation est des plus rapides. J’ai isolé de méme et toujours selon le méme procédé divers acides organiques de l’eucaljplus, le principe actif de l’apio, les matiéres colorantes du maqui, le camphre du Boldo et ses autres composés particuliers, les produils actifs du Guien ou le thé du Chili, les résines toxiques de l’acacia 202 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA lophanla, etc,, etc., et j’ai préparé du vin de Boldo d’une excellerite qualité. Je suis tout disposé de faire ici des rechercbes semblables si le Département National de l’Agriculture veut bien m’en charger en me fournissant les raoyens pour cela et il sera facile alors de créer une industrie nouvelle et rapidement prospere s’occupant de l’é- laboration et de la préparation a l’état pur des produits végétaux et autres qui se rencontrent en abondance dans diverses provinces de cet immense et fértil pajs. Nous avons fait construiré un appareil spécial pour les décoc- tions et pour les distillations, ce qui nous permets de préparer les extraits aqueux et les divers sirops á l’abris de l’air et dans une atmospliére de gaz neutre, de fagon á les obtenir tels que la nature les élabore directement, sans avoir eu á subir préalablement les altérationsoccasionnées par le contact de l’air, cause d’oxydations, d’hydratations, de dédoublement, etc., etc., et donnant ainsi nais- sance á la formation de produits tres foncés et fortement altérés. Les extraits et sirops obtenus ainsi sont souvent presque inco- lores et ils conservent par conséquent toute la puissance curativa initiale au máximum comme la cellule végétale sait les produire. Dr. Frédéric Landolph. Buenos Aires, 30 aoút 1903. CONSIDEMCIONES GENERALES SOBRE LA MUNICIPALIZACIÓN DEL SERVICIO DE ALUMBRADO Por el ingeniero señor JORGE NEWBERY I La resolución, ó más bien dicho^, el problema iniciado por nues- tro gobierno comunal, respecto á municipalizar uno de sus servi- cios más importantes, como lo es, sin duda alguna, el alumbrado, merece hoy toda atención. La controversia que ha promovido y los estudios á que ha dado margen, prueban con toda evidencia que no es una de aquellas proposiciones, que se deben aprobar ó desechar sin que previamen- te se profundice el pro y el contra de sus conveniencias. Estas razones me inducen á tratar de estudiarlo á fondo, desen- volviendo sus diferentes fases, con la mayor exactitud é imparcia- lidad. Si con alguna confianza me atrevo á explayar mis opiniones, es porque desde hace varios años también me he ocupado con prefe- rente atención del asunto, hecho que me coloca en un terreno que me es bastante conocido. Seré algo difuso, demasiado quizá, pues deseo realizar un estudio completo, que permita á cada uno darse cabal cuenta del beneficio que reportaría la solución del proyecto, en el sentido de llevarlo á la práctica. Solicito, pues, de mis lectores, la mayor atención y paciencia, esperando me sirva de excusa el inte- rés común que encierra el tema que voy á desarrollar. 204 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA II La autoridad municipal, con el paso dado, ha cumplido con el deber que, como representante de una sociedad bien organizada, le imponen los intereses públicos ; es decir, el cuidado, el bienestar y la seguridad de los habitantes que han delegado en sus manos la defensa y conservación de estos bienes. Bajóla base de tal principio, podemos, pues, considerar á la co- muna, por el lado de sus intereses, como una sociedad cooperativa anónima, siendo cada residente un tenedor de títulos, vinculado di- rectamente en todos los negocios de su ciudad, de tal manera y con tanto ahinco, como si fuera accionista de cualquiera compañía de explotación privada. Las pérdidas lo afectany las utilidades lo benefician, desde el momento que uno y otro resultado influyen directamente en el bienestar de que relativamente goza. Conocido de todos es el éxito halagüeño, que rinden los numerosos servicios hi- giénicos y administrativos que tiene á su cargo la ciudad de Bue- nos Aires. Fuera de toda duda es, que este resultado no se obten- dría, si cada uno de los habitantes por separado ó empresas parti- culares, trataran de realizarlos. Ellos forman, puede decirse, parte de la ciencia económica, de la ciencia de la riqueza, desde el mo- mento que por semejante medio se investigan las leyes que la pro- ducen, cambian, distribuyen ó según los cuales se consume la parte material con que cada uno contribuye al mantenimiento de la so- ciedad en que vive. Este punto de vista puede ser, pues, considerado como una rama, de la ciencia social, y puede decirse, también, que es la ciencia del sistema de operaciones por las cuales las socieda- des humanas proveen á sus necesidades materiales, evitando el lu- cro de los capitales particulares, para repartir los beneficios que acuerda la explotación de las mismas, en provecho de la comunidad . Despréndese, por consiguiente, de estas condiciones generales, que la delegación del derecho de explotar los servicios que incum- ben á una ciudad, á empresas particulares, es decir, á agrupaciones parciales que lanzan su capital reunido, en busca de intereses, debe ser siempre objeto del más profundo estadio por parte de quien las otorga, si no se quiere contravenir á las obligaciones que impone la administración de los bienes comunales. MUNICIPALIZACIÓN DEL SERVICIO DE ALUMBRADO 205 Si estos derechos han sido ya acordados bajo bases que perjudican la felicidad y el bienestar de los habitantes de una colectividad cualquiera, nada más justo ni equitativo que el tratar de inquirir los medios de aminorar los efectos del error cometido, es decir, de evitar ó compensar los perjuicios ocasionados por la imprevi- sión ó las circunstancias del momento en que se concedieron. Esta solución, como es claro, debe buscarse dentro del límite de la jus- ticia, sin herir, si es posible, los derechos otorgados á esos terceros, tratando solamente de contrarrestar por medios lícitos, los efectos del monopolio de un servicio imprescindible, por medio del más leal é indiscutible de los derechos, cual es, estableciendo el mismo servicio en igual ó mayor escala, que provoque, como consecuen- cia natural, la competencia. Este medio, universalmente reconocido como único factor capaz de reprimir el anhelo natural y propio del capital, tan sólo es posible obtenerlo, cuando se trata de grandes explotaciones de servicios generales, mediante la intervención di- recta de las autoridades, dueñas únicas y exclusivas de la fuente que brinda su desenvolvimienlo. Lanecesidadyie tal intervención defensiva es una consecuencia di- recta de ios medios de que hoy se vale el capital para obtener los ma- 'vores beneficios, pues en la actualidad, estas poderosas agrupacio- nes han encontradoen el monopolio ó en la unión, una base más se- gura y productiva para obtener intereses mayores que aquellos que les ofrecía hasta ahora la competencia entre sí. Si lícito y honrado se considera, pues, el derecho del monopolio y la unión como baluarte de defensa del capital privado, nadie ne- gará tampoco que el derecho de competencia es un medio coerci- tivo rodeado de la más austera legalidad y encerrado dentro délos límites déla más estricta justicia, máxime si se considera que su único objeto es el de beneficiar á la comunidad. Admitiendo este principio, como una verdad indiscutible, teñe- mos en ello la base legal, que favorece por el lado delderecho, larea- lización del magno proyecto y al mismo tiempo el punto moral que impulsa y obliga, puede decirse, á la autoridad constituida, á luchar por su ejecución, desde el momento que todos sabemos que la existencia de un derecho, trae como consecuencia propia é ine- ludible, el cumplimiento de un deber, que en casos como el que tratamos, resulta ser imponente y grandioso, si se tiene en cuenta el resultado que se busca. Además, el bienestar y las conveniencias de la comunidad reclaman á diario la realización de la iniciativa 206 anales de la sociedad científica argentina municipal, circunslancia que por otra parte hace más apremiante este proyecto. III La historia de la formacióa de los pueblos nos pone de mani- fiesto los grandes errores en que casi siempre se ha incurrido, cada vez que se ha introducido un nuevo progreso, un adelanto cualquie- ra tendente á beneficiar la comunidad. He ahí, ni más ni menos, lo que ha pasado entre nosotros. El deseo natural, apoyado por la necesidad relativa de llenar un servicio, ha originado la existencia de las liberales concesiones que hoy están en manos de la especula- ción. No se trató entonces de fijar un límite al deseo de la mejora ni se pensó en el porvenir, sino tan sólo en las circunstancias del momento. No se tomó en cuenta que la civilización transforma en necesidades imprescindibles lo que en un principio sólo reviste el carácter de una mera aspiración. Las ideas que en otros tiempos germinaban respecto á este pun- to, eran, puede decirse, un movimiento del espíritu encerrado en la necesidad del momento; pero hoy su faz ha cambiado; se trata nádamenos que de un profundo problema de interés social, di- rectamente ligado á toda la economía del gobierno de la co- muna. Nada más justo, entonces, que la iniciación de la campaña prt)- vocada; ella se imponía. Hemos llegado á la edad de la razón. Las ingentes sumas que han ido á parará las arcas del capital privado nos ha aleccionado y nos ha hecho palpar la conveniencia de la reacción. Esa innovación será un hecho, aun cuando para ello ha- brá que chocar seguramente con grandes dificultades. No es difícil prever que la guerra que se iniciará, ha de ser sin cuartel. Sin ir más lejos, el grito de la crítica, ha llegado hasta sostener la incompetencia de la autoridad para regentear y presidir la compli- cada administración que impone de por sí la existencia, ó más bien dicho, la realización del proyecto. No ha vacilado tampoco en ma- nifestar su seguridad, de que ella sería un foco de corrupción ad- ministrativa, donde reinaría el desquicio y la desorganización con su consecuente resultado final: el fracaso. Mas aquellos que tal cosa sostienen, ignoran seguramente que las MUNICIPALIZACIÓN DEL SERVICIO DE ALUMBRADO 207 simples aseveraciones, por dogmáticas que sean, sin pruebas y como caídas del cielo, no tienen valor alguno científico, porque son puras hipótesis gratuitas. Por otra parte, ¿es posible admitir que en asuntos de esta índole pueda discurrirse sin basarse en la ciencia, prescindiendo de las enseñanzas suministradas por la práctica ? No; la tesis de que no podemos ni sabemos administrar, que es la más seria, es absurda, pues además de probarla práctica todo lo contrario, como se verá, aunque sea en otro terreno, equivaldría negarnos la virtud cívica, desconocernos aptitudes morales, inte- lectuales é industriales que nadie nos ha desconocido hasta la fe- cha. Ante todo, existe un medio poderoso para defendernos con éxito, de caer en la corrupción que se presagia, que es otro de los cargos, y ello es, llamar al seno de la comisión ó autoridad á quien se confíe el manejo del capital, la realización del proyecto y después su man- tenimiento, á hombres de bien y de reconocida competencia, de posición independiente, con los cuales el éxito se asegurará. No deberá salirse de esta vía ni un solo instante, si es que no se quiere dar una ventaja indiscutible á los que, por hoy, podemos llamar nuestros enemigos. No, tan exagerados é injustos son estos cargos, tan apasionados, que no merecen los honores de la refutación. Aquí, como en todas partes, hay cosas buenas y malas, pero por un sentimiento de interés más ó menos discutible, no puede llegar- se átales exageraciones. El mismo paso dado por nuestro gobierno comunal lo destruye, porque su acción demuestra claramente el interés que se loma por sus gobernados ; más aún, demuestra que se ha inspirado en la opinión más autorizada del país, interpretan- do con verdadero y sano criterio lo que pasa en las modestas regio- nes, donde se elaboran hechos que dan lecciones prácticas á los mismos sabios y á los poderosos. Otras pruebas concluyentes que aniquilan de raíz toda duda que pudiera existir en este sentido, nos las brindan ejemplos prácticos que tenemos á la vista, que palpa- mos, que no están basados en la deducción emanada de efímeras ilusiones, de interesadas deducciones, sino que son el resultado de la más innegable realidad; me refiero á la administración de las Obras de Salubridad, verdadero orgullo nacional, quepatentiza con sus obras y con sus hechos el grado de cultura á que hemos llega- do ; certificando con el, sello de sus actos, lo que somos capaces de hacer en esa materia administrativa, que se nos desconoce con tan- ta injusticia. 208 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA IV Un ligero examen de la forma en que se han establecido y des- envuelto en nuestra ciudad las empresas que hoy explotan el ser- vicio de alumbrado se impone, á fin de que los lectores puedan darse una idea precisa de la base en que descansan mis afirmacio- nes anteriores. En esta relación encontrarán, seguramente, la ra- zón que las impulsa á luchar con toda la fuerza que les da su im- perio, contra una idea que significa para ellas, sino la muerte, una desventaja importante. Pero nosotros seremos justos, pues en sus esfuerzos le reconoceremos el derecho á la lucha por la vida, que es una ley natural, tanto en lo físico como en lo moral. Hace próximamente cuarenta años, cuando nuestra ciudad pue- de decirse apenas se iniciaba en la senda del progreso, un grupo de capitalistas extranjeros ideó el establecimiento de una usina productora de gas, no sin antes rodear el capital que debía em- plear con todos los medios sugeridos por el temor del fracaso. La base de sus operaciones fueron 256.266 pesos oro sellado. Bastaron una veintena de años para que los felices iniciadores de esta empresa recogieran con creces el fruto desprendido de su oportuna iniciativa, y de qué manera ! Imagínense los lectores, que recibiendo los accionistas dividendos que á veces sobrepasaron el 30 por ciento, elevaron su capital en este lapso de tiempo, á 2.232.000 pesos oro sellado, sin haber jamás aumentado un solo centavo sobre el capital primitivo! 1 Semejante resultado estuvo, como se comprende, fuera del alcan- ce de toda previsión, pues era verdaderamente asombroso; y si su confirmación no estuviera basada en la propia confesión de los favorecidos, nos parecería seguramente un hecho inve- rosímil. Veamos lo que al respecto decía el consejo directivo de la Com- pañía Primitiva de gas de Buenos Aires en un informe presentado á los accionistas, con el que acompañaba un proyecto de transfor- mación y ensanche de la usina, propuesto por el ingeniero jefe señor Jorge Le Roux y aprobado por la comisión superior en la asamblea que tuvo lugar el 1 4 de noviembre del año 1 888. He aquí su transcripción: MUNICIPALIZACIÓN DEL SERVICIO DE ALUMBRADO 209 «La Compañía Primitiva de gas de Buenos Aires, á quien corres- ponde el honor de haber introducido esta industria en la República Argentina, fué fundada en 1853. El capital inicial era de 256.266 pesos oro sellado, representado por 6200 acciones, pero á conse- cuencia de desdoblamientos sucesivos llega hoy á la cifra de 2.232.000 pesos oro sellado ( 11.1 60.000 francos ), representado por 44.640 acciones. Estos desdobles se han efectuado en las condicio- nes siguiente : «1° 1865, 3 acciones dadas en cambio del, sea 18.600 tí- tulos ; «2® 1881, 2 acciones dadas en cambio de 1, sea 37.200 tí- tulos ; « 3“ 1887, 1.2 acciones dadas en cambio de 1, sea 44.640 títu- los, ó sea, capital actual : 44.640 acciones á 50 pesos oro sellado: 2.232.000 pesos oro sellado. «Semejante acontecimiento ha podido efectuarse sin que los ac- cionistas hayan tenido que desembolsar un solo centavo por ser el resultado de beneficios considerables realizados por la sociedad, que han permitido sin nuevos llamados de fondos, de dará la usi- na y á la canalizaciíín todo el desarrollo que ha adquirido hoy día. El cuadro adjunto de los resultados de la explotación desde el origen déla sociedad, viene en apoyo del hecho que dejamos ex- puesto, desde que revela que en el transcurso de 23 años la canti- dad de los beneficios ha sobrepasad!* 28 veces la importancia del capital inicial.» Ahí tenemos, pues, á la vista, la prueba evidente del estupendo negocio, realizado por esta compañía, debido en parte á la incuria é imprevisión de las autoridades comunales de aquella época. Co- mo consecuencia de ello y protegidos por la desidia y la poca preo- cupación con que siempre hemos mirado las cuestiones económi- cas, no han tardado en aprovecharse de esta espléndida manera de pensar los sindicatos, que sólo andan á la pesca de oportunidades para obtener de sus capitales las mayores ganancias posibles. De ahí nace, puede decirse, el incremento de esta industria en Buenos Aires, alentada por la falta de leyes que la legisle, pues las que existen no pasan de ser sino simples conatos, desde el momento que nada protegen ni nada preven en favor de los habitantes de la ciudad. Tan grande ha sido la dejadez, que ni siquiera las compa- ñías en explotoción se encuentran basadas en concesiones ; ellas trabajan y se desenvuelven en medio de la propiedad común, por- AN. SOC. CIENT. ARG. — T. LVII 14 210 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA que así se lo permitieron los que manejaban los bienes de la co- munidad. Por esto á la menor tentativa de reparación, iniciada hoy por las autoridades, en favor del público perjudicado, basta para que pon- gan el grito en el cielo. Para ellos no hay razones ; el único norte que los guía es el lucro ; saliendo de esta esfera, todo es malo; la simple iniciación de cualquier proyecto que tienda á mejorar la si- tuación de la comunidad que tanto los favorece, siempre que ello amenace tocar en lo más mínimo sus intereses, basta y sobra para que cierren sus puertas á la más clara razón . De ahí ha nacido el monopolio de la electricidad y la unión entre las compañías de gas que hoy nos domina, á tal punto y de tal manera que nos vemos precisados á soportar con estoica resignación todo el imperio que emana de su tiranía. La situación en que nos encontramos, es, como se ve, apremian- te ; pero ya es tarde; con simples lamentaciones no se recuperarán seguramente los frutos arrancados á nuestra despreocupación, ni nos ayudará tampoco á reparar los males actuales y en perspecti- va. Echemos, pues, un velo de olvido sobre los errores del pasado y concretémonos de lleno á buscar la solución que nos favorezca y nos asegure un porvenir más halagüeño. Estas ó análogas causas son las que han influido, desde hace más de medio siglo, para que en muchas capitales europeas, se agite con verdadero apasionamiento, el arduo problema que hoy nos pre- ocupa, siendo una prueba inequívoca de su inmensa importancia, las profundas discusiones levantadas en todas las clases sociales, no tan sólo en las masas populares, sino también entre las más en- cumbradas intelectualidades de cada nación. Elexamen detenido de los estudiosydebates que sehan originado, revela en cada caso una tendencia casi uniforme, en el sentido de la municipalización. Este resultado no es anormal si se considera el carácter propio que encierra en sí la índole del servicio, que en- cuentra por ley natural, al acogerse á los principios de la libertad de la industria y comercio, un amparo que la lleva inevitablemen- te al monopolio, convirtiéndolo en un arma de lucro que la espe- culación privada esgrime hábilmente, causando incalculables per- juicios en la marcha regular de las poblaciones. Nuestra capital nos ofrece el ejemplo más acabado de este fenó- meno, con la agravante de que los males que acarrea son aún ma- yores, dada la importancia extensiva de nuestro radio poblado y la MUNICIPALIZACIÓN DEL SERVICIO DE ALUMBRADO 21! generalización del comercio y la industria que es cada día mayor, hechos ambos que exigen de por sí la más amplia implantación de este servicio, indispensable para su desenvolvimiento. No es po- sible ni justo, pues, que en Buenos Aires, se pague por la luz casi el 30 por ciento de lo que se paga por los alquileres de las casas, máxime si tenemos presente que aún considerando el mayor precio déla materia prima, el precio establecido por metro cúbico de gas no está de manera alguna en relaciónen! siquiera aproximada, con lo que se cobra por ello en las ciudades de Europa y Norte América. V Las anteriores consideraciones ponen de manifiesto, pues, con exactitud, las desfavorables condiciones en que nos encontramos al respecto, presentándonos la síntesis de la cuestión bajo sus diversas fases, cuyos puntos culminantes pueden reducirse á dos, dentro de los cuales es necesario buscar la solución: ¿Debe la ciudad de Buenos Aires continuar en la actual senda de empresas particulares, imponiéndoles dentro de lo posible, leyes, ordenanzas ó restriccio- nes que las obliguen á fijar sus precios en un límite razonable ? ó debe, por el contrario, tratar, dentro de sus medios propios, de ob- tener con la municipalización del servicio, la base para contrarres- tar con lasaña competencia, los malos efectos que nos aporta lo primero? El análisis de estas preguntas nos trazará con claridad la huella que debemos seguir. Sentada ya con anterioridad la forma deficiente en que se han establecido las empresas que funcionan, su regeneración por me- dio de leyes se presenta sumamente difícil, considerado por el lado del derecho, desde el momento que se trata, nada menos, de desco- nocer atribuciones y privilegios que han sido otorgados por autori- dades competentes, hecho que por su naturaleza traería como con- secuencia inevitable cuestiones jurídicas, cuya solución en defi- nitiva sería aventurado prever. La sola tentativa realizada por la municipalidad para intervenir en las contabilidades de las empre- sas, á fin de establecer el precio de costo del metro cúbico de gas y de kilowatts hora de corriente, ha levantado la más formal y uná- nime protesta; á tal punto que una de ellas no vacila en conside- rar este propósito como un atentado á la libertad de industria, re- 212 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA servándose sus derechos para exigir, si asi lo considera, indemni- zaciones por los perjuicios que la sola enunciación de tal medida le pudiera originar. Hemos visto, asimismo, la imposibilidad ma- terial que existe para establecer el costo de producción, bajo la ba- se de cálculos más ó menos exactos, porque no se sabe con preci- sión los capitales invertidos, el costo de la materia prima, los gas- tos de administración dentro y fuera del país, los sueldos y sala- rios, pérdidas en las ventas, escapes, etc., etc., todo esto sin con- tar con la agravante de que cada empresa elabora sus productos en desigualdad de condiciones, lo que en resumen traería en la prác- tica, como resultado, la confección de una tarifa antojadiza, que bien pudiera favorecer á unos y perjudicará otros. Por otra parte, aun considerando que cada una de ellas se pres- tara voluntariamente á solucionar lo que se busca, facilitando al efecto los elementos necesarios, esto no mejoraría seguramente nuestra situación, desde el momento que está en lo posible el que sus precios de producción sean en realidad elevados, ya fuera por mala administración ú otras causas cualesquieras, lo que, como se comprende, nos colocaría en el terreno de tener que aceptar ó apro- bar una tarifa en la que el interés que reportara el capital, sería á todas luces equitativo, pero el precio de venta al consumidor exa- gerado. He aquí, pues, un caso típico en el cual la intervención de la autoridad resultaría inútil, pues no puede pretenderse, en mane- ra alguna, que ella se incaute del manejo interno de las adminis- traciones privadas, imponiendo leyes tendentes á disminuir sus gastos en cualquier sentido en que éstos se realicen. Esta es, ni más ni menos, la perspectiva que nos espera por este lado, pero quiero aún imaginar que sucediera lo contrario ; es de- cir, que en vez de inconvenientes encontráramos en su lugar una solución completamente favorable; en este caso nos queda aún esta otra pregunta que formular. Suponiendo la existencia del actual sistema de empresas particulares idealmente reformadas, ¿reúnen ellas alguna ventaja sobre la municipalización ? He aquí la verdadera base de donde debemos partir, es decir, el punto medio que nos permita establecer con lógicas razones, las conveniencias ó inconvenientes que encierra uno y otro sistema, sin colocarnos en ningún momento en un terreno ilusionista, inspira- dos por ideas optimistas ó pesimistas que destilen deducciones, que una vez llevadas á la práctica, den resultados contrarios al princi- pio que se quiere establecer. MUNICIPALIZACIÓN DEL SERVICIO DE ALUMBRADO 213 Si bien es cierto que esta tarea es de por sí escabrosa, no es menos cierto que tenemos ya una gran parte del camino allanado, por el hecho mismo deque muchas son las ciudades que han solucionado el problema, ofreciéndonos, con ejemplos prácticos, ancho campo de comparación que nos facilita discernir con criterio exacto y sereno las más íntimas y recónditas particularidades capaces de despren- derse del fondo de un asunto de naturaleza tan complicada. Así tenemos, por ejemplo, Glasgow, ciudad en que el servicio de provisión de gas fué implantado en el año 1818 por la compañía «Luz de Gas de Glasgow ». Hasta el año 1827 no existe ningún an- tecedente respecto al desenvolvimiento de esta empresa, precisa- mente hasta la fecha en que fueron implantados los medidores. Durante este último año se sabe que el total de gas fabricado alcanzó á 80.000.000 de pies cúbicos más ó menos, cifra que en el año 1843 se elevó á 217.000.000, estableciéndose entonces otra compa- ñía rival, llamada «Compañía de Gas la Ciudad y Suburbios», trabajando ambas en competencia dentro del mismo radio hasta el año 1869, fecha en que por una ley del parlamento fueron expro- piadas las dos usinas con todas sus instalaciones pasando á poder de la municipalidad . El siguiente cuadro demuestra evidentemente la marcha ascen- dente que experimentó en dicha ciudad esta industria durante los 40 últimos años, indicándonos también las enormes rebajas de pre- cios que sufrió el gas durante este lapso de tiempo, bajo la admi- nistración comunal. Año Gas manufacturado en pies cúbicos Precio por 1000 pies cúbicos Entradas totales incluyendo gas. coke. residuos, etc. s d libras 1860 769.241.000 5 0 153.585 1870 1.295.863.000 4 7 235.701 1880 1.859.582.000 3 10 341.274 1890 3.058.277.000 2 6 417.589 1900 5.969.111.000 2 2 770.002 El radio de acción que abarca con sus instalaciones es hoy de 15 millas de largo, y 9 de ancho, alcanzando el número de consumi- dores á 201 .878, siendo el precio establecido en 1 900, de 2 chelines 2 peniques (equivalente en nuestra moneda á 0.044 pesos moneda nacional el metro cúbico), igual para todo el área, siendo el capital empleado por el municipio para explotar esta industria en el año 1900 de 2.496. 128 libras esterlinas. 214 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Muchas otras son también las ciudades del antiguo continente y de los Estados Unidos de Norte América que han adoptado la muni- cipalización del alumbrado, pero ninguna de ellas nos ofrece sin duda un ejemplo más asimilable á nuestra situación que la ciudad de Berlín, cuyogobierno comunal, en el año 1847, reaccionando con- tra las exageradas pretensiones é imposiciones vejatorias impuestas por una compañía inglesa que allí funcionaba y á pesar de las influencias y manejos que opuso ésta, resolvió con el apoyo deci- dido del emperador, establecer una instalación propia, rebajando los precios de venta á la mitad de los que tenía fijados la empresa en explotación. Los datos siguientes extraídos de memorias y balances oficiales darán al lector una idea exacta del completo éxito emanado de la feliz iniciativa. Total de los empréstitos contraídos para la instalación y sucesi- vas extensiones, 42.000.000 de marcos. Monto de la deuda el 31 de marzo de 1899, 24.825.182,72 marcos. Valor délas instalaciones, según balance correspondiente al año 1898/99, 77.871.409,49 marcos. Beneficio líquido en 1898/99, 9.713.402.24 marcos, en cuya su- ma está incluido el valor del alumbrado público, pero no el servicio de interés y amortización de la deuda, lo cual se imputa á gastos de explotación. Total de las sumas incorporadas á rentas generales de la muni- cipalidad desde el 1° de julio de 1868 hasta el 31 de marzo de 1899, 109.074.727,03 marcos. Anteriormente á 1868 la totalidad de los beneficios líquidos eran invertidos exclusivamente en extensiones y ampliaciones. El precio máximo á que se vendió el metro cúbico de gas fué de 16 pf. ósea 0.04 pesos moneda nacional oro sellado. Debe tenerse presente que en este intervalo de tiempo se estable- ció también, en esta ciudad, la Compañía de electricidad berlinesa, pero con esto y todo, las dos empresas particulares han prosperado en igual proporción que la municipalidad, habiendo resultado úni- camente de esta tenaz competencia un aumento increible en el con- sumo, debido no sólo al reducido precio de venta, sino también al hecho de haberse extendido las instalaciones á los barrios apartados del municipio, permitiendo de esta manera á las clases menos favo- recidas, que constituyen la masa compacta de la población, acogerse MUNICIPALIZACIÓN DEL SERVICIO DE ALUMBRADO 215 á los beneficios que le ofrece la existencia de un servicio tan indis- pensable. No menos elocuentes son los ejemplos que nos presentan á este respectólas más importantes ciudades deNorte América, en las que puede calcularse que un 22,5 por ciento de todas las instalaciones son municipales. He aquí, á continuación, un detalle completo del movimiento délas mismas. DETALLE GENERAL DEL MOVIMIENTO HABIDO EN LAS USINAS CENTRALES DE FUERZA Y LUZ EN LOS ESTADOS UNIDOS Total Privadas Municipales Número de establecimien- tos 3.619 2.804 815 Costo de las instalacio- nes (1) 502.181.511 480.161.038 22.020.473 Ganancias de explotación total 83.585.410 76.748.554 6.836.856 Del servicio de luz 69.731.931 62.983.068 6.748.863 Luz á arco 25.459.437 22.070.192 3.389.245 Privado ó comercial 8.443.280 8.203.114 240.166 Público 17.016.157 13.867.078 3.149.079' Luz incandescente 44.272.494 40.912.876 3.359.618 Comercial ó privado 41.536.392 38.668.096 2.868.296 Público 2.736.102 2.244.780 491.322 Otros servicios eléctricos. 13.853.479 13.765.486 87.993 Entrada por todos los otros servicios 1.560.013 1.431.764 128.249 Entrada total. 85.145.423 78.180.318 6.965.105 Gastos totales: Salarios y sueldos 20.551.989 18.672.267 1.879.722 Provisiones y materiales. 22.814.758 20.392.467 2.422.291 Rentas de usinas y ofici- nas 1.285.546 1.270.798 14.748 Impuestos 2.654.065 2.643.945 10.120 Seguros 886.445 820.804 65.641 Imprevistos 6.994.227 6.645.567 348.660 Intereses en títulos 12.501.045 11.996.240 504.805 Equipajes de usinas generadoras : Número de máquinas á vapor 5.921 4.861 1.060 Caballos de fuerza 1.377.041 1.230.023 147.018 (1) Todos los valores expresados en la presente tabla son en pesos oro sellado. “216 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Número de turbinas 1.378 1.296 82 Caballos de fuerza 381.134 369.916 11.218 Planta generadora. Dina- mos de corriente conti- nua y voltaje constante, número 3.820 3.402 418 Caballos de fuerza 441.621 418.088 23.533 Dinamos de corriente continua y amperaje constante, número. . . . 3.537 2.955 582 Caballos de fuerza 195.431 157.668 37.763 Dinamos de corriente al- ternativa y polifásica, número 5.106 4.284 822 Caballos de fuerza 978.428 887.740 90.688 Producido de las usinas : K. W. H., total por año. . 2.437.218.732 2.241.314.293 195.904.439 Red : millas de cables y alimentadores 12.470.494 10.936.603 1.533.891 Servicio de luz : lámparas de arco, número total.. 385.208 334.413 50.795 Comercial ó privado 173.502 167.709 5.793 Público 211.706 166.704 45.002 Lámparas incandescentes, número total 18.006.521 16.429.060 1.577.461 Comercial ó privado 17.552.756 16.058.111 1.494.645 Público 453.765 370.949 82.816 Término medio de empleados y total de salarios y sueldos : Número de empleados su- periores, de oficina, etc. 6.976 6.026 950 Salarios 5.632.880 5.175.499 457.381 Número de empleados á sueldo 23.258 20.791 2.467 Sueldos 14.919.109 13.496.768 1.422.341 Capataces é inspectores.. 1.560 1.478 82 Sueldos 1.358.272 1.297.585 60.687 Maquinistas y foguistas. . 8.020 6.671 1.349 Sueldos 5.201.988 4.416.929 785.059 Empleados para las líneas 4.209 3.860 349 Sueldos 2.704.529 2.503.957 200.572 Otros empleados 9.469 8.782 687 Sueldos 5.654.320 5.278.297 376.023 MUNICIPALIZACIÓN DEL SERVICIO DE ALUMBRADO 217 No se me oculta una objeción que podría formularse en contra de estas estadísticas. Podría decirse que no son fidedignas, que no pueden servir, por lo tanto, para fundar un estudio de esta naturale- za. No. Si tal cosa se dijera, sería injusto^, pues las estadísticas anteriores han sido formadas precisamente para dar base á traba- jos y proyectos análogos. Estas fueron realizadas bajo el patrocinio del gobierno de los Estados Unidos, dirigidas por la oficina de esta- dística de dicha nación. El Electrical World and Engineer — la revista más seria del mundo en materia de electricidad — las elo- gia como un modelo en su género. En este país, los estudios estadísticos son la base de los trabajos administrativos, financieros y hasta científicos. Reasumiendo, pues, las cifras anteriores nos demuestran que las 361 9 usinas centrales, con un capital invertido de pesos 502. 000. 000 oro sellado, han producido 85.145.423 pesos oro sellado, incluso 12.501.045 pesos oro sellado de interés en obligaciones. Ahora bien, comparando los datos anteriores en lo que se refiere á las usinas privadas y municipales, tenemos : Costo de instalación Entradas brutas Usinas privadas 480.161.038 78.180.318 Por 7, 16.3 Usinas municipales 22.020.473 6.96.5. 10.5 Por 7o 31.6 De estos antecedentes se desprende un dato elocuentísimo, que hace innecesario lodo argumento para demostrar su valor, y es: que en Norte América las usinas de fuerza y luz eléctrica, lasque son municipales, áigualdad de capital invertido, producen un rin- de doble, de las que son particulares. En cuanto á los gastos totales de explotación, son casi los mismos para ambas, pues las municipales gastan un 68 por ciento de sus entradas brutas y 65 por ciento las privadas. La elocuencia abrumadora, como decía, que se desprende de los datos que anteceden, bastan y sobran para dar una idea acabada de la importancia que encierra para los municipios la más profunda atención á este asunto. Como ya lo he demostrado anteriormente, entraña en sí una par- te importantísima del bienestar de cada habitante, siempre, bien entendido, que se encuentre bajo la base de un régimen que no importe gravosísimos sacrificios. 218 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA La solución favorable sólo podremos encontrarla, fuera de toda duda, en la idea lanzada por nuestro gobierno comunal, es decir, en la municipalización. Muchas serán, sin duda, las dificultades con que se tropezará para llevarla á la práctica; pero esto no es más que una consecuencia propia de toda obra cuando reviste caracteres de verdadera magni- tud. Ante esto, tales dificultades desaparecerán, siempre que se obre con madura reflexión, aprovechando de la experiencia sumi- nistrada por los que nos precedieron en ese camino. (Continuará.) DTILIZACION DE LAS FUERZAS HIDRAULICAS CONFERENCIA DADA EN ROMA POR EL INJENIERO ANSELMO CIAPPI (1) I La reacción económica que desde hace algunos años va acen- tuándose en nuestra península, es debida esencialmente al desa- rrollo de nuevas industrias que han surjido i prosperado gracias al bajo precio de la fuerza motriz derivada de caídas hidráulicas. Italia posee en sus numerosos cursos de agua, fuerza motriz tan importante que si la hubiera utilizado toda, se encontraría á es- tas horas en grado de poder luchar victoriosamente con los países más adelantados! ricos; hasta hoi sólo ha aprovechado una parte mínima, pero debe esperarse que en breve la utilice en la mayor escala posible i dé vida á nuevas industrias, acreciente el comer- cio, provoque mayor movimiento de hombres i cosas, promueva (1) Nuestro ilustrado amigo, el injeniero Anselmo Ciappi, diputado ai Parla- mento Italiano i profesor en la reputada Escuela de Injenieros de Roma, me ha enviado un folleto conteniendo la conferencia por él leída en la Asociación Elec- trotécnica Italiana deesa ciudad. He creído útil hacerla conocer de los lectores délos Anales, no sólo por ser tema de actualidad el del aprovechamiento de las aguas elevadas, la hulla blanca, sinó porque sus juiciosas observaciones pueden aplicarse á nuestro país. El profesor Ciappi, aunque joven, goza ya de una repu- tación científica bien ganada en su país, lo que he podido comprobar personalmen- te durante mi permanencia en Roma, por cuya razón creo será recibida con agra- do por los lectores de los Anales, la promesa del docto profesor, de mandarme al- gunos artículos de colaboración para nuestro periódico. ¡5. E. Barabino.) 220 anales de la sociedad científica argentina nuevas corrientes de trabajo, aumentando así las fuentes de la ri- queza nacional. . . II Industrialmente hablando, donde hallamos un litro de agua en condiciones ordinarias, decimos que pesa un kilogramo. El trabajo necesario para levantar un kilogramo á un metro de altura se llama kilográmetro. El trabajo de 75 kilogramos se llama caballo, i si se verifica en un segundo, caballo de vapor. Muchas veces se toma en consideración también otra unidad, esto es, el caballo-hora, que equivale á 3600 caballos. El trabajo que puede desarrollar continuamente i cada segundo un motor se llama potencia del motor i, en jeneral, se espresa en caballos; jDor ejemplo, se dice que una máquina tiene 10 caba- llos de fuerza, cuando puede levantar en cada segundo un peso de 75 kilogramos á 10 metros de altura, ó bien, un peso deP kilogra- mos á una altura de h metros, siendo P/i=750. Análogamente, si el caudal de un río ó canal es, por ejemplo, de 600 litros i en un punto dado presenta un salto de 10 metros, quie- re decir que desarrolla por segundo un trabajo de 600 x 1 0 = 6000 kilográmetros, ó sea, un trabajo de = 80 caballos, que se lla- ma potencia de la caída hidráulica. Varias son las maneras con que podemos procurarnos trabajo me- cánico, vale decir, con la fuerza del hombre ó la de los animales de trabajo; la de vapor comprimido, la esplosiva délas mezclas de ga- ses, la de la gravedad, etc. ; luego, se comprende, a priori, como puede costar más ó menos según el medio de producción adop- tado. Un obrero aplicado ála maniobra de un cabrestante produce un trabajo mecánico que cuesta 3,55 francos por caballo-hora. En efecto : sea el jornal del obrero 2,50 francos por día de 8 horas de trabajo ; 7 kilogramos el esfuerzo continuo que ejerce so- bre el manubrio de 30 centímetros de radio, haciéndolo jirar 30 veces por minuto, producirá en cada minuto un trabajo de 7 X 2x3, 1 4 X 0, 30x 0, 30 kilográmetros ó 5275 caballos, i en las UTILIZACIÓN DE LAS FUERZAS HIDRAULICAS 221 8 horas, 5270X60X8=2532 caballos; luego el coste del caballo- hora será - ■■ ■ X 3600 = 3,55 francos (1). 2o32 ' ün caballo uncido á un malacate desarrolla un trabajo mecánico que cuesta cerca de liras 0,80 por caballo-hora; una máquina de vapor de 10 caballos efectivos de fuerza trabajando 10 horas diarias durante 300 días del año, produce un trabajo cuyo coste es de liras 0,20 aproximadamente por caballo-hora; un motor de gas en con- diciones iguales al precedente daría un coste de 0,10 liras por ca- ballo-hora. Una máquina hidráulica que utilice una caída de 40 caballos, creada artificialmente por medio de un canal, que trabaje 10 horas diarias por 300 días del año, dará 0,05 liras de coste por caballo- hora ; una, en fin, que utilice una caída de agua natural del mismo poder, con la misma duración que las anteriores, puede dar el ca- ballo-hora á liras 0,02 oro, i aun menos. I aunque estas cifras no deban tomarse en absoluto, por cuanto son variables, disminuyendo con el aumentar de la potencialidad del plantel, es indudable que el caballo hidráulico aprovechado en el sitio de su producción, cuesta mucho menos que el caballo desarrollado de cualquier otro modo en el mismo punto. Pero ¿de qué sirve que el coste del caballo hidráulico sea tan (1) Corroboran los datos del injeniero Ciappi los siguientes, que son resul- tado de esperiencias hechas en Béljica, donde la mano de obra es algo más elevada : Suponiendo que un obrero gane 3,50 por dia, desarrolle nn esfuerzo de 7 kilogramos sobre un manubrio de0“35 de radio, haciéndole dar 30 vueltas por minuto i trabajando 8 horas diarias, da como coste del caballo-hora 4,24 fran- cos. ün buei, cuyo alquiler diario se calcula en 3,50 francos, uncido á un manubrio de 4 metros de diámetro, ejerciendo un esfuerzo de 65 kilogramos durante 8 ho- ras diarias, con velocidad de 40 metros por minuto, dará úneoste de 1,30 francos por cada hora. Un caballo, á 4 francos diarios, desarrollando un esfuerzo de 55 kilogramos, con velocidad de 55 metros por minuto, dará análogamente un coste de 0,97 francos por cada hora. Una máquina de vapor, de 6 caballos de fuerza, trabajando en media 150 días por año, da un coste de 0,22 francos porcada hora. Una máquina de petróleo da un coste de 0,36 francos por caballo-hora, un mo- lino de viento 0,11 francos. Las caídas de agua sólo 3 ó 4 céntimos > siempre que el coste del plantel no esceda de 800 francos por caballo). {Nota del traductor.) 22:2 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA pequeño si el establecimiento que necesita la enerjía mecánica no se halla cerca de la caída del agua? Hai planteles hidráulicos en los cuales la potencia motriz es uti- lizada en el sitio, pero son pocos. En Italia, notamos principalmen- te las «Herrerías de Terni» (Acciaierie di Terni) que utilizan 12.000 caballos derivados de la cascada « delle Marraore», i los planteles de Collestatti Papigno,^ efectuados por la Societá Italiana del Car- buro di Calcio, en los que se utilizan respectivamente 1 1 .000 i 18.000 caballos, derivados de la misma cascada. Pero las caídas de agua no existen ni pueden crearse doquiera, por esto los planteles hidráulicos carecen del requisito propio de otros planteles, como, por ejemplo, los de vapor, que pueden insta- larse donde conviene, sea en tierra, sea á bordo. Es fácil deducir i persuadirse cómo la máquina de vapor, que con justicia mereció el título de primer factor del moderno desa- rrollo industrial, debía conseguir, en pugna con los motores hidráu- licos, un éxito mayor i seguro, i cómo, hasta ha poco, estos últimos eran completamente descuidados. Pero la grave preocupación de que un día no lejano las minas de carbón deberán necesariamente agotarse, hizo pensar á los doctos en la posibilidad de sustituir con motores hidráulicos las máqui- nas térmicas; i debemos vanagloriarnos deque corresponda al jenio italiano la gloria de haber preparado, hallado i realizado la solución de un problema tan importante para el progreso de la humanidad. Volta inventó la pila ; Pacinotti la dinamo i Galileo Ferrari el campo rodante que hizo posible la transmisión económica de la ener- jía eléctrica á la distancia. Al transporte de enerjía de Lauffen á Francfort siguió el más im- portante de Tívoli á Roma, que sirvió de modelo al mundo entero, i al cual está íntimamente ligado el nombre del profesor Mengari- ni. Con él se dió el primer impulso, se vencieron las primeras du- das, i en todas partes se comenzó á preparar i realizar injentes transportes de fuerza ; i vemos, ahora, ciudades enteras que para el alumbrado, la locomoción, el trabajo de las oficinas, etc., toman la enerjía de una red de conductores que se ramifican de estacio- nes centrales á muchos kilómetros de distancia, en las cuales las dinamos son movidas por motores hidráulicos. Antes, el aprovechamiento de las fuerzas hidráulicas quedaba limitado por la necesidad de utilizarlas en la proximidad délos cursos de agua, limitación que hoi ya no existe. UTILIZACIÓN DE LAS FUERZAS HIDRÁULICAS 223 Hallada una localidad adecuada para obtener la mayor enerjía hidráulica posible, ésta se recoge en forma de enerjía mecánica, la cual, transformada en eléctrica, se transporta á la ciudad i es distribuida á los establecimientos, á las vías férreas, donde quiera, en fin, pueda ser utilizada bajo la misma forma ó transfor- mada nuevamente en enerjía mecánica. La enerjía eléctrica puede ser transmitida hoi á grandes distan- cias de 20^ 50 i 1 00 kilómetros ; i debe notarse que, aun teniendo en cuenta el major coste ocasionado por la transformación de la enerjía mecánica en eléctrica, por la linea de transmisión i por los aparatos receptores ; i aun teniendo en cuenta las pérdidas de potencia inherentes á estas operaciones, el precio del caballo hi- dráulico resulta siempre tan pequeño que hace concurrencia, en jeneral, al caballo de vapor. De este modo la zona de utilización délas fuerzas hidráulicas se ha estendido muchísimo i los motores hidráulicos han adquirido, aunque sea indirectamente, buena parte del carácter precioso de universalidad, por lo cual su construcción merece ser estudiada i sometida á los más escrupulosos cálculos. III La utilización de los cursos de agua puede hacerse de diversos modos, pero especialmente por medio de derivaciones i embalses artificiales. Para las derivaciones se requiere un curso de agua regular i cau- dal casi constante; luego podrán verificarse en grande escala donde los ríos están rejimentados, como sucede en jeneral en la Italia setentrional. Para las represas, en cambio, se utilizan cursos de aguas torren- ciales, como lo son en jeneral los de la Italia meridional. Estos pantanos recojen las aguas superabundantes de las lluvias de los deshielos i las conservan para permitir su empleo en épocas de sequía. Nos ocuparemos sólo del primer modo de utilizar los cursos de agua para la creación de potencia motriz. 224 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Los trabajos necesarios para obtener un plantel hidráulico com- pleto, son los siguientes: 1 ° La toma ; 2° La conducción ; 3° La casa de máquinas ; 4° La descai'ga . Supongamos tener un tramo de río de curso rápido, de 1 1 kilóme- tros de lonjitud. que en estiaje tenga un caudal de 200 metros ; su pendiente sea de 2"’80 por kilómetro, esto es, una caida entre sus extremos de 30^80. En el orijen de este tramo i en una de sus márjenes abramos una boca por la cual, mediante construcciones adecuadas, pueda pasar una parte constante del caudal del río, por ejemplo, 65 metros cúbicos; hagamos seguir á la boca un canal de pequeña pendiente, 0™15 por kilómetro, i admitamos que después de un recorrido de 6 kilómetros los 65 metros cúbicos de agua por segundo se hayan transportado cerca de la estremidad del tramo considerado. Evidentemente estos 65 metros cúbicos de agua se ha- llarán en el estremo del canal ó un nivel mucho más elevado que el río en el mismo punto; i precisamente disminuyendo de 1™80 próximamente que se perderán en las obras de toma, i 1 metro que se perderá en el recorrido total, el desnivel resultará de 28 metros. Podremos así en la estremidad del canal obtener un salto de 28 me- tros para el caudal constante de 65 metros cúbicos por segundo, que desarrollará una potencia motriz de 24.000 caballos hidráulicos. Si entonces en dicho punto construimos un ediñcio en el que ins- talamos máquinas capaces de aprovechar dicha potencia, quedará resuelto el problema de utilizar nuestro río en la creación de fuerza motriz. Naturalmente, después que el agua en su descenso ha cedido á las máquinas su enerjía, vuelve al río por un canal de des- carga. Ampliando, diremos que la íoma consiste en un conjunto de obras de arte capaces de obtener que entre siempre en el canal la misma cantidad de agua, aun cuando en las crecidas el nivel del río ali- mentador se eleve, i en el estiaje baje. La primera obra de arte es un dique que obstruye el río i obliga á sus aguas á elevarse de manera que, aun cuando el río esté en estiaje, el agua se vea obligada á entrar en \aboca lateral ó bocal. A este bocal sigue un trecho de canal más ó menos largo, mui ancho i casi horizontal, llamado ca?ial moderador-, donde este ter- UTILIZACIÓN DE LAS FUERZAS HIDRÁULICAS 225 mina se sitúa el edificio de toma propiamente dicho, al que sigue el canal artificial. Debe notarse que en el canal moderador se hallan jeneralmente los desarenadores ó desaguaderos de fondo y los vertederos ó desa- guaderos de superficie ; aquellos sirven para la limpia del lecho del canal, de los depósitos que pueden formarse; Q\vertedero, formado por un corte hecho en la parte superior de una marjen, sirve para aliviarlo del esceso de agua que pueda entrar en el mismo, ó tam- bién para devolver al río una determinada cantidad de agua. El edificio de toma, formado por una ó más luces contiguas se- paradas por pilas, sirve para regular por medio de compuertas la inmisión del agua ó bien para cerrarle el paso en caso de nece- cesidad. Algunas veces este edificio de toma falta ; otras, en cambio, se construyen dos como en el canal Villoresi i el Industrial (Vizzola), uno al principio i otro al fin del canal moderador. Este puede también faltar por completo, en cuyo caso- el edificio de toma se construye adyacente al dique ; i para regularizar la in- misión del agua en el canal se maniobran oportunamente las com- puertas del edificio de toma, levantándolas ó bajándolas, según que el nivel del agua del río alimentador baje ó se eleve, como ocurre en la toma del canal Cavour. Después de la toma, tenemos el conducto que puede ser libre ó forzado. En el primer caso fcana/esj, podemos encontrar movimien- tos de tierrarimportantes, trincheras profundas, túneles más ó menos largos, obras de arte más ó menos grandes, esto es, sifones, puen- tes, puentes-canales, etc. ; i en su extremidad tenemos siempre un pequeño estanque de amortiguamiento, que lo es á la vez de toma para conducir el agua á los motores hidráulicos, directamente ó por medio de caños metálicos. En el segundo caso ( cañerias), toda el agua corre comprimida en un tubo metálico del que directamente pasa al motor hidráulico. Por último, después de los motores, sigue el ca?ial de descarga, ó desagüe, el cual, en jeneral, no presenta nada de notable. AN. SOC. CIENT. ARG. — T. LVII 15 226 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA IV Esto sentado, veamos de qué modo podemos recojer la potencia motriz de la caída de agua que con dichas construcciones hemos creado. Si de una altura de H metros, cae, sin velocidad de arribo, un volumen de agua de Q metros cúbicos por segundo, la enerjía ó potencia de la caída está expresada en caballos por 1000 Q . H 75 (1) Ahora bien, cuando la fuerza de la caída se utiliza en esta for- ma se dice que el agua obra sobre el motor por su peso. Pero la fuerza puede presentarse bajo otras formas. En efecto, cuando un cuerpo cae libremente de una altura H, y en su trayecto no halla resistencias, adquiere al llegar al suelo una velocidad V = s/%H Lo mismo, cuando el agua, en vez de caer libremente, llega á los motores mediante tubos, sale de éstos (prescindiendo siempre de las resistencias que encuentra i que podemos considerar asaz pequeñas) con la velocidad de donde ^ = v/25fH 2g que sustituida en la (1) nos da la potencia motriz del agua en esta forma 1000 Q ^ 75 2g (2) Utilizada en esta forma la fuerza de la caída, se dice que el agua obra sobre el motor por velocidad. UTILIZACIÓN DE LAS FUERZAS HIDRÁULICAS 227 Finalmente, si imajinamos una columna de agua de H me- tros de altura que insiste sobre una superficie de un metro cua- drado, ejerce sobre ésta una presión de 1000 H kilogramos, i si gravita sobre la superficie de un émbolo de A metros cuadrados, pro- ducirá en ella una presión de 1000 HA kilogramos ; por fin, si este émbolo, solicitado por esta presión, sucesivamente sobre sus dos caras, se mueve con movimiento alternado con una velocidad me- dia de V metros por segundo, entonces el trabajo verificado por la presión en cada segundo, estará expresado en caballos, por N = 1000 H . A . V 75 (3) Utilizada así la enerjía de la caída, se dice que el agua obra en el motor por presión. Son, pues, tres los modos distintos en que se manifiesta la poten- cia motriz de una caída de agua. Las máquinas capaces de aprovechar esta enerjía se llaman mo- tores hidráulicos. Con todas se obtiene la rotación de un árbol motor que pone en movimiento otras máquinas llamadas operadoras. La potencia de una caída hidráulica, bajo cualquier forma que se utilice, nunca es aprovechada por completo por el motor, pues una parte se pierde inevitablemente. En efecto, cuando el agua verifica un descenso H, libremente ó encañada, puede desperdiciarse en parte i causar así una pérdida de enerjía, que llamaremos N', en la que comprenderemos también las resistencias cuando el agua corra por tubos. Cuando el agua en- tra en el motor choca, toda ó en parte, con éste, causando otra pér- dida de fuerza que indicaremos con N". Finalmente, cuando el agua abandona al motor, tiene aún una velocidad, que llamaremos Vi, es decir, posee aún la enerjía 1000 Q v^^ 75 ' 2cj la que también se pierde. Luego, de toda la enerjía teórica N, espresada por las (1), (2) ó (3), para el caso, como se dijo, que el agua salte sin velocidad de llegada, sólo actúa sobre el motor la diferencia 228 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA N,=N — N'— N'" 1000 Q 75 ‘ Dividiendo esta potencia Ni aplicada al motor, por toda la poten- cia hidráulica N, tendremos en la relación el rendimiento hidráulico de la caída. Además, no toda la potencia N que actúa en el motor es transmi- tida por éste al árbol, pues una parte la consume en los roza- mientos de sus órganos ; luego indicando con N'" esta nueva pér- dida, el árbol motor sólo poseerá una enerjía • N,, - N"' i la relación e _ N, - N'" Ñ7“ se llama rendimiento orgánico del motor, i el producto 8 = 8i . 8g es el rendimiento efectivo del motor hidráulico. Es fácil comprender la importancia de este rendimiento; por ejemplo, 8 =0,70 quiere decir que de una fuerza hidráulica de 100 caballos el motor no da en su árbol sino una potencia de 70 ca- ballos. Por consecuencia, cuanto mavor sea 8 tanto más ventajoso será el motor; i como es el producto de dos rendimientos, es evidente que para hacerlo mayor es necesario aumentar los dos rendimien- tos parciales. Para aumentar el rendimiento hidráulico, ó, como suele decirse, para obtener el máximo efecto de la caída, las condiciones por rea- lizar serán : 1° Hacer de modo que el agua no sufra desperdicios durante la caída ; 2° Que el agua entre en el motor sin choques ; 3° Que el agua salga del motor sin velocidad. Pero estas condiciones son irrealizables i hai que considerarlas utilización de las fuerzas hidráulicas 229 tan sólo con un límite ideal hacia el cual debemos acercarnos lo más posible al proyectar i calcular los motores hidráulicos. Para aumentar el rendimiento orgánico son esencialmente nece- sarios una buena i cuidada construcción délos motores i el empleo de óptimos lubrificantes. Notaremos, por lo demás, que el estudio científico de los moto- res hidráulicos se hace teniendo principalmente en vista aumentar el primero de estos dos rendimientos, porque es el más importante i del que sustancialmente dependen los méritos i defectos de los muchos tipos ideados i construidos. Los motores hidráulicos se dividen en : 1° ruedas hidráulicas ; 2° turbinas ; 3° máquinas de pistón. Con las dos primeras se obtiene directamente la rotación del ár- bol motor; con las terceras se requiere para ello un mecanismo auxiliar. Las ruedas hidráulicas son siempre de eje horizontal i su carac- terística es la de recibir el agua directamente del canal sólo en un punto de su periferia. Las turbinas, en cambio, pueden ser de eje horizontal ó vertical i su característica es la de recibir el agua sobre toda ó gran parte de la periferia mediante un distribuidor. Finalmente, en los motores de émbolo el agua está regularizada, tanto al entrar como al salir, por medio de la distribución, como en las máquinas de vapor. Las RUEDAS hidráulicas se distinguen en : Ruedas hidráulicas por encima, cuando reciben el agua superior- mente. En ellas el agua obra por velocidad i peso ; pero más por este último. Ruedas hidráulicas de costado, cuando reciben el agua en un pun- to del cuadrante inferior. En ellas el agua obra también por velo- cidad i peso, pero para aumentar su rendimiento se reduce al mí- nimo la acción de la velocidad, así que en ellas también el agua obra principalmente por su peso. Hai varios tipos ; pero el más co- mún é importante es el de Sagebien. Ruedas hidráulicas por debajo, cuando reciben el agua en su pun- to más bajo. En ellas el agua obra esclusivamente por su velocidad. Se tienen el tipo de Poncelet i la rueda Pelton, esta última mui interesante. 230 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Las turbinas hidráulicas se dividen en : Turbinas cilindricas ó axiales, cuando la colocación del distri- buidor respecto de la rueda motora es tal que los filetes fluidos atravesándolodescriben trayectorias helicoidales contenidas en cilin- dros co-axiales con el árbol, i tal cual entran en el distribuidor, salen de la rueda paralelamente al eje. Hai dos tipos principales : el Girará y eiJonval. Turbinas plaíias ó radiales, cuando los filetes fluidos atraviesan el distribuidor i la rueda, describiendo trayectorias contenidas en planos normales al eje i con movimiento dirijido del eje hacia el esterior ó de este en dirección al eje de la turbina. Hai varios tipos, pero el más importante i hoi difusamente aplicado es el tipo cen- trípeto completo Francis. Turbinas mistas ó americanas, cuando la trayectoria de los filetes fluidos es en parte helicoidal i en parte plana. De estos tres jéneros de turbinas se hacen dos grandes divisiones según el modo de actuar del agua. Si ésta obra por velocidad se llaman de acció?i; si en cambio actúa por velocidad y presión, se dicen áe, reacción. Debe observarse, sin embargo, que las turbinas americanas no se prestan como tipos de acción. Por último, tenemos las máquinas de émbolo, de las que existen diversos tipos, pero que utilizan todas el agua esclusivamente por presión. Esto sentado, para confrontar sintéticamente los varios motores descritos hemos indicado en el cuadro siguiente todos los elementos que los caracterizan, esto es, su velocidad, potencia, naturaleza del agua que requieren, su rendimiento efectivo i los criterios so- bre su aplicabilidad. UTILIZACION DE LAS FUERZAS HIDRAULICAS 231 232 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA De este cuadro se desprende que las ruedas hidráulicas escep- tuando las de Pellón son motores lentos^ tomismo que las máqui- nas de émbolo; mientras que las turbinas son motores veloces i las Pellón mui veloces. Respecto á la altura decaída que se puede utilizar, es mui limi- tada para las ruedas hidráulicas, con escepción déla de Pellón, que conviene para todas las caídas superiores á 3 metros; en las tur- binas se puede ir desde pocos centímetros á 200 metros; en las máquinas de émbolo se parte de 20 metros i no hai límite supe- rior. En cuanto al caudal que se puede descargar varía mucho con los tipos de motores : en las Pelton se pasa de 1 50 á 800 litros ; con las Sagebien se alcanza á 4 metros cúbicos ; con las turbinas á 6 me- tros cúbicos i con las máquinas de émbolo se está debajo de 1 metro cúbico. Por lo que atañe á la potencia, se va de 50 caballos en las ruedas por encima á 140 en el úipo Sagebien ; con las Pelton se puede llegar á una potencia cualquiera, aun de varios millares de caballos ; i lo mismo con las turbinas i máquinas de ém- bolo. En cuanto á la naturaleza del agua que se emplea puede ser aún impura para las ruedas hidráulicas, debe ser depurada para las turbinas, i tiene que ser absolutamente pura para las máquinas de émbolo. Por lo que respecta á la adaptabilidad de estos motores á una potencia variable, es una propiedad bastante interesante, porque en las industrias, dicha potencia es en jeneral constantemente varia- ble. Las ruedas por encima i de costado se adaptan mui bien á volúmenes variables sin disminución de rendimiento; en las Pelton este es constante aunque varíe el caudal, lo que es un gran mérito ; las turbinas cilindricas se adaptan también á una disminución del caudal (Girard), ó de la caída (Jonval), pero sufren una disminu- ción en el rendimiento, lo que es un mal ; los tipos Francis i ame- ricanos se adaptan, en cambio, á caudales i caídas variables sin sensible disminución de rendimiento ; las máquinas de pistón, en fin, exijen caudal constante. Los motores más voluminosos i pesados son evidentemente las ruedas hidráulicas, con escepción de las Pellón, i, por consiguien- te, de plantel, conservación i esplotación mui costosos; por esto van perdiendo su importancia i su aplicación. UTILIZACIÓN DE LAS FUERZAS HIDRÁULICAS 233 Lo mismo los motores de émbolo, especialmente por requerir agua purísima, son de uso bastante limitado. Las ruedas Pelton i las turbinas son, en cambio, más simples, menos embarazosas, simplifican la transmisión del movimiento por estar dotadas de grande velocidad, son de más fácil plantel, i, por tanto, menos costosas en la misma esplotación. Por esto han conquistado la supremacía sobre todos los demás motores hidráu- licos. Agregaremos que éntrelas turbinas, las del tipo Francisi ameri- cano, de reacción, están desalojando ya a los tipos Girard i Jonval (únicos que se disputaron el campo durante los últimos 30 años) salvo en pocos casos especiales, porque reúnen en sí todas las ven- tajas de estos últimos, sin presentar sus defectos. Consecuentemente, i para concluir, diremos que en la mayor parte de los casos, la rueda Pelton, las turbinas Francis i las ameri- canas son los motores que hoi se prestan más convenientemente para la utilización de las fuerzas hidráulicas. V La Italia es uno de los países del mundo más rico de energía hi- dráulica. Sus ríos llevan de las montañas al mar una potencia cuya parte utilizable alcanza, i tal vez esceda la cifra de 6.000.000 de caballos efectivos, esto es, disponibles en los árboles motores délas máquinas (1). La enerjía, pues, de que dispone, es enorme i si todos los 6.000.000 de caballos fueran utilizados durante las 24 horas de cada día, representaría á los precios actuales del carbón fósil, un valor anual de 1 .600.000.000 de liras. En verdad, Italia procede con enerjía en la conquista de sus fuerzas naturales i en este ramo de la técnica se ha adelantado á todas las demás naciones. Tenemos planteles que son objeto de admiración i estudio de parte del mundo entero; sin embargo, (1) Ing. A. Raddi, Le nolre forze idrauliche, pag. 10. 234 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA hasta hoi la enerjía hidráulica utilizada no alcanza á 300.000 caballos (1). He aquí una lista de los principales planteles hidroeléctricos realizados ó en construcción en Italia: 1100 caballos en Isoverde (Génova), 2000 en Tívoli, 1500 en Bussoleno, 3250 en Lanzo, 1500 en Castellamonte, 13000 en Paderno, 4000 en Buffalora, 1500 en Tivoli (Alto Aniene), 7500 en Morbegno, 4000 en Im- bersago, 4200 en Pont San Martín, 6500 en Settimo Vittone, 2000 en Narni, 6000 derivados del Brembo, 11500 del Ticino por la Sociedad del Mediterráneo, 4000 en Stura de Viú, 4500 en Cave- nago de Adda, 2000 en Cherasco, 7000 en Cenischia,etc., tenemos después el maravilloso plantel de Vizzola-Ticino de 24.000 caba- llos, ya funcionando, que es otro grandioso ejemplo que en- contramos en Lombardía de distribución de enerjía eléctrica para alimentar las industrias i desterrar el carbón de los talle- res. Toda esta enerjía es en su mayor parte distribuida á las fábricas de tejidos que rodean á Gallarate, Busto Arsisio, Le- gnano, etc. Este plantel constituye la más atrevida i poderosa aplicación que se haya hecho en Europa de las conquistas de la mecánica i de la electricidad, por obra del jenio i de la in- dustria italiana. Ha costado 9.000.000 de liras, pero representa una disminución de 2.500.000 liras en los gastos de adquisición de carbón que tendría que hacer la Italia en el esterior. I como mis palabras á propósito de este majestuoso plantel po- drían parecer exageradas, me complazco en transcribir aquí inte- gralmente cuanto á su respecto escribió el ilustre profesor Silvanus Thompson, presidente de la Sociedad de injenieros electricistas de Londres en su artículo The Como Congress, publicado en el Electri- cian de Londres, en octubre de 1899: « Mucho de lo que hemos visto i oído fué para nosotros una reve- lación. Sabíamos que Italia no había cesado de producir dignos sucesores de Volta i que sabía construir ferrocarriles, canales i obras de riego... Pero pocos entre nosotros conocían con qué fundado im,- pulso práctico i al mismo tiempo con qué jenialidad de concepto, con qué amplitud de vistas los injenieros italianos habían afronta- do los problemas de la producción, déla transmisión i distribución de la electricidad en grande escala con fines industriales. Se puede haber visto el gran plantel del Niágara, se puede haber visitado (1) V. Atti Commissione Reale nominata con decreto 16 Agosto 1898. UTILIZACIÓN DE LAS FUERZAS HIDRÁULICAS 235 las grandes oficinas eléctricas de Rheinfelden i deSchaíFausen; pero cuando se trasponen los Alpes i en Lombardía se estudia los nue- vos planteles de Paderno i Vizzola, se halla que Italia puede ense- ñarnos cosas que no hemos aprendido en otras partes... » (1) A. CiAPPi. (1) Debo hacer presente que el conferenciante presentó en proyecciones lumi- nosas los tipos de ruedas, turbinas i máquinas indicadas en su disertación, así como las de las obras de arte de los canales de Vizzola y Villoresi, etc.; pero su memoria impresa carece de las ilustraciones que habrían hecho ciertamente más interesante aún el presente artículo. {Nota del traductor). BIBLIOGRAFIA Effren Mag’rini, I nuovi sistemi di ferrovie in Europa, Torino- Roraa, 1903. Editor, Roux y Viarengo. Objeto principal de la publicación es la descripción de los ferrocarriles eléc- tricos subterráneos, indicando sus ventajas i resultados; así el autor describe los de Londres, París, Buda-Pest, Glasgow, el aéreo i subterráneo de Berlín. Después estudia los caminos de hierro de un solo riel á nivel del suelo i el sistema sus- pendido Langen, también de carril único i su aplicación á la línea Barmen- Elberfeld. Las tentativas hechas entre nosotros para construir vías subterráneas en la ca- pitalfederal, hacen que el libro del injeniero Magrini pueda ilustrar convenien- temente este punto, al presentar reunidas las ventajas i defectos de este sistema de viabilidad, que mucha atención requiere de parte de nuestros ediles, especial- mente después del crimen-catástrofe del Metrepolitano de París. Day (E. R.), Mediciones eléctricas i magnéticas, traducción de don E. Gua- llart, injeniero de montes, 1 voL in 8*, de 300 pájinas, Bailly-Baillére e hijos, editores, Madrid, 1903. Precio: 3 pesetas, en rústica, i 4 encarto'nado. Es una obra de carácter popular, dedicada á aquellos que por no tener apropia- dos conocimientos matemáticos no pueden comprender las obras abstrusas que jeneralmente se publican. Lo práctico de la obra lo demuestran más de 600 problemas resueltos numérica- mente ; i la bondad técnica de la misma la abona el nombre del autor. D’Hubert (E.), docteur es Sciences, etc., etc., Les Métauxusuels, Cuivre, zinc, étain, plomb, nickel, aluminium, 1 vol. in-16* de 96 pages, avec26 figures cartonné : L50. Editeurs : J. B. Bailliére et fils, 1904, París. Como en el anterior, el autor estudia sucesivamente el orijen, yacimiento, es- tracción i elaboración de las menas para obtener los metales nombrados ; luego, de la elaboración, empleo i comercio de éstos; i termina con una nota sobre al- gunas aleaciones (bronces, latones, mailleckorts, metales blancos, delta, bronces de aluminio). Estas dos interesantes monografías del profesor d’Hubert forman los números 5 i 7 de la Encyclopédie Technologique et Commerciale del mismo autor, editada por la casa J. B. Bailliére et 61s, de París, la que ha tenido la amabilidad de man- darlas como obsequio á la Sociedad Científica Arjentina. BIBLIOGRAFÍA 237 Oiard (A.), professeur a la Sorbonne, membre de l’Institut, Controverses transformistes, 1 vol. in 8“ raisin, 180 pages, avec 23 figures, C. Naud, édi- teur, París, 1904. Prix : 7 francs. El docto profesor Giard, de la Sorbona de París, ha reeditado en un volumen algunos de sus importantes trabajos, que habían aparecido anteriormente en fo- lletos o periódicos técnicos, agotados aquellos, de fastidiosa consulta éstos. El profesor Giard no necesita ser presentado álos lectores de nuestros A«aíes, pues en la dilucidación de las interesantes controversias relativas al transformis- mo, especialmente en Francia, el país más reacio a las teorías darwinianas, a pe- sar de ser la patria del grande precursor Lamarck, ha figurado siempre en pri- mera fila el sabio profesor de la Sorbona. Sin entrar en el fondo biolójico de la cuestión, que deben ventilar los natura- listas de profesión, indicaré tan solo los capítulos componentes de este volumen: I. Historia del transformismo. — II. Embriolojía de las ascidias iorijen de los vertebrados. — III. Los falsos principios biolójicos i sus consecuencias taxonó- micas. — IV. Los factores de la evolución. — V. El principio de Lamarck i la herencia de las modificaciones somáticas. — VI. La converjencia de ios tipos por la vía pelájica. — VIL La pleurostasía i los animales disdipleuros. D’Hubert (E.), docteur es Sciences, professeur a l’Ecole supérieure de com- merce de París, Les Minérais, les Métaux, les Alliages, 1 vol. in 16° de 96 pages, avec 27 figures, cartonné: 1^50. Librairie J. B. Bailliére et fils, á París. Trata, en tesis jeneral, de la jeojenia, yacimiento, estracción i elaboración de las menas para obtenerlos metales^ de las propiedades físicas de éstos (dando in- teresantes fotogramas de la estructura de algunos); desús propiedades químicas, mecánicas, etc.; de la elaboración de los mismos i de sus aleaciones (fundición, forjado, laminado i forma definitiva). Gíbhs (J. W.), Diagramm.es et surfaces thermodynamiques, traduction de M.G.Roy, chef des travaux de physique a l’üniversité de Dijon, avec une introduction de M. B. Brunhes, professeur á TUniversité de Clermont, 1 vol. in 8* écLi de 100 pages . Prix : 2 francs. Es un pequeño folleto encuadernado, que bajo el número 22 de la sección Físi- co-Matemática forma parte de la colección de memorias científicas que con el título de Scientia publica la casa editora de C. Naud (me Racine 3, París). Huelga toda recomendación a propósito de estas dos memorias del ilustre ma- temático Gibbs, profesor de física matemática en Vale College desde 1871 hasta su fallecimiento, ocurrido en abril del año pasado. Las dos memorias del profesor Gibbs tratan de los : I. Métodos gráficos en la termodinámica de los fluidos.— II . Métodos de repre- sentación jeométrica de las propiedades termodinámicas de los cuerpos por medio de superficies. B. Mathías (E', profesor de Física en la Facultad de Ciencias de la Universi- dad de Tolosa, Le point critique des corps Pours, 1 vol. in 8°, de 156 pájinas con 44 figuras, 7 francos. Este pequeño libro es el desarrollo natural del estudio presentado por el autor 238 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA al Congreso Internacional de Física de 1900. El primer capítulo contiene la teo- ría clásica de Andrews y de los complementos relativos á las propiedades de las curvas délas densidades, de las curvas de saturación y de los tubos de Nat- terer. El estudio del fenómeno de Cagniard-Latour, ocupa todo el capítulo II. Los capítulos m, IV y V contienen la descripción y la critica de los métodos y ex- perimentales. En este último está tratado con detenimiento el interesante y ori- ginal método de la balanza de Nadeschine. Los métodos de cálculo de las constantes críticas y las tablas de éstas para 165 cuerpos, ocupan los capítulos VI y VIL El último de éstos es sin duda el más interesante, pues en él trata de explicar al autor cómo deben interpretarse las experiencias y las teorías que no entran en el cuadro clásico. En resumen, un libro interesante y del cual se llega á la conclusión de que á pesar de los esfuerzos que se han hecho sobre el estudio del punto crítico, este no ha sido aún agotado y de que la importancia de las cuestiones que quedan por resolver, tentarán mucho la sagacidad de los jóvenes físicos, los que por otra parte encontrarán en los errores ya cometidos una fuente provechosa de ense- ñanza. L. M. Dassen (C. C.) ingeniero civil, doctor en ciencias fisicomatemáticas. Tra- tado elemental de geometría euclídea, de acuerdo con las ideas modernas i métodos más rigurosos. Tomo I. Geometría Plana. Texto adaptable á los Colegios Nacionales y escuelas normales, Buenos Aires, Imprenta y casa edi- tora de Coni Hermanos, 1904, 1 vol. de 320 pájinas con 240 figuras interca- ladas en el testo. Dassen (C. C.), ingeniero civil. Carga de los vehículos, relacionada con el ancho de las llantas. Dassen (C.C.), docteur es Sciences mathématiques, ingénieur civil, lauréat et professeur de l’Université de Buenos Aires, Btude sur lesquantités mathé- matiques, grandeurs dirigées, quaternions, Paris, Librairie scientifique A. Hermann, 1903. Esta obra, como se recordará, fué escrita por el doctor Dassen para formar parte de la obra que la Sociedad Cientifica se proponía publicar para conmemo- rar el XXX aniversario de su fundación, cosa que, por causas fortuitas, no se realizó. Nos concretamos por hoi á acusar recibo de estos trabajos de nuestro conso- cio, dejando para uno de los próximos números, juzgarlos con alguna deten- ción. B. MISCELÁNEA Concurso Cristóbal Gia^noni. — Recordamos esta circular : Se- ñor : Habiendo resuelto la Comisión que corrió con la erección de un se- pulcro al finado Ingeniero Cristóbal Giagnoni, donar á la Sociedad Científica Argentina el sobrante déla subscripción levantada con aquel objeto, para que ésta patrocine un certamen público, bajo la denominación de Concurso Cristóbal Giagnoni, sobre temas ferroviarios exclusivamente aplicados á las necesidades de la República Argentina, y premie con medalla de oro y diplomas los mejores trabajos que se presenten, con títulos suficientes para ello, la Sociedad Científica Argentina ha resuelto sacar á concurso los cinco siguientes temas : I. Estudio crítico de las tarifas ferroviarias existentes en la República y sis- tema que convendría implantar para salvaguardar el interés público y el de las empresas. II. Plan de convergencia de los diversos ferrocarriles á la Capital Federal, teniendo en vista el empalme recíproco de los mismos y el servicio local de pasajeros. III. Estudio crítico de la actual red de ferrocarriles de la República y plan de complementación, con el aprovechamiento mayor posible de la existente. IV. Mejor sistema de vía por aplicar en la República, teniendo en cuenta las condiciones del balasto por emplear, para obtener la mayor solidez posible, tanto en el sentido longitudinal como en el transversal, con la mayor economía de construcción. V. Mejor sistema de vehículo para el transporte de^hacienda en pie. El certamen se verificará de acuerdo con las siguientes bases : 1° Podrán tomar parte en él todas las personas, oficinas, etc., que así lo deseen. 2“ Los trabajos serán presentados en la Gerencia de la Sociedad Centífica Ar- gentina hasta el 30 de Mayo de 1904. Cada trabajo llevará un lema, y dentro de un sobre cerrado, lacrado y sellado, "señalado exteriormente con el mismo lema, el nombre del autor. La Gerencia dará á los interesados un recibo en forma. 3° Los trabajos serán estudiados y juzgados por un Jurado compuesto por los Ingenieros Luis A. Huergo, Juan Pelleschi, Alberto Schneidewind, Guillermo White y Santiago E. Rarabino. 4° El Jurado indicado en el artículo anterior sólo abrirá los sobres correspon- 240 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA dientes á los lemas de los trabajos que á su juicio hayan merecido ser premia- dos ; y, si lo creyera conveniente, podrá citar á sus autores, quienes estarán obligados á dar verbalmente la explicaciones que aquel repute necesarias con el objeto de cerciorarse de la legitimidad de las memorias presentadas. En caso de duda al respecto, el jurado podrá declarar fuera de concurso la memoria que la motive, sin que su presunto autor tenga derecho de protesta. 5° El fallo del .lurado será extendido por escrito y leído por el señor Presi- dente de la Sociedad Científica Argentina ante una asamblea. Dicho fallo, para evitar controversias, será inapelable. 6“ Las memorias que ¡resulten premiadas darán derecho á sus autores á una medalla de oro y á un diploma que lo acredite. Estos premios serán proclamados en la misma asamblea ¡indicada en el artículo anterior, por el señor Presidente de la Sociedad Científica Argentina yjaistribuidos públicamente en el Festival que dicha Sociedad celebrará el 28 de Julio de 1904, XXX1I“ aniversario de su instalación. 7“ Si á juicio del Jurado alguno ó ninguno de los trabajos presentados fuera acreedor á los premios ofrecidos, la Sociedad Científica Argentina procederá á abrir un nuevo concurso sobre los temas correspondientes. 8° Las memorias no premiadas serán devueltas á sus autores, con los sobres cerrados correspondientes, á la presentación del recibo otorgado por la Ge- rencia. Puente de cemento armado. — En la provincia de Génova (Italia) se ha construido un puente de cemento armado, sistema Hennebique, de un sólo arco de 51 metros de luz i flecha de 5,10 metros. Su estructura es curiosa; son en realidad 4 arcos paralelos de medio metro de espesor cada uno, distando entre sí 1“10, enlazados superiormente por un manto que cubre los 4 arcos, siguiéndolos en su curvatura. Sobre éstos se levantan numerosos pilares verticales de 0”25 X 0“20 que sostienen el afirmado. B. Contralor de la velocidad de los tranvías i automóvi- les. — Ha sido propuesto un nuevo instrumento para rejistrar la velocidad de estos vehículos. Su autor, el señor Vallain, conexiona, con un árbol flexible, una de las ruedas del carruaje con un regulador de fuerza centrífuga por el estilo del regulador Watt. Aumentando la velocidad del móvil las esferas se separan proporcionalmente á la misma i hacen funcionar un aparato de sonería, mediante un mecanismo especial, a la vez que varia automáticamente los vidrios de color de un farol adhoc, por manera que los conductores (motorman, chauffeur), son avisados por el campanilleo de que han alcanzado la máxima velocidad establecida (ésta se puede graduar en el aparato), i los inspectores, ajentes policiales i el mismo público, se aperciben de ello, no sólo por la campanilla, sino que también por el color de la linterna. B. SOCIOS HONORARIOS Dr. R. A. Philippi. — Dr. Juan J.. J. Kyle. — Ing. Luis A. Huergo (padre) Ing. J. Mendizábal Tamborrel. — Or. Estanislao S. Zeballos SOCIOS CORRESPONDIENTES Aguilar, Rafael México. Ameghino, Florentino La Plata. Arechavaleta, José Montevideo. Arieaga Rodolfo de Montevideo. Ave-Lallemant, Germán Mendoza. Brackebusch, Luis Córdoba. Ballvé, Horacio 1. de Año N. Carvalho José Carlos RioJaneiro. Corti, José S Mendoza. Corthell, Elmer L New York. Lafone Quevedo, Samuel A. . . . Catamarca. Lillo, Miguel Tucuman. Morandi, Luis Villa Colon (U. Nordenskjiold, Otto Gpsala (S.) Paterno, Manuel Palermo (11.). Patrón, Pablo Lima. Reid, Walter F Lóndres Scalabrini, Pedro Corrientes. Spegazzini, Carlos La Plata. Tobar, Carlos R Quito. Villareal, Federico Lima. Von Ihering, Hermán San Paulo (B.) SOCIOS ACTIVOS Abella Juan. Acevedo Ramos, R. de Adamoli, Alberto. Adano, Manuel. Ader. EnriqueA. Aguirre, Eduardo. Albarracin, Alberto L. Alberdi, Francisco N. Albert, Francisco. Alric, Francisco. Alvarez, Fernando. Anasagasti, Horacio Ambrosetti, Juan B. Amoretti, Alejandro, Arata, Pedro N. Araya, Agustín. Arigós, Máximo. Arce, Manuel J. Arce, Santiago. Arditi, Horacio. Areco, Alberto S. Arroyo, Franklin. Aubone, Cárlos. Avila Méndez, Delfín. Avila, Alberto Ayerza, Rómulo Aztiría, Ignacio. Babuglia, Antonio. Badaró, Bugenio. Babia, Manuel B. Bancalari, Juan. Bancalari, Enrique A. Barabino, Santiago E. Barbará Adolfo. Barilarí, Mariano S. Barzí, Federieo. Battílana, Pedro. Battilana, Alfredo. Baez, DomingojlA. Baudrix, Manuel C. Bazan, Pedro. Benoit, Pedro (hijo). Berro Madero, Carlos Bimbi, José. Bell, Carlos^H. Besio, Moreno Baltazar Besio, Moreno Nicolás Beverini, Alberto. Biraben, Federico. Bosch, Benito S. Bosch, Elíseo P. Bosch, Anreliano R. Bonanni, Cayetano. Bonus, Adrián. Bosque y Reyes, F. Bosque, Carlos Brían, Santiago Buschiazzo, Francisco. Buschiazzo, Juan A. Buschiazzo, Juan C. Bustamante, José L. Caimi, Ramón. Candiani, Emilio Cáicena Augusto. Cagnoni, Alejandro N. Cagnoni,Juan M. Camus, Nicolás Candioti, MarcialR. Calíale, Humberto. Cano, Roberto. Cantilo, José L. Cantón, Lorenzo. Carranza, Marcelo. Cardoso, Mariano J. Cardoso, Ramón. Carossino, Jacinto F. Castellanos, Cárlos T. Castañeda. Ramón Castro, Vicente. Claps, Andrés. Cernadas, Carlos. Cerri, César. Cidra, Alberto H. Cilley, Luis P. Chanourdie, Enrique. ChapirofT, Nicolás de Gheraza, Gerónimo. Chiocci Icilio. Chueca, Tomás A. Clérice, Eduardo E. Cobos, Francisco. Cock, Guillermo. Collet, Carlo.s. Coni, Alberto M. Coquet, Indalecio Coria, Valentín F. Cornejo, Nolasco F. Corvalan Manuel S. Coronel, Policarpo. Courtois, U. Cremona, Andrés V Cremona, Víctor. Cuenca, Felipe. Cuomo, Miguel. Curutchet, Luis. Curutchet, Pedro. Damianovich, E. A. Darquier, Juan A. Dassen, Claro C. Davel, Manuel. Dates, Germán. Díaz de Vivar, M Dobranich, Jorge W. Dominico, Guillermo. Domínguez, Juan A. Dorado, Enrique. Douce, Raimundo. Doyle, Juan. Duhart, Mattin. Duhau. Luis. Duncan, Cárlos D. Durrieu, Mauricio. Durelli, Amilcar. Drago, Luis M. Echagüe, Carlos. Elía, Nicanor A. de Eppens, Gustavo. Estoves, Luis. Espiasse, Alberto. Espinasse, Jorge. Etcheverry, Angel. Ezcurra, Pedro. Fasiolo, Rodolfo I. Fernandez, Alberto i 1 Fernandez, Pedro A Fernandez Poblet, A. Ferrari, Rodolfo. Ferreyra, Miguel. Figueroa, Octavio. Fynn, Enrique. Flores. Emilio M. Foster, Alejandro. Friedel, Alfredo. Gainza, Alberto de. Gallardo, Angel. Gallardo, José L. Gallardo, Miguel A. Gallardo, Garlos R. Gallego, Manuel. Gallino, Adolfo. Gándara, Federico W . Garat, Enrique. Garay, José de. García, Carlos A. García, M. Jesús Gardeazabal, Narciso. Gatti, Julio J. Gentilini, Pascual. Geyer, Carlos. Ghigliazza, Sebastian. Giménez, Joaquín. Giménez, Angel M. Giuliani, José. Girado, José I. Girado, Francisco J. Girado, Alejandro. Girondo, Juan. Girondo, Eduardo. Goldemhorn, Simón. Gómez, Pablo E. Gonzalos, Arturo. González, Agustín. González Cazón Vicente. González Carman R. González Carlos P. Gotusso, Luis Gradin, Cárlos. Gregorina, Juan Gregorini, Juan A. Guido, Miguel. SOCIOS ACTIVOS (Continuación) Gutiérrez, Ricardo J. H^y, Pablo- yRerrera Vega, Rafael. Herrera Vega, Marcelino Herrera, Nicolás M. Herrero, Ducloux E . Herlitzka. Majiro. H.- . I Holmberg, Eduardo I.. Holmberg Eduardo A Hoyo, Arturo. Hubert, Juan M. Huergo, Luis A. (hijo). Hughes, Miguel. Ibarra, Vicente. Iriarte, Juan Iribarne, Pedro. Isnardi, Vicente. Israel, Alfredo L. Iturbe, Miguel. Jauregui, Enrique. Jacobo, Cándido. Juni, Antonio. Jurado, Ricardo. Justo, Agustin P. Krause, Otto. Klein, Hermán Kliman, Mauricio, Labarthe, Julio. Lacroze, Pedro. Lagos Garcia, Garlos Lagrange, .Carlos. Lanús, Eduardo M. Langdon, Juan A. Laporte Luis B. Larreguy, José Larguia, Carlos. Latzina, Eduardo. Lavalle, Francisco. Lavergne, Agustin. t.ea Alian B. Leonardis, Leonardo de Lehmann, Guillermo. Lehmann, Rodolfo R. López, Aniceto E. López, Martin J. Loyola, Luis F. López, Pedro J. Lorenzetti, Guillermo. Lucero, Apolinario. Lugones, Castelfort. Lugones, Arturo. Lugones Velasco Luiggi, luís Luro, Rufino. Luro, Pedro Ludwig, Carlos. ' Machado, A. Madrid, Enr Maglione, J, Maligne, Eo Millol, Ber. Marin, Plac Marquestou Marcet, J^' Marcó d^l E. Marepc^, EÍ'íodfiro. ^ Marengo, José. Martínez Pita Rodolfo. Martini, Rómulo E. Marty, Bicardo Matharán, Pablo. Maschwitz, Carlos. Massini, Cárlos. .Vlassini, Estovan. Massini, Miguel. Maupas, Ernesto. Maza, Juan. Mattos, Manuel E. de. Medina, José A. Mendez, Teófilo F. Mendizabal, José S. Mercan Agustin. Merián, Eduardo Mermos, Alberto. Meyer Arana, Felipe. Miguens, Luis. Mignaqui, Luis P. Millan, Máximo. Mitre, Luis Molina y Vedia, Delfma Molina y Vedia, Adolfo. Moeller. Eduardo. Molina, Waldino. Molina, Civit Juan. Mon, Josué R. Morales, Cárlos Maria. Moreno, Jorge Moreno, Evaristo V. Moron, Ventura. Moron, Teodoro F. Moscoiii, Enrique Mugica, Adolfo. Naon, Alberto Navarro Viola, Jorge. Negrotto, Guillermo. Newton, Artemio R. Newton, Nicanor B. Niebuhr, Adolfo. Nistrdmer, Garlos Newbery, Jorge. Noceti, Domingo. Nogués, Pablo. Ñongues, Luis F. Nouguier, Pablo. Noulé. Eduardo. Obligado, Alejandro. Ocampo, Manuel S. Ochoa, Arturo. O^Donel' Alberto C. Olaech • Alci la, P Olrzabal, Aleja '. ío M . O.iverT, Carlos ‘‘bve! Alfredo t/icojcn, Francisco. /c r^sé M. Alejandro (h. Arturo. LIBRAR Y. %. SOCIEDAD CIENTFICA Ingeniero SANTIAGO E. BAR Secretario : Doctor Julio J. Gatti REDACTORES ingeniero Eduardo Aguirre, doctor Ignacio Aztiria, doctor Enrique Fynn, ingeniero Carlos Maschwitz, ingeniero Emilio Palacio, doctor Carlos M. Morales, ingeniero Julio Labarthe, ingeniero Emilio Candiani, ingeniero Alberto Schneidewind, doctor Angel Gallardo, doctor Pedro N. Arata, ingeniero José S. Corti, ingeniero Federico Birabén, ingeniero Vicente Castro, ingeniero Eduardo Latzina. MAYO 1904. — ENTREGA V. — TOMO LVIl ÍNDICE DE LA PRESENTE ENTREGA Cartos Wauters, El dique de embalse del Cadillal f continuación J 211 Jorge Newbery. Consideraciones generales sobre la municipalización del servicio de alumbrado f continuación J ¿89 Theodor Koch, Exploración etnográfica de los ríos Negro, Igána, Aiary y Naupés (Brasil) 298 Miscelánea : Denunciador automático telefónico de incendios. — La radiotelagra- fía dirijible 800 Ministerio de Guerra : Concurso de planos para el edificio de la escuela militar. . 301 Ministerio de Guerra : Concurso de planos y presupuestos para la construcción de dos cuarteles 803 BUENOS AIRES IMPRENTA Y CASA EDITORA DE CONI HERMANOS 684 — CALLE PERÚ — 684 JUNTA DIRECTIVA Presidente Ingeniero Vicente Castro. Vice-Presidente 1° Coronel Ingen. Arturo M. Lugones. Id. 2° Ingeniero Eduardo M. Lanús. Secretario de actas Doctor Enrique Herrero Ducloux. — correspondencia Señor Guillermo J. White. Tesorero Ingeniero Luis A. Huergo (hijo). Bibliotecario Señor José Sánchez Díaz. / Ingeniero Emilio Palacio. Ingeniero Julián Romero. \ Señor Vicente González Cazón. Vocales Ingeniero Carlos Berro Madero. I Señor Juan B. Ambrosetti. I Profesor Pablo A. Pizzurno. ' Ingeniero Evaristo V. Moreno. Gerente Señor Juan Botto. ADVERTENCIA A los señores autores de trabajos publicados en los Anales, que deseen tiraje aparte de sus estudios, se les previene que deben solicitarlos por escrito á la Dirección, para que esta á su vez los eleve á la Junta Directiva para ser consi- derados. La Dirección de los Anales sólo tomará en cuenta los pedidos de los 50 ejem- plares reglamentarios, debiendo entenderse los señores autores por el excedente á dicho número con la casa impresora de Coni hermanos. Los señores autores de trabajos, sólo tendrán derecho á la corrección de dos pruebas. Para todo lo referente á pruebas, manuscritos, etc., deben dirigirse á la Direc- ción, Cangallo 1SS5. La Dirección. PUNTOS Y PRECIOS DE SUSCRIPCION LOCAL DE LA SOCIEDAD, CEVALLOS 269, Y PRINCIPALES LIBRERÍAS Por mes $ nvíi i-OO Por año » 12.00 Número atrasado » 2.00 — para los socios » i.OO La suscripción se paga anticipada El local •ociol permanece «bierlo de S A fO ^ meflia poeado meridiana DIQUE DE EMBALSE DEL « GADILLAL » INFORME GENERAL f Continuación J Siendo ABMN un macizo cuyo peso propio es P y S el empuje del agua sobre el paramento AN, la resultante R actuando en el punto E de la junta MN, puede descomponerse en una fuerza nor- mal ' y otra horizontal Q. Veamos la influencia de cada una de ellas : 1° Llamemos a á la longitud de la junta MN y 6 á ladistancia del punto de aplicación de la componente vertical Pj', á la extremidad aguas abajo, ó sea á la extremidad más próxima ; según se de- muestra en resistencia de materiales, tendremos, AN. SOC. CIENT. ARG. — T. LYII 16 242 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Presión media : Presión máxima Presión mínima ^ a 4a — 66 P, ' Pm = 7 X Po = 66 — 2a P/ X — 2 a Presión en un punto x : (1) (2) (3) (4) 1 Si el punto de aplicación de la fuerza Pi ' es tal que 6 = ^ a, la presión en N sería = 0. Si el punto de aplicación de P, ' , es tal que 6 Q ó 0,75 P'>Q, (7) en queP' es la componente vertical que actúa sobre la junta ficticia horizontal que se considere, y Q el empuje horizontal del agua, que tiende á hacer deslizar sobre dicha junta al macizo superpuesto; V Que se satisfaga la condición de estabilidad al vuelco ó á la rotación : Q/i V'd 7<1, (8) en que Qh es el momento que tiende á volcar el macizo sobre- puesto á la junta, siendo h el brazo de palanca de la fuerza Q res- pecto ála arista exterior alrededor de la cual giraría el macizo,’ y P'd' e\ momento que neutraliza al anterior, siendo P ' la componente vertical que actúa sobre la junta y d' subrazo de palanca respecto á la arista de rotación admitida. Determinados gráficamente los centros de gravedad de los dis- tintos trozos del muro y trazado el polígono de fuerzas A'B' con sus pesos respectivos y polos arbitrarios o y o ' , hemos trazado los funi- DIQUE DE EMBALSE DEL <( CADILLAL » 245 Guiares MN y M'N' que nos permiten determinar para cada junta ficticia, el punto de aplicación de la fuerza resultante que actúa sobre ella. La línea obtenida uniéndolos es la curva de presiones á dique vacio. Para cada junta ficticia se ha determinado el empuje del agua sobre el paramento del macizo superior trazando un polígono de fuerza AF con los empujes de cada trozo, y con un polo arbi- trario o"; el funicular ÍÍL que nos permite trazar el empuje rela- tivo á cada junta. Polígonos de fuerza tales como A'B'C'... for- mados con los pesos de los macizos superiores á cada junta y los empujes del agua contra los paramentos de los mismos^ nos per- miten trazar las resultantes totales, de las acciones que correspon- den á cada junta. La línea que une los puntos de aplicación de estas resultantes, es la curva de presiones á dique lleno. Los esfuerzos máximos y mínimos que hemos determinado, lo son para el caso de dique lleno, dejando el agua hasta el corona- miento del muro. Sobre cada junta ficticia horizontal, actúan produciendo esfuerzos de compresión : el peso de la mampostería del macizo superiory la componente vertical del empuje del agua contra el paramento del mismo. Con estas fuerzas que obtenemos proyectando sobre una vertical AB el polígono de fuerzas AC, formado con las que corres- ponden á cada trozo y mediante una construcción gráfica sencilla, hemos determinado los esfuerzos máximos, medios y mínimos para el caso de dique lleno, tom§.ndo juntas horizontales y también juntas oblicuas, conforme á la hipótesis de M. Bouvier. Las construcciones gráficas que nos dan los esfuerzos, son la traducción de las fórmulas anteriormente indicadas (1), (2), (3), (o), y las (9) y (10), que nos dan los esfuerzos mínimos y medios para una junta ficticia ó sección plana oblicua. Para mavor exactitud, y por conveniencia en el dibujo, se han determinado esfuerzos medios dobles. Llevando á partir de una misma vertical y sobre horizontales que corresponden á las juntas, segmentos representativos de los esfuerzos en cada una de ellas, hemos formado los diagramas de esfuerzos. Para obtenerlos también para juntas oblicuas, hemos tomado las longitudes representativas de los esfuerzos correspondientes sobre las líneas de juntas horizontales que tienen de común con las oblicuas la arista del paramento aguas arriba. 246 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Para una junta ó sección plana cualquiera, la relación de esta- bilidad al deslizamiento está expresada por la relación 0 _ 0 /P' 0,7oP' (M) en que / es el coeficiente de frotamiento entre mamposterías ; P' la componente vertical de la resultante total de las fuerzas que actúan sobre la misma, y Q la componente horizontal del empuje del agua contra el paramento del macizo superior. Los dos términos de la relación (11) se obtienen fácilmente pro- cediendo de la manera siguiente: Sobre la horizontal BC y á partir de B, se toma una longitud BI igual á 0,75 de AB ; se une el punto I con el A. Para la junta BC inferior, la relación de estabilidad resulta Claramente pue- den indicarse en el dibujo las relaciones de estabilidad para las demás juntas. Para hacer comparables estas relaciones, se han reducido á un común denominador, igual á 100 milímetros ; para lo cual se han llevado los denominadores NR... en Oa..., siempre á partir del mismo origen O ; como ordenadas se han llevado los nume- radores BC..., en rtá..., proyectando los extremos 6..., desde O ; los rayos proyectantes interceptan sobre la ordenada de abscisa igual á 100 milímetros, los nume^radores de las relaciones cente- simales. Llevando estos numeradores á partir de una misma vertical sobre ordenadas que sean la prolongación de las juntas respectivas, y uniendo sus extremos, se ha obtenido un diagrama cuyas orde- nadas horizontales representan las relaciones de estabilidad al deslizamiento para todas las juntas ó secciones planas del dique. Para una junta ó sección plana cualquiera, las relaciones de e.s- tabilidadá la rotación están dadas por la relación de momentos in- dicados antes : Oh ?'d'' (8) Para obtener gráficamente estos momentos hemos empleado el método del polígono funicular. Desde un polo O" se han proyecta- DIQUE DE EMBALSE DEL « CADILLAL » 247 do las componentes horizontales del empuje del agua QQi, QQ2..- y trazado el funicular TU. Los segmentos interceptados entre éste y su primer lado TE sobre las prolongaciones de las juntas, representan los momentos de los pares que tienden á producirla rotación. Estos segmentos son EG... Para obtener los momentos de los pares que tienden á impedirla rotación, se ha proyectado el polígono AB de las componentes ver- ticales que actúan sobre cada junta, desde un polo O que dista de AB lo que O" de BC; se ha trazado el funicular TU uniendo las rectas de acción de las componentes verticales sobre las juntas su- cesivas. Los segmentos interceptados entre los lados de este funicu- lar y el primero, sobre las verticales de los polos de rotación Oi, O2, O3..., representan los momentos buscados. Estos segmentos son E 'G' EG Las relaciones de estabilidad á la rotación ,...,sehan reduci- E'G do á un común denominador igual á 1 00 mil (metros, llevando todos los denominadores sobre Oí"a', y á partir de O/' en O/'a',... y como ordenadas los numeradores EG..., en a '6'... proyectando los extremos b'... desde O/' : los rayos proyectantes interceptan sobre la ordenada de abscisa igual á 100 milímetros los numeradores de las relaciones de estabilidad á la rotación. Llevando á partir de una misma vertical y sobre rectas que sean prolongaciones de las líneas de juntas, los segmentos representa- tivos délos numeradores hallados y uniendo sus extremos, se ob- tiene un diagrama cuyas ordenadas horizontales miden la estabili- dad á la rotación. Hemos considerado la sección transversal dada por el cálculo gráfico, determinando analíticamente las condiciones de estabili- dad y esfuerzos á que está sometida la marnpostería. A dique vacío, una junta ficticia cualquiera MN soportará el peso P de la marnpostería seca de la parte de dique situada sobre la misma, peso dado por la expresión PSD, que actúa en A á la distancia d de la arista aguas arriba de la junta y en que S es la superficie de la sección del macizo superior á la junta y D la densidad de la marnpostería seca. Aplicando la ley del trapecio, se tiene, para la presión media so- bre la junta AB : _P. 248 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA para la presión en la extremidad M ía — Qd P a ^a’ y para la presión de la extremidad aguas abajo N Pmin 6d — 2a a A dique lleno supongamos la junta MN que soportará el peso Pi = SD, de la parte de muro superior á la junta, actuando en A á la distancia d de la arista aguas arriba de la junta y el peso x del agua que ejerce presión sobre el paramento aguas arriba del dique, y que actúa á una distancia s de la arista aguas arriba de la junta : soportará así un peso total P ' = Pj + x que actúa á una distancia rfdela arista aguas arriba dada por la expresión : DIQUE DE EMBALSE DEL « CADILLAL » 249 La parte dedique superior á la junta MJN' recibe el empuje Q del agua, aplicado á una altura h de la junta. La resultante R de las fuerzas P ' y Q, encuentra á la junta MN en un punto B. Esta resultante hace con la vertical un ángulo que tiene por valor : Llamando c la distancia entre los puntos de aplicación de P ' y R, se tiene c = htg B 5 SOBRE LA EN kgcm2 CO 5 d -9 3 si fcD t- d d S JUNTAS d í 5.50 27.500 2.750 0.05 0.05 0.05 lí 5.50 55.000 2.750 0.10 0.10 0.10 m 5.50 82.500 2.750 1.50 1.50 1.50 IV 5.75 110.625 2.768 1.92 2.13 1.70 V . , 6.43 141.075 2.828 2.19 2.98 1.39 VI 7.36 175.550 2.953 2.38 3.78 0.96 VII 8.30 214.700 3.129 2.58 4.48 0.67 VIU 9.60 259.450 3.454 2.70 4.97 0.43 IX 10.90 310.700 3.805 2.85 5.24 0.42 X 12.20 368.450 4.176. 3.02 5.74 0.27 XI 13.70 433.200 4.662 3.16 6.13 0.14 XII 15.20 505 . 450 5.068 3.32 6.47 0.13 xm 16.70 585.200 O.601 3.50 6.93 0.04 XIV 18.20 672.450 6. 154 3.77 7.42 0.09 XV 19.70 767.200 6.707 3.89 7.58 0.15 XVI 21.66 870.600 7.372 4.02 7.84 0.17 XVII 23.62 983.800 8.090 4.16 8.08 0.23 xvm 25.58 1106.800 8.793 4.32' 8.33 0.27 XIX 27.54 1239.600 9.508 4.50 8.64 0.32 XX 29.50 1382.200 10.234 4.68 8.93 0.38 XXI 31.46 1534.600 10.967 4.94 9.42 0.45 xxu 34.12 1696.800 11.706 5.07 9.58 0.50 xxm 36.23 1872.675 12.585 5.17 9.87 0.43 XXIV 38.34 2059. J 00 13.516 5.37 10.09 0.64 XXV 40.45 2256.075 14.449 5.57 10.02 0.78 XXVI 42.97 2464.625 15.758 5.73 10.25 1.15 XX vu 45 . 49 2685.775 17.050 5.90 10.33 1.47 xxvm 46.75 2801.075 17.681 5.99 10.51 1.62 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTIFICA ARGENTINA 262 Cuadro VI. — Cálculo de Designación de las juntas Largo de las juntas a Peso soportado por las juntas P' 1 Distancia 6 la extremidad aguas arriba cV Empuje del agua Q I 5.50 26.400 2.750 0.000 II 5.50 52.800 2.750 2.000 III 5.50 79.200 2.750 8.000 IV 5.75 106.200 2.768 18.000 V 6.43 135.432 2.828 . 32.000 VI 7,. 36 168.528 2.953 .50.000 VII 8.. 30 206.112 3.129 72.000 vm 9.60 250.372 3.436 98.000 IX 10.90 301.072 3.110 129.000 X 12.20 358.212 4.125 162.000 XI 13.70 423.222 4.584 200.000 XII 15.20 495 . 732 4.966 242.000 XIII 16.70 575.742 5.479 288.000 XIV 18.20 662 . 652 6.006 338.000 XV 19.70 758.262 6 . 527 392.000 XVI 21.66 864.776 7.141 450.000 XVII 23.62 981 . 198 7.809 512.000 XVIII 25.58 1107.528 8.465 578.000 XIX 27.54 1243.766 9.1.33 648.000 XX 29.50 1389.912 9.813 722.000 XXI 31.46 1545.966 • 10.503 800.000 xxn 34.12 1711.928 11.193 882.000 xxm 36.23 1897.968 11.984 968.000 XXIV 38.34 2094.936 12.495 1058.000 XXV 40.45 2302.832 13.649 1152.000 XXVI 42.97 2542.240 14.778 1250.000 xxvn 45.49 2795.344 15.884 1352.000 XX vm 46.75 2927.032 16.455 • 1404.500 DIQUE DE EMBALSE DEL « CADILLAL » 263 de tg a. Embalse normal » < + .a P ( LAS JÜNT es c lESIOMES SOBK AS HOaiZONTAL tn « a E ES kgcm^ s ° 3 a M. Büuvler 2.750 2.750 0.050 0.05 0.05 0.05 0.021 2.774 2.720 0.960 0.93 0.98 0.98 0.131 2.902 2.598 1 . 440 1.19 1.07 1.68 0.3:i8 3.100 2.I>14 1.840 1.40 2.29 2.:35 0.027 3 . 455 2.975 2.100 1.03 2.51 2.57 0.989 3.942 3.418 2.249 1'70 2.73 2.82 1.390 4 . 525 3 . 775 2.4K1 1.78 3.15 3.53 1.822 5 . 258 4.342 2.008 1.85 3.34 3.85 2.281 6.051 4.849 2.702 1.82 3.64 4.30 2.712 0.837 5.303 2.903 1.87 3.99 4.80 3.113 7.727 5.973 3.088 1.90 4.27 5.22 3.525 8.491 0.709 3.201 2.11 4.41 5.42 1.010 9.495 7.205 3.417 2.02 4.80 0.08 1.110 10.422 7.778 3.610 2.05 5.22 6.57 4. 811 11.341 8.359 3.849 2.09 5.59 7.07 5.200 12.341 9.319 3.992 2.32 5.60 7.19 5 . 501 13.373 10.247 4.153 2 . 50 5.80 7.:38 5.911 14.379 11.201 4.329 2.71 5.94 7.55 0.252 15.385 12.155 4.510 2.92 6.10 7.75 0 . 500 10.573 13.127 4.013 3.10 0.17 7.82 0.891 17.394 14.000 4.914 3.35 6.47 8.19 7.210 18.403 15.017 5.122 3 . 56 6.65 8.41 7.470 19.460 10.770 5.238 4.07 6.40 8.06 7.741 20.230 18.100 5.469 4 . 55 0.38 8.00 8.000 21.049 18.801 5 . 093 4.48 6.89 8.61 8.190 22.974 20.000 5.916 4.68 7.14 8.80 8.370 24.254 21.230 0.145 4.92 7.28 8.97 8.459 24.914 21.8:10 6.261 5.02 7.49 9. .18 264 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Cuadro VI. — Cálculo de las pi' Designación de las juntas Largo de las juntas a Peso soportado ])or las juntas P' Distancia á la extremidad aguas arriba cV Empuje del agua Q I 5.50 26.400 2.750 2.000 n 5.50 52.800 2.750 8.000 III 5.50 79.200 2.750 18.000 IV 5.75 106.200 2.768 32.000 V 6.43 135.432 2.828 50.000 VI 7.36 168.528 2.953 72.000 VII 8.30 206.112 3.129 98.000 vm 9.60 250.572 3.433 129.000 IX 10.90 301 . 472 3.765 162.000 X 12.20 358.812 4.118 200.000 XI 13.70 424.122 4.575 242.000 xn 15.20 496.932 4.955 288.000 XIU 16.70 577.242 5.466 338.000 XIV 18.20 665.052 5.982 392.000 XV 19.70 760.362 6.511 450.000 XVI 21.66 867.376 7.124 512.000 XVII 23.62 984.298 7.791 578.000 xvm 25.58 1111.128 8.444 648.000 XIX 27.54 1247.866 9.110 712.000 XX 29.50 1394.512 9.787 800.000 XXI 31.46 1551.066 10.473 882.000 xxu 34.12 1717.528 11.163 968.000 xxin 36.23 1904 368 11 957 1058.000 XXIV 38.34 2102.136 12.466 1152.000 XXV 40.45 2310.832 13.649 1250.000 XXVI 42.97 2551.840 14.759 1352.000 xxvn 45.49 2806.534 15.858 1458.000 xxvm 46.75 2939.032 16.395 1512.500 DIQUE DE EMBALSE DEL « CADILLAL » 265 ^ a. Sobre elevación de dos metros O •O < + O P LAS JUNT a V B HF.310NES 80BR AS horizontal T. d ^ cí Presiones máximas maximoruni sobre jiaramentos ai;uas abajo M. Bouvier 5 0.049 2.799 2.701 0.48 0.45 0.50 0.50 1- 0.201 2.951 2 . 550 0.96 0.75 1.17 1.19 7 0.454 3.201 2.296 1.44 0.72 2.14 2.25 1 0.800 3 . 568 2.182 1 .8-1 0.50 3.16 3.44 9 1.228 4.056 2.374 2.10 0.45 3.74 4.24 7 1.708 4.661 2.6fi9 2.29 0.45 4.09 4.83 5 2.213 5.342 2.958 2.48 0.34 1.61 5.65 4 2.739 6.172 3.428 2.61 0.37 1.30 5.43 7 3.222 6.987 3.913 2.76 0.42 5.08 6.54 1 3.823 7.941 4.259 2.94 0.27 5.58 7.41 0 4.178 8.753 4.947 3.0f> 0.51 5 . 65 7.48 9 4.a32 9.587 5.613 3.26 0.70 5.80 7.74 5 5 . 06 283 O = [jXH = 0,40 sj'^g LH v/H === 1 ,77 LH^ ó bien Q = 1,77 X 240 h' = 424,80 que en definitiva adoptamos. Así formamos el Cuadro de aforos en el dique sumergible Alturas 0,50 . 1,00 . 1.50 . 2,00 . 2.50 . Caudales por segundo 147 425 782 1202 1657 El umbral del vertedero está establecido á 2,00 m. bajo el nivel máximo de embalse, es decir á la cota 223.00, conforme á los pla- nos números 15 y 16, de tal modo que para conseguirlo será nece- sario mantener cerradas las compuertas del vertedero. Si el nivel del embalse aumentara por la mayor afluencia de agua, vertería por sobre las compuertas y hasta que esta lámina alcanzara la al- tura de un metro que se conserva libre sobre la cota superior de la compuerta ó 225,00 m. que corresponde al nivel del embalse máximo. Pero aún podemos admitir que se levante el nivel supe- rior del embalse un metro más para recién llegar á la altura má- xima de carga tomada para el cálculo de la estabilidad del muro, es decir,, á la cota 227,00 m. La capacidad del pantano para estos distintos estados, á partir del nivel del umbral del vertedero hasta el máximo del cálculo, ha sido determinado con el plano acotado del terreno y resulta el siguiente cuadro de capacidad : Cota Altura Capacidad Observaciones 223.00 m . umbral vertedero 224.00 1,00 6916000 — 225.00 2,00 14048000 arista superior 226.00 3,00 21396000 altura libre 227.00. 4,00 28960000 embalse máximo Después de varios cálculos hemos adoptado un vertedero com- puesto de 10 aberturas de 800, m. cada una, es decir, un vertedero con una luz libre de 80,00 m. y para formarse una idea de lo que resultaría en los distintos estados del nivel del agua al presentar- 284 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA se una creciente de 1000 por segundo, son necesarias algu- nas observaciones previas. Para calcular el volumen de agua que se escurre, algunos autores recomiendan el empleo de la fórmula de Grashop para el vertedero libre completo Q = I ?LH asignando á 9 el-valor de 0,84, de modo que ¡X = ^ = 0,55. Pero para proceder con mayor seguridad, nos conviene más bien considerar que el vertedero es de pared ancha y aplicar la que co- rresponde al caso: Qj = 0,385 LH que sólo se diferencia de aquélla en el coeficiente de contracción, que es más reducido, y que en cierto modo nos da una mayor se- guridad puesto que da un caudal de salida mayor, y que conviene más bien al caso, para tener en cuenta la contracción lateral que también podría tomarse en cuenta como lo aconseja Francis para cada una de las aberturas comprendidas entre ^pilares. Esta fórmula conocida, en que conservaremos el coeficiente 0,385 en lugar de 0,350 deducido jpor Lesbros, por tratarse de un verte- dero de grandes dimensiones, nos daría el gasto mientras el nivel del agua en el depósito subiera á 3 m. más arriba del umbral del vertedero; pero desde ese momento y por la elevación en un metro más del nivel de las aguas, el aforo debe hacerse considerando que el agua pasa por las aberturas bajo una presión de 2,5 m. sobre el centro de gravedad de la sección de salida, siendo aplicable enton- ces la fórmula Qo - [XaLa sj'igh, en que a es la altura máxima de la luz libre bajo las compuertas ó sean 3,00 m.; h la altura media de carga ó 2,50 m.; L la luz libre total del vertedero ó sean 80 m.; y 0,62, dadas las condiciones de la obra. Esto sentado, suponiendo que en el estado máximo de carga el nivel del embalse llega á 227,00 m.; y encuentra levantadas todas DIQUE DE EMBALSE DEL « CADILLAL » 285 las compuertas de modo á dejar toda la altura libre de 3,00 m., la creciente de 1000 m^ por segundo no liaría levantar el agua á ma- yor nivel, pues el aforo en esas condiciones da Qs = La = 0,62 X 80 X 3 X y '2^ X 2,5 = 1 042 m's. Así, pues, las disposiciones adoptadas permiten asegurar este des- agüeenorme deun modo permanente sosteniendo indefinidamente si cabe el efecto de una creciente de esas proporciones. Pero haremos ver quees posibleadmitir crecientes mucho mayores sin peligro alguno, siempre que se produzcan antes de ese momento crítico en que acabamos de colocarnos, y esto puede siempre asegu- rarse en la práctica conservando, no obstante, la reserva calculada, en el pantano esto es, el nivel de las aguas á la cota 225,00 m. Ante todo, hagamos notarque según loscuadrosgráficosanalizados en otro capítulo, las crecientes máximas observadas en el río encon- trarán al depósito hábil para recibirlas sin peligro alguno, pues más bien contribuirían á asegurar la reserva completa necesaria para el semestre de seca. De modo que es ya un caso especial el que nos ocupa, aquel en que una creciente tan extraordinaria como ninguna desde que se haya construido el dique distribuidor, se presente al fin del período lluvioso, cuando está lleno el depósito ó embalse. Pueden presentarse aquí dos casos: ó bien el nivel del agua se encuentra ála altura del umbral del vertedero 223,00, y levantadas las compuertas dejando una luz libre de 3,00 m. de altura, uno más alto que el de reserva máxima del depósito, ó hallándose cerradas las compuertas y el agua al nivel 225,00 de embalse má- ximo, se presenta aquella creciente. En el primer caso, llegando 1 000 metros cúbicos por segundo, es decir mayor cantidad que la que puede salir por el vertedero que sólo á carga máxima da un desagüe semejante, como hemos demos- trado más arriba, se producirá una sobre elevación del nivel de las aguas que podrá alcanzar á 4,00 m. después de un cierto tiem- po, á partir del cual el desagüe se hará en condiciones máximas, y sostendrá sin elevación de nivel esa creciente. El cuadro siguiente muéstrala elevación creciente que se produ- ce hora por hora, admitiendo la llegada de 1000 metros' cúbicos cuadrados por segundo : de su examen deducimos que próxima- mente á las 15 horas alcanzamos el estado máximo de trabajo in- dicado más arriba. Cuadro demostrativo del estado del embalse para una creciente de 1000 286 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA > 1^' .tí co ro o rH 05 O LO o LO G'l V co CD co cw ÜO nH V CO CJ5 r— j V I" 05 o rH co o •O o o o r-l f-H rH G1 G^ G1 G1 co co co V Ü ci > s 1 <ü o” 05 QD o o O on G'l 00 co o co o o G1 o cá Gv* cx> rw V LO 05 co LO oo 'T' (Ti G^ -f O o co G^ co o LO Oj f-H oo co oo co o 05 co co C 5 CO co co co LO 1— H on Tf f- G1 c y a) G^ cx> CO co V r- o 'H» V o co f— H V 1'' o (X) (X> 'T o C¿ 11 co co G^ lO co co lO Gy o:> f-H co LO G1 C. r- t— H GV p' r-H 05 co íO GP LO (G5 1" LO LO o 'O' GV 05 o co co C35 1'- co V 055 o r-H GV co LO C35 OI co i-H CD co C55 uo r~ 1— H G1 04 co co V LO o o o O o o O 05 o o o 05 ro o o O' co l-H »o »o 04 C75 ’rr' 055 c-5 o 05 00 05 co o t' Oi o G) CXI 00 LO CN G1 LO có 3> a o on 00 co on 05 co 0T5 f-H O) LO 1— H LO ci 0> ot lO o LO rN r- LO G^ C5 055 p' LO 11 í-H G-< G^ co V LO CO co 00 C35 o Cr* I d5 £ c o o o O) O 05 o o o o C~) o o o o •C3 05 r- co CO 1" V co cr. oo co V rH oo -3 X CN r- Oü r— ( lo LO GN co o co 1' G1 o 05 s 3 « r-H o lO rH o co co co V 055 co on 00 $ c to CD (G5 p' CO 05 OT) G1 G1 co (3V co CN CO LO CD Uü o 04 LO l-' 05 f-H V co f— 1 f-H f— H P— í f-H GP G< GN c3 O O II O* cí cí * -OI -OI co o LO co co o oo co G^ G<í o 3 QJ K E iO o yo O co 05 LO 05 o V (X) GP ÜÜ GP 5 •í3 O o i-H G>^ G-1 G<1 co co V lO LO LO co co t- O o 05 05 O O o o o o o o o co o o C5 05 O 05 C 5 C 5 C 5 c 5 05 C 5 C 5 c 5 c 5 o c3 13 o O r-> C5 C5 O c 5 o o o f 5 C~) o 05 o 0) o O C-5 05 05 05 o 05 05 o o o o o o S o o C 5 C_5 O C5 05 C 5 C 5 o o C 5 C 5 c-5 o U 11 co e>4 (X) VI O CO GV CX) V 05 co G-1 (X) V o ce ir- O V üO i-H LO (X) G'l CO C55 co co 05 V O' r~-i f— 1 í-H G^ G^ ot co co co V LO LO CO CS O c 0) o H • i u CN co V LO CO có 05 o rH G1 co V LO i-H r-H f-H f-H DIQUE DE EMBALSE DEL « CADILLAL » 287 Para formularlo se ha trazado un diagrama que representa la capacidad creciente déla cuenca del embalse desde la cota 223,00 m. hasta 227,00 metros tomando como abscisas las alturas y como ordenadas las capacidades correspondientes. Así, á la cuarta hora habrá llegado : Qi = 3600 X 4 X 1000 = 14400000 m^• manteniendo cerradas las compuertas„ habría levantado el nivel á 2,03 metros para cuya altura la salida sería de Qj = 0,385 X 80 X 2,03 s¡%g X 2,03 = 395,130 m^s. • Pero como este caudal no sale sino en el momento de la carga máxima, y este estado no se producirá en seguida, puesto que á medida que entra el agua sale una parte, resultaría que si el de- pósito fuera tal que la capacidad aumentara uniformemente con la altura, podría admitirse que el caudal unitario repartido en las 4 horas, es una fracción del total á máxima carga, dada por la expre- sión siguiente : (7 = Q — ^ X 395,1 30 m^s = 1 58,050 m^s. 5 o El caudal que hubiera salido sería == 3600 X 4 X 158,050 = 2275920 m' 288 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA quedando en el embalse Qi — Qs = 1^124080 m^ que habría pro- ducido una elevación de 1,72 rn, deducida de !a misma fórmula anterior. Podríamos también deducir el tiempo durante el cual sería ad- misible una creciente de más de 1000 m^ por segundo á partir del momento en que el agua empieza á escurrirse sobre el umbral de! vertedero, cota 223,00 m. ; de tal modo que el personal de guardia del dique podrá siempre, por el servicio telegráfico que lo ponga en comunicación con las estaciones del ferrocarril, próximas á los afluentes del Salí, y por el estudio atento de las condiciones más ó menos lluviosas del año y el examen comparativo del régimen de años anteriores que resultará tanto más provechoso cuanto más largo sea el período que abarque, podrá siempre, decía, mantener las compuertas abiertas y listo el depósito para trabajar su verte- dero en esa forma excepcional. El cuadro formulado muestra que podría recibirse sin peligro una creciente de 2000 m^s. siempre que no durara más de 7 h. 30™ ú otra de 1200 m^s. durante 12 h. 18™. Cuadro de crecientes máximas posibles Gasto por segundo Tiempo para alcanzar el embalse máximo en metros cúbicos A puerta cerrada A puerta abierta 1200 8‘“24“ 12n8“ 1400 6 48 10 30 1600 6 12 9 24 1800 5 24 8 12 2000 4 42 7 30 Este cuadro ha sido deducido de los siguientes, en que se ha supuesto el nivel del agua á 223,00 m. ■^srW .-■vi ? 'Z-^' 7Í'’, ■'■ i DEPARTAMENTO Obras Públicas é Irrigación HIPE DE EMBALSE MLCADllLAL GALERÍA DE LIMPIA Y torre de alimentación Tucumén, Agosto de 1903 Trente DETALLES K"XV DEPARTAMENTO Obras Públicas é Irrigación IIP DE EMBALSE DEL CADILLAL VERTEDERO Y SUS DETALLES l-srolo TucumAn, AgoKlo cía 1803 Trente 'Bccion horizontal AB i IfT üü m E lili _l l_ Mx P lE^ u x¡ — Soccnon lransv“ab — í I r CONSIDERACIONES GENERALES SOBRE LA MUNICIPALIZACIÓN DEL SERVICIO DE ALUMBRADO Por el ingeniero señor JORGE NEWBERY ( Continuación) VI Bajo la base de las verdades establecidas en los capítulos anterio- res, se desprende, pues, la necesidad de profundizar con toda de- tención j cuidado, cada una de las muchas cuestiones de orden técnico, y legislativo que se destacarán ineludiblemente una vez que se trate de formalizar la obra. No escapará seguramente á nadie, la posibilidad deque las actua- les compañías en explotación, tratarán por todos los medios á su alcance de contrarrestar ó más bien dicho de salvar los pésimos efectos que les aportarála municipalización. Ante la inminencia del peligro, optarán quizá, porel sometimiento ó bien tratarán de aban- donarla plaza, antes de aceptar la existencia de un competidor in- transigente, buscando para ello la manera de deshacerse de sus instalaciones, ofreciéndolas verbi-gracia, en venta á la comuna, so pretexto de que puedan servir de base inicial á la realización del proyecto. Suponiendo lo primero, es decir, que las compañías aceptaran colocarse en las condiciones establecidas por la Municipalidad, su- jetándose á una concesión en forma que les limitara el número de años de explotación, ésto no reportaría sobre la municipaliza- ción ninguna ventaja real, desde el momento que tenemos proba- do, con toda claridad, que el usufructo directo de la induslria por AN. SOC. CIENT. ARG. — T. LVII 19 290 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA la comuna, representa una fuente positiva de renta para sus arcas ; y luego, por otra parte, no se realizaría uno de los ideales que la acompaña, ello es : la de generalizar ó más bien dicho facilitar á todos los barrios y por consiguiente á todas las clases sociales sin excepción, el medio de hacer uso de un servicio de primera nece- sidad, no sólo en condiciones económicas, sino también de verda- dera comodidad é higiene. No conseguiríamos tampoco otro de los fines que se persiguen desde hace mucho tiempo, cual es, descen- tralizar la industria, que hoy se encuentra aglomerada en el cora- zón del municipio, con verdadero detrimento de la salud pública, debido tan sólo al hecho de que en los suburbios no puede desen- volverse por la completa carencia del elemento que representa una de las primordiales bases de su existencia, la fuerza motriz. Fácil es comprender, entonces, que encontrándose la electricidad dise- minada por todos los puntos de la ciudad, nadie puede estar más interesado que los mismos industriales, en trasladar sus fábricas ó establecimientos á barrios apartados, donde los alquileres son mucho más reducidos y las condiciones mismas de los edificios más apropiadas por la abundancia del terreno de que se puede disponer. No menos importante sería la pérdida de esta descentra- lización para el obrero, que hoy, á fin de encontrarse cerca de sus respectivos talleres, se ve precisado á cobijarse en reducidas y an- tihigiénicas habitaciones, cuyas funestas consecuencias para su salud y la pública en general, es objeto en la actualidad de pro- funda preocupación por parte de nuestros más conocidos higie- nistas. No menores son los inconvenientes que nos presenta por el lado económico, la segunda deducción que hemos supuesto respecto á la posibilidad de que las empresas traten de enajenar sus instala- ciones á la comuna. Este punto reúne en sí capital importancia,, pues á primera vista parece ser realmente beneficioso, pero consi- derado en sus detalles y tomando por base ejemplos prácticos que se han desarrollado en otras ciudades, resulta ser en realidad todo lo contrario. El mayor inconveniente estriba en el hecho mismo de que la base económica de la municipalización, descansa precisa- mente en la uniformidad del sistema de explotación. Así, pues, fá- cil es comprenderque el adquirir las actuales instalaciones de dis- tintos sistemas y á más, en condiciones que por su aumento y uso continuo dejan ya muchísimo que desear, sería, realmente, desem- bolsar ingentes sumas de dinero sin ningún fin práctico, desde ef MUNICIPALIZACIÓN DEL SERVICIO DE ALUMBRADO 291 momento que á la larga habría que abandonarlos. Esto fué lo que pasó en Glasgovsf, donde el Parlamento, creyendo encontrar en la expropiación de las compañías que existían, una base conveniente para establecer la municipalización, dictó una ley en este sentido, con detestables consecuencias una vez realizada, pues á pesar de los muchos estudios y tentativas que se practicaron tendentes á armonizar esas instalaciones con las del proyecto general, ello resultó imposible, optándose por último, ante tantos contras- tes, abandonarlas del todo, iniciando la obra completamente de nuevo, bajo una base uniforme. De aquí nace, podemos decir, la norma de conducta que debe- mos observar, esto es, la de prescindir por completo de lo existente, no aceptando para nada lo que se relacione á arreglos con las em- presas en explotación ó más bien, en una palabra, hacer de cuen- ta que éstas no existen, concretándonos á estudiar la primera idea á fin de formalizarla cuanto antes, de manera que con su existencia se palpen los benéficos efectos buscados, quienes luego, por sí so- los, se encargarán de derribar la tiránica situación á que se halla sujeta la comuna. Como consecuencia, la vida de estas empresas dependerá enton- ces única y exclusivamente de la forma en que se acomoden, ó más bien dicho, estribará en la base económica á que sometan sudes- envolvimiento, á fin de poder, de este modo, conseguir intereses so- bre el capital en explotación, los cuales, 'llegado el caso, tendrán que ser forzosamente limitados á su más mínima expresión. Estando como están actualmente las compañías libres para ha- cer lo que se les antoja con su capital, pueden aumentarlo singas- tarun solo centavo en mejorar sus fábricas y canalizaciones. Sus ganancias han sido tales que no se han atrevido á distribuirlas en dividendos sobre el importe del capital que figuraba en sus libros. Las compañías tienen capitales nominales muy en exceso sobre el valor de sus instalaciones, llegando algunas hasta el doble. Han distribuido dividendos muy superiores á 20 por ciento, repartiendo nuevas acciones entre los accionistas con el objeto de aumentar nominalmente el capital á fin de no aparecer dando dividendos de- masiado altos. Es sabido, como lo hemos demostrado en capítulos anteriores, que las ganancias han sido en algunos años hasta de 30 por ciento sobre el capital. Es notorio también que una de las empresas de gas de Buenos Aires, al poco tiempo de establecida, figuraba con más del doble del capital de su fundación, sin haber 292 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARÜENTl NA aumentado sus cañerías, sin haber mejorado la fábrica ni con la colocación de un solo aparato, ni hecho otras construcciones. El capital nominal de las empresas particulares es, pues, excesi- vo. No representa el valor intrínseco de sus instalaciones; represen- ta simplemente la cantidad de acciones proporcional á las ganan- cias distribuidas en dividendos. Cuando las ganancias han sido excesivas, se han creado nuevas acciones para disminuir el por- centaje del dividendo, hipertrofiando ó aguando así el capital. Con el producto mismo desús enormes ganancias, han ido extendiendo sus instalaciones, aumentando ficticiamente el capital de renta, con los intereses acumulados. No sucederá entonces lo que ha pa- sado hasta hoy. La municipalización traerá, como consecuencia, la limitación de los intereses sobre el capital. Estos, apenas alcanzarán, vuelvo á repetir, para distribuir módicos dividendos á sus accio- nistas y tendrán entonces que estacionarse dentro del límite ó radio á que respectivamente hayan alcanzado ó que la Municipalidad les limite en adelante. VII Muchas son, he dicho anteriormente, las cuestiones de orden técnico y legislativo que se nos presentarán en el curso de este asunto cuyas particularidades trataremos más adelante, porque, primeramente, creo oportuno aducir algunas consideraciones más explícitas sobre un punto que ligeramente he mencionado al co- menzar este estudio y que si bien, á mi juicio, no constituye en él ningún argumento esencialmente de fondo, ha sido, sin embargo, el tema favorito áque se ha aferrado la crítica para desprestigiar la bondad de la municipalización. Quiero referirme á las grandes dificultades con que se tropezaría, según ella, para constituir una administración capaz de abordar la árdua tarea, sobre cuyo punto alegan en sostén de sus teorías que no estamos todavía preparados para la vida ordenada que re- queriría su existencia, esto debido á la falta de acción de unidad en los hombres que forman los gobiernos ; á la poca práctica que tene- mos en el manejo de la cosa pública y por último por el desorden que causa la vertiginosa rapidez con que se suceden los cambios de autoridades, hecho que por sí solo imposibilita la formación ó MUNICIPALIZACIÓN DEL SERVICIO DE ALUMBRADO 293 continuación de cualquier plan ó reforma que se inicie. Según ellos todos estos males son inherentes á todas cuantas instituciones no estén administradas directamente por sus propios dueños. El pesimismo de semejantes opiniones^ fácilmente se desvanece, si se considera que están basadas en una teoría, que aún suponién- dola real no puede de manera alguna constituir una regla única y sin excepción. ¡No! El error es manifiesto, pues si en las admi- nistraciones particulares puede reinar el orden y la pulcritud en el sentido más lato de la palabra, ¿porqué no puede acaecer lo mis- mo en una administración pública ? 0 será de imaginarse que entre tantos elementos de que es posible echar mano, no exista uno que llevado á la práctica, sea capaz, por lo menos, dé igualar, no digo superar, la magnificencia que se atribuye á los sistemas empleados por las instituciones de orden privado ? Si; una ley natural muy conocida lo admite, y ella es, que loque puede ser hecho ó realizado por unos, puede á su vez ser imitado y ejecutado por otros, máxime en casos como el presente, en que el único secreto del éxito, consiste tan sólo, digámoslo de una vez, en poneren juego la voluntad, el buen criterio y la honradez admi- nistrativa. Los ejemplos citados anteriormente, lo demuestran. Todas las empresas similares de Glasgow, Berlín, y las usinas eléctricas de Estados Unidos, etc., y nuestra misma administración de aguas co- rrientes, revelan la verdad de nuestra opinión. Claro está que, si el espíritu del proyecto estuviera formulado para desenvolverse dentro del engranaje del actual régimen inter- no establecido para la marcha de la administración comunal, como hoy funciona, con el que se prevee y llena perfectamente las necesi- dades actuales, se llegaría, sin duda, al fracaso, pues su organiza- ción, sus leyes y su sistema, no permiliría, seguramente, agregarle una carga de tanta magnitud, para la cual noestá, ni tiene porqué estar preparada. Pero no, no es tal la mente que ha guiado al gobierno comunal en loque se refiere á esta parte de su proyecto; él ha sido ideado bajo una base muy distinta ; precisamente todo lo contrario délo que ha servido de argumento á la crítica para dar fuerza y colocar sUS razones en un terreno destinado á conducirá la opinión públi- ca á un estado de verdadera duda, con el móvil único, como se com- prende, de desprestigiar tan loable iniciativa, buscando así un partido á su favor, dentro del mismo elemento tan perjudicado por 294 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA las empresas particulares, j que la municipalización trata ahora de favorecer. Mas no; muy lejos de esta falsa teoría se encuentra, vuelvo á re- petirlo, el espíritu que acompaña al gobierno edilicio. Su atención más preferente la ha dedicado á este particular, comprendiendo que en él estriba, puede decirse, el éxito del proyecto, para que una vez en la práctica ¡pueda rendirlos benéficos frutos que con tanto ahinco se persiguen. Colocándose simplemente el gobierno comunal en el mismo te- rreno en que funciona cualquiera de las empresas que hoy existen entre nosotros, se obtendría el mismo resultado, quedando, por lo tanto, destruida por su base la teoría sostenida por la crítica. Vemos, pues, claramente, que ese decantado argumento es de todo punto inconsistente, y ello tiene forzosamente que resultar así, si se considera además la poderosa razón y la indiscutible conveniencia que militan á favor de la reforma y de la mejora que se trata de introducir. En la campaña contra la municipalización, se trata también de combatir nada menos que una de las virtudes de más importancia que deben tener los pueblos, para la marcha de su economía social y de sus finanzas, esto es, el ahorro, base no sólo de la felicidad personal, sino también factor indispensable, puede decirse, del engrandecimiento de las naciones. Semejante propaganda, vuelvo á repetirlo, lleva en su germen envuelto, ni más ni menos, que un propósito único tendiente á inculcar en las masas populares la desconfianza, la idea de que dentro del régimen burocrático tan sólo se elaboran hechos destituidos de toda serie- dad y competencia, guiados exclusivamente por el instinto de disi- pación atribuidos á las personas que constituyen las corporaciones públicas, ó al deseo manifiesto, según ellos, que tienen de llenar á cada instante satisfacciones momentáneas, inspiradas tan sólo por fútiles caprichos. Pero desgraciadamente para ellos, la estratagema adoptada no ha rendido los frutos esperados; muy al contrario, la loable y pa- triótica iniciación realizada por la Municipalidad, ha encontrado la más favorable y simpática acogida en el seno de la población, á tal punto, que las adhesiones recibidas han superado en mucho los cálculos más optimistas que se habían formulado al respecto. No sólo á esto se redujo la tenaz campaña emprendida por las empresas para evitar los perjuicios que como partes interesadas ellas preveen, con la implantación del proyecto municipal, sino MUNICIPALIZACIÓN DEL SERVICIO DE ALUMBRADO 295 que han ido mucho más lejos. El temor las ha llevado á tal extre- mo, que al ver fallar su primer argumento, no han vacilado en sos- tener que su sola mención atraería en el exterior, el descrédito so- bre el país. Trataron así de demostrar, que la municipalización importaría un gravísimo trastorno financiero, no tan sólo perjudi- cial á la comuna, sino á toda la nación. Basaban sus razones en e 1 hecho de que este proyecto constituía un verdadero atentado á la seguridad de los capitales extranjeros radicados entre nosotros, presagiando que en adelante nadie se atrevería á implantar nuevas industrias, ante el ejemplo de tan inconsulto propósito; en una palabra, que podía ser considerado como un verdadero despojo de derechos legalmente adquiridos. Como se comprende, semejantes argumentos son puramente efec- tistas. No pueden sostenerse con visos de razón ; los capitales ex- tranjeros se hallan más que garantidos, las empresas bien lo saben. Sostener que la municipalización es un atentado á esos capitales, es una pura ficción. Las sociedades, la comuna, tienen el deberde defenderse, de cualquier ataque á sus legítimos intereses. En to- das partes donde la municipalización se ha llevado á cabo, existían antes empresas particulares y á nadie se le ha ocurrido poner el grito en el cielo, alegando argumentos de] esta índole, que im- portarían una amenaza, si no fueran pueriles, destituidos de toda razón. Pero el resultado que han obtenido fué, como es notorio, desas- troso, porque á raíz de ello, el municipio recibió ofertas de una so- ciedad en el sentido de hacerse cargo del proyecto, invirtiendo los capitales necesarios, bajo el patrocinio comunal. Los efectos contraproducentes de semejantes argumentos y teo- rías, emanadas como se ve, con la única mira de favorecer sus inte- reses, representa, pues, puede decirse, el factor más importante revelador del grado de bondad y conveniencia, que encierra para los pueblos la municipalización de sus servicios más importantes. Esta verdad se justifica plenamente por sí sola, si se analiza dete- nidamente cada uno de los diversos puntos que constituyen el pro- yecto general. Como ya lo jhe dicho, lo trataré con abundantes detalles, claros y precisos, que permitirán á mis lectores darse cuenta exacta dejas bases en que descansan mis afirmaciones y lo injusto y antojadi- zos que son los considerandos ^y cargos formulados contra él, por las empresas que monopolizan hoy erservicio en la ciudad. 296 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Efectivamente, considerado simplemente como una cuestión ele- mental, no hay razón para que el servicio bajo un sistema, no pue- da ser tan bueno y tan económico como el otro. Siendo todas las cosas iguales para ambos, el kilo de carbón no dará más unidades de calor; estas unidades de calor no convertirán más agua en va- por; este vapor no podrá ser transformado en más fuerza ; y esa fuerza no podrá rendir más servicio bajo un dueño, que bajo otro. Esto por sí sólo se explica, y no lo mencionaría, sí no fuera el he- cho de que algunos parecen ignorarlo. No hay tampoco motivo al- guno para que una corporación pública no pueda tener la misma inteligencia, competencia y economía como cualquiera otra priva- da. Las compañías privadas no tienen, ni'pueden tener, el mono- polio de la inteligencia. Esencialmente, entonces, el problema del costo de producción depende de la competencia y del manejo efi- ciente, y la pregunta práctica volvería á ser entonces la siguiente : ¿Hay alguna razón para que una usina de fuerza y luz no pue- da ser administrada tan bien y tan económicamente por el muni- cipio, como por una compañía privada ? A esto contestaría, que en el mercado, la inteligencia y la competencia se halla, igualmente, á disposición de todos y las municipalidades tienen la mismaoportu- nidad de asegurarse y conseguir la mejor habilidad administrativa, el mejor arte técnico, y la labor más eficiente, como puede conse- guirlas una compañía privada cualquiera. En realidad, si alguna diferencia existe, es en favor de la comuna, puesto que un emplea- do municipal considerará su posición más segura, que la de un empleado de una compañía particular que no puede ser jubilado, y por estas razones, posible es que se interese más en su trabajo. Visto está, entonces, que la comuna puede producir en la mis- ma forma que una empresa particular. Pero esto no es lo que buscamos. Lo que nos interesa es el precio de venta. ¿Quién po- drá vender á más bajo precio? Indiscutiblemente la Municipali- dad. ¿ Por qué? Porque la Municipalidad no busca ganancias, su solo objeto es prestar este servicio á sus administrados, al precio más bajo posible. No tiene el^municipio. como las empresas parti- culares, que repartir dividendos á sus accionistas, que superan hasta cuatro ó cinco veces, el precio del interés del capital inverti- do por la comuna, para plantear la municipalización. Estos dividendos no repartidos, reporta, como consecuencia, que la municipalización permitirá hacer el servicio en condiciones ven- tajosísimas para los consumidores. Invertir capitales en empresas MUNICIPALIZACIÓN DEL SERVICIO DE ALUMBRADO 297 industriales más ó menos grandes, es generalmente sin segurida- des ni garantías. Anteóla posibilidad de que no den una ganan- cia, los capitalistas no se embarcan en ellas, solamente tentados por la promesa de interés mucho major que el tipo de plaza. Puede decirse, por regla general, que un capitalista no coloca su dinero en empresas industriales, sino solamente que vea la posibi- lidad de que los dividendos sean dos ó tres veces mayores que el tipo reinante de interés. También debe notarse que las municipa- lidades pueden generalmente conseguir dinero, á un interés más b.ajo de lo que pueden las compañías privadas, y cualquiera que sea esa diíerencia, debe ser también acreditada á la municipaliza- ción. De estas consideraciones podemos deducir tres puntos impor- tantes en nuestro favor: 1° Que el costo de producción es igual para ambos casos; 2° Que la deuda á 'contraerse puede ser efectuada en mejores condiciones por la Municipalidad que por una compañía particu- lar, debido á las mejores garantías que el municipio puede pre- sentar; 3° Que la Municipalidad, no buscando al implantar este servicio sino el bienestar y hacer la vida más económica á sus habitantes, descartando de la explotación la idea del negocio con miras de lu- cro, reduce notablemente por ley nnlural, el precio de venta al con- sumidor. Se arriba, pues, á la conclusión que, aun considerando que las empresas particulares repartieran á sus accionistas un interés por más módico que fuera, siempre la Municipalidad podría vender el producto más barato que las compañías particulares. Si "consideramos también que las empresas, en el monopolio y régimen con que exprimen al capital para sacarle el máximun de rendimiento, es indiscutible el beneficio que reportaría la munici- palización de estos servicios para la comuna. {Continuará) . EXPLORACIÓN ETNOGRÁFICA DE LOS RÍOS NEGRO, ICÁNA. AIARY T NADPÉS (BRASIL) INFORME PRELIMINAR DEL DOCTOR THEODOR KOCH (0 Del M useo Etnográfico de Berlín Como en la época de mi llegada á Manaos la situación políti- ca en el Alto Purús j Turna era muy grave, tanto, que llegó á dege- nerar en peleas serias y sangrientos combates entre brasileños y peruanos, una exploración de esa región, como me había pro- puesto verificar, hubiera sido de éxito muy dudoso. Me decidí, pues, á empezar explorando el Alto Río Negro y algunos de sus mayores afluentes que, según me dijeron, eran muy interesantes y casi desconocidos bajo el punto de vista etnológico. Pasé las grandes caclioeiras del rio Negro, operación algo difícil, y ya en Sáo Felippe, en la propiedad del señor Germán Garrido y Otero, queme ayudaba en todo de la manera más atenta, hice muchos estudios interesantes sobre los indios, puesto que Sáo Felippe es casi un centro de reunión para toda la población indígena de los alrededores. Acompañado por un sirviente teuto-brasileño, salí de Sáo Felippe el 28 de septiembre de 1903. Seguí con la ayuda de los indios el río Igána y su más grande afluente á la derecha, el río Aiary, hasta las cabegeiras de este último, la magnifica cachoeira del Yacaré, un salto de más de 10 metros de altura, y pasé el último punto habi- tado. He notado que las tribus indígenas del Aiary han sentido muy poco la influencia europea, pues conservan sin modificacio- (1) El autor, comisionado por el Museo Etnológico de Berlín para explorar aquellas regiones desconocidas del Brasil, acaba de llevar á buen éxito la prime- ra parte de su viaje y manda el presente informe preliminar. El punto de salida de su viaje era Manaos. [Nota de la Dirección.] EXPLORACIÓN ETNOGRÁFICA DE LOS RÍOS NEGRO, ETC. 299 nes apreciables todas sus costumbres primitivas. He vivido entre ellos tres meses y mantenido relaciones amistosas con los mismos, lo que me ha permitido hacer muchas observaciones interesantes sobre su vida y sus ideas. Del Aiarj superior mandé, río abajo, á mi sirviente mientras yo, en compañía de algunos indios, efectué una pequeña excursión al río Naupés, que en este punto se acerca mucho á la zona hidro- gráfica del río Igana. El el río Naupés me quedé ocho días en las grandes malocas de los indios Uanána, hasta la fecha inexplorados. Con la ayuda de estos indios recorrí Naupés río abajo, atravesan- do algunas violentas cachoeiras. Parece que todo el río no es más que una sola y continuada cachoeira. Volví al río Aiary por tierra, tomando una senda de los indios que termina agua abajo de la gran cachoeira Carurú. El 22 de diciembre de 1903 me puse en viaje de retorno á Sao Felippe, á donde llegué el 8 de enero del presen- te año. Los elementos que recogí en este mi primer viaje son los si- guientes : Saqué unas cien fotografías de paisajes, de indios y de escenas de su vida, compilé vocabularios de todas las tribus visitadas, Ca- tapolitani, Oaliperidaqueri, Cumataminanei, Cobéna y Uanána, todos desconocidos hasta la fecha. Coleccioné también más de 500 objetos etnológicos, entre éstos más de 100 ollas, fuentes y canastas hermosísimarnente adornadas, que acusan un alto] grado de ade- lanto en la cerámica y cestería de los indios del Igana; y más de 30 trajes de máscara de los Cobéna, hechos de una manera muy rara, de las fibras machacadas de un árbol y pintadas de motivos variados, representando animales y espíritus. En las grandes ma- locas de los Cobéna he presenciado dos fiestas de bailes de másca- ras, fotografiado la mayoría de éstos y averiguado su simbolismo. Hice, por medio del reloj y de la brújula, un levantamiento topo- gráfico del curso de los ríos Igána y Aiary. Dentro de pocos días pien.so hacer un viaje de Sao Felippe al río Curicuriary, afluente á la derecha del río Negro, inexplorado hasta la fecha, y visitar los Macú (indios do Mallo). De su idioma, sin pa- rentesco en Sud América, ya compilé, durante mi viaje remontando el río Negro, un copioso vocabulario que espero completar en esta nueva excursión. Sao Felippe, Río Negro (Brasil), 25 de enero de 1904. MISCELÁNEA Denunciador automático telefónico de incendios. — La « Illinois Electro Speciality Company», de Chicago, construye un nuevo aparato que, combinado con el teléfono, advertirá automáticamente la existencia de un incendio. Es un termóstato compuesto de un diafragma cóncavo, fijado por su centro mediante platino. Con el calor el diafragma se alabea i cierra un circuito de pila local i hace funcionar una campanilla, para cuyo fin se coloca un regu- lador platinado en su estremidad en posición conveniente para que tenga lugar el contacto con el diafragma, cuando éste se deforma. Los termóstatos se disponen en derivación, por manera que cuando uno de ellos funciona, la señal se trasmite inmediatamente a la oficina del teléfono enlazada con el circuito de aquéllos. El empleado telefónico oye el repiqueteo de las campanillas i, por tanto, queda advertido de la posibilidad de un in- cendio. B. La radioteleg'rafía dirijible. — El injeniero Alejandro Artom, pro- fesor en el Real Museo Industrial de Turin, esperimentó en el golfo de Spezia, con la anuencia del Ministerio de Marina, un nuevo sistema de radiotelegrafía, mediante la aplicación de los campos rodantes del malogrado' profesor Ferrarlo a las ondas hertzianas. Los resultados fueron favorables para el inventor, pues quedó comprobado prácticamente que mientras funcionaban las dos estaciones en comunicación, distantes de unos 4 kilómetros, otras situadas en sus adya- cencias hasta 500 metros de distancia, ni interceptaban ios i'adiotelegramas, ni influían siquiera sobre los aparatos marconianos de las mismas. En vista del éxito favorable, se verificaron nuevas esperiencias, en mayor escala, por el mismo profesor Artom, coadyuvado por el teniente de la marina italiana Victorio Rullino, entre las estaciones Monte Mario y Porto d’Anzio, es- perimentos que dieron óptimos resultados, a pesar de interceptar la línea entre ambas estaciones, la ciudad de Roma, bosques, ondulaciones, etc., condiciones desventajosas, como se sabe. A nadie escapa la ventaja del sistema, pues se puede limitar á una zona dada la emisión de las ondas, independizándose en absoluto de las estaciones próximas- En honor del señor injeniero Artom, debemos hacer constar que cedió gra- tuitamente a su gobierno el uso de su invención patentada. B. MINISTERIO DE GUERRA CONCURSO DE PLANOS PARA EL EDIFICIO DE LA ESCUELA MILITAR Art. 1°. — Llámase á concurso por el término de 90 días, para la presentación de croquis (ideas), memoria descriptiva y presupuestos, con destino á la cons- trucción de un edificio para la Lscuela militar. Art. 2". — El concurso se cerrará en el Ministerio de guerra el día 20 de julio de 1904, á las 2 de la tarde. Art. 3°. — Los croquis, memoria descriptiva y presupuesto deberán ser presen- tados en el Ministerio de guerra, hasta el 20 de julio de 1904, álas 2 de la tarde, rubricados con un lema y acompañados de un sobre lacrado y sellado, dentro del cual vendrá el nombre y dirección del autor. Art. 4°. — Los proyectos serán sometidos al dictamen de un jurado, compues- to de tres miembros, nombrados por el ministro de guerra, como sigue : El jefe de la 5^ división del gabinete militar (construcciones militares); El inspector general de arquitectura del Ministerio de obras públicas; El presidente de la Sociedad Central de Arquitectos de la capital. Art. 5°. — El dictamen será inapelable y cumplido dentro de los ocho (8) días de comunicado al ministro de guerra. Art. 6°. — Se establecen : un primero, un segundo y un tercer premios que, en orden de mérito se adjudicarán, á juicio del jurado, á los tres mejores proyectos. Art. 7“. — Si el jurado resolviese que ninguno de los proyectos presentados es acreedor á los premios establecidos, éstos no se adjudicarán. Art. 8°. — El primer premio consistirá en la suma de cinco mil (5000) francos; el segundo en la de tres mil (3000) francos, y el tercero en la de dos mil (2000) francos. Art. 9“. — El Ministerio de guerra se reserva el derecho de adquirir otros pro- yectos, en cuyo caso abonará dos mil (2000) francos al autor correspondiente. Art. 10. — La secretaría del Ministerio de guerra, al serle entregado cada pro- yecto, dentro del plazo y formas fijados, dará un recibo, en el cual conste el nú- mero de planos, memorias, etc., y el lema con que estén firmados. Art. 11. — Los proyectos no premiados serán retirados por sus autores, den- 302 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA tro de los diez (10) días, á contar desde la fecha en que el jurado comunique su dictamen al Ministerio de guerra. Art. 12. -- El retiro de los proyectos no premiados, se hará devolviendo á la secretaría del Ministerio de guerra el recibo que se dió al presentarlos. Art. 13. — En caso de pérdida del recibo, la secretaría del Ministerio de gue- rra labrará acta haciendo constar en ella dicha pérdida y además el retiro de los planos, etc., por el autor, cuyo nombre se comprobará abriendo el sobre á que se refiere el artículo tercero de estas bases. Art. 14. — Para que los proyectos sean admitidos al concurso, llenarán las si- guientes condiciones : a) Se presentarán en escala de medio (0,50) centímetro por metro las plantas que el autor considere indispensables para la fácil cpmprensión de su proyecto; b) Se presentará una vista á vuelo de pájaro de todo el conjunto de edificios, pudiéndose ampliar algún detalle arquitectónico del frente; c) Se presentarán por lo menos una ó dos secciones transversales en croquis, secciones transversales que serán J perpendiculares entre sí; d) La memoria descriptiva y presupuesto, serán presentados escritos á máqui- na y encuadernados en un solo volumen; e) El presupuesto será hecho tomando por unidad el metro cuadrado de super- ficie cubierta. Art. 15. — Se cuenta con el terreno suficiente cualquiera que sea la amplitud ó desarrollo del proyecto, previniéndose que el edificio se ejecutará en una loma. Art. 16. — Los planos serán confeccionados para 300 alumnos, divididos en tres años y 80 oficiales alumnos en dos años para la Escuela de .Aplicación de Artillería é Ingenieros. Art. 17. — Tratándose de un concurso de ideas, no se fija un programa de- finido, dejando al autor de cada proyecto amplia libertad de crear una escuela según los últimos adelantos implantados en otros países, pero podiendo el autor del proyecto presentarlo tan concluido como desee. Art. 18. — Todos los gabinetes serán comunes á las dos escuelas. Art. 19°. — Se proyectarán también tres casas habitaciones para familias, se- paradamente. Una para el director de las dos escuelas, otra para el subdirector de la Escuela militar y la restante para el subdirector de la Escuela de Aplicación. Art. 20. — Estos tres edificios ó villas no formarán parte del conjunto del pro- yecto para escuela y pueden ser tratados en estilo diferente. Art. 21. — El coste de las obras proyectadas no se diferenciará por exceso ó por defecto en más de un (10 °/o) diez por ciento de la suma de 520,000 pesos moneda nacional ó su equivalente en francos. Art. 22. — Los proyectos premiados serán expuestos al público durante quin- ce días en paraje visible. Art. 23. — El presupuesto será hecho teniendo en cuenta los precios si- guientes : Ladrillos, 16 francos millar. Hierro laminado, armaduras, columnas, etc., 280 francos tonelada. Cemento portland, 36,40 francos tonelada. NOTA — En la 5° División del Gabinete Militar podrán tomarse datos referentes á la organización y funcionamiento de la Escuela. CONCURSOS ARQUITECTÓNICOS DEL MINISTERIO DE LA GUERRA 303 CONCURSO DE PLANOS Y PRESUPUESTOS PARA LA CONSTRUCCIÓN DE DOS CUARTELES Art. 1*. — Llámase á concurso por el término de 90 días, para la presentación de planos, memoria descriptiva, especificaciones, cómputos métricos y presupues- to, con destino á la construcción de dos cuarteles, uno para caballería y para infantería el otro- Art. 2°. — El concurso se cerrará en el Ministerio de Guerra el 16 de agosto de 1904, á las 2 p. m. Art. 3". — Los planos, memoria descriptiva, especificaciones, cómputos métri- cos y presupuesto deberán ser presentados en el Ministerio de guerra hasta el 16 de agosto de 1904, á la 1 p. m., rubricados con un lema y acompañados de un sobre lacrado y sellado, dentro del cual vendrá el nombre y dirección del au- tor del proyecto. Art. 4*. — Los proyectos serán sometidos al dictamen de un jurado compuesto de tres miembros, como sigue : El Jefe de la 5“ división del gabinete militar (construcciones militares); El inspector general de arquitectura del Ministerio de obras públicas ; El presidente de la Sociedad central de arquitectos. Art. 5°. — El dictamen del jurado será inapelable y cumplido dentro de los ocho (8) días de comunicado al Ministerio de guerra. Art. 6°. — Se establecen : un primero, un segundo y un tercer premio que, en orden de mérito, se adjudicarán á juicio del jurado á los' tres mejores pro- yectos. Art. 7°. — Si el jurado resolviese que ninguno de los proyectos presentados es acreedor á los premios establecidos, éstos no se adjudicarán. Art. 8“. — El primer premio consistirá en la suma de ocho mil francos (8000) ;■ el segundo premio consistirá en la suma de cinco mil francos (5000) ; y el ter- cero en la suma de tres mil francos (3000). proyecto premiado será encargado de la confección definitiva del proyecto i. abonándosele el importe de este trabajo según el arancel de la Sociedad central de arquitectos, previa deducción del premio cobrado. Art. 9°. — Los proyectos premiados por el jurado pasarán á ser propiedad del Ministerio de guerra. Art. 10. — La Secretaría del Ministerio de guerra, al serle entregado cada pro- yecto dentro del plazo y formas fijados, dará un recibo en el cual se especifiquen, el número de planos, memorias y el lema con que están firmados. Art. 11. — Los proyectos no premiados serán retirados por sus autores den- tro de los diez días á contar de la fecha en que el jurado comunique su dicta- men al Ministerio de guerra. Art. 12. — El retiro de los proyectos no premiados se hará devolviendo á la Secretaría del Ministerio de guerra el recibo que se dió al presentarlos . Art. 13. — En caso de pérdida del recibo, la Secretaría del Ministerio de gue- 304 ANA.LES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA rra labrará un acta haciendo constar en ella dicha pérdida y además el retiro de los planos, etc., por el autor, cuyo nombre se comprobará abriendo el sobre á que se refiere el artículo 3" de estas bases. Art. 14. — Para que los proyectos sean admitidos al concurso, llenarán las si- guientes condiciones : a] Se presentará una planta de los diversos pisos que constituyan el edificio proyectado ; b] Cada planta se presentará en escala de 0,5 centímetros por metro; c] Se presentarán por lo menos dos secciones transversales, perpendiculares entre sí, yen escala de 0,5 centímetros por metro ; d] Se presentará un frente principal de uno de los cuarteles en escala de 0,5 centímetros por metro ; e] Se presentará una perspectiva del conjunto del proyecto, tomada sobre el eje de los cuarteles y á 200 metros de la intersección de dicho eje con la línea del frente. La dimensión de dicha perspectiva será de setenta ¡70) centímetros ; f] La memoria y presupuesto global, serán presentados escritos á máquina y en- cuadernados en un solo.volumen ; g] El coste de las obras proyectadas no se diferenciará por exceso ó por de- fecto en más de un diez por ciento (10 */o) de la snma de seiscientos veinte mil ($620.000) pesos moneda nacional, el cuartel de caballería, y cuatrocientos cin- cuenta mil pesos ($ 450.000) moneda nacional el cuartel de infantería ; h] El frente de los dos cuarteles será igual, habiendo el ^proyecto de colocar entre ellos el futuro cuartel de inválidos; i] El terreno para cada cuartel tienejde frente 200 metros con fondo suficiente, quedando entre’ambos, otro terreno de 200 metros de ¡frente para el cuartel de inválidos. Art. 15. — El cuartel de caballería tendrá capacidad para cinco escuadrones de 125 hombres'cada uno, con todas sus dependencias, y el cuartel de infantería para cuatro compañías de 150 hombres cada una, igualmente con todas sus de- pendencias. Art. 16. — El presupuesto será hecho teniendo en cuenta los siguietes pre- cios : Ladrillo, millar $ 8.00 Acero laminado para columnas y tirantes, tonelada. » 57.00 Acero para armaduras, tonelada » 115.00 Cemento Portiand, tonelada » 25.00 Art. 17. — No se tomará en cuenta al hacer el presupuesto el coste de las excavaciones que se efectúen para la nivelación del terreno y fundaciones de las obras. Art. 18. — Los proyectos premiados serán expuestos al público durante quin- ce días en paraje visible. SOCIOS HONORARIOS Dr. H. A. Philippi. — Dr. Juan J. J. Kyle. — Ing. Luis A. Huergo (padre) Ing. J. Mendizábal Tamborrel. — Or. Estanislao S. Zeballos SOCIOS CORRESPONOIENTES Aguilar, Rafael México. Ameghino, Florentino La Plata. Arechavaleta, José Montevideo. Arieaga Rodolfo de Montevideo. Ave>Lallemant, Germán Mendoza. Brackebusch, Luis Córdoba. Ballvé, Horacio l. de Año N. Carvalho José Cárlos Hio Janeiro. Corti, José S Mendoza. Corthell, Elmer L New York. Lafone Quevedo, Samuel A. . . . Catamarca. Lillo, Miguel Morandi, Luis Nordenskjiold, Otto.. Paterno, Manuel Patrón, Pablo Reid, Walter F Scalabrini, Pedro. . . . Spegazzini, Carlos. . . Tobar, Carlos R Villarea!, Federico Yon Ihering, Hermán Tucuman. Villa Colon (U. Upsala (S.) Palermo (It .). Lima. Lóndres Corrientes. La Plata. Quito. Lima. San Paulo (B.) SOCIOS ACTIVOS Abelia Juan. Acevedo Ramos, R. de Adamoli, Alberto. Adano, Manuel. Ader. EnriqueA. Aguirre, Eduardo. Albarracin, Alberto L. Alberdi, Francisco N. Albert, Francisco. Alric, Francisco. Alvarez, Fernando. Anasagasti, Horacio Ambrosetti, Juan B. Amoretti, Alejandro, Arata, Pedro N. Araya, Agustín. Arigós, Máximo. Arce, Manuel J. Arce, Santiago. Arditi, Horacio. Areco, Alberto S. Arroyo, Franklin. Aubone, Cárlos. Avila Méndez, Delfín. Avila, Alberto Ayerza, Rómulo Aztiria, Ignacio. Babuglia, Antonio. Badaró, Bugenio. Babia, Manuel B. Bancalari, Juan. Bancalari, Enrique A. Barabino, Santiago E. Barbará Adolfo. Barilari, Mariano S. Barzi, Federieo. Battilana, Pedro. Battilana, Alfredo. Baez, DomingoPA. Baudrix, Manuel C. Bazan, Pedro. Benoit, Pedro (hijo). Berro Madero, Garios Bimbi, José. Bell, Carlos_H. Besio, Moreno Baltazar Besio, Moreno Nicolás Beverini, Alberto. Biraben, Federico. Bosch, Benito S. Bosch, Eliseo P. Bosch, Anreliano R. Bonanni, Cayetano. Bonus, Adrián. Bosque y Reyes, F. Bosque, Carlos Brian, Santiago Buschiazzo, Francisco. Buschiazzo, Juan A. Buschiazzo, Juan C. Bustamante, José L. Caimi, Ramón. Gandiani, Emilio Cálcena Augusto. Cagnoni, Alejandro N. Cagnoni.Juan M. Camus, Nicolás Candioti, MarcialR. Canale, Humberto. Cano, Roberto. Cantilo, José L. Cantón, Lorenzo. Carranza, Marcelo. Cardoso, Mariano J. Gardoso, Ramón. Carossino, Jacinto F. Castellanos, Cárlos T. Castañeda. Ramón Castro, Vicente. Claps, Andrés. Cernadas, Carlos. Cerri, César. Cidra, Alberto H. Cilley, Luis P. Cbanourdie, Enrique. Chapiroff, Nicolás de Cheraza, Gerónimo. Chiocci Icilio. Chueca, Tomás A. Clérice, Eduardo E. Cobos, Francisco. Cock, Guillermo. Gollet, Carlos. Coni, Alberto M. Coquet, Indalecio Coria, Valentin F. Cornejo, Nolasco F. Corvalan Manuel S. Coronel, Policarpo. Courtois, U. Cremona, Andrés V Cremona, Víctor. Cuenca, Felipe. Cuomo, Miguel. Curutchet, Luis. Curutchet, Pedro. Damianovich, E. A. Darquier, Juan A. Dasseii, Claro C. Davel, -Manuel. Dates, Germán, oiaz de Vivar, M Dobranich, Jorge W. Dominico, Guillermo. Domínguez, Juan A. Dorado, Enrique. Douce, Raimundo. Doyle, Juan. Duhart, Martin. Duhau. Luis. Duncan, Cárlos D. Durrieu, Mauricio. Durelli, Amilcar. Drago, Luis M. Echagüe, Carlos. Elia, Nicauor A. de Eppens, Gustavo. Esteves, Luis. Espiasse, Alberto. Espinasse, Jorge. Etcheverry, Angel. Ezcnrra, Pedro. Fasiolo, Rodolfo i. Fernandez, Alberto J. Fernandez, Pedro A Fernandez Poblet, A. Ferrari, Rodolfo. Ferreyra, Miguel. Figueroa, Octavio. Fynn, Enrique. Flores. Emilio M. Foster, Alejandro. Friedel, Alfredo. Gainza, Alberto de. Gallardo, Angel. Gallardo, José L. Gallardo, Miguel A. Gallardo, Garlos R. Gallego, Manuel. Galiino, Adolfo. Gándara, Federico W. Garat, Enrique. Garay, José de. García, Carlos A. García, M. Jesús Gardeazabal, Narciso. Gatti, Julio J. Gentilini, Pascual. Geyer, Carlos. Ghigliazza, Sebastian. Giménez, Joaquín. Giménez, Angel M. Giuliani, José. Girado, José I. Girado, Francisco J. Girado, Alejandro. Girondo, Juan. Girondo, Eduardo. Goldemhorn, Simón Gómez, Pablo £. Gonzalos, Arturo. González, Agustín. GonzalezCazón Vicente. González Carman R. Conzaléz Carlos P. Gotusso, Luis Gradin, Cárlos. Gregorina, Juan Gregorini, Juan A. Guido, Miguel. SOCIOS ACTIVOS (Continuación) Gutiérrez, Ricardo J. Hary, Pablo. Herrera Vega, Rafael. Herrera Vega, Marcelino Herrera, Nicolás M. Herrero, Ducloux E. Herlitzka, Mauro. Henry. Julio Hicken, Cristóbal. Holmberg, Eduardo L. Holmberg Eduardo A Hoyo, Arturo. Hubert, Juan M. Huergo, Luis A. (hijo). Hughes, Miguel. Ibarra, Vicente, triarte, Juan Iríbarne, Pedro. Isnardi, Vicente. Israel, Alfredo C. Uurbe, Miguel. Jauregui, Enrique. Jacobo, Cándido. Juni, Antonio. Jurado, Ricardo. Justo, Agustín P. Krause, Otto. Klein, Hermán Kliman, Mauricio. Labarthe, Julio. Lacroze, Pedro. Lagos García, Carlos Lagrange, Carlos. Lanús, Eduardo M. Langdon, Juan A. Laporte Luís B. Larreguy, José Larguia, Carlos. Latzina, Eduardo. Lavalle, Francisco. Lavergne, Agustín. i.ea Alian B. Leonardis, Leonardo de Lehmann, Guillermo. Lehmann, Rodolfo R. López, Aniceto E. López, Martin J. Loyola, Luis F. López, Pedro J. Lorenzetti, Guillermo Lucero, Apolinario. Lugones, Castelfort. ugones, Arturo, ugones Velasco, S^“^ Luiggi, Luis Luro, Rufino. Luro, Pedro 0. Ludwig, Carlos. Machado, Angel. Madrid. Enrique de Maglione, José L. Malígne, Eduardo. Mallol, Benito J. Marín, Placido. Marquestou,Alejandro. Marcet, José A. Marcó del Pont, E. Marenco, Eleodoro Marengo, José. Martínez Pita Rodolfo. Martiní, Rómulo E. Marty, Ricardo Matharán, Pablo. Maschwitz, Carlos. Massini, Carlos. Massini, Estevan. Massini, Miguel. Maupas, Ernesto. Maza, Juan. Mattos, Manuel E. de. Medina, José A. Mendez, Teófilo F. Mendizabal, José S. Mercáu Agustín. Merian, Eduardo Mermos, Alberto. Meyer Arana, Felipe. Miguens, Luis. Mignaqui, Luis P. Millan, Máximo. Mitre, Luis Molina y Vedia, Delfina Molina y Vedia, Adolfo. Moeller. Eduardo. Molina, Waldino. Molina, Civit Juan. Mon, Josué R. Morales, Cárlos María. Moreno, Jorge Moreno, Evaristo V. Moron, Ventura. Moron, Teodoro F. Mosconi, Enrique Mugica, Adolfo. Naon, Alberto Navarro Viola, Jorge. Negrotto, Guillermo Newton, Artemio R. Newton, Nicanor R. Niebuhr, Adolíb. Nistrómer, Carlos Newbery, Jorge. Noceti, Domingo. Nogués, Pablo. Nougues, Luis F. Nouguier, Pablo. Noulé. Eduardo. Obligado, Alejandro. ‘Ocampo, Manuel S. Ochoa, Arturo. O^Donell, Alberto C. Olaechea y Alcorta, P. Olazabal,Alejando M. Olivera, Carlos E. Oliveri, Alfredo Orcoyen, Francisco. Orús, José M. Ortúzar, Alejandro (h.) Orzabal, Arturo. Otamendi, Eduardo Otamendí, Rómulo. Otamendi, Alberto. Otamendi, Juan B, Otamendi, Gustavo. Otero Rossi, Ildefonso Outes, Félix F. Outes, Diego E. Padilla, José. Padilla, Isaías. Pais y Sadoux, C. Paitad Pedro J. Palacio, Emilio. Palacio Alberto. Palma, Edmundo. Páquet, Cárlos. Pattó, Gustavo. Pelizza, José. Pelleschi, Juan. Pereyra, Emilio. Perez, Alberto J. Perlazca, Felipe. Petersen, Teodoro H. Pigazzi, Santiago. Piaña, Juan . Piaggio, Antonio. Pinero, Antonio F. Pirovano, Juan. Pizzurno, Pablo A. Posadas, Cárlos. Puente, Guillermo A. Puig, Juan de la C. Puiggari, Pío. Puiggari, Miguel M. Prins, Arturo. Quirno, Jorge. Quiroga, Atanasio. Raffo, Bartolomé M. Ramos Mejía, Ildefonso Rebagliati, Alberto. Razori, Francisco. Recagorri, Pedro S. Retes, Antonio. Repelto, Luis M. Repossini, José. Reynoso. Higinio Riccheri, Pablo. Riglos, Martiniano. Rivara, Juan Rodríguez, Andrés. Rodríguez, Miguel. Rodríguez de la Torre, C. Roño, Juan. Rojas, Estéban C. Rojas, Félix. Romero, Armando. Romero, Cárlos L. Romero, Félix R. Romero, Julián. Romero Brest, Enrique. Ronco, Alfredo. Rosettí, Emilio. Rospide, Juan. Ronge, Marcos. Rubio, José M. Ruiz Huidobro, Luis. Saenz Valiente, Ed. Saenz, Valiente Anselmo Sagastume, José M. Salovitz, Manuel. Sánchez Díaz, José. Sanglas, Rodolfo. Sarrabayrouse, Euge“‘® Santangelo, Rodolfo. . Segovia,Fernando. Sauze, Eduardo. Segovia, Vicente. Saralegui, Luis. Sarhy, José S. ' Sarhy, Juan F. Schickendantz, Emilio. Schneidewind, Alberto Seguí, Francisco. Selva, Domingo. Senat, Gabriel. Senillosa, Juan A. Silva, Angel. Simonazzi, Guillermo. Siri, Juan M. Sisson, Enrique D. Solari, Emilio. Soldani, Juan A. Soldano, Ferruccio. Spinetto, Silvio. Spinedi, Hermeneg.F. Spinola, Nicolás Stuart Pennington, M. Swenson, ü. Tamini Crannuel, L. A. Tassi, Antonio Taiana, Alberto. Taiana, Hugo. Tejada Sorzano .Carlos . Tello, Julio. Texo, Federico Thedy, Héctor. Toepecke, Ernesto. Torres Armengol, M. Torres, Luis M. Torrado, Samuel. Traverso, Nicolás Trelles, Pió. Thibon, Fernando. Criarte Castro Alfredo. Uriburo, Arenales üttinger, Alberto. Valenzuela, Moisés Valerga, Oronte A. Valle, Pastor del Varela Rufino (hijo) Vázquez, Pedro. Vico, Domingo. Vidal Carrega, Carlos Videla, Baldomcro. Vilanova Sanz.Florenci® Villegas, Belisario- Vivot, Eduardo. Wauters, Garlos. Wernicke, Roberto White, Guillermo. White. Guillermo J. WUmart, Raimundo Williams, Orlando E. Yanzi, Amadeo Zamboní, José J. Zavalia, Salustiano. Zamudio, Eugenio Zerda, Víctor, de la Zerda, José de la Zunino, Enrique. ANALES DE LA SOCIEDAD CIENWICA ARGENTINA mf IIM 1 2 1926 Director : Ingeniero SANTIAGO E. BAR Secretario : Doctor Julio J. Gatti j REDACTORES ^ IT'OmAL Ingeniero Eduardo Aguirre, doctor Ignacio Aztiria, doctor Enrique ‘ Carlos Maschwitz, ingeniero Emilio Palacio, doctor Carlos M. Morales, ingeniero Julio Labarthe, ingeniero Emilio Candiani, ingeniero Alberto Schneidewind, doctor Angel Gallardo, doctor Pedro N. Arata. ingeniero José S. Corti, ingeniero Federico Birabén, ingeniero Vicente Castro, ingeniero Eduardo Latzina. JUNIO 1904. — ENTREGA VI. TOMO LVII ÍNDICE DE LA PRESENTE ENTREGA Carlos Wauters, El dique de embalse del Cadillal f conclusión) Enrique Hermitte, Consideraciones generalas sobre los combustibles argentinos. Florentino Ameghino, Nuevas especies de mamíferos cretáceos y terciarios de la República Argentina f continuación J Jorge Newbery. Consideraciones generales sobre la municipalización del servicio de alumbrado f conclusión) Miscelánea : El vidrio en los afirmados. — Pozo artesiano Bibliografía : Marcus Hartog, Dynamic Interpretad on of Cell-Division. — A. Mooneyrat, La Purine et ses derives. — Sociedad editorial de A. F. Negro y C’. — C. ScHNABEL, Traité de métallurgie genérale. — L. Babü, Traité théorique et pratique de métallurgie générale. — G. Golombo, Manuel de l’ingénieur^ civil et industrie!. — Jacqües Danne, Le radium, sa préparation et ses propriétés. — F. Arnold, La machine dynamo á courant continu. — P. Zizmann, Calcul, cons- truction et commande des appareils de levage. — R. Bodmer, Guide pour la réception du materiel des chemins de fer et tramways Indice del tomo LVil yQ5 311 327 342 344 345 351 BUENOS AIRES IMPRENTA Y CASA EDITORA DE CONI HERMANOS 684 — CALLE PERÚ — 684 4904 JUNTA DIRECTIVA Presidente Ingeniero Vicente Castro. Vice-Presidente P T*'® Coronel Ingen. Arturo M. Lugones. Id. 2° Ingeniero Eduardo M. Lanús. Secretario de actas Doctor Enrique Herrero Ducloux. — correspondencia Señor Guillermo J. White. Tesorero Ingeniero Luis A. Huergo (hijo). Bibliotecario Señor José Sánchez Díaz. (Ingeniero Emilio Palacio. Ingeniero Julián Romero. Señor Vicente González Cazón. vocuLcs Ingeniero Carlos Berro Madero. I Señor Juan B. Ambrosettj. Profesor Pablo A. Pizzurno. \ Ingeniero Evaristo V. Moreno. Gerente Señor Juan Botto. ADVERTENCIA A los señores autores de trabajos publicados en los Anales, que deseen tiraje aparte de sus estudios, se les previene que deben solicitarlos por escrito á la Dirección, para que esta á su vez los eleve á la Junta Directiva para ser consi- derados. La Dirección délos Anales sólo tomará en cuenta los pedidos délos 50 ejem- plares reglamentarios, debiendo entenderse los señores autores por el excedente á dicho número con la casa impresora de Coni hermanos. Los señores autores de trabajos, sólo tendrán derecho á la corrección de dos pruebas. Para todo lo referente á pruebas, manuscritos, etc., deben dirigirse á la Direc- ción, Cang^allo 1S25. La Dirección. PUNTOS Y PRECIOS DE SUSCRIPCION LOCAL DE LA SOCIEDAD, CEVALLOS 269, Y PRINCIPALES LIBRERÍAS Por raes $ m/a l.OO Por año » 12.00 Núraero atrasado » 2.00 — para los socios » l.OO La suscripción se paga anticipada E local «ociol permanece abierto de S A tO y media pasado meridiano DIQUE DE EMBALSE DEL INFORME GENERAL « GADILLAL » (Conclusión) Cuadro demostrativo para una creciente de 1200 m®s TIEMPO H Q % R h 1... . .. 4320000 0 62 66 620 26 650 95940 4224060 0 33 2 8640000 1 24 188 660 75 460 543312 8096688 0 67 3 12960000 1 85 343 020 137 210 1481868 11478132 1 00 4 17280000 2 44 520 040 208 010 2995344 14284656 1 35 5 21600000 3 03 718 590 287 460 5174280 16425720 1 63 6 25920000 3 60 931 390 372 560 8047296 17872704 1 93 7 30240000 4 17 1159 450 463 780 11687256 18872704 2 24 8 34560000 4 60 1345 960 538 380 15505344 19054656 2 54 9 38880000 5 30 1663 410 665 360 21557664 17322336 2 84 10 43200000 5 87 1939 870 775 950 27934200 15264800 3 02 11 47520000 6 43 2223 990 889 600 35218160 12301840 3 3 12 51840000 6 98 2517 420 1006 970 43501104 8338896 3 84 13 56160000 7 55 2830 010 1132 000 52977600 3182400 4 42 AN. SOC. CIENT. ARG. — T. LVIl 20 Cuadro demostrativo para una creciente de 1400 306 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTIFICA ARGENTINA (?) (?) (T) CO rH rH rH CO LO 00 lC 03 co r- o ?) co co o o rH rH ?) ?) cc co co 00 00 o o o o on o 00 r~> (?) o co -rf (Z) CD co 03 (/) (/) f-- CJ2 00 GV CO 04 03 CD i'- (/) co LO c:> '(O rH o co co r,N co rH (Z) co CO CO l—i (?) r- CO o V o:) CO co üü ü:> co (JO Oü LO r— H rH rH rH rH rH (?) co (O) C-) o o o ?) co o G^ o (T> ÍO co (/) c > co LO ?) CO lO CO C") 04 GN GN o )^ co (?) í> o G'í CO 03 »o 00 O* co <~) CD iD o cc o r- 00 ?)( V 00 CD (05 GN co co o UO co co rH ?) GN CO V o o o o o o o o o o o (T) oo co C ) V 03 )' 00 CD rH lO o co rH co ?) rH CD c^^ o r?) G') co o G<) rH cc co o:> 00 r- I--- 00 rw LO CO 03 rH GH CO co 1" ÜO 03 o o o C~) O c~> o <_ o c? O o 04 m t" CT) (" co (X) (?) o Oi o:) cc co o co CO r- (?) 03 (?) lO rH lO LO rH en o 03 co í-- co C-) lO m 04 (?) CD 03 G^ LO (JO C ) GN G^ ?) lO 03 i-H -f r- >o c? LO ?) 03 X I'- (?) (X) lO rH (X co ÜÜ co o f— H (?) co LO co CO Ir- o o (~) o o c~> o o o o 3. O o r-) c ■) c :> c ) co c > o o C5 O o c~> r ^ ( ■> (■? o f ) o C 5 C ) o o o ro O r ■) co c? r? c 5 O o (■/) O* co < 5 -0 00 ?) CD O o o rH r^^ ?) ?) CO co lO O to (“; \o o lO o lO C 5 LO rH G^ (?) co co ?fl V LO LO o c- s Cd h (?) (TO TiH co 1" 00 03 o rH rH Cuadro demostrativo para una creciente de 1600 DIQUE DE EMBALSE DEL « CADILLAL » 307 0 48 0 48 1 45 1 84 2 26 2 54 2 94 3 25 3 84 4 35 cío o 00 '•ri o V Gi o G'i o CC 00 CD t' 00 CD era r- GÑ 00 00 1— 1 Oí GÑ CD Gí f— I lO GÑ 05 o 00 r~ CD 00 lO* rH 05 GÑ V 05 -Tf 00 ce CO r— rH lO CD (05 00 CC V ^ r- (GÑ o lO O ^ 00 O (0^ r-l ,-H (35 CO '-H I-H i-H GÑ GÑ r-l 1 G<í o V o CO 00 O 00 O ce ce CN CO (XI era (GÑ 00 1— 1 ■— 1 uo 00 lera r- 00 v< ira i> o 05 I-H (G^ <05 iro o ira 00 'G GÑ 00 r-H 00 ec <05 V o 00 era era ira Gí V 00 (Gí 00 ^ on G^ ce ce o o o o o o o o o o o <05 ‘•o v( V o ira 00 00 co ira <05 ira V era G( (05 era ira V lO o 05 00 C05 ira era <05 Tf (00 ^ V era ira V V o <05 r— i CN ce 1-0 f' 00 O O r*H r— < o o o o o o o o o o 05 (G^ <05 cc co r- era —I GÑ 1— ( iraoo<050 Cuadro demostrativo para una creciente de 1800 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA co r~ (O O) CT) co r lO o LO o:> cc do r- o t— < Gy Gy co cc r CD o •T) co o Gy co co cc .'/) CO rN GN r.N co co iO r.N r— H Gí lO <— H 00 iX) co r- Gy co rH G9 00 '-N »£0 co co LO LO Gy co >o CO CO co Gy co »— ( co o cc co (5^ lO CO GN Gy GN Gy GN CN o o rN co co 00 r*) co co co (X) (X> (/) (X) O) co 1" ro rfí iX'. 1" oo rH co ov (" iX) ro .'¡ri O' O) co CD co CO (X) (X) CT' r— í o (/) LO Oí 'sX¡ cr- \o lO Gy LO U1 c ) co r f-H Gy yy CO O co co o o o o o C-5 co (X) f-H C 1 OI c :> cy ro oo O) cc co co C31 CO CO t" co cc m G') (O CO o V co (/> rH (X) co (X) CO Gy cc iO co üü üü O o o o o co co co co O o \o co i-H co 1" CO co 00 Gy i" r- o Gy Oj Gy co 00 (O lO cc ro rH ro r- co »íO co co (/) GV CXl rw co co co CJl r,N r- < ■} r>í CD GN G1 G1 co »o Oí co co co LíO 00 CO K Oi 'XI 00 co CO rH C1 CO o (-H Gy co lO co co r- o o co co co co co o o o c -5 C--J c-0 c 1 co o ; 3 o o C 1 o c ^ co c- 1 o o o c ■) c ) c“) co C 3 co o 00 co GN co (/I CO ftl co v C/) CO Oü co co GN a LO Oí OT) LO 00 r— í co CO LO LO O 0. tí H (-H cy cc OfI LO co lo 00 OI DIQUE DE EMBALSE DEL 309 Cuadro demostrativo para una creciente de 2000 m’s TIEMPO H Q R h 1 7200000 1 08 160 000 64 000 230400 6969600 0 60 2 14400000 2 11 434 710 173 880 1251936 13148064 1 17 3 21600000 3 03 744 810 297 920 3217556 18382464 1 68 4 28800000 4 10 1173 860 469 540 6761376 22038624 2 26 5 36000000 5 00 1524 600 609 840 10977120 25022880 2 70 6 43200000 5 86 1931 240 772 500 16686000 26514000 3 02 7 50400000 6 82 2428 180 971 270 24476004 25923996 3 66 8 57600000 7 42 2749 210 1099 680 31670784 25929216 4 35 En los siguientes cuadros suponemos cerradas las compuertas y que quedan en ese estado para poder apreciar, aun en esas condi- ciones, hasta dónde puede tolerarse una fuerte creciente. Cuadro demostrativo para una creciente de 1000 310 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA V V CO G^ 00 CD o CD CO lO o íO O >o 03 CO 03 O o 1— 1 G<( G^ CO CO CO V O o O O O G^ CN o 09 CO f/) Gsí CO a 1 1 i 1 05 CD nn LO 00 r- CO o 1 ' 00 G^ CO LO O O o O o o LO r— í LO CO 00 V 03 1 1 O C“3 03 O f-H 1 1 1 G^ LO O f-H r- f— H G^ 03 O o o O O O 00 t— < CO Gy 00 r- CO o CD CO 00 1 1 1 CO CD G<) CO xf i03 O* 1 1 1 1 CD CN LO (■' GV r- (— í G3 CO LO CD CO O LO (— H CD CD G3 X O lO) o CD 03 LO Ü3 V 03 o »— < r-l G^ G^ CO CO -:í< Tf O O o o o O o O CO O O o O O O O CO cT) 02 V r- o o CD c > iO 4 1— H r- CO GV »o (/) G^ i-H G^ G^ G^ CO CO o CO G-2 G<í CO (" ÜÜ Gy CO CO CO O C 2 iO rN 02 1 1 1 ÜÜ 02 p' o 1 1 1 CO (X) CO CO UÜ CO (— ( r-H CO CO G^> o rH 02 o U2 T)< CO lo 1 1 1 CO on Gt< o iO) 00 1 1 lO f— i ÜÜ CO CO r— i 02 CO CO CO CO 02 lO CO o Gy o Gy o r- 1 1 1 í-' CO O 02 CO V (X) lO (X) cw V uO 00 uo V ro o CO o X CD G^ ÜÜ o CO r— 1 CO CO O 1—Í 1-^ G^ CO CO ofi tJO O o o O o o C~) o o O r-) C ) C 2 CJ C 2 C 2 c-2 o O O o C 2 o c 2 O C"2 o o O o C2 o C2 O C 2 o CO ÜÜ CJI G^ CO 00 CO CC5 02 GV CD 02 GV iO 00 Oü G^ I" rH >o O 00 CN G^ CO CO CO o C. s u í— H G^ CO 'cH vO> CO r- 00 02 Cuadro demostrativo para una creciente de 1400 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Cuadro demostrativo para una creciente de 1800 DIQUE DE EMBALSE DEL « CADILLAL » 313 a 00 co co •o -o> o o \o co i-H CM CN co '0' o CN o CD CC5 CO o iO lO 1" GN o rN O liO o rX) (/) t-H co co CO 00 >— í I" G^ r— ^ co co co CO 00 co CO CD GV r- 1 r- (7:> O* 1 a> CD CN CO CO o O o o lO c ^ lO CD co o:> r- 03 1 GO rN CO GN ut r- o:> t-H G^ o o o co (/) o co ÜO o:^ o i co (—1 -cf >o co co V r- 00 r— 1 m o o X o O 1— H o r— 1 CO lO o o o o o o c 1 C. J o o r-) C-) C 3 o o r-> o C3 o o o o C 5 C.^ o CO :x; o r-~i a> ■ce rH co 0 Cl. p. H E- 1-^ CO TJH 314 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA En el segundo caso que hemos previsto, estando cerradas las compuertas y lleno el depósito hasta el embalse máximo si llega mayor cantidad de agua que la que sale, pasará sobre la compuerta y entonces el guardián, por los avisos que tenga, levantará ó no to- das las compuertas. Si para ponernos en el caso supuesto, llega una creciente de 1000 m^s, desde el primer momento el vertedero dará salida á un caudal mayor que en el primer caso supuesto, desde que se inicia el desagüe con una altura de 2 m.; pero como no da salida á tanto volumen como el que entra, á pesar de eso se producirá una sobre elevación del nivel definitivo; y así calculan- do de hora en hora lo que suceda, formularemos un cuadro análogo al primero, de cuyo examen resulta que para llegar á carga máxi- ma, en que el vertedero da salida á 1042 m^s, habrán pasado más de 8 horas. Cuadro demostrativo para una creciente de 1000 m®s TIEMPO Q, H Q R h 1 3600000 00 407 800 1468080 2131920 2 08 2 7200000 2 98 512 210 3687912 3512088 2 41 3 10800000 3 46 541 960 5853168 4946832 2 50 4 14400000 3 80 635 380 9149472 5250528 2 78 5 18000000 4 40 734 950 13229100 4771000 2 90 6 21600000 4 8 815 010 17604216 3995784 3 01 7 25200000 5 34 905 030 22806756 2393244 3 37 8 28800000 5 71 977 090 28140192 659808 3 69 9. . . . 32400000 6 28 1090 150 35320860 2920860 4 22 Del mismo modo podremos deducir el tiempo durante el cual sería admisible una creciente mayor de 1000 m^s. DIQUE DE EMBALSE DEL « CADILLAL » 315 Cuadro de crecieutes máximas posibles Gasto por segundo Tiempo para alcanzar embalse máximo 1200 1400 5 55 1600 5 00 1800 4 36 2000 3 55 Deducido como el anterior de los siguientes para diversas cre- cientes. Cuadro demostrativo para una creciente de 1200 m®s TIEMPO H Q R h 1 4320000 2 61 460980 1659528 2660472 2 24 9, 8640000 3 23 548110 3946392 4653608 2 51 3 12960000 3 80 624620 6745896 6214104 2 74 4. . . . . 17280000 4 38 731580 10534752 6645248 3 04 5 21600000 4 96 833850 15009300 6590700 3 08 6 25920009 5 51 937320 21246112 4673888 3 51 7 30240000 6 08 1047820 26405064 3834936 4 03 Cuadro demostrativo para una creciente de 1400 m®s TIEMPO H Q R h 1 5040000 2 71 474400 1707840 3332160 2 28 2 10080000 3 41 570570 4108104 5971896 2 58 3 15120000 4 10 684460 7392168 7726832 2 92 4 20160000 4 76 797830 11488752 9671248 3 09 5 25200000 5 39 914000 16452000 3748000 3 40 6 30240000 6 08 1047820 22632912 7607088 4 03 316 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Cuadro demostrativo para una creciente de 1600 m®s TIEMPO H Q R h 1 5760000 2 81 488220 1757592 4002408 2 33 2 11520000 3 62 606860 3369392 7150608 2 71 3 17280000 4 38 731580 7901064 9378936 3 05 4 23040000 5 16 870220 12531168 10708832 3 24 5 28800000 5 90 1013490 18242820 10657180 4 01 Cuadro demostrativo para una creciente de 1800 m’s . TIEMPO Q/ H H Q h 1 6480000 2 91 502020 1807272 4672728 2 36 2 12960000 3 80 624620 4497264 8462736 2 74 3 19440000 4 66 776590 8387172 11052828 3 18 4 25920000 5 51 937320 13497408 12422592 3 51 5 32400000 6 36 1106560 i lí)918080 12481920 4 29 Cuadro demostrativo para una creciente de 2000 m^s TIEMPO H Q R h 1 7200000 3 01 517370 1862532 5337468 2 42 2 14400000 4 01 669050 4817160 9582840 2 88 3 21600000 4 96 833850 9005580 12594420 3 34 4 28800900 5 90 1013490 14594256 14205744 4 01 DIQUE DE EMBALSE DEL <( CADILLAL » 317 Traduciendo estos cuadros en un diagrama, comolo hemos hecho, se ve que el desagüe del vertedero está ampliamente calculado y con una seguridad que permite abrigar la esperanza de poder, en cualquier momento, alejare! exceso de agua que un año excepcio- nalmente lluvioso haga llegar al dique. Para que esta seguridad exista es indispensable que el funciona- miento de las compuertas pueda hacerse sin demora y en el mo- mento oportuno, con el personal más reducido posible y por con- siguiente conviene un tipo de compuertas que satisfaga todas estas exigencias. Con tal propósito hemos elegido los del tipo Stoney ya descriplas y el plano n° l o señala los detalles de su instalación y construcción , sujetas no obstante á las modificaciones que los mismos fabrican- tes sugieran para suexamBn completo. XX CASILLA PARA GUARDIÁN El plano número 8 indica su ubicación en la barranca del oeste, inmediata al vertedero y con el mayor frente posible del lado de las obras. Los planos números 17 y 18 señalan las disposiciones de detalle aprovechando la pendiente misma del terreno para dar amplio frente del lado del lago, y asegurando además un aloja- miento cómodo y sano que permita conseguir personal idóneo, y atenúe en lo posible, con una instalación tan higiénica como lo permitan las circunstancias, los efectos perniciosos de las fie- bres^palúdicas que son frecuentes en el Cajón y especialmente en ese paraje. Además, ^como esta construcción se haría desde el principio de los trabajos, ofrecería alojamiento confortable para el personal técnico encargado de la construcción y á la vez serviría para la instalación de oficinas en lugar de hacerlo en galpones provisorios ó carpas necesariamente incómodas y malsanas. 318 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA XXI RED GENERAL DE CANALES lil diquede embalse producirá sus benéficos resultados inmedia- tamente después de su construcción porque la red de canales de distribución se encontrará terminada, por lo menos en cuanto se refiere á los canales maestros y principales, faltando únicamente algunas de las ramificaciones secundarias, terciarias y de orden inferior. Efectivamente, el caudal de alimentación normal del río aguas aíiajo del embalse, no sufrirá pérdida alguna en el trayecto com- prendido entre el referido dique y el distribuidor sumergible de la Aguadita ya construido. Así lo demuestran aforos completos que se han practicado durante cuatro meses, que no son decisivos en este sentido por dificultades materiales de comparación, pero que per- miten adelantar sin embargo, que toda la parte del cauce del Salí que existe entre ellos es impermeable, y que las pocas pérdidas que puedan efectuarse por evaporación ó infiltración se encuentran compensadas por los pequeños caudales del arroyo del Loro, Sala- dillo, Salinas, Timbó, etc., que alimentan el río aguas abajo del Cajón del Cadillal. El dique construido al recibir el caudal normal que regula el embalse, asegura la distribución equitativa del agua entre las dos márgenes del río, esto es, entre la de la derecha que sirve al depar- tamento de la Capital y la de la izquierda que provee al departa- lamento de la Cruz Alta y puede hacerse alcanzar al de Leales. En efecto, está terminado el dique de la Aguadita en concepto de per- mitir con la toma de la izquierda la derivación de 20 m^s y todo el canal maestro de ese lado que se extiende en una longitud de 20 km. está terminado desde pocos años á esta parte para ase- gurar ese volumen, repartido á partir de su extremidad entre los dos principales llamados del Alto y del Bajo de Cruz Alta, ambos para dotaciones de 12500 m^ y 7500 m^ respectivamente por se- gundo. El canal principal del Alto se encuentra ya construido con la DIQUE DE EMBALSE DEL « CADILLAL » 319 capacidad indicada, de modo que el del Bajo, en construcción ac- tualmente, tenía su capacidad fijada ja por diferenciaren una palabra, sus dimensiones generales j gasto normal, resultan del proyecto general adoptado desde un principio é interrumpido en su ejecución por razones de otro orden. Si este proyecto se hubiera formulado conociendo exactamente el régimen del río y el volumen de agua disponible en él, y si se hubiera empezado por regularizar su régimen con la construcción de un embalse como el que ahora se proyecta para recién estable- cer después las obras de distribución, se hubiera visto que no era prudente tomar como caudal normal continuo más de 12 m^ para todo el río. i ahora se considera que el departamento de la Capital requiere por lo menos un quinto del caudal totab el canal maestro derivado del mismo dique distribuidor que debe servirlo, hubiera exigido una dotación de 5 m^ dejando las cuatro quintas partes restantes ó sean 20 m^ para la ribera izquierda. Así se explica que al pro- yectar el canal de la Capital para restituirle el riego que le corres- ponde, se haya calculado su gasto normal en esa forma, respondien- do al proyecto general ideado al principio y que al completar ahora convenía de todo punto de vista ejecutar dentro de ese mismo or- den de ideas. Fácil es ver, ahora que conocemos por los estudios posteriores ejecutados el caudal normal disponible, que las secciones adopta- das son grandes. En efecto, siendo el caudal normal disponible de sólo 12 m^ hubiera correspondido un quinto ó sean 2400 litros por segundo al canal maestro de la derecha ó Capital y sólo 9600 litros por segundo al de la izquierda ó Cruz Alta. Si como establecen varios autores se construyen las obras con una capacidad suficiente para un gasto máximo que guarde con aquél una relación de 3 : 2, hubiera debido establecerse el de la derecha para un gasto máximo de 3600 litros por segundo, y el déla izquierda de 14400 litros por segundo, en vez de 5000 y 20000 litros por segundo, respectivamente. Si bien esto' demuestra una vez más que todos los problemas técnicos deben encararse siempre sin precipitación y con los ele- mentos de estudio suficientes, se explica el error teniendo en cuen- ta la falta de datos precisos al proyectar las obras de distribución, y el deseo de resolver por sus faces más sencillas, más inmediatas y económicas el problema del riego de la zona que nos ocupa. 320 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Hagamos observar no obstante, que la capacidad algo mayor que la necesaria que tienen las obras de distribución, en manera alguna representará un inconveniente para su explotación. Sólo muestra que antes de pensar en habilitar nuevas derivacio- nes aguas arriba del dique distribuidor actual, será necesaio dar á los que actualmente existen, toda la amplitud de aprovechamiento de que son susceptibles, extendiendo sus ramificaciones aguas abajo tan lejos como sea posible, es decir asegurando siempre la densidad de la zona regada antes de tender la red hacia el Este del departamento de Cruz Alta y al Sud hacia el de Leales. Esta densidad de riego que debe perseguirse por razones de eco- nomía, tanto en el uso del agua como en los gastos de construc- ción y conservación de las obras, debe asegurarse estableciendo zo- nas de 500 hectáreas más ó menos, tributarias de un solo canal se- cundario desprendido de los principales, dentro de los cuales todas las parcelas regadas dependan del mismo, evitando ramas especiales hasta el canal principal para cada propiedad ó que ellas se crucen, acerquen ó confundan en recorridos más ó menos exten- sos y sin responder á un plan de distribución convenientemente fijado de antemano. Es lo que se está practicando ya á medida que lo permiten las circunstancias, dando aprovechamiento inten- sivo á canales secundarios como los de la Florida, Cochuchal, Ra- los, Lobo, San Miguel, Ranchillos, San Vicente, Tala, etc. , ejecu- tados unos, en construcción otros y en proyecto los últimos. Las zonas más altas del departamento de Cruz Alta, situadas al norte del mismo y á las cuales no alcanza el agua derivada por el canal maestro de Cruz Alta podrán regarse sin embargo más tarde, ya sea aprovechando los caudales sobrantes de verano en el embalse que seguirá aguas abajo y no se aprovecharan para los riegos de esa época, ya sea regularizando el régimen del río Calera, como se hace con el del Salí. Y esto si no hay lugar aparente en la cuen- ca del Calera mismo, derivando sus aguas en una cuenca artificial lateral como podría serlo en el Timbó ú otra análoga que no sólo recibiera las aguas del Calera sino también los sobrantes del Salí, ya sea con canales nuevos, derivados del mismo, ya sea utilizan- do el que existe abandonado de San Miguel, convenientemente modificado por supuesto. Respecto á la posibilidad de extender la red de Cruz Alta en to- da la amplitud que permite el caudal de agua disponible, basta observar que la pendiente general de los departamentos de Cruz XVI DEPARTAMENTO Obras Públicas é Irrigación DIPEM EMBALSE DEUADlllAL MHAl BE DESCÍR61 DEl EEmEDEHO £sca\a Tucumán, Agosto de 1903 I N’xvn DEPARTAMENTO OBRAS PÚBLICAS É IRRIGACIÓN DIQUE DE EMBALSE DEL CADILLAL Casa para Empleados Escala Tucuman, Acjoslo de 1903 PIdntd ÚB¡ SuIjsueIo P/dntd Úd! P¡80 Álto 1 ■I i w xvra DEPARTAMENTO Obras Públicas é Irrigación liEBtíMBAlSEDELCADIlLAl Casa para empleados Escala Tucumin, Agosto do 1003 Á I DIQUE DE EMBALSE DEL « CADILLAL » 305 Alia y Leales es hacia el sudeste, predominando como línea de mayor pendiente la de norte á sud, de modo que debe procurarse para una utilización intensiva de las aguas públicas de la Provincia alejarlos canales del río Salí hacia el este, llevando la dirección adoptada para la prolongación última del canal principal del Alto; en efecto, hacia el sud existen aguas de desagüe muy abundantesque forman un arroyo muerto al sud de San Andrés, las que, convenientemente reunidas y agregadas á las que proporcio- na el mismo cauce del Salí como desagües del arroyo del Manantial, de Marlopa, del río Lules, y de todos los terrenos bajos de Malvi- nas, no sólo salubrificarían toda esa extensa zona próxima á la ciudad y que no satisface las exigencias de la higiene pública, sino que tornándose en aguas útiles permitirían siempre el riego de la zona más próxima al río Salí. En resumen, pues, al revés de lo que pasa en la mayor parte de los casos cuando se proyectan obras de embalse y sucedió en el úni- co caso propio de la República, en la construcción del dique de San Roque en Córdoba, la terminación de las obras del que se pro- yecta en el Cadillal, encontrará la red de distribución, sino termi- nada, por lo menos en un estado de amplitud tal, que la regulari- dad del régimen del río Salí que aquellas produzcan, evidenciará las innegables ventajas del riego artiíicial y científico implantado,}' hará palpables al fin los beneficios de un sistema regular de riego iniciado sin tener en cuenta que asegura la distribución de un cau- dal de agua que no existe sin el embalse propuesto, razón por la cual siempn; que hemos proyectado alguna ampliación ó modifi- cación en la red de canales, lo hemos hecho bajo la base de que la ejecución de este dique era una verdad, de realización inmediata. XXII BASES GENERALES PARA LA FIJACIÓN DE PRECIOS UNITARIOS Al formular los precios elementales que sirven de base para la fijación de los unitarios de aplicación, se han tenido en cuenta va- rias consideracionesdeorden general que explican satisfactoriamen- te la divergencia que puede observarse entre los precios adoptados y los corrientes en plaza. AN SOC. CIENT. ARG. — T. LVII 20 306 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Ante lodo, tratándose deobrasque tan directamente contribuyen á favorecerán estado argentino, no cabe dudar que los poderes públi- cos nacionales prestarán su decidido apoyo á una idea de vital y positivo progreso, cooperando al esfuerzo propio de una Provincia como la deTucumán, que noocupa lugar secundario en el desenvol- vimiento industrial de la Nación. Así, pues, es lógico suponer que lodos los materialesque tengan que introducirse delextranjerolo sean libres de impuesto de aduana, y que los transportes en los ferrocarriles, ya sean del Estado ó de empresas privadas, se some- tan á tarifas mínimas ó reducidas. Los materiales que presentan la mayor masa ó volumen, como son la piedra y la arena, se encuentran al mismo pie de la obra, y ambos en condiciones inmejorables de explotación ; de estos dos el que más volumen representa, que lo es la piedra, desde el punto de extracción hasta las obras, exige un transporte limiladísimoy en condiciones muy favorables, por cuanto las canteras pueden esta- blecerse de tal modo, que siempre pueda efectuarse la aproxima- ción de los materiales usando pendientes cómodas hacia la obra^ disminuyendo los gastos de tracción de un modo notable. En cuanto á la obra de mano es necesario hacer resaltar también que tratándose de una obra en que no hay propiamente trabajo di- fícil, sino, por el contrario, un reducido número de elementos de trabajo pero tomados cada uno de ellos en grandes masas ó volú- menes, se impondrá el empleo de procedimientos mecánicos para la mayor parte de las operaciones, ya sean éstas para reemplazar gran parte del trabajo manual, ya sea para trabajos de transportes ; de modo que la obra quedará ventajosamente sustituida no sólo por la regularidad que proporciona en el resultado ó trabajo obte- nido, sino en la economía de brazos y tiempo que determina. Los procedimientos mecánicos que la ingeniería moderna im- planta en todas sus múltiples aplicaciones no sólo redundan en beneficio de la clase de trabajo sino de su costo ; y en una obra como la que nos ocupa, tendrán ellos aplicación en un gran núme- ro de operaciones elementales, cualquiera quesea el sistema que se adopte para la ejecución de las obras, esto es, que se efectúen por administración ó por empresarios. No sólo la preparación de tiros en las canteras para la extrac- ción de piedra, la perforación de galerías, sino el lavado y saran- deo de la arena, la confección de mezclas en rnalaxadores, sino la extracción de materiales provenientes de excavación, la aproxima- DIQUE DE EMBALSE DEL « CADILLAL » 307 ción de las mezclas al punto mismo en que trabajen los albañiles cualquiera sea la altura á que se encuentren en el muro, el trans- porte de los grandes bloques de piedra con transbordadores mecá- nicos, etc., son operaciones costosas con el trabajo manual de ope- rarios ú obreros inexpertos, pero que con aquellos procedimientos abaratan notablemente la obra y activan su terminación. Son consideraciones que tendrá en cuenta el constructor, cual- quiera que sea, y que no permite la comparación de precios con los de las obras ejecutadas en ésta, que por sus condiciones espe- ciales, no permiten la aplicación de tales procedimientos. XXIII SISTEMA DE CONSTRUCCIÓN Es muy difícil establecer de un modo absoluto si para la ejecu- ción de una obra cualquiera conviene la adjudicación á una empre- sa ó la construcción por administración ; el asunto es delicadoy no hay duda que abundan los argumentos en pró ó en contra de cualquiera de los dos procedimientos. Las grandes obras públicas construidas en la República Argen- tina, ya sea por la Nación, ya sea por las provincias, presentan antecedentes propios dignos de estudio ; pues si hubiéramos de guiarnos por la práctica establecida en las naciones europeas y los resultados que produce, bastaría hacer notar que el primer método ó sea la adjudicación á empresarios, previa la licitación pública ó privada, ó por acuerdo ó convenio directo, es de uso diario y co- rriente, aún en obras de la magnitud, delicadeza y responsabilidad que entrañan las del género déla que nos ocupa. En nuestro concepto los dos sistemas son buenos y cualquiera de ellos lleva á los mismos resultados: tododepende de loshombres que intervienen, no sólo como profesionales, competentes, prácticos é inteligentes, sino como ciudadanos honrados y celosos en el cum- plimiento estricto de su deber. En nuestras obras públicas, hay muchas ejecutadas por adminis- tración que han resultado económicas y buenas, pero no hay menos en que haya sucedido lo contrario. Y lo mismo podríamos decir de 308 ANALES DE LA SOCíEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA , las ejecutadas por empresarios, sin que liaja necesidad de citar ca- sos concretos para demostrarlo. En el caso de la construcción por administración desaparece el espíritu de lucrar que siempre mueve al empresario, justo den- tro del límiteá que debe alcanzar la recompensa de su trabajo y de las eventualidades que corre la empresa, pero en cambio desapa- rece para el mayor número el aliciente principal del éxito del trabajo y su pronta terminación, cuando no se encuentra al empleado que posesionado de toda la responsabilidad de su misión, procede con más intei’és aún que si se tratara del propio y personal. En cambio la relajación de la moralidad y la austeridad de cos- tumbresllega á notarse en el más humilde de los obreros que no trabaja para el estado como parael particular: <( el Gobierno paga» le sirve de excusa para su holgazanería, y no hay vigilancia que neutralice los efectos deesa degeneración moral. El elemento directivo mismo, con funciones técnicas y adminis- trativas á la vez, no puede, en la generalidad de los casos, atender ambas clases de funciones con igual contracción ; y si bien no sea regla general, es fácil darse cuenta que alguno de los dos servicios pueda resultar deficiente, sino los dos. En cambio el empresario, sujeto á una rigorosa y correcta inspec- ción y áuna dirección técnica competente y eficaz, con preciosequita- tivos que le permitan la ejecución de un trabajo esmerado dándole margená una ganancia ó beneficio prudencialmente calculado, cola- bora decisivamente en el éxito definitivo del trabajo, porque deja al personal directivo libre de preocupaciones secundarias ó materiales si se quiere, que entonces dedicajtoda su atención á hacer cumplir- las prescripciones completas de un [úiego severamente formulado para asegurar el éxito de la obra. Si á esto se agrega una remune- ración que compense la gran responsabilidad que importa un cargo directivo como el que nos ocupa y que le haga inaccesible al cohe- cho, que desgraciadamente hay que lamentar en muchos casos, no hay duda que el éxito debo ser completo. Las empresas con personal competente no faltan y la respon- sabilidad que pueden ofrecer depende de las exigencias que se le impongan, y del beneficio que se les acuerda. Y en cuanto á la cla- se de trabajo depende del pliego de especificaciones impuesto y de la seriedad de la inspección permanente. En el caso que nos ocupa hay otra circunstancia que nos hace preferir el sistema de la adjudicación á empresario : el carácter DIQUE DE EMBALSE DEL <( CADILLAL » 3CÍ) mismo cíela obra, que una vez iniciado no admite dilaciones <3 interrupciones. El Gobierno puede por múltiples razones, con sana intención por cierto, por falta de fondos en un momento determinado, por un cambio de personal, etc., suscitar bona fule inconvenientes en la marcha de la obra; el empresario, mediante un contrato que lo liga severamente, sigue hasta terminar, reservándose ó no acciones de daños y perjuicios, pero sigue y termina la obra, y con ella los beneficios que en ella se cifran producen ya sus efectos. En obras como éstas el patriotismo y el acierto consisten en madu- rar, estudiar y pensar las consecuencias de una resolución definiti- va ; y conceptuamos tan digna de aplauso laque consistiría en llevar adelante la ejecución de las obras si ella satisface las verdaderas necesidades, no del presente, sino lasdeun porvenir próximo, como la de desistir de su realización, si realmente no respondiera á esos sanos propósitos. Pero ese mismo patriotismo debe llegar, en nuestro concepto, en no arredrarse ante la perspectiva de dificultades posibles y even- tuales, ligando su realización por medio de un contrato serio que no permita ya la intromisión de causas perturbadoras, tan sanas quizás como aquéllas, pero que representarían por lo pronta el abandono de obras costosas, la pérdida consiguiente de sumas im- portantes de dinero sin ningún beneficio práctico. Si se tiene en cuenta, además, que en el caso ocurrente puede la misma empresa constructora, cualquiera que sea, ofrecer facilida- desal Gobierno para los pagos de alguna parte de las obras, pienso que no cabe dudar que conviene el sistema de la adjudicación á una empresa, con toda clase de precauciones que tiendan á asegurar su competencia, práctica, rectitud de procederes y demás condi- ciones indispensables, yá la vez organizar una inspección y direc- ción técnica selecta. XXIV PRESUPUESTO GENERAL Las obras proyectadas se han presupuestado con un criterio de exagerada economía suprimiendo algunos elementos queno pertene- cen propiamente al dique, como la casilla para guarda, que puede 310 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA ejecutarse en cualquier otro momento después de terminada la obra. Pero como aún así el presupuesto pasa de la suma disponible, bjada en un millón de pesos, se ha calculado la altura hasta la cual podrá levantarse el muro con esa suma, pero dándole dimen- siones y disposiciones tales que pueda siempre terminarse conforme al proyecto general formulado. Así, y conforme lo indica el documento respectivo, puede hacerse el muro hasta 30 metros de altura ; le corresponde una reserva de agua de 25000000 metros cúbicos y agregando el caudal del se- mestre seco de 60000000 metros cúbicos obtenemos un volumen lotal de 85000000 metros cúbicos, que con el (jonsumo unitario i(ue hemos fijado en el capítulo respectivo, permitirá el riego de próximamente 50000 hectáreas, esto es, la extensión déla zona cal- culada dentro de la red actual de canales. Esto equivale á decir, pues, que con la suma fijada puede levan- tarse la construcción hasta una altura tal que asegure el riego me- tódico de una extensión de tierra mayor que la empadronada hasta hoy. Más tarde, cuando las circunstancias lo permitan, podrá termi- nársela construcción conforme al proyecto de conjunto formulado en concepto que la primera parte pueda siempre completarse para hacer alcanzar los beneficios del riego á una zona mayor. .4gosto de 1903. Carlos Wauters. CONSIDERACIONES GENERALES SOBRE I.OS COMBUSTIBLES ARGENTINOS Por el ingeniero ENRIQUE HERMITTE (1) Con motivo del concurso argentino á la Exposición de Saint Louis, el señor Ministro de Agricultura tuvo á bien ordenarme con fecha noviembre 30 de 1903, que recopilara todos los antecedentes, estu- dios y publicaciones hechos hasta la fecha sobre carbón, petróleoy agua en la Argentina, y coleccionara los trabajos que la Comisión de napas de agua y yacimientos carboníferos, había realizado ó tenía en curso de realizar, con las muestras, fotografías, planos y demás ilustraciones correspondientes. A pesar del poco tiempo disponible, á fines de Febrero del corrien- te año pude conseguir tener impreso un folleto en inglés, en el que he tratado de resumir los conocimientos que hasta la fecha se tie- nen sobre estas cuestiones, acompañándolo con algunas fotografías de pozos artesianos, instalaciones de sondeo, afloramientos carboní- feros, cortes geológicos naturales, etc.^ dos láminas en que figuran una serie de secciones transversales de sondeos, que permiten dar ¡1) Con este título se ha publicado oficialmente, con destino cá la Exposición Universal de Saint Louis, un notable estudio sobre los carbones fósiles del país, que debe considerarse como el trabajo rnáscompleto realizado hasta ahora entre nosotros sobre la materia ; su autor el ingeniero Enrique Hermitte, es el jefe de la Comisión de estudios de napas de agua y yacimientos carboníferos en el Ministerio de Agricultura. En la imposibilidad de publicaren los Anales el estudio completo, hemos creído útil hacer un resumen de esta obra que tanto interés encierra y que tan directa- mente atañe al porvenir de la industria minera argentina. (E. H. D). 312 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA una idea de laconstilución del subsuelo déla llanura argentina des- de el extremo sur hasta el norte de la República, y un plano gene- ral demostrativo de la situación de las cuencas carboníferas y pe- trolíferas con relación á las vías de comunicación, así como las cuencas de agua ascendentes, surgentes ó no. En cuanto á las muestras que debían mandarse ó la Exposición, era necesario acompañarlas con los datos relativos á su composi- ción inmediata, es decir, carbón fijo, materias volátiles, agua hi- groscópica y cenizas y, sobre todo, de aquellos referentes al poder calorífico, que en conjunto permite, apreciar la calidad del combus- tible y más aún, su aptitud á tal ó cual objeto industrial. El poder calorífico, ósea la cantidad de calor desprendida por un kilógrarno de combustible es, en efecto, aunque una cantidad teóri- ca, el único término de comparación que permite apreciar un com- bustible con relación á otros, ya sea que se exprese esa cantidad en calorías ó en unidades de vapor, pues los métodos prácticos con- sistentes en vaporizar agua en una caldera determinada no dan ci- fras comparables, dadas las dificultades de realizar experiencias en las mismas condiciones. Ahorabien, por circunstancias que detallaré oportunamente, ha- bía sospechado que el método de Berthier, generalmente empleado en los laboratorios de Buenos Aires para la determinación del po- der calorífico de los combustibles, inexacto de por sí, lo era aún más, tratándose de combustibles argentinos; y con fecha octubre 16 de 1903 había pedido á la casaL.Golaz, de París, constructores de los calorímetros Malher, el envío de uno de esos aparatos con el cual pensaba hacer las determinaciones directas de los poderes ca- loríficos. Los resultados obtenidos en la determinación directa del poder calorífico de los carbones son tan sorprendentes, que he conceptua- do necesario publicarlos por separado, en un trabajo donde pudie- ra demostrar la precisión del método empleado. Se concibe en efecto que, ante la creencia arraigada de que los com- bustibles argentinos tienen un poder calorífico comprendido entre cuatro mil y seis mil calorías, sea necesario tomar algunas precau- ciones para afirmar que algunos de ellos tienen un poder calorífico comparable con las mejores hullas europeas ó norteamericanas, alcanzando á las importantes cifras de SOOO, 8500 y 9400 calorías. El hecho, en el fondo, no es extraño, si se tiene en cuenta que has- ta ahora no se habían hecho estudios propiamente dichos al res- LOS COMBUSTIBLES ARGENTINOS 313 pecio, y que si bien es cierto que los análisis han sido efectuados, indudablemente, por personas cuyas reputaciones como químicos no están por hacerse, y que por consiguiente se habían dado cuenta de la inexactitud del método de Berthier, no le habían dado mayor importancia por razones fáciles de entender. Determinación directa del poder ca ¡orifico con el obús Mafiler El obús Malher no es más que la modificación déla bomba de los señores Berthelot y Vieille, pero modificación que, al mismo tiempo que la han puesto al alcance de los laboratorios industriales, por la supresión de la camisa de plalinoque hace tan cara aquella bomba, la han mejorado sin quitarle ninguna de sus cualidades originales que habían hecho de dicha bomba el mejor de todos los instrumentos calorimétricos usados con anterioridad. El principio consiste en quemar en una capacidad de paredes resistentes y llena de oxígeno, á una presión conveniente, una can- tidad de combustible determinada. El combustible quema instantá- neamente y elcalor desprendido se transmite en condiciones inme- jorables al agua del calorímetro, anulándose como lo hemos dicho, en la experiencia, la mayor parte de las correcciones en uso en los laboratorios. El aparato que hemos instalado en el laboratorio del Ministerio de Agricultura está representado en la figura adjunta. Se compone esencialmente de un obús de un acero superior dul- ce, forjado, cuya calidad ha sido elegida con cuidado. Su cons- trucción se debe al señor L. Golaz, 23 bis, Avenue du Pare de Monl- souris, París. La capacidad del obús es de 150 cm. y el espesor de sus pare- des es de 8 mm. Esta capacidad asegura, en todos los casos, una combustión per- fecta del carbón, con un cierto exceso de oxígeno. El obús es nique- lado exteriormente ; interiormente está preservado contra la acción corrosiva del ácido azólico por una capa de esmalte. La obturación se hace poruña tapa atornillada que aprieta una redondela de plo- mo. La lapa lleva una llave dé punta j está atravesada por un eléc- irodode platino bien aislado, prolongado al interior con un vásla- go de platino E. Un segundo váslago de platino fijo á la tapa, sostiene una cáp- 314 A^ALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA LOS COMBUSTIBLES ARGENTINOS 315 silla del mismo metal en la cual se coloca el combustible. Los dos eléctrodos se unen por un alambre de hierro F que se quema por medio de una corriente eléctrica, sirviendo asi decebo, El calorímetro es de latón liviano, pudiendo contener tres litros de agua, incluso el volumen del obús. El agitador helicoidal del señor Berthelot, los termómetros que indican hasta la quincuagési- ma parte degrado, la pila de bicromato de 12 volts y 2 ampéres, el contadordesegundos, el manómetro, acompañado de un robinetecon tornillo micrométrico que permite la introducción fácil del oxígeno enel obús, y el tubo conteniendo mil litros de oxígeno á la presión de 120 atmósferas, completan el dipositivo del aparato instalado en el laboratorio del Ministerio. Los térmometros tienen la garantía de la casa constructora, y por lo demás, las operaciones de comprobación hubieran denunciado una imperfección de nota. Antes de entrar á estudiar el poder calorífico de los carbones, se procedió á determinar el equivalente en agua del sistema. Nos hemos servido de 2200 gramos de agua en todas las experiencias y en la determinación del equivalente de la parte metálica se ha se- guido el método de Ch. Talausier, obteniendo finalmente 478 gramos como valor del equivalente buscado. Por otra parte, hemos buscado la capacidad calorífica de las di- versas piezas que componen el aparato, despreciando el vidrio y esmalte, llegando á poder establecer que nuestro obús no difiere sensiblemente del que empleó Malher, siendo aplicables al nuestro todas las demostraciones que dicho autor hace para el suyo. Las experiencias se practicaron en doble y sobre un gramo exacto de cada muestra. En todos los casos, con excepción de la naftalina, se ha tomado la precaución de no pulverizar mucho la muestra para impedir que la entrada del oxígeno en el obús hiciera saltar algunos pedazos. Y debo advertir que, por esa circuntancia, teniendoen cuenta que se ha operado sobre muestras muy pequeñas, no se ha podido ase- gurar la homogeneidad perfecta de dos muestras consecutivas, y por consiguiente el calorímetro debía acusar alguna variación en el poder calorífico de dos muestras del mismo combustible. 316 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA El alambre de hierro destinado á unirlos dos eléctrodos ha teni- do pesos que han variado entre OgrOI I y OgrOI3. Las muestras, pesadas de antemano, se han mantenido en un se- cador de manera á evitar su alteración. Colocada la muestra en la cápsula de platino en contacto con el alambre de hierro y cerrada la tapa fuerleiriente, se introdujo el oxígeno hasta llegar á una presión comprendida entre 20 y 25 at- mósferas. El obús así preparado se colocaba dentro del calorímetro, donde previamente, para cada operación, se habían puesto 2200 gramos de agua mantenida á una temperatura más ó menos constante. Una vez establecido el equilibrio de temperatura en el sistema, se ha empezado la operación. En todos los casos se ha anotado la temperatura cada minuto, durante cinco minutos, de manera á íijar la ley de variación de temperatura antes de la inflamación. Terminado el quinto minuto se hizo pasarla corriente eléctrica para quemar el combustible ano- tando la temperatura á los cinco minutos treinta segundos, á los seis minutos, y todos los minutos sucesivos hasta que se produje- ra el máximum de temperatura. Producido ese máximum se Im continuado la observación durante cinco minutos más, con el obje- to de determinar la ley seguida por el termómetro despué?; del máximum. La corrección que debía aplicarse á la diferencia total de tempe- ratura observada, es en la pérdida de calor sufrida por el caloríme- tro antes de llegar al máximun. Esta corrección se ha efectuado aplicando las reglas deducidas por el señor Malher en la aplicación simplificada de la ley del en- friamiento debida á Nevvton. Son las siguientes : 1° La ley del decrecimiento de temperatura observada después dcl máximum, representa la pérdida de calor del calorímetro antes del máximum y para un minuto determinado, á condición que la tem- peratura media de ese minuto no difiera más de un grado de la temperatura del máximum ; 2° Si esa temperatura media considerada , difiere en más de un grado, pero menos de dos grados de la temperatura máxima, la cifra que representa la ley de decrecimiento en el momento del máximum, disminuida de 0°00o da la corrección que se busca. Estas dos reglas han sido suficientes en todos los casos con r>l LOS COMBUSTIBLES ARGENTINOS 317 obús de la Comisión, y debía ser así desde que, como lo liemos de- mostrado, no difiere sensiblemente del obús del señor Malher. En cuanto á la variación de calor experimentada en el primer medio minuto durante el cual se produce la inflamación, se ha co- rregido por medio de la ley de variación constatada antes de ese pri- mer medio minuto. Las experiencias practicadas por el señor Malher para llegar á estas conclusiones son una garantía de su exactitud, y por lo demás esa corrección es mínima, dada la rapidez de la experiencia y la gran masa de agua del calorímetro. Terminada la observación hemos dejado escapar con precaución el gas que contenía el obús, despreciando la pequeña cantidad de ácido azótico que pudiese arrastrar al escaparse, por ser insignifi- cante. Se ha recogido en seguida el ácido azótico formado durante la ex- plosión, lavando el interior del obús con un poco de agua destilada. Ese ácido azótico mezclado indudablemente con una pequeña cantidad de ácido sulfúrico, se ha dosado volumétricamente por medio de una solución de potasa décimo normal, de la que I cm^ equivalía ó 0,0U63 gramos de ácido azótico. Como materia coloran- te ha sido usada en todos los casos la helianlina. Es evidente que se hubiera podido dosar aparte el ácido sulfúrico cuyo calor de formación es de 0°®'’73, pero el error producido es despreciable y no teníamos tiempo disponible para entraren deta- lles de esa naturaleza. En resumen, con los elementos obtenidos durante la experiencia hemos podido resolver la fórmula que da el poder calorífico Q y que es la siguiente : (J = (A + a)(P -h P')-(0,23;; + 1.6 p') en la cual : A es la diferencia de temperatura observada ; a la corrección del enfriamiento; P el peso de agua del calorímetro; P ' el equivalente en agua del obús y sus accesorios ; p el peso de ácido azótico constatado; p' el peso de la espiral de hierro ; 0‘=^‘23 el calor deformación de 1 gramo de ácido azótico diluido; r^'6 el calor de combusthm de 1 gramo de hierro. ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA I i í G[| Resumen de las obserTac;( y) p O ci ¿ ? 0) O p 0) ^ (X) p í B •O •o í DESIGNACIÓN DEL COMBUSTIBLE cC O) y ■S ° ° o _ ÍL 0) -3 p'O) 3 ei cí C ' Existen sí numerosas, doctas e interesantes memorias, artículos i aun libros, comprendido el « Enrrollamientos i construcción de los inducidos » dei mismo profesor Arnold, quién en vísperas de publicar la segunda edición de su libro, comprendió la necesidad de coordinar i unificar lo relativo a estas dinamos i concibió la idea de preparar un tratado didáctico jeneral. « La orijinalidad i el alto valor ínsito de este primer volumen estriban en que el estudio de todas las partes de los circuitos, magnético y eléctrico, de la má- quina de corriente continua, es conducido á sus relaciones con la conmutación i reacción de inducido, del punto de vista de su influencia sobre el límite de la potencia de tales máquinas. » En concomitancia con estos fenómenos primordiales, el autor estudia funda- mentalmente el caldeo de los diversos órganos i las condiciones de su enfria- miento. El espíritu de método, la cuidada precisión, i, al mismo tiempo, el sentido práctico característico en los grandes laboratorios alemanes, se revelan por los detalles en los cuales el amor ha creído deber entrar para aclarar todos los puntos susceptibles de interesar la determinación previa, la construcción i el funcionamiento de las dinamos de corriente continua. La considerable documentación obtenida por el profesor Arnold, de sus inves- tigaciones i ensayos en la Escuela Superior Técnica de Karlsruhe i fuera de ella i de sus colaboradores i relaciones industriales, constituyen una preciosa corroboración, verdaderamente única en su jénero, de las doctrinas i resultados espuestos. En los primeros seis capítulos trata de los enrollam ientos e inducidos ; en el VII, de las armaduras de anillo; en el VIII, de las de tambor; en el IX, de las de disco; en el X, de las de enrollamiento abierto; en los XI i XII de la es- citación; en el XIII, del sistema inductor; en el XIV, de las fuerzas magneto- motoras'; en el XV, de la reacción del inducido; en los seis siguientes, de la conmutación ; en el XXII, de las características ; en el XXIII, de las causas de diminución del rendimiento ; en el XXIV, del rendimiento de una máquina; por último, en el XXV, del caldeo i enfriamiento. 2izmanil (P.), Calcul, construction et commande des appareils de le- vage, traduit de l’allemand par Georges Plancq, ingénieur á la maison Beer, 1 voL, in 8* de 152 pages, contenant 191 figures dans le texte, éditeur Ch. Be- ranger, París, 1904, prix 10 francs. Trata de las grúas de pescante, jiratorias, corredizas, etc., estudiando su ar- mazón i los mecanismos que deben hacerla funcionar, con aplicaciones prácticas que hacen más interesante i provechosa esta obra del profesor Zizmann. He aquí su índice ; I. Estudio de los diversos tipos de armazón : a) grúas de quicio ; b] bordones ; cj grúas de plataforma. — II. Estudio de los meca- nismos aplicados a los aparatos de levantar pesos ; a] manejo a mano; b) ma- nejo por medio de máquinas. 350 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Bodmei* (G. R.), A. M. Inst. C. E., Guide pour la réception du maté- riel des cliemins de fer et tram'ways. Manuel de Vlnspecteur. Traduit et adapté de l'anglais par H. Houlette, ingénieur, professeur á l’Association Polymathique, offlcier d’Academie. Ch. Béranger, editeur, París, 1904. Un volumen de 130 pájinas, con 25 figuras intercaladas en el texto. El Railway Engineer dice a su respecto : Es un libro que podemos recomen- dar confiadamente por su modo conciso i admirable de tratar el tema de la inspección física i práctica del material de ferrocarriles. El traductor de la obra, profesor Haulette, confirma que ella prestará útiles servicios a todos los que, por cualquier razón, tengan que ocuparse del material ferro-tranviario. Hemos examinado el libro del injeniero Bodmer i nos hemos formado la opinión de que es una guia esencialmente práctica, concisa pero clara, que establece las condiciones a que debe satisfacer el material metálico (pues no se ocupa de las maderas, piedras, etc.) i de las normas por seguir en las pruebas o recepción del mismo, haciendo resaltar el aspecto i anormalidades del mate- rial defectuoso, ilustrando el todo con figuras adecuadas. El autor, después de indicar las cualidades que debe tener un «inspector», describe los aparatos de ensayo, peso, marca, etc., aplicables al estudio de los carriles para vias férreas i tranvías, sus tipos, condiciones, contralor, pruebas, tolerancia i recepción; luego trata en la misma forma de las ruedas i ejes; de los pernos, escarpias, tuercas, roblones, bridas i demás elementos destinados a enla- zar los rieles ; analiza igualmente las condiciones de fabricación, prueba i condición del metal laminado (palastros, [barras, vigas, hierros T, etc.). Hace, luego, juiciosas observaciones sobre la redacción de los Pliegos de condiciones para rieles de acero, teniendo en cuenta la lei de Woehler, relativa a la rotura de piezas metálicas por una fuerza única o repetidas que le equivalgan; trata en seguida de las diversas piezas de las locomotoras, coches i vagones, especialmente en lo que atañe a la calidad del material por emplear en ellas ; i termina con algunas observaciones referentes al ensayo délos materiales. La Guia del injeniero Bodmer no debiera faltar a ningún inspector nacional encargado de la recepción de material férreo para los ferrocarriles del Gobierno, pues le facilitará la tarea de evitar que los proveedores manden, conciente ó inconcientemente materiales defectuosos. S. E. Barabino. ÍNDICE GENERAL DE LAS MATERIAS CONTENIDAS EN El TOMO OUINCUAGÉSIMO SEPTIMO Páginas La reforma de la enseñanza secundaria i normal, por el profesor Pablo A. Pizzurno 5 98 Plan de estudio de historia natural, porel doctor Angel Gallardo 42 El dique de embalse del Cadillal, por el ingeniero Carlos Wauters. 49, 113, 241, 289 Nuevas especies de mamíferos cretáceos i terciarios de la República Argentina (continuación), por el doctor Florentino Amegltino 162, 327 Memoria anual del Presidente de la Sociedad Científica Argentina. XXXI“ período. 177 Etudes sur le hublon, par le docteur Frédéric candoiph 194 Consideraciones generales sobre la municipalización del servicio de alumbrado, por el ingeniero Jorge Aewbery 203, 289, 342 Utilización de las fuerzas hidráulicas, por el ingeniero Anselmo Ciappl 219 Esploración etnográfica de los rios Negro, Igana, Aiary i Naupés (Brasil), por el doctor Teodor K.ocli 298 Consideraciones generales sobre los combustibles argentinos, por el ingeniero Fnrique Hermitte 311 BIBLIOGRAFÍA Henry Marchal, Les chemins de fer éléctriques (S. E. B.) 47 A. Monmerqué, Controle des instalations éléctriques au point de vue de la securité (S. E. B.) 47 F. Baumgartner, A/anwe/ du constructeur des moulins et du meunier (S. E. B.).... 48 Edouard Sauvage, La machine locomotive (S. E. B.) 48 Levi Salvador, Utilisatión de la chute d'eau pour la production de l'énérgie éléctri- que (S. E. B.) 116 Pasquale Ulivi, L’idustria frigorífica 176 Valetino Goffi, Manuale del disegnatore mecánico (S. E. B.) 176 Salvador Dinaro, Atlas de máquinas i calderas (S. E. B.) 176 Effren Magrini, i nuovi sistemi di ferrovie in Europa (S. E. B.) 236 E.R. Dav, Mediciones eléctricas i magnéticas (S. E. B.) 236 352 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA ‘ Páginas E. D’Hübert, Les métaux usuels (S. E. B.) 236 A. Giard, Controverses transformistes (S. E. B.) 237 E D’Hüber, ¿es minérais, les métaux, les alliages{S. E. B.) 237 J. W. Gibbs, Diagrammes-et surfaces thermodynamiques (S. E. B.) 237 E. Mathias, le poiní cn''Í7tíe des corps Pours (L. Mj 237 (J. C. Dassen, Tratado elemental de jeometría euclidea.— Carga de los vehículos.— Eludes sur les quantités mathématiques , grandeurs dirigées, quaternions. (B.) 237 Marcus Hartog, Drj7iamic Interpretation of C ell-Division del doctor A. Gallardo.. 345 A. Moüneyrat, La purine el ses derives (S. E. B.) 345 Sociedad editoi'ial, Succ. A. F. Negro i C° (S. E. B ) 346 G. Schnabel, Traité de métallurgie genérale (S. E. B.) 346 L. Babu, Traité théorique el pratique de métalhu'gie générale. Tora. I. (S. E. B.). . . 347 G. COLOMBO, Manuel de l’ingénieur civil et industriel (S. E. B.) 348 J. Danne, Le radium (S. E. B.) 348 E. Arnold, La machine dynamo á courant continu (S. E. B.) 348 P. ZizMANN, Calcul, construclion el coimnende des appareils de levage (S. E. B.)... 349 G. R. Bodmer, Cuide pour la réception du materiel des chemins de fer et tramways. — Manuel deVInspecteur (S. E. B.) 350 miscelánea UtüizaciÓ7i de los residuos de las fábricas de azúcar en la fabricación de cemento Fortland i 12 Contra la tuberculosis 112 Concurso Cristóbal Giagnoni 239 Puente de cemento armado 240 Contralor déla velocidad de los tranvías (B.) 240 Denunciador automático telefónico de incendios 300 La radiotelegrafia dirigible (B . ) 300 El vidrio en los afirmados (B.) 344 Pozo artesiano (B.) 344 MINISTERIO DE GUERRA CONCDKSO DE PLANOS PARA EL EDIFICIO DE LA ESCUELA MILITAR Art. r. ^ Llámase á concurso por el término de 90 días, para la presentación de croquis (ideas), memoria descriptiva y presupuestos, con destino á la cons- trucción de un edificio para la Escuela militar. Art. 2". — El concurso se cerrará en el Ministerio de guerra el día 20 de julio de 1904, á las 2 de la tarde. Art. 3“, — Los croquis, memoria descriptiva y presupuesto deberán ser presen- tados en el Ministerio de guerra, hasta el 20 de Julio de 1904, á las 2 de la tarde, rubricados con un lema y acompañados de un sobre lacrado y sellado, dentro del cual vendrá el nombre y dirección del autor. Art. 4“. — Los proyectos serán sometidos al dictamen de un jurado, compues- to de tres miembros, nombrados por el ministro de guerra, como sigue : El jefe de la 5* división del gabinete militar (construcciones militares); El inspector general de arquitectura del Ministerio de obras públicas; El presidente de la Sociedad Central de Arquitectos de la capital. Art. 5". — El dictamen será inapelable y cumplido dentro de los ocho (8) días de comunicado al ministro de guerra. Art. 6“. — Se establecen : un primero, un segundo y un tercer premios que, en orden de mérito se adjudicarán, á juicio del jurado, á los tres mejores proyeétos. Art. 7°. — Si el jurado resolviese que ninguno de los proyectos presentados es acreedor á los premios establecidos, éstos no se adjudicarán. Art. 8°. — El primer premio consistirá en la suma de cinco mil (5000) francos; el segundo en la de tres mil (3000) francos, y el tercero en la de dos mil (2000) francos . Art. 9'. — El Ministerio de guerra se reserva el derecho de adquirir otros pro- yectos, en cuyo caso abonará das mil (2000) francos al autor correspondiente. Art. 10. — La secretaría del Ministerio de guerra, al serle entregado cada pro- yecto, dentro del plazo y formas fijados, dará un recibo, en el cual conste el nú- mero de planos, memorias, etc., y el lema con que estén firmados. Art. 11. — Los proyectos no premiados serán retirados por sus autores, den- — 2 — K tro de los diez (10) días, á contar desde la fecha en que el jurado comunique su dictamen al Ministerio de guerra. Art. 12. — El retiro de los proyectos no premiados, se hará devolviendo á la secretaría del Ministerio de guerra el recibo que se dió al presentarlos. Art. 13. — En caso de pérdida del recibo, la secretaría del Ministerio de gue- rra labrará acta haciendo constar en ella dicha pérdida y además el retiro de los planos, etc., por el autor, cuyo nombre se comprobará abriendo el sobre á que se refiere el artículo tercero de estas bases. Art. 14. — Para que los proyectos sean admitidos al concurso, llenarán las si- guientes condiciones : а) Se presentarán en escala de medio (0,50) centimetro por metro las plantas que el autor considere indispensables para la fácil comprensión de su proyecto; б) Se presentará una vista á vuelo de pájaro de todo el conjunto de edificios, pudiéndose ampliar algún detalle arquitectónico del frente: c) Se presentarán por lo menos una ó dos secciones transversales en croquis, secciones transversales que serán perpendiculares entre sí; d) La memoria descriptiva y presupuesto, serán presentados escritos' á máqui- na y encuadernados en un solo volumen; e) El presupuesto será hecho tomando por unidad el metro cuadrado de super- ficie cubierta. Art. 15. — Se cuenta con el terreno suficiente cualquiera que sea la amplitud ó desarrollo del proyecto, previniéndose que el edificio se ejecutará en una loma. Art. 16. — Los planos serán confeccionados para 300 alumnos, divididos en tres años y 80 oficiales alumnos en dos años para la Escuela de Aplicación de Artillería é Ingenieros. Art. 17. — Tratándose de un concurso de ideas, no se fija un programa de- finido, dejando al autor de cada proyecto amplia libertad de crear una escuela según los últimos adelantos implantados en otros países, pero pudiendo el autor del proyecto presentarlo tan concluido como desee. Art. 18. — Todos los gabinetes serán comunes á las dos escuelas. Art. 19°. — Se proyectarán también tres casas habitaciones para familias, se- paradamente. Una para el director de las dos escuelas, otra para el subdirector de la Escuela militar y la restante para el subdirector de la Escuela de Aplicación. Art. 20. — Estos tres edificios ó villas no formarán parte del conjunto del pro- yecto para escuela y pu eden ser tratados en estilo diferente. Art. 21. — El coste de las obras proyectadas no se diferenciará por exceso ó por defecto en más de un (10 °/o) diez por ciento de la suma de 520,000 pesos moneda nacional ó su equivalente en francos. Art. 22. — Los proyectos premiados serán expuestos al público durante quin- ce días en paraje visible. Art. 23. — El presupuesto será hecho teniendo en cuenta los precios si- guientes : Ladrillos, 16 francos millar. Hierro laminado, armaduras, columnas, etc., 280 francos tonelada. Cemento portland, 36,40 francos tonelada. NOTA — En la 5^ División del Gabinete Militar podrán tomarse datos referentes á la organización y funcionamiento de la Escuela. — 3 — CONCURSO DE PLANOS Y PRESUPUESTOS PARA LA CONSTRUCCIÓN DE DOS CUARTELES Art. P. — Llámase á concurso por el término de 90 días, para la presentación de planos, memoria descriptiva, especificaciones, cómputos métricos y presupues- to, con destino á la construcción de dos cuarteles, uno para caballería y para infantería el otro- Art. 2°. — El concurso se cerrará en el Ministerio de Guerra el 16 de ago.«to de 1904, á las 2 p. ra. Art. 3°. — Los planos, memoria descriptiva, especificaciones, cómputos métri- cos y presupuesto deberán ser presentados en el Ministerio de guerra hasta el 16 de agosto de 1904, á la 1 p. m,, rubricados con un lema y acompañados de un sobre lacrado y sellado, dentro del cual vendrá el nombre y dirección tor del proyecto. Art. 4’. — Los proyectos serán sometidos al dictamen de un jurado compuesto de tres miembros, como sigue : El jefe de la 5^ división del gabinete militar (construcciones militares); El inspector general de arquitectura del Ministerio de obras públicas ; El presidente de la Sociedad central de arquitectos. Art. 5®. — El dictamen del jurado será inapelable y cumplido dentro de los ocho (8) días de comunicado al Ministerio de guerra. Art. 6®. — Se establecen : un primero, un segundo y un tercer premio que, en orden de mérito, se adjudicarán á juicio del jurado á los tres mejores pro- yectos, Art. 7®. — Si el jurado resolvieseque ninguno de los proyecto s presentados se acreedor á los premios establecidos, éstos no se adjudicarán. Art. 8°. — El primer premio consistirá en la suma de ocho mil francos (8000) ; el segundo premio consistirá en la suma de cinco mil francos (5000) ; y el ter- cero en la suma de tres mil francos (3000). El autor del proyecto premiado será encargado de la confección definitiva del proyecto abonándosele el importe de este trabajo según el arancel de la Sociedad central de arquitectos, previa deducción del premio cobrado. Art. 9®. — Los proyectos premiados por el jurado pasarán á ser propiedad de[ Ministerio de guerra, Art. 10. — La Secretaría del Ministerio de guerra, al serle entregado cada pro- yecto dentro del plazo y formas fijados, dará un recibo en el cual se especifiquen, el número de planos, memorias y el lema con que están firmados. Art. 11. — Los proyectos no premiados serán retirados por sus autores den- tro de los diez días á contar de la fecha en que el jurado comunique su dicta- men al Ministerio de guerra. Art. 12. — El retiro de los proyectos no premiados se hará devolviendo á la Secretaría del Ministerio de guerra el recibo que se dió al presentarlos. Art. 13. — En caso de pérdida del recibo, la Secretaría del Ministerio de gue- _ 4 — rra labrará un acta haciendo constar en ella dicha pérdida y además el retiro de los planos, etc., por el autor, cuyo nombre se comprobará abriendo el sobre á que se refiere el artículo 3’ de estas bases. Art. 14. — Para que los proyectos sean admitidos al concurso, llenarán las si- guientes condiciones ; а) Se presentará una planta de los diversos pisos que constituyan el edificio proyectado ; б) Cada planta se presentará en escala de 0,5 centímetros por metro; c] Se presentarán por lo menos dos secciones transversales, perpendiculares entre sí, yen escala de 0,5 centímetros por metro ; d] Se presentará un frente principal de uno de los cuarteles en escala de 0,5 centímetros por metro ; e] Se presentará una perspectiva del conjunto del proyecto, tomada sobre el eje de los cuarteles y á,200 metros de la intersección de dicho eje con la línea del frente. La dimensión de dicha perspectiva será de setenta (70) centímetros ; f] La memoria y presupuesto global, serán presentados escritos á máquina y en- cuadernados en un solo volumen; g] El coste de las obras proyectadas no se diferenciará por exceso ó por de- fecto en más de un diez por ciento (10®/o) de la snma de seiscientos veinte mil ($ 620.000) pesos moneda nacionalj el cuartel de caballería, y cuatrocientos cin- cuenta mil pesos 450.000) moneda nacional el cuartel de infantería ; h] El frente de los dos cuarteles será igual, habiendo el proyecto de colocar entre ellos el futuro cuartel de inválidos; i] El terreno para cada cuartel tiene de frente 200 metros con fondo suficiente, quedando entre ambos, otro terreno de 200 metros de frente para el cuartel de inválidos. .4rt. 15. — El cuartel de caballería tendrá capacidad para cinco escuadrones de 125 hombres cada uno, con todas sus dependencias, y el cuartel de infantería para cuatro compañías de 1.50 hombres cada una, igualmente con todas sus de- pendencias. Art. 16. — El presupuesto será hecho teniendo en cuenta los siguietes pre- cios : Ladrillo, millar S 8.00 Acero laminado para columnas yjtirantes, tonelada. » 57.00 Acero para armaduras, tonelada » 115.00 Cemento Portland, tonelada » 25.00 .4rt. 17. — No se tomará en cuenta al hacer el presupuesto el coste de las excavaciones que se efectúen para la nivelación del terreno y fundaciones de las obras. Art. 18. — Los proyectos premiados serán expuestos al público durante quin- ce días en paraje visible. SOCIOS HONORAF Dr. R. A. Philippi. — Dr. Juan J, J. Kyle. — In Ing. J. Mendizábal Tamborrel. — t)r. Esta SOCIOS CORRESPONC Aguilar, Rafael Ameghino, Florentino Arechavaleta, José Aneaga Rodolfo de Ave-Lallemant, Germán Brackebusch, Luis Ballvé, Horacio Garvalho José Cárlos Corti, José S Corthell, Elmer L Lafone Quevedo, Samuel A A bella Juan. Acevedo Ramos, R. de Adamoli, Alberto. Adano, Manuel. Ader. EnriqueA. Aguirre, Eduardo. Albarracin, Alberto L. Alberdi, Francisco N. Albert, Francisco. Alric, Francisco. Alvarez, Fernando. Anasagasti, Horacio Ambrosetti, Juan B. Amoretti, Alejandro, Arata, Pedro N. Araya, Agustín. Arigós, Máximo. Arce, Manuel J. Arce, Santiago. Arditi, Horacio. Areco, Alberto S. Arroyo, Franklin. Aubone, Cárlos. Avila Méndez, Delñn. Avila, Alberto Ayerza, Rómulo Aztiria, Ignacio. Babuglia, Antonio. Badaró, Eugenio. Babia, Manuel B. Bancalari, Juan. Bancalari, Enrique A. Barabino, Santiago E. Barbará Adolfo- Barilari, Mariano S. barzi, Federieo. Battilana, Pedro. Battilana, Alfredo. Baez, Domingo A. Baudrix, Manuel C. Bazan, Pedro. Benoit, Pedro (hijo). Berro Madero, Carlos Bimbi, José. Bell, Carlos H. Lillo, Migu( Morandi, Lu'í Nordenskjiol Paterno, Ma Patrón, Pab Reid, Waltei Scalabrini, Spegazzini, ( Tobar, Cario Villareal, Fei Von Ihering SOCIOS ACTIVOí Besio, Moreno Baltazar Besio, Moreno Nicolás Beverini, Alberto. Biraben, Federico. Bosch, Benito S. Bosch, Elíseo P. Bosch, Anreliano R. Bonanni, Cayetano. Bonus, Adrián. Bosque y Reyes, F. Bosque, Carlos Brian, Santiago Buschiazzo, Francisco. Buschiazzo, Juan A. Buschiazzo, Juan C. Bustamante, José L. Caimi, Ramón. Candiani, Emilio Cáicena Augusto. Cagnoni, Alejandro N. Cagnoni,Juan M. Camus, Nicolás Candioti, Marcial R. Calíale, Humberto. Cano, Roberto, Cantilo, José L. Cantón, Lorenzo, Carranza, Marcelo. Cardoso, Mariano J. Cardoso, Ramón. Carossino, Jacinto P. Castellanos, Cárlos T. Castañeda. Ramón Castro, Vicente. Claps, Andrés. Cernadas, Carlos. Cerri, César. Cidra, Alberto H. Cilley, Luis P. Chanourdie, Enrique. Chapiroff, Nicolás de Cheraza, Gerónimo. Chiocci Icilio. Chueca, Tomás A. Clérice, Eduardo E. Cobos, Franc Cock, Guillen Collet, Garlo? Coni, Albertc ' Coquet, Indal Coria, Valentín F. Cornejo, Nolasco F. Corvalan Manuel S. Coronel, Policarpo. Courtois, U. Cremona, Andrés V Gremona, Víctor. Cuenca. Felipe. Cuoffio, Miguel. Curutchet, Luis. Curutchet, Pedro. Damianovich, E. A. Darquier, Juan A. Dasseii, Claro C. Davel, Manuel. Dates, Germán, üiaz de Vivar, M Dobranich, Jorge W. Dominico, Guillermo, Domínguez, Juan A. Dorado, Enrique. Douce, Raimundo. Doyle, Juan. Duhart, Martin. Duhau. Luis. Duncan, Cárlos D. Durrieu, Mauricio. Durelli, Amilcar. Drago, Luis M. Echagüe, Carlos. Elía, Nicanor A. de Eppens, Gustavo. Esteves, Luis. Espiasse, Alberto. Espinasse, Jorge. Etcheverry, Angel. Ezcurra, Pedro. Fasíolo, Rodolfo 1. Fernandez, Alberto J. Fernandez, Pedro A México. La Plata. Montevideo. Montevideo. Mendoza. Córdoba. l. de Año N. Rio Janeiro. Mendoza. New York, Catamarca. irgo (padre) los . . Tucuman. . . Villa Colon (U. . . Upsala (S ) , . Palermo (It .) . . Lima. Lóndres. Corrientes. La Plata. . Quito. Lima. . San Paulo (B.) mdez Poblet, A. ri, Rodolfo, yra, Miguel, roa, Octavio. >. juily Enrique. Flores. Emilio M. Foster, Alejandro. Friedel, Alfredo. Gainza, Alberto de. Gallardo, Angel. Gallardo, José L. Gallardo, Miguel A. Gallardo, Garios R. Gallego, Manuel. Gallino, Adolfo. Gándara, Federico W. Garat, Enrique. Garay, José de. García, Carlos A. García, M. Jesús Gardeazabal, Narciso. Gatti, Julio J. Gentilini, Pascual. Geyer, Carlos. Ghigliazza, Sebastian. Giménez, Joaquín. Giménez, Angel M. Giuliani, José. Girado, José I. Girado, Francisco J. Girado, Alejandro. Girondo, Juan. Girondo, Eduardo. Goldemhorn, Simón Gómez, Pablo E. Gonzalos, Arturo. González, Agustín. González Cazón Vicente. González Carman R. González Carlos P. Gotusso, Luis Gradin, Cárlos. Gregorina, Juan Gregorini, Juan A. Guido, Miguel. Gutiérrez, Ricardo J. Hary, Pablo. Herrera Vega, Rafael. Herrera Vega, Marcelino Herrera, Nkolas M. Herrero, Ducloux E. Herlitzka, Mauro. ■’enry, Julio ■' n, Cristóbal, berg, Eduardo L. i" ;nbérg Eduardo A. Hoyo, Arturo. Kubert, Juan M. Huergo, Luis A. (hijo). Hughes, Miguel. Ibarra, Vicente. Iriarte, Juan Iribarne, Pedro. Isnardi, Vicente. Israel, Alfredo G. Uurbe, Miguel. Jauregu!, Enrique. Jacobo, Cándido. Juni, Antonio. Jurado, Ricardo. Justo, Agustín P. Krause, Otto. Klein, Hermán Kliman, Mauricio. Labarthe, Julio. Lacroze, Pedro. Lagos García, Garlos Lagrange, Carlos. Lanús, Eduardo M. Langdon, Juan A. Laporte Luis B. Larreguy, José Larguia, Carlos. Latzina, Eduardo. Lavalle, Francisco. Lavergne, Agustín. L.ea Alian B. Leonardis, Leonardo de Lehmann, Guillermo. Lehmann, Rodolfo R. López, Aniceto E. López, Martin J. Loyola, Luis F. López, Pedro J. Lorenzetti, Guillermo Lucero, Apolinario. Lugones, Castelfort. ugones, Arturo, ugones Velasco, S**»'. Luiggi, Luis Luro, Rufino. Luro, Pedro O. Ludwig, Carlos. Machado, Angel. Madrid, Enrique de Maglione, José L. Maligne, Eduardo. Mallol, Benito J. Marín, Placido. Marquestou, Alejandro. Marcet, José A. Marcó del Pont, E. Marenco, Eleodoro socios ACTIVOS (Continuación) MarevVgo, José. Martínez Pita Rodolfo. Mart|.ii, Rómulo E. Maroy, Ricardo Matearán, Pablo. Maschwítz, Carlos. Massini, Cárlos. Mas9:in¡, Estevan. Maff'ini, Miguel. Maií .jas. Ernesto. VLÍ'í a, Juan. M'ktGos, Manuel E. de. MÍtclina, José A. Meiidez, Teófilo F. Mendizabal, José S. Mercáu Agustín. Mei ian, Eduardo Meemos, Alberto. Méyer Arana, Felipe, "^.iguens, Luis. ignaqui, Luis P. Millan, Máximo. Mitre, Luis. Molina y Vedia, Delfin.a Molina y Vedia, Adolfo. Moeller. Eduardo. Molina, Waldino. Molina, Civit Juan. Mon, Josué R. Morales, Cárlos Maria. Moreno, Jorge Moreno, Evaristo V. Moron, Ventura. Moron, Teodoro F. Mosconi, Enrique Mugica, Adolfo. Naon, Alberto Navarro Viola, Jorge. Negrotto, Guillermo. Newton, Artemio R. Newton, Nicanor R. Niebuhr, Adolfo. Nistrómer, Garlos Newbery, Jorge. Noceti, Domingo. Nogués, Pablo. Ñongues, Luis P. Nouguier, Pablo. Noulé. Eduardo. Obligado. Alejandro. Ocampo, Manuel S. Ochoa, Arturo. O^Donell, Alberto C. Olaechea y Alcorta, P. Olazabal, Alejando M. Olivera, Carlos E. Oliveri, Alfredo Orcoyen, Francisco. Orús, José M. Ortúzar, Alejandro (h.) Orzabal, Arturo. Otamendi, Eduardo. Otamendi, Rómulo. Otamendi, Alberto. Otamendi, Juan B. Otamendi, Gustavo. Otero Rossi, Ildefonso Outes, Félix F. Outes, Diego E. Padilla, José. Padilla, Isaias. Pais y Sadoux, C. Paita, Pedro J. Palacio, Emilio. Palacio Alberto. Palma, Edmundo. Páquet, Cárlos. Pattó, Gustavo. Pelizza, José. Pelleschi, Juan. Pereyra, Emilio. Perez, Alberto J. Perlazca, Felipe. Petersen, Teodoro H. Pigazzi, Santiago. Piaña, Juan . Piaggio, Antonio. Pinero, Antonio F. Pirovano, Juan. Pizzurno, Pablo A. Posadas, Cárlos. Puente, Guillermo A. Puig, Juan de la C. Puiggari, Pío. Puiggari, Miguel M. Prins, Arturo. Quirno, Jorge. Quiroga, Atanasio. Ratfo, Bartolomé M. Ramos Mejía, Ildefonso Rebagliati, Alberto. Razori, Francisco. i Recagorri, Pedro S. Retes, Antonio. Repello, Luis M. Repossini, José. Reynoso, Higinio Riccheri, Pablo. Riglos, Martiniano. Rivara, Juan Rodríguez, Andrés. Rodríguez, Miguel. Rodríguez de la Torre, C. RoíTo, Juan. Rojas, Estéban G. Rojas, Félix. Romero, Armando. Romero, Cárlos L. Romero, Félix R. Romero, Julián. Romero Brest, Enrique. Ronco, Alfredo. Rosetti, Emilio. Rospide, Juan. Ronge, Marcos. Rubio, José M. Ruiz Huidobro, Luis. Saenz Valiente, Ed. Saenz, Valiente Anselmo Sagastume, José M. Salovitz, Manuel. Sánchez Díaz, José. Sanglas, Rodolfo. Sarrabayrouse, Euge“‘® Santangelo, Rodolfo. Segovia, Fernando. Sauze, Ed uardo. Segovia, Vicente. Saralegui, Luis. Sarhy, José S. Sarhy, Juan F. Schickendantz, Emilio. Schneideivind, Alberto Segui, Francisco. Selva, Domingo. Senat, Gabriel. Seiiillosa, Juan A. Silva, Angel. Simonazzi, Guillermo- Siri, Juan M. Sisson, Enrique D. Solari, Emilio. Soldani, Juan A. Soldano, Ferruccio. Spinetto, Silvio. Spinedi, Hermeneg.F. Spinola, Nicolás Stuart Pennington, M. Swenson, ü. Tamini Crannuel, L A. Tassi, Antonio Taiana, Alberto. Taiana, Hugo. Tejada Sorzano, Carlos. Tello, Julio, fexo, Federico Thedy, Héctor. Toepecke, Ernesto. Torres Armengoi, M. Torres, Luis M. Torrado, Samuel. Traverso, Nicolás Trelles, Pió. Thibon, Fernando. Criarte Casero Alfredo, üriburo. Arenales Uttiager, Alberto. Valenzuela, Moisés Valerga, Oronte A. Valle, Pastor del Varela Rufino (hijo) Vázquez, Pedro. Vico, Domingo. Vidal Carrega, Carlos Videla, Baldomcro. Vilanova Sanz,Florenci° Villegas, Eelisario. Vivot, Eduardo. Wauters, Garlos. Wernicke, Roberto White, Guillermo. White, Guillermo J. Wilmart, Raimundo Williams, Orlando E. Yanzi, Amadeo Zamboni, José J. Zavalia, Salustiano. Zamudio, Eugenio Zerda, Víctor, de la Zerda, José de la Zunino, Enrique. ;